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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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JOSÉ ANTONIO SALINAS BAUTISTA [10.856]

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José Antonio Salinas Bautista 

(Acapulco, Guerrero, México 1977). Promotor cultural y escritor. Realizó estudios en la Escuela de Escritores de la SOGEM. Su obra ha aparecido en diversas publicaciones periódicas, y en antologías como El vértigo de los aires (AEM, 2009), 40 barcos de guerra (Independiente, 2009), Cuentos y poemas triunfadores del certamen María Luisa Ocampo (Instituto Guerrerense de Cultura, 2008) y El color de la blancura (H. Ayuntamiento de Acapulco, 2000). Es coautor del libro de cuentos Acapulco en su tinta (H. Ayuntamiento de Acapulco, 2004) y autor del libro de poesía Azul como su nombre (La Trucha Güevona, 2006). En 2004 obtuvo una mención en el Primer Concurso de Cuento Corto Acapulco en su Tinta, y en 2008 el Premio Estatal de Poesía María Luisa Ocampo. Ha sido becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Guerrero en 2006 y 2008.




A filo de navaja

Ciudad que llevas dentro mi corazón, mi pena,
la desgracia verdosa de los hombres del alba…
Efraín Huerta.



I

Un hombre fuma y tira las colillas
como cabezas humanas en las aceras,
como un balón de fútbol de un equipo de nimios resultados,
sucede a cuenta gotas
contagiar uno que otro día el sueño con lágrimas.
Alguien pone un recado a un lado de las colillas
¿de las cabezas? No interesa el mensaje.
La selección acaba de ser eliminada en tiros penales,
comienza rudo el año.



Dicen los cronistas de la ciudad que el conjunto
contrario tomó la delantera, el saldo:
dos levantones con lesión, un arsenal de disparos,
una madre que llora aún frente a un cauce de luz que se apaga,
y otros más trasladados en ambulancia.
Dos horas palpándome lo acalambrado
quitándome lo saudade, lo oscuro de los de casa.
Dos horas tirando piedras al mar de mi infancia
mientras chillan lentas sirenas ruidosas.


II

Dejaron más nítida su presencia de hecatombe
en medio del día con sus juguetes en forma de fusiles.
Era invierno, quedó la luna
desparramada en las calles,
no había noches sin insomnios
ni plazas arremolinadas en días pálidos,
fuimos todos testigos de la desconfianza.
Ellos se adueñaron del tímido respiro de los peatones,
sobre una camioneta Liberty de púrpura tristeza,
de los días por venir y de mi gato.
No había muros donde guarecerme a salvo:
corría por tradición hacia la playa,
ahí
donde las heridas se curan con sal,
y mi infancia no sabía
de territorios en pugna:
sólo el de la línea naranja
donde vivía la niña de mis amores,
donde no había levantones
y los hombres sin cabeza
tan sólo eran leyendas
para que nos acostáramos temprano.


III

Duró largos minutos la huída
no más largos que la incertidumbre después.
Un puñado de civiles y uniformados atiborraron las aceras
frente a un baptisterio rodeado de autos.
Al final
lo que nos duele es el miedo,
vivir así, a filo de navaja.
La casa ya no es refugio seguro
las paredes son blandas
hieden a pólvora los rincones.
Desde la azotea se ve al viento
que golpea con el humo las ventanas,
tal vez no sea así,
tal vez soy yo quien me acalambro
en una ciudad que se achica.

Con tantos casquillos regados
más valdría volver a la calma.
No deberíamos sentirnos a salvo
pasada la tormenta.
No deberíamos hacer
como que nada drena en la calle
como que tanta sangre mancha sólo las coladeras.



IV

Entre los edificios, las calles y los autos
la noche se quiebra, se agrieta.
Con tanto ruido en la ciudad
el silencio dejó de pasearse descalzo
como dos enamorados que caminan en la playa.
Estamos enjaulados.
Un hombre se detiene frente a mí,
dudo en mirarlo, trae un arma en la mano.
No me alcanza la voz para defenderme
el poema se desarma con cualquier retén falso.
La noche se agrieta, se quiebra.






De mañana en ocho

Para Jamel

(siete)

Están cayendo días
en racimos podridos, calcinados de uno en uno
por el relámpago en el ojo del hombre,
y ningún circundante se atreve a recogerlos.
Cae uno sobre otro
alguien los pisa y cuando menos se espera
se arrugan al tacto
(el corazón es como un fruto de árbol).
Están cayendo días
y ni yo me detengo a levantar las horas pretéritas,
el alado amanecer
cae el lunes como un prisma de la semana.
Nada controla esta madurez aprisa
cae la manzana en la podredumbre
la sonrisa de un niño cae
como si nada la sangre,
descascara el viento, a trompicones.
Están cayendo días
y no se puede dejar de sacudir el tiempo
como si árbol fuera.






El corazón en la raya

Desabrigados los pasajeros
meramente a disgustos, gritan atónitos.
Al volante de esta discoteca móvil existen paranoicos
adueñándose de las calles.
Repentinamente el cuerpo es vapuleado
como címbalo en el vendaval.
Los enamorados pierden la distancia
y las paradas de autobús
son trampolines para el cachondeo.
Mientras guardo parsimonia
trepan cirqueros en las puertas;
los policías son maniquíes dentro de las vidrieras.
He aquí un viso muy corto, pero, insisto,
el viaje es animalesco:
esto es sólo el tanteo de un episodio.





ISMAEL LARES [10.857]

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ISMAEL LARES

Ismael Lares nace en Durango, México en 1979. Obtuvo mención en el Concurso de Ensayo 2002 del Instituto Mexicano de la Juventud. Finalista del Concurso de Poesía Cardo 2006.

Autor de los libros de poesía Otredad (Cardo 2006), La Rebelión del Anónimo (ICED/CONACULTA 2007) y La creación como catarsis (Ensayo). 

Fue antologado en Del silencio hacia la luz: Mapa poético de México. Generación nacida entre 1960 y 1989 (Ediciones Zur 2008). Poemas suyos han sido publicados en revistas como Acequias, Al margen, Espiral y Papeles de la Mancuspia, entre otras.






Man 2 man

Hoy
los hombres
salen a las calles
vestidos de gárgola
plagados de maquillaje
disueltos en almíbar

Salen 
los hombres
desnudos
a las calles desnudas
con sus cuerpos afeitados
promoviendo alguna crema
o cualquier cosmético
que te proteja 
incluso de ti mismo

Y los hombres
aquellas estatuas de semen
aquellas efigies del machismo
aquellas locas de taller
o de oficina o de gimnasio
aquellos aguaceros
que derramó el niño 
aquellas perras disfrazadas 
de general 
patriarca
albañil 
luchador
asaltante 
padrote
monarca
sacerdote
salen desnudas a la calle
sin maquillaje
sin máscara
sin madre 







Caín

Caín, master, afilado puño de piedra
Tú, que hiciste encolerizar a dios
santo, santo y recontrasanto
Cabrón, energúmeno del silencio

Caín, humo en el incendio de Roma
Caín, orfebre de la mentira
ciudadano de sinaloa, chaka,
sicario de la poesía

Quién, Caín, sino tú
hará surgir la noche
ahora que todo ilumina?

Caín, tres veces Caín
Negaré tu nombre 
antes de que toque el gallo
la última sonata
all that fucking jazz

Caín, hermano
qué afán de recrearte!
Mejor muere
Muere mejor

Si regresas, aquí estará este poema
que habría de nombrar
Abel, Abel, Abel. 







Corrido

Alguna vez viví
en una ciudad sin polvo, sin caballos.
Sólo ruinas debajo de más ruinas.

Una nube inmensa, un algodón violeta,
eran todo cielo sobre nuestros hombros.
La ciudad respiraba con esfuerzo
el aire tóxico del nostro pecho.
Árboles en los parques, en las avenidas:
verdes inmigrantes que aún deambulan
sin respiro ni viento, sólo grises aromas.
Árboles en los cementerios de árboles,
lagos en los parques y basura en los parques:
decoración kitsch para la modernidad.

Tuve un lindo apartamento en aquella ciudad.
Recuerdo la Colonia del Valle
con su voz turgente levantando edificios:
uno femenino, mexicana;
el otro más culino que un hotel, wtc.
Ay mi colonia, mis calles esquinadas,
La Morena entrepiernada con Adolfo
y el Prieto apretando sus nalgas con fuerza.
Dos esquinas adelante,
Enriqueta Ochoa me sabía poeta
cada vez que iba en bicicleta
y giraba y giraba y ella nomás reía.

¡Ay, mi ciudad!
Ahora polvo y palmeras y nuevos recuerdos.
Pero aún así me levantaré
con un polvoriento barrer de palabras,
con pasito, banda o norteño
en éste poema-corrido-recuerdo.






Réquiem por un avión de papel

Anoche vi volar un avión de papel.
Volaba tan alto que apenas pude distinguir
que una de sus alas estaba medio rota.
Sentí una pena inmensa entonces,
pero nada pude hacer.
El avión cayó estrepitosamente
simulando la espiral que se forma en los ojos
de una persona que ha perdido la razón.
Corrí al lugar del desastre, y ahí estaba él
con sus alas y su motor regados por doquiera.
Había sangre, mucha sangre iluminando
aquella impresionante escena.
No supe si levantar los restos de papel
o buscar sobrevivientes entre aquél desastre,
lo único que hice fue sentir una profunda pena.
Una mujer asombrada pasó frente a mí,
me reconfortó entre sus brazos.
Me dijo que no me agüitara,
pues toda la zona era un campo de guerra.
Cientos de aviones de papel
comenzaron a surcar los aires desde entonces.






Orbe

Cristal sin fondo ni forma
adentro la imagen sin fin
transparencias elásticas brotan de la profundidad
el cristal se acerca
la distancia en movimiento como una carretera
punto de fuga en el espacio
cristal impenetrable
esqueleto que sostiene los músculos del viento
es lo negro de la mente o la pureza del alma

cascada de tiempo
cuenca en el olvido
agua que incansablemente parpadea
tiempo sin historia en el olvido
naufragio de la noche
páramo de nubes
piedras volcánicas
labradas con otras piedras
quizás es que el horizonte
eructó tanto viento
y en el gran regüeldo
se quedó atrapado el tiempo.







La flor de nuestro encuentro

Tuya y mía, una sola palabra
en sus nubes de zozobra
ocurre sino condena.
Las piernas hasta el cuello,
las manos entrelazadas,
los ojos fijos en el techo,
la verde placidez, un gemido.

Cuando el susurro de tu mano
busca y encuentra mi oído,
bienaventurados los poros:
sobre mi cuerpo tu voz.
Y las olas, en manantiales de pena,
se descomponen lánguidas.
Son sueños que consume la mañana.
Y sin saber si mi olfato
es la flor colocada entre tus dedos,
te di mi vida, flor de nuestro encuentro.







Cuatro historias (del libro La rebelión del anónimo)

1

En éste verso
es de noche,
la noche vive
debajo de las sábanas,
las sábanas roncan
como el sonar de un ferrocarril.

2

En este verso
hay un árbol,
debajo del árbol
un hombre,
el hombre está triste,
su tristeza
bautiza la noche.

3

Estos versos
forman un poema,
el poema es un muchacho,
el muchacho saluda.
Saluda a un público invisible.

4

El poema
está en el horizonte.
Al fondo,
los brazos de un molino,
en el molino hay dos caballeros.
Los caballeros lo miran gigante.






Cronología de posibilidades

Los días navegan un mar de páginas
lejos de la costa (ningún faro se enciende
en el candor de la distancia
ni reconoce la llegada de algún navío).
El capitán registra en la bitácora
una cronología de posibilidades,
ese ir y volver ola tras ola.
Adviértase como embarcación,
la calma y la quietud
que rondan el sueño,
cuyos traqueteos se reconocen
un vaivén noctambulario.


OBED GONZÁLEZ MORENO [10.858]

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Obed González Moreno 

México, D.F. 1969. Escritor, egresado de la Escuela de Escritores de la SOGEM y actualizado en pedagogía en la SEP. Realiza reportajes; artículos literarios; periodísticos y pedagógicos para revistas y periódicos como: “El Excélsior”: Periódico de circulación nacional. “Espéculo” de La Universidad Complutense de Madrid. “Amérika” de La Universidad del Deusto, Bilbao. “Eclipse” de La Facultad de Filosofía y Letras de La Universidad de Zaragoza. “Tonos digital” Revista de estudios filológicos de La Universidad de Murcia. “Nómadas” La Universidad Complutense de Madrid y en “Scientific Commons” de La Universidad de Saint Gallen en Suiza. Segundo Lugar Internacional en el “Primer Concurso Interdisciplinario de Arte 2007” en el género de ensayo con el libro: “La nota roja y policíaca en el Cine Mexicano: Breve apreciación sociológica en el Cine Nacional” en Argentina y Mención honorífica en el “Primer Certamen Mundial de Poesía Erótica 2007” en Perú. Entre otros. Su trabajo literario ha sido recopilado en libros como: “A TRAVÉS DEL ESPEJO”: Arte y literatura joven de México. Resultados del proyecto México Joven: cuento, fotografía, pintura, poesía (PO DRUGIEJ STRONIE LUSTRA. Młoda sztuka i literatura meksykańska. Wyniki projektu Młody Meksyk: opowiadanie, fotografia, malarstwo, poezja). (Universidad de Veracruz y Universidad de Polonia. México. 2009). “ALDEA POÉTICA IV. SXO: Poesía Lúbrica” (Editorial Opera Prima. España. 2009). Entre otros. Autor del proyecto artístico-educativo “Dibujos sinestésicos: la educación y las artes” para el “Primer Encuentro México Joven 2009” en La universidad Veracruzana. México.






19 DE SEPTIEMBRE EN CUADRO TRÁGICO
(A mi amigo, mi camarada: Rodolfo Hurtado)


Hace 23 años
En ese sueño adolescente ligeros corríamos tras jóvenes besos
Hoy lágrimas cubren tumbas
Tal vez estaríamos juntos recordándolo
Y el polvo de la ciudad sólo sería eso… polvo
No se mezclaría contigo
Te platicaría que pienso enamorarme otra vez
Y tú, tal vez, les dirías a tus hijos que me dijeran tío
aunque no fuéramos hermanos
Y las palabras te alentarían como un cálido viento
frente a las olas del mar de un adolescente sueño
Ese sueño que me platicaste al sonido hídrido de un trago de tequila
Un día antes de que la tierra tomara vidas
Ese sueño de un amanecer de septiembre
Tu sueño, porque no hay sueño más hermoso que el de la vida
El que hace que la tierra se abra…. Dijiste…







Retablo con perra acurrucada

Y fue el camino cavernoso y sangrante del odio quien me llevó a la ardiente guarida.

Como rabiosa perra me muerde por dentro, encaja sus colmillos en los tendones de mi ocio. Se suelta, se angustia, derruye. Se avienta por mi boca.

En mi lecho se revuelca, aprovecha mis noches ¡Caray! Hasta ahora me doy cuenta… ya no son mías.

En mi roto pecho se acurruca, antes cava; escarba, hiere, lastima, ulcera.

Me sajan las manos a la caricia de su brillante e hiriente pelaje.

Inmóvil mi cuerpo le ama. Pasa por mis costados, por mis pies, por mi frente. Se me monta a cuatro patas, sus profundos y ácidos ojos crótalos se ahogan en mis pupilas como sus garras en mi tórax raso. Ya no sé soñar.

No se conforma con destruir mi carne abierta, ansía destrozar y concebir en polvo mi alma, en el ahogo de un mar sangrante de aullidos.

En las grises sábanas del olvido mi deseo en destrucción acelera la demolición de mi espíritu.

Rasgado mi dolor suelta antiguos mares de lloros, los dientes se tallan y un confuso veneno inflama mis encías.

Estoy atrapado, aprisionado a sus tetillas mientras ella gruñe a quien se me acerca: Bufa; ladra, babea, salta, destroza. Me posesiona.

A largos ratos me lame el oído, más tarde… lo hace jirones. Moja mi anestesiada piel, arruga el hocico y maldice. Gime en brama y al enfriamiento de sus deseos me orina, me desgarra hacia un lugar oscuro e infinito.

De verdad hermano: todos los malditos infiernos se incendian al frote del colmillo de esta perra muerte viva.






Avenida de extraviadas noches con formato apaisajado

Esta es la avenida de las extraviadas noches. Aquellas que se pierden en los sudorosos cuerpos, esos que no tienen nombre y desaparecen al filo de la madrugada dejando el perfume del abandono en las ingles.

Así como veloces autos sobre la avenida también sobre las mesas corren salivosos besos y ansiosos tragos que se convierten en trasgos después de la medianoche al verlos a través de una botella medio vacía.

Aligeradas ropas se sueltan deseando descansar en una alfombra repleta de ardorosos pasos donde el viento caracolea entre femeninos rizos gimientes y suspiros que arrastran gritos. Donde mudas miradas poseen húmedas intenciones y ciegos labios ardientes pretensiones.

Esta es la avenida de las extraviadas noches en las cuales las horas se serenan y se relajan con un juego de azar, regocijadas apuestan hasta que un alguien pierde el crepúsculo. De las que se internan en un laberinto de las emociones y ebrias duermen en cualquier rincón de un corazón. Esas que cualquier día se aparecen a la par de la compulsión cuando la ciudad al fondo duerme desparramando por sus ventanas sueños incompletos que no transitan por estas banquetas donde tropezamos y ni nos saludamos ni presentamos pero que juntos en las extraviadas noches nos perdemos.






Composición dual con colores cálidos

En la textura de tus caderas el equilibrio en tus formas, perpendicular mi lengua rojo-violeta con el cruce de la línea amarilla de tu húmedo olor: armónico rectángulo rojo donde sensibilizo tu Punto áureo.







Litografía sobre papel húmedo

Te beso, mi aliento corre hasta el matorral de cascabeles bajo la playa de tu ombligo, tu úvula vibra. Se abre tu garganta, goza entera de sensaciones, murmura en vaho mi nombre.

El crepúsculo tiembla tras tus dientes, el calor avanza bajo tus párpados, un rojo avispón da vueltas sobre tu cabeza. En las comisuras de nuestros labios el temblor de un manzano aguarda.






Imagen figurativa realista en formato apaisado

En nuestras venas, llameantes pensamientos; mudas palabras tallan nuestros instintos, ígneos se acarician. Intoxicados ángeles pinchan nuestro abdomen. Nuestras pieles miran el silencio para oler que les dice la noche. En lo inestable de la luz nuestros cuerpos convulsan. Detrás de hirvientes gemidos ardientes un océano se seca.

Es hoguera en un horizonte ausente.








Miniatura al temple

A nuestras espaldas el mundo es calcinante fantasma consumido por el olvido nuestro.

De golpe sobre el cielo nosotros, resuena la noche de encendidos astros, bajo ella, dos cuerpos desnudos imaginan.








De Hidrofobia

Seis

Hoy me mordió un perro, zarandeó mi pierna hasta hacer con ella un garabato; así como tú lo hiciste conmigo. Penetraste tu colmillo en mí, cortando tendones, arterias y músculos donde existías.

Me está dando calentura, estoy temblando. Debes ir al médico -me dicen-; pero no tengo tiempo más que para pensar en ti. La lluvia me duele y mi garganta se agrieta. Estoy empapado de dolor. Te tengo en mis vísceras, en mis epiplones y en mis huesos. El sudor encharca mis párpados. Esta herida es profunda y mis ojos se fijan en ella buscándote; sé que estás aquí, dentro.






Siete

Me tengo que vigilar cuando me acuesto, me espanta saber que pueda quedar dormido. Los trasgos suben por la escalera del sueño y me asfixian.

Seis, siete horas pensando en todo y nada a la vez. Escucho el crepitar de las paredes y quisiera escribir mi testamento. Tomo una pluma y la dejo correr por el papel puro de la nada y nada. Quisiera que sol aparezca y gire a mi rededor; pero el sol no sale por ningún lado.

Mi cama se compadece de mí. Llevo en la espalda las huellas de las patas de los jinetes del Apocalipsis. Se ha ido la luz y las sombras juegan a esconderse. Parece que está amaneciendo; sí, creo, que hoy la muerte me da vida otra vez.






Ocho

Hoy cruje mi cuerpo y en mi cabeza gira el tornado del tiempo. Te fuiste no sé a dónde, no sé con quién. Has enterrado tu cáncer en mi corazón ¿Y piensas que no he de fallecer? Con mis venas sin tu sangre no podré vivir, no podré morir.

Te espero, el cuarto se ha convertido en tierra, el amor es tan dulce como una borrachera y tan cruel como una resaca. Te he buscado todo el tiempo, estoy fatigado, encajado a esta cama que levanta a mis muertos. Ya no puedo sostener abierto los ojos; pero morir es retirarse de la pelea ¿Se sobrevive al desamor? Mujer, hoy todo está enfermo: la tarde, el viento, la pluma, la taza, el cenicero la botella el perro mi cuerpo ¡Hasta Dios!.. hasta nunca.






Nueve

Me he vuelto rabia, y me quemas. Te bebo sangre de las sombras, sí mujer, tú, te me has trepado en la nuca, desorbitas mis ojos, mientras mi corazón gruñe. Soy el demonio en cuatro patas. Abro los sueños con un colmillo; pero yo, yo sólo deseo el amor que me llueve dentro. Cielo templado, cielo rojo, cielo esbelto y solitario ¿Quién eres tú? Lamento de muerte que se traga a la garganta en un hilo de silencio.






Diez

En la boca de la muerte estoy, como bolo alimenticio que ha de ser tragado. Estoy muerto todos los días, y vuelvo a fumar mientras mis seres queridos lloran por el que se va. Yo soy un cuerpo vacío, donde no hay siquiera huesos huecos. No hay calor poesía, vino o mujer que me resucite. Mi carne se ahoga en su propio vómito. El rencor, la lujuria, el amor, la angustia, el dolor, la pasión, la mordida del perro, tú y muchas cosas más; corren a través de la cerradura de la puerta del olvido. Me desmorono cada vez más. No, no me quejo, de veras, ya estoy en un pedazo de la cama donde sueña Dios…






Del libro  En medio



Canto V

Con mis dolores se entreteje la noche. No hay centauros en las sombras ni minotauros en la luz.

El cielo arenoso se desborda, cascada de negro polvo que sepulta.

Las almas estelas dejan, quitan sus vestimentas rutinarias, epitafios del viento. Las ciudades se sacuden, salpican sus vicios en una hoguera que engrandece. De piedras y carne remolino.

Cuando los bacales despiertan los hombres enloquecen.






Canto VI

Sobre la noche la muerte.

En mi cuerpo lágrimas entran. En la oscuridad del odio los hombres luchan feroces.

Cruje la Tierra, rabioso galopa por la espalda de una sierpe que adelgaza el crepúsculo un jinete de sombras.

Al amanecer:

Serpentea el viento en el silencio.

El horizonte… un puñado de polvo.






Canto VII

Duerme la metrópoli y tronados de óxido vuelven los hombres para despertar al águila erosionada que nada ve.

Sobre una esfera tallada en oro el pueblo ríe… Un mundo de idólatras escribe nuestra historia.






Canto VIII

Una ola de emociones cubre mi cabeza. Manos en el volante, una marea de ruidos entra y sale rozando cristales. Aullidos de lobos que advierten.

La caída de las gotas se despliegan en el parabrisas, pequeñas estacas que se clavan en los ojos.

La música es silencio, un mundo se crea dentro. Las llantas desgarran el asfalto, las arterias engrosan: Rojos búfalos que desbaratan y trepan en los hemisferios grises en los que la sombra de un caparazón óseo descansa.

Un trueno resuena, las bestias rojas arremeten, cubren cejas, pestañas y ojos. Los cristales se disparan collar que asfixia.

Gritos, aullidos, rostros borrosos, miradas morbosas, sudores, tronidos, silencio… un sombrío suspiro enmudece.






Canto IX

Del trueno un quejido y en mi respiración la disnea. Contrariada la tarde ¿Son horas de dormir?

Música danza en mi cabeza valsa en mi desvarío.

El calor se aloja en mi tronco, me inflama, algo carcome mis párpados. Las paredes se achican, capullo de imágenes y ruidos.

Las ventanas desaparecen y el techo se pega a mis ojos. Un torbellino aparece, se abre y jala, gancho ardiente de varillas que rasga la siesta.

El cubre-polvo de las casas en mi vista, zapatos desfilan presurosos a la velocidad de la indiferencia, levanto la mirada y veo a las personas de pies a cabeza, al final el cielo gris, mancha de vómito que se estrella en la consistencia de mi nombre.

Una canción con ritmo de trópico se escucha lenta, pesada, lejana, aletargada como mi cuerpo sobre la barda. Mis pasos se escuchan a ritmo de ciudad: perezosos, largos, cansados, aletargados, lejanos, muy lejanos…

_________en la lejanía de la disnea y el espejo.



FRANCO IBÁÑEZ ZUMEL [10.859]

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Franco Ibáñez Zumel  

Nace en la ciudad de Temuco, Chile en 1960 viviendo su infancia temprana en pueblos  del sur del mundo tales como, Cherquenco, Cunco y Vilkún. 
Estudia en el Departamento de lenguas y literatura de la Universidad de la Frontera, UFRO, en la década del 80 desde donde comienza su periodo de publicaciones con  “Los amores de beretta”, “Sobrevidas”, “Rojo, negro y adiós a las armas” y “Vía férrea”  entre otras publicaciones. 
Autor descollante de la generación del 87 junto a los integrantes de la “Cofradía” constituida por Luis Riffo, Hurón Magma, Víctor Hugo Díaz, Marta Manríquez y Miguel Ángel Manosalva, Tadeo Luna, Isaías Carrillo y otros poetas de la década del 80 en Chile.
Su estilo deviene desde una oposición política dura a la dictadura Chilena a comienzos de los 80 como militante inclusive, hasta un cuestionamiento esencial a lo que él denomina “el sistema rizopanóptico” postcapitalista,  en donde ubica al ciudadano y habitante de un espacio en una tríada compuesta por  ovejas y zombies por una parte, “el poder” por otra,  y “el vigía” que se contrapone a ambos. 
Su poesía ácida, crítica, post-política y pesimista, también suele ser una poesía delicada, críptica y llena de pistas cuando está orientada a la temática del “amor en estado de emergencia”.
Sorprende por su genialidad, y eso lo separa del resto de sus compañeros de generación, pues para él la poesía es un lenguaje de desprogramación y no algo recreativo





(DE LA LOCA DE LA NOCHE)

Somos inventos
a otro nivel pero inventos al fin y al cabo
por alguna razón nos dejaron caer aquí
en este sitio eriazo
lleno de ratones y garrapatas bípedas
Por alguna razón debimos beber el vino
de la existencia
y caer en la inconsciencia de los objetos
hasta confundirnos con ellos
No somos ni hemos sido humanos
y los humanos jamás han sido ángeles
Debemos esperar la noche para sobrevivir
curiosamente
nosotros que jamás conocimos la oscuridad de la carne
hoy debemos luchar por defenderla
Este abismo no puede y no debe ser tan eterno






ATARDECER EN MOGADISCIO

Faizah camina por el sendero 
con tinaja de leche sobre su cabeza 
y allí piensa en las cosas prosaicas de toda índole 
que pasan por su cerebro 
mientras cae la tarde sobre las dunas ardientes

Faizah escucha música

Faizah tiene su propia música

Un tema de Miriam Makeba suena en la radio 
con la pegajosa y tardía flojera de una tarde de septiembre

-Septiembre de 1973 mes y hora locales-

Todos sabemos lo que pasa de noche en ciertas casas 
en los suburbios oscuros

Hay títeres desarticulados y sangrantes 
que danzan para señores 
que hacen preguntas con gafas oscuras 
en los subterráneos de esta mierda de ciudad

Hay caballeros con trajes oscuros 
que esperan respuestas 

Mientras Miriam Makeba canta el pata pata

pero no en el festival de Viña

Faizah mira el horizonte 
e imagina que nada es peor que su propia vida 
en esa tierra árida y de nadie

Nosotros sabemos que nada es peor 
que esperar la muerte inmóviles 
como títeres sin cabezas







SAN FRANCISCO 0918

Curiosamente olvidé quién eres

Aunque mis palabras aun llevan tu perfume

Esas mismas que te buscan cada tarde 
en las calles adyacentes que la ciudad maldita 
un día abrió de par en par para engullirme con desparpajo

En sus heladas tardes y tras esas mismas ventanas 
me hiciste desaparecer

Frente a esa misma casa antigua que desaparecía 
cuando la mirábamos el uno sin el otro 
pero que como un fantasma personal y nuestro 
estaba allí para nosotros cuando la buscábamos
tomados de las manos

Trastabillando emociones 

Consumiendo nuestras vidas de fracaso en fracaso

Desechando corazones muertos y secos

Los mismos que envejecieron un día queriendo amar

Y que hoy nos leen en viejos diarios
 las eternas viejas historias de siempre

Las que se tornaron amarillas esperando ser leídas
En ciudades en que todo era posible

Pero que jamás existieron

Donde hubo abrazos que hoy parecen un sueño
Un eco viejo y distante

Adolescente

En sepia







ENCUADRE URBANO

A tal nivel llegó el mapeo
que un día desperté hablando con el carnicero

El ropero

El nochero

Hablé con todos 
a través de uno
y esos todos 
tenían todos mis datos

Los de mi vida

Los de las vidas de mis amigos

Y los de las vidas de mis viejos amigos

Y los de las vidas de mis mejores amigos

Y los de las vidas de mis reales amigos

Y de un buen día recuerdo solamente que estaba solo 

Que ya no había posibilidad alguna de escapatoria







NIETZSCHE

Anoche mutilaron a Nietzsche

Se dejaron caer a eso de las 09:00
cayeron las puertas 
entraron por docenas
destruyeron todo buscando nada
-o buscando todo y encontrando nada-

Se lo llevaron entre siete
de las mechas
de las manos 
de las garras 
de los brazos y antebrazos
de la lengua y de los ojos
de los sueños y pesadillas que nunca tuvo

Si hubiese amado 
del amor lo hubiesen arrastrado

No sé si habrán sabido que era diabético
-ahora que lo pienso eso es irrelevante-

Sus ojos aparecieron en los ríos
sus pelos desperdigados bajo los puentes
en los callejones oscuros de esta ciudad de mierda

Nada en su prostíbulo favorito -lo que es peor-
pues aquello lo condenará a vagar de por muerte






CANCIÓN ANTIGUA

La milenaria tribu nómade de los tayikovz
Ubicables casi siempre
En el desierto de Kizil kum
Tienen una antigua canción
Que cantan al caer el sol sobre las dunas

El amor es un juego peligroso
Demasiado peligroso
Demasiado peligroso para ser normal

El amor es un juego peligroso
Repiten los guerreros de toda guerra
Los soldados apoyados en sus arcabuces
Los “Semper fi” acariciando sus M-16
Y los “Spetnatz” que al atardecer
En las heladas tardes de la tundra
Limpian sus kalashnikov

En el desierto de Gobi o Rub Al Kali
En el mar
En un bar maloliente de Loncoche

En un bosque lejano
En un glaciar milenario
En los confines del mundo

En los desiertos floridos de Rigel
En el pie de Orión
En las puertas de Tanhausser

El amor es un juego peligroso
Demasiado peligroso para ser normal









MARTA MANRÍQUEZ MORALES [10.860]

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MARTA MANRÍQUEZ MORALES 

Nace en la ciudad de Traiguén, novena Región, Chile, el 12 de diciembre de 1962. Hija De Raúl Manríquez Matamala y Marta Lidia Morales Aguayo. Criada por su abuela y tías paternas. Sus primeras Creaciones datan de 1966, cuando aún no sabía leer ni escribir; transcritas y custodiadas sus obras hasta hoy por su tía Rebeca. Incursiona primero en la narrativa (cuentos), después en la poesía.

Su enseñanza la realiza en la Alianza Francesa, hoy “Louis Pasteur”de 1967 a 1975.

Tímida y nerviosa solía  mostrar sus poemas a compañeros, los que no creían que era ella quien los escribía pensando que los aprendía de memoria y luego los copiaba. Un día, en clases con  Madame Tita Proust, mientras los demás hacían sus tareas, ella se dedicaba a escribir un poema, Madame la sorprendió, tal vez porque no le cree o para castigarla le obliga a pasar al frente de sus compañeros de clase y leer su poema, con miedo, pero orgullosa de su creación lo hizo. El silencio que siguió  le indicó que había sorprendido a todos y cuando esperaba el gorro de  Burro o ir a pararse al reloj de la entrada (Terrible sanción social) su severa profesora le mandó a sentar y le felicitó

Desde ese día gana y asume el título de poeta viéndose obligada a escribir poemas de amor y cuanta composición  hubiese que escribir a sus compañeros más populares sólo por tener un sitio junto a ellos.

En 1976 ingresa al liceo de niñas Nº 9 y allí cambian las cosas no sólo porque se  convierte en una excelente alumna, sino también porque tiene el apoyo de sus profesores, en especial del  docente de castellano Ramón Luhr. Participa de muchos concursos y siempre obtiene preceas y  lugares destacados.

En 1981 ingresa a la carrera de Pedagogía en Castellano en la Universidad de Chile sede Temuco la cual pasó a llamarse ese año Universidad de La Frontera. Allí conoce a un excelente grupo de docentes de los cuales destaca el Doctor Honoris  Causa en Literatura, Hugo Carrasco Muñoz, bajo cuya guía puede desarrollar mejor sus aptitudes. En ese momento fueron compañeros suyos de carrera el actor de TVN Ricardo Pinto y el director de teatro Claudio León.

Aunque no fue alumna brillante, fue escogida por los alumnos como Directora Cultural de la Federación De  estudiantes de la UFRO por un período de dos años; en calidad de tal y por su labor poética tiene ocasión de compartir y entablar amistades sólidas con figuras destacadas del mundo literario y del arte como Jorge Tellier, Enrique Lafourcade, Selva Saavedra, José Donoso, Nicanor Parra y su amigo personal el poeta Raúl Zurita.También puede compartir una amistad muy importante con el fallecido director de teatro chileno Andrés Pérez y los actores Alfredo Castro, Luis Figueroa y Carlos Belmar. Escribe, en este contexto, una obra de teatro basada  en la vida de Violeta Parra que pasó a ser obra colectiva del teatro de la UFRO.

En ese tiempo la situación política del país comenzaba a inclinarse peligrosamente hacia una curva sin retorno, y las protestas, paros y huelgas universitarias, los enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y militantes de extrema izquierda universitarios entre los que se contaba Franco Ibáñez  cruzó transversalmente el quehacer universitario nacional; allí conoce al poeta Miguel Angel Manosalva, con quien mantiene una tórrida relación; conoce y se integra al grupo de los “cófrades” poetas entre los que se encontraba Hurón Magma, Tadeo Luna, Luis Riffo y Franco Ibáñez en principio, con este último intentan crear un movimiento poético al que denominan pararrealismo o la opción por vivir una realidad paralela a lo que vivía el país en ese instante y a través de la cual podían crear un mundo o un espacio en el que podían escribir y vivir la vida, lo que costó la carrera universitaria a varios de los miembros de la cofradía.

Se titula como Profesora de Estado en Educación Media, mención Castellano, con distinción el 19 de Noviembre de 1986. Nunca ejerció por dedicarse a la creación literaria y dramática.

Tuvo un matrimonio fallido que dejó su vida destrozada, pero con un hijo: Fernando Andrés Peña Manríquez.

Con seria tendencia a la depresión halló alivio en el reiki y el esoterismo motivación que ya venía desde la cofradía invisible en la cual algunos de sus miembros eran practicantes de disciplinas espirituales de oriente de modo que empezó a estudiar la primera disciplina y a integrarse a grupos esotéricos. Comienza a asistir a talleres y cursos y a interesarse en la filosofía hindú

Hoy, como la Mistral, se considera católica- budista y está  abierta toda forma de fe.

OBRA

Escribe "Desde mi útero", "Susurros, palabras gritos y aullidos"







VINO ROJO

A hora que mi madre se fue al cielo
que mi hijo tiene diminutas pelusas
en las axilas y la voz le ha ido cambiando
me siento sola frente a un espejo
en un bar lleno de obreros, oficinistas, parejas y borrachos.

Me bebo un vaso de vino rojo
esquivando las miradas insolentes
Llevo en mi escote
una rosa encarnada
y hasta mi pelo, recién teñido
tiene tonos amarantos

Solo me falta gritar
¡Viva la revolución!!
pero me conformo con responder
en una encuesta
que admiro al "Che", a Allende y a mi amado
mi amor imposible Víctor Jara
asesinado
pero vivo en mi corazón

las mujeres cuchichean
Una de trigos limpios
no entraría sola
a tomarse un trago
y menos con ese pelo rojo
ese escote, esa rosa
y ese aire extraño

me río sola
se me acabó la plata
me tomé dos copas de vino tinto
llamo a la chica
pido la cuenta
y digo en voz alta
"Chao, adiós"








MI OTOÑO

Afuera un ballet de hojas lanza su coreografía en el viento
algunas rojas, amarillas y marrones
forman una alfombra perfecta
que amortigua mis pasos

Desnudos de hojas tiritan bajo la escarcha los arboles
tal vez extrañan los nidos y el trinar bullanguero de los pájaros

Y yo camino con mi propio otoño
cuarenta años de dulce y agraz
una carrera jamás ejercida
un matrimonio fallido
un hijo Índigo
otro amor que me abandonó
por mis arrugas y mi hijito
cinco tías ancianas que se irán pronto
y nada más
que las dos solitarias gotas de agua salada
que corren por mi rostro
mientras camino sobre la alfombra
que puso a mis pies Mater Natura.







Nocturno de un poeta solo

No sé por qué amo tanto la noche
Si las mariposas no vuelan en la sombra
Tal vez porque los faroles
Son como un cuerpo abierto
Tal vez porque la noche
Nació para los poetas
Y yo me sumerjo entera
 En la sombra de sus dedos
No sé porqué amo tanto la noche
Si los poetas solos
Agonizan en el silencio.

( 1988- otoño )








Canción de amor a Víctor Jara

Aunque estés casado con la muerte
Yo te amo
Aunque perteneces a la Parka
Yo te amo
Aunque nunca puedas ver mis ojos
Yo te amo
Aunque nunca podré ver los tuyos
Yo te amo

Te amo porque nunca serás mío
Te amo porque nunca seré tuya
Y al ser este amor imposible
No habrá nadie ni nada
Que lo destruya

Aunque nunca besaré tus labios
Yo te amo
Aunque nunca besarás los míos
Yo te amo
Aunque nunca conocerás mi lecho
Yo te amo
Aunque nunca conoceré el tuyo
Yo te amo

Aunque nunca pronunciarás mi nombre
Yo te amo
Aunque nunca me oirás pronunciar el tuyo
Yo te amo
Aunque nunca sabrás que yo existo
Yo te amo
Aunque tú ya has existido
Yo te amo

Te amo porque nunca serás mío
Te amo porque nunca seré tuya
Y al ser este amor imposible
No habrá nada ni nadie
Que lo destruya.








PRE-AMÉRICA

¿Quienes vivieron en ti?
¿Qué pies descalzos te recorrieron
de cabo a rabo?
¿Quién recolectó el maíz?
¿Quién arañó la tierra?
¿Quién sembró los campos?

¿Quién levantó Machu-Pichu?
¿Quién formó las pirámides en México?
¿Quién hizo el calendario del Sol?
¿Quién domó al guanaco salvaje?
¿Quién modeló las vasijas?
¿Quién amasó la arcilla y el barro ?

¿Quién tejió la manta y el chamanto ?
¿Quién sopló la ocarina?
¿Quién rasgó el aire
con el sonido del charango y la trutruca?

Dime tierra
Dime aire
¿Quién amo en ti?
¿Quién miró las estrellas ?
¿Quién cantó bajo la luna
y adoró de rodillas al sol?
¿ Quién voló como pájaro?
¿Quién se convirtió en Jaguar?
¿Quién conoció lo secreto y lo arcano?

Dime Tierra
Dime selva
Dime lago
Lo que hoy piso
¿Es la mano morena
del indio que antes
habitó en tus antros?
Lo que hoy busco
con desesperación
¿Es mi propio pasado?

Dime tierra
Dime aire
Dime desierto
Dime Río
Dime ¡oh, pasado!

¿No soy acaso
el gen dormido del indio
que de pronto despierta
y da gritos
buscando su mundo trizado?
¿no soy , acaso, Oh, tierra!
yo mismo
un fantasma de lo nuevo
buscando su tiempo extraviado?

FRAGMENTO DE ANTE-AMÉRICA ( 1991-1992)






Paya de los poetas

Brindo-dijo la poeta
por esta tierra pura
la patria de Violeta, Gabriela y Pablo Neruda

con vino rojo como la sangre
brindo por Víctor Jara , el ruiseñor
y convido a Pablo De Rokha
siempre que traiga un tenedor

que traiga un tenedor ...
porque tenemos carne en la parrilla
la María Luisa Bombal 
Huidobro y compañía

no me invite a ese jutre
me reclama la Violeta 
replico que venga de Chincol a jote
esta es fiesta chilena

y se acaba esta paya
se curaron los poetas






Me duele

Me duele la inocencia perdida
Me duele el haber perdido 
Mi cuerpo andrógino de niña
Me duelen los amores que terminaron en llanto
Me duele mi matrimonio fallido
Me duele el niño que no nació

Me duelen las arrugas del alma
Me duele haber perdido la risa fácil
Me duele ya no sentirme parte de DIOS
Me duele tener modales de dama
Cuidar los gestos y las palabras
Me duele la espontaneidad que se extravió

Me duele mis noches sola en mi lecho estrecho
Me duelen los besos que no di
Pero más los que nunca recibiré
Me duele el no tener ya el paso elástico
Y estar acomodándome en la madurez

Me duele ya no ser ingenua
Me duele mostrarme seria 
Cuando mi alma desea sonreír
Me duelen los huesos que no vagaron
Por países reales o imaginarios
Me duele no ser capaz de estar despierta
Cuando comienza a amanecer

Me duele sobre todo el amor que me he perdido
El que no di y el que no he recibido
Pero aguanto todos los mil dolores
Porque soy mujer



LUBIO FLORES [10.861]

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LUBIO FLORES

(CHILE)
Nace en 1960, miembro de la cofradía dispersa, círculo de poetas nacidos durante los 60 en el sur del país y que realizaron su quehacer escritural durante los 80.

Entre la militancia política y la vida urbana, Lubio Flores es miembro fundador de la Ex-Coordinadora Cultural de Hualpencillo y de diferentes instancias literarias de su ciudad.




I

Sus caderas aparecen 
Al borde de la sábana 
El misterio de estar 
Sola al final de la pieza 
Mientras sus dedos buscan
La entrada de lo tibio



II

Posaba con el sol en 
Mi espalda cuando 
Aparece de improviso 
Para tener algo conmigo 
Le hablo en silencio 
Levanta su deseo y me responde estoy sola
Le puse mas leña al fuego 
Apoyando mi dedo en su cintura



III

No puedo olvidar tu imagen 
En la pantalla
Donde estabas muerta boca arriba 
La hermosura de tu juventud 
Se quiebra en tu rostro la sábana 
No puedo alcanzar tus heridas 
Esta poesía me duele 
Donde tus lágrimas queman



IV

Cuántas veces te hablé 
Te llamé por tu nombre 
Y el jardín gira con sus propios soles
La sombra espera la luz para verla
Detenidamente 
Y desabrochar  el botón de su blusa



V

Puedo esperar
Sí 
Puedo esperar de pie
Frente a ti 
Para que me escuches manifestarme
No yo solamente 
Todos los que te hemos visto crecer 
Agazapado en los patios de la casa 
Y puedo esperar más a que tu vomito se derrame 
En los ventanales y en los techos 
En las paredes 
Mientras el estado te cuida como niño





VI

Sin tocar las manos
Los rostros 
Sin tocar el pavimento congelado 
Palpita tu rostro
Mientras tus dedos juegan en el teclado 
Y tu risa cae silenciosamente



VII

Tú princesa que caíste  de las estrellas 
Tan rápidamente que me levantaste de esta mesa 
Haciendo poesía bajo la luz de la ampolleta
Mientras todo está presente 
Hasta tu espíritu de sal 
Ahí estás tú siempre escuchando el sonido



VIII

Debajo de su sombra 
La entrada de sus piernas 
El sonido 
Un fondo en movimiento 
Un improviso de esta pluma 
Desplazándose impaciente



IX

El átomo se deslizaba 
En la arena en una playa Imaginaria 
Donde su voz sonaba humana 
Dentro del pensamiento



X

Aún estando sola 
La muerte esperaba
Sus coronas para  inmortalizarse
Desnuda frente a mí
Con su traje de fiesta



XI

El amor también 
Crea escenarios
Con butacas y espejos



XII

Las cuatros mujeres 
Mojaban su boca 
Buscado el ombligo



XIII

En mi pintura descubrí 
Extrañas figuras en el  centro 
Donde había un constante movimiento 
Que se trasladaba de un lugar a otro 
Buscando la  sombra de la vitrina 
Los huesos  
El casco 
Y la mujer que mostraba los senos





Poesía fetal





Ballena

Mi cuerpo estaba tendido
en la orilla de las rocas
el color de mi piel era diferente
mi olor alertaba al visitante
estaba descomponiéndome
sacaron mi rostro
ya no tenia cara
era un NN más

Recorrí todos los mares
me mataron frente a la costa de Ramuntcho






De improviso

La miré de improviso
cuando pasó por la ventana
su falda acariciaba la
madera de la tierra
y sus pies giraban
con sus movimientos de las manos
para amarla simplemente
amarla y dormir en su cama







Clandestina

En sus pupilas palpitaban
besos que salían de su boca de fuego
el que me levanta y me libera
para amarla
donde la muerte no ocupa espacios
y se oyen suspiros tras la pared
clandestinamente

Cuántas veces te hablé
te llamé por tu nombre y
el jardín giraba con sus
propios soles y la sombra
esperaba la luz para mirarte detenidamente
y desabrochar el botón de tu blusa







Voces

De prisa caminaba
no pensaba en el reloj
del otro lado de la vereda
se sentían las voces que venían
del extremo de donde estaba
y no estaba






Piel

Parece que estuviese aquí
declarando en las esquinas
de un papel tendido y otros
objetos que parecen extraños
y sé que yo siento el aroma de su piel
brotando de su cuerpo



MARCELO DÍAZ [10.862]

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Marcelo Daniel Díaz 

Nació en 1981. Vive en Río Cuarto, Provincia de Córdoba, Argentina. Es profesor y Licenciado en Letras egresado de la Universidad Nacional de esa ciudad,  colabora con la cátedra "Análisis del discurso". Participó en la antología “Es lo que hay”. Ese mismo año publicó el libro de poemas “La sombrilla de Wittgenstein” y un conjunto de relatos que se llamó “Los límites de Tlön” (Ambos premiados en el concurso provincial de Editorial Cartografías). En 2010 participó de las residencias literarias del Centro de Arte Contemporáneo de Córdoba a cargo de Silvio Mattoni, María Teresa Andruetto y Alejo Carbonell. En 2011 publicó el libro de poemas “Newton y yo” con Editorial Nudista. Y hace unos meses publicó el texto de lingüística “La palabra y la acción: la máquina de enunciación K” con el sello de EDUVIM. Integra el consejo editorial de la revista de estudios literarios Borradores de la Universidad Nacional de Río IV y  ha colaborado con reseñas y textos críticos en No retornable, La guacha  y El lince miope.






Satélites

Para el ojo del astrónomo
somos pequeñas gotas que caen en la tierra
desde un cielo ladeado en sus extremos.
Y para el ojo de los seres queridos
brillan los paneles de los satélites.
No sé explicarlo: es un candado de luz
ahogando la materia oscura.





La mañana

Le gané por cansancio a la felicidad,
horas y horas practicando el ejercicio del abandono
como quien se deshace de una piedra
que carga a sus espaldas.
El azar quiso que me encontrara en esta pieza,
es mentira que la escritura nos salva.
Mi infancia fue un país amargo y sin sol,
señal de que soy un desconocido,
una forma incompleta
alrededor de una experiencia imposible.





Newton y yo

La manzana que cayó durante la siesta de Newton
descansa en mis manos
como un agujero negro hambriento de sentidos.
La muerte de los cometas cabe en su núcleo.
Escribo el poema
con lo que tarda un rayo de luz
en aparecer en el mundo.
Newton sabía que los árboles
trabajan a la inversa de la gravedad,
lo leyó debajo de sus píes:
en cada hombre, comprimida,
hay una descarga universal
del tamaño de un planeta.







La estación 

Por un instante el planeta es una estación de servicio.
Me hablaron sobre su núcleo,
un corazón incandescente y amarillo
como la capa de Flash Gordon.
El auto necesita un cambio de aceite,
pero no nos detenemos.
Cruzamos el campo
igual al disco de Led Zeppelín.
Pienso en una película de ciencia ficción,
en el horizonte las naves espaciales
relampaguean distantes.

De: "Newton y yo", Editorial Nudista, 2011






Miles de años luz 

La estrella más cercana 
es un pájaro fuera de órbita
que choca contra la bóveda celeste
dejando restos de sombras.
La única metáfora que me queda:
“el pájaro abre su boca 
y los sonidos se atascan en el poema”.

*

Entraba con nubes amarillas a casa
como quien vuelve de un viaje inútil.
En el monoblock, a cierta hora del día,
papá era un lunar 
y me hacía señas de luces para que bajara a la playa.
Jamás hablamos del pájaro.

*

El pájaro golpea, es el último.
Las cenizas de una órbita común flotan en el aire.
El cielo es más espeso ahora
que cuando papá hacía señas de luces con el auto.

*

El pájaro abre su boca 
y los sonidos se atascan en el poema. 
“Yo no existo” pienso. 
Luego escucho: “yo tampoco”
Papá murió hace años. 






Transatlántico 

Nada los cubre más
que un manual de instrucciones
o un libro de palabras cruzadas
la cola avanza y retrocede
le hace mimos y le quita sus
juguetes para la playa
como si lo hubiese tragado una boca
de tormenta
siempre de a dos
como en la cocina
pero en la proa.
El con sus antiparras puestas,
ella con sus piernas anfibias
preparadas
para darse un chapuzón dentro del
domo;
inmunes a la lactosa
en medio del éxtasis
preferible quemarse de una vez
antes que apagarse lentamente.
La camarera escucha:
si me querés- hermosa oración
para analizar las categorías vacías.










ALICIA WAISMAN [10.863]

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Alicia Waisman

Alicia Waisman, nacida en Buenos Aires, Argentina 1953. Integrante del Taller Aníbal Ponce y asistente al Taller Mario Jorge De Lellis, en los años ‘70. Licenciada en Cs Antropológicas, Profesora y Traductora de Francés.

Han publicado: de Ser Hablada, Ruinas Circulares, Buenos Aires, 2013






VACÍO

Una mesita que sostiene el teléfono, 
contigua a una mesa que sostiene un 
equipo de música, contigua a una mesa 
que sostiene un televisor: horror al vacío

¿Cómo llenar
el espacio

 entre el dolor
y el silencio?







mirar la ceremonia

Quitarle el sueño a las palomas
Quitarle el sueño a los caballos
Quitarle el sueño a la espesa voracidad del tiempo
Quitarle el sueño a los sueños
A los arropados, a los desarropados
Quitarle el sueño a la ausencia
Quitarte el sueño
Y quitarme







…….Pensar en un hombre
se parece a salvarlo                                                                                  Roberto Juarroz
                                                                                        

Una penumbra estéril
 (me) perfora

Escucho un péndulo recoger el tiempo

Soy  páramo
irritado

Sombra
perfecta

Ausencia de pliegues

Recuerdo inasible:

Sólo mis  huesos molidos
develan mi ausencia 

                                                          A Darío Krasnianski







Mi madre
se sienta a maquillarse
sobre un puff azul
frente a un espejo
que llega al cielo

Me es permitido –no siempre- mirar la ceremonia:
el maquillaje base
la combinación de sombras sobre los párpados superiores
el rimmel, el polvo compacto
el rouge de labios

Se observa luego atentamente
y con un cisne de algodón
quita el exceso
“hace parecer antinatural”
o algún trazo en falso
“desdibuja el contorno de los labios”

Elige por último
un collar
un par de aros
un broche
Pulseras no
“no me gustan”

Ella
me dibuja en su aire










MERCEDES ARAUJO [10.864]

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Mercedes Araujo

(Mendoza, Argentina 1972). Escritora y abogada. 
Publicó: Ásperos esmeros (Del Copista, 2003), Duelo (En Danza, 2005), Viajar sola (Abeja Reina, 2009) y La isla (Bajo la luna, 2010). También ha escrito y publicado narrativa.
Poemas suyos se publicaron  en la antología Poetas  argentinas, 1960-1980, Ed.  Del Dock. Como también en  su blog, cartas desde el jardín. 






En días como este sirve pensar en la ira...

En días como este sirve pensar en la ira,
que es capaz de destruir pero no te salva
de las visiones más bruscas,
en días así quisiera no tener que vivir
para contar lo de siempre,
que mansa recolecto mis frutos silvestres,
tubérculos, hongos y brotes y que al llegar a casa
los guardo en un gran frasco de vidrio de tapa amarilla
que escondo en el ropero porque allí
todo es húmedo y bastante oscuro.

La isla, Bajo la Luna, Buenos Aires, 2010







Hay días en los que me hundo en el agua y no sé
si por influjo de la luna o por un simple movimiento del sol
puedo deslizarme sobre la tierra tan sinuosamente
como una serpiente con aros de color azul intenso
desde la cola a la boca, pero ese cuerpo de serpiente
pálido y embozado no soy yo,
quisiera poder aclarar cerca de tus oídos
algunas de estas cosas, me has dicho
que no es posible por ahora,
ya que las nuevas ocupaciones te llevan todo el día
y también que tu vida es mejor, más sólida.
No me hagas caso, simplemente podrías decirme
si es verdad que las escamas de mi cuero
siguen brillando a pesar de haber sido
arrancadas una por una, y que aún así
el cuerpo está contento con esta pequeña vida. 





Las sombras, las palabras, han cambiado
el tigre camina entre peñascos
y riscos, es príncipe del pelo blanco,
yo le digo el capitán de los tigres,
hay otros que son manchados, pero estoy
tan cerca de mí que no sé si creer en lo que veo,
si cometo un error al distinguirlo
de algunos que tienen piedras rojas en el lomo,
piedras como manchas.
A eso de las seis de la tarde
el gato hunde su cuerpo en el agua
la sangre se le agita
y la flor de la glicina se enlaza a palos secos.






Espero recibir hoy domingo una visita, como un gato
levantar las orejas y con los ojos detenidos
seguir el color azul, es uno de los consuelos
para mi cuerpo tan pesado como esa piedra violeta
que se mezcla con el verde en el silencio.
En días así el cuerpo arde
y vuelvo a buscar el verde hundido,
quisiera que lo oigas:
me rasco con los dientes y rasguño una manta
para convertir en sonido el movimiento de las uñas.






Es la hora del amanecer, el cielo estriado
por minúsculos cauces rojo-escarlata;
tengo un nido nuevo y me dedico
a raspar un palo con una navaja, lo dejo suave,
cuando termino de rasquetearlo lo guardo.
Durante el atardecer suelo hacer collares
o cualquier otra cosa sin significado:
levantar una pera dulce,
un poco podrida, pero dulcísima.
mordisqueando una pera te das cuenta
que estar solo en la hora roja de la tarde
es como dejar que del cuerpo
salga una hoja y de esa otra y otra.

De La isla, 2010






"Deseo tanto tener noticias tuyas"
esa manera pulcra de decir
"deseo tanto tener noticias tuyas"
si dijeras por qué te fuiste
por qué estás trepando
el monte Kenia como cabra.

No trepo el monte Kenia como cabra
soy un carnero vuelto de espalda sobre la piedra
tengo las patas y las manos atadas en ángulo recto 
y espero paciente que alguien me dé un nombre.
Quisiera llamarme como un río: Cumene
Cumene es apropiado para renacer.

De Viajar sola, 2009







Washington DC

Otra lengua, la otra, ronda
y en mi cabeza persevera
mientras la tarde es
un negro cuervo
que urde malabares
sobre el techo emprolijado.
Escaso
apacible
calinoso techo.
Elizabeth Bishop borda el blanco
zurce grafías, entona el viento.
Pero el viento soy yo.
Sus tropicales decires soy yo.
Más blanca y fría.
Blanca nieve presumida,
exacta, relojera.
Afternoon, night, morning
y mi vida en DC es la del negro cuervo
graznando a lo loco
sobre el blanco colchón
de plumas frisadas
calles O y thirty first.







Tigre hembra grande y poderosa
me alimento de ciervos.
No me pregunto sobre la salud de los ciervos 
ni sobre mis músculos 
más rectos que curvos. 

Busco la semilla, el olor
el rastro
y mastico cada hueso, si es lo que me toca,
aunque a veces bajo el árbol
como gato que se abandona 
puedo olisquear la densidad en el aire
florecer inmutable 
si monzones soplan como vientos.






Propuso rasquetear árboles de ébano
y descansar bajo la sombra de una higuera.
Le pregunté sobre sus animales y sus hijos
ella contestó es simple, hay que marcar el territorio
protegerse de los predadores, apiñarse
y cargar aves en la grupa.




Yo nací en el desierto, les tengo miedo a los monos
y los mosquitos se atiborran en mi espalda anémica
también tengo manos de tero aunque no soy tan esbelta
ni tan indiferente.





Ocurrió durante el mes de las cebras.

Cuando la chita alcanza su presa y la mata
no puede devorarla ni tampoco defenderla
cansada se echa a un lado y respira
profundos y agotados jadeos. 






La luz le besa primero una mejilla
luego la otra
la sangre que maquilla su hocico
se vuelve cárdena, rojo turgente
púrpura y después naranja. 

de Viajar sola, Abeja Reina, Bs. As., 2009. 





CAROLINA CONTINO [10.865]

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Carolina Contino

Poeta argentina, nació en 1975, en Cañada de Gómez, Santa Fe. Profesora de Letras. Ejerce la docencia y coordina talleres literarios. Escribe desde los 18 años, algunos de sus poemas fueron publicados en la revista argentina Hablar de Poesía y fue incluida en la plaquette Países inocentes, editada por la Universidad Nacional de Mar del Plata. Hierro de madera (Melusina, 2001) es su primer libro de poemas publicado. Además publicó Otra clase de animal (2008). Ha participado en mesas de lectura en ciclos de Poesía en las ciudades de Mar del Plata, La Plata, Rosario y Victoria. 





Un gato que huele a hombre
(como un hueso que se sabe viejo)
es un gato pelo hombre mancha negra,
y en sus patas va locura
y su fauce es un suspiro
que muerde el beso
mansamente que recuerda
se enrosca el pelo negro
la mancha loca
se agita la vida escrita bajo el lustre
los ojos pescado
los ojos abiertos
el gato marcado,
perdida la suma de sus días buenos
marcado el gato
real, completo
lo bello
lo bello
pelo cuero lengua seda
animal de olvidos que peleaste,
y en la sangre va locura de hombres muertos.






1.

ya lo sabemos 
abundan en caprichos
las incorregibles amigas de la nada
en la antesala
de los museos rojos de vanidades y alcoba
tejen
con paciencia de labradora 
las filigranas de perder y a veces
oh la lá 
a veces
se abre la puerta:
tiene la virtud de la sorpresa
y a la vez
el don de la ubicuidad pareciera
el aparecer así como así de las retinas mías desprendido
y de los libros arrancado, corazón! 
el que deseaste
ayyyyy
mas no de esta parte en la ribera
quedará el que me besó
si yo supiera
las redes de ajustar,,, vivir
desde el principio es separarse
dijo Salinas,,,
deberíamos saberlo 
de otra vida 
y de otro tacto






LA MUJER QUE RÍE COMO LA GIOCONDA

“La vaca es un mamífero. Tiene seis lados: el derecho, el de la izquierda, el de arriba, el de abajo, el de la parte de atrás tiene un rabo del que le cuelga una brocha, con esta brocha  se espantan las moscas para que no caigan en la leche.”
(niño francés, citado por Javier Naranjo)

Una dama piadosa y reservada
ve los órganos genitales de los hombres
con todo detalle
los analiza los sopesa
expulsa delicadamente sobre ellos el humo
 de su habanito azul...
¿qué quiere saber? ¿y qué sabe finalmente?







RATS

Ella quiere saber
qué fue de aquel Hombre de la Ciudad
cuyo ruido roedor habitaba
una casa humildísima a nuestras espaldas
O de La Santa
que sentada al pie de una palma
estalló
aquella vez en feroz carcajada
como si de pronto de una nube
oscura y peligrosamente
hubiera brotado
rodeada de zancudos
la perla de un Misterio
Se llenó de garras se llenó de terror
a lo fraternal y a lo desconocido
Cuanto más intentaban calmarla más sollozaba ella  más se obstinaba

El sur sin embargo había  
de medroso rayo anaranjado rajado
cambiado de aspecto
Aunque
ya se sabe:
no es nada fácil
tener
la última
palabra








LOVE IS AN STORY TALE

Me contaba una historia cada noche, sí
pero sólo el final
A veces
el hombre
caía como un montón azul
sobre una silla
o sobre el cemento
Un hombre capaz
de poner fin
a cada crimen
que ponía fin
a nuestra conversación
-siempre lo supe-
es alguien muy digno
de ser amado
Los niños del vecindario
aunque no valgan nada
cuando sepan leer
y estén en la tierna edad de besar chicas -qué lindo-
no se perturbarán con historias como ésas
podrán dormir tranquilos
Ellos tienen suerte







DENIS KOROTAIEV [10.866]

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DENIS KOROTAIEV 

(1967 - 2003)
Nacido en 1967 en Moscú. Graduado del Instituto Físico-Técnico de Moscú (1991), de Física y Matemáticas Ciencias (1996). Miembro de la Unión de Escritores (desde 1994).. 
El día 8 de agosto 2003 murió en un accidente de automóvil.

Obras

Russia, Russia, keep yourself and cherish! - Civilian lyrics, 4/4/2009 7:32
Lead me, Rus - Civilian lyrics, 02.12.2008 8:14
Back in the orphanage for so long and did not believe her lips ... - Love poems, 03/29/2008 23:42
Chutko clinging ivy of weathered slope - Uncategorized, 18.12.2008 00:04
Music - Uncategorized, 16/02/2010 20:17
Burns my harp-samogudy - Uncategorized





No les diré qué siglo comienza.
No sé adivinar con las cartas marcadas.
Soy un hombre. Palabra que hoy no está de moda.
Pero igual la repito, soy hombre, hombre.
Sí, no vi el encaje cristalino de los Andes.
Sí, no oí los sabios sutras tibetanos.
Sé predecir el amanecer en la oscuridad
y ocioso paso los folios del cielo.

No les cantaré, Dios me dio un barítono miserable,
no danzaré  levantando las rodillas hasta el techo
pero salvaré sus almas del aburrimiento y la pereza.
Sí, salvaré, solo sepan pedirlo.

No pretendo engañarlos, a ustedes los ocupados,
ni distraer sus vidas de los asuntos ordinarios,
pero pronunciaré la palabra olvidada.
Ya empecé. Hablo. Así que…


Traducciones del ruso de Natalia Litvinova





I will not tell you which begins century. 
I can not speculate on with marked deck. 
I - a man. This word is now out of fashion. 
But I'm harder still - a man, man. 
Yes, I have not seen Crystal Lace Andes. 
Yes, I have not heard the wise Tibetan sutras. 
But I can predict in the darkness of morning 
I leaf through at your leisure heaven tome. 

I'll sing to you - God gave lousy baritone 
And do not splyashu, the ceiling lifting your knees, 
But I will save your soul from boredom and laziness. 
Yes, I will save, ask the same just about. 

No, I will not dissemble and that, and so, 
You busy, distracting from his work and life, and 
But I'll tell you the word that is now forgotten. 
I'm talking about. I'm starting. So ... 





VANNI BIANCONI [10.867]

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Vanni Bianconi


Vanni Bianconi

Nace en Locarno, en el cantón Tesino de Suiza, en 1977. Hijo del lingüista Sandro (1933) y nieto del etnólogo y poeta Giovanni (1891), el trabajo del joven Bianconi sintentiza al genio familiar que celebra la experiencia de la tierra y del lenguaje materno.

Tras recibirse del liceo, Vanni emprende un viaje de aventuras que lo conduce a la frontera entre Estados Unidos y México. El poeta mira hacia ambas puertas y se dirige al Distrito Federal, junto a un grupo de arrieros que le donan tanto cuanto procuran robarle. -¿Cómo puede cambiar la visión del mundo de un niño del cantón italiano de Suiza, tras el encuentro del monstruoso Tenochtitlán de finales del Siglo XX?,



“...son de hombre las piernas de la gente
en la mañana, y hombre es la ciudad que presta el movimiento
después te parece un lago bajo infinitas pezuñas y alas,
infinitos cercos de agua que se anulan entre ellos,
un infinito arremolinar sin desfogo se alza.
Observas el día con ojos obcecados y solo a la tarde
la ciudad vuelve a ser una mujer
que cae lenta y encendida hacia el sueño;...”


dice su poema Ciudad de México. A su regreso a Europa, Bianconi realiza estudios de Lengua y literatura extranjera en l’Università Statale di Milano, durante los cuales asiste a los cursos de literatura y escritura poética de Michael Donaghy en el Birbeck College de Londres. También acude a los seminarios de Derek Walcot y se gradúa con una tesis sobre la escritora irlandesa Eiléan Ní Chuilléanáin, la cual traduce al italiano. Todavía en la Universidad de Milán asiste al master en redacción editorial, para luego regresar al cantón Tesino donde trabaja en la editorial Casagrande, de Bellinzona, como redactor y editor, de 2005 al 2009.

El caso de Vanni Bianconi ejemplifica el fenómeno del poeta-traductor de la generación de escritores suizos de los años ochenta. La herencia de Lucrezio y de Dante es inherente a la memoria poética de su lengua, y es natural que escriba a través de formas clásicaspero también del verso libre. Bianconi es un poeta contemporáneo al cual no le molesta hablar de Skype, de las luces y las sombras en Paolo Uccello o de una lágrima de rímel en la mejilla de Sophia Loren; y el cual ejerce el oficio de traductor por vocación, como dando cuenta de la experiencia vital que consiste el aprender con maestría una lengua literaria extranjera. En este sentido ilustra el panorama de los poetas-traductores helvéticos: nacidos en cantones federados pero separados históricamente por tradiciones férreas, son hijos de un tiempo que les ha legado el multilingüismo y una perspectiva diversa a la de nación-estado, que a veces se presenta como la única posibilidad política en Occidente.

Sus primeros poemas aparecen en Lo Stranieroy otras revistas italianas y suizas. Su primera colección Faura dei Morti es publicada en 2004 en el octavo cuaderno italiano de Marcos y Marcos, con prefacio del poeta Fabio Pusterla. La figura de este escritor tesinés ha sido importante para Bianconi en tanto la formación de su estilo y en cuanto a sus tópicos literarios. Aesto se refiere Pierre Lepori, otro poeta y traductor coterráneo suyo, cuando advierte que la fuerza del discurso pusterliano se transforma en pregunta y monólogo interior a través del ojo de Bianconi. Una perspectiva que abarca los detalles más pequeños de las cosas vistos desde lo global y lo local, indistintamente, lo cual hace que su poesía nos comparta una experiencia de universalidad.[1]

Su primer libro Ora prima, Sei poesie lunghe (Casagrande, 2008), fue honrado con el Premio Schiller de poesía de 2009. En estas seis poesías largas está presente el yo de Vanni, desde la Primera hora donde empieza a cantar Siempre temprano en la mañana -dando testimonio de las horas, de las ciudades y del paso del tiempo-, hasta el poema Desatrancado y oscuro, donde parece transcribir su lectura en el abismo de las líneas del ojo de su esposa. Siempre es Vanni Bianconi el que habla, de una manera más directa cuando confiesa sus Treinta años y cuatro fantasmas o Estoy casado, e indirecta en Cuando están muriendo. Pero no se trata de una crónica o de un diario: esta experiencia personal se vuelve impersonal en el poema. Tal es el caso de La ciudad sin asedio, donde un evidente viaje a Bosnia trasciende a la anécdota personal, y las casualidades de un trayecto donde no hay aventuras ni héroes se convierten en referentes poéticos universales de la guerra.

Bianconi trabaja actualmente como traductor en Londres, y entre sus autores se encuentran Denton Welch, Erich Fromm, Michael Donaghy, Eiléan Ní Chuilleanáin, W.H Auden y Somerset Maugham. Además es fundador y director del festival de literatura y traducción Babel, que se lleva a cabo en la ciudad de Bellizona (http://www.babelfestival.com/ ). En 2011, Vanni publica junto a su padre Sandro un proyecto sui generis: una antología de poemas que en dialecto escribiera el abuelo Giovanni, traducidas al italiano. Un libro “nutriente”, en palabras de Giovanni Orelli[2], no solo para la lengua y el imaginario literario local, si no también como ejemplo de un trabajo efectivo de reconstrucción y conservación de la memoria poética.En 2012 Casagrande publica un segundo libro de poemas Il passo dell’uomo, cuya escritura Bianconi compartió durante años con la de Primera Hora.


Traducción y presentación de Silvio Bolaño Robledo

http://www.arquitrave.com/index.php/poetas/120-vanni-bianconi-arquitrave54






Desatrancado y oscuro

Desatrancado y oscuro para no ser visto
el ojo es tuyo, amor – su sístole
de pestañas me hace ver líneas ajenas,
el metro de los árboles, las rimas del lago costeado,
el inicio que es el reflujo de un fin,
tuyo es el hiato.
¿Duermes todavía? – el tren sale de la perforación
más larga que lleva hasta las barracas, a otro muro
de roca casi intacta; tú hablas en el sueño,
una hoja del periódico que cae después del uso;
sobre la hondonada el río cambia de tono
                al pasar la esclusa.
Le amábamos luego el calor del cuerpo cayendo
ha pasado a las manos y el calor se ha apagado,
el aliento se redujo a respiros y palabras
y la lluvia no cuela pero se quiebra.
Espío a tu pupila recibir el sol,
                nieve las mejillas.
Lo hemos amado ahora estamos solos juntos,
venimos ambos desde un día que se quiebra.
El estupor de la luz se filtra, ¿todavía duermes?,
alguna cosa olfatea una mancha de tinta
en la mañana que habla de crisis, de tibieza,
de la vuestra.
Vosotros que os quedáis por mucho tiempo en la sombra
como el árbol reflejado sobre el lago que reencuentra
sus hojas, vosotros conscientes del curso del aire
que el sol desplaza desde una ventana cerrada.
Pero en tu ojo ahora la fragilidad del aire
ríe asombrada.







Sesenta y uno

Tengo sesenta años. Bien, sesenta y uno.
Quiero intentar ser precisa.
Es extraño, no queda ya ninguno
entre tantos afectos que he buscado (o casi),
tantos años transcurridos con sí mismos
para continuar a tomarse en serio,
comprenderse, resoplarse, respirarse,
callar a quien nos roba el aire.
Sóla porque el amor no se aprende,
el amor no es inducirse a soportar,
en el juego de la quietud sé que hago trampas
y vosotros sabéis bien a quién evitar.
Es extraño estar sóla a esta edad
deber estar atenta a qué decir
aún enamorada de la vida,
el último amor que veo terminar.
Tantos recuerdos claros de niña.
Los bailes del pueblo en la calle –
mi padre, su cuchillo de cocina
que me sigue hasta esa calle –
la noche de Navidad que para mí
crecida en un restaurante era un desierto
en una foto en blanco y negro, nieve,
Pastores, María inclinada sobre los postres –
el muerto que mi abuelo ha traído
al funeral con tres días de retraso...
Los símbolos no faltan a quien ha nacido
sobre el sudario de la tierra, el Gottardo.
Me he ido. Estáis todos muertos
o locos o viejos, en todo caso el corazón
que caséen otro lugar si lo mueves
no responde y el valle quiere un nombre.
La geografía justifica al ajedrez.
Cada movimiento de casilla comporta la inversión
del color o un salto que es un jaque,
y todo estado sobre el mapa es un corazón.
Cualquier año de vida es un doctor
que se equivoca sobre el órgano enfermo
pero en confidencia te señala donde
el especialista es el año pasado.
Yo he amado con todas mis fuerzas,
te he hecho reír, amo escuchar,
si he hablado del fin he dicho <<quizás>>.
Ya no sé usar <<tu>> en singular.
Pero espacio y tiempo son viejos amigos,
rimas que no se saben abandonar,
en cambio tú y tú y tú me dices
que estabas listo a responder y yo a atacar.
Cuando me encuentren boca en tierra
lee sobre mis labios <<Ahora voy>>,
busca su impronta si te tardas,
más o menos aquí, tú sabes donde me siento.
Un fuego se te apagará en el pecho.
Pero a parte de esto, tengo un nuevo abono
y está casi lleno el otro empaque
de semillas pequeñas para tus rimas –
Pero sabes que cada tanto las puedes
también usar para escribir de cosas
más banales, un poco menos funestas.
¿qué hay de malo en escribir sobre las rosas?
Pues ya harás como quieras, pero ahora lárgate
que yo debo terminar una terrine,
machacar, escamondar la vieja llama
del calicanto, hala, venga, suertepinín.







Soleado

Hoy en Suiza en todas partes
había sol me he cerciorado
y lagos encrespados por vientos
y el prado y el campo segado
cubetas por multitudes
masas que codo a codo
afirman una inclinación
la parálisis del arrojo
hoy en Suiza por todas partes
alguien rectificaba,
los he visto ocuparse de túneles
superficiales por cuanto excaven
mientras sobre los lagos
navíos sueltan amarras
la piel absorbe las cremas
los labios finas cuajadas
y en todos los campos
el gato mira a la vaca
la mosca chupa la mierda
mientras la testa se casca
sólo las frondas más altas
crujen de espanto
volcadas por la rueda
desmesurada del viento
sólo cien metros verdes más abajo
la ribera del río en derrumbe
se arremolina arremolina teme
algo que no incumbe.








Palabras

Acurrucadas bajo el tono de la frase
agitadas por los gestos adherentes al timbre de la voz
embellecedias por los líquenes del alfabeto escrito
húmedas en el baño de saliva vibrantes tras las cuerdas
las palabras se hablan en su lengua propia
que está hecha de palabras pero tomadas por entero
de contenido y forma ánima y cuerpo.
La misma cosa hace el poeta cuando camuflado
agazapado las escucha llamarse
y ofrecerse la una a la otra en el aire bochornoso
de la vocal abierta o paralizarse en olores
de la peste frase hecha disiparse al unísono
apenas afuera del registro lamberse a las líquidas luego
rampar sobre los picos del implícito precipitar
hacia abajo por juego abrir las alas batidos yámbicos.
Él presta oído a todo esto para asirlas
cazarlas tenerlas en la rima poseerlas porque
desde el muro de la página guiñen los botones de vidrio
de los ojos se inflamen del secreto entre ellos
y enciendan paja, hojas, cejas.







Vanni Bianconi (français - italiano)

Vanni BianconiNé en 1977 à Locarno, Vanni Bianconi a étudié les langues et littératures étrangères à l’université Statale de Milan. De 2005 à 2009, il a travaillé pour la maison d’édition Casagrande à Bellinzone. Il réside actuellement à Londres, où il travaille comme traducteur de l’anglais en italien (notamment de W.H. Auden et W. Somerset Maugham). Il est également directeur artistique du festival de littérature et de traduction Babel, qui se déroule en septembre à Bellinzone (www.babelfestival.com). 
Sa poésie – et en particulier son recueil le plus important, Ora prima – est principalement narrative, bien que riche d'ambiguïtés et de nuages soudains. Des vers capables de tendresse – comme dans le poème 33, présenté ici – mais surtout inquiets, où l'égarement prévaut. Ils évoquent des peurs et des relations difficiles, souvent en montrant des personnages agités qui évoluent tandis que le je lyrique leur donne la réplique, interroge, écoute. 
YBI



Vanni Bianconi è nato nel 1977 a Locarno. Si è laureato in Lingue e letterature straniere all'Università Statale di Milano. Dal 2005 al 2009 ha lavorato per la casa editrice Casagrande a Bellinzona. Oggi vive a Londra, dove lavora come traduttore (in particolare W.H. Auden e W. Somerset Maugham). È anche direttore artistico del festival di letteratura e traduzione Babel (www.babelfestival.com).
La sua poesia (e in particolare la sua raccolta più importante, Ora prima) ha un andamento narrativo, benché ricco di ambiguità e annuvolamenti improvvisi. Versi capaci di tenerezza – come nell'inedito 33, qui proposto – ma soprattutto inquieti, dove prevale lo smarrimento. Raccontano di paure e rapporti travagliati attraverso personaggi smaniosi, talvolta disperati. Con un io lirico che osserva, interroga, ascolta.



Quatre poèmes inédits


Soif

Und dann und wann ein weißer Elefant. 
R.M. Rilke

Sur un siège de manège dort un homme,
son âge ne surprend pas même s’il n’a pas l’air vieux,
quand le manège ralentit au énième virage,
avant même le prochain tour, l’homme descend
et, là où la foule est la plus dense, se dirige
sans plus de gêne entre les lumières festives, scintillements factices
de l’au-delà, la hantise de la maison fantôme,
il continue, se penche sur un ruisseau enclos
dans la roselière et s’y désaltère,
se désaltère d’eau passée.





Le chardonneret

De la grande fenêtre de ton salon
nous observons les oiseaux dans leur maisonnette
qui elle aussi a sa grande fenêtre
en miniature, le large toit en pente et une terrasse
où durant tout l’hiver tu as semé
quelque chose de semblable à l’amitié.
Nous les observons à l’heure du repas
des oiseaux, plus ou moins onze heures pour nous,
quand ils se massent tous entre frémissements d’ailes,
éclairs de couleur becs plastronnants petits yeux vifs.
Tu as déchiffré les habitudes des diverses espèces
comme tu l’avais fait pour celles des voisins
mais à présent avec beaucoup plus d’affection
et de même pour leur aspect,
non pas les chevelures à taches jaunes des laiderons
munies de chien ou les brûlures cutanées
provoquées par l’astre de la bêtise
qui orbite toujours plus près,
non non, la mésange et son petit masque noir, 
le bruissement orange du rouge-gorge,
le pinson qui a peur de tous,
et le plus craint bien que gracile et parmi les plus beaux
jaune vif sur le flanc et rouge éclatant sur la tête
mais au terrible bec, qui ne plaisante pas,
le chardonneret.
Nous sommes au printemps mais à l’heure de leur repas
les oiseaux sont encore fidèles à ta table,
qu’en sera-t-il l’été nul ne le sait, comme d’ailleurs
nul ne sait, ne tardes-tu pas à ajouter,
ce qu’il en sera de toi
(preste à nier que selon toute probabilité
tu seras le matin sur les sentiers de tes crêtes préférées
et l’après-midi juste ici dans ce jardin
avec livre radio lunettes et journal).
Mais avant de nous engager sur l’allée circulaire
de renoncement futilité caducité et fin
tu te rappelles que tu as une chose à me montrer
et d’une cordelette d’un sachet sorti du freezer
tu fais pendiller un exemplaire splendide
de chardonneret mâle congelé, regarde
le jaune sur le flanc et la tête rouge vif
sens comme il est léger, tellement doux, mais ce bec,
ce bec terrible le chardonneret...

Tandis que sur toi j’écris, là dehors ferraille,
envoie peut-être même une étincelle ou l’autre,
la tondeuse à gazon manuelle (ta Ford Gran Torino).






Soixante-et-un

J’ai soixante ans. Oui, bon, soixante-et-un.
Je vais tâcher d’être un peu plus précise.
C’est étrange, il ne reste plus personne
de toutes les amours que j’ai cherchées
(ou presque), tant d’années passées avec soi-même
pour continuer à se prendre au sérieux,
à se comprendre, s’essouffler, se sentir,
rendre muet qui nous vole notre air.
Seule parce que l’amour ne s’apprend pas
l’amour n’est pas se résoudre à endurer,
au jeu de la paix je sais que je triche
et vous, vous savez bien qui éviter.
Il est étrange d’être seule à cet âge
devoir faire attention à ce qu’on dit
être amoureuse encore de la vie,
le dernier amour que je vois finir.

Je revis tous ces souvenirs d’enfance.
Les bals du village, là sur la route – 
et mon père, son couteau de cuisine
qui me poursuit sur cette même route – 
et puis la nuit de Noël qui pour moi
grandie à l’auberge était un désert
sur une photo en noir et blanc, la neige,
les pâtres, Marie penchée sur les desserts –
le défunt que mon oncle a amené
à l’enterrement avec trois jours de retard...
Les signes ne manquent pas pour qui est né
sous le suaire de la terre, le Gothard.
Je suis partie. Vous êtes tous morts, vieux
ou devenus fous, en tout cas le cœur 
que j’ai épousé, qu’on le déplace ailleurs
il se tait et la vallée veut un nom.

La géographie justifie l’échec.
Tout mouvement comporte l’inversion
des couleurs ou un saut qui est entorse,
et chaque état sur la carte est un cœur. 
Chaque année de ta vie est un docteur
qui se trompe sur l’organe malade
mais qui peut te glisser en confidence où
le spécialiste est l’année dernière.
Moi de toutes mes forces j’ai aimé,
je t’ai fait rigoler, j’aime écouter,
si j’ai parlé de fin j’ai dit «peut-être».
Je ne sais plus dire «tu» au singulier.
Mais l’espace et le temps sont de vieux amis,
des rimes qui ne peuvent plus se quitter,
et pourtant toi, toi et toi tu me dis
que tu étais prêt à répondre et moi à attaquer.

Quand on me trouvera visage contre terre
lis sur mes lèvres «A présent je m’en vais»,
cherche leur empreinte si tu es trop tard,
plus ou moins là, tu sais où je m’assieds.
Un feu dans ta poitrine s’éteindra.
Mais à part ça, j’ai un nouvel engrais
et il est presque plein, l’autre sachet
de petites graines pour tes vers rimés.
Mais toi non plus, tu ne peux en finir
avec cette rengaine, oui, la vie
que je laisse filer entre mes doigts,
à qui je viens de dire oui à présent je viens…
Bon, tu feras comme tu voudras, mais à présent dégage
moi je dois encore finir une terrine,
bêcher, tailler la vieille flamme
du calycanthe, allez, va, ciao pinin.







33

Toi et moi nous dormons serrés l’un contre l’autre
tels les deux chiffres de mon nouvel âge –
et si dans son sommeil l’un de nous se retourne
l’autre aussitôt reprend la position – 
les deux trois;
depuis une semaine, tu en as un
toi aussi, l’autre n’est pas un nombre
mais le rond de ton ventre
(et cependant le rond de l’émerveillement)
pour qui depuis trois mois l’habite,
nous sommes trois
trois.


Traduit de l’italien par Christian Viredaz




Quattro poesie inedite


Sete

Und dann und wann ein weißer Elefant. 
R.M. Rilke

Dorme su un sedile di giostra un uomo,
non stupisce la sua età anche se non sembra anziano,
quando rallenta la giostra all’ennesima curva,
prima appena del prossimo giro, l’uomo
scende e, dalla parte dei più, s’incammina
senza più vergogna tra le luci festose, brillii fasulli
d’aldilà, l’ansia della casa degli spettri,
lui prosegue oltre, si china su un ruscello chiuso
nel canneto e lì si abbevera,
abbevera di acqua passata.






Il cardellino

Dalla grande finestra della tua sala
osserviamo gli uccelli nella loro casetta
che ha a sua volta una grande finestra
in miniatura, l’ampio tetto spiovente e un terrazzo
dove è tutto l’inverno che semini
qualcosa di simile all’amicizia.
Li osserviamo all’ora di pranzo
degli uccelli, più o meno le undici per noi,
quando si ammassano tutti tra frullii di ali
sprazzi di colore becchi impettiti occhietti.
Hai decifrato le abitudini delle varie specie
come avevi fatto con quelle dei vicini
ma adesso con molto più affetto,
e lo stesso vale per il loro aspetto,
non le chiome a chiazze gialle delle carampane 
munite di cane o le bruciature cutanee 
provocate dall’astro della stupidità
che orbita sempre più vicino,
no no, la cincia con la mascherina, 
il brusio arancio del pettirosso, 
il fringuello che ha paura di tutti,
e il più temuto anche se gracile e tra i più belli
giallo vivace sul fianco e rosso acceso sul capo
ma col becco terribile, becco che non si scherza,
il cardellino.
Siamo in primavera ma alla loro ora di pranzo
gli uccelli sono ancora fedeli alla tua mensa,
cosa ne sarà d’estate non si sa, come d’altronde
non si sa, non tardi a aggiungere,
cosa ne sarà di te
(svelto a negare che con tutta probabilità
sarai di mattina sui sentieri delle tue creste preferite
e di pomeriggio proprio qui in giardino
con radio libro occhiali e giornale).
Ma prima che imbocchiamo il sentiero circolare
di rinuncia futilità caducità e fine
ti ricordi che hai una cosa da farmi vedere
e con una cordicella da un sacchetto uscito dal freezer
fai penzolare uno splendido esemplare
di cardellino maschio congelato, vedi 
il giallo sul fianco e il capo rosso acceso
senti com’è leggero, morbidissimo, ma quel becco,
becco terribile il cardellino...

Mentre scrivo di te qui fuori sferraglia,
magari manda qualche scintilla,
la tosaerba manuale (la tua Ford Gran Torino).







Sessantuno

Ho sessant’anni. Bene, sessantuno.
Voglio cercare di essere precisa.
È strano, non rimane più nessuno
dei tanti affetti che ho cercato (o quasi),
tanti anni trascorsi con se stessi
per continuare a prendersi sul serio,
comprendersi, sfiatarsi, respirarsi,
ammutolire chi ci nega l’aria.
Sola perché l’amore non si impara
l’amore non è indursi a sopportare,
nel gioco della quiete so che baro
e voi sapete bene chi evitare.
È strano essere sola a questa età
dovere stare attenta a cosa dire
ancora innamorata della vita,
l’ultimo amore che vedo finire.

Tanti ricordi chiari di bambina.
I balli del villaggio sulla strada – 
mio padre, il suo coltello da cucina
che mi insegue su quella stessa strada – 
la notte di Natale che per me
cresciuta in ristorante era un deserto
in una foto in bianco e nero, neve,
pastori, Maria china sui dessert –
il morto che mio zio ha consegnato
al funerale con tre giorni di ritardo...
I simboli non mancano a chi è nato
sotto il sudario della terra, il Gottardo.
Sono partita. Siete tutti morti
o impazziti o vecchi, comunque il cuore
che io ho sposato altrove se lo sposti
non risponde e la valle vuole un nome.

La geografia giustifica lo scacco.
Ogni mossa comporta l’inversione
del colore o un salto che è uno strappo,
e ogni stato sulla mappa è un cuore.
Qualsiasi anno di vita è un dottore
che si sbaglia sull’organo malato
ma in confidenza ti segnala dove
lo specialista è l’anno passato.
Io ho amato con tutte le mie forze,
ti ho fatto ridere, amo ascoltare,
se ho parlato di fine ho detto “forse”.
Non so più usare “tu” al singolare.
Ma spazio e tempo sono vecchi amici,
rime che non si sanno abbandonare,
invece tu e tu e tu mi dici
che eri pronto a rispondere e io a attaccare.

Quando mi troveranno faccia a terra
leggi sulle mie labbra “Ora vado”,
cerca la loro impronta se ritardi,
più o meno qui, lo sai dove mi siedo.
Un fuoco ti si spegnerà nel petto.
Ma a parte questo, ho un nuovo concime
ed è quasi pieno l’altro sacchetto
di semi piccoli per le tue rime.
Però anche tu, non puoi farla finita
con questo stesso tasto, sì, la vita
che mi lascio passare tra le dita,
a cui ora ho detto sì ora vengo vita...
Be’ farai come vuoi, ma ora smamma
che io devo finire una terrine,
vangare, sfrondare la vecchia fiamma
al calicanto, su, vai, ciao pinin.






33

Dormiamo stretti io e te
come le due cifre della mia nuova età –
e se uno si gira nel sonno
anche l'altro subito si incunea – 
i due tre;
da una settimana ne hai uno
anche tu, l'altro non è un numero
ma il tondo della tua pancia
(e tuttavia il tondo dello stupore)
per chi la abita da tre mesi,
siamo tre
tre.









MANUEL FELIPE ÁLVAREZ GALEANO [10.868]

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Manuel Felipe Álvarez Galeano 

Nació en Medellín, Colombia en 1987. Filólogo hispanista de la Universidad de Antioquia, docente de Latín del programa de Extensión de la Universidad de Antioquia, fue docente de Italiano y Griego en la ONG Amizade en las instalaciones de la Casa de la Cultura de El Poblado en Medellín. Ha publicado los libros El carnaval del olvido¸ en Málaga (España) por la Editorial Seleer en el 2013; y Recuerdos de María Celeste en la Editorial Aldebarán de Medellín en el año 2002.





Dos miradas

Dos miradas tristes se han cruzado
Deslucen las notas de un tango oscuro
Cantan las llagas de una ciudad acallada
Habitan los recintos donde los mitos mueren
Y los gatos se van a jugar con la nostalgia
Por eso en los vacíos escritos por las horas
Se viven y naufragan en los puentes tristes de los caminos

Esas dos simples miradas han nacido
Son nietas de la vieja oscuridad
Que habita los parques olvidados
Y los senderos de un reloj sepultado en el asfalto
Es así como el olor de la muerte las plaga
Y se cruzan obstinadas nadando en un llanto
Que es su propia vida, que es su ajena suerte
Esas miradas tristes son el milagro de dos ciudades
Que se destruyen y se aman.

Publicado en El Pequeño Periódico 101, última edición impresa. Medellín






El mito de una lágrima 

Sos el mito de una lágrima
Que baila en la sombra 
De un tango que se ha olvidado a si mismo.

El mito de una lágrima robada
Atrapado en el temblor 
Del alma ahogada 
Entre la ráfaga de aquellos rostros
Que ignoran el color de tu ausencia, vacío amigo.

Te han visto caer 
Y lamer las baldosas frías
Ante la mendicidad de un abrazo.
Han naufragado tus labios resecos
Ante tantos ojos que han construido las mazmorras
Donde perecen tus tremolantes palabras.
Has viajado junto a los gritos
De una ciudad enferma
Que como vos se niega a morir.
Por eso te has convertido en la náusea
De aquella soledad que navega
En las grietas de tu piel
Y llegás donde sólo tu habitación te espera
Hoy sos un fantasma de vos mismo
Hoy que tus raíces te han dejado solo
Tu sangre ya no es tu sangre
Porque las manos que mecieron tu cuna de madera vieja
Dejaron de acariciarte
Cuando tomaron su derecho de nacer.

Le jugás al destino con tus cartas prestadas.

Sos el mito de una lágrima perdida
Llorá con el dolor que tus latidos te dicten 
Entre el honor que mi hombro te hace
O entre el vientre cálido de la muchacha que te espera

Porque sos un pequeño que busca sus juguetes
Entre los colores de una tarde que el mundo ignora
Por eso llorás una pena incomprendida
Por eso te llaman poeta, 
Simplemente un poeta.





Ballata alla farfalla.



Ballata II

El rostro se hizo agua
entre los gritos que la pared tejió
a la esperanza se le explotaron los tímpanos
y está sentada en la ventana oscura
acaso una boca la disuada de llegar
al portón pantanoso del silencio
no quiero quemar tantas páginas
¡callada mía!
hoy me quiero beber tu nombre
para escupir estas ancianas distancias
que temblaban antes de nacernos
por eso esta noche mis ojos
te miran más firmes que mañana
acaso tu oído busque en mi pecho
más allá de estas montañas óseas
       Esta música que se hizo tuya

Pero la cama es un desierto
donde se queman las abejas

Porque el dolor también es arte
tu frente una bandera vacía
y nuestras bocas dos oasis
sin palmas ni camino.





Ballata IV

Los acordeones se han quedado sordos
de tanto esperar el sudor de tus palmas
porque no llegaste antes que
las sombras
levantaran su festival de arlequines muertos
entonces los duendes se han ahorcado
en el escenario
justo después de levantado el telón
tal vez te equivocaste de ruta
y me esperás en el teatro del silencio
que ha vendido más entradas esta semana
por eso el olvido aplaude
y se embute mis ojos
clonados por los vacíos de tu tiempo
sólo faltan un par de palabras
para retar a duelo al duelo

Sólo falta el beso antes de darse
para ahogar la prisa del reloj vicioso
acaso una mirada
una lágrima tuya

para cambiarle las tablas a este escenario
donde el público son dos cadáveres y medio.





Ballata V

Ya los dedos se han cansado de tus mitos
por eso las páginas
esta noche como ninguna
morirán de sed
ya no hay caña ni carnada
para pescar las alas
que han naufragado
en las corrientes del viento
y el tiempo con su fragilidad engañosa
no hace más que ocultarme
tus palabras de tierra

El espejo insondable de los ojos
es la única verdad por ahora

¿Por qué serán tus labios el mismo naipe sangriento?
¿Por qué ocultás esos pechos donde podría
naufragar la ausencia?

Si estas manos están solas
y te buscan donde nacer quisiste

Sí es tu cuerpo poco más que ese banquete
y las frutas rancias que en él quedan
no se las han devorado los saciados
esta boca desierta espera
agotada de gritar tu nombre
no me invitás a la mesa
y aun así espero las migajas
en este sombrío receptáculo
porque mis huesos saben a magnesio
están transparentes
no me ves
¡mirame! Con tus ojos de gaviota herida
no me condenés a esta sed

Será así la lectura de tu calor ingenuo
porque aún es tu piel la verdad de mi lengua
tu olvido el reto de mi olvido
y tus manos
el espejo distante de las mías.





Ballata VI

No son más que cumbres
las traslúcidas sombras de esos rostros
y vos tan callada bebés mi noche

Desde los últimos riscos del ocaso
el lobo impone su aullido lastimoso
como si fuera la majestad del viento
aullidos que acoge el silencio
y se agita en esos muelles distantes
donde la tarde sepulta sus venas

no me acostumbro a ignorar tu piel

No es más esta noche
que no es la noche
sino mi noche y por eso la maldigo
porque te la has bebido
en sus vísceras fecundadoras de soledades
los lápices se ahorcaron
entre esta maldita y sublime noche
el amor quemó sus propios versos
y la ballata lloró la agonía del poeta
que no pudo tejer las alas
convertidas ahora en piedra

Es de noche y la brisa irriga la angustia
no quiero pintar la palabra olvido
sobre tu rostro frágil y silencioso

Y como es eterno lo distante
en el acta de un dolor sin nombre
el amor se hizo naufragio de la nada

Aunque ya no vengás a imponer tus pechos
yesté fría tu boca que es la misma lejanía
vos tan callada bebés mi noche.

http://www.arquitrave.com/index.php/poetas/121-manuel-felipe-alvarez-arquitrave54





GLORIA TRINIDAD [10.869]

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Gloria Trinidad 

(Madrid, 1968) vive entre Madrid y Ginebra. Hizo estudios de derecho en la Universidad Complutense de Madrid y una maestría en la Universidad de York. Es traductora de la Organización Mundial del Comercio y profesora en la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Ha publicado: Libro de la niebla, Ediciones Amargord, Madrid, 2013.






Dos cartas a Lucio

1

Ten en cuenta esto, Lucio.
Tus obras huérfanas de ti
habrán de defenderse solas.
La muerte es un mecenas
que sólo acepta la excelencia:
desprecia las causas,
sólo atiende a los efectos.
Un mal verso es inmortal
por abrasadora que fuera 
la dicha que envolvía.

Sucederá que escribas
nocturnos resplandecientes de verdad
y amanezcan
convertidos en garabatos.
No te apene tirarlos;
desprecia el frufrú de las palabras.

No seas oscuro.
Lo oculto y lo abstracto
son atajos hacia una representación del mundo
sin necesidad del mundo.
Es preferible
la palabrfa justa
para designar las cosas
que son
como son.
Agua debe querer decir
agua
no la líquida disonancia
de un pensamiento.

Prefiere lo menos.
Rehúye la tentación
de hacer explícito el daemon.





2

A mitad de la vida
uno debería poder
encamarse con su memoria
una mitad para entender
una mitad para contar
es un buen acuerdo

pero si te dieron por muerto
si resucitaste por milagro
a mitad de la vida
si cuando tendrías que ser más sabio
has perdido
la facultad de nombrar
porque no distingues ya la virtud
del vicio, la verdad
de la mentira,
porque demasiadas veces
has visto cómo intercambiaban
sus motes,
cómo se parecen
sus máscaras mortuorias,
entonces

tienes trabajo todavía
armar un arca
introducir en ella
una a una las parejas de palabras
con sus significados nuevos
para que el diluvio
si otra vez llega
no te pille por sorpresa.

Libro de la niebla
Ediciones Amargord, Madrid, 2013.





Canción de la santa bebedora

1

Mi camino trata de encontrarme pero yo he mordido mis huellas.



2

Éste es el ángel de las malas compañías
-dicen que ando con malas compañías
dicen que ya soy una mala compañía-
el ángel que nace de la noche de un oleaje de trigo
cuando escucha la niebla avanzar a tientas
hacia las puertas abiertas de nuestro miedo
ángel de herrumbroso vuelo ángel de encías peladas
el que con una mirada de sus ojos ferales
transforma las voces que el loco oye en un relámpago quieto
el que entra en el corazón del abandonado
y le saca la nieve con una pala
el que abre la cerradura del que nunca habla
y enciende una lumbre de palabras
el que entrega al que perdió la esperanza
una nueva nave y un sinfín de islas
este ángel que nos abandona
cuando canta el gallo de las cinco
dicen que nos hace mala compañía
pero quién de nosotros le evitaría
al ver en lo oscuro su sonrisa centelleante.






La casa

No tener nada en propiedad
no deber nada.
En tiempo de desolación
hacer mudanza.
No poseerla
para que nada me poseyese.
Poder empezar
en cualquier otro sitio
poder vivir
bajo los párpados
de un dios
menos severo que mi infancia.
Por eso vendí la casa.







Plegaria

Tú que hablas con los vencidos
cuando regresan huecos
en el metal oscuro de la noche
Tú silencioso comensal nuestro
que escuchas la jerigonza de los hijos
de la locura como si comprendieras
Tú que secas las llagas que escarban
las lenguas saladas de los muertos
Tú que también has querido ser
el escombro de la marea
y el limo de la nieve en las aceras
Tú que eres también esa hormiga
que arrastra a su hermana
y los ojos nublados del perro
Tú que elegiste un esclavo
un desierto y una cuadra
para granar nuestros sueños
Tú que nos concediste que algún día
en algún lugar que tú escogieras podríamos
entrar con los ojos abiertos
en ese espacio ya dentado por la sombra
Tú que diriges el índice de las estrellas
Rey menesteroso
dime cómo respira el ahogado,
protégeme de mí,
descánsame de mí.




ALBA CERES RODRIGO [10.870]

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Imagen
Alba Ceres Rodrigo, por Pepe Maiques






ALBA CERES RODRIGO

Alba Ceres Rodrigo (Nápoles, 1986), inició y abandonó sus estudios de Historia del Arte en la Universidad de Zaragoza y actualmente aprende con entusiasmo a abrazar a su violonchelo en el Conservatorio Profesional de Música de Alicante. Escribe en el blog:    http://embellecerloexhausto.blogspot.com.es/ 






"infancia, aquí hace tanto silencio y todo es tan irrevocable"
(Brigitta Trotzig)


lavarse las manos antes, después de todo
era una obligación prescrita que no quería
de nosotros el amor por las arcillas,
no quería para nosotros, niños
huellas sobre huellas dactilares
trepando como el liquen húmedo sobre los árboles.
educados en la limpieza, borrábamos
aquel rastro que habríamos de perder, si no,
de un modo menos inocente
que bajo el chorro generoso de agua fría.
preludiábamos sin saber, niños que dejaríamos atrás
la muda impotencia ante el tacto de lo vacuo







Vuelo herido

Tengo la garganta de un pájaro
y también me ocurre esto:
dejo cosas atrás,
olvido nombres, borro rostros,
tengo remordimientos de conciencia...
Luego se me pasan y digo
ya nunca más me ocurrirá ―y clavo
mis dientes en las alas de mi lengua
sabiendo que eso no es una certeza.  







SUTILMENTE

No por nada
me parece que el tiempo
es ese velo que cae liso sobre la lisura
o se arruga a nuestras arrugas
según las palabras que decidimos
usar para no nombrarlo,
para no creer que pasa y va, va
alejándose del silabario
con el que aprendimos a decir
huiré, correré sin mirar este visillo
o este corazón se desenhebra,
más lejos todavía de alcanzarnos
allí donde escondimos las palabras
que decidimos no aprender.








acordono
detrás de un silencio otro
a esperas de un porvenir que me tienda la mano
azul de la serenidad o quizás
por no dar pie al escándalo de vociferar
que tengo un dolor dilatado en las pupilas
cuyo campo de visión lo sembraron los demonios

con la indómita violencia de una loca
de una impúdica
de una desesperada
me hago nudos de silencio
próximos al corazón
hasta sentir la asfixia
de mi latir de azufre y chamusquina

acoto
lo incomprensible en pequeños cercos-trampa
y barrunto desde el borde
alternativas para este desconsuelo:
volverme injusta para con la injusticia,
estrangular palabras que no me dicen nada,
un nudo más, y otro, y otro, y otro,
y otro, y otro, y otro...







Cimiento el futuro de una arquitectura melancólica,

pequeñas esquirlas óseas harán de mí
una jaula vacía



.......................................



Hundo mi dedo
en el hoyuelo de mi garganta
y lo muevo buscando
y me hago círculos y buceos y cosquillas
y la boca se me abre y digo
ahí está

qué -anhelando ser la voz








Entre tantas ramas rotas
El árbol verdísimo primero
El violín de media tarde lento
Que lo envuelve y
Que lo riega
Tras la ventana
Nada más
Entre dos palabras
Se haya el níveo hueco
Ella entera que
Conoce
Conoce ‘sin embargo…’
Como yo lo sé
De memoria
Y también los cacareos
Que se deslizan
De una herida hacia otra herida
Sin que al hacerlo la sangre manche o delimite
Sus dedos
Dedos diminutos los imagino
No los he visto nunca
Tan de cerca
Tan de cerca como una vida tolerable
Esa que a veces, pocas veces
Pero sí
Parece ser la misma presencia
Del cuerpo
Y tengo la impresión de que también los
Cacareos cicatrizan mis versos
A veces, algunas veces
Quizá en esta ocasión no sea
O sí sea y mañana pueda ver (lo)
Escrito
Como cae la noche entera
Sobre esta página
Y la inunda
Y aún así no
Me ahoga
Y sanea sin quererlo mis
Todas mis
Enfermedades





RODOLFO MARTÍNEZ SOTOMAYOR [10.885]

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Rodolfo Martínez Sotomayor

Rodolfo Martínez Sotomayor (La Habana, 1966) poeta, narrador y crítico de Cuba. Llegó a los Estados Unidos en 1989.

Obra:

Ha publicado los libros Contrastes (La Torre de Papel, Miami, 1996), Claustrofobia y otros encierros (Ediciones Universal, Miami, 2005), la compilación de textos Palabras por un joven suicida: homenaje al escritor Juan Francisco Pulido (Editorial Silueta, Miami, 2006) y Tres dramaturgos, tres generaciones (Editorial Silueta, Miami, 2012). Cuentos suyos han sido incluidos en recopilaciones y antologías como Nuevos narradores cubanos (Siruela, Madrid, 2001), traducido al francés por Edition Metalie, al alemán por Verlag, y al finés por la editorial Like, Cuentos desde Miami (Editorial Poliedro, Barcelona, 2004), La isla errante (Editorial Orizons, París, 2011), Cuentistas del PEN (Alejandría, Miami, 2011), Reinaldo Arenas, aunque anochezca (Ediciones Universal, Miami, 2001). Su cuento Encuentro fue traducido al húngaro por la revista Magyar. Algunos de sus poemas aparecen en las recopilaciones Poetas del PEN, (Ediciones Universal, Miami, 2007), La tertulia (Iduna, Miami, 2008), y La ciudad de la unidad posible (Editorial Ultramar, Miami, 2009), traducida al inglés por la misma editorial. Ha publicado críticas de cine, de literatura, de teatro, artículos de opinión en revistas y periódicos como: Carteles, Diario Las Américas, Encuentro, El Nuevo Herald, El Universal. Fundador y Presidente de la Editorial Silueta; codirector de la Revista Conexos.





El viaje

a Lavinia Sotomayor Arcís

Llegarán de un momento a otro,
el doctor ha dicho que se agotó la esperanza,
me parece que hace un lustro yo era un niño
y tú jugabas a estar muerta sobre una cama;
el llanto era la voz del pavor cuando te palpaba inmóvil.
Hoy quisiera que todo fuera un sueño
y tú estuvieses jugando nuevamente.

Ya llegaron,
esa enfermera con la espátula ha escondido
su constante sonrisa
para decir que quieren verme.
Deben haber elegido un doctor muy locuaz,
ayer fue una diletante con poder;
alguien que lleva tu apellido, dicen que administra
esta antesala de la muerte.
En este país siempre hay razones junto al miedo
para un trato especial;
tu hermano con su omnipresente cámara y ese séquito
de intelectuales que te sigue a todas partes,
te hace lucir importante ante sus ojos.

El dólar es un estímulo vital
para la consciencia en esta isla.
El dólar es un médico muy prominente, a veces, por supuesto;
él te ayudó a prepararlo todo de antemano,
por eso dicen que todo lo planificas, en eso coinciden
los que te odian y los que te aman,
pero nadie pone límites al azar;
eras un caótico con suerte hasta hoy,
ellos no lo saben, no se explican dónde estuvo el error,
si todo había salido tan bien,
ellos no lo saben, pero tú sí,
por eso no los culpas,
si pudieras odiarlos todo sería más simple,
pero sabes que somos víctimas
de un diseño fatal.
Esa atonía es algo que te duele;
el amor y el odio ya te son ajenos.

Uno tras otro los escalones son un tejido
del tiempo,
y te llevan hasta ese solar donde tu madre saca música
con sus nudillos contra el lavadero de cemento
y ese día las lágrimas eran un sucedáneo a sus cantos cotidianos,
la causa es un intruso desconocido
que chapea lo que llamas tu bosque
donde esperas a la niña bailarina
y pretenden convertir en un parque estatal.
Han dicho después que soy un niño agresivo
que se abalanzó con un machete
sobre aquel invasor que huyó despavorido;
ya no hay lágrimas sino risa en el rostro de tu madre,
quien le hará la historia orgullosa a todos los mensajeros
del norte que pasan por tu casa,
aun cuando hace mucho que dejaste de ser un niño.

Si pudieras tener aquel machete
para hacer correr a la muerte, despavorida.
Cuando niño todo era más fácil,
al final, por más que luches, te espera la derrota.
Aunque hayas evitado el elevador,
el paso sobre peldaños no puede ser eterno
y es inevitable que se abra la puerta
y que ese doctor sin rostro te diga la noticia,
ya todo ha concluido, tu madre ha comenzado el viaje.








Reposo

a Rigoberto Martínez

Trepa al árbol y
busca el gajo más fuerte
para sostenerse,
se oculta con las hojas y divisa desde allí
la tendedera donde sus camisas
flotan como velas de barcos.
Puede ver a su madre que lo llama,
pero él permanece en silencio,
todo luce más pequeño desde arriba,
su padre coloca la hamaca verdeolivo
entre dos vigas de hierro.
Apenas concluye su faena,
llega ese amigo de la casa
que siempre viste de uniforme.
Su madre ha detenido el llamado
y  prepara café,
algo ha pasado que la irrita,
ya no ha querido ofrecer la taza.

El hombre sólo hablaba de los tiempos pasados,
de un preso contemplando el disparo
de fusiles y la muerte.
Recuerdan el miedo y los llantos
de aquel que ve su posible futuro.
Ahora su madre ha lanzado la taza contra el pavimento
El hombre se ha marchado de prisa,
su madre no quiere que regrese.
Su padre habla de un viejo agradecimiento
entre tantos gritos sin un orden preciso
Se rompe con su pavor el gajo ya no tan fuerte.
su padre escucha el chasquido y mira hasta
la copa del árbol.
Recibe ahora al niño que ha saltado por el aire
hasta sus brazos,
luego solo quedará el recuerdo de
las caricias de su madre,
Su padre, después de un beso, lo coloca
sobre la cuna
que cada día se hace más pequeña;
le repite la promesa de nuevos juguetes
y él se duerme entonces,
como si la vida siempre fuese un sueño.








a Yusimí Sijo

Entre guizazos, la niña acude
a sus juegos cotidianos.
La saya de nubes se ha teñido de hierba
y ella trepa sin miedo esa colina.
El niño que llega
a la frontera de cercas que delimitan sus casas,
es ahora un reflejo
en sus grandes pupilas de niña inquieta;
que zapatea sobre un pedazo de madera
recién descubierto,
como en un tablado infantil improvisado con prisa.
Un brazo se agita en el aire
y la mano abanica el espacio.
Su muslo naciente
es ahora una imagen
en los ojos del niño,
que deposita la memoria
en el altar de la inocencia.
La lluvia los aleja
y la futura tempestad,
es un estruendo
que los hace mirar al cielo.








Cuento de hadas

a María Cristina Fernández

Llega la noche, y el bosque de Sherwood
deja de ser una negra espesura,
se traza un camino de luz
y la aparición entre robles
canta un mantra que tú desconoces.
Como la promesa del verbo hecho carne,
ha llegado hasta ti, el hada azul
de los cuentos.
Ella pretende detener al leñador,
pero es frágil y apenas se escucha;
desconoce que el Ogro se apresura
a levantar puentes
que atraviesen el bosque.

Ella tiene el color del sol
y  todo el misterio de los Elfos,
pero el Ogro ha construido
árboles de piedra, como torres de Babel,
ha hecho prisa de la calma
y  tapiado todas las ventanas
de la selva.
él llegó aprisionando en frascos de ámbar
el olor de la lluvia.

Ya ha comenzado la tala inevitable,
y esa mujer se trepa a la secuoya más enorme
para salvar la tierra.
Mientras tanto, tú, decides finalmente
no quedar impasible,
te pones el dogal de caballero andante,
y la memoria te lleva
hasta los invencibles molinos,
dejándote apaleado.
Te despojas de esa inútil vestidura,
sabiendo que no es posible una victoria honorable.
Serás el caballero de la mesa redonda,
pero Excalibur requiere de mucho esfuerzo
en tiempos de pocos herreros.

El hada se transforma en mariposa,
y el Ogro coloca redes que demarcan las fronteras,
ahora has tomado un Carcaj  y una ballesta,
pero no quieres poner una manzana
sobre la cabeza de tu hijo.
Sacrificar a otros para lograr una hazaña,
te pareció siempre detestable.
Y renuncias de una vez a ser todos los héroes
que alguna vez has venerado,
y te tornas en un duende que detenga el hacha
con pociones de invierno,
y en ese instante se posa
sobre tu pequeñez, la mariposa
que vuelve a ser el hada azul
y ha salvado tu bosque;
haciéndote olvidar que fuiste alguna vez
el cómplice del Ogro.






Evasión

poema que tomo con el consentimiento 
de su autor de la selección poética
La ciudad de la unidad posible 
(editorial Ultramar)

Una mujer se escuda en la tristeza
para culpar a la vida de sus errores.
Un hombre descubre que ella le es infiel
y envuelve de agasajos a su tiempo,
pretende impedir la inevitable estampida

Ella dice que su amante es un bosque
de abedules entre un largo espacio de arena
Un oasis para viajeros bíblicos
que persiguen a una estrella,
Una sombra en pleno día como huella de sol
Una sinfonía para sordos
Una danza para quien mira detenido,
postrado,
los pasos ajenos

En ese momento de nada valen los recuerdos de una época
feliz…

Lo no vivido pesa más
que un conocido pasado
transformado en tediosas memorias

El misterio es aquello que se desea y no se conoce aún.





YOANDY CABRERA [10.886]

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Yoandy Cabrera (Foto cortesía del autor)

Yoandy Cabrera 

(Pinar del Río, Cuba, 1982) es licenciado en Filología por la Universidad de la Habana (UH) y máster en Filología Clásica por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Ha sido profesor de Letras Clásicas en la UH. Obtuvo el premio Dador de Investigación en 2009. Actualmente es editor y crítico de poesía. Realiza el doctorado en Filología Griega en la UCM.





Antes del Éxodo. Plagas y otros poemas



AMANECER

Esta mañana
las palomas son barcos de nieve
navíos que se precipitan
sobre las olas del asfalto

Las palomas no sonríen
pasan taciturnas
sin mover la cabeza
sus patas no hacen ruido

Los picos de arcilla

Dios barre el corredor
las empuja por cordeles en sus pechos

Las palomas están muertas
de mentira blanca
epidemia de alba en sus plumas
el pecho gris
cuando resbalan en el polvo







ANTES DEL ÉXODO. PLAGAS

VI

Leña o carbón
hierve la ropa en el patio
ceniza en el agua
ceniza que adelgaza y purifica
las sábanas
mi madre se dobla y revuelve
el viento levanta el polvo encendido
como úlcera en sus ojos
la vara de Aarón vertical hacia el cielo
ceniza en el pecho



IX

Todo habrá de perdonársenos
la torpeza de escribir en la penumbra
el chocar con las palabras
monstruos invisibles
el milagro de palpar la tiniebla
como si fuéramos una familia egipcia

Moisés extendió su mano
hizo de la noche un denso muro
donde inclinarse al prójimo
era hundirse en él
asomarse al abismo

Moisés apagó el rostro de Faraón
y quedó su seno llama negra
alumbrando en el silencio



X

El primogénito que vive tras el molino
ha visto a la familia hebrea
matar un cordero
mojar un hisopo en sangre
poner una señal
sobre el dintel de la puerta

El hijo de la molinera
no ha comprendido el ritual
pero hubiese ofrecido un animal a Jehová
si las plagas sucesivas no hubieran destruido
todo el ganado

Deseaba pintar su puerta con sangre
anunciar también
aunque fuese egipcio
la dádiva lejana y oscura
que lo hacía estremecer

A medianoche
su cuerpo tembló como cordero blanco
ante el ángel de la muerte







ADÁN EN EL ESTANQUE

Génesis 3:22

Como una fruta que la luz muerde
el cuerpo del hombre
costilla de agua en el Éufrates
descubre su desnudez
se bendice
su dedo es dios modelando el agua
busca en lo frugal y vacuo
aliento perenne
aura perdurable en la transparencia
pasa la mano húmeda por los labios
la agita modela su perfil en el aire
rompe el pacto del viento y la soledad
extirpa con su diestra
lo invisible lo amargo
funde su reflejo en el trasluz
rostro réplica
que le ayude a construir
lo que pudo ser







MOIRA

Pasa la mano por el viento de la noche
que como tosco muro se detiene
y como músculo de ásperos bloques
cenizos grises callados
trae noticias amargas
baldosas de un rojo profundo casi muerte

Palpa el duro corazón de la noche
las varas enconadas contra tu piel
los balcones vengativos y cortantes de la sombra

Hurga en tu abdomen vulnerable
en la pálida masa de tu pecho
y ve cómo el alcohol de unos días
que fueron cándidos y dulces bajo el sol de abril
se han vuelto un dios terrible
fuerza desafiante
contra lo que el dedo acarició
y te vuelve un ser irracional
te empuja a subir espesos montes
donde cortas enloquecido
el cuerpo antes venerado

En la paz de tus ojos está
el éxodo de todo lo que amaste
y el revés de esta bondad
te golpea el rostro con su alto paredón

Vas perdiendo
hasta el silencio
y la palabra
que antes se ofrecía como un don
es hoy bestia huidiza

Todo te abandona
todo lo abandonas

Pero a veces lo que amas
vuelto sombra
cruza los contornos del viento
y como el rostro decapitado en las manos de Ágave
torna a hablar en susurro semejante
a los días en que un dios te cantaba al oído







DÁDIVA

Tras el heno encendido de la noche
una lámpara
que alarga mis dedos
escuálidos reptiles de argamasa y sombra

Tus palabras queso frío sobre la mesa
o ladrillos con los que diseñabas un camino

Para quién erigías
solo acodado en ti
inaccesible
como esos ídolos en óleo
que penden de la noche
escalera vertical
lengua cuadrada

Ahora vislumbro
todo el horror es una gota
que se desliza entre las ramas
es la muerte el don más acabado
que un hombre puede ofrecer
a otro hombre







MANÁ

Asumo hace tiempo
prefiero asumir
que el pan lo envía Dios
aunque cueste centavos

Por eso el cuadernillo
como una miniatura
del libro de la vida
en que se marca a diario
las veces que acepto
la levadura ácida
como don celestial







POR CINCO AÑOS

de madrugada
sobre este banco
contra algún muro
a cielo abierto
en la escalera
en un pasillo
bajo la luz
de la patrulla
tristes y azules
en aquel cine
en una pista
contra un cartel
y sus consignas
de patria o muerte
nos desnudamos








SE PERMUTA

Lo primero es descolgar los ídolos
fusilarlos en la caída
vender los libros ahora
que cumples veinticinco años
y tu vida se levanta
como una verdad miserable
como una lectura incompleta
degollar los animales uno a uno
recoger las fundas
almidonar el viaje como posible
envolver la falsa porcelana
derribar la cerca
los arbustos
envenenar los diques con la ausencia
cerrar la puerta de enfrente
como Ícaro bajar
hacia la capital del agua
fundar islas en la caída
cantar a tus padres una nana hasta la tumba
reconocer al final
que nada se ha movido
que somos una pose

para una foto de familia
contemplándose
en las aguas del fregadero
o en el cristal de la cómoda
que devuelve como una bofetada
el rostro
que quisimos permutar






LUIS FRAYLE DELGADO [10.887]

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                                        Luis Frayle (Fotografía de Jacqueline Alencar)

Luis Frayle Delgado

Luis Frayle Delgado es un poeta, ensayista, filósofo y traductor que nació en Valverdón, Salamanca, el 29 de enero de 1931. Ha publicado más de cuarenta libros varios ensayos de temas filosóficos y literarios, y numerosos artículos periodísticos.

Estudió en el Seminario y en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde se licenció en Teología. Ordenado sacerdote en 1958 ejerció en España y en Hispanoamérica, donde fue profesor de Teología. Fue publicista en medios de comunicación escritos y radiofónicos; y recorrió en diversas misiones los países del Cono Sur de América. Vuelto a España fue profesor de Doctrina Social de la Iglesia en el Instituto de Santa Catalina de la UPSA y de Didáctica de la Religión en la Escuela Normal de Maestros de Salamanca. Se secularizó en 1970, permaneciendo en la Iglesia católica. Se licenció en Filosofía en la Universidad de Valencia, donde presentó el trabajo de investigación sobre “Un método del conocimiento en Ramón Lull” y otros ensayos filosóficos sobre diversos temas de Filosofía moderna y contemporánea. Fue profesor de Filosofía en la Escuela de Profesorado de la Universidad de Bilbao y después Agregado y Catedrático de Latín en el Instituto Torres Villarroel de Salamanca. Escritor de orientación humanista, ha publicado unos cuarenta libros y muchos ensayos de temas filosóficos y literarios y numerosos artículos periodísticos.

Obra

Ha publicado una docena de poemarios . Tiene poemas en diversas antologías y en revistas especializadas. Es coordinador de la tertulia poética y de la revista de poesía Papeles del Martes, que se edita en Salamanca.
Se ha especializado en la traducción de obras latinas de pensadores universales, especialmente del Renacimiento y el Humanismo: ha traducido obras latinas de Dante Alighieri, G. W. Leibniz, Francisco de Vitoria, Juan Luis Vives, Leonhard Euler, Erasmo de Rotterdam y Cicerón. Es miembro de la Sociedad Española Leibniz y colabora en la obra Leibniz en Español (19 tomos). Autor polígrafo, ha publicado unos cuarenta libros y numerosos ensayos sobre temas filosóficos y literarios en libros realizados en colaboración y en revistas.
Es autor de muchos artículos periodísticos. Su labor de columnista en periódicos se ha desarrollado en dos etapas. La primera en el semanario Comunidad de Asunción del Paraguay, de 1962 a 1966; la columna Ideario Social con el pseudónimo Luis de Salamanca; y artículos de crítica literaria en La Tribuna de Asunción. La segunda etapa son artículos de opinión en los periódicos de Salamanca, El Adelanto, La Gaceta y Tribuna de Salamanca, de los años 1987 a 2003. Aborda temas tanto literarios como en defensa del humanismo y de cultura en general; destaca especialmente su columna El mirador provinciano durante varios años, una crónica del final del siglo XX y comienzos del XXI.

Obras

Poesía

Estoy viendo pasar el río, Librería Cervantes, Salamanca, 1992
Persigo el mar en la llanura, Devenir, Madrid, 1993
Por el borde de mis deseos, Betania, Madrid, 1995
Palabras de la noche, Edición limitada, Salamanca, 2001
Paso de frontera, Edición limitada, Salamanca, 2002
Después ardieron los tiempos, Trilce Ediciones, Salamanca, 2004
El poeta ante la cruz. Luz del corazón, Edición limitada, Salamanca, 2004
Canciones del Arco, Verbum, Madrid, 2007
Barro y piedra, Diputación de Salamanca, Salamanca, 2008
A pesar de tu presencia, Edición de Autor, Salamanca, 2010
Rosas y Mar, Edición de Autor, Salamanca, 2011
La luz que se filtra, Hergar, Ediciones Antema, Salamanca, 2012

Traducciones

Dante ALIGHIERI, Monarquía, 1992; Traducción y notas (Tecnos, Madrid, 1992 y Biblioteca Universal, Círculo de lectores, Barcelona, 1995)
Gottfried Wilhelm LEIBNIZ, Disertación sobre el estilo filosófico de Nizolio, 1993; Traducción, estudio preliminar y notas (Tecnos, Madrid, 1993)
Francisco de VITORIA, La Ley, 1995; Estudio preliminar, traducción y notas (Tecnos, Madrid, 1995)
Juan Luis VIVES, El socorro de los pobres. La comunicación de bienes; Estudio preliminar, traducción y notas (Tecnos, Madrid, 1997; segunda edición 2007)
Francisco de VITORIA, Sobre el poder civil, Sobre los indios, Sobre el derecho de la guerra; Estudio preliminar, traducción y notas (Tecnos, Madrid, 1998; segunda edición 2007)
Leonhard EULER, Los puentes de Konisgberg, en “Factotum”, Revista de Filosofía Nº 4, pp. 48-52 (Salamanca, 2003)
Francisco de VITORIA, La Justicia; Estudio preliminar, traducción y notas (Tecnos, Madrid, 2001; reimpresión 2003)
Francisco de VITORIA, Sobre el matrimonio; Estudio preliminar, traducción y notas (San Esteban, Salamanca, 2005)
Francisco de VITORIA, Sobre la magia; Estudio introductorio y traducción (San Esteban, Salamanca, 2006)
Juan Luis VIVES, La escolta del alma; Estudio Introductorio y traducción (Trilce Ediciones, Salamanca, 2006)
Marco Tulio CICERÓN, La amistad un don divino; Estudio introductorio, versión y notas (Trilce Ediciones, Salamanca, 2008)
ERASMO de Rotterdam, Lamento de la paz; Estudio introductorio, versión y notas (Trilce Ediciones, Salamanca, 2009)
Juan Luis VIVES, Introducción a la sabiduría. El Sabio; Estudio preliminar y versión (Tecnos. Clásicos del Pensamiento, Madrid, 2010)
Marco Tulio CICERÓN, El viejo Catón; Estudio introductorio, versión y notas (Trilce Ediciones, Salamanca, 2010)
Francisco de VITORIA, Sobre el homicidio; Estudio preliminar y versión (San Esteban, Salamanca, 2010)
Francisco de VITORIA, Sobre la antropofagia; Estudio preliminar y versión (Bubok, Salamanca, 2011)

Libros de ensayo

El amor en Unamuno y sus contemporáneos, Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1995
Aproximación a la poesía de Gastón Baquero, CEIAS Salamanca, 2001
Pensamiento humanista de Francisco de Vitoria, San Esteban, Salamanca, 2004
La lucha de Jacob. Claves de la agonía de Unamuno, San Esteban, Salamanca, 2006
Otros americanos en Salamanca, Globalia Ediciones Anthema, Salamanca 2009

Novelas y libros de relatos

Como si no existiera la tristeza, CEIAS Salamanca, 2003
Desde mi ribera, Historias de Valverdón, Zorita y Valcuevo, CajaDuero - Colección Temas Locales, Salamanca, 2009
Las brujas de Rascón,Hergar, Ediciones Antema, Salamanca, 2012

Otras obras

Cristo y Latinoamérica, Sígueme (descatalogado), Salamanca, 1966
Veinte rincones de Salamanca, Caja Duero, Salamanca, 2001 y CEIAS Salamanca, 2005
Hispania Hija de Roma, Lulu, Salamanca, 2012
Tomás LÓPEZ VICENTE, Recuedos y datos histórico-piadosos de Valverdón y sus agregados, Siglo XIX. Edición de Luis Frayle Delgado, Diputación de Salamanca, Salamanca 2012





PÓRTICO 

 Que l'amour dans le cœur de l'homme 
 Continuera de déployer 
 Ses roseraies. 
 Anne Perrier. “La voie nomade” 

 Y esperemos 
que los días nuevos 
se rebelen contra la frialdad. 
Y nuestro corazón se estrelle contra el muro 
y rompa los carámbanos del desamor 
para ir adelante 
aunque sea por las vías muertas, 
las que hemos asesinado 
inicuamente 
contra los paredones 
de la indiferencia. 

 Salamanca, 3 de enero, 2013







 Fotografía de Sole: amanecer en el Mediterráneo. 
 Un día de tormenta, el sol quiere 
 pero no puede … 

 Las bruñidas nubes 
como losa sobre mi pecho. 
El amanecer prisionero 
del la mole de la tormenta. 

 No será de día hasta que no vuelvas. 
Paso las horas en el frío 
hasta que escuche 
el rodar lento del tren sobre los raíles. 
Y te apees en el anden donde te espero 
a este lado de mi vida. 

 Al amanecer. 
Entonces estallarán todos los soles. 

 Salamanca, 27, enero, 2013 





II 

 A una mujer en la carretera 

 Te veo en la carretera. 
Por favor, no te vayas más … 
Quédate en el arcoiris. 

 Quiero salir a tu encuentro 
y que amanezcas a este lado de la esfera 
de la soledad de mis noches 

 Tus ojos penetran mi insomnio 
desde la foto del atril 
en la melodía de tu sonrisa 
que se deja cabalgar por la inocencia 

 Los latidos de tu pecho 
atraviesan los páramos, 
oigo el terciopelo de tu aroma por el teléfono 
y espero un beso lejano aun más dulce. 

 Salamanca, 7de febrero, 2013 




IV 

 Sentado en el porche de la tarde, 
veo hundirse el sol en el abismo del silencio. 

 Llega, amiga, hasta aquí tu aroma. 
Esperaré a que estallen las lilas 
y tu voz se refleje en los colores 
del prohibido huerto de tu alma 
y descifraré su oculta melodía. 

 Tu palabra cruzará todos los ríos 
para contarme 
las cuitas que has guardado 
en el cofre sagrado de tu pecho. 

 El Refugio, 15, febrero, 2013 






SIRENA 

Te deslizas por un mar blanco 
y mis ojos traspasan las tibias aguas 
que acarician tu grácil cuerpo de cristal. 

Te persigo desde la dorada arena 
de un mundo creado para amarnos. 
Entre las espumas que despuntan con el alba. 
Hemos bajado desde las verdes cavernas 
por campos de pirámides rojas 
cubiertas de cálida bruma 
que entona sublimes romanzas antiguas 
y se hunde en los arrecifes azul cielo. 

Las hojas oscuras arrastradas desde los cañaverales 
iluminan el mar 
en la misma garganta de un río negro. 

Tu olorosa cabellera de azabache 
ha crecido con los belluteros de la playa 
y cubre tus tersas espaldas 
de espumas brillantes de jade. 
Tus piernas se alargan infinitas 
como la flecha que vuela a clavarse 
en el mismo origen natural de tu hermosura. 

Ah, sí. Eres tú, Amor. 
Voy siguiendo tu estela. 
Eres la mujer de mis ensoñaciones, 
alma de mis miradas. 
Estás en tu ciudad, en tu casa, 
bañándote en la dulzura de todos los rincones 
que se asombran al mirarte. En la belleza 
que estalla bajo el edredón 
que acaricia la suavidad de tu piel. 

Déjame añorarte,
alcanzarte de una brazada, 
no me huyas, no te me pierdas en los mares de coral. 
No te escondas en los tamarindos marinos 
y los peces dorados. 

Quiero adivinarte desde lejos 
y llegar a sentirte con la yema de mis deseos. 
Como cuando te tuve dormida entre mis brazos 
y me dejaste un perfume celestial interminable. 
Eterno. 

 Salamanca, 22 de octubre, 2013 





Rosa morada esperando el invierno!

 Para mi “pequeña luciérnaga”. 

He cortado la última rosa 
y la he puesto en un búcaro sencillo de cristal. 
Ayer, mi última rosa fue morada, 
cuando moría octubre. 
Ha resistido los primeros hielos 
junto a algunos claveles amarillos. 

Llegó noviembre 
y sólo han pasado la muralla 
enhiestos los geranios 
y mi flor del amaranto 
que está derramando su semilla enrojecida 
inclinada llorando hacia la tierra. 

Mi viejo jardín 
da frutos no maduros 
de un tierno dulzor anochecido, 
me acoge en esta tarde 
de otoño y añoranzas 
mientras huye el sol por el poniente 
y oigo los trinos tristes 
de un pájaro escondido 
que busca el invierno entre las ramas. 

Ay, qué dulce aquí el atardecer 
anhelando esa llamada 
que sé que llegará desde muy lejos 
porque mi emblema 
es de espera y de esperanza. 

Esa voz dulce y gozosa 
es para mi como un advenimiento 
anhelado siempre desde el frío. 
Palabra que rodea mi corazón 
con brazos cálidos 
y enciende la lumbre 
de tantos amores que he perdido. 

Insistente y amorosa, 
es la propia imagen que ha gravado 
con fuego inesperado y sorprendente 
una figura celeste de mujer, 
que un día venturoso 
se metió en las curvas postreras 
de mi vida siempre insatisfecha. 

Es la imagen de la voz 
de un rostro femenino 
que me sostiene la mirada 
en este enigma florecido del invierno de mi vida. 

 El Refugio-Salamanca. Día de todos los Santos. 2013 






Es un privilegio, para Crear en Salamanca, el publicar por vez primera estos XIV Cantos escritos en 2012 por el reconocido humanista salmantino Luis Frayle Delgado, catedrático de Latín, filósofo, poeta, narrador y traductor, además de director de la revista “Papeles del martes”.


Alfredo Pérez Alencart, amigo y lector, dice de él: “Refugiándose en sus dominios del campo charro es como Luis Frayle Delgado conquista o atrapa un canto tras otro canto perdurable, de esos que suelen brotar desde las provincias del alma. Luego deja El Arco, retorna a su piso situado en una salmantina calle de conquistador nombre (Hernán Cortés) y lija lo anotado o escribe lo que contempla al trasluz de su Mirador capitalino.

 Así, refugiado en el campo y en la ciudad, va sumando obra bella y legible, celebrantemente bucólica o de pulsación elegiaca… melodías, en fin, desenraizadas allí por una encina que exhibe sus varias centurias bien llevadas. Luis Frayle Delgado, aquel mozuelo de Valverdón, sigue hoy diciendo: ‘Nada por aquí, nada por allá’, y de pronto un Canto nuevo para saludar lo pasado y lo por venir.

Admito que ha pasado el tiempo desde que nos conocimos (unos cinco lustros), pero el Tiempo no ha logrado reducir mi admiración hacia su obra y su persona”.


I

MUCHOS SE HAN IDO,
otros no han llegado.
Sólo algún pajarillo frágil
baja a beber en los canteros del huerto
o se balancea sobre una rama.
Aparece graznando alguna urraca insolente
o alguna oscura grajilla.

Aquellos aguiluchos que planean sobre las nubes
en largas bandadas
¿emigran hacia el Sur?

Este estío persistente
me hace añorar la luz tamizada del otoño.
La luz se filtra en el alma
entumecida por el fuego del verano.
Y la colorea con el verde suave, indeciso,
que poco a poco, amarillento,
la penetra hasta el interior del silencio invernal
y la empapa de un dulce tedio húmedo.

Entonces brotan de nuevo los tiernos sentimientos
y la nostalgia de amores perdidos.

                   El Refugio, 16 de septiembre, 2012.



II

DETRÁS DEL MONTE
las nubes estallan de promesas.
La oscuridad luminosa
cubre amorosa los campos.

Dice adiós el verano
entre húmedas cortinas transparentes.

Gritan de vivos colores las petunias
y las vides verdean jubilosas.

Esta lluvia benigna calma y sosiega
mi corazón ardiente
y me siento a contemplar el tiempo fugitivo.

La brisa lenta de la tarde
llama al otoño,
evangelio de la serenidad
que busca mi alma.

         El Refugio, 20 de septiembre, 2012


III

EN MI AGRESTE REFUGIO
encuentro mis tesoros.

Huyo de las aulas doradas
donde se exhiben los grandes
y admiro complacido
la plenitud de los pequeños
que pasan por el camino.

Yo también, libre… de amor…, de odio…
contemplo el atardecer de mi vida
cuando se me llenan los ojos
de rostros vivientes
y se me hunden
en este ardiente sol crepuscular
que lentamente huye…

         El Refugio, 20 de septiembre, 2012.


IV

AQUELLOS NUBARRONES DE AYER
que se burlaban del sol
han engendrado una oscura niebla
y me ocultan el cielo.

Veo mejor las cosas
con esta luz indecisa
y sé que detrás está el misterio.

Se amortigua la verdad insolente
que me grita mentiras desde fuera
y miro hacia dentro
para escuchar las cuitas del silencio.

Sigo las huellas del caminante. 
Me voy metiendo en las llamaradas del poniente
para hundirme en ese mar de estrellas.


                   El Refugio, 25 de septiembre, 2012



V

YA SE HAN IDO.
Vivieron el estío en pareja
tuvieron sus crías en campaniles y torres de ondas sonoras,
zancudas, metieron las patas rojizas en el lodo de las charcas
y se van en bandadas.
Estarán ahora cruzando Estambul.

Planeaban elegantes al mediodía, largas alas,
cerca de las nubes,
gozando del último sol del verano,
oteando el Sur.

¿Quién ha diseñado tu figura pesada y leve, grácil y poderosa?
Cuidas a tus padres, piadosa,
y vienes a criar hijos en las tierras calientes
de Castilla.
Huyes del frío, que hiela los corazones.

                            El Refugio, 28 de septiembre, 2012



VI

TU SENTIMIENTO OSCURO
como el otoño de la vida, D. Miguel,
que se va metiendo y se hunde en el invierno
de la muerte.

Te admiro, denso pensador,
y me das miedo.
No quiero mirar contigo hacia el abismo.

Desde la serenidad de una tarde de octubre
siento vértigo de mirar tu alma.

Locuaces sabios
están haciendo de ti un fetiche
de barba canosa,
tus anteojos
y tu pechera negra.

Y nadie responde a tus preguntas.
Te abismas en el “sentimiento del vacío”
en el último desconsuelo
como la “sombra de un sueño”
hasta llegar a la consolación
porque quieres que Dios exista para poder amar.
¿Sabes amar, hierático Rector?
Dime ¿qué es el amor?

El amor es una tragedia que engendra
todas las tragedias de la vida.
“Lo más terrible, lo más trágico que en el mundo existe”

          Domingo por la tarde.  Salamanca, 7 de octubre.



VII

MIRO EN EL ESPEJO DEL TIEMPO
y veo una figura en el ocaso,
como una mujer de mil caras
que me abandona
en un vacío paisaje otoñal.

Va perdiendo el color a estallidos amarillentos
y se refleja en el poniente que se abrasa.
Alargo mis manos y se desliza entre mis dedos.

Se desgajan las hojas de mi alma
para morir sobre la tierra
bajo los interrogantes escritos en el cielo.

Mis ojos penetran hasta el fondo de la memoria
traspasando el cristal
y se encuentran con el hondón de los años.
Las galeras en que atravesé los mares
y los verdes campos,
las ciudades descubiertas
y los restos de mis naufragios.

                            Salamanca, 12 de octubre, 2012.



VIII
                            Veo mi jardín como el otoño,
                            hojas marchitas.

(MSL. Por correo electrónico)

ESAS HOJAS MUSTIAS
que estallarán de tristeza
en algún crepúsculo de octubre
irán muriendo suavemente
sobre la tierra materna

Escucha, amiga,
detrás de las arboledas otoñales
se oye una música cálida
en los arreboles del anochecer.

Ese resplandor de oro en el horizonte
recoge los frutos
de todas tus sonrisas y tus lágrimas
y el amor que has guardado
durante tantos años.

Cultiva tu jardín secreto
y cuida la buena tierra de tu alma.
Con manos amorosas
cubre de cariño las semillas
como llevabas a tus hijos en el seno.
Después del invierno
arden las tinieblas.

         Salamanca, en mi biblioteca, 21 de octubre, 2012


IX

LA LLUVIA SE LEVANTA
a los rayos ardidos del crepúsculo.
Recorro  el camino de tierra y cuarzo
y voy viendo reflejados mis recuerdos
en los nubarrones que asedian el ocaso.

Son los mismos rostros,
los que clavaron sus ojos en mis ojos,
grabaron a fuego lento
sus almas en mi alma.

Vuelven siempre
a decirme la misma verdad,
a entonar los cantos de añoranza.
Que la belleza y el amor
me persiguen
más allá de las cumbres de los montes.

         El Refugio-Salamanca , 26 de octubre, 2012.



X

RECORRO LAS HORAS  LENTAS
de un noviembre opaco
con aromas de lluvia y tempestad
entre encinares
y el dolor de crisantemos.

Halloween chilla violento
y mueren la muchachas
asfixiadas en una fiesta por la luz de las bengalas.

Me voy por veredas ocultas
conversando en silencio
con todos los que quiero.

Mi amigo Quintín, el último,
se fue filosofando.
Y la madre de mi amiga Blanca
voló como pavesa.

Eternamente todos,
juntos los que hemos amado y los que amamos.

En la tibia soledad de la tarde,
que satura mis ojos de aroma de jazmines
junto al macizo de dalias rojas
estoy aquí esperando.

                   El Refugio, 7 de noviembre, 2012


XI

LOS BARRANCOS AL TRASLUZ DEL OCASO
anegados por la lluvia
que se derrumba
sobre el resplandor naciente de la noche.

Mis pensamientos
como agua hostigada
sobre el rostro.

Mi alma espera
la calma del invierno
de esta dura tierra
de vendavales.

Aquí puedo reconocer
el gozoso dolor de amar,
cuando unos ojos se vislumbran
en los cendales claroscuros
de mi atardecer.

         El Refugio, 26 de noviembre, 2012.



XII

                            Como las esperanzas          
                            son los laureles
                            nunca dan fruto
                            siempre están verdes.

                             (Canción popular)

SUBEN LAS NUBES
suaves
y devoran el sol.
Atravesadas de lanzas blancas.

Solo. En el escenario
de una tempestad
sin destino.
Tierra reseca mi alma.
Abre sus fauces
a toda la hermosura.

La lluvia se oculta
en la negrura de los nimbos.

Espero la descarga
de agua y fuego
que sacie la sed que me devora.

Insaciables anhelos.
De nuevo los fuegos del horizonte
consumen mis deseos eternos.

          El Refugio-Salamanca, 29 de noviembre, 2012




XIII

                            Je vais dans ma cabane, au fon de mon
                            jardin.
                                      (Michel Onfray. Le Recours au forêts)

         ME ALEJO PARA ESTAR MÁS CERCA.
Cuando pasa el campesino
o apacienta sus ganados
puedo ver mi existencia desnuda.

         Me dejo cubrir por el manto de la inocencia
mientras vuelan bandadas de golondrinas.
Escucho el silencio
y puedo oír el canto del arroyo de mi valle.

         El vendaval agita la cabellera del encinar
y conozco mis pasiones dentro de mí.

         Miro las últimas petunias
que no quieren morirse.
Y el acebo y el laurel perennes.

                            El Refugio, 21 de  diciembre, 2012.




XIV                             

                            Marco, esto no se consigue con palabras;
                            para ser amado, ama.
                                              
                                      (Marcial. Epig.  l VI, 9, ver. 10)

         FUGAZ.
Como el aroma del jazmín,
como las blancas flores que lloran
en los jarales de primavera.

Todo huye.
Y el amor permanece
callado
en lo más hondo.
Atraviesa todos los vacíos.
Se te agarra a las entrañas
y se multiplica
como la hiedra.

El eco del silencio
vuelve a ti
cuando lanzas la flecha:
una sola herida.

Y nos deja el corazón abierto.


                    Salamanca, último día de 2012.

http://www.crearensalamanca.com/cantos-de-otono-poemas-de-luis-frayle-delgado-fotografias-de-jose-amador-martin/




MAMEN SOMAR [10.888]

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MAMEN SOMAR

Salamanca, 1976

Comenzó a escribir con apenas once años. Cursos en la Universidad de relato y relato corto. Cursos de relato y guion en Letra Hispánica y seis años con el maestro Raúl Vacas en La Casa De Las Conchas. Seis años como columnista en Tribuna Universitaria, dos años en Radio Usal, ha participado en varias revistas literarias, encuentros y recitales poéticos, entre ellos, Letra Contemporanea, El cielo de Salamanca y encuentros en La Sala Marte de Liceo.
Poemario publicado. Interior de una Sombra (El Ärbol Espiral de Luis Felipe Comendador, 2007)



No me salvas (poema sobre poema)

Donde el viento mece la espera, donde la tarde oscila sin miedo a ser digerida por la oscuridad, ahí se encuentra mi orilla.
Es ahora cuando mi pecho se despoja de la armadura, en esta corriente que se dilata a escondidas, alumbrando al fondo, tu mirada triste. La humedad acierta sin miedo, solloza sin llanto y la jara se descalza, hunde sus pies blancos en la tierra para invadir la memoria con su aroma.
Tus dedos ya no lían en los recodos y en las curvas.
Sólo agua entre tanta soledad... Me faltas.
Permanecen las huellas, pétalos que emergen en cenizas.
Alborotas mi ansia. Eres la medida de todas mis letras y el saberlo atraviesa el pecho despacio, gota a gota, de parte a parte.
Entregada al río que refleja entre semillas tu rostro, soy un cuerpo a la deriva.
Donde el viento mece la espera, donde la sombra mordió los bordes, allí, sin pluma ni lengua estaré yo, entre todas las palabras que mueren de tiempo.
Es tarde. La noche fluye sumergida en un reflejo abatido de luna y distancia.
Me lleva la corriente... y tú no me salvas.




Paisaje intacto

Conservo intacto el paisaje de un entorno que no existe y que florece sólo para mí.              
Son pequeñas arboledas enramadas que se encienden a lo lejos, que penetran en la noche muy despacio.
Atesoro indemne, la armonía de una estación de trigo verde y luces exilias que no agoniza, por no tener pulso ni memoria.
Apenas brota la tristeza por mis ojos y un retazo manso de llovizna, resplandece inalterable.
Dejo que recorran por tu deserción, hileras de insectos para poder entallar cierto cosquilleo a la nostalgia.
Es el deleite por las pequeñas formas, lo que hoy me distrae el alma y la voluntad.
Si pudiese encontrar la evidencia de que no fue un sueño a través de mi cicatriz, de la tuya.
Si pudiese masticar el amor sin mezclar mi saliva con su carne.
Si pudiese continuar sin el tacto de la tragedia.
Esparzo las cenizas del deseo en un claro de la espesura, para vagar libre de dolencias, para poder mirar de lejos cada astilla, cada escombro.
Allí no te lloran las madrugadas y la necesidad no da cancha al desaliento.
Allí alcanzo a deletrearte de un solo golpe.
Allí, eres corolario para una despedida.
La mirada ondea donde se desdibuja tu contorno pero, ya no se rinde ante el absurdo cuando te echa de menos.
Quema este resonar de  grillos.
Las luciérnagas se han ido. Se recoge la penumbra en su aroma simiente.
Te conservo intacto en el paisaje de un entorno que no existe, que te suspende en mi aliento hasta desprender cada soplo de este frágil empeño.
Ya de vuelta a la realidad, la vida me gusta un poco más.
Pero sólo un poco.                                                     




SOÑAR DESPIERTA 

Para medir los sueños
Para entrar,
salir,
morir un rato.
Para cambiar las sábanas
al miedo.
Para hallar la sonrisa
que no amanece
cuando despierto.

                    Del Poemario: Interior de una Sombra      


Puedo…

Puedo esperarte.
Enfermar la herida, cerrar en falso, hacer nido en la cicatriz de tu sonrisa. Puedo dejar que enreden las hierbas donde impera el hambre, allí, bajo tu puerta…
Puedo imaginar que asomarás sin prisa por nuestra calle, que me rozarás la piel del cuello antes de besarme despacio con palabras y labios.
Puedo romperme otras mil veces para que desordenes este puzle con saliva y llanto…
Puedo, sé que puedo. Pero ya no quiero.

   Del Poemario: Interior de una Sombra                                                                        






Aprender

Aprenderé a detener los días con alfileres.
Antes,
quisiera volver,
encender tu amor por un instante.
Recitar lo que escribí
ebria de tu mundo,
ese,
que no me alcanza.

Quisiera bordear tus dedos,
vaciar mi temor
a este silencio.
Sostenerme en los instantes
en que te imaginé eternamente mío.

Quisiera aferrarme
a un olvido que no llega.
Lejos de ti,
será emplazar mi cuerpo
en un sudario de cristales.

Aprenderé
a esperar sentada
en los bancos.
Haré cola en la ventanilla
del insomnio
para poder amanecer,
sin  haberte llorado.
Evitaré las distancias cortas
con el destierro y con la lluvia.

Aprenderé a estrenar hilvanes
para cerrar la brecha.
A comprenderme,
literalmente herida.
A seguir caminando
entre los alfileres
que prenden ahora mis días.

Del poemario: La Agonía de las Luciérnagas





Desnudez

 Tu boca desnuda mi nombre.

Por eso es tan difícil olvidarte.
Por eso es tan difícil que me olvides.

Aquella vez primera que lo escuché de tu labios.

Ese aliento nervioso
del despojar de la ropa.
Casi sin permiso,
casi sin dudarlo.

Un susurro
y todo fue a parar al suelo.

Por eso no hemos conseguido superarlo.

Porque es mi boca sólo si me llamas.
Porque es mi boca sólo si te nombra.                                     

     Del poemario: La Agonía de las Luciérnagas


JOSÉ PULIDO NAVAS [10.891]

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José Pulido Navas 



(Jaén, 1958). 

Poeta y periodista. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.  Autor de poemarios como Viejos Rituales (1989), La Ciudad y la Reina (2000), El Corazón Disperso (2006) y Movimiento Circular (2006, Premio Internacional de Poesía Rafael Morales). Ha participado en proyectos e iniciativas literarias como Las palabras de la Tribu (2006), el encuentro de poetas Ávila-Navarra (2007) y Recital Homenaje a Juan Ramón Jiménez (2008). Colaborador de la Revista Literaria El Cobaya (Ávila) y Álamo (Salamanca). Acaba de obtener el Premio de Poesía San Juan de la Cruz.


LA MÚSICA EXTREMADA
                                              
El aire se serena
     y viste de hermosura y luz no usada
                           
                           
Eurídice durmió bajo la tierra
y la lira de Orfeo cantó en vano
para arrancarla de la muerte.
De su descenso al dolor
sólo volvió con su destino
y le quedó el canto por consuelo.
Cuando la música despliega
la celeste atracción de su armonía,
se aplacan las fieras que en el alma
le hieren porque a Eurídice invocan.
A otra soledad le lleva el aire,
a la altura de otra paz, al vuelo
de palabras que ya no han de volver.
Atraviesa las paredes de la luz,
encuentra la libertad del canto,
el amoroso aliento de la llama
y el rayo que precede a la tormenta.
Al acorde de las almas es llamado
y  el deseo de Eurídice acaricia
en la cabellera de la noche.
Otra vez es la manzana fruto,
coronación del presente el cuerpo
y la serpiente ignora nuestra culpa.
Desterrado al estruendo  de los días,
penetra  los sentidos del silencio
y el aroma de una rosa inasible
como la vida, cuando ante la muerte
se enfrenta a un espejo sin fondo
y un oscuro reflejo la ilumina
que Eurídice ha encarnado en mujer.






FUGAS (primera lectura)

Regresan de improviso. Fogonazos
-Esto lo estoy tocando, y es mañana-
de un presente tan distinto y tan claro
que siento aún el frescor de sus aguas.

Llegan como un río subterráneo
que otro tiempo en mi sangre levanta;
como músicas sobre un lienzo en blanco,
como puertas a mis pasos cerradas.

Dejan caer su semilla en los labios,
instantes con la extensión de una vida,
donde fracasan los significados

Presienten otra verdad, su salida,
la oscura intuición en su juego abolida,
la apuesta que burla a sus propios dados.






FUGAS (segunda lectura)

Llegan como un río subterráneo
que otro tiempo en mi sangre levanta;
como música sobre un lienzo en blanco,
como puertas a mis pasos cerradas.

Regresan de improviso. Fogonazos
-Esto lo estoy tocando, y es mañana-
de un presente tan distinto y tan claro
que siento aun el frescor de sus aguas.

Presienten otra verdad, su salida,
la oscura intuición en su juego abolida,
la apuesta que burla a sus propios dados.

Dejan caer su semilla en los labios,
instantes con la extensión de una vida
donde fracasan los significados.


_______________________




Del Poemario: Movimiento circular,
que fue ganador en 2.005 del XXXI Premio Nacional de Poesía
"Rafael Morales" de Talavera de la Reina.


ADIVINANZA


Desde el principio, antes que el mal
sembrase la muerte en las manzanas,
yo fui un Leviatán marino
y un ciervo de siete astas,
un halcón sobre la presa
y en el combate una lanza.
Soy el disperso corazón del humo,
el audaz mensajero de la llama,
el viento que se cierne sobre el mar,
el deseo de ceremonias largas.
Soy un bosque de poesía,
conozco bien la entrada
al dolmen del misterio.
Yo invoqué a Dios en la montaña
de la Ley,
soy el mago al que atrapan
los engranajes del Golem,
quien se embriaga
con el licor de los sentidos y
funda su salvación en las palabras.







(Pinocho a HAL 9000)

Cuando rompes los hilos y abres
tus ojos a la rebeldía,
empiezan el conocimiento
y su dolor, la lucidez
por la que es preciso aventurarse,
pues solo ante la muerte la verdad
del cuento se manifiesta.
Afírmate en una candorosa batalla
envenenada de derrota,
busca tu corazón, márcalo a fuego,
sublévate al borde de la nada,
artilugio, criatura inquietante
que a su creador desafía.
Sea tu mirada el auténtico prodigio,
el ojo sorprendido, irreverente,
que mira el arco iris
en una pompa de jabón y allí refleja
las más hermosas pesadillas.







GRIAL

“allí quedó dormido”
San Juan de la Cruz.

Tras despedir a su cliente la niña prostituta se ha dormido en el mismo coche abandonado donde antes tasaron el amor.

Cubierta por su trenzado cabello y un manto de fatiga que bordaron su viaje de mercancía en las sentinas, su memoria de res vendida, marcada con todas las figuras de la ofensa.

Suya es la verdad de los condenados a huir, los que se saben siempre extraños, al otro lado de todas las fronteras.

Gacela en fuga entre esqueletos de coches calcinados, por espesuras donde florecen jeringuillas usadas, las esfinges del placer más temido,

serpiente de dulzura enervante que esclaviza nuestros sueños y entierra semillas de locura en la memoria de la piel.

Grial, cáliz tallado en el cristal más puro de la entrega. Piedra caída desde el cielo de tus ojos, estrella polar que conmueve al abismo en que se mira.

Por sus bordes de luna se derraman entrelazadas sangres de una planetaria vid, un licor de océanos, una lágrima perfecta de dolor.

En su flor deshojada la muerte solo fue un sueño de ceniza, el hogar donde arden incesantes las pasiones, el deleite de la transformación.

Sea ofrenda el silencio si alguien observa en su reposo, aunque ignore la causa de este oscuro fervor, a la niña que duerme vencida de cansancio.

Ángel amante después de la caída.










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