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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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OCTAVIO FERNÁNDEZ ZOTES [9607}

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Octavio Fernández Zotes nació en Cabañeros, peque­ña pedanía del municipio de Laguna de Negrillos, en el páramo leonés, en 1935.
Como pediatra, ejerció durante 37 años en Gal­dakao (Vizcaya).
Finalizado su ciclo profesional se preguntó si habría vida después de la medicina y se dijo: ¿Por qué no en la poesía?
Fruto de ello son los poemarios:
En las zarzas del camino, Editorial Erroteta 2005.
Memorial inacabado, Ediciones Hontanar 2006.
Anónimo viajero, Ediciones Hontanar 2009.
El libro conjunto Poetas de transición, Ediciones Hontanar 2006.
Ha participado en dos Antología hispano chilenas:
Arpegios poéticos, Santiago de Chile 2008 y Crisol poético, Santiago de Chile 2009.
Participó con varios relatos en el libro de VV.AA. Tiempo de Recreo, Editorial El Recreo, Barcelona 2007.
Es coautor, junto con José Domingo Gutiérrez, del libro gráfico La inquietud de los árboles del límite, (2012).
Sus poemas figuran en diversas revistas y páginas de Internet.
“Si tuviéramos que colocar algún marbete a sus ver­sos, hablaríamos de poesía existencial centrada en las angustias del yo”. José Enrique Martínez, en Filandón (Diario de León).



Vendrá la muerte y tendrá tus ojos… (Cesare Pavese)
Somos el tiempo que nos queda… (Caballero Bonald)
Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol… (Martín Luther King)

SE QUEBRARÁ EL RECUERDO Y TODO SERÁ EN VANO

Sonarán los clarines de la muerte
en el alcor lejano
y traerá con ella letanías discontinuas
de gritos y llantos.
Lastimeros quejidos que de lejos
clamarán al dios de lo imprevisto.
No esperamos a la muerte tan temprano.
Llega su turno y, asustados, 
gritamos que la muerte nos sorprende,
mas ya todo estaba escrito
en la letra pequeña del contrato.

Uno empieza a morir mucho antes de la muerte.
La muerte es una sombra larga
que ronda a nuestro lado imperceptible.

El nombre de la muerte que le damos
a los últimos momentos
no es sino un plazo ya cumplido;
es la inapelable ejecución de una sentencia.

Y sin embargo, esa muerte anunciada, 
ese terrible plazo,
hace tiempo que camina con nosotros
un arcano de pétalos y trazos, 
un acicate, una búsqueda intensiva,
un permanente trago que apuramos
como si fuera hoy el comienzo
el final del primer día.
La muerte es un fin y es el motivo 
si supiéramos gozarlo.

Hay un tiempo preciso que es precioso
para hollar el hielo y dejar huellas
calientes detrás de nuestros pasos.

Pozos profundos que reclaman llantos,
ensenadas cálidas donde encontrar cobijo,
brazos abiertos que esperan a otros brazos,
palabras tiernas con poder balsámico,
sonrisas limpias, lágrimas fecundas,
trigo duro que amolar haciendo harina;
trigo nuevo naciendo en el sembrado.






Lázaro

Lázaro oyó sonar sobre su tumba
la voz majestuosa
del más dulce amigo de la infancia.
Ha días que dormía mansamente
en el seno caliente de la tierra.

Era un sueño apático y sin sueños;
era un estar estando, simplemente;
era una soledad cristalizada;
era un nadar a braza por la nada;
era un vacío hundido en el vacío.

Su amigo le conminó con voz urgente:
¡Álzate, Lázaro, álzate y anda!

Pero Lázaro, ¡ay!, estremecido,
miró en torno a él y, convencido
de que nada sorprendente le esperaba,
se dio la vuelta y continuó dormido.



Cada día...

Cada día, y en el momento justo
de inaugurar una nueva mañana,
me arremango y tomo impulso
para escribir el poema más bello de este mundo.

Amalgamo los sueños comprimidos;
me asomo con deleite a la ventana;
saludo a la vecina que me llama
por mi nombre de pila;
veo volar las golondrinas,
como un nuevo Bécquer redi-vivo,
escucho el trinar divino de las aves...

Pero apenas intento remontarme,
alzar el vuelo triunfal al infinito;
cantar los diminutos gozos de esta vida:
Leo el periódico y se me cae el mundo.
Y así continúo, un día y otro día,
melancólico, triste y meditabundo.



Viaje a tu memoria

Cuando haya pasado el tiempo de las rosas
y cierren tras de mí las puertas herméticas del Hades,
yo tomaré la ruta hacia Occidente
en un viaje sin retorno a las Hespérides
o a un Avalón desierto y sin manzanas.

Cuando cierren las puertas y ventanas
del último aposento; cuando el viento
se haya llevado el polvo ingrávido
de mis últimas palabras;
cuando ya no quede nada;
sólo quedará un leve recuerdo
del que te nombro como única guardiana.

Aunque yo me haya ido, perdido en esa barca
que pilota Caronte
y no haya un horizonte por delante,
seguiré habitando en el seno
íntimo del jardín de tus recuerdos.

No quiero ni más gloria ni más nada.
Y si has de ser el fiel guardián, yo te convoco
a que evoques mis sueños no alcanzados.
No los mezcles con llantos y plegarias;
te entrego el Grial en que mi sangre mora;
envuélvelo en caricias y sonrisas
en el lecho de algodón de tu memoria.



Pequeño mundo

A veces el mundo parece tan pequeño
que a uno le entran ganas
de salir de paseo una mañana
y mirarlo en perspectiva, desde lejos.

Mirarlo en sus múltiples facetas,
como un espejo roto que refleja
todas las miradas de los otros.
Y luego, todos juntos,
sentarse a la mesa de un café-concierto,
ya sea en Bogotá o en Barcelona,
y rehacer el puzzle, pieza a pieza.

Sentir qué pocas cosas nos separan
y cómo se acortan las distancias.
Saber que, aun diferentes,
notamos en el fondo
los mismos sueños, las mismas ansias.
Que parando la mirada en un punto concreto;
ese punto común en la distancia:
¡Qué leve le queda el lugar a los recelos!
¡Qué dilatado el lugar de la esperanza!



Tu nombre

Si, ya fuera al azar, ya de ex profeso,
buscando en río revuelto de los días,
hallé tu nombre grabado entre las piedras:

¿Qué puedo hacer sino tenerlo
enquistado en mis labios, pronunciarlo,
darle vuelta al revés hasta gastarlo
y hasta beberlo e incorporarlo
al viento frío que me envuelve?

Emborracharme de sílabas y letras,
deletrear con fruición cada sonido,
deleitarme en su cándido latido
sabiendo que estás en él y que despierta,
con la huella esculpida en esa piedra,
una llamada urgente hacia tus señas.



Para seguir viviendo

A veces son manos
que pasan y me rozan.

A veces son ojos
que pasan y me miran.

Tal vez sea mentira:
ni me rozan ni me miran.

Pura casualidad,
mero accidente.

Pero yo me aferro a la caricia
y siento una cálida sonrisa.

Es suficiente para no sentirme solo;
para seguir viviendo.



Como notas difusas...

Como notas difusas
que van acariciando con un sonido lento:
así llegan a veces melódicos tus verbos
con un suave sonido;
como si fueran besos que me llegan,
deslizándose lánguidos,
desde tu voz hasta mi oído.

Como una risa muda que atraviesa
y distiende cualquier faz enfadada.
Una sonrisa: mohína en la mirada;
irónica en su enigma;
traslúcida en su arcano.

Así llegan, armónicas,
sin sobresaltos ásperos,
tu voz a mi impaciencia,
mis labios a la límpida sonrisa de tu cara.



LA ÚLTIMA ESPERANZA

Se besarán,
serán arrebatados
por el leve peso del espasmo
de una ceguera lúcida.

Se olvidarán
del pasar de la gente,
los ruidos y la noche.

Pasearán su amor por la aceras
rozando las esquinas.
Crearán santuarios indelebles
porque, donde un hombre
y una mujer se aman
bendito es el sitio para siempre.

Dejarán pasar el último tranvía
ajenos al tiempo y la lluvia
que bautiza las palabras nuevas
que estrenan ese día.
Se agarrarán la mano
como se ase la hiedra a los muros olvidados.
y vivirán la gloria
de un dios alado que pasa y los saluda.

Sedentarán los bancos angostos de los parques
recónditos.
Se mirarán de frente y, asustados,
no entenderán el temblor con que amanecen.

Sembrarán de hierba y sombra los arriates
preñados de lirios amarillos escondidos.

Sementarán la tarde y sus premuras
con urgentes llamadas a las lunas
que fulgentes les circundan.

(Miro a través de mi ventana
e izo una bandera que saluda
la llegada de los clamores nuevos).

Llenarán de esplendor su primavera
mientras yo siento que mi otoño, macilento,
se revuelve en su sima y reverdece.

Se besarán,
serán amigos de ríos de mares y de brisas.
Poseerán la tierra
y los dioses
inclinarán sumisos la cabeza
ante un sueño
de nuevo amor que crece y los destrona.








¡Si yo pudiera hacer una canción de amor...!

¡Si yo pudiera hacer una canción de amor...!
...pero no puedo.

No puedo, porque no me cabe en un instante;
porque el amor no es un momento
feliz o desgraciado.

Porque es demasiada la sangre derramada
para encerrarla en la canción, sola y concreta;
en un mísero pliego.

Si yo supiera hacer una canción de amor
no la diría
para que no se me fuera el amor en las palabras.

Sería una canción que no se viera,
para que fuera arena; para que fuera nube;
para que fuera niebla;
para que fuera efímera
a la par que eterna.

Sería una canción de hoy y de mañana,
que sirviera
para cualquier momento.
Sería una canción de viento
en que envolverme;
sería una canción de roca dura, indestructible,
para sentar cimientos.

No sería un sentimiento puntual hecho suspiro
latiendo o llorando en llamarada.
Sería una canción hecha de nada
para que dure siempre.

Sería una canción de mundo abierto...,
tal vez una canción desesperada;
una canción al mundo.
Pero, es sí, una canción contigo dentro.





Hemos llegado tarde y Dios se ha ido. Ediciones El Forastero, León, octubre de 2012. 64 páginas. Prólogo de Blanca Sarasúa.


Tuyas sean las llaves de la casa

y la pluma con que te dibujo
los frágiles espejos del olvido.
No se puede perder entre tinieblas
todo lo que se ha dicho,
todo lo hecho y omitido,
lo que he soñado y queda entre tus dedos.
Síntesis del frío, el hielo entre las grietas
va desmigando la corteza
de las rocas, pero el calor del recuerdo es suficiente
para matar al hielo
y devolverle inquietantes esplendores a la niebla.

No, no esperes a que mayo me regale
el espejismo de otros brotes nuevos, pues
hay que parar, desde la luz que aún quede,
ante el herético embestir de la tristeza.



ASIER SERRANO [9608]

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Asier Serrano
(Eibar, Gipuzkoa, 1975)

Realicé los estudios de Marketing y Magisterio en Educación Infantil y trabajo en la enseñanza y en la música. He escrito las letras de canciones de varios grupos y solistas: unas 150.

He colaborado en varios periódicos, revistas y programas radiofónicos y también ha escrito dos guiones para teatro: Komun graffiti y Orreagako ataka.
He sido muy mal estudiante. Vago. Empecé a escribir en la época del instituto. En vez de tomar apuntes hacía dibujos y borradores de mis primeros poemas. Mis amigos veían asombrados aquella afición mía. Tenía varios poemas en mente con un hilo común, aquella colección se llamó Hautsontzietan aurkitutako poemak. Con 16 ó 17 años fui a una editorial, y entonces me di cuenta de que tenía que leer más, hacerme con una técnica. Un año más tarde publiqué el poemario Burezur begi bakoa ene antzik ba al duzu?. Llevé a cabo aquella especie de separata en horas de colegio.


Literatura

NARRATIVA

Hoteleko kontuak (2001, Apokaliftin)

NOVELA

Eskuetan mapak (2007, Txalaparta)
Erlojugilea (2009), Txalaparta)

POESÍA

Bada hiri gorri bat (1997, Elkar)
Picassoren zaldia (2007, Elkar)
Hiri gorritik (2010, Elkar)
Desterratuen piztiarioa (2011, Alberdania)

MÚSICA-DISCOS:

Ez esan inori (2002, Gaztelupeko Hotsak)
Gerrari bai (2003, Oihuka)
Hoteleko kantuak (2005, Oihuka)






LOS ADORADORES DEL CABALLO
ZALDIAREN ADORATZAILEAK


La nuestra es una tribu rara
aunque vivimos en la misma época y lugar
compartimos diferentes espacios y tiempos
al derecho de cada quien corresponde la duda
a la autodeterminación una firma
a nosotros nos corresponde un ticket de viaje
sin retorno,
que   nos   aleje   de   aquí   para   que   perdure
nuestro amorío
Picasso pintó para la huida
el grito del caballo y porque somos una tribu
nadie ha huido del cuadro
por eso es blanco y negro.
Entre nosotros se acepta el pequeño crimen
el no hablar en euskera o
el de retirar el saludo a lo extranjeros del barrio
nos   es   escasa   el   agua   de   la   fuente   de   la
reivindicación
como las pintadas nocturnas que se limpian al
amanecer
el miedo sinónimo de toda palabra
vendemos  huesos  humanos  al mismo  precio
que la carne
o incluso más caros
y a veces demasiado baratos
la nuestra es una tribu extraña 
sagrada y vengativa, entre nosotros 
los muertos no tienen tiempo de aburrirse
los muertos          de paz
los vivos                       de paz

Traducción: Iratxe Retolaza Gutierrez






ZALDIAREN ADORATZAILEAK

Tribu arraroa da geurea
garai eta leku berean bizi garen arren
espazio  eta  denbora  ezberdinak  konpartitzen
ditugu
norbere eskubideari zalantza dagokio
autodeterminazioari sinadura
bertatik urrunduko gaituen
itzulera gabeko bidai txartela dagokigu hurí
gure maitakeriak iraungo badu
Iheserako marraztu zuen Picassok
Zaldiaren irrintzia eta tribu garelako
Ez du inork koadrotik aldegin
Horregatik da zuri­beltza margoa
Krimen xumea onartzen da geurean
Euskaraz ez mintzatzearena edo
Auzoko kanpotarrari egurra erretiratzearena
Eskas zaigu aldarrikapenaren iturriko ura
Goizez garbitzen diren gaueko pintadak lakoa
Beldurra hitz ororen sinonimoa
Giza   hezurrak   haragiaren   prezio   berean
saltzen ditugu
Edo garestiago 
Batzuetan merkeegi
Tribu arraroa da geurea
Sakratua eta oroimendekatzekoa
Geurean hilek ez dute aspertzeko betarik
hilek bakerik
biziek bakerik




ASPALDI HONETAN

Aspaldi honetan
sukaldeko saguak bandejaz akatuz
tomate zukua egiten saiatu naiz
eta hala ere badirudi
odol urdina dutela zainetan
—gizakiek lez—

egun hauetan
zizareak lagun egin ditut
baina damu dut mandragora belarrez
ez ote diren urkatuen ileak erabiliz
baleak ehizatzera joango

aurten bertan
armiarmekin jostatzen ikasi dut
eta jada ez zaizkit zakurren laztanak atsegin
atsegin dut mantisak
odol hotzez biktimak ahoratzen ikustea
—aitak gudan egiten zuen bezala?

azken batean
gizona izaten irakatsi didate
nor hil den baino lehen
nola hil den galdetzen








ETXEORRATZEK

Etxeorratzek haizea dakarte
masusta lurrinez estalirik ene penaren
zurbila
haizeak erloju orratza dakarkit
igaro urteak zentimetroka zenbatuz
ene bihotz haragian sufrimenduaren
gezia zulatuz
eta odola ez da tonaka zenbatzen den
gorrotoa inoiz izanen
zauri bat beste zauri batez
sendatzen da
baina zenbat saurio eman dizkiozu gaur
ahapeka dabilen ekiari
naizena naizela
ez dut erantzuna jakin nahi
oroimenaren ispilura lerratu ume ametsetan
haur biluziaren gorpu zuri
garbia janen nuke
oroit zaitez
ez nago ziur zein liburutan
irakurri zintudan
baina uste dut ene
autobiografian izan zela






NEKEA

Babesten ninduen gerizpe hark abandonatu nau
lanpara guztiak irudituko zaizkit haren itzal
baita zure mesanotxeko txiskero berdea ere
Kanpaia jo osteko zigarroari kanela zaporea hartuko diot
eta mingosbelarretan erarnango nau loak
geriza zekarkidan zuhaitza moztu zuenarekin amesteko
Eki imajinario batek errea esnatuko naiz izerditan
eta leihoak irekiko didan oskorri morean
amari besarkatuta aurkituko zaitut
ondoren abandonatu ninduen gerizpean gora
zaldi trostan abiatuko zara



RAMÓN DE BASTERRA [9609]

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Ramón de Basterra
Ramón de Basterra y Zabala (Bilbao, 31 de agosto de 1888 - Madrid, 17 de junio de 1928), poeta, diplomático y escritor español del Novecentismo.
Se licenció en Derecho y entró en la carrera diplomática desempeñando cargos como el de agregado en Roma (entre 1915 y 1917), Bucarest (desde junio de 1918) y Caracas (1924). Allí padece una grave crisis de una enfermedad mental que padece desde hace años, a consecuencia de la cual es repatriado y más tarde reanuda sus trabajos diplomáticos en Madrid. En cada uno de esos tres destinos fraguó una obra, cuya matriz se encuentra en Roma, donde Basterra encuentra el sentido universal de España en la historia, según lo expresa en su obra poética Las ubres luminosas y Vírulo (en dos partes: Las mocedades y Mediodía). En Rumanía estudia La obra de Trajano; en Caracas la Compañía Guipuzcoana de Navegación, de donde saldrá Los navíos de la Ilustración, una exaltación del carlotercismo español.
Escribió en la prensa local vasca (Euzkadi, El Nervión, El Pueblo Vasco y El Liberal), además de algunos artículos y poemas en la afamada revista Hermes. Participó en la pomposamente llamada "Escuela Romana del Pirineo", un grupo informal que no va más allá del voluntarismo del propio Ramón de Basterra y de las tertulias vespertinas del bilbaíno café Lyon D'Or en tomo a Pedro Eguillor, Jacinto Miquelarena, Pedro Mourlane Michelena, Fernando de la Quadra Salcedo, José Félix de Lequerica, Rafael Sánchez Mazas y Joaquín Zuazagoitia. Su primera obra lírica, Las ubres luminosas, (1923), se caracteriza por el sentimiento del paisaje, por las ideas humanísticas y por los problemas vascos. En el poema "Los labios del monte", paisaje y tradiciones vascas se funden en una amplia síntesis histórica. Es el creador de un mito: Virulo, cuyos cantos correspomnden a dos momentos del estilo del autor. En Virulo, mocedades (1924), se muestra barroco, gongorino y virtuoso de la poesía pura. En Virulo, mediodía (1927), el poeta supera la etapa anterior y se anticipa a su época; de un salto se sitúa en las avanzadas de la Vanguardia. Con técnica del Futurismo canta la máquina y el destino fecundo de los pueblos hispánicos: la "Sobrespaña", concepto que presagia el de Hispanidad. Su producción en prosa comprende La obra de Trajano (1921), que es un conjunto de impresiones del Basterra viajero por Rumanía, alternadas con evocaciones históricas que parten de los tiempos del emperador y llegan hasta el siglo XX. Se suceden repetidamente presente y pasado con la intención de ensalzar la misión civilizadora de Trajano en la Dacia rebelde. Los navíos de la Ilustración (1925), libro que completa la ideología de este original poeta.
Hacia 1924 el poeta tenía en el cajón o en proyecto, más o menos inacabadas, obras de todo tipo: ensayos y escritos históricos (Dominio universal de España, Pirineo pensativo), poesía (Llama romance) y teatro (Las alas de lino, Fátima y Las boinas rojas). Incluso comenzó a gestar una tercera parte de Virulo. Sólo dos de estas obras vieron la luz de forma póstuma: Guillermo Díaz Plaja editó el poemario inacabado Llama romance y la obra de teatro Las alas de lino.

Obra

Lírica

Las ubres luminosas, Madrid/Bilbao: Miguel de Maeztu Editor, 1923
La sencillez de los seres, Madrid: Renacimiento, 1923
Virulo. Poema de las mocedades, Madrid: Renacimiento, 1924.
Los labios del monte, Madrid: Renacimiento, 1926
Vírulo. Mediodía, Madrid: La Gaceta Literaria, 1926.
Llama romance, Bilbao: Diputación de Vizcaya, 1971; póstuma.
Poesía; prólogo de José-Carlos Mainer; edición preparada por Manuel Asín y José-Carlos Mainer. Madrid: Fundación BSCH, 2001, 2 vols.

Teatro

Las alas de lino, Madrid: Editora Nacional, 1941.

Ensayo

Una empresa del siglo XVIII. Los Navíos de la Ilustración, Caracas: Imp. Bolívar, 1925. (Reedición en Cultura Hispánica, Madrid, 1970).
La obra de Trajano, Madrid; Espasa Calpe, 1921.

Varios

Papeles inéditos y dispersos de Ramón de Basterra. Edición y prólogo de Guillermo Díaz-Plaja. Madrid: Ministerio de Asuntos Exteriores, Relaciones Culturales, 1970.





OFICIOS

Sombra. Callejas frescas con fachas de hidalgo:
trapos en los balcones de leño azul. Hay algo
que recuerda el silencio de oro de las colmenas.
Se labora moviendo a los labios apenas.
¿Durango, Azcoitia, Luno? Viven, triunfan las manos,
tejiendo cuerda, urdiendo la sandalia de aldeanos,
la alpargata. Igualmente mudos, entre madera
fresca, que como en rizos de propia cabellera,
se envuelve en sus virutas, labran los ebanistas.
En el camino quiebran las rígidas aristas
de los cantos, tric, trac, tric, los picapedreros;
indican, aijada alta, la rúa, los boyeros.
¿Quién dijo descontento en este bello mundo?
¡Amad, dulces hermanos de oficios, con profundo
amor, la piedra, el leño, la cuerda, que el destino
os puso entre las manos, como llavín divino
para que el universo sus tesoros os abra!
Por cuerda, leño y piedra, yo tengo la palabra.

La sencillez de los seres, 1923.






A LOS JÓVENES DOLOROSOS

Oh, joven doloroso, joven triste
Que sufres como yo el mal de España
Y que una negación honda, en tu entraña
Tienes, clavada, contra lo que existe.
Tu virgen corazón vibra de saña,
De santa saña porque no tuviste
Lo que pidió tu amor cuando naciste:
De la Patria, una idea y una hazaña.
La general inepcia fué el veneno
Que atosigó tu juventud vehemente,
Y de asco y de dolor yo te sé lleno.
Mas el futuro es nuestro y esa gente
Que hizo nuestra desgracia, ¡se va al cieno!
Hermano, aquí va un ósculo a tu frente.







REMEROS

ASEN los largos palos de bogar con prestancia
noble, como lanzones, cuando entraron en Francia
o en el Milanesado los tercios de Castilla.
La dignidad humilde del oficio les brilla
en sus ojos azules de zafiros humanos.
Como cetros empuñan los remos en las manos,
igual que un almirante en las suyas nevadas,
sostendría el canuto de púas estrelladas
y el viejo embajador el haz de credenciales.
En orgulloso amor de oficio, son iguales.
Estos hombres de pena, que hacen orden con todo
su cuerpo y que se agitan en el mar y en el lodo,
tienen su afirmación triunfal de artesanía.
Como un rey que se yergue en los oros del día,
estos duros remeros del occidente vasco
se alzan, egregiamente, en tronos de peñasco.

(Del libro La sencillez de los seres).



JUSTINA CABRAL [9610]

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JUSTINA CABRAL / Argentina
Nació en Mar de Plata, 1987.  Diseñadora

         Tiene publicado:
Libro individual Dulces y limón (Editorial Portilla, Estados Unidos, 2012)

Antología A la sombra de un ala (Editorial Portilla, Estados Unidos, 2012)
Antología Poesía, cuentos y vos (Editorial Pasión de escritores, Argentina, 2012)
Antología Una mirada al sur (Editorial Pasión de escritores, Argentina, 2012)
Antología Mil poemas a César Vallejo (Editorial San Marcos, Perú, 2012)
Antología Poiesis hispanoamericana (Editorial Río Negro, Perú, 2012)
Antología Los cuentos navideños de la abuela Amelia (La cesta de las palabras, España, 2012)
Entre otros…

        Premios literarios:
Tercer lugar en el concurso “Quiero curar a la tierra” (Poetas del mundo, Argentina)
Segundo lugar en el concurso “La natividad” (Castillo mágico de poetas, España)
Finalista en el concurso de cuento “Los cuentos navideños de la abuela Amelia” (La cesta de las Palabras, España)

Fuentes de publicación de sus obras en internet:
·        www. encuentos.com
·        www. poetasdealrededor.blogspot.com.ar
·        www. metapoesia.es.tl
·         www.lafabricadecuentos.blogspot.com.ar
·         www.artesanosliterarios.blogspot.com.
.       www.guatinivirtual.blogspot.com




TIRITAS DE GOMA EVA

Con jardinero y sombrero
a sombras de la arboleda
la dulce pequeña corta
tiritas de goma eva.

¿Para qué son bella niña?
-Pregunta su madre Selva
-Para construir las flores
que faltan en primavera.

Unas con otras las junta,
unas con otras las pega...
¡Sus flores son universos
de incomparable belleza!







COMO YO

Yo que muero por tus curvas,
yo que no me siento yo,
yo que en tu piel busco el beso
que mi boca te guardó.

Yo que me voy tras tus pasos
buscando un cuarto de amor,
yo que sin sed y sedienta
quiero beber tu calor.

Yo que escapo de tu lado
y deseo estar con vos,
yo que no sé qué me pasa...
¡Solamente sabe dios!







MI BOCA

Mientras mi boca suspira
por un beso que no alcanza
mi corazón a buscarte
se va entre flores rosadas.

Mientras tu cuerpo se funde
en brazos que no te abrazan
mi piel busca tu calor
entre las brasas del alba.

Mientras tu amor se derrite
mientras tu amor se me escapa
la luna llora... mi luna
espinas tiene en el alma.

Mientras no vengas mi rey
a buscarme en madrugada
yo soñaré que te encuentro
en un zafiro de plata.

Y cuando llegues mi sol
a iluminar mi mirada
calor y besos tendré
mientras mi boca se calla.








CUATRO LUNAS

Luna llena a media noche:
las estrellas caen del cielo,
media luna y luna y media
con los ángeles de duelo.

Cuarto menguante de enero:
luna poblada de olvidos,
ríos sin cause llorando
entre las sombras perdidos.

Luna que esconde misterios
en la neblina de mi alma…
¡Efímeros corazones
viajan en busca de calma!

Luna llena a media noche:
cuarto menguante de enero,
media luna y luna y media
pintadas con aguacero.








TUS PIES

Tus pies desnudos grabaron
en el barro y en la arena
huellas que el viento no borra...
marcas que el mar no se lleva.

Tus pies desnudos cruzaron 
cielos y noches con niebla,
y tus manos con ternura
inventaron primaveras.

Tus pies descalzos supieron
del hambre y de la pobreza,
y en refugios de cartón
se te presentó la pena.

En la luz de tu mirada
y en tu sonrisa serena
se reflejan dulce madre
tu valor y tu grandeza.







EL CARACOL

En las orillas del mar
hay una humilde casita
pequeña, pero bonita
que no se puede comprar.

Tiene su buen propietario
trabaja de sol a sol...
es mi amigo el caracol
¡Hoy salió a comprar el diario!

Se encuentra de vacaciones
se tomó un día de franco,
aunque tiene que ir al banco
a cobrar jubilaciones.

Como ven tiene sus años
cumple el catorce de abril...
¡Ya está un poquito senil
y anda siempre a los regaños!







MOVIMIENTOS

El viento mueve las olas
de tu manantial de arena:
Tu boca, cáliz de fuego
tus ojos, noche serena.

Tu voz, mi cálida brisa
tu corazón, luz del viento
tu cuerpo, mi hondo desvelo
y mi eterno pensamiento.

beberé sales de amor
exótico caballero...
¡Infinitas primaveras
te regalaré en enero!

Jugaré con tu pasión,
molino de río y viento.
¡Bailaré a la par del mar
tallada en su movimiento!








VERDE SOBRE VERDE
(Basado en " Romance Sonámbulo"
de García Lorca).

Verde de la tarde
cantora y serena,
verde del silencio
que duerme en las sierras.

Verde de los niños
cerca de la leña
contándose cuentos
y viejas leyendas.

Verde de la luna
y de las estrellas,
"verde sobre verde"
junto a la vereda.

Verde de la flor
verde de septiembre,
verde de la paz...
"verde sobre verde"-








XABIER MONTOIA [9611]

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XABIER MONTOIA  
(Vitoria-Gasteiz, 1955)

"«Not the singer, but the song», cantaba Hank Williams. También a mí lo que más me interesa es la canción, no quien la canta. Del mismo modo, en literatura la vida de los escritores me importa poco. Es más, creo que lejos de ayudar en algo a su obra, la mistifica y enturbia. (Quizás sea por eso por lo que los editores insisten tanto en publicarlas). ¿Qué le importan a nadie los gustos o manías del autor del libro que tiene en sus manos, su sexo, raza o edad? A mí, como lector, esos datos siempre me han estorbado. Tal como están las cosas, ya hay suficientes intermediarios entre el texto y el lector. Toda esa información sobre el autor lo único que suele conseguir es que leamos su obra con prejuicios, de acuerdo a nuestras fobias y filias estéticas, ideológicas o personales. Por lo tanto, diré solamente que desde que comencé a publicar a principios de los ochenta, he dado a la imprenta tres poemarios, tres libros de cuentos, una especie de crónica viajero-musical y cinco novelas. Lo demás, como dijo el poeta, es silencio".

Montoia, X. "Biografía", in Olaziregi, M. (ed.), Pintxos. Nuevos cuentos vascos, Lengua de Trapo, Madrid, 2005.

M-ak

M-ak (IZ, 1983)
Emeak, eta Arrak (Nuevos Medios, 1986)
Zuloa (IZ, 1987)
Barkatu Ama (IZ, 1989)
Gor (Zarata, 1990)

Álbumes en solitario

Beti Oporretan (Esan Ozenki, 1995).
Hemen (Esan Ozenki, 1997).
Lagunak, Adiskideak... Eta Beste Hainbat Etsai (Esan Ozenki, 1999).
Ni ez naiz Xabier Montoia (Metak, 2002).
Montoiaren Mundu Miresgarria (Bidehuts, 2011).

Obra literaria

Narrativa

Emakume biboteduna (Susa, 1992)
Gasteizko hondartzak (Susa, 1997)
Baina bihotzak dio (Elkar, 2002)
Euskal Hiria sutan (Elkar, 2006)
Fucking Artists (Elkar, 2010)

Crónica social

Plastikozko loreak erregearentzat (Susa, 1998)

Novelas

Non dago Stalin? (Susa, 1991)
Hezur gabeko hilak (Susa, 1999)
Denboraren izerdia (Elkar, 2003)
Blackout (Susa, 2004)
Elektrika (Susa, 2004)
Golgota (Elkar, 2008)

Poesía

Anfetamiña (Susa, 1983)
Likantropo (Susa, 1985)
Narraztien mintzoa (Susa, 1988)
XX. mendeko poesia kaierak - Xabier Montoia (Susa, 2000)
Bingo (poemak 1981-2000) (Pamiela, 2005)








Para algunos
La historia comienza,
cuando Jesucristo subió
a la cruz (entre ladrones).

Para otros, en cambio,
cuando Lenin -quitándose el sombrero-
gritó en la estación de Finlandia
"todo el poder para los soviets"
Para mí, el día que
David Bowie se cortó el pelo.

Anfetamiña, pag. 13.




HISTORIA  

Batzuentzat
Jesukristo gurutzera
(lapurren artean)
igo zenean,
hasten da historia.
Beste batzuentzat, aldiz,
Leninek —txapela kenduz—
«Botere osoa sovieterako»
deiadar egin zuenean,
Finlandiako geltokian.
Niretzat
David Bowiek ilea moztu zuen
egunean.







NEGAR

        Negar egiten dut.
        Niregatik, zuengatik
        negarrez nago.
Madalena bezala nago negarrez.
Jostailua izorratu diozuen haurra bezala
negarrez nago.
Lotu duzuen zoroa bezala
negarrez nago.
Suhiltzaileak deitzen dituzuenean piromanoa bezala
negarrez nago.
Erremedio gabeko balea zauritua bezala
negarrez nago.
Armiarmaren sare etsaietan harrapatu euliagatik
negarrez nago.
Birikarik gabeko turuta bezala
negarrez nago.
Saxofoi ilez butxatutako isurbidea bezala
negarrez nago.
Ospitale bat bezala negarrez nago.
Pupitre bat bezala negarrez nago.
Barnebide luze bat bezala negarrez nago.
Puntagabeko urrats bat bezala negarrez nago.
Asmatiko bat bezala negarrez nago.
Txori murriztu bat bezala negarrez nago.
Negarrez nago Villon-ek negar egin zuen bezala
patibuleko goren garaieratik mundua kontenplatuz.
Negarrez nago Van Gogh-ek negar egin zuen bezala
bere odolezko belarria Gauguin-i bidalita.
Negarrez nago Alexandra Kollontay-k negar egin zuen bezala
iraultzaren zakil mehatxugilea ikusiz.
Negarrez nago Mesrine-k negar egin zuen bezala
balaz josita azaroko goiz hotz batean.
Negarrez nago Sid Vicious-ek negar egin zuen bezala
bere zainak bilatzen, lainoan.
Negarrez nago Dylan Thomas bezala
Adamov bezala
Rimbaud bezala
Xabier Montoia bezala,
neroni bezala, azken finean.
Negar egiten, negar egiten dut
latazko sardinengatik
dentifrikoengatik
koloniengatik
xaboiengatik
txanpuengatik
desodoranteengatik.
Negar egiten dut katedratikoengatik
teologoengatik
hiritarrengatik
langileengatik
gurasoengatik
senarrengatik eta
emazteengatik.
Negar egiten dut
sekula iristen ez den
rock & roll horregatik,
inoiz hazten ez den
marihuana horregatik
niregatik eta nire maitaleengatik
ohean dautza
fardo malderrak bezalaxe
beren gizonek hankatartean
katxarroa sar diezaieten zain.
Niregatik negar egiten dut
—niregatik batipat—
esku artetik ihes egiten utzi nuelako
gozarazi zidan txori bakarra.
Negar egiten dut
beti negar egiten denagatik, ezer egin ezinean.
Negar egiten dut eta zuen aurrean eranzten naiz
nire ahultasun eta nire ezintasuna erakutsiz.
Negar egiten dut
zuei bihotza eta ipurdia ukitzeko.
Negar egiten dut zuen gupida eta haren losintxak arrenka.
Negar egiten dut
atsegin dudalako.







LEHEN LIKANTROPO BELTZA

Argiak itzaltzen direnean
zoko ezkutuenetatik ere
Gaueko pizti goseti guztiak
irteten dira
ezezagunaren erresuma hedatuz

Argiak itzaltzen direnean
emaztea mugimendu ergel batez senarrarengana
saiatzen da hurbiltzen
baina zurrungek helas!
kanoikadak bailiran
jadanik ez diete arrabitei
lekurik uzten

Argiak itzaltzen direnean
botilak argitzen du bakarrik
hara doaz itsuturik
bere burua botatzera
gautxoriak

Argiak itzaltzen direnean
xaguxarrak eszenatokiaz jabetzen dira
eta haien hegalek txaloak ezabatzen dituzte

Argiak itzaltzen direnean
aurpegia haztatuz
irribarre egiten dut
badakit eta aurrerantzean
argia ez dela zorigaiztoko oroipen bat
besterik izango







HERRIMINA

Hau ez da New York
baina, halere, neoiena dugu
garbitzen gaituen ur bakarra,
janzten gaituen ama ubela.
Hemen Vitoria-Gasteizko hondar bigunezko plaietan,
eskeletoak dautza irribarretsu,
farolen mila eguzkien indarrak
bihotza
atzera emango dien esperantzaz,
eta hemendik ere, nola ez ba?
harro paseatzen da
azabatxezko pantera,
betidanik lelotu ohi gaituen berbera,
begi urrikalgarriez arrenka ari zaizuna:
Laztan, laztan nazazu...!
Ez, ez luzatu eskua, ez...!
algaraka agintzen dizu zuhurtzi ibiliak.
Baina alferrik.

Zer ez zenuke zuk emango
bere bizkar fosforargitsuaren ukipenak
eragiten dizun hotzikararen truke?
Louisiana estatuko espetxeetan,
aulki elektrikoan eseriko den azkena
nahi zenuke izan
eta borrero, apaiza eta argazkilarien aurrean
oihu egin ozenki:
Hartu, nire zainak zuentzat!!!
Bareak utzitako bidezidorrean barrena
abiatzen dira gau-aeroplanoak tropelka,
flipper-en malkoak erregai,
xaguzaharren bihotz nimiñoak xedetzat.
Baina ez dakite gizajook
aurrean zain daukatena.
Ez dute inoiz entzun
orratzen zitalkeriaz,
olagarroaren beso tatuatuen kemenaz,
magnolioen arriskuaz.
Ez dute inoiz entzun
belarriak
har berdez baitituzte beteak,
idiaren urdailtzar itzelak
—horma zuritik zintzilika—
dena gortzen baitu aieneka.
Wolframiozko botila ikusgarrien labirintuan
galdu dira itsu,
denboraren ertz zorrotzetan zaurituz.
Eta elizok lortu dute azkenik
beren ametsik ezkutuena:
Gurutzea izan
apoaren hilobi sakratuan.

Hau ez da New York
ez, baina halere gau batzuetan
taxi bat harrapatzea ez da lan erraza.


ALBERTO PELAIREA [9612]

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Alberto Pelairea (Bilbao, 16 de mayo de 1878 - † Tudela, 17 de abril de 1939), poeta y escritor español, que desarrollo su trabajo en su ciudad adoptiva, Tudela.
Aunque nacido en Bilbao, ya que su padre fue profesor de dibujo en el Instituto de la capital, se consideró siempre navarro, pues tenía a gala que en su sangre confluyera Montaña y Ribera. Roncalés era el padre, Calixto, y la madre, Rita Garbayo, tudelana. Pero si hilásemos más fino, encontraríamos dividida el alma entre Tudela y Fitero. En Tudela, residió en su niñez y mocedad; tudelanas eran su mujer y su madre y, a esta ciudad, dedicó una parte importante de su obra literaria.
En el libro "A Tudelanos notables contemporáneos" lo describen así:
“Por esta época era un hombre corpulento sin ser grueso, de estatura regular, cabellos grises, ojos inquisitivos tras los cristales de sus gafas, atento en extremo, bondadoso sin afectación y siempre cordial y comunicativo”.
Fue poeta en sus tres vertientes: festiva, lírica y dramática. Escriben los que han estudiado su obra que estuvo influido por Rubén Darío y que en ella aparecen la metáfora colorista y la musicalidad.
En los Juegos Florales de 1918, celebrados en el teatro Gayarre de Pamplona, ganó la Flor Natural y fue proclamado poeta de Navarra, por el poema titulado: "NAVARRA". También obtuvo laureles fuera del viejo reino, como la poesía "EL PILAR" (1925), premiada en Zaragoza con presencia del rey Alfonso XIII.
Murió Pelairea el 17 de abril de 1939, a punto de cumplir los 61 años y quiso ser enterrado en el cementerio de Fitero, a pocos kilómetros del Balneario al que había entregado gran parte de su vida. Allí descansa, en la misma tumba que su madre y su esposa.
En 1940, al cumplirse el primer aniversario de su muerte, un grupo de personas de toda Navarra promovió un homenaje celebrado el 13 de mayo en el teatro Cervantes. Se representaron dos obras suyas, “La que salvó al Guerrillero”, drama sobre Antonia Caparroso, la heroína tudelana de la Guerra de la Independencia y “La Tarde del Cristo”, esencia de tipos y costumbres tudelanas. Tampoco faltó la lectura de sus versos, y se escucharon, también, los enviados desde lejos. 
Baldomero Barón “Romedobal”, cantó así la simbiosis que había existido entre la ciudad del Ebro y el poeta:

“¿Quién más que tú, Alberto Pelairea,
Ha querido a este suelo tudelano?
Si Tudela te amaba como madre
de corazón abierto a todo halago,
tú la amabas como hijo
orgulloso de todos sus encantos…
Si Tudela te dio vida robusta
de poeta laureado,
tú le diste la sangre de tus versos
en copiosos raudales desbordados…
¿Quién ensalzó mejor las excelencias
de la hermosa Mejana, del Parnaso
donde tú recogiste los motivos
más bellos y más varios
para tus lindas trovas campesinas,
con perfumes de huertos riberanos?
¿Quién pintó las costumbres tudelanas
con más primor y garbo?...
Bien mereces, Alberto, este homenaje,
y en verdad que lo estaba yo esperando,
porque nunca Tudela ha sido ingrata
con los hijos ilustres que la honraron…”

Años más tarde, en octubre de 1965, el ayuntamiento de Tudela dedicó una calle al poeta que tanto hizo por la ciudad. El de Fitero, también siguió el ejemplo en 1971. Por su parte, el escritor Luis Gil Gómez, recogió en 1973 una muestra poética en un pequeño libro titulado: "Alberto Pelairea. Antología poética". Editado por la Cofradía Gastronómica del Pimiento Seco, con ilustraciones de Rafael Melero Iturralde.

Su obra

"Un cuento provenzal" Romance en dos actos, de ambiente medieval, junto con el músico Antonio Catalá.
"Gloria difícil" estrenada en el Teatro Cervantes de Tudela en febrero de 1937, con música de Tomás Jiménez y Felipe Bernard.
"La que salvó al guerrillero", drama sobre Antonia Caparroso, heroína tudelana de la Guerra de la independencia.
"La tarde del Cristo", esencia de tipos y costumbres tudelanas.
"Himno de Navarra a San Francisco Javier" (o “En el eco de mis montes”) de 1922 - Música: Joaquín Larregla.







La Voz de Fitero, 1912

Ą Cuánto al humano esfuerzo costaría  
elevar tus magníficos altares!
Manejar tus titánicos sillares,
Ą qué largo, qué imposible no sería!

A Cuánto noble sudor no vertiría
quien labró de tus piedras los millares!
Ą Cuánta fuerza no esconden tus pilares,
muros, arcadas, coro y gradería!

Pero ahí estás grandiosa, siempre santa,
siempre firme, intangible, siempre enhiesta,
al rozar por tus muros las edades;

Que aquello que hacia Dios la fe levanta,
si ańos y siglos elevarlo cuesta,
sólo hundirlo podrán eternidades.






żA DÓNDE VAMOS LOS DE FITERO?   

Se puede decir al punto,
en tres docenas de versos,
a dónde debemos irnos
las personas de Fitero.
Los aguadores, al Cubo;
a los Blancares, los negros;
los tramposos, al Paguillo;
al Carril, los frioleros;
a la Fuente de la Salud,
todos los que están enfermos;
los novios, a Solosoto;
al Callejón, los toreros;
los sosos, a la Salmuera;
a la Mina, los mineros;
a la Fuente del Obispo,
los que son algo del clero;

a los Cerraos, los tacańos;
al Castillo, los guerreros;
a la gran Sacristanía,
el "Poba" y sus compańeros;
a la Picota, los malos;
al Guache, los que son puercos;
los "Ranas", a los Charquillos;
a los Plantaos, los esbeltos;
a la Morería, quintos
de los del actual sorteo;
a la Nevera, los músicos,
que están una miaja ardiendo;
al Vinagre, muchas chicas
que se lo beben sin miedo;

a la Presa, a terminarla,
cualquier día todo el pueblo;
a la Fuente el Capitán,
el que reclame algún censo;
a la Abejera, los zánganos;
a los Mojones, los secos;
a Horcajadas, los jinetes;
a Santa Lucía, ciegos;
a la Madera, "Mil hombres";
a las Roscas, los hambrientos;
a San Sebastián, los Reyes;
al Cogotillo, los "piejos";
y yo a la Plaza los Arboles,
a por sombra, que no tengo.

Fitero Mercantil, 1915





Poesía 

A Vos, la Reina del Cielo
de donde toda luz nace
Dulce ofrenda de su pelo
una hija vuestra os hace.
Esa ofrenda es todo amor
de un Ángel que os adora
de Mayo es la última flor
que os cortaron, Señora.
Su madre le puso besos
y lágrimas engarzadas
yo puse estos versos presos
entre sus hebras doradas
y vuestra hija María
que tanto a Vos se parece
con amorosa alegría
de rodillas os la ofrece.
Aceptad el pobre don
de vuestra hija querida
y en pago, en toda ocasión
dadle vuestra protección
a su paso por la vida.

[8 de diciembre de 1921]





FELIPE ARRESE BEITIA [9613]

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Felipe Arrese Beitia
Otxandio, 1841-1906.
El poeta Felipe Arrese Beitia nació en Otxandio (Bizkaia) el 25 de mayo de 1841, hijo de Andrés Arrese y Tomasa Beitia. No fue persona de muchos estudios, pero sí muy religiosa. Tras comenzar sus primeros estudios en Otxandio a los siete años, dejó la escuela a los trece para ayudar a su padre en la carpintería construyendo cruces continuando la afición que desde niño tenía por la escultura. Tres años después marcha a Vitoria para aprender el oficio, bajo la vigilancia del santero Marcos Ordozgoiti; durante el día trabajaba en el taller y de noche estudiaba dibujo. Alumno esforzado, Arrese consiguió el primer premio de su promoción. Este hecho, y la predilección que sentía el maestro por él, le granjeó la animadversión de algunos compañeros, por lo que a los dieciocho años regresó a Otxandio donde decidió abrir un taller. Son numerosas las menciones que el poeta hace de aquellos años en el poema "Bitoria'ko Uria".

Viendo las facultades de Arrese para el dibujo y la escultura, la Diputación de Bizkaia le ofreció una beca para estudiar en Roma, pero el poeta la rechazó aduciendo los peligros que esta estancia acarrearía a su fe y a su moral. A partir de 1865 su trabajo de santero le llevó a recorrer Oñati, Donostia, Gasteiz, Aramaio, Abadiño, Arantzazu, Iurreta, Urkiola y otras muchas localidades, aunque pocos de los trabajos realizados han permanecido hasta hoy. Ese mismo año de 1865 publicó su primer poema y comenzó a escribir poesía para la revista Euskara a petición de Arturo Campión, creador y director de la publicación, que acudió de visita a su casa de Otxandio. En esta casa, en la biblioteca del segundo piso escribía sus poemas F. Arrese Beitia.

Trabajó también como profesor santero alternando este oficio con su amor por la poesía y por el euskara y realizando doble actividad en sus recorridos por Euskal Herria: su oficio para la familia y la poesía para "Ama Euskeria" ["Madre Euskara"].

En 1871 se casó con Ángela Bengoa con la que tuvo seis hijos de los que solamente sobrevivieron dos. En 1873, iniciada la Segunda Guerra Carlista, se declaró antimilitarista y se trasladó a Donostia, donde realizó los retratos de reputados ciudadanos vascos para colocarlos en el "Instituto Provincial". En este período, en 1874, publicó un manual de gramática y léxico vizcaíno: Diccionario y Manual Bascongado y Castellano y Elementos de Gramática. Conoció entonces a José Manterola creador y director de la revista Euskal-Erria, quien posteriormente publicaría sus poemas y traduciría algunos de ellos al castellano. Muestra de su amistad son algunos poemas que Arrese dedicó a Manterola: el poema "Nere erriko ujola", y fallecido Manterola, "Nire adiskide laztan", "Manterolaren eriotzea" "Euskal festa onen asmatzalle eta gidari On Jose Manterola zanari koroitzea".

Al cabo de tres años la familia volvió a Otxandio, donde en 1894 falleció su esposa, la que durante todo este periodo había leído y corregido sus poemas. A ella están dedicados "Anjela", "Eriotzea" e "Illetea". A causa de la juventud de sus hijos, volvió a casarse con Gabriela Iturrieta. Gozó de la amistad de numerosos euskaltzales; su amistad con el capitán Duvoisin, por ejemplo, surgió en los Juegos Florales de Elizondo. Fue también gran amigo suyo Antoine D'Abbadie, el impulsor y organizador de los Juegos Florales. Se relacionó además con Arturo Campión, con José Manterola, director de la revista Euskal-Erria, con Antonio Arzak, director de la misma publicación después del anterior, y con quien fuera director en el último periodo, López Alen. Enviaba sus poemas a Resurrección María Azkue para que los publicara en la revista Euskalzale, pero, además, la filología y el lenguaje eran tema de conversación entre ambos, por lo que Azkue tomó en consideración la opinión de Arrese mencionándolo, entre otros colaboradores vizcaínos, en la introducción del Diccionario Vasco-Español-Frances. Es de destacar, así mismo la relación epistolar con Sabino Arana, Ramón de la Sota, Juan Carlos Guerra, Trueba, Dodgson o bien Menéndez Pelayo y Emilia Pardo Bazán.

En su vejez abandonó su oficio de santero, a causa de una afección cardiaca y vivió sus últimos años gracias a la ayuda económica que mensualmente le hacía llegar un grupo de nacionalistas vascos acomodados.

El hecho de haber nacido en el periodo entre las dos carlistadas y haber conocido el surgimiento del nacionalismo tuvo gran influencia en Arrese. Aunque en un principio fue partidario de los carlistas, su modo de pensar cambió paulatinamente; la primera manifestación de su pensamiento político aparece en el poema "Milla zortzireunda irurogeita amargarren-urteko udan ipinitako buru bidia, ur-etxe edo bañutegi bateko salan kantetako" publicado en Revista Euskara. Pero tras la firma del acuerdo de Amorebieta el 24 de mayo de 1872, abandonó la filiación carlista pues en su opinión las ideas carlistas respondían más a los intereses dinásticos que a los forales. Como respuesta a las vicisitudes de la cultura vasca a consecuencia de la desaparición de los fueros, numerosos euskaldunes se posicionaron contra el predominio del ambiente castellano. En esta coyuntura Antoine D'Abbadie tomó la decisión de trasladar los Juegos Florales a Elizondo. En el sur, el euskara vivió un renacimiento en torno a estas competiciones y, con ello surgieron en el entorno de la cultura vasca las publicaciones Revista Euskara y Euskal-Erria que publicaban los poemas premiados. Arrese Beitia tomó parte en numerosas ediciones de estos juegos entre 1879 y 1899, consiguiendo numerosos premios. En la primera edición celebrada en Elizondo, el poema de Arrese "Ama euskeriari azken agurrak" fue merecedor del primer premio según el parecer de muchos euskaltzales, pero, contrariamente, no obtuvo ninguno. Son de esa época las menciones al poeta aparecidas en las revistas, y también los poemas que Duvoisin le solicitó sobre la unidad vasca. Para entonces había acabado la Segunda Guerra Carlista y, como la situación política no era estable, en la Revista Euskara no se atrevieron a publicar la traducción al castellano de Arturo Campión. En este ambiente, se decidió a participar como miembro, junto con Sota, Campión e Iturralde en la asociación foralista Euskalerria, pero a partir de 1896 coincidió más con la ideología de Sabino Arana. Muestra de ello son los poemas "Gure eguzkia amatau da!!", dedicado a Arana por su fallecimiento, o "Gora gora Sabino gure izarra" compuesto para la inauguración del batzoki de Durango en 1905.

Arrese Beitia compuso más de cuatrocientos poemas, la mayoría, como confesó a Campión por "impulso del corazón". Los poemas fueron editados por su amigo en dos tomos antes de la muerte del poeta: Ama Euskeriaren liburu Kantaria (1900) y Asti orduetako bertsozko lanak (1902). En 1956 Santi Onaindia publicó de nuevo la obra completa en un solo tomo de título Olerkiak, y en 1987 la Asociación de Editores Vascos publicó en la sección "Klasikoak" la edición preparada por G. Aldabaldetreku, A. Boneta y M. Goikoetxea con el título Olerki sorta bat. Finalmente, en 1999 apareció en dos tomos y con la ayuda de la Diputación Foral de Vizcaya y el Ayuntamiento de Otxandio, la edición preparada por Itziar Urrutia Felipe Arrese ta Beitia. Idazlan guztiak. Además de esto, entre las obras del poeta podemos encontrar también las versiones en euskara de poemas compuestos en castellano por otros autores como: Bernardo Balbuena, Teresa de Jesús, Joaquín Rubio y Ors, F.M. Samaniego, J. Zorrilla, P. Calderón de la Barca...

Los poemas que en palabras de Campión surgieron a "impulsos del corazón" pueden clasificarse por temas del siguiente modo:

Los cantos dedicados al euskara y a los fueros comprenden cantos patrióticos que expresan el dolor provocado por la pronta desaparición de los fueros, y como consecuencia de ello, también del euskara, aunque también se incluyen los que pretenden encender la esperanza de los euskatzales. El tono pesimista se impone además del llanto derramado por los temas con los que mayor popularidad logra el autor.
En segundo lugar los cantos líricos plagados de sentimiento que muestran el interior del poeta y cantan a los elementos de la naturaleza. El pesimismo y el llanto de los primeros se imponen también en este caso. Los hay que se desarrollan en torno al eje de la felicidad y la vida placentera del mundo rural, pero aún en la dicha, en el tono se percibe la nostalgia de la felicidad más que la felicidad propiamente dicha.
En tercer lugar podemos mencionar los dedicados a ensalzar las virtudes y hechos de renombre de personajes influyentes: Antonio Okendo, Calderón, Mendiburu, Manterola, Astarloa, Iparragirre, Leon XII...
En cuarto lugar, los cantos religiosos. Aunque casi todos los textos fabulados en este apartado fueron compuestos por Arrese, hay algunas versiones al euskara de las fábulas de Félix María Samaniego.
En el apartado de los cuentos podemos encontrar poemas llenos de ironía, dedicados a personajes populares desastrados y de malas intenciones, o bien algunos que esconden el aguijón de la política.
Compuso también algunas lecturas de estilo narrativo o bien dialogado con ánimo de exponer hechos históricos y enseñanzas religiosas.
Para finalizar, en el apartado de su obra en prosa se reúnen textos de diverso tema: historias religiosas, relatos históricos, cuentos...






Neure biotzeko Amatxo zarra.
Antxiñako ama Euskera,
Seme leial bat orain datortzu
Azken agurra emotera;
Ainbeste gerra goitu ezinda
Danori atsotu zara,
Zaurien zauriz galdu galduta,
Amatxo, zuaz illtera.




Oh venerable y querida madre de mi alma, 
¡oh antiquísima euskara,
permite que uno de tus leales hijos 
venga a darte el último adiós.
Las prolongadas luchas debilitaron tu vejez 
desgarrada por mil heridas,
¡oh madre, vas a morir!





Zori gaiztoan negargarri ta
Dot sentimentu andia,
Geure lur maite dakustalako
Gaztelatuta jarria;
Bestela erdu, erdu ikustera,
Tubal euskeralaria;
Baña, ez dozu ezagutuko
Oraiñ zure jatorria. 





En terrible aflicción lloro 
al ver nuestra querida patria castellanizada.
Túbal, padre del Vasco, acércate y mira.
¿Reconoces aún a tu descendencia?




¿Nun dira bada zure semiak
Foru ta euskera zaliak?
¿Nun dira bada, Tubal, gure aita,
Zure ondorengo garbiak?
¿Nun dira bada zure ume zintzo
Eta leialen legiak?
¿Nun dira orain, orain negarrak,
Nun dira nire begiak?





¿Dónde están tus leyes, 
dónde los amantes de tu lengua, 
dónde tus hijos están? 
¡Oh Túbal, padre nuestro!, 
¿dónde se oculta tu limpia prole, 
dónde yacen las libertades de tus valientes hijos? 
¡Lágrimas mías, saltad llorando de los ojos!





Agur illun bat egin deuskue
Guraso zarren legiak.
Umezurtz batzuk gelditu gara
Billosik foru bagiak;
Izan bagiña eurak legetxe
Euskeriaren zaliak
Oso ta garbi gordeko ziran
Oitura aiñ miragarriak.






Las viejas leyes de nuestros padres 
nos lanzan un sombrío adiós; 
como huérfanos despojados quedamos 
al perder nuestras libertades. 
¡Ah!, si hubiésemos amado al Euskara, 
aún vivirían entre nosotros nuestras puras 
y admirables costumbres.






Errazaiagaz esango dabe
Gure urrengo umiak,
Izan giñala duda bagarik
Ero ta zaro garbiak;
Jakingo dabez euskeriagaz
Genduzan eskubidiak,
Erdera zale giñalako egin
Galdu zirala guztiak.





Con cuánta razón 
nos han de decir nuestros hijos: 

"Fuisteis unos locos, unos insensatos; 
por haber amado lengua extraña, 
perdisteis los derechos que el Euskara
os concedía".



Zorioneko arkaitzak eta
Zorioneko mendiak,
Oraiñ artian zuek zare izan
Foruen gordelariak;
Zuek goietan beti euskeldun,
Ez alan beian erriak,
Orra zer gero ekarri deuskun
Azkenian erderiak.





¡Felices montes, 
bienaventuradas rocas! 
Hasta el día habéis sido leales guardadores 
de nuestras instituciones. 

Vuestros elevados flancos son 
y han sido siempre vascongados; 
no así las llanuras 
que duermen a vuestros pies. 

Mirad las desdichas 
que consigo trae la lengua 
que no ha nacido en el país.





Beietan ia ez dot ikusten
Tubalen ume zintzorik,
Ez dalako gaur emen entzuten
Erderaz baño besterik;
Onexek dauka nire biotza
Naibagez erdibiturik,
Ez dodalako gure euskera
Osatuko dan usterik.




No; ya no veo en las llanuras 
los prudentes hijos de Túbal; 
mis oídos no escuchan 
sino los acentos de Erdara. 

¡Y cuando pienso que el Euskara 
no podrá recobrar su antiguo poderío, 
mi corazón se parte a impulsos del dolor!






Euskeriari gorroto eta
Gozau nai be re foruak,
Dirala uste dot barru barrutik
Auterestia zoruak;
Izan leiteke ori alan baña,
Niri ezetz diñost goguak:
Baldin euskera biztzen ezpada
Illtzat daukadaz foruak.





Odiar el Euskara 
y pretender conservar las libertades 
es locura insigne.
Tal es mi convicción. 

¿Es posible tal empresa? 
La razón me dice que no. 
Si muere el Euskara, 
adiós para siempre nuestras libertades.







Geure erruz bada, ekarri dogu
Eriotzako unera,
Berbeta eder gozo ta leun au
Beste munduko atera;
Norbait ezpada laster minduten
Osasuna emotera,
Mundutik laster juan bear dau
Ama Euskerak bestera.






¡Por nuestra culpa agoniza 
esa lengua tan dulce, tan noble, tan hermosa! 
Socorramos pronto a nuestra madre, 
antes que se aleje de la tierra.




Ainbeste seme emon zituzan
Itxasorako zoliak,
Liorrerako ez gitxiago
Gerrari bildurgarriak;
Liburuetan ta izkuntzetan
Ugari miragarriak,
Ill ziran danak, ta oraiñ ill biar
Euskera maitegarriak.





¡Cuántos ilustres marinos, 
cuántos terrribles guerreros ha engendrado, 
cuántos sabios ilustres en las ciencias 
y en las letras! 

Todos ellos murieron, y ahora ... 
ahora su idolatrada madre Euskara 
va a morir también.






Or, Gernikako arboliaren
Oman dago etziñik,
Estu ta larri ia illian
Arnasaz bete eziñik;
Au ikusita ¿ez ete deutsa
Iñok artuko errukirik,
Ez ete datoz bere semiak
Osagarriak arturik?






Miradla al pie del árbol de Guernica,
caída en tierra convulsa, oprimida, 
atormentada por estertor de la muerte, 
buscando, en balde, un poco de aire para los pulmones.

¿Tan inmenso dolor no despertará ninguna compasión? 
¡No acudirá nadie con las manos llenas de remedios!







¡Ai! neure Ama, gaurko semiak
Deritxat dagoz aztuta,
Estura onetan lagundutera
Iñor ez da agertuta;
Ill zaite bada, bakar ta soillik,
Paradisuko izketa,
Sei milla urtian ainbeste damu
Garratz mingotz iruntsita.





¡Ay, madre mía! 
Tus actuales hijos parecen haberte olvidado completamente, 
porque ninguno de ellos acude a consolarte.

Muere, pues, sola, abandonada, 
lengua descendida del cielo, 
que tantos ultrajes, amarguras y dolores 
has devorado durante seis mil años.





¿Zer al daiketzut, Ama, bakarrik
Agonia estu orretan?
Zotin, zizpuru, negarrez urtu
Etziñik zure oñetan;
Parka eskatu seme danentzat
Biotzez bene benetan,
Zure arimia lagun ipinten
Jainkoaren eskuetan.






¿Qué puedo hacer yo, oh madre, 
cielo, en trágica agonía? 
Gemir, sollozar, verter lágrimas a tus pies, 
y desde el fondo de mis entrañas 
pedirte perdón en nombre de todos tus hijos 
hasta que tu alma pura suba al Creador.






Zuaz mundutik orban bagarik,
Zuaz mundutik garbia,
Zuaz mundutik adorau baga
Ez idi eta ez beia;
Beti gorrotau, beti zapaldu
Zenduan idolatria,
Ta ora in zagoz Jaunari emoten
Fedian zintzo bizia.






Sal del mundo sin mancha, 
sal de la tierra adornada 
con la inmaculada blancura de la virginidad,
tú que jamás entonaste himnos 
en honor de los falsos dioses. 

Ya llegó la hora de entregar al señor soberano 
el espíritu iluminado con los resplandores de la fe.








¡Ill da Euskera! ¡ill da Euskera!
¡Betiko itxi dauz begiak!
¡Negar Arabak! negar Gipuzkoak!
¡Negar egin bei Bizkaiak!
¡Negar arkaitzak! negar mendiak!
Agortu arte iturriak,
Ainbeste geiso, ainbeste gatxen
Osasun emongarriak.






¡Euskara ha muerto, 
Euskara ha muerto!
 ¡Ya se cerraron sus ojos para siempre!
 Llora, Alava; llora, Guipúzcoa; 
llora, Vizcaya. Llorad, peñascos; 
llorad, montañas; 
hasta agotar vuestras fuentes, 
esas fuentes tan saludables para todos los males 
y tan bendecidas por todos los que sufren.






¡Negar Naparrak, geure anaiak,
Ta euskaldun Frantziakuak!
Neugaz batera danok urratu
Sentimentuz soñekuak;
Aztu istoria edo konclairak
Emengo antxiñakuak,
Ta euren lekuan asi barriak
Aurrera erclerazkuak.







Llorad vosotros también, 
hermanos de Navarra y vascos de Francia.
Confundamos nuestras lágrimas, 
desgarremos nuestras vestiduras 
y las páginas de nuestra historia 
y sus fastos gloriosos. 

Quede para otros el triple empleo de escribir 
en extranjera lengua los futuros acontecimientos.








Eta ¿nun dozuz, zeruko arbola
Zuk bere jantzi berdiak?
Zure erramok billos dakustaz
Igar ta ezkur bagiak.
¡Ai mingarria! Gaztelako arrak
Jan deutsuz sustrai guztiak,
Baita biotza, baita barruak,
Azala itxita bestiak.







Y tú, árbol celeste, 
¿dónde has dejado tu frondoso adorno? 

Veo tus ramas desnudas, secas, sin frutos.
¡Oh dolor!, el gusano ultra-ibérico devoró tus raíces, 
tu médula y tus fibras. 
¡No queda más que la árida corteza!






¿Zagoze oraindik zutik, arkaitzak?
¿Dollortu baga, mendiak?
¿Samur emoten Somorrostrogaz
Zeuen ondasuntegiak?
Errotak klan klan, taun taunka olak,
Eta pill pill iturriak,
Biziro errekak baita itxasuak
Opaka arraintza ugariak.







Rocas: ¿aún permanecéis enhiestas?
Montañas: ¿no os hundís? 
¿no entregáis, como las minas de Somorrostro, 
el depósito de vuestros bienes? 
¿Por qué todavía turban el silencio 
las volteantes ruedas de los molinos 
y los resonantes martillos de las fraguas? 
¿Por qué las fuentes brotan con murmullante arrullo? 
¿Por qué avanzan saltando los torrentes? 
¿Por qué el mar llena de sabrosos peces 
la codiciosa red del pescador?









Geiegi da ta ausi, arkaitzak,
Onegi ez izan, mendiak,
Lurpetuteko Euskera illa ta
Bere ondasun biziak;
Bera tontorrak, bete arruak;
Erdue Gaztel-lau igarrak,
Agortu, errekak, Iurtu itxasuak,
Agur, euskeldun ibarrak.






¡Basta, basta! 
¡Rompéos rocas, desgarráos montañas, 
dejando ya de ser generosas! 

Euskara ha muerto: 
¡cubrámosla de tierra; 
sepultemos sus bienes inapreciables! 
¡Hundíos, altivas cumbres; rellenáos, 
profundas gargantas! 

¿No oís la voz áspera del ultra-ibérico? 
¡Secáos ríos; petrifícate, oh mar! 
 ¡Adiós, valles vascongados!





Geure Erria, gizaldi danak
Zugaz dira gomutauko,
Ez dabelako beste erri bat
Zu duiñ garbi aurkituko;
Etsai batzuek alper alperrik
Zure izena zikinduko,
Zeure Jaungoiko egi bakarrak
Dau oso garbi gordeko.







Oh patria mía!, 
las generaciones futuras no te olvidarán, 
pues no han de poder encontrar 
tierra más pura que tú. 

En vano querrá manchar tu nombre el enemigo; 
tu Dios es la verdad eterna
y Él sabrá preservarte de toda impureza".








ANTONIO REDONDO ANDÚJAR [9614]

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Antonio Redondo Andújar
Nació en Almonacid de la Sierra (Zaragoza) en 1966. Desde 1988 reside en Barcelona. Es licenciado en Filosofía. 

Ha publicado los siguientes libros o folletos: 

“Fantasmagorías entre poemas de amor que no deben ser cantados”. Institución Fernando el Católico. Colección San Jorge nº 61. Zaragoza. 1991 
“Tríptico doloroso y otros relatos”. Institución Fernando el Católico. Colección “Isa­bel de Portugal” Narraciones nº 12. Zaragoza. 1993
“Nicodemo –tragedia-“. Las palabras del pararrayos nº 4. Barcelona. 1996 
“Memoria de la soledad arrebatada”. Puente de la Aurora. Cuadernos de Literatura XVI. Málaga. 1997 
“Fragmentos de una oda”. P.O.E.M.A.S. nº 116. Valladolid. Febrero 1998
“Sin historia”. Vinalia bolsillo nº 2. León. 1999
“Canción del peregrino”. (En el libro “Poemas 1999") Ayuntamiento de Zaragoza. Colección Cultura Popular nº 49. Zaragoza. 1999
“Paráfrasis de «La idea» –una lectura de Frans Masereel–”. Iralka literaria nº 9 (separata). Irún. Octubre 1999-Abril 2000
“Telegramas”. (En el libro “Poemas 2000") Ayuntamiento de Zaragoza. Colección Cultura Popular nº 51. Zaragoza. 2000 
 “Fábulas humanas”.  (Edición digital) Manuscritos.com. Madrid. 2001
“Nicodemo”. (Edición digital) Manuscritos.com. Madrid. 2001 
 “Fragmentos de invierno”. Cuadernos del Mar de Alborán VI. Málaga. 2002
 “Orfeo desterrado”. Islas del recuerdo nº 20. Málaga. 2003
 “Drama sin nombre”. Revista Literaria Baquiana. Anuario IV, 2002-2003. Miami. Estados Unidos. Octubre 2003
 “Haikus iluminados”. (Edición digital, con fotografías de Eulalia Redondo Andújar) El Rincón del Haiku. Sevilla. Marzo de 2004 
 “El escudriñador”. Revista literaria Baquiana. Anuario V, 2003-2004. Miami. Estados Unidos. Octubre 2004
“La noticia alarmante”. (En el libro “La ciudad de los muertos”). Ediciones Parnaso. Colección Vórtice nº 4. Granada. 2005  
“Hacia un nuevo archipiélago”. Certamen Literario “At Fontes de la Cueva Negra” 2003-2004. Fortuna (Murcia). 2005
 “Oscuro soliloquio”. Revista Literaria Baquiana. Anuario VII, 2005-2006. Miami. Estados Unidos.  2006 
“De mi templo ya en ruinas”. Certamen Literario “At Fontes de la Cueva Negra”. Fortuna. Murcia. 2008.


Ha participado en las siguientes antologías o libros y revistas monográficas: 

Poemas a viva voz, II. Antología poética. Institución Fernan­do el Católico. Zaragoza. 1989
“Poesía al desnudo”. Factorum nº 3 Vitoria. Otoño/Invierno 1997 
Panorama de la poesía última española. Europe Plurilingue nº 24 (pág. 166). Neuilly sur Seine. Avril 2002 
Monográfico ¡No a la guerra! El fantasma de la glorieta (Edición digital). 2003 
Sueños del rey Rojo, especial literatura infantil. El Problema de Yorick. Año IV – nº 6. Albacete. Otoño 2003 
Antología de la Guerra. Poetas.com (Edición digital). Noviembre 2003
3º Festival – “Palavreiros – Día Mundial de la Poesía”: “Por la unión de los pueblos a través de la poesía”. 
Pablo Neruda – 100 años (1904-2004). Palavreiros. Portal Brasileiro de Literatura. 2004 
Toro de Hierro. Premiados “1er Concurso Toro de Hierro de Poesía Antitaurina”. Ediciones Toro de Hierro. 2004 
Encuentro con: Alonso Cordel (Edición en CD). 7 de junio de 2004 
Canto a un prisionero. Antología de poetas Americanos, homenaje a los presos políticos en Turquía. Editorial Poetas Antiimperialistas de América. Ottawa. 2005
La ciudad de los muertos. I premio Vórtice de ciencia ficción y finalistas. Ediciones Parnaso, Colección Vórtice nº 4. Granada. 2005 
El fantasma de la glorieta. Revista de literatura. Cuarta época. Primera fase (Edición en CD). 
2005 Tripulantes. Nuevas aventuras de Vinalia Trippers. Selección de Vicente Muñoz y David González. Editorial Eclipsados. 2006 
El fantasma de la glorieta. Número especial dedicado a la literatura fantástica. 2007   

Ha publicado, asimismo, numerosos poemas y cuentos en diferentes revistas digitales e impresas.





 [PRIMERA]

Sale de mi espíritu.
La calle está habitada
por seres ridículos.
La vela se consume.
Por los pétalos rotos
entró la primavera.
Un humo sale de mi espíritu.
Ven de nuevo cubierto de anatemas.

     (El gato maúlla
escondido entre legajos,
papeles de muertos,
siniestros pasillos,
polvo acumulado
para acabar con la raza.
Sigue sus pasos...)

     Volveré a recorrer
el sendero de flores.
Las pisaré accidentalmente
como sólo la muerte
es accidente.
Me tenderé en la hierba.
El árbol que no es mío
esconderá en su seno
miles de insectos
y dará miedo a los niños.
Los pinos esconden
un jabalí inexistente.
Sólo el temor
antes de beber del manantial,
sólo el temor.

    (Escucho una armónica.
De mayor
quiero tocar la armónica).

     Me asomo entre las peñas.
Veo el bosque que fue mío.
Pienso en el suicidio
entre las peñas.
Sé que es pecado.
Me entristezco. Desciendo.
Me tiendo sobre la hierba.
El viento es enemigo mío.
Me olvido de comer.
Sólo tengo celos.
El agua es cristalina.
Mojo mi cabello
intentando apagar
el humo de mi espíritu.







[SEGUNDA]

Uno, dos, tres, cuatro, cinco
querían matarme.
Yo les dije: “¡Mañana!”,
pero insistieron con sus cometas
hasta que no quedó nada más que altura
y pétalos de cera deshojados en el suelo.

     (Han de volver por mí
para impedir que colme de palabras
este extraño poema).

    “Pronto -dirán-
se queda solo
como arpegio simbólico”.

(¿Dónde está ese fulgor
que amamanta a las flores?
Hemos derribado
mi sombra y yo el sepulcro
de la existencia inicua).

Y luego les diré:
“Cuando volváis por mí
sólo hallaréis desierto”.







[TERCERA]

Abrí la mohosa puerta:
sus goznes cedieron.
Insectos diminutos resbalaron del dintel
e hicieron nido en mi pelo.
Pensé: “no importa”.

     (En el umbral tragué la oscuridad
poco antes de que ella me tragara.
Mis pies descalzos parecía
que acariciasen piel.
Un insecto había descendido hasta mi ojo
y se deleitaba contemplándose
en el espejo del iris.
Vi señales en el muro
que no supe descifrar.
El insecto trataba de alcanzar
el secreto de la vida
adueñándose de mi ojo
desnudo y desvalido.
Quise salir por otra puerta mohosa,
custodiada por tres mujeres impuras.
Sus uñas afiladas y sus dientes lascivos
hicieron de mi cuerpo
una mortificación, pero vencí).

     Abrí la mohosa puerta:
sus goznes cedieron.
Insectos diminutos resbalaron del dintel
haciendo nido en mi pelo.
Y yo pensé: “no importa,
si puedo ver la luz
con mi único ojo”.







[CUARTA]

Inclinarse, inclinarse
sobre la flor abierta,
sentir su languidez,
lamer sus pétalos, su tallo
penetrando en la tierra...
Devoradlo,
mas no toquéis la tierra.

    (Esconded el demente sosiego,
transformadlo en continuo arrebato).

     Dulce, dulce placer
acariciar el espumoso polen
y dejarlo en el aire
para que renazca de nuevo
esta vida inaudita y solemne.

     (Desaparece pronto la quietud,
se transforma en continuo holocausto
para caer después
en un vacío ancestral,
en una lúgubre noche de silencio,
en un vacío seductor y maníaco).

     Se ondula, se contonea
y cae.
El viento es el asesino,
el hombre es el asesino.
Todo tiembla,
mas la flor necesita
su polen seductor,
nuestra caricia efímera...

     (Se desea colmar
de peces el desierto
con la sola esperanza
de encontrar un oasis).

     Entonces, sólo entonces
la flor se desvanece
y pasa a devorarla el hombre
sin masticarla apenas,
sin lamerla siquiera.

    (El hombre entre las flores
o una única flor...
¿Has visto en esta estampa
una mujer?).







[ÚLTIMA]

Dame un vaso de vino.
Tengo el corazón
perdido en un punto
de un viejo mapamundi.

     (Un león al volver
la esquina de mi casa
me devoró y yo grité:
“¡Madre!”).

     Es absurdo pensar.
El campo siempre será verde.
En otoño, amarillo.
Y los árboles
devorarán la tierra,
dejándonos huérfanos.
Mañana
volveré a comenzar
amándote y amándome,
como si todo fuese
un tren estacionado
pero, a la vez, móvil
o una cometa que gira
sobre un eje invisible.

     (Cayó un rayo del cielo.
    El árbol no pudo escapar.
Se desbarataron
todas sus miserias.
Todos sobrevivimos
al naufragio.
Todos,
menos la muerte.
En la Iglesia
todo continuó sumido
en su rito ancestral
de eterno sacrificio.
Se incendió el confesionario.
Las campanas repitieron
su monótona existencia.
Olvidé mis naipes
y volví apresurado
donde todo se confunde
con lo verde).

La mutación llega al pájaro.
Huyen y permanecen.
Sólo ellos conocen
lo atemporal, lo inaudito.

(Se apagaron las velas.
Una ráfaga de viento
ha poseído el mundo.
Las ratas y los gatos
están muertos).







El poema posible


LA voz se aleja
como la nube huye
un invierno del cielo.

Se enorgullece un pueblo
si maquilla su faz,
su faz de podredumbre.



SE acercan las nubes,
sus alas de agua.

La noche se ha postrado,
como un perro, a mis pies
y un ángel nos envuelve.




EN el agua,
en los cálices,
en la sombra,
en el llanto,
en el remordimiento,
en el cielo...
yo canto.




EN la frente
un árbol deshojado:
el poema posible.




EL llanto, la herida,
el verso derramado:
el espejo de agua
tras el que te persigo.




EL ángel de la noche
muerde la luna blanca
que ha crecido
en tu pecho.




HAY sed en las alcobas
cuando al caer la noche
me arrancan del poema.




POR las paredes tristes
un río se desliza
como una enredadera.
De él brotan negros cuervos
que con sus torpes picos
golpean nuestra puerta.




HABRÁ de ser hermosa
la muerte, pues se oculta
como oculta la vida
su beso más profundo.




NO se apena la luz
por ser negada.
Se apena cuando emprende
temblorosa
el duro recorrido
de un rostro envejecido
por la pena;
se apena cuando escapas,
aún niña, de mis manos.




SOBRE el soporte estéril
del suspiro
hoy he escrito estos versos.
Mi habitación
no tiene enredaderas
y el ángel de la noche
ha huido de mis labios
y ha vertido su sangre
en las negras acequias.




DERRAMO mis palabras
sin sentido
en tu tibio regazo.
En tus brazos las meces
y un resplandor sin nombre
con su fulgor nos ciega.




LA luz más verdadera
se ciñe a tu cintura
como se ciñe al cielo
de un desolado día
el difunto matiz
de la pena uniforme.




LA vida es un desierto
poblado de amapolas
cuando la voz del hombre
es un triste relámpago
que brilla mientras dura
el tiempo de la siembra.




TU sed, por tan profunda,
descansa entre las hojas
de un libro aún en blanco.
Una serpiente fría
se arrastra lentamente
desde el lejano día
en que nacimos todos
a un amor ya sin luna.




EN tu cuerpo descansa
un alba adolescente.
Es hermoso y es triste
ver tus manos atadas
por algas de desidia
y sospechar que aún amas
el olor del incienso.




¿DÓNDE irás, amor mío,
cuando otra luz me envuelva
y anuncien los clarines
el fin de la partida?




CUANDO no queda nada
un ciprés nos entrega
raíces de ternura.








El silencio quebrado

El silencio quebrado,                                                                     
el humo de las fábricas,                                                      
la luz que no es luz sino luz violada.                                                      
Sobre el asfalto azul el cielo negro.                                                    
Caminando, caminando,                                                                
porque este caminar                          
no es ese repicar de esquilas torpes,                                                     
porque este caminar es ciego                                                             
como innúmeros alacranes devorando                                                         
las matas de tomillo,                                                                 
esas noches de luna hacia la ermita,                                                    
esperando los gritos de los grillos:                                                 
un grillo puede ser                                                                     
como un tenor dormido e insistente,                                                     
con su sola canción que se desvive                                                        
y oculto, como la muerte, entre la hierba.                                               
¡Oh humo de las fábricas,                                                              
silencio quebrado para siempre!              






Los muertos me sonrÍen

He sabido de mí y lo que he visto                                                            
me ha parecido un sueño, una mentira.                                                     
He sentido la piel extasiada y silente.                                                     
He sentido en mi nuca                                                                    
la primitiva mueca del dolor.                                                                 
                                                                                      
Silencio: estoy armado.                                                                      
                                                                                              
Me ha cegado la ausencia.                                                                     
La luz, sus dos matices,                                                                  
han huido del marco de este cuadro                                                        
plasmando un aquelarre sin fantasmas.                                                         
                                                                                        
Lejos conmueve el viento                                                                
los árboles y el agua.                                                                          
El río oscurecido                                                                          
va perdiendo su cauce y su caudal.                                                            
                                                                                             
Estoy resucitando                                                                       
y los muertos me sonríen.      





MARÍA VICTORIA DENTICE [9615]

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María Victoria Dentice es poeta y estudia Filosofía en la Unsam. Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1986. Ha publicado  el libro Los años vendados, editado por ediciones Baobab y participa en la antología de la editorial Nuevo Ser, Letras del mundo 2006. Su poesía obra como un llamamiento: es la ausencia o la herida que deja en nosotros la muerte, es la muerte que conlleva decir el propio nacimiento.



Dedos sobre la mañana que te fuiste

alguien
cava
diciendo
adentro
mi nombre
alguien muere
sobre mi
levantando los ojos.






Sobre el vertical (y de deseo muerto)

Siento la muerte hendida como un clavo viejo sangrante
Darle vueltas a los olvidos, afilándose un clavo en el amor.
Pero, siento la muerte caminarme los pasos
Y el miedo a irme y el miedo a volver y el miedo al miedo
Y este callarse riendo mirarse muriendo
Ardida hundida de paseos por el espejo
Dándome un golpecito se murió ayer la que no soy debajo.

Siento la muerte elegante y fría rasgando mi sombra
A mí, victima de la desaparición
y a él, fantasma de los versos ajenos
La suya carencia entrelazada a los pliegues de mis manos envejecidas
Y dichosas arrepentidas las plumas se escribían poemas para llamarte,
El señor les tejió labios acariciados en sangre.
Haciendo estas cosas
el pensó existirme el corazón con bellas palabras.
Y amado era ser esto.







COMA ONÍRICO

Todavía oigo en tus dientes el golpe de los tambores
La muerte oscilando callada entre yo tu y los doctores.
Falló el lenguaje, abuela, fallé,
Falló el ventrí/loquista/ que supuro mi sonrisa
Contra caños palas y tubos intentando salvar tu raíz.
Intenté abrirte y abrir (cerrarle puertas a los fantasmas)
Pero la hernia gruesa te dobló el cerebro como campanita
Pero lloraba en mi pie la tumba que te devoró.
Te sacaron del horno mientras yo nacía
Recién ingesta recién infecta
y te volvieron viendo salir desde una ola con otra piel
Pero nunca más llamó nadie en mi papel
haciendo achis, hola buenos días, ya estás muerta.

Todos sentados y caníbales hoy queremos recordarte
Pero tu vida se volvió un sótano gris
¿Y abuelita, como te hacemos salir?
Si la luz se apaga como este cuarto
Si yo no se quien viene
Porque nunca más viene nadie
Si así yo entro en mis años con una soledad mental
Que hasta los muertos me miran con tristeza.
¡Cuánto miedo cuánto miedo cuánto!
Quedando sin decirte cuánto cuánto…
Hago achis, hola, buenos días, estoy muerta.





FIEBRE O SOMBRA CON MORETONES

Escribo porque me desmoronan
Como el último ángel de la noche.
Escribo porque dentro de mis cenizas
Ya no me guardo un Dios.





THE MACHINE WICH MAKE ORGASMS[1]
                                  
Mi eugenista y brutal padre
mi soñado primer abortista
Fue un retórico de palabras que me quebró
Desde los puños hasta las manos.
Estaban muertos  (los abortados)
mis graves contusiones
la cornea de sus cráneos azules.
Mi padre, mi raíz nazida[2] eugenésica
Quiso hacerme la bestia más perfecta del mundo
A mí,  loca sangre de todos los escultores atávicos
nudo de existencias portadoras de nada,
Como mi primer amor
(detrás de la luz yo incendiaba las puertas),
Contra una pared  yo le  pedía jadear
los agujeros de la poesía,
Ahora crecía al placer lento de la aguja y la herida.
Y yo ya no amo todos tus suicidios médicos y aprobados
¿Tengo cuantos años?
Olvidé cuando vivía en las células de mi vida
Era la que se infectaba y mojaba /lenta y horrorosa/
Buscando así la forma de desanudar mi corazón.
Tengo en mí una voz que parece canta
cuando en realidad
 no hace mas que ir de vez en cuando al psiquiatra
para curar el rasgo cardiovascular
de sus raquíticos labios.
Así es el silencio de las grandes
genialidades
los genitales desgarros en la mente.
[3]I’ m own the machine which makes orgasms
Como siempre volviendo hacia mi
Curada hasta el infierno,
Cruda hasta el infierno.
Desde los pies hasta la vulva seguirán faltando tumbas
Para succionar todos los niños que ya no busco.





NOSTALGIA

La muerte atraviesa con manos a la que fui.
La sangre me lleva sin manos la juventud perdida.
La muerta atraviesa en lenguajes a la que fui,
Ya no le alcanzan sus manos para suicidarme esta noche.
Yo hablo con palabras que conocen la muerte.
Yo hablo de mí y de la muerte llevándome en un carro de oro.






TALASEMIA O ANEMIA MEDITERRANEA

Ya no soy joven.

Ya no acuso a mi soledad
ni desprendo ecos de sus rasgos.
Se ha estancado mi sangre
en el ojo de un sauce
contra el cauce de un río
que de memorias fue herido al nacer.

Me han desterrado el cuerpo.
Me han destronado
de mi la esperanza,
Tan lejos he quedado.

Mi corazón no sabe.





LA MUERTE DE PINOCHO

Ayer, en tus manos, me renuncié.
Soplé las plumas de mis ojos, sus gajos abiertos,
la mirada fija como una quemadura,
Perdí mi nombre en las paredes de un barco que ayer se hundió
dejé mi jaula de Serafines y dioses en la abertura
                                                           de cada puerta]
Todo lo que me amparaba en mi soledad, dejé.







AGUA

La noche halló mis alas rotas.
Mis clarividentes alas sin luz
Clavadas al piso.
Me oscurecí de presentimientos.
Me herí de presencias.
Bebí mi sangre hasta volverla personas.
La luz se ha ido de mí,
pétalos y sangre para mi corona,
sólo me quedan las promesas
de un reino muerto,
tus ojos llenos de destinos.
La eternidad sin ojos.


[1] la máquina de hacer orgasmos
[2]Palabra compuesta, nazismo/ nacimiento, recién nazido.
[3] Tengo la máquina de hacer orgasmos







MARIO DUX CASTEL [9616]

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Mario Dux Castel

La Literatura y el Arte no han sido extraños a la vida de Mario Dux, quien nace en la Cd. de México en el año del 1971, a la edad 12 años inicia su actividad leyendo autores como Kafka, Poe y Baudelaire, quienes le sirven de inspiración para escribir cuentos cortos y poemas breves.
Bajo éste marco en el año de 1989 se une a la banda Post-Punk:” Ninguna me mira”, con lo que da rienda suelta a su inquietud musical.
Para 1991 enfoca su trabajo al quehacer literario, generando una significativa producción. En 1995 y durante los 2 años siguientes realiza estudios musicales en la Escuela De La Música Popular Mexicana, con el afán de conocer y estudiar diferentes vertientes de la configuración nacional, de ésta forma y tomando en cuenta su orientación, participa en 2 obras de teatro de corte y corriente mexicana, destacando la utilización de instrumentos prehispánicos. 
Sin abandonar la expresión literaria, participa con su poesía en la estación de radio: “Radio Interferencia”, donde tiene una aceptación favorable. Entre 1997 y 1999 se integra al Taller Literario impartido por el poeta Bajacaliforniano: Ramón Cuèllar Márquez, con el objeto de estudiar a poetas clásicos y contemporáneos y permitiendo así cimentar su creación poética, Dux tiene aún sin publicar 3 libros de poemas breves: “Nadie nos ve”, " El sol ya no arde” y “Los vehículos que atropellan el mar”.
En el año 2000 es llamado a participar en el Festival “Jóvenes del Tercer Milenio”
organizado por el Gobierno del DF., para integrarse al Taller de Poesía: “El Ojo En La Cerradura”, también colabora con Radio Universidad en la presentación de: “Corcobator” (material discográfico del cantante y poeta español Javier Corcobado).
En ese mismo año es invitado por los autores Marcia Torres Sassia y Armando Alanìs para participar leyendo novelas en el ciclo Tridimensional en la Sociedad General De Escritores De México (SOGEM). Gracias a su destacada participación, el Gobierno Del DF. le otorga una beca en el proyecto: “Jóvenes Titiriteros”, lo que le da la oportunidad de captar profundamente el sentido del teatro de títeres, paralelamente realiza actividades en el proyecto de la compañía de teatro: “Excesos de 3 Intolerantes y una ola”, escribiendo y actuando la obra “Una Copa Para Israel”, donde pone de manifiesto su contenido visceral, existencial y lleno de emociones. En ese mismo año, con motivo del primer tributo al español Javier Corcobado escribe y actúa un guión dramático basado en un poema de éste autor, lo que da la pauta para integrar un segundo tributo y participa en él, dando lectura a su propia Poesía.
Posteriormente se integra a las producciones: “Que suceden entre sueños” para colaborar en la gira de la banda española: “Después De Nunca” (proyecto de Carlos Desastre, ex-líder del grupo 713avo amor). Y posteriormente colabora en la gira en México de:”El Corsal Desastre” (Carlos Desastre).

Actualmente radica en México, DF, su trabajo se enfoca en la realización de 3 nuevos Poemarios y junto con Edgar Torres ( Ex-guitarrista de Corcobado ), dan vida al grupo: “Los vehículos que atropellan el mar”, (proyecto cuya idea es dar rienda suelta a su capacidad creadora, bajo un concepto original, donde se conjugan la música, la poesía y la experimentación); también actualmente organiza y participa simultáneamente en el Trueque 480, ( Festival Cultural Multidisciplinario, sin fines lucrativos, que tiene como objetivo acercar el arte y la cultura a la población en general ), y paralelamente toma clases de Trompeta y participa en un curso de periodismo cultural con Carlos Martínez Rentaría.





LOS VEHÍCULOS QUE ATROPELLAN EL MAR

Los vehículos que atropellan el mar 
Los veleros del ayer 
Los espejos de tu cabeza 
Los ritmos de tu vientre 
Los hormigueos de tu ser 
Los palacios de tu pecho 
Los ríos de tu sexo 
Los rojos párpados 
Los arañazos del miedo 
Los bueyes que arrastran tu pasado 
Los mirlos de tus dedos 
Los anillos de tus ojos 
Los huesos del alma 
Los embarazos 
Los cristales de Cristo 
Los pensamientos de tus padres sin boca 
Los peces del anochecer 
Los juegos de tus nalgas 
Los riscos de tus pezones 
Los aniquilados versos 
Los transeúntes de mi vida 
El origen del odio 
Los que nunca duermen 
Los que sonríen 
Los que son misterio 
Los que tienen bolsas de hambre
Los que viajan por las venas
Los que beben 
Los que están
Los que salvan a Dios
Los que dicen no
Los que bañan cerdos y enumeran cuerpos
Los que no lloran
Y son como yo
Y se parecen a ti
Y yo… ¡soy todos!





LA RABIA

Escuchaban a la rabia entre las sábanas 
Ella lloraba una guirnalda 
Él, con un cuchillo en la boca besa su vientre 
La soledad se despeina… 
Ella lava la ruidosa rutina 
Él concentra su fuga en la mirada de un extraño 
Dios vende palabras.
Él sonreía 
Ella reclama fe 
Él busca un verso en su pobreza 
Ella bebe té 
Estaban vivos 
Estaban en la pierna de la noche
Llorando un cuervo por lágrima 
Él cruzó la puerta
Ella cerró su camisón…con una bala. 





MAMÁ

Mamá soy un hueco
Mamá soy tu interior 
Mamá estoy latiendo
Mamá soy tu hueso
Mamá soy tu frustración 
Mamá arrójame mi pelota
Mamá escucha mi selva
Mamá es mi bendición tu pelo
Mamá escóndeme tras las cortinas 
Sin agujas.
¿Cómo volver a la matriz y afianzar la vida?
Corregir las fracturas
Soldar las emociones
Comprender que tu vientre será mi camisa
Y tus uñas una sonrisa para mi cabeza.
Mamá soy tu rabia
Soy tu camisón
Soy tu desvelo, soy tu herida
Soy tus orejas
Tus ganas de mear al hombre
Mamá, ódiame con un beso…





                      HOSPITAL


Me habló de la falla mental, del origen de la locura, del desvarío
alcohólico, del verso que pintó en una celda, me habló de las
mujeres amarillas, de las mujeres sin labios, sin orejas,
sin tacones, sin dedos y con jaulas donde guardan ojos, me dijo:
Dios es un secuestro, me preguntó: ¿Tú también eres un accidente?

                          1

Dos veces pinté el mismo cuadro, revelé diez fotografías de un
mar sin sol, he nacido 1002 veces con la misma ropa, con el
mismo nervioso mirar, he sido el mismo accidente.

                          2

Soy tu jarrón sin agua, soy botella, soy voces agazapadas para
llover en la niebla, en el cristal, soy un cabello al cual no se puede
extirpar, un cuadro de Mondriaan, una canción sin vestido, un cuervo,
un vehículo que atropella el mar…

                          3

Mis manos tropiezan con tus besos, de mi camisa caen amarillos
dolores de verte sentada en mi cabeza.

                          4
Estás drogada y sin zapatos en el polvo del adiós, cae con el
avión al mar, con el lápiz al dibujo, cae al púrpura rugir de mi mano.
Quiero ser espuma, bote de basura, rencor para tu café, para tu
ropa orgasmo de flores, camisa de lágrimas, tus pies en mi boca
son bendición.

ISIDRO ITURAT HERNÁNDEZ [9617]

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Isidro Iturat Hernández, (Vilanova i la Geltrú, Barcelona, España, 1973). Escritor y profesor de lengua y literatura españolas, reside en São Paulo, Brasil, desde el año 2005.

En 2001 elabora la figura poética que recibe el nombre de indriso, la cual consiste en la asociación de dos tercetos y dos estrofas de verso único (3-3-1-1), con uso libre de la rima y número de sílabas. En 2005 concluye un primer poemario íntegramente compuesto por indrisos, con título El Manantial y otros poemas. Ha publicado poemas y estudios literarios en distintos medios de Europa y América.





HOSPEDARIA POTIGUAR
(AO SAIR, DEVOLVER AS CHAVES NA RECEPÇÃO)



Descendí del ómnibus, y dijo un delfín: 
"¡Venga a Potiguar, 
allá donde el mar

cabalga los techos, engalana muros!
¡Venga a renovar 
el arte de amar!". 

"Llego fatigado...", dije. "¡Entre!", dijo, 

"¡Venga a Potiguar!".




II 

LA HABITACIÓN AZUL

El silencio. 
Cuatro celestes, 
escuetas, paredes. 

Diáfanas, sin pústula.
Diez mil acciones futuras 
dormidas en un germen denso.

La habitación azul... Sssssh... descansa... 

Un... dos... se abre ya la puerta... Anda.




Tus senos idolatro
(melones estelares,
sugerencias de latro-

cinios, bisontes pares,
imanes de la lengua,
mitos de lupanares,

exprimibles sin mengua,

inefables) y muerdo.






¿Y tú, por qué halagas
veterana que pasa por la calle
pero no la pagas?

"Hola, flor del valle...", 
eso, mejor, con esa no lo hagas:
falda breve al talle

sube la maga reina entre las magas

y, !ummmm!... (no lleva bragas).






DE LOS NOMBRES DE ELLA

- ¡Fulana! ¡Meretriz!...
- ¿Qué me juras?
- ¡Mantenida! ¡Buscona!...

- No, no, no.
- ¡Ramera! ¡Coima! ¡Furcia!...
- ¡Ay, Dios mío!...

- Bien, ¿y entonces?

- Puta me gusta: PUTA.







DECLARACIÓN DE AMOR 
A LA CIUDAD DE SÃO PAULO

Antes de hoy fui sólo un ser sin ti, 
así es, mi amor, mi agua, así es. Mi 
hermana, madre, esposa, amiga, amante

después de ahora si lo quieres, si 
quieres que sea tu amor, tu agua y 
tu hermano, padre, esposo, amigo, amante.

Al morir quiero ser sólo un viví 

contigo, y ahora, un en ti adelante.






Soy un macaco-co
ciego, sordo, mudo y tonto,
soy un macaco-co.

Soy un macaco-co
mudo, sordo, ciego y tonto,
soy un macaco-co.

Pero, macaco, el coco,

mudo me lo como yo.







INVENTIO

Sócrates en barca una vez cayó
a las procelosas aguas, y al tragar
parte del vital fluido pensó:

“!Ah, yo sólo sé que no sé nadar!...”.
Más tarde, ya salvo, esto confirió
a Platón, perito que supo extractar

honda metafísica de lo que pasó,

tachando una erre, y al siglo alumbró.








EL POZO DE AGUA
A Elis

Soñé que yo era un pozo,
soñé que eras un pozo,
que tú, yo, éramos pozo.

Éramos pozo de agua,
el mismo pozo de agua,
un solo pozo de agua.

Inmensurable agua,

y sempiterno pozo.







ROMANCE EN UN ACELERADOR
DE PARTÍCULAS

Eres el electrón de mi protón 
(responsable: la ley gravitatoria)
y acelerando en el ciclotrón

somos corpúsculos en vibración
que aumentan su frecuencia vibratoria 
para ser dos espíritus de son, 

un ser doble, un alma giratoria,

y yo soy el protón de tu electrón.


Y yo soy el protón de tu electrón,
un ser doble, un alma giratoria.
Para ser dos espíritus de son

que aumentan su frecuencia vibratoria
somos corpúsculos en vibración,
y acelerando en el ciclotrón

(responsable: la ley gravitatoria)

eres el electrón de mi protón.








El halcón, tigre del aire,
le ha echado el ojo a la tórtola,
que es la gacela del aire,

y con relampagueante
giro, sus garras la cobran.
Ella, dice sollozante:

“Buen halcón, ¿por qué me robas?”.

Y él: “Porque puedo y me place”. 






Melchor, el mandatario de Occidente, y el rey
Gaspar del gran Oriente, y el monarca africano 
Baltasar, llegan donde estrella, asno y buey

adoran al que es de todos reyes rey,
el niño que nació y que tiene en su mano
el principio y el fin, el amor y la ley.

Están en un pajar, no en imponente o ufano

palacio. Y Él será pastor; su pueblo, grey.






Eres mi cuchi-cuchi fru-fru
y me vuelvo gilipichi
cuando te toco el bum-bum.

Cuando me haces chuic-chuic
y yo te hago chup-chup
la cama hace: ñiquí, ñiquí…

y los vecinos se quejan 

de nuestro fru, ñiquí, chuic-chup.







MISTERIO DE LA DUPLICIDAD

Tú, yo, esto es, un ser:
yo, ser más que sólo un yo,
tú que sólo un tú: saber

que ese barro tuyo no
lo es menos mío, conocer
no en el canto tuyo o-

tro que el mío y entender

que eso todo, Dios lo dio.





Vestida eres la mujer decente,
ser de costumbres que cuida el hogar,
como era en el siglo precedente.

Desnuda eres bestia sorprendente,
de caderamen-río-serpear
por fuera, avis rara iridiscente,

y adentro ardor que hasta ahora no se vio.

Sin decir nada me miras, y yo...







Hoy soñé
que en la madrugada
Elis me besaba.

Desperté
y en la madrugada
Elis me besaba.

La besé

y Elis me besaba.







Mis ojos ven el norte a través de tu nuca,
los tuyos otean sures, a través de la mía;
mi espalda son dos senos que incipientes despuntan;

cuatro pulmones se superponen, y ausculta
dos corazones que bombean en la misma
tórax y cuatro sierpes que en el vientre se acunan.

Llega mi sexo al norte, al sur el tuyo excita;

y el desplazarse es danza del aquí, y todo, y ultra.







BABEL

Arquitectaron por eones,
erguiendo las plantas en in-
finitas circunvoluciones,

y las mentes de sus peones
doblegaron crueles. Decían:
“¡Del cielo somos anfitriones!...”.

Y al caer, retornaron a

las lenguas de los cromañones.








A JORGE M. FERRARA

Cierta vez, de un griego, escuché que nuestro
presente no es sino resonancia, eco,
de un futuro que un yo verdadero

ya vivió. Yo, no me inquieto por ello,
sino que me agrada pensar que este encuentro
de ahora ya fue y que es de nuevo,

y que este diálogo otros yoes tuvieron,

y que lo tendrán, y lo están teniendo.







ZWANGSNEUROSE
(La Obsesión)

Soy un obsesivo de tus piececitos,
también de tus muslos, de tus dos muslitos,
y lo soy de tus… tus… a… gujeritos.

Lo soy, lo confieso, de tus dos manitas,
soy el obsesivo de tus orejitas,
confieso, lo soy, de tus dos tetitas.

Soy un obsesivo, loquito, loquito.

Soy un obsesivo de tus piececitos…

Soy un obsesivo de tus piececitos,
soy un obsesivo, locazo, loquito.
Lo soy, lo confieso, de tus dos tetitas,

obsesivo soy de tus orejitas,
lo soy yo, yo, yo, de tus dos manitas,
y lo admito, de tus… tus agujeritos

y también lo soy de tus dos muuuuus… litos.

Soy un obsesivo de tus piececitos...

Soy el obsesivo de tus piececitos
y, ¿por qué no serlo de tus dos muslitos
si lo soy de tus… tus… a-gu-je-ri-tos,

si lo soy también de tus dos manitas,
si también lo soy de tus orejitas,
si también, también… de tus dos tetitas?

Soy un obsesivo, loquito, loquito.

Soy un obsesivo de tus piececitos…






SUICIDIO

Renuncia a tu ideal originario.
Da al tirano tu sangre y tus tuétanos.
A ver prefiere andar cegado.

Sé a los tuyos nadie y nada.
Idolatra un becerro
de oro, o a una máquina.

Firma y acata.

Ya estás muerto. 







SUEÑO DE CONVERSIÓN

La espiral descendente de mi desesperanza
me llevó por parajes de nada abismal
e infiernos informes con almas sin cara.

Luego, la calma, aquella indecible calma,
y un algo, un alguien, que estaba en mí y allá,
que era bueno e inmenso, en mí y allá, y que me amaba.

Te llamé Inconmensurable, Espiral que Asciende, Agua.

Te llamé Dios y no erré: estabas y estás, y estarás.







CHICA EN LA PLAYA DE ITAPUÃ,
SALVADOR DE BAHÍA

La mulata en la arena de nieve relame
un helado de coco y de dulce de leche.
Yo la veo tan ávida..., quiero que me ame.

Cuando observo el detalle del hielo sorbido
consumiéndose lento al calor de su boca,
de mi boca quisiera salir un gemido.

Y la espero a que el palo aún sedienta deseche,

y me acerco y le digo: “¿Quiere otro?, convido”.








DANTE ALIGHIERI EN EL LECHO DE MUERTE
HABLA SOBRE BEATRIZ

Yo tuve a mi Beatriz en la tierra de los vivos, 
el Infierno, Purgatorio, Cielo de mis manuscritos
fue un arte, fue dramaturgia, de lo que viví y vivimos.

No se fue joven tampoco, lo atestiguan nuestros hijos,
se dijo por dispensar a Maquiavelos y cínicos:
amasó el pan en mi casa y llamé a sus ojos lirios.

¡Ah, mia beatitudine, mi feliz senda al Empíreo!...,

los labios fueron materia, y los versos metafísicos.






ALBORADA

El mago me hizo jilguero,
mi amada, ya llega el alba,
y tu ventanica quiero.

Abre, amiga, la ventana,
que ya duerme el carcelero
que por la noche te guarda,

que el mago me hizo jilguero

para venir a tu jaula.




Nota del editor
El indriso es un poema que consta de dos tercetos y dos estrofas de verso único (3-3-1-1). Tolera cualquier tipo de medida en el cómputo silábico, tanto versos isosilábicos como anisosilábicos, lo que hace de él una forma a la vez fija y dinámica: en el eje vertical, la disposición no variable de la estrofa; en el eje horizontal, las variaciones en la cantidad. Admite además todos los grados y géneros de rima, así como el uso de pies acentuales. Esta es la figura empleada por Iturat Hernández en su poemario El manantial, del cual ofrecemos una muestra en esta edición.




Trinidad lunar

Luna menguante 
El centauro se asoma por la ventana
y la mujer dormida está hablando en sueños.
Llora y ríe, porque un centauro la rapta.

Cabalga en su sueño la mujer dormida,
cabalga en su sueño y es cabalgada.
En la selva, nadie la oye cuando chilla.

Llora y ríe como nunca en su vigilia.

El centauro la mira... por la ventana.

Luna creciente 
Tierna Venus con quince primaveras
maneras apuntaba: los pastores,
ya sus adoradores en las eras,

y en los campos de Chipre labradores;
las fieras se acoplaron con las fieras
en las frondas, las flores con las flores;

y los dioses temiéronla de veras:

morir fue nuevo, y verse, por amores.

Luna llena 
La vieja mandinga contaba a su nieta
de los sortilegios de la Madre Luna,

en la buena noche, en la noche quieta:

"A la diosa nunca vayas a mirar
porque si te mira cuando tú la miras
al Pájaro Plata sentirás cantar,

y al canto del ave el vientre se aluna

y del buen marido sabrás de las iras".








Canción de la corola

Colibrí
que te vi,
ven aquí.

Colibrá
no se va.
Ven acá...

Liba, sí,

liba ya.






¡Che!

¿Cómo la dejé marchar
si esa era pa mí, no más?
¿Cómo la dejé marchar?

¿Cómo la dejé, no más,
plato del mejor manjar?
¿Cómo la dejé, no más?

¡Mal rayo me parta, che!

¿Cómo la dejé marchar?...








Balada de las dos hermanas

La hermana mayor besa con su boca
a Juan, el pastor.
Un caballo en la cuadra se desboca.

La hermana menor ha oído el temblor
y no tiene poca
gana de ser yegua ni de ser mayor.

La hermana mayor sabe ya de amor.

La hermana menor relincha y se toca.







Sueño de la flor de loto

Soñé: una mujer de color de azafrán.
Soñé a la mujer de las joyas de jade,
del loto danzante en el pubis de pan.

Me dijo: "El rocío que posa en mi flor
el sol lo calienta y se endulza de amor,
repite quien prueba de este licor".

De pétalos rosas quedé embriagado...

aguardo sin sueño ya el nuevo sopor.








Cópula por una manada de toros

Ella, decúbito supino, será penetrada
por el primero por detrás. El segundo instala
en el febril yoni la linga, que, erguida, demanda

dar placer. Boca en la tercera verga, y no separa
la lengua el tacto con el glande. Luego, ella ama
con ambas manos a otros dos sus dos cerbatanas...

La que conozca el arte oculto hallará el nirvana

(esta destreza se consigue sólo con la práctica).







Aminta

Mostró un anillo de oro y diamante,
y reposando su mano en mi mano
al vivo tacto la quise al instante.

Se fingía indocta, cándida, ignorante,
que ignora el arte del amor profano
(para mí no hay mayor interrogante).

Pensé: "Si quiere, este saber lo gano..."

(luciendo oro sobre piel fragante).








Fábula de Israel

El grajo trajo a la graja
la pluma de una paloma
creyendo traer alhaja.

El grajo vio a la paloma
ahogada en la tinaja
de un mercader de Sodoma.

La jarra llevaba miel:

oro parecía, y era hiel.







Segismundo

"Ya que la vida es sueño, atrevámonos
a todo..." —Segismundo esto cantaba
en su vivido sueño—. ¡Entonces, vámonos!

Si hay que soñar, no sea aquella esclava
cueva el sueño. Tampoco si vivir
lo sea. ¡Puño yergue! ¡Espada clava!

¡Ama y pronto, que pronto es el partir!...

y favorecen astros al osado.








Canis furores

El perro sigue a la perra,
la perra huye del perro.
Si el perro ya no la sigue

se para y gime la perra.
Si el perro sigue y persigue
al fin gimen perra y perro.

Esto contaba la perra

a sus cachorros de perro.







Milonga con decir de Rafael Alberti

Yo no lo quería
(lo quisiste vos...),
"sólo por amiga..."

afirmaba yo.
Quizás fue el Café
o la luz del ron,
o quizás la voz,

la voz de Gardel.





DANIEL CHIPRIAN [9618]

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Daniel Chiprian nace en Sibiu (Rumanía) el 24 de noviembre de 1991 viviendo parte de su vida en su país. Cuando en el año de 2004 decide emigrar a España junto a su familia buscando otro estilo de vida, este será primordial para el desarrollo de su sensibilidad.

Ha publicado los poemarios: "La sombra del silencio" y "La luz de mi noviembre"

Gracias a profesores como Carmen Gómez Espí, Ángel Palacio Muriedas y Alejandro Fernández González hemos podido encontrar un pedazo del corazón de los Cárpatos que seguramente vagará en los corazones sensibles.
La poesía de este joven se ve inevitablemente influenciada por la de Mihai Eminescu y la de Aurelio González Ovies, lo que crea una poesía necesariamente triste y, a la vez, llena de esperanza, que alza la voz para llegar a trasladarnos a esa emanación del mar cercano.
(Texto en la contraportada de La sombra del silencio)

A los 13 años emigró con su familia a España. 
Y cuatro años después, en 2008,  le nació un nuevo poeta a la lengua castellana. 
La sensibilidad de este joven rumano hizo explosión en español al leer a Bécquer, imaginamos que como parte del programa escolar. Para la mayoría de los estudiantes la literatura es un nombre en una tira de materias. Para Daniel es la vida.
La vida para Daniel es poesía. Porque siente intensamente cada una de sus aristas, escucha el rumor de cada hoja que cae, sufre la hondura metafísica de la mirada, experimenta el cosmos en la letra escrita. Daniel lee, ha leído. A Bécquer, dijimos. A Mihai Eminescu, a Aurelio González Ovies. Pero no sólo los ha leído, los ha vivido. Ha vivido a través de esas letras en donde se ha comprendido, se ha asimilado a ellas y desde esa patria de palabras,  tan intensa y tan antigua como su alma, ha compuesto poemas que toman el corazón por asalto, que asombran al silencio. Poemas que necesitamos para decir la nostalgia y para deletrear la mirada, para exigirle a la vida que  otorgue lo que ha prometido:



Esta tarde iré a buscarte
en lo más profundo del silencio,
porque me debes unas miradas, largas,
unas miradas que callan al viento,
unas miradas que mueren por descubrirte...







No lloréis, 
No lloréis porque no me he ido para siempre, 
volveré con las madreselvas de Bécquer 
y con el silencio de Neruda. 
No lloréis porque permaneceré 
en vuestros ojos cansados por las lágrimas de polvo. 
Permaneceré en vuestras mentes y por la mañana 
os alumbraré los ojos para que podáis ver el alba triste. 
No lloréis,miradme,sigo siendo el mismo hombre 
aunque un poco más cansado que ayer. 
Miradme y os contaré el secreto que nos hace felices 
y tristes al mismo tiempo. 
Si...os contare el secreto de este mundo 
donde los hombres son iguales 
y las esposas ya no esperan a los maridos regresar, 
aferradas a una sombra. 
No lloréis, miradme, porque he visto el mundo 
desde su altura,y soy muy feliz, porque sois unas luces vivas, 
Prometo que estaré todas las noches,todas las mañanas 
y os vendré a recoger para ver juntos la poca distancia 
que nos separa. 

No lloréis porque permaneceré siempre
en vuestra mente cansada. 





Cuando aún la vida

Cuando aún la vida parecía sumergirme 
hacia la oscura inquietud de las cosas
que quiebran mi razón.
Cuando todo parecía una gran tormenta 
con destino a la soledad más inmunda
y al fracaso seguro.
Cuando ya nada volvía a su normalidad
y nadie levantaba la vista para apreciar
la luz que nacía de la locura de existir apenas
algún Noviembre.
Cuando... y casi siempre... cuando...
Cuando la vida me devuelva día a día
aquella ilusión robada por la crueldad pavorosa
de la mente humana, cuando la vida me devuelva
la esperanza de vivir apenas un momento,
sabré que habréis vuelto para encontrar
refugio en algún sediento sendero.






No quisiera volver....

!No quisiera volver jamás por aquel
instante que paso mi alma silenciosa!
Aquel instante que me devolvió
a la locura de existir y ser
algo, tan solo algo...frágil...

Algo como la brisa de pensar
desvelos al lado de algún faro
que se encuentra hacia la ciudad
de algún pueblo...
y tal vez en la misma noche
en que solíamos llegar tarde....

No quisiera volver jamás por
aquel septiembre tan lejano
que aún permanece tan dentro
de mi cuerpo inmóvil,
No quisiera volver, jamás por
aquel maldito olvido...

Aunque a pesar de todo y a pesar 
de haberme herido algún nombre....
Hoy podría ser faro...
Tan solo faro...







Déjame ser

Cuantas veces busque la manera
de explicarte y decirte que no soy 
nada parecido al mundo de ahí fuera...

que no soy más que una leve caricia 
que baja despacio por tu incomprensible alegría
que podemos ser y avanzar en nuestra
propia ignorancia creyendo estar acompañados
por algún ser extraño....

y tantas veces busque la manera de decirte 
y explicarte que no soy más 
que un beso que anida en los brazos
de la noche más cercana...

Déjame.... déjame ser prisionero de tu calma 
tan desnuda como la propia luna...

Déjame... ser prisionero de tu alegría
de tu ser..
de tu alma... 
de tu todo... 
pero déjame ser prisionero de ti 
Tan solo de tu ser 
Tan solo de ti...






SABE A ETERNO

Esta noche intenté recordarte
pura, limpia y sin pecado de este mundo,
con la luz que brillaba en tus ojos,
aquellos que un día me sabían a lo eterno...
Con todo lo que eras...
Pero hoy no puedo...
Porque tu recuerdo me sabe
a abandono oscuro y frío
envuelto entre las sabanas de la melancolía.
Porque hoy ya no eres como aquella flor
que no marchita...
Pero, sobre todo, porque hoy
ya no eres aquella, la de siempre...

http://lasombradelsilencio.blogspot.com.es/




JOSÉ CAÑUELO CALERO [9619]

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José Cañuelo Calero nació en Villanueva de Córdoba en 1958. Es maestro de pedagogía terapéutica, ha sido director de varios centros educativos de Córdoba y provincia y ha coordinado diversos seminarios, planes y proyectos educativos. Empezó a escribir poemas en 1977 motivado por el premio obtenido en un concurso literario del instituto de su pueblo. Escribió crítica cultural en el periódico Villanueva y crítica cinematográfica en el Cine Club de Villanueva de Córdoba y en el Cine Club de la Universidad de Córdoba durante los años 70 y 80. Participó en las conversaciones y lecturas poéticas en el I Encuentro de escritores del norte de la provincia de Córdoba el 9 de marzo de 2002 en Peñarroya-Pueblonuevo. Fue cofundador y presidente de la Peña flamenca y literaria peñarriblense y coorganizador del primer y segundo Concurso de Cante de las Minas de Peñarroya-Pueblonuevo. En 2008 leyó sus poemas junto a Fernando Sánchez-Mayo en la sección de Versos sumados de Cosmopoética. En 2010 fue incluido en la Antología de Anónimos que publicó Cosmopoética. "El mar de los veranos" es el primer poemario que publica. Actualmente participa en la tertulia de los viernes en el bar santa marta con el Colectivo 3 que integran Fernando Sánchez, Enrique Pleguezuelo, Paquí Jiménez, Fernando Muñoz y Rafael Sierra.

Trabajo desde hace más de 24 años como maestro de pedagogía terapéutica. Mi vinculación al cineclubismo y al movimiento peñista forjó mi afición al cine clásico italiano y francés y al mairenismo y camaronismo flamenco. Un día de otoño del 2010, cuatro amigos nos desplazamos a la habitación donde se alojó Rilke en Ronda para celebrar el acto fundacional del Colectivo 3, una tertulia poética que reúne, cada viernes, a un creciente grupo de poetas y amigos en la ciudad de Córdoba. En la actualidad, antólogo la poesía neomística del poeta melariense cordobés Manuel Gahete. Fui incluido en la Antología de Anónimos (Cosmopoética, 2010) y he publicado los poemarios “El mar de los veranos” (Ediciones Depapel, 2011), “La ciudad de los ángeles” (Ediciones Depapel, 2012), finalista al Premio Solienses, y “Bajo racimos de uva roja” (La fragua de las metáforas, 2013).


Poética

Mi poesía es función del paisaje no tanto en cuanto a temas como en cuanto a gnosis. Es la inspiración del paisaje de mi infancia y juventud en el encinar de los Pedroches con su silencio profundo, su perspectiva de luz fría que confunde la percepción y aviva el pensamiento, su vida austera con cierta deriva mística, su sentido de errancia de bosque fronterizo con la patria de Don Quijote y un inexplicable anhelo del mar.

Mi poema es un palimpsesto que se reescribe continuamente sobre sus propias versiones anteriores en los márgenes de las obras poéticas fecundas. Escribo en los márgenes del paradigma poético de San Juan de la Cruz, de Góngora, del simbolismo francés, del surrealismo andaluz de Lorca, Alberti y Aleixandre, del grupo Cántico cordobés, del misticismo difuso de Juan Ramón Jiménez y José Ángel Valente y sobre todo del neomisticísmo de Manuel Gahete.
El símbolo predilecto de mi concepción estética es el de la crisálida, como metamorfosis que angeliza a la mujer y al hombre y proceso en virtud del cual lo real es transmutado por la escritura en un mundo platónico como forma de restituir su dignidad a la vida humana y a su materialidad mistérica.




Poemas



SIN TÍTULO

La noche tiene los parpados abiertos
y tú te alejas por los senderos del invierno.
Los astros ebrios miran 
y sin mirar muy adentro
llenan de horas primaverales mi búsqueda.

Huyes en círculos, en laberintos que se bifurcan.
Huyes en mí.
Huyes en mi recuerdo.
Huyes hasta un jardín gótico
que levanta las líneas de sus bóvedas sin motivo,
acaso tu fortaleza las eleva, las inunda 
de oceánica espera.

(de “La ciudad de los ángeles”, Ediciones depapel, 2012)






CAMARERA DE NIMBADA CABEZA

Debería describir las bellas flores
que coronan tu cabeza de joven ninfa
pero ese es ya un camino demasiadas veces recorrido,
y sin embargo si pudiera desvelar un pensamiento tuyo
verdaderamente delicado
más allá de las palabras circunstanciales
que dedicas a preguntar a esta hora suave de la tarde.

Y leo que en el año 1959
un poeta estaba tendido sobre la hierba 
tirando piedras al río,
entonces sería junio como ahora
y en esa época cuando yo tenía un año
acaso mi madre me tendiese bajo una encina escuchando el zumbido del campo
mientras ella extendía ropa recién lavada sobre la hierba.

Cuando pienso que ella podía estar exultante de felicidad aquel día
y que los sentimientos son más amplios que las palabras
y que ahora mi madre son sus huesos en un nicho entre dos altos cipreses, 
vuelvo a hablar de las guirnaldas que adornan tu pelo
como a una bella estatua pública
que se piensa incorruptible en el tiempo
y yo bebo el elixir de infinitud con que me sirves un agua tónica.

( de la revista “Suspiros de Artemisa”, Detorreseditores, 2012





EL MAR INTERIOR

Cierro los ojos
y recorro el malecón donde la calma aparente
vira y hace maniobras de atraque
en un silencio de barcos y orfandad del cielo.
Es la noche vacía del verano
y del pensamiento que no es lugar ni morada,
sino movimiento puro y encrespado,
como la fuerza inconducente
y sumergida del mar.

(El mar de los veranos)






PALACIO DEL CINE, ATLANTIC CITY

No la ciudad, ni la película,

ni la puesta en escena, sino el resplandor oscilante
de la proyección a carbones en el patio de butacas,

el viejo Burt espiando a Susan por la ventana
mientras se lava los pechos con limones.

No el cierre del Palacio del Cine,

ni que acaso yo sea un día el viejo que mira
salir a Susan de la ducha,

sino el océano lamiendo las costas de Atlantic City,
esta oleada, Palacio del Cine, largamente,

muy largamente, y luego, y siempre.

( Edición Anónimos del año 2008 )









Del libro de poemas "La ciudad de los ángeles"

( la serpiente )

(hace un tiempo que vivo con una serpiente en una historia de amistad con pocos temas de conversación, quemamos juntos el invierno frente al fuego, la serpiente apurando su leche y yo mi soliloquio al que siempre pone punto final su espléndida piel brillante y los extraños ojos por los que me dejo cautivar en silencio y, últimamente, al encontrarla a mi lado cuando despierto, me conmueve esa soledad de criatura castigada por revelar el conocimiento, aunque el veterinario dice que toma mis medidas para engullirme)


( regresus ad uterum )

(los árboles que se separan a mi paso, son palomas que alcanzan el vuelo de tu boca, en esta tarde que habría regresado por la oquedad de la lluvia a la grieta del ópalo que fosiliza tan extraña sonrisa, cuando en medio de nosotros, columnas, tallos y ala se ha ido girando con la gracia sucesiva del éxtasis y me ha mirado, pero Fernando leía su poema bajo el paraguas y eso me mantuvo anclado a una hilera de farolas que me condujo finalmente a tu regazo y allí fui tragado por tu amoroso hueco y me acuné en el agua nocturna y aunque ya no estés tú para pronunciar aquellas palabras a la deriva, el ovillo sigue rodando y el hilo umbilical que te agranda tanto, cuantas veces más habrá cantado al espíritu engañoso del amor)

ROSA BARÁSOAIN ASURMENDI [9620]

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Rosa Barásoain Asurmendi
Poeta navarra nacida en Tafalla en 1956.
Licenciada en Ciencias de la Información, ha trabajado como periodista y como procurador de los tribunales.

Además de sus colaboraciones en prensa diaria ha publicado poemas y relatos en diversas revistas y antologías: Merindad, Luces y Sombras, Río Arga, Antología Bilaketa, Cuadernos de Cultura Tafallesa y otras. Fue una de las artífices de la Fundación María del Villar Berruezo.

Es autora de Poemas a tu belleza (Tafalla, edición del autor, 1991); La voz de la Merindad, 1929-1937 (Tafalla, 1993); La Banda de música de Tafalla (Tafalla, 1994, libro en colaboración); y Urezko neskatila eta itsasoa bere laguna=La niña de agua y su amigo el mar (Tafalla, Fundación Mª del Villar Berruezo, 1998) y el poemario Para volver a nacer (2009).

Su interés por la Agricultura Ecológica le llevó a fundar junto a su marido la Editorial La Fertilidad de la Tierra Ediciones que edita trimestralmente la revista La Fertilidad de la Tierra además de otras obras relacionas con dicha temática.





PARCHÍS

La niña debe aprender a contar
y la madre enseñarle a comer
y a que no se la coman
a seguir por su color
y a ir sumando.




"AMNESIA"

"...Le dirá que siempre no fue así, que las dos esperaban en la orilla la llegada de las naves. Que vivían en un palacio blanco y elevado donde estudiaban las constelaciones. Por ellas sabían que estaba lejos la batalla y que el rey volvería victorioso. No hacían caso de las viejas plañideras, de los cortesanos que traían malos augurios. El rey siempre llega victorioso como el sol al mediodía, por eso no se vestirán nunca de luto, ni se rendirán amargas.

Ahora debe decírselo a su amiga. Este túnel de olvido ya ha durado bastante, lo necesario para cumplir los cuarenta y empezar a recobrar la conciencia....."







JESÚS GÓRRIZ LERGA [9621]

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Jesús Gorriz Lerga
Poeta navarro nacido en Pamplona en 1932.



Estudió Humanidades en el Seminario de los PP.Paules de Pamplona y Filosofía en Madrid. De regreso en Pamplona, trabaja como funcionario de la Caja de Ahorros Municipal. Fue miembro fundador y del consejo de redacción de Río Arga y colaborador asiduo de esta publicación desde el nº 1 hasta el nº 99. Ha colaborado, así mismo, en las revistas literarias Litoral, Poesía Española, Pregón, Rumbos, Caracola o El Molino de papel.

Es autor del poemario Primera señal (Pamplona, Caja de Ahorros Municipal, 1973), a decir de Miguel Javier Urmeneta, obra de tono "ascético y dolorido", "desarraigado" -añadirá Yerro- sólo aliviado por la esperanza trascendente. En La vidriera (Pamplona, Medialuna, 1991), aparecen ya más evidentes las intenciones colectivas y la reflexión metapoética. Para Górriz, el poeta es testigo y vigía, guía y portavoz de los gozos y los lamentos de todos. Se advierten en este libro los ecos de Quevedo, pero también de los poetas del 98 y 27, y de las generaciones poéticas de la posguerra. Hombre de formación clásica, Górriz maneja con esmero toda clase de estructuras métricas y ritmos, como se pone especialmente de manifiesto en Memorial del gozo (Pamplona, edición el autor, 1994), tercer poemario, dedicado íntegramente a cantar la Navidad en cuarenta y nueve villancicos gozosos. En 2001 edita su cuarto poemario titulado Así, y todo (Pamplona, Medialuna, 2001) que depura y esencializa las inquietudes precedentes y asume un tono más coloquial y reposado. Encontramos de nuevo la preocupación por la poesía y la necesaria desnudez a la que aboca. Están más acendrados los ideales profundos, la luz de la trascendencia, el reencuentro con el amor, la felicidad, el hambre de gozo, las menudas cosas de cada día, el destierro, la soledad, los duros tiempos que corren, y la ternura y la esperanza, "así, y todo".

Górriz cuenta también con una recopilación de prosas y versos titulada Nuestros Sanfermines (Pamplona, Ayuntamiento, Temas pamploneses, 1997), y tiene pendientes de edición los poemarios: La luz del águila, El dedo en la llaga y Envido más.




Balada de mi condición

Yo soy el triste fugitivo
que vive en soledad, en esta cima
arriscada del monte, desde donde
miro el valle del Arga y tomo nota
de la sucia postura de las gentes
que a mí me condenaron por el hecho
de no seguir sus normas ni plegarme
a las torpes costumbres de su jaula
donde pasan la vida, desnortados,
en la oscura tristeza de sus rejas.

Yo soy el loco de Pamplona.

Y desde mi atalaya los observo:
jadeantes de prisa y de fastidio;
riéndose con risas mojigatas,
doblándose en serviles reverencias
y melifluas palabras carcomidas,
como trampas paradas al acecho
de cualquier distinción o cualquier logro,
denunciándose agravios y sandeces,
pensando siempre en dar a su estatura
una pizca de más y al lustre de su nombre,
astutos, reservados, comedidos,
dóciles al placer y al llanto fácil...

Yo soy el loco de Pamplona.

Me echaron de sus calles porque andaba
A contrapelo de sus convenciones.
Y qué le voy a hacer, si a mí me gusta
rondar y andar y ver la amanecida,
oír las campanas de la torre
con los vencejos revolando en torno,
me encanta hablar de tú a las azaleas,
andar en barca y ver caer la lluvia,
tocar el SI MAYOR con mi guitarra,
creer a pies juntillas que el sol es mi pariente
más cercano y enviar saludos
a las grullas que cruzan tan chillonas,
jugar a la ruleta de los vientos
apostando el mañana en cada caso,
columpiarme en las ramas del cerezo,
comerme algún membrillo al sol de octubre
y oler la flor del cardo a cualquier hora.

Creo habéroslo dicho ya bien claro:
Soy, para los efectos, un proscrito.

Extraído de Arbeloa, Victor Manuel: 
Poetas navarros del siglo XX, Pamplona, 
Fundación Diario de Navarra, 2002.





«Villancico del anuncio gozoso»

¡Echa pregón, pregonero;
grita tu pregón de gloria!

Que despierte el mundo entero
y reviva la memoria
al son de la Buena Nueva.

¡Echa pregón, pregonero,
mientras la tierra se nieva
y en el frío de la cueva
nos nace el Dios verdadero!

(Ya el arcángel mensajero
lo anunció con su mensaje,
a los pastores primero,
y al resto del paisanaje…)

¡Grita el pregón, pregonero,
y desborde la alegría
este anuncio que nos llega
entre las claras del día:
LA VIRGENCICA MARÍA
HA DADO A LUZ, EN BELÉN,
A JESÚS, EL DIOS HERMOSO…

Belén es maravilloso
por los siglos de los siglos,
amén.






«Villancico del vagabundo»

¿No había posada
para ti en Belén…?
No me extraña nada:
a los vagabundos
nadie quiere bien.
Pero eso… ¿qué importa?
En este portal,
si bien se le mira,
no se está tan mal…
Y eso que la noche
va en nuestro favor
y llena de estrellas
todo alrededor.
¿No había posada
para ti en Belén…?
Te lo dije antes:
a los caminantes
nadie quiere bien.
Ya voy viendo claro.
¿Tú has venido al suelo,
y vienes de arriba,
nacido del cielo?
¡Bienhaya la dicha
de nacer en cueva!,
que es cosa de pocos
—y que no se lleva—.
La brisa acaricia
el sueño del hombre
que va por el mundo
sin lucir su nombre.
¿No había posada
para ti en Belén…?
¿Y nadie le dijo
a tu madre… ven?
Yo tampoco tuve
sitio en el mesón.
Cosa que me alegra
ya, de corazón.




ANTE LA PIETÀ RONDANINI 


 

Rondanini Pietà,1564
Miguel Ángel
 
Esa desolación, ese vacío, 
ese quedarse el alma en un inerte 
páramo de silencio que convierte 
la luz en luto y el dolor en frío. 

Esa orfandad de Madre en el baldío 
desierto de tristeza que no vierte 
más que una soledad, cumplida muerte 
como una desazón en desafío.

Ese desvalimiento es el que muestra 
tu cara desolada y aterida 
de hielo conturbado, en el momento 

en el que Miguel Ángel, con maestra 
mano de viejo artista, vio cumplida 
su ansia de ver plasmado el sufrimiento.







Villancico del corolario que resume el gozo

Amorosamente Dios
Verdaderamente vino
Hermosamente al portal
Indefensamente niño.
Felizmente nos nació
Gozosamente en Belén
Silenciosamente Dios
Rematadamente bien.






«Gozos para entonar en la Nochebuena»

¡Aleluya, aleluya,
que floreció el tomillo!
Nace Dios en Belén
y el mundo tiene brillo.

¡Aleluya, aleluya,
toda la nieve es hielo!
El establo perdido
cobra fulgor de cielo.

¡Aleluya, aleluya,
el agua de la fuente
sabe a mieles y a vino
de modo permanente!




¡Aleluya, aleluya,
los Tres Reyes de Oriente
adoran al Dios Niño
y se pasma la gente!

¡Aleluya, aleluya,
la noche se ha incendiado!
La voz suena a concierto,
el aire huele a nardo.

¡Aleluya, aleluya,
se apaga el Nacimiento!
Pero lo vemos todos
claramente por dentro.






«Romancillo de la Natividad del Señor»

A la media noche
se inundó el Portal
de luz y aleluyas
y olor celestial.

Dios era nacido
en carne mortal
de Santa María,
Madre Virginal.
A la media noche,
toda de cristal…

Trajeron panderos
Florencio y Pascual,
flautas y rabeles
trajo cada cual,
con gran alborozo
de tan buen Zagal.

A la media noche,
entre el palmeral
que a la vieja gruta
sírvele de umbral,
Dios era nacido,
en carne mortal,
de Santa María,
Madre sin igual.

Fue cosa de puro
gozo elemental…
A la media noche
Dios vino al Portal.






LOS NENÚFARES DE MONET




Absorto ante la tela, contemplo este prodigio
que hizo el viejo pintor en el jardín risueño 
de Giverny y, en trance de consagrar la magia,
de hacer este milagro acariciado y limpio
que elevó a las ninfeas a su cenit de gloria.

Agradecido, dejo que mis ojos se gocen 
con estas flores puestas en el puro silencio
de un verdor sosegado, dormido en el estanque
del jardín, en la tarde de un otoño dorado,
y avive en su regazo el esplendor radiante
de un nácar luminoso dibujando las flores
que seducen el aire y brillan de tan limpias 
en el cristal dispuesto para alzar su armonía.

Flotando en la ternura del agua que se empeña
en mantener en vilo la gracia inmaculada
de la flor que se posa, se ofrece y se confía
ofrendada a la vista del ojo iluminado.

¡Oh, tú pintor poeta, creador de las luces,
en tu trazo de ensueño nos mostraste las flores
extasiadas y puras, de un color desmayado,
como expuestas al dulce mirar de la mirada
que habría de acogerlas forzosamente al punto,
cual caricia amorosa mantenida en los ojos,
besándonos la luz de tus blancos y rosas,
esa armoniosa luz con que brilla entre nubes 
cualquier atardecer de finales de octubre.

¡Oh, tú, Claudio, maestro, pincel enamorado,
poeta luminoso de cuantas luces brillan,
resuelto ya a dejarnos tu postrer testamento,
nos dejaste estas bellas ninfeas deslumbrantes,
lucientes como estrellas encendidas por siempre,
como constelaciones de un color tan genuino
que parecían todas brotadas de lo eterno.








MUJER EN AZUL LEYENDO UNA CARTA
 
Mujer leyendo una carta, 1663
Johannes Vermeer
 


Es un silencio mate, 
denso, domesticado, 
este que nos ofrece 
la mano prodigiosa 
de Vermeer. Un silencio 
y una quietud que ampara 
la inquietante lectura 
de la mujer que pone 
(¿amor, duda, tristeza?) 
su caricia en el pliego 
que sostiene en sus manos.

(Delf atardece fuera, 
palideciendo el oro 
de la luz que declina).



FAUSTINO CORELLA ESTELLA [9622]

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Homenaje a Faustino Corella con motivo del 
40º aniversario de la fundación de la Peña Pregón (1983)




Faustino Corella Estella

Escritor nacido en Tarazona (Zaragoza) en 1906 y muerto en 1991.

Cursó estudios eclesiásticos en el Seminario de Tarazona, estudios que abandonó tras once años de carrera. En 1929 se trasladó a Pamplona, ciudad en la que desarrollaría desde entonces su actividad profesional y literaria. En esta ciudad completó la carrera de Profesor Mercantil y fundó la revista "Pregón", publicación que recogió a lo largo de treinta años el movimiento literario navarro. Sus primeras producciones literarias empezaron a aparecer en los semanarios y prensas locales por el año 1931. Sus colaboraciones fueron asiduas en "El Pensamiento navarro", pero fue en la revista trimestral "Pregón", de la que fue subdirector y director, donde desarrollo su ingente labor de colaboración y promoción literaria. La lectura de Becquer le produjo gran impacto desde joven, lo que le impulsó a realizar varios estudios sobre el poeta y sobre su paso por Navarra.

Faustino Corella escribió en prosa obras como: Navarra por Santa María: Osio de Córdoba, estudio histórico-teológico. (Separata de la revista quincenal "Misión". Año IV, nº 63, Pamplona, 1940); Breve crónica de la Coronación Canónica de Santa María la Real de Pamplona, celebrada en los días del Congreso Eucarístico Diocesano de 1946 (Pamplona, 1946, Imp. Diocesana); y Navarra por la Inmaculada: Florilegio poético a la Purísima Concepción (Pamplona, Pregón, 1954), un estudio sobre la antigüedad de esta devoción en Navarra y una antología poética que recoge todo lo escrito sobre el tema por los poetas navarros. Continúa con Sin conchas ni bordón (Pamplona, edición del autor, 1966, Imp. La Acción Social), pequeño ensayo sobre las rutas y peregrinaciones a Compostela y diario de su viaje a Santiago en 1966. Publica luego varias investigaciones sobre Becquer: Andanzas de Becquer en Navarra (Pamplona, [s.n.], 1960, Imp. La Acción Social, separata de la revista " Pregón ") y Becquer y Navarra (Pamplona, Temas de Cultura Popular, Gobierno de Navarra, 1970, 1978 y 1991); Su última obra en prosa es Cuatro leyendas (Pamplona, Diputación Foral de Navarra, Dirección de Turismo, Bibliotecas y Cultura Popular, 1974).

En verso se editan además sus primicias poéticas Hojas sueltas (Pamplona, Imp. de M. Meléndez. Tarazona, 1928); tres ediciones del poemario titulado Albor: poemas de juventud (Pamplona, ed. Leyre, 1942; Pamplona, La Acción Social, 1986); Villancicos de Faustino Corella (Pamplona, edición del autor, 1961, Gráf. Areta-Amondarain); Huella de brumas (Pamplona, Imp. La Acción Social, 1978 y 1979); Arquería de luz (Pamplona, Imp. La Acción Social, 1981); y Recuerdos y Rimas (Cuadernos de poesía Becquer nº 2, editados en "Comunicación Literaria de Autores", Bilbao, 1985). Sus versos se caracterizan por un tono contenido y elegante, una intensa humanidad y un hondo sentido religioso. Hombre, naturaleza y Dios son los grandes temas de su obra.

En 1939 fue premiado en el Concurso Literario de la revista "Letras" de Zaragoza y, en 1978, a propuesta de la Universidad de Zaragoza, le fue concedida la "Cruz de Alfonso X el Sabio" por el Ministerio de Educación y Ciencia, en reconocimiento a su labor cultural y literaria.







CREACIÓN Y FIN

Señor, ¿cómo sería, en el principio,
el profundo vacío de la nada,
cuando aún estaban sin colgar los astros
y sin brillo el relámpago del alba?
La soledad sonora de fray Juan,
las voces de la noche sosegada,
las quejas de la brisa y de las fuentes,
claras y humildes, ¿dónde las guardabas?

¿Qué sería el instante de poner
la inmensidad del Universo en marcha... ?
¿Y cómo será el último tic-tac
que rompa la armonía de esa máquina?

Insondable misterio el asombroso
poder que crea mundos de la nada,
sobre todo el misterio de la muerte,
hondo y terrible, del que nadie escapa.
Mas si el cielo y la tierra han de pasar,
quedando inalterable Tu palabra,
y al caos volverá cuanto creaste:
mar y cielo, violetas y esmeraldas,
¿qué harás con los recuerdos y los sueños,
con las horas de espera, con las ansias
calladas de las madres, las promesas,
los suspiros de amor y con las lágrimas?

Albor: poemas de juventud (Pamplona, ed. Leyre, 1942; 
Pamplona, La Acción Social, 1986).




MARÍA SOCORRO LATASA MIRANDA [9623]

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MARÍA SOCORRO LATASA MIRANDA
Aoiz, NAVARRA 1956. Entre su extensa obra sobresalen Arpegios de sobra herida (1989), Desde la luz y el tiempo (2005), Aproximación a la obra literaria de Damián Iribarren (2007) y Hasta el último horizonte (2008).



DECANTACIONES

                Ven. Vamos a recobrar ese paciente imperio de la dicha.
                                                                                      Olga Orozco

                                                                                                                                                               

El orden natural progresa en el raigón de los días.


II

Irradia luz
en las orillas de la tarde.


III
Bajo la sombra fresca de los avellanos
-igual que un alfabeto-
un nombre escrito sobre una piedra.



IV

Un nombre
apenas doce veces permutable
con alas de música y de viento.
Un nombre que respira
y nos dice buenas tardes con un beso.


V

Reconozco los modos
donde opera la prisa.
Y como un asombro más
sigo la sucesión de Fibonacci: xn = xn-1  + x n-2
con la mirada puesta
en el grosor de las ramas de los árboles,
en las nervaduras de las hojas de los tallos
o en las espirales de una caracola.


VI

Entre el surco y la sed, 
¿Qué signos trazan su abandono y dejan en el aire
un río abierto de preguntas?
¿Qué voz nos llama
y nos decanta en vuelo
desde el mercurio de las horas
hasta el rojo cinabrio?
¿Qué proyección de imágenes sucede
en los intersticios de la tarde
como si fuera siempre,
como si todavía y  desde lejos,
alguien viniera a recordarnos:
Ven. Vamos a recobrar ese paciente imperio de la dicha?



VII
  
¿Qué vestigios preceden a este instante
larvado en canto?
Brindo por la verdad que se ignora
bajo túmulos de silencio.
Brindo por los nidos, las semillas y el fruto de los árboles.
Por las mañanas de mi infancia,
por las tardes de junio a la intemperie
y ese rumor tan dulce de la hierba.
Por la fórmula exacta
que me conduce al poema.
Por el océano, la arena y los canchales
recuerdo de unas islas.
Por las discípulas de Pitágoras e Hiparchia,
Hipatia de Alejandría y Aspasia de Mileto.
Por los ríos y ciudades,
por Montmartre, Notre Dame
y los puentes de París. 
Y por la canción de mi madre
y todas las palabras
inscritas en las páginas
de un libro hermoso y verdadero.
                                                  

       Diplome Accessit  14e Concours Internationale de Poésie
       Association Internationale La Porte des Poètes  (París, 2011)

RUTH DAIGON [9624]

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Ruth Daigon nació en Canadá, actualmente tiene ciudadanía estadounidense y reside en California. Ha vivido en Winnipeg, Toronto, Nueva York y Connecticut, donde su principal actividad era el canto, como artista de la compañía de discos Columbia y artista invitada de Camera Three de la CBS; fue solista de New York Pro Musica en conciertos y recitales. Cuando cantó en el funeral del poeta Dylan Thomas nunca soñó que la poesía se apoderaría de su vida. Su colaboración con W.H. Auden para grabar poesía y música del Renacimiento para Columbia Records tampoco vaticinaba lo que vendría: editora de Poets On. Fue en el la costa Este de los Estados Unidos donde hizo su transición de soprano de concierto a poetisa/editora de tiempo completo. Algunos de sus libros son: Learning Not to Kill You (Selkirk Press, 1975), On My Side of the Bed (Omnation Press, 1982), A Portable Past (Realities Library Contemporary Poets Series, 1986), Between One Future and the Next (Papier-Mache Press, 1995); About a Year (Small Poetry Press, Select Poetry Series 1996); The Moon Inside (Newton's Baby Press, 1997), Handfuls of Time (Small Poetry Press, 2002), The Poetry of Ruth Daigon (AIA Poetry, 2003). Ahora vive en el cálido clima de California, donde continúa escribiendo, editando y aguardando el futuro. 




Entre el futuro y lo próximo

Traducción de Oscar Aguilera F





Qué más

En una pausa entre
un futuro y el próximo
entramos de puntillas

y nos movemos por el aire
como una veleta
que gira sobre su eje.

Como un pájaro en repentinas elevaciones
exploramos una constante
corriente de horizontes

un día de cielo que pasa
consintiendo la luz un sonido
con silencio propio.

Y si el viento es apropiado
levantamos los brazos

y volamos.







Momento

En la mente del invierno
ha estado frío un largo tiempo
y el viento norte sopla
en el mismo lugar yermo.

El sol se desliza sobre congeladas
superficies, y la niebla
ahoga todo sonido.

El ojo suprime
imágenes de renuevos, encuentra
la paz en frágiles paisajes
y alivio en las ramas desnudas.

Un copo de nieve que yace
en la palma de un niño
convierte su vida
en un simple momento.

Este momento,
vaciado de todo recuerdo
excepto uno.








Nombres 

Los domingos por la noche a las siete él 
se sienta ante la mesa de la cocina, 
coge la manzana más grande del cuenco, 
y con algo más viejo que la paciencia 
comienza el silencioso ritual de pelarla.

Su cuchillo hace una rápida incisión 
al pasado. Estamos sentados igual 
que como hace mucho tiempo, esperando 
que las manzanas queden peladas, descorazonadas, 
rociadas con canela.

Raspa las suaves manchas 
haciendo que la fruta quede perfectamente blanca. 
Enrollamos cada espiral 
en nuestros dedos e inhalamos la fragancia 
de los nombres familiares.

Noé, palabras que brotan del 
agudo borde de su lengua. 
David, nadando lo suficientemente profundo como para ahogarse. 
Riva, sonrisas que crujen como pergamino antiguo. 
Sonja, Sam, Reuven, Gitl.

Nombres pesados con el viejo tiempo. 
Nombres que llaman como pitazos de un tren en la oscuridad. 
Nombres que huelen a tierra extraña 
donde han estado y se han ido 
y que nunca 
conoceremos mientras contemplamos a nuestro tío 
pelando las capas de nuestras vidas.

 Traducción de Oscar E. Aguilera F.




La luna dentro

1

Las mujeres saben cómo esperar.
Huelen el polvo, escuchan cómo se van apagando las ampolletas, 
y cuidan los niños
pálidos con el sueño.

Oyen el peligro
palpando las paredes, las aceras que se hunden,
y bordes de la ciudad

magullando el paisaje.
A través de largos corredores
murmuran entre sí
sobre las campanas de alarma

y cruces que se balancean,
sobre ojos amortajados y estrellas vacías
mientras que la luna dentro de ellas
da un lento, plateado respiro.


2.

Ella sigue sacándolo
del fondo del Río Rojo
en acción detenida o cámara lenta
y el replay repite la escena del agua que salpica
floreciendo alrededor de sus caderas.

Corrige su zambullida,
restablece la promesa
de su forma, cada movimiento
claro en el instante de la caída.

El momento revertido,
lo rebobina
hasta donde él está quieto
sentado en la orilla.

Ahora ella se cubre la cabeza
con el cabello vuelto hasta las raíces.
Los gritos puestos en su boca
se convierten en suaves sílabas de nuevo.
Sus rajadas vestiduras son rehiladas,
la mesa puesta para su regreso.


3.

Con el cuerpo extendido
permanece en atención
esperando la luz más brillante
y luego afila sus instrumentos.

Primero, los ojos sacados
para ver lo que fue visto,
las orejas probadas para oír lo que fue oído,
luego el corazón disecado
para encontrar lo que estaba perdido.

Toma tiempo cortar suavemente
el hueso y los nervios
del pasado,
cada golpe de cuchillo
una incisión de amor.

No hay entrada,
sólo penetración.
Cuando el cuerpo está
expuesto,
trepa dentro
cierra los bordes de la piel
y lentamente se cura a sí misma.


4.

En su cocina, ella conoce
cada hoja roma,
asa desgastada, punta rota...
el pasado comprimido en acero.

Junto con el ruido sacramental de
tazas que chocan, labios saboreándose,
escucha el afilar de los cuchillos y machetes
que fragmentan los días en proporciones comestibles.

Diestramente en la tabla de cortar,
entrega sus diezmos vegetales
a la olla de barro, la ensalada,
el wok, tajadas y tajadas
en el corazón de las cosas.

Los cuchillos familiares la trinchan
en trozos servidos en la cena familiar.
De las sobras y los huesos
hace un caldo y se alimenta.


5.

Yacía tendida sobre la mesa
entre un cántaro de leche
y una servilleta manchada. Una gigantesca
esponja barrió sus desmenuzadas partes
hasta el borde. Antes de des-
aparecer en la pala de basura,
recordó cuán simple
había sido la vida entre el tenedor
curvado y el cuchillo dentado.


6.

Mil novecientos treinta fue una larga
y fría infancia acuñada en una cicatriz
y comida que llenaba media
despensa. Lamió
el muñón del lápiz e
hizo sus listas. Cada
item considerado, escrito,
borrado, reescrito
de acuerdo a lo que resonaba
en la tetera rota.

A las seis siempre
escuchaba las noticias y se quejaba
su cuerpo un vasto campo para
las víctimas de plagas, revoluciones,
guerras, cada quejido otro cadáver.
De pie planchaba, cada pasada
una preparación para el entierro,
un estiramiento de piernas,
un suavizar de rasgos,
un acto final de amor.


7.

Una convención de mujeres mirando
el lente,
picnics
cumpleaños,
todo nadando en la superficie
del baño ácido...
una procesión de momentos de cartón
pobremente enfocados
con un espacio vacío
aquí y allí
como una predicción.







Visitante temporal

Mi mano tiene la forma exacta de mi mano.
Mis dedos se mueven como dedos
no como una araña blanca
o un cangrejo hermitaño.

Mi voz es exactamente como mi voz
no una invención musical
o un sonido envuelto en el silencio.

Mi cuerpo es sólo mi cuerpo
no un receptáculo para la luz
o una sombra que invade la oscuridad.

No soy un reloj de arena
con arena que se escurre.
Sólo soy un esqueleto acolchado,
un visitante temporal.







Umbral

Sostengo la más vieja palabra que conozco
en mi mano hecha copa
suave como piedra
calentada por el sol.
La froto suavemente, pero
no libera su secreto.

Anoche me besó
en los labios, me hizo
compañía un rato
cuando la alimenté, la sostuve
frente a la luz
antes de dejarla ir.

Hoy me muevo
de cuarto en cuarto
sin ir a ninguna parte.

Fragmento a fragmento
junto delgadas
membranas de sonido
y cualquier cosa que golpee
digo
Pase.







Viernes

El viernes sucede del todo
repentino. Despierta con suaves
movimientos y flota hacia
la corteza del día.

El viernes tiene sabor a manzanas
y trozos de almendras molidas
lentamente, las muescas de las semillas
contra la lengua a medida que el jugo
corre hacia abajo.

El viernes toca una serenata con
violines y frescos contrapuntos
de sonido, día de helado
asombro, respirar profundo,
y letanías de luz.

Los viernes los niños
salen de la escuela temprano, las madres
enceran pisos y hornean
galletas con semillas de amapolas.

El viernes es un río de
pequeñas formas, nieve derretida, rayos
de sol, vientos de palmeras suaves.

Después de trepar al árbol del
viernes, te puedes posar en
la rama más alta y
todos los asombros te
envolverán.







Cuando la luz era suave
y en todas partes

hacían fiestas
a cada uno que conocíamos
y a aquellos que nunca conocimos

bebimos vino
comimos fruta
fuera de estación

nos sentamos en el suelo
con el perfume de la humedad
elevándose ricamente entre nuestras rodillas

recordamos
todo lo que habíamos hecho
o imaginado

contamos historias de una mujer
que usaba su carne
como una armadura.







Cogiendo bayas en Manitoba

El tiempo de frambuesas es en agosto
cuando la diferencia entre
el sol y la sombra crece más urgente.

Plantamos cubos en la tierra húmeda,
extendemos los brazos hacia las ramas cargadas y las partimos
como madejas enmarañadas de cabellos.

Dejamos las bayas no maduras
que caigan y se pudran, cogemos
aquellas ricas a punto de reventar

todavía calientes con el sol,
las frotamos sobre los labios
para teñirlos de color, las deslizamos

en nuestras bocas,
fruto, dientes y lengua
en una jugosa unidad.

Al desnudar las ramas,
nada hay a la vista
salvo hojas y cielo.

Las zarzas brotan entrecruzando los brazos
y el mundo se contrae
en el fondo de un balde.

Camino a casa, nos detenemos y rememoramos
agosto, cosechado íntegro.







Esta ciudad

Esta ciudad es lo suficientemente pequeña
como para llenar una sola fotografía,
sólo un correo,
una bencinera, y dos
botillerías, ambas asaltadas
el jueves pasado por hombres

con escopetas de dos cañones
recortadas. En la primera
vaciaron la caja,
ochenta dólares.
En la siguiente, el empleado disparó
su pistola recién comprada.

Esta ciudad está fundida
por el el silencio. Aquí
los faisanes gubernamentales
se rinden a la bala,
el ganado a la máquina ordeñadora,
y la ventana abierta
al olor del estiércol.

El invierno es un lente congelado
del cielo donde sólo los ojos
son viajeros, la primavera
el vientre de bronce
del primer concejal
que pinta el mismo puente de hierro
año tras año.

El verano es una poza llena de
siluros y peces más grandes
que saben a lodo,
el otoño un cazador que apunta

un fusil a lo que
nunca hemos comprendido pero
hemos optado por amar.

En esta ciudad, los muros de piedra
son testigos de uno contra el otro.







Distancia prudente

Algo está semienterrado, esperando.
El silencio tiene su lugar de espera en las grietas,
hendeduras, erosiones. En los rincones cubiertos de follaje,
los cardos alzan sus lanzas, las rocas sus jorobas.
Las malezas aseguran sus raíces con un agarre estrangulante.
Las enredaderas se contorsionan entre la madera que se pudre hasta coronar
la casa antes del lento retorno, detrás de las líneas
de astillas, retornando a un sueño de animales de nuevo.

Oculta del mundo en un lecho de hierbas
y hojas, al abrigo de las tormentas que pasan,
dependo de antiguas migraciones, un lento medir
de límites, y donde conduce la ceguera, voy.
Por encima la hierba del matorral se eriza, y el perfume
del peligro está en todas partes, pero yo sé cuán segura
es una distancia prudente bajo la tierra y a qué distancia.







Invenciones

Reinventaría esa casa en Burrows
a una cuadra de la estación de policía, 
el tranvía de madera y el viento norte
cortándonos como en rebanadas en la Avenida Portage y Principal.

Reinventaría las largas tardes domingueras, 
la escarcha que afila sus garras en los alambres telefónicos,
la nieve que yace húmeda y pesada, mi aliento haciendo
círculos perfectos en el helado cristal de la ventana.

Reinventaría los húmedos días estivales
cuando la fruta de cera perdía su forma;
nos acostaríamos sobre la larga hierba de agosto,
con el sudor cubriéndonos como una segunda piel.

Más vieja ahora, estoy libre de todas las invenciones
pero en las caminatas tempranas de la mañana algo se mueve
junto a mí susurrándome mi otro nombre,
recordándome de los árboles brillando con
la escarcha, luces del norte, una luna
eléctrica, y la centelleante tundra del pasado.







Las Cosas

tienen su propia vida aquí.
La radio gira
a su programa favorito;
la escalera se detiene
en medio peldaño a la vez.

Un lustre gris cubre la casa
y en la silvestre anarquía de las cocinas
las ventanas racionan la luz
los relojes se detienen lo suficiente para dar campanadas
las parrillas pelan la piel de vidas vegetales.

A medida que el sonido se cuela por la quietud
vierto suaves desehechos del paño de fregar
a través de mis manos
y escucho la sangre correr
el mismo viejo circuito.

Luego en el violento
resplandor del mediodía, me
como mi papa asada
en mi mundo enmantequillado.







Herencia

Te reíste cuando pedí souvenirs,
las fundas de los muebles grasientas de aceite capilar,
un vaso de cristal gastado que mi padre usaba los viernes
lleno de whiskey beneficioso para su corazón.

Quería historias semioídas, semirecortadas,
los nombres de parientes mucho tiempo muertos,
las imprecaciones con que nos cubrías 
cuando nos atrasábamos para ir a la escuela
y la sopa de centeno todavía creciendo en mi plato.

Me abrazaste como en las vacaciones de verano.
Nunca me advertiste que podría llegar una hora.
Sólo me contaste que la muerte no era asunto mío
y que era seguro que la partida implicaba retorno.

Madre, mentiste.









THRESHOLD

I hold the oldest word I know
cupped in my hand
smooth as stone
warmed by the sun
I rub it gently but it
won't release its secret 

Last night it kissed me
on the lips, kept me
company a while
as I fed it, held it
up to the light
before letting go 

Today I move 
from room to room 
going nowhere 

Fragment by fragment
I gather thin
membranes of sound
and whatever knocks
I say 

Come in 








MIGUEL FERNÁNDEZ [9625]

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Miguel Fernández (1931 - 1993)
Nació en Melilla el 13 de Mayo de 1931. Contaba cinco años cuando estalló la guerra civil española, acontecimiento que impactaría en su infancia, así como la muerte de su padre cuando sólo tenía diez años.
La poesía fue un fenómeno innato en él, a los trece años ya había leído a Rubén Darío y sus relaciones con los versos no fueron más que aquellas que le proporcionaron las lecturas que él mismo se procuró.
Estudió bachillerato en su ciudad natal y más adelante oposita a la Banca, ingresando en ella. Hasta finales del año 1985 fue apoderado del Banco de Bilbao en Melilla.
A los dieciséis años toma contacto con un grupo de poetas del que ya va a formar parte en adelante, sería el llamado "Grupo de Melilla" de los años cincuenta. Miguel es el más joven. Forman el grupo: López Gorgé, Gómez Nisa, Francisco Salgueiro, Eladio Sos y Juan Guerrero Zamora. Este último ya había marchado a Madrid cuando Miguel se incorpora.
Fernández publica sus primeros poemas en la revista literaria "Manantial".
El grupo se relaciona con poetas peninsulares y con los pertenecientes a la corriente hispano-árabe canalizada en parte por la revista "Al-Motamid" de Trina Mercader, en Larache y Tetuán. Miguel a los veintiún años crea su propia revista: "Alcándara", que llegaría a asombrar a Vicente Aleixandre por "su volumen físico y moral".

Los poetas melillenses compartieron páginas con Gerardo Diego, Carmen Conde, Leopoldo de Luis y con el propio Aleixandre. Pasado un tiempo, el grupo se dispersa quedando Miguel sólo en Melilla.
Desde muy joven colabora en revistas literarias de España y de América, así como en prensa y radio con crónicas sobre Literatura y Arte.
Pertenece Fernández generacionalmente a los llamados "niños de la guerra" que comenzaron a publicar entre 1955 y 1960. Actualmente se le sitúa en los llamados "Poetas del 60", de los que forman parte: Joaquín Benito de Lucas, Manuel Ruiz Rios, Angel García López, Jesús Hilario Tundidor, Rafael Soto Vergés, Diego Jesús Jiménez y Antonio Hernández.

Miguel Fernández se hizo merecedor de las siguientes distinciones:

- Hijo Predilecto e Hijo Preclaro y Medalla de la ciudad de Melilla.
- Académico de la Academie Européenne des Sciencies des Arts et des Lettres, con sede en París.
- Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo.
- Miembro de la Twentieth Century Spanish Association of America.
- Miembro de la Association Internationale des Critiques Litteraires, dependiente de la Unesco.
- Comendador de la Orden de Africa.
- El Ayuntamiento de Melilla le dedicó una calle en la barriada de los poetas (1985).
- La Ciudad Autónoma de Melilla le erigió un monumento en el parque "Hernández", obra del escultor melillense Mustafa Arruf(1994).
- En la Universidad de Buenos Aires (Argentina) se organizaron cursos para el conocimiento de la vida y obra del poeta melillense.
- Sus poemas han sido traducidos al francés, inglés, portugués, árabe, danés, griego, e italiano.
- Se han hecho tesis doctorales sobre su obra.
- La Consejería de Educación, Cultura, Juventud y Deporte creó la Beca de Investigación "Miguel Fernández" (1995).
- Su obra ha sido estudiada y referenciada en numerosos textos.
- Ha sido incluido en más de veinte antologías.

Miguel Fernández obtuvo los siguientes premios:

-"Verbo" (1948). "Fray Junípero Serra", "Marruecos" de prosa y poesía (1955), "Nueva York", "Adonais" (1966), "Álamo" (1976), "Nacional de Literatura" (1977), Beca a la Creación Literaria del Ministerio de Cultura (1981), Internacional de Poesía "Ciudad de Melilla" (1982), Internacional "Tiflos" de la ONCE (1989) y el "San Juan de la Cruz" (1991).

Miguel Fernández además de cuentos, artículos, colaboraciones y otras publicaciones, tiene publicadas las siguientes obras:

- "Credo de Libertad", 1ª edición (1958), 2ª edición (1979)
- "Sagrada Materia". Premio "Adonais" 1966.
- "Juicio Final", 1969.
- "Monodia", 1974.
- "Atentado Celeste", 1975.
- "Eros y Anteros", Premio "Álamo", 1976 y Premio "Nacional de Literatura", 1977.
- "Entretierras", 1977
- "Del jazz y otros asedios", 1978.
- "Las flores de Paracelso", 1979.
- "Tablas lunares", 1980.
- "Discurso sobre el páramo", Premio Internacional "Ciudad de Melilla", 1982.
- "Secreto secretísimo", Premio Internacional" Tiflos", 1989.
- "Historias de suicidas", ensayo, 1990.
- "Fuegos de la memoria", 1991.
- "Bóvedas", Premio "San Juan de la Cruz", 1992.
- "Solitudine", obra póstuma publicada en 1994.

En 1982 se publicó su "Poesía Completa" (1958-1980) en Selecciones Austral de Espasa Calpe con prólogo de Guillermo Díaz Plaja. El día 24 de Octubre de 1997 tuvo lugar la presentación de las "Obras Completas", publicadas por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Ciudad de Melilla en Ediciones Seyer. En ellas se reúne por primera vez toda la producción de Miguel Fernández, incluyendo su obra póstuma, poemas inéditos y trabajos en prosa. El prólogo es de Rafael Morales y lleva un estudio crítico del profesor José Luis Fernández de la Torre. Posteriormente fueron presentadas el día 19 de Enero de 1998, en la Biblioteca Nacional de Madrid y el 30 en el Palacio de la Madraza de Granada.

Fernández falleció inesperadamente en Melilla, el 5 de Marzo de 1993. Antes había conocido la intención del Claustro del I.E.S. "24 Unidades" de proponer su nombre para el instituto, noticia que acogió con ilusión. Más tarde llegaría la:

"Orden de 29 de Diciembre de 1994 por la que se aprueba la denominación específica de "Miguel Fernández", para el Instituto de Educación Secundaria de Melilla"




Estamos siempre solos
bajo estas guerras suspendidas por el norte y el este,
por el sur y el cautiverio,
por el oeste de afiladas montañas
y a Ti llegamos, como
esos ciervos perdidos en un bosque inconcreto
sin poder gritar, porque las lianas
se enredan a la voz del que pide el camino. 


 



EL ARCHIMANDRITA 

Era el archimandrita.
Fuimos presentados
con ósculo oferente,
allá en lo alto de Santorini,
donde te galopan
asnos mulares bien apercibidos
que han de llegar, sin degollarse nunca,
por ese tajo que abisal se extiende
infinito a la mar, y siempre bella.

Y quien nos presentara, fuera niña
natural del lugar, donde saciamos
tanta sed abrevada en esos caldos
entre rosados, entre blancos tibios
que allí es un dulzor.

Y tal la mesonera que era ella,
nos guisaba viandas tan olientes,
que al pretencioso obispo le llegara
el olor del placer.
Hasta irrumpirse en tal balcón hermoso
donde abajo del todo, nuestro barco
pequeño como uña,
infinito de abismo como un ánade,
mudo y varado sobre el mar Egeo.

Pero el archimandrita tomó asiento
en nuestra mesa con una sonrisa
y una salutación en greco,
que nadie interpretó.

Yo conservaba algún sonido: Elytis.
Y le dije:
—¿Elytis…?
Mas él no supo conocer
qué nombre sustentaba aquel epitafio.

Que cada cual se coma y así se beba
sus manjares.
¡Ah qué arroz entre hojas de la parra!
¡Qué peces escamados en su rosa brillante!
¡Qué vinos paladares que así se rescataban!
Es la fruición del mundo:
su paladar, su gozo, los placeres.

¡Adiós, archimandrita!

Mientras mostos me liban
tanta contemplación ya rescatada
de estarte amando para siempre en Grecia.









El diván de peluche,
el escabel marrueco, me acomodan.
Ya tan horizontal como los mares,
al techo ojiva miro circunflejo.
Y se pasean ángeles beodos.
Y al oído me dictan sus proclamas.
Y así la luz encuentro del poema.

[Bóvedas]




Esposa

A Lola

Tú cogías mi mano y me guiabas hacia no sé dónde,
que era siempre aquel sitio donde no quise ir.

Una vez asentados en la fronda
de aquellos valles, me decías si era el lugar:
Yo asentía sonriendo
que era la justeza de la flora que tanto deseaba
pero nunca sabía si tal vez de los prados era una playa honda
o ese patio enclaustrado con arcos y una poza
con mujer cocinando los calderos.

No supe nunca en qué lugar del mundo me encontré,
pues todo lo existente era poder oírte
recibiendo el resbalo de tu mano en mi hombro,
y ponerme en la boca el salazón
para que más la sed sintiera de inmediato
y que yo te pedía con los labios enjutos.
No me importó la geografía de aquellos los viajes,
sino estar viajándote por tu cuerpo de alpaca
descubriendo tus valles y tantos arrecifes
de la carne del éxtasis y de tus ventisqueros.
Decía que era bello el paisaje, y jamás
vi esas cordilleras que tú me señalabas
porque sólo mi tierra estaba por tu carne
y yo te respondía que la montaña era
lo más alto del mundo y que nunca escalé.

Creí que te engañaba por algo en la concordia,
pero tú bien sabías que quien no ve se inventa
los juegos de la magia.
Y así, en el gambito, tú dama siempre
me rompías la torre
y escalabas la vista para que siempre viera
que si era playa honda, que si era bosquecillo
o tanta cordillera que te sobrecogía,
yo viera por tus ojos lo que nunca aprendí:
quedarse para siempre junto a tu carne fértil,
la tierra de sazón donde duermo mi gozo.

(27 de marzo de 1992)

De Salvación de la ceguera





ALFONSA DE LA TORRE [9626]

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Alfonsa de la Torre
Ildefonsa Teodora de la Torre y Rojas (Cuéllar, 4 de abril de 1915 - Cuéllar, 19 de abril de 1993), más conocida como Alfonsa de la Torre, fue una poeta, ensayista y dramaturga española perteneciente a la denominada Generación del 36. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1951 por su obra Oratorio de San Bernardino, uno de sus trabajos más reconocidos.
Su obra está caracterizada por un claro misticismo y sobre todo feminismo, corrientes contrarias a la época en que vivió, por lo que ha sido considerada una mujer adelantada a su tiempo. Además de poeta y dramaturga, fue profesora universitaria e investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de varias fundaciones nacionales e internacionales.

Infancia en La Charca

Nació en la villa segoviana de Cuéllar el 4 de abril de 1915 en el seno de una familia nobiliaria acomodada. Su padre, Juan José de la Torre y Arocena, fue un médico especializado en enfermedades cutáneas, de familia oriunda de Cuenca y de larga trayectoria política en los partidos liberales y republicanos, en la que destacó su tío Mariano de la Torre Ajero, que fue alcalde de la ciudad de Segovia. Su madre, Laura de Rojas y Velázquez, procedía de las más importantes familias aristocráticas de Cuéllar, contando entre sus ascendientes a los descubridores Gabriel de Rojas o Diego Velázquez de Cuéllar, de quienes habían heredado una gran fortuna compuesta entre otros bienes por el palacio de Pedro I el Cruel.
Desde los tres a los seis años sufrió una enfermedad por la que perdió temporalmente la visión, y para su recuperación se trasladaron a la finca familiar, denominada La Charca y situada a las afueras de la villa. La finca estaba presidida por una gran casa de estilo modernista, y rodeada de un extenso terreno en el que el padre de la familia, gran coleccionista, almacenaba una amplia variedad de plantas y animales exóticos, desde pavos reales hasta tigres. Allí ya comenzó a dictar poemas a su madre para que los recogiese en papel, formando un conjunto que posteriormente denominó Lekitos de una adolescente en el paraíso y que no consiguió publicar tras varios intentos.
Una vez recuperada, comenzó sus estudios en el Colegio de la Divina Pastora, donde formó un grupo de teatro y aprendió baile flamenco. Posteriormente se trasladó a Segovia para cursar el bachillerato en el Colegio de San José, donde tuvo por compañeros a Dionisio Ridruejo y Luis Felipe de Peñalosa.

Etapa de formación

Al finalizar sus estudios básicos en Segovia, se trasladó a Valladolid y posteriormente a Madrid para cursar estudios de cultura y lengua italiana. En 1934 recibió un duro golpe al fallecer su hermano pequeño, de tan sólo 10 años, hecho por el que regresó a Cuéllar, visita que repitió durante las vacaciones de 1936 donde le sorprendió el inicio de la Guerra Civil Española. En su villa natal pasó los primeros años de la guerra, hasta que recibió de su círculo de amigos la noticia de la publicación de la novela Nada, de Carmen Laforet, lo que la animó a regresar a Madrid y continuar sus estudios.
Se licenció en Filología Románica por la Universidad Complutense de Madrid, habiendo sido compañera de aulas de Carmen Conde, Josefina Romo y Diana Ramírez de Arellano, y alumna de Dámaso Alonso, Pedro Salinas y Joaquín de Entrambasaguas. Se doctoró finalmente en 1944 con premio extraordinario y el tema elegido para su tesis fue la obra de la escritora extremeña Carolina Coronado. Ese mismo año se trasladó a Portugal estudiando en Lisboa y Coímbra lengua y literatura portuguesa hasta 1945, que regresó para impartir clases en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid en la especialidad de Filología Románica.

Décadas prolíferas: su obra

Última etapa de su vida

Durante la última etapa de su vida residió en Cuéllar, recluida junto a Juanita en su finca de La Charca. Gracias a la considerable herencia con la que contaba Alfonsa, ambas se dedicaron exclusivamente a la cultura, instruyéndose en la pintura europea y leyendo, para lo cual contaban con una biblioteca personal de más de 6.000 volúmenes. Siguió manteniendo contacto con sus amigos del terreno artístico y literario, entre los que destacaron Juan Ramón Jiménez y León Felipe, quienes a través de la correspondencia mantuvieron a la pareja al tanto de la vida cultural del país.
Fue una persona de gran misticismo, como manifestó en su obra. Creía en la reencarnación, y consideraba haber sido en otra vida profesora en la Escuela de Alejandría, y se recordaba así misma estudiando en su famosa biblioteca, e incluso haber presenciado la entrada de Alejandro Magno en la ciudad. El relato de este tipo de historias en su círculo llevó a su amiga Menchu Gal a retratarla con el atuendo egipcio. Sus últimos años los vivió casi obsesionada con el tarot y las ciencias ocultas, y su casa estaba repleta de objetos esotéricos. Entre sus predicciones más llamativas, se encuentra el vaticinio de la gran nevada que se registró el día de su muerte, ocurrida el 19 de abril de 1993, después de haber iniciado los trámites para instaurar en su palacio de Pedro I una fundación que llevara su nombre y guardara su obra y colección de arte, que finalmente no llegó a realizarse.

Obra

Tildada su poesía por algunos críticos de minoritaria y erudita no lo es en manera alguna por ningún snobismo a ultranza o por cualquier amañado hermetismo. Enraizada en las corrientes más vivas de la lírica popular y de la observación directa de las gentes, no encaja, a pesar de todo, en ninguno de los ismos de moda, ni se aviene con ninguna bandera, debido a un auticismo demasiado diferenciado. Su dificultad y rareza provienen, tal vez, de una vasta, heteróclita cultura de la que su saber decir no puede desprenderse en ningún momento, de un empleo libérrimo, casi salvaje, tanto de métrica y de rima, como de vocabulario, características todas ellas que la empujan a conseguir en cada nuevo intento, revolucionarias innovaciones, audaces logros, no sospechados hasta ahora en la creación poética.
Varios intelectuales de la época alavaron su obra, como Gregorio Marañón, que aseguró que muchos de los versos de Alfonsa nunca los olvidaría; un gran poeta, académico y crítico literario, Gerardo Diego, la denominó en el diario ABC como "Ardiente y sublimada doctora de nuestra mejor poesía" y Francisco Javier Martín Abril en un artículo sobre Santa Teresa: "Si a mí me preguntasen por una poetisa española de hoy, yo contestaría Alfonsa de la Torre. Si a mí me preguntasen por una poetisa española de ayer, Teresa de Jesús, Santa Teresa".
Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1951. Quienes entonces iniciaban su aventura artística y literaria en Segovia, recitaban de memoria los versos de Alfonsa.

Poesía

Publicó diversas obras de poesía:

Egloga (Madrid, 1943, Editorial Hispánica) inspiró su primera obra en los parajes de su tierra: los chopos del Cerquilla, la campana del monasterio de Santa Clara, la iglesia de Santa María de la Cuesta, y otros. Fue recibida por la crítica con admiración y entusiasmo.
Maya (1944), poema lírico religioso dedicado a la Virgen.
Oda a la reina de Irán (Madrid, 1948), poema compuesto en alabanza a la reina Fawzia de Egipto.
Canción de la muchacha que caminaba a través del viento (Madrid, 1949), largo poema que al año siguiente fue incorporado al libro Oratorio de San Bernardino.
Oratorio de San Bernardino (Madrid, 1950), obra que compone en una de sus estancias en Italia, tierra que adoraba. La crítica, no solo la de España, la proclama una de las voces más importantes del momento y las muestras de reconocimiento hacia su obra son numerosas. María Romano Colangeli la dedica un estudio laudatorio por título “Irrumpieron los ángeles”. Fue calificada por el poeta Adriano del Valle como "el más importante libro de poemas aparecido en los últimos cincuenta años". Su lectura hizo exclamar al doctor Gregorio Marañón "Extraordinario Oratorio ¡Qué magnífica, profunda y delicada poesía! Muchos de estos versos ya no se me olvidarán, mientras viva". Esta obra la mereció el Premio Nacional de Literatura del año 1951.
Epitalamio a Fabiola (1960), poema que ofrece a Fabiola de Mora y Aragón como regalo de esponsales con Balduino I de Bélgica.
Letanía y Ronda de las Sorores Mysticas ante el Horno Alquímico, libro en el que demuestra que su poesía nacía de la naturaleza, de su tierra de Cuéllar, tierra que utiliza como plataforma para una poesía de elevación y de "salida de sí misma", entrando en el mundo esotérico rozando lo alquímico.
Plazuela de las obediencias (Madrid, 1969), con este libro pone fin a sus publicaciones poéticas, recibiendo parejos elogios que los anteriores.
Celdas para aparcar azucenas azules (Madrid, 1973), cuento galardonado con el Premio "Hucha de Plata" en el VIII Concurso de cuentos "Hucha de Oro" patrocinado por la Confederación de Cajas de Ahorros, publicado en el libro La Vuelta y 19 cuentos más. Depósito Legal: B 934 1974, ISBN 84-7231-122-8.

Otros géneros

Se atrevió con el teatro, escribiendo La Desenterrada, pieza que comienza a ensayarse en el María Guerrero de Madrid pero el exceso de originalidad y atrevimiento, para aquellos años, aconsejan su suspensión.
También publicó un estudio: El habla de Cuéllar (1951) BRAE, vol. 31; donde analiza con detenimiento las peculiaridades en el habla que tienen los habitantes de Cuéllar, manifestando que su vocabulario es rico y vario y que muchas palabras no han sido recogidas por los lingüistas. Según ella hay influencia leonesa, mozárabe y algunos americanismos, importación quizá de los cuellaranos que pasaron a América durante su descubrimiento y posterior colonización, como pueden ser los vocablos quinchar, quinchón...
Humanista, culta e inquieta, tocó otros géneros literarios con éxito; el ensayo, entre los que destacan el brillante trabajo antes citado, y ampliado después, sobre Carolina Coronado, y otro – no menos exhaustivo - sobre la pintora portuguesa Josefa de Óbidos (Josefa de Ayala), con ayuda de la Fundación Gulbenkian, lo que origina el traslado durante años, de su residencia a Lisboa.

“Y Dios me repetía
que ese nombre era el mío
que me llamaba Alondra,
pero yo bien sabía que me llamaba Alfonsa...”.

(Alfonsa de la Torre)





Canción de la muchacha
que caminaba a través del viento

Miradme, soy de barro, 
mi base es media esfera
dos alas me sostienen 
erguidas en el aire: 
las puntas de mi velo.
Pudiera ser tanagra, 
la gracia me circunda,
con los brazos cruzados 
y el pelo en breve moño
decoraría, acaso, 
un hogar apacible 
perdido entre la nieve. 
Soy más que forma grata,
más que perfil en sombra:
un canto de promesa
que camina hacia el cielo. 
Alguien hizo mi carne,
alfarero de espacios
perdido entre planetas
sin gesto y sin facciones.
El formó mi esqueleto 
con las cañas cortadas 
en pálidas orillas
y me surcó de ríos 
azules y calientes 
como un mapa de voces
y soplando en las ramas 
de mi esqueleto blanco 
donde anidaban aves,
encendióme esta hoguera 
de suave movimiento.
Así noté la vida.
Así prendió mis alas. 
En su taller lejano 
de vasos quebradizos
fuí ánfora de sangre,
capullo de doncella 
envuelta en linos tenues. 
No recuerdo la aurora
en que abriendo su mano 
me escapé de sus dedos, 
paloma impetuosa 
de un Noé sin riberas
sobre un mundo en naufragio.
Me esperaban las redes
de todos los caminos 
tendidas en paisajes. 
Me esperaban montañas 
de deseos sin logro 
mantenidas de espuma, 
y ese panal difícil
del amor que nos tienta 
y nos pierde en sus andas.
Y yo inicié mis pasos 
limitada por nubes, 
trascendida de helechos, 
entre frescos rumores
de fuentes y cascadas.
Y salían gacelas
de poemas antiguos
a esconderse en mis pliegues,
y jacintos rizados 
de idilios luminosos 
requerían mi talle.
Mas yo andaba de prisa 
como hoguera de monte 
en noche solitaria,
perdiéndome en la fronda 
como nube en el cielo
cuando el sol se despide. 
«¡Aguarda!», me gritaban
los manzanos silvestres,
la avena estremecida, 
oropéndolas suaves 
de receles pintados
y perdices en celo. 
«¡Aguarda! Los caminos 
serán lagos de niebla, 
las sendas serán dunas, 
el destino, borrasca.»
No importa, soy de arcilla, 
de barro son mis ojos; 
no transparentan miedo, 
no transparentan frío,
sólo filtran colores,
alas de mariposa. 
De estrellas y paisajes
son espejos de agua;
en su lecho de vidrio 
yacen adormecidas 
las bellezas más puras.
¡Qué alegría de triunfo 
mis contornos perfila! 
¡Qué soledad sin tiempo 
los dioses no gustaron! 
Atrás quedan los montes,
los hollados caminos, 
el pan y la guadaña,
el tálamo y la esteva.
A travieso las lindes
de ensenadas radiantes
florecidas de trébol, 
benditas de rocío; 
pájaros me recuerdan 
mi ingravidez de rosa 
cuando me apresa el lazo 
del hondero invisible.
¡Oh dolor! ¡Cómo aprietan 
las venas estiradas! 
¡Cómo hieren los hilos 
afilados del aire 
en la mimada pulpa! 
Intento desasirme,
conquistar las espiras 
concéntricas del viento. 
Todo esfuerzo es amargo,
no conozco las leyes
que regulan la danza 
de la araña en su tela,
Me entregaré al capricho 
del bóreas implacable,
sufriré sus caricias,
cargaré con los odres
repletos de su nada.
Ya me cercan los galgos 
ululantes del hielo,
me acosan sus mastines, 
ánsares y palomas
de polvorientas plumas 
hinchan mis velos puros. 
¡Qué sensación de nave
encallada en escollos 
languidece mis velas! 
Soy acacia rendida 
al huracán potente
que desgaja las ramas. 
¡Si mis brazos cruzados
libraran ligaduras! 
¡Si pudieran abrirse 
en abrazo marino 
hasta remar la brisa! 
Serían los turbiones 
cefirillos de espuma 
jugando en mis cabellos, 
y no iracundos potros, 
no toros embriagados. 
En mallas de coraje 
me debato sin tino, 
muerdo la tierra prieta, 
arrastrándome busco 
las guijas aceradas 
que besará la luna.
Ya no encuentro mi fuego;
he perdido las llaves 
del amor en la liza.
No acierto a enderezarme,
si levanto la frente 
me ciega el coletazo 
de la temida cobra.
He de sorber racimos
de escarcha en los pinares.
trenzar ramos de lluvia, 
domesticar los cuarzos 
del granizo en la noche. 
¡Si lograra encenderme!
;Erguir la enredadera 
de mi cuerpo tendido! 
¡Florecer como yuca 
en las noches de mayo 
hecha tirso de velos!
La ciudad está cerca,
me llegan sus campanas;
coronas de colinas 
apagarán el viento
y habrá tibiezas dulces;
habrá puertas y olores
de hogar y de membrillos
perfumando manteles 
y sábanas de boda. 
Llegaré a los umbrales
de las puertas abiertas
donde me esperan besos. 
Cenaré en las bandejas
que guardarán mi imagen,
y dormiré en almohadas 
de espumosos vellones
escuchando los caños
de las fuentes queridas, 
las olvidadas horas.
He de llegar. El ansia
ahuyentará mi miedo, 
será una mano fuerte
que arranque la impotencia,
un puente generoso 
que del cepo me pase 
a lograr mi destino.
Miradme, ya me yergo,
soy de frágil arcilla, 
me romperé si caigo, 
me anegaré si escucho 
las voces que -me siguen.
Recupero mi ruta 
con los brazos ceñidos.
Zumbidos de colmena
se adentran por las conchas 
de mis oídos sordos.
No puedo detenerme,
he de andar contra el viento. 
¡Qué oleaje me azota! 
¡Qué látigo me ciñe
incoloro y constante! 
Los árboles me miran
con sus raíces ciegas
proyectando en el suelo
movedizas distancias
de animales manchados. 
¡Ser espiga en la noche, 
junto a la acequia verde,
marta resbaladiza 
entre cañas y juncos 
o liebre infatigable,
pero no liebre eterna 
mordida por el hielo, 
sacudida de lluvia, 
flagelada de escarcha 
aullada por los canes
de este viento sin tregua!

Oratorio de San Bernardino. 
(1949)








Irrumpieron los ángeles

Venían de las olas,
de las aguas primeras creadas con plegaria,
de los mares proféticos latiendo entre los montes,
de los ojos sagrados con pestañas de hierba.

Venían de las ondas morosas sin rüido,
de las blancas corrientes de leches estelares,
de los fondos profundos de líquidas esencias,
de los abismos bíblicos donde callan las voces.

Venían de los líquenes de espuma nacarada, 
de los esbeltos iris sin raíces de tierra,
de las alas de cisne no holladas por el aire,
de las diáfanas linfas sin sorpresa de riscos.

Venían de las claras cortinas de la lluvia,
de las áureas cascadas iluminando árboles,
de metales y hogueras, de resinas ardiendo,
de sahumerios perdidos ofrendados a dioses.

Venían de las gemas y del cristal de roca
y eran igual que flores con carne de diamante,
eran igual que estrellas con ojos de berilo, 
frágiles e intocables rosáceas de los hielos.

Salían de las fraguas de volcanes bullentes,
del cáliz de los cráteres abiertos como bocas;
semejantes a espadas, a hojas de oro fundidas, 
echando por los labios la lava de sus coros.

Se deslizaban suaves u la par que las nubes,
ascendiendo muy alto como huecas calandrias,
fontanas y torrentes les servían de túnica
y eran sus trenzas frescos chorros de surtidores.

Chocaron contra el mármol teñido de crepúsculo,
chocaron contra el cielo sus voces y tiórbas
y eran los instrumentos en sus brazos amantes
dóciles bestezuelas gimiendo de ternura.

Se escaparon las brisas cautivas en zampoñas,
la luz de primavera tintineó en los sistros,
el telar de las arpas desplegó sus praderas
y las cuerdas soltaron los triálogos secretos.

Al temblor de las cañas huyeron los faisanes,
galoparon corceles al retumbar tambores,
todas las sensitivas quejumbres de las dalias 
revelaron sus ecos al besarse los címbalos.
La gracia se volcaba por míticos paisajes
como una cabellera caía con desmayo,
como una cabellera por los hombres del bosque.
esmaltando de fuego las colinas seráficas.
Todos los elementos dejaron la materia,
cesaron en sus cargos al sentir el concierto;
ni nubes, ni metales, ni gemas, ni amapolas
irrumpieron los ángeles.

Oratorio de San Bernardino.
(1952)








Apparebit Repentina Dies

¡Qué cansado está el cielo de ser cielo!,
de ser azul y negro,
de ser claro, 
de ser cielo,
qué cansado está el cielo

¡Qué cansadas las olas de ser olas!,
de ser olas inquietas,
de ser olas serenas,
de soñar siempre solas,
¡qué cansadas las olas de ser olas

¡Qué cansados los astros de ser astros!, 
de ser brillantes astros, 
de observar y alumbrar; 
qué cansados los astros de ser castos, 
de ser puros y altos,
qué cansados los astros!

¡Qué cansada la tierra de ser tierra!,
de ser monte y ser piedra,
de ser cieno y ser niebla,
de ser dura y ser tierna, 
¡qué cansada la tierra!

¡Qué cansados los ríos de seguir siendo ríos!, 
qué cansados los ríos de ser bellos. 
de correr sin descanso,
de saber sus remansos;
qué cansados los ríos de sus fríos. 
¡qué cansados los ríos!

¡Qué cansada la luna de ser luna!, 
de ser pálida y una,
de velarse con bruma,
de enjoyarse de estrellas,
de rielar en los lagos y en las dunas. 
¡qué cansada la luna de ser luna!

¡Qué cansadas las flores de ser flores,
de sus tonos y olores,
de sorprender amores,
de sugerir imágenes,
¡qué cansadas las flores de sus trajes!

¡Qué cansado está el tiempo de ser tiempo!, 
de ser tiempo y ser tanto,
de ser tiempo y ser largo,
de ser tiempo y ser viejo, 
¡qué cansado está el tiempo!

¡Qué cansados los días de ser días!,
de volver a ser días,
de ver morir las yemas,
de ver nacer espinas,
de amontonar cenizas,
de acostarse entre ruinas.
qué cansados los días de ser días!

¡Qué cansados los hombres de seguir siendo
hombres!,
de mirarse en espejos, 
de saberse esqueletos,
de esperar a ser muertos, 
de temerse deformes, 
de matar y engendrar,
¡qué cansados los hombres de ser hombres!

¡Qué cansados los muertos de ser muertos!, 
de ser polvo y ser muertos, 
de ser amores muertos,
de ser recuerdos muertos, 
de ser olvidos muertos,
(le llevar cuerpos muertos, 
de aguardar sin luchar,
¡qué cansados los muertos de ser muertos!

¡Qué cansado está todo de ser nada!, 
de soñar con ser algo y no ser nada,
qué cansado está todo de ser todo!
¡qué cansado está todo!
Y qué ansias de alba tiene el polvo. 
qué ansias de ser alba, 
qué ardores de ser oro tiene todo, 
qué instinto de ser vidrio y de ser gracia, 
de ser colmo en su Dios;
de ser en Dios del todo,' 
de ser árbol y brisa y arroyo en Dios,
de ser en Dios arroyo, 
de ser fuente y ser mar.
de ser de veras algo,
de ser de cierto en Dios arroyo y luna, 
pájaro y hombre en Dios,
nubes y tiempo,
fuego y eternidad, 
ser en Dios todo, 
alma y amor en Dios. 
ser al fin algo.
ser al fin algo en Dios,
ser al fin todo.

Oratorio de San Bernardino.
(1952)








Cancioncilla de la Maestra Herbera

Yo soy la pastora
de la zarzamora. 
La sacerdotisa 
de la yerbaluisa. 
La que por antojo 
se come el hinojo 
y mezcla verbena 
con la hierbabuena.

Yo soy la zagala
de la hierba mala:
con rito pagano 
arrojo el aciano
en medio del fuego 
y parto el espliego... 
Y trenzo el lentisco 
con el malvavisco.

Yo soy la doncella 
de hierba centella: 
provoco los celos, 
hirviendo napelos 
consigo mimosas 
de las escabiosas
o desato llantos 
con los amarantos.

¡Ay, la mejorana!
¿Quién ciega a la rana? 
¿quién sangra al cuclillo? 
Por el culantrillo 
o por el cantueso 
sé atraer el beso 
de la adolescente 
con nardo caliente.

Yo seré una lamia. 
Sembraré la infamia, 
urdiré el estrago 
con sangre de drágo. 
Seré la lobezna 
de la lechetrezna 
cebando medusas
con leche de aethusas.

Seré la sanguina 
de lengua cervina, 
fulva sanguisorba 
que la vida sorba. 
Hilaré con ruecas 
de tibias resecas 
la nácar lunára 
de la dulcamara.

Yo soy la hechicera
de la enredadera,
de la serpentaria, 
de la pasionaria, 
de la cannabin
a y de la sabina. 
¡Y del estramonio
y engaño al demonio!

Plazuela de las obediencias.
(1969)







Las olas, las horas...

«Omnes vulnerant ultima necat.»

Las horas...
Las olas...
las que en el mar 
lentamente se 
mecen con placidez 
de corriente;
las ondas
que entre los peces 
van y vienen 
suavemente.

Las horas... 
transparentes 
como toronjas
de naranjas
orondas.
Alondras
que pían
entre las frondas
de los meses,
casi redondas
como hojas 
que el árbol
de vida tejen,
con corolas
que van rozándonos
verdes,
al aire de gracia 
tenues.

Las otras:
las que nos pierden, 
hojas de metal
las cobras
que más muerden, 
colas de escorpión
las ondas
que a distancia 
cual pedradas 
hieren.

Las olas...
las del mar,
con largas colas 
de alga
y de sal;
caracolas
o barcarolas
con sus vaivenes
y sus columpios
de desdenes;
con sus idas
y venidas,
sus bajadas
y subidas,
blancos bueyes
de acometida
con cornadas
de recaída.

Las horas...
las que nos doran:
las opulentas Pomonas,
las que se desgranan
en las eras
como semillas
de hermosas
sementeras;
las hormiguitas
de las grandes 
Eras
de la Historia,
las del cuerno 
de Amaltea,
las polícromas 
y prolíferas 
diosas
Floras.

Las Horas
que nos sostienen 
amorosas
como a Afrodita 
cuando sale
de las olas,
al emerger
de los sueños 
alentando
cada empeño.

Las horas
que más nos quieren
al empaparnos
de mieles,
al festejarnos 
de esquilas,
al coronarnos
las sienes
de siemprevivas
y de lises
y aureolas...

Las horas
que más prometen 
cuando el alma
se enamora,
las que en un fanal
nos meten 
forjándonos
a deshora
largos mantos
de esperanza
con oro
de sus esporas.

Las otras.
Las que se temen,
las que comprometen
a solas,
en esquifes
o arrecifes,
sobre acantilados 
desolados,
o en istmos
con seísmos
en medio
de oscurantismos 
sin posibles cabriolas...

Las horas
que nos delatan
cuando nos aprietan
y nos atan,
las que acusan
y rehusan
cuando afiladas 
os alcanzan
y nos clavan
en lo oscuro
contra un muro
sin salida,
ya al acabarse
la vida,
cuando ya
no se dilatan, 
cuando ya
no queda gota
de agua limpia
en la clepsidra... 
las últimas,
las que matan.

Las olas
que van perdiéndose
a prisa
como notas 
apagadas
en la cantata
sagrada
de una misa
al oficiarse
en altares
de altos mares.

Las olas...
las verdes olas
que refulgen
y esplenden
cuando cabrillean
y perlean;
cuando zumban
y retumban; 
cuando braman... 
cuando llaman
entre rocas
o entre tumbas; 
cuando encantan
con sirenas
o con cornamusas.

Las olas...
tantas estolas 
azules, 
verdes
y malvas, 
de Epifanías 
y de Albas,
de Vísperas,
de Tinieblas,
de Pentecostés 
de fuego
y de Réquiem 
de sosiego, 
de Cuaresmas
y Natales, 
las de pilas 
bautismales 
y expectativas 
de Adviento,
las de las Ferias 
Pascuales 
del contento.

Estolas 
dobladas
sobre las olas, 
cruzadas
sobre las horas, 
como los brazos 
y manos 
de un muerto, 
sosteniendo 
las pequeñas 
crucecitas 
del tiempo;
como péndolas
paradas
de relojes 
polvorientos; 
estolas 
pintadas 
sobre negro 
de catafalco 
y de entierro
con cruces blancas 
igual que tibias 
resecas
y huecas
de Memento...

Las olas... 
Las horas...

Plazuela de las obediencias.
(1969)










Cinemática evolucionista

Apresada
en el bálago bullente,
viscoso, cambiante,
movible, caliente,
brillante,
del extendido magma,
la ameba incipiente
con forma 
todavía de hoja, 
se alarga, 
se inquieta,
se estira, 
engulle, 
digiere,
defeca,
asimila,
se transforma,
se engrandece, 
ensaya con orgullo 
sus múltiples colas, 
se enamora,
acaricia con avaricia, 
se agita,
dormita,
ajena a la Historia,
ajena a que es ella, 
ella misma 
previda,
ella sola, 
ella única
levadura de vidas,
fermento inaudito 
de alondras, 
proyecto soñado
de corzas, 
premonición divina 
de gacelas, 
de doncellas, 
de almas.

En los mares 
celestes,
verdialegres, 
aurorales, 
rojizos, 
plomizos, 
grisáceos, esfumantes,
perlados, boreales,
impregnados todavía
de leche de galaxias
luchan y se aman, 
nadan y atrapan 
agarrándose a rocas, 
sosteniéndose en algas 
cada vez más endurecidas
las blandas medusas pleistocenas, 
cámbricas y jurásicas, 
las ávidas acalefas 
que anhelaban ser artrópodas,
de la inmensa paleontología de Malasia. 
Nadan y trepan
las parejas más fuertes 
esforzándose por emerger del agua,
por anidar en el dulce aroma 
de las blancas nympheas 
recién estrenadas.

Resbalándose
sobre la creta roja y ardiente
volcánica,
metálica, 
antidiluviana,
reptan y ascienden
titubean,
se deslizan, retroceden,
a duras penas se elevan
con la fuerza en el pecho, 
confundidas 
con las hojas dentadas 
de los helechos 
las onicejádicas saurias:
las inquietantes y misteriosas
iguanas.

Por los árboles prefósiles 
henchidos de jugo
de la alucinante
flora triásica 
trepan y trepan 
rumian en tropa y atrapan 
nerviosas,
golosas, 
curiosas,
los minúsculos kas de las ardillas 
las musarañas de Malasia.

En las junglas ecuatoriales
aspirando todavía el sofocante vaho 
de las lavas volcánicas
las australopitecas
corren y trepan por la corteza miocena
persiguiéndose entre feldespatos humeantes,
entre orquídeas lujuriantes, 
entre ventalles
de gigantescas calas.

Saltan y trepan
las australopitecas
luchan y reptan y atrapan 
delfines azules, palomas doradas 
y garzas serpenteadas. 
Coronando cúspides, 
remontando roquedales,
refrescando constantemente su piel 
en las prístinas cascadas 
corren y trepan las australopitecas 
como rápidos marsupiales 
con sus hijos en las ancas.

Al oeste de Europa,
tras los renos,
por sus astas, 
en las vastas 
explanadas,
las descendientes
de las últimas neanderthalenses
las reflexivas, constantes y hacendosas
cromañonas,
se encaraman en los cerros,
se acurrucan junto al fuego 
a las espaldas del hielo, 
al agrego del aguacero
en monolíticas moradas 
ya con sagradas pinturas
de animales
decoradas.
Se detienen,
se entretienen
en bosquecillos de laureles;
se mantienen
de moras,
de zarzamoras,
de zarzarrosas,
de panales azucarados,
de mirtilos cristalizados,
de alboradas aromadas
de manzanas sonrosadas;
y con caracalas, 
y con corolas,
y con minerales, 
y con corales, 
y con cristales, 
y con conchas, 
y con rojas 
cerezas
engarzan los primeros collares, 
las primeras ajorcas 
para sus danzas
y sus fiestas.
Y con pieles 
y con lianas
y con cortezas
de abedules
instauran
para remotas modas futuras
los complicados cánones de las faldas, 
los primores de los colores,
las telas sofisticadas,
el reverbero cabrilleante de las sedas,
la espuma florescente de los encajes,
la incandescencia constelada de los brocados, 
la lluvia impalpable
e invisible
de las organzas y los tules.

En las playas de Miami,
de Acapulco, 
de Capri, 
de Río, 
de Hawai,
de Australia,
las minibikini de piernas elásticas,
de pómulos salientes,
de narices achatadas, 
suficientemente: 
saunadas,
bronceadas, 
maquilladas, 
despeinadas, 
perfumadas,
desde elegantes clubs náuticos,
sobre vertiginosos esquíes acuáticos 
saltan,
salpican,
se enervan,
se curvan,
se adelantan, 
se empujan,
caen, bracean,
se levantan,
ríen y gritan 
sorteando
el mojado zarpazo
de las olas encrespadas. 
O tendidas muellemente
en columpios y cinemascópicas hamacas 
esperan ociosamente
con la mirada perdida bajo gafas
en el misterioso poniente, 
la llegada de las noches melancólicas
para desconyuntarse 
a los ritmos escalofriantes 
de las músicas dodecafónicas.

Ya en las cápsulas espaciales 
tras las vitrinas 
de irrompibles cristales,
las valientes Valentinas 
semejantes
a iconos de santinas 
obrando milagros
bajo cúpulas de fanales,
iluminadas en atmósferas interlunares,
entrenadas,
ayunadas,
dictadas,
controladas,
atentas hasta el paroxismo
a las mortales señales
de escondidos micrófonos,
de advertidores magnetófonos 
de asustantes megáfonos, 
de temibles semáforos,
respiran amarradas 
en incómodas escafandras, 
jugando a la comba 
de la muerte y la vida, 
saltando a los records 
de las órbitas planetarias. 
Todo ello con la esperanza 
de soltar algún día 
definitivamente y para siempre
ancestrales amarras. 
Se adiestran,
se entrenan,
se inquietan, 
se angustian,
unas a otras se retan 
se esfuerzan
ascienden,
trepan y trepan
como sus perdidas y remotas 
tátara tátara tátarabuelas 
aquellas insignificantes amebas,
como sus casi vegetales bisabuelas 
aquellas medusas-algas, 
como sus primigenias madres 
las pequeñas tupaias de Malasia, 
como sus primogénitas hermanas
las australopitecas 
que correteaban gozosas
entre las calas,
sin apenas percibirse de nada, 
sin como éstas, darse cuenta, 
que poco a poco 
y para siempre
van dejando de ser grávidas, 
que poco a poco y para siempre
van dejando de ser eso
que hasta ahora se ha llamado mujeres 
para empezar a ser otra cosa, 
para pertenecer a otra
muy distinta fauna.


http://www.depauw.edu/learn/adelantado/issue2/alfpoemas.html




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