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MARIO LEVRERO [17.934]

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Mario Levrero

Jorge Mario Varlotta Levrero (23 de enero de 1940, Montevideo - 30 de agosto de 2004, Ibídem), fue un escritor uruguayo, que además se desempeñó como fotógrafo, librero, guionista de cómics, columnista, humorista, y también creador de crucigramas y juegos de ingenio. Además, en sus últimos años de vida dirigió un taller literario.

Pasó la mayor parte de su vida en su ciudad natal, Montevideo, con períodos de residencia más o menos prolongados en otras ciudades uruguayas (Piriápolis, Colonia), o en Buenos Aires, Rosario y Burdeos (Francia).

Se desempeñó como librero, fotógrafo, humorista, editor de una revista de entretenimientos y, en sus últimos años, dirigió un taller literario.

Trayectoria

Comenzó a publicar a fines de la década de los 60, en editoriales de Montevideo y Buenos Aires. La obra de Levrero se compone por partes casi iguales de novelas, en general de no mucha extensión, y recopilaciones de cuentos, muy variables en su tamaño. Hay una tercera zona —la de sus últimos libros—, a los que se les denomina novelas por comodidad, pero que son más bien un género propio, a caballo entre el ensayo, el relato y las memorias.

En el panorama de la literatura uruguaya contemporánea, Levrero surge como el último autor de culto del siglo XX. Su fama fue aumentando a partir de los años 80 pero, paradójicamente, siempre manteniendo un perfil muy bajo. Generó un creciente grupo de seguidores tanto en Uruguay como en Argentina pero nunca alcanzó grandes reconocimientos públicos, salvo una beca Guggenheim en el año 2000, que le permitió dedicarse a la redacción de La novela luminosa. Este diario-relato y su antecesor El discurso vacío se consideran sus obras mayores, por su complejidad fabuladora.

Pero otros lectores prefieren, por su elaboración autónoma, sus novelas de la llamada trilogía involuntaria: La ciudad, París y El lugar. Las tres se centran en la urbe, están escritas en primera persona, eso sí como toda su narrativa, y describen una sensación de atrapamiento a modo del sueño (y del cine mudo) propio del sentimiento del"aislado" que evocan casi todos sus relatos. Y, en último término, libros de relatos inclasificables y de intensidad suma son La máquina de pensar en Gladys y Todo el tiempo.

Los raros

El estilo literario de Levrero cae dentro de lo que una crítica de Ángel Rama denomina el grupo de "los raros", una corriente típicamente uruguaya de autores que no pueden encasillarse dentro de ninguna corriente reconocible, aunque tienden a una especie de surrealismo leve. Felisberto Hernández, Armonía Somers, José Pedro Díaz, y el propio Levrero son los nombres principales de esta corriente, aunque este último era bastante más joven que el resto, y los sobrevivió a todos. De los autores vivos, más jóvenes que Levrero, se incluirían Marosa di Giorgio o Felipe Polleri, que es el continuador que más se acerca a la categoría.

Dentro de la tradición uruguaya, Levrero es más asimilable a Felisberto Hernández que al resto de los "raros". De buscar referentes extranjeros a la literatura levreriana, salvo un cierto aire kafkiano que impregna la primera parte de su obra (desde La ciudad), sólo podría encontrársele parecidos con la obra de algunos de los surrealistas más atípicos, en particular Leonora Carrington.

Los autores del grupo de los "raros" tienen como característica ser “autocancelantes”, es decir que no han generado una corriente literaria de seguidores de su estilo, y cada uno es una singularidad dentro de su género. Sin embargo, en el caso de Levrero hay un amplio espectro de escritores más o menos jóvenes que se declaran deudores del estilo del maestro, pero en general se trata de alumnos de sus talleres, y son más deudores de su método de enseñanza que de su obra literaria.

Singularidad

Incluso dentro de ese grupo de escritores, Levrero es singular en su formación y estilo. Su literatura está fuertemente influenciada por la literatura popular (fue un ávido lector de novelas policiales, incluso en su variedad más floja), pero al mismo tiempo fue un estilista cuidadoso y minucioso, casi maniático.

Además, en su obra hay una fuerte vocación introspectiva que, viéndola en conjunto, da la idea de cierto tipo de escalada desde lo más narrativo hacia lo más cotidiano. El autor lo explica en una entrevista, diciendo que, inadvertidamente, a lo largo de tres décadas su literatura fue recorriendo el camino que va desde el inconsciente colectivo, reflejado en sus primeras novelas, pasando por el subconsciente hasta aflorar en la conciencia y permitirle describir lo que ocurre fuera de sí mismo.

Ese análisis del conjunto de su obra hace que a pesar de lo muy distinto de sus diversas fases, el conjunto adquiera una coherencia que enriquece los significados de cada libro en general. Otra de las características de la obra levreriana, fruto de su casi maniáticamente preciso uso del idioma, es su engañosa sencillez. Salvo algunos relatos excesivamente experimentales, toda su obra se lee con una suavidad y tersura que a veces ocultan la complejidad de significados que pueden extraérseles, tanto en cada texto por separado como en su conjunto.

Bibliografía

Gelatina, 1968 Montevideo. Los Huevos del Plata
La ciudad, 1970 Montevideo, Tierra Nueva - Colección Literatura Diferente. (Barcelona, DeBolsillo, 2008 ISBN 978-84-8346-798-5)
La máquina de pensar en Gladys, 1970 Montevideo, Tierra Nueva - Colección Literatura Diferente. Reed: Montevideo, Irrupciones Grupo Editor, 2010 ISBN 978-9974-8248-4-3; que recoge los relatos "El sótano, "La casa abandonada" y "Gelatina".
Diario De Un Canalla / Burdeos, 1972.
Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo 1975: Reed: Buenos Aires, Mondadori, 2009 ISBN 978-987-658-028-1; Folletín.
París, 1980. El Cid editor, Colección Plata (Barcelona, DeBolsillo, 2008 ISBN 978-84-8346-793-0)
Manual de parapsicología, 1978. Reed.: Montevideo, Irrupciones, 2010; divulgación científica.
El lugar, 1982. Buenos Aires, El Péndulo (Barcelona, DeBolsillo, 2008 ISBN 978-84-8346-797-8)
Todo el tiempo, 1982. Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental (Montevideo, HUM, 2009 ISBN 978-9974-687-00-4); relatos.
Aguas salobres, 1983. Buenos Aires, Minotauro
Caza de conejos, 1986. Montevideo, Ediciones de la Plaza (Barcelona, Libros del zorro rojo, 2012).
Los muertos, 1986. Montevideo, Ediciones de Uno
Santo Varón/I, 1986. Buenos Aires, Ediciones de la Flor; historieta-Dibujos de Lizán.
Fauna/Desplazamientos, 1987. Buenos Aires, Ediciones de la Flor
Espacios libres, 1987. Buenos Aires/Montevideo, Colección Puntosur literaria
El sótano, 1988. Buenos Aires, Puntosur (Montevideo, Alfaguara, 2008 ISBN 978-9974-95-260-7)
Los profesionales, 1988: Historieta Dibujos de Lizán.
El portero y el otro 1992. Montevideo, Arca; relatos
Los Jíbaros (1992)
El alma de Gardel, 1996.
El discurso vacío, 1996. (Barcelona, DeBolsillo, 2009 ISBN 978-84-8346-887-6)
Dejen todo en mis manos, 1998 (Madrid, Caballo de Troya, 2007 ISBN 978-84-96594-13-5).
Ya que estamos, 2001.
Irrupciones I, 2001; artículos de prensa
Irrupciones II, 2001; artículos de prensa
Los carros de fuego, 2003.
La novela luminosa, 2005. (Barcelona, DeBolsillo, 2009 ISBN 978-84-9908-026-0)
Irrupciones, 2007. Edición completa ed. en Buenos Aires, Punto de Lectura.
Trilogía involuntaria, DeBolsillo, Barcelona, 2008. ISBN: 9788483467992
La Banda del Ciempiés, 2010: (anteriormente apareció una versión abreviada, publicada como folletín, en el suplemento Verano/12 de Página/12, Buenos Aires, enero febrero 1989). Buenos Aires, Mondadori, 2010 ISBN 978-987-658-053-3; Novela Folletín.
2008, Pablo Silva Olazábal, Conversaciones con Mario Levrero, Montevideo, Trilce, con epílogo de Ignacio Echevarría.
2008, Montoya Juárez, Jesús. Realismos del simulacro: imagen, medios y tecnología en la narrativa del Río de la Plata. Editorial de la Universidad de Granada.3
2008, Constantino Bértolo, París, Barcelona, DeBolsillo.
2008, Ignacio Echevarría, prólogo de La ciudad, Barcelona, DeBolsillo.
2009, Olivera, Jorge, Intrusismos de lo real en la narrativa de Mario Levrero, Universidad Complutense de Madrid, Servicio de Publicaciones.4
2012, La Banda del Ciempiés. Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo. Dejen todo en mis manos, Barcelona, DeBolsillo.



Poema de Mario Levrero escrito en 1973.

teresa porzecanski
viene con sus valijas dentro de maletas
viene con sus maletas dentro de rejillas
teresa porzecanski
tiene la piel apolillada del traje del domingo
y un sombrero mojado por los fríos
y el tiempo
y una flor en el sombrero mojado
y una flor en la polilla de la piel
y el traje
teresa porzecanski
tiene las piernas flacas
y los ojos más tristes del mundo
los dientes desparejos
y los ojos más tristes del mundo
teresa porzecanski nunca llora
como nunca reía buster keaton
cuando teresa porzecanski ríe
buster keaton se golpea la cara con los puños
cuando teresa porzecanski mira
todos los ojos del mundo se obscurecen
teresa porzecanski tiene siglos
en la pollera apolillada
en los zapatos gastados por el tiempo
tiene siglos en las manos y en las piernas flacas
tiene siglos teresa porzecanski
teresa porzecanski sabe roer como roen las polillas
trabaja los amaneceres con una pluma de telaraña
y a veces me regala cosas porque tiene siglos
en la pollera
en los zapatos
en las manos
en los dientes desparejos
en la mirada que opaca todas las miradas y el tiempo se detiene
teresa porzecanski es una polilla
disfrazada de teresa porzecanski
es un viejo judío disfrazado de polilla
es un libro amarillento disfrazado de tienda “la confianza”
y tiene esa alegría que hace llorar a gritos
y ese sombrero mojado y sin adornos
y ese esqueleto por afuera del cuerpo
y el cuerpo de polilla
y eternidad de libro
y esa tristeza que no es de ella
esa tristeza
esa tristeza
que no es de ella.

Mario Levrero me dedicó este poema en 1973.
teresa porzecanski





EL DISCURSO VACÍO - MARIO LEVRERO



"Aquello que hay en mí, que no soy yo, y que busco.
Aquello que hay en mí, y que a veces pienso que

también soy yo, y no encuentro.
Aquello que aparece porque sí, brilla un instante y luego
se va por años
y años.
Aquello que yo también olvido.
Aquello
próximo al amor, que no es exactamente amor;
que podría confundirse con la libertad, 
con la verdad
con la absoluta identidad del ser
y que no puede, sin embargo, ser contenido en palabras
pensado en conceptos....."

"Hoy comienzo mi autoterapia grafológica. Este método (que hace un tiempo me fue sugerido por un amigo loco) parte de la base - en la que se funda la grafología- de una profunda relación entre la letra y los rasgos del carácter, y del presupuesto conductista de que los cambios de la conducta pueden producir cambios a nivel psíquico. Cambiando pues la conducta observada en la escritura, se piensa que podría llegarse a cambiar otras cosas en una persona"

"Bien. Otra vez estoy desviándome y prestando poca atención a la letra y mucha a los contenidos, lo cual es antiterapéutico, al menos en este contexto terapéutico que he elegido. No me cabe duda de que, en otro contexto terapéutico, la desviación antedicha es deseable y positiva; pero no debo mezclar los planos de trabajo, y debo ceñirme a lo que me he propuesto, es decir, una especie de escritura insustancial pero legible"

"Debo, pues, comenzar a limitarme a frases simples, aunque me suenen vacías o insustanciales..."

" Debería conseguir una serie de frases para hacer "planas", como las que usaba para aprender a escribir a máquina: puerto europeo, quiero pupitre, tu potro torpe, salsa salada, alhaja falsa. Pero este tipo de trabajo monótono me aburre..."

"Llega mi mujer a fastidiar. Es tremendamente celosa de mi soledad; no hay caso de que alguna vez me vea concentrado en algo distinto de ella, que no trate por algún medio de desconcentrarme, hacerme perder el hilo, el clima, desparramar mis jugos cerebrales en todas direcciones. En mi experiencia, se trata de una ley general. También en la experiencia de algunos hombres que conozco. Pero es algo que no termino de entender bien y que me estropea bastante la vida..."

"De todos modos, aun cuando esta creencia mía sea errónea, me resulta útil (en verdad, no conozco ninguna creencia auténtica, es decir, coherente con la realidad, que arroje resultados prácticos interesantes. Aunque toda creencia es falsa, es decir, no coherente con la realidad de los hechos, en tanto que una creencia es algo limitativo, pobre, incapaz de abarcar toda la rica variedad y dimensionalidad del Universo; pero justamente por ser limitativa y mientras no sea descabelladamente delirante - y a veces a pesar de serlo - la creencia produce un efecto sumamente eficaz, concentrado, en toda acción. De modo que para triunfar en la vida es preciso creer en algo, o sea estar, por definición, equivocado)."

"Es apropiado y positivo tener un rito como este de escribir todos los días como primera actividad. Tiene algo del espíritu religioso que tan necesario es para la vida y que, por distintos motivos, he ido perdiendo cada vez mas con los años, acompañando en este proceso a la Humanidad. Me fastidia ser tan influenciable y dependiente de una sociedad con la cual no comparto la mayor parte de sus opiniones, motivaciones, objetivos y creencias....
La verdad de los hechos es que no somos otra cosa que un punto de cruce entre hilos que nos trascienden, que vienen no se sabe de dónde y van no se sabe adónde..."

"Soy un chico malo. Hace varios días que no hago mis deberes. También hace muchos días que no me baño. Huelo muy mal."

"Pero en esta casa lo que prima no es mi criterio, sino que se vive una rígida estructura determinada por la Limpieza, la que pasa a ser un valor que se ubica por encima de la Gente y de la Vida."

"La Vida, con su propia lógica, sus propios anhelos y necesidades, tanscurre en alguna parte, pero no aquí. Aquí transcurre la improductiva soledad del preso, el frío interior que el verano no disipará. El tiempo no corre junto a nosotros ni nosotros sabemos jugar con el tiempo; el tiempo es sólo un asesino, lento pero seguro, que nos mira con un dejo de burla por debajo de su guadaña, y nos permite ir disfrutando en cómodas cuotas del frío que nos está esperando en la tumba que lleva nuestro nombre."

"Debo caligrafiar. De eso se trata. Debo permitir que mi yo se agrande por el mágico influjo de la grafología. Letra grande, yo grande. Letra chica, yo chico. Letra linda, yo lindo."

"..."soy el artífice de mi destino", es una pretensión tal vez excesiva, pero pienso que a veces no está mal apuntar demasiado alto, sobre todo en un medio donde todo condiciona a que se apunte bajo, y donde la mediocridad es uno de los méritos mas celebrados.."

"Esa es la clave. Recuperar el contacto con el ser íntimo, con el ser que participa de algún modo secreto de la chispa divina que recorre  infatigablemente el Universo y lo anima, lo sostiene, le presta realidad bajo su aspecto de cáscara vacía."

"Ese disgusto tiene que ver, según he podido percibir, con el hecho de llevar ya demasiado tiempo viviendo fuera de mí mismo, ocupándome de cosas que suceden fuera de manera exclusiva...No importa qué es lo que se está viviendo cuando uno está apartado de Sí Mismo; todo carece igualmente de peso, todo transcurre sin dejar ninguna huella memorable.."

"Tengo plena conciencia de que estos ejercicios caligráficos han ido derivando en ejercicios narrativos; hay un discurso -un estilo, una forma, más que un pensamiento- que se impone ansiosamente a mi voluntad."

"Hay un fluir, un ritmo, una forma aparentemente vacía; el discurso podría tratar de cualquier tema, cualquier imagen, cualquier pensamiento. Esa indiferencia es sospechosa; presiento que tras la apariencia de vacío hay muchas, demasiadas cosas.."

" Cree la gente, de modo casi unánime, que lo que a mí me interesa es escribir. Lo que me interesa es recordar, en el antiguo sentido de la palabra (=despertar). Ignoro si recordar tiene relación con el corazón, como la palabra cordial, pero me gustaría que fuera así.

La gente incluso suele decirme: "Ahí tiene un argumento para una de sus novelas", como si yo anduviera a la pesca de argumentos para novelas y no a la pesca de mí mismo. Si escribo es para recordar, para despertar el alma dormida, avivar el seso y descubrir sus caminos secretos; mis narraciones son en su mayoría trozos de la memoria del alma y no invenciones"

http://mentespeligrosasblog.blogspot.com/2012/01/el-discurso-vacio-mario-levrero.html



Mario Levrero / LA CALLE DE LOS MENDIGOS

Extraigo un cigarrillo y lo llevo a los labios; acerco el encendedor y lo hago funcionar, pero no enciende. Me sorprende, porque hace pocos momentos marchaba perfectamente, la llama era buena, y nada indicaba que el combustible estuviera por agotarse; es más: recuerdo haberle puesto piedra nueva, y una nueva carga de disán, hace apenas unas horas.

Acciono, sin resultado, repetidas veces el mecanismo; compruebo que se produce la chispa; entonces, con un cuentagotas, vuelvo a llenar el tanque de disán.

Tampoco enciende, ahora.

En varios años nunca había fallado así. Me propuse buscar el desperfecto.

Con una moneda le quito nuevamente el tornillo que cierra el tanque; esto no parece contribuir a desarmarlo. Con la misma moneda, quito luego el tornillo correspondiente al conducto de la piedra; sale también un resorte, que está enganchado a la punta del tornillo. En el otro extremo, el resorte lleva una pieza de metal, parecida a la piedra (que también sale, junto con algunos filamentos, blancos y del largo del resorte, en los que nunca me había fijado). El encendedor sigue siendo una pieza entera; en nada he adelantado quitando estos tornillos.

Lo examiné con más cuidado, y vi un tercer tornillo: es el que oficia de eje para la palanca que hace girar la rueda y provoca la chispa. Lo quito, pero ya no pude usar la moneda; debí servirme de un pequeño destornillador.

Tengo una colección de destornilladores, en total son muchos, van de menor a mayor, de uno a otro conservan las proporciones. Utilicé el más pequeño, aunque pude haber obtenido igual resultado con el N° 2, o el N° 3.

Salen algunos elementos: la palanca, el tornillo mismo (que, del otro lado, tiene una tuerca, aunque el aspecto exterior de esta tuerca es igual al de un tornillo; la parte no visible es hueca), dos o tres resortes y la ruedita con muescas; ésta rueda alegremente sobre la mesa, cae al suelo, y ya no la encuentro.

El encendedor, sin embargo, me sigue pareciendo un todo; hay algo ofensivo en esa solidez, un desafío. Y permanece oculta la falla. Introduzco entonces el destornillador en distintos orificios; en primer término atraviesa el conducto de la piedra, y asoma la punta por la parte de arriba; en el receptáculo del combustible encuentro algodón, y no sigo explorando; luego investigo los orificios de la parte superior. Hay dos: uno de ellos es el extremo de otro conducto, cuya función desconozco; es un tubo acodado, el destornillador no puede seguir más allá. El otro es más ancho, recto; al final del mismo -a una distancia que, calculo, corresponde aproximadamente a la mitad del encendedor- la herramienta, girando, de pronto se detiene, atrapada por la cabeza de un tornillo, que resuelvo quitar; es corto y ancho; entonces, tiro con los dedos de una pequeña saliente, mientras con la mano izquierda sujeto la parte exterior del cuerpo del encendedor, y veo, complacido, que algo se desliza.

Queda en mi mano izquierda la delgada capa metálica; con un leve chasquido, en el momento en que termina de salir la parte interior, un pequeño conjunto metálico se expande (me sorprendo, porque el tamaño es aproximadamente cuatro veces mayor) y queda en mi mano derecha una réplica, tamaño gigante, que apenas conserva las proporciones, y algo del aspecto del encendedor, pero hay muchos huecos y vericuetos; imagino un mecanismo de resortes que, para volver a guardar este conjunto en su capa, debo comprimir (no imagino cómo, aunque intuyo que debe ser difícil); sólo un mecanismo de resortes puede explicar este sorprendente crecimiento.

Introduciendo el destornillador en varios orificios descubrí que hay tornillos insospechados; pero el número uno es ya demasiado pequeño para ellos, no hace una fuerza pareja y temo que se estropeen. Elijo otro; el ideal es el N° 4, aunque bien podría usar el N° 3 o el N° 5, quizás el N° 6, y aun el N° 7.

Quito algunos tornillos. Caen resortes, de un conducto salen una pieza metálica entera, aceitada (parece un émbolo), y un par de ruedas dentadas.

Descubro que el conjunto consta también de dos partes, una externa y otra interna; cuando no encuentro más tornillos, procedo a separarlas por el mismo procedimiento anterior. El fenómeno se repite con puntualidad, y obtengo una estructura aproximadamente cuatro veces más grande que la anterior (y dieciséis veces más grande que el encendedor), pero el peso es siempre más o menos el mismo; incluso diría que esta estructura es más liviana que el encendedor entero, lo cual, si a primera vista puede parecer extraño −especialmente cuando se sostiene en la palma de la mano−, es lógico; por ley, el contenido tiene que pesar menos que el encendedor completo, a pesar de que su tamaño, mediante el ingenioso mecanismo de resortes, pueda aumentar y, por ello, parecer más pesado.

Me decido a quitar el algodón; parece estar muy comprimido (lo que explica que el disán se conserve tantos días en el interior del tanque -muchos más que en otros encendedores). El tanque ha crecido proporcionalmente, y ahora el algodón está más flojo; el contenido, compruebo, equivale a muchos paquetes grandes; no me ha costado trabajo quitarlo, porque mi mano entra entera en el tanque.

A esta altura, pienso que me va a ser muy difícil volver a armar el encendedor; quizás ya no pueda volver a usarlo. Pero no me importa; la curiosidad por el mecanismo me impulsa a seguir trabajando; ya no me interesa averiguar la causa de la falla (y creo que ya no estoy en condiciones de darme cuenta de dónde está esa falla), sino llegar a tener una idea de la estructura de ciertos encendedores.

No uso, ahora, destornillador, para investigar los conductos; mi mano cabe cómodamente en la mayoría de ellos. Es curioso el intrincamiento de algunos, semejante a un laberinto; mi mano encuentra a veces varios huecos en un mismo conducto, explora uno -que no es más que el principio, o el final, de otro conducto, y que a su vez tiene varios huecos que corresponden a otros tantos conductos. Hay menos tornillos, y también, en apariencia, actúa una menor cantidad de resortes.

Siguiendo con la mano, y parte del brazo, uno de los conductos y algunos de sus derivados, llego a un lugar que parece estar próximo al centro de la estructura; allí mis dedos palpan unas bolitas metálicas. Tienen la particularidad de estar sueltas a medias, como la punta de un bolígrafo; puedo hacerlas girar empujándolas con el dedo.

Presiono con más fuerza sobre una de ellas, y se desprende de la lámina metálica que la sujeta; comienza a rodar por los conductos y cae fuera de la estructura. Observo que su tamaño es como el de una bolita de las que los niños usan para jugar. Caen muchas. Diez o doce, o más. Tomo una de ellas y me sorprende el peso; parece que fuera una pieza entera. Pero de ser así, no me explico cómo pudo caber dentro del primitivo tamaño de encendedor. Pienso que, probablemente, también se hayan expandido mediante un sistema de resortes; me sigue llamando la atención el peso.

De pronto me sentí atacado por el sueño. Miré el reloj y vi que eran las dos de la madrugada. Es fascinante cómo uno se olvida del paso del tiempo cuando está entretenido en algo que le interesa. Pensé que debía irme a la cama, pero no puedo abandonar el trabajo. Quiero llegar, me propongo, a descubrir la última estructura, o a que el encendedor se desarme en su totalidad, se descomponga en cada uno de sus elementos.

Ahora, después de un par de operaciones, mediante las cuales vuelvo a separar la estructura en dos (una capa, o cáscara y una estructura cuadruplicada), el encendedor ocupa más de la mitad de la pieza; esta última estructura ya no se parece en nada al encendedor, sus formas son menos rígidas, hay curvas; si tuviera espacio suficiente para mirarla desde cierta distancia, quizás pudiera afirmar que es casi esférica.

Solamente a través del encendedor puedo pasar de un extremo a otro de la habitación; lo hago con cierta comodidad, aunque debo arrastrarme. Se me ocurre que si lo separara nuevamente en dos partes, obtendría una estructura por la cual podría andar sobre mis piernas. Pero temo, es casi una certeza, que ya no quepa en la habitación.

Hasta ahora he utilizado solamente uno de los conductos, que la atraviesa de lado a lado en forma rectilínea; pero hay otros, y siento tentación de meterme por ellos. Me atemorizan los laberintos; tomo un cono de hilo, ato el extremo a la manija de un cajón de la cómoda, y me introduzco en un conducto, que pronto tuerce la dirección y me lleva a otros.

Son blandos, sin dejar de ser metálicos; más que blandos, diría «muelles»; todavía se presiente la acción de resortes. Me maldigo: no se me ocurrió traer una linterna o, al menos, una caja de fósforos. La oscuridad se hizo total. Llevé, trabajosamente, la mano al bolsillo del pantalón, y solté la carcajada. Un movimiento reflejo, buscaba el encendedor en el bolsillo sin recordar que me encuentro dentro de él.

«Debo regresar a buscar la linterna», pensé, y ya me disponía a remontar el hilo, para volver, cuando veo una débil luz ante mis ojos. «Una salida, o quizás el mismo orificio por el que entré» -pienso y sigo arrastrándome hacia adelante, hacia la luz; ésta se vuelve cada vez más fuerte.

Puedo apreciar entonces cómo es el lugar en que me encuentro; no es exactamente un túnel, en el sentido de conducto tubular cerrado; está compuesto por infinidad de pequeños elementos, aunque hay grandes columnas metálicas, algunas más anchas que mi cuerpo, que lo atraviesan; pero no puedo ver dónde comienzan ni dónde terminan.

Sigo avanzando y no logro llegar al exterior; la luz se va haciendo más intensa −quiero decir que ahora es un poco más fuerte que la de una vela−; no logro aún localizar su fuente.

Descubro que puedo incorporarme, y camino -aunque ligeramente encorvado.

Escucho gemidos.

«Es la calle de los mendigos» −pienso−, y doy vuelta la esquina y veo la fuente de luz −un farol−, y por encima las estrellas.

En efecto, hay mendigos suplicantes y con ulceraciones en brazos y piernas, la calle es empedrada, y empinada; los comercios están cerrados, las cortinas metálicas bajas.

«Debo buscar un bar que esté abierto» −pienso−. «Necesito cigarrillos, y fósforos».






CARLOS MARTÍN EGUÍA [17.935]

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Carlos Martín Eguía 

(1964, Castelli, Provincia de Buenos Aires, Reside en La Plata, Argentina).
Vive en La Plata. Publicó los libros de poemas Anotaciones y otros poemas (1993); Repertorio (1998); Phylum vulgata (1999); El sacatrapos (2002); Oso no hay nieve acá (2004); La vaca roja (2012) y la antología Ciento cincuenta gramos (2014). Y las novelas: Errantia (2000); La plancha de altibajos (2006); Principio activo (2007); Impresiones de un año ingrávido (2014) y La cueva de Anvers (2015). Es escritor y docente.


Autorretrato a los 50

Ponerte a callejear
discípulo de nadie
creyendo que el tiempo corre al revés
que estás en forma
y no es demasiado tarde para ti
todo producto
de la potencia de las endorfinas
disparadas por la caminata
que emborrachan uno a uno
cada circuito neuronal.



La gotera del grifo

Como si fuera
un auténtico modelo de la calma
la noche muestra sus estrellas
punteando suavemente el cielo negro
disfruta hombre
me digo
de la singular audacia
del instante
en su movimiento salvaje
olvida tu vida
no te dejes enredar
por la gotera del grifo
ni por las mil y un putadas
que acechan por ahí.
Qué pone nervioso al perro
Palos de luz
arbolitos
pájaros
de rama en rama
distraídos
cantando
volando también
solitarios o en bandadas
bajo nubes algodonosas
que no se tocan
respetan la distancia
entre sí
para no molestar con truenos
ningún lugar más idóneo para la paz
hasta que estalla el ladrido del perro
y se reinicia la inquietud
la orgánica fricción
con el mundo.



Crisma

No quiero arruinarte
el fin de año optimista
ni la utopía
de no contribuir
con tu grano
a crispar la disyuntiva
no quiero
echar a perder nada
con mi incredulidad
ante el eslogan
“volvamos a intentarlo todos juntos”
me gustaría incluso
no tener que hacer
el trabajo sucio
de recordarte la opinión
que tenías
sin ir más lejos
ayer
que una cosa 
es un mínimo
de tolerancia
como para que 
no nos comamos
entre nosotros
pero unidad
vamos
dejémonos de joder
ni a palos
no quiero amargarte
con el vocablo irónico
que titula este poema
no es una mezcla
de oliva y bálsamo
para bautizar
el falso equilibrio 
de una flamante civilidad
inexistente
es simplemente
una fusión imposible
ni siquiera la imaginarías
en un manual voluntarista
de pedagógica atenuación
que pretendiera eliminar 
la pasión vengativa 
en pos de una fingida convivencia
es simplemente
una mala caricatura
por reír un rato
o hacer una pausa ante el cortocircuito
asociando las declamadas antípodas
haciendo que se tomen de la mano
los espectros
políticos
quizá porque
no pinta nada
en verdad nuevo
bajo el sol
pero vamos viejo
a la hipocresía
de la armonía de los argentos
nunca se la tragó
del todo nadie
tal mentira logró desencantar
mi pequeño entusiasmo
antes de los treinta
completó su trabajo
desde el pacto de Olivos
no la repitamos más
no resiste ni un discreto lugar
en la escuela 
inquieta mal a los pibes de primaria
estoy de acuerdo
la división produce desgracia
superarla
sería transgredir el odio
estoy de acuerdo
que tal cosa
siempre debería importarnos
por eso
si te sirve de algo
para seguir 
pensando este problema
que parece
no tener solución 
te cuento una
de las cientos
de historias
que hay en el mundo
de tenor similar
a la hora de pensar
el efecto pernicioso
de los rencores
la podés encontrar
en los escritos
de Humboldt
paridos en su viaje
a las regiones equinocciales
del nuevo mundo
en un tiempo
de su largo circunnavegar
el capitán de navío ruso
Adam Johann von Krusenstern
constató que el odio finito
entre dos marineros fugitivos
fue la causa de otra guerra
absurda como todas
los habitantes de las islas Marquesas
no dudaron en matarse
unos a otros
bajo el efecto 
de la encarnizada fiebre
de aquellos tipos
que pretendían pertenecer 
al selecto núcleo
que se renueva cada tanto 
gente casi te diría
como vos y yo
salvo por la gruesa diferencia
de que esos ejemplares oyen
el extravagante llamado
que según su delirio los conmina 
a dirigir el mundo
a salvarlo de sus errores
creyendo 
la mayoría de las veces
imprescindible
erradicar la gradación
aniquilar al otro
no dejando ni vestigio.



Cuando me di cuenta

Recuerdo que tenía
la remera al revés
y acababa de advertirlo
pero hubiese dado lo mismo
que la tuviera puesta
como se debe
ante el mundo implacable
que giraba sin compasión
mi vida se columpiaba sola
sobre una hamaca endeble
sin el más mínimo atisbo
de remedio.



A imagen y semejanza

La humedad traspasó primero la pared
después los caños
tomando los cables y comiéndole la luz
a ese sector de la casa
un espacio a oscuras en el nirvana del mineral
donde se levantó moho.
La causa está a la vista y no hay nada que suponer
me dice ella que siempre supo que vivir es actuar
y que está de nuevo
en lo que una vez pensamos como hogar.
Con cara de desconcertado inquilino que vuelve
de trasnochar a la deriva
me pregunto que rincón de mi cerebro
se arruinará primero
a imagen y semejanza.


UNA PROMESA INCUMPLIDA. SOBRE LA POESÍA DE CARLOS MARTÍN EGUÍA (DOS FRAGMENTOS)

Por 
Carlos Battilana

150 gramos concibe la poesía en términos materiales ya que se la designa a través de una sensación física: la poesía como un peso determinado en gramos. La escritura de Carlos Martín Eguía se desenvuelve bajo dos coordenadas, la quietud y el movimiento, como si en ese circuito cerrado pudiera acontecer otra posibilidad, la de un cambio de naturaleza: lo quieto, por obra de una combustión, se puede transformar en algo dinámico. Sin embargo, estos poemas narran que, frecuentemente, el cambio se torna imposible, como decir que la transformación hacia un estado mejor resulta una quimera: “(…) otra noche bajo el imperio/ del mismo verano”. Las cosas, las estaciones transcurren morosamente y cualquier enunciado que intente describir o nombrar la realidad, no es más que un “remiendo” o una inútil tentativa. 


Los versos de Eguía narran escenas que tienen no sólo la marca del inminente derrumbe, sino la percepción por parte del sujeto de enunciación de una especie de grieta que resquebraja la apariencia de lo sólido y lo armónico: los individuos que creen revelar su identidad mediante sus argumentos, en verdad, muchas veces no hacen más que esconderla, pues la identidad irrumpe en el detalle lingüístico, corporal, gestual menos pensado. Lo que “parecía sólido” en individuos hundidos en sus propias certezas, no es más que la mentira de la solemnidad de la que esta poesía huye como si se tratara de un virus letal: “La luz no puede destacar/el marco de un diálogo/ que parecía sólido”. Así es que, el poema en el que Borges aparece como personaje, hacia el final del libro (“Caminar con Borges, él adelante, en silencio,/ yo medio metro atrás, unidos por la longitud de la correa.”) resulta también un tratado de poética. A distancia respetuosa de la elegancia letrada, Carlos Martín Eguía -como muchos de sus personajes- se repliega, traza un círculo sobre sí mismo, conjetura una esperanza pobre y presume que el cielo prometido -la beca renovada, el éxito- corresponde a otros individuos. Sin embargo, como “no hay poema/ que tarde o temprano no se escriba”, el poeta Eguía, metido en sus propios asuntos, machacando en sus obsesiones y desplegando su propia poética, no deja de escribir su obra.


Ojo de pez
(fragmentos)



                                              No hay en el itinerario de la luz
                                              dificultad o ausencia especial,
                                              espíritus privilegiados
                                              que puedan agitarse,
                                              de antemano no hay
                                              elementos velados,
                                              especificaciones mecánicas,
                                              hasta el acto de ver,
                                              difícil de sugerir,
                                              la estación carece de incrustaciones,
                                              de objeto dispuesto
                                              sobre fondo difuso.



                                               II

                                               El orden separable de las cosas.
                                               La sumisión del pensamiento
                                               a los colores del paisaje.

                                               III

                                               Comenzar por lo simple
                                               por el agua limpia de anzuelos
                                               para arribar en lo complejo
                                               a esa sensación
                                               difícil de transmitir sin fisura
                                               en la que uno frunce el ceño
                                               porque siente que no está
                                               en ninguna parte.


                                               V

                                               En principio no hay
                                               estrías en la conchilla
                                               ni arrugas en el cielo
                                               ni preparativo
                                               que pueda alambicar
                                               la conexión precaria que la mente
                                               inicia con las cosas.
                                               Así siempre se está recomenzando
                                               y no hay
                                               ruina ni naturalista que puedan
                                               negar que cuando uno baja la mirada
                                               el sentimiento del otoño nace
                                               del piso.

                                               VI

                                               Hay un frasco de mayonesa
                                               con lombrices serpenteando
                                               en la mano
                                               del estudiante de biología
                                               que flirtea
                                               con una morocha alucinante.
                                               Cómo no ser biólogo
                                               o cangrejo en Madagascar,
                                               la isla biológica
                                               del océano Índico,
                                               el laboratorio a la intemperie
                                               donde debiera reescribirse
                                               el manuscrito de las especies.
                                               Como no combatir con ganas
                                               la plaga que desequilibra
                                               el paraíso de la isla.
                                               Como no tener un plan.
                                               Instalarse con una potra.
                                               Escribir artículos
                                               para el American Scientific.
                                               Fotografiar
                                               cadáveres de ninfas de langosta.


                                               VIII

                                               En detalle:
                                               el aire toca la lluvia de baba
                                               que produce el giro de la conversación.
                                               Podría haber dicho
                                               no hay maniobra
                                               de salvataje ni hilera
                                               de neuronas,
                                               ni línea química
                                               de transmisión que explique
                                               el viaje del pensamiento
                                               a su inmanencia,
                                               lo innombrado.
                                               Podría haber dicho
                                               pero no dijo
                                               y se limitó a decir
                                               me enferma
                                               no apretar bien el embriaye
                                               hacer ruido con la caja.

                                               IX

                                               A las tres de la tarde
                                               en plena estación
                                               quema yerba para descansar
                                               de la rutina de las cosas.
                                               Un estornudo
                                               empuja su mente
                                               hacia lo que es.
                                               Un charquito de agua
                                               debajo de una canilla goteando.
                                              
                                                                                         
                                              XI  
                                              
                                              No hay reglamento perceptible
                                              expansión ni sueño
                                              realizable de antemano.
                                              Hay a gatas un rudimento
                                              de sintaxis para admitir
                                              que el punto negro
                                              que se agranda es la zorra.
                                              Zorra real
                                              transportando obreros tiesos
                                              desavispados.

                                             

                                              XIII

                                              El choque de lo frágil
                                              con lo compacto
                                              no produce nada.
                                              Prefiero mirar
                                              los movimientos anárquicos
                                              de la mosca que molesta
                                              a la vieja que se mueve
                                              acomodando el cuerpo gordo
                                              operando
                                              en el centro del alerta
                                              permanente
                                              de unas palomas torcazas
                                              que de inmediato inician
                                              vuelo corto.
                                              Prefiero el espacio
                                              reducido que concatena
                                              los movimientos
                                              sin eje del insecto
                                              a soportar
                                              los restos sin expectativa
                                              de un pensamiento trillado.






SERGIO TAGLIA [17.936]

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Sergio Taglia

Sergio Taglia nació en Neuquén, Argentina, en 1975. Vive en Mendoza.
Publicó los libros 21 poemas inútiles (1999); El canal de las flores negras (2001) y Folklorista de mí, este brazo no es mío (2003). Integra las antología Cross a la mandíbula (Francia, 2012) y 53/70. Poesía argentina del siglo XXI (2015). Poemas suyos han sido publicados en diversas revistas.



POEMAS

Cada sonrisa

A Olivia

Si en estos momentos estás leyendo
o la piel de tu esplendor cocina
esperando que el patio y el atardecer
estén también prolijos
va a ser porque creciste
de manera invisible para mí
pero tan cerca que intuitivamente
toco tu pelo y escucho cada palabra
cada sonrisa que tu inocencia
le da a los otros.
Te estás bañando en un río
hasta que el sol se vuelve tenue
y caminamos por una vez para dormir
en el mismo sitio.
Los dibujos y papeles que escribías
y alguien quiera sigas haciendo
están repartidos sin orden por la casa
hablan de un momento en que reías como ahora
pero ellos no son como el sol ni como nosotros
tomaron su fuerza con el tiempo
aunque no los miremos y el papel se desintegre.
Un día volvemos a verlos
y su detenimiento nos golpea
creemos un dibujo lo real
hasta que alguien nos llama o toca el hombro.
Pequeña en tu mundo de tres casas
creciste y para mí tu crecer
es como el camino del sol sobre ese río
tus brazos me envuelven el cuello
nadamos con tu risa en la corriente.


Reducir líneas de expresión

Una voz en el teléfono a la que no se sabe contestar.
El marcar con ansias frías el número, el transpirar antes
de conseguir comunicarse, pensando que allí no estará
la lluvia terrible que hace cuatro días nos ve agazapados y tiritando.
Siempre sin estufa, demasiado abrigados para movernos
con libertad. Pero las manos se hielan con el rozar de las teclas.
Ya son la doce del mediodía. Cuando salga el sol
traerá estalactitas ardientes y la luna, cuando llegue, ácida, tendrá
la fragancia de nuestros cuerpos.
Pero escuchamos por altoparlantes
se debe reducir líneas de expresión
que guardamos dentro nuestro como se guarda un secreto.
Imaginamos en el hueco de una esquina
la palabra que alguien al costado dice
y reformula versos y trabaja
novelistas, narradores cuya sustancia parece
por una división de géneros poco importante
pero que en su materia despiertan una idea:
la descripción de una vida
a partir de numerar objetos
y el itinerario de algunas calles.
Este esfuerzo alcanza intuiciones
luego reducidas a un sentido
tarea que recorre fuentes y lugares
donde conseguir barato lo que es caro.
La tormenta es cara, los árboles son caros.
En la humedad de esta pieza los pasos de afuera son irreales,
sólo la voz que repite hola con ansiedad,
pero no podemos contestar, aunque deseemos hablar
con los seres amados.


Testimonios desde un barrio bordeado por el campo

2

Una tarde cuando volvía del trabajo ví
animales muertos
perros, caballos, vacas y palomas
la sangre que salía de sus hocicos y de sus picos era verde
ví el cielo verde y la sonrisa de Dios
yo era un elemento que trataba de existir
era todos los oficios y sus empleados
el empleado gris y la empleada gris
esos animales muertos me miraron y empezaron a gemir
el campo se contrajo en sus extremos y pude ver
cerca lo que estaba lejos y eso me perdió
sentí mi cuerpo rasguear el atardecer y sus filamentos
salté solo por creer que tenía conciencia en mis piernas
al caer sentí el peso de la tierra en mis talones
ví las casas, las primeras luces en sus ventanas
e imaginé la gente adentro haciendo una comida
olvidé los animales y me quedé parado, los ojos
en lo negro del cielo que empezaba a aumentar, el cielo
a escasear.
Al llegar a casa me dolía la garganta
como si fuera a resfriarme y mis hijos habían muerto.






GERRIE FELLOWS [17.937]

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GERRIE FELLOWS

Gerrie Fellows nació en Roxburgh, Otago, Nueva Zelanda en 1954, pero ha vivido y trabajado en Escocia durante treinta años, como profesora redactora creativa, escritora en residencia y más recientemente como mentora para nuevos poetas a través del programa Clydebuilt Mentoring.

Gerrie Fellows ha publicado cuatro colecciones de poesía, la más recienter The Body in Space (Shearsman, 2014). Sus libros incluyen 2 secuencias narrativas: Window for a Small Blue Child (2007) y The Powerlines. Su trabajo aparece en Best Scottish Poems 2014 y ampliamente en antologías de Poesía Escocesa y ha sido preseleccionada por el Scottish Poetry Book of the Year.

Una poeta escocesa con raíces en Nueva Zelanda, muchos de sus libros tienen las voces y geografias de estos dos países. Vive en Glasgow donde ha enseñado por muchos años talleres de escritura en la Universidad de Glasgow. Es una de las fundadoras del Centro de Escritores Escoceses.

Los poemas de Gerrie han sido traducidos a varios idiomas europeos incluyendo las recientes traducciones al eslovaco por Ján Gavura y Mária Ferencuhová. Una parte des u trabajo puede encontrarse en Escritoras escocesas en la nueva literatura nacional por Carla Rodríguez González y Kirsten Matthews  (Edicions UIB, 2014).



Piloto

En otra temporada
podía ubicar las cimas
los puertos entre ellos saltar
hondonadas las salientes vertiginosas del acantilado
un garabato cartografiado de roca
sobre el que ejerce su arte

Conoce la carta
pero ahora vuela sobre un terreno
obliterado por la nevasca
las montañas error de Dios
pequeños lagos nulos grises crestas borradas
circos glaciares convertidos en sombra violeta
bordes en abanico por la caída de la nieve
por donde la nieve endurecida se triza en platos se fractura
hasta un espacio en blanco en donde está solo
y lo único que sabe
es el furor del aire en que se mueve
ni el viento da cuadrante
el cielo un perfecto azul
tan en las nubes como el blanco a sus pies
ni las rayas de cirro
mancha el espejo estrecho
Descarriado en aleteado aluminio
ha olvidado quién es
o qué sabe
lo mantienen vivos los números, lecturas
las luces en el panel de mandos
el bosque      levantando sus agujas vivas
para rescatarlo





The Language of Memory (The Bees)

Are they memory
the bees on her hand
held in amber on the sunlit
camber of the beach
as if they’d swarmed

scattering their gold black fur?
She has no fear of them
nor they of her     fair strands
of flying hair     her hand
with its warmth of sand

Were they cupped
in a globe of trickling grains
or did she lift each one
by the shimmering
folded lens of its wings?

Are they memory     or its gaps?
The day’s ornate surface
a cracked glaze     the bees
on her hand     gold and black
fragments of their own erasure

from The Body in Space, Shearsman, 2014







JÁNOS MÁRKUS-BARBAROSSA [17.938]

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JÁNOS MÁRKUS-BARBAROSSA

János Márkus-Barbarossa (Szilágyzovány, 4 de Junio de 1955). Poeta húngaro, escritor, fabricante de instrumentos, y anticuario, estudió música y artes gráficas simultáneamente, además de ser escritor, compositor y actor

Entre sus creaciones literarias están: “Midnight at the airport”, “Don’t tie an invoice to my big toe”, “Laudation of muses”, “This is my skin, my topcoat”, “Herodies”, “Dihoriada”, “Limericas”, “The dweller of poems”, “Imaginary Sunday” – Poem anthology, “Pussytorium”, “Fidelius” – novelette en lenguajes húngaros y rumanos, “Bachelor’s dance”, etc.


Pensamientos des presupuesto ángel del Señor

Sigo sin haber hablado con ángeles.
O bueno, no sé.
Yo también tengo alas,
En los fines de semana les quito el polvo,
Vuelo en torno a mí mismo,
Dándole un pequeño susto a los gorriones acudidos con ganas de fraternización,
Y me parece oír el eco diciendo: qué mosquito tan gordo
No nos va a caber en un poema.
Pero bueno, ¿qué suele caber en un poema?
Ya, el que tal vez me quieras – ¿pero cómo?
No hice yo ni a Antígona,
Edipo está como está,
Mientras que mis diez dedos van midiendo
Bajo mi vientre al Padre Terrenal.
Ocho pulgadas, por lo menos, sigo cabiendo.
Esto es más bien prosa. Un a modo de prosa.
Yo también te quiero. Mis pies
También tienen diez dedos, con los que te saludo.
Por encima, varices, y por donde anden,
Conservan el olor de nuestros polvos.
Lo que, sin duda alguna, nos toca solo a nosotros dos.
Y ahora, que empiece el poema.

http://www.festivalpoesianicaragua.com/2016/01/07/janos-markus-barbarossa-1955/




Görögösen 

Látod most felidézlek versszínű bő selyemingben 
hátul gombolom újból álmaim rőt paripáján 
nyergem ostorom kantárt hajban a néhai csatot 
lám ugye törpül az est kikütyült vacsorája 
kancatejek melegét hitegetni való 

Várhat még elidőzhet ámulatom vele más is 
kósza görbületében hátra tekintget a holnap 
itt várnék ma reád hol a szirten a sólyom 
néz le a mélybe és kék kutya nyalja sebéből 
tejfeles szívdobogás kikerics-dalait 



(***) 

Az árbocok tövétől számított 
harminckét lépés lenne tán a kék. 
Nem én lépem, én most csak ámítok: 
gondomban élők s holtak várnak épp. 

Mi csülköm kell, hogy szabja némi rőf 
szelünk alatt hordók négyszögletét, 
míg kósza báj szarvával összedöf 
s Pilát-papánk mégúgy s már szögre tét'. 

A mában, itt, kihull a fogtömés, 
cseresznyefék virulnak, gesztenyék, 
sa bérlakás parnasszusán a rés 
bivalycsordányi álmát hergeted. 
(Harminckét lépés lenne tán a kék, 
bőrödre szabott színpad: rejteked.) 





Szép reggel 

a karórádra nézel 
s pontosan tudod: 
ez itt a létezés. 
- na basszam! 
ilyenkor az a másik nem ketyeg. 
- álmodik centid az araszban. 

tehát a reggel. 
fogmosás. 
bélműködés. 
vízhólyag. 
semmi lárma. 
kávé. 
cipőfűző és nagykabát. 
- babérliget, 
citromfa vár ma 

kezedben bátor kalapod. 
tükörben nyugtázod alakod. 
ismét az óra. 
ajtódról leveszed lakatod 
s kikopogtatsz a folyosóra. 




hahahaiku 

unom magam 
vakargatom 
a névelőt 
helyhatározót 
névmást 
igét 
melléknevet 
hát mi a franc lesz ebből 
tán csak nem vers










TONY RAFUL TEJADA [17.939]

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Tony Raful Tejada

Nació el 28 de abril de 1951, en Santo Domingo. Es hijo del comerciante libanés Pedro Raful y de Carmen Tejada de Raful. Contrajo matrimonio con la doctora Grey del Carmen Soriano de Raful, con la que procreó seis hijos: Ernesto, Amín, Faride, Farah, Raúl y  Tony Abel Raful.

Es licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), institución donde impartió cátedras durante varios años en la Facultad de Ciencias Jurídicas. Además, tiene un doctorado en derecho de la misma universidad. Inició su carrera literaria bajo la orientación del Movimiento Cultural Universitario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y del grupo denominado Poetas de post-guerra, surgido a raíz de la Revolución de abril de 1965. Ha dictado conferencias sobre arte, literatura y política en el país y en el extranjero.

Desde muy joven ingresó al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), organización política donde tuvo a cargo la conducción  del  programa radial Tribuna Democrática y, posteriormente, la presidencia de dicho partido. Ha sido Diputado al Congreso Nacional, por Santo Domingo, en tres ocasiones (1982-1986,  1990-1994, 1994-1996).

Como administrador público fue Subdirector de la Radioemisora Estatal, Radio Televisión Dominicana (1978-1980), Director de la Biblioteca Nacional (1980-1982), Presidente de la Junta de Cultura del Ayuntamiento del Distrito Nacional (1998 -2000) y Secretario de Estado de Cultura (2000-2004).

Junto a Pedro Peix y  Andrés L. Mateo, condujo el programa televisivo Peña de tres, sobre temas literarios. Ha sido columnista de los periódicos La Noticia y Listín Diario. Se ha destacado por la transcendencia de su labor poética entre escritores de postguerra, distinguiéndose como uno de los poetas representativos, por su variedad temática, la amplitud de su obra conjunta, en la que sobresalen ensayos sobre algunas de nuestras gestas patrióticas y figuras históricas más importantes del siglo XX.

Se le considera como uno de los más encumbrados exponentes de la literatura dominicana actual, cubriendo sus obras los géneros de poesía, ensayo e historia. No obstante, se ha destacado más en el género de la poesía. Precisamente, fue como poeta que comenzó a obtener renombre en las lides literarias del país.

El 26 de enero de 2014, recibió el Premio Nacional de Literatura 2014, principal galardón literario de la República Dominicana,  otorgado por el Ministerio de Cultura y la Fundación Corripio.

Entre sus obras figuran las siguientes:

La poesía y el tiempo (1972)
Gestión de Alborada (1973)
Nacen alas delante de la ciudad y otros poemas (1982)
Visiones del Escriba (1983)
Movimiento 14 de Junio, historia y documentos (1983)
Ritual onírico de la ciudad y otras memorias (1984)
Pájaros y horizontes sitiados (1985)
La revolución de abril (1985)
El síndrome de Penélope en la poesía dominicana (en colaboración con Pedro Peix) (1986)
La dorada mosca del fuego (1988)
Las bodas de Rosaura con la primavera (1991)
100 años de poesía dominicana (1993)
Poesía Antología personal (1995)
La ciudad y el amor (en colaboración con Marcio Veloz Maggiolo, Lupo Hernández Rueda y Tomás Castro Burdiez (1997)
Emboscada al relámpago (2000)
Utopía de la cultura, cultura de la utopía (2004)
José Francisco Peña Gómez, aportes a la democracia al desarrollo social y económico de la República Dominicana (2006)
La ciudad y sus cantos (2009)
Danza del amor y los mandalas (2010)
Empuñadura de la poesía y la historia (Discurso de ingreso a la Academia Dominicana de la Lengua) 2011.
Cantatas y partituras para amantes y duendes (poemas) (2012)
La barca y el gavilán (2012)
De Trujillo a Fernández Domínguez y Caamaño (2013)
La pasión por la libertad (Ensayo histórico)
El asesinato del Presidente de Guatemala ordenado por Trujillo (Ensayo histórico)


Ante una mujer desnuda

Sorprendí la luz en la colmena del alba,
alta cima que arde como esplendente llama,
acecho dulce del cuerpo que fosforece,
feroz cimitarra donde entigrecemos,
velluda armadura donde la eternidad nos destierra,
empeño de abismo donde se amurallan los sentidos,
claustro del semblante y del milenio dulce,
convulsiona la alondra bajo el fuego del gemido
y es hondura más sonora que el instante
donde la aurora del alma aflora.
Embiste el imán su secuencia ciega,
y la rosa reanuda su mudanza a la deriva,
una estrella de mar se hospeda en el vino
y cabecea en la desnudez su fugaz hermosura,
nos embosca el fósforo ceniciento,
la grávida ensenada del vigía alucinado,
es omniluciente el volumen de los pechos y la loca pisada
donde el amor es un túnel fresco,
un oficio indecible de escándalo y degüello.
Todas mis locuras caben en tu recinto
y es tu cuerpo desnudo la plenitud perdida
del milagro la ocasión festiva,
del volcán furioso y erguido que sólo por ti
se alza y se derriba
y vuélvase acero y quejido
para el desquite de su orgullo herido.






VALERIA CANELAS [17.940] Poeta de Bolivia

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Valeria Canelas 

(La Paz, Bolivia 1984). Licenciada en Historia y Máster en Literatura Hispanoamericana. Participó en la Red de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, donde vive hace once años. Poemas suyos han aparecido en la antología Cambio Climático. Panorama de la joven poesía boliviana, recientemente traducida al francés, así como en las revistas Vacaciones en Polonia, El ojo de Adrián y Nayagua. Su libro inédito Maquinería fue finalista del premio Gerardo Diego de poesía para autores nóveles de la Diputación de Soria en el 2010. Su blog es: edithoster.blogspot.com.


HUELLAS

vértebra tras vértebra
el mal se ha vuelto sólido hueso
materia susceptible de ser vida 

el mal como un hogar inconstante envenenado
por las súplicas de los que no
sabemos permanecer en lo distante

la huella que arde abre el cuerpo
la sangre antigua manando en toda
dulce instancia

nombre tras nombre
el océano se ha fundido con mi rostro
enfermo de deseo y podredumbre

no habrá órgano que constante
la belleza y su desperdicio



Mas-karada

Entre el otro y yo
el cuerpo
hace presencia.

Mi cuerpo
se conjuga
como el único verbo
que contiene
todos los sentidos.

El cuerpo dice miedo
y hace imagen
dice dolor
y hace tacto
dice vejez
y hace tiempo.

Camino hacia la palabra
en busca de un aliento
contrario
al cuerpo.

Me pierdo en la primera persona
porque el cuerpo
hace muralla.

El cuerpo en tercera persona
aspira a significar un yo
en la obligada apropiación:
decir mi cuerpo.

No hay aliento
fuera del cuerpo
mi voz
también pertenece.

Detrás de la muralla
lo escrito como
el único cuerpo 
posible en el que decir
yo soy otro.



Mueca

Como si escribir 
fuera el único
lugar preciso.

Precisamente
aquello 
de lo que se huye.

Todo estaba
en una mueca 
descarnada.

Desposeída
la mueca 
imposibilidad
de palabra.

Todo estaba 
con la precisión
asfixiante
de lo no dicho.

Decir miedo
para presentar la piedra
la extracción
de la materia sólida
que habita.

Cuerpo fantasma
en el que habitar
la mueca.

Hallarla
precisamente
en los límites
del cuerpo.

Todo estaba
menos el movimiento
necesario
para nombrar 
la mueca.

infelicidad
desencanto
desasosiego

Y sin embargo
todo inconcluso
todo materia sólida
inexpugnable.

Materia sólida 
el fantasma
que no sabe
hacerse cuerpo.

Ritmo incoherente
sin aviso
extrae piedras
materia sólida
el silencio.




NUDOS

El ímpetu cambia de dirección en el último instante,
entonces la piedad se vuelve necesaria.
Necesariamente falsa, aturdida, desordenada,
casa amoblada con todos los gestos patéticos de estos vínculos.

Un intento de conversación que franquee nuestros muros familiares, nuestras costumbres
inamovibles y, a veces, creo que la libertad sería posible si
estos muertos no fueran nuestros.
Pero hace tiempo que dormimos rodeados de sus cenizas
y, ya ves, suele suceder que ellos se mezclan con el polvo y son la alergia.

Nuestros muertos que se disfrazan con nuestras palabras
con esos monosílabos inservibles que llevamos años repitiendo:
sí, no, bien, mal, no sé…

A veces sucede que nuestra biografía se sostiene únicamente en murmullos
envenenados por una continuidad innecesaria.
Y, pregunto, si todo se acabara aquí?
Si dejáramos de una vez por todas  que nos habite este océano de culpas de las que nadie piensa hacerse cargo, aún cuando las lágrimas hacen pensar que, en el fondo, todos somos culpables.

Nos nacieron los vínculos enfermos
y nosotros habitamos en los síntomas, cansadas marionetas de las suposiciones:
suponemos querernos
suponemos ser familia
suponemos recordar cuando lo cierto es que el pasado es otra más de las islas que nos contienen, mirándonos uno a otro, desconocidos y ajenos, completamente extranjeros.

Yo no dejo de repetirme: en cualquier parte siempre que sea lejos.

Siempre que la palabra distancia y familia formen parte de un sistema que funcione correctamente en un perfecto equilibrio.
Un equilibrio distorsionado  y mezquino pero necesario para poder
congelar la rabia que me producen los monosílabos que, no puedo negarlo, son también los colonizadores de mi lengua materna en la que siempre he sido extranjera.

Y no es sólo un asunto de pertenencia,
es lo real que no se ajusta a los límites de lo esperado y lo excede.

Lo real distorsionando las palabras necesarias y alejándonos cada vez más
pero nuestras murallas tienen grietas por las que, de vez en cuando, se filtran la piedad y la ternura tan estúpidamente similares a la lástima:
¿eso es todo lo que nos queda? ¿la mendicidad de los afectos?




El primer miedo

Tengo cuatro años y el fin del mundo 
está cerca siempre
ha estado dentro
de la casa
pero sólo ahora
empiezo a reconocerlo:
en los muebles viejos
en las revistas con palabras
Blancas y Rojas
que brillan y son el único
destello de lo real
que ha dejado
de pertenecernos.

(cuatro fantasmas
rotos del presente)

Somos cuatro
seres de ojos
inútiles
desafiando los límites
del cariño con tacto
metálico
anulamos las correspondencias.

Me tumbo sobre la silla y dejo
que cuelgue
la cabeza:
mi cabello se derrumba
como una lluvia de insectos.

Se filtran los pasos y el silencio
pero en medio de la rutina
irrumpe el terror,
esa forma que siempre se despierta
en mi cabeza.

La casa está vacía
como si los habitantes
fueran sólo matices de la luz artificial
que he confundido
con presencias.

Estoy atrapada en mi equilibrio
y el mundo se rompe en silencio
y el miedo es algo parecido
a mis ojos de niña muerta
contemplando la palabra
quieta.

Alguien dice: parece que hay un movimiento
y yo pienso en gente corriendo,
pienso en los muebles rompiéndose,
en la Noche eterna de las apariciones,
en nunca más saber cómo permanecer quieta.

En escenas como ésta he perdido
la palabra
hogar
(silla
lámpara
luz artificial
luz que inunda mis arrebatos
desbordes de lo cotidiano).

Y la lluvia negra  de insectos
se parece al fin del mundo
creciendo una y otra vez
en mi cabeza,
interminables esbozos de
la nada que acabará
por comernos.




Pulsión y tiempo

Antes de la presencia el fantasma
luego, la ruina.

El estar se despliega en 
un laberinto de posibilidades que no llegan 
a concretar sombra.

Una pulsión vital que
se adhiere a los objetos 
y sucumbe ante sus margenes.

Me desplazo en las identificaciones
y ya no le temo al despojo,
a la palabra o al hueso
de lo real que hay en mi
y en todo lo que me habita y abandona.

Lo oscuro incide en lo real
y talla las formas del desprecio.

Me oculto de la palabra
en la palabra.

Cedo ante los objetos
que con su presencia 
me nombran.

Ajena en todo
y, sin embargo,
hay miedo y hay pertenencia.




Ciudad cuerpo

debajo de la escalera
los otros finales
debajo el camino
la tristeza
el tiempo
las manos se convierten en garras
en un intento de volver terrible
lo ordinario
garras de bestia vieja
cansada de tener fauces
rabia cansada de devorarse
me como por dentro
me como la historia de la mano
me como la pesadilla
la pausa es demasiado seca
demasiadas imágenes buscando el argumento
buscando una forma alternativa
que continúe lo que no me corresponde
atravieso historias ajenas
y súplicas
y lloro por las pérdidas
por la bestia vieja
por su hambre
por el tiempo bestia vieja
necesitada de despedidas
saturación de formas y de manos y de huesos
tristeza salada de mano vieja
el peso de la muerte
en mis recursos de infante
no hay espejos
huesos de las manos huecas
un hueco en el rostro
una manera de callarnos con imágenes
de amueblar el tedio
con las despedidas
inexpertos sueños huecos
el peso en la tristeza contenida
no hay herida
ni mensaje
golpes en lugar de voces
golpes en lugar de cuerpos
haciendo lugar en cada uno
de mis sentidos
golpes en el lugar de sentimientos
sin voces
un día las palabras dejarán de herirte
dejarás de citar
de amueblar el silencio con palabras
de buscar en el pasado la razón del tiempo
de desenterrar las palabras desconocidas
que te parieron
que te sostienen 
ahora
que te detienen frente a la pared
pared sin nombre
del otro en la pared
no habrá fantasmas
ni voces
ni huesos
y entonces no habrá nada
y las voces serán necesarias
y los fantasmas serán necesarios
y la pared real
será la intemperie 
y el silencio de la intemperie
y el cuerpo enmudeciendo
en la intemperie
la ciudad será el cuerpo
la enfermedad 
será el sistema
el único modo de circular
y desenterrar 
una a una las imágenes
y las voces desconocidas 
de las imágenes




Doble

como si ya sólo estuviera entregada al sentimiento
y el origen se volviera un sistema difuso de reapropiaciones
no resta nada 
sólo las imágenes vacías de un pasado
que de tan mío se volvió ajeno
extraño el origen y extraños mis propios movimientos
los nombres llamados
en la última habitación del desencanto
la figura del deseo se volvió extraña
desconocido el rumbo por el que vaga el recuerdo
extraño se volvió también el recuerdo
cansada de mantener viva la última promesa
no tuve tiempo de serle fiel al recuerdo
porque todo lo habían acaparado los fantasmas
los dobles
los movimientos que fueron míos y de este cuerpo
pero ya nunca serán míos ni de este cuerpo




Oliverio

Porque Girondo me enseñó a llorar
al tocar los muebles dormidos de la casa 
al cantar la melodía de las cañerías viejas
al masticar el rumor de lo cotidiano 
en los bares de cafés vespertinos
la ternura incomparable de la arrugas en las cosas viejas
la sabiduría de las cortinas desteñidas
llegué de su mano al incendio
sin pudor al adjetivo.



Proselitismo

Las caravanas políticas
concluían con un sándwich de atún
comido entre las montañas.

El sol del altiplano
quemaba la piel cubierta 
de banderas rosas.

La vuelta a casa era siempre
el regreso de una excursión
y yo quería quedarme
en cualquier punto del paisaje.

Volver a casa siempre
con la gorra en las rodillas
leyendo frases panfletarias
sosteniendo los bolis las tazas las poleras:
el marketing de calle
de la política latinoamericana.

Mi infancia transcurrió entre pancartas
y bandas militares
entre camionetas con megáfono en el techo
y salidas furtivas en la madrugada
para pegar carteles.

Mi compromiso político consistía en batir
el engrudo a fuego lento
y convencerme que su preparación
era parte de la alquimia
en ponerme la chamarra rosa
mientras mis dientes de leche emitían
el sonido del frío.

La palabra campaña
cobraba dimensiones insospechadas
cobraba sentido de excursión y primavera
de juegos de infancia 
y de identidad secreta.









SARA ZAPATA [17.941]

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SARA ZAPATA

Nació en Madrid en 1977, ciudad en la que vive y trabaja como maestra de Educación Primaria. Ha participado en diversas revistas literarias así como en recitales poéticos por su ciudad. Palabras para salvarse es su primer poemario. (Estraido del libro "Palabras para salvarse").

Blog / Sitio web: 
http://secantaloquesepierde.blogspot.com.es/



Pura casualidad

Me llamo Sara como me podría llamar Marta o Lucía.
Vivo aquí como podía vivir allí o allá.
Mi color de pelo, de ojos, de piel,
mis manías, miedos, hasta mi forma de andar,
todo, pura casualidad.
Casualidad y genética.
Eso somos.
Eso y tal vez, 
unas gotitas de experiencia.
Poco más.
Perturbador descubrir
que hay poco que controlar
que modificar
que no podemos evitar un infarto repentino
una embolia
un cáncer
o ser hipocondriaca, como pueden ver.
Tampoco con quién nos cruzaremos al girar esa esquina
o quién decidirá dejarnos al girar otra.
Qué pasará con los mercados
con la borrasca que se acerca por el oeste
o con qué, idea delirante, nos despertarán los de arriba.
Nada, no sabemos nada
y pese a esa nada, 
somos capaces de vivir como si nada.
Vivir cada día 
como si lo supiéramos todo.



Con mi permiso

Me permito vivir como quiera
porque esto, la vida,
es lo único realmente mío.
Me permito por tanto
tropezar las veces que sea necesario
y también vaguear,
tumbarme al sol y dejar que pase el tiempo
sin que nada pase.
Me permito también
adelgazar y engordar a mi antojo
puesto que este cuerpo es mío
y darle placer sin reproches.
Me permito amar y que me amen
sin ridículos límites
que edulcoran al amor
e intentar
aceptar el fin con valentía
sin miserables reproches,
pero si llegado el momento
me falla la entereza,
me permito convertirme en escarabajo
durante un tiempo determinado.
Me permito cambiar de opinión
sin sentirme culpable
ya que nada es estático.
Me permito además,
permanecer en la confusión del ser
en la intriga de las sombras
en esta interrogación constante.
Me lo permito
porque ya me cansé,
de apuñalarme a cada instante.



Regresar

Sentirse muerta sin estarlo
percibir el mundo que la rodea 
como un frío y silencioso ataúd 
en el que ya nada
el que ya nadie.
Caminar muerta entre los vivos
sentirse sombra
agua estancada 
eco sin voz.
Y allá, en el país de los muertos 
donde la estación no cambia 
y sólo pasean recuerdos 
se abre paso un rayo de luz
directo a su pelo,
un rayo que todo lo cambia.
La vida vuelve 
siempre vuelve 
porque sólo los muertos de verdad
saben ser muertos.



Puestos a elegir

Puestos a elegir elijo:
El mar embravecido
tu lunar de la espalda
la sonrisa de Jimena
el abrazo de mi padre.
Puestos a elegir elijo:
cañas en el Mercado de San Fernando
a cena en el Ritz
tus poemas a Neruda
Lope a Góngora
ver por enésima vez una de Billy Wilder
a la última de Ridley Scott
diez días de verano al invierno de Madrid
volver a ver a mi abuelo preparar sus migas al Cuponazo
el asiento de atrás del Corsa
a una suite francesa.
Pero todos mis elijo cambiaría.
Cambiaría mis pequeñas batallas cotidianas por una mayor,
por ver a Lorca escribir en su patio de Granada
por no ver a Machado pisar Colliure
por ver a Hernández acercarse a una cuna con un saco lleno de panes, queso y jamón del bueno,
por no ver a Alberti a bordo del "Mendoza".
Cedería mis elijo
por ver bailar juntas a las trece rosas
por no contar los muertos
por ver a los maestros en sus escuelas
por ver desterrado al que vino de África en un remoto rincón de Groenlandia
por ver vacíos los Pirineos y no escuchar La Pirenaica.
Mis elijo daría
por haber ganado esa Guerra
por sentir la vida,
la libertad.



Ausencias

He recorrido años, otras ciudades,
he sentido el vértigo de varios precipicios,
anduve otras tierras, soñé otras lunas.
He vivido sin ti todo este tiempo,
otros llenaron de besos y palabras
mi alacena,
a otros amé, olvidé,
me amaron, olvidaron
ya sabes cómo es esto…

Y pese a todo, pese a este reloj
que avanza por segundos que son años,
siempre hubo un momento,
en aquella terraza en Nápoles,
en algún paseo frente al mar,
en aquel inolvidable concierto
o en un mirar la lluvia tras el cristal,
en el que me acordaba de ti
y te imaginaba allí,
en esos pequeños instantes
en los que nunca estuviste.



Advertencia

No quiero promesas,
no se pueden cumplir.
No espero tu todo
ni deshilacharte a poquitos
ni que me mires y mueras
porque yo,
te quiero vivo.
No hagas de mí tu centro
no me lleves por bandera
que mi luz no te ciegue
ni mis besos te callen.
Cédeme rincones,
avenidas, portales
pero guárdate lugares
en los que yo no entre.
Protégete de mí
que tiendo a la expansión
a poblar todo un mundo
para después huir
ante el horror que supone
sólo verse a una misma
cuando dos, se hacen espejo.
Recuérdalo compañero,
yo sólo,
te quiero libre.




Avanza

Ya no puedes demorarlo más
ya la vida empuja te reclama
grita tu nombre cuando la ciudad duerme
y sólo los hombres tocados por la clariv
idencia o mordidos por el amor que no fue
cavilan, sueñan, se destruyen.
Ya no puedes excusarte más
ahí está
sentada en ese café
jugando con sus dedos
mirando el reloj.
No es la vida
pero es el puente que te llevará hasta ella.




Cíclico

Hay tristezas y soledades acumuladas
como nieve en las cumbres.
A veces se derriten y el río se las lleva.
Entonces sonreímos
pensando que ganamos la batalla,
pero ya saben lo que ocurre con el agua.
Una mañana despiertas
y te encuentras todo como estaba,
como antes del deshielo,
como antes de creer torpemente
en el calor de tus posibilidades.



El después

El problema no es confundirse
ni apostarlo todo al número equivocado,
pues eso es estar vivo.
No es tampoco abrir una puerta y encontrarla tapiada,
ni creer en el mañana cuando ni siquiera hay ahora.
El problema es perder la esperanza,
volver más viejo del camino,
la tristeza convertida en piel,
el fracaso para desayunar,
la decepción dándote los buenos días,
las preguntas colgando de las perchas.
El problema es que la vida te cambie demasiado.
El problema, el gran problema,
es volver a empezar siendo el que se era.




MOSAICO 

A veces hay que romperse,
caer de bruces entre sueños
de algodón cortante.
A veces algo empuja
y el alma disciplinada se inquieta
mientras tus pies,
dejan de caminar por inercia,
se ponen en huelga,
te obligan a hacer un alto en el camino,
y da igual si quieres o no,
el crujido te despierta
y ya no hay forma de acallar al lobo.
"Di tu palabra y rómpete"
decía el filósofo,
pues mejor ser vivo mosaico de retales
que pieza muerta de museo.




JESÚS CÁNOVAS MARTÍNEZ [17.942]

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Jesús Cánovas Martínez

Nacido en Hellín (Albacete) en 1956. Estudió en la Universidad Complutense de Madrid en donde se licenció en Filosofía Pura. Profesor de Filosofía, ha ejercido la docencia en centros de Ronda (Málaga), Águilas y Murcia. Ha participado en numerosas actividades literarias, tertulias, recitales, presentaciones y conferencias. Cofundador de los grupos literarios “Ateneo aguileño de las artes y las letras”, Águilas, y de “Espartaria de poesía”, Lorca. Pertenece a la asociación Taller de arte gramático, Murcia.

Su poemario "OTRA VEZ LA LUZ, PALOMAS", es el libro ganador del decimonoveno Premio nacional de Poesía AURELIO GUIRAO, en el año 2015,  en el que la Sierpe y el Laúd colabora desde su inicio, publicando desde el 2010, el poemario ganador en su colección de libros ACANTO.

Ha publicado A la desnuda vida creciente de la nada, 1989; Kyrie eleison, 1994; Estridularia, 1999; La luz Herida, 1999; Fanal de la aventura, 2000; Transluminaciones y presencias, 2005, todas ellas poesía; y Dulcísimas hebras de oro, 2009, relatos. Además ha aparecido en una veintena de antologías de poesía y en otros títulos colectivos de poesía y narrativa.

Sus poemas, relatos, reseñas y ensayos han sido publicados en otra veintena de revistas, regionales, nacionales e internacionales, destacando entre ellas la revista de creación literaria Baquiana.



Del libro Kyrie Eleison

FONDO DE VOCES

¿Cuál es tu Dragón?

Ante fáciles días,
en juego
te ofreceré
las copas de mi muerte.

El misterio es mi miedo
y la inocencia en la medida
escueta del dolor.
Arden mis ojos
y mi vida y mis labios
en címbalos y límites
que no quiero.
Aprietan mi razón
ritmo y naufragio
de olvido,
hasta el justo
poder de tus ojos
en azul,
definitivamente.

Con sueño,
dame tu mano,
potestad del aire.
Ante el mar de perros,
red
última del cazador,
noche de peste funesta
en la que alzas
voces
y cáliz en fondo
de cruces y espejos.

Duermo penumbras
del silencio,
sediento camino ciego
en los ámbitos y columnas
que no soslayo.
Acto en defunción
de ojos.
Me pierdo.
Copa, callejón
sin dónde,
inextinguible y radical,
que aduerme
ilusión de cosas en murmullo.

Beata quietud
profunda enluta
atisbo
y descontento.
Doblaré la rodilla
en súplica,
y pediré en tinieblas,
porque consume la muerte
mis caricias
y afán.

En lo que dejas
arden mis ojos
fondo de voces.

Del libro Kyrie Eleison


ARREBOL SONORO

Ignoto Tú,
Dios Póstumo
que vive.

Extática costumbre
de contemplar
tu ironía de hondura
divina y misterio
incomprensible de mi sed.
Como foso me ciega
el vacío urgente
de tu presencia en las cosas,
limita mi tiempo,
trocea mi risa
—¡mi alma extinta!—,
ante el horizonte inmóvil
donde baten tus horas.

De los caminos sin rostro
y quietos de tu boca
dejo el olvido
en la promesa
sedienta
del rastrojo que me abruma
y me asusta
sorprendido
ante tu muerte,
permanencia vieja
del dolor fácilmente
prendido a los ojos.
Sabes que no sé
y que no comprendo
tan tortuoso ejemplo
en tu presencia invicta
o terrible
si no fueras hombre.
Humano sentir
proclamo.

Tu soledad es la mía.
Son templo y dominio
de velada luz
de tópicos ante la nube
exacta en la hora,
inmensa
y silenciosa
que me ha de cesar.
Azota insistente
necesidad de la muerte
para tu gloria.
Ven, pero no me abrases,
perdido afán
sin límites
en la mirada triste
y desprendida
del viejo roble amigo
del sagrado bosque hendido,
¡Marana Tha!,
en arrebol sonoro.

(Kyrie Eleison. Ed. Betania)




Del libro “La luz herida”.


EMILIO SAURA, ASTRÓLOGO

Asiste al convite de las rosas
del viejo zoco el sabio presintiendo
un presto y tácito orden de los tiempos,
del mundo las fragancias silenciosas.

Su mano y su ojo fruncen simetrías
en la memoria ubicua donde sellan
estremecidas álgebras de estrellas
el ritmo de las noches y los días.

El gravitar insomne de las horas
del orbe especular de los reflejos
alza en su aroma,
                                  gusta en su copa

el vacilante y trágico secreto
de innumerables sílabas que cifran
la hondura del Amor y su misterio.

Del libro “La luz herida”.



DÍA DE DIFUNTOS
                  
A mi padre, muerto

“Sais-tu ce qu´est l´mystére?
            UN SOURIRE JAILLI DU FOND DE L´ÂME  -C´EST UN MYSTÉRE”

                        Gitta Mallasz,  Dialogues avec l´Ange

Horizontal, perpetuo,
inaccesible a las muertes cotidianas.

Riguroso orden de silencio,
el azul, nítido, arriba.

Aquí,
los cipreses en punta
trenzan hileras correctísimas,
señalando, sus largos dedos,
indelebles, mariposas ágiles
                                            y muertas
o, altos y risueños, pájaros
en sombra que esparcen
su patencia al filo
histrión de tu sueño.

Ligera trama
de una tristeza,
la conciencia ligera.
Rotos los puentes
te quedas,
adusto soplo.

Suenan hojas secas
en este Otoño tardío;
la araña hila su trampa.

Tú y yo, padre, al borde
mismo de las cosas
-el hastío-,
diálogos de Amor y encuentro,
ahora.
                        
Del libro “La luz herida”.



GORRIÓN EN LA VENTANA

¿Qué nuevas músicas me traes tú, dime, gorrión
colgado del alero de mi ventana?
¿Por qué pías? ¿Acaso me llamas?

¿Qué mira tu cabecita
Tan levemente airada?
…Tu cabecita, esa que giras,
rotas y giras y giras y rotas volteando
inquieto tras mi ventana.

Tras el cristal que nos separa,
de mi despacho en la mesa
te he mirado.
Y al contemplar tu plumaje
austero y bello,
al contemplarte tan cálido, inocente
trozo gris del cielo,
he sentido por ti, lástima.
Lástima por ti o por mí, tú, augur inquieto de la mañana,
heraldo libre de los aires y los campos.

Los ojos por un momento se me han nublado, no sé cómo.

Así he esparcido unas miguitas de pan.
Pero ya no estabas.
          
Del libro “La luz herida”.




Del libro “Transluminaciones y Presencias”

QUIJOTE LLEGA AL PALACIO DE LOS DUQUES

I

Llegaron ese par de tontos, Quijote y Sancho, su escudero
ramplón y prosaico
—aunque fiel a la promesa
de una isla llamada Barataria—,
al palacio de los duques, al suntuoso palacio
de los duques donde se festeja el sarao licencioso
cada noche,
sea o no vigilia Pascual.
Ya se sabe: vivimos en un mundo excesivamente serio
al que le falta la risa, le falta
el poder terapéutico de la risa.
(Ríete de tu tristeza: cierto sentido de las proporciones
alcanzarás, tan necesario.)
Mas esto, la cantinela y el aviso, lo sabe muy bien el duque
—estudió en las universidades de Salamanca y Oxford—,
lo sabe la duquesa y hasta lo sabe
la corte de depredadores fáciles
que anidan a sus expensas.

Les falta la risa. Les falta la risa.


II

Pronto las bromas se suceden
y se repiten con descaro.
Sufren los dos, caballero y escudero,
retóricas de pleonasmos y metonimias.
Si la simultaneidad se desarrolla en el tiempo,
algo tenue hay que escapa a las leyes del azar
y que se elige.
                          Ellos escogieron la prueba ridícula,
el ridículo espectáculo bochornoso:
el caballo Clavileño, para arrebatar el cielo,
los gatos lloviendo del tejado, en amorosa aventura,
y por último, el portentoso viaje de Sancho
a la isla llamada Barataria
y su gobierno, colmo de su anhelo.

Tinieblas espesas cubren su razón
pero Quijote ensaya la sabia conseja: los asuntos mundanos
no escapan a la férula de quien,
vencido de la realidad del mundo,
al fin correcto intenciones enmienda.
Buena copa exuberante
la Sabiduría precisa.
     
                                     Mas en compañía de duques
los capítulos se dilatan tediosos,
la monótona retahíla insulsa,
y tenemos la impresión de haber entrado en otro tiempo
extraño al tiempo de la vida.
Agotadas las retóricas figuras queda la otra,
la del caballero, la figura triste como un garabato,
la triste figura del caballero, como un garabato,
una sombra apenas que se desliza
por los álamos serenos de la noche.


III

No compensa comer en tallada mesa
cuando la que se añora es otra mesa,
otro el festín que se desea.
Aquí está Quijote, rodeado: a un lado,
el inocente bufón de Sancho; al otro,
la malicia del duque irreverente
y el resabio, por si fuera poco, intransigente
del sobrio eclesiástico,
“destos que gobiernan las casas de los príncipes”.

                                                                               El eximio
Cide Hamate Benengeli
en el capítulo veintiocho de la segunda parte explica
para aquél que sus oídos tiende:
“cuando el valiente huye,
la superchería está descubierta”.
           Mas no huye Quijote;
 nunca.

Próceres de este mundo con frecuencia olvidan
que de lo alto suspendida está la marioneta,
como sartal las perlas todas enhebradas,
por lo que es feliz el rey
cuando muere a manos de su torre.
Si donde abunda la carroña
buscador de la verdad se oculta,
lector suave y desocupado aprecia
la discreción del tranquilo amigo.
Al despertar del sabio
no sorprende lo inaudito:
que las montañas fueran otra vez montañas
y los ríos de nuevo ríos.


IV

Orillado en la tarde silenciosa
su espíritu es cálido en la brisa,
y su aliento inmóvil y sereno,
pues Dulcinea nutre de su pecho.


Arriba, altos juegos de las nubes.

Del libro “Transluminaciones y Presencias”



JUAN DE ARGUIJO, HOMENAJE

I

La fortuna con esmero amasada por el padre
útil sólo es de trabajo,
pues gallarda la figura, sutil el ingenio,
el tráfago mercantil elude, las gradas de Sevilla.
Los complicados asuntos financieros
no son para el que suspende sus labios de las musas
y opone al mercar ladino
el afortunado don de la palabra, su tersa indiferencia,
y más le tienta el certamen de las rosas, el lance literario.

Como Llavero Mayor de la Alhóndiga
–por ganancia evento en suma que le vale
para el futuro copiosos enemigos–,
con estrépito fracasa.
Que la versátil fortuna rueda y es mudable
común es de acuerdo, tópico y harto evidente:
no son eternos los hombres ni los cargos,
la fama y el dinero al punto allegado
se desploman la ladera abajo.
Pero aún el padre vive,
las tierras de ultramar siguen siendo ricas,
luctuosos dividendos se ingresan y el oro llueve a latigazos.

Ni le importa ni le tienta la política
–que distiende la sonrisa solapada
en el discreto adosado como amigo–,
tampoco el poder, la vana sombra efímera que el aire avienta,
y del amor los senderos
custodia la amable doña Sebastiana
dulces en su corazón:
son mitológicas damas las que Don Juan corteja,
el tierno verso cargado
de equilibrio excelso y bello, de armonía.
Otra fortuna él persigue, que decanta sin reservas:
“la de poetas y músicos y decidores”.

Para la fiesta ataviado y la galanura,
muerto el padre, en la casa recibe la tertulia;
se le antoja poco el gasto excesivo
y gasta de lo que tiene aún más,
los sancionadores ojos que pondrían freno a tal dislate
ya no existen, leve tierra los acoge.
Cómicos Don Juan contrata, festejos organiza
–Sevilla de gala ciertamente se ha vestido–,
y en los poéticos certámenes miembro indispensable
se lanza a una carrera donde el peculio recibido
peligrosamente merma y decrece: dilapida y gasta,
y aun socorre jesuíticas empresas
a la caridad en orden para con el débil, el enfermo, el desvalido.

A este despilfarro vano coto con el consejo
intentan poner algunos, que la bondad a veces
tiene premio; vano asunto:
vacilante en un mar duro, embravecido,
abatido cae al fin por hambrientos lobos.


II

Le vemos en la Profesa Casa
como huésped no molesto de la Compañía,
donde medita y pasea por el patio ameno.
Opaco estorbo del mundo no suponen los bienes,
ni el tumulto arrebatado le molesta
al son bueno de las aguas que cantan dulcemente,
entre setos de verdura, a la sombra del magnolio;
la codicia le es aún más ajena,
ajeno él al ordinario enredo de los apuntes y las cuentas,
a ceniza reducida tal espina,
la lujuria y el oro, el miedo y el odio mismo.
Los caros amigos le han dejado solo
en esta hora al parecer donde el silencio pesa
y se agradece el amigo brazo, una charla amiga,
un gesto circunstancial o siquiera
el tan preciado moral apoyo; no importa.
Ante la paz en el claustro que se respira,
de los antiguos al lado tan sonoros vates,
no hay precio alguno ni quita al sesgo de la balanza
unos gramos que enriquezcan o lastimen tal dispendio.
Su alma sosiega y enaltece
de su corazón adentro el templo ardido,
y son Ícaros o Dafnes, Apolos,
Orfeos, Didos o Venus,
los que transitan en suave calma
por la hoja en blanco, que en breve apunte anota
con su grave mano, templa y cumple poema.

Interior de su morada
ilumina llama viva:
de sí mismo adentro busca para hallar afuera
lo que en gracia y don convierte.
Don Juan, señor Veinticuatro de Sevilla,
pule el soneto, tañe la vihuela.

Del libro Transluminaciones y presencias.





SERGIO KISIELEWSKY [17.943]

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Sergio Kisielewsky 

Nació en Buenos Aires Argentina en 1957. Integró el libro “Los poetas de Mascaró” que tuvo su versión teatral con la dirección de la actriz Leonor Manso en el Centro Cultural de la Cooperación. Obtuvo premios de Asamblea Permanente de los Derechos Humanos, la AMIA en 1989 y el Fondo Nacional de las Artes. Integró el Plan de lectura Leer es Crecer que dirigió la Profesora Hebe Clementi. Su obra fue traducida al inglés por el poeta John Oliver Simon. Cursó la Carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires y es periodista.

Publicó los libros de poemas Algo de la época, Memoria caníbal, Corazón negro, Electrificar Rusia, La belleza es un campo minado y Nunca te hablé con palabras. 

Obtuvo premios del Fondo Nacional de las Artes y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.



Poema del Libro Corazón Negro (1994)


Olleros Kent

Estábamos en la pieza del hotel.
Vos buscás a mi papá en mi sexo.
Yo busco a mi papá en tu sexo.
caminamos por la Avenida Los Incas.
Los dos escribimos palabras desesperadas.

El poema no nos sirve,
la luz no nos sirve.

Escribimos y nos desesperamos.
Subimos a los trenes. Llegamos al Tigre.
No tenemos la adolescencia por delante.

Los árboles te nacen los pechos.
Tomás mi boca y me decís:
el hielo de la vida es eterno.

Me despido en el pasillo de tu casa.
No me soltás.

Me duelen las caries de vos.
Mi piel es un perro.
Perro siberiano, perro atleta, una bestia.
Perro que viene a nacer y quitarme de mi.

Me voy. Te fuiste.
Me escucho mi risa de vencido.
Alucinado por el río de lo que se fue


Acolchado

Mi hija se parece a mi madre.
Mi madre
es un cabello rubio.

Mi abuela era de Bialistok, Polonia.
Tenía el monedero más chico del mundo.

Del monedero salía una bolsa
donde no había monedas, sino otras bolsas.

Cuando llegaba a casa
yo escuchaba el idisch.
Mamá decía todo que sí.

Toda la ropa que me traía era grande.
“Ingale” me decía.

Después prendían la radio
y la abuela espiaba en los armarios.

Papá la echó y así entró en mi vida.



Tres

Vuelvo del colegio
y tiro el alma al patio.
Es una pelota.
Una sombra en la pared.
Una maceta.

Un temblor de mamá.


***


Me dejaste en el invierno...

I

Me dejaste en el invierno.
Yo era un barco rojo,
una dinamita a punto de vestirse,
un corazón de sopa.

No me dejés te dije.
Se me hiela la sangre con tu barbijo.

Te bajaste del subte
y vi la multitud.
Un oleaje al cual llegué tarde.
Una mirada sobre el corcho.
Yo estaba con vos
y de pronto estaba con desconocidos.


II

Pero una noche se te da por meterte en mi cama.
Nos decimos unas últimas cosas.

¿se sabe querer tanto?
¿se aprende?
¿se recicla?
¿se ofende la moral pública (del partido)?

Me decís que no entendés. Que estás confundida.
No te respondo.
Y ahí en la estación Medrano te bajás.

¿Hasta dónde llega el subte?
¿llegará hasta el mar?.-



Juano Villafañe, integrante de Los poetas de Mascaró junto con Kisielewsky y otros, dice sobre el grupo: "Siempre nos sentimos parte de los que se salvaron de ser desaparecidos. Vivimos en la apertura democrática durante los años ochenta el gran drama nacional de los desaparecidos que Leonor García Hernando definió como "La muerte argentina, la muerte impuesta" para escarmiento de un pueblo retobado. Eramos muy jóvenes para asumir la muerte y también la derrota de un proceso que tampoco alcanzábamos a digerir. El grupo Mascaró vivía en un estado de permanente expansión utópica que no apostaba a ser sólo una acción voluntarista. La poesía es en sí una expresión utópica con anclajes reales. Vivir poéticamente fue el desafío del grupo, como acto de fidelidad absoluta a la escritura y a la vida cotidiana que hacía a la escritura. Con la poesía no cambiábamos el mundo, pero el estado poético se parecía al mundo transformado. La revista de literatura "Mascaró" (1985-1988) nace como una búsqueda del grupo para rendirle homenaje tanto al escritor desaparecido Haroldo Conti como a su novela "Mascaró, el cazador americano".


"No, no vuelvas a pronunciar la palabra avión
en esos aparatos en el cielo violento
se fueron los codazos
los años del bar
los poetas que enseñaron a vivir
aquí la patria se mete en la niebla y no regresa..."

        (de "Exilio")
                        


Ponía las llaves en la biblioteca
y vos te llevabas tu guardapolvo al armario.

Yo amaba saber que te iba a querer toda la vida.

Te amaba.
Amaba verte en Valeria, sabía que tu padre
combatió a los que odiaba mi padre.

Luego vino el mar, los tullidos,
la sombra de tu sombra en el país
del trabajo no fijo.
Me pudrí y te cansaste.

Pero yo me cansé de mí.

Y aquí estoy.
Miro por la ventana de una habitación ajena.
Vivís a ocho cuadras como mi hija
y te ponés a soñar
que alguien te querrá.

Las comidas, los hoteles, los pocos asados y las canciones de Baderek.

Todo ocurre alrededor del fuego,
el fuego en que nos quemamos.-





Poemas del libro: ELECTRIFICAR RUSIA


Taza

Viene el tiempo y se dobla como un guante.

El guante es una mano que me toca la mejilla.
Construye una casa, un rostro, un portón, 
un perro que busca al abuelo.

Zaida busca un caballo blanco
y lo remonta con el nieto.

El tiempo es un guante blanco 
en el brazo de Irina Solovei en “La esclava del amor” de Mijalkov.

Su taza tiembla.
Mataron a su amante en la vereda.
Ella debe ensayar con los actores de la aristocracia rusa.

Su amante conspira contra el zar de Rusia 
y su temblor fue la taza rota.



Sombra

El tiempo me quitó las espaldas.
Ahora caminá sin peso - me dijo, sin pensar, ni adorar.

El tiempo se filtró en los filos
y la palabra es una guillotina para el que nunca dañó.

Sólo quiero que no pidas al de ayer.



Ritual

I

Tu sexo, una molécula de arroz.

Me desplumás.
Usás tics del vello.

Con vos no soy paciente.
Volás como Juliette Binoche.
Sos el cielo.

Dolor de la llovizna que hace el campo
cuando la vaca pegó la luz en el amanecer.
En las láminas de papel de calcar, los secantes, el sacapuntas.

Caminás y no me ves.

No hice nada de mi vida. Sólo escribirte.

Ver el bretel, los rostros, los olvidos,
el resto de café que borra el aire.

La muerte se parece a que no esté tu bretel.

La soledad de papá no se parece a nada.

Omóplato donde mi juventud se humedeció.

Bretel, arder, querer.

El árbol se te parece.
La soledad del campo
tiene papel macé, tapitas, envases de leche.
Arboles donde los vecinos tenían voces
y el alma iba y venia del tren.


II

En la pieza hay humedad.

Venís del baño y preguntás 
dónde están los cigarrillos.
El espejo fuma.

Buscás y ves tu espalda.
Tu hombro adorado por la luz
que nada alumbra en los hoteles.

Lo tenés a Chandler, a Copi.
Tenés videos de Queen pero pedís el poema.

No lo sé.
Te miro bailar y el cuarto se agranda.

¿Estamos en Londres?
¿Jugamos al bowling en San Pedro?
¿Vamos a la Fiesta de la Flor?

Bailás y reís.

¿Llegamos a Amsterdam
o el hotel se parece al de Marsella ?

Escribo lo que te duele.



Sumario

Los obreros no tomarán el poder.
Mi madre no se separará de mi padre.

Te fuiste como un grano de arroz.
De vos sólo sé que eras
una caja de música donde guardar percheros.

Te fuiste con el tiempo en las valijas.

¿Quién es ese hombre que viene ?
Lo quise pero es otro.
Quiere ser otro.

Venís y me das el mar.
Es junio y la playa te roba el silencio.

No te besé porque eras huérfana.
No te herí porque yo merecía el dolor.
No me alcanza con saber.

Papá quería todo el dolor para mí.
Aquí estoy.
Te escucho tocar el piano y no me hablás.

Te llevás el rouge a la boca y fumás.

¿Qué fumás a esta hora del día ?

Te teñís el pelo de vos 
y odiás a los hombres de buena voluntad.


Veloz

Eras música.
Nada sabés.
Todo mirás.

Estoy en Los Andes y espero carta.
Le leo a los abuelos
y como el bife.

La adolescencia se me empañó en el vidrio
y los abuelos hablan idisch.

Hablan y la ventana tiembla.
¿La escarcha de Villa del Parque
se parece a Madrid ?

¿En qué se parece Jasi al abuelo?



Sabor

A Rogelio Senar

El insomne ve en la oscuridad.
Lo que no percibe es porqué no duerme.

El insomne va por sí.
Es negro.

Ve senderos. Regresos nunca.

Sólo ve el plato, escucha una voz
que no tiene dicción.

El insomne ve el umbral.
Sólo aquel umbral.



Canción

El corazón va por la noche
cerca de la mesa de luz.

Tantea, busca, ronronea.
El plato es una guirnalda,
un cubierto que nadie dejó.
Que nadie llegó.

La mocosa dobla la luz
y le da el pañuelo al insomne.
Ella se queja por el futuro
y el insomne por el pasado.



Dónde

Me dejaste en el invierno.
Yo era un barco rojo,
una dinamita a punto de vestirse,
un corazón de sopa.
No me dejés te dije.
Se me hiela la sangre con tu barbijo.

Te bajaste del subte 
y vi la multitud.
un oleaje al cual llegué tarde.
Una mirada sobre el corcho.
Yo estaba con vos
y de pronto estaba con desconocidos.

Vos te fuiste 
y la alcoba ya no estuvo más.

Me decís que te vas.
Pero una noche se te da por meterte en mi cama
y nos decimos unas últimas cosas.

¿Se sabe querer tanto?
¿Se aprende?
¿Se recicla?
¿Se ofende la moral pública ( del partido) ?

Me decís que no entendés. que estás confundida.
No te respondo.
Y ahí en la estación Medrano te bajás.

¿Hasta dónde llega el subte?
¿Llegará hasta el mar?




“Nunca te hablé con palabras”, Editorial Babel, Córdoba, 2015.


“Posee esta incomparable delicadeza de la gente que no entiende lo que se les dice”  Margarite Durás (El amante)


A Laura mi hija que todo puede construir.



PISO FLOTANTE

I

Hoy saldré con Scarlett Johanson
La veré en una playa cerca de la rambla
No habrá escollera ni mar
ni bruces
sólo su rostro entre los pescadores de alcoba
el pejerrey sube al Faro y te ve
respira el pez
está quieto viéndote
y llama a otros peces 
y todos los peces respiran porque ven tu boca cerca de la brisa

Hoy saldré con Scarlett Johanson
conoce una calle pequeña y el helado de higo
y tiene una túnica que abrigó a su abuela cuando estaba de novia con un vikingo
A Scarlett le gustan los pájaros como a mí ver 
a papá que vuelve de la costa 
 corría paralelo a la orilla
con un malla de colores fuertes 
Scarlett me dice que conoció a papá 
que lo vio hacer el asado para los primos
que lo vio cuidando a los funcionarios
que lo vio y de pronto calla

La noche se come su rostro y las olas se levantan por metros 
Scarlett quiere ir a ese café en el límite con Mar del Sur
donde termina el sitio en que corría mi padre
Entramos y la mesa ya está puesta bebemos y me dice 
que su padre era médico.

Iba en trineo entre la nieve a ver a los pacientes
Scarlett habla de su padre y llora
me cuenta de ese mundo donde nunca tropezaba y que no conoció el verano ya de grande. Creía que la vida era nieve.

No sé qué hacer con ella de este lado del mundo
La invito al edificio Ondine entramos 
 mis padres están jugando al Scrabel y después al chinchón
Scarlett le habla en idish a mi abuela y le dice
ashtícale y mi abuela le sirve borsh.

Le pregunto a Scarlett si quiere ver una película 
ella odia las películas los tatuajes el rímel
quiere ir al vivero y subirse a las lanchas 
quiere ver los caballos.
Scarlett me lee el Transiberiano
Me cuenta que lo leyó escondida de su madre
el viaje de la pequeña niña sobre la estepa
el tren que lo atravesó todo.

Nunca miré a nadie a como a Scarlett y ahí 
Es cuando me cuenta los libros de Fitzgerarld
De Basil y Josephine me dice los ámbitos de memoria
cuando era chica miraba a los caddies en los campos de golf
y ellos al verla se tropezaban en el pasto.

Ahora el viento da en las ventanas del barcito en el muelle
Y en eso entrás vos con bermudas de flecos
Las dos mujeres se miran como si se conocieran

Bebemos cerveza y vos hacés magia con un títere que 
Trajiste del otro lado del mundo Scarlett ríe y vos
das una función del títeres sin escenarios
cuando vuelvo ya no estás más está Scarlett vestida de blanco
y me dice que quiere conocer Gesell a Barocela
y al café Nostalgias
quiere deambular por las bares de la playa
No quedará otra que estar contigo un rato más.
Toda una vida.


II

Hagamos una cosa te llevo al río y vemos el mar.
No estás para hablarme de los sobrenombres que le ponían a tu padre en el almacén.
¿Y si te hago una cena de una vez por todas?
¿Y si tenemos más hijos?

¿Qué mozo me salvó la vida?
Cuándo te esperaba

Hay una vértebra que falta 
Una nube con su columna de fuego, 
En Bersheva algo se parece al alud.

Vamos al tembladeral.

Van los seres cerca de la costa en Valeria.

Algo se mueve en la cabeza del vándalo 
Y toda la barca se la lleva el río
Todo es bloque y se lleva la sal 
Va y viene con el vaivén de las puertas
Las abrís con tus ojos de belleza sin fin
Es un animal de peligro.

¿El orden de los factores altera el producto?
Sueño con mi padre y te veo como un hada 
rompés el hielo como una memoria del pasillo.
Saliste de tu cuerpo de beduina 
y hacés  de mí una triza.

Te espero a la salida de la maderera a las seis.
Salís y algo en el tráfico se borra.
Tenés los muslos puestos en el alma
conjuntito de flor
suéter en la axila

Si supiera que tu boca iba a tomarme
como a una lapicera que me escribe sangre, 
Si supiera algo de mí.

Si tendrías la espalda quieta
Como una luz de humo que me quita el sueño.

Te veo como una liezon de espejos
No acierto a saber cómo me llamo.

Tu anorak rojo 
Tu andar

Arde como Troya. 
Todo eran manzanas en el diluvio 
Luz en los médanos.
Llevamos una bandera entre los dientes como los flamencos

Libretita de mayo, 
Te anoto los ojos como a una metáfora.

No me saco de encima tu ropaje nacarado 
No sabés lo que cuesta verte de perfil.

Tu solero turquesa tiene un bretel que no veo.

Estudiamos Afanasiev cerca del cuello de los cisnes.
Te anoto la piel, el viento
Es un vendaval que ya no respiro

Cuando entré a tu habitación ya era un hombre.


III

Nunca te hablé con palabras.
Me decís que vas a tomar ese avión.

Ahora tu voz es un delantal.
Vuelvo a mirarte y asusta. 
El mundo se quiebra como un plato de sopa.

Damos vueltas, respirás
y dan ganas de ser el aire.

Es la caída del corazón al rocío.

En el reservado del bar te encuentro. 
Es un armiño con el ruido del tren
que pasa entre nosotros como un fantasma griego.

Tenés un duende en el paladar
te subís a la taza, girás, olés al día,

vuelo en tu alcoba y deseo a tu pie
y a la terraza que se llega sin escalera.

No volveré a verte.

Comprás frambuesas en El Bucanero. 
Sólo un trozo de aire en el Abasto
que gira hacia el mundo de los hoteles
que nada alumbran. 
Sólo tus hombros adorados por la luz.

El tiempo se dispara como loca marquesina. 
Silbás a rabiar
y no hay quien lo detenga. 
No es el Parque Chacabuco. 
No es Alchurrón  tocando la guitarra en las peñas del 79. 
No es la tarde donde jugaban con Laura
(“Le pedí a Dios  que viniera”). 
Y algo se movió de cuadro.
Creo que la tarde llegará hasta el mar.

Te veo en la calle de la Agronomía. 
Veranito a las diez de la noche. 
Tu corazón es un idioma con arco y flecha.

Nada se balancea más que tu pie descalzo.

Sos un deleite intratable
que ejerce su pasión por las brasas
por el calor de la carne haciéndose.

Estoy en la calle esperándote. 
Es un leve motor que tengo. 
Volvé te digo, la orilla es tu pie, tus manos que acarician de a cuatro.


VIII

Cuando me pasabas bronceador por la espalda no sabía que te perdía.
No hay picaporte que me lleve lejos.
Sólo cuando me hablabas de la avenida en Lomas
o cuando celebrabas mi cumpleaños te ibas por el sendero.

Traías la torta de Duna, el corazón oblicuo, la guirnalda
en el Sauce Viejo.
Mientras la yarará se muerde a sí misma y el desayuno en Varadero
no se parece a nada.

No hay poción que me lleve al cántaro y a la fuente.

“Otra vez la navidad”, me dijiste.
Tenías puesto un vestido turquesa
y ya no pude pensar.


XVI

Se reían los compañeros
mientras el cenicero se llenaba
mientras tanto papá siempre
dejaba algunos atados
por si alguien quería fumar.

En cambio con vos
caminé por última vez por Rivadavia
antes del verano en Gesell.

Buscábamos una malla
pero sólo era una excusa
porque los dos sabíamos
que ya el parque no era para nosotros.

Que ya está, fue suficiente.



XVII 

Los libros estaban en el modular de Europa 
Ventanita con cortina blanca
Herida de tu vulva 
Aún estoy con el cabello a cuestas.

Es sólo la juventud que dejaste entre mis piernas me decías
Mientras te traigo un chocolate en el medio del almácigo

Veo a la hija y pienso que debí darte varias así
No tan altas como ella 

Ya se va la juventud me decís

No hay vértigo que me detenga
No tengo tiempo para escribir poemas
Miro por la ventana y pienso en lo que debo pagar 
No pensé que iba a poder con la sombra pero pude al fin.

Estás en el frigo bar del buque bus 
Y llevás tu cartera 

Nos casamos y tu hermana se fue.


XVIII

Lo único que espero es ver el rastrojero azul
No sé si ahí dentro vas a estar
Pero tu padre lo maneja con rapidez 
Y siempre con el cigarrillo en la boca
Al lado está tu madre
Tan parecida a Catherine Deneuve que asusta 
Mira hacia afuera mientras tu padre grita a los demás choferes
Y gira
Yo busco el rastrojero azul
Como una memoria entera 
Como si allí estuvieras siempre yendo a trabajar 
Con tu padre que era como ir desde la plaza 
al Centro.
Pero vos estabas hablando con Alejandra 
que tiene unas tetas enormes y vos me golpeás.
Me quedo en el pasillo de tu casa y tus padres
No se asoman porque lo saben todo.

Deben sentir la humedad de los cuerpos que dan a la calle
Algo que se incluye en la madrugada 
Que no se desmorona ni se extingue
Algo que se desvencijará.

Debemos ir al viento donde nos acaricia la hamaca voladora
De la plaza eterna, la plaza que hoy evoca a Humberto Costantini

Es la plaza donde inventamos la noche
Y vos te balanceás con tus piernas de tormenta
Un rápido sueño donde las paredes no se descascaran
Y la tierra aún no tembló.


XIX

Soñarte como un picaporte que recorre la retina 
Pensé pasaporte
Y después te soñé como un vándalo de manos azules
Que no se corta las uñas por temor a quedar
Adherido a tu cuerpo 
Tus curvas tus ojos tu frente
A mi prepucio que dejé atrás. 

Están ahí tus ojos hundiéndose en una catástrofe
En una pulgada del mar del médano de los arroyos
No vendrás con mimbre o abrir la lata de dulce 
O volcar el flan 
Y que el caramelo no se derrita
Y sacar el pan el café las tostadas en Varadero
La cama del hotel flota como un minibar de relámpagos y porrones

Papá y mamá eliminaron el prepucio
Y vos lo reponés y siempre lo sabrás  judío 
Que es hacerte el amor en una playa que nadie conoce.

La retina no te retiene
Solo son tus ojos que no dejan de hacer
Es solo una cuestión de estilo
De una mujer que puede ser un batallón
Un disparo en retaguardia.


XX

Y si camino por la calle Balivian
Los arboles me tuercen el cuello
Como la calle Hungría de Parque Chas
Da la vuelta y no se sabe hasta dónde
Y en el bar de Llerena están los muchachos de Agronomía estudian y toman café
Y yo voy a hablar en teléfono público en 1977
Y en las meses hay solo apuntes y mas apuntes
Y veo que todos fuman entre libros
Y se me ocurre llamar a la oficina donde trabajás 
Solo para escucharte la voz, el timbre azucarado
En el medio del clering.

Al otro día viene Víctor y conoce nuestro mono ambiente
Mientras el viaja por el mundo
Y a nosotros casi nos fusilan en  invierno.

Pequeñas diferencias
Entre vándalos
Que lo tienen todo 
Y nosotros que apenas buscamos la parada del colectivo aLacroze.


XXI

Ahora que bien lo veo
Vivíamos frente a la curva que pega el tren
Frente a la curva que pega la calle
Y vos te vas con tu mochila a otros menesteres 
Que poco tienen que ver conmigo


XXII

Fracasé en el arte de conocer tus piernas
Ahora bailan lejos de mí
Tenés un fernet con gaseosa entre las manos de giganta
Y sos un patio
Donde papá cruzaba las piernas en una silla roja
Un patio ajeno lejano cercano
Pero hoy te levantás con tus piernas de balido
Una desmesura que apenas toco junto a tu chaleco 
Que apenas rozo me vence el arco del pie
Es una montaña de cortinados azules 
Y no sé qué me decís y yo casi ni contesto

Papá se levanta de la silla y ruge
Mira
Pone los leños en la parri
Y comienza a crepitar con el vaso de Carcassone en la mano
Después habla con Don Salvador
Y lee el Nuestra Palabra con el gesto
De estar frente al Muro de los Lamentos
“Terminé apenas la primaria y NP me ayuda a saber”

No te lo puedo contar morocha
Cuando me decís que te llamás Adela 

Y reís 
Sos más risa que agua
Y ahora si nos vamos del lugar a ver si veo entre tu blusa
Una luz de farol sin mimbre los asados y el sentido
De la noche boca arriba.



XXIII

A Patricia Sibar

Viene con tu tapado de armiño blanco
Y me dice que se lo regaló Jorge Polaco
Me río en el río.

Viene con su cámara Kodak a decirme 
Que sacó una foto en la hamaca del Argerich y Habana 

Vienen los amigos, el fútbol, las reverencias
Imágenes del tren que se mueve
Junto con el abuelo
Una memoria al oído
Donde Lázaro me cuenta un banquete polaco
Varenikes, niches de papas
Es mi talón de Aquiles
Es un gusto que vine de los siglos a romper los campanarios
Las súbitas carrozas de los astros
Y el verdín de Canning y Corrientes.

Nelson llama una y otra vez 
Para hacer el trabajo
Y son tantas veces que llama 
Que al final le damos el trabajo

¿Que trabajo le damos?
Viaja dos horas y media para llegar y otras dos horas de vuelta a su casa 
Y vuelve a llamar 
Y cuando habla 
Me recuerda la voz de los exiliados paraguayos que atendían el kínder
Los sándwiches plézale con pastrón y pepinos. 


XXIIII

No creí elegir los tomates por mi mismo
Y vestirme para ir al empleo y no verte 
con tu guardapolvos a cuestas.
No entregué el rosquete 
Y el paisaje es una bruma donde el cuerpo de una mujer
Se diluye en el aire
Podré arder y dejar que el perro trastabille en el portal
No supe decirte 
nunca te hablé con palabras
Y no sé dónde queda el hangar donde me citaste 

La mujer fuma y me cuenta de sus hijos
Ella acaparó toda la belleza de la especie
“Se fueron mis hijos porque no podían verme el rostro”
ni el tapado de armiño
con el que te derramás en el sillón.

Ya no sos mía 
Sos un planetario un ave que toca y toca 
Donde quedan “murmullos y ruinas de murmullos”
niebla del Riachuelo o el muelle de Miramar
Estuve paseando con vos y sus padres no sabían 
que hacer conmigo 
mientras me enamoraba de toda tu cabellera 
inclinabas tu boca en mi estirpe 
vaya a saber quién nos hundió y nos dejó 
en la plaza sin césped en tu cabeza de novia 
a la hamaca sin nadie.





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LEWIS ALEXANDER [17.944]

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Lewis Alexander

Lewis Alexander (Washington DC, EEUU, 1900 - 1945)





MUJER NEGRA

El cielo se mantiene oscuro esta noche
Como el cabello de una mujer negra.
Los trazos de la luna son oblicuos
Como las arrugas de la frente de una mujer negra.

Las estrellas centellean esta noche
Como el brillo de los ojos de una mujer negra,
Que bebe sus lágrimas derramadas por una herida
Que corroe su corazón.

La tierra se estremece esta noche
Como el temblor de las pestañas de una mujer negra
Que retiene sus lágrimas.


En: “Dos siglos de poesía norteamericana”, Ediciones Antonio Zamora, 1969. Selección y traducción: Alfredo Casey (Chascomús, provincia de Buenos Aires, 1917 – 2008).
Foto: LA. 









DANIEL TEVINI [17.945]

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Daniel Tevini

Nació en Buenos Aires, Argentina en 1962. A los 21 años obtuvo una mención en el 1º Certamen Latinoamericano de Poesía organizado por la Editorial Helguero. Luego de diez años de abandono de la escritura, escribió La noche más polar, (Ediciones Deldragón, 2003) su primera novela, por la que fue premiado por el Fondo Nacional de las Artes por obra inédita y una mención honoífica del Premio Municipal por novela edita en el bienio 2003/2005. Obtuvo asimismo el 1º premio en el 3er Concurso Internacional de Cuentos Rencontre de Deux Mondes, de Ferney-Voltaire, Francia, en octubre del 2002. En el año 2005 se le  otorgó un subsidio del Fondo Cultura BA para la publicación de su libro de poemas: Hotel des Bains (Ediciones Deldragón, 2005), cuya edición cuenta con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Su segunda novela “Arlteana” (Ediciones Godot, 2007) quedó finalista en el 3 Concurso Internacional de Novela “Territorio de la Mancha”, organizado por el Instituto Iberoamericano de Cultura, con sede en Estados Unidos. Han  aparecido reseñas de sus libros en diversos medios, como diario Clarín, La Nación, el Cronista Comercial y La Voz del Interior, de Córdoba, Argentina.




                si fuera mi cuerpo tu territorio 
                en letras latinas escribe que me has amado…
                                 Giovanny Gómez

si Calibán no estuviera confinado a una isla, no tendría que sostener su circular ilusión con los rodeos de su fracaso
palabras de Calibán a un espíritu del aire, llamado Ariel
nunca supe que es el amor
apenas si puedo recrearlo
cuando me excito provocadas veces
en las noches tempestuosas
cuando la intimidad tiene ese sabor espeso
amargo
que nadie bebe
y ni siquiera evita
nunca supe del amor ingobernado
ni de un amarme a ciegas
ni de tumbas de venenos o veronas
ni de ése
que es tan necio pronunciarse
cuando te miran sorprendidos a los ojos
como se nace a un vuelo sin un ritmo
como se ve o no se ve
tan pleno mundo
como se posa esa mirada de la infancia
con esa fe inocente hacia los seres o las cosas
como si no fuesen a perecernos nunca
sí, alguien remedó
en alguna que otra vez
ese te quiero
ese amor
tan pobremente pronunciado
tan indigente de funesto
tan ingente
como la giba torva de ricardo
o la levedad del cuerpo o de las aguas
que alejan quedamente a la ofelias
para dejarte solo
confundido
oteando a la orillas de otros reinos
que no entiendes
y ya no habitarás nunca
¡hermano de lo hermoso
y de lo desamparado!
besado por las lluvias
mimado por helechos
al que nadie confesara ni un confeso:
yo
os amo
con esa simpleza temblorosa en el susurro
con ese volumen inflexivo de su yo
vistiéndote
de una nimbada y luminosa inmensidad
que te ilumine próspero entre las bestias
como una mañana celebrante irredimible y lúcida
con esa luz que no pueden eludir ni aún las criaturas aladas más ligeras
nadie dijo
“yo
le amo
le amo tanto…
que por suponer de vos estas palabras
ya estáis alzándome
y mi corazón
señor
está latiéndolo
tumbado
acurrucado
a esa naturaleza errante de sus días”




Palabras de Calibán a un espíritu de la tierra 
llamado W. S.

Pensar que estarás solo 
en una estación de trenes
que parten hacia el este
o vuelven sobre unos rieles nevados
durmiéndote en un banco
de maderos silvestres
mientras las luces se te apagan 
sobre un suelo que se azula.
Y yo aquí  
otra vez 
adormilado y solo 
domesticado apenas por las arenas de un circo
separados por un océano enorme 
en donde debe ser de noche todavía. 
En donde 
en algún punto
tu nevada navidad se vuelve en mi cielo de verano
y pienso en vos 
en tus vellos 
desdibujándome en los labios una constelación de Orión 
que  me deja atrapado en tu espesura 
-la de tu isla de Faros-
y ante a su natural vehemencia. 
Y luego el mar
con sus suaves estrellas 
con sus nubes amarándose  
que no saben que esta noche el mundo todo 
sucumbe ante una mesa
en íntimos vaivenes
en amparadas cenas
en verdes pinos que lamparados  se desean 
buscándose entre sí.
Y ese mar que nos separa o nos diluye 
que se me mezcla con tu perfil de viaje
tan blanco de azulado
como la nieve que se espeja en mi mirada 
y mis ojos ven por la ventana
ese lugar indómito 
remoto
y se me laten de agua las estrellas
porque de estar en vos sin vos 
me conmuevo y voy quedando 
en bálsamo abrazado 
haciendo balsas en tus brazos 
tan balsamente en vos dormido
tendido 
desposado
mientras la nieve que cae en tus andenes
se vuelve luz de luna de sábanas serenas
que velan la dejadez en que se tumba
la aspereza de tu pecho
con mi espalda.




PALABRAS DE TADZIO AL REGRESAR A VENECIA

Vengo de aguas
de espejos estancados
tan mórbidos
            sudorosos
de diluvios y ademanes
—son lloviznas que en las brisas se abanican—

No puedo darle tierra
ni fuego
ni tan sólo aire
Mi destino no se reconoce
en los otros elementos de mi especie

Vengo de aguas
y voy a él
evaporándome

En: revista de poesía de las cuatro estaciones “El espiniyo”, número doble 05/06 verano otoño de 2007. Director: José María Pallaoro.





Poema hallado en la chaqueta de Ashenbach.

Él
en esta niebla
esta pequeña encrucijada de inventarte
los pederastas entran al paisaje
un pasajero de brumas
buscar la continuidad en otros nombres

Él
memorial de arenas
arca de pájaros sin historia
baste este goce para ser feliz
los pederastas
animales de rasgos aturdidos
un cómplice del otoño
encender escenas para siempre

Él
sobre el proscenio de olas
morir será la muerte de una sombra
morir será una luna roja bajo el seno
leve cuerda es la locura
epitafios para nadie




Deterioro de Apolo

No toda vanidad
abunda en hermosura
ni tu mirada rubia
ni el terciopelo negro
te hallarán más noble
De nubes funerales
de espectros en tu traje
escapa la luz
como un pájaro raudo
que muda en pez dorado
al acabar el viaje
En su aposento la noche
con su estoque de día
por donde cabalga el sol
con su carruaje de oro
y su caballo de oro

Apolo vanidoso
no todo es hermosura
ni ese anciano que velan
en su iglesia marchita
espesura de flores
Y aunque beses sus ojos
y a su ceño germano
aunque selles sus párpados
él estará mirándote

Gustav Aschenbach muerto
y oprimida en sus manos
una orquídea carnosa
con su pétalo escuálido
y tu nombre
y tu especie
oprimido en su vientre
todo esto se ha muerto

Apolo vanidoso
que amarrado al letargo
levitas los canales
como joven Caronte
y en su rumor los peces
te soplan al oído
con aleteos frágiles
con dedos infantiles
la latitud del Edén
la de sus vastos jardines
tras las costas de Grecia
y navegando célibe
como brújula blanca
liberas la aurora
donde intiman los dioses

No tientes a tu espíritu
con bebida sardónica
No todo es ironía

Apolo vanidoso
no abandones la iglesia
ni escapes al cadáver
que un furor amarillo
un fracaso de herrumbres
el que citan las fiebres
el que oxida los puertos
el del verdín de los templos que rodean San Marcos
se detuvo en tu risa
como una hiedra lívida
enamorando tus dientes

No todo es hermosura

De "Hotel Des Bains”




Los juegos nocturnos de Tadzio

Pater Profundis
está la muerte bebiéndome en la arena
descalza
sobre un hombre y su mirada
Pater
hay lirios leprosos y manos doblegadas
hay cenizas y faunos en las muecas
en los vientos femeninos de sus gestos

Un vaho virginal
         vigilia y moho

Un cielo salitral
         celo y suicidio

Onán cae hacia la luna
Un anciano devora el sexo de mi sombra

De “Hotel Des Bains”




MARCELA PREDIERI [17.946]

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MARCELA IRENE PREDIERI

Nació el 9 de junio de 1960 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Argentina. Desde 1991 reside en la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires. Entre 1989 y 2007 publicó los poemarios “Sangre de amarras”, “Invierta un hijo”, “La pancarta”, “Los andamiajes del miedo”, “Ébano” (disponibles en www.delapalabra.com.ar). Su quehacer literario fue incluido en antologías de poesía, de poemas ilustrados, de relatos, de cuentos, de cuentos infantiles. Desde 2006 coordina libros colectivos de cuentos y poemas, tal como lo hizo con la novela experimental “Puzzle”, concebida entre once  narradores. Además de integrar los equipos hacedores de diversas revistas, dirigió dos: “La Mazmorra” y “La Avispa”. Colabora en el diario “La Capital” de Mar del Plata y suele ser convocada para integrar el jurado de concursos y dictar conferencias. Desde el 2000 organiza el Café Cultural “De la Palabra” y está al frente de la Colección De la Palabra, con más de setenta títulos, muchos de los cuales ha prologado. También De la Palabra se denominan los grupos de estudio y creación literaria que fundó hace veintidós años. Entre otros, obtuvo el Premio Lobo de Mar a la Cultura 2004 en reconocimiento a su aporte a las Letras Marplatenses, otorgado por la Fundación Toledo. Fue vice-presidenta de la Sociedad Argentina de Escritores, filial Atlántica, en 1994 y 1995. Participó en festivales y congresos no sólo nacionales, sino también en Lima, Perú, 2008, abordando la temática Arte y Salud Mental; en Bucaramanga, Colombia, 2009, exponiendo sobre Identidad Literaria Argentina; en Oaxaca, México, 2010, dictando el seminario Teoría del Cuento Argentino. Desde 2001 prepara a algunos de sus talleristas egresados como coordinadores de talleres. Durante 2004, conjuntamente con la licenciada Karina Krol, impulsó el proyecto de extensión Markas, interdisciplinario –psicología y letras- y el curso de formación en la lectoescritura para bibliotecarios en la Biblioteca de Naciones Unidas. Entre 2006 y 2009 incorporó a sus actividades la propuesta Palabra Clara, para internos de la Clínica Psiquiátrica “Clara del Mar”. Su blog es http://mpredieri.blogspot.com. 



HAY QUE ENSUCIARSE LOS OJOS

Hay que ensuciarse los ojos
y ver sus cuellos que se arquean
a abrasar la muerte
Hay que mirarlos
como árboles amarrados a sus huérfanos
entre el polvo y las barajas
A ellos
de hembra alguna
que tienen precio de orgía
y besan  en el agua
las huellas del deseo que saben mutilar
que sólo conocen la lengua de su espejo
Que no pueden evitar
ser soga de mendiga colgada a sus monedas
pan en la boca de un tigre
nudillos al borde de no importa qué plegaria manoseada
Hay que saber desnudarles el pellejo
sepultar sus rodillas
masticarlos como a hostias
desgastarlos como a un centavo ciego
y dejarlos inmóviles de tiempo
para ver lo que esconde la sepultura de sus cejas
y descubrir por fin
que lloran como cualquier mortal
y que como a cualquier mortal
la madre los traiciona
Y serán tan bellos cuando lloren
cuando los veamos morder con oficio de Dios
ese miedo de pájaro a subirse a los ojos de los gatos
mientras yo los araño

 

NO ME QUIERO BAÑAR

El agua me arranca de tu cuerpo / no tan suave  / ni tan lento
como tu lengua arrasando mis costillas//Me viola los espacios prendidos a tus ojos /// Una voz de tango resuena atrás de los relámpagos que lamen el acantilado //
El agua me lame / tus manos se derriten en mis senos / Las acompaño con espuma hasta las rodillas quebradas / que ayer / fueron súbditos de un tirano
que latigó saliva y perros //
Todo es negro / como el orgasmo en el que caigo sin querer // Y sin patena caigo / hostia de tus manos // Pero no hay milagro /
La espuma y tu cuerpo se van por la rejilla //
Resbala tu mirada de mi boca / tu lengua interminable de mi ombligo /
tus dedos de mi piel muerta de frío ahora / muerta de miedo / pura sed de roca y tigre // y la sábana se hace tundra // El agua me está huyendo / se envuelve en grito / aquieta mi cabello erizado de palabras ///
Bebo un sorbo que termina de enmudecer tu sabor a vino y sed / musgo y espejo // Vuelvo a ser rata / aunque seas vos el que repta por las cañerías
y se hace túnel río mar / cada vez más rápido / cada vez más lejos /
cada vez más viento y más pasado //
Mientras / yo me seco lentamente / y busco a ver si ha quedado algo de tu color/
tal vez en las axilas / entre los dedos de los pies //
Me miro en el  espejo // Estoy tan blanca de vos ///
Es el día uno de la espera / es el día uno de la sed y los trapecios // Habrá que gestar equilibrios / pernoctar pájaro //
Me recorro con miedo de agujas el escote / el cuello // Nada //
Me barro la boca de tu boca / las sienes de toda fotografía sepia
que no conduzca hasta esos ojos / donde el agua no penetra /
y vos / me seguís besando///
 


PARADOJA DE LIBERTAD

Desgarran blasfemia y luto
a la sombra talada de la muerte
Entre azahar y ripio ha muerto el gigoló
El que había besado las bocas de los hombres
devaneando entre ruedos
como un esquife su lengua apócrifa
que había bebido la inocencia de los muslos
No hay grito más profundo
que el centro de una mujer donde él ya no será
Amoratada de vino   la lengua del beso
envuelve con rouge a las conciencias
La flor del invierno huye entre jadeos
incienso y sudor
sábanas húmedas
El amaba la inocencia y la lujuria
Y las prostitutas abrían sus corpiños
para cobijarlo   débil
entre miel y organza
El era virginidad fértil de consuelos
Ellas lo amaban
Y caían en la red de sus abrazos
con vértigo de ser ausencia los tactos
Ellas amaban su látigo y su risa
El las amaba
Mas allá todo abismo es casto
la aguja del verano intenta pernoctar en el desierto
Pero el gigoló cerró su abrigo para entibiar a otra mujer
y fue entonces la primera piedra
y por monedas besadas de rouge entregado como Judas
Ahora bailan bautismos negros las señoras
Con una cuerda arrojada hacia lo alto
lo ahorcan
lo bendicen
 


FEMINISMO A LA MANERA DE M. P.

Ella quiere que la sostengan
Y defiende sus derechos
             (de eso no hay duda)
El derecho a que le abran la puerta
               a pasar primero
           derecho a la caricia
El derecho a que la dejen llorar
                  a que la abracen pronto
el derecho a ser más débil
            y débil con ganas
                         si acaso se le antoja

Ella defiende su derecho
    a que le paguen un café
           si intentan seducirla
   el derecho a decir basta
               a reclamar una sonrisa

Ella defiende su derecho
            a subir primero al colectivo
            a bajar última
            y a que le tiendan una mano
                         a su paso frágil de tacones

El derecho a que acepten su bofetada
           y a la impotencia de no poder más
                        que quebrarse ante el insulto

Ella defiende con garras
      el derecho a ser parte de su hombre
apenas
            delgada
                        invisible a su costado
la costilla de Adán
                      que lo sostiene

En revista de poesía de las cuatro estaciones El espiniyo, número doble 05/06, verano otoño de 2007. Director: José María Pallaoro. 




Una y Mil Veces

Juré no volver a escribir
y acá estoy
encadenada a un círculo de ébano

Un poema para quién
                 o para qué
si una vez más
me amortajo a la blancura

Rea de tu red
                      me hago antifaz

No quiero sumergirme en otra temporada
ni hacer símbolos de mis ebriedades

Como un barco
                    naufrago
                              otra vez en mí

y me aburre

tanto


Poemas del libro ÉBANO

CONVOCO A LA CONJURA DE LOS TIGRES

El miedo desborda cicatrices
que tiñen de violeta la piel y el humo

Te creo muerto en un hoyo sin memoria
Hay vino entre las grietas
en tus pies de andamios desmayados

Como si no hubiera nacido antes de ahora
un ahora que no es
que no es posible
no soy yo
pero no me asusta no encontrarme

El tiempo se detiene
alza sus agujas
y mi vientre lapidado en el ayer
es parca y entrega

Arquera de gorriones derribo la tarde

Un abrazo de Möebius repite la historia



TANDEM

No he de quererlo
pero es inevitable como la sombra esclava a los tobillos

No estoy segura de mis brazo
ni es lugar de la razón la boca contra el pecho

pero no encuentro otra manera de quedarme
si no es bajo tu asombro
que me envuelve de lámparas y miedo

Ya no estamos juntos
pero igual amanece
a pesar de nosotros
a pesar de los bostezos y las tazas vacías de café

Habrá que demorarse en el tacto imperceptible
quebrarle las piernas a las horas
para que se queden
para que no ocupen el lugar de nuestros cuerpos

“Porque hay dos historias”
una nos demora y otra nos arranca
de la feroz realidad de baldosas
Ser dos rutinas que se besan
sin encontrarse jamás
sin haber sido nunca

Por eso barro lágrimas de los rincones del cansancio
Sé que hay una capaz de mi nombre y la estocada

Estoy segura a una milla de la dársena más oscura del puerto
precisa como una luz de banda
desgarrada en su mitad
abierta a las lenguas de las olas

Estoy iluminada por faros invisibles
a espaldas de tu nombre marinero
de la obscenidad de los portazos
y la desnudez que el viento nos reclama

Recorramos entonces los bares de muelle
bebamos vodka y miseria
Podemos renguear y seguir vivos
como viejos amantes
ante el temblor de cicatrices jamás besadas

Porque la espera marcha hacia el costado tibio de los relojes
como siempre
antes de dormir desnudos
cuando el monólogo del sueño se encabrita
y las curvas de la noche nos entrelazan

No me siento sola
El cielo está sangre de mis miedos
aguachea

pero sabe de mí

Por eso aguardo
paciente
a que haga un dosel con todos mis reparos
y lo derribe por fin
como a cualquier invierno




DIOS SE PERSIGNA

Dios se persigna
Su ser impar vaga
con una copa de ron entre las manos

En su lágrima hay una cicatriz de piedra
Cuando la veo retiro mi mano de su mano
como si ella pudiera avanzarme
o montarme a su lomo detrás de los relojes

Pero Dios juega a los dados en mesas de billar
está exhausto
y su vejez es noche en nuestros muertos

Quién dijo que es todo poderoso

Cobarde

Él podría
(y lo sabe)
pero no consigue llorar

Por eso aúlla en la noche eterna de su nombre
Su desgarro de soga
y las perpendiculares de la cruz
le recuerdan a la madre que no tuvo

Un Dios huérfano
cómo no acunarlo
Vení Dios
papá cuenta cuentos a la luz de la Custodia
y mamá sabe una canción que te hará dormir
Vení Dios
tengo un lugar dentro de mi mano
para vos y tu cansancio

Pobrecito




DUERME MI BOCA
AL REVÉS DE LA LLUVIA

Ciega del oficio de increpar a Dios
pongo mis manos dóciles sobre todas las cabezas
y me hinco ante Su Nombre

Mi alma se hace tarde
pero no soy yo
herida
sino sus uñas las que tienen el nombre de mi grupa

Es que veo en la Custodia el azote de sus ojos
Es Él quien se encumbra
-tan niño que da pena-
con su cáliz vencido ante mi embriaguez

Por eso mi arrogancia se reclina
pujo otra plegaria
-tal vez un pésame
que no llega a consumarse-

Hoy
es el bautismo de la culpa
Mi madre está pariéndome
pero no creo que haya agua
que me devuelva a la inocencia

Sobre ella cabalgo
como en un eterno domingo
sin fiesta de guardar



RUTINA

“ella clava los gestos”
Mario Sampaolessi

Los puños se clavan a las sábanas
la boca mordida
su queja apenas diente

Él sabe amarla
muda
ella no sabe

Ella enciende la luz frente al espejo
Para salvarse
se pinta los ojos
masturba su imagen
Y por fin se abre
todo rouge y sangre
en una sola mueca

Ellos se aman así
en silencio de noche
a pura lágrima



ME AMORTAJO AL TIEMPO DE QUERERTE

tu piel de pronto fue pasado
como los días en que la luna bañada de pimienta
extirpaba a la noche sus senos tibios

Y ya no hubo risa capaz de despertar
esas viejas espaldas de calesita inconmovible
te besaba con maña de anillo
como si nada
entre la sal y tu vientre y la cocina

la última palabra transita un lugar de confesión
No hay ataúd que no se quiebre

y Dios
que se ríe de nosotros



TANTO AMOR

porque juzgó las pasiones
el trabajo
nuestra época
y el amor
ha perdido el arte de gozar
Es una estrategia inteligente
―dice―
así la vida dura
(pero no es imprescindible)



NADIE ME VERÁ DE ESPALDAS

Huérfana de cautela o ceremonias
voy hacia el génesis

Ya no hay razón para maniatar al grito
atrincherar la verdad tras una mueca
ser escrupuloso títere del hambre
o un selecto imbécil del silencio

Por eso me revelo
trasmuto con terquedad de hormiga
todo antiguo anonimato

La mano del juego comanda los destinos
y me invita a no irme al mazo

Hay cuatro barajas sin jugar
una es la muerte



FALTAN LOS BARCOS

Es necesario invadir sus secretos
las horas de agua que se trepan fértiles de anclas y de arena
hasta el nido de la noche
las bocas de esos hombres que ofrecen la pleamar
y se abrazan a los puertos

Sin rastros se pierden los nombres de las mujeres del bar
como las estelas tras la rompiente irremediable
y sus bocas de rouge arrancadas con el revés de las manos
o la memoria

Pero ellas saben guardar entre billetes sus salivas
bautizan con champagne la pieza que ordenan
la pieza que debe de mañana mantener ventanas abiertas
mientras las dejan inspeccionar por el sol
y cuadrillas de viento descarnan de los techos
el jadeo de los clientes

No hay en ellas rencor ni caricias
Tras haber deshabitado la noche
beben café despacio
cepillan sus dientes y los cabellos enmarañados
porque la pena no es pena mientras entre sus muslos
es caliente aun el recuerdo de la paga

Tal vez
alguna novata llore
hasta aprender a refugiarse de las manos
y tache el calendario de jueves de su mueca
con el estilete de los primeros ojos

Aprenderá
-dice la mujer con arrugas en las sienes-
el segundo o el cuarto ya no importan
y la besará en la boca
como una madre

Al costado de la cortina
la rubia joven se depila una pierna
se arranca uno a uno los marineros de esa tarde
y es tan bello verla apareada al sol
con sus ojos de sueño de mediodía
aunque cargue olor a vino
un mal recuerdo que dormirá hasta que el sol
caiga exhausto detrás del horizonte

Entonces arqueará las cejas y recortará sus labios
será otra vez yegua ensillada
un portaligas rojo o un corsette para su alma
quizá dulzura de mentira y de duraznos
como de duraznos los ojos y el latir de su cuello ebrio de sábanas

Y en ella me encuentro
a solas
para beber su soledad

Ahora
no sé por qué
está calzando anillos en los dedos de los pies
y se viste de luto

Acaso por el miedo



PUNTO FINAL

Las ciudad ha parido sobrevivientes
tras el contorno de la náusea
pero no quiere recordar

Dicen que agita impaciencia
pero esquiva ataúdes
con la parsimonia de un discurso
que de tan viejo
ni siquiera es culpa u olor a pasado

Sólo los muertos habitan la pena y la memoria

No te equivoques
Es otro el rito
que quiere desraizar de entre sus piernas:
tantas viejas rezando calesitas
en medio de la plaza


COBARDÍA

Me decido a hablar
Me sobresalto
Ya no a lugar
pero me niego

Si yo supiera
(quiero decir)

El terror cambia




MUNDO LIGHT

Voy a escribir yacaré
estropajo ajo
tropa tridente

Voy a vomitar membrillo
agujas negras
tierra que trepida
gesticular cactus contra la ceguera

No más tapiada mi boca de ceniza
seré revolución

Hembra mordida
gritapalabraputa








ALAIN PALLAIS [17.947]

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ALAIN PALLAIS

Alain Pallais nació en Managua, Nicaragüa en 1975. Poeta, traductor, ilustrador y soldado. Estudió arquitectura en la Universidad Nacional de Ingeniería de Nicaragua y diseño gráfico en Los Angeles City College, California. Como soldado ha adquirido diversas preparaciones técnicas y militares. En el 2004 estuvo movilizado con el US Army en Irak donde dedicó parte de su tiempo libre a escribir poesía. Su trabajo literario y gráfico ha sido publicado en revistas y periódicos. Actualmente reside en California donde alterna la literatura con su trabajo técnico en el Departamento de Defensa.



Decidámonos

“…déjalos bisbiseando, abriéndose
y cerrándose, los labios de la excusa…”
Carlos Martínez Rivas


He matado cuatro pecados
en la lucha fiel de arrancar tu mano,
en la guerra mas crítica de acercarnos
hasta morir.

Ignorá la sensibilidad de tus orejas
y escupilos en la frente canija y sucia
por sus tales ideas de casarse;
pues me han dicho que en el lomo
nos retuercen la culpa de su templo ya destruido.
Te sigo hasta la escasez de tu existencia,
 de la mía.

El conoce mis energías,
los sabelotodos las ignoran
como ignoran nuestra partida,
nuestro escape a la muerte.
La resurrección será nuestra decisión
no la de ellos.



LXIII

Fifteen minutes prior to fifteen minutes prior
Alrededor del fuego pequeñas historias
calientan sus manos esperando al sol
—puntual soldado—
para suceder en antiguos idiomas.

Cuando la llama percibe el paso de Almawt
sombrías imágenes tiemblan sobre el piso.

La arquitectura de este miedo no tiene dimensiones,
evade cualquier pose que intente expresarse,
adiestra su jauría bajo la lluvia
lanzándole piedras a los bocetos de murciélagos infértiles.

Nadie quiere encontrar su bala silbando
por la calle de una ciudad impronunciable.
Aun así salimos a cerrar los ojos
frente al cuadro sin estro,
frente a una ilusión que se quita las botas.

El soldado siempre llega quince minutos temprano
a su encuentro con Almawt.

En Taji solo la noche borra el horizonte.

(Al Encuentro)



XVIII

Por escaleras eléctricas:

Suben maniquíes de viejos escaparates buscando incómodos retazos que los salven del olvido. En sus maletines esconden números que a diario se pierden en el metro cada vez que alguien viaja cediendo su espalda al caprichoso látigo.

Bajan payasos ofreciendo sus últimas bromas a inquilinos de la tristeza, repartiendo la ironía de sus lágrimas en volantes que anuncian la muerte de hambrientos trapecistas.

Compro narices
La libertad del viento no necesita boleto
al aro de tus ojos cerrados.

Por escaleras eléctricas:

Corbatas ascienden serpenteando entre cuellos saturados de orgulloso veneno, ensayan el gélido brindis que les espera en los semáforos de Nueva York, en el interior de los espejos que crecen en Frankfurt.

Descienden guitarras de joven madera, huyen de la contaminación que habita sorda en una falsa arquitectura, corren olvidando sus ensombrecidas cuerdas que alegres vibran buscando caracolas en la playa.

La pleamar
descubre el abdomen del placer
reflejo del ocaso.

El payaso, su nariz rebota
sobre la contorsión del sendero,
soledad de sus lágrimas.

(Escaleras Eléctricas)



LXVIII

Bizarras abejas enjuagan su prez
sobre vitelas lozanas,
luego vuelan a polinizar ojos imposibles de cerrar,
hacen de la guerra una hoja seca
que cae sobre su mismo fuego,
transforman balas en palabras
que viajan con el perdón hacia su nueva morada .
Y cuando dejan de dormir entre besos arenosos
el oasis se traga los dátiles con un suspiro.

Una decena de aves beben mi sangre,
luego abandonan el oasis
en busca de mi sombra olvidada en el desierto
–espejismo fragmentado.
Por el mutilado cuerpo de un eucalipto
desfilan tropecientas hormigas,
cargan letras para reconstruir un poema en extinción.

Hoy comienzo a vivir esta innecesaria guerra,
luego dormiré hasta que mis huesos florezcan.

(Nueva Morada)



LIV

Un bloque de ébano camina hasta el bebedero
observa su rostro de toro junto a la luna matinal,
lo alza, lanza su triste bramido:

Lune petit

Luna que orbita en el corral de mi pecho
con mis cuernos te acaricio
en la traviesa privacidad de un estacionamiento.

Luna esquiva.
Cuando salimos a pastar en el parque vacío
tu halo me adormece:
mi cabeza rueda a tu alrededor,
mis pezuñas salen en tropel
sobre la claridad de tu tez reflejada en el lago,
mis patas se derriten sobre el lienzo
del pintor protector de los colores
que nos definen en el lecho de nuestros instintos.
El  borlón de mi rabo es el pincel que
pinta un puente luminoso:
pasan puntos amarillos
presumiendo los pezones de la noche,
pasa flamas embistiendo cada poro en éxtasis.

Lune petit

Luna que orbita en el corral de mi pecho.
Mi sombra se arrastra silenciosa,
sube apasionada por la barda
que me impide contemplar el horizonte.
Ya nadie osará atar este impulso
que me lleva a tu móvil figura
en este cuadro nocturno.

(Querer Volar)



LXI

El dolor pasta en el cementerio
ignora que su raíz es un laberinto
donde aves nocturnas mueren de deseo.

Las paredes se desvelan con nosotros,
confinan los momentáneos anhelos
de perder la razón por una noche de tragos.
Caemos
por
gravedad
del deseo
sobre piedras aplanadas
donde se retuerce la culpa
de un templo destruido.

Qué será de la tumba vacía.

Tu presencia es solo un aroma
engendrando la azul efigie de Eros
que custodia la pira donde nos fundimos.

La soledad, mi único patrimonio,
se columpia bajo la lluvia
observa algunas gotas esculpir tu figura
en la transparencia del viento.

Espejos tirados sobre la calle.
se deshacen.
La llanura del cielo en la ventana
se desliza.

Qué será de mis ojos sin lágrimas.





.


JAVIER O. HUERTA [17.948]

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JAVIER O. HUERTA

Javier O. Huerta es un poeta mexicano-americano y chicano. Su primer libro Some Clarifications y otros poemas (Arte Publico 2007), fue galardonado con el Premio Literario Chicano / Latino de la Universidad de California en Irvine. 

Huerta nació en Nuevo Laredo, Tamaulipas, México y emigró a Estados Unidos con su madre y su hermano menor, cruzando el Río Grande (Río Bravo) en 1981. En 1986, obtuvo la residencia legal bajo la Ley de 1986 de Reforma y Control de Inmigración y se convirtió en ciudadano estadounidense en enero de 2000 tras cumplir cuatro años en la Marina de los Estados Unidos. A partir de 2012 que reside en el área de la bahía, California.



EL INDOCUMENTADO LE CANTA A MÉXICO

Te niego:
cuando preguntan por mi madre

les digo
que mi camino ha sido el camino

de un huérfano,
que me desarrollé en el vientre

del Camaro,
que fui el feto acurrucado en la cajuela,

que cuando
llegó el parto y sus dolores

el motor
soltó gemidos

y se averió,
que se abrió la cajuela y nací,

que hambriento
traté de mamar la tetilla

pero no
salió leche del mofle.



Javier O. Huerta: Un poeta de las fronteras

“American Copia”, la obra de Javier O. Huerta recién publicada por la editorial Arte Público de Houston, explora el concepto de frontera a diversos niveles

Denver – El poeta mexicano Javier O. Huerta explora la experiencia inmigrante a EE.UU en un singular volumen que mezcla verso y prosa, español e inglés, y estampas de abundancia y escasez alrededor de los supermercados americanos.

“American Copia”, recién publicado por la editorial Arte Público de Houston, explora el concepto de frontera a diversos niveles- geográficas, lingüísticas, económicas, sociales y culturales inspirado por un tema mundano- ir al supermercado.

Escrito en viñetas, como tema y variaciones, la composición resulta novedosa no solo temática sino también formalmente.

Huerta aborda temas complejos como el consumismo, la explotación, y el hambre, con una mirada crítica sazonada con una buena dosis de humor.

Sus juegos de palabras en ambos idiomas reflejan un verdadero dominio de la lengua, objetivo que años atrás sembró la semilla de este proyecto.

Huerta llegó a EE.UU desde México en 1981, año en que el estado de Texas se hallaba en el medio de una batalla legal en contra de los distritos escolares que les abrieran sus puertas a estudiantes indocumentados.

Si bien al año siguiente, la Corte Suprema de Justicia dictaminó que a los niños indocumentados no se les podía negar el derecho a la educación primaria y secundaria, el impacto de la experiencia indocumentada habría de marcar al niño para siempre.

Años más tarde, mientras cursaba estudios universitarios en el campo de inglés, Huerta se presenta para el examen de ciudadanía que, además de conceptos cívicos, incluye una porción de verificación de dominio del idioma.

Durante el examen, la agente de inmigración le pide que escriba la siguiente frase en inglés- “Hoy voy a ir al supermercado”.

Indignado por la simple oración que le toca, Huerta le explica a la agente que la oración corresponde a un “pentámetro yámbico” y le asegura que algún día escribirá una épica basada en esa frase pedestre.

“American Copia” es su elocuente respuesta al examen de ciudadanía.

Las primeras estrofas del texto recogen recuerdos de visitas a supermercados como si fueran fotografías tomadas en distintas épocas de su vida.

Está la de su madre en el supermercado “Fiesta” donde compra no solo víveres pero también la ropa y zapatos para la familia; la del joven universitario intrigado por los supermercados de prestigio que, según se dice, harán subir el precio de la vivienda a sus alrededores; y el retrato del hambre, del pobre y del poeta becado, en los tiempos del hipermercado…

En otra viñeta, Huerta describe el intercambio de dinero por mercancía como una transacción fría pero a veces apreciada- 

“Cuando voy a la tienda no quiero conversar con la cajera / 
o que me / 
pregunte / 
acerca de mi vida”.



SB 1070

BY Javier O. Huerta


I.
Dear President Obama,

I write to ask that you take immediate action to (1) defend the people of Arizona and (2) reform immigration policy pursuant to your existing authority as President of the United States.

April 23rd was a sad day for Arizona and a terribly dangerous moment for the rest of our country. SB 1070 codifies hatred into law, disrupts national unity,  and constitutes the most blatantly racist legislation in recent memory.

Arizona’s new law is the direct result of the federal government’s reckless empowerment of local enforcement agencies to enforce what should be an exclusive federal responsibility, immigration law. The nation expects you to demonstrate leadership and moral courage by acting swiftly to stop this bill from taking effect and eliminating federal programs which led to its creation.
Accordingly, I  specifically request that you:

1. Reassert the federal government’s exclusive control over immigration law by making clear that state and local police do not have the inherent authority to enforce immigration law.

2. Immediately suspend and terminate all police-ICE partnerships, including 287(g) agreements and the so-called ‘Secure Communities Initiative.”

3. Direct the Department of Homeland Security to refuse to take custody of anyone charged with violating provisions of SB 1070.

On Friday, you said: “our failure to act responsibly at the federal level will only open the door to irresponsibility by others.”  It is time for you to acknowledge that programs enlisting police enforcement of immigration law are precisely the type of irresponsible policy that resulted in Arizona’s SB 1070. Please take appropriate action to stop the state of Arizona and prevent the rest of the country from following its path.


II.

Awake, my senator! Let us explore
The Undocumented Question at its core.
Our quest shall dare beyond mere falsities
And ascertain where answer truly lies.
Of arguments pro and con nothing say;
Debate for debate’s sake leads inquiry astray.
Free of our native prejudice (please note:
Many prejudgments tend to advance by rote.)
Let insight scan undocumented man,
Ask where his journey ends, where it began,
How to count the unaccountable,
And whether he is person above all.
The rhythm of undocumented feet
Reverberates now your congressional seat,
Recalling us our dutiful intent
To understand mankind sans document.


III.

For those who have Facebook,
Poets Responding to SB 1070
This is really great! This Facebook page POETS RESPONDING TO SB 1070 has been up less than 24 hours and the response has been so up-lifting. Poets from all over have shared their unique voices to form this welcoming human tapestry against hatred and intolerance. Light will triumph over darkness! These poets and their poems are a living testimony of that truth. Keep the flow of poetry going.


IV.

“Let no thought pass incognito, and keep your notebook as strictly as the authorities keep their register of aliens.” (Walter Benjamin, trans. Edmund Jephcott)


V.

Puedo tomar la energía de esta marcha
Y enredarte en ella
Tomar los gritos y hacerte un tatuaje,
calmar el ruido de los helicópteros
las patrullas y de la injusticia
para que se oiga nuestra canción de amor
puedo tomar el latido de esta marcha
y convertirlo en el tumtum de un tambor
Y mientras retumba
bailar contigo hasta el centro de Oakland
bailar contigo, mi dulce morenita de Fruitvale


VI.

San Francisco, CA
Time: May 1, 11am
Location: SF City Hall, 1 Doctor Carlton B Goodlett Place
San Francisco, CA
Organizer: Eric Quezada
Time: May 1
Location: Corner of 24th st. and Mission st.
Details:In 2006, the immigrants rights movement reclaimed May Day as International Workers Day. This year, we must fight together against the effects of the economic crisis and all workers must unite again on May Day 2010, International Workers Day.

Posted in Uncategorized on Monday, April 26th, 2010 by Javier O. Huerta








DOUGLAS TÉLLEZ [17.949]

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DOUGLAS TÉLLEZ

Douglas Téllez Berríos nació en León, Nicaragua en 1971. Durante sus estudios de Ingeniería participó activamente en el ámbito artístico universitario. Obtuvo tres veces el premio Alma Mater en las ramas de poesía y narrativa en el IX y X Festival Artístico Interuniversitario. Colaboró en los boletines SIGNO y XILOTEOLT. En el 2002 el Centro Nicaragüense de Escritores publicó su obra primagenia  Inscripciones en una pipa sagrada. Ha publicado en suplementos literarios y participado en talleres literarios impartidos por el poeta Ivan Uriarte. En el ámbito de las artes plásticas ha expuesto sus obras en Helsinborg (Suecia) y en galerias nacionales como Claroscuro (Granada) y el Centro Cultural Chino-Nicaragüense.

Douglas Téllez la primera voz singular aparecida a inicios de este siglo y sino  que lo desmientan sus poemas (Delenda est, Nosotros ya conoceremos Nueva York y Fiestas patrias), aparecidos en Inscripciones en una pipa sagrada para los muros del Empire State y otros poemas (2003): voz apocalíptica del mundo moderno. Douglas Téllez. Poeta leonés, en tránsito perpetuo entre Nicaragua y Alemania.


Confesión de una distinguida
señorita de la atravesada o la calzada

A quien debe usted tremenda pinta
y tamaña gracia, bien podría confundirse
con una señorita de la calzada o la atravesada.
De donde desciende esa selecta estirpe
de bastardos.
En su sonrisa descubro el descaro y la malicia
del pirata inglés.
Y esos ojos y ese andar, ni dudar de
reputada dama andaluza.
No se hable más de sus ancestros.
Hasta el ojo más profano reconoce cuándo una muchacha
de su alcurnia viene de la calzada o la atravesada.
Y no del arrabal donde los puercos remueven
las lombrices que engordan en las heces.
Como usted con prodigioso encanto dice
“y allá a quien le dé corroncha que se rasque”. 





EL RETORNO DE ODISEO

¿Valdrá la pena emprender
ese largo viaje de regreso a la vieja morada?

Tirar al mar el frágil barco de papel, con sus rotas velas
y padecer el insomnio de la incertidumbre.

Sin saber si la botella con el mensaje, que anuncia mi regreso,
ha sido arrastrada por las olas hasta la orilla de la costa /
anhelada.

A mi regreso, quizás hostil me ladre el perro
y no reconozca en mí a su viejo compañero de caza.

Quizás mi madre medio ciega me confunda con algún forastero.
Suele pasar cuando se ha vivido largos años fuera de casa.




Dalila

Como un puño vació esta
el pecho de Dalila.
Esta chica nunca supo de perdón.
Siempre soñando las aldabas
de la noche, conspirando en los pasillos.
Afi lando la tijera.
Amamantando a su victima.
Tierna y letal a las melenas
de la fi era.
¡Ay de ti Sansón
palos y cuernos te esperan!.


Inscripciones en una pipa sagrada

www.euniceshade.com

Uno nunca termina de saber qué es la poesía. Ni siquiera leyendo las Cumbres del Idioma de Rodolfo M. Ragucci. Se me viene a la mente ese enorme ejemplar impreso en Buenos Aires en 1963, por una simple razón: si de nuestra lengua se trata, el trabajo de Ragucci, a pesar de su carácter antológico, es una obra de lectura obligatoria, no sólo por la arteria histórica del libro, sino porque sirve de antorcha para recorrer sin tropiezos los túneles de nuestro pasado u origen poético. Juglares, poesía popular, poesía culta, poesía lírica, poesía épica. Desde el Mester de Juglaría, esos primeros poetas de la España del siglo XII, esos poetas errantes, ambulantes, viajeros al son de la vihuela, siempre en la lengua del vulgo cantando versos propios o ajenos para ganarse la vida, pasando por la eras clásicas, seudoclásicas, de resurgimiento y de hoy, hasta un grupo excluido de versos de Netzahualcóyotl de Tezcuco o del Inca Pachacútec. Ni aún así termino de comprender qué es la poesía. Ni leyendo las variopintas y a veces aburridas definiciones librescas de la doctrina literaria, ni sometiendo al examen etimológico la palabra poesía.

Tal vez pueda experimentar la poesía mientras leo ese hermoso soneto de Rimbaud, Reve pour le hiver (Sueño para el invierno) o los primeros versos del Canto a mí mismo, de Whitman. Tal vez pueda experimentar la poesía al escuchar a un bardo declamar la perfecta, la primera estrofa del Perfil de Manolo Cuadra: 

Yo soy triste como un policía
de esos que florecen en las esquinas,
con un frío glacial en el estómago
y una gran nostalgia en las pupilas.


Sí. Después de una estrofa así se me nubla la mente o mejor dicho se me emblanquece, y me turba y paradójicamente me tranquiliza una sensación, una paz extraña, como el vuelo nítido de un águila. Incluso puedo experimentar un cóctel de reposo, desahogo, liberación, nostalgia, lágrimas. Entonces, es en ese momento cuando pienso que no sé qué es la poesía y que nunca voy a terminar de saberlo, y que no me interesa saberlo. En vez de sentir curiosidad por saber racionalmente qué es la poesía, me da curiosidad experimentar con otro tipo de poemas o versos, me da por mantenerme a la caza de una o más líneas y volver a sentir lo mismo, o si tengo suerte, superar lo sentido y registrar un vuelo más excitante que el del águila.

Y a propósito de plumas agitadas, es aquí donde quiero empezar, precisamente con un batir de alas, con el vuelo seguro del primer poemario de Douglas Téllez, Inscripciones en una pipa sagrada, para los muros del Empire State y otros poemas. Poemario publicado hace ya unos años, tal vez cuatro o cinco, y que recién terminé de leer.

El acero de Toledo, el primer poema del libro, me parece la autodefinición del poeta: Yo no soy esto, soy aquello, yo hablo, yo digo y bajo esas condiciones espero que me lean. Téllez define su oficio y se ubica, o al menos eso pretende, en la línea rebelde de la poesía. Para muestra los siguientes versos: 


Jamás me arrodillo ante las severas formalidades de los 
gramáticos de púrpuras togas doctorales. Soy un ortógrafo 
sin límites. Yo no hablo Ezpañol, ni creo que en Toledo 
se forjen las mejores ezpadaz del mundo.


Entonces, a través de las legendarias espadas de Toledo, como símbolo colonial, es posible cuestionar y disentir de toda una tradición idiomática e histórica. Se trata del latinoamericano en la reafirmación de lo que cree que es su identidad, en la contraposición de “ese otro castellano”, de ese nuevo castellano al viejo idioma que nos “conquistó” hace ya varios siglos.

En Manzanas de California, poema dramático de una intensidad lírica espeluznante, el poeta alude a la difícil vida del emigrante latino en los Estados Unidos. Hay una parte que confieso me impresionó sobremanera, y tiene que ver con la forma poética que el autor utilizó, juzguen ustedes: 


Tus manos de musgo ya no buscan la sed 
de la tierra, se divierten aplastando 

policromáticas lucecitas y puliendo líquidos cristales. 


No puedo evitar ver a través de estos versos al nicaragüense uniformado de servidumbre con jabón, agua y esponjas limpiando una y otra vez los cristales de McDonalds en la madrugada. Y la situación se agrava con el dato escondido del poema, que no es necesario para apreciar su belleza, pero que sí impresiona a quienes conocen al protagonista de los versos: Allan Pallais, quien es también un poeta.

A partir del poema Delenda Est..., el contenido se vuelve más político o sociopolítico. Estamos en Nueva York. Es o fue once de septiembre y arden las Torres Gemelas. También estamos en Roma, la poderosa y despiadada Roma, envidiando la prosperidad de la bella Cartago. Creo que fue en tercer año de secundaria que vimos las guerras púnicas. Las tres guerras promovidas por Roma para destruir Cartago. “Delenda est Cartago” o Cartago debe ser destruida era la frase preferida de Catón, un censor romano, y según cuenta la historia, el político concluía sus discursos pronunciando siempre esas tres palabras: Delenda est Cartago. Y Cartago fue destruida. Para el poeta Téllez la historia podría ser cíclica, ya que en este poema, Roma es Estados Unidos y Cartago es Afganistán o el Medio Oriente en general. El bello Medio Oriente rico en petróleo: 


Delenda est... susurran las prostitutas  
de Manhattan y los sonámbulos maratonistas 
del Central Park. 
Delenda est... arde el cielo de Brooklyn y el Bronx 
otra vez el alto cielo de Nueva York.

Hay dos poemas, “Los hijos de la usura” y “Nosotros ya no conoceremos Nueva York”, en donde Douglas Téllez plantea la venganza como otro móvil del genocidio cometido por los gringos. Luego del infame justiciamiento del World Trade Center, Bush habló de un programa de ataque al que bautizó como “Justicia Infinita”. Veamos los versos: 


Saltan de felicidad cuando los misiles justicieros 
describen siniestras parábolas en el cielo de Kabul  
No hay lágrimas de cocodrilos en sus ojos, sólo risas 
disfrutando la Venganza Infinita.


En el siguiente poema se reitera y en mayúsculas: 


VENGANZA INFINITA claman los ofendidos patriarcas 
del hurto y la usura, desde sus templos de mármol.


Egoísmo infinito, envidia infinita, arrogancia infinita, el poeta con su dedo apunta pero también siente la tristeza colectiva, la rabia sosegada, la resignación, la impotencia, el dolor.

Luego está el poema que da el título al libro: Inscripciones en una pipa sagrada..., dividido en cinco trozos. Leamos: Nubarrón rojo los Awaunageesuck, es obligación del lector consultar esta significativa palabra. Yo la encontré curiosamente en una página de los Testigos de Jehová. Cito literalmente: 
“¿Cómo nos llamábamos antes de que llegara Colón? (...) Cuando se traduce la palabra con la que nos designábamos, y aún nos designamos, en cada una de las tribus, sin saber la que habían escogido las demás, siempre viene a significar lo mismo. En nuestra lengua (narragansett) decíamos “ninuog”, que quiere decir “la gente”, (en navajo, diné) “los seres humanos”. Así es como nos llamábamos. De modo que cuando llegaron los colonizadores (europeos), nosotros sabíamos quiénes éramos, pero ignorábamos quiénes eran ellos. Por eso los llamamos awaunageesuck, “los extraños”, pues ellos eran los extranjeros, ellos eran los desconocidos, mientras que nosotros nos conocíamos todos. Y nosotros éramos los seres humanos”.

Son palabras de Roble Alto, de la tribu Narragansett. Desde ese momento se aprecia con claridad el poema y el nubarrón rojo se convierte en un nubarrón de sangre. Desde ese momento podemos sentir el dolor indio, el dolor causado por los colonos ingleses y allegados.

En la segunda parte del poema encontramos a Tatanka Iyotanka, o Toro Sentado en español. Se trata nada más y nada menos que del héroe de los Sioux, de los Apalaches y de los Cheyennes. Toro Sentado es un valiente guerrillero, poeta y figura clave de la resistencia indígena en Norteamérica. Douglas Téllez celebra con nostalgia y orgullo el veinticinco de junio de 1876, cuando Toro Sentado y su ejército pusieron a los gringos en su lugar con la batalla que inmortalizaría el coraje indígena. La batalla de Little Big Horn, en donde murieron doce escuadrones y cinco compañías de estadounidenses, quienes ni siquiera con las armas último modelo de la época y bajo el mando del famoso Coronel George Armstrong Custer, pudieron con el valor y el poder de Toro Sentado y sus hombres. Cuenta la historia que las palabras de apertura a este memorable combate fueron: “¡Hoy es un buen día para combatir, es un buen día para morir: corazones fuertes, corazones bravos, al frente!”, gritó uno de los indígenas. El poeta Téllez también recuerda con tristeza el final de Toro Sentado siendo parte del show del salvaje oeste de Buffalo Bill, y después su lamentable muerte a manos de los blancos. Así, el poema de cinco estancias de Téllez mezcla historia con dolor, muerte y política, y discriminación, nostalgia, coraje y crítica: 


No me pregunte qué fue de la pradera  
donde ebrio de felicidad saltaba el búfalo  
Nada del ayer existe...
sólo viejas cintas cinematográficas 
donde siempre eres el malo.


A medida que avanzan las páginas del libro, el lector se encontrará con otro Douglas Téllez, en unas pícaro, en otras humorista o melancólico. Definitivamente hay más de que hablar sobre este poemario, espero que otro lector se entusiasme y encuentre aquello que mis ojos no pudieron encontrar, pero sobre todo espero que lo disfrute.

Inscripciones en una pipa sagrada... no es el típico poemario fru fru (esta última es expresión de Lemebel), no son los poemas rebuscados de un poeta incomprendido, es más bien el poemario de un hombre que comprende su época y su historia, que poco habla de sí y sus complejos (aunque nada malo fuese si lo hiciera), es un poemario que habla para sí y para nosotros del mundo y sus desaciertos. Los poemas de Douglas Téllez no están conformes con sí mismos, por eso nos apuntan sin miedo. Téllez es un poeta de cuero duro, afectado por la historia universal, y su poesía es y no es un por qué perdido en el insomnio. Por eso insisto, uno nunca termina de saber qué es la poesía.



LUIS ELENZVAIG [17.950]

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Luis Elenzvaig

Nació el 3 de julio de 1938, en Capital Federal, Argentina. Originalmente, su apellido era Elencwajg. Sus padres eran polacos, al igual que sus dos hermanas (Raquel y Debora) con las que se llevaba veinte años. Su familia llegó de Polonia luego de la primera guerra mundial.

Estudió en la Facultad de Derecho de la UBA, mientras trabajaba como empleado en un estudio jurídico de un abogado laboralista. Además, tenía otras actividades vinculadas con la literatura. Cuando sus estudios en derecho estaban avanzados, Luis comenzó otra carrera: Letras.

Luis se dedicó más que nada a derecho laboral, pero no le gustaba cobrarle a los trabajadores, le parecía una contradicción. Quienes lo conocieron coinciden en que su mayor vocación no era la abogacía sino la literatura, especialmente la poesía.

Era melancólico, romántico, bohemio; un apasionado de la literatura, escribía teatro y sobre todo poesía. Publicó el libro de poemas: “Cuando seas grande”. Luis fue recordado como un hombre comprometido con la clase trabajadora, un combatiente de la libertad, que quería la felicidad para el pueblo.

Aunque trabajaba en un estudio en Avellaneda, su lugar era la noche porteña. Para jugar al ajedrez (actividad que le gustaba mucho, al igual que a su padre) elegía Corrientes y Montevideo, en el primer piso del bar La Paz. Otro lugar donde paraba mucho era La Perla del Once.

De joven, Luis militó en la Federación Juvenil Comunista. Luego directamente en el Partido Comunista, también en el Movimiento Universitario Reformista (que tenía una actuación muy destacada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires).
Al igual que muchos jóvenes de la época, rompió con el PC para formar parte del Partido Comunista Revolucionario. Con el tiempo, se fue alejando. Militó desde lo cultural en villas de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires.

Antes de desaparecer, Luis fue amenazado. Así lo confirma una carta manuscrita que envió al Colegio de Abogados de Lomas de Zamora. También acercó su preocupación al Centro de Abogados de Avellaneda.

Luis fue secuestrado el 19 de Mayo de 1977, en la Ciudad de Buenos Aires. En los archivos de la Conadep, se menciona que habría desaparecido en el trayecto entre un consultorio médico y su casa. Nada más se supo de él, no hay datos sobre el lugar donde estuvo secuestrado.



ESTE LARGO CAMINO QUE TENEMOS

Este largo camino que tenemos
lo andaremos
con un ala entre los panes
con un pie entre las estrellas

con tus cantos y los míos
y los cantos que todos aprendimos

con tus piedras y las mías
y las piedras que todos recogimos

con tus odios y los míos
y los odios que todos contuvimos

romperemos
los cristales del rocío

los cristales, digo bien
o los aceros
al profanador del sustantivo
al mercader del santo
y del cuatrero

y donde el credo despunte
ya sereno
crecerán las manos de un obrero
crecerán las ecuaciones en el alma
crecerán las turbinas del cerebro
crecerán los ojos sobre el cielo
la pradera
crecerá sobre el desierto

y el amor
indomable sinfonía
orquesta de silencios

crecerá
sobre este largo camino
que tenemos



LA MANO

Era una mano de bolsillo
de aquellas que al darse
se marchitan

una mano ajena
de alianza
de plegaria

una mano sin vértices de rabia
de aquellas que al darse
se allanan

Era una mano sin historia
de piel
de cuchara y de corbata
sin tiempo entre los dedos
abstracta

no era mi mano
aunque de mí pendía
y con mi nombre firmaba. . .

pero un día
tocó el fuego
palpó el metal
y una mano de martillo
ardió en una ventana

articuló su rebelión de falanges encendidas
y en un vértice rabioso abolió el cardo
decretó la espiga



RENACIMIENTO

Traíamos el esqueleto estéril
nosotros
los hacedores del vino
                          el pantalón
                                       la huelga
los albañiles del sol
                            la revolución
                                           el beso

nosotros
          minerales
de una raza de metales rojos
para putear a los burgueses
            bajábamos la voz

pero siglos y kilómetros de sangre
no recorren en vano el universo

nos armamos
           con la fuerza olvidada
y la voz
insurgente y proletaria
recobró su acero

no medimos la distancia hasta la muerte
medimos
la vida que nos falta
y resolvimos
que no tenemos tiempo

En: “Cuando seas grande”, Libros de la talita dorada / colección Los detectives salvajes, 2011. Primera edición: 1972.
















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JURA SOYFER [17.951] Poeta de Austria

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Jura Soyfer

Escritor austriaco, nacido en Charkow en 1912 y fallecido en el campo de concentración de Buchenwald en 1939.

Hijo de un industrial que se vio obligado a huir en 1920 a Viena junto con su familia, Soyfer se afilió ya desde muy joven a la Asociación Socialista de Alumnos de Enseñanza Media y colaboró con el cabaret político del partido socialdemócrata. Una vez finalizado el bachillerato, estudió historia y lengua y literatura alemanas en la Universidad de Viena, al tiempo que comenzaba a escribir reportajes y poemas para el periódico obrero. Cuando el partido socialista austriaco (SPÖ) fue prohibido, trabajó durante algún tiempo para el partido comunista, también en la ilegalidad. A finales de 1937 fue arrestado durante tres meses debido a una equivocación; en 1938 intentó huir a Suiza, pero fue apresado y trasladado al campo de concentración de Dachau, desde donde fue trasladado en otoño de ese mismo año a Buchenwald donde, poco antes de su liberación, murió enfermo de tifus.

Su vida y su obra constituyen una unidad absoluta, pues tanto los poemas como los reportajes son pura expresión de sus ideales políticos. Siempre se comprometió con la causa de los más desfavorecidos, y utilizó sus obras para expresarlo públicamente. A pesar de su breve vida, su obra es bastante extensa y ha comenzado a ser reconocida hace relativamente poco. Utopías de un Estado libre y advertencias sobre un posible conflicto bélico se recogen en Astoria (prohibida por la censura y editada póstumamente en 1947) y Vineta (1937). Los acontecimientos que llevaron a la institución de la dictadura fascista en Austria y pusieron fin a la socialdemocracia aparecen recogidos en la novela inacabada So starb eine Partei (Así murió un partido, editada por primera vez en 1980).

***

Jura Soyfer fue un poeta y periodista austríaco que murió a los 27 años de edad en un campo de exterminio alemán. Soyfer estudió en Viena, donde su familia acomodada llegó escapando del bolchevismo. Pero enseguida rompió con los suyos y se hizo bolchevique. Escribía contra la inconsistencia, contra el silencio. Contra la desigualdad. Fue trasladado, estuvo en varios campos. Desde adentro escribió contra Hitler. Murió joven. Su destino era estar muerto, pero nunca ser Musulmán (el Musulmán, al decir de Primo Levi, es que termina degradado hasta convertirse en un vegetal, y su destino rápido es ser gaseado). Su voz era demasiado alta para degradarse. Demasiado certera para que Buchenwald no lo advirtiera. Jura Soyfer entró en una Cámara de Gas en 1939; lo hizo demasiado lúcido, con toda su humanidad a cuestas.


… Aguas arriba 
en la boca de los fusiles  
vida de día y de noche  
vamos a seguir viviendo aquí…  
has pensado alguna vez en alguien más que en nosotros 
día y semanas 
algunos años más 
muchos serán destruidos 
perdido su rostro…”  


No perder el rostro es no desfigurarse a pesar de Auschwitz. No llegar a Musulmán. No degradarse. Mantener viva la humanidad para poder contar a las futuras generaciones de que está hecho el Mal. Soyfer lo dice con sus 47 quilos enfrentando a la maquinaria nazi. Lo dice desnudo, con un pedazo papel encontrado en algún lugar del campo en el que garabatea poemas. Conservar la dignidad. No ceder. No venderse. No mentir. No corromperse. No entregar. No denigrarse. La misión de la literatura es que eso que Soyfer vive no se repite. La misión de la palabra. De la literatura. Del Derecho.      

Julián Axat, Defensor Público juvenil



Dachaulied

'Dachaulied' (La canción de Dachau) fue compuesta por Herbert Zipper para un texto de Jura Soyfer. Ambos habían sido amigos en Viena en los años 30’ y en el verano de 1938 se encontraron nuevamente en Dachau, donde hablaron e inventaron canciones y poemas juntos. Un día Zipper le sugirió a Soyfer componer un poema basado en el conocido eslogan del campo ‘Arbeit macht Frei’ (El trabajo te liberará). Memorizó el poema que Soyfer le recitó unos días después, compuso la música en su cabeza y se la tarareó a unos músicos prisioneros que conocía, quienes prontamente difundieron la canción por todo el campo. Poco tiempo después de componer la canción, el 23 de septiembre de 1938, Zipper y Soyfer fueron transferidos a Buchenwald.



Musica en Dachau: Dachau Song - Dachaulied

El dramaturgo Jura Soyfer y el compositor Herbert Zipper, antifascista activo en el cabaret vienés, fueron detenidos por la Gestapo tras la anexión de Austria de 1.938. Se volvieron a encontrar en Dachau, donde ambos trabajaban como "caballos" tirando de carros con piedra pesada por todo el campo. 

  Soyfer y Zipper escribieron Dachau Song en septiembre de 1.938 como una respuesta irónica al lema "Arbeit macht frei" (el trabajo os hará libres) inscrito en la puerta de la entrada al campo.
Cantada inicialmente en secreto, Dachau Song al final se la aprendieron muchos presos del campo. Soyfer y Zipper creían que ejercitar el intelecto ayudaba a mantener la dignidad de los presos al enfrentarse a la humillación constante. Según Zipper, él y su coautor hicieron, deliberadamente, difícil de aprender Dachau Song, con la esperanza de que el reto ayudara a sus compañeros a estar por encima de su entorno. 

Semanas después de componer la canción, los dos hombres fueron trasladados a Buchenwald, donde Soyfer murió de fiebre tifoidea a los 26 años.  Zipper, rescatado por su familia, huyó a París y luego a las Filipinas, donde trabajó como director de la Orquesta Sinfónica de Manila. Después de la Segunda Guerra Mundial, Zipper emigró a los Estados Unidos, trabajando como director de orquesta, compositor y educador musical hasta su muerte a los 92 años en 1997.

El alambre de púas, cargado con la muerte
se dibuja alrededor de nuestro mundo. 
Arriba un cielo sin piedad
envía heladas y quemaduras solares.
Lejos de nosotros están todas las alegrías,
lejos nuestro hogar, lejos nuestras esposas, 
cuando marchamos a trabajar en silencio
miles de nosotros al amanecer.

Pero hemos aprendido el lema de Dachau
y nos hizo tan duros como el acero: 
Sé un hombre, compañero, 
permanece como ser humano, compañero, 
haz un buen trabajo, ayuda, compañero, 
pues el trabajo, el trabajo te hará libre!

Ante la boca de los cañones 
Vivimos día y noche. 
La vida nos está enseñando aquí, 
es más difícil de lo que pensábamos. 
Nadie más cuenta días y semanas, 
algunos ya ni los años. 
Y tantos se han roto 
y perdido su aspecto.

Arrastra la piedra y tira de la carreta 
No hay carga demasiado pesada para ti. 
Estabas en los días lejanos, 
estas desde hace tiempo. 
Pincha la pala en la tierra, 
fosa profunda en tu compasión, 
y en su propio sudor
seras dueño de acero y piedra. 
Una vez que la sirena suena; 
en la última formación. 

En el exterior, entonces, nos encontraremos 
estas tú, camarada, para el control. 
El infierno se reirá de nosotros la libertad de 
adelantarlo es con nuevos bríos. 
Y hacer el trabajo que hacemos 
ese trabajo, será bueno.




The first verse of the Dachaulied (de), the Dachau song:

Stacheldraht, mit Tod geladen,
ist um unsre Welt gespannt.
Drauf ein Himmel ohne Gnaden
sendet Frost und Sonnenbrand.
Fern von uns sind alle Freuden,
fern die Heimat, fern die Fraun,
wenn wir stumm zur Arbeit schreiten,
Tausende im Morgengraun.
Doch wir haben die Losung von Dachau gelernt
und wurden stahlhart dabei:
Sei ein Mann, Kamerad,
bleib ein Mensch, Kamerad,
mach ganze Arbeit, pack an, Kamerad,
denn Arbeit, Arbeit macht frei!

Barbed wire, loaded with death
is drawn around our world.
Above a sky without mercy
sends frost and sunburn.
Far from us are all joys,
far away our home, far away our wives,
when we march to work in silence
thousands of us at the break of day.
But we have learned the motto of Dachau
and it made us as hard as steel:
Be a man, mate,
stay a man, mate,
do a good job, get to it, mate,
for work, work makes you free!

The Original Complete Text from Translators Dachau München[1]

1. Stacheldraht, mit Tod geladen,
ist um unsre Welt gespannt.
Drauf ein Himmel ohne Gnaden
sendet Frost und Sonnenbrand.
Fern von uns sind alle Freuden,
fern die Heimat, fern die Fraun,
wenn wir stumm zur Arbeit schreiten,
Tausende im Morgengraun.

Refrain
Doch wir haben die Losung von Dachau gelernt
und wurden stahlhart dabei:
Sei ein Mann, Kamerad,
bleib ein Mensch, Kamerad,
mach ganze Arbeit, pack an, Kamerad,
denn Arbeit, Arbeit macht frei!

2. Vor der Mündung der Gewehre
leben wir bei Tag und Nacht.
Leben wird uns hier zur Lehre,
schwerer, als wir's je gedacht.
Keiner mehr zählt Tag' und Wochen,
mancher schon die Jahre nicht,
und gar viele sind zerbrochen
und verloren ihr Gesicht.
Und wir haben die Losung . . . .
   
3. Schlepp den Stein und zieh den Wagen,
keine Last sei dir zu schwer.
Der du warst in fernen Tagen,
bist du heut schon längst nicht mehr.
Stich den Spaten in die Erde,
grab dein Mitleid tief hinein,
und im eignen Schweiße werde
selber du zu Stahl und Stein.
Und wir haben die Losung . . . .

4. Einst wird die Sirene künden:
Auf, zum letzten Zählappell!
Draußen dann, wo wir uns finden,
bist du, Kamerad, zur Stell'.
Hell wird uns die Freiheit lachen,
vorwärts geht's mit frischem Mut,
und die Arbeit, die wir machen,
diese Arbeit, die wird gut!
Denn wir haben die Losung . .





AGUSTÍN MARÍA GARCÍA LÓPEZ [17.952]

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Agustín María García López

Agustín María García López (Villarrasa, Huelva, Andalucía, 1949) es un poeta y artista gráfico español contemporáneo.

Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, ciudad donde reside. Ha realizado estudios de doctorado en Literatura Española Moderna y Contemporánea. Tras haber ejercido durante largos años como profesor de Lengua y Literatura Españolas, cursa en la actualidad el Grado Universitario en Filosofía. Codirige, junto a David González Lobo, la revista Tinta China, Revista de Literatura [18 números publicados desde 2002]. En 1978, la revista universitaria y filológica Cauce (Departamentos de Lengua y Literatura Españolas de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla) publicó una breve selección de sus poemas.

Ha publicado los siguientes libros de poesía: El río amarillo, Málaga, col. Azul y Tierra, núm. 5, Editorial Corona del Sur, 1984; Calcomanías embusteras, Málaga, Biblioteca de la Poesía Española y Americana del Siglo XX, Editorial Corona del Sur, Tomo II, Separata II, 1988; Ninguém, 1988. 2.ª edición: Sevilla, Tinta China, Revista de Literatura, n.º 1, mayo de 2002, con una ilustración del autor; De un manuscrito hallado en Algeciras, en AA. VV.: El Sobre Hilado, Sevilla, El Sobre Hilado & Padilla Libros, Editores y Libreros, 2003, y Sombras chinescas, Sevilla, Ediciones de La Isla de Siltolá, Colección Tierra, n.º 37, 2015.

Algunos de sus poemas han sido traducidos al portugués por Albano Martins, poeta portugués de la generación del 50.

Como traductor, ha editado Vertical el deseo de Albano Martins, Carmona, 1990. Además, ha traducido a diversos autores como René Char, Paul Éluard o José Jorge Letria. Como editor, ha publicado Un día... El jarro de flores de José Juan Tablada, Carmona, 1990.

En la década de 1990 formó parte de la dirección o de la redacción de varias revistas literarias, como El nudo de la sierpe, de Málaga. En la actualidad, colabora en diversas revistas, como El Fantasma de la Glorieta, El hombre a caballo, revista de poesía de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Sevilla, Cuadernos de Creación de Palimpsesto 2.0 Editorial, Noches Áticas, Rick's Café o Letras Anfibias.

Ha participado en distintas exposiciones, como "Sevilla en Artes" (junio de 1996), muestra organizada por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla para extender el conocimiento de los artistas que trabajan en la capital andaluza mediante exposiciones simultáneas por toda la ciudad, y de la que se publicó un extenso catálogo ilustrado. Pueden señalarse asimismo las diversas exposiciones celebradas en la galería "Luiz Verri", de La Puebla del Río (Sevilla), como el homenaje a Jordi Vallés (abril-mayo de 1991) u otras muestras conjuntas de poesía visual con Pablo del Barco y Juan José Espinosa Vargas. Es autor, asimismo, de los poemas-acción: El más dulce abecedario. Sevilla, I Congreso Hispano-Italiano de Poesía Visiva-Poesía Visual, Sala de San Hermenegildo, Ayuntamiento de Sevilla, mayo de 1984; Está lloviendo en el jardín de Pan Yun Tuan Sevilla, Institución Antropológica y Cultural de Andalucía "La Carbonería", noviembre de 1984; El canto más perfecto es el canto del grillo. Sevilla, Galería Fuera de Comercio, julio de 1986, y Quercus ilex. Sevilla, Institución Antropológica y Cultural de Andalucía "La Carbonería", mayo de 1989.




Intermezzo (II)

Presa de pies y manos,
aherrojada,
la rosa de los vientos;
un fardel de ignominia
lleva sobre sus hombros el ángel del olvido.

Se entrecruzan sin verse,
el ángel del olvido
y el ángel de la muerte.

Nuestras casas no llevan
la marca de la sangre que separa
y libera.

Dinteles inocentes son los nuestros
que no escapan
del mundo y su soberbia.

El ángel del olvido
no tiñó nuestras puertas.

Azrael, el ángel de la muerte,
se olvidó en cada una
diez azumbres de olvido.


[Habla el Corto Maltés:]

      No sé de dónde viene un nombre de muchacha que me entreabre los labios y en los labios me danza. Un nombre de tres letras que sólo letras tiene. Un nombre que me asombra por todo lo que nombra.

       Ignominia es mi nombre. Las letras de mi nombre...; encajes de tristeza cosidos a los lienzos morenos del olvido.


Animula, vagula, blandula
ADRIANO

[Cita del editor]

      Si el azafrán del viento vagabundo se ha quedado en los labios de una rosa. Si tú eras esa rosa, la rosa detenida; amor, la única rosa. Si acabas de teñir los siete mares, ladrona de arcoiris; si el fuego de los días amarillos brota de tus pestañas, bórdame con tus besos de colores esta batista, esta tristeza, esta batista blanca.



Pobre Berta        creía que el cielo iba a ser siempre        amarillo amarillo amarillo
JUAN JOSÉ ESPINOSA VARGAS

[Cita del editor]


      Si un día regresaras todo el cielo amarillo y se abriera de pronto el río de tus besos, derramado en toronjas y en agua luminosa; y esa lluvia de oro por entre los estambres de las cosas, traviesa, se escondiera...; reviviría mi vida desatada.

      Entre Niza y Venecia; ...y al volante de un Alfa.



Intermezzo (III)


Non hi havia a València dos amants com nosaltres.

VICENT ANDRÉS ESTELLÉS


De tinta china y de papel de arroz. Surgidos del tintero y vivos en la página. Así somos tú y yo, flor de las flores. A nuestro lado, en el mismo escaparate, una partitura de Boris Smetana. Nos volvimos de música. Danzamos por los puentes del Moldava. Dejamos nuestro exlibris por las farolas de toda la ciudad. A la luz del crepúsculo, buscamos en la trastienda el álbum de estampas que esconde el corazón del laberinto. Salvamos el reflejo, robamos el azogue y escapamos riendo del doctor Dapertutto. Somos de tinta china y de papel de arroz. Existiremos siempre que los jazmines tejan aéreas sombras chinescas en el muro labrado. Somos caligrafía vestida de domingo, siempre de vacaciones. Los renglones torcidos de un niño y una niña sin reloj.





TEMPLO DE HEFAISTOS


Del fuego de la tierra
aún surgen
los pájaros...


GIUSEPPE ARCIMBOLDO

Éramos de flores

__________________________

terra incognita

__________________________

Han talado el jardín
de los cerezos... br>
__________________________

-idyllium-

__________________________

deshojado la rosa de los vientos

__________________________

deshilvanado
el agua

__________________________

y esparcido
los naipes rotos
de mis pensamientos.




FRAGMENTOS



Compuestos entre 1988 Y 1993





eu também sou de ar


______________________

Jazz
mín

________________________

Un coup de dada jamais n´abolira le hasard

__________________________

uvas
de la
lluvia

__________________________

oro
cobre
azabache

__________________________

o la línea de tierra
del libro
de
los besos

__________________________

Las sete sentinelas
da Bela Adormecida

__________________________

Lila y grana
el gris
de las granadas

__________________________

reinos intersticiales de la luz

__________________________

buganvillas

__________________________

un libro de mentira

__________________________

porque seas de verdad

__________________________

Jazmín
azafrán.

Fluido
arlequín.

Círculo
carmín.

__________________________

En la rosa cóncava
un limón de agua.




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CAROLYN D. WRIGHT [17.953] Poeta de Estados Unidos

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Carolyn D. Wright

Carolyn Delores "CD" Wright (Mountain Home, Arkansas, EE.UU. 6 de enero de 1949 - 12 de enero 2016) era una poeta  americana.

PREMIOS:

John Reed , David Biespiel and Wright at the after party for the National Book Critics Circle Awards , March 2012
1987 Guggenheim Fellowship [ 14 ]
1989 Whiting Award
1994 Poet Laureate of the state of Rhode Island
1999 Foundation for Contemporary Arts , grant
2004 MacArthur Fellowship [ 15 ]
2009 Rising, Falling, Hovering winner Griffin Poetry Prize [ 16 ]
2010 One With Others , nominee National Book Award (Poetry) [ 17 ]
2010 One With Others , winner National Book Critics Circle Award (Poetry)

OBRA:

This list of works has been taken mostly from CD Wright's entry at the Academy of American Poets web page titled "CD Wright".
1977: Room Rented By A Single Woman
1979: Terrorism
1981: Translation of the Gospel Back into Tongues (SUNY Press)
1986: Further Adventures with You (Carnegie Mellon)
1991: String Light (University of Georgia Press)
1993: Just Whistle (Kelsey Street Press)
1996: Tremble (Ecco)
1998: Deepstep Come Shining ( Copper Canyon Press )
2002: Steal Away: New and Selected Poems (Copper Canyon Press) [shortlisted for the 2003 International Griffin Poetry Prize ]
2003: One Big Self: Prisoners of Louisiana (Twin Palms) – with photographs by Deborah Luster
2005: Cooling Time: An American Poetry Vigil (Copper Canyon Press)
2007: One Big Self: An Investigation (Copper Canyon Press)
2008: Rising, Falling, Hovering (Copper Canyon Press) [winner of the 2009 International Griffin Poetry Prize ]
2009: 40 Watts (Octopus Books)
2010: One With Others (Copper Canyon Press)
2016: The Poet, The Lion, Talking Pictures, El Farolito, A Wedding in St. Roch, The Big Box Store, The Warp in the Mirror, Spring, Midnights, Fire & All (Copper Canyon Press) – essays
2016: ShallCross (Copper Canyon Press)

El pasado 12 de enero, el mundo de la literatura recibió con pesar la noticia de la muerte de la poeta norteamericana Carolyn D. Wright (1949-2016). En homenaje a su memoria publicamos cinco poemas suyos. C.D. Wright nació en Ozark Mountains, su estilo es difícil de catalogar y es descrito, incluso por ella, como una constante tensión entre contradicciones. Algunos de los honores que recibió Wright: Poeta Laureada de Rhode Island, la McArthur Fellowship de 2004 y el National Book Critics Circle Award por su libro: One With Others. Las presentes versiones son de Esteban López Arciga (1994). http://circulodepoesia.com/2016/01/american-poetry-carolyn-d-wright/



Lago Echo, amor.

Será que la mujer bañada por la luz
en verdad lee o sólo contempla
lo que está escrito

El hombre caminando en la llovizna está
desnudo o será la lluvia
la que hace su camisa transparente

El niño en la cama de hierro
estará dormido o sigue
jugueteando con los resortes por debajo

En verdad creíste
que tres vidas podrían estar completas

Acaso la botella de líquido
verde en la repisa será real

La botella en la repisa despintada
está llena de verde
O será el líquido una ilusión
de plenitud

Cómo los niños del verano se convierten
en peces y las lluvias ablandan a los hombres

Cómo los elementos de las noches
de verano nos hacen recostarnos juntos
en el piso desnudo

Y esto se siente dolorosamente bello
aunque no pueda
siquiera cambiar una pizca del mundo



Lake Echo, Dear

Is the woman in the pool of light
really reading or just staring
at what is written

Is the man walking in the soft rain
naked or is it the rain
that makes his shirt transparent

The boy in the iron cot
is he asleep or still
fingering the springs underneath

Did you honestly believe
three lives could be complete

The bottle of green liquid
on the sill is it real

The bottle on the peeling sill
is it filled with green

Or is the liquid an illusion
of fullness

How summer’s children turn
into fish and rain softens men

How the elements of summer
nights bid us to get down with each other
on the unplaned floor

And this feels painfully beautiful
whether or not
it will change the world one drop



Todo lo bueno entre el hombre y la mujer

Todo lo bueno entre el hombre y la mujer
ha sido escrito en lodo y mantequilla
y salsa barbecue. Las paredes y
los pisos solían ser bellos.
Los calcetines amarillentos y casi iguales.
El membrillo quemado por la plaga
pero dándonos cuatro tazas de mermelada
al final. Largas caminatas para fortalecer
la espalda. Tú con fuego labial
yo con orzuelo. Ojos
tenemos y somos presa eterna
de los dientes del otro. Las corrientes
marchan sobre nosotros. El trueno no ha dañado
a nadie que conozcamos. El río que nos
atraviesa es sucio y profundo. La mano
izquierda protege al ritmo. Cuida
tu cabeza. El fuego no debe ser
desatendido. Más si hay viento. Cada uno
recibe gratis una navaja suiza.
Las primeras lenguas son para
prepararse. La huella
que dejó la tuya me la llevo a la tumba. Es
tan triste tan macabra tan hermosa.
Bendita sea. Tenemos tan poco tiempo
para aprender, tantas cosas… El río
corre sucio y profundo. Cubre la lechuga.
Ya descansa. Oh alma. Sigue fluyendo. Mejor.



Everything Good between Men and Women

Everything good between men and women
has been written in mud and butter
and barbecue sauce. The walls and
the floors used to be gorgeous.
The socks off-white and a near match.
The quince with fire blight
but we get two pints of jelly
in the end. Long walks strengthen
the back. You with a fever blister
and myself with a sty. Eyes
have we and we are forever prey
to each other’s teeth. The torrents
go over us. Thunder has not harmed
anyone we know. The river coursing
through us is dirty and deep. The left
hand protects the rhythm. Watch
your head. No fires should be
unattended. Especially when wind. Each
receives a free swiss army knife.
The first few tongues are clearly
preparatory. The impression
made by yours I carry to my grave. It is
just so sad so creepy so beautiful.
Bless it. We have so little time
to learn, so much… The river
courses dirty and deep. Cover the lettuce.
Call it a night. O soul. Flow on. Instead.



Aproximadamente por siempre

Ella cambiaba por dentro
era cierto lo que se había escrito

La nueva sintaxis del amor
ya drenada y quemada

El secreto se aferró a ellos
Ella recibió el aroma

Caminando por un camino hacia la nada
cualquier sonido era relevante

Ahora el sol caía detrás de ellos
él se veía extrañamente conmovido

Ella se quitaría la ropa
para la cámara

lo dijo en un inglés simple
pero no sostendría esa serpiente



Approximately Forever

She was changing on the inside
it was true what had been written

The new syntax of love
both sucked and burned

The secret clung around them
She took in the smell

Walking down a road to nowhere
every sound was relevant

The sun fell behind them now
he seemed strangely moved

She would take her clothes off
for the camera

she said in plain english
but she wasn’t holding that snake



Sólo el cruce importa

No es el cómo dejamos la vida del otro. Cómo
se acaba la transmisión. Nunca lo sabes, ¿Verdad? Crees estar listo
para lo que sea; entonces pasa, y no lo estás. En verdad no lo
estás. El génesis de un final, nada
más que un sentimiento, un movimiento tortuoso, despolvar
los muebles con una tira de la camisa del renacido.
Vemos como las velas se hunden en sus bases; aunque nos
volteemos, la música nunca cesa. El fuego besa nuestro rostro.
Oh phthsis, oh ojo muerto casanova, nunca más
admirarás la bayeta en la mesa de billar. No habrá
más platos de mantequilla disparados del cielo. Luz difuminada.
Entre retazos de poesía y penitencia dejaste
el bosque invernal del hombre y la mujer. La nieve
llevó a las mariposas a casa. Debes saber
lo que sigue, todo este tiempo sabías qué esperar
tarde o temprano… la cadencia evanescente del anonimato.
Francamente, querido. Francamente, querida. Francamente.



only the crossing counts

It’s not how we leave one’s life. How go off
the air. You never know do you. You think you’re ready
for anything; then it happens, and you’re not. You’re really
not. The genesis of an ending, nothing
but a feeling, a slow movement, the dusting
of furniture with a remnant of the revenant’s shirt.
Seeing the candles sink in their sockets; we turn
away, yet the music never quits. The fire kisses our face.
O phthsis, o lotharian dead eye, no longer
will you gaze on the baize of the billiard table. No more
shooting butter dishes out of the sky. Scattering light.
Between snatches of poetry and penitence you left
the brumal wood of men and women. Snow drove
the butterflies home. You must know
how it goes, known all along what to expect,
sooner or later … the faded cadence of anonymity.
Frankly, my dear, frankly, my dear, frankly



Más blues y la verdad abstracta

Aparto el auto sobre un objeto, suave y grande;
En sueños hay pelo sobre mi pecho.
El chico del periódico viene a cobrar
con un pit bull. Llamo a la abuela
y ella dice, Bueno ya sabes
la muerte es la muerte y nadie más.

En las mañanas estamos a oscuras;
incluso a finales de junio
dejamos el calabacín en la repisa.
Llamo a la abuela por un consejo
y ella dice, Oh ya sabes
solía cultivar tantas cosas.

Y también están el sangrado frecuente,
los pezones sensibles, y la podredumbre
bajo el tapete. Si no veo
a un doctor de ojos fríos, se vuelve
un mecanismo de desahogo.
La abuela dice, Gracias a los tapetes azules
y a los olmos de Eileen Briscoe
la casa se mantiene fresca.

Bueno. Entonces. Dices eso Abuela
deja que te pregunte:
Cómo es que un cuerpo se levanta de nuevo y lava
su boca en el grifo. Y cómo
un cuerpo se coloca en un ciruelo
o reposa de nuevo sobre otro cuerpo
o teje un enrejado. O sigue secando
los cubiertos. Consigue trucha arcoíris. Pega el azulejo.
Compra una bolsa de cebollas. Bate un huevo. Sí,
cómo es que el gato sigue
lamiéndose de la garra a la cola.
Y cómo el cuerpo rompe
pan con la palabra cuando la palabra
se ha roto. Una. Y Otra. Vez.
Con el vino. Y la hogaza.
Y el excelente cristal
del cuerpo. Y ella dice,
Incluso. Si. El. Cielo. Se. Cae.
Mi. Rosa. De. Paz. Sigue. Floreciendo.



More Blues and the Abstract Truth

I back the car over a soft, large object;
hair appears on my chest in dreams.
The paperboy comes to collect
with a pit bull. Call Grandmother
and she says, Well you know
death is death and none other.

In the mornings we’re in the dark;
even at the end of June
the zucchini keep on the sill.
Ring Grandmother for advice
and she says, O you know
I used to grow so many things.

Then there’s the frequent bleeding,
the tender nipples, and the rot
under the floormat. If I’m not seeing
a cold-eyed doctor it is
another gouging mechanic.
Grandmother says, Thanks to the blue rugs
and Eileen Briscoe’s elms
the house keeps cool.

Well. Then. You say Grandmother
let me just ask you this:
How does a body rise up again and rinse
her mouth from the tap. And how
does a body put in a plum tree
or lie again on top of another body
or string a trellis. Or go on drying
the flatware. Fix rainbow trout. Grout the tile.
Buy a bag of onions. Beat an egg stiff. Yes,
how does the cat continue
to lick itself from toenail to tailhole.
And how does a body break
bread with the word when the word
has broken. Again. And. Again.
With the wine. And the loaf.
And the excellent glass
of the body. And she says,
Even. If. The. Sky. Is. Falling.
My. Peace. Rose. Is. In. Bloom





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