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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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ROBERTO CRUZ ARZABAL [18.001] Poeta de México

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Roberto Cruz Arzabal 

(México, 1982). Poeta y crítico literario. Licenciado en letras hispánicas por la UNAM, cursa la maestría en Letras en la misma universidad. Primer lugar del concurso de la Revista Punto de Partida, 2007. Ha publicado en revistas como Viento en Vela, Arca y Periódico de Poesía; ha sido incluido en diversas antologías. Habita, aunque no con frecuencia, "La casa del Cíclope" [www.alamoenllamas.blogspot.com]


Contraterapia

no depender del sol para atraer la brisa
no ceder al carcinoma amado, llamarlo a voces/ nombrar los bordes del dolor como se llama a la mesa al huésped distinguido/
al compañero de las noches frente al televisor con aburridos programas de revista
como esperando los felices minutos de la erección espontánea
asirse al clavo ardiendo
                                       sentir su piel tersa
                                       tensarse hasta la luz
hasta la incandescencia silenciosa

  

El luchador

En tu rostro la masa busca su identidad herrumbrosa
el rostro que dé forma a lo visible
el aullido calcinado que acompañe
la suma de los riffs que hieren la bocina
                      /una bocina/ (-.-)
cualquiera
la que sea que se encuentre en las orillas
de los bares
las que anuncian y cantan y ensalivan
el ardor de los cuerpos en el baile
los beats repetitivos, las falsas baterías, los acordes programados

que congregue la soledad
de los baños
el húmedo calor del mingitorio
el sonido dulce de la micción que cadenciosa moja
los zapatos/ la animosa grieta que
profunda se ofrece al fondo de las olas
               » el mar es un sol enrarecido
               una costumbre escandalosa
               un aliento de peces
               una caligrafía ensayada en el subsuelo «


Luz II

El cuarto iluminado,
desde su ventanal oblicuo
donde la luz que brilla
rompe la transparencia raptada por el vidrio
y la marcha grasienta de las huellas digitales,
el cuarto blanco iluminado
—donde las sombras son ausencia de todos los espacios
recorrido por la vista de
izquierda al centro
hacia abajo
en la esquina donde los adornos permanecen olvidados
como si de retóricas vacías se tratara
a la derecha el vaho
el espacio en blanco sobre el lienzo blanco que no es más espacio puro sino materia 
dispuesta para los trazos de la invisible línea de Rothko
—el prestigioso blanco elaborado por la vista




álamoenllamas

Prólogo

Escribo por presagio y suelo de los condenados, mi corazón es una espiga henchida por la sal donde los árboles manan frutos de árboles suicidas.

Bajo los robles musicales me cobijo de la luz de las hogueras.
Y digo, con vergüenza de mis manos pútridas, tu nombre Antonio desazón Samantha, maestro Antonio.

Y comienzo a escribir de nuevo en la palma de mi mano torpe, dibujando mapas de las ciudades y las rutas a las que nunca llegaré.
                           —el hastío es un bajo que de continuo siempre merma—
                                                             Isabel Estambul Nueva Zelanda. Y tomaré tu 
mano José Carlos en Brindisi, y tomaré tu mano para taparnos el sol con un dedo.




De tu cuerpo sedentario sacaré a dentelladas
    los fulgores, 
de las cornisas, de los pliegues.

Amo la grasa que reposa en tus orillas
desbordantes,
las bellas grietas de tu espalda arqueada
—oh, qué placer jalar tu piel,
cerrar y abrir las líneas
de piel rota—.

El cadencioso tam-tam de tus
nalgas carnondas suena
a Igor Stravinski y a tambores luces
de un tal Pérez Prado,

el baile de los cinco continentes recorre el temblor 
de tus piernas que pisan como piedras
cuesta abajo. 




Nacimiento de Venus

Los ojos del ciego en el abismo
semejan sus pacíficas tormentas
su andar a tientas por el viento
El ciego en la isla —mordiendo el aire—/ desciende por entrañas,/introduce 
                                                                                                [su glande en
                                la arena…/el mar en una concha,


                               estalla en blanquísimos estruendos. 




Respuesta a un epitafio (J. Keats)

                a Guillermo Fernández, il caro fabro


…sin embargo, tu nombre
no fue escrito en la corriente ni en la roca
que se alzó entre nosotros,
muertos cuyos nombres jamás serán
escritos en el agua… 



El descubridor

                       con mano temblorosa —asustada de sí misma—
                                  Alejo Carpentier


Recorreré el mundo en sus confines, veré que no hay límite o caída al final del
                                                                                                              [camino.
Diré, incluso que no hay final sino principio, que todo es lo mismo donde inicia
—alfa y omega fue mi vientre y mi nación—

descenderé del barco hacia mí mismo. Tomaré posesión
de los reinos con el filo de la palabra incomprensible.

Primero nosotros fuimos simios en la jaula de arenosa inmensidad,
nuestros bocados fueron de oro, sin que hallara nuestro estómago el hastío.

—¿Creerás Columba, lo que mis ojos te cuentan?
No respondas, te hablaré de las copas altísimas que se parecen
a las palmas del Califa,
de esta tierra de vino donde no existe la vid ni el hielo y todo es verde
y triste.

—¿Y tú, ustedes?
—Cada corazón fue espiga sobre el hielo, perfil anticipado de molinos.



Monólogo de Adriano, emperador

I

Heredad de la penumbra y soliloquio de destellos:
qué amarga nervadura es la memoria de tu voz en el desierto.
La amapola de tu pecho descansa en las noches del calígrafo que al saltar por
                                                                                                         [ la ventana
no recuerda más que los fulgores o tu nombre.


II

Con los ojos cóncavos de luz el amante perece como un ciervo al desaparecer la noche. En 
el cuerpo de mi amado,
                                                        el ave canta. 


Oración del burgués

El hastío es, pues, en realidad una representación enfermiza
de la brevedad del tiempo provocada por la monotonía
Thomas Mann


Furiosamente el tiempo se levanta como mano sobre el césped del lugar. Tu rostro, amiga, se levanta también sobre mis manos. Tus dedos se mantienen sobre el centro del mundo, el caucásico hospital en las alturas a donde vinimos a morir en compañía de los enfermos incurables del mundo: insoportables extasiados de realidad oropelada.

Detesto la llanura y su vulgar fulgor pues sólo aquí, Clawdia en la montaña, bebí de tu epidermis de entreguerras.

Sigamos, pues amiga mía, la pedagogía de la derrota: el amor en las alturas frígidas de este cementerio para aves de muy delgados vuelos. 



En las pupilas del que se ciega

así quise comenzar el Paraíso:
tirar a la luz de los cabellos y arrojarla,
como un puño, directo hacia la cara
del que, estúpido, me mira en el espejo.



El último minuto del poeta

                                                                         septiembre 1973-2003 

En la habitación contigua a la celda que se ensancha, el hombre hilvana dedos que le hacen, tal vez, recordar la matriz en donde se gestó aquello que los viejos llaman hambre—o rumor de espinas.

Sus frases encarnadas en el rostro pueril de la enfermera transforman el aire en pesadas, informes bayonetas —las cuencas de luz desorbitada bajo el mismo ritmo que sus dientes sujetos con tenazas de tender—

los están fusilando a todos, los están fusilando a todos
                               el hombre calla. Desmorona los llamados, también piedras
                               que surgen de las aves que practican el siempre saludable
                               ejercicio del mutismo. 



Labios de mi padre

                                                 a Rafael Mondragón

Aprendamos a leer el diccionario, y tras las dunas busquemos el nombre de nosotros.
Canto: hoguera que hablará sobre el silencio.
Hoguera: el mirlo encadenado a su paisaje navega en páramos inciertos:

                                              de nuevo, el álamo entre llamas. 



Nota roja

Muerta, sobre un charco de sangre y semen,
la victima ridícula del amor ofrece su mejor sonrisa en la cortadura que, perfecta, se extiende por el vientre.
El rostro putrefacto, comido bellamente a puñetazos, adquiere la perpetuidad encandilante
del morbo callejero
en el escupitajo fosfórico del hambriento: periodista. 



Autorretrato (o epílogo en forma de solicitud)

No hay poeta que no muera al ver su sombra proyectada en las manos de su amante —que no musa—; sin embargo, yo no he muerto.
        Las líneas que salen de mi pluma —o cálamo si usted quiere un arcaísmo— no son sangre o semen o escalera, son mera diversión o tufo azucarado —en verso libre, y sin mérito de sueldo, por supuesto—. 








POESÍA POPULAR ANDINA - ECUADOR- [18.002]

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POESÍA POPULAR ANDINA - ECUADOR- 

La primera colección de versos populares del Ecuador la publicó Juan León Mera en 1892. Los Cantares del pueblo ecuatoriano —así denominó a su antología— incluyen un detallado estudio en el cual al escritor ambatano precisó claramente sus ideas al respecto de esos versos. Hombre del Orden , activo militante de la derecha, pero miembro de ta clase media y romántico al fin experimentaba frente al pueblo sentimientos ambiguos. De un lado una objetiva necesidad de distanciamiento- De otro, la voluntad de adjudicarle una idiosincracia humilde e ingenua, a la que hay que orientar y dirigir paternalmente. Y así. Mera no vacila en borrar de su
colección los versos que según él no pueden pertenecer al pueblo: las coplas revolucionarias y "Las contrarias a su sentido religioso y a la moral". Llevado del mismo fervor, se ve obligado a corregir las fallas gramaticales que descubre en ciertas coplas. Estas bienintencionadas "virtudes", son ahora, noventa años después, los "defectos" que encontramos en su selección. Sin embargo de esto debemos reconocerle a Mera el gran mérito de haber sido el primero que en nuestro país se ocupó de recopilar y estudiar la poesía del pueblo —incluyendo además, la poesía
quichua—, aun cuando en lugar del testimonio objetivo que él creyó, hubiese hecho más bien una antología muy ceñida a su gusto personal y a los dictados de su ideología.

En los Cantares del pueblo ecuatoriano, Mera agrupó los versos por sus temas (Religiosos, sentenciosos y morales, amatorios, amatorios tristes, ate). La misma clasificación temática aunque ampliada y modificada mantiene Barrera en La poesía popular. Esta antología, basada en gran medida en la da Mera pero que incluye registros de otros recopiladores importantes, recoge además —no sabemos con qué criterio- textos escritos por literatos conocidos, pero nada popularas, como el Dr. Luis Cordero. 

Los rastros de los poetas populares terminan por perderse. ¿Por qué se pierden? Puede ser porque simplemente no importan los autoras. El contexto social que produce, recepta y conserva una copla significativa, puede prescindir del nombre del autor. Con el cuento folklórico ocurre algo que no es exactamente lo mismo. Los cuentos folklóricos durante un período da tiempo más o menos largo parece que van armándose solos, como resultado de un proceso de cohesión de varios motivos; dispersos en la tradición oral; proceso que culmina con el ordenamiento más lógico y coherente da esos motivos, es decir, con la adopción por parte del cuento
folklórico de una forma óptima, cabal y completa que, desde luego, en el discurso oral se encarna siempre, según sea la habilidad del contador de cuentos para permanecer fiel a una clara lógica de acciones y secuencias. O seaque, en estricto sentido, el cuento folklórico es la manifestación "más anónima" de la literatura popular. No lo ha compuesto nadie. Lo ha compuesto el pueblo a través de las generaciones. Lo cual no es sinónimo de simplicidad o facilidad. Todo lo contrario. Vladimir Propp ha demostrado en su famoso estudio.que los cuentos folklóricos obedecen a ciertas reglas de composición tan rigurosas y complejas como refinadas —aunque no conscientes en los contadores de cuentos—. Ellas le permitieron deducir la gran fórmula matriz que los engloba y cuyas variaciones explican la diversidad de estos cuentos. Estas reglas no las ha creado nadie en particular. Las ha creado el pueblo. Frente a esta complejidad, las reglas
tradicionales de la métrica (y hablamos de métrica porque la poesía popular es notoriamente rimada) resultan elementales. 


CLASIFICACIONES

Nuestra antología se reparte en Amorfinos, Adivinanzas, Autos , Carnavales, Coplas regionales, Décimas, Lloros indígenas, Mashallas, Poesía quichua, Poesía shuar, Testamentos de "año viejo", y Villancicos.
Como se ve, hemos optado por una clasificación tradicional Es decir, hemos agrupado los versos según son conocidos por el pueblo que los canta. Ésto tiene una razón de ser: las clasificaciones menos empíricas que existen (temáticas, literarias, estructurales) corren el riesgo de ser o subjetivas o demasiado generales. Con lo cual el hecho vivo que representa ia poesía popular termina por ser aislado, separado del contexto social que lo produjo. "Las décimas, los carnavales, los amorfinos sólo cobran su verdadera significación con referencia al sitio, a la ocasión,
incluso, como hemos visto, en la gran mayoría de los casos, al ritmo con que se los canta. 


TEXTOS Y RECOPILACIÓN:  ABDÓN UBIDIA. 


EL AMORFINO

Ha sido un canto tradicional de la Costa ecuatoriana. Sobre todo de las ¿reas rurales y suburbanas. Por extensión se denominan "amorfinos" a las coplas, muchas veces improvisadas, que los "puetas" o "talladores" dicen al compás de un ritmo característico. Como ocurre en tantas partes de América, estas coplas se dividen en "divinas" y "humanas". Modesto Chóvez Franco en sus "Crónicas de Guayaquil Antiguo " (11) nos relata vividamente los encuentros de los "talladores":


Amorfinos del Guayas

Amorfino no seas tonto,
aprende a tener vergüenza,
el que te quiso, te quiso,
el que nó, no le hagas fuerza

Si canto el amorfino,
no lo hago por afición,
le canto porque soy montubio
y lo llevo en mi corazón.

El verso (del amorfino,
se acomoda como quiera,
para mí la cola es pecho
y el espinazo cadera.

El hombre en el valor
es como el amorfino,
está en cualquier camino
haciendo el amor.

Amorfino de lucero,
amor de majadero.
Amorfino de reflejo,
amor de pendejo.

Si este amorfino se perdiese,
no es de conde, ni de rey,
sino inspiración mía
para quien quiera aprender. 

Yo no soy de por aquí:
yo soy del Cabito de Hacha,
yo no vengo por las viejas,
sino por las muchachas.

Ayer pasé por tu casa,
me tiraste un limón,
el limón cayó en el suelo,
y el zumo en mi corazón.

Cuando pase por tu casa,
me he de pegar un silbito,
si tu mama' te pregunta,
dile que es un pajarito.

Dé esta casa no me voy ,
hasta no comer gallina,
en mi casa no las como,
porque todas son finas.

Quisiera, pero no puedo,
hacer una casa en el aire,
para vivir en el mundo
y no pensionar a nadie.

Al subir tus escales,
same quebró un escalón,
lástima que ya me muero,
carita de tentación.

Ayer pasé por tu casa,
te vi pelando un gallo,
sólita te lo comiste,
con tus dientes de caballo.

Ayer me fui a tu casa,
tu te estabas bailando,
lo que yo te quería ver,
tu te estabas enjabonando.

Allá arriba, en ese cerro
hay un palo colorado,
donde yo pongo mi sombrero,
cuando estoy enamorado. 

Allá arriba, an ese cerro,
tengo una mata de ají,
donde cagan los pollitos,
la mierdita para tí.

Allá arriba, en ese cerro
hay una mata de lenteja
donde pasan las serranas
sacudiéndose las orejas.

Las muchachas de este tiempo,
son como el palo podrido
apenas tienen quince años,
¡ mamita ! Quiero marido.

Las muchachas de este tiempo,
son como la naranjilla:
No se conforman con uno,
sino con toda la pandilla.

Las muchachas de este tiempo,
ya no toman leche fría,
toman leche caliente,
mandada por tubería.

Yo estaba subiendo al cielo,
San Pedro me dijo: i abajo !
salió Jesucristo y dijo:
deja que pase ¡ cerajo!.

Por ahí viene Jesucristo
brincando por las paredes,
Jesucristo por los hombres
y el diablo por las mujeres.

Cuando vayas por la calle
y sientas escalofríos,
no le eches la culpa al viento
porque son los suspiros míos.

De esta calle para arriba
dizque me han jurado matar,
¿cuál será el valeroso?
que me deje confesar. 

Cuando veo una morena,
me voy de medio lao,
como el gavilán al pollo,
como la garza al pescao.

A mi me llaman negrero,
porque quiero una negrita,
a quien no le va a gustar
el café cierna nanita.

Yo soy la media naranja,
yo soy la naranja entera,
yo soy un botón de rosa
pero no para cualquiera.

Si tú eres la media naranja,
yo soy el limón entero,
mejores naranjas he visto
picadas del carpintero.

Soy el carpinterito,
hijo de la carpintera,
me como media naranja
y también la naranja entera.

Matita de hierbabuena,
sembrada de dos en dos,
hasta el nombre me lo quito
si no me caso con vos.

Matita de hierbabuena,
matizada con romero,
cómo te voy a olvidar
si fuiste mi amor primero?

El limón deba ser verde
para que crezca fuerte,
el amor para que dure:
debe ser disimulado.

Del cogollo de la palma,
me comiere la mitad,
no hay con más amarga,
que el amor sin voluntad.

Del cogollo de la palma
nacieron las Isabeles,
delgaditas la cintura
y de corazón alegre.

La malva con ser malva,
en cualquier parte florece,
al hombre cuando es soltero
en cualquier cama amanece.

Yo soy hijo de la malva
y da la malva nací,
yo no tango padre ni madre,
ni quien se acuerde de mí.

Tira la cabuya al agua,
dale vuelta al guayacan.
mira las cosas del mundo
qué diferentes que están.

Cuando tengas un gatito,
ponía el nombre de mimí,
cuando le aplastes el rabito
te acordarás de mi.

Quisiera ser mariposa
de esas que vuelan derecho,
para sentarme en tu pacho
y decirte varias cosas. 

De todos los animales
quisiera ser la araña,
para subirme por tus piernas
y entrarme en la montana.

Da todos los animales
quisiera ser venado,
para meterte el cachito
por donde te sale el meado.

De todos los pajaritos
quisiere ser el chupaflor,
para andar de flor en flor
hasta encontrar mi amor.

El pájaro diostedé.
y la pava de la montana,
tienen la maldita mafia
de cantar cuando me ven.

Un pájaro cayó
en el patio de un convento
y todas las monjas contentas
con el pajarito adentro.

Tigre viejo ¿de dónde vienes?
Yo vengo de la serranía,
traigo las uñas gastadas
de tanta picardía.

Calla, calla borriquillo,
que no sabes ni cantar,
estropajo de la calle,
jeringa del hospital.

Te quiero como a mis ojos,
como a mis ojos te quiero,
pero más quiero a mis ojos
porque con ellos te veo. 

Que triste que está la tarde,
parece que va a llover,
así se ponen mis ojos
cuando te dejo de ver.

Qué bonitos ojos tienes!
negros como el azabache,
si fueras cambalachera,
hiciéramos cambalache.

Obscuridad en la calle,
en tu cuarto claridad,
porque allí estaban tus ojos
alumbrando sin cesar.

La vecina de aquí al frente,
tiene una panadería,
a los casados les vende
y a los solteros les fía.

La vecina de aquí al frente
denuncia muertos y heridos,
pero nunca ha denunciado
que tiene cinco maridos.

La mujer que quiere a dos
no es tonta, sino advertida,
si una vela se le apaga
otra la queda encendida.

La mujer que quiere a dos,
los quiere como hermanitos,
el uno pone la jaula,
el otro los pajaritos.

Del cielo bajó un pintor
a pintar tu hermosura,
al verte tan fea y flaca,
se le cuajó la pintura.

Cuando quieras a un chiquillo
no se lo des a entender,
hazlo sufrir como un burro
y así te sabrá querer. 

He mandado hacer un puente,
sólo de palos tiernos,
para que pase mi suegra
y se caiga a los infiernos.

Para arriba corre el agua,
para abajo los camarones
y en la boca de mi suegra
cucarachas y ratones.

Si mi suegra fuera santa,
santa fuera mi mujer,
como mi suegra es un diablo,
lucifer es mi mujer.

Cuando se muera mi suegra,
entiérrelen boca abajo,
y si trata de salir,
entiérrenla más abajo.

A ningún amante viejo
le des posada en tu casa,
porque es fácil encender
el carbón que ha sido brasa.

Si un viejo te pide un beso
no se lo vayas a dar,
porque los besos de viejo 
saben a huevo sin sal.

Nunca creas en los hombres
aunque los veas llorar,
porque son de carne y hueso
como cualquier animal.

Al hombre que va para viejo
le pasan lo que a los chivos:
cuando encuentran pasto verde,
otros se lo han comido.

Si los cuernos alumbraran
lo mismo que las linternas,
muchos hombres caminarían
con el rabo entre las piernas. 

Si los hombres se acabaran,
como se acaba la plata,
probrecitas las mujeres
lloraran como las gatas.

El gavilán con cien plumas
no se pudo mantener,
el escribano con una
mantuvo moza y mujer.

El cuchillo se dobla
con ser de acero,
así se doblan los hombres
cuando no tienen dinero.

De dos amores que tengo
me dicen que olvide uno,
pero como es mi madre y mi padre
no puedo olvidar ninguno.

Mamita, no me regañe,
que usted también lo hacía,
que usted cuando era moza 
tras de mi taita corría.

Si tu padre fuera tigre
y tu madre una leona,
me casaría contigo
aunque tu padre me coma.

Anoche te lo pedí,
tú no me lo quisiste dar,
ojalá que se te oxide
y no lo puedas usar.

Estos versos que dedico
son de mi propia inspiración,
nacidos de mi tristeza,
de mi propio corazón.

Una estrella se ha perdido,
en el cielo no aparece,
en la cara de mi zamba
un lucero resplandece. 

Policía, policía
no te lleves al ladrón,
llévate a esta ingrata
que se robó mi corazón.

Yo como amigo le aconsejo:
"no busque mujer bonita",
porque si usted se descuida
viene el rico y se la quita.

En la casa de los pobres
más existe la alegría,
mas en casa de los ricos
el dinero es el que brilla.

El ser pobre es una afrenta,
que a todo el mundo oscurece,
cuando el pobre está sin plata,
aunque valga, no merece.

Un ciego estaba escribiendo,
lo que el mudo le decía
y el sordo lo oía
para contarlo al otro día.

Nunca en mi vida he visto
lo que he visto esta mañana:
un gallinazo en la torre
repicando la campana.

Cuando tengas un amor
no lo vayas a besar,
porque amor que se besa
no se puede olvidar.

Cuando tengas un enamorado
no le beses en el balcón,
porque el amor es ciego,
pero los vecinos no.

En tu casa tengo un pino,
en tu ventana una flor
y en el ladito que duermes:
docena y media de amor. 



LAS ADIVINANZAS

Yo mato a todos los seres
cuando se me viene en gana
Si tú, a mí me matas
a ti, yo , te mataré mañana
(El hambre)


Revuelto,
como cazuela,
tiene alas,
y no vuela.
(El sombrero)


Del mar salió mi nombre
y tan desdichado fui,
que al huir de mi desgracia
en ¡a garita caí.
(La Margarita)


Soy chiquito y prudente.
Nadie se ríe de mí,
pero el que me mete el diente
se ha de acordar de mí.
(El ají)


Me visten de carne muerta
para ir a prender un vivo.
Mi derecho es siempre tuerto
y no puede ser prendido.
(El anzuelo)


Una señora
de carne rosada,
invierno y verano
siempre mojada.
(La lengua)


Al hombre que se alimenta
siempre mi abrigo le doy ,
poco después, muy contenta,
con otro abrigo ya estoy.
(La oveja)


Sin tener alas yo vuelo.
Tengo cola y no soy ave,
y, como Ud . bien lo sabe
sin viento me voy al suelo
(La cometa) 


Desde el día en que nací
corro, corro sin cesar,
corro, corro noche y día 
hasta llegar a la mar.
(El río)


En una estrecha cárcel
hay soldados de marfil
y una señora rosada
que es la madre del mentir.
(La lengua)


Quien la hace no la goza,
quien la goza no la ve,
quien la Ve no la desea
por más hermosa que sea.
(El ataúd)


Un pájaro Pinto
pasó para el mar
ni el agua, ni el Viento
le pueden matar.
(El rayo)


Una soga
larga, larga
que se corre
y no se alcanza
(El camino)


Blanco fui de nacimiento
colorado mi vivir,
de negro me amortajaron
cuando me quise morir.
(El café)


De una cuerda vivo colgada;
soy da cobre y soy de raza;
cuando río a carcajadas
todos vienen a mi casa.
(La campana)


Este era mi pensamiento
el decirte algún día:
cuál es la que nunca duerme
y siempre pasa tendida?
(La estera)


Don me dicen acá,
Don me dicen allá,
algo debe ser
cuando me dicen Don.
(Algodón)


Ponte derecho,
te lo meteré
y si te duele
te lo sacaré.
(El zapato viejo)


En un monte montesino
hay un viejo capuchino;
tiene dientes y nunca come,
tiene barbas y no es de hombre.
(El choclo)


Dentro de un cuarto oscuro
tengo una monja encerrada,
el día pasa cansada
y la noche reposada.
(La lengua)


Adivina, adivinador, 
adivina cacha floja, 
qué árbol es el que tiene
en la hoja, la fruta y la flor?
(La tuna)





LOS ARRULLOS 

A rro-rró mi niño
a rro-rró mi amor
duérmete mi bien
porque dormidito
parece un sol
y si no se duerme
vendrá el ratón.
(Azogues)



A rro-rró niñito
a rro-rró lindito
no le hagáis mido
por favor os pido
a mi bebecito
que es muy tiernecito
la noche ha venido
y el sueño se ha ido
bello muñequito
duérmase prontito
A rro-rró niñito
a rro-rró amorcito
ya se ha dormido
mi hijito querido.
(Quito) 



A rru-rrú mi niño
que parió la gata
cinco borriquitos
y una garrapata
A rru-rrú mi niño
que ya viene el toro
con sus cachos de oro
a llevarte a vos
no llore mi amor
que tu madre vela
con todo su amor.
(Macará)



Duérmase mi niño
duérmase en la hamaca
no hay mazamorra
ni leche de vaca.
(Esmeraldas)
Duérmase mi niño
duérmase no más
porque si no duerme
vendrá el 'Tomás"
(Calderón) 




Este niño tiene sueño
muy pronto se va a dormir
tiene un ojito cerrado
y el otro no puede abrir.
(Quito)



Mi niño bonito
se me va a dormir,
y los angelitos
ya van a venir.
No llores mi niño
que tengo que hacer,
lavar tus pañales
sentarme a coser.
Y cuando despiertes
mamá te tendrá,
tu rica tetita
con miel del panal.
Y luego los dos
vamos a jugar, 
a los caballitos
y otros juegos más.
(Quito) 



Señora Santa Ana
¿por qué llora el niño?
Por una manzana
que se le ha perdido.
Yo le diera una,
yo le diera dos,
una para el niño
otra para vos.
(Quito) 



Su mamá la luna
le canta y le arrulla
como yo a mi nene
le tengo en la cuna.
(Otavalo)




LA BOMBA DEL CHOTA

En el valle serrano de "El Chota", entre las provincias del Carchi e Irntabura, existe un asentamiento de población negra que data desde los tiempos de la Colonia. Al parecer fueron los Jesuítas quienes llevaron los primeros esclavos negros a sus haciendas situadas en esa región.

Carlos Alberto Coba en su libro "Literatura popular afroecuatortana" (3), citando a Rona W Stuzman dice que hacia "el año de 1.767, cuando los Jesuítas fueron expulsados de América (dejaron) diez haciendas y 1760 esclavos negros en el Chota" . Como se sabe la esclavitud en el Ecuador fue abolida por el Presidente Urbina en 1851. Sin embargo, los modos de explotación cuasi esclavistas perduraron en esas haciendas hasta fechas muy recientes. 

Esto ha determinado que tas costumbres y manifestaciones culturales de los negros del mencionado valle, sean sustancialmente distintas de las de los negros de la provincia de Esmeraldas, descendientes directos de pobladores libres. Su poesía y su música están en verdad más cerca de la tristeza de los indios andinos que de la euforia de los negros de la provincia costeña. Pero hay un baile de El Chota que evidentemente conserva sus raíces africanas. Se trata de la Bomba que recuerda en mucho los cantos de "la Bamba", o la pampa como se conoce en ciertas regiones de Centroamérica.

Reproducimos del libro de Coba, algunos registros de "la bomba del Chota" . Otros pertenecen a un estudio de los esposos Costales: "Coangue" o historia social y cultural de los negros del Chota " 



En Monopamba te conocí.

En Monopamba te conocí
y Para el mes de Mayo volveré
contigo, negra, me he de casar, 
guambra querida,
a verte de nuevo guambrita
sino me olvidas. 

Chulla pañuelo que tengo aquí
como un recuerdo ta dejaré
guambra querida.

Cojamos bus. vamos de aquí
a dar la vuelta por donde mi
guambra querida.

¡Ay l cuando pases por el panteón
viendo a mi tumba recordarás 
guambra querida. 




Si Paloma fuera

Si paloma fuera
paloma no más
sólo con las alas
no puedo volar.

Sólo que me acabe
ya me iba a anidar,
toda la grandeza
de mi juventud.

El año pasado
también yo me iré,
cubierto de rosas
mi negro ataúd.

Para qué dijiste
que toda mi vida,
para que tú vivas
con tranquilidad. 



Chica

Chica, chica de mi mundo
dueña de mi pobre corazón;
no, no, no voy a llorar
porque me dejas;
no, no, no voy a llorar
porque te vas.

Alma te llevo grabada
dentro de mi pobre corazón;
no, no, no voy a llorar
porque me dejas;
no, no, no voy a llorar
porque te vas.

Chica, chica de mi mundo
dueña de mi pobre corazón;
no, no, no voy a llorar
porque me dejas;
no, no, no voy a llorar
porque te vas.

Cuántas torturas,
cuántos pesares
paso mi vida,
llenado amores,
y enfermo se halla
mi corazón. 

Con loco empaño
siempre te busco,
siempre te quiero
y siempre te veo
por más que veo
tu ingratitud,
A Dios le pido
me dé la muerte,
porque no sabes
darme tu amor.

Oh negra suerte
que Dios me ha dado,
ser desgraciado,
ser infeliz.
Fatal destino,
que yo he tenido,
de haber nacido 
para sufrir.

Mamá, mamá
voy a trabajar.
Todo mi salario,
a vos he de dar. 



LOS CARNAVALES

Indudablemente las celebraciones del carnaval más famosas en el Ecuador son las de la Provincia de Bolívar. Allí , luego de un alegre y muy agitado juego —en el que los participantes en su euforia se arrojan agua y hasta harina - alternado con abundantes comidas y bebidas, los "carnavaleros" entonan interminables coplas al son de guitarras. Entre copla y copla se intercalan estribillos tales como: "Bien bonito es carnaval", "Los días de carnaval", y otros por el estilo.' Esta vez hemos seleccionado coplas de la colección de los hermanos Nuñez Sánchez (36)' otras compiladas por un equipo dirigido por Elvia de Tejada (46), y otras recogidas por los esposos Costales (21).
Las celebraciones de la provincia del Chimborazo son parecidas a las de Bolívar. También allí, hombres y mujeres intercambian coplas repitiendo estribilllos tradicionales. 



Carnaval de Guaranda 

Ayer me dijiste que hoy,
hoy me dices que mañana,
los días del Carnaval.
Mañana me has de decir
no quiero no tango gana
Los días del Carnaval.

El amor suspirando
de su lecho se levanta,
la triste voz escuchando
de quien suspirando canta.

Los ojos de mi moreno
se parecen a mis males,
grandes como mis desdichas,
negros como mis pesares.

Yo fui tuyo y mía fuiste,
nunca te olvides de mí,
yo mientras tengo respiro
no me olvidaré de tí.

Oh mujer que me quitaste 
la libertad que tenía;
para que me cautivaste,
si jamás has de ser mía.

¿Para qué me diste el sí,
tirana teniendo dueño?
Bien sabes que no se goza
con gusto lo que es ajeno.

Hago muy bien de quererte
con mi gusto y mi gana,
en eso no tiene parte
ni tu taita ni tu mama.

Todas las mujeres son
dulces como el caramelo,
como yo soy tan goloso
por todas ellas me muero.

No digo que soy bonita,
ni yo niego mi color;
pero con mi colorcito
hago privar al mejor. 



Carnaval de la provincia del Chimboraao

Carnaval dizque ha llegado
para mi pobre, infeliz,
sin tener un calecito
para comprar capulís.

Aura si señores diablos
el infierno se acabó;
ya no nos condenaremos,
ni mi negra ni yo.

Bonita la casa nueva
bonita la construcción
bonita la dueña de casa
dueña de mi corazón.

Dentro de mi pecho tengo,
un torito carnicero,
todo el bañadito en sangre
por un amor verdadero.

Sólo para mi la desgracia
no se quiere separar,
porque con ella nací,
y con ella me han da enterrar.

Anda corazón cochino,
yo te diera con un leño
a que no sepas querer,
persona que tiene dueño. 

Si el quererte ha sido un crimen,
criminal no he sido yo,
criminal fue tu hermosura,
que a quererte me obligó.

Ya repican las campana
ya sale la procesión,
ya salen las cabezonas
a servir de tentación.

Para los huambras el baile
para los viejos rezar.
Que ver un viejo bailando,
es cosa de vomitar.

Si no sabes no te metas
a lo profundo a nadar,
que, en la primera zambullida
los diablos te han de cargar.

En el huerto sembré un pino
en tu ventana una flor
en tu pecho tres clávelas
y una azucena de amor.

De esta banda a la otra banda
no sé que está relumbrando.
Los ojos de mi huambrita,
la vida me están quitando.

Baila mi linda bailé,
baila que te pagaré,,
una rosa en cada mano
y un clavel en cada pié.

Sale, sale luna hermosa,
sale que te quiero ver,
aunque te tapen las nubes,
sale si sabes querer.

Si aborreciendo me estás
más y más te he de querer,
si prueba quieres hacer
aborréceme y verás.

Quiero bien pero no quiero
decir a quien quiero bien,
quiero que sepan que quiero,
que quiero, pero no a quien.

Sin duda lo tienes
tu amor ocupado
para que tan pronto
me hayas olvidado. 



LAS COPLAS


Con una viudita no me caso
sólo por un punto,
no por llagar a coger,
lo que ha cogido el difunto.

Dicen que no me quieres
porque no tengo calzones,
vos tampoco tienes naguas,
palabras sacan razones.

Dime chagra hermoso
de qué cerro descendiste,
dejando chacras tiernas
dime para qué viniste.

En la banda de un río,
hay un hombre parado
dando agua a su cuchillo,
y afilando a su caballo.

En la banda de un río
un negro me desafía,
mi cuerpo sa hará pedazos,
pero la guambrlta es mía.

En las pampas del Jubones,
aprendí a jinetear,
montado en un macho muerto,
no me puede tumbar.

Más arriba de tu casa,
tengo una carta tendida,
si no te casas conmigo,
tienes la vida perdida.

Muévete, muévete
matita de ají,
como se menean
las cholas de aquí.

No me llames por mi nombre
que mi nombre se acabó,
yo amé a una muchachita,
que del árbol se cayó.

Por el agua corren piedras,
por el puente camarones,
por la cama de mi suegra,
cucarachas y ratones.

Cintas negras al pelo,
te has colocado,
antes que yo me muera,
te has enlutado.

De la costilla de Adán
hizo Dios a la mujer,
e que nosotros tengamos,
un hueso más que roer.

El sapo de las quebradas,
es negro pero asqueroso,
al sapo de las mujeres,
hediendo pero sabroso.

Las monjas del Carmen Alto ,
se jactan da ser doncellas,
y cuántas veces verían,
boca arriba las estrellas.

De la costa estoy viniendo
con naranjas y limones
a buscar guambras bonitas
y a robar los corazones.

Ayer pasé por tu casa
y me tiraste un limón
el limón cayó en la calle
y el zumo en él corazón.

Has dicho que no me quieres
porque soy de sangre baja.
Si quieres querer a reyes
cuatro tiene la baraja. 

La mujer por ser casada
y el indio por ser danzante
toda razón menosprecian
nada ponen por delante.

Vestida de azul saliste
a competir con el cielo
que también hay en el suelo
cielo que de azul se viste.

Adiós dulce trofeo
de mi amarga y triste vida
dónde estás prenda querida
dónde estas que no te veo.

Bonita la casa nueva
bonita la procesión
bonita la que está adentro
dueña de mi corazón.

Un negro se fue a bañar 
pensando volverse blanco
el agua quedó teñida
y el negro volvió a su ser.

A la vecina del frente,
se le ha muerto su marido,
y por temor al difunto,
se viene a dormir conmigo.

A la vecina de enfrente
se le quema el delantal,
si no acuden los bomberos,
se le quema el animal.

Al otro lado del río,
un negro me desafía,
mi cuerpo se hará pedazos,
pero la Zaidita es mía.

Anoche me fui por verte,
encontré un cuerpo colgado,
te pregunto y me pregunto,
y el cuerpo bruto callado.

A dónde por dónde iré,
a llorar mi desventura,
con mi fortuna,
tan separada de mí.

Al otro lado del río ,
lloraba un garra patero,
no llora por ser un negro,
sino por ser forastero.

Compadre gallinacito,
mi caballo se ha perdido,
si usted no se lo ha comido,
ayúdemelo a buscar. 


.

FELIPE UGALDE [18.003] Poeta de Chile

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FELIPE UGALDE 

Felipe Ugalde: Poeta, editor, cronista y músico. Chileno y Mapuche. Nacido en el puerto de Valparaíso el 18 de Agosto de 1976.

Fundador de varios proyectos musicales en la ciudad de Valparaíso, entre los cuales podemos destacar la banda de dream pop Flores de Bach, y su proyecto experimental Polinesia.

El año 2001, recibe el 1er Lugar en Juegos Poéticos organizado por la Universidad Nacional Andrés Bello. También el mismo año 2001, sus poemas son seleccionados y publicados en la Antología Poética Universitaria Regional, del departamento de castellano de la Universidad Católica de Valparaíso. 

El año 2003 es publicado en la antología “Señales en la Piedra”, del Centro Cultural Balmaceda #1215 de la ciudad de Valparaíso. El año 2008 es publicado en la antología “Valparaíso Bohemio”, de la Editorial Puerto Alegre. El año 2009 sus poemas aparecen en el libro “Antología del Café”, Ediciones Café Paskin, Valparaíso. 

El año 2010 es publicado en España por los poetas de Elche, Alicante, en el libro “Antología Irregular en tonos blanco y azul”. El año 2015 sus poemas aparecen en el libro “Antología Errante”, Editorial Puerto Alegre.

Ha publicado los siguientes libros:

-Oceánica /Poemas, Editorial La Cáfila (2001)
-Creación desde la palabra, Antología Poética, junto a Arturo Rojas, Ediciones de la Universidad Técnica Federico Santa María (2001)
-Torpederas $250 Cementerio /Crónica Urbana, Colección Sumergiendo (2005)
-Valparaíso Cambio & Fuera /Poemas,  Colección Sumergiendo (2005)
-Alta Oración /Poemas, Ediciones Suicidas (2008)
-Pata de Conejo /Poemas, Ediciones Periféricas (2013)
-Cultura Chinchorro /Poemas, Ediciones Periféricas (2014)
-Tahuantinsuyo /Poemas, Ediciones Periféricas (2015)


Menta

A lo lejos se oye
La pequeña cascada
Como una mano que relaja
De noche
Santuario
Te oímos
Tantas veces
Eres la necesidad
Que pide la lírica
Menta
Húmeda
Para calmar
Y
Rezar.





Arbusto

De cien ramas
De hojas que hablan
El sol gran astro
Idolo de fuego
Desde su trinchera
Alumbra
Sin descanso
Para
saciar
Su
Sed.





Bang

Sigue el doble haz de luz
La tierra se hunde
Por las fronteras
Del hemiciclo
Te vieron los caballos
Sanearon las manos
La hoja de ruta
Camina despacio
El mañana
Comienza
Hoy.





Brisa

Es la voz que habla
Viene de la montaña
Porque así esta escrito
El sonido es un arbusto
Ayer en llamas
Tus pies fueron polvo
Hoy boca de lobo
Aullido en la noche
Ruido y sueño
Palabra desapercibida
Unico espanto.




Sed

Madre de todas las verdades
Comienzo del oscuro misterio
Me caes de arriba
Como gota dividida
Suena los dedos
Se acabo el hambre
El tema no es
“ser o no ser”
Si no
ha-ser
lo que hay que ha-ser
haciéndolo
como ahora.





Pata de Conejo
Felipe Ugalde



Venadito de los montes,
seamos amigos porque
el puma ronda que ronda,
venadito de los montes.

- Mario Florián





I

ojo de gaviota
titánico vapor
noches de ayuno
batallón geográfico 
pergaminos oblicuos

tronadores

 peces desbocados
vuelan en los glaciares azules

cantando 
la mujer cósmica
avisa nacimiento
del primogénito


II

las naves derritieron los océanos
las plumas en mis ojos abrieron el mar
arca de un grillo
escrito en la boca de un pelícano

cayeron los pedestales al agua bendita

en el fin del mundo

en plaza echaurren

el fin del mundo


III

olas miniatura en ciudades miniatura
ha finalizado la gran guerra

el pueblo en silencio 
escucha el canto de las aves

el canto que no es canto
es vuelo

las plumas que hierven en cazuelas infernales
el brote de una casa que se esmera en apagarse
un cerro de Valparaíso avanza como caballo de troya


IV

algo real sube por la espalda
es la voz del colibrí dorado

colibrí colibrí
abre mis venas para nacer de nuevo
imploro a todos los valles de un territorio olvidado
ser cóndor en vuelo conspicuo

ahora murmuramos desde las montañas
cerrando los ojos para ver la luz

el ritmo de una canción evoca paisajes
la cumbre esta cerca

paremos al borde de un camino pedregoso
las piedras estallan 
el aire se vuelve cuerpo


V

la esencia del despertar
en el murmullo de pájaros oscuros

camina en un témpano que flota
en la famosa catedral del sur

de quienes son estas palabras
mi boca va volando

intuyo un otoño que viene a cautivarnos
deslizo la furia de una costa que ve sus pies como rocas


VI

la verdad
un plato ciego lleno de cuernos de vaca

parado con la boca abierta
respirando sobre el cuerpo de la alta montaña

un libro de verdad debe ser escrito en medio del bosque

la oscuridad acecha
cuando voy en busca de leña
para calmar un frío intenso


VII

cargo peñascos
gimiendo hacia la torre

siete y seis
musicalidad

algo así como 
yeso y vidrio

piedras al filo de la estocada
la cabrita vuela hacia un monte que se eleva
a lo lejos cierran una vieja puerta
en los pies de una gran montaña


VIII

el corazón palpita 
en el vuelo de una mariposa

la oruga come de mi cuerpo
pienso en el canto de las larvas

a quien le pertenece entonces
las venas y las alas de la mariposa

densa selva
lepidóptera

aullido


IX

se vino parpadeando la niebla
dejando palabras en suspensión

quise probar el suelo frío
tocar algún valle 
con la punta de los dedos

las gaviotas duermen
heladas
en sus nidos invisibles

el invierno maldito alimenta nuestras fogatas


X

parado sobre lenguas de fosfeno
residuos de miradas árticas

enciendo el fuego en las puertas de la luna
caballos de humo danzan en la playa

polvo en mis entrañas
necesito sacudir estos versos

perderemos las palabras
hundidas en la arena
aunque esto no es el sahara 
las golondrinas rezan al anochecer


XI

durmiendo como pantano en la geometría de mis huesos
finjo ser gaviota de acantilado

tallando en madera la esgrima literaria del sur
vuelan tiuques negros de carbón

me alejo de la costa
como un ciervo que nutre otro territorio perdido

numerología & misticismo
aquellos que se fueron 
 han vuelto


XII

otra vez la ruda siria despliega sus efectos
el brebaje viene del mar
rocas y medusas

paraíso encendido en medio del arenal
palafito de arbusto

el instinto salvaje
viene de la conga


XIII

la liana de una nube
predice el temporal de peces

el ácido que baja por el aconcagua
acoge los piececitos desnudos

el viento rasguña el pavimento de las cumbres
y eso que veo      
absorbe mis oídos



XIV

exquisita fue tu voz en las fogatas
dialogo de halcones
encuentros entre la niebla

aspiro el néctar blanco en un arroyo vidrioso
junto palma con palma
invoco al cielo
 y 
rezo



XV

la música de las montañas
se escucha en los ojos de un colibrí rocoso

paso y avanzo en el denso palpitar de las alturas
en la señal del gato montes

las espinas confunden al cielo 
el cactus traga dagas brillantes



EMMA SEPÚLVEDA PULVIRENTI [18.004] Poeta de Chile

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Emma Sepúlveda Pulvirenti 

Chile. Emma Sepúlveda Pulvirenti estudió en el Pedagógico de la Universidad de Chile hasta Septiembre de 1973. Por razones ajenas a su voluntad, tres meses antes de recibir el título en Historia, tuvo que abandonar su carrera pero pudo terminarla en Estados Unidos desde 1974, país donde vive y donde ha recibido numerosos reconocimientos por su trabajo en literatura y en defensa de los derechos de los latinos en ese país.

Con un magíster y un doctorado de la Universidad de California en Davis, en forma paralela a la carrera docente Emma Sepúlveda ha dedicado parte de su vida a la escritura y al activismo político. En 1994 fue la primera latina candidata al Senado de Nevada. Comenzó a escribir sobre temas políticos, económicos y sociales que afectan a la población latina en ese país. Sus comentarios se han convertido desde hace trece años en una sección dominical permanente en la prensa de Nevada.

Hasta ahora Emma ha publicado 17 libros tanto de crítica literaria, como de enseñanza del castellano y de investigación. Algunos de los títulos son: Tiempo cómplice del tiempo (Poesía/España); Muerte al silencio/Death to Silence (Poesía/EEUU); We, Chile (Testimonio/EEUU/)- Vietnam en la memoria (Poesía y fotografía/EEUU); Patagonia Inside (Poesía y fotografía/EEUU); From Border Crossing to Campaign Trail: Chronicle of a Latina in Politics (Narrativa/EEUU); Amigas: Letters of Friendship and Exile (Narrativa/EEUU); Do you Hear My Accent When I write? (Narrativa/EEUU).

Emma ha sido invitada a dar lecturas de su obra y conferencias en universidades de Estados Unidos y muchos otros países del mundo incluyendo Inglaterra, España, Alemania, Marruecos, Israel, Argentina, Canadá, Puerto Rico y México. Ha recibido premios en fotografía, literatura y por su trabajo en favor de los derechos de los latinos en estados Unidos y en los últimos años se le ha otorgado el Premio Thorton por la Paz; GEMS Mujer del año en literatura (del canal de televisión de la mujer); Primer lugar en EEUU en el concurso nacional de fotografía Polaroid ( organizado por Polaroid-Alemania y el Museo de Arte de Nueva York); Premio Carolyn Kizer en poesía; Silver Pen en literatura en Nevada y, en 2005, Excellence in the Arts/2005 Artista del año (otorgado por el gobernador de Nevada). En noviembre de 2007 le será otorgado el Nevada Writers Hall of Fame Este premio se les da a los escritores más notables del estado y ella será la primera escritora latina que recibirá este honor en ese estado de Norteamérica.

En la actualidad continúa escribiendo para la prensa de EEUU y es Foundation Professor de la Universidad de Nevada en Reno y Directora del Centro de Investigaciones Latinas de la Universidad de Nevada en Reno, del cual fue fundadora en el año 2005. Vive la mayor parte del tiempo en la ciudad de Reno.


MARCANDO OCUPADO

Diciembre 28
Una manzana.
Un huevo (la clara solamente).
3 vasos de Diet Coke.
2 vasos de agua.
Un yogurt.
Arroz (media taza, de las chicas).
Ensalada de tomates (dos tomates con un poco
de aceite).



Diciembre 29
Una taza de té (sin azúcar).
Una manzana.
Ensalada de apio con palta (le saqué un poco-
Tenía mucha palta-unas gotas de aceite).
3 galletas de agua.
3 vasos de Diet Coke.
2 vasos de agua.
Una papa cocida.
Una tajadita chicona de jamón.



Diciembre 30
Me pesé hoy. Un asco. No he bajado mucho.
Una taza de té.
Pan de molde super tostado (sin mantequilla ni
Dulce).
Ensalada de porotos verdes (sin oil).
3 galletas de agua.
Un tuto de pollo (la pura carne-pero no me
lo comí todo).



Diciembre 31
Media taza de té.
2 galletas de agua.
Un pedazo de quesillo (sin sal).
5 cubas libres.
10 papitas fritas.
Un pepinillo.
5 pasa amarillas y manís (unos siete).
Dos canapés sin mayonesa (le saqué el pedazo
De aceituna que tenía arriba).
Una empanadita de queso (elegí la más
chicolandia).
Ojo: la estúpida fiesta de año nuevo de la Lupe.
Me descontrolé comiendo. Dejé la cagada. Tengo que cuidarme la próxima semana. Comí como animal. No puedo seguir así.



Enero 1
Me levanté tarde.
Me hice la dormida.
Evité el desayuno.
Me salté el almuerzo.
Un vaso de Diet Coke.
Un café.
Ensalada de lechuga (más o menos cinco hojas
Medianas, sin aceite).
4 vasos de agua.
Me porté super bien hoy.
Voy mejorando.



Enero 4
No me llega todavía. (mejor-sobre todo con el
bikini nuevo-una lata).
La Lupe celosa.
Ha subido un montón de peso estos últimos
Meses (por lo menos 5 kilos y medio, creo).
Se ve pésimo la pobre.
Nada de desayuno.
4 hojas de lechuga.
½ manzana (pelada).
Dije que había comido en la playa (se la tragaron).
Un yogurt dietético de limón.
4 vasos de agua.



Enero 5
Fumé mucho.
Me pegué feroz volada.
Lata. Eso me dio hambre.
Siempre me da hambre después de un pito.
Pero me puse firme y me las aguanté.
Helado de chocolate (un kilo).
Media taza de té.
2 galletas de agua.
1 café sin leche y sin azúcar.



Enero 6
¡Qué se dejen de joder con la comida!
Media taza de té CON LECHE.
Una tostada CON DULCE DE DAMASCO.
½ bistec (le saqué toda la grasa que pude.)
5 PAPAS FRITAS (elegí las más secas).
3 cucharadas de PAPAYAS AL JUGO.
Me enfermé de tanto comer.
Vomité hasta las tripas.
Me siento inflada.
La cara redonda y los muslos gordos.
No se me nota ni cintura.
Tengo hasta las manos guatonas.
Me veo como las pelotas.



Enero 9
Estoy mucho mejor.
Me pesé.
No voy a escribir los kilos porque no he bajado
Muchos.
Cuando baje otros dos, los anoto.
Mientras tanto trato de comer menos esta
Semana.
Desayuno: un poco de té
Almuerzo: medio platllo de ensalada de apio.
Once: un yogurt de limón dietético.
Cena: un pedazo chiquito de corazón de sandía.



Enero 10
¡Bajar!
¡Bajar!
Comer es un delito, bajar un triunfo.
Me veo asquerosa.
Una vaca.
Traté de no comer nada hoy.
Un vaso y medio de agua (de los vasos grandes,
azules).



Enero 11
Nada de nada.
Pero no bajo todavía.
Una cerda.



Febrero 14
Santa Cruz, California.
(Día de los enamorados).
Vino mi mamá a verme-drama.
Venía con mi papi-drama doble.
Este tipo sigue jodiendo, no, no escucho voces.
No, no estoy deprimida. No, no me tocó mi
Papá ni mi hermano, ni ningún otro miembro
De la familia, ninguna parte del cuerpo. No,
Ningún cura tampoco. No, nadie me ha violado.
No, me llevo bien con mis papás. No, no me
sacaban la cresta cuando era chica. No, no he
tomado ninguna droga, nunca. No, no he tenido
rollos pencas con ningún tipo. No, no tengo tara
con la comida. No, no somos exiliados.
Jode y jode el tipo con preguntas estúpidas.
No cacha.
No me entiende.
Ni siquiera me quiere escuchar.
La cuestión es tan re-simple…
La Jessica Parker.
La Salma Hayek.
La Penélope Cruz.
La Cameron Díaz.
..y ENE más….


La pregunta

¿Comer o no comer? ¿Comer o no comer?
Al diablo con lo demás.
Para ti esa fue siempre la tragedia mucho antes
De leer a Shakespeare.




CÓMO QUIERO QUE ME QUIERAS

Me lavo las manos
Me voy a lavar las manos, otra vez
Ahora me quedaron más limpias que recién.
No, no es verdad no me quedaron muy limpias.
Me las voy a lavar otra vez.
Ahora sí, me siento mejor.
Pero no, toqué la perilla del baño y voy a tener
Que lavármelas otra vez.
Qué delicia.
El jabón me acaricia las manos suavemente y
Me limpia.
El jabón me saca todos estos microbios terribles
Y me limpia.
El agua está caliente.
Eso ayuda a matar cualquier cosa que se me
hubiera pasado mientras me lavaba las manos
A las apuradas.
Ya, ahora estoy bien.
No, no estoy mejor, estoy peor.
Estoy sucio.
Estoy asqueroso.
Me muero de asco.
Por qué mierdas tuve que tocar la llave del agua,
otra vez.
Ahora sí, me lavo otra vez las manos y me las
seco rápido y no toco nada.
No toco nada.
Por qué me sigues esperando al otro lado de la
puerta en ese maldito cuarto a oscuras.
No puedo salir de este baño.
Tú sabes que me cuesta salir del baño, pero me esperas.
Siempre me esperas.
Me esperas porque vuelvo al baño con más
Ganas.
Pero esta noche me cuesta más que otras veces.
Tengo las manos sucias y pegajosas.
Tú eres la responsable de todo esto.
El agua corre y corre por el lavatorio.
Me hace sentir limpio y tranquilo.
Dejo que las manos se acostumbren al correr
De agua.
Corre y corre
Corre y limpia.
Me pasaría el resto de la noche dejando el agua
Correr por mis manos.
Pero no puedo porque tú me esperas.
Quiero volver a la cama.
Quiero volver a tus brazos.
Tú me esperas en la cama pero tengo miedo
de tus brazos.
Tengo miedo de tu cuerpo.
Tengo miedo de que me ames así, como siempre
lo haces.
Me lames y te odio y te amo por los lamidos.
Me lames y me ensucias.
Me lames y te amo.
Te amo porque me lames.
Te odio porque me besas y me lames.
Tengo que volver al cuarto porque estás
esperando.
Ahora sí que voy.
Me lavo las manos y voy.
Me las lavo mejor que antes.
Me las lavo porque te toqué y me tocaste.
¿Por qué tienes que tocarme?
Me gusta que me toques.
Odio que me toques.
No sé, quiero subirme encima sin que me toques.
Quiero moverme, sin que me toques.
Quiero darte placer, sin que me toques.
Quiero llegar, sin que me toques
Quiero explotar y gritar, sin que me toques.
Pero no puedo, esta noche no puedo.
No puedo porque tú me ensuciaste las manos.
Se te antojó que te tocara.
Se te antojó ensuciarme las manos.
Tú tienes la culpa de que esta noche esté sucio.
Pegajoso.
Inmundo.
Inmundo y pegajoso.
Pero quiero volver.
Quiero volver al cuarto y gozarte asquerosa.
Quiero salir de aquí y dejar de lavarme las manos.
Estoy excitado.
Estoy listo para volver a la cama contigo.
Sé que me estás esperando excitada.
Me las lavo una vez más y vuelvo.
No.
No.
No.
Tú me vas a ensuciar otra vez.
Me toco.
Me toco con las manos limpias.
Así, así me gusta.
Me toco con las manos limpias.
Me toco.
Me acaricio.
Yo sé mejor que tú cómo tocarme.
Me toco.
Me sigo tocando.
Sí, yo no me ensucio cuando me toco.
Yo tengo las manos limpias.
Me toco.
Me acaricio.
Me gusta.
Así, despacito y con las manos limpias.
Así.
Sí, así.
Así.
Así.
Más rápido.
Más rápido.
Te imagino desnuda.
Te imagino gozando conmigo.
Te toco, pero no me tocas.
Estoy limpio y te veo desnuda.
Te toco a la distancia.
Más rápido.
Más rápido.
Estás gozando conmigo.
Te toco limpia en mí.
Me sigo tocando.
Me ensucio.
Yo me ensucio.
Yo mismo me ensucio.



TU LOCURA

Yo soy para ti lo que fui después de que se
desocuparon los espacios circulares de tu locura.
Pero tú lo sabes muy bien ahora, yo soy mi
propio espacio circular que es tu locura.







LAURA MEDINA ESPINOZA [18.005] Poeta de Chile

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LAURA MEDINA ESPINOZA

Nació en Quirihue, Chile (1951). Poeta y profesora. Ha participado en recitales en Alicahue, en la Feria del Libro de Viña del Mar (2004), en diversos eventos en Villa Alemana y en el Paseo Rubén Darío de la Agrupación Literaria homónima. Sus poemas han sido publicados en el periódico The Rapa Nui News de Nueva York, EE.UU. y en la página Web del mismo www.therapanuinews.com y en la revista literaria chilena “Albatros” de difusión nacional. Ha sido  incluida en la antología Vivencias secretas del Centro Poético de Madrid, España (2004), en conexión con el Ministerio de Cultura de España e incluida en la página Web del Centro de Estudios Poéticos mencionado y en la Antología Vivir Soñando de la misma entidad literaria Española. Participó en el Encuentro Internacional de Poetas 2003, convocado y organizado por la Agrupación Literaria Regional ALIRE, de la cual es miembro.



EL LABRIEGO

Desde la fresca aurora
hasta la última brisa de la tarde
el labriego,
junto a su arado
abre los surcos de la tierra
con júbilo y amor.

Se reclinan los espinos
aromas dan al campo;
señala la tierra
su verde esplendor.

Bajo el sol
siembra la semilla
en un jardín de esperanzas
con manos laboriosas
…y en su frente el sudor.



GABRIELA

                       A Gabriela Mistral
  
Abrió sus  brazos la niña Lucila,
para coger con ternura
la ardiente savia de su ilusión;
la sombra de sus vigilias,
fruto y fulgor.

Versos envueltos en la dulce cepa,
con sabor a valle fresco;
esencia de calidos versos
en la paz del huerto.

Versos del humilde valle
cargados de dulzura y desvelo
donde la vid y el sol
cultiva su reino rojo.

En Montegrande
Lucila y el valle,
el verso y la flor,
un soplo refrescante
hecho sueño y canción.



LUNA DE ESTÍO

Silencio cálido.
Mirando el cielo
límpido y estrellado,
eres la reina cuando
la campiña se viste
con el oscuro manto.
En el infinito azul de los astros,
entre brumas y reflejos de cristal,
lejana 
brillas de ternura dorada 
en mi canto.



MADRE

Cálida y furtiva
llega a mí tu delicada imagen,
ensueño de rosas
que  vaga en mis venas.
Madre amada,
perfumada violeta;
ternura y amor.
Madre,
tus manos siempre puestas
                                        en el telar.
Eras la abeja que traía
el aroma de la vida
al celeste colmenar.
Aún añoro tus manos cariñosas
en mis cabellos de niña, engarzadas,
entonces era la princesa feliz
del universo.
Madre, hermana, mujer y amiga.
Dulce alfarera,
descansas en los celestiales parajes,
en los divinos campos de Dios.
Hoy que otra madre
en este mundo soy,
comprendo tu sublime labor.
Crece en mi corazón 
el río de la infancia,
y es mas fuerte la corriente
de tu noble amor.
Me envuelve tu presencia...
Madre mía,
                            y me entregas
una fresca carga de ternura,
                               que perfumo
para mis retoños, que son también tus hijos,
en esta ronda de amor.



MARIPOSA

Primavera;
Florece el sueño y la flor...
perfuma el aire, florece mi corazón.

¡Frágil mariposa despierta,
sal de tu capullo!
Y vuela de flor en flor,
sobre verdes praderas
bajo el sol.

Delicadas alitas de seda,
dejaste en mis manos
el fresco fulgor,
el mágico destello de tu ilusión.



QUIRIHUE

Quirihue,
lejana comarca
de pálidos senderos
y verdes praderas,
en mi juventud de ti me alejé.
En mi memoria retornas avenida Arturo Prat,
con tus álamos frondosos,
y las hojarascas de colores
que eran para mi una bella armonía.
  
Al abrigo de los sueños
en  aleros de mi  memoria te cobijé;
aún perdura la tranquilidad
de tus álamos de plata
y el tierno cantar de los pajarillos,
de los crepúsculos y latidos
de mis verdes  recuerdos que nunca olvidaré.

Volaron los años
de rama en rama, de flor en flor...
y hoy vuelvo con gozo
a la tierra que me vio nacer
a dejar estos versos,
gotas de rocíos
que sostienen mi corazón.





VIAJERA DEL AIRE

Errante golondrina,
soñadora del aire
por el mundo vas buscando nuevos lares.
Con tus alas  al viento
eterna viajera,
cruzando  vas desiertos y valles,
mares y fronteras.
Grácil golondrina
sueña… sueña,
abre tus alas
otros horizontes
y nuevas primaveras te esperan…




LA CALLANA

En medio de las lenguas de fuego,
colgada del trapecio,
te meces y meces 
negrita bailarina.
Morena alegre y juguetona 
en tu vaivén,
rondas y rondas,
sueñas y cantas
bajo las estrellas.
Y en medio de las lenguas de fuego,
la mano de mi madre 
mece tu brazo de madera.
Negrita bailarina, 
morena alegre y juguetona
dora que dora el trigo;
fortuna de la era.
Para el labio sediento:
dulce agüita con harina.
dora que dora el trigo 
negrita bailarina, 
morena alegre y juguetona.

Primer Lugar en el evento “Poesía es Música” 
Quillota - Otoño 2007.- 




DULCE TIBIEZA, SANGRE DE MI CORAZÓN

 A mi hijo Gustavo

Un dolor inmenso me acongoja
en el lecho de un hospital.
Me siento como una pálida rosa
¡Oh! doliente soledad.

Pequeña salita maternal;
febriles mis pupilas, 
delirio y temblor,
un oscuro abismo
orla mi frente,
un manto gélido cubre mis huesos,
Una sombra oscura mi corazón.

Un sueño recorre mi piel 
el dolor oprime mi carne.
Rojos y secos mis labios,
sombra en mi lecho de hospital.
Frágil cual pálida rosa
con un canto cubriré mi dolor.

En mi vientre la esperanza 
soplo de vida, tenue rayo de sol, 
refugio de un nuevo resplandor.

Ha nacido mi tierno hijito
A mi regazo ardiente llego con su llanto.
Pequeñita presencia, 
arrullo de mis sueños,
 dulce tibieza, sangre de mi corazón.

Del Libro “Trinos de Libertad” 





ALAN MUÑOZ OLIVARES [18.006] Poeta de Chile

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ALAN MUÑOZ OLIVARES 

Nace en la calle Alto Horno 777 en la ciudad de Talcahuano de Chile, el Domingo 17 de julio de 1977 a las 7 P.M. Es el séptimo nieto del séptimo hijo. Ha publicado los poemarios: CANCER O LA INMORTALIDAD DEL CANGREJO (1999), OTRAS IN-VERSIONES (1997) y RE-VERSOS (1995). Es destacable su sostenida labor como realizador de Talleres de Percepción y Creación Literaria. Ha obtenido importantes premios y aparece en diversas antologías del medio. A lo anterior se suma su trabajo interdisciplinario con teatro, instalaciones, grabado y pintura, además de un sinnúmero de lecturas poéticas en todo el país. También ha fundado el Grupo Dessidia junto a Eduardo Meneses y Alejandro Anabalón, el Colectivo Artístico Cultural N.A.D.A. en complicidad con los artistas Eduardo Meneses, Daniel Campos y Jessica Castillo, Antros Ediciones en comunión con Ivo Maldonado y Ramón Oróstegui y el Grupo CATORCECOMAUNO, este último junto a los artistas plásticos Daniel Campos, Luis Alberto Hidalgo y Carolina Stremelj. Tiene estudios de Pedagogía en Español y Bibliotecología en la Universidad de Concepción.



POESIA / POETRY

                         1

(EXTRACTO DE CÁNCER O LA INMORTALIDAD DEL CANGREJO)


                       III

      "Mientras sucede el peso de la noche"



EL BAGAJE Y ESO QUE RECIÉN NOS ESTAMOS EXPANDIENDO

Todo era lo externo
lo que subía y lo que bajaba en las orillas
era lo que en lapsus se amontonaba
en las esquinas de estas calles
en las cuales caminábamos eufóricos
Laberínticamente
Vagamente asertivos en los días y en las noches
Vagamente.



CRÉEME, ALIONA, NADA ES FÁCIL

Había una cosa extraña
que estaba creando pánico en nuestros miembros
A medida que nos abríamos paso 
entre las neuronas afiladas, cortantes y eléctricas
como en un Pinball íbamos dando botes plásticos
en los muros estrechos del laberinto
Pero te explico, Aliona, 
que no fue producto de una mala maniobra
sino que las dudas Iscariotes 
crearon un foso de preguntas reaccionarias,
Indignas de ser contestadas a estas alturas, 
pues todo estaba, ya, resuelto y concluido
Fuimos parte de un motín
Habíamos sido traicionados por nosotros mismos
Nos desdoblamos en el sueño y fingimos creernos el cuento del desvelo
"Ay, que miseria la nuestra", gritó alguien
Nos embarazamos de nosotros mismos
con ideas que nosotros mismos
habíamos complotado.




¿QUÉ ERA LO EXTRAÑO?

Había una cosa extraña entre nosotros, ¿qué era?
Algo como una idea que habíamos complotado
Debíamos, por tanto, extirparla
Pues nunca llegaríamos a nuestro destino 
en ese estado inconsciente
Debíamos extirpar la falange 
Un miembro de todos o de uno
Había una cosa extraña 
de todos o de uno que debíamos extirpar
Créeme, Aliona, no fue fácil 
Nunca ni en las más indecorosas realidades
podíamos imaginar siquiera 
extirpar un miembro de todos o de uno,
En fin, esto era lo que debíamos hacer
a (toda) costa
de nosotros mismos.




ESCENA DE LA CERCENACIÓN

"EL Cáncer Maligno puede olvidar que es Cáncer Maligno
pero Los Cangrejos que le asisten
no pueden  olvidar la mutilación infinita de sus miembros
cada vez que renace el círculo de la palabra".

Tomamos nuestros miembros con las manos vacías
No había nada en nuestras manos vacías
Nada que se pareciera a lo que se pierde en el tiempo
Nada que echáramos adentro de menos
Entonces, valientes y cobardes
tomamos las falanges de este Cáncer Maligno
que nos había complotado los unos a los otros
Alguien que era uno y era otro
El cáncer de nosotros que había que arrancar
El miembro de uno o de todos
A pleno sacrificio
A la luz de los ojos de todos los que nos leen.

Tomamos con nuestros miembros
para despedir su visita
Nos echamos a beber parte del licor 
que cargábamos en nuestras venas
Bebimos para alargar el tiempo que quedaba
para no hacer nada
Nada que signifique perder este instante de profunda belleza
Nada que volara más allá de nosotros.

"Ya es hora de extirpar El Cáncer Maligno de raíz",
dijo El Verdugo Zurita

y todo fue impaciencia y remordimiento
una tristeza de periódico en los muros del laberinto
Nos elevamos
Todos los miembros se elevaron hasta la cúspide
Hicimos magnas reverencias a los dioses
Para perdonarnos, para que nos perdonaran
Hasta que se calló el cielo de golpe
Y todo fue un Zoom silencioso de cercenación
Los cuerpos se perdían en otras formas aparentes
Las bocas gritaban nombres extirpados
El viento se llevaba lejos los grafemas, los fonemas
Los dientes crujían y se desparramaban
en un mar de caras que parecían las nuestras,
pero los brazos, las piernas, las falanges
eran un estallido, una secuencia de letras deformes
como ojos (des)orbitando alrededor de nosotros
sobre nosotros eran todos los restos de las letras
que subían y bajaban en sus orillas sobre nosotros
"Aes", "Oes", "Uis"
Sobre nosotros no supimos mucho, 
Quedaban desnudas y desparramadas las ideas sobre la acera,
nuestros ojos comían de ello como perros
Ondulaba el hedor de nuestros miembros cercenados
Como un bao interno, como el hollín en las ventanas
En aquella "negrura de caverna
el resplandor de nuestros cuerpos ahora como nuevos
tenían el torrente de las llamaradas del fuego"
pero éramos agua   
al fin, agua pura de todos los torrentes.



ÚLTIMO RECURSO
a Eduardo Meneses

¿Qué hacer con nuestros restos?
Como último recurso de la noche iluminada
dimos nuestros restos
a los perros de la calle
por toda la calle
y por nosotros.


+++


                   2

(EXTRACTO DE ÁNGELES LLOVIENDO A CÁNTAROS) 


BENDITO POEMA A FARRAH FAWCETT

¿Dónde se detiene el reloj de los sueños y dónde la manecilla del tiempo?

- ¿Me llamas, Charlie?, ¿Todavía me buscas?? Dice Farrah contestando el teléfono- 
¿Todavía me buscas entre la angostura de esta ciudad de ángeles?
¿Todavía exigiendo culto a mis maravillosos cincuenta años?
Dime "Ángel" a secas
Ángel de tiempo completo
Ángel al desnudo posando para "Play Boy"
Dime ex Charlie Angel en memoria a mi coronación
Pero ya no me llames, Charlie, ni busques alivio a mi alma atormentada
No me sigas llamando, por favor, no me sigas llamando
Pues tengo fama de ángel caído.



ALBERTI EN EL UMBRAL

"Yo no sabía que las puertas cambiaban de sitio
que las almas podían ruborizarse de sus cuerpos
ni que al final del túnel la luz traía la muerte".
Rafael Alberti

Se queda en el umbral, Alberti, se queda
Para vernos entrar en el gran socavón
El conducto de la nada se reposa en el ir y venir de sus fantasmas
En el abrir y cerrar de sus invisibilidades
Se queda, Alberti, en el gran umbral de los cielos
Ni dentro ni afuera de la cúpula especular
Sino en el vaivén de los coletazos sagrados del firmamento
Alberti en el umbral, (dije:
al verte en el umbral, Alberti,
estupefacto de tantas apariciones)

Ante tal espectáculo se lanza, Alberti, "sobre los ángeles" 
Como Ícaro sobre el mar Egeo
Rasgando el aire con sus alas incendiarias
Murmurado entre los labios el verso inexistente
Aquel que alude al verso inexistente

Y queda flotando en el vacío eterno, suspendido 
entre el cielo y la tierra, entre el sol y la luna 
Entre él y el cielo espectral. 



LA CORRUPCIÓN DE UN ÁNGEL*

a Yukio Mishima

Tomad el agua de la alianza, discípulos
La tinta roja de estas líneas lapidarias
El agua roja del TATENOKAI que mide
El contenido exacto de los espejos
Que se pronuncia de este modo:
-"Escucha, Mishima, soy La Pluma y La Espada
es por mí que la obra arde bella y luminosa
soy la máscara pura del Seppuku"-

Tomad el agua destilada y su corriente que prohibe virar en U
Tomad el agua de esta unción putrefacta
Tomad el vaso común de los espectros inundados.




CAMINO AL CIELO

Michael Landon no lo piensa dos veces
Y arremete decidido hacia su abúlico sentimiento de entrega
El camino es al cielo, y él lo sabe
Como todos también sabíamos al principio de esta historia 
¿Cuál historia?...

No hay muerte que persista tanto en el recuerdo
Ni ángel que la comulge dos veces.



LOS PÁJAROS INVISIBLES

Leonardo Da Vinci abre las jaulas de los pájaros invisibles
Para consolar el espacio vacío de la memoria
Abre su mente al despegue que nunca le fue revelado

No debemos bajar los brazos
Ni sentirnos derrotados a destiempo
Ni  menos sumirnos en la desesperación

Sólo porque nuestra alma
Nunca irá al cielo.


+++


                3

(EXTRACTO DE COPULAR EN LA PALABRA)

mI dESFACHATADA aLMA

Francis Jammes dice que...
para lo único que sirven las mujeres
es para hacer la cama en las mañanas
y deshacerla de noche, 
En verdad - contesta Baudelaire -
que a un poeta le convienen adolescentes o prostitutas
- Es que un poeta ensaya vivir como hombre
común y corriente - alega Teillier

Entonces les concluyo a todos
en sentencia mortal:
Nombremos a las muertas
para no pasarle avisos a las vivas
porque a mí las vivas
no me pasan avisos.



ANÓNIMAS

Entra una palabra en el bar, 
Bebe del trago que divisa en el mesón 
La etiqueta de la botella que guarda el elixir dice: ?Amor?
Y estalla de felicidad al sentirse embriagada
Habla de su vida cuando era una sílaba
A otra que le viene a acompañar en la barra
Conversan del uno  y del ninguno
Y el vaho de sus alientos
Son oes que se confunden con el humo del cigarro
Las palabras ya son íntimas
Y deciden tutearse sin recelo
Se toman del brazo para caminar por la ciudad
Vigilan la noche que cae con gran detenimiento
Y resuelven inventar un hijo que las haga eternas
Las palabras entran a un edificio para consumar su estrategia
Adentro, una toma a la otra por la cintura
La arroja a la cama y se revuelve con las sábanas
Entonces sube a lo más alto de la habitación 
Para dejarse caer en los brazos de la otra
El impacto es tan destructor
Que quedan diseminadas vocales por el suelo
Al amanecer se escucha llorar una palabrita 
Que apenas se distingue entre las palabras exhaustas
Sus gritos de llanto 
Estremecen hasta la palabra más extensa
Ha nacido una composición celeste
Que nos ha dilatado la conciencia.



SUICIDA LATENTE

Fui devorado por la noche
Por buscar algún resto de intimidad
Desde ese momento, entonces, suicida latente, huimos juntos
Te llevaba en mi regazo como taxi desocupado,
Te dormías en los huecos de mi hombro
Y te apretaba para defenderte de mi soledad
La otra vez en el suicidio anterior 
Yo me enamoré una vez de una muchacha
Aquella vez no eras poema
Aquella vez aún vivía el holocausto en mi cabeza
Y te dije esa vez, no llores las veces que no nos vimos
Que no por ser yo un suicida latente
Tu te eches a morir.


+++

                         4

(EXTRACTO DE LA HISTÉRICA RELACIÓN DEL REINO DEL MIEDO)


LITURGIA DE LA INMOLACIÓN

!!Ante este altar macabro
versifico la lengua de la inmolación
el lugar de las dunas de la conciencia
que ha quedado innundada bajo el polvo
del desfallecimiento!!+



mi rostro son los rostros del mundo
que vienen a contar la fina embriaguez 
de la iluminacion.+




estas manos tienen el don de la tribu
mis manos sangran la costra de la historia 
que pulula bajo el dominio de la disolucion.+




de este fondo enjaulado
surgirá la metamorfosis del hombre
como un proceso ventral, lascivo.+



de este fondo enrejado
surgirá la luz del deshollinador
para limpiar la venas de la conmiseracion
y el lupanar del pensamiento.+



de este panal ensordecedor y enajenado 
surgirá la liturgia,
la unica revelacion del misterio.+




Luz y Sombra para darte, Amor
un dulce fuego que flamea 
en nuestra prodigiosa casa de la desesperación 
por asirte con estas manos de alabastro
al son de este desmesurado baile en que nacimos
para romper muelas y prejuicios.+




Un ángel sostenido sobre andamios platinados
deja caer sus serpentinas centellas de luz 
en mi mano  (como si conociera la líneas que 
llevan su nombre) de donde ha de comer los 
últimos vestigios del desamparo y los primeros 
signos de la exaltación.+



ACERCAMIENTO A UNA HISTÉRICA PROSOPOPEYA 
DE LA AUTOFLAGELACIÓN.

Pienso en los espacios que el hombre ha conquistado
Sus sueños, su memoria
Pienso en la tela como en la página en blanco 
Pienso en nada frente a la página en blanco 
como si la oscuridad del cosmos 
resplandeciera en el mutismo infinito de las formas.

Pienso en la tela pronta para ser embestida 
por la herida de una tachadura
por el lamento de un trazo
por la hendidura de una estocada.

Pienso en las huellas que quedan sobre la tela en blanco
Después que pierde su himen en la refriega.

Pienso en la huella que provocó la ira 
Al ser marca indeleble
Al ser costra en el ojo del vidente
En el ojo del que espera el fruto de su vicio.

Pienso en la historia de los cuerpos que se juntan
Que son comunión de su encuentro por las alucinaciones.

Pienso en el delirio de los cuerpos
Que ese encuentran en el fondo de una tela
Y son alucinaciones.

Pienso en el asombro de los cuerpos que se reconocen
Y son alucinaciones retozando en el acrílico del silencio.

Pienso en las hojas que se caen del árbol de la vida
Por querer romper sus mudez en el territorio de las sombras
Dejar de ser niños en su barca de conjuros 
En su triciclo de invisibilidades
Y no sea más esto que un eterno retorno a la semilla
Un viaje al momento exacto de nuestra iluminación
Un viaje por los pasillos del mundo
Arriba de un triciclo sin nombre, en picada 
En los regazos de las colinas de la inocencia.

Pienso en las hojas que caen en picada, su enajenación
Y son la histérica representación de su tormento
De su propia ira contenida en los espejos
De su propia visceralidad en los espejos de la depresión
Quién si no, 
en los espejos de este perro vacío que nos inunda
De este delirio de vagar por los espejos con alas rotas
Y nubes de acrílico
Quién si no, en el perro vacío de la imaginación.

Pienso en los espacios que el hombre ha conquistado
Después que ha vuelto del vacío.



CRÍTICA LITERARIA 

OBRA                  CÁNCER O LA INMORTALIDAD DEL CANGREJO
EDITORIAL      N.A.D.A. Ediciones

Por Rossana Arellano Guirao

Poco después, se aprende también por doquier, en el salón de la vida. Escuchamos los elogios alrededor, es la simple prórroga de la sociedad.

Hoy se posaron los ojos de la infancia, parecía que los veía por primera vez, era una mirada distinta, tenían la joya de auténtica pasión.

El rostro y la comisura de la boca navegaban en cierta semejanza, no era una lengua de echarse a hablar ni de morderse "la lengua", eran y son ventanas abiertas esos ojos que dejaban escapar el aire, donde sobrevuela el tiempo, como una versión expuesta de matices castaño oscuro.

El hombre tras la mirada lleva el mundo del arte, como promesa que se desarrolla en la oscuridad de una calle, en el dolor del acento que acentúa la letra y pinta con talento, incluso en todo lo que pudo y se permite traer al mundo con un plan a futuro.
Lo cierto es que la mirada de la gente puede o no engalanarse de luz y ocupar escenas para embriagar de realidad coincidente o no.

Alan Muñoz Olivares, permanece fiel a sus sentimientos, domina y fascina en su nostalgia fragmentada, su poesìa ofrece corteza de primer día, su canto desciende al lector , destaca en ese parirse a si mismo en lo profundo como milagro de recién nacido.

Utiliza algunos versos, se impulsa y maneja su propia estructura, contempla tal vez, la mañana siguiente del propio natalicio, la palabra entonces completa la captura legítima como un poema "dedicado"

El tiempo suele ser invasor o bien transita en una especie de noria en altura, recurre a la mirada racional del mundo irracional, exponiendo sensaciones, ordeñando los párpados, flotando redonda la letra uterina.

" Me eché a llorar cuando dejé tu casa, era de pan hallado y de miga con aroma a infancias" R.A. ( surge poesìa al leer, sentir los días fragmentados consumiendo nocturnos, desnudando al sol dentro de la cabeza, cuando ladra el vestido individual del poema en carpeta.

La necesidad de decir no constituye alegoría, el hombre y su naturaleza transparente, no debe detener su viaje.

Cito : LA LUZ , ¿VES LA LUZ?

"..fuimos llevados por un torbellino/  a algún lado que no alcanzamos a reconocer/ entre tanta maraña de espejismos"

-El hombre mira su mano y expone el número siete, sabiendo que lleva un fuerte contenido de mística, se encuentra en la torre del "YO" con su motivo, se reconoce y sabe, fuera de lo común.
El transitar es largo y recurre a la ocasión, celebra su Julio  y desafía ese deseo de permanecer sólo cuando estalla el destino.

El amor es el más bello epilogo a pesar de las resistencias; volver a lo natal, saludar las horas, pintar la lírica de la muerte, camuflando el drama cuando el clamor no es un simple detalle, dar vueltas el exilio del alma es exigir a la expresión e imponer un estilo propio.

Cito : EL FIN DE TODA CONVICCIÓN ( a Jorge Teillier, para Ivo Maldonado)

" Nosotros signo de agua
viajamos al imperio de las ideas
Nosotros esclavos románticos
pútridos y escandalosos viajamos
en la máquina del tiempo
hacia no sabemos que estado de la conciencia
Viajamos por los pasillos meados
arrastrando como un lamento
el fin de toda convicción
a algún lugar que nos diga algo de nosotros
Viajamos en pleno desuso de nuestras facultades
los Cangrejos atados
recíprocamente los unos a los otros
invadidos de signos interrogantes viajamos
sonámbulos hacia la inmortalidad
Nosotros signo de agua
somos agua
somos agua
y nos oxidamos.

- Abdicar de la expresión, es una solicitud de "locos" durante un par de años vivo el exilio de construir sintiéndome  "poeta" responsable de mi cuadro de invierno, mantengo conversaciones a pesar de lo que significa la escritura en la subvención del intelecto, recojo suficiente ingenuidad cual proletaria de una cierta sabiduría; sin embargo esta lectura que llega de regalo a mis manos, como un manifiesto , desarrolla una línea vertical que me deja simplemente "patas arriba"

- Es un honor esta causalidad, que me permite ocasión de volver al Uno y agradezco.

- Son 28 páginas = 2 + 8 = 10 = 1 + 0 = 1

No es habitual re-inaugurar un trance en el acto de locura, tenderse a lo que denomino "Entrega en rojo" es salvar la rebelión de la madera, echar suertes sobre la entrega del espíritu,   definitivamente es escoger el tono del cajón como una bufonada, someterse al decorado como objeto de revolución social, no es el escenario que persigo. Sin embargo leer la Poesía de Alan Muñoz Olivares me regresa el canto y la existencia.

* Esta obra "Cáncer o la Inmortalidad del Cangrejo" llega definitivamente a mi, como una toma de conciencia y atesorar lo que he querido desechar. Sinceramente agradezco a su autor, ser el instrumento con su palabra, para reconsiderar gracias a esta nueva visa.




Libro de Poemas de Alan Muñoz Olivares 
TREE-D
Askasis
Octubre, 2015

Esta obra de Muñoz Olivares, nos invita a una aventura con la Palabra, Palabra impúdicamente desnuda, de gran potencia y solidez. Un grito, una bárbara proclama sobre el estado del ser y el estar en la sociedad contemporánea. Un grito desgarrador sobre el caos y el suicidio del mundo.

En el poema “No cantes Victoria” encontramos: / ¡Oh musa victoriana! /No cantes la gloria de esta sórdida promesa /la geográfica del tercer mundo/ del primero y del segundo. / Sangra América/ que se invoca a tu nombre. / Y prosigue… / Canta una a una/ la lluvia/ sobre el manto gris de la noche/ estas noches encima trasnochadas y jadeantes. / Canta una a una/ las mañanas de la carne propia/ gota a gota hasta que ya no tengan sentido/ los miles de gritos en las baldosas/ hasta que ya no tenga sentido/ la posibilidad de ser libres/ porque llorar es posible/ caer de lo alto es posible/ precipitarse al pavimento es posible/ y porque también es posible subir. / Ahora puedes cantar Victoria / un canto fatal.

En TREE_D, el texto poético gusta y "hechiza" al lector, pero este último no puede fácilmente descifrar el sentido del mismo, la significación del poema se escapa y se resiste al proceso de desambiguación *.  El lingüista alemán  Hugo Friedrich habla de la disonancia de la poesía moderna, es decir, el poema en el contexto de la modernidad manifiesta una cierta tendencia al hermetismo (Rimbaud, Mallarmé, Vallejo) y a la oscuridad deliberada. Disonancia quiere decir, en este caso, que se une el hechizo a lo ininteligible.

El autor expone inteligentemente la poética de la obra abierta, presupone un lector activo que construya la significación discursiva y sea un libre ejecutante que llene los vacíos dejados por el texto poético.  Como manifiesta Umberto Ecco, el poema moderno no es una obra cerrada sino que posibilita que el lector se auto asuma "como un sujeto que realiza una improvisación creadora de infinitas posibilidades de significación.” De pronto parecemos estar ante un texto de los poetas del grupo Mandrágora, de Allen Ginsberg, Tristan Tzara, Breton: 
Poeta Negro, Generación Beat y Surrealismo.

Alan, puede ser un poeta negro o  un poeta surrealista, en su propio, personal y admirable estilo.  

Gómez Correa  expresó de Braulio Arenas, “como ningún otro poeta ha logrado en este país, bajo una atmósfera netamente poética, una penetración más intensa en las regiones del sueño. Toda su vida, su amor, su locura, su fuerza moral, toda la grandiosa tempestad de sus pasiones, ha sido puesta al servicio de la poesía.”

 Así se alza Alan Muñoz Olivares en el Chile actual, magnífico y potente. No podríamos hacer en él un corte entre la vida real –entendamos transitoriamente vigilia- y el mundo de los sueños.

Hemos de indicar que la Poesía Negra, con respecto a la psicopatología, reconoce en ella un instrumento valioso, para la exploración de las zonas oscuras del alma, un instrumento que facilitará al poeta la búsqueda y el socavamiento de su instinto poético, pero se niega categóricamente a someterse a los procesos curativos. Ella no pasará de ser, para el poeta “negro”, sino un campo amplio y propicio, en donde podrán tener lugar, las más sorprendentes experiencias poéticas. **
Lo negro es esta actitud del ser que, desligándose de toda sistematización intelectual, le permite captar al hombre a través de lo negativo, repentinamente al placer en su forma fugaz, y vivirlo como categoría espiritual.

Es esta elevada categoría espiritual la que lo muestra en su obra como el Mensajero Poético  que advierte, expone las fuerzas oscuras, la ignominia del universo pero deja la total libertad de acción porque reconoce su propia contaminación.

El poeta Muñoz Olivares, expresa: Chile es una calle larga / de dos pistas. / Una va al cielo. / La otra al infierno.
Para el poeta, Chile, Sudamérica es un mundo perdido. Un país de suicidas. Existe una autodestrucción en marcha. Un lugar donde hasta los ángeles se corrompen.
  
Luego menciona el “Reino del Miedo” y la Poesía, Secreto de Estado, EL FUEGO PRIMORDIAL. Pero antes, hemos de pasar por la inmolación, el dolor, la herida.  Inevitablemente.


Ingrid Odgers Toloza
Escritora, editora

Notas:
*La ambigüedad lingüística se da cuando una palabra u oración es susceptible de dos o más interpretaciones. 
** Ensayo Enrique Gómez Correa, fundador del Grupo Mandrágora.









BERNARDO SOARES [18.007]

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Bernardo Soares - Detalle (Hormigón)

Escultura de Antonio Seco

BERNARDO SOARES

Heterónimo de Fernando Pessoa

Bernardo Soares es el acongojado autor del Libro del Desasosiego, que actualmente muchos especialistas consideran la obra de su vida.

Libro del desasosiego

El Libro del desasosiego (en portugués, Livro do Desassossego), escrito por Fernando Pessoa bajo el heterónimo de Bernardo Soares, es la obra en prosa más importante del poeta portugués. La obra consta de más de quinientos fragmentos de diario, aforismos y divagaciones sobre cuestiones cotidianas y filosóficas generales que Pessoa redactó entre los años 1913 y 1935, fecha en la que falleció dejando los textos en completo desorden. Las indicaciones presentes en los manuscritos estaban completamente dispersas y en algunos casos hasta eran contradictorias. El Libro del Desasosiego se presenta como la autobiografía de Bernardo Soares.

De dicho personaje, afirmó Pessoa que se trataba de un «semiheterónimo porque no siendo su personalidad la mía, es no diferente de la mía, sino una mutilación de ella. Soy yo, menos el raciocinio y la afectividad».

He nacido en un tiempo en que la mayoría de los jóvenes habían perdido la creencia en Dios, por la misma razón que sus mayores la habían tenido: sin saber por qué. Y entonces, porque el espíritu humano tiende naturalmente a criticar porque siente, y no porque piensa, la mayoría de los jóvenes ha escogido a la Humanidad como sucedáneo de Dios. Pertenezco, sin embargo, a esa especie de hombres que están siempre al margen de aquello a lo que pertenecen, no ven sólo la multitud de la que son, sino también los grandes espacios que hay al lado. Por eso no he abandonado a Dios tan ampliamente como ellos ni he aceptado nunca a la Humanidad. He considerado que Dios, siendo improbable, podría ser; pudiendo, pues, ser adorado; pero que la Humanidad, siendo una mera idea biológica, y no significando más que la especie animal humana, no era más digna de adoración que cualquier otra especie animal. Este culto de la Humanidad, con sus ritos de Libertad e Igualdad, me ha parecido siempre una resurrección de los cultos antiguos, en que los animales eran como dioses, o los dioses tenían cabezas de animales.

Según Ángel Crespo, editor de la obra en castellano y uno de los máximos conocedores del poeta portugués, el germen de la obra se encuentra en un escrito que Pessoa publicó en la revista A Águia, en 1913, titulado "Na Floresta do Alheamento" ("En la floresta de la enajenación"). En 1914, aclara Crespo, acababan de surgir los principales heterónimos de Pessoa, pero ninguno de ellos se identificaba con el autor de "En la floresta...". El Libro del desasosiego fue en principio obra ortónima para Pessoa.

Lo que plantea el libro con toda claridad, sigue Crespo, es el problema de la doble personalidad que arranca de los románticos alemanes: Goethe, Novalis, Hölderlin... Pessoa al principio, en sus propias palabras, se veía obligado a trabajar en la obra debido a un estado de «abulia absoluta», aunque todo lo que le salían eran fragmentos. Crespo, por tanto, destaca tres circunstancias en relación con el surgimiento de la obra: la primera, el carácter fragmentario de la personalidad del autor y su imposibilidad para escribir otra cosa; la segunda, que la obra es ortónima (es decir, pessoana) en origen; y la tercera, el «estado de no-ser»: estas tres características, pese a la evolución estilística registrada en años sucesivos, se mantendrán invariables.

En cuanto al problema de la autoría, Crespo resume que el autor principal, Bernardo Soares, puede considerarse «una literaturización del Pessoa ortónimo»; la dificultad para hacer del autor de la obra un ortónimo deriva sin duda de la calidad de intermitente diario íntimo que tiene la casi totalidad de los fragmentos. Las coincidencias entre Pessoa y Soares se cifran en que ambos sufren por su inadaptabilidad a la realidad vulgar, incluso su repudio de ella; coincidencias también en sus hallazgos sintácticos; los paisajes urbanos de ambos y sus respectivos trabajos; sus reacciones ante la sociedad, su soltería, su vida de alquilados...

Respecto a las dificultades de su traducción, afirma Crespo: «[...] el lenguaje del Libro del desasosiego es, en ocasiones, un idiolecto que tiende a lo secreto, a lo incomunicable, y que, debido a ello, bordea también, en ocasiones, la intraducibilidad. El individualismo de Bernardo Soares, su retraimiento ante los demás, su falta de solidaridad con ellos, y sobre todo su dolor individual –factor, este del dolor, al que Wittgenstein atribuye gran importancia como causa de los lenguajes secretos–, inclinan a Pessoa a crear un lenguaje casi privado, un lenguaje "in isolation" que tiene, según el autor recién citado, algo del juego de los solitarios; y Pessoa se refiere precisamente a este libro como a un juego de solitarios».

El crítico estadounidense George Steiner escribió sobre la obra: «Lo fragmentario, lo incompleto pertenecen a la esencia del espíritu de Pessoa. El caleidoscopio de voces dentro de él, la amplitud de su cultura, su irónica simpatía católica –que resonaron maravillosamente en la gran novela de Saramago sobre Ricardo Reis– inhiben la grandeza, la autosatisfacción de la obra terminada. De ahí el enorme torso del Fausto pessoano en el que trabajó gran parte de su vida. De ahí la condición fragmentaria de El libro del desasosiego que contiene material que es anterior a 1913 y que Pessoa dejó abierto al morir. Según la famosa sentencia de Adorno, la obra terminada es, en nuestro tiempo y en este clima de angustia, una mentira. Fue a Bernardo Soares a quien Pessoa atribuyó su Libro del desasosiego, disponible en inglés por primera vez en 1991, en una versión acortada a cargo de Richard Zenith. La traducción es a la vez penetrante y delicadamente observadora de la astuta melancolía pessoana. ¿Qué es este Livro do Desassossego? Ni un "libro corriente", ni "libro de esbozos", ni "florilegio". Imagínese una fusión de los libros de notas y marginalia de Coleridge, con el diario filosófico de Valery y con el voluminoso diario de Robert Musil. Sin embargo, incluso un híbrido tal no se corresponde con la singularidad de la crónica pessoana. Tampoco sabemos qué partes del mismo, si es que hubo alguna, intentó publicar seriamente alguna vez».

El escritor español Andrés Trapiello describe la obra como «extraordinaria, compleja y bellísima», añadiendo: «Para muchos no hay ninguna duda de que se trata de un diario íntimo, como íntimos son el de Juan de Mairena o los Pasajes de Walter Benjamin, que en tantos aspectos se le parecen. Pero también podemos considerarlo una novela. No se trata, claro, de una atribución interesada. Lo dice él mismo: "Mi ideal sería vivir todo en forma de novela". El argumento es sencillo: un hombre oscuro que trabaja en una sombría oficina de la Rúa dos Douradores a las órdenes de un patrón idiota mira el mundo desde su insignificancia social y personal, pero también desde su extrema lucidez y agudeza. "Toda la literatura consiste en un esfuerzo para hacer real la vida", dirá como una criatura cervantina. Y a partir de ese punto, ese hombre busca la manera de estar en un mundo que no es el suyo, sabiendo que no tiene otro. Se llama a sí mismo "sagrado transeúnte" y no se cansa de repetir, como nuestro Segismundo, que "toda la vida es un sueño". Podríamos pensar que hablamos de metafísica, pero si alguien detesta la metafísica es Soares: "Siempre me pareció", dice, "una forma prolongada de locura latente". Y por esa razón, para no parecerse a ninguno de quienes tanto daño le hacen sin saberlo, adopta el que podría ser su lema: "Vivir es ser otro"».

Ediciones

Los textos se publicaron por primera vez en 1982 a cargo de un equipo de estudiosos portugueses, encabezado por Jacinto do Prado Coelho y secundado por Maria Aliete Galhoz y Teresa Sobral Cunha. Los primeros intentos de edición datan de mucho antes, de 1960. En castellano, la primera edición se fecha en 1984, y corrió a cargo del citado poeta y crítico Ángel Crespo, que ya había editado varios poemas de Pessoa bajo el título El poeta es un fingidor. El estudioso portugués Eduardo Lourenço manifestó sobre esta edición: «[...]en portugués era un laberinto de fragmentos. Crespo lo convirtió en un libro-libro y abrió una nueva recepción internacional, la segunda vida de Fernando Pessoa, su conversión en un autor mítico y mágico que es leído en todo el mundo».

Según la esposa de Crespo, Pilar Gómez Bedate, la lectura que hizo aquel de esos fragmentos fue la de un diario íntimo del propio Pessoa, según expone Crespo en su prólogo de 1984. Las modificaciones que introdujo Crespo al texto portugués fueron:  Supresión de los textos preliminares.  Desplazamiento de diversos textos para ambientar mejor culturalmente la obra desde el principio. Exclusión de textos en verso.  Trasladar a un apéndice los textos que denominó Pessoa "Grandes Trechos".

En 1991, Teresa Sobral Cunha publicó en Portugal una edición en dos volúmenes, atribuyendo el primero al heterónimo ‘Vicente Guedes’, y el segundo a ‘Bernardo Soares’. En 1998, el estudioso norteamericano Richard Zenith, en una nueva edición portuguesa, publicada en España por El Acantilado en 2002, con traducción de Perfecto Cuadrado, vuelve a atribuir toda la obra a Bernardo Soares. En esta edición, Zenith organiza el material alrededor de los textos de la última época, de forma que sirvan de esqueleto a la obra entera. Según Gómez Bedate, en cualquier caso y, dado que Pessoa dejó la obra como un puzzle a ordenar, lo mejor es que salgan ediciones radicalmente diferentes «con la esperanza –al decir de Zenith– de que el lector invente la suya propia». La versión de Crespo, no modificada por él antes de fallecer, ha conocido ya 18 ediciones.


Título original: Livro do Desassossego

Traducción del portugués, organización, introducción y notas de Ángel Crespo

Biografía

Fernando Pessoa nació en Lisboa el 13 de junio de 1888. Su madre, prematuramente viuda, se casó en segundas nupcias con el comandante João Miguel Rosa, que en 1895 fue nombrado cónsul en Durban (África del Sur), donde Pessoa estudió en el convento de West Street y luego en la High School y la Commercial School, y pasó el examen de admisión y la Intermediate Examination de Artes en la Universidad de Ciudad del Cabo. En 1905 Pessoa se trasladó a Lisboa para matricularse en el curso superior de Letras. Traductor, astrólogo, médium, ensayista, vinculado a la vez a la vanguardia literaria y plástica y al ocultismo, Fernando Pessoa debe su extensa y casi enteramente póstuma notoriedad mundial a la vasta y variada obra poética que, firmada por él mismo o atribuida a alguno de sus heterónimos -señaladamente Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Alvaro de Campos-, se difundió sobre todo a partir de su fallecimiento en Lisboa el 30 de noviembre de 1935.


INTRODUCCIÓN

Una importante laguna en el conocimiento de uno de los mayores poetas europeos de nuestro tiempo ha sido colmada con la publicación, en 1982, del Livro do Desassossego  de Fernando Pessoa, muy esperado desde que, cuarenta años antes, la editorial lisboeta Ática inició, bajo la dirección de João Gaspar Simões y Luis de Montalvor, la edición de las obras completas del creador de los heterónimos; y la expectativa aumentó cuando, en 1961, las ediciones portuenses Arte amp; Cultura dieron a la luz una selección de este mismo libro, muy incompleta por cierto, pero en la que figuraban algunos de sus mejores fragmentos. La historia de la redacción y la publicación del que en adelante llamaremos Libro del desasosiego, a la que en seguida he de referirme, me parece de gran importancia, no sólo desde el punto de vista filológico, sino también desde el punto de vista artístico, y ha condicionado, por supuesto, el trabajo de traductor y publicista en castellano que me ha sido encomendado y en el que tanta devoción y cuidado he puesto.

En 1913, Fernando Pessoa (1888-1935) publicó en la revista A Águia un original en prosa, titulado «Na Floresta do Alheamento» (En la floresta de la enajenación), del que se decía ser parte del Libro del desasosiego, en preparación. Dicho escrito iba firmado por Fernando Pessoa, sin que se hiciese la aclaración, o la salvedad, de que su autor lo atribuyese a Bernardo Soares ni a cualquiera otro de los personajes que, como hemos de ver, dio posteriormente por autores del libro. Pessoa era entonces un joven escritor poco conocido que había publicado en A Águia, en 1912, una serie de artículos sobre poesía portuguesa en los que hablaba de la inminente aparición de un supra-Camoens, que sería el iniciador de un resurgimiento poético portugués de importantes consecuencias para la cultura occidental. Dicho supra-Camoens no era, según creo haber demostrado en otro de mis escritos, y según piensan algunos críticos portugueses que han estudiado el asunto, otro que el autor de los mencionados artículos.

El año anterior a aquel en que dio a conocer «En la floresta de la enajenación», Pessoa había considerado la posibilidad de escribir una serie de poemas en nombre de un supuesto poeta llamado Ricardo Reis, el cual sería, más que un pseudónimo suyo, un heterónimo, es decir, uno de los personajes de un drama em gente (un drama en personajes, en lugar de en actos o jornadas) perfectamente diferenciado, en su personalidad y en su pensamiento, de su creador, es decir, del propio Pessoa, pero fue en 1914, y tras haber escrito treinta y tantos poemas en verso libre, que en seguida atribuyó a un poeta llamado Alberto Caeiro, cuando empezó a escribir en nombre, no sólo del ya mencionado Ricardo Reis, sino también de otro personaje llamado Álvaro de Campos. De esta manera, los principales heterónimos de Pessoa acababan de comparecer, como poetas con personalidad propia, y diferenciada de la del autor de «En la floresta de la enajenación», si no en el panorama público de las letras portuguesas, cosa que no tardaría en suceder, al empezar a ser publicados sus poemas, sí en el mundo de la creación poética




4

Pertenezco a una generación que ha heredado la incredulidad en la fe cristiana y que ha creado en sí una incredulidad de todas las demás fes. Nuestros padres tenían todavía el impulso creyente, que transferían del cristianismo a otras formas de ilusión. Unos eran entusiastas de la igualdad social, otros eran enamorados sólo de la belleza, otros depositaban fe en la ciencia y en sus provechos, y había otros que, más cristianos todavía, iban a buscar a Orientes y Occidentes otras formas religiosas con que entretener la conciencia, sin ella hueca, de meramente vivir.

Todo esto lo perdimos nosotros, de todas estas consolaciones nacimos huérfanos. Cada civilización sigue la línea íntima de una religión que la representa: pasar a otras religiones es perder ésta y, por fin, perderlas a todas.

Nosotros perdimos ésta, y también las otras.

Nos quedamos, pues, cada uno entregado a sí mismo, en la desolación de sentirse vivir. Un barco parece ser un objeto cuyo fin es navegar; pero su fin no es navegar, sino llegar a un puerto. Nosotros nos encontramos navegando, sin la idea del puerto al que deberíamos acogernos. Reproducimos así, en la especie dolorosa, la fórmula aventurera de los argonautas: navegar es preciso, vivir no es preciso.

Sin ilusiones, vivimos apenas del sueño, que es la ilusión de quien no puede tener ilusiones. Viviendo de nosotros mismos, nos disminuimos, porque el hombre completo es el hombre que se ignora. Sin fe, no tenemos esperanza, y sin esperanza no tenemos propiamente vida. No teniendo una idea del futuro, tampoco tenemos una idea de hoy, porque el hoy, para el hombre de acción, no es sino un prólogo del futuro. La energía para luchar nació muerta con nosotros, porque nosotros nacimos sin el entusiasmo de la lucha.

Unos de nosotros se estancaron en la conquista necia de lo cotidiano, ordinarios y bajos buscando el pan de cada día, y queriendo obtenerlo sin trabajo sentido, sin la conciencia del esfuerzo, sin la nobleza de la consecución.

Otros, de mejor estirpe, nos abstuvimos de la cosa pública, nada queriendo y nada deseando, e intentando llevar hasta el calvario del olvido la cruz de existir simplemente. Imposible esfuerzo en quien no tiene, como el portador de la Cruz, un origen divino en la conciencia.

Otros se entregaron, atareados por fuera del alma, al culto de la confusión y del ruido, creyendo vivir cuando se oían, creyendo amar cuando chocaban contra las exterioridades del amor. Vivir, nos dolía, porque sabíamos que estábamos vivos: morir, no nos aterraba, porque habíamos perdido la noción normal de la muerte.

Pero otros, Raza del Final, límite espiritual de la Hora Muerta, no tuvieron el valor de la negación y el asilo en sí mismos. Lo que vivieron fue en la negación, en el desconocimiento y en el desconsuelo. Pero lo vivimos desde dentro, sin gestos, encerrados siempre, por lo menos en el género de vida, entre las cuatro paredes del cuarto y los cuatro muros de no saber hacer.


6

Encaro serenamente, sin nada más que lo que en el alma represente una sonrisa, el encerrárseme siempre la vida en esta Calle de los Doradores, en esta oficina, en esta atmósfera de esta gente. Tener lo que me dé para comer y beber, y donde vivir, y el poco espacio libre en el tiempo para soñar, escribir —dormir—, ¿qué más puedo yo pedir a los Dioses o esperar del Destino?

He tenido grandes ambiciones y sueños dilatados —pero también los tuvo el cargador o la modistilla, porque sueños los tiene todo el mundo: lo que nos diferencia es la fuerza de conseguir o el destino de conseguirse con nosotros.

En sueños, soy igual al cargador y a la modistilla. Sólo me diferencia de ellos el saber escribir. Sí, es un acto, una realidad mía que me diferencia de ellos. En el alma, soy su igual.

Bien sé que hay islas del Sur y grandes amores cosmopolitas y (...)

Si yo tuviese el mundo en la mano, lo cambiaría, estoy seguro, por un billete para [la] Calle de los Doradores.

Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza.

Sentiré añoranzas de Moreira, ¿pero qué son las añoranzas ante las grandes ascensiones? Sé bien que el día que sea contable de la casa Vasques y Cia. será uno de los grandes días de mi vida. Lo sé con una anticipación amarga e irónica, pero lo sé con la ventaja intelectual de la certidumbre.



13

Por más que pertenezca, por el alma, al linaje de los románticos, no hallo reposo más que en la lectura de los clásicos. Su misma estrechez, a través de la cual su claridad se expresa, me consuela no sé de qué. Capto en ellos una impresión alegre de vida ancha, que contempla amplios espacios sin recorrerlos.
Los mismos dioses paganos reposan del misterio.
El análisis supercurioso de las sensaciones —a veces de las sensaciones que suponemos tener—, la identificación del corazón con el paisaje, la revelación anatómica de todos los nervios, el uso del deseo como voluntad y de la aspiración como pensamiento, todas estas cosas, me resultan demasiado familiares para que, en otro, me aporten novedad, o me procuren sosiego. Siempre que las siento, desearía, precisamente porque las siento, estar sintiendo otra cosa. Y, cuando leo a un clásico, esa otra cosa me es dada.
Lo confieso sin rebozo ni vergüenza... No hay un trecho de Chateaubriand o un canto de Lamartine —trechos que tantas veces parecen ser la voz de lo que yo pienso, cantos que tantas veces parecen serme dichos para conocer— que me embelese y me eleve como un trecho de prosa de Vieira o una u otra oda de esos pocos clásicos nuestros que siguieron de veras a Horacio.
Leo y soy liberado. Adquiero objetividad. He dejado de ser yo y disperso. Y lo que leo, en vez de ser un traje mío que apenas veo y a veces me pesa, es la gran claridad del mundo exterior, toda ella aparente, el sol que ve a todos, la luna que mancha de sombras al suelo quieto, los espacios anchos que terminan en el mar, la solidez negra de los árboles que hacen señas verdes arriba, la paz sólida de los estanques de las quintas, los caminos cubiertos por las parras, en los declives de las cuestas.

Leo como quien abdica. Y, como la corona y el manto regios nunca son tan grandes como cuando el Rey que parte los deja en el suelo, depongo en los mosaicos de las antecámaras todos mis trofeos del tedio y del sueño, y subo la escalinata con la nobleza única de la mirada.

Leo como quien pasa. Y es en los clásicos, en los calmos, en los que, si sufren, no lo dicen, donde me siento sagrado transeúnte, ungido peregrino, contemplador sin razón del mundo sin propósito, Príncipe del Gran Exilio, que dio, al partir, al último mendigo, la limosna extrema de su desolación.



19

Otra vez encontré un fragmento mío escrito en francés, sobre el que ya habían pasado quince años. Nunca he estado en Francia, nunca he contendido de cerca con franceses, nunca he hecho un uso, por lo tanto, de aquella lengua del que me hubiese desacostumbrado. Leo hoy tanto francés como siempre. Soy más viejo, soy más práctico de pensamiento: deberé haber progresado. Y ese fragmento de mi pasado lejano muestra una seguridad que ya no poseo hoy en el uso del francés; el estilo es fluido, como hoy no podré tenerlo en ese idioma; hay trozos enteros, frases completas, formas y modos de expresión, que acentúan un dominio de aquella lengua del que me he extraviado sin que me acordase de que lo tenía.
¿Cómo se explica eso? ¿A quién me he sustituido dentro de mí? Bien sé que es fácil formular una teoría de la fluidez de las cosas y de las almas, comprender que somos un decurso interior de vida, imaginar que lo que somos es una cantidad grande, que pasamos por nosotros, que hemos sido muchos... Pero aquí hay otra cosa que no el mero decurso de la personalidad entre las propias márgenes: hay el otro absoluto, un ser ajeno que fue mío. Que perdiese, con el acrecentamiento de la edad, la imaginación, la emoción, un tipo de inteligencia, un modo de sentimiento, todo eso, aunque me produjese pena, no me asombraría. ¿Pero a qué asisto cuando me leo como a un extraño? ¿A qué orilla estoy si me veo en el fondo?
Otras veces encuentro trechos que no me acuerdo de haber escrito —lo que es poco de admirar— , pero que ni siquiera me acuerdo de poder haber escrito, lo cual me aterra. Ciertas frases pertenecen a otra mentalidad. Es como si encontrase un retrato antiguo, sin duda mío, con una estatura diferente, con unas facciones desconocidas, pero indiscutiblemente mío, pavorosamente yo.



20

OMAR KHAYYÁN

Omar tenía una personalidad; yo, afortunada o desgraciadamente, no tengo ninguna. De lo que soy a una hora, a la hora siguiente me separo; de lo que he sido un día, al día siguiente me he olvidado. Quien, como Omar, es quien es, vive en un solo mundo, que es el exterior; quien, como yo, no es quien es, vive no sólo en el mundo exterior, sino en un sucesivo y diverso mundo interior. Su filosofía, aunque quiera ser la misma que la de Omar, forzosamente no podrá serlo. Así, sin que de verdad lo quiera, tengo en mí, como si fuesen almas, las filosofías que critique; Omar podía rechazarlas todas, pues eran exteriores a él; no las puedo rechazar yo, porque son yo.



24

Mi alma es una orquesta oculta; no sé qué instrumentos tañe o rechina cuerdas y harpas, timbales y tambores, dentro de mí. Sólo me conozco como sinfonía.
  


30

Me he creado eco y abismo, pensando. Me he multiplicado profundizándome.
El más pequeño episodio —una alteración que sale de la luz, la caída enrollada de una hoja seca, el pétalo que se despega amarillecido, la voz del otro lado del muro o los pasos de quien la dice junto a los de quien la debe escuchar, el portón entreabierto de la quinta vieja, el patio que se abre con un arco de las casas aglomeradas a la luz de la luna—, todas estas cosas, que no me pertenecen, me prenden la meditación sensible con lazos de resonancia y de añoranza. En cada una de esas sensaciones soy otro, me renuevo dolorosamente en cada impresión indefinida.
Vivo de impresiones que no me pertenecen, perdulario de renuncias, otro en el
modo como soy yo.



31

He creado en mí varias personalidades. Creo personalidades constantemente.
Cada sueño mío es inmediatamente, en el momento de aparecer soñado, encarnado en otra persona, que pasa a soñarlo, y yo no.
Para crear, me he destruido; tanto me he exteriorizado dentro de mí, que dentro de mí no existo sino exteriormente. Soy la escena viva por la que pasan varios actores representando varias piezas.



40

Lo que hay de más deleznable en los sueños es que todos los tienen. En algo piensa en la oscuridad el cargador que se amodorra de día contra la farola en el intervalo de los carreteos. Sé en qué entrepiensa: es en lo mismo en que yo me abismo entre asentamiento y asentamiento en el tedio estival de la oficina tranquilísima.




48

Tres días seguidos de calor sin calma, tempestad latente en el malestar de la quietud de todo, han traído, porque la tempestad se ha escurrido hacia otro sitio, un leve fresco tíbio y grato a la superficie lúcida de las cosas. Así a veces, en este decurso de la vida, el alma, que ha sufrido porque la vida le ha pesado, siente súbitamente un alivio, sin que haya sucedido en ella nada que lo explique.
Concibo que seamos climas sobre los que gravitan amenazas de tormenta, realizadas en otro sitio.
La inmensidad vacía de las cosas, el gran olvido que hay en el cielo y en la tierra...




57

Me sentí inquieto ya. De repente, el silencio había dejado de respirar.
Súbitamente, de acero, un día infinito se astilló. Me agaché, animal, contra la mesa, con las manos garras inútiles encima del tablero liso. Una luz sin alma entró en los rincones y en las almas, y un sonido de montaña próxima se precipitó de lo alto, rasgando con un grito el velo duro81 del abismo. Se paró mi corazón. Me latió la garganta. Mi conciencia sólo vio un borrón de tinta en un papel.




209

Dios me creó para niño, y me dejó siempre niño. ¿Pero por qué dejó que la vida me maltratase y me quitase los juguetes, y me dejase solo en el recreo, estrujando con unas manos tan débiles el delantal azul sucio de lágrimas incesantes? Si yo no podía vivir sino acariciado, ¿por qué echaron fuera a mi cariño? Ah, cada vez que veo en la calle a un niño llorando, un niño exiliado de los otros, me duele más que la tristeza del niño en el horror desprevenido de mi corazón exhausto. Me duelo con toda la estatura de la vida sentida, y son mías las manos que retuercen el borde del delantal, son mías las bocas torcidas por las lágrimas verdaderas, es mía la debilidad, es mía la soledad, y las risas de la vida adulta que pasa me gastan como luces de fósforos frotados en el tejido sensible de mi corazón.
(Posterior a 1923.)



216

¿Qué reina imperiosa guarda al pie de sus lagos la memoria de mi vida partida? Fui el paje de alamedas insuficientes a las horas aves de mi sosiego azul.
Naves lejos completaron al mar que ondeaba desde mis azoteas, y en las nubes del sur perdí el alma, con un remo dejado caer.



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FERNANDO PESSOA [18.008]

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Fernando Pessoa

Fernando António Nogueira Pessoa, más conocido como Fernando Pessoa (Lisboa, 13 de junio de 1888 - ibídem, 30 de noviembre de 1935) fue un poeta y escritor portugués, considerado uno de los más brillantes e importantes de la literatura mundial y, en particular, de la lengua portuguesa.

Tuvo una vida discreta, centrada en el periodismo, la publicidad, el comercio y, principalmente, la literatura, en la que se desdobló en varias personalidades conocidas como heterónimos. La figura enigmática en la que se convirtió motiva gran parte de los estudios sobre su vida y su obra.

Habiendo vivido la mayor parte de su juventud en Sudáfrica, donde estudió hasta el año 1905, la lengua inglesa tuvo gran importancia en su vida, pues Pessoa traducía, trabajaba y pensaba en ese idioma. De día, Pessoa se ganaba la vida como traductor. Por la noche, escribía poesía: no escribía «su» propia poesía, sino la de diversos autores ficticios, diferentes en estilo, modos y voz. Publicó bajo varios heterónimos —de los cuales los más importantes son Alberto Caeiro, Álvaro de Campos, Bernardo Soares y Ricardo Reis—, e incluso publicó críticas contra sus propias obras, firmadas por sus heterónimos.

Murió por problemas hepáticos a los 47 años en la misma ciudad en que naciera, dejando una descomunal obra inédita que todavía suscita análisis y controversias.

Si después de morirme quisieran escribir mi biografía
no hay nada más sencillo.
Tiene sólo dos fechas
la de mi nacimiento y la de mi muerte.
Entre una y otra todos los días son míos.

Juventud en Durban

Fernando Pessoa nació a las 15:20 del 13 de junio de 1888 en Lisboa. El parto tuvo lugar en el cuarto izquierdo del nº 4 del Largo de São Carlos, frente a la Ópera de Lisboa (Teatro de São Carlos). Su padre, de 38 años, fue Joaquim de Seabra Pessoa, funcionario público del Ministerio de Justicia, y crítico musical del periódico Diario de Notícias, y natural de Lisboa. Su madre, de 26 años, fue Maria Magdalena Pinheiro Nogueira, natural de Isla Terceira (Azores). Vivía con ellos su abuela Dionísia, enferma mental, y dos criadas ancianas, Joana y Emília.

Fue bautizado el 21 de julio en la Iglesia de los Mártires, en el Chiado. Los padrinos fueron su tía Anica (D. Ana Luísa Pinheiro Nogueira, tía materna) y el General Chaby. El nombre de pila, Fernando António, se encontraba relacionado con San Antonio, del cual su familia reclamaba el linaje con Fernando de Bulhões, nombre de pila de San Antonio, cuyo día tradicionalmente consagrado en Lisboa es el 13 de junio, día en que Fernando Pessoa nació.

Varios hechos marcaron su infancia. Su padre muere a las cinco de la mañana de un 24 de julio, con 43 años, víctima de la tuberculosis. El fallecimiento es notificado por el Diário de Notícias del día. Joaquim de Seabra Pessoa dejó mujer y dos hijos, Fernando con sólo cinco años y su hermano Jorge, que fallecería al año siguiente sin cumplir un año. La madre se ve obligada a subastar parte de los muebles y la familia se muda a una casa más modesta, en el tercer piso del nº 104 de la Calle de São Marçal. Es también en ese período en el que surge su primer pseudónimo, Chevalier de Pas, hecho relatado por él mismo a Adolfo Casais Monteiro, en una carta del 13 de enero de 1935, en la que habla extensamente sobre el origen de los heterónimos. Ese mismo año crea su primer poema, un poema corto con el epígrafe infantil de A mi querida mamá. Su madre se casa por poderes en segundas nupcias en 1895, en la Iglesia de São Mamede de Lisboa con el comandante João Miguel Rosa, cónsul de Portugal en Durban, a quien había conocido hacía un año. En África Pessoa demostraría desde muy pronto sus habilidades para la literatura.

Últimos años en Durban.

Por causa de esa boda se mudan a Durban (República de Sudáfrica, entonces colonia británica de Natal) junto a un tío abuelo, Manuel Gualdino da Cunha, en la que pasa la mayor parte de su juventud. Viajan en el navío portugués Funchal hasta Madeira y después en el paquebote inglés Hawarden Castle hasta el Cabo de Buena Esperanza. Teniendo que compartir la atención de la madre con los demás hijos del padrastro, Pessoa se aísla, lo que le permite tener momentos de introspección. En Durban recibe una educación británica, lo que le proporciona un profundo contacto con la lengua inglesa. Sus primeros textos y estudios están redactados en ese idioma. Mantiene contacto con la literatura inglesa a través de autores como Shakespeare, Edgar Allan Poe, John Milton, Lord Byron, John Keats, Percy Shelley, Alfred Tennyson, entre otros. El inglés le permitiría trabajar como correspondiente de comercio en Lisboa, además de emplear el idioma en alguno de sus escritos y de traducir trabajos de poetas ingleses, como El Cuervo y Annabel Lee de Edgar Allan Poe. De hecho, con excepción de Mensagem, los únicos libros publicados en vida por Fernando Pessoa fueron las colecciones de poemas en inglés: Antinous e 35 Sonnets y English Poems I - II e III, escritos entre 1918 y 1921.

Cursa la primaria en la escuela de monjas irlandesas de West Street, donde realiza su primera comunión y recorre en tres años el equivalente a cinco cursos. En 1899 ingresa en la Durban High School, donde permanecerá durante tres años y será uno de los primeros alumnos de su promoción, y donde creará el heterónimo Alexander Search, con el cual se envía cartas a sí mismo. En el año 1901 aprueba con distinción su primer examen de la Cape Scholl High Examination y escribe sus primeros versos en inglés. En esa mismo año muere Henriqueta, su hermana, con dos años. En 1901 parte de vacaciones con su familia a Portugal. En el barco en el que viajan (el paquebote König) va el cuerpo de su hermana fallecida. En Lisboa vive con la familia en Pedrouços y después en la Avenida de D. Carlos I, n.º. 109, 3º. izquierda. En la capital portuguesa nace João Maria, cuarto hijo del segundo matrimonio de la madre de Fernando Pessoa. Viajan todos a Isla Terceira, en las Azores, donde vive la familia materna. Parten también a Tavira donde se detienen para visitar a los parientes paternos. En esa época escribe el poema Cuando ella pasa.

Fernando Pessoa permaneció en Lisboa cuando el resto de la familia se traslada de nuevo a Durban: la madre, el padrastro, los hermanos y la criada Paciência que había venido con ellos. Regresa sólo a África en el vapor Herzog. En esa época intenta escribir novelas en inglés y se matricula en la Commercial School. Estudia allí por la noche, mientras por el día se dedica a disciplinas humanísticas. En 1903, se presenta a las pruebas de ingreso para la Universidad del Cabo de Buena Esperanza. En el examen de admisión no obtiene una buena clasificación, pero obtiene la mejor entre los 899 candidatos en el ensayo de estilo inglés. Recibe por eso el Queen Victoria Memorial Prize («Premio Reina Victoria»). Un año después nuevamente se matricula en la Durban High School donde frecuenta el equivalente a un primer año universitario. Profundiza su cultura leyendo clásicos ingleses y latinos; escribe poesía y prosa en inglés y surgen los heterónimos Charles Robert Anon y H. M. F. Lecher. Nace su hermana Maria Clara y publica en el periódico del Liceo un ensayo crítico titulado Macaulay. Finalmente termina con éxito sus estudios en Sudáfrica tras realizar en la Universidad el «Intermediate Examination in Arts», logrando buenos resultados.

Regreso definitivo a Portugal e inicio de su carrera literaria

Dejando a su familia en Durban, regresó definitivamente a la capital portuguesa, solo, en 1905. Pasa a vivir con su abuela Dionísia y dos tías en la Calle Bela Vista, 17. La madre y el padrastro también regresan a Lisboa durante un periodo de vacaciones de un año durante el cual Pessoa vuelve a vivir con ellos. Continúa la producción de poemas en inglés y en 1906 se matricula en el curso superior de letras, actual Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa, que abandona, a causa de una huelga estudiantil, sin siquiera haber terminado el primer año. Es en esta época cuando entra en contacto con importantes escritores de la literatura portuguesa. Se interesa por la obra de Cesário Verde y por los sermones del Padre Antônio Vieira.

En agosto de 1907 muere su abuela Dionísia , dejándole una pequeña herencia. Con ese dinero monta una pequeña tipografía, que rápidamente quebró, en la Calle Conceição da Glória, 38-4.º, con el nombre de «Empresa Íbis — Tipografía Editora — Oficinas a Vapor». A partir de 1908, se dedica a la traducción de correspondencia comercial, un trabajo que se podría denominar como de "corresponsal extranjero". En esa profesión trabajará toda su vida, teniendo una modesta vida pública. En esa oficina conoce a una joven burguesa de 19 años, Ofélia Queiroz, cuando tiene 31 años, y se le declara. Salen juntos durante casi un año y mantienen correspondencia epistolar, pero la relación se ve interrumpida por las extravagancias literarias del poeta, quien a veces firma sus cartas como Álvaro de Campos, a quien Ofelia odia. Poco antes de romper, Pessoa le escribe:

Toda mi vida gira en torno a mi obra literaria, buena o mala, lo que sea, lo que pueda ser. Todos (…) tienen que convencerse de que soy así, de que exigirme sentimientos —que considero muy dignos, dicho sea de paso— de un hombre común y corriente es como exigirme que sea rubio y con los ojos azules.1
Inicia su actividad de ensayista y crítico literario con la publicación, en 1912 en la revista «Águia», del artículo La nueva poesía portuguesa sociológicamente considerada, al que seguirán otros.

Empezó a traducir y a escribir para la revista de vanguardia Orpheu (1915), Atena (dirigida por él mismo), Ruy Vaz (a partir de 1924) o Presença (en 1927). Su primer libro de poemas, Antinous, apareció en inglés en 1918. En 1926 Pessoa requiere la patente de invención de un Anuario Indicador Sintético, por Nombres y Otras Clasificaciones, Consultable en Cualquier Lengua. En esta época dirige junto con su cuñado la Revista de Comercio y Contabilidad.

Su primera obra en portugués, el poema patriótico Mensagem (Mensaje), única que publicó en vida, no apareció hasta 1933.

Pessoa es internado el día 29 de noviembre de 1935, en el Hospital de São Luís dos Franceses, con el diagnóstico de "cólico hepático" (probablemente una colangitis aguda causada por un cálculo biliar), falleciendo a causa de las complicaciones posiblemente asociadas a una cirrosis provocada por el excesivo consumo de alcohol a lo largo de su vida (a título de curiosidad, se sabe que era fiel al aguardiente de la marca "Águia Real"). El día 30 de noviembre muere a los 47 años. En los últimos momentos de vida pide sus gafas y clama por sus heterónimos.

Su último texto escrito estaba en inglés, idioma en que fuera educado:

I know not what tomorrow will bring
No sé lo que traerá el mañana...

La obra pessoana

Se puede afirmar que la vida de Pessoa estuvo dedicada a crear y que, de tanto crear, creó también otras vidas a través de sus heterónimos: ese fue su principal característica y el principal interés de su personalidad, en apariencia tan pacata. Algunos críticos se preguntan si Pessoa realmente habría revelado su verdadero yo, o si en realidad no será todo un producto de su vasta creación. Al tratar temas subjetivos y usar la heteronimia,2 Pessoa se convierte en extremadamente enigmático. Ese enigma es el que motiva buena parte de las investigaciones sobre su obra. El poeta y crítico brasileño Frederico Barbosa declara que Fernando Pessoa fue o enigma em pessoa (con el doble significado de el enigma en Pessoa y el enigma en persona).3 n 1 Escribió hasta su mismo lecho de muerte. Tenía un interés esencialmente intelectual, pudiéndose decir que su vida fue una constante divulgación de la lengua portuguesa, y en palabras de su heterónimo Bernardo Soares: Minha pátria é a língua portuguesa («mi patria es la lengua portuguesa»). O también a través de un poema:

Tenho o dever de me fechar em casa no meu espírito e trabalhar quanto possa e em tudo quanto possa, para o progresso da civilização e o alargamento da consciência da humanidade.
Tengo el deber de encerrarme en la casa de mi espíritu y trabajar cuanto pueda y en todo cuanto pueda para el progreso de la civilización y el ensanchamiento de la conciencia de la humanidad.
Parafraseando el lema de la Liga hanseática, Navigare necesse est, vivere non necesse (navegar es necesario, pero vivir no lo es), Pessoa dice en el poema Navegar é Preciso:

Viver não é necessário; o que é necessário é criar.
Vivir no es necesario, lo que es necesario es crear.
Otra interpretación de ese poema indicaría que la navegación es el resultado de la actitud racionalista del mundo occidental: la navegación exigiría "precisión", mientras que la vida quedaría dispensada de tenerla.

Fernando Pessoa es sin duda alguna el poeta portugués más importante del siglo XX. En su poema Autopsicografia, afirmó que el poeta era «un fingidor» de sí mismo y toda su obra se concibe como un «drama en gente» en que dialogan diversas voces o heterónimos, equivalentes a los «apócrifos» de Antonio Machado, que representan diferentes cosmovisiones.

Sobre Fernando Pessoa, el poeta y nobel mexicano de Literatura Octavio Paz dijo que «los poetas no tienen biografía; su obra es una biografía» y que en el caso de Pessoa «nada en su vida es sorprendente, nada excepto sus poemas».[cita requerida] El crítico literario estadounidense Harold Bloom lo consideró en su libro The Western Canon ("El canon occidental") el más representativo poeta del siglo XX, junto al chileno Pablo Neruda.

Con motivo de la conmemoración de su nacimiento en 1988 su cuerpo fue trasladado al Monasterio de los Jerónimos de Belém, confirmando el reconocimiento que no tuvo en vida.

Obra poética

Con 40 años.
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que llega a fingir que es dolor
El dolor que de veras siente.


Fernando Pessoa/Bernardo Soares; Autopsicografía; Publicado el 1 de abril de 1931.

Se considera que la gran creación estética de Pessoa fue la invención de los heterónimos, que atraviesa toda su obra. Los heterónimos, a diferencia de los pseudónimos, son personalidades poéticas completas: identidades, que, en principio falsas, se vuelven verdaderas a través de su manifestación artística propia y diversa del autor original. Entre los heterónimos, el mismo Fernando Pessoa pasó a ser llamado ortónimo, ya que era la personalidad original. Con el tiempo, y con la maduración de las demás personalidades, el propio ortónimo se convirtió en un heterónimo más entre otros. Los tres heterónimos más conocidos (y también aquellos con mayor obra poética) fueron Álvaro de Campos, Ricardo Reis y Alberto Caeiro. Un cuarto heterónimo de gran importancia en la obra de Pessoa fue Bernardo Soares, autor del Livro do Desassossego (Libro del desasosiego), una importante obra literaria del siglo XX. Bernardo es considerado un semi-heterónimo por tener muchas semejanzas con Fernando Pessoa y no poseer una personalidad muy característica ni fecha de fallecimiento, al contrario que los otros tres, que tienen fecha de nacimiento y muerte, con excepción de Ricardo Reis (que no tiene fecha de fallecimiento). Por esa razón el escritor y premio Nobel portugués José Saramago pudo escribir su novela «O ano da morte de Ricardo Reis» (El año de la muerte de Ricardo Reis).

A través de los heterónimos Pessoa encauzó un profunda reflexión sobre la relación entre verdad, existencia e identidad. Este último factor tiene una gran importancia en la famosa naturaleza misteriosa del poeta:

Com uma tal falta de gente coexistível, como há hoje, que pode um homem de sensibilidade fazer senão inventar os seus amigos, ou quando menos, os seus companheiros de espírito?
Con una falta tal de gente con la que coexistir, como hay hoy, ¿qué puede un hombre de sensibilidad hacer, sino inventar sus amigos, o cuando menos, sus compañeros de espíritu?

Ortónimo

La obra ortónima de Pessoa (es decir, la escrita bajo el nombre propio del escritor que crea heterónimos) pasó por diferentes fases, pero que envuelve básicamente la búsqueda de un cierto patriotismo perdido, a través de una actitud sebastianista reinventada. El ortónimo fue profundamente influenciado, en varios momentos, por doctrinas religiosas como la teosofía y sociedades secretas como la masonería. La poesía resultante tiene un cierto aire mítico, heroico (casi épico, pero no en la acepción habitual del término), y por veces trágico. Es un poeta universal, en la medida en que nos fue dando, incluso con contradicciones, una visión a un mismo tiempo múltiple y unitaria de la vida. Es precisamente en este intento de mirar el mundo de forma múltiple (con un fuerte substrato de filosofía racionalista e incluso de influencia oriental) en donde reside una explicación plausible de la creación de los célebres Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Ricardo Reis o de su semi-heterónimo Bernardo Soares.

La principal obra del llamado "Pessoa elemesmo" (Pessoa-él-mismo) es Mensagem, una colección de poemas sobre los grandes personajes históricos portugueses. El libro fue el único publicado en vida del autor.

El ortónimo es considerado como simbolista y modernista por la evanescencia, la indefinición y la insatisfacción, y por la innovación practicada por entre diversas sendas de formulación del discurso poético (sensacionismo, paulismo, interseccionismo, etc.)

Heterónimos

Fernando Pessoa tenía 72 heterónimos. De ellos, los más importantes fueron:

Alberto Caeiro

Caeiro, nacido en Lisboa, fue la mayor parte de su vida un campesino casi sin estudios formales —solo cursó la instrucción primaria—, pero es considerado el maestro entre los heterónimos, inclusive por el ortónimo. Muertos su padre y su madre, se quedó en casa de una tía-abuela, viviendo de una renta modesta. Murió de tuberculosis. También es conocido como el poeta-filósofo, pero él rechazaba ese título y pregonaba una «no filosofía». Creía que los seres simplemente son, y nada más: se irritaba con la metafísica y cualquier tipo de simbolismo de la vida.

De los principales heterónimos de Fernando Pessoa, Caeiro fue el único que no escribió en prosa. Alegaba que solamente la poesía sería capaz de dar cuenta de la realidad.

Caeiro fue descrito por el propio ortónimo (Fernando Pessoa) como no sólo un pagano, sino como el propio paganismo. Definía el amor verdadero como amor hacia algo o alguien simplemente por ser esa cosa o persona, y no por otros principios externos a ella. Poseía un lenguaje estético directo, concreto y simple, pero aun así bastante complejo desde el punto de vista reflexivo. Su ideario se resume en el verso:

Há metafísica bastante em não pensar em nada.
Hay suficiente metafísica en no pensar nada.

Álvaro de Campos

Entre todos los heterónimos, Campos fue el único en manifestar fases poéticas diferentes a lo largo de su obra. Era un ingeniero homosexual5 de educación inglesa y origen portugués, pero siempre con la sensación de ser un extranjero en cualquier parte del mundo.

Un párrafo que le define muy bien es el siguiente:

Vivir es pertenecer a otro. Morir es pertenecer a otro. Vivir y morir son la misma cosa. Mas vivir es pertenecer a otro de fuera y morir es pertenecer a otro de dentro. Una y otra cosa se asemejan, pero la vida es el lado de fuera de la muerte. Por eso la vida es la vida y la muerte es la muerte, pues el lado de fuera siempre es más verdadero que el lado de dentro; tanto es así que el lado de fuera es el que se ve.

Comienza su trayectoria como un decadentista influido por el simbolismo, pero luego se adhiere al futurismo. Tras una serie de desilusiones con la existencia, asume una vena nihilista, expresada en aquel que es considerado uno de los poemas más conocidos e influyentes de la lengua portuguesa: Tabacaria.

Ricardo Reis

El heterónimo Ricardo Reis se define como latinista y monárquico. De cierta manera, simboliza la herencia clásica en la literatura occidental, expresada en la simetría, armonía, y un cierto bucolismo, con elementos epicúreos y estoicos. El fin inexorable de todos los seres vivos es una constante en su obra, clásica, depurada y disciplinada.

Según Pessoa, Reis se trasladó a Brasil en protesta por la proclamación de la República en Portugal, y no se sabe el año de su muerte.

José Saramago, en El año de la muerte de Ricardo Reis continúa, en una perspectiva personal, el universo de este heterónimo. Saramago hace reencontrarse a Fernando Pessoa, ya muerto, con su heterónimo, que sobrevive a su creador.

La ética amoral de los heterónimos

En las Páginas Íntimas de Autointerpretación, escribe Fernando Pessoa:

Álvaro de Campos não tem sombra de ética; é amoral, se não positivamente imoral [...] A ideia da perda da inocência duma criança de oito anos [...] é-lhe positivamente agradável, pois satisfaz duas sensações muito fortes –a crueldade e a luxúria.
Álvaro de Campos no tiene la más mínima ética; es amoral, si no positivamente inmoral [...] La idea de pérdida de la inocencia de un niño de ocho años [...] le resulta positivamente agradable, pues satisface dos sensaciones muy fuertes –la crueldad y la lujuria.
Esta postura amoral de Campos, que recorre sus poemas sensacionistas-futuristas, es paralela a otras actitudes de semejante tenor en los poemas de Alberto Caeiro y Ricardo Reis.

Véanse estos versos del maestro Caeiro, en el poema Ayer el predicador de verdades propias:

Haver injustiça é como haver morte.
Eu nunca daria um passo para alterar
Aquilo a que chamam a injustiça do mundo.
Que haya injusticia es como que haya muerte.
Yo nunca daría un paso para alterar
Aquello que llaman la injusticia del mundo.
A su vez, Ricardo Reis se revela aún más chocante. En la oda Oí contar que otrora, cuando Persia, dos jugadores de ajedrez prosiguen la partida sabiendo que la destrucción y la muerte campan por su ciudad, que el enemigo invadió. Y sentencia este heterónimo epicureísta:

Quando o rei de marfim está em perigo
Que importa a carne e o osso
Das irmãs e das mães e das crianças?
Quando a torre não cobre
A retirada da rainha branca,
O sangue pouco importa.
Cuando el rey blanco está en peligro
¿qué importan la carne y el hueso
de las hermanas, de las madres y los niños?
Cuando la torre no cubre
la retirada de la reina blanca,
la sangre poco importa.

Este aspecto es uno de los que presenta una notoria influencia —o por lo menos, proximidad— con la estética futurista de Marinetti, que, a pesar de todo, Pessoa siempre rechazó. Es también la parcela más visible de una cierta falta de solidaridad social e incluso humana que parece, según muchos críticos, ser común a toda la obra del poeta. Esta tendencia dio argumentos a cierta corriente política que clasifica a Fernando Pessoa como un «autor de derechas».

Sin embargo, otros críticos contraargumentan que es absurdo pretender clasificar un poeta como Pessoa con criterios políticos. Según estos, Pessoa estaba más interesado en un arte puramente estético, para el que las cuestiones políticas, sociales o incluso morales no eran atinentes. Presentan ejemplos que evitan conclusiones simplistas. Al final de su vida Pessoa fue autor de textos (e incluso poemas) que revelan un profundo malestar en relación con António de Oliveira Salazar y a la recién estrenada dictadura del Estado Novo. Hay también poemas del Pessoa ortónimo imbuidos de tal solidaridad —incluso moralismo— que la heteronimia parece tendencialmente negar, como "El niño de su madre" o "Tomamos la ciudad después de un intenso bombardeo".

Pessoa y el ocultismo

Fernando Pessoa tuvo relaciones con el ocultismo y el misticismo, especialmente con la masonería y los Rosacruces (si bien no se conoce ninguna afiliación concreta a una logia o fraternidad de esas organizaciones), habiendo inclusive defendido públicamente las organizaciones iniciáticas en el "Diário de Lisboa", el 4 de febrero de 1935, contra los ataques por parte de la dictadura del Estado Novo. Su poema hermético más conocido y apreciado entre los esoteristas se titula "En el túmulo de Christian Rosenkreutz". Tenía la costumbre de hacer consultas astrológicas para sí mismo (según consta en su partida de nacimiento, nació a las 15h 20; tenía ascendiente Escorpión y el Sol en Géminis). Realizó más de mil horóscopos.

Cierta vez, leyendo una publicación inglesa del famoso ocultista Aleister Crowley, Fernando encontró errores en el horóscopo y escribió al inglés para corregirlo, puesto que era conocedor y practicante de la astrología, conocimientos que impresionaron a Crowley, quien, aficionado a los viajes, llegó a ir a Portugal para conocer al poeta. Junto con él fue la maga alemana Miss Jaeger, quien se carteó con el poeta utilizando un pseudónimo ocultista. El encuentro fue amigable, pese a los graves desequilibrios psíquicos y espirituales que ya por entonces Crowley tenía y enseñaba.



Abdicación

Tómame, oh noche eterna, en tus 
brazos y llámame hijo.

Yo soy un rey que 
voluntariamente abandoné mi 
trono de ensueños y cansancios. 

Mi espada, pesada en brazos 
flojos, a manos viriles 
y calmas entregué;
y mi cetro y corona yo los dejé 
en la antecámara, hechos pedazos.

Mi cota de malla, tan inútil, 
mis espuelas, de un tintineo tan fútil, 
las dejé por la fría escalinata.

Desvestí la realeza, cuerpo y alma, 
y regresé a la noche antigua y serena 
como el paisaje al morir el día.

Versión de F. Gutiérrez



Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación...

Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación
De no yacer en mí mismo desnudo
Con ánimo de gritar, sin que sangre el seco corazón
En un último, austero alarido!

Hablo -las palabras que digo son nada más un sonido:
Sufro -Soy yo.
Ah, extraer de la música el secreto, el tono
De su alarido!

Ah, la furia -aflicción que grita en vano
Pues los gritos se tensan
Y alcanzan el silencio traído por el aire
En la noche, nada más allí!

Enero 15 de 1920

Versión de Rafael Díaz Borbón



Amor es lo esencial...

Amor es lo esencial.
Sexo, mero accidente.
Puede ser igual
O diferente.
El hombre no es un animal:
Es carne inteligente,
Aunque algunas veces enferma.

(5.4.35)

Versión de Rafael Díaz Borbón



Autopsicografía

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.

Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.

Versión de Santiago Kovadloff




Como si cada beso...

Como si cada beso
Fuera de despedida,
Cloé mía, besémonos, amando.
Tal vez ya nos toque
En el hombro la mano que llama
A la barca que no viene sino vacía;
Y que en el mismo haz
Ata lo que fuimos mutuamente
Y la ajena suma universal de la vida.

Versión de F. Gutiérrez




Cosechadora

Pero no, es abstracta, es un pájaro
De sonidos en el aire del encumbrado aire,
Y su alma canta sin molestar
Porque el canto es lo que la hace cantar.

1932
Versión de Rafael Díaz Borbón



Cuando ella pasa

Sentado junto a la ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Veo su adorable imagen, la de ella, mientras
Pasa... pasa... pasa de largo...

Sobre mí, la aflicción ha arrojado su velo:-
Una criatura menos en este mundo
Y un ángel más en el cielo.

Sentado junto a la Ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Pienso que Veo su imagen, la de ella,
Que no pasa ahora... que no pasa de largo...

Versión de Rafael Díaz Borbón



De: el pastor enamorado

Alta en el cielo, va la luna de Primavera,
Pienso en ti y dentro de mí estás entera.
Aquí viene, por las grandes praderas, corriendo hacia mí, la leve brisa.
Pienso en ti, murmuro tu nombre; y no me siento yo: estoy feliz.
Mañana vendrás, irás conmigo a recoger flores en la pradera.
Y yo iré contigo por las praderas para verte recoger las flores.
Te veré mañana recolectando flores conmigo en las praderas,
Pues cuando vengas mañana y caminemos juntos por la pradera, 
                                                                                         recogiendo las flores,
Se hará para mi la claridad y la verdad.

(6.7.14)
Versión de Rafael Díaz Borbón




El viento, el viento alto

El viento, alto en su elemento
Me hace más solo -no me estoy
Lamentando, él se tiene que lamentar.

Es un sonido abstracto, insondable
venido del elusivo fin del mundo.
Profundo es su significado.

Me habla el todo inexistente en él,
Cómo la virtud no es un escudo, y
Cómo la mejor es estar en silencio.

(27.12.33)
Versión de Rafael Díaz Borbón



En la gran oscilación...

En la gran oscilación
Entre creer y no creer,
El corazón se trastorna
Lleno de nada saber

Y, ajeno a lo que sabía
Por no saber lo que es,
Sólo un instante le cabe
Que es el conocer la fe-

Fe que los astros conocen
Porque es la araña que está
En la tela que ellos tejen,
Y es vida que había ya.



Esto

Dicen que pretendo o miento
En cuanto escribo. No hay tal cosa.
Simplemente
Siento imaginando.
No uso las cuerdas del corazón.

Todo cuanto sueño o pierdo,
Que pronto cae o muere en mí,
Es como una terraza que mira
Hacia otra cosa más allá.
Esa cosa me arrastra.

Y así escribo en medio
De las cosas no junto a mis pies,
Libre de mi propia confusión,
preocupado por cuanto no es.
Sentir? Dejemos al lector sentir!

(? 1933)
Versión de Rafael Díaz Borbón



He pasado toda la noche sin dormir, viendo...

He pasado toda la noche sin dormir, viendo, 
sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes 
de como ella me parece.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que 
es ella cuando me habla,
y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
con su semejanza.
Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
pienso más que en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla
casi prefiero no encontrarla,
Para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
quiero. Quiero tan solo
Pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.

Versión de Teodoro Llorente




Llueve en silencio, que esta lluvia es muda...

Llueve en silencio, que esta lluvia es muda
y no hace ruido sino con sosiego.
El cielo duerme. Cuando el alma es viuda
de algo que ignora, el sentimiento es ciego.
Llueve. De mí (de este que soy) reniego...

Tan dulce es esta lluvia de escuchar
(no parece de nubes) que parece
que no es lluvia, mas sólo un susurrar
que a sí mismo se olvida cuando crece.
Llueve. Nada apetece...

No pasa el viento, cielo no hay que sienta.
Llueve lejana e indistintamente,
como una cosa cierta que nos mienta,
como un deseo grande que nos miente.
Llueve. Nada en mí siente...

Versión de Ángel Crespo




Navidad

Un Dios ha nacido. Otros mueren. La realidad
Que no ha venido ni se ha ido: un cambio de Error.
Tenemos ahora otra Eternidad,
Y siempre lo pasado fué mejor.
Ciega, la ciencia trabaja en el inútil suelo
Loca, la Fé vive el sueño de su culto.
Un nuevo Dios es una palabra -o un nuevo sonido
No busques ni tampoco creas: todo está oculto.

(? 1922)
Versión de Rafael Díaz Borbón



No quiero rosas, con tal que haya rosas...

No quiero rosas, con tal que haya rosas. 
Las quiero sólo cuando no las pueda haber.
¿Qué voy a hacer con las cosas
que cualquier mano puede coger?

No quiero la noche sino cuando la aurora 
la hizo diluirse en oro y azul. 
Lo que mi alma ignora 
eso es lo que quiero poseer.

¿Para qué?... Si lo supiese, no haría 
versos para decir que aún no lo sé. 
Tengo el alma pobre y fría... 
Ah, ¿con qué limosna la calentaré?...

Versión de F. Gutiérrez



¡No, no digas nada!

¡No: no digas nada!
Suponer lo que dirá
tu boca velada
es oírlo ya.

Yo oí lo mejor
de lo que dirías.
Lo que eres no viene a la flor
de las frases y los días.

Es mejor de lo que tu.
No digas nada: lo sé!
Gracia del cuerpo desnudo
que invisible se ve.




Pierrot borracho

En las calles de la feria
de la feria desierta
sólo la luna llena
blanquea y clarea
las noches de la feria
en la noche entreabierta.
Sólo la luna alba
blanquea y clarea
la tierra calva
de abandono y alba
alegría ajena.

Ebria blanquea
como por la arena
en las calles de feria,
de la feria desierta
en la noche ya llena
de sombra entreabierta.
La luna boquea
en las calles de feria
desierta e incierta.



Reniego, lápiz partido...

Reniego, lápiz partido,
Todo cuanto deseé.
Y no soñé ser servido
De ir a donde nunca iré.

Paje embutido en harapos
Del triunfo que otros tuvieron,
Yo podré amar estos trapos
Por ser cuanto a mí me dieron.

Sabré, príncipe mendigo,
Coger, con la buena gente,
Entre el ondear del trigo
La amapola inteligente.




Señor, serenas son...

Señor, serenas son
Todas las horas
Que derrochamos, si en
Malgastarlas,
Como en un jarrón,
Colocamos flores.

No hay tristezas
Ni alegrías tampoco
En nuestra vida.
Luego déjanos aprender,
irreflexivamente sabios,
A no vivirla.

Sino a dejarla flotar,
Tranquila, serena,
Permitiendo que los niños
Sean nuestros profesores
y que nuestros ojos sean
Colmados por la Naturaleza. 

A la orilla de la corriente, 
Al borde ,de la carretera,
Cae erguida-
Siempre en el mismo
Respiro de luz
De estar vivos.

El tiempo pasa,
No nos dice nada.
Crecemos envejecidos.
Déjanos aprender, como si
irónicamente,
Nos observara partir.

Es inútil mientras
Hacemos un gesto.
No hay resistencia
Al dios cruel
Devorador sempiterno
De sus hijos.

Permítenos recoger las flores,
Permítenos humedecer
Éstas nuestras manos
En los apacibles riachuelos,
De los cuales debemos aprender
A ser apacibles como ellos.

Los girasoles siempre
Están mirando hacia el sol,
Déjanos marchar de la vida
Tranquilos, sin abrigar
Siquiera el remordimiento
De haber vivido.

(12.6.14)
Versión de Rafael Díaz Borbón



Si alguien toca un día a tu puerta...

Si alguien toca un día a tu puerta, 
Diciendo que es un emisario mío 
No creas, ni aunque sea yo; 
Que mi vanidoso orgullo no intentaría 
Tocar siquiera la puerta irreal del cielo. 
Pero si, naturalmente, y sin oír 
A alguien tocar, la puerta fueras a abrir 
Y encontraras alguien como a la espera 
De tocar, medita un poco. 
Ese era Mi emisario y yo y lo que intenta 
Mi orgullo que desespera 
¡Abre a quién no llama a tu puerta!




Si, después que yo muera, se quisiera escribir mi biografía...

Si, después que yo muera, se quisiera escribir mi biografía,
Nada sería más simple.
Exactamente poseo dos fechas -la de mi nacimiento y
                                                                                           la de muerte.
Entre una y otra todos los días me
pertenecen.
Soy fácil de describir.
He vivido como un loco.
He amado a las cosas sin ningún sentimentalismo.
Nunca tuve un deseo que no pudiera colmar, pues nunca anduve ciego.
Incluso escuchar para mí fué nada más que un complemento del ver.
Comprendí que las cosas son reales y totalmente diferentes una de otra:
Lo comprendí con los ojos, jamás con el pensamiento.
Comprenderlo con el pensamiento hubiera sido encontrarlas
todas iguales.

Un día me sentí dormido como un niño.
Cerré los ojos y dormí.
Y, a propósito, yo era el único poeta de la Naturaleza.

Versión de Rafael Díaz Borbón




Si yo pudiera morder la tierra toda...

Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor sería más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
No todo es días de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies y que haya rocas y hierbas...
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la 
infelicidad.
Sentir como quien mira. Pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
Recordar que el día muere y que el poniente
es bello y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.

Versión de Teodoro Llorente



Suave, como tener madre y hermanas...

Suave, como tener madre y hermanas, 
la tarde rica desciende...
No llueve ya, y el vasto cielo 
es una gran sonrisa imperfecta... 
Mi conciencia de tener conciencia de ti 
es una prez, 
y mi saberte sonriendo 
es una flor mustia en mi pecho...

¡Ah, si fuésemos dos figuras 
en una lejana vidriera!... 
¡Ah, si fuésemos los dos colores 
de una bandera de gloria!... 
Estatua acéfala retirada a un lado, 
polvorienta pila bautismal, 
pendón de vencidos que tuviese escrito 
en el centro este lema: 
¡Victoria!"

Versión de Rafael Díaz Borbón




Súbita mano de algún fantasma oculto...

Súbita mano de algún fantasma oculto 
entre los pliegues de la noche y de mi sueño 
me sacude y yo despierto, y en el abandono 
de la noche no diviso gesto ni bulto. 

Pero un terror antiguo, que insepulto 
traigo en el corazón, como de un trono 
baja y se afirma mi señor y dueño 
sin orden, sin meneo y sin insulto. 

Y yo siento mi vida de repente 
presa por una cuerda de Inconsciente 
a cualquier mano nocturna que me guía. 

Siento que soy nadie salvo una sombra 
de un bulto que no veo y que me asombra, 
y en nada existo como la tiniebla fría.

Versión de Teodoro Llorente




Tengo tanto sentimiento...

Tengo tanto sentimiento
que es frecuente persuadirme
de que soy sentimental,
mas reconozco, al medirme,
que todo esto es pensamiento
que yo no sentí al final.

Tenemos, quienes vivimos,
una vida que es vivida
y otra vida que es pensada,
y la única en que existimos
es la que está dividida
entre la cierta y la errada.

Mas a cuál de verdadera
o errada el nombre conviene
nadie lo sabrá explicar;
y vivimos de manera
que la vida que uno tiene
es la que él se ha de pensar.

Versión de Ángel Crespo




Todo menos el tedio me da tedio...

Todo menos el tedio me da tedio. 
Quiero sin tener sosiego sosegar. 
Tomar la vida todos los días 
Como un remedio, 
De esos remedios que hay para tomar. 
Tanto aspiré, tanto soñé que tanto 
De tantos tantos me hizo nada en mí 
Mis manos quedaron frías 
Sólo de aguardar el encanto 
De aquel amor que las calentara al fin. 
Frías, vacías, Así.



Tu voz habla amorosa...

Tu voz habla amorosa... 
Tan tierna habla que me olvido 
de que es falsa su blanda prosa.
Mi corazón desentristece.

Sí, así como la música sugiere 
lo que en la música no está, 
mi corazón nada más quiere 
que la melodía que en ti hay...

¿Amarme? ¿Quién lo creería? Habla 
con la misma voz que nada dice 
si eres una música que arrulla. 
Yo oigo, ignoro, y soy feliz.

Ni hay felicidad falsa, 
mientras dura es verdadera. 
¿Qué importa lo que la verdad exalta 
si soy feliz de esta manera?

Versión de Teodoro Llorente









ÁLVARO DE CAMPOS [18.009]

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ÁLVARO DE CAMPOS 

(Heterónimo de FERNANDO PESSOA) / POEMAS

Álvaro de Campos (Tavira o Lisboa, el 13 o el 15 octubre de mil ochocientos noventa - 1935) es uno de los heterónimos más conocidos, verdadero alter ego del escritor portugués Fernando Pessoa, que hicieron una biografía para cada una de sus personalidades literaria, llamamos heterónimos.




Antología poética de Álvaro de Campos

Selección y traducción José Antonio Llardet


ESTANCO

No soy nada.
Nunca seré nada. 
No puedo querer ser nada. 
Esto aparte, tengo en mí todos los sueños 

Ventanas de mi cuarto, 
del cuarto de uno de los millones del mundo sabe quién es 
(y de saberse quién es, ¿qué se sabría?), 
dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente, 
a una calle inaccesible a todos los pensamientos, 
real, imposiblemente real, verdadera, desconocidamente verdadera, 
con el misterio de las cosas debajo de las piedras y los seres, 
con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos a los hombres, 
con el Destino conduciendo al carro de todo por la carretera de nada. 

Hoy estoy vencido, como si supiera la verdad. 
Hoy estoy lúcido, como si estuviese a punto de morir 
y no tuviera más hermandad con las cosas 
que una despedida, convertidos esta casa y este lado de la calle 
en hilera de vagones de un tren, silbada su salida 
desde dentro de mi cabeza, 
y sacudidos mis nervios y chirriantes los huesos en la marcha. 
Hoy estoy perplejo, como quien pensó y halló y olvidó. 
Hoy estoy dividido entre la lealtad que debo 
al Estanco del otro lado de la calle, como cosa real por fuera, 
y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

Fracasé en todo.
Como no tenía propósito alguno, todo tal vez fuese nada. 
Del aprendizaje que me dieron 
me descolgué por la ventana de las traseras de la casa. 
Fui hasta el campo con grandes propósitos. 
Mas allí sólo encontré hierbas y árboles, 
y gente, cuando la había, igual a la otra.
Dejo la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?

¡Qué sé yo lo que seré, yo que no sé lo que soy!
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tanta cosa! 
y tantos hay que piensan ser la misma cosa que no podrán serlo tantos. 
¿Genio? En este momento 
cien mil cerebros se conciben en sueños tan genios como yo, 
y la historia no marcará, ¿quién sabe?, ni a uno sólo, 
ni quedará más que estiércol de tantas conquistas futuras. 
No, no creo en mí. 
¡En todos los manicomios hay locos descabalados por tantas certezas! 
Yo, que de nada estoy cierto, ¿soy más cabal o soy menos cabal?
No, ni en mí... 
¿En cuántas buhardillas y no-buhardillas del mundo 
no habrá a estas horas genios-para-sí-mismos soñando? 
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas 
-sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas- 
y quién sabe si realizables,
nunca verán la luz del sol real ni hallarán los oídos de nadie?
El mundo es de quien nace para conquistarlo
y no del que sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que cuanto Napoleón hizo,
he estrechado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo
he hecho en secreto filosofías no escritas aún por ningún Kant.
Mas soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla, aunque no viva en ella;
seré siempre el que no nació para eso;
seré siempre tan sólo el que tenía cualidades;
seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta junto a una pared sin puerta
y cantó la cantinela del Infinito en un gallinero
y oyó la voz de Dios en un pozo cegado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derrámeme la Naturaleza sobre la cabeza ardiente 
su sol, su lluvia, el viento que me busca el cabello,
y lo demás, que venga si es que viene o ha de venir, o que no venga
Esclavos por el corazón de las estrellas,
conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
pero despertamos y es opaco, 
nos levantamos y es ajeno, 
salimos de casa y es la tierra entera 
más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido. 

(¡Come chocolatinas, niña, 
come chocolatinas! 
Mira que en el mundo no hay más metafísica que las chocolatinas. 
Mira que las religiones todas no enseñan más que la confitería. 
¡Come, niña sucia, come! 
¡Ojalá pudiese comer chocolatinas con la misma verdad con que las comes! 
Mas yo pienso, y al quitarles el papel de plata, que es de hoja de estaño,
lo tiro todo al suelo, como tiré la vida.) 

Pero de la amargura de lo que nunca seré queda al menos 
la rápida caligrafía de estos versos, 
pórtico hendido hacia lo Imposible. 
Pero al menos consagro a mí mismo un desprecio sin lágrimas, 
noble al menos por el gesto de largueza con que arrojo 
la ropa sucia que soy al discurrir de las cosas 
[mas no tomo nota]
y me quedo en casa sin camisa.
(Tú que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
seas diosa griega concebida cual estatua viva 
o patricia romana de imposible nobleza y nefasta 
o princesa de trovadores muy gentil y abigarrada 
o marquesa del siglo dieciocho escotada y distante 
o cocotte célebre del tiempo de nuestros padres 
o qué sé yo qué moderno -no concibo bien qué-, 
todo eso, sea lo que sea que seas, si puede inspirar, que inspire! 
Mi corazón es un cubo vaciado. 
Como los que invocan espíritus invocan espíritus, me invoco
a mí mismo, y no encuentro nada. 
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta. 
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan, 
veo los entes vivos vestidos que se entrecruzan, 
veo los perros, que también existen, 
y todo eso me pesa como una condena al destierro, 
y todo eso es ajeno, como todo.) 
Viví, estudié, amé y hasta creí, 
y hoy no hay mendigo al que no envidie sólo porque él no es yo. 
A cada uno miro los andrajos y las llagas y la mentira 
y pienso: tal vez nunca hayas vivido ni estudiado ni amado ni creído 
(porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada de eso); 
tal vez hayas existido sólo como la lagartija a la que cortan la cola 
y es cola removiéndose más acá de la lagartija. 
Hice de mí lo que no supe 
y lo que pude hacer de mí no lo hice. Vestí un dominó equivocado. 
Me conocieron enseguida como quien no era, y no lo desmentí, y me perdí 
Cuando me quise quitar la máscara la tenía pegada a la cara. 
Cuando. me la quité y me vi al espejo ya había envejecido. 
Borracho, no sabía ya vestir el dominó que no me había quitado. 
Arrojé la máscara y dormí en el guardarropa como un perro al que tolera la gerencia por ser inofensivo. 

Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime. 

Esencia musical de mis versos inútiles, 
quién pudiera encontrarte cual cosa hecha por mí 
en vez de quedarme siempre frente al Estanco de enfrente 
pisoteando la conciencia de estar existiendo 
cual alfombra en que un borracho tropieza 
o felpudo que robaron los gitanos y no valía nada. 

Mas el Dueño del Estanco asoma a la puerta y permanece en la puerta. 
Lo miro con la incomodidad de tener mal colocada la cabeza 
y con la incomodidad del alma que está malentendiendo. 
Él morirá y yo moriré. 
Él dejará el letrero y yo dejaré versos. 
Un día también morirá el letrero, y los versos también. 
Tras ese día morirá la calle donde estuvo el letrero 
y la lengua en que fueron escritos los versos. 
Morirá después el planeta girante donde aconteció todo eso. 
En otros satélites de otros sistemas algo así como gente 
seguirá haciendo cosas como versos y viviendo bajo cosas como letreros. 
Siempre una cosa frente a la otra, 
siempre una cosa tan inútil como la otra, 
siempre lo imposible tan estúpido como lo real, 
siempre el misterio de lo hondo tan verdadero como el sueño de misterio de la superficie, 
siempre esto o siempre otra cosa, o ni una cosa ni otra. 
Mas un hombre entra en el Estanco (¿para comprar tabaco?) 
y la realidad plausible cae de repente sobre mí. 
Me semincorporo enérgico, convencido, humano, 
para intentar escribir estos versos en que digo lo contrario. 

Enciendo un cigarrillo mientras pienso en escribirlos
y en el cigarrillo saboreo la liberación de todos los pensamientos. 
Sigo al humo como a una ruta propia 
y gozo, en ese momento sensitivo y adecuado, 
la liberación de todas las especulaciones 
y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de hallarse uno indispuesto. 
Después me reclino en la silla 
y continúo fumando. 
Mientras el Destino me lo conceda, continuaré fumando

(Si me casara con la hija de mi lavandera 
tal vez fuera feliz. ) 
Visto lo cual me levanto de la silla. Me acerco a la ventana. 

El hombre ha salido del Estanco (¿guarda el cambio en el bolsillo de los pantalones?). 
Ah, lo conozco: es Esteves sin metafísica. 
(El dueño del Estanco se ha asomado a la puerta.) 
Como por instinto divino Esteves se vuelve y me ve. 
Gesticula un adiós, le grito ¡Hola, Esteves! , y el universo 
se me reconstruye sin ideal ni esperanza, y el Dueño del Estanco sonríe.




[AL VOLANTE DEL CHEVROLET POR LA CARRETERA DE SINTRA]

Al volante del Chevrolet por la carretera de Sintra,
al luar y al sueño por la carretera desierta,
conduzco a solas, conduzco casi despacio, y un poco
me parece, o me esfuerzo porque un poco me parezca,
que sigo por otra carretera, por otro sueño, por otro mundo,
que sigo sin que haya Lisboa atrás dejada o Sintra a la que llegar,
que sigo, ¿y que más puede haber en seguir sino no parar, proseguir?

Voy a pasar la noche en Sintra por no poder pasarla en Lisboa,
mas cuando llegue a Sintra me apenará no haberme quedado en Lisboa.
Siempre esta inquietud sin propósito, sin nexo, sin consecuencia,
siempre, siempre, siempre
esta desmedida angustia del espíritu por nada
en la carretera de Sintra o en la carretera del sueño o en la carretera de la vida...

Maleable a mis movimientos subconscientes del volante
galopa por debajo de mí conmigo el automóvil prestado.
Sonrío del símbolo al pensarlo, y al girar a la derecha.
¡Con cuántas cosas prestadas voy yendo por el mundo!
¡Cuántas cosas que me prestaron conduzco como mías!

A la izquierda la casucha -sí, casucha- al borde del camino.
A la derecha el campo abierto, con la luna a lo lejos.
El automóvil, que hasta hace poco parecía darme libertad,
es ahora una cosa en donde estoy encerrado,
que sólo puedo conducir si en ella estoy encerrado,
que sólo domino si me incluyo en ella y ella me incluye a mí.

A la izquierda, ya atrás, la casucha modesta, menos que modesta.
Allí la vida debe ser feliz, sólo porque no es la mía.
Si alguien me vio por la ventana soñará: ese sí que es feliz.
Para el niño que atisbaba detrás de los cristales de la ventana de arriba
tal vez yo haya quedado (con el automóvil prestado) como un sueño, como un hada real.
Para la muchacha que al oír el motor miró por la ventana de la cocina,
desde el piso de abajo,
tal vez yo fuese algo así como el príncipe que hay en todo corazón de muchacha,
y de reojo pegada al cristal me siguiese hasta la curva en que me perdí.

¿Dejo los sueños a mi espalda, o será el automóvil el que los deja?
¿Yo, conductor del automóvil, o el automóvil prestado que conduzco?

En la carretera de Sintra al luar, en la tristeza ante los campos y la noche,
mientras conduzco el Chevrolet prestado desconsoladamente
me pierdo en la carretera futura, me sumo en la distancia que alcanzo,
y en un deseo terrible, súbito, violento, inconcebible,
acelero...
Pero mi corazón quedó en el montón de piedras del que me desvié al verlo sin verlo,
junto a la puerta de la casucha,
mi corazón vacío,
mi corazón insatisfecho,
mi corazón más humano que yo, más exacto que la vida.

En la carretera de Sintra al filo de la medianoche, al luar, al volante,
en la carretera de Sintra, qué cansancio de la propia imaginación,
en la carretera de Sintra, cada vez más cerca de Sintra,
en la carretera de Sintra, cada vez menos cerca de mí...




LISBON REVISITED (1926)

Nada me ata a nada.
Quiero cincuenta cosas al tiempo.
Con angustia del que tiene hambre de carne anhelo
no sé bien qué:
definidamente lo indefinido...
Duermo inquieto, y vivo en el soñar inquieto
de quien duerme inquieto, a medias soñando.

Me cerraron todas las puertas abstractas y necesarias.
Corrieron cortinas ante todas las hipótesis que podría ver en la calle.
En el callejón que yo encontré no hay el número de puerta que me dieron.

Desperté a la misma vida que me había adormecido.
Hasta mis ejércitos soñados sufrieron derrota.
Hasta mis sueños se sintieron falsos al ser soñados.
Hasta la vida tan sólo deseada me harta -hasta esa vida...

Comprendo a intervalos inconexos;
escribo en los lapsos de cansancio;
y es tedio hasta del tedio lo que me arroja a la playa.
No sé qué destino o futuro compete a mi angustia sin timón;
no sé que islas del Sur imposible me aguardan, náufrago;
o qué palmares de literatura me darán un verso al menos.

No, no sé esto, ni otra cosa, ni cosa alguna...
Y en el fondo de mi espíritu, donde sueño lo que soñé,
En los campos últimos del alma, donde memoro sin causa
(y el pasado es una niebla natural de lágrimas falsas),
en los caminos y atajos de las florestas lejanas
donde supuse mi ser,
huyen desmantelados, últimos restos
de la ilusión final,
mis ejércitos soñados, derrotados sin haber sido,
mis cohortes por existir, despedazadas en Dios.

Otra vez vuelvo a verte,
ciudad de mi infancia pavorosamente perdida...
Ciudad triste y alegre, otra vez sueño aquí...
¿Yo? Pero, ¿soy yo el mismo que aquí viví, y aquí volví,
y aquí volví a volver y volver,
y aquí de nuevo he vuelto a volver?
¿O todos los Yo que aquí estuve o estuvieron somos
una serie de cuentas-entes ensartadas en un hilo-memoria,
una serie de sueños de mí por alguien que está fuera de mí?

Otra vez vuelvo a verte
con el corazón más lejano, el alma menos mía.

Otra vez vuelvo a verte -Lisboa y Tajo y todo-
transeúnte inútil de ti y de mí,
extranjero aquí como en todas partes,
tan casual en la vida como en el alma,
fantasma errante por salones de recuerdos
con ruidos de ratas y de maderas que crujen
en el castillo maldito de tener que vivir...

Otra vez vuelvo a verte
sombra que pasa a través de sombras y brilla
un momento a una luz fúnebre desconocida
y entra en la noche cual estela de barco al perderse
en el agua que dejamos de oír...

Otra vez vuelvo a verte,
mas, ¡ay, a mí no vuelvo a verme!
Se rompió el espejo mágico en el que volvía a verme idéntico,
Y en cada fragmento fatídico veo sólo un pedazo de mí,
¡un pedazo de ti y de mí!...




[NUNCA, POR MÁS QUE VIAJE, POR MÁS QUE CONOZCA]

Nunca, por más que viaje, por más que conozca,
al salir de un lugar, al llegar a un lugar, conocido o desconocido,
pierdo, al partir, al llegar, y en la línea móvil que los une,
la sensación de escalofrío, el miedo a lo nuevo, la náusea
-esa náusea que es el sentimiento cuando sabe que el cuerpo tiene el alma.
Treinta días de viaje, tres días de viaje, tres horas de viaje
-siempre la opresión se infiltra en el fondo de mi corazón.




[TODAS LAS CARTAS DE AMOR SON]

Todas las cartas de amor son
Ridículas.
No serían cartas de amor 
si no fuesen ridículas.
También en mi tiempo yo escribí cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero, al fin,
sólo las criaturas que nunca escribieron
cartas de amor
son las que son
Ridículas.

Ojalá volviera al tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.

La verdad es que hoy 
son mis recuerdos
de esas cartas de amor
los que son
ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas.)




[EMPIEZO A CONOCERME. NO EXISTO]

Empiezo a conocerme. No existo.
Soy el intervalo entre lo que deseo ser y los demás me hicieron,
o la mitad de ese intervalo, porque además hay vida...
Soy esto, en fin...
Apaga la luz, cierra la puerta y deja de hacer ruido de zapatillas en el pasillo.
Quede sólo yo en el cuarto con el gran sosiego de mí mismo.
Es un universo barato.




[AL FIN, LA MEJOR MANERA DE VIAJAR ES SENTIR]

Al, fin la mejor manera de viajar es sentir.
Sentirlo todo de todas las maneras.
Sentirlo todo excesivamente,
porque todas las cosas son, en verdad, excesivas,
y toda la realidad es un exceso, una violencia,
una alucinación extraordinariamente nítida
que vivimos todos en común con la furia de las almas,
el centro al que tienden las extrañezas fuerzas centrífugas
que son las psiques humanas en su armonía de sentidos.

Cuanto más sienta, cuanto más sienta como varias personas,
cuanto más personalidades tenga,
cuanto más intensamente, estridentemente, las tenga,
cuanto más simultáneamente sienta con todas ellas,
cuanto más unificadamente diverso, dispersamente atento,
esté, sienta, viva, sea,
más poseeré la existencia total del universo,
más completo seré a lo largo del espacio entero.
más análogo seré a Dios, sea Dios quien sea,
porque sea Dios quien sea,
porque sea quien sea ciertamente lo es Todo
y fuera de Él sólo hay Él, y Todo para Él es poco.

Cada alma es una escalera hacia Dios,
cada alma es un pasillo-Universo hacia Dios,
cada alma es un río discurriendo a orillas de lo Externo
hacia Dios y en Dios como un susurro sombrío.

¡Sursum corda! ¡Elevad las almas! Toda la Materia es Espíritu,

porque Materia y Espíritu son tan sólo unos nombres confusos
dados a la gran sombra que empapa lo Exterior en sueño
y funde la Noche y Misterio al Universo Excesivo.
¡Sursum corda! Despierto en la noche, el silencio es grande.
Las cosas, con los brazos cruzados sobre el pecho, se fijan,
noblemente tristes, en mis ojos abiertos
que las ven cual vagos bultos nocturnos en la noche negra.
Todo el Mundo con su forma visible de costumbre
Yace en el fondo de un pozo y hace un ruido confuso.

Lo escucho, y en mi corazón un gran asombro solloza.

¡Sursum corda! ¡Oh Tierra, jardín colgante, cuna 
que mece al Alma dispersa de la humanidad sucesiva!
¡Madre verde y florida, cada año reciente,
cada año vernal, estival, otoñal, hiermal,
cada año celebrante a manos llenas de las fiestas de Adonis

con un rito anterior todas las significaciones,
en un gran culto tumultuoso por montañas y valles!
¡Gran corazón latiendo en el desnudo pecho de los volcanes,
gran voz despertando en las cataratas y en los mares,
gran bacante ebria del Movimiento y el Cambio,
encelada de vegetar y florecer rompiendo
tu propio cuerpo de tierra y roca, tu cuerpo sometido
a tu propia voluntad trastornadora y eterna!
¡Madre cariciosa y unánime de vientos, mares, prados,
vertiginosa madre de los vendavales y ciclones,
madre caprichosa que hace germinar y hace agostar,
que perturba hasta las estaciones y confunde
en un beso inmaterial los soles y las lluvias y los vientos!

¡Sursum corda! Me fijo en ti, y todo yo soy un himno.
Todo en mí, como un satélite de tu dinámica íntima,
gira serpenteando y permanece cual anillo
nebuloso de sensaciones reminiscentes y vagas
en torno a tu cara interna, túrgida e hirviente.
¡Ocupa con toda tu fuerza y todo tu caluroso poder
mi corazón a ti abierto!
Como una espada que atravesara mis ser erguido y extático
intersecciona con mi sangre, con mi piel y mis nervios,
tu movimiento continuo, contiguo a ti misma siempre. 
Soy un confuso montón de fuerzas plenas de infinito
Que tienden en todas direcciones hacia todos los lados del espacio.
La Vida, esa cosa enorme, es la que todo lo aprisiona y une
y hace que todas las fuerzas enfurecidas dentro de mí
no salgan de mí, no quiebren mi ser, no rompan mi cuerpo,
no me arrojen como una bomba de Espíritu estallando
en sangre y carne y alma espiritualizados entre las estrellas,
más allá de los soles de otros sistemas y de los astros remotos.

Todo lo que hay dentro de mí tiende a volver a ser todo.
Todo lo que hay dentro de mí tiende a vaciarme en el suelo,
en el vasto suelo supremo que no está encima ni debajo
sino bajo las estrellas y los soles, bajo las almas y los cuerpos,
por una oblicua aptitud de nuestros sentidos intelectuales.

Soy una llama que asciende, mas asciendo hacia abajo y hacia arriba,
asciendo hacia todos los lados al tiempo soy un globo
de llamas explosivas buscando a Dios y quemando
la costra de mis sentidos, el muro de mi lógica,
mi inteligencia limitadora y helada.

Soy una gran máquina movida por grandes correas
De las que sólo veo la parte engranada a mis cilindros;
El resto va más allá de los astros, pasa más allá de los soles
Y parece que nunca ha de llegar al cilindro del que arranca...

Mi cuerpo es centro de un volante estupendo e infinito
siempre vertiginosamente en marcha en torno a sí,
cruzándose en todas direcciones con otros volantes
que se interpenetran y se mezclan, porque eso no es en el espacio
sino en un no sé dónde espacial de otra manera-Dios.

Dentro de mí están aprisionados y atados al suelo 
todos los movimientos que componen el universo,
la furia minuciosa de los átomos,
la furia de todas las llamas, el rabiar de todos los vientos,
la espuma furiosa de todos los ríos que se despeñan,

la lluvia de piedras lanzadas desde catapultas
por enormes ejércitos de enanos escondidos en el cielo.

Soy un formidable dinamismo obligado al equilibrio
De estar dentro de mi cuerpo, de no desbordar mi alma.
¡Ruge, estalla, vence, destroza, retumba, agita,
brama, tiembla, espumea, aventa, viola, estalla, 
piérdete, trasciéndete, circúndate, vívete, rompe y huye,
sé con todo mi cuerpo todo el universo y la vida,
quema con todo mi ser todas las lumbres y luces,
traza con toda mi alma todos los relámpagos y fuegos,
sobrevíveme en mi vida en todas las direcciones!


[Si yo muriera joven]

Si yo muriera joven,
sin poder publicar libro alguno,
sin ver la cara que tienen mis versos en letra impresa,
pido que, si se quisiesen molestar por mi causa,
no se molesten.
Si así ocurrió, así es verdad.

Aunque mis versos nunca sean impresos
tendrán su propia belleza, si fueran bellos.
Pero no pueden ser bellos y quedar por imprimir,
porque las raíces pueden estar bajo la tierra
pero las flores florecen al aire libre y a la vista.
Tiene que ser así por fuerza. Nada puede impedirlo.

Si yo muriera muy joven, oigan esto:
nunca fui sino una criatura que jugaba.
Fui gentil como el sol y el agua,
de una religión universal que sólo los hombres no conocen.
Fui feliz porque no pedí ninguna cosa,
ni procuré hallar nada,
ni hallé que hubiese más explicación
que la de que la palabra explicación no tiene ningún sentido.

No deseé sino estar al sol o a la lluvia,
al sol cuando había sol
y a la lluvia cuando estaba lloviendo
(y nunca la otra cosa).
Sentir calor y frío y viento,
y no ir más lejos.

Una vez amé, pensé que me amarían,
pero no fui amado.
Pero no fui amado por la única gran razón:
porque no tenía que ser.
Me consolé volviendo al sol y a la lluvia,
y sentándome otra vez en la puerta de casa.
Los campos, al fin, no son tan verdes para los que son amados
como para los que no lo son.
Sentir es estar distraído.




EN LA NOCHE terrible, substancia natural de todas las noches,
la noche de insomnio, substancia natural de todas mis noches,
Recuerdo, velando en modorra incómoda,
Recuerdo lo que hice y lo que pude haber hecho en la vida.
Recuerdo, y una angustia
Se difunde completamente por mí como un frío del cuerpo o un miedo.
Lo irreparable de mi pasado —¡ése es el cadáver!
Puede ser que sean ilusión todos los demás cadáveres.
Puede que estén vivos en otra parte todos los muertos.
Puede que existan en otro lugar todos mis propios momentos pasados,
En la ilusión del espacio y del tiempo,
En la falsedad del transcurrir.

Pero lo que yo no fui, lo que no hice, lo que ni siquiera soñé;
Lo que sólo ahora veo que debió hacerse,
Lo que sólo ahora claramente veo que debió haber sido —
Eso que está muerto más allá de todos los Dioses,
Eso —y fue al final lo mejor de mí— pues ni los Dioses hacen vivir…

Si en cierto momento
Me hubiera vuelto hacia la izquierda en lugar de hacia la derecha,
Si en cierto momento
Hubiese dicho sí en lugar de no, o no en lugar de sí;
Si en cierta plática
Hubiera tenido las frases que sólo ahora elaboro en la duermevela—
Si todo ello hubiese sido así,
Hoy sería otro, y tal vez el universo entero
Sería insensiblemente llevado a ser otro también.

Pero no me volví hacia el lado irreparablemente perdido.
No me vuelvo ni pienso en volverme, y sólo ahora lo percibo;
Pero no dije no o no dije sí, y sólo ahora veo lo que no dije;
Pero las frases que hubo que decir en ese momento se parecen todas,
Claras, inevitables, naturales,

La conversación terminada concluyentemente,
El asunto todo resuelto…
Pero sólo ahora, lo que nunca fue ni será hacia atrás, me duele.

En lo que fallé de veras no tiene ninguna esperanza,
En ningún sistema metafísico.
Puede ser que para otro mundo yo pueda llevar lo que soñé,
¿Pero podré llevar a otro mundo lo que me olvidé de soñar?
Esto sí, los sueños por haber, son el cadáver.
Lo entierro en mi corazón para siempre, para todo el tiempo, para todos los universos,

En esta noche en que no duermo y la quietud me cerca
Como una verdad de la que no comparto,
Y allá fuera el luar, como la esperanza que no tengo, es invisible para mí.




APLAZAMIENTO

Después de mañana, sí, sólo después de mañana…
Llevaré el día de mañana pensando en después de mañana,
Y sí será posible; pero hoy no…
No, hoy nada; hoy no puedo.
La persistencia confusa de mi subjetividad objetiva,
El sueño de mi vida real, intercalado,
El cansancio anticipado e infinito,
Un cansancio de mundos para tomar un tranvía…
Esta especie de alma…
Sólo después de mañana…
Hoy quiero prepararme,
Quiero prepararme para pensar mañana en el día siguiente…
Es él que es decisivo.
Tengo ya el plano trazado; pero no, hoy no dibujo planos…
Mañana es el día de los planos.
Mañana me sentaré en el escritorio para conquistar el mundo;
Pero sólo conquistaré el mundo después de mañana…
Tengo ganas de llorar,
De repente tengo ganas de llorar mucho, desde dentro…

No, no quieran saber nada más, es secreto, no lo digo.
Sólo después de mañana…
Cuando era niño, el circo del domingo me divertía por toda la semana.
Hoy sólo me divierte el circo del domingo de toda la semana de mi infancia…
Después de mañana seré otro,
Mi vida ha de triunfar,
Todas mis cualidades reales de inteligente, leído y práctico

Serán convocadas por un bando…
Pero por un bando de mañana…
Hoy quiero dormir, redactaré mañana…
Por hoy, ¿cuál es el espectáculo que me repetiría la infancia?
Para comprar incluso los boletos de mañana,
Pues para pasado mañana estará bien el espectáculo…
Antes, no…
Pasado mañana tendré la pose pública que mañana estudiaré.
Pasado mañana seré finalmente el que hoy no puedo nunca ser.
Sólo después de mañana…
Tengo sueño como el frío de un perro vagabundo.
Tengo mucho sueño.
Mañana te diré las palabras, o pasado mañana…
Sí, tal vez sólo después de pasado mañana…

El porvenir…
Sí, el porvenir…




APOSTILLA

11-4-1928

¡APROVECHAR el tiempo!
Pero qué es el tiempo, ¿para que yo lo aproveche?
¡Aprovechar el tiempo!
Ni un día sin línea…
El trabajo honesto y superior…
El trabajo para Virgilio, para Milton…
¡Pero es tan difícil ser honesto o ser superior!
¡Es tan poco probable ser Milton o ser Virgilio!

¡Aprovechar el tiempo!
Arrancar del alma los pedazos precisos —ni más ni menos—
Para con ellos juntar los cubos ajustados
Que hacen estampas ciertas en la historia
(Y están ciertas también del lado de abajo, que no se ve)…
Poner las sensaciones en castillo de naipes, pobre China de las veladas,
Y los pensamientos en dominó, igual contra igual,
Y la voluntad en carambola difícil…

Imágenes de juegos o de paciencias o de pasatiempos—
Imágenes de vida, imágenes de las vidas, Imagen de la Vida.

Verbalismo…
Sí, verbalismo…
¡Aprovechar el tiempo!
No tener un minuto que desconozca el examen de conciencia..
No tener un acto indefinido ni ficticio…
No tener un movimiento disconforme con propósitos…

Buenas maneras del alma…
Elegancia de persistir…

¡Aprovechar el tiempo!
Mi corazón está cansado como un mendigo verdadero.
Mi cerebro está listo como un bulto colocado en un rincón.
Mi canto (¡verbalismo!) está tal como está y es triste.
¡Aprovechar el tiempo!

Desde que comencé a escribir pasaron cinco minutos.
¿Los aproveché o no?
Si no sé si los aproveché, ¡¿qué sabré de otros minutos?!

(Pasajera que viajas tantas veces en el mismo compartimento conmigo
En el tren suburbano,
¿Llegaste a interesarte en mí?
¿Aproveché el tiempo mirándote?
¿Cuál fue el ritmo de nuestro sosiego en el tren andante?
¿Cuál fue el entendimiento que no llegamos a tener?
¿Cuál fue la vida que hubo en esto? ¿Qué fue esto para la vida?)

¡Aprovechar el tiempo!
¡Ah, déjenme que no aproveche nada!
¡Ni tiempo, ni ser, ni memorias de tiempo o de ser!
Déjenme ser una hoja de árbol, sacudida por la brisa,
La polvareda de un camino, involuntario y solo,
El arroyo casual de las lluvias que se acaban,
El surco que hacen en los caminos las ruedas mientras no vienen otras,
El trompo del muchacho que va a detenerse,
Y oscila, con el mismo movimiento que tiene la tierra,
Y se estremece, con el mismo movimiento que tiene el alma,
Y cae, como caen los dioses, en el suelo del Destino.



Uno de los poemas más complejos del siglo XX es “Tabaquería” de Álvaro de Campos, heterónimo de Fernando Pessoa. El poema en versión bilingüe, cuya traducción corresponde a uno de los mayores conocedores de la obra pessoana en lengua española, Mario Bojórquez. El poema, además, puede ser escuchado en la voz del actor portugués  João Villaret.



Tabacaria

Não sou nada.
Nunca serei nada.
Não posso querer ser nada.
À parte isso, tenho em mim todos os sonhos do mundo.

Janelas do meu quarto,
Do meu quarto de um dos milhões do mundo que ninguém sabe quem é
(E se soubessem quem é, o que saberiam?),
Dais para o mistério de uma rua cruzada constantemente por gente,
Para uma rua inacessível a todos os pensamentos,
Real, impossivelmente real, certa, desconhecidamente certa,
Com o mistério das coisas por baixo das pedras e dos seres,
Com a morte a pôr humidade nas paredes e cabelos brancos nos homens,
Com o Destino a conduzir a carroça de tudo pela estrada de nada.

Estou hoje vencido, como se soubesse a verdade.
Estou hoje lúcido, como se estivesse para morrer,
E não tivesse mais irmandade com as coisas
Senão uma despedida, tornando-se esta casa e este lado da rua
A fileira de carruagens de um comboio, e uma partida apitada
De dentro da minha cabeça,
E uma sacudidela dos meus nervos e um ranger de ossos na ida.

Estou hoje perplexo, como quem pensou e achou e esqueceu.
Estou hoje dividido entre a lealdade que devo
À Tabacaria do outro lado da rua, como coisa real por fora,
E à sensação de que tudo é sonho, como coisa real por dentro.

Falhei em tudo.
Como não fiz propósito nenhum, talvez tudo fosse nada.
A aprendizagem que me deram,
Desci dela pela janela das traseiras da casa.
Fui até ao campo com grandes propósitos,
Mas lá encontrei só ervas e árvores,
E quando havia gente era igual à outra.
Saio da janela, sento-me numa cadeira. Em que hei-de pensar?

Que sei eu do que serei, eu que não sei o que sou?
Ser o que penso? Mas penso ser tanta coisa!
E há tantos que pensam ser a mesma coisa que não pode haver tantos!
Génio? Neste momento
Cem mil cérebros se concebem em sonho génios como eu,
E a história não marcará, quem sabe?, nem um,
Nem haverá senão estrume de tantas conquistas futuras.
Não, não creio em mim.
Em todos os manicómios há doidos malucos com tantas certezas!
Eu, que não tenho nenhuma certeza, sou mais certo ou menos certo?
Não, nem em mim…
Em quantas mansardas e não-mansardas do mundo
Não estão nesta hora génios-para-si-mesmos sonhando?
Quantas aspirações altas e nobres e lúcidas —
Sim, verdadeiramente altas e nobres e lúcidas —,
E quem sabe se realizáveis,
Nunca verão a luz do sol real nem acharão ouvidos de gente?
O mundo é para quem nasce para o conquistar
E não para quem sonha que pode conquistá-lo, ainda que tenha razão.
Tenho sonhado mais que o que Napoleão fez.
Tenho apertado ao peito hipotético mais humanidades do que Cristo.
Tenho feito filosofias em segredo que nenhum Kant escreveu.
Mas sou, e talvez serei sempre, o da mansarda,
Ainda que não more nela;
Serei sempre o que não nasceu para isso;
Serei sempre só o que tinha qualidades;
Serei sempre o que esperou que lhe abrissem a porta ao pé de uma parede sem
[porta,
E cantou a cantiga do Infinito numa capoeira,
E ouviu a voz de Deus num poço tapado.
Crer em mim? Não, nem em nada.
Derrame-me a Natureza sobre a cabeça ardente
O seu sol, a sua chuva, o vento que me acha o cabelo,
E o resto que venha se vier, ou tiver que vir, ou não venha.
Escravos cardíacos das estrelas,
Conquistámos todo o mundo antes de nos levantar da cama;
Mas acordámos e ele é opaco,
Levantámo-nos e ele é alheio,
Saímos de casa e ele é a terra inteira,
Mais o sistema solar e a Via Láctea e o Indefinido.

(Come chocolates, pequena;
Come chocolates!
Olha que não há mais metafísica no mundo senão chocolates.
Olha que as religiões todas não ensinam mais que a confeitaria.
Come, pequena suja, come!
Pudesse eu comer chocolates com a mesma verdade com que comes!
Mas eu penso e, ao tirar o papel de prata, que é de folha de estanho,
Deito tudo para o chão, como tenho deitado a vida.)

Mas ao menos fica da amargura do que nunca serei
A caligrafia rápida destes versos,
Pórtico partido para o Impossível.
Mas ao menos consagro a mim mesmo um desprezo sem lágrimas,
Nobre ao menos no gesto largo com que atiro
A roupa suja que sou, sem rol, pra o decurso das coisas,
E fico em casa sem camisa.

(Tu, que consolas, que não existes e por isso consolas,
Ou deusa grega, concebida como estátua que fosse viva,
Ou patrícia romana, impossivelmente nobre e nefasta,
Ou princesa de trovadores, gentilíssima e colorida,
Ou marquesa do século dezoito, decotada e longínqua,
Ou cocotte célebre do tempo dos nossos pais,
Ou não sei quê moderno — não concebo bem o quê —,
Tudo isso, seja o que for, que sejas, se pode inspirar que inspire!
Meu coração é um balde despejado.
Como os que invocam espíritos invocam espíritos invoco
A mim mesmo e não encontro nada.
Chego à janela e vejo a rua com uma nitidez absoluta.
Vejo as lojas, vejo os passeios, vejo os carros que passam,
Vejo os entes vivos vestidos que se cruzam,
Vejo os cães que também existem,
E tudo isto me pesa como uma condenação ao degredo,
E tudo isto é estrangeiro, como tudo.)

Vivi, estudei, amei, e até cri,
E hoje não há mendigo que eu não inveje só por não ser eu.
Olho a cada um os andrajos e as chagas e a mentira,
E penso: talvez nunca vivesses nem estudasses nem amasses nem cresses
(Porque é possível fazer a realidade de tudo isso sem fazer nada disso);
Talvez tenhas existido apenas, como um lagarto a quem cortam o rabo
E que é rabo para aquém do lagarto remexidamente.

Fiz de mim o que não soube,
E o que podia fazer de mim não o fiz.
O dominó que vesti era errado.
Conheceram-me logo por quem não era e não desmenti, e perdi-me.
Quando quis tirar a máscara,
Estava pegada à cara.
Quando a tirei e me vi ao espelho,
Já tinha envelhecido.
Estava bêbado, já não sabia vestir o dominó que não tinha tirado.
Deitei fora a máscara e dormi no vestiário
Como um cão tolerado pela gerência
Por ser inofensivo
E vou escrever esta história para provar que sou sublime.

Essência musical dos meus versos inúteis,
Quem me dera encontrar-te como coisa que eu fizesse,
E não ficasse sempre defronte da Tabacaria de defronte,
Calcando aos pés a consciência de estar existindo,
Como um tapete em que um bêbado tropeça
Ou um capacho que os ciganos roubaram e não valia nada.

Mas o Dono da Tabacaria chegou à porta e ficou à porta.
Olho-o com desconforto da cabeça mal voltada
E com o desconforto da alma mal-entendendo.
Ele morrerá e eu morrerei.
Ele deixará a tabuleta, eu deixarei versos.
A certa altura morrerá a tabuleta também, e os versos também.
Depois de certa altura morrerá a rua onde esteve a tabuleta,
E a língua em que foram escritos os versos.
Morrerá depois o planeta girante em que tudo isto se deu.
Em outros satélites de outros sistemas qualquer coisa como gente
Continuará fazendo coisas como versos e vivendo por baixo de coisas como
[tabuletas,
Sempre uma coisa defronte da outra,
Sempre uma coisa tão inútil como a outra,
Sempre o impossível tão estúpido como o real,
Sempre o mistério do fundo tão certo como o sono de mistério da superfície,
Sempre isto ou sempre outra coisa ou nem uma coisa nem outra.

Mas um homem entrou na Tabacaria (para comprar tabaco?),
E a realidade plausível cai de repente em cima de mim.
Semiergo-me enérgico, convencido, humano,
E vou tencionar escrever estes versos em que digo o contrário.

Acendo um cigarro ao pensar em escrevê-los
E saboreio no cigarro a libertação de todos os pensamentos.
Sigo o fumo como a uma rota própria,
E gozo, num momento sensitivo e competente,
A libertação de todas as especulações
E a consciência de que a metafísica é uma consequência de estar mal disposto.

Depois deito-me para trás na cadeira
E continuo fumando.
Enquanto o Destino mo conceder, continuarei fumando.

(Se eu casasse com a filha da minha lavadeira
Talvez fosse feliz.)
Visto isto, levanto-me da cadeira. Vou à janela.

O homem saiu da Tabacaria (metendo troco na algibeira das calças?).
Ah, conheço-o: é o Esteves sem metafísica.
(O Dono da Tabacaria chegou à porta.)
Como por um instinto divino o Esteves voltou-se e viu-me.
Acenou-me adeus, gritei-lhe Adeus ó Esteves!, e o universo
Reconstruiu-se-me sem ideal nem esperança, e o Dono da Tabacaria sorriu.


Tabaquería

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.

Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones del mundo que nadie sabe cuál es
(Y si supieran cuál es, ¿qué sabrían?)
Das al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real; imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas por debajo de las piedras y de los seres,
Con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres.
Con el destino conduciendo la carroza de todo por el camino de nada.

Estoy ahora vencido, como si supiera la verdad.
Estoy ahora lúcido, como si estuviera para morirme,
Y no tuviera más hermandad con las cosas
Sino una despedida, como si se volviera esta casa y este lado de la calle.
La hilera de vagones de un tren, y una partida pitada
Desde adentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos en la ida.

Estoy ahora perplejo como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy ahora dividido entre la lealtad que debo
A la tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

Fallé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuera nada.
El aprendizaje que me dieron
Lo tiré por la puerta trasera de mi casa.
Fui hasta el campo con grandes propósitos.
Pero allá encontré sólo hierbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Salgo de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?

¿Qué sé yo de lo que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pero pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se conciben en sueños genios como yo,
Y la historia no marcará, ¿quién sabe?, ninguno,
Ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay locos con tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?

No, ni en mí…
¿En cuántas buhardillas y no-buhardillas del mundo
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas-
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
Y quién sabe si realizables,
Nunca verán la luz del sol real ni hallarán oídos de gente?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.

He soñado más que lo que Napoleón hizo.
He apretado al pecho hipotético más humanidades que Cristo,
Tengo hechas filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para eso;
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abrieran la puerta al pie de una pared sin puerta,
Y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
Y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derramé la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que halla el cabello,
Y el resto que venga si viniera, o tuviera que venir, o no venga.
Esclavos cardiacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y él es ajeno,
Salimos de la casa y él es la tierra entera
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.

(Come chocolates, pequeña;
¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo sino chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Pudiera comer chocolates con la misma verdad con que comes!
Pero yo pienso, y al jalar del papel de plata, que es de hojas de estaño,
Tiro todo por el suelo, como he tirado la vida.)

Pero al menos queda de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico Partido para lo Imposible.
Pero al menos consagro en mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos en el gesto largo con que tiro
La ropa sucia que soy, sin rol, para el decurso de las cosas,
Y quedo en casa sin camisa.

(Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
O Diosa Griega, concebida como estatua que fuera viva,
O Patricia Romana, imposiblemente noble y nefasta,
O Princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
O Marquesa de siglo dieciocho, escotada y lejana,
O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno- no concibo bien qué-,
Todo eso, sea lo que fuera, que seas, si puede inspirar ¡Qué inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como los que invocan espíritus invocan espíritus me invoco
A mí mismo y no encuentro nada.
Llego a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los carros que pasan,
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como una condena al destierro,
Y todo esto es extranjero como todo.)

Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo que no envidie sólo por no ser yo.
Miro a cada uno los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca viviste, ni estudiaste, ni amaste, ni creíste,
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como una lagartija a quien le cortan la cola
Y sigue siendo cola más allá de la lagartija, agitadamente.

Hice de mí lo que no supe,
Y lo que podía hacer de mí no lo hice,
El traje que vestí estaba equivocado.
Me conocieron luego por quien no era y no lo desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancar la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arranqué me ví al espejo,
Ya había envejecido,
Estaba borracho, ya no sabía vestir el traje que no me había quitado.
Dejé la máscara y dormí en el vestíbulo
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.

Esencia musical de mis versos inútiles,
Quién me diera encontrarte como cosa que yo hiciera,
Y no quedara siempre enfrente la tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete en el que un borracho tropieza
O una alfombra que los gitanos robaron y no valía nada.

Pero el dueño de la tabaquería llegó a la puerta y se quedó allí.
Lo miró con la incomodidad de la cabeza mal volteada
Y con la incomodidad del alma mal entendiendo.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
En algún momento morirá el letrero y los versos también,
Después morirá la calle donde estuvo el letrero
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto se dio.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de cosas como letreros,

Siempre una cosa enfrente de otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra,
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del misterio de la superficie,
Siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni otra.

Pero un hombre entró en la tabaquería (¿para comprar tabaco?)
Y la realidad pausible cayó de repente encima de mí.
Me incorporo enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en que digo lo contrario.

Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como una ruta propia,
Y gozo, en un momento sensitivo y competente,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de estar enfadado.

Después me echo para atrás en la silla
y continuo fumando.
En cuanto el destino me lo conceda continuaré fumando.

(Si me casara con la hija de mi lavandera
tal vez fuera feliz).
Visto esto, me levanto de la silla. Voy a la ventana.

El hombre salió de la tabaquería (¿metiendo el cambio en el bolsillo del pantalón?).
Ah, lo conozco; es el Esteves sin metafísica.
(El dueño de la tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino el Esteves se volteó y me vio.
Me dijo adiós con un gesto, le grité ¡Adiós oh Esteves! y el universo
Se me reconstruyó sin ideal ni esperanza, y el dueño de la tabaquería sonrió.

Lisboa, 15 de enero de 1928

(Traducción de Mario Bojórquez)





ANA LEYTON [18.010] Poeta de Chile

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ANA LEYTON 

(Illapel, Chile 1959)
Nació en diciembre del año 1959, narradora y poeta, integrante de la Sociedad de Escritores de Chile, Profesora de Estado en Castellano y Directora del Centro de Estudios Choapa de Illapel, responsable de la publicación “Cuatro Autores del Choapa”, donde publica su trabajo “Imágenes” (año 2002); recibe la Segunda Mención Honrosa en el “Concurso Nacional de Poesía Juegos Florales de Vicuña” con “Poesía y Pueblo” (año 2003); publica con Ediciones Tierra Mía el libro “Relatos Militantes” (2003); en el XI Concurso de Cuentos para Escritores de la I a la IV Regiones, obtiene el Tercer Lugar con el cuento “Una Extraña Pasajera” , incluido en el libro de la Universidad Católica del Norte (año 2004); su poema “Discurso a Neruda” fue publicado en el libro “Neruda en el Corazón” editado por el Movimiento Literario Femenino Siglo XXI, en Copiapó. Varios de sus trabajos poéticos fueron publicados en la “Antología Contemporánea de Los Andes” y también en la “Antología Paso del Norte” (letras. s.5), ambas publicaciones a cargo del poeta Arturo Volantines. En el año 2005 se le encarga el prólogo del libro “Doscientos Cincuenta Años en la Vida de Illapel”. Y en septiembre del año 2006 publicó su poemario testimonial “Epidaguerrotipogramas” y “Letras Empuñadas”, poemario del año 2014. 

 


PIDAGUERROTIPOGRAMAS:
PEQUEÑOS ESCRITOS FOTOGRÁFICOS
(Versos universitarios en tiempos de dictadura)


EDG UNO

La poesía se me escurre
En metáforas, en imágenes
Se me escurre sin ser agua
Sin ser aire, se me escurre
Riega mis sienes,
Y nace mi pasto
Mientras todo se vuelve verso

 


EDG CUATRO

Aparte de las veredas y el rocío
Las pisadas y el hastío
Tu compañía de murallas y versos,
Buscando el unicornio mágico 
Después de las palabras
Derribando barrotes con Silvio y guitarra
… Después mi amanecer…
De ironía y cielo
De vacío y miedo

 


EDG CINCO

¿Alguien dijo algo?
¿Alguien dijo mi nombre?
Acabo de sentir algo así como un vuelo
Tal vez un aleteo,
Multitudes y sílabas y palabras
Vuelan y giran
Giran y vuelan 
Y yo... ¿qué hago aquí?
De pie sobre esta historia
De muertos y torturas...

 


EDG ONCE

La primavera apenas se detuvo en nuestras ventanas
Se nos fue de las manos la sonrisa
Se nos vino el otoño legalmente
Ni siquiera alcanzamos a cantar
Hoy tuvimos que esconderlo todo
Nuestra pena, nuestra rabia, nuestros cantos
Para poder pasar inadvertidos
Tal vez mañana podamos cantar

 


EDG DOCE

Tus ojos, mis ojos
Y todos nuestros ojos
En este abismo infinito
Sintiendo que vamos y volvemos
Con puños apretados
Con gritos clandestinos
Por un purgatorio de culpas y prohibiciones
Sintiendo que todo lo que hacemos es pecado

 


EDG TRECE

Salto entre líneas, busco palabras
Sueño contigo
Y pego un salto mortal hasta tu nombre
Que me emborracha despierta
Golpeándome con un silencio infinito

 


EDG QUINCE

A los que andan por las calles a estas horas
Les diré que: “tienes los ojos tristes”
Les diré que el bus ya va muy lejos
Que me duele tu silencio y mi mentira
Como una herida abierta desde entonces
Como una carta desde el Sur
Que llegó sin avisar
(por las mil cosas dichas sin decirlas)
como la reunión postergada por mi culpa
la desconfianza mía y tu verdad...

 


EDG DIECINUEVE

Los estudiantes hicieron una olla común
Y comieron todos,
Había pan y platos con comida
Parecían florecillas
Esparcidas por el parque
También, se pusieron a cantar
Y hubo más canciones que comida
Y muchas más manos que barrotes
Todos, todos, pudimos cantar

 


EDG VEINTIUNO

Mi padre cojeándole a la vida y a las calles
Desde su boina bohemia anochecida
Cojeándole a la esquina y a los bares...
Y yo desde mi siniestro rincón de versos
Trabajándole a la noche los poemas.

 


EDG VEINTITRÉS


Te diviso difuso
Entre la calle y un poste de luz
Ajeno, ausente, casi muerto
Y con un documento bajo el brazo,
Recorriendo la calle clandestina.
La mirada perdida
Sin nombre y sin apellido
Ausente, sin dolor,
Indiferente, sin vida
Sólo sabes que tienes que llegar.

 


IMÁGENES

Como un balín,
atravesándome el cerebro,
por todas las rendijas,
el odio ya no tiene escapatoria.

Mis manos entumecidas,
igual que la de todos,
esperando que venga lo imposible
...quien sabe desde donde...

Al borde la locura, esperándome,
con todas las puertas abiertas,
como un poema, que quedó
enredado entre las rejas
y quien sabe a quién iba dirigido...

En acción de ruptura,
rayando las murallas con tu nombre,
arrancándole a las calles,
algo más que las pisadas.

(Y como me dijo un día
un “poeta maldito”,
“quedarme mirando un tren que ya se fue”
desde abajo,
en el andén de todos los que quedaron abajo;
y es por eso que tus manos,
ya no vendrán a abrigarme las noches.

Mi carnet de identidad
sobre la almohada,
con indicadores y fechas
en mi memoria de luto.

Tiempo de viudas negras, dijo Susana,
de viudas pecadoras, digo yo,
cuando la veo partir tras de su suerte.

El paisaje magnético
de un pintor callejero,
y yo ahí, metida
en medio de sus árboles,
sin saber como arrancarme.

La ruleta rusa: “sin-cuenta”,
balines sin dirección...

Los malos espíritus rondándome
la pieza, las calles y mi mente.
Mientras Silvio me acompaña desde el tocacintas
recordándome que
“quedamos los que puedan sonreír en medio de la muerte en plena luz”
“en plena luz, en plena luz”

 

.

MÓNICA ANGELINO [18.011]

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Mónica Angelino 

Nació el 5 de septiembre de 1959 en General Rodríguez, ciudad en la que reside, Provincia de Buenos Aires, la Argentina. Como poeta fue incluida en diversas antologías. En su condición de artesana publicó “El vuelo” (poesía de bolsillo) en 2007, “Ruidos de la sangre” en 2010, “Estigmas desechos” y “Fibro” (edición virtual) en 2011. En ese mismo año ha editado junto al poeta argentino Jorge Luís Estrella un CD de entrevista y poemas: “Estrella en la UDER". 

Es socia fundadora de la Unión De Escritores Rodriguenses (UDER). Co-coordinadora del Café Literario “Cazapoetas”. Condujo durante 2010 -2011, el programa radial de poesía y cuento “Parasubidas”. En 2013 ha editado "girondeando" y "de perros y zapallos", posteriormente "guerrera" y en septiembre de 2015 sale a luz la antología "4 poetas en primavera". En diciembre del mismo año, en la Radio Pública Municipal retorna con su programa "Parasubidas" 

En su pág. de Facebook creó“ Fibromialgia Gral. Rodríguez” a fin de informar, 
comunicar y dar contención a los más de 2.500.000  pacientes que, como ella, sufren esta enfermedad  incapacitante (90% mujeres).

Actualmente, “Parasubidas” está nuevamente al aire por “la Radio Pública municipal” de su pueblo.

Forma parte del consejo de redacción de la revista virtual Conurbana.cul, dedicada a la difusión de la cultura en general y del conurbano bonaerense en particular.

E-mail: monica_angelino@hotmail.com




ESTIGMAS DESECHOS, poemas de Mónica Angelino. Comentario de Carlos Kuraiem.
Libro concebido a partir de poemas de Rolando Revagliatti

Poemas Angelino/Revagliatti

Desde la confección artesanal de sus publicaciones que inicia en el 2007 con su libro “El vuelo”, “Ruidos de la sangre” en el 2010 y ahora Estigmas deshechos; el cuadernillo de distribución gratuita “Poesía Pan Caliente”, su blog “fondo oscuro”, el programa de radio “Parasubidas”, donde la poesía en su voz juega un papel importante a la hora de transmitir historias y testimonios; los encuentros junto a otros escritores en el café literario Cazapoetas y su participación en la Unión de Escritores Rodriguenses, todo habla de la laboriosidad y el compromiso de Mónica Angelino, que la llevará a decir en algún momento: “de este sueño / no me bajo”.

En Estigmas Desechos los poemas de Mónica Angelino, exceden sus temas de origen, la “anecdota” de su filiación con la poética de Rolando Revagliatti y el homenaje al maestro, que está más que cumplido. Angelino marcha sola, lleva el freno en la mirada y la contundencia en cada verso; cada poema es un valioso aporte al insondable universo de la sensibilidad.

En todo el libro resalto una correspondencia sutil y lograda por la autora con su “modelo-autor”; a veces son un dueto en contrapunto de voces, otras un silbo azul que se llaman y contestan, otras es un solitario donde cada uno discurre junto al otro como buenos parejeros; leyéndolos he dudado dónde empieza Angelino y dónde continua Revagliatti, un poeta que irrumpe ferozmente en la década del 80 con gran conocimiento del lenguaje del argot y la canción ciudadana, comprometido con la denuncia y decidido a desenmascarar la farsa de las convenciones sociales, de la que no se salva ni el mundillo literario, de su decir histriónico y sus versos implacables.

Rolando Revagliatti, Mónica Angelino y Carlos Kuraiem
Los dos autores reunidos en este libro, son un coctel fuerte, explosivo para los lectores que los descubran; un banco de sensaciones de las que sólo se vuelve siendo otro.
Lo único que cambia y nos cambia es un libro,
lo afirmo: nadie es el mismo después de leer un libro; hay un antes y un después de esto, con un libro leído (aprehendido) uno se modifica aún sin quererlo.
Carlos Kuraiem





GUERRERA de Mónica Angelino
GUERRERA
Mónica Angelino
Ed: La Luna Que
Año 2014

Se ha escrito mucho en Poesía del dolor. Pero escribir del dolor desde el dolor como lo hace Mónica Angelino logra que estos poemas tengan la validez de un testamento, escribir desde el dolor con la belleza de estos versos que hoy Mónica nos presenta hace sublime su entrega, su vida toda, su lucha. GUERRERA título que Mónica merece como se merecen los nombres sagrados, título que la representa. Guerrera como la Reina Boudica, como Zenobia de Palmira, como Artemisia, como una amazona, pero a diferencia de ellas no es la muerte lo que aquí impera sino la vida misma, toda la vida.

Mónica escribe con dolor, ese dolor cotidiano que le pertenece, ese dolor que personas como ella llevan con fortaleza y entonces escribe:

me planto en la vereda del quiero
y me pongo la casaca de guerrera
armada hasta el calcáneo

de poesía.
parada en el dolor que apuntala
las piernas como maderos

Pero la autora no se queda en la victimización, ella nace y renace en sus dolencias, en lo que le fue asignado, sabe de amores y de caricias, sabe que es contenida y contenedora, entonces no se queda quieta y lucha, desde sus flaquezas lucha, desde su valentía, desde lo pequeña y gigante que ella es y escribe:

por cada instante muerto que me acerca a la muerte
guardo una flor.

hay que gritar
el silencio
es cosa de la muerte.

Y transforma en legado todos los versos, cada estrofa, cada punto de este libro GUERRERA.
Mónica sabe del secreto de las historias personales, aquellas que nos construyen o de-construyen, aquellas historias por la que fuimos moldeados, los eventos kármicos con los que fuimos condenados/bendecidos y escribe

más tarde o más temprano
siempre volvemos
a buscar
los olvidados juguetes.

Ella sabe de fragilidad y broncas también, no se resigna a lo pautado, le duele el cuerpo y también el destino y por momentos sufre porque es de luchadoras reconocerse también vulnerables y escribe

quebracho duro
en llamas

ahora
un montón de carbón y cenizas soy

Ironiza con su presente, con lo que fue asignado, pero reitero jamás se victimiza y aunque transite la ira transita mucho más la esperanza, el asumir lo que le toca y leemos:

no vale este juego de barajas
me escondieron los ases
(siempre el póquer es del otro)

O Cuando leemos

la realidad siempre es trágica
hay que atravesar las murallas
como si no existieran
como si no supieras
que las paredes
van a caérsete encima
sí o sí


Ella no se agota y vuelve siempre vuelve a levantarse, ejemplo de amor para sus nietos, para sus hijos y su familia toda, ejemplo de fortaleza para los que la queremos y admiramos, despliega las alas que solo seres sublimes y nobles poseen y abre puertas, recorre senderos y vive surcando osadías y leemos por ejemplo

sé que tengo vocales que aún
no  he pronunciado
con/sonantes huérfanas azules
y es un barco mi h
en los mudos ríos de la boca

o dice

a sangre llena gritar gritar
muévanse los cimientos de la duda    los revoques
hasta quedar afónica
que se parta la tierra que tiemble
la arteria inflamada de abismos 

En un mundo donde la violencia  impera, la desazón, el abandono al prójimo, en un mundo de guerras y olvidos, en un mundo donde percatarse del otro parece algo lejano e inalcanzable Mónica escribe:

hasta aquí
llegué

con estas cansadas

flores

estos marchitos
huesos

arrepentida

de nada.     

O leemos:

kereme sin palabras ke el agua está muy fría
kereme ke otra vez estoy muy triste
kereme y no te kulpo

si te mueres.


He tenido la oportunidad de presentar muchos libros, los poetas escribimos de tristezas y melancolías, escribimos del amor y de las luchas cotidianas, escribimos lo que otros por ahí no observan, pero este libro en particular GUERRERA de Mónica Angelino a mí me conmueve, me conmociona y moviliza, me eleva a la hermosura, porque aunque es un libro duro sé que está escrito, reitero, desde las vivencias de la autora, de lo cotidiano de su casa, de sus heridas, de sus desgarros, de sus afrentas. Mónica logra crear hoy un tesoro, un tesoro de amor, un tesoro para percatarnos del otro para el otro, un legado de fortaleza y humanidad, un testimonio que desde lo arduo impregna al lector de fuerza, porque ella desde su pequeñez es enorme y es fuerte y es maravillosa y nos invita a andar, pese a todo nos invita a andar y leemos entonces:

con un pájaro muerto

en el párpado izquierdo
y otro
en el derecho
también

así voy

o cuando dice

y con un verso libre bajo el brazo y un puñado
de verbos raspando mis amígdalas
miré hacía la calle
ya es hora de sacar a pasear los huesos
-me dije-
y abrí la lápida donde tejían
húmedas y amarillas
sus mortajas

las culebras.

Solo nos queda guardar silencio, dejarnos invadir por esta poesía valiosa y valiente que hoy Mónica nos presenta, saber que no sólo tendremos un libro de Poesía sinó que seremos parte de la autora, gota de sangre de su sangre, alarido de su cuerpo y esperanza sobre todo, esperanza de que pese a lo tenebroso del camino siempre pero siempre detrás del árbol más oscuro renace la luz inmensa y transparente.

Gracias Mónica por escribir lo que sos, lo que te pasa, por ser vos en cada letra, por ser vos la testigo y confidente en cada texto.   Gracias…!!!

Gustavo Tisocco


“guerrera”

¿…con vos?

¿En qué pantalón
te olvidaste los bolsillos?

¿ por los agujeros
de la camiseta
se te escapó
tu sonrisa?

¿qué pasó con vos?

¿qué te hicieron?

¿le pusieron trampera
a tus pájaros?

¿te vendieron los grillos?

dicen
que la calle está dura

el pan de antes de ayer
hoy te lo comiste

es mentira

dura es la piedra
que mastica el hambre.


+++


Es tiempo

De sacar las patas de la olla
mover los molinos de momias oxidados
sacudirse las pelusas del bolsillo
tirar a la mierda los trastos que no sirven
patear la soledad para el costado
gritar a todo ovario la voz del desacuerdo
romper el sobretodo que llena los pulmones de afonía

cargar con todo

subirse al elefante de la lucha
pelear a labio partido

es ahora
es hoy

me planto en la vereda del quiero

y me pongo la casaca de guerrera
armada hasta el calcáneo
de poesía.



POEMAS
"girondeando"

1

sórdido puro lo sublime 
convulsa inmediatez
arrebatos subterráneos
nuez moscada en el puré
alienada

mutavividad.



2

todo llanto llama soplo
sin lana por más queja no hay oveja
ni pulóver ni más talle que la calle larga
ida angostamada
que en la desnudez  trama hilos
de soledad fetal insomne
combustible           
diesel ultra agualterada
a tientas  

buscando. 



3

ojos cielo de hojalata 
soliloca caminante
naftalina en el bolsillo 
apolillada noche vela 
tragamarga veladura
nostalgime

rompenaguas.




luteínica 
luzlobezna        
lobulada linfa mía 
mi leve lempo luengo  
en lontananza

mi latir.   


5

mi abierta lucera al precipicio
mi vos sin yo 
sin yo
sin vos

recalcitrante.


"de perros y zapallos"

17

es mayo hace frío
y llueve
se seca la ropa
en el hogar a leña de eucaliptus
el perro acurrucado
(descansa su león)
junto al fuego
ropa seca para salir a la calle
como si la ropa seca
pudiera evitar
que sigas empapada.



de Universos Diversos,
poema "Marea alta", de Mónica Angelino,


Marea alta

Este cantar de salamancas en mi cuerpo
se desliza por todas las grietas de tu espasmo

como cálamo de besos en la piel

cortando los biseles del deseo
en pequeños harapos de saliva
dibujando truenos de colores en la pelvis

fragmentos de espirales convulsivos
agitándose en el hueco de mi boca
estallando en torbellino las maracas de la fiebre

cintas de moebius traspasando límites
con dos lenguas filosas para el goce

y cuatro manos con sus dedos para albricias.




Fibro
Mónica Angelino


1

fibrotristeza
fibromialgia
fibroalodinia
los alfileres en el cuerpo
no son puntos
de poesía.



2

te duele el codo los glúteos
los hombros las rodillas el aire
te duele el sueño que se esconde
detrás de los clavos del insomnio.




3

te duelen los hijos que esperan
siempre esperan
y las manos no quieren moverse las piernas
no quieren
y te parás igual y movés las manos igual
y tratás
de sonreír igual
porque esperan
por suerte
esperan.




4

cómo pesan los platos
este cansancio
y no llega la hora de la siesta.




5

¿de dónde sale tanta fatiga?
el músculo no es tango
no descansa ni ambiciona
más que conciliar el sueño
dormir
dos o tres horitas.




6

gotas
sólo
gotas
lacerando
una quemazón que arrasa
la vejiga.




7

pato
pato
a nadar
pato
nada
de hacer
la plancha.




8

estilo libre
con estas lagunas
podría
-si pudierahacer
100 metros
ida y vuelta
este asunto de la memoria es…
¿qué decía?
ah sí
de la memoria…
¿qué decía?.



9

La fibromialgia
se refiere a un grupo de síntomas
y trastornos músculo esqueléticos
que se caracteriza
-fundamentalmentepor
fatiga extrema
dolor persistente rigidez
de los músculos tendones y tejido blando
dificultades para dormir cefaleas
lagunas mentales -fibrolagunasque
producen discapacidad
del sujeto
desconcertada camisa con ojales
sin botones.



10

parece que ando a sero
en serotonina
melato mo mal
hace rato ando los tumbos
con mi glándula pineal.



11

por la noche
clonazepan a las diez
me dormí luego de las once
desperté una y treinta
y después tres y veinte cuando mi marido
se levantó para ir a trabajar
-él trabaja yo tengo fatigaluego
de las cinco y monedas
ya no dormí más y pensé en levantarme
leer un libro escribir poesía
pero ninguno de mis músculos ni tendones
ni fibras
quiso hacerme caso
se negaron
-por completoa
salir de ese resquicio fetal de calorcito
no se puede pasar la vida entre frazadas
me pregunto:
¿será así de abrigadora la muerte?.



12

tilín tilín
“recuerde
L triptofano
a las 12.00”
mi celular es la balsa
que me lleva a tierra
para no hundirme
en la Estigia.



13

qué bien estás
-sonríono
parecés enferma
-sonríopara
mí que vos inventás
-sonrío-
¡qué suerte no hacer nada!
-sonríoya
quisiera estar en tu lugar
-sonríono
prestás atención por eso te olvidás
-sonríofibrofiaca
tenés eso tenés
-sonríosi
hicieras algo…
-sonríoestás
vieja mírame a mí que tengo tu edad
-sonrío-
¡dale movete un poco!
-sonríosonrío
pienso
me viene a la cabeza
Garrick.



14

fibroestresada
fibropostraumática
fibrodestruida
fibromojada
fibroinsomniada
fibrorabiosa
fibrofóbica
fibroincomprendida
fibrodesfibrada
fibrosistítica
fibroestreñida
fibroameba
fibroculposa
fibrodesorientada
fibrolamentable
fibroanulada
fibrovencida
fibroazul
fibronegra
fibrofrío
fibrotriste
tristefibro
mi algia.



15

me la
me late que
melatonina
no es un mamífero acuático
pero sin sero/mela/tonina
para mover los músculos
no te queda más remedio

que convertirte en pato.






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POESÍA POPULAR ANDINA - PERÚ [18.012]

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POESÍA POPULAR ANDINA - PERÚ 


El fuego en la montaña

1.

QUIEN indague con ánimo de conocer el mundo andino encontrará dos excepcionales muestras de la persistencia de una cultura viva: las artes populares (plásticas) y la tradición oral. Naturalmente, estas expresiones se besan en una densidad histórica sobresaliente que ha permitido, a pesar del proceso de colonización y dominación cultural producido en los últimos cuatrocientos arios, que se mantengan, refuercen y solidifiquen los rasgos de su identidad.

Sin embargo, estas expresiones han sido tocadas y examinadas muy ligeramente. A la curiosidad inicial de los conquistadores —incentivados por el apetito del oro y por la necesidad de afirmarse en el nuevo territorio—, prosiguió una campana destinada a desestructurar la sociedad andina En ese proceso apareció la denominada extirpación de Idolatría que implicaba, en los primeros tiempos de la conquista, el descastamiento del pueblo sometido, la inhibición de sus (peligrosas) prácticas religiosas y la propuesta de modelos culturales europeos.

No obstante, y debido a algunos de los primeros cronistas que no pudieron esconder su interés -esfreomo a la obra de Garcilaso de la Vega y Guarnan Poma de Ayala—, el peruano de hoy puede reconocer los antecedentes de la «adición oral que hoy fluye en los Andes como un río torrencial.

Garcilaso y Guarnan Poma inquirieron a sus contemporáneos y registraron textos que constituyen útiles referencias para el estudio del siglo XX. En su afán de explicar la importancia y nivel de sus antecedentes, Garcilaso utilizó su memoria para recrear (reconstruir) el ámbito de la heredad perdida. Pero Guarnan Poma transitó por el territorio en que se enseñoreaba el horror de la guerra y la desolación, y documentó con crudeza la agonía y la resistencia.

Anclando el tiempo, habiéndose configurado en el espacio andino una nueva estructura social, todo indica que esa cultura no ha sido destruida y ha logrado sobrevivir. 

LOS textos que integran esta selección se dieron a conocer en nuestro siglo. En el primer grupo es posible advertir rasgos (y denominaciones) antiguos. Sin embargo, un común denominador los identifica: definen una cultura en pugna, que resistió.

Tanto en los más antiguos —los harawis, descendientes directos de las primitivas requisitorias amorosas del Perú prehispánico— como en las canciones y huaynos recientes, se entremezclan el sentimiento liberado y el fuego de la justicia, el asombro ante el descubrimiento del amor, así como la presencia de la presión social y la exacción, la alegría de las muchachas trillando a medianoche y el solemne conjuro del wamanero.

Pero, como podrá advertir el lector, no sólo se ha incorporado los textos anónimos que se entretejen en el ritual de la muerte ó la agricultura, de la fiesta o de la ganadería, sino, así mismo, los poemas de autores que, a pesar de la fuerte impronta del castellano, intentan proseguir, en la escritura, el curso de una sólida tradición.

Los mayores (Arguedas, Alencastre, Kiko Waraka) abrieron una vertiente y ensayaron sus voces con fuerza y candor.

Los más recientes —Salvador Palomino, Eduardo Ninamango— prosiguen alimentando (y bebiendo) el fuego en la montaña, están testimoniando la sangre que agita a la cultura andina.

Mario Razzeto 



A esta princesa que no sabe amar

A esta moza que no sabe amar
ta arrojaremos en el agua dulce del lago
para que aprenda ahí,
bebiendo el agua dulce,
que debo ser amado,
que debo ser querido.

A esta mujer que no sabe amar
la arrojaremos al campo estéril-de nieve
para que aprenda ahí,
tiritando en la blanca nieve,
que debo ser amado,
que debo ser querido.

A esta moza que no sabe amar
la arrastraremos al puente, 
la botaremos al río turbio
para que aprenda ahí,
bebiendo el agua turbia,
que debo ser amado,
que debo ser querida 




Mi profunda maldición

No nací espontánea de los suelos
para ser sin madre, para no tener padre.

El tierno cóndor llora en la elevada cumbre,
al no sentir a su madre, al no ver a su padre.

En el alto pico de la montaña sólo las nieves lo vieron
alejarse con muchas palomas en la bandada.

En buena hora se haya ¡do, se esté alejando ese enemigo
y en su vuelo ríndanse cansadas sus alas por ahora.

Conviértanse los granos que come en menuda piedra
y en sus ojos el llanto ni lágrimas tenga.

También el verde árbol que le daba sombra
de sus raíces arránquese, caiga para siempre. 




No quieras hija mía

No quieras hija mía a hombres de peso,
a esos viajeros que llegan de pueblos extraños.

Cuando tu corazón esté lleno de ternura,
cuando en tu pecho haya crecido el amor,
esos hombres extraños darán media vuelta y te dejarán.

Más bien ama al árbol del camino,
a la piedra que estira su sombra sobre la tierra.

Cuando el sol arda sobre tu cabeza
cuando la lluvia bafle tu espalda,
el árbol te ha de dar su sombra dulce,
la piedra un lugar saco para tu cuerpo. 





Que no encuentre ni el rocío

Vicuña de loe cerros, venado de los montes:
decidme si pasó por aquí la ingrata paloma,
la paloma que dejó su nido,
que olvidó a su amado.

Vicuña de los cerros, taruka (1) de los montes,
venid a ver como lloran mis ojos;
así me dejó, con los ojos llorando,
así me dejó, con el corazón herido.

(Oh, que tanga sed en el camino!
y que no encuentre ni la escarcha en los pajonales,
que no encuentre ni el rocío en la hierba
(Qué tanga sed en todos los caminos,
la paloma que olvidó a su amado!.

_________________
1. Venado andino. 




Despedida

Hoy es el día de mi partida.
Hoy no me iré, me iré mañané
Me veréis salir tocando una flauta de hueso de mosca,
llevando por bandera una tela de araña;
será mi tambor un huevo de hormiga
¡y mi montera! ¡Mi montera será un nido de picaflor!. 





Río Paraisancos

Río Paraisancos,
caudaloso río,
no has de bifurcarte
hasta que yo regrese,
hasta que yo vuelva.
Porque si te bifurcas,
si te extiendes-en ramas,
en los pececillos que yo he criado
alguien se cebaría
y desperdiciados, morirían en las playas.

Cuando sea el viajero que vuelva a ti
te bifurcarás, te extenderás en ramas.
Entonces yo mismo, a los pececillos,
los criaré, los cuidaré.
Y si les faltara el agua que tú les das,
si les faltara arena,
yo los criaré
con mis lágrimas puras,
con las niñas de mis ojos.






En la pampa de Utari

En la pampa de Utari,
mariposa manchada,
no llores todavía,,
aún estoy vivo,
he de volver a ti,
he de volver.
Cuando yo me muera
cuando yo desaparezca
te vestirás de luto,
aprenderás a llorar.

Aún estoy vivo.
El halcón te hablará de mí,
la estrella de los cielos te hablará de mí,
he de regresar todavía,
todavía he de volver.
No es tiempo de llorar,
mariposa manchada:
la taywa (1) que elevé en lá cumbre
no se ha derrumbado, *
pregúntale por mí.

____________________________________________________________
1. Montículo de piedra que los viajeros levantan en las abras. 




Convertido en mariposa

Convertido en mariposa
pude entrar en tu morada,
llegué hasta tu sombra.

Fingiendo no conocerme
mi pequeña ala con tus pies aplastaste,
una parte de mi pecho rompiste.
Y he aquí cómo ahora ya no puedo volver
sin ala ni pacho que volar.

Tendré que dar vueltas eternamente bajo tu sombra,
eternamente, los ojos lágrimas, el corazón tristeza. 




Qué es esto

Qué es esto, qué es esto, mamey,
ya no sé ni cómo estoy.
Qué cosa está trayendo el diablo
para sufrir de esta manera
Dice que viene la Cooperativa
llevándose nuestras pobres tierras.

En el mes de diciembre, unidos,
sin tener temor a sus bales
vamos a arrancarle el cuero el diablo.
Mucho tiempo hemos estado perdidos
pero no será para toda ta vida, hermano campesino.
En el pueblo de Manchaybamba,
ricos y pobres allí nos veremos tas caras
y entre todos los pobres
ahí sí te acorralaremos,
como si fueras el zorro ladrón.

Espera, no más, espera,
hambreador de mi pueblo.
Cuando me vuelva como el zorro
te daré muerte. 
Cuando sea grande como el zorro
te haré desaparecer.




Olivo verde

Voltearemos, voltearemos,
con tu pintada horqueta,
es verdad lo que dices.

De tu mamá su palo atizado
sacudiendo soltaremos,
lo juntaremos con la prosa del toro.

Guapeando, guapeando, con tu boca de rosas.
Eso es verdad: decir rosas
con tu boca de hueco.

Guapee, guapea, con tu garganta de caña dulce:
Eso es verdad: decir que es caña ronca tu garganta 
Voltearemos, sacudiremos,
con la prosa de una niña soltera.





Cerbaschay

Andaremos a Tarrrta, corriendo, corriendo, cerbaschay,
andaremos a Tarma, corriendo, corriendo, cerbaschay, 
agárrame, agárrame, cerbaschay,
al lado de la ere, cerbaschay,
trojando, trojando, cerbaschay.

Como el cernícalo aletearemos, aletearemos, cerbaschay,
como el cernfcalo balancearemos, balancearemos, cerbaschay,
al lado de la era daremos la vuelta, cerbaschay.

De le orilla de la cinta, cerbaschay,
agárrame, agárrame, cerbaschay,
de la orilla del sombrero, cerbaschay,
agárrame, agárrame, cerbaschay,
agárrame de la mano, agárrame, cerbaschay. 





Soltero

Manantial del pie del quishaar, (1) tejedor de fajas, (2) soltero.
Manantial del pie'del qüshuar, tejedor de fajas, soltero.
Escoge, si dices escogerá, soltero.
Teje, si dices tejeré, soltero.
Al lado de esta era, soltero.
Al lado de esta era, soltero.

Como el mate (3) pintado, pintaremos soltero.
Como el mate no pintado, no pintaremos, soltero.
Manta de colores llevaremos, soltero.
Plata blanca llevaremos en el bolsillo, soltero.
Medio suelto pondremos a la cintura, soltero.

__________________________________________________
1. Arbusto andino empleado como tafia.
2. Prenda de colores, tejida a mano.
3. Calabaza seca que decora el artista popular. 




Flor de Lima Lima

Ay, flor de lima lima,
habla con él, me has dicho,
en qué abra hemos hablado, 
en qué hoyo hemos hablado.
A esta hora apareciera para golpearlo como a charla, (1)
a esta hora apareciera, como el chuffu (2) lo pisáramos,
a esta hora apareciera, como el ají remolido lo dejáramos.

Ay, rosa de lima lima,
habla con él me has dicho,
conmigo no has hablado,
conmigo no has conversado.
¿Acaso me has puesto cuchillo? ¿Acaso me has puesto navaja?
Conmigo no has hablado.

De Lima ha llegado carta,
¿quién puede contestar?
Cuando se entere mi madre
me dirá que es de tu enamorado,
cuando se entere mi padre,
anda al convento, me dirá.
¿Quién puede contestar?
De contestar, contestaría,
de responder, respondería, -
cuando hubiese papel, el que escribe no habría,
cuando hubiese el que escribe, tinta me faltaría,
cuando hubiese tinta, lapicero me faltaría,
cuando hubiese lapicero, pluma no habría,
cuando hubiese pluma, sobre no habría,-
cuando hubiese sobre, estampilla me faltaría,
cuando hubiese estampilla, el correo no habría,
cuando hubiese correo, tren no habría,
cuando hubiese tren, lo entregarían.

Ay, flor de lima lima,
habla con él, me has dicho.

___________________________
1. Carne seca
2. Papa seca y deshidratada. 



Siga la ronda

Siga la ronda, siga la ronda, siga la ronda,
siga la ronda, siga la ronda, siga la ronda.
Como la rueda rodaremos,
como la rueda rodaremos,
a la orilla de la era, nos están diciendo,
a la orilla de la era, nos están diciendo,
como la rueda rodaremos,
al lado de la era, rodaremos,
zapatea, soltero,
golpea, soltero.
Como el polvo, como el polvo haremos,
como la máchica (1), como la máchica dejaremos.

¿Por qué tienes susto, soltero?
¿Por qué tienes miedo, soltero?
Siendo libre haces perder,
siendo uno haces perder.
Donde está, yo no hago perder.
Donde está, yo no hago perder.

Formaremos, formaremos, como la fila filaremos.
¡Qué feo eres, muchacho! ¡Qué feo eres, jovencito!
¿Por qué lloras, por qué tienes pena?
¡Ay, pobre muchacho! ¡Ay, pobre soltero!
¿Qué dice tu corazón? ¿Qué me dice tu corazón?
De mí, mi corazón está palpitando.
De mí, mi corazón está palpitando.

Ay, picaflor, picaflor, cantaremos, picaflor,
ay, picaflor, picaflor, silbaremos, picaflor,
qué bonito, qué bonito, ponchito celeste,
qué bonito, que bonito, ponchito aurora,
ay, picaflor, picaflor, hijo de un picaflor,
ay, picaflor, picaflor, hija de un picaflor.
Mas arriba del cementerio, la corneta llora,
más arriba de le casa de Samaniego, la corneta gime.

¿Qué dice tu corazón, qué dice tu corazón?
No palpita tu corazón, no palpita tu corazón.
¡Ay, pobre muchacho! ¡Ay, pobre soltero!
Para ti, para mí también será nuestra estrella,
para ti y para mí esa será la suerte.
¡Ay, pobre muchacho! ¡Ay, pobre soltero!
Estas gentes han sido la causa,
de estas gentes sus hijos han sido la causa
para encontrarnos en esta era. 

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1. Del quechua máchica, harina de cereal tostado. 






Carnaval de Tambobamba

Un río de sanare
ha arrastrado al joven tambo bambino.
El ha muerto.
Sólo su quena (1) está flotando sobre le corriente,
sólo su poncho esta flotando sobre la corriente,
sólo su charango (2) está flotando, está flotando.
¡HuífaUtay, huífala! (3)
¡Huffalalalay huífala!

Y la joven que ál amaba
llora en las orillas. -
Su idolatrada amante, su adorada,
está llorando, está llorando en las orillas.
Sólo el charango flota sobre la corriente,
sólo la quena flota sobre la corriente,
sólo el poncho flota sobre la correinte;
ál ya no existe.
¡HuífaUtay, huífala!
¡Hutfala, huífala, huífala!

Un cóndor mira desde los cielos, dando vueltas.
Busca al joven tambo bambino.
No lo encontrará jamas.
Un río de sangre lo arrastró.
El río sangriento lo envolvió.
¡HuífaUtay, huífala!
¡Huífalalay huífala!

___________________________________________________
1. Flauta Indígena.
2. Instrumento de cuerdas, parecido a la guitarra, muy pequeño, cuya caja de resonancia se hace de madera o con la caparazón de un kirkinchu (armadillo).
3. Del quechua wifala: comparsa de carnaval. ¡Alegría!





Santiago

¿Quién nos manda llamar?
¿Quién nos manda llevar?
El señor patrón nos manda llamar,
el señor patrón nos manda llevar. 

¿A dónde nos manda llamar?
¿A dónde nos manda llevar?
A su corral de perlas nos manda llamar, 
a su corral de perlas nos manda llevar,
¿Para qué nos mandaré llamar?
¿Para qué nos mandaré llevar?
Tal vez con el carnicero contraten,
tal vez con el camalero convino.

Con el carnicero, dice que habló,
con el camalero, dice que contrató,
a su carnicero el toro negro
embistió.

¡Qué vergüenza! ¡qué vergüenza!, patroncito.
¡Qué vergüenza! ¡qué vergüenza!, patroncito.
¿Dónde esté tu sal de Wawra?
¿Dónde está tu vaso de crestal?
Te preparaste, seguramente, como para una fiesta,
te preparaste, seguramente, como para una fiesta.
Para el día de nuestro toro negro
te habrás preparado.
Preséntate el día de hoy,
preséntate hoy viernes,
día viernes, día
de nuestro toro negro.

El día de nuestra vaca colorada
no digas que es un día cualquiera,
no digas que es
un día cualquiera.

En la pampa del carnicero
dicen que hay una cinta tirada,
en el abra de Contadera
dicen que hay un cinchón viejo.
Dicen que esa cinta no es una cinta,
dicen que ese cinchón no es un cinchón.
Es el lazo del ladrón,
es el cuchillo del ladrón. 

En el abra de Contadera
dicen que hay un vellón tirado;
mas no es un vellón,
sino un abrigo del ladrón.
¿De donde es el señor marcador?
¿De dónde es el señor laceador?
Es antawarino el señor marcador,
es chakapalpino el señor laceador.

¡Qué vergüenza! ¡qué vergüenza!, patroncito
¡Qué vergüenza!, patroncito.
¿Sólo eso sabes?
¿Sólo eso sabes?.
¡Qué vergüenza, qué vergüenza!
Hagamos el wayari como quien llama al peón.
Grita con tu boca rosada
y tu garganta de caña dulce.
Cuando llegues a ser deudor,
cuando llegues a ser deudor,
aquí estoy firme y constante
te diré, patroncito.

Cuando llegues a ser deudor,
cuando llegues a ser deudor
aquí estoy tu jornalero,
hombre que trabaja de seis a seis.
A la nariz del toro no se le dice nariz,
la nariz del toro es un porongo siamés
A los ojos del toro no se les dice ojos. 
los ojos del toro son soles blancos.

A la lengua del toro no se le dice lengua, 
t la lengua del toro es une escofina.
A los dientes del toro no se les dice dientes,
los dientes del toro son confites blancos.

A las orejas del toro no se íes dice orejas,
las orejas del toro son jarros para chicha.
A las astas del toro no se les dice astas,
las astas del toro son cornetas de oro.
Al lomo del toro no se le dice lomo,
el lomo del toro es un majadero.

Al brazo del toro no se le dice brazo,
el brazo del toro es un violín.
A las costillas del toro no se les dice costillas,
las costillas del toro son arcos del violín.

A la barriga del toro no se le dice barriga,
la barriga del toro es un bombo.
A la pierna del toro no se le dice pierna,
la pierna del toro es un arpa.

Al rabo del toro no se le dice rabo, 
el rabo del toro es una bandera de oro.
A las pezuñas del toro no se les dice pezuñas,
las pezuñas del toro son zapatos de charol.
A la leche de la vaca no se le dice leche
la leche de la vaca es un vino blanco. 




Hasta las mosquitas lloran

Hasta las mosquitas lloran
en la ribera del río,
allí llega la penumbra
con sus lágrimas negras,
con su grito
por las pampas, por las punas.
Hoy mi sombra ya no está por esos lugares
hoy no veo a mi padre, a mi madre;
tampoco veo

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1. También llamado waqra pulen: trompeta hecha con cuernos de tora 




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CARLOS A. DÍAZ BARRIOS [18.013] Poeta de Cuba

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Carlos A. Díaz Barrios 

(Camagüey, Cuba, 1950). Reside desde 1980 en Estados Unidos, a donde llegó a través del puente marítimo del Mariel. Ganador del premio de poesía Juan Ramón Jiménez, en Huelva, España; también del premio Letras de Oro de la Universidad de Miami, en el género de poesía, y de la prestigiosa Beca Oscar B. Cintas de creación literaria.


Cleopatra

Un lagarto inmenso que se llamaba
Cleopatra, fue mi primer amor.

Lo encontré una noche en la entrada
de la escalera.

Estaba moribundo, los gatos le habían
devorado la cola y un ojo.

Qué jodido es el mundo de los humanos
y qué jodido es el mundo
de los animales.

Me sentí con una lanza zulú clavada
en la espalda.

El lagarto luchaba con la muerte,
se arrastraba como John Wayne
en Fort Apache, jodido y lúcido,
disparando su rabia sobre el temblor
pálido del aire.

No se daba por vencido, lo envolví
en una toalla Bounty. Me miró
con su único ojo y empezó a llorar.

Ay, Dios, lloraba como el nazareno
bajo su corona de espinas.

Me acompañó por tres años,
tres años de ferocidad y bondad
consagradas.

Aún a veces lo recuerdo
como a un amigo,
un amigo maravilloso que no se dio
por vencido.

Lo enterré bajo un ciprés italiano
y le puse una blanca cruz
sobre su coronada cabeza.




Eco

En el patio del manicomio de Clay
hay un loco que pinta trenes con colas
de sirenas saliendo por las ventanas.

Sólo pinta trenes negros y sirenas
del color de los caramelos que comía
cuando niño.

Él se cree un fogonero.

Sueña con un reloj inmenso
donde se mide la presión del vapor
de las calderas.

Y a veces sueña que hay un árbol con
alas, donde Dios esconde su
ametralladora.

Es tímido el loco, y en el pecho
le pende una cruz
que hizo con la tapa de una lata
de leche condensada.

Esa es su obra maestra, esconder la
cruz de los enfermeros y los doctores.
Él sabe que si le quitan la cruz
se volverá transparente
y comenzará a vomitar ratones.

Yo lo baño en invierno, con una
manguera en el patio.

El frío es terrible
pero él sonríe, porque sabe
que yo no le voy a quitar su cruz.




Julia Rastrocovich

Yo amé a esa mujer desnuda
con una venda en los ojos
para no enamorarme de su belleza;
escribí poemas en sus muslos
como el que corre las cortinas del cielo
para ser feliz.

Amé cada misterio de su cutis, pinté
con mi semen un bisonte en las puertas
de los infiernos
y ella, siempre fiel, puso en mi mano
su lengua
para tragarse mi nombre.

Me regaló un pájaro, el desierto y
la rosa muerta que sueñan los ciegos.

Pero…

…yo ya sabía que la iba a perder.

Juré y busqué dentro de una gaveta
un Cristo de goma que vino dentro de
una caja de cereales.

Era dulce mi Cristo, pálido, agobiado
por hojuelas.
Mastiqué todo el paquetes, lentamente
mastiqué mi llanto, poroso y áspero
como el vientre de un tiburón bajo la luna.

Sólo sé que la extraño.

Que aún busco en mi cuerpo
su rabia desesperada.

Oh, el tiempo,
siempre el jodido tiempo,
miserable y humano.

De Box Office Draw (La Torre de Papel, 2005)








BALTASAR SANTIAGO MARTÍN GARROTE [18.014] Poeta de Cuba

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Baltasar Santiago Martín Garrote 

(Matanzas, Cuba, 1955). Ingeniero estructural desde abril de 1980, en 1987 fundó en La Habana el GRUPO “ARAR” (Arte y Arquitectura) y en 1993 pasó a integrar el consejo de redacción de la revista Ingeniería Civil. Tras seis años en la ciudad de Querétaro, México, donde estudió una maestría en Educación, en mayo del 2000 arribó a Miami, y trabajó como profesor de Computación y de Pintura al fresco en el centro comunitario  “Abriendo Puertas”, para luego retomar  la ingeniería estructural por casi diez años como proyectista e inspector de obras. Tiene seis libros publicados: Amaos los unos a los otros, Editorial Betania, Madrid, 2006; Esperando el velorio, Editorial Alexandria Library, Miami, 2007; Calentando el bate, editorial ZV Lunáticas, París 2008; Una vida, un tren, Editorial Alexandria Library, Miami, 2010 & 2012 (presentado en la Feria Internacional del Libro de Miami del 2010 y en la de Santo Domingo en el 2012 ), Visión 21/21, Editorial Linden Lane Press, Miami 2011, y Visión 21/21 (2012/2013), Editorial Linden Lane Press, Texas 2013. Su primer y su segundo libro han sido re-editados por la Editorial Eriginal de Miami en el 2011 y 2013 respectivamente. En marzo del 2008 creó la Fundación APOGEO para el arte público, y en noviembre del 2013 la revista cultural Caritate, tras casi cuatro años como columnista y jefe de redacción de la revista Venue.  Actualmente es corresponsal en Miami de la revista Newsweek en español y se encuentra acopiando información y escribiendo una novela biográfica, titulada Alicia Alonso. Bailar al borde, sobre la prima ballerina assoluta cubana.




Los adioses

Para Belkis Cuza Malé

Estoy harto de las despedidas,
de dejar todo atrás,
porque “partir es un poco morir”,
como dijeron un día
unos buenos amigos italianos
antes de volar al infinito,
y cada avión que despega
es,
cada vez más,
un alado ataúd
hacia la nada.

02/24/2011




Al fin le pude acariciar el dorso a un ángel

Anoche
–así comienza un poema tremendo de Carilda–
el ángel se posó a mi lado
–tenue, sutil, simbólico, impredecible–,
después de haberse deslizado
de un lado a otro del espacio,
como si su sombra anduviera hambrienta de otro cuerpo,
sin haberse aún saciado.
Sí, anoche me atreví a tocarlo,
cuando mansamente se posó a mi lado,
con sus pies de nube entre las nubes,
calzados por dos sensuales rayos
–otra vez la traviesa inquilina de Tirry 81 se inmiscuye–;
con sus ojos de poeta claro
(porque ya no es oscuro,
como cuando por primera vez le hablé de osado).
Mis dedos acariciaron su curva deliciosa,
se adentraron para palparle el laberinto,
y me impregné de su inquietante olor a sándalo, a laurel,
a hombre en celo en busca de otro hombre…,
¿será que lo he soñado?

Hialeah, 09/26/2012





El miércoles

La semana se volvió a ir por el tragante,
llevándose un pedazo de mí
y de mis sueños.
No hay manera de detener su marcha
ni de hacerle un apretado nudo el miércoles,
ese día color terracota
que dicen que es su “ombligo”
(como si el tiempo hubiera tenido,
alguna vez,
cordón umbilical).

Aventura, 06/13/2015




Cuba de Olga

Querido Dios,
miénteme,
dime que Olga no se ha ido,
que está escondida en un arpegio,
como una niña grande,
para salir luego a sorprendernos
con uno de esos boleros tremendos
donde vive dormida para siempre.

Miami, 07/12/2014





OTILIO CARVAJAL MARRERO [18.015] Poeta de Cuba

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Otilio Carvajal Marrero 

(Cuba, 1968). Miembro de la  Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).  Ha publicado los títulos: Libro del Profanador (Poesía) (Ed. Capiro 1998),  Oda al pan (Poesía) (Ed. Ávila 1999), Los navíos se alejan (Poesía) (Ed. Ávila 2000), Prohibido soñar en esta casa (Poesía) (Ed. Ávila 2001), Thank giving day (Poesía) (Ed. Vigía 1997), Pájaros de noche (Teatro) (Ed. Ávila 2002), Condenados (Teatro) (Ed. Capiro 2008), Ponme la mano aquí (Novela para jóvenes, Ed. Oriente 2000), El libro del holandés (Novela para jóvenes, Ed. Ávila 2002), Dime con quién andas (Novela para jóvenes, Ed. Oriente 2005), El libro más triste del mundo (Novela para jóvenes, Ed. Capiro 2006). Entre sus premios literarios más significativos se encuentran: José María Heredia (Teatro), Manuel Navarro Luna (Poesía), Regino E Botti (Teatro),  José María Heredia (Poesía), Eliseo Diego (Novela para jóvenes), Fundación de Santa Clara (Poesía y novela para jóvenes), Ediciones Vigía (Poesía), Beca José J Milanés (Teatro), Raúl Gómez García (Poesía), Beca Ciudad del Che (Novela para jóvenes), Premio Poesía de Primavera (Poesía), Premio Raúl Doblado (Poesía), Fundación de Santa Clara (Novela para jóvenes). Es profesor único del taller de Formación Literaria El viajero. Ha participado en más de 50 antologías de la poesía y la narrativa cubanas e hispanoamericanas publicadas en Cuba, España, Argentina, México y EE.UU. Ha colaborado con varias publicaciones periódicas y revistas especializadas de Cuba y el mundo hispano entre las que destacan La Gaceta de Cuba, Revolución y Cultura, Unión, Umbral, Signos, Sic, Alhucema, Huasi, Norte, Viga, Videncia, Islas, Imago, Diacrítica, etc.  Es miembro del Consejo de Publicaciones de la Editorial Capiro, de las revista Umbral y Árbol Invertido.




Guajiro

Ya no importa ser fiel o ser hermoso, ponerse unos chanclos de cuero,
querer que la muchacha se asome a la ventana, o que la muchacha
se asome a la ventana después de leerse People en Español
o un periódico donde se hable del Atolón de  Palmira, donde se hable
sobre la gira de Silvio por las cárceles de la isla; un periódico
donde se esconda que en el Parque Vidal los jóvenes fuman marihuana,
frente al Caridad, a las nueve y treinta,fuman chamisco,
alas de pájaro; fumanvolatineras, ojerosas,tiburones
de esos que pagan con dineros traídosdel digitalia;
fuman babaria, barbaritas, pecherosy holgazanes; fuman mentolados,
medusasque rompen la boca; desordenadospor la espiral, fuman
y fuman,hasta que el aire empieza a hervir, y despiden al portero
del Caridad por verlos, y al portero del Sandino por ver la puñalada
que dio a las dos muchachas el que venía con el sonadito, fuma que fuma
mientras FC se mantiene en el jit pareidcomo el más odiado,
como el más amado entrelos que saben que FCmerece lo que tiene
porque sabe cuál es el momento de largarse sin mirar atrás,
de perderse de una vez por el torbellino de luces que se encaraman
sobre los bordes de este paíscortante,donde la envidia y los policías
se sientan en el mismo parque con sus fresquitosy sus relojesOrients,
con los sobreros de jipi japa o de yarey o de guano curado
mientras Alfonso Urquiola fuma que te fuma, en el banco,
mientras Otilio fuma que te fuma unos cigarros que fueron liados
por las expertas manos de la muchacha que se asoma a la ventana
con apenas su blusita, con apenas su dental amarillo, sin apenas
haberse peinado ni cuidarse de que los binoculares
me sirven para ver pasar el tren hacia el infierno.




Testimonio del baldado

Ya no importan los trenes que van hacia el infierno, no importa un gol
en el mundial ni la playa Santa Lucía con su cementerio de  caracoles,
basta con tener una ayudita del esteique te permita sentarte en la
marquesina y que pasen y te saluden como silos dos fueran tus socios
de toda la jornada.

La manteca de majá es de Obatalá:
la chiva,  la serpiente, la paloma, la guinea y la gallina blanca.

El hampa y Gulliver mataron ala hija de Olguita por hacerse la bella.
De sus orejas colgaban dos delfinesy un perro lamía la sangre cuando
llegó la policía.
Quedó sentada en el banco del parquecito, parecía dormida, parecía de
cera; nadie la miró hasta que Chicho, el sonador, terminó su tercer
disparo. El primero desde atrás de la mata: «que la chama no me vea»;
el segundo: «de frente y sin miedo»; el tercero: «silbándole,
llamándole, diciéndole cositas».
Pero la pobre muchacha estaba muerta y Chicho se dio cuenta
porque los delfines no nadaban.

Obatalá no consume alcohol, no puede comer cangrejo ni judías.
El hampa y Gulliver se saben el poema veinte de Neruda y lo recitan a
dúo,  sentados en la marquesina, al pie de una cerveza que envidia el
portero del teatro, que envidia el policía que les pide carnés y les
pregunta en qué trabajan los señores.
Ellos ni contestan, se empinan la botella, se rascan la entrepiernas y el
gendarme devuelve los carnés y se va pensando en que ese día habrá
pelota en el Sandino y cuarenta gritones que aprehender y cuarenta mil odios encima de sus cuerpos.
Vuelven a recitar el poema veinte de Neruda y el cantinero les cambia
las botellas.




Crónica roja

Violadita por los hijos de Jiménez se desangra en el campo de futbol.
Le han «metido» un destornillador y luego le apretaron el tirafondo.
Era una muchacha de paso bello que se ponía su shorcito para correr
y luego se lo quitaba para ducharse.
Se llamaba Raquel, la suavemente.
Ahora le dicen la violadita.

Cuando venga el hipo: te tomas tres vasos de agua
y piensas en tres viejas feas.

En el estadio de futbol, los hijosde Jiménez
no saben que más hacerle al cuerpo.
Ella venía con sus tarequitos de la beca
y un diploma enrollado debajo del brazo;
se veía relinda desde lejos:
un tomeguín, la suavemente;
le gustaba desde niña a los  hijos de Jiménez
que eran feos como los domingos que se mueren
sobre el largo bostezo de las gradas.
Poco qué hacer había luego del partido.
En Cuba hay poco que hacer
después qué los equipos recogen y se van
y el domingo comienza a morirse de tan tonto.

Cuando venga el hipo: te tomas una cerveza negra
y piensas en que un día de estos van a morirse todos los traidores.

Pasaba Raquel y ellos le miraban zarandear
y se volvían locos.
Tenía aquel cuerpo de perfectos arrecifes.
Una nalguita pa aquí, otra nalguita pa allá:
el pelo rítmico caía en forma de bengalas.
Fue la única vez que el padre de Raquel
no fuera a acompañarla.
Estaba con Jiménez matando un lechón
para sus hijos.
Hablaban sobre la vileza de los días
y en el aire las moscas se tambaleaban
y caían, víctimas del comunismo tropical.

Cuando venga el hipo: te tomas un café en el bisnede Jiménez
y piensas en que el viento del mar no se diluye
sino que se espesa como sopa de pescado en viernesanto.
Pasaba, jacarandosa y tierna, suavemente
y a los hijos de Jiménez se les cruzaron los cables.
Una nalguita pa aquí, otra nalguita pa allá
y ellos la seguían haciéndose los bobos.
En la calle Celia Sánchez, estrecha y tremendista:
la agarraron;
en la calle Celia Sánchez, oscura y muy propicia
la obligaron
a coger por la calle Che Guevara hasta el estadio.

Cuando venga el hipo: te tomas una sopa de pescado
y piensas en el novio de la beca.

Le arrancan la ropita de uniforme, la acomodan.
La previoladita llora como un lechón ante el cuchillo.
«Pásame un trago, Jiménez:
no te cobro un peso y estás más cicatero que los chinos».
La machacan, la ensucian y le llenan la boca…
y le llenan el cuerpo de farfullos.
Se toma el trago doble… triple y hunde las manos en el puerco.
«Las tripas me las llevo;
a mi hija le encanta la morcilla».
Se ríe Magdalena, la esposa de Jiménez.
Se ríe el marido, como un cerdo
y un vaso se cae y no se rompe.

Cuando venga el hipo te quedas calladita
y verás que se larga y no regresa.

Dos puñaladas… tres, y poco a poco
la sangre va manchándole el diploma.
Se ríen con risa de muchachos
que no quieren morirse de tan tontos. Y se van.

En el estadio de futbol se queda violadita y suavemente,
sin saber que va a morirse,
sin saber que el hipo llegará de pronto, inevitable.

Del libro inédito Esperando un milagro.










MAYDA ANIAS [18.016] Poeta de Cuba

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Mayda Anias 

(Amancio, Cuba, 1965) es licenciada en Educación y Master en Didáctica. Ejerció durante diez años en la Universidad Pedagógica de Las Tunas, y más tarde como investigadora en la Casa Iberoamericana de la Décima en la misma ciudad. Artículos y poemas suyos aparecen en revistas en varios países de habla hispana. Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías en Cuba y otros países. Ha publicado: Sobre tercos desafíos (poesía, Sanlope 1995), Con el ancla en tierra (décima, Sanlope 2005), Tesoro de décimas (Librifer, España, 2008), Ensayos de la Casa (Sanlope, 2009), Tulipa (novela, Caldeandrín Ediciones, 2011), Siete entre cuatro, en coautoría con Miriam de Castro, Juan Martínez de las Rivas y Jesús Arribas (Caldeandrín Ediciones, 2012), Narraciones desde La Carretera (noveleta, Caldeandrín, 2015) y Sobre mí el peso de la Isla (poesía, Caldeandrín, 2015). En 2010 obtuvo Premio Internacional de Relato Corto «La Moraña». Actualmente vive en Ávila y dirige el sello Caldeandrín Ediciones.


MONEDAS PARA CARONTE

Bienvenido. ¿Me temías?
Paga el viaje, no hay espera.
No será esta mi primera
ni mi última travesía.
No te irás, la fantasía
del Dante es un mal comienzo.
Bienvenido. Es el consenso
entregarme dos monedas.
Conduzco la barca, quedas
dueño de un espacio inmenso.

Caronte, no adivinas
de dónde vienen mis pasos
cómo tiré de cien lazos,
de cien playas. ¿Imaginas
el comienzo así? ¿Terminas
por ofrecerme tu barca?
Caronte, yo sé la Parca
los fosos y Cancerbero.
Vengo sin prisas. Espero
hasta cruzar esta charca.

No hay diálogo aquí, ni lumbre.
El viajero es solo eso,
yo también he sido el preso
atado a la podredumbre,
pero hasta el cieno es costumbre
y no importa el día a día.
¿No traes una sinfonía
de eso que llamas infierno?
Ah, no sabes el Averno,
tú vienes del Mediodía.

¿Vas a herirme en el costado
o a señalarme mi yugo?
Voy a mostrarte el verdugo,
al que vienes tan airado.
¿Quieres verme amilanado?
No soy yo quien tanto dice,
ya verás al que maldice.
No me alarma, ya lo he visto.
¿Conoces al Anticristo?
Algo vi, mas poco hice.

Blasfemas, pero tendrás
tu propio arrepentimiento.
No temo a ningún tormento.
¿Quién eres tú, Barrabás?
Ya dejé otro Diablo atrás.
¿Es fama tu valentía?
No pecaba, me moría
por escapar de esa suerte.
Aquí todo es cieno y muerte
recordarás este día.



de su libro
Con el ancla en tierra

Una lámpara en lo oscuro
es aceite por quemar,
no es silencio meditar,
el pecado fue algo puro
porque el corazón más duro
tuvo un antes y un después
como tiene cada vez
su porción de eternidad
y hasta lleva la verdad
su mentira en el envés.




Sobre mí el peso de la Isla
Mayda Anias
Caldeadrín Ediciones, 2015



«Lo que más irrita a los tiranos es la imposibilidad de
ponerle grillos al pensamiento de sus subordinados.»
Paul Valéry



La dupla temática exilio y nostalgia ha sido muy abordada por la poesía, la narrativa y la ensayística desde siglos atrás por autores de lenguas, ámbitos y estilos distantes y distintos que, en conjunto, conforman un vasto haz, muchos de ellos obligados por regímenes totalitarios como, en el siglo XX, los fascistas (alemán, italiano e hispano) y desde fines de los 50s de esa centuria la más antigua dictadura del mundo: la cubana, como en el XXI la venezolana, estos últimos por citar dos casos cercanos.

Entre muchos de los poetas que sufrieron las cárceles totalitarias, figuran los españoles Miguel Hernández —quien escribiera en prisión su formidable Cancionero y romancero de ausencias, donde incluye Las (hermosas) nanas de la cebolla—, Federico García Lorca (fusilado por el franquismo) y Antonio Machado, muerto en Colliure, Francia, mientras huía de la venganza fascista.

Asimismo, de otros países europeos, entre los numerosos poetas que combatieron el fascismo, como el búlgaro Nikola Vaptzarov (1909-1942), quien expresaría: «Sono un antifascista, un figlio della mia Patria e odio gli invasori hitleriani: per questo faccio parte della Resistenza» («Soy un antifascista, un hijo de mi patria y odio a los invasores hitlerianos: por esto formo parte de la Resistencia». Trad.: WGL).

Los ejemplos cubanos son harto elocuentes del desdichado exilio sufrido por cientos de creadores que, dispersos por el mundo, conforman una amplia población de poetas, narradores, dramaturgos y ensayistas, por no mencionar tantos actores, que igualmente han descollado.

En los nacidos en la Isla, los tópicos de la consecuente nostalgia —rasgo de la cubana, más que de otras poéticas hispanoamericanas— marcan el verso del exilio. En consecuencia, ya en el siglo XIX, integra a los dos grandes José: el iniciador Heredia, seguido por Martí (quien viviera desde su juventud la mayor parte de sus 42 años en el exilio) hasta llegar a la mal denominada «Revolución» de 1959, cuando desde 1960 y hasta este 2015, parten de Cuba a Miami, Madrid, Barcelona y otras ciudades hispanas como latinoamericanas, otros de nuestros mejores creadores.

La isla, el ¿imposible retorno?

Como para dar continuidad a la relevante saga, se suma el de la poeta y narradora cubana Mayda Anias, con su cuaderno Sobre mí el peso de la Isla, recién publicado por el sello Caldeandrín Ediciones, de Ávila, España (donde reside desde años atrás).

Apenas se abre la primera página, leemos y disfrutamos los primeros versos del breve, pero intenso cuaderno, reveladores —mejor que cualquier volumen de historia de la Isla— de las adversidades que aún padecen los cubanos, tras más de medio siglo de castrismo, en esta otra infranqueable prisión (mucho más grande que el islote de Alcatraz), donde sufren «La maldita circunstancia del agua por todas partes», para decirlo con el primer verso del ya clásico texto «La Isla en peso», del gran poeta y dramaturgo cubano Virgilio Piñera.

Y justamente al también autor de otro texto decisivo de la poesía cubana («Vida de Flora»), como de dos clásicas piezas teatrales (Aire frío y Electra Garrigó), la poeta homenajea y dedica su excelente volumen que, en algunos momentos, parafrasea varios de sus versos.

Verdad y razón constituyen palabras determinantes a la hora de definir sus genuinos poemas, pues registran la autenticidad y certeza de la creación de la autora, a quien conocimos, justamente, años atrás, en Las Tunas, donde su talento brillara con luz propia desde sus tanteos iniciales, por lo que no vacilamos en incluir sus espinelas en varias de nuestras antologías de la décima cubana y, especialmente, tunera.

Integrado por cinco textos: la «Elegía de las tres ausencias» —donde reúne cuatro poemas homónimos— y el que da título al volumen, desde el primero abre una suerte de vademécum por el que transitarán sus rabias, penas y nostalgias a través del «Inferno» dantesco dejado atrás, donde padeciera hambres, vejaciones y olvidos.

Ya en la «Primera ausencia», la poeta —tal Martí: «Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche / ¿O son una las dos?»— con el acento coloquial que le permite una más directa expresión, evidencia la angustia y el sufrir por las lejanas comarcas: la chica (Las Tunas) y la grande (Cuba), desde su presente español,  donde, al evocar sus viajes, con hondura y poesía, describe y humaniza sus valijas, como nunca antes otro autor había reflejado en la poesía cubana:



Están las maletas vacías en mi casa.
Se han quedado para siempre en un rincón
vacías y polvorientas.
Ellas, que recorrieron los aeropuertos,
los hoteles de paso, otra vez los aeropuertos
y las bodegas henchidas de los aviones
amontonadas unas sobre otras, tropezando sobre las esteras,
apremiadas por unos, procuradas por otros, por nosotros,
que las etiquetamos, las arrastramos afuera
y les palmeamos las bandas como el flanco de un animal
gentil,
están ahí, en silencio, reventando las cremalleras
de tanto recuerdo descolorido dentro.

Nos miran desde su rincón como acusándonos de su
estatismo,
de su no-vuelta a los sitios amados, lejanos, legendarios.



Mas, no conforme, conceptualiza y define con hondura poética esos necesarios adminículos:



Una maleta vacía es un verdugo,
un guardián cuando menos,
un acusador permanente que nos lanza a la cara
esto que ya sabe a cosa prohibida (que fuimos viajeros)
que anduvimos el mundo con ella a rastras,
haciéndola y deshaciéndola una y otra vez,
renovándole el polvo y los olores,
hoy a tierra negra y fértil, mañana castro inmemorial,
el día siguiente a pino fresco o jara o tomillo,
después azahar y hasta marisma…
Olores conventuales, monárquicos,
olor a puerto de mar o de montaña, a invierno, a lluvia…
Y los otros olores, ah, los otros.
Esos son los verdaderamente perdurables,
los que tardan toda la vida,
esos se impregnan en las maletas con apariencia de musgo
antiguo,
de mancha indeleble en las esquinas de sus entretelas.



Pero Mayda Anias continúa poetizando/narrando el vía crucis experimentado con sus compañeras de ruta, hoy maltrechas por el tiempo y el cansancio de los viajes, tan comunes en la masiva fuga de cubanos que, en este julio del 2015, siguen huyendo en balsas de la Isla, a la que dedica sus homenajes/«Ausencias».

Ya en sus tres últimos versos, humaniza aún más la valija que ha sufrido tanto como ella, y precisa que la maleta quisiera «gritar desde la cerradura / su necesidad de elevarse hasta un portaequipajes / que le anuncie el regreso a las rutas magníficas de ayer».

En la «Segunda ausencia», el punto de vista deviene más íntimo y doloroso, porque ahora evoca los desgarramientos acontecidos en las lejanas Patrias (la chica y la grande), a las que ha regresado en una visita familiar.

A partir del primer verso que le sirve de leitmotiv («Es que no me dejo querer»), establece un discurso de desgarramientos y rechazos por lo dejado atrás, cruzado por los fuegos de una «salvaje nostalgia», evocadora del lar nativo (Amancio), donde creciera niña, adolescente y, ya joven, desarrollara su potencial intelectual.

Un «fardo de melancolía de contrabando / y este no poder estar que me vuelve cenizas poco a poco», se combinan con el apego/rechazo ante el regreso y el triste estatismo del poblado natal, el que pensaba, tras una década, habría mejorado, pero el lar natal continúa con su molicie, como quedada en un pasado irrevocable, del que parece nunca saldrá.

Así, dice quejumbrosa, lastimada por el choque visceral con los humus del nostálgico recuerdo/doloroso presente:



Es que las calles se hacen anchas o angostas confusamente,
que los silencios, cuando cae el sol,
se me antojan aleteos de pájaros disputándose los nidos.
Es que la ciudad a la que vuelvo siempre fue más cálida,
más coraza de rostros habituales.
Es que aquella lejanía se hizo súbitamente imperativa
y robé todo el aire y todos los ámbitos memorables,
solo que las sombras largas de la sierra,
los secarrales de las llanuras y las piedras de los muros
hoy se me vuelven nada en los apuntes vacilantes
de un cuaderno gris.

Es que no me dejo querer,
que me voy de los que me aman,
que traigo resquebrajados los rostros y las corazas
que rompo los pactos sólidos de ayer.



Ante la visión tristérrima (parafraseando al universal peruano Cesar Vallejo, cuyos versos, en bien asimilada lectura e influjo se advierten en el discurso poético de Mayda Anias): «El aire fresco se me ha vuelto raro / como si todo se hiciera antiguo de repente / como si un velo azuloso se hubiera interpuesto / entre esta casa y yo».

Los recuerdos se siguen agolpando y confiesa:



Miro una foto y se me antoja daguerrotipo,
miro el horizonte y parecen humear volcanes,
una nube pasa y se desvanece y creo ver la nieve esponjosa donde apenas caminé.

He llegado al umbral de una puerta,
[…]
aparecí con un talego de tristeza sobre los hombros,
un fardo de melancolía de contrabando,
y este no poder estar que me vuelve cenizas poco a poco.

En la «Tercera ausencia», la poeta continúa el lastimoso regreso temporal y, a un tiempo, el reencuentro/rechazo ante el querido y polvoso pueblo de la nunca olvidada infancia (que evocará en otro reciente volumen memorioso: Narraciones desde La Carretera). Y nos revela, desde los agónicos días de visita y reencuentro:

Se me han echado encima de golpe todas las estaciones,
la luna nueva se me ha roto en mil pedazos,
tengo quebradizas las rodillas
y un ligero temblor cosquillea entre mis manos.
Cómo pude ignorarme así, cómo desconocerme,
[…]
Cómo descuidé aquellos magníficos instintos,
aquellas exhalaciones que pusieron a flote
tanta ocasión condenada al fracaso.
Se me ha vuelto estatua de sal mi propia sombra.
[…]
He empezado a consumirme;
noto en las vísceras el fermento y en mis venas una sangre
viscosa
que empobrece mis antiguos fuegos.
Solo soy harapo, escurridizo paño hecho jirones,
bandera imposible para el más oscuro temporal.



Y cierra esta sección del breve/intenso poemario la «Ausencia final», que concluye con el rigor y la calidad evidenciada desde los inicios del magnífico cuaderno:



Como quien sacia de golpe todos los odios, devoré un año
entero.
Mondé, sajé los meses uno a uno hasta verles el cráneo
seco,
con dientes de chacal y garras de buitre fui sobre sus días
cortejada por una angustiosa fuga de Bach.
[…]
Cuánto despertaron mi furia visceral aquellas semanas
alargándose como anacondas dormidas.
Y los días soberbios del otoño, empeñados en mostrarme
sus orlas argentinas y sus soles como monedas
apagadas silenciosamente.

Hubo días mártires que asistieron a su hora
con la cobardía servil de antiguas inmolaciones,
fueron entonces holocausto mis predios
y los días torpes se extinguieron entre mis manos
aferradas con rabia a unas tráqueas de oblea.

Homicida, homicida, repetía en mis idas y vueltas.
Homicida agazapada tras los días y los meses,
urdiendo el modo de aniquilar diciembre.



Y para concluir su doloroso recuento del viaje a la patria —cruda nostalgia mediante— la poeta dedica a Virgilio Piñera otro de los excelentes poemas de su profunda poiesis/creación —y, sin duda, de la poesía cubana contemporánea—, y lo parafrasea en el título de su texto y cuaderno: Sobre mí el peso de la Isla.

Armada del lenguaje conceptual, definitorio del poemario desde sus primeras páginas, continúa su denuncia de la (ir)realidad de Cuba en apenas siete páginas.

De tal suerte, ya en sus versos iniciales  Mayda Anias revela el status decadente a que ha llevado el país la malhechora y sangrienta corte castrista desde su trágica instauración, con su cohorte de cobardes informantes y edecanes que le hacen el juego por no perder sus prebendas, a costa del hambre y la falta de libertad de los cubanos.



Lánguido caimán del zoo, Isla ruidosa, ruinosa,
cada día te levantas estrujando con pereza los ojos
lechosos,
echando el aliento pestilente de tus aguas infectadas
donde los peces se revuelven y saltan del cieno a los
zarzales
en busca de gusanillos y de pescadores sin escrúpulos
a quienes pagamos sin miramientos un asqueroso manjar
para deglutirlo trabajosamente dos veces al mes.

Estoy harta de ayunar mi hambre de cada día.
[…]
Mi hambre física (metafísica) gruñe de día y de noche,
ha puesto su boca en mi epigastrio,
acentúa la sombra de mis ojos,
me ha dado un aire de Virginia Woolf, pero es pura
hambre,
lo digo. Yo solo agradezco la taza de café.
Y reniego de nuestra versatilidad,
de nuestra grácil imaginación
de nuestro ir alegremente a lo que sea
de nuestra intuitiva rapidez
de la osadía inexpugnable
maldigo nuestra simulación, nuestra fatuidad
nuestra huérfana buena fe
nuestra reputación de ímprobos corajudos
maldigo nuestra permanente condición de cigarra cantarina
ese actualismo imprevisor que nos tiene con el culo al aire
y escupo sobre los héroes ávidos de un premio justo
así en el cielo como en la tierra.
No quiero ser como los cristianos de Nerón,
No estoy hecha para la simplicidad de ver pasar
durante medio siglo
la guardia pretoriana, nada digno de testimonio.



Mas, no conforme aún con las directas acusaciones contra el régimen totalitario impuesto por los forajidos Castro, arremete contra las cárceles de la tortura: «Nuestro Chichén Itzá se llama Manto Negro, Villa de los Hermanos Maristas.»

Y continúa su justa queja en nombre de tantos, de todos los que, como ella, padecen la Isla carcelaria:



Me revuelvo en mi náusea permanente
inmovilizada por el acero que me circunda.
Salgo a tomar el sol y la calle es un Edén
bañado en vómito de cancerosos y borrachos,
no puedo acostumbrarme al hedor inmundo de los
cobertizos,
a las exhalaciones húmedas y los ojos pegajosos
que me miran indolentes
mientras un sonsonete agrario declina en la televisión.



Y llega la referencia directa al poema y autor homenajeados en dos estupendos versos parafraseados: «y en los ojos solo está el agua, / esa inicua circunstancia por todas partes».

Otras etapas del reciente pasado se erigen, testimoniales de la dura realidad, en versos críticos e irónicos, tales los siguientes:



Vino el tiempo de cantar alegremente
y todos soñábamos con ir a Moscú, más tarde a Pekín,
finalmente ha sido Caracas, pero soñábamos…
Y el fin de siglo era un advenimiento casi bíblico,
luego supimos que el sueño consistía en seguir soñando,
que solo eso nos salvaría: Moscú se fue al carajo
y Pekín está en el quinto infierno, vayamos, pues, a Caracas
aunque no pisemos Maracaibo, aunque sus cumbres
nevadas
sean, acaso, una mirada alguna que otra tarde
mientras acechan los malandros y cantamos bajito, maldita
sea,
el deseo de retornar a la isla-llave de dos mundos.



Y, ya alejándose de «la tierra más fermosa que ojos humanos vieron», se despide de aquella (i)rrealidad a pesar de todo querida, no obstante tantas infamias y canalladas que la tienen ensombrecida con millones de sus mejores hijos distantes en el involuntario exilio:



Pasa un reptil escuálido al que le crece por enésima vez la
cola
se alargan las espinas hasta los manglares
la tierra es cada vez menos tierra y el océano cada vez más
ancho.
Yo me sumerjo lentamente en las oquedades de los
acantilados
donde cantaron los poetas tristes de los mausoleos,
empezaré a labrar obstinadamente mi venera
hasta que me fracture el aguijón de un hierro extraño
y desmenuce por el mar mis alabastros.



Con la publicación de Sobre mí el peso de la Isla, texto clave de la poesía cubana contemporánea de las dos orillas, Mayda Anias realiza una contribución esencial al cada vez más fortalecido discurso poético del exilio.


ALEX AILLÓN VALVERDE [18.017] Poeta de Bolivia

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Alex Aillón Valverde 

Nació en Sucre, Bolivia, en 1969. Ha publicado los siguientes títulos: Para leer al Pato Donald desde la diferencia; Pop y otros escritos; y 4000. Revolución es su nuevo poemario bajo el sello de Editorial S. Aillón Valverde es periodista y comunicador social. Ha vivido y trabajado en Ecuador, Estados Unidos y Bolivia. Gestor cultural, catedrático y, ocasionalmente, compositor, actividad por la que ha sido reconocido con el Premio Nacional de Cultura Eduardo Abaroa el año 2013. En la actualidad Alex Aillón Valverde es Editor del suplemento cultural Puño y Letra del periódico Correo del Sur de la Capital de Bolivia. También es Director General de Editorial S y del grupo Ciudad Idea.



I´m an old man now, and a lonesome man in Kansas
Allen Ginsberg


Pero mi patria gemía a cuatro mil metros sobre el nivel del hambre
Eliodoro Aillón Terán



Voy a hablar de la soledad de Bolivia, que bien podría ser la soledad de todos nosotros.

Mi soledad, o mejor dicho, nuestra soledad, no es la misma que otras soledades.

No es la soledad de Kansas, que hace cantar a Ginsberg en una carreterra nublada, a 60 millas de Wichita.

Tampoco es la soledad de Philip Glass, que alienta la recuperación del cosmos en el vórtice de su piano y que hace temblar la cuerda floja del tiempo en la mitad del mundo.

No, no es la soledad de las plantaciones de algodón, ni la soledad que hace dormir al Diablo del blues, ni la guitarra de Woody Guthrie, ni las historias de Bob Dylan.

No es la soledad de los barcos, ni la de Hemingway; tampoco la lenta e inasible soledad de las ballenas; ni la soledad de los mensajes que vienen del otro lado de la Atlántida trayéndonos otros silencios, otros lenguajes, en botellas arrancadas al océano inabarcable, inaudito.

No es la soledad de Virginia o la de Alfonsina o la de Janis, menos la soledad de Silvia, la de Alejandra o la de Marilyn que se quiebran como un puñado de palabras arrojadas a una ventana, una mañana de invierno.

No, no es la obscena soledad de los iluminados, ni la soledad de la hoja en la corriente del río que camina hacia una soledad más vasta, una que no conocemos.

No es la soledad de las jeringas, ni la soledad de la última bomba; no es la soledad del último suspiro; tampoco la constelada soledad de los burdeles donde Charlote es nube y es lluvia; como tampoco es la soledad tan concurrida de un viejo poeta uruguayo a quien nos gustaba llamar Bennedetti.

No, queridos hermanos, no es la soledad que iluminan las luciérnagas, tampoco la tenebrosa soledad de los muertos, ni la soledad de los hombres solos. No, ésa no es nuestra soledad.

Nuestra soledad es una soledad sin nombre que se acerca a cualquier esquina, a la luz amarillenta de la tarde donde nuestras soledades se juntan para encontrar algo de calor.

Es algo que fermenta con los siglos.

Mezcla de ídolos, dioses, rituales, pachamamas y mamaocllos; emblemas agobiados con cocaína, wiski barato, carnaval y goma de mascar.

Asistimos en multitud al majestuoso espectáculo de nuestra propia soledad.

Más solos que las cometas en su trayecto hacia Dios –sumergidos en enormes vasos de alcohol y chicha, agachados sobre un espejo, dibujando las líneas que trazan el siniestro mapa de nuestro extravío–, nos alejamos mientras una gigantesca banda hace reventar el ojo del crepúsculo en el horizonte.

Nuestra soledad es la soledad de la última pastilla antes de apagar la luz y decir adiós.

Nuestra soledad no busca salida, es así como es: retrato de familia en la cocina, sopa a mediodía, coca en el cachete.

Y es que esta soledad que es nuestra, es única.

No es la soledad del Oráculo, queridos hermanos, ni la soledad del laberinto. No es la soledad de los emperadores chinos o la de Stalin, ni siquiera la bíblica soledad de la pija del Papa.

Esta soledad nuestra es una soledad institucional, una soledad con ítem, una Soledad con mayúscula; es una soledad con capacidad de mentirse a sí misma, una soledad con capacidad de destrucción masiva; un frío repentino, un tropel de palabras sin vida.

Esta soledad nos hace gigantes, amados compatriotas, porque es monstruosa; no existe nada que nos lastime pues nuestra soledad está con nosotros y podría parecer inútil pero es eterna.

A más de 4000 metros sobre el nivel de nuestro propio vómito, les invito a mirar la patria y su soledad plagada de discursos y salones presidenciales; a sentir el poder de los narcóticos, el poder de las banderas, de los símbolos angustiosos, el cruel espectáculo de la nada.

A más de 4000 metros sobre el nivel de la locura, les convoco a encontrarnos en la matriz del universo, en la soledad de nuestras estaciones espaciales y contemplar nuestra abominable creación.

A más de 4000 metros sobre el nivel de la desolación, emplazo a esos hombres como rocas paridas por la montaña; convoco a mi Padre y su palabra trocada en silencio; convoco nuevamente su desnudéz y su infancia rota; convoco a todos los que estando solos, se olvidan de nuestra soledad.

No convoco a Shambu Bharti Baba, a William Blake, a Hare Khrishna, a Allah, a Yavé, a Jesucristo; convoco a Ginsberg (el todopoderoso), a Panero (el elocuente), a Horlderlin (el delirante), a los condenados, a las putas, a los desquiciados, a los suicidas, a los miserables, a los abandonados, a los verdaderos hijos de este planeta, para tomarnos de la mano y subir a nacer en la cúspide de la tormenta.

Yo no vengo a pedirles nada, señores, nada que les pertenezca, nada que no nos haya sido dado ya por la embriaguez, la tristeza y la eternidad, que tanto se parecen al abandono y al amor.

Esta tarde, que en el horizonte se queman mis ojos y se petrifican mis lágrimas como abatidas por la mirada de la Medusa, las manos de mi padre me han vuelto a tocar y han despertado mi alma conmovida por el beso de su ausencia.



Un poema de amor

Te encontré la noche que te casabas con otro.
Yo fui quien te vio lanzar el ramo al vacío.

Por tu espalda se derramaba una cascada
que me hacía pensar en aquél rio oscuro
que conocimos en Irlanda.

Tú no lo recuerdas, pero yo sí.

Aunque jamás te vi el rostro bajo un cielo semejante,
ya te imaginaba.

Andaba yo acribillando esta vida
en cantinas que no son
las que frecuentábamos en Chicago,
sin recordar nuestro viejo vicio
de ir husmeando nuestros cuerpos
por el universo.

Tuvieron que pasar varios años
y ese buen hombre que te amó murió
como mueren —supongo—
los sueños al quebrar la madrugada.

Yo también he muerto y renacido cientos de vidas
para llegar hasta ti,
nuevamente.

He cruzado la eternidad
y lo volvería a hacer
sin pereza,
sólo para encontrarte
y decirte adiós una vez más.

Siento mucho haberte hecho esperar,
sé que siempre llego tarde.

No es mi culpa el alto tráfico de almas.

Siento haber fallado de nuevo,
aunque si recuerdas, suelo hacerlo peor.

Ya sabes, tantas vidas acumuladas
para volver a la vieja costumbre
del extenuante oficio de la nada.

Por cierto ¿te diste cuenta?
en esta ocasión no hablamos en demasía.

No como en aquél invierno del 68,
o como lo hicimos en ese viejo puerto
viendo partir esos barcos
al abismo.

Alguna vez los escombros de una iglesia
nos vieron caminar de la mano.

Una madrugada,
bajo los faroles de Varsovia,
luego de hacer el amor en la calle,
llegamos a la conclusión de que hay vidas
en que es mejor
abrazar el silencio.

Esto lo saben los monjes
y los amantes no somos distintos.

Al menos ahora no me disparaste
con el revolver que encontramos
en el cajón del sótano de ese castillo
que incendiamos.

Ni yo te lancé por la ventana
cuando terminamos la última línea
de cocaína que nos llevaría directo
a las puertas del infierno.

Sabes que siempre preferí el veneno,
pero recuerdo que a ti te gustó mucho
el filo de aquella navaja.

Cuando volvamos a vernos
quizás este planeta no exista,
quizás seremos polvo de estrellas,
pero las hemos pasado peores,
ya buscaremos la forma de arreglárnosla,
como siempre.

Hoy he nacido de nuevo
y he vuelto a encarnarme en ese niño gris
que conociste
y salvaste de los volcanes de Quito,
antes de que la ciudad desapareciera
sepultada bajo la ceniza y la tristeza.

Solo que ahora no te veo
y siento ya el fuego de esa vieja conmoción
que crece en mi alma
cada vez que llego a este planeta.

No sé si te veré en esta vida.
No sé cuál sea tu nombre
o cuáles los enigmas de tu rostro.

Hay un letrero
sobre la carretera gris,
en un lenguaje que me es extraño,
el paisaje trae consigo el vértigo de la neblina y el viento.

Algo parecido a una bomba acaba de estremecer
los colores del planeta en el horizonte.

Ya se, no hace falta que lo digas,
no es hora de remordimientos,
es hora de secarse las lágrimas
y echarse a caminar.

Es hora de sobrevivir.



Like it

Los hombres de mi edad
nos conmovíamos con cosas importantes.

Si caía una bomba nuclear
pues cómo no conmoverse.
La destrucción del planeta
siempre será algo hermoso.

Si moría alguien como Janis
pues cómo no conmoverse.
La muerte de una rosa
siempre merecerá
la entrega total de una lágrima.

Si caía un dictador
pues cómo no conmoverse.
La revolución es la suma de
un nosotros que sueña y que no existe
pero que, sin embargo,
canta la misma canción.

Si alguien se enamoraba
pues todos nos enamorábamos.
Si alguien decía adiós
pues todos decíamos adiós.
Si alguien perdía un compañero
un hijo, un padre, pues todos los perdíamos.

Suma del todo y de la nada,
los hombres de mi edad
ahora vamos por la vida, celular en mano,
buscando un lugar donde
sobrevivir como pulsiones de luz,
datos, like its, identidades dudosas,
soledades abarrotadas de soledades,

mientras negociamos
los términos de nuestra rendición
y ausencia definitivas,
con los dueños del Apocalipsis
la galaxia
y la fibra óptica.



El odio que te tengo

El odio que te tengo es capaz de pulverizar montañas, de secar mares, de cambiar el curso de los buses. Es un odio sincero, a la altura de gente como nosotros. El odio que te tengo es tan odio que es un odio al que no puede acceder la gente común, que también odia. Al final, todos tenemos derecho a odiar, pero mi odio es diferente. Mi odio es, de lejos, mi mejor arte. Odiar puede parecer fácil pero es un arte extremo, es

algo que se aprende tras largas temporadas en el infierno, buscando amor en avenidas desiertas empapadas de tristeza bajo lluvias de fuego. Fácil es querer, fácil es amar, fácil es pensar en la limitada armonía de las cosas porque nos hace creer que somos buenos y la bondad es un sentimiento miserable y mentiroso. Estúpido es decir “te amo” y esperar que te crean. Odiar en cambio, te acerca a lo monstruoso, te enfrenta a lo siniestro, a lo sucio, a lo espantoso de ser quien eres. Te hace saber que eres, también, malditamente humano. Un murciélago ciego en busca de su caverna en la desolada extensión de la noche y la palabra. El odio es eterno, el odio procura la locura. El odio enfrenta la frustración de no poder retener eso que llamamos amor, entonces lo mejoras, lo superas, lo odias. Odiar es de lejos un sentimiento contradictorio, pero eso es lo que somos, también. Odia y serás libre. Odia y vencerás. Odia y caminarás

directo al infierno. Ódiame por piedad yo te lo pido, es el grito desamparado de los amantes frustrados. Los amantes odian más y mejor, es el amor en su estado puro. Mientras más profundo es el amor, más profundo es el odio. Si te amo y no te puedo retener, pues te odio y ese odio perdurará más allá de nuestra carne y la ternura que hoy te tengo. El odio que te ofrezco es la llave del infierno, no del paraíso; es la llave de una cantina no de la iglesia; es la llave del heavy metal no del pop; es la llave que da al otro lado de la puerta antes de que empiece el apocalipsis que acabará con el mundo y no podamos ya recuperarnos. Abraza este sentimiento que es tan puro como el alcohol y el silencio. No lo rechaces y no dudes de él ni siquiera un segundo: el odio que te tengo, es el odio que te mereces. Te odio.









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NELTON PÉREZ MARTÍNEZ [18.018] Poeta de Cuba

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NELTON PÉREZ MARTÍNEZ

Nelton Pérez Martínez. (Tunas, Cuba 1970) Narrador y poeta cubano. Egresado del I curso de Técnicas narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Presentó en la XV Feria Internacional del Libro del 2006 el libro El enigma y el deseo de la Editorial Letras Cubanas. Sus cuentos han sido publicados en antologías en Cuba y el extranjero. Colaborador fértil de las revistas digitales cubanas. Ha sido jurado de varios concursos de narrativa como el Premio de la Ciudad de Nueva Gerona o el Premio especial Waldo Medina de la UNEAC. Ha publicado: El viaje, Ediciones Áncoras, 1998; Desvaríos mágicos, Editorial El Abra, 2000; Apuntes de Josué 1994, Ediciones Coliseo de El Escorial, Madrid, 2001; En la noche, Editorial El Abra; Soledades Concurridas. La puta y el poeta (poemario), Editorial Sanlope, 2005; Bitácora, Editorial El Abra, 2005; Un café en el París de entonces, Editorial El Abra, 2005; El enigma y el deseo, Editorial Letras Cubanas, 2006; Infidente, Letras Cubanas, 2015. Entre sus premios destacan el Tercer Premio Nacional Cuentos de Amor 1994, el Premio Nacional de Cuento Talleres Literarios 1998, el Premio Waldo Medina 2000, el Premio de la Ciudad de Nueva Gerona 2000, el Premio de novela erótica La llama doble, 2004, con El enigma y el deseo, los Premio Nacional de poesía Paco MIr 2005 y 2010 con Epístolas insulares y Conteos nocturnos, respectivamente, y el Premio Alejo Carpentier de novela 2014 con Infidente.
 

Paradojas

Yo habría nacido en Londres o Dublín
que también son islas.
Mamá bebería el té de las cinco con la señora Shannon
y mi padre una cerveza negra, espumosa.
También seríamos pobres y amargos
anodinos como Joyce
Jamás mi suerte fuera ser Beckham
ni amar a una spice gilrs.
Soy más un páramo  el aullido adentro
esa tarde neblinosa que flota sobre el Támesis
y no deja imaginar siquiera a los peces.
Tendría unos ahorros en tostadas y leche
una playa nombrada con lejanía  y deslumbramiento
Varadero o Copagabana en un póster
para echarme a soñar en la pared de mi cuarto
luego de un cigarro  una muchacha frágil y pálida
como unas noticias de la guerra  en la BBC
y el vozarrón de Mick Jagger en Satisfaction
mientras silba la tetera de mamá
y mi padre cae otra vez por las escaleras
maldita cerveza negra
la espuma
y esta sed larga como un gol.

 

Lápida habanera

Nuestro amor fue un gato sin suerte
en una calle de 1993.

 

Sobre raíles

a Manolito Guillén

Todos, Manuel, venimos del pasado
como un viajero que siempre habla del equipaje perdido
en una remota estación
en un tren del que ya sólo conservamos  el boleto para mostrar
o esa fotografía bicolor junto a una muchacha ya sin nombre
y con ojos tristes aunque sonría.
Todos, Manuel, recuerdan el pasado
en el desayuno con un café o al emerger de una pesadilla en la
madrugada junto a una mujer que parió a tus hijos, mientras recuestas
la cabeza
al ventanillo del tren y te dices:  ¿cuál equipaje he perdido yo?
¿dónde, Manuel, está el presente o el futuro?
A nosotros son indiferentes los relojes, las gitanas
y el tarot de los discursos.
A pesar de que blasfemes, también tú, Manuel,
eres un ciudadano  de París en 1920, de Holguín en 1977
y hasta de Nueva Gerona en noviembre del 2004.
El pasado, Manuel, es un mastín de caza aferrado al riñón izquierdo
que es nuestro alambique de versos y alcohol, de palabrotas y libros
que ya no podremos escribir con el alarido de hierros dulces de aquel
tren.
Todos, Manuel,  con mentiras en nombre del porvenir
un día ya no hay quien nos baje de ese fantasma ferroviario
y ponemos a salvo el boleto, la fotografía, si no tienes inventas el
equipaje para luego perderlo en la esquina y ganar de esa manera
oficinesca
un expediente de damnificado sentimental.
Pero todos, Manuel, todos vivimos en el pasado
en esa sombra larga y escurridiza que fluye a nuestro costado
como un vino, un barrio que fermenta al atardecer o ese murmullo de agua
que suele cruzar bajo los puentes.


 

Dos strikes y nada

Ramoncito Permui
dice que cuarenta años antes de hoy pudo irse a las Grandes Ligas,
ser un pitcher cerrojo con sus curvas y control de hierro
ganar miles de dólares y convertirse en un ciudadano de California o New Jersey.
Que aquella tarde de 1956 tenía en el brazo una bazooca
y La Habana le sonreía como mujer.
Jamás le habrían robado una base.
Del dogaut su manager le hizo las señas.
Su nombre lo apuntó el buscatalentos y se dijo:
¡Adiós Minas Blancas, zafra azucarera, amigos… novia de entonces!
Que justo cuando tenía al bateador del club Almendares
un alacrán bajo sus spikes en la cuenta de dos strikes y cero bola
un ángel del demonio tiró de su oreja igual que una campana como arete
pensó en mamá, escuchó la voz que le decía:
Pero hijo mío y … ¿nosotros qué nos haremos sin ti?
y ya no sintió más que el suspiro de las gradas habanistas
cuando la pelota se hizo un punto de nieve a sus espaldas  un papalote a bolina
y el buscatalentos abandonó el estadio.
Mamá, pensó en los estribos del tren, ¡ay, Mamá!
Ya a la vista las chimeneas del central
y la pelota estuvo cayendo en el parque de Minas Blancas durante meses
junto al bagacillo mugre de la burla.
¡Qué clase de home room, Permui…!
Mamá era una santa, dice esta mañana de 1993, y lo veo irse con medio
litro de leche
que no calma la úlcera del estomago y la úlcera de la memoria.
Casi fue a jugar a las Grandes Ligas, dice mi tío que desamarra la vaca.
Ramoncito Permui regresará mañana a la hora del ordeño
para contarme como si fuera la primera vez que no pudo evitar el home room
ni a la madre que lo parió.
Casi pude ser un ciudadano de California o New Jersey, dice mientras
limpia de uno de sus zapatos el estiércol dulzón del corral y mira a
los lejos…
en busca de no sé qué pelota que no acaba de caer.

 

Crisis mundial

Cae la bolsa de valores de New York
Y hay desempleo en Madrid…
¿y aquí…, Muchacha? ¿Y aquí?
En Tokio los japoneses ya no pueden comer Bonitos
En Pekín hablan de ollas arroceras
Y ómnibus yutong que les adeudan en el Caribe
En Londres los minutos caen del Big Beng
negros como un té sin azúcar
En Caracas hay petróleo y cubanos
Cubanos en operación milagro…
Y en La Habana un apagón detuvo un millón de ollas arroceras
Cuatrocientas mil oficinas
Y abarrotó mil paradas de ómnibus…
Y yo que sigo en el paro por ti
Quiero ir al dentista
Doctor, pretendo decirle, por culpa de esta muchacha de treinta y dos
años y con acné juvenil
Se me cae el pelo, los empastes de mis muelas…
El mundo está tan mal allá fuera…
¿y aquí… Muchacha? ¿y aquí?
¿No me digas que a ti te gusta el filete de Clarea?

 

S.O.S Atlante

Oímos voces
allende a nuestra hambre
¿no entendió Atenas?
¿aún cuentan mal los egipcios?
era verde la tierra cuando
los templos trocaron en circos
y el pan a privilegio de fariseos
entonces el carnero llenó de futuro sus pulmones
sembraron en el tiempo su grito
la mirada en la espalda y en el andar
el arpa también fue arco
dicen que gastaron el trigo y los niños
en ídolos y carteles
y comieron la esperanza entre los muros
la solidaridad
estéril misericordia del hombre
no bastó
habían olvidado los nombres cuando invocaron
a sus dioses ausentes

Ey superficie
ustedes desconocen todo
mi tierra está sumergida donde los pájaros en círculos
lloran sus nidos
Atlántida
Isla extraviada en sus libros
irrecuperable
lejana    hace años
y antaño      oímos voces
y el mar se nos hizo cielo.

 

En otro aparte

Para Eddy Batista Y Marquitos, trovadores

Yo siempre quise ser un trovador
y entender las cuerdas y la realidad a ojos cerrados
como un ladrón de cajas fuertes palpar los días
cruzar parques y plazas con opacas sandalias de franciscano
dar mi mano a una guitarra y a una muchacha por igual.
Yo siempre quise ser un trovador
y enardecer multitudes con estribillos sabios
que mis palabras amanecieran cristalinas y prestas para el sediento
como esas telarañas con rocío justo enfrente del naranjal
y ser de todas las mesas, Serrat, Sabina, Jhon y Pablo.
Yo siempre quise ser un trovador
pero mis palabras venían como de la guerra
ásperas y malas, huecas, censuradas en pólvora, y peor tan mudas
que nadie escuchó música en su arrastre de tinta por el papel
y las lineas del pentagrama confundiánseles con alambradas.
Yo siempre quise ser un trovador
no tener intermediarios para mis palabras y el viento
no engavetar en libros el miedo, las rabias, mi deseo
el sueño de tener una guitarra y amplificar decibeles
unas muchachas de pan recién horneado y noche
que suspiran, cantan, aroman enchumbadas en vino y sudor
y heme aquí que soy otro con úlceras y el hígado en vinagre
en busca de esa palabra uva y la música…
Yo siempre quise ser un trovador
y Dios sólo me dio este silencio sin rimas
esta lengua para maldecir una suerte que es de tontos envidiar
yo siempre quise ser otro y estar de momento
en mejor lugar que el equivocado.









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NGUYÊN DU - Siglo XVI- [18.019] Poeta de Vietnám

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NGUYÊN DU

(Vietnam, Siglo XVI)

Nguyên Du: Historia del encuentro maravilloso junto al muro del oeste

No se trata aquí del poeta del siglo XIX, célebre bardo nacional del Vietnam, sino de su homónimo, mucho menos conocido, que vivió en el antiguo Annam, en la primera mitad del siglo XVI. De nuestro autor sabemos muy poco. Fue letrado y funcionario en un período de guerras civiles y de innúmeras turbulencias políticas. Nguyên Du abandonó pronto la vida activa y se retiró a escribir en lengua china su “Vasta colección de historias maravillosas” que ha hecho de él uno de los primeros clásicos de la literatura vietnamita.

Historia del encuentro maravilloso junto al muro del oeste

Durante el perído de Thieu-binh (1434-1439), un estudiante llamado Ha-nhan-gia residía en la capital Truong-an (la actual Hanoi)  para poder seguir los cursos del gran maestro Uc-trai.
Cada mañana, para asistir al curso, el estudiante atravesaba el barrio de Khuc-giang. Allí subsistía aún la vieja residencia del primer dignatario Tran. A menudo, al estudiante le acaecía ver a dos jóvenes que, apoyadas sobre lo que quedaba del muro del oeste, por entonces ya en ruinas, hablaban entre ellas y se reían a carcajadas. A veces le arrojaban frutas y, a veces, flores. Un día, sin poder resistirlo, nuestro joven estudiante entabló conversación con ellas. Una de las jóvenes le respondió sonriendo:
—Mi apellido es Lieu (sauce) y mi nombre Nhu-nuong (flexible). El apellido de mi compañera es Dao (duraznero) y su nombre es Hong-nuong (rosa). Éramos las concubinas del primer ministro y, después de su muerte, hemos conservado nuestras huellas perfumadas. Pero puesto que la primavera se aproxima queremos ser como girasoles para gozar del esplendor de la bella estación.
Nuestro estudiante las invitó a ir a su casa y allí se entregaron libremente a los juegos amorosos. En el momento en que él se disponía a cortar las flores, las muchachas, con el pudor de la flor que consiente, le dijeron:
—Todavía no conocemos suficientemente todo lo que concierne a la primavera. Nuestros corazones perfumados están atemorizados. Con nuestra inexperiencia tememos que las flores sean violentadas y que el terciopelo del sauce se trastorne. Nuestra añoranza del verde y nuestro pudor por el rosa, ¿no arruinarán en parte, acaso, tu distinguido placer?
—Probemos y veremos, les respondió nuestro estudiante. No quiero ser como la diosa del monte Hu que agobia a los mortales con nubes y con lluvias.
Entonces apagaron las lámparas y se acostaron los tres juntos; y así fue como el oro se apoyó en el jade. Apenas las almohadas habían sido inclinadas que el muchacho había ya hecho levantarse las olas de las flores del duraznero.
Todavía en el lecho, en un momento de reposo, les suplicó a las jóvenes que compusiesen un poema.  Lieu fue la primera en recitar el suyo:



El tibio sudor perfumado moja la camisa de seda,
Las cejas pintadas de verde, arqueadas como la letra
Pa, ligeramente se fruncen. Al viento del este
Le rogaron que actuase suavemente con nosotras,
Ya que la talla esbelta no resiste a los golpes violentos.



Dao, continuó de inmediato:



En la secreta cámara, lentamente el rumor
De las gotas de la clepsidra se desgrana,
La lámpara de plata ilumina el rojo mosquitero,
El hombre de talento es libre de cortar cualquiera
De las ramas que apetece. Las tiernas ramas
Del duraznero se han teñido de rosa.



Nuestro estudiante las aplaudió, encantado y riéndose a carcajadas.
—Ambas describieron muy bien cual es la situación en la habitación de la primavera y yo sería incapaz de decirlo con palabras igualmente hermosas. Y de inmediato hizo este poema:

Fatigado al cerrar la sala de estudios, dolientes sueños se apoderan de mí,
Al monte  Vu me lleva el albur del amor, el blanco vuelo de las mariposas,
Los tallos unidos de las flores abiertas color de rosa; rodeados de pájaros
Nos adormecemos juntos, del este al oeste por cursos diferentes
Fluye el agua. Ambas son artistas pero ambas tienen una particular distinción.


A partir de ese día las muchachas se iban a la mañana y volvían al caer la tarde. Y, cada día, así ocurrían las cosas.
Nuestro estudiante se decía que estaba viviendo la más extraordinaria aventura de su vida, algo que nadie había vivido. Se sentía el igual de Bui-hang que se casó con una diosa y superior a Tang-nhu que fue el amante de una reina.
Cierta tarde de viento en que la lluvia caía con violencia, las dos mujeres llegaron, desafiando el frío repentino. En voz baja le dijeron:
—Venimos para no faltar a la cita y cumplir con nuestra promesa, pero somos como las golondrinas que no pueden soportar el frío.
Entonces nuestro estudiante arropó a Lieu con su manto y alegremente le dijo:
-Lieu, tu belleza no tiene igual y nadie podría rivalizar contigo. Dao, tu hermosura es como la de una flor.
Dao al escuchar estas palabras inclinó gravemente el rostro como si se sintiese avergonzada. Durante muchos días ya no volvió y nuestro estudiante le preguntó a Lieu:
—¿Dao no se encuentra bien? La otra respondió:
—Sí, pero ya no se atreve a venir desde el día en que tu no elogiaste su belleza. Entonces Lieu le entregó un poema que Dao había escrito para él:

Es el cuerpo cual las nubes púrpuras y puro es el espíritu como la nieve;
Cada hoja húmeda de rocío, cada rama brumosa, depara una sorpresa.
¡Qué lastima que sean demasiado parciales las ideas del rey del este!
Una rama marchita y, a su lado, una rama de primavera.

Después de haber oído el poema nuestro joven se sintió embargado largo tiempo por la melancolía. Luego, como respuesta, hizo un poema en el mismo estilo del que acababa de recibir:



Cada pequeño recuerdo trae consigo un pequeño dolor.
¿De donde viene esta nueva enemistad? ¡Cómo me gustaría
que  las diosas del viento te lleven mis palabras!
¿Para quién ha de ser la pena y para quién la primavera?



Una vez que hubo recibido el poema, Dao quiso volver a verlo como antes. Por entonces tenía lugar la fiesta de la décimo quinta noche del primer mes lunar. Todos los jóvenes de la capital salían de paseo. Las muchachas le dijeron a nuestro estudiante:
—Tú vives muy cerca de nuestra casa de hierbas, sin embargo nunca nos has honrado con tu presencia. Siempre nos dolemos de ello. Aprovechemos la fiesta para ir allá un momento. Esperemos que no te avergüenzes de nuestra condición de esclavas, y que no encuentres el camino a nuestra casa demasiado largo.
Nuestro joven aceptó con alegría la propuesta y, todos juntos, se pusieron en camino. Entraron por la muralla del oeste, atravesaron una empalizada doble, y caminaron a lo largo de un muro más de veinte o treinta metros, hasta llegar a un estanque de hibiscos.  Más allá, había un jardín de bambúes en el que unos árboles rojos como el brocado extendían sus ramas, y en el que el penetrante olor de las flores embriagaba el aire. Pero como era ya de noche, el paisaje estaba como velado, y el joven no pudo distinguir de qué tipo eran las flores y los árboles. De tanto en tanto, le llegaba el efluvio embriagador de un perfume intenso. Las dos mujeres, intercambiando una mirada, le dijeron:
—Nuestra casa es fría e incómoda; extendamos, pues, una esterilla y permanezcamos en el jardín.
Entonces, extendieron una esterilla de bambú y encendieron unas cuantas lámparas de resina de pino. Un alcohol de damasco acompañó los diferentes platos que fueron todos de gran refinamiento. Luego de lo cual, unas hermosas mujeres con nombres de flores, Rosa, Ciruela, Damasco, se acercaron para participar en el festín. Había quien venía de la familia Granada; otra de la familia Oro.
Cuando comenzó a amanecer, se despidieron unos de otros. Las dos jóvenes acompañaron a Ha hasta el muro, y cuando éste llegó a su habitación de estudiante, el sol, en dirección del este, teñía el cielo de rojo.
Unos meses más tarde, nuestro joven recibió una carta de sus padres anunciándole que lo querían casar y exortándole a volver a su terruño lo más pronto posible. El muchacho se sintió profundamente contrariado y sin saber qué hacer. Las dos mujeres que adivinaban lo que le pasaba, le dijeron:
—“Nosotras, como los sauces y las rosas, somos frágiles y no podemos hacernos cargo de una casa. Además tu futura mujer tiene que pertenecer a una familia de origen noble. Nosotras somos de origen humilde y no osaríamos aspirar a tanto. Lo único que deseamos es que si, cuando estés de regreso en tu tierra, todavía nos amas, vuelvas a buscarnos dejando de lado cualquier otro afecto. Si así ocurre, las delgadas ramas del sauce de Han-hann se agitarán para darte la bienvenida y las flores de Thoi-ho sonreirán como antaño al soplo de la primavera. ¡Que las alegrías de matrimonio no te hagan olvidar nuestro amor! No nos abandones para siempre como esas pobres flores silvestres de Giangnam.
Luego de lo cual, todos juntos levantaron sus copas para un último brindis.
Cada una de las jóvenes cantó una canción. Lieu fue la primera:

Al este de la ciudadela real crecen las hierbas;
En un rincón se ven casas en ruinas.
Pabellón de bruma, dolor de estar sola.
A los diecisiete años, añoranza de mi juventud.

Dao cantó:



El cielo de otoño se tiñe de esmeralda
Y las hojas se inmovilizan en un rayo brillante.
Una oca vuela solitaria y una cigüeña atraviesa el cielo.
Como la tristeza es triste la bruma de la tarde.
Se va mi amante y padece mi corazón.
Ay, si  pudiese ser pájaro para llamar al viajero.



El estudiante lloró amargamente antes de irse. Al llegar a sus tierras, la fecha de las bodas ya estaba decidida. El muchacho le dijo a sus padres:
—He oído decir que cuando se tiene un hijo es normal desear que se case. Así es el amor de los padres. Pero yo soy noble y me he dedicado a la literatura y al etudio de los ritos. Todavía no logré fama, y mi ambición es llegar a ser mandarín por lo que temo que la dicha de tener mujer e hijos sea un obstáculo para mi carrera literaria. Lo mejor sería dejar la boda para más adelante así tendría más tiempo para alcanzar mis objetivos. Una vez que la vocación de mi vida esté realizada todavía estaré a tiempo para casarme.
Los padres, para no disgustarlo, pospusieron la boda pero como seguía estando triste pensando en sus amores, le dieron permiso para volver a la capital. En cuanto llegó al muro del oeste, las mujeres salieron a su encuentro y le dijeron:
—“Acabas de casarte, ¿por qué no te quedas en tu tierra disfrutando de tu hogar? ¿Por qué has vuelto tan rápido a la capital?”
El estudiante les contó lo que había hecho y ellas lo felicitaron diciéndole:
—“Eres un hombre fiel y no has traicionado el juramento amoroso que hicimos.”
Y otra vez le dieron todo lo que necesitaba para asistir de nuevo a la escuela. Nuestro joven apenas se ocupaba de sus estudios y se entregaba por entero a sus amores. Abandonaba los cursos y sólo pensaba en el placer. El tiempo transcurría y pronto el invierno estaría de vuelta. Un día, al volver de su paseo, encontró a las muchachas bañadas en llanto. Muy sorprendido les preguntó la causa de ello. Conteniendo las lágrimas le dijeron:
—“Ya estamos enfermas de la enfermedad del rocío y del viento. Sentimos miedo de la nieve que nos quiebra los huesos. La enfermedad del viento es difícil de curar y la belleza de las flores se marchita fácilmente. Ignoramos adónde irán después nuestras almas perfumadas.
El muchacho, asustado, les preguntó:
—“¿Por qué hablar de separación y de adiós, si nos conocimos sin intermediario y nos amamos con profundo amor? Siento miedo y me siento enloquecer como el pájaro delante de la flecha.”
Lieu le respondió:
—“Ávidos de placer y sedientos de amor, todos aspiramos al ser, pero no podemos escapar del destino fijado por el cielo y al tiempo que nos aguijonea. Todo indica que tendremos que partir muy pronto. Y después nuestras alfileres de oro y nuestros maquillajes rosados se confundirán con el lodo. Nadie podrá saber adónde fueron a parar las delicias de las tres primaveras pasadas.”
Nuestro joven profundamente conmovido no sabía cómo escapar a su dolor. Fue entonces que Dao le dijo:
—“La vida humana es como la flor del árbol que florece y se marchita en momentos ya establecidos, y no se puede frenar ese movimiento ni siquiera un instante. Te ruego que cuides tu salud y prosigas tus estudios así, aunque nuestros pobres cuerpos terminen en los arroyos, no nos lamentaremos de nada.
—“Ustedes dicen que van a morir, les dijo Ha, pero, ¿cuánto tiempo nos queda todavía?
—“Solamente esta noche, le respondieron. Cuando se levante un viento violento y barra el suelo, entonces nuestro fin habrá llegado. Si un día te acuerdas de nuestros amores de antaño, ven a vernos al muro del oeste y entonces en la tierra nosotras podremos sonreír satisfechas.
El joven les dijo llorando:
—“No sé qué hacer y cómo ayudarlas siendo como soy extranjero y pobre.”
—“Nuestra vida es tan frágil como un hilo, le dijeron las jóvenes, parecida a la hoja que cae. Después de nuestra muerte las nubes  nos servirán de parasol, los torbellinos de coche, la hierba de lecho, el rocío de perlas, los pájaros de músicos y las mariposas de escolta. El musgo verde será nuestra mortaja y la agua del río nuestra plañidera. Aunque se disperse la bruma y aunque cambie el viento no tendrás que ocuparte de nuestro entierro.”
Cada una le dejó como recuerdo un par de sandalias bordadas con perlas, diciéndole:
—“El hombre se va pero las cosas permanecen. ¿Cómo soportar la idea de la separación? Conserva estos regalos que te ofrecen las que estarán para siempre separadas de ti. Más tarde si te pones estas sandalias será como si estuviésemos echadas a tus pies.”
De hecho, cuando cayó la noche no vinieron a buscarlo. Una violenta borrasca se desencadenó y llovió a cántaros. El joven, totalmente aturdido, se asomó al balcón. Entonces salió en busca de un viejo que yo conocí y le contó toda la historia. Éste le dijo:
—“Te has equivocado, ese terreno está abandonado desde la muerte del ministro, hace ya más de veinte años. Hay un templo a mitad derruido pero del que ya nadie se ocupa. ¿Cómo es posible que hubiese allí tantas mujeres como acabas de decirme? Serían mujeres de mala vida o malos fantasmas que se revisten de un cuerpo para hechizar a la gente.
A la mañana siguiente el viejo y el joven fueron al muro del oeste y no vieron más que las ruinas del templo. Los árboles se hallaban devastados con las ramas quebradas. Por todas partes el suelo estaba cubierto por las flores caídas de los árboles. Entonces el viejo dijo:
—“¿No es cierto que es aquí adonde viniste a divertirte? Aquella que se hacía llamar señorita Oro no era más que esa planta de hojas doradas y la señorita Granada ¿no venía acaso de aquel granado? Y lo mismo vale para Rosa, Ciruela, Damasco... ¡es algo increíble que esas plantas hayan podido metamorfosearse de esa manera!
Nuestro joven sintió que se despertaba al fin y se dijo que la parte más intensa de su vida había transcurrido entre sueños en medio de aquellas flores. Al volver a su casa quiso ver las sandalias. En cuanto las tuvo en sus manos se transformaron en frescos pétalos que se evaporaron en el aire. A la mañana siguiente nuestro joven empeñó una de sus túnicas para tener con qué preparar un plato de ofrenda a las dos desaparecidas y compuso para ellas la siguiente oración fúnebre:



Ay, jóvenes mías cuyos huesos eran de hielo,
Cuya belleza perfumada era de rocío,
Ninguna de las dos tenía rival sobra esta tierra.
Flores entre flores, ambas despreciaron honores y riquezas,
Amigas solamente de la pureza y de la luz.
Ramas gemelas de jazmín en un único vaso,
Patos salvajes que entrelazan sus cuellos,
Yo quisiera  que siempre estuvieran conmigo,
¿Por que regresan al país de las hadas?
Ya sólo en el viento puedo apoyarme.
Lo real es la nada y la nada es real
En mitad de la noche desolada, y sólo me queda
Mirar las golondrinas con el viento de otoño.
Si sus almas aún no perecieron,
Beban un poco del vino de mi copa.

Esta noche en sueños, vio a los dos jóvenes que volvían a darle las gracias:—Esta mañana compusiste para nosotras una oración que nos honra y nuestro agradecimiento es tan grande que hemos querido venir personalmente para decírtelo.
El joven quiso retenerlas pero, al querer asirlas, ellas se fundieron en el aire y desaparecieron.

Traducción de Miguel Ángel Frontán 









NGUYÊN DU - Siglo XIX- [18.020] Poeta de Vietnam

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Monumento a Nguyễn Du


Nguyễn Du

Nguyễn Du (阮攸, 1766-1820, pseudónimos Tố Như y Thanh Hiên) es un poeta vietnamita célebre que escribió en chữ nôm, la antigua forma de escritura del país. Sobre todo es conocido por su poema de amor, el Truyện Kiều ("Cuento de Kieu", o 金雲翹, en chu nom).

Nguyen Du nació en 1766 en Tiên Điền, distrito de Nghi Xuân, provincia de Nghệ Tĩnh, en el norte de Vietnam. Era el séptimo de los 21 hijos de Nghiễm Nguyễn, un ex-primer ministro de la dinastía Lê y su madre fue Trần Thị Tần, su tercera esposa. Su padre falleció cuando él tenía 10 años, y su madre tres años después. La mayor parte de los años de su adolescencia vivió con su hermano Khản Nguyễn , y posteriormente con su cuñado Đoàn Nguyễn Tuấn.
En 1802 obtiene un empleo militar y fue promovido a embajador en China en 1813.

Obra

Truyện Kiều.
Thanh Hiên thi tập (recopilación poética de Thanh Hien),
Nam Trung Tạp Ngâm
Bắc Hành Tạp Lục.


Truyện Kiều

Estos són los primeros versos de su más célebre poema :

Trăm năm trong cõi người ta,
Chữ tài chữ mệnh khéo là ghét nhau.
Trải qua một cuộc bể dâu,
Những điều trông thấy mà đau đớn lòng.
Lạ gì bỉ sắc tư phong,
Trời xanh quen thói má hồng đánh ghen.



Traducción

Cien años en este corto período lo que la vida de un hombre,
El talento y el destino están en equilibrio en una amarga lucha.
Los océanos se convierten en campos de la madurez,
Una espectáculo desolador.
Más dones, menos oportunidades, como es la ley de la naturaleza,
Y el cielo azul se ve como celoso de las rosadas mejillas.




“La brisa de la noche su pena fustigaba y el viento
hacía crujir burlonamente los rosales
fingiendo músicas lejanas.”

(...)

“¿A quién culpar después de nuestros actos?
No nos apresuremos a desgajar la rama
quebradiza del sauce y a arrancar las tiernas flores primaverales.
Un día a vuestro amor responderá mi amor”.

@Nguyen Du


Nguyen Du, es considerado por la mayoría como el más grande de los poetas vietnamitas. Su obra Kieu –o historia de Kim Van Kieu- se considera entre los grandes escritos literarios de todos los tiempos. Una historia de amor y desamor que involucra conceptos éticos y sociales además de un fuerte requisitorio contra el feudalismo y sus atrocidades. Es también todo un aporte al desarrollo del nom. Cito un pequeño fragmento: “La brisa de la noche su pena fustigaba y el viento/ hacía crujir burlonamente los rosales/ fingiendo músicas lejanas.” (...) “¿A quién culpar después de nuestros actos?/ No nos apresuremos a desgajar la rama/ quebradiza del sauce y a arrancar las tiernas flores primaverales./ Un día a vuestro amor responderá mi amor”. Otro poema notable de este autor es el titulado “Llamado a las almas errantes”, un texto de gran fuerza interior, basado en antiguas leyendas vietnamitas sobre el padecimiento de las almas tras la muerte. Nguyen Du dejó también una vasta obra escrita en chino clásico.






La historia de Kiêù
Nguyên Du
Traducción e introducción de Rafael Lobarte Fontecha. Edición bilingüe
Hiperión. Madrid, 2014



En noviembre de 2013, el Consejo Ejecutivo de la UNESCO aprobó el reconocimiento como Personalidad Cultural Mundial del poeta vietnamita Nguyên Du (1765-1820).

Para celebrar con nosotros tan merecido nombramiento, Hiperión ha dado a conocer en castellano La historia de Kiêu, la obra cumbre del citado autor.

Gracias al espléndido trabajo de Rafael Lobarte Fontecha, responsable de la edición, tenemos la oportunidad de descubrir a fondo este episodio de celos, pasiones, infidelidades…, y por encima de todo, de amor verdadero y mayúsculo.

En su amena introducción, Lobarte Fontecha da cuenta de los puntos fundamentales de este bello cántico, además de situar en tiempo y espacio los aspectos vivenciales y literarios de Nguyên Du.

Durante muchos años, perteneció a la corte del emperador Gia Long y, en 1813, fue nombrado “Columna del Imperio”, lo que le posibilitó estar en contacto directo con la cultura china. Su cercanía a la tradición, a las costumbres y a las letras de este país, se verán reflejadas de forma permanente en La historia de Kiêu, pues su trama se desarrolla a lo largo de quince años y en época del Imperio Ming. A su vez, son los ideales y referentes espirituales de Confucio y Buda -y no del cristianismo- los que se manifiestan de manera más palpable a lo largo del relato.

Los 3.524 versos que ocupan el conjunto, aparecen divididos en doce capítulos, en los que la protagonista, Thúy Kiêu, se presenta como una adolescente y valiente pekinesa cuya “mirada tenía el ondear de aguas otoñales, sus cejas el perfil del monte primaveral/ las flores sentían celos de ser menos rojas y el sauce lamentablemente de ser menos verde,/ con una primera, con una segunda sonrisa hacía caer imperios, hacía caer ciudades./ Su belleza, admitámoslo, era única (…) Era inteligente de un modo natural, como un don del cielo./ Dotada para la poesía y el dibujo, el canto y la recitación”.

Esta reunión de talentos, no serán suficientes para aliviar ni frenar las duras y tristes vicisitudes por las que deberá pasar Thúy Kiêu, quien tras enamorarse del joven Kim, tendrá que renunciar a él. Para poder ayudar a su padre, Kiêu debe aceptar el ser vendida como prostituta por un ávido y malicioso mandarín. Desde entonces, su vida será un continuado y sombrío laberinto, del que, sin embargo, podrá ir librándose gracias a su audacia, bondad y tesón.

Anota Lobarte Fontache en su citado prefacio, que “estamos ante una empresa literaria de gran empeño, en la que puede advertirse un concepto preciso tanto del cosmos como del lugar que ocupa el ser humano en este: una profunda reflexión sobre el sentido de la existencia y en particular, del sufrimiento, que proporciona al lector la certidumbre de tener entre las manos una auténtica obra maestra de valor universal”.

Sin duda que, estamos ante un bello ejemplo de hasta donde puede llegar la lucha y la entrega por alcanzar la libertad. Además, la hondura meditativa que atesoran sus páginas, convierten este libro en una aventura valiosa y paradigmática: “El cielo, cuando nos prescribe una existencia humana, nos concede un destino;/ si nos prescribe vientos y polvo hemos de aceptar los vientos y el polvo./ Sólo cuando nos otorga pureza y elevación obtenemos un destino puro y elevado”.

 

LA HISTORIA DE KIỀU 


CAPÍTULO V

Húmedas las cortinas hasta la mitad de nieve, la luna iluminaba por completo la casa.
¿Pero qué paisaje, qué paisaje no aporta tristeza en tales casos? 
Si la persona está triste, ¿cómo o cuándo puede producir un paisaje alegría? 
Muchas veces hubo de recurrir a los trazos del dibujo, a las frases poéticas, 
a las notas del laúd bajo la luna, a partidas de ajedrez junto a las flores. 
Pero su alegría era una alegría forzada, tan sólo una pose,
pues ¿quién podía comprenderla como para hacerle sentir? 
Indiferente a los vientos que mueven los bambúes o a los albaricoqueros bajo la lluvia, 
se sentía melancólica ante los cientos de circunstancias, absorta en sí misma.
Innumerables pensamientos, próximos o remotos, ocupaban los pliegues de su corazón, 
que sin haber sido removidos, se enredaban, que sin haber sido golpeado, estaba herido. 
Recordaba las nueve cuitas, de caracteres gruesos y altos, que debía a sus padres. 
Para ellos, cada nuevo día se inclinaba un poco más hacia la sombra de las moreras. 
Separados de ella por un dificultoso camino, hondos ríos y distantes montañas, 
¿cómo hubieran podido imaginar que la suerte de su hija iba a ser esa?
En el patio de las sóforas, sus dos hermanos eran pequeños y carecían de experiencia,
¿quién iba pues a ayudarlos, a reemplazarla en la tarea de servir dulces a sus padres? 
Recordaba también las palabras, los juramentos que unen durante tres existencias: 
“¿Conocerá él, encontrándose tan lejos, mi situación? 
A su regreso habrá tenido que preguntar por el sauce de Chương,  
si  sus primaverales ramas que otros han roto, han pasado de mano en mano. 
A cambio de su profundo amor espero devolverle mi gratitud con creces.    
La otra flor, ¿habrá sido ya injertada en mi lugar en el árbol de mi amado?” 

 

Los nudos de seda de sus sentimientos se enredaban en los pliegues de sus entrañas.
Y mucho tiempo, al acostarse, soñó con su tierra en las largas guardias nocturnas. 
Tras las cortinas de seda transparente, se sentía sola en ese rincón del cielo. 
Al atardecer dorado de hoy, le sucedía el atardecer dorado del día siguiente, 
y a la luna de plata, un sol de oro. 
Kiều sentía también piedad por sus compañeras de entrañas rotas y se quejaba:
“Pues se os ha otorgado el que toméis el título de muchachas de mejillas color rosa, 
a cambio se os concede la ruina y la destrucción, 
porque una vez exiliadas en este mundo de vientos y polvo, 
sólo os queda la deshonra hasta el final”.

 

CAPÍTULO VI

Entre los clientes que buscaban placer había uno 
cuyo nombre era Kỳ Tâm y su apellido Thúc, linaje de letrados. 
Procedente de la subprefectura de Tích, en la provincia de Thường, 
había acompañado a su padre cuando este abrió un puesto comercial en Lâm Truy, 
donde se sintió atraído por la reputación de Kiều, elegida Reina de las Flores. 
Y envió una carta color rosa que pudo adentrarse en la habitación perfumada.
 
Tras la cortina de listas conoció a esa flor de melocotonero 
y, tras sentir pasión por sus maneras, enamorose de sus rasgos: 
la sonrosada y lozana camelia surgía de un tallo vigoroso. 
Y durante esos días primaverales, cuanto más viento, más lluvia, más se embriagaban. 
Y un fuerte  afecto brotó entre esa luna y esas flores, entre esas flores y esa luna, 
pues en las noches de primavera no es fácil contener al corazón, es imposible. 
Por lo demás, nada hay de asombroso en esta simpatía mutua, es algo corriente;
un lazo tan bien atado que nadie puede tirar de él y romperlo. 
Por la mañana se ofrece un melocotón, por la tarde una ciruela y la relación surge. 
Al principio era un amor de luna y viento, pero después fue de piedra y oro. 

 
Y de improviso se produjo una ocasión feliz y extraordinaria, 
pues precisamente entonces, el padre hubo de regresar a su país de origen 
y el muchacho sintió cómo, ya despierta, se decuplicaba su pasión. 
En esos días de primavera incrementó el número de sus visitas a esa otra primavera. 
Unas veces subían a tomar el aire, otras salían a contemplar la luna al patio 
o vertían en una copa el vino de los Inmortales o encadenaban líricos versos; 
aspiraban el perfume del incienso por la mañana y compartían el té por la tarde. 
También jugaban al go apuntando las partidas o tocaban las cuerdas del laúd, 
ambos totalmente absortos en los juegos del placer. 
Y cuanto más se fueron conociendo los caracteres, tanto más se fortalecía su pasión. 

 

Extraordinaria es la ola que la seducción produce. 
Derriba los palacios e inclina las casas como si se tratase de un simple juego. 
El joven Thúc tenía la costumbre de gastar a puñados las monedas, 
despilfarraba cientos y miles sin darle importancia en cada arrebato de alegría. 
La vieja entonces adornaba aún más el verdor de Kiều, se cuidaba más del rosa, 
pues, de carácter codicioso, enloquecía como husmease dinero.



Bajo la luna, la gallina de agua ya llamaba al estío 
y en las esquinas de los muros florecía el flamígero granado. 
En su habitación de seda, Kiều solazándose una parte del día, 
1.310.- tras las cortinas rosas, bañaba en agua de orquídeas las flores de su cuerpo: 
de un color tan transparente como el jade y tan blanco como el marfil, 
era, en verdad, un monumento palpable y presto erigido por la Naturaleza. 
Respecto al muchacho, cuanto más descubría sus cualidades, más la admiraba. 
Tales sentimientos le llevaron a escribir en cursiva un poema con la métrica Tang.

 






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