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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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QUINTÍN OCHOA ROMERO [18.021] Poeta de Cuba

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Quintín Ochoa Romero

(Holguín 1952) Poeta y narrador. Ha obtenido Premio de Literatura de la Provincia de Holguín en poesía 1987, Premio de la Ciudad de Holguín 1992 en literatura para niños y Misael Valentino 1996 de la Casa de la Obra Pía en poesía para niños. Ha publicado en el sello Ediciones Holguín los títulos Sobre un giro de espejos (premio de la provincia en el género de poesía, 1987), Voces de tu imagen (1992), Cofre de estrellas (premio de la ciudad en literatura para niños y jóvenes, 1992), El retorno de Pio (2002) y  el poemario Carceleros del Tiempo (2009). En la editorial españolas El Barco ebrio ha publicado Cuando yo sea grande quiero ser un niño (2013). Poemas suyos han aparecido en diferentes publicaciones nacionales y extranjeras.



Ciudad Amurallada

El mundo ha perdido músculos y vértebras;
solo te dejan andar por sus portales
sobre un piso de  losas divergentes.
Ya no es que el desespero inflame las iglesias;
ahora tendremos que romper la vida erosionada
o cultivar en una plaza de humo.
Aquí los hombres vierten tu semblante,
imponen su reír y no se ocultan.
Es la última fuga antes que se te pierdan
los pies en el conflicto.
Es tu último sueño
la forma de habitar lo que no existe.
Se han vuelto las paredes oscuras
para apoyar las manos,
ordenaron las lámparas con todos sus temores.
Este recinto ha quedado inmenso.
En el navegarás y volverás a ser
el que no aguarda nunca por su suerte.
Como las calles son dos pieles de leopardo,
contra las ligaduras de tus dedos
el barrio suena a nuez,
brota el cansancio, y un pájaro de sangre se detiene…
No has de gritar, hoy aprendiste a vivir en las palabras
que saben a madera y crujen.
El tiempo vuelve a ser un recipiente
para echar arena quebrando la influencia de los pechos:
cuando eras niño tuviste la ciudad entre tus manos,
pero de tanto acariciarla
quedaron las nieblas de sus casas
y los pañales mansos
para exigirle al mundo por tu ausencia.
Volverá el mediodía a consultarte.
Los ancianos que hiciste,
con la estrella más alta han de perderte;
solo el espejo de la intransigencia
levantará de golpe tu semblante
para que el padre emerja de tus músculos.
No podrás observar la última crecida:
serán muchos los pueblos,
muchas historias en las bocas de los hombres.
No hundirán sus anzuelos multitudes
y habrá vino en la mesa.
Te agobia la mentira,
las palomas que los magos ocultan:
estas tierras cargadas de montañas
han levantado un techo
para que el sol no escape de sus redes.



Prodigio del silencio

Padre no está en su casa,
ayer mismo partió llevándose gran parte del invierno.
Yo le entregué el verano,
pero él quiso solamente su parte del invierno.
Nube adentro se fue.
Ya el sol se había apagado para entonces,
y el viento sacudía la arboleda con sus alas de búho.
Había voces, relámpagos y gritos,
y una antigua oración que no recuerdo.
Las aguas se agolpaban en mi rostro,
y sus ojos estaban quebrantados,
y sus manos buscaron a mis manos,
y yo entre tanto frío le di abrigo,
pero él quiso solamente llevarse los juguetes.
Padre no está en su casa,
y la mesa es inmensa como el fuego,
amplio roncar del dominó,
serena como el plato que bosteza su calor.
Dicen que fue a cazar una mañana
de escasos ventanales,
pues lo vieron partir con su escopeta.
Que tal vez el amor lo contradijo,
la fiebre del engaño….
cualquier cosa que digan
es humo desprendido de la llama.
Lo cierto es que la mesa todavía espera su regreso.
Después de esto partieron los hermanos,
hierba en el pico de un gorrión
hacia un sitio distante.
Tú los miraste,
Padre,
desde un lugar oculto los miraste,
y leíste sus rostros surcados por el frío
de la tarde,
frío del sudor y las cenizas.
Tu pusiste tu puño sobre el índice
y oíste sus plegarias a lo lejos.
Era noche de abonos,
tiempo de que las plantas crecieran con la lluvia,
y sin embargo, el mar  precipitaba,
y el sol estremecía los arbustos
en medio del ardor de los discursos.
Tu viste la sonrisa de las fotos,
ya para siempre,
como eterno es el canto de los pájaros,
pero nada dijiste
por temor a que el mundo te mintiera,
por temor a que el hombre fuera lluvia,
por temor a que todo terminara.



Ecosistema

La primavera ha vuelto tendida como un Monstruo;
ha dolido su parto en tu costado
para encontrar la cavidad del tórax.
Desde el clamor del aire en los arbustos,
nunca ha fluido el polvo más firme entre las flores.
El hombre no se cansa,
es como el mangle en medio del oleaje,
y en medio de los mangles un oleaje.
Lluvia adentro es distinto:
forma el terreno un cúmulo de rocas
que resiste el empuje de los vientos
por ver al hombre atado;
más, el golpe de las aguas
hará que brote la impaciencia,
desplazándose al polvo
hasta alcanzar su ascenso en el oleaje.
Ellos se levantan sobre la oscura mesa del infarto,
para poner las leyes en tu nombre,
no importa que el incendio se propague
ni que todo el silencio se deshoje
si vuelves a caer
y consultas la vida en la redonda cara del dinero.
Aquí andarás disperso bajo la voz colgada en tu memoria.
Sabrás que cuando acaba la modestia
comienza la arrogancia,
como un muro en las calles,
la arrogancia,
y ya poco podrás contra la euforia
porque nada pudiste contra el tiempo.
El fuego,
que no entiende de él más que el chasquido,
levantará cenizas
como si fuera siempre igual su llama.

*****



Arena

Agua de mar que sube y se desprende,
moneda y grito asfixiante coro,
silbidos al caer,
campana sorda,
hueco que en su garganta nos recoge.
Mira el violeta prendido al humo negro,
el humo negro que baja, y baja y baja.
La tierra con el viento dispersa
y asciende el polvo en el naranja mudo.
Acá se apaga el sol y acaba el brindis,
casas encienden búfalos, chasquidos;
los pueblos son escombros en el fuego,
esperma en el vapor, sombras que suben.
Acá las piedras vuelan de las piedras,
con la sangre las calles se almidonan,
y la ceniza vuelve a ser ceniza,
y palpita el relámpago en la morgue,
y tus dedos se incrustan en tus dedos,
y no puedes gritar y te deshojas.



Mímica del número

Cuatro paredes te golpean la frente
bajo un mismo derrumbe.
Ya no guardas plomadas en tus ojos,
las escuadras y  reglas han perdido
el impulso de los años.
Tu cara se perfila en las navajas:
te crees compuerta,
pequeño sol saliendo de su órbita,
pero vuelves a errar:
no retornan las páginas,
los mares se levantan contra cualquier pronóstico.
Ahora la madre espera
vociferando lunas en tu nombre;
la madre, que no ha dormido aún,
altas esferas cimbran en su oído.
Aquella es la mujer que te desdobla,
mírala, mas no la llames festín,
ella cambia de rostro a cada paso
huyéndole al desierto de tus ojos.
Ahora comienza el último alarido:
los dígitos se cruzan, saltan, duplican, pasan…
mis ojos se congregan.
Tomas el dado, lloran sus seis caras,
tú y Judas aparecen en la misma.
Frotas la noche entera entre tus palmas,
el núcleo de tu puño se desliza…
Abres la mano,
sueltas la vida sobre el puño,
y mueres.


El frío del cemento

Miguelito no vuelve,
se ha quedado en las alas del secuestro
sin trompos ni cabuyas.
Solo su risa en el recuerdo
ahora contradice los nombres de los días,
y tú no puedes ya decir quién eres
no de dónde se vierten los tentáculos;
sola, y para siempre sola…
Como recién cortados girasoles
tus manos saltan al vacío y claman
desde las mismas aguas que suenan imprecisas,
se agolpan en lo oscuro y vierten sus dominios.
Ábranse las paredes
donde se encuentre oculta la inocencia;
ábranse ya y pronto brote el polen,
que hay un bastón quemándote los dedos
mientras ruedan los niños calle arriba
bajo la soledad del equipaje.
Ahora las madres forman barricadas,
se reducen los barrios como embudos,
y el frío del cemento,
frialdad también del pueblo contenido,
se lleva los juguetes al aljibe.



Cartomancia

Dirías que el rey pudiera levantarse
en medio de las cartas
contra las estocadas del disgusto,
pero vuelven los oros y los bastos
abriendo las rendijas como a través de un circo.
Eres el jugador, el rey lo entiende.
Puedes mandarlo a ahorcar si te sonrojas,
sin embargo, te acosan sus palabras…
no es fácil convencerlo:
sabe alcanzar el  día llevándose la noche
en tus oídos.
Te acostumbraste a compartir el viento
desde un espacio único,
no importa mendingar si albergas sus caricias.
Eres el jugador con punto y coma.
Otra vez el silencio se detiene
y te sudan las manos,
y se quiebran las tablas de la mesa,
porque en la vida,
amigo,
cuando los reyes olvidan a sus súbitos
hay que volver al suelo,
tomar la espada y conquistar el trono.








PEDRO PABLO PÉREZ SANTIESTEBAN [18.022] Poeta de Cuba

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PEDRO PABLO PÉREZ SANTIESTEBAN

Pedro Pablo Pérez Santiesteban. Holguín, Cuba, 1957. [Escritor y Periodista]. Estudió Licenciatura en Contabilidad y Técnica Periodística, en las Universidades de Holguín y de La Habana. Ha publicado varios libros de poesía, cuentos y novela, entre los que se encuentran: Detrás de la ventana, La palabra en mi silencio, Entre cuentos y poesías, Plagio de lo humano (Poesía). En primera persona, Cuentos para un domingo (Cuento). Frente al espejo, Amparo la hija de Jacinta y Recaredo, El juego de la memoria, La ventana de cristal (Novela corta). Es Promotor Cultural y colabora con varias Revistas digitales e impresas de diferentes países como: Argentina, Venezuela, España, y Estados Unidos.

Es Merecedor de varios reconocimientos; entre ellos el Premio de Poesía AG 2007 y Premio Internacional de literatura AG 2012. Recientemente su libro Del otro lado de las costas fue merecedor del Primer Lugar en la categoría de Mejor Historia de Ficción en el «International Latino Book Awards 2014». Actualmente dirige la Editorial Publicaciones Entre Líneas, y la Revista literaria online Entre Líneas.


Aparentemente

Todo está en su sitio
—aparentemente nada se mueve de lugar—
solo la luna ladea su cara
para buscar una estrella,
pero el cielo es oscuro y no la ve.
Ella está apagada,
porque el sol la dejó sin la noche.
Entonces las estrellas escaparon
hacia el fondo del mar,
donde estaban los que nunca
llegaron al puerto prometido.
¿Y tú y yo qué haremos?,
ahora que aparentemente,
nada se mueve de lugar…



Carta al silencio

Si me dices que te espere,
me sentaré en aquel banco,
donde las rosas huelen a rosas,
y el viento atrapa al silencio.

Si me dices que el tiempo se detuvo
en el minuto cincuenta y nueve,
sabré entonces que ya falta menos para que la mariposa vuele…

Si me dices que la noche es el día
y que en el mar ya no hay peces;
yo te creo, porque tu palabra es sagrada
como la propia muerte.

Guarda esta carta junto a la rosa
y al viento… guárdala…
y encuéntrame de nuevo
sobre aquel mismo banco.



Sin tu luz

La tierra abre su espacio
para que entren sigilosos tus pasos,
y como canto de sirenas
se escuche en el mar mi encuentro.

Voy fecundo de miradas
con el traje azul del lejano mediodía.
Allí tu boca, allí tu beso
y el abrazo que aún espero.

Soy sombras de nubes en tu cielo
donde el sol se confunde con la luna.
Soy barco y soy ancla.
Espectro que divaga sin tu luz.



Otro aniversario

¿Para qué dejas sobre la yerba seca
los lamentos?
si ya fue mancillado tu nombre
de lejano guerrero.
Ya las tropas cruzaron montañas
y los rosarios ocuparon las luces de neón.

Ya todo anda revuelto.
Los niños no son los mismos
de los Reyes Magos,
se anudan banderitas a sus cuellos
y saludan con mirada ausente
de inocencia.

Los portones de la iglesia
clausuraron sus visitas,
y papá Dios viajó hasta los cielos
y no regresó.
Mi madre me dice adiós,
y monta sobre un camión
su uniformado cuerpo.

Mi padre dejó de leerme cuentos
al llegar la noche,
son consignas las que canturrea
en mi afinado oído.
Papá y mamá son felices
con las luces rojas que iluminan la plaza,
pero abuela, dice que «NO»
con la cabeza…

Ya se aproxima un aniversario
del funesto nacimiento
de aquello que llamaron Pinos Nuevos…
y los pinos; nuevos y viejos,
se lanzan al mar para encontrar la luz.



Quién

Quién dice que no tengo el sonido de mi cuerpo
que mis pies no llevan a rondar las piedras
que un rezo no purifica el sueño de mis ansias
que mi vida se apaga o se alumbra como velas.
Quién dice tener la verdad absoluta 
cuando la culpa se esconde.
Quién es más puro que el agua 
si hay sal en cada gota que llevamos.




Naufragio

No quiero cruzar con el olvido abierto
los mares que truncaron nuestro barco.

Naufragio del recuerdo que empernó las sales
manchas amarillas con un tinte de azul en cada punta.

No voy a olvidar el día que ya casi no recuerdo,
por encontrar entre conchas clavadas sin raíces
mi esencia extendida en otras tierras.

No importa que sea del mismo color a nuestro cielo
si la luz del sol simplemente agoniza.



Cruzada victoriosa

Estrictamente solo,
con el arma empuñando la batalla
desafiando cada río en su crecida
cruzando cada mar en su avalancha.
Estrictamente solo,
me lleva el misterio de la guerra
me aferra las manos a las paredes
me esquiva el intento en la mirada.
Estrictamente solo,
sin coraza de acero protegiendo el pecho
con escaso arsenal en la mochila
pero atento al temor de la cruzada.

Llegaré victorioso en mi navío oscuro
con el alma triunfante y estrictamente solo.



Cristal

Cristal resentido,
hecho añicos en mi imagen volátil.
Como buscar en tus puntas,
el recuadro de tus formas,
si ya no existes para proteger el viento
si ya no estás en la mirada transparente.
¿Qué hago contigo?
Si destrozaste las yemas de mis dedos.



Cotidiano

Me gusta caminar por esa calle
cuando mi mente se ausenta entre las sombras.

Me gusta que mis pasos se sientan en silencio
cuando el sol se esconde entre las nubes.

Se ve con prisa el andar de las gentes
inseguras del tiempo que nos tocó vivir.

Me quedo suspenso en el espacio
olvidando los pasos que despiden al día.





Barquito de papel
Pedro Pablo Pérez Santiesteban
Editorial Entre Líneas, Estados Unidos, 2014

 Le es suficiente al poeta un barco de papel para rastrear esos mundos posibles e imaginarios, ciertos y fabulados que se extienden en la amplia geografía en que cualquier hombre sensible y presto a la experiencia descubre un puerto donde anclar.

Barquito de papel agrupa los apuntes del poeta Pedro Pablo Pérez Santiesteban (1957) de cuanto ha observado, desde la emoción, de ese mundo complejo y lleno de sutilezas que él con una poesía limpia y llena de goces vivenciales se desplaza, con sutileza, hacía lo lírico para dejarnos testimonio de esa mirada aguda y penetrante con que ha atravesado los mares más serenos y convulsos y cuanto se ha reflejado en ello.

Suma de impulsos, sensaciones, instantes reverenciados, recuerdos no olvidados, pero todos descritos con una pasión que conmueve y de algún modo aporta y alivia porque cuanto ha descubierto no los expone con un evidente sentido de resaltar la belleza que desde su escrutadora mirada se enaltece.

Era tan fácil volver, /tomar del aire la sustancia que da vida, /dejar que las raíces comenzaran/ un viaje sin regreso, /era demasiado fácil; / como si el cielo siempre fuera azul. (Pág. 32)

Tal y como recorre el abecedario, recorre todas las zonas posibles de la emoción, dejando atrás un hondo rastro vivencial que comprometerá a cualquier lector de estos poemas.

El amor y la tristeza, la plenitud de paisajes oníricos, reales o fabulados, el retorno una y otra vez a sitios comunes o paradisíacos, sostenido por la memoria o la experiencia más inmediata, son resaltados con la difícil sencillez  de la poesía, que no puede ser menos que sincera.

Discurso que constantemente nos revela íntimos desgarramientos a favor de la plenitud de experiencias y recorridos, haciéndonos constantemente perdernos y a la vez encontrarnos por paisajes muy bien descritos, como para que nadie dude de que haya viajado por una vastedad imposible de delimitar.

He vuelto a estar en la penumbra, / bajo la sombra del árbol / que me dio su fruto. / He saboreado el dulce de su savia/ y he soñado un mundo diferente. (Pág. 34)

Barquito de papel viaja con rumbos muy bien delimitados, aún cuando a veces toma por laberintos y abismos, pero sin perder el rumbo sostenido por la originalidad de testimoniarnos, con intensidad, la existencia de alguien que ha decidido vivir la plenitud de las historias más comunes y aparentemente sencillas.

Nada falta a sus recuerdos, ni olores, ni sensaciones, ni puntuales descripciones de paisajes y de instantes que ha sublimado desde la emoción.

Escucho entonces/ una voz agazapada de recuerdos,/ con sabor a naranja/ y un poco de mango que se exprime / en el árbol del viejo pa-tio.(Pág.11)

Nada falta en ese recorrido íntimo en que hay un goce intelectual por marcar con verosimilitud cuanto se ha vivido y cuanto se ha dejado y ganado en ese emprendedor camino hacía sí mismo. Revelándonos recovecos o dobleces, fisuras por la que se escapa la luz o la oscuridad más rotunda, de su personalísima contemplación a esos sitios y sus entornos en los que se ha detenido deslumbrado de cuánto ha descubierto en ellos.

Libro testimonial, donde la experiencia sostiene el peso mayor de un recorrido que definitivamente logra hacerlo imborrable. Te dije que la tristeza/ no tenía que ver con mis lágrimas, / entonces lloraste para mostrar/  tu alegría. (Pág. 26)  A veces con la alegría de quien reconoce felicidad en cosas supuestamente simples, otras veces con un res-quicio de melancolía, en que casi siempre aparece el recuerdo por la tierra desde la que ha partido, para sumar un incontable número de experiencias que entretejidas por la poesía, hacen de estas breves historias la gran historia de quien se ha decidido contarnos cuanto ha descubierto.




RENÉ FUÉNTES GÓMEZ [18.023] Poeta de Cuba

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René Fuentes Gómez

(Bayamo, Cuba, 1969) es poeta, narrador y dramaturgo. En su país de origen obtuvo varios reconocimientos literarios. Entre otros, en 1994 ganó dos premios Abril, por Los gallinazos (poesía) y La bufanda (teatro), ambos libros fueron publicados en 1995. Los gallinazos, además, fue seleccionado en 1995 por el Instituto Cubano del Libro para la segunda edición de la colección cubano-argentina «Pinos nuevos». En Uruguay, donde reside desde 1996, ha recibido otros reconocimientos literarios y publicó Las trampas del paraíso (novela, 1996), La ida por la vuelta (novela, 1998), Una oscura pradera va pasando (poesía, 2000), Postales que nadie pedía (poesía, 2004), El mar escrito (novela, 2006, Primer Premio de Narrativa Inédita del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, 2004), Silbidos dispersos  (Premio de Poesía de la Intendencia Municipal de Montevideo, 2009) y Noveno círculo (novela, 2011).

En el 2002, la Facultad de Comunicación y Diseño de la Universidad ORT Uruguay (donde es profesor de redacción desde 1998) le otorgó el Premio a la Excelencia Docente. René Fuentes también ha colaborado como periodista cultural en varias publicaciones uruguayas y extranjeras. Es editor y corrector independiente. Su obra de teatro Un gaucho, dos gauchos, treinta y tres gauchos fue finalista del Premio de Teatro Breve, España, 2009. En el 2013, además de ganar el Premio Juan Carlos Onetti por el poemario Caballo que ladra, obtuvo una Mención en el Concurso Juan José Morosoli, por el libro de cuentos Cambios de lugar, y otra Mención en el Concurso Internacional de Poesía Marosa Di Giorgio, por el poemario El húmedo suelo del olvido.



El problema de tener un auto rojo y otros poemas
Del poemario Caballo que ladra



El problema de tener un auto rojo

El problema de querer un auto rojo es tenerlo
en un país de gente y calles grises.

Soy un hombre simple como una vaca.
Hay demasiadas muertes en la televisión
pero guardo todavía en mi corazón cielos con abejorros,
lunas de agosto, jazmines, arboledas memoriosas,
la risa de mis hijos sobre el cansancio de mi grupa.

Porque tengo un auto rojo, nuevo y antiguo.
Como besa la lava mientras pisa y muerde,
como ruge el león moribundo de la Metro
como el viento del sur lame y lame y respira.

Muros, tumbas y duelos también tengo.
Pero prefiero mi auto rojo, de roja sombra.
Faros, puentes y eriales también tengo.
Pero prefiero este viaje de savias milenarias.
Aquí y ahora, hasta descacharrar el alba.

Porque tengo un auto rojo, demasiado rojo.
Mil veces lo vendí, mil veces lo compré,
mil veces fue y será cojonudamente mío.




El problema de la lengua

El problema de tener lengua es sacarla
fuera de la boca. Fuera, bien afuera.
Sin muecas ni falsos tapices. Fuera,
más allá de los gritos y la rabia.
Fuera, muy afuera. Precisamente ahí
donde nadie dice qué le dicen, donde
cualquiera extraña lo que otro clamó.

El problema de tener lengua es serla, encarnarla.
Vivir para alimentar sus ballenas, sus páramos, sus catedrales de aire.
Morir dinamitando sus puentes, cimentado sus ruinas.

El problema es escribir contra un elefante y otro elefante blanco.
El problema son esas telas de arañas sucesivas,
ese poquito nada que tantos autorizan,
esa jaula para cada sospecha, ese castigo para cada insolencia,
esa lista interminable y su enconado escalafón.

El problema son esas modas y sus nombres oficiales.
Esas ubres escritas de la eterna justicia.
Esos vasallos de otras lenguas de abolengo.
Esos editores que subastan músculos y buenos dientes.
Esos traductores que llegan con un hacha o fumigan.
En las calles, la cuidad se despeina y luce.
El país, sin el abrigo de la nación, sólo es tierra muda.
Pero la lengua es habla diciéndose, diciéndonos.
El amasijo perpetuo del dragón y San Jorge.
Bestia y alma y bestialidades del alma.
Mordida, lanza, armadura, fuego.
Verbos forcejeando, latiendo.
Muerte. Vida.



El problema de las ventanas

El problema de las ventanas soy yo hurgando
en cada ciudad otra manera de encontrarme.

El problema es que cierran viejos cines
y empollan sin piedad iglesias de dios en nombre de dios,
palabras de dios, iluminados de dios, la dirección de dios
con grandes letras y luces en la puerta,
con vidrios oscuros, a prueba de bala.

El problema de las ventanas es mi terquedad,
mis reverendísimas ganas de ser humo y morirme con humo,
mirando sin ojos ni cara la idiotez de la tarde.

El problema es que soy demasiado familiar,
demasiado hijo y hermano y padre de mí mismo.
El problema es que las ventanas son cada día más públicas.
Unas al lado de otras. Otras frente a otras. Como otras.

El problema es que a veces, todavía a veces
me urge abrir un pedazo de algo y respirar
sin permiso, sin guardar distancia.



El problema de la gloria

El problema de la gloria son las zanahorias
calladas en el cajón, sin una gota de tierra.

Una zanahoria siempre adorna el plato y la verba.
Una zanahoria, incluso para encontrar el tono y el modo.
Una zanahoria para terminar la purga o comenzarla.
Una zanahoria porque hasta los leones de peluche
se asoman en las vidrieras, obligados a sonreír.

Una zanahoria para seguir en fila,
esperando y repartiendo.

Una zanahoria
y ¡no me empujen!

Una zanahoria para salir y volver a casa.
Bajo el estricto cielo, con moderación.



El problema de los zoológicos

El problema de los zoológicos es la certeza,
comprobar en cada visita cómo la gente
se acumula frente a la jaula de los monos.

No son gran cosa esos animales.
El problema es que ríen, pelan las frutas,
gritan con furia, acarician a sus hijos.

El problema es su intimidad y nuestra conciencia
expuestas, traficando compañía entre rejas.
El problema es cuando llega el momento de irse
y cualquiera tira el último caramelo y piensa qué suerte.

Mientras, los monos transcurren a su antojo.







RECAREDO VEREDAS [18.024]

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Recaredo Veredas

Nació en Madrid en 1970. Licenciado en Derecho y Master en Edición por la Universidad de Salamanca, cursó el ciclo completo de creación literaria de la Escuela de Letras, donde fue posteriormente profesor de relato breve y creación literaria. Ha escrito artículos o reseñas en el periódico ABC, las revistas Qué Leer,Quimera, El crítico, Política Exterior, Revista de Libros y en distintos blogs de crítica literaria. Ha trabajado como lector, corrector o editor en la Editorial Alfaguara, en la Editorial El País-Aguilar, en Ediciones Siruela y en el Instituto Universitario de Postgrado. Recientemente ha creado la revista digital micro-revista (www.microrevista.com).

Obra

Narrativa

Pendiente (Madrid, Editorial Dilema, 2004)
Actos imperdonables (Madrid, Bartleby Editores, 2013)
Deudas vencidas (Salto de Página, 2014)

Poesía

Nadar en agua helada (Madrid, Bartleby Editores, 2012)

Ensayo

Cómo escribir un relato y publicarlo (Madrid, Editorial Dilema, 2006)

Opiniones críticas sobre su obra

Su obra ha sido elogiada por críticos como Manuel Rico, Juan Carlos Suñén o Juan Ángel Juristo quien, en una crítica a Pendiente, publicada en ABC, afirmó: "No es fácil encontrar en nuestra narrativa un planteamiento tan lúcido de las motivaciones en que transcurren las llamadas historias cotidianas."


Nadar en agua helada (Madrid, Bartleby Editores, 2012)


De Nadar en agua helada ha dicho Coradino Vega, que comparte con Veredas su condición de escritor y crítico: El resultado es una obra de una calidad poética admirable, una propuesta tan sólida y original como iconoclasta al tiempo que clásica, un conjunto de imágenes abstractas que, si se leen con la misma atención con la que se contempla un cuadro de Lucio Muñoz o se escucha una pieza de Webern, dejan una similar emoción estética, la huella de su recóndita belleza.


Extendí el plano de la ciudad un sábado de lluvia. Él jugaba sobre la hierba, frente a la luz abandonada por los trigales. Sujeté los límites con cinco piedras y tu mano levantó una iglesia con planta griega, cuatro caminos de grava, un depósito de agua, inclinado por el perfil de la tierra. Una mancha de tinta roja anegó la plaza ovalada. 

*

En el borde de la cama, junto a tu cuerpo desnudo. Sujetaba la mañana con cuerdas y clavos mientras la luz descendía sobre las sábanas. Respiraba bocanadas lentas, reteniendo los segundos en el pecho, atemperando la caída del granizo. Las horas cerraron, sin alterar su inercia, el ángulo ciego. 

*

Cada mañana, después del insomnio, señalaba la distancia. Los trigales descendían, hundidos bajo los timbales de la milicia. Tendieron alambres y ropas pardas en todas las llanuras. Sofocaron la profundidad de los valles, vaciaron los sótanos y despejaron los parques. Los niños se escondieron en la sombra de los patios y escribieron sus nombres sobre paredes blancas.

*

Cada mañana, después del insomnio, señalaba la distancia. Los trigales descendían, hundidos bajo los timbales de la milicia. Tendieron alambres y ropas pardas en todas las llanuras. Sofocaron la profundidad de los valles, vaciaron los sótanos y despejaron los parques. Los niños se escondieron en la sombra de los patios y escribieron sus nombres sobre paredes blancas. 

*

Con una bolsa de tela y un abrigo de sarga partí a la mañana siguiente. Dormías, acunada por el sopor de las mantas. Hallé en el sendero un animal muerto y a un hombre refugiado en su calor. Aguardé a la noche en los arcenes, calentando mis manos con el fuego sucio del petróleo. No imaginé tu despertar hasta que aparecieron los primeros arrabales. Espero al sol en el invierno de las fábricas, ocultando las palabras en el cuello, escondiendo los mapas y los lápices.



Esa franja de luz
Del libro homónimo inédito

Veredas es un notable cuentista y un genial microrrelatista, lo que quiere decir que está especialmente dotado para el fogonazo y la sugerencia. Ello implica jugar con la elipsis sin renunciar a la precisión. Menciono estas aptitudes de Veredas porque Nadar en agua helada, conjunto de poemas en prosa que se leen, o que yo he leído, con gusto y admiración, y también como si cada poema fuera un cuarto vacío con vistas que le agradarían a un gótico, conserva estas actitudes trasladándolas al territorio poético. No nos movemos aquí en la concreción de las microhistorias a las que Veredas nos tiene acostumbrados, sino, y no podía ser de otra manera tratándose de poesía, en un territorio abstracto donde lo que prima es la descripción evocadora y la inmersión en la conciencia de la paradoja. Parece que Veredas quiera señalarnos que no hay otro punto de partida más que aquel que lleva a desmentir una y otra vez cualquier interpretación previsible y unilateral…

Elvira Navarro



VII

Cuando abre los ojos la realidad se despliega como un paisaje liberado de la niebla. Ve la alfombra de algodón, manchada con el vómito de su hijo y al fondo, aún en neblina, la desidia de su mujer. Ella, hundida en el sofá, juega con abalorios y piedras de plástico. Compone paisajes nórdicos, rodeados por lagos cristalinos donde reman hombres honestos. Sus manos ansían el agua helada, nadar hasta que los brazos caigan.


IX

Levantarse pese a las nevadas que ciegan los campos, al hielo que nubla los senderos y el renacer del barro. Levantarse aunque quienes habitan la muerte sujeten a quienes pisamos la tierra y cada mañana imaginemos las últimas palabras y los últimos estertores. Porque los objetos y las familias permanecerán, como permanecen los árboles, los galápagos o -así lo demuestran las ánforas- los extraños dibujos asirios.



XIX

No es difícil hablar con los muertos. No es difícil descubrir sus lechos y descansar a su lado, sin miedo al despertar. Duermen en las mismas camas y cruzan las mismas calles. Mantienen los rostros (ajenos, es el único matiz, al tallado del tiempo) las zozobras y las certezas. Sus costumbres son perezosas -han olvidado las prisas y los cumplimientos- pero disfrutan las puestas de la sol y el vuelo de los pájaros.



XXII

Cuando anochece los jabalíes y las garduñas ocupan las sendas del bosque. Los alisos y los cedros respiran hondo, libres del fragor de los hombres. Los muertos también poseen sus bosques. Desde los sueños -profundos e infértiles- nos recuerdan el calor de sus labios.



XXVIII

Las novia quemada ya no cultiva el silencio. Se dedica a trabajar la tierra y esconde sus pagas en un jubón de cuero. Pronto regresará a la ciudad y cruzará sus túneles con el torso erguido. Solo una cicatriz, con rasgos de lagarto, definirá su pasado. Se moverá lenta entre las sombras de su espalda, abandonando un rastro de saliva y polvo.



XLI

En un centímetro de tu piel hay senderos infinitos, borrados por una procesión de mujeres con los labios partidos. Su sombra es la de cien árboles con olor a cieno. En un centímetro de tu piel hay rincones de luz, vértebras quebradas y ciudades con planta de araña. Hay -por supuesto- fracasos ajenos, éxitos mudos, sentencias sin plazo y revanchas compartidas. Ignoran, todos, que habitan en un centímetro de tu piel.




LI

En cada hogar se esconde un infarto. Suele dormir bajo la cama de matrimonio. Es un animal pequeño, peludo, a veces confundido con el polvo. Por la noche rueda sobre las sábanas y contempla con medida distancia –la maldad no habita en sus células- a su víctima. Calcula, junto a otros parámetros, el peso de los ventrículos y la densidad de las arterias. Nadie conoce sus caprichos. Un día cualquiera, irrelevante, desviste el cuchillo, sujeta el corazón del hombre y dibuja su extraña firma.







MARÍA IGNATIEVA [18.025]

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MARÍA IGNATIEVA 


María Ignatieva (seudónimo, de Maria Oganissian) nació en Moscú en 1963. Se licenció por la Facultad de Periodismo de la Universidad Lomonosov e hizo el doctorado en hispánicas en la facultad de filología de la misma universidad.Es autora de dos libros de poesía (La fuga,1997, y En cirílico, 2004) y de múltiples poemas publicados en revistas y antologías editadas en Rusia, Estados Unidos, Serbia y Alemania, entre ellas una selección editada en la revista “Znamya”, de gran prestigio en Rusia. Fue finalista del premio “Pushkin in Britain” (2007). Sus poemas están traducidos al español, catalán, inglés, francés y serbio. Pertenece a la Unión de Periodistas y a la Unión de Escritores de Rusia. Además de poeta, Ignatieva es traductora de poesía española, en castellano y catalán.


CADAQUÉS 

Aún anda por aquí Dalí, el estrafalario, 
Y florecen, engalanados, almendros 
Y olivos – leche y gelatina-. 
Con marea baja, el Martes de Carnaval 
De las flores locuaces desnuda el fondo. 

Es el murmullo de cangrejos y moluscos, 
El silencio de un ininteligible crujido, 
La desnudez de los coágulos ofendidos, 
El crisóstomo de un día mediterráneo, 
Acaso un susurro, acaso en ruso.

Traducción de Jesús García Gabaldón 









SHLOMIT BAYTELMAN [18.026]

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Shlomit Baytelman 

Shlomit Baytelman Albala (Afula, Israel; 1951) es una actriz chilena de cine, teatro y televisión, y poeta.

Actriz. En pleno período de crisis política en el país y en momentos en que la producción local estaba en paupérrimas condiciones tras el golpe de estado, se convierte inesperadamente en el primer símbolo sexy del cine chileno. Su personaje de la prostituta adolescente de Julio comienza en julio (1984), que inicia sexualmente al joven protagonista, la instala en la imaginería erótica de los chilenos y hasta hoy se recuerdan sus escenas de desnudos, prácticamente inéditas en la historia filmica del país hasta entonces. Antes de ese trabajo, su única experiencia cinematográfica era una breve participación en Estado de sitio, de Costa-Gavras (1973), rodada en Chile. Sin embargo, su trayectoria teatral y su aspecto de sensual inocencia, le permite obtener el rol que la populariza, bajo la dirección de Silvio Caiozzi. En 1966, había sido considerada mejor actriz escolar de Santiago, por lo que obtiene una beca para participar en un taller teatral para estudiantes del Ministerio de Educación. En 1971 egresa de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile y hace sus primeras actuaciones en La remolienda y Tres tristes tigres, de Alejandro Sieveking, y El misántropo, de Moliere. Su carrera en la televisión local se ha mantenido por más de veinte años, participando como protagonista o como actriz invitada en diversos teleteatros, telefilmes, series de humor y teleseries; entre estas últimas, sus principales roles son los de Sol tardío, El secreto de Isabel, La casa grande, La gran mentira, Bellas y audaces y El juego de la verdad. Uno de los trabajos destacados, fuera de las teleseries, es haber integrado el elenco de “La manivela”, prestigiado  programa de humor de la televisión chilena, creado por integrantes del grupo teatral ICTUS. También participa en el elenco de series de humor como “El troncal negrete” y “Los Venegas”. Como reconocimiento a su labor, en 1981 es elegida mejor actriz del año y en los años 1982 y 1983, es considerada la actriz más popular, de acuerdo a la votación de los lectores de revista Vea, dedicada a los espectáculos. A comienzo de los noventa participa activamente en la creación del Movimiento Universal Anti Censura (MUAC), a través del cual los trabajadores del cine chileno dan una batalla para eliminar uno de los residuos dictatoriales en la cultura: la censura previa en el cine, que permitía prohibir la exhibición de filmes nacionales y extranjeros en las salas locales. 

Poeta. En 1992 y 1994 publica dos libros de poemas: Escritos para un amor inconcluso y Textos de anticipo. En 1994 el director chileno radicado en Alemania Gustavo Graef Marino, la escoge para protagonizar un capítulo de la serie Sobre ruedas; exitoso programa de la televisión alemana.
(Por Víctor Briceño, extraído del "Diccionario del Cine Iberoamericano"; SGAE, 2011)


ESCRITOS PARA UN AMOR INCONCLUSO (FRAGMENTO)

Quisiera ver còmo te desnudas. Còmo desabotonas
la camisa que se pega a tu cuerpo.
¿Te detienes de botón en botón, pensando?
¿O desgranas abriendo el espacio hacia tu pecho,
rápido como aleteo de palomo?



Me llamo Shlomit

Me llamo Shlomit. Nací en Afula, en la Galilea.
Me contaban que, al mismo tiempo, en el mismo lugar
nació un niño árabe.
Viví en Ramoth Menashé, el Kibutz donde mis padres
sacaban piedras todavía.
Me trajeron a la América del Sur, la tierra
donde ellos habían nacido de padres extranjeros.
Así la historia vuelve y se va; gira hacia
uno y otro lado; nos lleva sobre aguas torrentosas.
Náufragos anclando en Buenos Aires, para tomar el
interminable tren trasandino calado por el frío
del carro de segunda.
Y aquí me encuentro en Santiago
explicando este nombre que tiene algo de Biblia y piedra
y calor del aire del desierto y una música.


Llueve sobre Santiago de Chile

El espíritu de la lluvia está dentro de mi casa.

Entró con mis gatos. Está en la vela que me acompaña 
cuando bajo las escaleras 
y puedo sentir el viento que nos ha dejado a oscuras.

Pensamos de otra manera cuando la lluvia arrecia. 
Otra memoria nos visita. 
Un ruido de persianas abriéndose o cerrándose de golpe 
y estamos tan vivos, escuchando, 
como los lobos.

El espíritu de la lluvia entró a mi casa repitiendo la misma nota 
de su música de siempre.

Me llevó a la ventana, me mostró los sillones de mimbre apilados, 
me hizo mirar el cielo, 
las piedrecillas brillando y el milagro verde de las plantas.

Y volví a sentirme habitante de la tierra.



ESTO DE "PERTENECER"

Estoy de vuelta, miro con otros ojos mi casa, mi ciudad.
Todo me parece más pequeño, a otra escala. Más precario, menos sólido.

Lo que sí aparece grande frente a mis ojos es la amistad, la fuerza familiar,
los afectos creados y subrayados por el paso de los años. Los saludos, las
miradas sostenidas en el tiempo. 

Es una inmensa construcción esto de "pertenecer".




LA VUELTA QUE SE APROXIMA

El Viaje se encarga 
de entrar en puertos que sólo 
se abren para ti.
A lo lejos, tu casa en la bruma
del tiempo detenido.
Las malezas del jardín,las nuevas flores,
el rocío señalando un camino de hormigas.

Y esa cama vacía,blanca
de plumas suaves. 
Todo en la nostalgia que desciende
por la montaña que veías desde tu ventana,
nevada.

Vuelves otro con un nudo en la garganta,
suave como pañuelo de seda.

Tu maleta viene sellada de tanto
camino, de trenes que se esperan,
de tanta pregunta.

Y el tiempo que sigue rodando en las 
quebradas.

Otro plazo que se avecina en este juego
que termina en el silencio
del aire.



ERA YO LA DEL SILENCIO

Se llenó de ardillas la luz
en Oak Park.
Se llenó de silencio cuando
esperábamos la lluvia.

No. Era yo la del silencio.
El mundo gritaba.
Ahora las ardillas salían de la luz.
Los pájaros en mi silencio cantaban.

Los animales son previsores
en esta tierra de tornados.
Ellos saben el valor de un árbol,
de una rama quebrada.
Parece que lo supieran todo.

Y yo que sólo necesito la cuerda floja
de mis sueños no se llegar a las raíces,
me quedo en la sonrisa.




VICTORIA ASÍS [18.027]

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Victoria Asís 

Argentina.
Comienza su tarea a partir del Taller Literario: Almafuerte (1994) coordinado por la escritora María Buroni Valle (Faja de Honor) de la SADE) por su libro Tierras Bajas.

En antologías ha participado: Antología Poética, Imágenes Perfumadas editada por Creativos Argentinos (1995) Antología Poética de la ciudad de Magdalena(1998).. Antología de lujo de la literatura actual - Grupo Editor Sur – 1999. Antología 300 escritores hacia el 2.000.

Dirige por el lapso de 5 años el programa radial (La radio y los Creativos) FM Ciudad 92. 9 - Magdalena. – Invitada (1997) por la Secretaría de Cultura de Magdalena compone junto al músico Rubén Calandria el tema apertura del Primer Festival de la Danza y el Folklore ´98 - A tubicha - en ritmo kaani.

Ha Coordinado talleres literarios en la Unidad N°28 Magdalena de varones. Unidad N° 9 de mujeres  La Plata  Pcia de Bs.As .

Edita dos libros personales:»Voces del Paraíso» 2.002 y «duo» 2.004 bilingüe, español - portugués, junto al poeta de Minas Gerais - Iacyr Annderson Freitas, ganador del Premio Casa de las Américas -Cuba- (2.005) por su libro»Trinca dos traídos» - Narrativa.

Es directora y editora de la revista de interés cultural de alcance internacional «Alas del Sur» actualmente va por el N°87



Poema N° 7

Serpentina voluptuosa
mi presencia,
avalla tu onírica torre.

Mi lengua ondulada caricia,
en sinuoso recorrido,
llega a las movedizas arenas
de tu ser.

Me unges con dolor cuando me besas
y sin embargo, deseo ese oscuro broche
que dejas en mi boca, húmeda sombra
de tus centelleantes labios.

Íntimo veneno, zumo babelico
que me bautiza en un rito de piel y fuego
Seguimos paladeando, la deleitosa fruta terrenal

que nos sabe a miel a desatinos
que nos moja cual velo sutil
empapando a la pasión , toda. 




 I

Sólo su boca
llega a mí,
Volando se acerca mariposa roja.

           
II

Alas de seda
nínfula del jardín de las Hespérides
Sobrevuelas.

        
III

Hija del atardecer soy.
Vladimir;
Me llamó Lolita.



Poema I

El dolor atemperado,
hoy es la dulce nostalgia
donde siempre te encuentro.

No hace falta un motivo, una canción
para sentir,
tu abrazo cálido y mudo.

La lluvia de los ojos,
no borran tu sonrisa, tu perfume
el contacto de tus manos están en mí
se quedaron en la piel protegiéndome
del silencio, del olvido. . .




Poema II

Un caudal de ternuras
sobrevuelan en mi entorno.

En un ritual de cenizas,
digo adiós - carnem-levere
me libero de cadenas y ambiciones.

Otra vez. . .
El corazón se puebla de sueños
pero en ellos permanecen
tu sonrisa, tu voz.

Y mis ternuras sobreviven
sólo para vos. . .



Poema III

Me ata el cordel sonoro
de su risa, de su acento
Me quedo noches enteras

platicando con su sombra
seguro es la manera
de retenerlo conmigo

En las penumbras inciertas
brillan sus ojos sinceros;
Y los sigo peregrina

por las veredas de siempre
Sé, me encontrará su abrazo
entonces todo llanto será inútil
cuando con su mano en la mía
iniciemos los traspasos. . .



Poema IV

tal vez mañana
lo busque
desde otro punto cardinal.

Ya no tan frío ni distante
sin nada que decir en apariencia
dejando todo guardado en el fondo,
en la forma del poema.

Tal vez mañana mis ojos sin sueño
gastados por el tiempo lo encuentren
desandando el universo. . .



Poema V

Este dolor inédito en mí,
hace que toda mi estructura
se resquebraje.

Todo consuelo es una utopía
sin ninguna posibilidad de calma.
Los retos que me impone la vida hacen
que descrea de la poca fe que aún me espera


Todo queda tan lejano, ese amor incondicional
que nos unió,
ese dios de los milagros, de los clavos y la cruz. . .

Todo tan lejano.
¡Ay! Dolor,
cuánta vida nos queda. . .!



Juegos de la mente. . .

Espera, encuentro, juegos de la mente?
             Y el corazón?
Una roja rosa, deshojada y marchita.
           
El mismo lugar.
  Ventanas entreabiertas
Penumbras que subyugan y dentro.
  La pasión arrasándonos con su fuego.

Y siempre la palabra, la suya
       alentándome a trascender
Con todo lo que callan mis versos. . .

¿Qué pasará en nuestro encuentro?
    ¿Tendrán memoria sus manos?
              Cuando toquen mi piel.
                   ¿Desde hace cuanto?



Ahora no!

No te diluyas de mí
llévame en tu vuelo
o quédate aquí;
No te esfumes en la espesura
de las horas del tiempo
Dame la certeza de sentir tu abrazo
Háblame, pero que tu voz
no pronuncie esa palabra
que duele y lastima
Visítame con la lluvia
humedece mis raíces, dame vida
otra vez
O quédate aquí para cerrar mis ojos. . .

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Mujer  con  sombrero

Sabiamente  cumple  con  el  ritual
deja  correr  el  lápiz  sobre  su  boca.
Sonríe  pensando  como  jugará  con  su  inocente
impaciencia  y  su  postura  de  amante.

No  le  tiemblan  las  manos,
que  sujetan  el  rímel  y  las  sombras
Lentamente  memoriza  los  gestos,  la  mirada.

Solamente  quiere  sorprenderlo
verlo  agitado  la  seduce,
la  predispone  al  beso,  a  las  caricias.

Se  ve  al  espejo,
descubre  a  esa  mujer  que  día  tras  día
se  maquilla, se  peina, se  coloca  el  sombrero,
cómplice  que  esconde  cada  gesto,  cada suspiro

Ni  siquiera  el  viejo  Chagall,
descifraría  esa  sonrisa salvaje, impúdica.
Sale  a  vivir  la  aventura  inesperada
que  le  ofrece  la  vida justo  a  las  diez. . .



Poesía Breve

No sólo son signos,
y giros del idioma,
es la metástasis que invade
mis sentidos los que me impulsan
a nombrarte. . .
A cantarte.



El por qué

Tus ojos un día me miraron.
Desnudando mi ser

No sé qué infiernos descubrieron

Para que ellos sangren
en mí, 
con desconsuelo. . .






MARÍA ENCISO [18.028]

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María Enciso



Poeta española.

María Dolores Pérez Enciso , nace en Almería el 31 de marzo de 1908. A los quince años comienza a estudiar magisterio en la Escuela Normal de Almería, finalizando la carrera en Barcelona en 1927.

En Barcelona frecuenta la tertulia de la Residencia de Estudiantes de Ríos Rosas, donde conoce a Gabriela Mistral.

Comprometida con los problemas de su tiempo, durante la República se afilia al Partido Comunista y en la guerra civil ejerce como delegada de la República supervisando los acogimientos de niños españoles en Bélgica.

Al ser invadida Bélgica por los nazis, se traslada a Francia y de aquí a Inglaterra para posteriormente exiliarse a América, donde trabaja como redactora de distintas publicaciones colombianas: el semanario “Sábado” , “El Tiempo” y “la Revista de las Indias”. En Cuba, reside unos meses y trabaja en el “Diario de la Marina”. Se va a vivir a México y de nuevo comienza su trabajo literario compaginándolo con trabajos de periodismo «rosa», la revista popular "Paquita del Jueves". También colabora con el revolucionario "El Nacional", en el suplemento semanal.

María Enciso fallece en esta ciudad a los 41 años, tras una operación de apendicitis.

Entre sus obras destacan: “Treinta estampas de la guerra” (1941), “Cristal de las horas” (1942) libro que dedica a su madre, “ De mar a mar” (1946) y “Raíz al viento” (1947). El pasado año, con motivo de su centenario, se ha estrenado el musical La silueta del tiempo, sobre María Enciso y los valores de la democracia, compuesto por Francisco Javier López Rodríguez.
Dolores vivió su exilio siempre con la nostalgia por su país, por su madre que quedó sola en Almería. Nostalgia que se siente al leer:




¿Por quién doblará,
mientras se oye a lo lejos
la voz del mar?
De cal y agua
más blanca todavía
yo te soñaba
Al aire la vela blanca,
lejos la caliente arena,
una noche en alta mar
en un barquito de vela
Pa cantar el fandanguillo
que dé pena y alegría,
es preciso haber nacío
en un barrio de Almería
Tengo una manuela nueva
con cuatro jacas castañas
y el novio más salaíllo
que calienta el sol de España.
¡Almeriense y morenillo!




ÚNICO POEMA

Mar sin nombre y sin orillas,
soñé con un mar inmenso,
que era infinito y arcano
como el espacio de los tiempos.
 Daba máquina a sus olas,
vieja madre de la vida,
la muerte, y ellas cesaban
a la vez que renacían.
 ¡Cuánto hacer y morir
dentro la muerte inmortal!
Jugando a cunas y tumbas
estaba la Soledad.
 De pronto un pájaro errante
cruzó la extensión marina;
¿Cojeé? ¿Cojeé?, repitiendo
su quejosa marcha iba.
 Sepultóse en lontananza
goteando ¿Cojeé? ¿Cojeé?
desperté, y sobre las olas
me eché a volar otra vez.








Tú me dueles España. Y este dolor profundo,
lleva tu clara huella, perfecta, definida.


Clavada está mi planta en tu arenosa orilla,
y mis manos se abren sobre tu tierra áspera,
y mi sangre en tu sangre, diluye su agonía,
y estoy en carne viva sobre tu cruz tendida.






MADRE AMÉRICA

Como una palma que desvela el aire
perfil del alba, que la noche cierra,
verde sobre el azul de un mar inmenso,
ardiente orilla, te contemplo América.
Seno de luz, tu entraña generosa,
tus senderos de sol, tu abierta tierra,
y los ríos arterias de tu vida,
para un mundo que el mar dejó en tus playas,
voz quebrada en la angustia de la guerra.

Señalando al espacio, tus montañas,
las sierras grises donde el cóndor vela,
en el hondo silencio de la noche,
en la eterna presencia de la niebla.
Caballos galopando en tus llanuras,
bajo el frío metal de las estrellas.
Valvas opalescentes, madrugadas,
emergen de su luz, marinas perlas.

La vieja Europa, tiembla en sus cimientos,
sólo por dos esquinas amparada.
La blanca estepa de la Rusia roja,
la de hazañas heroicas perdurables,
pueblo que cubre de sangrantes rosas
la delgada silueta de la nieve,
y frente a un mundo en ruinas,
Inglaterra, de grises soledades.
Sólo tú siembras vientos de esperanza
en tu mudo recinto de corales.

Yo hablo tu propio idioma, madre América,
en lengua de tu pueblo he de cantarte,
cálido acento de cansadas sienes,
reclinadas en regazo suave,
los párpados clavados en los ojos,
agujas de dolor, cristal del aire.
Por la vida futura que forjamos,
has hecho tuyas nuestras soledades,
la amarga soledad del hombre libre,
que ha visto atrás su mundo derrumbarse.

Cuando miro lejanos limoneros,
cuando sueño en mis campos de olivares,
cuando veo, en mi sueño, las orillas
de aquellos tibios, azulados mares,
vuelvo mis ojos con dolor de ausencia,
sobre el verde oscilar de tus maizales,
y son jazmines de tus noches claras,
tan blancos como aquellos azahares.

El delgado cimbrear de tus palmeras,
el fuerte olor salobre de tus mares,
toda la maravilla de tus noches,
cercadas por las selvas tropicales,
me dicen día a día que he vivido,
que en mis venas circulaba tibia sangre,
mi corazón, sobre tu abierta tierra,
y junto a él, abismos insondables,
ríos que van cantando, en sus orillas,
el moreno temblar de los manglares,
y una raza que sueña melancólica
su silencio, de siglos imborrables.

Cuando la muerte pasa sobre el mundo,
yo oigo el cantar de tus cañaverales,
y el cántico del mar, en mis oídos,
de sonoros acentos puebla el aire.

Espadas de dolor, delgadas voces,
en muerte y agonía traspasadas,
de otro lado del mar las traen los vientos,
sobre tus claras noches estrelladas.
Lleva la luz, cercos de oscura sombra,
enlutados parecen tus paisajes,
y las voces de angustia y muerte, lentas,
en fría soledad, recoge el aire.
Siempre será tu nombre, Madre América,
sobre la espuma de remotos siglos.

Tu nombre por caminos desandados,
que el mar los lleva a tu destino unidos.
En la inasible soledad del sueño
al nombrarte, percibo tus latidos,
como un blando latir de corazones,
juntos, en la penumbra del olvido.









ALMOG BEHAR [18.029]

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Almog Behar 

Nació en Netanya, Israel en 1978 y vive en Jerusalén. Estudió filosofía en la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde está completando su segundo grado. Behar enseña filosofía en la escuela secundaria, escribe reseñas literarias, y enseña la liturgia judía en la Universidad de Tel Aviv. Ha publicado dos libros de poesía y una colección de historias cortas. En 2005, ganó el Concurso de Relatos Haaretz corto por su cuento "Ana Min Al-Yahoud" ("Yo soy uno de los Judios"), que fue publicado en la revista conocida Al-Hilal en El Cairo, y ha generado un considerable interés en Egipto y el mundo árabe. Behar ha recibido el Premio de Poesía Bernstein (2010) y el Premio del Primer Ministro (2010).

Libros publicados en hebreo

Wells' Sed (poesía), Am-Oved, 2008 [Tzimaon Be'erot: Shirim 2000-2.006]
Yo soy uno de los Judios, Babel, 2008 [Ana min al-Yahoud]
El Tema A partir de la Lengua (poesía), Am Oved, 2009 [Chut Moshej Min Ha-Lashon: Shirim 1996-2008]
Rachel y Ezequiel, Keter, 2010 [Tshachla Ve-Chezkel]

Libros en Traducción

Rachel y Ezequiel
Árabe: El Cairo, Al Kotob Khan, 2016





Soy un judío de barba, de vasos de té, de un Mesías
que ya no vendrá, de infinidad de preceptos que desde hace generaciones prometo
cumplir sin lograrlo, de recuerdos de sacras palabras árabes
en letras hebreas.

del poema Sheikh Jarrah



Espada en mano

El espacio entre la mano y el revólver
es como la distancia de la mejilla al beso
como la frontera entre mi vida y el presente
y como la separación de mis labios y el grito.
El hombre recoge otoños e inviernos
y tiene voz el silencio.
Un espacio que era digno entonces
suprimido por una centellante presión en el gatillo.
La bala habilidosa en el viento de la noche
penetra hasta el alma;
en mi memoria hay una espada en la mano
y comienza el viaje del hombre a la tierra.
La sangre ni siquiera grita, 
si la derraman cuando está aún caliente
y no pocos han aprendido
cómo no decir nada acerca de eso.
El espacio entre el dedo y el gatillo
como la distancia entre el muerto y el disparo,
como la separación de la pared y la grieta,
como el nacimiento del cadáver.

Traducción: Adam Gai



Repetidamente ha lamentado Behar el no haber aprendido de niño la lengua árabe de la familia materna (el poco árabe que sé lo sé por el ejército), ni el spa-niolit (la lengua judeoespañola) de su familia paterna, idiomas que ha empezadoa estudiar ya de adulto. Y es que el sionismo impuso una sola lengua a costa de todas las demás: el hebreo. Es enmarcado en este contexto en el que debemos leer el siguiente poema de su poemario Tsimon be’erot (Sed de pozos)


Mi lengua árabe es muda

Mi lengua árabe es muda
estrangulada en la garganta
se maldice a sí misma
sin pronunciar palabra
duerme en el sofocante aire de los refugios de mi alma
ocultándose
de los parientes
tras la celosía de la lengua hebrea.

Mientras, mi lengua hebrea irrumpe con ímpetu
correteando por las estancias y las terrazas de los vecinos
se deja oír en público
profetizando la venida de Dios
y la de las excavadoras
hasta recogerse en el salón
orgullosa de sí misma
abiertamente a la orilla de su piel
encubiertamente entre los folios de su carne
tan pronto desnuda como vestida
y acurrucada en el sillón
implora el perdón a su corazón.

Mi lengua árabe tiene miedo
y se disfraza con cautela de lengua hebrea
susurrando a los amigos
cuando llaman a su puerta:
«Ahlan ahlan», hola, bienvenidos.

Y al policía que pasa por la calle
le enseña el carnet de identidad
apuntando con el dedo hacia el apartado que la ampara:
«Ana min al-yahud, ana min al-yahud», soy judío, soy judío.

Mientras, mi lengua hebrea es sorda a todo,
a veces hasta muy sorda. 


My Arabic is Mute        / Almog Behar

My Arabic is Mute
Strangled in the throat
Cursing itself
Without uttering a word
Sleeping in the suffocating air
Of the shelters of my soul
Hiding
From family members
Behind the shutters of the Hebrew.
And my Hebrew erupts
Running around between rooms
And the neighbors' porches
Sounding her voice in public
Prophesizing the coming of God
And bulldozers
and then she settles in the living room
Thinking herself
Openly on the edge of her skin
Hidden between the pages of her flesh
one moment naked and the next dressed
She almost makes herself disappear
In the armchair
Asking for her heart’s forgiveness.
My Arabic is scared
quitely impersonates Hebrew
Whispering to friends
With every knock on her gates:
“Ahalan, ahalan, welcome”.
And in front of every passing policeman
And she pulls out her ID card
for every cop on the street
pointing out the protective clause:
"Ana min al-yahud, ana min al-yahud,
I'm a Jew, I’m a Jew".
And my Hebrew is deaf
Sometimes so very deaf.



הערבית שלי אילמת              / אלמוג בהר

הערבית שלי אילמת
חנוקה מן הגרון
מקללת את עצמה
בלי להוציא מילה
יֵשֵנָה באוויר המחניק של מקלטֵי נפשִי
מסתתרת
מבני-המשפחה
מאחורי תריסי העברית.
והעברית שלי גועשת
מתרוצצת בין החדרים ומרפסות השכנים
משמיעה קולה בַרבים
מנבאת בואם של אלוהים
ודחפורים
ואז מתכנסת בסלון
חושבת את עצמה
גְלוּיוֹת גלוּיוֹת על שפת עורה
כסוּיוֹת כסויות בין דפי בשרה
רגע עירומה ורגע לבושה
היא מצטמצמת בכורסא
מבקשת את סליחת לבה.
הערבית שלי פוחדת
מתחזה בשקט לעברית
ולוחשת לְחברים
עם כל דפיקה בשעריה:
"אהלן אהלן".
ומול כל שוטר עובר בַרחוב
שולפת תעודת זהות
מצביעה על הסעיף המגונן:
"אנא מִן אל-יַהוּד, אנא מִן אל-יַהוּד".
והעברית שלי חירשת
לפעמים חירשת מאוד.



A Jerusalem courtyard          / Almog Behar

The night-sweetness of her love pinches
In my flesh, in a Jerusalem courtyard,
Between vine and stone, between
The notes of the 'Ud and Ladino,
Between the walls of my body.
at the edge of the courtyard fixed against an old metal fence,
is an old woman with her head covered,
drawn out from the alleyway
On her way home from the prayer house,
Tasting the notes, imagining for a moment
that she is again the daughter of a king, passing
Between the courtyards. And the ‘Ud,
That was a forbidden language to my ears,
was let loose in the courtyard from its bounds,
And I, who taught myself to suckle honey from a stone,
learn now to drink nectar from a girl's mouth.
The old woman's eyes laugh behind the musicians' backs
and the beautiful fat woman-singer,
And to my eyes she looks now just like my grandmother,
Who before she died went back to speaking,
not a word of Hebrew.



חצר ירוּשלמִית                       / אלמוג בהר

מתִיקוּתן הַלֵילִית שֶל צבִיטוֹת אהבתָה
בִבשרִי, בְחצר ירוּשלמִית, בֵין אבנִים וְגפן,
בֵין צלִילֵי עוּד וְלַאדִינוֹ, בֵין קִירוֹת גוּפִי.
בִקצֶה הַחצר גדר מתכת ישנָה, אצלָה נִדבקָה
זקנָה בְשבִיסָה, נִשאבת מִן הַסִימטָה
בְדרכָה הַביתָה מִבֵית-הַתפִילָה, טוֹעמת מן הַצלִילִים,
מֵדמָה לְעצמָה שֶלְרגַע הִיא שוּב בַת-מלךְ,
עוברת בין החצרות. והַעוּד שהיָה שפָה אסוּרָה
לְאוֹזנַיי, הוּתר בַחצר מִכבלֵי אִיסוּריו, וְאנ
שֶלִימדתִי עצמִי לִהיות יוֹנק דבש מִסלַע,
לוֹמד לִשתוֹת צוּף מִפִי נערָה. עֵינֵיי הַזקנָה צוֹחקוֹת
מֵאחוֹרֵי גבם שֶל הַנגנִים וְהַזמרת הַשמנָה הַיפָה,
וְהִיא מִידמָה בְעֵינַיי לְסבתִי, שֶלִפנֵי מוֹתָה
חזרָה לְדבר רַק ערבִית, בלי עברית.



Dead poets                     / Almog Behar

Dead poets
Write better
Than me
Better than the living poets
Better than those who have not been born yet.
When I become a poet
A dead poet
Maybe I will write better
Than me
Better than the living
Better than the poets who have not been born yet.



משוררים מתים         / אלמוג בהר

משוררים מתים
כותבים טוב
ממני
טוב מן המשוררים החיים
טוב מאלו שעוד לא נולדו.
כשאהיה משורר
משורר מת
אולי אכתוב טוב
ממני
טוב מן החיים
טוב מן המשוררים אשר עדיין לא נולדו.



The Hand Holds A Sword     / Almog Behar

The gap between the hand and the gun is
like the distance between the cheek and the kiss,
like the borderline between my life and the present,
like the parting of the shout from my lips.
A man gathers autumns and winters,
silence also has a voice;
A gap that was bigger then
was cut by the squeeze of a shining trigger.
The skill of a bullet in the evening wind
penetrates to the soul;
In my memory the hand holds a sword
the journey of man to the earth begins.
Blood never screams
even if spilled when it is still warm,
and many people have learned
not to give it any thought.
The gap between the finger and the trigger is
like the distance of the dead from the shot,
like the separating of the wall from the crack
like the birth of a corpse.



ליד יש חרב    / אלמוג בהר

רווח הַיד מִן הַרוֹבה
כּמרחק הַלחִי מִן הנשִיקָה
כּגבוּל חיי מִן הַהווה
וכהִיפרד שפתיי מִן הַצעקָה.
סתווִים וְחוֹרפִים אדם גוֹבֶה
וְיֵש קוֹל גם בַּשתיקָה,
רווח שֶאז היָה שווה
נִקטע בּלחִיצת הדק מבהִיקָה.
מיוּמנוּת כדוּר ברוּח ערב
חוֹדרת עד אֶל הנשמָה
בּזיכרוֹני לַיד יֵש חרב
וּמתחִיל מסע אדם לאדמָה.
דָם לא צוֹעק אפילוּ
אִם שוֹפכים אוֹתוֹ כשהוּא עוֹד חם,
וְאנשִים רבִים השכִילוּ
לא לַתת עַל כךְ אֶת דעתם.
רווח הַאצבע מִן הַהדק
כּמרחק הַמת מִן הַיריָה
כּהִיפרד הקִיר מִן הַסדק
כּהִיוולד גוויָה.



LINES TO PRIMO LEVI / almog behar

In the place where no prayer can save
all words are prayers, and drinking
soup from a dish also becomes a melody of prayer.
And the blows, and the cold, and the hunger and the number tattooed on your arm
are taken from the prayer book too.
When the heavy gates of Auschwitz opened and the shadows of the people emerged
God sat near the opening and wept and begged forgiveness
and prayed to his people to absolve him. It is inevitable
that men forgive one another,
there is nothing worse than forgiving God

(translated from hebrew by Vivian Eden,
the poem was published at Haaretz English Edition, April 2008)



שורות לפרימו לוי / אלמוג בֶּהַר

בַמקום ממנו אף תפילה לא תציל
כל המילים הן תפילות, וגם שתיית
מרק מפינכה נעשית ניגון של תפילה.
והמכות, והקור, והרעב, והמספר המוטבע ביד,
לקוחים גם הם ממחזור התפילות.
כשנפתחו שעריי אושוויץ הכבדים ויצאו צללי האנשים
ישב אלוהים סמוך לַפתח וּבכה וּביקש מחילה
והתפלל לעמו שיסלח לו. סליחות אדם
לאדם אין מהן מנוס,
אין נורא מסליחה לאלוהים



Midrash[1] for the new Temple    / Almog Behar

Prayers replaced sacrifices
when God destroyed the Temple
and scattered Israel among the nations.
And than the Germans gathered
The distant children of Israel
And abolished the prayers
And restored the sacrifices
To the new temples they built in Europe.



 מִדרש לְבֵית הַמִקְדש הַחדש            / אלמוג בהר

הַתפִילוֹת החלִיפוּ אֶת עבוֹדת הַקוֹרבנוֹת
כְשֶאלוהים החרִיב את בֵית הַמקדש וּפיזר את יִשראל בַעמִים
וְאז קִיבצוּ הַגרמנִים אֶת נִדחֵי יִשראל
וּבִיטלוּ אֶת הַתפִילוֹת וְהשִיבוּ אֶת עבוֹדת הַקוֹרבנוֹת לְבתֵי הַמִקדש
הַחדשִים שֶהם בנוּ עַל אדמת אֵירוֹפָה



A poem for Rachel                 / Almog Behar

Rachel on the evening of Ya’acov’s wedding to Lea
Was crying shepherds’ songs
And in the morning she lingered on sleeping
So she would not have to think
and all at once a few days
Were in her eyes like long years in her love for him.



שיר לרחל       / אלמוג בהר

רחל בְערב חתוּנתוֹ שֶל יעקב לְלאָה
הייתָה בוכָה שִירֵי רועִים
וּבַבוקר הִיא הארִיכָה לִישון כדֵי שֶלא לַחשוב
וּלפתע ימִים אחדִים
היוּ בְעיניה כְשנִים ארוּכוֹת בְאהבתָה אוֹתוֹ



Not to be afraid to say the word nostalgia                   / Almog Behar

Not to be afraid
To say the word nostalgia
Not to be afraid
To whisper longings
Not to be afraid
To say I have a past
Placed inside a box
Of a locked memory.
Not to be afraid
To buy me keys
To press my eyes
To the keyholes
Until everything will be opened
Until I will be able to steal a look
At my Inside.
Not to be afraid
To say I am a forgetting man
But I have a memory
That is not willing to forget me.



לא לפחד לומר את המילה נוסטלגיה           / אלמוג בהר

לא לפחד לומר
את המילה נוסטלגיה
לא לפחד
ללחוש געגועים
לא לפחד לומר
יש לי עבר
מונח בתוך קופסא
של זיכרון נעול
לא לפחד
לקנות לי מפתחות
להצמיד עיניים לחורי המנעולים
עד שהכל יפתח
עד שאוכל להגניב מבט
אל פנימי
לא לפחד לומר
אני אדם שוכח
אבל יש לי זיכרון
שלא מוכן לשכוח אותי


Sheikh Jarrah, 2010       / Almog Behar

“There is no sanctity in an occupied city!”
Protest slogan.  Sheikh Jarrah.

1.

With drums we ascended Derekh Shekhem road.  Yet all the way
I worried that the noise was disturbing the neighbors’ rest,
I was reminded that I’m not happy when drums pass on my own street.
And I worried that the beat was too cheerful to express the sadness
of those who were thrown to the streets, the anger of those from the streets.

2.

I am a Jew of beards, of glasses of tea, of a messiah
who will no longer come, of many commandments that for generations I have been promising
my heart I’ll fulfill but I don’t succeed, of the remembrance of the sanctity of Arabic words
in the Hebrew tongue.  And for a moment, from opposite sides of the barbed-wired fence
that has sprung from the doorstep of the Ghawi family who were thrown to the streets, we met,
members of two faiths—different, but sisters.
He has a beard too and memories and his face is cut by the fence into scores of
pieces, and he hurls heavy accusations at me like a brother,
that I have become exilic, he rages, riddled with self-hatred, a lover
of Arabs, a traitor, an informer on his own people in poems, more dangerous
than the anti-Semites, a Capo, and he reminds me with fierce descriptions
of the incinerators of Auschwitz and of the outstretched hand of God who promises
to return his people to his land or his land to his people.
For a moment I thought we might return to being members of the same faith,
two Jews tired of accusations.  And I took his hand
and suggested that we go to the grave of Shimon
the Righteous One, and cry greatly over the righteous man and the wounds we have inflicted
on his old heart, until perhaps the righteous man will cry over us and the depth of the fracture
that is threatening to break us and the land of Israel, between Germany and Palestine.

3.

I just got to Sheikh Jarrah and already I’m looking for Jews.  As if
I arrived in a faraway country and am looking for nine friends for a quorum,
or a corner with kosher food and Sabbath and holiday meals.  I’m the distance of
a ten-minute walk from my house, my synagogue, the time of Sabbath’s entrance
nears and I whisper to my God that it should be right in his eyes, the cry
of our slogans, as if I am fixing the Sabbath before him
repairing her in all her aspects, and as if I am praying the evening prayers
of Shabbat before him with all of the right intentions.

4.

And I sought to pass the police barricade,
to go down and pray at the grave of the righteous man with the rest of the worshippers
who arrived bathed and festive.  We will sing before the righteous man
with great joy and greet the Sabbath queen.  And I’ll ask him to permit me
to pray among the criminals, and to justify the actions of the protesters
who desecrate the Sabbath in order to sanctify the name of the heavens in Jerusalem.

5.

And one night I dreamt: We’ll come to Sheikh Jarrah for a protest,
regiment by regiment of the expelled, and with us will march the Yemenites expelled
from the Kineret village, the Jewish Hebron refugees of 1929,
the Arabs of Ba’ka, Talbieh, Katamon, Meah Sha’arim, Lifta
and Ein Karem expelled during the Nakba, the Jewish quarter refugees
expelled in '48 by Jordan, and in '67 their homes were nationalized
by the government of Israel to be sold for great profit leaving them refugees,
the Palestinians expelled from the villages surrounding Latrun in '67,
the Mizrahim expelled from the Yemin Moshe neighborhood after years in
the eye of the target, to make room for painters and artists, the residents
of unknown Bedouin villages in the Negev, the mortgage defaulters
expelled from their homes by eviction crews, the Jaffa and Musrara residents
forced to vacate their homes to make way for the rich, and the people of Silwan,
a demolition order threatening their homes.

5.

And one night the Jerusalem mayor dreamt:  Sheikh Jarrah
will be concrete, a giant parking lot, and whoever saw a date here,
and whoever saw an olive, and whoever saw a grove will see a massive lot of cars,
till the ends of the horizon, like a shopping center in a peaceful American town.
All the parking problems of Jerusalem will be solved in Sheikh Jarrah, maybe
the world’s parking problems will be solved in Israel, all of Palestine
covered in concrete, because the solution is in concrete that will finally subdue
the fight over the holiness of the land, which will disappear.

6.

And we stand, hundreds of protestors, facing the barricades at the neighborhood’s entrance.
We are advancing and retreating, dodging the police, returning
to their arms, moving in circles, nearly reaching the officers
and turning to run.  They strike us like angry fathers
yearning to discipline, like school children craving revenge.
We don’t know whether to ask them to spare the old,
the pregnant women, and the children, or to stand and receive their blows with love,
whether to turn and run again, in order to return.

7.

And we stand, hundreds of protestors, facing the barricades at the neighborhood’s entrance.
The policemen, who have just returned from a course, watch us with eyes
weary of the extra shift we’ve forced on them, of their meager salaries,
of the cries of protestors and commanders.  They worry
the protest will run into the Sabbath again this week.
And their commander orders them to clear us off the road, if they don’t clear the road
he’ll cancel their day off, and with every blow we hate them
and forget their commander, the mayor, the courthouse.
In my heart I wanted to cross to their side, take their commander’s
megaphone and achingly ask the protesters to disperse, to cry out:
This week we won’t declare the protest illegal, no,
We’re just asking that you disband in exchange for our salaries
this-or-that amount of shekels for every hour of protest, because we promised our wives
we would be at Shabbat dinner, this week go protest at the mayor’s house, the prime minister’s house, the house of the millionaire who buys them houses, protest
in your parents’, your neighbors’ living rooms, just leave us be, this week, please.

8.

On the way to the protest the muezzin sings from the mosque tower in Maqam Saba.
And I sing quietly to my God in the same note: May our eyes behold
your return to Zion, mercifully, mercifully.   

9.

Shimon the Righteous was one of the last survivors of the Great Assembly,
student of Ezra the Scribe, teacher of Antigonus of Socho,
and he used to say: On three things the world stands,
on the Torah, on divine service, and on acts of loving-kindness.
And we are not his students nor his student’s students,
And the fear of the heavens is no longer upon us as it was upon them,
And we do not seek to act with loving-kindness save
toward ourselves, and the world does not stand.
We forget that we were strangers in the land of Egypt, forget
that there is but one law for us and for the stranger
who lives with us, forget that the Hanoun family are not strangers
to this land, that the Al-Kurd family are not strangers
to this land, that the Ghawi family are not strangers
to this land, and we continue to forget.

10.

By the courtyard of the expelled Hanoun and Al-Kurd families a border patrol soldier
calls my name.  What are you doing here? He asks me the same question
I would ask him.  Only a year ago we were reading Aristotle, Maimonides,
Al-Ghazali, Zhuangzi together, and now he’s guarding
the houses of the evicted from the protestors.  This guy was my teacher, he says, embarrassed,
to a soldier who joins the conversation, and complains: they all hate us,
they’re angrier at us than at pilots who drop bombs,
they curse us out, and in the end we have to separate between
fighting children here like babysitters, what do you have to say about that?
And I said nothing, in my mind I was still trying to connect
Maimonides and Al-Ghazali to the Sheikh Jarrah expulsion.

"Shrinking"

by Almog Behar
Translated by Sondra Silverston




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LEAH (LEA) AINI [18.030] Poeta de Israel

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Leah (Lea) Aini 

Nació en Tel Aviv, Israel en 1962, y estudió hebreo y la literatura. Trabaja como ensayista y crítico literario, y enseña escritura creativa. Aini Ha publicado novelas, cuentos y novelas, poesía y una serie de libros para niños y jóvenes. Aini ha sido galardonado con el Premio Wertheim de Poesía (1988), el Premio Adler de Poesía (1988), el Premio de Tel Aviv Fundación (1993), precio del primer ministro en dos ocasiones (1994, 2004), el Premio Bernstein para el drama (2006) , el Premio Bialik (2010) y el Premio Newman (2014). Su novela Rose del Líbano fue uno de los finalistas para el Premio Literario Sapir (2010). 

Libros publicados en hebreo 

Retrato (poesía), Hakibbutz Hameuchad, 1988 [Dyokan] 
La emperatriz de Imaginado Fertilidad (poesía), Hakibbutz Hameuchad / Siman Kriah de 1991 [Keisarit Ha-Ha-Medumeh Piryon] 
La raza del caballo de mar (cuentos y novela corta), Hakibbutz Hameuchad / Siman Kriah, 1991 [Giborei Kayitz] 
Sand Tide (novela), Hakibbutz Hameuchad / Siman Kriah de 1992 [Geut Ha-Chol] 
Alguien tiene que estar aquí (novela), Hakibbutz Hameuchad / Siman Kriah, 1995 [Mishehi Tzricha Lihiyot Kan] 
Adelfas o novelas de amor envenenados (cuentos), Zmora-Bitan, 1997 [Hardufim: Sipurim Mur'alim Al Ahava] 
Astoret (novela), Zmora-Bitan, 1999 [Astoret] 
Sdommel (novela corta y dos pisos), Hakibbutz Hameuchad / Siman Kriah, 2001 [Sdomm'el] 
Gigante, Reina, y el Maestro de Juegos (novela), Hakibbutz Hameuchad, 2004 [Anac, Malka Ve-Omán Ha-Mischakim) 
Rosa de Líbano (novela), Kinneret, Zmora-Bitan, 2009 [Vered Ha-Levanon) 
Horsey (novela), Kinneret, Zmora-Bitan, 2012 [Susit] 
El nativo (novela y novela corta), Kinneret, Zmora-Bitan, 2014 [Bat Ha-Makom] 

NIÑOS Y JÓVENES 

Llámeme de la planta baja (la juventud), Hakibbutz Hameuchad, 1994 [Tikra Li Mi-Lemata] 
Caza del Sr. Conejo Trabajo (bk niños en la imagen), Am Oved, 1994 [Mar Arnav Mechapes Avoda] 
Hola, Yuli (jóvenes), Hakibbutz Hameuchad, 1995 [Hei, Yuli!] 
Media pinta y Wandercloud; Octopina (niños), Hakibbutz Hameuchad, 1996 [Chetzi Ve-ananes; Tamnunina] 
Canción Me, canción de la momia (bk niños en la imagen), Hakibbutz Hameuchad, 2000 [Shir Ani, Shir Ima: Shirim Li-Ye'ela] 
Perejil Cola de caballo (niños), Kinneret, 2002 [Kuku Petrozilya] 

Libros en Traducción 

Alguien tiene que estar aquí 
Alemán: Frankfurt, Suhrkamp, ​​1997 



Bella

Ella planta miedos dominados
en latas oxidadas
avinagra sus fiestas
y las rosas se alargan para suicidarse
por la red de la ventana
al final del día saldrá en puntas 
de uñas
se colgará de la luna
y lapidará con estrellas
el mundo

Traducción: Adam Gai


Second and third-generation poetry is beginning to cope with the experience and feelings of survival, and its significance in Israeli society especially in Shulamith Hareven's, Devorah Amir's, and Leah Aini's poems. Leah Aini has written a moving poem about the impact of her father's experience. 

Survivor 

My father dials the number crucified into his arm 
and listens alert 
he doesn't listen with his left ear 
reminder of a slap from an S. S. hand 
in this ear he hears 
hears like a mute 
uses the good ear as a receiver 
for the nightmares 
from Dora, Buna, Auschwitz 
arriving on the trains 
my father screams once a week as if to say 
I feel fine 
and afterwards he turns his head on the wet pillow 
and falls asleep on his right side 
turns his dead ear to my crying 
crying that walks on tiptoes. 


Translated by Lisa Katz 





JIT NARAIN [18.031] Poeta de Surinam

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Jit Narain 

Jit Narain nació en Livorno, pueblo cercano a Paramaribo, Surinam, en 1948. Estudió Medicina en los Países Bajos, donde también se constituyó en el padrino de la literatura en Sarnami, idioma de los Surinameses de ancestro hindú, en el que hasta finales de los años setenta ningún libro se había publicado. En 1978 publicó su primer volumen de poesía, Dal bhat chatni (Arroz, guisantes amarillos y Condimentos) - la dieta principal del campesino Indostano. En él cantó su historia en su propia jerga campesina haciendo de esta un vehículo para el arte literario. "Yo escribo para mi ajá (abuelo paterno) y su generación. A ellos les debo el no permitir que arrasen con su historia y su idioma. En sus más recientes poemas Narain refleja la vida como una prórroga limitada en el tiempo, llena de color y esperanza, incluso ante las penalidades y la muerte.




Él, que, con el fin de matar una serpiente se transformó a sí mismo en una vara,
él, que, por su vieja edad se convirtió él mismo en una vara
¿por qué habría él, intentando hallar una vara, seguir buscando una vara?

Él, que, aferrado a la ambición, cruzó los siete mares
y luego sucumbió a la tormenta,
roto como una rama fulminada por el relámpago.

Labor esclavizante o libre, ¿cuál es la diferencia?
la culpa no fue la respuesta aquí.

Vencido por la fatiga y fatigado por la fascinación;
ambas, fascinación y fatiga pudieron continuar 
existiendo, mano enguantada.


*


En tus propios ojos te miré desnuda.
Enseguida extendiste tus brazos hacia mí.
tus brazos entonces reflejaron amor,
después tus dedos barrieron el polvo del resplandor.

Descubriste tu cabeza para mi
tus ojos brillaban entre la luz mortecina
tus brazos me envolvieron y me torné visible
luego con tus dedos me ataste a la tormenta.

Tus pies descalzaste para mí
yo me incliné para tocarlos
los rayos rompían; todo cuanto me hacía falta era un pedestal
el más confortante paraje para evocar las palabras.


*


¿Sabes acaso cuán largo ha sido esto?
No es el tiempo cuanto quiero saber.
¡Cuántas palabras de amor nunca fueron dichas!
cuántas flores no nos tocaron.
¿Cuántos velos no fueron arrancados?
¿Cuán duro hemos luchado con las palabras?
Y cuan grande se hizo la distancia que ellas tenían que cruzar, amor mío.
Ahora escucha la tonada de la flauta y a mí cantar esta canción:

"amor, remonta los altos muros
elévate como el pájaro de la montaña hacia lo alto
amor, flota en las más altas nubes
hacia los colores del arco iris
amor, abre las ventanas y
observa en la doliente pradera y mira
allí los árboles caídos
porque la tormenta rugió antes de la estación."

Traducciones de Carlos Bedoya





Din ke ham kám kari, rát ke dekhi sapná, 
ájá ke surat láge, thorá-thorá apná. 

Hamár jahajwá ke nám ná Lálá Rookhwá 
deswá ke nám bhail Nederland, babuá. 

K.L.M. se urli ham chorli Sarnamwá 
yád jab tor áil khoje calli itihaswá 

Ekar kathá ke ras ná hai pancámritwá 
kathwá ke kassak kas ke kasle bá mor citwá 

Káhen u Bhárat choris, ito ham samjhilá 
Bhárat oke náhi choris, uto ham sahilá

© 1991, Jit Narain
From: Agni ke yad / yad ke rakhi. Ter Herinnering aan Agni / de as van de herinnering
Publisher: SSN, Den Haag/Paramaribo, 1991




Working all day, dreaming at night – 
Aja’s appearance is something like mine. 

My ship was not called Lalla Rookh 
and my country’s name became Holland, meneer. 

I flew KLM, I left Surinam. 
When the memory of you arose, 
I went in search of history. 

The sap of this story is not sacred nectar, 
the feeling it gives holds my mind in its grip. 

Why he left India, that I can fathom; 
that India never left him, is the burden I bear.

© Translation: Paul Vincent





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DAVID EGGLETON [18.032]

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David Eggleton 

Originario de la nación de Rotuma, Australia, reside en Dunedin, Nueva Zelanda. Es un escritor, poeta y performer, cuyo trabajo se conoce en su país y más allá del océano. Su primera colección de poemas South Pacific Sunrise (Penguin Books), fue coganador del galardón PEN Best First Book of Poetry Award en 1987. Eggleton fue jurado en 1997 del premio Montana-New Zealand Book Awards y en otros importantes premios en Australia. Ha publicado numerosos libros de poemas y es un popular poeta involucrado con la vibrante cultura joven de su país. Las traducciones que publicamos en la Web del Festival Internacional de Poesía de Medellín fueron realizadas para Prometeo por el poeta y traductor cubano Omar Pérez.



Un Pacífico Isleño Reflexiona en la Calle Cuba

El rostro de Che Guevara vive en el torso 
de Mike Tyson como una bandera ondulante de tinta negra.
La Habana es la punta de un tabaco que arde roja en la noche. 
Cuba se ha convertido en el sabor del ron mezclado
con sudor agrio, donde Norte América hunde
su gordo revólver contra el cráneo de Fidel
y hace girar la maza - click, click, bum.
El óxido define  la hojalata en las roneras,
y esas casbahs de primitivos Napoleones.
Los papuanos desnudan sus corazones ante el fuego;
raros caparazones de tortuga apilados como basura se desvanecen;
el mar llueve desde la mano erguida de un mendigo.
Suva es un techo descascarándose en hollín de velas;
la boca del alba es escupida ceniza de maní tostado.
Honululu es un cementerio de arena blanca como crema solar;
en las plantaciones cultivan postes totémicos para laboratorios genéticos.
Cada apologista de la ayuda deviene antropólogo turista
haciendo sagas televisadas de artes con medalla de oro.
Los clavadistas buscan el éxtasis desde cielos de azul profundo;
un collar de moneditas calientes te marca como a un descastado.
Llenos de plata y deudas, cabalgamos las nubes como dioses,
dejando atrás sábanas tiesas de cheques deshonrados
bajo un arcoiris acreedor de moscas relucientes.



Futurista

niños prodigios se convierten en adultos promedio
el control  de calidad se va fuera de control
pasado de tiempo en caída a destiempo
cuándo van a venir— empiezan a llegar
paraderos oh aproximaderos
1984  tocaba a la puerta
1999 fue tiempo de Apocalipsis
muévete en patineta
el día de hoy es letra muerta
bajo la mesa suelta la muñeca
un record mundial bailando de solista
sí soy un futurista  un futurista un  futurista
consíganme un testigo sí soy un futurista
ofrezco lo que quieras
me conecto a tu pantalla
déjame ponerte en la película
te sientas como te sientas
déjame ponerte en talla
acerca de las botas de rugby adidas
críticas visiones explotadas por la masa
de relojes rotos o de tobilleras
tatarabuelo travesti victoriano
lana virgen pureza pacífico oscuridad océano
porque soy un  futurista un  futurista un  futurista
consíganme un testigo sí soy un futurista
de irak a afghanistan
caramba caramba
el tío sam está aún disparando
blam blam blam
pasado de tiempo en caída a destiempo
cuándo van a venir — ya empiezan a llegar
perdidos en la zona de los clones
con boomerang de guerra  y hueso nasal 
nubes de hongos por doquier
el extraterrestre nació aquí
el planeta prohibido está ahí mismo
artu detu te está siguiendo
submarino nuclear con nariz disparable
la reina se tomó una sobredosis
muslos flacos en treinta días
uno para el dinero dos para el espectáculo
tres para estar preparado
ve nena  ve sobre el arcoiris
alrededor de la arista
y soy un futurista  un futurista  un futurista
consíganme un testigo sí soy un futurista



Rugido de Carne Roja

Házte masa crítica de vuelta al año cero,
entra en tu marca, el producto es, sí, tú.
El amor rezuma a través de las células, presentando una demanda.
A medio camino del enlace, sin embargo, donde todos los puntos
deberían unirse, nada parece concordar —
toma tu estado esqueletal, tu pelambre, tus dientes,
dicho y hecho, apenas una masa de insectos retorcidos,
llamamos a esto: antes del tiempo de la marca.

Puedes salir de compras hasta que caiga la bomba, sólo que tu
nombre no está aquí, así que lanza tu desafío 
en una ventana de apertura, donde el dinero
se ofrece para servir y luego ser rastreado hasta el punto de volatilidad¡:
virus en efectivo en plasma sanguíneo reflejado por calor.
Podrías llegar a vivir en aire enrarecido,
viajar en una burbuja rodeada por guías —
las marcas precisan de suspicacia, sin ella se sienten desposeídas.

Contra-intuitivo, sin embargo preciso,
habla  a los desaparecidos después del tono,
encuentra tu nuevo ground zero, entra en la refriega,
entierra un dedo hasta que se dispare del registro.
Si el distrito suroriental no está en servicio,
salta el perímetro Business Class hacia China,
entra en batalla con la  burka,  congrégate como la lluvia,
atrae a los  opuestos hacia donde se contradicen.

Ármate un falso final, llámalo estrategia de salida,
mientras que el desecho tóxico te come la oreja y
todo lo que se escucha en las sombras es habla estrangulada;
los dignos de elogio se encuentran en  molinos de parranda, 
la salvación desapareciendo antes de que llegues —
bolsillos vaciados, gestos desechables, 
desplazado, reemplazado, armado con nada,
y sin embargo respiras, bufidos de condensación, realmente boyante.



A un Diente

Sonriendo a la eternidad
desde empalizadas de esmalte,
mini-altar rajado sobre el cual 
a los dioses de la energía y la tracción
tanto alimento ha sido ofrendado,
tú fuiste seleccionado para la extracción.

Trituradora bolsa de hielo
molar en el cuadrante inferior izquierdo,
donde hay ahora una caverna de pulpa
suave como chupada tapa de vino,
fuiste arrancado por alicates
fuera de tu lugar en la retaguardia.

Arrojado de la boca de algodón,
anestesiado incluso, resististe.
Cuando el dentista palanqueaba los quebradizos
fragmentos que debieron ser escupidos,
dejando una burbuja de removido,
sangriento encaje de saliva.

Marfil, polar, pálido como la luz crepuscular, 
te coloreo  en años de desaparición,
aunque sueños de ti recorran todavía
mi cráneo en la noche,
y de vez en cuando mi mandíbula 
chasquee como el dado de un jugador.



Brillantez

Junto al lustre del anaquel costero
flota el gusto de la brisa oceánica,
y un perfume que se derrama 
desde trompetas de flores.
Allá arriba el cielo se tizna de azul pastel,
mientras el fuego solar se encorva
para trepar como la llama
de un fósforo solitario.
Todos los bailarines del menisco plateado
están fluyendo y engalanando a través 
de verdes, lustrosas transparencias.
Épicas profundidades empujan sus pecosos
dedos en los bajíos.
Dentro de la nube del ser oceánico,
empapadas semillas comienzan a crecer.
Un peine dorado incita a la espuma contra la arena, 
y la playa está estupefacta
de ver una súbita claridad que empieza a arder
a través de la sedosa mañana,
dejando al mundo enredado en la luz
que es capturada, que es sostenida,
y entonces tensada.



Nombre del Huracán

Las olas golpean el espigón, 
rompen como carcajadas,
el vidrio de los faroles queda enloquecido
por látigos de nueve colas,
los tablones son arrancados de tirón
de los clavos caseros, 
para encapsular cuevas de prisioneros, 
en el tintineo de los alambrados, 
el susurro de azote arbolado, 
el chillido de las velas al viento,
como lanzada arenisca de los ceniceros, 
trozos de cabos de tabaco,
se arremolinan sobre el galvanizado
preciado hierro,
y los libres cabrestantes desgarrados, 
donde las ramas  
combaten la ingravidez, 
el modo en que un cangrejo agarra fango, 
abrumado y cavó
hondo en ese momento 
cuando el oído escucha
la enunciada desesperanza,
y el ojo nota la bahía, 
calma imponente de fomento, 
hasta que otra vez la lluvia, 
y los matorrales de cañabrava 
son trillados hasta convertirse en paja, 
como cualquier croar de pena
es despojado hasta el murmullo
con cáscaras que se van por tragantes
de eléctrica agitación, 
y en frondas sin tejer
que se arrugan y hienden, 
pinchadas por el mar
colgando del cielo - 
esas cuentas que se balancean 
esparcidas horizontalmente, 
para deshilacharse bajo 
colchones de nubes 
de exagerado trueno, 
donde las rocas de las mareas desnudan
afilados dientes al aire, 
y el rocío del mar garrapatea 
la cubierta más salvaje de la orilla,
deletreándole encima
el nombre del huracán.



Nieve a las 2 a.m.

El azar guía el camino, floreciendo en lontananza, 
hasta el momento en que la gracia se empina hacia lo sublime
lenta danza de la nieve en escenario nocturno.

Tres estudiantes japoneses salen a correr en 
ropa interior blanca de la residencia de viajeros,
brocados de hielo se filtran a través de sus risitas.

Funeral cuántico del cielo, abstracto y brillante
misterio que practica el arte del ocultamiento,
barcos fantasmas de la nieve, amortajados, que se adentran en la oscuridad.

Entonces una vacía, iluminada de verde calle silenciosa,
interiores en cristal de congeladores en las superficies de los carros,
el claro cielo vivo de estrellas que se disparan.



Tulipanes

Floreciendo al amanecer,
fila tras fila, 
se acumulan en cadenzas,
y se encienden como besos,
bordando neblinas
con sonrojos.
Sus pétalos, 
desplegándose 
desde la tierra empapada,
asombran los canales.
Flamboyantes carrouseles, 
cosméticos en llovizna,
déjales tintinear y arder; 
déjales flotar y sisear.
Déjalos que tiemblen resuenen 
bajo un cielo insípido;
heraldos del día en turbantes, 
déjalos cantar mientras pasamos corriendo.



Cono a la Deriva

Bajo el cono, en lenta deriva, de Taranaki,
cuando la noche se estira desde la montaña,
las negras trenzas de sus ríos me soplan hacia ti.
Siempre puedo sentir el fuego frío de tu beso,
ese fuego helado que aún escalda mi memoria,
el elixir de tus labios allí donde el amor lo fijó,
para que yo tuviera que probar, como lágrimas en la lluvia,
tu distante indiferencia arder en la ceniza.

Recuerdo el aroma de los helechos que desanudaste, 
el cristalino vaho de la neblina resplandecer trémulo de blanco
sobre la hinchazón marina de tu flanco desnudo y salobre,
la crin de la noche sobre tus hombros de nieve,
y los raros minerales de tus ojos que resplandecían -
tu distante indiferencia arder en la ceniza.



Sobre Hielo

Extraño atractor,
este depredador,
como si el viento polar
fuera a sumergir su lengua
en tu garganta y se escurriera
hasta los pulmones
para lamer todos los lóbulo
uno por uno,
convertirlos en piedra.

Hogar para la ciencia  pura,
este palacio.
Las golondrinas cosen su cielo raso,
y los skua lo azotan a golpes de alas.
Témpanos gigantes 
levan anclas para salir a mar abierto,
entre chapoteo de olas, 
candelabros,
todo el resplandor.

Iluminaciones
de interiores de cristal,
intrincados resplandores
de refrenada luz,
aquí está la Antártica
que estabas buscando,
el lugar
en el que nada
escapa al blanco.



Catamarán de Verano

Tamaki-makau-rau, tierra de mangle,
cuyas aguas gorgotean contra pilotes de muelle,
las líneas de conchas y mareas marcan tus expansiones .
Ciudad salada silbando entre mar y mar,
capturo vislumbres de tus panoramas,
masas de aire chocando como serpientes sedosas,
delgadas membranas grises resbalando con la lluvia. 
Subtropical, dejado a tus propios recursos,
instalas un racimo de cadencias de lirios acuáticos
viajando a través del resplandor matinal,
siguiendo las cristalinas curvas de las olas,
sus luminosas, verdes caídas que danzan
al ritmo sombreado de dragonescas naves.
Zarandeando al corazón, el gato de la bahía se da a la fuga.
Extática, la boca declara un interés:
ser anclada en lo hondo del brebaje espumoso.
Las máquinas tamborilean sus puños para alimentarnos
en lo insondable de la rizada corriente.
El bote nos va adentrando a su confianza,
mostrándonos la evidencia, navegándonos,
hacia los cúmulos que surcan el cielo de la bahía.




Visiones de Agua

La pila de cúmulos resbala hacia el nirvana,
y el Alba se ha puesto su vestido más azul;
ella siempre buscando un mandala más brillante
sobre sedosas banderas de blanca arena caliente.
El mar lanza su verde más profundo,
su marejada está silbando como estremecidos tamboriles.

El niño de la mañana se estira para tocar agua;
las sillas de cubierta orientadas al sol declinan hacia el futuro;
en el corredor las lanchas rápidas hacen cabriolas.
La gente empasta la orilla con latigazos de loción;
miembros que abrazan la tierra con amorosa devoción;
a través del salado rocío, con piernas líricas, se conforma la danza.

Los marinos viran hacia altamar azuzando sus yates;
el mar lanza lentejuelas sobre bien iluminados cascos;
la marea alta surge con la gracia del mediodía.
Las flores trompeta resuenan un amarillo bossa nova;
los bañistas de sol existen en la meseta prometida,
pestañeando a plenitud a través del espacio vespertino.

La moteada piel de la noche es drenada de significado.
Los rostros bizquean desde las verandas hasta no vistos horizontes.
Una silla de ruedas yace abandonada junto al borde del agua.
Nos levantaremos sabios y libres de este nunca-nunca,
y a tropezones nos haremos torpedos hasta la lejanía para siempre,
bajo un perfecto hemisferio de estrellas del sur?



Cinco Sentidos

Este pudiera ser tal vez
un poema de amor en tono menor,
o una publicidad para un perfume
perseguido por la magnolia,
por el jazmín y el ámbar,
por cachazas y cáñamo y copra,
por  ballets de simple acontecer,
por el intenso clima de tu sonrisa,
por tu solaz,
por el verano de carnal carnación,
por la piel infundida de miel,
por flores blancas de datura al anochecer,
por el suave gotear del heliotropo,
y por la irradiación del jazz.



Poema para los quemados por el sol

Piel de vigilantes de mareas,
piel de temblor y toalla,
piel de flexibles dedos de surfeador,
piel de manos crispadas en los remos,
piel de pies en la arena arrugados .

Piel que necesita ungüentos y cremas refrescantes,
piel  adormecida con ilusiones,
piel alisada con emulsiones,
piel picada. sudorosa de compulsiones.

Piel de narices entrometidas, piel de barbillas azotadas,
piel de rosadas erupciones, de torcidas sonrisas.
Piel de los atezados, piel de los atrevidos,
piel de las sienes descubiertas, fláccida y vieja.

Piel empapada de olas,
piel hincada de sal, asustada de frío,
piel cuyas pecas se encienden,
piel cepillada con la luz nocturna.

Piel suave de improntas
del elástico de los trapos,
piel endurecida de cicatrices
que se curvan dando vueltas,
piel pura como los elementos
profunda en la tierra,
piel que anhela,
piel que arde.



Oleaje

La mirada vacía del mediodía es dorada y cegadora;
los muslos se soban a través de la cremosa marejada de soda;
las armonías del agua corren por la piel fluida,
bajo el celeste girar hay líricas goticas.
Cada ola conforma un lazo de cristalina elipse:
resbalosos señuelos de oceánico eclipse.
Los nadadores reptan las corrientes del mar,
trazando arcos de inmensa posibilidad.
Entonces una vista del ancho congelado momento,
rápida sombra escurriéndose bajo el océano.
Desde el profundo silencio donde explotan las burbujas,
del oleaje, surgidas de la bruma,
en esquirlas y  espumoso rompecabezas ,
temblor de una aleta dorsal buscando una sorpresa.





Storm

Psycho-active swimmer of lightning trees;
coral brain uprooted and flung fathoms deep;
Old Testament prophets in frenzied working bee:
a split-second light strobe to eye the storm.
Spat-pip pluck-pluck, hot steam-iron splutter,
luminous purple-velvet magic marker scribbles;
unearthing creeks, the thing flowers into a riddle,
kicking at the chook-house with a kung-fu foot.
Draped silver mystery trains under frothy veils,
pearl wedding showers with thunderclap assortments,
sea-brides peeling off down cloud aisles
to meet a southerly buster rolling up the coast.
Rain so warm it oozes, a no-let-up guzzle,
watertank downpour backwards out from plugholes;
rain of the Pacific writing maritime testimonials,
filling volumes in libraries of soaked verandahs.
Overturned waterglass, empty mould of wetness,
invisible skeins, fine-spun needles of nothing,
matting downy arms, trickling between eyelashes,
falling hard; whipping up rain until it tingles.




Republic of Fiji

Fringed by salt-water lace, the abandoned ship
British Empire drifts through Isles of Amnesia,
awaiting colonial mutual evaluation.
A shell roars inside the sea, calling to islands,
and islands surface like turtles in the rain:
rain white as mosquito net, white as grated coconut,
white as the helmets of ex-Governor-Generals.
Rain white like the walls of Suva city jail -
walls which hold bloody hibiscus, bruised mango,
and crims who blow smoke at a dead volcano.
Orchids nod to sermons of the wet season;
jungle is green ink bleeding into sludge.
Rain erases the movie of 'the great outdoors':
that soaked brouhaha of palm-trees threshing
in a mare's nest of tradewind tales and trails,
as coconuts arc like basketballs for the hoop,
with earth ovens tropical plunder steaming.
Today the only colour bar is scar joining scar,
while anthill streets relay a taboo beat to
the black swish of Ratu Sir Lala Sukuna's sulu.
Suva's sweatshop sews all into one sharkskin
when the call of Shark-god pounding grog begins.
Muddy kava slurped from a coconut bowl
drives us further into earth at each small go.
It is land-divers free-falling to Pentecost;
it is skull-binders bound for Vanuatu;
it is rafts of pumice fragments floating to Fiji;
it is a World War Two submarine still undersea,
its encrusted fire coral and brain coral battery
lighting up the Pacific with republican dreams.
The red eye of the Cobra coil burns to nothing.
Degei spits a gob of gold into the sky over Nadi,
and knocks heads of gods together, sucks out sap.
He shoulders a coconut sack, walks to market,
as if hauling an island along the horizon.
Around reefs black and white sea-snakes spiral.
The bula boys' shirts are prayer flags in neon;
their thatch roof a top hat; Krishnaís bus their chariot,
carrying them on firewheels whose spokes are knives,
along dirt roads where cane fields escalate into fire.












ZINDZI MANDELA [18.033] Poeta de Sudáfrica

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Zindzi Mandela 

Nació en Suráfrica el 23 de diciembre de 1960. Es la hija menor de Winnie y Nelson Mandela, expresidente de su país, del Congreso  Nacional Africano, Premio Nobel de la Paz y gran símbolo universal de la lucha y consecución de la libertad y la paz para su pueblo. Ha publicado los libros de poemas: Black as I am (Negra como soy) y Black and Fourteen (Negro y catorce). Cuando ella era un bebé de 18 meses de nacida encarcelaron a su padre y cuando tenía 13 años, pudo verlo por “segunda vez”, en prisión, en la cual estuvo por veinte años. Su madre, activista política, acompañante de su esposo en su lucha contra el Apartheid, también pasó varios años en la cárcel. “La verdad era que podíamos vernos a través de una división de cristal y hablarnos a través de un teléfono, había guardas a cada lado nuestro, que se mantenían interrumpiendo la conversación y diciendo “usted no puede hablar sobre eso. ¿A quién corresponde ese nombre? Usted no puede hablar de esa persona… Nunca vi durante muchos años a mi padre de pie, no tenía idea incluso de cuán alto era”.

Traducciones de Ricardo Gómez para Prometeo


En Soweto hay un río desconocido

En Soweto hay un río desconocido
dicen algunos que fluye con sangre
otros que fluye con lágrimas
un líder dice
que fluye con salud y pureza
la clase de agua 
que nadie bebe en Soweto

En Soweto hay un árbol desconocido
dicen algunos que da frutos de dolor
otros que da frutos de muerte
un líder dice 
que da frutas de salud y pureza
una clase de frutas
que nadie come en Soweto

En Soweto hay un río desconocido
en Soweto hay un árbol desconocido
el cuerpo
la sangre
ambos desconocidos



Yo vi un niño

Cuando era niña vi
un niñito blanco 
sentado en un auto

y no supe por qué
estando mi casa tan lejos
y la suya tan cerca
yo tenía que caminar
cuando era niña vi
un edificio alto 
bello y vacío
y no supe por qué
siendo mi casa tan pequeña
y el edificio tan grande
nosotros vivíamos atestados

Cuando era niña vi
una calle pavimentada
limpia y desierta

y no supe por qué
estando mi calle tan llena 
y la otra tan sola
la mía estaba tan sucia



Eco de Mandela

En silencio
los héroes distantes inclinan
la cabeza
las cadenas los abruman
no conocen la risa
se retiran…se retiran 
bajo una niebla sanguinolenta
la putrefacta calavera
de la verdad sepultada
lanza un débil eco
de gritos
libérame
libérame
clama el pueblo
y al mirar hacia atrás
sólo ven muerte
dónde está la bienvenida
por qué el sonido de llanto
martillando… martillando
estos ataúdes de confesiones
la putrefacta calavera
de la verdad sepultada
lanza un débil eco
de gritos
libérame
libérame
clama el pueblo
el mañana ha llegado
los héroes distantes desde lo alto
miran hacia abajo
agitan la cabeza
susurrando… susurrando
al oído del vacío
la calavera putrefacta
de la libertad sepultada
lanza un débil eco
de gritos 
libérame
libérame
clama el pueblo
¿Escuchas, Sudáfrica?



Bebe de mi copa vacía

Bebe de mi copa vacía
y siéntete orgulloso
de que nada podrá saciar tu sed

te sentiste satisfecho 
con la realidad
también 
con tener hambre
con ganas de comida
con temblar de sólo ver una cerveza

mata 
y siéntete libre
luego sabrás
que estás tan oprimido 
que hasta te ríes de ti mismo






A tree was chopped down 
and the fruit was scattered

I cried 
because I had lost a family 
the trunk, my father 
the branches, his support 
so much

the fruit, the wife and children 
who meant so much to him 
tasty 
loving as they should be 
all on the ground 
some out of his reach

in the ground 
the roots, happiness 
cut off from him.





I waited for you last night

I waited for your last night
I lay there in my bed
like a plucked rose
its falling petals my tears

the sound that my room
inhaled
drew in softly
swallowed
in my ears
was the tapping on the window

getting up
I opened it
and a moth flew in
powdering my neck
shrugging
I caught its tiny wings
and kissed it
I climbed back into bed
with it
and left it to flutter around my head

I waited for you last night

By: Zindzi Mandela







JESÚS CORDERO [18.034]

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JESÚS CORDERO

Diciembre de 1977, San Cristóbal, República Dominicana.
Miembro prominente de la Fundación Literaria Aníbal Montaño, que desarrolla amplias actividades culturales en su pueblo natal. Ha publicado Rito Circular (San Cristóbal: FLAM, 2008), Versos en L (San Cristóbal: FLAM, 2009) y Debajo de este sol (Santo Domingo: Ediciones Ferilibro, 2011), con el que obtuvo el Premio de Poesía Joven de la Feria Internacional del Libro.



In-defenso

Cuando a un hombre se le derrama su sangre, otro hombre siente la necesidad de recogerla y de meterla nuevamente en el interior de la herida. Se crea en la sospecha, el ruego tibio de los ojos, la noche, así de cerca, bajo los puños cerrados. Cuando a un hombre se le derrama su sangre, ya no hay por qué ni para qué despertar.




“DEBAJO DE ESTE SOL” es un poemario de gran sensibilidad social donde Jesús Cordero desarrolla con destreza sus habilidades simbólicas, utilizando un lenguaje llano y coloquial, enfocado en la realidad que le circunda, la realidad que lo ha marcado siempre: lo barrial, lo urbano, lo cotidiano. “porque el Universo no existe si no existe mi Barrio”, afirma el propio Jesús Cordero.

POEMAS
Versos en L
tomados de la antología: “Jóvenes Escritores de mi Pueblo”


Versos en “L” 1 

El vuelo es real, inevitable, confuso, la palabra es enigma, mundo, locación de especies, trance, ruptura de formas, el círculo se cierra con la brisa de un beso, la distancia empieza como todo, en tus manos.



Versos en “L” 2

Cuando esperamos sentados duele más, es menos oportuna la imagen corta de hojas cayendo, ya no se va uno descalzo con los pies extendidos buscando horizontes con ciertas formas chatas y cielos hundidos, y nubes, ya somos dueños del mundo cuando empezamos a odiarlo, hay alguien más que nos ama sin saberlo, y quizás es ahí donde empieza lo real, lo rutinario se rompe con un grito moderno, con la esquina de un puente o de una silla girando, la verdad, este mundo no está en este mundo, tampoco en nosotros. 



Versos en “L” 3

Soliloquio, ruptura, reloj de lodo y carne viva, red de amargue y prostíbulo cercano, cielo monasterio sexo de mujer sentada y de espalda, rito, canto, miedo de encontrarme a solas y en la sábana, mito, cadenas, dos cuchillos, nombre y secreto, todo lo confirma, cuando es ajena es mejor. 



Verso en “L” 4

Amar es mejor, mas barato, nos acostumbramos menos, y podemos decidir de las ausencias cuál nos duela más, llorar no es amar, es pensar los días, (pasados) para que no se nos vayan secos y terribles, hoy, es mejor cansarse, comenzar a colgar los ruidos, los nombres, las esquinas, en el mismo cordel donde se tienden ropas sucias, y mujeres solas.



MICRORRELATOS

La tarea 

Decidido a romper con la rutina escolar, el niño atravesó la puerta, miró a la profesora sentada en su escritorio. Le sonrió. Mostró orgullosamente su tarea: 4 + 4=31; 2+7=14; 5-3=4; y 15-1=8. Luego, tiró violentamente su cuaderno sobre la cara sorprendida de la profesora, y sacando un arma de su mochila spaider, la apuntó y dijo: ¡Dígame ahora que está mal, coño! 



Un hombre valiente 

Daniel se fue en yola para demostrarle al mundo y a su barrio, que es un hombre valiente, que podría sobrevivir comiendo hasta gente si fuera necesario para lograr su objetivo. Algo parecido motivó al tiburón en el canal de la mona. 



El candidato

Si una multitud me rodea, armados con piedras, machetes, chilenas y palos, y logro convencerlos de que, lo que llevo en el maletín es sólo un miserable 0.5 por ciento de sus ahorros durante años de trabajo; y que, si tuvieran la oportunidad de buscar la parte que les corresponde, también lo haría; y que, lo que hace falta únicamente, es un guía que los oriente; entonces, me llevarán en sus hombros, y felices en el partido, decidirán que yo sea el candidato. 



Herencia

El último de los locos en la familia me dejó su herencia: no tiro piedras, no ando desnudo, estudio en la UASD, pertenezco a ocho instituciones sin fines de lucro, y voto temprano en el colegio electoral 0311 cada 16 de mayo.






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PATRICIA MINALLA [18.035]

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Patricia Minalla

Nació en marzo de 1983 en Santiago, República Dominicana. Comunicadora Social y Gestora Cultural, involucrada en la concepción y producción de distintos proyectos de tipo artístico, dado a su carácter multidisciplinario.

Medias Negras, su primer libro de poemas fue editado en el 2007 por el Ministerio de Cultura dominicano.Textos suyos han aparecido publicados en suplementos, diarios y revistas nacionales e internacionales.

Actualmente, comparte su trabajo literario e informaciones culturales en su bitácora: tantalata.blogspot.com.



Amor-e Morte

Frío, ladridos de perro, olor a muerte,
la gotera juega con el lavamanos,
hacen el amor.
El amor está en todas partes
yo no lo nombro
come algodones de azúcar en un banco del parquecito
camina las calles con sus audífonos desde muy joven,
desde hace tiempo;
yo lo veía por las aceras desde el silencio de mis ojos…
Ahora sólo veo la muerte posarse en mí constantemente,
sentarse a mi lado en la cama,
preparar el café, meterme la mano bajo la blusa,
apretarme las tetas…
Me gusta la muerte
tanto como los ojos de Jonas.
En los pensares la confusión se convence
de la supervivencia,
la soledad es un pomo de penumbras.



Medias Negras

Escribo en la sábana
y pierdo la mirada sin sensatez
quizás también la visión muy pronto.
Busco la soberanía de las manos
pierdo el frío, las ansías
y esta vorágine de agonías que me aterra
que se pierde,
que se pierden a cada parpadeo
junto a mis medias negras.



Matar el pájaro

Matar el pájaro de la noche
apretarlo en las manos fuerte
hasta que nazca atroz la última palabra
llevar la palabra a las sombras
pasear el pájaro por la vereda de los sueños
de Park Avenue
cortar un pedazo de muerte
comerlo en el tren regreso a casa.
La muerte es el placer del pájaro,
el libro la pérdida…
el muro donde sube el pájaro ya muerto.
El pájaro se desangra por mis dedos
su sangre pintó mi abrigo, mis rodillas,
mi espalda la palabra cruza el puente,
llega a casa queriendo hacer el amor a la Hollywood
el pájaro es la luz
estos dedos llenos de muerte la guía, el alivio.




I Like to do

(Para Waldo, Henry, Enma y los demás… ellos saben).

En las afueras de la ciudad
ves el correr de líneas amarillas
despilfarrando el miedo a comerte las aceras
con el pasar de los segundos inconclusos
y ves el patinar de ideas creciendo, creciendo…
Creciendo en tu cabeza para esfumarse por doquier
Entonces pasas al desengaño de seguir
viendo caminos y letreros,
de correr ciudades y cerrar otro libro,
porque Márquez ya viene y quieres verlo
porque sabes que es importante para ti,
como también sabes que
hay tantas cosas importantes que no prefieres hacer,
como postear, poner comas y acentos,
extrañar y mirar unos ojos frente a ti.
En las afueras de la ciudad están las olas,
los motores y las vidas desangrándose
en el hastío de la media isla...
hay niñas que no saben inglés
y que se embarran la cara con cualquier cosa,
hay tapices que no sólo se colocan en el alma,
hay besos y sonrisas leales,
ríos de agua viva que sorprenden los azulejos
y una niña que mira
y que tiene que ver comedias de mierda
estrenadas como drama sin salida.
Veo la barra, alguien me escribe,
me diseña sirenas y palitos de fósforos
con adaptadores para cohetes.




Morir en New York

Morir en New York
una noche larga y de vicio 
entre cuatro paredes enlazadas a un mismo piso, 
entre la nostalgia y el miedo, 
entre la música
y el ruido interminable de la violencia. 
A veces estoy y no estoy, 
y es como si un chasquido de vida se me esfumara 
en la  bruma rancia que abraza la ciudad; 
sin energía me limito a pensarme en otras carnes, 
en otros huesos,
en otros momentos y otras paredes 
sin importarme que la muerte me busque por los parques, 
me persiga en el subway
o simplemente se harte del shoppin 
y salga a tomar un café junto a mí. 
¿Acaso estoy perdiendo las luces de otoño?



The musician house 

En la casa del músico están los polvos muertos 
y Dalí recita a caballo bajo una lluvia fría 
la noche de un otoño cualquiera. 
A veces una nota musical subleva la televisión o casi siempre, 
si no elegimos hacer el amor hasta los huesos y 
ver alguna película que nos  deje sin instintos 
con sordera, pero con mucho, mucho carisma de madrugada para llamar el taxi 
y salir volando a la puerta de mi casa, 
cuando un perro atropellado
es la cara divertida de un fin de semana sin censuras.

La casa del músico es la estancia del té 
o un domingo de resurrección infinita.



19

Rastros de luna llena me persiguen 
me muestran lúgubres tratados 
obscenas ideas que perduran hasta el hastío. 
Ya no tengo miedo, 
hace tiempo que no lo siento 
sólo este frío inmenso que me consume 
que me lleva cabalgando a latitudes 
por regiones absortas y despobladas… 
Es un huracán el amor.



21

Necesito agua, 
espacios vacíos, 
silencio. 
Y digo silencio en New York, 
cuando la noche es  grima 
y se aproxima una tormenta, 
otra dentro de mí.








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ÓSCAR PEÑA [18.036]

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ÓSCAR PEÑA

Óscar Peña: Las Matas de Farfán, República Dominicana 1964. Periodista, narrador, poeta y catedrático universitario. Es graduado en Comunicación Social por la UASD, en 1990. Realizó un master en Periodismo Profesional en la Universidad Complutense de Madrid y el periódico ABC, en España, entre 1993 y 1994. Trabajó durante más de una década en los diarios El Caribe, El Nacional y El Siglo. También ha sido corresponsal en República Dominicana para el diario madrileño ABC. Actualmente cumple labores docentes, además de ser encargado de Comunicaciones Internas del Banco de Reservas. Los poemas son parte del libro aún inédito "Estos días pasarán".


Lejanía

Ahora que 
me bebo el tiempo
en tu candor de hembra sudorosa,
te escapas
y sin embargo estás presente,
como átomo,
célula,
partícula infinitesimal,
esa forma atemporal y metafísica
que nos agobia de dudas.
¿Hacia dónde conduce esta lejanía?
¿Cuándo el final de este instante de siglos
en que no te veo cruzar la puerta
para contarte sobre mi larga espera?
¿Cuándo acabaré
de beberme el tiempo por tus venas
sin que el amanecer del nuevo día
me sorprenda a tu lado?


Nuestra danza

Ven danzante como hoja que ondula al viento.
Quedaremos al compás de los cuerpos.
Invitemos al vino, río de contertulios.
Es nuestra era compañera de la risa,
del sonido, 
del destino.
Sólo después 
perseguiremos nuestras huellas
en el tiempo.
Ven compañera,
trae el sonido de tus danzas candentes
que el concierto está a punto de empezar.


El pincel de Goya

Los senos de La Maja Desnuda
seducen a Goya
y Los Fusilados
son acuchillados en su pincel.
Bárbaros héroes
rondan los bares,
con toda su mala leche.
En las barras tiran cañas
de espumas doradas,
que sorben con sus bigotes dalianos.
El Bar Comercial es otra cosa.
La barra siempre está preñada
de muchachos y muchachas risueñas,
que beben y a gritos discuten de futboll.
Ignoran que recuestan sus codos
sobre lápidas de sepulcros.
Yo que lo sé,
deslizo una mano
como si fisgonerar a una chica.
Debajo de la tapia que tengo por mesa
descifro su nombre.
Tal vez fue otro a quien el pincel de Goya
acuchilló para dejar un testimonio.
Cuando termine la entrega
En las cenizas de mis huesos
quedarás
en la batalla diaria
contra los viejos relojes
que madrugan
Estarás en el estrés
de la oficina
o dormido en un sofá
de una tarde tranquila
Traspasando el tiempo
quisiera intentar contigo
la conquista del espacio
para volcar en el vacío
mis residuos que aún pesan
Contigo se quedan 
las cenizas de mis huesos
Espárcelas al viento
para que abones la tierra 
en una vida nueva.



Ausencia

Maldecir tu nombre ya no basta 
sólo sé que no existo sin ti
que me sobra la ausencia
de tu aroma
de tu piel
de tus senos
de tus piernas largas
de tu risa
Y es que cuando estás
llenas todo
hasta el suspiro 
porque tu cuerpo llega a ser mi cuerpo
Y es que estas batallas
han dejado heridas sobre cicatrices viejas
que surcaron pedazos del alma
Y es que tu ausencia cala hondo
Hasta que finalmente 
llegan señales de que pronto
te arrojarás a la próxima batalla
de esta guerra que libramos hace años.



Santo Domingo

¿Qué a tus pies tienes el mar?
¿Qué el verano es violento?
¿Qué en primavera
lo mismo que en invierno
la rosa crece en el jardín?
¿Qué las muchachas morenas 
caminan candentes
mostrando las carnes
bajo diminutas faldas?
En el casco antiguo
el Caribe baña en sal el Malecón.
El Ozama bajo la avenida El Puerto,
a veces turbio, a veces verde.
Un niño vende flores
para los enamorados:
cuatro rosas
que conquistan la amada,
cuatro rosas
que sobreviven la muerte.
Son los hijos del fuego.
Habitantes del suburbio,
hablantes de la jerga, 
extranjeros en su propio universo
en la tierra del fuego.
Santo Domingo.
Lluvia viento fuego.





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REINA LISSETTE RAMÍREZ [18.037]

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Reina Lissette Ramírez 

(San Francisco de Macoris, 1983) Coordina el Círculo Literario Ricardo Rojas Espejo en su ciudad. Estudió arte dramático en la Escuela de Bellas Artes (S.F.M.) y aún sigue sus estudios de teatro en Santiago. Es correctora de textos literarios y actualmente es estudiante de término de Filosofía y Letras en la UASD-CURNE, donde se desempeña como monitor de letras.

Poeta, performer y actriz. Ha publicado Círculo diurno, Premio de Poesía Joven Miguel Alfonseca de la Feria Internacional del Libro en el 2005 y Sorbos de café (2013). 


Ritual de los relojes

El viejo reloj está a mi espalda
Enciendo un cigarrillo
que se gasta,
me maltrato,
me soplo: soy llama.

El tiempo de la niña se extravía en el dolor
una música lejana lo soporta.
Es el viento,
es el dorso de mis sueños,
construyendo el pasatiempo de quemarme:
estoy feliz.
Puedo acusarme de no ser humana
si son vinos las palabras,
sangre limpia,
y puedo olerme, como un manjar sin dueño
que desea ser devorado.
También puedo convertir las lenguas en navajas
exorcizar los cuerpos que quebranten el asesino.

Las calles están llenas de relojes
y hay un poema en cada uno de ellos,
y yo rasgo lo escrito como una fiera sin memoria.

Miro hombres aplastados
tapizando con heridas
la mirada de la niña.
Pero la piel esta en otros horizontes
y lsa lágrimas perforan este lápiz.

Mi vieja espalda no alcanza las agujas.
Estoy en otras tribus,
otras palabras.
Deténganme en la tumba
poco antes del suicidio,
de que caiga en otra orgía.

Que me cante las niñas y me cuelguen del reloj
pero de frente, con los brazos abiertos.


La tristeza imaginada

Si inventamos el espacio de alas
la bocanada, el suspiro,
¿dónde encuentro un vaso de agua?

Si las palmadas nos desaparecen,
si la lengua es un poblado de diminutos duendes,
creo que esta urbanidad va a provocar mi suicidio.

Si la mecha se enciende con sangre
ya no busco en los ojos de mis enemigos
el zapato que corre sin dueño
y siente la arena dormida.

Los sentidos nos inventan
piedras de sangre para golpearnos.
Es tentador el soplido, el paño de lágrimas
si es que parezco un mimo o un acertijo del agua.

Pero el tiempo sembrado
nos tropieza en la barba de la mujer gorda.
Se está cubriendo el rostro con inventos.

Una tristeza ha sido descubierta cuando abro la boca.



El embustero

El embustero nos cuelga de las paredes,
nos exprime las mentes para su muro,
selecciona la mazmorra.

Su lengua cuelga vulgarmente en precipicios,
idolatra sus muecas y sus círculos.

Reaparece con sus dientes de acero,
no lo limita la luz
ni el tiempo.
Crece con nosotros: somos su abono letal.

Tal vez quisiera ser su esposa.
Tal vez quisieran ser ustedes sus hijos.



Traicionar el espejismo

Las espinas están en nuestras manos
todo el azar cabalga en la muerte 
vamos en una barca después de los sueños
hacia el vacío despegado del paisaje 
desnudos y sin ojos
chocando con dunas y cadáveres
vigilando el prado y los árboles de cerezos.
Nuestros ladridos inundan la noche,
nuestros aullidos disipan la niebla
hemos enfermado, intercambiado el animal
firmar nuestro precio en una balanza de oro
Llego el tiempo y la obesidad, 
la inundación del salón
irnos detrás de las cortinas a esconder el agua
Desde el cielo el manjar nos provoca sed, angustias, deseos
aullamos prediciendo el grito de la sequía
sus raíces atan nuestras manos, lenguas, dedos.
Atacamos el miedo con la exquisitez del dolor
cuando traicionamos el espejismo.




Peregrinos

Con sopor y apresurados
los inválidos traen colmillos en la espina del alba
Con tanto despeño no quiero que aúllen
ni que se viertan en mi vino a desangrarlo
Despiertan con los pechos en el baile,
despreocupados por el vértigo
Se ven radiantes
cayendo del puente levemente
Pero yo no quiero esta lenta caída sin hierros
ni un preludio de alcance al otro mundo de llaves mezquinas 
¿Cómo librarnos del camino?



Guerrero

Hemos encontrado a un guerrero
lo enterramos y ahora sufrimos
La pluma que domina al hombre 
su ceguera dentro del agua
todo esta obscureciendo
el rostro de tinta se perdió en el carbón
el ave vuela en sus huesos 
hace nidos de sucesos terribles
No puede sembrar el oro
obras y palabras perdidas en el amor 
que solo fue una llovizna de azufre
Sus manos enterradas en el mundo junto a otras menos fuertes
ignoraba la fisura del sueño, la alegría
su lengua esta adormecida por el triunfo
y las espadas eran insomnio del disfraz
Yo toco su rostro, sus aberturas
su espada dormida entre sus costillas
su memoria oscurecida por cantos de niños y mujeres ya muertos
pero los hombres susurran su destierro y su derrota.



Rectángulo

No me dejo armar
solo frotar la voz que suspira rota
ahora me veo mas tosca con estas navajadas en mi rostro
No quiero ser feliz, ni pretendo que lo sean
tiemblo cuando encuentro mi mitad estéril
La piedra me hace silencio porque soy una anciana
es por lastima a estos pliegues y rayas 
aunque tienen necesidad de palabras
Se ha extinguido la culpa 
el sol ha muerto junto a ella
espero no presidir de un ataúd como hijo
que escucha mi llamado 
Pero no deben olfatearme
hay una hormiga que espera el invierno 
con el miedo hueco en sus ojos.



Ociosidad del hombre

No todos los días esta dispuesto el hombre
ha torcer sus brazos por la tierra
la isla de sangre le sumerge hasta el cuello, pero respira
se enternece con la hermosura de las piedras en las dunas
El estomago de su avaricia no tiene fondo
las manos amaestradas para el crimen
Cae sobre el cielo de la noche entumecido
temblando sin carne parece títere de nadie
los ojos levitando
su lengua blasfema disfruta el suelo
y se golpea como pez al morir
No todos los días nace un hombre
creyendo comer otro hombre
deteniendo su cabeza en la mesa como frutero
donde el sur emigra por su olvido
Sin ley
la cobardía lo espera en el puente
donde ha lanzado el amor, su grandeza
pero ya esta oscuro debajo de la cama
en la mañana fría no habla con nadie
cree ver a Dios temblando en el pecho del río, su ventana.



El hocico del perro

Enfrentar el olvido, dudar mis respuestas
nuestra soledad esta tejida sobre el espejo
perdimos el aliento en las nubes
Esta decrepitud no las dieron para vacilar
es tarde para sanarnos en este camino sin sangre
pero cuando lloro no juzguen que sea noche
el anaquel ha sido hecho para mis órganos
en el pórtico de la puerta hay letras sin cuello
sin brazos que me motiven
Pero amnesia es amarnos y duplicarnos
no rastrear con el olor el miedo animal
Estas cenizas pertenecen al jardín
los insectos que nos habitan
el rincón es poseído por un escalador
Reaparece la escalera
ha resplandecido el hocico del perro 
sobre el cristal del miedo
¿Si es absoluto arriesgarse,
si perdemos la noche,
la pureza de la muerte, 
el espejo que nos olvida al marcharnos?




Oda al viudo

Mira como estoy, muerta
no fue un presagio el reloj de arena
mi espina dorsal me trituro
y ha servido como un símbolo familiar
este suelo esponjoso tiene un silencio que no es de mujer
Mira la caja de madera
estos árboles no me sirven de consuelo
las velas no deben traer instrucciones de tiempo
ya el fuego se me negara
Tu sigues pidiendo ayuda 
como si fuera una atropellada en el camino
(el simulado animal retratado en su selva)
Miras el periódico, mi nombre te recuerda algo
talvez alguna llave o un cuchillo de mesa
Me tienen descalza
siento que se me ha desprendido todo
doy vueltas en un colador ovalado
y tu mundo aun no te echa conmigo
En la calle miras a las mujeres para injuriarlas 
te has dado cuenta del reloj en el bolsillo de tu saco
Si tan solo imaginaras todos los animales en mi cuerpo putrefacto
dándome calor ya no obtengo la asunción
Mírame que aun tienes los ojos para hacerlo
no blasfemes mas en mi nombre
La iglesia ha preparado un lugar para ti
con insignias decoradas con plumas púrpuras
para cuando tu día brille amordazado
El tiempo no es corto, es nuestra vida de letargo
pero hemos de extrañar la ingenuidad
esta que nos acompaño sin temor
Pero no asciendo, 
no florece la madera pulida
ni tampoco las alas robadas al hombre.



Homicida en x grado

Miro la lengua florecida
estoy aun viva
el dolor esta hincado, pidiéndome que lo deje
sorbo a sorbo trago el miedo
antes que el lo haga conmigo
Criminal de guerra sosteniendo un lápiz
encuentro la ropa quemada
los cabellos largos en revuelos en el suelo
simultáneamente hay un hombre con navaja
sospecho que puedo aludir al enano
que todos han dejado sus colmillos para la cena
Reversible degollé a los humanos
pero encuentro una silla con alambres
un sombrero ovalado de hierro
He querido complacerlos
el cuello blanco sonríe
abre el libro pero no sus palabras
Las cadenas en los tobillos frías, 
parecidas a mi, no a ella 
las lagrimas les pertenecen 
también el cuerpo inundado de pánico
y su pasión por la vida.




Los desmemoriados

Los que creen en la lluvia del llanto
en las jaulas decoradas con clavicordios
en un perro que duerme debajo del mueble
miro mis pies arrugados por el camino
esta rosa iluminando mi rostro arrodillado
Solo he visto pocos devueltos por el mar
con su angustia como lienzo tapando sus bocas
descansan algunos en la chimenea apagada
criando su ganado, comiendo sus uñas
Que disciplina de la lluvia cuando nos muerde la pisada
desde este extremo hondo nos alcanza ha acompañarnos.



Fuego verde

Me sembraste junto a esos árboles
parecidos a secos pasadizos hacia el río
Continuo recordantote
en el bosque de tu fuego
impenetrable
sin residuos
con el espíritu desbordado en los animales
Yo como un cactus
deseándote
murmurando tu hierba 
rogando tu humedad de lagrimas
hundiéndome
Te hablo, que miseria!
no estas cerca de mi; 
el fango
el fuego en fango 
en el fango yo anclada detrás de tu inmensidad
desde tus raíces encendidas por el desespero
por la pasión de querer ser carne!
me cosechaste 
junto a la piedra, junto al sueño...





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LILIANA MAJIC [18.038]

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LILIANA MAJIC

LILIANA MAJIC . Argentina. Nació en 1964, vive en Berazategui. Es periodista, licenciada en Comunicación Social y profesora, egresa- da de la Universidad Nacional de La Plata. Trabaja en escuelas secundarias, dicta talleres y colabora con la FM Compartiendo 89.7 de la Fundación Farinello. Forma Parte del Grupo de Escritores ETC de Berazategui ( Dia-na Albornoz, Rosa Rodríguez, Enrique Tourn, Luis Carril, Lorena Sanabria, Alejandro Romagnoli).

En 2008 publicó Malasangre, de la editorial Tiempo Sur y "materia oscura" en 2011.



LA ATROCIDAD COTIDIANA
DE LAS COSAS

sin excusas

a rodolfo m.


estalló tu latido
incansable
se te rompió el corazón
exacto
literal
como rayo
todo visible
de repente
pedazos de tierra
desbordan tanto sueño
un tango deslumbró en el polvo
quebró apresurado
ansioso
el pulso
sin tiempo para lenguajes
de pájaros



santa

(a los inocentes)

grita un trueno en la ciudad
superpoblada
constante

caen de a uno los vidrios
desbordados de sal
inmóvil
una mujer de pie
nadie en algún lugar
solo bestias y degollados
piensa
se derrumban los párpados
sueña
ella sabe
de la boca del infierno
que goza
cuando mastica mariposas
delante de este mundo



el lento filo de los versos

Vivo en una estructura
inmóvil
artificiosa
no puedo soltar la voz
indago en mil detalles para comprender
miro al cielo
el universo está pleno
no lo podemos vivir
y nuestra pequeñez pretenciosa
creyéndose todo
sigo buscando lo que no sé

voy a encerrarme en una gota
hasta romperme




divino tesoro             

hay una herida tridimensional
                          en tu ojo golpeado
a toda costa
                    humillan tu sueño
la belleza siempre es culpable
necesitan intoxicar tu sangre
                    quitarle el color
tu tiempo
              insuficiente para levantar el mundo
              más que suficiente para ahogarte en la puta miseria
futuro suicida
              violenta
              degüella
crueldad que te consume los huesos
rigidez que te pretende virtual
cuando en tu carne duele
                  la electricidad ausente de palabras



                            
oscuro

con la cara         sin agujeros
caminaba entre los perros muertos
ignorando las llamas
que el homicida dejaba
en sus amantes cadáver
detrás de una fuente
                              de palabras
sin olfato       
              miraba
la piel rota de olvido
                            avanzaba

melodías sin sentido
saltaban al cielo
para que en las ratas
las alas fueran posibles

un plato
dos diarios
cinco tazas
esconden en la mugre
su blanca persecución
su obsesión
por invadirme
asesinos atroces
con su constante y lento devenir
a la mañana
a mediodía
a la noche
todos los días
todo el tiempo
¿toda esta vida?



caliente

siempre me crucé con asesinos
metáfora de propiedad
                               de dueños
                               de señores
seres insaciables
en pieles inofensivas
hasta en morir pensé
                            pero hoy
                            elijo matar



gramáticas

"los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo"
L. Wittgenstein

muda
eliminada fatalmente
las lenguas alteradas
no sintió
el lento filo de los versos
oculto en el deseo
entre la quinta y la sexta vértebra
tierra en la boca
más tierra en la mirada
sin besos
sepultada
abrió los ojos
para llegar al cuerpo
ahora vacío
pura oscuridad se derrama
en una piel blanca
que no levantó vuelo

silencio
latiendo bajo tierra




MARUŠA KRESE [18.039] Poeta de Eslovenia

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Maruša Krese

Maruša Krese. Nació el 13 de abril 1947 en Ljubljana, República Federal Socialista de Yugoslavia (ahora Eslovenia) y murió en Ljubljana, Eslovenia el 7 de enero 2013.

Fue una poeta eslovena, escritora y periodista. Vivió y trabajó en Berlín. En 1997 fue galardonada con la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania por sus esfuerzos humanitarios en la guerra de Bosnia.

De acuerdo a la biografía de la autora, la reconocida escritora en su país y en Alemania realizó estudios de Historia del Arte, Literatura Comparada y Psicoterapia en Eslovenia, Estados Unidos, Holanda y Gran Bretaña. Desde 1990 vivió entre Berlín, Graz, Viena y Ljubljana como periodista y escritora independiente. 

Es autora de numerosas obras radiales y más de diez documentales artísticos para la radio y televisión de Alemania y Austria y colaboró en varios diarios y revista. 

En 1997 recibió de Alemania la Cruz de Oro al Mérito. Su notable producción escrita incluye poemarios, prosa (Todas mis navidades, Apartado del Bóreas, Todas mis guerras I y II) y ensayos sobre la migración y las mujeres en la guerra. 
En el 2008 recibió el Premio Fábula al mejor cuento esloveno. “¿Tengo miedo?” fue la última obra que publicó en diciembre de 2012. 

Prosa

Vsi moji božiči (All my Christmases), short stories, (2006)
Vse moje vojne (All my Wars), short stories, (2009)
Da me je strah? (That I am Afraid?), novel, (2012) 

Poesía

Danes (Today), (1989)
Postaje (Stations), (1992)
Sarajevo, ljubavi moja (Sarajevo, My Love), (1994)
Beseda (The Word), (1994)
Selbst das Testament ging verloren (Even the Will was Lost), (2001)
Yorkshire Tasche (Yorkshire Bag) (2003)
Heute nicht (Not Today) (2009)


 (traducción de Santiago Martín) 



¿Fue el fin del mundo?

No, dijeron los niños.
Y se sentaron en el regazo de sus madres
y esperaron.
Esa canción.
Ese Sol.
Esa sonrisa.
Esa gente calurosa.
La arena del desierto.
El viento vespertino.

¿Fue el fin del mundo?
No, dijeron los niños
y esperaron la vida
que nunca conocieron.

Canción, escucho.
Canción.
Viento.



BOSNIA-HERZEGOVINA, 1994

Fuimos a la iglesia,
pero ya no había.
Fuimos por agua
hasta el río,
pero ya no había río.
Fuimos por almas
pero ya no había.

Fuimos por el testamento
para leerlo.
Ni el sol ni las estrellas ni las nubes
son ya nuestros,
solo la soledad,
decía el testamento.

Anduvimos y anduvimos,
hasta el mar.
¿El mar de quién?.




ITALIA, NÁPOLES, 2003.

Recogieron las conchas y se fueron.

Años de noches en vela.
Nunca terminan.
Años de pesadumbres,
no los cubre el río,
no los cubre el mar,
ni la niebla.
No los cubre el día de mañana.

Recogieron las conchas y se fueron.
Se fueron los dos.




ITALIA, SANTA CROCE, 2004.

He dejado de interpretar el papel de mi vida.

Me destituyeron del escenario,
porque me quedé atrancada en alguna parte,
porque en algún sitio fracasé,
porque acepté la mala por la buena suerte,
porque envolví el dolor en alguna telaraña.




Language: slovenian
[Ceste samotne]

Ceste samotne
so se vrinile v moje življenje.

Nemške zvijače, norosti neznane,
utrujenost bleščeča, 
mistika razvratna, 
veter z morja,
derviši in komunisti,
biblije in izsušene reke,
čakanje na grozoto,
homoseksualci z visoko šolo bontona,
božična drevesa,
vihar na Cape Codu,
Tai Chi na Dolenjskem.
Torba za Yorkshire čaka,
Čaka da pride na vrsto.

From: Yorkshire torba / Yorkshire Tasche
Celovec / Klagenfurt : Wieser Verlag, 2003




Language: german
[Einsame Straßen]

Einsame Straßen,
die sich in mein Leben fädeln.

Deutsche Tücken, neue Torheiten,
gleißende Müdigkeit,
zügellose Mystik,
Wind vom Meer,
Derwische und Kommunisten,
Bibern und versiegte Flüsse,
Warten auf Grauen,
Homosexuelle a la bon ton,
Weihnachtsbäume,
Sturm auf Cape Cod,
Tai Chi in Slowenien.
Die Yorkshire-Tasche wartet,
wartet auf ihren Moment.

Yorkshire Tasche. Yorkshire torba. Gedichte. 
Aus dem Slowenischen von Brigitte Struzyk. Edition Zwei. Klagenfurt/Celovec: Wieser Verlag 2003




Language: slovenian
[Čepeli so]

Čepeli so in čakali na morje,
preštevali stare školjke v zalivu,
nabirali pisane kamne
za grobove v našem svetem mestu.

Tiho, tiho se plazimo za njimi,
dvigamo veje zelene
in jih prosimo, 
da z njimi pokrijejo svoje mrtve,
da bi se tako naše duše rešile.

Lahko bi jim naredili ladjo
in jih popeljali do varnega zaliva,
da bi jih za lahko noč pregrnili
in z mirom pokrili,
in molk preživeli.

Morje je naše,
in ladja je naša,
in življenje je naše,
le smrt si delimo.
Naš del jim lahko prodamo.

Tiho, tiho se plazimo za njimi,
gledamo jih in se smehljamo,
ker zaman čakajo na sonce in morje,
rožmarin in zaupanje v nas.

Tiste rdeče rože na njihovem grobu,
so nam pot v nebesa odprle.

From: Še testament se je izgubil / Selbst das Testament ging verloren
Wien: Edition Korrespondenzen, 2001





Language: german
[Sie hockten]

Sie hockten und warteten auf das Meer,
sie zählten die alten Muscheln in der Bucht,
sie sammelten bunte Steine
für die Gräber in unserer heiligen Stadt.

Leise, leise kriechen wir ihnen nach,
heben grüne Zweige
und bitten sie,
damit ihre Toten zuzudecken,
auf dass unsere Seelen gerettet werden.

Wir könnten ihnen ein Schiff bauen
und sie zur sicheren Bucht fahren,
sie zur Guten Nacht betten
und mit Frieden bedecken
und das Schweigen überleben.

Das Meer ist unser,
und das Schiff ist unser,
und das Leben ist unser,
nur den Tod teilen wir mit ihnen.
Unseren Teil könnten wir an sie verkaufen.

Leise, leise kriechen wir ihnen nach,
sehen ihnen zu und lächeln,
denn sie warten vergebens auf Sonne und Meer,
Rosmarin und das Vertrauen in uns.

Die roten Blumen auf ihrem Grab
haben uns den Weg in den Himmel auf ewig geöffnet.

Aus dem Slowenischen von Klaus Detlef Olof 
Aus: Selbst das Testament ging verloren
Wien: Edition Korrespondenzen 2001





Language: slovenian
[Mama]

Mama.
Oče.
Knjižne police.
Soba.
Pisalna miza.
Vonj po cigarah.
Očetove cigare.
Oče.
Mama.
Knjige.
Soba.
Pepelnik iz kristala.
Cigare kubanske.
Yorkshire.
Knjige o partizanskih Indijancih.
Jane Austin.
Yorkshire. Devonshire. Hampshire.
Vojna in Mir in Vstajenje,
George Sand.
Tom Jones.
Cigare.
Oče, mama,
Goethe na polici,
Tito na steni.
Nemški slovarji.
Cigare, pepelnik,
Vodič po Albaniji
in Adriji,
Mao.
Oče, mama.
Kruh z maslom in slivovo marmelado.
Torba za Yorkshire.
Čaj, cigare.
Kje sem?
Kitajsko kolo,
nemško odlikovanje,
slovenska poezija,
kitajsko kolo.

From: Yorkshire torba / Yorkshire Tasche
Celovec / Klagenfurt : Wieser Verlag, 2003




Language: german
[Mutter]

Mutter.
Vater.
Bücherregale.
Zimmer.
Schreibtisch.
Zigarrengeruch.
Vaters Zigarren.
Vater.
Mutter.
Bücher.
Zimmer.
Kristallaschenbecher.
Kubanische Zigarren.
Yorkshire.
Bücher über Partisanenindianer.
Jane Austin.
Yorkshire, Devonshire, Hampshire.
Krieg und Frieden und Auferstehung.
George Sand.
Tom Jones.
Zigarre.
Vater. Mutter.
Goethe im Regal.
Tito an der Wand.
Deutsches Wörterbuch.
Zigarren. Aschenbecher.
Reiseführer Albanien
und Adria.
Mao.
Vater, Mutter.
Butterbrot mit Pflaumenmus.
Die Yorkshire-Tasche.
Tee, Zigarren.
Wo bin ich?
Chinesisches Fahrrad,
deutsche Orden,
slowenische Poesie,
chinesisches Fahrrad.

Yorkshire Tasche. Yorkshire torba. Gedichte. 
Aus dem Slowenischen von Brigitte Struzyk. Edition Zwei. Klagenfurt/Celovec: Wieser Verlag 2003








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DIEGO PORTILLO TINOCO [18.040] Poeta de Perú

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Diego Portillo Tinoco

Nació en Lima (Perú) en 1994. Actualmente está culminando sus estudios de psicología en la universidad Antonio Ruiz de Montoya (Lima). Ha colaborado en diversos movimientos juveniles de formación para el desarrollo, desarrollando talleres de liderazgo, acompañamiento personal y organización de eventos con adolescentes. Ha trabajado en proyectos culturales en la gerencia de cultura de Lima, acompañando a niños, niñas y adolescentes en visitas y talleres a lugares de patrimonio cultural material como los museos y las huacas. Actualmente trabaja en GRADE (Grupo de análisis para el desarrollo) colaborando en diversas investigaciones sociales acerca de pobreza, educación y violencia en el Perú. 

Ha participado en recitales poéticos como: “Versos desbocados” (2015) organizado por el colectivo Durazno sangrando y “Todas nuestras voces” organizado por el colectivo Signos en rotación. Ha dirigido talleres de poesía colectiva en el evento “La trueka” organizado por el colectivo la 231 intercambio de saberes - Mashara itinerante. Ha publicado algunos poemas en la revista “Desmesuras” del colectivo Desmesuras. Actualmente se encuentra trabajando en su primer poemario para ser publicado muy pronto.



Poemas


1.

Soy la ausencia
de ruido
(que paraliza las hojas).

Soy una
grieta en el
tiempo 
(que nos hace falta).

De los árboles
soy la
savia bruta 
(que cura la herida).

Y muero de día.
Y muero de noche.

Y de las horas
soy un rayo de luz
y de la nada, (soy nada)
y de esa nada, (una sombra).




2.

Pido una noche bien sencilla, una noche muy pequeña para mí. (Pido espinas que culpen mis manos y silencios efímeros que me hablen en su quietud. Desiertos que sequen canciones. No han visto mis manos, son de tierra y musgo, no han visto mi frente pausada y amplia, caliente, como un toro que espera la muerte del sol. Pido distancia para aliviarme de los años y quiero amanecer pronto). Cuando despierto temprano, de frío, mato mi raíz, estoy pequeño conmigo, diminuto, me pongo la risa en la boca y seco mi sudor. 

Estreno letras abrazadas a otras, vocales ebrias, es mi día y estoy silbándome, rondándome, cercándome, inmovilizándome, disfrazándome, amándome, deshaciéndome, derramándome, desnudándome, olvidándome que estoy solo, profundamente solo. (Cae la noche y su sombra, y las festejo. No me he cuidado del placer perverso, he atiborrado la panza, el corazón y los sesos de alcohol). 

Y dios se me muere pronto.



3.

Más allá de esta puerta
mi infancia jugaba a ser un halcón,
al compás de una cometa,
con alas de fuego
y un pico de fusil.
Si pensaba en otra cosa
fue porque estuve en otro lado,
quizá encima del camino,
quizá a tu lado.
Unía las hojas caídas del árbol
para verlas embellecer,
guardarlas en un morral
y llevarlas a dormir.
Más allá de esta puerta
miraba el cielo
como una costumbre arraigada,
con mentes de otros tiempos en mi mente.
Corría saltando los surcos 
de la tierra, enterrado
volvía a casa por los besos
de los labios gruesos de mi madre.
Miraba su cara de dolor, sudosa,
y sus manos de algodón. 
Más allá de esta puerta
mi infancia envejecía
jugaba a crecer, a volver a ver,
los rojos eran verdes
los verdes amarillos
los amigos eran héroes y magos.
Poco a poco fui creciendo
encontrando cada mañana
nuevos misterios sin arreglar la cama
viejas ideas que se esfumaban
el paco y su mochila, se fueron igual.
Las largas carreteras empezaban a inquietarme
las gentes caramelos no querían comprar
perdía el dinero, la infancia me perdía
yo también pude gritar mi nombre
a las nubes que absorbían el día. 
En las confesiones callaba
el sacerdote apestaba en mi puerta.
Era hermoso reír, 
que el viento te sople la cara
que la comida esté caliente
y escapar un rato 
más allá de esta puerta.


4.

Yo te he visto antes
sé que te he visto antes
y me sobraba tiempo para verte
y era feliz y ajeno,
y agonizante y desierto
era el campo,
en el que te vi
caminando, y eras
bella y callada,
y sujetabas un árbol
y de esas manos brotaban hojas
y mirabas con los ojos avergonzados
mi soledad,
te mirabas a ti misma
(Empezaste a lloriquear).
Sé que me has visto antes
aunque no sepas reconocerlo
y yo seguía con mi viaje
y tú querías viajar
como palomitas de papel volamos
sin hallar cielo claro
ni razón, ni conjuro
ni maldices, ni malrespondo.
(Era un vuelo eternamente fugaz)
Sobre cordilleras
comenzamos a caer
con la luz de una mañana triste
y con las alas rotas
te escondiste en una sombra
y yo estaba enajenado y violento
esperando verte salir
y no salías,
y yo tenía que continuar viajando
y no salías,
y eras bella y callada.


5.

El centro
de tu cuerpo,
es el mar, fiesta
para los peces.
En el centro 
de tu cuerpo,
respira el sol.
La luna cansada,
al amanecer,
reposa su brillo
y duerme.
Es el centro 
de tu cuerpo
donde me sumerjo
paseo en tu arrecife
(renazco). 


6.

Intento despertar.
(5:00 pm)  
Creo haber dormido
2 o 3 horas, me da igual.

Una granada me estalla 
en la cabeza
mi cuerpo indiferente
mis ojos se van a otro lado
mis tobillos se quejan
el sudor caliente de mi rostro se mete
entre mis labios y…

Recuerdo haber soñado:
(Que te ibas
con tus necesidades
tus fríos, tus vientos, tus
duelos. Me regalabas tu espalda
baja, el espacio que dejaba la blusa
en tu espalda baja.
Revisabas tus cuentas
marcabas tus billetes, anotabas
aforismos en tu agenda, te adueñabas
del mundo y te ibas…
con tus manos de cuervo, tu risa
de cuervo y tu cara de cuervo).

Recuerdo haber soñado:
(Que te ibas
debatiendo el todo contra todo
y luego haberme dicho
que odias que duerma por la tarde
por 2 o 3 horas, que no te da igual).
(Recuerdo haber soñado que te contaba)

Abro mis ojos con dificultad, como
si abriera una estampa que
pegaste en la pared hace unos años y,
fumas, a la orilla de la cama,
cada vez más bella, cada vez más
puta, cada vez más frágil, cada vez más dueña del mundo.

Alcanzo a mover mi cuerpo,
secarme el sudor, y veo tu corazón

Te das vuelta y preguntas:¿Qué soñabas?
Te miro y digo:No recuerdo. 


7.

Rojo como el cielo 
Áspero como algodón
Impaciente tertulia, aparatosa caída, el amor nos cobija sin saber qué es, después de los despueses, solo amor y un poco más. 
Y se acaba, aparatosa caída, ruedan palabras de felpa, fríos de algún lado, quién sabe dónde. 
El fuego aún nos quema, nos estalla el corazón, se penetran los oídos y las almas si escuchamos a un flaco decir que nadie puede vivir vivir sin amor. 
¿Y quién pudiera realmente?
Si intentamos hacerlo y hablamos de su falta, de los días que no brillan, se nos cobija el corazón, todos corremos heridos, apagamos el televisor y si alguien nos pregunta decimos que nos quedamos aquí, que más allá no hay nada. 
Rojo como el cielo
Blanco como las sombras
Verde como el mar
Azul como la tierra
Oímos pasos de quien llega jamás, a todos se nos ha ido alguien y alguien ha llegado a acompañar, entonces me pregunto cuántas veces me he ido y cuántas veces vengo yo o es que acaso sólo estoy en el mismo lugar y más allá no hay nada.



(PERSONAJES IMPROPIOS)

CASTILLOS EN EL CIELO

Pancho tú fuiste quien construyó castillos en el cielo
y castillos
en la arena.
Nos dijiste que cualquiera escribe un poema,
y que un poema no es cualquier cosa,
y que nadie es suficientemente cualquiera,
cualquiera que haya sido su razón
para escribir,
bajo cualquier circunstancia,
como para no hacerlo.
Entonces nos invitabas a pasar
y todos (canillitas, desgraciados)
compartíamos en la comodidad de tu castillo
panes, coca colas, y años más tarde
puchos y ron malo.

También tú fuiste
quien colgó las zapatillas en los cables de luz.
(¡Ridículo!) Te gritaban las malas lenguas (como les decías),
y yo reía: eran las mejores zapatillas que tenías
y ya no podías usarlas.
Pancho estúpido. 
fuera de mi alcance, Pancho eras
un leopardo que se rasgaba los ojos con los algarrobos,
un manatí en una pecera y nosotros,
tus críos fuera de ella.
Un oso cansado.
Dicen que, en tus buenos tiempos,
fuiste cíclope y dios, fuiste
brillo, trueno, relámpago.
Otros dicen que siempre fuiste
como cualquiera, azotando bandidos
follando con mujeres, malas tardes y tragos.
Yo sabía que fuiste tú quién nos 
dio un castillo.

Todavía te esperamos Pancho,
vives en nosotros como entre luces tenues,
con tu cabello blanco ahora, tu cara agrietada ahora,
como un viejo barco de madera en una esquina de la sala,
como todo lo que espera, 
como todo lo que espera.

Tus ojos que sangraban, ya no verán mi poema.
Tus oídos que gritaban, ya no escucharán mi poema.
Tus asquerosas manos (como les decías) no arrugarán 
mi poema de papel ni mis venas
ni tu llanto. 



UNA PÁRVULA PUTA EN CASA DEL OLVIDO 

AD se encuentra en Cajamarca, como en Buenos Aires, como en Cantabria, como en Saposoa. En los fríos nevados, en la caliente ceja de selva y hasta en la vereda donde juegan los niños con sus perros y más niños. AD quisiera no estar allí, o al menos no tan sola. Retoza con las vacas, los borregos y las gallinas. No se apabulla con la lluvia pero se ha cansado de matarse el lomo de hacer nada (como ella dice). No se hace fuerte y vivaz por pura casualidad, ha tenido que descubrir sus manos podridas de soledad, infestadas de hierro y catre. Ha sumergido el trasero en la banqueta de la reina perdida del festín. Ha consumido los conciertos de álgebra y geometría en el escusado de un buen corazón. Y el excusado de su marido ha muerto cada día como el día primero. Ella ha escrito complicado, alegórico, extraño.
Se siente temerosa
(concienzuda quizá).
Se siente párvula.
(en una cárcel).
Y nunca será. 
Los viejos de sus viejos no dicen nada porque se han desconcentrado y han perdido los ojos durante el ataque de buitres rojos en una tarde cansina. Se chamuscó el arroz, se han marchado las horas azules, se recalentó el foco de la sala superior. La ventana de filo triple ha perdido el color. Ella sale a la puerta, pero se detiene, conoce la calle, conoce el incesante aroma de rosas de la Huaca, que están allí porque deben estar. Las rosas y la huaca esperando respuestas del tiempo. 
Sus críos piden a gritos la mama que trae paz a su llanto. Esos críos de mejillas infladas, rosas y entrecortadas. Ellos pueden ver que las calles están vacías, que no pueden salir, que la pelota está sucia y el maldito hueco que provocó el clavo en un mercado terminará por dejarla sin aire uno de estos días. Mas no pueden ver los cadáveres putrefactos detrás de las puertas, y tampoco la mina de sueños que está al revés.
AD, fue la mujer de premios incoloros en la alcoba, de carnavales cerca al mar, y profeta de las calamidades del amor. AD ya no siente dolor. Su sangre se perdió en el río celta. A ella, necesaria en aquellos tiempos para mi sonrisa de felicidad, compañera de canto al lado del camino, ella la zona segura en casos de tormentas. Ella, la que era, ya no es la misma de antes. 
Yo le puse, música en el equipo.
La vida le puso, años a sus días.
El marido este, cantamañanas, le puso ají amarillo en la cama. 
Ella, la de antes, no lo sabe todo, y estoy seguro que se guarda cosas para aprenderlas en un par de años. 

(Triste puta le gritan desde adentro)



ABAJEÑA

Me bato a
duelo, con
la ira – gigante sin ojos –
Yo: siempre he sido el 
eco adentro de lo que deseo. 
Duermo sobre
las hojas que
reposan, flotando, silentes
sobre el lago 
y la lluvia álgida, 
cae sobre mí, con
espinas de dudas
que se clavan en mi lengua.
Yo: de pronto me reflejo
en el agua quieta, y empiezo 
a tallar, a tallar,
mi rostro
a tallar, a tallar,
a es-tallar mi cuerpo.
No me reconozco.
Soy ejército de madera,
mi corazón estera,
mi llanto 
muere en primavera. 
¿No entiendes?
Te contaré:
Cuando cruzaste esa puerta
aquel rubor en 
tus mejillas, se encendió, 
te levantaste el tupé 
sonreíste, alguien decía mi nombre,
eras tú, que jugaba entre
pairos y desvíos, con mi camino,
con mi propio desvío. 
Caminaste ciega, de la mano, 
de un tipo sin nombre, que prendía
un cigarrillo.
Lancé un incontrolable grito: 
- vente conmigo. 
No escuchaste.
No escuchas.
Abajeña, acaso,
mis letras son:
¿Baldón letrado?
¿Tundra oscura que se extiende?
Son acaso,
¿Perfidia de amor?
No, solo no escuchaste.
sureña, flor de príncipe,
ocaso morado, morada triste.
Y seguiste caminando ciega, de la mano, 
de un tipo sin nombre, que prendía
un cigarrillo.
Yo: ahora me bato
A duelo, con la ira
- gigante sin ojos - 
Y no me encuentro.
Y no te encuentro.
¿A dónde va mi ira? ¿A dó?







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