FREDERICK DOUGLASS
Frederick Douglass (Nacido Federico Augusto Washington Bailey, 02 1818 - 20 de febrero 1895) era un afroamericano reformador, abolicionista, orador, escritor y estadista. Después de escapar de la esclavitud, se convirtió en un líder del movimiento abolicionista. Incluso muchos norteños en su momento les pareció difícil de creer que un gran orador tal vez había sido un esclavo.
La fecha exacta del nacimiento de Douglass es desconocida. Más tarde se decidió celebrarlo el 14 de febrero. El año exacto es también desconocido (en la primera página de la "narrativa de la vida de Frederick Douglass, un esclavo americano", ha declarado: "No tengo conocimiento exacto de mi edad, ni haber visto ningún registro auténtico que lo contiene.
En esta entrega de Poesía permutante: Dos poemas de Frederick Douglass (1818-1895), autor de My Bondage and My Freedom (1853) y, más adelante, algunas de las Folk songs incluidas en The Black Poets (Bantam Books, New York, 1970) compiladas por Dudley Randall. Rara avis de la traducción poética, las versiones del Inglés-Yat al español son de Mario Bojórquez.
http://circulodepoesia.com/2015/10/poesia-permutante-folk-songs-the-black-poets/
Le llaman Inglés-Yat, se habla en las márgenes del Mississippi, proviene del saludo que no es como la costumbre “How are you?” sino “Where you at?”. Mi amigo Rocky Thomas me acercó a la pronunciación en los guettos de Prospect Avenue y 55th en KCMO, mientras comíamos chícharos y carne de venado. Los afroamericanos no tenían derecho a tener legalmente un nombre, aún los nacidos ya en el siglo XX, nunca supe su nombre verdadero, cuando le preguntaba qué significaban R y L, levantaba la mano derecha y después la izquierda: Right and Left.
Mario Bojórquez
Canciones populares
To R. L. Thomas, in memoriam
We raise de wheat
We raise de wheat,
Dey gib us de corn;
We bake de bread,
Dey gib us de crust;
We sif de meal,
Dey gib us de huss;
We peel de meat,
Dey gib us de skin;
And dat’s de way
Dey take us in;
We skim de pot,
Dey gib us de liquor,
And say dat’s good enough for nigger.
Cosechamos el trigo
Cosechamos el trigo,
Nos dejan el maíz;
Horneamos el pan,
Nos dejan las migajas;
Seleccionamos las frutas,
Nos dejan las cáscaras;
Destazamos la carne,
Nos dejan los cueros;
Y de esta manera
Nos hacen partícipes;
Desespumamos las ollas,
Nos dejan el caldillo,
Y dicen que esto es muy bueno para un negro.
Frederick Douglass
My Bondage and My Freedom, 1853
*
Wild Negro Bill
I’se wild Nigger Bill,
Frum Redpepper Hill.
I never did wo’k, an’ I never will.
I’se done killed de Boss,
I’se knocked down de hoss.
I eats up raw goose widout apple sauce!
I’se Run-a-way Bill,
I knows dey mought kill;
But ole Mosser hain´t cotch me, an’ he never will!
Salvaje Negro Bill
Yo soy Bill, el negro salvaje,
Vengo de la colina Chile-colorado,
Yo nunca trabajé y nunca lo haré.
Yo maté al Jefe,
Yo le quebré el esternón.
¡Me comí el ganso crudo sin salsa de manzana!
Soy Bill el fugitivo
Sé que intentarán matarme;
¡Pero mi viejo Señor nunca me atrapó y nunca lo hará!
This sun is hot
Dis sun are hot,
Dis hoe are heavy,
Dis grass grow furder dan I can reach;
An’as I looks
At dis Cotton fiel’,
I thinks I mus’ a’ been called to preach.
Este sol es caliente
Este sol es caliente
Este azadón es pesado
Esta hierba crece más de lo que puedo arrancarla;
Y estoy mirando
Este campo de algodón
Y pienso que debo ser llamado a predicar.
Traducción del inglés-yat, Mario Bojórquez
Folk songs, en The Black Poets, Randall, Dudlley, Bantam Books, New York, 1970, 353 pp.
FREDERICK DOUGLASS
Me presento ante ustedes como un ladrón. Le robé esta cabeza, estos miembros, este cuerpo a mi amo, y huí con ellos: Frederick Douglass
Daguerrotipo de Frederick Douglass.
FREDERICK DOUGLASS
"Me presento esta noche ante ustedes como un ladrón. Le robé esta cabeza, estos miembros, este cuerpo a mi amo, y huí con ellos". Frederick Douglass.
Frederick Douglass, foto impresa en vidrio, de la época.
Frederick Douglass, mulato, nació Esclavo en febrero de 1818 en la granja Holmes Hill cerca de Easton, Maryland, Estados Unidos. Su madre trabajaba en los campos de maíz cercanos. Supo muy poco de su padre, con excepción de que era blanco. Debido al trabajo de su madre, de sol a sol, creció con su abuela, Betsy Baily, en una cabaña.
Durante su infancia no se dio cuenta de que había nacido ya esclavo hasta que, a los seis años, su abuela lo llevó a la Plantación Lloyd donde conoció a tres de sus hermanos mayores. Iba a conocer la dura realidad de la esclavitud. A los niños esclavos se les daba de comer en potreros, como los puercos, donde se vaciaba una mezcla de maíz. Tenían que comer con cucharas hechas de conchas de mar y peleaban por los últimos restos de comida. Su única ropa era una camisola que les llegaba a las rodillas, no tenían camas ni cobijas. Presenció varias sesiones de latigazos en la espalda por parte del capataz, que castigaba así la "lentitud" de los esclavos negros. Su madre no podía visitarlo ni a sus hermanos por la distancia que separaba las plantaciones. La última vez que la vió fue a los siete años, pues a los pocos meses de la visita murió, aunque Frederick se enteró mucho después.
Cuando tenía doce años fue enviado a trabajar con Hugh Auld a la ciudad de Baltimore y, así, recibió su primer par de pantalones.
La esposa de Hugh Auld, Sofía, le enseñó al chico Frederick a leer. El marido se enojó porque la ley prohibía que un esclavo aprendiera a leer y escribir; se creía que si aprendían a leer y escribir no obedecerían a su Amo al cuestionarlo o pensar por sí mismos. Ya no servían como esclavos, o peor aún, falsificarían papeles para hacerse pasar por hombres libres y escapar a un estado norteño donde no había esclavitud.
Frederick Douglass pensó que su camino a la libertad pasaba, entonces, por aprender a leer y escribir. Se hizo amigo de niños blancos pobres y, a través de ellos como "maestros" siguió aprendiendo. Les pagaba con pedazos de pan. En casa de su amo leía partes de libros y periódicos cuando no lo veían. La actitud de Sofía cambió: ya no lo veía como un niño sino como un objeto de propiedad privada.
A través de los diarios, Frederick conoció ensayos y discursos sobre libertad, democracia y abolicionismo. Con estas nuevas ideas, a los trece años ya odiaba la esclavitud, y veía el ejemplo de otros hombres negros que eran libres.
A la muerte de su amo, regresó a la Plantación Lloyd, como parte de la propiedad que sería repartida entre los herederos. En el "reparto" fue separado de sus hermanos, lo que aumentó su odio a la esclavitud. Pero lo que más le dolió fue que su abuela, considerada demasiado vieja para trabajar, fue expulsada de su cabaña y enviada a los bosques a morir.
A los quince años fue enviado de nuevo a una nueva plantación por una disputa de "propiedad" sobre esclavos entre los herederos. Trabajó en el campo y tuvo que robar comida de otras granjas para sobrevivir, porque su amo "ahorraba" dinero dándoles poca comida a los esclavos. Su amo lo consideraba muy rebelde así que lo envió a la granja de Edward Covey, que tenía la reputación de "quebrar esclavos" y volverlos sumisos y obedientes por medio de interminables castigos con el látigo.
Esclavo con la espalda llena de cicatrices por latigazos.
A los 17 años fue enviado con un granjero más humanitario, pero Frederick ya sólo soñaba con su libertad. Luego de un intento fallido de fuga, denunciado por otro esclavo conspirador, Frederick terminó en la cárcel. Su amo lo sacó de allí y lo forzó a trabajar en un astillero donde los trabajadores blancos lo consideraban competencia y lo golpeaban.
En su tiempo libre encontró a varios negros libres y volvió a aprender. En este período aprendió que tenía grandes cualidades para la oratoria. Conoció en esas reuniones a Anna Murray, que trabajaba como sirvienta en una mansión de Baltimore. En 1838 se comprometieron. Su amo en ese momento, Thomas Auld, le había prometido que si trabajaba duro sería liberado a los 25 años, pero Frederick no confiaba en esa promesa y quería escapar.
Pero la huída era muy difícil por la acción policíaca de voluntarios que atrapaban esclavos fugados en la frontera entre los estados esclavistas del Sur y los estados libres del Norte de Estados Unidos. Los negros libres (que no ciudadanos) cuando viajaban tenían que llevar pasaportes internos que detallaban su nombre, edad, estatura, color de piel y otros datos. Para escapar, Frederick necesitaba dinero y se alquilaba a otros amos pagando su sueldo íntegro a su amo Hugh Auld, pero en secreto ahorraba. Pero Auld rompió el arreglo y le quitó todos los privilegios. Frederick ya sólo pensó en escapar, aunque no sabía si volvería a ver a Anna y, si era capturado, lo matarían o lo venderían a los tratantes de esclavos.
A pesar del peligro, finalmente abordó un tren con papeles falsos de marinero. Después de un largo recorrido llegó a la ciudad de Nueva York el 4 de septiembre de 1838.
“Escojan cualquier raza que gusten, francesa, inglesa, irlandesa o escocesa, sométanla a la esclavitud por siglos, véanla y traténla en todos lados, en todas las formas, como propiedad, sin derechos que otros hombres tengan que respetar. Cárguenla con cadenas, llénenla de cicatrices con el látigo, márquenla con hierros ardientes, véndala en el mercado, manténganla en la ignorancia, por la fuerza de la ley y por el uso común, y me aventuro a sostener que la misma duda [sobre su inferioridad] surgiría en lo concerniente a cualquiera de ellas que ahora cuestiona al negro… Por lo tanto, no sorprende que las gentes de color en América parezcan estúpidas, indefensas y degradadas. Más bien, lo asombroso es que den muestra de tanto espíritu y hombría como lo hacen”. (1) p. 105-106.
Familia de esclavos recoge algodón en plantación sureña.
De esclavo a abolicionista y editor
En Nueva York, Frederick era libre pero con la libertad amenazada por los capataces sureños que capturaban esclavos fugados, ya que la Ley de Esclavos Fugados de 1850 se los permitía. Pero con el apoyo de otros negros libres, Frederick puso traer a Anna Murray, casarse con ella y mudarse a Nueva Bedford, Massachusetts.
Para marcar su nueva vida se cambió de apellido. Lo tomó de un personaje de la novela La Dama del Lago, del autor escocés Sir Walter Scott. Así "nació" Frederick Douglass.
Douglass descubrió que muchos de sus vecinos negros en el Norte vivían mejor que muchos dueños de esclavos en el Sur. Descubrió que en el Norte la industria usaba máquinas para ahorrar trabajo. En el Norte, un barco se cargaba con cinco hombres y un buey, mientras que en el Sur se necesitaban veinte hombres. Douglass se dio cuenta de que cuando no había látigo de capataz o esclavo, los hombres trabajan con más eficacia y concentración.
Pero descubrió que, si bien no había esclavitud en el Norte, si existía la discriminación racial. Los niños blancos y negros iban a la misma escuela pero en secciones separadas; igual pasaba en las iglesias: secciones separadas por el color de los creyentes. Además de trabajar en un astillero, Douglass era cargador en los muelles, cortaba leña, paleaba carbón... Su esposa Anna era sirvienta y lavandera. Aún en esas condiciones, nacieron sus dos primeros hijos.
Daguerrotipo del joven Frederick Douglass.
“Quizás no se encuentre otra ciudad donde en donde el prejuicio contra el color sea tan rampante como en Filadelfia. Por lo tanto, todos los incidentes de casta se pueden ver a la perfección. Tiene sus escuelas blancas y sus escuelas negras, sus iglesias blancas y sus iglesias negras, su cristianismo blanco y su cristianismo negro, sus conciertos blancos y sus conciertos negros, sus instituciones literarias blancas y sus instituciones literarias negras… y en todos lados la línea entre ellas está férreamente trazada. Las personas de color, sin importar que tan bien vestidas estén o qué tan bien se comporten, damas o caballeros, pobres o ricas, ni siquiera se les permite abordar cualquiera de los muchos vehículos que cruzan la ciudad. Los auditorios se rentan con la condición expresa de que a ninguna persona de color se le permitirá la entrada, sea para un concierto o escuchar una lectura. Todos los aspectos del uso de esta ciudad, en este punto, son despreciables y bárbaros. Se obliga al hombre de color a ocupar sólo las llamadas posiciones serviles de la vida… y sin embargo, a pesar de las restricciones y la discriminación que los atan a un conjunto común de degradación, podemos nombrar a muchos hombres ricos y letrados entre ellos. La comunidad de color de Filadelfia ha tenido que recorrer un camino estrecho e hiriente por muchos años; pero les predecimos un futuro más brillante y mejor. Si han hecho ladrillos sin paja, lo harán mejor cuando las actuales restricciones y vergüenzas se eliminen, como ciertamente será”. p. 259.
Posteriormente, Douglass descubrió el periódico El Libertador, editado por William Lloyd Garrison, vocero y líder de la Sociedad Americana Antiesclavista. Douglass se deslumbró con los ataques contra los esclavistas sureños. Se convirtió en miembro de la Sociedad, pero como Garrison, la mayor parte de sus líderes eran blancos. Los negros abolicionistas tenían dificultades para hacerse oir dentro del movimiento. Aún en esas condiciones, los líderes negros lucharon para reducir la discriminación racial en el Norte.
Douglass se unió también a la lucha contra los intentos de activistas blancos obligar a los negros a una emigración forzada a Africa o a Haití. Algunos negros libres habían migrado a Liberia, territorio establecido para ellos en Africa Occidental. Douglass y otros abolicionistas se oponían a la colonización africana porque, afirmaban, el verdadero hogar de los negros nacidos en Estados Unidos era, obvio, Estados Unidos. En marzo de 1839 varias declaraciones anticolonialistas de Douglass fueron publicadas en El Libertador.
“Somos americanos, hablamos el mismo lenguaje, adoptamos las mismas costumbres, tenemos las mismas opiniones generales,… y nos levantaremos o caeremos como americanos; nuestra historia ha sido de progreso y mejora, y con todas las circunstancias del caso, lo será aún más. Las líneas de distinción social y política, que marcan en nuestra contra discriminaciones injustas y antinaturales, se están borrando gradualmente; y después de la caída de la esclavitud, que debe caer, estas discriminaciones caerán más rápidamente. Sostengo que todos estos esquemas de emigración masiva tienden a despertar, mantener y confirmar los prejuicios populares de los blancos contra nosotros. Sirven para despertar esperanzas de expulsarnos del país…. Sostengo que no hay tal cosa como una repugnancia natural e insuperable entre las variedades de hombres. Todas estas barreras artificiales y arbitrarias cederán ante el interés común y la ilustración. La esperanza del mundo está en la Hermandad de la Humanidad, en la unión de la humanidad, no en nacionalidades excluyentes”. p. 84-85
En 1841, Garrison reconoció el potencial de Douglass como orador y lo nombró agente de la Sociedad Antiesclavista para realizar giras por los estados norteños a favor del abolicionismo. En los siguientes diez años Douglass se asoció con el ala garrisoniana del movimiento antiesclavista. Garrison era pacifista, creía que sólo a través de la persuasión moral podría desaparecer la esclavitud, Se oponía a las insurrecciones de esclavos y otros medios violentos, pero jamás cedió en su idea de que la esclavitud debía abolirse.
En las reuniones, Douglass se presentaba como "un pedazo de propiedad robada" o "un graduado de esa peculiar institución, la esclavitud, con mi diploma escrito a latigazos en la espalda". Fue una revelación: "como orador, tiene pocos iguales", comentó el diario Heraldo de la Libertad, de Massachusetts. Sus primeros discursos eran narraciones de su experiencia como esclavo: hablaba de las golpizas a las mujeres , niños y ancianos por parte de los dueños de esclavos. Hablaba de como los dueños violaban a las esclavas. Se deleitaba en ridiculizar a los clérigos que advertían a los esclavos que desobedecer a los amos era ofender a Dios.
Douglass combatía también la propaganda sureña proesclavista, que corría rumores donde la mayoría de los esclavos estaban contentos con su vida fácil. Supuestamente, los esclavos sólo trabajaban seis horas, vestían y comían mejor que los blancos pobres, tenían seguridad en el trabajo y eran envidiados por los obreros norteños. La historia de Douglass (y su espalda) desmentían esos cuentos sureños, pero aclaraba que su vida era una bendición comparada con la de los esclavos del Sur Profundo.
Douglass comenzó a añadir comentarios sobre la discriminación racial en el Norte. Describía como, de la misma manera que le ocurrió a Mohandas K. Gandhi años después, había sido arrojado de un vagón de tren porque era "exclusivamente para pasajeros blancos". "Aún aquí", afirmaba, "las iglesias segregan a sus congregaciones, y les ofrecen a los negros un segundo lugar en el cielo".
Sus giras no carecían de peligro. En el Medio Oeste las reuniones eran interrumpidas con frecuencia por provocadores pro-esclavitud, y en una de ellas le rompieron la mano. Pero la discriminación en su contra se manifestaba de otras maneras: para el público blanco era increíble que un esclavo supiera leer, escribir y que fuera tan buen orador. No creían en él si defendía el abolicionismo, le creían si hablaba mal y sólo de su vida de esclavo.
En 1844, para desmentir esa imagen que se iba creando a su alrededor, decidió publicar la historia de su vida. Puso nombres reales, detalles irrebatibles y todo el realismo del que fue capaz. Se le aconsejó que después de la publicación huyera para evitar que lo encontraran y lo reconvirtieran en esclavo, como lo permitía la Ley. No cedió ante el miedo y publicó su vida.
En mayo de 1845 se publicaron cinco mil ejemplares de "Narrativa de la Vida de Frederick Douglass, un Esclavo Americano". El libro fue un best seller gracias a su fuerza moral, tanto en el Norte de EU como en Europa. Narra el triunfo de la dignidad y el valor frente al sistema degradante y brutal de la esclavitud. Es un sermón de cómo la esclavitud corrompe el espíritu humano del amo y el esclavo.
La publicación puso en peligro la libertad de Douglass. La ley Federal le daba el derecho a Thomas Auld de recuperar "su propiedad": el esclavo fugitivo Frederick Baily. Por precaución, Douglass viajó a Inglaterra en 1845, donde buscó el apoyo inglés para el movimiento antiesclavista estadounidense. Su estancia duró dos años y le sorprendió que, en comparación con Estados Unidos, había muy poca discriminación racial en Inglaterra. No podía regresar a Estados Unidos por la posible aplicación de la Ley, así que sus amigos ingleses hicieron una colecta y se compró su libertad por 710.96 dólares. El 5 de diciembre de 1846, Auld firmó los papeles que declaraban que Douglass era un hombre libre.
En la primavera de 1847 Douglass regresó a Estados Unidos. Salió como un autor y conferencista respetado y regresó con fama internacional.
A su regreso manifestó diferencias con Garrison y, aunque sin separarse por completo de éste, decidió publicar su propio periódico donde defendería la abolición de la esclavitud y lucharía por la igualdad de la raza negra. Puso su centro de operaciones en Rochester, Nueva York.
Los años en Rochester
Junto con su familia, se estableció en Rochester para publicar un semanario de cuatro páginas: la Estrella del Norte. Su lema era: "El Derecho no tiene sexo - La Verdad no tiene color". La ciudad de Rochester apoyó su actividad, lo que puso a Douglass en contacto con lideresas que luchaban por los derechos de la mujer como Lucretia Mott y Susan B. Anthony. Pero por años el semanario tuvo dificultades financieras y sobrevivió gracias a las contribuciones de los amigos de Douglass.
Frederick Douglass se había convertido en el líder mas famoso y respetado de la comunidad negra de Estados Unidos. Con ese carácter, agradeció la ayuda de las mujeres abolicionistas y, en 1848, mostró su apoyo a la causa feminista al acudir a la Primera Convención Pro Derechos de la Mujer. El movimiento tuvo una bienvenida hostil. Las 35 mujeres y 32 hombres que asistieron fueron apodados "hermafroditas" por la prensa. Algunas delegadas dudaron en incorporar la demanda por el voto político femenino en los estatutos de la convención. Se le pidió su opinión a Douglass: las convenció de que la igualdad política era un paso esencial para su liberación. Las lideresas feministas Susan B, Alexander y Lucretia Mott fueron sus amigas por el resto de su vida.
En 1848 Douglass modificó su pensamiento en relación a la Constitución de los Estados Unidos. La consideró antiesclavista por su énfasis en promover el bienestar general y asegurar la libertad para todos. Se dio cuenta de que el Norte no llegaría a abolir la esclavitud si eso significaba la división del país y el desmantelamiento de su Constitución. Por lo tanto, decidió que la esclavitud sólo terminaría a través de reformas políticas.
Entró a la política y se apartó finalmente de Garrison, que no quería involucrar el abolicionismo con los partidos políticos. Pero Douglass abrazó toda causa que fuera benéfica para su pueblo. Con esta nueva óptica se puso en movimiento y, entre otras personas, conoció a la escritora Harriet Beecher Stowe, la autora de la novela antiesclavista “La Cabaña del Tío Tom”, que era inmensamente popular.
Douglass era un padre amoroso aunque con frecuencia se ausentaba del hogar. Su hija Annie, la número cinco, nació en 1849. Las escuelas públicas de Rochester no admitían estudiantes negros así que inscribió a su hija mayor, Rosetta, en una escuela privada. Aún así, Rosetta fue segregada de los estudiantes blancos y Douglass tuvo que contratar a una maestra para que educara a sus hijos en casa. Douglass nunca toleró la discriminación racial, así que hizo campaña para acabar con ella en el sistema educativo de Rochester y, finalmente en 1857, tuvo éxito.
En 1850 se involucró profundamente con el “ferrocarril subterráneo”, el sistema creado por los grupos antiesclavistas para llevar a los esclavos fugitivos del Sur hacia el Norte y Canadá. La casa de Douglass en Rochester estaba cerca de la frontera canadiense y durante la década de los 50s se convirtió en una estación importante de dicho “ferrocarril”. Con el tiempo, se convirtió en supervisor de todo el sistema en su área. Con frecuencia, cuando llegaba a trabajar encontraba a esclavos fugados en la puerta de su oficina de su periódico. Durante varios años, él y Anna alimentaron y dieron refugio a cientos de hombres y mujeres. Sólo unos pocos esclavos qie intentaban huir del Sur tenían éxito. Douglass atavío con fiereza las “leyes de esclavos fugitivos” y las atrocidades que se cometían contra estas personas.
En un discurso que dio en Rochester el Día de la Independencia de Estados Unidos (4 julio) en 1852, Douglass señaló la manera tan diferente en que blancos y negros veían las celebraciones de ese día: “¿Para el esclavo qué significa su Cuatro de Julio? La respuesta es, un día que le revela, más que todos los otros días, la gran injusticia y crueldad de la que es víctima constante… Para él, lo que ustedes celebran es un fraude… un velo delgado que se usa para encubrir crímenes que avergonzarían a una nación de salvajes. No hay en la Tierra una nación tan culpable de prácticas tan impresionantes y sangrientas como el pueblo de Estados Unidos”.
A finales de la década de 1850, John Brown era el líder de una de las bandas que combatía a las fuerzas esclavistas en Kansas. Pero Brown deseaba iniciar una revuelta de esclavos en el Sur. En 1859, decidió comandar un ataque contra el pueblo de Harpers Ferry, en Virginia, apoderarse de las armas almacenadas en las instalaciones militares cercanas y tomar a los ciudadanos locales como rehenes mientras reclutaba esclavos de la zona. Con una pequeña fuerza de voluntarios blancos y negros, rentó una pequeña granja cerca de Harpers Ferry y se preparó para el ataque. Desde la granja, Brown le escribió a Douglass una entrevista en Chambersburg, Pennsylvania, en agosto. Allí Brown le anunció sus planes y le pidió que se uniera al ataque. Douglass se rehusó. Estaba de acuerdo con las primeras ideas de Brown, pero sabía que un ataque a instalaciones militares federales enojaría a la mayoría de los estadounidenses.
Fue la última vez que se encontraron. El 16 de octubre de 1859, Brown y sus hombres ocuparon Harpers Ferry. A la noche siguiente, tropas federales comandadas por el Coronel Robert E. Lee llegaron al pueblo y tomaron la armería donde estaban atrincherados los hombres de Brown. Brown fue capturado y dos de sus hijos murieron en la refriega. En menos de dos meses Brown fue juzgado por traición, fue hallado culpable y ahorcado. Douglass daba conferencias en Filadelfia cuando se enteró del ataque de Brown y se le advirtió que se habían encontrado cartas que lo implicaban en el ataque. El incidente puso su nombre en el encabezado de los periódicos. Sabía que no tendría un juicio justo si era capturado y enviado a Virginia, así que huyó a Canadá. Mientras estuvo en Canadá, Douglass escribió cartas en su defensa justificando su huída y su rechazo a ayudar a Brown. Uno de los hombres capturados durante la incursión declaró que Douglass había prometido presentarse en Harpers Ferry con refuerzos. Douglass negó esta acusación y dijo que nunca aprobó ataques contra propiedad federal. Aunque jamás aprobó el ataque, alabó a Brown como un “viejo noble héroe”.
En noviembre de 1859, Douglass zarpó a Inglaterra para una gira de conferencias que estaba planeada antes del incidente de Harpers Ferry. Las noticias de su casi arresto sólo aumentaron su popularidad con el público. Sus conferencias ayudaron a generar más simpatía para la causa antiesclavista. En mayo de 1860, cuando iba a seguir su gira en Francia, le informaron que su hija menor, Annie, había muerto. Apesadumbrado, Douglass decidió regresar a su país. Estaba en casa, pero no sólo incluía a Rochester sino a todo Estados Unidos incluyendo los estados sureños. Era una casa dividida, pero era la suya, y la abrazó completa: la tierra, el pueblo, la Constitución y la Unión.
Los Años de la Guerra Civil (1861-1865) – La lucha por la emancipación
La elección presidencial estadounidense de 1860 produjo muchos candidatos. Los demócratas se habían dividido en facciones, los que eran proesclavistas apoyaban al vicepresidente John Breckinridge, mientras que los moderados en el norte favorecían al senador Stephen Douglas, de Illinois. Abraham Lincoln era el candidato de los republicanos, que se oponían a la expansión de la esclavitud en los nuevos territorios producto de la guerra contra México (1846-1848). El candidato Gerrit Smith, del recién formado Partido de la Unión Constitucional tenía una plataforma antiesclavista fuerte.
Al principio, Douglass apoyó a Smith. Sin embargo, pocos meses antes de la elección, Douglass decidió que Smith no tenía oportunidad de ganar y decidió apoyar a Lincoln. Los dos candidatos demócratas recibieron más votos, pero la división del partido demócrata le dio la presidencia a Lincoln.
“¿Qué ha ganado la causa antiesclavista con la elección del Sr. Lincoln. Considerada en sí misma, no mucho, pero sí muchísimo si se ve a la luz de sus relaciones y consecuencias. Por 50 años, el país ha recibido su ley de los labios de una oligarquía esclavista exigente, arrogante e imperiosa. Los amos de los esclavos han sido los amos de la República. Su autoridad era casi indiscutible, y su poder irresistible. Eran los Hacedores de Presidentes de la República, y ningún aspirante se atrevía a soñar con el éxito contra su aprobación. La elección de Lincoln ha enturbiado su autoridad. Le ha enseñado al Norte su fuerza, y ha mostrado su debilidad al Sur. Y lo más importante, ha demostrado la posibilidad de elegir a la Presidencia, si no un abolicionista, al menos una persona con reputación antiesclavista”. p. 10-11.
Carolina del Sur no aceptó los resultados de la elección y se separó de la Unión en diciembre de 1860. Los abolicionistas se convirtieron en blanco de multitudes iracundas en el Norte, acusados de dividir a la Nación. Los intentos norteños por recuperar a los estados del Sur no funcionaron. En febrero de 1861, seis estados sureños más –Georgia, Florida, Mississippi, Alabama, Louisiana y Texas se secesionaron también y establecieron un gobierno bajo el nombre de Estados Confederados de América.
El país esperaba que Lincoln respondiera a la crisis. El discurso de Lincoln en marzo de 1861 decepcionó a Douglass porque el presidente prometía mantener las “leyes de esclavos fugados” y no interferir con la esclavitud en los estados donde ya estaba establecida. Su prioridad era reestablecer la Unión, no terminar con la esclavitud.
El 12 de abril de 1861, las tropas confederadas bombardearon el Fuerte Sumter, instalación militar federal ubicada en una isla en la bahía de Charleston, Carolina del Sur. El fuerte se rindió al día siguiente. Lincoln respondió con un llamado para que 75 mil voluntarios se enrolaran en el ejército y fueran enviados al Sur para parar la rebelión. Inmediatamente Virginia, Tennessee, Carolina del Norte y Arkansas se unieron a la Confederación. Los otros cuatro estados esclavistas (en la frontera entre el Norte y el Sur) - Delaware, Maryland, Missouri y Kentucky- permanecieron en la Unión. Ambas partes se prepararon para la batalla, el Norte con sus 23 estados y una población de 22 millones contra los 11 estados del Sur y 9 millones de habitantes, que incluían en ese número a 3 y medio millones de esclavos.
El Norte peleaba para preservar la Unión; el Sur peleaba por el derecho a secesionarse y establecer una nación que garantizara el derecho de una persona a tener esclavos como propiedad (ya que en ellos se basaba casi toda su economía agraria, en especial el cultivo del algodón). Para Frederick Douglass y los abolicionistas, la guerra era una batalla para terminar con la esclavitud. La respuesta de Douglass a la rendición del Fuerte Sumter fue de agradecimiento. Al avanzar la Guerra Civil, Douglass se propuso dos metas por las cuales luchar: la emancipación de todos los esclavos en la Confederación y en los estados fronterizos de la Unión, y el derecho de los negros de enlistarse en los ejércitos del Norte. Al continuar el conflicto bélico, más y más personas en el Norte coincidirían con estos objetivos. Mientras se sucedían las batallas, Douglass viajó por Estados Unidos dando conferencias donde pedía a Lincoln la libertad de los esclavos.
El 16 de abril de 1862, Lincoln firmó un decreto que prohibía la esclavitud en el Distrito de Columbia, donde se asienta la capital Washington, pero fue lento en aceptar las medidas del Congreso que confiscaban a los esclavos en áreas del Sur ahora controladas por los ejércitos norteños (llamados “contrabando de guerra” y aún considerados como propiedad confiscada: recurso legal que encubría una emancipación disfrazada). Lincoln creía que si aprobaba leyes que liberarían a los esclavos, los cuatro estados fronterizos de la Unión se rebelarían y se pasarían a la Confederación.
Douglass insistió en sus discursos, conferencias y editoriales que el objetivo de la guerra debía ser la abolición de la esclavitud, y que se debía permitir que los negros se sumaran a la batalla por su libertad. Las bajas de guerra en los campos de batalla eran aterradoras (la Guerra Civil de 1861-1865 es, aún hoy, la guerra más sangrienta en bajas estadounidenses, incluidos los conflictos de Afganistán, Irak y cada una de las Guerras Mundiales. En la Guerra Civil murieron 600 mil estadounidenses). A las bajas se sumaron las revueltas en distintas ciudades contra la conscripción en el ejército norteño.
“Nuestro Pecado Nacional nos ha encontrado… La Esclavitud ha provocado todo… Hemos sembrado vientos sólo para cosechar tempestades… Han sembrado tiranos y ahora obtienen una cosecha de guerra civil y anarquía… Es el momento de poner fin a todas nuestras actuales calamidades nacionales… Ahora, cualquier intento de separar la libertad del esclavo de la victoria del gobierno… cualquier intento de asegurar la paz para los blancos mientras se deja a los negros encadenados… será labor perdida. El pueblo americano y el gobierno en Washington pueden negarse a reconocerlo durante un tiempo; que la guerra que ahora se libra en esta tierra es una guerra a favor y en contra de la esclavitud; y que nunca se terminará efectivamente hasta que una u otra de estas fuerzas vitales sea completamente destruida”. p. 17.
Gradualmente, al aumentar los costos de la guerra y sin ver en el horizonte una victoria final para el Norte, Lincoln aceptó que se requerían medidas más decisivas contra la Confederación. En el verano de 1862, Lincoln mostró a su gabinete el borrador de una orden ejecutiva que liberaría a los esclavos en los estados de la Confederación. Decidió hacer pública su proclamación en cuanto el Norte ganara una batalla importante. En septiembre de 1862 obtuvo la victoria que necesitaba cuando las tropas norteñas rechazaron la invasión Maryland por parte del Ejército de Virginia, al mando de Robert E. Lee, en la batalla de Antietam. En la noche del 31 de diciembre de 1862, Lincoln expidió oficialmente la Proclamación de la Emancipación: en ella se decía que, a partir del día siguiente, todos los esclavos que se encontraran en zonas no controladas por tropas de la Unión eran libres. La esclavitud no fue abolida en los cuatro estados norteños fronterizos ni en las zonas ya capturadas del Sur. Sin embargo, el acto de Lincoln liberó a millones de negros, que huyeron de sus amos y tomaron “el camino de la libertad” hacia zonas controladas por las fuerzas de la Unión.
En Boston, la noche en que fue anunciada la Proclamación, Douglass escribió sobre el espíritu de los que estaban alrededor de él en la oficina de telégrafos esperando ser testigos de la muerte de la esclavitud: “Esperábamos como si fuéramos a ver un relámpago del cielo… mirábamos… con la tenue luz de las estrellas por el amanecer de un nuevo día… ansiábamos la respuesta a las agonizantes oraciones de siglos”.
La multitud festejó. El final de la esclavitud estaba a la vista. Después Douglass se concentró en la lucha de los negros para que se les permitiera pelear por su libertad. En 1863, el Congreso autorizó el enlistamiento de los negros en el ejército de la Unión. El 54º Regimiento de Massachussets fue la primera unidad de soldados negros (con oficiales blancos) que se formó, y el gobernador del estado le pidió a Douglass que ayudara en el reclutamiento. Douglass accedió y escribió un editorial que se publicó en los periódicos locales. “Hombres de color, a las armas”, y pedía a los negros “acabar en un día con la servidumbre de siglos”, obtener la igualdad y mostrar su patriotismo al pelear por la causa de la Unión. Sus hijos Lewis y Charles estuvieron entre los primeros en alistarse.
Douglass sabía que si la población negra probaba su patriotismo y valentía en el campo de batalla, la nación se vería moralmente obligada a otorgarle una ciudadanía completa, de primera clase: “Una vez que el hombre negro porte en su persona las letras en bronce U.S., que tenga un águila en sus botones, un mosquete al hombro y balas en su cartuchera, no habrá poder en la Tierra que pueda negarle que se ha ganado el derecho a la ciudadanía en los Estados Unidos”. p. 163.
Los discursos de Douglass prometían la igualdad de los soldados negros en el ejército de la Unión, pero desafortunadamente no fueron tratados con equidad. Se le pagó la mitad de lo que recibían los soldados blancos, se les dieron armas inferiores y entrenamiento deficiente. No se les permitió convertirse en oficiales. Lo peor de todo fue que los soldados negros capturados por los confederados eran ejecutados con frecuencia (ver película Tiempos de Gloria / Glory, de Edward Zwick, con Matthew Broderick y Morgan Freeman).
Douglass paró su actividad de reclutamiento cuando se enteró de estas condiciones. Publicó sus quejas y pidió un encuentro con el presidente. La cita se dio en el verano de 1863 y Douglass expresó sus quejas sobre la forma en que los soldados negros eran tratados por los oficiales norteños y el ejército sureño. Lincoln le dijo a Douglass que podría haber cambios en el futuro. Aunque Douglass no estuvo totalmente satisfecho con la respuesta de Lincoln, decidió apoyar de nuevo el reclutamiento. Después del encuentro, el secretario de Guerra, Edwin Stanton, le ofreció a Douglass una comisión como oficial en el equipo del general Lorenzo Thomas. Douglass aceptó y volvió a Rochester donde publicó el último número de su periódico. Esperó en su hogar la designación como oficial pero nunca llegó. Parece ser que Stanton decidió que Douglass nunca sería aceptado por otros oficiales. Douglass se decepcionó pero siguió con su labor de reclutamiento. Para ese entonces su hijo, Frederick Jr., se había unido a sus hermanos en la filas de la Unión.
Más de 200 mil negros se enlistaron en el ejército de la Unión y 38 mil murieron o fueron heridos en las batallas de la Guerra Civil. Al llegar a ser el 10 por ciento de las tropas del Norte, los soldados negros hicieron sentir su número en los campos de batalla y se distinguieron en muchos combates (como el 54º Regimiento de Massachussets en el Fuerte Wagner). Para mediados de 1864, con la ayuda de las tropas negras, la guerra comenzó a favorecer al Norte.
En 1864, Douglass comenzó a preocuparse por la suerte de los negros una vez que todos fueran libres. No sólo quería la liberación de los esclavos sino también la igualdad de su pueblo. En el Norte, la discriminación contra los soldados y civiles negros continuaba.
“Nuestro trabajo no estará terminado hasta que el hombre de color sea admitido como un miembro integral y completo en el cuerpo político americano… Se dice que el hombre de color es ignorante, y por lo tanto no votará. Al decir esto, ustedes aprueban una regla para el hombre negro que no aplican a otras clases de sus ciudadanos. No escucharé nada que esté relacionado con la degradación o la ignorancia sobre el hombre negro… Si él distingue a un hombre honesto de un ladrón, sabe más que algunos de nuestros votantes blancos, y sabe lo suficiente para votar. Si conoce lo suficiente para tomar las armas en defensa de este gobierno, y desnudar su pecho para enfrentar a la artillería rebelde, sabe lo suficiente para votar… Sin embargo, todo lo que pido, en relación a los negros, es que cualquier regla que ustedes adopten, sea de inteligencia o riqueza, como condición para votar, se aplique con equidad también al hombre negro”. p. 275.
En Mayo de 1864, al acercarse las elecciones presidenciales, Douglass asistió a una convención de miembros abolicionistas y antiesclavistas del partido Republicano, conocidos como Republicanos Radicales. Los delegados nombraron como candidato para presidente a John C. Fremont, general de la Unión. Los demócratas eligieron al popular general norteño George B. McClellan para competir contra Lincoln. Su plataforma favorecía la paz inmediata con el Sur y que los negros siguieran en la esclavitud. Preocupado porque McClellan pudiera ganar la elección, Douglass y otros personajes que sostenían a Fremont decidieron apoyar a Lincoln.
Douglass y Lincoln se volvieron a encontrar en agosto de 1864. El presidente comenzaba a dudar que se ganara la guerra, le preocupaba también tener que firmar la paz con la Confederación, lo que dejaría a la esclavitud intacta. Lincoln le pidió a Douglass que diseñara planes para evacuar a los esclavos del Sur en caso de que una victoria de la Unión pareciera imposible. Douglass salió del encuentro convencido de que Lincoln era un amigo de los negros. Las políticas del presidente no sólo eran odiadas por los sureños sino también por muchos norteños cansados de la guerra o que odiaban y discriminaban a la población negra.
Abraham Lincoln: “Algunos comandantes de nuestros ejércitos en el campo, que nos han dado nuestras victorias más importantes, creen que la política de emancipación, y el uso de tropas negras constituyen el golpe más pesado que se le haya dado a la rebelión… Ustedes dicen que no pelearán para liberar negros. Parece que algunos de ellos están dispuestos a pelear por ustedes… Habrá algunos hombres negros que puedan recordar que, con lengua silenciosa, dientes apretados, mirada fija y bayoneta lista, han ayudado a la humanidad a llegar a esta gran consumación; mientras que, me temo, habrá algunos hombres blancos incapaces de olvidar que, con corazón maligno y palabras engañosas, se esforzaron por entorpecerla.” p. 196.
El plan de evacuación que Douglass le envió a Lincoln nunca fue usado. En el verano de 1864, el general William Tecumseh Sherman y sus tropas dejaron una estela de destrucción al marchar a través del corazón del Sur. En septiembre, Sherman capturó Atlanta, la capital del estado de Georgia, que después fue destruida por un incendio. La senda de destrucción siguió cuando Sherman se dirigió al puerto de Savannah. Estas victorias renovaron la esperanza del Norte de ganar la guerra y galvanizó su esfuerzo bélico; así, Lincoln ganó con facilidad su reelección en noviembre.
Al final de 1864, el Sur estaba hambriento, arrasado y en bancarrota. Al retirarse los ejércitos confederados frente a sus oponentes norteños mejor abastecidos, Douglass aprovechó la ocasión para visitar Maryland y las zonas de Virginia ocupadas por la Unión. Dio conferencias en Baltimore y se reunió con su hermana Eliza, a la que no había visto en 30 años. Estaba muy orgulloso de su hermana quien, por medio de su trabajo, había logrado comprar su libertad y la de sus nueve hijos.
De regreso al Norte, asistió al discurso de Lincoln en su segunda toma de posesión. Entre la gente, se sintió “un hombre entre hombres”, pero después algunos funcionarios del gobierno impidieron que el o cualquier otro negro entraran a la recepción en la Casa Blanca. Cuando Douglass pudo informar al presidente Lincoln del rechazo, de inmediato se le dio acceso a la ceremonia. Lincoln lo saludó personalmente con las siguientes palabras: “Aquí llega mi amigo Douglass”.
“Por primera vez en mi vida, y supongo que por primera vez en la vida de cualquier hombre de color, fui a la recepción del presidente Lincoln en la tarde de su toma de posesión. Al aproximarme a la puerta fui interceptado por dos policías y se me prohibió entrar. Les dije que estaban completamente equivocados en lo que hacían, que si el señor Lincoln supiera que estaba en la puerta ordenaría mi admisión, y entré. En el interior otros dos policías se encargaron de mí para conducirme, según yo creía, a ver al presidente, pero en lugar de eso me conducían a una salida. Oh, les dije, señores, esto no es lo procedente, y como pasaba un señor hacía adentro le comenté, Sólo dígale al señor Lincoln que Fred Douglass está en la puerta. Se dirigió de inmediato al presidente Lincoln y, en menos de medio minuto, estaba invitado a pasar a la Sala Este de la Casa Blanca… estaba a unos pasos cuando el señor Lincoln me vio; su rostro se alegró, y dijo con una voz que se escuchó alrededor: Aquí viene mi amigo Douglass. Al acercarme me tendió la mano, me dio un saludo cordial, y dijo: Douglass, hoy te vi entre la multitud escuchando mi discurso de toma de posesión. No hay un hombre cuya opinión valúe más que la tuya: ¿qué piensas de él? Le dije: Señor Lincoln, no puedo quedarme aquí platicando con usted, ya que hay miles de personas esperando para saludarlo de mano; pero el dijo otra vez: ¿Qué piensas del discurso? Le dije: Señor Lincoln, es un esfuerzo sagrado, y luego me retiré. Me alegra que te haya gustado, me contestó". p. 268-269.
A principios de abril de 1865, fue capturada la capital sureña de Richmond, Virginia. Días después, el comandante de las fuerzas confederadas, el Gral. Robert E. Lee, se rindió al comandante de los ejércitos de la Unión, Ulises S. Grant, en Appomattox Court House en Virginia. El 9 de abril de 1965 terminaba la Guerra Civil.
Ante el horror de la nación, que acababa de reunificarse, el presidente Lincoln fue asesinado por John Wilkes Booth, mientras asistía a una obra en el Teatro Ford en Washington, apenas el 14 de abril. Murió al día siguiente.
Junto al país, Douglass resintió la muerte del hombre que había llegado a respetar. Sin embargo, el hecho era que la guerra para terminar con la esclavitud se había ganado.
Su vida después de la 13ª. Enmienda
Con la ratificación de la Décimo Tercera Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, en diciembre de 1865, la esclavitud fue abolida oficialmente en todo el territorio de Estados Unidos.
Se inició la Era de la Reconstrucción en el Sur, el período durante el cual los 11 estados confederados serían reintroducidos a la Unión. Mientras tanto, los ejércitos del Norte ocupaban al Sur y hacían cumplir los decretos del Congreso. Frederick Douglass tenía entonces 47 años, un hombre activo en el mejor momento de su vida. Pensó comprar una granja y retirarse de la vida publica. Pero los afroamericanos necesitaban desesperadamente un “abogado”.
En muchas partes del Sur, los esclavos recién liberados trabajaban bajo condiciones similares a las que existían antes de la Guerra Civil. El ejército de la Unión sólo podía proteger de manera limitada a los exesclavos. El sucesor de Lincoln, Andrew Johnson, del estado de Tennessee, no tenía interés en asegurar la libertad de los negros sureños. Los gobernadores de los estados sureños que designó formaron gobiernos proesclavistas y conservadores. Las nuevas legislaturas estatales promulgaron leyes diseñadas para mantener a los negros en la pobreza y en posiciones de servidumbre. Bajo los llamados “códigos negros”, los exesclavos que no tenían trabajo fijo podían ser arrestados y tenían que pagar multas muy altas. Los prisioneros que no pudieran pagar las multas eran contratados como esclavos virtuales. En algunas zonas se forzaba a los niños negros a trabajar como aprendices en las industrias locales. Se les impedía a los negros comprar tierras y se les negaban salarios justos por su trabajo.
El presidente Andrew Johnson.
En una reunión de la Sociedad Antiesclavista Americana, en mayo de 1865, un mes después del fin de la Guerra Civil, William Lloyd Garrison pidió que se desbandara la organización ahora que su objetivo se había cumplido. Douglass se opuso a la propuesta de Garrison y aclaró que “La esclavitud no estará abolida hasta que el negro tenga el voto”. La sociedad votó a favor de seguir luchando por los derechos de los negros pero muchos abolicionistas abandonaron el movimiento. Por fortuna, los abolicionistas no eran los únicos interesados en darle a los negros el derecho a votar. El partido Republicano estaba preocupado por la posibilidad de que los demócratas recuperaran el poder en el Sur. Si esto sucedía, los republicanos perderían su posición dominante en el Congreso cuando los estados sureños fueran readmitidos en la Unión. Lidereados por dos senadores antiesclavistas, Thaddeus Stevens y Charles Sumner (ver película Lincoln, de Steven Spielberg), un grupo de republicanos radicales se unieron a los abolicionistas en una campaña pro derecho de los negros al voto porque creían que, de forma natural, apoyarían el Republicanismo. Al final de 1865, Douglass viajó por todo el Norte hablando a favor del voto para los negros y advirtiendo al país que los antiguos dueños de esclavos estaban recuperando el control.
En febrero de 1866, dio un discurso frente al presidente Andrew Johnson. Junto con su hijo Lewis y otros tres líderes negros, se reunió con ]ohnson para insistir en la necesidad de cambios en los gobiernos estatales sureños. El presidente dijo que pretendía apoyar los intereses de los blancos sureños y bloquear el derecho al voto de los negros. Llegaron a la conclusión de que Douglass y Johnson presentarían sus argumentos al pueblo estadounidense.
A pesar de la oposición presidencial, Douglass peleó por el voto negro. Gradualmente la opinión pública se opuso a Johnson y su intento por instalar gobiernos sureños controlados por confederados. El control republicano del Congreso se resistió a los planes de Johnson para una reconstrucción limitada del Sur. Los republicanos radicales querían ver cambios reales que terminaran con el poder de los propietarios de esclavos en el Sur. Thaddeus Stevens pidió la fragmentación de los latifundios propiedad de esclavistas y que la tierra se repartiera entre los libertos. En el verano de 1866, el Congreso promulgó dos decretos pasando por encima del veto presidencial.
El primero, el Decreto sobre la Oficina de los Libertos, extendía los poderes de esa agencia gubernamental que se había establecido en 1865 con el propósito de dar asistencia médica, educativa y financiera a los millones de empobrecidos negros sureños. El Congreso promulgó también el Decreto de Derechos Civiles, que otorgaba ciudadanía completa a los negros, junto con todos los derechos que ya gozaban otros estadounidenses. Los partidarios de Jonson, principalmente demócratas y republicanos conservadores, se organizaron en el verano de 1866 para frenar el movimiento de los derechos a los negros. Los republicanos radicales se reunieron en Filadelfia para votar una resolución que pedía el sufragio de los negros.
Douglass asistió a esa reunión como delegado de Nueva York. Por desgracia, encontró muchos prejuicios entre algunos políticos republicanos, que no querían asociarse con los negros en igualdad de circunstancias. Sin embargo, Douglass fue a la convención y defendió el voto negro. La decisión fue cerrada porque varios delegados tenían miedo de que los votantes blancos rechazarían al partido por aliarse con los negros. Los discursos de Douglass y la sufragista Anna E. Dickinson cambiaron la decisión a favor de los negros.
El movimiento a favor del sufragio de los negros creció rápidamente después de la convención de Filadelfia. Los congresistas que apoyaban al presidente Andrew Johnson ya eran minoría por lo que, en junio de 1866, el Congreso estadounidense firmó la Décimo Cuarta Enmienda, diseñada para para asegurar que los derechos garantizados con anterioridad a los negros con el Acta de Derechos Civiles estuvieran garantizados por la Constitución. La enmienda fue ratificada finalmente en julio de 1868 después de que todos los estados la aprobaran. Aunque la nueva enmienda declaraba que ningún estado podía negarle todos sus derechos a una persona como ciudadanos estadounidense, no garantizaba el derecho al voto a los negros. Sin embargo, en la mayoría de los estados los ciudadanos negros ya votaban.
Durante julio de 1867, Douglass fue llamado por el presidente Johnson para hacerse cargo de la Oficina de Libertos, posición que le hubiera permitido supervisar todos los programas de gobierno que administraban las necesidades de los negros sureños. A Douglass lo tentó la oferta del poder, el primer puesto importante de gobierno que se le ofrecía a un negro, pero se dio cuenta de que al asociarse con la administración Johnson, ayudaría al presidente a presentarse como “el amigo del hombre negro”. Por lo tanto, Douglass se rehusó a servir bajo un presidente cuyas políticas reales detestaba.
Para finales de 1867, Douglass podía ver que los días de Johnson en la presidencia estaban contados. El presidente no pudo frenar las Actas de Reconstrucción del Congreso, que dividieron al Sur en cinco distritos militares y exponían una serie de condiciones muy estrictas para la readmisión de los estados confederados a la Unión Americana. Las nuevas leyes exigían que los estados sureños ratificaran la Décimo Cuarta Enmienda y que garantizaran el derecho al voto de la población negra. Los republicanos radicales estaban molestos con Johnson por sus intentos de bloquear las medidas de reconstrucción, e iniciaron los procedimientos para su destitución de la Presidencia, primera ocasión en que esto sucedía en la historia de Estados Unidos. La destitución estuvo a solo UN voto para obtener la mayoría de dos terceras partes en la Cámara de Diputados y el Senado que se necesitaban para expulsar a Johnson del cargo, pero por esta situación el presidente ejerció poco poder real durante los dos últimos años de su mandato.
Durante la contienda electoral por la presidencia en 1868, Douglass hizo campaña a favor del candidato republicano, el general Ulysses S. Grant, comandante en jefe del ejército del Norte durante la Guerra Civil que apenas había terminado en 1865.
Ulysses S. Grant.
En un discurso famoso, “El trabajo ante nosotros”, Douglass atacó al partido demócrata por ignorar a los ciudadanos negros y advirtió sobre el surgimiento en el Sur de las organizaciones supremacistas blancas como el Ku Klux Klan. Estas sociedades secretas aterrorizaban a los negros con fuego, horcas y linchamientos. También atacaron a los “carpetbaggers” yanquis (norteños que se asentaron en el Sur después de la guerra, con la intención de educar a los esclavos liberados, o hacer negocios legítimos en la región, llamados despectivamente “carpetbaggers” porque usaban bolsas con telas que parecían alfombras: maestras, médicos, enfermeras, pequeños empresarios, militares desmovilizados). También atacaron a los “scalawags” (o trepadores, blancos sureños que cooperaban con las autoridades federales en la Reconstrucción y apoyaban a la población negra).
Douglass temía –con mucha razón- que las tácticas terroristas del KKK tuvieran éxito y la población negra, aterrorizada, renunciara a los derechos civiles que habían ganado en el Sur. “La rebelión sureña ha sido aplastada, la esclavitud abolida y la paz proclamada”, dijo, “y sin embargo, nuestro trabajo no ha terminado… Nos enfrentamos cara a cara con el mismo viejo enemigo de la libertad y el progreso… Hoy, el Sur todavía es un campo de sangre”.
Los votantes negros salieron a votar en masa por los republicanos en las elecciones de 1868, y ayudaron a Grant a ganar la presidencia. Con Grant en la Casa Blanca, la Décimo Quinta Enmienda pasó por el Congreso y fue enviada a los estados para su ratificación. Esta enmienda garantizaba que todos los ciudadanos tenían el derecho a votar, sin tener en cuenta su raza. El 30 de marzo de 1870, el presidente Grant declaró oficial la adopción de esta enmienda. Después, en la última reunión oficial de la Sociedad Antiesclavista Americana, Douglass habló sobre los nuevos derechos que los negros habían conquistado. “Me parece estar viviendo en un mundo nuevo”, dijo. Al mismo tiempo, dio las gracias a todas las mujeres y hombres que habían luchado por tanto tiempo para hacer posible ese nuevo mundo, pero con modestia omitió su propio nombre.
Sin embargo, nadie había luchado tanto por esos derechos como Douglass. Para 1870, podía constatar los valiosos frutos de su labor. Entre 1868 6 1870, los estados sureños fueron readmitidos en la Unión y un gran número de personas negras fueron elegidas para cargos en las legislaturas estatales. También ganaron asientos en el Congreso, con Hiram Revels de Mississippi como el primer senador negro y Joseph Rainey de Carolina del Sur como primer diputado.
En 1870, le pidieron a Douglass que fuera el editor de un periódico con sede en Washington, cuyo objetivo era exaltar el progreso de la población negra en todo Estados Unidos. Poco después el New National Era tuvo dificultades financieras y Douglass compró la empresa. El diario cerró en 1874, pero por unos años fue el medio donde dio a conocer sus opiniones sobre la situación racial en su país. Luego del incendio de su casa en Rochester, donde se perdió parte de sus archivos, decidió mudarse con su familia a Washington. En 1872 hizo campaña en favor de la relección de Grant, aunque muchos líderes republicanos a los que respetaba como el senador Charles Sumner, decidieron apoyar al candidato demócrata Horace Greeley. Aunque personalmente era un individuo honesto, Grant fue muy criticado por no controlar a los funcionarios corruptos que trabajaban en su administración. Douglass le fue fiel porque creía que se necesitaba a un “amigo” de la población negra en la Casa Blanca. Grant ganó la elección en 1872 y Douglass fue uno de los dos electores del estado de Nueva York, personas encargadas de llevar los resultados de la votación en sobre cerrado a la capital. Después de la elección, Douglass esperaba un puesto en la administración pero no le fue ofrecido, así que regresó al circuito de expositores y oradores. En sus viajes, Douglass seguía luchando contra las humillaciones cotidianas que la población negra debía soportar. Cada vez que encontraba prácticas discriminatorias en un restaurant, hotel, o vagón del tren, escribía una carta de protesta a los periódicos locales. En 1875, se le aplaudió por la aprobación del Acta de Derechos Civiles aprobada por el Congreso, que le daba a la población negra el derecho a un trato igualitario en teatros, hoteles y otros lugares públicos. Douglass era considerado el vocero más relevante de la comunidad negra.
Al mismo tiempo, el KKK y otras organizaciones terroristas blancas quemaban las escuelas para negros, mataban a maestros y aterrorizaban maestras para evitar que la población negra aprendiera a leer. Paralelamente, parte de la población norteña que era racista estaba harta de los problemas en el Sur, el costo de la ocupación militar y presionaba para que el gobierno federal “dejara que el Sur arreglara sus propios asuntos” desentendiéndose de la violencia contra los negros.
En 1877, el presidente republicano Rutherford B. Hayes, le dio a Douglass el puesto honorífico de “marshal” de la ciudad de Washington. Sin embargo, para obtener votos sureños durante la elección de 1876, los republicanos acordaron retirar las tropas federales del territorio del Sur. Los derechos que la población negra había conquistado después de la Guerra Civil ya no serían protegidos en los estados sureños. Douglass fue criticado por aceptar el puesto luego de la traición republicana hacia sus votantes y simpatizantes negros. Sin embargo, Douglass protestó contra los republicanos por abandonar a la población negra sureña, ahora indefensa ante las prácticas discriminatorias que reinaban en el Sur.
Al acercarse a los 60 años, Douglass sintió por fin el peso de la edad y del esfuerzo de una intensa carrera política de activismo en pro de su comunidad. En 1877 viajó a San Miguel, Maryland (St. Michael), Maryland, para visitar a viejos amigos y ver las plantaciones en las que vivió como esclavo. Visitó a su antiguo amo, Thomas Auld, ya muy envejecido. Los dos hombres conversaron largamente. Auld le pidió perdón por sus acciones como dueño de esclavos, y al final se despidieron en buenos términos. En 1881, publicó el tercer volumen de su biografía: “Vida y Tiempos de Frederick Douglass”. En agosto de 1882, Anna Douglas murió después de una larga enfermedad. Douglass observó el tradicional año de duelo, pero no quiso adaptarse a la vida tradicional de un viudo de la época. Nunca había temido la polémica y la controversia, y su siguiente acto escandalizó tanto a la sociedad negra como a la blanca. A principios de 1884, Douglass anunció su matrimonio con Helen Pitts, una mujer blanca casi 20 años más joven que él.
Douglass disfrutó 9 años de matrimonio con Helen Pitts hasta que, el 20 de febrero de 1895, sufrió un infarto masivo al corazón y murió a los 77 años. La noticia de su muerte se difundió por todo el país, y las multitudes se agolparon para rendirle en la iglesia de Washington donde se expuso su cuerpo. Las escuelas públicas para población negra cerraron elo día de su funeral, y los padres llevaron a sus hijos a ver por última vez al líder más reconocido y famoso de su comunidad. Su esposa e hijos acompañaron el cuerpo hasta Rochester donde fue enterrado.
Las acciones de resistencia civil en pro de los derechos civiles que, un siglo después, encabezaron personajes de la talla de Martin Luther King, Jr., Ralph Abernathy y Malcolm X a favor de la población negra estadounidense, no se pueden comprender y no hubieran tenido el mismo éxito si Frederick Douglass no hubiera abierto el camino en el siglo XIX. En ese siglo nadie luchó con más ahínco y resolución por los derechos de su pueblo que Frederick Douglas. Nació en un tiempo en el que se necesitaban desesperadamente voces decididas que pidieran la libertad de los esclavos. Douglass fue ese orador poderoso en nombre de todos los hombres y mujeres cuya voz se escucha aún el día de hoy.
“Creemos que el bienestar más alto para este gran país se alcanzará cuando se borren de todos sus libros estatutarios todas las promulgaciones discriminatorias en favor o en contra de cualquier parte de su pueblo, y estableciendo una misma ley para las personas blancas y negras… No se puede permitir la voz del prejuicio. En este departamento de las relaciones humanas, no se puede tomar nota del color de los hombres; sólo deben pesar la justicia, la sabiduría y la humanidad”. p. 290.
Frederick Douglass.
(1) Todas las citas de Frederick Douglass que terminan, por ejemplo, con p. 290 están tomadas de:
James M. McPherson. the Negro´s Civil War. Ballantine Books, New York, Junio 1991. ISBN: 0-345-37120-8 p. 366.