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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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WILLIAM ALFARO [10.813]

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William Alfaro 

San Salvador, EL SALVADOR 1973. Poeta y periodista; integró el desaparecido Taller Literario El Cuervo; Miembro de la Fundación Cultural Alkimia; Miembro fundador del Proyecto Poético Multimedia El Verbo en la Ventana. Ha publicado en el Suplemento Cultural 3000, del Diario Co-Latino, Revista Alkimia, Revista Escenarios, Revista Cultura. Apareció en la antología Alba de otro Milenio, del poeta Ricardo Lindo, 2000 (Concultura); Coloquios Poéticos, de la Biblioteca Nacional, 2001 (Concultura); Los vecinos de la casa, antología publicada por la Casa de la Cultura del gran San Salvador y la Corte Suprema de Justicia, 2002; Revista Literatosis, Nicaragua. Participó en el Primer Encuentro Centroamericano de Escritores en Post de la Utopía, Santa Ana, El Salvador 2001; XII Festival Centroamericano de las Artes Escénicas Bambú, Tegucigalpa, Honduras 2002; Tercer Encuentro de Escritores Centroamericanos Pablo Antonio Cuadra In Memoriam, Managua, Nicaragua 2002.

Primer Festival Internacional de Poesía de El Salvador, 2002.


Realizó junto a Carlos Clará y Osvaldo Hernández una gira poética por las principales ciudades de Costa Rica en el marco de una invitación del Instituto Tecnológico, con sede en San Carlos. Participó en el IV Encuentro Centroamericano de Poetas, realizado en octubre del 2003 en la ciudad de San Salvador; Primer Encuentro Iberoamericano de Poetas Jóvenes, efectuado en San Salvador en Agosto de 2004; Tercer Festival Internacional de Poesía de El Salvador, 2004, y el Primer Festival Internacional de Poesía en Granada, Nicaragua, 2005.


Moderador de Los Miércoles de Poesía. La mayor cantidad de su producción poética se encuentra inédita. En la actualidad trabaja como periodista para El Diario de Hoy.





A manera de despedida

Y llegaste a la muerte a la hora que decidiste,
sin mayores contratiempos que las contradicciones.

Llegaste al final de tu poema suicida
con el punto final de tu sangre,
sin mayor desafío te entregaste al sueño

del que jamás se resucita.

Hoy no hay tiempo que te acompañe,

porque el tiempo se ha volcado sobre tu boca
y ahora es la boca del tiempo.

Tú duerme ese sueño inmortal,

alcanzado con tu mano, mano de niño,
de pequeño dios y poeta.

1.1.11 A Francisco Ruiz Udiel, in memoriam, el día de su muerte.

De Poética imperfecta








Reseña 

Yo nací en una ciudad llena de sombras, cadáveres y gente alegre, eternamente 
alegre. 
Apenas abrí los ojos, me sorprendió una guerra. 
Observé a mis hermanos devorando los huesos de mis hermanos. A los hijos 
atacando a su padre y su madre, a la tierra tragando polvo y lodo. 
Adelante me atraparon tres terremotos, los que los especialistas reportaron como 
tales, un huracán, enormes tormentas que vomitaron de sus entrañas a mis 
hermanos asesinados. 
Entonces miré armas, osamentas. Sentí cómo mi pellejo despertó, asustado, 
aterrado, conmovido. 
Luego, un hombre me llamó con un libro, un libro abierto con las páginas corroídas 
que escapaban como murciélagos, buscaban la clandestinidad y el olvido, pero 
nadie las olvidó, nadie. 
Ahora, un volcán despierta sobre mi estómago, somos sombra nuevamente, tímida 
y callada sombra que espera una luz que iluminé nuestra tiniebla. 
Yo vivo en la ciudad que nací, cuento los sismos y la lluvia con los cabellos de mis 
hijos. Ellos nacieron en una ciudad llena de sombras, cadáveres y gente alegre, 
eternamente alegre. 





Bajo mundo 

Al nocturno silencioso de Juan Durán 

Un hombre tiene noticias de Dios entre la basura y el estiércol, ahí, juntó a él las 
sombras resucitan. 
Dos mariposas revolotean entre los faroles de neón. 
El hombre sigue hablando de Dios y de la resurrección, pero ningún ciudadano de 
Sodoma lo escucha. 
Algunas sombras femeninas se acercan y se hunden en la profundidad de la 
mirada. 
Juan, sostiene una copa y aferra los labios al vino que pronto se terminará. 
Aquí, a pesar de mi asombro los sapos son sinceros amigos de las moscas. 
Quiero quedarme más tiempo, pero la ciudad despierta y nos golpea con tanta 
honestidad. 







Retrato en blanco y negro 

Nosotros. Los insumergibles, los que decidimos colgarnos de un enorme trapecio 
suspendido en el espacio, hemos vuelto para despedirnos, no queda más de 
nosotros. 
Nosotros: tú y yo, este camino, el agua y la música de todas las mañanas se han roto 
en los retratos. No hay huellas ni salmos que los salven. 
Tú y yo, fuimos dos lágrimas rodando en rostros opuestos. Éramos silencio en los 
cuartos, ecos en los pechos repitiendo lengua y saliva, lengua y saliva. 
Tú y tus labios, yo y mi sombra, la música alta, muy alta rompiendo el tejado. 
Ahora nada existe, y el ritmo, esos violines inmensos apenas se escuchan a lo lejos, 
allá, detrás de la lentitud. 
Todo quedó atrás, en las hojas blancas y en las cortinas abrazadas por el polvo, en 
los libros penetrados por las termitas y las colillas apagadas. 
Sé que quieres razones, almohadones, respuestas, sábanas cubiertas de fluidos, una 
vuelta atrás, y un beso desbordando una catarata. 
Pero no queda nada floreciendo en el jardín, no hay estrellas en la noche, y tú y yo 
comenzamos a desvanecernos. 
Nosotros, los recuerdos; esa tarde, los gemidos; esa noche, los ojos; esa mañana, las 
manos; ese día, el cabello y el sol siguiéndonos, apagándose. 
Tú y yo, somos, lo que apenas fuimos. 







Mane 

regresa en las mañanas, en las tardes, en las noches, 
acude al silencio, desprecia los pájaros sin destino, 
suspira, calla, amárgate en la garganta como los ríos, 
escóndete, sumérgete en las entrañas. 

otra vez este silencio, 
estas manos y estas grietas, 
los crucifijos, el ruido de las campanas, 
los peces y los panes, 
la mano escondida bajo la braga, 
los meses de invierno 
el catarro y el jarabe para la tos. 

las chuletas friéndose a las tres de la mañana 
mi ebriedad buscado buscando alivio en el retrete 
"¿cómo está?", pregunta. 
una pregunta sin respuesta, 
un niño llora entre las miradas. 

dice que en ocasiones miento 
-dice la verdad- 
lo que no sabe es que ayer me afeité, 
me peiné y fui a trabajar, 
pensando en ella, 
como solía hacerlo cuando tenía dieciséis. 
tiene las manos cálidas como lo labios 
y cientos de corazones en todas las esquinas de la casa 







El elegido 


Hace falta vino 
y sobran Magdalenas, 
pide un milagro 
o trae cuarenta monedas de plata 



II 

Ya ves 
nos vencieron. 
Ahora baja de esa cruz, 
y sígueme. 



III 

Ve a casa del tuerto, 
él te mostrará 
Su reino. 






El poema más triste del mundo 

Joaquín quiso escribir la canción más triste del mundo, y acá entre en las paredes 
amarillas intento deshacer las historia que hilvane todos estos años. 
Aquí no hay personajes, todas las mujeres me abandonaron, y los rostros son 
máscaras, figuras difusas. 
Hace unos días regresé de unos de esos sueños en los que alma se estanca, creo 
firmemente en la ausencia, la palpé cada segundo, y a veces hasta llegué a abrazarla 
como la única compañera que con seguridad volverá cada cierto tiempo. 
Acá, donde golpeo con la mano derecha me dijeron que estaba el corazón, lo 
busqué y apenas encontré una pelota envuelta en una cinta roja. 
No sé, si lo que dicen los poemas son tatuajes grises sobre la memoria, enemiga 
acérrima de cosas. 
Este cuerpo tuvo tiempos mejores. Fue un niño elevando una cometa, pateando 
una pelota y persiguió al polvo por muchos años. 
Ahora es mapa de un tiempo que no existe, que dejó de ser y que no volverá jamás.







El fuego de los días 

Los días son como pequeños fósforos entre los dedos. 
Se van consumiendo con sus rápidas llamas. 
Cuando la cajita de la vida esta por quemar el último fósforo. 
La intensidad de éste, es como un pequeño infierno, 
tratando de iluminar todo lo que este a su alcance. 

Así son los días, pequeños fósforos entre los dedos, 
pequeñas llamitas que se extinguen apasionadamente 
entre las cuatro y cinco de la mañana en estas latitudes. 
A veces, sólo a veces y por las noches 
con ayuda de una pálida vela iluminan todo un cuarto o una casa. 
Y crean sombras que se contorsionan sobre las paredes. 








Máscara 

 “La poesía no es un oficio. Es una desgracia. 
Más bien una deformación del pensamiento” 
Luis Chávez 


La máscara me mira a los ojos 
pregunta por islas atrapadas en una botella 
tirada a la carretera. 

Tiene ojos verdes 
habla incansable por teléfono, 
asegura que casi soy un poeta, 
como los que a ella le gustan. 

A veces pregunta por mi vida, 
a veces le respondo poco, 
mis hijos están bien, 
mi mujer también, 
yo a veces estoy mejor, 
cuando hablo menos y bebo más cerveza, 
cuando todos los miércoles fumo, 
y me desvelo. 

A veces le llamo, 
pregunto por su vida, 
dice que ahora ama menos, 
que no cree en los hombres, 
que ya no es una estúpida, 
que ya no es una niña. 

Hace años le dije que la amaba 
ella lo recuerda 
como quien toma una instantánea, 
la guarda en un cajón y le prende fuego, 
atrás está la catedral, 
y un cementerio con las cruces 
de los hijos que no tuvimos. 

Ya no la llamo por su nombre 
ni ella tampoco, 
a veces cuando estamos solos 
solemos pensar en islas atrapadas en una botella de tinto, 
y hamburguesas rápidas y papas a la francesa, 
y microbuses con música estruendosa. 

Solíamos escribir poemas 
sobre alas de mariposas, 
y asistir cada martes a parques clandestinos 
beber litros de coca cola, 
e inventar parejas felices he hipócritas. 

A ella le gustan los delfines, 
a mí no mucho, 
prefiero seres menos inteligentes 
como los que viven en mi espejo, 
dice que ya no es virgen, que nunca lo fue, 
y que va menos a la iglesia. 
Yo por mi parte, escribo poemas en las noches 
cuando las niñas corren 
en los pasillos interminables 
y gritan y trato de callarlas 
y vuelven a correr y a gritar 
y trato nuevamente, 
mientras ella en la soledad repite 
“me gustaba cómo me leías poemas”, 
y cada vez se pierde más entre mis párpados. 


MARCO PERNAVARRE [10.814]

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Marco Pernavarre 

(San Salvador, EL SALVADOR  1976). Nombre literario de Marco Pérez Navarrete. Poeta, psicólogo, traductor y activista. Miembro de Fundación Metáfora, ha trabajado en diferentes áreas en El Salvador y en Estados Unidos, especialmente en actividades para la defensa de los derechos humanos y la protección de la ecología. Ha escrito los poemarios: Poemas de amor, odio y otros cuentos, Seres Sobrenaturales, Último poema del fútbol y Último poema del fútbol, segundo tiempo, entre otros. Ha participado en diferentes recitales en El Salvador, Estados Unidos y Costa Rica. Algunos de sus poemas han sido publicados en medios alternativos, incluyendo periódicos, revistas culturales impresas y digitales.







Tierra del Fuego

A Roque Dalton, algunas revelaciones de un deseo purificador.

Volverán otros volcanes
Sirviéndose de la fisura almidonada de la historia
Y evocarán al dios de la loza perdida, errante entre las cenizas
Se codearán con caballos a galope, fusionados con la luna
Y despertarán a la sabiduría de su letargo desnudo
La oscuridad tendrá un festín nocturno
Con las sobras que la golondrina trajo de otros mundos
Pesadas rocas, rocas parlantes, darán a luz el mestizaje de los sentidos mas humanos
Provocarán, emanciparán, revolucionarán
Esos volcanes que hierven sueños y que provocan espanto
Esos mismos que colocan cruces al borde del abismo
Esos, que con su cono besan cielo y se nutren de infiernos
Con fuego, rodearán las esquinas terrestres
Y purgarán a la blasfemia que destroza los milagros del corazón en coma
Fuego conquistador, bendito fuego, que nos hará despertar en un segundo
La identidad perdida, en los bosques de la locura







Fragmentación

Geary Blvd. and 12th Ave., San Francisco.

Dejo otra pieza olvidada
nuevamente soy otro
me perdí hace un segundo
quedé disperso en esa caricia fraudulenta
en ese parpadeo de corazón

Sembré una partícula en la vorágine de un beso
en la sentencia de mis actos
en aquella palabra oportuna
en la sombra de esa duna ajena

Y me quedo solo otra vez
Solo, con 9 almas dentro del alma
soy hecho de retos y retazos
pinturas encantadas que adornan la luz
estoy hecho de música in fraganti
besos dormidos, preámbulos temerosos
éxtasis alquilados, memorias libres de impuesto.

Soy otra vez quien no es y es per se
al fondo, a la izquierda, de tu dulce mirada.








Letanía rasante

Raza mía
Raza mixta
tengo tantas razones para odiarte
tantos versos para amarte
tantos demonios para en el cielo adorarte.

Raza mía
Raza mixta
tengo tantos segundos para vivirte
tantos años para matarte
tantos exilios para por fin extrañarte

Raza mía
Raza mixta
tengo tantas imágenes para exaltarte
tantas palabras para extirparte
tantos verdugos para sin misericordia castigarte

Raza mía
Raza mixta
tengo tanto oxígeno para asfixiarte
tantas virtudes para soñarte
tantos lenguajes para por fin hablarte

Raza mía
Raza mixta
tengo tantos altares para adorarte
tantos sarcófagos para guardarte
tantos ruidos para de una vez callarte

Raza mía
Raza mixta
tengo tantos suspiros para negarte
tantas huellas para abandonarte...
Tantos pecados, para de mi alma salvarte.







Código terrestre

Reflexiones al otro lado del abismo

¿Te has dado cuenta que a veces el mundo no existe,
Que bajo la mirada de una ola todo cambia
Y el piso vuela con incertidumbre hasta mañana?

El mundo parece un canto, una nota de jazz quejumbrosa
Por los delirios que rebotan en la magnitud del ocaso
Y parece que el viento sopla permanentemente en las quejas del alivio

Este mundo crea llanto y ridiculiza la existencia
Cuando corta los caminos forjados con la savia del letargo
O acarrea flores y sílabas que jamás serán descifradas

Siempre es de noche, y siempre te deja caer bajo el hielo
En el instinto profundo de las cosas que no pasarán
Simples dosis enajenadas por el soplo tóxico del miedo

Cada vez somos menos, y cada vez somos más
Y el poco abrigo que nos queda oculto, renace en las gotas del techo
Que amanecieron huyendo del sueño de amor anhelado

El mundo no existe,
Quizás porque la ternura no nos alcanza para comenzar de nuevo
Y porque el oxígeno perece,
justo cuando la vida, ha comenzado








Genética

A mis viejos, y a los suyos.

Y tuve un hijo
Que nació bajo el amparo de la misericordia
Y que trajo rayos de luz blanca a las sombras de mi contaminada existencia

Balbuceó palabras, sonidos, con garganta y con coraje
Permitiendo a la angélica legión redefinir sus nombres
Y nombrando a su vez a la tierra entera en nombre de un beso

Una sola mirada, dirigió contra el hambre y la certeza
De que un día sería adulto como yo, pero humano como Dios
Vibrando la esquiva razón de la ignorancia permisible

Y ese hijo creció bajo raíces de árboles milenarios
En esos árboles que fueron y no son
De la memoria que nos acongoja por haber destruido más de cien mundos

Superó al viento, añorando la herencia y la sabiduría
Del que respeta la tierra como respeta su ombligo y su corazón
Generando escalofríos de desesperante cognición a los que sobrevivimos aún

Música y canto fueron sus palabras de amante
Y amó los siglos de la vida vegetal y animal
Desterrando a los demonios y serpientes de insistencia política

Cambió el sentido de las agujas del reloj
Y borró de tajo las perennes falacias del academicismo traidor
Para convertir en fuente de sabiduría al amor fraterno

Tuve un hijo que nació y durmió en los abismos
Y murió bajo el látigo de las flores silvestres
Y pensó sobre la caricia de la lava hirviente
Y amó la dulzura de las cosas que no son
Y perdonó la vida de los huesos perdidos
Y resucitó la libertad
Y recuperó la dignidad de las naciones

Tuve un hijo, profeta y alquimista,
Tuve un hijo, producto de sueños y quimeras,
Pero sobre todas las cosas
Por un solo momento de madrugada,
Tuve la exquisita sensación
De haber sido su padre.



ALBERTO LÓPEZ SERRANO [10.815]

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ALBERTO LÓPEZ SERRANO

Nació en La Libertad, El Salvador, Centro América, el sábado 8 de enero de 1983. Es profesor de idioma inglés y de matemáticas. Es miembro de la Fundación Cultural Alkimia y desde 2007 es coordinador de los “Miércoles de Poesía” en la peña cultural de Alkimia y Los Tacos de Paco, en San Salvador.

En este mismo espacio ha presentado lecturas y homenajes a poetas de El Salvador e internacionales, así como eventos bilingües y babélicos especiales de poesía. También ha participado en lecturas en diferentes instituciones educativas básicas y superiores, centros culturales, festivales de poesía, cafés literarios y concentraciones públicas en calles y plazas. Entre ellos: Festival Internacional de Poesía de El Salvador 2004 y 2010, Simposios Rubén Darío en León de Nicaragua, Feria del Libro de Guatemala 2009, Festival Internacional de Poesía de Costa Rica 2010, Encuentro de Escritores en Tarija-Bolivia 2011, eventos en Lima, Perú, entre otros.

En 2007 fue publicado “La Nave que Falta” (Alkimia Libros, San Salvador). Luego “Cien Sonetos de Alberto” (Alkimia Libros, 2009), “Y Qué Imposible No Llamarte Ingle” (primera edición Editorial La Cabuda Cartonera, 2009; segunda edición Editorial Equizzero, 2011), y “Montaña y otros poemas” (Editorial Equizzero, 2010). Además, aparece en las antologías “Madrugada del siglo XXI” y “Retornos: Taller Literario Serpientemplumada”.








DISTANCIA 

El mundo libre no me deja amarte
en este mar de cuerpos lujuriosos,
y mi rostro con ojos jubilosos
sabe mil versos de la piel sacarte.

Dos palabras me bastan para darte
los placeres y al mundo decorosos
ojos mostrar, y hablar tan silenciosos
que a ti el estruendo llega a sonrojarte.

Sin abrirlas, mis alas te despliego.
Sin tocarte, mis labios te acarician.
Sin verte, robo de tus ojos fuego.

Por estos mares que en pudor se envician,
se aleja el cuerpo la distancia leve,
y nadie mira que el pulgar se mueve.







YA TENGO LA ILUSIÓN Y LA CAÍDA

I

¡Inútil ofrecerte yo mis labios
si seguiré inventándome tus besos
como ensayar de labios en espejos
y limpiarles saliva con las manos!

¡De qué me sirve, entonces, el latido
que feliz me arrebola y me sacude!
¿De qué me sirve, entonces, esa nube
que tiende mi ilusión que te confío?

¿Que no es como un jardín que me florece
y sin poder oler con qué fragancias
se ilumina el contorno de mi cara?

¡Quizás inútil sea!... ¡Quizá a veces
espero tanto el Alba de tus labios,
Distancia" termina:
Por estos mares que en pudor se envician,
se aleja el cuerpo la distancia leve,
y nadie mira que el pulgar se mueve.

YA TENGO LA ILUSIÓN Y LA CAÍDA, I, así:
¡Quizás inútil sea!... ¡Quizá a veces
espero tanto el Alba de tus labios,
y ya en la espera se llegó el ocaso.







MONTAÑA

III

Llega tarde el viento… y los labios me tiemblan fijos como rocas en el río. Largo el camino bajo nubes que se cierran, y el bosque en la montaña ya se adentra en mis pasos. Llega tarde el viento… ¿Qué señal ha de llegarme del camino? Camino que me lleva hacia lo incierto mientras subo con pasos presurosos y cautelosos. Llega tarde el viento ahora que mi aliento ya no es tibio y vago entre lo espeso de mis pasos.









ODISEO

Pobre Odiseo,
finalmente en casa,
y no está,
las paredes volviéndose viento
y el piso escarbando con sus raíces:
¿no es que eran de agua los desvelos de antes?

Tantos años para darse cuenta
que su piel es como la tierra:
                                   vulnerable,
como estar para usarse públicamente,
y colgando en las ventanas
una fotografía de sus manos,
aquellas manos de tejer y destejer.
Hoy navegan el océano,
y el pobre Odiseo es un espantapájaros de madera
cayendo como grano en el cemento.

Y recuerda el encanto en Circe,
Calipso: el paraíso…
Pero Ítaca es esto:
una cama que espera,
vacía,
sin las manos que tejen y destejen:
como cualquier lugar de extraños y alas rotas,
con el sol quemándole las carnes,
esperando entre guijarros húmedos del mar que se la lleva.
Pobre Odiseo,
sangrando un lento lagrimeo eléctrico.
Ítaca es navajas de afeitar,
Ítaca es el ruido de las hojas secas rodando por el suelo seco,
Ítaca…

Y se alejan esas manos más y más por el mar
y Odiseo plantado en las esquinas de Ítaca:
punto muerto,
prendiendo las farolas,
vagando en su propia tierra ajena,
coleccionando cantos con adioses,
pinchando la memoria con un catálogo pueril de recuerdos,
y un abierto y amplio camino de lágrimas
como un tapiz de todo lo que falta.
Pobre Odiseo,
si por lo menos supiera tejer…








Dionisos no

No me abrases, Dionisos.
No tienes en tu voz la trampa de los días.

Quisiera reinventar el calendario.
Morder los meses, masticar relojes de arena.
Quizás conjeturar un nuevo siglo de abandonos.

Mejor sería que la noche fuera para siempre.
Su estrellado arrullo nos vuelve siempre primitivos.
El ruido lácteo de las cosas nos reclama y nos arroba.

No haces falta, Dionisos, para el salto.
No tienes en tu voz la trampa de los días.
Déjame vaciar las cráteras de las horas,
perseguir de nuevo las agujas y los números,
vaciar los ojos y correr a tientas, Dionisos,
perseguir las manos que me van halando hacia el desierto,
vaciar las manos de palabras resecas,
perseguir onagros dorados por los desiertos arenosos.

Mejor tomaré el vino del acto de la oscuridad
o al menos cantaré el poder del perro.



HUGO MORALES SOLÁ [10.816]

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hugo Morales

Hugo Morales Solá 

Nació en Tucumán (Argentina) en 1955. Se inició en el periodismo en 1980. Fue redactor y columnista en diarios y revistas de Tucumán y periodista en diferentes radios y canales de televisión de esta provincia. Escribe libros biográficos de diferentes personalidades políticas, sociales y culturales de la provincia y el noroeste argentino, así como investigaciones históricas de diversa naturaleza. Es poeta y publica sus poemas en las redes sociales y en diferentes programas culturales de la provincia y de otros países, además de su blog personal (El Mirador). Es autor de la novela Caza de Altura y actualmente trabaja en su segunda novela.





América, ¿dónde te has ido?

El largo beso del sol orada la tierra reseca,
agrieta su sed.
Los océanos se agazapan, 
bullen en el invernáculo global.
Polos y glaciares se desangran. Los mares se sublevan.
Tú y yo miramos como si no fuéramos.

La nieve petrifica el Amazonas
y la jungla se levanta impune
en el Ártico como en el Antártico.
Sobre el acantilado de sombras
han subido las aguas de Kamchatka,
han llegado a crear el mar de los Andes.
Una colosal pampa de agua salada
ondula con las últimas corrientes marinas.

Los océanos se han fundido 
y habito solo en la isla patagónica.
Remo sobre el vuelo de los cóndores
y los delfines danzan sobre las coronas 
desheladas del Aconcagua.

Los hombres son peces desterrados.
Han vuelto al agua, a los orígenes de la pulsión vital.
Pero no habrá otro bing bang, ni otro soplo de vida.
El universo es una flecha rota, sin rumbo y sin conciencia.
Aroma de asfalto y un paisaje de alelíes
penetran por la ventana del recuerdo de mi casa.
Sólo veo chozas flotando y un cardumen de hombres
que respiran por sus branquias.

Ya no están mis amigos de pulmones rosados,
ni el sanguinolento plumaje de los flamencos de Atacama.
Las mujeres desovan en las gargantas del mar 
y sus pechos turgentes son dos lágrimas blancas 
que se hunden en el vacío.

Me dejo llevar por las olas
y floto sobre la corriente del Mato Grosso.
El Amazonas desagua desde abajo del océano
y su selva y sus pantanales son junglas de algas.
Un colibrí busca su flor debajo de las aguas,
sacude sus alas invisibles hasta morir 
y busca en el cielo al sol callado.
Hay un silencio de peces en la algaba, 
donde antes gobernaba el griterío de mil voces. 
América, me digo, está perdida, sumergida
por el caldero planetario, por la estatura de los mares.

Navego a tientas, como un marinero desbrujulado.
Siento tus pasos detrás de mí y huelo todavía
aroma de azahares submarinos.
Me pregunto: ¿qué será del planeta sin América?
Miro el perpetuo rojizo del cielo:
es el atardecer de un día que no oscurece nunca 
y recuerdo la luna en este inmenso cráter de ausencia.
¿Y las mareas? ¿quién agitará las aguas y
quién traerá las ballenas y orientará a las gaviotas
en la quietud de este universal estanque?

Miro más allá, hacia lo que fue el norte. 
No aparece el cuello continental.
¿Dónde quedó ese diminuto canal 
que unía jactanciosamente los océanos?
¿Dónde quedó el omnímodo poder de los americanos? 
Todavía ondean en las olas
los restos de las ciudades del miedo y el desprecio
sobre las que se levantara el dominio de los poderosos.

Tú estás aquí, a mi lado, 
como cuando nos amábamos en tierra firme, 
entre las penumbras de las sábanas,
y podíamos disfrutar de aquellos pasos inseparables
y la mirada tierna de los hijos, mientras el cerro
se derramaba sobre nuestras espaldas.

Se acerca una playa.
No hay arenas ni bosques ni montañas.
El mar se cuela en la urbe que rasguñan las olas.
De pie, majestuosa, se siente el ojo del mundo.
Allí se refugian los que infectaron los cielos y la tierra,
los que encapsularon de gas al planeta y derritieron
los glaciares como un hielo en el whisky.
Borrachos de poder, se olvidaron de la muerte.
Nosotros estamos muertos. Ellos están vivos. Todavía.








Ingravidez

Te desnudo con las palabras,
con susurros de papel.
Son salmos de amor
que sobre tu piel caen,
se deslizan suavemente,
se deshojan y te visten de versos.
Son presagios de instintos
que corren por tu cuerpo.
Como un arroyo de ternura,
crecen desde tu boca
y desaguan en la espesura de tu asombro.
Son dos gotas de este poema
que ruedan cuesta abajo,
entre la curvatura de tu exaltación
y la quietud de este deseo desgajándose en gemidos.
Levitas en el aire, como pétalos de suspiros
y es tan ingrávida y deletérea la felicidad
que nada sigue, nada vuelve. Como la eternidad.
Apenas te suspende la respiración de la noche,
aunque estés afuera de su marcha hacia la luz,
porque de marfil es ahora el tiempo
y de ébano tus ojos lustrosos y sin memoria.
Si te sonrojas, 
caeremos sin remedio
de esta breve inmortalidad.
No vuelvas al barro de los dolores.
Quedémonos aquí,
como un recuerdo de lo que seremos.







Vuelvo

Sabes a la lágrima de los sauces sobre el río.
Suenas como el silbido de los álamos de la tarde,
como el bramido del tiempo sobre la memoria.
Hueles al aroma cruzado de dos nostalgias,
a los almendros de la noche.
Me habitas como un eco de la infancia,
como una semilla que guardarán los frutos.
Me inundas como un viento de estambres
sobre el pistilo de los alelíes.
Tu presencia es inmensa como una luna de altamar.
Y vuelvo. Siempre vuelvo, 
como vuelve sin remedio 
el silencio de los pájaros del atardecer.






Poemario: "Espejos"

Los espejos que te miraban
preguntan por tu silencio.
Preguntan dónde están tus ojos pardos,
como la tierra reseca del invierno.
Preguntan qué fue de tu risa,
agitadora de todos mis sentidos.
Yo los miro y les digo,
mirándome fijamente a los ojos,
que prefieres al tajo de la noche oscura,
que habitas en la lágrima de una angustia.
Ellos dicen que volverás pendiendo de
un suspiro leve como la bruma amanecida.
Que volverás cuando dos gotas
de rayo de luna surquen tus pasos sin luz.
De qué sombras estará hecha tu figura,
de cuántos anocheceres se enmascaró tu sonrisa.
Si me dices que la esperanza es destejer
lo tejido y volver a empezar cada día,
te diré que los espejos no son Penélope
ni tú Odiseo y abandonarás su memoria.
Yo, en cambio, seguiré buscando
tu imagen de cristal
hasta que aparezcas de nuevo,
como un fantasma de silicio.







Poemario: "Sin cielo"

Pisas el hielo de otros inviernos,
pero tus pies sienten el frío de la distancia.
Tus ojos lloran el llanto de otras sombras,
pero tus lágrimas se entierran en las ausencias
que te siguieron sin remedio.

Hay tantos cielos en el cielo
y no perteneces a ninguno.
Hay tantas tierras en la tierra
y flotas en el aire de nadie.
Vives aquí y sueñas allá.

Te has vuelto un ser del viento
de raíces etéreas casi irreales,
un extranjero de tu propia carne.
Piensas aquí y sientes allá.

Tus amores tienen dos riberas:
la de las pasiones viejas, que quedaron
en el puerto de aquella despedida
y la de las ternuras nuevas, que te salvaron
del cadalso de tantas soledades.
Lloras aquí y ríes allá.

Tu poesía está rota, rasgada de silencios,
de silencios que saben a destierro,
del destierro vertical que ahoga tus días,
por donde respira el dolor del naufragio.
El corazón se contrae aquí y se dilata allá.

De una orilla a la otra, 
cruzas incansablemente la nostalgia.
Los amigos de aquí y de allá,
las dos playas de tus amores:
ésa es la verdadera patria,
ciudadano en fuga.







Poemario: "Cenizas"

Un coágulo de sombra
puede apagar la belleza de la luz.
Hay un niño sin carne,
un niño de huesos
que llora con su estómago de aire.
Hay un niño feliz,
que ríe la saciedad de su inocencia.
Almas gemelas, vidas extremas.
El cielo las une, la tierra las divide.
Una muere para que la otra viva.
Un coágulo de sombra
puede apagar la belleza de la luz.
Hay un hombre que muere
porque pudo ser feliz.
Hay otro que muere
porque no pudo saber que vivió.
Un coágulo de sombra
puede apagar la belleza de la luz.
Hay un niño que cuelga
de su moco la belleza.
Hay otro que ríe su tristeza
desde un iPad.
Un coágulo de sombra
puede apagar la belleza de la luz.
Hay humo de tu dolor
que sube al cielo.
Mañana será lluvia de cenizas
que se esparcirá sobre
la justicia y la injusticia.
Un coágulo de sombra
puede apagar la belleza de la luz.




MARISA TREJO SIRVENT [10.817]

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Marisa Trejo Sirvent 

(Ma. Luisa Trejo Sirvent, Chiapas, México, 1956). Escribe poesía, cuento, ensayo, crítica literaria y artículo periodístico. Es autora de una centena de artículos en revistas culturales del ámbito nacional. Su poesía ha sido traducida al francés e incluida en veinte antologías, doce de ellas internacionales. Jurado en certámenes nacionales e internacionales. Creadora con trayectoria del Sistema Estatal de Creadores y del FOESCA en dos ocasiones. Ha participado en congresos nacionales e internacionales de literatura y educación y en Festivales y Encuentros nacionales e Internacionales de poesía. 

Ha publicado seis poemarios, cuatro libros de ensayos y cuatro libros académicos. Ha compilado también dos antologías poéticas: Árbol de muchos pájaros. Antología de poetas chiapanecos del siglo XX (UAEM, 2000) y Al filo del gozo (2008). 

Entre sus libros se encuentran: Rojo que mide el tiempo (1991),  Juegos de soledad (1994), Una introducción a Sor Juana Inés de la Cruz (I.M.C., 2001), Chiapas biográfico. Ensayos sobre literatura chiapaneca (S.E., 2006), Jardín del paraíso (U.A.E.M., 2000), La señal de la noche. Libro colect. (UNAM, México, 2000), Páramo de Espejos. Vida y obra de José Gorostiza (Gob. del Estado de Tabasco, 2009 y 2010). 





                                         

El mar

               a Raúl Garduño
                
                       “Conduce el mar un carruaje de pájaros
                        la mujer desnuda mira desde el puerto
                        la embarcación ardiente
                        a la luz de la luna se construyen las islas
                        martillos suenan como la frialdad
                        como el aviso de la resurrección”.
                                                                   Raúl Garduño.
    

Siempre hablabas del mar
a veces
hace tiempo,
no existe el mar,
no existe siempre.
Sobrevive la espuma
como una mancha azul,
indiferente.
Los pájaros perdieron su carruaje
la luna como un cirio
ilumina tus islas
y todo cambia
y nosotros,
los que permanecemos,
no tenemos
sino la arena, el faro
y en los ojos la sal.

                                  París, 1980





Anclando sueños
                                                                   
                                                                a José Luis Ruiz Abreu.
                                    Queríamos crecer
                                    como la hierba
                                    y estuvimos huyendo muchos años
                                    sin tierra, sin raíces.
                                    Navegamos en islas, inviernos y castillos.
                                    Volamos sobre puentes y molinos de viento.
                                    Recorrimos las hojas de panteones antiguos,
                                    los urinarios públicos y los barrios judíos.
                                    La nieve hizo de nuestras huellas
                                    un camino hacia pueblos bebedores de vino.
                                    Hicimos el amor en catacumbas,
                                    en trenes sin fronteras, monasterios, arroyos.
                                    Cada lugar se volvía un puerto extraño
                                    para zarpar al amanecer.
                                    Ahora que hemos anclado nuestros sueños,
                                    contamos las imágenes pasadas
                                                para sentir otra vez que estamos vivos.
                                                                             




Puerto Arista
                                          
                                   Hay luces en los ojos de los peces
                                   que los barcos capturan por la noche,
                                   aromas en el aire de cangrejos dormidos,
                                   fósiles transformándose en espuma.
                                   Más tarde
                                   la madrugada tirará otras estrellas
                                   la brisa no azotará más las ventanas.
                                   En ellas aparecerá
                                   la marina de cobre de sus olas inmensas
                                   que borrara las huellas clandestinas
                                   de nuestros pies descalzos.

  
                                



      Tu desnudez

                                      En la oscuridad
                                          Palpo la forma de tu cuerpo de hombre
                                          Recién bañado
                                          Tu desnudez es un preámbulo
                                          El amor agranda el deseo 
                                          Y la evasión total
                                          Se realiza en el eclipse
                                          Que une tu boca con mi boca.

                                   




          Piel de no verte

                                             ¿Hasta dónde la tinta
                                            escribe un verso?
                                            Letras de tinta borro
                                             Vino tinto en la piel
                                             Piel de no verte
                                             Piel a piel la distancia
                                             Tinta el papel de rojo ocre
                                             Y cobre ausente
                                            Esta tinto el amor
                                             Voy a beberte.
                                                                    


                                                                                         
       Periferia de París

                                "Del sur hemos venido, entre cafetos
      y platanares verdes y naranjales ácidos”.
                                                                                      Rosario Castellanos


Un día dijeron
hace 75 años: vengan todos
y comenzaron a venir de todas partes.
Mano de obra barata
para fincar el desarrollo ajeno
mientras ellos quedaban marginados
en barrios insalubres,
escondrijos de ratas y ternura.
Niños negros que sólo ven el humo de las fábricas,
ventanas donde sólo entra el frío.
Muchachos árabes y martiniqueses
Jugando en escaleras.
Jóvenes de España y Portugal
desde las porterías miran la lluvia.
Azoteas de la gente de América Latina,
ropas color de trópico,
recién lavado.
Pequeñas calles, ghettos.
Tierra de blancos,
amor, racismo y periferia. 
                                                                                                
                              



  El país de los pájaros azules

                                                        “Chiapas, perdónanos tan lejos
                                                         este llanto”.
                                                                    Daniel Robles Sasso.

       En el país de las etnias
       de las más altas montañas
       del bosque de los pájaros azules
       de los lagartos tristes
       de los lagos pintados de colores
       de la selva hecha humo
       y pozos petroleros
       la sangre penetró bajo la tierra
       el eco de los árboles
       anuncia la muerte
       el sueño más real
       quedan los restos enterrados
       escondidos
       el niño que gritó
       el niño huérfano
       y la sal de sus ojos
       que cae sobre las piedras
       no duerme
       en la cabeza el musgo le da vueltas
       algún día hallará 
       el valor
       la palabra precisa
       al recordar
       las grietas de su historia.

                          Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1994





Receta de amor
                                 

                                               “vestime de amor
                                               que estoy desnuda…
                                               Rodeame de gozo
                                               que no nací para estar triste”.
                                                               Gioconda Belli.

Debes tocar suavemente
La fibra más sutil
Para poder volver
Para poder decir otra vez
No huyas de mí
Vive lo que yo vivo
Ama lo que yo amo
Debes desear mis labios
Al igual que mis senos
Adivinar mis pensamientos
Más escondidos
Susurrar al oído
No importa qué palabras
Que puedan hacer vibrar
Más allá de la piel
Mi emoción más sentida.






Este es mi mar
                                                       
                         “El mar es bueno y terrible como mi padre. 
                         Yo le quiero decir padre  mar. 
                         Padre mar, sostenme, engéndrame de nuevo en tu corazón”.
              
                                                                                         Carlos Pellicer
                 
                  
                            Éste es mi mar
                                                 el que imagino
                                                                       cuando digo mar
                                                 el que recuerdo
                                                                        por primera vez
                            La casita del faro
                                        como en sueños 
                                                              la lluvia 
                                                                          el pozo 
                                                              la arena de la playa
                                       el abuelo 
                                                  su sombrero de fieltro 
                                                  su traje blanco
                                                  su mirada señalando el horizonte

                                 Mi madre
                                               sus ideas de naufragios
                                               su temor ante las olas enormes
                                               su corazón latiendo ante el estrépito

                                 Mi padre
                                               su mano deteniendo la nuestra
                                               sus juegos en la arena
                                               enseñándonos cómo sortear las olas

                                Este es mi mar
                                              el mar que ha llenado las ánforas vacías
                                                                                     de los deseos
                                              el mar que se ha llevado los secretos
                                                                                     de este puerto 
                                              el mar que nos ha traído su canto en los oleajes
                                                                                     de la vida.
                                              
                    



          La lluvia de la ira

                                 Las caricias
                                             como caracoles
                                                                    se las llevó el mar de la vida
                               vaga aún mi cuerpo
                                                            buscando el fuego de tus muslos
                                                            que apagó la lluvia de la ira
                               vaga aún mi espíritu
                                                             en la desolación de esta noche
                               donde la luna 
                                                    deshilvana mi historia





La ardiente playa de tu soledad

         Si tan sólo supiera donde encontrarte
                   Te enviaría botellas con mensajes cifrados
                        Hasta la ardiente playa de tu soledad
                   Iluminaría el océano
                           Rastrearía tus huellas en la arena
                   Soltaría mil veleros en tu búsqueda
        Si tan sólo supiera donde encontrarte






RADKA FALK [10.818]

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RADKA FALK 

Naciό el 04.03. de 1951, en la ciudad de Sliven, Bulgaria. 
Terminό filología rusa en la Universidad de Veliko Tarnovo.

Ha escrito tres poemarios y un libro en prosa. Su segundo libro, ¨Por un puente de palmas¨,  es bilingue – en bulgaro y español, traducido por el traductor mexicano Reynol Pérez Vázquez.
Su tercer libro se publicό en tres lenguas: búlgaro, español e inglés, por los traductores Cristina Atanasova y Bogdan Atanasov de Bulgaria  y de Reynol Pérez Vázquez.

Ganadora de concursos nacionales. Más de 14 años trabaja y vive en la ciudad de Los Angeles, EEUU.




TRADUCCIONES DE :  Violeta Boncheva


Estoy plantando flores
y así, doblada,
siento  el peso del cielo.
Me levanto lentamente,
tiendo mis manos, alzo las nubes.
Ellas absorben  el aroma de las flores
y de la tierra.
Así me convierto en ligadura
entre La Tierra
y El Cielo








Está lloviendo.
El mar me espera.
Me derramo con el agua…
Mi chal solitario se queda 
en la habitación,
abrazando solo los hombros   
del sofá.







Si comienza una guerra,
en cualquier parte del mundo,
cada uno de nosotros 
sería  herido.
Ángeles negros cubrirán  el cielo,
y vagarán por el vacío.

Pozos negros cavan
las tumbas
y hieren la tierra.
                      






Mis labios besan el vidrio,
que me acerca al sueño invernal
de los árboles.
                      






Cuando Lora comenzó  a cantar –
su voz se convertiό en una parte
del árbol
de la colina
que estaba enfrente,
una parte de la nube
volando encima de ella.
Y todos juntos se reunimos     
con el Universo.

                 





Estamos hablando con mi nieto
por Skype.
-¿Quieres que te regale un libro? –
pregunta.
Acentúa sobre la letra ¨l¨.
- ¿Cuál es el libro? – pregunto.
- Una biblia para niños.

Tengo que aprender muchas cosas 
todavía.








Un pájaro se encaramó sobre la ventana.
Dio una mirada por uno de sus ojos,
después   -  por el otro.
Y se alejó volando.
Pensé que el Facebook universal
me mandó una invitación
de amistad.








Era un día de verano.
Al lado del camino blanqueaban
campos de algodón.
El sendero luminoso me llevó 
hasta un claro
cubierto de flores azules.
Como si el cielo hubiera sembrado 
las semillas con la lluvia.
Y piedras extrañas de negro y de oro 
brillaban como pedazos de estrella caída.    
Llegué hasta un barranco de árboles.
Me ericé de lo que vi:
De una rama colgaba un perro ahorcado.
Me vi corriendo hacia atrás.
Por el campo y por el tiempo...

Y corro todavía ...                               








LA CASA DE DOS PUESTAS

Delante de la casa había una inscripción:
“Se vende.” 
La muchacha dijo:
- Esta casa tiene dos puestas.
Sentados en la terraza, vemos
cómo el sol se esconde lentamente
detrás del horizonte.
Después subimos la colina
y contemplamos la puesta de nuevo.

El tiempo pasa.
No sé quien logró comprar la casa
de las dos puestas de sol.







JORDAN ATANASOV [10.819]

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Jordan Atanasov 

Bulgaria
Es autor de 12 poemarios y una novela, compilador de dos antologías de poesía. 
Es redactor principal del periodico literario “ La voz literaria”, ciudad de Stara Zagora.
Es miembro de la Uniόn de los escritores búlgaros. Premiado en concursos nacionales, ganador del premio de poesía “Nikolai Liliev”, Stara Zagora.

Publica poemas y cuentos en la prensa literaria.







Traducciόn directa de búlgaro: Violeta Boncheva





CAMIÓN DE LA BASURA

Me despertó un ruido de cubos y barriles.
¿Los cielos han tronado
o el eco brotaba del fondo de la tierra?
Crecía y empujaba las cortinas
mi cabeza...
Tenía sueño todavía, pero comprendí:
los negros trabajadores de la limpieza
rebuscaban el vientre de la ciudad.
En el camión de la basura retumbaban
cajas de conservas, botellas de vidrio y cristales,
ilusiones del cielos atraídos,
periódicos viejos...
Y sobras de todo tipo,
del día y de la noche.
El ruido crecía
y mis pensamientos veían
dentro de sí...
Emergían lugares,
donde me llevaba el destino.
El sueño se mezclaba con la realidad
(aunque digan que Morfeo no existe),
entreoía risas tras maldiciones.
Veía imágenes de amigos, 
los ojos de mujeres
decididas a confiarse
y la sombra de Eros encima de ellas
haciendo remolinos,
los detalles de brindis, el menú...
Veía más abajo a los mendigos
madrugadores,
adelantando al camión con sus manos –
las delgadas manos de la pobreza.

Y mis churros veía...
¿Podría revolver el hecho?, preguntaba
a mi orgullo.
¿Se borrará de mi memoria
o se quedará ahí,
en sus depósitos?

...Aliviado de la basura
en la hora de los búhos,
me encamino por los torbellinos de este día.
Y si de nuevo hoy me siento insultado
y me equivoco de nuevo,
mañana una vez más me triturará
y quemará
el camión de la limpieza
conducido por alguien desconocido
por mí.








DESTINO

Cuando me dabas el pollo vivo, 
regalo para mis nietos,
mamá me recomendό así:
- Mátalo con cuchillo afilado, hijo,
para que su alma vuele ligeramente
por arriba.
Pero lo hice con cuchillo romo
y mucho tiempo brincaba
y se arrastraba sobre la tierra.
La vida del pollo – un hueco
de la mano 
y corazón
como una castaña.                    
... Se enterό mi mamá
y llorό mucho.
¿Por qué lo torturaste, hijo? –
me escribiό después –
tú enojaste al Dios
y Él puede condenarte así.







UN ARREBATO INEXPLICABLE

Caminaba el poseído 
por la ciudad tranquila
con unos pasos mesurados,
como si fuera el militar,
encargado de una obligaciόn
a difundir cada dos minutos algo            
que hasta el antiguo el orador Polifonih
envidiaría:
¡Uno-dos-tres ¡ ¡Abajo los doctores!
¡Uno-dos-tres! ¡Pinche madre!

Crece la multitud
alrededor de él –
una bola de nieve,
rodada sobre la ladera,
está llenando la calle principal.
No sabe el poseído
qué significa la libertad,
los derechos del humano
ni el Convenio de los derechos.
Y no pide permiso
para el mitin de protesta.
No protesta él contra el poder,
aunque sea medicinal:
¡Uno-dos-tres!
¡Vayanse, doctores!
¡Uno-dos-tres! ¡Pinche madre, doctores!

                             






Йордан АТАНАСОВ


СЯНКА

До завоя на Янтра – там плява и кал съм лепил
над основи от камък и съчки; гнездото си птиче строих
във градина с коприва и лапад.
Под крилото на мама живеех годините:
люта зимата, в пламъци лятото
и кирпичена къща със дъх на мушкато. 
Животът - таниново вино, горчеше в душата ми,
Аз – юноша мъхав - там в селото лично Драганово.

Но когато разцъфна брадата ми в черно
и когато дочух, че мъжът
е по-тежък на чуждото място – работник,
поет или скитник,
аз попитах водата дъждовна на щерната 
кой път да хвана, с кого да се меря.
Мълчеше водата, а мама съдбата проклинаше..

Загърбил Балкана, с нараснали длани, 
с безутешната мъка и сълзите мамини,
тръгнах на юг.
Спирах в няколко града, липи и цветя ги красяха,
а в клетки панелни растяха децата им.
Бях в рудниците на духа – дълбоки и тъмни.
Със хора равнинни говорех и пиех до съмнало…

Не ми провървя – 
само своята болка от думи изрових.
И какво ли не правих човека във мен да узная…
Аз не помня какво са ми баяли влъхвите,
колко време ще бъда възможен и колко 
ще движа пространството глухо край мен…
С колко любов ще живея, срещу колко омраза…
Но до днес оцелял - с волята Божия,
в земетръсите вярвам, в живота на Янтра.
И във мама – оная далечна и скъпа, и видима сянка.







МАШИНА ЗА ЧИСТОТА

Събудих се от шум на кофи и варели.
Небесата  ли гърмяха,
или ехтенето извираше дълбоко от земята?
Растеше то и блъскаше пердетата, главата ми…
Бях сънен още, но разбрах -
работниците мургави по чистотата
претърсваха корема на града…
В машината за смет бумтяха 
кутии от консерви, стъклени шишета и стъкла,
илюзии с излъскани подметки, стари вестници...
И всякакви огризки от деня и от нощта.
Шумът растеше,
а мисълта ми бавно идваше на себе си...
Изплуваха места, където бях завеждан от съдбата.
Сънят се смесваше с реалността,
(а казват, че Морфей не съществувал);
дочувах думи, смях след музика
и музика след ругатни.
И виждах образите на приятели, на хитреци,
очите на жени, решили да се изповядат,
и сянката на Ерос как над тях кръжи;
подробности от тостове, менюто…
И виждах долу подранилите клошари 
машината да изпреварят,
ръцете им – тънките ръце на бедността.

И гафовете мои виждах…
Но стореното можех ли да върна питах гордостта си;
Ще се изтрива то от паметта ми
или ще слиза там – дълбоко във депата й.

... Олекнал от сметта на бухалските часове,
потеглям из въртопите на този ден.
И ако днес отново бъда уязвим и съгреша отново
утре пак ще ме разнищва и гори
машината за чистота, монтирана от някого у мен.







НОЕВ КОВЧЕГ

Годината мека се случи
– след Малкия Сечко прочистват гърлата си
реки и канали, тръби и колектори,
шахти и ями, покрити до вчера.
И бликват води отработени, сладки,
битово-меки, промишлено твърди.
Чугунени шапки отместват и папки...

Потопът издига търбуха си:
по улици прави и стръмни коктейлът изтича;
площада централен, градчето залива,
към стола на кмета се втурва, властта му оспорва.
Шуми оптимизмът – съветник на шефа си:
„Удавник за сламка се хваща, а до теб е бюрото!“

И сяда на плота човекът, вратичките здраво затиска:
Какво че водата бързо завърта кръга си.
А силното плава – човекът с бюрото е Ноев ковчег,
населен със плъхове, телбод, саксии с цветя,
печат, секретарка, хартия офсет, перфоратор...
И тръгва ковчегът, прехвърля баира с вълната девета.
Животът му в този си вид ще бъде запазен навярно

Година студена... и мека се случи, знамение.
Но ето.

В застойната яма оставаме ние, по чудо останали живи...
Крачоли запретнали, сеем пак вяра в душите излъгани.
Гребем от площада клоаката,
всъщност чистим България.
Отпиваме вино и завист на групи.
По-рядко се смеем, по-често се кръстим






НЕОБЯСНИМ ЗАХЛАС

Вървеше лудият през този кротък град
с отмерени и точни крачки –
военен сякаш, натоварен със задача:
скандираше през две минути тъй, че
древният оратор Полифоний би завидял:
Едно-две-три – долу док-то-ри-ти!
Едно-две-три – мам-ка ви...

Расте тълпа край него – топка сняг,
търкулната по склона, Главната изпълва.
Не знае лудият какво е свобода,
правата на човека и конвенцията за правата.
И разрешение за митинги не иска.
Но протестира той срещу властта,
макар и медицинска:
Едно-две-три – долу док-то-ри-ти!
Едно-две-три – мам-ка ви!

Гласът му цепи въздуха задрямал.
И страх по тротоарите пълзи
в душите на търговци, властници, крадци...
Едно-две-три – долу док-то-ри-ти!...
(Римува „едно-две-три“ с „док-то-ри-ти“,
си отбелязах мимоходом.)

И неусетно как, във някакъв необясним захлас:
вървях ли, виках ли, сънувах ли – не знам.
Но и аз до лудия се озовах.
Преминах с него по гръбнака на града,
скандирах скандалните думи и гневни слова:
Едно-две-три – мам-ка ви!...

И станах луд за свобода!








ОРИС

Когато ми даваше пилето живо – подарък за внуците,
Мама заръча : коли го с остър но, сине,
Душата му леко нагоре да литне.
И кротка от там да те гледа.

Но беше заоблена, хабна камата…
И дълго подскача и пърха, в земята се блъска
Животът на пилето – шепа пера и сърце като жълъд.

…Научила мама и плакала дълго.
-Защо си го мъчил, бре сине, ми писа,
ти Бога разсърди, той може и тебе така да ориса.





ARMANDO DUVALIER [10.820]

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Armando Duvalier

26 de agosto de 1914 - 14 de julio de 1989
El poeta, cuentista y crítico literario Armando Duvalier Cruz Reyes nació en la colonia Echegaray, municipio de Pijijiapan, Chiapas, MÉXICO el 26 de agosto de 1914. 

Escritor y poeta, cantor lírico de estilo elegante y colorido que supo manejar impecablemente las diversas formas poéticas de la lengua española, a la par de un lenguaje musical que singularizó en su poesía negra. Excelente versificador y crítico literario que manejó con facilidad el lenguaje literario y poético. Autor de una obra poética extensa y polifacética, de altos vuelos, llena de imágenes y metáforas, muchas veces soslayada por la crítica. En 1936 introdujo a Chiapas la poesía japonesa (Hai-Kais,) y en 1961 la poesía negra con el poema ¡Vámonos al Vudú!, es decir, irrumpió el jardín de las letras chiapanecas con su propuesta de crear versos negros con luz, color y música (el potencial poético del negrismo quedó al descubierto); además, creó la nueva forma de expresión poética denominada alquimismo: la música a través de las palabras, que fue su aportación más valiosa dentro de la historia de la poesía mexicana; y la retornela, nueva composición poética para temas líricos.

Su obra literaria la resumimos en el siguiente listado: Poetas Chiapanecos (antología, 1940), Un gran poeta regionalista (estudio crítico, 1940), Tibor (Hai-Kais, 1943), Trayectoria poética de Leopoldo Ramos (crítica, 1943), Con el hermano Francisco de Asís (poesía, 1946), Elocuencia del corazón (poemas, 1948), Retornelas y otros poemas (1954), Pagre Piegra (cuento, 1957), Cuando te nombro Chiapas (poemas, 1958), Mariposas de laca (Tankas y Hai-Kais, 1958), Tribulaciones por un joven dinosauro (poema alquimista, 1961), La poesía de José Emilio Grajales (crítica, 1961), Poesía negra americana (breve antología, 1962), Canto de amor a Chiapas (poemas declamables, 1963), La niña y su hipotenusa (poema alquimista, 1963), Dame la palabra y la música florida (poesía, 1985), Poemas Alquimistas (1986); Soconusco (poemas, 1987), De azucena dorada es la niña (poemario póstumo, 1990) y Te suspiro, dorado Pijijiapan (poemas, 1992), entre otras.

En Chiapas, hace falta que hagamos una lectura más detenida, más profunda, de la poética del maestro Duvalier, injustamente olvidado, quien realizó una de las obras más sólidas e ingeniosa de la lengua hispanoamericana. Textos elegantes, artísticos y auténticos.

Como poeta destacó en Chiapas en los años de 1947 a 1980. Un crítico aseguró que fue el "maestro de las formas, el innovador y el crítico más sólido del siglo XX" en Chiapas. ("Al oído del lector". Artículo publicado en Boca de Polen, revista cultural de la Universidad Autónoma de Chiapas, número 2, agosto de 1994). En su formación poética, influyeron: Pablo Neruda, César Vallejo, Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges, Nicolás Guillén, Juan José Tablada, Luis Cardoza, entre otros.

El maestro Armando Duvalier dijo, en su artículo: La Poesía Negra en México: "Los elementos de la poesía negra son la plástica y la música. La coloración tropical y la onomatopeya existen en toda la poesía negra. La savia que se retuerce en la vegetación de la selva, la eclosión de la sangre en el cuerpo del hombre y de la fiera, la quimificación primitiva del color del mar, en la tierra y en el cielo, la reverberación de las playas y los mares, la alegría marinera de los puertos que constituyen la plástica del trópico, se halla en los versos del romancero negro. Asimismo, la musicalidad onomatopéyica existe en sus más variadas expresiones".

El maestro Duvalier había conocido al poeta cubano Nicolás Guillén, padre de la poesía negra, en la casa de la pintora y poetisa mexicana Aurora Reyes (que vivía en el barrio de Coyoacán, en la Ciudad de México), en la que se reunían Juan de la Cabada, José Revueltas, José Muñoz Cota, Efraín Huerta, Renato Leduc, entre otros. 

El maestro Armando Duvalier, de ascendencia negra, nació en Pijijiapan, hermoso poblado descendiente de los esclavos traídos por los conquistadores españoles del siglo XVI. Africano de origen por la sangre, el espíritu y la música que llevaba por dentro, fue un auténtico poeta negro. He aquí algunos ejemplos de su estro sentimental:



¡Vámonos al Vudú!...

(fragmento)

Vicente Azul está triste
porque ha contemplado el mar...
Vicente Azul está triste
y entre sus labios murmura
(náñiga, fárfara, ¡helás!
(náñiga, fárfara, ¡helás!)
una canción en patúa.

...

Vámonos ya,
vámonos, Vicente Azul,
vámonos al mar;
vámonos, Vicente Azul,
vámonos al vudú
que está sonando el tam-tam.

...

¡Ay de ti, Vicente Azul
porque te ha embrujado el mar!...

Otro ejemplo de versos bien estructurados de poesía negra, con luz propia, color y música es el dedicado al instrumento musical chiapaneco: la marimba:



Marímbula, marimbulé

(fragmento)

La mar,
la mari, mari,
la marimbá,
canta en las tierras de Chiapas;
marimba, marímbala, marimbulá.

...

Sueña la marimba,
la marimba, merimbela,
murimbela, mirimbela.

...

Autor de poesía culta con algunos elementos de la raza negra. Crédito que comparte también con el bardo Rodulfo Figueroa, primer poeta de descendencia negra, que tuvo escasa influencia de elementos, motivos o temas negros entre los poetas chiapanecos de su época (siglo XIX). Dentro de la poesía negra de Armando Duvalier figuran: ¡Vámonos al Vudú!... (Dedicado al negro Vincent Adul, que desde Pijijiapan le cantaba a su entrañable Haití), Marímbula-Marimbulé, Conjuro para ahuyentar al Mandinga y El paso de Mandinga. 

"La presencia de Duvalier en el mundo de las letras chiapanecas ?dijo el profesor Eliseo Mellanes, en 1965? significa la transición entre la poesía de la retórica clásica y la poesía de técnica contemporánea, es como un puente o un eslabón entre la primera y la segunda generación de poetas de este siglo (XX). Es poeta clásico porque la mayoría de sus poemas usa el metro y la rima de la retórica tradicional, pero es contemporáneo por las imágenes y metáforas que imperan en su producción poética" (Perfil de la poesía en Chiapas, Eliseo Mellanes Castellanos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1965, 38 pp.).

Compartimos los comentarios del maestro Eliseo Mellanes Castellanos ?crítico literario?, cuando dijo que el poeta Armando Duvalier era el puente o eslabón entre la primera y segunda generación de poetas del siglo XX. Sin embargo, en lo personal considero que el poeta Duvalier no sólo fue el puente sino el parteaguas del cultivo de la antigua poesía clásica y la nueva poesía contemporánea, pues en 1947 introdujo a Chiapas la poesía vanguardista junto con Ramón Rosember Mancilla y Gumaro Gutiérrez.

El maestro Armando Duvalier, pese haberse formado literariamente en la Ciudad de México y haber florecido como poeta en ese lugar, fue la punta de lanza de la nueva generación de poetas chiapanecos que se inauguró en la década de los sesenta. Fue el alma, el patriarca de la nueva poesía contemporánea de Chiapas, como heredero auténtico de la antigua poesía que supo asimilarla y fructificarla, al ir en busca de nuevas formas de expresión. Audaz movimiento poético que quiso superar la etapa del lirismo romántico por una poesía culta, plástica, musical, que innovara las antiguas formas y estilos que imperaban en la época. 

El parnaso chiapaneco vibró con esta nueva voz, la del poeta Armando Duvalier.

Fue el maestro Duvalier, uno de los literatos más talentosos, quien encabezó la segunda generación de poetas de Chiapas y la primera del siglo XX, entre los que descollaron: Amadeo León Brindis, Romeo Moscoso Pastrana, Jesús Agripino Gutiérrez, Édgar Robledo Santiago, Enrique Aragón Coss, Ramón Rosemberg Mancilla, Mariano Penagos Tovar, Romeo C. Zebadúa, José Falconi Castellanos, Rosario Castellanos, Óscar Bonifaz Caballero, Eliseo Mellanes Castellanos, Jaime Sabines y Enoch Cancino Casahonda. Siete de ellos obtuvieron el Premio Chiapas.

Sin lugar a dudas, de esta generación surgieron los cuatro pilares de la poesía chiapaneca: Armando Duvalier, Rosario Castellanos, Jaime Sabines y Enoch Cancino Casahonda, que en su conjunto consolidaron la tradición poética contemporánea de Chiapas.

Considerado en 1948 como el hermano mayor de la nueva generación de poetas chiapanecos, en la presentación del libro Elocuencias del corazón, por los jóvenes intelectuales Mariano Penagos Tovar, Ramón Rosemberg Mancilla, Jorge y Jaime Sabines, Eduardo J. Albores, Mario Araujo Rodríguez, Santiago Serrano, Tomás Martínez (poeta de la primera generación), Eliseo Mellanes Castellanos, entre otros.



He aquí algunos ejemplos de su poesía lírica japonesa:


Mariposas de laca (Hai-Kais).


FLAMBOYANT

Arde la tierra a lo lejos...
¿Quién regó sobre los árboles
Menudos copos de fuego?



PALMERA

Con reverencia
saluda al aire
que la corteja.



TROMPO

Danzante que se ha dormido
sonando sus cascabeles
entre una ronda de niños.



Por primera vez, el trabajo literario de Armando Duvalier fue reconocido por la intelectualidad chiapaneca el 29 de agosto de 1967, por un grupo de promotores culturales encabezados por Eduardo J. Albores, Óscar Bonifaz, José Casahonda y Gertrude Duby. En 1975 el periódico Novedades de Chiapas le otorgó la medalla al Mérito Literario; en 1985 los intelectuales chiapanecos le entregaron el Pergamino Juan Rulfo; en 1986 la comuna tuxtleca, la presea Tuchtlán de Oro, entre otros.

Armando Duvalier fue un poeta vanguardista de la izquierda mexicana que utilizaba la literatura y su verbo como arma de combate, lo que le valió para que en 1955 se le negara el Premio Chiapas, mismo que fue declarado desierto por el gobierno de Chiapas que encabezaba Efraín Aranda Osorio. 

Fue hasta 1986 cuando en un acto de justicia se le concedió el Premio Chiapas en la rama de arte. De aquí en adelante se acumularon los reconocimientos, homenajes y actos de justicia literaria para el padre de la poesía contemporánea, auténtico poeta negro de Chiapas.

Con la publicación póstuma del poemario De azucena dorada es la niña, queda constancia que el maestro Armando Duvalier cultivó nuevamente, al final de su camino, la lírica tradicional. He aquí el poema que titula el poemario:



De azucena dorada es la niña

(fragmentos)

¡Qué hermosa es la dulce niña
que conocí una mañana
cuando salió de la iglesia
entre música y campanas!

...

Si baila con la marimba
en los patios o enramadas
hasta las aves se acercan
para poder admirarla.

...

¡Qué hermosa es la dulce niña
con música en la mirada!
¡Paloma azul de mi tierra,
flor de oro de Pijijiapan!



De su poesía dedicada a la muerte, de espléndidos versos, cito la epístola y el último vals:



Epístola a la muerte

(fragmentos)

Eres virgen que cura la vejez nefasta,
diosa que aniquila para siempre el hambre,
madre que aleja la desesperanza,
santa milagrosa que abate enfermedades,
bálsamo divino que alivia el sufrimiento,
señora del silencio y del olvido.

...

Se le erigen estatuas al sabio y al artista,
al santo y a los múltiples dioses de la tierra,
al hombre que el destino transformó en el héroe,
y algunas veces también a los atletas,
pero no a ti, ángel compasivo de la muerte.



Al final de su camino, el maestro Duvalier deja, con tono nostálgico e irónico, un bosquejo autobiográfico: 



El último vals

(fragmentos)

El día que me muera, como siempre,
lo sentirán dos o tres de mis amigos,
mas para todas las personas será un caso
que pase absolutamente inadvertido.

...

Seré feliz volviéndome a la tierra
que una madrugada me hizo brotar como semilla,
que me dio sus jugos para ser un árbol
y miel para dar frutos de poesía.

...

Alguien dirá que fui un hombre extravagante,
otro, que era bohemio y solitario,
alguno, que era soñador, ingenuo y bondadoso,
y otro más, que fui un enamorado.

...



Este preclaro hombre de letras falleció en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez el 14 de julio de 1989. Sus restos mortales descansan en el panteón municipal de la capital chiapaneca.

En síntesis, el maestro Armando Duvalier, hombre de profunda cultura, fue un auténtico innovador de la poesía chiapaneca, un verdadero creador de nuevas formas, contenidos y estilos de la poesía contemporánea de Chiapas, que aún no ha sido valorado en su justa dimensión histórica y literaria. Su nombre merece figurar, en primera fila, en la historia de las vanguardias de la poesía mexicana.


[El Heraldo de Chiapas
11 de noviembre de 2009]







SEÑORITA Y NIÑA DESDE LEJOS

Muerto ya el cadáver de Celia María Dolores*,
La señorita Etcétera y La niña de la hipotenusa
atisban por encima del hombro de los dos mil;
una grisura cuadriculada macula los vértices.
Abre los brazos en cruz Euclides,
y una conflagración de vectores
se le clavan en el pecho.
Abre su libro la hechicera
y en la siguiente página
apura asfixia entre sus pócimas
que no huelen a sumas ni multiplicaciones.
Tomadas de la mano
señorita y niña tantean el espacio, ahora
la niña se mece en el etcétera,
la señorita se ciñe la hipotenusa.
Del sur son ambas, del bastante sur,
hijas son de las más largas y mortales lejanías.

*Personaje mítico del poeta “estridentista” Manuel Maples Arce.







LA NIÑA Y EL ESPEJO

La niña que lee versos deletrea a Holderlin:
Sólo lo que pueden ver los poetas
sobre la tierra será…
A una lado, sobre un espejo rectangular
alguien escribió con lápiz graso:

La niña voltea hacia el espejo y adivina
o cree que adivina la metáfora,
el píloro de la abstracción escrita.
En la base del rectángulo vitrio
apenas se percibe, con letras diminutas,
la marca del espejo: H. G. Wells. 13 de agosto. 1946.
Varias mulas de tiro pasan por enfrente.
Ninguna voltea a ver su obstinado rostro en el espejo,
ellas siguen halando indiferentes entre sus anteojeras, por sistema,
hanchas en su novedante y creciente prestigio de
“mulas jala-fuerte”.
Ellas en su oficio.
Trillan el trillable segmento hacia adelante,
trillan…
hacia adelante… nada más hacia adelante…







CAMBIA E’PASO TALLÉ

Tun kul tun kul
vientre de madera.
Tun kul tun kul
entraña que anega.
Tun kul tun kul
mueve con la timba.
Tun kul tun kul
licor de marimba.
Tun kul tun kul
ala sobre el tiempo.
Tun kul tun kul
el falo del viento.
Tun kul tun kul
noches y redondas.
Tun kul tun kul
nalgas rotadoras.
Tun kul tun kul
la carne tunkula.
Tun kul tun kul
el fuego madura.
Tun kul tun kul
ya se curva el eco.
Tun kul tun kul
del negro misterio.

Cambia e’paso, Tallé; cambia e’paso.
Cambia e’paso, Tallé; cambia e’paso.
Cambia e’paso,Tallé; cambia e’paso.

¡Tun kul!








RITMO DÚO

A Leticia Ocharán a seis
días antes de su partida.

Ronda y eco
ronda y eco,
llama blanca en golpe negro.
Upa ondulante la grupa,
alba azúcar,
ritmo denso,
luna blanca, blanca espuma,
ronda y eco,
llama blanca en golpe negro.
Baila la noche esta noche
con un sabor tabasqueño
de ojo verde, verde, verde,
verde pupila en el reto,
baila la noche esta noche
ronda y eco
pega la manaza negra
sobre una rueda de cuero
y la llama blanca baila
piel de ondulado rejuego
y la llama blanca blanca
se vuelve fuego.
Eco y ronda,
eco y ronda,
ronda y eco. 





La niña y la hipotenusa

La niña llega al jardín;
sonríe y se pone a cantar con su lampiña hipotenusa.

Niña aligera;hipotenusa cúbica;
niña líquida;
hipotenusa lúbrica;
niña híbrida;
hipotenusa acústica;
niña antípoda;
hipotenusa húngara;
niña logarítmica;
hipotenusa estúpida;
niña alquímica;
hipotenusa adultera.

Niña de harina,
niña de vainilla,
niña de clorofila,
niña de brisa,
niña de anilina,
niña de trementina.

Hipotenusa pipa,
hipotenusa calavera,
hipotenusa guitarra,
hipotenusa hidra,
hipotenusa, marmota jugando en el semáforo.

La hipotenusa ordeña crepúsculos;
la hipotenusa tuesta bicicletas;
la hipotenusa prostituye equinoccios;
la hipotenusa suspira pistolas;
la hipotenusa fuma cangrejos;
la hipotenusa desayuna cometas.

La niña es cítara con las vísveras auríferas;
la niña es cítara con su grímpola centrífuga;
la niña es cítara con síntomas de canícula;
la niña es cítara con recíprocas mandíbulas;
la niña es cítara con epístola cilíndrica;
la niña es cítara con sílabas en la aurícula;
la niña es cítara con su píldora en la elíptica.

Hipotenusa cuneiforme,
hipotenusa hidráulica,
hipotenusa barragana,
hipotenusa al horno,
hipotenusa, güera oxigenada.

Niña, mandolina vitrea;
hipotenusa, cucaracha de hielo;
niña, espiga violinista;
hipotenusa, begonia estilográfica;
niña, amatista anfibia;
hipotenusa, girándula cacareando;
niña, mandarina oblicua;
hipotenusa, ruleta con calcetines;
niña, esquila paralítica;
hipotenusa, ménsula por quien suspiro;
niña, marimba química.

Hipotenusa de pólvora,
hipotenusa de cemento,
hipotenusa de plomo,
hipotenusa de invierno;
hipotenusa, harina carbonizada.

La hipotenusa es musa de acústica puntiaguda;
la hipotenusa es musa de púrpura metalúrgica;
la hipotenusa es musa esdrújula que rebuzna;
la hipotenusa es musa que se embadurna la cornamusa;
la hipotenusa es musa con alcuza sin albúmina;
la hipotenusa es musa con música en la úlcera;
la hipotenusa es una búlgara merlusa pública;
la hipotenusa es musa brújula cuadrúpeda;
la hipotenusa es musa energúmena cuando copula.

La niña infla sus prismas,
la niña lidia una anguila,
la niña cintila como cerilla,
la niña afila sus golondrinas,
la niña graniza sus clavellinas,
la niña ensilla una chilindrina,
la niña llovizna sus carabinas.

La hipotenusa gruña,
la hipotenusa florece,
la hipotenusa almuerza,
la hipotenusa resopla,
la hipotenusa encanece,
la hipotenusa siembra,
la hipotenusa hierve,
la hipotenusa tose,
la hipotenusa embiste.

Hipotenusa como cerradura;
hipotenusa como chimenea;
hipotenusa como ábaco;
hipotenusa como unicornio;
hipotenusa, telégrafo en calzoncillos.
La niña juega en el jardín;
la hipotenusa juega en el jardín;
la niña llovizna en el jardín;
la niña juega en el azufre;
la hipotenusa nieva en el jardín;
la hipotenusa juega en el aguarrás;
la niña llueve fonógrafos;
la hipotenusa atardece teléfonos.

La hipotenusa es escopeta;
la hipotenusa es góndola;
la hipotenusa es termómetro;
la hipotenusa es orquesta;
la hipotenusa es flámula rezando en un burdel.

La niña es risa de encendida parafina;
la niña es lila sin valija ni estampilla;
la niña es una oliva con astillas de morfina;
la niña es lira de neblina cuando gira;
la niña es sulfamida de floridas guillotinas;
la niña es mina de gramíneas de ambrosía.
La hipotenusa borracha empolla ferrocarriles;
la hipotenusa verde hilvana tortugas;
la hipotenusa epiléptica entierra hidrógeno;
la hipotenusa aristocrática vomita veranos;
la hipotenusa vidriada degüella trineos;
la hipotenusa renca amansa aviones con sueño;
la hipotenusa virtuosa resuella fonógrafos cojos;
la hipotenusa violeta calza pájaros de cobre;
la hipotenusa idiota tañe camellos adobados;
la hipotenusa dormida torea esponjas militares;
la hipotenusa manca exprime burros eléctricos.

Envío

Niña de la era atómica
un poeta alquimista te ha cantado como eres:

rosa con espinas.








Canción Romántica

Lejos, allá desde un tumulto de perros disecados
los pájaros ardiendo en el otoño;
y aquí, en el fondo de un pozo con cuchillos,
un ángel sonámbulo de amor y carcomido,
la vio, la viola, el violoncello,
soñando entre sus manos…

En esta media tarde,
la Luna ladrándole a las calles. Yo, inmóvil,
como siempre hacia el verano.
¿Quién, amada, me ha visto
con ojos de adrede siempreviva
y ha dejado sus lágrimas colgando en la ventana?

¿Por qué con este corazón de vidrio
revolviéndose de cal y de tinieblas.
clavado contra un muro, grita?
Y un laúd se rasca con las uñas, lentamente,
doce pedazos de cristal amargo.

Vio, abí, de vio, abí, desde ahí;
tra lalá de bicá;
ay, de vio, abí, lalalá, tra la lá;
ay, ay, ay de bicá de vio abí…

¿Por qué aúllan, dime,
desde los negros parénquimas de lodo
los viejos cocodrilos ácido, podridos,
si es manca la química del llanto,
para quitarle la mugre a mi pañuelo?

Eres paloma azul sobre la lengua
soñando en la nostalgia del mar petrificado,
submarino de espinas en los ojos,
guirnalda de silencio entre las manos
y laurel derrumbado sobre el pecho.

Adoro tu sonrisa de navajas de oro
naciendo entre la ausencia paralítica,
y tus pétreos adjetivos vegetales
cuando estás bajo la sombra de clarines,
o bien, como las olas en cruz sobre la playa.

Do, re, mi, fa, sola y solitaria
llueve la noche en los balcones tristes…
¿Por qué no he de arrancarme los peces incendiados
si la rosa que es la más prostituta de las flores
se alza el vestido y ríe con los gendarmes?

Dos centímetros cúbicos de sombra
me clavan en el pecho sus cristales,
y yo, con mis veleros pintados de suspiros,
te sepulto en el rumbo diferente
al que tiene un color de golondrinas.

Voy a sellarme los labios con olvido
y a pegar en la arena las nubes con saliva,
tú, degüellas la tarde con palomas verdes
a los pies de tus ídolos ingratos.
¡Ándale, putilla marihuana, llora;
dale vueltas al manubrio del armonio y canta!

Ay, de vio, abí, de bicá,
lalalá;ay, ay, ay, de vio abí,
de bicá.
Lejos allá...









ELSA MORALES NARANJO [10.821]

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ELSA MORALES NARANJO 

(Bocanasa, Morón, Provincia de Camagüey, Cuba,1941) Profesora de Español y Literatura. Laureada en múltiples ocasiones en certámenes de carácter nacional y provincial , entre los primeros se encuentran: Frank País (1997), 3 de Diciembre(2008), Rubén Martínez Villena (1997 y 2008), mientras en los segundos se  encuentran Premio de la Ciudad en poesía (1987)  y en poesía para niños (1999), Premio UNEAC en poesía para niños ( 2001).Obras publicadas en tabloides y revistas, entre ellas Verde Olivo,  Resonancias, Viajera Peninsular, en el Blog Synergos y en la antología del centro del Perú , Hoancayo(1998)Además en la Revista  Digital  Guatiní132 y 134 y en el Blog La esquina del tinajón en Miami. La Editorial Ácana publicó:  libro de poesía para niños Caballito, antologada en el libro de  Poesía camagüeyana (2003), libro de tradiciones Del Camagüey legendario al Bayamo redentor  (2012).







INVOCACIÓN POR UN MILENIO

                                Inspirada en la visita del Papa Juan
                                 Pablo II a Cuba en enero l998.

                                 El sembrador es el que siembra la palabra.
                                 Parábola del sembrador, San Marcos 4.l4.




I  
                                                     
Suenan campanas por los suburbios,
despertando el caos agónico del corazón,
en tanto, yo busco la quimera perdida en la rama del maíz.

Señor, la cebada espera por la ciega,
mientras tú clavado en la cruz miras al cielo, solo,
abandonado.
Suenan,
suenan campanas,
resuenan sofocando el silencio,
y allá en el cielo, la esfera gira tras lo infinito,
avanza en penumbras,
el arcoiris se desata en sollozos
 ¡Haz el milagro!.
 ¡Que venga la vendimia!
 En la caricia de las uvas se cuece mi unicornio
  


II

Alrededor de la ciudad se levanta el marasmo,
el lodo sube por las paredes lentamente,
la lujuria se desata en cristales
y el ocaso exprime la naranja.
Señor,
vuelta a la cúpula.
Mira a tu rebaño asido a la tiniebla comiendo los mendrugos.
¡Vierte la copa!
Derrama tu savia en el corazón de los rufianes



III

Las sandalias caminan por los tugurios,
reclaman trigo y centeno para tu pan,
reparten la semilla,
 muestran a los incautos los trillos del despeñadero,
atan manojos de violetas con cintas perfumadas.
La mirra y el aloe tienden sus aromas
y la cetrina piel tuerce su rumbo,
la barca de los días hunde su casco sobre aguas voraces
la ventisca ha clamado en augurios
y la tierra pide brazos para un nuevo adviento.
¡El alma de un niño espera temblorosa!



IV

Hebras de plata recorren los portales,
mientras la voz se derrama en la orgía:
¡Bendito el pie que se hunde en el surco
y los dedos que entre las hojas  acarician la fruta!
¡Bendito el que defiende la raíz y el tallo
para que la copa se expanda hacia las nubes!



V

Desde la mesa el jugador alienta una sonrisa,
retuerce su doblez, confía en sus fichas,
la prostituta desbanca a su cliente
y la carne a carcajadas goza el convite.
En tanto, el soplo de tu brisa se detiene en silencio…
Ante tu pisada el lagarto frunce la cola,
cambia los rumbos de su madriguera
y el lobo merodea en su andar afilado.
Seca está la paja y la yesca a punto:
Flamea tu palabra sobre rostros sin luz,
derrota los oscuros,
inflama en alicientes el alma del mendigo.



                           …ve por las plazas y las calles de la ciudad, y  trae
                           acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
                           Parábola de la Gran Cena, San Lucas 14.21.



I

Suenan campanas por los suburbios…
Resuenan convocando al hambriento,
a los asustadizos,
a los indiferentes,
a los atrapados en la luminosidad de sus vidrieras,
en sus cajas de Pandora.
_El ángel de la verdad tiene las alas quebradas,
mas la planta del justo otea los caminos,
rastrea su hilo de Ariadna,
su arca de Noe.
Un ave canta a su alrededor,
su trino se expande:
es luciérnaga en la noche.
Tu verbo milagroso despierto está en los bosques,
allí muestras tu universal melodía,
deshaces la impudicia
y de la hojarasca brota el manantial.
La esmeralda de los siglos gotea en tu cabeza.



II

_¡Ven!, -siguen tocando –
alístate a mi ejército de paz,
a mi bastión de amor,
a mi trono de alegría
a esta piedra filosofal.

Alístate, no temas,
riega mis granos y nacerán espigas,
planta la rama y parirá el árbol,
vierte tus aguas en el surco,
báñalo con el sudor de tu cuerpo,
con el oro de la paciencia.

Oirás entonces
el  canto de las raíces en lo profundo de la tierra.
Y se hará el prodigio:
Se abrirán las puertas de un nuevo paraíso.



                                                 
                                              
                                 …La piedra que los edificadores desecharon  
                                 ha  venido a ser la cabeza del ángulo.                                                                                                                                                                                                                             
                                 La piedra viva, San Pedro Apóstol 2.7.




Una alfombra tejes ,Señor,

un tapiz,
en sus urdimbres trenzas hilos que conjugan las historias.
Firmes son tus puntadas en el telar.
Lograrás la obra que ensalzará los pasos del hombre:
Plena de iridiscencia resplandecerá tu huella.



II

El hombre engendró las horas,
                                        los minutos
                                                    y  sus tempestades
gira en el vórtice del tiempo:
                                         en la agonía de la ciudad,
                                                               en su marginalidad sucumbe:
 La ciudad es lámpara que quema.




III

Ven , atolondrado,
y tú también, vicioso,
goza la fragancia de esta fruta colmada de esencias,
de gratas sensaciones que no socavan el pedestal de la virtud,
su Arco de Triunfo.
Ven a la Tierra Prometida,
a su aquilón de luz,
a su fuerza generatriz.
La verdad está en lo infinito del cielo,
en lo alto de la montaña,
en el quehacer de los campos.
Oye como canta a través de los tiempos.



IV

Suenen,
                   suenen,
despierten  los suburbios,
conviden a los olvidados,
a los parias de espíritu,
a desatar el nudo gordiano,
a engendrar la Nueva Era
que romperá la cuerda de los relojes
con su naciente corazón de diamante.












SINFONÍA DE MINERVA PARA ATRAER PALOMAS

Cuando vuelva otra vez a estas regiones
quiero venir cristal de tiempo
para transparentar raíces,
locos insomnios de mi abuela 
frustrada en su amor de plenilunio,
amapola sedienta,
quiero,
además,
venir violeta por cuentos traspasada,
anciana y joven en la historia trunca
de Luz y de Josefa,
ancestros de mi piel y de mi alma,
ventanas
hacia el surtidor de mis mujeres,
para después,
volcar sus decepciones y sus culpas
y arrebolarme en sol hacia el futuro.

Cuando vuelva otra vez
quiero venir Gertrudis,
con moño y con sombrilla,
encaje y perla
y mi pañuelo fino,
en zapatos de punta estilizada,
difundida en una casa antigua
de jardín y arboleda,
de fuente y de ganado pastando en la sabana.

Y venir campesina
en monte envuelta,
con un hacha de amor arar los surcos
repartiendo semillas,
para luego atrapar las primaveras
con las mieses del tiempo
entretejidas
sobre mis sienes blancas.

Y nacer embeleso entre flores del Tínima
hilando con Ignacio sonatas y poemas,
palpitar en sus brazos
reviviendo El Idilio,
y en las noches de luna
ungir con mis ternezas a querubes sedientos
y embeberme en oasis de patios y tejados.

Y tornar Luisa Pérez,
campanilla,
rocío,
gozo del bosque,
a tejerme en olores con Zambrana,
a expandirme lirio en mis retoños
y libar entre versos y nelumbios
el río creador,
para entonces,
licuarme en transparentes óleos
sobre el verde palmar.

Regresar Celia
entre la niebla pura,
capullo en cruz del Cauto,
mariposa,
a quebrar la penumbra.
Venir raudo arcoiris
caminante
a abrir con mi perfume la mañana.

Cuando vuelva otra vez,
quiero venir Gabriela
con las rotas sandalias
de andar cantando rondas
y deletrear cartillas de pan vivo
a los indios sin luz
y así solear  de amores mi vientre solitario.

Y venir Edith Piaf,
de arrabal y suburbio,
envuelta en el hechizo de su voz desgarrada,
bronco arpegio de gorrión doloroso,
a reunir a la infancia de todas las naciones
y cantar
y cantar
y cantarle a los niños.

Penélope volver,
engarzando en el hilo
minutos,
horas,
sueños,
bordando el rostro vivo de mi Ulises,
destejiendo en la noche
el tiempo,
la distancia,
para que retorne el mirto de su olor
y hundirme así en la fiesta destrenzada en sus brazos
a beber de su cuerpo el fuego y la pasión.

Volver,
volver Indira,
flor del cedro de paz,
desgajada en las aguas del Ganges,
estela misteriosa sobre el Asia de Gandhi,
Himalaya,
profetisa del ser y el no ser.
Regresar esmeralda del llanto,
de tu pueblo
la eterna sultana.

Quiero venir Teresa,
repartida en los pobres de Calcuta,
embebiendo su acíbar y sus llagas
con mi manar de miel,
para en dulzor,
unir castas y credos
y alzar al Universo excelso himno
de esperanza y de fe.

 Y venir Valentina,
nadando entre los astros de la noche
a mirar con la aurora
el esferoide azul que me dieron por Patria
y llenarlo de sueños con flechas de galaxias
destilando justicia
en efluvios de azahar.

Retornar Santa Juana de América
y volver Juana de Arco de Francia,
a envolverme en un manto de nieve,
a luchar por un mundo sin armas.
Regresar Juana loca de amores
para andar los caminos de España,
como un Hada volar
a fundirme en la esencia del hombre
para dar frutos puros al siglo
que vendrá con la paz constelada.

Cuando vuelva otra vez,
quiero venir,
bahía,
y tierra,
y luz,
raíz,
quiero venir mujer.







CARLOS NEJAR [10.822]

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CARLOS NEJAR

Luís Carlos Verzoni Nejar, más conocido como Carlos Nejar (Porto Alegre, BRASIL 11 de enero de 1939 ), es un poeta, novelista, traductor y crítico literario brasileño, miembro de la Academia Brasileña de Letras y de la Academia Brasileña de Filosofía.
Uno de los poetas más importantes de su generación, Nejar, también llamado "el poeta de las pampas brasileñas", se destaca por la riqueza de vocabulario y el uso de la aliteración, que hacen que sus versos música. Fecha de lanzamiento de su primer libro, Sélesis en 1960.


Obras 

Poesías:

Sélesis - Livraria do Globo, Porto Alegre, 1960.
Livro de Silbion - editora Difusão de Cultura, Porto Alegre, 1963.
Livro do tempo - editora Champagnat, Porto Alegre, 1965.
O campeador eo vento - editora Sulina, Porto Alegre, 1966.
Danações - José Álvaro Editor, Rio de Janeiro, em 1969.
Ordenações , editora Globo em convênio com o Instituto Nacional do Livro (INL). Prêmio Jorge de Lima, Porto Alegre, 1971.
Canga (Jesualdo Monte), editora Civilização Brasileira, Rio de Janeiro, em 1971.
Casa dos arreios - editora Globo, em convênio com o INL, Porto Alegre, 1973.
O poço do calabouço, coleção "Círculo de Poesia ", Livraria Moraes Editores, Lisboa, 1974. Prêmio Fernando Chinaglia, para a melhor obra publicada no ano de 1974, pela União Brasileira de Escritores, Rio.
O poço do calabouço, editora Salamandra, Rio de Janeiro, 1977.
De sélesis a danações, editora Quíron, em convênio com o INL, 1975.
Somos poucos, editora Crítica, Rio de Janeiro, em 1976.
Árvore do mundo, editora Nova Aguilar e convênio com o INL, 1977, Prêmio Luíza Cláudio de Souza, do Pen Clube do Brasil, como melhor obra publicada naquele ano.
O chapéu das estações, editora Nova Fronteira, Rio de Janeiro, 1978;
Três livros: O poço do calabouço, Árvore do mundo e Chapéu das estações, num só volume - Círculo do Livro, São Paulo, 1979.
Os viventes, editora Nova Fronteira, Rio de Janeiro, 1979.
Um país o coração, editora Nova Fronteira, Rio de Janeiro, 1980.
Obra poética (I) - (Sélesis, Livro de Silbion, Livro do Tempo, O Campeador eo Vento, Danações, Ordenações, Canga, Casa dos Arreios, Somos Poucos eo inédito, A Ferocidade das Coisas), editora Nova Fronteira , Rio de Janeiro, 1980. Prêmio Érico Veríssimo, Câmara Municipal de Porto Alegre, 1981.
Livro de Gazéis, Moraes Editores, "Coleção Canto Universal", Lisboa, Portugal, 1983; Editora Record, Rio de Janeiro, 1984.
Os melhores poemas de Carlos Nejar, editora Global, São Paulo, 1984.
A genealogia da palavra (Antologia Pessoal), editora Iluminuras, São Paulo, 1989.
Minha voz se chama Carlos (Antologia), Unidade Editorial, Prefeitura Municipal de Porto Alegre, 1994;
Amar, a mais alta constelação, Livraria José Olympio Editora, Rio de Janeiro, 1991, Troféu Francisco Igreja, da União Brasileira de Escritores, Rio.
Meus estimados vivos (com ilustrações de Jorge Solé), Editora Nemar, Vitória, ES, em 1991.
Elza dos pássaros, ou a ordem dos planetas, editora Nejarim-Paiol da Aurora, Guarapari, ES, 1993.
Canga (Jesualdo Monte), edição bilíngüe (espanhol e português), tradução ao espanhol de Luis Oviedo, editora Nejarim-Paiol da Aurora, Guarapari, ES, 1993.
Simón Vento Bolívar, bilíngüe (português e espanhol), tradução ao espanhol de Luis Oviedo, editora Age, Porto Alegre, RS, 1993.
Arca da Aliança,( personagens bíblicos), editora Nejarim - Paiol da Aurora, Guarapari, ES, 1995.
Os dias pelos dias (Canga, Árvore do mundo e O Poço do calabouço), Editora Topbooks, Rio de Janeiro, 1997.
Sonetos do paiol, ao sul da aurora , LP&M Editores, Porto Alegre, RS, 1997.

Rapsódia

A idade da aurora (Rapsódia), editora Massao-Ohno, São Paulo, comemorando os 30 anos de poesia do autor, 1990.

Personae-poemas

Poemas dramáticos (Fausto, As parcas, Joana das Vozes, Miguel Pampa e Ulisses), editora Record, Rio, 1983.
Vozes do Brasil (Auto de Romaria), Livraria José Olympio Editores, Rio de Janeiro, 1984.
O pai das coisas, L&PM Editores, Porto Alegre, RS, 1985.
Fausto, edição. bilíngüe (português e alemão). Tradução ao alemão de Kurt Sharf, editora Tchê, Porto Alegre, 1987.
Miguel Pampa, editoras Nemar e Massao-Ohno, Vitória e São Paulo, em 1991.
Teatro em versos (reunião num volume, com prefácio de Antônio Hohlfeldt), de Miguel Pampa, Fausto, Joana das Vozes, As parcas, Ulisses, Fogo branco (Vozes do Brasil), O pai das coisas eo inédito Auto do juízo final ou Deus não é uma andorinha, edição da Funarte, do Rio de Janeiro, 1998.

Prosopoemas

Memórias do porão, livraria José Olympio editora, Rio de Janeiro , 1985.
Aquém da infância, editora Nejarim - Paiol da Aurora (comemorando os 35 anos de poesia), Guararapi, ES, 1995.

Infanto-juvenis

Jericó soletrava o Sol & As coisas pombas, editora Globo, Rio de Janeiro, 1986.
O menino-rio, 2a edição, editora Mercado Aberto, Porto Alegre, RS, 1985.
Era um vento muito branco, editora Globo, Rio de Janeiro, 1987. Prêmio Monteiro Lobato, da Associação Brasileira de Crítica Literária, Rio, 1988.
A formiga metafísica, editora Globo, Rio de Janeiro, 1988.
Zão, editora Melhoramentos, São Paulo, 1988. Prêmio como o melhor livro infanto-juvenil da Associação Paulista de Críticos de Arte, 1989.
Grande vento (com ilustrações de Cristiano Chagas), em forma de quadrinhos, Edições Consultor, Rio de Janeiro, 1997.

Romances (transficção)

Um certo Jaques Netan, Coleção Aché dos "Imortais da Literatura", S. Paulo, 1991, Editora Record, Rio de Janeiro.
O túnel perfeito, editora Relume-Dumará e UFES, Rio de Janeiro, 1994.
Carta aos loucos, editora Record, Rio de Janeiro, 1998.
Ensaio
O fogo é uma chama úmida (Reflexões sobre a poesia contemporânea), "Coleção Afrânio Peixoto", edição da Academia Brasileira de Letras, Rio de Janeiro, 1995.
História da Literatura Brasileira, Relume Dumará, Rio de Janeiro, 2007.

Antologias e livros (onde estão incluídos seus poemas)

A novíssima poesia brasileira, organizada por Walmir Ayala, série 2a. Cadernos Brasileiros. Rio de Janeiro, 1962.
La poesía brasileña en la actualidad, organizada por Gilberto Mendonça Teles, Editora Letras, Montevideo, 1969.
Dois poetas novos do Brasil (Antologia com Armindo Trevisan),"Círculo de Poesia". Editora Moraes editores, Lisboa, Portugal, 1972.
Brasilianische poesie des 20. Jahrhunderts (poesia brasileira do século XX), organização, tradução e estudos de Curt Meyer-Clason. Deutsches Taschenbuch Verlag, Berlim, Alemanha, 1975.
Lateinamerika - Stimmmen Eines Kontinents. Antologia da Literatura Latino-Americana, com organização, tradução e estudos de Gunter W. Lorenz Erdmann, Editorial Basiléia, Alemanha, 1974.
Antologia do círculo de poesia (organizada por Pedro Tamen ) , Livraria Moraes Editores, Lisboa, Portugal, 1977.
Cinco poetas gaúchos - Antologia, Assembléia Legislativa do Rio Grande do Sul, Porto Alegre, 1977.
Las voces solidarias (organização e tradução de Santiago Kovadloff). Editora Calicanto. Buenos Aires, Argentina, 1978.
Poemas - tradução de Perez Só , in Poesía n. 42 , Valencia, Carabobo, Venezuela, 1978.
Antologia da literatura rio-grandense contemporânea , organizada por Antônio Holfeldt, vol. 2, L& PM Editores, Porto Alegre, 1979.
World literature today, Formely Books Abroad. Tradução de Richard Preto Rodas. University of Oklahoma, USA,vol. 53, Winte , 1979.
Histórias do vinho - L&PM editores (vários colaboradores), Porto Alegre, 1980.
Tree of the world (antologia), tradução e seleção do Dr. Giovanni Pontiero. New Directions, USA. An Internacional Anthology of Prose & Poetry n. 40, 1980.
Antologia da novíssima poesia brasileira, organizada por Gramiro de Matos e Manuel de Seabra. Livros-Horizonte, Lisboa, Portugal, 1981.
Poems from Canga (antologia), tradução e seleção do Dr. Giovanni Ponteiro, Latin American Literature and Arts. Review nº 28, january/april 1981;
Yoke (Canga) - Jesualdo Monte, tradução de Madeleine Picciotto. Quartely Review of Literature.Poetry Series III. Edited by T & R. Weiss. Volume XXII. Princeton, New Jersey, USA, 1981.
A idade da eternidade, organizada por Antônio Osório. Editora Gota de Água. Porto, Portugal, 1981.
Dieser tag voller vulcane. Tradução e seleção de Kurt Sharf. Verlag im Bauerhaus, Alemanha, 1984.
Poetas contemporâneos, organização e seleção de Henrique L. Alves. Roswitha Kempf Editores, São Paulo, 1985.
Antologie de la poésie bresilienne - tradução e seleção de Bernard Lorraine, Éditions Ouvrières. Dessin et Tolra. Paris,1986.
Savrmena paezija brazila (antologia da poesia brasileira) . Seleção e tradução ao iugoslavo por André Kisil. Kruncsevac - Bajdala , 1987.
Faust (edição bilíngüe português-alemão), tradução de Kurt Sharf. Ed. Tchê. Porto Alegre, RS, 1987.
Anthologie de la nouvelle poésie brésilienne. Presentation de Serge Borgea. Tradução e seleção de Marcella Mortara. Éditions I'Harmattan, Paris, 1988.
A paz - antologia de poetas e pintores, edição bilíngüe português-inglês, Fundação Banco do Brasil e Spala Editora, Rio de Janeiro 1990.
Van der grausamkeit der dinge (A ferocidade das coisas) .Tradução e seleção de Kurt Sharf. Sirene. Zetschrift für Literatur. München, Alemanha. April 1992.
De amar e amor (Sete Poetas), seleção, ilustrações e edição (trabalho gráfico) do pintor Jorge Solé, Vitória, ES, 1993.
The age of the dawn (A idade da aurora), seleção e tradução de Madeleine Picciotto.Quartely Review of Literature. Poetry Series XII. T & R. Weiss, 50th Anniversary Anthology. New Jersey, Princeton, USA, 1994.
Poemas de amor (antologia), com apresentação e seleção de Walmir Ayala. Ediouro, Rio de Janeiro, 1991.
Pérolas do Brasil( Brazilia Gyöngyei), tradução e seleção de Lívia Paulini. Ego. Budapest, 1993.
Brazil issue (International Poetry Review) - introdução crítica, tradução de Steven F. White.Universityy of North Carolina at Greensboro, USA, Spring - 1997.
Vinte Poetas Brasileiros - prefácio, seleção e tradução de Sílvio Castro, Ed. Veneza, Itália, 1997.
Un die brasilianische lyrik der gegenwart (Modernismo Brasileiro). Introdução crítica, seleção e tradução de Curt Meyer-Clason, Edition Drckhhaus Neunzehnhundert Siebenundneunzig, München, Alemanha, 1997.
Antologias (que organizou)
Antologia de um emigrante do paraíso - Antônio Osório. Com prefácio e seleção de poemas. Editora Massao-Ohno, São Paulo, 1981.
Antologia da poesia portuguesa contemporânea (A partir de Victorino Nemésio). Apresentação, seleção de poemas e dados bio-bibliográficos. Editora Massao-Ohno. São Paulo, 1982.
Antologia da poesia brasileira contemporânea (A partir de 1945). Apresentação, seleção de poemas e dados bio-bibliográficos. Prefácio de Eduardo Portella. Imprensa Nacional e Casa da Moeda, Lisboa, Portugal, 1986.

Traduções

Ficções, de Jorge Luís Borges, Editora Globo, Porto Alegre,RS, 1970;
Elogio da sombra, de Jorge Luís Borges (em parceria com Alfredo Jacques), Editora Globo, Porto Alegre, RS, 1971.
Memorial de Ilha Negra (I. De onde nasce a chuva), de Pablo Neruda. editora Salamandra, Rio, 1980. Prêmio de melhor tradução da Associação Paulista de Críticos de Arte.
Cem sonetos de amor, de Pablo Neruda, LP&M Editores. Porto Alegre, RS , 1979.
As uvas eo vento, de Pablo Neruda. LP&M Editores, Porto Alegre, RS, 1980.

Contos

Contos inefáveis. Editora Nova Alexandria, São Paulo, SP, 2012.



DE LA AURORA

- Fundación del Brasil
Versión española y prefacio
Virgilio López Lemus
São Paulo: Ateliê Editorial, 2004
ISBN 85-7480-224-7

“La Edad de la Aurora no podia ser un libro fácil. No está concebido como lectura sentimental o como sola percepción poético-sensorial del mundo, sino que por ser eje del concepto poético capitalizador de la palabra (de otra manera  heredero del de Maiïarmé), reviste complejidades intelectivas. Esta formado por tres libros o por tres poemas largos que advierten componentes épicos junto al  interés lirico primordial. Posee trayectoria, de manera que no sólo importa el  espacio sino también la dimensión temporal. La palabra no resulta una pasiva fuerza  coformadora de la poesía, sino que aparece en su condición activa, descriptiva y a  la par sustancial, sustantiva. El mundo no gira en torno a la palabra sino que es la poesía del mundo la que se desprende o brota de su existencia; la palabra conforma y deforma, redime y mata, tiene cualidad per se en tanto poesia. Carlos Nejar no  teme entroncarse con el mundo expresivo surrealista, con el lenguaje a veces profético y otras declarnatorio, con los mensajes intimistas del amor en medio de la condición social del hombre. Formalmente, pareciera poesia "tradicionalista", incluso si esa tradición viene de las vanguardias, sobre todo en Brasil, tierra del auge de la poesía visual y de otros formalismos del siglo XX. Pero el poeta Nejar sabe ir  más allá del aliento de las formas, que, por tales, son externas, para buscar esencias  que, por serlo, implican interioridad, ánimo de exploración de lo que está detrás  de las apariencias de la realidad. Todo esto conduce a la conformación de un  discurso poético complejo, que pasa de la sencilla estructura gramatical a la  tropologizacin que por momentos oscurece el lenguaje, lo hermetiza.   VIRGILIO LÓPEZ LEMUS

Apresentamos apenas alguns fragmentos desta obra excepcional de Carlos Nejar, com um convite para que visitem o livro original, inteiro, na certeza de que apenas a leitura completa será capaz de revelar a riqueza da criação do poeta que hoje figura entre os membros da Academia Brasileira de Letras.



IV   SERAFÍN Y ALBA

1.

Serafín miraba
                            la noche
                                               velera.

Y las áncoras lémures
                            se oxidaban.

Un racimo de nieblas tintas
mezclando   las huertas
de labios mudos.

La Palabra, fosforece.
                  Verde.
Como si trancase

         a la primavera.
En el olfato.

Y amar poseía
los girasoles todos
en el habla.

Allí, la noche no conversaba.

Ni mordía
                   los higos-fonemas.




2.

Comenzó a hacer agua
                            la noche,
quilla
         fondeando.
La popa en su nariz
metido
         en el cuello
de cielos     bebidos,
tenía los   pies
hinchados.

Y atraviesan a la isla,
desmayándose.
Perdiendo
sangre.




3.

Serafín, por el trinar
de la selva,
                   advertido:

la muerte allegándose.
Escuchaba a sus zapatos
viejos.

Y a las solteronas dunas.
Vio toda la muerte.



4.

Una operación contra el enemigo.
¿Árbol   a   ser
talado?
Zángano-viento
                   ¿era de noche?
¿Dónde hay caballos-resuellos,
mayores que ella?

¿La derribada con el hacha,
la sierra?
¿de zorra?

En la Palabra, la puntería.
Libertad,
         ¿también árbol?
¡La dice!




5.

Nombrar a la muerte
por el inerte nombre.

Serafín ordenó,
(la garrocha-vocablo
apuntada):
“¡Yo te deshago!”

Por la Palabra,
veía a la muerte
enloquecer,
iba dejando
las fuerzas.
Como si largase fuera
las ropas.

Tumbaba a la muerte
descalza.
Y de espaldas.
  





Extraídos de
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BRASILEÑA
Org. y traducción de Xosé Lois García
Santiago de Compostela: Edición Loiovento, 2001.


                                                               DE LARGO CURSO

                                               Para Elza

                                      Mi alma descansa
                                      en tu alma,
                                      donde la luz está jamás
desactivada:
es un navío de largo
curso por el agua.

Redonda la luz y nosotros
atracamos en la desembocadura
con el fondo sosegado.
En mí revives
y amándote, yo revivo.

Melhores Poemas, 1997






EL CIEGO DE LA GUITARRA
(GOYA)

Ciego con ojos
y muerto. Ciegos
los oídos. Con los ojos
de remoto recuerdo.
Nariz curvada y muerta.
Sombrero ladeado
y muerto. Bajo la capa
mortaja.  Muerto
muerto muerto.

Pero la guitarra
salta, la guitarra
letrada y casta
mana la alegría
de un pueblo
alrededor.

La guitarra es el ciego.
La guitarra es el ciego.
La guitarra tiene los ojos
ardientes.

Melhores Poemas, 1997






A LOS AMIGOS Y ENEMIGOS

De amigos y enemigos
fui servido,
ahora estamos unidos,
prendidos al destierro.

Nunca fui el escogido
donde los dioses me pusieron.
Ni soy de ellos, soy mío
y de los íntimos infiernos.

No.
No me entreguen a los muertos,
los hijos que me parieron
y plasmé con mis remordimientos
en su mágico convivir.

De amigos y enemigos
fui servido
y con tan rematada vida
y alegados motivos,
que al dar con ellos, ya marchara
y cuando dí conmigo, no estaba vivo.

         Donações, 1969.







SABIDURÍA

Nuestra sabiduría es la de los ríos.
No tenemos otra.
Persistir. Ir con los ríos,
ola a ola.

Los peces cruzan nuestros rostros vacíos.
Intactos pasaremos bajo la corriente
hecha por nosotros y nuestro desespero.
Pasaremos transparentes.

Y nos moveremos,
río dentro del río,
cuerpo dentro del cuerpo,
como antiguos veleros.

         Árvore do Mundo, 1977





Contato

Não contratei com a vida.
O que ela me liga
é uma conquista de viver,
é uma fúria aprendida,
mas que gosta de ventar em mim.

Nunca segui cláusulas,
normas de existir.
Deixo que outros as cumpram
ou descumpram,
em artigo de morte ou vício.
Deixo que os contratantes
tentem apanhar a vida
em desídia;
ou busquem leva-la
aos ombros, na garupa
dos próprios escombros.

Não contratei com a vida.
Se ela me deu temores, desespero,
não me queixo, nem combato.
Não uso a legítima defesa
para impedir seu parto;
que ela nasça em mim,
cresça e se desfaça 

Culpa não tenho
deste amor em desgraça,
deste amor sem casamento,
padrinhos, festas oficiais
e oferendas.

Não contratei;
o estado de graça
é castigá-la
com merecimento,
desamarrá-la das horas,
matá-la em nós.
E continuar vivendo.





Retorno

Voltei da morte,
órfão.
Desci as escadas
do empório;
entre os móveis
e os suspensórios,
minha alma escorre.
Que alma?

Voltei da morte;
nada enxergo
senão a vida;
nada receio
de seus conselhos.
Tudo me intriga
e sou tão velho
nesta medida.

Voltei da morte,
tão cheio de arte
e de requintes
que todo afinco
no amor é parte.

Voltei da morte.
Larga a viagem
de meus confrontos.
Espelho torto,
vejo-me nela.
posta num canto.

Que alma é esta,
feita de engodos
e de florestas?
Nascida há pouco,
morta num pasmo,
ressuscitada,
deixada ao largo?

Voltei da morte,
voltei a salvo
do julgamento
e outros contágios,
achando em tudo
diverso modo,
diverso enleio
e o parentesco
vazio de enredo.

Voltei da morte
tão estrangeiro
na sua ordem,
descontraído,
míope no esforço
de compreendê-la,
estando morto.

Voltei, a tempo
e, a contragosto.





Crença

Ainda serei eterno.
Não sei quando.
Sei que a sombra se alonga
e eu me alongo,
bólide na erva.

Ainda serei eterno.
Tenho ânsias cativas
no caderno. Cortejo
de símbolos, navios
e nunca mais me encerro
no meu fio.

Ainda serei eterno.
O mês finda, o ano,
o recomeço.
E o fraterno em mim
quer campo, monte, algibe.
Mas sou pequeno
para tanto aceno.

Metáforas me prendem
o eterno
que se pretende isento.

Numa dobra me escondo;
Noutra, deito.
Os nomes me percorrem no poente.
Sou sobrevivente
de alguma alta esfera
que saia de si mesma
e é primavera.

O eterno ainda será viável
como o sol, o dia,
o vento;
misturado ao que me entende
e transborda.
Misturado ao permanente
que me sobra.







 
De
Carlos Nejar
CANTICUS
Jaboatão, PE: Editora Guararapes – EGM, 2006.
sanfonado, s.p. .
Longo  poema com 388 versos, em edição especial.


 CANTICUS
(fragmento do poema)

As coisas vêm
quando mais
as flores vêem
com a vistas dos mortos
nos jacintos,
de cuja natureza
verdeceram:
do húmus
para fora,
no tangível.
E Deus sabe
vir
mais lento,
mais preciso.
E as coisas
vêm e flores,
cílios são
do paraíso.
E amor te posso
ver,
porque há paixão
ao nível de tuas plantas
e das grandes raízes. De resto
inteiro, o teu amor
me sabe e venho,
vou e as flores
Vêem dos olhos
o rumor de Deus.
Que sabes, tu,
Informe chão,
que nada sabes,
nem guardas
– mesmo a sombra —
do viajor?

(...)






CARLOS NEJAR - UM VIVENTE FABULOSO


OS VIVENTES  é uma obra incomum, feita de almas encantadas deste Tempo e de outros Tempos, com sotaque bíblico e imagético, a reescrever nomes etéreos e reais, personagens e personalidades, seres anímicos e existentes, em uma esfera erudita e tocante.

Carlos Nejar é um bárbaro intelectual, vocacionado por um dorso elevado. O colosso de sua escrita é um verbo mágico, que conduz os fogos da melhor palavra.

Os belos Poemas Nejarianos  estão distribuídos em uma Tábua, onde encontramos dez fissuras sagradas: ANEL DE VENTO; ARCA DA ALIANÇA; OFÍCIOS TERRESTRES E DIVINOS; ENTRE O BEM E O MAL: BALDEAÇÕES; CAVERNA DE ARTISTAS E BUFÕES; A NAU DOS INSENSATOS; O CORO DOS VIVENTES; LIVRO DAS BESTAS E DOS INSETOS; A CASA DOS NOMES; e TERMINÁLIA, OU MINUDÊNCIAS.


Ainda voltarei a estes campos,
a este chão, ao zumbido
das abelhas pelo tempo
querendo voejar e nelas preso.

Ainda voltarei aos meus viventes
para vê-los andar comigo
às faldas da montanha.

Ainda voltarei: os mortos sabem
soluções piedosas
e as murmuram de ouvido.







DAVI, O REI

Um dia desterrado, chorei
- rosto no chão. Fui
perseguindo
os sulcos pela rocha,
palmilhei
os rastros todos,
para os refazer
na vontade maior.

E preferi cair 
na mão de Deus,
que às mãos dos homens.
Nele guardei o coração
como semente.

Que pode
a velha morte
sobre mim?








CRISTO

Tu nos dividiste.
A tua chegada
precipitou
a agonia.

Chegaste,
o coração saindo
de um fulgor invisível.
Era cedo, tarde.

O mundo acelerou
sua agonia. As 
passadas iam
e voltavam.

Tu nos dividiste.
Tem o amor
estigma, cicatriz
fenecida?

Tem sinais
cambaleantes?
Dividiste
a agonia.







O PROFETA

Ias conhecer a vida eterna
e nem te concedeste liberdade.
Nem aos pósteros.
Foste o que sumiu.

Depois da vida eterna
o que sobrava
das provisões
de um homem provisório?

Não pudeste
jamais te conceder
o habitável
Deus.








PROFETA DO RIO SENA

Um tocador de flauta
junto ao Sena, profeta
da Jerusalém
errante, com barbas
nazarenas.
E ao som da flauta
reúne águas-ovelhas.
São raros os profetas
num tempo devastado.








DIEGO FRONTEIRA

Viu que era alguém
mas não sabia.
Sentia um pouco
de frio, um leve
assombro.
Como se brotasse
repentinamente
de um tempo ileso,
subterrâneo, quieto.

Dois anos e meio
se passaram
nessa alucinação.
Ou agonia
de não saber
explicar
que espécie
de beleza
presenciara.

E não podia
revelar
essa estranheza.
Porque ninguém
acreditaria
e simplesmente
entrara no limite.

Ultrapassá-lo
seria começo
da morte,
começo
de uma estranheza
ainda mais alarmante.
E terrível.
E não possuía
mais memória.





Em trinta anos, CARLOS NEJAR escreveu a "Comédia Humana" em OS VIVENTES.




LEGENDA DO NILO (Paul Klee)

Fiquei criança de repente.
E desenhei barco, remeiros,
navio, velas, peixe, arbusto,
letras, a água de azuis mudando,
bússola de solfejos e olhos, olhos,
cílios de rupestre linguagem
sobre a rocha: de ancestrais e mitos.
Pintar não é gravar-se, até o infinito,
de um letrado abismo? Não
é associar-se ao menino que grifou
de fábulas o rio Nilo da infância?
E a caligrafia tem cometas, os sinais
e nascença de uma civilização
mais argilosa na alma.







A MULHER E O PÁSSARO (Joan Miró)

O pássaro floresce
da mulher,
e a mulher,
do pássaro.
E ela voa
para a árvore,
voa azul,
e o pássaro
na mulher
vai planando.
Depois ela
é pássaro,
e o pássaro, mulher.
E ambos
pousam juntos
um no
outro.
Continuando
o mesmo voo
da árvore
para dentro
da terra, mulher.

E o pássaro entrou no céu
da árvore. Como se
a mulher toda
cantasse no pássaro
a escuridão de um
firmamento sozinho.








Não guarda ordem,
por serem os viventes
de um só tempo: assombro.
E hibernaram na estação
espessa. E um por um se
gasta na verdade, com
severa limpidez, que arde
no inventar o possível.
É insensato o nível
da maré, insensata
a nave, em que todos,
de pé assistem ao
navegar do juízo.








INSCRIÇÃO NA TUMBA DE SAFO

Flutuei de amar. Não
posso isolar do nada
a criatura, se só o verso
pode ser o mar e eu,
a onda nua.








NA ESTRELA DE KEATS

Minha virtude é estar
onde não pude
e a água me escreveu.







A SOMBRA QUE FOI JORGE LUIS BORGES

Sonhei que acordava com teus olhos
e durmo sabendo que eles são
apenas uma lâmpada que dorme.
Até quando teus olhos dormirão?







RAINÃS

Vi pousarem
as rainãs.

Aves que existiam
a partir
de nossos sonhos.

Dávamos um nome.
E eram os nossos
sonhos.








O HIPOPÓTOMO

É um pótamo de música
sobre as patas, um pote
de abelhas croatas
se locomovendo
enorme na colmeia.
Os olhos com os favos
se grudando às orelhas.

Lote de gaivotas
sobre o hortalício
lombo.

E se a morte tivesse
um outro ofício,
seria portentosa
e hipopótama.








O CAVALO E EU

Nos abraçamos
o cavalo e eu,
como se o começo
da escuridão.

Ou sua cabeça
roça nos meus ombros.
Ou ao meu peito
se achega em balbucio.
De amor me olha.
Dois num corpo,
ao galope. De que
lado a infância
nos arreios?
E toda a sua dor
vai devagar
mordendo
o humano
freio.






Pousai almas furtivas,
almas nobres. Se a morte
a tudo sorve: nome,
número, traço.
A lápide é mais viva
que os mortos.







Fundei este pampa com palavras.
Não foi o que vivi, que está distante.
E se amei, hoje apenas tenho diante
de minha face campeira, a sua, ignota.
Jamais o tive assim, quando a derrota
parece consumir, sendo vitória.
Porque não pousam luas na memória,
nem ginetes, nem golpes de batalha.
Se ao amor acresci, esta montanha,
não é por existir que se confunde.
É por não me ver, quando estou perto.
E por não me sentir, quando estou dentro.
O pampa que fundei, cheio de vento,
conhece este seu filho de gerúndios
passando pela porta, como os símbolos
na soleira do poema e lá no fundo.
E não lhe satisfaz que tanto o cante,
tendo maior o canto que o infortúnio.
Os que me perseguiram, foram todos
debaixo do silêncio, o mais implume.
E minha voz se ouve, volto ao pago,
de outra forma, que não pelo azedume
com que cada vez o visitava.
Como o cavalo que não tem afago
e apenas remorso de grandeza.
E o que fundei não se sujeita à lei,
salvo a que faz perfeita a natureza
e os planetas e estrelas.
Nenhum poeta antes amou, pampa,
a tua tessitura, como eu, ou buscou
resplender-te em pleno céu,
mesmo que só tivesse o desespero.
E o pampa da palavra, pampa de água,
de colinas e plagas sublevadas,
adormece comigo, dorme, dorme.
Até quando eu partir e levantar-me.








Viventes, eu vos sou agradecido.
Se não me amásseis tanto,
como então terminar minhas vertigens?
E amor retiro da palavra posta em febre.
Cavei a humanidade até o cimo
de seu próprio equilíbrio.
Não separei o humano do divino,
por ter cada palavra em cada coisa
a sombra do que pode haver vivido.
Viventes, sou também
o que não foi e até será julgado,
a mover-se, cumprido,
o vosso respirar, comparsa, alado,
entre gemido e andar,
que aqui vos tem servido.
Com o intocado nome, entre sal
e abismo, Carlos Nejar.






JOSÉ REVUELTAS [10.823]

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José Revueltas

José Revueltas Sánchez (Durango, 20 de noviembre de 1914 — Ciudad de México, 14 de abril de 1976) fue un escritor, guionista, activista político y teórico marxista mexicano.

José Revueltas nació en la ciudad de Durango el 20 de noviembre de 1914 y murió en la Ciudad de México el 14 de abril de 1976. Sus restos se encuentran en el Panteón Francés de la Piedad. Perteneció a una familia de talentosos artistas que destacaron en diversos ámbitos de la vida cultural mexicana. Su hermano Silvestre (1899-1940) fue un importante compositor, perteneciente a la etapa del “nacionalismo”; Fermín (1901-1935) fue un pintor prolífico, perteneciente al movimiento pictórico conocido como estridentismo, a pesar de su temprana muerte. Rosaura Revueltas (1910-1996) fue actriz, bailarina y escritora. Su participación más destacada en el cine fue en la película Salt of the earth (La sal de la tierra) de 1954, del director Herbert J. Biberman. Cuando José Revueltas tenía seis años, la familia se muda a la ciudad de México. Era el año de 1920. Llegan a la colonia Roma, primero, y después pasan a la Doctores. José estudia en el Colegio Alemán hasta el cuarto grado; después lo hace en una primaria pública: la familia padece una crisis económica debido al fallecimiento del padre, José Revueltas Gutiérrez, en 1923. En 1925, antes de concluir el primer año de secundaria, Revueltas abandona los estudios y se educa de manera autodidacta en la Biblioteca Nacional. Cuatro años después, participa en un mitin en el Zócalo. Es apresado y, acusado de sedición y motín, enviado a una correccional. Es liberado bajo fianza seis meses después.

José Revueltas sufre, aparte de su primer encierro en la correccional, tres encarcelamientos más en su vida. En 1932 es enviado de julio a noviembre a las Islas Marías; en 1934, después de organizar una huelga de peones agrícolas en Camarón, Nuevo León, vuelve a ser enviado allí, donde permanece hasta febrero de 1935. El encarcelamiento más conocido es el de 1968. Con motivo del movimiento estudiantil Revueltas es detenido en noviembre de ese año y posteriormente condenado a 16 años de prisión en Lecumberri; es liberado bajo palabra después de dos años de encierro.
Una vez concluida su condena y con problemas de salud se dedicó a dictar conferencias, impartir clases de cine en Estados Unidos, ofrecer entrevistas, y a seguir escribiendo. La recopilación de cuentos Material de los sueños ofrece un caleidoscopio de los más variados temas, que abordan profundamente la condición humana desde la particular perspectiva del autor.
La literatura revueltiana abarcó la novela, el cuento, el drama y también (aunque en menor escala) la poesía. Acerca de ella afirmó:
Practico la poesía, pero muy en privado, y me parece un arte muy elevado para que pretenda uno siquiera poderlo hacer.
Sobre la literatura ofreció infinidad de opiniones, así como teorías para el análisis literario. En una ocasión dijo:
mi vida literaria nunca se ha separado de mi vida ideológica. Mis vivencias son precisamente de tipo ideológico, político y de lucha social.
El corpus literario revueltiano inicia en 1941 con la publicación de Los muros de agua; en 1943 sigue El luto humano, con el que gana el premio nacional de literatura. Con respecto a estas novelas, en entrevista con María Josefina Tejera, quien le pregunta si había recibido autorización del partido comunista y cuál fue la reacción del mismo ante éstas,Revueltas contesta:
La primera novela no era suficientemente ideológica o política, y por lo tanto no llamó mucho la atención. La segunda sí estaba muy cargada de contenido ideológico, o político, pero porque tuvo cierto éxito me fue perdonada por los del partido. 
A las obras anteriormente citadas siguen Dios en la tierra de 1944 y Los días terrenales, de 1949. En ese año también presenta su obra de teatro El cuadrante de la soledad. Ambas obras reciben fuertes críticas, mismas que obligan a Revueltas a retirar Los días… de las librerías:
Como el ataque de los marxistas era muy violento—le dice a María Josefina Tejera—, la reacción guardaba silencio, esperando que yo fuera a entregarme, puesto que me estaban considerando como suyo. Pero para mostrar que se confundían y evitar equívocos, retiré mis obras de la circulación. No abdiqué. El propósito que me hice fue el de estudiarme a mí mismo, lo cual me resultó muy bueno, porque me volví más antiestalinista y más antidogmático. 
En 1956 publica En algún valle de lágrimas. Al año siguiente sale a la luz Los motivos de Caín. De 1960 es Dormir en tierra. En 1964 publica Los errores. Su encarcelamiento en Lecumberri, en el año 1968, le inspira para escribir El apando, publicado en 1969. En 1974 escribe Material de los sueños, su última obra literaria.
De su producción teórico-política son tres las obras que enmarcan su pensamiento. En 1958 escribe México: una democracia bárbara, libro donde denuncia al cerrado y contradictorio sistema político mexicano. En 1962 publica Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, donde argumenta la necesidad de que el proletariado cuente con un partido que verdaderamente represente sus necesidades de clase. Por último, en México 68: juventud y revolución, Revueltas nos ofrece las vivencias, cartas y manifiestos que produjo el movimiento estudiantil que desembocó en la tristemente célebre matanza del 2 de octubre en la Plaza de las tres culturas. A esta producción se suman, además, tres tomos de sus escritos políticos, así como Cuestionamientos e intenciones, colección de ensayos donde habla acerca de la teoría literaria, la teoría estética y la teoría marxista del conocimiento.
José Revueltas se casó tres veces. En 1937 con Olivia Peralta, en 1947 con María Teresa Retes y en 1973 con Ema Barrón Licona. Finalmente, el 14 de abril de 1976, a la 1:30, fallece de una "asistolia, decorticación cerebral post-paro cardiaco". Es inhumado el 16 en el panteón francés de la Piedad. 

Opiniones acerca de José Revueltas

Octavio Paz

Octavio Paz, en su Posdata, escribió acerca del movimiento estudiantil de 1968 y el parteaguas que llegaría a significar la matanza del 2 de octubre. A propósito de los cientos de muertos y aprehendidos por el gobierno, escribió en nota a pie de página:
Todavía están en la cárcel 200 estudiantes, varios profesores universitarios y José Revueltas, uno de los mejores escritores de mi generación y uno de los hombres más puros de México.

Vicente Leñero

Entrevistado por Armando Ponce en 2001, Vicente Leñero refirió las influencias intelectuales de su generación. Entre otros autores, mencionó a Revueltas, de quien afirmó:
Revueltas aparece como una figura constante, presente, no tan suficientemente valorada, pero que se permitía hacer ensayos políticos dentro de las novelas como Los errores, se echaba unos rollos terribles pero que funcionaban muy bien. Revueltas es una figura también como de puente, por lo menos lo leíamos mucho, lo admirábamos mucho. 

Carlos Monsiváis

Carlos Monsiváis, al hablar de la literatura de Revueltas, afirma:
La vida de Revueltas es casi la de uno de sus personajes, probablemente el más poderoso. Atado siempre a la idea de la militancia, convencido de que la revolución es la meta imposible y necesaria, Revueltas padece cárceles (dos veces en las Islas Marías), vive en circunstancias muy difíciles, se incorpora en 1968 al movimiento estudiantil y va a la prisión de Lecumberri. Siempre, se niega a transigir.”

Jorge Ruffineli

Jorge Ruffineli, en la “introducción” a Conversaciones con José Revueltas, nos dice:
Aunque la palabra intelectual tal vez no le gustara, a él puede aplicársela en su mejor acepción: un escritor que racionaliza la experiencia y la obra, un hombre de opiniones sobre la realidad circundante, un hombre que logra penetrar la opaca malla de lo real para encontrar sus más reveladores movimientos, causas, motivos. Y al mismo tiempo, desde adolescente, un militante del marxismo, primero en el Socorro Rojo, luego en el partido, más tarde en grupos creados por él cuando el partido lo expulsó de sus filas

Obra

Novelas y cuentos

Los muros de agua (1941)
El luto humano (1943)
Dios en la tierra (1944)
Los días terrenales (1949)
En algún valle de lágrimas (1957)
Los motivos de Caín (1958)
Dormir en tierra (1961)
Los errores (1964)
El apando (1969)
Material de los sueño (1974).
La palabra sagrada. (Antología; prólogo y selección de José Agustín).
Lo que sólo uno escucha
Mi papa

Ensayos políticos

Cuestionamientos e intenciones
Dialéctica de la conciencia
Ensayo sobre un proletariado sin cabeza
Ensayos sobre México
Escritos políticos I
Escritos políticos II
Escritos políticos III
México: una democracia bárbara
México 68: juventud y revolución

Otros

El conocimiento cinematográfico y sus problemas
El cuadrante de la soledad
Las cenizas. (Obra póstuma)
Las evocaciones requeridas. Tomo 1
Las evocaciones requeridas. Tomo 2
Tierra y libertad [guion cinematográfico], 1955
Zapata [guion cinematográfico].
Visión del Paricutín (y otras crónicas y reseñas)






EN ESTE SITIO

Que cierren los ojos, que tapen con los siglos las edades
y nieguen la tierra y la aborrezcan y la escupan
si no quieren saber nada de la luz y la santa agonía.

Yo estoy aquí como hormiga, como el arado,
porque no soy nadie y estoy de boca al suelo, besando todo lo que pasa.

Si me invitan a morir lejos digo que no,
que mi sitio es el de la muerte aquí donde todos los planetas lloran
y los niños están con las plantas esperando que amanezca.

Sé que debe amanecer y no en el cielo
sino entre las piedras y entre las manos de las gentes,
que deben amanecer antes de Cristo, después de Cristo,
en esta era y en este verbo que nos sale destrozado y dando gritos.

Que se tapen, que se queden cerrados, que nadie le dés auxilio,
que la voz les estalle antes de la palabra, que no puedan llorar nunca,
que no lloren jamás y la vida les sea alegre, horrorosa,
atrozmente alegre sin una sola lágrima,
si no levantan las manos y no se piden perdón
y no tienen la soberana, hermosa virtud de la agonía.

Yo estoy aquí sentado, yo estoy aquí caminando.
Yo estoy aquí.

Nadie me quiere aquí, yo lo sé.
Nadie quiere que me vaya de aquí, lo sé también.
No quiero que nadie venga y nadie se retire.

Estoy aquí.






LA COSECHA

¿Qué oscura fuerza, madre, o qué te determina?
Algo hay, sin duda, cuando ya no oigo tu celeste gravedad.
No, y era un río tu cuerpo.
No, y la manzana de tus ojos.

Pregunto tocando los contornos,
la piel espesa de la noche
y si respondes no es tu voz, sino otra dura.
Nunca te he tenido mía, individual,
saliéndome tu del cuerpo, sino cóncava como una iglesia
profunda como una nave,
madre como el mar.
Lloras y tus lágrimas caen como torres derribadas
una a una en Guernica, en Teruel,
en el Bajío de mi patria donde diariamente
un campesino cae o un maestro queda ciego.

Como tu llanto por la nieve sangrienta de Smolensk,
Como en cada joven sin labios caídos sobre el hemisferio.

No recuerdo si rezabas y no sé, creo que no.
San Andrés de la Sierra era tu poesía
y desde ahí soñabas como hijos, un músico, un pintor…

No recuerdo si junto a mí, en la penumbra de una habitación
rezabas algo; y no, no quiero recordarlo;
una vez caíste de rodillas. Me llevaban preso.

Levanta tu enorme rostro gigantesco
donde ha penetrado el mármol y crecen las flores.
Abre los huesos de tus ojos
donde cada ocho días penetra el agua de jardinero.
Estamos aquí compareciendo ante la luz.
Ya tus lágrimas triunfan.

  Mayo de 1942

B. H. FAIRCHILD [10.824]

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B. H. Fairchild

B. H. Fairchild 

Nació en 1942 en Houston, Texas, EE. UU. y creció en ciudades de Texas y Kansas. Hijo de un tornero, asistió a la Universidad de Kansas y la Universidad de Tulsa. Su poesía explora los paisajes vacíos de la región de su nacimiento, y las vidas de sus residentes de clase trabajadora, incluyendo a su propia familia y amigos. 

OBRA:

Full-Length Poetry Collections

Usher (W. W. Norton, 2009)
Local Knowledge (W.W. Norton, 2005, second edition)
Early Occult Memory Systems of the Lower Midwest (W.W. Norton, 2003)
The Arrival of the Future (Alice James Books, 2000, second edition)
The Art of the Lathe (Alice James Books, 1998)
Local Knowledge (Quarterly Review of Literature, Princeton, NJ, 1991)
The Arrival of the Future (illustrated by Ross Zirkle, Swallow's Tale Press, 1985, Livingston Publishing, 1985)

Chapbooks

The System of Which the Body Is One Part (State Street Press, 1988)
Flight (Devil's Millhopper Press, 1985)
C & W Machine Works (Trilobite Press, 1983)

Literary Criticism

Such Holy Song: Music as Idea, Form, and Image in the Poetry of William Blake (Kent State University Press, 1980)










Les passages 


     Las galerías... son el residuo de un mundo de sueños.
     Walter Benjamin
     

     El pianista de Nordstrom estaba llorando
     y nadie sabía qué hacer. Sus manos pálidas 
     y finas como los puños almidonados que le sostenían
     las muñecas sobre el teclado, se derrumbaron,
     hasta quedar ahí, en medio de sollozos de dolor y horribles
     silencios, entre el repiqueteo de las cajas registradoras, el océano 
     de menudas voces, el zumbido y el golpeteo del comercio.
     
     Nos quedamos en vilo, viéndolo, volteando luego al otro lado,
     los elegantes trajes colgando del brazo,
     o la fragancia que nunca podríamos comprar espesando
     el aire, o un pie a medio meter en un zapato azul nuevo
     que jamás compraríamos, ni ahora ni nunca, y esos tiesos
     grititos envarados que seguían arremetiendo, retumbando en todo
     ese inmenso y refulgente piso hasta los vestidores
     en donde hombres y mujeres escrutaban los espejos
     ajenos a aquella extraña tristeza que caía desmañada
     en medio del apuro de un día que como todos los días corre a cumplirse, 
     a completarse, como el diligente cartero a su tarea, y así
     hicimos una pausa en el silencio que se desmoronaba, hasta que los cautos,
     frágiles acordes de Las hojas muertas comenzaron a flotar 
     por los pasillos, en torno a los relucientes aparadores
     
     como si un sueño, un inmenso sueño estuviera siendo soñado nuevamente,
     y el llanto de un bebé se alzara desde la otra punta del centro 
     comercial, llantos desbordándose en gritos y de repente un largo
     alarido abriendo sus alas y elevándose magnífico,
     y nos fuimos poniendo serios y comenzamos a movernos nuevamente,
     hurgando en los bolsillos, las carteras, monederos, bolsos de cuero,
     en busca de cualquier cosa que parara ese grito.
     
     Versión de Pedro Serrano
    




Les Passages

     The arcades... are the residue of a dream world.
     Walter Benjamin

The piano player at Nordstrom’s was crying, / and no one knew what to do. His hands were thin / and pale as the starched cuffs that seemed to hold / his wrists above the keyboard until they collapsed / and lay there among the ache of his sobs and awful / silences and the tapping of cash registers, the ocean / of small voices, the hum and click of commerce. // We all stood there, looking at him, then away, / fine linen trousers hanging from our arms, / or scent of cologne we could not afford thickening / the air, or right foot half-slipped into the new blue shoe / we would not buy, not now, not ever, and those stiff / little cries kept coming, kept tumbling across / that immense, gleaming floor into the change rooms // where men and women were gazing into mirrors / far from this strange sadness that fell clumsily / into a day rushing like all days on earth to fulfill itself, / to complete like the good postman its mission, and so / we paused in the crumbling silence until the fragile, / cautious tones of Autumn Leaves began to drift / through the aisles and around the glittering display cases // as if a dream, a great dream, were being dreamed again, / and the cries of an infant rose now from the other end / of the mall, cries bursting into screams and then one long / scream that spread its wings and lifted, soaring, / and we grew thoughtful and began to move about again, / searching our pockets, wallets, purses, tooled leather / handbags for something that would stop that scream.







Dos fotografías

Luz invernal,
una casa de madera blanca cubriendo el fondo
como en un sueño –las ramas desnudas
de un álamo, un fragmento de cielo.
En primer plano, mi padre
de joven, y un coche, un Packard.
Su cuerpo está desparramado sobre la carrocería
del coche, la espalda pegada contra la puerta,
los codos rígidos en el borde de la ventana,
la pierna doblada, y unos Florsheim pulidos descansando
en el estribo.
Sostiene un cigarrillo con una gracia especial,

o tal vez con fingida despreocupación,
el humo enredándose a lo largo de la patilla derecha.
El pelo fue engominado sólo
un momento antes, y la cabeza está levemente
ladeada mientras mira con algo de
timidez el ojo del obturador.

Luz invernal. Se desprende desde su camisa blanca
a la manera de los cuadros de Hopper,
la luz dura y flotante.
Está también allí, en la segunda fotografía
en la cual estoy recostado contra mi coche:
cigarrillo, las mangas enrolladas dos veces

hacia el nacimiento del antebrazo,
el cabello oscuro brilla,
una débil línea de ansiedad
inquietando las cejas. Casa blanca,
árbol, cielo, esta extraña, envolvente desnudez
que es todo lo que quiero dejar atrás,
y ya veo la autopista estrechándose
hacia el punto de fuga
más allá de los elevadores de granos
y las agujas de las iglesias Metodistas hasta que Kansas
no es más que un mar de campos pardos
desvaneciéndose en el espejo retrovisor.

La luz emprende su larga evolución hacia
mi padre y su hijo:
el ojo del obturador se abre,
dos camisas blancas arden en una caja negra,
arden todavía bajo la luz de los faroles,
y un coche se acerca al horizonte.

Traducción: Gastón Navarro.


Two photographs  

Winter light, / a white frame house filling the background / as in a dream – the bare branches / of a cottonwood, a piece of sky. / In the foreground, my father / as a young man, and a car, a Packard. / / His body drapes the body / of the car, back pressed against the door, / elbows rigid on the window’s lower edge, / leg bent, polished Florsheim resting on the running board. /  He holds a cigarette with a particular grace / / or perhaps feigned casualness, / smoke curling up along the right sideburn. / The hair was slicked back onlymoments before, and the head is bowed / slightly as he gazes almost / shyly into the eye of the shutter. / / Winter light. It rises from his white shirt / in the way of Hopper paintings, the hard, floating light. / It is there, too, in the second photograph / where I lean against my car: cigarette, sleeves twice-rolled / / to where the forearm’s lower muscle / just begins, the hair sleekly dark, / a thin wire of anxiety / disturbing the eyebrows. / White house, / tree, sky, this odd, surrounding bareness / that is everything I want to leave, / and already I see the highway / narrowing / to the vanishing point / past the GANO grain elevators / and Methodist church spires until Kansas / is only a sea of brown fields / diminishing in the rearview mirror. / / The light in its long evolution toward / my father and his son: / the eye of the shutter opens, / two white shirts burn in a black box, / burn still under lamplight, / and a car approaches the horizon.






Angels

Elliot Ray Neiderland, home from college   
one winter, hauling a load of Herefords   
from Hogtown to Guymon with a pint of   
Ezra Brooks and a copy of Rilke’s Duineser   
Elegien on the seat beside him, saw the ass-end   
of his semi gliding around in the side mirror   
as he hit ice and knew he would never live   
to see graduation or the castle at Duino.

In the hospital, head wrapped like a gift
(the nurses had stuck a bow on top), he said
four flaming angels crouched on the hood, wings   
spread so wide he couldn’t see, and then
the world collapsed. We smiled and passed a flask   
around. Little Bill and I sang Your Cheatin’   
Heart and laughed, and then a sudden quiet   
put a hard edge on the morning and we left.

Siehe, ich lebe, Look, I’m alive, he said,   
leaping down the hospital steps. The nurses   
waved, white dresses puffed out like pigeons
in the morning breeze. We roared off in my Dodge,   
Behold, I come like a thief! he shouted to the town   
and gave his life to poetry. He lives, now,   
in the south of France. His poems arrive   
by mail, and we read them and do not understand.

B. H. Fairchild, “Angels” from The Arrival of the Future. 







VICENTE MEDINA [10.825]

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Vicente Medina

Vicente Medina Tomás, (Archena, Murcia, España 1866 - † Rosario, Santa Fe, Argentina 1937). Poeta y dramaturgo español y uno de los símbolos de la identidad regional murciana. Su principal obra, Aires murcianos (1898), se convirtió en un trabajo de referencia del costumbrismo sentimental y de denuncia social, alabado por literatos como Azorín. Hoy día es considerado el mejor autor en lenguaje tradicional murciano.

Infancia y juventud

Hijo de un trabajador autónomo y una modista, Vicente Medina nació el 27 de octubre de 1866 en la localidad de Archena, en plena Vega del río Segura. En su pueblo estableció contacto con las letras a temprana edad ya que su padre don Juan de Dios Medina, se hizo cargo del quiosco del balneario de Archena, donde Medina pudo leer a autores como Gustavo Adolfo Bécquer, José de Espronceda, Víctor Hugo o Emile Zola. Su padre era conocido como Juan de Dios, "el de los romances", ya que era un gran conocedor de estos autores, e incluso los recitaba por los pueblos; además de que era un talentoso empresario, comerciante, macero, trovador, bardo, aficionado a los viajes de aventura, a la literatura, la actuación, el canto , la música, la danza y al teatro. De esta forma, se puede suponer que Vicente Medina tuvo una infancia repleta de historias y de relatos, reflejados en el ejemplo paterno.
Con sólo trece años se marchó de su localidad natal para trabajar como relator en la mansión de un Procurador de los Tribunales, aunque pronto volvió a Archena para continuar con la venta de libros y preparar unas oposiciones de telégrados o aduanas que nunca llegó a realizar.
Con 18 años ingresó en el ejército, donde llegó a cabo de Infantería de Marina con destino primero en San Fernando (Cádiz), y posteriormente a su tierra, concretamente la Capitanía General de Cartagena. Sus primeros versos como poeta se publicaron durante su estancia en Filipinas, donde fue como voluntario, comenzando allí su oficio literario. En 1890 abandonó el ejército para volver a la Región de Murcia. Acabará en Cartagena, tras fracasar con un negocio de tejidos en Archena.

Sus inicios literarios en Cartagena

En la ciudad portuaria encontró trabajo en el Arsenal y en una oficina comercial del dueño de dos periódicos, La Gaceta Minera y el Diario de Cartagena.
En 1891 contrajo matrimonio en Archena con Josefa Sánchez Vera, la que sería personaje indiscutible en su poesía. Ambos se trasladaron a Cartagena, donde Vicente trabajaba. Allí participará de la vida literaria y artística de la ciudad, notándose su presencia en las tertulias del Abanico, con Inocencio Medina Vera (su primo), Bartolomé Pérez Casas y sobre todo, José García Vaso, su mentor y amigo. En este momento publicó colaboraciones literarias en El Diario de Cartagena, El Republicano, o El Mediterráneo.
En 1895 apareció su primera publicación, el poema titulado El Náufrago, que fue bien recibido entre la crítica y el público, aunque después Medina renegaría de él. El autor lo elaboró con un propósito benéfico, socorrer con el producto de la venta a las víctimas del Reina Regente.

El éxito de sus Aires murcianos

En la ciudad de Cartagena publicó su primera obra dramática, El Rento (1898), con la cual Vicente Medina quiso recuperar y dignificar el lenguaje huertano, el cual era usado cómicamente en las fiestas de carnaval llenándolo de barbarismos y extravagancias, algo que para el autor resultaba indignante. Fue entonces cuando, en total desacuerdo con esta interpretación del panocho, escribió el drama huertano de El Rento usando el dialecto murciano. El cual, fue muy bien acogido por la crítica nacional, principalmente por José Martínez Ruiz Azorín, que dijo de este trabajo:
El Rento es una hermosa obra, un cuadro o canto sentido, conmovedor, de costumbres campesinas (...) Un drama pasional, una pintura fácil de un medio (...) es el drama del labriego, de la ruda gente del campo, embrutecida por el trabajo feroz de todo el día, explotada por el amo.
Las excelentes críticas recibidas, animaron a Vicente a juntar los poemas que elaboró como ensayo para confeccionar El Rento, surgiendo así la primera edición de la que sería su obra maestra y más conocida, Aires murcianos (1898). Este libro de poemas se convirtió en su obra cumbre, todo un canto al sufrimiento de las gentes de la huerta del Segura. Su éxito fue inmediato, llegándose a publicar incluso una edición en checo. 

Azorín dijo del mismo:
Aunque no escriba usted más, este diminuto volumen, que es de oro, bastará para colocarle a usted entre los grandes líricos de nuestro parnaso. Su poesía es de las pocas que conmueven hondamente. Puede tener usted la íntima convicción de que ha hecho una obra de gran artista.
De hecho, el mismo autor alicantino llegó a prologar la primera edición de la obra. A partir de este momento la vida literaria de Medina se tornó intensa, con estrenos teatrales de cierto éxito, dramas y obras musicales, publicación de numerosos trabajos, tanto en verso castellano normal como en prosa. Dentro de estas obras destacan Alma del Pueblo (1900), La canción de la Vida (1902) y La Canción de la Muerte. También publicó una nueva serie de Aires murcianos titulada La Canción de la Huerta (1905), que vio la luz en Cartagena, además de una compilación de su obra poética en Poesía (Obras escogidas) (1908). Dentro del género teatral, tras El Rento publicó ¡Lorenzo! (1899), La sombra del hijo (1900) y El Alma del Molino (1902).

Emigración a Argentina

En 1906, diecisiete familiares suyos marcharon a América, por lo que los deseos de Vicente de cruzar el Atlántico aumentaron considerablemente. Finalmente emigró a Argentina en los comienzos de 1908 convirtiendo a éste país en su segunda patria. Su salida de España fue recogida por la prensa murciana, la catalana y aún la suramericana, incluso Unamuno se hizo eco de la misma en La Nación.
Primero permaneció en Buenos Aires, para luego pasar a Rosario de Santa Fe, donde a través de diversos empleos mejoró su condición económica, de hecho, llegó a convirtirse en propietario agrícola mientras que prosiguió su labor como literato a partir de 1915, que es cuando publicó La Canción de la Guerra (1915), una denuncia antibelicista en plena Primera Guerra Mundial. También editó una revista literaria denominada Letras y entre 1916 y 1919 regentó una escuela en la que ofrecía veladas literarias y conferencias. En Buenos Aires apareció una nueva serie de Aires murcianos titulada Abonico (1917), además de una sucesión de reediciones y colecciones de obras completas.
Tras la muerte de su esposa publicó el libro Compañera (1921), compuesto por una serie de poemas de gran tristeza ante el fallecimiento de la que fue su mujer durante 30 años.
En 1924 abandonó su empleo por enfermedad, dedicándose a su obra literaria, editar libros y recorrer Suramérica dando recitales de poesía. En 1928 se publicó en Murcia una nueva serie de Aires murcianos, llamada esta vez ¡Allá lejicos! (1928), en la que demostraba su añoranza por la Región de Murcia.

Tumba de Vicente Medina en el Cementerio de la Piedad de Rosario (Argentina).

Sus últimos años. Regreso a Murcia y exilio final

Aprovechando una invitación para dar una conferencia en París, decidió volver a su tierra, lo que vio hecho realidad en el mes de marzo de 1931, cuando en olor de multitud fue recibido en Archena, disfrutando días después de unos juegos florales en su honor celebrados en el Teatro Romea de la ciudad de Murcia. También en Cartagena recibió un homenaje en el Ateneo de la ciudad.
Los años siguientes los pasó el poeta en su Archena natal, publicando en 1932 el que será su último libro, Belén de pastores y villancicos (1932), obra extremadamente curiosa que da una idea de cómo Vicente anduvo metido en asuntos políticos. De hecho, Medina participó activamente en la política republicana del momento, interviniendo en las elecciones de 1936 a favor del Frente Popular, haciendo defensa de la cultura para todos, del acercamiento de los pobres a los bienes de la enseñanza y la educación.
En abril de 1936, aconsejado por sus familiares, abandonó la Región Murciana para volver a Argentina, llegando ya enfermo. El 17 de agosto de 1937 murió finalmente en Rosario de Santa Fe, donde está enterrado.

Obra

Vicente Medina escribió alrededor de veinte libros de poesía y cuatro dramas teatrales además de una gran cantidad de obra inédita. Sus artículos en periódicos son muy numerosos y se encuentran esparcidos a través España y América.

Su poesía comenzó con un romanticismo sentimental y después pasó a incorporar un fuerte rasgo de observación naturalista, que le hizo avanzar hacia la denuncia social, mezclada con una mirada impregnada de un muy noble sentimiento popular: la piedad por el prójimo. En sus poemas comprime ese sentimiento de lo intrínsecamente murciano, desde la visión sentimental de la gente de la huerta del Segura, con gran fidelidad, sin tener que llegar a la sensiblería, superando lo tópico y lo abstracto del suceso.
El poema "Cansera", perteneciente a la primera entrega de Aires murcianos, ha sido estudiado profundamente por el historiador José Mª Jover Zamora, quien en él ve una fotografía del espíritu español justamente tras los desastres de Cuba y Filipinas de forma previa a la Generación del 98. Aunque también hay que reseñar en este poema unos geniales valores líricos.



CANSERA

¿Pa qué quiés que vaya? Pa ver cuatro espigas
arroyás y pegás á la tierra;
pa ver los sarmientos rüines y mustios
y esnüas las cepas,
sin un grano d’uva,
ni tampoco siquiá sombra de ella...
Pa ver el barranco,
Pa ver la laera,
Sin una matuja... ¡pa ver que se embisten,
de pelás, las peñas!...
Anda tú, si quieres,
que á mí no me quea
ni un soplo d’aliento,
ni una onza de juerza,
ni ganas de verme,
ni de que me mienten siquiá la cosecha.....
Anda tú, si quieres, que yo pué que nunca
pise más la senda,
ni pué que la pase, si no es que entre cuatro,
ya muerto, me llevan.....
Anda tú, si quieres.....
No he d’ir, por mi gusto, si en crus me lo ruegas,
por esa sendica por ande se jueron,
pa no golver nunca, tantas cosas güenas...
esperanzas, quereres, suores...
¡tó se jue por ella!
Por esa sendica se marchó aquel hijo
que murió en la guerra.....
Por esa sendica se jué la alegría...
¡por esa sendica vinieron las penas!...
No te canses, que no me remuevo;
anda tú, si quieres, y éjame que duerma,
¡a ver si es pa siempre!... ¡Si no me espertara!...
¡Tengo una cansera!...1



Vicente Medina a la derecha del grupo con barba negra, en presencia de Emilio Catelar, en el centro del grupo con bigote blanco





LOS PAJARICOS SUELTOS

No mandes los nenes a la escuela
porque no la han abierto
y está, si es que el Señor no hace un milagro,
cerraïca pa tiempo...
Ha caido en la cama,
mu malico el maestro,
y es cosa de temer, por las señales,
que ya no se levante el probe viejo...
Una jaula vacía
páece la escuela con aquel silencio,
y por juera corriendo los zagales,
una bandá de pajaricos sueltos.
Ya doblan las campanas...
ya arremató el maestro...
muncha pena me da, porque era un hombre
de los pocos c´hay güenos...
muncha pena me da por los zagales...
¡No paro de pensar qué va a ser de ellos!

.........................................

¡Traigo en el corazón una tristeza!...
D´allá abajico vengo;
la escuela, como enantes, cerraïca
y con aquel silencio...
chillando alreörcico los zagales
y a sus anchas corriendo...
¡La jaulica vacía
y la bandá de pajaricos sueltos!





Aires Murcianos
Aires Murcianos. Academia Alfonso X el Sabio. Murcia. 1985.



El rento, ¡Lorenzo!..., El calor del hogar
El rento. ¡Lorenzo!. El calor del hogar. Academia Alfonso X el Sabio. Murcia. 2000.




ABEJORRICO NEGRO

¡ Más cerca me páece que está el hijo mío
cuando está más lenjos!
A tóas las horas
elantico e mis ojos lo tengo.
¡ Clavo que en el alma
hincaico llevo!
¡ Sombrica perene
de mi pensamiento!...
Dende que lo vide marcharse aquel día,
pué que, por mi esgracia, pa nunca más verlo,
ni ganas de verme me quean siquiera,
ni como, ni duermo...
Las noches enteras en vela me paso
sin pas ni sosiego,
y, en las horas mortales y negras
que vivo muriendo,
de llorar se me escurren los ojos,
¡de pensar se me erriten los sesos....
Mentira me páece que llegue angún día
c´a mis penas encuentre consuelo,
degolviéndome Dios aquel hijo
tan sano y tan gúeno!
¡ Mentira me páece que Dios me lo traya,
y c'aprieten mis brazos su cuerpo,
y que pueda su cara, entavía,
comérmela a besos....
La luz de mis ojos
perdiera por verlo;
por sentir el soplico del suyo,
perdiera mi aliento...
Mi vida, mi gloria, tóico lo perdiera,
¡ tó por no perderlo!
¡ Cuando será el día!
¡Cuando querrá el cielo
que se diga c'hay gozo en mi casa
porque él esté drento;
que se sienta reír porque él sea
quien se esté riendo;
que se sienta cantar porque él cante,
como en otro tiempo !...

A töas las horas tengo un sobresarto...
a tóas las horas por su suerte tiemblo;
mil gúeltas la sangre me da ca menuto
y mil y mil gúeltas me da el pensamiento...
No tengo de él carta,
ya cuatro correos,
¡d'aquel hijo mío
que está allá tan lenjos!
Sin carta... ¡ sin vida!
pa'l caso es lo mesmo.
Y es morir, sin morir, esta angustia
pa que sea mayor el tormento...
¡ es arrebanarme, cachico a cachico,
mi alma y mi cuerpo!
Ayer me seguía,
sin darme sosiego,
un abejorrico
mu negro, ¡ mu negro!...
y esta mañanica
trempanico ha güelto,
corno si estuviera
pa verme al acecho,
y otra ves, sin parar, m'ha seguío
arriba en la casa y abajo en el güerto...
Con naíca s'iba...
era lo mesmico que sombra del cuerpo,
por lo pesaico que estaba en seguirme...
por su colorcico tan negro... ¡ tan negro!
Siempre a mi reorcico
sus revoloteos,
siempre en mis oídos su zumbio triste
zurriendo y zurriendo...
¡El que yo lo entendiera paecía
que era to su empeño!
Se me helaba la sangre al sentirlo,
temblaba de verlo,
m´atemorizaba...
¡ Erizá me ponía de miedo
y, entavía, na más de pensarlo,
töa me estremesco!
Delante e mis ojos, dende que lo he visto,
s'atraviesa un velo,
y fijo en el alma
va ahogándome un peso...
¡ me páece que es mi hijo de cuerpo presente
que lo llevo drento!...
Que Dios no me orvide; que no se me cumpla
lo que me recelo;
que el abejorrico, no quiera decirme,
con su colorcico, que vista de negro;
¡ que con su zumbio no venga a avisarme que mi hijo s'ha muerto!...
¿Pa qué ya más vida, si pa él ya no vivo?
¿Pa qué ya más penas, si pa él ya no peno
¡ Que me lleve el Señor... ¡ que me lleve,
que con tanto dolor ya no puedo,
y es de tóicas maneras morirse,
el vivir, como yo, padeciendo
sin una esperanza,
sin una gelepa siquiá de consuelo!
¡ Si esperando su carta he vivio
y ya no la espero!
¡ Que me lleve el Señor!... ¡ que me lleve
pa bien de mi alma... pa escanso e mi cuerpo!
¡ Qué trebajos habrá padecio!...
¡ La idea me mata ca ves que los pienso!
¡ Qué fartas! ¡ C'angustias! ¡ Qué esamparo el suyo
¡ Tan solo... ¡ Tan lenjos!...
¿ And'irán sus piazos?... ¡ No sabré, siquiera,
ande están enterráos sus gúesos!
¡ Si lenjicos, vivo,
más lenjicos muerto!…
¡ Ay abejorrico, qué claro m'icías
"vístete de negro"!
¡ Ay abejorrico, ya me tiés de luto!...
¡ ya me tiés de luto por juera y por drento!.





GUÁRDAME UN ROALICO *

(A mi padre, muerto)

¡Ya escansas!....¡ya duermes,
pa siempre, tranquilo!...
Ya pa tí, ni trebajos, ni penas...
Ya, pa tí, ni calinas, ni fríos...
Ya estás al amparo...
¡Dichoso el que pasa bien pronto el camino!
Ya estás ande llega lo mesmo el que corre
que el que va espacico... 

¡Ya escanas!... ¡Ya duermes,
pa siempre, tranquilo!...
Pa cuando mi cuerpo,
pa no levantarse, se caya rendío...
pa cuando, en mi horica, me llame la tierra,
¡guárdame un roalico!

* Es costumbre, en esta región, el despedirse de los muertos con esta frase, echando, a la vez, un puñado de tierra en el hoyo.







LOS NÍOS SOLOS

De dolor píando,
que no hay quien los sienta,
están en el güerto los ruiseñorcicos…
azoräos vuelan
alrëor de sus níos en onde
ni siquiá un pajarico les quëa…
¡Qué píar y píar más amargo!...
¡dán una tristeza!...

De las cosas que esjarran el pecho,
te digo que es una pasar por la güerta.
¡ni siquiá un mocico!...
¡tóicos pa la guerra!...
¡las casas solicas!... ¡los padres llorando!...
¡se siente una pena!...









ANTONIO ARNAO [10.826]

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Antonio Arnao

Antonio Arnao y Espinosa de los Monteros (Murcia, 1828 - Madrid, 1889), poeta español.
Su vida transcurre paralela a la de su amigo y compatricio el poeta José de Selgas: como él frecuentó las tertulias literarias murcianas, marchó muy joven a Madrid y fue funcionario público, del Partido Moderado y miembro de la Real Academia de la Lengua. Bajo la influencia de Lamartine y con prólogo de Selgas escribió Himnos y quejas (1851), en que alterna la inspiración religiosa y el ansia de fray Luis de León de retiro íntimo, aunque al modo de Selgas e incluso superándolo muchas veces, y Melancolías, rimas y cantigas (1857). También es autor de la novela en verso El caudillo de los ciento y las becquerianas Trovas castellanas y Gotas de rocío (1880). Escribió el drama lírico Don Rodrigo. Tanto él como Selgas fueron imitados por las poetisas María del Pilar Sinués y Narcisa Pérez Reoyo.
Colaboró asimismo con la revista ilustrada madrileña El Globo Ilustrado.





LA MUERTE DEL PAJARILLO 

Calló su trino ledo y sonoro:
Su vista inmóvil sin luz está: 
Ya no aletea con plumas de oro,
Y a mi reclamo no acude ya.

Al que en alegre, fácil gorjeo, 
Tras mí venía siempre veloz, 
Hoy en su jaula rígido veo 
Sin que me llame su amiga voz.

Lacias, del hierro penden colgadas 
Con muda pena, su muerte al ver, 
Las verdes hojas, al valle hurtadas, 
Que le brindaron sustento ayer.

En vaso limpio vertió mi mano 
Agua de un fresco, claro raudal;
Y el agua espera, y espera en vano,
Bañar sus alas con su cristal.

Aunque en oriente raye la aurora
Y el sol derrame vivo fulgor,
No les saluda su voz canora
Con melodiosos píos de amor.

Aunque mi diestra su cárcel abra,
Y aunque le excite libre a volar,
Ni ya se cuida de mi palabra,
Ni ya en mis hombros viene a posar.

¡Oh pajarillo! ¡Cuan honda pena 
Me oprime al verte yaciendo así! 
¡Qué desconsuelo mi vida llena 
Desde el instante que te perdí!

Crudos dolores sufrió mi pecho, 
La muerte he visto sin aflicción: 
Mas con angustia y a mi despecho 
Hoy débil llora mi corazón.

Y es que en ti, acaso, yo no veía 
Sólo de un ave la realidad, 
Sino el amigo, la compañía 
Que consolaba mi soledad.

Dijo así un rudo, viejo soldado, 
Que en cien batallas sangre vertió:
Y por su rostro, ya demacrado,
Lágrima acerba lenta rodó.







Al refugio de los pecadores

Almas que en la lid terrible
De este mundo seductor
Alzáis al cielo los ojos,
Guardáis puro el corazón;

Vírgenes que en el martirio,
Llenas de divino ardor,
Dísteis el postrer aliento
Del Esposo ante la voz;

Arcángeles misteriosos
Que junto al trono de Dios
Véis la hermosura sin mancha
De la Madre que Él amó;

Pues que agradable a los cielos
Fue siempre vuestro clamor,
Dirigid hasta María
Mi amante deprecación.

Volad, volad y decidle,
Aunque a tanto indigno yo,
Que es su nombre mi esperanza,
Que vivo y muero en su amor.

Decidla que amiga torne
Sus ojos de compasión
A las penas que con mi alma
Fiero enemigo sembró.

Pues cual iris que en el cielo
Pinta en la tormenta el sol,
Es a mi afán su sonrisa,
Su clemencia a mi dolor.

Ya que quiere el dulce Esposo
Que para los hombres hoy
Brille en la gloria infinita
Con que pródigo la ornó,

Recordadle cuando estaba
En esta humana aflicción,
Junto a la cruz en que el Hijo
Madre nuestra la nombró.

Así en piedad rebosando
Su celestial corazón,
Nos amparará en el seno
Que Jesús santificó.







BARCAROLA

Brillan las nubes en nácar y en oro;
sol esplendente se ve despuntar...
Leda conmigo, que ciego te adoro,
surca las ondas que rizan la mar.
Ella te brinda con plácido acento
puro contento,
venturas sin par.

Aves marinas de cándida pluma
vuelan en torno con vivo placer;
peces dorados, hendiendo la espuma,
siguen la barca, tus ojos por ver.
Brisa ligera tu labio acaricia,
casta delicia
queriendo tener.

Lejos del mundo que llora sus penas
hondo silencio rondando en redor,
tornen al alma las horas serenas,
libre pudiendo vivir sin dolor.
Hoy ante el cielo que grato sonríe
clara nos guíe
la fe del amor.






El soneto

Tradición popular dice a la Historia
que el rígido soneto fue creado
para dar al ingenio aprisionado,
tras corta lucha, perdurable gloria.

Podrá juzgarse la fábula irrisoria;
mas él subyuga al pensamiento osado,
que, en troquel inflexible modelado,
debe dejar viviente su memoria.

Así la inspiración, aunque arrogante
mundos y mundos recorrer pudiere,
un límite fatal halla delante.

Y cuando libre remontarse quiere,
como estrella fugaz , en breve instante
brota y deslumbra y se despeña y muere.




FRUTOS BAEZA [10.827]

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Frutos Baeza

José Frutos Baeza (11 de enero de 1861 - 29 de marzo de 1918) fue poeta y escritor en el dialecto murciano. Sus temas se han centrado en la Huerta de Murcia en sus colaboraciones literarias. Pedro Jara Carrillo le dio el título de último panocho a su muerte.

Nace el 11 de enero de 1861 en el seno de una familia humilde en la capital murciana. Con 18 años entró a trabajar en El Diario de Murcia como cajista, operario de imprenta. En este diario hizo gran amistad con José Martínez Tornel ejerciendo de procurador en los tribunales para el mismo. Comenzó su trabajo de periodista en este diario y a su cierre pasó a colaborar con el diario El Tiempo; disponiendo de una sección llamada De la Murcia de Ayer, en la que daba a conocer datos históricos sobre las tradiciones murcianas. En esa época trabajaba en el archivo municipal de Murcia. Murió el 29 de marzo de 1918.
Se puede considerar el escritor murciano más popular en su época.

Obra

Con 24 años publica su libro Palicos y cañicas en colaboración con el poeta José María Rodríguez Gabaldón. Su obra se dirige a la divulgación de las tradiciones murcianas y del dialecto murciano, denominado panocho. En su obra De mi tierra, defiende el panocho como lenguaje propio; un ejemplo importante es su poema El habla huertana. En esta misma obra recupera los juegos o escenificaciones teatrales que se hacían en la huerta: El médico, El callejero particular, El juego del ceazo y El Cristo del velón.

Algunos de sus libros de poesía son:

Palicos y cañicas El Diario de Murcia, 1885
Pólvora en salvas El Diario de Murcia, 1895
De mi tierra: romances, bandos, cuentos y juegos representados de la huerta de Murcia El Diario de Murcia, 1897, 1899
¡Cajines y albares! Editorial De mi tierra, Murcia, 1904
Desde Churra a la Azacaya (pasando por Zaraiche): colección de romances murcianos, soflanas y bandos de la huerta , Murcia, 1915
Su prosa se puede leer en El ciudadano Fortún: memorias de la época de “Los mal llamados Tres Años” y sus alrededores tomadas de viva voz y documentalmente, 1909 que consiste en una novela corta y en Bosquejo histórico de Murcia y su Concejo,6 que recoge sus investigaciones en el archivo de Murcia y se publica en 1935, a título póstumo.





EL HABLA HUERTANA

El lenguaje de la huerta
tiene mucho que entender;
y lo mismo en Covatillas
que en la Urdienca y el Sequén,
chapurreándolo no gusta,
bien hablado da placer.
El habla huertana es dulce,
como el panal de la miel.
cuando platica de amores
la moza con su querer.
Alegre como el repique
de las castañuelas es,
cuando bailando parrandas,
la nena recorta bien,
y los mozos se escandilan
porque «esfisan» no sé qué,
y hasta relinchan de gusto,
sin poderse contener.
En los juegos de «manates»,
En donde no hay «paripel»,
pica como la mostaza,
y hay quien se pone de tres
colores, cuando el gracioso
se «esfarría» en su papel,
y se aboca toda la esencia
en menos de un santiamén.
Sentenciosa en el «perráneo»,
mucho más que la de un juez,
cuando por cuestión de mondas
se origina algún belén
y el hombre mete su vara
y evita que Juan y Andrés,
o se queden «transpunchaos»
y ni el Dios guarde se den,
o se pongan las costillas
a palos como el pez.
No es el lenguaje panocho
jerigonza de burdel,
sino mezcla del sencillo
romance de pura ley,
y del habla vigorosa
de aquel pueblo aragonés
que conquistador de Murcia
con el rey Jaime fue;
matizado con mil nombres
que dejó el árabe en él,
como Alquiba, Zaraiche,
Beniaján, Benialé,
Alberca, Aljufia, Alfande,
Benetúcer, Aljucer,
Almohojar, Alfatego,
Benicotó y Beniel;
habla expresiva, armoniosa,
a quien dieron lustre y prez,
en sus bandos Rubio y López;
en sus romances, Tornel;
Díaz Cassou, en sus cuentos;
Soriano, en el entremés.
Cabe al murado recinto
de Murcia, preciado edén,
vivió el huertano aferrado,
como el guerrero a su arnés,
a su lengua, a sus costumbres
y a sus tradiciones fiel;
y lo que labor de siglos
no lograra conmover,
al mediar el de las luces,
con su brillo y su oropel,
fue cayendo, fue cayendo,
sin poderse mantener.
Metió por la vega virgen
la locomotora el tren,
con su penacho ondulante
corriendo a todo correr,
y ¡adiós, augusto silencio
del encantado vergel!
La revolución gloriosa
echó por tierra después
la muralla aspillerada,
de cuya vieja pared,
aun conservan los vestigios
Zaraiche y San Miguel.
Y luego Antonete Gálvez,
todo corazón y fe,
alzó las huestes honradas
de huertanos, y en tropel
predicando del Cantón
el glorioso amanecer,
se los llevó a Miravete
y a Cartagena... y a Argel,
donde pobres y emigrados,
pasaron hambre y sed,
¡dóciles aventureros
de aquella lucha cruel!
Todo en veinte años huyó
para nunca más volver:
metió el huertano en el arca,
sudario de tiempo aquel,
el jubón con cada broche
de plata como una nuez,
la chaqueta azul de gala,
el morisco zaragüel,
la capa majestuosa,
la montera, el calañés
y la manta espinardera,
que orlaba caireles cien,
y la huertana, la armilla,
el refajo o guardapiés,
el pañolico de espuma,
a unos dos dedos del que
el moño de picaporte
iba gracioso a caer,
la mantellina lujosa...
todo aquel vigoroso tren
con que la moza juncal
se formaba su «toilet»,
y salía por las sendas
más hermosa que un clavel,
dejando olor de membrillo
de las ropas al vaivén,
y a más de cuatro zagales
«pegaos a la paré».
Pero si a impulsos extraños
y por diferentes causas,
huyeron de las costumbres
de la población huertana,
lo secular y lo típico
de su gaya indumentaria,
sus costumbres y sus juegos,
sus bailes, sus serenatas...
el lenguaje, aquel lenguaje,
que con picarescas galas
don Joaquín López vertía
en sus célebres soflamas,
cuando hacía de «perráneo»
el primer día de máscaras,
con su vistosa carreta,
con las manos en la faja,
de pie y mirando al concurso
que embelesado escuchaba,
ese lenguaje, repito,
aunque no libre de mácula,
porque los kilos y el metro,
y hasta las piezas baratas
del teatro, con sus chistes
y sus canciones chulapas,
saltando «ciecas» y azarbes
llegaron a las barracas;
ese subsiste en su esencia
como reliquia preciada.
Habla de la Huerta mía,
expresión dulce y simpática
que en labios de mis mayores
escuché desde la infancia,
si mis cantares te copian
y mis romances esmaltas,
no es por ansia de laureles
ni por triviales jactancias,
es porque mi sangre es sangre
de humilde estirpe huertana,
es porque en mi ser palpitas,
porque te llevo en el alma,
y porque contigo evoco
ecos de edades pasadas,
y se recrea mi espíritu
con esa música grata,
que nace de tus acentos
y brota de tus palabras.
Y no al compás de la lira,
ni del laúd, ni del arpa
como trovador romántico
al pie del vetusto alcázar,
sino al rítmico y alegre
rasguear de la guitarra,
recordaré tus encantos,
cantaré tus alabanzas,
mientras que inspire una nota,
tierna, dulce o delicada,
esa vega encantadora,
de que eres tú verbo y gala,
con sus colores espléndidos,
con el rumor de sus cañas,
con su ambiente de azahares
y su alfombra de esmeralda,
que se extiende hasta la sierra,
de tomillos matizada,
en donde asienta su trono
la Virgen de la Fuensanta.









MARÍA CEGARRA SALCEDO [10.828]

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María Cegarra Salcedo

María Cegarra Salcedo (La Unión, 1903 - Murcia, 1993) fue una poetisa española, así como la primera licenciada de España en Ciencias Químicas.

De padre comerciante y madre maestra de origen andaluz, el precedente literario en su familia lo ocupa el hermano Andrés Cegarra Salcedo, autor de una breve pero estimable obra narrativa. Tras el suceso doloroso de la muerte de dicho hermano, María publicaría su primer poema, Cristales míos, y tras el fallecimiento de su hermana, muy cercano a su propia desaparición, surgiría su última obra, Poemas para un silencio. Su poesía es humana, profunda, de exquisita verbalidad pero despojada de preciosismo; su temática es afín al espíritu trascendentalista de las generaciones de los años 1940 y 1950.

Sin embargo, decidió que su profesión fuera la Química, tarea que llegó a fascinarla. Al parecer fue la primera mujer que obtuvo un diploma de perito químico en España. Abrió su propio laboratorio de análisis mineralógico, como auxiliar de la industria que entonces hacía vivir a su ciudad natal.

Alternó su trabajo con la actividad docente, siendo profesora de Ciencias Químicas en la Escuela de Peritos Industriales y Maestría de Cartagena, así como en otros centros de Formación Profesional y Bachillerato.

Mujer independiente y voluntariosa, sublimó su vida en soltería perpetua. Se distinguió por su piedad católica y mariana. Ello no le impidió brindar amistad, antes de la Guerra Civil Española, a relevantes escritores y personajes contemporáneos de distinto talante político: el periodista Raimundo de los Reyes; el crítico Antonio Oliver; los poetas Carmen Conde, Miguel Hernández y Ramón Sijé. Ella misma se encargó de disipar rumores sobre un supuesto romance con Miguel Hernández, cuyas visitas a La Unión se fundaban en mera y sincera amistad con la joven profesional. Durante años, y hasta la definición del poeta oriolano como republicano y libertario, María y él mantuvieron correspondencia. De signo ideológico opuesto, ella optaría por la activa militancia en la Sección Femenina de Falange Española, partido de naturaleza fascista. Con todo, en sus últimos años mostró simpatía por la huelga obrera y por ideales de solidaridad y paz.

A través de su organización política contribuiría a la formación de jóvenes puericultoras, contribuyendo así a paliar el problema de mortalidad infantil de la posguerra española. Asimismo, se mostró activamente humanitaria en la distribución de ropas (especialmente "canastillas" para recién nacidos) y alimentos a los necesitados, máxime en los difíciles años 1950, tras la estabilizaciones monetarias decididas por el gobierno.

Colaboró en las revistas La Región, La Verdad, Tránsito, Levante Agrario, Títiro canta, Monteagudo, entre otras. Publicó su Poesía completa en 1987, con introducción de Santiago Delgado.





De "Desvarío y fórmulas"

He sido
una sencilla profesora de química.
En una ciudad luminosa del sureste.
Después de las clases contemplaba el ancho mar.
Los dilatados, infinitos horizontes.
Y los torpedos grises de guerras dormidas.
He quemado mis largas horas en la lumbre
de símbolos y fórmulas. Junto a crisoles
de arcilla al rojo vivo hasta encontrar la plata.
No he descubierto nada.
No tengo ningún premio.
A Congresos no asistí.
Medallas y diplomas
nunca me fueron dados.
Minúscula sapiencia para tan grandes sueños.
Pequeñez agobiante para inquietudes tantas.
Y rebelde ha surgido, como agua en desierto,
el manantial jugoso, intenso, apasionado,
-dulce herencia entrañable- que tiene la riqueza
de llenar de poesía tan honda desolación.







Fragmentos de Poemas para un silencio

“Las lágrimas lavan mis ojos.
Borran su contacto con la tierra.
Puedo mirarte sin distancias.
Tenerte fuerte en las pupilas,
Entre limpios celajes.
El tiempo, de silencios cansado.
Tu voz por mi frente palpita.
Yo sola la percibo y entiendo.
A mí sola entrega su secreto.”
“Corrió su nombre entero hacia el cielo de los nombres.
Callar es mi destino.
No puedo nombrarla, no me responde.
Su nombre navega sin eco ni sonrisa,
Palpitando perdido.
Quiero que sean mares, cielos, soles,
Tierra caliente y levantada quienes me lo devuelvan.
Quiero que sea Dios quien abra el cielo de los nombres
y lo deje caer sobre mi frente fría.”






Saeta dedicada al Cristo de los Mineros

Dame el marro compañero,
Que tengo que desclavar al Cristo de los Mineros
Y no voy a “relevar”.
No tengo miedo a las minas
Ni le temo a los barrenos
Porque conmigo camina
El Cristo de los Mineros
Sangrando por las espinas.
No necesitas sepulcro,
Que la galería te espera
Con los cirios de pirita
Y el sudario de galena.







Del libro Desvarío y fórmulas

Praderas de números
Vertientes de letras.
Quiero espigar rosas
Y corto símbolos.
Busco el agua
En el cristal y susurro
Y surge la pizarra
Con su negro intenso.
Castigo y consuelo
Debatirse
Entre el no y el sí
De tu mandato;
Entre el sí y el no
De tu misterio.
Y llegar a encontrarse
Palpitando llena de incertidumbres
Y deseos.








DESPUÉS

Me moriré en La Unión junto a las minas,
con un rumor de mar a mi costado,
el cante de mi tierra como rezo,
y el trozo de un amigo por corona.
Tengo miedo que me cubra la tierra.
Pero el amor callado de mi ensueño,
desgarrará la oscuridad silente
alcanzando la luz inconsumible.
Mi mesa con su enredo de cuartillas.
Cartas que no alcanzaron su respuesta.
Un libro abierto, un retrato escondido.
Envuelta en soledad de soledades,
sin que nadie la recoja y la viva,
la emoción de mis versos al olvido.







Presencia de Miguel

Nadie,
-ni antes ni después de ti-
Supo, sabe
Pronunciar mi nombre.
Hacías una creación de la palabra,
Del tono, del sonido, del acento…
Entonces…
Te recuerdo en mi nombre
-aprendido de ti-
Que conmigo inseparable, llevo.
Inconsumible, ingrávido.
Sin muerte y sin dolor.








De "Cada día conmigo"

Hoy, mar.
Te he visto joven y alegre.
Has mojado tiernamente los pies,
de un hombre triste, descalzo,
que paseaba solitario por tu orilla.
Le has regalado una "chapina" blanca,
estriada moneda de tus sueños.
Con una gota de agua dentro,
redonda, transparente,
llena de versos y caminos.
Para la sed de un pétalo perdido,
O el bautismo de una mariposa.
Acaso aparecida lágrima
por las que nunca lloraron.








Necesito arena.
Un poco nada más.
La que cabe en la palma de la mano.
Pero ha de ser limpia, suave, seca,
sin conocer orillas ni marcas,
ignorando pisadas y desnudos.
Sin voces ni ruidos.
Que no sepa de peces ni de ahogados,
ni del rumor de caracolas.
Sin tortura de ramblas.
Blanca y pura arena, recogida con cuidado.
Sola.











SAFAA FATHY [10.829]

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Safaa Fathy

Nació en Egipto en 1958, y vive en Francia desde 1981. Escritora de obras de teatro y poemarios, traductora de prosa y textos teóricos. Estudió la Licenciatura en Letras Inglesas en la Universidad de Minia, se diplomó en estudios teatrales en la Universidad de París VIII (St. Denis) y después se doctoró en Letras en la Sorbona, Universidad de Paris IV. Trabajó en el Departamento de Lenguas y Culturas aplicadas de la Universidad de Marne la Vallée, en Francia.

Tiempo en el cual conoció y colaboró con el filósofo Jacques Derrida. Alejada de su patria por motivos político-sociales, “más allá de mi voluntad”, en Francia, de repente, la situación también se tornó “insoportable” en lo político, social y profesional.

Fathy se enteró, por azar, de la existencia de la Casa Refugio Citlaltépetl; trabó contacto y el 17 de enero de 2007 comenzó una residencia que está a punto de concluir.

Mientras vivía en París vino a México para un festival de poesía, entonces ya sabía cómo era la capital, hecho que la motivó a regresar por más tiempo.

En estos 10 meses, no obstante la energía que la caracteriza, Fathy se concentró en escribir Al Haschiche: poemas (Ediciones Sin Nombre-Casa Refugio Citlatépetl), traducido al español por Conrado Tostado, libro que fue presentado hace unos días. Terminado el volumen, ahora lo convertirá en película, porque Fathy realiza también “filmes poéticos”.

Después de México, la escritora viajará a Ithaca, Nueva York, porque en la Universidad de Cornell impartirá un curso acerca de “cómo una herida infligida –inclusive, autoinfligida– es traducible a un filme”.







Nombrando al mar

En el istmo de hielo 
Y opuesta a tal tributo, corté de mí una parte castigada 
frente a mi corazón, opuesto, otro corazón 
cuyo nombre designa a la gracia inefable. 
los ojos rebosando 
di gracias a Dios pues todo tiene dos ojos y un aliento. 
“Oh esclavo, sólo a mi perteneces y esta será tu existencia” 
“Oh esclavo, la ausencia y el aliento son como dos caballos de carrera” 
“Oh esclavo, el alma y la visión son compañeros inseparables”

Bailé ante el despojo de lo arrancado 
y que en mi se había convertido, 
tu eres mi otredad 
Él, el otro 
en mí la intimidad sacrificada 
en la cabeza un rumor y el canto de un pájaro 
nos convertimos en los gemelos solares, yo y otra vez yo 
De mí surgida, posó ella su cabeza al pie del altar 
Yo y mi opuesta convertida en ella. 
ofrecida al sol de la otra muerte 
sobre un altar hecho del cuerpo de una mujer que exhala en éxtasis 
y en su piel tatuada, la imagen de los gemelos solares 
nacidos de la leche según cuentan 
Mas luego abandonados al odio de los hombres, a la pesadilla 
de los palacios. 
he dormido en mi segunda muerte 
partí otra vez para Andalucía 
hasta los antiguos años 
que puse en una rebanada de pan caliente 
y vi la playa de piedra 
y el mal que se expande por la tierra 
y el desierto imposible 
de ti huyendo, 
volviendo a ti pero alejándome, apoyada en la sombra 
y las gotas de agua fijadas en mi pierna 
¿Has contemplado la galaxia? 
En el cielo hay nombres que brillan en la órbita 
y tu nombre se adhiere a la profundidad del fuego 
para que de mi por segunda vez yo nazca, 
aquí sacrificado está el despojo 
que mi madre arrancó de mi matriz 
y el mundo entero se vuelve un caldero rebosante 
donde todo lo cuezo, dos, dos, 
dos son los gemelos solares. 
desde entonces, ¿De quién es el poder 
que te salva del escalofrío 
del rechinar de dientes 
de los caprichos del día? 
Me acordaré de Andalucía 
me acordaré del balcón al que subí 
de las casas en que estuve, 
de las huellas que seguía, 
del espíritu que sobrevoló el lugar 
en el que se dibujaba un hogar abandonado 
y todo el mar mirando. 
aquél despojo que era ciertamente mío, 
míralo, al sol expuesto 
ofrenda envuelta en una piel, 
tatuada con la imagen de los gemelos solares 
Me acordaré de las pitas, 
el mástil de su inflorescencia encantada 
orillando el camino 
enfrente, la nocturna grandeza iluminada 
la vuelta, la espiral, la sumisión, 
la mano, ambas manos, el pie, los pies 
y correr tras el aliento, la saliva, 
los restos de alimento y las últimas gotas de leche 
de otra que yo fuí 
El balcón colgante y las cosas del pasado son un muro y dos muros 
tras el desmayo fui reanimada por un líquido maravilloso
La leche de almendra me llevó a la playa de los peces 
se dispusieron las mesas y el propio santo tomó la parrilla
Dejamos la locura en un estuche 
y el crimen en un cofre con mil llaves 
y llegó el alimento 
para que te nutrieras 
El vino para alterarme y en el susurro 
Te oigo 
Ansiosa bebí el vino 
y me nutrí de tu alimento 
Blanco era el pescado y denso 
sin embargo denso y a la vez blanco 
El olvido tal seda cuyos pliegues yo plisaba 
Tocándola en secreto, en momentos conocidos 
parada ante la flor, icono, 
o plegaria de aquella que, 
engañada, 
abandonada quedó a su suerte.






“Me gustaría anunciarme a mí, a mi madre, que desde siempre ya no me escucha, lo que hay que saber antes de morir, es decir, que no sólo yo no conozco a nadie, no encontré a nadie, no tuve ni noticias en la historia de la humanidad de nadie, pero nadie que haya sido más feliz que yo, y afortunado, eufórico, es verdad a priori, ¿no?, ebrio de goce ininterrumpido, pero que además yo permanecí como el contraejemplo de mí mismo, también constantemente triste, privado, destituido, decepcionado, impaciente, celoso, desesperado, y si de hecho ambas certezas no se excluyen, entonces ignoro cómo arriesgar la más mínima frase sin dejarla caer por tierra, en silencio, por tierra su léxico, por tierra su gramática y su geología, cómo decir otra cosa que un interés tan apasionado como decepcionado por esta cosa, el idioma, la literatura, la filosofía, otra cosa que la imposibilidad de decir todavía, como lo hago aquí, ˊyo, yo firmoˋ”.

[D'ailleurs, Derrida (Safaa Fathy, 1999)]









MÁRCIO CATUNDA [10.830]

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Márcio Catunda 

(Fortaleza, Brasil, 1957).

Presidente de Poetas cearenses en Fortaleza, 1975. Vivió en Río de Janeiro en 1982, después de haber asistido a la reunión convocada círculo Sabadoyle, en compañía de Carlos Drummond de Andrade y otros escritores famosos que viven en la ciudad. En 1984, se unió a la Asociación Nacional de Escritores en Brasilia, dedicada al intercambio con escritores de todas las regiones brasileñas. Fundador Grupo Siriará en Fortaleza, 1985. En 1992, en Lima, Perú, fundó - con el poeta peruano Eduardo Rada, Regina Flores y Eli Martin - el grupo REME, el grupo organizó recitales y publicó libros en el período comprendido entre 1992-1994. De 1996 a 1997, participó en Ginebra, Suiza,  en la Asociación de Escritores de Ginebra. De 2002 a 2005 participó en Santo Domingo, República Dominicana, en una asociación de poetas dedicados al estudio de la metapoesía.

Escreveu e produziu as seguintes obras literárias e/ou musicais: Poemas de Hoje, 1976 (com Natalício Barroso Filho), Fortaleza, CE; Incendiário de Mitos, poesia. 1980, Fortaleza, CE; Navio Espacial, poesia, 1981, Fortaleza, CE; Estórias do Desde a Pérfida Perfeição, contos e poesia, 1982, Fortaleza, CE; O Evangelho da Iluminação, poesia, 1983, Fortaleza, CE; A Quintessência do Enigma, poesia, 1986, Brasília, DF; Purificações, poesia, 198­Rio de Janeiro, RJ; O Encantador de Estrelas, poesia, 1990, Brasília, DF; Sortilégio Marítimo, poesia, 1991, São Paulo, SP; Los Pilares del Esplendor, poesia, 1992, Lima, Peru; Llave Maestra, poesia, 1994, Lima, Peru (com três poetas peruanos); A Essência da Espiritualidade ensaios, 1994, Lima, Peru; Poèmes Ecologiques, poesia, 1996, Bellegarde, França; Ânima Lírica, CD de poemas musicados, 1997, Genebra, Suíça; Anthologie Sonore, CD de poemas recitados em três idiomas, 1997, Genebra, Suíça; Mário Gomes, Poeta, Santo e Bandido, biografia, 1997, São Paulo, SP; Rosas de Fogo, poesia, 1998, Rio de Janeiro, RJ; Água Lustral, poesia, 1998, Rio de Janeiro, RJ; Estância Cearense, antologia poética, 1999, Fortaleza, CE; À Sombra das Horas, antologia (poemas traduzidos em búlgaro), 1999, Sófia,  Bulgária; Na Trilha dos Eleitos, ensaios, (volume 1), 1999, Rio de Janeiro, RJ; No Chão do Destino, poesia, 1999, Vitória, ES; Crescente, poemas musicados, 1999, Sófia, Bulgária; London Gardens and Other Journeys, poesia, 2000, Sófia, Bulgária; Verbo Imaginário, antologia (CD com poemas lidos pelo autor), 2000, Sófia, Bulgária;  Noites Claras, poemas musicados em CD, 2001, Sófia, Bulgária; Na Tribo dos Eleitos, ensaios (volume II), 2001, Campinas, SP; Mística Beleza (poemas musicados), 2003, Brasília, DF.






MEDITANDO CON HORACIO

Dichoso el que no codicia ni adula
en los umbrales de los soberbios.
El que aprovecha la ocasión
para brindar con los hombres piadosos.
El que, bajo el influjo de las estrellas,
pide al padre de los vientos que, suavemente,
lo conduzca por el salvaje piélago.
El que, sin preguntar por el mañana,
se deja consolar por el esfuerzo del día,
como recompensa ante las amenazas de Orco.
Siendo breve la vida, resta disfrutar,
moderadamente, de los dones de Líber,
no sin disipar las penas voraces.
Exigua es la cuenta de los días.
Júpiter solo retrasa el vuelo del Destino.
Al sacerdote de las musas
le está permitido sorber el dulce vino
y reírse de las travesuras de Cupido.
Mientras sea posible,
refutar el lamento fúnebre
y deleitarse en el ocio lírico de la hora presente.





EL VIAJERO

Las ciudades me abruman con sus lucernas.
Idolatro las estrellas.
Viajar me libera de mi laberinto.
Busco algún éxtasis radiante contra el desaliento.
No hay lugares en el vacío del día,
sino en mi oficio bohemio.
Salgo de la cárcel de la tristeza,
en pos de los perfumes de los jardines.
Bajo las banderas aéreas de la tarde,
visito el aire de las plazas.
Pero sueño con puertos y castillos
ceñidos de agua y horizontes.
Acaso vengo de lejos en el tiempo.
¿Qué silencio inmortal
demanda el tumulto de mi voz?
¿Qué instante de armonía
busco más allá de las plazas de las ciudades?






CONTEMPLATIVO

No me queda más
que entregarme a los bosques deleitosos.
Doy reposo al ánimo afligido.
En el aire siento la mirada omnisciente.
¡No me empujen dentro del mundo otra vez!
Por mi actitud emocional,
dejo el prado floreciente bañarme el rostro.
Soy espejo de las nubes.
Como el viento en las espumas,
bebo el licor de un instante.







ENCANTO DE LA NATURALEZA

Frío aroma, quisiera respirarte
con la más bella de las flores.
El fuego de sus ojos,
luz de alegría,
incendia de entusiasmos delirantes
al pastor ebrio del afán de su presencia pura.
Más dulce que las ternuras del jardín
y más encantadora que los deliciosos trinos
de los pájaros que cantan de amor,
¡nube, descubre el espléndido rostro bienaventurado!

En un día así de lenta melancolía,
quisiera encontrar la rosa,
cuyo perfume es el arco-iris.
Estrella en el abismo de mi cielo.
Viaje en la música del sentimiento.
La que tiene en los ojos el mar de mi infancia:
delicada ofrenda de misterio
que trasciende las percepciones sensoriales.
Arroyo cantando a orillas del día,
flor de almendro,
engaño que acecha mi tedio solitario.
Halagado del iris verde del huerto canoro,
me abandono a la beatitud de las aves.
¡Brisas perfumadas,
decidle que añoro el olor de su piel!







ORÁCULO

A Pablo Guerrero

La belleza me persigue como un delirio.
Un oscuro rito.
Un dios que me asombra sus melodías.
Sobre la escalera de los vértigos
entre blancas corolas
que nacen para embellecer,
compenso con destellos sentimentales
y fugas líricas
el símbolo lacustre de la muerte.
La belleza es pura alegoría de existir,
pese a la nostalgia extemporánea.
La belleza es el tesoro acústico
de un refugio prismático
en los confines plateados.
Son las asimetrías cuneiformes de los cedros
y la suavidad de mi cantar de amoroso cautiverio.
En la noche de la brisa de plenitud,
celebro su vórtice radiante en las alturas del aire.






EL VUELO DEL PÁJARO CIEGO

El opio venturoso de la noche
me invita a la fiesta de los placeres efímeros.
El pájaro ciego vuela
sin saber si llegará a alguna parte.
Sólo sabe que su vuelo es fortuito
y que todo es abismo.
Mientras puedo tropezar con mi sombra alegremente,
sortearé las murallas del castillo imaginario.
El pájaro ciego vuela por instinto,
adivinando el rebaño fabuloso de la bruma.
En la noche de afán y láudano,
compro la quietud contra mi inútil tormento.
Todo pájaro es un milagro alado.
El pájaro ciego ve con la certeza del sueño.
En lo alto de su vuelo,
olfatea la dimensión del infinito.
Pero necesita reposar en un bosque de plenitud.
A ver, tabernero,
cuéntame un episodio dramático
para que yo te escriba un poema.
Ser poeta es un estado del espíritu.







HAFIZ PRUEBA FORTUNA

Harto de todo
lo que no sea el semblante amado.
El adorador ayuna y afronta
los peligros de la ciudad del amor.
Puesto que la musa es más graciosa
que el césped de los prados,
a las brisas pide que la hechicen de pasión,
cuando toquen su mejilla.
En la taberna de sus ojos,
bebió un vino añejo
que lo colmó de beatitud.
Al viento implora
que le diga a la bien amada
que él la recuerda por todas partes
y que brilla por doquier la rosa de su boca.
De pura angustia el desvariado de encanto
deambula con la esperanza viva.
Busca refugio en el silencio del día
y añora el momento del diálogo deseado.







HAIKUS

Prados de luz,
triunfos de la tarde,
deslumbramiento.

Mirada al cielo,
placer de los sentidos.
Paseo aéreo.

Niebla de sombra,
noche, cristal de luna,
huerto de aromas.

Cristal de luna,
antorchá, perla viva,
castillo astral.

Plácidas aguas.
El viajero contempla
vuelos rasantes.

Bajo las nubes
el perfil de las cosas:
celeste remanso.

Cruzo la niebla
en noche de temor
y adentro el día.







PORDIOSERO DE LUZ

El poeta juega bingo en los casinos del destino.
Atlas-poeta de Gran Vía Crucis,
soporta a hombros las ruinas iluminadas.
Pasea su rebeldía en procesión lírica.
Acompaña al séquito báquico
de la calle de los Desamparados.
Indefenso, busca formas de ignorar la derrota.
Expuesto a los vientos alisios,
con la angustia topa
y se consuela con acariciar
la idea de la rosa.
El vino añejo de los solitarios sorbe.
ídolo marginal,  ,
refugiado detrás de un remanso,
tambalea, soñando con la belleza absoluta.
Atraviesa la noche de reflejos dinámicos,
a los que dedica desvelos,
a consecuencia de un filtro amoroso.
El poeta se llena de lujuria espiritual.
Cambia horas de tedio por un minuto de éxtasis.
Y, en precipitada ambición,
entrega su fortuna
por un vértigo de frenesí.







DESAGRAVIO

En este mundo en que el objeto
determina el sujeto,
¿cómo redimir a la humanidad
de su propia estupidez?
No lo preguntes a Nostradamus
ni a los fabricantes de la mercancía mortífera.
El que desvela los secretos de las cloacas
es un mártir de la libertad.
El que grita: ¡Abajo la prepotencia!
es el profeta postmoderno,
en contra de la hipócrita ingerencia
en la privacidad ajena.
A las ovejas obedientes,
se les reprime la aventura de vivir en paz.
Hace falta despreciar a los dioses
de la falsa numismática.
¡Grandísimos desquiciados,
hijos de la gran poluta es lo que son!
Hay que disuadir la manipulación,
la violencia y la intimidación
que nos imponen los canallas opresores.
¡Que no se castigue al fugitivo de la injusta m
El perseguido se asoma
cual héroe del derecho de ejercer la oposición,


 http://www.crearensalamanca.com/poemas-de-marcio-cantuda/






CATUNDA, Márcio.  Escombros e reconstruções.  Brasília: Thesaurus, 2012.  118 p.  Arte da capa: Thiago Sarandy.  ISBN 978-85-409-0094-3 



ELEGIA PARA JOSÉ ALCIDES PINTO

Quando foi que rodopiaste ria catástrofe, 
exorcista, dervixe dos dragões? 
Quando nos demos o último abraço, 
forjador de diabruras? 
Místico desesperado, 
quanto aprendi contigo! 
Tua irreverência, tua marginalidade, 
teu dom de transmitir sentimento. 
Demónio iluminado, 
o látego das horas te fustigava! 
É que a vida te desafiava como uma trincheira. 
O dispensário, o manicômio, as harpias, 
tudo te obrigava a renunciar. 
No entanto, insistias no ofício martirizante. 
Nenhum discípulo esteve, como eu, 
agrilhoado à terra em declínio. 
Nenhum riu tanto contigo dos puritanos cínicos;
nem zombou da glória conquistada com festins,
nem abominou tanto os relógios de ponto
e a deslealdade.
Andei na tua trilha de eleito,
amolador de punhais.
A fatalidade foi a tua última travessura. 
Peripécia trágica, na angústia do momento final.
Quanta vez me falaste da terrível abjeção!
Onde quer que estejas,
espera: irei à tua procura!



OFÍCIO DE DESCALABROS

Interpretar as próprias comédias
com os olhos entornados.
Caminhar entre os cordeiros de Deus
tangidos pelos demónios.
Aceitar ser a saudade do que fui.
Submeter-me ao meu livre-arbítrio,
sem fazer caso das cabeças das Hidras.
A fumaça dissuade o masoquismo.
Vivo as madrugadas da minha sorte.
Ninguém sabe o que há por trás
da máscara do arlequim.
No teatro da egolatria,
ninguém se condoí do fantoche
que entre as mãos opressoras
dos doutores da lei se ache.
E eu, que não sou competitivo,
que tenho a ver com essa bazófia?
Ainda não aprendi a surfar sobre o tsunamí.
Tenho medo de que o paraquedas não abra.

09 de dezembro de 2010.



Extraído de:
2011 CALENDÁRIO   poetas antologia
Jaboatão dos Guararapes, PE: Editora Guararapes EGM, 2010.
Editor: Edson Guedes de Morais

/ Caixa de cartão duro com 12 conjuntos de poemas, um para cada mês do ano. Os poetas incluídos pelo mês de seu aniversário. Inclui efígie e um poema de cada poeta, escolhidos entre os clássicos e os contemporâneos do Brasil, e alguns de Portugal. Produção artesanal.
Poemas inéditos


DA ESTRELA À LAPA

50 minutos de ruas estreitas que os motoristas atravancam,
depois do enleio dos carros e semáforos letárgicos,
o Rato aparece como um pátio,
uma estalagem por onde se passa vorazmente,
até que a cúpula da Estrela assoma sobre a floração das copas,
guardada por Pedro Álvares Cabral,
alçado como Netuno,
diante das primícias do Jardim.
Galharda postura que abraça os pináculos.
Como se defendesse a fé e natureza
em plena avenida cheia de psicopatas
que buzinam pra que eu avance o sinal.
Impossível meditar sobre a clepsidra do Camilo Pessanha.
Dobra-se a orelha do retrovisor lateral
e o resto é deslizar na ladeira estreita, sutilmente.
Três imagens emergem depois do perigoso périplo:
o Rato, largo conventual e purpúreo,  
a Estrela, icone soberano
e o Cabral arrebatado, desfraldando a bandeirona
como se desbravasse, em frente à basílica, o litoral do Brasil.




31 DE DEZEMBRO DE 2005

O último dia do ano deveria ser um dia como outro qualquer.
Sem temores, sem sobressaltos.
Mas entristeci de pensar.
A canallha assovia, a sirene passa
e eu me deito sobre os meus 48 anos.
Da varanda vejo o Tejo.
A noite abriu-se como por encanto.
Há bulício nas casas e nas ruas.
Holofotes e estrelas anunciam
e eu desentristeço de expectativa.
Os barcos são candeias na fragrância das águas.
A meia noite acende os formidáveis fogos.
As auras fosfóreas produzem súbita aurora.
É já manhã na face lisa do Tejo.




LICENCA POÉTICA

Perplexo estou no rumor da hora,
espreitando os caprichos do tempo.
Pratiquei longamente a disciplina dos austeros
e hoje me permito a digressão.
Vislumbro o tumulto suburbano:
é a expressão do meu canto humaníssimo.
Meu sonho de poesia.  Se mergulho profundamente em mim,
compreendo a dimensão da vida. A arte de viver em plenitude.
Minha ânsia é ver todos os espíritos em luz,
todos os viventos com o direito à felicidade,
todos conscientes da necessidade de viver em paz
e entender o mistério e decifrar as dádivas do vento.
Pertenco a todas as criaturas, a todos os minerais e vegetais,
sou um fruto sazonado em sentimento,
sou a energia e o artefato da natureza.
Alegria de ver a vida fluindo
nos meninos que jogam futebol no quintal,
nas aves canoras, na música que vibra na casa,
no clarão solar que acende o chão.
Permito-me a glória deste momento,
ciente da verdade que ele ensina.
Ser o milagre – ânima semovente e andar em confianca.
Transformar-me sempre na experiência vindoura
e manter-me aliado de mim. Servir sem distinguir a quem,
na certeza do objetivo superior. Compreender-me e compreeende o semelhante
como a planta compreende o céu, como a nuvem compreende os rios.
Este é o meu conforto e minha causa: coexistir o santo e o poeta e tudo resultará em serenidade.
Permanecer calmo ante o enigma, saber que o destino engendra sempre o bem
e dar gracas ao Mestre por esta licenca poética,
este momento único, a exuberância nectárea desta consciência,
esta translúcida realidade, aceitacão de mim mesmo,
imersão em reveladora magnitude.




HINO À PAZ

Triste é ver da guerra o rancor sangrento.
Irmãos matando irmãos nos conflitos da miséria humana.
Hei de aprender que a paz comeca em minha casa.
Como manifestar-me contra a violência,
se ainda sou capaz de agredir meu semelhante?
Um dia seremos todos verdadeiremante pacíficos,
todos amigos pelo coracao,
vivendo a igualdade espiritual 
e o reconhecimento da verdade superior,
a lei que nos ensina harmonia.
Um dia serei essencialmente fraternos,
porque me arrependo dos meus gestos insensatos.
Mas sou o que no presente se gratifica pela sensacão.
Sou o que aprende o sentimento mais claro.
Duro é viver em desavenca.
Que a concórdia se estabeleca na personalidade humana,
que todas as virtudes nos defendam
e que um ideal estético seja o nosso pavilhão.
Um dia as nacões se visitarão em irmandades,
sem armas e sem orgulho e não teremos mais a tristeza dos confrontos.
A guerra será uma recordacão triste
e o comércio será sem concorrência,
mas com o objetivo único da substitência confortável de todos.
Há de haver trabalho bem remunerado
e oportunidade e instrucao para todos.
Eu canto o advento do novo mundo e da nova vida,
mas nao tenho a pretensao de ser profeta.
Sou apenas um admirador de Jesus
e creio na força de sua palavra,
na sua orientacão de pastor do rebanho a que pertenco.
Confio na mensagem que recebemos do divino ser:
O homem é uma dádiva do Criador
e havemos de reconhecer juntos esta lei maior.
A vida só tem sentido se caminhamos juntos.
A paz é uma ordem da consciência. 




MEU CONSTRANGIMENTO

Os navios cintilam como palácios.
Lua sobre o arco de rutilâncias.
Noite clara diante do mar
e o meu constrangimento.
Ando tão magoado
que o mar parece a extensão das minhas lágrimas.
Brisa de aroma benevolente.
Música de enlevo como outrora.
Idílios clarividentes em todo o litoral
e o meu constrangimento.
A noite toda meditei sobre a morte.
A noite toda passei lendo amarguras.
Água translúcida sob a névoa.
Jardim romântico
e o meu constrangimento.
Vertigem de esplendor
e o meu constrangimento.
Meu constrangimento é uma lição de labirinto,
ácido que corrói a cartilagem dos prazeres.
Meu constrangimento diante das constelações.
Meu constrangimento, implacável,
coroa de espinho no horizonte de angústia.
Febre de amor, tormento de deleitável contrição.
Assombro em cada gesto do vento. 




NOITE ETÉREA EM FORTALEZA

Noite etérea em Fortaleza,
ex-cidade dos meus encantos,
hoje recanto dos meus sonhos nostálgicos.
Cadê o rapaz que se apaixonava nos bares da beira-mar?
Sou eu esse que lamenta o existido,
o que se engana com a perspectiva do tempo.
Sou o que só no passado vê plenitude.
A hora presente é a ficção do segredo.
Só no futuro existe vida?
Imagem de esperança, visão martirizada pelo mistério.
Noite etérea que conheces o axioma cósmico,
o diálogo contigo é monólogo,
é o reflexo do meu enlevo angustiado. 




PARTILHA

Na partilha de direitos e deveres,
a polícia tem o dever de não massacrar o indigente
e este tem o direito de dormir nos bancos de cimento,
sem ser incomodado.
O marginal não se perturba com os barulhos da noite
e o burguês não precisa temer o inofensivo vagabundo.
Eis o pacto social.
Até o momento em que algum insatisfeito o rompe:
a violência como argumento. 




CÓDIGO URBANO

A todo cidadão se assegura o direito de dormir nas ruas.
Sujo, fedendo, doente de miséria,
A todo cidadão se assegura o direito a se degradar,
cair no chão em qualquer esquina,
na pedra no frio na lama,
até que a morte o conduza a algum espaço mais baixo.
Dormir na calçada é um direito humano,
mas vender muamba em frente às lojas é delito. 
A Prefeitura leva tudo
e baixa a porrada em quem vier pela frente. 




O VERDADEIRAMENTE ABOMINÁVEL

Tem-se o verdadeiramente abominável,
o histriônico de mau gosto, arrogante e degenerado.
O mais desprezível das mentes atrofiadas.
Gatunos fingidos, a escória, a ralé
que cultua a imundície,
a insalubridade como bandeira.
Não posso referir-me a eles sem o termo canalhas.
Sem hipérboles: são canalhas a golpes de patifaria.
Caminhar na chuva nessa espelunca,
molhando, em meio à buzinação.
A agonia insana dos sujeitos,
competindo por um palmo de espaço.
Tem-se o modelo mais perfeito do egoísmo humano.
As camionetas como balas disparadas
entre monturos de porcaria expostos aos elementos.
Andar a pé é um sonho.
Difícil é ter aonde ir.
Os esgotos jorrando,
o lixo fedendo em toda parte.
Esforço-me pra detestar um pouco menos o desrespeito à ordem,
a venalidade e a sandice.
Com a cabeça coberta de cinzas,
defender essa chusma de delinqüentes?
Sair por aí carregando a bandeira de ladrões,
nefastos e depravados?
Ser cego em Granada?
Mais difícil é ser inteligente na Ilha dos Patifes. 

(Enviados por e-mail pelo autor em fevereiro de 2006) 




EM DESESPERO PELA LIBERDADE

Uns sentem raiva de viver e explodem o corpo em mil pedaços.
Estilhaços se estraçalham levando junto os opressores.
Uns, armas empunhadas, vivem a serviço da crueldade.
Outros, metidos numa dinamite, renunciam à vida.
Aos remanescentes legam nuvens de fogo e destroços.
A morte como resposta aos desmandos,
ao opróbrio tenebroso.
Defender-se com a própria vida
e exterminá-la sem medo da dilaceração.
Antes morrer que submeter-se à escravidão.
A viver fustigado por metralhadoras, as ruas vigiadas,
as portas invadidas, a cara onipresente do inimigo à espreita,
o metal dos fuzis reluzindo ao sol,
antes morrer mil vezes despedaçado,
mil vezes o golpe inominável contra si mesmo
em defesa do suicida, sobreviver morrendo
em desespero pela liberdade.

Extraído do livro Sintaxe do Tempo . Fortaleza: Imprece,
2005. 90 p.




CATUNDA, Márcio.  Verbo imaginário  (Antologia poética).  Sofia, Romênia: Roumena Publishers, 2000.  64 p.  ISBN  954-8997-03-7  Inclui um CD. Apresentação na contracapa por Rumen Stoyanov.  Col. A.M.  (EE)



ENTRE O CONJUNTO NACIONAL E O CONIC

Pasce o gado humano entre o Conjunto Nacional e o Conic.
Passa gente de todo espectro: mendigos, operários,
burocratas tangidos pelo ruído agoniado dos carros.
Toda sorte de gente a passar na passarela,
no impasse ou na parcialidade em que a vida se transforma,
vida: matéria-prima do tempo, pasto de transitoriedade.
Nunca mais as mesmas pessoas passarão
e os que passam deixam rastros de nada.
Restam imagens, vultos, espectros entre dois mundos,
os polos da cidade.
No desvão entre o Conjunto Nacional e o Conic,
os que vão sob a redoma celeste passam, passageiros do instante.
Passam deixando-me na retina o retrato do Brasil:
o sanfoneiro cego, a mulher de peitos balouçantes,
o aleijadinho desengonçado que se desvia dos transeuntes,
os vendedores de miudezas oferecendo mangas,
bonecos de pano, discos piratas.
O sujeito do boné tatuando a coxa de uma cabrocha.
O outro que lambe um picolé.
As miríades de coisas ínfimas espalhadas na calçada.
Tudo ao preço de um real.
"Melhore a sua imagem" , diz o que oferece antenas de televisão.
E outras vozes: "12 linhas, 13 agulhas,
refresco de catuaba, milho verde,
pastel, churrasquinho, calcinha, camisinha", etc.
   De repente, um grito... Olha o rapa!
a negrada arruma a trouxa e se desabala no rumo da Rodoviária.
O policial esgalgo urubuserva tudo, especialmente as mulatas,
(as brasileiras partes tingidas de sol).
De Ceilândia, de Taguatinga, de Samambaia,
desfila um brasil de passo inconsciente,
que passivamente expõe etnias e castas,
neste elo que conecta os extremos de Brasília.
Diante de mim, os obeliscos do Legislativo,
a sequência dos Ministérios simetricamente perfilados.
Diante de mim, em um minuto passam as duas mil caras do Brasil,
da casa grande à sensala, da favela ao shoping,
  do latifúndio à sarjeta,
a cor morena denunciando as proezas do avô lusitano.
"Dá uma esmola fi-da-mãe-de-Deus",
pede a mulher com o pequenino ao colo...
Com ar solene, a legião distribui minúsculos papéis
como se revelasse mistérios.




De
VERTENTES
Coletânea de poemas e fortuna crítica.
[Poemas de] Elaine Pauvolid, Marcia Carvalho,
Márcio Catunda, Ricardo Alfaya, Tanussi Cardoso.
Rio de Janeiro: Fivestar, 2009.  195 p.
ISBN  978-85-62038-02-0


MEDITAÇÕES LÍRICAS
(Fragmento final da 5a. Parte)


Eu lia um livro que o tempo me tomou das mãos.
Recuperei-o depois e era um tesouro, um vento,
natureza que se ofertou.

Adentrei os pórticos da infância:
era tristeza, era desterro,
a plenitude violentada e o sonho infamado.
Quis o mundo e me perdi no invisível.
Caí no pesadelo de suportar os dias irreais.
Dar razão a todos, renunciar-me, perder ilusões.
Negar esperanças, arrastar ergástulos de mim.
Recostar-me à margem dos precipícios,
vencer-me os tremores místicos,
curvando os ombros e envelhecendo...
Ah, vida feita de resignar-se...
Poeta, lembra-te de Zoroastro
e acende a chama na planície do coração!
A poesia é divina
e cada poeta é grande em sua dicção.
A inspiração não escolhe a quem,
mas antes vem o mérito e o dom da recompensa.
Vejo os verdes montes cobertos de ternura
e recolho os madrigais da ventura.
Poeta sou e de ânimo celeste coroei-me a fronte.
Não por mim mesmo, mas pela fonte do dia.
Pela luz das serenas alturas,
pela estrela rútila das madrugadas.
É por ela que venho colhendo alvoradas.

Ontem, alma embargada de travos de amargura,
pesavam-me turvos pensamentos.
Infenso à ínfima psicosfera,
carpia as mágoas do sentir.
Nas minhas incoerências refletiam ecos da dor do que fui.
Angústias, neurastenias,
lástimas que chorei sem lágrimas.
Noite na aura e o torpor dos remorsos,
erosão borbulhando, toldando as águas íntimas,
redemoinhos revirando o pó das emoções.
Hoje, um fabuloso fluxo de energia lançou-me a outro polo.
Estabeleceu-se um turbilhão de memórias em mim.
Índio que me tornei no meio do tempo.
Como as coisas do mundo me decepcionam!
Só na contemplação entendo o colosso da vida.
Estranho como a vida se faz urgente, de súbito!

Pelas teias do arrebol,
quis-me a fortuna iludir.
O poente esconde o Sol,
mas é de aurora o porvir.

Errante no tempo andei,
em sonhos mirabolantes,
por paraísos distantes,
feliz; de mim mesmo, rei,

Onde um salgueiro gemia
em solidão fui sentar.
Tarde cinza, brisa fria,
me perdi no meu sonhar.

O mundo começou aqui,
nesse momento de outrora.
Tudo quanto senti,
revive o luar de agora.

O lugar de tal virtude
é o tempo de sempre amar.
Mergulho de plenitude,
tempo de eterno voar.

No abismo da noite acesa,
um anjo me conduziu.
Libertou minha alma presa,
seu olhar me seduziu, 

http://www.antoniomiranda.com.br/poesia_brasis/rio_de_janeiro/marcio_catunda.html








SOFÍA MONTERO GARCÍA [10.831]

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Sofía Montero García

(SALAMANCA)
Ha participado en diversas actividades culturales: tertulia Atril en el Ateneo, talleres de Escritura creativa en Las Conchas y A.C. Pentadrama, Tertulia Rona Dalba (Intervención conjunta Sonido, voz y cerebro 8-2013); Actuación en Las Conchas: sin escenario, Cuentacuentos(6-2012); Proyecto Puentes(texto, voz sonido y movimiento, último 11-2013); medios de comunicación: Radio Oasis, La Cope; espectáculos salmantinos en el Savor (recitales, Micro abierto); Ateneo (recitales, Ateneo Abierto); Las Conchas: 7 Festival Internacional de las Artes de Castilla y LEON:facyl “Otros Lenguajes” con A.C.Pentadrama 2011;  Teatro Liceo: Sala de Ensayos “Nocturnos” A.C. Pentadrama 2010 ;Sala de la Palabra, SLC “Vendimiario”,2011; tercer encuentro de escritores Ciudad Juárez Salamanca biblioteca popular Giner de los Ríos 9-2013. Publicaciones digitales: ”Crear en Salamanca”,  talleres de Escritura Creativa en  el blog de Las Conchas. Imparto talleres a niños de 2º de Primaria ”La Creación Literaria” a través de La Ciudad de Saberes  y SLC de Salamanca.
Próximas actuaciones: “Orígenes” (recital conjunto poético musical en EL ESTUDIO, Ávila 11-2013), A.C. Pentadrama  (recital conjunto de textos  de componentes de Pentadrama y fotografías de Andres Arroyo en el auditorio “Julián Sánchez el Charro” 12-2013).

Publicaciones:

Mis Poemas
Ojal para la magia


Ha publicado en varias revistas literarias:

Mesa de Mármol,  Papeles del Martes, Atril, Álamo,  Letra Contemporánea, El Cielo de Salamanca( revista cultural euroamericana ,Salamanca 2002).

Libros colectivos: 
“Salamanca Azul y Oro” editado por Caja Duero, 2001. 
Antología: “Rincones de Creación Salamanca”(escritores de Letra Contemporánea ,Salamanca Ciudad de la Cultura, SLC. 2009). 
AC. Pentadrama: Libros colectivos de Paseo Poético: “El amor y otros poemas”2009.
AC. Pentadrama: ”Nocturnos” 2010,”Tierra y sueños”2011. 
AC. Pentadrama: “Encuentros y Palabras”(antología de escritores de A.C. Pentadrama y otros presentado por Pentadrama en la 33 feria municipal del libro, 3- 2013).






FANTASÍA

Juego de títeres
tempera las horas del color.
Vestido de carmín
habla:
al paraguas de cristal,
al terciopelo de letras,
a la luz
pintada en la magia de las sombras. 

"OJAL PARA LA MAGIA" Pág.33





BRILLOS DE SILENCIO

Descalzo las horas del presente,
hidrato el tiempo.
La piedra se esponja entre los muros,
diseños de otra historia.
Pájaros en flor
sueñan en las torres,
pliegan su capullo de sombras
para llenar de miel la noche de la luz.

”OJAL PARA LA MAGIA”
             





NIEBLA

Balcón de la mirada,
arcos de piedra
despiertan los recuerdos
con medallones de voz
en el blanco amanecer
que tala la distancia.

”OJAL PARA LA MAGIA”
             





LÁPICES DE PIEDRA

Pintura encadenada
vela piedras del recuerdo
con laberintos de cera amanecida,
tinte de huellas en declive 
aliñado por la inmortalidad.

”OJAL PARA LA MAGIA”
             






EL AIRE SE HACE PIEDRA

Agujas de viento
tejen sus puntillas de piedra,
columpian los recuerdos de una imagen
con voces del presente, 
brotes de luz en las sombras del sonido.

”OJAL PARA LA MAGIA”
             





Portada del Libro “Ojal para la Magia”






SED DE EXISTENCIA

Racimo de versos con olor a eternidad
se hacen eco en nuestra historia.
Realidad, espejo de la mente,
dialoga en el recinto del tiempo.
Vestida con fragmentos cotidianos
miente silencios a la vida,
adivina la verdad irrepetible.
Como un tronco que dialoga entre las ramas
razona la existencia:
eterna en el sentir,
amante del dolor en nuestra mente
que sueña en las huellas del tiempo.





TU RINCÓN

El mármol de una imagen amanece
lacándose en mi piel,
presa del tiempo.
Estuches semiabiertos de recuerdos
doran el mar entre almohadas.
Fundida en el momento
me uno hacia tu sombra,
acuno el recuerdo del amor,
poso de cielo en el ambiente
que tala la distancia.





PACO MORAL [10.832]

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Paco Moral 

(Madrid, 1961) trabaja en la Editorial Santillana como Técnico en Artes Gráficas, siguiendo una larga tradición familiar. Colaborador de la revista Onzevaras en el año 1981, publica varios artículos bajo el seudónimo de “Paco Loba”. En 1989 publica el libro de poemas Suave viene la noche, en la Colección Abraxas del Ayuntamiento de Madrid. En 2008 publica su segundo poemario, "Libro de las cartas", en Ediciones Vitruvio, al que siguen "Cuando la noche calló sobre Lisboa" (Editorial Celesta, 2012), y "Frutas y banderas" (Ediciones Vitruvio 2013). Ha sido finalista con algunas de sus obras en diversos premios de poesía, como el Alonso de Ercilla (2008), Ciudad de Badajoz (2007, 2009, 2010 y 2011) y el premio Jaén (2008 y 2010).

Fragmentos de su obra han sido publicados en algunas de las más importantes revistas literarias, tanto en edición papel (Malvís, La Poesía, señor hidalgo, Poeta de cabra, Álora la bien cercada) como en formato digital (La dama duende, Marabilia…).



Luego vino el otoño

Antes de ti llegó la presentida
quietud de las banderas incendiadas,
el púrpura del palio de los muertos,
el tiempo de mi aroma en muchos brazos,
las sombras de los bares y el destino,
la grana de la sangre de mi aliento.

Aquel septiembre ardiendo ante mi pecho,
playas de agosto, arenas de un exilio...
Y después, el otoño parecido a una novia
de blanco riguroso confundida en la niebla,
entregada y ausente, luminosa, distante.

Y en tu abrigo marrón ya tiritaba
(tan solo recordarlo me estremece)
el fulgor del deseo.






Frutas y banderas

Era un tiempo de frutas y banderas,
de edificios a medio construir,
de chiringuitos
a pie de playa, de himnos,
canciones de verano,
amores nebulosos que recuerdas
con la vaga nostalgia
de algo que no fue cierto
                            y, sin embargo,
observas hoy como la certidumbre
de la vida que alientas
y que sabes mentida.







Vuelta a la casa de la playa

Sobre el malva del tiempo,
con la pátina gris de la memoria,
el armario del cuarto atesora distancias…

Y las viejas camisas, con más de treinta años,
las palas, las pelotas, el juego de petanca,
aquel pasapurés para la fruta,
el olor de mi madre y el armario del baño,
es hoy acumularse sobre mi piel vencida
el polvo de los tiempos que ya nunca más míos.

Es volver a la casa de la playa y sentirme
preñado de nostalgia y absurdamente viejo.







La muchacha en el parque

Un camino de tierra, pocos charcos
recordando la lluvia de algunas horas antes,
la madera empapada de los bancos de enero
y un pájaro temblando en la rama de un pruno.

El mundo equidistante entre dios y la nada
y una muchacha apenas esbozada a lo lejos…
Va temblando en la tarde y su cuerpo menudo
parece una presencia más irreal que cercana
cuando pasa y le mira. Y el muchacho sonríe,
fuego en sus venas rotas, carbón en su mirada. 







MILAGRO EN UNA ESQUINA PARA UN LECTOR INCIERTO

Eres hombre o mujer, joven o viejo, y tienes
grietas sobre tu cuerpo ajado en cien batallas,
o eres quizás tan suave que resbala
la seda por tu piel como lo hacen
los rayos de la luna al reflejarse
y repetir su luz sobre el Mediterráneo.

Estarás en la casa de tus padres,
en una habitación que le has robado al sueño,
o desnuda, tumbada de costado
junto al mendaz amante que te finge
después de acariciarte, repitiendo que te ama
aún como te amaba aquella tarde oscura.

Hay tanto que decir
en un andén del metro con tu libro apretado
contra el pecho tan joven, tan falto de derrotas,
o en el banco de un parque huérfano de noviazgos,
o en un vagón de tren camino de la nada.

Puede que sea pronto,
que pases esta página dentro de algunos meses,
o bien que hayas entrado en una biblioteca
salvada de un naufragio
y hayas cogido tú al azar el libro
que yo escribiera hace doscientos años.

Son tantos los azares, tantas las coincidencias
que te han hecho llegar hasta aquí para verme,
para que nos topemos al doblar esa esquina
en la que se han citado mis palabras
con tus ojos cansados a esta hora imposible.

Nos vemos, clandestinos, 
y apenas coincidimos el lapso que has tardado
en leer el poema y pasar a otro asunto
sin presentir que yo te buscaba esta noche
sabiendo que un día habríamos de amarnos
como cómplices ciegos,
como los que se encuentran
para desencontrarse un minuto más tarde.

Mi amor duró algo más de treinta versos
y al tuyo lo mataron las urgencias.

"Frutas y banderas", Ed. Vitruvio, 2013 




SUAVE VIENE LA NOCHE

Suavemente la noche se te acerca,
como el pulso del mundo
se parece a tus labios.
Suave viene la noche,
como si una cascada de panteras
te subiera despacio
                            por la vida.
No hay dolor.
                    No queda ya dolor.
Ni sensaciones turbias
ni edificios en ruina.
La noche viene dulce
como una vieja amante que volviera,
y ya no sientes nada,
                             ni siquiera la angustia
de mirarte al espejo
y hacer muecas horribles para ponerte fea
como cuando eras niña
                                  de los cuentos.
Viene la noche tibia
y en tu piel hay heridas de noviembre,
reflejos de jarrones de Pompeya,
vestales de otro tiempo,
anillos de amatista
                          o lapislázuli
y un ardor de Vesubio en tus pezones
devorados a fuerza de derrotas.
Suave viene la noche
                             para ti,
mujer de piedra,
                       reina de mi sueño,
ahora que empieza a despuntar el día.





      
I

De noche todos los tranvías buscan gatos de témpera
para pintar sus tripas del color de los agujeros
de las puertas,
                         de los cuchillos,
                         de los profundos huecos.
De noche todos los tranvías lanzan sus redes-telas
para cazar las mariposas más tibias del invierno
como las arañas,
                         como la nieve nocturna,
                         como el furor de las bombas.
De noche todos los tranvías son pardos.


                         

IV

Cómo no amar tus diminutas manos,
si en las tardes remotas
del invierno remoto que recuerdo
abrazaron mi amor y mi deseo.
Cómo no amar tus manos seductoras,
si hay instantes que son como cenizas,
momentos pasajeros
                                de sueños imposibles,
con palabras abiertas como grutas silentes.
Y hay palabras,
                        a veces, como rocas;
volcanes infinitos de miradas,
                        caricias de tus manos
como lluvia detenida en la historia.
Manos como las tuyas,
                                    igual que bruma espesa
                                    golpeando acantilados
en unas playas/sábanas que sólo
nosotros habitábamos.


                           


VIII

Hoy he llevado a cuestas todo el día
mi eterna soledad disfrazada de hombre.
Es curioso que, a veces, la derrota,
como una nube terca que se obstina
en apagar el sol de mi deseo,
consiga lo que tú no has conseguido
a fuerza de enfrentar juntos el paso
de los sábados.
He andado como un zombi,
me he puesto la coraza de ignominia
y he bajado al mercado
sin afeitar, dispuesto a pelearme
con quien primero me saliera al paso
o me quisiera escamotear un turno.
He sopesado el daño que pudiera
causar, si me dejaran enseñarles
mi corazón herido por ciertos desengaños
vitales que ahora sufro.
Ni siquiera esta tarde delirante
me ha conmovido el duelo de los otros;
el hambre, la tortura, su verdad metafísica.
Hoy todo ha sido inútil, no estaba para nadie.
Abatido y confuso,
sin un motivo cierto que no fuera
inexplicable y vago, me retiro
a dormir y te descubro erguida
a través de la puerta del lavabo
subiéndote las medias caladas que me anulan
la voluntad, cuando cercan tus muslos
como manos aviesas.
Nunca supo tan dulce el desengaño
ni tan salado y honda la derrota.







Antinoo

Duerme, duerme,
bellísimo Antinoo,
adelfa, estatua griega,
jacinto devorado por la duda.
Tu amor está guardado
bajo tranquilas aguas,
tu cabello no espera
caricias ni perfumes
y hay sabor de cicuta
que preparan los dioses.
Recuerda sólo cifras,
espadas, torbellinos
de amor como saetas
y la quietud del mundo
recorriendo tus párpados.
Duerme, duerme,
casi recién nacido,
que el caballo del César 
ha ofrecido su lomo
y no puede el león hacerte suyo.

en "Suave viene la noche"





                   I

Cuando la noche calló sobre Lisboa
las gaviotas del Tajo
cruzaron mustias el puente que separa
la verdad y la vida,
la pereza y la nada,
el silencio y las sombras,
y fueron lentamente a posarse en el muelle
junto a un ferry cansino
vacío ya por dentro de muertos con maleta,
de espíritus sin alma,
de dioses del crepúsculo,
de cuerpos oxidados.





III

QUÉ inútil y qué sórdida
sonaría una esquela
para un hombre tan solo,
y qué ridícula
la expresión de los guardias
cuando abrieran
la maleta pensando
encontrar cocaína
y sólo vieran folios,
discos magnéticos,
apuntes,
instrucciones de software,
unos cuantos poemas
                                de soledad
                                                 y muerte
garabateados con un bolígrafo
                                             rotulador,
un libro de Cummings
y otro de Pessoa con una servilleta
atravesada en una página
con un verso marcado:
cruza las manos sobre la rodilla y mírame
[en silencio
en esta hora, compañera, cuando no puedo ver
                                         [que tú me miras.






                       Día Dos
         Una rara historia de amor

BAJO el canalón,
que escupe el agua ansiada
después de tantos meses
de rogativas,
una pareja extraña,
vestidos ambos de riguroso
                                          luto,
se amaban en silencio,
(o eso me pareció
cuando abrí la ventana
para oír sus palabras).
Ella dijo: «¿Me quieres?»
(la traducción es mía)
y el contestó: «No más
que lo que tú me quieras».
«Entonces, hasta siempre»
dijo ella posando
sus labios en los labios mojados
por la lluvia.
Luego dio media vuelta,
miró hacia la ventana
donde yo me apostaba
y me lanzó sus ojos
heridos por mil noches
de amor.
La vi (la vimos)
alejarse despacio por la acera
moviendo un cuerpo frágil
que deseé en mis brazos.
Todavía recuerdo la calle despoblada
el eco de sus pasos rebotando en la lluvia
y el vaivén increíble de sus pechos
empapados,
                   jovencísimos,
                                        deseados
bajo el oscuro suéter
cuando al poco
se volvió lentamente a mirarnos
(es cierto, me miró)
y decirnos adiós.
Aún me duele su beso,
el sabor a tabaco y a cerezas
de su boca increíble.
  






Día Catorce
Pequeña letanía en el aeropuerto

Quise llamarte, quise
decirte que esperaras
esta noche despierta
                                hasta las doce,
erguida, preparada
para el tesón ardiente
de mis manos trepando
                                por tu cuerpo.
Quise llamarte, pero
se cortó la llamada
en el momento justo
                                en que tus manos
despacio, sin urgencias,
tan firmemente suaves,
iban a comenzar
a desnudarme
(lo peor fue el retraso
de mi vuelo).

De Cuando la noche calló sobre Lisboa


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