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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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JORGE FERNÁNDEZ GIL [16.904]

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Jorge Fernández Gil

(Argentina, 1948 - 1991)
Jorge Fernández Gil llegó a Playa Unión en 1973, y residió en ese balneario chubutense y en Rawson casi hasta su muerte, ocurrida en 1991. Había nacido en La Plata en 1948.

Fue poeta, actor y director teatral. También escribió cuentos y obras de teatro. Su obra poética, perturbadora e inclasificable, permanece inédita. Fernández Gil cultivó la erudición, la heterodoxia y los gestos desafiantes en una región marcada a fuego por la chatura de los años de plomo y las tradiciones decadentes. Al tiempo que escribía silenciosamente su obra, se convirtió en una suerte de joven maestro escéptico, generoso y carente de retórica para escritores y artistas huérfanos de referentes durante la dictadura. 

Debrik Ankudovich fue su compañero de ruta durante años de resistencia cultural e ideológica en Rawson, Trelew, Playa Unión y Puerto Madryn. 

A comienzos de los '80, Fernández Gil compartió con Ankudovich, Artola y quien firma esta noticia el movimiento "Poesía a la calle" y la resistencia activa ante los dinosaurios que dominaban la escena del Encuentro Patagónico de Escritores de Puerto Madryn en una obscena combinación de nazionalismo, ignorancia y asados de cordero.

Refractario a cualquier atisbo de carrera literaria y ajeno a la mínima concesión a los modestos salones de la literatura regional, consumió su tiempo
como un artista del hambre, ceñido a su propia rebelión y en la búsqueda de un arte insumiso.

Su obra dispersa reúne muestras brillantes de una poesía que no nace en la boca; versos impecables de una angustia que quema. Había escrito: "Un niño llora. Sabemos que seguirá llorando porque lo único que tenemos para consolarlo es un cuchillo ya ensangrentado". Sabía que "la memoria, enferma, alucina". Su legado es el de los artistas que quemaron su aire contra la iniquidad, como pedía Baudelaire.




Jorge Fernandez Gil
El rostro de la sombra y otros poemas



HOMENAJE

Ningún ángel sumerge a las niñas en el sueño
nadie llora frente a las lápidas en el día de los Muertos.

El último gallo canta y entre la ronda de las rojas rosas
descansa el cuerpo de la niña blanca, de la mujer inquieta,
de la vieja ramera que abrió el fruto y despertó un Cielo
con los matices del santo placer,
única vida y forma sobre esta tierra.




A LA HORA DEL ROSARIO

A la hora del rosario se inclina la familia.
Pardo otoño, calles pardas.

Sombrío tiempo en que la memoria crece iluminada por presurosas antorchas.
Casullas, recortes de hostias, mármoles de los altares.
Un día acaricié las nalgas de una monja.
Las severas estatuas siguieron en su lugar y yo me deslicé
por el atrio con una sonrisa más amplia.

Hoy es viernes santo y estirado sobre la arena húmeda
con una corona de espinas apretada entre sus manos
el ebrio medita siguiendo el vuelo de las aves emigrantes.




PASSE

Basía helukuvrasión
poder absurdo el de crear imágenes
pretendiendo sublimar el sentimiento.





EL ROSTRO DE LA SOMBRA

Yo era la sombra del espantajo abandonado en el desierto.
A espaldas de divinidades, demorado en el pastizal de la compasión
mi paso activa aún
helechos blancos suspendidos entre cielo y tierra continuamente resucitando.
Mi mano apenas tiembla ya.
Reconozco dentro del tiempo de pájaros crecientes el agua en que bañan sus alas las lilas y otras piedras basales la fuente de cotorras sin agujas, los punzones de medio aire, el cardenal en un muslo simplemente demasiado joven soleado al frescor de una edad en que se brincan los caminos no queridos.
La señal mecánica del control de vida es atropellada por un autosport rojo y el aire se suspende, las paredes se tuercen, las vitrinas gritan su histeria...  Sólo es un momento.
La música reanuda luego el sedante transcurrir del humo
de la miseria ajena, viento distante
lluvia lavativa

sobre el capot de la culpa

Suena metálica su gota

(neolite bajo los pies)
La sombra era falaz ventana espejismo grávido donde cambiaba yo de forma y posición donde vivía duplicado volando siempre entre la hierba mansa de un delirio regimentado por manchas de humedad.  ¡ Qué delicia el frío del pálido azul, más allá, fuera de la sombra y su cuerpo triste reflejado!
Guardando la caída de copos de luz el reposo hacía una escala de mañanas eternas, amorfas, siempre neutras.
¿ Qúe flor invertida, qué escarcha de diamante empleó mi nevado doble en su estaca de la sed?
A la izquierda de una página en blanco quedan las huellas del suicida.
Atrás, en la deheza de la casa
están las evidencias.
Lo que no puedo tocar el viento allí se encuentra cerca del pozo ciego.
Vuelvo a los pájaros crecientes, entonces...
Todo color tenía su propio acto mi pluma se alimentaba en recipientes ígneos abejas desmesuradas surcaban el tonel de mi calle, mi jardín y las ruinas de una escalera construida jamás.

Seducido por las grandes ideas supe hundirme, subiendo siempre

mientras mis compañeros trepaban árboles que serían talados después.
(debajo renegadas escobas elevan su grito sobre las cenizas acumuladas)

Toda virgen tendrá su causa o no será-
Dicen que he muerto tomando café en un bar
mientras escribía palabras sin sentido
con el alma amordazada.
No estoy de acuerdo,
si todo bastón me haría feliz,
si con óptica telemétrica registraba accidentes en la almohada, verbos de carne y hueso, de vestido quitado.  Cuando los demás pescaban, recorría el hacer de las hormigas.  Los cazadores instigaban al inocente y yo apretaba mis manos regocijado en el dolor propio, hasta que esputé los umbrales todos.
Nunca comprendí cómo podía ver el portillo de mi hogar
estando tan lejos y tapado por aquellas moles palaciegas
color caramelo, negadoras de la luz
y ahora que estoy frente a él
no acierto a tocarlo, tomarlo, abrirlo.

De todas formas, yo lo sé, tenía allí una planta que creció hasta el cielo y se fue.
Era una planta enorme que no podía acariciar sin lastimarme:
hato de lilas que transitaba un subterráneo recubierto de sábanas heladas a través de la yema de los dedos absurdos.  Colgaba entonces mi mano en la terraza y era, nocturno una doble cascada de dolor.
Nadie me vio. Ese fue el único consuelo para mi vergüenza.
Ya no pude seguir subiendo hacia el cielo.

Otra imagen interior eran los estiletes color leche materna
hendiendo la carne de un pájaro muerto antes de nacer.

Silueta de árbol vencido, de hojas amplias y tronco escamado
mi hogar vivió el silencio que le di, bajo la máscara de ser sin ser
de no existir como él sin que él pudiera llegar a una existencia real.
Simplemente, una casa, cualquier lugar.

El atardecer dibujaba mariposas indescriptibles en sus paredes.
Una espiral de cabellos blancos aprisiona mis playas
ahora, el pie tullido, el fuego.
Tren de cristal vuelvo a las sombras recogiendo nidos
adormecido siempre en un cuarto improvisado
gimiendo, llorando, apagado de emoción

tiendo en las copas, nuevamente a la sombra.

Aquel sol del poniente arrojaba perlas sobre el patio del fondo
donde parecía vagar -a intermitencias de luz- el dulce fantasma
del hermano muerto.

Pensaba en frondas y colinas suaves, en cuevas vegetales,
en lunas que hundían sus manos en el estanque
entre flores acuáticas y estiércol. Luego conocí el mar.
Viento, roca, espuma detenida en el salto, arenas pulidas
y la inmensidad del monstruo mutante, conformaron nuevo marco
para la torpe construcción de mi destino.

Siempre fui pequeño cuando los demás morían.
Un color sutil me recibía en el ángulo del cuarto verde
tras la puerta de las penitencias. Era triste el silencio
(y el silencio coronó mi testa)
Las lágrimas no derramadas me interpretan.
El amor se llena de palabra:
yo soy silencio.

Arropado por un corazón frágil, dediqué mis días a coleccionar
nidales vecinos. Bajo mi cama hervían aquellas pequeñas piras
sin encender
y los pájaros muertos.
Así asomé a la adolescencia.

Criado en la evocación, todo dejé para más adelante. Cerca de casa
pasaba el tren hacia ninguna parte. Aprendí a sonreír sin mover
los labios; mis piernas endurecieron
en el sagrado ejercicio de caminar hacia nunca jamás destruyendo al paso

cada estatua, golpeando con mi cayado piedras secas, ventanas cerradas,
hasta que el báculo se rompió y tuve que seguir golpeando con el cuerpo.
Llegué al mar, lavé mi osamenta lacerada y después, sobriamente
me ahogué.
Alcoholizado resucité a la tercera hora para encontrarme vomitando bilis
sobre los altares, renegado y leproso.
No supe integrarme con persona alguna;
seguí caminando.
Tarde supe que fue en círculo.

Estrangulé a Dios
mal acompañante, peor guía.
("ningún hombre libre necesita a dios")

Hice rebotar en la noche el balón contra el muro
cubierto de grillos.
Quedaron atrás las láminas del libro de historia,
los anillos azules alrededor de Saturno, los soles de Van Gogh.
El cuarto circunstancial era un sarcófago. Mudo, grité.
Los cangrejos alados tendieron un telón de primaveras,
¡ah! la lozanía de trigos veredictos, la quieta armonía del sembrado

¡la raíz de un día caído en alta mar! (siempre más allá)
¡Ríos de madera bajaban hacia el ocaso
para encender ese océano maldito!

¿Se escapó una lágrima? era alegría
regado de vino y pinceles rojos.

Fui joven.
Exiliado en un plano de nieve alcé el fardo
pesado por mordeduras y costras de barro y sal.
Lozana la voz, de verso y agua fugitiva, mi mujer
fue un sueño. El tiempo, oración al dolor abstracto
del hombre ausente de manecillas y huertos trazados.
Sin ambición no hay ángel protector.
Hombre adentro, mundo adelante. El sendero elegido
colisionó prisa contra ilusiones transmitidas y sin embargo,
era libre en medio de una plaza cercada por roperos
y responsabilidades ajenas.
La inquietud estorba; bebí la angustia de los relojes
y del espejo.
Solitario ardiente, Dios volvió a crecer
pero en la llama de una estufa, no de un cirio.

El viento nace en un café cerrado.
Tentáculos ciudadanos van tejiendo la red.

Tu parterre es atrapado
por descuido -eres uno más-

Verás amanecer del otro lado, tus diálogos versarán sobre el clima
y comprarás el pan cada mañana saludando gente que no conoces,
llenando ceniceros, vaciando botellas, pintando sueños de pátina opaca.
Amnésico por conducta rodarás los días
creyendo siempre que es el mismo.

Una revolución volteó la hamaca
y sobre ella no había nadie tendido.
Temeroso, puse un espantapájaros en el jardín
que nunca cultivé, en el páramo.

Y era sur y era frío.

El hacha taló aspas de piedra.
Los meses excitados quitaban su ropa
frente al espejo de mi armario.
El mundo volvía a estallar repitiendo en celuloide
mi proceso constructivo.

Me enamoré de la palabra, pero le fui infiel.
Tan torpes son mis manos.
Golpeé nuevamente al vacío.
El fuego nace de maderas muertas.
Ríen los fantasmas: están borrando mis pies.
Me paraliza aún el portillo
de lo que era una casa con planta que creció
y fue al cielo.

Viejas certidumbres castigaron el tiempo
sobre moles de plástico y columnas de asfalto,
con punzones -estiletes de uña virgen o colmillos macerados-
Los herederos del empedrado echaron a volar estandartes
antisépticos, hijos deficientes, ruegos por la paz.
La sangre es una estrella en el pecho
una lágrima teñida
una costumbre.

La cicloide absorbió la respuesta
que se hunde jubilosa en el abismo de ser
triste pájaro sin alas.

Confuso te sientas a ver pasar el lodo
o el último fuego
siempre a tus pies
ya borrados, comidos por la tierra.

Estoy razonablemente creído de lo que es la existencia,
por lo tanto, no he llegado a la madurez.
Sé que me sobreviviré. Mi tesoro es el placer etéreo.
Cubrirán mis huesos las aguas del mar
y despertaré hecho adorno sobre el espacio oscuro de una pobre biblioteca
que guardará los intocados viejos poemas de Iorgos,
el mentiroso.

Aún no es hora de acostarme. Bach entra por la ventana.
Todavía visito de noche los graneros abandonados buscando brujas.

Atravesando las brumas de la última luz
una mujer avanza.
La imagen se detiene lejos, en la sombra recortada

sobre el horizonte del ocaso.

Yo soy el espantajo abandonado.



* “El rostro de la sombra” fue publicado en Revista "Talita",, número 6. La Plata, Buenos Aires, setiembre-noviembre de 1984. Directores: Guillermo Lombardía y Carlos Vallina. 

** Estos textos forman parte de la selección de poemas de Fernández Gil incluidos en “Excéntricos. De Bustriazo a Zelarrayán”, edición e introducción de Cristian Aliaga, actualmente en prensa. 



• Selección de Cristian Aliaga
http://www.confinesdigital.com/textos/jorge-fernandez-gil-poemas.html












ALBERT TUGUES [16.905]

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ALBERT TUGUES 

(Barcelona, 1947)
Fue miembro fundador de las revistas de poesía “Asimetría”, “Hora de Poesía” y “Poesía 080”, en las que publicó traducciones y reseñas de poesía catalana. Miembro de la Junta directiva de la ACEC, actualmente coordina los espacios “Voces Nuevas” y “Work in Progress”.

Albert Tugues mantiene un blog muy interesante y visitado donde unos personajes del barrio reflexionan sobre la actualidad.   
Su blog:  http://pensionulises.blogspot.com.es/

Sus libros publicados en catalán:

Sang de violí a la teulada (Premi Jacint Verdaguer en las “Festes Pompeu Fabra 1977”)  
Franz Kafka en els seus millors escrits (Ed. Arimany). 

Sus libros publicados en castellano:

Guía urbana de perplejos (Arts del Llibre, prólogo A. Ràfols Casamada, 1989), 
El archivo del copista (Arts del Llibre, 1990), 
Ejercicios breves de eternidad (Cuadernos Bauma, 1995),
Distritos postales para ausentes (El Bardo, prólogo Carme Riera, 1998), 
Historias breves de este mundo (Random House Mondadori, 2002),  
Lugar de perdición (ilustrado por Roc Espinet. Emboscall, 2006), 
El espía del ramo marchito (pról. Valérie Tasso, con dibujos de Beneyto. Ed. Emboscall, 2007), 
El caso de una sangre derramada, (con “ilustraciones-escenas” de Jorge de los Santos y un epílogo de Valérie Tasso. Emboscall, 2008), 
Cancionero de prisión (ilustrado por Laura Pérez Vernetti, con epílogo de Jorge de los Santos. March Editor, 2011). 


• CANCIÓN DE LA PALABRA AMOROSA

Quiéreme, decía. La palabra era «quiéreme». Necesito que me quieras, decía, quiéreme para no morir tanto.
Desde hacía cuatro años, sólo repetía esta palabra, este querer. Sus amigos y conocidos ignoraban a quién se refería, a quién nombraba con el sonido de esta palabra, con el silencio de este querer.
Así fue transcurriendo su vida, pidiendo que alguien, no sabemos quién, le quisiera.
»Quiéreme», volvía a decir. «Quiéreme, y la muerte no será tanta, en esta prisión, el día que me quieras. Quiéreme, e iré a la muerte con el recuerdo de tu vida, y no moriré tanto en la muerte, si me has querido.
Quiéreme, y no será tanta la muerte el día que me quieras», escribió por última vez. Una noche lo sacaron de la enfermería de la cárcel y se lo llevaron al hospital, en donde dicen que murió a solas, en la habitación, musitando palabras de amor, esperando aún a que se abriera la puerta y apareciera ella para amarlo, en el último y supremo instante.




• CANCIÓN DEL DESPERTAR DE LAS PALABRAS

Fue al despertar. Como un desprendimiento. Tenía las palabras contadas, pero al despertar sintió que le faltaban algunas. Le faltaban palabras. Se levantó de la cama, buscó, acechó por los rincones, y sí, comprobó que le faltaban palabras. Corazón muerto. Fue aquel día, al despertar. Como una ausencia fría en las manos. A lo largo del tiempo, había ido contando las palabras, una a una, como si las numerara en el corazón. Contaba su número, para luego contarlas mejor al oído de la noche. Las contaba, numerándolas, y las contaba, diciéndolas. Pero ahora, al despertar, tenía el corazón muerto y le faltaban algunas palabras.
Es desde aquel despertar que le faltan palabras.
Desde aquel día en que, al volver a casa, todas las puertas estaban cerradas. En el
barrio, todo el mundo había cerrado ya las puertas, salvo la puerta del bar donde la vio, acodada en la barra. Entró, habló con ella y le dedicó palabras amorosas, las mismas que ahora encuentra a faltar cada mañana, cuando despierta.





• CANCIÓN POR UNA PALABRA DE MENOS

Esta otra historia ocurrió por una palabra de menos. Fue por una palabra de menos. De entre los dedos le caían gotas de sangre. Pero lo que realmente le mató, lo que le desangró de verdad, fue una palabra de menos, una palabra que no se dijo. Ahora bien, ¿se hubiera podido llegar a decir esa palabra? ¿Adivinarla? Y además, ¿esa palabra, de haberla adivinado alguien, tenía que ser dicha simplemente por cualquiera, o bien debía pronunciarla alguien determinado? ¿Quizá, pues, se trataría de una palabra de menos, de una palabra no dicha por quien hubiera debido decirla?
Pero las cosas del amor y la muerte nunca se pueden resolver después, pasado el tiempo, y será mejor por tanto no darle más vueltas al corazón. Y acostarse lo mejor posible en el lecho de esta oscura celda.





• UN SENTIMIENTO DE MÁS

Por un sentimiento de más, perdí la vida. Por un sentimiento de más, dije un nombre sin decirlo, y, en el silencio, perdí la vida, gané la muerte.
Por un sentimiento de más, me quedé en la noche sin corazón, me quedé en el silencio de un nombre que no dije, y te perdí sin haberte tenido. Es por eso que perdí la vida, gané la muerte.
Por un sentimiento de más.





• LA PIEL SUAVE

¿Me dejarás tocarte?
¿Me dejarás tocarte el corazón, el alma? Lo que a nadie le importa, ¿me dejarás tocártelo?
¿El corazón, el alma, cuando no tengas a nadie a tu lado, una noche, podré tocártelos? ¿Me dejarás que pueda tocarte lo que nadie quiere tocarte, el alma, el corazón?
¿Me dejarás tocarte?
No estoy pidiendo que me dejes tocar tu vida, la vida que otros te han tocado, sino tu muerte, el alma, tu corazón arrancado.
Te estoy pidiendo que me dejes tocar tu muerte.
Todos pueden tocarte el corazón, menos yo, aquí, encarcelado. Todos pueden tocar- te.





• DICEN QUE AQUEL AMOR LE OCUPÓ HASTA SU MUERTE

Andaba por las calles vestido con andrajos, andrajos de amor, decía él. Y al anochecer, en un rincón cualquiera, escupía sangre, sangre envuelta con el nombre de ella, su amada.
»Vestido de ti», decía. «Vestido de lo poco que tengo de ti, con andrajos, escupo el nombre, tu nombre envuelto en sangre».
«Quien lo escupe, no eres tú, aunque lo escupido venga de ti y lleve tu nombre.»
«La sangre, es mía».




CUENTOS

SANGRE EN EL ESCAPARATE DE LA PELUQUERÍA

Se paró a mirar el escaparate de aquella peluquería, donde había un anuncio de trabajo que decía:

Se necesitan chicas guapas para corte de pelo y sesión fotográfica.

Decidida, entró y preguntó por el trabajo. La atendió en seguida una de las peluqueras y le dijo que lo sentían, que para el trabajo necesitaban otro tipo de chica, con otro estilo, una chica algo más rubia, y además se trataba de un trabajo duro, por lo que era mejor algo de experiencia profesional, añadió la peluquera. Eso mismo, contestó ella, es perfecto para mí, ése es el trabajo que ando buscando. Ahora se acercó otra de las peluqueras y le comentaron que no querían ofenderla, pero consideraban que ella no era la persona más adecuada para ese trabajo, que no daba el tipo, que era otra la apariencia que necesitaban para el corte de cabello a la moda y la posterior sesión de fotos. Ella insistió en que era la persona más idónea para ese corte de pelo y posado fotográfico, sólo había que mirarla, fíjense, fíjense –les decía dando un giro con los pies como si fuera una modelo-. Siempre le habían dicho en su casa que era una chica seductora, deseada por el ojo de la cámara, y que un  día, no, por favor, déjenme hablar, que un día llegaría a ser una buena modelo, teniendo en cuenta además que, con la ayuda de una buena agencia o un buen representante, destacaría muy pronto en el mundo de la alta costura o del diseño más moderno. Es verdad que hubiera preferido empezar de otro modo, siguió diciendo, pero estaba dispuesta a sacrificarse y empezar allí mismo, en la peluquería, sirviendo como modelo para un corte de pelo moderno, un peinado moderno y una sesión fotográfica moderna. Repitió tres veces la palabra “moderno” para que no hubiera la menor duda sobre su experiencia de lo moderno.

Durante quince minutos más siguieron los argumentos de la aspirante, así como las excusas por parte de las dos peluqueras que la atendían, visiblemente alteradas ya. Al final, hubo de salir la encargada de la peluquería y le dijo que lo había oído todo desde su despacho, y volvían a repetirle que necesitaban a una chica de otro tipo, guapa, guapa de verdad, y no a una chica como ella, con esa nariz pequeña pero desproporcionada, chata casi, y esos labios pintados pero inexistentes, como hundidos dentro de la boca, por no hablar del cabello de rastrojo, mal teñido de rubio, como una peluca de vieja que se fuera a bailar a La Paloma.

La chica se quedó muda, asustada por lo que acababa de oír, se puso a llorar con las manos en la cara, desconsolada, dio media vuelta, salió a la calle, buscó algo en el bolso negro y lo hizo allí mismo: les disparó tres veces, una bala para cada una, tres balazos en los tres corazones: las dos peluqueras y la encargada se desplomaron y se desangraron en el suelo de la peluquería, entre pelos cortados y peines, en esa peluquería que sólo querían chicas guapas y rubias para un corte de pelo y una sesión fotográfica.




MISTERIO EN LA COMUNIDAD

Se acercó a él y le invitó a subir a su casa, aquí mismo, le dijo. Aunque sorprendido, él aceptó, cruzaron la calle, entraron al portal y subieron por la vieja escalera. Tomaron unas copas de vino dulce. De pronto, el cayó desmayado, y entonces ella lo arrastró hasta una cama y lo desnudó.

Cuando ella se levantó, él seguía estirado allí, en la amplia cama, donde hacía un par de horas que lo había desnudado. Pero ahora en el rostro de él había una expresión de espanto: estaba muerto. Ella sonrió al ver la muerte en su rostro, le hizo un corte en los labios con una hoja de afeitar, se dirigió a la ventana, descorrió el visillo e hizo una señal con la mano dirigida a la casa de enfrente, en uno de cuyos balcones había una figura con sombrero y abrigo negros. Se vistió deprisa y se fue.

Al cabo de unos días, el médico forense declaró que el cuerpo de la víctima, antes de ser mordido y devorado en parte por las ratas, había sido envenenado con un preparado de arsénico y vino dulce, y que, por lo tanto, las mordeduras no habían sido la causa principal de la muerte, como se había sospechado en un principio.

El presidente de la comunidad y los otros vecinos declararon a la policía su extrañeza, puesto que nunca habían visto ratas en el edificio.

También declararon que en la casa de enfrente no vivía nadie, y que hacía años que no abrían los balcones.
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LA HISTORIA DE UNA VISIÓN

Lo maté en sueños... 
Max Aub, Crímenes ejemplares

No quería soñar lo que estaba soñando y, sin embargo, lo soñaba. Al despertar, no podía decir lo que había soñado, no podía explicarlo. El poder de lo oculto se le había revelado en el sueño, una forma parecía avanzar hacia él, amenazadora, pero vio sólo la parte iluminada. A la noche siguiente, al querer ver la otra parte de lo oculto, al querer completar la forma que había visto, quedó prendido en el sueño y ya no despertó: lo encontraron muerto en el comedor, colgado de un cinturón.





PASAR DE LARGO

Adondequiera que vaya, paso de largo, decía. No quería detenerse en ningún lugar, no quería pararse a hablar con nadie. Ella siempre seguía andando, sus pasos nunca se paraban, miraba de soslayo los escaparates de las tiendas y pasaba de largo, sin mirar a las personas. Dice que un día, al hablar con una persona, se quedó sin palabras, y desde entonces no tenía nada más que decir. Las cosas estaban así y, a su edad, ya no era posible cambiar de costumbres o caminar de otro modo. Las palabras se habían terminado y su destino era pasar de largo. Sin más. 




EL TRAVESTI

"Todo es travestismo", dijo antes de quedarse desnudo en medio de la calle. Lo detuvieron por escándalo público unos uniformados que cumplían con las órdenes dadas por los uniformados superiores, que a su vez acataban las normas promulgadas por otros uniformados. Quienes lo condenaron y multaron también iban uniformados. Desde entonces, hace travestismo en una sala de fiestas del barrio, y se disfraza de loca de la Rambla, de carterista chulesco o de mujer de la vida, depende del humor del día, y al final de su actuación siempre se desnuda, como norma. El público lo aplaude, no viene a detenerlo ningún uniformado y además le pagan por hacerlo.








JEAN SPARCKLAND [16.906]

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JEAN SPARCKLAND

1962, Burton upon Trent, Reino Unido.

En los últimos tres años, Jean Sprackland ha emergido como una de las voces más urgentes de la nueva poesía inglesa. Sprackland estudió inglés y filosofía en la Universidad de Kent en Canterbury, y fue profesora antes de comenzar a escribir poesía a los 30 años. Es autora de tres libros de poesía y una colección de cuentos.

Nueva poesía británica

Tilt de Jean Sprackland

La obra de Sprackland es una de las más alabadas por la crítica británica; según Carie Etter del Times Literary Supplement, su poesía es “una de concisión: líneas tensas, de buen ritmo, con una exactitud que da satisfacción. Su comprensión del habla coloquial y su moderación facilitan una hábil narración.” Jules Smith del British Council habló de su “extraordinaria imaginación […] siempre basada en las emociones humanas.”

por Ben Bollig & Roberto Rodriguez-Saona 

Tatoos for Mothers Day  [Tatuajes para el Día de las Madres] (1997) fue seleccionado para el Forward Prize por el mejor primer libro. Hard Water [Agua dura] (2003) fue recomendado por la Poetry Society, y fue seleccionado para el Premio TS Eliot y el Whitbread Award for Poetry. Con su tercera colección, Tilt,que da origen a los poemas aquí traducidos, ganó la Costa Poetry Award. En 2007 viajó a la Argentina como invitada del British Council para dar talleres de escritura de poesía.

Las presencias poéticas en la obra de Sprackland son diversas: sigue la tradición de las innovadoras poetas feministas, como Carol Ann Duffy, pero con referencias bíblicas, al Romanticismo, y, como piedra de toque, cuestiones ecológicas. El mundo retratado en Tilt es un mundo frágil y peligroso, sin las certezas más básicas de la física o la geografía. Sus voces o personajes viven siempre conscientes de la posibilidad de un desastre no-identificado, desastre de que son y somos, de algún modo, los culpables. Investiga los temas sociales y medioambientales más importantes del momento: desastres ecológicos y la extinción de especies. Además se lee en su poesía una profunda investigación de la experiencia del sexo en una serie de contextos histórico-políticos.

En su trabajo como docente, traza vínculos entres su obra y el mundo contemporáneo. A partir de septiembre 2009, formará parte del cuerpo docente de Manchester Metropolitan University, como profesora de escritura creativa.

Sprackland vive en Southport, cerca de Manchester, y uno de sus poemas más importantes, “The Birkdale Nightingale,” [El ruiseñor de Birkdale] describe el celo y apareamiento del bufo calamita, el sapo natterjack o corredor, uno de las especies más en peligro de extinción en estas islas, y que habitan las costas cerca del famoso campo de golf.

Algunos de los textos originales y más información sobre la poeta se encuentran en www.jeansprackland.com



JEAN SPARCKLAND / POEMAS



Ladeo

I

Cuando el viento por fin se desploma
y el petróleo reluce en la arena
como la neblina de sangre
que exhalaría un moribundo 
sobre el rostro y la camisa de su amigo.

Es este mal tiempo tan raro.
Cinco días y cinco noches la tormenta
hachaba las patas de acero, atacaba las torres.
Se agitaban y vibraban los ductos.
Nada podían los hombres en la plataforma
sino jugar a los naipes y bebérselo todo.

Tiene a su amigo por las mangas
pero se le va de las manos.

No dijeron vertido sino incidente.




IV

Cuando te deslizas por mis superficies ya
escurridizas y de poco fiar

me recuerdas que soy líquido,
me haces descuidar todo menos 
caer, verter, inundar.

Todo hielo quiere ser agua.

Escucha:

aquel sonido al borde de lo oscuro
es el tictac del hielo del mundo.





VI

Una jirafa medio desarmada.
Una fila de jaulas de ratas.
Una cebra que solo puede sudar
y mirarse las pezuñas.

La pala del guarda del zoológico
oxidándose contra una pared
su chaqueta especial llena de arañas
en su gancho en el almacén.

La vibración del alambrado eléctrico. 
El aire parece cola.

Sale un gato vagabundo
con una cría de mono en las fauces.




Tercer día de la luna de miel

Ella se levanta antes de que él se despierte
encuentra su vestido al revés en el piso, 
se pone zapatos de plástico y baja al mar.

El sexo la ha vaciado, se olvida de comer. 
La sal la enjuaga, lustrosa como niña de nuevo, 
Se le pone carne de gallina en su piel de gatillo. 
Salta las olas, hace muecas
ya que nadie la observa.

El agua lame y abofetea, y acontece 
rápido como la palabra sí: tira de la alianza
sobre el nudillo y fuera. 
Arranca unos ramos de agua, pero en realidad 
sabe que se ha ido, centelleando como un truco 
en algún lugar allá abajo en el movimiento 
y maraña de la vida profunda.

Después, él besará la fina huella blanca, dirá
No importa, te compro otra.  
Pero ahora, por fin, está desnuda de verdad.   




Milagros

VI Exorcizada

Hay un demonio que te hace puro sexo. 
Tu bebé berrea por leche detrás de una puerta cerrada
mientras haces esta cosa, la haces, la haces,

indefensa, estaqueada a este hombre. 
Pero luego elige a otra, a la que tienes que 
incendiarle la casa, arrancarle la cabeza

o desfondarle los ojos con tus dedos.
Luego llega el terror de saber por cierto
que el eje está sesgado,

los planetas orbitan al azar. 
Respiras mal, el piso ladea y resbala
tus pulmones explotan con frases soeces de otra,

y las mujeres te atrapan en sus fuertes brazos 
a pesar de tus mordiscos y maldiciones. Te llevan
al sacerdote, que inicia un conjuro,

y levanta su mano, una cruz, un amuleto, 
al que delante de tus ojos le sale una boca
con dientecitos resueltos. Se dispara
            
con salvaje delicadeza en tu boca,
jala una soga de trapos escaldantes, 
tira de tu garganta, atragantándose,

una criatura alada que carboniza el aire. 
Escupe y brilla, se sacude para librarse de
los palabrezos, y luego vuela.

Yaces a los pies de tu sacerdote
en un charco de su luz, ya toda suavidad. 
Te extiende una mano fresca.

Y empujando a un lado a las mujeres que te sujetaban – 
esas mujeres que te acariciaban
y te cantaban – empujándolas a un lado, la agarras.   





Secuestrado

Cuando se siente con el valor para volver a su trabajo
le paga al carpintero para re-empernar los ataúdes.

No se lo dice a nadie. ¿Quién le creería? 
El chirrido de la tapa en la parte trasera del coche fúnebre,
el repentino tufo de desinfectante. Luego
el hielo agrietado de aquella voz. Lléveme al aeropuerto.  


•Por Ben Bollig y Roberto Rodriguez-Saona
Especial para Confines - El extremo Sur
Agosto/Setiembre de 2009  
http://www.confinesdigital.com/conf21/nueva-poesia-britanica-tilt-de-jean-sprackland.html






lost/lust

Stumbling under the kapok tree,
fevering between its cathedral buttresses,
I am loster than lost in a place
where every known sound has its counterpart:

tap dripping into a metal bucket,
fluorescent tube about to blow,
the flicking of switches, the tuning of radios,
a tent unzipped – the jungle crawls with spies –

and I’m looking for the kind of nest you can find
if you peel back the bark, only it’s the nest itself
you’re tearing down: a wall, a nursery chamber –
you can’t move here without a massacre.

At night I’d know it by the points of bluegreen light,
the larvae glittering in the psychedelic dark,
but by day I need a guide to tell me
this sort good to eat, this one not –

if only I’d been paying attention, not
distracted by the circus of high jinks overhead,
the thought that nothing would induce me –
still it’s not for food I want these scurrying thing

but for the droplet of liquid inside each one,
because the river-scent I thought I caught this morning
has been atomised by heat
and I know there’s a birdcall I should follow to find it again –

but is it the hoatzin, with its smoker’s cough,
or the tinamou, wet finger round the rim of a glass?
I’ve sweated out that wisdom and now I only
shiver and burn to wreck the nest, to put my dry mouth
to the broken place, taste panic and allspice.





Tourism

I saw the toppled dictator laid out in the park.
I saw apartment blocks where petunias
trailed over bullet holes in the concrete.

I knew of course to stay away from dogs
but was surprised that in the cafés
it was a crime to speak the wrong language

though in the streets they were more tolerant:
a man with a long beard recited
some guttural verses, and someone threw a coin.

There was a Museum of Griefs
with the usual rusting paraphernalia.
They gave you a lantern and sent you into the castle

to view the obscenities
of wealth and the oubliettes. You could walk it off on a beach of grit and sleet,
but the ruined watchtowers were out of bounds.

They were drawing up a guidebook, 
and the tour would end on the medieval bridge
(which would be strung with coloured lights by then)

and they would re-open the restaurants,
and teach the waiters to smile,
and at night the lights would shine on the river,

and it would look a bit like the Seine,
or the Danube, or the Arno,
or the river that runs through Prague, whatever it’s called.









JACQUES CANUT [16.907] Poeta de Francia

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Jacques Canut

Nacido en 1930 en Auch, poeta bilingüe (francés-español), es un ex profesor de Historia Letras. 

Desde 1975, ha publicado 95 libros o plaquetas (poemas, aforismos, humor). Doce de estos libros escritos en español se han publicado en España y Argentina. Dos libros han sido traducidos al alemán y publicado en Alemania, cinco fueron llevados a Brasil, dos en Murcia. 

Sus Poemas están incluidos en varias antologías y libros de texto (escuelas primarias, colegios).

Bibliografía:

Publicaciones:

Zarabanda, (Sarabande), la cebolla de vidrio ediciones, Argentine, 2011
Déclinaisons, Rafael de Surtis, 2011
Indomptables palabras, Ediciones Calamo, 2011
Pointes sèches, Les éditions du soir au matin, 2010
Courtes p(r)oses, Rafael de Surtis, 2009
Gravillons précédé de Lamentos, Editions de l'Atlantique, 2009
Hablar. Con quien ? Parler. Avec qui ?, Torrelaire, Calamo, Espagne, 2008
Enigmes, Ediciones Calamo, 2005
Eros crépusculaire, Carnets Dix-Quinze, 2005
Ex abrupto ,Carnets Dix-Quinze, 2004
Coups d'oeil crépusculaires, illustrations de Claudine Goux, 2000
Les Derniers sapins dans la brume, De Bleu
Depuis 1993, il auto-édite la série "Carnets confidentiels" ; parmi les plus récents : 
Clairières , 2013
Refaire sa vie?, 2013
Copie blanche - 4, 2012
Escarbilles, 2012
Villégiatures, 2012
Paroles buissonnières, 2012
Les années minou, 2012
Volutes -N°33, 2011
Lignes en fuite, n°32, 2010
Rencontres, 2009
Le vide-grenier, 2008
Maison de je, 2005
Tri, 2005
Broutilles, 2004
Péages/sépias, 2004
Distances
Duos-Duels
ô sierras ! ô plateaux !
Jeux de rôles
Le jardin d'en face
Stigmates
Instantanés
ReCréations,
Copie blanche
Eros 
ordinaire
Enfantimages

Des textes ont paru dans de multiples revues en France, Belgique, Allemagne, Italie, Espagne, Canada et surtout en Amérique Latine (Argentine, Brésil, Chili, Uruguay, Pérou, Paraguay, Mexique, Cuba) et en Floride (USA).



Jacques Canut /
Nota biográfica

Nació en Francia en 1930. Se dedicó a la enseñanza de Letras e Historia. Desde 1975 ha publicado más de un centenar de poemarios, de los cuales casi una veintena se editaron originalmente en castellano. En muchos casos –por ejemplo, los editados en la Argentina por Alicia Gallegos, primero fueron escritos en castellano y luego traducidos por el mismo autor al francés.
Textos suyos se tradujeron al alemán y portugués. Colabora en diarios y revistas de Europa, Canadá y Estados Unidos. Sus poemas figuran en libros para colegios y en antologías de las editoriales Gallimard, Hachette, L’Ecole y en recopilaciones de lengua alemana, castellana y portuguesa.

Entre sus libros en castellano se pueden mencionar: 

Soñaban los cascabeles (Pamplona, Arga); Matices (ídem); Los trigales de Monzón (Palencia, Castillo de Monzón); Veras (Palencia, Rocamador); Búsqueda (ídem). En edición bilingüe castellano-francés, publicó: Finca particular (Rocamador); Encierros (Buenos Aires, Alicia Gallegos); Cosas de allá. De más allá (ídem); El espejo infiel (ídem); Sur de cruz (ídem); Tierras de promisión (Palencia, Cálamo); Enigmas (ídem); Hablar ¿con quién? (ídem); Susurros y resonancias (también en murciano; série Carnets confidentiels, impr. La Botellerie). La mayoría de éstos son “autoediciones”, según la definición de Canut, agrupados en una serie denominada “Carnets confidentiels”, que ya lleva más de treinta títulos.
En todos sus libros la ilustración y el diseño gráfico cumplen un papel preponderante. Entre los ilustradores, se puede mencionar a los artistas Claudine Goux, Acacio Puig, Silvaine Arabo.


El extraordinario poeta francés (Auch, Gers, 1930) concilia juego, canto y poesía, que se sustentan en el rescate de la vida y lo cotidiano como fuente privilegiada de su creación.

Jacques Canut

Atravesado por la luz de lo cotidiano

Atravesado por la luz del sur de Francia y la precisión de ser casi bilingüe –al menos en poesía- desde 1975, el poeta Jacques Canut extrae de lo cotidiano breves textos que orillan el aforismo, poemas que recuperan el erotismo en el crepúsculo, composiciones despojadas que tienen en el paisaje y en la naturaleza espejos. 

Este 28 de mayo Jacques Canut cumplió 80 años en Auch, la ciudad mitad romana y mitad medieval del sudoeste de Francia donde nació también el mosquetero D’Artagnan. Allí se produce el “armagnac”, una suerte de aguardiente, desde hace siglos.

Canut es un “poeta mediterráneo y mesetario de talante luminoso y preciso... acercarse a su obra es otear un espejismo de trigales sobre un oleaje helénico”, explica su editor murciano en el prólogo de “Susurros y resonancias”.

por Gerardo Burton ◄

La proximidad con España –Auch está a 120 kilómetros de la frontera- y su ascendencia aragonesa por la rama paterna, fueron la excusa para que este francés se lanzara a la edición bilingüe de sus poemas en un tránsito de vasos comunicantes que comenzó a mediados de la década de 1970. A tal punto que algunos de los libros que la editora Alicia Gallegos publicó en la Argentina fueron escritos originalmente en castellano, y traducidos al francés por su autor.  Durante muchos años, jubilado de su trabajo como profesor de literatura e historia, Canut hizo viajes a España –la zona comprendida por León, Aragón, Castilla-.

El intercambio de lenguas y artes ha sido constante en la obra de Canut: sus libros a veces son trilingües –“Susurros...” está en francés, castellano y murciano- y así también las geografías y las culturas trasiegan de un libro a otro, dentro de los poemas.  El poeta puede cantar un tango y al rato llegar al cante jondo; una balada del sur de Francia se combina con el canto de los pájaros y el susurro de los árboles.

El tiempo es un pretexto para retratar su familia, y esos retratos, la excusa para ahondar en lo cotidiano. La tensión erótica es poetizada de manera integral: los poemas de Canut, los dibujos de Claudine Goux y la edición que hace coincidir el papel elegido para el interior, la cartulina de la tapa y el diseño y convierten ese “Éros crépusculaire” en un objeto de arte. Arte por la poesía; arte por el dibujo y la pintura; arte por la concepción del libro como objeto.
Entonces, y aquí hay un dato no menor, Canut construye ese “todo” al que alude cuando se refiere a la serie “Carnets confidentiels”, que ya lleva más de treinta títulos “autoeditados” con una excelente calidad de impresión y de materiales y vehículo de su honda poesía, donde conviven el juego, los sueños y, sobre todo, el canto.

En algunos poemas aforísticos, puede intuirse el hálito de Antonio Porchia. Por ejemplo, en “ella,/que partió, centenaria,/en la luz/de una tan bella mañana/de verano”. Y a través de la reminiscencia de Porchia, aparece Roberto Juarroz: la paradoja, el retruécano, el revés de la trama.

Por lo tanto también es “claro y  distinto” el intento de Canut de conciliar juego, canto y poesía, que se sustentan recíprocamente en el rescate de la vida y lo cotidiano como fuente privilegiada de su creación. Así la mirada del poeta establece un “flujo de palabra y de imágenes dinamizadas por una escritura, un ritmo, un tono que la gobiernan y la engendran”, como explica Michel Baglin en el prólogo a “La vie en blues”.

Es plural el yo poético de Canut, que adquiere diferentes personalidades y estéticas según el clima del poema: en la existencia cotidiana, los gatos Minou, Minine y Minette, que se transforman en personajes de un libro. Los árboles, símbolo de la proyección del subsuelo; la luz omnipresente en este poeta mediterráneo.

Lejos de las rigideces clásicas y de las estridencias de la vanguardia, Canut es testigo de “la audacia de la poesía moderna que arrastra al lector a la aventura de una palabra salvaje”. Porque, como Canut dice de sí mismo, “nací poeta. Más tarde, intenté volverme poeta”.

Los “Carnets confidentiels” –cuadernos confidenciales- constituyen el proyecto de este poeta, octogenario reciente. Iniciada en 1975, la serie ya tiene más de treinta títulos que “experimentan, traducen evidentemente mi personalidad, sin embargo a partir de la realidad que me ha sido dada observar, meditar, imagino asuntos, situaciones verosímiles pero que son diferentes de aquellas que he vivido como si quisiera transferirme en otra existencia”, según explicó en una entrevista con Ludmilla Podkosova en la publicación “Pérégrination”).

Para Canut “escribir cotidianamente desde 1975 necesita una apelación a la imaginación, a diversificar las fuentes de inspiración y los temas devienen recurrentes... He estado a menudo seducido por textos múltiples, de inspiración variada más bien que por el renombre de tal o cual poeta. Estos poemas ciertamente me han permitido esperar el momento donde intenté yo mismo componer. Pero sé que las obras en prosa contribuyeron a la construcción de mi obra; sus autores: La Bruyère, Jules Renard, Saint-Exupéry, Alain Fournier, Camus, Claude Simon, Duras, Faulkner, Raymond Chandler, Juan Carlos Onetti”.

Además, desde 1979, compuso en paralelo en francés y castellano.  Su ensayo consistió en “introducir en francés las características poéticas del castellano del sur. Me felicito tanto más porque esta ambivalencia ha extendido el público de mis ediciones en España y en América Latina”.



Dos opiniones

“Mirada que transforma el bucólico paisaje, lo cubre con el velo de una temperatura íntima, sombra inquietante que el poeta extiende sobre la escenografía campesina, familiar. Ingresan así al espacio de la página una fuente perdida, ovejas que cierran los ojos para olvidar y un pastor aferrado en lo sombrío de su existencia a la luz tenaz del verano...
Preguntas suspendidas, abiertas, y blancos, respirados profundamente, que escanden la travesía del largo y único poema en busca de su propio límite. Preguntas y blancos donde se refugia sólo lo incierto. Intimidad que respira, silenciosa como un puro consumirse, como si hablar fuese un pasaje hacia un más allá que es sólo ocaso”; sostiene María del Carmen Colombo en su comentario de “Cosas de allá, de más allá”.

“En el título de esta recopilación se inscribe ya el enfoque poético completo de Canut, que no ha renunciado ni a los prestigios del mundo sensible ni a aquellos del lenguaje. Su poesía procede de lo cotidiano y en un llamado a la comunidad de los más humildes gestos y de emociones. La poesía no cesa de reivindicar su pertenencia a la “vida”. Pero sabe todo mientras canta, flujo de palabras e imágenes dinamizadas por una escritura, un ritmo, un tono que la gobiernan y la engendran. La vida, cierto, pero sobre todo, “la vida en blues”.
Canut conjuga sus poemas en las formas más diversas, haciendo confluir el vocabulario del amor físico con aquellos, múltiples e inesperados, que proponen todos los registros de la actividad humana”, según Michel Baglin (Prefacio para « La Vie en blues », (éditions Ressacs) Auch, Francia, enero de 1983.





JACQUES CANUT 
MÁS LEJOS QUE NUESTROS DESEOS / POEMAS
SELECCIÓN Y TRADUCCIÓN 
DE GERARDO BURTON 

____________________________________





De “Hablar, ¿con quién? Parler, avec qui?”, Palencia, Cálamo, 2007. Col. Torredelaire. Ed. bilingüe



Amar y olvidar.
¿Qué necesita el hombre
para desafiar la nada
y vencerla?

Procreamos niños
herederos
de ilusiones
y desengaños.



Aimer puis oublier.
Que faut-il à l´homme
pour défier le néant
et le vaincre?

Nos procréons des enfants
héritiers
d’illusions
et déboires.



Cielos de nitidez
rigurosa
moldearon el talento de ese pintor
que sublimó
mis ilusiones.

Tiraba imágenes
como del desierto florecen
oasis
cunas de espejismos.



Des ciels de limpidité
rigoureuse
modelèrent le talent de ce peintre
qui sublima
mes illusions.

Il projetait ses images
comme du désert fleurissent
les oasis
berceaux de mirages.





De “Susurros y resonancias” (“Murmures et résonances”), Vauchétrien, La Botellerie, 2010.


Entrar en la morada de quien promete esperanza.
Esa alcoba recibe en el seno
del invierno
la solana de las pampas,
una sonrisa
de compañera por desnudar.



Entrer chez qui promet l’espoir.
Cette chambre reVoit au coeur
de l’hiver
plein soleil des pampas,
un sourire
de compagne à effeuiller.



Rocío de la aurora
la pureza invita
a beber en tu boca.
Piernas felices
de progresar
retomar el placer por la vida.



Rosée d’aurore.
La limpidité invite
à boire à ta bouche.

Des jambes heureuses
de progrresser
reprende goût à la vie.



El desorden se apodera
de mi mesa de trabajo.
Palabritas
acercaros a mí
tengo tantas cosas
por haceros decir.



Le désordre s’empare
de ma table de travail.

Petits mots
venez à moi
j’ai tant de choses
à vous faire dire.



El otoño,
ese mundo de contrastes, de lindes
en el que mi alma ha perdido tanto;
seres cuya emotiva imagen
parpadea a veces como reflejos;
prontamente absorbidos por el follaje
en la orilla de cualquier lejana carretera.



L’automne,
ce monde des contrastes, des lisières
où mon âme a tant perdu
des êtres dont lémouvante image
parfois clignote comme reflets
vite absorbés par le feuillage
au bord de quelque route lointaine.





De “Copie blanche – 3”, Vauchrétien, La Botellerie, 2008 *



¿Iré más lejos que lo Desconocido
Donde jamás tuve la audacia
De rendirme

Cada nuevo título lleva
Mi silencio.
Tengo la pasión de multiplicarlos
Por convencer?

Irai-je plus loin que l’Inconnu
où jamais je n‘eus l’audace
de me rendre



Chaque nouveau titre emporte
mon silence.
J’ai la passion de les multiplier.
Pour convaincre?



Los sueños nos abren.
Me siento tan superfluo, vulnerable
En vanas palabras.

Sometido a sus propias interrogaciones
Uno se engaña, se humilla.

El vacío me invade.

Más fonemas para traducirlo.



Rêves non épanouis.
Je me sens si superflu, vulnérable
en vaines paroles.

Soumis à ses propres interrogations
on se dupe, on s’humilie.

Le vide m’envahit.

Plus de phonèmes pour le traduire.



Poeta.
Su canto,
Sopla por encima:
¡cometa!



Poète.
Son chant,
on souffle dessus:
comète!...





De “Rencontres”, Vauchrétien, La Botellerie, 2009.*



En la hora en que el alba se alimenta
de la apacible frescura de los campos,
habla de actos fútiles
de trabajos
de la suerte de los geranios
de escapar de las últimas heladas
de la espera de una caída
por las miserias cotidianas
de la anodina felicidad de recobrar la tarde
el unísono en el abrazo.



À l’heure où l’aube se nourrit
de la paisible fraîcheur des champs,
elle parle d’actes futiles
de travaux
de la chance pour les géreniums
d’échapper aux dernières gelées 
de l’espoir d’une rémission
pour les quotidiennes misères
de l’anodine félicité de retrouver le soir
l’unisson dans l’étreinte.





De “Rétrovisions”, Vauchrétien, La Botellerie, 2010.*



Problemas que me han hecho nacer
y de los que soy heredero.
Tengo el aire de haber hurtado
tantos años de felicidad salidos
de la abnegación enloquecida
de mi madre.

Ella,
que partió, centenaria,
en la luz
de una tan bella mañana
de verano.



Problèmes qui m’ont fait naître
et dont je suis l’heritier.
J’ai l’air d’avoir dérobé
tant d’années de bonheur puisées
dans le dévouement forcené
de ma mère.

Elle,
qui partit, centenaire,
dans la lumière
d’un si beau matin
d’été.





De “Sirènes”, Vauchrétien, La Botellerie, 2008.*



Interrogar el horizonte donde pierden el aliento
vectores de oquedades, quietud,
las flechas del tiempo.
Zenón, Zenón de Elea.
Cementerios, cementerios
marinos bordean las velas
de lo vano.

Voz. Vías.
Caminos alados
que van por todas partes, se persiguen
por descubrimientos eternos,
donde todos se pierden. 



Interroger l’horizon où s’essouflent,
vecteurs de hoquetantes immobilités,
les flèches du temps.
Zénon, Zénon d’Élée.
cimetières, cimetières.
Marins louvoyant dans les voiles
du vain.

Voix. Voies.
Chemis ailés
qui vont partout, se poursuivent
pour d’éternelles découvertes;
où tous se perdent.



¿Dónde el sueño, dónde la vida?
Esta fuente castellana, difusa
pureza, frescura
donde uno abreva.

Cultivar la soledad salobre
para la cual se hizo tan largo
viaje.
Se aturde con el olor aplastante de los trigales,
de los dorados pastos.
El azul lamina el vibrante escenario
de silencio.
En los límites de lo invisible
se escucha un ciclista deslizarse.



Où le songe, où la vie?
Cette fontaine castillane diffuse
pureté, fraîcheur
dont on s’abreuve.

Cultiver la salubre solitude
pour laquelle on fit un si long
voyage.
S’étourdir de l’odeur écrasante des blés,
des chaumes blonds.
L’azur lamine le plateau vibrant
de silence.
Aux bornes de l’invisible
on entend un cycliste glisser.





De “Le vide-grenier”, Vauchrétien, Le Botellerie, 2008 *



Marzo (ventoso) mes de gavillas
de ramas quebradas.

El viejo molino que mueve el agua
y hace la harina
un vestigio que acompaña
la endecha del pequeño río
abandonado.

Una banda magnética refleja el alma;
su voz se hunde
en la nada.

Mars (ventôse) mois des fagots
de branches cassées.

Le vieux moulin qui brassait l’eau
pour la farine,
un vestige qu’accompagne
la complainte de la petite rivière
délaissée.

Une bande magnétique rend l’âme;
sa voix sombre
dans le néant.


Escritura,
compañera a la que temo
la inconstancia.

Escribo sobre pedazos de hojas.
Un gesto torpe las dispersa
como una tempestad
en los rincones
más inaccesibles de la pieza.

Écriture,
compagne dont je redoute
l’inconstance.

J’écris sur des bribes de feuilles.
Un geste maladroit les disperse
comme un tempête
dans les recoins
les plus inaccessibles de la pièce.



Publicado en Confines N°27 Mayo de 2010
•Por Gerardo Burton Neuquén
Especial para Confines - El extremo Sur
http://www.printempsdespoetes.com/index.php?url=poetheque/poetes_fiche.php&cle=243





SAM HUNT [16.908] Poeta de Nueva Zelanda

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Sam Hunt

Nació en Castor Bay, Nueva Zelanda en 1946.
Desde entonces, ha estado de gira sin parar, ha publicado unas cuantas docenas de colecciones de sus poemas, de 'Entre Islas' en 1963, a su más reciente, 'tabas: Poems 1962 a 2.012'.

Una nueva colección, 'Salt River Songs' saldrá en 2015.

Su casa-base durante más de treinta años fue en, y alrededor, del estrecho de Cook -  Creek, Battle Hill, Rincón de la muerte, y en última instancia, Mana.

Hace doce años - principalmente por razones familiares - se trasladó al río Arapaoa del Puerto Kaipara, donde, cuando no está de gira, vive con su hijo menor, Alf.

Además de sus exposiciones individuales, Hunt ha trabajado con varios músicos - Los Warratahs, de Split Enz, Gareth Farr, El NZSO y APO, por nombrar algunos.

En 2009, Hunt colaboró ​​con David Kilgour y Heavy8s, produciendo el álbum, 'la caída de escombros ".

A principios de este año, de nuevo, trabajó con DK y Heavy8s - esta vez, el suministro de dos letras y Voz - en un próximo disco, 'La novena' - que saldrá en 2015.

En 1986, Sam Hunt fue galardonado con un QSM; en 2010, se hizo con la orden del Mérito de Nueva Zelanda (CNZM). Estaba premiado ya en 2012 con el Premio de Poesía del Primer Ministro. Todos estos honores fueron por "sus servicios a la poesía".

Así, su vida continúa,  fiel siempre, a su máxima:

Tell the story
tell it true –
charm it crazy.

OBRA:

From Bottle Creek: Selected Poems 1967–69 (1969)
Bracken Country (1971)
From Bottle Creek (1972)
Roadsong Paekakariki (1973)
South Into Winter: Poems and Roadsongs (1973)
Time To Ride (1975)
Drunkard's Garden (1977)
Poems for the Eighties : New Poems (1979)
Collected Poems 1963–1980 (1980)
Running Scared (1982)
Approaches To Paremata (1985)
Selected Poems (1987)
Making Tracks(1991)
Naming the Gods (1992)
Down the Backbone (1995)
Roaring Forties (1997)
James K. Baxter: Poems selected and introduced by Sam Hunt (2008)
Doubtless: new and selected poems (2008)
Backroads, Charting a Poet's Life (2009)
Chords & Other Poems (2011)
Knucklebones: Poems: 1962 – 2012 (2012)





Mi padre hoy

Lo enterraron hoy en
la calle Schnapper Rock,
mi padre en el frío lodo.

Un duro viento del sur
se llevó la cortina de luz.
Amigos, hombres conocidos en el camino,
estaban parados alrededor de él con ese silencio
de los hombres que se quedan sin palabras.
No había nada que decir.

Escuché los fastidiosos acordes
de las urracas sobre un
viejo pino… ”Mi viejo, ahora está en un mundo lejano
-llámenlo Cielo-
donde no hay hombres tan elegantemente
vestidos. Su última tarde,

mientras miraba el mar,
se quedó dormido en su silla.
Se preguntaba qué eran

todos aquellos gritos.
¡Estaban a punto de estallar!
Y ahora, estas urracas aquí

en la calle Schnapper Rock…”
Lo enterraron en el lodo.
Era una pesada carga,

mi padre muerto hoy.

Traducido por  Rogelio Guedea 





Mi padre segando

Mi padre tenía sesenta cuando yo nací,
dos veces la edad de mi madre. Pero nunca
ha estado cerca de mí, tampoco del mástil
alrededor del mundo; ni cuando más lo necesitaba.
Estaba en algún otro lugar, como en su despacho jurídico
estilo Dickens en el segundo piso contando estrellas;
o algunas veces afuera, en domingo, abriendo con su guadaña
el camino entre lupinos hacia el mar.
Pero el álbum de fotos que compré yo mismo
cuando abandoné la casa permanece abierto
en la repisa en la única foto que tengo de él,
mi padre segando. En el mismo álbum, al lado suyo,
una de mi madre.
Los pegué juntos en la misma página.

Traducido por  Rogelio Guedea 





Sara

Tu cuerpo no tiene defecto.
¡Eso debe ser una mentira!
Maud Gonne tuvo manos tristes,
el humor de Ángela nunca abrió puertas.
Tu cuerpo no tiene defecto.
Busco uno diariamente,
la oscuridad del valle,
la empinada a tu quijada.
Tu cuerpo no tiene defecto.
Separo la tierra y el cielo
vigilo el nacimiento
y rezo en una puerta ensangrentada.
Tu cuerpo no tiene defecto.
El cormorán negro tampoco.
La garza azul en la oración.
Vives fuera de la ley.
Tu cuerpo no tiene defecto,
nalgas, pechos, senos,
la curva de tu tobillo donde me echo;
tus pantorrillas, otra ribera.
Tu cuerpo no tiene defecto.

Traducido por  Rogelio Guedea 
http://poesianeozelandesa.com/poesia/




Poems



What can a young man do?

When it was more or less
time to leave school
the folk would always ask
what I wanted to do?

Climb a tree that no one
had ever climbed –
to the top of it –
and see out there an ocean

none of them believed in.
And what then?
the same folk would be asking.
And I would ask them back: what

can a young man do but
jump for it?





Past the last stop

I had a friend who lived
a half-hour walk
past the last bus stop.

We walked it together
so often I cannot
forget every step.

We talked of poems,
the shape of the shore,
the tide that gave it shape.

I wonder what happened,
what of him?
past the last stop, Long Bay,

Byzantium.





After drought


1.

Out on the paddock
a shot of light
catches your eye:

you think, what is it?
it’s a puddle the rain
left when it left,
first rain

since God took the kid.


2.

Why we never died
doing what we did

ok at the time,
not now. Was that

a smile or grimace

I saw under gibbous moonlight?
Was it even your face?

Too late now,
too late to know.


3.

You praise
“God’s world”

you sing a song,
“God’s world”.

Someone somewhere says
you’ve got it wrong;

word is
the world is

God.


4.

God doesn’t live here.
Not anymore.

One day, ‘out of the blue’
we got the nod,

to say Thanks, folks,
thanks for believing

& I wouldn’t be leaving.
But the old man says I’ve got to.

Then, like any con,
God was gone,

the kid with him.

A shot of light
that caught the eye.





A minute after

A minute after hearing car
turn from gravel road to drive –
low gear down to the house –
I catch a glimpse of light:

reflection of sun on chrome.
It stops where I am –
the boy home safe.
I find myself blessing myself:

knowing well could be
this never was happening.
Something different, entirely,
telephone ringing,

somewhere, someone:
bring back, bring back,
please, bring back that
young son to me.





I live in hope

I live in hope –
poet, preacher,
Bishop, Cardinal, Pope –

who knows,
could one day get the Big Nod –
God.

I live in hope,
and in love, elope
with an angel.




Tommorrow, or today (2)

We prepare for departure,
no see-you-later;
we make our goodbyes.
It’s a quiet time, quieter
by hour, by day,
by day, by hour:
not a lot left to say.

I was moving the cattle earlier,
told them We’re in this together,
we’re headed for the Works,
no one pumping the brakes:
no one, I told them,
is giving a damn –
the stock-truck’s on its way.

And later found myself talking
to nodding tops of totara:
told them I’d no idea
how all of this started, or how
(when it does) it stops.
The trees agreed.
And it just got quieter.





To be a house

The house, without you in it,
should be condemned, too
right: there should be a law against it!
The house, to be a house, needs you.

*

Rain tonight horizontal
direct from south-west.
I never was sure, at all,
which storm-quarter was best:

*

but took to sea,
met mermaids of madness,
with the madness the beauty,
with the beauty the sadness.

*

Your mother and I came to a bay
from some storm at sea:
what we had together was you, boy.
I never knew her, she never knew me.

*

I left on a broken down horse –
I called him ‘Seven Sorrows’ –
lived ten years in a lighthouse
that threw only shadows.

*

Things change though, call it fate,
change of season, I don’t know!
These nights when I ride in late
there are lights in the window



___________________________
El Traductor

Rogelio Guedea. (México, 1974)
Traductor y director de la página “Poesía Neozelandesa”

Es licenciado en Derecho por la Universidad de Colima y doctor en Letras por la Universidad de Córdoba (España), con un POST-DOC en Literatura Latinoamericana por la Texas A&M University (USA).Es  autor de más de cuarenta libros en ensayo, narrativa, traducción y poesía. En poesía es autor de: Los dolores de la carne (Praxis, 1997), Testimonios de la ausencia (Praxis, 1998), Senos sones y otros huapanguitos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2001), Mientras olvido (Follas Novas, Premio Internacional de Poesía Rosalía de Castro 2001), Ni siquiera el tiempo (Instituto Mexiquense de Cultura, 2002), Colmenar (LunArena2004), Razón de mundo (Instituto de Cultura de Nayarit, Premio Nacional de Poesía Amado Nervo 2004), Fragmento (Instituto Sonorense de Cultura, Premio Nacional de Poesía Sonora 2005), Borrador (Cedma, 2007),  Corrección (Praxis, 2007), Kora (Rialp Ediciones, Premio Adonáis de Poesía 2008), Exilio. Poemas 2001-2010 (Rilke Ediciones, 2010), Campo minado (Aldus, 2012) y Si no te hubieras ido/If only you hadn’t gone (Cold Hub Press, 2014). Actualmente es columnista de los medios mexicanos Sinembargo y La Jornada Semanal. 

Más sobre Rogelio Guedea en www.rogelioguedea.com
Correo electrónico: rguedea@hotmail.com









TUSIATA AVIA [16.909] Poeta de Nueva Zelanda

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Tusiata Avia

1966. Nació en Christchurch, pero es descendiente de samoanos, desde donde se alza también su poesía. Es autora de Wild dogs under my skirt (2004) y Bloodclot (2009). También ha escrito para niños, en Mele and the Fofo (2004) y The song (2002). En 2005 ganó la Fulbright-Creative New Zealand Pacific Writer’s Residency de la Universidad de Hawaii y en 2006 fue finalista del Prize in Modern Letters. En 2013 se hizo acreedora del prestigioso Janet Frame Literary Trust Award, lo que le dio consolidación a su carrera literaria y la convirtió en una de las poetas más importantes de Nueva Zelanda.




Perros salvajes bajo mi falda

Quiero tatuarme las piernas.
No en azul o en verde,
sino en negro.

Quiero sentarme frente al tatuador
y saber que me hace sufrir.
Quiero que saque su formón
y su martillo
y me pique los muslos
de una punta a la otra
como si caminara alrededor del mundo
como si remara a través de todo el Pacífico
en un tronco
sabiendo que una vez zarpando
subidos los perros a bordo
y ya no hay vuelta atrás, Bingo.

Quiero mis piernas tan filosas como colmillos de perros
los perros salvajes
los perros Samoanos
esos sarnosos que muerden a los extraños.

Quiero mis piernas como pulpos
negros pulpos
que atrapan ratas y se las comen.

Quiero incluso mis piernas como ciempiés
esos negros
que pican y se te hincha por semanas.

Y cuando todo termine
quiero que el tatuador
se siente detrás de mí y sepa que
no son suyas
que nunca lo fueron

quiero amedrentar a mis amantes
dejarlos que se sienten frente a mí
y silbar a través de sus dientes.

Traducido por  Rogelio Guedea 





No puedo escribir un poema sobre Gaza

No puedo escribir un poema sobre Gaza porque no puedo comerme un desierto completo.

No puedo escribir un poema sobre Gaza porque no puedo irme a la cama con los pequeños bebés tiesos y los cuerpos de los niños, no hay espacio para los más pequeños miembros perdidos, los brazos desmembrados arrancados como en un hospital de muñecas.

No puedo escribirun poema sobreGazaporquesi alzo la voz porlos cuerpos delos bebés, por los niños desmembrados, por lasmujeresque se sacan suspropios ojos, me llamarás antisemita yentonces tendré queconsentir la sangre de milespara que me absuelvan.

No puedo escribir un poema sobre Gaza porque mi furia y mi dolor se levantarán de mi pecho como un misil apuntado desde una computadora en Tel Aviv, que me va a seguir, me va a localizar y en un arco perfecto, bajará gimiendo del cielo herido, se introducirá en mi cabeza y me explotará dentro.

No puedo escribir un poema sobre Gaza porque Israel tiene derecho de protegerse, porque Israel tiene derecho de protegerse, porque Israel tiene derecho de protegerse, porque Israel tiene derecho de protegerse, porque Israel tiene derecho de protegerse, porque Israel tiene derecho de protegerse, porque Israel tiene derecho de protegerse.

YGazano.

No puedo escribir un poema sobre Gaza porque detrás de cada escudo humano está otro escudo humano y otro escudo humano y otro escudo humano y otro escudo humano y otro escudo humano. Y detrás de ese escudo humano – está un ser humano.

No puedo escribirun poema sobreGazaporque escomplicado,muy complicado, muy muy complicado. Por lo tanto,no puedo escribirun poema sobreGazahasta que termineun doctorado enpolítica de Oriente Medioy del holocausto, hasta que renazca judía y vivayo misma bajo la cúpula de hierro.

No puedo escribir un poema sobre Gaza porque Tamar en Tel Aviv tiene que llegar al supermercado y la floristería antes de la próxima sirena. Ella está poniendo plantas en su refugio antibombas y los juguetes y las golosinas favoritas de los niños para evitar que sufran tanto.

No puedo escribir un poema sobre Gaza porque Fátima en la ciudad de Gaza tiene 58 segundos para evacuar su casa con sus bebés antes de los ataques con misiles y la única salida es el mar. Ella ha visto las imágenes en la televisión de bebés que lanzan a las piscinas y que nadan como pueden.

No puedo escribir un poema sobre Gaza porque hay una cúpula de hierro impenetrable que cubre todo el estado. Cubre cada corazón y cada mente, a excepción de los pocos que se alinean y piden que se encarcelen.

No puedo escribir un poema sobre Gaza por mis amigos: Tamar, Shira, Yael, Michal, Noya, David, Yair en Tel Aviv y Nazaret y Beersheva. Porque cada vez que apunto a la sangre fresca los molesto, los ofendo, los hago enojar, los traiciono. Que se vayan.

No puedo escribir un poema sobre Gaza debido a mi amigo Ibrahim y sus 3 hijas y una sobrina bombardeadas con los pedazos de carne regados por toda la sala.

No puedo escribir un poema sobre Gaza porque puedo sacar las cuentas. Si dividir dos mil ciento sesenta y ocho palestinos muertos entre sesenta y nueve israelíes muertos es lo mismo, entonces encuentra el verdadero valor de un palestino.

Traducido por  Rogelio Guedea 




Cuerpo

Mi cuerpo no es una disculpa
no es un escondite
No es una fortaleza arreglada y artística
Mi cuerpo no es una piscina de agua insípida
Mi cuerpo no está clausurado
no se puede imaginar con otra forma o textura
no para ti, querido.
Mi cuerpo es una cascada de carne
Mi cuerpo es una manada de animales, gordos y gimiendo en el festín de la matanza
es la celebración invadiendo el rostro delos hambrientos
es abundancia y más abundancia
es tuétano y jalea y grasa chisporroteante goteando constante sobre la hoguera.
Mi cuerpo es un bautismo, un confesionario
Mi cuerpo es la promesa de cien mil soldados vírgenes
Mi cuerpo es la guerra que estremecela tierra
Mi cuerpo es el shalom y el salaam
Mi cuerpo es la madre asesinada de súbito en la calle
Mi cuerpo es la madre muriendo lentamente
Mi cuerpo es el niño asustado al que convencieron de salir de debajo del cuerpo de su madre caída
con la promesa de la miel.
Mi cuerpo es la miel ahogando a los ciegos, los cojos, los sordos, los mudos
Mi cuerpo es un hospital
Mi cuerpo es un orfanato
Mi cuerpo escienheladosenfilados como los padres
Mi cuerpo es el alofa y la aroha
Mi cuerpo es el Sinaí, el Mar Rojo, Hawai
Mi cuerpo es una habitación llena de ancestros lanzados a través del agujero de mi pecho
Hine-nui-te-po, Pelé, Nafanua, Isis, Afrodita
sus brazos y piernas y el pelo caliente y húmedo y enmarañado cuando se marchan
Mi cuerpo es la distancia entre nuestro huesos, querido.
Mi cuerpo pierde la cabeza y sus modales
Mi cuerpo está temblando, resbaladizo y enrojecido,como un recién nacido
Mi cuerpo es tu madre
Mi cuerpo es tu medicina
Mi cuerpo es la partera apresurando tu propio nacimiento
jalándote desde el interior de tu mismo vientre
Mi cuerpo es el Corán, la Torá
Mi cuerpo es Cristo
Mi cuerpo es la profetisa, la diosa samoana de la guerra
Mi cuerpo deja el infierno y navega los océanos
Mi cuerpo está mojado por el viaje y asusta a los que corren a encontrarme
Mi cuerpo sabe sólo de sí mismo
que es todo el mundo
y el cielo y la luna
y los planetas girando
Mi cuerpo los atrapa a todos con su red de piel
Mi cuerpo es la morada de mi cuerpo y habita en la tierra entre nosotros.

Traducido por  Rogelio Guedea 
http://poesianeozelandesa.com/poesia/tusiata-avia/cuerpo/






Ode to da life.

You wan da Ode?
Ok, I give you
Here my Ode to da life
Ia, da life is happy an perfek
Everybodys smile, everybodys laugh
Lot of food like Pisupo, Madonal
an Sapasui
Even da dog dey fat
You hear me, suga? Even da dog!
An all da Palagi dey very happy to us
Dey say Hey come over here to Niu Sila
Come an live wif us an eat da ice cream
An watch TV2 evry day
Days of Our Lives evry evry day
Hope an Beau an Roman an
Tony De Mera
Dat how I know my Ode to da life
An also Jesus – I not forget Jesus
He’s say to us Now you can
Do anyfing you like
Have da boyfrien, drink da beer
Anyfing, even in front of your fadda
An never ever get da hiding
Jus happy an laughing evry time.


-Tusiata Avia
by Tim Renner
May 2011









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El Traductor

Rogelio Guedea. (México, 1974)
Traductor y director de la página “Poesía Neozelandesa”

Es licenciado en Derecho por la Universidad de Colima y doctor en Letras por la Universidad de Córdoba (España), con un POST-DOC en Literatura Latinoamericana por la Texas A&M University (USA).Es  autor de más de cuarenta libros en ensayo, narrativa, traducción y poesía. En poesía es autor de: Los dolores de la carne (Praxis, 1997), Testimonios de la ausencia (Praxis, 1998), Senos sones y otros huapanguitos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2001), Mientras olvido (Follas Novas, Premio Internacional de Poesía Rosalía de Castro 2001), Ni siquiera el tiempo (Instituto Mexiquense de Cultura, 2002), Colmenar (LunArena2004), Razón de mundo (Instituto de Cultura de Nayarit, Premio Nacional de Poesía Amado Nervo 2004), Fragmento (Instituto Sonorense de Cultura, Premio Nacional de Poesía Sonora 2005), Borrador (Cedma, 2007),  Corrección (Praxis, 2007), Kora (Rialp Ediciones, Premio Adonáis de Poesía 2008), Exilio. Poemas 2001-2010 (Rilke Ediciones, 2010), Campo minado (Aldus, 2012) y Si no te hubieras ido/If only you hadn’t gone (Cold Hub Press, 2014). Actualmente es columnista de los medios mexicanos Sinembargo y La Jornada Semanal. 

Más sobre Rogelio Guedea en www.rogelioguedea.com
Correo electrónico: rguedea@hotmail.com




MARIANELLA SÁENZ MORA [16.910]

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Marianella Sáenz Mora

…Poeta…

Nació en Barrio Aranjuez, ciudad de San José, Costa Rica, el 29 de Noviembre, 1968.

Graduada de la carrera de Turismo de la Universidad Metropolitana Castro Carazo y ULACIT, cuenta también con estudios en Diseño Gráfico, Mercadeo y Ventas, Servicio al Cliente, Relaciones Públicas y más recientemente en Community Management. Se ha desempeñado en varios hoteles y empresas privadas en el área de Ventas y Relaciones Públicas.

Se ha interesado en manifestaciones artísticas como la fotografía, la cual ejerce como aficionada y ha formado parte de diversos grupos culturales desde su formación secundaria, integrándose a rondalla, teatro, coros, revistas musicales, asociaciones así como a grupos de proyección social y voluntariado.

Descubrió su vocación a los 9 años, escribiendo relatos cortos y prosa.  Fue durante la adolescencia que descubrió la poesía para nunca más alejarse de ella, considerando que es el género literario que le permite compartir mejor su perspectiva de vida y su sentir.

Inicia su formación poética en 2005 cuando participa en un taller impartido por la escritora Julieta Dobles en la Alianza Francesa, luego del cual, ella le invita a unirse a los talleres del Círculo de Escritores Costarricenses, cuyas sesiones se realizaban en su casa. Estos talleres contaban con la participación de otros importantes escritores del país como Ronald Bonilla y Laureano Albán.  Más adelante se integra al Taller Literario Poiesis, al que continúa vinculada hasta la fecha ya este como Grupo Literario POIESIS.

Gracias a este quehacer literario, ha participado en varios festivales  y  recitales y homenajes nacionales e internacionales con sede en Costa Rica. Con frecuencia es invitada a participar en variedad de actividades organizadas por otros grupos literarios y talleres, como son programas de radio, recitales a estudiantes de secundaria y universitarios, en empresa privada y otros.  Su obra ha sido incluida en revistas virtuales y físicas, así como en la  antología BITACORA ABIERTA 31 LATIDOS EN EL ANDEN, de la Editorial Poiesis.

Tiene varios poemarios inéditos y felizmente está por ver la luz, su primera publicación individual: el poemario titulado MIGRACIÓN A LA ESPERANZA del cual nos comparte estos primeros poemas:




TRAVESÍA HACIA LA SED 

Ahora lleno de ofrendas el aire
y mi voz inscrita en la nada 
teme desaparecer si la silencias.

Ráfagas de la oscuridad, mirada ciega,
canela y especias en nuestra piel,
remolinos que recorren como antojos
los campos del tacto y sus mariposas 
casi eternas.

Tu presencia flagela mis últimas telas,
desatando Pandoras,
inventando travesías.

¿Quién puede describir el encuentro
entre dos amantes que todavía no saben lo que son,
cuando el tacto traduce las tinieblas
y resquebraja simientes en la evasiva concéntrica del polen?




INTANGIBLE 

Beso tu ausencia donde acaba mi fe,
temerle  más al acierto que al capricho,
confabular el retén de los antojos y falacias
en mi desacierto de tatuar el aire 
y detener el tiempo.

Media sombra lacerante
vertiendo sobre el  claroscuro de tu rostro
algunos rastros de luz
mimetizados con la despedida
y la voz desgarradora del bolero. 

En el suelo, el equipaje.

Coincidentemente vestidos
una vez más,
nos abrazamos al andén del tiempo 
y percibo la melancolía herrumbrada,
que se adueña de nuestro suspiro inconcluso
anclándonos a la pausa resignada 
en el ciclo eterno de las estaciones.




Del poemario ESCRITORIO DE INJUSTICIAS

ESTADO 

Me he desprendido ya
de las pretensiones que jamás tuve
de las lágrimas como empaques abiertos
volando rotos por la calle...

Me he quedado desnuda,
con la piel del alma abrigada de recuerdos,
varada en una esquina cualquiera de esta ciudad, 
anónima, invisible...
esperando tu abrazo, 
tu pecho, guarida de mis ansias,
que revolotean en un murmullo de palomas, 
en la plaza vecina.

Me he quedado sola,
en la inmensidad eterna de las sombras,
siendo una pintura a medias que jamás fui,
la musa del poema que jamás me diste,
el sabor del beso que no olvidas.

Me he despojado del brillo de las luces,
desperdigado por las ciudades 
vencidas de soledad
y he susurrado como una oración tu nombre:
epitafio de la noche.




ALGORITMO DE LA NOCHE 

Toma el grafito de la noche,
unge con él tus labios 
y un instante después 
recórreme como a un lienzo,
mientras me llueves lento
hasta las profundidades oscuras 
de mis conjuros eternos.

Cúbreme de hojas con tus manos,
repite una vez más los ritos hedonistas,
perpetuados en mi alcoba, 
ahora que estoy cansada
de lapidar deseos en las sombras.

Desándame.
Arráncame este frío fundido a mis ríos y ponientes
desde el tacto sinuoso de mi espalda.
Invócame en medio de tornados furiosos
que oscurezcan el alba a mis temores.

Haz que lágrimas de petróleo
se deslicen hasta el andén impávido del sueño,
ahuyentando la claridad mezquina 
de una aurora inconclusa,
que por perenne y eterna
se quede siempre en el quicio de la puerta,
regalándome amnesias de sal
desde las minas florecidas de tu cuerpo
ballet ingrávido de aire y tiempo.

Lléname. 
Lléname de expectativas los rincones
que tu aliento recorra disfrazado de ladrón, 
el mercado amurallado de mi pecho en llamas
que termine una vez más
este viaje y sus ciclos,
en el sextante en espejo de mi aroma,
donde este surrealismo 
de delirios inquietos te convoca,
deshecho y atómico,
suspendido y etéreo,
resquebrajando los cristales heridos de luz,
antes de lanzarse suicida hasta la alfombra. 




AGUACERO DE NOCHE

Me reinventas 
comunión de verdores y lluvia,
trueno y tormenta,
murmullo suave que se desliza por mis techos,
haciendo que me broten caminitos de agua 
que juegan a esconderse 
bajo las macetas florecidas de gozo 
en mis caderas.
Desnuda de gotas suicidas, 
voluptuosas,
cayendo y acumulándose en tus baldosas
humedeciendo la banca de hierro y la madera
anatomía que disfruto dichosa,
despertando semillas y bulbos
en tus andamios
flora exuberante y tropical
que nos salpica los rincones 
que florecen nocturnos de rojos y geranios.

Deslizándose descalza,
despacio…
tu aliento me recorre fresco,
fiesta de tomillo y yerbabuena
gato inconfeso de murmullos y fonemas
en el corredor bendito de mi cuerpo,
éxtasis germinado del amor.

Jardín donde es tu pecho mi sombrilla
y mi cuerpo es tu cuerpo,
tu refugio y buhardilla
y me siento suave, profunda, femenina,
abrumada y salvaje, 
llena de ternura, como la lluvia misma
según me dicte tu pasión y arrecie su llovizna.




ENCONTRAR 

En algún lugar,
entre tu piel y mi alcoba
mi voz que desluzco y callo se contrae: 
molusco retraído, húmedo y converso
retorciéndose en la sal.

No estarás: te he dicho que no estés.
Mi mano empuja este filo convulso,
que me abre el pecho
esparciendo flores de vino 
desde la alcoba hasta el puente.

Nadie ve mis lágrimas,
pues he arrojado el cincel infame 
con que taladro tu carne,
para arrancarte esa verdad 
de querer verte por dentro. 
De encontrar esa raíz carnívora de tu pasado,
y despojarte de su piel de hoja seca, 
desboronando su nombre
en la ululante prisa del viento 
para dejarte desnudo de rencores, 
sin rieles, ni fronteras de lamentos.

Libérame del miedo
que se arropa infinito en el lenguaje,
en el temor de un rastro de abeja
que desdibuje mi jeans, mis botas y mis pecas.
Comprende mis poemas
que no se diluya su voz 
en la humedad mohosa de las tinieblas
ni en la sonrisa de un gato turquesa,
flotando en la ironía rosa de las flores del Roble.

Que no me quede una vez más
con todas las emociones que dejé sin cosechar,
detrás del blanco inmaculado de tu puerta.











JOSÉ ALBERTAZZI AVENDAÑO [16.911] Poeta de Costa Rica

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José Albertazzi Avendaño

José Albertazzi Avendaño (Paraíso de Cartago, 15 de enero de 1892 - San José de Costa Rica, 3 de septiembre de 1967) fue un periodista y político costarricense. Orador polémico y articulista comprometido socialmente, llegó a ostentar importantes cargos legislativos en su país.

Obtuvo primero el título de maestro normal por el Liceo de Costa Rica, y posteriormente el de abogado. Trabajó unos años como maestro en la ciudad de Liberia.

Trabajó como periodista, demostrando una gran conciencia social. También dio clases en el Liceo de Costa Rica.

Fue director de la Biblioteca Nacional de San José.

A nivel legislativo, fue diputado en los períodos 1926-1934 y 1938-1948 y presidente del Congreso Constitucional de 1944 a 1945.

Como escritor, gozó de popularidad su obra poética (ganó, además, distintos premios tanto en su país como en el extranjero). Es autor de:

Por los recodos del camino.
Palabras al viento.
Bajo el azul.
Fragmentos del alma.





El limpiabotas

Al caer de la tarde se moría,
como se dobla un tallo, el limpiabotas
y al mirarlo en su lecho parecía
una esperanza las alas rotas.

Pálido, débil, en su frente había
como un agonizar de ansias ignotas;
y giraban sus ojos en sombría
visión de horas oscuras y remotas.

Madre, murmuró entonce el moribundo
con un hilo de voz que fue un sollozo,
arregla mi cajón que fue en el mundo

mi único amigo y mi mejor consuelo:
voy a lustrar, radiante de alborozo,
las botas de los ángeles del cielo.



Pincelada

Va naufragando en sombras el camino
del monte al pie; de lejos, la campana
la dulce paz del Angeluz desgrana
sobre el noble sosiego campesino.
Vuelve al cortijo con su andar cansino
la yunta que partió por la mañana,
y en la verde amplitud de la sabana
con la última luz se apaga un trino.

Desde las eras y los corazones
sube hasta Dios la plática sencilla
que con su esterilidad calma y sus duelos,

y yo mismo, olvidado de oraciones,
digo ante tanta excelsa maravilla:
Padre nuestro, que estás en los cielos.



¿DETERMINISMO?... 

El bien, el mal, el santo, el delincuente, 
palabras petulantes, sin sentido: 
ya dijo el otro que del mismo nido 
puede salir el ave o la serpiente. 

El niño que a la vida sonriente 
por atávico mal viene impelido, 
será de pecho noble o un bandido 
según el torbellino que lo oriente. 

Todo, bajo este cielo, es transitorio, 
la estrella que deslumbra, el infusorio, 
destellos son de un inmortal fulgor; 

todo es cuestión de rumbo y de momento: 
con el metal que se hace un monumento, 
un odioso puñal forja un traidor. 




CAUTIVO 

Con la aurora hay que dar la gran batalla, 
hay que abatir al enemigo fiero, 
todo está listo y Napoleón, severo, 
en la alta noche va a partir y calla. 

El hijo de su amor duerme, y ensaya 
su boca una sonrisa; el gran guerrero 
va a decirle su adiós, quizá el postrero: 
¿respetará su vida la metralla? 

Besar quiere una mano dsl pequeño; 
pero éste, entre las suyas, en su sueño, 
retiene una del bravo Emperador; 

y el que venció a la m.uerte, y el que altivo 
su gloria impuso al mundo, está cautivo 
de una mano sutil como una flor. 




EL PREGONERO 

«La Libertad», «La Patria», se oye el grito 
del pregonero en la mañana oscura, 
como una imprecación que va a la altura 
prolongando sus ecos de infinito. 

Esta mañana lo miré, proscrito 
de un hogar que abatió la desventura, 
me pareció fugaz caricatura 
dibujada por un lápiz maldito. 

El no sabe que va por la pendiente 
que lleva al vicio o al dolor, ignora 
que después de un vivir pobre y doliente 

gritando esos dos nombres desde niño, 
lo encontrará vencido su última hora 
sin libertad, sin patria... y sin cariño. 




CROMO 

Al caer de la tarde, se moría, 
como se dobla un tallo el limpiabotas, 
y al mirarlo en su lecho, parecía 
una esperanza con las alas rotas. 

Pálido, débil, en su frente había 
como un agonizar de ansias ignotas, 
y giraban sus ojos, en sombría 
visión de horas oscuras y remotas. 

Madre, murmuró entonces el moribundo 
con un hilo de voz que fué un sollozo: 
arregla mi cajón que fué en el mundo 

mi único amigo y mi mejor consuelo: 
voy a lustrar, radiante de alborozo, 
las botas de los ángeles del cielo. 





EN TU día 

A MI HIJA VIRGINIA 


Naciste ayer de un beso, y ya mañana 
vas a cumplir siete años, se diría 
que eres un ruiseñor por la alegría 
o fresca flor por la ilusión temprana. 

El ansia de tu arribo no fué vana, 
pues viniste a calmar, estrella mía, 
la inquietud de mi loca fantasía 
que en urdir jeroglíficos se afana. 

Hija da un noble amor, en tu existencia 
ha de haber la tranquila transparencia 
de una gota en el cáliz de una flor, 

y si el dolor te causa alguna herida, 
sonríe en él al alba de tu vida 
y bendice en tu Dios ese dolor. 





¡PERDÓNALO, SEÑOR! 

¡Señor! Si en su vivir hubo impurezas, 
si hubo en su alma huellas de delito 
y en su triste aislamiento de proscrito 
ignorante vivió de tus bellezas; 

si sembró su camino de tristezas 
y si el pecado convirtió en el rito 
de su desolación, y sus fierezas 
fueron en su dolor trágico grito, 

¡perdónalo. Señor!... nadie en su senda 
vertió una luz, jamás ninguna tienda 
acogedora le brindó un amor; 

y el amor es lo único en la vida 
que hace luz en nuestra alma ensombrecida: 
¡en tus brazos acógelo, Señor!... 




ECO DISTANTE 

Enmudece tu piano, esa armonía 
suena en mi corazón como un lamento, 
como una queja que arrancara el viento 
de una campana al declinar el día. 

Estrangula esa nota, amada mía, 
tuércele el cuello al cisne, porque siento 
que esa música llora en un acento 
de un dolor que soñó ser alegría. 

¿Qué marchita ilusión o qué atavismo 
de amargura ancestral llora en mi mismo 
las notas de tu piano al escuchar?... 

Así recoge el alma de la lira 
todo lo que en redor calla y suspira 
y el caracol la ronca voz del mar. 



LA POSTRERA ILUSIÓN 

Al pie de la montaña, una alquería, 
un huerto de racimos y de flores, 
donde lleguen los pardo ruiseñores 
a saludar con su laúd el día. 

En el hogar sin galas, la alegría 
inmaculada de mis tres amores: 
ciega la puerta a todos los rencores 
y sorda el alma a la filosofía. 

Para la quieta noche, un libro ameno: 
restañar con espíritu sereno 
hondas heridas que causó un dolor, 

es la única ilusión que mi alma abriga, 
bajo el signo fecundo de una espiga 
y la amable sonrisa de una flor. 





SERENAMENTE 

(en días de esclavitud) 

Amada buena, dulce compañera 
que aguardas mi retorno, entristecida; 
¡ya ves!... no brota sangre de mi herida 
porque es herida oculta y traicionera. 

Cierra las puertas del hogar, afuera 
toda idea de bien está perdida, 
y a través del espacio y de la vida 
la bestia triunfará, salvaje y fiera. 

Sólo quiero tus manos, y las finas 
manecitas de amor, manos divinas 
del ángel que colmó nuestra ilusión, 

para posar en ellas mi cabeza 
sedienta de quietud y de terneza, 
mientras pasa bramando el aquilón... 




FLOR DE HISTERIA 

...Y me contó su historia: su vivir campesino 
fué el vivir silencioso de una resignación... 
y en una tarde alegre la libertó el camino 
de la tristeza que hizo sangrar su corazón. 

Luego, se vio extraviada entre ese torbellino 
de carruajes y gentes de una gran población: 
trajo sed de cariños y se embriagó con vino 
del que sirve en sus copas la baja seducción. 

«En los primeros días hubo amor y hubo lumbre 
en esto que es ahora nido de pesadumbre, 
en mi boca un halago, en mi pecho una flor; 

mas hoy sólo me queda, abrumada y vencida, 
el placer inocente de haber sido en la vida 
fuente abierta a toda ansia disfrazada de amor.» 








LUIS BARRANTES MOLINA [16.912]

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Luis Barrantes Molina

Luis Barrantes Molina (1885-1952), periodista y escritor costarricense que durante décadas vivió en América del Sur. Fue redactor y director de periódicos y revistas en Ecuador, Chile, Perú y sobre todo Argentina, donde publicó un buen número de novelas.

Periodista nacido en Costa Rica que falleció en Buenos Aires, Argentina. Convencido católico, empezó en el diario La Información, que se editó hasta el mes de junio de 1919; fue también redactor del diario La Revista. Se estableció en Argentina  con éxito; escribió novelas por entregas semanales en una editorial.




PATRIOS RECUERDOS 

¡Oh, cuánto te embellece la distancia 
en que te miro, dulce patria mía, 
nido de paz que poetizó mi infancia 
y donde anhelo reposar un día! 

Trémulas palmas, fuentes y follajes 
estremecidos por el viento blando, 
casitas blancas, idílicos paisajes 
que contemplé desde el vapor llorando. 

Las hadas de mis sueños matinales 
me evocan aún con su vital aroma 
el tremolar de aquellos platanales 
y del cafeto la brillante poma. 

Cuando ocultarse vi con desaliento 
la playa gris, salí de mi letargo, 
y sobre el mar volqué mi sentimiento 
como sus aguas pertinaz y amargo. 

Aquel dolor que me enlutó la vida 
quitólo el tiempo ante quien nada dura 
y hoy la memoria de tu faz querida 
en vez de duelo inspírame dulzura. 

Como aquel día, fresco está en mi mente 
el panorama ideal de tus bellezas; 
y es su recuerdo como luz sonriente 
que desvanece todas mis tristezas. 

Si el desterrado a quien del patrio nido 
echó el tirano, con amor te añora, 
¡cuánto más yo que nunca estuve herido 
bajo tu cielo, por maldad traidora! 

Como en mi infancia al celebrar el día 
del patrio festival que nunca olvido, 
tu santo amor dentro del alma mía 
cual cirio del altar, vive encendido. 

Y aunque duerma, despiértase violento 
si tu enseña gentil me sale al paso, 
o escucho tu himno, pues entonces siento 
el afán de morir en tu regazo. 

Deseo a veces cabalgar al viento 
por dar alivio a mi ardoroso anhelo 
de respirar tu maternal aliento 
y de saciarme en contemplar tu cielo. 

A medida que viajo y que comparo 
más me confirmo en la verdad notoria 
de que eres digna de tu honor preclaro, 
pues no hay gloria más pura que tu gloria; 

ni progenie más noble que tu gente, 
ni edén que exceda a tu feraz pradera, 
ni luz más bella que tu sol ardiente, 
ni tricolor que iguale a tu bandera! 








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JUAN DIEGO BRAUN [16.913]

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JUAN DIEGO BRAUN

Nació en San José el 5 de agosto de 1859 y murió el 11 de mayo de 1885. Perteneció a la escuela romántica de su época. Sus poesías se distinguen por su corrección clásica. 



LA MUJER 

La mujer es una flor 
a que el cielo da su esencia, 
que embriaga nuestra existencia 
con el perfume de amor. 
yo, que comprendo el valor 
del encanto que atesora, 
contemplo en ella la aurora 
que anuncia un sol esplendente; 
por eso adoro ferviente 
a la mujer seductora. 

Si ella ríe, alegre canto, 
y en alas de mi canción, 
me elevo a ignota región?
do se duerme mi quebranto; 
y allí en dulcísimo encanto 
de hermosura revestida, 
siento resbalar la vida 
entre sueños seductores 
como una fuente entre flores 
que corre apenas dormida. 

Si ella gime, si ella llora, 
cual tórtola solitaria, 
alza al cielo su plegaria 
en el alma también gemidora; 
y como el cielo atesora 
pura esencia del amor, 
pido que vuelva a la flor 
su primitiva hermosura 
y la paz y la frescura 
que le robara el dolor. 

Dulce niña, en conclusión, 
es la fuente la mujer 
do el poeta va a beber 
la divina inspiración: 
bebe de amor la pasión; 
bebe el noble sentimiento; 
pues de una madre el aliento 
al nacer, niña, bebimos 
y por la mujer sentimos 
dulce alegría y contento. 

Que la mujer en el mundo, 
en esta noche sombría, 
es la estrella que nos guía 
con su brillo sin segundo. 
¿Quién en su esplendor fecundo 
bañado no se ha sentido, 
cuando su imperio extendido, 
envuelve en su luz la tierra, 
y cuando en ella se encierra 
como el pájaro en el nido? 

Si de la luna al fulgor 
bajo su faz misteriosa, 
oigo una voz cariñosa 
tierno acento del amor; 
¡ah! se calma mi dolor 
y mi agudo padecer, 
y extasiado suelo ver, 
entre nubes de topacio, 
cruzando tenue el espacio 
la imagen de una mujer. 

¡Ah! ¿Quién no lleva en la vida 
oculto en su alma un amor, 
como el perfume en la flor 
en cuyo cáliz se anida? 
¿Quién no acaricia, transida 
aun de pesares el alma, 
de gloria una verde palma, 
un amor, una ilusión, 
con que sueña el corazón 
buscando en ellos la calma? 

¡Oh, sí! que la mujer pura 
como el limpio azul del cielo, 
es el único consuelo 
al dolor y la amargura; 
símbolo de la ternura, 
ángel de amor que consuela, 
ella, ¡ay, triste!, sólo anhela, 
en su profundo cariño, 
una sonrisa del niño 
por quien amorosa vela. 

¿Qué pide ella en su pobreza 
sobre la tierra que pisa, 
si funda en una sonrisa 
su tesoro y su riqueza? 
Ella brilla en su grandeza, 
aun en medio del dolor, 
si una sonrisa de amor 
el hombre tierno la envía... 
¡Qué feliz ella sería 
si aquel no fuera traidor...! 








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JENARO CARDONA [16.914]

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Jenaro Cardona

(1863-1930).
Poeta y narrador costarricense, nacido en San José en 1863 y fallecido en su ciudad natal en 1930. Autor de una brillante producción literaria que le sitúa entre las voces más destacadas del panorama narrativo hispanoamericano de los primeros años del siglo XX, en compañía de otros prosistas como Joaquín García Monge y Claudio González Rucavado está considerado como uno de los fundadores del género novelístico en las Letras costarricenses.

En virtud de sus ideas políticas y sus postulados estéticos, Jenaro Cardona quedó encuadrado también dentro de esa fecunda y bulliciosa generación de escritores que forjaron los primeros peldaños de la literatura nacional de Costa Rica, en un período histórico (el comprendido entre los últimos años del siglo XIX y los primeros de la centuria siguiente) caracterizado por el proceso de consolidación de la identidad nacional costarriqueña. Dentro de esa búsqueda de las propias señas que deberían identificar a los naturales de la joven nación, Cardona y sus compañeros de andadura literaria (entre los que se contaban el poeta Aquileo J. Echeverría y su primo, el narrador costumbrista Manuel González Zeledón, junto a otros autores tan relevantes como José María Alfaro Cooper, Carlos Gagini y Ricardo Fernández Guardia) se preocuparon por indagar en los rasgos culturales comunes que vendrían a subrayar esa buscada identidad nacional. Así las cosas, en una sociedad inmersa en el conflicto entre el poder de la ancestral oligarquía cafetalera y el nacimiento de nuevas formas de capitalismo agrario que venían a imponer no sólo unas técnicas de trabajo y administración muy diferentes a las tradicionales, sino también nuevos valores sociales y morales, la obra de Jenaro Cardona y de la mayor parte de los autores recién citados oscila entre dos polos cuya oposición extrema es un buen exponente de las dudas y los vaivenes propios de ese estado de indefinición: por un lado, el escritor de San José exalta las innovaciones que son índice de ese proceso de modernización del país, innovaciones que auguran también un avance cultural y económico; pero, al mismo tiempo, Cardona y sus compañeros de generación temen que ese cúmulo de cambios, introducidos en un momento en el que aún no se ha consolidado el Estado Nacional ni el sentimiento pleno de costarriqueñidad entre sus ciudadanos, traiga consigo una grave crisis de identidad, al disolver de golpe unos factores unitarios como la moral tradicional y los usos y costumbres compartidos por todos desde hace muchas generaciones.

En la resolución de este conflicto, Jenaro Cardona opta en su obra de creación literaria por defender una postura liberal que arremete contra el talante reaccionario de los poderes fácticos, y muy señaladamente el de la Iglesia católica, a cuyos dogmas caducos achaca el escritor de San José una serie de lacras que no son sino factores desencadenantes de la desestabilización social y espiritual. Estos postulados ideológicos quedan bien patentes en su novela titulada La esfinge del sendero (Buenos Aires: Imprenta Tragont, 1916), un espléndido relato de corte naturalista, galardonado con el segundo premio del certamen de narrativa convocado por el Ateneo de Buenos Aires, en el que el liberalismo de Jenaro Cardona supera ampliamente las directrices progresistas apuntadas ya en su primera narración extensa, publicada once años antes bajo el título de El primo (San José: Tipografía Nacional, 1905).

Además de estas dos novelas, Jenaro Cardona publicó al final de su vida un volumen de relatos en el que recopiló todas las narraciones extensas que había ido dejando estampadas en periódicos y revistas a lo largo de su trayectoria literaria. Se trata del libro titulado Del calor hogareño (San José: Imprenta Sauter y Arias, 1929), obra de naturaleza variada en la que tienen cabida numerosos cuentos que, por haber sido compuestos en fechas muy distintas, obedecen a criterios temáticos y estilísticos muy heterogéneos.



LA QUEMA 

El sol de marzo, con ardientes rayos, 
los altos montes y collados baña; 
bajo el bochorno tropical, el bosque 
parece dormitar en honda calma. 

Nada turba el silencio 
de aquellas serranías escarpadas, 
sólo el eco a intervalos multiplica 
el mugido de alguna res lejana, 
como enorme bostezo de fastidio 
que a los aires lanzara, 
en la pradera solitaria y yerma 
por el sol caldeada. 

Allá en el bosque, surge, del follaje, 
monótono chirrido de cigarras, 
mientras las aves van hacia las frondas 
al batir perezoso de sus alas. 
Los prados están mustios, 
por todas partes seca está la grama, 
los tallos amarillos, sus mil uñas, 
sobre la tierra polvorienta clavan. 

Allí duerme la vida; 
a las primeras lluvias, rica savia 
surgirá reviviendo aquellos tallos 
en risueñas campiñas de esmeralda. 

Y más allá el rastrojo, 
que produjo la mies rica y sobrada 
para nutrir la prole 
del rudo labrador que allí batalla 
en la perenne brega, 
que empieza con el alba, 
y que concluye cuando el sol declina 
envuelto en su arrebol, tras las montañas. 

Es Juan el propietario, 
de aquellas tierras que sus puños labran, 
atleta formidable del arado, 
del machete y la pala. 
Conserva su heredad ha muchos años 
y es feliz en su vida solitaria, 
con fe en el porvenir, ama los suyos, 
y por su bien trabaja. 

El sabe de los besos de la aurora 
vestida de celajes y escarlata, 
y del fecundo riego de su frente, 
cuando el sol recalienta sus espaldas. 

Más allá del rastrojo, 
que hacia la izquierda avanza, 
abrupta y majestuosa 
hasta el confin se extiende la montaña. 

Cabe el sendero que a la diestra se abre, 
cual penachos altivos, se levantan, 
mecidas por la brisa de la tarde, 
las hojas del cañal siempre lozanas. 

Y allí cerca, muy cerca, como un nido, 
que entre la agreste soledad levanta 

los himnos del amor y del trabajo, 
está de Juan la rústica morada. 
Es un bohío fuerte que ha triunfado, 
cual peña solitaria, 
del embate del viento y de las lluvias 
que azotó con furor sus viejas pajas. 
Se miran sobre el techo, 
verdes manchones que dejó la lama, 
como si fuese un viejo monumento 
que ostenta rica pátina. 

Habita Juan allí, con su familia, 
y en la apacible soledad selvática, 
se escuchan de los chicos las querellas, 
y las alegres chacharas, 
mientras devoran la ración de fréjoles 
que a su apetito basta, 
con sabrosas arepas 
sobre la lumbre con amor asadas. 

Es María la digna compañera 
del esforzado atleta de la pala, 
amante y hacendosa, 
como la hormiga sin cesar trabaja. 
Cuatro retoños a su esposo ha dado, 
y sonriente y feliz lleva la carga 
de los rudos quehaceres 
a que atiende solícita y ufana. 

El menor de los hijos, una niña, 
de pocos meses, todavía Jacta, 
muñeca coquetona de ojos verdes 
graciosa y vivaracha. 

¡Oh, venturoso hogar, donde no llega 
de la ciudad la pestilente miasma, 
ni ambiciones, ni envidias, ni bajezas, 
con su hálito infernal queman tus pajas! 

— Hoy vamos al rastrojo, 
ya es tiempo de la quema, 
dijo Juan a sus hijos, los mayores, 
que le prestan su ayuda en la faena. 

Las lluvias ya no tardan, 
y es necesario preparar la siembra, 
antes que algún chubasco 
nos empape la tierra. 

Concluidas las fatigas de la tarde, 
después de la merienda, 
baja Juan al rastrojo, con sus hijos, 
para empezar la quema. 

Son dos zagales que en el campo luchan 
con el valor de sus escasas fuerzas; 
cuatro lustros no suman los dos juntos, 
y ya la tierra endurecida y seca 
ha bebido el rocío de sus frentes, 
como valiosa ofrenda 
derramada en el ara del trabajo 
que al hombre dignifica y regenera. 

Al verlos, afanosos, 
aquel buen padre con orgullo piensa: 
«Cuando descanse yo, bajo la tumba, 
no habrá en la casa ni hambre ni miseria.» 

Y aquellos dos zagales, 
que encorvan sus espaldas en las eras, 
hércules infantiles, 
futuros vencedores de las selvas, 
viven felices bajo el sol brillante 
que madura las yemas, 
y tienen un regazo cariñoso 
en el pobre rincón de su vivienda. 

Muy pronto aquel rastrojo, 
de tostadas malezas, 
que al fuego ofrecen excelente pábulo, 
arde enseguida con voraz presteza. 

El fuego va dejando 
reguero de ascuas, de ceniza y yesca, 
en tanto que a los aires se levanta 
asfixiante humareda. 

Ya el sol traspuso los cercanos montes: 
de la lejana iglesia 
el Ángelus llevó sus notas tristes 
al agreste rincón de aquella selva; 
Juan y sus hijos, al fulgor siniestro 
de la flamante hoguera, 
descubren reverentes las hirsutas 
sudorosas cabezas, 
y musitan los tres una plegaria 
llena de unción sincera. 

La noche se avecina; en sus negruras, 
el incendio clarea, 
ilumina el confín de la montaña 
que parece dormir en su grandeza. 

Sigue el fuego extendiendo sus mil flamas, 
subiendo la ladera, 
consumiendo enseguida cuanto toca 
con infernal presteza... 
Mas de pronto, la brisa que ha dormido, 
en el regazo agreste de la selva, 
despierta juguetona y se columpia 
en las tupidas copas de las ceibas; 
y baja luego al llano, 
y arremolina la espantosa hoguera, 
que sus flamas extiende prepotentes 
y hasta el cielo con furia las eleva. 

Aquello es un volcán, un torbellino; 
del fuego las mil lenguas, 
se retuercen, se agitan, se agigantan 
en confusión siniestra; 
y entre los altos espirales de humo, 
que ennegrecen la esfera, 
en raudas explosiones pavorosas 
¡un averno chispea! 

Juan y sus hijos miran espantados, 
con el alma suspensa, 
cómo sube el incendio, cómo avanza 
hasta las propias lindes de la selva... 

¡Oh, fuego, sacro fuego, que adorado 
fuiste siempre, desde la edad primera, 
por las tribus heroicas del palenque, 
como deidad suprema! 
¡Oh, fuego, sacro fuego, 
que brillas en la cera 
de místicos altares, 

y en los blandones de las madres muertas: 
que animas los hogares y confortas, 
que eres paz y alegría en las viviendas, 
que eres vida, eres fuerza y movimiento 
y el ¡eterno sostén de este planeta...! 

Y ahora, ¡oh, Dios!, con qué implacable saña, 
con qué furia perversa, 
van tus cuadrigas con tonante estruendo 
desolando, al pasar, las sementeras, 
que antes fueran la dicha y regocijo 
del bravo luchador de aquellas selvas... 

¡Nada detiene el ímpetu salvaje 
del fuego asolador en su carrera 
de monstruo apocalíptico, que ruge, 
entre humeantes escombros y pavesas! 

¡Arde el cañal!... El bosque de penachos 
se retuerce y crepita, 
al recibir el hálito candente 
que le invade por fin, y le aniquila. 
En crispaciones de dolor, primero, 
sus hojas se retuercen encendidas, 
y alzan después brillantes floraciones 
que el viento barre en huracán de chispas. 

Vulcano está de fiesta, 
borracho de alegría, 
al ver a Flegetonte desbordado 
asolar la campiña... 

Juan y sus hijos, con denuedo heroico, 
insensibles al miedo y la fatiga, 
desafiando el peligro 
que les cerca traidor, y les atisba, 
trabajan, y el fuego les chamusca 
y pesada humareda les asfixia... 
« — ¡Afuera, afuera! — grita Juan mirando 
el incendio que crece y se aproxima — ; 
no es posible luchar... ¡pronto, a las rondas, 
y salvemos la vida!» 

Y sudorosos, casi sin alientos, 
cubiertos de ceniza, 
de la hoguera escaparon 
moribundos de horror y de fatiga. 

Y mira Juan, con ojos extraviados, 
de las enhiestas cañas encendidas, 
los altos varejones 
en que la savia con dolor crepita, 
y corre, como sangre, 
que mana de una herida. 

Y el voraz huracán, todo lo envuelve, 
y lo destruye con tonantes iras, 
y camina espantoso, siempre avanza, 
en diabólica orgía... 

Un grito de dolor, y de honda angustia, 
más bien rugido de una bestia herida, 
¡rasgó los aires con vibrantes notas 
de pesadumbre y rabia confundidas! 

Era el bohío fuerte, la vivienda 
de Juan y su familia, 
que envuelto en crepitante llamarada 
súbitamente ardía. 

— ¡Infeliz labrador, tu choza humilde, 
será pronto en pavesas convertida; 
¡nido y altar del fervoroso culto 
que el amor y el trabajo allí tenían! 

Quedó Juan, de terror paralizado, 
con el alma suspensa, enloquecida, 
como el que ignora, si es que está despierto, 
o si sufre espantosa pesadilla... 

Del sopor que eclipsó sus facultades, 
de aquel espanto que nubló su vida, 
vino a sacarle el doloroso grito 
de su fiel compañera, de María, 
que del cercano arroyo, con un niño, 
regresa jadeante: 

« — ¡Mi hija, mi hija!» 
Y Juan se estremsció, y en el instante, 
quiso lanzarse a la tremenda pira, 
a rescatar, valiente, de las llamas, 
a su pobre adorada chiquitína, 
que allí quedara en apacible sueño 
bajo el ala de amor dulce y tranquila. 

« — ¡No, tú no vas!» gritó desesperada 
la pobre madre; y lucha decidida 
conteniendo a su esposo; 

« — déjame a mí; si tú te sacrificas, 
¡qué será de nosotros en el mundo!» 
Mientras luchan los dos, ¡noble porfía!, 
el galardón de su amorosa empresa, 
frente al incendio que el hogar fulmina, 
el mayor de los chicos, como un héro3, 
que corre de la gloria a la conquista, 
se lanza entre las llamas... 
¡Qué terribles momentos de agonías, 
cuánta angustia se vive en un instante, 
cuando naufraga el alma enloquecida! 

Aparece por fin el valeroso, 
con su trofeo en brazos, con la niña, 
en el momento trágico 
en que la choza sin piedad se hundía. 
Y el incendio voraz, abrasa el bosque, 
en formidables bocanadas de ira, 
y el tupido follaje se contrae, 
en espirales de humo retorcidas, 
y se oye el crepitar de la hojarasca 
como descarga de fusilería... 

A veces por los robles centenarios, 
cual columna del bosque, siempre erguidas, 
que las secas marañas de los liqúenes, 
con una red tapizan, 
sube el fuego en extraña piroctenia, 
en una ardiente floración de chispas. 
Canta el incendio su canción de triunfo, 
ciego, arrasando la pujante vida, 
y el cielo majestuoso, indiferente, 
¡con fulgores siniestros se ilumina! 

Allí, en un grupo, cabe los escombros, 
de la pobre cabana, hecha cenizas, 
el desgraciado labrador contempla 
tanta desolación y tanta ruina: 

« — ¡Señor! Amparo, ¿dónde encontraremos? 
— desolada en sollozos repetía 
la pobre esposa, que anegada en llanto, 
cubre de besos a su tierna niña. 

Y Juan, erguido, del trabajo el símbolo, 
como atleta que airado desafía: 
«Aquí — rugió — bajo mis fuertes puños», 
y los blandió como una enseña, arriba. 










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RAFAEL CARDONA [16.915]

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RAFAEL CARDONA     

(Costa Rica, 1892 - México, 1973)

Uno de los mejores poetas modernistas ticos, Rafael Cardona, que en su momento fue comparado positivamente con Rubén Darío, y cuya obra fue recogida y publicada por el Ministerio de Cultura de Costa Rica hace muchos años, poco tiempo antes de que falleciera en México.

En su obra principal, Oro de la Mañana (1918), están recopiladas sus mejores poesías y poemas. 



Hermano corazón

                                  Para A. García Solano  

Mi corazón se muere de ternura: 
es buen mozo y te ama: sus veinte años 
han presentido ya los desengaños 
y han probado la hiel de la Amargura.

Tú tienes que quererle, si eres pura, 
si no te alegran los ajenos daños; 
si a los enfermos tímidos o huraños 
les das la comunión de tu hermosura.

Como una casa de salud es tu alma, 
donde van a beber la ansiada calma 
-cabe la fuente de tu amor cristiano- 

los enfermos de amor... Ya que eres buena, 
deja que duerma el ave de mi pena 
en la rosada palma de tu mano.




EL SUEÑO DE TUTHANKHAMEN 

Salió el cortejo mudo de los necropolitas 
y se cerró la cripta del viejo Faraón. 
Los ibis de la tarde, con su grito salvaje 
despedían al sol. 

Resbalaba a lo lejos, amodorrado, el Nilo. 
La ciudad se insinuaba en rescoldos de luz. 
Tuthankhamen dormía, pintado como un ídolo, 
con las uñas de oro y los ojos de azul. 

Como al presentimiento de una noche infinita, 
la cámara suntuosa de sepulcral terror, 
guardaban cuatro toros de garra ninivita 
y un Osiris de jade con semblante de halcón. 

Por la mural pintura, precuneiforme y rara 
bordaba una leyenda las conquistas del rey; 
y había en cuatro vasos de una sola esmeralda
flores de acanto y miel. 

En el reloj de arena de los siglos, llovía 
eternamente el grano del ayer y del hoy; 
en lentas caravanas llegaron los milenios. 
Aún dormía el Faraón. 

Y así, cuando Herodoto divagó por Egipto 
y junto al mar que atruena recogió su velamen, 
ya hacía un haz de siglos que oloroso a eucalipto 
en su vasto hipogeo dormía Tuthankhamen. 



II 

Faraón o Fantasma de un pueblo embalsamado 
bajo la entraña de oro de un arenal remoto, 
para siempre invisible en tu reino callado, 
dormías, con las manos acariciando un loto. 

¿Fué en la Menfis de bronce o en la Tebas de Antonio, 
en bosques de palmeras o en ríos de zafiro 
que diste a tus ojeras un nimbo de antimonio, 
mientras el arpa daba querellas «al suspiro? 

¿Había nacido Menfis o florecía Tebas? 
¡Acaso el israelita te viera de reojo! 
En el silencio enorme que en tu misterio llevas 
no sabes si fué cierto el Paso del Mar Rojo! 

Bajo la noche acaso, clorótica en luceros 
— mientras la esclava blanca tus pies y manos minia — 
tú, evocas la hetaira de labios carniceros 
que maceró en perfumes la selva de Abisinia. 

O colérico surges de pie sobre el estrado 
donde la sangre vierte tu ráfaga de encono, 
y el cetro que remata en un pájaro airado 
decapita al esclavo que rueda por el trono... 

Tal vez, ya viejo y frío, bajo la tiara augusta 
que finge en tu cabeza piramidal islote, 
naufragas en las garras de una deidad que asusta 
bajo el conjuro extraño que vierte el 'Sacerdote... 


III 

Y ahora, inmoble y solo, rapaz y milenario, 
embarcado en tu esquife de leyenda y de oro, 
el tiempo vuelve a traerte, fiel como un dromedario, 
con tu vaga leyenda y tu bello tesoro. 

¡Quién sabe si al abrirse tu cámara sellada 
la mano de los siglos suspendió su sigilo, 
y tu alma triste y honda, feroz y aprisionada, 
con aguas de tu llanto miró crecer el Nilo! 

¡Quién sabe si la mano que vino a removerte 
de la quietud inerte de tu sueño ancestral, 
rompió la tela oscura de una araña de muerte 
que detenía tu alma para el vuelo inmortal! 

¡Quién sabe si tú en cambio, pegado a tu carroña, 
avaro sorprendido en su antigua ilusión, 
con el aire cargado de tu vieja ponzoña 
le diste muerte lenta a Lord de Carnarvón... 



LOS CABALLOS DE ULISES 
(SiMBOLOGÍA Homérica) 

He aquí que el raudo grupo de caballos salvajes 
— haz de fuego y de nervios que estruja los rendajes — 

surge de pronto, en medio de los campos de Ítaca: 
la voz de sus resuellos es como una resaca 

de golfos agitados. Un esplendor siniestro 
brota de sus melenas cual de un trágico estro; 

la espuma de sus colas, como una extensa cauda 
la plenitud del anca con sus velos defrauda, 

y el fuerte y fino casco de ámbar transparente 
despierta entre las rocas una flora ignescente 

que arde, con una vasta crepitación sonora... 
Ulises, al mirarlos, se regocija y llora. 

Son cinco los caballos. Sus colores son cinco. 
Cuando en el llano inician su vuelo con un brinco 

monstruoso, sus pelajes que el vértigo estremece 
tienen un espejeo lúbrico que parece 

un raudo tumbo de olas bajo el cénit radiante. 
Sus carnes son macizas y su aliento es fragante. 

Sus cuellos son tan bellos como una balaustrada; 
sus ojos, en que duerme la luz de la alborada, 

denuncian algas de oro sobre un fondo marino; 
sus pechos, que son fuertes como troncos de encino, 

semejan la rodela de un hóplita desnudo, 
que bajo el golpe recio medio abollarse pudo... 

Como ante la amenaza de una fusta de auriga 
tiemblan ante la brisa que doblega una espiga, 

y el vuelo de los pájaros hace girar su oreja 
fina, como una espina de contera bermeja. 

Son cinco los caballos. Sus colores son cinco: 
el excelente Ulises les ve con el ahínco 

de un dios que cuida el trono del carro de la aurora. 
Cuando en Ítaca el alma de la mañana adora 

el vaso azul y rosa del encendido Urano, 
Enmelo abre las puertas del esculpido vano 

y el grupo de caballos surge en tropel sonoro 
cual si se abriese un cofre de pedrerías y oro... 

El mar, que allá a lo lejos recita como un bardo, 
los recibe en su seno de zafiro y de nardo; 

Tethis los unge en una neptuniana ambrosía 
y entre las olas fingen una trompetería 

de líricos tritones, que al carro desuncidos 
se entregasen a juegos de amor desconocidos... 

Conságralos Ulises a la diosa Atenea; 
sus venas son divinas y ninguno procrea; 

jamás mortal sus lomos olímpicos mancilla, 
y sólo el dios Apolo que entre las nubes brilla 

los ensilló en las sedas de su telar remoto. 
En sus establos comen sólo la flor del loto. 

El primero es Epafos, que rozó dulcemente 
la mano de la diosa, dando un sol a su frente 

y un cordaje de nervios sensitivo y compacto. 
Epafos es la bestia del inefable tacto. 

Su piel es la nocturna fuente de las visiones 
y en ella espeja el curso de las constelaciones. 

El segundo es Aqueros; lo bautizó Thanato 
y le dio por herencia las finuras de olfato; 

y su piel es dorada como miel de colmena, 
como polvo de bronce, como playa de arena... 

El tercero es Cymintis, el caballo robusto 
a quien legó Dycnisos las vendimias del gusto, 

y en cuyo pelo asoman purpúreos resplandores. 
Cymintis ama el campo y entiende a los pastores. 

El cuarto se llama Audos, el caballo nacido 
para vencer al Kermes corredor del sonido 

que al Universo colma de musicales notas. 
Audos escucha el vuelo de las aves remotas. 

El quinto es Omnos: todo. Es el potro adivino 
que guía al mismo Zeus por el ancho camino; 

eternas nieves cuajan en sus ancas veloces; 
astuto como Ulises, sabio como los dioses, 

es el compendio altivo de la naturaleza, 
y en sus ojos medita la uránica tristeza; 

es alto y bello como la lumbre del lucero; 
su pata tiene el ritmo de im epodo de Homero; 

él interpreta el cielo de la mirada humana 
y es polvo de su callo la nebulosa arcana; 

percibe los matices y sorprende los tonos; 
llevó por las tinieblas la ceguera de Cronos 

hasta el profundo lecho donde durmió la Dea, 
y amó el pezón dorado que le brindó Amaltea 

en el tonel de estrellas del anular Zodiaco; 
la cítara de Apolo y el címbalo de Baco 

le hacen danzar erguido sobre el musgoso risco, 
como la ninfa alada, como el brutal panisco; 

él es el gran sereno y el orgiasta beodo, 
y conoce el origen de la estrella y de todo... 

Cuando a la sombra quieta del encinar y el higo 
rumia su pan de aromas este quíntuple amigo, 

y Enmelo da en su concha músicas de retorno, 
los caballos resoplan en sus belfos de horno 

y al galope armonioso de su rápido callo, 
por su unidad semejan un múltiple caballo 

que alzando en la llanura la gloria de sus colas 
esparce por el éter un murmullo de olas... 

La Diosa, que sólo habla a los seres queridos, 
desciende al héroe en forma de su pastor Enmelo, 
y dice estas palabras en que destila el cielo: 
«¡Tus caballos, oh Ulises, son los cinco sentidos!» 



PARTHENÓN 


LOS HÉROES 

El vencido 

Este vencido, que en la piedra dura 
desangra como un cántaro en la arena, 
es, según lo denuncia su melena, 
un griego de ideal musculatura. 

Ve cómo es dolorosa esta escultura, 
en que el artista de la Escuela helena 
le ha dado al torso una fatiga plena 
de inspiración, de cólera y tortura. 

Prolóngase su amargo vencimiento 
al través de los siglos; ese escoplo 
tiene la eternidad del Pensamiento; 

el genio que ha esculpido esa cabeza, 
quiso al dejarla en moribundo soplo 
darle inmortalidad a una Tristeza. 



Homero 

Este mármol que veis, es de aquel griego 
que amaba los hexámetros y el vino, 
grácil como columna del Ictino, 
hecho de luz, sensualidad y fuego. 

Alegre en mocedad, fué triste luego 
cuando aprendió la ciencia del Destino. 
Fué Loco, Sacerdote y Adivino, 
y como era Vidente, quedó ciego. 

Erró por toda Grecia, de mendigo. 
Amaba a un viejo can de raza doria 
y con él compartió la leche, el higo; 

erró, lloró, cantó, se hizo lucero, 
y se durmió en los brazos de la Gloria: 
hizo la Iliada. Se llamaba Homero. 



Esquilo 

Mira a este viajo Eupátrida, tranquilo 
en su mudez sacerdotal y huraña, 
en cuya calva de árida montaña 
colma su vena la amplitud de un Nilo. 

Fué más que griego. Era su nombre Esquilo. 
Su genio era una cólera sin saña: 
el arco de su frente, que Dios baña, 
tiene la solidez de un peristilo. 

Triste, sobre las sirtes del destierro 
le puso Grecia junto al mar de Gela, 
no ya su patria sino su madrastra; 

y le mató el oráculo de hierro: 
el águila, que es todo lo que vuela, 
y la Tortuga, todo lo que arrastra. 



Anacreonte 

Cantó al Amor. La helénica alegría 
puso en sus labios su mejor colmena; 
su crátera de oro estuvo llena 
de canciones, de sol y de ambrosía. 

Sentado en su tonel de malvasía 
burló el afán errátil de la pena; 
Eros le dio un viñedo por escena, 
y por corona un pámpano de orgía. 

Vivió junto a Polícrates de Samos 
a cuya sombra la inquietud bermeja 
se deleitó con los jugosos ramos; 

envejeció de espaldas al Destino, 
y al morir sucumbió como una abeja 
en el lago de púrpura de un vino. 



SÓFOCLES 

Cantó el alado Pean de la Victoria 
cuando el alba inmortal de Salamina, 
y las falanges a su voz divina 
presintieron el beso de la Gloria. 

Trágico genio cuya gracia doria 
dulcificó el semblante de la Erina, 
y puso a la violencia una sordina 
como al dolor una apacible euforia. 

En él halló la euritmia de sus Dianas 
Fidias tal vez o el grave Policleto 
que adora las cadencias meridianas, 

y en él, como en un trípode secreto, 
se expresaron tres almas soberanas: 
Leónidas, Pcricles y Epicteto. 




PÍNDARO 

Bajo el laurel del ático symposio 
que himnos de gloria al Vencedor promueve, 
entre oro y bronce, juventud y nieve, 
destácase el olímpico beocio. 

Cantó a Hieron y Asópico, en el ocio 
primaveral de la victoria breve; 
mas su verso esculpió el bajorrelieve 
que eterniza a la Lira en sacerdocio. 

Oriente asoma en él, cálida rosa 
pone el ensueño de su vaga amnesia 
en los austeros plintos de la diosa; 

¡tal el cantor, en apolíneo giro, 
echó sobre los hombros de la Grecia 
los orientales múrices de Tiro! 




SÓCRATES 

Mira esta faz de Término barbudo 
cuya sonrisa irónica y austera, 
evoca esos penates de madera 
que de un tesoro son cofre y escudo. 

Hijo de un escultor y una partera, 
con la estrigila de su genio pudo 
extraer las almas de su bloque rudo 
y así esculpir la ciencia verdadera. 

Algo surgiere de tebana esfinge 
cuando bajo los pórticos de Atenas 
propone enigmas o ignoradas finge, 

y algo de Cristo cuando el pecho vierte 
la pócima mortal que heló sus venas 
y le arrancó al imperio de la Muerte. 



II 

las sombras 

Helena 

¡Oh, Helena! ¡Oh, flor! ¡Oh, pálido jacinto 
robado al casto seno de Artemisa! 
¡Tu planta el suelo del dolor no pisa, 
mas deja en sangre el Universo tinto! 

¡Por el empíreo azul de tu sonrisa 
Ilion cae de su almenado plinto, 
y el mundo griego con la espada al cinto, 
sobre el cárdeno escombro te divisa! 

¡Numen estrepitoso del Deseo, 
mientras la sangre frigia, el hueso aqueo 
aumentan el caudal del Escamandro, 

paloma incauta de amoroso pecho, 
vas a buscar en el mullido lecho 
a Eros, entre los brazos de Alejandro! 




Aquiles 

¡Hijo del Mar, espíritu de bruma 
de ojos marinos y de crenchas blondas, 
eres como el fantasma de las ondas 
y la cólera hirviente de la espuma! 

Es justo que tu enojo se resuma 
en estéril quietud y no respondas, 
hasta que por las picas y las frondas 
Patroclo caiga a quien la Moira abruma. 

Entonces nada habrá que te constriña 
o te detenga al fúnebre acicate; 
y prometiendo al ave de rapiña 

los huesos de Héctor si ante ti se abate, 
vuelves con él — despojo de la riña — 
¡atado al pie del carro de combate! 





Agamenón 

¡Toro divino, argólida potente 
a quien las ribas fértiles del Xanto 
vieran pasar de festonado manto 
como una torre entre la argiva gente! 

Aquí de Troya vese al sol ardiente 
surgir su fuerza de sombrío encanto, 
mientras Ilion le mira con espanto 
de sus tropeles ágiles al frente. 

¡Prometido del hacha! Tu faz muestra 
el divino terror de un dios huraño 
en el palacio azul de Clitemnestra, 

cuando, como al cabrío del rebaño, 
te degüella la hoz, muda y siniestra, 
sobre el ara de pórfido del baño! 



HÉCUBA 

¡Fecunda y triste como el surco! Nada 
pondrá quietud a tu inmortal fatiga; 
tu pecho es campo en que cundió la ortiga 
y panteón tu ancianidad helada! 

Tu vientre dio sus brotes a la espada 
como a la hoz el campo dio la espiga; 
ya el amor no te da su boca amiga: 
¡Eres como la tierra cosechada! 

No como antaño, majestuosa reina, 
la mano alada tus cabellos peina 
ni a tu hombro de marfil pone su broche; 

sola, estéril, errante, mustia y vieja, 
graznas como la lúgubre corneja 
en el naufragio inmenso de la noche! 




Priamo 

Más que del hacha del dolor cautivo 
— vieja deidad que el ábrego despeña — 
bajo la juventud que le domeña 
Priamo cae cual centenario olivo! 

Melló su dardo en el broquel esquivo 
la inútil mano en que el invierno sueña, 
y el albo cuello de nivosa greña 
doblóse al golpe del metal argivo. 

No circundaron a su frente pura 
en dulce enjambre los filiales besos 
ni abrió su hueco amor la sepultura; 

cayó, como su prole, a los excesos 
del Triunfador, y el viento en la llanura 
cubrió de arena sus sagrados huesos! 




Andrómaca 

Ya no más en tu estancia de labores, 
blanda mujer, esposa del desvelo, 
verás a tu hijo iluminar el suelo 
con infantiles gracias y primores; 

ni junto al lecho de épocas mejores 
con blanca mano bordarás tu velo, 
ni desde el atrio que recorta el cielo 
verás el mar, los pájaros, las flores... 

¡Llegó el Destino! Entre hórrido tumulto 
miras llevar a las argienas naves 
a Héctor, que arrastra por ú polvo inculto, 

y en la viudez de tus exilios graves, 
el dolor roerá, lento y oculto, 
tu pecho ¡semejante al de las aves! 




NÉSTOR 

¡Dulce agoreta, formidable anciano 
de cuya angelical vejez preclara 
corre como una fuente de agua clara 
tu sibilino verbo de océano! 

¡Grave Neleida cuya recia mano 
Hércules mismo antaño respetara, 
y que ahora que el dios tu fuerza para, 
interpretas el vuelo del milano! 

Bajo la fronda de tu encina añosa 
la juventud del agora congrega 
los olímpicos pleitos de la diosa, 

y tú, que eres patriarca y estratega, 
alzando tu palabra luminosa 
pones la paz entra la armada griega... 












JAVIER TEMPRADO BLANQUER [16.916]

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Javier Temprado Blanquer

Javier Temprado Blanquer (Albacete, 1992) es Graduado en Historia por la Universidad de Alicante. Ha publicado el libro de poemas Los vértices del tiempo (Siltolá, 2015). Sus textos han sido recogidos en las antologías Una generación de fuego (Ed. Fractal, 2012) y Cosmoanónimos 2.2 (Festival Cosmopoética, 2014). De igual modo, ha colaborado en la revista Barcarola, en antologías digitales como Abisal Fanzine, Tangram Proyect o Ciudades Esqueleto y en iniciativas como Versos de Pizarra. Así mismo, Se alzó con el “Premio Nacional de Poesía Joven Ciudad de Albacete en 2014, y durante ese mismo año disfrutó de una beca en la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores. Es, además, miembro organizador del Festival Poético Fractal.




Se prende la llama.
Inspiro. Espiro.
Luz. Luego nada. Silencio.

No buscar hoy, ni mañana, el delirio de la locura.
La creación en el caos. Creo que ella seguirá allí
después del tercer o cuarto parpadeo.
Ir construyendo esta carretera
con pequeñas certezas.
La suma de realidades
que puedo agarrar con las manos
arrojará un futuro tan incierto
como un puzzle de siete mil millones de piezas.

Luego un aullido en pleno día.
Un pequeño delirio en la lengua del miedo.
Un acto altruista a favor del cambio.

Mañana otro sueño. Un sueño distinto.
La luz del silencio.
Nada. Una certeza distante.





Título: Los vértices del tiempo
Ediciones de La Isla de Siltolá
Colección TIERRA, nº 51 (Poesía)
Sevilla, julio 2015.



I

En mi bostezo caben mil mundos.
En la circunferencia metálica
de un cañón, que supongo tu boca,
no cabe más que la propia vida.

Y preparo café, cierro las persianas,
doy de comer a mis recuerdos
dos nostalgias al día.

Y pienso que la vida no es un asunto tan grave.

Encuentro la violencia de lo cotidiano,
mirar por la ventana,
teclear números y palabras,
saberme perdido.

Lo subversivo de las cosas
que te matan en silencio.



II

Cruzas la noche
con el cerebro gris
y lees las noticias en internet.

Exhiben cuerpos sin vida,
deshechos de sombras a plena luz,
sangre habitando con la suciedad.

Circulan tus ojos por el mundo,
Tombuctú, Alepo, El Cairo, Gaza,
Newton, São Paulo.
Nombres sin imágenes, mancillados
de olvido y portadas.

Click y cierras la página.

Clausuras el dolor, ignoras sus nombres.
Su memoria desaparece
entre el fuego de la muerte.

Y a ti no te importa ni lo más mínimo.








JUAN CARLOS MIRANDA PONCE [16.917] Poeta de Ecuador

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Juan Carlos Miranda Ponce 

(Quito, Ecuador, 1975) Escritor, Artista escénico & Gastronómico. 
Estudió Ciencias del Lenguaje y Literatura en la Universidad Central del Ecuador. Dramaturgia en el Teatro Experimental de Cali-Colombia con Enrique Buenaventura. Danza contemporánea en la  Compañía Nacional de Danza. Poéticas de la Gastronomía con el maestro Terry Araujo. Participó con sus obras performáticas en espectáculos de Varieté en arte contemporáneo y gastronomía  en varias ciudades de Venezuela, Colombia, Ecuador, Chile, Perú, Argentina, Nicaragua, Cuba. Premio Internacional de poesía Heraldo de Vallejo, otorgado por la Alcaldía de Santiago de Chuco  y el Instituto nacional del libro y la lectura del Perú, 2002. Becario de la Fundación Pablo Neruda, Santiago de Chile, Valparaíso, Isla Negra.

Ha publicado Poemas del No-Mundo, Editorial Regina 1999, Quito Cosmología de la carne, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2000. La letra con sangre entra, Ediciones Látigo, 1era edición 2005, Quito,  2da edición Editorial Big Sur Argentina 2009. Las cuatro estaciones del frío, Ediciones de la línea imaginaria, 2009. Quito Extraterritorios, MDE 2011, Quito Refractario en altamar editorial Big Sur, Argentina, 2011. Antología Seis poetas contemporáneos del Ecuador. La Habana-Cuba  centro cultural Dulce María Loynaz  MDC 2012. Refractario en altamar, Premio nacional de poesía para las artes MDC, 2012 Quito. Lumínica y otros delitos, Premio de poesía del Gobierno del consejo provincial de la provincia de Pichincha 2013. Parte de su libro Helio ha sido traducido al inglés, portugués, francés y alemán.




Refractario en Alta Mar



Arte de la Poesía

"Un poeta debe conocer diversas leyes implacables" 
J.A. Valente

Borro tu rostro
eclosión de tinta adyacente

el navío no se hunde en la tempestad
rescato tu nombre
y el eco me responde el sagrario del silencio

quietud de marioneta

redibujo tu rostro
te presiento
autorretrato fallido.





Fernando Pessoa Nace Frente a la Opera de Lisboa

En el día más caluroso del tiempo

Tres lobos blancos en la sombra de lobo negro…





Quijote y el Otro Abismo

A Michelle

Conocí a una mujer
que deduce la geometría en los molinos de viento
en qué dirección viaja el fuego en su abrazo
espero en sus muslos una bandolina
mi armadura no se compara con el acero de Toledo
has cabalgado durante varias vidas
para llegar a sus ojos y no salir jamás de su ceguera
cuanto amo en ella la argamasa de la locura.





Carabelas en Yucatán

Desde el Palacio Azul se conspira
contra el devenir del tiempo
 bajo la pirámide
 el jaguar inserta sus colmillos
en la tabla bizárrica del universo

el joven navegante
soñó que desafiaba
a los dioses míticos
del océano

Columbus
es hora de zarpar
antes que los marineros
se embriaguen

hoy es un magnífico día
para descubrir
el veneno emplumado
de su sangre
bajo el cielo
del último sacrificio.






Síndrome de Coral

Cantador
derrotero de azafrán y roble
coronado
cinto del burdel

conviviste desde los doce años
en campamentos tribales
escueto
miras al arcano mayor
escondido en la guitarra

los niños juegan
villanos enmascarados

desde la torre de marfil
escucho tu zapateo
en el retablo salado
de la tempestad

poeta de acertijos
Camarón de la Isla
por qué tuviste temor al minotauro
 muerto
 en la arena
viñedo
aljibe.






El Péndulo de Redding

Viajabas dentro del anillo
lago de Constanza
hoy olvidaron tu nombre
mástiles
sumergidos

por el mercader de seda

incertidumbre

cicatrices devoran tu piel
 agujero de péndulo

Oscar W. persuadido por su fantasma
remite rostros desde la cárcel de Redding

hoy llegaron tus cartas.





Música Iraní

Latitud de tranvías sobre el techo vertical del mundo
oquedad cobriza tus ojos ciegos

- háblame sobre el vacío de la piedra -
el vuelo cóncavo de las aves

cómo te sanaste de aquel recuerdo
turbia el agua debajo de tus pestañas
- háblame sobre la aritmética de Bach -
porqué no quieres escuchar el fluido de las olas
dentro del torrente de tu frente
el rey moro luego del festín
no tuvo piedad con el cuarteto de música iraní

/no hables
/concéntrate en la composición de la quimera.




Geiser

A Ulises

Habito la escritura de tu despojo
acorazado en el fondo de la tasa de café árabe

es abismo de tu laberinto
el paraíso se esconde

los ojos del tigre seducen

Mr. Dédalus se despide frente al espejo de la lluvia
hace un acercamiento de su antiestética
Aquiles su mejor enemigo
comprenderá lo suscitado

en el bosque de maple
se divisa un diminuto geiser
es el corazón de Mr. Dédalus
bailando en al disfrazada oscuridad.





Ángel

Levitaré en quietud
en la cima del monte de los Olivos
probaré
el madero cortante.





Poemas de Helio



Vibrátil

                        a Jacko Pastorius

Cuando la gravedad de la frecuencia sin sonido/ viaje en tus dedos/ la partitura de las ilusiones combustione el frío frenético en tu fiebre de licores y noches sin fin/ dibujarás sobre el viento la humedad salada/ el anhelo de cariciar los vestidos de la abuela/ el rocío en la seda de sus plantas/ su palabra en brizna de xilófono y canto/ el vuelo de teclas sobre tu mundo ardido/ casi desapareciendo en el lugar más aislado de los témpanos de hielo y sangre.

Estaré en tu frente como un pequeño arpón encendido/ soplando las llamas que danzan y retuercen el reflejo de un espejismo retráctil/ acústico.

Cuidaré de ti/ aguardarás que el día te domestique con sus ansias/ no habrá preguntas insomnes sobre el silencio/ acordes de la lluvia planeando el dédalo de tu cielo/ no gritarás tu nombre sin nombre.

Levantaré tu costado para que la música se impregne en cuerpo y estallido/ sinfonía dando oxígeno y músculos a un pulso amenazado por una enfermedad sin rostro.

Cuando la gravedad de los signos de forma y policromía a tus dedos/ lograrás conversar con la piel del árbol/ sanará los huesos rotos/ nuevamente tu ojo de cíclope cantará la lágrima encendida.





Las olas

                                                  Poética en danza aerodinámica
                                                  a Virginia W.
  

Tres escenas fragmentadas

   1. El Faro
   2. Naufragio Escarlata
   3. Iridiscente

El faro

Un arco de fuego ardía en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar lanzaba llamas doradas…

Desde la arena, el cuerpo de Rhoda, gime y contorsiona lenta su acústica oquedad. Descansa. Escucha los veleros de otras islas. La música es el paradigma del océano en penumbras.

Toda su piel está imantada al solar, repta, gesticula, arrastra cabeza, piernas, manos. Sufre de ceguera, busca el faro de la incertidumbre en una danza equívoca de provocada intemperie.

El destiempo emerge en el espiral cósmico del caracol. Abre y cierra los ojos. Buscará la salida a otro oleaje de espinadas efervescencias, flota su cuerpo al borde de la playa, donde está el faro de la otra danza?



Naufragio Escarlata

El choque de las olas al romper llegaba a sordos golpes, como maderos al caer sobre la playa…

El cuerpo de Bernard, emerge desde la profundidad del silencioso grito, salta para tocar el astro herido del túnel zigzagueante. Todo es vértigo y velocidad sincronizada, sus brazos, hélices de otra maquinaria, donde la danza provoca una extraña máscara sin gesto.

Diagonales dentro de un cuadrante onírico, la marea violenta es el cuerpo, la sal de la partitura combustiona los enjambres de saltos y caídas repitiéndose una y otra vez, como fotogramas ilustrando el fin de los días

El cuerpo del naufragio es el pájaro escarlata que no cesa de anhelar el arrecife de la música.



Iridiscente
                                                          
               Rodeado de un círculo dorado, el espejo mantenía la escena inmóvil, como si en su ojo fuera eterna…

La máquina de escribir es un cuerpo destruido por el cuerpo lumínico de Neville, las páginas recrean el autorretrato de la luz equidistante. El mar perfora la sombra de las letras, detrás del escenario sin dimensiones habita una mujer giganta como la ola de la danza invernal.

Ecos diluidos en el vacío de la música. Fosforescente líquido el aguaje profundo de la osamenta que baila en el destierro de luz y sombra, qué es el mar. Quién es el naufragio. Cómo se puede bailar bajo el agua oscura del desierto.

Tridente lastima la superficie dorada de la ola. Soy la ola que inunda la esfera.
Te espero desde el humo de tu cigarro enloquecido.






FERNANDA MARTÍNEZ VARELA [16.918] Poeta de Chile

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FERNANDA MARTÍNEZ VARELA

Fernanda Paz Martínez Varela (Santiago de Chile, 1991)  Estudiante en 5° año de Sociología (Pontificia Universidad Católica de Chile). Ha participado en talleres de poesía a cargo de Tulio Mendoza (2006), Rafael Rubio (2011), Paula Ilabaca Núñez (2012) y en los talleres de Escuelas de la Poesía (2014). Obtuvo el Primer lugar en El Encuentro Nacional Artístico Cultural Marista, mención Poesía (2006, 2007, 2008, 2009), Segundo lugar certamen cuentos Juégatela con la noticia (2005), Segundo lugar en el Concurso Literario UC, mención Poesía (2011), Tercer lugar El Mercurio de los Estudiantes (columnista, 2006). Ha sido finalista del Premio Literario Poesía Joven Arthur Rimbaud (2012), Juegos florales y poéticos Gabriela Mistral (2014) y Premio Literario Internacional St. Paul´s Barcelona, mención cuentos (2007). Ha participado en las lecturas Reencuentro en el Barro (2007), Segunda Cumbre Latinoamericana de Poetas (2010), Autores de Noche: procesos escriturales en vivo (2012, 2013), Lecturas de la Tierra Baldía (2013), 1°Festival de Poesía Joven Iluminaciones (2013), Seminario Nueva Poesía Chilena (2014), PM Festival de Poesía y Música (2014), Festival Iberoamericano de poesía Poquita Fe (2014) y Ciclo Sinn Nombre (2014). Aparece en Un santo para los demás (Color Graphic, 2006), Cuentos y poemas de mujeres (Ilustre Municipalidad de Rancagua, 2007), 100 Poemas para Ni Roncar (Balmaceda Arte Joven, 2014) Antología Halo, 19 poetas nacidos en los noventa (JC Sáez editor, 2014), Revista Secta Cultural (N°2, Rancagua, 2007), Revista de Estudios Monje Ikkyu Sojun (N°1, Santiago, 2013), Revista Puño y Letra (N°628, Bolivia), Revista Maestra Vida (N°1, Perú), y en el proyecto poético-musical Zountrack (tomo I). Publicó Ángulos Divergentes (Autoedición, 2007). Actualmente es becaria de la Academia Literaria en Lo Prado y mantiene el libro inédito La Sagrada Familia.





El jardín del Edén

INTRODUCCIÓN

Sí Los ojos dejó abiertos por si hay Un lugar más alto donde atarlos Sí Apretó los dientes pues quizás el dolor Tiene la extensión de esta podredura Ocurre que el terror que se le adhirió al rostro y pensé siento raras cosas que me gustan Sí Cómo se oye el destile de brutas rodillas          La refriega de encías al besarse


                                           
                                                                                                                                                                                                                                        Yo diría pensó en mí
Comparó las formas del abrazo tosco La mano tensa La boca ida por no decir grotesca de credos que yo no conozco Yo diría me pensó Comparó las formas del desquite y dijo quita de mi torso cuerdas Que tus manos duelan no el escombro de las cosas que nos pesan                            por desgracia del malgaste                    Yo diría me pensó Si preguntan por las causas del delito




No señor dios padre juro amor fue exceso abrazos hubo tersos tensos La quebrazón del hueso dilación de carne en estrechez Pero hazme dijo abruptas zanjas en la piel O lléname de aire pues adentro todo es soplo Decía cosas que veía pasar con otros ojos De nubes llenos
                                                                                                                                                                                                                                              Y en los potreros de la muerte tú




Te fuiste metiendo en las uñas Te fuiste metiendo en mis dientes jardines insectos sabores  horribles Te fuiste metiendo en los ojos paisajes oscuro Este río trae costras! Mira la siega de piel Me hiciste huecos con las yemas de las manos Me estás tocando la oscuridad Oíamos ruidos arrastrarse por debajo de la luz




Es que las ratas entran con estruendos por la espalda Dentro de ti están Aquí dos tienes toca Saltan cuando me hundo por los huecos debajo de tus cejas Dios qué cara de maldad Mira allí hay sebosas larvas flácidas luciérnagas No me hables de esa luz! Tengo en la boca arcadas de unas flores espantosas Tengo en la tráquea helechos Tengo bulbos Tengo hinchados con tubérculo Qué es?             Eso que allá va



                                                                                                                                                                                                                                                 Y esto que aquí
Me hurga con las patas zanjas me hace en las mejillas Enredándose va entre mis huesos crespos Luego repta entre las sombras de su propia opacidad Acaso le oyes masticando un ruido parece de lozas rotas Me crepitan ratas en los dientes Me rascan todas las ganas de besarte ahora con tubérculos y todo Se agüita vehemente             Sí Mi señor dios padre el exceso de caricias le sacaba ronchas! Fue el amor un modo de derrochar soberbia Le besé encías por atrás puse unos manzanos verdes Se veía muy azucarada         como todas las cosas bellas que dan ganas de morder              Es que señor no recuerdo tanto! Me decía que la bese de una vez por la raíz Sí Dios mío padre la adoré Con toda la muerte de pronto házmelo áspero y de prisa! Te fuiste metiendo en las uñas Te fuiste metiendo en mis dientes y todo me arañas con resto de vidrio Te fuiste metiendo en los ojos paisajes oscuros Qué aves cuelgan por mis córneas? Mira aquí tengo costrales que parecen maceteros de magnolios Que parecen cóncavas montañas Pero a veces me hacías la noche detrás de la luz



                                                                                                                                                                                                                                      Y entre esas noches la rudeza del follaje nos raspose los abrazos        Me besaste viveros llenos de  colores estridentes           Me volví un jardín de abetos alrededor de mis rodillas         Untábamos las piernas en el ámbar de unos troncos viejos       Metías la lengua en la corteza decías Sigues todavía aquí?        




                                      Con las manos empuñando el esqueleto de las manos Aún las uñas enterradas en el rostro aún       Dientes incrustados sobre dientes y uñas      Lo inmóvil siempre fue lo más inquieto Sabes?      Tienes en los ojos nubes tan resecas          Estás aún aquí estás aún?




                                                                    , entonces la muerte aparece sentada en la estatua de yeso rugosa Con facha común del haberse en las manos añosos pasares de escépticas dichas La muerte parece que fuma y se enroncha la piel se mastica en las tarde se rasca La boca embetuna en los dedos lentejas de nácar y piensa La raza que traigo en las manos se nota La raza que traigo en mis pelos parece Llenarme las piernas de mugre Caérseme abajo la espalda como una hojarasca Caerse

http://islasnuevas.wix.com/encuentroescritoras#!fernanda-martinez/czd7







de ÁNGULOS DIVERGENTES



Una configuración divergente

“Vélate la boca y acalla mis palabras”, nos desafía Paola Mond, en un juego ligado a la profunda ironía que invade la realidad de la cual ella intenta autoexiliarse. Es cruda en esencia, poco amena con el lector. En un acto de valentía esta autora de tan sólo 15 años, ha decidido tomar el arma de la poesía para comenzar su acto de rebeldía frente a una sociedad que invita a no sentir y a no cuestionar el mundo del consumo. Es aquí la verdadera esencia de las balas usadas, balas que reemplazan la pólvora por versos, y al arma de grueso calibre por unas hojas blancas, que poco a poco se van transformando en una lenta y dolorosa invitación a mirar desde afuera del ángulo cotidiano. “Si la vida corre por sus pasosy le ves fugaz cruzar la víadonde no habrá voz que no sea en vano,donde ya no hay tiempo que se olvida.”Los tres ángulos presentes en el libros nos muestran el interés de la autora por distintos estilos de poesía, siendo el “Ángulo Dos”, quizás el más arriesgado de todos, en el cual el lenguaje toma una forma mucho más agresiva y soez, jugando algunas veces con la natural morbosidad del lector. Una manera sencilla de poder clasificar cada ángulo -como dirían muchos- Ángulo Uno: Poesía Clásica (por poner un nombre), Ángulo Dos: Antipoesía (que en realidad es poesía) y Ángulo Tres: juegos de sonidos de la mano de Altazor. Pero yo no entraré en el juego de los parecidos, ni de los referentes, juego que busca generalmente decir que el autor dice algo nuevo o no, o para bautizar , criticar, encasillar o simplemente para demostrar cuánto sabe quien escribe las palabras preelimínales. Sólo escribo la conversación que me ha brindado la lectura de este libro, lectura contradictoria e indolente, lectura que me logra mostrar la materia prima y la esencia de una voz joven desgarradora/ rebelde, y por qué no, divergente. Paola Mond es sin duda una voz en madurez, que se atreve a plasmar sus comienzos en el duro camino de la poesía, en un libro -que a diferencias de muchos que se publican- denota trabajo y una arraigada preocupación por lograr una voz propia, sin desconocer a todos los autores que a través de sus versos han cincelado silenciosamente su poesía, pues toma la enseñanza de Quevedo, para quién leer era también una forma de conversar, y ella no olvida esas conversaciones, para ir puliendo su obra en una incansable labor de escritura y corrección, que ya da sus primeros frutos transformados en “Ángulos Divergentes”.


Rodrigo Véliz L.

Otoño de 2007





En lo que respecta al dibujo del tintero sumergido tras las letras, Ángulos Divergentes es la fragmentación de un ser en espacios de llanto y reminiscencias, un cuerpo empolvado en recuerdos que arañó palmas de versos para así levantarse. Dedicado ciertamente a fantasmas que aún yacen perennes, ánimas que insisto a amar y acumular una tras otra en mi alcoba.
Ángulos Divergentes, es un trabajo escrito con el paso transeúnte que -tal vez- delineó huellas sobre cuerpos putrefactos.





CARLOS VELÁSQUEZ [16.919] Poeta de Colombia

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Carlos Velásquez 

(Colombia, Bogotá, 1969). Poeta, traductor y académico. Se doctoró en University of ArizonaHa publicado dos libros de poemas Vesos del insilio (1999) & Es de tontos el regreso (2004). En la actualidad enseña en New Mexico Highlands University.





AUC

Será la sangre más fértil
Que la hierba en el desierto
Plagado de ruinas y de tumbas
Los crucifijos
Son pasto de ganados
Enajenados por el dolor
Que escapó como alarido
De las gargantas desgarradas
Por el inmundo hierro de los esbirros

Quién será la peste
Que nos libre
Del suplicio
De la blasfemia
De la mentira a gritos
Que proclama certidumbres
Tan alocadas
Como el fragor de los traidores
En la tumba de los caídos
Aun cuando
La vergüenza
Huye aterrada  por los campos

Miles de extravíos
Se regodean
Pero las puertas de emergencia
Han sido clausuradas
Para evitar una estampida

¿Habrá más obscenidad
Que presenciar impávidos el acto
Del payaso sangriento
Que nos aterró en la infancia?
El grotesco de la muerte
Cínico se posa
A nuestra diestra
Y su carcajada
Hiela la sangre del más temerario

Oh corazón
Cómo he de evitar
Que la agonía yazca ridícula
En la feria estruendosa
De mi cobardía
Y las palabras
Como ruedas locas
Siquiera perturben
La insolencia

He de abandonar mi voz
O lo que me queda de vida
Y que se disloque aún más
El estupor
Y la metralla…

El horizonte
La mirada
Y yo en medio del infierno







CARLOS E. VELÁSQUEZ
por Marta de Arévalo

Carlos E. Velásquez Torres nació Bogotá, 1969.Realizó la carrera de Estudios Literarios en la Universidad Nacional de Colombia. Cuentista y poeta. Ha sido director de "Fénix", revista trimestral de cultura. Colaboró en el periódico "Carta Universitaria" Trabajos suyos han sido publicados en "Revista de Estudios Colombianos de The George Washington University." 


En nuestra mira, su libro: "Versos del Insilio", 1999, proyecto editorial, Bogotá, Colombia. El libro consta de treinta y dos poemas distribuidos en tres partes tituladas: Versos del Insilio, Bestiario y Fabulario. En la primera parte: Versos del Insilio aparece por instantes sombrío, intelectual siempre. Doce poemas inspirados en lecturas literarias o históricas (Borges -ruinas circulares-, Caín, Tiresías, la Madre Tierra -dioses y hombres indígenas-, el novelista colombiano Tomás Carrasquilla y su "Marquesa de Yolombó…)

Poemas referenciales que buscan - y encuentran- similitudes con nuestro tiempo presente: " ahora en cada esquina / la ciudad ensordece a los clamores / uno a uno funden su desdén / en el tráfico pesado…"/ (Tiresías, p.31)Tal vez el poema más representativo de esta primera parte sea "Generación X" donde dice: "¿Qué te diferencia, tarde secular, / de las remotas cantigas de los Reyes?"

La segunda parte: "Bestiario", la más lírica y acendrada, está constituida por nueve poemas de gran originalidad donde el poeta-amante se metamorfosea idealmente en diversas bestias y otras personificaciones (Ballena, 60 (número), Manatí, Sabueso, Catador, QUIROMÁNTICA, Ojo del Hechicero, y Correo, extraño símbolo erótico en la figura del chasque indígena). Metamorfosis amatoria para saborear, tragar, mirar, oler, degustar con sibaritismo de catador, y atropellar salteando obstáculos. Y al fin, en los dos últimos poemas del ciclo, transformarse en quiromántico y hechicero y conjurar esotéricamente su deseo, su amor, su embelesamiento hacia su amada, para, como dice en versos: " Como el ojo del hechicero absorto canto / la ubicuidad eterna resolana de tu amor"

Y en la tercera parte, "Fabulario" los poemas se hacen concisos, mucho de ellos con aproximación al hai-kai, que expresivamente no envidiarían a poemas de creadores japoneses, como cuando leemos: "Noche serena / como todas puntual / amor de gatos." Y finaliza esta parte (y el poemario) con un poema ya no breve, donde pronostica un tiempo crítico para los poetas ( y para la poesía) " tejerán metáforas / con cañutillos coloquiales (…) idólatras del ruido quizás serán / mientras se derrumben ciudades / por la sangre de inocentes." Aunque nos deja una esperanza en los versos finales: "O tal vez no, / quizás ese día nunca llegue."

Merece atención el inteligente enfoque de la prologuista, Luz Mary Giraldo.

Veamos poemas de Carlos E. Velásquez:



TOMÁS VE VENIR LA TARDE

Las nubes en la montaña son de plomo,
la aurora del siglo no toca los sueños,
el carriel en que guarda el alma
tiene las costuras hechas de sones de la tierra.
El rumor de la brisa enreda la mirada señera,
La marquesa sonríe, y de Yolombó llegan
contradanzas y murgas
las hortensias serenas perfuman los tiestos
mientras las hornillas tuestan
la labor de los hombres.
El bordón del patriarca suave golpea la tierra
y al ir y venir de la mecedora
la tarde bebe del anís los aromas.




METAMORFÓSIS OPTOMÉTRIC

Cuando llegas
mis ojos se nutren
de esencia amatoria
y se convierten ansiosos
en una parte,
la más amada,
de mi aparato digestivo
saboreo tu área visual
y tu lado oscuro
te digiero y penetro
hasta el minúsculo y delicioso fondo
y asimilo
todo tu bello cuerpo
tu sustancia alimenta
mi latente creatividad
y planifico
la polifuncionalidad de tus formas
empantanadas de calor
redondo y suave.
te saboreo
y te amo cuando llegas
en esos días
sobre todo
en que la hambruna
es tan fuerte
que mis ojos han llorado
la inanición perpetua y fría





GIOLLA BRIGHDE Ó HEÓDHASA [16.920]

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Giolla Brighde Ó hEódhasa

(c. 1.570 a 1.614) fraile franciscano y poeta

Guardián del Colegio de San Antonio, Lovaina, nacido probablemente en Ballyhose, Co. Fermanagh. Después de un período de formación en el aprendizaje natal, se fue al extranjero en la década de 1590 para estudiar en Douai. En 1607 ingresó en el Colegio franciscano irlandés recién establecido de San Antonio de Padua en Lovaina. Fue ordenado sacerdote en 1609 y dio una conferencia de teología allí. Su Un Teagasg Críosdaidhe (Amberes, 1611; Lovaina, 1614) fue el primero de una serie de obras en Irlanda por los franciscanos de Lovaina para uso pastoral. Poemas seculares incluyen una despedida a Irlanda. Su tratado manuscrito sobre la lengua irlandesa, Rudimenta Grammaticae hibernicae, contiene la primera clasificación de los nombres irlandeses de declinación.




Giolla Brighde Ó hEódhasa : El Poema

El Poema


Oh lector de este pequeño libro
Házle caso a esta fuente;
Más grande es su importancia que apariencia,
Este trabajo es el cuidador de tu alma.

El tesoro por el cual un hombre compra
El campo donde fue escondido-
Éste es el campo donde yace el tesoro
Anhelo por él no debiera faltar.

La perla por la que un hombre
Entrega todas sus posesiones mundanas:
Si en la tierra donde yace la buscara,
Aquí, gratis, la encontraría.

Observa ahora que viene del cielo
Una secuencia soleada de  gemas granate,
Las enseñanzas abundantes de Dios,
Copiosas lloviznas que manan de las escrituras.

No lo hice- eso no es pérdida-
No las templé  en deslumbrante Gaélico;
En Dios, la fuente del lago de las joyas,
¡Qué atemperación habrán recibido!

No he- no tendría caso-
Oscurecido con palabras brillantes
La gema luminosa templada y bendecida por el cielo,
Las  palabras inspiradoras del Señor.

Si he tomado palabras doradas
Muchas las he simplemente vuelto oscuras;
Anillos de gemas ornamentales
Solamente sirven para oscurecer la vaina.

El pergamino de deudas debe ser redimido;
El envío a tus dominios  desde el Señor
he escrito para ti sin adornos;
Escribe tú esta alianza en tu corazón.


Giolla Brighde Ó hEódhasa (c 1210- c1272) de The Pearl of the Kingdom: a study of A fhir léghtha an leabhráin bhig by Giolla Brighde Ó hEódhasa (Novus Press), Ailbhe Ó Corráin


Versión del gaélico irlandés al inglés:  Ailbhe Ó Corráin
Versión: al castellano Marina Kohon
http://oghamirlanda.blogspot.com.es/search/label/Poes%C3%ADa




O reader of this little book
take the heed of its source;
Greater its importance than its appearance,
This work is the nurse of thy soul.

The treasure for which a man purchased
The field in which it was hidden-
Here is the field wherein that treasure lies;
A lack of desire for it must not be.

The pearl for which a man surrendered
All his worldly possessions:
If the ground where it lies is searched for it,
Here, gratis, will it found.

Behold now coming from heaven
A sunlit sequence of carbuncle gems,
The abundant teachings of God for us,
Copious showers poured forth by scripture.

I gave them not-that’s no loss-
A tempering in dazzling Gaelic;
In God, the lake fountain of jewels,
What a quenching they have received!

I have not- that would not do-
Made dark with bright words
That gleaming gem-tempered host from heaven,
The shining words of the Lord.

If I had taken to gilding words
Many had I simply made obscure;
Rings of ornamental gems
Merely serve to obscure the sheath.

The scroll of debts must be redeemed;
The charter to thy domain from the Lord
Unembellished have I written for thee;
Write thou this covenant into thy heart.








NIDIA MARINA GONZÁLEZ VÁSQUEZ [16.921] Poeta de Costa Rica

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NIDIA MARINA GONZÁLEZ VÁSQUEZ

(1964) Costarricense. Licenciada en Artes Plásticas con énfasis en pintura, profesora Asociada de la Universidad de Costa Rica, Sede de Occidente. Como artista plástica tiene a su haber 22 exposiciones colectivas y 8 exposiciones individuales. 

Ha sido parte de varios talleres literarios : Primer Taller Piloto del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, Taller de Chico Zúñiga, Asociación Rafael Estrada, Taller de los lunes, entre otros. Actualmente miembro del grupo Ceniza Huetar y de la Asociación Costarricense de Escritoras. Participante en encuentros nacionales e internacionales de escritores dentro y fuera del país, entre ellos el Encuentro de Artistas en Chiriquí, Panamá, 1993, Encuentro nacional de escritores 1996 (Taller de Chico Zúñiga y Asociación Rafael Estrada), Encuentro de mujeres poetas en el País de las nubes, Oaxaca, México 2008, VII Festival Internacional de Poesía-Costa Rica, 2008, Casa de Poesía, y VII Encuentro Internacional de escritores, Costa Rica, 2010.  En el 2003  recibe Mención honorífica en el primer concurso Lisímaco Chavarría, y Mención honorífica en el concurso “La porte des poètes”. Paris, Francia.

Su poesía ha sido publicada y citada en varias antologías, ensayos y revistas, entre ellas “Voces tatuadas”, crónica de la poesía costarricense 1970-2004, Jorge Boccanera, 2004, “Poesía del Encuentro” Antología del VII Encuentro Internacional de Escritores, Costa Rica 2010. Adriano Corrales. Editorial Meidaisla, Miami,  “Mujeres poetas en el País de las Nubes”, 2008 Emilio Fuego, compilador.  XVI Encuentro Internacional, Oaxaca, México, “Sostener la palabra”, Antología de poesía costarricense contemporánea, Adriano Corrales, compilador. Instituto Tecnológico de Costa Rica, Editorial Arboleda. 

Tiene publicado el poemario "Cuando nace el Grito" por el Instituto del Libro, Ministerio de Cultura Juventud y Deportes (1985) y por la editorial EUNED   “Brújula Extendida”, 2013, y “Objetos perdidos” en proceso de impresión. 




Frontera

De este lado
llueve del mismo color
la tierra  tiene la misma roca viva
la misma muerte 
De este lado 
idénticos huesos
Pocos signos distintos:
el dejo en las palabras
alguna que otra contraseña
De este lado
y de aquel otro
hambre
dolor 
y sangre
se manchan del mismo pigmento 
molido en la piel.



Autorretrato con la mano en el pecho

He perdido el pelo largo de mis 15
y el respeto a las sagradas escrituras. 

Consagro los equinoccios
la transparencia de las clepsidras
y todo lo que no está clasificado
en las listas oficiales del mal y el bien. 

Perdí las tijeras de mi cordón umbilical 
(Me hubiera  gustado reconocer 
su chasquido en el costurero de mis abuelas)

Como hija secreta de Lilit
confundí por un tiempo mi origen
y perdí el tiempo buscándome en una costilla
que a ningún hombre le faltaba.

Tengo una noticia desteñida sobre la furia de Lorena Bobbit
una declaración de renuncia a la ablación
y una apostasía sin registrar por falta de pago
a los tesoros administrativos del clero.

Cosas 
que no se pueden cargar de golpe en unos huesos
simplemente humanos. 

Un milagro de sobrevivencia
me permite atestiguar cómo se desarma este sistema.

Y busco entre objetos inútiles 
sin encontrar respuestas de sangre o tierra. 

Hago esta lista de cosas perdidas
para interpelar nuevas preguntas
y seguir el cauce de los ríos
el camino de los árboles que saben nacer
en lugares inesperados. 




Cosas de piel 

La piel es a veces un ser aparte
su desnudez contundente no se despacha
con simples trapos algodonados.
El sol igual la seduce y la desgasta
y ella se va persiguiendo noches. 
Asombra o aterra su máscara
-obsesión de anuncio comercial-
Es lo que es con sus pecas y depresiones.
Con el tiempo la piel 
se acerca al silencio
y se pierde en palabras usadas.
Desteñida y distinta
su envoltura de pronto 
refleja dibujos desconocidos
personajes
otros seres
que lejanamente se parecen al retrato en la repisa.  




”La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo”    Alejandra Pizarnik

La ciencia registra el gen 
donde reside Dios
secuencia ordenada de nucleótidos
para  pies invisibles
unos cuantos electrodos  llevan a ese sitio
al que Buda llegaba después de horas a pie
El pájaro que somos
ya no tiene jaulas
o libros sagrados 
sino un nombre eléctrico
una luz orgánica
aunque nos seguimos perdiendo en la bruma
aunque nos devora la demencia
y el miedo es un ala enorme
con posible origen en otro gen.






.

AGUSTÍN GONZÁLEZ [16.922] Poeta de Argentina

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Agustín González

Agustín González nació en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, en 1983. Publicó 4 cuentos ilustrados (2007); Poesía vs Poema (2012); Arrivederci amor mío (2012) y El libro de cuentos de Corazón (2014). Es escritor, psicólogo, jardinero y músico aficionado.





POEMAS

En 1806, después de un largo silencio, Joseph Haydn se presenta en público sin pantalones. Está viejísimo y desvaría. Tararea una melodía de los “Cuartetos dedicados a Haydn” de Wolfgang Amadeus Mozart. Mozart lleva muerto catorce años, enterrado en una fosa común, la gente comienza a olvidarlo y ahora endiosa a Beethoven, que es el nuevo Mozart, que debía ser el nuevo Haydn. Haydn morirá en tres largos años y pasará a la gloria de una tumba en la catedral de alguna ciudad de Hungría.

*

Mozart tenía un estornino. Le había salido 34 kreutzers. El 27 de mayo de 1784 Mozart transcribe el canto de su estornino pero lo corrige. El pájaro ejecutaba de manera errónea un calderón en el último tiempo del primer compás y cantaba sol sostenido en vez de sol natural.

*

El espíritu de Mozart dicta una sonata al médium de la Asociación espiritista de París. Se da a conocer como Sonata mediúmnica de Mozart. El espíritu del gran maestro declaró en aquella oportunidad que esa era su mejor composición, mejor que cualquiera de las escritas en la Tierra. También declaró que su hogar está en el planeta Júpiter y que tiene a Johann Sebastian Bach de vecino.

*

El Preludio 4 Opus 28, que expresa honda tristeza, fue ejecutado juntamente con el otro en Si menor por Leférbure-Wély en los funerales de Chopin, el 30 de octubre de 1839, en la iglesia de la Magdalena de París. En la misma ceremonia fueron ejecutadas, con orquesta, la Marcha fúnebre Opus 35 instrumentada para ese acto por Réber con las voces del Réquiem de Mozart, acatando el deseo expresado poco antes de su muerte por el mismo Chopin.










RAÚL GARCÍA BRARDA [16.923] Poeta de Argentina

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Raúl García Brarda

Raúl García Brarda nació en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, en 1939. Publicó los libros de poemas Los mismos lugares (1974), El pasado (1983), Lo leve de los siglos (2010). En 1987 obtuvo el premio municipal “Manuel Musto” por su libro Sombras y Luz. En 1994 obtuvo el Premio Provincial de Poesía “José Pedroni” por su libro Los días. Ha participado de publicaciones realizadas junto a otros autores de la revista de poesía La Cachimba (Rosario 1971-1976).



comienzo
esas mañanas que el tiempo exasperaba,
que ya repetirían su arreciante nitidez,
eran por cierto los mismos ademanes
la intermitencia de otra lluvia

el crepúsculo entonces
desharía lentamente
las luminosidades esparcidas

una pasión rozando
la ceguera del viento,
podría acordar un rastro
en los confines del follaje




siesta

a Jorge Isaías,

la amistad de los años feraces
mientras preparo la bombilla
para insertar la tarde
en soledades,
presiento que una cerca infranqueable
resguardará la fe sobre lo tenue

quizás hemos quedado
para disuadir al instante
por los despeñaderos del recuerdo




tardes de verano
con la lucha de todo abandono
y de toda esperanza. Enrique Molina
fuimos lo que fuimos
tan lejos o tan cerca de otros soles
por las antiguas estaciones

en verdad caminábamos
sin comprender aquellos pasos,
casi como un amor en las antípodas
sobre cualquier peldaño de la aurora



EL ANCLA

peleo
cualquiera de estos días peleo
me iba contando y proponiendo
el día
de éstos que peleo

que salgo simplemente
cuando la gente me entrevera se cuelga
del afán de mi gabán
diciendo su silencio

peleo en esta esquina y en la otra
mientras la manifestación
se distendía
en este país mío
el grito se tiraba
de palo a palo entre las calles

mejor en la otra esquina
de Allá Adentro
Allá adentro sería
por estos años puestos
para el lado del astro contra el astro
el astro en las rodillas
murallones
barreras para el astro

y debo haber pensado
con el astro
en ese colectivo en esos
nubarrones
las piernas excitantes
de algún acompañante
colectiva
sus muslos en la nada el brazo el cuerpo mismo
adentro de la nada

mañana será el día
de las horas subidas en las horas

y en esta esquina está y en esta esquina
pero en el colectivo
el sol corría entubado
las esquinas
las pocas que faltaban
donde me había sentado ayer
cuando la manifestación
no había pasado y yo meditaba en la pelea
que dejo para hoy




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