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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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LUIS FRANCISCO URQUIZO CUESTA [17.332] Poeta de Ecuador

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Luis Francisco Urquizo Cuesta

Luis Francisco Urquizo Cuesta (Ambato, Ecuador  13 de diciembre de 1950) es un destacado poeta y pintor ecuatoriano.

Luis Francisco Urquizo Cuesta nació el 13 de diciembre de 1950, en la ciudad de Ambato, rodeado de valles y montañas que determinan su carácter. Su personalidad se resume como una mezcla indomable de espíritu creativo latinoamericano e impetuosa ansiedad exploradora. Desde muy pequeño denotó sus cualidades de artista, Luis Francisco prefería las visitas al taller del pintor Voroschilov Bazabte, a los juegos de canicas o pelota con los niños de su edad. Otros de los lugares predilectos en que transcurrió la niñez de Lis Francisco fue la enorme biblioteca particular de su padre; Don Pablo Arturo, biólogo y gran pensador, catedrático de profesión; allí leyó cantidades de textos enteros de variadas disciplinas, en especial, filosofía y literatura clásica. Fue hijo de madre española, asturina de profundas raíces religiosas, y de padre ecuatoriano también católico los cuales le propiciaron un ambiente familiar rodeado siempre de clérigos, monjas, idóneo para incentivar en él sus cualidades de artista en formación .Urquizo fue sin duda alguna un conservador apasionado e incansable que hablaba de temas sobre Dios, la vida, la existencia, el bien y el mal, temas que influyen en su perspectiva del arte.

El pintor

"Los Símbolos Absolutos"; es la obra pictórica creada por Francisco Urquizo Cueta para la ciudad de su origen y el de su padre: La ciudad de Ambato, que por su implantación geográfica y su propia ontogénesis formula ser un Arquetipo en si. Estos obra en exposición permanente en la ciudad de Ambato, conjugados con otra serie de pinturas titulada “El Tarot de Urquizo, de los Arcanos Mayores” y que fuera pintada para la ciudad de Pravia en el principado de Asturias España, lugar de origen de la madre, pretenden reunir en acopio a las energías cromáticas expuestas para dar forma a una triangulación vibrante que, proyectándose desde estos puntos de origen de los progenitores del artista den el Centro de Pensamiento Cósmico, crean un efecto piramidal de incalculables factores benéficos e incidentes.

El poeta

“El origen del deseo” es un libro de poemas que reúne textos escritos en verso libre, logrando que el color de la palabra impregne un mensaje original y profético. Para Urquizo, un libro es igual que un cuadro: significan un acto permitente de surco arado con palabras, cada tela es extraída de su nostalgia. Este poemario, que no parece por su título un pequeño mundo inflexión Freudianas, sin duda, un comportamiento subjetivo y sensual, conectado con sus propios augurios y ungimientos espirituales, que muchas veces trasladan la intención del escritor.

Reconocimientos

- Primer Premio Nacional de Pintura. A.C.C.U.R.
- Primera Mención de Honor Salón de Octubre. Casa de la Cultura Ecuatoriana.
- Seleccionado por Ecuador a la Quinta Bienal de Valparaíso. Valparaíso - Chile.
- Invitado por la M. I. Municipalidad de Valparaíso para la Novena Bienal.
Valparaíso – Chile.
- Invitado por el Gobierno del Perú a la celebración del Centenario del Convenio Andrés Bello.
Su obra se encuentra en Museos y Colecciones particulares en Ecuador, Colombia, Perú, Venezuela, Estados Unidos, España, Italia.





1

Un arado entre sus manos,
tres penas cargado...
por el horizonte de sus grandezas,
siempre pequeñas, desolladas
tiernas mariposas
entre flores dormidas...
..........................
naciente sol,
ahora ya, medio muerto,
luminoso niño pequeñito,
de ilusiones rodando,
cuajo a palmo en los caminos
! Canta. !
canta, azabache florecido,
luz...
canción...
pelo dormido...
...........................


2

Canción de luna tierna,
pétalos de rosa
tu cintura primorosa...
tus pechos... divino tesoro
dibujados con pasión
en sueños
de profunda contemplación...

tenerte cerca es... vivir,
añorarte es... morir...

en que sagrado recinto
modelaron mi existencia
para permitirme así vivir... ?

cual fue mi poderío
en el pasado sombrío
para que me dieran
de premio... tú...

eres el néctar delicioso
que de su pico me diera
... un colibrí... 


3

Desde el confín del infinito
Te contemplaría
y serías más grandiosa
que la misma creación...

Tú eres, sin lugar a dudas,
la obra maestra
que nunca hombre alguno
realizó...
en ti se encuentra saturada
la placidez del verano
y la armonía mimosa
del ruiseñor.

Ante tu orgulloso porte
se ha inclinado reverente
el impetuoso torrente
de mi existir...
  

4

Una abeja que se posa
en el centro del ombligo,
una silla mal parada
en la esquina de la playa,
las ostras vienen cantando
la mirada de tu sueño...

Dónde está tú claro cielo...?
allí se corta el vuelo:
en el néctar de tu boca,
o en el azul
de tú negro pelo...?
............................



  
5

Rutilantes luminarias
apretadas… en el foro,
! rozagantes,
seductoras. !
un dólar vale tu pelo,
cincuenta...
calzón por medio.
..........................
desfila presta,
sal a la fiesta,
desnúdate..!
con el caballero......
.........................


 6

 Te cuento que descubrí...
el adulterio del viento.

Un joyero arando el campo
con la yunta de un fotógrafo...
ciento ochenta,
sal si puedes
de este zurco inmobiliario...



7

Golondrinas chapoteando
en la esquina de tú pelo,
mil canciones,
como gotas de rocío,
desbordantes por tú sino...
la humanidad toda
desplegada en tú camino,
el oro de los dioses,
nada más... tú hastío,
la sonrisa del mendigo
tu dominio,
el manantial de los maestros
tú bebida...
y,... yo aquí,
frente a ti... con Tigo...
...........................
|


 8

 Cuando llora tu tesoro...
es un oro,
parece que el cielo canta
con fineza y con decoro,
! que sonoro...
el reír de tu tesoro...!


9

Si tuviera que escribir...
¿ escribiera...?,
y si escribiera...
¿ que dijera...?
.........................
que el amor es bello,
que el amor es cielo,
que el amor es Dios...
.............................
que el amor...el amor sois vos.



  
10

No me cuentes
donde vienes,
donde vas...
tu estas,
aquí, eternamente,
siempre presente,
estás..............

  
11

Debe brotar
cual rocío, agua dulce
del manantial,
debe alcanzar
la estatura primorosa
de ese rosal,
debe llegar,
fugaz, luminoso...
brillar…
Su glorioso pensamiento
vislumbró el firmamento
y vio la luz...
luz, camina tierna,
brilla tu frente
universal...


  
12

Acabo de ver quemar,
en la esquina,
el año  viejo...
era un niño
de carne y de hueso...
..................


 13

Este puñado de arena
que vinieron resguardando
todos los soldados morenos,
trae en cada grano, florecido,
el recuerdo de mi pueblo...
.................................
todos los sueños buenos,
mañanas campesinas
con manzanas,
hierba fresca,
con campanas...
............................
! ah... el pañuelo se ha caído,
aquí está,... tómalo y...
ven conmigo...!
.................................
Recuerdos.
armonía y cadencia
de tu aroma,
de tu cielo...
............................
esta grandiosa faena
de nuestro amor surgida,
alcanzando está,
en mi inconsciencia,
la estación polar
de un grano de arena...
........................


 14

Primera oración nocturna,
los árboles...
cuajados racimos,
mil horizontes en tus pupilas,
la luz... tibia
entre nardos dormida,
cada vértice de tu alcurnia,
voraz,
pequeño encierro,
de canción, abrazo y miedo...
este mendrugo horizontal
mitad paisaje,
mitad entierro...
la campiña desciende
chispeando la ladera,
un río de mariposas amarillas
zigzaguea...
tu labio amanecido,
tu primera canción,
pluma de gaviota,
de adormideras en flor...
ya está amaneciendo,
el gallo corre tus venas,
aletea y cantan mil estrellas,
espléndido regocijo
de poder contemplar
cada pétalo de tu composición,
armonía plena,
torrente de caricias
entre tus sábanas nuevas...
............................


  
15

Quiero abordar tus playas
con todas mis velas izadas
y, con ímpetu adolescente
besar tus labios,
apenas tocarlos...
embriagar mi fiesta alada
con la luz de tu mirada...
espectáculo de sol naciente,
de sol poniente,
el candor de tu pecho es, amada.

Quiero  anclar
mi nave de universo
en el verbo de amor
que guarda tu piel dorada,
sentir en ti
la palabra del ser
y arrullar,
con la música de tú conciencia,
mi corazón febril
y mi cabeza alocada...
pongo ante tus pies
este ramo de amapolas
que son todas mis edades,
aquí hay edades buenas
y también... malas edades.

Asombroso prodigio
de nardo  amanecido
son tus ojos...
.......................
pon tu mano
en el timón de mi horizonte,
marca el rumbo
con tu gran ternura y empeño,
y... deja que el ensueño
nos meza entre sus olas.

  

16

Ahora cuento ya cincuenta…
............................
son... promesas de calendario,
el viento
que me abraza de costado
aguarda en silencio,
lívida sonrisa
de gusano viejo y tierno,
que de entre mis flores brota.

Como quisiera comenzar
en tú faena de arcilla,
modelado figurín...
Perplejo me es
el suceso de las ciudades,
cuando corro... camino
y cuando callo... muero...
............................
como quisiera comenzar...
............................



17

Tu.....
tu eres un sueño erótico
y un altar...
tu...,
la palabra justa
en el preciso instante...
Tu...
tu la mía, la querida,
tu mi amante...
............


 18

 Donde guarda tú canción,
cadencia triste,
este murmullo celestial
de pan y viento...?

Cuando comienza
el arrebato de mi encierro,
se precipitan desde el tumbado
estrellas,
lágrimas,
remordimientos,
tu presencia impresente
me enloquece... ! salgo...!
el calcinante hastío,
con mis puños desgarrado,
acecha en cada esquina
la sonrisa de quienquiera...
............................



19

Siempre fui
un horizonte andino,
la nieve de mis temores
me convirtió en remolino.



20

 Una inquieta posición,
más allá...
en todos los labios flores,
amapolas soñolientas
de eternos ruiseñores
brillan y cantan,
tú aroma fino,
tú piel canela,
las madreselvas se gorjean
el trino augusto de tu talle,
calcinante aroma
el de tus caderas,
el de tu pubis que se balancea,
! ah !... como se balancea...




21 

Quiero ser,
cuando tu vuelvas,
anclada paloma,
forja ardiente,
y de las anclas
por los aires suspenderte
y, ...
 terminar por adorarte.


22 

Y... si de pronto
tuviese que enfrentarme
a todo este aullido,
enjambre acústico
que es tu pelo...?


23 

Amo la soledad...
porque me acompañas.

Abro de par en par
mis interioridades
y estas ahí...
esta presencia impresente
me sosiega.
me alimenta,
me proyecta,
en mi corazón, entonces,
amanece...
gorjean y trinan
los capullos,
cuajado rocío de tu pelo
brilla entre las copas,
y se filtra tu aroma
entre las ramas...


24

 Más que de nada en ti,
estoy enamorado de tu ausencia.
La caricia que sientes en tus sienes,
son mis sienes...
hormigueo distante...
y es como si te acariciara...
y te acaricio plena.
Más que de nada en ti,
estoy enamorado de tu ausencia,
tú presencia ocupa todos los lugares,
los rincones...
sube por la chispeante chimenea
y se desparrama
por todos los lugares.

Más que de nada en ti,...
.......................


25 

Quiero estar solo...
aquí,
en ti...
quiero parpadear
cuando tu aliento llame,
quiero,
mi pincel procurar despierto
y esa luz de tu aroma plasme,
quiero...
espumante cascada ser
y desnudarte ...
solo quizás...
tan solo quizás, en suspiros,
alcanzarte...
.................




26

 Pesar de mis pesares.
! ay ! ... soledades,
! que soledades...!
y si acaso te las cuento...
! ya no hay soledades...!.
que sencillo seria
embriagarnos en este barco
y desbordar todas las posiciones,
conjeturas, desvaríos,
religiones...
así, así vestidos,
con pétalos de luna,
escarcha y rocío,
con diversiones...
así, así vestidos,
de pareja
danzar cuatro dimensiones...
mis soledades...!
que soledades.....

  
27 

Donde podré encontrar
todo cuanto quiero,
sueño y pienso...?.

En la esquina
las albóndigas se hunden,
un fango de tristeza...

Truenifícase la soledad
y se desborda
en el trino angustia
de este desayuno,
mitad vacío,
mitad ausente;
ahora te disparo,
o te beso y te almuerzo
de los pies hasta la frente...
quiere sol
hay cadena nacional
y me habla el presidente,
busco en la alegre algarabía,
cima de suspiros,
en oriente y occidente...
a la hora de la cena
aquí me encuentro,
nuevamente...
..................


28

 Esta encrucijada
que se funde y nos separa,
sangra todas las pupilas
y se desperdician en llanto,
se chorrean nuestras vidas
................
abre las puertas,
abro los cerrojos...
abrázame...
y te abrazo toda.


29

 Una,
dos,
tres,
diecinueve margaritas...
el sol,
luz y sombra se proyecta,
la imagen se dilata
y grito,
y en los puños
los sueños se adormecen,
y en las sienes
tus palabras me golpean
y canto...
y corro...
y me deformo
en el azul del infinito
y ni siquiera alcanzo a dibujarte
y te dibujo paloma,
o piedra,
o nada...
.................



30

 Siempre estarás de vuelta,
siempre estaré esperando,
y si alguna vez regresas,
yo.………….
ya me habré marchado...




31

El cuento que ahora te cuento,
a mi me lo contaron:
el río corre
y por las laderas
su suspiro que enloquece
te enamora,
y cuando tu ardiente flama,
parpadea,
el viento de este instante
te habrá olvidado,
y en estas aguas,
nunca...
nunca te habrás bañado.


32

 Con explosión voraz de furia
rasgo las ventanas
de este amanecer que se dilata,
raudo el viento,
tibio en las mañanas, me golpea.
Entonces me despierto,
el gallo por las venas,
maratón de hormigas
que cuentan los segundos,
los minutos. las campanas,
el tren que humea...
corro al grito de la industria,
silban las chimeneas,
toso y escupo  hasta los huesos,
timbro la tarjeta que me frustra,
los grillos chillan
y chillan los serruchos,
la canción de la bandera
se retuerce entre las fraguas
y los coros se transforman
en nostálgicas tonadas,
me abro hasta las úlceras
y se me multa por ser libre,
nada más, por querer serlo...

  

33

 La epidermis de tu cuerpo
se entorcha
entre las aspas de mi cólera
y flamea entre los aires
la lujuria de tu nombre.

Te estrujo
y te desgajo ferozmente,
se dilatan las pupilas,
resoplan mis entrañas,
y se achicharran
todos los sentidos
en brutal cosmogonía
de engullirte toda...

Luego,
Mozart se filtra entre las ramas...

Pluma alada de aleteo roza,
apenas el beso
tu boca toca
y te veo virginal
y respiro el infinito...



34

Cada canción
que se florece ente los andes
me habla de ti,
de tus ojos soñadores...
se dibuja en el azul del horizonte,
vuela por entre los volcanes
y vuelve.
! que cuajar de margaritas,
que tulipanes en fiesta,
que embriaguez,
que aroma el de tu pelo...!
ya la fiesta con tu vuelo,
la fanfarria se desfila
y gluglutean los viñedos,
las banderas se despliegan,
hay disfraces y pañuelos,
se chorrean por los dedos
pentagramas y recuerdos...
en el horizonte
el paisaje se me funde,
enrojece cual tímida doncella
y se dispara
por todas las estrellan...
.....................


35 

Como te encuentro
siempre... entre mis cosas,
entre cuadernos deshojados
y entre los pensamientos,
aladas mariposas
que se filtran
entre los muebles de la casa...
como te encuentro
en todas las edades,
hago un sitio
para que descanses,
se ilumina de pronto
y llenas todos los lugares
yo, perplejo me dilato,
y me expando por todas las estancias
.....................
termino por alcanzarte
en el barullo lobular
de mi cerebro,
y te alcanzo toda...
entonces,
el límite de tu cuerpo
ya no existe,
toco trémulo el ambiente...
esta tibio... te sonrío.
  



36

Se filtra en el pensamiento
este aroma de “Cinzano Bianco”
con una bocanada gigante
de mi pipa de marino
y hacia tus brazos,
enamorado,
zurco el horizonte...

Como me siento paloma
cuando escribo,
voy y vuelvo de tu nido
y dibujo todas las canciones
y me visto sutil
de madrugada
y por las lomas,
entre los pencos trepo.


37

Como me acojo dócilmente
a todos los lugares,
mi cadencia se dispara
y me fluyen las palabras,
se engranan dócilmente
y ni pienso y las escribo
y tu sientes que te digo
lo que quieres, lo que sientes...
y si sueño
y te abrazo
y la pulpa de las uvas
se me sume entre los labios
y te saboreo...
se desgranan uno a uno los sentidos
y tu cuerpo,
paraíso de manzanas,
me convierte
en suspiro...
..................

  
38

 La cima
se esfuma
entre las zarzas
de tu cáliz
y florecen
los trigales,
la brisa mañanera
te circunda
y fecunda
los rosales...
..........


39

A veces grito...
se derrama tu retrato
entre las nubes
y llueve copiosamente,
recojo en el cuenco de las manos
todas tus palabras
y me siento a contemplar
en infinito...
.................



40

Con la música sutil
de tus miradas
se dilatan mis deseos,
enloquezco,
se disparan todos los petardos
de las fiestas y sus priostes,
se queman en las hogueras
todos los cantores
y festejan las doncellas
en las camas,
y los hombres que las aman
se destrozan en las jaulas...
...............
tu que cantas,
ya despierto
y de bruces a la vida
te levantas,
a la vida...?
a la guerra
hace tiempos comenzada,
... dile al mundo que se incendia
y le sobran las palabras,
que se funde gota a gota,
y sus vísceras ácidas le llueven, 
que su aroma es ya de pólvora
derramada en los trigales,
que sus panes se quemaron
sin haberse amasado,
que la guerra me da cuerda
para cantar estos cantares...





41

 Más allá del viento
tu estás.....
.................
más allá del viento
tu...
no estás...
..............



42

 No se por qué me siento amable
si derramo toda brisa
y cada canción amarga sabe...

A lo mejor
ya no soy el que predico
y el aroma de tus flores
solo queda en el recuerdo,
y cuanta arquitectura se levanta
en tus colmenas...
la miel,
solo el vómito de las abejas
tienes...
.................




43

 Que glotonería más exquisita
la de contemplarte...
la de sentirte tamaño de horizonte
y poseerte hasta los dientes.




44 

Cuan profunda esta serenidad
que nos acoge...
se dilata hasta en mis sueños
se extiende y se agiganta
más allá del pensamiento,
y nos junta, nos reúne...
.......................
todo se vuelve plácido,
sereno...
parece como si durmiéramos
entre claveles tiernos
y una angelical figura
nos llevase de las manos.
La sombra recostada
sobre la cual descanso
nos arrulla entre sus ramas
y los árboles se mecen
en la tarde placentera...
..................
todo se vuelve plácido, sereno,
parece incluso
que nos hubiésemos muerto
y ni siquiera escuchásemos
las canciones plañideras, 
o, tal vez, acaso,
nadie ya las canta
y nos rodea el silencio...
.................
la tarde se va apagando
entre golondrinas negras,
la noche ha comenzado
pero es como si amaneciera,
como si estuvieses a mi lado
y me quisieras....
.....................



45

Otoño de hojas secas
que desmayan con el viento
y se caen...
y planean sin aliento,
yo camino y las aplasto
y se crujen al romperse
ya sin vida...
y los árboles desnudos
se desnudan
y se vuelven amarillos,
de un color tan amarillo
que parece casi verde
porque pienso hojas nuevas
reemplazando las ya secas...
otoño que se viene
y se filtra por mis venas,
yo lo acojo dulcemente
pues... respiro primaveras.



46

La tarde se endoraba
entre cortinas tibias,
en las copas los árboles
gorgojean mil gorriones,
se peinaban los trigales
sus cabelleras rubias de sol,
el sol, rojo se incendiaba
y sus rayos,
ya detrás de las montañas,
se dormían en silencio...
como pliegos de papel ondulante
el campo se extendía
entre sábanas perfumadas...
más allá,
la casa
sus paredes dibujaba,
blancas las ventanas
y de las puertas,
parecía, se escapaban,
las caricias de los padres...
.....................
ya la tarde iba cayendo,
y los niños,
se corrían en el patio,
unos perros correteaban con el viento
casi inmóvil,
aromado por los leños
de la hoguera, en la casa...
y las manos se enlazaban,
se cruzaban las miradas,
él al lado de ella,
ella lo miraba,
la visión era de oro,
la tarde era de oro,
sus miradas,
sus corazones eran de oro,
la madre se levanta
y los hijos la rodean,
el padre los contempla
y los abraza...
y los gorriones,
y los trigales,
y los campos ondulantes,
y la tarde que se endoraba,
y hasta la casa se estremece,
el paisaje se estremece
y.... ya no hay palabras...



47

Una canción que canta en el estéreo
y los grillos,
en el patio me rodean,
en la mano un cigarrillo
y las estrellas
me dictan sus poemas.

Tú a mi lado,
dormitando ilusionada;
soñando, quizás,
con sencillas mariposas,
con claveles y con rosas,
con paraísos...
te contemplo tan serena
que te pienso enamorada,
pongo un beso entre tus sienes
y los astros... se detienen.



48

 La tarde se vistió de tulipanes
y puso entre sus nubes
el color de los trigales.
Soleaba tibio
y lentamente el viento,
los gorriones en racimos
en las ramas se besaban,
se esparcía en el ambiente
una cálida tonada.
Era el nacimiento de la noche,
y el parto fue sin lágrimas.
Quise alcanzar la brisa
entre los dedos escapada,
ante la puerta de mi espera
redoblaron las campanas,
yo soñé con aguacollas
y con mirlos de mi tierra,
los capullos se cerraron
y los ojos se cerraron,
la tarde de tulipanes
de pronto no fue nada...
Entonces disfracé el cielo
con cabellos de tu nombre
y con estrellas que tenías
dibujadas en el vientre.




 49 

La noche se había envuelto
con pañuelos de neblina
y las capas
envolvían a los hombres
y los hombres caminaban,
tan enjutos…  en silencio,
con las manos escondidas.
En la bruma…
a lo lejos,
se escuchaban los ladridos
de los perros,
le ladraban a la luna,
a la luna que no estaba,
a la noche obscura le ladraban
...................
En la casa,
recostado en la vidriera,
esta escena contemplaba,
me rodeaban…
mil estrellas que danzaban
y los pensamientos,
cual la noche enneblinada,
me atraparon,
me estrellaron entre peñascos
y rodé por mil quebradas.




50

 Nací entre las manzanas
más frescas,
entre la miel
que se chorreaba a borbotones,
entre los álamos gigantes
los jilgueros, allá,
en las ramas más altas,
aplaudieron mi llegada,
y el sol,
que era músico de versos,
sentose un día
a contemplar como crecía.
Yo de risas estuve pleno,
hasta la canción que me dormía
me alegraba,
el ruiseñor con su pico en la mañana,
en la ventana juguetón, me despertaba.
Nací entre las tierras de mi tierra,
en las que el huracán es un tren
y las campanas melodías,
allí, donde las fiestas y priostes,
campanas y petardos torpedean,
donde los cánticos
y plegarias de aguardiente
se comulgan con los cirios,
allí, donde los clérigos se gastan
las promesas de los cielos,
y tuve ante mis ojos,
cono guías, paralelas
apoyadas en durmientes,
el tren que humea
me transporta al horizonte
y contemple estupefacto,
la suerte de otros hombres...
.................
entonces,
las manzanas
transformáronse en cañones,
en versos los jilgueros y,
los álamos...pinceles.




SERGIO ROMÁN ARMÉNDARIZ [17.333] Poeta de Ecuador

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Sergio Román Armendáriz

Sergio Román Armendáriz (Riobamba, Ecuador, 12 de febrero de 1934) es un docente universitario, poeta y autor teatral ecuatoriano, de larga trayectoria en su país y en Costa Rica.

Nació en el hogar de Nazario Román Krelowa y Alejandrina Armendáriz Carranza. Fue el mayor de tres hermanos. Se casó con María Lidya Sánchez Valverde, profesora costarricense, con quien tiene una hija y tres hijos.

Sus estudios los cumplió en la ciudad de Guayaquil, primero en el Colegio Salesiano Cristóbal Colón (1940-1950), después en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte (1951) donde obtuvo su bachillerato y, finalmente, en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de Guayaquil (1952-1958), se graduó de licenciado en Ciencias Sociales (1959). Entre sus actividades extracurriculares de esa época, constan el teatro, el radioteatro y el periodismo. Además formó parte del Club 7 de poesía, en cuya antología figura su nombre (1954).

En Costa Rica, trabajó en el área escénica del Conservatorio Castella (1963). Después, en la Lincoln School (1964-1971), impartió Español y Estudios Sociales y coordinó el "Club de Teatro", el cual, permitió representar con sus alumnos y alumnas "La zapatera prodigiosa" de Federico García Lorca (Teatro Nacional, 1966).

En la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica (UCR, 1968-1974), brindó lecciones de Apreciación de la Literatura y coordinó el Teatro de Estudios Generales. También fue profesor en la Escuela de Artes Dramáticas (1973-1974).

En busca de perfeccionamiento académico, obtuvo una beca de la UCR que le permitió matricularse en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficas (CUEC / UNAM) y en la Carrera de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, entidades de la que es egresado. Aunque la beca duró sólo dos años (1975-1976), un préstamo le ayudó a completar su programa (1977-1978).

A su regreso, se incorporó a la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva (1979), en donde atendió Producción Escrita y Audiovisual, Arte y Comunicación y el Taller de Guion, hasta que se acogió al régimen de trabajadores pensionados (1991).

Propuesta pedagógica

En marzo de 1999, en el 2º. Congreso Internacional de Educación (que se dedicó a la "Educación, patrimonio y reto del tercer milenio") celebrado en el Estado de Guanajuato, México, presentó su ponencia "De la impresión a la expresión, opción para la creatividad", ponencia que resume su experiencia pedagógica, la cual se apoya sobre las siguientes tres líneas directrices:

. Diseñar prácticas que estimulen la inteligencia natural, mediante el cultivo sistemático de la palabra hablada y escrita, la imagen fija o en movimiento y el juego de la retórica y las estructuras.
. Modular el análisis, la síntesis y la fantasía gracias al afinamiento progresivo de ejercicios narrativos, expositivos y descriptivos.
. Detectar y proyectar razonamientos y emociones con el ánimo de entretejer conocimientos y destrezas personales, profesionales y sociales.

Obra escrita

Cuaderno de canciones (poesía, 1959)
Función para butacas (teatro, 1972).
Triángulo (poesía, 1960), con David Ledesma Vásquez e Ileana Espinel.
10 cuentos universitarios (editor, 1955) ed. de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador, Filial Guayaquil.
33 poemas universitarios (editor, 1955) ed. de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador, Filial Guayaquil.
Fue también editor de Palabra, órgano de difusión literaria del entonces Departamento de Estudios Generales, de la antigua Facultad de Ciencias y Letras, Universidad de Costa Rica (1968 – 1974); coguionista de Nuestro juramento (35 mm., 93 minutos / 1981), versión libre de la vida del cantante popular Julio Jaramillo, película dirigida por el cineasta mexicano Alfredo Gurrola.

En el lapso 1985-1995, publicó cincuenta artículos breves en la Página 15 del periódico La Nación, de San José, Costa Rica, con el afán de experimentar matices del estilo. Fue también consultor del Programa de teleseries costarricenses, Producciones La Mestiza, El barrio, (Costa Rica, 1995-1996) y del Programa Cultura de Paz, Periodismo de la Buena Noticia, de la Universidad para la Paz. (Costa Rica, 1995-2000).



Poemas de Sergio Román Armendáriz seleccionados por Ileana Espinel Cedeño, escoltados además por una Nota de su pluma, en: La rosa de papel 24 (Colección de poesía ecuatoriana), Casa de la Cultura Núcleo del Guayas, Guayaquil, 1990 (24 págs.)


Arte de amar

1

La sábana se enciende para la batalla 
insurgen 
los ríos gemelos de tus muslos 
las colinas redondas de tus senos 
entonces 
todo tiene el color 
del agua en el desierto.

2

Con estas manos gastadas por el amor 
te desnudo 
cae el verano de tu blusa 
cae el espejo de tu enagua 
estalla 
la llama rosada de tu vientre 
y la estrella de sal de tu entrepierna.

3

Atraes 
como acantilado al barco ciego 
desciendo por el túnel del sueño 
ruedan noches azules días de plata 
la vida se ilumina 
cuando arrodillo la boca 
en el sitio más bello de tu cuerpo.

4

Esta línea que une 
la doble soledad de tus axilas 
sobre la yema de tus pezones de oro 
es el filo de luna de una copa 
que soporta en el verso de la base 
la miel de higo de tu ombligo 
y la embriaguez de nuez de tu cadera.

5

Desde la seda de tu espalda 
ajusto tu cintura de anillo 
mientras te condecoro de dulces mordeduras 
enceguece la lámpara y el tiempo 
pero 
tus labios alumbran en la sombra
al igual que islas incendiadas.

6

Te muerdo como fruta 
marco tu carne elástica 
con el acero del beso 
es el mes el licor cálido 
es el mes del planeta hinchado de semillas 
es el mes en que los mozos 
revientan el cinturón de las amantes.

7

Te conozco 
por tu mar estremecido de relámpagos 
por la explosión del lobo del placer 
en tu mirada 
por el cansancio final que te rodea 
que te invade de niebla 
cual buzo abandonado.

8

Me conoces 
por la manera de resbalar en ti 
tal si fueras una alfombra de flores 
por la manera de exprimirte entera 
de beberte hasta el fondo 
hasta apagarme 
como vaso vacío.

9

Apuntas 
a la fiebre de esta frente 
con los finos fusiles de tus piernas 
al igual que cautivas banderas 
para marchar 
uniformados de alegría 
al mejor de los combates.

10

Cual arado furioso 
hundo tu tierra ávida 
el sol del sexo gira 
cual brújula embrujada 
al norte al sur al este y al oeste 
ahogado 
en el torrente de los ángeles.

11

Invencibles 
a la par vencidos 
cubriéndonos con nuestras propias desnudeces 
apenas 
el puente horizontal quebramos 
otra vez nos atraviesa y nos amarra 
la ráfaga eléctrica de los deseos nuevos.

12

En el tambor de la piel 
guardo tu forma de ola 
guardo tu olor 
hoguera 
en el cielo cerrado de la alcoba 
para estar juntos después 
un poco más.

13

Ante ti 
al igual que ante un hambre o una sed
extraños
el alma humedece ansiedad
definitivamente
consumida por ejércitos de altas
llamaradas.

1959



Biografía del puerto

Fantasma de ojos rubios. Tu melena de muelles
despeina el huracán sonámbulo.
Tus callejones ebrios se tuercen en vaivenes.
La lluvia te borra con sus piernas de charco.
Un collar de faroles apenas te dibuja.
Y con el humo azul te saludan los barcos.
Naciste como el viento capitán. Y las algas.
En la geometría tremenda del océano.
Desde entonces derramas tus caminos salobres.
Capturas los últimos luceros atrasados.
Recoges la filuda bufanda de la niebla
y todas las agujas opacas del cansancio.
En tu clima puntual de evasión y abandono
el adiós siempre empina sus cuadernos amargos.

1952



Mar y canción No. 2

El corazón corsario parece mar sin bruma
con gaviotas banderas con sandalias de sal
con rebeldes navíos con pañuelos en fuga
con ángeles espejos de líquido metal
con vigías viajeros en caballos de espuma
con velas despeinadas en fuego vegetal
con desnudos adioses con cicatriz de rutas
con dardos musicales con naipes de cristal
el corazón corsario parece mar sin bruma...
¡Por él vibra la menta de de las breves cinturas
por él se levantan las acciones más puras
por él son jóvenes el amor y la paz!

1953



Mar ausente

No sé cuándo vendrás. Sólo te espero. 
¿Llegarás con tu brújula y tu espuma,
y tu mástil, tu piel y tu inaudita
canción, y tu apellido mágico, 
y tu verde caricia y tu estatura 
de arena derrotada y tus estatuas? 
¡Cómo me duele este alarido inmenso 
--- más inmenso y amargo que la sangre! --- 
¡Cómo me duele la línea de tu ausencia, 
tus rocas y tus sienes desleídas! 
¡Cómo me duelen tus pasos de viajero, 
tus ángeles, tus peces, tu arponazo, 
tu veste de amaranto y arco iris 
y tu roto equipaje y tu pleamar!
Caracol siempre errante, siempre lejos: 
mis manos son apenas como un velamen roto 
estiradas en vano sobre tus playas muertas.
¿Dónde sueltas tu cal y tus blasfemias? 
¿Dónde violas corales y madréporas? 
¿Dónde la selva espesa de tus buzos? 
¿Dónde el párpado rudo de tu beso? 
¿Dónde la sed de tus navíos locos? 
¿Dónde tu nervio? 
¿Dónde tu saludo?
Tripulantes de niebla te tripulan: 
marinos, latitudes y tormentas,
y un huracán de anclas sin destino! 
Por naufragar en todas tus distancias 
bebo la cicatriz de tus caminos 
y la móvil cintura de tus límites 
y el pasaporte gris de tus gaviotas 
y es inútil la espera y es inútil 
mi soledad de pueblo sumergido 
y es inútil mi voz y mi pañuelo 
y es inútil el mundo y sin embargo 
mi corazón en pie como vigía 
ansía tu horizonte desterrado.

1952



Mar y canción

El mar abre su párpado de espuma
sobre la piel ligera de la playa
y la brisa en puntillas y desnuda
junto al inquieto talle de las aguas...
...y un cinturón de yodo, sol y rocas
y un rodar de barcas y de redes
y un cielo caminando entre gaviotas
y un verso capitán bajo mis sienes.
Porque nací de cara al horizonte
porque rudo conquisto todo norte
tengo el alma rotunda y tengo voz.
Porque nací con nombre bucanero
porque persigo rutas y veleros
¡todo el mar se derrumba en mi canción!

1951



Ejercicio No. 1

Niña como faro. O como isla.
Como isla. Niña. O como faro.
La sonrisa siempre a flor de labio.
Y siempre el corazón a flor de brisa.
Un sabor transparente de caricia
el rosado rosario de tu mano.
Niña como faro. O como isla.
Delgadito poema enamorado.

1953


Mapa de la patria

Desde los siglos de piedra de los Andes
como una tempestad el Ecuador desciende
hasta el Litoral que es un balcón en llamas
y hacia la cicatriz dorada del oriente;
al frente, el mar Pacífico que guarda
el collar de la luz del Archipiélago;
al centro, una avenida de volcanes y nieve
mientras la Línea Cero te marca como un beso;
al norte, el río Carchi una oración parece
y la frontera arde en rabia y esperanza;
arriba, el cielo ancho en mitad del planeta;
abajo, la raíz el petróleo y los peces.

1960




Pincel

Alfarera. Ternísima alfarera.
Tuyo es mi tallo gótico. Ternísima.
Y mi ademán de incienso y de canela.
Tuya, mi pura y ágil alegría.
No hay nadie como tú --- de oro --- y fina.
No hay nadie como tú ---mía --- alfarera.
No te igualan las velas de la brisa.
Ni la luz afilada. Ni la siembra.
Porque eres única. Y porque yo soy único.
Porque dejas una ventana abierta
para el sueño. Y porque el mar es tuyo.
Tomas mis llaves. Toma mis galeras.
Y mi alfombrada fiebre. Y mi rubio
abandonado, tómalo, alfarera.

1952



Guayaquil, (allá por los cincuenta y tantos) en una fotografía incompleta cuyos fulgores en desorden se van desvaneciendo en el amarillo de la memoria frágil, etc., etc.

...y el presagio que usa el atardecer sobre el estero
y las impolutas conferencias de Derecho Romano en el Salón Azul de la / Casona
y la espuma de los altísimos vasos de cerveza tipo shop en el Bar del
/ Búho
y las broncas en el barrio de Boyacá y Diez de Agosto
y las putitas lindas y lloronas en las carretillas del Malecón Bolívar (y tú
/ con tu educado plato de arroz con jugo - eso sí, sin carne, así nomás -
/ embobado devorándotelas a todas de un zarpazo)
y los primeros discos de Julio Jaramillo en las rockolas diabéticas
y el potro magnífico y desbocado de la juventud de oro
y los versos del Club 7
y las interminables discusiones ideológicas en la mesa familiar
y la marcha sobre el Guasmo
y el puerto reventado de sabor en las ciruelas del cerro
y la Avenida Alfaro con todos los olores del mundo desde las
/ curtiembres hasta el mercado pasando por la fábrica de tabaco y
/ chocolates
y las lecturas prohibidas
y mamá y papá repitiéndonos hasta el cansancio que uno debía
/ portarse bien
y los radioteatros
y Bergman todavía sin fama pero según los entendidos cuanto prometía
/ este muchacho
y los espléndidos bigotes del siglo diecinueve del abuelo
y Arturo de Córdoba hablando como argentino en (el "Dios se lo pague"
/ de las matinés del Parisiana
y el flaco Bello Lío antes de largarse a Nueva York pero ya bien
/ escribiendo
y Moré derrotando a Dalí en un mano a mano
y la voz bellísima de David
y el romántico aroma a moho y valeriana de los departamentos planta
/ baja del centro
y un Guayaquil glandular asediándote y seduciéndote en todas partes
y la francesita Vlady por quien me volví miope en el Olimpia y a la que
/ acribillé con un soneto cursi
y el cafecito intenso en La Colmena
y el requeteblablá en el Costa
y el dedo extra-largo y meta-físico del Loco imponderable con su
/ cuentazo de que la patria es lo intrínseco de la cosa última (entelequia
/ que a lo mejor alguien la entendía en cualquier forma pero qué bien
sonada ¡carajo!)
y un tal Pérez Prado mambísimo académico del ritmo
y la Magaly bailando a más no poder "Patricia" en el todavía American
/ Park
y Parra-Carrión/Revolución de últimos en las elecciones al comienzo
/ de los sesenta (vaya slogan que se fueron encontrando)
y la primera toma de la Casa con Hugo
y el Centenario noctámbulo
y tus senos tan breves tan rositas
y el Amor que nos asoma una vez (y nos borra) a un paisaje que huye,
a un reflejo en el agua...

1985



Idea para una película de amor

Un día en el Caribe se encontraron mi nostalgia y tu sonrisa
y en una noche ecuatorial nos unimos sin decirnos nada
hasta que el exilio y la incoherencia clavaron entre nosotros distancias y soles
y nuestras manos se buscan en las palabras y en los silencios
en los trenes subterráneos que nunca se detienen
en la nocturna explosión de las rosas amarillas
y en esas habitaciones impersonales y asépticas de los hoteles del mundo en donde
una noche
moriré
pensándote...

1984







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LUIS ALVELÁIZ POZOS [17.334] Poeta de México

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Luis Alveláis Pozos

Nació en San Luis Potosí el 25 de agosto de 1916; murió en 2001. Poeta. Estudió en la Escuela Normal, además de ingeniería petrolera en la UNAM. Director de escuelas secundarias; catedrático de literatura, lengua española, actividades estéticas e historia del arte; coordinador del taller de literatura de la Peña Literaria “Guillermo Prieto” de la Tesorería de la Federación. Presidente de la Peña Literaria del Club de Periodistas de México y de la Comisión Nacional de la Cultura de la Asociación Nacional de Periodistas de México; fundador del Taller de Escritores de América y del Colegio de Literatura del Instituto Mexicano de Cultura; secretario general de la Rama de Escritores Mexicanos. Premio de Poesía y Ensayo Sor Juana Inés de la Cruz 1981 por Poemas del hombre. Premio de Poesía Latinoamericana 1981 de la Fundación Givre, Buenos Aires. Certamen de Literatura 1982 de la Universidad del Norte, Chile. Premio Latinoamericano de Poesía Colima 1985 por Iconocuícatl. Premio Extraordinario de Literatura Indígena de la Casa de las Américas 1991 por Yolteotl del corazón endiosado. 
Obra publicada

Ensayo: Trayectoria literaria y datos bio-bibliográficos, e.a. 1981,

Poesía: Rimas eróticas, Impresora Mexicana, 1954. || Ramón López Velarde. Homenaje lírico, Juan Pablos, 1959. || La flor y la espiga, e.a., 1967. || Callejones de tierra y paraíso, Stylo, 1968. || Cartas a mí mismo, e.a., Zacatecas, 1968. || Romances intemporales a la Escuela Nacional Preparatoria, Herrero, 1968. || Urnas líricas, REM, 1968. || Epístola victorial a Juárez, UABJO, Oaxaca, 1973; Casa de la Cultura Oaxaqueña / Conaculta, Oaxaca, 1992. || Vendimia de mi muerte, Costa Amic, Nueva América, núm. 3, 1977. || Acordes para un canto a México, e.a., 1979. || El bálsamo y la cruz. Mural lírico de don Vasco de Quiroga, e.a., 1979. || El candelabro de los siete brazos. Homenaje lírico a la raza zapoteca, e.a., 1979. || Del ámbar fugitivo, e.a., 1979. || Para inventar el alba, e.a., 1980. || Cuahucuícatl, San Luis Potosí, UASLP, 1982. || La palabra encendida. El Perseto, Selet, 1982. || Los poemas del hombre, e.a., 1982. || Las rutas de los pájaros, e.a., 1982. || Cantos nostálgicos para una novia, Selet, 1983. || Las rutas de los pájaros, e.a. 1982.  


Antología: Yolteotl: del corazón endiosado: in yancuic nahuaxochitlantolli, nuevos poemas nahuas, selección y traducción de Luis Alveláis Pozos, edición bilingüe náhuatl, español, Cuba, Casa de las Américas, 1992.|| Los cantos de Nezahualcóyotl: nuevos enfoques sobre la poesía de Nezahualcóyotl, traducción de Luis Alveláis Pozos, Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, 1993.



Algún día... 

Algún día iré a la morada de los descarnados.
Alguna vez, algún día iré.
Pronto partiré hacia el lugar
donde grita el Águila Caudal,
en donde el Tigre nos incita
al combate;
pero ahora, Flor de Carne,
entrégame tu vientre
de luces sin retorno
y embriágame con tu licor florido
entre el ardor y el fuego;
porque la Señora del Amor
nos protege con el manto
de sus flores
embriagantes
entre el aliento blanco y perfumado
del Copal.


Aca ilhuitl... 

Aca ilhuitll nehuatl niyaz
in Quenonamican inchan.
Zan queman, aca ilhuitl niyaz.

Nitotocaz ye non euaz in yeyantli
in canin tzatzi in Hueicuauhtli,
in canin Ocelotl techyolleua
huicpa in yaochichihualiztli;
yece axcan, Nacaxochtl,
ma tinechmaca moite in
tlanextiltitech in ayac cuepaliztli
ihuan ma tinectlauana
ica in moezxochitl
in tonalmiquizizalan ihuan
in tetl,
pampa Xochquetzal techpaneua
ica in tlapatili ixochihuan
tehuintique in iztac ihiotzalan
ihuan popochtic in Copaltitech.







LU JI [17.335] Poeta de China

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Lu Ji

Lu Ji (陸機, 261 - 303) escritor chino. Fue poeta y autor del texto El Fu de la literatura(文賦). Lu Ji fue un descendiente directo de los fundadores de la dinastía Wu del Este e hijo del general Lu Kang. Después de que la dinastía Wu fuera subyugada por la dinastía Jin en 280, él junto con su hermano Lu Yun se trasladó a la capital, Luoyang, donde llegó a alcanzar un lugar prominente en la literatura y la política y fue nombrado presidente de la universidad imperial. A partir de la experiencia de ese viaje compuso dos de sus poemas más célebres, ambos con el título "Por el camino a Luoyang".

Wen fu. Prosopoema del arte de la escritura

Lu Ji, Wen fu. Prosopoema del arte de la escritura, Cátedra, Madrid, 2010
Edición y traducción de Pilar González España



 Volvemos a acercarnos a la China del siglo III de nuestra era con el Wen fu (文赋), obra fundamental de la crítica literaria china y poema de rara belleza. Su autor, Lu Ji 陆机(261-303), general del ejército y hombre de Estado, alternó las intrigas y batallas de su vida oficial con largos períodos de retiro dedicados a la literatura. Aquellas le hicieron formar parte del selecto club de escritores chinos condenados al patíbulo; la literatura, sobre todo el Wen fu, le concedió la gloria póstuma y la condición de clásico del pensamiento literario chino. Desde que la editorial Cátedra lo añadiera el año pasado a ese catálogo de libros blancos con el que muchos hemos crecido, podemos disfrutarlo en español gracias a la traducción, tan rigurosa como sugestiva, de Pilar González España, poeta, profesora de Literatura y Pensamiento del Asia Oriental en la UAM y traductora bien conocida por los amantes de la poesía china. A ella le debemos dos obras muy recomendables: Poemas del río Wang, de Wang Wei (Trotta, 2004), finalista del Premio Nacional de Traducción 2005, y la Poesía completa de Li Qingzhao, probablemente la poeta más célebre de la literatura china (Ed. del Oriente y del Mediterráneo, 2010).


El Wen fu es un poema sobre el poema, sobre el misterio de la escritura, sobre la búsqueda de la palabra precisa y necesaria; la palabra entendida como fuerza cósmica capaz de fluir, de ser el curso mismo de las cosas y no un mero instrumento para evocarlo; la palabra como camino y destino, como exploración y como comunión con el mundo. Mientras leía el Wen fu, recordaba la hermosa etimología de una de las palabras más comunes de la lengua china: zhīdao(知道), que significa saber, conocer. El segundo carácter es el mismo dào de daoísmo o taoísmo, es decir, el camino, el curso. El primero, está formado por el radical de flecha, shǐ (矢), y por el de boca, kǒu(口): el camino, la flecha y la boca. Conocer sería, pues, el camino que debe recorrer la palabra hasta dar en el blanco. El conocimiento -en este caso, el conocimiento poético- sólo puede ser preciso, certero como una flecha. El camino que Lu Ji nos invita a recorrer es arduo, pero sus pautas pueden servir de guía a todos los que vivimos rodeados y perdidos entre palabras usadas, cada vez más vacías de contenido. «Conocer las grandes obras del pasado, seguir el fluir de las estaciones y celebrar las cosas del mundo» son algunas de las sugerencias que, a modo de aviso para caminantes, nos encontramos en los primeros versos del Wen fu.


Ping Fu Tie. Caligrafía de Lu Ji. Colección del Museo del Palacio Imperial (故宫博物院), Pekín.



Conviene recordar que el Wen fu vio la luz en un siglo de gran ebullición intelectual en China. La poética de Lu Ji no es ajena a los debates de su tiempo. Podemos rastrear en ella la influencia de las doctrinas neotaoístas de algunos contemporáneos suyos como Ge Hong o Wang Bi. Los comentarios y notas de Pilar González España resultan siempre iluminadores al respecto y son fruto de un minucioso manejo tanto de fuentes y ediciones originales, como de comentarios, interpretaciones y traducciones pertenecientes a distintas épocas. Quienes lean el poema con un ojo puesto en la traducción y otro en el original chino, agradecerán las notas en las que se nos llama la atención sobre las dificultades prosódicas y semánticas del poema, así como sobre  las decisiones que la traductora ha tomado para solventarlas. 

No obstante lo dicho hasta aquí, el Wen fu no tiene por qué resultar abstruso a quienes estén menos familiarizados con el pensamiento chino, y ello, en gran parte, es otro mérito que debemos apuntarle a su traductora. Creo que basta con acercarse sin miedo ni reverencias al poema de Lu Ji para descubrir su universalidad y la sorprendente vigencia de su contenido. Por ejemplo, al leer los siguientes versos uno tiende a pensar que los chinos, entre otros inventos milenarios, deberían apuntarse el de los suplementos literarios de los periódicos. Parece ser que, ya en el siglo III, descubrían cada semana una nueva e imprescindible obra maestra: 

En este mundo parecen proliferar las
obras consideradas maestras, pero yo, sin
embargo, puedo contarlas con los dedos
de una mano.


Aquí o en Pekín, en el siglo III o en el XXI, con pincel o con teclado, las dudas del escritor ante su propio talento, la insatisfacción con respecto a su obra son una constante:


Y siempre, al concluir una obra,
 se instala en mí un pesar. ¿Cómo podría
 sentirme orgulloso y satisfecho?
 Me aterra pensar que mi música suena
 igual que una olla de barro percutida y
 ser burla y escarnio del repicar del jade. 

De nuevo la imagen de la flecha, esta vez para advertirnos sobre ese espejismo al que tantas veces llamamos originalidad: 

Puede ser que la flecha haya alcanzado
 tu corazón, pero también hirió a otros
 antes que a ti.  


Lu Ji

Lu Ji también previene contra la escritura pomposa y superficial, contra el texto hueco, sin yi(意), sin significación alguna, sin rumbo. Resultan muy orientadoras las notas de Pilar González España con respecto a ciertos términos claves de difícil definición como yi (意), « la significación unificadora hacia donde el texto debe apuntar, pero que está fuera de él y más allá del mismo».

Quizás el lenguaje sea exuberante y
rica su estructura, pero, conceptualmente,
el texto carezca de objetivos.

No se olvida Lu Ji de ese debate cotidiano de todo escritor entre lo que vale la pena conservar y lo que no merece mejor destino que la basura o las llamas.

Hay que sopesar cada logro con una
balanza de precisión. Y decidir con la extrema
agudeza del más fino cabello, si
algo se rechaza o se retiene.

La palabra inspiración ha caído en desgracia hasta entre los poetastros pesados que dan la brasa en las facultades de letras. Sin embargo, las imágenes que utiliza Lu Ji para hablarnos de ese momento que precede a la escritura no nos remiten a ninguna musa sublime, sino que hablan más bien de un estado armónico alcanzado tras un largo aprendizaje. Así define la inspiración:

Es como un encuentro entre estímulo
y respuesta, un pasaje entre el fluir
y el detenerse.

Lu Ji repasa los géneros literarios de su tiempo; nos advierte sobre los errores más frecuentes en que suelen caer los escritores primerizos; insiste en la importancia de la lectura y del conocimiento profundo de la tradición literaria y, sobre todo,  en la necesidad de que el escritor no se aleje del fluir del mundo y de la vida.

Así es el comienzo: se interioriza la visión, 
se adentran los sonidos. Se demora 
el pensamiento y todo se interroga.
(...)
A la deriva, entre cielos y abismos, te
dejarás llevar por la gran corriente,
bañándote en las aguas del manantial,
internándote en su profunda hondura.
Y esas frases sumergidas que se esconden
y se agitan, serán como peces inquietos 
que, mordiendo el anzuelo, emergerán
desde el fondo más insondable. 



Como vemos, no hace falta ser sinólogo para comprender un texto que habla sobre todo de esa necesidad humana misteriosa, quizá básica, que es la escritura. Eso sí, esta edición ofrece algunos alicientes a quienes ya tienen un mínimo conocimiento de la lengua china, como el texto original en caracteres tanto clásicos como simplificados, su correspondiente transcripción en pinyin, así como unas caligrafías de André Kneib. No quisiera terminar sin referirme una vez más al excelente trabajo de Pilar González España. La que la traductora considera su licencia más arriesgada es también, desde mi punto de vista, la más feliz. El original, como es habitual en la poesía china clásica, no especifica el pronombre o el sujeto, por lo tanto, no resulta fácil determinar quién habla y desde dónde nos habla. González España ha optado por «un discurso dirigido a un tú al que se impulsa, se anima y se corrige». De este modo, el poema adquiere un tono entre íntimo y profético, el Wen fu es, nos dice, «como un secreto que se pasa directamente de maestro a discípulo, de padre a hijo». Confieso que he sentido más de un escalofrío al asistir en silencio y con alevosía a tan fundamental revelación.

I. DISPOSICIONES PREVIAS

Ponte de pie en el único centro, y contempla
la secreta oscuridad. Nutre tu corazón,
tu voluntad, con las grandes obras del pasado. 

Sigue el fluir de las estaciones y suspira
por la prisa del tiempo. Celebra las cosas
del mundo, y penetra en su variedad, en 
su profusión.

Laméntate de la caída de las hojas en 
el profundo otoño. Alégrate del renacer 
de las ramas tiernas en la fragante
primavera.

Y temblará solemne tu corazón como
si tuvieras escarcha en el pecho. Y tu anhelo
se perderá en lejanía como si horadara
las nubes. 

Alaba la herencia esplendorosa: el legado
de virtud de tus predecesores. Evoca
el suave y cierto aroma del pasado.


Piérdete en la literatura, en su bosque
y su tesoro. Admira las frases más bellas
y su engranaje perfecto. 


Y una vez conmovido, turbado, aparta 
los libros, y empuña tu instrumento: la
pluma, el pincel. Conviértete entonces,
a ti mismo, y por fin, en palabras. 


Para Lu Ji, convertirse en palabras sería  el objetivo último de un escritor. Dejemos que ponga el punto final la escritura hecha cuerpo del Cloud Gate Dance Theatre de Taiwan y esta coreografía dedicada a la caligrafía china.


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DING DUNLING [17.336] Poeta de China

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Ding Dunling

 (丁敦龄)  nace en algún lugar de China en torno al año 1830. Obtuvo el grado de xiucai (秀才) -algo así como licenciado- en los exámenes imperiales. El resto de su vida en China es una sucesión de conjeturas, de testimonios apócrifos, de especulaciones con más o menos fundamento. Hay un hecho que parece incontestable: la vida de Ding Dunling corría peligro en China y el exilio fue su único modo de escapar de una muerte segura. Muriel Détrie sostiene que Ding Dunling estuvo seriamente comprometido con la Rebelión Taiping, una insólita empanada mental que degeneró en una guerra civil -una de las más sangrientas de la historia- en la que perdieron la vida varios millones de chinos entre 1851 y 1864. En un país asolado por hambrunas, desastres naturales, invasiones extranjeras, gobiernos corruptos e incompetentes, surge un visionario llamado Hong Xiuquan (1814-64) que, convertido al cristianismo por unos misioneros, se proclama Mesías, «hermano menor de Jesucristo» y exorcista imperial. A raíz de un sueño místico en el que un anciano de barba dorada y capa con un dragón negro le urgía a limpiar el mundo del mal, Hong Xiuquan ordena forjar dos enormes «espadas para matar demonios», se pone al frente de la Sociedad de los Adoradores de Dios y funda un estado paralelo llamado Reino Celestial de la Gran Paz, que tuvo que ver con la paz tanto como la Revolución Cultural con la cultura. Algunos de los demonios con los que Hong Xiuquan se batió fueron el confucianismo, el budismo, el taoísmo, pero también la prostitución, el juego y el opio.
 


Hong Xiuquan
 
El descontento social hizo que millones de campesinos se adhirieran a la llamada de Hong Xiuquan y formaran un gigantesco ejército que puso en jaque al imperio e instauró en las muchas ciudades conquistadas -con Nankín como plaza fuerte- un delirante régimen teocrático y militar. Ignoramos hasta dónde llegó la implicación de Ding Dunling en la Rebelión Taiping. Sabemos que, convertido al cristianismo, huyó de China para siempre con la ayuda del misionero francés Joseph Marie Callery (1810-62) antes de que la Rebelión fuera sofocada y la chaladura de su líder supremo, enrocado entre decenas de concubinas, culminara con una muerte por sobredosis de maná [sic], así llamaba Hong Xiuquan a los hierbajos de dudosa salubridad con los que se nutría. Joseph-Marie Callery es autor de una obra titulada Historia de la insurreción en China (1853), primer libro en una lengua europea que documenta el origen de la Rebelión Taiping. Es muy probable que Ding Dunling aportara al religioso información de primera mano sobre la entonces incipiente revuelta. Su amistad y colaboración continuó hasta el punto de que Callery acompañó a Ding en su huida a Francia con la intención de que este le ayudase a redactar un diccionario francés-chino. Desgraciadamente, a las pocas semanas de su llegada a París, Callery muere y deja a Ding Dunling en la indigencia. 


Théophile Gautier, fotografía de Nadar, 1856

No son claras las circunstancias en las que Théophile Gautier, con un gesto quizá más dandy que altruista, rescató de las calles de París a un chino menesteroso para convertirlo en preceptor de su hija. Nada mejor que poner un chino en su vida para poder saciar cotidianamente una sed de lejanías y exotismos que Théophile Gautier había mostrado desde sus viajes juveniles a España, ese pintoresco umbral de otros orientes más remotos. Vale la pena recordar que en su Viaje por España (1843), Gautier estableció una sorprendente comparación entre los campanarios de Écija y los templos chinos y japoneses:

« Los campanarios no son bizantinos ni góticos ni renacentistas, parecen más bien chinos o japoneses; se les podría tomar por torrecillas de algún miao dedicado a Confucio, Buda o Jo, pues están revestidos de azulejos de colores muy encendidos, cubiertos con tejas verdes y blancas, lo que presenta muy extraño aspecto. »

Hija de su padre, Judith Gautier no tardó en descubrir que, a pesar de las apariencias, ella era china; y no una china cualquiera, sino nada menos que « la reencarnación de una princesa china» . Así que la tarea de ese antiguo secuaz de exorcistas imperiales que era Ding Dunling se prometía ardua: no sólo debía ser su preceptor, su profesor de lengua y cultura china y su guía en los viajes imaginarios por China, sino que debía liberar el alma de una china atrapada en el cuerpo de una francesa. La misión que Théophile Gautier encomendó a su hija no fue menos espinosa:

« Desentraña a este hombre amarillo y descubre qué es lo que esconde su misterioso cerebro.»

Estudiante entusiasta y concienzuda, Judith Gautier aprendió chino y, con poco más de veinte años, publicó una muy influyente antología de poesía china: El libro de jade (1867). En la primera edición, junto a los versos de los grandes poetas de las dinastías Tang (618-907) y Song (960-1279), Judith Gautier incluyó cuatro poemas de su maestro Ding Dunling. La próxima entrada del blog estará dedicada a explorar la notable influencia que este libro ejerció -para bien y para mal-  en las letras francesas y europeas. La China que imaginó y  tradujo -o adaptó- Judith Gautier con la ayuda de su preceptor en obras como El libro de Jade o En China, permeó por muchos años las fantasías sinófilas occidentales.


Ding Dunling, más conocido ya como «el chino de Gautier»  o «la eminencia amarilla del Parnaso», se convirtió en una especie de gabinete de curiosidades andante y en una presencia habitual en salones como el del propio Théophile Gautier, el de Victor Hugo, el de Mallarmé o el de la musa de Baudelaire, Apollonie Sabatier. No obstante, los datos sobre su vida siguen siendo casi tan escasos como cuando vivía en China. Conversó, paseó, recorrió salones, tuvo varios alumnos de chino, pero salvo alguna contada mención en el Diario de los Goncourt, entusiasmados ante la presencia de « un verdadero chino», poco más trascendió de su vida. Mucho nos tememos que la admiración que despertó la  «eminencia amarilla del Parnaso» no fuese sino una flor de loto en el ojal de esos dandis que paseaban con tortugas por las calles de París; otra chinoiserie con la que adornar los cenáculos literarios; un ailleurs al alcance de la mano; el muñeco por cuya boca hablaban de un Oriente imaginario los artistas ventrílocuos. Sólo en el caso de Judith Gautier, muñeco y ventrílocuo parecen intercambiar sus papeles de vez en cuando. 

En 1875, Ding Dunling sale del anonimato y alcanza una breve e indeseada notoriedad: fue arrestado  bajo la acusación de poligamia.  Unos años antes había contraído matrimonio con una tal Caroline Julie. Cuando la señora de Ding descubrió que existía en China otra señora de Ding como consecuencia de un matrimonio precedente de su marido, decidió resolver el asunto en los tribunales. Judith Gautier asistió como testigo al juicio y aportó la traducción de un texto jurídico chino que establecía que si en un plazo de tres años el marido no recibía noticias de su mujer, el matrimonio dejaba de ser válido. Un interesante caso de derecho comparado del que tampoco nos ha llegado mucha documentación. Andrew Lang, aunque con algunas inexactitudes, dedicó al caso esta jugosa crónica contemporánea del juicio. Lo importante es que el veredicto fue favorable a Ding Dunling, que recuperó la libertad. Entre 1875 y 1886, año de su muerte,  su pista vuelve a esfumarse. Murió en Francia. Eso todo lo que sabemos por ahora sobre la vida del chino de Gautier. 



Ding Dunling, el chino de Gautier




Cementerio de Saint-Énogat, Bretaña


Esta es la tumba de Judith Gautier (1846-1917), hija de Théophile; viajera imaginaria; compositora; musicóloga; escritora; emperatriz china de los salones parisinos; musa de Wagner, de Baudelaire, de Mallarmé; amante de Victor Hugo; primera mujer miembro de la Academia Goncourt; una de las primeras traductoras de poesía china a una lengua europea. Junto a ella descansa su amiga y discípula Suzanne Meyer-Zundel, casi cuarenta años más joven. Sobre la lápida, una inscripción en chino tan parecida a un célebre verso del poeta Claudio Rodríguez que me voy a permitir la libertad y el capricho de traducirla así: « Siempre la claridad viene del cielo.»

Cualquier historia de la recepción de la cultura y de la literatura china en Occidente debería detenerse en la figura de Judith Gautier y en la del oscuro hombre de letras chino que marcó su vida: su preceptor y profesor de chino Ding Dunling.



Sabemos que, en la Europa decimonónica, en casi ningún salón de la alta sociedad faltaban las chinoiseries, que China, como bien nos recuerda todavía la lengua inglesa, era sinónimo de porcelana; también de seda; de té; de opio; de ambiciones coloniales y de suspiros orientales de marquesonas cursis que tendrían como consecuencia atrocidades como las Guerras del Opio o algunos poemas de Rubén Darío. Si bien es cierto que Judith Gautier incurre a menudo en banales exotismos orientalistas, su acercamiento a esa China que nunca pisó es bastante más profundo que el de la mayoría de sus contempóraneos y es que tras sus viajes imaginarios a China, tras sus traducciones parnasianas de poetas como Li Po, Du Fu o Su Dongpo, se oculta la sombra de Ding Dunling, un personaje del que sólo nos han llegado referencias indirectas. No se conservan fotos ni retratos, su vida está llena de lagunas que apenas logran colmar unos pocos artículos recientes y alguna que otra frase suelta de sus contemporáneos. Por no tener, no tiene ni entrada en la Wikipedia. Y, sin embargo, Suzanne Meyer-Zundel contaba que, en sus últimos años, Judith Gautier recordaba casi a diario las lecciones de chino y los relatos sobre el país de sus fantasías con los que aquel misterioso preceptor chino iluminó su adolescencia y juventud .


Mlle. Judith Gautier à la Fourberie, 1883-85, J.S.Sargent. © Musée Jean Faure, Aix-les-Bains, France.


Ding Dunling, el chino de Gautier ( 2ª parte)

Como anexo a la entrada anterior, he seleccionado una serie de textos que nos remiten directa o indirectamente al chino de Gautier -o a la China de Gautier-, es decir, no a la China física, sino a la China que el imaginario francés del siglo XIX concibe como una red de signos, como un texto tan afín a las inquietudes estéticas de su tiempo que acaba por convertirse, por un lado,  en uno de los lugares privilegiados de la experimentación formal, por otro, en acicate para todo tipo fantasías. Muchos de los arquetipos que todavía perduran con respecto a China -la China enigmática y misteriosa, la China de todos los horrores posibles, la China amenazadora, etc. - cobran forma en esta época. 

 

Custodia, Octavio Paz

En 1996, Octavio Paz y el poeta coreano Joung Kwon Tae debaten sobre el Yi Jing o I Ching (易经). Este es un extracto de su conversación:

« Joung Kwon Tae: Usted dijo sobre Un coup de dés: “No hay una interpretación final de Un coup de dés porque su palabra última no es una palabra final” Según su comentario, Un coup de dés tiene alguna similitud con la colocación de los signos en el I Ching. (...)¿Cree que Mallarmé tenía algún conocimiento del I Ching antes de escribir su poema Un lance de dados?

Octavio Paz: No, no lo creo. Sin embargo, es muy curioso que el tema de Un coup de dés sea precisamente el azar y lo absoluto. Son las ideas centrales, el eje que mueve a los signos del I Ching. Por un lado se lanzan los dados o las monedas; por el otro, el cielo inmóvil de los signos. Sólo que ese cielo inmóvil es el teatro de un movimiento que se resuelve en la aparición momentánea de un signo, un hexagrama. Al final de Un coup de dés aparece también una constelación momentánea, fija y en movimiento: cuenta total en formación. ¿Identidad o coincidencia entre el azar y el absoluto? Cada minuto es absoluto… por un minuto.

Joung Kwon Tae: Pensé que Mallarmé podía haber conocido el I Ching porque Théophile Gautier fue uno de sus maestros y su hija fue muy amiga de Mallarmé.

Octavio Paz. No se me había ocurrido esta hipótesis. No es descabellada. Sí, Judith Gautier fue la primera traductora moderna de poesía china al francés (Le livre de jade) y sus traducciones, o más bien adaptaciones (tradujo al simbolismo la poesía china), fueron muy estimadas. Influyeron en muchos poetas de aquella época y de muchos países, entre ellos varios modernistas hispanoamericanos. »

(Revista Claves de la Razón Práctica, número 61, abril de 1996, editorial Progresa, Grupo Prisa)



Un coup de dés jamais n'abolira le hasard

Con una célebre tirada  de dados, Mallarmé logró desestabilizar a nuestros signos y abrir el paso a las vanguardias del siglo XX. Se ha escrito y hablado mucho sobre la coincidencia entre ciertos elementos de la poesía clásica china y la poética mallarmeana. Enumeremos muy brevemente algunas de estas afinidades: 
- Página y poema son la misma cosa; la disposición tipográfica de las palabras y los espacios en blanco forman un todo inseparable. El poema comunica, por tanto, su propia estructura. 
- El lector ideal para Mallarmé era alguien con « un espíritu abierto a la comprensión múltiple» . El único lector o traductor posible de un poema en chino clásico es alguien que acepte la multiplicidad de sus significados. 
- En una carta a Degas, Mallarmé escribió una de sus frases más citadas: «Con palabras, no con ideas, se hace la poesía.» «La poesía china -dijo años más tarde Henri Michaux- es tan delicada, que jamás hospeda una idea (en el sentido occidental de la palabra).» 
- François Cheng ( La escritura poética china, Pre-textos, 2007) nos recuerda que cada palabra, cada carácter - o ideograma- del casi monosilábico chino clásico, contiene en sí una metáfora en potencia, una imagen cargada de connotaciones, un símbolo. Parece el punto de partida perfecto para alcanzar ese mot total, esa palabra total a la que aspiraba Mallarmé.

- La ausencia de pronombres personales es un rasgo muy frecuente en la poesía clásica china. Esta despersonalización facilita la simbosis entre una voz poética ambigua y el universo poetizado. El Mallarmé del coup de dés suprime el yo  y casi todos los demás pronombres personales. En una carta a Henri Cazalis, Mallarmé afirma:«Ahora soy impersonal, ya no soy el Stéphane que tú conociste sino una aptitud que tiene el universo espiritual para verse y desarrollarse a través de lo que fue yo.» 

- En  la compleja sintaxis de Mallarmé y en algunas de sus ambigüedades fonéticas se han observado también ciertas afinidades con la poesía clásica china. 

Este poema de juventud de Mallarmé contiene algunos elementos que nos permiten reconocer al poeta de Un coup de dés. Se trata de una miniatura china titulada Epílogo o Cansado del amargo reposo  escrita en 1864, un año en el que, con certeza, Mallarmé frecuentaba tanto a Judith Gautier como a Ding Dunling. La traducción es de Javier Sologuren. 


Las de l'amer repos où ma paresse offense
Une gloire pour qui jadis j'ai fui l'enfance
Adorable des bois de roses sous l'azur
Naturel, et plus las sept fois du pacte dur
De creuser par veillée une fosse nouvelle
Dans le terrain avare et froid de ma cervelle,
Fossoyeur sans pitié pour la stérilité,
- Que dire à cette Aurore, ô Rêves, visité
Par les roses, quand, peur de ses roses livides,
Le vaste cimetière unira les trous vides ?
-Je veux délaisser l'Art vorace d'un pays
Cruel, et, souriant aux reproches vieillis
Que me font mes amis, le passé, le génie,
Et ma lampe qui sait pourtant mon agonie,
Imiter le Chinois au coeur limpide et fin
De qui l'extase pure est de peindre la fin
Sur ses tasses de neige à la lune ravie
D'une bizarre fleur qui parfume sa vie
Transparente, la fleur qu'il a sentie, enfant,
Au filigrane bleu de l'âme se greffant.
Et, la mort telle avec le seul rêve du sage,
Serein, je vais choisir un jeune paysage
Que je peindrais encor sur les tasses, distrait.
Une ligne d'azur mince et pâle serait
Un lac, parmi le ciel de porcelaine nue,
Un clair croissant perdu par une blanche nue
Trempe sa corne calme en la glace des eaux,
Non loin de trois grands cils d'émeraude, roseaux.



Cansado del amargo reposo donde ofende
mi pereza una gloria por la que huí antaño
de la infancia adorable de los bosques de rosas 
bajo azul natural, cansado siete veces
del exigente pacto de cavar por velada
nueva fosa en la tierra frígida y avarienta
de mi propio cerebro,
de la esterilidad cruel sepulturero.
-¿Qué decirle a esta Aurora, oh Sueños, visitado
por las rosas, con miedo de las lívidas, 
cuando junte el extenso osario los vacuos agujeros?
Renunciar quiero al Arte voraz de un cruel país
y sonriente para los caducos reproches
que me hacen mis amigos, el pasado y el genio, y
mi lámpara que conoce mi agonía,
imitar al sutil chino de fino y límpido
corazón cuyo albo éxtasis está en pintar el fin,
sobre tazas de nieve de una arrobada luna,
de una flor peregrina que perfuma su vida
transparente, la flor que sintió cuando niño a
la azul filigrana del alma injertándosele. Para
la muerte como solo sueño del sabio,
sereno, escogeré un juvenil paisaje
que he de pintar aún, distraído, en las tazas.
Un pálido y delgado trazo de azul sería
un lago, entre el cielo de nuda porcelana,
nítida media luna perdida en blanca nube
baña su quieto cuerno en las heladas aguas
no lejos de tres juncos, pestañas de esmeralda.




Ding Dunling fue también poeta; su única obra conocida son los cuatro poemas que han llegado hasta nosotros a través de las traducciones de Le livre de jade. Propongo ahora una versión de uno de ellos, así como un fragmento del capítulo que Judith Gautier dedicó a la música en su obra En China.


LA SOMBRA DE LAS HOJAS DEL NARANJO
Ding Dunling

La muchacha, que trabaja todo el día en su alcoba solitaria, se estremece con el sonido
inesperado de una flauta de jade. 

E Imagina que escucha la voz de un joven. 

A través del papel de las ventanas, la sombra de las hojas del naranjo 
acude a sentarse en sus rodillas.

E Imagina que alguien ha rasgado su vestido de seda. 

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LA MÚSICA EN CHINA, Judith Gautier

«La música ha sido venerada en China desde la más remota antigüedad; no era considerada un pasatiempo frívolo sino la ciencia de las ciencias, y se le atribuían virtudes singulares. La música era para los chinos un eco de la armonía universal que equilibra el cielo y la tierra; por sí sola, era capaz de guiar y ennoblecer los pensamientos y las acciones de los hombres.

La leyenda cuenta que Fuxi, emperador casi legendario, inventó los primeros instrumentos musicales que, tocados por sus dedos, emitían un sonido celestial. Pero la leyenda cede paso a la historia cuando, bajo el emperador Huangdi, un sabio chino llamado Ling Lun recibió el encargo de fijar las leyes de los sonidos musicales. El sabio se refugió entonces en la soledad de un magnífico bosque de bambú situado cerca del nacimiento del Río Amarillo. Allá meditó y trabajó para lograr establecer de manera decisiva las reglas y los sonidos de la música. Cortó tallos de bambú de diferentes tamaños y determinó la longitud de cada uno de los tubos por medio de unos granos de una especie de grueso mijo negro, muy firmes y semejantes entre ellos. Descubrió que eran necesarios cien granos para colmar el tubo que emitía el sonido considerado fundamental. Ling Lun dividió entonces su progresión en base a múltiplos de diez y, de este modo, inventó el sistema métrico decimal, que fue inmediatamente aplicado a los pesos y a las medidas. Dio el nombre de liu (base, regla, principio) a la nota elegida como fundamental: esta nota corresponde a nuestro FA. El sabio no tardó en descubrir que la octava musical podía dividirse en doce semitonos. Cortó con cuidado doce tubos que reproducían exactamente los doce semitonos y los distribuyó en Yang-liu perfectos y en yn-liu imperfectos. Los Yang-liu corresponden a las notas naturales, los Yn-liu a los sostenidos. Ling Lun fijó a continuación siete modos formados por la reunión de 5 yang y 2 pien, es decir, de 5 tonos y de 2 semitonos: Fa, sol, la, si, do, re, mi, en chino: Kong, Chang, Kio, Pien-tche, Tche, Yu, Pien-kong. Exactamente la misma gama que se utiliza hoy en día.

Pitágoras, dos mil años después de Ling Lun, trató también de determinar la relación entre los tonos por medio de medidas y pesos. Es curioso constatar que , si bien en las conclusiones de Pitágoras se han detectado errores, las del matemático chino siguen siendo inatacables.
Algunos siglos después de Ling Lun, hace sólo cuatro mil quinientos años, el emperador Chun fundó un conservatorio de música, el primero de la historia. Sólo los hijos de príncipes y de las élites aristocráticas eran admitidos como estudiantes.
La dirección del conservatorio fue confiada a un músico de renombre, cuyo nombre no suena tan bien a nuestros oídos como el de Orfeo - se llamaba Kuai- pero que , mucho antes que Orfeo, pudo jactarse de poder domar a las fieras con el encanto de su música y, --cosa más inverosímil incluso en tiempos remotos- de lograr que los políticos se pusieran de acuerdo. »



Delmira Agustini (Montevideo, 1886- id, 1914)

En la entrevista con la que hemos comenzado la entrada, hablaba Octavio Paz de la influencia de las traducciones de Judith Gautier en los modernistas hispanoamericanos. Este fragmento del poema Divagaciones, de Rubén Darío, resulta especialmente ilustrativo: 

¿Los amores exóticos acaso?...
Como rosa de Oriente me fascinas:
me deleitan la seda, el oro, el raso.
Gautier adoraba a las princesas chinas. 
¡Oh bello amor de mil genuflexiones;
torres de kaolín, pies imposibles,
tazas de té, tortugas y dragones,
y verdes arrozales apacibles!
Ámame en chino, en el sonoro chino
de Li-Tai-Pe. Yo igualaré a los sabios
poetas que interpretan el destino;
madrigalizaré junto a tus labios. 
Diré que eres más bella que la luna;
que el tesoro del cielo es menos rico
que el tesoro que vela la importuna
caricia de marfil de tu abanico. 



Los enigmas que vienen de Oriente no sólo derivan en exploraciones lingüísticas y artísticas o en idealizadas evocaciones de la tierra de la seda, los abanicos y la porcelana. En el siglo XIX, y de manera particular en el círculo de amigos de Judith Gautier, comienza a gestarse otro arquetipo del imaginario europeo que en la cultura popular del siglo XX personificaría el insidioso doctor Fu Manchú:
                                                                                                                  
«Imagínese una persona alta, delgada y felina, de hombros altos, cejas shakesperianas y cara de demonio, el cráneo afeitado y unos ojos alargados, magnéticos, verdes como los de un gato. Dótele usted de toda la astucia cruel de la raza oriental pero concentrada en una única inteligencia gigantesca y se hará una idea de quién es el Doctor Fu Manchú.»

(El Misterio de Fu Manchú, Sax Rohmer. 1913)

El arquetipo del chino astuto y maléfico, maestro en el arte de infligir perversas y sofisticadas torturas, aparece ya en Victor Hugo o en Octave Mirbeau y, pasando por Fu Manchú, llega hasta nuestras leyendas urbanas de chinos que no mueren, de cadáveres en los frigoríficos o de chinos que comen fetos. Baudelaire no estuvo particularmente interesado en China, pero en el poema El reloj de Pequeños poemas en prosa atribuye a los chinos un misterioso poder sobrenatural:

« Los chinos ven la hora en los ojos de los gatos. Cierto día, un misionero que se paseaba por un arrabal de Nanking advirtió que se le había olvidado el reloj, y le preguntó a un chiquillo qué hora era.
El chicuelo del Celeste Imperio vaciló al pronto; luego, volviendo sobre sí, contestó: "Voy a decírselo". Pocos instantes después se presentó de nuevo, trayendo un gatazo, y mirándole, como suele decirse, a lo blanco de los ojos, afirmó, sin titubear: " Todavía no son las doce en punto." Y así era en verdad.» 

(Traducción de Enrique Díez Canedo)




Muy probablemente, la obra que mejor ilustre esa China virtual, inspiradora de los refinamientos más perversos y las más macabras voluptuosidades sea El jardín de los suplicios, de Octave Mirbeau, en la que un exotismo pasado por sangre, vísceras, sudor y lujuria se rebela contra los convencionalismos de una decadente civilización europea de cuyo tedio e hipocresía urge huir. Contemporánea del caso Dreyfus, El jardín de los suplicios denuncia la impostura y la corrupción de los hombres de poder en Francia (Mirbeau dedica sarcásticamente su novela « a los sacerdotes, los soldados, los jueces y los hombres encargados de instruir y gobernar a los hombres» ), que representan la antítesis de esa China sin límites ni constricciones por cuyo libertino y sangriento "jardín de las delicias" paseamos atónitos en el último tercio del libro. 

« En China, la vida es libre, feliz, total, sin contratos, sin prejuicios, sin leyes... al menos para nosotros no las hay... Libertad, sin más límites que los que cada cual se traza... No más amor que la variedad triunfante del deseo... Europa, con su civilización hipócrita y bárbara, representa la mentira... ¿Qué hacéis allí más que mentir, engañaros a vosotros mismos y engañar á los demás, faltar á todo lo que en el fondo de vuestro corazón reconocéis por verdadero?... Venís obligados á fingir un respeto exterior por personas, por instituciones que encontráis absurdas... Usted se halla torpemente atado á convencionalismos morales o sociales que usted desprecia, que condena, porque no tienen razón de ser... Esta contradicción permanente entre vuestras ideas, vuestros deseos y todas las formas muertas, todas las vanas apariencias de vuestra civilización, os entristece y os desespera. En este conflicto intolerable perdéis toda la alegría del vicio, toda sensación de personalidad...porque a cada minuto se detiene el libre desenvolvimiento de vuestras fuerzas... He ahí la llaga emponzoñada, mortal, del mundo civilizado... Entre nosotros no ocurre nada parecido... ya lo verá usted. » 

 


O. Mirbeau, El jardín de los suplicios, Impedimenta, Madrid, 2010
(Traducción: Lluís Maria Todó)


 El descenso de un turbio francés y de una erotómana inglesa al exquisito infierno del jardín es un paseo desbocado por las pulsiones del  sexo y de la muerte, un viaje convulso por los placeres de la autodestrucción que el Divino Marqués hubiera disfrutado. La editorial Impedimenta reeditó El jardín de los suplicios en el 2010. En la página EuskadiAsia -de la que me he traído tanto la anterior cita como la siguiente- podéis leer un artículo muy interesante dedicado a la China de Mirbeau.

« Advertí entonces que en la pared de la izquierda, enfrente de cada una de las celdas, había profundos nichos que contenían tablas pintadas y esculpidas donde se representaban con ese espeluznante realismo del extremo Oriente las diversas clases de tormentos usados en China: decapitaciones, estrangulaciones, descuartizamientos, invenciones infernales y precisas que llevan hasta un refinamiento desconocido en nuestras crueldades occidentales, poco numerosas y variadas, por cierto, el aire del suplicio. Museo del espanto y desesperación donde nada había olvidado la ferocidad humana y que, sin cesar, a todas las horas del día, recordaba a los presos por medio de fieles imágenes la bien meditada muerte que les reservaban sus verdugos.» 

http://www.chinaensutinta.com/search?updated-max=2011-02-28T15:30:00-08:00&max-results=3&reverse-paginate=true






YRSA DALEY-WARD [17.337]

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Yrsa Daley-Ward

Escritora. Poeta. Modelo y Actriz. 
Londres, Reino Unido 

Yrsa Daley-Ward de herencia mixta de las Indias Occidentales y África Occidental. Nacida de una madre jamaicana y padre nigeriano, fue criada por sus abuelos devotos Adventistas del Séptimo Día en la pequeña localidad de Chorley, en el norte de Inglaterra. Escribe en gran medida de sus propias experiencias y las cuestiones que afectan a la sociedad actual, Yrsa entreteje cada disciplina a la poesía y se fusionan con el teatro, la música y la narración de cuentos y ha estado escribiendo durante todo el tiempo que tiene memoria. 

Yrsa comenzó a realizar su poesía regularmente mientras vivía y trabajaba como modelo en Ciudad del Cabo, donde dijo que se escapó cuando desilusionada con la vida de Londres un invierno. Después de un largo descanso de la escritura, rápidamente se convirtió en una habitual en el panorama poético. Cuando Yrsa se trasladó a Londres en 2012, fue invitada de nuevo a Sudáfrica en meses posteriores a trabajar junto con el British Council para encabezar dos festivales de poesía en Johannesburgo. 

Yrsa ha realizado su trabajo en varios espacios de teatro y de rendimiento en Londres como el Soho y el teatro Lyric, Rich Mix y el Albany. Su poesía ha sido expuesta en la Tate Modern. 


Historia real

No es que papá no os quiera a ti
y a tu hermano
dijo mamá,
untando nuestras piernas paliduchas con vaselina
O que la tía Amy sea una pelandrusca roba
maridos que te la clava por la espalda
que como no puede conservar a su hombre tiene que
robárselo
a otra.
Ya no nos miramos a los ojos,
eso es todo
y además él no iba a dejar de comer
anacardos en la cama.

No es que tu madre y yo
nos odiemos
dijo papá, embutiendo un billete arrugado
de diez libras en el bolsillo de mis chinos
o que me haya olvidado de tu cumpleaños
pero necesito tiempo para pensar. Me voy
a vivir con Amy
y en cualquier caso, tu madre le echa demasiada
sal a la comida.

No es tanto una aventura, ya
me entiendes
dijo la tía Amy, atando los cordones
de las pequeñas Nike de mi hermano
y deshaciéndome los nudos con el
peine de madera en forma de puño
sino más bien el encuentro de dos mentes,
fuera de nuestros respectivos votos.

(Y dos cuerpos, farfulló mamá cuando
se lo conté más tarde.
Golfa de doble cara. Menuda broma.
No le digas a nadie lo que he dicho.
No le digas a nadie lo que he dicho.)

Tampoco es que
tu madre sea exactamente un ángel
dijo papá con los ojos enrojecidos de sangre
y una vena palpitando en su frente
apurando el último whisky
y la tía Amy dijo, tranquilo Winston
ya has tomado mucho
y papá dijo, No me digas lo que tengo que
hacer
no eres mi mujer todavía, y ya te piensas
que lo sabes todo.
Sí, ¿te piensas que lo sabes todo?

No es que tu familia se vaya al
infierno, necesariamente
dijo la abuela, hirviendo el plátano
verde, el ñame y la albóndiga de masa
y rallando el coco sobre el arroz
y los guisantes

Solo tienen que aceptar a Jesucristo
en sus vidas
y abandonar la bebida y el pecado y todas
las mentiras.
Y ahora ve a lavarte las manos y pon
la mesa.
No te preocupes, niña.
Rezaremos por ellos esta noche.

-- una traducción de José María Martínez / Tive
http://paradojasdelconserje.blogspot.com.es/
-- poema de Yrsa Daley-Ward, incluido en "Bone" (CreateSpace Independent Publishing Platform, 2014)


Alcachofas

Hasta que seáis las últimas
en sentaros en la esquina del café y
ella bese el ron oscuro del
borde de tu vaso y te instruya en
el arte de comer alcachofas

hasta entonces
todavía, no serás mujer.

Hasta que juntes suave hoja con labio,
roces lengua con carne,
muerdas el lóbulo,
tragues el zumo
que ella dice te purificará,
hasta que la abras, gimas al ver su color,
veas su puro centro y aprendas para
lo mejor que sirven los dedos

hasta que llegues más al fondo
de ese tupido corazón caliente,
la vida no habrá empezado.

Antes de que te lo prometa.
Antes de que mienta.
Antes de ser destrozada, compuesta y
y vuelta a romper, no serás una amante.

Recuerda que en la noche perfecta y
y bajo la luz perfecta
cualquier idea parece buena
y el amor
el amor suele estar mal aconsejado pero
ser valiente.

Lo más importante es
no preocuparse. Las líneas de tu rostro
nunca podrán impedir que salga el
sol. Tus lágrimas no tienen efecto sobre
el clima. Siempre habrá guerras en el mundo.
La guerra de tu cuerpo es la única que
puedes estar segura que ganes
o pierdas, siempre volverás a perder.

Bebes más agua que ron, hoy
en día, ¿no es verdad?
Pero bebes en su memoria, ¿no es
así?

Y solo comes alcachofas en ensalada.
Nunca enteras.
No en un café de una calle oscura a
medianoche.
No con ella.
Nunca con ella, o con una como ella.

-- una traducción de José María Martínez / Tive
http://paradojasdelconserje.blogspot.com.es/



TRUE STORY

It isn’t that dad doesn’t love you or your brother
said Mum, greasing up our ashy legs with Vaseline
Or that your auntie Amy’s a man stealing back-stabbing, cheating bitch
who can’t keep a man so she has to steal somebody else’s.
We just don’t see eye to eye on much, that’s all
and he wouldn’t stop eating cashew nuts in bed

It’s not that you mother and I hate each other
said Dad, pushing a crumpled ten pound note into my chinos pocket
…or that I forgot about your birthday
but I need time to think now. I’m moving in with Amy
and anyway, your mum cooks with too much salt.

It wasn’t so much an affair, you understand
said Auntie Amy, lacing up my brothers small Nike trainers
and picking out my knots with the wooden comb shaped like a fist
but a meeting of minds outside of our respective vows
And bodies, muttered mum, when I told her later.
Two faced tramp. What a joke.
Don’t tell anyone I said that.
Don’t tell anyone I said that.

It’s not as though your mums exactly an angel, either
said dad with blood red eyes
and a pulsing vein in his forehead
finishing the last of his whisky
and auntie Amy hissed, Easy Winston, you’ve had enough
and dad said, Don’t tell me what to do
not even my wife yet, and you think you know it all.

It not that your family are going to hell, necessarily
said grandma, boiling up the green banana, yam and dumpling
and grating the coconut onto the rice and peas
They must just accept Jesus Christ into their lives
and put away the drink and sin and all the lies.
Now go and wash your hands and set the table.
Don’t worry, child.
We’ll pray for them tonight.



THAT WILL BRING YOU POETRY

If you did not get up for work today
If it has been afternoon for hours
And the silence is keeping you awake.
If you only remember how to draw your breath
in and out like waves of thick tar cooling
If you are wishing it later,
pulling the sun down with your prayers, leave the damn bed.
Wash the damn walls. Crack open a window even in the rain, even in the snow.
Listen to the church bells outside.
Know that however many times they chime is half the number of changes you have to make.




MENTAL HEALTH

If you are walking down a aisle with a dim florescent hue
by the tinned fish and canned beans
strip lighting above, cracked tiles beneath
with the realisation that most things are futile
and get the sudden urge to end it all

Don’t stop. Call a friend.
Call your mother if you have one
and if you can stand her
listen to her talk about the price of canned fish and tinned beans
Call the speaking clock. Know that whatever time it says is the time that everything has to change.

Leave the damn aisle. Don’t go anyway where they sell sweets, chips, booze, fast love or lottery tickets
See that just outside there are people lined streets that are emptier than your insides, skies darker than your own
Look for yourself, because it never helps to hear from anyone else.

If you are one of those, running around town like mad people
People who jump from tall buildings
Buildings with glass fronts and not enough air
If you are failing to fix a broken story
If you have been cooped up for far too long in a very high tower in a dangerously low state
plenty of TV channels and TV dinners. Plenty of biscuits, chocolate desserts, cake and
plenty of wine but no love for miles and miles

If you did not get up for work today
If it has been afternoon for hours
And the silence is keeping you awake.
If you only remember how to draw your breath
in and out like waves of thick tar cooling
If you are wishing it later,
pulling the sun down with your prayers, leave the damn bed.
Wash the damn walls. Crack open a window even in the rain, even in the snow.
Listen to the church bells outside.
Know that however many times they chime is half the number of changes you have to make.
Stop trying to die. Serve your time here, do your time.
Clean out the fridge.
Throw away the soya milk. Soya milk is made from children’s tears. Put flowers on the table. Stand them in a measuring jug. Chop raw vegetables if you have them.
Know that if you are hungry for something but you cant think what then you are more often than not only love thirsty, only bored.
When the blood in your body is weary to flow. When your bones are heavy and hollow
if you have made it past thirty celebrate, and if you haven’t yet, rejoice. Know that there is a time on its way when the dirt settles and the patterns form a picture.

If you dream of the city but you live in the country, Milk the damn cows. Sell the damn sheep.
Know that they will wishing you well, posing for pictures on milk cartons or running over lush hills to be counted at the beginning of someone’s else’s dream
See, they never held you back
It was you, only you.





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CURTIS BAUER [17.338]

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Curtis Bauer

Curtis Bauer (Lubbock, Texas, 1970), ha publicado sus poemas y traducciones en las revistas literarias Fulcrum, The Dirty Goat, The American Poetry Review, The Indiana Review, Circumference y The Southern Review, entre otras. Ha sido finalista de los concursos de poesía New Letters y Glimmer Train Poetry Open, así como el concurso de traducción Willis Barnstone. 

Obtuvo el primer premio del concurso John Ciardi con su primer libro de poemas, Fence Line (BkMk Press, 2004). Spanish Sketchbook es su segundo libro. La editorial C&R publicará su tercer poemario, The Real Cause For Your Absence. Es profesor de Escritura Creativa y Traducción en la Universidad de Texas Tech y editor de Q Ave Press Chapbooks. Además, es miembro de la junta directiva de Fishouse (www.fishousepoems.org) y editor de la cada vez mayor Sección de Traducción Fishouse.

Apunte a la creación poética.

Nos dice el autor:

“Cuando escribo estoy pensando sobre la página. Si algo me ha impulsado a escribir, ese algo me obsesiona hasta el punto que me es difícil pensar en otra cosa.
Ponerlo por escrito me ayuda a organizar lo que pienso, a saber qué me mueve, qué me conmueve, qué me hace cambiar de vida, incluso. Escribir es aprender a ver, un ejercicio de expresión y comunicación. Me apasiono por las cosas y escribir me ayuda a explorar esa pasión. Quiero que el lector sea partícipe de una experiencia conjunta y que reaccione a lo que lee. Que su respuesta no sea cerrar el libro y volver a realidad, sin más, que no sea como apagar la tele y la luz e irse a dormir. Quiero que ese lector se quede un rato despierto, pensando en las personas y los actos que son y han sido importantes en su vida, al menos ese instante, como esa mujer en la estación de tren, el olor de la carta que un amigo ha enviado desde el extranjero. Creo que podemos aprender de y en esas
experiencias. Un poema nos enseña a fijarnos en los pequeños detalles, a comprenderlos en su totalidad y a valorar lo que aportan a nuestra vida. No creo que sea pedir demasiado. Es lo menos que yo le pido a un poema. Es lo mínimo que mis poemas deberían hacer por sus lectores ”.




Dibujo del silencio de una mujer

Dos noches después de que dejara de hablar
mi mujer tararea tres compases mientras duerme

como si tuviera treinta años más,
sola y lavando la ropa afuera,

no como una especie de castigo
o como marca de su dinastía de pobreza

incluso antes de las guerras en su país,
y aunque el hambre era como un trapo

que todos vestían en esa ciudad, la música
no era un ítem que pudiera ser confiscado,

quitado por los fascistas o las monjas
o las familias ricas que siempre

parecían estar del lado correcto. Esta noche
siete días antes de que volviera a hablar

la calle en la que estará caminando en
su sueño es tranquila y se inclina con facilidad

hacia las montañas con vista al mar.
Nada de ella dentro de esta oscura habitación

indica que yo estoy allí con ella parado
al borde confundido por el viento y la presencia

de ella o de que alguna vez yo haya nacido
o de que ella haya aprendido a hablar

mi lengua y yo la suya. Esta noche
ninguno puede descifrar la lengua del otro.

Nuestros antepasados hablan por nosotros-
alguna oficina de aduana en la frontera

cuyo su suelo se ha ensuciado de papeles
con nuestros impronunciables nombres.

en The Real Cause for Your Absence, CR Press Org., Chatanooga, 2013
versión © Silvia Camerotto



Drawing of a Woman's Silence

Two nights after she stops speaking
my wife hums three bars in her sleep

as if she were thirty years older,
alone and washing clothes outside,

not as some kind of punishment
or indication of her line's poverty

even before the wars in her country,
and though hunger was like a cloth

everyone wore in that town, music  was
not an item that could be confiscated,

removed by the fascists or th nuns
or the wealthy families that always

seem to be on the right side. This night
seven days before she will speak again

the road she must be walking inside
her sleep is smooth and inclines easily

into the mountains with a view over the sea.
Nothing about her within this dark room

indicates I'm there with her standing
on an edge confused by wind and her

presence or that I have ever been
born or that she's learned to speak

my language and I hers. Tonight
neither can decipher the other's tongue.

Our ancestry accounts for us-
some border crossing custom's

office floor is littered with pages
of our unpronounceable names.





De Spanish Sketchbook:


Empezó con una hoja de eucalipto 
(Para Elaine Sexton)

Una amiga me ha enviado toda Grecia por correo.
Empezó con una hojita
acre, verde y esbelta, como si
hubiera sido puesta a secar en la terraza, a la orilla del mar.

Después mandó una piedra,
una arrancada justo de la pared de su habitación,
que había llevado a la playa y había lavado 
en el agua. Todavía sabe a sal.

Semanas si saber de ella y hoy
vi una carta en el buzón.
Su mano había escrito lo siguiente, 
en vez del remite:
Abre esta carta en una habitación tranquila
Después de recordar que aún no la has abierto.
Y sé por qué. La carta
aún palpita con los sonidos
de la noche en Naxos- el viajero tardío
que arroja su equipaje, las pinzas de un cangrejo aferrándose a la roca.

La última nunca llegó. El cartero
dijo que era demasiado grande para entregarla y me dio
un papel arrugado y amarillento que huele a romero
y me araña las manos cuando lo toco.
Mi piel se broncea nada más verlo. Lo guardo
en mi escritorio. Cuando tengo frío dejo el cajón abierto.












ROSSELLA FUSCO [17.339]

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Laura Giorgi, Rossella Fusco e il Dott. Di Carlo


Rossella Fusco 

Poeta. Nacida en Itri (Italia) el 12 de noviembre de 1961, donde vive y trabaja, Rossella Fusco, es un psicoterapeuta en la vida, pero su gran pasión, desde muy joven, fue la poesía. Numerosas publicaciones y premios en diversos concursos de poesía. 

Publicó:  la silloge poetica Non trovo lacrime presso le Edizioni del Giano (Roma, 1986) con prefazione di Dario Bellezza; la raccolta di liriche e prose poetiche Cabala premio pubblicazione "Portico d'Onofrio 1994"; il volume di versi Cinquantadue falo' e un tango solitario presso Book Editore (Bologna, 1998) con una nota di Alberto Bertoni; la raccolta di liriche ed epistole Principe delle fiabe presso Fermenti Editrice (Roma, 2000) con prefazione di Plinio Perilli; la silloge Feliçita all'interno del libro curato da Eugenio Rebecchi “Quando il poeta è donna” presso Blu di Prussia editrice (Piacenza, 2002). 

Inoltre, Rossella Fusco, pratica la arteterapia. Tra le pubblicazioni scientifiche in materia:Figli del Dio del Mare (2000); il calendario I mesi dell'anima (2003) ed il calendario Le parole dell'anima (2004). 



LUZ TÚ ERES

Un pico ventoso del corazón
donde habita ternura
destino a ti
en memoria de los besos
dados en tiempos de guerra.


LUCE TU SEI

Un picco ventoso del cuore
dove abita tenerezza
destino a te
in memoria dei baci
dati in tempo di guerra.

Traducido por CARLOS VITALE 



LA RUTA

He encontrado mi vida
abarquillada al borde
de un camino poco frecuentado

traje raído para grandes ocasiones

la llevo hoy
sobre la nave que zarpa para incierto
destino.


LA ROTTA

Ho trovato la mia vita
accartocciata sul ciglio
di una strada poco frequentata

abito lacero per grandi occasioni

la indosso oggi
sulla nave che salpa per incerta
destinazione.

Traducido por CARLOS VITALE 





Ninfa

Vivo dentro il vulcano 
in fondo a maree 
e onda divento 
per turbare l'oceano, 
ho dita d'acqua 
e d'arpa e braccia da gabbiano 
reale per danzare le notti 
austere dell'inverno, 
gambe da gazzella fuggiasca 
fianchi fluttuanti fino 
al fondo degli abissi. 

Ho foglie di platano rosse 
nella mia casa ed un altare

per gli dèi della prima tenerezza, 
vento e fuoco- fuoco e vento sorvegliano 
l'uscio socchiuso 
e la danza da principessa 
scalza, nella mia stanza 
ho il camino ancora acceso 
vestiti appesi alle pareti 
e riserve di datteri 
in cantina con anfore di miele.

Solo petali per l'assenza tua 
arcana e non preghiere 
per la tua sete atea 
ma vino rosso per brindare 
all'ultima partenza. 
Alla terra domando 
alisei tiepidi per i tuoi occhi 
orme leggere e oblio 
per i passi di pellegrino 
e bisacce colme di cibo e bramosia.



“Via col vento” 

I

Vivien Leigh e Clark Gable 
amaro palissandro di consolle

in camera da letto, 
con tanta intimità il verbo 
ultimo tra asfodeli aspri. 

II 

Mia madre non guarda la tivù 
ago e ago scuce cuce stole 
per signore ossigenate, 
grano minacciato dall'inverno 
ermellino senza ostenti 
mia madre agata e corniola. 

III 

Sul viale robbio di cotto 
sgretolato e figlie claudicanti 
mio padre ripone a mosaico pezzetti 
di legno tasselli di rassegnazione 
per l'inverno da venire e su giornali 
d'avanzo ritaglia notizie dimenticate 
come tralci d'una vite d'altri tempi 



Resa

Approfitta di me, delle mie gambe 
e del collo sussurro di civetta. 
Abbi labbra dolci di cupudigia 
e tenero viola con cui avvolgermi. 




1994, nel segno della volontà 

Tua madre è una gatta, lo sai? randagia 
sotto i platani in cerca d'ombra. Cresci 
sicuro nel calore del mio grembo 
nutrito dalla stessa ostinazione. 
I miei occhi giorno e notte saranno 
guardiani di sogni e con tenerezza 
feroce ti difenderò da prede 
e predatori. Finchè avrò goccia 
di sangue o di respiro. Fiuterai 
con me i venti: favonio maestrale 
libeccio; sul mio seno i morsi tuoi 
e di volta in volta paura fame 
gioco e ancora gioco paura fame. 

Presto le tue gambine diverranno

forti, ed allora aprirò la tana 
perché tu possa partire e al tramonto 
ritornare. Quando poi la stagione 
soffierà t'indicherò l'orizzonte. 



Feliçita 

Principessa 
andiamo insieme per le strade 
di questo paese. Io indosso sandali 
che lasciano nudo il piede e nastri di chiffon 
colorati tra i capelli. 
Veniamo da lontano. 
Ti porto adagiata tra le mie coprenti 
vesti, tra veli 
pregiati a mostrare incanti: gli occhi tuoi oscuro 
mare, le mani protese a tessere fila di sogni 
e seta, le dita dei piedi intrecciate a minuti 
lapislazzuli. 
Abbiamo camminato a lungo seguendo 
tutte le processioni per rendere grazie 
della tua venuta, per gioire insieme alle correnti 
e alla calura ora flebile ora serrata, per ridare brina 
alle primule posate sul tuo capo. 
In tanti ti hanno benedetta, in tanti si sono fermati 
a chiedersi chi fossi. Tu piccola Giada 
incastonata tra le pieghe del mio cuore. 



In canto 

Nell'attesa tua con cura raccolsi 
le filastrocche dei ricci di mare 
e la malinconia di lumachelle 
appena scasate. Non smisi mai 
d'essere ballerina, di contare 
sul selciato i ciottoli d'altri tempi 
ed allacciare degli avi il canto antico. 

Sentieri infiniti percorrerai, 
io resterò tua madre sola e sempre. 











DAMIÁN LAMANNA GUIÑAZÚ [17.340]

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Damián Lamanna Guiñazú

Nació en Buenos Aires, Argentina allá por el 85, se crío en Ramos Mejía y vive en Haedo rodeado de artistas que andan en bici y toman helado de la Flores. Se reconoce fundamentalista de Thom Yorke, Roberto Arlt y Juan Román Riquelme, de quienes afirma son tres de los mayores creadores de la historia gracias a su carácter ciclotímico. En 2011, sus compañeras poetas de rojoaloeste.blogspot.com le editaron un librito artesanal llamado Dormir en la espalda de la lengua. En noviembre de 2013 presentó “después de la superficie” por la Editorial Simulcoop, su segundo primer libro.




“después de la superficie” Editorial Simulcoop



obligaciones

de chico soñé que dibujabas
y escribíamos una historia larga
sobre ninjas que peleaban contra un cerebro
adentro de una cápsula

pero el micro caía a destino
y los animales nos esperaban
para arrancarnos la comida de las manos

(después no me atreví a los concursos
a ver si perdía)
por las dudas te solté la mano 
al final de una merienda, el golpe
con el nudo del buzo
te fuiste llorando
maricón, nadie
me enseñó cuáles son los pasos de estos versos
pero sí que el mundo se hace fácil
si se lo piensa fuerte

furiosamente en blanco




camino de cintura

hay cuerpos blandos
adentro del teléfono
llamo y venís
para sentir por un rato
todavía te gustan los hombres
de este mundo
hablamos de poesía
del amor que tenés por ella
y el padre sin brazos
que tanto te elogiaba las piernas
afuera se escuchan algunos camiones
golpes de metal que corren
por la sangre de los obreros
inventamos una precisión para tocarnos
en una cama que se hunde
y nos saca a flote
en la paranoia de la muerte
pero sin hijos

desde una copa
el hornero
inventa su mundo
a base de barro y agua
sin querer volverse un dios


*

la última vez
te habías sacado la remera
para pegar
y que te dieran
pero hoy te vi bajar del auto
en la puerta de un local
atrás de un cochecito
con un bebé todo rojo

traté de fijarme
si tu mujer
se parecía a ella
pero nada más le vi la espalda
me hubiera gustado decirte
que ese reloj te queda enorme
demasiado vistoso



tierra plana

te invité a pasar a la pieza
para escuchar que me odiabas

no fue la forma de tocarte
ni el olor de otro recuerdo entrometido
en la región más sucia de tus piernas
fue la palabra pieza
sus dos sílabas infantiles
como fragmentos de una totalidad
al borde del desmoronamiento

fue mi lengua de niño libre
el recorrido premonitorio
que partió del primer beso
se volvió tierra plana
y acabó en un túnel vacío
junto a los bocetos de tantos hijos


con que poblamos los rincones




Después de la superficie, de Damián Lamanna Guiñazú (Poesía)
Por Pamela Neme Scheij.


“No hay animal que no tenga 
un reflejo de infinito; / 
no hay pupila abyecta y vil 
que no toque/ el relámpago 
de lo alto, a veces tierno 
y a veces feroz”. 
Víctor Hugo, La leyenda de los siglos

Las realidades pueden rasparnos, adentro o afuera, en su polo positivo o en el más aparente negativo. Después de la superficie, primer poemario de Damián Lamanna Guiñazú, también raspa, aunque bien adentro y a la vez bien afuera de los seres y su medio, desde la metáfora más pura, al sentido más sensorial del verbo “raspar”. Editorial Simulcoop entendió este libro y le puso tapas con lija, lija ríspida, grabada bellamente, una raíz que sube, una flor que baja. El resto de los lectores debemos hacer ese mismo esfuerzo al leerlo, si deseamos entrar en la particular verdad de sus palabras. 

Mi idea de reseña supone inevitablemente la cita; entonces, aquí debería contarles mi perspectiva de Después de la superficie y anotar versos a modo de comprobación de mis dichos. Pero, ¿cómo se hace cuando todo te resulta indispensable? Leo, releo, subrayo, entro en un coma poético, releo otra vez y me asalta la idea de regalarles cada poema de las cuatro partes, incluso los grabados de las páginas que me atravesaron las retinas sin permiso. 

Entre la necesidad grandilocuente y las dudas, atajo la perplejidad como puedo y les cuento que de este poemario me impresionan ciertas miradas de pecho alto: 


“yo soy un pueblo lleno de limbos 
que por ahora no se calla 
lo que digo está enumerado en una pared 
lo que digo está adjudicado a una cosa
y una cosa es una fantasía errada
que puedo escribir en un abdomen 
o en el páncreas de una paloma de oro
pura superficie”. 


La intimidad, el objetivismo y la crueldad de la existencia en ocho versos. 


También, quedo en una sonrisa de goce con imágenes como 


“arrugado un río 
desde el ojo lleva paisajes
de sangre y nenes 
que antes jugaban juntos” 


o bien, 


“tengo miedo 
y esa canilla se empeña 
en desafinar sobre las horas 
podría cortar
todas las cuerdas
o despertarte con un beso 
de hierro en la entrepierna”. 


Este libro me reafirma que el sentir y el pensar no se divorcian y que las palabras, siempre y cuando ganen terreno al automatismo, como aquí se logra, pueden, conscientes de su potencia, hablar de las realidades que transitamos y encarnar esas realidades mismas. 

“El hambre (…) es ponérsela sin forro a una desconocida 
y después hacerle el amor a tu novia 
mirándola a los ojos (…) es el miedo a que tu mamá 
trabaje limpiando casas
un vaso amarronado en la cocina 
exclusivo para la soda tibia de tu propia limpiante (...) 
es usar la poesía para coger 
el hambre es usar la poesía
y tirarla y no sentirla nunca
pero hablar de amor en público”.



En los poemas de Después de la superficie hay células vivas, células llenas de intención y de conciencia de quién se es, o se puede ser; de lo que pretendemos al hacer los días, de lo que buscamos al decir como acción plagada del mismo consentimiento y desdén con que nos rasuramos zonas de nuestra piel, sabiendo que el vello volverá a crecer en el corto plazo.

No puedo poner fin a estos párrafos sin antes afirmar que Después de la superficie alberga uno de los más hermosos poemas que leí desde que fui alfabetizada. Les tiro el dato, se llama “Balance”.


Editorial Simulcoop.
Publicado en 2013.





MELISA PAPILLO [17.341]

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Melisa Papillo 

Nació en 1984 en Caseros, Provincia de Buenos Aires. Se licenció Letras en la Universidad de Buenos Aires y actualmente es docente. 

La mecánica de los días es su primer libro de poesía (2012, Editorial Simulcoop).


La música entra y me avisa

El primer sentimiento de mi vida funda
la génesis de una cadena
de otros sentimientos.
El miedo
a todo lo que estuviera fuera de mí
y sobre todo dentro.

En la plaza suena la murga
la gente que vive en mi casa pide silencio,
sin embargo la música entra y me avisa
que es momento de bailar.

Ya no es más el tiempo
de intentar ser siempre la preferida,
esa que tiene una fe crédula
previa a toda herida.



Estación Villa Bosch

Conozco de memoria
los escalones de la estación
que forman escaleras, bancos o camas.
Me alcanzan, mugrientos
al lugar donde llega el tren.
Cuento las baldosas
para quedar en el mismo vagón
todos los viajes.
Con las voces que hay,
masitas, linternas, cuadernos
y canciones chacareras,
entro en las páginas del libro
donde antes no cabía;
ahora que los sonidos
me acompañan a andar.
Apoyada contra la puerta que no abre
del tercer furgón
todavía veo las caras
que miran mi contratapa.
Imagino que lo conocen
y saben bien la historia en la que ando.
Siento la sonrisa de la protagonista en mi cara,
el pelo se agita con el viento que no hay.
Sonrío. Todos ahí saben
a mí me gusta viajar como en una novela.



Potosí

Hay un lugar en el mundo
donde el tiempo no pasa.
Se queda mirando y avanzan
los carros de especias, los turistas,
ella anochece en el mismo sitio.
Tiene una casa chiquita como sus hijos
es lo mismo la silla de la cocina
que el cordón de la vereda, un político
con poder que el celador del bus.
Es la misma que su abuela, con distinta ropa.

Desde el hostal de enfrente la veo bien,
me faltan sólo dos días para partir.
Miro mis manos resecas
y pienso en la crema que olvidé en casa.
A veces la superficialidad me queda bien,
otras me hace apunar.




La mecánica de los días, de Melisa Papillo (Literatura, Poesía)
16:45   Lucarna Larevista   

Por Pamela Neme Scheij.

“Y llevarse el resto para explorarse a uno mismo” declara el último verso de La mecánica de los días de Melisa Papillo, como cierre de un libro y aparente continuación del crecimiento poético, personal. Un cierre de etapa, que desmiente los cierres y sabe de la continuidad inevitable con que se madura y se nombra, entre el despojo y el duelo, cada aprendizaje.

Al leer este poemario, hay conceptos que se vuelven espalda de las imágenes simples, de la letra cercana, conceptos como: miedo, mandatos, amor, superficialidad, vergüenza, inconsciencia, negación de la inconsciencia, libertad. Cómo no imaginarse varios monstruos acorralados en una escritura obesa, de reflexiones macizas. Sin embargo, eso, justamente acá, no. Sólo abrir estas tapas rojas y negras para hallar que la poesía aún puede ser un pasadizo hacia la verdadera  comprensión de todas las existencias. Melisa Papillo aborda esas experiencias con las cuales nos sumergimos en la vida y emergemos de ella, a partir de la certeza y el silencio de quien desea nacer desde su propio cuerpo, de quien cree que eso es posible y hasta necesario a través de la poesía.

La mecánica de los días erige su interior en dos partes, en veintidós poemas, en dos ilustraciones removibles como fotos de álbumes antiguos. Allí, la sutileza más acertada con que pronunciarse a uno mismo: 


“El primer sentimiento de mi vida funda
la génesis de una cadena 
de otros sentimientos. 
El miedo
a todo lo que estuviera fuera de mí 
y sobre todo dentro”. 


Así se presenta esa mecánica de los días que funcionará para activar al yo del final, quien aprendió de tanto apretar los dientes y se va para explorar.


La fundación emocional de la vida en el miedo, el mandato familiar de 


“esconder en la despensa 
lo que se come
y guardar en el fondo
lo que alimenta de verdad”, 


el miedo, entonces, a anunciar abiertamente lo que se vive, lo que fluye entre los escollos de la propia memoria: 


“todos tenemos un recuerdo 
que hace apretar fuerte el puño contra un hueso
y pregunta ¿por qué?
los guardé con la vergüenza de que salgan”, 


puja por desatarse desde el centro de estos poemas. Sin embargo, ellos no quedan atrapados en una valoración sobre la génesis del ser, ni en su maduración primaria; de ahí disparan a una búsqueda introspectiva que se alimenta de un afuera cotidiano y enorme, tan íntima y exacerbadamente como las personas sentimos desde nuestro adentro nuestro afuera.

De manera precisa y en línea con el tono sencillo, se recortan las historias de amor de dos como una percepción de lo que son: 


“Si me quedo con vos
es porque me enseñaste a robar
las bolsas del supermercado
y todavía confío en el juego que hacemos
de cerrar los ojos y que me guíes en la calle”, 


de lo que podrían haber sido: 


“creí verte entrar en la casa llena,
nuestros hijos correrían
vivos por esa mitad que dejaste”, 


o de lo que podrían ser: 


“Todos nos asomamos desde lugares 
que todavía no nos pertenecen”. 


Especialmente, de esa experiencia del amor para el sujeto que busca recrearse tras la espera y la resignación: 


“Fui sacando las letras de entre mis dientes
los espacios de mis muelas
y te armé este poema
para que sepas
que aprendí algunas cosas”.


En La mecánica de los días ocurre el mundo adentro y afuera; el propio de un yo que nombra, que recuerda, reflexiona y fantasea, el mundo que capta a los lectores hasta la puntita más escondida de nuestra espina.

Hace pocas semanas, en una tarde de poesía en una universidad del conurbano, leí en público la mayor parte de los poemas de este libro sincero y, al terminar, me pidieron, con ese tipo de ansiedad alegre que resalta las miradas, si podían verlo y tocarlo. Mientras lo hacían, percibí ciertas expresiones corporales que no podría explicar, sólo recuerdo una voz femenina que dijo: “gracias por leer esto, me llegó a un lugar que me hizo llorar”. Y yo confirmé elevando el pecho, en mi silencio más asertivo, que la poesía es aún un impulso exploratorio, una piel cálida que ofrece, desinteresada e instantáneamente, la comprensión.


Autora: Melisa Papillo
Editorial Simulcoop






ADRIÁN SALAS ABREGO [17.342]

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ADRIÁN SALAS ABREGO

San Juan, Argentina, 12 de Enero de 1973

Libros publicados:

plagiario (poesía - 2005) en la colección Apéndices de La Cuneta Ediciones, Septiembre de 2005
Callecitas de San Juan, (poesía – 2005) junto a tres poemarios más: sanjuannesses, el difícil sur y viernes. Edición del Consejo Federal de Inversiones, Programa Federal de Cultura

Premios y distinciones:

Primer premio en el género Poesía, en el “III Concurso Literatura Por Un Nuevo Día” organizado por Víctor Nobre, Radio Universidad y Alianza Francesa/ Septiembre 2000.
Segundo Premio- Categoría Estudiantes en el IV Encuentro de Estudios Humanísticos para Investigadores Jóvenes, realizado en la Universidad de Congreso, con el ensayo Lenguajes Míticos: Historia y Poesía, co-autoría con Inés Eguaburo/ Mendoza. Noviembre de 2002.
Primer premio en poesía, categoría jóvenes en el concurso Encantadores de la Memoria, Dirección de Cultura de la UNSJ – Secretaría de Extensión Rectorado y el Departamento de Letras de la FFHA, con motivo de los 30 años de dicha institución universitaria. Noviembre de 2003.
Primer Premio en la disciplina Poesía en el Premio Federal 2003 de la República Argentina organizado por el CFI en su programa de cultura. Noviembre 2003.

Actividad cultural:

Formó parte de grupos literarios, organizó ciclos de lectura, crítica y reflexión. Editor-fundador de la revista “lavidapuerca- pasquín literario”. Coordinador de Talleres de Lectura; y de Creación y Poéticas. Escritura del libro de la obra teatral “Consorcio 10 p.m.”, estrenada en 2004. Invitado a Congresos, Feria del Libro y Encuentros en Chile, IV Región (La Serena, Coquimbo, Ovalle). Editor del sello editorial La Cuneta. Forma parte del grupo de Escritores Itinerantes, red nacional de trabajo de escritores jóvenes de que abordan diversas problemáticas generacionales del área literaria. http//escritoresitinerantes.blogspot.com




el tipo que transpira y le duele

estuvimos sin hablarnos un largo tiempo
hasta que yo vine y te dije:
soy malo, como corazón de rata

por esa forma de piedad que te diferencia del resto
me arrastraste hasta un lugar menos infecto/ de mi.

nos conocíamos poco, pero
tuvimos sexo deforme
toda la noche por todos lados.

estuvimos soñando lo mismo mientras pasaba el día
me dijiste que no era tan malo
al menos era un ojo de colibrí
no como el ojo diabólico del mamboretá/
esa mañana transpiré de alivio, mucho rato





un hombre está solo y escribe

un hombre está solo y escribe
un hombre está solo y respira, claro

porque su corazón bombea amarguras hasta la transparencia
y su sangre se lava y ataja con un pulmón
y después otro los gritos del mundo

un hombre está solo y espera, claro

porque los demás están en otras posiciones
desclavando la tierra y llenando frascos antes usados por
el fuego y después volviéndola a clavar

con clavos nuevos, claro
sin dejar de respirar agitadamente
porque el mundo puede olvidar de respirar.

un hombre está solo y escribe
un hombre mira largamente la palabra: clavos









JULY SOLÍS MENDOZA [17.343] Poeta de Perú

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July Solís Mendoza 

(Lima, Perú 1988). Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ocasionalmente se dedica a la docencia universitaria. 
En el 2014, obtuvo mención honrosa en el Premio Nacional de Poesía Javier Heraud.
Leche derramada  (Paracaídas Editores, 2015), es su primer libro de poemas.



Leche Derramada
Poesía de July Solís. (Paracaídas Editores, 2015)

Por Miguel Ildefonso


Desde muy chicos se nos enseña a no llorar por la leche derramada; no llores por lo irremediable, no sufras por el pasado, es lo que se nos inculca desde el hogar. Entonces adónde va todo aquello que se reprime y todo aquello que no se llora, sino a la memoria, yacerá allí un tiempo prudencial para más luego afectar a lo que nos nace de adentro: a las palabras. Y si uno ha nacido para hacerse esas inmensas preguntas celestes y querer responderlas, volverá a través de la poesía para su redención.

Es así que tenemos este hermoso libro de poemas de July Solis que vuelve su mirada al origen de la vida y a la casa familiar. La leche, ese don de la naturaleza, no solo es el primer alimento o el lazo o el “hilo” (como se dice en el libro) que liga a la criatura con la madre luego del nacimiento, luego de cortar el cordón umbilical, es también metafóricamente, en la simbología cristiana, la enseñanza. Cito de una fuente religiosa: “El creyente nacido a la nueva vida debe seguir deseando la leche de la palabra para crecer y lograr su salvación, pues no deja de ser un niño en crecimiento y tendrá siempre necesidad de la leche de la palabra de Dios. Esta palabra es en el fondo Cristo mismo”.

Pero volvamos a la imagen de la leche derramada, esa leche que ha caído, que ya no sirve para el alimento, y a la que se llora. “Por el hilo rojo/ y mi ombligo ciego”, dice al inicio la voz poética, que desea volver al vientre y habitar allí hasta que dios la expulse otra vez (al igual como se pregunta la voz poética al final de este libro circular: “¿por qué mi casa en arcadas me arroja?/ me caigo/ me caigo/ me caigo”).

Porque, ciertamente, se ha roto el hilo con la culpa, con el conocimiento, con la conciencia de que hemos sido expulsados del paraíso y cometido el pecado original de simplemente existir y ser un todo con nuestra parte animal y nuestra parte evolucionada. Somos, entonces, como esa leche derramada, expulsada, vinagrada, prohibido de mirar: “Pensé que eras/ raíz del árbol/ que al crecer daba sombra a los niños”, dice la voz poética a modo de lamento, a modo de rebeldía, en su desamparo.

Pero para seguir con la lectura del libro, debo señalar que hay tres elementos constantes, tres imágenes presentes a lo largo de estos breves poemas. El primero, y que rápidamente hemos visto, es el elemento que da título al libro (y con sus variantes que pueden ser la sangre, el agua, la saliva, el río, la lluvia, el líquido amniótico, el jugo gástrico), el segundo es el símbolo del árbol (léase también la madera de la cruz), y el tercero es el acto de cortar, el cercenar.

Si indagamos en la etimología de cercenar, que significa cortar, hallamos su raíz latina en la palabra circinari que significaba redondear, dar forma redondeada. Esta palabra del latín, a su vez, es un derivado de otra: circus, que significa círculo. Se dice que el paso de significado de “círculo” a “cortar” es porque en latín la palabra circinari se usó también con el valor de cortar un árbol o un arbusto para dar forma redonda. O sea, de podar, derivo a cortar.

No es casualidad, por eso, que en el libro encontremos imágenes de cortar el árbol, cortar los hilos de sangre, cortar la cabeza del pescado. Todo aquello que hace el poema, es decir, cortar la realidad para recobrar lo perdido en esos momentos cotidianos como es el ir al mercado, cuando dice: “Desenvainar el cuerpo/ filetearlo/ quitarnos las plumas que de nada nos sirven; o por ejemplo cuando de niño se juega feliz con un globo pero que está a punto de ser reventado: “El globo:/ abre el pico una paloma/ y el pabilo como serpiente torva zigzaguea”. O en los momentos culpables de oración, cuando dice: “y rezando hasta rasgar mis sesos”. O en el antiguo ritual de cocinar: “y empiezo a rebanar la carne”, y más adelante señalando el devorar la propia carne como hace el poeta con su memoria: “mi boca la muerde/ solo estertores decimos/ agonías/ con nuestras lenguas usadas”.

Podemos explicar esta metáfora de cercenar y del atomutilamiento en la figura del pelícano, que simboliza la muerte y el renacimiento perpetuo de la naturaleza. Es una suerte de caridad y de sacrificio en el mito del pelicano que perfora su pecho para abrir su corazón, permitiendo así que sus críos puedan nutrirse cuando están desfalleciendo de hambre y de sed. Por otra parte, en el simbolismo masónico, la sangre del pelícano significa el “Trabajo Secreto” por el cual el hombre es elevado de la esclavitud de la ignorancia a la condición de libertad conferida por la sabiduría. Cito una fuente masónica: “El pelícano, por tanto, representa el aspecto crístico, es decir, la sensibilidad. Debe sumergirse en las alegóricas aguas, para obtener de ellas su nutrición y su poder, porque es allí donde radica la fuerza. De la esfera de las aguas surge radiante una cruz blanca. Cristo, como el pelícano, abrió su costado para salvarnos alimentándonos con su sangre.”

Pero volvamos al libro, que tiene de religiosidad tanto como había en la poesía de César Vallejo, cuando la voz poética se pregunta: “¿acaso es posible zurcirnos como media rota?” La respuesta está en la poesía misma, solo por medio de las palabras, con la conciencia de que las palabras están desmembradas y abandonadas, es posible zurcir las heridas de la memoria, alimentar (como con goteos) los recuerdos para que no mueran aquellos seres ausentes, y para que vuelvan: “El tenedor balbucea y el plato está lleno de memoria”, dice. Y luego: “Vacíos todos/ se levanta la mesa/ y de pie nos partimos/ a enjuagarnos el rostro/ restregarnos las cuencas/ cucharas donde ocultarnos”, y finalmente: “Urgencia de buscar/ los barcos de papel/ los dientes de leche e izar la memoria”. La cocina podría ser el cuarto elemento importante en el libro como metáfora de la eucaristía, de comer y beber el cuerpo y la sangre de la propia poeta.

John Lennon decía que compuso el tema Madre con el grito repetido porque era algo que no pudo hacerlo cuando era niño. El libro nos dice: “Sé que a veces lloras/ Niña hereje”, o “Sin tus costras en las rodillas/ qué difícil es llorar”. Entonces, no es tan malo llorar sobre la leche derramada, no hay que perder la inocencia a pesar de volvernos mayores, a pesar que se nos culpen por olvidar las cosas. Inocencia y memoria van juntas.

“Los adultos dijeron que en octubre crecieron ramas de tu espalda (como un ángel o como un árbol) y las ramas al ver tus zapatos no quisieron echar raíz, sino correr hasta levantar vuelo.” Dice el poema penúltimo dedicado a la abuela, y que concierne al segundo elemento mencionado, para así completar el círculo de este libro circular, de este libro de cercenaciones y de certidumbres. Porque hay que volver al origen del origen, con la conciencia de ese árbol familiar que se carga cuando dice: “han ramificado mi cuerpo en un antiguo dolor de árbol”.

Es, finalmente, mediante esta redención poética, en esta ceremonia de recuperación de la memoria; de restregar las heridas, curarlas y alimentarlas palabra con palabra (para romper otro tipo de hilo y para conducirnos a otro tipo de nacimiento), que la voz poética asume su utopía: “Te cuidaré y cuando/ todos se hayan ido a trabajar, te haré comer despacito con/ un gotero, hasta que tus hojas ya no tengan frío”.  

Aquí nos detenemos, entonces, en la imagen de esta niña maternal ante la abuela, cuando la leche se derramó pero no para decir adiós, para cercenarnos y olvidar, sino para, más bien, abrirnos, digamos con el alma abierta a un futuro. Porque eso es algo que la verdadera poesía lo hace bien: crearnos una fe, una utopía nueva para cada época de crisis Y por eso encontramos todavía libros tan sensibles como el que nos presenta July Solis con su ópera prima: Leche derramada (Paracaídas Editores, 2015).



Oficio                  
   
Cojo un papel                                                                      
y empiezo a rebanar la carne
soy yo quien bifurca los dedos
escogiendo gramo a gramo
una célula madre   una célula hija
arteria henchida para un solo golpe
                                                                          ¡Saz!
Desenvainar el cuerpo/ filetearlo
quitarnos las plumas que de nada nos sirven 
más que para limpiar las blancas baldosas
en la espera del buen precio
Y todavía pienso en mi entrepierna
o menudencias donde cercenar (me)
Es necesario
                                   que todo salga de las tripas
ya que este oficio demanda
mucha sangre
sí,  mucha sangre
pero no desesperes
soy yo quien bifurca los dedos
y rebana la carne

Mañana
¿Quién llenará esta hambrienta hoja?



Octubre

A mi abuela

Los adultos dijeron que en octubre crecieron ramas de tu espalda (como un ángel o como un árbol), y las ramas al ver tus zapatos no quisieron echar raíz, sino correr hasta levantar vuelo.  Los adultos lloran cuando miran tu ropa tendida sobre la mesa, se abrazan y llegan más personas con arañas en los ojos. Pero nadie me responde qué hacen tus zapatos al costado de las velas, y sospecho que cayeron en tu vuelo. Yo me acerco como si les rezara, pero no, tampoco lloro como lo hace el resto: solo observo tus zapatos y no veo más que semillas. Cuándo lloverá- le pregunto a mi abuelo, que tiene los ojos atiborrados de nubes. Y en su respuesta pasa saliva. Pienso que nadie sabe qué hacer con tus zapatos. Yo me escabullo debajo de la mesa y los atrapo; saltando las escaleras de dos en dos los llevo rápidamente a mi guarida, y los oculto en una caja hasta el día de la lluvia. Día en que corra hacia el patio, junto al árbol de higo, para hacerte un charquito donde crecerás lentamente. Te cuidaré y cuando todos se hayan ido a trabajar, te haré comer despacito con un gotero, hasta que tus hojas ya no tengan frío, hasta que mi pecho deje de roncar: 
                                                                por qué los adultos no riegan tus zapatos

Busco la respuesta en tu cuarto
y me llevo tu manta
                         la desdoblo
e intento ver en sus rayas multicolores la dirección del arcoíris.

He decidido que cuando crezcas como árbol 
            (bajo la lluvia de un gotero)
amarraré esta manta entre tus ramas 
Y me subiré a tu espalda para envolverme nuevamente
como una alverja.



Oración

Veintidós años de oraciones como una endemoniada
han ramificado mi cuerpo en un antiguo dolor de árbol 
una nueva oración será necesaria 
o es acaso un golpe en la nariz 
una rodilla rasmillada sin bicicleta
lo necesario a estas alturas
bastará
una gota de tu sangre 
para calmar mi sed, Señor
qué difícil es cargar tu sombra entre mis hombros
de tu voz en mi susurro rezando
de tu voz en mi susurro rezando
y rezando hasta rasgando mis sesos
y siempre el desasosiego
ya no quiero confesarme
ya no quiero confesarme
tanto tiempo
entre millones de cuadros
multiplicados tus brazos abiertos
hasta cuándo, Señor ¡cerradlos! 
para cerrar mi boca 
con esta herejía que lleva urgencia de años
¿por qué has de ocultarte por los resquicios de las nubes?
ya deja de sembrar tu canto
y repara este charco
en el que me he convertido
yo solo sé abrir burbujas
que solo quieren devorarte
que solo quieren…
pero no es posible matar al padre sin que el hijo esté ya muerto
y no quiero arrepentirme
y no quiero arrepentirme
tampoco tener miedo 
tampoco tener miedo
ni tan poco miedo
ni tan poco miedo
miedo
miedo
miedo

¿Acaso esa es tu revancha?

 

Aprendizaje  

Aprendí tarde que tus verbos y adjetivos también se rasgarían
con tantas tildes que tu boca ha pronunciado
entre sillas.
Mientras lavabas con ahínco el cuello de mi blusa
y la casa entera olía a limón;
mientras escurrías el llanto de los cubiertos
y absorbías tu cigarrillo extraviado en una mancha de cocina;
mientras multiplicabas tus brazos…                             
                         (eso sí
cuando por error teñías la mitad de mis cromosomas
te hacías la loca, y le echabas la culpa a papá)
De pronto
te acordabas de llorar a las ocho
y prendías el televisor
desde una esquina un cuadro
yo te miraba secretamente
ambas llorábamos
cuando llegaba el final
y rabiosa afrontabas
el aceite quemado adherido a la sartén,
mientras tejía triste tu ADN
                         Entonces
tú buscabas las tijeras
para cortar la marejada de hilos en los ojos
pero cambiabas de opinión
y cogías el cuchillo
destrozando bazos hígados tripitas 
hasta llegar al final de la tabla
picando corazones
                         Luego
te sentabas en la tarde
con el vestido destrozado 
a recoger mis sábanas antes de las seis
porque el cielo de Lima también se lastima de tarde
junto con tus manos resecas
-en ese cuadro- 
y mi ombligo vacío.








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MARY SOTO [17.344] Poeta de Perú

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Mary Soto 

(Sierra de Lima, Perú 1957).  
Poeta y crítica de teatro, Presidenta colegiada de la Asociación de Crítica e Investigación Teatral Independiente.  Fue directora de la revista “Cambio”. Es directora fundadora de la revista “Textos de Teatro Peruano”.
Integró el grupo Kloaca. Es autora de los libros de poesía “Limpios de Tiempo”, “Ayataki de mi quebranto” y  “Los cumpas” Su poesía ha sido estudiada y antologada por el crítico francés Roland Forgues en su libro “Plumas de Afrodita – Una mirada a la poeta peruana del siglo XX”; además forma parte de la antología “Poemas de amor y rebeldía social”, del escritor Balmes Lozano Morillo.
Actualmente es directora de sello editorial Canta Editores.



ORIFICIO MI CORAZÓN TODOS LOS DÍAS

¿Cuándo plegarás
tus alas
buitre de acero?

Sofocante
sigiloso fuego elevándose
hurgando
el afilado pico
en lo más profundo del
abismo de mis días

Huyo por los pasillos
él acecha sin descanso
no hay tregua para el viento
tardes de eucalipto
no hay pausa para
el río
sonora frescura de
sus aguas

Puntualmente todas las
noches llega/
desgarra mis ropas
hollín invadiendo mis
sábanas blancas/
afuera el aguacero cae fuerte
en el corral de los
animales/
ensangrentándolo todo
en sus uñas lleva
los retazos de mi piel
madeja soy debajo de las mantas
un pequeño ovillo
atascado desmenuzándose
disolviéndose asustado
me encuentra
esquivo la mirada
corto las venas
desdeño el sol incandescente
de todas las mañanas
prohíbo el mar que no
conozco

Sin pausa hiere
mis pulmones
una sola espada
y caen las estalactitas
remotas de mi infancia
la casa de azúcar y
brisa
que de segundo a
minuto con tanto
afán construyo.

No hay piedad por sus
altas montañas cristalinas/
fragantes antarupas
crecen en la entrada
madreselvas
grillos
pequeños grumos
de escarcha y
sentimientos

No hay piedad por el
polvo diminuto que
tiñe los peldaños
pomposas las
nubes en los
balcones
el dibujo de
mis zapatos en
el patio

Tanto que cuesta tejer
La trama del helado
juego de adoquines/
disciplinada la palabra/
precisos los gestos/
buenos actores
somos las víctimas
cada instante
cada fracción del espacio
construyendo el personaje
no ajado
no ajeno
al fino sendero ofrecido
a los pies
de quienes no los
habita el frío/
fuertes los huesos
valientes los poros
águilas volando la mirada
centellas bailan en la frente

Y luego de tanta ficción
agotada del levantado
telón
inútil tanta epopeya/
vuelve a reptar sin
despertar sospechas/
en la oscuridad de los
calmados/
con luna o con garúa
con ruido de pianola
o en el sencillo rugido
de la calle
abre sus fauces
desalmado
ya no hay mariposas
amarillas
ni pétalos adheridos a
los libros
sólo el hilo de sangre
corriendo entre mis
piernas/
aquella mugrosa
tarde

Orificio mi corazón
todos los días
despellejado se desangra

Hemos cercado
la ciudad
la gente nos mira
extrañada
algunos se alejan
asqueados
y repelidos
por nuestras ropas
otros nos miran espantados
desde lejos
una mujer me evade la mirada
cuando llegué a sus ojos
presentí el mismo frío de luna
que yo siento algunas noches
debajo del puente
allá en el río
entre el chillido de las ratas
pequeña prisa del agua
corriendo sucia
espesa sin detenerse
con su carga de basura humana
y animales muertos


Mariposa citadina
frágil
acaricia la niebla
entre el monóxido de carbono
 los pasos sedientos
de los tristes
sin trabajo
periódico bajo el brazo
asustados
allí ella
suavecita
espléndida
y débil
con el pavor y la impavidez
de la víctima
tercamente se acerca al fuego
luego del asalto
feroz de la llamarada
desafía en vuelo
el antiguo dibujo
de sus alas
nunca más
salvajemente perfecto





VALQUIRIA DE FUEGO


I  Escaramuzas

Piel mariposa
alegría siwar qenti
fuerza y tenacidad kuntur
cotidianamente en este animal
 me reconozco
valquiria de fuego
etéreas alas
razones de
sinsabores antiguos
heme acá entera
explorando el fondo de mi abismo
de pie en el pasillo de un corazón exhausto
infausto su gesto
tropel enloquecido
de pájaros fosforescentes
quebrantadas fronteras
regadas en la pradera
más dolorosa de la vida
animal herido
por la guadaña tramposa
de la muerte


II  Derrota

Un poco de mí
se pierde
arrastra
hunde
enloda
sitiada por los orificios
del alma
deambulando por calles polvorientas
figurillas de sombras y resplandores
llevo ajustadas en mis manos
arrugadas las palabras
ensortijadas las preguntas
una
a
una
despacito
desbrozan
la tierra
paso
a
paso
profanando su humedad
envileciéndola
mancillándola


III   Desquite

Acercarse
beber aguas de la calma
escapar al torbellino
mirar fijamente al sol
secar el sudor de mi frente
levantar alhelíes con los labios
caminar así lentamente
sin mirar atrás
seguir  peleando y luchando
como en todos los tiempos
imbatible
el camino lleno de abrojos
en marcha sin rendirse
RECUPERANDO LAS IRAS DEL COMBATE.





SONQO RIMAKUSK´AYKI

A él a quien espero
día a día.
                                                                                                                                        
Sonqo rimakusk´ayki
déjame decirte corazón
cantar tu ausencia
en este antiguo pentagrama
acá en Waytara
ópalo mi pelo encabritado
terquedad del aguacero
                                      borrasca
que se llevó tu sombra
melodía
                             que hurgo
piedra redonda
                             que busco
espera que alberga
                             inútil
                                      e
                                                incesante
que llamo


Rimakusk´ayki
tu voz
se expande lenta
en cada puerta
que se cierra en mis narices
abismo
          que me separa
                             me hunde
extiende
                   y clava su guadaña
en esa piedra
                   allí
la trampa del olvido
muliza afincada
en mi alma
                   allí
arpa y violín
                   tu piel
ánima embravecida
                             tu recuerdo
atravesado
en mi garganta
                             allende tú
nísperos
                   muñas
                                      y tunitas
chicha de fiesta
                             incandescente
humedad
y
fuego
                   castillos en el aire
humedad
y
fuego
                   el riachuelo
esta mi herida
                   de tu ausencia



Kutimuy
                   corazón
aquí
          déjame decirte
torcazas vuelan
colgadas de tu cimiente
                             río invernal
cargas
          tus vivos y tus muertos
huyes tú
          de la celada
desbrozas el camino
con hoz sedienta
                             de mi pueblo
Canta
          que corres
Canta
          que no regresas
eco y voz
          que no retornas
cantando
          barrancos y pedregales
heme aquí
          piedrecita tenue
          que te espero
aquí heme
          tukuy sonqo waimi
                                      kuyakuiki
ahora
          que con todo mi corazón
                                      te quiero





CAMINO HACIA EL AVERNO


Todo fue forzado  
por la soledad que se metía
por los ojos y los codos.

Impertérrita esta pena
defendía una a una
sus fronteras
ya el alba sin sal y sin enaguas
ya la noche sin alcohol
y amor para la sangre.

Una a una las compuertas
forzadas
y los castillos de cristal
                                       nuevamente
                                                          cuidadosamente
                                                                                      construidos.

Sus altas torres góticas
gotas de rocío trepando
las columnas
espejos y telarañas
pendiendo alto en las paredes
y el piso una escarcha finísima
que crujía en cada paso.

La niña corría enloquecida
a veces trotaba sobre el lomo
de un potro acaramelado y salvaje
mojando con la punta de los dedos
los días de Canta
tardes de Waytara.

Allí tejía la trama
con el afán de las arañas
demente se negaba
a reflejar sus ojos en el agua.

Allí construía y reparaba
las paredes que con el aliento
se rompían
ella recogía y ordenaba
uno a uno
                  los añicos
                                    que volaban por los aires.

Inútil la verdadera fotografía
de tanta labor estéril
inútiles las melodías
del fracaso
el eco de sus diminutos
zapatitos de charol
todo lo opacaba.

Más a veces
en su terquedad invencible
se sentaba a la vera de su sueño
entonces…
los demonios feroces
aprovechaban su desconcierto
danzando traían las hilachas
antaño conjuradas.

Ella
reía necia y feliz
observaba anonadada
su vestido con encajes
los moños y listones prístinos
en su pelo
                 sus pequeñas uñitas recortadas
y cuando
                 así suspendida en su demencia
                                                          estaba
aquel dolor llegaba despacito
de un asalto
                     sujetaba sys costillas
                                                la zarandeaba
y sin piedad era arrojada a sus fauces
su cuerpo volaba inerte y
                                       luego
                                                caía
                                                          caía
                                                                   y caía
                                                                             al pavimento
con la espalda partida de un sablazo
no podía erguirse
sus pétalos y blondas
sucios por el fango
                                rodaban
                                       y rodaban
                                                          por la calle
las peinetas de cristal
sus castillos de azúcar
se esfumaban con la brisa
en el paisaje citadino
sólo ella quedaba
                                  caminando
                                                errante
                                                            nuevamente sin zapatos.





ACÁ LAS GRACIAS


El mar se arrastra
transporta su historia milenaria
en cada una de sus gotas
gaviotas en vuelo rasante
el sol besando la garganta
de los días
aquí es tan fácil entender
la partitura de la creación
el sol
          la arena
                        la espuma de las olas
lejos la grita
                      el pan
                                   y el afán
                                             lejos todo
este es un dios benévolo
el hombre el guijarro que piensa
disfruta y ya no se queja
acá entre el mar y el horizonte
Antofagasta
                      antorcha
                                       afán
que gasta esta piedra
recodo en la ruta
la arena que se mete por los ojos
el sencillo sonido del agua
su porfía con las piedras
un ave que solloza su canto vespertino
acá la brisa
                     allá la calma
                                       allende los caminos
acá las gracias
por el nácar de la vida.





TAKI ONQOY
                          
El son de mi batalla

Y después de tantas esperas
y luego de tanto rojo y verde acumulando en ultramar
¿Qué nos queda?:
llevar el agua a los manantiales
para que ellos se agoten de sed en sí mismos
buscando el silencio insondable del culpable
Buscar el resquemor de la memoria
de tantas lunas y heladas
de tanto tiempo que se amontona
y remonta la velocidad del olvido
del aguacero que cae y perfila tu mirada
Yo me pregunto:
¿Qué espero de este culto de hierro?
¿De esta babel de cemento
Que se enhebra y crece como musgo
acechando mi memoria de luz y tiempo?
¿Y después de la carrera  del mayor odio
del pequeño estupor
de la sangre ensangrentada por la sangre
de la tierra enterrada por la tierra?
Sólo queda devolver esta antigua mirada de sol y agua
que levita solitaria
en el tendido de asfalto y brea
enceguecido / ensordecido
desplegar tus alas kuntur
parir en el grito de las warmis la sangre de los apus
cantar contigo Taki Onqoy en este  ojo del espanto





NADA HEMOS HECHO

Cogí a mi hijo señor y dije a ese viento que atravesó mi cara
no me asustes taita que nada te estoy haciendo
corrimos por la quebrada asustados de tanto ruido
mi wawa lloraba en mi pecho
no sé si de susto o de hambre

Cogí señor a mi hijo y por la ladera me fui temblando
lo que allí quedaba era de miedo y tenía la boca enmudecida
lo que más me dolía era el estómago
pero lo apreté fuerte y le dije al viento taita déjame pasar
que yo nada te estoy haciendo

Corrí lejos por el agua y por las piedras
por las piedras y los matorrales
espinas en mis pies
sudor en mi frente
mi wawita llorando todo el tiempo

No sé si volveré algún día taita le dije al viento
no sé si subiré otra vez por los eucaliptos
ahora sólo humo
ahora sólo muerte

Cogí a mi hijo señor
Y ahora esta arena se me mete por los ojos
nada he hecho yo
sólo salir corriendo
sin mirar para atrás porque daba miedo

Taita viento tú lo sabes
ahora mi pueblo no tiene nombre
la chicha no fermenta
y hasta el polvo ha perdido el camino de regreso
sólo dos cruces quedan tiradas en la acequia

Wawita palomita
pedacito de mi corazón
ese fue nuestro pueblo
color de luz olor de agua
ahora en esta arena negra
que nada sabe de nosotros
regaré con mi agüita salada
los capullos que crecen de tus brazos

Nada hemos hecho señor
sólo un techo pido
para que mi hijo pueda cubrirse del sol
para que la pesadilla
hasta esta tierra negra
no lo siga





PERFIL : MARY SOTO

La poeta que soñaba fugarse con el Che Guevara

Socióloga, educadora, narradora y poeta, pero sobre todo, guevarista, Mary Soto (54) ha vivido los mejores y peores años de su vida al lado de la izquierda revolucionaria peruana.  Ni la poesía –su gran compañera- le hizo dejar la militancia, tanto así que los poetas de Kloaka la expulsaron de su movimiento. 




Integrantes del grupo Kloaka. De izquierda a derecha: Mary Soto, Domingo de Ramos, José Velarde, Roger Santibáñez, Mariella Dreyfus, Edián Novoa y Guillermo Gutiérrez. 

Estamos en el bar Queirolo, que alberga a sus hijos de siempre: poetas, bohemios, músicos, muchachitas y sobre todo, antiguos amantes del trago y las butifarras. En el segundo ambiente está Mary Soto, acomodada en una esquina, para que nadie la reconozca. Esta noche, habrá más de una confesión. Sostiene un vaso medio vacío en la mano y llama al mozo: “Bolche, dame otra cerveza” y Bolche- con su pierna coja y su metro cincuenta- corre a destapar una Pilsen. Mary ha comenzado a hablar del Che Guevara.

Ella tenía ocho o nueve  años y vivía en Canta cuando escuchó la historia del Che. Supo de él por los relatos de sus tíos, estudiantes de La Cantuta y la UNI. El Che era para su familia un héroe,  un visionario, un liberador, y para ella, el protagonista de sus canciones. “Con cuchillo o con cuchara, qué viva el Che Guevara”, cantaba junto a sus primos antes del almuerzo y todos daban un zapateo tremendo al mismo tiempo. La comida era servida poco después y el entusiasmo de los niños, apaciguado; pero la sed de revolución permanecía latente.



La universidad que Mary Soto conoció. Policías allanan el campus de San Marcos. Puerta de Letras 1988, noviembre 29. Foto: Ernesto Jiménez

Corrían los años 70 y los rumores de que el Che estaba en Bolivia se expandían. “Lo han visto también en la sierra de Perú”, “fulanito lo vio en el cerro junto a unos barbones, altos y tenían machetes”, contaban los peones del campo en casa de la pequeña Mary.  Atenta, ella creía esas historias. Después de todo, nadie tenía claro dónde estaba Bolivia, quizá estaba cruzando los cerros de Obrajillo.  Mary salía a buscarlo todas las tardes. Iba al campo o a la carretera a Lima. Se paraba y miraba a los viajeros hasta que anochecía. Soñaba que algún día, por una extraña coincidencia, el Che llegaría  a Canta e iría a recogerla.  Así Mary sería una niña guerrillera y nunca más habría injusticias.  Sus esperanzas se deshicieron cuando vio una foto del Che Guevara muerto en el periódico.

Mary Soto pide disculpas por emocionarse y limpia insistentemente con una servilleta las gotas de cerveza que han caído en la mesa del bar. Proviene de una familia de izquierda y se considera afortunada. Lo que no le agrada reconocer es que nació en Lima, en Jesús María. Por eso, guarda silencio cuando lo dice y luego se explica: “Es que yo nací acá, en Lima, porque en mi pueblo no habían buenas condiciones para el parto. Luego, me fui chiquita a Canta”. Por ese amor a Canta, en algunas biografías aparece como canteña.

-En un pueblo tú ves la injusticia y eso siempre me dolió- dice con su voz dulzona. Los ojos de Mary se han encendido. La militancia es para ella una forma de vida que le ha traído muchos problemas. Por eso, no hay mejor idea que hablar de ello con unas cervezas.

En los 80 era imposible ser apolítico. A los 11 años, cuando Mary Soto se mudó a Lima para estudiar la secundaria, iba a las marchas acompañada de su tía. Su militancia comenzó a los 13 en un partido pequeño. A los 15, iba a la academia César Vallejo donde conoció a Edith Lagos y a algunos jóvenes activistas de Sendero Luminoso.

-¿Te invitaron a Sendero Luminoso?

-Muchas veces, incluso ahora me siguen invitando a participar, pero siempre les digo que no.

-¿Por qué?

-Porque no simpatizaba con sus ideas. Yo simpatizaba con el MRTA, eran más amigables, eran guevaristas como yo. Ellos no hacían ajusticiamientos. Y créeme que nunca estuve de acuerdo con la matanza de gente inocente. Aun así, tampoco milité en el MRTA.

Cuando conoció a Edith Lagos, Mary Soto  le hizo un poema a la camarada. Entonces tenían 16 años. El poema se titula de “De Karol a Carla, una tarde tomando café” y alude a los seudónimos de ambas. Todavía la poesía no era la prioridad en la vida de Mary.  Estaba llena de ideas revolucionarias, las aulas eran espacios de debates encendidos sobre marxismo. Mary acentuó su trabajo como activista cuando ingresó a San Marcos, incluso se fue a Chile para apoyar al MIR en su oposición a Pinochet. La izquierda brillaba en Lima, pero no por mucho tiempo.

Los ideales de la revolución le costaron perder un grupo de poesía, dos trabajos, amenazas, un secuestro y un susto terrible. Ella da a entender que tuvo suerte o quizás alguna ayudita divina, luego, muestra su cadena de la Virgen del Carmen. Mary es una marxista que cree en los santos. No siempre fue devota de la Carmencita, era atea como lo exige el decálogo del guerrillero. Hasta que empezó a soñar con una virgen y su bebé. Soñaba con ella repetidas veces sin saber su nombre.

La Virgen del Carmen le salvó la vida. Fue justo después de que el papá de su hijo menor cayera preso por militar en el MRTA.  Se lo llevaron esposado de su casa ante la mirada atónita de Mary y su hija. En poco tiempo, le dieron 18 años de cárcel. Mary  esperaba un bebé y sufría mucho. Embarazada, iba a declarar ante un General que se hacía llamar el Chacal.

El gran susto llegó después. Mary tenía 27 años y una panza de casi 8 meses de embarazo. Fue a visitar al papá de su hijo al  Lurigancho;  en el paradero ella y otras mujeres fueron detenidas y metidas a un taxi. “Mierda, me jodí, ahora nos torturan”, pensó. El carro dio varias vueltas y terminó por arrojar a las pasajeras frente a una comisaría. 
Las acusaron de terrucas y las desnudaron mientras los oficiales se deleitaban examinando con la mirada la vagina de las mujeres. Incluso a Mary la miraron con deseo a pesar de su enorme vientre. El asco no se le quita del rostro mientras narra lo que vivió.

De esa comisaría, las mujeres fueron llevadas a otra dependencia. Mary pensó: “de acá no me saca nadie, carajo” y en la fila para hacer llamadas se adelantó. Quería ser la primera, sabía que aunque les cobraban 20 soles por el turno, de las cinco, solo una llamaría. Logró contactarse con su madre y le explicó la situación, mientras al otro lado del teléfono, a la señora se le partía el alma.

Colgó porque llegaron otras autoridades. La fiscal que fue a ver el caso la miró con desprecio cuando pasó a su costado y Mary se indignó: “Esto es una injusticia, yo tengo un embarazo de alto riesgo,  si me pasa algo será su culpa”, le gritó, mientras la magistrada se retiraba.

Esa noche los policías le permitieron dormir en una oficina, lejos de la celda fría. En sueños Mary veía una mujer con mantos largos que sostenía a un bebé. El sonido del teléfono la despertó. Pero decidió no contestar, le aterrorizaba pensar que la habitación podría estar llena de cámaras, y todo fuera una trampa. Cuando se despertó no se reconoció. La mujer que apareció en  sus sueños – y que ella no sabía que era la Virgen del Carmen- le había dado una paz increíble.

Cuando el general llegó todos quedaron desconcertados. Era fin de semana y no solía hacer ese tipo de visitas. Los oficiales de segunda estaban sorprendidos, quietos esperando las órdenes. En la celda, el grupo de cinco mujeres planeaba cómo encubrir a Mary en el caso de que  quieran interrogarla o torturarla. “¡Qué venga la embarazada!”, gritó el General. Una de las mujeres que acompañaba a Mary en la celda tenía cuatro meses y se ofreció a ir, pero el General insistió: “No, la otra embarazada”.

Parado frente a ella, le dijo: “No sé por qué lo hago, pero te voy a ayudar. Primero, necesito saber por qué estabas con esos terrucos”. Mary le explicó que visitaba al padre de su hijo, que no tenía nada que ver. Y detrás del General, apareció la fiscal: “Por tu culpa no pude dormir, te vamos a sacar, deberías estar feliz”, le dijo.

-A qué te dedicas, le preguntó.

-Yo vendo Ebel, cosméticos, esas cosas. Vivo con mi madrina en Habich. Créame que no tengo nada que ver- Le contestó Mary.

Después de dudar un rato, el general ordenó que la saquen de la comisaría. Pero si descubrían que no era una simple vendedora de productos de belleza, sino una izquierdista; le iría muy mal. Ella temía por su embarazo.

Esa noche su madrina la esperó en casa. Los policías la acompañaron y quisieron ver la habitación donde descansaba. “¿Y ahora dónde estoy hospedada?”, se preguntaba. Todo tenía que ser actuado para que los policías no sospechen y crean que era una mujer humilde. En el cuarto de la madrina, que por esta noche sería el de Mary, todo estaba acomodado como si esa mañana ella se hubiera levantado, cambiado y salido. Todo olía a ella y estaba en perfecto orden: peluches, perfumes, fotos. Mary casi llora de alegría, mientras la madrina le decía a los policías: “Yo le dije a mi hijita que no se metiera con ese tipo, que era malo y ella, enamorada, no entendía”. Mary Soto le rezó a la Virgen de sus sueños esa noche. Estaba segura que ella la había sacado de ese trance.

La segunda vez que Mary cree que la Virgen del Carmen le salvó la vida fue cuando estuvo a punto de morir en un accidente de tránsito. Mary había olvidado el Padre Nuestro y le rezó un poema de Vallejo. Recuerda la escena del choque como una visión, estaba a un mes de dar a luz a su segundo hijo. En medio de la confusión logró salir del auto – no tiene idea de cómo- pero llamó a los bomberos y fue llevada a la clínica donde la atendieron.

Sus piernas estaban llenas de sangre y temía lo peor. “Mi hijo, revisen a mi hijo” pedía. Pero cuando la examinaron, no era su sangre la que manchaba su ropa, ella estaba intacta. Casi ninguna herida. Los demás pasajeros tenían cortes. “Es la virgen que me salvó y solo un tiempo después supe que era la Virgen del Carmen”. Ahora lleva una estampita de ella a todos lados, no le importa que sus amigos se asombren porque es una marxista espiritual.

Su hijo nació sano para felicidad de Mary. Lo que jamás pudo sanar fueron las heridas de la persecución política. En el Queirolo Mary relata  sobre los colectivos pro derechos humanos que encabezó y suena su teléfono. “No te preocupes mamita, el color que quieras”, dice Mary. La llamó su hija, una economista exitosa al igual que su hijo menor.

Mary cuelga el teléfono y promete devolver la llamada,  manda besos y abrazos. Luego, toma otro sorbo de cerveza.

“Mis hijos son yuppies, qué voy hacer”, dice divertida. Su hija le ha ofrecido comprarle zapatos, la engríe siempre que puede y su hijo hace lo propio. Ellos decidieron no militar en ningún partido, los ideales revolucionarios los han dejado a un lado.

Cuando ambos eran pequeños, un patrullero se estacionó frente a su casa. Eran los años 90. Durante varias semanas, diferentes autos con policías a bordo, tocaban la sirena y daban la vuelta a su cuadra. Observaban a su familia. A los chicos les ha quedado en la memoria el miedo que sintieron entonces. Mary trabajaba por esos años en la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y recibió una corona fúnebre del Grupo Colina. La nota decía:

“Qué en paz descanse Mary Soto”, recuerda y el rostro le cambia.  

Todo eso hizo que sus hijos decidieran alejarse de la vida política. Los asusta la inseguridad, han apostado por una vida más cómoda, sin contratiempos, sin marchas ni protestas o reivindicaciones. Son parte de esa generación de la post guerra interna que se adormece en sus asientos de oficina, tienen ideas claras de lo que quieren, pero la militancia nunca. Mary en cambio no se detiene. Su esperanza en la utopía socialista no se desvaneció con la decadencia  de los partidos en los 90.

Son las diez de la noche. En el Queirolo, Bolche se tiene que ir y pide  que paguen la cuenta. Mary ha lagrimeado: “sueño con que algún día, aunque no lo vea yo, el mundo sea un lugar más justo. Donde cada uno pueda ser feliz y libre. Esa es mi utopía, por eso lucho”. Nada la había puesto tan sentimental como hablar de sus ideales.

-Eres una soñadora, Mary.

-Eso dicen todos los que me conocen.











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NORMA QUINTANA PADRÓN [17.345] Poeta de Cuba

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Norma Quintana Padrón

Actualmente mexicana y quintanarroense, nació en Pinar del Río, Cuba, en 1956. Estudió lengua y literatura hispánicas en la Universidad de La Habana, donde se licenció con una tesis sobre la poesía de Ernesto Cardenal.

Ha publicado el poemario Éxodos (1991) y el libro de ensayos La muerte en la poesía de Nicolás Guillén. Trabaja para la Secretaría de Cultura de Quintana Roo desde 1993. Imparte las cátedras de Gramática y Redacción en la Universidad de Quintana Roo hace doce años, y en dos ocasiones ha sido distinguida como becaria del Programa de Estímulo al Desarrollo y Desempeño Artístico en la categoría de Creadores con trayectoria. Reside en Quintana Roo, México. 




PERSISTENCIA DE LA IMAGEN

Una imagen regresa la finísima arena
donde se deslíe,  silencioso,
el sueño que somos.
Sombras en la niebla extienden sus brazos
se rozan un segundo
antes de esfumarse.
Atrapar la imagen,
Recuperar el instante alado,
sentir, cremoso, el olor de la fruta,
volver al duro sopor de los caminos,
vagabundos del tiempo,
esa barrera de polvo lunar.
Trae, la fugitiva,
repentinos escorzos de un mundo,
sonrisas y gestos, 
abrazos en el muelle de un puerto
olvidados
y vuelto a recordar al roce de una canción.
Y en esa melodía, no sabemos cómo
regresa un día de agosto junto al mar:
una piel transitada por el salitre y el viento
un canto lanzado contra las rocas
un oro encendido entre las nubes
goteando el mediodía pájaros de un rojo sangriento.




EN EL SUEÑO

No es aquí tu piel sino el tacto,
imagen en mis labios;
olor en la memoria de mis huesos
al que sigo por instinto.
No son aquí tus dientes sino la huella de tus dientes
en la ansiedad fugitiva de mis senos.
No son tus ojos sino el rastro de tus ojos
en el sismo de mi cuerpo.
No somos aquí los dos,
asidos a ese grito sin rostro ni destino,
sino  tensión, angustiosa paz,
instante lúcido.
No somos aquí sino en el sueño
en donde entras una y otra vez
y veo como mueres de vida.



OCTUBRE

A la niebla luz
de la estación cansada
hojas sin norte
lloviznan su color
sobre los caminantes.




SUFICIENTE

Basta la luz
de la abierta ventana
para que grabes,
dentro de los sentidos,
su desnudez dormida.




CAMINANTE SOBRE LAS AGUAS

El agua quieta
abraza al litoral.
La enorme luna
desgarrada en espejos
traza un camino. Lo tomo.




DOS EN EL ESPEJO

Todavía es posible desatar las olas.
Agitemos, pues, este légamo
abaniquemos el aire con susurros
hagamos saltar dragones desde el fondo.
Busca la hembra  que soy  en el espejo
donde te miro, transfigurado,
girar lentamente las caderas
alejando el momento
eternizando mi gesto
mientras pido más y ruego al cielo
que no acabe tu expresión de animal desbocado
entre mis piernas.




NOSTALGIA POR EL FAUNO

Heme aquí en este bosque, amado ausente.
¡Ah!, los labios sordos, la piel muda,
el cuerpo deshojado en la memoria.
Amor escarcha,
paisaje vedado, te invoco
con esta prisa de agua en remanso
ansiosa de vuelo.
Ven por los caminos del sueño y de las mariposas nocturnas,
trae tu luciérnaga, tu flecha, tu lengua, tu caramillo
las amapolas del insomnio,
el estertor de la sangre sin bridas
el río que viaja hacia ti desquiciando entrañas.
Y trae las manos de amasar el pan de mi cintura,
 tus caderas y el rito de ahogarnos
como peces ensartados en el mismo anzuelo.




SOMBRAS CHINESCAS

Semipenumbra en la estación del sueño…
recuerda, piel, que has sido acariciada.
 Descifraron en ti la ruta del deseo
unos labios parecidos al musgo.
Fue  llama y claridad
y  acordes  en clave de batalla
el tejido escandaloso de los cuerpos
¡tanto amaste, piel, y tan desmayada
quedó  de los amantes
la sombra en la pared!




Nocturno

El viento se desliza, ronda las puertas
sin ser escuchado.
Canta su voz un sueño que trae desde lejos los rostros perdidos.
Rendida ente la luz, la ciudad se agolpa bajo notas estridentes,
baila una danza para quienes no advirtieron los presagios.
Junto al agua indecisa, el ser rezagado, en pesadumbre,
acuna pedazos de su canción
descifra los hilos de la muerte.





Saeta

Flecha en el cielo,
la gaviota pasa.
Deja su grito
bordado entre los oros
huérfanos de la tarde.







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DIEGO LINO [17.346] Poeta de Perú

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Diego Lino

Poeta y artista gráfico peruano, nació en Lima en 1985. Es integrante del grupo poético “Rara Avis” y organizador de “El Rincón Guapo”, espacio de divulgación literaria. En la actualidad edita y publica la revista de literatura “Círculo de fuego”. 


 DEL LIBRO “MÚSICA PARA TARÁNTULAS” 



Discurso ante un auditorio lleno de arañas

Dónde está el tallo del fuego
Quién ha cortado esa flor
Y la ha dejado
Como una mano crispada sobre la tierra
Vengan todos a verla
Ven tú que miras la vida
A través de una gruesa vitrina
Tú que lloras tras el telescopio
Que sollozas por el pez mientras lo devoras
Vengan todas las antenas de este mundo
Sensores de señales indescifrables
Acérquense
Basta de correr por los callejones de la noche
Fotografiando fantasmas
Despertando murciélagos con discursos
Llenos de estrellas y rosas imposibles
Suelten las alarmas
Dejen en paz los botones del mañana
La poesía no es un arma
Si no queda nadie vivo a quien disparar.




Una imagen flota río abajo

Cavo la tumba donde enterraré mis ojos
hundo las manos en un espejo
bebo de su agua
me deshago en tarántulas
en cascadas de tinta y estrellas
asolo edificios donde nadie sueña
escondo sus lápidas bajo mi lengua
alumbro pabellones de cementerio
caigo desde la noche
como un pájaro en llamas
alzo mi escalera de humo azul
pero arriba no hay más que lejanas fogatas
si quiero ver un astro me abro las venas
porque la sangre está llena de ventanas.




Juego de manos

Sueño una virgen cargando su arcabuz ¿o la he visto en un muro?
abro los ojos: un policía reparte migas de algodón dulce
balas que hacen piruetas en el aire como gorriones de acero
subo escaleras hechas de huesos y teclas de piano
sorprendo a un banquero durmiendo
a una secretaria acosada por deudas imaginarias
salgo nadando por la ventana
afuera los edificios tiemblan como el cuerpo que se ama
abajo el aliento del mar nos trae objetos extraviados
devuelve flores a los que perdieron recibos
un lugar donde ir a los que perdieron llaves
y los hombres abren por fin sus puertas
las latas de conserva donde habían guardado la noche.
Doy un salto: paso flotando sobre el manicomio
sobre los niños que hacen fila frente a ese cajero automático
que ahora dispensa goma de mascar y caramelos
y la mañana echada sobre el mundo abre la boca
envuelve la tierra con su mirada llena de globos de colores
corren caballos por los techos de los automóviles
y su avance nos recuerda que nada está muerto
que todo se estremece
ante el fuego de un corazón que llevamos en las manos
yo nado en la luz de ese corazón en llamas y me digo:
“esta es la vida; pero nosotros sólo vemos sombras”.




Presencia del Mar

El hombre se acuesta
cierra los párpados  y se diluye
 en la líquida oscuridad de su alcoba
los extremos de su cuerpo avanzan
como espuma en las orillas de la noche
o como una manada de caballos blancos bajo la luna
de los brazos nacen ramas alzan vuelo ruiseñores
no hay bajo el cielo ave más pura que su canto
cielo      piel tendida      nido de estrellas y arañas
llega la resaca y la carne retrocede
el árbol retorna al hueso el canto al sonido
el agua emprende su regreso al hielo
el hielo al frío de unos pies definidos
la sangre celeste del amanecer invade lentamente la alcoba
el hombre abre los ojos antes que suene la alarma.




Columna de humo

como ave subterránea
la noche avanza
asoma por las alcantarillas
por la risa de los muertos
en las pequeñas ventanas de los sanatorios
como esa música lejana de las pesadillas
y el fuego nada puede hacer contra esa sombra
sólo abrasar nuestros cuerpos
y volverla más oscura
en las manos de humo que nos alzan
en los gritos que vuelan sobre camas vacías
brotando de grietas
saliendo de nichos
de bestias caídas con alas abiertas
porque la noche es un laberinto sin paredes
y tiene rendijas donde la muerte frota sus antenas
sobre los huesos amarillos de la esperanza
cuando el barro tiene ecos de fábrica abandonada
la lluvia cae desnuda
sobre el pecho del cadáver.








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GONZALO PORTALS ZUBIATE [17.347] Poeta de Perú

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Gonzalo Portals Zubiate

Gonzalo Portals Zubiate (Lima, Perú, 1961), es un poeta y narrador peruano, ganador del Premio Copé de Poesía 1993 y tercer lugar del Premio Copé de Narrativa 1992.

Ha publicado diversos libros de creación literaria y ensayos sobre literatura fantástica y de horror. Dentro de la investigación, en el año 2007, publica La estirpe del ensueño, antología de narrativa fantástica peruana y Urge púrpura la niebla antología de poesía siniestra peruana.

Obras

"El designio de la luz" (1999)
"Por la Boca, Muertos" (2002)
"Los que moran en las sombras" (2010)
"Voces y visiones [recogidas a la sombra del lirio]" (Buró Látex, 2015) 



“VOCES Y VISIONES [RECOGIDAS A LA SOMBRA DEL LIRIO] DE GONZALO PORTALS ZUBIATE”

Por: Miguel Ildefonso

Voces y visiones [recogidas a la sombra del lirio] (Buró Látex, 2015) de Gonzalo Portals Zubiate (Lima, 1961), trae poemas en prosa y en verso. Poesía que no se lee de modo tradicional, rítmicamente, siguiendo el hilo del sentido; sino que en sus quiebres, en sus sinuosos caminos, vamos penetrando en una nueva forma de asimilar una realidad más amplia. Sin ser surrealismo, aun cuando haya ese ensamblaje de Moro en sus prosas, sino más cerca al neobarroquismo, la poesía de Portals es una puerta a esas visiones y voces cotidianas y trascendentales que nos obliga leerla con los sentidos, con el cuerpo y con el espíritu. Sin buscar ser estridentes, más bien con reflexión y mirada honda, son poemas que nos remecen, que no nos dejan en la pasividad del consumo fácil como hay mucho en la literatura complaciente de hoy.





Azotado

No creo que merezcamos tanto color
Las paletas del ventilador me lo señalan así
Pero confío en la apropiación de las tierras cálidas
El eje y su desierto
Su clandestino rigor para apaciguarnos
Mi hija vino el otro día y comenzó a rasguñar
la pared blanca del silencio
Solo es cuestión de dotar a los pilares de hielo
de lenguas distintas
Y satisfacerse ufanarse merodear
Yo giro entre tus labios de música apagada
La salobre sensación es eso
Venir llegado El hombre del mameluco ha dispuesto
el orden entre las flores
Ha enfilado y dicho A cada flor su cima Por cada pétalo un abanico
Doscientas cadencias y una cintura La aproximación posible
de lo férreo
El cierto anuncio renuente del estar nunca en el todo meridiano
La melancolía tutelar El sentir no del todo liquidado
Los discretos episodios del alma El efluvio mayor de los cielos
Tu música etérea y glandular La aspergesia cincelada
de mi espejo  La rúbrica salobre Los discursos en tiendas
De techos ampulosos Y corpiños El paseo es eso
Un iracundo ajetreo de vaivenes Paseos lanceolados Pie
Hegemonías del dos y su paseante
Saberse amable Optimizar la brisa blanda entre los dientes
¿Recuerdas la ventada del viaje aproximado? Ibas Ahora llanos
Ya no se esferan los destinos Una ventana pasa Es adelante
que pasa Luego se descubre Negra ante tu agua ¿Quién va?
Campos que fueron navegables durante el corto esfuerzo
de su existencia oros ecuménicos Cierzos Meandros de tomillo
y cinamoro bastardía de un yo saliendo entre las dunas Existe
una puerta en el desierto No la intuyo solo la veo Así como intuyo
el agua entre mis dedos Dios avanza El mundo se queda Correrías
de hombre viejo tras un ciclo de ruedas profusas Caminar
es eso Perfilar los montes nadie le reza a los vestigios
del poniente Tu der está cubierto han venido a darte
la extremaunción Con cirios infelices y una duplicidad de paisaje
que hace que pienses en ti más allá de ti Soy doble, me dice
Desierto novedoso Pasamanería de viento bordado por más manos
Tornasol de redondeces Te ves Eres esa ruma de soles
tendidos en la arena Pasear es eso Segar en la tarde Mirar
por donde se avistan las formas Decirle sí al agua
en el camino Sí al bridón que hurta tus monedas
No al reluciente esfuerzo del arquero










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JULIANE ANGELES [17.348] Poeta de Perú

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JULIANE ANGELES 

(Lima, Perú 1986)
Periodista egresada de las Universidad San Martín de Porres. Llevó talleres de poesía en las ciudades de Lima y Buenos Aires. En la actualidad participa en el Taller de Poesía de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y trabaja en el grupo El Comercio. Además pinta acuarelas y dibuja libremente. En julio de 2015 publicó su primer poemario "Epigrama".




Vas a quedarte
mirando la entrada,
y te irás creyendo
que la llave está debajo de la pequeña
alfombra que pisas antes de entrar,
como en los dramas
pero no
en mi casa.




Los retratos de casa invadirán la ciudad
POEMA RETRATO

La casa es un escándalo femenino
un sufrimiento ordinario para las demás casas
de nombres comunes
sin terrazas
Es buena la humedad en nuestros rostros secos
porque el agua sube débil hasta el cuarto piso
y para calmar la sed de un gato y un perro
hay que darse prisa o seremos mordidos.
La casa es silencio
todos duermen para no escucharla
pero en realidad
nadie tiene ese talento.





Epigrama (Hanan Harawi Ediciones, 2015) es la opera prima de Juliane Angeles (Lima, 1986). Poesía fresca, con toques de humor, que a partir del retrato cotidiano de una casa o de una urbe, nos lleva a profundas reflexiones sobre la compleja vida de hoy, “en este mundo que se ensordece” como dice en el poema que cierra el breve libro, cuyo genero surgió en la época helenística de Arquíloco y Simónides, desarrollado también luego en la latina de Catulo y Marco Valerio Marcial.



Canto Bermellón

En esta casa, nuestras voces
revientan y acarician las paredes
Armonía son.
Pero tanta cháchara,
me joroba la frente, me abruma la espalda.

El gato prefiere cerrar los ojos e imaginarse en el techo.
Yo alucino ser también
un gato techero.

Pero ajusto mis oídos, achino mis ojos,
suelto mi lanudo pelo,
para participar del sábado dominguero.

Y en mi soledad, allí donde he guardado para siempre
sus voces altas bermellón.
                                               Cuando me vaya.
Echaré de menos el blanco cuchicheo, las cucarachas
y hasta al perro enano acelerado
que parece estar en drogas,
lo echaré de menos.

Tyrion, el incansable, juega con nuestras manos y piernas
cuando nos sentamos en la mesa
brinca y ladra por la casa
como si tuviera dos colas.









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JULIO CÉSAR BENAVIDES PARRA [17.349] Poeta de Perú

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JULIO CÉSAR BENAVIDES PARRA

(Lima, Perú, 1977)
Poemas suyos aparecen en la Revista del Taller de Poesía de la UNMSM (2003, 2004, 2006 y 2009). Ha sido publicado en la revista “Cuervo iluminado” Nº 1 (2010). Formó parte del grupo poético “Parnaso Perpetuo”. Desde el 2011 hasta la fecha, es publicado por el editor José Beltrán, así como en los libros antológicos de la promotora cultural Martha Crosby. Ha participado en Parnaso Perpetuo (2009), Sacra cofradía (2011), Punto & aparte (2012), Todas las voces (2013). También, en las muestras de cuento Cuando los caminos se juntan (2012) y Tendiendo puentes (2013). Ha publicado la plaqueta Sombra de Luna (2004), su ópera prima Narciso y sus musas (2013) y Cultura combi (Ángeles del Papel, julio 2014).

Fundador de la plaquetta Vicio Perpetuo con 33 ediciones y 7 años en circulación de distribución gratuita y Vicio Perfecto de microrelatos y Vicio Literario de pre lanzamiento de novelas, Editor general de Ediciones Vicio Perpetuo Vicio Perfecto con más de 40 títulos, y otros títulos en otros proyectos editoriales de empresas extranjeras, Promotor cultural desde el año 2004, Gestor cultural, Periodista, docente más de 15 años, ha dirigido diversos talleres de creación literaria.



AL VERTE QUE ESPERO

Es tu mirada fulminante
ojos suaves
acarician mis soledades
y era esta tarde
un amanecer.

En un tiempo
que se escapaba
detenido
por escuchar en cada latido
la melodía de tu nombre.

No se han ido
las horas nocturnas
para despertar en mis amaneceres.

En mitad del camino
hay felicidad contenida
para graficar
el contento
de tenerte frente a mí
con la expresión completa
de mi felicidad
que eres tú
en este instante
para que no se acabe
mi alegría.


AYER

¿Sabes que es el ayer?
una prisión de tiempo
un castigo lacerante
el dolor flamígero.

Se aproxima
cada una de sus fuerzas
a la energía
de saber que la esperanza
es saber que existe un sueño.

Vamos corriendo
alentamos al día a día
a ser mas fuerte
existe una mañana
se aproxima el sol
y la vida mas la vida
eres tú.

PD: Los poemas de Benavides fueron tomados del ejemplar número 6 de Vicio Perpetuo.




Cultura combi
Julio C. Benavides Parra
Ángeles del papel, 2014





XXV

Si vas para Chorrillos
Barranco o Miraflores
te digo que no llegarás
este auto luego
de las diez de la noche
solo va a la avenida Venezuela
y tendrás que rogar
al siguiente auto
al posterior
y a todos los demás
para que te lleven a casa.

(de Cultura combi, p. 35)


Cultura combi (Ángeles del papel, 2014) del poeta peruano Julio C. Benavides Parra (Lima, 1977), nos muestra de manera directa e irónica el diario vivir dentro de ese monstruo de cuatro llantas llamado “combi”. El libro se propone generar un discurso poético que desentraña la violencia como único lenguaje posible ante la miseria de lo posmoderno. El medio de transporte se transforma en un verdadero averno, el simple abordaje de estos cacharros oxidados que fungen de nuestro diario transporte se transforman en el símbolo de toda una sociedad presa de sus frustraciones y miserias. El poema I, nos plantea desde el inicio su ánimo descriptivo de nuestra propia idiosincrasia:

Mi estómago
suena,
debo cenar al llegar y
un rompe muelle
me mueve el trasero.
Una música
tal vez cumbia
me hace doler la cabeza
en esta coaster asesina
solo tengo un sueño
llegar a casa.

Se me prohíbe soñar.

Como observamos el poeta nos retrata ese mundo urbano donde la angustia y el azar se transforman en violencia vital. En esta ciudad de “combis asesinas” solo se puede ensayar el sueño de los sobrevivientes. Y mientras la incomunicación se acrecienta, mientras la soledad y la necesidad de equilibrio solo son meros “sueños prohibidos” el poeta testifica su diario vivir en una sociedad desmoronada, mutante, radioactiva.

Aún no he llegado
ni a tu puerta
ni acariciar mi ventana
ni las horas azules
el viento me ventea la cara
y es abierta la puerta
espera una caída de
un fulano, zutano, más mengano
más las policiales
de un diario
el policía detendrá el auto
y yo digo en silencio
cierra la puerta
¡Carajo!

La violencia verbal, la corrupción y la informalidad han generado un estado donde la única verdad es la misma violencia, la indiferencia, sin embargo el poeta es un neorromántico, un ser melancólico que debe enfrentar en su cotidianidad a la angustia de lo que se va pudriendo, la destrucción de las ilusiones:

A pesar de tener
solo unos años
y tantas ilusiones
su mirada era triste
como el bolero del bar
como el cielo de Lima.

El poeta se enfrasca en una lucha entre lo ideal y lo real y eso le genera angustia, una necesidad obsesiva por querer retratar la ciudad y sus miserias. La soledad es el lugar de este poemario, la nostalgia de que la ciudad se enfrasca en su propio apocalipsis y que solo queda la incomunicación y la barbarie. Solo la ironía puede desprender a las moscas de la herida putrefacta, la ironía no es la cura, sino solo el espasmo de los moribundos. Pues:

Cada segundo y
paradero es hacer una mueca al destino
el subir en un auto en Lima
es una eterna ceremonia de despedida
y un canto a la vida
si se llega al destino final.

No morir en el absurdo, esa es la consigna del poeta. El discurso se centra en el escape de la muerte, la angustiante rehuida ante la desesperación, ante la insignificancia. Benavides, colma su poemario de imágenes ligadas a lo religioso, en tanto se ve cercano a la desaparición, convertirse en un occiso cotidiano, un cadáver que a nadie importa. Sin embargo la ironía matiza esa angustia ante la muerte:

Hoy no subí a la combi
no tomé ningún transporte
solo caminé
y en el nombre del padre
estoy salvado
y no tuve el corazón por la boca
y al no subir en el auto
ni la madre fue mentada
y el espíritu  que tal vez
quede en vilo
si me subo al carro
no fue invocado
y el crucifijo
que es vital
no fue necesario
hoy creo en Dios,
no subí en combi.

Como vemos esta travesía urbana por el transporte nacional es solo el preámbulo hacia una muerte tonta, estúpida. Benavides lo sabe, por eso el manejo de su lenguaje es llano, casi como una confesión maníaca contra las desgracias de nuestra sociedad presa de la paranoia y lindando con la esquizofrenia.

La vida “no vale nada”
dice la canción
espero llegar a casa
me cojo de mi asiento.

Y al final de este viaje accidentado, el humor es lo único que queda. Testimonio de ello es el Poema XXX que parte de las “dignas” huelgas de transportistas para a partir de ello, mostrarnos “el paraíso” sin las diabólicas combis. Veamos:

Hoy hubo huelga
de transporte público
no veré autos
que rugan y maten
transportistas que lanzan
vituperios e insultos
y ponen rostros
de locos de la pista
cobradores que cobran
a cada rato
y tanto humo sobre
mi cara
una pista repleta
tampoco veré
policías coimeros
ni semáforos con desperfectos
es un día como
hace mucho
no se veía
pista despejada
menos violencia
en la calle
y sin ráfagas de insultos
hoy sin transporte público
se puede andar
sin ser atropellado
parece un sueño
portada para un cuadro.

En suma, Cultura combi, se nos presenta como un molesto espejo de lo que es, vergüenza propia, nuestra sociedad. Informal y violenta. Aquella que se ha resignado a su tragedia diaria y se ha acomodado “como pueda” a su asiento sórdido y violento de cada día. El poeta es un cuerpo que sufre su angustia, pero también, un descriptor de ese cáncer muy de hoy llamado indiferencia.

[Paolo Astorga]






AI -FLORENCE ANTHONY- [17.350] Poeta de Estados Unidos

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AI 

(FLORENCE ANTHONY, 1947–2010)
Ai, quien se describió a sí misma como medio japonesa, Choctaw - Chickasaw, Negra, irlandesa, del sur de Cheyenne y Comanche, nació en Albany, Texas en 1947, y creció en Tucson, Arizona. Criada también en Las Vegas y San Francisco, se especializó en Estudios Orientales de la Universidad de Arizona y se sumergió en el budismo.

Esta poeta, nacida con el nombre de Florence Anthony, cambió legalmente su nombre por Ai, que en japonés significa “amor”. Maestra del monólogo dramático, en cada poema se pueden encontrar retratos de la violencia cotidiana de un mundo injusto y desigualitario. El poeta Yusef Komunyakaa dice que los personajes de sus poemas “permanecen en casa, en el silencio del paisaje, pero siempre tienen algo que decir sobre la vida y la muerte”, personajes totémicos y folclóricos. Incluso mencionó que al leerla por primera vez, no volvió a pensar la poesía de la misma manera.

Colecciones de poesía:

Cruelty, Perseus Books Group, 1973
Killing Floor, Houghton Mifflin, 1979
Sin, Houghton Mifflin, 1986
Fate, Houghton Mifflin, 1991
Greed, 1993
Vice: New and Selected Poems, Norton, 1999 — winner of the National Book Award 
Dread: Poems, WW Norton, 2003
Why Can't I Leave You?
No Surrender. WW Norton & Company. 2010. 
The Collected Poems of Ai . WW Norton & Company. 2013. p. 448. 


La traducción corre a cargo de David Ruano González.


Aborto

Cuando regreso a casa, te encuentro en la cama,
pero cuando retiro la sábana
veo tu estómago plano como si lo hubieran planchado.
Lo has hecho, como me lo habías advertido
y dejas el feto envuelto en papel encerado
para que yo lo vea. Mi hijo.
Mujer, amándote no importa lo que hagas,
qué puedo decir, excepto que he escuchado
que los pobres no tienen hijos, sólo gente pequeña
y nada más hay lugar para un hombre en este hogar.



Terminado

Me fuerzas a tocar
las negras aspas de goma
del triturador de basura,
que está abierto como una boca diciendo ah.
Me dices que es la última cosa que sentiré
antes de quedarme tiesa.
¿Son mis gritos lo que te detienen finalmente,
o es el miedo
a que incluso tú estés demasiado cerca de la orilla
de este Niágara como para poder regresar?
Retiras mi mano jalándola
y me das suficiente espacio
para tambalearme a tu alrededor.
Me apoyo en el refrigerador,
sin observarte a ti o a cualquier cosa,
sólo miro fijamente un espacio que ya no habitas,
que has abandonado ahora por completo,
por el sonido de tus pisadas alejándose
hacia el siguiente comedor,
donde una mujer será devorada viva
después del cocktail de las cinco.
Las flores y chocolates, los besos,
los giros y pequeños accidentes del nuevo amor
la confundirán,
hasta que empieces a abusar de ella,
primero verbalmente.
Como tratando de saciar tu sed,
te beberás a la mujer
en pequeñas explosiones de rabia,
entonces sacarás de repente tu semiautomática,
harás que se desnude, o que escuche por horas
la estática de la radio como una tortura
por sorprenderse al ver que el hombre de sus sueños
es una pesadilla, y que sólo luce feliz
cuando logra que ella sufra.
La primera vez que me pegaste,
te abandoné, ¿lo recuerdas?
Era diciembre. Una helada lluvia caía
y congeló los caminos,
por lo que manejar era peligroso, pero no tan peligroso
como estar contigo.
Corrí en camisón fuera de la casa,
mientras me gritabas que volviera.
Cuando corriste hacia mí,
me encerré en el auto.
Rompiste la ventana con un tubo,
pero me alejé conduciendo de todos modos.
Regresé el día siguiente
y estábamos sobre el colchón desnudo,
porque habías arrancado las sábanas,
diciendo que me enseñarías una lección.
No hablabas excepto
para decirme que necesitaba disciplina,
necesitaba entrenamiento en el fino arte
de quedarme inmóvil
cuando tu puño golpeara mi mandíbula.
Me enseñaste cómo las cuerdas podían estar atadas
para estrangularme yo sola,
cómo se puede aplicar presión en viejas heridas
hasta hacerme llorar por misericordia,
hasta esta noche, cuando aquellos años
de nuestra doble exposición terminaron
disparo tras disparo.
Qué extraño se siente no tener miedo.
Cuando llega la policía,
estoy sentada en la mesa
con la taza de café
que soy incapaz de beber,
tan fría como tu cuerpo.
Le disparé –digo– me golpeaba.
No les cuento cómo la emancipación del dolor
no deja nada en ese lugar.



Abortion

Coming home, I find you still in bed,
but when I pull back the blanket,
I see your stomach is flat as an iron.
You’ve done it, as you warned me you would
and left the fetus wrapped in wax paper
for me to look at. My son.
Woman, loving you no matter what you do,
what can I say, except that I’ve heard
the poor have no children, just small people
and there is room only for one man in this house.



Finished

You force me to touch
the black, rubber flaps
of the garbage disposal
that is open like a mouth saying, ah.
You tell me it’s the last thing I’ll feel
before I go numb.
Is it my screaming that finally stops you,
or is it the fear
that even you are too near the edge
of this Niagara to come back from?
You jerk my hand out
and give me just enough room
to stagger around you.
I lean against the refrigerator,
not looking at you, or anything,
just staring at a space which you no longer inhabit,
that you’ve abandoned completely now
to footsteps receding
to the next feeding station,
where a woman will be eaten alive
after cocktails at five.
The flowers and chocolates, the kisses,
the swings and near misses of new love
will confuse her,
until you start to abuse her,
verbally at first.
As if trying to quench a thirst,
you’ll drink her
in small outbursts of rage
then you’ll whip out your semiautomatic,
make her undress, or to listen to hours
of radio static as torture
for being amazed that the man of her dreams
is a nightmare, who only seems happy
when he’s making her suffer.
The first time you hit me,
I left you, remember?
It was December. An icy rain was falling
and it froze on the roads,
so that driving was unsafe, but not as unsafe
as staying with you.
I ran outside in my nightgown,
while you yelled at me to come back.
When you came after me,
I was locked in the car.
You smashed the window with a crowbar,
but I drove off anyway.
I was back the next day
and we were on the bare mattress,
because you’d ripped up the sheets,
saying you’d teach me a lesson.
You wouldn’t speak except
to tell me I needed discipline,
needed training in the fine art
of remaining still
when your fist slammed into my jaw.
You taught me how ropes could be tied
so I’d strangle myself,
how pressure could be applied to old wounds
until I cried for mercy,
until tonight, when those years
of our double exposure end
with shot after shot.
How strange it is to be unafraid.
When the police come,
I’m sitting at the table,
the cup of coffee
that I am unable to drink
as cold as your body.
I shot him, I say, he beat me.
I do not tell them how the emancipation from pain
leaves nothing in its place.

Conversation

for Robert Lowell

We smile at each other
and I lean back against the wicker couch.   
How does it feel to be dead? I say.
You touch my knees with your blue fingers.   
And when you open your mouth,
a ball of yellow light falls to the floor   
and burns a hole through it.
Don’t tell me, I say. I don't want to hear.   
Did you ever, you start,
wear a certain kind of silk dress
and just by accident,
so inconsequential you barely notice it,   
your fingers graze that dress
and you hear the sound of a knife cutting paper,   
you see it too
and you realize how that image
is simply the extension of another image,   
that your own life
is a chain of words
that one day will snap.
Words, you say, young girls in a circle, holding hands,   
and beginning to rise heavenward
in their confirmation dresses,
like white helium balloons,
the wreaths of flowers on their heads spinning,
and above all that,
that’s where I’m floating,   
and that’s what it’s like
only ten times clearer,
ten times more horrible.   
Could anyone alive survive it?

Ai, “Conversation” from Vice: New and Selected Poems.



Cuba, 1962

When the rooster jumps up on the windowsill   
and spreads his red-gold wings,
I wake, thinking it is the sun
and call Juanita, hearing her answer,
but only in my mind.
I know she is already outside,
breaking the cane off at ground level,
using only her big hands.
I get the machete and walk among the cane,   
until I see her, lying face-down in the dirt.

Juanita, dead in the morning like this.   
I raise the machete—
what I take from the earth, I give back—
and cut off her feet.
I lift the body and carry it to the wagon,   
where I load the cane to sell in the village.   
Whoever tastes my woman in his candy, his cake,   
tastes something sweeter than this sugar cane;   
it is grief.
If you eat too much of it, you want more,   
you can never get enough.

Ai, “Cuba, 1962” from Vice: New and Selected Poems. 




Disregard

Overhead, the match burns out,
but the chunk of ice in the back seat
keeps melting from imagined heat,
while the old Hudson tiptoes up the slope.   
My voile blouse, so wet it is transparent,   
like one frightened hand, clutches my chest.
The bag of rock salt sprawled beside me wakes, thirsty   
and stretches a shaky tongue toward the ice.

I press the gas pedal hard.
I’ll get back to the house, the dirt yard, the cesspool,   
to you out back, digging a well
you could fill with your sweat,
though there is not one reason I should want to.   
You never notice me until the end of the day,   
when your hand is on my knee
and the ice cream, cooked to broth,
is hot enough to burn the skin off my touch.

Ai, “Disregard” from Cruelty (New York: Houghton Mifflin Company, 1973). 



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TRUMBULL STICKNEY [17.351] Poeta de Estados Unidos

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TRUMBULL STICKNEY

Trumbull Stickney (1874-1904).  Legendario poeta norteamericano nacido en Suiza. En 1871, el sobrino-nieto de Napoleón Bonaparte, Charles Joseph Bonaparte, fundó en la Universidad de Harvard la Signet Society, organización de estudio y práctica de las artes, con especial énfasis en la literatura. Esta sociedad ha contado entre sus miembros con poetas como T.S. Eliot, Robert Frost o Seamus Heaney. En esta ocasión, presentamos 5 poemas de uno de los menos conocidos de sus integrantes, el poeta, traductor y estudioso de los clásicos grecolatinos, Trumbull Stickney, considerado por algunos eruditos de su época como «la gran promesa de la poesía anglosajona y una de las probables influencias-raíz de Ezra Pound». La voz de Stickney, sin embargo, quedaría en el camino de consolidarse, dada su prematura muerte. Fue el primer editor de la Harvard Monthly en ser nombrado durante su primer año de universidad y fue, también, el primer estadounidense en doctorarse en letras por la Sorbona de París. A su regreso se convirtió en maestro de griego en Harvard y murió a causa de un tumor cerebral el 11 de octubre de 1904, a los 30 años de edad. 


La traducción es de Sergio Eduardo Cruz (1994).


[Quieto…]

Quieto. Los jardines colgantes eran un sueño
que volaba entre rosas persas para besar
las pestañas enchinadas de Semiramis.
Nunca hubo Troya ni río de Samarcanda.
Son mentira la Provenza y los trovadores
y el cabello de Venecia era un rayo
de Tiziano. Los atardeceres son aparentes,
el mundo es viejísimo y nada es.
Quieto. Tú, cosa estúpida, no puedes
despertar, ni tus lágrimas
mantener separadas tus pesados párpados:
ellas chapotean por tu corazón.
Tu cerebro está enfermo. Eres lechuza asustada,
ciega con la luz de vida que no puedes olvidar
y nada más el Error ama y nutre tu alma



[Be still…]

Be still. The Hanging Gardens were a dream
That over Persian roses flew to kiss
The curlèd lashes of Semiramis.
Troy never was, nor green Skamander stream.
Provence and Troubadour are merest lies
The glorious hair of Venice was a beam
Made within Titian’s eye. The sunsets seem,
The world is very old and nothing is.
Be still. Thou foolish thing, thou canst not wake,
Nor thy tears wedge thy soldered lids apart,
But patter in the darkness of thy heart.
Thy brain is plagued. Thou art a frighted owl
Blind with the light of life thou ’ldst not forsake,
And Error loves and nourishes thy soul.



[Vive ciegamente…]

Vive ciegamente, aquí y ahora. El Señor
que era el Futuro hace mucho que murio.
El Conocimiento, que es Pasado, es tontería. Ve,
pobre niño, y no te aborrezcas de tí mismo.
Alrededor de tu tierra soplan los vientos con alas de sol
y circulan los planetas; un meteoro desenvaina la espada;
el arcoiris rompe su acorde de siete colores
y los largos torrentes de río plateado brotan.
Despierta! Ofrécete a las horas más hermosas.
Bebiendo de sus labios, alcanzarás el sueño volador
que hay entre el aéreo oro de sus frágiles cabellos.
Eres divino, vives, como antes
de ti Apolo emergía desnudo hacía la luz
y toda su isla vibraba convirtiéndose en flores.



[Live Blindly and upon the Hour]

Live blindly and upon the hour. The Lord,
Who was the Future, died full long ago.
Knowledge which is the Past is folly. Go,
Poor child, and be not to thyself abhorred.
Around thine earth sun-wingèd winds do blow
And planets roll; a meteor draws his sword;
The rainbow breaks his seven-coloured chord
And the long strips of river-silver flow:
Awake! Give thyself to the lovely hours.
Drinking their lips, catch thou the dream in flight
About their fragile hairs’ aërial gold.
Thou art divine, thou livest,—as of old
Apollo springing naked to the light,
And all his island shivered into flowers.



[Y, al llegar el último día, el Hombre…]

Y, al llegar el último día, el Hombre estaba solo
durante el amanecer del mundo destrozado,
esperando cómo de cada cosa habría de surgir
el Retorno del Señor. Y, miren, no llegó
Nadie, -Pero sin diferenciarse de cada reino
de tierra y aire y agua, creciendo más
y más violento, agudo, pesado, un rugido
perturbó de entre la atmósfera amarillenta
Sus oídos; y mientras buscaba, aterrado
una bestia de formas innumerables,
el chillido creció entre todas las sombras, hasta
que era un quejido de pasto por la tierra.

De repente, en lo humano de la bestia
la angustia de ambos, pues el hombre irguió su lanza,
y, como no existía agua que beber, la sed,
se disparó vital y compresa. -Mientras caía él,

Debajo en el Este que bellamente surgía
vio a la última irisada serpiente marina
que, con la lanza traspuesta, aún era capaz
de empujar al sol hacia dentro del muerto mar.



[And, the last day being come, Man…]

And, the last day being come, Man stood alone
Ere sunrise on the world’s dismantled verge,
Awaiting how from everywhere should urge
The Coming of the Lord. And, behold, none
Did come,—but indistinct from every realm
Of earth and air and water, growing more
And louder, shriller, heavier, a roar
Up the dun atmosphere did overwhelm
His ears; and as he looked affrighted round
Every manner of beast innumerable
All thro’ the shadows crying grew, until
The wailing was like grass upon the ground.
Asudden then within his human side
Their anguish, since the goad he wielded first,
And, since he gave them not to drink, their thirst,
Darted compressed and vital.—As he died,
Low in the East now lighting gorgeously
He saw the last sea-serpent iris-mailed
Which, with a spear transfixèd, yet availed
To pluck the sun down into the dead sea.


Solía pensar

Solía pensar
que la mente era esencial en el cuerpo, justo
como el cuerpo era esencial para la mente:
dos cosas inseparables, idénticas en naturaleza
y similares, y hechas dos mitades
de la escala total de la creación: no es así.
Desiguales y horrendas llegan como estacas
mal dispuestas por el soso lodo: montón de pino,
tabla de palo de rosa: cada uno destrozado
por golpes y fricciones, o en mortal sufrimiento
enterrándose las espinas del otro: hasta que,
al fin, sin forma ni fondo son separados
hacia donde el húmedo azul de la putrefacción
fue vomitado, asustado, del mar.


I used to think

I used to think
The mind essential in the body, even
As stood the body essential in the mind:
Two inseparable things, by nature equal
And similar, and in creation’s song
Halving the total scale: it is not so.
Unlike and cross like driftwood sticks they come
Churned in the giddy trough: a chunk of pine,
A slab of rosewood: mangled each on each
With knocks and friction, or in deadly pain
Sheathing each other’s splinters: till at last
Without all stuff or shape they ’re jetted up
Where in the bluish moisture rot whate’er
Was vomited in horror from the sea.


[Déjenlo ahora quieto por el camino]

Déjenlo ahora quieto por el camino
descansar.
Sé qué es lo que le aferra a la ceniza
y le hace esconder en la cal de los albañiles:
es el horror del tiempo.
Lo escuché golpeando en su pecho
hace apenas un minuto;
parpadearon sus ojos humanos,
se irguió con la violencia de una bestia asesina
y como una cosa sobrepasada por el ruido
se dejó caer hacia la tierra.

Déjenlo, porque sólo el descanso puede curar-
si hay cura-
a este tonto sobre el mar.
Él es de los que se arrimaron al gran portal
y escuchó -pobre jovenzuelo-
lo que ahí se decía.


[Leave him now quiet by the way]

Leave him now quiet by the way
To rest apart.
I know what draws him to the dust alway
And churns him in the builder’s lime:
He has the fright of time.
I heard it knocking in his breast
A minute since;
His human eyes did wince,
He stubborned like the massive slaughter beast
And as a thing o’erwhelmed with sound
Stood bolted to the ground.
Leave him, for rest alone can cure—
If cure there be—
This waif upon the sea.
He is of those who slanted the great door
And listened—wretched little lad—
To what they said.




I Hear a River thro’ the Valley Wander

I hear a river thro’ the valley wander
Whose water runs, the song alone remaining.
A rainbow stands and summer passes under.




Be Still. The Hanging Gardens were a Dream

Be still. The Hanging Gardens were a dream
That over Persian roses flew to kiss
The curlèd lashes of Semiramis.
Troy never was, nor green Skamander stream.
Provence and Troubadour are merest lies
The glorious hair of Venice was a beam
Made within Titian’s eye. The sunsets seem,
The world is very old and nothing is.
Be still. Thou foolish thing, thou canst not wake,
Nor thy tears wedge thy soldered lids apart,
But patter in the darkness of thy heart.
Thy brain is plagued. Thou art a frighted owl
Blind with the light of life thou ’ldst not forsake,
And Error loves and nourishes thy soul.




And, the Last Day Being Come, Man Stood Alone

And, the last day being come, Man stood alone
Ere sunrise on the world’s dismantled verge,
Awaiting how from everywhere should urge
The Coming of the Lord. And, behold, none

Did come,—but indistinct from every realm
Of earth and air and water, growing more
And louder, shriller, heavier, a roar
Up the dun atmosphere did overwhelm

His ears; and as he looked affrighted round
Every manner of beast innumerable
All thro’ the shadows crying grew, until
The wailing was like grass upon the ground.

Asudden then within his human side
Their anguish, since the goad he wielded first,
And, since he gave them not to drink, their thirst,
Darted compressed and vital.—As he died,

Low in the East now lighting gorgeously
He saw the last sea-serpent iris-mailed
Which, with a spear transfixèd, yet availed
To pluck the sun down into the dead sea.











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