Abraham ben Meir ibn Ezra
El rabí Abraham ben Meir ibn Ezra, conocido también como Aben Ezra o Esra, Abraham Judaeus, Abendre y Avenara, y calificado como el Sabio, el Grande, el Admirable, (Tudela, Taifa de Zaragoza; 1092 - Calahorra, Reino de Castilla 1167) fue un destacado intelectual judío andalusí.
Hombre polifacético, destacó en poesía, filosofía, gramática, cábala, medicina, matemática y astronomía. Ibn Ezra fue además, a su pesar, un notable viajero; con motivo de la invasión almohade hubo de abandonar al-Ándalus hacia 1140 y viajó por el norte de África, Egipto, Israel, Italia, Francia e Inglaterra antes de intentar regresar a la península, sin que haya constancia de que efectivamente pudiera haberlo conseguido.
En el año 1934, se decidió llamar en su honor «Abenezra» a un cráter de impacto lunar.
Vida
Según José María Millás Vallicrosa nació en Tudela en 1092, aunque otros consideran 1089. Es en esta ciudad donde permanecerá hasta su juventud. Ubicado en un entorno judío, recibirá allí una enseñanza de los diferentes ámbitos de las culturas judía y árabe.
Antes de 1119, cuando Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona, tomó Tudela, Ibn Ezra partió de su localidad, en un errante viajar que le llevaría, primeramente, por diversas zonas de la península, y posteriormente a lugares más alejados.
Pasó por Toledo, por el cual avanzó hacia el sur, donde visitó Córdoba, Lucena, Granada y Sevilla, conociendo a varios ilustres pensadores judíos con los que mantendría relación, y logrando ocupar algún cargo relevante. Especial relación fue la que tuvo, en Granada, con Yehudah Ben Samuel Halevi.
Más tarde viajaría Ibn Ezra por el norte de África, donde fue testigo del gobierno almohade. También presenciaría las matanzas de judíos que se desarrollarían en Marruecos y Al-Ándalus, así cómo la destrucción de algunas comunidades.
En 1140 (o 1139) se dirigió a Roma, pasando por la península. En bastantes de sus obras refleja las desdichas que le ocurrieron en su paso por la península, y el dolor que sintió al abandonarla. Seguramente fue debido a los acontecimientos que recaían sobre los judíos que tuviera que alejarse del territorio español; como les pasó a otros ilustres judíos (por ejemplo, Yehuda ben Samuel Halevi, que marchó a Oriente, acompañado, precisamente de un hijo de Ibn Ezra).
Permaneció en Roma alrededor de cinco años, y es allí donde redactó los comentarios al libro del Eclesiastés y al de Job. Después se retiró a Lucca, donde continuó dedicándose a la exégesis del libro de Isaías y al Pentateuco. Tras pasar por Pisa, se instaló en Mantua, donde en 1146 escribió su obra considerada hoy más relevante sobre gramática de la lengua hebrea, el Sefer Saḥot. Más adelante lo encontramos en Verona, donde escribiría el Sefer ha-'Ibbur, obra sobre el calendario, el Sefer ha-Mispar, sobre aritmética, y el Safah Berurah, otro tratado gramatical de cierta consideración. Se marchó de Italia hacia los años 1147-1148.
Pasó a Provenza, donde se estableció en Béziers. Aquí escribiría el Sefer ha-Shem. Los viajes que realizó por Francia resultaron muy fructíferos, pues durante los cuales retomó su actividad exegética con el Éxodo, el libro de Daniel, los Salmos, los libros de los Profetas Menores, el libro de Ester, y el Cantar de los Cantares. Fue testigo en esta ocasión de la Segunda Cruzada. Más tarde se quedaría en Ruan, dedicándose a traducir obras árabes.
De Ruan se trasladó a Inglaterra en 1158. Durante su estancia escribiría el Sefer Yesod Mora ve-Sod ha-Tora, que trata sobre los mandamientos de la Biblia, y el Iggeret Shabbat, sobre el Shabat. Se desconoce cuánto tiempo permaneció en Inglaterra. Después volvería a Narbona.
Falleció hacia los años 1165-1167, de nuevo en la Península, en Calahorra según Millás; según otros, en Rodas.
Obra
Ibn Ezra fue uno de los más destacados literatos hebreos del medievo, y sus comentarios a la Biblia hebrea o Tanaj se distinguen por su erudición y originalidad; su empleo de métodos gramaticales para la exégesis del sentido del texto preludia la actividad de la crítica textual moderna. Además del comentario completo al Tanaj recogido en el Sefer ha-Yashar, publicado poco antes de su muerte, comentó los Salmos y varios de los libros de los Profetas. Llegaron a imprimirse sus Comentarios sobre los Libros Santos (Venecia, 1526) en 24 libros, que fueron muy leídos y reimpresos después parcialmente en Constantinopla (1532), París (1556, 1563, 1570) y Utrecht (1556), aunque la parte dedicada al Pentateuco fue ya impresa en 1488 de manera independiente en Nápoles, en una edición que hoy es muy rara de encontrar. Realizó también muchas obras sobre diversas materias, entre las que cabría señalar el primer intento de sistematización de la gramática hebrea.
Sus libros fueron muy leídos durante la Edad Media y son objeto de otros comentarios. Sus interpretaciones filosóficas revelan la influencia del neoplatonismo. Otros escritos suyos hablan de temas tan diversos como las matemáticas, la astronomía, la medicina, la filosofía y la astronomía. También escribió poesía, tanto profana como religiosa, en un hebreo de gran belleza.
También fue reconocida su labor astronómica, que incluyó desde tablas de posiciones estelares conocidas como Luhot hasta un Sefer ha-'Ibbur sobre el calendario, el Keli ha-Nejoshet sobre el uso del astrolabio y la traducción de obras astrológicas de Mashallah. Al latín fueron vertidos sus Fundamenta tabularum astronomicarum (1154).
Escribió además una obra moral, Hay ben Meqitz (que se traduce por Vive el hijo que resucitó; el Libro de los seres animados, en el que se prueba la existencia de Dios por la perfección estructural de los vivientes, obra escrita en árabe y traducida al hebreo por Jacob ben Alphander.
Su poesía religiosa es de carácter litúrgico, pero también profana de tema amoroso y burlesco, aunque se le tiene por un poeta bastante frío; sin embargo destaca su poema Maadanne Melech (Delicias del rey), en que analiza en setenta y tres versos el juego del ajedrez. Sus Rimas y poemas fueron traducidos al alemán por Rosín, en 1885.
Poema del ajedrez
En cántico entono batalla ordenada
de tiempos remotos antigua inventada:
prudentes y sabios hombres la ordenaron
y en órdenes ocho su marcha trazaron.
El orden en todo: que en ellos dispuestos
se ven en la tabla, guardando sus puestos,
con ocho distintas cuadradas secciones
en dos campamentos osados varones.
Sus fuertes reales los reyes colocan
y a guerra segura sus faces provocan;
y a veces continuo se ven caminando
y firmes animan a veces su bando;
mas en sus contiendas no sacan espadas,
pues son lides de ellos lides figuradas.
Tal vez quien revueltos los dos campos vea
que son idumeos y cúseos crea.
Menean cúseos en guerra sus manos
y en pos idumeos se ostentan lozanos,
y van los infantes siempre a la cabeza:
que es guerra de frente, de hidalga nobleza.
Mas el elegante en guerra marchando
se acerca al costado astuto acechando,
y va como el Phérez (que es su primacía),
en tanto que aquél por tres puntos guía.
En lid el caballo con planta ligera
sigue, cual le place, camino cualquiera.
Ora prevalecen aquí los cúseos
y huyendo a su vista van los idumeos;
y ora Edom sobre ellos se mira triunfante,
sus reyes vencidos con pena humillante.
Mas de nuevo al punto la guerra encendida,
los ya degollados recobran la vida.
Abraham ibn Meir ibn Ezra, incluido en Poesía de Al-Andalus (Asociación Andaluza de Profesores de Español Elio Antonio de Nebrija, Sevilla, 1999, varios trad.).
ABRAHAM IBN EZRA
(1092 w 1167)
POÉTICA: El cultivo de la poesía fue para A braham ibn Ezra un ejercicio especialmente desarrollado en la juventud y bastante más eventual en el resto de sus años, dedicados más intensamente al estudio prolijo de la Biblia y la gramática como detallaremos más adelante. Sin embargo, son bastante las composiciones que nos ha legado, unas profanas, en mayor número, y otras sagradas. A través de su poesía sagrada se descubren sus mejores dotes literarias: la fuerza, el fervor y la delicadeza matizan sus composiciones.
Sus ideas filosóficas y cosmológicas se descubren en sus poesías hímnicas, en las cuales canta la gloria de Dios, su alteza y su inaccesibilidad, su reino sobre todos los seres, desde los coros de los ángeles, esferas celestes, planetas que discurren en sus órbitas, hasta los planetas más humildes; el entusiasmo del Salmista repercute en él al considerar la naturaleza como una obra maravillosa de Dios.
Más importancia que sus poesías laudatorias titmen las penitenciales y suplicatorias, y todavía mayor interés despiertan su poesías de destierro. Conmovedora es la qiná o elegía sobre la ruina de las aljamas españolas y magrebíes, causada por la devastación almohade.
Asimismo variadas son las geulot y ahabot de tipo epitalámico del Cantar de los Cantares, qinot y zulot en forma dialogada, en todas las cuales es cantada en forma muy bella y consoladora la esperanza mesiánica, la tradición nacional judaica.
Su gran dominio de la técnica y el lenguaje lo hicieron triunfar sobre las dificultades que su criticismo racionalista hubo de poner a la libre expansión de sus cualidades poéticas•
Las fuentes utilizadas para la presente compilación fueron las siguientes obras:
J .M. MILLÁS VALLICROSA, La Poesía Hebraica Pos/bíblica. Editor José Janés. Barcelona, España, 1953;
J .M. MILLÁS VALLICROSA, La Poesía Sagrada Hebraicoespañola. Madrid, Espafia, 1940. Editada por el Consejo Superior de Investigaciones científicas. Patronato M. Menéndez Pelayo. Instituto Arias Montano. Escuela de Estudios Hebraicos; y David GOLDSTEIN, Hebrew Poemsfrom Spain.lntroduction, Translation and Notes
BAQQASA -103
En verdad, Dios verdadero Tú eres, aunque yo no te vea,
pero en la magnitud de tus bondades, siempre te veo.
Antes que te conociera, tus mercedes me habías prodigado,
hasta el presente me has recordado mientras que yo ¡cuántas
veces te he olvidado!
Tu voluntad ha sido favorecerme sin que necesitaras recompensa;
muy excelso es tu nombre, pero próximo yo te he encontrado.
Mis delicias están en tu ley, como las del esposo en la esposa;
como Dios de mi vida te invoco, cuántas veces te he invocado.
SELIHA-105
Me postraré rostro en la tierra, pues no hay cosa más baja que ella.
Me humillaré a la faz del Altísimo, el Excelso sobre toda excelsitud.
¿Cómo me congraciaré con Él? ¿Con mi espíritu? ¿Acaso no viene de Él?
¿Con lo más escogido de mi cuerpo? Él lo vivifica y no hay nada más noble que el alma.
No hay linde ni extremo para su grandeza. ¿Cómo mi lengua lo ilustrarla?
Inaccesible más que los altos cielos, y próximo más que mi carne y mis huesos.
He aquí que vengo a ti, Dios mío, pues no hay ayudador fuera de ti.
¿Acaso las cohortes de los cielos y la tierra no fueron creadas como yo mismo?
¿Cómo esperaría la salvación de parte de ellas? Mentira es auxilio de las criaturas.
Ciertamente el siervo no puede refugiarse sino en aquel que lo adquirió.
¿Qué más pretendería yo conocer, sabiendo que para mi bien me has creado?
Tus misericordias rebasan todo término, y mis pecados superan a las arenas del mar.
¿Cómo levantaré mi mirada hasta ti? si también ella ha pecado.
¿Y qué responderán mis labios? si también ellos hanse depravado.
La vanidad de mi corazón ha acarreado a mi alma lo que mi enemigo hacer no podía.
Por ello una conmoción me ha sobresaltado. ¡Ay de mí, pues me he rebelado!
Mi mala inclinación me ha descarriado, pues no era mi voluntad hacerte agravio.
Mis maldades a mí solo han afectado, pues Tú sólo me dispensas benignidades.
Muéstrame el camino de mi salud pues todo lo que yo sé, Tú me lo has enseñado.
Las palabras de mi corazón hice sentir a mi oído ¡Óyelas
Tú, desde los cielos!
SELIHA -179
Mis manos extenderé - y mis lágrimas derramaré,
por la magnitud de mis faltas - y la magnitud de mis culpas.
¡Oh Dios!, endereza mis actos - y alivia mis pecados.
¡Roca mía!, socórreme - hasta el momento en que juzgues.
"En mi clamar a ti respóndeme - ¡oh Dios de mi justicia!"
Con endechas y gemidos - el perdón te suplico,
con la suavidad de los salmos - en la asamblea de los elegidos,
con cánticos esmerados - y con lo selecto de mis obras.
Te ensalzaré, - tu nombre confesaré,
y te amaré· ¡oh Señor, fortaleza mía!
"En mi clamar a ti, respóndeme - ¡oh Dios de mi justicia!"
Tú que cabalgas sobre las auroras - e inquieres las conciencias,
y acoges las contriciones - a modo de pingües sacrificios,
Tú que contienes los corazones, - devuelve tus millares
a la ciudad de mi complacencia .• ¡Roca mía y cobijo mío,
mi herencia y mi suerte, - Tú, don de la posesión mía!
"En mi clamar a ti, respóndeme - ¡oh Dios de mi justicia!"
He aquí que en ti esperaré,- fuente de vida y refrigerio,
tu fuerza declararé - y a ti adoraré;
tu salud otórgame,- a mí socórreme,
para ampararme,- cobijarme
y proporcionarme - el pan de la ley mía.
"En mi clamar a ti, respóndeme - ¡oh Dios de mi justicia!"
Excelso rey mío,- en ti está mi apoyo,
acoge el canto que te dedico, - y al pobre así congratula:
-No temas, - pues contigo estoy,
te corroboraré, te auxiliaré
y te asiré con la diestra de mi justicia.
"En mi clamar a ti, respóndeme - ¡oh Dios de mi justicia!"
SELIHA-183
¡Oh Dios!, tus larguezas prestamente me visiten,
a tu gracia convierte mi corazón y acógeme,
sobre tus senderos endereza mis pasos,
y así no vacilen mis vías. Tu ley enséñame.
Séasme alcázar de fortaleza en el día de la aflicción,
y quiebra el brazo que se alzó para prenderme;
no te acuerdes ya más de los pecados de mis mocedades,
y para su recuento no escudriñes mi faz en el día de mi juicio.
Tiéndeme tu mano para que no olvide tu ley,
acelera el término de la redención y rescátame.
Así contemple, cuando reintegres a Sión nuestras congregaciones,
el día en el cual restaures tu Templo y nos reedifiques,
y digas a la hija de Sión: - "Yo vindicaré tu sangre
de parte de tus adversarios, y mis ovejas apacentaré".
ZULAT -109
(Israel):
Diré al aquilón - mi vigor y mis fuerza -.
Al austro: Permite a mi hijo - que more en mis cámaras -.
¡Diestra de Dios!, edifica - mi casa y mis moradas,
para que suba y entre en la ciudad - el humilde, montado sobre
pollino,
mientras que yo en medio del santuario - con citara y cánticos
vendré, para ofrecer mi adoración.
Llegaron los días de regocijo - antes que se cumplieran los días del mundo,
los dolores se desvanecieron - con todas sus pesadillas,
pues las moradas de su tienda - Él construirá junto a sus ruinas.
¡El amado!, cuyas palabras son como la miel - y como el maná su
acento,
ilustre y magnifico es su nombre - pues Él obrará maravillas,
por obra de Elías de Tisbe y el Mesías de Belén.
(Dios):
¡Oh esposa!, sal del cautiverio - con ornato y diadema,
como en los días juveniles permanece,- llena de honor y atavíos,
como gacela, a la tierra prometida - vuelve después que fuiste
dispersada.
(Israel):
Grande será la gloria postrera - y menguado será el que rompa la ley,
Aquel que alargó la aflicción - tomará la lanza en su mano y yo mi oración.
¡Cobijo mío!, el dolor de mi llaga - alivia, y tome la salud,
aparta la violencia de mis opresores, - da prosperidad a mis amadores,
ya que varios plazos, y aún - medio plazo, la Redención he esperado;
a quien invoca tu nombre responde, - el rebaño que vendiste rescata,
el muro que demoliste reedifica, - la mansión que desechaste habita,
y acelera mi salvación.
QINA-I77
(Por la ruina de las comunidades judías de España causada por los almohades)
¡Ay! sobre Sefarad descendió una calamidad desde los cielos;
mis ojos, mis ojos vierten lacrimosas aguas.
El llanto de mis ojos, como llanto de avestruz, es por la ciudad
de Lucena;
libre de tachas, aparte allí moró la cautiva comunidad,
sin cesar hasta cumplir la fecha de mil setenta años;
pero vino su día, huyó su gente y ella quedó como viuda,
huérfana de ley, sin Escritura, sellada la Misná,
el Talmud estéril se tomó y todo su esplendor perdió,
sicarios y hombres de violencia recorren acá y acullá,
el lugar de la oración y de la loanza en casa de orgía se
convirtió.
Por eso lloro y se crispan mis manos y en mi boca hay siempre un
lamento
y no tengo reposo diciendo: ·¡Oh si mi cabeza se tomara aguas!
¡Ay! Sobre Sefarad descendió una calamidad desde los cielos;
mis ojos, mis ojos vierten lacrimosas aguas.
Mi cabeza decalvaré y amargamente gemiré por la comunidad de
Sevilla,
por sus príncipes que han sido vulnerados y por sus hijos hoy
cautivados,
por sus hijas, delicadas, hoy entregadas a una religión extraña.
¿Cómo ha sido abandonada la ciudad de Córdoba y convertida en mar de ruinas?
Sus sabios y personajes eminentes murieron de sed y de hambre;
ningún judío, ni uno solo, quedó en Jaén ni en Almería,
ni en Mallorca ni en Málaga quedó refrigerio alguno,
los judíos que habían huido fueron cruelmente heridos.
Por esto me lamentaré muy amargamente, muy mucho me plañiré,
y mis gemidos por causa de mis dolores fluirán como aguas.
¡Ay! sobre Sefarad descendió una calamidad desde los cielos;
mis ojos, mis ojos vierten lacrimosas aguas.
¡ Ay! Clamaré, como mujer en dolores, a causa de las aljamas de
Sigilmesa,
¡la ciudad de los gaones y de los sabios! La tiniebla ha cubierto su luminar,
ha sucumbido la columna del Talmud y el edificio hase derruido,
la Misná, en oprobio, con los pies han pisoteado;
a causa de los hombres ilustres, alanceados, pues el ojo enemigo
no perdonó.
¡Ay! Cómo expiró la aljama de Fez en el día en que fue librada al saqueo,
ya no hay fuerza en el calle de Tlemecen y su gloria marchitóse. Mi voz levantaré con
amargura, a causa de Ceuta y de Mequínez
y la túnica rasgaré a causa de Dara, que ya antes fue asolada;
en día de sábado, el joven con la doncella su sangre derramaron
como aguas.
¡Ay! Sobre Sefarad descendió una calamidad desde los cielos;
mis ojos, mis ojos vierten lacrimosas aguas.
Pero, ¿qué responderé, si a causa de mis pecados esto ha sucedido,
y de parte de mi Dios, mi cumbre roquera, el mal contra mí se ha decidido?
¿En quién esperaré y qué cosa invocaré si todo es obra de mi
mano?
Arde mi corazón dentro de mis entrañas, a causa de mi alma, pues
ha pecado,
y desde tierra, el puerto de su alegría, a tierra inmunda ha sido desterrada.
Avergonzada y muda no acierta a contar sus desventuras,
mas con el dolor de su corazón en las misericordias de su Roca
espera,
a fin que del exilio decrete redención, pues en la sombra de sus alas se ampara,
y si su nombre recuerda, desde la cárcel en que se halla, entonces revive.
Pero su llanto sobre sus mejillas, a la vera de la sirvienta,
mucho ostentará hasta que se aparezca el Señor desde los cielos.
RESUT -178
En la Ley de Dios me aplicaré toda mi vida
esperando que el Señor me conceda su galardón;
en su huerto de delicias mi voluntad se deleitará
yen los días de mi aridez la Ley mi rico venero será.
¡Señor!, con los ojos del corazón te he visto,
y aun en tu Ley, ilustre en fortaleza,
enséñame a practicar el recto camino;
te magnificaré y Tú magnificarás mi gloria.
Los cielos y las alturas no alcanzan
a soportar tu grandeza, ¡cuánto menos lo podrá mi palabra!
Cobijarse en ti ansía siempre mi alma,
y en la adoración de tu nombre puse mi honor.
PLEGARIA U ORACIÓN POR LA LLUVIA
Dios se dispone desde su excelso estrado
a compadecerse de la tierra. ¿Quién sino Él se compadecería?
Él pronuncia Su palabra y sus bendiciones,
y la lluvia torrencial viene a su tiempo.
Ciertamente tu nombre glorioso está encumbrado sobre toda cosa,
y el pueblo que habita la baja tierra la lluvia apetece;
Tú, entonces, das tus órdenes a las nubes,
y la tierra produce su grano y su mosto,
y el árbol del campo da su fruto a su tiempo.
Los cansados y los deprimidos se corroboran merced a su palabra,
pues Él da orden a las nubes para que viertan sus aguas,
y Él proporciona a cada uno su sustento.
¡Abra el Señor para ti su tesoro,
y descienda la lluvia sobre la tierra a su tiempo!
MEORA -181
Al Dios magnífico y ensalzado
clamaré desde mi tristeza y langor,
hasta que restaure el casal de mi gloria,
y retome mi Rey y mi salvador.
Espero, oh piadoso, en tu gracia,
pues fuera de ti no tengo otro amparo;
desde la altura contempla mi pena,
cómo, todos los días, tu siervo es probado.
Mientras mi pecado pongas ante ti,
hasta llegar el día del juicio y de la obra,
sé propicio al pueblo mustio y caído;
oh mi Rey, mi refugio y mi asilo,
no me retribuyas según mis méritos
para que mi pueblo no sea cortado alrededor.
Al Dios magnífico y ensalzado
clamaré desde mi tristeza y langor,
hasta que restaure el casal de mi gloria,
y retome mi Rey y mi salvador.
Oh Piadoso, hacedor de toda cosa,
recuerda el pacto con tus fieles,
¿hasta cuándo el enemigo
profanará tu nombre a mi faz?
No puedo chistar ante él,
por miedo de inducir a mis exactores,
héme quedado desnudo y saqueado,
disperso en el albergue de mis peregrinaciones;
por ellos soy tenido como impura abominación,
después que se exhalaron mi mirra y mi olor.
Al Dios magnífico y ensalzado
clamaré desde mi tristeza y langor,
hasta que restaure el casal de mi gloria,
y retome mi Rey y mi Salvador.
¿Acaso quitará el Señor
la afrenta de su pueblo electo;
acaso Él alboreará en las alturas
para agraciar a su primogénito,
y se aprestará a redimir a Israel
y a instaurarlo en su esplendor?
Entonces el doncel y el canoso se alegrarán
cuando Tú convoques el año de liberación,
y en mi solar la caña balsámica
vuelva, con el rescate, a dar su flor.
Al Dios magnífico y ensalzado
clamaré desde mi tristeza y langor,
hasta que restaure el casal de mi gloria,
y retome mi Rey y Salvador.
Oh Altísimo, tu faz imploran
cada día los que sobrellevan su carga.
¿Hasta cuándo esperarán
el término de las proféticas consolaciones?
¿Cuándo saldrán redimidos
al cumplirse el prodigio y la señal?
Alabaremos tu nombre, profanado,
y Tú te reintegrarás a tu santuario,
cuando allí tome la noble hija del Rey
y marchen los pueblos a su resplandor.
Al Dios magnífico y ensalzado
clamaré desde mi tristeza y langor,
hasta que restaure el casal de mi gloria,
y retome mi Rey y mi Salvador.
GUEULA -182
(Dios:)
¡Afligida mía! hasta ahora estabas desolada,
pero levántate, sube, pues has sido perdonada.
"¡Cuán bella eres, cuán agraciada!"
Hija de mis entrañas, en tu faz reside
la vida, de tu boca la miel destila,
la belleza y la gracia son tus hechizos,
pendientes pusiste en tus orejas,
y tu mirada con antimonio es hermoseada, sube en medio de la noche
"¡Cuán bella eres, cuán agraciada!"
Elegida mía entre las hermosas,
levántate sube en medio de la noche
y sal entre las danzas y los coros,
tus pecho florezcan como racimos;
aunque culpable de infidelidades fuiste considerada.
"¡ Cuán bella eres, cuán agraciada!"
¡Cómo te has marchitado!
Tú la hermosa entre las mujeres,
que como la aurora te presentabas,
he aquí que en oprobio te han colocado;
pero si has caído, en verdad serás levantada.
"¡Cuán bella eres, cuán agraciada!"
¿Por qué suspiras, hija mía?
Levántate y sal conmigo,
te conduciré a la casa de mi gloria.
Yo seré tu esposo y tú serás mi esposa
y para siempre serás consolada
"¡Cuán bella eres, cuán agraciada!"
AHABA -184
(Israel:)
¿Dónde está tu poder, oh diestra de Dios?
con mi propio sentido te he escuchado;
pero mi alma no se atreve a levantarse,
como si ella no te hubiera considerado.
En mí arde un fuego de celos
por la reina que está prisionera,
siendo el ludibrio y la irrisión de todos,
a viudez, de por vida, condenada.
Descansan pacíficos mis adversarios
mientras yo voy desterrada y errante,
la mano de todo hombre impuro es sobre mí,
y me dice: -En santidad te sobrepujo,
pues, ¿qué esperas, siendo así que pasaron
las generaciones y yo te he heredado?
¿Dónde está tu poder, oh diestra de Dios?
Con mi propio sentido te he escuchado;
pero mi alma no se atreve a levantarse,
como si ella no te hubiera considerado.
Demasiado he morado en obscuridad
contando el dolor de mi infortunio,
pero, ¿cómo podré esperar refrigerio,
si mi Dios no está dentro de mí?
Lloraré en los senos de mi alma,
¿Cómo daría lenitivo a mi corazón?
(Dios:)
Interroga, oh ciudad de Ariel,
interroga si es que te he olvidado.
Ciertamente lágrimas a raudales vierten mis ojos,
puesto que huérfana de gloria te he dejado.
¿Dónde está tu poder, oh diestra de Dios?
Con mi propio sentido te he escuchado;
pero mi alma no se atreve a levantarse,
como si ella no te hubiera considerado.
(Israel:)
Con las visiones de los videntes convocados
el fin de mi destierro no he hallado,
he escudriñado todos mis profetas,
yen el arcano de mi redención no he dado,
pero si mis pecados me han acongojado
una voz que oí me ha alegrado,
todos los profetas hablaron a mi ascendencia:
¿Cómo te habría yo abandonado?
¡Por la gracia de tus días juveniles
con amores eternos te he amado!
¿Dónde está tu poder, oh diestra de Dios?
Con mi propio sentido te he escuchado;
pero mi alma no se atreve a levantarse,
como si ella no te hubiera considerado.
He aquí que la faz del orbe se ha renovado
y como de túnicas de regocijo se ha revestido
en el día en el que el joven se goza de su amada,
pues es precepto de Dios que la mujer sea para el hombre.
En verdad él se ha llevado lo que ansiaba
y ella también encontró lo que apetecía y buscaba.
Sólo para él era digna una muchacha como ésta,
la cual había sido votada a él desde su mocedades.
Si hubiese solicitado pertenecer a otro,
ciertamente el orbe se hubiera conmovido.
La esfera y los signos zodiacales se desviaron
en sus órbitas, al momento de mi natividad;
si la mercancía objeto de mi comercio fueran lámparas,
el sol no se habría ocultado hasta el momento de mi muerte;
aunque me esfuerzo por prosperar, no tengo éxito alguno,
pues pervierten mi suerte las estrellas de mi cielo;
si fuera mercader de sábanas,
no moriría nadie durante mis días.
SOBRE LA MUERTE DE SU HIJO ISAAC
Padre del hijo, arrastrado junto a su lamento,
distanciado por Dios de ti:
Tu hijo, tu único hijo
El hijo que tú amas, Isaac.
Yo soy el hombre que ha visto
la destrucción, del regocijo ido.
Alas, yo he perdido el fruto de mis espaldas,
y nunca me lo pude imaginar;
Porque yo pensé que a mis años
él podría estar bien y sólido.
Pero yo he trabajado en vano,
Yo he engendrado un hijo, me he desalentado.
¿Cómo mi corazón puede estar agradado
con la partida de Isaac?
Yo he de lamentar y lagrimear cada minuto,
y elevo un llanto lastimero,
cuando yo recuerdo, corno hace tres años
Él murió en una tierra extranjera;
Corno él viajó de lugar en lugar,
mi alma anhelante tras él,
hasta que yo lo traje de vuelta a mi casa,
mientras yo lloré noche y día.
¡Cuántos lamentos me ocurrieron!
¡Éstas son las generaciones de Isaac!
Mi amigo, torna mi abandono.
Si tú me consuelas, tú me lamentas.
No rememores mi alma querida,
no me obligues a oír tu nombre.
El pequeño fuego que me fue dejado
el destino lo ha apagado. ¿Puede dañarme más?
Me ha abrumado con desastre eterno.
Se ha llevado el encanto de mis ojos.
Mi carne y mi corazón han llegado a su fin,
junto con el fin de Isaac.
Dios, en cuyas manos está todo,
Quién deseará con todas tus criaturas,
hablar la pena del corazón de un padre.
Quién ha tenido tu nombre desde los días de su juventud,
despertar tu espíritu de consolidación por él,
y entrar en su alma dividida.
Él enseñó su amor para tenerte
para caminar en la senda de su antepasado.
Tú dictaste mientras él todavía estaba joven,
el camino para tu sirviente Isaac.