Quantcast
Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
Viewing all 7276 articles
Browse latest View live

RODRIGO DE REINOSA [16.844]

$
0
0

Rodrigo de Reinosa

Rodrigo de Reinosa (Reinosa, Cantabria; c. 1450 - c. 1530) fue un poeta español a caballo entre siglo XV y las primeras décadas del XVI, fundador de la lírica germanesca en lengua castellana.

Al parecer fue de humildes orígenes y nació en Reinosa a mediados del siglo XV. Dejó de escribir en 1524 y murió hacia 1530. Llevó una vida itinerante y tabernaria. Posiblemente estuvo un tiempo en Roma. Sus obras, muy populares, se editaron dispersamente en pliegos sueltos en Medina del Campo, Barcelona, Toledo, Burgos y Sevilla; debía tratarse de un juglar, trotamundos o viajahablante cuyo campo de actividad se extendió a todos los pueblos de la Península.

Obra

El Cancionero de Rodrigo de Reinosa de coplas de Nuestra Señora (Barcelona, 1513) fue la primera obra que se imprimió con su nombre, pero se ha perdido. Por otra parte, existe un Cancionero de Nuestra Señora de impresión muy tardía (León, 1612) que, aunque le ha atribuido, plantea dudas suplementarias porque fue refundido y modernizado en su lenguaje y ortografía. En su tiempo, sin embargo, sus piezas fueron tan populares por su letra y música que se conservan muchas en distintos cancioneros y se ha conservado una buena porción de ellos gracias al afán coleccionista de pliegos sueltos de Fernando Colón, el famoso bibliógrafo y bibliófilo hijo de Cristóbal Colón, fundador de la Biblioteca Colombina de Sevilla. Han subsistido cuarenta y nueve composiciones de extensión desigual y variado contenido, de las que trece son atribuidas.

Su obra ha sido estudiada principalmente por José María de Cossío, que le dedicó un volumen en la Antología de Escritores y Artistas Montañeses. Son célebres sus coplas satíricas por su tono misógino. Así, por ejemplo, las coplas "Amarga de mí, cuytada...", que versifican un pasaje del Arcipreste de Talavera Alfonso Martínez de Toledo contra la locuacidad femenina, o las Coplas de las comadres, donde se reproduce un diálogo entre comadres murmuradoras y de sospechosa reputación que halla correlatos y paralelismos en La Celestina de Fernando de Rojas:


¿No conocéis la Emplumada?,
gran maestra de afeytes,
que faze mudas e aceites
y tiene la cara acuchillada,
y es muger amaestrada,
muy gran bruxa y hechizera,
alcahueta, encanadera,
con tales acompañada.


Demuestra ser un gran conocedor de los barrios bajos de Sevilla y de Roma y con él comienza la lírica germanesca en español, por ejemplo en Razonamiento por coplas en que se contrahace la germanía y fieros de los rufianes y las mugeres del partido, diálogo entre el rufián Cortaviento y Catalina Torresaltas. Entre sus poemas se contienen algunos religiosos impregnados del conceptismo de la lírica cancioneril; también se le atribuyen poemas que imitan la canción popular y las de Juan del Encina. Predomina la estructura del zéjel y aparecen motivos típicos de la serranilla. En "Mía fe, bien te está acá" aparece la sátira de la Corte y la alabanza de la aldea. Tamnpoco faltan las parodias sacrílegas, como el Pater noster trobado y dirigido a las damas en el que cada estrofa se remata con unas palabras latinas de la oración de sentido tergiversado por el contexto. También compuso o refundió romances como el De una gentil dama y un rústico pastor, el que empieza "De Francia salió la niña...", de sentido misógino también. Se le atribuyen las Coplas de un ventero y un escudero, un canto al nuevo orden impuesto por los Reyes Católicos y a la creación de la Santa Hermandad, por lo cual podría haber sido escrito en 1476, ya que además se menciona como reciente la muerte del rey Enrique IV (1474). Fue el primero que utilizó el habla de los negros en la poesía. Tampoco faltan villancicos picantes como "Si te vas a bañar, Juanica..."

Lo más valioso de Reinosa es su indudable oído para reproducir dramáticamente los giros y expresiones del lenguaje de las capas bajas y marginales de la población: las comadres murmuradoras, las mozas de partido, los negros, las hechiceras, los rufianes y sus pupilas.





Rodrigo de Reinosa. Un poeta del pueblo
Por José Manuel Cabrales Arteaga

EL POETA DEL PUEBLO:
APROXIMACIÓN A LA POESÍA DE RODRIGO DE REINOSA

A finales del siglo XV la invención de la imprenta y el consiguiente abaratamiento de la edición permiten que se impriman y distribuyan gran cantidad de libros y también que la literatura culta -hasta entonces difundida sobre todo entre la nobleza y el clero a través de los códices manuscritos- y la literatura popular -declamada por juglares y recitadores por plazas y pueblos- experimenten un cierto acercamiento. Surgen los llamados pliegos de cordel: una serie de hojas con poemas cultos y populares que eran vendidos por ciegos o buhoneros a lo largo de la geografía peninsular. Los exponían colgados de una especie de tendales con cuerdas, por lo que esas producciones se engloban hoy en día bajo el nombre de literatura de cordel. Uno de sus primeros cultivadores y desde luego el más importante fue el campurriano Rodrigo de Reinosa.




EL AUTOR

Se trata sin duda alguna del primer poeta montañés entonces Cantabria era La Montaña de Burgos de nombre conocido. No se ha conservado ningún documento que aporte datos concretos sobre la vida del autor. Puede asegurarse su origen reinosano por la costumbre entonces en boga de añadir al propio el nombre del lugar de nacimiento; es el caso de Alonso de Salaya o Selaya, Juan de Trasmiera, Juan de Valladolid y otros contemporáneos, enmarcados en la misma corriente que Rodrigo de Reinosa.

A partir de sus poemas se deduce que nació en las últimas décadas del siglo XV; como impenitente trotamundos recorrería buena parte de la geografía española, ya que en ciertos textos evidencia un exhaustivo conocimiento de la particular forma de hablar de los criados negros, chulos y prostitutas de Sevilla y Cádiz.

La composición fechada más antigua que de él se ha conservado se sitúa en "el año del hambre de 1503”, según se afirma al comienzo del villancico "Gentiles ojos habéis, niña". El último pliego datado con exactitud el Cancionero de Nuestra Señora es de 1513; aunque cabe suponer que el campurriano seguiría escribiendo y publicando en años posteriores. Sus pliegos se editan en los puntos más dispares de la España de la época: Barcelona, Medina del Campo, Toledo, Sevilla o Burgos. Ciertas referencias apuntan incluso a una estancia en Italia; por último es probable que muriera en la segunda década del siglo XVI.

El carácter risueño, alegre y gozador del poeta se desprende no sólo del talante jovial e incluso picante de la mayoría de sus versos, sino también del rápido autorretrato conservado en el zejel que se inicia con el estribillo "Mal encaramillo millo/ mal encaramillo me":

Tañiles con gran reposo
un baíle muy amoroso;
Preguntaron: "¿Sois Reynoso?",
díjeles. "Sí, a la mía fe".

SUS POEMAS

Tras un largo periodo de olvido, la obra de Rodrigo de Reinosa goza va de sólida reputación literaria dentro v fuera de Cantabria. Consta de catorce pliegos y algo más del medio centenar de poemas, afortunadamente todos ellos a disposición ya de lectores y estudiosos. (1)

Lo primero que llama la atención del poeta reinosano es la extraordinaria variedad de sus composiciones, tanto en los aspectos métricos y temáticos, como sobre todo por el abigarrado mosaico humano que puebla sus versos, en su mayor parte pertenecientes a la lírica popular; sin embargo no faltan poemas asimilables a la poesía amorosa culta de los Cancioneros.



Con respecto a los temas, cabe destacar tres motivos principales:

A) La religiosidad de índole ingenua y popular que se desprende de la serie de villancicos y coplas al nacimiento del Niño Jesús, agrupados en el Cancionero de Nuestra Señora.

B) La crítica social y política. En el primer caso se ridiculiza a nobles, curas, palurdos, rufianes v, en especial. Mujeres en la línea del antifeminismo medieval a las que se reprocha su tacañería, disposición al cotilleo, gula o desmedida afición al vino. Destacan en este sentido las famosas Coplas de las comadres.

C) El erotismo, el deseo de gozar del placer carnal constituye quizá el elemento definitorio del quehacer poético del reinosano. En este sentido además inaugura este autor una línea paródica y desmitificadora que procurará a la literatura española logros imperecederos. Porque del mismo modo que La Celestina puede interpretarse como parodia de la novela sentimental, El Quijote de las novelas de caballerías y el teatro menor del XVII se basa en la ridiculización de las convenciones sociales presentes en el Teatro Nacional del Siglo de Oro, así buena parte de la poesía de Rodrigo de Reinosa representa el contrapunto desenfadado y carnal del amor casto y espiritual que impregna la lírica cancioneril.

Describe este autor con detalle una variada gama de situaciones y diálogos eróticos en tono liberal, comprensivo y extremadamente realista. Es el caso de las coplas de negros admirados ya en la época por su desmesurada capacidad amatoria en las que Jorge pide de mil maneras a Comba que le deje con ella "Hacer choque choque en otra ocasión es una señora de alcurnia quien solicita a su criado negro para apagar sus ardores ("Coplas de como una dama ruega a un negro"). Hay tres poemas protagonizados por rameras y rufianes; en uno de ellos un rústico pastor resulta engañado por una prostituta, que le roba la bolsa en pleno trato carnal. Aparecen también maridos engañados o complacientes, escenas de bestialismo, reparación de virgos y otros pintorescos avatares de la relación amorosa.

En cuanto al lenguaje, Reinosa busca ante todo aproximarse al habla que se oiría en pueblos y ciudades de España a fines del XV: el agreste dialecto de los pastores de León y Castilla, la forma de hablar de los negros establecidos en Andalucía tras pasar desde África a Portugal, la jerga de los rufianes y rameras sevillanos o la cháchara coloquial de las comadres en cualquier punto de la Península. De ahí que sus poemas ofrezcan un inagotable filón para el historiador de la lengua española.

Por todo ello, si se vencen esas pequeñas dificultades de comprensión verbal que encierran los textos antiguos, la poesía de Rodrigo de Reinosa -de la que a continuación ofrecemos una pequeña muestra-  resultará una experiencia estimulante, divertida y más de una vez sorprendente para quien se pare a escuchar la palpitante vida cotidiana que sus palabras nos rescatan.



Cancionero de Nuestra Señora.

Virgen, no permitáys vos
que el tierno infante desnudo
no sienta yelo tan crudo
aunque lo pidáys por Dios
Pedí, que temblar le veo
Del frio que hace tanto,
y os dará Helias su manto
muy mejor que no a Eliseo;
con el abrigaréys vos
al tierno infante desnudo,
no sienta yelo tan crudo
aunque lo pidáys por Dios.

Para abrigarle con pompa
al que es de humildad exemplo,
pedí el velo del Templo,
Virgen, antes que se rompa,
y embolveréys con él vos
al tierno infante desnudo,
no sienta yelo tan crudo
aunque lo pidáis por Dios.





Pliego XIV

Si te vas vañar, Juanica,
dime a quáles vaños vas. 

Por mucho que yo te quiero
no es nada según meresces,
aunque tu amor m 'encareces,
hasta ver el fin espero.
Dime do es tu vañadero,
mucho placer me harás.
Dime a quáles vaños vas.

La mañana de Sant Juan,
me dicen te vas a vañar,
yo te yré acompañar
porque descansse mi affán;
que todas las que allá van
ventajas les llevarás.
Dime a quáles vaños vas.

Que según es mi quererte,
aunque mudes el traje
yo te hago homenaje
de entre todas conoscerte,
 y guardarte y tenerte
las ropas que llevarás.
Dime a quáles vaños vas.





Coplas a los negros y negras.

Comiença ella:
Gelofe Mandinga, te da gran tormento;
don puto negro carauayento. (*)  

Responde él:
Tu terra Guínea a vos dar lo afrenta,
doña puta negra carauayenta.  

Dice ella:
A mi llamar Comba, de terra Guinea
 y en la mi terra comer buen cangrejo, 
y allá en Gelofe, do tu terra fea
comer con gran hambre carauaju vejo,
cabeça de can, lagartu vermejo,
pudo tu andar muy muyto fambreuto,
don puto negro carauayento.

(*) Escarabajoso.




Coplas de las Comadres (Fragmentos).

Allá, cerca de los muros,
casi en cabo de lavilla,
cosas  haz de maravilla
una vieja con conjuros,
porque  tengamos seguros
los plazeres cada día,
llámase Mari García,
sabe encantaderos doros.  

Una casa pobre tiene,
vende huevos en cestilla,
no ay quien tenga amor en villa
que luego a ella no viene.
Hagamos que nos ordene,
pues que sabe tantas tramas,
para que nuestras famas
que nunca nada se suene.

¿No conocéis la Emplumada?,
gran maestra de afeytes,
que faze mudas e aceites
 y tiene la cara acuchillada,
y es muger amaestrada,
muy gran bruxa y hechizera,
alcahueta, encanadera,
con tales acompañada. 



BIBLIOGRAFÍA

CABRALES ARTEAGA, J. M.: La poesía de Rodrigo de Reinosa. Institución Cultural de Cantabria. Santander, 1980, pp. 128, 129, 143, 145, 97, 100, 73, 74 y 78, 79, respectivamente.

NOTAS

(1) Un minucioso estudio del poeta campurriano. con la edición de casi todos sus poemas originales y cinco pliegos atribuidos se encuentra en el de José Manuel CABRALES ARTEAGA, La poesía de Rodrigo de Reinosa, Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1980. Posteriormente el mismo investigador completó la publicación de la obra del reinosano en José Manuel CABRALES “Poemas inéditos de Rodrigo de Reinosa”, Historias de Cantabria, nº 6, 1992. pp. 622.










 

ANTONIO HURTADO DE MENDOZA [16.845]

$
0
0

Antonio Hurtado de Mendoza

Antonio Hurtado de Mendoza (Castro Urdiales, La Montaña, Cantabria 1586 – Zaragoza, 22 de septiembre de 1644). Escritor y dramaturgo español del siglo XVII.

De noble cuna, aunque de escasos bienes económicos, durante su juventud sirvió como paje al Duque de Lerma, valido del rey Felipe III, y a su hijo, el Conde de Saldaña. En casa de este último conoció a otro célebre dramaturgo, Luis Vélez de Guevara, con quien le unió gran amistad. Era tan hábil para manejarse en los círculos cortesanos que, al caer el valido, consiguió sin embargo entrar al servicio de Felipe IV en 1621; escribió la Relación de las fiestas celebradas en Aranjuez para el cumpleaños del rey en 1622, donde se representó su comedia Querer por sólo querer; sus servicios fueron recompensados con el nombramiento en 1623 de secretario real y miembro de las Órdenes de Santiago y Calatrava, e incluso, un año después, de ayuda de cámara, con el cargo de Comendador de Zorita. Después aparece en 1632 como secretario del Consejo de la Inquisición y secretario de la Cámara de Justicia en 1641.

Sus dotes literarias y servilismo le valieron el aprecio del Conde-Duque de Olivares, del que fue ojos y oídos; por ello fue conocido como "El Discreto de Palacio"; a su vez, Luis de Góngora, (de quien se considera discípulo) le llamó El Aseado Lego y J. H. Elliot le considera poeta de cámara. También se llevó bien con Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Juan Pérez de Montalbán y Gabriel Bocángel.

Se casa en 1631 con Clara María de Ocón Coalla, que le da dos hijos, Juan (su padre logra que le nombren Caballero de Calatrava a los cuatro meses, pero fallece de niño) y Francisca. En 1644 residía en Zaragoza, por lo cual se sospecha que, tras la caída del Conde-Duque de Olivares y su destierro a Loeches, pudo caer él también en desgracia. En la capital aragonesa murió el 22 de septiembre de 1644 y en 1728 se publicaron sus Obras líricas y cómicas.

Obra

Escribió numerosos textos poéticos y dramáticos, redactados en función de las necesidades y deseos de la Corte. En su obra lírica, encuadrada en el Culteranismo, destaca la Convocatoria de las cortes de Castilla, escrita con motivo de la jura ante la Corte del príncipe Baltasar Carlos, o la Vida de Nuestra Señora. Sus poemas fueron en su mayor parte compilados en Obras líricas y cómicas, divinas y humanas (1690).

Fue un poeta dramático de gran éxito, a pesar de que se prodigó poco y no se cuidó demasiado en editar bien sus obras. Figura entre los discípulos de Lope de Vega, pero sus piezas tienen un toque particular. Entre sus obras teatrales, interesantes por su aportación en el terreno del entremés y la comedia de enredo, se encuentran El marido hace mujer y el trato muda costumbre (1631-32) (utilizado por Molière como inspiración para su École des marts), Cada loco con su tema o el montañés indiano (1630), No hay amor donde no hay agravio, Los empeños del mentir o Más merece quien más ama (esta última escrita con Diego Juan de Vera Tassis y posterior a 1634). Colaboró también con Quevedo en la pérdida Quien más miente medra más, encargada por el Conde-Duque, escrita en un solo día y representada en la Corte en la noche de San Juan de 1631. En las obras de Hurtado de Mendoza destacan las figuras de los graciosos, muy próximos a las figuras de la Commedia dell'Arte italiana y precursores de la comedia de figurón que se desarrollaría posteriormente. Para Ignacio Arellano sus comedias poseen una gran calidad dramática, son ingeniosas y bien construidas y exploran las modalidades de la sensatez y el buen sentido, de la moderación inteligente y la feliz adaptación a lo razonable. Acaso sus dos mejores comedias son Cada loco con su tema, comedia de figurón, y Los empeños del mentir. La primera es un espectáculo sobre un risible figurón montañés, el anticuado Hernán Pérez, que busca casamiento para sus hijas y opone provincia y corte a través de sus desventuras, en las cuales aparecen no menos caricaturizados los pretendientes madrileños por su falsedad y cobardía. La segunda es de construcción casi perfecta, y es aquella quizá en la que participó Quevedo; esconde una meditación típicamente barroca sobre la fugacidad e impermanencia de las cosas y la dificultad para conocer la verdad en una sociedad marcada por el prejuicio y la apariencia. Por otra parte, Hurtado de Mendoza tuvo una gran fama como entremesista y escribió mucha obra corta, en la que destacan entremeses de figuras como El examinador Miser Palomo, representado en octubre de 1617 en las fiestas de Lerma ofrecidas a Felipe III, junto con la comedia El caballero del sol de su amigo Luis Vélez de Guevara. Se imprimió al año siguiente en Valencia. Este famoso entremés tuvo una segunda parte del propio autor, El doctor Dieta.

La mejor recopilación de su obra es Obras líricas y cómicas, divinas y humanas en la edición de 1728.

Poemas

Convocatoria de las cortes de Castilla
Vida de Nuestra Señora
La guerra

Teatro

Amor con amor se paga
El marido hace mujer y el trato muda costumbre (1631-32)
Cada loco con su tema o el montañés indiano (1630)
No hay amor donde no hay agravio
Los empeños del mentir
Más merece quien más ama (posterior a 1634)
Querer por solo querer
Ni callarlo ni decirlo
Los empeños del mentir (escrito quizá con Francisco de Quevedo)
Quien más miente, más medra (escrito con Francisco de Quevedo en 1631)

Entremeses

Famoso Entremés Getafe
El Ingenioso Entre bajo
Enlaces externos[editar]




La guerra

Sangrienta perdición, yugo trano,
Guerra cruel, origen y osadía
De la injusta primera tiranía,
Que puso cetro en poderosa mano.

Bárbara ley, tan murmurada en vano,
Ayudar del morir a la porfía,
Como si no costara solo el día
Como si no costara el ser humano.

Mas, aunque más, ¡oh guerra!, estás culpada,
Es mayor la de fáciles antojos,
En bello campo de belleza armada.

No quiero amor; más quiero dar enojos
A la dura violencia de una espada
Que a la blanda soberbia de unos ojos.





Antonio Hurtado de Mendoza, nueva publicación de Cátedra

La famosa editorial suma a su colección Letras Hispánicas dos obras del castreño Antonio Hurtado de Mendoza: ‘Cada loco con su tema’ y ‘Los empeños del mentir’, con edición crítica de Mario Crespo, nuestro más asiduo colaborador.

Ediciones Cátedra, en su colección Letras Hispánicas, acaba de publicar dos comedias del dramaturgo, natural de Castro Urdiales, Antonio Hurtado de Mendoza. Se trata de dos de sus obras más celebradas, “Cada loco con su tema” y “Los empeños del mentir”. Con este libro se hace justicia a uno de los autores más interesantes del Siglo de Oro cuya calidad, aunque inferior a la de dramaturgos de primera fila como Lope de Vega, gozó en su época del éxito del público y un notable reconocimiento de la “república de las letras”. Mario Crespo López, correspondiente de la Real Academia de la Historia, es el responsable de la edición crítica de estas comedias.

Resultaba hasta ahora ciertamente paradójico que un escritor del renombre de Antonio Hurtado de Mendoza, elogiado por contemporáneos como Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Luis Vélez de Guevara y Baltasar Gracián, no contara con una edición nacional crítica de sus obras teatrales más significativas. Con excepción de la adaptación libre que preparó la Real Escuela Superior de Arte Dramático de “Los empeños del mentir”, prácticamente el teatro de Hurtado de Mendoza resultaba inalcanzable para los lectores desde el siglo XIX. Aunque ha sido citado por diversos investigadores, casi pueden contarse con los dedos de una mano las monografías sobre Hurtado de Mendoza, siendo la principal de ellas la que publicó en 1971 el poeta galés Gareth Alban Davies. Precisamente Mario Crespo dedica su estudio introductorio a este profesor, fallecido en 2009, que llegó a publicar varios artículos en el “Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo” y fue editor en inglés de varias obras literarias españolas. Hasta la fecha, Hurtado de Mendoza era uno de los autores del Siglo de Oro que faltaban en el extenso catálogo de Letras Hispánicas. La publicación, en edición crítica, de dos de sus comedias más celebradas, “Cada loco con su tema” y “Los empeños del mentir”, permitirá acercar a los lectores una parte de la obra dramática de este autor barroco, muy poco conocido a pesar de la importancia política y literaria que tuvo en su momento. Mario Crespo López ha tenido que completar su investigación con expedientes y protocolos de varios archivos, como el Histórico Nacional y el Histórico Provincial de Cantabria, acercando al lector no sólo dos textos olvidados del Siglo de Oro, sino la biografía de su autor.

Entre la política y la literatura

La biografía de Antonio Hurtado de Mendoza no se entiende sin su participación en la literatura y en la política durante los reinados de Felipe III y Felipe IV. Poeta y político, nació en Castro Urdiales en 1586, en el seno de una familia noble pero necesitada de medrar en la corte madrileña. Durante su juventud, Hurtado de Mendoza sirvió como paje al duque de Lerma, valido de Felipe III. También fue servidor del hijo de Lerma, el conde de Saldaña, noble con inquietudes literarias en cuya casa conoció a otro escritor, Luis Vélez de Guevara. Sus contemporáneos le consideraban extremadamente habilidoso para manejarse en los círculos cortesanos, hasta el punto de merecer el sobrenombre de “el discreto de palacio”. Esto justificaría su ascenso en el servicio de los nobles más influyentes, hasta llegar a ser uno de los hombres de confianza del conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV. En 1622 escribió la “Relación” de las fiestas celebradas en Aranjuez para el cumpleaños del monarca, donde se representó su comedia “Querer por sólo querer”. Hurtado de Mendoza alcanzó varios cargos relevantes, como secretario real, caballero de las Órdenes de Santiago y Calatrava, ayuda de cámara, secretario del Consejo de la Inquisición y secretario de la Cámara de Justicia. Algunos investigadores le consideran entre los primeros periodistas de nuestra historia, ya que firmó varias crónicas de sucesos de su época, como la “Convocatoria de las cortes de Castilla”. Falleció en Zaragoza en 1644.

Autor del Siglo de Oro


Fue poeta de obra lírica para el ámbito cortesano, enmarcada dentro del culteranismo, con títulos como “Vida de Nuestra Señora” y otros poemas menores. Fue, además, un entremesista muy reputado, con títulos como “El examinador Miser Palomo”, que nunca falta en ninguna antología del teatro breve del Siglo de Oro. El teatro de Hurtado de Mendoza alcanzó cierta popularidad, aunque, como otros autores de su época, no se preocupó de editar correcta y completamente sus obras. Estas no se recopilaron hasta el año 1728, y entre ellas hay que destacar sin duda “Cada loco con su tema” y “Los empeños del mentir”, así como “No hay amor donde no hay agravio” o “Más merece quien más ama”. Seguramente escribió con su amigo Francisco de Quevedo la comedia, hoy perdida, “Quien más miente medra más”, encargada por el conde-duque de Olivares, escrita en un solo día y representada en la Corte en la noche de San Juan de 1631. Como curiosidad hay que indicar que una de sus comedias, “El marido hace mujer y el trato muda costumbre”, inspiró a Molière su obra “Escuela de maridos”, otro dato más del influjo del teatro castellano en la escena francesa durante el siglo XVII.
Cada loco con su tema

“Cada loco con su tema” es una comedia de las llamadas “de figurón”, protagonizada por un rico hidalgo montañés, Hernán Pérez, que busca casamiento para sus hijas. En este trance, surgirán varios impostores en busca de fortuna y pretendientes madrileños ridiculizados por su falsedad y cobardía; también aparecerá otro hidalgo montañés, pobre y buscador de mejora social. La obra, inspirada a su vez en textos de Lope, influiría en “Entre bobos anda el juego” de Francisco de Rojas Zorrilla o “El Dómine Lucas” de José de Cañizares. El texto de la obra publicado por Cátedra corresponde al de los dos manuscritos del siglo XVII conservados en la Biblioteca Nacional de Madrid.


Los empeños del mentir

“Los empeños del mentir”, que sólo se conserva en varias recopilaciones impresas, es una comedia catacterística “de enredo”, de construcción y desarrolllo casi perfectos, en la que se ha identificado una posible intervención de Quevedo. Una de las hipótesis más probable es que si “Quien más miente medra más”, obra de Quevedo y Mendoza, se representó en 1631, tres años más tarde Mendoza la reescribió como único autor bajo el título de “Los empeños del mentir”. El argumento de la comedia se va resolviendo entre malentendidos y embustes generados por Marcelo y Teodoro, que se hacen pasar por el noble Luis de Vivero, pretendiente de Elvira.




EL INGENIOSO ENTREMÉS
DEL EXAMINADOR MISER PALOMO
Compuesto por Don Antonio Hurtado de Mendoza,
Gentilhombre del conde de Saldaña.

Hablan en él las personas siguientes:
• MISER PALOMO
• LUQUILLAS, su criado
• Un MESONERO
• Un TOMAJÓN
• Un CABALLERO
• Un NECIO
• Un ENAMORADO
• Un VALIENTE
• Un GRACIOSO
• Tres MÚSICOS
• Dos MUJERES
Sale MISER PALOMO, lo más ridículo
que pudiera vestirse, y LUQUILLAS, su criado, con una lista en la mano,
y un MESONERO santiguándose


MISER PALOMO: No tiene que admirarse, amado huésped,
 que esta comisión, muy verosímil,
 y la ocasión que digo, es urgentísima;
 yo he de exceder mi oficio rectamente,
 mi caro albergador. Ya sabe el pueblo
 que ha venido el doctor Miser Palomo
 a examinar a todo buscavida,
 sabandijas del arca de la corte,
 donde se acoge tanto vagamundo
 como en diluvio universal del mundo.

MESONERO: Por cierto, vuesasted, Dios le bendiga,
 trae tan gran comisión.

MISER PALOMO: "Como barriga",
 iba a decir, el bien barbado huésped.
 Ya le entendí. Prevenga, elija, escoja
 un tribunal, a quien yo soy decente,
 que me autorice; no, ¡que me sustente!

MESONERO: Dígame, vuesasted y haráse luego,
 ¿cómo tan gordo está?

MISER PALOMO: Soy veraniego.

MESONERO: Solemne bellacón parece el dómine.

MISER PALOMO: Preguntador parece el mesonista.

MESONERO: Aquí la silla está.

Siéntase [MISER PALOMO]

MISER PALOMO: Comodabúntur
 ego mecum sentare.

MESONERO: Poco a poco.
 que si en latín vuesa merced se sienta,
 se nos caerá la casa en buen romance.

MISER PALOMO: No osará, que también comisión traigo
 para que no se caiga cosa alguna.

MESONERO: Parece comisión de la fortuna.

MISER PALOMO: ¿Chistecico en mesón? A espacio, espacio.
 ¿Nada nos queda ya para palacio?

Vase el MESONERO y sale el TOMAJóN

TOMAJÓN: Beso a vusted las suyas muchas veces.

MISER PALOMO: No vi agradecimientos tan tempranos,
 ¿pues cuándo le he besado las manos?

TOMAJÓN: Soy astrólogo yo en cortesía.

MISER PALOMO: ¡Bueno, que ya se besa en profecía!
 ¿Qué tiene por acá?

TOMAJÓN: Miser clarísimo,
 de tomajón deseo examinarme.

MISER PALOMO: Es oficio barato y muy sabroso,
 aunque en la corte ahora vive ocïoso.
 ¿Cómo ha nombre?

TOMAJÓN: Durango.

MISER PALOMO: Es muy seguro,
 mas para quien ha de dar, no es bueno el duro.
 Diga ya el tomajón.

TOMAJÓN: Yo soy un hombre
 que tomo y pido sin cansar a nadie.
 Soy gaceta común de casa en casa,
 contando cuanto pasa, y qué no pasa.
 Tengo heridas famosas por el filo.
 Si es vano el tal señor, le digo luego
 que desciende del conde Peranzules;
 Si es tierno, que me dijo cierta ninfa
 que no hay tal caballero en toda Illescas;
 Si es bravo,

MISER PALOMO: (Cosa vil tener tal nombre). [Aparte]

TOMAJÓN: que le tiemblan los moros de Getafe.
 Si pica en discreción, que escribe y habla
 mejor que Garcilaso y que Demóstenes.
 Y, aunque sea un indiano en la miseria,
 le digo que es más pródigo que el hijo.
 Y si con estas cosas no se ablanda,
 le embisto con dos tonos Juan Blaseños,
 y lo que reservé a su cortesía,
 echando con primor por el atajo,
 se lo vengo a pedir por mi trabajo.

MISER PALOMO: ¡Oh, que sois un legón!, que os ha faltado
 el más sutil primor y más usado:
 lo de "no hay tan gran príncipe en España",
 y el decir mucho mal de uno con otro,
 no lo ignora el tomajón más potro.
 Andar, señor, andar, y en quince días
 de "mercedes", de "vos", de "señorías",
 no toméis en cuatrín sin mi licencia.

TOMAJÓN: Ellos me ayudarán a la obediencia.

Vase el TOMAJÓN y sale un
CABALLERO

CABALLERO: Mantenga Dios al buen Miser Palomo.

MISER PALOMO: Sí, mantendrá, que es lindo mayordomo.

CABALLERO: De caballero vengo a examinarme.

MISER PALOMO: Muy importante le será el no serlo,
 si es que no quiere más de parecerlo.
 ¿Qué nombre?

CABALLERO: Don Juan Bilches.

MISER PALOMO: Poca cosa;
 mas campando, por mi vida, el Bilches,
 el Bilches solo, digo, me hace asco;
 conviértele en Hernando de Velasco,
 y prosiga.

CABALLERO: Estudié caballería,
 y tengo un par de cursos de enfadoso,
 y algunas señorías regateo,
 y con hijos segundos me voseo.
 Dudo las excelencias, y he jurado
 a fe de caballero entre dos títulos
 sin que me hiciese mala la cabeza.
 He ido en las testeras de tres coches
 con un conde, un marqués y casi un duque.
 Yo paseo la plaza en fiestas públicas,
 y topando una mula, digo luego:
 "Excelente caballo de los toros",
 y afirmo que pespunta la carrera.
 Por solo un arador, llamé dos médicos
 y comí carne toda una cuaresma.
 De una mosca en verano tengo agüero;
 y porque oí que el duque de Sajonia
 estaba con catarro, en aquel punto
 despaché por bayetas a Sevilla.
 Miento con muy buen aire y desembozo,
 que el mentir recatado de la gente;
 eso es cosa de hidalgo solamente.

MISER PALOMO: ¡Oh, que os falta un palillo en el sombrero
 para ser empalado caballero!
 ¿"Don" tenéis?

CABALLERO: ¿Cómo "don"? Guardarnés tengo.

MISER PALOMO: En verdad, en verdad, que estáis muy próximo
 a ser caballero celebérrimo;
 ¿bebéis agua?

CABALLERO: Señor, mejor el vino.

MISER PALOMO: ¡Jesús! ¡Pobre de mí! ¡Qué desatino!;
 aunque tenéis buen gusto, pero ahora
 sépaos mejor el vino, y bebed agua,
 sin que nunca os contente la bebida.
 Fresca llamad la fría, y llamad cálida
 a la fresca, buscando extraños modos,
 que, como un caldo, ya lo dicen todos.
 Otro punto: en gobierno de la gorra,
 ¿qué medio habéis tomado?

CABALLERO: Señor mío,
 escaseo con todos mi sombrero;
 vive con gran descuido; no trabaja,
 porque el ser muy cortés es cosa baja.

MISER PALOMO: En recién caballeros me contenta
 el ser inexorables de bonete;
 pero advertid, para que vayáis más docto.
 Luquillas, el sombrero del examen.
 Gorrear de esta suerte a todo el mundo:
 al hidalgo, a los ojos y a la boca;
 al caballero, al título, a la barba;
 al grande, al pecho; al rey, a la rodilla;
 al Papa, hocicadura; y de este modo
 acabaréis de ser pesado en todo.

CABALLERO: ¿Puedo ser caballero en todo el reino
 con doctrina tan nueva y tan famosa?

MISER PALOMO: Serlo y decirlo, que es más fácil cosa.

Vase el CABALLERO y entra el NECIO

NECIO: Yo vengo a examinarme de ser necio.

MISER PALOMO: Viviréis muy contento de vos mismo.
 ¿Sois muy dichoso?

NECIO: En esto solamente
 no he sido necio.

MISER PALOMO: Vamos al examen.
 Nombraos.

NECIO: Yo, don Domingo.

MISER PALOMO: ¡Don Domingo!
 Necio sois de guardar en todas partes;
 mas, pues, tan necio sois, llamaos don Martes.

NECIO: Hablo en todas las cosas que no entiendo,
 pensando que las sé mejor que todos.
 Metíme a lo arquitecto, y dije un día,
 mirando al Escorial: "¡Qué insigne fábrica
 si tuviera de sitio más un dedo!"

MISER PALOMO: Es tacha del Alcázar de Toledo.

NECIO: Diré una pesadumbre al más amigo,
 creyendo que le digo una lisonja.
 Haré misterios de que vuela un pájaro.
 Detendré a un delincuente que va huyendo,
 para darle no más las "Buenas Pascuas".
 Porfiaré con el mismo calendario
 sobre si la Cuaresma empieza en miércoles.
 Soy mal seguro, malicioso y grave,
 y en el entendimiento, ¡Dios nos libre!,
 que a todos los que miro como ajenos
 o los estimo en poco, o tengo en menos.

MISER PALOMO: A fe de examinante, que no he visto
 necio de más cultura en toda Europa.
 Sólo una cosa os falta, eficacísima,
 para necio preciado de discreto,
 que es: trocar los frenos a las pláticas;
 entre valientes, el tratar de letras;
 entre letrada gente, de montantes;
 el saber de los libros sólo el título;
 referir un soneto del Petrarca,
 no entendiendo de Italia el non lo voglio.
 Por lo culto, decir, en viendo un rábano,
 que las hojas no están conforme al arte.
 Y con esto seréis muy necio luego,
 blasonando en latín y hablando en griego.

NECIO: Con esto soy, señor, muy enseñado.

MISER PALOMO: Dios os haga necio y buen cansado.

Vase [el NECIO]

LUQUILLAS: ¿Otro más de quejoso?

MISER PALOMO: No le quiero;
 ¡qué pesadón viniera el escudero!

LUQUILLAS: Otro pide el examen de menguado.

MISER PALOMO: Dile que aprenda a ser desconfïado.

LUQUILLAS: Otro pide el examen de envidioso.

MISER PALOMO: ¡Qué descontenta vivirá la bestia!
 Dile que estudie en vil y en hombre bajo,
 para que envidie con menor trabajo.

LUQUILLAS: De entremetido hay otro que le pide.

MISER PALOMO: A ese le diera yo cuarenta palos.
 ¡Qué aborrecible gente! Lucas, dile
 que sufra seis desprecios cada noche,
 esquina en mesa y pesabrón en coche.

LUQUILLAS: Otro también.

MISER PALOMO: ¿De qué?

LUQUILLAS: De confïado.

MISER PALOMO: Dile que ya está el necio examinado.

LUQUILLAS: Otro más.

MISER PALOMO: ¿De qué cosa?

LUQUILLAS: Truhanería.

MISER PALOMO: Moderna la llamad filosofía.
 No traigo comisión para truhanes,
 porque está reservada al cartapacio
 de los protobufones de palacio.

LUQUILLAS: De hombre de bien examen pide un hombre.

MISER PALOMO: De lo que no se usa no hay examen.

LUQUILLAS: Cuatro piden el examen de fulleros.

MISER PALOMO: ¿Cuatro no más? Estéril primavera:
 los que hay más de diez mil, los parta un rayo.
 Gente de flor, que la examine mayo.

LUQUILLAS: Dos piden el examen de ladrones.

MISER PALOMO: ¿Por qué no se juntarán con los cuatro?
 Ya estarán esperando una malicia.
 ¡Qué cosa para mí! Paciencia, hermanos,
 porque no he de nombrar los escribanos.

LUQUILLAS: Dos piden el examen de doncellas,
 y pienso...

MISER PALOMO: No hay pienso, ¡oh, lenguas críticas!
 Decir mal de mujeres, ¡baja cosa!

LUQUILLAS: Las doncellas, señor, no son mujeres.

MISER PALOMO: Al revés, que no sabes conocellas:
 las mujeres, rapaz, no son doncellas.

LUQUILLAS: De amor viene aquí un hombre a examinarse.

MISER PALOMO: Vendrá muy misterioso el majadero.
Sale el ENAMORADO, lleno de cintas y
favores

ENAMORADO: Esa gentil presencia y dulce agrado,
 vea yo enhorabuena, que me debe,
 no de mi amor demostraciones pocas.

MISER PALOMO: Hermano, qué dejáis para unas tocas?
 Examinaos, tontón; hablad, barbado.
 ¡Qué puede ser un necio enamorado!
 ¿Cómo os llamáis?

ENAMORADO: Don Carlos.

MISER PALOMO: ¡Mentecato!
 El nombre que tomáis de emperadores.
 Don Marcos os llamaréis, sin replicona;
 para el Marco tenéis gentil persona.

ENAMORADO: Tengo en amar muy bien guisado el gusto:
 quiero a las viejas, más que no a las mozas,
 porque ha más tiempo al fin que son mujeres;
 y porque el remudar es grande aliño,
 yo quiero más dos feas que una hermosa.

MISER PALOMO: Que el tropo varias, es bella cosa.

ENAMORADO: Yo escribo cien billetes cada día,
 sin que lleven "merced", ni "vos", ni "túes".

MISER PALOMO: ¿Hay flechecita?

ENAMORADO: Y bien corazoncito.

MISER PALOMO: Amante podéis ser de Carajete.
 Y en fin de casamiento, ¿a vuestras damas
 no enviáis luego cédula?

ENAMORADO: Enviaréla.

MISER PALOMO: El cedulón, preciosa bagatela.
 Cédula a cada paso no me agrada,
 que un cedulón anuncia vicariada.
 De suspiros, de lágrimas y quejas,
 ¿cómo os va, cómo os va?

ENAMORADO: Señor Palomo,
 si suspirara yo, ¿qué me faltaba?

MISER PALOMO: ¿No suspiráis? Enamorado infausto.

ENAMORADO: Dicen que es a lo antiguo, y no me atrevo.

MISER PALOMO: No importa, no tenéis de qué afligiros.
 Ya está acabado el mundo: ¡no hay suspiros!
 ¿Os han dado favor secreto o público?

ENAMORADO: En eso yo me tengo mi capricho;
 no me han dado favor, mas helo dicho.

MISER PALOMO: Ya todos lo decimos, y aún diremos,
 que en esto del amor, mi buen don Marcos,
 lo que fue un tiempo gusto, es ya fanfarria.
 Por examen llevad este consejo:
 no sólo en el favor no habléis mentiras,
 más también, si podéis, callar verdades.

Vase el ENAMORADO y sale un VALIENTE

VALIENTE: ¿Qué flor?

MISER PALOMO: ¿Con quién lo habéis?

VALIENTE: ¿Qué flor, pregunto?

MISER PALOMO: Si por mí lo decís, tinaja, hermano.

VALIENTE: Dígolo y lo diré por todo el mundo.

MISER PALOMO: ¿Qué flor?, que si hay bostezos de valiente,
 ¿en qué sois docto, en bota o en garrafa?

VALIENTE: Quiero que me examine por estafa.
 Yo he tenido quinientos desafíos,
 he hecho sobre el duelo dos comentos,
 seiscientos antuviones he pegado
 y he reñido cien veces en ayunas.

MISER PALOMO: ¿Qué fuera al fenecer las aceitunas? [Aparte]

VALIENTE: Maté un león con este dedo.

MISER PALOMO: ¿Albano? [Aparte]

VALIENTE: Y un tigre de una coz.

MISER PALOMO: ¿No sería Hircano? [Aparte]

VALIENTE: En Asturias de un soplo maté un oso.

MISER PALOMO: Compadre, examinaos de mentiroso.

VALIENTE: Y esto es nada; en católica destreza
 pasmo a dos Luís Pacheco de Narváez.
 Con una daga quitaré un montante
 y con una escobilla un elefante.

MISER PALOMO: Hombre, ¿qué diablo has hecho en cuanto has dicho,
 si con tu espada y capa no has entrado
 en batalla campal con una dueña,
 y no has hecho abanillo de una peña?

VALIENTE: Eso déjolo yo para la zurda,
 que con la diestra soy del mundo azote,
 y con sólo pegarle un papirote
 el aire tan veloz, un monte sube,
 que le dejo clavado en una nube.

MISER PALOMO: Con tal fuerza, examínate de monja,
 que esas son hazañuelas baladíes.¿Ves estos brazos,
veslos?

VALIENTE: Ya los veo.

MISER PALOMO: ¿De Guadarrama has visto el puerto rígido,
 por donde el cielo en altura iguala?

VALIENTE: Ya lo he visto.

MISER PALOMO: Pues vete enhoramala.

Vase y sale el GRACIOSO

GRACIOSO: De gracioso de farsa, examen pido.

MISER PALOMO: Bien seréis menester, porque hay gran mengua.
 ¿De qué piezas usáis?

GRACIOSO: Yo me compongo
 de unas calzas que peinan los zancajos,
 de cuello de carbón, sombrero sucio,
 astrosa capa y vil coleto.

MISER PALOMO: Amigo,
 si el donaire ponéis en lo asqueroso,
 también un muladar será gracioso.
 ¿La parola pregunto?

GRACIOSO: A lo estudiado
 añudo yo mis gestos y mis voces,
 mi mudanza de tono y mi despejo.

MISER PALOMO: Moderado añadir, corto gracejo.
 ¡Oh!, si vos no tenéis la gratis data,
 es todo machacar en pueblo frío.
 No os metáis de repente a los Tristanes;
 tentad primero el vado de estos príncipes.
 Soltaos con calabazas, porque hay muchas;
 no os canten cuantos silbos, cuantas voces.
 Prosa no la encajéis, que es grande exceso,
 hasta que en el donaire estéis profeso.
 Así empezaron todos los antiguos;
 que a Alonsillo, a Basurto, a Lastre, a Osorio
 no les vino la gracia de abolorio.

GRACIOSO: Gracioso vendré a ser también del número
 si trato, mi señor, de obedeceros.

MISER PALOMO: Como quisieren estos caballeros.

Vase el GRACIOSO y salen dos MUJERES

MUJERES: ¿Vueced nos examina de bailantes?

MISER PALOMO: ¿Baile, y mujeres? Pierdan la esperanza,
 que no ha de ir lo civil de la mudanza.
 No tiro yo conceptos de paleta.
 ¿Bailan de lo galán o lo travieso?

MUJERES: De la cintura arriba son bailes nobles.

MISER PALOMO: De la cintura abajo, ¡Dios nos perdone!
 Como murmuraciones son los bailes,
 que empiezan blandamente, y vale luego
 toda bellaquería como en quínolas.
 Vaya un baile con tono de Juan López,
 o sea por mi amor el excelente
 metrópoli de bailes, Benavente.

MUJERES: ¿Ha de bailar vueced?

MISER PALOMO: Haréme astillas,
 pero advierta el senado que llamaban,
 que no se ha dicho mal de los poetas,
 que hablar mal de sí mismos ya fastidia,
 y piensan que es donaire, y es envidia.
Cantan y bailan lo siguiente:
 "Volvieron de su destierro
 los mal perseguidos bailes,
 socarrones de buen gusto
 y pícaros de buen aire.
 Blandas las castañetas,
 los pies ligeros,
 mesurados los brazos,
 airoso el cuerpo.
 Enfadóles el aseo
 de lo compuesto y lo grave,
 que hasta en los bailes causa
 el cuidado en los galanes.
 Con qué gracia y donaire
 la niña baila;
 ¡oh, bien haya su cuerpo,
 que todo es alma!
 en sus bellas plantas
 lleva mis ojos.
 Si vivir quiere alguno,
 guárdense todos."





SEGUNDA PARTE DEL ENTREMÉS
DE MISER PALOMO,
EL MÉDICO DE ESPÍRITU
Compuesto por Don Antonio Hurtado de Mendoza,
Gentilhombre del Conde de Saldaña

Hablan en él las personas siguientes:
• Miser Palomo, MÉDICO
• Su CRIADO
• Su AMA
• Dos CORTESANOS
• DESAMORADA
• Su TÍO
• El VANO
• El MALDICIENTE
• El POETA
• La FIRME
• MÚSICOS


Salen dos CORTESANOS

CORTESANO 1: Digo que ha puesto ahora en San Felipe
 un rótulo en que dice (a fe de ridículo),
 que el licenciado Dieta, insigne médico,
 cura cualquier enfermedad de espíritu,
 cosa que no la vio Platón ni Sócrates,
 ni la osara emprender el mismo Hipócrates.

CORTESANO 2: No me habléis bernardinas en esdrújulos.
 ¿Qué pasiones del ánimo se curen
 por medicina? ¡Desatino extraño!
 Gran victoria dejáis al desengaño.
 Ya lo intentaron todos los filósofos
 en sus morales; y Plutarco, y Séneca,
 y en vano fue, que en todas las edades
 han sido desdichadas las verdades.

CORTESANO 1: Qué, ¿de veras habláis, o es burla acaso?

CORTESANO 2: ¡Qué incrédulo que sois, mentecatazo!

CORTESANO 1: ¿Y es español ese hombre?

CORTESANO 2: En eso hay duda:
 él dice en el cartel que es italiano,
 y habla tan español, que decir puedo
 que le parió la calle de Toledo;
 aunque de cuando en cuando italianiza,
 y dice io, el baturro, andiamo adeso,
 y pienso que ha mandado macarrones.
 ¡Oh!, ¿qué dijera vuestro insigne Lope
 sobre el ser celebrado un extranjero?
 ¡Qué príncipe es Madrid, tan novelero!
 ¡Miradle cómo el vulgo le acompaña!

CORTESANO 1: ¿El vulgo? ¡Fuego en quien por él se rige!
 ¡Qué mal intencionada y ruda bestia!
 ¡Lo bien que sabe a todas voluntades
 el platillo civil de novedades!

Entra el MÉDICO, vestido graciosamente, y otros tres o
cuatro que le acompañan

[VOCES] ¡Plaza! ¡Plaza!


CORTESANO 2: ¿Hay aplauso más mecánico?
 Cese el cortejo, menos rumbo, cese.

MÉDICO: ¡Retiratio ad profundum! ¡Exi foras!;
 que me aplace curar in solitudine,
 que delante del pueblo io non sacho.

CORTESANO 2: ¿Qué nos querrá decir este borracho?

CORTESANO 1: Que le dejemos solo, que no sabe
 curar donde le vean.

CORTESANO 2: ¡Qué embeleco!
 Cure, ¡pese al bribón!, públicamente.

MÉDICO: Non voglio.

CORTESANO 2: ¡Voto a Cristo que se ensancha!

CORTESANO 1: Por Dios, que es italiano de la Mancha.
 Ea, no le enojéis; vámonos todos.

CORTESANO 2: ¡Lindo, echa cuervos!

MÉDICO: Vuelva de aquí a un rato,
 que le quiero curar de mentecato.


Sale la DESAMORADA y su TÍO

TÍO: Curarte, tienes, niña, aunque no quieras.

MÉDICO: Qué cosa, qué volite?

TÍO: Esta loquilla,
 que salud no quiere...

MÉDICO: ¿De qué está enferma
 el pedazo de abril?

TÍO: ...está preñada
 de gusto y afición.

MÉDICO: ¿Está preñada?

TÍO: No, señor, que es doncella.

MÉDICO: ¡Pobre de ella!
 Ya querrán pasatiempo de doncella.
 ¡Cuál es el pueblecito! ¡Ah, lengua infame!
 ¡Ah, lengua vil la que a mujer ofende!
 ¿Sátiras quiere el pueblo? ¿Hay tal desgaire,
 que la malicia juzgan que es donaire?
 Si os holgáis que no hay doncellas,
 y celebráis malicias tan livianas,
 gente del diablo, ¿no tenéis hermanas?
 Infamar las mujeres y maridos
 solemnizáis ahora en los tablados;
 gente de Bercebú, ¿no sois casados?
 Mas, volviendo a las cosas de mi oficio,
 ¿qué enfermedad pillamo, niña hermosa?

DESAMORADA: Estoy de sequedades achacosa:
 tengo empedrado de desdén el gusto,
 y más dura que un bronce el alma siento.

MÉDICO: Dársela a un avariento,
 y atájenos la seca y desganada,
 porque os iréis a ética de honrada.
 Venga el pulso. ¡Jesús! ¡Qué gran sosiego!
 Pues un mozo galán, discreto y bravo,
 no os altera, merece ni dilata.
 ¡Qué enfermedad tenéis de mentecata!
 Para ablandar lo duro de ese pecho,
 ¿nunca os han ordenado ningún hombre?

DESAMORADA: No hay ya la medicina que solía:
 es falsa, es lisonjera, es engañosa;
 no es de provecho, que mi abuela dice
 que se acabó la casta de los hombres;
 y los que ahora se usan son pellejos
 de los que ya pasaron, pues los mira
 vestidos de engaño y de mentira.

MÉDICO: Vuestra abuela mintió cuarenta veces;
 que aún hay hombres de bien. ¡Qué linda escuela!
 Por Dios que es evangelio el de la abuela.
 ¿No apetecéis varón?

DESAMORADA: Nada apetezco.

MÉDICO: ¿Hay hastío de condes?

DESAMORADA: Estos días
 me guisaron un par de señorías;
 y no las puedo ver, porque me han dicho
 que, siendo yo la enferma, a pocos lances
 saldrá mi enfermedad (aunque sea poca),
 a mi a los ojos, y a ellos a la boca.

MÉDICO: ¿Es doctrina también de vuestra abuela?
 La previsora plebe ha dado en eso.
 Mi donosa, perded esos temores;
 que siempre los más buenos son mejores.

TÍO: Señor, ¿tendrá salud esta muchacha?

MÉDICO: Todo es señal de muerte cuanto veo,
 que tiene flacos pulsos el deseo.

DESAMORADA: No puedo atravesar solo un bocado
 de amor, de voluntad, ni de cuidado.

MÉDICO: ¿Hay amargor de joyas y vestidos?
 ¿Sábeos bien el dinero?

DESAMORADA: ¡Y cómo!

MÉDICO: Bueno,
 de vida sois, ¡por vida de Galeno!,
 sanaréis, sanaréis: buscad un hombre
 callado (si le hubiere en las boticas)
 y exprimidle entre dudas y esperanzas,
 que salga este licor provechosísimo,
 que es el amor finezas y regalos;
 que es eficaz remedio y muy notorio,
 y al lado le aplicáis un escritorio,
 y un jarabe tomad de dilaciones,
 y échenos cuatro ayudas de doblones.

DESAMORADA: ¡Ay, qué necio doctor! De esos remedios
 tengo yo desechados infinitos,
 y no me sanará toda la flota;
 quédese para necio y para idïota,
 que enferma quiero estar de desamores.

MÉDICO: Gustosa es la rapaza.

DESAMORADA: Bastan flores.

MÉDICO: ¡Cómo os fiáis, amiga, en la carilla,
 y en que ha de durar siempre! ¡Qué donaire!
 Niña, todo se acaba y se apresura,
 y más breve que todo, la hermosura.

DESAMORADA: Que todos son civiles pensamientos.

MÉDICO: Pues allá os lo dirán los escarmientos.

DESAMORADA: Que no hay [en este corazón] codicia.

MÉDICO: Vengan los años: nos harán justicia.
Vase y entra el VANO, sin quitarse el
sombrero

VANO: Cúreme el tal doctor.

MÉDICO: ¿De qué dolencia?

VANO: De vano y descortés.

MÉDICO: ¡Qué atrevimiento!
 Vinistes con el mismo crecimiento.
 ¿Sois calvo?

VANO: ¿Por qué causa lo pregunta?

MÉDICO: ¿Por qué causa lo digo, majadero?
 Porque hacéis cabellera del sombrero:
 cierto que sois persona desmañada,
 que un sombrero, infelices de los vanos,
 bien le podréis quitar con las dos manos.

Quítase el sombrero con las dos
manos

VANO: Remedio pido y no tanto parola.

MÉDICO: En fin, ¿sois vano?

VANO: Sí.

MÉDICO: Pues, al remedio:
 aprender cuanto fuere de fantástico,
 y oír lo que de vos murmuran todos.

VANO: ¿Y no es menester más?

MÉDICO: Con eso basta.

VANO: A todo el pueblo las albricias pido.

MÉDICO: Esta purga tomad por el oído;
 y si ella no os quitase esa modorra,
 os amortajen luego en una zorra.

Vase y sale el MALDICIENTE

MALDICIENTE: Cúreme vuesasted de maldiciente.

MÉDICO: ¿Maldiciente y vivís?, extraña cosa,
 ¿De qué género sois?

MALDICIENTE: ¡Gentil badajo!
 Si maldiciente soy, seré hombre bajo.

MÉDICO: Eso así habrá de ser, puesto que ha sido
 más alto que los nobles, pero bajo,
 que esta es mejor materia para un púlpito.
 ¿Y en qué fundáis el ser maldiciente?

MALDICIENTE: Sólo en donaire y ser bien escuchado.

MÉDICO: Mejor diréis en ser desvergonzado.
 ¿No veis que a un maldiciente, por mil modos,
 si bien le escuchan, le aborrecen todos?
 Y un maldiciente solo, tantos hace,
 que una verdad castigue lo que él miente,
 pues todos dicen mal del maldiciente.
 Si sois hombre de bien, sanaréis luego
 con advertiros que os harán infame;
 que peligran las honras con tal mengua
 en el escollo vil de vuestra lengua.
 Mas, pues, sois hombre bajo; es gran remedio,
 y medicina provechosa y rara,
 sajaros dos ventosas en la cara.

MALDICIENTE: Digo que sano estoy. Mas decid: ¿cómo
 hablaré bien de aquí adelante?

MÉDICO: Hermano,
 diciendo mal de vos y del verano.

Vase y sale la AMA del DOCTOR


AMA: ¡Señor, señor, señor!

MÉDICO: ¿Qué queréis, ama?

AMA: Señor, un hombre de secreto pide
 que le curéis [si el tiempo no os impide].

MÉDICO: ¿Hombre secreto? ¿Qué decís, hermana?
 Mírale bien si es hombre en carne humana,
 y si lo fuere, darle esta receta
 (para desopilarse de ese vicio):
 haga en la corte un poco de ejercicio.

Sale el CRIADO


CRIADO: Oye, señor.

MÉDICO: ¿No es cosa para pública?

CRIADO: No, señor, que a curarse de poeta
 viene un hombre.

MÉDICO: ¡Picaño! ¿Es sambenito
 serlo? ¿Toca a nos ese delito?
 ¡Oh, sagrada y divina Poesía,
 que la ignorancia os tenga en tal desprecio!
 ¡Oh, qué válida ciencia es la del necio!
 Que este oficio le infame el que le tiene,
 y hayan hecho por gala, y de pensado,
 campaña de venganzas el tablado.

Entra el POETA


POETA: Guárdate Apolo.

MÉDICO: Hermano, Dios me guarde,
 porque es persona de mejor cuidado.
 ¿Qué sentís de las Ninfas?

POETA: Gran desgracia
 y poca estimación.

MÉDICO: Estadme atento,
 porque gustillos son de entendimiento
 usar bien ese oficio soberano;
 ser poeta de bien, pues lo son muchos:
 guardad la boca y abstenéos de sátiras,
 no sea menester purgar, en suma,
 con jarabe de acero vuestra pluma.

POETA: ¿No podré apetecer unas coplillas
 contra las rubias?

MÉDICO: No, por ningún caso;
 "cabellos de oro", dijo Garcilaso.

Vase, y sale el CRIADO


CRIADO: Abreviando, Magister, que infinitos
 enfermos por consulta van viniendo.

MÉDICO: Multitud o languentium, ve diciendo.

CRIADO: De pensar que es dichoso con mujeres,
 quiere uno que le cure.

MÉDICO: Yo no puedo,
 porque a los que padecen cosas tales
 sólo curan las jaulas de hospitales.

CRIADO: Un otro, que teniendo mujer bella,
 quiérela fea, y da la suya hermosa,
 y le hace mil desdenes y desprecios.

MÉDICO: Eso toca a la cura de los necios.

CRIADO: Otro quiere curarse de celoso.

MÉDICO: Si es casado y lo muestra, es desahucio
 que con su enfermedad desconfïada
 sanará la mujer de ser honrada.

CRIADO: Otro más, de cuñado.

MÉDICO: A ese cuñado
 que se cure de mal intencionado.

CRIADO: Otro de miserable.

MÉDICO: ¡Oh, triste! ¿Es rico?

CRIADO: Es dueño poseedor de gran tesoro.

MÉDICO: Llámale al miserable majadero,
 alcaide y dueño de su vil dinero;
 y porque no se afane el desdichado,
 le dirás, con palabras muy sucintas,
 que mire a un hijo suyo echando pintas.

CRIADO: Un farsante con tono viene enfermo.

MÉDICO: ¿[Un farsante enfermo] de tonecillo?
 Que se vaya a curar a Peralvillo.

CRIADO: Un hombre grave y de luegos, algo
 viene con calentura.

MÉDICO: ¿Luegos, algo
 con calentura? Tales bien se entienda,
 que no puede curar sin dejar prenda.

CRIADO: Otro que piensa que lo sabe todo.

MÉDICO: ¡Qué buena vida pasará el bellaco!
 Entre esa bestia, pues.

Entra el CORTESANO 2
 ¡Qué sabio mozo!
 ¿Sois vos quien todo lo sabéis?

CORTESANO 2: Lo mismo.

MÉDICO: Yo os probaré que no.

CORTESANO 2: ¡Qué gracia tiene!
 Eso, ¿cómo es posible?

MÉDICO: En la experiencia,
 ¿pensáis que todo lo sabéis?

CORTESANO 2: Sí, pienso.

MÉDICO: ¿Y sabéis que sois necio?

CORTESANO 2: En ningún modo.

MÉDICO: ¿Pues, veis cómo ya no lo sabéis todo?
 De mentecato prometí curaros;
 ya lo he cumplido. Andad con Dios.

CORTESANO 2: Escuche,
 ¿cómo sabré yo mucho?

MÉDICO: Ya os escucho:
 sabed cuán necio sois, y sabrás mucho.

Vase [el CORTESANO 2]


CRIADO: De bruja quiere una mujer curarse.

MÉDICO: No quiero aventurar mi medicina,
 que volverá a enfermar de cada día.

CRIADO: Otra de fea.

MÉDICO: Dile que se muera;
 y antes será mejor, si no es muy moza,
 curar de desdichado al que la goza.

CRIADO: Otra mujer de firme.

MÉDICO: No la esperes,
 que es nueva enfermedad en las mujeres.

Entra la FIRME


FIRME: ¡Ay!, ¡ay, señor doctor, con qué ansias vengo,
 que traigo de firmeza una apostema;
 que quiero a un hombre bien sólo por tema!

MÉDICO: Aunque tenéis un mal tan imposible,
 usad para sanar de firme al punto,
 y el pecho en que sentís desasosiego,
 con cualquiera mujer os unten luego.

FIRME: ¡Ay, mi señor doctor, ay doctor mío!
 ¿Para sanar una mujer de firme,
 no más que una mujer es necesario?

MÉDICO: Todo se ha de curar con su contrario.

FIRME: ¿Y si vuelvo a sanar y enfermo luego
 de mudanza y firmeza?

MÉDICO: Con vos misma
 os untad, y si os diere pesadumbre
 encomendadlo a Dios y a la costumbre.

FIRME: ¿Hay más insigne médico en el mundo?
 ¡Milagro! ¡Al gran milagro acudan todos!

Salen todos los del entremés y
MÚSICOS


MÚSICOS: ¿Qué voces éstas son, doña Quiteria?

FIRME: Que ya de firme me sanó este médico,
 a quien la vida y la salud consagro.

MÉDICO: La enfermedad, decid, que fue milagro.

MÚSICOS: Todos salud y vida le debemos.
 ¿En qué quiere el doctor que le paguemos?

MÉDICO: En que bailen un poco,
 y aquí podrá cantar.

FIRME: De buena gana.

MÉDICO: Vaya una letra, buena cortesana,
 que sea de lo bueno y excelente,
 como Joannes me fecit Benavente.

Cantan y bailan [los demás versos del
entremés]:

MÚSICOS: "Afuera, que va la niña,
 linda cara y pocos años,
 desatando nieve y rosas,
 con su donaire gallardo.
 Del tiempo y amor se ríe,
 que no ven sus ojos claros,
 ni del uno vencimientos,
 ni del otro desengaños.
 Date prisa niña, no tardes tanto,
 que un día y otro se hacen los años."

MÉDICO: "Y si ella lo duda,
 don Fulano del Tiempo,
 vengan arrugas."

MÚSICOS: "Ni en edad, ni en belleza,
 ni en gracia fíes,
 que también los de ochenta
 fueron de quince."

MÉDICO: "Y si ella lo duda,
 don Fulano del Tiempo,
 vengan arrugas."
 "De las damas de hogaño, ¿qué te parece?
 Capadillo, pues, jueguen con seis y siete.
 ¿Y las que se atapan en la comedia?
 Al rentoy, pues te muelen haciendo señas.
 A las viejas de hogaño, ¿qué las diremos?
 Setentona con guía, ni más ni menos.
 ¿Qué hace un viejo en casarse con mujer moza?
 Dejar leña encendida donde hay estopa."
 "Y si ella lo duda,
 don Fulano del Tiempo,
 vengan arrugas."

[FIN DEL ENTREMÉS
EL MÉDICO DEL ESPÍRITU]
















FRANCISCO JAVIER MARTÍN ABRIL [16.846]

$
0
0

FRANCISCO JAVIER MARTÍN ABRIL

Nace en Valladolid el 9 de enero de 1908.

Estudia Derecho en la Universidad, y terminada la carrera, enseña en este centro como profesor auxiliar y encargado de cátedra (Derecho Civil).

Gana la oposición de secretario de la Administración de Justicia, pero pide la excedencia para dedicarse a la literatura y al periodismo.

Ha sido director del Diario Regional (1939-1952) y de Radio Valladolid (1937-1962). Ha realizado programas en T.V.E.

Colaboró en numerosos periódicos nacionales: Ya, La Vanguardia, La Gaceta del Norte, etc. En las décadas de 1970 y 80 colabora con El Norte de Castilla.

Dió numerosas conferencias en España y en el extranjero.

Académico de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción (1948), académico correspondiente de la Real Academia Española (1986) y socio de honor del Ateneo de Valladolid (1988).

Fue galardonado en 1941 con el premio periodístico Mariano de Cavia, en 1961 también con el Nacional de Periodismo Francisco Franco y en 1989 con el Francisco de Cossío de periodismo, convocado por la Junta de Castilla y León. En 1966 recibe el premio de poesía Ciudad de Valladolid.

En 1972 calculaba el propio autor (en Quince poetas vallisoletanos) que había escrito unos 40.000 artículos periodísticos y más de 20 libros de prosa y verso.

Fue el periodista, el ensayista y el cronista por antonomasia de la vida vallisoletana. Hay una estrecha comunicación entre su producción periodística y poética: ambas son una transcripción del instante que vive el escritor. Sitúa siempre su "yo" en el centro de su escritura, y desde allí otea todo: el panorama cultural vallisoletano, el fluir de su vida, sus recuerdos, sus nostalgias, sus manías… El lector le lee como a un amigo que le refleja y le expresa, puesto que su "yo" es esencialmente amable, bondadoso y cultivado.

En poesía escribió Violetas mojadas, Romancero guerrero, Castilla y la guerra (poema), Luna de septiembre. Poemas del niño, de la novia y del hombre, Libros en galeradas, Poema de Valladolid, Romance de la muerte de Manolete, Cancionero, Ahora y siempre, Nostalgia en la Meseta y Canciones de la tarde.

En cuanto al ensayo, tenemos El jardín entrevisto, Día tras día (Ensayos y croniquillas), El poeta y su mundo, Cartas a una novicia, Humo, Album (Crónicas), Crónica desordenada, La pequeña palabra, Cada mañana (Crónicas y artículos).

En narrativa, Así es mejor y Un hombre bueno (Cuento).

Y en teatro, Él y ella (comedia inédita).

Murió en Valladolid, el 25 de diciembre de 1997.





La fuente, las acacias y la escuela

Una fuente y cinco acacias
en la plaza del lugar.
El vientecillo del mar
riza las melenas lacias
de los niños al pasar.
«Dos por dos, cuatro; y dos seis».
Monotonía de escuela
que se enreda en la plazuela
como un hilo que no veis.
«Dos por ocho, dieciséis...»
Así, al compás del cantar
dulce y claro de los niños,
van muriendo los cariños
del verano. Por el mar, 
en un velero de espuma,
se va acercando la bruma
del otoño del lugar.





Fragancias

A veces las fragancias se parecen a los sueños,
Multicolores, frescas, densas, pletóricas
De vidas imposibles, colmadas de profusas fantasías.
Viven en todos los sentidos, despertando
Sensaciones adormecidas desde antaño
En un rincón del cerebro primitivo.
Aparecen cabalgando en un brioso corcel
Hecho de música,
Flotando vaporosas en las resplandecientes
Luminiscencias de la aurora,
Sorteando los embates marineros,
Enredadas en las jarcias de un velero retador...
Duermen en el tacto cálido y sedoso de una piel,
Que envuelve un mundo de pasiones
Desbordadas.




A ESPAÑA

Arrastrando la cruz de tus dolores
como la sombra de una gloria muerta,
mendigabas salud de puerta en puerta
sedienta de divinos resplandores.

Pero un día, cornetas y tambores,
cuando tu muerte parecía cierta,
tocaron a victoria y en tu huerta
saltó la vida en inmortales flores.

Bosques de Garcilasos soñadores
vigilan con afán el nuevo día
presos en el airón de dos colores.

Y hay un temblor de gracia y poesía
sobre el martirio precursor de amores,
que España es otra vez luz y alegría.














HERMENEGILDO MARTÍN BORRO [16.847]

$
0
0
Hermenegildo Martín Borro

Hermenegildo Martín Borro (Cebreros, Ávila, España, 13 de abril de 1900, Ávila, España, 14 de agosto de 1985) fue un poeta español, tiene nueve libros publicados.

Nace el 13 de abril de 1900 en Cebreros, Ávila. En 1914 se traslada a Madrid y en 1922 se incorpora al servicio militar y es destinado a Marruecos, donde permanece otros dos años.

Entre 1928 y 1932 realiza un largo viaje por Latinoamérica residiendo en varios países, entre ellos Venezuela y Argentina, durante el viaje se multiplica su producción literaria.

De vuelta a España, y tras la Guerra Civil, colabora en varias revistas junto a escritores como Cela o Aleixandre.

Entre sus obras destacan: "De Madrid a Caracas", "Mi río ya no es mi río", “Paisaje y Espíritu”, “Dando mis besos al aire” y “Enamorada cumbre”.

A partir de 1950 recibe varios homenajes en Ávila y Madrid junto a otros escritores de su generación.

Muere el 14 de agosto de 1985, y es enterrado en Cebreros.

En Cebreros, una placa en su honor le recuerda en su casa familiar. El instituto de Secundaria de Cebreros lleva su nombre.




Mi río ya no es mi río

Mi río ya no es mi río,  
¡lo cazaron entre montes  
en el puente del Burguillo...! 
Desde lo alto del puerto, 
tiritando bajo el frío 
de la cruda Paramera, 
¡cuánto lo admiré de niño...! 
Era para mí aquel ámbito 
de mi patria un paraíso 
templado, con sus frutales, 
sus viñas y sus olivos; 
y en la urna de sus verdes 
la hoja de plata del río... 
Ya no es sonoro mi Alberche; 
mi río ya no es mi río...












.


JUAN MARTÍNEZ VILLERGAS [16.848]

$
0
0

Juan Martínez Villergas

Juan Martínez Villergas (Gomeznarro, Valladolid, 1816 - Zamora, 1894), escritor, poeta satírico, periodista y político español.

De vacilantes ideas predominantemente republicanas, pero conservadoras y nacionalistas, sufrió la cárcel y la habitual persecución ideológica de los identificados con el Partido Demócrata durante el régimen bipartidista establecido por Antonio Cánovas del Castillo, aunque distintos periodos de distensión le permitieron publicar bastantes obras; hacia el final de su vida fue expulsado del partido republicano. Atacó la regencia única del general Baldomero Espartero en El baile de las brujas (1843), pero luego se volvió ferviente esparterista y dedicó a su enemigo el general Ramón María Narváez El baile de la piñata y Paralelo entre la vida militar de Espartero y Narváez (Madrid, 1851), quien, desde entonces, le guardó una auténtica ojeriza. Varios políticos moderados además se la tenían jurada por Los políticos en camisa. Aunque fue defendido con brillantez por Francisco Salmerón, hermano del filósofo Nicolás el 2 de octubre de 1851, fue encarcelado y desterrado a París en 1852. Espartero lo nombró cónsul en Newcastle (1855), y O'Donnell, temeroso de su ácida pluma, de Haití, pero Narváez lo desituyó. Entonces marchó a Cuba (1857), a México (1858), a Cuba otra vez (1859) y visitó además Francia, Inglaterra y los Estados Unidos.

En Cuba fundó el periódico El Moro Muza (1861-1871), de larga aunque intermitente vida, desde el que atacó a los separatistas. Vuelto a España desde 1871 a a 1874, fue elegido diputado a Cortes por el partido republicano. En Buenos Aires (1874-1876) publicó el semanario Antón Perulero (1875) y sostuvo una polémica con Juan María Gutiérrez, quien hizo resaltar el mal republicanismo y conservadurismo real de Villergas; también se enfrentó con el ensayista antiespañol Domingo Faustino Sarmiento en Sarmenticidio (1853). En Perú trabó sin embargo amistad con Ricardo Palma y regresó definitivamente a España en 1889.

Obra

Fundó sobre todo publicaciones satíricas y festivas de vida muy corta a causa de la censura y las denuncias; fuera de las ya mencionadas, El Tío Camorra (1847-1848), Jeremías, Don Circunstancias (1848-1849), Patifiesto (1854, contra María Cristina) y La Nube. También colaboró con artículos críticos y poesías burlescas en revistas como El Látigo, La Charanga, Fray Junípero y La España Moderna, entre otras. Publicó unas Poesías jocosas y satíricas (1842) cuyo contenido fue modificando en las cuatro ediciones posteriores, suprimiendo los ataques personales a que era tan aficionado. La censura se ensañó con sus textos y constituyó uno de los autores de la lista negra de la revista oficial La Censura. Murió en la pobreza e ignorado por el público, aunque su obra se revaloriza constantemente por su ingenio y sus cualidades de escritor costumbrista. Utilizó los seudónimos de El Tío Camorra, Don Emilio, Don Circunstancias, El Tambor Mayor, El Moro Muza y Antón Perulero.

En su escasa obra dramática destaca la parodia teatral con piezas como Los amantes de Chinchón, con Miguel Agustín Príncipe, Gregorio Romero de Larrañaga, Asquerino y Estrella, El ciego de Orleans, Ir por lana y volver trasquilado (1848), El padrino a mojicones, Cada loco con su tema, El asistente y Palo de ciego. Una de las constantes de su producción es la sátira de actitudes románticas como el suicidio por amor, los raptos y fugas de amantes, los duelos y las conductas demasiado "literaturizadas", acercándose a veces al esperpento valleinclanesco. Su 'vis cómica y su talento para encontrar el lado ridículo de los hechos posee una elaboración literaria superior a la de obras semejantes igualmente eficaces de sus contemporáneos Salvador María Granés y Gabriel Merino.

Como narrador escribió La vida en el chaleco (1859), una novela muy autobiográfica. Los misterios de Madrid. Miscelánea de costumbres buenas y malas, con viñetas y láminas a pedir de boca (1844) es una obra inspirada en la novela por entregas Los misterios de París de Eugenio Sue. En Los espadachines (Madrid: Imp. de la Victoria, 1869) condena el duelo.

Cultivó la crítica literaria en Poetas españoles contemporáneos (1854). En esta obra considera al Romanticismo no sólo una revolución literaria sino social. Valora a Larra como único maestro de la crítica junto a Quintana. Admira a Bretón de los Herreros y ataca a Antonio Gil y Zárate. Estima en poco al Duque de Rivas, a José de Espronceda y a José Zorrilla.



Los siete mil pecados capitales
Juan Martínez Villergas


Prólogo

Ya creo oír decir a los eternos descontentos, a los que todo lo  murmuran sin más motivo ni licencia que su capricho: -«¿Y es ésta la  obra que esperábamos ansiosos con el pomposo aliciente que ofrece el  nombre de siete mil pecados capitales?»
Y yo respondo: -Sí señores, ésta es la obra, y aunque ninguna  obligación tengo de contestar a preguntas necias, voy a satisfacer  la curiosidad de Vds., se entiende, de los que van como con candil  en la mano a buscar el origen del nombre de mi obra, con tanta  paciencia como los locos buscan la cuadratura del círculo. Yo he  bautizado a mi obra con el nombre de Siete mil pecados capitales:

1.º Porque así cumple a mi voluntad.
2.º Porque siendo yo en este bautizo padre, padrino, cura y  sacristán, todo en una pieza, puedo poner a la criatura el nombre  que me dé la gana.
3.º Por sobrepujar a Eugenio Sue que ofreció hace un año la  miseria de siete pecados, y todavía no ha parecido el primero, en  tanto que yo doy la friolera de siete mil, antes que el autor  francés, habiéndolos anunciado mucho después. Y digo  sobrepujar a Eugenio Sue, porque ya ven Vds. la diferencia inmensa  que va de siete a siete mil. A esto se me podrá contestar que los pecados de Eugenio Sue van a ser más gordos que los míos; pero yo  replicaré que los míos son en mayor numero, y lo que no va en  lágrimas va en suspiros; o como decía el otro: -«¿Cómo vamos, Señor  D. Fulano?» -«Ya no me da tan fuerte pero me da más a menudo.»
4.º Esta obra vendrá a tener sobre poco más o menos unos siete  mil versos, y como que cada verso mío puede considerarse como un  pecado capital, siete mil versos, a pecado capital por verso, son  siete mil pecados capitales; salvo error de suma o pluma.
Estas son las razones que he tenido para bautizar el chiquillo  del modo que lo he hecho; pero todo ello importa poco; lo que yo  deseo es que el público acoja con benevolencia mi colección  de poesías festivas, y Cristo con todos, porque lo demás es  verdaderamente una cuestión de nombre. 


A los censores

O los sublimes primores 
mostrad de vuestro talento,
o punto en boca, censores;
obras, obras son amores,
todo lo demás es cuento.

Bien sé cuando voy a hablar
que os debo ser antipático;
mas ya me tiene a matar
tanto inexperto escolar
con humos de catedrático.

Ya que la tizona vibre,
súfranla los que la quieran;
pero a mí, dejadme libre;
porque eso no lo toleran
los hombres de mi calibre.

El que se meta en lo ajeno
con aire de profesor
pueda decir sin rubor,
eso es malo o eso es bueno;
pero yo lo hago mejor.

Pues son por muchas razones,
visto de cerca o de lejos,
extrañas aberraciones
que quiera darnos lecciones
quien debe tomar consejos.

Es raro que tanto maula
muestre tesoro tan pingüe,
cuando debiera ir al aula.
Perdonadme el lapsus linguae,
iba a decir que a una jaula.

Yo comprendo cuando adverso
refunfuño, rezo y rifo,
que para hacerle perverso,
no basta medir un verso
con el compás de Rengifo.

Y nunca dudé, señores,
que si tales cuchufletas 
produjeran trovadores,
dejarais de ser censores
con tal de haceros poetas.

Aquí está todo el resumen;
que bien ese afán se entiende
de ostentar estro y cacumen:
por vuestra desgracia el numen
ni se compra ni se aprende.

Pero ya que vuestra mente
del genio que ofusca y vuela
seguir no puede el torrente;
a hincarle se atreve el diente,
y esto, a lo menos, consuela.

Cuando escucharos me toca,
de frío sudo. ¡Dios mío!
Mas ¿qué dije? Punto en boca,
que esto de sudar de frío
es una antítesis loca.

Mis propios ojos con pasmo
contemplan vuestros antojos;
pero... ceda el entusiasmo,
que esto de mis propios ojos
es un atroz pleonasmo.

Aunque los crudos rigores
menospreciéis de mis befas,
me choca veros, censores, 
con ojos exploradores,
a caza de sinalefas.

¿Y no será tontería
que siendo un cuadro completo
de belleza y bizarría,
pierda su gracia un soneto
por una cacofonía?

Al ripio asaltáis cual lobos
y al robo os hacéis los bobos;
no convengo en el principio,
porque entre ripios y robos
lo menos malo es el ripio.

Pensáis de modo diverso;
mas ya entiendo el logogrifo.
Para vosotros un verso
ni es robusto ni perverso,
si no lo dice Rengifo.

Murmuráis dale que dale
de cada libro que sale,
y yo diré por respuesta
que apreciarais lo que vale
si supierais lo que cuesta.

Y pues vuestras plumas son
tan crudamente sanguíneas,
ahí las doy buena ración
en esta improvisación
con más defectos que líneas.

Pero merece la pena
de oírse lo que os anuncio:
si alguien sin razón me truena,
no hay remedio, me pronuncio
y anda la marimorena.

Y una vez y veinte y ciento,
queridísimos censores,
os diré como lo siento:
obras, obras son amores,
todo lo demás es cuento.


Epigramas

A una cátedra Simón
hace oposición, y creo
que colmará su ambición;
pues no es el primer empleo
que pesca la oposición.

---

Un confesor que Pilar
llena de entusiasmo ensalza,
a la virgen del Henar
mandó que fuera descalza.

Y en efecto allá se fue
por cumplir su penitencia
descalza de pierna y pie;
pero fue en la diligencia.




Romance histórico
Leído en el Instituto Español en la noche del 25 de junio de 1811.

En un lugar, a tres horas
del papamoscas de Burgos,
había un padre muy bestia
que tuvo un hijo muy bruto.

Pero los dos tan zopencos
que muchas veces el vulgo,
sin reparar las edades,
tomó el otro por el uno. 

Tales padres tales hijos,
dijo el papá al ver su fruto,
que a no nacer tan mostrenco
dudara que fuera suyo.

Y en pensarlo fue dichoso;
mas yo no le alabo el gusto,
porque una oveja muy clara
pare un cordero muy turbio.

A ser aspiraba el mozo
un abogado profundo,
y cumplió los veinticinco
sin dedicarse al estudio.

Por fin al cabo de un año
de meditación y ayunos,
y reprensiones del dómine
que rayaban en insultos;

aprendió mi buen manzámpulas
con admiración del mundo,
del catecismo de Astete
hasta las comas y puntos.

En las cuentas quedó siempre
tan atrasado el cazurro,
que apuntaba seis, sumando
tres hombres con dos besugos.

Pero calculando el padre
por la estatura el discurso,
mandó a su nene a la corte
a proseguir sus estudios.

Entró en la corte el mancebo
luciendo su cuerpo curro,
con el gabán abrochado
el veinticinco de julio.

Cada vez que de su pueblo
venía a Madrid alguno,
tenía carta del padre,
lo cual apreciaba mucho.

Y aunque en perversos palotes,
con letras como almendrucos,
la contestación firmaba
toda de su letra y puño.

Pero pasaron seis meses
sin que paisano ninguno,
como un tiempo visitara
de esta capital los muros.

Y así la correspondencia
tuvo que cambiar de rumbo,
y fiaron al correo
ambos los secretos mutuos.

Sin duda nuevas vinieron
a Madrid de mucho bulto,
cierto día que en correos
todo era gresca y barullo.

Mas no fue que de la España,
se pronunciara algún punto
por república aristócrata,
o popular estatuto.

Fue que una carta venía,
de la que fue patria un día
de las babuchas del Cid,
y cuyo sobre decía:
«Para mi hijo, en Madrid.»

Esto sólo era la causa
del destemplado murmullo:
unos decían «¡Qué estólido!»;
otros decían «¡Qué estúpido!»

Cuando a la ventana dieron
dos golpes morrocotudos
y volvió, mal que pesara,
la gravedad a su punto.

Abrieron la ventanilla
y vieron un mozo esdrújulo,
que tenía siete cuartas
desde la cabeza al muslo.

El cual, con perdón de ustedes,
iba comiendo un mendrugo,
vestido de cortesano,
muy elegante y muy pulcro.

Quedó encarado en la gente,
cerca de cinco minutos,
y dijo con mucha calma
después de hacer un saludo:

«¿Tengo carta de mi padre?»
-Y sin pararse un segundo
le dio el oficial la carta;
diciendo con ceño adusto:

«No soy ducho en acertijos;
pero aquí no cabe plagio;
tenga usted, que hay datos fijos;
pues como dice el adagio,
tales padres, tales hijos.» 

---

Tomó la carta el mancebo
muy contento de su triunfo,
y leyó lo que yo a ustedes
copiaré punto por punto. 

---

«Cuatro cartas te he escribido
con esta, querido Andrés;
y esta la pongo aburrido
de no haber aún recibido
contestación más que a tres.

Quizá no llegue a ese centro;
mas yo que soy viejo verde
y a todo remedio encuentro,
por si acaso esta se pierde
te incluyo una copia dentro.

Que estés gordo no me asusta,
aunque tal vez no te sacias
de Pepas y Bonifacias;
mas dime si eso te gusta:
mi salud buena, a Dios gracias.

Este papel borroneo
por saber con amplitud,
si estás en ese recreo,
con la completa salud
que yo para mí deseo.

Aquí estamos mal, amigo;
pero por más que me incites
de patria nada te digo,
pues no quiero que visites
la casa de poco trigo.

A mí nada me contrista;
siempre del que manda soy,
que acá el que tiene no chista,
y yo me hallo el día de hoy
más rico que un contratista.

No temo rayos ni truenos
como los temí otras veces;
pues veo auspicios tan buenos,
que pienso coger lo menos
dos celemines de nueces.

Si de una heredad sembrada,
en terreno de Betanzos,
no cojo esta temporada
tres fanegas de garbanzos,
creo que no cojo nada.

Ya ves si puedo andar mal;
y no presumas que es todo
riqueza territorial:
yo me alegro en cierto modo
de que algo sea industrial.

Tu mamá, que es en el mundo
el imán de mis hechizos,
el día de San Facundo
me dio a luz cuatro mellizos,
ya ves si el año es fecundo.

Víctima la vi segura
de los médicos bolonios; 
pues tal fue su calentura,
que si no lo impide el cura
se la llevan los demonios.

Y me echo al pescuezo el nudo
si deja su cuerpo yerto
de la muerte el golpe crudo:
no porque ella hubiera muerto,
sino por no verme viudo.

Pues ¿dónde el hombre halla goce
sino en la mujer querida?
La mujer es nuestra vida;
ninguno la reconoce
hasta que la ve perdida.

La dio en el parto un temblor,
y dijo, arrugando el gesto,
que no volverá su amor
a sufrir tanto dolor...
hasta otra vez, por supuesto.

Adiós y vive en tus glorias;
yo entiendo que allá y aquí
nadie sabrá mis historias;
pero da a todos memorias
los que pregunten por mí.

Por inútil no diré
que está a tu disposición 
este que desea, a fe,
verte pronto el corazón,
tu padre querido... A. P.»

Posdata.

«Y firmo con iniciales
no abran esta carta mía,
y me echen a los canales;
pues sabes que hay en el día
cosas muy originales.

No es tu talento tan largo
que entienda de aes ni pes.
Te lo diré, sin embargo,
para tu gobierno, Andrés;
pero... el secreto te encargo.

¿Yes la A donde firmé,
que es la del lugar primero?
Pues Antón decirte quiero
y Perulero en la P;
total, Antón Perulero.

Chico, tu silencio me harta;
escribe aunque no te cuadre:
mas si algo tu pluma ensarta
para guiar bien la carta,
pon solamente 'A mi padre'.»

Y aquí se acabó la carta
y aquí el romance concluyo,
que bien habrá molestado
por eterno y por insulso.

Mas si he cansado, aprovecho
el buen asonante en uo,
para pedir mil perdones
al salón del Instituto.




El espíritu de contradicción

LETRILLA

Busca Don Rufo
tres pies al gato,
tres pies le busca
y él tiene cuatro.

Tiene el buen hombre
caprichos raros,
como los viejos
y los muchachos.

Gasta brasero
todo el verano,
y usa en diciembre
calzones blancos.

Porque es un genio
tan condenado,
que le enamora
todo lo extraño

Busca Don Rufo
tres pies al gato,
tres pies le busca
y él tiene cuatro.

Compra en la tienda
lo malo y caro;
pues nada quiere
bueno y barato.

Si le saludan
le lleva el diablo,
y da las gracias
por un sopapo.

Piensa con hielos
tomar los baños,
aunque reviente
de un constipado.

Busca Don Rufo
tres pies al gato,
tres pies le busca
y él tiene cuatro.

¿Ve una tragedia?,
ríe el zanguango.
¿Viene el sainete?,
ya está llorando.

Cuando hay un baile
va cabizbajo
y está en la muerte
sólo pensando.

Pero le llevan
al campo santo
y allí deshecho
baila el fandango.

Busca Don Rufo
tres pies al gato,
tres pies le busca
y él tiene cuatro.

Ya de opiniones
con él no trato,
porque de fijo
somos contrarios.

¿Del despotismo
murmuro y charlo?
Pues él le llama
gobierno santo;

mas si a sus filas
luego me paso;
se hace un furioso
republicano.

Busca Don Rufo
tres pies al gato,
tres pies le busca
y él tiene cuatro.

Hasta en su casa,
¡qué estrafalario!
Todos los chismes
tiene trocados.

Bebe en cazuela,
come en un vaso,
en una alcuza
sorbe el tabaco;

en la cocina
tiene el piano,
y en una alcoba
cuece el guisado.

Busca Don Rufo
tres pies al gato,
tres pies le busca
y él tiene cuatro.

Sabe que chicas
guapas buscamos;
que a un tiempo tengan
belleza y garbo.

¿Qué hace el maldito?
Se ha enamorado
de una chubasca
de tres al cuarto.

Ancha de arriba
como de abajo;
tuerta de un ojo,
belfa de un labio.

Busca Don Rufo
tres pies al gato,
tres pies le busca
y él tiene cuatro.

Ya no le sufro,
ya no le aguanto,
que con su genio
me va cargando.

Me da dos coces
cuando le halago;
calla si chillo,
chilla si callo.

Si digo bueno
dice que malo;
si digo berzas
dice que nabos.

Busca Don Rufo
tres pies al gato,
tres pies le busca
y él tiene cuatro.






El tambor

Llenos de vino los cueros
y harto el ombligo de pan,
vamos al campo guerreros:
¡Ra-cataplam-param-plam!!!
---
Ganemos en guerra cruda
de victoria la guirnalda,
y demos al que no acuda
cuatro almendras por la espalda.

El que cobarde se asombre
de mi redoble al compás,
tendrá pantalones de hombre
y de mujer lo demás.

¿Quién al ruido del tambor
de entusiasmo no se inflama?
¿A quién no punza el honor
cuando la patria le llama?

Ya en patrio fuego abrasados
los corazones están.
¡Cataplán!
y sus atroces pecados
los contrarios purgarán
¡ra-cataplán!!
¡Al combate, batallón,
marchen, arma a discreción...!!
¡Ra-cataplam-parram-plam!!!
---
La sangre en las venas arde,
paso de camino y largo;
y haga el que llegue más tarde
veinte guardias de recargo.

¡Ay! Ya el enemigo avisa
que no le habéis de alcanzar 
porque tiene mucha prisa
y no nos quiere esperar.

¿Quién de canguelo suspira?
¡Viva España! ¡Una canción!
-Tran larán-lán lará-lirá,
tran larán-lán larán-lón.

¡A la lid soldados fieros
y cúmplase nuestro afán!
¡Cataplán!
¡Al campo bravos guerreros
y arda troya, voto a san!
¡Ra-cataplán!!
Himnos entonad a España,
que ya el tambor acompaña.
¡Ra-cataplam-parram-plán!!!
---
¡Vive Dios! ¡Con qué donaire
huye el enemigo perro;
como águilas por el aire,
como liebres por el cerro!

Corramos nosotros más,
y ande la lanza y cañón.
¡Tente canalla! ¡zis! ¡zas!
¡Pam! ¡pim! ¡pum! ¡Pomporrompom!!!!

Que ni uno solo se vaya
del monte por la espesura.
¡Leñazo y corra en Vizcaya
un Ebro de sangre impura!

¡Ah! De la vida reniego
si de mis garras se van.
¡Cataplán!!
¡Preparen! ¡Apunten! ¡Fuego!
¡Qué lástima de alquitrán!
¡Ra-cataplán!!
Dan de rendición la seña,
no haya cuartel: ¡Leña! ¡Leña!
¡Ra-cataplam-parram-plam!!!!

Aquí expira un ciudadano.
¡Soldados! Saña y valor.
Los lamentos del hermano
den al hermano rencor.

Ya el ruin enemigo cede,
quiere perdón el pipiolo.
¡Duro en ellos y no quede
para contarlo uno solo!

Cantemos que ya respira
de alegría el corazón.
Tran larán-lán lará-lirá,
tran larán-lán larán-lón.

Vamos, bravos de contino
a descansar de este afán.
¡Cataplán!
Con diez leguas de camino
según dice el capitán:
¡Ra-cataplán!!
A Dios cerros y escarpadas;
hasta otra vez, camaradas.
¡Ra-cataplam-parram-plam!!!!

Hoy no hay prisión ni recargo.
¡Sus! ¡A dormir batallón!
Paso de camino y largo.
¡Marchen! ¡Arma a discreción!

Ya la aldea se alborota,
ya la patrona nos llama
para compartir, patriota,
sus manjares y su cama.

No tendremos desafío
por eso niña de Dios.
Bien está; lo mío mío,
y lo tuyo de los dos.

Ya piden vino los cueros,
ya quiere el ombligo pan.
¡Al rancho! ¡Al rancho guerreros!
¡Ra-cataplam-parram-plán!!! 







El pobre Lázaro

Andaba Lázaro en Móstoles
a puros ayunos lánguido,
y quiso llenar su estómago
del indispensable fárrago.

Pidió la mano de Mónica
por afición al metálico,
y donde pensó ver águilas
halló solamente pájaros. 

¿Por qué de su suerte pícara
reniega el pobre gaznápiro,
si ya en la pila pusiéronle
Lázaro, Lázaro, Lázaro?

Dame de comer, estúpida,
decía armando un escándalo.
Mira que soy de hombres célebres,
vástago, vástago, vástago.

Y no pudiendo paupérrima
corresponder a este cántico,
la daba con mano pródiga
látigo, látigo, látigo.

Acostábase colérico,
la paz firmaba en el tálamo,
y se levantaba el mísero
pálido, pálido, pálido.

Porque era su temple frígido
y helado como un carámbano,
y era de Mónica el ímpetu
cáustico, cáustico, cáustico.

Y si él decía pacífico:
tácito, tácito, tácito,
ella contestaba impávida:
rápido, rápido, rápido.

Y como tras de las réplicas
venían momentos plácidos, 
echaba a pares la zángana
zánganos, zánganos, zánganos.

Mil veces el antropófago
lloraba como un Heráclito,
por no haber carne ni líquido
báquico, báquico, báquico.

Si para el domingo próximo
fundaba esperanzas cándido,
se le frustraban el último
sábado, sábado, sábado.

Bien para lucir gastrónomo
quisiera ser archipámpano,
o tan siquiera en lo clérigo,
diácono, diácono, diácono.

Mas Dios con el lazo cónyuge 
le dio un enjambre satánico,
sin dar para sus mandíbulas,
rábanos, rábanos, rábanos.

Siendo cero en lo científico,
siendo en las letras un bárbaro,
sin ser en el arte bélica
táctico, táctico, táctico;

tomó su trabuco intrépido,
y fue en los incultos páramos
el más atroz y carnívoro
vándalo, vándalo, vándalo.

A cuantos halló malévolo
dijo con aire magnánimo:
«Si tienes oro magnífico,
dámelo, dámelo, dámelo.»

Ellos lo daban con lágrimas
entre sí diciendo estáticos.
¡Así te picara un pérfido
tábano, tábano, tábano!

Hasta que el anzuelo rígido
le prendió de un juez seráfico,
que le dijo: ¿Tienes débitos?
Págalos, págalos, págalos.

Y en recompensa a sus crímenes
le puso el verdugo impávido,
para apretarle las vértebras,
cáñamo, cáñamo, cáñamo.

Mucho sufrió luego su ánima
que os dijera ¡voto a chápiro!
Mas por no cansar al prójimo,
cállolo, cállolo, cállolo.






Respuesta a una carta
De mis amigos D. Eduardo Asquerino y D. Mariano 
Urrabieta.
Medina del Campo 14 de abril de 1844.

En la primera cuarteta
Villergas saluda fino
a Urrabieta y Asquerino,
a Asquerino y a Urrabieta.

Y no os disputéis jamás5
la preferencia del puesto,
pues ya sabéis que «atrás esto»
es lo mismo que «esto atrás.»

Más alegre que hombre chispo,
y esto en mí no es maravilla,
me tenéis en esta villa
pasando vida de obispo.

Soy de mis caprichos dueño
y sin pensar en mañana,
cómo, cuando tengo gana,
duermo, cuando tengo sueño.

Disimuladme si apático
respondo a vuestro papel,
pues cosas decís en él
que me dejaron estático.

Mas tanto de acá, sin mónita,
diré si me da la gana,
que a la gente cortesana
la puedo dejar atónita.

Es la gente de esta tierra
tan pertinaz y tenaz,
que cuando quiere la paz
es porque no quiere guerra.

De estos buenos habitantes
quien más trabaja más suda:
al que suda Dios le ayuda
y también sus semejantes.

Que aunque hay vagos estafermos
he visto ayudar y aprisa, 
los monaguillos a misa
y el doctor a los enfermos.

Se olvidan las etiquetas,
se olvida cualquiera enojo;
pero casi a ningún cojo
se le olvidan las muletas.

Abundan locos sin tasa
y bobos hay otros tantos,
mas ninguno tira cantos
al tejado de su casa.

En esta tierra es de fe,
no lo tengáis por mentira,
si ve menos quien más mira,
quien más mira menos ve,

desde el noble al pisaverde
que a jugar al monte acierta,
si halla la contraria en puerta
cuanto más pone más pierde.

Aquí el que no grita clama,
y el que no clama vocea,
y el que no brinca patea,
y el que no llora no mama.

Los malos y los peores
quieren que ande el diablo suelto,
y es porque a río revuelto...
ganancia de pescadores.

¡Qué encontrados pareceres!
En fin, ¿qué tal andará
cuando los hombres acá
se casan con las mujeres!

No son cuestiones de nombres
las rarezas que aquí pasan;
ya veis, en Madrid se casan
las mujeres con los hombres.

Cuando se toca a pagar
la contribución nefanda
nadie sabe por donde anda
para sumar y restar.

Pero si les dan dinero
todos saben dividir,
y en vez de medio partir
quieren partir por entero.

Cuando alguno con ahínco
a echar cuentas me importuna,
con decir «cuatro más una»
le digo cuantas son cinco.

Y tened por cosa cierta
que siempre que hablar me toca
los que no cierran la boca
me oyen con la boca abierta.

A imitación de Marica,
la del refrán castellano,
aquí todo ciudadano
se rasca donde le pica.

Limpian las gentes magnánimas
el polvo con el cepillo,
menos el ruin monaguillo
que éste limpia el de las ánimas.

Y todos a troches moches
dan con muchas cortesías
de día los buenos días,
de noche las buenas noches.

Los jardines tienen plantas
y dan peras los perales,
nueces hay en los nogales
y también en las gargantas.

Abur, que me canso ya,
si Dios quiere nos veremos,
y si acaso no nos vemos...
hasta el valle Josafá.

Y sin gastar mas saliva 
mil memorias os encajo
a Carabanchel de abajo
y a Carabanchel de arriba.

Mientras Dueros y Pisuergas
corre como un azacán,
Villergas Martínez Juan
o Juan Martínez Villergas. 






Epigramas

Jura Blas por San Miguel
no llevar coche jamás,
pero es porque quiere Blas
que el coche le lleve a él.

---

Juega a las damas constante
mi vecino don José.
Ayer le dije «¡Ah tunante!
Con qué ganas come usted»
y él respondió... «Soy cesante.» 






Guapas y feas

Ninguna al nacer bonita
supo su gracia quizás,
y ninguna nace fea
por su propia voluntad.

Y unas y otras, sin saberlo,
por su cara nada más,
vienen al injusto mundo
a padecer o gozar. 

La mujer que nace fea,
Dios la dé su santidad,
que aun con esto la diremos
imagen de Satanás.

La mujer que nace hermosa,
aunque de genio infernal,
no hay quien no la haga, rendido,
suprema divinidad.

¿Y ella qué méritos tiene
para diferencia tal?
¿Y qué delitos la fea
que tanta pena la dan?

Yo bien sé que al elegir
cuando venimos acá,
pudiendo ser Serafín
ninguno fuera Caifás.

¿Qué culpa tenemos todos
de que el papá o la mamá
pensaran al construirnos
en algún orangután?

Y eso que yo no soy fea,
si he de decir la verdad;
seré feo y no es lo mismo
feo con o que con a.

Pero volviendo, señores,
al asunto principal 
que es tratar en las mujeres
de hermosura y fealdad.

Si una fea viste bien
dicen que la sienta mal.
Mona vestida de seda
la llaman por donde va.

Y una bella de trapillo
a todos nos da que hablar,
y hallamos más elegante
la indiana que el tafetán.

Cuando una hermosa sonríe
nos figuramos mirar
una tan alta sonrisa
que es sonrisa celestial.

Y si una fea se ríe
decimos sin caridad:
«¡Jesús qué boca tan grande!
¡Cabe dentro medio pan!» 

Si una bella vierte lágrimas,
¡oh corazón singular!,
¡oh virgen de Rafael!,
¡oh ternura angelical!

Una lágrima que rueda
por sus mejillas  no más,
aun tiene más poesía
que un libro de Chateaubriand.

Y cuando llora una fea
no se la puede mirar,
y acaso nos causa risa
su desventura fatal.

A una fea nadie llega
o pasa sin saludar;
una bonita no sale
sin un enjambre detrás.

Así son todos los hombres
y es lo más original,
que yo también soy así
sin poderlo remediar.





FRAY ÍÑIGO DE MENDOZA [16.849]

$
0
0

Fray Íñigo de Mendoza


Fray Íñigo de Mendoza (Burgos, 1425 - Valladolid, 1507) fue un escritor y poeta español del prerrenacimiento, perteneciente a la lírica cancioneril castellana.

Era hijo de Diego Hurtado de Mendoza y Juana de Cartagena. Se cree que nació en Burgos, aunque no hay modo de saberlo con certeza; era bisnieto de Juan Hurtado de Mendoza "el Limpio", mayordomo mayor de Juan II, nieto de Juan Hurtado de Mendoza (prestamero mayor de Vizcaya), sobrino nieto de Ruy Díaz de Mendoza (mayordomo mayor también de Juan II) y sobrino lejano del Marqués de Santillana. Por su rama materna descendía de judíos conversos.

Franciscano, fue uno de los poetas predilectos de Isabel la Católica, de quien era limosnero y predicador; su carácter desenvuelto, su vena satírica y su privanza cortesana le causaron muchas envidias y enemigos y no pocos detractores. Supo entroncar en la vena culta la inspiración popular y revalorizar el romance, que, según su homónimo el Marqués de Santillana, era propio de la gente "de baxa e servil condición", y llevarlo a su valoración justa. Sus enemigos llamaron a fray Íñigo de Mendoza "frayle revolvedor e fortunado en amores", y el trovador Vázquez de Palencia se atrevió a decir a una dama que se interesaba por la obra del fraile:


Este religioso santo,
metido en vanos placeres,
es un lobo en pardo manto;
¿cómo entiende y sabe tanto
del trato de las mujeres?


No fue rígido observante de sus votos; incluso es autor de dos poemitas eróticos y se le atribuyen algunas anécdotas picantes; una de ellas es la frase "no es harta desventura la que tenemos los frailes, que vemos a nuestros hijos en brazos de vuestras mujeres y no les osamos hablar"; se non e vero, e bene trovato. Sin embargo, la mayoría de los versos conservados del franciscano son severos, honestos y de recta intención. Se retiró de la Corte en 1495 al convento de San Francisco de Valladolid. Vivo aún en 1502, se supone que muere en 1508.

Su obra principal son las Coplas de la Vita Christi, escritas en décimas no espinelas, es decir, en quintillas dobles. Su primera versión es probablemente de 1467-68, y hay una segunda; la tercera se imprimió en 1482. En este proceso el autor sometió a una fuerte autocensura su crítica del reinado de Enrique IV, como demuestra la edición crítica de Julio Rodríguez Puértolas. En esta obra se funden villancicos, romances y elementos líricos populares; y hace un excursus para extenderse sobre la situación del reino en vida de Enrique IV que se ha relacionado estrechamente con las Coplas de Mingo Revulgo, por lo que algunos autores han querido atribuirle esta obra. En toda su demás producción campean también las poesías populares: romances, villancicos, himnos, un fragmento casi dramático... Son muy citadas las Coplas a la Verónica (¿1483?) y destaca un debate alegórico: Cuestión entre la Razón y la Sensualidad (h. 1483). Luego de los loores de la Virgen, trata de la Encarnación, la Natividad, la Circuncisión, la Adoración de los Reyes y la Presentación de Jesús en el Templo. Su estilo es claro y castizo, alejado del conceptismo tan frecuente en la cortesana lírica cancioneril, y por ello se aproxima a la lírica de su contemporáneo fray Ambrosio Montesino, que también era franciscano.

Otras obras son el Sermón trovado sobre las armas del rey don Fernando, Dictado en vituperio de las malas mujeres y alabanza de las buenas, Lamentación a la quinta angustia, Coplas en loor de los Reyes Católicos. De carácter político es el Dechado de la reina doña Ysabel, donde se leen consejos que recuerdan los mejores de Gómez Manrique. Además compuso un libro en prosa: Tratado breve y muy bueno de las cerimonias de la missa ço sus contemplaciones. este tratado está dividido en doce capítulos y va dedicado a la esposa de Gómez Manrique; se publicó en 1499.

Las ediciones de obras de fray Íñigo de Mendoza son rarísimas, por lo que tardó en ser conocido. Acaso la primera es una publicada en Zaragoza en 1482. Su cancionero no se descubrió hasta 1840.



Los gozos de Nuestra Señora
Fray Íñigo de Mendoza

[Nota preliminar: edición digital a partir de la Edición de Foulché Delbosc, Cancionero castellano del siglo XV, Madrid, Casa editorial Bailly-Baillière, 1912-1915 (Nueva Biblioteca de Autores Españoles; 19-7) pp. 94-97 y cotejada edición crítica de Julio Rodríguez-Puértolas: Fray Íñigo de Mendoza, Cancionero, Madrid, Espasa-Calpe, 1968, pp. 155-163. Seguimos los criterios de actualización ortográfica y puntuación de esta última, cuya consulta recomendamos por ser imprescindible para la correcta apreciación crítica de la obra.]




1  Emperatriz de los dos
imperios del cielo y tierra,
en cuyo vientre por nos
a ser tu hijo el de Dios
tan humilmente se ençierra,
con la qual tanto se dora
tu persona y resplandeçe
que con espanto a desora
la lengua más habladora
enmudeçe.

2  Tú, graciosa Virgen, eres
favor de natura humana,
desculpa de las mugeres;
házese quanto tú quieres
en la corte soberana;
gózate, que si te viste,
sagrada señora mía,
con una causa de triste,
más de mil cuentos toviste
de alegría.

3  Lo primero que te fue
causa de gozo gigante,
fue, Virgen, con esa fe,
puesto que el cómo no sé,
concebir tan alto infante
con tan divinas maneras
que todas las lenguas juntas
deben callar de groseras,
pues que tú mesma te alteras
y preguntas.

4  Lo que en esto, Virgen sancta,
te demuda y desatina,
es que tu seso se espanta
en oir que humana planta
ha de levar flor divina,
por la qual fragosa vía
sabiamente caminaste:
quando el seso no sabía,
la fe tomaste por guía
y acertaste.

5  Pues si quieres contemplarte
en una cumbre tan alta,
no sólo debes gozarte,
mas dar de tus obras parte
a quantos gozos les falta,
que la fuente soberana
que gozo siempre destella,
se te puso tan cercana
que puedes, a quien ha gana,
hartar della.

6  Hízote de gozo llena
tu dulce gozo segundo,
quando tú, en estremo buena,
sin sentir ninguna pena
pariste al señor del mundo,
quel no ronper su salida
tu cerrado encerramiento
fue causa muy conoçida
para que fueses parida
sin tormento.

7  ¡O nuestra perla bendita!,
grand razón hay que nos mueva
a creer que fueste quita
del dolor en que maldita
para en los partos fue Eva;
pues que fue tu engendrar
sin varón y sin pecado,
de aquel antiguo pecar,
tu parir no ha de heredar
ser penado.

8  Si quiere saber quienquiera
tu parto mucho a la clara,
su pensamiento refiera
al sol con la vidriera
que el Vita Christi compara,
porque la carne sagrada
a quien Dios tanto se allega,
de ser con Dios ayuntada
su nacer, sin romper nada,
se le pega.

9  Gózate, gozo del cielo,
de los humanos dulçor,
de los demonios recelo,
del purgatorio consuelo,
de los infiernos dolor,
gózate, que nuestro mal
en tu vientre es guaresçido,
para en señal de lo qual
fue tu parto virginal
sin gemido.

10  Fue plazer muy excelente
el de tu gozo tercero,
quando traxeron presente
los tres magos de Oriente
al tu divino cordero
y por su Dios y Mexías
lo adoraron de hinojos:
¡o, qué dulçor sentirías
quando tú, Virgen, lo vías
con tus ojos!

11  Ellos, puestos de rodillas
todos tres ante tu cara:
¡pues mira qué maravillas,
qué fe los hizo dezillas
ante tí tan a la clara!
Con el encienso primero
te confiesan todos tres
que el tu precioso luzero
eternal Dios verdadero
fue y es.

12  Ofrecen más adelante
el oro por don segundo,
y con gracioso semblante
te dizen será tu infante
eternal señor del mundo:
«por lo qual este metal
que nosotros presentamos,
por una cierta señal
de vasallaje eternal
gelo damos».

13  La otra nueva tercera
que el tercero don figura,
aunque parece muy fiera,
si bien la mira quienquiera
agena va de tristura,
porque la mirra ofrecida
de su carne nos confiesa
no su muerte dolorida,
mas tú ser no corronpida
en la fuesa.

14  ¡O, quánta gloria sentiste
quando después de adorado
de tales personas viste
el hijo que tú pariste
tan en estremo loado,
y del infante nascido,
preciosa Virgen y madre,
quedaba por concluido
que te daban por marido
a Dios Padre!

15  Venga tu quarto dulçor,
pues te dio gozo sobrado
quando después del dolor
aparesció el Redemptor
ante tí resucitado;
¡O Virgen, quán dulce cosa
a tu pena dolorida
fue ver su carne preciosa
tras muerte tan dolorosa
tan garnida!

16  Viste tan claras y bellas
sus cinco plagas, señora,
que el claror que sale dellas,
como el sol a las estrellas
Él al sol le descolora,
con lo qual, de gozo llena,
aunque estabas medio muerta,
tornaste luego serena,
como quien sueña grand pena
y despierta.

17  ¡O sacra resurreción,
galardón de gran estima!,
tu dulce contemplación
al más flaco coraçón
a sufrir penas anima,
porque el ser galardonado
con gloria tan soberana
pone fuerça al desmayo
para ser martirizado
muy de gana.

18  Así que por esta vía
del quarto gozo, concluyo
que el plazer de su alegría
debe ser, Virgen María,
tanto nuestro como tuyo,
porque, virgen sin escoria,
es tu quarto gozo tal
que nos da con su memoria
grand esperança de gloria
inmortal.

19  Muy soberano consuelo
el quinto gozo te dio,
al tiempo que deste suelo
ante tus ojos al çielo
tu sacro Hijo subió,
quando su carne sagrada
por lo que sufrió por nos
fue a ser aposentada
en la más junta posada
cabe Dios.

20  ¡Qué gozo tan esmerado
te fue saber que subía
para ser de Dios privado,
para ser nuestro abogado,
para sernos cierta guía,
y tanbién para enviarnos
el espíritu divinal
a que venga a consolarnos,
dotrinarnos y esforçarnos
contra el mal!

21  ¡Qué gloria tan soberana,
qué plazer tan singular
te fue ver su carne humana
asentarse tan ufana
cabe Dios casi a la par!
¡O, qué causas tan estrañas
tienes de gozo creçido,
pues en grandezas tamañas
el hijo de tus entrañas
es subido!

22  El sesto gozo te ruego
que contemples, Virgen Madre:
en son de lenguas de fuego
envió tu Hijo luego
el amor suyo y del Padre
a poblar de siete dones
aquella sancta compaña,
por dar a sus coraçones
contra las persecuçiones
fuerça y maña.

23  Desta gracia repartida
que el amor de Dios reparte,
¡o Virgen no corrompida!,
es verdad muy conocida
que a tí dio la mayor parte,
porque son en tantos grados
sus gracias en tí sculpidas
que en tí todos los estados
pueden fallar los dechados
de sus vidas.

24  Gózate, madre de Dios,
con tan alta dignidad,
que tú, viviendo entre nos,
de tres personas, las dos
te envió la Trinidad:
la una dentro encarnada
en el tu vientre bendito;
la otra fuera mostrada
y de dentro debuxada
en tu espíritu.

25  La tu setena alegría,
toda gloria muy más fina,
¡quán dulce te fue aquel día,
quando tu alma sobía
a ver la cara divina,
a sellar dentro en tus ojos
para siempre su presencia,
a nunca sentir enojos,
a ganarnos de hinojos
su clemencia!


Cabo

26  Tu cuerpo, tenplo sagrado
do puso Dios su tesoro,
cuerpo sin culpa engendrado,
cuerpo sin ningún pecado
carne más limpia que el oro,
porque conozca la gente
que jamás nunca pecó,
¡o gozo tan excelente!,
con tu alma juntamente
se sobió.





Coplas en que pone la cena que Nuestro Señor hizo con sus discípulos quando instituyó el sancto sacramento del su sagrado cuerpo

Fray Íñigo de Mendoza

[Nota preliminar: edición digital a partir de la Edición de Foulché Delbosc, Cancionero castellano del siglo XV, Madrid, Casa editorial Bailly-Baillière, 1912-1915 (Nueva Biblioteca de Autores Españoles; 19-8) pp. 97-104 y cotejada edición crítica de Julio Rodríguez-Puértolas: Fray Íñigo de Mendoza, Cancionero, Madrid, Espasa-Calpe, 1968, pp. 163-182. Seguimos los criterios de actualización ortográfica y puntuación de esta última, cuya consulta recomendamos por ser imprescindible para la correcta apreciación crítica de la obra.]





Invocación

1  Tú que solo Dios meresces
que te pidamos favor,
bien que nunca nos fallesces,
sol que siempre nos ofresces
tu divino resplandor,
majestad tan piadosa,
sufrimiento sin çoçobra,
divina bondad preciosa,
con tu gracia faz graciosa
esta obra.

2  Da fuerças a mi flaqueza,
a mis desdones donaire,
discreción a mi sinpleza,
y tu divina destreza
adiestre tan ciego flaire,
y pues tú me diste gana
de trobar cosa tan alta,
suple, gracia soberana,
en mi lengua castellana,
lo que falta.


Invocación a Nuestra Señora

3  Tú, reina sancta del cielo,
tú, madre de Dios eterno,
favor y dulce consuelo,
seguridad sin recelo,
frontera contra el infierno,
puerto de nuestra tormenta
en el mar quando ay çoçobra,
esfuerço de nuestra afruenta,
suplico que estés atenta
a mi obra.

4  Ya no estás amortecida,
ida es la ansia fuerte
que daba muerte a tu vida
con la muerte dolorida
que dio vida a nuestra muerte;
tu dolor es ya pasado,
tú, reina, virgen y madre,
tu Hijo crucificado
a la diestra está asentado
de Dios Padre.

5  Su corona tan penosa
que viste llena de espinas,
ya se le tornó preciosa
corona real ponposa;
sus espinas, clavellinas;
sus puntas ensangrentadas
son tornadas rosicler,
y sus llagas lastimadas,
en dulçor son trastocadas
de plazer.

6  Su cuerpo tan açotado
con vergas, sin merecerlas,
es hecho nuestro dechado
por mano de Dios bordado
de cien mil piedras y perlas,
y la llaga del costado
que sus entrañas passiona,
es ya postigo dorado
que nunca será cerrado
a persona.

7  Y la lança de Longinos
que hizo su llaga sancta,
ya sus méritos divinos
nos libra de los malinos
que los fiere y los espanta,
y los clavos trabajosos
de sus pies y de sus manos,
son tornados tan preciosos
que los adoran gozosos
los humanos.

8  El vino junto con fiel
que le dio tan mal sabor,
tornó dulce como miel
en vernos libres por él
del infernal amargor,
y la muerte tan penada
de dolor inconportable,
es vida glorificada,
vida bienaventurada
perdurable.

9  La cruz, que tan duramente
le dio penas y dolores,
es fecha tan excelente
que la ponen en la fruente
por joyel sus servidores,
y la muy brava passión
que sufrió trabado en ella,
en la tierra es salvaçión
y en el cielo población
de su mella.


Concluye la invocación

10   Pues virgen, ya sus enojos
pasados son en la tierra,
y no quedan en tus ojos
sino solos los despojos
del galardón de su guerra,
por do puedes, si quisieres,
sin dolor de conpassión,
¡o favor de las mugeres!,
hablar con grandes plazeres
su passión.

11  Y contar con gran dulçor,
madre de Dios verdadero,
cómo fue lo del dolor
que sufrió mi Redemptor
enclavado en el madero,
que pues es tornado gloria
lo que te solía doler,
en recontar su victoria
recibirá tu memoria
gran plazer.

12  Pues dime con alegría
la pasión del soberano,
que yo ya, señora mía,
con esfuerço de tu guía,
la pluma tomo en la mano,
y pues tu cara serena
non se puede tornar triste,
¡o madre de Dios tan buena!,
fazme merçed de la pena
que sentiste.


Comiença la passión de Nuestro Redemptor. Exclamaçión del actor

13   Mis sentidos, alteraos;
erizadvos, mis cabellos;
mis sospiros, despertaos;
mis solloços, levantaos;
lágrimas, salid con ellos;
¡o mi duro coraçón,
muévate causa tan fuerte
a dolor y conpasión,
pues que por tu redenpçión
fue su muerte!

14  Mi lengua, tórnate muda
de sentimiento y de espanto,
pues que ansia tan sañuda,
tan dolorosa y tan cruda,
te demanda justo llanto;
¡o mis pecados traidores,
quánto vuestro mal condena,
pues sólo nuestros errores
al señor de los señores
dan tal pena!

15  Que si Adán non pecara
y nosotros dentro en él,
si encarnara o no encarnara,
a lo menos no pasara
en la cruz muerte cruel,
ca la divina justiçia
que todas las cosas mide
jamás nunca se desquiçia
a dar pena sin maliçia
do la pide.

16  Y pues no tuvo pecado
aquel preçioso cordero,
queda que fue condenado
por aquel triste bocado
de nuestro padre primero,
así que el meresçimiento
de nuestras culpas mortales
fue la causa, fue el çimiento
de su cruz y su tormento
y de sus males.

17  ¡O espantosa ingratitud,
o ciegos ojos humanos!
¿cómo tan alta virtud,
reparo de la salud
de los plazeres mundanos?
¡o gente desgradeçida,
dureza llena de daños!,
¿por qué non lloráis la vida
por vosotros afligida
tantos años?

18  Llorad al rezién nascido,
que un pobre peregrino,
como malhechor fuido
por desierto no sabido,
por trabajoso camino,
por los montes, por las sierras,
con mil hambres, con mil quexas,
¡o Niño que el mundo ençierras!
¿cómo por mí te destierras
tanto lexos?

19  No quiero quedar conmigo
ni más contento bevir,
caminar quiero contigo,
y pues que yo te fatigo,
irte quiero a servir
y pedirte de hinojos
que quieras, señor del çielo,
caminar sobre mis ojos,
no por los duros abrojos
deste suelo.

20  Aquesto bastar debiera
para nuestra salvación,
sin que primero feziera
en preçiosa y verdadera
carne la circuncisión,
sin que tu sangre sagrada
tan niño se derramara,
¡o humanidad culpada,
y cómo fueste conprada
tan cara!

21. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
a nuestras culpas y daños
tu vida tan excelente,
tan dura, tan penitente,
tantos tiempos, tantos años,
tus trabajos, tus dolores,
tus hambres, velas y ayunos,
tus caminos, tus temores,
tu sofrir de infamadores
inportunos.

22  Tu dormir en tierra dura,
las piedras por cabeçera;
tu bevir siempre en tristura,
sin el cáliz de amargura
con tal muerte te veniera,
¡ay de mí, triste, abiltado!
¿qué faré quando moriere,
pues a Hijo tan amado
Dios, por ageno pecado,
así fiere?

23  Y no le basta tal vida,
tan amarga y tan penosa,
más triste vida sofrida
le da muerte desabrida,
tan cruel y tan penosa,
¡o santísima pasión,
o bondad digna de espanto,
dadme justa conpasión,
esfuerça mi coraçón
en su llanto!


Comiença la cena

24  ¡O Señor, con quánta pena,
sabiendo lo por venir,
en la postrimera çena
mostrabas cara serena
al desonrado morir,
predicando tu partida
con una cara graciosa!
¡O amor tan sin medida,
quán amarga despedida
y quán llorosa!

25   ¿Qué sientes, virgen sagrada,
en oir tan triste nueva?
¡O madre desconsolada,
nunca fue tan ansiada
otra madre desde Eva;
nunca tan sin alegría
fue hecho despedimiento!
¡O sancta virgen María,
qué dolor el de aquel día
y qué tormento!

26  Todo aquel colegio sancto
con la nueva de tristura
estaba lleno de espanto,
de tormento y de quebranto,
de tristeza y desventura;
Sant Pedro todo se altera
mostrando muy fieros modos;
todos sienten pena fiera,
mas la madre lastimera
sobre todos.

27  Con amorosas razones
aquella boca divina,
con dulces consolaçiones
esfuerça sus coraçones
contra la afruenta vezina,
diziendo que les conplía
que se partiese del suelo,
porque si Él no partía
su amor no bastaría
desde el cielo.

28  Su amor, el no humano,
mas el divino y eterno,
su amor el soberano,
cuya poderosa mano
les fará fuerte lo tierno,
así que de la ternura
de su presente dolor
no debe hazer gran cura,
que Él traerá tras la tristura
gran dulçor.

29  Y traerá perfeçiones
tales, con tales miraglos,
que vencerá con sus dones
todas las contradiciones
de los ombres y los diablos,
y en la flaca cobardía
plantará un tal denuedo
que la cruel tiranía
de su libre osadía
aya miedo.

30  Y fará tan alumbrados
los rudos entendimientos,
que fagan asnos atados
a los mundanos letrados
con todos sus argumentos,
pues con tal consolador
nuestro Redemptor les ruega
que quieran tomar vigor
contra el humano temor
que los ciega.

31  Con estas dulces razones
el Redemptor esforçaba
los cobardes coraçones
de aquellos sanctos varones
que el espanto desmayaba,
y con secreto recelo,
esperando el cruel tracto,
de rodillas en el suelo
comiença el señor del suelo
su mandato.

32  ¿Quieres conocer qué es
su mandato y lavatorio?
Has de saber que los pies
son las culpas que después
se penan en purgatorio
porque sus pies ensuziados
se lavaron, y entendieron
los veniales pecados
que después de bautizados
cometieron.

33  Quel pecado original
nos tiene tan corrompidos
que jamás ombre mortal
de la culpa venial
fue librado en los nacidos,
aunque por ser verdadero
una sola en este mundo
fue la madre del cordero,
agena de lo primero
y lo segundo.

34  Presumpción esquiva, vana,
¿qué de tí te maravillas?
Afición, gloria mundana,
la voluntad soberana
está puesta de rodillas
a los pies de sus criados,
alimpiándolos del lodo,
porque tus altos estados
sean del todo.

35  Engañada estimación,
vergonçosa ceguedad,
¿quién sufre tal confusión?
Tú, lleno de presunpción
y Dios lleno de humildad;
Él, de rodillas inclina
su persona divinal;
tu soberbia sienpre enpina
contra la voluntad divina,
inmortal.

36  Mucho debes de tener
el fin que el altivo lieva,
que es muy cierto de caer
como fizo Lucifer
y tanbién Adán y Eva,
¡o ciega, loca, perdida,
soberbia, vana, engañosa,
que encubres la su venida
para dar al fin caída
tan dapñosa!

37  Gran temor, gran escarmiento,
es ver en eterna fragua
al loco rico avariento
con infinito tormento,
deseando un poco de agua,
y pues mientra que Dios dura
no tiene remedio, no,
dí, soberbia, dí, locura,
¿qué le aprovecha el altura
en que se vio?

38  La ponposa monarchía
de Alexandre el tan nombrado,
y con esta burlería
quanto va por esta vía,
es pasado y no pasado:
es pasado él, sí señor,
y trocado por infierno;
no pasado su dolor,
porque su triste amargor
es eterno.

39  Así que debes, altivo,
menospreciar el honor,
pues que el Fijo de Dios vivo,
no soberbio, no esquivo,
se muestra más el menor
dando a sus gobernadores
su mandato por exemplos,
no en ser grandes señores,
soberbios profaçadores
de sus templos.

40  Tornemos al triste cuento
de la cena congoxosa,
do la vianda es tormento
y la fruta sentimiento
de la nueva dolorosa,
y el remedio es consagrar
aquello que el cielo farta,
porque tan dulce manjar
pueda con ellos quedar,
aunque parta.

41  Y porque todos tengamos
un tal prescio consagrado
que quántas vezes pecamos
ofresciéndole podamos
redemir nuestro pecado,
porque del padre primero
nos quedó tal debda y llanto
que sin ofrescer cordero
Fijo de Dios verdadero
valga tanto.

42  Pues el mandato acabado
con tal humillados modos,
a la cena ya tornado
da su cuerpo consagrado
para que comulgen todos,
ascondido en sacramento
en forma que no le viesen,
porque sin estrañamiento
a Él en mantenimiento
rescibiesen.

43  Entendimiento criado,
lo que yo a tí te enseño
es que corras enfrenado,
que si vas desatentado
despeñarás a tu dueño,
o quando necio desvarío
es ombre fecho de lodo,
que con tu reposo y brío
al divino poderío
pongas modo.

44  ¿Quáles fueron las maneras?
Noticia cierta muy clara
con que Dios doze carreras
tan secas y verdaderas
hizo al toque de una vara,
no sofriendo el Mar Bermejo
los insiervos más que plomo;
pues que para tu consejo
tú tienes algún vencejo,
dí el cómo.

45  Dí tanbién la maravilla
cómo se pudo hazer
de tan pequeña costilla
tan angosta y tan chiquilla
una tan alta muger,
quando con gesto jocundo
nuestra madre fue formada,
y si crees más profundo,
dime cómo creó el mundo
de no nada.

46  Otros mil cuentos de cosas
que puede pensar la gente
las manos muy poderosas,
divinas, maravillosas,
fazen milagrosamente,
y sin más escudriñar
tú las crees sin entendellas:
pues ¿por qué quieres dubdar
en la hostia del altar
más que en ellas?

47  Ca la su misma potencia,
su misma virtud y mano,
si convierten por esencia
el pan que tiene presencia
en su santo cuerpo humano,
¿adónde el sabio divino
tan remontado se empina?
Que para ir su camino
la fe sola pone tino
al que camina.

48  No fagas mucho cuidado,
como de gran maravilla,
de verte multiplicado
en el espejo quebrado
puesto en cada partezilla;
dexa toda esperiencia,
la fe diga como fue,
porque el erege de sciencia
no burle de tu sentencia
y nuestra fe.

49  Ni le des tú por respuesta,
por satisfazer su antojo,
que la muy crescida cuesta
la mire cómo está puesta
dentro de tan pequeño ojo,
porque es todo mirado
conparación mentirosa,
y aunque tiene gran tocado,
en los ojos del letrado
no es cosa.

50  ¿Qué más firme fundamento
quieres tú para probar
este santo sacramento
que la fe, cuyo argumento
no se puede contrastar?
Quien con la luz invisible
de la fe christiana mira,
conosce ser imposible
que su verdad infalible
sea mentira.

51  ¡O preciosa carne pura,
dicha Dios por unión,
de mucha mayor altura
que el maná que fue figura
de tu santa comunión!
ca, puesto que lo gustaron,
al limbo se descendieron,
mas los que a tí comulgaron
al cielo que desearon
se subieron.

52  Quando el cordero pascual
con su sangre se mataba
por voluntad divinal,
las cosas de su señal
a tí, hostia, figuraba,
que trayendo a la memoria
tu dulce sangre bendita,
no sólo nos dá victoria,
mas alcançamos la gloria
infinita.

53  Con gesto muy sosegado
del Señor, y dulce fabla,
desque los ovo lavado,
consolado y comulgado,
fizo levantar la tabla,
y en ver los servidores
que levantan los manteles,
se levantan los temores,
las angustias, los tenblores,
más crueles.

54  De tí, madre, ¿qué sentías
al tiempo de levantarse,
quando tú, señora, vías
al Fijo que así querías
la muerte tan acercarse,
quando su rostro sagrado
en sólo, señora, verte,
se tornaba demudado,
como muy certificado
de su muerte?

55  ¿Quando Aquél que tanto amaba
tu persona y coraçón,
en igual se atormentaba
del dolor que te penaba
y de su misma pasión,
así que en su sobrevienta
el Fijo de Dios y tuyo
Él estaba en igual cuenta,
el dolor que te atormenta
con el suyo?

56  El Señor que despedía
la cena y la comunión,
el traidor se le desvía
con aleve tiranía
a dar fin a su traición:
¡o traidor y mal criado,
que tú mismo sentenciaste,
quán grave fue el pecado,
pues que de desesperado
te colgaste!

57  ¿A do tienes la memoria,
do, que así Judas olvida
en el Señor de la gloria
la virtud tan sin escoria,
tan inocente la vida,
la alteza tan divina,
la llaneza tan humana?
¡O ceguedad tan mezquina,
tan traidora y tan malina,
y tan profana!

58  Y ¿qué son treinta reales,
o ciego, perdido, necio,
ni todos nuestros metales,
ni los cuerpos celestiales,
para poder ser su precio?:
que los cielos y la tierra
y los ángeles tanbién
estén aquí en asaz guerra;
en su puño los encierra
y es su bien.

59  Mas prosigue tu camino,
abominable malsín,
que el sufrimiento divino
por dar fin a lo que vino
sufrirá que le des fin,
porque con tal ocasión
su saber, que es muy profundo,
a tí dará punición
y perdón y salvación
a todo el mundo.

60  Si debemos reprochar
a Judas estrañamente,
¡quánto más es de tachar
en su vender y comprar
alguna christiana gente!
Que por un solo cornado
le venden de mil maneras;
pues que Judas es dañado,
tú, que eres su traslado,
¿qué esperas?

61  Aun Judas quando vendía
era el precio más crescido,
y tanbién, no conosçía,
con la pasión que tenía,
la dignidad del vendido;
cometió muy gran traición,
mas no más de una vegada,
y fue con restitución:
desto todo, en tu vención,
no ay nada.

62  Ca le crees ser Dios cierto
y confiesas sin dubdar
que por divino concierto
deshonrada muerte muerto
fue por todos nos salvar:
pues si tu fe no es ficción
y en ella nada no dubdas,
en vender lo trasfagón
más meresces tú baldón
que no Judas.














ALFONSO MORENO REDONDO [16.850]

$
0
0

Alfonso Moreno Redondo 

(Segovia, 24 de enero de 1910 - Madrid, 24 de septiembre de 2010) es un poeta español. Fue alumno de Antonio Machado en el Instituto de Segovia. Se licenció en Derecho por la Universidad Central de Madrid. En 1932 ingresó por oposición en el Banco de España como “aspirante a escribiente”, siendo destinado a Granada. En esta ciudad se casó con Carmela Huart y conoció al poeta Luis Rosales, con el que le unió siempre una profunda amistad. En 1940 fue destinado a Madrid, donde escribió su primer libro de poemas, con el que en 1943 obtuvo el premio Adonais en su primera convocatoria, premio compartido sin prioridad con Vicente Gaos y José Suárez Carreño. En la década de los 40 colaboró en diversos periódicos y revistas (dirigió el diario “Patria” y colaboró en el diario “Arriba” y en la revista “Escorial”) y cultivó la amistad de los poetas de su generación (Luis Rosales, Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo, José Antonio Muñoz Rojas). En 1946 publicó una antología de la poesía española actual, en la que por primera vez en la España de posguerra se recogían ampliamente obras de los poetas que unos años antes habían defendido la República (Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Miguel Hernández, Pedro Salinas). Desempeñó durante varios años la secretaría de la Comisión de Hacienda del Consejo Privado de Don Juan de Borbón. En 1974 se jubiló en el Banco de España, del que había llegado a ser Subdirector General.

La poesía de Alfonso Moreno ofrece una perfecta construcción formal. En sus libros la densidad del pensamiento se plasma en formas absolutamente clásicas, de gran rigor estrófico.

Premios

Premio Adonais de Poesía, por El vuelo de la carne (1944)

Obra Poética

El vuelo de la carne, Madrid, Ed. Hispánica, 1944.
Los días y las olas (Prólogo de Francisco García Marquina), Guadalajara, Gatoverde, 2001.
Las cuatro estaciones (Prólogo de Eugenio de Nora), León, Ediciones del Lobo Sapiens, 2004.
La novia imposible

Otros libros

Poesía española actual (Selección y prólogo), Madrid, Editora Nacional, 1946.
La Caja de Pensiones de los empleados del Banco de España (Un bosquejo histórico 1794-1952), Madrid, Imp. Imnasa, 1952

Estudios y antologías

González-Ruano, César, Antología de poetas españoles contemporáneos (Barcelona, Gustavo Gili, 1946), pág. 661
Antología de Adonais. Prólogo de Vicente Aleixandre (Madrid, Rialp, 1953), págs. 74-75.
Torrente Ballester, Gonzalo, Panorama de la Literatura española contemporánea (Madrid, Guadarrama, 1956), pág. 426
Antología general de Adonais (1943-68) (Madrid, Rialp, 1969), págs. 34-35
Premios Adonais de Poesía 1943-1993. Autógrafos inéditos(Madrid, Imp.Fernandez Ciudad, 1993), págs.16-17
Pariente, Ángel, Diccionario bibliográfico de la poesía española del siglo XX (Sevilla, Renacimiento, 2003), pág. 214






ANDAR, Y ANDAR

Notas de una excursión
por la Sierra de Guadarrama


ANDAR, andar, andar, solo viviendo;
el mundo es un sendero entre retama...
protesta el corazón: se va sintiendo 
su campana de trapo que me llama.

No hay nadie. Sólo el aire y la fatiga
con que defiende el monte su estatura.
No hay nadie, corazón, que todo siga
andando y nada más, hacia la altura.

El pie, de piedra en piedra, salta ciego,
todo el vivir le sigue peregrino.
¡Ay, potestad del ánimo andariego
que vuelve al hombre esclavo del camino!

Por fin, es el engaño de la cima; 
la mentira que quise. Lo lejano
se tiende en rededor, llega, se arrima,
como a la fuerza del poder lo humano. 

Aquí no hay más que roca y lento olvido,
un vivir mineral sin crecimiento
que hacia la muerte marcha sometido
a su propio pesar, al sol y al viento. 

El suelo acoge mi cansancio de hombre
y hacia dentro del ser la vida gira
como una losa que volviera el nombre
contra la tierra. En la mirada expira

el sol como una caja que se cierra;
ya no es el corazón un prisionero;
todo el cuerpo se apaga y se destierra
de andar, andar y andar, por el sendero.

Poco a poco los aires y las venas
separan sus destinos. Juega el viento
a nacer y a morir; el sueño apenas
va dejando a la sangre movimiento.

¡Oh, andar sobre la espalda de lo oscuro,
sentir la noche, el mar de lo primero,
comprobar que el misterio es lo más puro
y saber que es la luz lo verdadero!

Una nube reciente que anda loca
embiste al «Reventón» en lo más alto,
silba el frío del aire entre la roca
y golpea en mi piel su sobresalto.

Pero no hay nadie. Nadie. Sólo el sueño
que sale de excursión con un amigo.
¡Háblame corazón! Cegado isleño.
Yo solo quiero conversar contigo.

¡Háblame corazón-! ¡Somos hermanos!
Mira que estoy colgado de la vida,
mira que están sangrándome las manos
y es mi cuerpo la causa de mi herida.

Mira que mi esperanza es una gota
colgada de lo cierto a lo temido.
¡Háblame corazón! Y deja rota
la duda que me tiene suspendido. 

Silencio y soledad sobre la siesta.
¿Es que lo humano preguntar no puede?
Un callar de aire y roca es la respuesta.
Pues, entonces, ¿Por qué el Señor concede

la sed a quien se encuentra maniatado?
¿Por qué Tu resplandor llega y me engaña
si el corazón es un reloj mojado
latiendo y nada más en la montaña?

¡Perdón, Señor!; pregunto para verte,
ya sé que estás en mí, callado y nuevo,
y para distinguirme de la muerte
es solo Tu silencio lo que llevo.

No preguntaré más a quien no sabe.
Tu voz sé que la muerte la levanta,
pero decirlo, al corazón no cabe
con demasiada sangre en la garganta.

¡Que vuelva, ciego y duro a golpearme;
puede batir mi pecho cuanto quiera;
se tomará la pena de dejarme,
cuando llegue a ese llano que me espera!

Ahora empieza el regreso: estoy de vuelta;
bajo como un arroyo sin remanso.
La vida es en verdad cosa resuelta:
andar, andar, y andar, hacia el descanso.

La Granja, 28 de julio de 1950. 










FRANKLIN HURTADO [16.851]

$
0
0

Franklin Hurtado González

Poeta venezolano (Carúpano, Sucre, 1985). Licenciado en Letras, poeta. 

Licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Realizó talleres de poesía y ensayo en el Celarg. En 2012 resultó ganador del Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores, mención Poesía, con el libro Sal, publicado en 2013. Obtuvo una mención especial en el II Premio Equinoccio de Poesía “Eugenio Montejo” por un texto aún inédito.

Incluído en Destinos portátiles. Muestra de poesía venezolana reciente (Vallejo & Co., 2015)





I

Necesito el silencio oculto
el viento que roza lo oscuro
juntar miles de pequeños vacíos
enredarme en el charco hasta ahogarme

Necesito cumplir el sueño.



II

Hoy quiero dibujar
                       una sonrisa
                       un sueño
                       una lágrima
                       un grito
                       una plegaria
                       un sexo
                       una fábula
                       un destino
                       una sombra
                       un recuerdo
                       una casa
                       un rocío
                       una tormenta
                       un silencio
                       una voz
                       un mar
en tu Rostro.



III

No es tiempo para rendirse
Toma barro
y construye nuevas máscaras
                    rostros nuevos
moldea una sonrisa
               y unos ojos huecos
¡Falsas fachadas!

Una máscara que sea un casco
                                   un escudo
                                   un silencio

Ese refugio donde puedas descansar.



IV

Mi día avanza sin estar seguro a dónde va
tropezando con sábanas, palabras entrecortadas y espejos
afilando su cuchillo con metas e ilusiones
despojándose lentamente de su carne podrida y hedionda
preparándose para su humilde pelea eterna

Mi día avanza sin estar seguro quién es
buscando en su alma la sangre y el silencio que lo identifican
cambiando a cada segundo sus máscaras
flagelando sus sentidos para abrirse paso entre las sombras
caminando hacia el origen todos los abismos

Mi día avanza sin ninguna esperanza
Penetrando en la algarabía oscura y profunda de la noche
llorando inútilmente su derrota
renovando el espacio para recibir al destino que siempre viene
retornando al corazón de su propio misterio.





En 2012, Monte Ávila Editores Latinoamericana anunció los ganadores de la X edición del Concurso para Obras de Autores Inéditos en sus cuatro categorías (narrativa, poesía, dramaturgia y literatura infantil). Las obras serán publicadas en la colección "Las formas del fuego". 

La obra Sal, de Franklin Hurtado González triunfó en poesía. El jurado conformado por Julio Borromé, Vielsi Arias y Blas Perozo Naveda decidieron por unanimidad otorgar el premio por ser "una memoria verbal extraordinaria, en la que se destaca su fascinante poder de evocación vinculado a la casa y a la infancia, motivos esenciales de la poesía". 


                                    

4

 sacuden las patas
de la cama se hacen
las sombras
trajes de hombre
y andan la calle

por cuidado consigo
un cortejo de perros y gallos
de su bolsa de cuero
el cuatro de la abuela

más nadie canta en el patio
ni rebota pelota de goma
contra la tapia del fondo

tocan callados
dedos callosos
la canción del encuentro

    pero tú eres otro sordo
      ya te han marcado.



13

 no sostiene columpio
ni fruta con gusano

no hace puente o escalera
a otro cielo

pelotas cuchillos
muñecas sin cabeza
como ofrendas
en los techos del pueblo

con kerosén secaron

entre sus ramas saltamos
hacia la tierra colgados
con los pies en péndulo

monos decían

 [Del libro Sal, 2013]




Incluído en Destinos portátiles. Muestra de poesía venezolana reciente (Vallejo & Co., 2015)

http://www.vallejoandcompany.com/destinos-portatiles-muestra-de-poesia-venezolana-reciente-vallejo-co-2015/











FLORENCIO QUINTERO [16.852]

$
0
0

Florencio Quintero 

Nace en Caracas, en 1980. Poeta, dibujante y médico cirujano especialista en psiquiatría. Egresado del Programa de Estudios Superiores de Psicoanálisis de Orientación Lacaniana del CID-Las Mercedes. En 1997 obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional de Poesía para liceístas, auspiciado por la Casa de la Poesía Pérez Bonalde (Caracas) con su poemario Orgasmo Cósmico, y en el año 2001, primer y segundo lugar en el I Concurso de Poesía Vargas, Organizado por la Escuela de Medicina J.M. Vargas de la UCV, con sus poemarios Retórica de lo Mundano y Nostalgia del Vuelo, respectivamente. Con Divertimento (Caracas: Monte Ávila Editores, 2005) se hizo merecedor del Premio de Poesía para Autores Inéditos 2005 de Monte Ávila Editores. Fue publicado en la Antología de poesía venezolana contemporánea realizada por Gina Sarraceni, En Obra, de la editorial Equinoccio,  y en la Antología de Joven Poesía Venezolana, edición bilingüe castellano-árabe, publicada por la Universidad del Líbano. Es columnista  y dibujante de Zuplemento, revista de cómic e ilustración en Venezuela.

 
Divertimento
(Selección de poemas)
Florencio Quintero




Un río, el río

Un río vuela de mi pluma a la tuya
Las cenizas se depositan en medio del trayecto
El caudal es indetenible
                El curso incierto
Sólo existe la recóndita noción de que el río es:
vuelo pluma ceniza caudal.





Oda al vicio
(O Canto a la pipa)

Mi pipa sabe a arcoiris
   en su humo muchas veces me reconozco
veo a un oso plácido que ríe
     mientras hace esculturas de efímero aire gris
La raíz de algún árbol inmemorial
la miel    el brandy     los versos
    mi tonta expresión de calma
               la luz que se descompone en la cazoleta
dando un particular colorido al tabaco
Mi pipa sabe a arcoiris
               tesoro escondido
                           placer inefable.



Todo depende del vehículo

A veces la vida
       es un autobús raudo sembrado de hastío
otras
       las más placenteras
es el amor cubierto de ixoras
            que se traslada en bicicleta.



La verdadera historia de Alicia

Lluvia de naipes
Gatos invisibles
La sonrisa suspendida en el follaje
Observa a Alicia retozar en el campo
           con un matemático muy mayor para ella
Charles Dogson se persigna y lucha con su pedofilia
mientras Lewis Carrol sublima sus demonios
aaay Alicia eleva su falda
bajo esta ríe el conejoa lampiño airreal
           muy despreocupado
                          ahora
                               por las brechas temporales.



Habla hoy el escaldo

Los nibelungos seguirán pendientes del anillo
los dragones dormitarán en sus cuevas
en el azogue de sus ojos observaré los tesoros
las lanzas melladas volverán a resurgir
seré capaz de restituir el equilibrio del reino
los unicornios dejarán su escondite y repoblarán el campo
los magos cesarán su huelga
los hechizos se extenderán por todos los resquicios
sembrando de luciérnagas
                    y pócimas redentoras
el hastío de mis días
                    de fabulador sin escuchas
de caballerías extintas.



In vino…

La chica esconde sus ojos en una copa
El vino se encargará de expiarla de culpas
Esconde su risa en un rictus impreciso
                 en un collar de perlas
                        y en un vestido negro muy sobrio que 
a todos deja contentos
La muchacha sueña con retozar desnudos en el campo
cubiertos de naranjas y de sol rabioso
morder la fruta y no comerla
ensuciar los harapos para después vestirlos
La chica sueña pero indefectiblemente
está atada a su licenciatura
y a la mirada cruel de los demás
recuerden
que la suya a su mirada
                  flota embriagada
                      con sus ojos
                           en un vaso de alcohol.



PLEGARIA POR UN POCO DE CORTESÍA

Me tendió un puño de monedas y ni me miró
                                 del otro lado del cristal
Agité en mi mano
     esos anónimos testigos refulgentes
del intercambio en la urbe
Intenté reír
                  salió un graznido de ave en tierra

¿Qué más quieres? Ya te di tu cambio

Sólo un bosquejo de sonrisa
        un intento de mueca conciliatoria
                          una curvatura de sus labios
                                 de odalisca doméstica
hubiese cambiado el día.




LA ÚNICA APUESTA

A Jota, que busca y busca


Renunciar al nombre
Como quien renuncia a una ropa
                   muy gastada
Asumirse una cosa distinta
                       ser alterno
             incógnita
Renunciar al éxito
              y a sus cadenas
                 brillantes   bellas
pero cadenas al fin
Desmontar uno a uno los disfraces
Reconocerse en el vacío
        Abjurar de lo tangible
Ser un cascarón
            Romperlo
                    Ver qué queda
Ser sólo eso
               vista
                   mirada sin juicio
                         luz sin sombra
                             júbilo callado.





Incluído en Destinos portátiles. Muestra de poesía venezolana reciente (Vallejo & Co., 2015)
http://www.vallejoandcompany.com/destinos-portatiles-muestra-de-poesia-venezolana-reciente-vallejo-co-2015/





.

ANA LLURBA [16.853]

$
0
0

Ana Llurba 

Nació en Córdoba, Argentina, en 1980 y desde el año 2008 vive en Barcelona, donde estudió Teoría Literaria y Edición en la UAB. 

Acaba de ganar el I Premio de Poesía Joven Antonio Colinas y en septiembre publicará en la Editorial Sistolá su primer poemario  Este es el momento exacto en que el tiempo empieza a correr. Ha trabajado de docente, librera, camarera, asistente editorial, redactora, chica-para-todo, copywriter y cada una de esas experiencias tan robertobolañizantes de inmigrante desarraigada en España aún conviven en feliz armonía con ella. Le interesa la confluencia de la autoficción, la apropiación crítica de la autoayuda y el fracaso. Colabora con varios medios y coordina Honolulu Books. 

Vive en un estudio muy pequeñito a pocos pasos de una estatua de Colón que no señala a América.



El espíritu de mi época

durante muchos años intenté sustituir mi apellido
por el nombre de un fantasma bonachón
lo había encontrado en una nota al pie
de un libro de mi madre
y al igual que el espíritu de la Navidad
me lo imaginaba sobrevolando los raros peinados nuevos
de Byron, Hegel y Mary Shelley
como si al fin hubiera entendido un antiguo secreto
descubrí al Zeitgeist enredado entre las cuerdas de un bajo
y en una época de obediencia, sombra y resignación
él se convirtió en mi guía espiritual:
tocaba su instrumento con dos dedos y sólo se manifestaba
ante los desconocidos que le ofrecieran
un souvenir adornado de tantas estrellas brillantes
diminutas bombillas fugaces como las que enmarcan
el rostro de la virgen María
con la palabra generación
ahora no es más que un mendigo ciego en una esquina
un testigo de lo que sucede
cuando no sucede nada
y nada
no es la muerte
oscura y gloriosa
separación del cuerpo y el alma,
sino el desencanto
esa medalla romántica
que ahora habita
en sus ojos




Cosas que no me importaría olvidar

La vida es demasiado seria para que yo siga escribiendo.
Lydia Davis


paisajes con nieve,
abedules
y osos que toman vodka
en tacitas de té
de eso iban todas las novelitas rusas que no escribí
porque sé que ya no soy joven
y por eso he aprendido
que de todas mis actitudes de vanidad y auto complacencia
como apoltronarme en este sillón de bambú
o convertirme en una experta en la genealogía de las casas reales
simular que no conozco el final
de esas naturalezas muertas con libros
es lo mismo que esconder
estas delgadas placas córneas
situadas en las extremidades de los animales vertebrados
para arañar, rasguñar, aferrarme con miedo
a la ilusión de que todo movimiento
siga siendo cacería



Topeka: hamburguesas para el fin del mundo

una noche
más
y avistamos
la estatua de la Libertad
con
la arena
hasta el cuello
no era
una profecía auto cumplida
de tanto
cantarconlanegrayleeragaleano
la pesadilla
encallar
la nave
en este planeta desértico
y toparnos
entre
el día después y el desayuno
con Charlton Heston
medio en bolas
y sus monos parlantes
atacando
latas de jardinera
calamares en conserva
reservas
de la invasión coreana a Nepal
bajo la lluvia
ácida
de las escupidas
preferencias posatómicas
sepultadas
de tantos
canceres
bombas
trasnochadas salvajes
y el horario de protección al menor



Convivencia con el doble

no sé
quien es
si Fu-Manchú
o
Steven Seagal

me sigue
del otro lado

forzaba la voz
gesticulaba
entrenaba en el uso
de armas de fuego
golpeaba mujeres
y sorprendí a todos
lanzándome desde autos
en llamas

un brillo:
la complicidad del espejo

“Fluyan mis lágrimas, dijo el policía”
es un título
que me gusta mucho.



Tu mente ya no está con nosotros

Si es cierto
que
“El lenguaje es un virus del espacio exterior”
el Bukowski de Anagrama
es un marciano
ocupando
el cuerpo
de nuestra mariposa de bar
que parlotea
de robots de cocina
estropeados
platillos de mantequilla
pequeños apartamentos
y gente que coge
artefactos
con la mano
Sus ojos
se inyectan
en ese pinchadiscos
que tapa con su follona
música
la melodía de las botellas
de cerveza
Paladea
una elle castiza

se relame

nos observa:

bolsitas de vida humana
herméticamente cerradas










.

ARIANA REINES [16.854]

$
0
0

Ariana Reines 

Nació en Salem, Massachusetts, EE.UU.  en 1982. Como poeta ha publicado The Cow (2006), que ganó el Alberta Prize from Fence Books; Coeur de Lion (2007); y Mercury (2011). También trabaja como dramaturga, traductora y profesora de universidad. Su blog es http://arianareines.tumblr.com.



La otra noche

Cuando no podía dormir
A tu lado y te dije
Que quería llorar
Y tú dijiste si quieres llorar llora
Y bajé la cabeza y respiré
Y, en efecto, lloré
Y tú lloraste
E intentaste besarme
Y más o menos me besaste
Y yo tenía mucho miedo
De amarte y de que tú no me amaras
Me sentí una tonta cuando me subí los pantalones
Y me sentí una tonta cuando me puse la camiseta
Y me sentí una tonta cuando fui a la otra habitación a por mi libro
La piedad peligrosa de Stefan Zweig
Cuyo preámbulo yo te había estado leyendo
Cuando aún creía que probablemente íbamos a follar
Y me sentí una tonta cuando di
El portazo
Pero cuando salí al aire de la noche
Sentí alivio.




///

 


Tú lees mucho. Tienes una especie de hambre.
Me gusta. Tu hambre te permite
Ver cosas.
Debes de haber visto que me sentí una tonta, me sentí
Desamparada.
Mujeres.
No sé, Jake.
No entiendo a las mujeres.
Ahora mismo me siento como una de ellas.
No sé qué quieren las mujeres
Pero sé que las que me gustan
No son esas arpías
Que te rodean con el brazo
(En esta situación hipotética tú
Eres la mujer joven)
Y que dicen Llegas a un momento en tu vida que…
Que les den a esas perras
Que tratan de envenenar a las chicas desesperadas
Con sus visiones del mundo de mierda, pura resignación.
Mujeres. Tienen que sentir deseo.
Yo también. Tengo que sentirlo.
Y tu ex también, o quizás ahora resulta que has vuelto con ella,
No sé, Emma. Leí algunas de las cosas que te escribió
Cuando me metí en tu cuenta de gmail.




///

 

Tiene su encanto. Quizá es un poco superficial
Pero es lista. No muy exigente, supongo.
No nos parecemos mucho; tú eres dulce
Y condescendiente cuando le escribes.
Es difícil estar seguro
De algo. Supongo que es
Preciosa. Tiene el pelo
Rizado, como yo, pero en este archivo .jpeg parece
Que ella se pone más productos.
La llamas Conejita.
Qué mono. A veces,
Cuando me pongo encima de ti a horcajadas, me dices
Esas palabras ridículas: Mamma
Llama. A veces gimoteas
Y haces ruiditos y haces como que
Lloras, y dices: Oh
Ari, me haces sentir
Muchas emociones…
Yo también siento muchas emociones.
Creo que no me gustan las chicas
Que siempre están disculpándose de todo como si fueran niños
Y hacen algo que no resulta “mono”.
Yo misma a veces pido perdón. Te pedí

 

*

 

Perdón a ti. Qué pena
No ser más fuerte. Sería peor.
Emma trabaja en una galería de art
Un piso debajo de la galería
Donde yo trabajaba hace tres años.
Ella es La Chica De La Galería De Arte.
Ya sé de qué va ese rollo.
Yo fui La Chica De La Galería De Arte. Intenté
Que me gustara. Era importante
Hacer como que te interesa
Estar cerca de los artistas y cerca del arte
Como si la proximidad equivaliera
A la metonimia, y no es así, no
En la vida real. Lo que es metonimia
Es la vida real. Te pegas mucho
A algo; algo de su
Verdad e incompletitud
Te es transferido;
Lo llevas en tu cuerpo,
Por ahí. Quizás. Arte. Esa mierda
Trivial y supuestamente importante que compra la gente rica.
Cuando trabajaba en el piso de arriba
De donde trabaja ahora Emma
Me daba miedo lo que significa

 
*


 

Existir junto a las ideas artísticas
De otra persona. Se me rompía
El corazón.
Nunca conseguí que se me diera bien
Fingir la expresión vacía
De la auténtica contemplación de la belleza
En mi cara.
Además, tengo un aspecto
Raro. He usado
Las palabras Real, Sentir.
Cuando trabajaba
En la galería, en el piso de arriba
De donde trabaja ahora Emma, llevaba minifalda
Y vestidos extraños, y mi jefa,
Básicamente un fraude y eso que los franceses
Decimonónicos llamaban
una arriviste (puedo ser todo lo pedante que quiera
porque estoy hablando del mundo del arte),
solía presentarme a los coleccionistas
como Su Chica-Genio. Aparte de esta
extravagancia, lo extraño
de esta mujer
era que, a pesar del hecho de que deseaba
fama y más dinero (aunque ya tenía mucho
dinero) tenía también un curioso apetito por las ideas.

 
*

 

Y por los adjetivos. Cuanto más espesos, mejor.
Palabras. Yo misma tuve que usar
Algunas de esas palabras porque algo de ella,
Algo en su estrafalario exceso mental,
Las atraía. Su hermano loco
Me echó tres veces. Bueno, en fin,
No sé por qué te estoy contando todo esto,
Como no sea porque creo que Las Chicas De Las Galerías De Arte
Tienen algo que ver con
Lo que algunas mujeres quieren y hacen y son.
¿Y qué pasa con Los Chicos De Las Galerías De Arte, o sea, Los
Gerentes Artísticos? Ellos también
Cuentan. Psche…
Uno podría tratar de sentirse seducido por la idea de que estar sentado
Y de pie en una habitación con algo en ella
Que alguien está dispuesto a comprar
Es lo mismo que tener
Corazón, creencias. El sistema abierto
Que uno atraviesa
Conseguirá abrirse camino en uno, y afectarnos
De una u otra manera. Este concepto
Firme, este colgante
Cultural, tal y como es.
Me sentí tan poco auténtica, cogiéndote

 

*
 

El teléfono, haciéndome
La guapa y la desdeñosa
Cuando no lo soy.
Fingiendo que todas esas gilipolleces
Son algo que yo sé hacer muy bien
Cuando en realidad se me dan fatal. Demasiado intelectualoide
Y sentimental. Demasiado entusiasta, joder.
Algunas personas pueden hacer que cualquier cosa
Parezca verdad. He sido una puta antes.
Tal vez es porque siempre
Quiero saber
Cosas sobre las mujeres que he acabado teniendo
Estos trabajos tan denigrantes.
Algunas mujeres son muy intensas,
Jake, ¿sabes a qué me refiero? Lo suficientemente intensas
Como para no ser lo que son, nunca.
No me refiero a esa auto-reflexividad
De la era de internet, auto-ironía, como sea
Que lo llamen, como si el yo fuera algo tan fijo
Que sólo ironizando sobre “él” pudiera constituirse
En una explosión de la conciencia.
Me encantan las mujeres
Que están más allá de sí mismas,

 

 *



De ti, de su situación, de todo.
Esas son las mujeres de las que yo quiero saber
Cosas. Esas son las mujeres que yo quiero conocer.
Ahora mismo estoy escuchando a Nico
Y estoy pensándome si voy a sentirme
Intimidada o no. Quiero sentir amor.
Sentí amor por ti cuando dijiste:
Es horrible lo que le ha pasado
A la cultura mediterránea. Y sentí amor por ti
Cuando dijiste eso que yo no podría haberte
medio-obligado
A decir: que era mucho más intenso, el sexo
Y todo lo que sucedía entre tú y yo,
Que lo que sucedía entre tú y ella.
Nunca antes había sido yo “la otra”.
Me muero de terror
Pero no puedo evitarlo, no puedo evitar
Escribirte esto.




///




Me llamó Abigail
Después de haberme metido en tu e-mail
Para decirme que estabas muy cabreado
Y que al principio ella se había sentido sorprendida
De que yo pudiera haber hecho algo así.
Abigail y yo salimos por ahí
Comimos hamburguesas vegetarianas
Y le expliqué
Cómo me sentía
Y me entendió.
Me conmovió que de todas las personas
A las que podrías haber llamado
La llamaras a ella
La mañana del día después de
Mi traición
Porque siempre me estabas picando
Diciéndome que Abril me tiene mucho respeto. Yo la respeto
También. Mucho. No sé si me estoy inventando
Que hay algo despectivo en tu tono de voz
Cuando me dices cosas bonitas. Bueno, creo
Que estarías de acuerdo conmigo en que
Un poco peyorativo
Sí que es.




Estos poemas pertenecen a Coeur de lion
BY BERTA GARCÍA FAET  EN LENGUA AJENA, POESÍA
http://latribudefrida.com/poesia/poemas-de-ariana-reines/





Science Fiction

Just now I touched my chest
And felt my heart quivering there.
This must be one of the bad times.
 
I think it is quivering with remorse
And exhaustion. Once I saw a heart
Beating in a documentary. I was a very
 
Little girl and the sight disgusted me.
Throbbing and not stopping my heart betrays
Me and yet remains sure and true, a thing
 
Of nature. Earth bleeding
Its guts out on the sea floor exhausts
Me with remorse and shame, and yet I have to trust it
 
As wealth is proven by how terribly it devastates
Itself, and I am but one symptom among billions of the wealth
Of Earth. A tired feeling that is recuperated by a passing spaceship
 
Or an infinitude like fame but more universal. I will have to miss you
Earth; I miss you already. And yet when I touch myself whom I should
Not trust it is still only the heaviest and most jealous feelings that bind me to you, like blood.





The Four Seasons

Eight stars make
A soft solfege
 
Above this motel
Where there are never
 
Stars.
I let a skinny man
 
Put his long thick dick in me for you
So we could break our hearts
 
The way you want me to. Somewhere a white
Wall stretches up behind the backs of a tribe
 
Whose obscurity protects its secret from the common
World and the connivances it ordains.
 
What time is it. What season is it.
I don’t know.
 
The moon blows green
Gas into my skull
 
I want to hide what I dream
In a big boot, and wear the boot
 
And starve as I lean upon the boot of my destitution
And drag
 
The truth as a gimp would drag the weight of her body.
That would give me a feeling of honesty.






[Love]

Love

Is an interruption or an aberration, a force in opposition to the ultimate inertia
of the universe,
 
Wrote Marguerite Duras.
 
Whether or not it is worth it it occurs. Whether or not it is to be believed it is.
 
The wind moves us without a frond being needed to be held by a slave girl.
 
The rudiments of sentences are ancient without a mouth needing to remember 
what it is losing as it lets those words out, something eviller than what they
even mean right now, something too evil to be known right now
 
Or ever.
 
I feel sure that even the most culpable people have other qualities secreted 
away
 
Adjusting their garments in light of fate
 
He turned his head upward, he looked up the white wall. The light from the
lamp could be light coming from a great distance, it could be a great distance
away, and the wall could be snow it is so beautiful, he said. His head looking
up the wall, his eyes looking up it, he said, that nail in the wall could also be 
beautiful, for so far away.









.




NOËL VALIS [16.855]

$
0
0

Noël Valis 

Nacida el 24 de diciembre 1945, EE.UU. Escritora, poeta, erudita y traductora. Profesora de español en la Universidad de Yale. ProfesorA y DirectorA de Estudios de Posgrado de español.

Áreas de interés: Siglo XIX y XX español en la literatura, la historia y la cultura; literatura comparativa; enfoques interdisciplinarios a la cultura española moderna; Guerra civil Española; la religión y la literatura; Federico García Lorca.

Libros editados:

In the Feminine Mode. Essays on Hispanic Women Writers (Bucknell University Press, 1990; 2nd ed., 1995) (co-ed. with Carol Maier) 
Poesías. By Carolina Coronado (Castalia / Instituto de la Mujer, 1991)
Teaching Representations of the Spanish Civil War'' (Modern Language Association, 2007) 

Ficción y Poesía:

The Labor of Longing. A Novella (Main Street Rag Publishing, 2014) [ 13 ]
My House Remembers Me / Mi casa me recuerda . Poetry (Esquío, 2003) [ 14 ]

Traducciones:

Burning Cartography . Poetry by Noni Benegas (Host Publications, 2007; 2nd ed., 2011)
The Poetry of Sara Pujol Russell (Susquehanna University Press, 2005)
The Poetry of Julia Uceda (Lang, 1995)
''Prelude to Pleasure. [[Pedro Salinas]]' ]' ( Víspera del gozo ) (Bucknell University Press, 1993)
Las conjuradoras. Antología bilingüe de seis poetas norteamericanas de hoy (Esquío, 1993)



NOËL VALIS

BY CARMEN G. CUEVA
http://latribudefrida.com/poesia/luz-en-la-habitacion-iv-noel-valis/

Antes del viaje, repasé las lecturas teóricas, las notas de cada uno de esos textos que debían acompañarme. En la maleta, también, un poemario. No tuve tiempo de leerlo hasta casi el avión y su título se volvió una pequeña brecha: My House Remembers Me, Mi casa me recuerda. Conforme el otoño iba cayendo sobre Nueva Inglaterra, esta edición bilingüe de la obra de mi tutora en Yale, la profesora Noël Valis (1945), fue ganando peso en la soledad escogida de esa estancia.

Académica distinguida, pensadora finísima sobre la cultura, la sociedad, la literatura española del siglo XIX y comienzos del XX, en sus versos encontré las puntadas de porqués que hilan a veces las obsesiones y devenires de quienes aúnan en su carrera profesional el estudio y la escritura. Identificación, sin duda. Territorio conocido que se despliega en versos especialmente próximos a mi propio decir: la casa, la memoria, la genealogía de la carne y la palabra. Pero también la naturaleza, sus imágenes, su pulso terroso que late y se siente a pesar del hormigón, del camino de vida entre aulas, despachos y largas carreteras.


Selecciono tres poemas de ese libro bilingüe, publicado en 2002 en la Colección Esquío de Poesía, traducidos por Carol Maier.



POEMAS


Lengua materna

Las verdaderas lecciones del pelo, la piel y los labios,
la carne abriéndose,
son siempre el último capítulo del libro
al que nunca llegamos,
como en la ciencia: nunca
llegamos al sol
porque somos cegados por su gracia.
Pero el sol, madre, aún está aquí.
Tú, madre, aún estás aquí,
bajando de aquel azul, como siempre,
y tu lengua
que no escribe, no habla
el idioma aprendido de la gramática formal,
que me dio tiernos
gajos de palabras en una naranja,
me dio rojas mañanas
de brillantez maternal y ausencia paternal
mientras yo dormía bajo milagros,
tu lengua es la única entrada a los muertos
y los vivos de este mundo.
Tu habla abrió insondables
cuevas lunares de tiempo,
arrastrándose hacia el sol ciego,
devolviendo olas de sonidos acalorados,
pucheros relucientes
arrojados contra la puerta de la cocina.

Pero yo no podía leer el registro
de abolladuras,
el gran estallido del cual
nací yo,
el choque de platillos de dos en uno,
de él y ella,
de lenguas que siempre estaban alejándose,
del que yo nací,
amoratada desde dentro como tú,
ganando altas notas en las edades de diferencia
y lenguas y rabias, que me hicieron,
me hicieron una alumna tan apta.
Pensaba entonces
que había desaprendido tu lengua,
había lavado mi memoria
y dejé colgado el espacio en blanco como una sábana lánguida
entre nosotras.

Tenía que volver a dormir bajo milagros,
hasta donde tú estás,
y aquella lengua de la cocina
estallando,
para aprender esas primeras lecciones de las partes del habla,
que yo soy parte de tu habla.





Regresión

Alguien llama para decir que ha muerto
mi madre. Me chupo ávidamente el pulgar
me orino en la cama
doy aullidos corro al fondo de la casa
me escondo no voy nunca a la escuela hago
tartas de barro todo el día ando a gatas debajo del porche.
Alguien está llamando. No oír. No escuchar.
Gatear dentro. Luego alguien
me muestra una carta,
mira, una carta en que mi madre
no ha muerto, una carta
que ya no puedo leer.





Caballo negro que corre

A los diez años vi correr un caballo negro
a los veinte corría hacía mí
hoy cumplo treinta años
y el caballo negro que corre
soy yo.









SILVIA BARON SUPERVIELLE [16.856]

$
0
0

Silvia Baron Supervielle

Silvia Baron Supervielle (*10 de abril de 1934, Buenos Aires, Argentina) es una escritora, poeta, narradora y traductora argentina residente en Francia desde 1961.

Nació en Buenos Aires de madre uruguaya (Raquel García Arocena) y padre argentino de origen francés (Andrés Baron Supervielle,1905-1999). Huérfana a los dos años, recibe de su abuela francesa, prima hermana del poeta uruguayo Jules Supervielle, su educación francesa.

Viajó a Europa en 1961, reside en París y comienza a escribir en francés.

Ha traducido al francés a Jorge Luis Borges, Macedonio Fernández, Alejandra Pizarnik, Silvina Ocampo, Roberto Juarroz, Arnaldo Calveyra y al español a Marguerite Yourcenar de quien tradujo su obra poética y teatral: Les Charités d’Alcippe (Visor, Madrid 1982) y Théâtre de Marguerite Yourcenar (Tomo I, 1983 ; Tomo II, 1986. Editions Lumen, Barcelona).

En el año 2012 fue recipiente del Premio de Literatura Jean Arp.

Es Oficial de la Orden Nacional del Mérito de Francia.

Preside el jurado para el Gran Premio de Poesía 2012-14.

Obra principal

Les Fenêtres, Hors Commerce, 1977
Plaine blanche, Editions Carmen Martínez, 1980.
Espace de la mer, Editions Thierry Bouchard, 1981.
La Distance de sable, Editions Granit, 1983.
Le Mur transparent, Editions Thierry Bouchard, 1986.
Un été avec Geneviève Asse, entretien, L’Échoppe, 1996.
Lectures du vent, Editions José Corti, 1988.
L’Or de l’incertitude, 1990
Le Livre du retour, Editions José Corti, 1993.
L’Eau étrangère, Editions José Corti, 1993.
La Frontière, Editions José Corti, 1995.
Nouvelles Cantates, Editions José Corti, 1995.
La frontière, 1995
El cambio de lengua para un escritor. 1998, Corregidor
La Ligne et l'Ombre. 1999
El agua extraña. 2000
Después del paso. 2001
La orilla extraña (novela)
Une reconstitution passionnelle: Correspondance 1980-1987 Editions Gallimard (2009)
Journal d'une saison sans mémoire, Gallimard.
L’alphabet du feu: Petites études sur la langue, 2007

Traducciones al francés

Jorge Luis Borges, Les Conjurés, Jacques Quentin éditeur, Genève, 1989.
Macedonio Fernández, Elena Bellemort, José Corti, 1990.
Macedonio Fernández, Papiers de Nouveau venu et Continuation de rien, fragments, avec Marianne Millon, José Corti, 1992.
Roberto Juarroz, Fragments verticaux, fragments, José Corti, 1993.
Juan Rodolfo Wilcock, Les Jours heureux, poèmes, La Différence, 1994.
Macedonio Fernández, Cahiers de tout et de rien, fragments, avec Marianne Millon, José Corti, 1996.
Silvina Ocampo, Poèmes d’amour désespéré, poèmes, José Corti, 1997.
Roberto Juarroz, Quatorzième poésie verticale, poèmes, José Corti, 1997.
Silvina Ocampo, La Pluie de Feu, théâtre, Christian Bourgois, 1997.
Teresa de Ávila, Cantiques du chemin, poèmes, Arfuyen, 1999.
Arnaldo Calveyra, Le livre du miroir, poèmes, Actes Sud, 2000.
Ángel Bonomini, Tours de silence, poèmes, Arfuyen, 2004.
Alejandra Pizarnik, Œuvre poétique,con Claude Couffon Actes Sud, 2005.




entre el intervalo
del relámpago
y la explosión 
del trueno

me identifica
el instante


*


las travesías
borran el punto
de partida
y prolongan
la llegada



*


que nadie 
me cierre los 
párpados

quiero verte
perturbar
la eternidad





La palabra extranjera
BY LAIA LÓPEZ MANRIQUE

A veces me gustaría mandar a todos los escritores del mundo al extranjero, fuera de su propio idioma y fuera de todo ornamento y filigranas verbales, para comprobar qué quedará de ellos entonces.

WITOLD GOMBROWICZ

Silvia Baron Supervielle nació en Buenos Aires en 1934 y se instaló en París en los años 60. Fue en Francia donde desarrolló su obra literaria, en una lengua impropia, en la que se ha mantenido hasta el momento: el francés. Lo declara la propia autora: “Yo escribía poemas y cuentos en español, pero no pensaba seriamente en escribir. Tardé bastante en cambiar de lenguaje. Por complacer amigos, que querían leer algo mío, traté de traducirme, pero eran poemas largos, a veces sonetos. Entonces me puse a escribir en francés. Me gustó mucho, veía las cosas de otra manera. Le temía a la nueva lengua y sospecho que por ello escribí poemas breves. Fue la revelación de un estilo y con él, de un universo. Esos poemas me devolvían mi imagen, la soledad en la que estaba. Me vino la idea que podía ser una escritora. No porque mis poemas estuvieran en francés sino porque estaban en otra lengua. Las palabras estaban lejos. La desorientación me convenía.”

Escribir en una lengua extraña debe significar algo así como morar dentro de un paréntesis que permite reinventar y, a un tiempo, comprimir, adelgazar el mundo. Eso explica, en parte, la parquedad de estilo con que muchos de los autores que han vivido entre dos aguas afrontan la escritura. Pienso, por ejemplo, en la obra de Agota Kristof, la exiliada, la “analfabeta”. A Kristof escribir en francés le permitió alcanzar un grado de precisión verbal que, en su caso, acompañaba en perfecta sincronía la materia de sus novelas y cuentos. Si el lenguaje literario ya nos es, técnicamente, extraño, en el esfuerzo por traspasar las fronteras de la lengua materna queda abierta la paradoja de una nueva libertad creativa. La exención del artificio retórico (la “filigrana” que mencionaba Gombrowicz en la cita) nos causa, a veces, como lectores, un contacto con la palabra en carne viva que a algunos les puede resultar cruento. Porque la aparente sencillez del lenguaje así rehecho revela un pulso, una forma de violencia. En el caso de las mujeres que escriben, se podría decir, con Cixous, que el grado de extranjerización vendría a ser doble por ser, además, no-herederas de un canon que las excluye.

Los poemas de Silvia Baron Supervielle son soplos ligeros y cargados de resonancias. Y es que el francés, o así me lo parece, es una lengua que sopla. Poemas-puente, contenidos y lacónicos, casi al raso, pequeñas plantas colgantes suspendidas y movidas por el viento, dejan que el blanco de la página escriba su propia devolución, su traslación a la inversa; el retorno, tal vez, a la otra orilla.



loin de moi
si un mot
pouvait lancer

l’accord
de ma poitrine
emprisonné





si sin mí
un verbo
lanzase

la nota
de mi pecho
prisionera



*



on lui prit la main
pour passer la rue
on guida son crayon
lui montra le chemin
sur l’atlas déplié
on lui apprit à prier
lui décrivit la mer
lui dévoila le fruit
mais on ne l’adopta
pas pour franchir
sa pupille figée





le hicieron cruzar
la calle de la mano
guiaron su lápiz
le enseñaron la ruta
en la vasta geografía
aprendió a rezar
le explicaron el mar
le mostraron el fruto
mas no lo adoptaron
a fin de liberar
su pupila fija



*



ils sont venus un soir
déménager les choses
sans trébuler ni dévier
la vue avec les sangles
serrées les jambes lentes
le dos infléchi de poids
inanimé ils emportaient
les cintres de l’armoire
les manches renversées
du manteau les souliers
et revenaient reprendre
le lit la table la lampe
close la règle la clé
la porte entrouverte
du jour descendant


vinieron por la tarde
a trasladar las cosas
sin tropezar ni desviar
la mirada con las ceñidas
cinchas y los pasos lentos
la espalda bajo la carga
inanimada a llevarse
las perchas del armario
las manchas recogidas
del abrigo los zapatos
y volvían por la cama
la mesa la lámpara
apagada la regla la llave
la puerta entreabierta
del día derribado



*



nous n’eûmes
pour naître
pas de nom
et fûmes elle
ou il pour
mourir




no tuvimos
un nombre
al nacer
y fuimos ella
o él para
morir

Traducción de los poemas al castellano de la autora y Eduardo Berti.










HÉLÈNE CIXOUS [16.857]

$
0
0

Hélène Cixous

Hélène Cixous (nació el 5 Junio de 1937) feminista francesa, profesora universitaria, escritora, poeta, dramaturga, filósofa, crítica literaria y especialista en retórica.

Hélène Cixous nació en Oran, Argelia francesa, hija de una madre alemana judía asquenazí y un padre algerí judío sefardí. Llegó a Francia, ya casada, en 1955; tiene un hijo y una hija; se divorcia.1

Se graduó en 1959 y obtuvo su doctorado en letras en 1968. Se especializó en literatura inglesa y, en especial, en los trabajos de James Joyce. En 1968, publicó "El exilio de James Joyce o el arte de la sustitución" y, al año siguiente, su primera novela "Dedans", un trabajo semi autobiográfico que ganó el premio Médicis.

Colaborará con el famoso Théâtre du Soleil, desde que conoció la pieza 1789, y por ende a su direcroa Ariane Mnouschkine.

Su trabajo ha proseguido incesantemente (con 68 títulos) hasta Homère est morte, de 2014.

Cuenta con grados honoríficos otorgados por las universidades Queen's University y la Universidad de Alberta en Canadá; la Universidad College Dublin en Irlanda; la Universidad de York y la Universidad College London en el Reino Unido; y la Universidad Georgetown, la Universidad Northwestern y la Universidad de Wisconsin-Madison en Estados Unidos.

Obra

Prosa

Le Prénom de Dieu (Grasset, 1967)
Dedans (Grasset, 1969)
Le Troisième Corps (Grasset, 1970)
Les Commencements (Grasset, 1970)
Neutre (Grasset, 1972)
Tombe (Le Seuil, 1973, 2008)
Portrait du Soleil (Denoël, 1974)
Révolutions pour plus d'un Faust (Le Seuil, 1975)
Souffles (Des femmes, 1975)
Partie (Des femmes, 1976)
La (Gallimard, 1976)
Angst (Des Femmes, 1977)
Anankè (Des femmes, 1979)
Illa (Des femmes, 1980)
Limonade tout était si infini (Des femmes, 1982)
Le Livre de Prométhéa (Gallimard, 1983)
Déluge (Des femmes, 1992)
Beethoven à jamais ou l'Existence de Dieu (Des femmes, 1993)
La Fiancée juive de la tentation (Des femmes, 1995)
Osnabrück (Des femmes, 1999)
Le Jour où je n'étais pas là (Galilée, 2000)
Les Rêveries de la femme sauvage (Galilée, 2000)
Manhattan (Galilée, 2002)
Tours promises (Galilée, 2004)
Rencontre terrestre, con Frédéric-Yves Jeannet (Galilée, 2005)
L'amour même: dans la boîte aux lettres (Galilée, 2005)
Hyperrêve (Galilée, 2006)
Si près (Galilée, 2007)
Cigüe: vieilles femmes en fleurs (Galilée, 2008)
Philippines: prédelles (Galilée, 2009)
Ève s'évade: la ruine et la vie (Galilée, 2009)
Double Oubli de l'Orang-Outang (Galilée, 2010)
Homère est morte (Galilée, 2014)

Ensayos

L'Exil de James Joyce ou l'art du remplacement (Grasset, 1968)
Prénoms de Personne (Le Seuil, 1974)
La Jeune Née (U.G.E., 1975)
Le Rire de la Méduse (L'Arc, 1975)
La Venue à l’écriture (U.G.E., 1977)
Entre l’écriture (Des femmes, 1986)
L'Heure de Clarisse Lispector (Des femmes, 1989)
Karine Saporta, con Daniel Dobbels y Bérénice Reynaud (Armand Colin, 1990)
Hélène Cixous, photos de racines, con Mireille Calle-Gruber (Des femmes, 1994)
Voiles (con Jacques Derrida, Galilée, 1998)
Portrait de Jacques Derrida en jeune saint juif (Galilée, 2001)
Le Voisin de zéro: Sam Beckett (Galilée, 2007)
Abstracts et brèves chroniques du temps. I. Chapitre Los (Galilée, 2013)
Ayaï! Le Cri de la littérature (Galilée, 2013)

Teatro

La Pupille (Cahiers Renaud-Barrault, 1971)
Portrait de Dora (Des femmes, 1975). Repr. en el Théâtre d'Orsay, París (1976) y Londres 1979.
La Prise de l'école de Madhubaï (Avant-Scène, 1984)
L’Histoire terrible mais inachevée de Norodom Sihanouk, roi du Cambodge (Théâtre du Soleil, 1985; ed. corregida 1987).
L’Indiade, ou l’Inde de leurs rêves, et quelques écrits sur le théâtre (Théâtre du Soleil, 1987)
Les Euménides d’Eschyle (trad. para el Théâtre du Soleil, 1992)
La Ville parjure ou le réveil des Erinyes (Théâtre du Soleil, 1994)
Et soudain, des nuits d'éveil (Théâtre du Soleil, 1997)
Tambours sur la digue (Théâtre du Soleil, 1999)
Rouen, la Trentième Nuit de Mai '31 (Galilée, 2001)
Les Naufragés du fol espoir (Théâtre du soleil, 2010)





Hélène Cixous: La llegada a la escritura - fragmentos - (Amorrortu Editores, 2006)
Traducción: Irene Agoff



Cualquier punto de llegada, ese momento privilegiado donde uno al fin habita, aunque sea por segundos, siempre interroga no sólo por el inicio desde dónde se ha partido, sino por esa trayectoria recorrida. 

Llegar a la escritura no sencillamente como aquello que rasga una hoja o la pantalla de una computadora, sino aquello que raspa, que marca, instaura una huella que antes no estaba y que quizás no vuelva estar... Quizás el viento se la lleve, o la lluvia, pero en ese recorrido aquel que la lee se ha transformado en ese mismo acto.

La escritura... modo de decir/se, de llamar a esa dificultad que está al otro lado de algo que es necesario atravesar... hacer/se esa inscripción que a la vez extranjera, produce un lugar donde habitar... cada vez.
La llegada a la escritura metáfora carnal de tantas vicisitudes cotidianas donde el hambre puede ser tan real: la necesariedad de los alimentos, la necesariedad de los textos.






Al principio, adoré. Lo que adoraba era humano. No personas; no totalidades, no seres denominados y delimitados. Sino signos. Parpadeos de ser que me impactaban, que me incendiaban. Fulguraciones que llegaban a mí: ¡Mira! Yo me abrasaba. Y el signo se retiraba. Desaparecía. Mientras yo ardía y me consumía entera. Lo que me sucedía, poderosamente lanzado desde un cuerpo humano, era la Belleza: había un rostro, en él estaban inscriptos, guardados, todos los misterios, yo estaba delante, presentía que había un más allá al que no tenía acceso, un allá sin límites, la mirada me oprimía, me impedía entrar, yo estaba afuera, en acecho animal. Un deseo buscaba su morada. Yo era ese deseo. Yo era la pregunta. Destino extraño de la pregunta: buscar, perseguir las respuestas que la calmen, que la anulen. Si algo la anima, la eleva, la incita a plantearse, es la impresión de que el otro está allí, muy cerca, existe, muy lejos, de que en algún lugar en el mundo, una vez cruzada la puerta, está la cara que promete, la respuesta por la cual uno continúa moviéndose, a causa de la cual uno no puede descansar, por amor a la cual uno se contiene de renunciar, de dejarse llevar; a muerte. ¡Qué desgracia, empero si la pregunta llegara a encontrar su respuesta! ¡Su fin!




Amar: conservar vivo: nombrar.




El rostro primitivo fue el de mi madre. Su cara podía a voluntad darme la vista, la vida, quitármelas. A causa de la pasión por el primer rostro, durante mucho tiempo esperé la muerte por ese lado. Con la ferocidad de un animal, no quitaba la vista de mi madre. Cálculo erróneo. En el tablero yo mimaba a la dama, y el que cayó fue el rey.




Escribir: para no dejarle el lugar al muerto, para hacer retroceder al olvido, para no dejarse sorprender jamás por el abismo. para no resignarse ni consolarse nunca, para no volverse nunca hacia la pared en la cama y dormirse como si nada hubiera pasado; nada podía pasar.




Mi escritura mira. Con los ojos cerrados.





¿Quién puede definir lo que quiere decir "tener"?; ¿dónde sucede el vivir?; ¿dónde se asegura el gozar?






Primero escribí en verdad para cerrarle el paso a la muerte. A causa de un muerto.





Con una mano, sufrir, vivir, palpar el dolor, la pérdida. Pero está la otra: la que escribe.




¿Escribir? Ni lo pensaba. Soñaba con eso todo el tiempo, pero con el pesar y la humillación, con la resignación, la inocencia de los pobres. La Escritura es Dios. Pero no el tuyo.




Yo comía los textos, los chupaba, los mamaba, los besaba. Soy el niño innumerable de su multitud.





Pero ¿escribir? ¿Con qué derecho? Después de todo, los leía sin derecho, sin permiso, a sus espaldas.





¿Escribir? Me moría de ganas, de amor, dar a la escritura lo que ella me había dado, ¡qué ambición! Qué imposible felicidad. Alimentar a mi propia madre. ¿Darle a mi vez mi leche? Loca imprudencia.







Todo en mí complotaba para vedarme la escritura: la Historia, mi historia, mi origen, mi género. Todo lo que constituía mi yo social, cultural. Empezando por lo necesario, que me faltaba, la materia en la cual la escritura se talla, de la que se arranca: la lengua.





Tú puedes desear. Puedes leer, adorar, ser invadida. Pero escribir no te está concedido.






Hablar (gritar, aullar, rajar el aire, la rabia me impelía a eso sin descanso) no deja huellas: tú puedes hablar, -eso se evapora, los oídos están hechos para no oír, la voz se pierde. ¡Pero escribir! Sellar un contrato con el tiempo. ¡Anotar! ¡¡¡Hacerse notar!!!



- Eso está prohibido.




- no tengo lugar donde escribir. Ningún lugar legítimo, ni tierra, ni patria, ni historia que sean mías.




Nada me corresponde - O bien todo y no más a mí que a cualquier otro.




- No tengo raíces: en qué fuentes podría hallar alimento para un texto. Efecto de diáspora.




- No tengo lengua legítima. En alemán canto, en inglés me disfrazo, en francés robo, soy ladrona, ¿dónde iba yo a recostar un texto?





- Hasta tal punto soy ya la inscripción de una distancia, que una distancia más es imposible. Me dan esta lección: tú, la extranjera, insértate. Toma la nacionalidad del país que te tolere. Pórtate bien, entra en vereda, en lo común, en lo que imperceptible, en lo doméstico.




He aquí tus leyes, no matarás, serás muerta, no robarás, no serás una mala recluta, no estarás loca ni enferma, sería una falta de consideración con quienes te hospedan, no zigzaguearás. No escribirás. Aprenderás las cuentas. No te tocarás. ¿En nombre de quién iba yo a escribir?





("Ella sólo se despierta al contacto del amor, antes de ese momento es sólo sueño. Pero en esta existencia de sueño se pueden distinguir dos etapas: primero el amor sueña con ella, luego ella sueña con el amor.")





Arriba, vivo en la escritura. Leo para vivir. Leí muy pronto: no comía, leía. Siempre "supe" sin saberlo, que me alimentaba de texto. Sin saberlo. O sin metáfora. Había poco sitio para la metáfora en mi existencia, un espacio muy restringido, que a menudo yo anulaba. Tengo dos hambres: una buena y una mala. O la misma sufrida de modo diferente. Tener hambre de libros era mi alegría y mi tormento. Libros, casi no tenía. No hay dinero, no hay libro. Roí en un año la bilbioteca municipal. Yo mordisqueaba, y al mismo tiempo devoraba. Como con los pasteles de Jánuca: pequeño tesoro anual de diez pasteles de canela y jengibre. ¿Cómo conservarlos consumiéndolos? Suplicio: deseo y cálculo. Economía del tormento. Por la boca aprendí la crueldad de cada decisión, un mordisco, lo irreversible. Guardar no es gozar. Gozar y no gozar más. La escritura es mi padre, mi madre, mi nodriza amenazada.





Me dejé alimentar sólo por la voz, por las palabras. Se había cerrado un trato: sólo tragaría si me hacían oír. Sed de mis oídos. Chantaje de deleites. Al comer, al incorporar, mientras me dejaba atiborrar, mi cabeza se hechizaba, mis pensamientos se evadían, mi cuerpo aquí, mi mente en viajes sin detenciones.




Tal vez he podido escribir porque esa lengua escapó al destino reservado a las caperucitas rojas. Cuando no te pones tu lengua en el bolsillo, siempre habrá una gramática que la censure.



He tenido esa suerte, ser la hija de la voz.




En mi lengua, mis fuentes, mis emociones son las lenguas "extranjeras". "Extranjeras": música en mí de la otra parte; preciosa advertencia: no olvides que no todo está aquí, alégrate de ser sólo una parcela, un grano de azar, no hay centro del mundo, levántate, ve lo innumerable, escucha lo intraducible;




Con la ayuda de la memoria y del olvido, yo podía releer el libro. Recomenzarlo. Desde otro punto de vista, desde otros y otros. Leyendo descubrí que la escritura es lo infinito. Lo indesgastable. Lo eterno.





Leer: escribir las dies mil páginas de cada página, traerlas a la luz, creced y multiplicaos y la página se multiplicará. Pero para eso, leer; hacerle el amor al texto. Es el mismo ejercicio espiritual.




¿Era yo una mujer? Al revivir esta pregunta interpelo a toda la Historia de las mujeres.




¿Escribir? Si escribía "YO", ¿quién hubiera sido? Podía pasar muy bien bajo "YO" en la vida cotidiana sin saber más al respecto, pero ¿cómo hubiera hecho para escribir sin saber quién-yo? No tenía derecho. ¿Acaso la escritura no era el lugar de lo Verdadero? ¿Acaso lo Verdadero no es claro, distinto y uno? Y yo imprecisa, varias, simultánea, impura. ¡Renuncia!




Yo renunciaba. Eso se calmaba. Se hacía olvidar. Mis esfuerzos eran recompensados. Veía lucir mi doméstica santidad. Me aglutinaba. Me desmochaba. Estaba a punto de advenir a la una-misma.




Pero, como lo supe luego, lo reprimido vuelve.





Escribir: como si aun tuviera ansia de gozar, de sentirme plena, de pujar, de sentir la fuerza de mis músculos, y mi armonía, estar embarazada y en el mismo momento procurarme las alegrías del alumbramiento, las de la madre y las del niño. A mí también darme nacimiento y leche, darme el pecho. La vida llama a la vida. El goce quiere relanzarse. ¡Otra vez! No escribí. ¿Para qué? La leche se me ha subido a la cabeza...




- ¿Quién eres? - Lo sé cada vez menos. Renuncio.




En verdad no tengo ninguna "razón" para escribir. Todo viene de ese viento de locura.




Lo único que tengo para escribir es lo que no sé. Les escribo con los ojos cerrados. Pero sé leer con los ojos cerrados. A ustedes, que tienen ojos para no leer, no tengo nada que revelarles. La mujer es una de esas cosas que no están en condiciones de comprender.




Hice todo lo posible para acallarlo. Todo lo que digo es más que verdadero. ¿Para qué sirve excusarse? No se puede barrer la feminidad. La feminidad es inevitable. Les pido que reinicien su partida. Tomen ustedes sus partes vergonzantes. A ella sus partes (partie/les parties) orgullosas le caen muy bien.





No tengo nada que decir sobre mi muerte. Fue demasiado grande para mí hasta ahora. En cierto modo todos mis textos "nacieron" de ella. Huyeron de ella. Salieron de ella. Mi escritura tiene varias fuentes, varios soplos la animan y la arrastran.




... al escribir, porque escribir es siempre primero una manera de no lograr hacer el duelo de la muerte.




Y digo: hay que haber sido amada por la muerte, para nacer y pasar a la escritura. La condición por la que comenzar a escribir se vuelve necesaria -(y)- posible: perder todo, haber una vez perdido todo. Y esta no es una "condición" pensable. Tú no puedes querer perder: si quieres, entonces hay tú y hay querer, hay no-perdido. Escribir -comienza, sin ti, sin yo, sin ley, sin saber, sin luz, sin esperanza, sin lazo, sin nadie cerca de ti, pues aunque la historia mundial continúa, tú no eres ahí, tú eres "en""infierno"...




Si estás perdida solamente entonces el amor puede hallarse en ti sin perderse.




... libérate de las viejas mentiras, atrévete a lo que no te atreves, ahí es donde gozarás, haz siempre tu aquí de un allí, y alégrate, alégrate del terror, síguelo por donde tienes miedo de ir, lánzate, ¡es por ahí! Escucha: no le debes nada al pasado, no le debes nada a la ley. Gana tu libertad: devuelve todo, vomita todo, dalo todo. Dalo absolutamente todo, óyeme, todo, da tus bienes, ¿de acuerdo? No te guardes nada, aquello que te importa, dalo, ¿entiendes?



De la muerte, creo, no se puede salir más que lanzando una carcajada. Yo reí.



Al principio, no puede haber otra cosa que morir, el abismo, la primera risa.




Después, no sabes. Lo decide la vida. Su terrible fuerza de invención, que nos supera. Nuestra vida se nos anticipa. Siempre sobre ti, una altura por delante, un deseo, el buen abismo, el que te sugiere: "salta y pasa al infinito". ¡Escribe! ¿Qué? Toma el viento, toma la escritura, haz cuerpo con la letra. ¡Vive! Arriesga: el que no arriesga no tiene nada, el que arriesga no arriesga ya nada.



Al principio hay un fin. No temas: es tu muerte la que muere. Después: todos los principios.



Cuando has tocado el fin, sólo entonces el Principio puede advenir.



Escribir es un gesto del amor. El Gesto.



Cuando haya terminado de escribir, cuando hayamos retornado al aire del canto que somos, el cuerpo de textos que hayamos hecho será uno de sus nombres entre tantos otros.



Ahora, escucha lo que tu cuerpo no osaba dejar aflorar.



Yo no "empiezo" por "escribir": yo no escribo. La vida hace texto a partir de mi cuerpo. Soy ya texto.



Continuidad, abundancia, deriva, ¿es esto específicamente femenino? Así lo creo.



Hundirse en la propia noche, tener con lo que sale de mi cuerpo la misma relación que con el mar, aceptar la angustia de la sumersión. Hacer cuerpo con el río hasta los rápidos más bien que con la barca, exponerse a este peligro, es un goce femenino. Mar tú retornas al mar, y ritmo al ritmo. Y el constructor: de polvo en polvo a través de sus monumentos erigidos.




La feminidad de un texto no se deja reunir en conjunto ni señalar con flechas. ¿Quién le pasará el freno a la divagación? ¿Quién traerá el afuera a los muros?




Nosotras mismas en la escritura como los peces en el agua, como los sentidos en nuestras lenguas y la transformación en nuestros inconscientes.


Hélène Cixous




  
CINCO VOCES-SURCO IV: HÉLÈNE CIXOUS

BY LAIA LÓPEZ MANRIQUE

No sé si alguna vez Hélène Cixous habrá escrito un poema. Hélène Cixous no se llama a sí misma poeta. Hélène Cixous, sencillamente, escribe.

Sin embargo, a mi modo de ver, cuando Cixous escribe teoría / ficción, teoría y ficción, ficciónteoría, impugnando la común, operativa y claustrofóbica división de los géneros literarios, se acerca mucho más a la poesía que muchos de los así llamados poetas.

Llamarse poeta no me parece interesante. Me provoca, a veces, una de esas arcadas que debían sacudir a Witold Gombrowicz cuando pensaba en el vacío y en la escasa repercusión social de la poesía. Autodenominarse poeta resulta caduco, incluso ramplón, como aquel personaje de El asado de Satán de Fassbinder que convocaba en su casa, bajo la luz de decimonónicos candelabros, a un público hastiado para que le oyera declamar.

Tengo la impresión de que los verdaderos poetas se mantienen únicamente en el plano inmanente de la lengua, y en ella, como en una superficie de corcho, realizan casi imperceptibles incisiones. Muchos de ellos, como la propia Cixous, ni siquiera escriben poemas.

Cuando Hélène Cixous escribe sobre Clarice Lispector, sobre Marina Tsvetáieva o sobre Heinrich von Kleist, abre una rara dimensión de la teoría literaria. Yo la siento cercana porque es una dimensión táctil, lúdica, que se mantiene en el caudal de la sensación y, además, la sobrevuela.

Lejos de la mirada erudita, Hélène Cixous nos enseña a leer masticando y deglutiendo los textos, apasionadamente. Cixous es caníbal y es acariciadora de escrituras. Hace de la literatura una experiencia viva, como un animal regurgitado que hubiera cobrado forma fuera de los libros, como un cuerpo que baila y merodea y que, imagino, tiene la misma risa que el Odradek de Kafka: una risa emitida por un ser sin pulmones que resuena como un “crujido de hojas secas”.



**


Referencias:
Entrevista con Hélène Cixous


“Al principio, adoré. Lo que adoraba era humano. No personas; no totalidades, no seres denominados y delimitados. Sino signos. Parpadeos de ser que me impactaban, que me incendiaban. Fulguraciones que llegaban a mí: ¡Mira! Yo me abrasaba. Y el signo se retiraba. Desaparecía. Mientras yo ardía y me consumía entera. Lo que me sucedía, poderosamente lanzado desde un cuerpo humano, era la Belleza: había un rostro, en él estaban inscriptos, guardados, todos los misterios, yo estaba delante, presentía que había un más allá al que no tenía acceso, un allá sin límites, la mirada me oprimía, me impedía entrar, yo estaba afuera, en acecho animal. Un deseo buscaba su morada. Yo era ese deseo. Yo era la pregunta. Destino extraño de la pregunta: buscar, perseguir las respuestas que la calmen, que la anulen. Si algo la anima, la eleva, la incita a plantearse, es la impresión de que el otro está allí, muy cerca, existe, muy lejos, de que en algún lugar en el mundo, una vez cruzada la puerta, está la cara que promete, la respuesta por la cual uno continúa moviéndose, a causa de la cual uno no puede descansar, por amor a la cual uno se contiene de renunciar, de dejarse llevar; a muerte. ¡Qué desgracia, empero si la pregunta llegara a encontrar su respuesta! ¡Su fin!



Amar: conservar vivo: nombrar.



El rostro primitivo fue el de mi madre. Su cara podía a voluntad darme la vista, la vida, quitármelas. A causa de la pasión por el primer rostro, durante mucho tiempo esperé la muerte por ese lado. Con la ferocidad de un animal, no quitaba la vista de mi madre. Cálculo erróneo. En el tablero yo mimaba a la dama, y el que cayó fue el rey.


Escribir: para no dejarle el lugar al muerto, para hacer retroceder al olvido, para no dejarse sorprender jamás por el abismo. para no resignarse ni consolarse nunca, para no volverse nunca hacia la pared en la cama y dormirse como si nada hubiera pasado; nada podía pasar.



Mi escritura mira. Con los ojos cerrados.



¿Quién puede definir lo que quiere decir “tener”?; ¿dónde sucede el vivir?; ¿dónde se asegura el gozar?



Primero escribí en verdad para cerrarle el paso a la muerte. A causa de un muerto.



Con una mano, sufrir, vivir, palpar el dolor, la pérdida. Pero está la otra: la que escribe.



¿Escribir? Ni lo pensaba. Soñaba con eso todo el tiempo, pero con el pesar y la humillación, con la resignación, la inocencia de los pobres. La Escritura es Dios. Pero no el tuyo.



Yo comía los textos, los chupaba, los mamaba, los besaba. Soy el niño innumerable de su multitud.



Pero ¿escribir? ¿Con qué derecho? Después de todo, los leía sin derecho, sin permiso, a sus espaldas.



¿Escribir? Me moría de ganas, de amor, dar a la escritura lo que ella me había dado, ¡qué ambición! Qué imposible felicidad. Alimentar a mi propia madre. ¿Darle a mi vez mi leche? Loca imprudencia.



Todo en mí complotaba para vedarme la escritura: la Historia, mi historia, mi origen, mi género. Todo lo que constituía mi yo social, cultural. Empezando por lo necesario, que me faltaba, la materia en la cual la escritura se talla, de la que se arranca: la lengua.



Tú puedes desear. Puedes leer, adorar, ser invadida. Pero escribir no te está concedido.



Hablar (gritar, aullar, rajar el aire, la rabia me impelía a eso sin descanso) no deja huellas: tú puedes hablar, -eso se evapora, los oídos están hechos para no oír, la voz se pierde. ¡Pero escribir! Sellar un contrato con el tiempo. ¡Anotar! ¡¡¡Hacerse notar!!!


– Eso está prohibido.



– no tengo lugar donde escribir. Ningún lugar legítimo, ni tierra, ni patria, ni historia que sean mías.
Nada me corresponde – O bien todo y no más a mí que a cualquier otro.
– No tengo raíces: en qué fuentes podría hallar alimento para un texto. Efecto de diáspora.



– No tengo lengua legítima. En alemán canto, en inglés me disfrazo, en francés robo, soy ladrona, ¿dónde iba yo a recostar un texto?


– Hasta tal punto soy ya la inscripción de una distancia, que una distancia más es imposible. Me dan esta lección: tú, la extranjera, insértate. Toma la nacionalidad del país que te tolere. Pórtate bien, entra en vereda, en lo común, en lo que imperceptible, en lo doméstico.



He aquí tus leyes, no matarás, serás muerta, no robarás, no serás una mala recluta, no estarás loca ni enferma, sería una falta de consideración con quienes te hospedan, no zigzaguearás. No escribirás. Aprenderás las cuentas. No te tocarás. ¿En nombre de quién iba yo a escribir?



(“Ella sólo se despierta al contacto del amor, antes de ese momento es sólo sueño. Pero en esta existencia de sueño se pueden distinguir dos etapas: primero el amor sueña con ella, luego ella sueña con el amor.”)



Arriba, vivo en la escritura. Leo para vivir. Leí muy pronto: no comía, leía. Siempre “supe” sin saberlo, que me alimentaba de texto. Sin saberlo. O sin metáfora. Había poco sitio para la metáfora en mi existencia, un espacio muy restringido, que a menudo yo anulaba. Tengo dos hambres: una buena y una mala. O la misma sufrida de modo diferente. Tener hambre de libros era mi alegría y mi tormento. Libros, casi no tenía. No hay dinero, no hay libro. Roí en un año la bilbioteca municipal. Yo mordisqueaba, y al mismo tiempo devoraba. Como con los pasteles de Jánuca: pequeño tesoro anual de diez pasteles de canela y jengibre. ¿Cómo conservarlos consumiéndolos? Suplicio: deseo y cálculo. Economía del tormento. Por la boca aprendí la crueldad de cada decisión, un mordisco, lo irreversible. Guardar no es gozar. Gozar y no gozar más. La escritura es mi padre, mi madre, mi nodriza amenazada.”



De La llegada a la escritura, traducción de Irene Agoff, Editorial Amorrurtu, 2006.



“Es urgente. Son órdenes que ella da, pero se es libre de obedecerlas. El imperativo de esperanza. Inmediatamente después perdona. Dios me ruega. Su confianza, qué bella es. No se dirige a mí sino gravemente intensamente y razonablemente. Pidiendo auxilio solo para lo que está realmente por encima de sus fuerzas. Es una manera honesta de no reducir al otro a la esclavitud. La manera sublime con la que tolera la instatisfacción: sin resentimiento. Un equilibrio espiritual. Divina versatilidad.

Me pide la realización de sus sueños: ser una mariposa, párame esta lluvia, podría tener patas de ardilla, sin alas volar. Por desgracia no puedo cumplir tan justos y tan concretos deseos. Mi magia es abstracta. Mala suerte me dice sin tristeza. Tomo las medidas de mi impotencia. Estoy tan limitada que incluso no tengo en mí la idea de tener alas. Ella tiene su cuerpo por alma. Yo, estoy separada.”

De “Mesías” (fragmento), en Deseo de escritura, traducción de Luis Tigero, Reverso Ediciones, 2004.









BIANCA STONE [16.858]

$
0
0

Bianca Stone 

EE.UU. Poeta y artista visual. Es autora de varios chapbooks como I Saw The Devil With His Needlework (Argos Books) y de los poetry cómics I Want To Open The Mouth God Gave You, Beautiful Mutant (Factory Hollow Press). Su primer libro es Someone Else´s Wedding Vows, al que pertenecen los poemas que traduce hoy para La tribu de Frida Juan Fernández Rivero.

También es editora de Monk Books, una pequeña imprenta que publica ediciones limitadas de chapbooks de poesía y arte. Sus poemas han aparecido en Best American Poetry 2011, Conduit, Crazyhorse and Tin House.

Stone ha colaborado con Anne Carson ilustrando una traducción que Carson hizo de Antígona (Antigonick, 2012). Vive en Brooklyn con su novio, el poeta Ben Pease y su gato. Es nieta de la poeta Ruth Stone.



TRES POEMAS DE BIANCA STONE
BY JUAN FERNÁNDEZ RIVERO  



Tú, porque amas, te derrumbas

Hoy tienes el pelo precioso.
Esto es una caricia microscópica en una fiesta.
Es el desvanecerse de los muertos.
Es llegar a casa
con tu corazón de gorila en completo desorden.
Es sentirse como un barco de vapor
meciéndose en el muelle a medianoche,
un merendero soportando
el viento. Pero es también la vida levantada
por tus manos torpes,
tu cerebro que se enciende
cuando ves una mujer hermosa
comiendo frutos secos en la oscuridad de un bar.
Tienes la cabeza dividida en dos por un arroyo;
cada hemisferio, embrujado y divino,
viene de tus profundidades (aquel asunto tuyo,
la voz de tu dolor, tus dibujos animados).
Los padres locos y ausentes
engordan una hoguera
con sus ventosidades,
y tu pesado cuerpo se levanta y marcha.
Se trata de empezar una frase diciendo
nunca le he contado esto a nadie.
Y tú estás, hambrienta y espantosa,
al borde de la tierra,
donde aguardan los muertos,
y donde ellos, en el bullicio
de un vórtice de colchas y raíces,
escuchan todavía;
quieren que se los ame,
quieren que se los recuerde de manera adecuada.
Somos nosotros mismos los que nos llevamos hasta el río
y nos alimentamos de café y de explosiones de opiáceos
propagados por el aire.
Se trata de polvo de hueso, un puñado de menta,
las obras reunidas de Dante
que lo cubren todo de madera castaña.
Es la imagen nítida
de alguien detrás de ti, que se parece a ti
pero que puede hacer que las moscas se le posen en los dedos.
Es el nervio óptico
reflejando sin fin a tus amigos.
Es tus amigos preparándote una tarta inmensa
rellena de higos y de mirlos,
trazando halos con las manos
y hablando honestamente,
poniéndose sensibles.
Es salir del bar con ellos.
En el taxi, de camino a casa, os acostáis los unos
en los brazos de los otros.




Because you love you come apart. Your hair is wonderful today./ This is a microscopic/ caress at a party./ This is the dead fathoming./ This is coming home/ with your gorilla heart all disordered./ This is feeling like a steamboat/ swaying at the wharf at midnight./ A picnic bench weathering/ in wind. But this is also your life made/ with your clumsy hands–/ your brain lighting up/ when you see a beautiful woman/ eating french-fries in a dark bar./ Your head is split down the middle by a brook;/ Each hemisphere, divine, witchy,/ Out of the depths–your trouble,/ your grief speaking, your cartoons./ The crazy, absent fathers/ all breaking wind in a fire/ and the fire engorged./ And your heavy body is getting up and going./ This is starting a sentence with/ I´ve never told anyone this./ And you are gruesome, hungry/ at the edge of the earth/ where the dead wait it out./ From a bable in the ground/ in a vortex of quilts and roots:/ they are still listening./ They want to be loved./ They want to be remembered corretly./ We brign ourselves to the river/ and we feed ourselves coffee and blasts of airbone opiates./ This is bone-dust. A fistful of mint./ The collected writings of Dante/ that cover everything in a brunette wood./ There is the clear image/ of someone beside you who/ looks like you/ but can get bluebottle flies to land on her finger./ This is the optic nerve/ in endless reflections of your friends./ This is your friends making you a massive cake/ filled with blackbirds and figs,/ making halos with their hands,/ saying loyal things/ and getting emotional./ This is leaving a bar with them./ In the cab home you lay in each other´s arms.





Ha llegado el futuro

El ser humano empieza a arder a una cierta temperatura,
pero yo siempre ardí ligeramente más despacio.
Cuando iba al colegio,
dejaba un rastro de pisadas ennegrecidas
de camino hacia la clase de gramática, en la que nunca destaqué.
Cuando se acabe la tierra
nos encerrarán en nuestros fallos gramaticales,
los brazos alrededor de las rodillas de nuestras madres
para que no se vayan, las cabezas llenas de cerveza, la luz
retrocediendo. ¿Cómo será la muerte reservada para mí?
El soldadito de plástico verde le está apuntando a todo con su rifle.
¿Pero qué se hace con un arma en realidad?
En toda mi vida solo he tocado tres
y la tercera que empuñé fue la única que he usado.
Estaba con Rebecca y con su padre en las profundidades del
bosque de Vermont
y ella estaba de pie, conmigo, encima de un montículo.
Le disparé a una lata de cerveza hasta que se me durmieron las
manos
y la amé, en todo momento,
incluyendo los accidente de tráfico, los barbitúricos, la vez
en que se emborrachó, se hundió la boca
en el regazo y me dijo
que la quería demasiado —¿qué fue todo aquello?
Lo que hace el hombre es construir universos enteros a partir
de desastres pequeñísimos y de diplomas académicos.
Yo tengo el mío en un sobre enorme, a dos palmos detrás de mí,
mi nombre queda bien en una fuente tipo gangsta;
me da ganas de posarme
sobre el muslo de mi amante, como una polilla,
pues bien sé que el dolor, prudente,
brota de la parte trasera de los muslos
para formar un puño en el cielo grisáceo sobre Brooklyn.
Los destruidos continúan cavando
en el interior nevado del futuro,
y el amor o está perpetuamente sucio
o es vicioso de manera intermitente.
Estoy limpiando el apartamento entero porque es mío para siempre.
Y eso también es válido: el erotismo doméstico, las veces
en las que él se levanta de la cama antes que tú
y se pone la ropa y no encuentra las llaves.
Todo eso sin padres, si niños, sin compañeros de piso.
Es agradable recibir algo
también. El conjunto es
nocivo y complicado y estimula para siempre.
Por eso vivimos, y por eso lanzamos
globos a la atmósfera
a los que atamos mensajes que dicen:
nada malo puede tocar la vida
que todavía no he imaginado.





The future is here. Man burns at a certain degree/ but I always burned a little slower./ When I went into school/ I left a trail of blackened footprints./ There was knuckle down the side of the hallway/ to my classroom of spelling words, never starred./ At the end of the earth/ we’ll be locked in our own spelling mistakes./ Our arms around the legs of our mother/ so she won’t leave. Our heads filled with beer, the light/ receding. What kind of death is reserved for me?/ The green plastic soldier has his gun up against everything./ And what does one do with a gun really?/ I’ve only held three in my entire life./ The third I held was the first I used./ I was with Liana and her father, deep in the woods of Vermont/ when she was staying with me in the heap./ I shot at a beer can until my hands went numb./ And I loved her the whole time./ With car accidents and barbiturates. The way/ she got wasted and knocked her teeth/ into her lap and told me/ I loved her too much—what was all that?/ What man does is build whole universes out of miniscule/ disasters and educational degrees. I have mine in an enormous envelope/ two feet behind me./ My name looks good in a gangster font./ It makes me want to alight on the thigh of my beloved/ like a moth/ because I know all careful grief/ comes out from behind the thigh/ and makes a fist at the grey sky above Brooklyn./ The destroyed continue/ into the snow-filled future, shoveling./ And love is either perpetually filthy/ or intermittently lewd./ I’m sweeping the entire apartment because it’s mine forever./ And that’s valid, too. Domestic eroticisms. The way/ he gets up out of bed before you/ and puts on clothes and can’t find his keys./ All of it, without parents, without children, without roommates./ It feels good to get something/ back. And the whole feels/ detrimental and complicated and forever stimulating./ Which is why we live—and why we send out/ balloons into the atmosphere/ with notes tied to them that say:/ Nothing bad can touch this life/ that I haven’t already imagined.





Conduciendo el coche nuevo

Huerto, una palabra hermosa que guardo en mi interior,
como la palabra Medusa y la palabra Chimenea.
Miré el espejo esta mañana y descubrí mi edad
como el temblor de un lejano recaudador de fondos. Mi cara
derramada en un cristal, mis mejillas como barcos en llamas a lo lejos.
Este mes tú y yo nos habíamos prometido
no beber, pero hoy tengo resaca.
Imagino un pequeño escenario dentro mi cabeza
donde realizo exactos ejercicios homeopáticos,
los sistemas cerebrales como manzanos silvetres,
la luna, con el pulgar mojado, borrándose a sí misma.
El coche está tan limpio que me asombra que sea nuestro.
Tu padre le ha cambiado los limpiaparabrisas y los frenos
antes de meternos a nosotros dentro,
dos tímidos gigantes, cada uno en su barcaza.
Conducíamos hacia la ciudad llena de vanidad y miedo. Tu mano
en mi pierna. Cuando era niña siempre había
bolsas de McDonalds en el suelo. El perro dormía en la ventana de
atrás.
Cuando nos fuimos colina abajo
mi hermano o yo tiramos del freno de mano
y esperamos a que mamá —la señora de los dulces
que fumaba fuera, junto a la ventanilla— regresara.
El coche siempre fue
una extensión de ella misma: padre, embarcación, los
cinturones pegajosos y nunca abrochados.
Durante toda la noche le grité a mis amigos del instituto, me
quedé
en la vieja cafetería. También yo podía ver que, a lo lejos,
el mundo se acababa
entre oscuras explosiones de plumas.
Cuando me desperté
llevé despacio el coche entre los bloques,
buscando un nuevo aparcamiento, y vi el camión de basura pasar
como un dinosaurio rápido y estúpido
que solo comiese basura.




Driving our new car. Orchard, a beautiful word I keep in myself./ Like the word Jellyfish. And the word Chimney./ I looked in the mirror this morning and felt my age/ like a tremor from a distant fundraiser. My face/ dropped in a glass. My cheeks, distant burning ships./ And it is the month you and I have joined together/ to not drink. But today I am hung over./ I imagine a small stage in my mind/ where I perform precise homeopathic acts,/ the brain systems like wild apple trees,/ the moon erasing itself with a wet thumb—/ Our car is so clean, I marvel that it is ours./ Your father had the wipers and break pads replaced/ before he set us into it,/ two shy giants locking into their ship./ We drove it to the city, filled with vanity and fear, your hand/ on my leg. When I was a child there were always/ McDonalds wrappers on the floor. The dog slept on the back window./ When we rolled down the hill/ my brother or I would pull the brake/ and wait for mom to come back—lady of delicious sweets,/ smoking out the window—/ the car was always/an extension of her: parent, vessel, the/ sticky seatbelts forever released—/ And all night I shouted at friends from college. I stood/ in the old cafeteria. I could see in the distance, also,/ that the world was ending/ in dark explosions of feathers./ When I woke up/ I drove our car slowly around the blocks/ looking for a new spot. I watched the street cleaner go by/ like a fast, dumb dinosaur/ that eats only carrion.




Losing It






Noon





Rose and Necklace














UXUE JUÁREZ GAZTELU [16.859]

$
0
0

Uxue Juárez Gaztelu

Uxue Juárez Gaztelu (Pamplona, Navarra, 27 de septiembre de 1981) es una escritora, directora artística y profesora de instituto navarra.

Se licenció en Filología Hispánica en la Universidad de Navarra, donde se especializó en Estudios Anglonorteamericanos y Enseñanza del Español como Lengua Extranjera (1999-2003).

Desde 1999 ha tomado parte del taller de poesía de la Casa de la Juventud de Pamplona, además de haberse formado en talleres de escritura creativa dirigidos por la escritora Susana Barragués y Regina Salcedo.

Desde el año 2004 trabaja en un instituto como profesora de Lengua y Literatura. Como correctora, ha revisado la edición de Itzulerak/ Barne bidaiak. Es colaboradora de la revista Koult y del blog unlibroaldia donde escribe artículos de crítica literaria.

Es directora del Encuentro Poético Unicelular que ya va por su segunda edición (en junio de 2014 el encuentro contó con la presencia de la poeta mexicana Valerie Mejer y en noviembre de 2014 las poetas Lola Nieto, Hasier Larretxea, Izaskun Gracia, Regina Salcedo e Isabel Cadenas Cañón).

Obras

Escribe en euskera y castellano. Ha recibido varios premios literarios y ha publicado los poemarios:

Juárez Gaztelu, Uxue (2010). Cosas que crujen (en español). Creación InJuve. Premio Injuve a la Creación Joven, 2010
Juárez Gaztelu, Uxue (2014). Así, Berlín (en español). Amargord ediciones. ISBN 978-84-16149-13-1.

Próximamente:

Juárez Gaztelu, Uxue (2015). En el principio era la nieve (en español). Baile del Sol.

Algunos de sus poemas han sido publicados en la revista literaria Luces y Sombras. Recientemente ha escrito Bajo la lengua; bichos, poemario ilustrado por la italiana Daniela Spoto.

Premios

1996, Primer Premio del Instituto Navarro de la Igualdad por el relato "Oier", Pamplona.
2010, Premio INJUVE de Poesía, Madrid, 2010 por Cosas que crujen.3
2011, Primer Premio del Certamen de Poemas por SMS del Ayuntamiento de Pamplona.4
2011, Premio Proyecto "Yo También Leo".

Publicaciones



En la revista Koult:

Juárez Gaztelu, Uxue (Diciembre de 2013). «Félix Romeo: Por qué escribo». Koult.
Juárez Gaztelu, Uxue (Marzo de 2014). «Ricardo Menéndez Salmón: NIños en el tiempo». Koult.

Actividades artísticas

Dirección de la obra Arlequín, servidor de dos amos de C. Goldoni dentro del proyecto CaixaEscena (Estella, 2010).
Versos Inversos: Conferencia y recital en torno al panorama de la poesía en la actualidad organizada con motivo del 25 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre el Estado de Israel y el Reino de España por la Embajada de Israel en España junto a Casa Sefarad-Israel y el INJUVE, 2011.
Una vez en Pamplona/ Iruñean Behin: participación en antología de poetas navarros. Pamplona, 2001.
Palabrabr@ta: edición de una revista literaria. Estella, 2007.5
El haiku. Mi primera vez: dirige la edición de esta antología poética (Casamanita Cartoneira, Galicia, México DF, 2011).
"El compromiso literario en la obra de Pablo Fidalgo Lareo". Encuentros literatura y compromiso: mesa redonda junto a Pablo Fidalgo, Unai Elorriaga y Javier García Clavel (Ateneo Navarro, Pamplona, 2014).
"Mapa de las descoordenadas/ Hondamendiaren kartografia": actuaciones multidisciplinar de poesía y danza (Onki Xin, 2013, Pamplona y Bar Bagoa, Burlada, 2014) junto a la bailarina Amaia López.
Como de hilo sin madeja/ Korapilo honetan norberak bere haria/ As Free Skein Yarn: proyecto artístico de poesía y pintura experimental junto a la artista Leire Urbeltz y escritoras como Carmen Camacho, Castillo Suárez o Izaskun Gracia (Galería Kalon, Todela, 2014).
Poetika kiribila. Acción 01: performance junto a Amaia López, Naroa Armendariz y Anne Irura (Katakrak, 2014, Pamplona).
Poetika kiribila. Acción 02: performance junto a Amaia López, Naroa Armendariz y Paula Azcona (Ciudadela, 2014, Pamplona).
Ultravioleta. Poesía ilustrada: antología poética en preparación, próxima publicación en Estudio Vaca, Pamplona.





UN POEMA DE UXUE JUÁREZ GAZTELU
 BY CARMEN G CUEVA  



Una de las chicas me ha dicho que los copos de nieve son grises por la parte de abajo. Pienso en la blancura, en la pureza imaginada. Pero la pureza se rompe. A veces, me cuentas que tengo una sonrisa pura, que mi cara –donde ahora cuelga un rostro- es pura. Que en Madrid habría personas que se enamorarían de mí. Me hablas de un banco que hay al pie de la cuesta Moyano. Una bolsa con libros y un mapa de Argentina. Geonomía. Los secretos que encierra el araucano. Las voces. Un chico oriental con gafas y mochila sacando fotos. Réflex. Caza y captura. Devoro brazos, mangas, huellas, otoños, uno tras otro, y después se sucederá otro y luego llegará el vacío. Y después, después ya nada. Sé que sigo aquí porque la botella de ron sigue apoyada a mis pies. Y por los coches, ahí, detrás de la frialdad del banco dibujado en mis nalgas. Soy borde contra la finalidad de la piedra. El banco termina, pero la grieta que resquebraja la piedra da paso a otra y a otra y a otra. La fisura se mezcla con las hojas para seguir cayendo, arando sombras, hasta alcanzar la tierra y depositarse ahí, escondiendo algo, siempre imprescindible y ajeno, bajo el barro. Y pienso que hay lugares en los que preferiría no estar cuando esa pureza se rompe. Preferiría no ver por ejemplo a ese hombre viejo que mira ahora a un par de chicos besándose. Chicos con gafas. Mochila casi idéntica. Labios idénticos. Desgarbados. Puñado de luz en los ojos idénticos. La certeza del amor. Preferiría, digo, no ver a ese viejo encender un cigarro y exhumar ese mirar-rasguño. Gafas oscuras. Mente nocturna en un desierto del que nunca ha partido. Allá adonde va, arrastra consigo la arena. La huella de un hueco tallado a base de un tajo, a base de sed y de grieta. Hay lugares en los que preferiría no estar cuando esa pureza se rompa, digo. Como esa escena descrita en el poema de Vaz, “los hombres buenos”. No tengas miedo,/ pequeña,/ que soy de los buenos/ y he traido muchas cositas./ Ella aún no puede quedarse/ preñada./ La madre la eligió por eso./ Y porque si/ es virgen/ el hombre bueno paga más,/ que cuentan que las/ virgencitas/curan las infecciones de los/ cascos azules.

Pero es que la pureza desgarra y todos nosotros nos desgarramos con ella. Llegados al fin, cuando ya la hemos perdido, abrimos los ojos y perdemos un párpado ante un muro que aguarda sin lindes.





Cosas que crujen 
Uxue Juárez Gaztelu




Recordar

‘Tener recuerdo de algo, traer a la
memoria’, 1220-1250. Del lat. RECORDARI
íd. (deriv. de COR ‘corazón’).// Despertar
al dormido.// Volver a pasar por el
corazón.// Escarbar escenas.// Arañar,
rascar el sueño ahondando algo. //
Profundizar, perforar el sueño. // La
gallina escarba la tierra para buscar su
alimento. Así escarbo yo el recuerdo. //
Limpiar los dientes de recuerdos,
recobrarlos. // Avivar, remover la lumbre
del olvido, averiguar, inquirir lo que está
oculto. Para coser de nuevo alguna
escena o zurcir el cielo que se extiende
sobre un nervio azul de fábricas.




COSAS QUE CRUJEN: UNA MARIQUITA BAJO LOS
DEDOS DE UN NIÑO


I

La piel del niño es visionaria





II

Su boca, manchada de letras que aún no ha dicho,
deduce, se aprieta e invade el dominio blanco del sofá.
Respira en silencio y comprende que,
pasados gato con sofá y salón,
las pestañas se empaparán de otros mundos.
Infectado de inquietud,
nace
el
hi
po.





III

Lame un botón. Explora
el mundo del botón.
Mira a través de los huecos del botón.
Los tapa.
Después,
desde la redondez de su boca,
me observa cómplice
y hunde el botón en el secreto de un bolsillo.





IV

Cuando el miedo se va y sólo queda
la curiosidad de una niña.




V

Hundir las manos en la tierra, llenar la boca de agua y explotarla,
para escarbar de nuevo.
Arañar, rascar el suelo ahondando algo.
Escarbar escenas.
/A pesar de la especulación de los gusanos,
el borracho olvidado en el parque
o la mordedura del futuro. /
Remover el suelo, sentir al fin el respirar de mil escarabajos bajo tierra.
/Igual que siente una manzana o la risa de los pies sobre el columpio./
Hundir los dedos en la tierra, para bordar con alegría blanca el griterío
de las uñas.
Y que le crezca así la vejez entre las manos.



COSAS QUE CRUJEN: UN CARACOL BAJO EL LIBRO DE TEXTO

La niña lee
el alfabeto de los árboles
y se vuelve ave clara. Cuánta
paciencia ha de tener en aulas
donde le enseñan a no ser.
JUAN GELMÁN




I

Tu tiempo /breve/
camina de lado a lado,
parece que las horas
secuestren el zig-zag de los relojes.
De nuevo, la espera.
Toda esa confianza en el azar,
el futuro,
a la altura de la boca.
De nuevo, una mano empujando el picaporte,
el timbre, la merienda.
El día que pasa
y esta tarde salida de órbita
en la que garabateas
un dibujo en la tapia de la escuela:
El mar bajo la uñas, a punto de borrar la tiza, la mañana,
la boca abierta /repleta de palabras/
reventando así la palabra exilio en uno mismo.




II

DEL OTRO LADO

¿Qué has perdido en el entreacto?
El grito de vámonos,
el árbol que calla al bordear el barrio,
las llaves de casa escondidas por el perro bajo tierra,
la pereza anidando en la mano, acostada a cualquier hora,
el sabor dulce del verano frente a la lluvia azul en los tejados,
la dentadura en el vaso, al volver de clase, junto al grifo,
el reír sin dientes de tu abuelo al abrazarlo en tu camisa verde,
la primera exposición frente a la clase,
las explosión del sol en la ventana.
Ángela y sus manos envolviendo el café del desayuno,
el nacimiento del golpe, el amor,
la punzada del primer cuerpo del beso,
los patines, otra vez el golpe, contra el suelo,
ardiente, sangre en la rodilla, al rozar la grava,
las uñas recién pintadas
o los libros galopando hacia el invierno.
Ya sabes, los quince años o la respiración de un pájaro que
sueña
en lo profundo de la boca.
O puede que todo aquello que olvidaste, prendido, de un día
cualquiera.



III

ROJO

Desde el marco de una ventana
Ella imagina voces, platos de lentejas, gatos.
Una burbuja /quizá acaba de nacer/ feroz
e insistente,
explota su luz
y aprende a morir.
A su lado, él la piensa desnuda,
Las pestañas batiendo boca arriba
/negras y estiradas/
lentas como un muro derramándose.
¿Decías? /pregunta ella, boca
roja y entreabierta/.
No, nada, no importa /a cinco pasos de su ombligo,
dedos demasiado hirvientes
sin poder decir nada/.




IV

Y tú, ¿por qué lloras tanto?
/preguntaron los alumnos a la profesora/.
Simplemente busco el pretexto
/y dibujó un círculo en la pizarra. Dentro, una lágrima/
es tan bello el rodamiento de una lágrima.





V

DE VUELTA A CASA

Volver a casa en autobús.
Escupirlo. Expulsar el bolo. Desdecirlo.
Atardece, supongo.
Desprender el bolo.
La ciudad. La piel. La piel de la ciudad.
El cansancio. Los pasos.
El vocerío de los niños agrietando las baldosas.
Y mañana, otra vez martes.
Otro bolo.
Olvidar el bolo.
Cruzar la piel de la ventana.
Tacones rojos sosteniendo a mujeres altas como agujas.
Un niño con mochila hincando el diente a una manzana.
Tragar el bolo. Engullirlo.
Un rayo perezoso iluminando la piel roja de la fruta.
Y el niño, a punto de morder el rayo.
Y la ciudad, a punto de tragarse el bolo, con autobús y tarde a
la deriva.

Deshacer cada una de las partículas del bolo.
Para no sentirlo al fin

y tenderse en el olvido.








LAURA MÁRQUEZ BONO [16.860]

$
0
0

Laura Márquez Bono 

(Alcalá de Guadaíra, Sevilla). Del 95. Estudio un Doble grado en Ciencias Políticas y de la Administración y Sociología (Universidad Pablo de Olavide). Mis poemas han sido publicados en fanzines como Mala Digestión, en revistas como LeTour 1987 y he participado en eventos poéticos como Cosmoanónimos (en las ediciones de 2013 y 2014), estando mis poemas recogidos en dos antologías de dicho evento. Llevo varios blogs: http://solounascuantaspalabras.blogspot.com.es/ y   http://conversandoanteelespejo.tumblr.com/ 



Fueron Cosmoanónimos (XII): Laura Márquez Bono


Mi vida está compuesta por cuatro paredes
blancas y duras como la carne de la mujer
que me retiene dentro

existo en su seno
alimentándome de sus células
de su sangre calor y oxígeno
soy un parásito

la luz no llega a mi piel
abre grietas en el vientre hinchado
buscándome para anidar en mí
pero no tengo color no tengo el pigmento
suficiente como para retener algo
alguien

me corrompen todos los átomos que soporto
me corrompen las palabras asfixiadas por la placenta
me corrompe la unión, ira roja
densa y profunda
como los ojos de la mujer
que me da su alimento

y yo me miro en estas paredes blancas y no me reconozco
aparto los pliegues de la piel intentando
destruir los muros
busco en la sangre algún indicio de equivocación
pero soy genéticamente igual de enferma
que ella



"Cosmoanónimos siempre tendrá un lugar especial en mí, ya que fue una de las razones por la cual me decidí a compartir mis poemas con otras personas fuera de mi círculo de amistades, lo que me sirvió para comenzar a tener más confianza en mí misma como poeta. Además, me ha permitido ver mi trabajo en papel y he sentido el reconocimiento de mi trabajo y el apoyo de mis compañeros, creándose una comunidad, una tribu que crece año tras año. Es precisamente eso lo que más me gusta de Cosmoanónimos, la complicidad tan genuina que se crea entre poetas que no se conocían con anterioridad, entrar en contacto con el trabajo de otros compañeros, compartir el amor por la poesía (y por la fotografía con iniciativas como la desarrollada en Instagram). Para mí Cosmoanónimos significa, en definitiva, comunidad."




Tengo a todas las aves volando en círculos
sobre mi cabeza pero tú aún
no has girado hacia el cielo pero tú aún
no has recogido las semillas de mi vientre y has visto
que sigo aquí a tu lado como aquel
ciervo que huele la muerte en su madre pero
todavía mama de la leche caliente pero todavía
bala sobre el musgo que poco a poco
lo viste de niebla y yo entorno mis ojos hacia las aves
y deseo no tener manos ni dedos para así
poder acariciarte el alma.



 *


Madre, permite mi vuelta al vientre,
ver tus ojos de cristal donde no quede
sol ni ahora.
Siento un gran escozor en mi vida
como recuerdo del amor huérfano
hacia el cuerpo y su sangre.
Madre, madre, gira tu cielo hacia mí,
haz de mi muerte una explosión de flores
y borra mi existencia,
mi fuego y mi cielo,
mi yo acuático
que te desea justo antes del sueño.
Dime si esto que acuno entre mis brazos
es mi alma
o simplemente la inverosímil máscara
de la soledad.



*



Sentí esto mucho antes
lo recuerdo, el desgarro justo
en el centro de mi pecho
las manos vacías tendidas a lo largo
de la habitación, un hueco entre las paredes
y mi cuerpo
Está ahí bajo mis pies el sabor la profunda
zarpa que ahonda en mi cuerpo
sube hacia las vértebras se queda en silencio
toda la noche
acunándome como nunca antes alguien lo hizo
pero ya no está ya no está ya no está
lo marqué con mi sangre las marcas de sudor
el miedo de la infancia mis suspiros adolescentes
dónde está dónde
ya no cabe en este planeta mi llanto.




*




Toda esta realidad será algún día destruida
por la misma carne que la dio a luz
nosotros moriremos entre una lluvia de lágrimas
lanzadas desde las torres que un día elevamos
para acercarnos a Dios
pregúntame cómo lo hicimos
cómo colocamos nuestros miedos por encima de la Poesía
cómo nos ocultamos frente al espejo
cómo esquivamos a los hombres caídos
nosotros no somos más que agua sucia
cientos de cubos llenos de recuerdos tangibles
podemos ser arrojados a los contenedores
ser arrojados al olvido y aún así actualizar nuestro muro de Facebook
miradme y decidme si es esto lo que esperabais al pronunciar futuro
toda esta realidad nos está dibujando cánceres
pero no nos importa
mañana devoraremos sin piedad un cordero y lo llamaremos África
pero no nos preguntaremos por su hambre
seremos aniquilados, creedme cuando os digo
que ninguno de nosotros conservará sus ojos para ver a sus hijos
ya les estamos arrancando la piel antes de nacer.



*



Daría el aliento por abrir el frigorífico y encontrar, entre
los tomates y las latas de atún, mi cuerpo
encogido mirándome fijo a los ojos
-que ya no me pertenecen- intentando desenterrar
la traición y la vergüenza en los míos
pero yo cogeré un lápiz y marcaré en su piel
-mi antigua y reptil piel- las consecuencias
de un desarrollo maltrecho:
una cruz en los pechos niños
una cruz en las estrías de hiedra
una cruz en la carne sin frutos
Después cerraría el frigorífico y bebería un té helado.
Mientras, escucharía cómo mis cuencas se precipitan al cosmos del olvido.




TÁLATA RODRÍGUEZ [16.861]

$
0
0

TÁLATA RODRÍGUEZ

Nació en Bogotá, en 1978. En 1986 publicó Los pájaros de la montaña soñadora, un libro de poesías y dibujos. Desde 1999 se dedica al activismo cultural en Buenos Aires, ciudad en la que habita desde 1989. Participó en la producción de incontables eventos vinculados a la difusión de la música, la literatura, las artes visuales y la gastronomía. Escribió letras de canciones junto a músicos de su generación. Desde hace unos años se dedica a la difusión de poesía oral bajo el aspecto del performance poético y la generación de contenidos audiovisuales literarios que pueden verse en su canal de youtube. Los clips han participado de diversos festivales alrededor del mundo y ganado menciones y premios.




El sonido

Alcanzamos una velocidad peculiar,
no íbamos a caballo,
caminábamos.
Los portales de los edificios
devolvían nuestros reflejos caprichosos.
Un colectivo nos mojó la espalda
con agua sucia,
casi podrida. Nos detuvimos
en un kiosco de diarios. Te quise mostrar un secreto,
escondido
en una parte de mi cuerpo,
y te asusté.
Alcanzamos una velocidad peculiar,
y no íbamos a caballo; la velocidad
de los suburbios
tan parecida a la de los gatos
cuando están en celo. Gritábamos.
Desde las terrazas, las viejas y las amas de casa
lanzaban sus insultos
como flores a una carroza.
Los taxistas solo entienden
el lenguaje de la trampa, incluso ellos
nos juzgaron mal. Alcanzamos una velocidad peculiar,
no cabalgábamos pero los perros murmuraban.
Quisimos acariciar uno pequeño
y se escondió debajo de un tacho rojo. “Ellos también prefieren la belleza
de la ignorancia”, dijiste
cambiando el final de una canción. Alcanzamos
una velocidad peculiar,
como la de los postes de luz vistos desde un auto,
o la de un recuerdo antes de dormir; la de las bailarinas
en los bares nudistas o la de los gordos al comer un dulce.
Alcanzamos la velocidad del presente,
los frutos silvestres, las orquestas,
las palomas haciendo círculos concéntricos,
o la del sol
al rayar el alba.
Ahora, sin mirar,
alcancemos la velocidad del trueno.






Aconseguim una velocitat peculiar,
no anàvem a cavall,
caminàvem.
Els portals dels edificis
tornaven els nostres reflexos capriciosos.
Un autobús ens va banyar l’esquena
amb aigua bruta,
quasi podrida. Ens vam detenir
en un quiosc de diaris. Et vaig voler mostrar un secret,
amagat
en una part del meu cos,
i et vaig esglaiar.
Aconseguim una velocitat peculiar,
i no anàvem a cavall; la velocitat
dels suburbis
tan pareguda a la dels gats
quan estan en zel. Cridàvem.
Des de les terrasses, les velles i les ames de casa
llançaven els ses insults
com flors a una carrossa.
Els taxistes sols entenen
el llenguatge del parany, fins i tot ells
ens jutjaren malament. Aconseguim una velocitat peculiar,
no cavalcàvem, però els gossos murmuraven.
Vam voler acariciar-ne un petit
i es va amagar sota un cubell roig de les escombraries. “Ells també prefereixen la bellesa
de la ignorància”, vas dir  
canviant el final d’una cançó. Aconseguim
una velocitat peculiar,
com la dels postes de la llum vistos des d’un cotxe,
o la d’un record abans de dormir; la de les ballarines
en els bars nudistes o la dels grassos quan mengen un dolç.
Aconseguim la velocitat del present,
els fruits silvestres, les orquestres,
els coloms que fan cercles concèntrics,
o la del sol
en fer-se de dia.
Ara, sense mirar,
aconseguim la velocitat del llamp.
                          
[Traducció de Joan Navarro]





Vietnam

El espacio está lleno de enemigos.
Dos.
Siete.
Quinientos.
Luego de cambiar de forma
me detengo frente a su escondite:
un animal hecho con caracoles,
“recuerdo de Miramar”.
Quisiera saber si viste llover
o si todos los días hubo sol
y fueron a la playa.
Mis huellas están húmedas,
pero el camino es inflexible.
Vamos.
Sigamos y que sean ellos,
los traidores, los únicos reales.
El odio es un sentimiento fiel;
no tiene pliegues.
¿Y el amor?
¿Qué es el amor?




L’espai esta ple d’enemics.
Dos.
Set.  
Cinc-cents.
En canviar de forma
em detinc davant el seu amagatall:
un animal fet amb caragols,
“record de Miramar”.
Voldria saber si vas veure ploure
o si va fer sol cada dia
i van anar a la platja.
Les meues petjades estan humides,
però el camí es inflexible.
Anem.
Seguim i que siguen ells,
els traïdors, els únics reals.
L’odi és un sentiment fidel;
no té plecs.
I l’amor?
Què és l’amor?
                       ]
[Traducció de Joan Navarro]





Tálata Rodríguez nació en Bogotá en 1978. En 1986 publicó Los pájaros de la montaña soñadora, un libro de poesías y dibujos. Desde 1999 se dedica al activismo cultural en Buenos Aires, ciudad en la que habita hace 24 años. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Participó en la producción de incontables eventos vinculados a la difusión de la música, la literatura, el arte plástico y la gastronomía. Regentó durante tres años el emprendimiento cultural y gastronómico colomboargentino La aromática. Escribió letras de canciones para músicos de su generación como Pablo Dacal, Julieta Rimoldi y Manuel Onís. Actualmente presenta sus poemas evocando la performance trovadoresca y sus derivas contemporáneas, la poesía callejera, el spoken word, el rap, y el hiphop.

Primera línea de fuego es una publicación de poemas multimedial que invita a sus usuarios a ser lectores y espectadores al mismo tiempo; pues ofrece la oportunidad de ser leído, visto y escuchado en simultánea. Esto es posible gracias a que su versión impresa y digital (próximas a lanzarse) cuentan con la presencia de códigos QR encargados de enlazar el texto a la reproducción de cada uno de los videos homónimos que Tálata Rodríguez -su autora-, grabó en lugares tan propios de Buenos Aires como ‘La bombonera’ o las líneas del subterráneo.

Ocho videoclips componen este poemario interactivo, y su objetivo ha sido situar la palabra poética en espacios urbanos elegidos por su poder simbólico: la bombonera, el taller mecánico, bajo Flores, los vagones de madera de la línea A, rutas y fragmentos nocturnos. Estos pueden ser vistos en estos canales:   
https://www.youtube.com/user/talatax  
http://primeralineadefuego.tumblr.com/

Para Tálata el objeto de este proyecto nace desde una reflexión por resituar y contemporizar lenguajes conocidos como tradicionales, a la vez que se ofrece una nueva forma de lectura. En sus palabras:

Es una obra acerca de la memoria: la memoria biográfica, la memoria como artefacto (pues interpreto mis poemas sin recurrir a dispositivos de lectura) y la memoria virtual. Los videoclips fueron realizados para evidenciar este vínculo personal, memorias dichas de memoria, y resituar la palabra poética en espacios urbanos, populares, abiertos o cerrados: la cancha de fútbol, el taller mecánico, el subte, el cementerio, con el fin último de demostrar la vigencia de la palabra y, especialmente, la vigencia de los símbolos poéticos

A continuación el video de “Torres Gemelas” con dirección y puesta de Viki Comune y Alan Steinberg





.

NIKKY FINNEY [16.862] Poeta de Estados Unidos

$
0
0

Nikky Finney 

Nació en 1957 en Carolina del Sur, EE.UU. 
Nikky Finney, hija de activistas, en la Universidad de Talladega comenzó a entender al poderosa sinergia entre Arte e Historia. Ha publicado cuatro libros de poesía: Head Off & Split (2011) por el que recibió el National Book Award, The World Is Round (2003), Rice (1995) y On Wings Made of Gauze (1985). Es profesor de literatura en la Universidad de Carolina del Sur. Es fundadora de los Affrilachian Poets. Web: http://nikkyfinney.net/index.html



Terciopelo Rojo

(para Rosa Parks, 1913 – 2005)


       La gente siempre dice que no cedí mi asiento porque estaba cansada, pero no es cierto. No estaba cansada físicamente, o no más cansada de lo que solía estar al final de una jornada laboral. No – lo único que estaba – era cansada de rendirme.
                                                – Rosa Parks



I

Montgomery, Alabama, 1955

El marco: una caja rodante con ruedas.
Los actores: Mr. Joe Singleton, Rev. Scott,
Miss Louise Bennett, Mrs Rosa Parks,
Jaboc & Junie (gemelos fraternales, catorce años)

El juego: Paga tu Cabeza India al conductor,
luego bájate del autobús.
Luego, camina hasta la puerta al final del autobús.
(Luego, aprieta repetir durante cincuenta años)

A veces, el conductor se iba,
antes de que el cliente que había pagado
pudiese llegar a la única puerta abierta.

Harta de autobuses yéndose – sin ellos –
justo en el momento que alzaba su pie, rozando, el escalón metálico:

No era una niña. Estaba en los cuarenta.
Una costurera. Una mujer fiel a
las cosas hechas a mano.

Había crecido en un lugar:
donde sólo la gente blanca tenía poder,
donde sólo la gente blanca pasaba los buenos trabajos
a otra gente blanca,
donde sólo la gente blanca prestaba dinero
a otra gente blanca,
donde sólo la gente blanca era considerada humana
por otra gente blanca,
donde sólo los hijos de la gente blanca tenían libros
nuevos el primer día de colegio,
donde sólo la gente blanca podía conducir a la tienda
a medianoche a por leche
(sin tener que mirar por el retrovisor).



II

Una costurera trae tela e hilo, cuellos & dobladillos,
ojales, todo junto. Es alguien que sabe manejarse
con el terciopelo.

Arqueándose sobre un río de tela tantea su decisión,
pero no corta, no hasta que los alfileres estén en su sitio,
marcándolo todo; luego, todo confluirá.

Nueve meses después, 1 de diciembre, 1955, Claudette
Colvin, quince años, es arrestada por quedarse sentada; antes de eso,
Mary Louise Smith. El tiempo de actuar, sujetado por dos alfileres.


III

La costurera de Montgomery espera y espera al
autobús en la Avenida Cleveland. Se sube,
fila cinco. La fila cinco es la primera fila de la sección
de Color. El conductor, que intentó dejarla aquel día,
la había dejado doce años antes. Pero doce años
antes ella tenía sólo veintiocho años, todavía una cría para
el duro trabajo de la resistencia.

A los cuarenta y dos has ensamblado & cosido muchas cosas
en la Alabama segregada. Has oído
“chica negrata” más veces de las que puedes hilvanar
tus modales y calmarte. Has olido al miedo cortar a través
del aire como el hierro sulfúrico de las fábricas de papel. Los pantalones,
camisas y calcetines que has zurcido a la perfección, rutinariamente,
caminan perfectos, rutinariamente, a tu lado. (Buenas. Qué hay.)
Aquellos moviéndose por ahí tan cómodos en tu ropa bien hecha,
bien cosida, escupen rutinariamente, fallan por poco tu manga
perfectamente planchada.

A los cuarenta y dos, tus preferencias son claras, tus costuras están inter-
conectadas, tu paciencia con los imbéciles, tan fina como una navaja.

A los cuarenta y dos, tu corazón pesa de esclavitud, de linchamientos,
y de lecciones para ser “buena”. Has escuchado
7884 sermones de domingo sobre como Dios hizo a cada
mujer a su imagen. Puedes pensar mucho con
un dedal en tu pulgar. Has cogido los bajos de
8230 faldas para amables y bienintencionadas mujeres blancas
en Montgomery. Has soltado el dobladillo de
18809 pantalones para chicos blancos en la edad de crecer. Te has
pinchado el dedo 45203 veces. Has callado para siempre.



IV

1 de diciembre, 1955: no te habías dado cuenta de quién
conducía el autobús. No hasta que te subiste. Luego
te acordarías, “lo único que quería era llegar a casa.”
El conductor, que te dejó tirada cuando tenías
veintiocho, no volverá a tener el placer
de dejarte tirada otra vez. Cuando
te pide que te muevas cruzas tus pies a la altura del tobillo.

Bueno – tendré que pedir que te arresten.

Y tú, tú con tus cuarenta y dos años, con tus
21199 cremalleras perfectas, tú con tu preciosa
nación de costuras perfectas desfilando todas en su sitio, por
todo Montgomery, Alabama, en las espaldas &
cinturas de negros & blancos por igual, le respondes,

Bueno – adelante puedes hacerlo.

Te arrestan un jueves. Esa noche en
Montgomery, Dr King lidera un canto, “Llega
un momento en que la gente simplemente se cansa.” (No
estaba totalmente en lo cierto, pero era un King.) Te pidió
que te levantases para que tu gente pudiese verte. Te
levantaste. ¡Veritas! No hablas. La indeleble
tinta azul todavía en tu pulgar diciendo, ¡Basta!
Piensas en las cualidades del terciopelo: fuerza
& flexibilidad. Con qué poder sujeta el hilo y
no lo deja escapar. Te abrazas a tu bolso,
las luces azules trazan tu pulgar, resplandeciendo
en el auditorio oscuro.

El lunes en los juzgados, el rocío
sudando en la hierba, caminas por la acera
en un vestido negro con mangas largas, tu cuello blanco
y puños perfectos alzándote,
almidonados en el aire de Alabama. Un esbelto sombrero
de terciopelo negro, un abrigo gris, guantes blancos. Sujetas tu
bolso cerca: todo lo valioso se guarda cerca
de la barriga, igual que habías visto hacer a tu propia madre.
Estás prístina. Puntillosa. Excepcional.
Una costurera. Toda tú recogida y
en tu sitio. Una chica en la multitud, enseñada
a no gritar, gritos, “¡Oh! ¡Se ve tan dulce! ¡Oh!
Esta vez se han metido con la persona equivocada.”

No puedes seguir metiéndote con una preciosa
mujer negra que sabe manejarse con el terciopelo.
Una mujer que puede coger el algodón y la gabardina,
la sirsaca y la seda, tapices circulares y lana
cocida colgando para las cortinas de la casa,
milimétricamente. A una mujer hecha de todo esto no se
la debe subestimar nunca, nunca se le debe pedir que se mueva
a la parte de atrás de nada, jamás se la debe arrestar.

Una mujer que cree que es digna de todas
las cosas posibles. Piadad. Gracia. Bondad. Tanto si
lo crees o no, no ha venido a la Tierra para tocar
Ring Around Your Rosie en tu circo
ambulante de transporte público.

Una mujer que entiende la forma de la simplicidad,
que viste un brazalete circular de alfileres ahí,
en la pequeña curva de su muñeca, una mujer
sagaz y en su sitio que tiene la ayuda de todas las cosas, afilada cual aguja,
plateada, dedicada, eléctrica, puede atraer las telas y a otros
hacia ella, por las pequeñas aberturas que ella y otros
antes han hecho.

Pueden meterse
con una mujer atada, demasiadas veces ya.

Con alfileres balanceándose en las esquinas
de su labios levemente abiertos, esperando a marcar
la puntada, sus dedos hilvanando,
girando en la riostra rojo sangre,
a través de sus dientes apretados levemente
te dirá, sin mirar nunca
hacia ti,

Usted haga lo que tenga que hacer &
Yo haré lo mismo.

De Head Off & Split, 2011


___________________________________________________
Traducción de:  Ángel Talián nació en Madrid. Es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada. Ha publicado la plaquette El último verano (Vitolas del Anaïs, 2008). Obtuvo la mención especial de los premios Federico García Lorca 2009 con el libro de cuentos With or wihout you (Point de Lunettes, 2010). Fue ganador de ‘La voz + joven’ de la Obra Social Caja Madrid 2011. Su último libro, La vida, panorámica (Rialp, 2013) obtuvo un accésit del Premio Adonáis 2012.





Dancing with Strom

     
            I want to tell you, ladies and gentlemen, there’s not enough
            troops in the army to force the southern people to break
            down segregation and accept the Negro [pronounced Nigra]
            into our theatres, into our swimming pools, into our homes,
            and into our churches.
                                    —Strom Thurmond, South Carolina
                                    Senator and Presidential Candidate
                                         for the States’ Rights Party, 1948

            I said, “I’m gonna fight Thurmond from the mountain to
            the sea.” 
                                    —Modjeska Monteith Simkins, Civil
                              Rights Matriarch, South Carolina, 1948


The youngest has been married off.

He is as tall as Abraham Lincoln. Here, on his
wedding day, he flaunts the high spinning laugh
of a newly freed slave. I stand above him, just
off the second-floor landing, watching
the celebration unfold.

Uncle-cousins, bosom buddies, convertible cars
of nosy paramours, strolling churlish penny-
pinchers pour onto the mansion estate. Below,
Strom Thurmond is dancing with my mother.

The favorite son of South Carolina has already
danced with the giddy bride and the giddy bride’s
mother. More women await: Easter dressy,
drenched in caramel, double exposed, triple cinched,
lined up, leggy, ready.

I refuse to leave the porch.

If I walk down I imagine he will extend his
hand, assume I am next in his happy darky line,
#427 on his dance card. His history
and mine, burnt cork and blackboard chalk,
concentric, pancaked, one face, two histories,
slow dragging, doing the nasty.

My father knows all this.

Daddy’s Black Chief Justice legs straddle the boilerplate
carapace of the CSS H. L. Hunley, lost Confederate
submarine, soon to be found just off the coast of
Charleston. He keeps it fully submerged by
applying the weight of every treatise he has
ever written against the death penalty of
South Carolina. Chanting “Briggs v. Elliott,”
he keeps the ironside door of the submarine shut.
No hands.

His eyes are a Black father’s beacon, search-
lights blazing for the married-off sons, and
on the unmarried, whale-eyed nose-in-book
daughter, born unmoored, quiet, yellow,
strategically placed under hospital lights to
fully bake. The one with the most to lose.

There will be no trouble. Still, he chain-
smokes. A burning stick of mint & Indian
leaf seesaws between his lips. He wants
me to remember that trouble is a fire that
runs like a staircase up then down. Even
on a beautiful day in June.

I remember the new research just out:
What the Negro gave America
Chapter 9,206:

Enslaved Africans gifted porches to North
America. Once off the boats they were told,
then made, to build themselves a place—to live.

They build the house that will keep them alive.

Rather than be the bloody human floret on
yet another southern tree, they imagine higher
ground. They build landings with floor enough
to see the trouble coming. Their arced imaginations
nail the necessary out into the floral air. On the
backs and fronts of twentypenny houses,
a watching place is made for the ones who will
come tipping with torch & hog tie through the
quiet woods, hoping to hang them as decoration
in the porcupine hair of longleaf.

The architecture of Black people is sui generis.
This is architecture dreamed by the enslaved:

Their design will be stolen.
Their wits will outlast gold.
My eyes seek historical rest from the kiss-
kiss theater below; Strom Thurmond’s
it’s-never-too-late-to-forgive-me chivaree.
I search the tops of yellow pine while my
fingers reach, catch, pinch my father’s
determined-to-rise smoke.

Long before AC African people did the
math: how to cool down the hot air of
South Carolina?

If I could descend, without being trotted
out by some roughrider driven by his
submarine dreams, this is what I’d take
my time and scribble into the three-tiered,
white créme wedding cake:

Filibuster. States’ Rights. The Grand Inquisition
of the great Thurgood Marshall. This wedding
reception would not have been possible without
the Civil Rights Act of 1957 (opposed by
you-know-who).

The Dixiecrat senator has not worn his
sandy seersucker fedora to the vows.
The top of Strom Thurmond’s bald head
reveals a birthmark tattooed in contrapposto
pose: Segregation Forever.

All my life he has been the face of hatred;
the blue eyes of the Confederate flag,
the pasty bald of white men pulling wooly
heads up into the dark skirts of trees,
the sharp, slobbering, amber teeth of
German shepherds, still clenched inside
the tissue-thin, (still marching), band-leader
legs of Black schoolteachers, the single-
minded pupae growing between the legs of
white boys crossing the tracks, ready to
force Black girls into fifth-grade positions,
Palmetto state-sanctioned sex 101.

I didn’t want to dance with him.

My young cousin arrives at my elbow.
Her beautiful lips the color of soft-skin
mangoes. She pulls, teasing the stitches
of my satin bridesmaid gown, “You better
go on down there and dance with Strom—
while he still has something left.”

I don’t tell her it is unsouthern for her
to call him by his first name, as if they
are familiar. I don’t tell her: To bear
witness to marriage is to believe that
everything moving through the sweet
wedding air can be confidently, left—
to Love.

I stand on the landing high above the
beginnings of Love, holding a plastic
champagne flute, drinking in the warm
June air of South Carolina. I hear my
youngest brother’s top hat joy. Looking
down I find him, deep in the giddy crowd,
modern, integrated, interpretive.

For ten seconds I consider dancing with
Strom. His Confederate hands touch
every shoulder, finger, back that I love.
I listen to the sound of Black laughter
shimmying. All worry floats beyond
the gurgling submarine bubbles,
the white railing, every drop of
champagne air.

I close my eyes and Uncle Freddie
appears out of a baby’s breath of fog.
(The dead are never porch bound.)
He moves with ease where I cannot.
He walks out on the rice-thrown air,
heaving a lightning bolt instead of
a wave. Suddenly, there is a table set,
complete with 1963 dining room stars,
they twinkle twinkle up & behind him.
Thelonious, Martin, Malcolm, Nina,
Dakota, all mouths Negro wide &
open have come to sing me down.
His tattered almanac sleeps curled like
a wintering slug in his back pocket.
His dark Dogon eyes jet to the scene
below, then zoom past me until they are
lost in the waning sugilite sky. Turning
in the shadows of the wheat fields,
he whispers a truth plucked from
the foreword tucked in his back pocket:
Veritas: Black people will forgive you
quicker than you can say Orangeburg
Massacre.

History does not keep books on the
handiwork of slaves. But the enslaved
who built this Big House, long before
I arrived for this big wedding, knew
the power of a porch.

This native necessity of nailing down
a place, for the cooling off of air,
in order to lift the friendly, the kindly,
the so politely, the in-love-ly, jubilant,
into the arms of the grand peculiar,
for the greater good of
the public spectacular:

us
giving us
away.

Nikky Finney, “Dancing with Strom” from Head Off & Split.




The Afterbirth, 1931
        
We were a Colored Clan of Kinfolk
Who threw soil      not salt
Over our shoulders
Who tendered close the bible
Who grew and passed around the almanac at night
So we would know   
What to plant at first light

Black soil and sweet brown sorghum
From the every morning biscuits
Mama Susan fixed
Dripping and mixing
Up under our fingernails
A secret salve
Just like any other
Living simple
And keeping to our proud selves
Quite aware of night riders
Quite aware of men with   
Politicious smiles
Cologned with kerosene and match

Aware of just whose feet
Walked across our tin roofs at night

We were such light sleepers
Such long distance believers

We were a family pregnant
Whose water had broke
And for once there was ham money
’Bacca money
So we thought to do better by ourselves
To begin our next row
We would go and get him
Because he was medically degreed in baby bringing
Because he was young and white and handsome
And because of that
Had been neighbor to more knowledge
Than us way back behind   
The country’s proud but inferior lines

And because he came with his papers in his pocket
So convincing      so soon
After his ivy graduation
Asking us hadn’t we heard
Telling us times had changed
And the midwife wasn’t safe anymore
Even though we had all been caught
By tried and true Black Grannies
Who lay ax blade sharp side up
And water pan underneath the bed
To cut the pain
To cool the fever

We were a Pregnant Clan of Kinfolk
Caught with water running down our legs
Old family say they remember   
Going to fetch him
Telling him that it was time
That he should come now
But he didn’t show right away
Not right away
But came when he wanted
The next day
After his breakfast

But what more
Could we colored country folk ever want
Even if we had to watch the road all night for him
Even if we had to not let her push too hard
When he finally came
He had his papers on him
Something with one of those pretty shiny seals
Old family say they can remember
Somethin’ just wasn’t right
But we opened the screen for him anyway
Trusting
And tendering close what the Good Book
Had told us all our lives to do

Then we made him a path
Where he put his hand up      then inside
My grandmother’s womb
Her precious private pleasing place
Somewhere he probably didn’t want to touch

Then he pulled my daddy through
Somebody he probably didn’t care to reach for
And from the first he pulled him wrong
And wrong
Shattered his collarbone
And snapped his soft baby foot in half
And smashed the cartilage in his infant hand

Wringing
Their own sun baked arms
Old timey family
Remember him well
Say they knew somethin’ wasn’t right
As he came through the door
A day later
His breakfast digested now
Somethin’ just wasn’t right
How he had two waters on him
One sweet      one sour-mash
One trying to throw snow quilt over the other
As he un-carefully
As drunkenly
He with his papers on him still
Stood there turning a brown baby into blue
Un-magically
And right before our eyes

Hope and Pray
Hope and Pray

Then he packed his bag and      left
With all of his official training
And gathered up gold stars      left
The Virginia land of Cumberland County

He left and forgot
He left and didn’t remember
The afterbirth inside
Carlene Godwin Finney

To clabber
Gangrene
Close down
Her place
Her precious private pleasing place
To fill the house to the rafters
Up past the dimpled tin roof
With a rotting smell
That stayed for nine days
That mortgaged a room
In our memories
And did not die with her

We were a Brown and Pregnant Family
And he would’ve remembered his schoolin’
And left his bottle
Recollected his manners
And brought his right mind
Had another klan called him to their bedside
He would’ve come right away
He would’ve never had liquor on his breath
If the color of my daddy’s broken limbs
Had matched the color of his own but

We were a Colored Clan of Kinfolk
We should’ve met him at the door
Should’ve told him lean first into the rusty screen
Made him open up his mouth and blow
Breathe out right there
Into all of our brown and lined up faces
In wait of his worthiness

Then just for good measure
Should’ve made him blow once again
Into Papa Josh’s truth telling jar
Just to be sure
Should’ve let Mama Sally
Then Aunt Nanny
Then lastly Aunt Mary   
Give him the final once over
And hold his sterile hands
Down to the firelight to check
Just like she checked our own every night
Before supper
Before we were allowed to sit
At her very particular table

We could’ve let Aunt Ira clutch him by his chin
Enter and leave through her eyes
Just like how she came and went through us   
Everyday at her leisure

She would’ve took care to notice
As she traveled all up and through him
Any shaking      any sweating
And caught his incapable belligerent incompetence
In time

Oh Jesus

We should’ve let Grandpop Robert
Have him from the first
Should’ve let him pick him up
By the back of his pants
And swirl him around
Just like he picked us up
And swirled us around
Anytime he caught us lying or lazy
Or being less than what we were

We should’ve let Grandpop
Loose on him from the start
And he would’ve held him up
High eye to the sun
And looked straight through him
Just like he held us up
And then we would have known first
Like he always knew first
And brought to us
The very map of his heart
Then we would have known
Just what his intentions were
With our Carlene

Before we knew his name
Or cared about his many degrees
Before he dared reach up      then inside
Our family’s brown globe
While we stood there
Some of us throwing good black soil
With one hand
Some of us tending close
The Good Book with the other
Believing and trusting
We were doing better
By this one
Standing there

Waterfalls running
Screaming whitewater rapids

Down our pants legs
Down our pantaloons
To our many selves

All the while   
Praying hard
That maybe we were wrong
(please make us wrong)
One hundred proof
Smelled the same as
Isopropyl

Nikky Finney, "The Afterbirth, 1931" from Rice. 



The Aureole
        
(for E)


               I stop my hand midair.

               If I touch her there everything about me will be true.
               The New World discovered without pick or ax.

               I will be what Brenda Jones was stoned for in 1969.
               I saw it as a girl but didn’t know I was taking in myself.

               My hand remembers, treading the watery room,
               just behind the rose-veiled eyes of memory.

Alone in the yard tucked beneath the hood of her car,
lucky clover all about her feet, green tea-sweet necklace
for her mud-pie crusty work boots.

She fends off their spit & words with silent two-handed
twists & turns of her socket wrench. A hurl of sticks &
stones and only me to whisper for her, from sidewalk far,

break my bones. A grown woman in grease-pocket overalls
inside her own sexy transmission despite the crowding of
hurled red hots. Beneath the hood of her candy-apple Camaro:

souped, shiny, low to the ground.

               The stars over the Atlantic are dangling
               salt crystals. The room at the Seashell Inn is
               $20 a night; special winter off-season rate.
               No one else here but us and the night clerk,
               five floors below, alone with his cherished
               stack of Spiderman. My lips are red snails
               in a primal search for every constellation
               hiding in the sky of your body. My hand
               waits for permission, for my life to agree
               to be changed, forever. Can Captain Night
               Clerk hear my fingers tambourining you
               there on the moon? Won’t he soon climb
               the stairs and bam! on the hood of this car?
               You are a woman with film reels for eyes.
               Years of long talking have brought us to the
               land of the body. Our skin is one endless
               prayer bead of brown. If my hand ever lands,
               I will fly past dreaming Australian Aborigines.
               The old claw hammer and monkey wrench
               that flew at Brenda Jones will fly across the
               yard of ocean at me. A grease rag will be
               thrust into my painter’s pants against my
               will. I will never be able to wash or peel
               any of this away. Before the night is over
               someone I do not know will want the keys
               to my ’55 silver Thunderbird. He will chase
               me down the street. A gaggle of spooked
               hens will fly up in my grandmother’s yard,
               never to lay another egg, just as I am jump-
               ed, kneed, pulled finally to the high ground
               of sweet clover.

Nikky Finney, “The Aureole” from Head Off & Split.







.

ROBERT RINCÓN [16.863] Poeta de Venezuela

$
0
0

ROBERT RINCÓN

(Valencia, Venezuela  1985). Poeta, músico y licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura por la Universidad de Carabobo. Cursa una maestría en Literatura Latinoamericana (Upel, Maracay). Colabora en el Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC y en la revista Poesía del mismo departamento. Ha publicado el poemario Mercaderes (2010). Ganador del V Premio Nacional Universitario de Literatura “Alfredo Armas Alfonzo” (Universidad Simón Bolívar, Caracas, 2014), con su poemario Emaús y el vientre de arena. Sus poemas han sido publicados en revistas, periódicos y otros medios culturales del país.



Libro: Mercaderes
Editor: Departamento de Literatura, Dirección de Cultura, Universidad de Carabobo. 


ESTÁS GUARDADO EN MI HISTORIA
mi cabeza se equivoca en aplazar los sonidos
de tu boca amplia que no tengo
ni en el sueño que he bajado para escucharte
me dispongo como hombre en recibirte

el aliento y la llama sacuden la sal
donde el sol rompe y a ti te sigo
vacilando en la arena y preguntando en qué estoy

te vienes conmigo pero en mí
te alejas

estás escrito en la batallas
en el corazón de la selva
y en la imponencia cuando asomo mi cuerpo
en el brillo de la costa

  

HERMANO RESCATA LA CENIZA 
QUE HA QUEDADO DEL BAILE
echa a andar de nuevo la barca por el río
de salobre y la luz del Santo Caribe que surca las olas
me he quedado desnudo en la isla donde sobra el miedo
es la muerte la compañera que reanuda el viaje

es la madera de nuevo tallada para surcar el mar
naciente y espuma que sale de la oración
que canta el hombre en medio de la isla

aves rapaces se inclinan a observar la presa
es el hombre en medio de la nada
esperando puerto y a su vez consigue golpes
pero la barca no se mueve por mi voluntad
no me enseñaron eso hermano

no tengo mapas ni guías sensuales en este mar
sólo la luz que me ofrece muerte o puerto
pero te tengo a ti hermano
si consigues anclar en medio de la marea
y mirar al cielo
yo esperaré sentado
a que se cumpla tú voluntad




SEÑOR DAME SANO CAUDAL PARA AMANSAR
las aguas donde el demonio viene en su barca
a atracar puertos dorados
quiero hincarme ante el sol
pero me fallan las piernas

la presencia de luz se va en la cresta de la ola
que rompen en el arrecife de mis huesos
dame humildad para calmar el sonido de los pies
que desfilan de mantra
de las costas hasta la cordillera
del monte a la calle
donde la resonancia devuelve el salobre
en el lomo madera del Nazareno Caribe

el sol se apaga dentro de la tienda
donde la estatua tallada no endereza el milagro
no piso fuerte señor

no piso fuerte señor
en las aguas frente al muelle
deja que el zumbido dentro mi boca
cante





TE PERSIGNAS TEMPRANO CON LA ESPERANZA
de que un pedazo de tierra
se vayan en las frutas
la costumbre en el mercado
la historia por vender

se te seca el animal que cuelgas
en la espalda
los años de levantarse temprano
y el sol te ilumina el destino a la muerte

la tierra se me agota en la venta
pequeño es el ídolo que guardo
en mi pecho cuando miro al cielo

la muerte se hace descomunal dentro
de tu historia y de la mía
se va guindada de hombre en hombre
cuando doy la vuelta al negocio


“Mercaderes”, el primer libro del poeta Robert Rincón, nos ofrece la lectura de un trabajo honesto, un llamado hacia la voz del origen, donde el autor se sumerge en la búsqueda de lo primario, de lo verdaderamente esencial,  reflejándolo a través de una escritura sencilla, no desprovista de cuidado y labor. La necesidad de un espíritu depurado, un estado conciente perenne, encuentran su vehículo en la imagen del “hermano”, donde autor y lector se recrean en una comunión estética. La significación de esas imágenes familiares, como la ambigüedad en la invocación del “padre” que encontramos en “Mercaderes”, construye analogías donde lo sagrado se erige en paralelo al imaginario cotidiano, esbozando de una forma más profunda, no perceptible en una simple lectura, el campo de trabajo del poeta. El trabajo de Robert Rincón, dibuja un terreno expresivo donde lo emotivo desciende hasta perder su carácter mecánico y se hace evocación, transformándose en un dialogo reflexivo que trasciende lo superficial y que encuentra acomodo en el poema. Con “Mercaderes” asistimos a un trabajo responsable que se mueve dentro un sincretismo singular; es una poesía impregnada de esfuerzo, paciencia y búsqueda sincera.





De Emaús y el Vientre de Arena (2014)

Que larga es la distancia
de la frente al ombligo
cuando el latir
debe ser
la mitad de un campo de ofrendas

y debajo del cielo
el cuerpo y yo
centinelas para algo grande

me detengo en la hierba
con el engaño de medir palmos
al silencio

piso con las botas del tiempo
el trabajo de un corazón desleal
pero labro

algún retoño como criatura esperaré
con la cabeza colgada
y sonriente



*




Un hombre y una mujer que se aman
es el ayuno que se acerca al mediodía
es la espera de una garganta que se abre al sol
es la plegaria honda satisfecha
es la sonrisa de agradecimiento en soledad
es la melodía de dos manos en diferentes tonos
es el cuerpo que se hace y sirve
es el decreto cumplido ante Dios
es la esperanza por encima de la muerte
es el aliento que vence el egoísmo
es el Nombre que a todos nos sostiene
Un hombre y una mujer que se aman
es la luz encima de la mesa cuando se come



*




Soplo
para empuñar estos trastes
mover los dedos al pecho
y conseguir un acorde
que me detenga y vea el cuerpo
melodioso

pero duermo en un pergamino
que se escribe
con las dudas de un hombre
que la vida le pasa a un lado
cerrando el pacto que el Nombre
obliga

quizá irresponsable
como hermano

cuando despierte
una balada me lleve
al latido que armonice
todo



*




Saberme sincero es hurgar
el silencio que me obliga
a aferrarme al borde de la cama
y adentrarme en el pantano
que guarda mi estómago

mis ojos se nublan
el premio es lo ligero
que baja también conmigo
a saborear lo que propone el Señor

y dejar el barro en los pies
ver su flor
como la primera vez
antes de salir del cuarto



*



Me enseñaron a pedir
con las manos juntas
y a recibir con ellas abiertas
cada día y cada noche

el puño que se forma en espiga
arrebata lo que en gracia se forja

¿detenerme en llevar las manos
al suelo en alabanza?

engañarme es una escuela
donde sobresalgo en calificaciones
y mis manos se cansan de desgranar el trigo

con unos deseos como maestros
y un alma que no se atreve a gatear
por todo el cuerpo 

podría llevar el pan
como camino
y  un dar
como oración







Viewing all 7276 articles
Browse latest View live


<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>