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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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AUGUST VON PLATEN-HALLERMÜNDE [11.021]

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August von Platen-Hallermünde

August von Platen-Hallermünde (Ansbach, 24 de octubre de 1796 - Siracusa, 5 de diciembre de 1835), fue un poeta y dramaturgo alemán.

Oficial por tradición familiar, y homosexual confeso, reconoció muy pronto su propia vocación literaria, a la que se dedicó con fervor casi religioso. En 1824 fue a Venecia y en 1826, fascinado por el ideal clásico, abandonó Alemania por la Italia meridional. Admirado por Goethe y detestado por Heine, concentró su inquietud en obras poéticas refinadas constreñidas por formas clásicas como la oda, el soneto etcétera, en versos suntuosos de extraña belleza. En sus comedias explotó una menos feliz vena satírica, polemizando contra la cultura germánica contemporánea. Según Alberto Mira1 , en sus encendidos poemas pasionales pueden leerse, al igual que en sus diarios, uno de los documentos más interesantes en la delimitación de las identidades homosexuales.
Entre los amores de Platen estuvo en 1822 Justus von Liebig (1803-1873),2 célebre químico. En su diario, donde a lo largo de más de dos mil páginas describe sus experiencias, deseos y emociones homosexuales y detalla sus encuentros con numerosos jóvenes durante sus viajes por Italia, Platen utiliza exclusivamente la lengua francesa para hablar de estos amores.
Von Platen murió de cólera el 5 de diciembre de 1835. Está enterrado en el cementerio protestante de Siracusa, Sicilia.
Thomas Mann se basó en parte en la figura de Platen para la creación de su personaje de Gustav von Aschenbach en su novela Muerte en Venecia. El nombre mismo del personaje contiene vagas alusiones a Platen (August = Gustav; Ansbach, el lugar de nacimiento de von Platen = Aschenbach); todavía es más explícito el paralelo por el hecho de que Platen murió de cólera en Italia como el protagonista, agobiado por el deseo de satisfacer su homosexualidad. Mann dedicó un ensayo a Platen en 1930,3 y allí atribuye a su homosexualidad la causa misma última de su muerte. Este ensayo ha condicionado por eso la lectura contemporánea de Platen.

Obras

Poesía

Ghaselen (1821; 1823)
Spiegel des Hafis (1822; El espejo de Hafiz)
Sonette aus Venedig (1825; Sonetos venecianos)
Vermischte Gedichte (1828; Poesías varias)
Der Pilgrim vor St.Just (1819; El peregrino ante Sain Justo, balada)
Das Grab im Busento (1820; La tumba en el Busento)

Comedias

Der Schatz des Rhampsinit (1824; El tesoro de Rampsinito)
Die Verhnängnissvolle Gabel (1826)
Der romantische Oedipus (1827-1828; El Edipo romántico)

Diarios

Platen escribía diarios alternativamente en alemán y francés.
August von Platen, Tagebücher, una edición de Rüdiger Görner, Zürich 1990.
August von Platen, Journaux: mémorandum de ma vie, 1813-1835, Editions de la différence, Paris 1995.






Aquél que ha alcanzado el dardo de hermosura
entre cuitas de amor arderá para siempre.
Ah, deseará secarse como los manantiales,
aspirar un veneno en cada soplo de aire
y la muerte adorar en cada flor,
aquél que con sus ojos ha visto la hermosura
deseará secarse como los manantiales.

August von Platen







Cuando una honda tristeza mi alma acuna

Cuando una honda tristeza mi alma acuna
puedo encontrar radiante el mercado en Rialto;
para el recogimiento del espíritu
busco el silencio vencedor del día.

Acodado en el puente, miro a veces,
en el suave retemblar del agua,
por encima de un muro derruido,
las ramas que un laurel salvaje inclina.

Y cuando, estando sobre las estacas,
la mirada naufraga en las ondas oscuras,
con las que no realiza nupcias ya ningún dogo,

apenas me perturba en la silente orilla,
llegando de canales alejados,
alguna que otra vez, la voz del gondolero.

Del libro Sonetos venecianos y otros poemas (August Von Platen). 
Traducción y notas de David Pujante. Editorial Pre-Textos





Aus Tristan Und Isolde

Wer die Schönheit angeschaut mit Augen, 
Ist dem Tode schon anheim gegeben, 
Wird für keinen Dienst auf Erden taugen, 
Und doch wird er vor dem Tode beben, 
Wer die Schönheit angeschaut mit Augen. 
Ewig währt für ihn der Schmerz der Liebe, 
Denn ein Thor nur kann auf Erden hoffen, 
Zu genügen einem solchen Triebe. 
Wen der Pfeil des Schönen je getroffen, 
Ewig währt für ihn der Schmerz der Liebe! 
Was er wünscht, das ist ihm nie geworden, 
Und die Stunden, die das Leben spinnen, 
Sind nur Mörder, die gemach ihn morden: 
Was er will, das wird er nie gewinnen, 
Was er wünscht, das ist ihm nie geworden. 
Ach, er möchte wie ein Quell versiechen, 
Jedem Hauch der Luft ein Gift entsaugen 
Und den Tod aus jeder Blume riechen: 
Wer die Schönheit angeschaut mit Augen, 
Ach, er möchte wie ein Quell versiechen! 






Remorse

How I started up in the night, in the night,
Drawn on without rest or reprieval!
The streets with their watchmen were lost to my sight,
As I wandered so light
In the night, in the night,
Through the gate with the arch medieval.

The mill-brook rushed from its rocky height;
I leaned o'er the bridge in my yearning;
Deep under me watched I the waves in their flight,
As they glided so light
In the night, in the night,
Yet backward not one was returning.

O'erhead were revolving, so countless and bright,
The stars in melodious existence;
And with them the moon, more serenely bedight;
They sparkled so light
In the night, in the night,
Through the magical, measureless distance.

And upward I gazed in the night, in the night,
And again on the waves in their fleeting;
Ah woe! thou hast wasted thy days in delight;
Now silence, thou light,
In the night, in the night,
The remorse in thy heart that is beating. 






The Grave Of Alaric

On Busento's grassy banks a muffled chorus echoes nightly,
While the swirling eddies answer and the wavelets ripple lightly.

Up and down the river, shades of Gothic warriors watch are keeping,
For they mourn their people's hero, Alaric, with sobs of weeping.

All too soon and far from home and kindred here to rest they laid him,
While in youthful beauty still his flowing golden curls arrayed him.

And along the river's bank a thousand hands with eager striving
Labored long, another channel for Busento's tide contriving.

Then a cavern deep they hollowed in the river-bed depleted,
Placed therein the dead king, clad in proof, upon his charger seated.

O'er him and his proud array the earth they filled, and covered loosely,
So that on their hero's grave the water-plants would grow profusely.

And again the course they altered of Busento's waters troubled;
In its ancient channel rushed the current--foamed, and hissed, and bubbled.

And the Goths in chorus chanted: 'Hero, sleep! Tiny fame immortal
Roman greed shall ne'er insult, nor break thy tomb's most sacred portal!'

Thus they sang, and paeans sounded high above the fight's commotion;
Onward roll, Busento's waves, and bear them to the farthest ocean! 





Sonnet

Oh, he whose pain means life, whose life means pain,
May feel again what I have felt before;
Who has beheld his bliss above him soar
And, when he sought it, fly away again;
Who in a labyrinth has tried in vain,
When he has lost his way, to find a door;
Whom love has singled out for nothing more
Than with despondency his soul to bane;
Who begs each lightning for a deadly stroke,
Each stream to drown the heart that cannot heal
From all the cruel stabs by which it broke;
Who does begrudge the dead their beds like steel
Where they are safe from love's beguiling yoke--
He knows me quite, and feels what I must feel. 




AYUB OGADA [11.022]

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ogada

Ayub Ogada

Kenia, 1969. Poeta, Músico y Trovador. Su música es esencialmente ancestral. Proviene de padres también músicos. Vivió en Londres donde cantaba en calidad de músico ambulante en el metro. Fue invitado a grabar con Peter Gabriel, por el que lo conocemos en occidente. Sus canciones son hermosos poemas.


No somos más que una gota de luz
una estrella fugaz
una chispa tan solo en la edad del cielo.

No somos lo que quisiéramos ser
sólo un breve latir en un silencio antiguo
con la edad del cielo.
Calma, todo está en calma
deja que el beso dure,
deja que el tiempo cure.
Deja que el alma tenga la misma edad
que la edad del cielo.
No somos más que un puñado de mar
un juego de Dios
un capricho del sol del jardín del cielo.
No damos pie, entre tanto tic-tac,
entre tanto big-bang
sólo un grano de sal en el mar del cielo.
Calma, todo está en calma
deja que el beso dure,
deja que el tiempo cure. 

Deja que el alma tenga
la misma edad
que la edad del cielo.




Kothbiro está incluida en el disco En Mana Kuoyo -"Simplemente Arena"- (RealWorld, 1993), y también se incluyó en la banda sonora de la película El Jardinero Fiel de Fernando Mereilles (Focus Features, 2005).





Lluvia Venidera

Om maa, ¿oyes lo que digo?
La lluvia está por llegar
Trae a nuestro ganado de vuelta a casa

Yahye, los niños
¿Que es lo que estáis haciendo?
La lluvia está por llegar
Trae a nuestro ganado de vuelta a casa





Kothbiro (lengua Luo):

Hah
Hahye hahye aye hahye

Om maa na pum imjya
Kothbiro
Ke luru do ketaa-lha

Hah
Hahye hahye hahye

Yah yebi tom nuguee
Um kuru tili bare made
Kothbiro
Kem luru do ketaa-lha









.

HARALD SVERDRUP [11.023]

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Harald Sverdrup



Harald Sverdrup

Harald Sverdrup. Noruega. (1923 – 1992). Poeta, Traductor, y  Escritor de Literatura infantil. Recibió los Premios más importantes que se otorgan en su pais. Debutó como Poeta en 1948. En su poesía le cantó esencialmente a la naturaleza.



EL SAPO


Majestuosamente sobre una hoja de nenúfar
está sentado un Buda verde húmedo
con ojos como joyas,
frío y confiado
con las plantas trepadoras
y animales descendentes.

Tu verrugosa sabiduría
que te estira la piel
y la boca que se ensancha
en una dolorida sonrisa de viejo
le dice a cada  niño que tu reino
es verdaderamente de este mundo.
¿Quién se atreve a adorarte?


Traducción: Francisco J Úriz. 





Hamsunu
 
Iza sna si pronašao tragičan zakon
O vječitu susretu između nje i njega,
To dvoje što radije ubijaju,
Ili pristaju da budu ubijeni,
Nego da umre ljubav sama.
Jer ”što smo mi u odnosu na ljubav”








MIRAZOM SVEZANA ŽENA

Prići tebi
Je kao izići gol u crvenu izmaglicu mraza,
Ukočene zalediti ruke, i oči pune snijega.

Zagrliti te
Je kao zagrliti drvo
Što je zatvorilo svoje proljetne pore,
Opet priljubiti svoja bijela usta inju i gađenju.

Dodirnuti tvoje talasave udove
Je kaa kliziti bjelinom smrznuta brijega
I do krvi se na ledenu koru posjeći.

Gledati te
Je kao zuriti u smrznuto nebo
Sa zelenim sjevernim svjetlom hladnoće
Što povrh lica luta.

Mogu te osjetiti na svojoj koži
Poput brončane figure što u parku grize.







MORSKA VILA

Duboko pod vodom
Kamo svjetlo smaragdno
Zeleno sjaji
Kao u gustu ledu
Morske vile žive.

Jednom je ovdje živjela morska vila
Koju poznavah, končanim okružena sjenama.
S blijedim se ribama igrala i lijenim meduzama,
I bilo je kao da kroz žice harfe
Bešumno klizi morska struja.

Pod sobom gdje svjetlo u mrak
Plovi
Vidi svjetleća stvorenja,
Svjetiljke što lutaju
Mrakom i tišinom.

Ne usuđuje se u mrak
Spustiti
I odjenuti tijelo školjke
Florom modre svile.

Jer svjetiljke navješćuju smrt.

Ona pliva samo u svježoj vodi,
I uživa u prigušenu zvuku
Žiga udarena s bučne lađe života
Što prolazi daleko gore
Gdje sve užarenim ognjem svijetli.

Jednog se dana drznula približiti vulkanu
Živopisna sunčeva izvora
I naslijepo zaplivati vodom,
Dok orkani su bjesnili sve to jače
Bubnom opnom.

Životni oluj protiv moje male morske vile!
Sav sok života iz nje iscijedi.
Beživotna, na morsku se površ pope,
I poput mrtve ribe visini
Svoj bijeli trbuh pokaza.




RIEKUS WASKOWSKY [11.024]

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Riekus Waskowsky

Rotterdam, HOLANDA (1932-1977). Poeta y Traductor de poetas de habla hispana. Libros: Tant pis pour le clown, 1966. Sólo los nombres de los grandes bebedores sobreviven, 1968. El primero que tire la primera piedra, 1970.




ARS POÉTICA



          (She got ev'rything she needs
           she is an artist, she don't look
           back)


El de Poesía
es como el arte culinario:
echas a la sartén algo
al buen tún tún no más...
y sale bien si sabes cocinar.








Poemas de Riekus Waskowsky

La obra del poeta holandés Riekus Waskowsky (Rotterdam: 1932-1977) se encuentra en dos primeros libros donde son recurrentes la cita filosófica, musical y literaria, el desdén rotterdamita, la broma zen: Tant pis pour le clown (Mala suerte para el payaso) de 1966 y Slechts de namen der grote drinkers leven voort (Sólo siguen vivos los nombres de los grandes bebedores) de 1968, y otros dos en los que trabaja también con dibujos, caligrafía mecánica, fotografía: Wie het eerste z´n stenen kwijt is... (El primero que pierde sus fichas...) de 1970 y De Boeddha met een piepertje (El Buda con un pitito 1) de 1972. Dejó además una cantidad considerable de poemas dispersos en revistas literarias y algunos inéditos. En 1985 Rien Vroegindeweij y Erik van Muiswinkel publicaron toda su obra en un solo volumen: Riekus Waskowsky, Verzamelde gedichten (Riekus Waskowsky, poesía reunida), Bert Bakker, Amsterdam.

La traducción de estos 4 poemas de Waskowsky– “Alles, was wir sehen...” pertenece al libro Slechts de namen der grote drinkers leven voort. Los otros 3 poemas son del volumen Tant pis pour le clown - es parte de una antología de poesía holandesa (desde los años 50 a la actualidad, año 2006) en versión bilingüe holandés-castellano, work in progress que espero terminar con buena salud y mucho mejor entendimiento.

Amsterdam, marzo de 2005.

1 La palabra "piepertje" tiene varios y distintos significados, a los que es común su condición de aparato o instrumento musical pequeño. Me conformo con ahora con esto de "pitito" (que me gusta bien poco), a la espera de encontrar una definición más precisa.

_______________________________________

ALLES, WAS WIR SEHEN, KÖNNTE AUCH
ANDERS SEIN (1)

Esta tarde, finalmente, en la cama con S.
Estuvo muy amorosa e hizo lo que pudo
para mostrar diez años más de experiencia
de los que realmente tiene.

A pesar de todo yo no podía evitarlo: tenía que pensar
en Chunyu Fen, de la historia de Li Kung-tso (contada
de nuevo por Ling Yutang).

Pensaba en Fen, cuyo nombre significa hermoso desorden
y que en un sueño, el año 792, era inmensamente feliz
con la hija de un rey de las hormigas. Durante años
vivió con ella en un hormiguero debajo de un viejo árbol.
(Todo esto una tarde cuando había bebido
realmente demasiado.)

Fue terrible: S. tiene un coñito delicioso.
"Te quiero" dijo y yo hubiera querido decir
lo mismo, pero pensaba constantemente:
"¿Quién eres realmente, quién eres,
oh hija del rey de las hormigas?"




ALLES, WAS WIR SEHEN, KÖNNTE AUCH/ ANDERS SEIN

Vanmiddag dus eindelijk met S. naar bed geweest.
Ze was erg lief en ze deed haar best
om tien jaar meer ervaring te tonen dan ze had.

Toch kon ik het niet helpen: steeds weer
moest ik denken aan Chunyu Fen uit het verhaal
van Li Kung-tso (naverteld door Lin Yutang).

Aan Fen dus, wiens naam schone wanorde betekent
en die in 792 in zijn droom bijzonder gelukkig was
met de dochter van een mierenkoning. Jarenlang
leefde hij met haar in een mierenhoop onder
een oude boom. (Dit alles op een middag toen
hij echt wel teveel had gedronken.)

Het was verschrikelijk: S. heeft een lekker kutje.
"Ik hou van je" zei ze en dat had ik ook
wel willen zeggen, maar voortdurend dacht ik:
"Wie ben je eigenlijk, wie ben je,
o dochter van de koning der mieren?"




1. En alemán en el original. En una nota al poema Waskowsky dice: "proposición de Ludwig Wittgenstein, Tractatus Logico- Philosophicus. 5.634". En castellano: "Todo lo que vemos podría ser también de otra manera" (traducción de Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera). Una segunda nota al mismo poema dice: "El sueño de un borracho", Li Kung-tso. En Famous Chinese Short Stories, Ling Yutang.




HOMENAJE A GERARD DIELS (2)

Un poeta borracho abraza la luna en
el agua - hasta que llega la muerte,
la muerte de la luna en el agua.

El poeta sigue vivo y después de miles
de años sólo parece haber cambiado el gusto.

Quiero decir: Li Tai Po bebía vino, Dylan
Thomas whisky, Gerard Diels ginebra.





HOMAGGE AAN GERARD DIELS

Een dronken dichter omarmt de maan in
het water - totdat de dood erop volgt,
de dood van de maan in het water.

De dichter leeft verder en na duizenden
jaren blijkt alleen de smaak veranderd.

Ik bedoel: Li T´ai-pee dronk wijn, Dylan
Thomas whisky, Gerard Diels jenever.



2. En una nota al poema Waskowsky dice: "Conocida leyenda sobre la muerte de Li Tai Po. De manera espero que redundante señalo que el título "Homenaje..." no tiene connotaciones irónicas. El trabajo del poeta Gerard Diels me ha causado siempre impresión, aun cuando no fuera más que por estas dos líneas: "Ahora sécate las lágrimas, nada se ha perdido/ que no estuviera ya perdido, antes de empezar". (Het Doornen Zeel, 1946.)




PANTA RHEI (3)

Como recientemente, cuando soñé
que estaba vivo hace mil años.

Desperté lentamente y
desde muy lejos me llegaban las voces de

Ko van Dijk y Hans Croisset, resonando
altas por el castillo de Matilde

de Toscana (el lugar se llama Canossa)
donde habíamos acampado 3 días.

Abajo, en la capilla del castillo
Gregorio VII celebraba una misa de Gracias.

Con gran dificultad intentaba yo aclararme. 
¿Dónde me encontraba? ¿Seguía durmiendo?

¿Era mi despertar mil años más tarde
sólo un sueño?

Junto a mi colchón en el suelo de piedra
descansaban mi cota de malla y mi espada.

Afuera todavía la nieve.





PANTA RHEI

Zoals laatst toen ik had gedroomd
dat ik duizend jaar eerder leefde.

Ik werd heel langzaam wakker en
van ver weg kwamen de stemmen van

Ko van Dijk en Hans Croiset, luid
weerkaatsend door het slot van Mathilde

van Toscane (de plaats heet Canossa)
waarvoor wij 3 dagen hadden gebivakkeerd.

Beneden in de slotkapel celebreerde
Gregorius VII een dankmis.

Moeizam probeerde ik tot klaarheid
te komen. Waar was ik? Sliep ik nog?

Was mijn ontwaken duizend jaar later
alleen maar een droom?

Naast mijn matras op de stenen vloer
lagen mijn maliënkolder en mijn degen.

Buiten nog steeds de sneeuw.

3. En una nota al poema Waskowsky dice: "Pantha rei (griego: todo fluye): sentencia atribuida a Heráclito. El poema está inspirado en una narración del filósofo chino Chuang Tsu, que soñó que era una mariposa y cuando despertó se preguntaba si él, Chuang Tsu, había soñado que era una mariposa, o si la mariposa ahora estaba soñando que era Chuang Tsu. En la temporada 1952/1953, Het Rotterdams Toneel (El Teatro de Rotterdam) puso en escena Enrique IV de Luigi Pirandello. Participaban, entre otros, Ko van Dijk y Hans Croiset".





SANS TEETH, SANS EYES... (4)

Cuando en 1781 el paraíso
se hizo finalmente demasiado pequeño
(se venía criticando desde hacía siglos el trabajo
absolutamente incompetente de la comisión de balotaje) 
Dios achicó a los bienaventurados al punto
que todo el cielo cabía en el bolsillo de su chaleco.
(Dios, que como se sabe,
no mide más de 1 m 23)

Y fue así como miles de millones de muertos
se convirtieron en menos que el murmullo de una hoja,
menos que una sonrisa.




SANS TEETH, SANS EYES ...


Toen in 1781 het paradijs
eindelijk te klein was geworden,
(er was al eeuwen lang kritiek op het werk
van de totale incompetente ballotagecommissie)
verkleine God de zaligen zover
dat de hele hemel in zijn vestzakje ging.
(God, die zoals men weet,
zelf niet groter is dan 1 m 23)

En zo werden toen miljarden doden
minder dan het ritselen van een enkel blad,
minder dan een glimlach.




4. En una nota al poema Waskowsky dice: "Shakespeare, As you like it, Acto II, escena 7: ´Sans teeth, sans eyes, sans taste, sans everything´ . 1781 es una fecha importante en la historia de la filosofía". Waskowsky no explica nada sobre la importancia que le atribuye a ese año.




(Otros) poemas


ARQUEÓLOGO (1)

No es feliz, ahora que lentamente,
después de años de preparación, sus manos
liberan la ciudad sepultada.

Periódicos y revistas especializadas
celebrarán sus hallazgos
pero él no es feliz.

Antiguas formas de desesperación, los restos de la vida
que vacilante ha dejado al descubierto, le llenan el corazón.

Entonces muere, 1200 años antes de Cristo
en la devastación de Micenas.





ARCHEOLOOG

Hij is niet gelukkig, nu langzaam,
na jaren voorbereiding, zijn handen
de bedolven stad bevrijden.

Kranten en vakbladen
zullen over zijn vondsten juichen
maar hij is niet gelukkig.

Oude vormen van waanhoop, de resten van het leven
dat hij aarzelend blootlegt, vullen zijn hart.

1200 jaar voor Christus sterft hij dan
 bij de verwoesting van Mycene.




1.En una nota al poema, el autor señala: “´Micenas´(Mykene, griego: Mykenai): antigua ciudad no griega; primeros habitantes a comienzos de la Edad del Bronce, ca. 3000 A.C.”





TANT PIS POUR LE CLOWN

Es lo que se dice un tipo sacado de un chiste. Tiene
p.ej. que huir, entonces mira el globo 
y pregunta: "¿no tiene usted otra bola?"

Adonai! O también puede tocar a mi puerta
de noche y quiere saber qué significa soixante-neuf
en francés.

Estoy solo en la habitación - me mira
en el espejo. No me da buena espina.






TANT PIS POUR LE CLOWN

Hij is precies een man uit een mopje. Hij
moet bijv. vluchten, bekijkt dan de globe
en vraagt: ´Heeft u geen andere bol?´

Adonai! Of ook wel klopt hij ´snachts op
mijn deur en wil weten wat soixante-neuf
in het frans is. 

Ik ben alleen in de kamer - hij kijkt mij aan
in de spiegel. Ik zie hem niet zo zitten.





HISTORIA (2)

Cuando peleamos en la batalla de las Termópilas
(a mi lado: Ayax, Castor y Polux,

y Odiseo, el héroe astuto, que en la nochebuena
escribe el Gysbrecht van Aemstel (3)

mi amigo del alma Sócrates llevaba una novísima
creación de la Casa de Inglaterra.

Lo que más llamaba la atención eran las largas solapas
de la chaqueta y el pantalón a media pierna con amarras.

Me pareció un poco demasiado: "Oye", le dije, 
"te has equivocado de película.

Ándate a: Siete días felices con Connie,
además los alemanes pagan mejor".

Su grave rostro de filósofo mostró por un instante
gran alegría. Pero luego suspiró:

"La historia es implacable. Yo, Sócrates,
luché al fin y al cabo en las Termópilas.

Lo que pasó, pasó".




GESCHIEDENIS

Toen wij in de slag bij Thermopylae vochten,
(aan mijn zijde: Ajax, Castor en Polux,

en Odysseus, de sluwe held, die in de kerstnacht
den Gybrecht van Aemstel schreef)

droeg mijn boezemvriend Socrates een geheel
nieuwe creatie van House of England.

Vooral de lange revers van het jasje en
de korte kuitbroek met strik vielen op.

Ik vond het al zo gek: ´Man´, zei ik, ´je zit
toch heus in de verkeerde film.

Ga naar: Zeven gelukkige dagen met Connie,
die Duitsers betalen nog better ook´.

Zijn droeve filosofengezicht vertoonde éen
ogenblik grote blijdschap. Toen echter zuchtte hij:

´De geschiedenis is onverbiddelijk. Ik, Socrates,
heb nu eenmaal bij Thermopylae gevochten.

Wat gebeurd is, is gebeurd.´

2. En una nota al poema, Waskowsky dice: “Los historiadores sostienen que el filósofo griego Sócratas jamás combatió en las Termópilas.”

3. Gysbrecht van Aemstel. Obra de teatro (1638) del autor holandés Joost van den Vondel (NdT).



GOSPELSONG

Cada segundo el mundo cambia
la gente vive y la gente muere
como si nada y tal vez no sea nada 
más que algo de movimiento
que no hace cambiar al mundo.




GOSPELSONG

Elke seconde verandert de wereld
men leeft maar en sterft maar
alsof het niets is en misschien is
het ook wel niets dan wat beweging
waardoor de wereld niet verandert.



PATRICE DE LA TOUR DU PIN [11.030]

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Patrice de la Tour Du Pin 

(1911-1975)
Patrice de La Tour du Pin nacido en París. Fue un poeta del siglo XX. Estudió en Sainte-Croix de Neuilly-sur-Seine, en la Escuela Libre de Ciencias Políticas. Cuando tuvo 19 años, comenzó a escribir en la publicación de Quest alegría. También comenzó a publicar poemas que reúnen a la Somme en la poesía: El Regalo de la Pasión en 1937 en el Libro de los poetas católicos, los Salmos en 1938 por Gallimard, La Vie en solitario la poesía en 1938 en Plon, Les Anges en 1939 en Monomotapa en Túnez ... También escribió un gran número de principios de cantos litúrgicos para el puesto de la liturgia católica en francés. Ha publicado en 1970 "una lucha por la vida" y 1974 "Salmo de todos los tiempos". Murió en París, 1975.





EL JUEGO DEL SOLITARIO

La tierra estaba oscura y parecía extraña,
Muchos la abandonaron para buscar más lejos.
La alegría tan solo brillaba en forma efímera.
Y sus chispas se hallaban dispersas por los tiempos.
Se habían construido caminos de través,
Con los ojos cerrados,para escapar al vértigo :
Uno los recorría como una exhalación.

Por cierto eran lugares que evocaban los claros,
O las olas del mar,o los cálidos bosques,
Pero bañados por un resplandor pesado,
Y antiguo,esa mirada nublada de los vivos...
Que me parecen ojos de ángeles,si tiemblan
Y confunden así...si desde más arriba
Todo vacila como sobre una tierra ardiente.

Había que buscar  razón para vivir;
No la vendía nadie,ya nadie la quería.
Los hombres de ese tiempo eran faroles ebrios,
Les habían compuesto su danza sin sentido
Con sonidos hirientes a fuerza de ser lánguidos,
Y el solo tema que conocían sus lenguas
Era la confesión de no ser comprendidos.

Los caminos llevaban a los fondos mentales,
Allí donde el Gran Mar,en nuetros corazones
Surgía,el Mar común y estriado de presencias
Que no ofrecían ya refugio a los viajeros.
...¡Cardos en llamas y cennizas en el viento!
Sólo quedaba el círculo negro de su esplendor...
Los vientos como todos ya no estaban allí.

¡La tierra!,aunque reinara primavera u otoño,
Los muertos no sabían cómo hacerla fecunda,
Los sepultados últimos a ella se abandonaban
Sin mostrar a los otros el medio de encarar
Desde nuestro mal conocidos campos ilimitados,
El cielo rosa y oro que prepara la aurora,
O las fauces nocturnas y sin divinidades.

Yo no sabía en las horas de silencio
Si los otros buscaban aún en el vacío,
O si se consolaban con impotencia tal
Ya que había perdido las reglas del Gran Juego...
Parecían ganado paciendo inútilmente.
Perdida la alegría de haber sido creados,
El desierto crecido lentamente en su fondo.

Pero un día sentí que el Gran Juego admirable
Tejía en torno mío sus redes movedizas,
Como una cabellera de caminos de arena.
¡Y todos me atraían hacia su propio oriente!
¡El Gran Juego!,con sus extraños camaradas,
Sus reglas de lo Eterno,contrarias y olvidadas,
¡Con las que hay que jugar un Solitario vívido!

¡Como la hollada hierba nos es indiferente!
¡Y este cedro minúsculo por encima del agua,
Atento sólo al viento,sólo a la tempestad,
Y no a mis ojos,a mi paso soberano!
¿No te dijeron nada cuando eras semilla?
¿Nada sabes entonces de lo que un alma encierra?
-Ignoramos también el coloquio divino.

¡Ah,la tierra y el tiempo,¡cuándo podrán mostrarte
Y enseñarte el instinto que ese hombre en suspenso
Es un ser asombrosos que podría llevarte
Y encenderte en un alto tiempo de eternidad!
-¡Vamos,sublévate,que algo de ti se asombre!
¿Quién nos hará divinos,así como los hombres
Hicimos más humano lo que nos circundaba?

Que demonio cansado murmura esta mentira :
El Solitario ... para ser Rey ... para dormir...
Esos nos a la vida que obligan a morir
Desgarrándose ... Oficio de hombre,sol,claridad,
Oficio de hombre,árbol minúsculo y helechos
Y viento que los curva,vosotros vais a ir

Allí donde se eleva y compone la tierra
El Canto,y el Gran Juego van a otro más grande,
Donde voces,celestes para los que imaginan,
Se unen en el vasto concierto de los tiempos,
Oficio y pasión de toda alma viviente,
El más hermoso Solitario,ser quien canta,
Dado que el mundo entero es su único habitante...

                  Une Somme de Poésie,1946

versión De 
Raúl Gustavo Aguirre en, Poetas Franceses Contemporáneos, Ediciones Librería Fausto;  Buenos Aires,1974





De Salmos

Salmo XX

Yo quisiera llegar a la dulzura de las almas -que no han tenido necesidad de llegar hasta ahí,
Porque poseen esa dulzura perdida que fue una gracia original,- porque no tropiezan con nada y penetran en todo, pacificándolo,
Sabiendo seguir los movimientos que no son suyos, -levantar el tallo de los seres sin romperlos.
Pero tengo todavía mis rudezas y is aversiones -y distingo mal mi rigidez de la rectitud de la gracia.
No me ciño a ella, no abdico en ella, - me preocupa mi propia complaciencia.
Levanto mis pecados como tentaciones más altas, -refinamientos a los cuales los demás nunca llegarán.
Desprecio en cierto modo aquellos que no siguen mi camino - y aparto a los que quieren acompañarme, para estar solo.
Me acepto como un ídolo que es preciso admirar,- y le doy la esperanza para luego quitársela. 
Por haberlo comrendido, siento tal tristeza -que te pediría, por piedad, que me humillaras.
Pero te suplico que me concedas esa dulzura de las almas -que no han tenido necesidad de llegar hasta ahí.





Salmo XXV

Cuando la luz hace daño, es el infierno, -es el fuego que quema y noel que pacifica.
Y sin embargo, ¡tantas cosas deben consumirse! -Nosotros noesperamos retener nada en la ceniza.
Aparte del amor que se ha mezclado a tu amor, -del fuego que se ha unido a tu fuego.
Pero nos horroiza hablar del infierno -como de todos los umbrales del alma.
En lugar de abrirse en la purificación de la llama -se hunde en la quemadura. 
En lugar de ascender con la luz -se extiende por las zonas calcinadas.
Parecen vivas y sus reflejos juegan -y los sentidos delimitan sus zonas de amor.
Con lo que robaron de la gracia de las criaturas -y lo que desprendieron del cuerpo de la creación. 
Y nosotros creamos poco a poco nuestro infierno, -hacemos de él un lugar desolado.
Y flotará tu ausencia en la larga llanura del infierno -y lo que fue amor e intacto permanece, no podrá amar nunca.
Y todo lo que oigo en esta garganta del alma -no podrá ser dicho por ninguna garganta tendida por la esperanza.







LÉGENDE

Va dire à ma chère Ile, là-bas, tout là-bas,
Près de cet obscur marais de Foulc, dans la lande,
Que je viendrai vers elle ce soir, qu'elle attende,
Qu'au lever de la lune elle entendra mon pas.

Tu la trouveras baignant ses pieds sous les rouches,
Les cheveux dénoués, les yeux clos à demi,
Et naïve, tenant une main sur la bouche,
Pour ne pas réveiller les oiseaux endormis.

Car les marais sont tout embués de légende,
Comme le ciel que l'on découvre dans ses yeux,
Quand ils boivent la bonne lune sur la lande
Ou les vents tristes qui dévalent des Hauts-Lieux.

Dis-lui que j'ai passé des aubes merveilleuses
A guetter les oiseaux qui revenaient du nord,
Si près d'elle, étendue à mes pieds et frileuse
Comme une petite sauvagine qui dort.

Dis-lui que nous voici vers la fin de septembre,
Que les hivers sont durs dans ces pays perdus,
Que devant la croisée ouverte de ma chambre,
De grands fouillis de fleurs sont toujours répandus.

Annonce-moi comme un prophète, comme un prince,
Comme le fils d'un roi d'au-delà de la mer;
Dis-lui que les parfums inondent mes provinces
Et que les Hauts-Pays ne souffrent pas l'hiver.

Dis-lui que les balcons ici seront fleuris,
Qu'elle se baignera dans les étangs sans fièvre,
Mais que je voudrais voir dans ses yeux assombris
Le sauvage secret qui se meurt sur ses lèvres,

L'énigme d'un regard de pure transparence
Et qui brille parfois du fascinant éclair
Des grands initiés aux jeux de connaissance
Et des couleurs du large, sous les cieux déserts...









LEONARDO PEZ [11.031]

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Leonardo Pez 

Es un exponente ariano cosecha 1986. Nació en Santa Fe, ARGENTINA, hijo de madre alemana y padre árabe. Escribe poesía, estudia comunicación, incurre con frecuencia en la radio y en cierta clase de fanatismos tales como la natación, el fútbol (Colón) y el vino blanco. La historia oficial dice que: “Es autor del libro ‘Querés un mate? Diálogos e-pistolares’ (Ediciones UNL, 2012). Ha obtenido distinciones en certámenes literarios provinciales, nacionales e internacionales. Algunos de sus textos han integrado antologías nacionales e internacionales”. 
Su casilla de e-mail no es nada original: leonardopez@gmail.com




Probabilidades

Si abro la rosa en cien puñales
no será un descuido de la naturaleza
o un abuso de la estética
o una pena tan pero tan grande
como la que siento a estas horas
cuando me asalta el desconcierto
la alevosa certeza o el incalculable destino
o me asiste la razón
o me olvidan los demás
porque seamos sinceros
nadie desea a nadie
ni al peor de sus enemigos
la condena de saberse
hecho de dudas
o roto en mil mares
o caminos de ripios
que no alcanzan para manchar
de sangre o de litio
o de salud
a la hoja en blanco
o en negro o en nada
pero en fin vacía 





      
Otoño en la oficina

El café caliente articula
lo que vendrá:
el jefe creciendo en furias
los fantasmas de cada expediente
la luz miope del atardecer
cae el día desde la ventana
que da al sur
o al norte
nadie lo sabe en la oficina
a nadie le importa
más que cumplir
con el deber
de hacer pasar el tiempo
como la lluvia
que cae-corre
y se filtra por el ventiluz
que da al norte
o al sur
o todo lo contrario







21/6

Fue un desayuno frugal.
Mermelada de membrillo
sobre dos trozos de pan
de noche.
Érase una mañana de otoño.
El diablo del frío aún no se atrevía
a cascarnos la piel.






Blues del blues

Sé de un blues que acaricia como pocos.
Su cuerpo es una gran mancha parda, 
Tal como una nube rebelde en la tormenta.
Su voz parece un himno mudo,
Una luz que trasciende la noche y la hace olvido.
Tiene un sabor a despedida, a atardecer demorado,
Como un lenguaje de pocos días.
Ése blues tiene un tiempo propio
Que late en su garganta, en su caparazón.
Cada vez que ese señor de la calle Mendoza
Hace sonar los acordes, la belleza, el blues,
Es como si todos recordáramos de repente
Que esa maquinita informe que se llama vida
Gime y vibra dentro, fuera y dondequiera
Que haya un hombre a bordo de un sueño.







Henry, su manifiesto inventariado

Usted, que se dice escritor de lo escrito,
-ya que si osáramos entrar en el fangoso terreno de lo escribido
debería ser llamado “escribidor”-
Usted, entonces, que se dice escritor, hágalos hablar,
Crúcelos entre sí, involúcrelos en el argumento,
Hágalos partícipes, hombre,
Aunque más no sea: ignórelos,
Súmelos, réstelos, ampútelos, exprímalos,
Aplástelos y confúndalos,
Asfíxielos, abduzca la porción rubí de sus discursos, abárquelos,
Hágalos sonar, reír, cantar, sacúdalos dentro de un frasco,
Hágalos hablar, coincidir, coexistir,
Eso, coexístalos, que hablen, hombre,
Que entre ellos, que alrededor de ellos, que a sus espaldas y dentro de ellos,
Se arme un gran rumor, un quilombo, una concurrencia,
Como un concierto, de la soledad de los solos nacerá la música,
Ni más ni menos, el elemento común, lo mágico, el instante,
De las partes nacerá el todo,
Cuando haya caos seremos 







La llorona

Cierta noche de invierno, mamá y los otros llegaron a casa.
Por esos días sentía que la noche no era la alfombra del día,
tal como tío Alberto solía contar en sus emocionantes fábulas.
La infancia no me alcanzaba para diferenciar lo efímero de lo eterno.
Entonces arribó mamá sin previo aviso.
Los otros eran cuatro o cinco durante el día, pero crecían en la noche.
No era extraño recostarse con una centena y amanecer con un millar.
Era triste, claro, pero era la única manera en que mamá podía ser feliz.
Son como mis hijos pero etéreos, decía ingenuamente.
Los otros, en cambio, despreciaban a mamá.
Ahí va “la desgreñada”, susurraban a mis espaldas.
Ignoraban mis diálogos matutinos con las paredes de casa.
Cuando osé decirle a mamá lo que pensaban de ella, se enfadó.
Me mandó al infierno ida y vuelta, y me lanzó uno de sus típicos
adverbios de mar.
-Vete de casa, niña, ya eres grande. Déjame sola con mi muerte.
Desde ese día y hasta el fin de los tiempos, vivo llorando lágrimas truncas.







/Un poema llamado Aparajita/

Habrás de hacerle unodós unodós
al ratón eléctrico.
El ícono blanco de Word 2010
mutará a una gran hoja en blanco.
Dolor inoxidable deberás soportar,
quince-a-treinta segundos
de dolor.
Comenzarás a escribir,
lo aprendiste en la escuela de periodismo,
siempre hay que escribir
aunque no haya nada que contar.
Palabrita + Palabra Larga + Palabrita
es el método.
El indiscutible tris, dirá uno de tus versos.
Avanzarás, así, sin advertirlo.
El método es simple: artículo, adjetivo, sustantivo,
aunque la fórmula habilita
ciertos deslices.
Alguna vez dirás Un samaritano bebe
y eso estará bien.
Tecla va, tecla viene
llegarás al límite de la página en blanco.
Estarás a pocos renglones de tu cometido.
Posarás tu dedo índice sobre el lomo del ratón,
oh bello roedor de las autopistas electrónicas,
pintarás de azul o celeste todo el texto.
Optarás por una forma discreta,
privada,
Aparajita, la séptima entre todas las fuentes.
Te sorprenderás cada vez que el corrector
señale ese nombre
que office incluye, de buena gana,
en tu M. Word 2010.
Tu estupor durará quince-a-treinta segundos,
luego sobrevendrá el hastío
escoltado por la fiel compañía
de la pereza y la apatía,
y ya nada tendrá más sentido
por los siglos
de los siglos.







Sin título

las noches de verano son como fiestas paganas
un hombre del tercer piso destapa
el porrón tibio que duerme fuera de la heladera
desde hace menos de una hora
el calor y la soledad son así
arden pero no extinguen
la niña Laura sabe que éstas fueron las últimas fiestas
con sus papás juntos y de la mano
después vendrá otro hombreotro nombre
que le dirá tantas veces Laurate quieromirá lo que te traje
que ella crecerá llamándolo papi
este año será igual para el hombre del séptimo
hace días que lo abandonó su rubia nuez
enero es una cruz en el pecho y en la sien
lo sabe
va a misa todos los santos días
no cree en diosito ni en la gloria
sólo tiene penas que contar
en la planta baja viven mis recuerdos
la tevé dándole cuerda a un benny hill
cada vez más aburrido
se parece al zumbido de las chicharras
porque es verano y ellas son su orquesta
desde aquí
la voz de mi padre
y el llanto de su guitarra
encienden los pulsos del gramófono
siempre en off
para que la llaga no se expanda
como un imperio
o como la luna
que miente cuando mengua
(en) su fulgor incesante.-





CONDE DE LAUTRÉAMONT [11.032]

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Conde de Lautréamont

Isidore Lucien Ducasse (Montevideo, Uruguay, 4 de abril de 1846 – París, Francia, 24 de noviembre de 1870), conocido como Conde de Lautréamont (en francés, Comte de Lautréamont), fue un poeta francés, nacido en Uruguay y educado desde los 13 años en Francia.
Desconocido durante su corta vida, llevó a extremos inéditos el culto romántico al mal y es considerado uno de los precursores del surrealismo.

Hijo del diplomático francés François Ducasse, asignado al consulado general de Francia de Montevideo, Isidore nace en Montevideo en 1846 durante la Guerra Grande que finalizaría en 1851. Su madre, Celestine Jaquette Davezac, también francesa, fallece el 10 de diciembre de 1847, cuando Isidore tenía un año y ocho meses. De acuerdo a algunos críticos los acontecimientos ligados a su niñez en medio de la guerra habrían influenciado fuertemente su carácter.
A los 13 años Isidore Ducasse fue enviado como interno al Liceo imperial de Tarbes y después a la ciudad de Pau. En aquella época, su tutor era Jean Dazet, un reconocido prohombre de Tarbes. Se sabe que después de un viaje al Uruguay en 1867, volvió a París y se instaló en la calle de Notre-Dame-des-Victoires. Su padre, que permaneció en Montevideo hasta su muerte en 1889, le enviaba módicas sumas de dinero para su sustento.
Debió de empezar estudios superiores, cuya naturaleza sin embargo resulta desconocida (a menudo se supone su concurso de ingreso en la École polytechnique). Publica los primeros cantos poéticos de su obra Los cantos de Maldoror en 1868 (la obra completa será impresa en Bélgica un año más tarde). Sin embargo, el editor Lacroix se negó a vender el libro porque temía ser acusado de blasfemia u obscenidad. En 1870 habita en la calle Vivienne y publica las Poesías, cuya publicidad aparecerá en la Revue populaire de París.
Isidore-Lucien Ducasse falleció en noviembre de 1870, a los 24 años. Poco antes, había hecho imprimir la edición completa de sus Cantos de Maldoror, una mínima tirada de 10 ejemplares que el editor, Albert Lacroix, de Bruselas, consintió en hacer ante el ruego del autor, temeroso del escándalo que podía producir semejante literatura. De todos modos, Ducasse ya no parecía a esa altura muy interesado en ese libro cuyo primer canto había publicado dos años antes, sin mención de autor. Ducasse pagó el costo de la impresión. En la casi invisible edición belga aparece el seudónimo de Conde de Lautréamont. La obra, ahora considerada hito fundamental de la historia de la poesía moderna, no alcanza en su momento notoriedad alguna.
La anonimia en la edición parcial y el seudónimo en la edición completa, la escasa tirada de una y la escasísima de la otra, más la falta de datos biográficos y, durante mucho tiempo, hasta de un retrato del autor, hizo de Lautréamont un misterio que, durante décadas, muchos intentaron resolver a través de una imaginación con frecuencia desenfrenada. Así, León Bloy dice que Lautréamont es el autor de un libro monstruoso -en obvia referencia a los Cantos-, lava líquida, algo insensato, negro y devorador; luego agrega que este alienado, deplorable, el más desgarrante de los alienados murió en una celda para locos furiosos... Afirmación nacida sólo de la acalorada mente de Bloy ya que Ducasse-Lautréamont murió en su domicilio del n° 7, rue du Faubourg-Montmartre, en París, y, según uno de sus editores, su locura se limitaba a leer mucho, hacer largas caminatas al borde del Sena, beber mucho café y tocar el piano para enojo de los vecinos

Los cantos de Maldoror

En Los cantos de Maldoror ensalza el asesinato, el sadomasoquismo, la violencia, la blasfemia, la obscenidad, la putrefacción y la deshumanización. Los surrealistas lo rescataron del olvido e hicieron de él uno de los precursores de su movimiento.
Maldoror es una figura demoníaca suprema que aborrece a Dios y a la humanidad.
El personaje central de Los cantos de Maldoror (en francés «Mal d'Aurore», «Mal de la aurora») es una figura que reniega ferozmente de Dios y del género humano. En un libro en el que resuenan «los cascabeles de la locura», la crueldad y la violencia, Maldoror encarna la rebelión adolescente y la victoria de lo imaginario sobre lo real: su odio hacia la realidad (eso que llama «El Gran Objeto Exterior») lo separa de sus congéneres, y por este motivo sufre. Aun así, su orgullo (diríamos miltoniano) es más poderoso.
Lo grotesco, el espanto y lo ridículo en Los cantos recuerdan a la obra de otro gran antecedente del surrealismo, El Bosco. No por casualidad fue Lautréamont motivo de inspiración para escritores como Alfred Jarry, Louis Aragon, André Breton o Benjamin Péret, y artistas plásticos como René Magritte, Salvador Dalí, Amedeo Modigliani, y Man Ray.3
El tono que caracteriza a la obra es fuertemente apelativo, de interpelación y de sorpresa permanente al lector desprevenido. Los Cantos de Maldoror obedecen a una estructura a la que el autor intenta ser fiel, a pesar de que su evolución testimonia lo contrario. La publicación de 1868 (sólo el primer canto) presentaba algunas partes dialogadas con indicaciones escénicas que fueron suprimidas en los siguientes.
Es una obra inspirada en el Manfred de Lord Byron, el Konrad de Adam Mickiewicz, el Fausto de Goethe. De estas figuras retendrá, sobre todo, la idea de un héroe negativo, satánico, en lucha abierta contra Dios, aunque el estilo elegido finalmente participa de la literatura épica; de ahí la división en estrofas de cada uno de los Cantos, con excepción del sexto y último, en el que la construcción de una pequeña novela de una veintena de páginas cambia el estilo hasta entonces adoptado.
Considerada por muchos una obra “maldita” se convirtió en una obra de culto y en un arcano cuyo secreto debía alejarse de ojos profanos. El Canto I fue publicado en agosto de 1868, en Bruselas con dinero de su padre; firmó la obra con tres asteriscos, lo mismo que la segunda edición, la cual apareció en una publicación colectiva titulada "Parfums de l´âme" ("Perfumes del alma") en 1869. En la primavera del 1869, Ducasse entrega al editor Lacroix el manuscrito completo de la obra, que nunca llegará a las librerías y de la cual sólo unos pocos ejemplares son encuadernados y entregados al autor.
Entre sus obras también figuran unos poemas publicados poco antes de su muerte.
Su famosa comparación «bello como el encuentro fortuito, sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas» configura uno de los rasgos más distintivos del irracionalismo surrealista: la conjunción de realidades inconexas, dislocadas o incluso contradictorias.

Fortuna

En el año 2004 (más de 130 años después de la muerte del poeta) la artista neoyorquina Shishaldin solicitó formalmente al gobierno de Francia (mediante una carta a su presidente Jacques Chirac) el permiso para casarse póstumamente con Lautréamont. En Francia, debido a una curiosa y antigua ley en desuso, el presidente tiene la autoridad de sancionar casamientos entre personas vivas y muertas; es decir, de modo póstumo.
El 22 de junio de 2003, el compositor uruguayo Leo Maslíah estrenó su ópera Maldoror, basada en el libro de Lautréamont, en el Teatro Colón de Buenos Aires.

Lautréamont en España

Rubén Darío dedicó una breve semblanza a Lautréamont en su libro Los raros. Tras su descubrimiento por los surrealistas, los hermanos Gómez de la Serna publicaron una versión de Los cantos, con prólogo de Ramón y texto de Julio. La lectura del libro sirvió de inspiración directa para Pasión de la tierra, de Vicente Aleixandre.

Curiosidades

Su acta de defunción fue levantada por Louis-Gustave Nast, adjunto al alcalde, el 24 de noviembre de 1870 (jueves), y dice:
Isidore Lucien Ducasse, hombre de letras, de 24 años de edad, nacido en Montevideo (América meridional), fallecido esta mañana, a las 8, en su domicilio de la calle del Faubourg-Montmartre, nº 7, sin más datos. El acta ha sido levantada en presencia del señor Jules-François Dupuis, hotelero, calle del Faubourg-Montmartre, nº 7, y de Antoine Milleret, camarero, en idéntico domicilio, testigos que han firmado con nos, Louis-Gustave Nast, adjunto del alcalde, tras haberlo leído y haber comprobado el fallecimiento ante la ley.
Al día siguiente fue enterrado en el cementerio del Norte de París; en 1890 sus restos se perdieron para siempre en el Osario de Pantin.
Carta de Ducasse al editor Lacroix (traducida del idioma francés):

I. Duchase,
Faubourg Montmartre, 32.

¿Lacroix ha consentido en la edición o qué ha hecho? ¿O es que la ha rechazado usted?. Él no me ha dicho nada al respecto, y yo no lo he visto desde entonces.
¿Sabe?, he renegado de mi pasado. Ya no cantó más que a la esperanza; pero, para ello, es preciso primero atacar contra la duda de este siglo (melancolías, tristezas, dolores, desesperos, lúgubres relinchos, maldades artificiales, orgullos pueriles, cómicas maldiciones, etc., etc.). En una obra que llevaré a Lacroix a primeros de marzo, tomo en consideración las más bellas poesías de Lamartine, de Victor Hugo, de Alfred de Musset, de Byron y de Baudelaire, y las corrijo en el sentido de la esperanza; señalo qué habría hecho falta hacer. Al mismo tiempo corrijo seis piezas de las peores de mi santo libro.

Obra

Los cantos de Maldoror (1869).
Poesías (1870).

Obras traducidas al español

Los cantos de Maldoror. Editorial Pre-Textos. 2000.
"Poesías" Editorial Renacimiento, Sevilla, 2001.





Le damos la bienvenida a uno de los autores más polémicos y misteriosos de la era victoriana. Sus famosos Cantos de Maldoror, prohibidos durante mucho tiempo, son una lectura esencial para todos los amantes de la literatura oscura.



Cantos de Maldoror.
Isidore Lucien Ducasse, conde de Lautréamont (1846-1870).


Canto primero.

Me propongo, sin estar emocionado, declamar con voz potente la estrofa seria y fría que vais a oír. Prestad atención a su contenido y no os dejéis llevar por la impresión penosa que al modo de una contusión ha de producir seguramente en vuestras imaginaciones alteradas. No creáis que yo esté a punto de morir, pues todavía no me he vuelto esquelético ni la vejez está marcada en mi frente. Descartemos, por lo tanto, toda idea de comparación con el cisne en el momento en que su existencia lo abandona, y no veáis ante vosotros sino un monstruo cuyo semblante me hace feliz que no podáis contemplar: si bien es menos horrible que su alma. Con todo, no soy un criminal…

Pero dejemos esto. No hace mucho tiempo que he vuelto a ver el mar y que he puesto los pies sobre los puentes de los barcos, y mis recuerdos son tan vivos como si lo hubiera dejado ayer. Tratad, con todo, de mantener la misma calma que yo en esta lectura que ya estoy arrepentido de ofreceros, y de no enrojecer ante la idea de lo que es el corazón humano. ¡Oh pulpo de mirada de seda!, tú, cuya alma es inseparable de la mía, tú, el más bello de los habitantes del globo terráqueo, que mandas sobre un serrallo de cuatrocientas ventosas, tú, en quien residen noblemente como en su morada natural, en perfecto acuerdo y unidas por lazos indestructibles, la dulce virtud comunicativa y las divinas gracias, ¿por qué razón no estás junto a mí, tu vientre de mercurio contra mi pecho de aluminio, ambos sentados sobre alguna roca de la costa, para contemplar ese espectáculo que idolatro?

Viejo océano de ondas de cristal, te pareces, guardadas las proporciones, a esas marcas azuladas que se ven en el dorso magullado de los grumetes, eres una inmensa equimosis que se muestra sobre el cuerpo de la tierra: me encanta esta comparación. Así, al primer golpe de vista, un soplo prolongado de tristeza, que se tomaría por el murmullo de tu brisa suave, pasa, dejando rastros inefables sobre el alma profundamente sacudida, y recuerdas a la memoria de tus amantes, sin que ellos lo adviertan, los duros comienzos del hombre en los que inicia sus relaciones con el dolor, que no ha de abandonarlo nunca más. ¡Te saludo, viejo océano!

Viejo océano, tu forma armoniosamente esférica, que regocija la cara grave de la geometría, me recuerda demasiado los ojos del hombre, parecidos por su pequeñez a los del jabalí, y a los de las aves nocturnas por la perfección circular del contorno. Sin embargo, en el transcurso de los siglos, el hombre no ha dejado nunca de creerse bello. Pero pienso que más bien cree en su belleza por amor propio, aunque en realidad no es bello y lo sospecha; si no, ¿por qué contempla el rostro de sus semejantes con tanto desprecio? ¡Te saludo, viejo océano!

Viejo océano, eres el símbolo de la identidad: siempre igual a ti mismo. No presentas cambios fundamentales, y si tus olas en alguna parte están encrespadas, más lejos, en otra zona, se encuentran en la más completa calma. No eres como el hombre que se detiene en la calle para ver cómo se toman por el cuello dos bull-dogs, pero que no se detiene cuando pasa un entierro; que por la mañana está afable y por la tarde malhumorado, que hoy ríe y mañana llora. ¡Te saludo, viejo océano!

Viejo océano, no sería del todo imposible que escondieras en tu seno futuros beneficios para el hombre. Ya le has dado la ballena. No dejas adivinar fácilmente a los ojos ávidos de las ciencias naturales los mil secretos de tu íntima estructura: eres modesto. El hombre se jacta continuamente, y sólo de minucias. ¡Te saludo, viejo océano!

Viejo océano, las especies diversas de peces que alimentas, no se han jurado fraternidad entre sí. Cada especie vive apartada. Los temperamentos y las conformaciones variables de una a otra, explican, de manera satisfactoria, lo que al comienzo sólo parece una anomalía. Lo mismo pasa con el hombre, que no tiene los mismos motivos de disculpa. Si un trozo de tierra está ocupado por treinta millones de seres humanos, éstos se creen obligados a no mezclarse en la existencia de sus vecinos, que han echado raíces en el trozo de tierra contiguo. Grande o pequeño, cada hombre vive como un salvaje en su guarida, y sale de ella muy poco para visitar a sus congéneres, acurrucados igualmente en otra guarida. La gran familia universal de los seres humanos es una utopía digna de la lógica más mediocre. Además, del espectáculo de tus Mamas fecundas se deduce la noción de ingratitud: pues se piensa inmediatamente en la multitud de padres tan ingratos hacia el Creador como para abandonar el fruto de su miserable unión. ¡Te saludo, viejo océano!

Viejo océano, tu grandeza material sólo puede medirse con la magnitud que uno se representa de la potencia activa que ha sido necesaria para engendrar la totalidad de tu masa. No se te puede abarcar de una ojeada. Para contemplarte es imprescindible que la vista haga girar su telescopio con movimiento continuo hacia los cuatro puntos del horizonte, del mismo modo que un matemático está obligado, para resolver una ecuación algebraica, a examinar por separado los distintos casos posibles, antes de superar la dificultad. El hombre ingiere sustancias nutritivas y realiza otros esfuerzos dignos de mejor suerte para dar idea de que es corpulento.. Que se hinche todo lo que quiera esa rana adorable. Quédate tranquilo, nunca igualará tu volumen; por lo menos ésa es mi opinión. ¡Te saludo, viejo océano!

Viejo océano, tus aguas son amargas. Tienen exactamente el mismo gusto que la hiel destilada por la crítica sobre las bellas artes, sobre las ciencias, sobre todo. Si alguien tiene genio, se lo hace pasar por idiota, si algún otro es corporalmente bello, resulta un horrible contrahecho. No hay duda de que el hombre debe sentir intensamente su imperfección, cuyas tres cuartas partes son, por lo demás, obra suya, para criticarla de tal modo. ¡Te saludo, viejo océano!

Viejo océano, los hombres, pese a la excelencia de sus métodos, todavía no han logrado, con ayuda de los procedimientos de investigación de la ciencia, medir la profundidad vertiginosa de tus abismos, algunos de los cuales hasta las sondas más largas y pesadas han reconocido inaccesibles. A los peces… le está permitido; no a los hombres. Muchas veces me he preguntado si será más fácil de reconocer la profundidad del océano que la profundidad del corazón humano. A menudo, con la mano apoyada en la frente, de pie sobre los barcos, en tanto que la luna se balanceaba entre los mástiles en forma irregular, me he sorprendido mientras hacía a un lado todo aquello que no era el fin que yo perseguía, esforzándome por resolver ese difícil problema. Sí, ¿cuál es más profundo, más impenetrable de los dos: el océano o el corazón humano? Si treinta años de experiencia de la vida pueden, hasta cierto punto, inclinar la balanza hacia una u otra solución, me estará permitido decir que, pese a lo profundo del océano, no podrá igualarse, en lo que respecta a dicha propiedad, con lo profundo del corazón humano. Estuve en contacto con hombres que fueron virtuosos. Morían a los sesenta años y nadie dejaba de exclamar: "Han practicado el bien en este mundo, lo que quiere decir que han sido caritativos: eso es todo; no hay en ello picardía alguna y cualquiera puede hacer otro tanto."¿Quién comprenderá por qué dos amantes que se idolatraban la víspera, se separan por una palabra mal interpretada, uno hacia oriente, otro hacia occidente, con los aguijones del odio, de la venganza, del amor y de los remordimientos, y no se vuelven a ver nunca más, embozado cada uno en su altanería solitaria? Es un milagro que, aunque se renueva diariamente, no deja por eso de ser menos milagroso. ¿Quién comprenderá por qué se saborean, no sólo las desgracias generales de los semejantes, sino también las particulares de los amigos más queridos, aunque al mismo tiempo se sufra la aflicción? Un ejemplo irrebatible para cerrar la serie: el hombre dice hipócritamente sí y piensa no. Por esta razón los jabatos de la humanidad confían tanto los unos en los otros, y no son egoístas. Todavía le queda a la psicología mucho camino por andar. ¡Te saludo, viejo océano!

Viejo océano, tu poder es extraordinario y los hombres han aprendido a conocerlo a sus expensas. Por más que empleen todos los recursos de su genio, son incapaces de dominarte. Han encontrado a su maestro. Debo agregar que han encontrado algo más fuerte que ellos. Ese algo tiene un nombre. Ese nombre es: ¡océano! El miedo que les inspiras ha hecho que te respeten. Con todo, haces danzar sus máquinas más pesadas con gracia, elegancia y facilidad. Les haces ejecutar saltos gimnásticos hasta el cielo y admirables zambullidas hasta el fondo de tus dominios que despertarían la envidia de un saltimbanqui. Bienaventurados aquellos que no llegas a envolver definitivamente con tus pliegues burbujeantes, para ir a ver, sin ferrocarril, en tus entrañas acuosas, cómo lo pasan los peces, y sobre todo, cómo lo pasan ellos mismos. El hombre dice: Yo soy más inteligente que el océano. Es posible; quizás hasta sea cierto; pero más miedo le tiene el hombre al océano, que el que éste le tiene al hombre: lo cual no necesita demostración. Ese patriarca observador, contemporáneo de las primeras épocas de nuestro globo suspendido, sonríe compasivo cuando asiste a los combates navales de las naciones. Ahí tenéis un centenar de leviatanes salidos de las manos de la humanidad. Las órdenes enfáticas de los superiores, los gritos de los heridos, el estruendo de los cañones, constituyen una barahúnda apropiada para aniquilar a unos pocos segundos. Pareciera que el drama ha concluido y que el océano lo ha tragado todo en su vientre. Las fauces son formidables. ¡Qué inmenso debe de ser hacia abajo, en la dirección de lo desconocido! Como remate de la estúpida comedia, que ni siquiera despierta interés, se ve en medio de los aires alguna cigüeña retrasada por la fatiga, que se pone a gritar sin disminuir el empuje de su vuelo: ¡Vaya!… ¡no me gusta nada! Había allá abajo unos puntos negros; cerré los ojos y ya no están más. ¡Te saludo, viejo océano!

Viejo océano, oh gran célibe; cuando recorres la solemne soledad de tus reinos flemáticos, te enorgulleces con justicia de tu magnificencia natural y de la merecida alabanza que me apresuro a dedicarte. Voluptuosamente mecida por los tiernos efluvios de tu lentitud majestuosa —atributo, el más grandioso entre aquellos con que el soberano te ha favorecido—, tú haces rodar, en medio de un sombrío misterio, por toda tu superficie sublime, las olas incomparables, con el sentimiento sereno de tu eterno poder. Ellas desfilan paralelamente, separadas por cortos intervalos. Apenas una disminuye, otra que crece va a su encuentro, acompañada del rumor melancólico de la espuma que se deshace para advertimos que todo es sólo espuma. (Así los seres humanos, esas olas vivientes, perecen uno tras otro, de un modo monótono, sin producir siquiera un rumor espumoso.) El ave de paso reposa sobre ellas confiada, dejándose llevar por sus movimientos llenos de gracia arrogante, hasta que el armazón de sus alas haya recobrado el vigor normal para continuar su aérea peregrinación. Quisiera que la majestad humana fuera por lo menos la encarnación del reflejo de la tuya. Pido demasiado, y este deseo sincero te glorifica. Tu grandeza moral, imagen del infinito, es inmensa como la reflexión del filósofo, como el amor de la mujer, como la belleza divina del ave, como la meditación del poeta. Eres más bello que la noche. Contéstame, océano: ¿quieres ser mi hermano? Muévete impetuosamente… más… todavía más, si aspiras a que te compare con la venganza de Dios; alarga tus garras lívidas fraguándote un camino en tu propio seno… está bien. Haz rodar tus olas espantosas, océano horrible que sólo yo comprendo, y ante el cual caigo prosternado. La majestad del hombre es prestada; no se me impone; tú, sí. Oh, cuando avanzas con la cresta alta y terrible, rodeado por tus repliegues tortuosos como por un séquito, magnético y salvaje, haciendo rodar tus ondas unas sobre otras, con la conciencia de lo que eres, en tanto que lanzas desde las profundidades de tu pecho, como abrumado por un intenso remordimiento que no puedo descubrir, ese sordo bramido perpetuo que tanto atemoriza a los hombres, hasta cuando te contemplan trémulos desde la seguridad de la costa; entonces comprendo que no poseo el insigne derecho de proclamarme tu igual. Por eso, frente a tu superioridad, te entregaría todo mi amor (y nadie conoce la cantidad de amor contenida en mis aspiraciones hacia lo bello) si no me recordaras dolorosamente a mis semejantes, que forman contigo el más irónico contraste, la antítesis más grotesca que jamás se haya visto en la creación: no puedo amarte, te aborrezco. ¿Por qué entonces vuelvo a ti, por milésima vez, hacia tus manos amigas que se disponen a acariciar mi frente ardorosa, cuya fiebre desaparece a tu contacto? No conozco tu destino secreto, todo lo que te concierne me interesa. Dime, entonces, si eres la morada del príncipe de las tinieblas. Dímelo… dímelo, océano (solamente a mí para no entristecer a aquellos que hasta ahora sólo han conocido ilusiones), y si el soplo de Satán crea las tempestades que levantan tus aguas saladas hasta las nubes. Es preciso que me lo digas porque me alegraría saber que el infierno está tan cerca del hombre. Quiero que ésta sea la última estrofa de mi invocación. Por lo tanto, quiero saludarte una vez más y presentarte mi adiós. Viejo océano de ondas de cristal… abundantes lágrimas humedecen mis ojos, y me faltan fuerzas para proseguir, pues siento que ha llegado el momento de retornar con los hombres de aspecto brutal; pero… ¡ánimo! Hagamos un gran esfuerzo y cumplamos, con el sentimiento del deber, nuestro destino sobre esta tierra. ¡Te saludo, viejo océano!




Cantos de Maldoror

Canto segundo


¡Qué niño encantador está sentado en un banco del jardín de las Tullerías! Sus ojos audaces miran fijamente algún objeto invisible, allá lejos en el espacio. No debe tener más de ocho años, y, sin embargo, no se divierte como sería lógico. Por lo menos debería reír y pasear con algún camarada, en lugar de apartarse; pero no está en su temperamento.

¡Qué niño encantador está sentado en un banco del jardín de las Tullerías! Un hombre, movido por un oculto designio, va a sentarse a su lado en el mismo banco, con actitudes equívocas ¿Quién es? No necesito decíroslo, pues lo reconoceréis por su conversación tortuosa. Escuchemos sin molestarlos:

-¿En qué pensabas, niño?
-Pensaba en el cielo.
-No es necesario que pienses en el cielo; nos sobra con pensar en la tierra. ¿Estás cansado de vivir, tú, que apenas acabas de nacer?
-No, pero todo el mundo prefiere el cielo a la tierra.
-Oye bien, yo no. Pues como el cielo ha sido hecho por Dios, lo mismo que la tierra, ten por seguro que encontrarás los mismos males que acá abajo. Después de la muerte no obtendrás una recompensa de acuerdo con tus méritos, pues si cometen injusticias contigo en este mundo (como lo comprobarás por experiencia más tarde), no hay razón para que en la otra vida ya no las cometan más. Lo mejor que puedes hacer es no pensar en Dios, y hacerte justicia por ti mismo, ya que te la rehúsan. Si uno de tus camaradas te ofendiera, ¿acaso no te haría feliz matarlo?
-Pero está prohibido.
-No está tan prohibido como crees. Se trata simplemente de no dejarse atrapar. La justicia que suministran las leyes no vale nada; es la jurisprudencia del ofendido la que cuenta. Si detestaras a uno de tus camaradas, ¿no serías desdichado al saber que en todo instante lo tienes en la mente?
-Es cierto.
-Tenemos, pues, uno de tus camaradas que te hará desdichado toda la vida; porque al comprender que tu odio es sólo pasivo, no dejará de burlarse de ti, y de hacerte daño impunemente. No hay más que un medio de poner fin a la situación: desembarazarte del enemigo. He ahí adonde quería llegar para hacerte comprender sobre qué bases está fundada la sociedad actual. Cada uno debe hacerse justicia por sí mismo, salvo que sea un imbécil. Obtiene la victoria sobre sus semejantes sólo el más astuto y el más fuerte. ¿Acaso no querrás algún día dominar a tus semejantes?
-Sí, sí.
-Sé entonces el más fuerte y el más astuto. Todavía eres demasiado joven para ser el más fuerte; pero desde hoy puedes emplear la astucia, el más precioso instrumento de los hombres de genio. Cuando el pastor David alcanzó en la frente al gigante Goliath con una piedra lanzada con su honda, ¿no resulta admirable comprobar que solamente por la astucia David venció a su rival, y que, por el contrario, si hubiesen luchado a brazo partido, el gigante lo habría aplastado como a una mosca? Lo mismo pasa contigo. En lucha abierta, no podrás jamás vencer a los hombres, sobre quienes ansias extender el imperio de tu voluntad; pero con la astucia, tú podrás luchar solo contra todos. ¿Deseas riquezas, hermosos palacios y gloria? ¿O me engañaste cuando afirmabas tan nobles pretensiones?
-No, no, no os engañaba. Pero quisiera adquirir lo que deseo por otros medios.
-Entonces no lograrás nada. Los medios virtuosos y bonachones no conducen a nada. Es preciso poner en acción palancas más enérgicas y maquinaciones más inteligentes. Antes de que llegues a ser célebre por tu virtud y que alcances la meta, centenas de otros tendrán tiempo de realizar cabriolas por encima de tu lomo, y llegar al final de la carrera antes que tú, de modo que ya no habrá allí lugar para tus ideas limitadas. Hay que saber abarcar con más grandeza el horizonte del tiempo presente. ¿No has oído hablar nunca, por ejemplo, de la gloria inmensa que aportan las victorias? Y, sin embargo, las victorias no se producen solas. Es necesario derramar sangre, mucha sangre, para engendrarlas y depositarlas a los pies de los conquistadores. Sin los cadáveres y miembros esparcidos que se observan en la llanura donde se ha realizado la juiciosa carnicería, no habría guerra, y sin guerra no habría victoria. Así, ves, que cuando se pretende alcanzar la celebridad, es imprescindible sumergirse con elegancia en ríos de sangre alimentados por la carne de cañón. El fin justifica los medios. La primera condición para llegar a ser célebre es tener dinero. Ahora bien, como no lo tienes, tendrías que asesinar para adquirirlo pero como no eres bastante fuerte para manejar el puñal, hazte ladrón, en espera de que tus miembros se desarrollen. Y para que se desarrollen más rápido, te recomiendo hacer gimnasia dos veces por día, una hora por la mañana y una hora por la noche. De esta manera tu podrás intentar el crimen, con ciertas probabilidades, desde la edad de quince años, en lugar de esperar hasta los veinte. El amor por la gloria todo lo justifica, y quizás más tarde, dueño y señor de tus semejantes, les puedas hacer casi tanto bien como mal les has hecho en un comienzo…

Maldoror nota que la sangre hierve en la cabeza de su joven interlocutor; tiene las ventanas de la nariz hinchadas, y de sus labios brota una leve espuma blanca. Le palpa el pulso: las pulsaciones están aceleradas. La fiebre domina su cuerpo frágil. Teme las consecuencias de sus palabras; el infeliz se aparta contrariado por no haber podido conversar más tiempo con ese niño. Si en la edad madura es tan difícil dominar las pasiones, oscilando entre el bien y el mal, ¿qué no ha de suceder en un espíritu todavía colmado de inexperiencia? ¿y qué cantidad proporcionalmente mayor de energía no ha de necesitar? Tres días de cama bastarán para que el niño se ponga bien. ¡Quiera el cielo que el contacto materno lleve la paz a esa flor sensible, frágil envoltura de un alma encantadora!




Cantos de Maldoror

Canto tercero


Un farol rojo, bandera del vicio, suspendido del extremo de una varilla, balanceaba su armazón azotada los vientos, sobre una puerta maciza y carcomida. Un corredor sucio que olía a muslo humano, daba sobre un patio en el que buscaban su comida algunos gallos y gallinas. Sobre la pared que servía de cerca y daba al lado oeste, se habían practicado minuciosamente varias aberturas cerradas por ventanas enrejadas. El musgo revestía ese cuerpo de edificio; que había sido, sin duda, un convento y servía en la actualidad, como el resto del edificio, de vivienda a todas esas mujeres que exhiben, día a día, a los que entran, el interior de sus vaginas a cambio de unas monedas. Yo estaba sobre un puente cuyos pilares se hundían en el agua cenagosa de un foso. Desde ese plano elevado, contemplaba aquella construcción en el campo, agobiada por la vejez y los mínimos detalles de su arquitectura interna. A veces, la reja de una ventana se abría rechinando, como por el impulso ascendente de una mano que violentaba la naturaleza del hierro; un hombre asomaba la cabeza por la abertura libre a medias, avanzaba los hombros sobre los que caía el yeso escamoso, y terminaba haciendo salir, mediante esa laboriosa extracción, su cuerpo cubierto de telarañas. Con las manos apoyadas a modo de corona sobre las inmundicias de toda clase que agobiaban el suelo con su peso, mientras la pierna permanecía todavía enganchada en la reja retorcida, recobraba su posición natural, e iba a enjuagar sus manos en una tina roja, cuya agua jabonosa había visto levantarse y caer a generaciones enteras, para alejarse después, lo más rápido posible, de esa calleja de arrabal, y respirar el aire puro en el centro de la ciudad.

Cuando el cliente se había alejado, una mujer desnuda salía del mismo modo, y se dirigía a la misma tina. Entonces los gallos y gallinas acudían en tropel desde diversos puntos del patio, atraídos por el olor seminal, la tiraban al suelo a pesar de sus vigorosos esfuerzos, pisoteaban la superficie de su cuerpo, y laceraban a picotazos los labios fláccidos de su tumefacta vagina. Los gallos y gallinas, con el buche satisfecho, retornaban a escarbar la hierba del patio; la mujer, a la que habían dejado limpia, se levantaba trémula, sembrada de heridas, como alguien que despierta de una pesadilla. Dejaba caer el estropajo que había traído para enjugar sus piernas; no teniendo ya necesidad de la tina común, se volvía a su madriguera del mismo modo que había salido, a la espera de otra sesión. ¡Ante ese espectáculo también yo quise penetrar en la casa!

Estaba por descender el puente cuando vi en el remate de un pilar esta inscripción en caracteres hebraicos: Caminante que pasas por este puente, no vayas a esa casa. Porque el crimen tiene allí su residencia junto con el vicio. Un día sus amigos esperaron en vano a un joven que había franqueado la puerta fatal. 

La curiosidad fue más fuerte que el temor; al cabo de unos momentos, llegué hasta una ventanilla, cuya reja estaba formada por sólidos barrotes. Quise mirar al interior a través de ese espeso tamiz. Al principio no pude ver nada, pero no tardé en distinguir los objetos que estaban en la habitación oscura, gracias a los rayos del sol cuya luz declinante habría de desaparecer pronto en el horizonte. La primera y única cosa que llamó mi atención fue un palo rubio, compuesto de cometillas superpuestas que entraban unas en otras. ¡Ese palo tenía movimiento! ¡Andaba por la habitación! Daba unas sacudidas tan fuertes que el piso se bamboleaba. Con sus dos cabos producía enormes melladuras en la pared al modo de un ariete lanzado contra la puerta de una ciudad sitiada. Sus esfuerzos eran inútiles, los muros estaban construidos con piedra y cuando chocaba contra la pared lo veía encorvarse como una hoja de acero y rebotar como una pelota. ¡Por lo tanto ese palo no era de madera! Noté, además, que se enrollaba y desenrollaba fácilmente igual que una anguila. Aunque tenía la altura de un hombre no se mantenía erguido. A veces lo intentaba mostrando entonces uno de sus extremos delante de la reja de la ventanilla. Ejecutaba unos saltos impetuosos, y volvía a caer al suelo sin que el obstáculo cediera. Me puse a examinarlo con creciente atención hasta descubrir que era un cabello. Después de una lucha titánica con la materia que lo circundaba como una cárcel, fue a apoyarse en el lecho que había en la habitación, con la raíz descansando sobre una alfombra y la punta sobre la cabecera. Tras unos instantes de silencio, durante los cuales percibí algunos sollozos entrecortados, alzó la voz y dijo así:

Mi amo me ha olvidado en este cuarto; no viene a buscarme. Se levantó de esta cama en la que estoy apoyado, peinó su perfumada cabellera sin reparar en que yo había caído al suelo. Con todo, de haberme él recogido, no habría yo encontrado sorprendente ese acto de elemental justicia. Me abandonó emparedado en esta habitación, después de haberse revolcado entre los brazos de una mujer. ¡Y qué mujer! Las sábanas todavía están húmedas de su cálido contacto y conservan en su desorden las huellas de una noche dedicada al amor…

¡Y yo me preguntaba quién podía ser su amo! ¡Y mis ojos se adherían a la reja con más fuerza!…

Mientras la naturaleza toda se amodorraba en su castidad, él se unió con una mujer degradada, en abrazos lascivos e impuros. Se rebajó hasta el punto de dejar aproximarse a su augusta faz mejillas de lozanía marchita despreciables por su impudicia. No daba muestras de avergonzarse, pero yo me avergonzaba por él. No hay duda de que estaba muy contento de dormir con semejante esposa de una noche. La mujer, asombrada del porte majestuoso del huésped, parecía experimentar voluptuosidades incomparables, le besaba el cuello con frenesí.

Durante ese lapso, yo sentía que pústulas ponzoñosas, que se desarrollaban cada vez en mayor número a causa de su insólito ardor por los placeres carnales, rodeaban mi raíz con su hiel mortal, para absorber con sus ventosas la sustancia de mi vida. Mientras más se abstraían ellos, sumidos en sus insensatos movimientos, más sentía yo decaer mis fuerzas. En un momento en que los deseos corporales alcanzaron el paroxismo del furor, noté que mi raíz se retorcía sobre sí misma como un soldado herido. Habiéndose apagado en mí la antorcha de la vida, me desprendí de su cabeza ilustre como una rama muerta; caí al suelo sin ánimo, sin fuerza, sin vitalidad, con una profunda compasión por aquel a quien pertenecía, pero con un dolor eterno por su deliberado extravío…"

Y yo me preguntaba quién podía ser su amo! ¡Y mis ojos se adherían a la reja con más fuerza!…

¡Si tan siquiera su alma se hubiese prodigado sobre el seno inocente de una virgen! Ella hubiera sido más digna de él, y la degradación hubiera sido menor. ¡Posa sus labios sobre esa frente cubierta de lodo, que los hombres han pisoteado con el talón lleno de polvo! ¡Aspira con su impúdica nariz las emanaciones de esas dos axilas húmedas!… Vi cómo el tegumento de estas últimas se contraía de vergüenza, mientras, por su lado, la nariz misma se resistía a esa aspiración infame. Pero ni él ni ella prestaban la menor atención a las advertencias solemnes de las axilas, a la repulsa lívida y taciturna de la nariz. Ella levantaba más los brazos y él, con mayor empuje, hundía su rostro en sus huecos. Me veía obligado a ser cómplice de esa profanación. Me veía obligado a ser espectador de ese contoneo inaudito, a asistir a la unión absurda de dos seres cuyas distintas naturalezas estaban separadas por un abismo inconmensurable…

¡Y yo me preguntaba quién podía ser su amo! ¡Y mis ojos se adherían a la reja con más fuerza!…

Cuando se sació de aspirar a esa mujer, se le ocurrió arrancarle los músculos uno por uno; pero como era mujer, la perdonó, y prefirió hacer sufrir a un ser de su sexo. Llamó en la celda contigua a un joven, que había llegado a aquella casa para pasar un rato de solaz con una de aquellas mujeres, y le pidió que viniese a colocarse a un paso de sus ojos. Hacía mucho tiempo que yo estaba tendido en el suelo. Sin fuerzas para incorporarme sobre mi raíz dolorida; no pude ver lo que hicieron. Sólo que apenas el joven estuvo al alcance de su mano, jirones de carne fueron cayendo a los pies del lecho, al lado mío. Me contaron muy quedamente que las garras de mi amo los habían arrancado de los hombros del adolescente. Este, al cabo de algunas horas en las que luchó contra una fuerza más poderosa, se levantó del lecho y se retiró dignamente. Literalmente desollado de pies a cabeza, arrastraba por las losas de la habitación su piel desprendida, mientras se decía que estaba dotado de un carácter bondadoso, que le gustaba creer que sus semejantes eran igualmente buenos, que por eso había accedido al requerimiento del distinguido extranjero que lo había llamado a su lado, pero que nunca, nunca, se le hubiera ocurrido que iba a ser torturado por un verdugo. Y por un verdugo semejante, agregó después de una pausa. Por último, se dirigió hacia la ventanilla que cedió piadosamente hasta el nivel del suelo en presencia de ese cuerpo desprovisto de epidermis. Sin abandonar su piel, que todavía podía servirle, aunque sólo fuera como manto, se esforzó por salir de ese paraje peligroso; una vez lejos de la habitación no pude comprobar si le alcanzaron las fuerzas para llegar a la puerta de salida. ¡Oh, con qué respeto se apartaban los gallos y gallinas, a pesar de su hambre, de ese largo rastro sangriento que empapaba la tierra!

¡Y yo me preguntaba quién podía ser su amo! ¡Y mis ojos se adherían a la reja con más fuerza!…

Entonces, aquel que hubiese debido tener más en cuenta su dignidad y su justicia, se incorporó trabajosamente sobre su codo fatigado. ¡Solitario, sombrío, asqueado y horrible!… Se vistió lentamente. Las monjas sepultadas desde hacía siglos en las catacumbas del convento, después de haber sido arrancadas de su sueño por los ruidos de aquella noche espantosa, que se entremezclaban en una celda situada encima de las criptas, se tomaron de la mano para formar una ronda funeraria alrededor de él. Mientras reunía los residuos de su antiguo esplendor, y se lavaba las manos con esputos para secarlas después en sus cabellos (es mejor lavarlas con esputos, que no lavarlas del todo, al final de una noche entera dedicada al vicio y al crimen), entonaron ellas las plegarias de lamentación por los muertos que corresponde cuando alguien es bajado a la tumba. En efecto, el joven no debía sobrevivir al suplicio ejecutado en él por una mano divina, y su agonía tuvo fin mientras las monjas entonaban sus preces…

Me acordé de la inscripción en el pilar; comprendí lo que había pasado con el púber soñador que sus amigos todavía esperaban un día tras otro desde el momento de su desaparición… ¡Y yo me preguntaba quién podía ser su amo! ¡Y mis ojos se adherían a la reja con más fuerza!…

Los muros se apartaron para dejarlo pasar; las monjas viéndole ascender por los aires con alas que había ocultado hasta entonces en su ropaje de esmeralda, volvieron a refugiarse en silencio bajo las losas de sus tumbas. El partió hacia su morada celestial, dejándome aquí, lo que es injusto. El resto de los cabellos sigue en su cabeza, mientras yo estoy tendido en esta habitación siniestra, sobre el parqué cubierto de sangre coagulada y de jirones de carne seca; esta habitación quedó condenada desde que él penetró en ella; nadie entra ya aquí, y con todo sigo encerrado. ¡No hay esperanza! Ya no volveré a ver a las legiones de ángeles marchar en densas falanges, ni a los astros pasearse por los jardines de la armonía… Pues bien, sea... Sabré soportar mi desgracia con resignación. Pero no dejaré de informar a los hombres lo que aconteció en esta celda. Les facilitaré las razones para arrojar la dignidad como una vestidura inútil, pues-o que tienen el ejemplo de mi amo; les aconsejaré que chupen la verga del crimen, puesto que otro ya lo ha hecho… El cabello enmudeció…

¡Y yo me preguntaba quién podía ser su amo! ¡Y mis ojos se adherían a la reja con más fuerza!…

Pronto estalló el trueno; una luminosidad fosfórica penetró en el cuarto. Retrocedí a pesar mío, por no sé qué instinto premonitorio; aunque estaba alejado de la ventana, percibí otra voz, pero ésta tenue y humilde como temerosa de que la oyeran:

¡No brinques de esa manera! ¡Cállate… cállate… si alguien llegara a oírte! Te volveré a colocar entre los otros cabellos, pero espera primero a que el sol se oculte en el horizonte, a fin de que la noche encubra tus pasos… no te he olvidado, pero te hubieran visto salir, y yo me habría comprometido. ¡Oh, si supieras cómo he sufrido desde aquel momento! De regreso al cielo, mis arcángeles me rodearon con curiosidad; no quisieron preguntarme el motivo de mi ausencia. Ellos que no se habían atrevido nunca a levantar la vista hasta mí, echaban miradas atónitas a mi rostro abatido, esforzándose por descifrar el enigma, aunque no tuvieran idea de la profundidad de ese misterio, y se comunicaban muy quedamente la sospecha de algún cambio desacostumbrado en mí. Derramaban lágrimas en silencio; presentían vagamente que no era el mismo, que me había vuelto inferior a mi identidad. Hubiesen querido averiguar qué funesta resolución me había hecho franquear las fronteras del cielo, para bajar a la tierra y gozar voluptuosidades efímeras que ellos mismos desprecian profundamente. Notaron en mi frente una gota de esperma, una gota de sangre. ¡La primera había saltado desde los muslos de la cortesana, la segunda había saltado desde las venas del mártir! ¡Odiosos estigmas! ¡Rosetas inmutables! Mis arcángeles encontraron, prendida en las redes del espacio, los restos resplandecientes de mi túnica de ópalo, que flotaban sobre los pueblos pasmados. No la han podido reconstruir, y mi cuerpo continúa desnudo frente a la inocencia de ellos; castigo memorable de la virtud abandonada. Observa los surcos que se han trazado un lecho en mis mejillas descoloridas: corresponden a la gota de esperma y a la gota de sangre que corren lentamente a lo largo de mis secas arrugas. Llegadas al labio superior, logran mediante un inmenso esfuerzo, penetrar en el santuario de mi boca, atraídas como un imán por las fauces irresistibles. Me sofocan, esas dos gotas implacables. Yo me había creído hasta ahora el Todopoderoso, pero no, tengo que doblar el cuello ante el remordimiento que grita: ¡Eres sólo un miserable! ¡No brinques de esa manera! ¡Cállate… cállate… si alguien llegara a oírte! Te volveré a colocar entre los otros cabellos, pero espera primero a que el sol se oculte en el horizonte, a fin de que la noche encubra tus pasos… Vi a Satán, el gran enemigo, recomponer el desbarajuste óseo del esqueleto, por encima de su embotamiento de larva, y de pie, triunfante, sublime, arengar a sus tropas reagrupadas; y tal como me merezco, llegar a hacer befa de mí. Proclamó el asombro que le producía el que su orgulloso rival, al fin sorprendido en flagrante delito por el éxito de un espionaje incesante, hubiese podido rebajarse hasta llegar a besar, después de un largo viaje a través de los arrecifes del éter, el vestido de la corrupción humana, además de haber hecho morir entre sufrimientos a un miembro de la humanidad. Dijo que ese joven, triturado en el engranaje de mis refinados suplicios, probablemente hubiera llegado a ser una inteligencia genial de aquellas que consuelan a los hombres de esta tierra, gracias a sus admirables cantos de poesía y de aliento, de los golpes del infortunio. Dijo que las monjas del convento-lupanar no pueden recuperar el sueño; merodean por el patio, gesticulando como autómatas, pisotean los ranúnculos y las lilas, se han vuelto locas de indignación, pero no lo bastante como para no recordar el motivo que engendró esa enfermedad de sus cerebros… (Vedlas avanzar, envueltas en su blanco sudario; no hablan, están tomadas de la mano. Sus cabellos caen en desorden sobre sus hombros desnudos; llevan un ramillete de flores negras inclinado en el seno. Monjas, volved a vuestras criptas; la noche no se ha instalado por entero, es apenas el crepúsculo vespertino… ¡Oh cabello!, lo ves tú mismo: por todos lados me asalta el sentimiento desatado de mi depravación.) Dijo que el Creador que se vanagloria de ser la Providencia de todo lo que existe, se ha conducido con excesiva ligereza —para usar el término más leve— al ofrecer semejante espectáculo a los mundos siderales, y afirmó claramente su designio de ir a informar a los planetas orbiculares de qué modo mantengo, mediante mi ejemplo personal, la virtud y la bondad en la vastedad de mis reinos. Dijo que la gran estima que sentía por un enemigo tan noble, se había desvanecido de su espíritu, y que prefería llevar la mano al pecho de una muchacha, aunque fuera éste un acto de execrable maldad, antes que escupirme al rostro cubierto de tres capas de sangre y esperma mezclados, a fin de no manchar su babosa saliva. Dijo que se consideraba, con justo título, superior a mí, no por el vicio, sino por la virtud y el pudor; no por el crimen, sino por la justicia. Dijo que merecía ser condenado al suplicio a causa de mis innumerables faltas; que se me quemara a fuego lento en un brasero encendido, para arrojarme luego al mar, siempre que el mar se dignara recibirme. Que, puesto que me vanagloriaba de ser justo, yo que lo había condenado a las penas eternas por una insignificante rebelión sin consecuencias graves, debía dictar severa justicia contra mí mismo, y juzgar imparcialmente mi conciencia cargada de iniquidades… ¡No brinques de esa manera! ¡Cállate… cállate… si alguien llegara a oírte! Te volveré a colocar entre los otros cabellos, pero espera primero a que el sol se oculte en el horizonte a fin de que la noche encubra tus pasos." Hizo una pausa y aunque no lo viese, comprendí por ese lapso forzoso de silencio, que una oleada de emoción levantó su pecho tal como un giratorio ciclón levanta una familia de ballenas. ¡Pecho divino que un día manchó el amargo contacto de las mamas de una mujer impúdica! ¡Alma regia, entregada en un momento de extravío al cangrejo de la corrupción, al pulpo de la debilidad de carácter, al tiburón de la abyección personal, a la boa de la amoralidad, y al caracol monstruoso de la imbecilidad! El cabello y su amo se abrazaron estrechamente como dos amigos que se vuelven a encontrar después de larga ausencia. El Creador prosiguió tal como un acusado que compareciese ante su propio tribunal.

¿Y qué dirán los hombres de mí, ellos que tanto me veneraban, cuando lleguen a conocer los extravíos de mi conducta, el andar vacilante de mi sandalia por los laberintos fangosos de la materia, la trayectoria de mi marcha tenebrosa a través de las aguas estancadas y de los húmedos juncos de la charca donde, envuelto por la niebla, se vuelve morado y ruge el crimen de pata sombría!… Comprendo que debo trabajar mucho en mi rehabilitación futura, para poder reconquistar su estima. ¡Soy el Gran Todo, y, sin embargo, hay algo en mí que me hace sentir inferior a los hombres a los que he creado con un poco de arenilla! Cuéntales alguna mentira audaz y diles que jamás he salido del cielo, donde estoy permanentemente encerrado, absorbido por las tareas del trono, entre los mármoles, las estatuas y los mosaicos de mi palacio. Me presenté ante los hijos celestiales de la humanidad y les dije: Arrojad el mal de vuestras cabañas y dad entrada en vuestro hogar al manto del bien. Aquel que ponga la mano sobre uno de sus semejantes provocándole una herida mortal en el pecho con el hierro homicida, que no espere los efectos de mi misericordia, y que se cuide de la balanza de la justicia. Irá a esconder su tristeza en los bosques, pero el murmullo de las hojas a través de los espacios claros cantará a sus oídos la balada del remordimiento; y huirá de esos parajes pinchado en la cadera por la zarza, el espino y el cardo azul, sus rápidos pasos obstaculizados por la elasticidad de las lianas y las picaduras de los escorpiones. Se encaminará hacia los guijarros de la playa, pero la alta marea con su rocío y su proximidad peligrosa, le explicarán que no ignoran su pasado; entonces él se lanzará en ciega carrera hacia lo alto del acantilado, en tanto que los vientos estrepitosos del equinoccio, al penetrar en las grutas naturales del golfo, y en las canteras excavadas bajo la muralla de rocas resonantes, mugirán como las inmensas manadas de búfalos en las pampas. Los faros de la costa lo perseguirán hasta los límites del septentrión con sus destellos sarcásticos, y los fuegos fatuos de las marismas, simples vapores en combustión con sus danzas fantásticas, harán temblar los pelos de sus poros, y volverse verde el iris de sus ojos. Que el pudor tome así vuestras cabañas y esté seguro a la sombra de vuestros campos. De ese modo vuestros hijos se criarán hermosos y reverenciarán a sus padres con agradecimiento; de otro modo, enfermizos y encogidos como el pergamino de las bibliotecas, avanzarán a grandes trancos, encabezados por la rebeldía, contra el día de su nacimiento y el clítoris de su madre impura.'¿Cómo se van a someter los hombres a esas leyes, si el legislador mismo es el primero que se rehúsa a ceñirse a ellas?… ¡mi vergüenza es inmensa como la eternidad!

Oí al cabello perdonarle humildemente su secuestro, puesto que su amo había obrado con prudencia y no con ligereza, y el último y pálido rayo de sol que iluminaba mis ojos se retiró de los barrancos de la montaña. Vuelto hacia él le vi plegarse como un sudario… ¡No brinques de esa manera! ¡Cállate… cállate… si alguien llegara a oírte! Te volveré a colocar entre los otros cabellos. Y ahora que el sol ya se ha ocultado en el horizonte, viejo cínico y cabello doméstico, arrastraos los dos bien lejos del lupanar, mientras la noche, extendiendo su sombra sobre el convento, encubre vuestros pasos furtivos que se demoran en la llanura… Entonces el piojo, saliendo súbitamente de detrás de un promontorio, me dijo, erizando sus garras: "¿Qué piensas de esto?" Pero yo no quise contestarle. Me alejé de allí y llegué al puente. Borré la inscripción primera y la reemplacé por ésta:

Doloroso es guardar como un puñal un secreto así en el corazón, pero juro no revelar nunca aquello de lo que fui testigo al entrar por primera vez en ese terrible torreón.

Arrojé por encima del parapeto el cortaplumas que me había servido para grabar las letras, y, haciendo algunas consideraciones sobre la chochera del Creador, quien, ¡ay!, haría sufrir a la humanidad por mucho tiempo todavía (la eternidad es larga), sea por el ejercicio de la crueldad, sea por el espectáculo innoble de los chancros que ocasiona un gran vicio, cerré los ojos como un hombre ebrio ante el pensamiento de tener a un ser semejante por enemigo, y proseguí con tristeza mi camino a través del dédalo de calles.




Cantos de Maldoror

Canto Cuarto

Soy sucio. Los piojos me roen. Los cerdos vomitan al mirarme. Las costras y las escaras de la lepra han convertido en escamosa mi piel cubierta de pus amarillento. No conozco el agua de los ríos ni el rocío de las nubes. En mi nuca crece, como en un estercolero, un hongo enorme de pedúnculos umbelíferos. Sentado en un mueble informe no he movido mis miembros desde hace cuatro siglos. Mis pies han echado raíces en el suelo y forman hasta la altura de mi abdomen una especie de vegetación viviente, repleta de innobles parásitos, que todavía no llega a ser planta y que ha dejado de ser carne. Sin embargo, mi corazón late. Pero ¿cómo podría latir si la podredumbre y las exhalaciones de mi cadáver (no me atrevo a llamarlo cuerpo) no lo nutrieran abundantemente? Bajo mi axila izquierda una familia de sapos ha fijado su residencia, y cuando uno de ellos se mueve, me hace cosquillas.

Tened cuidado de que no se escape alguno, y vaya a frotar con la boca el interior de vuestra oreja: sería capaz de penetrar luego en vuestro cerebro. Bajo mi axila derecha hay un camaleón que perpetuamente les da caza para no morirse de hambre: es justo que todos vivan. Pero cuando una parte desbarata completamente los ardides de la otra, no encuentran nada mejor que dejar de molestarse, y entonces chupan la grasa delicada que recubre mis costillas: ya estoy acostumbrado. Una víbora maligna ha devorado mi verga para tomar su lugar: esa infame me ha convertido en eunuco. ¡Oh!, si hubiese podido defenderme con mis brazos paralizados, pero creo que se han transformado más bien en dos leños.

Sea lo que fuere, importa dejar constancia de que la sangre ya no llega hasta ellos para pasear su rojez. Dos pequeños erizos que no crecen más, arrojaron a un perro, que no los rehusó, el contenido de mis testículos, y después de haber lavado cuidadosamente la epidermis, se alojaron en su interior. El ano ha quedado obstruido por un cangrejo; envalentonado por mi inercia, guarda la entrada con sus pinzas, haciéndome mucho daño. Dos medusas cruzaron los mares, saboreando una esperanza que no fue defraudada. Examinaron atentamente las dos porciones carnosas que forman el trasero humano, y adhiriéndose al contorno convexo, las han achatado en tal forma mediante una presión constante, que los dos trozos de carne desaparecieron, quedando sólo dos monstruos surgidos del reino de la viscosidad, iguales en color, en forma y en saña.

¡No habléis de mi columna vertebral porque es una espada! Sí, sí... no prestaba atención... vuestro pedido es justo. Queréis saber, ¿no es así?, cómo y por qué se encuentra clavada verticalmente en mi lomo. Yo mismo no lo recuerdo con precisión; sin embargo, si me decido a considerar como recuerdo lo que quizás no sea más que un sueño, sabed que el hombre, cuando averiguó que yo había hecho votos de vivir enfermo e inmóvil hasta lograr vencer al Creador, vino detrás de mí de puntillas, pero no tan quedamente que no lo oyese. Luego no percibí nada durante un lapso que no fue largo. Esa aguda cuchilla se hundió hasta el mango entre las paletillas del toro de las fiestas, y su osamenta se estremeció como un terremoto. La hoja ha quedado adherida tan firmemente al cuerpo, que nadie hasta ahora ha podido extraerla. Los atletas, los mecánicos, los filósofos, los médicos, han ensayado sucesivamente los medios más diversos. ¡No sabían que el daño hecho por el hombre no puede repararse! Les perdoné la profundidad de su ignorancia innata, y los saludé con un movimiento de los párpados.

Viajero, cuando pases a mi lado, te ruego que no me dirijas la menor palabra de consuelo: debilitarías mi ánimo. Déjame templar mi tenacidad en la llama del martirio voluntario. Vete… que yo no inspire piedad alguna. El odio es más extraño de lo que crees; su conducta es inexplicable como la rotura aparente de un palo que penetra en el agua. Tal como me ves, puedo hacer todavía excursiones hasta los muros del cielo, al frente de una legión de asesinos, y volver para retomar esta postura, y meditar de nuevo sobre los nobles proyectos de venganza. Adiós, no te retendré más, y para que te instruyas y seas cauto, reflexiona en la suerte fatal que me ha empujado a la revuelta, cuando es probable que haya nacido bueno.

Contarás a tu hijo lo que has visto, y tomándole la mano, hazle admirar la belleza de las estrellas y las maravillas del universo, el nido del petirrojo y los templos del Señor. Te sorprenderá verlo tan dócil a los consejos de la paternidad, y lo recompensarás con una sonrisa. Pero cuando piensa que nadie lo observa, échale una mirada, y lo verás escupir su baba sobre la virtud; te ha engañado, el descendiente de la raza humana, pero no te engañará más: en adelante sabrás todo lo que llegará a ser. Oh padre infortunado, prepara, para acompañar los pasos de tu vejez, el patíbulo indestructible que cortará la cabeza de un criminal precoz, y el dolor que te mostrará el camino que lleva hasta la tumba.




"Reemplazo la melancolía por el coraje, la duda por la certidumbre,  
la desesperación por la esperanza, la maldad por el bien, las quejas por el deber, 
el escepticismo por la fe, los sofismas por la frialdad de la calma 
y el orgullo por la modestia." 

Poesías


Los gemidos poéticos de este siglo son sólo sofismas. Los primeros principios deben estar fuera de discusión.

Acepto a Eurípides y a Sófocles, pero no acepto a Esquilo.

No deis muestra de carecer. de la más elemental decencia y del mal gusto hacia el Creador.

Rechazad la incredulidad: me causaréis placer.

No existen dos clases de poesía; sólo hay una.

Existe una convención poco tácita entre el autor y el lector, por la cual el primero se denomina enfermo, y acepta al segundo como enfermero. ¡El poeta es quien consuela a la humanidad! Los papeles están arbitrariamente invertidos.

No quiero ser mancillado con el calificativo de presuntuoso.

No dejaré memorias.

La poesía no es la tempestad, tampoco el ciclón. Es un río majestuoso y fértil.

Solamente admitiendo la noche físicamente, se le ha llegado a aceptar moralmente. ¡Oh Noches de Young!, ¡cuántas jaquecas me habéis causado!

Se sueña sólo cuando se duerme. Son palabras como sueño, nada de la vida, paso por la tierra, la preposición tal vez, el trípode desordenado, quienes han infiltrado en vuestras almas esa poesía húmeda de languideces, semejante a la podredumbre. De las palabras a las ideas sólo hay un paso.

Las perturbaciones, las ansiedades, las depravaciones, la muerte, las excepciones en el orden físico o moral, el espíritu de negación, los embrutecimientos, las alucinaciones servidas por la voluntad, los tormentos, la destrucción, los trastornos, las lágrimas, las insaciabilidades, los servilismos, las imaginaciones penetrantes, las novelas, lo inesperado, lo que no hay que hacer, las singularidades químicas del buitre misterioso que acecha la carroña de alguna ilusión muerta, las experiencias precoces y abortadas, las oscuridades con caparazón de chinche, la monomanía terrible del orgullo, la inoculación de los estupores profundos, las oraciones fúnebres, las envidias, las traiciones, las tiranías, las impiedades, las irritaciones, las acrimonias, los despropósitos agresivos, la demencia, el spleen, los espantos razonados, las inquietudes extrañas que el lector preferiría no sentir, las muecas, las neurosis, las hileras sangrantes por las cuales se hace pasar la lógica acorralada, las exageraciones, la ausencia de sinceridad, las burlas, las vulgaridades, lo sombrío, lo lúgubre, los partos peores que los crímenes, las pasiones, el clan de los novelistas de tribunales, las tragedias, las odas, los melodramas, los extremos presentados a perpetuidad, la razón impunemente silbada, los olores de los cobardes, las desazones, las ranas, los pulpos, los tiburones, el simún del desierto, lo sonámbulo, turbio, nocturno, somnífero, noctámbulo, viscoso, foca parlante, equívoco, tuberculoso, espasmodico, afrodisiaco, anémico, tuerto, hermafrodita, bastardo, albino, pederasta, fenómeno de acuario y mujer bar-buda, las horas borrachas de desencanto taciturno, las fantasías, las acritudes, los monstruos, los silogismos desmoralizadores, las basuras, lo que no reflexiona como el niño, la desolación, el manzanillo intelectual, los chancros perfumados, las nalgas con camelias, la culpabilidad de un escritor que rueda por la pendiente de la nada y se desprecia a sí mismo con gritos alegres, los remordimientos, las hipocresías, las perspectivas vagas que os trituran con sus engranajes imperceptibles, los serios escupitajos sobre los axiomas sagrados, los piojos y sus cosquilleos insinuantes, los prefacios insensatos, como los de Cromwell, la señorita de Maum y de Dumas hijo, las caducidades, las impotencias, las blasfemias, las asfixias, los ahogos, las rabias ante esos osarios inmundos que hacen que enrojezca al nombrarlos, es hora de reaccionar ya contra lo que nos lastima y nos doblega tan soberanamente.

Vuestro espíritu es arrastrado continuamente fuera de sus casillas y, sorprendido en la trampa de las tinieblas, construido con arte grosero por el egoísmo y el amor propio.

El gusto es la cualidad fundamental que resume a todas las demás cualidades. Es el nec plus ultra de la inteligencia. A él sólo se debe que el genio sea la salud suprema y el equilibrio de todas las facultades. Villemain es treinticúatro veces más inteligente que Eugene Sue y Frédéric Soulié. Su prefacio al Diccionario de la Academia verá la muerte de las novelas de Walter Scott, de Fenimore Cooper, de todas las novelas posibles e imaginables. La novela es un género falso, porque describe las pasiones por sí mismas: la conclusión moral está ausente. Describir las pasiones no es nada; basta con nacer un poco chacal, un poco buitre, un poco pantera. No nos interesa nada. Describirías, para someterlas a una elevada moralidad, como Corneille, es otra cosa. El que se abstenga de hacer lo primero, siendo capaz de admirar y comprender a quienes les es dado hacer lo segundo, sobrepasa, con toda la superioridad de las virtudes sobre los vicios, al que hace lo primero.

Es suficiente que un profesor de segundo curso se diga: «Aunque me dieran todos los tesoros del universo, no querría haber escrito novelas parecidas a las de Balzac y Alejandro Dumas», para que, por eso sólo, sea más inteligente que Alejando Dumas y Balzac. Es suficiente que un alumno de tercero se haya convencido de que no hay que cantar las deformidades físicas e intelectuales, para que, por eso sólo, sea más fuerte, más capaz, más inteligente que Victor Hugo, si sólo hubiera escrito novelas, dramas y cartas.

Alejandro Dumas hijo jamás pronunciará un discurso de distribución de premios en un liceo. No sabe lo que es la moral. Ésta no transige. Si la pronunciara, antes tendría que tachar de un plumazo todo lo que ha escrito hasta ahora, comenzando por sus absurdos prefacios. Reunid un jurado de hombres competentes: sostengo que un buen alumno de segundo es más fuerte que él en no importa qué, incluso en la sucia cuestión de las cortesanas.

Las obras maestras de la lengua francesa son los discursos de distribución en los liceos y los discursos académicos. En efecto, la instrucción de la juventud es la más bella expresión del deber, y una buena apreciación de las obras de Voltaire (profundizad en la palabra apreciación) es preferible a las obras mismas. ¡ Naturalmente!

Los mejores autores de novelas y de dramas desnaturalizarían a la larga la famosa idea del bien, silos cuerpos docentes, conservadores de lo justo, no mantuvieran a las generaciones jóvenes y viejas en el camino de la honestidad y el trabajo.

En su propio nombre, y a su pesar, si es preciso, vengo a renegar, con voluntad indómita y férrea tenacidad, del horrible pasado de la llorona humanidad. Si: quiero proclamar lo bello en una lira de oro, excepción hecha de las tristezas escrofulosas y de las jactancias estúpidas que descomponen, en su frente, a la poesía cenagosa de este siglo. Pisotearé con mis pies las estrofas agrias del excepticismo, que no tiene razón de ser. El juicio, una vez introducido en la eflorescencia de su energía, imperioso y resuelto, sin oscilar un segundo en las incertidumbres irrisorias de una piedad mal situada, como un procurador general, fatídicamente las condena. Hay que velar sin descanso sobre los insomnios purulentos y las pesadillas atrabiliarias. Desprecio y execro el orgullo y las voluptuosidades infames de una ironía, convertida en rémora, que desplaza la exactitud del pensamiento.

Algunos caracteres excesivamente inteligentes, no hay por qué invalidarlos con palinodias de dudoso gusto, se han arrojado a ciegas en los brazos del mal. El ajenjo, que no creo sabroso, sino nocivo, mató moralmente al autor de Rolla. ¡Ay de los golosos! Apenas había entrado en la edad madura el aristócrata inglés, cuando su arpa se quebró bajo los muros de Missolonghi, después de haber recogido a su paso las flores que encubren el opio de los tristes aniquilamientos.

Aunque superior a los genios corrientes, si hubiera encontrado en su tiempo a otro poeta, dotado como él de similares dosis de una inteligencia excepcional, y capaz de presentarse como su rival, habría sido el primero en confesar la inutilidad de sus esfuerzos para producir maldiciones disparatadas, y que el bien exclusivo sólo es declarado digno de apropiarse de nuestra estima por la voz de la totalidad de los mundos. El hecho es que no existió nadie que lo combatiera con ventaja. Esto es lo que nunca se ha dicho. ¡Cosa extraña!, incluso al hojear los libros y cuadernos de su época, a ningún crítico se le ocurrió poner de relieve el riguroso silogismo que precede. Y no es sino aquel que lo supere quien pueda haberlo inventado. Tan llenos estaban de estupor y de inquietud, más que de reflexiva admiración, ante obras escritas por una mano pérfida, pero que sin embargo revelaban las imponentes manifestaciones de un alma que no pertenecía al común de los hombres, y que se encontraba cómoda entre las últimas consecuencias de uno de los dos problemas menos oscuros que interesan a los corazones no solitarios: el bien, el mal. A cualquiera no le es dado abordar los extremos, sea en un sentido, sea en otro. Esto éxplica por qué -aunque se elogie, sin segunda intención, la inteligencia maravillosa que de-nota a cada instante, él, uno de los cuatro o cinco faros de la humanidad- se hacen en silencio numerosas reservas sobre las aplicaciones y el empleo injustificables que de ella se ha hecho a sabiendas. No hubiera debido recorrer los dominios satánicos.

La rebelión feroz de los Troppmann, de los Napoleón 1, de los Papavoine, de los Byron, de los Victor Noir y de las Charlotte Corday será mantenida a distancia de mi severa mirada. A esos grandes criminales., de títulos tan diversos, los aparto con un gesto. ¿A quién creen engañar aquí?, pregunto con una lentitud que se intetpone. ¡Oh caballitos de presidio! ¡Pompas de jabón! ¡Muñecos de tripa! ¡Cordones usados! Que se aproximen los Konrad, los Manfred, los Lara, los marinos que se parecen al Corsario, los Mefistófeles, los Werther, los Don Juan, los Fausto, los Yago, los Rodin, los Calígula, los Cain, los Iridion, las arpías a la manera de Colomba, los Ahrimán, los manitúes maniqueos, embadurnados de sesos, que guardan la sangre de sus víctimas en las pagodas sagradas del Indostán, la serpiente, el sapo y el cocodrilo, divinidades consideradas como anormales del antiguo egipto, los hechiceros y las potencias demoniacas de la Edad Media, los Prometeo, los Titanes de la mitología fulminados por los Júpiter, los Dioses Malignos vomitados por la imaginación primitiva de los pueblos bárbaros -toda la serie escandalosa de los diablos de cartón. Con la certeza de vencerlos, tomo la fusta de la indignación y de la concentración que sopesa, y espero a esos monstruos a pie firme, como su previsto domador.

Hay escritores denigrados, peligrosos bufones, truhanes de tres al cuarto, sombríos mistificadores, verdaderos alienados, que merecerían poblar Bicetre. Sus cabezas cretinoides, de las que se ha quitado una teja, crean fantasmas gigantescos que descienden en lugar de subir. Ejercicio escabroso; gimnasia especiosa. Pasa, pues, grotesco petimetre. Por favor, alejaos de mi presencia, fabricantes al por mayor de acertijos prohibidos, en los cuales no percibía antes, al primer golpe, como hoy, el secreto de la solución frívola. Caso patológico de un egoísmo formidable. Autómatas fantásticos: señalaos con el dedo uno a otro, hijos míos, el epíteto que los vuelva a su lugar.

Si existiesen, bajo una plástica realidad, en alguna parte, a pesar de su inteligencia probada, aunque engañosa, serían el oprobio, la hiel de los planetas que hábitarían, la vergúenza. Imagináoslos, por un instante, reunidos en sociedad con substancias que fueran sus semejantes. Sería una sucesión ininterrumpida de combates que no hubiera soñado los dogos, prohibidos en Francia, los tiburones y los cachalotes macrocéfalos. Serían torrentes de sangre en esas regiones caóticas llenas de hidras y de minotauros, de donde la paloma, asustada siempre, huye a todo vuelo. Sería un amontonamiento de bestias apocalípticas que no ignoran lo que hacen. Serían choques de pasiones, de irreconcilabilidades y de ambiciones, a través de los aullidos de un orgullo que no se deja leer, que se contiene, y cuyos escollos y bajos fondos nadie puede, ni siquiera aproximadamente, sondear.

Pero no se me impondrán más. Sufrir es una debilidad, cuando uno puede impedirlo y hacer algo mejor. Exhalar los sufrimientos de un esplendor no equilibrado, es demostrar, ¡oh moribundos de las marismas perversas!, todavía menos resistencia y valor. Con mi voz y mi solemnidad de los grandes días, te llamo de nuevo en mis desiertos hogares, gloriosa esperanza. Ven a sentarte junto a mí, envuelta en tu manto de ilusiones, sobre el trípode razonable de los apaciguamientos. Como un muelle que se desecha, te arrojé de mi morada, con un látigo de cuerdas de escorpiones. Si deseas que esté persuadido de que has olvidado, al regresar a mi casa, las penas que, bajo el indicio de los arrepentimientos, te causé en otro tiempo, trae contigo entonces, cortejo sublime -¡sostenedme, que me desmayo!-, las virtudes ofendidas y sus imperecederas reparaciones.

Constato, con amargura, que no quedan más que algunas gotas de sangre en las arterias de nuestras tísicas épocas. Desde los lloriqueos odiosos y especiales, patentados sin.garantía de un punto de referencia, de los Jean-Jacques Rousseau, de los Chateaubriand y de las nodrizas con bragas de niño de pecho Obermann, a través de los demás poetas que se han revolcado en el fango impuro, hasta el sueño de Jean-Paul, el suicidio de Dolores de Veitemilla, el Cuervo de Alían, la Comedia Infernal del polaco, los ojos sanguinarios de Zorrilla, y el inmortal cáncer. Una Carroña, que pintó antaño, con amor, el amante mórbido de la Venus hotentote, los dolores inverosímiles que este siglo ha creado para sí mismo, en su querer monótono y repugnante, lo han vuelto tísico. ¡Larvas absorbentes en su letargo insoportable!

Vamos, música.

Sí, buenas gentes, soy yo quien ordena quemar, sobre una badila enrojecida al fuego, con un poco de azúcar amarilla, el pato de la duda con labios de vermut, que derramando, en una lucha melancólica entre el bien y el mal, lágrimas que no llegan del corazón, sin máquina neumática, hace en todas partes el vacío universal. Es lo mejor que podéis hacer.

La desesperación, nutriéndose con un propósito decidido de sus fantasmagorías, conduce imperturbablemente al literato a la abrogación en masa de las leyes divinas y sociales, y a la perversidad teórica y práctica. En una palabra, hacer que predomine el trasero humano en los razonamientos. ¡Vamos, dadme la palabra! Uno se vuelve malo, lo repito, y los ojos toman el tinte de los condenados a muerte. No retiraré lo que adelanto. Quiero que mi poesía puede ser leída por una muchacha de catorce años.

El verdadero dolor es incompatible con la esperanza. Por muy grande que sea ese dolor, la esperanza aún se alza a cien codos más arriba. Por tanto, dejadme tranquilo con los buscadores. ¡Abajo las patas, abajo, perras ridículas, pretenciosos, presumidos! Lo que sufre, lo que diseca los misterios que nos rodean, ya no espera. La poesía que discute las verdades necesarias es menos bella que la que no las discute. Indecisiones a ultranza, talento mal empleado, pérdida de tiempo: nada será tan fácil de comprobar.

Cantar a Adamastor, Jocelyn, Rocambole, es pueril. No porque el autor espere que el lector sobreentienda que perdonará a sus héroes, sino porque se traiciona a sí mismo y se apoya sobre el bien para hacer pasar la descripción del mal. En nombre de esas mismas virtudes que Frank ha desconocido, nosotros queremos soportarlo, oh saltimbanquis de los malestares incurables.

¡No hagáis como esos exploradores sin pudor, espléndidos de melancolía a sus ojos, que encuentran cosas desconocidas en sus espíritus y en sus cuerpos!

La melancolía y la tristeza son ya el comienzo de la duda; la duda es el comienzo de la desesperación; la desesperación es el comienzo cruel de los diferentes grados de la maldad. Para que os convenzáis de ello, leed la Confesión de un hijo del siglo. La pendiente es fatal, una vez que uno se arroja por ella. Es seguro que se llaga a la maldad. Desconfiad de la pendiente. Extirpad el mal de raíz. No estimuléis el culto de adjetivos tales como indescriptible, inenarrable, rutilante, incomparable, colosal, que mienten desvergozadamente a los sustantivos que desfiguran: son perseguidos por la lubricidad.

Las inteligencias de segunda clase, como Alfredo de Musset, pueden llevar tenazmente una o dos de sus facultades mucho más lejos que las facultades correspondientes de las inteligencias de primera clase, Lamartine, Hugo. Estamos en presencia del descarrilamiento de una locomotora fatigada. Es una pesadilla que sostiene la pluma. Sabed que el alma se compone de una veintena de fácultades. ¡Habladme de esos mendigos que llevan un~sombrero estupendo junto a sus sórdidos harapos!

He aquí un medio de constatar la inferioridad de Musset frente a los dos poetas. Leed delante de una muchacha, Rolla o Las Noches, Los Locos de Cobb, o si no, los retratos de Gwynplaine y Dea, o el relato de Terámenes de Eurípides, traducido en versos franceses por Racine padre. La muchacha se sobresalta, frunce las cejas, alza y baja las manos, sin fin determinado, como un hombre que se ahoga; los ojos lanzarán fulgores verdosos. Leedle la Oración para todos, de Victor Hugo. Los efectos son diametralmente opuestos. La clase de electricidad no es la misma. Ella ríe a carcajadas y pide más.

De Hugo sólo quedarán las poesía sobre los niños, entre las que hay muchas muy malas.

Pablo y Virginia ofende a nuestras más profundas aspiraciones a la felicidad. Antaño, este episodio que rezuma oscuridad desde la primera a la última página, sobre todo el naufragio final, me producía rechinar de dientes. Me revolcaba por la alfombra y daba patadas a mi caballo de madera. La descripción del dolor es un contrasentido. Hay que hacer ver todo por la parte bella. Si esta historia fuese contada como una simple biografía, no la atacaría. Cambia en seguida de carácter. La desgracia se vuelve augusta por la voluntad impenetrable de Dios, que la creó. Pero el hombre no debe crear la desgracia en sus libros. Es querer considerar a toda costa sólo un lado de las cosas. ¡Oh qué maniáticos chillones sois!

No reneguéis de la inmortalidad del alma, de la sabiduría de Dios, de la grandeza de la vida, del orden que se manifiesta en el universo, de la belleza corporal, del amor a la familia, del matrimonio, de las instituciones sociales. Dad de lado a los escritorzuelos funestos: Sand, Balzac, Alejandro Dumas, Musset, Du Terrail, Féval, Flaubert, Baudelaire, Leconte y la Huelga de los Herreros.

No trasmitáis a los que os leen más que la experiencia que se desprende del dolor, y que no es el dolor mismo. No lloréis en público.

Hay que saber arrancar bellezas literarias hasta en el seno de la muerte; pero esas bellezas no pertenecen a la muerte. La muerte no es en ese caso más que la causa ocasional. No es el medio, es el fin, que no es la muerte.

Las verdades inmuntables y necesarias, que dan gloria a las naciones, y que la duda en vano se esfuerza por pertubar, comenzaron con las edades. Son cosas que no se debería tocar. Los que quieren introducir la anarquía en la literatura, con el pretexto de novedad, caen en un contrasentido. No se atreven a atacar a Dios y atacan a la inmortalidad del alma. Pero la inmortalidad del alma es también tan vieja como los cimientos del mundo. ¿Qué otra creencia la reemplazará, si es que debe ser reemplazada? No siempre será una negación. Si se recuerda la verdad de donde han surgido todas las demás, la bondad absoluta de Dios y su ignorancia absoluta del mal, los sofismas se hundirán por si mismos. Se hundirá al mismo tiempo la literatura poco Poética que se apoyó sobre ellos.

Toda literatura que discute los axiomas eternos está condenada a no vivir más que de sí misma. Es injusta. Los novissima verba hacen sonreír considerablemente a los muchachos sin pañuelo de cuarto. No tenemos derecho a interrogar al Creador sobre lo que sea.

Si sois agradecidos, no hay que decírselo al lector. Guardarlo para vosotros mismos.

Si se corrigieran los sofismas en el sentido de las verdades correspondientes a esos sofismas, sólo sería verdad la corrección, mientras que la pieza así retocada tendría derecho a no llamarse falsa. El resto estaría fuera de la verdad con trazas de falso, por consiguiente nulo, y considerado, forzosamente, como no a venido.

La poesía personal realizó su tiempo de truhanerías relativas y de contorsiones contingentes. Tomemos de nuevo el hilo indestructible de la poesía impersonal, bruscamente interrumpida desde el nacimiento del filósofo malogrado de Ferney, desde el aborto del gran Voltaire.

Parece bello, sublime, bajo pretexto de humildad o de orgullo, discutir las causas finales y falsear las consecuencias estables y conocidas. ¡Desengañaos, porque no hay nada más necio! Reanudemos la cadena regular con los tiempos pasados; la poesía es la geometría por excelencia. Desde Racine, la poesía no ha progresado un milímetro. Ha retrocedido. ¿Gracias a quién? A las Grandes Cabezas Blandas de nuestra época. Gracias a los afeminados, Chateaubriand, el MohicanoMelancólico; Sénacour, el Hombre con Faldas; JeanJacques Rousseau, el Socialista Arisco; Anne Radcliffe, el Espectro Chiflado; Edgar Poe, el Mameluco de los Sueños de Alcohol; Maturin, el Compadre de las Tinieblas; George Sand, el Hermafrodita Circunciso; Théophile Gautier, el Incomparable Especiero; Leconte, el Cautivo del Diablo; Goethe, el Suicidado por Llorar; Sainte-Beuve, el Suicidado por Reír; Lamartine, la Cigúeña Lacrimógena; Lermontoff, el Tigre que Ruge; Victor Hugo, la Fúnebre Estaca Verde; Misckiéwickz, el Imitador de Satán; Musset, el Petimetre Sin Camisa Intelectual; y Byron, el Hipopótamo de las Junglas Infernales.

La duda ha existido en todo tiempo como minoría. En este siglo está en mayoría. Respiramos la violación del deber por los poros. Eso sólo se ha visto una vez, y no se volverá a ver.

Las nociones de la simple razón están de tal manera oscurecidas en la hora presente, que lo primero que hacen los profesores de cuarto, cuando enseñan a escribir versos latinos a sus alumnos, jóvenes poetas con la boca humedecida de leche materna, es revelarles por medio de la práctica el nombre de Alfredo de Musset. ¡Os pido demasiado! Los profesores de tercero, además, dan en sus clases a traducir en verso griego dos sangrantes episodios. El primero es la repugnante comparación del pelícano. El segundo, la espantosa catástrofe que le sucedió a un labriego. ¿Para qué mirar el mal? ¿No está en minoría? ¿Por qué hacer inclinar la cabeza de un alumno sobre asuntos que, a falta de haber sido comprendidos, hicieron perder la suya a hombres como Pascal y Byron?

Un alumno me contó que su profesor de segundo daba todos los días en su clase a traducir dos carroñas en verso hebreo. Esas llagas de la naturaleza animal y humana hicieron que estuviera enfermo durante un mes, que pasó en una enfermería. Como no nos conocíamos, me hizo llamar por su madre. Me contó, aunque ingenuamente, que sus noches eran turbadas por sueños persistentes. Creía ver a un ejército de pelícanos que se abatían sobre su pecho y lo desgarraban. A continuación se iban volando hacia una choza en llamas. Se comían a la mujer del labriego y a sus hijos. Con el cuerpo ennegrecido por las quemaduras, el labriego salía de la casa y entablaba con los pelicanos un atroz combate. Todo se precipitaba luego sobre la choza, que se derrumbaba. De la elevada masa de escombros -eso nunca fallaba- vela salir a su profesor de segundo, sosteniendo su corazón en una mano y en la otra uná hoja de papel en donde se descifraba, con rasgos de azufre, la comparación del pelícano y la del labriego, tal como Musset mismo las ha compuesto. No fue fácil, en un principio, pronosticar la clase de enfermedad. Le recomendé que guardara cuidadoso silencio y de que no hablara de ello a nadie, sobre todo a su profesor de segundo. Le aconsejé a su madre que se lo llevara algunos días a su casa, y le aseguré que todo pasaría. En efecto, me preocupé de ir todos los días durante algunas horas, y todo pasó.

Es preciso que la crítica ataque la forma, jamás el fondo de vuestras ideas, de vuestras frases. Arregláoslas.
Los sentimientos son la forma de razonamiento más incompleta que se pueda imaginar.

Todo el agua del mar no bastaría para lavar una mancha de sangre intelectual.

 (Poésies, 1870)

Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont


ALFRED DE MUSSET [11.033]

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Alfred de Musset

Alfred Louis Charles de Musset, escritor francés nacido el 11 de diciembre de 1810 en París y muerto el 2 de mayo de 1857 en París.

Empezó a estudiar a los nueve años en el colegio Henri IV, donde obtendrá en 1827 el premio de disertación literaria en el Concurso General. Gracias a Paul Foucher, cuñado de Victor Hugo empieza a sus 17 años a frecuentar El Cenáculo, el salón de Charles Nodier en la biblioteca del Arsenal.
Después de ejercitarse con la medicina, el derecho, el dibujo, el inglés y el piano, fue uno de los primeros escritores en adoptar la estética romántica. A sus 20 años, su notoriedad literaria fue acompañada de una dudosa reputación, que alimenta además su faceta dandy. Y, de 1833 a 1835, sostiene un apasionado romance con la novelista George Sand. Fue bibliotecario del Ministerio del Interior durante la Monarquía de Julio, para ser luego destituido en 1848. Más tarde fue también bibliotecario del Ministerio de Instrucción Pública durante el Segundo Imperio. Recibió la Legión de Honor el 24 de abril de 1845 al mismo tiempo que Balzac y fue elegido miembro de la Academia Francesa en 1852.
Como poeta publica sus Cuentos de España e Italia, aunque sus poemas más célebres son Rolla y las cuatro Noches (Noche de mayo, Noche de agosto, Noche de octubre y Noche de diciembre), recogidas ambas obras en el volumen Poesías nuevas. En el terreno lírico se le deben también los libros Los caprichos de Mariana, Las castañas del fuego, La copa y los labios, En qué sueñan las jóvenes y Namouna. También escribe algunas piezas dramáticas: El candelabro, Con el amor no se juega, De nada hay seguridad, Andrea del Sarto, Un capricho, Lorenzaccio, Fantasio, La noche veneciana, Barberina, Nunca se debe jurar nada, Louison, Carmosina, Bettina, No podría pensar en todo, Es preciso que una puerta esté abierta o cerrada, obras todas donde se advierten ecos de Marivaux, Marmontel y Beaumarchais, pero con todo con un sello de malicia, espontaneidad y gracia muy característico. Se hizo célebre asimismo una novela suya de contenido en parte autobiográfico, La Confesión de un hijo del siglo, dedicada a George Sand, y recopiló su narrativa breve en Poeta caído, Mimí Pinson e Historia del mirlo blanco. Se le atribuye la autoría de la novela corta erótica Gamiani: dos noches de placer (1833).

Obra

1824 - À ma mère.
1826 - À Mademoiselle Zoé le Douairin.
1828 - Un rêve, L'Anglais mangeur d'opium.
1829 - Pemières poésies.
1830 - Contes d'Espagne et d'Italie, La quittance du diable.
1831 - La coupe et les lèvres, Namouna.
1832 - Spectacle dans un fauteuil, A quoi rêvent les jeunes filles.
1833 - Lorenzaccio, Les caprices de Marianne, Rolla, André del Sarto.
1834 - Fantasio, On ne badine pas avec l'amour, Une nuit vénitienne, Perdican, Camille et Perdican.
1835 - La quenouille de Barberine, La nuit de mai, La nuit de Dêcembre, Le chandelier.
1836 - Il ne faut jurer de rien, Lettre à M. de Lamartine, Faire sans dire, La nuit d'août, La confesión d'un enfant du siècle.
1837 - Un caprice, La nuit d'octobre, À la Malibran, Emmeline, Les deux maîtresses, Lettres a Dupuis et Cotonet.
1838 - Le fils du Titien, Fréderic et Bernerette, L'espoir en Dieu, Dupont et Durand, Margot.
1839 - Croisilles.
1840 - Tristesse, Une soirée perdue.
1841 - Souvenir.
1842 - Le voyage où il vous plaira, Sur le paresse, Histoire d'un merle blanc, Aprés une lecture.
1844 - Pierre et Camille, Le secret de Javotte, Les frères Van Bruck.
1845 - Il faut q'une porte soit ouverte ou fermée, Mademoiselle Mimi Pinson.
1849 - Louison, L'Habit vert, On ne saurait penser à tout.
1850 - Poésies nouvelles, Carmosine.
1851 - Bettine, Faustine.
1853 - La mouche.
1854 - Contes.




La poesía de Alfred de Musset (1810-1857) evoluciona desde un romanticismo mesiánico, que busca ser expresión de aspiraciones de progreso político y social, a otro más intimista, centrado en la conciencia individual y en la pasión amorosa.




IMPROMPTU

En respuesta a la pregunta: ¿Qué es la poesía?
Ahuyentar los recuerdos, fijar el pensamiento,
sobre un bello eje de oro mantenerlo oscilante,
inquieto e inseguro, mas sin embargo quedo,
acaso eternizar el sueño de un instante.
Amar lo puro y lo bello y buscar su armonía;
escuchar en el alma el eco del talento;
cantar, reír, llorar, solo, al azar, sin guía;
de un suspiro o una sonrisa, de una voz o mirada,
hacer obra exquisita, pletórica de gracia,
de una lágrima perla: esa es la pasión
del poeta en la tierra, su vida y su ambición.

1939. Nuevas poesías, 1836-1952. Traducción de M. Álvarez y otros.




IMPROMPTU

En réponse à cette question: Qu’est-ce que la poésie ?
Chasser tout souvenir et fixer la pensée,
Sur un bel axe d’or la tenir balancée,
Incertaine, inquiète, immobile pourtant;
Eterniser peut-être un rêve d’un instant;
Aimer le vrai, le beau, chercher leur harmonie;
Ecouter dans son cœur l’écho de son génie;
Chanter, rire, pleurer, sans but, au hasard;
D’un sourire, d’un mot, d’un soupir, d’un regard,
Faire un travail exquis, plein de crainte et de charme,
Faire une perle d’une larme:
Du poète ici-bas voilà la passion,
Voilà son bien, sa vie et son ambition.

1939. Poésies nouvelles, 1936-1952.




El poeta 

¡Oh Musa! ¿Qué me importa la muerte o la vida?
¡Quiero amar y de amor palidecer!
¡Tan sólo por un beso yo daría
la idea que sienta en mi cerebro arder!

¡Quiero, por mi mejilla enflaquecida
de la pasión las lágrimas sentir!
¡Quiero gozar la inexplicable dicha
de, por amar con frenesí, sufrir!

Quiero contar que herido de un engaño
juró no amar mi corazón jamás...
Y ahora es el juramento que hago
no vivir un instante, sin amar...

Corazón desbordado de amargura,
¡despójate de orgullo y de desdén!
Rasga ya la mortaja que te enluta,
vuelve a la vida y al amor también.

Después de haber sufrido -es el destino-
¡ay! es, preciso sin cesar sufrir;
después de haber amado ¡ay! es preciso,
¡amar... y siempre amar... hasta morir!





Le poète 

Ô Muse ! que m'importe ou la mort ou la vie ?
J'aime, et je veux pâlir ; j'aime et je veux souffrir ;
J'aime, et pour un baiser je donne mon génie ;
J'aime, et je veux sentir sur ma joue amaigrie
Ruisseler une source impossible à tarir.

J'aime, et je veux chanter la joie et la paresse,
Ma folle expérience et mes soucis d'un jour,
Et je veux raconter et répéter sans cesse
Qu'après avoir juré de vivre sans maîtresse,
J'ai fait serment de vivre et de mourir d'amour.

Dépouille devant tous l'orgueil qui te dévore,
Coeur gonflé d'amertume et qui t'es cru fermé.
Aime, et tu renaîtras ; fais-toi fleur pour éclore.
Après avoir souffert, il faut souffrir encore ;
Il faut aimer sans cesse, après avoir aimé. 







Debemos, en este bajo mundo, gustar de muchas cosas...

Debemos, en este bajo mundo, gustar de muchas cosas;
saber, con precisión, si amamos lo excelente:
el quieto azul del cielo, el vasto de los mares,
mujeres y caballos, laureles y las rosas.

Hollar debes las flores recién eclosionadas,
llorar en demasía, cumplir muchos adioses.
Al fín el corazón, sabrá que ya esta viejo,
y en sus devastaciones, comprendemos las causas.-

De los bienes fugaces que a medias se degustan,
resuena siempre el eco de algún antiguo amigo
que antaño rechazamos. Al azar de un encuentro

las manos, vacilantes, se enlazan sonriendo.
Entonces recordamos que andabamos unidos,
que el alma es inmortal, y ayer busca el mañana.

Versión de Angel Simón Collado




Il faut, dans ce bas monde, aimer beaucoup de choses...

Il faut, dans ce bas monde, aimer beaucoup de choses,
Pour savoir, après tout, ce qu'on aime le mieux,
Les bonbons, l'Océan, le jeux, l'azur des cieux,
Les femmes, les chevaux, les lauriers et les roses.

Il faut fouler aux pieds des fleurs à peine écloses;
Il faut beaucoup pleurer, dire beaucoup d'adieux.
Puis le coeur s'aperçoit qu'il est devenue vieux,
Et l'effet qui s'en va nous découvre les causes,

De ces biens passagers que l'on goûte à demi,
Le meilleur qui nous reste est un ancien ami.
On se brouille, on se fuit. -Q'un hasard nous rassamble,

On s'approche, on sourit, la main touche la main,
Et nous nous souvenons que nous marchions ensemble,
Que l'âme est inmortelle, et q'hier c'est demain.






Al lector

Mi juventud está toda en este libro ;
lo escribí sin pensar lo que escribía.
Eso se echa de ver, lo reconozco,
sé que hubiera podido corregirlo.

Pero, dado que el hombre cambia tanto,
¿para qué cambiar algo del pasado?
Pobre pájaro, ve, levanta el vuelo,
y que Dios te conduzca a tu destino.

Y en cuanto a ti, lector, seas quien fueres,
lee este libro todo lo que puedas,
no me condenes sin leerlo todo.

Pues mis primeros versos son de niño,
los que vienen después de adolescente,
los últimos apenas son de un hombre.

Versión de Carlos Pujol






Au lecteur

Ce livre est toute ma jeunesse;
Je l'ai fait sans presque y songer.
Il y paraît, je le confesse,
Et j'aurais pu le corriger.

Mais quand l'homme change sans cesse,
Au passé pourquoi rien changer?
Va-t'en pauvre oiseau passager;
Que Dieu te mène à ton adresse!

Qui que tu sois, qui me liras,
Lis-en le plus que tu pourras,
Et ne me condamne qu'en somme.

Mes premiers vers sont d'un enfant,
Les seconds d'un adolescent,
Les derniers à peine d'un homme.







Souvenir

La luna, envuelta en vaporosa nube,
triste asoma en remota lontananza;
mas pronto al cielo despejado sube,
y a su puro fulgor serena lanza.

A su luz, en el suelo humedecido,
brota el aroma que perfuma el viento;
así, dulce también, mi amor perdido
surgir del corazón otra vez siento.

Pasaron las congojas de mi vida;
pasó cuanto turbaba mi reposo;
y hoy, en tu seno, soledad querida,
niño de nuevo soy, y soy dichoso.

¡Condición de vivir afortunada!
Llévase el tiempo lágrimas y angustias;
mas de la muerta juventud se apiada,
y no quiere arrancar su flores mustias.

¡Bendígote, virtud consoladora!
Nunca pensé que tanto me doliera
la horrible herida al recibirla, y ahora
la cicatriz tan deliciosa fuera.

Lejos de mi, las que a fingir no acierto
fúnebres frases de vulgar sentido,
luto insulso, que dan a un amor muerto
los que nunca han amada ni han sufrido.




Souvenir

Voyez ! la lune monte à travers ces ombrages.
Ton regard tremble encor, belle reine des nuits;
Mais du sombre horizon déjà tu te dégages,
Et tu t'épanouis.

Ainsi de cette terre, humide encor de pluie,
Sortent, sous tes rayons, tous les parfums du jour;
Aussi calme, aussi pur, de mon âme attendrie
Sort mon ancien amour.

Que sont-ils devenus, les chagrins de ma vie ?
Tout ce qui m'a fait vieux est bien loin maintenant;
Et rien qu'en regardant cette vallée amie
Je redeviens enfant.

O puissance du temps ! ô légères années !
Vous emportez nos pleurs, nos cris et nos regrets;
Mais la pitié vous prend, et sur nos fleurs fanées
Vous ne marchez jamais.

Tout mon cœur te bénit, bonté consolatrice !
Je n'aurais jamais cru que l'on pût tant souffrir
D'une telle blessure, et que sa cicatrice
Fût si douce à sentir.

Loin de moi les vains mots, les frivoles pensées,
Des vulgaires douleurs linceul accoutumé,
Que viennent étaler sur leurs amours passées
Ceux qui n'ont point aimé !





Amigos míos, cuando me muera...

Amigos míos, cuando me muera
plantad un sauce en el cementerio,
amo sus ramas desconsoladas,
su palidez amada es suave
y su sombra será ligera
a la tierra en que dormiré.




Mes chers amis, quand je mourrai...

Mes chers amis, quand je mourrai
Plantez un saule au cimetière.
J’aime son feuillage éploré ;
La pâleur m’en est douce et chère
Et son ombre sera légère
A la terre où je dormirai







CHARLOTTE MEW [11.036]

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Charlotte Mew

Charlotte Mary Mew (Bloomsbury, 15 de noviembre de 1869 – 24 de marzo de 1928) fue una poetisa y cuentista inglesa, cuya obra se encuentra a caballo entre la poesía victoriana y el Modernismo.
Charlotte Mary Mew era hija del arquitecto Frederick Mew, que diseñó el ayuntamiento de Hampstead. Su padre murió en 1898 sin haber hecho previsiones adecuadas para su familia; dos de sus hermanos padecieron enfermedad mental y fueron recluidos en instituciones y otros tres murieron en su primera infancia, con lo que quedaron Charlotte, su madre y su hermana Anne. Charlotte y Anne hicieron el pacto de no casarse, por miedo a transmitir la locura a sus hijos. Un autor considera a Charlotte «castamente lesbiana».
En 1894, Mew logró que le publicaran un cuento en The Yellow Book, pero escribió muy poca poesía por entonces. Su primera colección de poesía, La novia del granjero (The Farmer's Bride), se publicó en 1916, en formato chapbook, por la Poetry Bookshop; en los Estados Unidos fue titulada Saturday Market y publicada en 1921. Consiguió con ella la admiración de Sydney Cockerell.
Sus poemas son variados. Algunos, como «Madeleine in Church», son apasionados debates sobre la fe y la posibilidad de creer en Dios; otros son protomodernistas en la forma y atmósfera («In Nunhead Cemetery»). Mew obtuvo el mecenazgo de varias figuras literarias, destacadamente Thomas Hardy, quien la llamó la mejor poetisa de su época; Virginia Woolf, quien dijo que era «muy buena y diferente del resto» y Siegfried Sassoon. Obtuvo una pequeña pensión a cargo de la Civil List con la ayuda de Cockerell, Hardy, John Masefield y Walter de la Mare. Esto le ayudó en sus dificultades financieras.
Tras la muerte de su hermana, cayó en una honda depresión y la admitieron en una residencia donde acabó suicidándose3 bebiendo desinfectante «Lysol».
Mew está enterrada en la parte septentrional del cementerio de Hampstead, Londres NW6.








El cenotafio

Esos campos inconmensurables no serán verdes otra vez
Cuando sólo ayer la sangre de la juventud salvaje y dulce fue derramada;
Hay una tumba cuya tierra debe sostener demasiado tiempo, demasiado profundo una mancha,
Aunque para siempre sobre ella podemos hablar con orgullo al pasar.
Pero aquí, donde los vigilantes de corazones solitarios que tienen la certeza
de una espada interior han sangrado lentamente,
Vamos a construir el Cenotafio: Victoria, alada, Paz, con alas también, a la cabeza de la columna.
Y a lo largo de la escalera, al pie ¡Oh! aquí, deja las manos desoladas, apasionadas por difundir
Violetas, Rosas y Laurel, con las pequeñas, dulces y tintineantes cosas del campo
Al hablar así con nostalgia de otros manantiales,
Desde los pequeños jardines de lugares aún más pequeños donde nació el hijo o el amor.
En espléndido sueño, con mil hermanos
Para los amantes, las madres,
Aquí también yace él: bajo el morado, el verde, el rojo,
Es todo juventud: romper los corazones de algunas mujeres para ver
Un reposo tan valiente, tan alegre, convertido en lecho.
Sólo que, cuando todo esté dicho y hecho,
Dios no podrá ser burlado y tampoco los muertos,
Para evitarlo se interpondrá nuestro mercado,
¿Quién va a vender, quien va a comprar?
(¿Seré yo o será usted quién se acueste con la mejor gracia?)
Mientras observa a todas las putas y vendedores ambulantes
Al conducir sus negocios, es el Rostro
De Dios, y el de algunos jóvenes asesinados.








En el camino del manicomio

Suya es la casa cuyas ventanas -cada cristal- 
Están hechas de un misterioso y nublado material:
A veces se los ve caminar por casualidad en la vereda, 
La muchedumbre más triste que hayas visto pasar.

Ante a las miradas severas de la procesión alegre
Les devolvemos una sonrisa amable,
Sin sentir vergüenza al detenernos y bromear
Sobre la condena pecaminosa de algunos hombres.

Nadie sino nosotros nos encontramos en las galerías,
Como la gallina del páramo que anda entre las cañas con pies finos, 
La campánula que se dobla sobre su tallo, 
Ninguno de ellos bailará jamás con nosotros; 
Sus pulsos golpean una música más débil 
Sin que ello les haga la vida más dulce.

La muchedumbre más alegre que hayas visto pasar
Se hace con nuestros hermanos en la sombra de la vereda: 
Nuestras ventanas también son para ellos de nublado cristal.









En el cementerio de Nunhead

Es la arcilla la que une la tierra a su azada; 
Llenando fosas año tras año:
Los otros se han ido; agotados,
Pero yo deseo permanecer aquí;

No hay otro lugar para mí.
He visto este sitio desde las ventanas del tren,
Cortado contra el cielo,
Lloviendo contra mi rostro.

Hay algo horrible en todas las flores;
En ésta en particular, deshecha en mi mano,
Es una de las tantas que te han honrado;
Y no vivirá otra hora pues hay cientos como ella;
Nadie extraña a una rosa muerta.

Yo permaneceré aquí;
Donde el cielo aún puede verse;
Donde las casas se pierden en caminos altos;
Donde no hay nadie con quien hablar
A pesar de que todos aquí pronto estarán;
Justo encima de los campos donde las rosas crecen.





Fin de Fête

Sweetheart, for such a day
     One mustn’t grudge the score;
Here, then, it’s all to pay,
     It’s Good-night at the door.

Good-night and good dreams to you,—
     Do you remember the picture-book thieves
Who left two children sleeping in a wood the long night through,
     And how the birds came down and covered them with leaves?

So you and I should have slept,—But now,
     Oh, what a lonely head!
With just the shadow of a waving bough
     In the moonlight over your bed.






From a Window

                  Up here, with June, the sycamore throws
                      Across the window a whispering screen;
        I shall miss the sycamore more, I suppose,
Than anything else on this earth that is out in green.
             But I mean to go through the door without fear,
             Not caring much what happens here
                           When I’m away:—
How green the screen is across the panes
              Or who goes laughing along the lanes
        With my old lover all summer day. 







Ken

The town is old and very steep
    A place of bells and cloisters and grey towers,
And black-clad people walking in their sleep—
     A nun, a priest, a woman taking flowers
     To her new grave; and watched from end to end
     By the great Church above, through the still hours:
         But in the morning and the early dark
The children wake to dart from doors and call
Down the wide, crooked street, where, at the bend,
         Before it climbs up to the park,
Ken’s is in the gabled house facing the Castle wall.

When first I came upon him there
Suddenly, on the half-lit stair,
I think I hardly found a trace
Of likeness to a human face
     In his. And I said then
If in His image God made men,
Some other must have made poor Ken—
But for his eyes which looked at you
As two red, wounded stars might do.

He scarcely spoke, you scarcely heard,
His voice broke off in little jars
To tears sometimes. An uncouth bird
     He seemed as he ploughed up the street,
Groping, with knarred, high-lifted feet
     And arms thrust out as if to beat
          Always against a threat of bars.

     And oftener than not there’d be
     A child just higher than his knee
Trotting beside him. Through his dim
     Long twilight this, at least, shone clear,
     That all the children and the deer,
        Whom every day he went to see
Out in the park, belonged to him.

         “God help the folk that next him sits
         He fidgets so, with his poor wits,”
The neighbours said on Sunday nights
When he would go to Church to “see the lights!”
     Although for these he used to fix                                                          
     His eyes upon a crucifix
     In a dark corner, staring on
    Till everybody else had gone.
    And sometimes, in his evil fits,
You could not move him from his chair—
You did not look at him as he sat there,
     Biting his rosary to bits.
While pointing to the Christ he tried to say,
    “Take it away”.

     Nothing was dead:
He said “a bird” if he picked up a broken wing,
     A perished leaf or any such thing
     Was just “a rose”; and once when I had said
  He must not stand and knock there any more,
  He left a twig on the mat outside my door.

     Not long ago
The last thrush stiffened in the snow,
    While black against a sullen sky
       The sighing pines stood by.
But now the wind has left our rattled pane
To flutter the hedge-sparrow’s wing,
The birches in the wood are red again
       And only yesterday
The larks went up a little way to sing
       What lovers say
   Who loiter in the lanes to-day;
   The buds begin to talk of May
   With learned rooks on city trees,
        And if God please
       With all of these
We, too, shall see another Spring.

But in that red brick barn upon the hill
    I wonder—can one own the deer,
And does one walk with children still
        As one did here?
        Do roses grow
Beneath those twenty windows in a row—
        And if some night
When you have not seen any light
They cannot move you from your chair
        What happens there?
         I do not know.

       So, when they took
Ken to that place, I did not look
After he called and turned on me
His eyes. These I shall see—



ELQUI BURGOS [11.037]

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Elqui Burgos 

Nació en el Perú, en 1946. Estudió en la Universdiad Mayor de San Marcos (Lima) y en La Sorbonne (París). Es el coordinador del premio literario Juan Rulfo de RFI, París.

Ha publicado los siguientes libros :

-Cazador de espejismos,  (México, Comunidad lationoamericana de escritores, 1974)
-Sublimando al impostor, (París, Ediciones del correcaminos, 1985 )
-El Cristo de Elqui, (París, Fondachao ediciones – Editions La porte, 2003)
-Res mística, (U.S.A., Axiara editions, 2012 )





LOS AMANTES 

los amantes
tienen el extraño privilegio
de vivir en el aire
de respirar aire
de estar rodeados de aire
un fuego inmenso invade a los amantes
se besan se reconocen como los ciegos
y con increíble gozo
haciendo caso omiso a lo terreno
vuelven a mirarse a los ojos
pero cosa insospechada
                       los amantes
                             saben que están derrotados de antemano






HARA - KIRI

escuché cierta vez decir a muy honorables lenguas
quien busca la verdad construye su felicidad
y como soy persona humilde me dije
ya es bueno que busques la luz
así es como partí abandonando a mi mujer
sin que aquella lucecita chispeante en sus ojos
cuando hacíamos el amor lograra retenerme
todos los sabores naranjas peras duraznos
todos los resplandores casi agotaron mis manos
hasta que un buen día cansado ya de indagar
sentí muy cerca la muerte y reclinando
mi cuerpo en un poste revisé toda mi vida
                santo cielo
                          allí confirmé que aquella lucecita
chispeante en los ojos de lidia
era llana y sencillamente mi verdad mi alegría
pero ya sólo es como si descubriera
                         que soy mi propio asesino




CAZADOR  DE  ESPEJISMOS

          con qué buen tino con qué buen tacto
            cauto extremadamente cauto hasta más no poder
desdeño lo inverosímil
            con cuanta previsión y sagacidad preparo mi espíritu
 para el asalto
            ningún cielo ninguna enormidad debe sorprender mis ojos
            el más encarnizado y furibundo no de alguna muchacha
 se estrellará en mi coraza
            lento lento y muy pausadamente permito que el mundo
 ingrese a mi casa
            y estoy a punto de creer que es mucho más hermoso
 que mis propios y secretos anhelos
            a punto de decir nosotros nuestro el intento
            ah frenético el manoteo de nuestras manos
 bajo la roja manzana
            y que conste los muertos
 no nos impulsan al sacrificio
            ninguna nueva variedad de jesuitismo
 nos hará sentir culpables
            alabado sea pues el supremo esfuerzo
 que haga nuestro el galardón
            bendito el nombre de mis hermanos
            hosanna hosanna soy tan feliz
 como el más intenso amanecer
en el corazón de un loco




            2

            vimos fieras y mordeduras
 el espeluznante intento de refrescar un espíritu
            observamos tu vehemencia palpamos tu sed
            tu alma reseca como tierra jamás visitada por la lluvia
            y te vimos de golpe morder el fracaso derrumbado
 bajo el peso del corazón
            di entonces desdichado cazador de espejismos
 a qué tanta obstinación
            a qué como astro desprendido acuchillarse la piel
 en este vano afán
            el de ser remolcado por el júbilo de los creyentes
 que pasan




            3

            a pesar que soslayo vejaciones
 relego ultrajes de la vida
            digo rata hombre alimaña he aquí el iluminado
            la conciencia que no se puede vivir sin que nada te apasione
            bien he comprendido la necesidad la urgencia
            un mito creencia y certeza de arañar
 algo verdadero
            no importa que en pleno salto mortal unos vampiros
 pigmeos horribles
            corten ojos y trapecio en el acto más cruel
 de ilusionismo
            no importa que entre mi deseo esfumen el manantial
que ahora espejea allá a lo lejos
            o el rato menos pensado cuando tú menos esperas
            mensajeros anuncien a tu puerta buenos
 y espléndidos augurios
            perdido cazador así es la vida
            terrible y a la vez inabdicable territorio
            por donde el más perfecto aullido  pasa y arrastra
            y cercena en mil tajadas el espejismo o estrella
 que perseguías
            estrella que rueda y rueda y siempre rueda
            en el vasto llano del descontento
            así es la vida mas ay de mí
 si nunca yo muriera







W . C .

                        sorprendí a dios el etéreo
                        cagando en el w.c.

                        ¿ qué haces  /   qué haces ¿
                                    me pregunté  _______  dador de la vida
                       
                        sin darse cuenta sin percatarse
                                                            dios el etéreo
                                                            dios el formador
                        se construye un cuerpo donde habitar
                        un cuerpo a su imagen y semejanza
                                                y
                                         del inodoro
                        cuerpos insignificantes desechados por dios
                        emergen  -  reptan sobre la tierra
                                                cara al cielo revolotean
                                                invaden las aguas
                        y a voz en cuello pregonan que son el deshueve
                                                tremendamente macanudos
                        y a polvo reducen sus carnes
                                                a sí mismo se aniquilan
                                                sufren como enanos
                                                               y
                                                como condenados se aman
                        mientras el etéreo
                        solitario y tranquilo sigue cagando en el w.c.

                        temblándome las manos orinándome en los pantalones
                                                cogí mis ojos  /  arrojé mi alma
                        y como alma que huye del diablo
                        alejándome de mis iguales
                                                            corrí  /  corrí  /  corrí
                        a esconderme en las cloacas
                        sin el menor deseo de ser
                        eso que llaman
                                                rey de la creación






LIS  DE  ARENA

                        !  cómo nos mata la ausencia de los hijos
                        uno los cría para verlos partir  !
                                    vientos de agosto
                        arenales de la nostalgia mordiendo el corazón
                                    qué será de mí
                        quimérico ensueño del vacío
                                                con el brazo en alto
                        sin despedida y en la ventana
                                    petrificada
                        ay mi dios sin adioses
                                                gané mis hijos
                        a la vida y en la vida
                                                            fui perdiéndoles
                        ah diablillos diablillos
                        cómo los quise creciendo a mi lado
                        esperando
                                                lo que pude darles
                                                lo que nunca pude darles
                        naipes de españa
                        qué será de mí sin ellos
                                    vieja  /  abandonada  /  inconsolable
                        bajo rojiza tierra
                                                sol negro que alumbra
                        otras tierras y me desangra
                        oh inocencia pura
                        cartas con piadosas mentiras
                                        has vuelto madre a nacer en mi hija
                        para detener mi lágrima
                                                     tus mismos ojos y tu sonrisa
                        y para detener mi lágrima y mi muerte
                                                     miel de flores silvestres
                        no basta el amor de los hijos
                                                     alegría nuestra
                        miles de años que se fueron
                                                necesito ver el mar
                        y si alguna vez volvieron
                                                estar cerca del mar
                        con algún recuerdo
                                                respirar el mar
                        con mujer  /  con hijos
                                                olas del mar de pakanamuc
                        volvieron a irse
                                                estallan sus rostros de espuma
                        y yo volví a bendecirlos
                                                            en mi alma
                        con mi fe y de acuerdo a mi dios
                        no quería que mis nietos
                                                            ven tikal
                        vivieran y murieran como animalillos
                                                            apúrate marinka
                                    sin bautismo  /  sin salvación
                        el agua del socorro
                                                            abre las puertas
                        de este mundo y tal vez del otro
                                    patas de alacrán  /  tenazas de cangrejo
                        clavándose en la nuca
                                                            dónde están
                                                            qué se ficieron
                                                los hijos míos
                        murmullo de voces
                                                            o dunas
                        que el viento cruel del desierto dispersa
                        para morir por aquí
                                                /  eso sí que no  /
                        para renacer por allá
                                    mis cachorritos  /
                                                                    lis de arena
                        miles y miles de años que se fueron
                        y a todos los bendije
                                                como quien se despide
                        con el brazo en alto
                        con el corazón en piedra        
                                                hasta nunca más  /  hasta nunca más
                        !  cómo nos mata la ausencia de los hijos
                                     uno los cría para verlos partir  !






EL BANQUETE

bello es un cuerpo en vida
             raíz de todos
                                     los cielos
único paraíso que ambiciono
si hembra
             viene de la noche
si macho
             viene a la vida
bello es un cuerpo en vida
si amoroso
             corre y salta
siente crecer su corazón / ilumina el día
             no engaña
                         ¿ qué quieren / los amantes / qué desean ?
desea siempre lo bueno
                         ¿ salud si desbordan de salud ?
tal vez lo que no tiene
                         ¿ vino si tienen mucho vino ?
y unas ganas enormes de gritar y reír
                                     ¿ qué celebran ?
que hasta la felicidad devuele
                         ¿ la ilusa búsqueda del amor ?
y salva del olvido de sí mismo
bello el cuerpo cuando el deseo llama
bello el comercio entre los cuerpos
bello el cuerpo enamorado de mi muchacha
             la tierra
                         se inclina
             el sol
                         dora y adora su piel
yo con entusiasmo
geranios siembro sobre el cuerpo de mi muchacha
             y es más grande el amor
que la infinita suma de mis besos
bello es un cuerpo en vida
bella la vida
             fabuloso río de aguas plateadas
bello el amor
bello el cuerpo cuando el deseo llama
bello el cuerpo dormido de mi muchacha
             gracia más tierna
                         roja rosa amorosa
incendiando el aire de mis sueños


MIROSLAV VÁLEK [11.038]

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Miroslav Válek 

(17 Julio 1927, Trnava – † 27 Enero 1991, Bratislava, ESLOVAQUIA)
Fue un destacado poeta eslovaco del siglo XX, cuya obra continúa evocando vivas resonancias. Ya la crítica de los años sesenta del siglo pasado le consideraba como a un autor que enriquecía el contexto universal de la poesía. Su obra ha sido traducida a más de 14 idiomas.

OBRA:

1966 – laureát štátnej ceny Klementa Gottwalda
1972 – vyznamenaný Za zásluhy o výstavbu
1974 – Pamätná medaila k 30. výročiu oslobodenia ČSSR Sovietskou armádou
1975 – zaslúžilý umelec
1977 – národný umelec
1977 – nositeľ Rádu práce





En una tarea marginal como la poética no deja de ser llamativo el gesto o el intento de poner de relieve tal o cual tendencia, estilo o autor; parece como si quisiéramos que asomara la cabeza para inmediatamente ahogarlo. Pero si por algo se caracteriza la poesía es precisamente porque se empeña en aparecer una y otra vez, también en plena crisis económica, de valores y de identidad europea. Así, el panorama poético español, unas veces minusvalorado por chovinismo, otras veces automarginado por orgullo, siempre maltratado por la lógica del mercado, aislado en cualquier caso respecto de todo lo que no fueran los principales centros de producción de cultura, intenta hoy salir poco a poco del aislamiento.

En este proceso cada publicación, cada aparición, cada nuevo empeño, como decía antes, es importante: este es el caso de la poesía eslovaca, que de ser desconocida ha pasado a entrar en contacto, en un intercambio real, con la española. El número 19 de la revista Nayagua, del Centro de Poesía José Hierro, recogía en enero de este año un dossier de Alejandro Hermida con los poetas jóvenes más destacados: Peter Milčak, Eva Luka, Nóra Ružičková, Ján Gavura, Peter Bilý (que cuenta con un libro en español y eslovaco, El cautiverio de las imágenes, Amargord, 2012) y Pavol Garan. Y en septiembre, hace sólo unos meses, aparecía en Ediciones Xorki, una de cuyas líneas editoriales se centra justamente en la literatura eslovaca, Del agua. Seducciones de Miroslav Válek (1927-1991), con prólogo de Ján Zambor, traducción de Valeria Kovachova Rivera de Rosales e ilustraciones de Isabel Pardo Arenas, libro que merece ser destacado sin duda alguna.

En Válek encontramos a un autor comprometido políticamente, que llegó a ser ministro de cultura de Checoslovaquia entre 1969 y 1988, y que, sin embargo, supo escapar a la tentación de la estética del realismo comunista de esos años. Su vasta obra poética, desde los años cincuenta hasta los ochenta, apuesta más bien por una lírica intimista cargada de simbolismo y atravesada por la angustia, la fatalidad y el erotismo.


Como al alcohol, me habitué
a tu rostro. Y nunca es suficiente.
Sin embargo, insomnio es su auténtico nombre.
Tomé un sedante, pero no desperté.


El imaginario simbólico parece sencillo, en este comienzo del libro. Sin embargo, a medida que desgrana la metáfora, a medida que el lector profundiza en el imaginario, se revela que hay algo más que esa metáfora, que la imagen no remite sólo a aquello que parece remitir. Válek exige una lectura atenta, en la que no sirven ni la desesperación que lo interprete como un absurdo, ni la primera interpretación. Este laberinto es lo que recorre al propio yo poético, lo que provoca la angustia ante el recuerdo o la visión de la amada:


Y tú de repente te echas a llorar
como si dentro de ti llorase un extraño.
Como si fuera otro lugar, desde otro tiempo,
así, ausente, cruza el umbral.


Como se ve en sus poemas más logrados, como el poema IX de este ciclo, el laberinto cierra el poema, le da una unidad o un sentido: hay un tema, pero se ve asaltado por una temporalidad pasada, por una futura, por elementos absolutamente ajenos que Válek, y aquí reside su principal virtud, consigue hacernos leer como alegorías o variaciones del tema. Imágenes y asociaciones comunes para la poesía –la noche, la luna, el misterio, la muerte- son radicalizadas mediante el recurso a imágenes cercanas pero no tan habituales (la mudez, el hollín, el túnel) y enriquecidas gracias a la interferencia de elementos absolutamente ajenos, en el sentido que le daba con aquel “extraño” que venía del propio interior (la paloma, el terciopelo…).

En este campo, más hermético o más abierto y cotidiano, lindando siempre el caos, el intimismo y el erotismo se presentan como salidas, también desesperadas y atravesadas de angustia. “Ella” no deja de irrumpir en el poemario, pero siempre se escapa –quizá de ahí la seducción y el agua que aparecen en el título. Se escapa a través del tiempo, de ese tiempo que fluye, marcando de amargura las horas de la noche que deben cobijar a los amantes. El canto poético –o el llanto- es entonces un canto de la ausencia.



El silencio nocturno se derrama sobre las aguas,
el tiempo fluye y el amor no llega.


Pero se escapa también porque el tiempo está dentro (es curiosa la repetición de la fórmula “está lleno de ti, está lleno de sí mismo” a lo largo de todo el ciclo, como si dentro y fuera significaran sólo dos caras de la misma moneda).


Allí el sol esparce las joyas de oro,
los amantes no tienen espacio donde meterse.
Ella le escribió una carta terriblemente triste
y la leyó ante el espejo, desconsolada.
Ella es así. Y cambia tan deprisa
que teme que algún día no se reconozca.
Las cosas las agarra desde dentro. Nerviosa.



Y no deja dentro de él piedra sobre piedra.
Dejarse seducir por la lírica de Válek implica aceptar la desesperación y la miseria, pero también acompañarlo en la búsqueda desesperada del amor, en la integración en el canto de cada elemento de la naturaleza, desde el más pequeño detalle hasta el sol o el agua, que mece, erosiona, sacude el poemario, en una huida del tiempo que se sabe imposible y que, a pesar de todo, como la poesía misma, insiste en retener, aunque sea fugazmente, las imágenes y los cuerpos.

Del agua. Seducciones. Miroslav Válek. Ediciones Xorki, 2013. Portada e ilustraciones interiores de Isabel Pardo Arenas.




MIMOZA AHMETI [11.039]

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Mimoza Ahmeti 

Poeta albanesa, nacida en Kruje en 1963, Entre sus libros de poesía destacan Delirium (1994) y Pjalmimi i luleve ('La polinización de las flores', 2003). También ha escrito relatos breves y a publicado numerosos artículos. Por otra parte, ha hecho algunas incursiones en el mundo de la música y se ha presentado en varios festivales musicales en Albania. Sus intentos de participar activamente en la política de su país, en cambio, fracasaron (fue candidata por el Partido Demócrata a las elecciones parlamentarias de 2001).





SENTIDOS, SENTIDOS 

Sentidos, oh víctimas mías primeras, 
de nuevo os abrís, de nuevo absorbéis, purificados 
retornáis a la vida. 
El cerebro como un diablo os utiliza, 
impelido a un crimen inasible por la ley. 
Sentidos, oh víctimas mías sagradas, 
así y ahora, 
transparentes, 
(oh señor, qué hermosos sois cuando transparentes sois) 
atraéis, succionáis pero sin saciaros. 
Nada os corresponde, nada os pertenece, 
y vosotros continuáis teniendo que daros. 
Mas hoy, ni aún para la entrega os espera nadie, 
nadie os requiere, oh sentidos míos. 
y el cerebro, ese diablo mágico, 
está ahora llorando. 
¡Y qué lástima da 
ver llorar a un diablo! 







TÚ CALLARÁS 

Tú callarás largamente ese día, 
quizás durante toda esa noche, 
cuando no se encuentre 
sobre la esfera extraviada de la tierra 
mi figura orgullosa 
con ojos poderosos como aves 
que sólo a la libertad pertenecen, 
y tú quisiste tanto. 
Tú guardarás silencio, muchacho, 
tú guardarás silencio, hombre, 
tú guardarás silencio, amado, 
cuando yo ya no esté, 
y tu barbilla reclinada en el pecho, 
guardará silencio. 
Oh, no será ya ese silencio 
de los que hacen vibrar la proximidad. 
Ese silencio ancho, 
el silencio de la ausencia, 
el silencio de tu conversión 
en uno, en uno, en uno. 
Tú, que siempre conmigo eras dos. 
aunque SIempre uno, 
pero jamás hijo de la soledad.








GUARDARÁS SILENCIO, 
tú, tan parco que los silencios hendías, 
tú cuyas palabras como conchas escasas 
tanto camino hube de hacer para encontrarlas. 
Guardarás silencio tú, a quien tanto amé, 
te convertirás en un hombre como miles 
(jamás termina el trabajo de devorar hombres). 
Guardarás silencio. Te erguirás. Te irás de allí, 
los brazos caídos hacia las fauces del afán te irás 
encogiendo el cuerpo, la espalda en la distancia 
(¡maldita sea, cuánto quise tus espaldas!) 
Te irás, bracero mío, desaparecerás, 
y aquí la historia nuestra llegará a su fin, 
nuestra singular historia 
que velaban las estrellas salpicadas 
que alcanzábamos con la mano. 

Del libro Delirium (Tirana, 1994). Traducción de Ramón Sánchez Lizarralde. 
Maremoto, Málaga, 2002.






Mimoza AHMETI





Song

Were you to rise
Not like a flower
But like a volcano,

Were you to soar
Not like a bird
But like the sun,

Were you to fall
Not like a leaf
But like lightning,

Let me be
The flower, the bird and the leaf.

[Këngë, from the volume Sidomos nesër, Tirana: Naim Frashëri 1989, p. 24, translated from the Albanian by Robert Elsie, and first published in English in An elusive eagle soars, anthology of modern Albanian poetry, London: Forest Books 1993, p. 202]



Rhetorical question for comrade x

You know well how to disguise
The pallor of your cheeks with rouge,
But how do you intend to disguise
The pallor of your soul?

[Pyetje retorike shoqes X, from the volume Sidomos nesër, Tirana: Naim Frashëri 1989, p. 39, translated from the Albanian by Robert Elsie, and first published in English in An elusive eagle soars, anthology of modern Albanian poetry, London: Forest Books 1993, p. 203]



Paper

I do not want you to write about your separation,
Separation is not worthy of your muse
For your verse exchanges signals
Even with the coldest, the most distant star.

A white piece of paper, completely white,
With a blue smudge, a blue smudge in the corner
Is the verse you should devote
To her departure...

[Letër, from the volume Sidomos nesër, Tirana: Naim Frashëri 1989, p. 58, translated from the Albanian by Robert Elsie, and first published in English in An elusive eagle soars, anthology of modern Albanian poetry, London: Forest Books 1993, p. 204]



It would be awful

It would be awful
Waking up the same every morning.

But if would be even worse
Seeing the end of the day
With morning eyes.

[E tmerrshme do të ish, from the volume Sidomos nesër, Tirana: Naim Frashëri 1989, p. 13, translated from the Albanian by Robert Elsie, and first published in English in An elusive eagle soars, anthology of modern Albanian poetry, London: Forest Books 1993, p. 205]



Outside and inside me

Outside me
The whole world reels in battle and dream.

But inside me too
Its voice resounds.

Outside me
They are loving, killing, giving birth
To millions.

But inside me too
Love
Murder
Birth
Are just as active.

[Jashtë dhe brenda meje, from the volume Sidomos nesër, Tirana: Naim Frashëri 1989, p. 38, translated from the Albanian by Robert Elsie, and first published in English in An elusive eagle soars, anthology of modern Albanian poetry, London: Forest Books 1993, p. 206]



Extinction

You were once blue-coloured. You have grown dark.
Do you not know what this means?
Remember how my ray
Shot into your sky like an arrow.
                   - Remember.
The satisfaction of security has darkened you.
Now with your hands in your pockets you make fun of the others,
But why does your face
No longer bear that lordly smile of tranquility?

As a warning on those April evenings
You interrupted my every word with a leaden silence.
Blue-coloured, you blue egoist,
Slowly you went out in my hands.

[Fikje, from the volume Sidomos nesër, Tirana: Naim Frashëri 1989, p. 40, translated from the Albanian by Robert Elsie, and first published in English in An elusive eagle soars, anthology of modern Albanian poetry, London: Forest Books 1993, p. 207]



Senses, senses

Senses, oh my first victims,
You are open again, you are sucking again, cleansed
You return to life.
Your brain is using you like a devil,
Tempted by a crime immune to law.
Senses, oh my sacred victims,
So it is again tonight,
Lucid,
(Oh Lord, how lovely you are when you are lucid)
You draw and suck, but find no fulfilment.
Nothing responds to you, nothing belongs to you,
And still, my dear, you must deliver.
But tonight, though willing to deliver, no one waits for you,
No one wants you, oh my senses.
And the brain, that magic devil,
Is now weeping.
Such a pity
To see a devil weep!

[Shqisë, shqisë, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 5, translated from the Albanian by Robert Elsie]



Wretched notions

Wretched notions
In a solitary space you composed,
I cross inertia in your company,
Into my space composed of me,
As into a town from which all have just fled
                                     forever
With an absolute conviction of no-return
(something which, I know, is unlikely to happen.)

Wretched notions
Poised in the air, beyond any relevance,
For the miserable and magnificent reason
That I no longer have senses.

[Nocione të shkreta, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 6, translated from the Albanian by Robert Elsie]



My foe

My foe,
Often you have insulted me in the most subtle way,
Often I have insulted you in the most shallow way,
My foe.
But what would my life be like without you
And what would yours be like without me?
Who knows?
(Where there are no more conditions,
Being comes to an end).

Foe. My foe!
Because of you I followed the tracks 
And understood what I was seeing.
Because of you my substance revived, awakened,
Swore allegiance,
Was overwhelmed,
When death nailed our souls.
Oh, yes indeed, you are what I love
Not what I hate,
My foe.

Precisely those ones
Whom we despised
When we were out in the streets,
Whom we never knew,
Whom we never took account of:
THE MASSES
Streaming about ineptly,
Huffing and puffing
In ignorance,
Left their mark
On your soul,
On mine.
They are the cause 
Of our mutual aggression.

Oh, that day when we killed each other,
When we saw each other for the last time,
The day when I got the upper hand
And won (perhaps),
Your face
Was so terrible, beautiful, dead,
As never before.
And I don't know how life ties its knots,
But it does...

[Armiku im, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 7, translated from the Albanian by Robert Elsie]



It's obvious you're an ass

A face, once attractive, now damaged,
In your traces I encounter the death they caused you,
In the women you lost, whom you left, who fled from you
In order to survive somewhere
On emotional alms.

A face, attractive even today, despite all the destruction, doubt, 
Decomposition,
A body you drag around and conceal in an accursed land.
Giant proportions and pitiful at the same time.
A ring in your ear - something to give meaning to the absurdity.
Every day you gamble some of the quality of a star, you wane in the sands,
Every night you gain some of the immortality of death.
Oh, now that you are expiring, while you are still dying,
You hurl terrible tentacles of sickly silence into the air ...
With a flick of your whip you catch, pull in, entangle, 
Subdue,
With sterile lips, the senseless body.

I have often encountered the traces of your dissipation, your dissolution,
Your indirect manner of expression, of pollution,
Furtiveness, sophistry, fickleness, inexistence,
Of that inconstancy on which nothing can be constructed.
Luxurious feelings, destructive in their essence,
Claw like cats at the breasts of abandoned women.
An attractive soul led astray, you continue to err,
You know how to behave, but there is no moral in your soul.
I am yours, you have me, as you always had,
Support, breath, path out of a blind alley,
But you don't understand because you're an ass
And this is why
I love you
So terribly.

[Që ti je gomar, kjo është diçka që duket, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 9, translated from the Albanian by Robert Elsie]



In mire of existence, the stars

Are the names of kings, merchants and diplomats
Once again to be imposed on memory?
Oh, this mad history will not succeed in arousing
The slightest feelings among the generations.
I know: love of the past, of ancestors,
Will ever end in arrogance,
As long as regents strive to mark our memories.

Look, here in the mire
An extemporaneous being has been born,
After it, another and then another,
New stars in the desolate human sky,
Perfect like miracles,
Rare, like them,
Young, so terribly young
Have they emerged from ancient plasma.

On the road, in the murk of existence, the stars go their way,
Even Jesus Christ shrinks
At their terrestrial splendour.
"Oh, and the last one of them
Shall surely be the first!"
Those eyes, lips, metallic arms,
Those muscles radiating force and heat,
Those legs wading and advancing through the muck,
Shoulders spiralling bronze-like in the face of death,
In an upsurge of energy, passion and sex,
When, from the act, the exhausted soul is revived...
Oh, those hands,
The wisdom of the brain and the heart is written
In those hands.
Rain, the incessant deluge of exhaustion
                                     and storm,
Skulls which protrude from the skin,
Zygomatic pates of new-born stars,
Music of eyes, astonishment..
The collapse into bed, delirious sleep, lashed
By disturbing dreams, unreal, glaring,
A thousand times truer and more real
                                     than daylight.

The first glow of the sun, freedom, nudity,
Then sorrow, like the return of an overcast sky
Bringing nighttime ever so swiftly to our eyes.
The desire to vanish, depart, commit suicide,
That venom nourishing the senses: solitude,
Inadaptability, illness, alienation's vomit,
Scandal, divorce, the flagrancy of these stars,
Oh, will they be remembered, forgotten, despised, or praised?
Their pride, their scorn, the exhibitionist cult
Of a nature which ideally decomposes within them.
The human offence which they master:
Injured mouth, cracked lips, re-acquaintance, reseparation ,
"FAREWELL", like a battered bird
Which seeks out the cliffs to perish.

Another day
Is reborn in the blind conviction that life is nigh,
Another day, you love her terribly and terribly
                                     she loves you.

All of this is History,
All of this, the phenomena of Life.

[Në llumin ekzistencial, yjet, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 10, translated from the Albanian by Robert Elsie]



Mental asylum with open doors

You are going, you are leaving us,
Thinking it's "forever."
Fleeing from this, which is yours, ours,
Which is our mental asylum,
Our beloved, moving asylum
With skulls dismembered.

Oh, my sacred madmen,
How I love you,
Though I never speak to you,
Though you never speak to me
And I cannot stand you
And you cannot stand me.
But such are the rites:
We never look each other in the eye
Without hating one another,
And such is the motive
For loving one another mad,
While smiling in exaltation,
And all the while
Tears flow down our cheeks
Tears.
Fellow sufferers
Of our unique madness,
You who are setting off into exile,
With eyes fixed
On one sole idea,
Oh, only on one sole idea,
Which has never been seen, never been found
And I doubt if it ever will be found.

Be off, depart, disappear.
From place to place, from country to country...
Oh, what shrieking echoes
Out of our asylum
As the sun sets late in the west,
When longing lingers for its children in the West...

What sorrow!
Bare walls... Walls which always
                                     block the horizon
And leave an infinite sky above.

There, after midnight, the sobbing subsides,
Someone is talking to himself:
Nonetheless, the Albanians
Wherever they may be,
Make do with their own madness...

[Çmendina me portë hapur, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 12, translated from the Albanian by Robert Elsie, and first published in English in filling Station, Calgary, 22 (2001), p. 55]



Wait a moment

Wait a moment, the fevers will be singing within me,
Tiny groans will be heard, terribly subtle,
In the heights of the brain, from the holes of the heart...
It is a time of fracture.
Keep away from me!
Do not look at me.
I am awfully beautiful.
You will be blinded...

With bare tears,
Where the light shivers,
It shines and falls
Into the depths of the breast,
My face weeps
With eyes looking in.

Mystery of beauty,
Your victim is siphoning water from your oasis,
And is blooming, succumbing within you.

Now I remember what it is:
It is what I dislike and what I die for,
While my memory, a forest felled by the storms
                                     of self-recovery,
Has torn me to pieces...

Close the doors and windows.
Keep the children away so that they don't see.
The fevers have begun, I am shaking.
I am awfully beautiful in this sphinx-like act,
With angelic blood in my veins.
I endure sharp pains.
Keep away!
You will be blinded!
Mystery of beauty,
Your victim siphoned water from your oasis,
And has bloomed and succumbed within you...

[Ja dhe pak, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 14, translated from the Albanian by Robert Elsie]



Delirium

Broken,
                   sombre,
                                     venomous
I stand, light-emitting,
Honey flows from my fissures,
Shattered at my weakest point,
Alone and abandoned,
A state that causes harm to no one,
But me it destroys
In pain
Which drips with the sweet aroma
Of blood crushed 
In solitude.

Oh, ingenious is this state,
For as I come to understand that I have lost everything,
I sense the infinite pleasure
Of having in hand
My own being
Which
Neither praise nor crown
Could ever have bestowed on me.

Praise! What word is this?
How did it reach me?
How did it come?
An invention!
(Certainly
Some base, unnatural
Ambition).

I return whence I came, and arrive at nature.
Here I stand, want to judge it, but once again withdraw.
How fair and yet mortal is man,
How hearty and yet lonely.
Such strength and such suspicion...

Oh, unceasingly
You survey that inert unwinding in flight.
Everything absolute becomes unexpected.
Has only beauty the right
To pretend?

Why do you shun me, real creatures,
In a fugitive transformation, my today
Became my yesterday,
So swiftly that it was beyond my comprehension
(do you think there is life without that?)
Desire is yearning for a tomorrow
Which is not mine.

Why do you shun me, real creatures,
I live a life of objects forever inexistent 
And have only myself in my hands...
Oh, is there any greater bliss than this?
Could there be any greater sorrow?

[Delirium, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 16, translated from the Albanian by Robert Elsie]



Eastern Europe

Oh, race of the steers of passion
Which gives life to my veins,
Oh, tranquillity of oppression, stoic observation, the pulsing
Steam...
I feel no pity and forgive no one,
Take account of nothing.
Go ahead and explode,
Depart...

Oh, purity of the East, fresh budding fears
Of muscles and the blood of origin.
Brain ringing, temples resounding,
Echoing within the skull, silence outside.
Outside, dust.
Only dust that sings
                   and rules the world.
Raises and fells the musty forms
Of human effigies:
Some gestures, sounds, impulses - 
Extinction once again.

Oh, fresh fears budding like steers 
In my veins,
How can I control you, set you free, clash blood-smeared with you?
Or let you freely exit the arena
With my blood which you have inseminated?

Oh, crucified cries in the empty recesses of my mind,
Oh, knives of pain which shatter on my skull,
Oh, pride, strength, attribution of the explosion.
Insanity - clear conscience.

[Europë lindore, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 19, translated from the Albanian by Robert Elsie]



When love is not a means

When love is not a means
Wondrous worlds emerge, stars shatter,
Colours vibrate to the sounds of immortality,
And the universal form thereof, the container of the cosmos,
Is love,
When it is not a means.

Oh Lord, where are you hiding?
Are you perchance displeased?

[Atëherë kur dashuria nuk është mjet, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 23, translated from the Albanian by Robert Elsie]



Death

Oh, eternal and omnipotent silence,
From you I arose, in an endeavour
To return to you.
But, more arduous is the going back...
I was a child at the time,
Now I am grown.

[Vdekja, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 124, translated from the Albanian by Robert Elsie]



I'm just mad about Campari

I love Campari sooooooo much.
My wife, no, she doesn't drink it.
I talk to her for five minutes a week
And I'm not number one in her books.
Oh, I'm just mad about Campari...

But I don't plan to die
                                     this way.
No, I am not gonna die like this.
I'm going back to America to face up to things
Then I'll come back here.
But, did you know that Campari can be drunk
Refined with soda water and lemon?
It's sooooooo sooooooo delicious.
Campari. I just love it.
America is one huge supermarket...
That's where I lost my way 
And found it, you know where?
In the Campari.
Hemingway loved it,
Not women...
Hemingway... wasn't the first
To love Campari ...

Do you wanna come to America with me?
What? "To lose your way?"
Wonderful. Is that what they call "irony?"

I'm just mad about Campari...
She's the girl
I'm in love with.

[Jam i çmendur për Kampari, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 28, translated from the Albanian by Robert Elsie]



Letter to Mummy

Mummy,
Don't let anyone but you read this letter,
Not because it's secret, I'm just not strong enough yet
To deal with what I'm telling you.
Tirana is its same old self,
The narrow alleys and low houses,
The weary wintry roads,
A fifteen-storey building in the middle,
Built like my utopia,
Watchmen on street corners near the embassies,
Police - woodpeckers of a waning June.

I sense that something is about to happen, Mummy,
The government was never so much against the people,
Never was treachery among men so much in fashion,
Never did more lost and more empty women
Drift through the nights in such a deep sleep.

I tell you, Mummy, peril is summoning me 
With the toothless smile of a hungry love,
With a rift in its character,
Part of the rift in society,
They are offering me jobs, many of my friends and acquaintances,
All with high names in society, but low in life's tension,
Helping me to climb the ladder by using me,
But causing my fall, not raising me at all.

Dear mother, listen to me, don't worry,
With my verses,
I will chop them up, grind them to bits, I tell you,
Like a mincing machine.

(1985)

[Letër mamkës, from the volume Delirium, Tirana: Marin Barleti, 1994, p. 68, translated from the Albanian by Robert Elsie]



JUAN RUX [11.045]

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Juan Rux

Nace en la ciudad de La Plata, ARGENTINA el 29 de enero de 1980. Realizó sus estudios secundarios en el Bachillerato de Bellas Artes, donde estudió Plástica. Luego estudió saxo alto y composición de música para cine y Multimedia. Carrera de Letras en la Fac. de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP y se desempeña como Prof. de Prácticas del Lenguaje y Literatura en secundarios para Adultos. Desde el año 2003 organiza experiencias artísticas y colectivas, promoviendo desde el 2010 el ciclo Festín Mutante, ronda abierta de lecturas y cantautores, dando espacio a jóvenes escritores emergentes en La Plata.
Plaquetas de poesía: Para merendar con lagartos, (El pantano ediciones, 2011). Por el camino del dragón dorado, (El pantano ediciones, 2011). Flashback (Festín Mutante, 2012). Ha participado de diversas antologías y publicaciones digitales.






POEMAS DE LA DESTRUCCIÓN

I

Sentado en medio de la arena
Me zumban los oídos
Ya nada existe
Salvo un niño
Hambriento y desnudo
Jugando con granadas.


II

Imagino y pienso
que sueño
un mundo
de destrucción y explosiones
con mis pies sumergidos
en la orilla del río
oyendo
los insectos en la tierra

desde el cielo
celeste y quieto
vendrán aviones
a romper
el silencio de este tiempo.








MEDITACIONES DE BALDÍO

Bebiendo
y fumando
dulces noches
de verano
con mis amigos perros
en el baldío
adivino
por qué me siguen
como mi propia sombra.

Yo también soy
un lobo domesticado
con un fuerte instinto natural
de asesino

(De Poemas Febriles)







Desde que descubrí
que tomando sólo
un poco de frío
podés cruzar
desde el polo norte al amazonas
en una misma noche
trepado al lomo de un jabalí salvaje
la fiebre me cae mucho más simpática

Lástima el hospital
y este olor a arroz que detesto.




Just do it

Mi amigo
solo
y abandonado
en la selva
desde niño
robaba zapatillas
a montones

jamás se quedaba con ellas
por más que fuesen
las de la propaganda

las revendía de a cinco pares
y luego iba
y se compraba las mismas

porque no sólo
quería andar calzado
sino también
poder comprarlas
con su propio dinero







ardillas peladas y enfermas en el manto de la tarde
que te guste todo o no te guste nada es lo mismo
cantan martillazos en el cielo
las malas señales: aprovechables

cuando la crisis se disipa
sólo quedan burbujas de acero

pronto vendrá el jeep al sol
con todos los dinosaurios detrás







sobre el cristal de lo nocturno

en catedrales fluorescentes: humo
en vitrales animados: vértigo
en tus manos de cordero: fuego

un coro disonante de palomas
susurra

- lo que retiene mata








como cuando no te alcanzan las manos para alabar…
aparece el capitán que salva al buque

y le disparás









¿ mejor confiar
en lo irreparable ?








escribir :

¿el olor de tu propio pan y cuerpo
cocinándose?








todo suena
como las canciones omnipotentes
y te resulta un desequilibrio







agusanadas
sobre el mantel
pudriéndose
las manzanas
derruidos
bombones
azules
de larvas

en el sonido del mar
olas gigantes

pic
nic






corroída la carne
montaña de huesos
el salvaje silencio de las garras
las plumas rotas de los cuervos
la canasta intacta





para nacer
tuve que destruime

no todas las preguntas tienen respuestas







un millón de dólares
truchos

K  64033040  A
la caza de pavos reales
F  18720783  B
el apuro de los muertos
H  34717602  L
la fundición de las pirámides
B  18720783  J
el peso en los implantes 
E  75022815 A
la casa mutilada 
C 32889009 F
la danza de lo degradable








D i   g i   t a   m e

0110010101011
1000110111010
0010100001011
1101010011100
0110010101011
1000110111010








reposera cerveza reposera
cielo cabeza cabeza
reposera
amigos cerveza amigos
cerveza cerveza cerveza
libro

el ritmo de los días de verano







antes que trascender
vivir

el sol perfuma nuestras pieles








vivir siete veces como un gato
la libertad de no pertenecerle a nadie

lo único natural es el cuerpo
la práctica del olfato








bocas tres lenguas cardúmenes
océano
turbulencia

una red que envuelve y droga







lamido por lamido
el sodio de las vértebras

entre lenguas de terciopelo
los cuerpos

la evolución del gusto 










esos carteles
                            de neón
de budweiser
                           que se prenden
y apagan
                          en bares cercanos
a estaciones de servicio
                          en medio de la nada
como en todas las películas
                         de todos los héroes
que nos criaron
patrulleros chocados
brasses rítmicos
negros de barba
camisas leñadoras
                       con nombre en blanco
moño rojo
                       brillo azul
al pie de la colina
se ven
tan
tan
hermosos
y
son
tan
tan
románticos

                     como todo lo que late
                     en eso que inventamos
          para hablarnos con intermitencia










todas las máquinas con luces que me gustan
y tendría
ahora mismo
en mi pieza
cuando el lado b de la noche
pasó sin gusto a nada:

una expendedora
de latas de gaseosas
pepsi o crush
de latido liberado
botones lúminicos
corazón de robot

uno de esos puestos de pochoclos
con luminicencia de miel y caramelo
sabor a feria abandonada 
del partido de la costa

el flipper de terminator 2
y un arcade saturado
con un billón de juegos multifrutas
que me lleven a otro lado
sin abandonar la habitación

encendería todas sus luces epilépticas
subiría al taco sus sonidos galácticos
y escucharía todas sus canciones de desamor

funcionarían día y noche
junto a la ventana
para que brillen también al sol
                                                        cuando las lustre










todas las ocurrencias
de los malos encuentros
la queja diplomática
de las filas origami
a nadie se le ocurre
desnudarse
y correr por el salón
tirarse del segundo piso
al grito de viva la bolsa de valores
y por ella me sacrifico
trámites
trámites
trámites
original y copia
formularios
madres
llantos
niños
números
y taxis
trámites
trámites
trámites
cuando
la voz
pregunta mi nombre
me faltan
todas las letras







cuando ya no queda seda ni mc
y la música parece se acabo hace rato
la mirada de todos los linces rojos
al oeste de Oklahoma

GUILLERMO MORALES SILLAS [11.046]

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Guillermo Morales Sillas 

(Aldaia, Valencia, 1986) 
Estudió Filología Clásica y ha ejercido como docente, se define a sí mismo en su blog como “filólogo, barbudo, propenso al sabañón”. También escribe. Y sus poemas, reunidos bajo el título de Ellos son mejores, obtuvo el sexto Premio de Poesía Joven Pablo García Baena, que entrega La Bella Varsovia en colaboración con Cosmopoética.





Pam

Donde peinetas y fajines
pasan la vida caminando
detrás del chunda chunda de platillos;

donde el aire agruma,
donde el aire trombo;

donde el humano —un churro
mojado— se hace más presente,
más cansino el regocijo ajeno, tan de aceite,
charanga y brillantina;

donde lo que se ve desde el balcón
es purga dura
y es fácil vomitar con varias acepciones;

donde los perros no entienden
este ruido, pero aguantan;
donde todos los pájaros se han ido
y nadie recuerda las acequias, el abono;

donde el pasodoble maldice
tu desánimo
y te palpa el hombro con el dedo

allí tu morada.








Tienen ojos, no pueden separarse

Llegaron allí en el santo agosto día diez
—tiempo de que moscas pontifiquen—
como leños río abajo
de donde se discurre a lo Sansón
y los años componen mandíbulas de burro.

Al hato echaron sus invocaciones,
las hambres a punto y un salterio
que recalcular preciso.
Buscaron ver grandes ciudades y un verdor prieto,
abandonar la sillería o la argamasa,
que les cubrieran las rajolas, habitaciones
llenas de mosquitos de acequia. No hay nevera.

Saltarse la virgen bien vale una colocación,
a lo mejor llevan razón los tiempos
porque para eso son
y porque no son más
que ese balido que oye nadie. Una somanta
de viento en los carrillos.

Cogieron bien en esa casa
con vistas parciales de uralita, barrios sin enjalbegar,
mucho surco, esos árboles extraños,
pero siempre compararon nubes con guedejas
peritas en peines y espulgues
y si es que llueve llueve adaza.

Ahora aquí también es diez de agosto,
el cangrejo de río está diezmado
y del río quedan las hipérboles
que solo crees gracias a las noticias,
      de lo que agosto fue
fiestas y melones, el fresco languidece
—Dalmacio y Primitivo están finados—
      pero ellas aquí
mirando estrellas
dieron forma aritmética a la rabia
días antes de partir
y a lustros pasados comprenden
que el mundo es pisar este paisaje, aviadas,
mirar lo alto con contentamiento,
que hay aire vinculado entre los ojos,
un divertimento antes de la hora llegada,
antes de separarse
      porque hay perros ladrando pasado,
                 lluvia
                 alrededor
                 haciendo
                 sogas.

Saber trepar es suficiente.







Odiseo y Mowgli están de nuestra parte

I

La Antigüedad a martillazo limpio
enseña que la vida no es un plato de lentejas.
Ahora es verano y tu corazón hormigonera
sabe que perros y gatos
no pueden tirarse de bomba.
Tienes el feedback tuerto
y has rellenado ya el impreso
de eremita a largo plazo.
Has aguantado la cháchara y el aluvión
de tropos
por ver flotar el polen.
Temes que la muerte no te coja políglota
y empático y con curriculum global.
Todo es «sí, sí, arriba, arriba»
pero tú traduces un responso y contemplas
la eficiencia de los juncos cuando oscilan.
No tributas cuando en silencio,
la sangre grave allá bajo tu cráneo
revisita el locus amoenus.



II

La cólera te sigue
pero ser yesca
te atufa de vacío.
Para ser pico de mirlo,
rama de sicomoro,
horma y sonido de campana,
necesitas purga dura: vomitar con varias
acepciones,
saber que el sol suena a pandereta,
que este autobús lleva al solsticio.



III

Nadie lo sabe
pero en la oscura cavidad del universo
hay abierta una calzada
que están pavimentando de astracán.



IV

Un relincho predica y no legisla.
Hay una piel de mulo —una chispa
que te hace arder los ojos.
Algo mueve y vincula más allá
de la retina
al rabo y los escombros, el para mi prodigio.
Este día ¿cuánto te reveló una grupa?
Eso significa que el mundo
se ha hecho ajeno.
Somos
el unigénito,
y hemos desconocido la herradura.
Después de días de sofrito y poza,
el humano círculo y las atenciones al menisco,
los más guapos pueden aburrirme,
la hartura pone el foco en el hinojo
y en cuanto le rodea.
Sólo digo que me hubiera bastado
con ver a la bestia, la golondrina
comiendo de la mano.
Puedo jurar que un galgo me ha guiñado el ojo.








EL PAN MOJADO COMO INJURIA 

Migajas de mandil,
talle de miriñaque, ¿tanto importaba el pan?
Hábitos:
renegar, condenar, despotricar.
Con mandobles de garrote
golpeabas
            el perímetro de la postración.
Así empleabas el remanente articulado.
El aire no padece,
           tu ira en vano.

Siempre te servía cena, tajadas,
latillas, sobras que apurar,
te traía las cosas del ganchillo,
el peine, los yogures, los smacks,
tu neceser de hidratantes.

En cada losa un rastro urético.

Desaprendí la primera lección
sobre el cariño.
             Afortunadamente.
Quien ignora es más amado, pero mejor
quien ama a todo pecho.

            Las viejas reglas
se quedan donde quedan tus peticiones de
sangre.
Aposté por la orchata más dulce.

Tus palabras sonaban
a derrape tras derrape.
Especialmente
rechazaste un cedé laserado de copla.

Asegurabas que mi configuración
de tonto y mi cara de hogaza
iba a costarme palos,
que mi glotonería era risible.

Aposté por amar con todo el pecho
y ahora las chinas me hacen trenzas en los bares
y tengo amigos
y una novia muy guapa.
Conozco a americanas con tu nombre
y me hacen hacer este poema
que gasta toneladas de rencor.

Te anegaste sin beso, expiraste sin beso.

Mi palma
no guardará tu tacto.

           No nos quisimos bien.

Hoy
ambos manejamos la indulgencia

con efusión de nubes y tapetes. 




CHARLES PEIXOTO [11.047]

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Charles Peixoto 

O simplemente Charles (seudónimo de Charles Ronald de Carvalho, Río de Janeiro, 1948) es un poeta y escritor de Brasil.
Charles, junto a Ricardo Carvalho Duarte es uno de los nombres más importantes de la poesía marginal, habiendo debutado en 1972 con el libro mimeografiado Travessa bertalha 11, al cual seguirían Creme de Lua, Perpétuo socorro, Coração de cavalo e Marmota platônica ..., participo´en Antología de 26 poetas. 

Fue fundador del grupo Nuvem Cigana y uno de los editores de Almanaque Biotônico Vitalidade.

Desde la década de 1980 se dedicó a escribir guiones para TV Globo en programas como Armação Ilimitada e Malhação.





SON LAS DOS Y MEDIA DE LA MAÑANA

son las dos y media de la mañana
la vecina fuma un cigarrillo en la ventana
yo también
ella tiene sesenta y siete años y muchos hijos
yo treinta y cinco y apenas uno
ella vive una vida sensata
yo irregularmente insana
el insomnio sin embargo nos atraca como a dos gemelos en la bolsa de agua

Traducido por Aníbal Cristobo 






“Entulhos nós temos aos montes”

Entulhos nós temos aos montes
Cacos fios conecções pedras
Rebocos vergalhões pregos
Sarrafos espetos ponteiras
Grades ferrugens magoas
Culpas medos angústias
Lembranças arrependimentos
Vaidades desilusões...
Assim sendo
Disque-entulho
Jogue tudo numa caçamba-canção
E saia a flanar
Leve como um naco de isopor. 







Na minha cabeça não tem ideia de moto
Nem farsa modernista
Tem minhocas oprtunistas
Empapuçadas de terra.

Sou mais chegado ao escracho que ao desempenho
Mais chegado a música que à porrada
Mais chegado ao vício que à virtude
Sou pedestre sim senhor
Sou panfleto de uma socoedade anônima
Reconhecida entre os ares pesados da cidade.









MATILDE CAMPILHO [11.048]

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Matilde Campilho 

Poeta portuguesa, nació en Lisboa en 1982, y reside en Río de Janeiro. 





PRÍNCIPE EN LA ROSALEDA 

Escuchá
esto es un poema
no habla de amor
ni de bufandas
azules sobre los hombros
del cantante que suspende
los talones
en la berma del peñasco
No habla del rólex
ni de la bandera
de la federación uruguaya
de esgrima
No habla del lago drenado
en el bosque americano
No dice nada sobre
la confitería hedionda
que recibe a los noctívagos
para desayunar
cuando ya amaneció
Esto es un poema
no habla de conmociones
en la misa de las siete
ni habla del porcentaje
de mujeres que se espantan
con la imagen del marido
recortándose la barba en el ocaso
No habla de tractores rotos
en el bosque americano
no habla de la idea de norte
en la ciudad de los revolucionarios
No habla de llanto
no habla de vírgenes confusas
no habla de publicistas
de codos gastados
ni de manadas de ciervos
Escuchá bien
esto es un poema
no va a alinear conceptos
del tipo libertad igualdad y fe
No va a arreglarle el pelo
a la chica que trabaja
con ahínco en la caja registradora
del supermercado
No va a mejorar
No va a mejorar
esto es un poema
escuchá
no habla de amor
no habla de santos
no habla de Dios
y tampoco habla del labrador
que dedicó 38 años
a descubrir una visión
casi mística
del hombre que canta
y atraviesa
la ruta nacional 117
para llegar a casa
o a algún lugar
cerca de casa

Traducido por Aníbal Cristobo 




HOY ES EL DÍA DE SAN AGUSTÍN… 

Hoy es el día de San Agustín. De ese Agustín a secas, obispo y doctor de la Iglesia, nacido unos quinientos años después de Cristo. Hoy alguien escribió algo sobre los corazones de piedra y sobre la promesa que rodea la rendición. Creo que rendición quiere decir renunciamiento al corazón de piedra. Cuando éramos chicos, la bondad parecía el gesto más natural y más sencillo del mundo, el movimiento perpetuo: ahora casi todo presupone alguna rendición.

Hoy es el día de San Agustín, y en aquella corta temporada que pasamos en África (tendríamos unos diecinueve años, no me acuerdo bien), todas las tardes repetía la frase del santo. Hasta el infinito solar. En esa época, el corazón de piedra era tan sólo una escultura abandonada en el sertón, un pedazo de tierra seca amasada que alguien había abandonado en el pasto, el modesto diseño de las termitas. Modesto, y no por eso menos fascinante. La construcción de doce metros erigida por esos bichos mínimos sólo hallaba rival en las cagadas de los elefantes, imaginate la ironía. ¡Torres de doce metros! Campanarios de arcilla, corazones naturales de tierra seca que eran como la imagen de nuestro cuerpo futuro. Agustín que siempre cuchicheaba el amor por los agujeritos de la construcción, Agustín que aparecía en los cabellos del Rey, Agustín en los chasquidos de la lengua makua, Nsina na Titi, Na Mwana, Na Munepa, amén. Agustín al volante de la furgoneta por los baches de la ruta resquebrajada, y muchas veces Agustín en bicicleta a la salida de los tablados del capín. Ésa fue mi historia con A. en África. Más tarde apareció en los corredores de la biblioteca, sobresaliendo mansamente del estante 27. Me hizo caer de aquella moto roja, la noche en la que casi muero de celos y rencor. Agustín fue también quien me pagó el pasaje del subte cuando volví a la ciudad donde tomé cerveza tras cerveza con el diablo. Paseé por los callejones del barrio de Josefov, y llegué hasta las tumbas cubiertas de nieve, y aun así no vi a los hijos de Jerusalén que me cruzaba por las calles.  Mi corazón entonces ya era un bloque, y las edificaciones de las termitas, cosa del pasado. Compré mi primer cuadro en un bar de por ahí, cerca del cementerio (era una vuelta al mundo en un parque de atracciones), y a la salida, al fijarme la temperatura en el termómetro de la calle, decidí que a partir de ese momento todos mis amuletos serían renovables. Así es como los chicos se apasionan por el arte. Resignados al continuo proceso de falsedades que nos acompaña toda la vida. Agustín no dijo nada. La primera suite de Bach hizo las veces de la voz del santo, así como de todos los sonidos del mundo: desde el crepitar de la fogata donde se cocía el pan en la cueva de Trás-os-Montes, hasta el ruidito de la lima que rozaba las uñas de esa chica en la favela. El violonchelo arrasó con todo, y ése era mi nuevo amuleto. Después vinieron la canción de Gal, el caracol de Leblon, el pañuelo rojo, el pedazo de granito, la ballena de marfil, etc. Todo refugio material encuentra la manera de volver a renovarse.

Pasó mucho tiempo, aunque no soy muy hábil para medir su paso. Pasaron siete veranos o más, llegó el carnaval, algunos cumpleaños ovillados en la panza de un globo aerostático, llegaron fiestas nuevas y entre ellas un par de Janucás. Llegaron unas cuantas navidades al tablero de mi juego de la gloria estelar. Y cuarenta silencios.  Hasta que, de repente, una Navidad cualquiera, mi ex me llamó para decirme que en el papelito del regalo me había tocado el nombre de un santo. Fue el mejor homenaje a un amor muerto: en cada Navidad que pasábamos juntos, yo recibía de regalo un santo y un chocolate. Todo envuelto en las flores pardas de la pasión. Traer eso a colación de forma extemporánea me pareció valiente y, sobre todo, muy justo. No comí el chocolate porque todo el mundo sabe lo indigesto que es, pero confieso que guardé el papelito. Sólo el papelito, no la inscripción: nunca olvidé por tanto tiempo el nombre de alguien, y en especial de un santo. Nunca callé por tanto tiempo las palabras naturales. Pero hoy, sin previo aviso, el Verano me despertó con dos frases: “Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor”. Hoy, hoy no es el día de Sebastián, ni el de Tomás, ni el de Jorge ni el de las vueltas al mundo. Hoy, que es el día de San Agustín, en mi ventana inaugural apareció la torre de las termitas de quince metros. Y de la cima del palacio de tierra un soldado gritaba: “Señor, Arráncame El Corazón De Piedra”.

Traducido por EZEQUIEL ZAIDENWERG









POEMAS DE MATILDE CAMPILHO 

Príncipe no roseiral 

Escute lá 
isto é um poema 
não fala de amor 
não fala de cachecóis 
azuis sobre os ombros 
do cantor que suspende 
os calcanhares 
na berma do rochedo 
Não fala do rolex 
nem da bandeirola 
da federação uruguaia 
de esgrima 
Não fala do lago drenado 
na floresta americana 
Não diz nada sobre 
a confeitaria fedorenta 
que recebe os notívagos 
para o café da manhã 
quando o dia já virou 
Isto é um poema 
não fala de comoções 
na missa das sete 
nem fala da percentagem 
de mulheres que se espantam 
com a imagem do marido 
aparando a barba no ocaso 
Não fala de tratores quebrados 
na floresta americana 
não fala da ideia de norte 
na cidade dos revolucionários 
Não fala de choro 
não fala de virgens confusas 
não fala de publicitários 
de cotovelos gastos 
nem de manadas de cervos 
Escute só 
isto é um poema 
não vai alinhar conceitos 
do tipo liberdade igualdade e fé 
Não vai ajeitar o cabelo 
da menina que trabalha 
com afinco na caixa registadora 
do supermercado 
Não vai melhorar 
Não vai melhorar 
isto é um poema 
escute só 
não fala de amor 
não fala de santos 
não fala de Deus 
e nem fala do lavrador 
que dedicou 38 anos 
a descobrir uma visão 
quase mística 
do homem que canta 
e atravessa 
a estrada nacional 117 
para chegar a casa 
ou a algum lugar 
próximo de casa. 






Época da colheita de lã 

Faz hoje um ano e meio que inundaram o canal de Danesdale para dar passagem à procissão dos castores. Ainda estou sem saber como é que se faz um poema mas pelo menos já sei dobrar a roupa. Tenho-me recusado a falar sobre aquelas coisas habituais, como o coração de Deus, a corrida dos gaiatos, a visão macroscópica que incide sobre a dobra dos calções do atleta, o cílio do peixe preto que todos os dias roça o peito do mergulhador das manhãs, o resultado da partida de baseball no Connecticut ou a forma mais correcta de escrever baseball. Acho que o esporte é uma coisa reconfortante porque se realiza sempre sobre um solo fértil e também porque o posso abandonar a qualquer instante ou voltar a ele em qualquer instante. Fred ainda está vivo, ainda limpa o balcão do bar com o pano encardido e sei que sempre que regressar à cidade posso entrar no bar, sentar-me ao balcão e perguntar-lhe sobre a performance de Hank Aaron. Fred sabe tudo sobre o voo. Descobri inúmeros elementos transformadores da vontade, mas também não vou distender-me aqui em palavrões ou frases demasiado compostas só para encontrar um sentido no decorrer da sentença. O melhor pianista do país morreu esta tarde e tinha os cabelos iluminados de fogo. Sônia diz que ele fazia lembrar erupções de querubins no asfalto, Eric não para de chorar. A amendoeira do canal foi rasgada a canivete mas o desenho gravado não é de todo a tatuagem mais feia do mundo. Etc. Etc. Etc.






Badland 

Não sei se sou homem 
já não sei se sou 
homem 
se sou besta 
se tenho olhos azuis 
ou mesmo se visto 
camisa azul. 
Também já não sei 
se seguro um toco 
meio ardido, aqui sentado 
na esplanada desta cidade 
cujo nome é Tavizkam. 
Não sei se sobre meu ventre 
foi depositada uma concha, há uns 
1000 dias atrás. 
Não sei se sou automático, se devo 
trabalhar, pagar o revólver a prestações, 
fazer remo, correr na calçada, usar 
camisa esquadrinhada, escrever em 
cedro esquadrinhado. Eu não sei 
se possuo uma barca, se possuo 
ossos que podem apodrecer 
a qualquer hora. Eu não sei os nomes 
dos poetas todos mas sei que os poetas 
todos são os novos roqueiros. Eu não 
sei, só sei que antes julguei que 
os poetas eram escavadores. 

Aquele amor 
aquele que eu pensei 
que se despedaçaria como 
um meteorito no Minnesota 
(uma coisa assim 
estrondosa abusiva 
gritante maravilhosa 
estilhaço prolongado 
cheio de uivos) 
afinal caiu silencioso 
como um aviãozinho de papel 
passeando em Itaparica 
em dia da apanha dos morangos. 

Não sei se sou homem, 
se sou mulher. Mas este 
é o caminho do estio 
e por perto passam os bois. 






Explicação do sopro 

Século XXI. Certos homens se fecham em quartos de hotel porque nos lugares anônimos é muito possível ficar encostado numa parede branca vendo a água correr no chão do chuveiro. Dois rapazinhos pegam as bicicletas e pedalam quatrocentos e vinte quilômetros até achar a costa. Ao alcançá-la, tiram suas roupas e não mergulham: só encostam a zona lombar na areia e repetem até ao infinito a ladainha da tabuada do sete. Um bombeiro termina seu turno de vinte e quatro horas e entra no boteco junto à estátua de São Tarso. Pede um conjunto de sete pães de queijo e nos espaços entre cada um dos pães ele fica procurando um pedaço da túnica de Deus. O motorista do ônibus sabe perfeitamente que dentro da mala da senhora de rosto limpo tem uma caixa de jóias que contém uma caixa de medicamentos que contém uma caixa de anel que contém uma bala. O tocador de kalimba está muito consciente de que hoje o mantra nasce da mistura de um cântico de procissão com o latir do cachorro, e está consciente também de que todo o desenho acha sua acústica perfeita nas pequenas eremitas. Aquele que pinta a natureza, o ladrão de ossos, sabe que deve empreender seu trabalho em posição horizontal, de corpo muito junto ao chão. E se por acaso o observarmos no processo por mais de oito minutos, podemos reparar que sua caixa torácica constantemente toca a tela, sempre na mesma cadência. Porque ele, herdeiro de todos os impressores e selvagens, sabe que só tem uma forma de desenhar as flores: na terra. A moça de vinte e sete anos ainda está sentada ao toucador, de frente para o próprio rosto, absolutamente indecisa sobre qual dos objetos escolher. Entre o baton alaranjado, a carabina calibre 12, o pó de arroz eo crucifixo em miniatura vai uma distância de dois passos a galope.






Fur 

com cara de Whitman 
foi assim que você pensou que eu viria ao mundo 
foi assim que que você me viu na floresta 
foi assim que você me viu pendurado no poste elétrico 
sempre pendurado num ramo qualquer, sempre usando 
o verão. 
você se lembra daquele verão no Brooklin 
em que ficámos perseguindo os bombeiros 
durante todo o dia apenas para ver 
uma vez e depois outra vez 
o leque aquático que se abria sobre o fogo? 
você citava poetas húngaros mas nesse tempo 
eu só queria saber de inventar uma língua 
que não existisse. 
você se lembra do concierge que nos recebia 
na pensão do Brooklin como se nunca 
nos houvesse visto antes? 
e não havia semana que passasse 
em que nós não dormíssemos 
pelo menos uma madrugada 
na pensão do Brooklin. 
me lembro dos dólares amassados 
que eu semanalmente tirava do bolso 
para pagar a Doug 
eu sabia o nome de Doug 
o Doug nos tratava disfarçadamente 
por menina e menino. 
você falava que os dólares vinham 
sempre com uma forma diferente 
eu adoro como você consegue tirar um coelho do bolso 
eu adoro como você consegue tirar uma lâmpada do bolso 
eu adoro como você consegue tirar a Beretta 92fs do bolso 

foi assim que você pensou que eu ficaria 
no mundo 
com corpo de besta vestida 
usando um lápis pousado na orelha 

foi assim que você me viu 
pedindo três ovos para Miss Elsie 
a senhora da mercearia na Court Street 
ela me deu oito ovos 
porque ela sempre dava alguma coisa 
ela me achava uma graça e ela não acreditava 
em números ímpares. eu também não. 
me lembro de você na mercearia 
do Brooklyn 

você costumava ficar lá atrás 
brincando na secção das ferramentas. 
se eu tivesse mais do que um coelho, 
uma lâmpada ou uma pistola 
eu teria te comprado um Black n' Decker 
eu acho que você seria a pessoa mais feliz da ilha 
com um Black n' Decker enfiado no cinto. 

foi assim que você pensou que eu ficaria no mundo, 
usando flores em meu cabelo negro, 
sempre escondidas no emaranhado dos cachos 
sempre escondidas no emaranhado do caos 
de minha cabeça negra. 

só você sabia quantas flores eu usava 
porque agora eu já sei 
que você dedicava as noites 
à contagem. Deus não dorme 
e você também não. 

(publicado originalmente na página "Risco", do Jornal O Globo ) 






Obituário de J. Anderson Pritt, pela mão da viúva 

um pedaço de aço? 
- vai lá e rouba. 
a entrada da barcaça no Ganges? 
- vai lá e rouba. 
os dentes do jaguar japonês? 
- vai lá e rouba. 
corações? pele, pelo, retina? 
- vai lá e rouba. 
o efeito supralunar de janeiro? 
- vai lá e leva. 
a receita mágica do refrigerante ou 
o mecanismo do relógio de corda? 
- vai lá e rouba. 
a hora do despertar do monge? 
- vai e usa. 
anel de ouro? 
- todo seu. 
setenta e oito braçadas do salmão 
que agora já sabe onde é a foz? 
- vai lá e rouba. 
a canção tradicional da ilha 
entalada entre meridianos? 
- vai lá e rouba. 
o farolim do carro armado? 
- leva, para o que der e vier. 
o desenho fosforescente suspenso 
na parede colombiana? 
- vai lá e toma. 
o fantoche que João o carpinteiro 
levou anos para esculpir? 
- vai lá e rouba. 
constelações desmanteladas 
fora da orbita terrestre? 
- vai lá e abusa. 
a cautela previsivelmente 
vencedora, loteria de Natal? 
- vai lá e rouba. 
pulseira de palha do discípulo 
natural? 
- vai lá e rouba. 

Morreu sozinho e pobre 
raspando farpa por farpa 
a lasca presa no coração 
de Dimas, o santo a quem 
no céu chamaram Rakh. 






Piscinão blue 

the real reason why we never jumped into the pool was 
well freddy never was a good jumper betty never was a 
good sport aunt amy always talked about tea pots and 
tea plates and spoons and her lost loving pomegranates 
and dad kept drawing leopards on every wall of our house 
please don't ask about mom or mom's dress made of flowers 
made of silk made of every shade of desmond's fears 
little timmy sang a song about our only friend kazakalim 
whose skin was dark whose blood was dim whose chest 
was shiny as the wooded flute that father used to clean 
every morning every midday every night and every dawn 
as mother danced around the oak tree which surely did 
contain a bird contain a whale contain a stack of all our tears 






I´ll have what she´s having 

nunca vou ser bom para ti 
quero dizer 
i talk to you for 5 hours 
and then i can't sleep 
vejo a meg ryan 
and then i can't sleep 
sou a cara do billy crystal 
and then i can't sleep 
isto aqui não é manhattan 
and then i can't sleep 
acho que o teu corte 
de cabelo faz lembrar 
vagalumes no sangue 
do menino Emanuel 
que como eu disse 
era feito de veias 
perfume e ossos 
campo elétrico uniforme 
i talk to you for 5 hours 
sobre genética divina 
sobre genética humana 
sobre jejum e urologia 
and then i can't sleep 
porque fico pensando 
em Deus no filho de Deus 
nos filhos de Deus 
nos cachos amarelados 
nas camisas de colarinho blue 
no espadachim do anjo torto 
na estrada para Umbaúba 
na barraquinha de 
frankfurters and rolls 
and then i lose my glasses 
and then i can't sleep 
e tenho o rosto coberto de pó 






O acrobata 

I am too late for the birth of birds 
but have come just in time for the 
opening of a red chocolate bar 






Learning to make fire 

Let's go back into writing, Ed. No more broken bones and thrown out arrows. Quit, you and I, the wounded driving, the electric wet lanes, the shame of beards. There is no greater prince than the prince of solidity. I've been eating two apples a day: one at dawn and one in bed, as I watch the boats cast out the nets. Brilliant night visions, all made of fruit and fish. Flashlights make perfect compasses, kid. Rage doesn't. I still keep your tapestry underneath the wooded bed, whenever the structure is moved the rug is taken with it. Sorry about the word rug, sorry about the misspelling of lessons, sorry for not telling you about the rain or the effects of rain and yells all mixed together. No greater doom. Get your stuff, Ed. Nature is distressingly perfect around here.






Desmembramento de um semicírculo 

Certo que nos dedicamos 
a místicas peregrinações. 
Exercitamos a respiração, 
lutamos brigas orientais, 
praticamos uma e sete vezes 
a tradução do poema chileno. 
Mas no fundo sabemos 
que o que importa mesmo 
é roçar a superfície negra 
da pele do peito do anjo 
que está vivo 
que não dorme. 


RENAN NUERNBERGER [11.049]

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Renan Nuernberger 

Sao Paulo, BRASIL  1986. Poeta y estudiante de Letras en USP (português / Alemão).
Obtuvo el primer lugar, en la categoría de novela, del Premio Juvenil Ferreira de Castro (Portugal, 2005), por el libro Adeus, Pasárgada y prepara su primer libro de poemas.
Escribe en Esboço de Arte Poética ( http://esbocodearte.blogspot.com ) y coordina o blog O Casulo ( http://o-casulo.blogspot.com ).




PEQUEÑA CONMOCIÓN 

Elegancias sutiles sin escándalos, sin celos...
(Mario de Andrade)


El padre decía: esta ciudad
de São Paulo es una bosta
. Se refería, estaban en el
coche, al tráfico. Mientras
la lluvia tapaba las cloacas
y los números se mentían
mutuamente, la ciudad sin
pulmón, les decía: la vida,
la vida pequeña, para,
mientras aviones a chorro revientan
el cielo: libre, tránsito de
acciones, lucro, tráfico de 
armas. Un celular vibra
en el bolsillo del pantalón, la mujer
ignora a los travas del hipódromo,
no estoy insinuando 
nada, alguna 
novedad en la tarde de sábado?

Traducido por Aníbal Cristobo








¿QUÉ RETIRÉ DE LA CAJITA DEL SABER?

nunca podré cumplir
bien mi cometido no
porque que yo sea así
de perezoso pero esta
plaza abandonada a las moscas
estos festivos desperdiciados
el ocio no conmueven
(y no es eso) mi nuevo
sentido explícito que quiere
signos herméticos y
sagitarios.







EN ESTA CALLE LO QUE VEO

En esta calle lo que veo son
hombres, manos de extraños
gestos, sin manchas los
zapatos y el terno
(me remiten a aquello
que pienso, de esos hombres:
dejarlos totalmente solos
que las taras se exacerban
y del coxis expuesto
recrean el sexo, otros
beben a la salud del difunto, ganan
el sorteo, otro enceguece,
otra caga, esos
gajos de gente caminan
como, si libres, estuviesen
enteros) de lino tramado
que se ajusta al cuerpo
como, si caperuza,
caminasen juntos.

Traducción de Joan Navarro










O que eu retirei da caixinha do saber?
El que vaig traure de la caixeta del saber?
¿Lo que retiré de la cajita del saber?
N esta rua o que vejo
E n aquest carrer el que veig
En esta calle lo que veo


O QUE EU RETIREI DA CAIXINHA DO SABER?

eu nunca poderei dar
conta do recado não
que eu seja assim
preguiçoso mas esta
praça jogada às moscas
estas férias entornadas
ócio não comovem
(nem é isso) o meu novo
senso explícito que quer
signos herméticos e
sagitários.







NESTA RUA O QUE VEJO

Nesta rua o que vejo são
homens, mãos de estranhos
gestos, sem manchas os
sapatos eo terno
(remetem-me àquilo
que penso, esses homens:
é deixá-los sozinhos
que as taras se enervam
e do cóccix a mostra
recriam o sexo, outros
bebem o defunto, ganham
o sorteio, outro cega,
outra caga, esses
gomos de gente seguem
como, se livres, fossem
inteiros) de linho tramado
a compor-se no corpo
como, se carapuça,
caminhassem juntos.





QU È VAIG TR A URE DE LA CAIXETA DEL SABER?

mai no podré complir
bé la meua comesa no
perquè que jo siga tan
mandrós però aquesta
plaça abandonada a les mosques
aquests festius desaprofitats
l'oci no commouen
(i no és això) el meu nou
sentit explícit que vol
signes hermètics i
sagitaris.






EN AQUEST CARRER EL QUE VEIG

En aquest carrer el que veig són
homes, mans d'estranys
gestos, sense taques les
sabates i el tern
(em remeten a allò
que pense, d'aquests homes:
deixar-los totalment sols
que les tares s'exacerben
i del còccix exposat
recreen el sexe, d'altres
beuen a la salut del difunt, guanyen
el sorteig, un altre esdevé cec,
una altra caga, aquests
grills de gent caminen
com, si lliures, estiguessen
sencers) de lli tramat
que s'ajusta al cos
com, si caperutxa,
caminassen junts.

Traducció de Joan Navarro







 AS COISAS CLARAS


O arquiteto: o que abre para o homem
(tudo se sanearia desde casas abertas)
portas por-onde, jamais portas-contra;
por onde, livres: ar luz razão certa.
(João Cabral de Melo Neto)


Suponha um copo d’água
e uma sala repleta de luz.
Sobre o tampo d’uma mesa
o copo translúcido atua
suando tranquilo
sua mancha na madeira teca
opaca. Os bichos ciscando
lá fora. Janelas enormes
que ocupam quase
toda a extensão das
paredes da sala. O sol
emanando seus raios
ao pulmão de vidro
em que estou contido.
Escrevo à prova de balas.






O mar Egeu não se ergue
(nunca depois navegado)
sob o abismo desta manhã.
Escrevo. Mastigo alguns
nacos de fruta
(suponha ser manga ou caju).
Poema: os bichos ciscando.
A engenharia é o mal
necessário a quem
pensa o poema e se
esgota ao pensar(-se),
máquina d’emocionar.
O copo d’água, as frutas,
a madeira teca, o iMac, o .doc:
todas as coisas bem claras.





SEM TÍTULO (II)

janeiro é um mês vermelhíssimo
tônico, auroral
(tempo de amor e miragem)
embora não seja
o início (o início
mesmo é em março: o mal
que, no norte,
resulta no enterro dos mortos)
ciclicamente é um
istmo
de coalizão solar






queria viver em pleno janeiro
suado, quente
(o coração sem cardeais)
sempre pronto para
a próxima (a próxima
talvez seja a última: ela passa
e onde estou?
na capital do século vinte-e-um?)
incisivamente explosiva
visão
de suas pernas pro ar






SOL, SLOGAN

Que symbolo fecundo
Vem na aurora anciosa?
(Fernando Pessoa)


gostaria de comprar
uma Coca para
o mundo. primeiro
estranha-se mas é
isso aí, uma
Coca-cola como
phármakos: uma pausa
que refresca a mera
metade de nada que
chamamos vida.

over-doce, urso polar,
santa claus, cherry
coke. depois
entranha-se mais e
essa é a real,
Coca-cola como
phármakos: viva o que
é bom, poeta só
porrada, o sol doura
sem literatura.


JUAN CARLOS DEL RÍO [11.055]

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Juan Carlos del Río

Santiago, CHILE 1971.
Es Técnico jurídico, Licenciado de Administración Pública por la Universidad de Valparaíso. Vivió en Río Grande, Argentina y en Santiago, luego, el año 1998 se traslada definitivamente a San Antonio, V Región. 
Ha publicado Partición (Ed. Pieza oscura, 2006) y aparecido en Escritura Pública, Obras reunidas (Editorial Economías de Guerra, 2008), del Taller de escrituras Buceo Táctico, del cuál forma parte desde el 2005. Prontamente dará a conocer la plaquette de poesía CAURITO, por Editorial Economías de Guerra de San Antonio.  
Además es miembro activo de la Sociedad de Escritores de Chile, Filial San Antonio. 



Poesía:


Conjunto habitacional Las Rosas
Entrega inmediata
viva en el sector con mayor plusvalía de la ciudad
cercanía de servicio públicos y comerciales
haga posible el sueño de la casa propia



Y llegamos en un camión ¾
con el salvoconducto de felicidad en la cara
riéndonos solitos
nadie nos esperaba
una sábana flameaba en una plaza
como una bandera
y estaban los blocks
como legos perfectamente distribuidos
pintados en un solo tono
como nichos de 4 pisos
el sueño de la casa propia
era una llave
una escalera de cruz
un letrero de la Obra
un encuadre fotográfico perfecto
una evidencia de lo que fue posible
una campanada al oído
un canto gregoriano rapeado
la villa es una catedral de par en par


II

Y llegamos
cuando la cantería del ladrillo princesa
estaba fresca
en la segunda mano de pintura
cuando el cerco de protección
no se había descascarado
y el brillo no estaba venido a menos
a casi nada
a esa opacidad que oscurece la plaza
y éramos estrellitas brillando
la luz celestial
en este cielo raso que es:
una villa,
      una población,
                 un conjunto habitacional
la casa del ser para los analistas
el desarrollo territorial para los urbanistas
un páramo social
una costra en la ciudad
una x
para la seguridad pública


III

Y llegamos
sin patear la perra
con el espejismo de una casa
como un oasis
a éstos caniles
porque acá, dicen
las bestias se separan
de vez en cuando
el bozal se suelta
y salen todos mordidos
con sus propios dientes
y rasguñados
con sus propias uñas 


IV

Aquí no habrá cumpleaños lumpen
Acá nos sacaremos los balazos
para siempre
no serán tristes las noches
ni habrá cotillón de papel volantín
que se rasgue con el viento
como membrana de sub-producto carneo
acá la memoria será una metáfora
acá el circulo cerrado se rompe
acá la carne en el plato se enfría


V

Aquí no seremos los payasos
de una toma erradicada
no será todo para la risa
aquí no detendremos el agua
aquí seremos otros
acá nuestra piel cambiará
como en las serpientes
no seremos morenitos
no seremos negritos
no seremos mapuchitos
acá nos subirá el pelo
hasta el dintel de la puerta


VI

Aquí justo aquí no será necesario el sahumerio
Aquí las brujas se pierden
Aquí no encontrarán huellas en los cristales
Aquí solamente medallitas y santitos
Aquí los retratos no serán hablados 


De: VILLA, texto inédito.

http://laseleccionesafectivaschile.blogspot.com.es/


MANUEL ILLANES [11.056]

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Manuel Illanes
  
Nace el 26/12/79 en Santiago (CHILE).

Es Licenciado en Lengua y Literatura Hispánica de la Universidad de Chile.
Fue editor y colaborador de la revista Pájaro Verde.

Sus poemas han sido publicados en diversas revistas electrónicas como Cyberhumanitatis, Plagio, 60 Watts, Los Poetas del 5 y Sol Negro (de Perú).

Ha participado en el Primer Congreso de Poesía Chilena del Siglo XX organizado por la Universidad de Chile en 2006, el Encuentro Nacional de Poesía Riesgo País 2008 organizado por la Universidad Austral, el Congreso Internacional de Poesía Chilena organizado por la Universidad Católica en 2009 y el Encuentro Internacional Poesía y Diversidad (es) en América y España organizado por la Universidad de Chile este año.

Publicó su primer libro “Tarot de la carretera”







PRIMAVERA NEGRA

A la memoria de Eduardo Valdebenito (1935-2004)


Las hojas de ese joven álamo,
que una corriente impetuosa agita incesantemente
con el mismo ímpetu que a los sargazos del marino lecho
remece el soplo de Neptuno en los días de tormenta,
son testimonio, inquietantes testigos,
de aquello que perderás en tu vida -si llegas a cerrar
la ventana del espíritu a los vientos, aquellos tercos
venablos que el Deseo aguza y lanza por el mundo
en pos de un blanco, una tierra que se haga llamar
con propiedad Utopía;
las hojas de ese joven álamo, verde tornasol,
que hoy te seducen e inmovilizan
con su agitación de cobras al llamado del pífano de la primavera,
que señalan con estridencia la esterilidad de esta biblioteca
y sus libros, además del angustioso desierto
que reluce en los ojos de los yertos estudiantes,
con su agitación verde, enfebrecida,
verde como los tiernos pastos de la estepa a los que se asemejan
/ tus años,
verde como esa patria derruida a la que ya no perteneces ni podrás
/ volver.
Primavera negra: el galeote tiene los brazos y el ánimo cansados
/ de tanto bogar.
Cansados de que el amor derive siempre en llanto, en llanto,
y de observar a los distintos rostros del miedo dibujarse en cada espejo
/ por las tardes.
De enloquecer con alcohol por culpa de la garrapata que se incrustó
/ en el alma zaherida.
De envilecerse a sí mismo, transmutando la ternura de los cuerpos
/ en crueldad, la pureza de los besos en hipocresía.
De ver a sus mayores morir de cáncer, y de que los primeros días soleados
/ no traigan sino albricias de dolor:
un constatar los muertos en las páginas del oscuro obituario de la vida,
un solsticio en vez de un equinoccio de sombras.
De que las palabras no sean más que fuegos fatuos,
aceite que se malgasta en lámparas cuya luz devora la niebla
(aspirar, aspirar sólo a consumirse en el fuego del tiempo caníbal).
De oír cómo las sirenas de las ambulancias
rompen, una y otra vez, la tranquilidad de las noches humanas.
De la miseria multiplicada por la miseria que contemplas
desperdigada por la urbe y el mundo, verdadera Reina de los alacranes,
la usura y el capital.
De hallar la palabra traición escrita con sangre sobre
/ la frente de los hombres.
De la cacofonía de las guerras y sus imágenes de mierda.
Del puto señorío de las larvas.
Primavera negra, ojos cerrados: las hojas
de un joven álamo se deslizan como cuchillos por el aire cálido de octubre.
Presientes el murmurar de los estudiantes, afanados de lleno
/ en el vacío de sus vidas:
Concepción es una gaviota que se precipita en el mar.
Y tú, fastidiado de la inocencia de los ángeles, de los vientos,
de los álamos susurrantes, regresas a beber del veneno
/ de las calles.




“ALLENDE IS DEAD”

21:15/ Animales huyendo de la cólera del Señor del Frío, blue jeans gastados,

el viento que cosquillea entre las nalgas tumefactas –víspera del primer día del invierno, la temperatura de la época bordea el 0.

Nerviosos pasajeros descienden de los autobuses y caminan asustados por las veredas apenas iluminadas,

nerviosos, con la rapidez del refugiado que corre hacia el bunker para guarecerse bajo tierra.

Animales huyendo de la cólera del Señor del Desamparo, sucios blue jeans.

22:36/ Por las axilas de la ciudad se desparraman cientos de graffitis como un sudor ácido que baja por los miembros y emporca la santidad de toda higiene.

El supermercado desgarra la neblina de los neones como un sorprendente Caleuche batiéndose entre las oscuras aguas de zonas abandonadas y eriazos rebosantes de ortigas, sus pasillos vacíos, sus carros alineados por alguna extraña fuerza levitando en los márgenes de la oscuridad,

espejismo inflamado y después consumido.

El aroma de la orina es el incienso que se eleva desde los altares de adobes derrumbados e improvisados estacionamientos.

Calaminas oxidadas en las azoteas, musgo y calcetines perdidos, amarillos titulares desgarrados como islas de un archipiélago de nuestra Terra Australis, las ropas a medio secar flotando en la ribera de la noche

sobre nuestra hambre sin brújula.

08:10/ En los extramuros de la ciudad, la escarcha llena de canas la cabeza de viejos neumáticos abandonados al borde del camino –Pudahuel Sur.

10:32/ La dentadura del tiempo deja su huella irregular sobre las fachadas de iglesias & burdeles.

Cuarzo de mandíbulas apretadas, nicotina de frustrados deseos, larga espera de los juglares en cesantía.

Nudos de perros vagos se adhieren al sueño como costras en las plazas públicas.

Un hombre encorvado barre fragmentos de vidrio y hojas, disimula una nube de sangre como si fuese una mancha de aceite sobre una tersa camisa.

15:22/ El disco solar bailotea tristemente sobre los adoquines, su vigor huye de los ojos eclipsados en los restaurantes, célibes oficinistas, albañiles, estudiantes, ojos como tambores deslizando su tam tam seco por la ciudad.

16:45/ Escozor en las ingles, coitos de púberes entre la maleza de los cerros y los sucios arbustos de la polis sudaca.

17:30/ Los descendientes de Lao Tsé comercian frituras en las calles atestadas de animistas & católicos.

Asalariados sin órbita acampan en un cráter céntrico, restauran los pilares del quebrantado Diego Portales bajo una cortina de chispas y escombros. Así, el concreto de nuestra política futura contiene la cal y el huevo, el barro de los hijos de las uñas de arcilla.

La herrumbre de las puertas dice más de cada corazón que nuestras propias palabras.

Carrocerías tapizan el horizonte a un lado y otro de la carretera

un lado y otro de la carretera.

19:13/ Cubículos, mudos intentando burlar la pantalla vacía para comunicarse con mudos, cibernautas jugando a la pederastia & la aflicción.

20:32/ “Los vamos a cagar” “Guerra entre clases” “Los leprosos” “Fuera de Servicio” “En Jesús todas las cosas son hechas nuevas” “1º de mayo Nada que celebrar” “Mudanzas” “La única iglesia que ilumina es la que arde” “Claro está invirtiendo en ti” “Satán es el rey” “Expendio de bebidas alcohólicas” “Seguridad y confianza” “Para su seguridad este vehículo solamente se pone en marcha con las puertas cerradas” “Farmacias Ahumada” “Internet donde yo quiera” “Cuarto de Libra con queso $990” “401 Maipú las Condes” “Escape” ESCAPE ESCAPE!

23:05/ Demos gracias al Zaratustra de los narcóticos por nuestras noches,

más serenas que un erial.

01:40/ Choros & narcos se disputan los barrios.

El aleteo de una luciérnaga púrpura raja la oscuridad de los callejones.





EL ARTE ZEN DE CAPTURAR UN POEMA

La pupila es un azar, una brújula
que dicta sus puntos cardinales
a los hijos de la Calavera.

La pupila es un azar, una marea
que se concreta en imágenes
como polaroids desechadas por el tiempo.

Imágenes, sustancias asiáticas,
fragantes, malolientes, a veces
                               pavorosas

que acechamos con la torpe
paciencia de un pilpilén
rastreando crustáceos
en una playa tapizada de basuras.

Nuestro tránsito hacia ellas
es húmeda escalera que conduce
a una oscuridad matriarcal,
salón de espejos que confunde
e hipnotiza con el tremolar
                       de sus siluetas:

recuerda si no el despiojamiento
de los niños en las tardes de verano,
toda la mecánica social
resumida en el brillo
de las liendres y los parásitos
                                    muertos.

Cuenta si no los denarios
que reunimos para la cena diaria.

Escucha si no la guitarra
que se afina con sonido ascético,
casi como un acto de meditación,
de pureza desdentada.

Considera si no el hambre.

Las peluquerías.

Los berreos de Marco Valerio Marcial.

El agua helada cuando el gas se acaba.

El jugueteo de los gatos
bajo las palmeras del cité.

Los azogados de la gran ciudad
de Santiago del Nuevo Extremo.

Las palomas en el aire matutino
formando una bandera desgarrada.

La pátina de spray & excremento
sobre los monumentos de nuestros héroes.

El café caliente y las manos
azuladas por el frío.

Las agujas melladas
que hacen crujir la piel.

La sangre destilada, tierno cordero,
con que se prepara el ñachi.

El camafeo engañosamente
transparente, ámbar trizado
de nuestras auroras.

Imágenes todas, materias descentradas,
pavesas que removemos
para reanimar el fuego primero:
es un pez, es un pez el poema
que desciende huidizo por el arroyo del tiempo.







EDAD PAGANA

Cuando la fiesta termina, una pirámide de platos
te aguarda en la cocina, hay botellas vacías
sobre la mesa manchada y vasos a medio
llenar por los cuatro puntos cardinales
                  de la casa. Ceniceros atestados.
La boca está cruzada por estrías como la tierra
que tortura una prolongada sequedad
y una sed malsana, terrible anida en ti,
porque la carne es un pozo cegado por soles
                                                inclementes.
El tiempo bombea nuevamente por nuestras
arterias, circulará sin control por llameantes autopistas.
Tendrás que volver a pagar los impuestos al Demonio
de la sobriedad, su tributo cobrado en especias,
oro y todas los metales invaluables
del espíritu, las riquezas dilapidadas.
De nuevo las preocupaciones, el viento de la mañana
arrojándolas sobre la conciencia como a una legión
de tábanos que arrastrara desde lejanas fronteras,
                                                        cerca del desierto.
La vida para erigir una castillo de naipes
que el sencillo aleteo de una mariposa derrumba.
De nuevo el cuerpo un ancla, un lastre
que nos liga de una vez y para siempre a la ceniza.
De nuevo el cuerpo, territorio cercado, amenazado
por las mesnadas sin número de la Calavera.
Las canciones de Bowie sueños, salvajes sueños
de una edad pagana: cómo desearías escuchar
Rebel, Rebel en tu discman, camino a la eternidad.
La voluta sagrada del pensamiento deshecha,
el alcohol esfumado de la sangre. Un soplo
                                             de Yahvé basta.
Llamadas telefónicas perdidas. Ex­-amigos,
goletas que la noche hundió en sus profundidades.
Cuadernos llenos de garabatos impublicables.
El decálogo en que sobresale una ley: “Compra”.
De nuevo el tiempo, una escudilla vacía que deberás
llenar hasta el tope con trabajo, con ideas, con sonoras
                                            palabras, una lucha sin fin.
Nada de espasmos, nada de risas, nada de iluminaciones
conservadas. Abrazar cansado la Sombra.
La fiesta termina y el resplandeciente horizonte
que contemplabas, tan puro como un recién nacido,
tan puro como las luces de la ciudad entrevistas
en la madrugada,
se oculta tras el espeso telón de la oscuridad. 








NOTAS DEL PARIA

Canto es la penumbra del que tiene ojos sólo para aullar,
no saciedad en la fe de los manes, no
lechuza de la verdad y la noche constelada,

canto es glosolalia de los apóstatas, carretera
transitada en las primeras horas de la madrugada
por ebrios s/ ley, s/ padre o verga sacramentada,
vocabulario de la ansiedad, metálica como la sonrisa de un pederasta,

canto es el sombrío transitar de los cardúmenes
en el pozo de lo que llamamos corazón,
de lo que fue palacio y hoy luce descampado,

snuff movie filmada en los bordes del desierto.

Exilio es canto, reconstitución de escena
tras la vulgaridad de un crimen, notas tomadas al azar.

A 100 km. p/ hora se ve alejarse a los kamikazes
del canto, abandonar este poema y adentrarse
                            en la espesura de los bambúes
tarareando un mantra camino hacia el útero,
las bragas fuera, los gestos s/ futuro
de aquellos que se acoplan para después separarse,
el choque, los cuerpos agonizantes, algo
parecido a una muerte siendo sólo pared de la hoja en blanco.
Aliento entrecortado que apenas rasguña palabras,
sólo la visión de unas costas luminosas
disolviéndose en la oscuridad del tedio,
la mancha seminal que deja el deseo en el papel.

Canto es el desgarramiento de la palabra
“canto” hasta palpar la ausencia que hay en ella,

el bubón que señala el avance de la enfermedad.

El hacha de los exploradores que se abren senda
entre los manglares, los mosquitos y la fiebre amarilla
podría ser también canto, ya que es representación
                                                        de una inútil valentía.

Canto es sobrevivir como animales, como bestias
s/ el soplo de lo bello o lo sublime, sobrevivir
al colapso de los reinos y las antiguas
monarquías, las rotas alianzas matrimoniales.

Canto alimenta a los nuevos mutantes que somos,

es Dante descendiendo de círculo en círculo
porque en la mitad del camino de nuestra vida
nos hemos encontrado en un infierno gris extraviados.

Canto:
-semilla que manos esforzadas hunden en el abismo del tiempo.

Canto:
-espermio intentando fertilizar el vacío con forma de óvulo,
derrotero perdido en el espacio de los coitos.

Canto:

C aricia, confusión, cuestionamiento.
A lfa, absurdo, azar.
N egación, neblina, noche.
T ormenta, torrente, tedio.
O mega, oquedad, oquedad.








 LA SED

Aquella que nos reduce a estatuas de sal en el umbral de las tierras de Gomorra.
Aquella que abandona los manuscritos del dolor sobre nuestras pringadas mesas.
Aquella que ordena a sus siervos: “buscar”, “extraviarse”, únicos mandamientos
                                                      grabados sobre las losas de su Sinaí.
Aquella que defecará sobre nuestra tumba abierta.
Aquella que diserta sobre dios y su innominada vulva, parada en el púlpito de la locura.
Aquella que interpreta los hexagramas y vaticina: “Ku”-destrucción, como si ya
                                             no hubiera bastante caos en nuestras vidas.
Aquella que se jacta de ser soberana en la Babilonia de los días-nadir.
Aquella que nos niega el pan y el agua para que así tengamos que vagar famélicos
                                               por los eriazos, las carreteras de su reino.
Aquella que enterró el cáliz de Cristo en la arena de la más infecta codicia.
Aquella que satura las pantallas del mundo con una imagen, un zoom del gran falo
                                                             erecto de los Capitanes de la guerra.
Aquella que no tiene vástago alguno y aplasta la cabeza de nuestros niños como
                                                           si fueran cucarachas en su camino.
Aquella que recibe la loa y las ofrendas de los jefes de las tribus –el oro y las vanas
                                                                       palabras de los mandriles.
Aquella que no tiene ojos, pero sí una boca afilada con la que devora toda existencia
                                                                                        a su alrededor.
Aquella que milita en  las legiones de Capital.
Aquella que vino a la vida el día de la muerte del Espíritu Santo.
Aquella que lame su propia sombra hasta emponzoñarla –es un alacrán en la perfidia
                                                                                          de los opios.
Aquella que dirige la cuenta regresiva para el Apocalipsis / pero todos los días
                                                                                        morimos, todos.
Aquella que inyecta la morfina del aburrimiento en las cansadas arterias.
Aquella que vive en permanente vaivén & negación.
Aquella que nos sodomiza, pero que nunca será sodomizada por nosotros.
Aquella que llamo Cuchillo de lepra.
Aquella que estranguló a Rimbaud hasta doblegarlo –y los médicos firmaron:
                     “tumor en la rodilla derecha, sífilis”, qué sarta de estupideces.
Aquella que malparió a Adán y toda su descendencia.
Aquella que agita las estrellas –y las eclipsa en el estanque del cielo.
Aquella que anuncia los sismos, los hundimientos del espíritu, como un cometa
                                                              en los tapices normandos.
Aquella que es Tarántula.
Aquella que tiene la prestancia de las putas.
Aquella que conjuga el verbo matar en todas sus formas.
Aquella que no responde a identidad alguna.
Aquella que en la ventolera de los días & en el cristal de las noches & en las dolorosas
primaveras nos enseñó el silabario de la muerte para hacernos vivir, nuestra madre, 
                                                                                                         nuestra sangre.

ROBERTO BESCÓS [11.057]

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Roberto Bescós

Roberto Bescós Concha, Santiago 1952. Estudia Filosofía en la Universidad de Chile, estudios que quedan interrumpidos por el golpe militar. Se traslada tempranamente al puerto de San Antonio, en donde ha realizado su trabajo literario, mayormente poético. 

-Tiempo sin raíces, 1981.
-Artesanía en duendes, 1989.
-Entrañas, 1994.
-Estudios en pasado, en presente y futuro, 2000. (ensayo)
-Como la savia, 2002.
-Matanoche, 2002.
-Plus, 2005.
-Poética, 2006.
-Cilantro, antología poética, 2007.

Fundador de las primeras revistas editadas en tiempos de dictadura en San Antonio en los años '80:  Trapisonda y Caballomar. Además, se destaca su labor de columnista de prensa regional y local en La Estrella de Valparaíso, El Espectador de LloLleo y Proa Regional de la provincia de San Antonio. El año 2006 funda el Centro Cultural Pato Yeco. El año 1994 se le otorga el Premio Municipal de Arte, en poesía (I. Municipalidad de San Antonio). Ha realizado diversos talleres de literatura en liceos, colegios y biblioteca. Es miembro fundamental del Taller de Escrituras Buceo Táctico y fue presidente de la SECH local.  Su última publicación -Cilantro- corresponde a un trabajo antologado por el Buceo Táctico y editado por Economías de Guerra, editorial refundada en San Antonio.
A Roberto se le puede encontrar en su puesto de libros en el paseo bellamar.


Roberto Bescós, un poeta nuestro

Por Juan Cameron

En Chile, un país donde los poetas no dejan ver la poesía, resulta reconfortante toparse con alguien que realmente escriba y, además, lo haga con talento y extraordinaria gracia. Es cuanto sucede al leer a Roberto Bescós. El poeta sanantonino, autor de seis poemarios y un ensayo, publicó hace pocos años Cilantro, su antología poética, bajo el sello de la Editorial Economías de Guerra en la colección Buzos Tácticos.

Extraño nombre y arriesgado, resulta el elegido por su autor; se expone a la obvia crítica de algún bromista, en el sentido "que bueno es el cilantro, pero no tanto". Las connotaciones que de seguro Bescós ha trabajado establecen vínculos con su personalidad, su historia, su imagen de poeta pueblerino con cierto áurea de bondad natural, tópicos que lo acercan a la figura de Jorge Teillier entre otros héroes civiles. Y es claro, aquella hierba humilde y de olorosa rama, crece al lado de los arroyos sin que nadie lo advierta y sirve, téngase presente, para adobar los mejores manjares que invitarán a la carne en la fiesta de los elegidos.

Pero es tardío el autor. El primer conjunto importante de poemas lo publica casi en la treintena. Maduro ya, aporta con ciertas alteraciones sintácticas que, con prontitud, hacen reconocible su estilo. Ese tipo de lenguaje suena, a veces, arcaico, como de español antiguo y olvidado; gesto más destacable aún por el uso de la i en lugar de la y copulativa: "Podré estar el tiempo que se me ocurra/ en el descolorido escaño (...) a nadie preocuparé con mi actitud insocial/ podré accionar hasta el arma secreta/ a vista y paciencia,/ demostraré a mis duendes/ que la profesión más fácil es la de pasar/ inadvertido". La gracia de este texto, publicado en plena dictadura, estriba en la ironía por el intento de hacerse invisible en un país plagado de soplones y cabrones.

Siete años después aparece Artesanía en duendes. Este registro es una reafirmación de las señaladas características: "Tuve en mi patio un perro./ Adiós le oí ladrarme el día ese;/ tan sin él quedeme que perdí la alegría". Estilo propio en crecimiento, pronto se identifica con un sonido muy nacional y telúrico ya observado en Pablo de Rokha y, hoy en día, en José Ángel Cuevas: "En mi país tengo este patio,/ un chilenar verdecito de algas./ Amo el pueblo de mi patio,/ glorias, garzas, carmelos, algas". El paralelismo entre patria y patio juega en varios niveles de connotación.

Entrañas contribuye con varios poemas a esa antología ideal y colectiva. Un hermoso texto -El puente que conocíamos nosotros- puede interpretarse como un arte poética o, quizás, como una suerte de reflexión sobre su propia trayectoria. La amplia significancia de los elementos que su particular oficio le exige en esta página, cobra una intensa carga metafórica: "El puente se lo fue comiendo la cuadrilla/ i sin quejas sometiose puesto que no había/ para qué. Su vida se había hecho/ trabajando en cruzar gente en doble sentido/ quebrando el lomo al sufrir los terremotos/ enfermo estaba i soportaba todavía". La comparación resulta casi obvia.

De aquel poemario nace el nombre para la recopilación. Atmósfera del cilantro entrega los elementos y las claves en las que Bescós sustenta su poesía. Ciertas palabras y giros son aquí sintomáticos; nos habla de la dulzura, del "sabor de un universo que duerme", de las frescas huertas y de las viejas albas y de esa fiesta que fue la secreta infancia. Es quizá este volumen el más cercano a la corriente lárica provincial y nacional.

Matanoche, libro aparecido en el cambio de siglo, lo integra una serie de textos epigramáticos, de inteligente observación, a veces similar a un cuaderno de apuntes. Más cercano es Plus, aparecido el año anterior, con trabajos de mayor envergadura y consistencia, en los que el individuo canta a si mismo e intenta una breve revisión del camino: "soñaba en mis sueños con llegar a ser un gran actor/ crecí i no fui actor quemose la leche/ i me perdí a la catherine deneuve".

Cierran el volumen dos cuadernillos inéditos -Cantos de vigilia apocalíptica y Memorial de la noche- conjuntos donde su natural desfachatez suelta la pluma y su amplia respiración vuélvese protesta y recuerdo. Una declaración inicial lo identifica con los suyos: "No vengo al canto porque sí, por razones cortas, por las puras/ a irritarme una locura porque el pan tal vez no es pan/ la mala onda cuando llega muda llega, sin convite". Y casi al cerrar el libro un texto mayor, La octava oscuridad de la noche, nos sorprende y conmueve. Es un canto a su madre donde intenta, a través del llamado, reconstruir la figura de aquellos que en el horror de la dictadura se fueron para siempre. Su voz resulta, como en los versos, la claridad que viene a disipar esa niebla.

Y es justamente en la presentación editorial donde se afirma (o reafirma) que el género adolece de "hipertrofia congénita en nuestro sistema cultural". Pero en la oposición de neologismos entre productor y prologador, el primero aporta lo creíble y lo certero, a diferencia del lenguaje recargado e innecesario del prefacio. El poeta nos prueba, de todas maneras, que es falsa la afirmación popular; que el cilantro es bueno porque es bueno; y punto.

Roberto Bescós Concha nació en Santiago, el 22 de junio de 1952. A los pocos años su familia se traslada al puerto de San Antonio, donde actualmente reside. Estudio Filosofía en la Universidad de Chile, carrera que abandona al producirse el golpe de Estado. El año 2006 funda el Centro Cultural Pato Yeco y ha sido director de las Revistas Trapisonda y Caballomar. En 1994 le es otorgado el Premio Municipal de Arte de San Antonio. 




Al puente que conocíamos nosotros
(Al viejo puente de Llolleo)

El puente se lo fue comiendo la cuadrilla
Y sin quejas sometióse puesto que no había
Para qué. Su vida había hecho
Trabajando en cruzar gente en doble sentido
Quebrando el lomo al sufrir los terremotos
Enfermo estaba y soportaba todavía
Las pisadas del tiempo, aquello que de las cosas
Permanecerá en los lugares. Y el puente
Que se fue entre las herramientas del hombre
Voló para hacerse memoria
Como la novia loca que lanzóse en busca
De un viejo sueño. Hasta uno
En su baranda de cemento
Se ve mirando la larga calle, abajo
Más allá de los rieles. Por el estero.
Abajo y los jardines de la tierra.




Allá de tus nostalgias

Es otoño, lloviznada nave
de húmedas formas de melancolía.
Es otoño, y es mi madre
reclinada en sus recuerdos,
sentada a la sombra de sí, enmudece,
y piensa y piensa y piensa.
Es otoño, enternecimiento y aflicción
merodean en mi alma
al ver a mi madre
costureteando horas sepultas
bajo el ciruelo otoñoso y triste.
Madre, qué te da por pensar tan en silencio?
Te tomas los anillos de viuda
tantas veces humillados
en donde falsos cristianos,
te tomas esas inolvidables ilusiones de novios
y es seguro que otra vez
y otra y otra y otra
comparas ese ciruelo
con tu quinta de aromadas arboledas
y este otoño
con tus antiguas hermosas primaveras.

(24/abril/1975)




La libertad

Camino 
Cogido por la tierra,
por donde cualquiera escucha voces
y encuentro, sorpresa,
en una de esas tardes ignoradas,
secretos impecables,
a una muchacha sola, distinta,
niña cabellera
con ademán de ser libre
con un verso transparente, superior
de algún poeta que ya no existe,
un verso en sus labios de distancia
refinadas.
Esa misma sorprendo una idea,
pez en el alma,
y amo la libertad, promesa
para íntimos de un círculo:
Comprendo lo bello
recóndito
ausente.




Inadvertido

Podré estarme el tiempo que se me ocurra
en el descolorido escaño, junto a las
rosas,
podré descansar despierto
soñar con este sueño querido
hasta mañana por la tarde
hasta pasado por la noche
toda la vida
veranos, navidades, inviernos nuevos
dioses
hasta que un vientón como un agente
registre mis documentos vencidos.
El municipal me retira a golpes de agua,
o envuelto en hojas de árbol de abril
como a restos de insecto.
Mientras que no llegan esos críticos
momentos
podré tragarme la ciudad,
el frío, 
la propiedad del sol,
las tiranteces del ambiente,
los saludos cada vez más distantes;
A nadie preocuparé con mi actitud insocial
podré accionar hasta el arma secreta
a vista y paciencia,
demostraré a mis duendes
que la profesión más fácil es la de pasar
inadvertido.




Desaliento

Tanta poesía venteada por el mundo
hecha sobre una piedra, en una esquela.
Hecha en la carne, en el libraco de las vidas.
Tanta elevación sin pena ni gloria
que me hago analfabeto, o esquirla.
Un poema más que no conmueve a gente 
alguna
que se pierde buena parte del sentido,
¡hay tantos poetas en la tierra
y de tantas variadas especies!
Unos escriben con letra clara.
Otros con caracteres confusos.
Unos emplean la mano izquierda.
Otros lo hacen con cortaplumas.
En el tronco de un árbol o las paredes
de un excusado.
A veces incluso cambio la letra o de estilo
por probar, por ver si esto significa algo
positivo.
“Poetas!...”, dice el mundo
solo y cero palidezco: (callo).




I.

no me amarga ninguna cosa
la gente siempre revuelve la olla
Qué has resuelto para cuando seas grande?
soñaba en mis sueños con llegar a ser un gran actor
crecí i no fuí actor          quemóse la leche
i me perdí a la catherine  deneuve
Tenía otra opción recuerdo mui bien
astrónomo   i mi padre mirábame
de un Zigurat mostrándome el diente de oro
Fumaba el viejo el tabaco de los que van a morir
Ahora sé.          Nunca supe

Este es el informe de un pasajero
azul un poco loco rojo   siervo de los tiempos
shakespeare el mal de addison i yo
nos estrechamos contra el suelo  una vez
dos tres quinientos veces en contra  del cielo
Ahora llueve      huele a leche hervida
un aroma de canela invade la sala
se ha de esfumar en cuando venga el alba

Recuerdo los gatos en los techos de recoleta
por allí cerca la chocozería de los abuelos
chocozería que en manos de alocados
la incendió el diablo en noche de putas
                                                 i de vino
era el tiempo en que los trasnochadores
                                      comían pequenes
el abuelo en su aldea había sido bueno
                                            en el arado
nunca leyó a Berceo alegre bailaba
                                                        la jota
Es de noche pienso en el polvo de los caminos.

(fragmento)





IV.

Jamás acudo a los cementerios
para no leer los epitafios
qué viejo está el vecino de la casa
con cerco de piedra
a la fierecilla caliente del pelo dorado la muchacha que
todos deseábamos
hoi le pesan las arrugas   a la doble de sofía loren
se le ha caído el trasero así de súbito el espejo se río de mí
Te estás muriendo
la vulgar historia del homo sapiens
de ahí pretender fugarse marchar al exilio
a algún planeta interesante
Saltar por los poros
irse por las piedras aunque afuera tiemble o truene
Uno se larga ha hablar con lengua que no es tuya
frases inútiles igual debo hacerme cargo de ellas
Estrujando estrellas atravieso en un sueño
tipejos sostienen ideas podridas sobre el arte
o de las noventainueves maneras de hacer
feliz en la cama a la mujer de goma
(…)
Es tan distinto todo
mi consuelo es que hai una mujer
que tiene cilantro en la piel i canela
A cada centuria que pase conviene revisar las sienes
volver en ir a la escuela
a cada centuria cambiar el agua del florero
i ponerle corbata nueva a los muertos
el arcipreste en cantiga iluminada te decía
que la vanidad perdía al hombre
perla de dicho  del rei salomón.
A cada centuria que pase quememos la ropa vieja
Fui un día de marzo a caminar por recoleta
recorrí el lugar en donde había nacido
pasaron por los ojos las iglesias
i los almacenes de abarrotes
Frente a la vieja casa me encontré i  frente
al gran árbol junto a la ventana
i en sus muchas hojas
retratos de mi gente
pronto en otoño caerán aquellas hojas
el viento se llevará la sonrisa de los viejos

(fragmento)
de: PLUS, 2006.








SEGUIDO POR LA SOMBRA ORIGEN
PÁJARO A TUS RAMAS
QUIEN SEA MUESTRE SUS ROSTROS.-

Entré a la tierra por la orilla más nocturna
alleguéme con una emoción criada en jardínes preexistenciales
signo de la piedra anfibia del invierno que me dio la entrada
maravillosa, dolorosa hora del nacimiento,
origínase en el renovado balbuceo sin memoria el sismo perenne de la vida
yo no incurro en un decir de mandrágoras o de estigmas
ni de algunas herencias malditas en el momento de la conciencia por estar siendo
agora me explico niño, érase éste un niño remoto que tramontaba la espesura
érase el fruto irrevelado, una vocación de duende i de juglar
era yo se dice i te cuento la aventura
brumas callosas a mi siga navegando en cunas migratorias
de la salvaje i bella región añorada en los sueños a este polvo urbano
contemplo el macetero i veo el antiguo paisano de los bosques
así la araña oscura, meretriz princesa del medioevo
i esto otro, la rosa embalsamada velada en el corazón del árbol
cofrade, ven i retírame tú la espina ya que vuelvo a la tierra
alleguéme entonces i crecido pues enviado al viento fui por los seres tutelares
emoción por la potencia laboriosa de la vida:
al canto i vine i entré al mundo con la esperanza del nacido.

De: CANTOS DE VIGILIA APOCALÍPTICA. 








III.

Callejear corazón arriba, corazón debajo de las tres, treinta trescientas ciudades de torturas. Escrita la madrugada con mechas de cartuchos, diabólicos, con carboncillos de imbéciles eunucos, con ladridos de esquinas oscuras. De miradas en mirada haciendo el aro con vasos guturales. Corazón arriba abriendo el paso a pura hacha de guerreros pintados, corazón abajo hallando vetas callosas. Por aires cargados con un peso, el peso de la muerte del talado toqui de los bosques. Conmovido hasta la genitalia el Perdido, en actitud de bárbaro, apuntando con un dedo consagrado la zona sensitiva, revolviendo la mazamorra hirviente, el cedazo en donde definen un antiguo duelo el mal i la verdad. Corazón, corazón el vagabundo por trescientas calles de sandunga, mano a mano, i a veces por desgracia dardo del otro -el mismo- así mismo. Atravesando calles de guerra, las longitudinales, las paralelas, las centrales. Tránsito en un dolor de edificio humano, por las calles de la guerra milenar del pan, del aceite, de la moneda. Muriente i vital, naufragativa la roja bomba cardia, feroz de amor el profeta cantor-radiactivo poeta ciudad arriba, ciudad abajo dando con pie de dios de la montaña medio a medio del cuadrado culo de los malditos. Dando fuertes a ofidios malditos en calles de guerra hasta que en despoblado de yeguas i señor mío se desafine la Bestia con la lengua tamaña de extinguida i su mierdero chúcaro enviado a paseo. El Cantor i de frentón el puño con hoja de palma severa como ídolo de gesta griega. Por el atajo de un cuento de lobo sicópata la bestia esgrime negro la que con sólo la mirada homicida de sus ojos. Confrontado al gran bruto deste universo le espeta con voz terrible: vade retro engendro herético, gorilón, obsceno, inicuo. Hombre i acero el Perdido repite el golpe de tintero conque al Malo tierra arriba cielo abajo.

De: MEMORIAL DE LA NOCHE.

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