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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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SELMA MEERBAUM-EISINGER [16.606]

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Selma Meerbaum-Eisinger 

(5 febrero 1924 a 16 diciembre 1942) fue una poeta rumana. Un Judio , ella fue víctima de Holocausto y murió a la edad de 18 años en un campo de trabajo en Ucrania.

Meerbaum-Eisinger era la hija del tendero Max Meerbaum en Cernăuţi (Czernowitz), una ciudad en el norte de Bucovina región de Rumania (ahora Chernivtsi, Ucrania). Eisinger era el apellido de su padrastro. A temprana edad comenzó a estudiar literatura. Su obra muestra una fuerte influencia de: Heinrich Heine, Rainer Maria Rilke, Klabund, Paul Verlaine y Rabindranath Tagore. En 1939 comenzó a escribir poesía, y ya era una traductora experta, siendo capaz de traducir en francés, rumano, yiddish y alemán nativo. Después de que las tropas alemanas invadieran en Julio de 1941, la región donde vivía fue entregada a la Unión Soviética en 1940, la familia se vio obligada a trasladarse al gueto. En 1942 la familia fue deportada al campo de trabajo en las zonas rurales Mikhailovska Ucrania, donde Selma pronto murió de tifus.


La poeta casi olvidada Selma Merbaum

Cuando la poeta Selma Merbaum murió a los 18 años en un campo de concentración de los nazis, dejó como legado un libro de impactantes textos.

Durante mucho tiempo ni siquiera se sabía exactamente su nombre. Hasta 2014 se suponía que el nombre de la joven era Selma Meerbaum-Eisinger, siendo el segundo apellido el de su padrastro. Hasta que la biógrafa Marion Tauschwitz logró demostrar que siempre llevó el nombre de Selma Merbaum. Tampoco se sabía mucho más acerca de esta chica judía nacida en 1924 en Bucovina, por entonces Rumania, y que murió a la edad de 18 años víctima de la fiebre tifoidea en un campo de trabajos forzados nazi. Pero sus poemas sobrevivieron y son cada vez más admirados. No solo porque quedó silenciado así tanto talento sino también por su excelencia poética. 

Unos 60 poemas escribió entre los años 1940 y 1941 esta joven en un álbum que tituló "Blütenlese" (antología), el cual entregó, antes de ser deportada, a su novio Leiser Fichmann, con estas palabras: "No he tenido tiempo de terminar de escribirlo". La pareja se había conocido en el grupo juvenil sionista en la ciudad natal de Merbaum, Chernivtsi, hoy parte de Ucrania. Chernivtsi era por entonces un importante centro de la cultura judía en Europa. También se crio allí el escritor Paul Celan, primo de Merbaum y gran admirador de Rainer Maria Rilke y Heinrich Heine.

El librito de Merbaum se preservó de forma milagrosa: Fichmann se lo dio a una amiga, antes de huir hacia Israel en 1944. Pero Fichmann no sobrevivió al viaje ya que se ahogó en un naufragio. La amiga de Selma llevó el libro en su mochila a Israel, a donde llegó en 1948. Sin embargo pasaron muchos años hasta que alguien imprimiera por primera vez estos poemas escritos en alemán: un exprofesor de Merbaum logró finalmente que se publicara Blütenlese con una tirada de 400 copias. 

En 1980 llegó a Alemania uno de esos ejemplares y un periodista de la revista "Stern" lo difundió. Desde entonces, músicos como Herbert Grönemeyer han puesto música a poemas de Merbaum, y famosos actores, como Iris Berben, los han leído en público. "Poem" se llama una de esas poesías, que Merbaum escribió en julio de 1941, pocos meses antes de la deportación de su familia a un gueto:

Quiero vivir / quiero reír y levantar cargas / quiero luchar, amar y odiar / quiero tocar el cielo con las manos  / y quiero ser libre y respirar y llorar / y no quiero morir. No / no / la vida es roja / la vida es mía / mía y tuya / mía.





Un paseo

...tantas gallinas y un pequeño perro blanco
y un cielo tan colorido y brillante;
el árbol estéril parece tan fantasmal
y las casas grisáceas tan desprovistas de vigor..
Diminutas gotas de lluvia cuelgan de las ramas
y las distantes montañas están envueltas en silencio.

Los campos no son más que terrones del marrón más oscuro
y aquí y allá un poco de amarillo verdoso
hacia el que unos gorriones pequeños, tontos, jóvenes y atrevidos
se precipitan igual que niños chillones...
Y a lo lejos la ciudad con sus torres,
con sus casas que surgen impetuosas, tan luminosas y alegres,

es como una imagen de un cuento de hadas.
El aire está quieto, cargado de anhelo,
de modo que esperas las azules alondras
y quieres navegar en pequeños botes de remos.

Aquí crecen ásteres blancos, blancos y puros,
y allá la cabeza de una col, pequeña y joven.
Son como una sombrilla perdida hace tiempo
en el medio de calles cubiertas de nieve.
Un conejo pasa corriendo, no puedes creerlo:
el verano, o eso parece, está de nuevo aquí.

                                            Noviembre 29, 1939

Selma Meerbaum-Eisinger (Czernowitz, Rumania, hoy Ucrania, 1924-Campo de concentración de Mijailovska, Ucrania, 1942), Harvest and Blossom: Poems of a Life Cut Short, Northwestern University Press, Evanston, Illinois, 2008.
Traducción del alemán, Florian Birkmayer y Jerry Glenn
Versión del inglés de Jonio González




A STROLL

... so many chickens and a small white dog  
and sky, which is so colorful and bright-
the barren tree appears so phantomlike  
and grayish houses so bereft of strength...  
Some tiny beads of rain hang from the branches,  
and distant mountains are wrapped up in silence.  

The fields are merely clods of darkest brown  
and here and there a bit of yellow-green,  
and little sparrows, silly, fresh, and daring,  
are darting over them like raucous children...  
And far away the city with its towers,  
with houses storming forth, so light and merry,  

is like an image from a fairy tale.  
The air is quiet, filled with yearning,  
so that you wait for sky-blue larks  
and want to ride in slender rowboats. 
  
Here stand white asters, white and pure,  
and there a head of cabbage, small and young.  
They're like a long-forgotten parasol  
in the middle of snow-covered streets.  
A rabbit, running past, cannot believe it:  
The summer, so it seems, is here again. 




SPAZIERGANG

... so viele Hühner und ein kleiner weißer Hund
und Himmel, der so farbenfroh und bunt -
der kahle Baum wirkt so gespensterhaft
und graue Häuser wie ganz ohne Kraft …
Ganz kleine Regenperlen hängen an den Zweigen
und ferne Berge sind getaucht in großes Schweigen.

Die Felder sind nur dunkelbraune Schollen
und hie und da ein bißchen gelbes Grün
und kleine Spatzen, dumm und frech und kühn,
laufen darüber hin wie Kinder, welche tollen ...
Ganz fern die Stadt mit ihren vielen Türmen,
mit Häusern, welche licht und froh hinstürmen,

ist wie ein altes Bild aus einem Märchen.
Die Luft ist leis und voll von Sehnen,
so daß man wartet auf die blauen Lerchen
und fahren möchte in ganz schlanken Kähnen.

Hier stehen weiße Astern, weiß und rein,
und da ein Krautkopf, jung und klein.
Sie sind wie ein vergeßner Sonnenschirm
mitten auf tief verschneiten Straßen.
Ein Hase, der vorbeiläuft, kann sich gar nicht fassen:
es scheint, es würde Sommer wieder sein.












RINA LASNIER [16.607] Poeta de Canadá

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Rina Lasnier 

Nació en Saint-Grégoire-d’Iberville, Quebec, Canadá el 6 agosto 1915 y murió el 9 de mayo de 1997.
Estudió literatura y recibió formación como bibliotecaria. Residió después en Inglaterra, donde descubrió la poesía inglesa. Aunque también sea autora de importantes obras dramáticas de inspiración religiosa, Lasnier es conocida principalmente por su obra poética. Ha recibido numerosos premios, entre los que destacan el prestigioso Premio David, recibido en 1974. Su poesía, reflexiva y fuertemente lírica, devela un matiz metafísico cercano a la piedad religiosa.

OBRA POÉTICA:

Images et proses - 1941
Madones canadiennes - 1944
Le Chant de la montée - 1947
Escales - 1950
Présence de l'absence - 1956
Mémoire sans jours - 1960
Les Gisants - 1963
L'arbre blanc - 1966
L'Invisible - 1969
La Salle des rêves - 1971
Poèmes (two volumes) - 1972
Le Rêve du quart jour - 1973
Amour - 1975
L'Échelle des anges - 1975
Les Signes - 1976
Matin d'oiseaux - 1978
Paliers de paroles - 1978
Entendre l'ombre - 1981
Voir la nuit - 1981





OFICIO DEL MÁS NOBLE

Nieve, oficio lento del más noble tiempo,
del tiempo de nevar de los grandes ríos alzando el suelo
y la comarca así remonta entre sus blancas orillas
para entrar en la primacía del tiempo de escucha;
palidez de la carne que toca el hueso por doquier,
palidez de la sangre en este dulce huracán de la inocencia.
He aquí la tierra en su vasta vestidura vistosa,
he aquí el espíritu en el extremo exilio del conocimiento.
Nieves, palabras en mantillas de ensueño que aminoran el paso,
sin imagen como el mar, y sin escritura como los cielos;
fuegos primigenios que encallan  por la gravedad de la nieve
como una exultación en la frescura de la lucidez.
La tierra es un sembradío de trigo sarraceno sin olor,
una inmortalidad de la realeza subida hasta las rodillas
- tan estrecha la apuesta de Dios bajo sus muertos. -
Lenta nieve, lluvia poblada de mariposas muertas
para el reposo de los párpados que cubren islas de fuego,
trashumancia de la luz que busca una encarnación
como un amor que toca la superficie y la marea de las manos.

Estación que convoca lo silente, lo invisible es un leve caricia,
el poder de las palmas en la caída noble del signo
y en fin Dios brilla en aquel oro íntimo para el espíritu.

                                   (versión de Françoise Roy,
                                   tomado del poemario   L'arbre blanc (1960)



Tortuga, obispo del desierto 

Astro inmóvil de arenas y sales    
Serpiente convertida a su doble coraza,    
En la geografía de su caparazón
Se escriben la razón y los mitos.   
    
Piedra de hierba que asegura en el mar un asilo    
Y en la ofensa una cabeza retráctil,    
Omnipotencia en la muchedumbre de soles    
¡Para ofrecer besar la sortija de su ojo!   





La palma

Este largo mástil desnudo de velas,    
Esta mecha tomada en el silencio,    
Este ímpetu sin la ternura de las ramas,    
Alto estallido verde de una estrella.    
    
Entre el viento y estrellas este cesto,    
Este arbusto de oración para sentir el cielo,    
Este cohete arreglado al final de su éxtasis,    
El ermitaño sostiene su alma como una palma...

**Traducción: Marco Carrión.






[EL ÁRBOL ES EL MAESTRO DEL AVE]


Los aves sólo se mezclan con la luz…
– Escales



NOTA

El árbol es el maestro del ave; nunca la retiene, y después de haberla nutrido y abrigado, la manda de nuevo al privilegio de la libertad. Migratorios orientados a los astros, los pájaros, a fuerza de desaparecer, parecen renacer siempre en cada regreso a la rama.
La poesía enseña al poeta, sin dictadura; el poema, fenómeno de aislamiento, debe nacer alado de libertad y de espacio, como el ave. Su única liberación es la alegría diseminada.

Rina Lasnier, en Les signes.
Traducción de Víctor Bermúdez. 





[L’arbre est le maître de l’oiseau]


Les oiseaux ne se mêlent qu’à la lumière…
Escales


NOTE

L’arbre est le maître de l’oiseau ; jamais il ne le retient, et après l’avoir nourri et abrité, il le renvoie au privilège de la liberté. Migrateurs orientés sur les astres, les oiseaux, à force de disparaître, semblent toujours renaître à chaque retour sur la branche.

La poésie enseigne le poète, sans dictature ; le poème, phénomène d’isolation, doit naître ailé de liberté et d’espace, comme l’oiseau. Sa seule délivrance est la joie diffusée…

Rina Lasnier, en Les signes.








ALAIN GRANDBOIS [16.608] Poeta de Canadá

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Alain Grandbois 

(San Casimiro, Canadá 25 de mayo de 1900 - Quebec, 18 de marzo de 1975) Es un escritor de Quebec. Es conocido y apreciado por su trabajo como poeta, pero era sobre todo un gran viajero y trotamundos. También ha escrito obras de inspiraciones biográficas o autobiográficas, así como cuentos y ensayos.

OBRAS:

Né à Québec: Louis Jolliet (1933)
Les voyages de Marco Polo (1941)
Îles de la nuit (1944)
Avant le chaos (1945)
Le Centre cosmique (1946)
Rivages de l'homme (1948)
L'Étoile pourpre (1957)
Poèmes (1963)
Visages du monde. Images et souvenirs de l'entre-deux-guerres (1971) 4


Basta decir que este bardo cantó infatigablemente los aspectos variopintos de su tierra natal, aunque fue un verdadero ciudadano del mundo, un peregrino que recorrió Europa y Asia y vivió momentos de extrema efervescencia histórica en distintos puntos del mapamundi. El amor y la muerte aparecen en su obra como polos antagónicos. La necesidad de recordar y de olvidar se plantean asimismo como extremos del péndulo sobre el que articulará su poesía. Cabe señalar asimismo el elemento profético que abarca toda la obra de Alain Grandbois, manifiesto en el siguiente poema:




EL SILENCIO

Tierra de estrellas humilladas
¡Oh tierra! ¡Oh tierra!
Tu rostro mata el corazón
con sus paisajes derrotados

Pero basta quizás
¡Oh tierra!
De hollar suavemente tu rostro
Con dedos de inocencia
Con dedos de sol
Con dedos de amor
Entonces todas las músicas
Han surgido de un solo instante
Entonces todas las amadas osamentas
Todos aquéllos que nos han liberado
Sus afines violines
Han iniciado el canto
Sin lamentos ni llantos

                        (Versión de Antonio Urrello)







Le poète québécois Alain Grandbois (1900 - 1975) est l’un des premiers poètes modernes du Québec. Sa poésie reflète les espoirs et les problèmes de l’homme contemporain. Grandbois inspire une nouvelle génération de poètes par sa réflexion sur la destinée de l’homme et sur les mystères du monde. Ses vers libres rompent avec le classicisme créant une poésie métaphysique qui aborde les grands thèmes de l’expérience humaine et s’adresse à chacun sur un ton intime et personnel. Il fut recruté compagnon de l’Ordre du Canada en 1967.

BIBLIOGRAPHIE

Poëmes, Hankéou [Chine], Vernet, 1934.

- Né à Québec (récit), Paris, Albert Messein, 1933; Montréal, Fides, 1948.
- Les voyages de Marco Polo (récit), Montréal, Éditions Bernard Valiquette, 1941.
- Les îles de la nuit (poésie), Montréal, Lucien Parizeau & Compagnie, 1944.
- Avant le chaos (nouvelles), Montréal, Les Éditions Modernes, 1945.
- Rivages de l'homme (poésie), Québec, s. é., 1948.
-L'étoile pourpre (poésie), Montréal, l'Hexagone, 1957.
- Visages du monde : Images et souvenirs de l'entre-deux-guerres (mémoires), Montréal, Hurtubise HMH, 1971.
- Poèmes (rétrospective), 2 vol., Montréal, l'Hexagone, 1979, 2003.
- Délivrance du jour et autres inédits (poésie), Montréal, Éditions du Sentier, 1980.
- Poèmes inédits (édition critique), Montréal, Presses de l'Université de Montréal, 1985.
- Lettres à Lucienne et deux poèmes inédits (correspondance), Montréal, l'Hexagone, 1989.
- Poésie (édition critique), Montréal, Presses de l'Université de Montréal, 1990.
- Proses diverses (édition critique), Montréal, Presses de l'Université de Montréal, 1996.



Libération

Chacun sans issue
Très bien muré
Dans son cachot dévorant
Le temps glisse à reculons
Mon fer m'a forgé 

Nuls maillons de chaînes
Ne peuvent me retenir
Je suis plus dur
Que tout l'acier du monde
Je ne veux plus rien entendre 

Je connais ces mots
Gonflés comme des fruits mûrs
Ah dans le brouillard
Ces îles fantômales
Je refuse leur murmure 

Je refuse l'émouvante évasion
D'une aube libératrice
Avec le ciel de ses étoiles
Leurs troupes de fraîcheur
Dispensant les délices 

Je refuse l'empreinte
De son pas sur la plage
Le sable léger
Marquant le signe encore
Aux cadrans solennels 

Îles frontées de rubis
Îles belles perdues
Ô lumineux sarcophages
Vos purs doigts repliés
Me trouvent insaisissable 

Les grands vertiges de la mer
Souffraient les souffles incantatoires
Quels éblouissants coquillages
Pour faire oublier la noyade
De ce qui restait de nos morts 

Nous aurions pu tenter alors
La calme angoisse de la nuit
Le cristal de la solitude
L'innocence de l'immobilité
Le secret refuge des miroirs noirs 

La dévastation de l'univers
Soudain sur nous répandue
La sourde confession
Des mornes mélancolies
Glissaient au bleu des ravisseurs 

Plus loin que l'apparat des mondes
Au delà des abîmes prématurés
Au delà des tendres prairies vertes
Au delà du plus sûr piège
De l'instant du jeu brisé 

Les prédestinations défendues
La voix de l'espoir avec appel
Un sang rouge comme apprivoisé
Un fallacieux destin de bonheur
Les liens de la mer et de la joie 

Cette prison mortelle
Ô belle aux yeux morts
Je tente en veillant
De libérer ta mort
De libérer ma mort 

(Rivages de l'homme, Québec, 1948)






La Capitale déchirée

 Les doux fantômes de la nuit
Précipitant l'aube
À coups redoublés
De neiges immémoriales
D'images illicites
De tourments tournant
Dans le cercle épuisé
Des destructions définitives
Créant ces musiques sournoises
Du haut des collines
Vers les horizons perdus 

Mais c'est en vain
Ô beaux fantômes blancs
Ô sourds fantômes vainqueurs
La Capitale absurde et choisie
Pour ce triste bonheur
Pour cette savante défaite
Pour la suprême illumination
C'est en vain ô mes doux fantômes
Votre dur sourire
Ne saura cerner
Que vos captifs d'hier 

(Rivages de l'homme, Québec, 1948)





Que la nuit soit parfaite…  

Que la nuit soit parfaite si nous en sommes dignes
Nulle pierre blanche ne nous indiquait la route
Où les faiblesses vaincues achevaient de mourir 
Nous allions plus loin que les plus lointains horizons
Avec nos épaules et nos mains
Et cet élan pareil
Aux étincelles des insondables voûtes
Et cette faim de durer
Et cette soif de souffrir
Nous étouffant au cou Comme mille pendaisons
Nous avons partagés nos ombres

Plus que nos lumières
Nous nous sommes montrés
Plus glorieux de nos blessures
Que des victoires éparses
Et des matins heureux
Et nous avons construit mur à mur
La noire enceinte de nos solitudes
Et ces chaînes de fer rivées à nos chevilles
Forgées du métal le plus dur 
Que parfaite soit la nuit où nous nous enfonçons
Nous avons détruit tout bonheur et toute tendresse
Et nos cris désormais
N’auront plus que le tremblant écho
Des poussières perdues
Aux gouffres du néant.

 (Les îles de la nuit, Éditions de l'Hexagone, 1963)





AVEC TA ROBE … 

Avec ta robe sur le rocher comme une aile blanche
Des gouttes au creux de ta main comme une blessure fraîche
Et toi riant la tête renversée comme un enfant seul
Avec tes pieds faibles et nus sur la dure force du rocher
Et tes bras qui t’entourent d’éclairs nonchalants
Et ton genou rond comme l’Ile de mon enfance
Avec tes jeunes seins qu’un chant muet soulève
Pour une vaine allégresse
Et les courbes de ton corps plongeant toutes vers ton frêle secret.
Et ce pur mystère que ton sang guette 
Ô toi pareille à un rêve déjà perdu

Ô toi pareille à une fiancée déjà morte
Ô toi mortel instant de l’éternel fleuve
Laisse-moi seulement fermer mes yeux
Laisse-moi seulement poser les paumes de mes mains
Sur mes paupières
Laisse-moi ne plus te voir
Pour ne pas voir dans l’épaisseur des ombres
Lentement s’entrouvrir et tourner
Les lourdes portes de l’oubli  

( Les îles de la nuit, Éditions de l'Hexagone, 1963)    





PRIS ET PROTÉGÉ

Pris et protégé et condamné par la mer
Je flotte au creux des houles
Les colonnes du ciel pressent mes épaules
Mes yeux fermés refusent l'archange bleu
Les poids des profondeurs frissonnent sous moi
Je suis seul et nu
Je suis seul et sel
Je flotte à la dérive sur la mer
J'entends l'aspiration géante des dieux noyés
J'écoute les derniers silences
au-delà des horizons morts

(Les îles de la nuit, Éditions de l'Hexagone, 1963.)





Les glaïeuls

Les glaïeuls blessaient le bleu
Le souvenir des jardins cernait les remords
Et des hommes penchaient leurs épaules 

Il y avait quelque part sur une île
Des pas d'ombre et de paons 

Avec un léger bruit elle venait
Elle venait dans un silence d'absence 

C'était l'heure des mondes inanimés
Les astres tous se taisaient 

Le soleil était fermé 

(Les îles de la nuit, Éditions de l'Hexagone, 1963.)





Ô tourments

Ô tourments plus forts de n'être qu'une seule apparence
Angoisse des fuyantes créations
Prière du désert humilié
Les tempêtes battent en vain vos nuques bleues
Vous possédez l'éternelle dureté des rocs
Et les adorables épées du silence ont enfin défié vos feux noirs


Tourments sourdes sentinelles
Ô vous voûtes gorgées de désirs d'étoiles

Vos bras d'hier pleins des bras d'aujourd'hui
Ont fait en vain les gestes nécessaires
Vos bras parmi ces éventails de cristal
Vos yeux couchés sur la terre

Et vos doigts tièdes sur nos poitrines aveugles
N'ont créé pour notre solitude qu'une solitude d,acier

Je sais je sais ne le répétez pas
Vous avez perdu ce dur front de clarté
Vous avez oublié ces frais cheveux du matin
Et parce que chaque jour ne chante plus son passage
Vous avec cru l'heure immobile et la détresse éteinte
Vous avez pensé qu'une route neuve vous attendait

Ô vous pourquoi creuser cette fausse mortelle
Pourquoi pleurer sous les épaules des astres
Pourquoi crier votre nuit déchaînée

Pourquoi vos mains de faible assassin
Bientôt l'ombre nous rejoindra sous ses paupières faciles
Et nous serons comme des tombes sous la grâce des jardins

Non non je sais votre aventure
Je sais cet élan retrouvant le ciel du mât
Je sais ce corps dépouillé et ces larmes de songe
Je sais l'argile du marbre et la poussière du bronze
Je sais vos sourires de miroir
Ces genoux usés que rongent la ténèbre
Et ce frisson de rein inaccessible

Pourquoi le mur de pierre dites-moi
Pourquoi ce bloc scellé d'amitié
Pourquoi ce baiser de lèvres rouges
Pourquoi ce fiel et ce poison
Les minutes du temps me marquent plus que vos trahisons

Ô navires de haut-bords avec ce sillage de craie
Vos voiles déployées votre haine se gonfle
Pourquoi creuser ces houles comme une tranchée de sang
Pourquoi ces hommes penchés sur la mer comme aux fontaines de soif
Si les morts de la veille refusent de ressusciter

(Les îles de la nuit, Éditions de l'Hexagone, 1963.)




Le rêve s'empare de son doux visage de morte

Un miraculeux brouillard l'élève et la transporte
Au delà des régions dévorées par le temps 

Cet invisible et tendre feu plus vivant que le sang
Elle le nourrit de sa paix la plus profonde
Ses doigts ont écarté l'épouvante du monde
Et baignée de songes ainsi que l'Archange sacré
Elle sourit enfin d'un sourire délivré 

Ahsi le grand rivage absorbe ses petites mains charnelles
Ahsi le flux de la mer balaie ses larmes mortelles
Ahsi l'éclair aveugle jusqu'au sable de la nuit
Ses blessures nous échappent comme un cristal attendri 

Car elle est le coeur et la vie et la porte
Du secret retrouvé dans son refuge de morte 

(Les îles de la nuit, Éditions de l'Hexagone, 1963)




RIVAGES DE L'HOMME

Longues trop longues ténèbres voraces
Voûtes exagérément profondes
Ô cercles trop parfaits
Qu'une seule colonne
Nous soit enfin donnée
Qui ne jaillisse pas du miracle
Qui pour une seule fois
Surgisse de la sourde terre
De la mer et du ciel
Et de deux belles mains fortes
D'homme de fièvre trop franche
De son long voyage insolite
A travers l'incantation du temps

Parmi son pitoyable périple
Parmi les mirages de sa vie
Parmi les grottes prochaines de sa mort
Cette frêle colonne d'allégresse
Polie par des mains pures
Sans brûler de ses fautes

Sans retour sur le passé
Qu'elle lui soit enfin donnée

Les cris n'importent pas
Ni le secours du poing
Contre le rouet du deuil
Ni le regard angoissé
Des femmes trop tôt négligées
Nourrissant la revendication
D'un autre bonheur illusoire
Ô corps délivrés sans traces

Mais si pour une seule fois
Sans le fléchissement du geste
Sans les ruses pathétiques

Sans ce poison des routes
Depuis longtemps parcourues
Sans la glace des villes noires
Qui n'en finissent jamais plus
Sous la pluie le vent
Balayant les rivages de l'homme

Dans le ravage le naufrage de sa nuit
Dans ce trop vif battement de son artère
Dans la forêt de son éternité
Si pour une seule fois
S'élevait cette colonne libératrice
Comme un immense geyser de feu
Trouant notre nuit foudroyée

Nous exigerions cependant encore
Avec la plus véhémente maladresse
Avec nos bouches marquées d'anonymat
Le dur œil juste de Dieu.  






LE TRIBUNAL

Le tribunal de nos bras
Tout était plein de fleurs
Tout étincelait comme un feu de joie
Elle venait comme si le temps
Ne chassait pas ses pieds nus
Elle venait avec le sourire
Des hautes notes de l'octave
Pourtant ce vol d'oiseaux
Ce péché blanc
Cet éclair lisse
Au fond droit de l'horizon
Le sable instantané
Le rappel d'hier
Et pour cet abandon
La suprême illusion
Des crépuscules perdus
Car elle savait sourire
Ou peut-être le savait-elle
Ses doux doigts des muguets
Houles moirées de la mer
Qui nous rouleront plus tard
Au gel des étoiles décédées  




LE SONGE 

 J’ai dormi d’amour
Mon songe à sa lèvre
L’aube au détours
Rejoints nos départs 
La source jaillissante
Le feuillage qui frémit
La mer balancée
Ô noces inconsidérées 
C’est le temps et son cri
Et la vertigineuse tour
Et les cloches de joie

Chantant les soleils
Flammes parfaites
Dans le secret des îles
La douceur envahit
L’ombre de son visage
Jour trop éphémère
À la proue du cœur
Ses mains de candeur
Tracent les signes
La coquille de son corps
Bat aux portes du ciel
Et je brûle de ton feu
Ô beau supplice retrouvé

 




POÈME 

 Son pas trop lent
Sur le tendre cristal
D’une mer belle 
Comme un silence de fée 
Ces battements d’ailes D’oiseaux perdus
Ô regards révolus
Ô premiers rendez-vous 
Le doux métal 
De son aisselle
Je tue son souffle
Je tue son cœur 

L’accès m’est interdit
Des fontaines jaillissantes
Mes bras sur son corps repliés
Ne sont plus que des feuillages morts
Suis-je devenu ce tigre vieilli
Qui étouffe sa proie
Mais ne la mort pas
Jusqu’à la fin du sang 
Les portes des cathédrales
Très hautes très ogivales
Glissent le long du songe
À la hauteur de l’aube 







(Traduções de Ruy Ventura)


QUE A NOITE SEJA PERFEITA...

Que a noite seja perfeita se formos dignos dela
Nenhuma pedra branca nos indicava o caminho
Onde as fraquezas vencidas acabavam de morrer

Íamos para além dos mais longínquos horizontes
Com os nossos ombros e com as nossas mãos
E esse entusiasmo tamanho
Até ao brilho das abóbadas insondáveis
E essa fome de permanecer
E essa sede de sofrer
Sufocando-nos a garganta
Como mil enforcamentos

Partilhámos as nossas sombras
Mais do que as nossas luzes
Mostrámo-nos
Mais gloriosos com as nossas feridas
Do que com as vitórias esparsas
E as manhãs felizes

Construímos muro a muro
A negra muralha de nossas solidões
E essas cadeias de ferro prendendo o nosso andar
Forjadas com o mais duro metal

Que perfeita seja a noite em que nos afundamos
Destruímos toda a felicidade e toda a ternura
E os nossos gritos não terão
Doravante mais do que o trémulo eco
Das poeiras perdidas
Nos abismos do nada.

(in Poèmes d’ Hankéou, 1934)





PRESO E PROTEGIDO

Preso e protegido e condenado pelo mar
Flutuo no vácuo das ondas
As colunas do céu carregam os meus ombros
Os meus olhos fechados rejeitam o arcanjo azul
O peso das profundezas estremece sobre mim
Estou só e nu
Sou só e sal
Flutuo à deriva sobre o mar
Ouço a aspiração gigante dos deuses imersos
Escuto os derradeiros silêncios
Para além dos horizontes mortos

(in Les Iles de la Nuit, 1944)





A ALVA AMORTALHADA

Mais baixo ainda meu amor calemo-nos
Este fruto aberto ao sol
Os teus olhos como o sopro d’ aurora
Como o sal das sarças reveladoras

Calemo-nos calemo-nos há em qualquer lado
Um coração que chora sobre um coração
Pela última aventura
Pelo tumulto total

Calemo-nos nada pode recomeçar
Esqueçamos as lâmpadas as horas sagradas
Esqueçamos os fogos-fátuos do dia
O nosso prazer nos arruína

Mais baixo ainda meu amor
Ah mais baixo meu querido amor
Estas coisas devem murmurar-se
Como entre dois moribundos

Logo deixaremos de querer distinguir
A franja de rugas nos nossos rostos
Ah olhemos o cintilar das estrelas
Mesmo no segredo de nossos dedos

Fitemos tudo o que recusa
O ouro destruído da lembrança
O belo quarto de outros tempos
E seus braços de faíscas surdas

Calemo-nos esqueçamos tudo
Afoguemos as palavras mágicas
Preparemos as nossas ternas cinzas
Para o grande silêncio inexorável

(in Rivages de l’ Homme, 1948)











HERMAN MELVILLE [16.609]

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Herman Melville

Herman Melville (Nueva York, 1 de agosto de 1819 – ib., 28 de septiembre de 1891) fue un escritor estadounidense que además de novela y cuento escribió ensayo y poesía.

Herman Melville nació en Nueva York el 1 de agosto de 1819. Su familia paterna, originalmente apodada Melvill, estaba emparentada remotamente con la aristocracia inglesa, y la materna, los Gansevoort, provenía de uno de los primeros pobladores neerlandeses de la isla de Manhattan, y directamente de un afamado héroe de la Revolución estadounidense. Su madre, ejercía la prostitución y era incapaz de mantener a su familia. Su padre, no obstante, vivió más de ilusiones de grandeza que de méritos propios, y apenas pudo mantener a flote un negocio de importación de productos europeos, teniendo que acudir repetidamente a préstamos y ayudas de los familiares, y hundiéndose poco a poco hasta que en 1830 tuvo que declararse en bancarrota. Un año después, agotado psicológicamente, murió de manera repentina en circunstancias que podrían apuntar a un suicidio encubierto. Dejó viuda y ocho hijos, cuatro mujeres y cuatro hombres.

Herman era el segundo de los varones y el tercero en total. Cuando su padre murió contaba doce años. La muerte del padre supuso una debacle familiar que obligó a lo hijos mayores a dejar los estudios y al traslado familiar desde Nueva York a Albany, en el mismo Estado, donde Herman Melville fue empleado en un banco local. Pasó luego a desempeñar diversos oficios, entre ellos el de maestro rural, lo que indica que a pesar de su falta de estudios oficiales había logrado adquirir un cultura relativamente amplia.

Viajes y primeras publicaciones

Con diecinueve años recién cumplidos, viendo que sus oportunidades no eran muchas, decidió embarcarse. Era ésta en la época una opción relativamente común para los jóvenes, entre los que gozaba del atractivo de la aventura. Se embarcó en un barco mixto –carguero y de pasaje–, que hacía la travesía Nueva York–Liverpool. Su experiencia no debió ser muy satisfactoria, pues a su regreso volvió al puesto de maestro rural e hizo un viaje a visitar a un tío suyo establecido en Illinois, buscando oportunidades de trabajo en aquel Estado, por entonces aún en la frontera de la expansión hacia el oeste. De regreso a Nueva York y no logrando abrirse paso en ningún oficio que le satisficiera, se embarcó por segunda vez, ahora un ballenero —una opción más desesperada y también más romántica—, el Acushnet, que partió de New Bedford en la Navidad de 1841. Un año y medio después, cuando el barco arribó a la isla de Nuku Hiva, la mayor del archipiélago de las Islas Marquesas, desertó junto con un compañero y ambos fueron a caer en manos de una de las tribus con peor fama de canibalismo de todos los Mares del Sur: los Typee. Aquejado de una extraña lesión en una pierna que se hizo durante su huida, permaneció entre ellos durante un mes, transcurrido el cual fue “vendido” por los nativos a otro barco ballenero, el Lucy Ann, escaso de marinería. Un mes y medio más tarde, cuando este barco llegó a Tahití, fue desembarcado junto con el resto de la tripulación, que acusados de amotinamiento fueron encarcelados en una muy relajada prisión de la isla. Una vez liberado, vagabundeó por el archipiélago de la Islas de la Sociedad durante unos meses.

Embarcó después en un tercer ballenero, el Charles and Henri del que se despidió cuando este fondeó en Lahaina, la antigua capital de Hawai, en la isla de Maui. Allí vivió unos meses, hasta que finalmente se enroló en la fragata de la marina norteamericana United States, en la que sirvió como marinero raso durante más de un año, hasta que en octubre de 1844 fue licenciado con todos los honores cuando el barco llegó a Boston. En total había estado ausente tres años y nueve meses.

Nuevamente en tierra sin oficio, al observar hasta qué punto eran apreciadas entre sus allegados las historias que narraba sobre sus aventuras, y siguiendo el ejemplo de Richard Henry Dana, que en 1840 había publicado con gran éxito Two Years before the Mast, sus memorias como marino y emigrante en California, Melville se aplicó a redactar el relato de su deserción del Acushnet y su estancia entre los caníbales. El resultado, Typee, fue un libro que le valió una instantánea fama y unos aceptables ingresos, y que acabaría convirtiéndose en un clásico de la novela de aventuras. Visto el éxito obtenido, redactó una secuela de esas memorias, titulada Omoo –“vagabundo” en lenguaje nativo–, en la que narraba su posterior estancia en las Islas de la Sociedad. A pesar de que ambos libros fueron presentados como libros testimoniales, ambos tenían tantos elementos novelescos, que más propio hubiera sido calificarlos de ficción. En cualquier caso, la notoriedad que le proporcionaron sirvió para abrirle las puertas de los círculos literarios de Nueva York, así como el aplomo suficiente para contraer matrimonio, lo que hizo en 1847 con Elizabeth Shaw –hija de un eminente juez de Boston–.

Su tercera obra, Mardi, presentada ya como una obra de ficción, volvía a incidir en la temática de los Mares del Sur, pero su naturaleza alegórica y enciclopédica no resultó del agrado ni de la crítica ni del público. Este fracaso, que coincidió con el nacimiento de su primer hijo, lejos de desanimar a Melville, supuso un acicate para él. Decidido a recuperar su prestigio como escritor, realizó la hazaña de redactar las más de setecientas páginas que suman los textos de sus dos siguientes libros, Redburn y White Jacket, en sólo cuatro meses. Ambas novelas están basadas también en su experiencia en el mar, la primera en su travesía de Nueva York a Liverpool, y la segunda en su servicio en la fragata United States.

En esta época colabora también en la revista Literary World. Allí publicará, entre otras, reseñas de The Oregon Trail, de Francis Parkman, de Etchings of a Whaling Cruise, de J. Ross Browne, una narración de una expedición ballenera escrita por un tripulante bisoño, y sobre todo de Mosses from an old Manse, una obra de Nathaniel Hawthorne que le causará una profunda impresión. El editor de Literary World, Everet Duyckinck, su contacto más estrecho en el mundo literario neoyorquino, poseía una amplísima biblioteca que le sirvió a Melville para calmar una insaciable voracidad de lectura. Sus lecturas de estos años abarcan un espectro verdaderamente impresionante que comprende: una gran parte de la extensa literatura testimonial de la época; obras generalistas de historia y de ciencia; las obras fundamentales de la rica ensayística inglesa (Carlyle, De Quincey, Hazzlit, Edmund Burke,); la de los grandes autores de los siglos XVII y XVIII (Robert Burton, sir Thomas Browne, el doctor Johnson, Lawrence Sterne); autores clásicos de otras nacionalidades (Rabelais, Montaigne, Camoens); filosofía (Séneca, Platón, Kant, el obispo Berkeley); la ficción más destacada, en especial la novela gótica (Anastasius, Frankenstein, Vatek, Caleb Williams), los poetas más populares del romanticismo (Coleridge, Byron, Keats, Southey, Goethe, Schiller); los ensayos de Emerson y Thoreau, y con especial entusiasmo, Milton, Shakespeare y la Biblia.

Moby-Dick

En 1849 realizó un viaje a Europa, en parte para gestionar la publicación de su obra de Inglaterra y en parte por avidez de cultura. A su regreso emprendió la redacción de la que sería su obra maestra y uno de los libros fundamentales de la historia de la literatura universal: Moby-Dick. Su redacción le llevó casi dos años, durante los cuales se trasladó de Nueva York a una granja situada en Pittsfield (Massachusetts) que adquirió gracias a un préstamo de su suegro, el juez Shaw. Cerca de dicha granja vivía el escritor Nathaniel Hawthorne, con quien durante estos años mantendrá una estrecha amistad. El esfuerzo de la creación de una obra como Moby Dick, unido a su fracaso comercial, le pasará factura psicológicamente.

Últimas publicaciones y muerte

Su siguiente obra, Pierre es un caótico melodrama en el que a última hora incluye una serie de alusiones a su fracaso con Moby Dick, que supone un fracaso aún mucho mayor y su descrédito literario. Aislado en su granja, publica a continuación una serie de narraciones breves de gran originalidad, de las que algunas –en especial Bartleby el escribiente– se convertirán en clásicos de la literatura universal.

Acosado por las deudas, se verá obligado a vender la granja y trasladarse a vivir de nuevo en Nueva York, donde acabará aceptando un modesto trabajo como inspector de aduanas. Aunque todavía publicará dos novelas más, Israel Potter y Confidence Man, durante la última parte de su vida se dedicará a la poesía, y en especial a la redacción de un larguísimo poema épico –16000 versos– titulado Clarel basado en sus experiencias durante un viaje a Tierra Santa. Su vida, por lo demás, estuvo marcada por problemas físicos y psicológicos, en especial a raíz del suicidio de su hijo mayor.

Falleció en 1891 completamente olvidado, pero su obra prevaleció entre unos pocos aficionados, y a partir de la segunda década del siglo XX su figura fue revalorizándose hasta convertirse en uno de los más apreciados escritores no sólo de la literatura norteamericana, sino de la mundial.

Obra

Narrativa

Herman Melville en 1861.
Taipi Un edén caníbal (1846)
Omoo A Narrative of Adventures in the South Seas (1847)
Mardi And a Voyage Thither (1849)
Redburn His First Voyage (1849)
White-Jacket o The World in a Man-of-War (1850)
Moby-Dick o The Whale (1851)
Pedro o las ambiguedades (1852)
Bartleby, el escribiente (1853) (cuento)
Las encantadas o Enchanted Isles (1854) (relato en secciones)
Benito Cereno (1855) (cuento largo o novela corta)
Israel Potter His Fifty Years of Exile (1855)
The Piazza Tales (1856) (recopilación de relatos)
The Confidence-Man: His Masquerade (1857)
Billy Budd (1891), inacabada y publicada póstumamente en 1924.

Poesía

Battle Pieces and Aspects of the War (1866) (colección de poemas)
Clarel: A Poem and Pilgrimage in the Holy Land (1876) (poema épico)
John Marr and Other Sailors. With Some Sea Pieces (1888) (colección de poemas). Edición en español, trad. José Manuel Benítez Ariza (Zut ediciones, 2008)
Timoleon (1891) (colección de poemas)




Un epitafio

Cuando las noticias dominicales sobre el frente
hicieron palidecer al párroco y al pueblo,
y se prodigaron bendiciones,
y las campanas enmudecieron en la torre,
la viuda del Soldado (pasando un agradable verano,
a la sombra de hayas ondulantes)
sintió hondo en el corazón su fe satisfecha
y el párroco y el pueblo tomaron prestada esa alegría.




Fuentes solitarias

Aunque veloz vuele la gloriosa fábula de la juventud,
no mires al mundo con ojos mundanos,
ni cambies con el clima de los tiempos.
Evita la llegada de la sorpresa:
quédate donde la Posteridad se quedará;
quédate donde los Antiguos antes se quedaron,
y sumergiendo tu mano en solitarias fuentes
bebe del saber que nunca cambia:
sabio una vez, y sabio para siempre.




Arquitectura griega

Ni magnitud, ni fastuosidad,
sino la Forma –el Espacio-;
no una innovadora obstinación,
sino una reverencia por el Arquetipo.

(H. Melville. Lejos de Tierra & Otros Poemas. Edición Bilingüe. Selec., trad., pról. y notas Eric Schierloh. Buenos Aires: Bajo La Luna, 2008)





Fragmentos de un perdido poema gnóstico del siglo XII

Fundes una familia, construyes un estado
El tiempo prometido es aún el mismo:
La materia nunca habrá aplacado
Su clamor brutal y antiguo.

La indolencia es aquí la aliada
Y la energía una criatura infernal:
El Buen Hombre vierte del cántaro agua clara
Pero orilla el envenenado brocal.




Arte

En horas plácidas contentos soñamos
Bravos, incipientes argumentos.
Pero en la forma que se presta y crea el pulso de la vida,
Cuántas cosas y hechos desiguales deben hallar acuerdo
La llama ha de fundir, el viento debe enfriar;
La triste paciencia, valiosas energías,
Humildad, aún orgullosa, y agravios,
Instinto y estudio, amor y odio,
Audacia y veneración. Estos deben unirse
Y fusionarse en el mítico corazón de Jacobo,
Y su lucha con el Angel, eso es el Arte.




Shiloh: réquiem

Girando suavemente, sin esfuerzo
Las gaviotas vuelan bajo
Sobre los campos nublados
Los boscosos campos de Shiloh,
Y las llanuras donde la lluvia de Abril
Alivia al febril conmocionado en su dolor
A través de la tregua nocturna
Tras la batalla un domingo.
Alrededor de la capilla de Shiloh,
La desolada iglesia hecha de troncos
Recoge el eco de muchos que parten con quejidos,
La plegaria natural de los rivales allí entremezclados
Rivales en la mañana, pero amigos al anochecer.
Ahora la fama o la Nación pueden ahorrarse sus cuidados:
(¡Nada tan poco decepcionante como una bala!)
Ahora ellos descansan allí abajo,
Mientras las gaviotas vuelan a flor de tierra
Y todo es calma y silencio en Shiloh.



El témpano (un sueño)

He visto una nave de construcción marcial
(Estandartes enarbolados, temeroso aparejo)
Timonear por mera locura hacia un impasible témpano,
Y luego sin demora, su fatua robustez irse a pique.
El impacto partía bloques enormes de hielo por el aire,
Que iban a dar la cubierta de modo tétrico,
Pues esa sola avalancha fue todo
Para hacer zozobrar la nave de súbito.

A lo largo de las espuelas pálidas del hielo
Ni un madero ni una frágil traza de la nave
El imponente prisma de verde hielo no siente el topetazo
Ni un ornamento ni un vestigio queda,
Ni las gotas pendiendo de las grutas se inquietan,
Cuando la nave se va a pique.
Ni siquiera las gaviotas  como una nube rondan
Un pico alejado, ni otras aves que descendían
Ni las playas de cristal, se conmueven.
Tampoco el menor estremecimiento bulle
Como para que bruscas agujas de hielo se levanten
Cuando los mástiles colapsan entre olas
E inconmovible el bloque se mantienen en su sitio.
Ni las focas amodorradas en los resbalosos y brillantes flancos
Resbalaron desde pesadas placas
Disparadas a ambos lados de la nave  
La impetuosa nave que en vana resistencia sucumbe.  

Inquebrantable el témpano parece, tan vasto, tan frío
Su mortal desánimo lo ensombrece;
Y sin embargo le hace exhalar su insano aliento-
Disolviéndose a la deriva y destinado a estar muerto
El témpano, pesado y torpe, que holgazanea y pierde el tiempo
Invade el barco con lamentos y lo hunde
Lo hace resonar en la profundidad abisal 
Sin perturbar demasiado el cieno
Y a la viscosa caracola, que se revuelven
Junto a la exámine indiferencia de sus flancos.




Inmolado

Niño de mi feliz albor
Cuando aún vivías conmigo, y enviabas
Tu arco iris por sobre la vida y el tiempo,
¡Incluso sobre la Esperanza, mi esposa, y madre para vos!
Oh, nutrido en el dulce aire pastoral
Alimentado de flores, luz y rocío de los prados matinales,
Sálvame , y con tu salvación repruebame;
Pero no, no reproches mi escaso temple fértil y mi inestable humor
Aunque celoso de tu amplio futuro te haya sellado en un dócil destino.
¿Acaso hubiera podido salvarte del temeroso ladrón
Incluso ignorando el triunfo de la más insincera y unánime mediocridad? 
Descansa, pues, libre, absolutamente libre
Mecido en los brazos de la serena noche.  




Remordimiento

Cuando desde el oceáno las nubes se levantan
Sobre las colinas y revuelven la sequedad del otoño
Y con horror desbordan los cauces de los valles
Y en el pueblo la cúpula se partió y ha caído
Entonces pienso en las enfermedades de mi país                     
El vendaval sopla encendido desde los despojos del Tiempo
Por sobre la más puras esperanzas de este mundo
Y entre los más necios crímenes de los hombres.

El lado oscuro de la naturaleza se revela
Ah! Ligera y  descorazonada corriente
Hasta un niño podría advertir la apesadumbrada faz
De la negra y joven montaña desolada
Entre gritos los torrentes corren, surgen, saltan
Y otras tormentas se forman en la tormenta que sentimos:
La cicuta se sacude en su tallo, el roble en la quilla





El tiburón de Maldivas

Junto al tiburón, ese flemático
Y pálido borracho del mar de Maldivas,
Va el pez piloto, de azul estampa fina
Y qué alerta va, atento a los dientes de serrucho,
Pero ningún daño ha de temer
Y ágil y vivaz se desliza acompañando al flanco atroz
O incluso delante antes de la cabeza górgonica
O es que custodian los aserrados dientes
Que en triple franja relumbran 
Como si fueran las mismas puertas del cielo
Que los peligros no atraviesan
¡Y allí encuentran asilo en las mandídulas de los Destinos!
Los peces piloto, que son amigos del tiburón
y lo guían hasta la presa,
jamás toman parte del banquete,
ellos son todo ojos y cerebro
del viejo letárgico y de expresión pasmada
pálido devorador de horrible carne.
  

Herman Melville acusaba la arrogancia humana para con Dios y la naturaleza, y se colocó del lado de los primitivos y los salvajes cuando vivió entre estos, (en las Islas Marquesas habitó con caníbales habiendo escapado de un barco donde el trato era brutal); va a situarse en un extremo del tiempo y de su espacio vital, más precisamente en el punto de vista del primitivo, incluso, poniendose a resguardo de la civilización. En su sensibilidad tallaron el júbilo generoso y animado de la vida colectiva y placentera de los buenos salvajes, muy en contrario de las inclinaciones caníbales de estos. Hay indicios de que Melville se imbuyó del espiritualismo oriental, (no podía pasarle desapercibido) y lo extendiera a su reflexión y preocupaciones morales acerca de la religión y el mal, el destino común y la civilización, que lo enriqueciera a la influencia de Shakespeare y la Biblia, donde ya estaba el tema de la consustanciación, o confusión de los opuestos. De aquellos viajes regresó con fascinantes experiencias que desembocaron en sus primeros relatos de aventuras de ultramar entre culturas exóticas. Melville relataba a sus familiares y conocidos las alternativas de estos viajes y fueron sus oyentes, algunos, personajes influyentes de la época, quienes lo alentaron a grabar en papel sus relatos.

Se supone que al tiempo de escribir Moby Dick estuvo loco, sino gravemente enfermo, casi espiritualmente paralizado. Borges, en un poema que le dedica, con significativo barbarismo, dice: y el mar lo rodeó. 

Aquí se quiere elogiar la hondura y sutileza filosófica de Melville acerca del destino humano, como Tomas Hardy, de su carácter fatal, de la vasta e incesante naturaleza de los destinos. En el poema El tempano (un sueño)  sugiere que todo cuanto el mundo persigue debe implacablemente fracasar, pero además y como una cosecuencia irónica, el fracaso también ha de fracasar, ¿y entonces qué?. Con agudeza, enfrenta el error y la arrogancia humana. Por momentos, podría imaginarse un solo y único tema situado de transfondo a toda su obra, y que postula que el hombre accionando contra el mundo sólo termina por accionar contra sí mismo, es decir, el mal. Hay una líneas de un poema de  Guillaume Apollinaire que hubiera gustado a Melville: Piedad para nosotros que combatimos siempre en las fronteras de lo ilimitado y del porvenir. En unos poemas donde el tema es la guerra civil norteamericana, si bien defiende el lado de la causa antiesclavista no deja de condenar la falta de una debida honorabilidad de los vencedores deben para con los vencidos. En esta época comparte con Whitman la preocupación por la guerra y el destino de su país.   

El tema de la interacción de los  opuestos, aparece una y otra vez. En Bartleby, la recurrente y seca respuesta del escribiente recuerda al principio de no-acción del Taoísmo, y la relación entre la consideración del escribano y la parquedad de Bartleby, esta última como un elemento insólito, sobre el que Melville dobla la apuesta con otro elemento insólito aunque previsible en la cadena de hechos; cuando Bartleby termina trabajando en la Oficina de Cartas No Reclamadas. 
  
En los poemas aquí elegidos encontramos esa voluntad reflexiva por sobre el poema de raíz estética, sensible o simplemente mundana, estos provienen de sus libros Battles pieces and aspects of the war, (en este trata acerca de la Guerra entre el Norte y el Sur, en la que hubo alrededor de seiscientos mil muertos), y Timoleon. También escribió un largo poema llamado Clarel. Sus poemas bastante adustos, en apariencia, son poemas que no parecen tener demasiada gratitud; considerar que un tiburón debe ser guiado hasta su presa; imaginar que la vastedad de la noche da cobijo a los hijos perdidos y que la pasan mejor allí que aquí abajo; la imagen de los enemigos, de los caídos cuyos lamentos y gemidos de dolor se entrelazan en el aire; o cuando describe el vendaval que agita a la vez las esperanzas del mundo y la vileza de los crímenes humanos. Sin dudas, Melville combate aún en las fronteras de lo ilimitado y del porvenir.


Herman Melville (1819 / 1891, Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica)
De: Preferiria no hacerlo N° 3, Septiembre 2006
Nota y traducción: Alberto Gagetti

http://elpoetaocasional.blogspot.com.es/2011/10/herman-melville.html





After the Pleasure Party: Lines Traced Under an Image of Amor Threatening

Fear me, virgin whosoever
Taking pride from love exempt,
Fear me, slighted. Never, never
Brave me, nor my fury tempt:
Downy wings, but wroth they beat
Tempest even in reason's seat.

   Behind the house the upland falls
With many an odorous tree—
White marbles gleaming through green halls—
Terrace by terrace, down and down,
And meets the star-lit Mediterranean Sea.

   ‘Tis Paradise. In such an hour
Some pangs that rend might take release.
Nor less perturbed who keeps this bower
Of balm, nor finds balsamic peace?
From whom the passionate words in vent
After long revery's discontent?

   “Tired of the homeless deep,
Look how their flight yon hurrying billows urge,
   Hitherward but to reap
Passive repulse from the iron-bound verge!
Insensate, can they never know
’Tis mad to wreck the impulsion so?

   “An art of memory is, they tell:
But to forget! forget the glade
Wherein Fate sprung Love's ambuscade,
To flout pale years of cloistral life
And flush me in this sensuous strife.
’Tis Vesta struck with Sappho's smart.
No fable her delirious leap:
With more of cause in desperate heart,
Myself could take it—but to sleep!

   “Now first I feel, what all may ween,
That soon or late, if faded e'en,
One's sex asserts itself. Desire,
The dear desire through love to sway,
Is like the Geysers that aspire—
Through cold obstruction win their fervid way.
But baffled here—to take disdain,
To feel rule's instinct, yet not reign;
To dote, to come to this drear shame—
Hence the winged blaze that sweeps my soul
Like prairie-fires that spurn control,
Where withering weeds incense the flame.

   “And kept I long heaven's watch for this,
Contemning love, for this, even this?
O terrace chill in Northern air,
O reaching ranging tube I placed
Against yon skies, and fable chased
Till, fool, I hailed for sister there
Starred Cassiopea in Golden Chair.
In dream I throned me, nor I saw
In cell the idiot crowned with straw.

   “And yet, ah yet, scarce ill I reigned,
Through self-illusion self-sustained,
When now—enlightened, undeceived—
What gain I, barrenly bereaved!
Than this can be yet lower decline—
Envy and spleen, can these be mine?

   “The peasant-girl demure that trod
Beside our wheels that climbed the way,
And bore along a blossoming rod
That looked the sceptre of May-Day—
On her—to fire this petty hell,
His softened glance how moistly fell!
The cheat! on briers her buds were strung;
And wiles peeped forth from mien how meek.
The innocent bare-foot! young, so young!
To girls, strong man's a novice weak.
To tell such beads! And more remain,
Sad rosary of belittling pain.

   “When after lunch and sallies gay
Like the Decameron folk we lay
In sylvan groups; and I—let be!
O, dreams he, can he dream that one
Because not roseate feels no sun?
The plain lone bramble thrills with Spring
As much as vines that grapes shall bring.

   “Me now fair studies charm no more.
Shall great thoughts writ, or high themes sung
Damask wan cheeks—unlock his arm
About some radiant ninny flung?
How glad with all my starry lore,
I'd buy the veriest wanton's rose
Would but my bee therein repose.

   “Could I remake me! or set free
This sexless bound in sex, then plunge
Deeper than Sappho, in a lunge
Piercing Pan's paramount mystery!
For, Nature, in no shallow surge
Against thee either sex may urge,
Why hast thou made us but in halves—
Co-relatives? This makes us slaves.
If these co-relatives never meet
Self-hood itself seems incomplete.
And such the dicing of blind fate
Few matching halves here meet and mate.
What Cosmic jest or Anarch blunder
The human integral clove asunder
And shied the fractions through life's gate?

   “Ye stars that long your votary knew
Rapt in her vigil, see me here!
Whither is gone the spell ye threw
When rose before me Cassiopea?
Usurped on by love's stronger reign—
But, lo, your very selves do wane:
Light breaks—truth breaks! Silvered no more,
But chilled by dawn that brings the gale
Shivers yon bramble above the vale,
And disillusion opens all the shore.”

   One knows not if Urania yet
The pleasure-party may forget;
Or whether she lived down the strain
Of turbulent heart and rebel brain;
For Amor so resents a slight,
And hers had been such haught disdain,
He long may wreak his boyish spite,
And boy-like, little reck the pain.

   One knows not, no. But late in Rome
(For queens discrowned a congruous home)
Entering Albani's porch she stood
Fixed by an antique pagan stone
Colossal carved. No anchorite seer,
Not Thomas a Kempis, monk austere,
Religious more are in their tone;
Yet far, how far from Christian heart
That form august of heathen Art.
Swayed by its influence, long she stood,
Till surged emotion seething down,
She rallied and this mood she won:

   “Languid in frame for me,
To-day by Mary's convent-shrine,
Touched by her picture's moving plea
In that poor nerveless hour of mine,
I mused—A wanderer still must grieve.
Half I resolved to kneel and believe,
Believe and submit, the veil take on.
But thee, arm’d Virgin! less benign,
Thee now I invoke, thou mightier one.
Helmeted woman—if such term
Befit thee, far from strife
Of that which makes the sexual feud
And clogs the aspirant life—
O self-reliant, strong and free,
Thou in whom power and peace unite,
Transcender! raise me up to thee,
Raise me and arm me!”

                         Fond appeal.
For never passion peace shall bring,
Nor Art inanimate for long
Inspire. Nothing may help or heal
While Amor incensed remembers wrong.
Vindictive, not himself he’ll spare;
For scope to give his vengeance play
Himself he'll blaspheme and betray.

   Then for Urania, virgins everywhere,
O pray! Example take too, and have care.




Art

In placid hours well-pleased we dream
Of many a brave unbodied scheme.
But form to lend, pulsed life create,
What unlike things must meet and mate:
A flame to melt—a wind to freeze;
Sad patience—joyous energies;
Humility—yet pride and scorn;
Instinct and study; love and hate;
Audacity—reverence. These must mate,
And fuse with Jacob’s mystic heart,
To wrestle with the angel—Art.






The ribs and terrors in the whale

The ribs and terrors in the whale,
   Arched over me a dismal gloom,
While all God’s sun-lit waves rolled by,
   And left me deepening down to doom.

I saw the opening maw of hell,
   With endless pains and sorrows there;
Which none but they that feel can tell—
   Oh, I was plunging to despair.

In black distress, I called my God,
   When I could scarce believe him mine,
He bowed his ear to my complaints—
   No more the whale did me confine.

With speed he flew to my relief,
   As on a radiant dolphin borne;
Awful, yet bright, as lightening shone
   The face of my Deliverer God.

My song for ever shall record
   That terrible, that joyful hour;
I give the glory to my God,
   His all the mercy and the power.






PATRICIA GALVAO -PAGU- [16.615] Poeta de Brasil

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Patricia Galvao -Pagu-

Patrícia Galvão, más conocida por el pseudónimo artístico de Pagu, (São João da Boa Vista, São Paulo, 9 de junio de 1910 — Santos, 12 de diciembre de 1962) fue una escritora, activista, y periodista brasileña. Se desarrollló bajo el movimiento modernista brasileño iniciado en 1922, a pesar de que no participó en la Semana de Arte Moderna porque, contaba apenas con once años de edad.

Militante comunista, fue la primer mujer presa en el Brasil, por motivaciones políticas

De izq. a der.: Pagu, Elsie Lessa, Tarsila do Amaral, Anita Malfatti, Eugênia Álvaro Moreyra, en la Semana de Arte Moderna de 1922



Bien antes de adoptar el pseudónimo de Pagú, apelativo que le fue dado por el poeta Raul Bopp, Zazá, como era conocida en familia, ya era una mujer de avanzada para los patrones morales, éticos, y estéticos de la época, pues cometía algunas “extravagancias” como fumar en público, usar blusas transparentes, mantener sus cabellos bien cortados, a veces erizados, y decía palabrotas. No le importaba lo que pensaban de ella, tenía muchos novios; y causaba controversias en la sociedad. Esos comportamientos eran nuevos, nada compatibles con su origen familiar, pues provenía de una tradicional y muy conservadora familia.

Se ha propagado, erróneamente, que Pagu participó de la Semana de Arte Moderna;4 eso es imposible, pues en 1922, tenía apenas once años, cuando la "Semana" se realizó. Per si, muy precozmente, en 1925, con solo quince años, pasó a colaborar en el "Brás Jornal", con el pseudónimo de Patsy.

El apellido Pagu surgió de un error del poeta modernista Raul Bopp, autor de Cobra Norato. Bopp lo inventó, al dedicarle un poema, porque imaginó, fantaseó que su nombre fuese Patrícia Goulart, y por lo tanto, hizo un juego de palabras, con las primeras sílabas de su nombre.

En 1928, con 18 años, apenas completó sus estudios en la «Escuela Normal de la Capital», de São Paulo, ya se integró al movimiento antropofágico, de neto cuño modernista, bajo la influencia de Oswald de Andrade y de Tarsila do Amaral. Fue luego considerada la musa del movimiento.

En 1930, ocurrió un escándalo para la pacata sociedad conservadora de entonces: Oswald se separa de Tarsila, y se casa con Pagu. Se especulaba que eran amantes, mientras Oswald era casado. En ese mismo año, nace Rudá de Andrade, segundo hijo de Oswald y primero de Pagu. Los dos se hicieron militantes del Partido Comunista Brasileño.

Al participar activamente de la organización y ejecución de una huelga de estibadores en Santos, Pagu es tomada presa por la policía política de Getúlio Vargas. Esa fue la primera de una serie de 23 detenciones, a lo largo de su vida. Luego, pasada su aprehensión, en (1933), partió por un viaje por el mundo, dejando en el Brasil a su marido y al hijo. Ese mismo año, publicó la novela Parque Industrial, bajo el pseudónimo de Mara Lobo.

Em 1935, es detenida en París, acusada de comunista extranjera, y con identidad falsa, y será repatriada al Brasil. Se separa definitivamente de Oswald, debido a disputas y celos. Ella retomó su actividad periodística, pero fue nuevamente apresada y torturada por las fuerzas de la dictadura, permaneciendo en la cárcel por cinco años. En esos duros años, su hijo fue criado por Oswald.

En 1940, a su salida de la prisión, rompe con el Partido Comunista, pasando a defender un socialismo acorde con la línea ideológica trotskista. Integró la redacción de A Vanguarda Socialista junto con su marido Geraldo Ferraz, el crítico de arte Mário Pedrosa, Hilcar Leite, y con Edmundo Moniz.

Se casa nuevamente con Geraldo Ferraz, y de esa unión nace su segundo hijo, Geraldo Galvão Ferraz, el 18 de junio de 1941 (74 años). Y viven juntos los dos hermanastros y su marido; mientras Oswald los visita asiduamente, y pasan a relacionarse como amigos.

En esa misma época viaja a China, obteniendo las primeras semillas de soja, que fueron introducidas en el Brasil.

En 1952, frecuenta la Escuela de arte dramático de São Paulo, llevando sus espectáculos a la ciudad de Santos. Ligada al teatro de vanguardia, presenta su traducción de A Cantora Careca, de Ionesco. Así traducida, y dirigida por Fando y Liz de Arrabal, en un montaje muy bien armado, donde se estrenó el joven artista Plínio Marcos.

Fue conocida como una gran animadora cultural, en Santos, donde pasaron a residir con su marido y los dos hijos. Se dedicó especialmente al teatro, particularmente en el fomento de grupos de aficionados. En 1945, lanzó una nueva novela A Famosa Revista, escrito en coautoría con su marido Geraldo Ferraz. Trató, sin éxito, de ocupar una vacante de diputada estadual en las elecciones de 1950.

Siguió trabajando como crítica de arte, cuando cayó víctima de un cáncer. Viajó a París, para ser sometida a una cirugía, pero sin resultados positivos. Muy decepcionada y desesperada por esa dolencia, Patrícia intentó suicidarse, pero no se concretó. Sobre ese episodio, escribió el panfleto Verdade e Liberdade: «Uma bala ficou para trás, entre gazes e lembranças estraçalhadas». Volvió al Brasil, donde moriría el 12 de diciembre de 1962, a consecuencia de la enfermedad, con la enorme tristeza de su esposo e hijos1

En 2004, una curadora de bibliotecas Selma Morgana Sarti, en Santos, encontró en un descarte de papeles una gran cantidad de fotografías y documentos de la escritora, y también del periodista Geraldo Ferraz, su último compañero. En la actualidad, forman parte del archivo bibliográfico de la UNICAMP.

Otra de sus facetas artísticas, fue como diseñadora e ilustradora. Participó de la Revista de Antropofagia, publicada entre 1928 y 1929, entre otras. Recientemente fue publicado el libro Caderno de Croquis de Pagu, con una mmiscelánea de trabajos de la artista, así como una exposición de algunos de sus dibujos en la"Galería Hermitage".

Literatura

Patrícia en la década de 1930.

Pagu publicó las novelas Parque Industrial (edición de la autora, 1933), bajo el pseudônimo de Mara Lobo, considerada la primera novela proletaria brasileña, y A Famosa Revista (Americ-Edit, 1945), en colaboración con Geraldo Ferraz. Parque Industrial fue publicado en los Estados Unidos con la traducción de Kenneth David Jackson, en 1994 por la Editora de la University of Nebraska Press.

Escribió también cuentos policiales, bajo el pseudónimo de King Shelter, publicados originalmente en la revista Detective, dirigida por el dramaturgo Nelson Rodrigues, y después reunidos en Safra Macabra (Livraria José Olympio Editora, 1998).

En sus trabajos junto a grupos teatrales, introdujo y tradujo a grandes autores hasta entonces inéditos en el Brasil como James Joyce, Eugène Ionesco, Arrabal, Octavio Paz.

Honores

Representaciones en la cultura[editar]
Su literatura ha sido objeto de estudios y disertaciones de tesis de maestría y de doctorado. En el libro A «moscouzinha» brasileira: cenários e personagens do cotidiano operário de Santos (1930 - 1954). São Paulo, Humanitas, 2007; es retratado un conflicto en Santos, en 1931, que contó con la participación de Patrícia Galvão, resultando en la muerte de un ensacador.

En 1988, la vida de Pagu fue contada en el filme Eternamente Pagu (1987), primer largometraje dirigido por Norma Benguell, con Carla Camurati en el papel protagónico, Antônio Fagundes como Oswald de Andrade, y de Esther Góes en el papel de Tarsila do Amaral.

Fue tema de dos documentales, uno producido por su hijo Rudá, y el otro por el cineasta Ivo Branco, con el título Eh, Pagu!, Eh!. Y apareció como personaje en el filme O Homem do Pau Brasil. También fue retratada como personaje en la miniserie Um Só Coração (2004), interpretada por Miriam Freeland.

En su honor, existe la canción homónima, Pagu, composición de Rita Lee y de Zélia Duncan. Fue interpretada por Maria Rita (álbumes Maria Rita y Segundo: Ao Vivo ).

La historia de Pagu también llegó a la escena teatral: en el año de su centenario de nacimiento, se estrenó el espectáculo Dos Escombros de Pagu, basado en el libro homónimo escrito por Tereza Freire.

En 2005, la ciudad de São Paulo conmemoró los 95 años del natalicio de Pagu con una vasta programación, incluyendo el lanzamiento de libros, exposición de imágenes, diseños, y textos de la homenajeada, la presentación de un espectáculo teatral sobre su vida, y la inauguración de una página en Internet. El día exacto de su nacimiento, invitados asisten con trajes de época a una "Fiesta Pagu", realizada en el "Museo de la Imagem y del Sonido de San Pablo.

Bibliografía

o. Andrade, p. Galvao. Pagu, Oswald, Segall. Globo - 2009
a. Campos. Pagu Vida-obra - Augusto De Campos. SP: Brasiliense. 351 pp. 1982
tereza Freire. Dos Escombros De Pagu. SENAC SP - 2008
patricia Galvao. PAIXAO Pagu. a Autobiografia Precoce de Patricia Galvão. AGIR, 164 pp. ISBN 85-220-0657-1 - 2005
Parque Industrial – Edición particular – 1933
A Famosa Revista – Americ-Edit – 1945
Verdade e Liberdade – Edición de la autora – 1950
Safra Macabra – José Olympio Editora – 1998
Croquis de Pagu (org. Lúcia Maria Teixeira Furlani e Geraldo Galvão Ferraz) – Editora Unisanta e Imprensa Oficial do Estado de São Paulo – 2004
thelma Guedes. Pagu - Literatura e Revoluçao. ATELIE EDITORIAL - 2003
juliana Neves. Geraldo Ferraz e Patricia Galvão. ANNABLUME, 214 pp. - 2005
rodrigo Rodrigues Tavares. A "Moscouzinha" brasileira: cenários e personagens do cotidiano operário de Santos. São Paulo: HUMANITAS - 2007
lia Zatz. Pagu - A Luta De Cada Um CALLIS - 2005





Vidas a contracorriente
Formación intelectual y política de la escritora brasileña Patricia Galvão, más conocida como Pagu

Adelto Gonçalves 

Traducido por  Manuel Talens


Patrícia Rehder Galvão (1910-1962), nacida en São João de Boa Vista, en el interior del estado brasileño de São Paulo, fue periodista, escritora, animadora cultural y militante política. Como periodista, trabajó en “Diário da Noite”, “A Fanfulla”, “Diário de São Paulo”, “Correio da Manhã”, “A Tribuna”, de Santos, y la Agencia France-Presse, en São Paulo. Su formación intelectual y política se desarrolló durante la década de 1930. Pero, ¿cómo fueron los treinta?

Contrariamente a lo que suele decirse, la denominada Revolución del 30 fue un golpe militar como cualquier otro, sin ninguna revolución social. Únicamente redistribuyó a las elites en el poder. De este modo, los cultivadores de café de São Paulo, que habían estado chupando solos de los pezones públicos durante toda la República Vieja (1889-1930), tuvieron que compartirlos con los oligarcas de otros estados, mientras que Getúlio Vargas se llevaba al Palácio do Catete el modelo de gobierno implantado por Júlio de Castilhos (1860-1903) en Rio Grande do Sul durante los 30 años en que se configuró el Nuevo Estado, de naturaleza positivista.

Los trabajadores a la época obtuvieron algunas conquistas sociales, pero nada hace suponer que, si la República Velha hubiese durado quince años más, no las hubiesen obtenido también. En realidad, Brasil siguió siendo el mismo país atrasado, con legiones de excluidos y analfabetos. Pero lo peor fue que el getulismo representó la ruptura del orden constitucional. Y, más tarde, se transformó en dictadura sin ningún disfraz y persiguió a sus oponentes.

La joven Patrícia Galvão se rebeló contra aquello, se afilió al Partido Comunista do Brasil (PCB), que, como solía suceder, nunca dejó de ser una secta sin la menor posibilidad de seducir a las masas y llegar al poder. Engañada como activista política y miembro del PCB, combatió la dictadura de Getúlio Vargas, lo que le valió 23 estancias en la cárcel. Después de la Segunda Guerra Mundial visitó Moscú y se desencantó del comunismo soviético, rompió con el PCB y empezó a defender un socialismo de credo trotskista.

Lúcia Teixeira, en su libro Croquis de Pagu e outros momentos felizes que foram devorados reunidos [Bosquejo de Pagu y otros momentos felices que fueron devorados juntos] (Editora Cortez/Unisanta, 2004), reproduce un pasaje del panfleto Verdad & Liberdade, en el que Pagu dice: “[...] De los veinte a los treinta años, había obedecido las órdenes del Partido. Firmaba declaraciones que me hacían llegar, sin leerlas [...]. Pero no lograron destruir la personalidad que sometieron de forma transitoria. Y el ideal de perfección se me desplomó en Rusia ante la infancia miserable de las zanjas, los pies descalzos y los ojos acuciados por el hambre. En Moscú había un gran hotel de lujo para los burócratas de alto grado. En la calle los niños se morían del hambre: era el régimen comunista...”

Pagu publicó las novelas Parque Industrial (edición de la autora, 1933) con el pseudónimo de Mara Lobo, hoy considerado como la primera novela proletaria brasileña, y A Famosa Revista (Americ-Edit, 1945), en colaboración con Geraldo Ferraz (1905-1979). Parque Industrial fue publicada en USA en 1994 con traducción de K. David Jackson (University of Nebraska Press).

Sus cuentos policiales, escritos en aquel entonces con el pseudónimo de King Shelter y publicados originalmente en la revista Detective –dirigida por el dramaturgo Nelson Rodrigues (1912-1980)–, aparecieron reunidos en Safra Macabra [Cosecha macabra] (Livraria José Olympio Editora, 1998). En 1950, ya desentendida del PCB, fue candidata a diputada estatal con el Partido Socialista Brasileiro, pero no logró el escaño. Por aquel entonces publicó en edición propia Verdade & Liberdade, un panfleto de propaganda política en el que denunció los totalitarismos comunista y fascista y defendió un socialismo democrático.

En su madurez, como animadora cultural difundió y tradujo a grandes escritores hasta entonces inéditos en Brasil, como James Joyce, Eugène Ionesco, Fernando Arrabal y Octavio Paz. Destacó como incentivadora del teatro aficionado, sobre todo en Santos, donde trabajaba para el diario A Tribuna, en el que su marido, Geraldo Ferraz, era director de redacción.

El sobrenombre de Pagu se lo puso el poeta modernista Raul Bopp (1898-1984), autor de Cobra Norato, quien creía que se llamaba Patrícia Goulart. Ella también se inventó otros muchos pseudónimos para sí misma, como Zazá, Gim, Solange Sohl, Mara Lobo, Pat, Pit y Leonie.

El cine brasileño ya ha homenajeado varias veces a Pagu: además del documental de Rudá de Andrade está la película Eternamente Pagu, dirigida por Norma Benguell, en la que el personaje fue interpretado por Carla Camurati. Patrícia Galvão también aparece en la película O Homem do Pau Brasil, de Joaquim Pedro de Andrade, y en un documental sobre su persona, Eh, Pagu, Eh!, de Ivo Branco.

Lúcia Teixeira también recuerda en su libro que, en los años de prisión, la tortura y la persecución dejaron muchas marcas en Pagu, lo cual la llevó a dos intentos de suicidio: la primera en 1949, cuando se pegó un tiro en la cabeza en casa del artista Flávio de Carvalho, en São Paulo; y, la segunda, en septiembre de 1962, cuando, tras el diagnóstico de un cáncer de pulmón, fue a París para una intervención quirúrgica en el hospital Laennec.

Con el fracaso de la operación, “al prever el sufrimiento y la muerte inminentes, se disparó en el pecho”, escribe la autora. Pero, de nuevo, sobrevivió. Regresó entonces a Santos, donde falleció en diciembre.

Croquis de Pagu e outros momentos felizes que foram devorados reunidos
Lúcia M. Teixeira Furlani
Editora Cortez/Unisanta
128 págs.
São Paulo 2004





Veja também:  CONTRIBUIÇÃO AO JULGAMENTO DO  CONGRESSO DE POESIA, por  PAGÚ – PATRÍCIA GALVÃO – sobre o Movimento modernista de 1922 e a Geração 45


PAGÚ – vida e obra.  Organização, seleção de textos, notas e roteiro biográfico de Augusto de Campos.   São Paulo: Companhia das Letras, 2014.  470 p.  ilus.  16X22,5 cm.   ISBN 978-85-359-2485-5  Textos de Patrícia Galvão ( PAGÚA ) recolhido de publicações da época por Augusto de Campos. 


Este livro busca uma síntese da vida-obra de Patrícia, não de forma narrativa, sob espécie de biografia tradicional, mas sob a égide do fragmento e da intertextualidade. Minha maior preocupação foi, por um lado, remitificar Pagu, e por outro, desmistificá-la. Enfatizar não a face superficial de sua atratividade, mas a densidade maior de sua aventura intelectual. Mais uma razão para renunciar à excessiva glamorização da personagem e dar preferência à sua atividade literária e intelectual, aos (seus poemas, crónicas e críticas, à sua postura inabalável em prol da literatura de ponta, ao ímpeto rebelionario de suas posições políticas, mesmo quando exacerbadas.




ÁLBUM DE PAGU
  1929






NATUREZA MORTA/1 SOLANGE SOHL

(Solange Sohl é uma estreante. A publicação do presente poema é feita a título de animação, pois há que considerar, na sua realização lírica embebida de um dramatismo intenso, um compromisso para o futuro.)

Os livros são dorsos de estantes distantes quebradas.
Estou dependurada na parede feita um quadro.
Ninguém me segurou pelos cabelos.
Puseram um prego em meu coração para que eu não me mova
Espetaram, hein? a ave na parede
Mas conservaram os meus olhos
É verdade que eles estão parados.
Como os meus dedos, na mesma frase.
As letras que eu poderia escrever
Espicharam-se em coágulos azuis.
Que monótono o mar!

Os meus pés não dão mais um passo.
O meu sangue chorando
As crianças gritando,
Os homens morrendo
O tempo andando
As luzes fulgindo,
As casas subindo,
O dinheiro circulando,
O dinheiro caindo.
Os namorados passando, passeando,
Os ventres estourando
O lixo aumentando,
Que monótono o mar!

Procurei acender de novo o cigarro.
Porque o poeta não morre?
Por que o coração engorda?
|Por que as crianças crescem?
Por que este mar idiota não cobre o telhado das casas?
Por que existem telhados e avenidas?
Por que se escrevem cartas e existe o jornal?
Que monótono o mar!

Estou espichada na tela como um monte de frutas apodrecendo.
Si eu ainda tivesse unhas
Enterraria os meus dedos nesse espaço branco
Vertem os meus olhos uma fumaça salgada
Este mar, este mar não escorre por minhas faces.
Estou com tanto frio, e não tenho ninguém...
Nem a presença dos corvos.

SUARÃO, PRAIA GRANDE

1 Diário de São Paulo, 11; de agosto de 1948. A nota que antecede o poema é de autoria dos editores do jornal.




PAGÚ ( Patrícia Galvão) – desenho de Portinari, 1950



POEMAS 1960-1962


CANAL

Nada mais sou que um canal
Seria verde se fosse o caso
Mas estão mortas todas as esperanças
Sou um canal
Sabem vocês o que é ser um canal?
Apenas um canal?

Evidentemente um canal tem as suas nervuras
As suas nebulosidades
As suas algas
Nereidazinhas verdes, às vezes amarelas
Mas por favor
Não pensem que estou pretendendo falar
Em bandeiras
Isso não

Gosto de bandeiras alastradas ao vento
Bandeiras de navio
As ruas são as mesmas.
O asfalto com os mesmos buracos,
Os inferninhos acesos,
O que está acontecendo?
É verdade que está ventando noroeste,
Há garotos nos bares
Há, não sei mais o que há.
Digamos que seja a lua nova
Que seja esta plantinha voacejando na minha frente.
Lembranças dos meus amigos que morreram
Lembranças de todas as coisas ocorridas
Há coisas no ar...
Digamos que seja a lua nova
Iluminando o canal
Seria verde se fosse o caso
Mas estão mortas todas as esperanças
Sou um canal.

In: A Tribuna, Santos, 27 de novembro de 1960.



NOTHING

Nada nada nada
Nada mais do que nada
Porque vocês querem que exista apenas o nada
Pois existe o só nada
Um para-brisa partido uma perna quebrada
O nada
Fisionomias massacradas
Tipoias em meus amigos
Portas arrombadas
Abertas para o nada
Um choro de criança
Uma lágrima de mulher a toa
Que quer dizer nada
Um quarto meio escuro
Com um abajur quebrado
Meninas que dançavam
Que conversavam
Nada
Um copo de conhaque
Um teatro
Um precipício
Talvez o precipício queira dizer nada
Uma carteirinha de travel's check
Uma partida for two nada
Trouxeram-me camélias brancas e vermelhas
Uma linda criança sorriu-me quando eu a abraçava
Um cão rosnava na minha estrada
Um papagaio falava coisas tão engraçadas
Pastorinhas entraram em meu caminho
Num samba morenamente cadenciado
Abri o meu abraço aos amigos de sempre
Poetas compareceram
Alguns escritores
Gente de teatro
Birutas no aeroporto
E nada.

In: A Tribuna, Santos, 23 de setembro de 1962.




[INÉDITOS]

O que você está falando, menina?
Estou falando que.
Que o quê?
Que.
Vamos dizer que a menina, minha amiga
Pretenderia o quê?
Que.



Fósforos de segurança
Indústrias tais
Fatais.
Isso veio hoje numa pequena caixa
Que achei demasiado cretina
Porque além de toda essa história
De São Paulo — Brasil
Dava indicações do nome da fábrica.
Que eu não vou dizer.
Porque afinal o meu mister não é dizer
Nome de indústria
Que não gosto nem um pouquinho
De publicidade
A não ser que
Isso tudo venha com um nome de família
Instituição abalizada
Que atrapalha a vida de quem nada quer saber
Com ela.
Ela, ela, ela.



Hoje me falaram em virtude
Tudo muito rito, muito rígido
Com coisinhas assim mais ou menos
Sentimentais.

Tranças faziam balanças
Nas grandes trepadeiras
Estávamos todos por conta de.

Nascinaturos espalhavam moedinhas
Evidentemente estavam brincando
Pois evidentemente, nos tempos atuais
Quem espalha moedas
Ou é louco, ou é porque
está brincando mesmo.
O que irritou foi o porquê.



Um peixe.

Um pedaço de trapo que fosse
Atirado numa estrada
Em que todos pisam
Um pouco de brisa
Uma gota de chuva
Uma lágrima
Um pedaço de livro
Uma letra ou um número
Um nada, pelo menos
Desesperadamente nada.



FRANCISCO OTAVIANO [16.616] Poeta de Brasil

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FRANCISCO OTAVIANO

Francisco Otaviano de Almeida Rosa (26 junio 1825 a 28 junio 1889) fue un poeta brasileño, abogado, diplomático, periodista y político. Es famoso por traducir al portugués obras de escritores como Horacio, Catulo, Lord Byron, William Shakespeare, Percy Bysshe Shelley, Victor Hugo y Johann Wolfgang von Goethe, la mayoría de ellos por primera vez.

Fue el patrón de la silla 13 de la Academia Brasileña de Letras.

OBRA:

Inteligência do Ato Adicional (1857)
As Assembleias Provinciais (1869)
Cantos de Selma (1872)
Traduções e Poesias (1881)




Soneto

Morir, dormir... , y se acabó la vida,
y, con ella, también nuestros dolores.
Un puñado de tierra, algunas flores...,
y, tal vez, una lágrima fingida.

Sí, que mi muerte no será sentida:
ni tuve amigos ni me dejo amores;
si los tuve quizá, fueron traidores,
verdugos de mi alma consumida.

El mundo está podrido. ¿Qué me importa
que mañana se agriete y se derrumbe
si la natura para mí está muerta?

Es hora ya de que mi exilio acabe...
Ven, muere, ven, y llévame a la nada:
morir, dormir, quizá soñar... ¡Quién sabe!

Traducción de Renato Mendonça




Soneto

Morrer, dormir, não mais: termina a vida
E com ela terminam nossas dores,
Um punhado de terra, algumas flores,
         E às vezes uma lágrima fingida!

         Sim, minha morte não será sentida,
         Não deixo amigos e nem tive amores!
         Ou se os tive mostraram-se traidores,
         Algozes vis de uma alma consumida.

         Tudo é pobre no mundo; que me importa
         Que ele amanhã se esb'roe e que desabe,
         Se a natureza para mim está morta!

         É tempo já que o meu exílio acabe;
         Vem, pois, ó morte, ao nada me transporta
         Morrer, dormir, talvez sonhar, quem sabe?




Ilusiones de vida

Quien pasó por la vida en blanca nube
y en plácido reposo adormeció;
quien no sintió un frío de desgracia;
quien pasó por la vida y no sufrió,
fue un espectro de hombre, no fue hombre.
El pasó por la vida, no vivió.

  Traducción de Renato Mendonça




ILUSÕES DA VIDA

Quem passou pela vida em branca nuvem,
E em plácido repouso adormeceu;
Quem não sentiu o frio da desgraça,
Quem passou pela vida e não sofreu;
Foi espectro de homem, não foi homem,
Só passou pela vida, não viveu.




MORRER... DORMIR...

Morrer... dormir... não mais! Termina a vida,
E com ela terminam nossas dores;
Um punhado de terra, algumas flores,
E, às vezes, uma lágrima fingida!

Sim! minha morte não será sentida;
Não deixo amigos, e nem tive amores!
Ou, se os tive, mostraram-se traidores,
- Algozes vis de uma alma consumida.

Tudo é podre no mundo! Que me importa
Que ele amanhã se esboroe e que desabe,
Se a natureza para mim é morta!

É tempo já que o meu exílio acabe...
Vem, pois, ó Morte ao nada me transporta...
Morrer... dormir... talvez sonhar... quem sabe?




PARA QUE VER?

Por que, divino Mestre,
Com teu poder celeste,
Ao homem que cegara,
De novo ver fizeste?

Que lhe mostrava a terra
Que a vista merecesse?
Maldades e perfídias
De sórdido interesse!

Tua doutrina, cego,
Ouvia e meditava.
Sem cogitar no mundo,
Ao céu se remontava.

Um cão, umas crianças
Lhe davam assistência;
O cão - fidelidade,
Crianças, inocência!

De humana piedade
Teu ato foi, Senhor!
Mantê-lo na cegueira
Fôra de um Deus favor!




RECORDAÇÕES

Oh! se te amei! Toda a manhã da vida
Gastei-a em sonhos que de ti falavam!
Nas estrelas do céu via teu rosto,
Ouvia-te nas brisas que passavam:
Oh! se te amei! Do fundo de minh’alma
Imenso, eterno amor te consagrei...
Era um viver em cisma de futuro!
Mulher! oh! se te amei!

Quando um sorriso os lábios te roçava,
Meu Deus! que entusiasmo que sentia!
Láurea coroa de virente rama
Inglório bardo, a fronte me cingia;
À estrela alva, às nuvens do Ocidente,
Em meiga voz teu nome confiei.
Estrela e nuvens bem no seio o guardam;
Mulher! oh! se te amei!

Oh! se te amei! As lágrimas vertidas,
Alta noite por ti; atroz tortura
Do desespero d’alma, e além, no tempo,
Uma vida sumir-se na loucura...
Nem aragem, nem sol, nem céu, nem flores,
Nem a sombra das glórias que sonhei...
Tudo desfez-se em sonhos e quimeras...

Mulher! oh! se te amei!






JOAQUIM DE SOUSA ANDRADE -SOUSÂNDRADE- [16.617]

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SOUSÂNDRADE

Joaquim de Sousa Andrade, más conocido por su seudónimo Sousândrade. 
(9 julio 1833 hasta 20 abril 1902), fue un poeta brasileño, adepto del " Condorist movimiento ". Su poesía, muy innovadora para la época de su publicación, se considera ahora un ejemplo temprano de Simbolismo y Modernismo en Brasil.

También diseñó la bandera del estado brasileño de Maranhão.

OBRA:

Harpas Selvagens (1857)
Guesa (1871)
Novo Éden (1893)


SOUSÂNDRADE, Joaquim de.  O Guesa.  São Paulo, SP: Selo Demônio Negro, 2009.  378 p.  16x23 cm. “Edição especial (...) formada pelos editores Eva Batlikova, Antonio Vicente Seraphim Pietroforte, Ivan Antunes, José Roberto Barreto e Vanderley Mendonça (design”; Luis Rosalvo Costa (...)” Tiragem: 150 exs. em papel Chamois Fine 80 gramas, numerados, capa dura impressa em tipografia sobre tecido alemão, montagem artesanal. Exemplar n. 142 na bibl. Antonio Miranda.  ( Joaquim de Sousa Andrade ) 




Traducción de Javier Sologuren


Del Canto Décimo Primero

1878

Ya irradiada la esfera, las estrellas
El mar con luz radial garabatean
Que una brisa gentil de primavera,
Cual blanca duna los albeantes panos,
Cándida sopla, de hora adamantina
Velando, nauta de cubierta, el Guesa
La soledad amaba, margarita
Que se abre y reza a rubias alboradas.
Ora, en el mar Pacífico renacen
Los sentimientos tal después de un sueño
Los ojos infantiles se complacen
Dilatados en los cielos risueños.


* * *


Vasta amplitud -inmensidad- engañan,
Cóncavos cielos, redondez profunda
Del mar en luz —¡cuán amplios se confunden
En la paz de las aguas y natural
¡Ola ninguna ni florón de espuma,
O vela o iris de grandiosa calma,
Donde navego (reino-amor de Numa)
Cual navegaba yo dentro de mi alma!
¡Vedme en los horizontes luminosos!
Veo, tal como vi, los mudos Andes,
Terribles infinitos tempestuosos,
Nubes flotando —magnos espectáculos—
!Ea, divinal fantasía! incendio
Del pensamiento eterno —¡helo magnífico
Al Ande que alto ondea al Chimborazo,
A rayos de Inti, y voz del mar Pacífico!



* * *



Montes serpean, tronar de seguidos
Montes abarrancando escombro andino
Desde el azul mar al cielo azul —vértebras
Sobrepuestas del mundo y mundo dorso—
¡Cordillera eternal! ¡Eternos, grandes
Altares! ¡blanca niebla transparente!
Hay en andino piélago asombroso
Extraño iris, y un cual poder, sin tregua
Creciendo en el espacio, —azuladas
Diáfanas soledades de halo andino,
Donde morará su alma, ¡sacras formas
del éter!
y la algente y siempre y fina
Cortina a duros montes suspendida;
Y lo vago, lo humeante, lo profundo
De los que les son propios horizontes;
Siempre mirando al Guesa inmensos días.


* * *


Así fue navegando el mar Pacífico:
Aprendiendo el silencio de los montes;
La calma de las aguas, y que en místico
Velo, se oculta a medias gloria andina!
Modestia de las rocas: solo imítanla
Los de divinidad y virtud fuertes,
Que si resplendores a su frente agitan,
Virginidad, dolor guardan en pecho.


* * *


El hombre fuerte: adoró silencioso,
Ojos cerrados cual se está en el templo,
Interno, eterno, fuerte y tan piadoso
Es de sí mismo, y a sí mismo es ejemplo;
Se sintió, Inti existiendo, estando en Dios.
Sintió ser en Dios-Alma necesaria
Su existencia, nube que, contingente,
A los límpidos cielos fue exaltada,
Al Corazón que ahora él contemplaba
Con la ciencia que ve más claramente.
Sondea más su abismo, más luz halla.
Era en la infancia un hombre-dios vidente.


* * *


No creyó en la esperanza, diosa humana;
Mas sí en la fe y gratitud que no olvida,
Porque es la añoranza y son las memorias,
Y el divino amor, no el interesado.
De esperanza es, en tanto, un sentimiento
De justicia futura. que lo encanta;
Empero antes de la visión del juicio,
Tuvo fe, y resignación, la santa.
Pensando, tierra sentía el cerebro
Donde la idea, cual árbol, se clava:
¡Recién nacido, del terreno verbo
Sintióse en Dios e irguió la frente de Inca!


* * *


Nevosa-lucia espuma, el lago oriente,
Sobre el Titicaca el alba brillaba.
Partió para el Oeste. El Sol poniente,
Cuando de la corona desprendía
Grandes, como gloriosos pensamientos,
Lampos en los cerúleos cielos yermos,
Manco allí dando fin a las jornadas,
De la ciudad echó los fundamentos.
Todos, todos los sueños se cumplieron—
¡Se cumplen todos, todos! —del pasado,
El porvenir se ve; astros sonrientes
En nosotros, los vemos, encantados!


* * *


Del Guesa es la existencia del futuro;
Vivir en tierras par venir complace
AL Guesa consumir pan venidero,
Creencias de Allende, en amor de Natura:
Fecundas tierras donde le llovía
Eternal, irradiante pensamiento
Cristalino al que el Sol ideal el día
Naciente incásica abrió, suave, hermoso!


* * *


Viendo estaba la vesperal centella
Áurea y tan joven llegar a su ocaso:
¿Es del Chanca arrancarse trenza hermosa
O de la luz del ojo extinguidora?


* * *



"Y en los cielos lució, con la nostalgia
Y enamorado adiós, ¡oh! cuán hermoso
Del lirio del campo en la tarde abierto,
Igual que la noche, al misterioso hogar
"Blanda, amorosa, y ojos con instantes
De muerte debatiéndose por vida—
¡Oh Cusi Coyllur! brillos estelares,
Alegría que tornas tan querida
"La tierra por ti solo! es tanta y fuerte,
Tierno el dulzor con que en ella inclinas
EI rostro de antenoches matutinas—
Del Inca princesa, ñusta, ¿Y el consorte?
De Ollantay en las rocas, invisible,
En su fortaleza, alto él y fragoso,
Rebelde contra el rey, terrible se alza
O gime el dulce amor. Fue del guerrero,
Cuando Intisuyo, comarca de oriente
Alba luz de cegar, las alboradas
Que al Sol anuncian y candentes voces
De tunqui'* se oyen, de sangre consagradas.
Astral la mascapaicha, el manto fúlgido,
Regia insignia y resplandor de la frente,
Túpac Yupanqui desciende glorioso
De áureas andas. Saluda al Sol naciente;
Prosternado ya el grande pueblo ameno,
Recibida la bendición paterna
Coge el arado de oro, en campo nuevo
(Ved fiestas en la moral del prólogo)
Va el Inca labrando. Prorrumpen himnos
Los salmos de huacaylli y el que recuerda
Belicosas acciones y divinos
Virgíneos coros al rubor del alba.
¡Se encendieron, tronos de oro, los Andes!
Ya entre rayos de rubíes en llama,
Inti-Dios asentóse, eternas manos
Del cielo bendición de amor derrama!
El, el amado, el señor de la tierra.
De primores la viste, irradia en ella,
Torna en topacio el páramo celeste
Y por el firmamento va cruzando.

*Tunqui, hermoso pájaro selvático.



* * *



Así de Manco Cápac, al levante
         Estando el día, amaneció hermoso:
         ¡Como espontánea humanidad amante
         Floreció, ley moral, glorias terrestres!
EI Imperio del Inca es de dulzura
         Que se hace amar y más querer divina
         La realeza en aquéllos, por ventura,
         Que la hacen real, a un dios solo condigna.
Ves en la cuna de invernal natura,
         Entre el Ande y el Pacífico piélago,
         Erguirse humana planta, en la pureza,
         De tierra al sol; del Sol al Todo-Arcano:
De tierra al Sol, los Andes apuntaban;
         El amor a la ley, Pléyade inspira;
         ¡Y el desierto asombroso de Atacama,
         Al Dios-Desconocido —Pachacámac!


                            * * *


Ayunaba Atahualpa, silencioso,
         Rodeado estaba por su vasta corte,
         ¡Marmóreo, calmo, andino, portentoso!
         ¡Sin ver los caballeros que acudían,
         Jinetes que a los tímidos asustan!
         En copas de oro sirven regia chicha
         Bellas de negros ojos, talismanes
         Del Inca al verlas, profanos se alteran.
Vasto horizonte, de noche chispean
         Indios fuegos, "como astros", y de día
         Las tiendas como mares albeaban.
         Y un solo audaz, basta uno, no temblaba.


                            * * *


Del ibérico jefe y el inca andino
         Amistosos saludos, ricas dádivas
         Fueron cambiados. Viene el soberano      
         De los Andes bajando, al Occidente—
¡Gloria de abisal descenso! De viaje, Inti
         En la misma ruta va con su hijo,
         En postrer día, pueblo y dios, tal brillo
         En la tierra, nadie antes, vio ostentado!
Rayo suyo, al ocaso su glorioso
         Imperio el Sol portaba entre esplendores:
         "Cadáver de oro", que el eterno enigma
         Dejó de estos crepúsculos-albores.


                            * * *


De iris de Quito lucen pabellones;
         Entre el ejército y el sol en la bóveda,
         Grave avanza Atahualpa, cual saetas
         En hispano campamento, ojos fijos.
No teme nada él entre sus guerreros
         Veteranos tras él y rodeándolo;
         Siendo nuncios foráneos de los cielos­—
         Pues en el bienvenido huésped creen!
Doble muestra de paz y de grandeza,
         Honrar quiere el encuentro y una alianza
         Suscribe con el blanco, a quien defienden
         Rayos, truenos, corceles, lanza, espada.
El hailli triunfal canta la vanguardia,
         Que el pueblo quiere y que resuena "infierno"

         Al pérfido que acecha su llegada
         Y el proyecto infernal resuelve interno.
Va el Inca a pernoctar en Cajamarca,
         Entre amigos, en Casa-de-la-Sierpe
         (¡Fascinación eterna!) -¡ay del monarca!
         —Llegó. A la plaza entró. ¡Oh! el imprudente
¡Bien se vio que confiaba en tanto rayo
         Que de sus esmeraldas relucían!
         En su poniente el Sol (¡triste soslayo!)
         En anda que los más nobles portaban!
Mira en torno: si están en su dominio—
       — "?Dónde están?"
                            Religioso aquí el vicario
         Viene andando. Atroz encara el Andino.
         Habla en Cristo y preséntale el breviario ...
¡De destinos del astro nube búrlase!
         Inti lo abandonó, en el ocaso.
         De Natura el gemir hondo, cuitado
         Todo el Tahuantinsuyo penetró.


                            * * *


Sobre los tronos de oro andino calmas
         De Incas veo sombras, visas broncíneos:
         Manco Cápac, genio-dios, con las palmas
         Del Sol benefactoras, que son cetro.
Sinchi Roca, después, el que celoso
         Firma leyes, y en provincias cuartela
         Tahuantinsuyo. Y Yoque Yupanqui,
         Zurdo glorioso, es la tercera estrella.
Prosigue Mayta Cápac el benigno
         Vencedor, que perdona, que socorre,
         El Apurímac vence y es divino
         Y practicando caridades muere.
El hijo, honra del padre, continúa:
         Cápac Yupanqui. Y a éste Inca Roca
         Honra y da lustre larga vida suya
         con reformas. Del reino tan celeste
No digno es Yahuar Huácac indolente.
         Pero cuán digno el hijo, ese rudo
         Huiracocha, pastor, héroe, vidente,
         Quien foránea conquista predijera.
Tito Manco Pachacútec a esa hora,
         Semidiós, con la más vasta carona,
         Quien revierte el mundo. Yupanqui lo honra,
         A los suyos llevando aún a más gloria.
Lo honra, continuador, Túpac Yupanqui.
         Cual Primero es último, Huaina eterno. 
         Y Huáscar y Atahualpa, el joven Manco,
Quienes no honraron corazón paterno—
¿Por qué? Tal lo predijo Huiracocha;
         Y Huayna Cápac lo sentía viendo
         De lo Desconocido ya gran tea
         Mas creyendo otro el modo de encenderla.


                            * * *


¡Oh, en balde los filósofos ponderan
         De ese bello país su altiva infancia.
         Si apóstoles buenos, que a Dios imitan,
         Viniesen —y así el amor evangélico!
Moisés hubo venido, que fue Manco,
         ¡Mas no ví no Jesús!; vino Castilla
         En su nombre: Y así es como ahora
         Quien es Vida, fue muerte. Luminaria.
Del Sol, -amor y luz de la natura,-
         La inocencia comiendo en platos de oro­—
         ¡Cuánta miseria! el corazón de un Guesa
         Encarnación de todos los tesoros,
De alegría, pureza, adolescencia,—
         ¡Era ofrenda del cielo! ¡virtud tierna!
         Del sacrificio, del candor, y ciencia
         De religión que enseña mansedumbre!
         —Sacro fuego de templos apagaron;
         Del Sol prostituyeron sacras vírgenes;
         A santos sacerdotes dispersaron
         Por los montes —comieron canes de ellos.

Extraído de POESÍA BRASILEÑA COLONIAL. Traducción y prólogo de Ricardo Silva-Santisteban. Lima: Centro de Estudios Brasileños, 1985.  117 p. (Tierra Brasileña. Poesía 20





Do Canto Décimo Primeiro (do GUESA)

1878

Quando as estrelas, cintilada a esfera,
Da luz radial rabiscam todo o oceano
Que uma brisa gentil de primavera,
Qual alva duna os alvejantes panos,
Cândida assopra, — da hora adamantina
Velando, nauta do convés, o Guesa
Amava a solidão, doce bonina
Que abre e às douradas alvoradas reza.
Ora, no mar Pacífico ,renascem
Os sentimentos, qual depois de um sonho
Os olhos de um menino se comprazem
Grande-abertos aos céus de luz risonhos.

* * *

Vasta amplidão -imensidade- iludem,
Côncavos céus, profunda redondeza
Do mar em luz - quão amplos se confundem
Na paz das águas e da natureza!
Nem uma vaga, nem florão d'espuma,
Ou vela ou íris à grandiosa calma,
Onde eu navego (reino-amor de Numa)
Qual navegava dentro da minha alma!
Eis-me nos horizontes luminosos!
Eu vejo, qual eu via, os mudos Andes,
Terríveis infinitos tempestuosos,
Nuvens flutuando —os espetac'los grandes—
Eia, imaginação divina! abraso
Do pensamento eterno —ei-lo magnífico
Aos Andes, que ondam alto ao Chimborazo,
Aos raios d'Inti, à voz do mar Pacífico!

* * *


E andam montanhas, trovoar de crebros
Montes, abarrancando o ândeo destroço,
Desde o azul mar ao céu azul —vértebros
Sobrepostos do mundo e mundo dorso-
Cordilheira eternal! eternos, grandes
Altares! —alva transparente névoa!
Há no assombroso pélago dos Andes
Iris estranho; e um qual-poder, sem trégua
Avultando no espaço —as aniladas
Diáfanas solidões do nimbo andino,
Onde sua alma habitará, sagradas
Formas do Éter!
E sempre a algente, fino
Cortinado suspenso aos duros montes;
E o vago, a fumarento, a profundeza
Dos que são-Ihes os próprios horizontes;
E imensos dias sempre olhando o Guesa.

* * *

Assim navegou ele o mar Pacífico:
Aprendendo o silêncio, da montanha;
Das águas, esta calma; e que em véu místico
Meio oculta-se a glória ândea, tamanha!
Modéstia dos rochedos: sós a imitam
Os fortes de virtude e divindade,
Que, resplendores se lhe à fronte agitam,
Guardam no peito a dor e a virgindade.

* * *

O homem forte: adorou silencioso,
Cerrados olhos qual quem ´stá no templo
Interno, eterno; e forte e tão piedoso
e si mesmo, e a si mesmo sendo exemplo:
Sentiu-se, Inti existindo, estando em Deus.
Sentiu ser em Deus-Alma necessária
Sua existência, nuvem que precária
Era animada à limpidez dos céus,
Ao Coração - que ele ora contemplava
Com a ciência, que vê mais claramente,
Mais sonda o abismo seu, mais luz achava.
Era na infância um homem-deus vidente.

* * *

Na deusa dos mortais não creu, na esp'rança;
Creu fé, na gratidão que não esquece,
Porque é a saudade, é a lembrança
E o divo amor, que o outro é d'interesse.
Entanto, é da esperança um sentimento
De justiça futura, que o encanta;
Mas, antes que a visão do julgamento,
Creu fé, e houve resignação, a santa.
Meditando, sentia terra o cérebro
Onde a idéia, qual arvor', se lhe enfinca::
E recém-nado, do terreno verbo
Sentiu-se em Deus e ergueu a fronte d'lnca!

* * *

Nevosa-nédia espuma, o lago-oriente,
Brilhava em Titicaca o albor do dia.
Ele partiu pr'a o oeste. O Sol ponente,
Bem quando da coroa desprendia
Grandes, qual gloriosos pensamentos,
Relâmpagos nos céus cerúleos ermos,
Ali Manco, à jornada pondo termos,
Lançou da capital os fundamentos.
E os sonhos todos, todos se cumpriram —
Cumprem-se todos, todos! — do passado,
Vê-se o porvir; os astros que sorriam
Em nós, depois os vemos, encantados!

* * *

E é do Guesa a existência do futuro;
Viver nas terras do porvir, ao Guesa
Compraz, se alimentar de pão venturo,
Crenças do Além, no amor da Natureza:
Fecundas terras, onde lhe chovia
Eterno pensamento, irradioso,
Cristalino, a que ao Sol ideal o dia
Ortivo incásio abriu, doce e formoso!

* * *

´Stava ele olhando a vesperal centelha
Áurea e tão jovem se apagar no ocaso:
E de Chasca o arrancar-se a trança bela
Ou d'olhos destruidora a luz, acaso?


"E cintilou nos céus, com a saudade
E o namorado adeus, oh! quão formoso
Da açucena do campo aberta à tarde,
Da noite ao modo, ao lar misterioso
"Branda, amorosa, os olhos co'os instantes
De morte que debate-se por vida –
Ó Kusi-Kkóillur! brilhos estelantes,
Alegria, que fazes tão querida
"A terra, por ti só! tanta é, tão forte
Meiga a doçura com que a ela inclinas
A face de antenoites matutinas—
Princesa e nhusta do Inca, onde o consorte?
De Olhantai nos rochedos, invisível
Na fortaleza sua, alto, fragueiro,
Revolto, ou contra o rei s'ergue terrível
Ou geme o doce amor. Teve-a o guerreiro
Quando lnti-Súiu, na comarca oriente
Alva a luz de cegar, as alvoradas
Anunciando o Sol; vozes candentes
De túnqui a ouvir, do sangue consagradas.
—Fúlgur o manto, astral a mascapaicha,
Insígnia régia e resplendor da fronte,
Glorioso Tupac-Iupânqui baixa
Do áureo andor. Já saúda ao Sol desponte;
Já prosternado o ameno e grande povo,
Tomada a bênção paternal, eis logo
Toma do arado de ouro e em campo novo
(Lede-lhe as festas na moral do prólogo)
Vai o Inca lavrando. Rompem de hinos,
Os salmos d'huacáilhi e o que memora
Belicosas ações, e os tão divinos
Coros das virgens ao rubor da aurora.
—Aclararam-se, tronos de ouro, os Andes!
Já dentre raios de rubis em chama,
lnti-Deus assentou-se, e a eternas,
grandes Mãos, as bênçãos de amor dos céus
derrama!
Ele, o amado e senhor da terra, a veste
De primores e a cobre irradiando,
Muda em topázio o páramo celeste
E vai no firmamento atravessando.

* * *

Assim de Manco-Cápac, ao levante
'Stando o dia, formoso amanhecera:
Como espontânea a humanidade amante
Floriu, da lei moral, glórias na terra!
E é doce o império do Inca, da doçura
Que faz amar-se e mais querer divina
A realeza naqueles, porventura,
Que a fazem real, a um deus, tão só,
condigna.
No berço vês da in-hiema natureza,
Dentre Andes e o Pacífico oceano,
Erguer-se a humana planta, na pureza,
Da terra, ao Sol; do Sol, ao Todo-Arcano:
Da terra ao Sol, os Andes apontavam;
Do amor as leis, as Plêiades ditavam;
E o deserto assombroso de Atacama,
Ao Deus-Desconhecido — Pachacâmac!

* * *

Jejuava Ataualpa, silencioso,
De sua vasta corte rodeado,
         Marmóreo, calmo, andino, grandioso!
         Nem olha os cavaleiros que hão chegado,
Que, gineteando, a tímidos pavoram!
—Em taças de ouro servem régia chicha
         Belas de negros olhos, buenadichas
         Do Inca.— Profanos, só de as ver, descoram.
Vasto o horizonte, a noite cintilavam
         Índios fogos, 'como astros'; e de dia
         As tendas, como mares, alvejavam;
         E um só audaz, que um basta, não tremia.

                  * * *

Do ibério chefe e o imperador andeano
         Amigas saudações, ricos presentes
         Foram trocados. Já o soberano
         Vem dos Andes descendo, aos ocidentes
Glório descer do abismo! Inti e seu filho,
         Viu-se na mesma estrada jornadeando,
         No último dia: e povo e deus, tal brilho
         Na terra, antes ninguém vira ostentando!
Raio seu, para o ocaso o seu império
         Glorioso o Sol levava entre esplendores:
         'Cadáver de ouro', que o etereal mistério
         Deixou destes crespúsculos-albores.

                  * * *  

Luzem os pavilhões d'íris de Quito:
         Dentre o exército e o Sol no firmamento,
         Vem solene Ataualpa, os olhos fitos,
         Qual setas, no espanhol acampamento.
Nada ele teme dentre seus guerreiros
         Veteranos, que o seguem, que o rodeiam;
         E dos céus sendo enviados estrangeiros
         Que no hóspede benvindo todos creiam!
Dupla amostra, de paz e de grandeza,
         Quer ele honrar o encontro que aliança
         Firma co'o branco, que há para defesa
         Raios, trovões, corcéis, espada e lança.
O hailhi triunfal canta a vanguarda,
         Querido ao povo, e que ressoa 'inferno'
         Ao pérfido que espreita-lhe a chegada
         E projeto infernal resolve interno.
O Inca vem pernoital' em (axamarca
         Entre amigos, na Casa-da-serpente
         (Fascinação eterna!) — ai do monarca!
         —Chegou. A praça entrou.- Oh! o imprudente
Bem via-se confiar em tanto raio
         Que as esmeraldas suas rutilavam!
         O sol, ao pôr-do-sol, (triste soslaio!)
         No áureo andor, que os mais nobres
         carregavam!
—Olha ao redor: se estão em seu domínio—
          'Onde estão'?
                            Religioso eis o vigário
         Vem caminhando. Atroz, encara o Andino.
         Fala em Cristo e apresenta o breviário ...
Nuvem que zomba dos destinos do astro!
         lnti, deixando o ocaso, o abandonou.
         De Natura o gemer fundo e desastro,
         Todo Tauantinsúiu penetrou.

                        * * *

Dos Andes sobre o trono de ouro calmas
         Vejo as sombras dos Incas, êneo o aspecto:
         Manco-Cápac o gênio-deus, co'as palmas
         Benfeitoras do Sol, que são-lhe o cetro.
Sinchi-Roca, depois, o que zeloso
         Firma as leis e em províncias esquartela
         Tauantinsúiu. O canho glorioso
         Lhoque-Iupânqui, é a terceira estrela.
Depois, é Maita-Cápac o benigno
         Vencedor, que perdoa, que socorre,
         O Apurímac vence e é já divino
         Que, praticando a caridade, morre.
O filho, honra do pai, o continua
         Capac-Iupânqui. E Inca-Roca a este
         Honra e abrilhanta a longa vida sua
         Co'as reformas. Do reino tão celeste,
Não digno é Iauar-Huácac indolente.
         Porém, quão digno o filho, esse fragueiro
         Huiracocha, pastor, herói, vidente,
         Que a conquista prediz pelo estrangeiro.
Titu-Manco-Pachacutec a essa hora
         Há a mais vasta coroa e é qual um deus
         Reversor do universo. Iupânqui o honra,
         Ainda a mais glória conduzindo os seus.
Honra-o, continuador, Tupac-Iupânqui.
         Qual o Primeiro é o último, Huaina eterno.
         —E Huáscar e Ataualpa e o jovem Manco,
         Que não honraram o coração paterno—
Por quê? Como predisse-o Huiracocha;
         E Huaina-Cápac o sentia, vendo
         Já do Desconhecido a grande tocha,
         Mas, outro o modo de acendê-la crendo.

                            * * *

Oh, debalde os filósofos meditam
         Na infância altiva de um país tão belo,
         Se os apóstolos bons, que o Deus imitam,
         Viessem - o amor viesse do Evangelho!
Tinha vindo Moisés, que Manco o fora,
         Faltando vir Jesus; veio Castela
         Em nome dele: e desta vez agora,
         Quem é a Vida, foi a morte. A estrela
Do Sol, —o amor e a luz da natureza, —
         E a inocência comendo em pratos de ouro
         ­Quanta miséria! O coração de um Guesa
         Encarnação de todos os tesouros,
De alegria, pureza, adolescência, —
         Era a of'renda dos céus! meiga virtude
         Do sacrifício de candor, e ciência

         De religião que ensina mansuetude!
         —Sacro fogo dos templos, apagaram;
         Sacras virgens do Sol, prostituíram;
         Aos santos sacerdotes, dispersaram
         Nas serras - deles a seus cães nutriram.

(De O Guesa)




Harpa XXXII

Dos rubros flancos do redondo oceano
Com suas asas de luz prendendo a terra
O sol eu vi nascer, jovem formoso
Desordenando pelos ombros de ouro
A perfumada luminosa coma,
Nas faces de um calor que amor acende 
Sorriso de coral deixava errante. 
Em torno de mim não tragas os teus raios, 
Suspende, sol de fogo! tu, que outrora 
Em cândidas canções eu te saudava 
Nesta hora d'esperança, ergue-te e passa 
Sem ouvir minha lira. Quando infante 
Nos pés do laranjal adormecido, 
Orvalhado das flores que choviam 
Cheirosas dentre o ramo e a bela fruta, 
Na terra de meus pais eu despertava,
Minhas irmãs sorrindo, e o canto e aromas, 
E o sussurrar da rúbida mangueira 
Eram teus raios que primeiro vinham 
Roçar-me as cordas do alaúde brando 
Nos meus joelhos tímidos vagindo.




Elogio do Alexandrino

Asclepiádeo verso: à evolução do poema 
Das sestas, cadenciar d'altas antigüidades, 
já porque bipartido em fúlgidas metades 
Reata em conjunção opostos de um dilema, 
E já por ser de gala a forma do matiz 
Heleno na escultura e lácio na linguagem 
Reacesda, de Alexandre, em fogos de Paris: 
Paris o tom da moda, o bom gosto, a roupagem; 
Que desperta aos tocsins, galo às estrelas d'alva, 
Que faz revoluções de Filadélfia às salvas 
E o verso-luz, fardeur das formas, de grandeza, 
o verso-formosura, adornos, lauta mesa 
Ond' tokay, champanh', flor, copos cristal-diamantes
Sobrelevam roast-beef e os queijos e o pudding. 
Porém, mens divinior, poesia é o férreo guante: 
Ao das delícias tempo, o fácil verso ovante, 
o verso cor de rosa, o de oiro, o de carmim, 
Dos raios que o astro veste em dia azul-celeste; 
E para os que têm fome e sede de justiça, 
O verso condor, chama, alárum, de carniça, 
D'harpas d'Ésquilus, de Hugo, a dor, a tempestade: 
Que, embora contra um deus "Figaro" impiedade 
Vesgo olhinho a piscar diga tambour-major, 
Restruge alto acordando os cândidos espíritos 
Às glórias do oceano e percutindo os gritos 
Réus. Ao belo trovoar do magno Trovador 
Ouve-se afinação no mundo brasileiro,
Acorde tão formoso, hodierno, hospitaleiro,
Flamívomo social, encantador. Fulgura
Luz de dia primeiro, a nota formosura,
Que ao jeová-grande-abrir faz novo Éden luzir.







JOSÉ MARÍA PINO SUÁREZ [16.618}

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José María Pino Suárez

José María Pino Suárez (Tenosique, Tabasco, 8 de septiembre de 1869 – Ciudad de México, 22 de febrero de 1913) fue un político, abogado, poeta, periodista y revolucionario mexicano que sirvió como el séptimo y último vicepresidente de México de 1911 hasta su asesinato en 1913, durante los eventos de la denominada decena trágica. Durante su trayectoria fue también secretario de justicia (1910) en el gabinete provisional de Francisco I. Madero, gobernador de Yucatán (1911), secretario de instrucción pública y bellas artes (1912-1913) y presidente del Senado (1911-1912). Como periodista, fue fundador y director de El Peninsular, y como poeta, fue autor de varias obras que se publicaron tanto en México como en Europa. En 1969, su viuda, María Cámara Vales, recibió la Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República, reconociendo el sacrificio de Pino Suárez por la democracia y la libertad en el país. Es conocido como el "Caballero de la Lealtad".

Fue hijo de el comerciante José María Pino, natural de Mérida Yucatán, y de Josefa Suárez. Sus abuelos paternos fueron José María Pino y Perfecta Salvatiel, mientras que sus abuelos maternos fueron José Eusebio Suárez y Baltasara Abreu. Su bisabuelo fue Pedro Sainz de Baranda y Borreiro. Poco después del nacimiento de José María murió su madre. Su padre, un ocupado hombre de negocios encargó su educación a un tutor privado. Al llegar Pino Suárez a la adolescencia, se decidió que realizara sus estudios en la ciudad de Mérida (Yucatán). Ahí ingresó al Colegio de San Ildefonso, una escuela jesuita que llevaba un plan de estudios basado en el del Liceo Francés. Al terminar sus estudios de preparatoria, entró a la Escuela de Jurisprudencia de Yucatán de la que se graduó el 12 de septiembre de 1894.

Al graduarse de abogado, se dedicó al ejercicio de su profesión. En 1896, recién casado, viajó a la Ciudad de México, donde asociándose con su tío, Joaquín Casasús, abrió un despacho de abogados. Dedicado a esto, y a su poesía, la cual nunca dejó de escribir en su tiempo libre.

En 1899 decidió regresar a Mérida para entrar en actividades comerciales con su suegro, Raymundo Cámara Luján.

Familia

Pino Suárez de una familia connotada en la península de Yucatán. Su bisabuelo fue Pedro Sainz de Baranda y Borreiro (1787-1845), un marino y político novohispano nacido en San Francisco de Campeche instruido en la Armada Española, que tomó parte, en su juventud en batalla de Trafalgar, sirviendo en el buque Santa Ana que peleó contra el buque insignia Británico del Almirante Cuthbert Collingwood, el HMS Royal Sovereign. Sainz de Baranda jugó un papel importante en la creación de la primera Marina del México independiente por lo cual algunos lo consideran el padre de la Armada Mexicana.

Hijos de Pedro Sainz de Baranda y por tanto tíos abuelos de José María Pino Suárez, fueron los campechanos, Joaquín Baranda y Pedro Baranda. El primero, abogado, político, escritor e historiador mexicano que sirvió como Secretario de Justicia e Instrucción Pública (1882-1901) del presidente Porfirio Díaz. El general Pedro Baranda y Quijano, fue diputado constituyente en 1857, e impulsó la creación de los estados de Campeche y Morelos, siendo el primer gobernador de este último.

También tío de Pino Suárez, fue el tabasqueño, Joaquín Casasús, abogado y economista, del Porfiriato, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua.

Pino Suárez se casó con María Cámara Vales, hija de Raymundo Cámara Luján quien pertenecíó a la denominada casta divina en el Yucatán decimonónico.

Vida política

Fue miembro del Partido Nacional Antirreeleccionista, y se unió a Francisco I. Madero al paso de éste por Yucatán haciendo campaña política. Pino Suárez organizó grupos leales en Tabasco y Yucatán. Además cuando Madero estuvo preso en San Luis Potosí, Pino Suárez le escribió regularmente informándole de los progresos revolucionarios en Yucatán y Tabasco.

Gobernador de Yucatán

Fue candidato al gobierno de Yucatán apoyado por el Partido Nacional Antirreeleccionista que representaba a la corriente maderista, contendiendo contra Delio Moreno Cantón y Enrique Muñoz Arístegui. Mediante un fraude electoral evidente, el triunfo fue otorgado a Muñoz Aristegui, condidato oficial del porfiriato, iniciándose casi de inmediato una persecución política artera en contra de los dos candidatos perdedores que los hace huir temporalmente del estado.

Cuando Madero se liberó de la prisión y asumió la presidencia provisional conforme al Plan de San Luis, nombró a Pino Suárez gobernador de Yucatán, desempeñándose como tal del 5 de junio al 8 de agosto de 1911. Después al constituirse el gabinete en Ciudad Juárez, Madero nombró a Pino Suárez secretario de justicia, cargo que desempeñó de septiembre hasta el día 13 de noviembre de 1911.

En ese año se convocó a nuevas elecciones en Yucatán y en el mes septiembre volvieron a realizarse. Ya con Madero a punto de asumir la presidencia de México, decidieron presentarse nuevamente a la lisa electoral los candidatos perdedores de la contienda anterior: Delio Moreno y Pino Suárez. Todo parecía indicar que Delio Moreno sería el ganador por su abrumadora popularidad, el triunfo favoreció a José María Pino Suárez,. quien asumió la gubernatura Constitucional de Yucatán el 17 de octubre de 1911.

Vice-Presidente de México

Poco tiempo después, el 15 de noviembre de 1911, Pino Suárez pidió licencia indefinida para asumir el cargo de vicepresidente para el que había sido electo, acudiendo al llamado que meses más tarde le costaría la vida. A su cargo de vicepresidente se sumó después el de Secretario de Justicia y Bellas Artes. En Yucatán, mientras tanto, el Congreso estatal designó como gobernador a Nicolás Cámara Vales, cuñado de Pino Suárez, contra quien Delio Moreno se rebeló el mismo año de 1911, iniciando un movimiento infructuoso desde la población de Opichén.

Al instalarse el nuevo gobierno federal en México, los enemigos políticos de Madero hicieron imposible su gobierno y, mediante diversas maniobras, forzaron a los recién electos a renunciar a sus respectivos cargos el día 9 de febrero de 1913, durante la revuelta conocida como la Decena Trágica.

Fallecimiento

Leal a Madero, Pino Suárez murió junto a él y por la misma causa. El día 22 de febrero de 1913, ambos fueron asesinados arteramente cerca de la penitenciaría de la Ciudad de México, donde se les trasladaba con ese propósito premeditado. Los acontecimientos de la Decena Trágica fueron encabezados por Bernardo Reyes, Félix Díaz y Victoriano Huerta. Cuando se conoció el asesinato del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, se originó en el resto del país una unificación de criterios contra el general Victoriano Huerta y sus secuaces, habiendo levantamientos armados contra las tropas del gobierno federal.

Los restos mortales de Pino Suárez fueron trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres en noviembre de 1986.

Obra poética

En el campo de las letras en el que también destacó, Pino Suárez fue autor de Melancolías 1896 y de Procelarias 1903. Escribió el prólogo de Memorias de un alférez, obra de Eligio Ancona, en 1904.

Reconocimientos

En 1915 por decreto del H. Congreso del Estado de Tabasco, Tenosique, la ciudad natal de José María Pino Suárez, fue elevada a la categoría de ciudad con el nombre de Tenosique de Pino Suárez en honor al gran político tabasqueño, y a la entrada de la ciudad, fue colocada una estatua en su memoria.

En la Capital del Estado de Tabasco, Villahermosa, hay una estatua de José María Pino Suárez, con la leyenda:"El Pueblo de Tabasco al Caballero de la Lealtad". Está situada en el anexo de la Plaza de Armas frente al malecón de la ciudad. Igualmente una de las principales avenidas del centro de la ciudad y de muchas ciudades tabasqueñas llevan su nombre, el cual también está escrito en letras de oro en el Salón de Sesiones del H. Congreso de Tabasco.

En la Ciudad de México una de las principales calles del centro de la ciudad, así como una de las más importantes estaciones del Sistema de Transporte Colectivo (METRO) llevan su nombre.


Esperanza

Cuántas veces en medio del camino
sin flores y sin luz de la existencia,
bajo el peso fatal de mi sentencia
me detengo cual triste peregrino.

Cansado de sufrir, la frente inclino
e implorando del cielo la clemencia,
pido un ángel bendito de inocencia
que me ayude a luchar con el destino.

Mas vano ha sido mi constante anhelo;
en el mar de mi vida no hay bonanza,
y si angustiado me dirijo al cielo,

mi suspiro se pierde en lontananza;
sólo guardo en tan hondo desconsuelo
en lo íntimo del alma una esperanza…

Mérida, 1891




Usumacinta

Besando pasa la risueña falda
de mi pueblo tranquilo y venturoso,
y deslízase luego, voluptuoso,
por inmensas llanuras de esmeralda.

Sus márgenes adornan en guirnalda
flores mil que fecunda allí el coloso,
copiando en sus cristales, majestuoso,
los colores, azul, violeta y gualda.

El sauce que se inclina en la ribera
préstale sombra grata en el estío,
y el camalote y la gentil palmera
dulces rumores a mi undoso río…

¡Quiera el cielo propicio, cuando muera,
bañen sus aguas el sepulcro mío!...




Alma de lucha

Combatir contra todos los tiranos
y contra toda imposición injusta;
defender la Verdad santa y augusta
y de la Patria sus fueros soberanos.

Sólo a hombres libres extender la mano;
a los serviles, descargar la fusta
de nuestra frase señorial y adusta
con valor y civismo catonianos.

Contra el Error y la Injusticia alertas,
montar la guardia austera y formidable
del Honor y el Deber ante las puertas.

Y en el suplicio siempre inacabable
de Tántalo infeliz, dejar abiertas
nuestras alas que van a lo insondable.




Poema que le dedicó a don Porfirio y que, según decía, lo motivó a participar en la lucha antirreeleccionista


Vilipendiaste de la Patria el nombre
y Padre de la Patria te proclamas.
Hollaste la República y te llamas
héroe y Caudillo de inmortal renombre.

No hay proditorio crimen que te asombre
si al Poder en sus hombros te encaramas.
Y cuando el nombre de justicia infamas
te das de justiciero el sobrenombre.
Y todo gime a tu Poder opreso
y cede ante tu afán homicida.

Más de tu oprobio y baldón el peso
morir no puede el pensamiento humano
que al firmar tu registro de partida
con tinta roja escribirá: ¡Tirano!





José María Pino Suárez, la errada lealtad

Por Javier Lara Bayón

Dos días antes de su asesinato el 22 de febrero de 1913, prisionero ya por los golpistas e intuyendo el desenlace fatal, el depuesto vicepresidente José María Pino Suárez se lamentó con uno de los pocos testigos de aquellas horas de agonía, el embajador de Cuba, Manuel Márquez Sterling:

Qué les he hecho para que intenten matarme? La política sólo me ha proporcionado angustias, dolores, decepciones. Y créame usted que sólo he querido hacer el bien. La política al uso es odio, intriga, falsía, lucro. Podemos decir, por tanto, el señor Madero y yo, que no hemos hecho política, para los que así la practican. Respetar la vida y el sentir de los ciudadanos, cumplir leyes y exaltar la democracia en bancarrota, ¿es justo que conciten enemiga tan ciega, y que, por eso, lleven al cadalso a dos hombres honrados que no odiaron, que no intrigaron, que no engañaron, que no lucraron?

Así, al final de su vida, después de haber presidido el Club Antireeleccionista de Mérida, participar en las dos campañas de Madero por la presidencia, formar parte de su gabinete provisional durante la Revolución, ganar la gubernatura de Yucatán y a quince meses de ocupar la vicepresidencia, en la lamentación de Pino Suárez se atisbaba una verdad paradójica: él no era ciertamente un político.

¿Quién era entonces Pino Suárez? Distinguido por la historia de bronce con el mote de “caballero de la lealtad”, su vida guarda algunas sorpresas y más de un misterio. Uno de ellos, cómo este “hombre sin tacha”, “firme, inteligente, modesto”, como lo llamó Vasconcelos, consiguió despertar en Madero un sentimiento de amistad tan profundo que no dudó en acompañarse de él en su breve gobierno, pese a la oposición de muchos de sus partidarios y las acusaciones de sus enemigos.

La lealtad de Pino Suárez hasta el final, su renuencia a escapar cuando pudo hacerlo por no abandonar al presidente tras el golpe de estado de Huerta, demuestran que Madero no se equivocó al escogerlo como amigo, pero tal vez sí al hacerlo vicepresidente. No debe soslayarse que con ese cargo, en el que recaería el Poder Ejecutivo en ausencia del presidente constitucional y estando bajo la amenaza de un golpe de Estado, la lealtad de Pino desacertó: no se debía a Madero, la persona, sino a las instituciones democráticas que ambos se habían esforzado por construir. Su prioridad debió haber sido la supervivencia del poder que representaba. Eso habría hecho un político, un estadista. Pino era un poeta.

Nacido tabasqueño en 1869 casi por accidente –su familia se contaba entre las más notables de Mérida y era bisnieto del padre de la armada mexicana, Pedro Sáinz de Baranda– José María Pino Suárez abandonó su Tenosique natal a los diez años para estudiar primero en el puerto de Progreso y más tarde en la capital de Yucatán. Ahí obtuvo el título de licenciado en Derecho en 1894. Dos años después contrajo matrimonio con María Cámara Vales, de una conocida familia de propietarios de haciendas en el estado.

Al tiempo que desarrollaba su carrera como abogado postulante en Mérida, Pino Suárez comenzó a ganar cierta fama local como escritor. Componía sobre todo poemas que aparecieron en publicaciones como La Revista de Mérida y el semanario Pimienta y Mostaza. Sus obras eran pequeñas creaciones de un tardío romanticismo (de ninguna manera modernistas como han querido ver algunos biógrafos), sonetos muchas de ellas, que muestra la innegable influencia en formas, lenguaje y vocabulario de la poesía lírica de Gustavo Adolfo Bécquer. Dos volúmenes publicados en vida recogen la mayor parte de ellas: Melancolías (1896) y Procelarias (1908). Por más que no fueran obras de gran aliento, José María nunca dejaría de sentirse y saberse poeta; la vocación no es necesariamente genio.

El interés literario de José María se orientó también hacia el periodismo. Asociado con su suegro en ciertos negocios, en 1904 consiguió de él los 80 mil pesos necesarios para adquirir una imprenta y fundar el periódico El Peninsular. Este diario vespertino se destacó –curiosamente– por su servicio de noticias nacionales e internacionales, como fue su reseña de la guerra ruso-japonesa. Durante su primer año de circulación el periódico ganó bastantes lectores y anunciantes importantes. Sin embargo, las denuncias del sistema de explotación de los peones en algunas haciendas henequeneras que aparecieron a partir de febrero de 1905 provocaron el enojo de los propietarios, quienes presionaron para quitarle anuncios y suscriptores hasta el punto de amenazar su estabilidad. En sus esfuerzos por mantener el diario y defender la libertad de expresión frente a dichas presiones, Pino Suárez participó en agosto de ese año en la fundación de la “Asociación de la Prensa Yucateca”, de la que fue vicepresidente. Parece haber sido entonces cuando, al calor de la defensa de su diario, creyó vislumbrar su vocación política. Al cabo, Pino Suárez tuvo que deshacerse de la empresa para evitar que quebrara, vendiéndola a su cuñado Alfredo Cámara Vales.

El llamado a la política no fue entonces suficientemente fuerte. Entre 1906 y 1909, por el contrario, Pino se marginó voluntariamente de la vida pública, retirándose incluso físicamente a la hacienda azucarera de Polyuc. Lo que nunca abandonó fueron “sus apasionamientos literarios” que desarrollaba sin “menoscabo  de su reputación como hombre de negocios”, como escribió en el prólogo de Procelarias su gran amigo Ignacio Ancona Horruytiner, jefe de redacción de El Peninsular. Es más, para Ancona “el Pino íntimo” era “el de los versos”. Significativamente, a esa intimidad no permitía el poeta que llegara lo que en unos años acabaría por arrastrarlo en su torrente: “no resuenan en sus poesías los trágicos acentos de la vida contemporánea… no llegan los clamores del obrero ni la rebelión en que estallan las multitudes oprimidas”, observaba, no sin cierto reproche, el propio Ancona.

En junio de 1909, Francisco I. Madero inició en Veracruz su primera gira política en busca de la presidencia que habría disputar con Porfirio Díaz. Alentado por el gran recibimiento decidió continuar hacia Yucatán, pero al llegar al puerto de Progreso le esperaban apenas seis personas. Una de ellas es Delio Moreno Cantón, candidato a la gubernatura por el Centro Electoral Independiente. Otra el propio Pino Suárez, hasta entonces prácticamente retirado, como ya se dijo, de la vida pública, pero que había recibido con entusiasmo la publicación del libro  de Madero, La sucesión presidencial en 1910. La decepción de Madero por la poca asistencia fue pasajera, no sólo porque al llegar a Mérida una gran multitud lo aclamó, sino por el encuentro con Pino, a partir de entonces un verdadero amigo. Misteriosamente, o quizá lógicamente, el espiritista había congeniado con el poeta.

José María aceptó esta vez la llamada a la política que le hizo Madero en su libro y en persona. Fundó y presidió en Mérida el Club Antireeleccionista, que apoyó a Delio Moreno Cantón como candidato a la gubernatura para las elecciones de 1909. Los comicios resultaron, sin embargo, tan fraudulentos como serían los federales de 1910 en los que compitió Madero contra Porfirio Díaz y resulto vencedor Enrique Muñoz Aristegui. Mientras el “morenismo” era reprimido por el nuevo gobernador y pasaba a la clandestinidad, Pino Suárez se refugiaba en Tabasco, Estados Unidos y la ciudad de México, y estrechaba su relación con Gustavo Madero.  Cuando estalló la Revolución de noviembre de 1910, se exilió a Belice y Guatemala. Regresó para estar presente en la firma de los Tratados de Ciudad Juárez.







La otra viuda: María Cámara de Pino Suárez

Por: Norma Barrera

“Vuele a ti mi más alto pensamiento,/ llegue hasta ti mi trova más sentida,/ a ti, el único aliento de mi vida,/ a ti, de mi ilusión primer aliento”. Maruca fue la musa que inspiró la sensible y romántica pluma del abogado tabasqueño José María Pino Suárez para escribir este verso. Ella fue María Casimira Cámara Vales a quien le toco vivir la revolución mexicana muy de cerca y aunque no figuró entre el género femenino que participó como periodista denunciando el régimen de Porfirio Díaz como Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, o como Dolores Jiménez, fundadora de un club antirreeleccionista, doña Maruca fue cálido y fuerte apoyo de su esposo Pepe, el vicepresidente Pino Suárez que murió asesinado junto con Madero la noche del 22 de febrero de 1913.

Maruca y Pepe compartieron 17 años de vida matrimonial de cuya unión nacieron 6 hijos. Ella nació en la blanca Mérida un 4 de marzo de 1877, formaba parte de un grupo de 14 hermanos, entre los cuales destacaba Nicolás, quien luego de estudiar medicina en Alemania, estableció en Yucatán el primer consultorio para niños y a fines de diciembre de 1911 alcanzó la gubernatura de su estado.

Maruca contaba con 16 años cuando llegó la temporada de carnaval en Mérida y ahí conoció a don José María Pino Suárez. El noviazgo duro tres años que fueron acompañados por las serenatas y poemas que el joven enamorado le escribía y dedicaba a su tierna novia. La tan ansiada unión matrimonial se hizo realidad un 19 de marzo de 1896. Los primeros años de la joven pareja fueron tranquilos pero terminaron cuando Pino Suárez comenzó a ser perseguido por la policía porfirista y tuvo que huir en varias ocasiones porque además de utilizar la pluma para escribir románticos versos, también la empleó para denunciar, en su periódico El Peninsular, las injusticias que se cometían en las haciendas henequeneras yucatecas.

A partir de entonces, la suerte del matrimonio estuvo atada a los avatares de la política. En 1909 Francisco I. Madero visitó Mérida y Pino Suárez se sumó al antirreeleccionismo. Su férrea oposición al régimen local y federal lo obligó a dejar Yucatán para refugiarse en Tabasco a donde le siguió su fiel esposa. Perseguido por los esbirros de la dictadura, Pino Suárez y su esposa continuaron su peregrinar: marcharon a Guatemala y de ahí a Belice donde se embarcaron hacia los Estados Unidos para unirse a Madero. Cuando la revolución maderista triunfó doña Maruca, sus hijos y su esposo se reunieron en Yucatán y más tarde, en noviembre de 1911, se trasladaron a la ciudad de México para que Pino Suárez asumiera el cargo de vicepresidente de la República.

Por algunos meses volvió la calma a la vida familiar de doña Maruca, pero pronto se vio interrumpida cuando en febrero de 1913, en plena capital de la república, estalló la Decena Trágica. Pino Suárez decidió permanecer al lado del presidente Madero hasta el último momento y no prestó oídos a las súplicas de su angustiada esposa que le pidió que huyeran. La última vez que doña Maruca vio y habló con su esposo fue el 20 de febrero cuando ya estaba preso en la intendencia Palacio Nacional junto con Madero. Un día antes, ambos hombres habían renunciado a la presidencia y vicepresidencia del país.

Con gran preocupación y asolada por terribles dudas sobre el futuro de Pino Suárez, doña Maruca intentó verlo de nuevo pero ya no fue posible. Sin embargo, una luz de esperanza se abrió para ella cuando se difundió la versión de que su esposo y el depuesto presidente Madero serían llevados a Cuba. Sin pensarlo dos veces, doña Maruca tomó a sus hijos y se fue a la estación del ferrocarril para esperar la llegada de su compañero caído en desgracia. Las familias Madero y Pino Suárez esperaron en vano dos noches enteras. En la mañana del 23 de febrero, doña Maruca se enteró que su esposo había sido brutalmente asesinado por órdenes de Victoriano Huerta.

La violencia de la contrarrevolución dejó viuda a doña Maruca y huérfanos a 6 hijos entre los que estaba una pequeñita de escasos tres meses de vida. Tan grande fue el dolor de la mujer que no tuvo fuerzas para asistir al entierro. El penoso momento lo presenció su hijo Alfredo, de tan sólo 14 años de edad. La viuda de Pino Suárez quedó sola y en la ruina pues tuvo que regresar la casa, el automóvil, los muebles y dos vestidos de su hija María que le acababan de entregar. Sin ningún motivo que los atara a la ciudad de México, doña Maruca y sus hijos regresaron a Yucatán. Con el tiempo logró sobreponerse a la tragedia y dedicó el resto de su vida a sacar adelante a su familia. Cuando Venustiano Carranza llegó al poder se preocupó por las viudas de la revolución y doña Maruca recibió una pensión de 700 pesos. El 7 de octubre de 1969, a la edad de 92 años, doña María Cámara Vales viuda de Pino Suárez recibió la Medalla Belisario Domínguez.








CLAUDIA NOGUERA PENSO [16.619]

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Claudia Noguera Penso 

Caracas (Venezuela), 1963.
Formó parte de los Talleres de poesía con Armando Rojas Guardia y Rafael Castillo Zapata; crónica con Rafael Osio Cabrices, narrativa y periodismo con Milagros Socorro. Ha publicado Nada que ver (1986), Ultimo trecho (1998), El viaje (2001). Caracas mortal fue expuesto en una instalación gráfica en la Galería Hotel Paseo Las Mercedes, (2009). Sus poemas están en las antologías Voces nuevas Celarg,1991; La Maja desnuda XII Aniversario, 2002; 102 poetas Jamming Oscar Todtmann Editores, 2014; Fervor de Caracas. Una antología literaria, Fundavas Ediciones, 2015. Poemas, crónicas, entrevistas y traducciones han sido publicadas en periódicos, revistas y portales. Fundó, en 1996, la Editorial Cincuenta de Cincuenta. Su libro Ultimo Intento obtuvo Mención honorífica en la VII Bienal Literaria Ateneo de Calabozo “Francisco Lazo Martí” (1997).




Hay mucho de melancolía en los recuerdos
fui, era, estuve
¿en dónde?

ahora después de tantos días
los recuerdos se quedan escondidos
en un recodo, en esa esquina,
la que recibe los desechos y el polvo.
Y mi sueño sólo sabe disiparse como que huyera
feroz y contento
a ese espacio
en donde es tan fácil el olvido.





Hay mucho de nostalgia en la memoria
mucho empeño por la oscuridad
demasiado dolor por los instantes
buenos o malos.
Insistimos tanto como los años
hurgamos sin compasión o cuidado.
Para sentirnos de nuevo el corazón.





Hay mucho de horror en el olvido
en esa insistencia
de protegernos la piel
por vaciarnos y volvernos a llenar
con lo feliz que fuimos algún día.
Ese recuerdo vago
condenado a no volver
porque pena en el desacierto.
Porqué erró el blanco.
Cúal blanco.







Venimos de tan lejos
para encontrarnos aquí.
Yo venía de detenerme
de espaciar latidos
para volverlos lejanos, inofensivos
quedarme sentada en lo olvidado
con el corazón detrás de la ventana,
duro, de pura piedra.
Yo quería salvarme y arder
le puse tu nombre.

Te llamaba desde siempre
y escuchaste.







Me siento a escribir
y no me responde el vacío
me hurgo el lado que duele
y huye.
No hay mal presentimiento, ni irse.
Le espanta que remonte la ternura.
Y que siempre piense en ti.






Te abrazo, desdibujo, convierto,
te armo, te desarmo, te rearmo, te amo
te miro, de frente, de reojo, de lado
te vuelvo a mirar.
Me asusto, huyo, corro, escapo
vuelvo
a tu abismo
tropiezo
caigo
suave.
Dulcemente






Mi soledad no se parece a la de nadie
no a la de mi perro que descansa
a mi lado
ensimismado
como un caracól
Mientras la gata.
observa a través de la ventana
un paisaje libre que no conoce.
Voltea y me mira
se siente sola.
La nostalgia la abraza
y nos hunde.

Del libro: Bajo infinito




Los poemas aquí presentados son de su libro Caracas mortal, publicado en 2015 por Oscar Todtmann Editores.

Sobre este libro, Héctor Torres escribe:

«Las ciudades propician ritos para hacernos sentir que nos entendemos con ellas, siquiera de forma ilusoria. Dicen que nombrar es poseer. Tras una búsqueda, no ya de poseer, sino acaso de asirse, Claudia Noguera Penso nos sumerge en esta bitácora de un viaje errante por su Caracas íntima, un mapa bosquejado por unas coordenadas escritas por el miedo, el desconcierto, la sorpresa, el anhelo, la rabia, el recuerdo, el desamor y la nostalgia, que es una forma lánguida del despecho.

Los textos que componen Caracas mortal conforman un catálogo de postales que atizan sus opuestos como un método de sobrevivencia. Irnos para encontrarnos. Quedarnos y aún así perdernos. Una ciudad donde el amor siempre parece huir para mantenernos despiertos. Este compendio de las ciudades que viven dentro de la Caracas de Claudia Noguera Penso, afronta el camino con los ojos abiertos, como su último y más sagrado privilegio».





Por más golpes que recibe esta ciudad no cae, ni se derrota, siempre se levanta. No sabemos cómo, en las noches se nos tiende compasiva, en paz, con la libertad de reconstruirse a si misma, tapando sus heridas, dejándose ver limpia y justa menos mortal.

Yo trato de mirar entre tanta bruma, en tan poca distancia. Mis pulmones se llenan de palabras inciertas, mis manos contienen tu rostro y siento como si la ciudad me hubiera atrapado en su desasosiego, abandonándome a la suerte, perdida en las ganas, en la oscuridad de la miseria (de la tuya o de la mía).


=


En medio de la ciudad respiro profundamente, hundo mi existencia, acabo con las horas de tedio.
La ciudad engulle y vomita su cotidianidad para que vayamos acostumbrándonos a lo que viene, sólo espero en el fondo en donde estoy un ademán que me salve del pantano que me está comiendo los pies.

El ruido de tu voz me arrastra mientras espero que me devuelva esa palabra, la que indefectiblemente me mantiene girando en tu centro.


=


Así que podría irme, amanecer en otra ciudad, creer que respiro otro aire, cambiar de atuendo, gustos, colores y palabras, variar las salidas, pasar desapercibida, leer de otros muertos, que me importen menos, de otras guerras y atrocidades. Cambiar los hábitos, beber otra marca, comer con menos especias, no caminar y no leer el periódico. Las ciudades me llaman, me susurran vida nueva y otras delicias, a veces siento el gusto de la distancia y del extranjero en mi lengua, pero esas ciudades no nos contienen, ni conocen, no saben quienes somos.
Esa indiferencia me retorna a mi eje.

Me levanto en la mañana y el vaso donde te bebo, aun continua lleno.


=


A veces cuesta levantarse en esta ciudad. Salir por cualquier puerta o resquicio puede significar el camino a la muerte, bajo el brazo inclemente de la miseria o simplemente del aburrimiento.
Pero también la ciudad puede ser amable y tierna, porque sé, con certeza, que estarás allí, ese espacio que ocupas me devuelve la calma y me prepara el camino para otros días de ausencia.
Así es esta ciudad, vive su vida, tuerce voluntades, nos atornilla a su destino. La contemplo y me doy cuenta que no tengo adonde ir, Caracas nunca pierde, no deja de latir (aun cuando tenga el pecho abierto y se esté desangrando).
En ocasiones cuando te vas siento que caigo, pero la ciudad me recuerda que estamos hechos a su imagen y semejanza.


=


Ayer rodé por la ciudad, se sentía el olor a piña, lechoza, mango, guayaba.
A verdura fresca.
A sol y verdes de todos los tonos.

Esta ciudad, inevitablemente nos abraza y anuda.
Ejerce su derecho de pertenencia.












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FABIÁN GUERRERO OBANDO [16.620]

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FABIÁN GUERRERO OBANDO

Fabián Guerrero Obando nació en Quito, Ecuador en 1959. Es poeta, escritor y doctor en Jurisprudencia por la Universidad Central del Ecuador. Profesor Universitario. Ensayos suyos han aparecido en diversas revistas nacionales e internacionales. Ha publicado las obras Olor a Tierra, 1979; Me separo me persigo, 1995; Facticio ficticio, 1998; Nexos casuales, 2001; El Viaje, 2003,las partes, 2006; y Zanja en 2009. Ha sido invitado a varios encuentros de escritores y poetas, dentro y fuera del Ecuador. Consta en antologías nacionales y extranjeras. Representante Internacional de la Casa del Poeta Peruano con sede en Quito. Fue presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Escritores (SEDE). Parte de su poesía ha sido traducida al inglés y al alemán. Profesor universitario, imparte asignaturas relativas a literatura, crítica de las manifestaciones culturales, arte y pensamiento del siglo XX, redacción y estilo, lenguaje y expresión y en materia jurídica derecho penal, derecho procesal penal entre otras.   http://guerreroobando.blogspot.com.es/




Me pienso como un perro mascando su tragedia
crepuscular y mal oliente fuego contra las visiones.
¿Y la puerta que raspaba?
¿la puerta que raspaba?

Facticio Ficticio (1998)





En medio de cristales rotos
silenciosos
imprime la marca de sus húmedos dedos.
Es su albergue,
su lugar de espera.

Nexos casuales (2001)





No hay sino cuerpo solo.
Lo que existe es cuerpo solo.
El resto es un violentarse de ácaros,
larvas.
Y el tiempo cava,
se vuelve hueco solo, sombra de su leve voz.
¿Canto o agonía?

El viaje (2003)





La lluvia es todo lo que queda del invierno.
Plomo,
limo.
Y unos hilos rotos cercando la zona.
Amanece, manuscribo. Emparedo el amor.

El viaje (2003)





Algo se desplaza entre sus dedos índices.
Aquellos espejos repitiéndole esos túmulos.
Y unas cartas
y un tendón
y una flor.
Y estas pápulas encalleciéndonos a todos el corazón.

Las Partes (2006)





Empieza a anochecer
y solo escucho ese mismo suspiro devoto
y alguna risa infantil.
Quiero imaginar a Laura y Efraín, mis padres,
tomados de las manos, sin un pliegue,
abriéndolas, cerrándolas;
mirándose de pronto
en la solidez de sus carnes.
Mucho antes de este hombre a medio podrir.
En la embotellada música de la felicidad.

Las Partes (2006)





Salgo a la calle oscura.
Él, que ya ha muerto está ahí de pie.
Una rata le lame la pierna,
el pecho,
la cara.
La cara es la mía.
Mis ojos en aquella cara.
Y su repentina acometida.

Las Partes (2006)





Este ojo, tuerto…
Ahora está cambiando esto de aquí…
Esta parte la veo más de cerca.
Otro ojo…
Estas rayas, parecen pelos,
o dos dedos… unos dedos.
Ya no veo más.

Las Partes (2006)





Tengo un gusano en la sien izquierda.
Y en cada ojo
Y en la garganta…
En la urna pélvica lo oigo gorgotear.
Hace su ronda en el ducto biliar
Y en el sexo.
Veo al gusano en lo que orino
Y lo huelo.
Ese gusano es ese gusano
Y no algo…
Una palabra
Las verdes redes
O el insomnio del viudo.
¿Podré alcanzarlo?
Vuelve la cabeza para asegurarse de su trance
Y en su pelo casi blanco de acordarse
Se reconoce cierta felicidad.

Zanja (2009)





No la veo, no encuentro sus ojos en el aire.
Nada que se le parezca
Ni a sus pies descalzos.
Me seguían.
Seguí la rasgadura de orquídeas
Que anunciaban su viaje.
Círculo donde se estacionan la vida y la muerte.
Redonda, amarilla, de madera…
Sigilo de madera que la lleva dentro
Haciéndose
Y tiempos…
Rezar,
Mientras su sombra se hace noche.
Mundo perdido en el vientre de un animal perdido.
Seguía, seguí…
Solo que llegamos tarde
Y una voz nos raya sobre la lápida nocturna.

Zanja (2009)





No son pasos,
Sino palomas defecando en el templo muerto.
Lo que oye es la voz polvorienta
De esa campana impuesta.
Es el ruido sucio y oscuro de la lluvia
En su encéfalo minúsculo.
No es la simple flor de salvia,
Sino el sordo álamo blanco
De la muerte,
Posándose.

Zanja (2009)





Limpia la piel de la mujer.
Esa área debilitada.
Protuberante.
La pared de la arteria.
El cerebro.
El vaso sanguíneo que no abastece más.
Y el juego amoroso de la sangre.
Afuera no sangra. La sangre es el límite.
Dice sinapsis y ningún cuerpo se mantiene
Unido. Menos el de la mujer.
Más que piadosas. Dulces. Las sinapsis
Rompen. Y entonces sangran.
En ese algo de llamada.

Zanja (2009)





Precisa apoyar la cabeza en la almohada.
Intenta movimientos de vaivén
Como de negación
y luego de afirmación,
Hasta conseguirlo.
Cabezazos sobre el centro de la almohada,
Pero no lo cree.
No es el centro de la almohada, dice.
Está a solas con la noche, que no cesa.
El hombre se levanta y reinicia la serie.
Al final de la noche, aún es la noche…
En trozos
En pedazos
En pólipos.

Zanja (2009)





DAVID WILLIAM FELIPE BATA [16.621]

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David William Felipe Bata

(Santo Domingo, República Dominicana 11.03.1981) Empecé a escribir poemas a la edad de 15 años, influenciado por varios libros de la biblioteca de mi padre, como La Divina Comedia y el Fausto. También el Rock en español y mi interés en escribir canciones. Solo en una ocasión participé en un concurso de poesía y por suerte no gané. Antes no tuve interés de publicar ningún libro de poesía por el poco apoyo y falta de oportunidades que reciben los poetas, pero visitaba las reuniones del movimiento erranticista en la Zona Colonial a compartir, y declamar poemas.  Ya en la actualidad, (2015) estoy trabajando para publicar mi primer libro de poesía con la editorial independiente del poeta dominicano Glaem Parls. De este libro llamado "botones por ojos" les comparto estos poemas. 


Fue la piedra:

Son inmensas las alas de las piedras
Es tan veloz y destructor 
El vuelo de las piedras 
Ellas son tan agradables a la vista 
Y tan despiadadas con el tacto.

Las piedras rompen cabezas 
Las piedras destrozan ventanas 
Las piedras destruyen costillas 
Las piedras desgranan piedras 
Se multiplican y quedan tan intactas.

Cuando atacan las piedras 
Se debe actuar 
Como por supervivencia 
Sacrificar la mano en protección de un ojo 
Saltar por el puente 
Para resguardar la vida 
Rápidamente ponerse de espaldas 
O cruzar las piernas.

He llegado a la conclusión
De que las piedras ya no son cálidas
En vez de corazón poseen un músculo diminuto de piedra.

Hasta la piedra inmóvil
Con la que se tropieza 
Si tuvo un mal día
un dedo o el pie te quiebra.

Que la diosa nos libre de una avalancha de piedras. 
-Amén.

No fue David el asesino de Goliath.
-Fue la piedra
Quien consumió la vitalidad de la sangre sacrificada a los orishas?
-Fue la piedra 
Quien encerró a los amigos de Krishna en la cueva no fue el demonio.
-Fue la piedra
El impostor que tomo la forma de Buda, quien fue? 
-Fue la piedra
Quien robó en pleno vuelo las oraciones de los musulmanes?
-Fue la piedra
Quien se escondió en el arroz y casi te parte un diente? 
-Fue la piedra...
así que, 
queridos hermanos y hermanos 
Con los ojos bien abiertos 
que si algo llega a pasarles, sepan que...
-Fue la piedra.



Tengo dos amigos:

Tengo dos amigos imaginarios 
En la soledad suelen visitarme 
Me piden buscar papel y lápiz
Para anotar lo que me dictaran.

Uno teje ideas en mi mente
El otro siembra dudas en el corazón 
Uno me habla al oído
el otro se burla a mi espaldas
Causando olvido y desesperación.

Dos seres bien distintos 
Los mellizos de la inspiración
Alados seres invisibles 
Son creatividad, también temor.

Caótica paz inundan el ser 
Debo anotar antes de olvidar
Continuar disparando palabras 
E ignorar los pellizcos 
También las carcajadas
De lo contrario nada se escribirá.

Tengo dos amigos imaginarios 
No tienen formas ni rostros 
Hablan a través del silencio 
Prometiendo la vergüenza e inmortalidad de mis versos...
Mas allá del lecho eterno.




Robado descanso:

De langostas se levantó un huracán
Desde el submundo de mi almohada;
Me atacaron y elevaron y dejaron caer con fuerza hacia el suelo
Rompiéndose como cristales los huesos.

Luego de su malévolo acto
Se adentraron por el mismo ombligo de plumas del que salieron
Dejando toda la habitación arruinada en llanto moribundo desértico y salado.

Recogí la almohada, buscando la plaga que consumió mis campos de tranquilidad y arrasaron cruelmente la calmada corriente de mi pensamiento. 
pero solo ilógica curiosidad y vacío encontré debajo.

Volví a recostarme dolido para descansar del ataque y recuperarme...
Y escuché nuevamente sus parpadeos 
Como el beso de la lluvia al techo de zinc. 
Me sacudí bruscamente, di un salto de la cama al suelo y despierto una vez mas descubrí
Que fueron tan solo tres benditas y molestas moscas (hijas de Belcebú), las presentes, 
quienes me infringieron este tormento 
Desde la realidad al sueño...
Tengo un mata moscas
Especialmente para este caso...
Electrocutare al huracán y buscare nuevamente el robado descanso.





Los Hijos:

Los hijos llegan 
Sin garantía
Sin control remoto 
Sin manual de instrucciones
Y muchas veces sin aviso.

Nos dan fuerzas para luchar
Son el corazón de nuestras almas
El regalo que el cielo nos envió
Son el universo donde gira nuestro ser.

A veces son medios sordos 
A veces sordos completamente 
El silencio en el hogar 
Reaparece solo cuando cansados están y cuando duermen. Hacen con mucho orgullo todo lo que se prohíbe hacer, mayormente por su propio bien, y ni con golpes aprenden, necesitan su tiempo para comprender.

Se suben a la mesa como locos descontrolados sin importar que provoquen en los padres
Un paro cardíaco. 
Suben donde sus fuerzas se lo permitan sin temor a la gravedad.
Saltan en el sofá
Saltan en la cama 
Corren, gritan, chillan, pelean, rompen, juegan, comen, duermen, besan, se desnudan, orinan, acarician, defecan, dan golpes, ríen, se burlan, y mas y mas y, más...mmm...tan pequeños y cada día como que nuevas baterías bien cargadas tienen.

Cuando se llega a la casa se desea un momento de silencio en medio del alboroto 
Pero cuando se llega y el silencio reina se extraña ese caos que enloquece a cualquiera.

De pequeños, el problema es pequeño,
Van creciendo y el problema como su sombra también.

Siempre serán ante nuestros ojos como miniaturas recién llegadas, aunque ya estén con canas y barba y/o cubiertos de arrugas.

Sin ellos, después de tenerlos, no somos nada.

Qué hermoso es verlos dejar el nido y recuperar un poco de tranquilidad.




Dejaré:

Dejaré de ir tarde a la cama
Dejaré de levantarme tarde
Dejaré el orgullo para los demás
Dejaré de fumar
Dejaré de temer a los retos
Dejaré de beber alcohol
Dejaré de querer a quien no me quiere
Dejaré de comer carne 
Y cosas no saludables. 
Dejaré de discutir por disparates 
Dejaré encarcelada en el sótano la ira 
Dejaré de utilizar todo lo electrónico
Dejaré de retener lo que se debe ir
Dejaré de buscar lo inexistente 
Dejaré de ver porno y de masturbarme
Dejaré de fingir lo que no es
Dejaré de perder tiempo, dinero y esfuerzo 
Dejaré de dejar para después las cosas que debo hacer
Dejaré la pereza amarrada en un poste de luz a que se muera de hambre
Dejaré los pecados capitales y abrazaré las virtudes celestes...
Dejaré de prometer y afirmar lo que sé que no dejaré sin voluntad y deseo suficiente de ir. 
Dejaré por ahora de escribir
Así que a usted querido lector (o lectora) lo dejaré tranquilo.



Elixir para poetas:

Seré seré!..quién seré?, a dónde debo ir para ser? Ser o no ser, como escribió el inmortal genio alguna vez, esa frase que en la memoria hasta de quien no la escuchó, infinidades de veces retumba, desde ayer y hoy y para siempre...seré seré!..quién seré?, Dónde me espera ese lugar indicado para ser?

Seré miembro de una tribu africana, de las que habitan en la sabana, o en la selva? cerca de un río o de un oasis o de la mar? Seré un cazador...sí un cazador!, descalzos pies como de leopardo!!!, inmune al veneno y al fuego!!!...y saldremos cada mañana en busca de provisiones, y acecharé silenciosamente junto a los demás cazadores a nuestra presa.
Le causaríamos una herida en el muslo y ella correría dolorosamente para salvar su escasa vida, recorreríamos distancias imposibles para un simple mortal, descifrando los signos de la natura.
Mi arma de caza será una lanza bien afilada o preferiré el arco y las flechas? 
Y si en medio de la caza mi vida alguna bestia arrebata? O alguna tribu enemiga por la espalda lluvia de flechas me lanzan, y mi cuerpo y fuerza vital de espíritu devoraran? Si es así entonces prefiero ser parte del clan de los guerreros, con mi gran escudo como el de los zulúes, orgullo de león, experto en el arte de matar, piel de ébano, músculos forjados en las brazas del herrero ancestral que de otra galaxia descendió, dientes como de marfil capaces de destrozar cráneos, manos capaces de descabezar caballos y elefantes...Sí, uno de ellos sería, de los danzan y danzan y danzan bajo el encanto de los cueros golpeados cada noche en que la luna libera a los dioses de sus reinos astrales, y el cántico atmosférico alucinante del hechicero nos hace caer posesos por espíritus ancestrales...siempre bailando el baile de la guerra y de la muerte antes de la batalla...y si la muerte un beso me da en medio de la guerra o en cualquier combate, la abrazaré con fuerzas y la lengua en su boca colocaré y me casaría con ella en ese instante de eternidad...y Entonces no seré mas.

Seré seré!..quién seré?
Seré un artesano de la Europa medieval, hijo de campesinos humildes, que trabaja en las afueras de la gran ciudad, contemplando desde mi puesto de trabajo el inmenso castillo de rocas bien resguardado por los caballeros reales...y si cometiese alguna falta, o si me asomara por el balcón del aposento de la tierna princesa para espiarla mientras me masturbo enamoradamente...y que ella mi presencia notara y gritara como loca: "un asesino, por favor socorro socorrooo que alguien me ayude por favor que muero!!!"...de seguro que el rey daría orden al verdugo de torturarme de muchas atroces maneras, una muerte lenta y dolorosa y colgarían mi cabeza como ejemplo en el centro de la plaza...mmm.
Si fuese así entonces prefiero ser el rey, y no artesano, un gordo rey barbudo y de seguro enfermo de poder como de costumbre, de mal carácter y abusivo, que le quitase lo poco que tuviese a los insectos plebeyos...y si por mis actos malvados se levantaría contra mí el pueblo y/o con ayuda de otro o varios reinos del cual buscan venganza por X razón...entonces es probable que muera por traición justificada, moriría sin nada de espacio en la carne para otra espada...y me recordarían como el peor rey jamás conocido...y no seré más.

Ah!! Seré seré!!! Quien seré esta vez? Seré la muerte? Con su resplandeciente guadaña afilada? Aaaaahhhhhh la muerte!!! Y su túnica negra como la más oscura de las noches?, Oooooooh, Hecho de huesos de mármol decorado con joyas preciosas y sin carne y la sangre de fuego recorriendo mi ser y deslumbrando mi aura oscura como una lámpara de tinieblas que consume la claridad junto al brillo de los ojos, apagando los efectos de la felicidad? Omnipresente mi cabalgar sería sobre mi infernal caballo místico, que se nutre en los riachuelos de las lágrimas y de las larvas del luto. Tendría yo como la muerte una lista con nombres, sería mi brújula, mi horizonte camino a mi Estrella. Y el reloj de arena, lo único en común con la humanidad que tendría.
Jajajajajaja!!!! Sería temido y odiado por todos...con tan solo sentir mi fría presencia me maldecirían...me suplicarían, implorarían diciendo cosas como: "por favor, ángel de la muerte no te lo lleves", "que Dios reprenda este demonio de enfermedad, dolor y muerte", "ten piedad te lo ruego muerte"...y claro, por supuesto están los que me evocarían antes de su tiempo, y los que aceptarían mi invitación sin temor...hasta mi propio reflejo temería mi presencia...

Sería muy divertido ser el "recoge muertos del señor", pero tanto odio hacia mi persona no sería una piedra fácil de cargar...para eso debería ser como el Diablo. Ah!, sí! El mismo diablo de los cristianos, tan temido y odiado -destilaría odio en mis tripas y de mis poros azufre sudaría- y sin la naturaleza divina o humana para temblar de remordimientos tras mencionar los nombres y dar el toque entrecejo con mi pálido y velludo dedo. Siendo el Diablo asustaría a los caminantes por las noches de carbón y solitariamente heladas, en los caminos con aspecto de baphomet, me les aparecería, con mi voz de relámpago y ojos de fuego, y barba de hierbas peligrosas y esos pasos, con mis pesuñas estrenando doradas herraduras volcánicas. Jajajajajaja, cuando por sus espaldas con aspecto de sombra los persiguiera y me preguntaran curiosos que quien anda ahí, les respondería airadamente: "el diablooo, el diablo, diablo, diablo es que esta aquí por tu alma, pactemos!!! la bestia infernal alada de los mil nombres" y disfrutaría verlos correr a diestra y siniestra o caer muertos del pánico. Y en mis tierras cocinaría en mi caldero para mis ángeles caídos, sopa de lentejas con carne humana y aderezo de cerebro con ojos machucados.

Y siendo el mismísimo Diablo tendría mis amantes humanas, hechiceras, brujas, doncellas de blanca virtud, a quienes tentaría, amaría y les revelaría secretos mágicos robados desde el mismo cielo en tiempos de la gran guerra de la caída... tendríamos coitos humano y bestia, procrearíamos gigantes malvados de renombre como los de antes del diluvio, y bajo los toque de la luna llena ellas viajarían sobre escobas hacia mi lecho.
pero hasta ser el diablo creo que después de billones de años, cansaría, es como ser extranjero al final de cuentas.

Seré seré...quien seré por ultima vez y por siempre? Seré quien explique lo inexplicable? Seré el poeta al que los gusanos del olvido esperan con ansias, seré el verbo consumido en las llamas de la ignorancia, la roca en las profundidades del mar, lejos de las cálidas miradas del sol?...seré seré no seré nada ni nadie. 
Seré el Elixir para poetas, locura de mortales.




Verano infernal:

El tiempo en verano 
Es insoportable en el infierno 
Llueve poco, mucha calor, 
la electricidad casi no llega 
y cuesta el doble de lo normal.

Las ambulancias van y vienen
Mayormente recogiendo 
a los ancianos demonios pensionados 
por problemas del corazón.

A los diablillos les recomiendo beber mucha agua del estigia 
para contrarrestar la deshidratación.

Las diablas, jóvenes y hermosas 
en bicicletas calientan mas la situación por sus escasa vestimenta, 
están diabólicamente rebuenas.

Las playas están alborotadas de alimañas y arpías que se la pasan bebiendo cervezas mas de la cuenta y peleando por cualquier disparate, es una mala combinación: alcohol, verano y testosterona disparadas.

Hasta Freud se volvió loco de la calor. 
Y Jung ahora es vendedor de helados, cree que es preferible para su estado, que bregar con locos y esotéricos.

Pero el problema mayor que el mismo infernal verano, son los extranjeros, ellos llegan de a montón cada día, en la frontera no hay control para esa invasión masiva, y llegan con sus manías, malas costumbres, vicios, defectos, incivilizadas mentalidades, etc.

Desde que llegaron los humanos al infierno, ningún diablo puede salir tranquilo de su humilde casa al trabajo, por un disparate de celular te pegan un tiro. Están en cada esquina vendiendo y metiendo drogas...y No se le puede quitar un ojo de encima a los diablillos, no se debe generalizar pero los que llegan del vaticano tienen gustos raros. Si agarras el diario y lo exprimes salen sangre y lágrimas...es bien dantesca la seguridad social.

Y a esos terrícolas delincuentes no les gusta trabajar, prefieren todo fácil y rápido...ahora deben hasta construir una nueva cárcel en el purgatorio porque las del infierno están que no cabe un alma.

Y las féminas humanas solo piensan en prostituirse o en buscarse a un diablo con dinero para que las mantengan...Vividoras!!!

En fin, ya los infernales están cansados y le exigen al gobierno que resuelva el asunto con la deportación de esta plaga extranjera que primero joden su territorio y ahora quieren joder el infierno, de lo contrario el pueblo con tridentes y látigos hará justicia...ya están programadas las huelgas.

El vicepresidente, Mr Satán, está a cargo del estado, el presidente le ha dejado mucho trabajo, y debe dar la cara y cargar con las consecuencias de su superior, quien se la pasa disfrutando en el resort paraíso, bien tranquilo desde allá, sentando en su trono de oro, con su manta blanca bien lavada y larga barba sacudida por un ventilador, con sus muchos sirvientes y lacayos en trajes de baño, a quienes vive mandando y criticando por cualquier falta. Bueno, así son los políticos.

Creo que el diablo renunciaría de su cargo, ya hasta úlceras le salieron. Y por más cosas buenas que hace por los inmigrantes humanos le tienen un desprecio y una mala fama como si fuera el culpable de todos sus males. Él era bien popular entre los demonios, hasta que llegaron los humanos y lo echaron todo a perder.

Nos cruzamos:

Yo voy 
Y tu vienes 
Dos desconocidos 
Nos cruzamos en el camino
Entre tanto espacio
Falto poco para besarnos, 
Nos movemos 
Para ceder el paso 
Varias veces a la misma dirección
Sonreímos y paramos 
Para acordar la transición 
Ahora avanzamos...
Probablemente, 
No nos volvamos a ver. 
Después de algunos pasos 
Giro hacia atrás 
para verte subir la escalera 
Que yo acabo de bajar 
Y las miradas se vuelven a encontrar
Reaparecen como media luna 
En un cielo acuático 
Las reservadas sonrisas
Brevemente... 
Volvamos al frente 
Y marchamos
1,2,3...
Probablemente 
Nos volveremos a ver.




El bosque:

El bosque resulta más inmenso
Que su recuerdo 
Adentrado en sus laberínticas profundidades cerca del ocaso 
Ante la falta de miedo 
la impaciencia
Libera a las feroces panteras 
De la imaginación.

A veces el hombre entra en el bosque
Y en otras, el bosque entra en el hombre.

Donde están sus fauces? 
Hacia dónde queda el recto? 
El luminoso péndulo se ocultó tras la sinfonía del bosque... 
Acallando el sentido de orientación.

Cual es el motivo de correr
sin sentido?
Por aquí ya se pasó!
Pies de plomo, es mejor decir adiós!

Casi todos los caminos son iguales 
Casi todo está cubierto por el mismo verdor y neblina. 
Casi todo es conocidamente desconocido 
Casi todos los insectos el mismo forastero cuerpo intenta secuestrar...
Casi toda melodía es áspera y húmeda hasta en sus pausas.

Quién cerró las puertas y a la panza arrojó la llave? 
Alguien podrá escuchar las frías pisadas en la oscuridad?

Sobre qué árbol o bajo que ramas y sobre cuales hojas o yerbas
La noche se abrazara?

Quien espera no desespera 
Aunque la esperada anochezca 
la llegada tarde o temprano ha de llegar.

El bosque respira, y se alimenta y crece y se mueve con saltos de rana y a veces muere y a veces resucita.




Fe Agonizante:

Mis dudas son brujas chismosas 
Y mi corazón, un desierto 
Te busco y no te encuentro 
Es que te escondes de mí?

Donde estás Dios de los Cielos?
Creador de toda la existencia. 
Y de este pobre hombre sediento 
De tu gloriosa presencia.

Cuál es el camino, cuál la vereda 
Que conduce hacia tu presencia?
Habitas también en la creación? 
Escuchas cada latir de mis palabras?

Por qué no respondes mis oraciones?
Por qué no me muestras tu rostro? 
Como los demonios a quienes si veo, 
Escucho los sabios gusanos en la fruta del mal comiéndome por dentro...
Pero de ti nada siento!!!, 
ni siquiera tu sombra entre las nubes veo.

Cuál es tu forma? 
Cuál es tu nombre? 
Dónde radicas? 
Y cómo te encuentro?

Si es mediante intermediarios 
Pues te cuento que la montaña 
Demasiada pesada es para la fe 
La fe agonizante se aproxima a su muerte si tú no apareces.




Recién nacido inmortal:

En el laboratorio del verbo 
Con manos de ángel desnudo
En sereno alboroto de la nada
Fuiste creado y alimentando.

La alquimia del intelecto fue testigo;
Sangre, azufre, savia, tierra, aliento, esperma y cabellos y versos condenados, a fuego paciente todo fue bien mezclado con sonoros condimentos.

Tu esencia es la semilla del reino espiritual que besa la mejilla de mi alma... pero concebido en el plano mental, heredaste la imperceptible imagen de tu padre. entre los hombres que perecerán con el tiempo, caminarás, te escucharán, meditarán en ti, y te olvidarán al rato. también podrás libremente volar en los jardines del inconsciente, de flor en flor, el aroma te atraerá o te repulsarán...y de seguro intentarán las sombras atraparte, pero podrás escapar, no existe trampa ni red que te detenga para siempre...como el agua que huye de las manos te escurrirás,
Porque eres más que versos de tinta sobre el papel, perteneces al más allá.

Tu corazón, la piedra filosofal de mi memoria, enlazados por el destino están.
Pero no olvides mi recién nacido inmortal 
Que tu creador no será responsable de tus actos, suficiente mercurio regué en tus raíces y taño...ahora levántate, vive y se libre por la eternidad.



Polvo, oscuridad y fuego.

Prefiero el amor sin besos 
que a los besos sin amor
Aunque en mi situación lo mejor 
Seria sentir en mí el toque de las manos 
sean frías o tibias, me da igual
Y por supuesto sentir la luz de las miradas durante largo rato.

el gran problema es que soy un libro y para colmo un libro de poesía
Y de un poeta neófito. 
Como libro se supone que no debería ni siquiera pensar, ni hablar y mucho menos escribir estas lineas. 
Pero la causa que justifica mis palabras es que estoy desesperadamente aburrido.

Ponte en mi lugar por un momento:
"Te compran como esclavo para satisfacer alguna inquietud o deseo personal o por lastima hacia el autor... te abren aveces con delicadeza y en otras con brutalidad, avances ni te leen porque en mi interior resulto de poco interés, con suerte el comprador te dedica su tiempo y en este caso no te sientes solo. 
Luego te tiran como trapo viejo o dejan parado por ahí durante demasiado tiempo y te aburres, y sientes inservible, y empiezas a cuestionarte un sin fin de cosas, como:
qué soy yo? Por qué estoy aquí?
Quién soy yo?
Soy una ilusión?
de dónde vengo? 
quién me creó? 
Cuál es el propósito de mi existencia?
Hacia dónde voy? 
Existe Dios? Cuál es la religión verdadera? Es mejor la coca cola que la pepsi?
Por que las cosas son como son?“
Solo sé que el polvo son nuestras arrugas. 
En definitiva, te formulas muchas preguntas que nadie responde, como libro abandonado.




Oráculo:

Oráculo de espesa llama 
Muéstrame el perro aullando 
A la luna de sangre bajo las ondas del moribundo mar 
Aquel perro de mirada suicida que se arrastra sobre las palabras no dichas 
Y de patas hundidas en el fango arrepentido de sus pecados 
De cuero tembloroso frente al legal delito 
De lengua cortada como viuda celosa o como Cristo en su costilla 
Aquel perro de espalda de tobogán en donde se deslizan las agrias libélulas en busca de prófugas esquirlas del poético vicio.

Oráculo de húmeda llama
Toca mi frente con tu encanto,
Penetra como la abeja a la lata de cerveza para ser tragada y vacunar la garganta. 
Induce mis manos al trance shamánico 
Abre las ventanas de mis párpados
Derriba Las puertas cerradas de los oídos y muéstrame la escalera de caracol camino al ermitaño para asesinarlo y robar su cansado báculo y lampara de cálidos senos de madrugada. 
Arranca los lunares de ignorancia de mi piel, y tatúa los nombres violados por el decadente tiempo.
Déjame usurpar el trono en la colina del perro negro y aullarle a la luna de sangre en su próxima boda.



Arlequín:

La enfermedad 
Es un sorpresivo arlequín
Cuando el drama de la vida 
De lo más calmado está
Aparece de la nada 
Con su burlesco malhumor 
Girando el curso de la obra 
Con sus payasadas que nos infringe dolor
Ese dolor incomodo para los serios actores
El telón de lluvia que es la muerte puede que caiga en cualquier momento
Puede que cierren en breve 
o que el gran final este cercanamente lejos.

Quién contrató y para qué propósito al arlequín? 
Él se invitó a sí mismo e introdujo su gracia desgraciada? 
Cuántas monedas de placer cobra por actuación? 
Es un hombre común y corriente 
Cuando se despoja de su atuendo y su rostro pintado o cubierto por una máscara extraña? 
Va al cine los fines de semana en compañía? 
Lee el periódico cada mañana en la mesita de la cocina mientras bebe un café negro y fuma un cigarrillo? 
Es tan gracioso sin su disfraz multicolor? 
Se entristece como un simple mortal? 
Por qué llegas sin ser invitado arlequín con ojos de llamarada helada a nuestras vidas, y te quedas o vas o nos arrastras al valle contracorriente bajo el mar estrellado, como se te apetece?

Te diviertes molestando a los demás.
Ordeñas las amarguras de las penas
Y en tu cáliz las viertes, y tragas
Y el público aplaude y mueren de carcajadas. 
Caes sobre nosotros 
Como el afeminado trueno al árbol.
Maldito seas arlequín, mientras existas!
engendro del mal, tarántula en el bolsillo y falla del sistema natural!!!




Cleptómano, traficante:

Soy cleptómano, por naturaleza 
Hasta en sueños me delatan las manías, ya me conocen bien por esos lados, mi foto colocada en varias tiendas están, negándome la entrada.

La cleptomanía es una descontrolada enfermedad
Y si esto fuera poco,
trafico lo robado.


Salgo a la calle y ya empieza mediante mis sentidos el delito.
Robo del viento la fragancia de los jardines, bosques y montes (jazmín, frangipani, albahaca, ruda, sándalo, negra y húmeda tierra, etc.)
De las mujeres robo el recuerdo de sus bellas curvas y rostros,
En la bóveda de mi memoria amontono tesoros bien protegidos
Especialmente de sufridos poetas
Sin piedad retengo los momentos de mi vida solo para verlos aprisionados, deleitarme o castigarme.
Del sexo tengo el sótano decorado con hermosas pinturas.

Varias veces intenté secuestrar el amor y encadenarlo en mis aposentos para 
Pero me quemo cruelmente varias veces y en otras aprendí que es mejor dejarlo ir, él debe quedarse si así lo desea.

Y traficante soy también, claramente de joyas de conocimiento, las veo cuando camino en la calle y las robo como astuto zorro, luego de disfrutarlas las vendo, también las regalo e intercambio con otros delincuentes de mi calaña.

Soy un cleptómano y un traficante 
Me condenarán por eso?





Intercambio un verso no escrito:

Intercambio un verso no escrito por cada gota de sufrimiento.

Intercambio un verso no escrito por toda forma de violencia.

Intercambio un verso no escrito por la corrupción, la injusticia y el abuso de poder.

Intercambio un verso no escrito por la delincuencia, sus raíces y sus soluciones.

Intercambio un verso no escrito por el racismo, la xenofobia y la intolerancia.

Intercambio un verso no escrito por el machismo y el feminismo.

Intercambio un verso no escrito por el odio, el terrorismo y por las guerras.

Intercambio un verso no escrito por la esclavitud y las fronteras.

Intercambio un verso no escrito por la pobreza y la riqueza.

Intercambio un verso no escrito por el hambre y la sed.

Intercambio un verso no escrito por los pecados capitales y la ignorancia.

Intercambio un verso no escrito por las enfermedades y por el ángel de la muerte.

Intercambio un verso no escrito por el fanatismo religioso pero no la espiritualidad.

Intercambio un verso no escrito por tu mirada, una caricia, un beso, tu amor y mi recuerdo.

Intercambio un verso no escrito por 3 pares de divinas y cómicas alas.

Intercambio un verso no escrito por un verso escrito capaz de hacer realidad estos deseos.







ANSEL ELKINS [16.622] Poeta de Estados Unidos

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ANSEL ELKINS

Originaria de Alabama, Ansel Elkins creció en las laderas de las montañas Blue Ridge, en ambiente rural. Su primer poemario, Blue Yodel, ganó el premio Yale para poetas jóvenes en 2014.  Elkins ha recibido también becas del National Endowment for the Arts, del North Carolina Arts Council, y el premio “Discovery” de la revista Boston Review. Los poemas de Ansel Elkins incluidos en esta muestra proceden del libro Blue Yodel, publicado en 2015 por Yale University.  


Dossier de poesía norteamericana actual, preparado por Francisco Larios, textos de Ansel Elkins. 
http://circulodepoesia.com/



La niña astada

Me arranqué a mí misma del vientre de mi madre.
No había otra forma de entrar en este mundo.
Una partera horrorizada me llamó Monstruo
y me dejó en los pinares nada más con la luna.
La sangre de mi madre goteaba de mi testa arbolada.

En un sueño mi madre vino a mí y dijo
que si habría de vivir
tendría que hallar la felicidad dentro de mi propio rústico ser.

Cuando desperté estaba sola en la soledad de los bosques azules.



    *                 *                 *



Una mujer me encontró y me llevó a su cabaña
allá en la altura al final de un camino maderero en abandono.
Pasamos los largos atardeceres del invierno junto al fuego,
yo sentada ante el hogar mientras ella leía en voz alta mitos griegos
y la estufa rugía a mis espaldas.
Ella pausaba a veces a observar la pared de sombras
volando de mis astas.  Las sombras bailaban
por todo el salón como las ramas de un roble que el viento agita.



    *                 *                 *



A la mujer la inquietaba que no me vistiera.
Yo caminaba desnuda por el bosque.
Ella tendía ropa sobre mi cabeza
en los días calientes del verano cuando yo me sentaba a leer bajo el sol.
La mujer se preocupó cuando no mudé
mi corona con las estaciones como hacían los ciervos.
“Pero yo no soy un ciervo”, dije.



*            *                 *



Cuando me hice mujer
en el verano de mis quince años
me descubrí
súbitamente distinta en el espejo
Mi corona multi-punta había alcanzado
una exuberancia muy suya,
muy estilizada, las radiantes,
anárquicas astas a mis ojos majestuosas.

La mujer me vio y sonrió.  “No sé lo que eres,
mas la naturaleza te ha creado.
Estás hecha de asombro y de prodigio.[1]”

Cuando llegó la noche trajo una luna llena.
Caminé por el bosque rumbo al lago
y me hinqué sobre la fresca hierba en su ribera.
Vi mi reflejo en el agua,
toqué mi cara.
Estás hecha de asombro y de prodigio.





The Girl With Antlers

I tore myself out of my own mother’s womb.
There was no other way to arrive in this world.
A terrified midwife named me Monster
and left me in the pine woods with only the moon.
My mother’s blood dripped from my treed head.

In a dream my mother came to me and said
if I was to survive
I must find joy within my own wild self.

When I awoke I was alone in solitude’s blue woods.



    *                 *                 *



A woman found me and took me to her mountain home
high at the end of an abandoned logging road.
We spent long winter evenings by the fire;
I sat at the hearth as she read aloud myths of the Greeks
while the woodstove roared behind me.
She sometimes paused to watch the wall of shadows
cast by my antlers. The shadows danced
across the entire room like an oak’s wind-shaken branches.



    *                 *                 *



The woman was worried when I would not wear dresses.
I walked naked through the woods.
She hung the wash from my head
on hot summer days when I sat in the sun to read.
The woman grew worried when I would not shed
my crown with the seasons as the whitetails did.
“But I am not a whitetail,” I said.



    *                 *                 *



When I became a woman
in the summer of my fifteenth year,
I found myself
suddenly changed in the mirror.
My many-pronged crown had grown
into a wildness all its own;
highly stylized, the bright
anarchic antlers were majestic to my eye.

The woman saw me and smiled. “What you are I cannot say,
but nature has created you.
You are fearfully and wonderfully made.”

When night came it brought a full moon.
I walked through the woods to the lake
and knelt in the cool grass on its bank.
I saw my reflection on the water,
I touched my face.
You are fearfully and wonderfully made.





Aventuras de una niña de dos cabezas

En verdad somos gente extraña
  juntas y conexas, ejes de un espinazo compartido
tras bifocales, nos examinan los científicos
  lusus naturae—catalogan nuestros nombres a lápiz
cautivados caballeros se preguntan
¿Poseería dos mujeres a la vez?
  al llegar a una bifurcación, un hombre
  se estirará el bigote, evaluará posibilidades
  y decidirá, astutamente, si, mejor
matar dos pájaros con la misma piedra
  el tragafuegos nos hace un guiño cómplice
¿coquetea conmigo o contigo?
  Respondo con un beso que soplo
  desde mi mano apretada por un guante
hombres de letras no han acuñado palabra
para este placer trenzado
  dos mujeres encorsetadas juntas
  avivan el apetito de los espectadores
como a los niños una vidriera de dulcería
multitudes de hombres de sombrero de copa
  se empujan para vernos más cerca
  dos mujeres encorsetadas juntas
lo innombrable, somos
  una semilla alada




Adventures of the Double-Headed Girl

We are indeed a strange people
   wedded together, axis of a shared spine
behind bifocals, scientists examine us
   lusus naturae—our name penciled into a catalogue
enthralled, gentlemen wonder
might I possess two women at once?
   arriving at a fork in the road, a man
   will pull at his whiskers, ponder the possibilities,
   and decide shrewdly yes, ’tis better
to slaughter two doves with his single stone
   the fire-eater winks at us knowingly
is he flirting with me or you?
   I reply with a kiss blown
   from my tight-gloved hand
lettered men haven’t printed the word
for this braided pleasure
   two women corseted together
   whet the spectators’ appetite
like boys in front of a sweetshop window
the crowd of men in derby hats
   jostle for a closer view of us
   two women corseted together
the unspeakable, we are
   a winged seed



Máscara de guerra

Cuando te desnudé descubrí
un retrato de tu ex

tatuado en toda tu espalda, su pelo castaño
pintado como olas de flama, su nombre

un petroglifo en la lítica piel
de tu omoplato. Los hombres

cazan en línea recta, como una flecha
Las mujeres tienden redes, arteros hilos de invisible anzuelo.

Es una cacería de zorras en su pleno apogeo,
una manada de sabuesos y caballos al trote

y sus jinetes de chaqueta escarlata al ataque.
Cortejar es un deporte sangriento.

Crucé la humarada de los campos de guerra buscándote
y te encontré en ruinas.  Peiné

con mis dedos tu pelo negro
lleno de sangre y de malezas.

No pude saber cuál de las cazadoras era yo.
No hay espejos

en la guerra.  Pensé ser Aquiles.
Luego, Héctor.

Fui dos enemigos a la vez.



War Mask

When I undressed you I discovered
a portrait of your ex

tattooed across your back, her auburn hair
painted as waves of flame, her name

a petroglyph in the lithic skin
on your shoulder blade.  Men

hunt in straight lines, arrow-like.
Women set nets, deceitful lines laced by hook and eye.

It’s a foxhunt in full cry,
a pack of hounds with galloping horses

and their scarlet-coated riders in pursuit.
Courtship is a blood sport.

I searched for you through the battlefield’s smoke
and found you in ruins.  I wove

my hands through your black hair
mixed with blood and branches.

I couldn’t recognize which hunter I was.
There are no mirrors

in war.  I thought I was Achilles.
Then, Hector.

I was two enemies at once.




Funeral de invierno

Ella llora en la nieve.
En la gélida noche escucho su eco,
endeble, cruzar como un murmullo las paredes.
En nuestra cama de hierro bajo colchas
de lana, toco con mi pie el tobillo de María
para despertarla.  Le hablo de la naranja roja
que robé del abrigo de un predicador negro.
Este invierno las lluvias no dieron tregua,
las Hermanas no nos dejaron poner un pie afuera.
Nos quedamos encerradas, jugando en las ventanas, y deseando
que el señor del sombrero de copa alta de seda
regresara a caballo.
Pero las lluvias no amainaron, y enterramos a nuestra
maestra de música en el cementerio de la escuela
y cantamos para ella una vez más
antes de posarla sobre el lodo profundo.
Con un ojo abierto, yacía en su caja de pino
mientras llorábamos con la lluvia fría en los vestidos.
Ahora nieva.  El repique de la campana a medianoche
resuena en la frígida noche y yo
pelo la naranja.  María, susurro.
Reza por tu mama—la puta Creole
que incansablemente llamas en tu sueño.
Yo también fui un fantasma para mi madre.
No puedo recordar su cara, pero ella vuelve a mí
en sueños invernales cuando espero a que me entierren
en escarcha.  Nos quedamos acostadas queriendo escuchar
el regreso del hombre-sombra y su sombrero de copa
cruzando al galope la estación de nieve y hielo
sobre un caballo llamado Violencia.




Funeral de invierno

She cries in the snow.
In the freezing night I hear her echo,
faint, arriving like a whisper through the walls.
In our iron bed beneath wool
quilts, I touch Maria’s ankle with my foot
to wake her.  I tell her about the blood orange
I stole from a black preacher’s coat.
This winter the rains wouldn’t let up,
the sisters wouldn’t let us out of doors.
We stayed inside, played by the windows, and wished
the gentleman with the high black silk hat
would come again riding on his horse.
But the rains didn’t let up, and we buried our music
teacher in the school cemetery
and sang for her once more
before they laid her in the deep mud.
One eye open, she lay in her pine box
while we cried with the cold rain in our dresses.
It’s snowing now. The bell’s midnight toll
ripples into the freezing night and I
peel the orange.  Maria, I whisper.
Pray for your mama—the Creole whore
who you call relentlessly in your sleep.
I was a ghost to my mother too.
I can’t recall her face, but she returns to me
in winter dreams when I wait to be buried
beneath the hoarfrost.  We lie awake and listen
for the shadow man with the high black hat
to come riding through the season of snow and ice
on a horse named Violence.



[1] La versión del fragmento del verso 14 del salmo 139 de la Biblia es del traductor.   En el original inglés, el verso reza, como en la Biblia del Rey James y muchas otras: “… for I am fearfully and wonderfully made”…). Las traducciones de los Salmos al castellano disponibles al momento de traducir este poema contrastaban marcadamente, en virtud de un notorio prosaísmo “popularizador”, con el texto en inglés, por lo que no fueron usadas.





BJØRNSTJERNE BJØRNSON [16.623] Poeta de Noruega

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BJØRNSTJERNE MARTINIUS BJØRNSON

Bjørnstjerne Martinus Bjørnson (Kvikne, 8 de diciembre de 1832 - París, 26 de abril de 1910) fue un escritor noruego que recibió el premio Nobel de Literatura en 1903.

Bjørnson fue descendiente de una antigua familia de campesinos; sus padres fueron Peder Bjørnson e Inger Elise Nordraak. Se casó en 1858 con Karoline Reimers, con quien tuvo seis hijos: el actor y director teatral Bjørn Bjørnson (1859–1942), Einar Bjørnson (1864–1942), el político Erling Bjørnson (1868–1959); la mezzosoprano Bergliot Bjørnson (1869–1953), casada con el político Sigurd Ibsen; Dagny Bjørnson (1871–1872) y Dagny Bjørnson (1876–1974).

Hizo sus primeros estudios en Molde. Fuera de la escuela, leyó ávidamente las antiguas sagas, las novelas de Bernhard Severin Ingemann y Walter Scott y los textos de Peter Christen Asbjörnsen. Participó como ardiente republicano en la Revolución de 1848. Llegado a la Universidad de Cristianía, la abandonó muy pronto para dedicarse a la literatura y la crítica teatral, y se trasladó a Copenhague. Dirigió el teatro de Bergen (1856-1859) y el de Cristianía (1865-1867), y fundó en esta última ciudad uno propio (1877-1882).

Realizó largos viajes a Italia, los Estados Unidos y Alemania. Fue periodista de la oposición democrática, adversario de la unión entre Noruega y Suecia y partidario de la izquierda radical. En 1903 recibió el premio Nobel de literatura.

Escribió bajo la inspiración del Romanticismo medievalizante Entre batallas, El rey Sverre y Sigurd Slembe. Las enseñanzas de Georges Brandes le hicieron pasar a escribir dramas de tesis —como Recién casados, El periodista, Una quiebra, Leonarda, Un guante y Más allá de las fuerzas humanas—. Siguieron las novelas y narraciones La hija del pescador, El capitán Mansana y Las sendas de Dios. En 1870 publicó las poesías dispersas por sus escritos con el título de Poesías y cantos con partituras de Edvard Grieg, Halfdan Kjerulf y su primo Rikard Nordraak, entre otros. También cultivó la comedia ligera con piezas como Amor y geografía o Cuando florece la vid nueva.

Sus novelas primigenias, como Synnove Solbakken (1857), trataban sobre la vida campesina. En sus obras posteriores —entre las cuales hay dramas, como Kong Sverre (1858), Sigurd Slembe (trilogía, 1862) y En Fallit (1874); comedias, como Nygifte (1865); y narraciones, como Magnhild (1877)—, pudo demostrar la vida y costumbres de su país, y sus temas principales eran de reforma social. En sus obras mostró opiniones liberales y democráticas, promulgó el individualismo y la fe en la verdad y la naturaleza.

De su obra poética se puede mencionar Bergliot (poema épico, 1865) y la recopilación de poesías que lo erigieron como poeta nacional, Digte og sange (1870), de la que se destaca la conocida Ja, vi elsker dette landet (Sí, amamos esta tierra), musicalizada por Rikard Nordraak, que se ha convertido en el himno nacional noruego.


El himno Noruego de su autoría y la traducción al español, es realmente un himno muy bello. 




1.

Sí, amamos este país
a medida que sube hacia arriba,
escabroso, resistido, sobre el mar,
Con sus miles de casas.
Lo amo, lo amo y creo
En nuestro padre y de la madre
Y la noche que la saga envía
Sueño en nuestra tierra.
Y la noche que la saga envía,
Envía sueños a nuestra tierra.


2.

Este país que Harald unió
con su ejército de héroes,
que Håkon protegió
mientras que Øyvind cantó;
A Olav que este país pintó
con su sangre la cruz,
Sverre desde sus alturas
contra Roma.


3.

Los agricultores de sus ejes afilados
donde un ejército avanzó,
Tordenskiold costa tronó,
por lo que pudimos ver de vuelta a casa.
Incluso las mujeres se levantaron y lucharon
como si fueran hombres;
otras tan sólo podían llorar
¡Pero pronto terminaría!


4.

Seguramente,no éramos muchos,
pero eramos suficientes,
cuando fuimos puestos a prueba a veces,
y lo que estaba en juego;
preferimos quemar nuestra tierra
que declarar la derrota
¡sólo recuerda lo ocurrido
abajo, en Fredrikshald!


5.

Los duros tiempos a los que nos hemos enfrentado,
fueron repudiados al final;
pero en la peor angustia, de ojos azulados
la libertad nos nació.
(Nos) Dio la fuerza de nuestros padres para llevar
el hambre y la guerra,
dio muerte a su propio honor -
y le dio la reconciliación.


6.

El enemigo tiró su arma,
hasta su visera,
nosotros, con asombro, le apresuramos,
era nuestro hermano.
Impelidos por la vergüenza
nos dirigimos hacia el sur;
¡Ahora somos tres hermanos juntos,
y así permaneceremos!


7.

Hombre noruego en la casa y en la cabina,
¡Agradece a Dios todopoderoso!
El país que quería proteger,
aunque las cosas se veían oscuras.
Todas las batallas que nuestros padres lucharon,
y las madres lloraron.
a las cuales el Señor ha aliviado
así ganamos nuestro derecho.

http://liberbeus.blogspot.com.es/2013/11/bjrnstjerne-bjrnson-premio-nobel.html







NORDAHL GRIEG [16.624] Poeta de Noruega

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Nordahl Grieg

Johan Nordahl Grieg Brun, conocido como Nordahl Grieg, (1 noviembre 1902 - 2 diciembre 1943) fue un poeta noruego, novelista, dramaturgo, periodista y activista político.  Fue un poeta popular y una figura pública controvertida en vida. Un miembro del Partido Comunista de Noruega quien se desempeñó como presidente de la organización política de Amigos de la Unión Soviética (1935-1940), fue descrito por sus detractores como un estalinista. 

OBRA:

Rundt Kap det gode Håp , 1922 - Around the Cape of Good Hope
Skibet gaar videre , 1924 - The Ship Sails On
Stene i strømmen , 1925 - Stone in the stream
Kinesiske dage , 1927 - Chinese Day
En ung manns Kjærlighet , 1927 - A Young Man's Love
Barabbas , 1927
Norge i våre hjerter , 1929 - Norway in our hearts
Atlanterhavet , 1932 - The Atlantic
De unge døde , 1932 - The youth died
Vår ære og vår makt , 1935 - Our Honor and Our Glory
Men imorgen , 1936 - But Tomorrow
Nederlaget , 1937 - The Defeat
Til Ungdommen (Kringsatt av Fiender), 1936 - For the Youth
Spansk sommer , 1938 - Spanish Summer
Ung må verden ennu være , 1938 - May the World Stay Young
Øya i Ishavet , 1942 - The Island in the Ice Sea
Friheten , 1945 - Freedom
Flagget , 1945 - The Flag
Håbet , 1946 - Hope





FONDO DE FIORDO 

Una casa miserable en la playa 
la tormenta penetra, deslizando la nieve. 
Una mujer contempla a dos niños pálidos; 
gime: pronto serán tres. 
El fiordo y las montañas de los alrededores se agrisan. 
Aquí tienes que vivir. 

El hombre está lejos en la pesca: 
"el mar está negro", fue todo lo que se anunció ... 
Sofocada, está acostada en el lecho. 
Dos niños se quejan de hambre. 

No tiene más remedio que intentar 
incorporarse con un doloroso esfuerzo. 
Ayer puso la red; 
quizás haya hoy para una calderada. 

Penosamente se arrastra hacia la orilla; 
cayéndose empuja la barca hacia el mar; 
rema; y recoge las pesadas redes, 
los flotantes cabos helados.

Entonces, en la agotadora fatiga 
se hunde de repente con un alarido. 
Se le revientan en pedazos las bolsas de agua. 
Feliz la que estuviera muerta. 

Tendida en la barca se ha quedado pálida 
en un lecho de agua estancada y restos de peces. 
Bajo la falda, envuelto en un trapo, 
un niño ensangrentado llora. 
El fiordo y las montañas de los alrededores se agrisan. 
Aquí tienes que vivir. 

(De "Norge i vare hjerter". 1929)




LOS MEJORES 

La muerte puede llamear como un relámpago ardiente; 
vemos con más claridad que antes 
cada vida en su blanco dolor: 
son los mejores los que mueren. 

Los fuertes, los puros de corazón, 
los que más querían y más se arriesgaron, 
serenos dijeron adiós, 
uno a uno marcharon hacia el oeste. 

Los que viven dirigen el mundo; 
una multitud siempre queda, 
los indispensablemente hábiles, 
son los segundos hombres mejores de la vida. 

Los mejores son asesinados en la cárcel, 
barridos por el mar y por las balas. 
Los mejores nunca será nuestro futuro
Los mejores tienen suficiente con morir. 

Así honramos, con impotencia, 
con todo el vacío que ya sabemos, 
pero entonces defraudamos a los mejores 
traicionándolos con la amargura. 

No quieran que se les llore en la muerte,
sino vivir con valor y fe. 
Solamente en los corazones audaces 
corre la sangre de los caídos. 

Acaso no son más afortunados 
los que le conocieran en vida que muertos 
porque algunos hombres los han tenido como amigos, 
y niños los han tenido como padres. 

Dieron más valor a la vida que dejaron. 
Aparecen en nuevos hombres. 
En sus tumbas se escribirá: 
Siempre volverán las mejores. 

(De "Friheten", 1943)





17 DE MAYO DE 1940 

Hoy está desnudo el asta de la bandera 
entre los enverdecidos árboles de Eidsvoll. 
Pero precisamente en esta hora 
sabemos lo que es la libertad 
Sobre el país se eleva una canción 
en el lenguaje vencedor, 
sin embargo con labios cerrados se murmura 
bajo el yugo extranjero. 

En nosotros nació una certeza: 
libertad y vida es una misma cosa, 
tan sencilla y tan imprescindible 
como el aliento de la humanidad. 
Sentíamos entonces que un maleficio amenazaba, 
que los pulmones jadeaban penosamente 
como en un submarino hundido... 
No queremos tener tal muerte. 

Peor que ciudades incendiándose 
es la guerra que nadie puede ver, 
que deja un velo viscoso envenenado, 
sobre los abedules, la tierra y la nieve. 
Con la angustia delatora y el terror 
contagiando nuestros hogares. 
Teníamos otros sueños 
y no los podemos olvidar. 

Lentamente el país volvió a ser nuestro 
con cosechas de mar y de tierra, 
el esfuerzo creó una ternura, 
una debilidad ante la vida que brota. 
No llevábamos la cuenta del tiempo, 
construíamos en la paz, obstinadamente, 
y si sus hazañas son ruinas 
razón tienen con despreciarnos. 

Ahora luchamos por el derecho a respirar. 
Sabemos que un día habrá amanecer, 
cuando los noruegos se unan 
en el mismo aliento libertado. 
Nos separamos de los nuestros al sur, 
de pálidos hombres agotados. 
Os hacemos una promesa: 
Volveremos. 

Aquí tenemos que recordar a los muertos 
que dieron su vida por nuestra paz, 
el soldado ensangrentado sobre la nieve, 
el marino que se hundió. 
Somos tan pocos en este país 
que cada caído es un hermano y un amigo. 
Recuperemos nuestros muertos 
el día que volvamos.

(Friheten, 1943)

http://mdc.ulpgc.es/cdm/fullbrowser/collection/fablas/id/527/rv/s













LEANDRO LLULL [16.625] Poeta de Argentina

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Leandro Llull 

Nació en Rosario, Argentina en 1983. Es egresado de la carrera de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Tocó el bajo en dos bandas de rock locales: Golem (donde también escribió casi todas las letras de un disco inédito, La balada del niño ritual) y Sánchez. Ha coordinado un ciclo de lecturas en un bar y dos talleres literarios. En 2010 participó en la residencia Estación Pringles. Publicó los libros de poesía: Disonancia del jardín (2009, Editorial Municipal de Rosario; primer premio en el Concurso Municipal de Poesía Felipe Aldana) Horas menores (2013, Buenos Aires, Huesos de jibia), A los pibes crudos (2015, Bahía Blanca, Vox; primer premio en el género poesía del Concurso de régimen de fomento del Fondo Nacional de las Artes).




EN EL CONFÍN un azul sin nubes
y tu pecho estremece
en pozo tan hondo.

Hay la espesura que le habla al alma
y el sol más lejos del día.

A las cosas,
                       ¿para qué mirar?

¿A qué abrir
abismos?

¿Por qué no
                       los ojos del cuis
cuando en dos patas se para
y hacia el cielo mira?





¿PUEDE EL GRITO DE LA TIJERETA
solitario cruzar el cielo
y tejer esta camisa en llamas
que arde en el pecho sin motivo?

Es tu corazón al acecho, los oídos de la liebre
que el paisaje te ha prestado,
la cacería del alma que lee
donde nunca nadie ha podido.





PENSAR QUE UN DÍA TODO ESTO ESTUVO EN OTRO LADO.
Entre dos manos
una alianza tramó el exterminio.

"Gran-Macá" le decían al hombre que defendió la tierra.
Murió enrollado como un tatú
por aguantar el palo.

Hubo un tiempo en que se acariciaban los pastos
como el primer pelo en la cabeza de un niño.

Pensarlo ahora.

Hacerse la imagen.






El parrillero

Con el humo velando los rostros
mi padre y yo preparamos el domingo.
Entre pitada y pitada su voz suma me indica el cómo.
Puedo y lo hago, cumplo el destino
del papel en la pira. Él hizo el fuego,
él hizo el viento y el parrillero.
Puesto el ternero de lado
el domingo come de la carne del hijo. Arde,
pierde su sangre,
gime el vapor en la boca del fuego.
Y el papel ardido vuela ominoso,
no quiere ser testigo.
Tampoco yo lo quise. Volé
como aquellos pájaros negros
que se hicieron del viento
y huyeron tras los muros.






El cigarrillo

Del parrillero tomó su punta el fuego
y arde. Atados con humo
en un nudo de humo, sólo la yesca,
la mano alzada, la chispa que traza
la ceniza, el silbo agudo
de la sombra en la niebla.
Con cada pitada
crepitan los días
igual que en mi pecho.
Deflagra mi padre
y fuma.





LA POLILLA Y EL FAROL

Nunca más vi un mar como aquel.
Era un hervidero en una olla de piedra,
una revulsión tan honda como la espuma
de una batida que no conoce su fondo.
Siempre me pregunté cómo llegué hasta ahí,
y sólo pude pensar en el vuelo de la polilla
hundido en la lisura ardiente de un farol
–todo su bullir de vida buscando
su equivalente afuera, en el centro de la luz–.
Desde la corona del morro, entre ramas y arañas,
la espiral del murmullo encendía mi corazón.
Una infusión azul de espesuras contra el empedrado
donde mi tristeza en lonjas de alga difundía
su color y chasqueaba los iris
de cada burbuja.






SENCILLEZ

Tanteo sin mirar el tarro y descubro
el camino dulce de las hormigas,
las bolitas de sus cuerpos contra mis dedos,
mínimos latidos sordos que me esquivan.
Un mensaje sube como un signo
por la antena hasta la cabeza y recibo
las patas sobre el paño de mis ideas.
La lección es cierta: simple es lo profundo,
hondo el telar negro que se abre
cuando se toca el fondo.




MAPACHES Y ELEFANTES

Hablamos con un amigo acerca de qué cosa es la belleza
y le cuento que una tarde, acompañado de una tía,
en la trastienda de un circo viejo,
tomé un puñado de césped del baldío
y lo acerqué temblando a la boca de un elefante.
Le juro que en ese fondo abierto entre la trompa y los colmillos
sentí el resplandor negro de todo lo perfecto.
Él me responde: “Eso es lo sublime, hermano”,
y en sus ojos oscuros y ojerosos como los de un mapache
yo veo un abismo brillante y sincero
al que mi corazón se arroja,
y pruebo de nuevo aquel bocado que mi mano obtuvo
al entregar diez pastos secos,
en un viaje lento, humedecido
por el aliento de lo bello.

  



EL LIMONERO

En invierno las ramas negras,
los frutos grises y las hojas secas
llenaban el viento con su queja.
Echada en la cama, tapada hasta el mentón,
con el gorro puesto y algún mechón al aire,
yo la acompañaba de costado,
teniéndole la mano, concentrados en la tele.
Afuera, la lluvia pegaba sus arañas contra el vidrio
y veíamos el derrape de las patas transparentes,
cuando la tarde sacudía su cabello sobre el árbol
y nos daba de probar una pizca del sabor
de aquella savia muerta.




EL TIEMPO HACE CON NOSOTROS LO QUE QUIERE

El tiempo hace con nosotros lo que quiere,
basta con mirar la rama:
verde cuando arrancó el verano,
negra al empezar septiembre.
O la mariposa que quedó atrapada
en la alacena y al otro día
no fue más que una mancha oscura
sobre la estera de colores.
Vos te creés indemne y cortás el viento.
Pero cuando mirás las piedras del cantero
partirse una a una sin que nadie les haga nada,
no me digas que no sentís por dentro
la sensación de que alguien tironea
en la entretela de tu carne y rompe
alguna cosa como si empezara
a rayarte con un vidrio
la sangre entera.





PETER SCUPHAM [16.626] Poeta de Inglaterra

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Peter Scupham 

Poeta inglés. Nació en Liverpool en 1933 y estudió en el Emmanuel College, Cambridge. Fundó La Mandeville de prensa con John Mole y él es un miembro de la Royal Society of Literature. Tiene diez colecciones de poesía publicadas por Oxford University Pressd. Actualmente vive en Norfolk.

OBRA:

Borrowed Landscapes. Carcanet Press, Limited. 2011. ISBN 978-1-84777-080-6.
Collected Poems. Carcanet Press, Limited. 2003. ISBN 978-1-903039-57-1.
Night Watch. Anvil Press Poetry. 1999. ISBN 978-0-85646-319-8.
The Ark. Oxford University Press. 1994. ISBN 978-0-19-282337-3.
Selected Poems, 1972-1990. Oxford University Press. 1990. ISBN 978-0-19-282762-3.
Watching the Perseids. Oxford University Press. 1990. ISBN 978-0-19-282785-2.
Air Show. Oxford University Press. 1988. ISBN 978-0-19-282206-2.
Out Late. Oxford University Press. 1986. ISBN 978-0-19-281973-4.
Winter Quarters. Oxford University Press. 1983. ISBN 978-0-19-211957-5.
Summer Palaces. Oxford University Press. 1980. ISBN 978-0-19-211932-2.
The Hinterland. Oxford University Press. 1977. ISBN 978-0-19-211871-4.
The Snowing Globe. E. J. Morten. 1972. ISBN 978-0-901598-42-4.




AUXILIO

¿Entablaré algo parecido a una conversación
con un mundo en donde los viejos, lentos y caducos,
se mueven en silencio por las nuevas sendas verdes?

¿Pasearé por donde pequeñas brisas suburbanas 
dispersan los ligeros cochecitos de niño por las calles, 
levantando los vestidos flameantes y nerviosos de las madres?

¿Acariciaré los coches abrillantados que mantienen sus posiciones 
bajo los lindos árboles, con sus ventanillas bajadas 
para liberar sus cuevas amistosas de un calor insólito?

Hoy no te ofenderé con mi rostro obsesionado,
con una frente que, según la atinada expresión de mis hijos,
lleva impresos, como en un mapa, símbolos de marjales.

Me tenderé en silencio en mi cama de matrimonio, 
que aún retiene tu hermosa huella, mi amor; 
tranquilo, por un momento, como un enfermo de cáncer

conocedor de que, aun estando deshauciado su edificio, 
hay días buenos, en los que casi puede soportar 
moverse por sus habitaciones desconchadas y ruinosas.

Y todos tus pájaros, con voces suaves, ininterrumpidas, 
pueden decirme con dulzura, una y otra y otra vez, 
cuán grandes son los placeres ociosos de los necios,

permitiendo, acaso, que tus límpidos sorbos de agua primaveral
descansen una pizca mi solitaria voz;
me pongan a croar al amor cual rana melodiosa.

Mundo, hoy no me atrevo a hablarte,
pero escucharé el giro de tu disco dorado,
tus aires que relucen con ondeantes formas de muchachas.

(Traducción de José Antonio Álvarez Amorós)



Mayday

Shall I enter into something like a conversation
With a world where old men, slow and faded,
Move quietly about the new green lanes?

Shall I walk where small suburban breezes
Scatter the light prams up and down the streets,
Lifting the mothers' nervous, fluttering dresses?

Shall I pat polished cars who keep their station
Under the pretty trees, their Windows lowered
To free their friendly caves from an unwonted heat?

Today I will not offend you with my haunted face,
A forehead, as my children nicely put it,
Stamped map-like with symbolic marshland.

I shall lie quietly upon my double bed,
Which keeps your handsome impress still, my dear;
Calm, for a moment, like a cancer patient

Who knows that though his building stands condemned,
There are good days, when he can almost bear
To move about his chipped and tumbling rooms.

And all you birds, in soft unbroken voices,
Can tell me kindly, over and over and over,
How great are the idle pleasures of the feather-brained,

Allowing, perhaps, your clear draughts of Spring water
To ease my solitary voice a little;
Set me croaking for love like a melodious frog.

World, today I do not dare to talk with you,
But I will listen while you spin your golden disc,
Your airs bright with the flowing shapes of girls.




Early Summer

Small things get lost now;
There are intrusions,
Defeats in alien worlds.

This is the time to slide a foolish leaf
Under the flimsy legs that ruck
The pond’s tight skin,

Or bury the grassed fledgeling,
Tender for the closed eyes, the ungainly head
On the lax grey neck.

The rambling bee, obtuse and hairy,
Unzips with hid dull purr
The studious air.

He too will need us.
We hoist him to a window, smile
At his diminuendo horn.

Papery moths drift to the light,
Churr in a hand’s cave,
Then out, out.

Later, much later, we shall assault the wasps,
Brewing them in our slow cauldrons
Of honey, vinegar.

Peter Scupham, from The Penguin Book of Contemporary British Poetry










RAFAEL CAMPO [16.627] Poeta de Estados Unidos

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Rafael Campo 

(E.E. U.U. Dover, New Jersey, 1964). De descendencia  cubana, es autor de cinco colecciones de poesía: The Other Man Wos Me: 7) Voyage to the New World (Arte Público Press, 1994); What the Body  Told (Duke University Press, 1996); Diva (Duke University Press, 1999), escrito con apoyo de una beca de la Fundación John Simón Guggenheím; Landscape with Human Figure (2002) y The Enemy (Duke University Press, 2007). También escribió dos libros de ensayos, The  Desire to Heal: A Doctor's Education in Empathy, Identity, and Poetry, y The Healing art (W. W. Norton, 2003). Médico en el Hospital Beth Israel en Boston, también es parte del cuerpo docente de la Facultad  de Medicina de Harvard. Admirador de las formas clásicas de la literatura inglesa, utiliza patrones métricos y rimas inusuales que entreteje con temas políticos, sociales y biológicos.





Sobre el derecho de casarse

¿Me vas a recordar igual que como me ves 
hoy? Este largo compromiso—veinte años— 
ha contraído algunos estragos. Me 
acosté anoche y pensé que estábamos

lejos de no sonar más. Giraste hacia mí, 
y yo era joven, y aún miedoso; la luna de junio 
nos espió, con preocupación familiar. Me dolía 
la rodilla, castigo por hacer culto a la tierra

de nuestro pequeño jardín. Los lirios florecidos, 
sus caras enjutas y barbudas, de viejos 
hermosos, dispensaron sus bendiciones y sus culpas. 
Vos pintabas un mueble, y dijiste "lo haré,

por supuesto lo haré". Yo plantaba ajedrea,
no muy resistente a los meses invernales, al lado
de la menta que odias por invasiva.
Se entremetió una brisa, siempre la novia radiante

con quien todos se quieren casar. La labor de una vida, 
por la mitad hasta ahora, omnipresente— 
estaba cansado, y pronto caería la noche, 
pero nadie puede negar el amor, ni nosotros.

(Traducción: Fabián O. Iriarte y Lisa Bradford)




On the Right to Marry

Will you remember me the way I am
today? This long engagement—twenty years—
has taken something of a toll. I came
to bed last night, and thought that we were far

from being done with dreams. You turned to me, 
and I was young, and still afraid; June's moon 
peered in, parental with concern. My knee 
ached, punishment for worshipping the loam

in our small garden. Irises in bloom,
their wizened, bearded faces beautiful
old men's, dispensed their blessings and their blame.
You painted furniture, and said "I will,

of course I will." I planted savory, 
not hardy through the winter months, beside 
the mint you hate for its invasiveness. 
A breeze intruded, always the bright bride

the whole world wants to marry. A life's work, 
as yet only half done, ubiquitous— 
I felt tired, and it would soon be dark, 
but none may refuse love, not even us.





Perdido en el Hospital

No es que a mí no me guste el hospital.
Esos ramos de flores, tan audaces.
Ese vaho de yodo. Los enfermos
absortos y genuinos en sus cuartos.
Mi amigo, el que se está muriendo, ha ido
conmigo a donde los pacientes fuman
con sus tanques de oxígeno a un costado:
un patio de esqueletos. Compartimos
un cigarrillo: una delicia corta,
demasiado. Tomé su mano y era
como asir un llavero. Fue bellísimo:
la luz del sol nos apuntaba, como
si importáramos algo. Merodeé 
por un momento el hueco en sus costillas
que se abrió para mí, y junto al estruendo
del salto de su corazón, froté
mis ojos y me dije “estoy perdido”.
                              
Versión del inglés de Pedro Poitevin





Iatrogenic 
                           
You say, “I do this to myself.” Outside,
my other patients wait. Maybe snow falls;
we’re all just waiting for our deaths to come,
we’re all just hoping it won’t hurt too much.
You say, “It makes it seem less lonely here.”
I study them, as if the deep red cuts
were only wounds, as if they didn’t hurt
so much. The way you hold your upturned arms,
the cuts seem aimed at your unshaven face.
Outside, my other patients wait their turns.
I run gloved fingertips along their course,
as if I could touch pain itself, as if
by touching pain I might alleviate
my own despair. You say, “It’s snowing, Doc.”
The snow, instead of howling, soundlessly
comes down. I think you think it’s beautiful;
I say, “This isn’t all about the snow,
is it?” The way you hold your upturned arms,
I think about embracing you, but don’t.
I think, “We do this to ourselves.” I think
the falling snow explains itself to us,
blinding, faceless, and so deeply wounding.                        
           






Love Song for Love Songs

 A golden age of love songs and we still
can’t get it right. Does your kiss really taste
like butter cream? To me, the moon’s bright face
was neither like a pizza pie nor full;
the Beguine began, but my eyelid twitched.
“No more I love you’s," someone else assured
us, pouring out her heart, in love (of course)—
what bothers me the most is that high-pitched,
undone whine of “Why am I so alone?”
Such rueful misery is closer to 
the truth, but once you turn the lamp down low,
you must admit that he is still the one,
and baby, baby he makes you so dumb
you sing in the shower at the top of your lungs






The Distant Moon
    
I

Admitted to the hospital again.
The second bout of pneumocystis back
In January almost killed him; then,
He’d sworn to us he’d die at home.  He baked
Us cookies, which the student wouldn’t eat,
Before he left--the kitchen on 5A
Is small, but serviceable and neat.
He told me stories: Richard Gere was gay
And sleeping with a friend if his, and AIDS
Was an elaborate conspiracy
Effected by the government.  He stayed
Four months. He lost his sight to CMV.
      
   
II

One day, I drew his blood, and while I did
He laughed, and said I was his girlfriend now,
His blood-brother.  “Vampire-slut," he cried,
“You’ll make me live forever!” Wrinkled brows
Were all I managed in reply.  I know
I’m drowning in his blood, his purple blood.
I filled my seven tubes; the warmth was slow
To leave them, pressed inside my palm.  I’m sad
Because he doesn’t see my face.  Because
I can’t identify with him.  I hate
The fact that he’s my age, and that across
My skin he’s there, my blood-brother, my mate.
      
   
III

He said I was too nice, and after all
If Jodie Foster was a lesbian,
Then doctors could be queer.  Residual
Guilts tingled down my spine.  “OK, I’m done,"
I said as I withdrew the needle from
His back, and pressed.  The CSF was clear;
I never answered him.  That spot was framed
In sterile, paper drapes.  He was so near
Death, telling him seemed pointless.  Then, he died.
Unrecognizable to anyone
But me, he left my needles deep inside
His joking heart.  An autopsy was done.
      

IV

I’d read to him at night. His horoscope,
The New York Times, The Advocate;
Some lines by Richard Howard gave us hope.
A quiet hospital is infinite,
The polished, ice-white floors, the darkened halls
That lead to almost anywhere, to death
Or ghostly, lighted Coke machines.  I call
To him one night, at home, asleep.  His breath,
I dreamed, had filled my lungs--his lips, my lips
Had touched.  I felt as though I’d touched a shrine.
Not disrespectfully, but in some lapse
Of concentration.  In a mirror shines

The distant moon.




Hospital Writing Workshop

Arriving late, my clinic having run
past 6 again, I realize I don’t
have cancer, don’t have HIV, like them,
these students who are patients, who I lead
in writing exercises, reading poems.
For them, this isn’t academic, it’s
reality:  I ask that they describe
an object right in front of them, to make
it come alive, and one writes about death,
her death, as if by just imagining
the softness of its skin, its panting rush
into her lap, that she might tame it; one
observes instead the love he lost, he’s there,
beside him in his gown and wheelchair,
together finally again.  I take
a good, long breath; we’re quiet as newborns.
The little conference room grows warm, and right
before my eyes, I see that what I thought
unspeakable was more than this, was hope.








FERNANDA SILIUTO BRIGANTY [16.628]

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Fernanda Siliuto Briganty

(La Laguna, Tenerife, 1834 – Puerto de la Cruz, Tenerife, 1859). Romántica en vida y obra. Falleció en el ex convento de Santo Domingo. En la partida de defunción se lee: "falleció día 23/04/1859... (...) y no recibió los Santos Sacramentos.

Su novio se va a las Américas en busca de fortuna y ella romántica en vida y obra al verse sola, ingresa a vivir en el convento. Ella estaba enamorada. Él no volvió.

¿Falleció o se suicidó?  No se descarta la posibilidad de un suicidio porque padecía también mal de amores. Sus restos fueron hallados por las monjas y amortajado con el traje de novia que había confeccionado para las deseadas nupcias con su primo. Sus poemas nunca se publicaron en formato libro.

Fernanda Siliuto Briganty, que vivió en un siglo eminentemente poético en las islas. Fue hija de José María Siliuto y de Ana Briganty Hernández, siendo la cuarta de nueve hermanos. Probablemente, mucho influyó en la joven el hecho de que su padre tuviera una notable biblioteca, en la que ésta pudo acceder a varias obras clásicas de la época. Nació Fernanda Siliuto en la Villa de Abajo, ciudad de La Laguna, el 20 de marzo de 1834. La vida de la poetisa transcurrió entre La Laguna, San Juan de La Rambla y el Puerto de la Cruz. Su educación transcurrió en el contexto de una familia burguesa. No sabemos cómo era, aunque la poetisa cubana Dulce María Loynaz se atrevió a exponer toda una serie de calificativos para diseñar un perfil romántico que pretendió poner cara a una autora muerta a temprana edad, en un siglo en el que, también, la poesía canaria perdió al jovencísimo Heráclito Tabares (1849-1865).

Se sabe que Fernanda Siliuto se enamoró en San Juan de la Rambla de un primo suyo. Un enamoramiento que se encontró con el obstáculo del dinero, por lo que ante la carencia de recursos, su primo se vio obligado a emigrar a América. Mientras, Fernanda Siliuto le esperó en el exconvento portuense de Santo Domingo, en la alcoba inmediata al balcón que da a la marina, si atendemos a las palabras que dejó escritas Antonio Ruiz Álvarez. Se trató de una espera larga que la poetisa no consiguió superar, falleciendo el 23 de abril de 1859. Hoy, hemos perdido el rastro de su sepulcro. Un sepulcro que, según Álvarez Rixo, fue costeado a través de una suscripción realizada por la juventud portuense.

Fernanda Siliuto, representó en sí misma un eterno legado del romanticismo. Vivió a la espera de un hombre que nunca llegó, muriendo víctima de una terrible enfermedad que acabó con la vida de una persona llena de vitalidad. En su espera, llegó a adquirir un traje de novia, el cual nunca se utilizaría para tal fin, sino que pasaría a convertirse en sudario durante su entierro. El anonimato de su tumba ha pretendido desterrar a la poetisa al más oscuro y triste de los olvidos. Sin embargo, su legado, afortunadamente, quedará eternamente en el recuerdo gracias a la veintena de poemas publicados en los periódicos de las Islas.


El convento de Santo Domingo y la poetisa Fernanda Siliuto Briganty (1834-1859)

EL ESCRITOR/PERIODISTA y poeta don Luis Álvarez Cruz quizá es el único que nos dejó una semblanza de esta poetisa lagunera y de su fugaz existencia en su obra "La vida romántica de Fernanda Siliuto". Otros intelectuales han tratado de salvarla del olvido pero muy sucintamente.

El romanticismo, como forma de vida, afectó a casi toda la juventud de Europa, fue la respuesta de una generación que deseaba olvidar al neoclasicismo francés. La generación romántica estuvo acompañada de tres sombras que la diezmaron: la tisis, el suicidio y los duelos. En Tenerife se infiltró por el puerto de Santa Cruz; los turistas enfermos acudían por indicación de los médicos, ellos traían las modas y los diversos libros. El romanticismo nos retrae a contemplar la naturaleza en sí misma y todo cuanto hay en ella. Fernanda padecía la enfermedad que le devoraba sus pulmones: su palidez, la falta de apetito, postrada, lánguida y sin ganas de vivir. Por eso la trajeron al Puerto de la Cruz, evitando la humedad de La Laguna y los calores de Santa Cruz. Encontró acomodo en una de las dependencias del ex convento de Santo Domingo. La familia Rodríguez Figueroa era la propietaria; lo compraron cuando don Juan Álvarez Mendizábal (1790-1853), político gaditano, tres veces ministro de Hacienda, liberal de buena planta, sus paisanos le pusieron el nombrete de "Juan y Medio", masón de la logia Taller Sublime. Firmó dos Reales Decretos (19 de febrero y 8 de marzo de 1836) por los cuales el patrimonio de la iglesia fue expropiado por el Estado, salvo el dedicado a la enseñanza de los niños pobres y los concernientes a enfermos y desahuciados.

La poetisa Fernanda Siliuto Briganty nació en la denominada Villa Abajo de La Laguna, bautizada el 23 de marzo de 1834 en la parroquia de Santo Domingo. Su padre era peninsular y la madre portuense. El siglo XIX isleño fue un semillero de poetas acompañados por bellas y tiernas criaturas, un mundo de sombras y felicidades, los abanicos de ellas estaban y recogían poemas que hoy guardan sus descendientes como tesoros, fue aquella juventud cantada por Rubén Darío que se va para no volver... El siglo XIX también como adorno; los desafíos: aquellos poetas se batían como leones. 

Don Manuel Verdugo ("Burbujas", nº 75) los contempló así: (...) por cuestiones de honra tuvo cien duelos, / una pierna ha perdido y el ojo izquierdo; / en la mano derecha le falta un dedo... / Y sin embargo muchos dicen al verlo: / ése sí que es un hombre / "cuerpo entero".

Aquellas bellísimas tuvieron diversa suerte. Nuestra encantadora profesora doña María Rosa Alonso hizo de la poetisa Victorina Bridoux y Mazzini de Domínguez una de las más interesantes en su libro. La brillante escritora nos la da a conocer y el lector queda prendido. Una epidemia de fiebre amarilla en Santa Cruz terminó con ella. Nuestros antepasados lo pasaban fatal con tantas calamidades, los duelos y los suicidios no tenían fin en el continente europeo. J.W. Goethe escribió su desdichado " Werter" y miles de alemanes se sintieron reflejados acudiendo al suicidio y causando alarma social. La obra casi fue prohibida: en España Larra se pegó un tiro en un martes de Carnaval, a su casa se acercó su amante, Dolores Armijo, explicándole que se iba para Filipinas y deseaba la devolución de sus cartas. Ella, al oír el estampido en el portal... para qué les cuento. Hoy Larra tiene frente al Palacio Real de Madrid un monolito en su honor. "El Pobrecito Hablador" nos mira en silencio. En Italia, el noble Leopaldi, en su Palazzo de Recanati (Marcerata), su tisis y su melancolía cantaba "La muerte atroz: ¡Oh, contra la infame ardimiento, indefensos son los reinos / de la sabia Natura... /" ("Himnos a los Patriarcas"). Inglaterra y Francia también los tuvo, fue una epidemia. nuestra poetisa Fernanda: "El amor todo lo excusa, / lo cree todo, todo lo espera, todo lo tolera, el amor no pasa jamás". Fernanda Siliuto encontró su fin en el convento de Santo Domingo, del Puerto de la Cruz, creo incluso saber cuál fue su cuarto, ¿falleció o se suicidó? Ella padecía también mal de amores, él se fue para las Américas en busca de posibles y no volvió. En la partida de defunción se lee: "falleció día 23/04/1859... (...) y no recibió los Santos Sacramentos". Fue su desaparición sentidísima, sus amigos le dedicaron endechas y con sus antorchas encendidas la acompañaron al Campo Santo. "Pues bien, yo necesito / decirte que te adoro, decirte que te quiero / con todo corazón (...) Comprendo que tus besos / jamás han de ser míos, / comprendo que en tus ojos / no he de ver jamás... ¡adiós por la vez última (...) amor de mis amores, (...) mi lira de poeta, mi juventud, adiós". Así, el mejicano Manuel Acuña (1849-1873) hacía memoria de su amada, (me presta para Fernanda).

Fernanda Siliuto nos dejó a sus veinticinco años radiantes de tristezas y melancolías. Su fallecimiento fue súbito, causó estupor como ya les he dicho; el ayuntamiento portuense le concedió sepultura perpetua, me mostraron las Actas de 1866, parte de ellas mutiladas.

El excelente escritor Juan del Castillo, en su obra "El Puerto de la Cruz, entre la nostalgia y la ilusión" (pág. 122), felizmente recuperado y con salud, quiere hacer una segunda edición que saldrá esta Navidad. Como les contaba, escribió: "El Ayuntamiento acuerda ceder el sepulcro a perpetuidad, estaba a mano derecha según se entra en el camposanto católico del Puerto. Más tarde, se perdió su tumba. Tal vez para que se cumpliese hasta allí mismo su destino de ser borrada y olvidada". Ahora que el Ayuntamiento portuense rescató el convento de Santo Domingo para el patrimonio de esta ciudad, sería de agradecer que lo convirtiese en la Casa de la Cultura del Puerto de la Cruz, que no tenemos. El magnífico patio serviría, entre otras cosas, para escuchar las mejores orquestas polifónicas de Europa y la de aquí, de reconocido prestigio. En Santo Domingo también vivió la familia Rodríguez Figueroa. En sus estancias, las hermanas del político y poeta modernista (doña Anita, Elvira, Lulú), don Luis Rodríguez Figueroa, alegraron todas ellas las efemérides familiares mientras pudieron, luego el final del poeta las dejó de luto para siempre. La guerra 36-39 cuenta entre los desaparecidos a su hermano don Luis; cuando resultó diputado electo por Izquierda Republicana, fue vilmente asesinado en Santa Cruz.

Ahora que existe gran preocupación por el ayuntamiento en ofrecer turismo/cultura, sería el sitio ideal para recibirlo. Santo Domingo tiene tradición, abolengo e historia. Don Marcos Brito Gutiérrez tiene la palabra. Un proverbio griego dejó escrito: "El corazón que ama es siempre joven".



A una nube

¡Nube errante, nube errante
que al cruzar en raudo vuelo
tiendes tu velo flotante
sobre el claro azul del cielo!

¡Fueran cual tú las sombrías
nubes que eternas se mecen
en el cielo de mis días
y que mi senda oscurecen!

¡Del sol las rubias quedejas
sólo ocultas un instante,
y para siempre te alejas,
nube errante, nube errante!

Mientras cual fúnebre manto,
cual señal de eterno duelo,
las contemplo con espanto,
siempre flotando en mi cielo.

Cielo en que triste fulgura,
cual sol de la vida mía
la estrella de desenvultura
que llaman Melancolía.

¡Y si levísimos rastros
dejas, ¡oh, nube!, al pasar
y como antes los astros
de nuevo se ven brillar!

Y ¡ay! en mi cielo se placen
esas nubes trsitemente…
¡O si se alejan lo hacen
tan lenta, tan lentamente!

Y en el pobre pecho mío,
que suspira por amor
dejan un velo sombrío,
sombrío como el dolor.

Dejan en mí un desaliento
y una congoja, un afán…
que ignoro si es más tormento,
si vienen o si se va.
Por eso, al aver que los cielos
recorres, digo anhelante:
"Fueran como tú mis duelos,
nube errante, nube errante"





Esclavitud

¿No son libres las aves…? Por qué el hombre
no ha de serlo también? Ley inhumana
que ni aun respeta la cabeza cana
del acerca al fin de su vivir;
Ley que los mismos hombres han creado
para satisfacer su necio orgullo
degradante invención;  siglo afamado
porque la esclavitud no has de omitir?

El opresor a su vasallo dice:
“Trabaja sin cesar de noche y día
si osas no obedecer a la voz mía
quee te maten diré sin compasión;
Yo como dueño, mandaré a mi antojo
tú como esclavo servirás callando,
y perdido serás si algún enojo
mostrares del que abriga corazón”.

y el triste negro trabajando calla
encerrando su odio cauteloso
que en su pecho infeliz, con furia estalla
y le impulsa con rabia a maldecir.
Y cuando se detiene fatigado
para toma: respiración sediento,
temblando de furor siente sangriento
el afrendoso látigo crujir.

Oprobiosa ignominia..,! ¿No es tu hermano
el que haces padecer y a quién humillas?
¿Crees así elevarte soberano
robándole su fuerza y voluntad?
Un puñado de oro fe hace dueño
de un semejante a tí que cual te encierra
un corazón…  ¿por qué en perpetua guerra
le haces vivir muriendo sin piedad?

No son libres las aves… ¿por qué el negro
no ha de serlo también…? Ley inhumana
que no respeta la cabeza anciana
ni la de aquel que empieza sin vivir;

Ley que los hombres viles han creado
dando al olvido lo que Dios dispuso,
olvido criminal… siglo afamado
por qué la esclavitud no has de omitir?

¿Pero que digo yo, aún los que tienen
blanco y terso el color, blando el cabello
opresos gimen doblegando el cuello
cual si de ébano fuese su color?

¿Qué digo yo, si el que consigue alzarse
pisa la pura frente de su hermano
y en su trono infamante al asentarse
hace que le proclame su señor?

Que mucho entonces ¡ay! que el Africano
el Indio y otros mil esclavos gimen
y que tengan por dueño algún tirano
que les baga cumplir su voluntad.

Cuando los que jamás esclavos fueron
hoy como nunca sufren abatidos,
cuantos viven ¡oh Dios! envilecidos
sirviéndoles de escudo su maldad.






BEN MAZER [16.638] Poeta de Estados Unidos

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Ben Mazer

Ben Mazer, POETA DE EE.UU. Es graduado en la Universidad de Boston, donde sus consejeros eran Sir Christopher Ricks y Archie Burnett. Sus colecciones más recientes de poemas son Poems (The Pen & Anvil Press) and January 2008 (Dark Sky Books) ambos publicados en abril de 2010.

Poeta ganador del premio Pulitzer. 





Ben Mazer
Traducción de Mario Murgia



Poema para el primer día de primavera

En Los Ángeles el ataúd de un vampiro verás
acompañado de un simio llamado Barrabás.
En el sótano la luz del sol proyecta en las ventanas
el  polvo donde juegan simio y ataúd  por las mañanas.
Esta sombra estrella de cine fue una vez, esta fosa
es un experimento científico que el último actor goza.
Quienquiera que llegue, Thelma o Clara o Theda,
al rendir homenaje a Rita,  en silencio queda.
Los niños de la escuela a casa llegan, nada más.
El pasto está podado y de pizarra el arco pesa más y más.




Poem for the First Day of Spring

The vampire’s coffin in Los Angeles
is kept company by an ape named Barabas.
Sunlight through the basement windows all day
projects dust motes where the ape and the coffin play.
This shadow was once a movie star, this grave
is a science experiment that the last actors crave.
Whoever comes here, Thelma or Clara or Theda,
will go in silence, paying homage to Rita.
Children come home from school, but that is all.
The lawn is trimmed, and the slate arches pall.




Epílogo

Es la juventud que entiende la vejez
y tu repulsión no es sino proyección
una imagen del odio que obtienes.
He visto llegar el otoño y creo que
seguiré cada hoja que serpea por la casa
hasta donde farfullas, la punta de la soga
donde la gracia camina entre el follaje nupcial
y nadie puede confundirte con otra.  
Después, son sólo hojas que quemar.
Y cuando las flores revienten sobre la lluvia
los techos mantendrán su testigo solemne y manso
alejado de los jóvenes que viajan lejos
para colmar la nariz de aire otoñal.
Bien basta el alba como despertar.  
Y el amor es amable, aunque académico no sea.
Y qué si llenara mis cuadernos de sus palabras
esbozadas de repente sin el menor titubeo
regresaría ella a él al llegar el otoño
o se hundiría en un crudo invierno
sin contar siquiera los capullos idos ya.
Cuántas veces la lluvia otoñal se manifiesta
para arremolinarse por el río ya de tarde
o caer como un gran océano en el ocaso.
No importa, él de ella ya se ha hartado
y abandona su juventud esperando algo mejor.
Una gota expresa todas las crecidas aguas,
el viento a los árboles insufla sentimiento
y nadie, nadie puede revertir el golpeteo
de las tinieblas encerradas allí dentro. 
Miran fijo la ciudad al alba
y no pueden despertar estas mortajas de memoria.



Epilogue

It is youth that understands old age
and your repulsion is but a projection
an image of the loathing you obtain.
I’ve seen the fall come in and think I shall
follow each leaf that winds about the house
to where you stutter, the end of the tether
where grace walks through the bridal foliage
and no one could mistake you for another.
After that, they are only leaves to burn.
And when the flowers burst upon the rain
the roofs shall keep their solemn gentle witness
far from the young men who travel far
to fill their noses with the autumn air.
Daybreak is decent as awakening.
And love is gentle, though he is no scholar.
What if I filled my notebook with his words
sketched suddenly with no least hesitation
would she return to him when it came fall
or would she sink into a bitter winter
not even counting the blossoms that are gone.
How many times the autumn rain recurs
to wind about the river in the evening
or fall like one great ocean in the dawn.
No matter, he has had enough of her
and leaves his youth in hope of something better.
A drop expresses all the flooding water,
the wind instills the trees with sentiment,
and no one, no one can reverse the patter
of the darkness that’s enclosed within.
It stares across the city in the dawn
and cannot wake these shrouds of memory.




El muelle largo

Se lleva un rato caminar por el muelle largo
que está cubierto contra los elementos.
Incluyendo las propiedades contiguas
en el nuevo arrendamiento, nuestro grupo se paseaba
bajo el brillo de la luz que apartaba la noche:
el chino, el francés y el sueco
(todos de traje planchado, apenas bajados de un avión
y ansiosos de regresar al hotel
para en privado hundirse en una copa
bajo el brillo de la luz que apartaba la noche);
sus desinformados ojos no prestaban atención
(el viaje estaba sazonado con esa jerga de agente
que no vacila en su propósito,
que no está diseñada para que uno mire en realidad),
y el coleccionista de finas mercancías
que contaba millones entre los bienes almacenados
les pasaba algo de su calculador orgullo
a objetos que no podía comprometerse a vender,
las furtivas bases de su capital:
cada tipo de botella de cada tipo de año,
cada calendario impreso que se producía,
cada producto manufacturado, todo aquello
guardado sin abrir en su embalaje
igual que cuando reinaba la alegría de vivir
(para ello la mujer inglesa lo ayudaba
pues como a un amigo lo miraba).
El muelle largo era inestable frente al viento.
No nos dimos cuenta de que era un muelle
lo que habíamos recorrido, pero al extremo,
una ventana podrida por el clima se asomaba
al océano; pudimos ver adónde habíamos llegado,
sostenidos sobre el mar por pilotes enormes,
muy adentro, y meciéndonos con el viento
con poco espacio para caminar sobre el piso flojo.
Pensé en caer al mar.
El mar es azul, pero muchos tonos de azul
blanco, verde,  negro y gris se combinaban
en movimiento, elevándose hacia nosotros en una página
tras la cual la luz no esconde ecos de nada.
La nada es lo único que conocemos de lo que está ahí.
Parece pesada, más pesada que los sueños,
tan profunda como allá donde los sueños piensan ir,
en el lodoso pensamiento negro que ahí no está.
Lo que sea que es o ha sido o no,
lo que sea es otra parte, aun si aquí estamos:
todo es un paradigma:  el arco del clavadista
no es nada sino lo que tenemos a la vista.
Quiero voltear la página. Tengo miedo
de lo que está por allá, del horizonte, los barcos—
tinieblas someras, ventajas inciertas.
Me alejé del viento, como de un clavo,
y pegué la vuelta. Ahí, sobre algunas mesas largas
(entre mesas y paredes estaba mi prisión
cuando de mi caída tuve una visión)
cuyos bordes estaban levantados para formar botes,
vi enormes cantidades de tiras
de papel, muy delgadas, archivadas en largas filas.
Abrí una para ver qué tiras eran esas.
Sobre cada una —y ahora veía los barcos
que seguramente fueron tan reales como tú o yo—
el nombre anotado de cada viajero
que el horizonte en barco transgredía
cuando aquí llegaba; una tira cada entrada tenía—
un continente de fantasmas había descendido ahí,
voluminoso sobre las mesas; solo se movía la bruma
y el muelle largo se sostenía y se mecía en su lugar. 




The Long Wharf

It takes a while to walk through the long wharf
which is enclosed against the elements.
Purveying the connecting properties
to the new lease, our party sauntered there,
in the bright glare of light deflecting night,
the Chinaman, the Frenchman and the Swede
(each in a pressed suit, just off an airplane,
and eager to get back to the hotel,
to sink in privacy into a drink
in a bright glare of light deflecting night),
their uninformed eyes taking little care
(the tour was peppered with such agent’s talk
as never hesitates in its intent,
was not designed for one to really look), 
while the collector of fine bric-a-brac
who counted millions in the warehoused goods   
rubbed off a bit of calculating pride
on objects he could not commit to sell,
stealthy foundations of his capital:      
each type of bottle from each type of year,
each printed calendar that was produced,
all manufactured products, everything
preserved unopened in its packaging
just as it was when joie de vivre was king
(the Englishwoman served him to this end,
looking upon him as upon a friend).
The long wharf was unstable in the wind.
We didn’t realize it was a wharf
we had come through, but at the end of it
a weather-rotted window peered out on
the ocean, we could see how far we’d come
held up above the sea by massive beams,
a long way out, and swaying in the wind
with little place to walk on the loose floor.

I thought of falling out into the sea.   
The ocean is blue, but many shades of blue    
and white and green, and black and grey, combined
in motion, rising towards us on a page
behind which light hides echoes of nothing.       
Nothing is all we know of what is there.             
It seems so heavy, heavier than dreams,           
as deep as dreams would ever think to go,  
in the black murky movement that’s not there.
What ever is or has or hasn't been,
whatever's elsewhere whether we are here,
all is a paradigm: the diver's bow                
is nothing if not everything we know.
I want to turn the page. I am afraid
of what is out there, the horizon, ships—         
depthless darkness, uncertain vantages.
I pulled back from the wind as from a nail,
and turned to go. There on some long tables
(I had been squeezed between them and the wall
when I had had my vision of my fall)
whose sides were built up so that they were bins,  
I saw enormous quantities of slips
of paper, very thin, filed in long rows.
I opened one to see what slips they were.
Upon each one, and now I saw the ships
that must have been as real as you or I,
the name recorded of each voyager
transgressing the horizon on a ship
who entered here, each entry had a slip—            
a continent of ghosts had landed here,
thick on the tables, only the fog moved
and the long wharf stayed up and swayed in place.



DIANE RÉGIMBALD [16.639] Poeta de Canadá

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Diane Régimbald

Nacida en Ottawa en 1956, Diane Regimbald. Educación universitaria en estudios de francés en la Universidad de Montreal. Participó en la antología francesa de voces femeninas contemporáneas, pas d’ici, pas d’ailleurs en 2012.  Ha colaborado en diversas revistas como Estuario, Moebius, Salir, Bacanal, El árbol de canciones, SerieAlfa y ha participado en varios eventos y lecturas públicas en Quebec, México y Europa (España, Holanda, Bélgica, Francia) . Tiene, entre otros, participaron en el Festival Internacional de Poesía de Trois-Rivières (2003, 2007, 2012), la reunión de la poesía Primera catalán-Quebec en Barcelona (2006), el Encuentro de Poesía del Mundo Latino México (2009), el Mercado de la poesía de París en Francia (2007, 2010, 2011, 2013), en el 38 ° Encuentro Internacional de escritores y Quebec en el 7 º Festival Internacional de Poesía y el Mercado de Namur en Bélgica (2010). En 2006 fue escritora en residencia en Amsterdam. Algunos de sus textos han sido traducidos al catalán, español e Inglés. Ella es miembro del Centro de Quebec de PEN Internacional y la Unión de escritores y escritores de Quebec.

Oeuvres

Des cendres des corps (2007) : Éditions du Noroît, 2007
L'insensée rayonne (2013): L’Arbre à paroles, Collection Résidences, 2013
L'insensée rayonne, Montréal : Éditions du Noroît, 2012
Pas (2009): Éditions du Noroît, 2009
Pierres de passage (2003): Éditions du Noroît, 2003, 66 p. 
"Le poème Chant de mère a paru sous une forme différente dans la revue Osiris." - Verso de l'achevé d'imprimer
La seconde venue (1993): Éditions du Noroît, Collection Initiale du Noroît; 6, 1993, 109 p.



Traducciones de Silvia Pratt



LAS DUDAS ENCALLAN en el hueco de un amor naciente 
que forma el lecho donde se comparten las maniobras 
de los cuerpos que buscan la fusión de las lenguas 
y el estremecimiento de los poros.

Caminas en ese paisaje
como si te hubieran pintado en él.
Los vastos espacios de los valles y de las colinas
las altas y secas montañas cortando el cielo
resquebrajan las nubes.
El infinito se sitúa ahí, en ese fuera de tiempo que se contempla
sin fijar la mirada.

¿Acaso en tus numerosas inercias hay un gemido resonante
una invocación que se le pide a la gracia ?
Algunos rostros portan una belleza indecible
que sólo puede rozarse con la mirada.

Se me ha dicho, alguien quiso decirme
que cada color vestía su noche. 






LES DOUTES SE noient au creux d’un amour naissant 
qui forme le lit où se partagent les gestes 
des corps cherchant le croisement des langues 
et le tremblement des pores.

Tu marches dans ce paysage
comme si tu y avais été peint.
Les espaces vastes des vallées et des coteaux
les montagnes hautes et sèches coupant le ciel
fendent les nuages.
L’infini se situe là, dans ce hors temps contemplé 
sans regard fixe.

Y a-t-il dans tes nombreux arrêts un gémissement entendu
une invocation demandée à la grâce ?
Certains visages portent une beauté indicible
qu’on ne peut qu’effleurer du regard.
On m’a dit, on a voulu me dire
que chaque couleur portait sa nuit.






EL COYOTE NO tiene miedo (de nada tiene miedo)

Al partir habría un rastro
una huella de tu nombre
la historia proseguiría
de la habitación hacia el exterior
narraría una leyenda
un lienzo del mundo
de la hija al padre

voces que imploran voces de combatientes 
como de coyotes dispuestos a aullar.





LE COYOTE N’A pas peur (il n’a peur de rien)

Il y aurait en partant 
une trace
une empreinte de ton nom 
l’histoire se poursuivrait 
de la chambre au dehors 
raconterait une légende 
une fresque du monde 
de la fille au père

voix implorantes voix de battantes 
tels des coyotes prêts au cri.






LO QUE CAE
vuelve a elevarse suavemente 
la belleza eligió la imagen 
una esperanza de verdad soñada

turbulencia de rupturas 
dolores en fragmentos 
quebrantos
como un paro cardiaco 

si conocieras a la muerte 

podrías tomarla y otorgarla.






CE QUI TOMBE 
ne remonte que léger 
la beauté a choisi l’image 
un espoir rêvé certes

trouble des ruptures 
douleurs divisées 
cassures
comme arrêt du cœur

si tu savais la mort

tu pourrais la prendre et la donner.

Ceniza de los cuerpos. Pasos (Des cendres des corps. 
Pas), Éditions du Noroît, México, 2009





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