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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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VÍCTOR KLEMPERER [9341]

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Víctor Klemperer
Víctor Klemperer, (9 de octubre 1881 – 11 de febrero 1960) nació en Landsberg an der Warthe, Imperio Alemán (hoy parte de Polonia) y falleció en Dresde, Alemania del Este. Fue el noveno hijo del rabino Wilhelm Klemperer, primo del famoso director de orquesta Otto Klemperer. Victor Klemperer durante su vida fue hombre de negocios, periodista y finalmente profesor de universidad. Sus diarios, describiendo su vida en la Alemania Nazi y en la RDA (República Democrática Alemana), fueron publicados en 1995.

Víctor Klemperer se trasladó a Berlín la edad de 9 años. Desde 1902 a 1905 estudió filosofía, románicas, literatura y lengua alemana en Múnich, Génova, París y Berlín. Más tarde fue periodista y escritor en Berlín.
En 1912 se convirtió al protestantismo y continuó sus estudios en Múnich doctorándose en 1913 realizó. Desde 1914 a 1915, impartió clases en la Universidad de Nápoles. Después de esta experiencia se enrola como voluntario en el ejército alemán y participa en la Primera Guerra Mundial donde recibió la Medalla al Servicio.

En la Alemania Nazi

Entre 1933 y 1945 sufrió la persecución nazi, a pesar de su fuerte identificación con la cultura alemana y es durante esa época que se dedica a escribir su diario personal, donde comparten espacio sus anotaciones más íntimas con todo lo que va ocurriendo en el día a día en la Alemania Nazi. Este diario fue una válvula de escape a la vida frustrante que se vio obligado a seguir al ser declarado no-alemán. En su Diario también hay muchísimos detalles sobre como es pervertida la lengua alemana en aras de la propaganda Nazi. Estas referencias le sirvieron de base para su libro 'Lingua Tertii Imperii' publicado por primera vez el año 1947 en Alemania.
Cuando Adolf Hitler llegó al poder ya era catedrático de filología y director del departamento de Románicas y Literatura en la Universidad Técnica de Dresde y había publicado varios libros sobre la literatura francesa de los siglos XVII y XVIII. Cuando se disponía a escribir un estudio acerca de la Ilustración francesa fue expulsado de la universidad (1935) motivado por la política racial de la Alemania Nazi impidiéndole, desde ese momento, el acceso a todas las bibliotecas públicas e incluso la posesión de todo libro que no fuera un libro “para judíos”.
Su matrimonio con una mujer no judía, Eva, le permitió ir esquivando las deportaciones, aunque recibía frecuentes visitas por parte de la Gestapo. En 1940 fue realojado, perdiendo su casa y obligado a vivir en lo que era conocido como un gueto, casas para judíos en condiciones miserables (Judenhaus) y forzado a trabajar como obrero en una fábrica. Fue en este periodo cuando los registros diarios de la Gestapo se conviertieron en brutales y recibió golpes, insultos, robos de alimentos y enseres de la casa.
A pesar de todo lo anterior, las crónicas que escribía en su diario le permitían conservar un cierto grado de dignidad, adaptándose a las duras condiciones y sobreviviendo a los más adversos días.

La huida de la Alemania Nazi

El 13 de febrero de 1945 recibió la noticia de su deportación. Sin embargo aquella noche tuvo lugar el primero de los cuatro bombardeos masivos realizado por los Aliados sobre la ciudad de Dresde. En la confusión causada por las bombas incendiarias, "tormenta de fuego", Klemperer se arrancó la estrella amarilla que debía portar para ser identificado como judío y pudo escapar con su familia hacia el sur, a territorio controlado por las fuerzas americanas. El bombardeo de Dresde le salvó de ser enviado a las cámaras de gas de Auschwitz.
Victor Klemperer sobrevivió a la Guerra y al Holocausto.
En las anotaciones realizadas en su Diario entre el 22 y 24 de febrero durante su estancia en Piskowitz describe cómo sobrevivió a la catástrofe de Dresde. Su mujer le acompañó en todo momento salvando sus Diarios al ocultarlos en la casa de una amiga.

En la República Democrática Alemana

Cuando terminó la guerra, tal y como relata en su diario, Klemperer regresó a su casa en Dölzschen, próxima a Dresde, que tuvo que reclamar a las autoridades porque había sido requisada ("arianizada"). Hizo este camino de vuelta casi siempre a pie, a través de Baviera y la Alemania del Este.
Klemperer se convirtió en una figura cultural de la postguerra en la Alemania del Este. Impartió clases en las universidades de Greifswald, Berlín y Halle. En 1950 fue delegado del Sindicato Cultural en el parlamento de la RDA.
Hacia el año 1995 se descubrieron y publicaron sus diarios. Hubo que esperar a la caída del muro para publicar estos diarios ya que Klemperer no estaba muy bien considerado por las autoridades de la Alemania del Este.
La película La langue ne ment pas (La lengua no miente) relata su diarios en forma de documental.

La bula de Rodrigo de Borja

En su colección se encontraba el único ejemplar hasta entonces conocido de la bula del cardenal Rodrigo de Borja, posteriormente papa Alejandro VI, del año 1473. Este ejemplar se perdió durante el incendio provocado por el bombardeo de Dresde en el año 1945. En 2008 se localizaron otros cinco ejemplares en los archivos de la Catedral de Segovia.




EUROPA ES SOBRE TODO UN CONCEPTO

Europa es sobre todo un concepto
Agradeced a Dios todos los días
Que os haya llevado por los mares,
Que os haya librado de grandes plagas;
Las pequeñas carecen de importancia:
Escupir al fondo del mar desde
La barandilla de una nave libre
No es en absoluto el peor de los males.
Alzad agradecidos vuestros ojos
Agotados hacia la Cruz del Sur:
La embarcación clemente os transporta
Lejos del sufrimiento de los judíos.
¿Aún sentís la nostalgia de Europa?
Ante vosotros se encuentra, en el trópico:
¡porque Europa es sobre todo un concepto!






KURT TUCHOLSKY [9342]

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Kurt Tucholsky
Kurt Tucholsky , (Berlín-Moabit, 9 de enero de 1890 - Gotemburgo/Suecia, 21 de diciembre de 1935), alemán de ascendencia judía ejerció de periodista y escritor. Escribió también bajo los seudónimos de Kaspar Hauser, Peter Panter, Theobald Tiger e Ignaz Wrobel.
Demócrata de izquierdas, pacifista y antimilitarista, Tucholsky fue un notable defensor de la República de Weimar. Como periodista comprometido políticamente y coeditor temporal del semanario Die Weltbühne junto a Carl von Ossietzky, fue un crítico de su sociedad, continuando la tradición de Heinrich Heine. Sus textos, en los que alertó sobre las peligrosas tendencias antidemocráticas de su tiempo y la amenaza del nacionalsocialismo, a menudo muestran un amargo pesimismo y una aguda sátira sobre la Alemania de su época.
Tucholsky fue ya en vida un autor ampliamente leído. Críticas de teatro, de literatura en general, o textos de crítica y de opinión. Sus novelas registraron buenas ventas teniendo en cuenta el momento histórico. Por todo esto puede concluirse que Tucholsky fue un escritor con mucho éxito. Un éxito que no ha hecho más que acrecentarse desde su muerte y hasta la actualidad, y que se materializa en las nuevas ediciones que han ido apareciendo de sus obras o en la buena aceptación de que ha gozado entre las jóvenes generaciones de lectores. No obstante, él no podía conformarse con este éxito, pues su prioridad era que su obra tuviera “consecuencias”. Al final de su vida, Tucholsky se lamentó de que su obra había tenido “éxito sin consecuencias” (“Erfolg ohne Wirkung”).
Tucholsky abandonó el judaísmo el 1 de julio de 1914 y fue bautizado protestante en el verano de 1918.

La casa de los padres de Tucholsky, donde nació, estaba en el número 13 de la calle Lübecker en Berlín-Moabit, si bien Kurt pasó su infancia en Stettin (ahora en Polonia) donde su padre había sido trasladado por razones de trabajo. Su padre Alex Tucholsky, judío y cajero de banco se había casado con su prima Doris Tucholsky en 1887 teniendo con ella tres hijos, Kurt, el mayor, Fritz y Ellen. En 1899 la familia regresó a Berlín.

En 1899 comenzó sus estudios en el Instituto Francés (das Französische Gymnasium). En 1903 continuó sus estudios en el Königliche Wilhelms Gymnasium.
En 1905 falleció su padre, Alex Tucholsky, como resultado de sífilis, dejando una considerable fortuna a su esposa e hijos lo cual permitió a Tucholsky continuar sus estudios y asistir a la Universidad sin preocupaciones económicas. Tucholsky si bien siempre tuvo unas relaciones difíciles con su madre siempre quiso y respetó a su padre.
En 1907 abandonó el Königliche Wilhelms Gymnasium para preparar su Abitur - examen que concluye la Enseñanza Secundaria en Alemania y se accede después de 12 ó 13 años de estudios según las leyes de los diferentes estados (Länder) a la Universidad - con un tutor privado.
En 1909, después de aprobar su Abitur, comenzó los estudios de leyes en Berlín, pasando el segundo semestre del curso (inicios del 1910) en Génova. Durante su estancia en la Universidad el principal interés de Tucholsky fue la literatura. Debido a esta inquietud viajó a Praga en septiembre de 1911 con su amigo Kurt Szafranski para sorprender a su autor favorito Max Brod no solo con una visita y sino con una descripción de sí mismo. Después del encuentro con Tucholsky, Franz Kafka amigo de Brod dijo sobre Kurt en su diario:
"... es una persona totalmente formada a sus 21 años, Desde el enérgico y controlado balanceo de su bastón de paseo que le da un aire jovial hasta el deliberado deleite y contenido de sus trabajos literarios (...) Y quiere ser un abogado criminalista!..."
A pesar de obtener el doctorado en leyes en la Universidad de Jena con "cum laude" a principios del 1915, Tucholsky nunca ejerció la carrera legal. Su inclinación hacia la literatura y el periodismo fue muy superior a la que tenía hacia la abogacía.

Soldado en la Primera Guerra Mundial.

La carrera como periodista de Tucholsky fue interrumpida por el inicio de la I Guerra Mundial, durante dos años ningún artículo de Tucholsky fue publicado. En abril de 1915 Tucholsky fue reclutado y enviado al Frente Este. Allí vivió la guerra sirviendo como soldado aprovisionador de munición para más tarde ser el corresponsal de la compañía. Desde noviembre de 1916 publicó el diario "Der Flieger". En la administración de la Academia de Artillería de Auce en Curlandia conoció a Mary Gerold, la cual en 1924 sería su segunda esposa. Tucholsky vio la posición de escritor y editor del periódico del frente como una muy buena oportunidad para no servir en las trincheras. Mirando hacia el pasado Tucholsky escribió:
Durante tres años y medio esquivé la guerra tanto como pude. (...) usé todos los medios posibles para que no me pegaran un tiro y no pegarlo, no usé los peores de los medios. Pero yo habría usado todos los medios, todos sin excepción, si me hubieran forzado a hacer algo así. (...) Muchos hicieron absolutamente igual.
Ignaz Wrobel, Wo waren Sie im Kriege, Herr? ¿Dónde estaba usted en la guerra, Sr.? in Die Weltbühne; el 30 de marzo de 1926; Pág. 490)
" Un día para marzo recibí una pesada y vieja arma. ¿Un arma? ¿Y durante una guerra? Nunca, pensé para mí. Apoyé el arma contra una choza y me alejé. Esto se conoció en nuestro grupo rápidamente, desconozco como salvé esa situación, pero salí adelante. Así que me las arreglé desarmado. "
(Kurt Tucholsky, Unser ungelebtes Leben. Briefe María. (Nuestra vida invivida. Cartas a María.); Reinbek, 1982; Pág. 247)
En el otoño de 1918 Tucholsky regresó de la guerra como un convencido pacifista y anti-militarista.

Luchando por la República.

In diciembre de 1918 Tucholsky fue el editor en jefe de Ulk, cargo que mantuvo hasta abril de 1920. Ulk era el suplemento satírico semanal del Tagesblatt Berlinés. Por ese tiempo trabajo regularmente para la revista Die Weltbühne. En orden a no hacer la revista semanal de la izquierda democrática demasiado Tulscholsky empleó varios seudónimos que había creado en 1913 y que mantuvo hasta el final de sus trabajos como periodista: Peter Panter, e Ignaz Wrobel. Theobald Tiger fue principalmente utilizado para Ulk. También en diciembre de 1918 comenzó a escribir poemas bajo un cuarto seudónimo, Kaspar Hauser, el cual apareció por primera vez en el semanario Die Weltbühne.
En el peor momento de la inflación, Tucholsky se vio forzado a abandonar su trabajo en la prensa y paso a trabajar como economista. Aparentemente no fueron sólo razones financieras las que obligaron a Tucholsky a dar este paso, en el otoño del 1922 sufrió una fuerte depresión donde se cuestionó el sentido de ser escritor y se dice que incluso realizó su primer intento de suicidio. Así que en marzo de 1923 comenzó a trabajar para el banco de Berlín "Bett, Simon & CO.

Entre Francia y Alemania.

En el 1924 se produjeron grandes cambios en la vida de Tucholsky. El 15 de febrero firmó un contrato para trabajar de nuevo con Siegfried Jacobsohn en el semanario Die Weltbühne. En febrero también se divorció de Else Weil con la que se había casado en mayo de 1920.
En la primavera de 1924 se trasladó a París como corresponsal del semanario Die Weltbühne y del renovado Vossische Zeitung. Desde este momento Tucholsky pasaría la mayor parte de su vida fuera de Alemania, visitándola solo ocasionalmente. Esta distancia haría más grande su interés por Alemania, por sus problemas, por sus gentes. Utilizó el Weltbühne como una tribuna para estar inmerso en el debate político de su país de origen. Al igual que Heinrich Heine en el siglo XIX intentó la reconciliación de Francia y Alemania cuyas relaciones habían quedado muy dañadas como consecuencia de la Primera Guerra Mundial tratando que los franceses y alemanes se entendieran unos a otros.
El 30 de agosto de 1924 se casó con Mary Gerold con quien había mantenido un intercambio de cartas desde que se vino de Auce en el Frente Este. En París, sin embargo, la pareja descubriría que no podrían vivir felizmente por mucho tiempo.
En diciembre de 1926 falleció Siegfried Jacobsohn y Tucholsky rápidamente estuvo de acuerdo en tomar su puesto de editor en el semanario Die Weltbühne. Sin embargo el trabajar dirigiendo la edición no encajaba en su persona y además tenía que regresar de nuevo a Berlín, ambas cosas hicieron que traspasara esta posición a su amigo y compañero Carl von Ossietzky y él actuó como coeditor.
Durante su estancia en Francia, una vez más Tucholsky fue llevado a los tribunales por sus oponentes políticos, los cuales se sentían insultados o atacados por sus escritos. En 1928 incluso un caso fue realizado en contra él por blasfemia a causa de su poema "Gesang der englischem Chorknaben" (La canción del coro de los chicos ingleses)
En 1928 Kurt y Mary Tucholsky (de soltera Gerolt) se divorciaron. En 1927 Tucholsky había conocido a Lisa Matthias y en 1929 marchó con ella de vacaciones a Suecia. Este viaje le inspiraría más tarde para escribir en 1931 la novela corta Schloβ Gripsholm ("El castillo de Gripsholm") la cual tenía la misma frescura y sentimientos de enamoramientos que Rheinsberg.
Su trabajo "Deutschland, Deutschland über alles", una obra de crítica social producida con el diseñador gráfico John Hertfield en 1929 reflejaba unos fuertes contrastes. En ellos Tucholsky se las ingenió para combinar ataques a diestro y siniestro de todo lo que no le agradaba sobre la Alemania de su tiempo con una declaración de amor a su país. En el último capítulo, bajo la cabecera Heimat escribió:
Hemos escrito "no" en 255 páginas, "no" a la simpatía, "no" al amor, "no" al odio, "no" a la pasión y ahora nos gustaría decir "SI" por una vez, "SI" a Alemania. El país donde nacimos y cuya lengua hablamos.

Desterrado y condenado al silencio.

En 1930 se traslada a Suecia donde estuvo silenciado y al final desterrado, visitando Alemania en muy raras ocasiones.
Al inicio de los años 30 Tucholsky vio claro que sus avisos estaban cayendo en saco roto y que sus acciones en favor de la república, de la democracia y los derechos humanos no tenían efecto. "Ellos están preparando el Tercer Reich " escribió años antes de Machtübernahme de Hitler en 1933, y no se equivocó, pues la cancillería de Hitler tomó el país. Erich Kästner, mirando hacia atrás en 1946, lo describió como "el pequeño Berlinés gordo" quien quiso " prevenir una catástrofe con su máquina de escribir ". (De Erich Kästner, " Kurt Tucholsky, v de Carl. Ossietzky, 'Weltbühne' ", en Die Weltbühne, el 4 de junio de 1946, p. 22)
El juicio al Die Weltbühne dejó a Tucholsky bien claro que cualquier publicación crítica se tenía que enfrentar a severas restricciones en Alemania, en 1929 se inició una investigación sobre Carl von Ossietzky y el periodista Walter Kreiser por traición y filtrado de secretos militares. El semanario Die Weltbühne había publicado un artículo "Asuntos en el cielo de la aviación alemana" donde se denunciaba el rearme ilegal del Reichswehr, a finales de 1931 Ossietzky fue sentenciado a 18 meses de prisión por espionaje. Ossietzky también fue acusado de ofensas al ejército por una de las citas más conocidas de Tucholsky "Soldados son asesinos", empleada en un artículo publicado en 1931 para expresar lo absurdo que es el hecho de que matar a una persona sea considerado un crimen en tiempos de paz y una obligación durante la guerra. Carl von Ossietzky fue juzgado como redactor responsable, ya que Tucholsky en este momento se encontraba en el extranjero, sin embargo en julio de 1932 Ossietzky fue absuelto de no difamar al Reichswehr.
Desde 1931 la voz de Tucholsky se escuchó cada vez menos en la prensa. Su actitud resignada había empeorado al finalizar su relación con Lisa Matthias, con la muerte de un amigo cercano y con una enfermedad nasal crónica. Su trabajo más importante se publicó el 8 de noviembre de 1932 en el Die Weltbühne y fueron meramente "rutinas" como el llamó a sus aforismos. El 17 de enero de 1933 Tucholsky apareció de nuevo en el Die Weltbühne con una pequeña reseña desde Basilea.
En 1933 cuando los nazis subieron al poder los libros de Tusholsky fueron quemados en la plaza de la Ópera de Berlín - junto a los libros de otros escritores judíos o socialistas - a la par que también perdió su nacionalidad alemana y el semanario Die Weltbühne fue cerrado.
Debilitado por una enfermedad crónica, en la tarde del día 20 de diciembre de 1935 Tucholsky tomó una sobredosis de pastillas para dormir en su casa de Hindås, provincia de Gotemburgo. El día 21 fue encontrado en estado de coma y fue llevado al hospital de Gotemburgo donde murió la tarde del 21 de diciembre. Queda la duda si la sobredosis de pastillas fue algo accidental o un suicidio según su biógrafo Michael Hepp.
En el verano de 1936 las cenizas de Kurt Tucholsky fueron enterradas bajo un roble cerca del Castillo de Gripsholm (Gripsholms slott), Mariefred (comuna de Strängnäs), Suecia. Una lápida, con la inscripción "Todo lo que es transitorio es sólo un símbolo" le fue colocada al final de la Segunda Guerra Mundial.

Obras

Rheinsberg. Ein Bilderbuch für Verliebte, 1912.
Der Zeitsparer. Grotesken, 1914.
Das Lächeln der Mona Lisa, 1920.
Der Preussenhimmel, El cielo de los prusianos, 1920
Presse und Realität, Prensa y realidad, 1921
Vor acht Jahren, Hace ocho años, 1922
Die Redensart, La frase hecha, 1923
Deutschland, Deutschland über alles, 1929.
Schloss Gripsholm. Eine Sommergeschichte (El palacio de Gripsholm: Una historia de verano), 1931.
Ein Pyrenäenbuch, póstuma, 1935.



PARQUE MONCEAU

Aquí se está bien. Puedo soñar tranquilo.
Aquí soy un hombre… y no sólo un paisano.
Aquí puedo ir por la izquierda. Bajo el verde tilo
no hay carteles: está prohibido.
Una pelota grande está en el cesped.
Un pájaro picotea una hoja tierna.
Un niño pequeño se mete el dedo en la nariz
y se alegra si encuentra algo.
Cuatro americanas comprueban
si Cook tenía razón y aquí hay árboles.
París por fuera y París por dentro:
no ven nada y deben verlo todo.
Los niños alborotan por las piedras de colores.
El sol luce y resplandece sobre una casa.
Estoy sentado en silencio y dejo que me acaricie
y descanso de mi patria.






EUROPA

En el Rin hacen un vino abocado…
pero a Inglaterra no puede ser exportado…
Buy British!
En Viena hay magníficos pasteles y tortas,
pero Suecia les ha cerrado sus puertas.
Köp svenska varor!
En Italia se estropean las naranjas…
¡La agricultura alemana aumenta sus ganancias!
¡Alemanes, comprad limones alemanes!
Y en cada espacio de un kilómetro cuadrado
un sueño de nacionalidad ha cuajado.
Y suave susurra el viento entre los árboles…
Los espacios no son más que ilusiones.
Ahí está Europa. ¿Su aspecto exterior?
El de un manicomio multicolor.
Para batir el récord trabajan en cada nación.
¡Exportación! ¡Exportación!
¡Los otros! ¡Que compren los otros!
¡Los otros se han de beber los buenos vinos!
¡Los otros han de fletar los buques!
¡Los otros han de consumir el carbón!
¿Nosotros?
Aduana, licencia de importación, línea divisoria:
No dejamos entrar ni la cosa más irrisoria.
Nosotros no. Nosotros tenemos un ideal:
pasamos hambre. Pero pensamos en nacional.
Himnos y banderas en cualquier lugar.
¿Europa? ¡Europa ya puede reventar!
Y aunque la quiebra amenace:
¡la nación es lo más importante!
De las personas se puede prescindir.
¡Inglaterra, Polonia, Italia han de persistir!
El Estado nos devora. Un fantasma. Una noción.
El Estado ejerce una gran seducción.
Es algo que se eleva hasta el cielo…
La Iglesia podría copiar el modelo.
Todos debemos comprar. Nadie puede comprar.
Las piras nacionalistas empiezan a humear.
Llamean fuegos nacionalistas rituales.
¡El sentido de la vida son los aranceles!
¡Que el cielo sea el síndico de nuestra quiebra!
Los tiempos modernos bailan al son de la Edad Media.
¡La nación es el octavo sacramento!
¡Que Dios bendiga este continente!







Congreso socialdemócrata

En la cárcel, encadenados, nos llegamos a sentar,
y sacrificamos, para al partido salvar,
nuestra libertad y nuestra posición, confort y dinero.
Éramos de las acererías la amenaza, 
teníamos sangre en las venas – ¡ésa era nuestra baza!
Ése era nuestro anhelo, puro y para el mundo entero.
Nos odiaban el káiser, los gobernadores y los togados:
La idea era la fuerza – así lo sentían los descamisados...
Long long ago – 
Todo eso fue hace tiempo, pero ya se acabó.  

Inmunes a la confusión de ideas parecíamos,
cada vez que hablaba el viejo Bebel, tosíamos –
y sonreíamos cuando la juventud se rebelaba.
Y mientras en cientos de sanedrines
nos combaten con tasas salariales y editoriales,
a nosotros la política realista es lo que nos tiraba.
¡Para los bolcheviques la lucha de clases!
Hasta llegamos a sonar en las listas ministeriales...
Long long ago –
Todo eso fue hace tiempo, pero ya se acabó.

Nos imponen sobremanera
los automóviles, el protocolo y la cigarrera –
Al fin y al cabo no es uno un bolchevique.  
Nos entregamos sin demora
y nuestro Scheidemann ninguna virtud atesora,
que ya no se haya ido a pique.
El señor Weismann sonríe y los angelitos ríen.
Y quienes colaboran con nosotros no nos ven
ya como un peligro en absoluto, ay...
Somos compañeros de cartas, que a Marx hemos leído.
¡Nunca tan lejos nos habíamos ido
del camino por el que nos guió Lassalle!

(1928)

Traducción: Àngel Ferrero





WILLIAM CLIFF [9343]

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WILLIAM CLIFF
William Cliff (seudónimo de André Imberechts), nacido en Gembloux (Bélgica) el 27 de diciembre de 1940, es uno de los poetas belgas más destacados de la actualidad. Cursó estudios de Filología Hispánica en la Universidad de Lovaina. Su memoria de licenciatura versó sobre el poeta catalán Gabriel Ferrater, cuya obra, que Cliff traducirá luego al francés, tendrá una influencia decisiva en la del poeta belga. En 1973 envía sus primeros poemas a Raymond Queneau, que manifiesta su interés publicándolos en una antología ese mismo año. Gran viajero, William Cliff ha recorrido buena parte de España y el resto de la Europa occidental, Egipto, la India, América del Norte y del Sur. De estos viajes ha dado cuenta en su amplia obra poética, que se caracteriza además por el uso de formas fijas (aprendidas sobre todo en la tradición de la poesía medieval francesa) y un peculiar autobiografismo en el que se interroga por el otro, por su presencia o su ausencia. Además de El pan cotidiano , en la obra poética de Cliff destacan los siguientes títulos: Homo sum (1973), Écrasez-le (1976), America (1973), Conrad Detrez (1990), Autobiographie (1993), Journal d’un Innocent (1996), Immense Existence (2007) y Épopées (2008). William Cliff ha escrito también novelas: La Sainte Famille (2001), Le Passager (2003), La Dodge (2004) y L’Adolescent (2005). Reside actualmente entre Bruselas y Gembloux









TRES POEMAS DE EL PAN COTIDIANO



la vigueur l'âpreté le resserré
le sens exact des mots disant les choses
dans la crudité du matin dans l'é-
trave du jour fendant l'aurore rose
le corps vidé de ce qui l'indispose
le mal de tête d'avoir mal dormi
la vue de la rue où quelque fourmi
humaine continue sa course sotte
dans l'attention du vers toujours remis
sous l'oeil méchant d'un puissant microscope


             Marché au Charbon,
                  12 avril 2003



el vigor la aspereza lo apretado
el exacto sentido de los términos
que en la cruda mañana declaran cada cosa
en la roda del día que desgaja la aurora
el cuerpo vaciado de lo que le indispone
el dolor de cabeza de haber dormido mal
la visión de la calle en la que una hormiga
humana continúa su tonto recorrido
en la atención del verso siempre puesto
bajo el ojo malvado de un fuerte microscopio



              Marché au Charbon,
                    12 abril 2003



ce matin en me levant je n’avais
aucune envie de faire quelque chose
pas même de ramasser un navet
même l’idée de manger m’indispose
je vois quelqu’un qui passe mais je n’ose
frapper au carreau car en ce bas monde
cela ne se fait pas il est immonde
d’interpeller quelqu’un sur le trottoir
même si la beauté qui tant abonde
nous fait croire à je ne sais quel espoir


                 lundi 10 novembre 2003, à Sart-Risbart
                  où un jeune passe en promenant son chien



después de levantarme hoy no tenía
ningunas ganas de hacer nada
ni tan siquiera recoger un nabo
la idea incluso de comer me turba
veo a alguien que pasa pero no oso
golpear en el cristal pues en esta bajeza
de mundo eso no se hace y es inmundo
interpelar a alguien en la acera
hasta si su belleza generosa
nos hace que creamos en no sé qué esperanza



                              lunes 10 noviembre 2003, en Sart-Risbart,
                              donde un joven pasa paseando a su perro



dans la saison que l’on dit « de l’arrière »
je suis parti à la tombée du jour
pour ramasser quelques pommes de terre
abandonnées là-bas sur les labours
le soleil enflambait de couleur rouge
tout le ciel en s’enfonçant dans les champs
les tubercules pesaient lourdement
dans le sac où je les avais jetés
et en marchant j’avais l’air d’un manant
qui emporte un trésor qu’il a volé



Gembloux, 10 novembre 2003,
rentrant de ma promenade à Penteville




en la estación llamada el “otoño tardío”
salí hacia la caída de la tarde
a recoger unas patatas
allí abandonadas en tierras de labranza
quemaba el sol con un color rojizo
el cielo todo hundiéndose en los campos
muchísimo pesaban los tubérculos
en el saco en que habían sido lanzados
y andando parecía yo un villano
que se lleva un tesoro que ha robado


                                                                                   Gembloux, 10 noviembre 2003,
volviendo de mi paseo a Penteville



                                                                                  [Traducción de Rafael-José Díaz]






GÉO NORGE [9344]

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Géo Norge.    Bruselas-Bélgica, 1898-Mougins, 1990





Una canción

Una canción buena para mascar
Dura al diente y dulce al corazón.
Hermana mía, no te enfades, 
Hermana.

Una canción buena para mascar
Cuando oscurece, cuando hay miedo,
Como en labio del vaquero,
La flor.

Una canción buena para mascar
Que tendría el gusto de la felicidad,
Mi infancia y de tus colmenas
El olor.

(Trad. MAH y Colette)






Une chanson

Une chanson bonne à mâcher
Dure à la dent et douce au cœur.
Ma sœur, il ne faut pas te fâcher,
Ma sœur.

Une chanson bonne à mâcher
Quand il fait noir, quand il fait peur,
Comme à la lèvre du vacher,
La fleur.

Une chanson bonne à mâcher,
Qui aurait le goût du bonheur,
Mon enfance et de tes ruchers
L'odeur.





En la sección"HAMBRUNAS" 1950 del libro titulado Remover Cielo y Tierra de NORGE, este poema.

EL TRONO

Tengo tanto hambre y tanto frío
Decía,
Decía ese pueblo a su rey
Malo

Esos gritos no le afectaban
Mucho
A los más ruidosos les cortó
El cuello.

Esta historia duró mucho
Tiempo
Y ese rey maligno vivía
Contento.

Pero el cielo no parecía
De acuerdo
Puesto que un día Dios le golpeó
De muerte.

Luego Dios se puso en su sitio
En el trono.
Cánticos, cortejos, flores, sagrarios.
¡Corona!

Ni pan ni fuego
LLoraba
Lloraba ese pueblo y su Dios
Reía.

(Trad. MH y Colette)






LE TRÔNE

J'ai si faim et j'ai si froid
Disait,
Disait ce peuple à son roi
Mauvais.

Ces cris ne le touchaient pas
Beaucoup.
Aux plus criards, il coupa
Le cou.

Cette histoire dura très
Longtemps
Et ce méchant roi vivait
Content.

Mais le Ciel ne semblait pas
D'accord,
Car un jour, Dieu le frappa
De mort.

Puis, Dieu se mit à sa place
Au trône.
Chants, cortèges, fleurs et châsses,
Couronne!

Pas de pain et pas de feu
Pleurait,
Pleurait ce peuple et son Dieu
Riait.







El mar

Es difícil pintar el mar, mas es simple de pintar las olas. Todos los colores convidan, ellos son siempre justos, pues existen olas de todos los colores. He aquí por qué el artista dibuja mucho olas, después el extiende las amarillas, las azules, las verdes, las grises, las pardas mismas. En fin, él pinta el sentimiento. Es lo más importante para el mar.

(De Las cebollas).






Versículos para el mar

a Jean Grassin

     Vieja vaca de siempre, lo bello te pega sobre la
geografía,
     Tú meas tranquilamente tus leches fabulosas, tus borbotones
de camarones y de cachalotes,
     Queriendo tú, zas, las medusas, las vitaminas y los
claros de luna.
     ¡Ah! buena vieja querida vaca del mar de siempre,
lo bello te ordeña el rodaballo, la ballena y el león marino,
     Tú pares, tú pares todavía, como un millar de cascadas.
     Y tus tetas fogosas no han jamás terminado de inventar
las fauces, las aletas, las garras, las conchas;
     Se cree poseerte, tú digieres y tú das a luz,
     Y tú paces sin mandíbulas la hierba de los siglos, siempre
moribundo y renaciente.
     Para entender tu canto, pues tú cantas, el hombre también
debe morir en tu vientre vertiginoso.
     Y no habrá de ti, gran mujer de bigotes,
más que una larga sonrisa desgreñada que viene a calmarse sobre
las arenas.

(De Antología de poemas y cuentos del mar).


Traducción: Wilfredo Carrizales





"Al gran jamás"

No se han visto jamás 
No se conocían 
Se aman desde siempre. 

Se creían una mañana, 
Se miran sin verse 
Se alejan sin decir:"¡Adiós!" 

Sin un temblor 
De su sangre, de sus huesos 
Se aman desde siempre 

No se conocían 
Sólo un ave nocturna 
Emite un grito desgarrador 

Solos sus ángeles de la guarda 
Se retuercen del dolor 

Y en vano, les dicen 
No se conocían 
Están hechos para adorarse 
No se amarán jamás. 

(Traducción: R.Furlong)





"Au grand jamais" 
Ne se sont jamais vus
Ne se connaissent pas
S'aiment depuis tojours

Se croisent un matin,
Se regardent sans voir
S'éloignent sans adieu

Pas un frémissement
De leur sang, de leurs os
S'aiment depuis toujours

Ne se connaissent pas
Seul un oiseau de nuit
Pousse un cri déchirant

Seuls leurs anges gardiens
Sont tordus de douleur

Et leur disent en vain
Ne se connaissent pas
Son faits pour s'adorer 
Ne s'aimeront jamais



ALBERT GIRAUD [9345]

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Albert Giraud
Émile Albert Kayenberg alias Albert Giraud (1860-1929) fue un poeta simbolista belga que escribió en francés.

Nació en Lovaina. Cursó estudios de derecho en la Universidad Católica de Lovaina en donde tuvo la ocasión de frecuentar a Iwan Gilkin (1858-1924), a Émile Verhaeren y Max Waller (1860-1889). Se ganó la vida como periodista y, más tarde, como bibliotecario. Fue uno de los principales animadores del grupo La Jeune Belgique y defendió la doctrina de "el arte por el arte". Por ello, tuvo una polémica en 1885 con Edmond Picard, que defendía, de una manera no menos agresiva, el "arte social" en la modernidad. Fue en 1920 uno de los primeros miembros de la Academia Real de la Lengua y Literatura Francesa de Bélgica. Se volvió ciego al final de su vida. Murió en Schaerbeek: una de sus calles está dedicada a él.

Obras

Pierrot lunaire: Rondels bergamasques (1884), un ciclo de poemas basado en el personaje de la commedia dell'arte Pierrot. Fueron traducidas al alemán por Otto Erich Hartleben, textos de los que el compositor Arnold Schoenberg seleccionó algunos para su famosa obra atonal Pierrot Lunaire.
La Guirlande des Dieux (1910).



PIERROT LUNAIRE Op. 21 (1912)

Música de Arnold Schönberg (1874 - 1951)



Texto de Albert Giraud




1. Ebrio de luna 

El vino que con los ojos se bebe,  
por la noche la luna nos derrama en oleadas 
y una marea inunda 
el sereno horizonte. 

¡Deseos, lúgubres y dulces, 
fluyen innumerables entre las aguas! 
El vino que con los ojos se bebe, 
por la noche la luna nos derrama en oleadas.

El poeta, guiado por su devoción,  
se embriaga con el sagrado licor,  
al cielo dirige su mirada arrebatada  
y vacilando, devora y sorbe  
el vino que con los ojos se bebe.  






 2. Colombina

Las pálidas florescencias de la luna,  
las blancas y maravillosas rosas,  
que brotan en las noches de julio...  
¡ojalá pudiera arrancar al menos una! 

Para mi pesada carga aliviar  
busco en los obscuros arroyos
las pálidas florescencias de la luna,  
las blancas y maravillosas rosas.

Entonces, calmado quedaría mi anhelo,  
si pudiera, como en una fábula,  
tiernamente - deshojar  
sobre tu cabello castaño  
¡Las pálidas florescencias de la luna!  






3. El Dandy

Con un fantástico rayo de luz 
alumbra la luna los cristalinos frascos  
sobre el negro y sacrosanto tocador 
del taciturno dandi de Bérgamo. 

En la sonora vasija de bronce 
ríe clara la fuente, con metálico sonido. 
Con un fantástico rayo de luz 
alumbra la luna los cristalinos frascos.

Pierrot, con el rostro de cera,  
permanece meditabundo y piensa: 
¿Cómo maquillarme hoy? 
Rechazando el rojo y el verde de oriente, 
engalana su faz con gesto solemne
con un espectral rayo de luna.  






 4. Una pálida lavandera

Una pálida lavandera  
lava de noche los descoloridos linos;  
desnudos, los brazos blancos como plata  
los sumerge en el agua.

Furtivas brisas se deslizan por un claro 
rizando suavemente las aguas del arroyo.  
Una pálida lavandera  
lava de noche los descoloridos linos. 

Y la dulce doncella del cielo,  
por las ramas suavemente acariciada,  
tiende sobre los oscuros prados 
todos sus descoloridos linos... 
Una pálida lavandera. 






5. Vals de Chopin

Como una pálida gota de sangre  
tiñe los labios de una enferma,  
así descansa en estos sonidos  
un mórbido encanto destructivo.

Los acordes de una pasión salvaje turban 
el frío sueño de la desesperación... 
como una pálida gota de sangre  
tiñe los labios de una enferma. 

Feroz y triunfante, dulce y anhelante,  
melancólico y sombrío vals,  
tu nunca abandonarás mis recuerdos,  
¡te has adherido a mis pensamientos 
como una pálida gota de sangre!  






6. Madre dolorosa

¡Elévate, oh madre de todos los dolores,  
sobre el altar de mis versos!  
Sangre de tu pecho marchito  
ha derramado la cruel espada. 

Tus eternas heridas abiertas  
semejan ojos carmesí abiertos.  
¡Elévate, madre de todos los dolores,  
sobre el altar de mis versos! 

Con tus manos enflaquecidas 
sostienes el cuerpo santo de tu Hijo,  
para mostrarlo a todos los hombres... 
Pero los ojos de ellos te esquivan,  
¡Oh Madre de todos los dolores!  






7. La Luna enferma

Tú, luna nocturna, mortalmente enferma, 
sobre el oscuro lecho del cielo.
Tu febril y desorbitada mirada, 
me cautiva como una extraña melodía. 

De una insaciable pena de amor  
tú mueres, de anhelo, de profunda asfixia.
Oh luna nocturna, mortalmente enferma, 
sobre el oscuro lecho del cielo. 

El amante, con sus sentidos embriagados,  
distraído va a reunirse con su amada
y se deleita con tu juego de luces ... 
tu pálida sangre, fruto de tu suplicio,  
¡Tú, luna nocturna, mortalmente enferma! 






8. Noche

Oscuras, gigantescas mariposas negras
mataron el brillo del sol.  
Como el libro sellado de un hechicero,  
el horizonte duerme en silencio. 

Desde la profundidad perdida, los vapores 
traen consigo su aroma matando los recuerdos. 
Oscuras, gigantescas mariposas negras
mataron el brillo del sol. 

Y del cielo hacia la tierra,  
bajan oscilando pesadamente,  
invisibles monstruos  
al corazón de los hombres . . . 
Oscuras, gigantescas mariposas negras. 






9. Oración a Pierrot

¡Pierrot! ¡Mi risa  
la he olvidado!  
¡La imagen brillante 
se desvaneció, se desvaneció! 

Negra es la bandera que ondea  
ahora en mi mástil.  
¡Pierrot! Mi risa  
la he olvidado! 

¡Ah, ahora devuélveme,  
veterinario del alma,  
lírico muñeco de nieve,  
alteza lunar,  
Pierrot, mi risa!  






10. Robo

Rojos, principescos rubíes,  
gotas de sangre de antiguas glorias  
que dormitáis en los sarcófagos, 
bajolas bóvedas sepulcrales. 

De noche, con sus compañeros de juerga,  
Pierrot desciende para robar  
los rojos, principescos rubíes,  
gotas de sangre de antiguas glorias. 

Sin embargo, los cabellos se les erizan,  
un miedo mortal los paraliza en su sitio:  
Desde la oscuridad, ¡como si fueran ojos!  
desde los ataúdes los miran fijamente, 
los rojos, principescos rubíes.  






11. La Misa roja

Para la escalofriante cena,  
entre el espléndido brillo del oro 
y la trémula llama de las velas,  
se acerca al altar... ¡Pierrot! 

Su mano, a Dios consagrada,  
rasga la vestidura sacerdotal,  
acude a la escalofriante cena,  
entre el espléndido brillo del oro. 

Con ademán de bendición,  
expone ante las almas inquietas  
una Hostia de la que caen rojas gotas: 
¡su corazón en dedos ensangrentados,  
acude a la escalofriante cena!  






12. La Canción del patíbulo

La flaca ramera 
de largo cuello 
será la última  
de sus queridas. 

Y en su celebro está,  
clavada como una aguja,  
la flaca ramera 
de largo cuello. 

Esbelta como un pino,  
en su cuello una trenza,  
¡Lujuriosamente 
al canalla abrazará  
la flaca ramera!  






13. Decapitación

La Luna, una brillante espada turca  
sobre un negro cojín de seda,  
como un gigantesco espectro caerá 
¡en la oscura y dolorosa noche! 

Pierrot vaga sin descanso  
y con miedo mortal fija su mirada  
en la Luna, una brillante espada turca  
sobre un negro cojín de seda. 

Las rodillas le tiemblan,  
se desmaya y cae.
Imagina, con un susurro tenso, 
caer sobre su cuello pecador 
la Luna, una brillante espada turca.  






14. Las Cruces

Santas cruces son los versos  
que los poetas desangran en silencio,  
enceguecidos por los cuervos 
que revolotean en espectral bandada. 

En sus cuerpos las espadas se tiñen
de sangre escarlata. 
Santas cruces son los versos  
que los poetas desangran en silencio. 

La cabeza caída, rígidos los rizos, 
el viento se lleva a lo lejos el ruido de la gente.  
Lentamente cae el sol del ocaso,  
cual real corona carmesí.  
¡Santas cruces son los versos!  






15. Nostalgia

Un dulce quejido, suspiro de cristal,  
como desde una vieja pantomima italiana,  
se percibe: ¡Qué árido y tosco,  
se vuelve el sentimiento de Pierrot!

Y hace eco en el desierto de su corazón,  
eco que resuena mortecino por todos sus sentidos, 
ese dulce quejido, suspiro de cristal,  
como desde una vieja pantomima italiana. 

¡Entonces Pierrot se olvida de sus aflicciones!  
A través de la ardiente luz de la luna plateada,  
a través de las olas de ese mar pleno de luz,  
audazmente se eleva 
hacia los cielos de su patria.
¡Dulce quejido, suspiro de cristal!






16. Maldad

En la blanca cabeza de Casandro,  
cuyos gritos de auxilio desgarran los aires, 
introduce Pierrot, con expresión hipócrita,  
cariñosamente... ¡un taladro!. 

A continuación, con el pulgar rellena
de auténtico tabaco turco  
la pulida cabeza de Casandro,  
cuyos gritos de auxilio desgarran los aires.

Después atornilla un canuto de cerezo 
a la parte posterior de la lisa calva,  
y con grandes bocanadas de humo fuma,  
su auténtico tabaco turco  
¡En la pulida cabeza de Casandro!






17. Parodia

Con agujas de tejer, lisas y brillantes,  
clavadas en sus encanecidos cabellos,  
se sienta la dueña mascullando,  
con su falda roja. 

Ella espera en la glorieta,  
ama a Pierrot con dolor, 
con agujas de tejer, lisas y brillantes,  
clavadas en sus encanecidos cabellos. 

De repente, ¡oye un susurro!...  
una brisa que ríe socarrona,  
la Luna, con una burla cruel,  
imita con su resplandor, 
agujas de tejer, lisas y brillantes.  






18. Mancha lunar

Con una mancha blanca de clara luna  
sobre la espalda de su chaqueta negra,  
así pasea Pierrot en la noche tibia,  
buscando felicidad y aventura. 

De repente, algo le molesta en su ropa,  
la mira desde distintos ángulos y al fin la ve:  
hay una mancha blanca de clara luna  
sobre la espalda de su chaqueta negra. 

¡Claro!, razona, ¡es una mancha de yeso!  
Frota y frota, pero no puede hacerla desaparecer.
Y así continúa, lleno de amargura,  
y frota y frota hasta que amanece  
una mancha blanca de clara luna.  






19. Serenata

Con un grotesco arco gigante  
Pierrot rasca su viola
y como una cigüeña sobre una sola pata  
pellizca las cuerdas con un apagado pizzicato. 

De repente, llega Casandro, enfurecido 
por tanto virtuosismo nocturno.  
Con un grotesco arco gigante  
Pierrot rasca su viola.

Entonces, él arroja lejos la viola  
y con su delicada mano izquierda  
toma al calvo por el cuello.  
Soñando toca sobre el liso cráneo 
con el grotesco arco gigante.  






20. De vuelta a casa

Un rayo de luna es el timón  
y la anémona sirve de barca,  
con la que Pierrot, viaja al sur  
con viento favorable. 

La corriente canturrea profundas notas  
y mece la frágil embarcación.  
Un rayo de luna es el timón
y la anémona sirve de barca. 

A Bérgamo, su patria,  
navega Pierrot de regreso;  
mientras débilmente amanece al oriente  
sobre el verde horizonte.  
Un rayo de luna es el timón.  






21. ¡Oh, antiguo perfume!

¡Oh antiguo perfume de cuentos de hadas,  
que una vez más cautivas mis sentidos!  
Una alegre tropa de pícaras desenfrenadas  
satura el ligero aire. 

Con anhelo alegre vuelvo al placer
que ha mucho tiempo descuidé.  
¡Oh antiguo perfume de cuentos de hadas,  
que una vez más cautivas mis sentidos! 

Toda mi tristeza he dejado de lado
y por mi ventana soleada 
miro libremente el amado mundo
y sueño con lejanos parajes de dicha... 
¡Oh antiguo perfume de cuento de hadas!  


Traducido por: Luis E. Etcheverry








1. Mondestrunken

Den Wein, den man mit Augen trinkt, 
Gießt Nachts der Mond in Wogen nieder, 
Und eine Springflut überschwemmt 
Den stillen Horizont.

Gelüste, schauerlich und süß, 
Durchschwimmen ohne Zahl die Fluten! 
Den Wein, den man mit Augen trinkt, 
Gießt Nachts der Mond in Wogen nieder.

Der Dichter, den die Andacht treibt, 
Berauscht sich an dem heil'gen Tranke, 
Dem Himmel wendet er verzückt 
Das Haupt und taumelnd saugt und schlürft er 
Den Wein, den man mit Augen trinkt. 


2. Colombine

Des Mondlichts bleiche Blüten, 
Die weißen Wunderrosen, 
Blühn in den Julinächten - 
O bräch ich eine nur!

Mein banges Leid zu lindern, 
Such ich am dunklen Strome 
Des Mondlichts bleiche Blüten, 
Die weißen Wunderrosen.

Gestillt wär all mein Sehnen, 
Dürft ich so märchenheimlich, 
so selig leis - entblättern 
Auf deine braunen Haare 
Des Mondlichts bleiche Blüten! 


3. Der Dandy

Mit einem phantastischen Lichtstrahl 
Erleuchtet der Mond die krystallnen Flakons 
Auf dem schwarzen, hochheiligen Waschtisch 
Des schweigenden Dandys von Bergamo.

In tönender, bronzener Schale 
Lacht hell die Fontäne, metallischen Klangs. 
Mit einem phantastischen Lichtstrahl 
Erleuchtet der Mond die krystallnen Flakons.

Pierrot mit dem wächsernen Antlitz 
Steht sinnend und denkt: 
wie er heute sich schmink? 
Fort schiebt er das Rot und des Orients Grün 
Und bemalt sein Gesicht in erhabenem Stil 
Mit einem phantastischen Mondstrahl. 


4. Eine blasse Wäscherin

Eine blasse Wäscherin 
Wäscht zur Nachzeit bleiche Tücher, 
Nackte, silberweiße Arme 
Steckt sie nieder in die Flut.

Durch die Lichtung schleichen Winde, 
Leis bewegen sie den Strom. 
Eine blasse Wäscherin 
Wäscht zur Nachtzeit bleiche Tücher.

Und die sanfte Magd des Himmels, 
Von den Zweigen zart umschmeichelt, 
Breitet auf die dunklen Wiesen 
Ihre lichtgewobnen Linnen - 
Eine blasse Wäscherin. 


5. Valse de Chopin

Wie ein blasser Tropfen Bluts 
Färbt die Lippen einer Kranken, 
Also ruht auf diesen Tönen 
Ein vernichtungßüchtger Reiz.

Wilder Lust Accorde Stören 
Der Verzweiflung eisgen Traum - 
Wie ein blasser Tropfen Bluts 
Färbt die Lippen einer Kranken.

Heiß und jauchzend, süß und schmachtend, 
Melancholisch düstrer Walzer, 
Kommst mir nimmer aus den Sinnen! 
Haftest mir an den Gedanken, 
Wie ein blasser Tropfen Bluts! 


6. Madonna

Steig, o Mutter aller Schmerzen, 
Auf den Altar meiner Verse! 
Blut aus deinen magren Brüsten 
Hat des Schwertes Wut vergossen.

Deine ewig frischen Wunden,  
Gleichen Augen, rot und offen. 
Steig, o Mutter aller Schmerzen, 
Auf den Altar meiner Verse!

In den abgezehrten Händen 
Hältst du deines Sohnes Leiche, 
Ihn zu zeigen aller Menschheit - 
Doch der Blick der Menschen meidet 
Dich, o Mutter aller Schmerzen! 


7. Der kranke Mond

Du nächtig todeskranker Mond 
Dort auf des Himmels schwarzem Pfühl, 
Dein Blick, so fiebernd übergroß, 
Bannt mich wie fremde Melodie.

An unstillbarem Liebesleid 
Stirbst du, an Sehnsucht, tief erstickt, 
Du nächtig todeskranker Mond 
Dort auf des Himmels schwarzem Pfühl.

Den Liebsten, der im Sinnenrausch 
Gedankenlos zur Liebsten schleicht, 
Belustigt deiner Strahlen Spiel - 
Dein bleiches, qualgebornes Blut, 
Du nächtig todeskranker Mond. 


8. Nacht

Finstre, schwarze Riesenfalter 
Töteten der Sonne Glanz. 
Ein geschlossnes Zauberbuch, 
Ruht der Horizont - verschwiegen.

Aus dem Qualm verlorner Tiefen 
Steigt ein Duft, Erinnrung mordend! 
Finstre, schwarze Riesenfalter 
Töteten der Sonne Glanz.

Und vom Himmel erdenwärts 
Senken sich mit schweren Schwingen 
Unsichtbar die Ungetüme 
Auf die Menschenherzen nieder . . . 
Finstre, schwarze Riesenfalter. 


9. Gebet an Pierrot

Pierrot! Mein lachen 
Hab ich verlernt! 
Das Bild des Glanzes 
Zerfloß - Zerfloß!

Schwarz weht die Flagge 
Mir nun vom Mast. 
Pierrot! Mein Lachen 
Hab ich verlernt!

O gib mir wieder, 
Roßarzt der Seele, 
Schneemann der Lyrik, 
Durchlaucht vom Monde, 
Pierrot - mein Lachen! 


10. Raub

Rote, fürstliche Rubine, 
Blutge Tropfen alten Ruhmes, 
Schlummern in den Totenschreinen, 
Drunten in den Grabgewölben.

Nachts, mit seinen Zechkumpanen, 
Steigt Pierrot hinab - zu rauben 
Rote, fürstliche Rubine, 
Blut'ge Tropfen alten Ruhmes.

Doch da - sträuben sich die Haare, 
Bleiche Furcht bannt sie am Platze: 
Durch die Finsternis - wie Augen! - 
Stieren aus den Totenschreinen - 
Rote, fürstliche Rubine. 


11. Rote Messe

Zu grausem Abendmahle, 
Beim Blendeglanz des Goldes, 
Beim Flackerschein der Kerzen, 
Naht dem Altar - Pierrot!

Die Hand, die gottgeweihte, 
Zerreißt die Priesterkleider 
Zu grausem Abendmahle, 
Beim Blendeglanz des Goldes.

Mit segnender Gebärde 
Zeigt er den bangen Seelen 
Die triefend rote Hostie: 
Sein Herz - in blutgen Fingern - 
Zu grausem Abendmahle! 


12. Galgenlied

Die dürre Dirne 
Mit langem Halse 
Wird seine letzte 
Geliebte sein.

In seinem Hirne 
Steckt wie ein Nagel 
Die dürre Dirne 
Mit langem Halse.

Schlank wie die Pinie, 
Am Hals ein Zöpfchen - 
Wollüstig wird sie 
Den Schelm umhalsen, 
Die dürre Dirne! 


13. Enthauptung

Der Mond, ein blankes Türkenschwert 
Auf einem schwarzen Seidenkissen, 
Gespenstisch groß - dräut er hinab 
Durch schmerzendunkle Nacht.

Pierrot irrt ohne Rast umher 
Und starrt empor in Todesängsten 
Zum, Mond, dem blanken Türkenschwert 
Auf einem schwarzen Seidenkissen.

Es schlottern unter ihm die Knie, 
Ohnmächtig bricht er jäh zusammen. 
Er wähnt: es sause strafend schon 
Auf seinen Sünderhals hernieder 
Der Mond, das blanke Türkenschwert. 


14. Die Kreuze

Heilige Kreuze sind die Verse, 
Dran die Dichter stumm verbluten, 
Blindgeschlagen von der Geier 
Flatterndem Gespensterschwarme!

In den Leibern schwelgten Schwerter, 
Prunkend in des Blutes Scharlach! 
Heilge Kreuze sind die Verse, 
Dran die Dichter stumm verbluten.

Tot das Haupt - erstarrt die Locken - 
Fern, verweht der Lärm des Pöbels. 
Langsam sinkt die Sonne nieder, 
Eine rote Königskrone. 
Heilge Kreuze sind die Verse! 


15. Heimweh

Lieblich klagend - ein kristallnes Seufzen 
Aus Italiens alter Pantomime, 
Klingts herüber: wie Pierrot so hölzern, 
So modern sentimental geworden.

Und es tönt durch seines Herzens Wüste, 
Tönt gedämpft durch alle Sinne wieder, 
Lieblich klagend - ein kristallnes Seufzen 
Aus Italiens alter Pantomime.

Da vergißt Pierrot die Trauermienen! 
Durch den bleichen Feuerschein des Mondes, 
Durch des Lichtmeers Fluten 
schweift die Sehnsucht 
Kühn hinauf, empor zum Heimathimmel, 
Lieblich klagend - ein kristallnes Seufzen! 


16. Gemeinheit

In den blanken Kopf Cassanders, 
Dessen Schrein die Luft durchzetert, 
Bohrt Pierrot mit Heuchlermienen, 
Zärtlich - einen Schädelbohrer!

Darauf stopft er mit dem Daumen 
Seinen echten türkischen Tabak 
In den blanken Kopf Cassanders, 
Dessen Schrein die Luft durchzetert!

Dann dreht er ein Rohr von Weichsel 
Hinten in die glatte Glatze 
Und behäbig schmaucht und pafft er 
Seinen echten türkischen Tabak 
Aus dem blanken Kopf Cassanders! 


17. Parodie

Stricknadeln, blank und blinkend, 
In ihrem grauen Haar, 
Sitzt die Duenna murmelnd, 
Im roten Röckchen da.

Sie wartet in der Laube, 
Sie liebt Pierrot mit Schmerzen, 
Stricknadeln, blank und blinkend, 
In ihrem grauen Haar.

Da plötzlich - horch! - ein Wispern! 
Ein Windhauch kichert leise: 
Der Mond, der böse Spötter, 
Äfft nach mit seinen Strahlen - 
Stricknadeln, blink und blank. 


18. Der Mondfleck

Einen weißen Fleck des hellen Mondes 
Auf dem Rücken seines schwarzen Rockes, 
So spaziert Pierrot im lauen Abend, 
Aufzusuchen Glück und Abenteuer.

Plötzlich stört ihn was an seinem Anzug. 
Er beschaut sich rings und findet richtig - 
Einen weißen Fleck des hellen Mondes 
Auf dem Rücken seines schwarzen Rockes.

Warte! denkt er: das ist so ein Gipsfleck! 
Wischt und wischt, doch bringt ihn nicht herunter 
Und so geht er, giftgeschwollen weiter, 
Reibt und reibt bis an den frühen Morgen - 
Einen weißen Fleck des hellen Mondes. 


19. Serenade

Mit groteskem Riesenbogen 
Kratzt Pierrot auf seiner Bratsche, 
Wie der Storch auf einem Beine, 
Knipst er trüb ein Pizzicato.

Plötzlich naht Cassander, wütend 
Ob des nächt'gen Virtuosen - 
Mit groteskem Riesenbogen 
Kratzt Pierrot auf seiner Bratsche.

Von sich wirft er jetzt die Bratsche: 
Mit der delikaten Linken 
Faßt den Kahlkopf er am Kragen - 
Träumend spielt er auf der Glatze 
Mit groteskem Riesenbogen. 


20. Heimfahrt

Der Mondstrahl ist das Ruder, 
Seerose dient als Boot: 
Drauf fährt Pierrot gen Süden 
Mit gutem Reisewind.

Der Strom summt tiefe Skalen 
Und wiegt den leichten Kahn. 
Der Mondstrahl ist das Ruder. 
Seerose dient als Boot.

Nach Bergamo, zur Heimat, 
Kehrt nun Pierrot zurück; 
Schwach dämmert schon im Osten 
Der grüne Horizont. 
Der Mondstrahl ist das Ruder. 


21. O alter Duft

O alter Duft aus Märchenzeit 
Berauschest wieder meine Sinne! 
Ein närrisch Heer von Schelmerein 
Durchschwirrt die leichte Luft.

Ein glückhaft Wünschen macht mich froh 
Nach Freuden, die ich lang verachtet 
O alter Duft aus Märchenzeit, 
Berauschest wieder mich!

All meinen Unmut gab ich preis; 
Aus meinem sonnumrahmten Fenster 
Beschau ich frei die liebe Welt 
Und träum hinaus in selge Weiten . . . 
O alter Duft - aus Märchenzeit! 






MAURICE MAETERLINCK [9346]

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Maurice Maeterlinck
Maurice Maeterlinck (Gante, Bélgica, 29 de agosto de 1862 - Niza, Francia, 5 de mayo de 1949) fue un dramaturgo y ensayista belga de lengua francesa, principal exponente del teatro simbolista.
Inició sus estudios en un colegio de Jesuitas y estudió leyes en la Universidad de Gante (Flandes).
En 1885 publica sus primeros poemas de inspiración parnasiana en la revista literaria y artística: Jeune Belgique . En 1886, abandona su profesión y se traslada a París donde entablará relación con los escritores que más van a influir en él: Stéphane Mallarmé y Villiers De L'Isle-Adam. Este último le hará conocer toda la profundidad del idealismo alemán (Hegel, Schopenhauer). En esa misma época Maeterlinck estudia a Ruysbroeck el Admirable, un místico flamenco del siglo XIV del que tradujo en 1891, "Ornement des noces spirituelles", que le llevaron a descubrir las riquezas intuitivas del mundo germánico muy alejadas del racionalismo predominante en la literatura francesa. Con este espíritu, y notablemente influido por Novalis (George Philipp Friedrich von Hardenber) entra en contacto con el romanticismo de Jena (Alemania 1787-1831), en torno a August y Friedrich Schlegel y de la revista "l’Atthenäum", precursor, en línea directa, del simbolismo. En las obras que Maeterlinck publica entre 1889 y 1896, se refleja esta influencia germánica.
En 1890, se vuelve muy famoso gracias al escritor Octave Mirbeau. En 1902 escribe "Monna Vanna" obra teatral que interpretará Georgette Leblanc, actriz a la que conoció en 1895 y que será su compañera hasta 1919, año en el que contrae matrimonio con la joven Renée Dahon.
En 1921 impartió clases en Estados Unidos y, en este país, pasó la II Guerra Mundial. Durante una corta estancia en Portugal, en 1937, escribió el prefacio del discurso político de Salazar: Une revolution dans la paix.
Maeterlinck tiene una cierta influencia, a través de su teatro poético sobre algunos autores españoles como Federico García Lorca en sus obras teatrales tempranas.



El poeta

Su libro de poemas Serres chaudes (Los invernaderos), publicado en 1889 por León Vanier, editor de Paul Verlaine, evidencia la línea de la "despersonalización de la escritura" y pone de manifiesto, en parte, el ideal mallarmeniano: la sugestión como esencia de todo ramillete se convierte en el principal generador del acto de la creación pura. Con la repetición de una palabra, Maeterlinck, consigue una vibración espiritual, una resonancia interior.



Ils célèbrent une grande fête chez les ennemis.
Il y a des cerfs dans une ville assiégée
Et une ménagerie au milieu des lys. (Hôpital)


Están celebrando una gran fiesta en casa de los enemigos
Hay ciervos en una ciudad asediada
Y una casa de fieras en medio de los lirios (Hospital)



El verso es arrítmico, liberado de convenciones. Guillaume Apollinaire queda impresionado por esta nueva forma de versificar. Maeterlinck abandona el naturalismo y el parnasianismo para dedicarse a la poesía alegórica en la que la imagen recuerda la iconografía medieval, la pintura de Pieter Brueghel el Viejo o la de Hieronymus Bosch (el Bosco).
En 1895, vuelve a encontrarse con Georgette Leblanc, cantante, hermana de Maurice Leblanc. Con ella creará, en 1897, en la Villa Dupont, un salón literario al que concurren, entre otros: Oscar Wilde, Paul Fort, Stéphane Mallarmé, Camille Saint-Saëns, Anatole France, y Auguste Rodin.
Maeterlinck, junto a los grandes dramaturgos (Henrik Ibsen, Antón Chéjov, August Strindberg y Hauptmann) contribuyó a la transformación de la concepción del drama. De 1889 a 1894, publica ocho obras en las que se expresan estados anímicos en un mundo irreal y simbólico. Bajo estas características destacan tres conceptos: el drama estático (personajes inmóviles, pasivos y receptivos ante lo desconocido); el personaje sublime (que lucha inútilmente contra la muerte, el Destino o la Fatalidad); la tragedia cotidiana (ningún heroicismo, el simple hecho de vivir es ya una tragedia). La acción, mediante la interpretación de los actores, debe sugerir los estados de ánimo hacia su destino, el sueño lento hacia la fatalidad.

El ensayista

Al teatro le suceden las obras de ensayo filosóficas en las que aborda la vida de la naturaleza y el misterio del hombre: El tesoro de los humildes (Le trésor des humbles) 1896; La vida de las abejas (La vie des abeilles) 1901; La inteligencia de las flores (L’intelligence des fleurs), en 1907; La vida de las termitas (La vie des termites) 1927; La vida de las hormigas (La vie des fourmis) 1930.

Éxitos mundiales

En 1908, Constantin Stanislavski pone en escena la obra "El Pájaro azul" (L’Oiseau bleu) en el Teatro de Arte de Moscú. Esta obra, será representada con gran éxito en todo el mundo.
En 1911 Maeterlinck fue galardonado con el premio Nobel de Literatura. Fue nombrado conde por el rey Alberto I de Bélgica y condecorado por franceses y belgas como recompensa por los servicios prestados a los aliados en la I Guerra Mundial.
Un año antes de su fallecimiento publica Bulles bleues, obra en la que recoge recuerdos de su infancia.

Selección de obras

Los invernaderos (Serres chaudes) (1889)
La princesa Malena (La Princesse Maleine) (1889)
La intrusa (L'Intruse) (1890)
Los ciegos (Les Aveugles) (1890)
Las siete princesas (Les Sept princesses) (1891)
Peleas y Melisenda (Pelléas et Mélisande) (1892)
Aladino y Palomides (Alladine et Palomides) (1894)
Interior (Intérieur) (1894)
La muerte de Titangiles (La Mort de Tintagiles) (1894)
El tesoro de los humildes (Le Trésor des humbles) (1896)
Doce canciones (Douze Chansons) (1896)
La vida de las abejas (La Vie des Abeilles) (1901)
La vida de las termitas (La Vie des Termites) (1927)
La vida de las hormigas (La Vie des Fourmis),(1930)
Sor Beatriz (Soeur Béatrice), (1901)
Monna Vanna (1902)
El pájaro azul (L’Oiseau bleu) (1909)
La Vie de l'Espace, (1928)
Ante Dios (Devant Dieu) (1936)
El Gran Secreto (?)
Bulles bleues (1948)








Canción

Ellos me anunciaron,
(Hijo, tengo miedo),
Ellos me anunciaron
Que él iba a partir...

Mi luz encendí,
(Hijo, tengo miedo),
Mi luz encendí,
Y me aproximé. ..

En la primer puerta,
(Hijo, tengo miedo),
En la primer puerta
La llama tembló...

Luego, en la segunda,
( Hijo, tengo miedo )
Luego, en la segunda,
La llama me habló...

En la tercer puerta
(Hijo, tengo miedo)
En la tercer puerta
La luz se apagó.

Versión de Edmundo Bianchi







Deseos invernales

Lloro los labios ya gastados
donde los besos no han nacido,
y los deseos abandonados
sobre dolores abatidos.
La nieve cubre el arenal.
Del cielo gris, es duro el ceño.
Y en el alcázar de mis sueños
lobos que rondan el umbral,
y observan en mi alma cansada,
mirando aquello que pasó,
toda la sangre derramada
por el cordero que se heló.
Sólo alumbra la luna errante,
con su tristeza siempre igual,
en la helada hierba invernal,
mis ansias, de hambre agonizantes.







Hay femenil temblor en mi alma...

Hay femenil temblor en mi alma.
Ved lo que hice, Señor:
De mis manos, lirios de mi alma,
De mis ojos, cielos de amor.

La palma y el anillo he extraviado
-¡Perdón, Señor, por mi humildad!
Por la oración que os he rezado
-Flor en un búcaro- ¡piedad!

Piedad del labio por su mal;
Piedad por mi profunda pena...
Plantad en el charco un rosal;
Sembrad las fiebres de azucenas.

De las palomas, siento el vuelo
Que anubla de mi cielo el tul...
¡Piedad por el lirio del velo
Que me rodea de un gesto azul!

Versión de Edmundo Bianchi







Horas sombrías

Ved antiguos deseos que pasan,
Aun sueños de hombres cansados,
Aun ensueños que fracasan;
¡Días de esperanza pasados!

¡Hoy mismo huyamos de su asedio!
No se ve más estrella alguna;
Hay sólo hielo sobre el tedio
Y un lienzo azul bajo la luna.

¡Y aun llanto preso en trampa aleve
Ved a los enfermos sin fuego
Ya los corderos pacer nieve;
¡Piedad, Señor! ¡Oye mi ruego!

Yo, espero algo de despertar
Y que el ensueño haya pasado;
Y en mis manos la luz solar
Porque la luna la has helado

Versión de Edmundo Bianchi







Lo busqué treinta años, hermanas...

Lo busqué treinta años, hermanas,
     ¿Dónde se escondió?
Y marchó treinta años, hermanas,
     y siempre me huyó.

Yo marché treinta años, hermanas,
     Ya no tengo paz!
El estaba en todo, ¡oh hermanas!,
     Y ya no está más. ..

La hora es triste, muy triste, hermanas;
     Desnudáos los pies;
Ya la noche muere, ¡hermanas!
     Yo muero a mi vez...

Bien jóvenes sois, hermanas;
     Mi bastón tomad,
E id lejos, muy lejos, hermanas,
     Y siempre buscad...

Versión de Edmundo Bianchi







Y si él retornara un día...

Y si él retornara un día
¿Qué le habría de decir?
-Que lo esperó el alma mía
Hasta la hora de morir.

¿Si él cree mi respuesta vana
Y me pregunta algo más?
-Háblale como una hermana,
Porque ha de sufrir, quizás...

Tal vez que le diga, exija,
Dónde, entonces, estarás.
-Entrégale esta sortija
y nada responderás.

Si ve la sala desierta
¿Qué le diré a su estupor?
-Muéstrale la puerta abierta
y sin luz el velador.

Pero entonces, dolorido,
Dirá si te vi morir. ..
-Dile que yo he sonreído,
Para no hacerlo sufrir...

Versión de Edmundo Bianchi








IWAN GILKIN [9347]

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IWAN GILKIN    (1858-1924)

Nacido en Bruselas, en 1858, estudió derecho en Lovania. Pronto se consagró a la literatura. En 1897 publicó su mejor poemario, La noche, donde se percibe el fuerte influjo de Baudelaire. Su siguiente colección de poemas, aparecida dos años después con el título de El cerezo, muestra una nueva orientación, menos pesimista y más vivaz. Hasta la publicación de su drama lírico Prometeo, por el formalismo de sus versos, persevera como un poeta parnasiano (¡discutible!); más tarde adopta una mayor libertad en el tratamiento del verso tradicional. Escribió dos dramas en prosa: Savonarola y Los estudiantes rusos.

Todos los poemas aquí recogidos están sacados de La nuit. El último, el titulado "Amor de hospital" es objeto de un comentario de Mario Praz. Desde luego, parece dar la tónica del pesimismo fundamental que palpita en ese libro, donde la colección de horrores y la influencia de Baudelaire se han hecho metódicas, como en Rollinat. Pero me parece que estos poemas de Gilkin poseen mucha más fuerza que los del francés... Quizás haya que calificar a Gilkin (a la vista de la única fotografía que he visto de él, al contrario que la de Rollinat, que cultivaba su malditismo hasta en la pose), como lo hiciera Mario Praz refiriéndose a Remy de Gourmont, considerándolo como "otro de esos escritores de página lasciva y vida proba tan típicos del decadentismo" [pág. 681].



Traducción y nota de Pedro José Vizoso






LE MENSONGE

J'ai creusé mon cachot dans le mensonge épais,
impénètrable et sombre, où, geôlier de moi-même,
Je m'enferme à l'abri même, de ceux que j'aime,
Plus seul quand j'ai parlé qu'aux temps où je me tais.

Ma parole est un mur sans porte ni fenêtre
qui monte autour de moi, dur, puissant et massif,
avec maint bas-relief gai, trompeur et lascif:
Et nul oeil curieux jusqu'à moi ne pénètre.

Seul, je me connais. Seul, je sais ce que je suis.
Seul, j'allume ma lampe en mes sinistres nuits.
Et, seul, je me contemple et, seul, je me possède.

Je me couche, comme un chartreux, dans mon linceul,
Et, loin de tout désir qui me flatte et m'obsède,
Je goûte, comme Dieu, le néant d'être seul.







LA MENTIRA

He cavado mi ergástula en la enorme mentira,
oscura e impenetrable, do guardián de mí mismo,
me he encerrado al abrigo hasta de quienes quiero,
aún más solo al hablar que en los ratos que callo.
  
Mi palabra es un muro sin puertas ni ventanas
que de mí se alza en torno, duro, fuerte, macizo,
con jocosos tallados, equívocos, lascivos:
ningún ojo curioso hasta mí ha penetrado.

Solo, al fin me conozco. Sé quién soy, si estoy solo.
Solo, enciendo mi lámpara en mis noches aciagas.
y, solo, me contemplo, y me tengo a mí mismo.
  
Tal cartujo me tiendo en mi propia mortaja,
y ajeno a esas pasiones que nos pasman y angustian
como Dios saboreo la nada de estar solo.







SYMBOLE

Voici qu'à l'horizon coule un fleuve de sang. 
De sa pourpre lugubre et splendide il inonde, 
Sous les cieux consternés, l'orbe muet du monde, 
Où l'horreur d'un grand meurtre invisible descend.

Ainsi qu'au lendemain des épiques désastres 
Pour les princes vaincus on drape l'échafaud, 
La Nuit, sur le zénith, debout comme un héraut, 
Étend l'obscurité de son deuil larmé d'astres.

Exsangue et phosphoreuse, ô tête dont la chair 
A gardé la pâleur et le froid de l'épée,
Lumineusement roule une lune coupée 
Dans le silence noir et le terreur de l'air.

Rien ne s'anéantit. Tout ce qui fut, persiste. 
Les crimes d'ici-bas renaissent dans les cieux.
Ce soir, dans le palais aérien des dieux, 
Hérodiade a fait décoller Jean Baptiste.







SÍMBOLO

Mirad el horizonte: fluye un río de sangre.
Con su púrpura aciaga y espléndida sumerge
bajo cielos de angustia al mudo orbe del mundo,
donde el horror se posa de un gran crimen oculto.

Igual que al otro día de una inmensa derrota
se guarnece el cadalso de los vencidos príncipes,
la Noche, en el cenit, tiende como un heraldo
su pabellón de luto lagrimado de estrellas.

Exánime y fosfórica -oh cabeza que guardas
en tu carne lo pálido y lo frío de la espada-,
rueda resplandeciente luna decapitada
por el negro silencio y el terror del espacio.

Nada desaparece. Cuanto ha sido, ahora es.
Nuestros crímenes vuelven a ocurrir en los cielos.
Esta noche, en el templo sideral de los dioses
ha mandado Herodías degollar al Bautista.








LA CAPITALE

L'énorme capitale est un fruit douloureux. 
Son écorce effondrée et ses pulpes trop mûres 
Teignent opulemment leurs riches pourritures 
D'ors verts, de violets, et de roux phosphoreux.

Lâchant un jus épais, douceâtre et cancéreux, 
Ses spongieuses chairs fondent sous les morsures, 
Et ses poisons pensifs font germer les luxures 
Et les péchés malsains dans les cerveaux fiévreux.

Tel est son goût exquis, tel son piment bizarre,
-Gingembre macéré dans un élixir rare,-
Que j'y plongeai mes dents avec avidité.

J'ai mangé du vertige et bu de la folie. 
Et c'est pourquoi je traîne un corps débilité 
Où ma jeunesse meurt dans ma  force abolie.








LA CAPITAL

La inmensa capital es un fruto doliente.
Su corteza marchita y sus pulpas ajadas
tiñen lujosamente sus ricas podredumbres
de oros verdes, violetas, y de rojos fosfóricos.

Soltando un denso néctar, dulzón y cancerado,
sus esponjosas carnes al morderse se funden,
y sus mentales pócimas generan la lujuria
y los vicios malsanos en las mentes más férvidas.

Mas su sabor es tan exquisito y exótico,
-jenjibre macerado en un raro elixir-
que hundí mis dientes ávidos en su pulpa de muerte

y comí de su vértigo y bebí su locura.
Por eso arrastro ahora este cuerpo sin fuerza
en que mi juventud vive muerta y proscrita.








LE MAUVAIS JARDINIER

Dans les jardins d'hiver des fleuristes bizarres 
Sèment furtivement des végétaux haineux, 
Dont les tiges bientôt grouillent comme les nœuds 
Des serpents assoupis aux bords boueux des mares.

Leurs redoutables fleurs, magnifiques et rares, 
Où coulent de très lourds parfums vertigineux, 
Ouvrent avec orgueil leurs vases vénéneux. 
La mort s'épanouit dans leurs splendeurs barbares.

Leurs somptueux bouquets détruisent la santé 
Et c'est pour en avoir trop aimé la beauté 
Qu'on voit dans les palais languir les blanches reines.

Et moi, je vous ressemble, ô jardiniers pervers! 
Dans les cerveaux hâtifs où j'ai jeté mes graines, 
Je regarde fleurir les poisons de mes vers.







EL MAL JARDINERO

En jardines de invierno muy extrañas floristas
van, furtivas, sembrando abominables plantas
cuyos tallos muy pronto pululan como nidos
de esas sierpes que duermen en un lodo de ciénagas.

Esas flores temibles, magníficas y raras,
que propagan pesados perfumes que dan vértigo,
con orgullo despliegan sus venenosos cálices
y la muerte florece en su atroz esplendor.
  
Sus suntuosos ramos destruyen la salud
y por haber amado demasiado a lo Bello
vemos que en los palacios se ajan reinas muy blancas.

¡Soy igual a vosotros, jardineros infames!
En las precoces frentes donde eché mis semillas
miro yo de mis versos florecer el veneno.









AMOUR D'HÔPITAL

Ô Reine des douleurs, qui rayonnes de sang
comme un rubis royal jette une flamme rouge,
le forceps, qui t'a mise au monde dans un bouge,
d'un signe obscène doit t'avoir marquée au flanc.

Dans ton œil, où voyage un reflet satanique,
le meurtre se tapit sous un velours de feu,
ainsi qu'au fond d'un ciel amoureusement bleu
dans les vents parfumés flotte un mal ironique.

Tu t'es faite, ô ma sœur, gardienne à l'hôpital,
pour mieux repaître tes regards d'oiseau de proie
du spectacle écœurant, cruel et plein de joie
de la chair qui se fend sur le couteau brutal.

Dans le grouillis rougeâtre et gluant des viscères,
des muscles découpés, des tendons mis à nu,
des nerfs, où vibre encore un vouloir inconnu,
des glandes qu'on incise et des flasques artères,

tu plonges tes deux bras polis, avidement,
tandis qu'erre un divin sourire sur tes lèvres,
et que sur son chevet, où bondissent les fièvres
le moribond t'appelle et parle doucement.

Car ton visage, pur comme un marbre, te donne,
sous ta coiffe de toile et ton noir chaperon,
ô vierge au bistouri, vierge au cœur de huron,
le resplendissement d'une madone.

Sur ton sein, les stylets, les pinces, les ciseaux,
la spatule, la scie équivoque et les sondes,
bijoux terrifiants et breloques immondes,
comme un bouquet d'acier étoilent leurs faisceaux.

Tes doigts fins, à tremper dans les pus et les plaies,
en ont pris le tranchant affilé des scalpels;
et l'odeur de ton corps suave a des rappels
de putréfactions rances, dont tu t'égaies.

Car ton âme de monstre est folle des gaîtés
cocasses de la couche où le mourant se cabre
dans les convulsions de la danse macabre,
et la mort a pour toi d'hilarantes beautés.

Qui nous expliquera ta funèbre hystérie,
pauvre femme, produit de ce siècle empesté?
On dit que ton baiser trouble la volonté
et communie aux os une lente carie.

Mais de ton mâle cœur monte un puissant amour.
Comme un vin orgueilleux, plein de rouges prestiges,
sa riche odeur de sang évoque les vertiges
et ronge les cerveaux mieux qu'un bec de vautour.

Et c'est pourquoi, vaincu par la coquetterie
de ta forme divine et de tes noirs instincts,
en toi j'adore, enfant des sinistres destins,
l'Horreur fascinatrice et la Bizarrerie.







AMOR DE HOSPITAL

Oh Reina de Dolores, que sangrienta fulguras
como un regio rubí que da flámulas rojas,
el fórceps que en un tabuco te trajo un día al mundo
debió marcarte el pecho con algún signo obsceno.

En tus ojos que irradian un reflejo satánico
se agazapan los crímenes bajo un velo de fuego
lo mismo que en lo hondo de un cielo azul y plácido
entre vientos fragantes flota un virus sardónico.

Te hiciste celadora de hospital, oh mi hermana,
para mejor cebar tus miradas rapaces
con el cuadro asqueroso, cruel, lleno de júbilo,
de la carne sajada por el brutal cuchillo.

En ese hervor tan cárdeno y viscoso de vísceras,
de músculos cortados y tendones abiertos,
de nervios donde aún vibra como un ansia recóndita,
de glándulas partidas y fláccidas arterias,

hundes tú tus dos brazos elegantes, muy ávidos,
mientras tiembla en tus labios como un pasmo divino,
y que desde su lecho, donde suben las fiebres,
te llama el moribundo con palabras dulcísimas.

Porque tu rostro, puro como un mármol, te otorga,
bajo tu blanca cofia y tu mantón de sombra,
oh virgen de alma hurona, virgen del bisturí,
el resplandor sereno de toda una Madona.

En tu pecho, estiletes, tenacillas, tijeras,
la espátula y la sierra equívoca y las sondas
terroríficas joyas, dijes de aspecto inmundo,
como un collar de acero sus manojos despliegan.
    
Tus dedos que han hurgado en el pus y en las llagas,
ya han tomado ese aspecto de filoso escalpelo;
y el olor de tu cuerpo suave a veces recuerda
la rancia podredumbre con la que tú disfrutas.
    
Porque tu alma de monstruo enloquece de júbilo
con esos tristes lechos donde expira el enfermo
y con sus convulsiones en la danza macabra,

pues para ti la Muerte tiene chuscas bellezas.

¿Quién podría explicarnos aberración tan lúgubre,
pobre mujer, producto de este siglo corrupto?
Se dice que tus besos nublan la voluntad
y a los huesos transmiten una lenta gangrena.

Mas de tu alma de macho brota un amor muy fuerte.
Como un vino soberbio, lleno de rojos brillos,
su rico olor a sangre evoca esos desmayos
y muerde los cerebros más que un pico de buitre.

Y por eso, vencido por la coquetería
de tu forma divina y tus negros instintos,
en ti venero, oh hija de siniestros Destinos,
lo que tienes de Extraño y de Horror que fascina.








PAZ DÍEZ TABOADA [9348]

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Paz DÍEZ TABOADA
(Vigo, Pontevedra, 1942)
Aunque nacida en Vigo, pasó su infancia en Compostela, la ciudad de su memoria sentimental y poética. Licenciada en Filología Románica y doctora en Hispánica, ha sido y es profesora de Lengua y Literatura Españolas de Enseñanza Secundaria y Universitaria. Y, desde hace muchos años, reside  en Madrid.

Además de estudios, artículos de investigación y divulgativos, libros de texto y otros trabajos propios de su quehacer profesional, ha editado a Gil y Carrasco, Bécquer y Valle-Inclán. Con su marido, Miguel Díez, es autora de Literatura Española. Textos, crítica y relaciones (2 vols., Alhambra, 1981 y 1984), Antología de la Poesía Española del siglo XX (Istmo, 1993), La memoria de los cuentos (Espasa-Calpe, 1998), Antología comentada de la Poesía Lírica Española (Cátedra, 2005).

Ha publicado los poemarios: Voces tomadas (1990), El fuego oscuro (1991 y 1993), El curso de la sombra (1994 y 1997), Rumor de vida (1996), Lucerna (1998) y Caída libre (2003)



   

Caída  libre
   




   



Me quitarán la ventura,
     no el corazón esforzado...
        Antonio Machado



I.   M A R C H A S   F O R Z A D A S


Cruzo un desierto y su secreta
    desolación sin nombre...
  José Ángel Valente



1. CLASE DE LATÍN EN LA CALLE DE LA TROYA

Cuando me lleve mi contraria estrella
      lejos de ti, me soñaré contigo...
Carolina Coronado
                

     Esta tinta olorosa me retorna,
con su aroma dulzón, a aquellos tiempos
de latines ingenuos y azulados,
de desinencias y conjugaciones:
lupus, lupi, vederunt o vedere,
ego nominor Leo... -¡qué difícil!-.
     A punto estaban de sonar las doce.
Por la ventana abierta subía el vocerío
de un mediodía orondo, rodando calle abajo.
Isolina y Chiruca berraban, desabridas,
por el precio tan caro que hoxe ten o peixe.
¡Qué bonus, bona, bonum! Pero pronto las horas
tocarán para mí eo, is, ire...
     -Las hojas olorosas, profesor, me las llevo
-le dejo su latín- a la tierra reseca
en donde apenas llueve. Ellas tienen la llave
para abrir la memoria de aquel dies, diei.
Su aroma romperá el hormigón del tiempo
y, con el corazón, -audio, audis, audire-
oiré en La Berenguela dar las doce.





2. EN EL ANDÉN

     Han perdido los sueños las señas de mi casa
o quizá se olvidaron de acudir a la cita.
Lo que me prometieron se salvó, pero, en cambio,
quedó, solo y desnudo, sentado en el camino,
sin que nadie acudiera a remediar el caso.
     Mientras espero el tren de madrugada,
cubren el horizonte tropas vociferantes,
uniformadas de oropel. Caminan
tras de su viejo dios -ese becerro-...





3. TÚNEL

     Avanzan, con los árboles que escoltan los raíles,
los perros ululantes de la ira.
Como avanzan las olas, se estrellan en los vidrios
las calimas tozudas que ocultan el paisaje.
     Rueda, rueda y, rodando, se remejen,
con maletas y bolsas, los proyectos perdidos
en la estación de la ciudad de piedra,
donde el humo luchaba con la lluvia.
     Esto fue ayer. Entonces los trenes respetaban
la líquida saudade del viajero,
la alegría brumosa del retorno
y la lágrima sola en la mejilla.
Hoy su silbo se pierde por el mapa
de esta devoradora oquedad sin futuro.
     (La negra boca bajo el monte áspero
     se abre ante un horizonte sin salida).





4. DOMINGO DE DOLOR

     El tranvía transporta las velas soñolientas
-hace ya mucho tiempo que los aires lo acunan-.
Una campana triste le abre paso entre el tránsito
y el olor a fritanga.
(Calamares, anillos de promesas inciertas).
Domina en los jardines el pardo, y la pobreza.
Abrigos humillados dejan a la intemperie
los miembros ateridos.
La esperanza se arropa con vergüenza y tristura.
Domingo de dolor. (Casi toda la vida).





5. POBREZA

     En una sola mano cupo mi pobre ajuar
cuando partí una tarde de la ciudad de piedra.
En esta tierra seca, ajena y hostigante,
se ha ido engrosando el parco patrimonio.
Ahora ya cuento por docenas sábanas
-para enjugar el llanto- y vasos en que bebo
el odio a tragos y el dolor a sorbos.
Se cubren las paredes de cuadros y se apilan,
apagando los ecos, los libros resignados...
     Pero, en cuatro mil tomos, no hay ninguno
que diga en dónde hallar la paz perdida.





6. PÉRDIDA

     Tenía aquel camino un horizonte abierto
y, sobre los ribazos, pequeñas flores cándidas.
     ¿Cómo encontrar ahora en el mapa su huella,
si se apagan las luces sobre el telón de fondo?





7. ESCAPADA

     Primero fue el amor, pero partió de viaje
hacia una meta oculta en la región del viento.
Así siguió vagando por un amplio dominio
hasta fijar los límites con áspera alambrada.
     Primero fue el amor. Desconcertado y tímido,
marchó siguiendo un vuelo difuso y disconforme.
Cuando quiso tornar al punto de partida
ya se alzaban las sombras contra el cielo estrellado.
     Como torres, mejor, como gigantes fieros
aspaventando el aire con afanes torcidos,
figurones informes -tristes, malditos monstruos-
recorrían en pelo los pasillos de casa.





8. NAVEGANTE E INSOMNE

     Anda sin rumbo y achicando llantos,
tensando trapos con la mano herida,
pues decidió marchar por espacios sombríos
donde juegan los monstruos con las cartas marcadas.
Se ha dejado arrastrar por las corrientes
que socavan, silentes, el misterio.
     Mejor así. Sin duda, es conveniente y justo
que a quien eligió el viaje se le convierta el suelo
en continuo temblor, en fluyente camino,
en tremante marea que, salobre y rizada,
le recuerde que tiene vocación andariega
entre hielos y espumas.
     Navega, pues, desde que la memoria
repobló sus absortas galerías,
ahítas de rencor, con los difuntos
que, ambulantes, esquivan el descanso
bajo la fría sombra de la piedra.
     Pero es mejor así. Y, aunque grite socorro,
desea navegar entre viejos fantasmas
y no piensa en volver a tierra firme nunca,
pues ¿cómo marcharía por plazas y jardines,
cómo, por los salones, quien viene chorreante,
náufraga de la furia de los mares del norte,
mordida por las sombras, cubierta de salitre,
sin sextante ni brújula,
perdidos el timón y la bitácora...?





9. ENTRE SOMBRAS

     Entre dos luces anda mi perfil desvelado,
desde el atardecer hasta alcanzar el alba.
De noche va mi senda, por la noche camino
una andadura torpe, braceando entre sombras.
     Retratando confusos volúmenes o masas
que se despliegan, ágiles, burlando mi objetivo,
recorro las cornisas y aleros, adoptando
la postura del riesgo, mientras la ciudad duerme.
     Cuando la luz avanza y se fijan los límites,
cuando el sol despereza los músculos dormidos,
yo corro las cortinas de la niebla y me embozo
con las estolas agrias de la melancolía.





10. COMO UN HILO

     Fue la esperanza larga. Estrecha y larga
como una jabalina. Por el aire
volaba y se perdía entre las sombras,
cuando el tiempo pesaba sobre el hombro.
     A veces me alcanzaba por la acera
y marchaba delante de mis ansias;
pero sólo una vez cogió mi mano
y me obligó a seguirla a contraviento.
     Ahora ya, carcomida, adelgazada,
intenta dar un paso y está a punto
de partirse una pierna. Sin embargo,
se escapa -toma un taxi- y se me pierde
días enteros sin volver a casa.
     La encontré ayer entre los Giacometti,
después de tanto trago de mal tiempo,
jugando, alegremente, a disfrazarse
de acabada y audaz obra maestra.







Los últimos tiempos



1.

¿Cómo fue...? Fue un relámpago
que desapareció, dejando sólo
un pálido perfil sin esperanza.
Y me pregunto ahora por qué el día
se estrelló en un reguero
de brillantes esquirlas puntiagudas.
He arañado la sombra y las paredes.
He manchado la voz y la mañana.
Y he roto el arco rojo del ocaso
que dibujaba un sueño verdadero.




2.

Vacié papelera y ceniceros,
tiré las flores mustias...
Sacudí las alfombras, extendí los tapetes,
recogí los periódicos y di cuerda al reloj...,
pero no pude disipar el plomo
de la mañana incierta,
ni poner la memoria en la hora en punto
para que no marcara,
para nunca jamás, las horas muertas.





3.

¿Cuál es el ignorado territorio
donde no entran el odio y sus harapos,
en donde la zozobra se diluye
en otra luz... Ese sereno ámbito
en donde el tiempo, en donde el gozo
vibran y los pasos
avanzan jovialmente...
y no van recorriendo los pasillos
los fantasmas que acechan, con su único ojo,
la marcha de mis pasos?





4.
Me desperté gritando, y el espejo
me asustó con la imagen de una loca asustada.
Una mujer ya vieja con el pelo revuelto
y el gesto disgustado por una imagen turbia.
Pero nadie oyó nada y la calma seguía
manteniendo los pliegues del silencio, cerrados.
Brillaba en el florero una luz que el espejo
doblaba en dos estrellas.
Me desperté en la noche y el reloj -¡ya te he oído!-
resolvía el problema con los pasos contados. 
El gris, todo era gris... Tanta ceniza
lavó su angustia en el claror del alba.





5.

¿Cómo será una luz sin perfiles de sangre, 
sin las manos crispadas sobre el muro?
¿Cómo será, si llega, el día sonrosado 
en que la sombra deje de tomar posiciones?...





6.

Se enlazan vuestros rostros
sobre el cristal de fondo.
Toda el agua es salobre
y cualquier vino es agrio.
Detrás de los cristales,
más allá de las luces,
se proyecta un desfile
de máscaras triunfantes.





7.

Quizá fueran los sueños que habitaban 
los márgenes gozosos del proyecto,
quizá un viejo temblor, aprendido en la infancia,
quizá el dulce sonido de la lluvia,
quizá tus ojos que me iluminaron
-linternas sordas- el paisaje umbrío...
Allá, donde no se oyen voces envilecidas,
donde no suenan gárrulas palabras,
donde la imagen cruda de la chusma
empalidece y cede. Allí es ahora.
Cierro mirada y ansia, y me deslizo
dulcemente en los brazos del silencio.





8.


                          Ed è súbito será...
                                Quasimodo


En este instante en que se cuela el día
por el vértigo oblicuo de la sombra,
paro la voz, enciendo un cigarrillo
y contemplo las huellas en la arena
del quehacer cotidiano que se evade.
Sube ya la marea borrando todo rastro
y estrechando el anillo del silencio.
Aún queda un resto, un último recodo
que habré de recorrer sin esperanza.
Luego se cerrará la luz. El día
caerá súbitamente, desplomado.









RAFAEL ROMERO [9349]

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Rafael Romero 
Jocotenango, Sacatepéquez (Guatemala), 1978. 
Escritor y poeta nacido en Jocotenango, Sacatepéquez. Su propuesta ha aparecido en algunas revistas impresas y digitales (Incubus, La Ermita, Voces, Alenarte, Luna Park, Algarero, Las Afinidades Electivas, Remolinos, Haciendo Hora, Letralia, Destiempos, Ariete, Magacín, Poética Voz, Des Honoris Causa, Libro Monstruo, La Cuerda, Literatura Libre, Culturamas, Magazine Siglo XXI, Fotocopia, Almiar, El coloquio de los perros, Impracabeza, El Signo Roto, Poetry Slam, etc.). Su tesis Léxico, identidad e ideología guatemalteca en La Puerta del Cielo y otras puertas, de Luis de Lión, con la cual obtuvo el grado de Licenciado en Letras por la Universidad de San Carlos de Guatemala, recibió el grado honorífico de Cum Laude. Ha escrito prólogos para En los ojos del viento (Letra Negra, 2005) de Fernando Ortiz, Corasón no lleva Zeta, de Mariano Cantoral y Pequeños fragmentos de mis huesos olvidados, de Álvaro Sánchez. Creador de la revista antológica virtual Te prometo anarquía en donde recoge nuevas propuestas literarias y/o artísticas de Guatemala. Dirigió el experimento visual Amalgamas errantes, protagonizó el cortometraje Importante, de Jorge Cabrera, y ha realizado diversas lecturas poéticas y performances con los colectivos Nosóstromos (Guatemala) y Cuarto Incierto (Madrid). Una breve muestra de su trabajo se encuentra en los blogs Epifanía doméstica de la nostalgia pura y Catecismo. Actualmente, reside en Madrid en donde trabaja como corrector de estilo.

Libros

El elegido (Novela corta, Bubok, 2011; Alas de Barrilete, 2012)
Distensión del ansia (Poesía, Alambique, 2011 - Bubok, 2011)
Génesis y encierro (Relatos, Editorial Cultura, 2011)

Plaquettes

El convoy en el que habito se desplaza entre tinieblas (Poesía, Editorial Ultramarina Cartonera & Digital, Sevilla, España, 2012)
Orgánica palabra (Poesía, Sin Tecomates Ediciones, 2012)
Antologías
Ni hermosa ni maldita - Literatura guatemalteca actual (Editorial Alfaguara, 2012)
El futuro empezó ayer - Apuesta por las nuevas escrituras de Guatemala (Editorial Catafixia - UNESCO, 2013)  

Inéditos

Vacío (Poesía)
Explotarás conmigo (Poesía)
El convoy en el que habito se desplaza entre tinieblas (Poesía)
Precipitaciones (Relatos)
Chichicaste (Novela)

En proceso

Efecto cotidiano (Novela breve)
Quehaceres del dios local (Novela)
Lo más profundo que hay en mí está en la superficie (Relatos)
Zánganos (Novela)








Panorama del encuentro

son cosas que suceden 
se fragmenta el paraíso temporal del día
y lo que era una acuarela delicada
se convierte en grumo

sí, en cualquier momento
sólo hace falta andar sin detenerse
calles grises y amarillas
calles sudorosas, dilatadas, contraídas

abiertas las membranas
branquias incansables, atiborrando cuerpos
un aluvión de cicatrices en el aire
son cosas que suceden

si me ves, no te detengas
no me masacres con el roce de tu cuerpo
mugrienta brisa que inhalamos juntos
sigue, adentro hay explosivos






ESCÉPTICO SEPTIEMBRE

vida, perdóname el insulto
de querer vivir cien años en un solo día
perdona que mi estómago
suene como si llevase una paloma dentro
es hambre de ficción, es sólo eso
la inconformidad es un rinoceronte rosa
y yo soy un grito lamiendo el silencio
lo sé, mi mundo es un hotel barato
en donde nunca se convive muchas horas
perdona que reclame excesos
la luz del sol ya no me escuece
hay un aire de quebranto circulando
intentando ahuyentarme
como a un inmundo y trémulo becerro
perdóname la insensatez de rebelarme
de escribir epístolas desnudo
pero ante todo, perdóname la terquedad
estos años de alegre ubicuidad
en las vacías cuencas de mis ojos








REVUELO

lo es y no lo es
el diáfano murmullo
que se extiende
en un papel en blanco

vocablos en bruto
que aúnan su fe
para formar guirnaldas
y oníricos colirios

carnaval
hechizo e insurgencia
medusas en la mar revuelta

el poema lo es
crepúsculo sinuoso
que se aclara la garganta

quien escribe no lo es
pájaro desmesurado
de alas muertas







CADA MAÑANA IMAGINO TIOVIVOS

ir de soledad en soledad
en un collage de idas y venidas que al final son despedidas
el que camina por las calles no soy yo
es sólo un niño que ha escapado del calor de la manada
pero mi voluntad ahora es tan pesada
como la pierna de una vieja que cojea por la gota
y me detengo, bajo la lluvia
y titubeo si volver es la mejor opción o un caro riesgo
cuántas ganas de un señuelo
presagios vacilantes que se adhieren a mi pecho
sonrisa inerte de ventrílocuo
el rostro de una máscara que se hace secreción humana
ha sido así desde mi infancia
no hace falta leer las instrucciones antes de este juego

JULIA ESQUIVEL [9350]

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Julia Esquivel
Nació en Guatemala en 1930
Julia Esquivel, Poetisa y lider religiosa guatemalteca reconocida internacionalmente.

Teóloga y poeta. Su poesía está influenciada por la Teología de la Liberación, la cual se basa en la activa comunión entre la Iglesia Católica y los pobres. Ha trabajado con varias organizaciones de Derechos Humanos.

Ha escrito extensiva y profundamente acerca de la necesidad de liberación que aqueja a los guatemaltecos y otros pueblos de Centroamérica. Su poesía hace un llamado a la conciencia y nos hace reflexionar ante la necesidades de los pueblos oprimidos por sistemas políticos y religiosos injustos.

Nace en San Marcos, Guatemala el 3 de mayo de 1930. En 1947 se gradúa como maestra de Educación primaria y se convierte en miembro activo de la sociedad juvenil de su Iglesia. Al año siguiente inicia estudios en la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

En 1953 solicita estudiar en el seminario presbiteriano de Guatemala, pero se le niega el ingreso por ser mujer. Sin embargo, en 1953, 1954  y  1956, estudia un diplomado en el Seminario Bíblico Latinoamericano, en San José, Costa Rica, para ejercer el ministerio pastoral.

De 1957 a 1960, ya de regreso en Guatemala, trabaja como profesora de estudios bíblicos, directora de internados y responsable de campamentos para estudiantes de secundaria en el Instituto Evangélico América Latina. En 1961 es promovida al puesto de Directora de secundaria en el mismo establecimiento educativo.

Durante las segunda mitad de la década de 1969 se desempeña como docente en diferentes establecimientos de enseñanza de Costa Rica, Colombia y Guatemala. En San José, Costa Rica incursiona en la producción y realización de programas radiales.

De 1967 a 1969 hace trabajo voluntario religioso y social con niños y jóvenes con problemas de conducta (delincuentes o niños de la calle). Fundadora de la agrupación “Amigos de los Niños”, en la que en compañía de estudiantes de secundaria y universitarios buscan rehabilitar a estos jóvenes. Entre finales de 1969 y principios de 1970 realiza estudios teológicos en el Instituto Ecuménico de Bossey, en Ginebra, Suiza, donde durante tres meses convive y practica técnicas pedagógicas de recuperación con jóvenes adolescentes delincuentes.

De 1970 a 1974 dirige el Departamento Cultural de la Junta Evangélica de Servicio Social y Cultural de Guatemala. Produce programas de radio y trabaja con mujeres de áreas marginales. Dirige un proyecto de desarrollo integral en el municipio de San Pedro Ayampuc.

En febrero de 1971 recibe amenazas del Ministerio de Gobernación del Gobierno de Guatemala, por firmar y publicar un documento llamando al cese de la violencia política (como resultado de esta misma acción, el obispo episcopal William Frey fue expulsado del país).

Fundadora y Directora de la revista Ecuménica Diálogo (1970-1980) de reflexión teo1ógica, pastoral, de testimonio y análisis social, lo que provocó en parte su exilio. Viaja regularmente a todo el altiplano, visitando y compartiendo inquietudes religiosas y sociales con comunidades y grupos cristianos.

En enero de 1976 se le advierte que está siendo buscada por la Policía Militar Ambulante, por haberse entrevistado con las viudas y familiares de los dirigentes de cooperativas cristianas, capturados, torturados y asesinados por el Ejército en julio de 1975. En febrero de 1977 escapa a un intento de secuestro.

En 1977 se convierte en cofundadora del Comité Pro-justicia y Paz en Guatemala, que tiene como fin velar por la defensa de los derechos económicos, sociales y humanos de personas y comunidades afectadas por la violencia institucionalizada y represiva en Guatemala. En 1978 continúan las amenazas en su contra, en 1979 se da un nuevo intento de captura por parte de hombres vestidos de civil y fuertemente armados.

Aunque en diciembre  de 1979 es advertida de los planes del Ejército para matarla, decide quedarse en Guatemala. En febrero de 1980 vive en la clandestinidad para continuar trabajando. En 1980, después de la masacre de la Embajada de España sale al exilio.

De 1980 a 1987 vive en una comunidad monástica en Neuchatel, Suiza. Escribe y da conferencias en Europa, Norte y Centroamérica visitando iglesias, grupos y comunidades cristianas, dando a conocer la situación que por ese entonces vive Guatemala.

Apoyada por organizaciones no gubernamentales, como el Consejo Mundial de Iglesias, Pax Christi Internacional, la Federación Internacional de Movimientos de Adultos Rurales Católicos y otras con status consultativo en la Organización de Naciones Unidas (ONU), trabaja y participa en las sesiones regulares de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, donde presenta denuncias, informes y aclaraciones sobre masacres, asesinatos, torturas y desapariciones forzadas en Guatemala.

Antes de retornar a Guatemala vive y trabaja en Nicaragua y México. En 1989, la Casa Unida de Publicaciones (México) publica su poemario “Florecerás Guatemala”. En abril de 1992 fue editada en Suiza una antología de sus poemas en idioma francés, con el nombre “Cuando Amanezca”. Algunos de estos poemas también fueron publicados en  holandés, alemán e inglés. En diciembre de 1994 recibe el Doctorado Honoris Causa en Teología por la Universidad de Berna, Suiza.








Yo no soy una poseída

                   Para las muchas mujeres valientes
                                 de mi Guatemala
                                    (San Juan 8:49)

Yo no soy una posesa,
yo no soy una loca
poseída por una idea fija.

Yo soy sólo una mujer
con un corazón humano.

Yo soy una rebelde
frente a la fría y calculada
corrección del funcionario...

Ese ser enmarcado siempre
entre los límites de "lo correcto"
"lo objetivo" y "lo prudente"
de un balance siempre neutral.

Ese que evita correr riesgos
en aras de su cargo
y de su prestigio.

Yo soy poseedora
(no posesa)
de esa normalidad de mujer
que rechaza y rechazará siempre
el desorden constituido
por los machos,
todos ellos generales en potencia.

Por todos esos
que ponen la ley
por encima de la vida;
la institución,
por encima de la humanidad,
el proyecto personal
por encima de la verdad,
el miedo
por encima del amor,
la ambición
por encima de la humildad.

Pero tengo que admitirlo, 
para los obsesionados
por esos criterios,
yo soy una brasa
encendida por el fuego
de un gran amor.

Hermano,

¿Conoces el relato
de la zarza ardiente
que no se consumía?

                                       Suiza, marzo 20, 1986  
(Florecerás Guatemala, pp. 83-84)






ESPERANZA

En los más oscuro y sórdido,
en lo más hostil y áspero,
en lo más corrupto
y asqueante,
allí obras Tú.

Por eso tu Hijo
bajó a los infiernos,
para transformar lo que NO ES
y para depurar LO QUE CREE SER.

¡Esto es esperanza!







CUANDO LLEGUE LA HORA

Cuando llegue la hora,
cambiarás mi desierto en cascada,
ungirás mi cabeza con aceite fresco
y tu fuerza conquistará mi debilidad.

Conducirás mis pies sobre tus huellas
y caminaré por la senda angosta
que conduce a tu Casa.

Tú me dirás cuándo
y por dónde,
caminaré tu sendero
toda bañada de alegria.

Mientras tanto 
te pido Señor, ¡qué animes
en lo íntimo de mi alma,
La Fiesta de la Vida!
¡La de la Tumba Vacía!
¡La de la Cruz Victoriosa!

Que tu voz de Jardinero
abra cada mañana mi oído
con la noticia siempre nueva:
"Vé y dile a mis hermanos
que he vencido a la muerte,
que hay lugar para todos
allá donde se forja La Patria Nueva.

Allá, 
donde la tierra, el amor y la alegría
no se compran ni se venden,
donde el vino y la leche
se comparten sin dinero y sin precio,
allá, donde todos mis hermanos pequeñitos,
se sientan como príncipes
en LA MESA DEL PADRE."

Repítemelo fuertemente cada noche,
que has vencido
al que confunde a este mundo.

Dime que no importa
cuán amarga sea la copa de la aflicción
para que cese ya de temblar el corazón;
para que este desierto del frío desarrollo
no congele la esperanza
de estrechar Tus Manos
junto al Fuego
que crece en la Montaña,

¡Tu pueblo es la Montaña!

¡Hazte fuerte
dentro de mi,
para que los mil pretextos
con que el corazón
quiere escapar
a lo esencial,
no me hagan olvidar
que en Tu Casa,
siempre hay VINO y PAN
y que Tu Casa, Señor,
es allí en donde
los humildes buscan la Justicia,
la que brillará en la Patria Nueva,
la que ya nos ilumina
con destellos
de Tu Reino!





NO TENGO MIEDO A LA MUERTE

Ya no tengo miedo a la muerte,
conozco muy bien
su corredor oscuro y frío
que conduce a la vida.

Tengo miedo de esa vida
que no surge de la muerte,
que acalambra las manos
y entorpece nuestra marcha.

Tengo miedo de mi miedo,
y aún más del miedo de los otros,
que no saben a donde van
y se siguen aferrando
a algo que creen que es la vida
y nosotros sabemos que es la muerte!

Vivo cada día para matar la muerte,
muero cada día para parir la vida,
y en esta muerte de la muerte,
muero mil veces
y resucito otras tantas,
desde el amor que alimenta
de mi Pueblo,
la esperanza!






ENRIQUE JUÁREZ TOLEDO [9351]

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Enrique Juárez Toledo
Nació en el departamento de Santa Rosa de Guatemala en el año 1910 y falleció en el año 1999.
Enrique Juárez Toledo, es uno de los grandes poetas que conforman la Generación Literaria conocida como Grupo Acento, desde donde publicó Varios libros de poesía

Publicaciones

“Tierra sin cielo”, 1944
“Pueblo y poesía”, 1945
“Para morir contento”, 1949
“Dianas para la vida”, 1955
“Cantamos por la herida”, 1962
"Casa de poeta”, 1965
“ Inerme como el olvido”, 1965
“El bien de amar”, 1966

Premios

Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias”,1992
Primer lugar que ganó en los Juegos Florales de Quetzaltenango.
Sin duda alguna, la parte triste en la vida de este insigne poeta fue haber vivido sus últimos en años el Asilo San Vicente de Paul, lo que evidencia el poco apoyo que han recibido muchos personajes que han dado brillo a Guatemala.





BOLÍVAR Y SU VUELO

El hombre vive lleno de fiestas obligadas,
no ha faltado quien bese pies ajenos,
rito y mito de once mil banderas,
pero entre tantos sucios quedan limpios
para leer de nuevo la pauta de Bolívar,
cumbre de calcio fecundo,
altura de corazón inigualada.

Bolívar es el lúcido alfarero
que así cultiva lirios como trabajadores;
de entraña matinal, su esperanza es constante;
es un reloj despertador de fábricas y campos, 
de músculos y mentes,
angélica fanfarria de luz en cada día.

Del sol convertido en niño
pasó a ser un relámpago benigno,
lucha, flor y canción del suelo americano.

Bolívar es en sí un gran pueblo
de infancia valiente,
razón de toda patria en perenne mañana,
consuelo del norte y consuelo del sur,
fulgor sin poniente hacia el bien orientado.
Recordarlo no es cuestión de besar la bandera,
no es cuestión de licor ni desfiles,
pero sí de tomarnos las manos,
de vestir las mujeres sus blusas rosadas, 
de que el niño agite los verdes pañuelos
bordados por manos abuelas.

Es cuestión de empuñar el celeste estandarte
del alba y empuñar un fusil o un lirio,
un lirio mejor que una espada maligna.
Pero nunca matarse entre hermanos,
que solamente se trata de no ser esclavos
del miedo, de la falta de pan y de libros
Bolívar está vivo y sufre
de vernos tan niños y mal aplicados.







El hombre nace ciego,
atónito y sombrío
sin querer ni saberlo;
crece aun poco para su desgracia;
se reproduce mucho,
como un antiguo pez,
un milenario musgo;
instintiva e infructuosamente
y por fortuna para el aire,
sin quererlo, muere.

Nace  para durar,
en sí, lo que un soleado día,
como pestaña débil,
al mismo tiempo que una gota de agua,
un grano de maiz,
pimienta, arroz o trigo;
parecido al relámpago atrevido
de una simple luciérnaga
en su propia noche.

El hombre nace, crece,
se reproduce y mata
enterrando en los otros su tibio
 y sustituible corazón morado,
bajo un sinfin de etiquetas,
borracho de esplendor
falso como el olvido
que le brinda el tabaco, el sopor del vino,
el grito de un nuevo niño,
la vzo intemporal de los amores
que van del perro al amo,
del esclavo a su amada,
del patrón al mendigo,
de un mínimo beso a una larga tragedia.

Apenas es un día,
un pedazo de aurora
-que penoso- el hombre vive,
y al morir queda en huesos,
en vez de, al terminar sus horas,
poder evaporarse
frente a sus amigos,
mago bien devorado por su propia magia,
en diez minutos justos,
como el gas mas sutil
y mortal de nuestra era.

María pudo haber tenido quintillizos
en vez de un solo niño;
mas, de esta bella manera
o de la otra, con sus cinco estrellas,
nada habría cambiado:
cuestión sería de ordenar mas clavos,
comprarse cinco cruces,
multiplicar olvidos,
bancos y altares,
acrecentar la suma de las magdalenas,
fabricar otras jarras
de estival vinagre,
inventarse otros lábaros,
pagar otros judas y longinos.

El hombre sigue ciego,
atónito y sombrío,
con sus antojos de bandera blanca,
cultivando su polvo, su estallido,
sin querer ni saberlo,
sin mas sudario que su pìel
ni mas consuelo que su propio
tenebroso egoismo,
pese a sus laureles de poeta
y a su mano de apostol
y su brazo de verdugo entorchado,
pese a la música y sus paisajes,
a la invención tenaz del arte;
todo porque duerme mucho mas de la cuenta,
horizontal, de pie, sentado,
sobre tantos manuales de sabiduría,
como lo quiere, diz, el cielo,
sin alas, ni superaciones.

¡Ah!, máquinas de cóleras,
hombre de ayer, hoy y mañana, peon de pesadumbre,
satánico labriego sembrador del odio,
enemigo del hombre del futuro
yo e siento y te veo profundamente
-perdona- con un día,
puro azafrán con tu sonrisa de ámbar,
disfrazado de jaguar sonriente,
de paloma sin par,
de cardo echando rosas a montones,
de rio con el mar
en sus cortas entrañas,
boxeando con la luna y los luceros;
me baño ccada noche en tu agonía
y compruebo que, duro como la piedra,
apenas cuando son tus funerales
principias a entender la redondez del mundo.

Por eso ya me apiado
de mi mismo, de tu ancha insensatez,
ajena al propósito del nardo,
deseoso de saber que ya supieras,
con tus débiles pies
con un futuro siglo,
cual ha sido el oficio de la espina
junto al mirlo de los azahares.

Pero no tomes contra mi, torpe,
la daga, ni el fusil, ni la soga,
por esta advertencia clara.

__________

(1) Del libro 'Inerme como el olvido'. Editorial José Martí, 1965
(Del libro 'POESÍA REVOLUCIONARIA GUATEMALTECA. de Mª Luisa Rodríguez. Edita: Zero, S.A. Madrid, octubre 1969)

CARMEN MARTÍN GAITE [9352]

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Carmen Martín Gaite    (Salamanca, 8 de diciembre de 1925 - Madrid, 23 de julio de 2000), fue una escritora española.

Se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca. En 1950 se trasladó a Madrid y se doctoró por la Universidad de Madrid.
Esta autora, ha sido y es, una de las figuras más relevantes dentro de las letras hispánicas. Recibió, entre otros, el Premio Nadal y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

Obras

Novelas

El balneario (1954)
Entre visillos (1957)
Las ataduras (1959)
Ritmo lento (1963)
Retahílas (1974)
Fragmentos de interior (1976)
El cuarto de atrás (1978)
Cuentos completos (1978, 1994 y 2005)
El castillo de las tres murallas (1981)
El pastel del diablo (1985)
Dos relatos fantásticos (1986)
Sibyl Vane (1989)
Caperucita en Manhattan (1990)
Nubosidad variable (1992)
Dos cuentos maravillosos (1992)
La reina de las Nieves (1994)
Lo raro es vivir (1997)
Irse de casa (1998)
Los parentescos (2000)

Ensayo

El proceso de Mancanaz: historia de un empalamiento (1970)
Usos amorosos del dieciocho en España (1973)
El conde de Guadalhorce, su época y su labor (1976)
Usos amorosos de la Postguerra española (1981)
El cuento de nunca acabar (notas sobre la narración, el amor y la mentira) (1983)
Desde la ventana: enfoque femenino de la literatura española (1987)

Otros géneros

A rachas (1973), poesía
La búsqueda de interlocutor y otras búsquedas (1974), artículos
Todo es un cuento roto en Nueva York (1986), poesía
Agua pasada (Artículos, prólogos y discursos) (1993), miscelánea
Esperando en porvenir. Homenaje a Ignacio Aldecoa (1994), conferencias
La hermana pequeña (1999), teatro
Poemas (2001), poesía
Cuadernos de todo (2002), diarios
Pido la palabra (2002), conferencias
Visión de Nueva York (2005), diario
Tirando del hilo : (artículos 1949-2000) (2006), artículos

Premios

Premio Café Gijón en 1954 por su novela El balneario.
Premio Nadal de 1957 por su novela Entre visillos.
Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa en 1978 por su novela El cuarto de atrás.
Premio Anagrama de Ensayo, 1987, por Usos amorosos de la postguerra española.
Premio Príncipe de Asturias de las Letras Españolas en 1988.
Premio Castilla y León de las Letras en 1991.
Premio Nacional de las Letras Españolas en 1994.
Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 1997.





MUERTE NECIA

Se me ha gastado el día,
atropelladamente
en idas y venidas,
en gestos y recados
que al hacerlos juzgaba
necesarios.

Desperdiciado, débil y oscilante,
el número equis ene de mis
días
era un cabo de vela
y afuera lucía el sol de la
mañana.

El sol se hunde en silencio
y sopla las bujías
y se envuelve en su manto como
un rey.

El número equis ene de mis
días
murió de muerte necia.

Ahora lo estoy llorando
cuando veo a las nubes
ponerse un traje grana
para morir también.









Luna llena

 Fuera del mundo, ausente,
mellada contra andamios,
has nacido otra noche
con tus venas azules,
igual que un globo inflado,
luna llena. 
Globo inflado te llamo,
otros rostros de muerta,
nave, farol, pandero,
o blanca rebanada
o novia o meretriz
te llamaron por turno.
A tu luz se acogieron,
deslumbrados,
tristes y balbucientes,
los poetas,
frioleros y turbios,
estremecidos, los enamorados.
Te invocaron sin tregua
a lo largo de un río subterráneo
de palabras marchitas
que viene desde Safo y Rosalía
a morir en tu boca. Jugamos a invocarte,
levantamos antorchas de mentira
que sólo manosean tu vestido de
tul.

Y tú, intacta y desnuda,
te escapas, luna llena,
subiendo apenas
perceptiblemente,
navegando le noche con oblicuo
reflejo,
como si nos oyeras, como si nos
miraras.
Nadie te alcanzará,
ni por tu hueco abierto a
incógnitos paisajes
ha atravesado nadie.
Tú rozas con tu luz la otra
ladera.







Tiempo de flor

Cuando el tiempo de flor
venga a fundir
la nieve en la montaña,
ya no te esperará mi corazón,
alondra.

¡Ay!, ¿cómo eran sus labios?
-cantará el surtidor.

De nuevo el mismo sol
se vendrá a los tejados, perezoso,
herido por el grito de los niños
que juegan en la plaza.

Y, como hoy,
la mañana despertará encendida
por fuera de mis ojos.

Pero mi corazón, alondra,
ya no te esperará.






Pídeme que esté alegre

Aún me entra cielo azul
y lo miro en mis charcos
reflejado a jirones.

Pídeme que esté alegre.
Si tú me lo pidieras,
en un caballo blanco subiría,
en un caballo bravo y montaraz.

Pídeme que esté alegre.
Y correré a ponerme
atavíos de fiesta,
abriré las cien puertas de mi casa
y saldré entre piruetas
y saltos de través
aturdida de sol,
y a las verdes palomas
daré migas de pan.

Pídeme que esté alegre.
En un caballo blanco correría,
en un caballo loco y montaraz,
si tú me lo pidieras.






Desembocadura

Y siempre queda más agua en
mi pozo, 
y si me asomo al borde
es más hondo y me asusta en su
negrura.

Siempre queda más agua

y no quiero beber
los cubos que he sacado.
Sólo quiero seguir en mi tarea
de verlos cómo suben
derramando agua viva una vez más.

Enredaré canciones y canciones,
desparramando trigo
en era de verano.

Y no habrá oído nadie nada nuevo
ni habrá bebido nada nuevo.

Y cuando muera,
mi pozo seguirá todavía lleno,
no mudado, profundo,
y desembocaré.





FARMACIA DE GUARDIA

No es Valium ni Orfidal,
no me ha entendido.
Se trata de la fe. Sí: de la fe.
Comprendo que es muy tarde
y no son horas
de andar telefoneando a una
farmacia
con tales quintaesencias.
Lo que yo necesito
para entrar confiada en el vientre
del sueño
es algún específico protector de
la fe.
¿Que le ponga un ejemplo más
concreto?
Pues no sé... Necesito
creerme que este saco
cerrado por la boca
y en cuya superficie
se aprecia la joroba
de envoltorios estáticos
puede volver a abrirse alguna vez
a provocar deseos y sorpresas
bajo la luz del sol y de la luna,
bajo el fervor clemente
de los dioses del mar.
¡Oh, volver a sentir lo que era
eso!
Y ni siquiera necesito tanto
—ya es menos lo que pido—;
simplemente creerme
que un día lo sentí
intempestivamente
cuando más descuidada andaba
de esperarlo,
y supe con certeza
que sí, que se podía,
que un corazón doméstico
cuando al fin se desboca
es porque está latiendo sin
saberlo
desde otro muy cercano.

Ya. Que no tienen nada.
Pues perdone.
Comprendo que es muy tarde
para hacerle perder a usted el
tiempo
con tales quintaesencias.
Ya me lo figuraba.
Buenas noches.







Canción rota

Siempre que iba a cantar
algo se interponía
y a mí no me importaba,
¡había tanto tiempo!

Mi canción se quedaba en el alero,
confiada,
meciéndose en la espera
cuajada de horizontes.

Si alguna vez con mudo gesto
antiguo
acaricio las cuerdas,
el aire se retira
y el corazón me late nuevamente
con aquellos latidos turbulentos,
heraldos de mi canto.

¡Ay, mi canción truncada!
Yo nunca tenía prisa
y la dejaba siempre,
amor,
para después.






LA ÚLTIMA VEZ QUE ENTRÓ ANDERSEN EN CASA

-Me ha raptado -dijiste- 
la Reina de las Nieves. 
Pero esta vez no era literatura. 
Tus ojos reflejaban 
-aunque secos, 
aunque intentando incluso sonreír- 
la certeza y el miedo 
de sentirte atrapada por su abrazo, 
arrastrada a subir a su trineo, 
-esta vez de verdad- 
a tiritar de frío bajo su regio manto, 
a hundirte poco a poco 
en el helado y súbito 
refugio inapelable de sus brazos 
que sólo a viva fuerza 
lograron arrancarte de los míos. 






Por el mundo adelante

Me atrapa como un pulpo
el color ya sabido de las cosas,
me asfixian mis sonrisas,
no respiro en las de ellos.
Dormí noches y noches
con el balcón cerrado
y al recordar después
la imagen mentirosa,
multicolor del sueño,
siempre había a mi lado unos
oídos
y unos ojos abiertos;
me gustaba amasar
mi falaz pesadumbre
ante el espejo aquel.
Abrid ya las ventanas.
Adentro las ventiscas
y el aire se renueve.
Quiero huir de los ámbitos
calientes y tapiados,
salir sin compañía
por el mundo adelante.





CAMPANA DE CRISTAL

A veces yo querría haber seguido
en aquella campana de cristal,
todo limpio y pulido,
tamizada la luz, clara e igual.

Pero estas inherentes cicatrices
grabadas día a día en la memoria
en muebles y pasillos,
en lo que digo y dices,
han escrito una densa y sofocante historia
ceniza que se cuela entre visillos.

Sol frío, luz de nieve, resplandor;
por la Plaza Mayor
cruzo con mi cartera de estudiante;
mi madre dice desde el mirador
de la casa varada, apaciguante:
Quédate aquí, no crezcas, que es peor.

A veces yo querría haber seguido
en aquella campana de cristal,
todo limpio y pulido,
tamizada la luz, clara e igual.


JUAN VICENTE PIQUERAS [9353]

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Juan Vicente Piqueras
Juan Vicente Piqueras Salinas (n. Los Duques, Requena, (Valencia), 17 de diciembre de 1960) es un poeta español. Además ha trabajado como locutor de radio, actor, guionista, traductor y profesor de español para extranjeros.
Juan Vicente es hijo y nieto de agricultores, cursó sus estudios de Educación General Básica, (EGB), en la escuela mixta, (Educación mixta), de Los Duques, aldea de apenas 100 habitantes donde vivió hasta los 16 años. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia, ha trabajado como locutor de radio en diversas emisoras empezando en la emisora municipal de su pueblo natal Radio Requena, es actor, guionista, traductor y profesor de español para extranjeros.
Fue profesor de lengua española en un colegio francés a orillas del río Loira durante el curso de 1985-1986.
En 1985, Cuadernos Hispanoamericanos publica su primer libro de poesía "Tentativas de un héroe derrotado". En el año 1987 la editorial italiana Stelle de Sassuolo publica "Castillos de Aquitania". En 1991 le es otorgado el primer premio de el Premio Nacional de Poesía José Hierro, otorgado por el famoso poeta José Hierro, con el libro "La palabra cuando".
En 1994 traduce al castellano el libro titulado "La miel", del poeta italiano, Tonino Guerra, que edita Ediciones La Palma de Madrid. Posteriormente ha traducido la poesía completa del mismo autor. También ha traducido "Una calle para mi nombre", antología del poeta bosnio, Izet Sarajlić en el año 2003, "Cosecha de ángeles", antología de la poeta rumana, Ana Blandiana en 2006, "El hambre del cocinero", antología del poeta griego Kostas Vrajnos (2008).
En 1999 le fue concedido el primer premio internacional Antonio Machado en Úbeda (Jaén) por su obra "La latitud de los caballos", editada por Hiperión.
Entre 1988 y 2007 ha residido en Roma (Italia), y ha trabajado como profesor de lengua española en el Instituto Cervantes. A partir de 2007, reside en Atenas.
Sus siguientes poemarios son "La edad del agua" (2004), "Adverbios de lugar" (2004), "Palme" (2005), "Aldea" (2006, Premio de la Crítica Valenciana y el Premio del Festival Internacional de Medellín) y "Palmeras" (2007).
En 2012 edita "Atenas", libro con el que consigue el prestigioso Premio Loewe.
Actualmente, Piqueras es jefe de Estudios en el Instituto Cervantes de Argel.

Obra

Tentativas de un héroe derrotado (1985)
Castillos de Aquitania (1987)
La palabra cuando (1992), premio José Hierro.
La latitud de los caballos (1999), premio Antonio Machado.
La edad del agua (2004)
Adverbios de lugar (2004), accésit del premio Ciudad de Melilla.
Palme (2005)
Aldea (2006), premio Valencia de poesía, premio de la Crítica valenciana y Premio del Festival Internacional de Medellín.
Palmeras (2007)
La hora de irse (2011)
Yo que tú (Manual de gramática y poesía) (2012)
Atenas (2012), Premio Loewe





Meciendo el mar

Aquí en mi mecedora
hablando en soledad con el que fui
escribo lentamente cualquier cosa,
escucho cualquier disco
y miro mis zapatos
rotos de caminar hacia ninguna parte.

Nadie llama a la puerta. Me levanto
y me lavo las manos otra vez,
síndrome de Pilatos, de qué crimen
estoy desentendiéndome. Me duele
la garganta. Será de hablar a solas.

El silencio del cuarto me lame con su sombra
y la casa se mece
como al niño que fui y que todavía.

Cuna, nave, cansancio,
palpo paredes, veo voces, miento,
escribo lentamente cualquier cosa.
Y se cansan las manos de no ayudar a nadie.

Hablar solo es mi oficio,
aquí en mi mecedora, con el mar
en los brazos, de culpas y de lástimas
y de ciertos desiertos.






Calor de mis cenizas
                               A un mal amigo

¿Y te acercas a mí
sólo para decirme que me ves apagado?

Sí, si estar apagado significa estar solo
sin nadie que remueva mis cenizas
y encuentro bajo ellas las ascuas que me queman
pero ya no calientan ni consuelan
ni pueden apagarse.

¿Acaso tienes frío
y te acercas a mí para luego alejarte
abrigado por mi desolación?








LÁZARO PIDE AYUDA

Hablo y no tengo voz. Callo y escucho
cómo se acerca nadie hasta mi sepultura.

Soy el fuego en que ardo, odio el silencio,
y ya no aguanto más esta manera
de no vivir.
               Mi cuerpo es una lumbre
que no quiere apagarse.
Mi cuerpo es mi alma dura,
es mi memoria
envuelta en el sudario de las sábanas
donde me hundí, jamás
he dejado de estar amortajado.

Mi cuerpo aquí tendido es el lugar
de lo hechos, el mapa de mi miedo.
Es un niño asustado y escondido
en la alacena de su corazón
escuchando la voz antigua de su madre
que lo busca, lo llama,
y ha pasado los años, y él sigue allí escondido,
sin voz. Le falta el aire.
Nadie lo busca ya. Nadie lo llama.
Nadie espera su herida. Nadie llega.

Nadie se acuerda de lo que he olvidado.
Mi cuerpo sí. No olvida. No se mueve.
Mis ojos necesitan la luz que les negué.

Deseo desear y que mi cuerpo
se abra a la luz de lo que no ha vivido,
a la voz que le diga: Levántate y ama.

Y se levante y ame sin que yo se dé cuenta.








LÁZARO EN SU CUEVA

Soy poeta rupestre y fruto tuyo.

Soy la piedra de mí, mi propia estatua
antes de ser tallada, el corazón 
de mármol anterior a la cantera
del canto. Acuérdate
que la palabra canto significa
piedra y canción, orilla y alabanza.

Soy poeta rupestre y Roma es mi caverna
llena de ruinas, de restos de ruinas,
de gatos egipcios, de columnas rotas,
de higueras casuales, de templos de Mitra,
de ayer, de gaviotas, de pinos que tienen
el mar en sus copas, de frases de mármol
que nadie comprende.

Son piedras las palabras. Un poema
es horma, torre, tapia
sonora que desea ser saltada,
que alguien la salte y vea
que es la de un cementerio, que detrás
hay sólo tumbas, cruces entre ortigas,
cipreses y una lápida
con un nombre, dos fechas, una foto
y un epitafio cubierto de líquenes.

Soy poeta rupestre y lo que escribo llevará siempre el musgo 
y el misterio
de lo que callo. Sólo sé escribir
de aquello que no sé.
Escribo sobre el mármol de los días
mi memoria, las huellas de mis manos,
y tu voz sola, madre, que me dice:
“No siento haberte perdido
sino que nadie te encontrará nunca”.

Soy poeta rupestre. Sepultado
me adentro en mi caverna
y me cubro de indiferencia y líquenes
para parecer piedra cuando vuelvan
los trogloditas a su antiguo reino,
al vientre de la tierra, y no me vean
y me dejen en paz, o en todo caso,
que me tomen por piedra pensativa,
me pinten en el lomo un cazador,
un ciervo herido, un toro, la silueta
de una mano, me cojan y me pulan
y acabe siendo punta de una flecha
para clavarme dónde, dónde, madre.







EL OLOR DE LA LUMBRE

Esta tierra, esta aldea y esta casa
son más poesía que cualquier poema
que yo haya deseado concebir:
los olivos, la cabra, el tonel viejo,
las eras, los sarmientos, las garberas,
el gallo loco que sigue anunciando
el alba a mediodía, las almendras,
este olor como a humo de pobreza,
el sol de enero, los gatos que acuden
el maná de las manos de la madre,
la bicicleta envuelta entre la paja,
las nubes y las sábanas tendidas,
los membrillos colgados, el aljibe,
los cándalos, las uvas, el aceite en las orzas,
el albaricoquero, los melones,
la rosa congelada, las espuertas
de esparto, las esteras, el baleo,
las manos de mi padre haciendo pleita…

Aquí la muerte no sorprende a nadie.
Todos saben que un día volverán a la tierra
que son y que jamás, ni un solo día, han dejado de ser, de ver y de sentir.
Todos han visto muertos desde niños.
Y saben que la vida no es distinta
del olor de la lumbre o de la lluvia.





Jonás inventa nínive
               
Imagino la nieve, la ira sobre Nínive,
la alegría oceánica de Tarsis
adonde nunca iré, nunca tendré
un lugar en el mundo
sino este oscuro vientre donde late
el mar como una culpa,
el tiempo en tempestad, mi corazón
que sueña con nacer,
con ser dado a otra luz en otra vida.

Yo di la mía a la desobediencia
y me he cansado de decir que no.

Abandona quien no ha aprendido a amar,
quien vive su existencia en pie de guerra,
se sirve del amor para sufrir
y hacer sufrir, quien teme lo peor
en lo mejor de sí,
quien odia lo que ama.

Mi vida ha sido una constante huida
del delito de huir
que huir ha ido agravando.
Nadie puede encontrarme.
Nadie puede escapar de lo que es.

Huí de ser profeta
y huir me hizo profeta. Hoy ya no existo.
Imagino la nieve, la ira sobre Nínive.

De: Aldea
Premio Internacional de Poesía en lengua castellana Prometeo, 2007 
y el Premio “Valencia” de Poesía.








Confesión del fugitivo
               
Sólo soy feliz yéndome.

No entre cuatro paredes, con sus sendas espadas,
sino entre aquí y allí, una casa y otra,
ajenas ambas preferiblemente.

No puedo ya, ni quiero, estarme quieto.
Ni ahora ni después. Ni aquí ni allí.
En todo caso ahí, donde estás tú,
seas quién seas tú, ponme tu nombre
en los labios sedientos, insaciables.

Yo no soy yo ni puedo tener casa.
No digo ya porque nunca lo fui,
nunca la tuve, siempre fui extranjero
dentro y fuera de mí. Soy lo que no:
el mendigo que duerme bajo el puente
que une mis dos orillas y yo cruzo
sin poder, día y noche, detenerme.

Escribo porque busco, porque espero.
Pero ya no sé qué, se me ha olvidado.
Espero que escribiendo
llegue a acordarme. Insisto en la intemperie.

Sinvivo entre paréntesis
en el espacio vivo y tiempo muerto
de la espera de qué, entre dos aquíes.

Nunca en sino entre. Sal de mí,
seas quien seas tú, déjame en paz
o acaba ya conmigo y con la miel
amarga de estar solo hablando solo.

He decidido que mi patria sea
no decidir, no estar en ningún sitio
sino de paso, puentes, naves, trenes,
donde yo sea sólo el pasajero
que sé que soy, sintiendo
que me inquieta la paz,
que la quietud me asusta,
que la seguridad no me interesa,
y sólo soy feliz cuando me sé fugaz.

De: Adverbios de lugar







Palmeras
               
Nacemos de la sed. Somos palmeras
que van creciendo a fuerza de perder
sus ramas. Y sus troncos son heridas,
cicatrices que el viento y la luz cierran,
cuando el tiempo, el que hace y el que pasa,
ocupa el corazón y lo hace nido
de pérdidas, erige
en él su templo, su áspera columna.

Por eso las palmeras son alegres
como los que han sabido sufrir en soledad
y se mecen al aire, barren nubes
y entregan en sus copas
salomas a la luz, fuentes de fuego,
abanicos a dios, adiós a todo.
Tiemblan como testigos de un milagro
que sólo ellas conocen.

Somos como la sed de las palmera,
y cada herida abierta hacia la luz
nos va haciendo más altos, más alegres.
Nuestros troncos son pérdidas. Es trono
nuestro dolor. Es malo
sufrir pero es preciso haber sufrido
para sentir, como un nido en la sangre,
el asombro de los supervivientes
al aire agradecidos y estallar
de alta alegría en medio del desierto.

De: Adverbios de lugar





INÊS LOURENÇO [9354]

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Inês Lourenço
(Oporto, 07 de noviembre de 1942) es una poeta portuguesa graduada en Lengua y Literatura Modernas (Estudios Portugueses) de la Facultad de Letras de la Universidad de Oporto.

Ha publicado los siguientes libros de poesía:

Cicatriz 100%, Editora das Mulheres, Lisboa, 1980
Retinografias, Editora das Mulheres, Lisboa, 1986
Os Solistas, Limiar, Porto, 1994
Teoria da Imunidade, Felício & Cabral, Porto, 1996
Um Quarto com Cidades ao Fundo (poesia reunida, 1980-2000, com vinte inéditos) Quasi Edições, V.N. Famalicão, 2000
A Enganosa Respiração da Manhã, Edições Asa, Porto, 2002
Logros Consentidos, Ed.& etc, Lisboa, 2005
A Disfunção Lírica, Ed. & etc, Lisboa, 2007
Coisas que nunca, Ed. & etc, Lisboa, 2010
Câmara Escura, Ed. Língua Morta, Lisboa, 2012 (antologia seleccionada por Manuel de Freitas)
Ephemeras, Ed. Companhia das Ilhas, colecção azul cobalto (micro-histórias), Lajes do Pico, 2012.






MAMOGRAFÍA DE MÁRMOL

Me gustan las palabras
de los informes médicos, esos nombres llenos
de secreta sabiduría y de lugares míticos
como la región sacro-lumbar o el talón de Aquiles.

En una mamografía,
la incidencia craneocaudal sería
un buen título para una tesis teológica.

Algunos poetas hablan de ello. Pneumotórax
de Manuel Bandeira o Electrocardiograma
de Nemesio, por no mencionar las rojas hemoptisis
de Pessanha o las planchadoras tísicas
de Cesário.

Pero ninguno habló (o habla)
de la mamografía. Versos dignos
sólo son los del pezón rosado desde los tiempos
de Safo o de Penélope. De la diosa
Afrodita sólo nos quedan óleos y
mamografías de mármol.

[Versión al castellano: Jesús Jiménez Domínguez]








Inês Lourenço, Coisas que nunca, &etc, Lisboa, 2010

En la tercera y última sección de Coisas que nunca reúne Inês Lourenço (1942) «Alguns Epitáfios», entre los cuales uno, «Para uma mulher (da vida)», bien puede leerse como poética:



Só a imagem de uma flor, que um velho
cliente me trazia, ficou
na lembrança. De nenhum rosto
guardei memória.


Sólo la imagen de una flor, que un antiguo
cliente me traía, quedó
en el recuerdo. De ningún rostro
guardé memoria.


Poética en un doble sentido; temático, primero, porque la poesía, igual que la memoria, conserva «sólo» aspectos mínimos y marginales de la vida, pero con valor e intensidad simbólicos; y formal, también, porque esta metáfora emana de significantes y circunstancias concretos, en este caso, la memoria de una «mujer (de la vida)» que emerge desde el epitafio en la mejor tradición del monólogo dramático.
Existe una poesía contemporánea que parece escrita para la lectura íntima, que exige —como la confesión— un deletreo callado, el susurro, acaso el murmullo. Inês Lourenço sitúa su obra en el polo opuesto de esta opción. Sus versos han sido escritos para su lectura en voz alta. Su tono se eleva de la página y resuena en la mente del lector como si alguien se los declamara en su presencia. Pessoa había denominado textos de intervención a algunos de sus ensayos, y estos podrían ser caracterizados, por el tono en el que han sido escritos, como «poemas de intervención».
Esta doble condición, la voz alta y la intervención, sugiere situar su poética en el curso de la denominada poesía social, intensamente practicada durante algunas décadas del siglo XX y relegada en otras, sobre todo las últimas. Resulta interesante subrayar este parentesco, pero no para incluirla en esta tradición, a la que obviamente no pertenece, sino para descubrir los rasgos con los que, a partir de este modelo, la autora lo ha subvertido. Inês Lourenço incorpora elementos coloquiales y rasgos del habla, pero la suya no es una poesía coloquial ni lo pretende; juzga y valora la sociedad del presente, pero lo hace desde el sujeto singular, el yo, nunca desde la pluralidad de un nosotros, e incluye en ese juicio del mundo lo personal al mismo nivel, y mezclado con el retrato de la sociedad; y en fin, le distancia de la concepción de la poesía de carácter político su renuncia a la convocatoria. Poemas como «Encarnação», que empieza «Não me interessa conhecer / a encarnação da voz impressa / numa qualquer página...» (No me interesa conocer / la encarnación de la voz impresa / en una página cualquiera…) o como «Hora marcada», cuyo inicio afirma «À hora marcada / não estarei lá» (A la hora señalada / no estaré allí), hacen explícita la actitud de renuncia a un relieve literario o social que implique un poder de convocatoria ideológica, o de cualquier otro tipo, de la obra. No es una poesía escrita para cambiar el mundo, aunque acaso sí lo sea para cambiar a las personas, pero siempre de una a una.
Aquella voluntad social, que tuvo la poesía de otras décadas, se ha convertido en la voz de Inês Lourenço en voluntad oracular. La voz que en alto recita sus poemas en la mente del lector es la del oráculo que, como «a ciência animal / de lamber as feridas» (la ciencia animal / de lamer las heridas) se convierte, tal como señala con intención de poética el texto inicial del libro, en «a furtiva alegria / a caminho da noite para matar / a sede na corrente» (la furtiva alegría / camino de la noche para matar / la sed en la corriente).  Cuanto acumula la poesía en sus versos calma la sed con sus significados, y su corriente,  al igual que el oráculo, muestra un camino en la noche, es decir, una manera de comprender y de actuar, una moralidad.
Este sentido moral que los versos expanden no emana de un significado que se presente pautado y compartible, militante, como ocurría en la poesía social, sino que surge del relato personal a través del cual la autora lo extrae de sí misma. Inês Lourenço sigue la vía que en España abrió la obra de Jaime Gil de Biedma como superación de la atascada poética social de la generación precedente, uno de cuyos títulos emblemáticos fue precisamente Moralidades. Al igual que Gil de Biedma situó a su personaje poético como emisor de un sentido moral de la vida que se apartaba de los dictámenes éticos de la época, Inês Lourenço utiliza su yo para concebir una manera de comprender y juzgar el presente que se aparte de la forma como es comprendido y vivido en el presente. Utiliza el mismo recurso que se había observado en los versos con los que se ejemplificaba, al principio, su poética. En el epitafio el ejemplo moral nacía del personaje de la prostituta que sólo valoraba lo más alejado —el hombre que regala una flor— de la obviedad prevista—hombres que pagan por el amor—; en Coisas que nunca es el personaje poético creado por Inês Lourenço el que con su actitud, sus declaraciones lírica o su memoria, muestra un modo diferente, moral, de comprender y vivir el presente.
El abanico temático sobre el que la voz oracular de la poeta se pronuncia es extenso y diferente en cada poema. Se podría afirmar que no existen límites temáticos, allí donde la mirada de la poeta se posa —ya sea objeto, acción, costumbre o persona—, el poema entrega una manera de mirar distinta.  Como mero ejemplo se puede evocar el poema «Os livros», un canto devoto a los libros que acaso no resulte baladí en un presente hipertecnológico que busca sustituirlos por otros soportes sin pensar en exceso las posibilidades de superar una historia como la que los libros han atravesado:



Quantos naufrágios e incêndios
os destruíram, para depois
ressurgirem múltiplos,
audazes amigos tão antigos e
tão novos.


Cuántos naufragios e incendios
los destruyeron, para que después
renacieran múltiples,
audaces amigos tan antiguos y
tan nuevos.


Complementario a este poema sobre los libros, la poeta escribe otro, «Interruptores», donde describe algunas acciones que hoy se prefiere que las realicen aparatos automáticos, como
«A correcção ortográfica / tenta arrancar-me do ecrã / os neologismos privados» (La corrección ortográfica / intenta arrancarme de la pantalla / los neologismos privados). Y más adelante el lector descubre unos versos que, a modo de colofón, cierran una lúcida meditación sobre nuestro presente, materia noble también para la construcción de una poética contemporánea:


… gerações
cada vez mais apressadas
a multiplicar coisas sem
importância nenhuma.


... generaciones
cada vez con más prisa
por multiplicar cosas sin
ninguna importancia.


En versos como estos brota el sentido moral de la poesía de Inês Lourenço, su extraordinaria capacidad oracular para subvertir las inercias del presente y ofrecer al lector una corriente que, en la noche, pueda matar la sed, es decir, la insatisfacción profunda cuando la vida se llena de cosas que nunca se han tenido.

Texto de José Ángel Cilleruelo







CARTA DE AGOSTO (1994)

Um ermo de turismo alarve este
calor paleolítico, uma poeira meridional
ateia os objectos ressequidos, um misto
de esquinas e esplanadas de cerveja, homens
de camisa às riscas escarrando na noite e mulheres
de pernas depiladas e axilas com Impulse. Enjoa
este cortejo carnívoro de utentes
de O Mesmo. Nos balcões
toda a posteridade de Sancho Pança estende as mãos
e há nas ruas muitos vendedores de brincos e colares,
honestos emigrantes, decentes empreiteiros, padres, cartomantes,
velhas prostitutas e mais
milhentas entidades cheias de humanas intenções
e ainda mais senso comum. Gostava
de te ouvir por alguns momentos. Envio-te
mensagens telepáticas que repito sete vezes seguidas.
Há palavras gastas que não escrevo nem digo há tanto tempo,
como: Amo-te muito. Meu amor, que saudades. Vem depressa.
E outras ainda mais gastas que digo todos os dias,
como: Foda-se esta merda. (Somos do norte e não somos
castos nem cautos na linguagem). Abundam as reprises
pelos cinemas escassos. Os hits de verão atroam
discotecas. Há jardins ralos. Passeios gordurosos. Bufões
de motocicleta. Os cimos das torres das igrejas
à espera das bátegas de chuva dum íntimo outono
são ainda as únicas glórias do verão.






MANUEL GARCÍA-CARTAGENA [9355]

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Manuel García-Cartagena
Nació en Santo Domingo, República Dominicana, en abril de 1961. En 1984 obtiene su Licenciatura en Letras Puras Hispánicas e Hispanoamericanas por la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en 1988 un Postgrado en Lingüística Aplicada a la Enseñanza del Español como Lengua Materna por el Instituto Tecnológico de Santo Domingo.
En 1992 recibe su Doctorado en Letras Francesas de la Universidad François Rabelais de Tours, Francia. Se ha desempeñado como profesor en distintas Universidades y Centros Educativos del país, en las cátedras de Redacción Comercial, Metodología de la Enseñanza de Lenguas y de Historia de la Cultura, Historia de la Literatura Francesa, Historia del Teatro, Historia de la Poesía Francesa y Comunicación.
Ha sido autor de numerosos ensayos analíticos publicados en República Dominicana, Francia y España. También ha realizado traducciones del español al francés de diferentes obras críticas sobre la plástica dominicana.

Ha publicado las novelas:

Aquiles Vargas, fantasma, (Premio Siboney de Novela de 1986),
Historia de Almueje (2000),
Bacá (2007).

En poesía ha publicado:

Mar abierto (1981);
Palabra (Premio Siboney de Poesía de 1984),
Poemas malos (anti-poemas, 1985),
Los Habitantes (1986) y el libro de cuentos Historias que no cuentan (2003).







À mon condor

Mientras llega tu mañana, rompe con todo;
sé tan sólo tú, aunque pagues el precio
de conocer el vacío que vive en cada sombra.
Sal de ti y ponte a amar
la primera forma bella que a tu paso encuentres.
Habítala sin dudas: tu deseo nunca miente.
Aléjate de quienes, por envidia o por prudencia,
intenten frenar tu marcha.
Conserva un buen libro, un par de amigos,
el amor a lo bello y tu inocencia.
Después vendrá la orden
que te hará morder el polvo,
y te verás cambiar hasta no reconocerte.





Consuelo para gotas

Camino del lago con su cuerpo a cuestas,
para al fin ir a perderse entre burbujas y peces,
ya suelta, casi pateando, un último quejido.

Al aire ella llamaba su máxima locura, y avanzaba
entre cardos y escolopendras, dudando,
pero qué brillo perdían cada vez más sus ojos.

Esa gota tuvo un día conciencia de ser agua,
y en el lago pensaba resolver su destino,
como alguien que escribe una vida ajena.

Hoy acude, ya sin prisa, a su última cita.
Mañana, sólo el agua la echará de menos.





Nadie está a salvo

Brilla, estrella de la hoja,
gánate esta noche peluda de gritos
sentada en mí como una visión,
púdreme el deseo.

Brilla y llévame de vuelta
al país de pensar la cárcel rota,
la tarde sin ventanas y la fiel amante.

Brilla y ruge loca de dominios,
verde en disparates y aviones miopes:
como una viuda alegre,
brilla más en tu tristeza.

Destruye la unidad y vive sola,
triúnfate en la muerte del poema vivido.





Magma ebrio

Mi cuchillo está enfermo de techos que se mueven,
y mi pobre noche llena de naranjas muertas,
llorando globos rojos se va yendo al paraíso.
Mi valium baila ahora un verde en mi barriga,
mi cuchillo se ha clavado en un pecho inmóvil.
Este es el que mató con un cuchillo a sus orígenes,
sin cenizas que poblaran de nuevo sus venganzas;
coleccionista edipo, árbol rayado en sus nubes,
toda ley sangra, todo pecado ayuda.

Este soy, el cuchillo que cena con las cosas,
la quimera con lentes de barro loco, el mundo.

Mi triste cuchi yo, el pan del génesis,
la sangría, el velo, resquicios lentos,
mi carga mala ya está inválida de los ojos
para arriba, y mi feudo cerrado al diente ardiente:
una cama que late, una espalda mordida.






Centro del mandala

Alabado sea tu hoyo, cosa que vive,
grande es el humo que no me llega,
todo lo que te late me palpita y tumba
armándome vencedor de los quicios rotos.

He aquí tu himen, amada muerte,
por él maté a las últimas
manos que me saludaban.

Alto como el mejor asesino,
mentí mi vida
mientras el mundo me veía
crecer y hacerme.

Ahora en tu boca pasto y bufo,
duermen los buitres que merodean mi lengua,
no hay desiertos tan dulces
como tu cueva.





Sutra # 255521589722118662

El tiempo de la carne es el tiempo del dolor:
la voz abierta como un chorro,
en los ojos las pisadas de un pensamiento
que se niega a existir,
el grito decapitado que se oye a sí mismo
mientras cae en su cabeza.

Todo el tiempo de ser es el de inventarse,
y el tiempo de inventarse es el tiempo del dolor:
tan sólo un río que se seca en otro río,
tan sólo un tiempo sumergido en otro tiempo.

No hay victoria para aquel que triunfe sobre el deseo.
El río sigue,
la corriente continúa mostrando su mismo rostro.
Nada es igual a la Nada en el fondo del tiempo.






Palabra
(1984)



I

1  Maravillosa muerta, hoy te he visto con mis lentes de dos cuchillas, cruzado todo en mí. Nos veremos otro día si nuestros pasos se arman de potros sin jinetes. En alto la mano, oí la voz del que dormía y te supe: Yo soy tu muerte, vendré a ti escondida en el Azar como ladrón. Estoy en ti como si te mirara, me visto con tu vida y te veo esperar.

2  Giraba toda el agua del mundo en mi mirada húmeda. Lloraba la senda al final de mis dedos, allí donde la historia se hacía caricia. 

3  Y las legiones se incendiaban con tu cercanía, y la amada desesperada mordía el acantilado con su pecho sangrante, y la caída flotaba, y no tenían fin ni el dolor ni el gozo.

4  Te esperé allí con mi mano en el suelo, mas, llegada tu llegada, todo fue gozo en el fondo de mí, porque allí estabas tú, en mi mismo fondo, y me llegabas desde adentro como una invasión extraña.

5  Llovía fuego todavía pues el mundo tenía dueños crueles que se hacían entre sí la guerra sin poder vencerse. Mas tu tribu te esperaba, y los hijos de tu tribu: los que doblando la Forma hacían nacer lo ido, los que mordiendo la miseria dibujaban el aire, los que colgados del color repetían tus nombres, y con fibra de su ser los pronunciaban como música, y se palpaban la frente mas no se la encontraban, y al buscarse el corazón para amar, tú los confundías.

6  Porque sólo de ti nace lo que nunca morirá como el vacío; y tu abrazo es como el roce del arroz en espigas, y tu seno como el viento que hace crujir las ventanas.

7  Cerré mis ojos para verte y el que dormía me dijo: En vano cierras tu pobre luz para encender la mía. No busques más: ella está contigo, aunque no puedas verla ni sentirla. Está en tu Cuadro y en tu Libro, está en tu Voz y no hay amo para ella.

8  Hubo entonces un silencio de gases y una tinta detenida tanteó en mí sus miradas. He aquí que hablo y mis palabras cuelgan de la nada: llegado es el momento de salvar mis miradas, desato lo andado por mí y lo pongo a mi frente. Todas mis vidas anteriores desfilan ante mí como hormigas sonámbulas.

9  En un tiempo me hallé sumido en mis bosques, contando mis perlas y mis bolas de estiércol. Así, en mí perdido y vivo por mí, vi caer sobre mi cuerpo una capa roja que me alzó del sitio en que me hallaba como mano poderosa que sin apretar guía.

10  Y llegado que hubo al sitio donde me trajo, me mostró un dedo y me dijo: Iniciado está el camino de tu tormento. Deberás amarme pues soy la madre que de sus entrañas parió criatura, pero amarme te será duro como pan sin levadura: me amarás en vano pues no seré yo quien te ame, sino otra.

11  Dicho esto, me mostró una marca que llevaba en un sitio oscuro de su vientre y me dijo: ¡Mira, esta es la marca de tu vida; por esta marca eres! 

12  Mas, cuando iba a mirar la marca, vino un viento estruendoso gritando y tronando con furia, el cual me empujó apartándome con gran fuerza, dejándome solo justo en el centro de mi dolor.

13  Amarga es la soledad del que ha sido robado y en la noche no encuentra quien le ayude a perseguir al ladrón.

14  En medio de mí me miré y me vi colgando de mí mismo. Desde entonces cuelgo y colgaré hasta el fin de mis entonces, mas mientras cuelgue seré yo el viento que me arrastre, y arrastraré a otros como fui arrastrado, y seguirá todo igual hasta el fin de los entonces.

15  Porque aquel viento entró en mí dejándome su marca, y su marca también cuelga de mí, y juntos vamos y juntos somos, pues aunque llegado está el día en que le he muerto, junto con él he muerto igualmente.

16  Yo mismo guié mi diestra hasta mi propia frente; me abrí la testa en dos y mi sangre en la suya fue derramada, así como en la mía él derramó su vida.

17  He aquí que soy el asesino del viento, y en mi origen un cadáver flota en mi propia sangre. Pasadas dos épocas y un momento, me llegó la edad de la simiente cálida, mas por culpa del Azar, tu doble, tu hermano, la simiente fue en mí retenida más allá del signo.

18  Y conocí el veneno que se encierra en una mano cuando los labios están cerrados para el beso, y conocí el martirio del cordero manso que va a lamer las sandalias del pastor y éste, cual lobo, lo atrapa entre sus fauces.

19  En ti creo, Olvidada, dadora de olvidos. Tu olvido es mi olivo, no hiere ni el vino ni el aceite; tu número es el mío, te busco cuando el desierto está demasiado cerca, te busco en el centro del lago, te busco en la planta que crece tan sólo de noche, te busco en la línea que sólo los buenos barcos tienen.

20  Porque buscarte es ya tenerte y mejor que tenerte, pues nada tiene quien te tiene, pues lo que eres ha sido y ya no es. 

21  Sólo yo que te busco y no te espero, te tengo cuando quiero.

22  Ventanas he visto que bajo la lluvia disuelven al mundo, en mis vidas conocí oraciones inútiles que sólo parecían el canto de un perro.

23  Ante ti guardo mi verdadero nombre, heme aquí libre en mi prisión, suelto por la gracia de mis ojos entre verdugos que quisieran solazarse en mi tortura.

24  Mas tú, mi Señora, me libras de toda guerra y me llevas de tu mano. Tuya es la promesa y el tambor chico, tuyo es el clarín que acuesta a los vivos y levanta a los caídos, tuya es la palabra que alienta y el verso que alimenta.

25  Como planta rastrera vivo pegado a ti. Maldito aquel que sabe el nombre de la Muerte y no la llama por temor.

26  Jurado está todo cuanto digo en los pliegos del tiempo, que nadie agregue ni quite una palabra de lo que aquí se expresa, pues Ella sabe ser cruel con los hipócritas y los envidiosos.

27  Esta es mi historia, yo soy el lenguaje. El que vive mora en mí y a mí me sirve.



II

1  Al viento que riega los rumbos del hombre, y todo lo dispersa y todo lo puede; a las legiones aguerridas y a las legiones empobrecidas por la crueldad de las primeras; a todas las orejas y a todas las lenguas: 

2  Aquí vive el mensaje, vengan todos a recibir su ración de sabiduría.

3  El que dormía puso voces sobre mí y me habló escrutando las tinieblas, diciendo: Toma tu tinta y escribe lo que se te dirá, para que no haya dudas sobre si lo que aconteció fue cierto.

4  Dicho esto, tomé tinta y dispuse papel a mi frente; mas cuando intenté escribir, el papel se tornó en fantasmas blancos que de mí se burlaban. El que quiera, entienda: estos son los fantasmas del Hombre, el papel es el espejo en donde ellos habitan.

5  Mas al verlos reír, mi terror devino ira, y vertí mi tinta sobre ellos, y he aquí que mi tinta los redujo a esclavos.

6  Yo vi salir al viento de mi tinta, arrastrándome a su paso por doquiera que andaba, gritando: ¡Libre soy para esperar que lo funesto acontezca. Preso estuve y ahora, por la fuerza de esta tinta, discurro y divago por donde me pluguiere!

7  Y del viento colgaba yo y en el viento me estremecía, yo que gobierno sobre legiones de fantasmas humanos y tengo en mis manos el Ramo Florecido.

8  Yo soy el Varón, nadie ha visto nunca mi rostro, mi nombre sólo yo lo poseo, y estoy fundado en una estatura sin relieve, y cuelgo del viento, el cual es mi padre.

9  Escuchen mi mensaje, criaturas del tiempo, y dobleguen lo altanero de su cerviz, pues mi Mensaje es la voz de Ella que todo lo puede.

10  Y su voz es bella como el suicidio de un puente que se arroja al río porque ya no quiere seguir cruzándolo.

11  Y su Palabra es testimonio de que todo es válido en los diez aquí y en los diez allá, porque nada en el terror le es ajeno a su Palabra, hay Crueldad en su diestra y Ternura en su siniestra.

12  He aquí que hablo a todo cuanto se mueve y a lo que no se mueve, a todo cuanto flota y a todo cuanto pesa, a todo lo vacío y a todo lo lleno.

13  Porque a mí me fue dada potestad de hablar par advertir a los que entiendan que el Viento del Cambio ya sopla sobre lo que existe.

14  Criatura de entendimiento, escucha y aprende lo que aquí se dice, pues es Verbo Verdadero.

15  Desde mí habla lo que nunca fue visto, ni oído, ni dicho, porque soy la voz de lo que es, lo que vendrá y lo que muere.

16  Todo lo que ahora es válido, lo es porque es falso; la falsedad hace el valor y fabrica el sentido, y de poco vale rebelarse contra lo falso si no es contra la vida, porque la vida es falsa como premio de ruleta, nada la contiene y la llena una mentira.

17  ¡Ay de aquel que se deje engañar por la vida y escriba en su frente alguno de sus nombres aborrecibles!

18  Quien creyere o pensare como cierto lo que falso es y ha sido, estúpido es, y no podrá levantarse a escuchar al Dormido, pues la voz del Dormido no es voz para estúpidos, y sólo aquél que piense con su esplada podrá oírla.

19  ¡Alégrense, tribus y razas miserables! Truena en esta tinta la Verdad que se escondía, y es motivo de gran lamento para quienes prefieren lo antiguo: sus números son rotos desde el primer entonces hasta el último, y perdida está su prosapia entre las legiones de los puercos.

20  Que sepa aquel que entienda que no todo hombre es humano, que hay criaturas viles que aún no llegan a hombres, aunque de hombre tienen sus vestidos.

21  Estén alerta ante la Humanidad Falsa, no sea que los piojos con cara de hombre, los alacranes bípedos, las ratas y los puercos, los desperdicios animales que tienen de hombre sombra y figura, los engañen. Mi señora traerá su aliento de carroza matutina y rasgará los vestidos de todos los hombres para saber cuál lo es ciertamente y cuál usurpa.

22  Y es seguro que si a alguno hallase que mintiese su conciencia y dijese: soy hombre por no decir soy perro, ella le arrancaría su ser fingido y lo arrojaría como carroña a las alcantarillas.

23  Y es seguro también que no habrá juicio, sino que el mismo pecho y el hígado atestiguarán lo acontecido en la entraña humana, pues el hombre es criatura con dos caras, y la oculta anda de espaldas.

24  Apagado será el sol de la mañana y un viento frío soplará proveniente de tu enemigo.

25  Caído está el nombre de mi Señora y su siervo no puede inclinarse a recogerlo.

26  ¿Por qué permites toda esa ignominia, Beldad Muerta? ¿Por qué dejas que de ti se burlen aquellos que engendraste?

27  He aquí que yo golpeo con mi látigo los granos de la Piedra Sagrada, y cuando en su lengua ella habla en mi contra, sólo se ensucia aún más en sí misma.

28  Esta es la Palabra Nueva.

29  Humanidad: te hablo como le habla el garrote al golpeado. Mi Señora te abrirá de un golpe corazón e hígado y aprenderá en tus entrañas la falsedad que ocultas, pues sólo creíste en la fuerza, y cuando la fuerza te habló no supiste entenderla, pues sólo creíste en milagros, y como el milagro es falso, no pudiste verlo.

30  Todo es supuesto, no hay pruebas de nada. Tu ciudad se alza sobre una Piedra Rota, y sólo con pensarlo mi Señora la destrozaría.

31  Esta es la historia de tu Reino, Señora Mía. Grande es mi tribulación y horrendo mi suplicio. Abro y mido las puertas de tus estados y descubro con asco que están llenos de injurias.

32  Todo cojea o está doblado, todo es imperfecto. ¿Por qué elegiste un reino Manco, Dulzura Muerta? Mísera es Tu Gloria en estas cavernas. El Viento Que Me Arrastra me hace ver otros dominios: ante mí, el Perro lame un hueso de oro, el Puerco se refocila en pocilgas de oro, la gallina Maestra no pone huevos y caga esqueletos llenos de nombres extraños.

33  Y el Viento Que Me Arrastra me toma de un brazo, y obligándome a olvidar, me dice: Aún no has visto nada. espera y verás lo que en verdad es horrendo.

34  Y halándome cual buey que se hace tirar del narigón, llevóme al sitio donde lo Mentido existe.

35  ¡Ay de mí, que sufrí tales visiones! Pero más triste será tu suerte, Falsa Humanidad. Nadie se detendrá a recoger tus emblemas cuando caigan en el fango, ninguno querrá ensuciarse la boca con tus nombres.





I

1  Río de Verdad es el Verbo, y no otra cosa. El que pueda entender, sabrá. Sentado está el que dormido tiene la boca preñada, mas cumpliéndose viaja el Azar mientras florece.

2  La Hermana miró moribunda a su hermano y quiso hablarle, mas un chorro de sangre fue su palabra.

3  ¿Por qué quedarían sin castigo los que bajaron su cerviz ante la Piedra que no tiene ni rostro, ni nombre, ni sexo verdaderos, aunque impone estas cosas a quienes la adoran?

4  Me fue dicho: habla a la Humanidad y di que no habrá juicio ni castigo, sino que aquel que mentidos hubiese llevado rostro, nombre y sexo, arrojado será como carroña a las Alcantarillas, y castigo no será éste, mas efecto de lo causado. Corriente de río es todo. Entienda el que sepa.

5  Preciosa Muerta, déjame ser quien hable por ti ante estas bestias, déjame ser tu cosa que habla y usa en mí tu boca.

6  Lluvias he visto que han dejado a la tierra languidecida, lunas en donde buscarte era ver números y medidas, y por cada medida un número, y en cada número un nombre, Muerta Gentil.

7  Todo El Tiempo ha venido a presenciar nuestro encuentro. Háblame sin tiempo, Señora mía, déjame sentirme presente en Tus dominios.

8  Todo El Tiempo nace en el templo del Hoy: abre tus altares para que entre Tu esclavo, Lejana Muerta.

9  Saludos, Hoy: en este plato de escribir, mi Muerta te envía sus parabienes.

10  Hoy, el día se baña en el fondo de una jarra de vino. En el agua del día se baña mi Muerta, en su lago de esperar.

11  Hoy, único tiempo bello como la cabellera del piano. Hoy, las multitudes se aplastan fácilmente. Pisotéalas, Hoy, con tu pie de borrarlo todo. Que no haya pueblo ni masas, que toda comunidad quede aplastada, y el rebaño se haga oveja y carnero, y el partido títere y líder, y la iglesia mono y bufón, y la familia basura. Pues es mejor que el Hombre ande solo a la caza de sí mismo, y que el encuentro acontezca en el encuentro con Lo Cierto.

12  Hoy, haz de la mujer un camino de caricias, y que sus manos sólo se abran en las manos del hombre. Pon en ella voces suaves que el dolor reconforten, pues la Vida ya se desborda por todas sus cicatrices, y sin Ella sólo habrá un mundo sin coronas.

13  A todo esto, en alto la voz, gritó la Fementida, y su grito chorreó cual baba sobre el mundo: ¿Qué fuerzas obligarán a una mujer a tenderse junto a un hombre?

¿A quién buscas convencer de que el terror ya no existe? Oído esto, me senté a conversar con el Dormido en la forma en que él mismo me enseñó, y se me fue la vida preguntándole esferas.

14  Y acabada mi vida, vino hasta mí la mirada del Dormido, y entre sueños su voz sonó cual suspiro de montañas: No dormirás sin ver que la mujer se hace libre para volver a ti, y cuando vuelva será la que nunca dejó de ser. Esta es la palabra de Dormido.

15  Llueva ahora sobre el mundo y salgan a flote los cuerpos enterrados, tengan carne y presencia los cadáveres ya secos, y sean todos juntos más que los que viven, pues enorme es la sabiduría de los que conocen el Viaje, y suya es la simiente que habrá de germinar de nuevo.

16  Que el Viento que todo lo arrastra traiga de nuevo sus nombres a sus frentes, y que sus bocas repitan la Palabra Nueva.

17  A aquel que entienda le será dado el Nombre y el Número, y cambiada le será su luz por otra, y la nueva luz le hará ver lo que antes se ocultaba.

18  Verbo de Luz es este: que entienda el que quiera, mas el que entienda, sabrá.

19  Se detienen los océanos para escuchar el Mensaje; las fieras recuestan sus cabezas para que el Viento sople sobre ellas; las esquinas de la ciudad se enderezan solas.

20  Y llegada la noche después del Levante De Los Muertos, todos juntos estaremos en la Taberna.

21  Y el que tiene clavada en su cerviz la quijada de asno con que su hermano le dio muerte, mirará riendo al que tiene todo el cuerpo llagado por lenguas de fuego; y el que tiene el hacha de piedra hundida entre los ojos, se sacudirá el golpe que no sangra ya después de tanto tiempo, y sonreirá a la que a su lado tiene la cabeza aplastada por una piedra.

22  Y las paredes de la Taberna crecerán solas para que todos quepamos, y crecerán hasta ser dos veces el planeta.

23  Brazos habrá rodando por el suelo, esperando que sus dueños apuren su copa de sabiduría, y los que perdieron sus órganos los tendrán de nuevo aquella noche.

24  Y juntos los muertos y los vivos formarán la Nueva Tierra, y debajo de la tierra no habrá más que tierra, y sobre la tierra el Viento andará cantando sus salmos.

25  Llegado será el tiempo en que todos buscarán la muerte para su prójimo sin encontrarla, y sin dominio sobre la vida será entonces el reino de los hombres.

26  ¡Todos estaremos muertos ciertamente! ¡Alta es la Palabra y cierta la Promesa!

27  Aquellos a quienes la guerra alejó de la vida estarán bebiendo con nosotros en la Taberna, con sus agujeros en mitad del pecho, con sus vísceras brotadas y sus sesos chorreando.

28  Entonces será llegada la gloria de las aguas, y el mar se alzará de su olvido, pues el mar es el sueño de los muertos y los peces que en él viven, los crustáceos y los pólipos, son criaturas de sus sueños.

29  Y no habrá sitio para líderes en la Taberna, ni se levantarán templos, ni habrá partidos, y muertos y vivos fornicarán libremente, pues esta es la Promesa de mi Muerta.

30  Voluptuosidad Muerta, tu canción embriaga los pechos que una vez respiraron el aire de la lluvia y admitieron en sus entrañas una gota de esta vida.

31  ¡Que no se quede nadie sin amar la lluvia, que no haya huecos vivos que con agua no se aneguen! ¡El tiempo es líquido, y todo al llover se aniquila! ¡Gracias, Gentil Muerta, por esta lluvia que nadie posee y que nadie puede vender!

32  Y si llueve en la ventanita en donde una flor azul ya crece en los ojos de una niña, y si soplan las campanas su aliento tañedor bajo la lluvia, y si la melancolía no se hunde sino llena todos los pechos, es que hay tuercas esperando por la última lluvia, troncos que murieron por olvidar lo verde, desiertos como ejércitos condenados a lo seco.

33  Muerta, mi espalda está doblada de tanto pensarte. Maravilla de maravillas, envíame tu sueño para volver a verte.

34  Entra en mí, yo soy tu cuerpo. Entra en mí, Salamandra, entra, Gnomo, entra, Ondina, entra, Silfo. Yo soy el Gran Estornudo y el vaso limpio en que Ella bebe.

35  Esta noche nos tomarás a todos por sorpresa, llegarás como ladrón subida en tu corcel, Estrangulada.

36  El Dormido escribe tu historia, le habla al Rojo para que tu gloria sea repartida por los diez aquí y los diez allá, para que el universo entero empequeñezca ante tu nombre.

37  Mas aún soy tu aparato inservible, tu espejo eléctrico: tengo de ti los rayos que tú quieras, háblame, y en mi mente un cielo nuevo arrugará el que mis ojos conocen.

38  Tú que escudriñas el Hígado, el Corazón y los Riñones, tú que en el pasado no fuiste sino un miedo, dime cómo hacer que el hombre te sienta, cómo conectar a las Naciones con tu Nombre, cómo llevar a los pueblos tu Palabra sin que esta voz escrita se interponga.

39  Mi número es mágico y sordomudo. Mi garganta tiene una escalera de un sólo peldaño. Cuando hablo, el peldaño salta y sube o baja más allá de donde quiero.

40  El Dormido que gobierna la música y la lluvia sopló su corneta con orejas de hurón, y mirándome desde su tumba viva, habló para toda la Humanidad, diciendo: Yo soy el Medio. Lo que me es dicho digo. Escucha el Mensaje que traigo y traga cada una de las palabras que escuches, pues Mensaje de Sabiduría es este.

41  Cuando hablarme quieras, póstrate o siéntate con las piernas cruzadas. Baja tu cerviz y aprieta con tus manos tus orejas, llevando la punta de tus codos a tus rodillas. Luego cierra tus ojos y aprieta tus párpados; respira profundo y retén tu aire. Piensa en Mí. Escucharás mis pasos que lentamente se acercarán a ti. Si haces esto sinceramente y durante el tiempo necesario, apretando con fuerza tus orejas, tus párpados, tus labios y tu aire, mis pasos se detendrán en ti, y me verás.

42  Verbo verdadero es éste, pues es Palabra del Dormido, quien habla con la voz de Ella.

43  Nadar en una fuente de metal hirviendo, tragarse el mar de Vidrio Molido. El Viento me dijo: Sólo al sabio le es dado respirar en mi presencia.









SALOMÉ UREÑA DE HENRÍQUEZ [9356]

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Salomé Ureña


Salomé Ureña de Henríquez

El 21 de octubre de 1850 nace en la ciudad de Santo Domingo (República Dominicana), Salomé Ureña. Sus padres, Don Nicolás Ureña de Mendoza y Doña Gregoria Díaz de León, estimularon el estudio en la niña precoz, que se convertiría, más tarde, en una de las poetisas más grande de América.

Estudió en las escuelas públicas de la época y su padre, hombre de vasta cultura, la guió al estudio sistemático de los clásicos castellanos.

A los 20 años casó con Don Francisco Henríquez y Carvajal. De esta unión nacieron cuatro hijos: Francisco, Pedro, Max y Camila Henríquez Ureña.

Sin descuidar sus composiciones poéticas, y animada por su esposo, fundó en 1881 el primer centro femenino de enseñanza superior: el "Instituto de Señoritas". A los seis años de su fundación se graduaron las primeras seis maestras normales que tuvo la República Dominicana.

Sus primeros versos los publicó a los 17 años. Su estilo nítido y espontáneo se manifiesta muchas veces lleno de ternura, como ocurre en El Ave y el Nido y otras veces su verso se torna viril y patriótico como en A la Patria y en Ruinas. La poetisa cantó a su patria, a su panorama hermoso, a sus hijos, a las flores, a la isla entera, y como una ofrenda a nuestro clima, ofrece La Llegada del Invierno.

Su vida fue corta. A los 47 años dejó de existir.





A la Patria

Desgarra, Patria mía, el manto que vilmente, 
sobre tus hombros puso la bárbara cueldad; 
levanta ya del polvo la ensangrentada frente, 
y entona el himno santo de unión y libertad.

Levántate a ceñirte la púrpura de gloria 
¡oh tú, la predilecta del mundo de Colón! 
Tu rango soberano dispútale a la historia, 
demándale a la fama tu lauro y tu blasón.

Y pídele a tus hijos, llamados a unión santa, 
te labren de virtudes grandioso pedestal, 
do afirmes para siempre la poderosa planta, 
mostrando a las naciones tu título inmortal.

Y deja, Patria amada, que en el sonoro viento 
se mezclen a los tuyos mis himnos de placer; 
permite que celebre tu dicha y tu contento, 
cual lamenté contigo tu acerbo padecer.

Yo ví a tus propios hijos uncirte al férreo yugo, 
haciéndote instrumento de su venganza cruel; 
por cetro te pusieron el hacha del verdugo, 
y fúnebres cipreces formaron tu dosel.

Y luego los miraste proscritos, errabundos, 
por playas extranjeras llorosos divagar; 
y tristes y abatidos los ojos moribundos 
te ví volver al cielo cansados de llorar.

Tú sabes cuántas veces con tu dolor aciago 
lloré tu desventura, lloré tu destrucción, 
así cual de sus muros la ruina y el estrago 
lloraron otro tiempo las hijas de Sión.

Y sabes que, cual ellas, colgué de tus palmares 
el arpa con que quise tus hechos discantar, 
porque al mirar sin tregua correr tu sangre a mares 
no pude ni un acorde sonido preludiar.

Mas hoy que ya parece renaces a otra vida, 
con santo regocijo descuelgo mi laúd, 
para decir al mundo, si te juzgó vencida, 
que, fénix, resucitas con nueva juventud;

que ostentas ya por cetro del libre el estandarte 
y por dosel tu cielo de nácar y zafir, 
y vas con el progreso, que vuela a iluminarte, 
en pos del que te halaga brillante porvenir;

que ya tus nuevos hijos se abrazan como hermanos, 
y juran devolverte tu angustia dignidad, 
y entre ellos no se encuentran ni siervos ni tiranos, 
y paz y bien nos brindan unión y libertad.

¡Oh Patria idolatrada!  Ceñida de alta gloria 
prepárate a ser reina del mundo de Colón: 
tu rango soberano te guarda ya la historia, 
la fama te presenta tu lauro y tu blasón.







El Ave y el Nido

¿Por qué te asustas, ave sencilla? 
¿Por qué tus ojos fijas en mí? 
Yo no pretendo, pobre avecilla, 
llevar tu nido lejos de aquí.

Aquí, en el hueco de piedra dura, 
tranquila y sola te vi al pasar, 
y traigo flores de la llanura 
para que adornes tu libre hogar.

Pero me miras y te estremeces, 
y el ala bates con inquietud, 
y te adelantas, resuelta, a veces, 
con amorosa solicitud.

Porque no sabes hasta qué grado 
yo la inocencia sé respetar, 
que es, para el alma tierna, sagrado 
de tus amores el libre hogar.

¡Pobre avecilla!  Vuelve a tu nido 
mientras del prado me alejo yo; 
en él mi mano lecho mullido 
de hojas y flores te preparó.

Mas si tu tierna prole futura 
en duro lecho miro al pasar, 
con flores y hojas de la llanura 
deja que adorne tu libre hogar.






La Llegada del Invierno

Llega en buen hora, más no presumas 
ser de estos valles regio señor 
que en el espacio mueren tus brumas 
cuando del seno de las espumas 
emerge el astro de esta región.

En otros climas, a tus rigores 
pierden los campos gala y matiz, 
paran las aguas con sus rumores, 
no hay luz ni brisas, mueren las flores, 
huyen las aves a otro confín.

En mi adorada gentil Quisqueya, 
cuando el otoño pasando va, 
la vista en vano busca tu huella: 
que en esta zona feliz descuella 
perenne encanto primaveral.

Que en sus contornos el verde llano, 
que en su eminencia la cumbre azul, 
la gala ostentan que al suelo indiano 
con rica pompa viste el verano 
y un sol de fuego baña de luz.

Y en esos campos donde atesora 
naturaleza tanto primor, 
bajo esa lumbre que el cielo dora, 
tiende el arroyo su onda sonora 
y alzan las aves tierna canción.

Nunca abandonan las golondrinas 
por otras playas mi hogar feliz: 
que en anchas grutas al mar vecinas 
su nido arrullan, de algas marinas, 
rumor de espumas y auras de abril.

Aquí no hay noches aterradoras 
que horror al pobre ni angustia den, 
ni el fuego ansiando pasa las horas 
de las estufas restauradoras 
que otras regiones han menester.

Pasa ligero, llega a otros climas 
donde tus brumas tiendas audaz, 
donde tus huellas de muerte imprimas, 
que aunque amenaces mis altas cimas 
y aunque pretendas tu cetro alzar, 
siempre mis aguas tendrán rumores, 
blancas espumas mi mar azul, 
mis tiernas aves cantos de amores, 
gala mis campos, vida mis flores, 
mi ambiente aromas, mi esfera luz.






Mi Ofrenda a la Patria

¡Hace ya tanto tiempo...! Silenciosa 
sí, indiferente no, Patria bendita, 
yo he seguido la lucha fatigosa 
con que llevas de bien tu ansia infinita.

Ha tiempo que no llena 
tus confines la voz de mi esperanza, 
ni el alma, que contigo se enajena, 
a señalarte el porvenir se lanza.

He visto a las pasiones 
levantarse en tu daño conjuradas 
para ahogar tus supremas ambiciones, 
tus anhelos de paz y de progreso, 
y rendirse tus fuerzas fatigadas 
al abrumarte peso.

¿Por qué, siempre que el ruido 
de la humana labor que al mundo asombra, 
recorriendo el espacio estremecido 
a sacudir tu indiferencia viene, 
oculta mano férrea, entre la sombra, 
tus generosos ímpetus detiene?

¡Ah! yo quise indagar de tu destino 
la causa aterradora: 
te miro en el comienzo del camino, 
clavad siempre allí la inmóvil planta 
como si de algo que en llegar demora, 
de algo que no adelanta, 
la potencia aguardaras impulsora...

¡Quién sabe si tus hijos 
esperan una voz de amor y aliento! 
dijo el alma, los ojos en ti fijos, 
dijo en su soledad mi pensamiento.

¿Y ese amoroso acento 
de qué labio saldrá, que así acuda 
el espíritu inerme, y lo levante, 
la fe llevando a reemplazar la duda, 
y del deber la religión implante?

¡Ah! la mujer encierra, 
a despecho del vicio y su veneno, 
los veneros inmensos de la tierra, 
el germen de lo grande y de lo bueno.

Más de una vez en el destino humano 
su imperio se ostentó noble y fecundo: 
ya es Veturia, y desarme a Coriolano; 
ya Isabel, y Colón halla otro mundo.

Hágase luz en la tiniebla oscura, 
que al femenil espíritu rodea, 
y en sus alas de amor irá segura 
del porvenir la salvadora idea.

Y si progreso y paz e independencia 
mostrar al orbe tu ambición ansía, 
fuerte, como escudada en su conciencia, 
de sus propios destinos soberana, 
para ser del hogar lumbrera y guía 
formemos la mujer dominicana.

Así, de tu futura 
suerte soñado con el bien constante, 
las fuerzas consagré de mi ternura, 
instante tras instante, 
a dar a ese ideal forma y aliento, 
y rendirte después como tributo, 
cual homenaje atento, 
de mi labor el recogido fruto.

Hoy te muestro ferviente 
las almas que mi afán dirigir pudo: 
yo les di de verdad rica simiente, 
y razón y deber forman su escudo.

En patrio amor sublime 
templadas al calor de mis anhelos, 
ya sueña que tu suerte se redime, 
ya ven de tu esperanza abrir los cielos.

Digna de ti es la prenda 
que mi esfuerzo vivísimo corona 
y que traigo a tus aras en ofrenda 
¡el don acepta que mi amor te abona!

Que si cierto es cual puro 
mi entusiasta creer en esas glorias 
que siempre, siempre, con placer te auguro; 
si no mienten victorias 
la voz que en mi interior se inspira y canta, 
los sueños que en mi espíritu se elevan, 
ellas al porvenir que se adelanta 
de ciencia y de virtud gérmenes llevan.







Mi Pedro

Mi Pedro no es soldado; no ambiciona 
de César ni Alejandro los laureles; 
si a sus sienes aguarda una corona, 
la hallará del estudio en los vergeles.

¡Si lo vierais jugar! Tienen sus juegos 
algo de serio que a pesar inclina. 
Nunca la guerra le inspiró sus juegos: 
la fuerza del progreso lo domina.

Hijo del siglo, para el bien creado, 
la fiebre de la vida lo sacude; 
busca la luz, como el insecto alado, 
y en sus fulgores a inundarse acude.

Amante de la Patria, y entusiasta, 
el escudo conoce, en él se huelga, 
y de una caña, que transforma en asta, 
el cruzado pendón trémulo cuelga.

Así es mi Pedro, generoso y bueno, 
todo lo grande le merece culto; 
entre el ruido del mundo irá sereno, 
que lleva de virtud germen oculto.

Cuando sacude su infantil cabeza 
el pensamiento que le infunde brío, 
estalla en bendiciones mi terneza 
y digo al porvenir: ¡Te lo confío!






Ruinas

Memorias venerandas de otros días, 
soberbios monumentos, 
del pasado esplendor reliquias frías, 
donde el arte vertió sus fantasías, 
donde el alma expresó sus pensamientos.

Al veros ¡ay! con rapidez que pasma 
por la angustiada mente 
que sueña con la gloria y se entusiasma 
la bella historia de otra edad luciente.

¡Oh Quisqueya! Las ciencias agrupadas 
te alzaron en sus hombros 
del mundo a las atónitas miradas; 
y hoy nos cuenta tus glorias olvidadas 
la brisa que solloza en tus escombros.

Ayer, cuando las artes florecientes 
su imperio aquí fijaron 
y creaciones tuviste eminentes, 
fuiste pasmo y asombro de las gentes, 
y la Atenas moderna te llamaron.

Águila audaz que rápida tendiste 
tus alas al vacío 
y por sobre las nubes te meciste: 
¿por qué te miro desolada y triste? 
¿dó está de tu grandeza el poderío?

Vinieron años de marguras tantas, 
de tanta servidumbre; 
que hoy esa historia al recordar te espantas, 
porque inerme, de un dueño ante las plantas, 
humillada te vió la muchedumbre.

Y las artes entonces, inactivas, 
murieron en tu suelo, 
se abatieron tus cúpulas altivas, 
y las ciencias tendieron, fugitivas, 
a otras regiones, con dolor, su vuelo.

¡Oh mi Antilla infeliz que el alma adora! 
Doquiera que la vista 
ávida gira en tu entusiasmo ahora, 
una ruina denuncia acusadora 
las muertas glorias de tu genio artista.

¡Patria desventurada!   ¿Qué anatema 
cayó sobre tu frente? 
Levanta ya de tu indolencia extrema: 
la hora sonó de redención suprema 
y ¡ay, si desmayas en la lid presente!

Pero vano temor: ya decidida 
hacia el futuro avanzas; 
ya del sueño despiertas a la vista, 
y a la gloria te vas engrandecida 
en alas de risueñas esperanzas.

Lucha, insiste, tus títulos reclama: 
que el fuego de tu zona 
preste a tu genio su potente llama, 
y entre el aplauso que te dé la fama 
vuelve a ceñirte la triunfal corona.

Que mientras sueño para ti una palma, 
y al porvenir caminas, 
no más se oprimirá de angustia el alma 
cuando contemple en la callada calma 
la majestad solemne de tus ruinas.






ARTURO PERELLANO CASTRO [9357]

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Arturo Pellerano Castro, mejor conocido como Byron dominicano, nació en Wllestad, Curazao el 13 de marzo de 1865. Murió relativamente joven antes de los 60 años, en Santo Domingo el 5 de mayo de 1916. Se encuentra hoy sepultado en el templo Regina Angelorum. Sus padres fueron Don Manuel Maria Pellerano Bonetti y Doña Teresa de Castro. Fue nieto de Juan Bautista Pellerano Costa, nativo de Santa Margarita de Génova, Italia, primer emigrante de la familia Pellerano llegado a la isla. Realizó sus primeros estudios en el Colegio San Luís Gonzaga, donde estudiaban los hombres más notables de letras de esa época, dirigido entonces por el Pbro. Francisco Xavier Billini. Allí se hizo muy amigo de los Hermanos Deligne: Gastón Fernando y Rafael, destacados escritores dominicanos. Tomó por esposa a Isabel Amechazurra y Machín, distinguida joven poetisa cubana, de delicada inspiración. Alternó su vida entre la poesía y su trabajo como funcionario y contable.
Disfrutaba del tranquilo goce del hogar y de las alegres tertulias nocturnas y, como la mayoría de los modernistas, fue un típico bohemio. Es un ejemplo vivo de esta faceta de su vida su poema “Champagne”. Frecuentaba entonces una pequeña plaza, que hoy en día tiene su nombre, en la calle Isabel la Católica, próximo al sitio en que vivía, en la calle Arzobispo Meriño. A principios del siglo XX fue redactor del periódico El Listín Diario, publicando entonces numerosos trabajos humorísticos, de prosa y versos. Publicaba regularmente en: “Los Lunes del Listín” y en la revista “Letras y Ciencias”, “Revista Ilustrada” y “La Cuna de América”.
Fue un destacado poeta lírico, los temas de sus poemas eran: lo nativo, la naturaleza, los ambientes populares y la vida de campo. Con sus “Criollas” dejo a un lado la influencia extranjera para crear un arte dominicano, escribió sobre la vida campesina y sus características, todo esto con un aire romántico y de sencillo ingenio. Ver como ejemplo su corto poema “Sombras”. Sabía como sintetizar la emoción de un momento con trazo intenso y breve. Supo concentrar todas las características de lo cotidiano y rural, en palabras sencillas y fáciles de entender. Sus obras principales son: la Colección entera de “Criollas” y “De Casa”, colección la cual contiene un poema para cada uno de sus hijos. También están: “Champagne”, “Americana”, “En el Cementerio”, “Sombras”, “Acuarela”.
Los críticos están de acuerdo en que como poeta no aprovecho totalmente su talento y en que la mayoría de sus poemas se quedaron en la superficialidad. De todos modos sus obras sencillas, impregnadas de humor que resultan agradables y fáciles de entender.









A tí (Criolla)

Yo quisiera, mi vida, ser burro, 
    ser burro de carga, 
y llevarte, en mi lomo, a la fuente, 
    en busca del agua, 
con que riega tu madre el conuco, 
con que tú, mi trigueña, te bañas.

Yo quisiera, mi vida, ser burro, 
    ser burro de carga, 
y llevar al mercado tus frutos, 
y traer, para tí, dentro del árgana, 
el vestido que ciña tu cuerpo, 
el pañuelo que cubra tu espalda, 
el rosario de cuentas de vidrio 
    con Cristo de plata, 
que cual rojo collar de cerezas 
    rodee tu garganta... 

Yo quisiera, mi vida, ser burro, 
    ser burro de carga...
Desde el día que en el cerro del monte, 
    cogida la falda 
el arroyo al cruzar, me dijiste 
    sonriendo: ¿me pasas?... 
y tus brazos ciñeron mi cuello, 
y al pasarte sentí muchas ganas, 
de que fuera muy ancho el arroyo, 
de que fueran muy hondas sus aguas... 
desde el día que te cuento, trigueña, 
¡yo quisiera ser burro de carga!...

Y llevarte en mi lomo a la fuente, 
y contigo cruzar la cañada, 
y sentirme arrear por ti misma, 
cuando, a vuelta del pueblo, te traiga, 
el vestido que ciña tu cuerpo, 
el pañuelo que cubra tu espalda, 
el rosario de cuentas de vidrio 
    con Cristo de plata, 
que cual rojo collar de cerezas 
    rodee tu garganta...

¡Yo quisiera, mi vida, ser burro, 
    ser burro de carga!








Las hojas

La mañana está fresca, limpia y pura; 
cuajada de racimos la cosecha; 
ardiente el Sol... Cuando las hojas caen, 
quisiera detenerme a recogerlas, 
porque parece que en sus verdes láminas 
hallaría escrito el eternal poema 
de su nombre de flor... ¡nombre de novia 
que canta un madrigal en cada letra!

Con esas hojas verdes que las brisas 
saludan, al pasar, en su carrera, 
yo formaría un libro de esperanzas 
donde encerrar, cuando la noche llega, 
las vírgenes de amor que vistió el alma 
en la víspera hermosa de la fiesta, 
y que perdieron, al bailar, sus calzas 
de rubias y de blancas cenicientas.

¡Jamás había pensado en mis vigilias 
en esas hojas que el Abril renueva! 
Gloriosa y alta como el Sol, su vida; 
del fango libres, a la luz reflejan; 
bebieron en los vientos sus perfumes, 
Aurora les brindó su lumbre nueva; 
y el mismo cielo, al complacer sus obras, 
cuidó de su tocado y de su vesta.

¿No sabéis lo que son? Son las cortinas 
que Céfiro, el travieso de la selva, 
agita en los balcones del palacio 
que el árbol alza en la región aérea; 
el lujoso abanico de las aves; 
la hamaca en que se mecen las abejas 
a la vez que el resguardo de los nidos 
y del fruto maduro las promesas...

¡Qué bien alaban la fecunda savia, 
los gérmenes fecundos de la tierra, 
cuando asoman sus lenguas diminutas 
por la boca entreabierta de las yemas! 
Felices en su espléndido palacio, 
saludan siempre a la legión viajera, 
y le ofrecen, galantes, sombra amiga, 
de paz, de amor, y de frescura llena.

Mas ¡ay, cuán triste cuando caen rendidas 
del polvo del camino entre las huesas! 
Enflaquecidas, pálidas, rugosas, 
a merced de los vientos, van en pena, 
mendigando del árbol cuya pompa 
la antigua pompa de su hogar recuerda, 
una limosna de color y vida 
para sus rotas y marchitas células.

¡Oh, pobres hojas que marchitó el ábrego! 
¡Oh, tristes hojas secas!... 
¡Alas sin vuelo de la flor que un día, 
como gentil doncella, 
tras las cortinas de su oliente alcoba 
abrió al insecto su amorosa tienda, 
y le dio, en cambio de su amante elogio, 
su puro, y rico, y delicado néctar!

¡Mi corazón os llora! mi alma os sigue... 
Y si dado me fuera 
recoger vuestros cuerpos del camino, 
¡oh, pobres hojas secas!, 
yo de vosotras formaría mi nido, 
mi último albergue, mi ignorada huesa, 
donde huir de la injuria de los hombres, 
do reposar de la mundana brega.







JUAN ANTONIO ALIX [9358]

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Juan Antonio Alix

El Cantor del Yaque

Juan Antonio Alix nació en Moca, el 6 de septiembre de 1833, en la República Dominicana, hijo de Félix Alix y María Magdalena Rodríguez. Es el poeta criollo por excelencia y uno de nuestros más originales temperamentos literarios; un auténtico representante del pueblo, del que extrae su lenguaje y modalidades, con los que plasma en sus décimas una imagen verídica del dominicano de los tiempos de la Restauración.

Desde la adolescencia, a los diez y seis años, empezó a escribir las décimas inimitables que le dieron tan grande y popular renombre. Cantó sin descanso, prefiriendo el lenguaje del campesino del Cibao para sus décimas. En su larga vida de ochenta y cinco años nadie lograría arrebatarle el cetro de la poesía popular dominicana.

El célebre Cantor del Yaque fue soldado en las luchas de la Independencia y asistió a la toma de Beler con el grado de Cabo de nuestro ejército. En la Restauración, figuró entre los patriotas que se sublevaron en Guayubín en febrero de 1863.

Pareció determinado a no deponer las armas, y junto con otros dominicanos buscó refugio en Haití. Se enteró bien de las costumbres de aquel pueblo, y además estuvo al tanto de los preparativos para la formal guerra libertadora; pero días antes del golpe de Capotillo, cruzó la frontera, se acogió a las garantías de las autoridades españolas, e hizo algo peor, que fue darles informes de los planes de sus compatriotas en Haití. Alix en lo adelante no se pudo separar de los españoles, a los cuales siguió hasta verse en la ciudad de Santo Domingo, donde le encontró la Restauración de la República, a la que se adhirió, como otros compañeros.

Siño Juan Antonio, Papa Toño, como familiarmente le llamaban, publicaba sus composiciones en hojas sueltas que circulaban profusamente por toda la República. Esos volantes, tan solicitados, era el dinero que Alix llevaba al mercado de su pueblo. Entre las placeras y los campesinos de Santiago era un ídolo, amado y festejado por todos. Ningún regalo mejor podía llevarse de retorno al bohío, que una décima de Juan Antonio, y escasos días después la celebrada poesía era conocida y recitada en toda la comarca.

Sus décimas satisficieron una necesidad del espíritu colectivo. Eran solicitadas por el pueblo, que las compraba no bien estaban en circulación. Las habladurías de la calle, el escándalo social de la hora, alguna amarga queja del público, el incidente burlesco hecho comidilla de los murmuradores que lo eran casi todos los vecinos de la población, la oportunidad de un desbordamiento de júbilo público, el triunfo o fracaso de una revolución, o acaso un fusilamiento, ejecutado de manera espectacular, constituían el material preferido para las décimas, tocadas siempre de un vivo color de actualidad y salpicadas de pimienta satírica, de que tanto gusta el pueblo, por ser uno de sus íntimos fermentos.

El elemento típicamente haitiano, en relación con su lenguaje y costumbres fue un particular fermento que puso a manar la cuerda burlesca del poeta Alix, mostrando lo chistoso propio del contraste de lenguas e inclinaciones en individuos y pueblos como el nuestro y el haitiano. Décimas suyas de este género tienen todas soltura y gracejo.

Muere en Santiago de los Caballeros el 15 de febrero de 1918.

Obra

Viaje de Gerardo Etanislao por la mayor parte de los pueblos de la República Dominicana (1885), El ferrocarril de Samaná a Santiago (1887), Apuntes para una historia de San Francisco de Macorís (1894), Décimas (1927), Décimas, 2 tomos (1953), Décimas inéditas (1966), Décimas políticas (1977).






AL PUBLICO

Lo que ha pasado en ¡a Otra Banda del 
Yaque el día 7 del presente mes.

Ya que el público lo manda
Diremos por la presente,
Que el día siete del corriente
Por la noche, en Otra Banda
De pilluelos una tanda
Y de armamento provista,
Después de pasar revista
A siete chivos robados,
Dieron muerte los malvados
Al pedáneo Juan Batista.

Los pillos un burro prieto
Listo de un todo ‘llevaron,
Y de carne lo cargaron
Sin desollar por completo.
Batista, bello sujeto,
Y Alcalde de la Sección,
Por cumplir su obligación
Y sus bienes defender,
Vino el pobre a perecer
A las manos de un ladrón.

Dicen que fué acompañado
De dos o tres compañeros,
Que se mandaron ligeros
Cuando Juanico ha goteado.
Y que un joven buen soldado
Lelo Marte, el muy valiente,
Quien venció a los bandidos,
Dejó allí a dos heridos
Y un prisionero igualmente.

Según cuentan los vecinos
De Otra Banda y más lugares,
Dizque pasan de millares
Los chivos y los cochinos,
Y ovejos, que esos dañinos
Por todas partes cogían,
Y los cueros no vendían
En bruto los malhechores,
Pues, como son curtidores,
Ellos mismos los curtían.

También suelen declarar
Vecinos de Rafael,
Que en todo el lugar aquel
No se oye un chivo berrear,
Ni un ovejito balar
Ni otras clases de animales,
Porque los pilluelos tales
Haciendo de carne líos,
Han dejado allí vacíos
Los chiqueros y corrales.

Hoy se encuentra en el Juzgado
De Instrucción el burro prieto,
El que vino bien repleto
De chivos muertos cargado,
Con el cuero aún pegado;
Pues dicen que los chiveros
Por querer andar ligeros
Nada más los degollaban,
Y el mondongo lo dejaban
En los mismos mataderos.

Del pueblo la mayoría
Deseaba que los malvados
Fueran todos fusilados,
Que de ejemplo serviría.
Y la Autoridad quería
Al público complacer,
Pero que por atender
A unos cuantos consejeros,
Hoy se encuentran los chiveros
De la Justicia en poder.

Esta corta relación
Con gusto he publicado,
Porque me lo ha suplicado
Entera esta población.
Para con más atención
Que obren los tribunales,
Y se empeñen los fiscales
En emplear más energía,
Para darle garantía
A la crianza de animales.

Santiago, Agosto 10 de 1903




AL GOBIERNO PROVISIONAL 
DE LA REPUBLICA SANTIAGO

Como cantor nacional
Yo no puedo prescindir,
De marchar o de seguir
A La opinión ‘general.
Por eso es muy natural
Cantar lo que ella desea:
Que para evitar pelea
O no más guerra civil,
Le diga a Alejandro Gil:
Afloja la jicotea.

De Alejandro siempre he sido
Amigo particular,
Y no lo puedo negar
Que le estoy agradecido;
Y como amigo querido
Este amigo le desea,
Que en salvamento se vea;
Y si de cerca le viera
Lo abrazaría y le dijera:
Afloja la jicotea.

Si el País entero ya
Desconoce tu poder,
No hagas la sangre correr
Que hasta Dios se enojará.
Vete, que tú volverás
Cuando en paz todo se vea.
A tu Patria que desea
Que no haya más bancarrota;
Conque, si eres buen patriota:
Afloja la jicotea.

Cantando estoy como un grillo
Sin a nadie maltratar,
Sin subir ni arrempujar
A partido ni a caudillo.
Ni canto por darle brillo
Ni al Jesús de Galilea,
Canto con la buena idea,
De lo que mejor conviene,
Y decirle al que la tiene:
Afloja la jicotea.

A ninguno adularé
Con atronadores vivas,
Y ni con flores ni olivas
A nadie coronaré.
A la paz le cantare
Y a la Unión que hoy campea;
Esa es toda mi tarea,
Evitar guerra civil,
Diciéndole a Woss y Gil:
Afloja la jicotea.

El País por el momento
Poco a poco se fusiona,
Sin distinción de persona
Y sin apasionamiento.
No ha habido atropellamiento
Ni quien arriba se crea,
De la discordia la tea,
Ya no hay ni quien la nombre;
Conque Gil, si eres buen hombre:
Afloja la jicotea.

En la más completa unión
Se encuentran greñudo y bolo:
Formando un partido solo
Como hermanitos que son.
No ha habido una discusión
Ni una palabrita fea,
Pues si lo que se desea
Es en paz todos vivir,
Gil, si te quieres lucir,
Afloja la jicotea.

Formando un solo partido
Se encuentra todo el Cibao,
Desde Masacre al Bonao
Como ya es bien sabido.
El Este y Sur se han unido
Al Cibao con esa idea,
Y como la unión florea,
Con placer y gusto mil,
Amigo Alejandro Gil:
Afloja la jicotea.

De todo corazón te desea un feliz
viaje, tu siempre amigo,
Juan Antonio Alix.
Santiago, 2 de Noviembre de 1903.



LAS JUNTAS DE FOMENTO

Establecidas por el progresista Don
Eugenio Descham ps, Vicepresidente y
Delegado del Gobierno en el Cibao

Para dar conocimiento
Al público en general,
De lo que el Gobierno actual
Practica por el momento,
Como asuntos de fomento,
De riqueza y bienestar,
Debo de manifestar
Que si el Gobierno consigue
Lo que con afán persigue
El país se ha de salvar.

Sabido es, que el habitante
Del campo, que trae su fruto,
Como gato entre macuto
Se lo endosa al comerciante;
Y al momento el negociante,
Ya sea por ambición
O por la mala intención
De trancar a un tercero,
Se lo compra al cosechero,
Sea cual sea su condición.

Por eso más criminal
Es sin duda el comerciante,
Que el gitanillo habitante
Y mucho más ilegal;
Pues si el cosechero tal,
Convencido ya estuviera
Que su fruto no vendiera
En pésima condición,
Jamás a la población,
Ni de chepa lo trajera.

Pero como saben bien
Que si ellos traen basura
El comerciante se apura
En comprarla en su almacén,
Eso yo lo haría también
Si yo fuera cosechero,
Pues de casa el basurero
Al comercio le trajera
Aunque así después se hundiera
Enviándolo al extranjero.

El Gobierno superior
No tiene más ideales,
Que a los frutos nacionales
Darle crédito y valor.
Para que en el exterior
Sean siempre solicitados,
Y no tan desmeritados,
Como están a la sazón
Por su mala condición
Y tan mal clasificados.

En todo el Departamento
Del Cibao están nombradas
Por Deschamps e instaladas
Varias Juntas de Fomento.
Para darle crecimiento
De una manera segura,
A comercio, agricultura,
Y a otras cosas igualmente,
Para que el País realmente
Se coloque en grande altura.

El Gobierno ha concedido
Sin pérdida de momento,
A las Juntas de Fomento
Cuanto ellas han pedido,
Y en todo está decidido
Dichas Juntas a apoyar,
Y hacerlas bien respetar
Con la mayor energía,
Porque es la única vía
De la cosa organizar.

Ya con esto es suficiente
Para que el agricultor,
Y todo especulador
Estén lo más al corriente,
Que el Gobierno no consiente
Que salga de la Nación,
Sea cual sea la producción,
Si no está bien comprobada,
Y bastante examinada
Su exquisita condición.

Así todo agricultor
Como todo comerciante,
Ya sabrán que en lo adelante
El Gobierno superior
Castigará con rigor,
Con multas y con prisión,
Al que tenga la ocasión
De comprar o de vender
Frutos de poco valer
Y de mala condición.

Lo que pretende el Gobierno
Con esa sabia medida,
Es sacar, pero en seguida,
Al País de tanto infierno,
Y de un padecer eterno,
Pues en los tiempos actuales
La miseria y tantos males
Que afligen a la Nación,
Es la mala condición
De los frutos nacionales.

Santiago, 14 de Octubre de 1903.



UN HIJO DESOBEDIENTE

Que fué a una fiesta en contra del
gusto de su padre
A mi amigo el Gral. Pedro M.
Espaillat. Santo Domingo.

Hoy también contar me toca
Otro caso parecido,
Al del hijo maldecido
En un campo allá de Moca.
Que por una cosa poca
O es decir, por un pollito,
Ese muchacho maldito
A su madre maltrató,
Y el diablo se lo llevó
Al infierno derechito.

Pues en Jacagua ha pasado
Otro caso cuasi igual,
Que lo contaré tal cual
Como a mí me lo han contado.
“Un padre de familia honrado
A un hijo le aconsejó
Y mucho le suplicó
Que no fuera a una fiesta,
Que esa noche había propuesta
En qué parte no sé yo”

Y el hijo sin más espera
Al padre así le contesta:
“Pues sí voy a la fiesta
Aunque el demonio no quiera,
Me voy de cualquier manera
Sin que nadie me sujete,
Y el primero que se mete
En privarme de mi gusto,
Cuatro balazos le ajusto
Como cinco y dos son siete”.

Otra vez le dijo el padre:
“Tú no vayas a la fiesta
Que en tu cama hago una apuesta
Que no hay perro que te ladre.
—Por la salud de mi madre
A esa fiesta sí que voy,
Porque listo ya lo estoy
Y el que me salga al encuentro
Del pecho en el mismo centro
Cuatro balazos le doy”.

El padre quedó abismado
Contemplando largo rato,
Aquel hijo tan ingrato
Desobediente y malcriado.
Y al fin, le dijo indignado:
“Hijo mío, jamás te hablo;
Pero yo espero en San Pablo
Y en el gran Poder Divino,
Que al marcharte, en el camino,
Ojalá te lleve el diablo”.

El hijo sin atender
A más nada se marchó,
Y al festín se dirigió
Lleno de gusto y placer;
Pero pronto pudo ver
Que salía de una emboscada
Un hombre de grande alzada
Con dos cuernos en la frente,
Y los ojos puramente
De fuego una llamarada.

El joven así que vió
Aquella infernal figura,
Con muy notable bravura
Al momento se cuadró
Y el revólver lo sacó,
Sin andar con pareceres;
Y al hombre dijo: ¡quién eres!
Si en el mundo andas penando,
De parte de Dios te mando
Que me digas lo que quieres”.

“Cállate esa boca, perro:
El fantasma contestó,
Que a arreglarte vengo yo
Con estas uñas de hierro.
Yo soy el diablo que encierro
A todo el que no me cuadre,
Y al perro que a mí me ladre
Como tú, que así me gruñas,
Le enseño con estas uñas
A respetar a su padre”.

De una vez entró con él
El demonio y lo tumbó,
Y las uñas le clavó
Con una fiereza cruel;
Que si no es por San Miguel
Que de encima se lo quita
De virtud con su varita,
El joven ya estuviera
Junto con aquella fiera
Que maltrató a su mamita.

E1 hijo, de tal manera
Llegó a su casa estropeado,
Con todo el cuerpo aruñado
Y la camisa por fuera,
Gritando al padre le abriera
La puerta sin dilación,
Para pedirle perdón,
Y el padre así que lo vió
Hincado, lo perdonó
Y le echó la bendición.

Viva la paz! Viva la unión! Y abajo
los cogedores de mangos bajitos! AlIé.
AlIé, a buscar qué hacer, y dejen al
País tranquilo.
Santiago, 6 de Octubre



EL 14 DE FEBRERO
CONTINUACION DE LAS DECIMAS

Unidos los santiagueros
Con un grupo de mocanos
Valientes como espartanos
Y rabudos espueleros,
A los bolos majaderos
Tanto el dado le cargaron
Que unos cuantos ni atinaron
A salir de la ciudad,
Pidiendo hospitalidad
Donde ocultos se quedaron.

Los bolos razón tenían
En temerle tanto al foete,
Porque ya en el mismo ojete
La rabiza la sentían.
Y mucho más cuando oían
“Que atájenlos por allá”,
¡“Que atráquenlos por acá”,
Y el fun fun de las abejas
Tan cerca de las orejas,
Que el más valiente se va.

¡Pero cuánto patriotismo!
¡ Oh valientes veteranos!
Estrechen aquí sus manos!
¡Qué heroísmo! ¡qué heroísmo!
Y cuánto valor: lo mismo
Les decían los camarones,
Pero a1 verlos en pelotones
Huyendo que se mataban,
Indignados les voceaban:
¡Qué pelones, qué pelones!

No se hallaron en la acción
Varios bolos generales
Por temor que en los panales
Les picara un abejón.
Fuera de la población
Quedarse allá resolvieron
Pero que cuando sintieron
El bajo de la tollina,
Pues, al que le dan camina,
En sus jacos se tendieron.

Entre ambos que lucharon,
Con seguridad se cuenta,
Que han pasado de sesenta
Las bajas que resultaron.
Los ‘bolos aquí dejaron
Muertos y algunos heridos
Los que fueron recogidos
Por la Cruz Roja bendita
Que con piedad inaudita
Fueron todos socorridos.

Después de la gran tollina
A los pájaros sin rabo
En los Cerros de Gurabo
Les dieron otra propina.
Teniendo aquella colina
Fuertemente atrincherada
En donde no hicieron nada
Trescientos que allí se hallaron,
Porque todos se panquearon
Para Cuesta Colorada.

Al salir de propartida
De los Cerros los zancudos
Continuaron los rabudos
Dándoles la despedida.
Y en la Cuesta referida
El derrote fué tan cruel,
Que echando cuasi la hiel
Por la boca, de cansados,
Llegaron desgaritados
A Llanos de Rafael.

Así pues, que no valieron
Las misas a San Antonio,
Ni los brujos del demonio,
Ni los judú que se dieron.
Ni mil promesas que hicieron
Porque todo fué pamplina;
La Providencia Divina
Como ella está con Morales
En vano son los cordiales
Y los caldos de gallina.

Y a quien Dios le da la jicotea que
se la bendiga San JUAN A. ALIX.
Amén Jesus.
Santiago, Mayo de 1904.




VIVA LA PAZ

La República Dominicana se encuentra
por el momento en plena paz y tranqui-
lidad. ¡ Loado sea Dios!

DEDICATORIA:
Al ilustre Caballero Mr. Tomás Cleve-
land, Ministro Americano cerca del Go-
bierno Dominicano, residente en la Ca -
pital de nuestra República. El señor
Cleveland ha sido bien obsequiado en
todas las Comarcas del Cibao que ha
visitado; que para bien sea.

Con toda satisfacción
Damos hoy publicidad
Que ya la tranquilidad
Reina en toda la Nación;
Pues la cruel revolución
Ha bajado su estandarte
En ese mismo baluarte
que de cuna le sirvió;
Y la paz enarboló
El suyo por toda parte.

Los dos Jefes principales
De la tal revolución,
Viendo ya con atención
Las consecuencias fatales
De esas luchas criminales,
Con el Gobierno pactaron,
Y fielmente celebraron
El Demetrio y Desiderio,
Un pacto bastante serio
Que en Montecristy firmaron.

La Provincia de La Vega
Se encuentra toda de gala,
Porque Perico Lasala
Tampoco quiere más brega;
Haciendo su gente entrega
De sus armas principales;
Inclusos los generales
Pimentel y otros varios,
Los que ya no son contrarios
Del Gobierno de Morales.

Y hay quien diga con afán
Que ya Perico Lasala,
Jamás tirará una bala
Por su compadre don Juan
El araña capitán,
Que después que le ofreció
La ínsula, se embarcó
A gozar a Puerto Rico,
Y al infeliz del Perico
En la estaca lo dejó. (1).
Por lo dicho se verá
Que ya todo está tranquilo,
-------------
(1) El refrán que dice: “quedó como
perico en la estaca”
.
Y por ese mismo estilo
Mucho tiempo lo estará.
Aunque nunca faltará
Algún hijuelo de perra,
Que desee otra vez la guerra;
Pero si cualquiera abusa,
Ya encontrará su tusa
Con los blancos de otra tierra.
Pues, ¿quién es el que no sabe
Que el Gobierno yanqui ha sido

Quien más ha contribuido
A que la guerra se acabe?
Y que esa gloria le cabe
A los norte-americanos,
Que alzadas tienen las manos
Para aplastar a cualquiera,
Que intente encender la hoguera
Entre los dominicanos.

Toda nación europea
Y los norte-americanos,
Entre los dominicanos
No consienten más pelea.
Que cual gobierno que sea
Ellos lo han de proteger
Y por la fuerza han de hacer
Que no se altere la paz,
Como remedio eficaz
Para el País florecer.

Ya un Ministro americano
Reside en la Capital,
Y lo que es el litoral
Del País dominicano
Nunca faltará a la mano
Muy grandes buques de guerra,
Que echarán gentes a tierra
Por millones si se ofrece;
Y el que se mueve, perece,
Y que de una vez se entierra.

El pueblo dominicano
Será siempre independiente,
Como promete fielmente
El coloso americano;
Y no habrá poder humano
Que le toque en realidad,
Viviendo en tranquilidad
En paz, en buena armonía,
Pero, si es en anarquía,
Perderá su libertad.

Así es que desgraciado
Del que ahora se menea,
Que prontamente gotea
Y es de una vez sepultado.
Morales está apoyado
Y su Gobierno igualmente,
Con buques, dinero y gente,
y ya con revolución
Lo que es en nuestra Nación
No se tumba presidente.

Eso es bueno con batata, como dice
un refrán.
Santiago, 11 de Julio de 1904



LA OREJA DE ÑICO EL LOCO

A mi amigo Octaviano Estrella Ciudad.

El Pobre de Ñico el loco
Es un infeliz idiota,
Que solamente se bota
Cuando lo cuquean un poco.
Ni le hace daño tampoco
A nadie ese desgraciado;
Pero como es alocado,
Donde la noche le coge,
En el suelo se recoge
Y allí duerme engurruñado.

Esa infeliz criatura
Cuando no está embriagado,
Se ocupa de hacer mandado
Y adquiere su valedura;
En la plaza de verdura
Allí gana sus cuartillas,
Cargando mesas y sillas,
Cajones y otras frioleras,
A unas cuantas canasteras
Que venden en las casillas.

Pues a ese desdichado
Sin dar motivos de queja,
Le mocharon una oreja
Sin duda agún condenado,
Que viéndolo allí acostado
Durmiendo en una cazada
La oreja le fué cortada
Por algún ser inhumano,
Que rio tiene de cristiano
Ni siquiera una pulgada.

El maldito criminal
Que a Ñico lo ha señalado
Dicen que mocho y bocado
Le puso como señal,
Como de crianza animal;
Y aunque no es de juicio sano,
El Ñico no es un marrano;
Es hijo de Dios lo mismo,
Por el agua del bautismo
Que tiene como cristiano.

El que cometió por cierto
Ese crimen tan horrendo,
Que se vaya previniendo
Con Dios que vive despierto,
Con su tribunal abierto
Y su ley siempre pareja:
Y como ese Dios no deja
Sin testigo al delincuente,
Que tengan eso presente
Los corta dores de oreja.

Estas coplas las publico
Para que el mundo lo sepa,
Que aquí se vive de chepa
Tanto el pobre como el rico.
Porque cuando el pobre Ñico
Que no debe culpas viejas,
Lo han dejado sin orejas
Si a esta tierra viene el Papa,
Como ya nadie se escapa
Le arrancan hasta las cejas.

Avenuncío, satanás!; toma la cruz,
perro mataluz! y líbrenos Dios de tanta
vagabundería. Sí, señor!
Santiago, 11 de Junio de 1904.



LOS NIÑITOS

Que se oían gritando en noches pasadas
en la Iglesia de Nuestra Señora de la
Altagracia.

El caso que resultó
En la Iglesia de Altagracia,
Aunque falto soy de gracia
A contarlo vengo yo.
Tal cual como lo contó
De aquel templo una vecina,
Que se halló en la fajina,
Dizque de unos niñitos
Trancados y dando gritos
En esa mansión divina.

Los niños dizque decían
¡Ay mamá! ¡ay mamá!...
¡Ay papá! ¡ay papá!...
Y a carcajadas reían.
Pero tanta bulla hacían
Que la policía corrió,
Y el vecindario acudió
Lleno de miedo profundo;
Y así fué que todo el mundo
Por allí se alborotó.

Unos cuantos que miraban
Por el abra de una puerta.
Decian como cosa cierta
Que en el coro se encontraban.
Unos niños que cantaban
En fila todos parados;
Y a otros veían sentados
Desnuditos en los bancos;
Y que todos eran blancos
Con gorritos colorados.

El sacristán de la Ermita.
Que se apareció en chancleta.
Armado de una escopeta
Y de un revólver marmita.
Para cantar el rosario
Por aquellos angelitos
Que de los cielos benditos
Bajaron a aquel santuario.

“Que salga una comisión
dijo allí un mequetrefe—
Para darle parte al Jefe
De esta sagrada mansión”.
Tocó allí una campanita
Así fue, sin dilación,
Y reunió al vecindario
El cura al momento vino,
Y al abrir con mucho tino
De la Sacristía la puerta,
Salió a carrera abierta
Huyendo un perro barcino.

Es todo cuanto ha pasado
En la Parroquia Altagracia,
Que no ha sido una desgracia
Como ya se ha propagado;
Un pobre perro trancado
En la iglesia dando gritos;
Eran pues los angelitos
Que ¡ay mamá! dlzque decían,
Y que también los veían
Con gorros y desnuditos.

Lo que sí es cosa cierta,
Y se puede asegurar,
Que no pueden ya dejar
Iglesia ninguna abierta.
Ya es preciso andar alerta
Con los brujos hoy en día,
Pues toda esa ratería
En las iglesias divinas,
Son los brujos y adivinas
Para arreglar brujería.

Y es cierto que al Padre Armando
Le han robado del altar,
Un vaso que suele usar
Cuando él está consagrando
Y Luis Pérez predicando
Se ha quejado ya con pena.
Que alguna persona buena,
Creyendo hacerle un favor
Entró a la Iglesia Mayor
Y le robó su patena.

Los brujos y las adivinas están de
plácemes! No hay quien les llegue al
cuero.
Así memo, así!
Santiago, Octubre 19 de 1904.



LAMENTACIONES

De una dicha de 35 carnavales que está
por casarse que no ve.
A la juventud universal, porque en
todas partes se cuecen habas.

Caramba! quiero casarme,
Aunque mi mamá lo sienta;
Porque paso de los treinta
Y yo no quiero quedarme;
Yo estoy ya por colocarme
Pero de cualquier manera,
Sin andar con más espera
Ni más vuelta al pensamiento;
Yo estoy ya por casamiento
Y me caso con cualquiera.

Cansada estoy de esperar
Y me moriré de vieja,
Esperando esta pareja
Con quien me quieren casar,
Que del cielo ha de bajar;
Blanco, noble y millonario,
De un talento extraordinario,
Buen mozo, muy elegante
Que toque el piano, y que cante
Más bonito que un canario.

Mi mamá culpa ha tenido
Que llegara yo a esta edad,
Sin esa felicidad
De tener un buen marido;
Porque a ella le ha cogido
Con que debo ser casada,
Con ministro o embajada,
De Alemania o Inglaterra;
Cuando aquí en nuestra tierra
No valemos cuasi nada.

Envidia me causa ver
Miles mujeres casadas,
Que están muy bien colocadas
Por no ponerse a escoger;
Pues el mucho pretender
Y ese orgullo mal fundado,
No da ningún resultado;
Pero ni luce ni cabe,
Donde todo el mundo sabe
Del pie que uno ha cojeado.

Mi mamá siempre se pone
Con miles de sacaliñas,
Cuando de cacas y tiñas
Este mundo se compone;
El que a eso se dispone
Se olvida de ciertas cosas,
Que no son ni tan honrosas
Para que anden repingando
Y narices aventando
Como las vacas rabiosas.

Y mi mama en otra era
Nunca frecuentó un salón
Que mereciera atención
Y ni mirarlo siquiera;
Pero hoy que en la primera
De verse tanto se alegra
Le sopla su bola negra
A tantos jóvenes buenos,
Porque dízque tiene a menos
De que la tengan por suegra.

Yo me muero por bailar
Y mi mama no me deja,
Por no haber noble pareja
Con quien pueda yo danzar.
La Juventud del lugar
No puede ser más decente,
Más culta y más complaciente,
Y a mi mama le ha cogido,
Con que el mundo está perdido
Y en los bailes comen gente.

No quiere que tenga amores,
Ni quiere que al Parque vaya,
Porque no falta canalla
Entre los visitadores.
Ni por los alrededores
De casa pisa varón
Porque dizque todos son
Unas aves de rapiñas,
Que se llevan a las niñas
Como a paloma un gorrión.

Así es, que quiero casarme
Con el hombre que me cuadre,
Y no con el que mi madre
Por esposo quiera darme.
Pues yo no quiero quedarme
Como otras que están penando,
Que por estar esperando
Casarse con un Sultán,
Vistiendo santos están
Y en las iglesias cantando.

Para tanta esclavitud,
Seguro que me coloco,
Así sea con Ñico el loco,
Si no anda con prontitud
La piadosa juventud,
Pues cualquiera se condena
Viviendo con tanta pena
Y así tan mortificada,
Como una monja encerrada
Sin saber de cosa buena.

La probe! Ojalá encuentre un viejo
bobo que la saque de pena, así sea co-
mo el decímero.
Santiago, 29 de septiembre. 1904.



EL CHIVO MOTON

A los amigos Rodolfo Lithgow y
Enrique Pastoriza.

Ha llegado a la Estación
Del Ferrocarril Central,
Un chivo fenomenal
Que ha causado admiración.
Es un chivato motón
De larga barba poblado
Y entre patas bien pegado,
Un talego regular,
Con el que puede probar
Que nunca ha sido capado.

El chivo de referencia
A Montecristi llegó,
Y por la Aduana pasó
Con la mayor insolencia,
Pues sin pedirle licencia
Al jefe de aquel bufete,
Se ajustó por un boquete,
Pasó por la población,
Sin ninguna interrupción
Hasta verse en Navarrete.

Francamente ahí llegó
Monrado en varias carretas,
Con barriles y maletas
Que allí las depositó.
Más tarde se trasladó
Al tren de la vía Central,
Y con gran ceremonial
Tuvo en esta población,
La más bella recepción
Por la autoridad local.

Allí fué el Gobernador,
El Alcalde y el Fiscal.
Los Jueces del Tribunal,
Los de orden Superior;
También le cupo ese honor
Al Señor Juez de Instrucción,
Y de gente una porción
Lo mismo pasó en seguida,
A darle la bienvenida
Al caballero motón.

Mas después de celebrada
La recepción oficial,
Con un proceso verbal
La fiesta fué terminada.
Perú, que a la llegada.
De señor facultativo,
Que observó que dicho chivo
El vientre tenía inflamado
Al punto le fué aplicado
De emético un vomitivo.

Con ese medicamento
El motón se mejoró,
Porque al instante arrojó
Mucha bilis y excremento,
Envuelto aquello en cemento
Romano, varios barriles
Y un sin fin de proyectiles
Explosivos, igualmente,
y revólver de patente,
Pero no arrojó fusiles.

Como el Laudo en Puerto Plata
Ha puesto los mangos altos,
Van los chivos dando saltos
En busca de mejor mata;
Donde no es preciso lata
Ni otros cuantos requisitos,
Sino seguir derechitos
Y entrar por aquel boquete,
Por donde el chivo se mete
A coger mangos bajitos.

Y la Impruven (1) ¿qué dirá
Del motón y su regalo?
Dirá que por ese palo
Nunca se le pagará;
Pues si todo el mundo va
En busca de los totones,
Ya vendrán otros motones
Buscando el mismo boquete,
Y pasar a Navarrete
Francamente en carretones.

Santiago, 7 de Noviembre de 1904.



LOS MANGOS BAJITOS

Al simpático y popularísimo "Listín Diario", 
el periódico más interesante y de más circulación 
que ha tenido el País.
Vamos a ver lo que dice don Martín Garata.

Dice don Martin Garata, 
Persona de alto rango, 
Que le gusta mucho el mango 
Porque es una fruta grata.
Pero treparse en la mata
Y verse en los cogollitos,
Y en aprietos infinitos...
Como eso es tan peligroso,
El encuentra más sabroso
Coger los mangos bajitos.

Don Martín dice también 
Que le gusta la castaña, 
Pero cuando mano extraña 
La saca de la sartén,
Y que se la pelen bien
Con todos los requisitos;
Pero arderse los deditos
Metiéndolos en la flama.
Eso sí que no se llama
Coger Los mangos bajitos.

Por eso la suerte ingrata 
De la Patria no mejora 
Porque muchos son ahora 
Como don Martín Garata,
Que quieren meterse en plata
Ganando cuartos mansitos
Con monopolios bonitos,
Con chivos o contrabando,
O así, de cuenta de mando,
Coger los mangos bajitos.

Cuando hay revolución 
Maña es la más antigua, 
Despachar a la manigua 
De brutos a una porción.
Que al mandarlos algún don
Ya se marchan derechitos,
Y los dones quietecitos
Cada cual queda en su casa.
Para cuando todo pasa,
Coger los mangos bajitos.

Cuando el toro está plantado 
Se verán miles toreros, 
Allí en los burladeros 
Con el pitirrio apretado.
Cuando el toro otro ha matado
Al punto salen toditos,
Echando vivas a gritos
Y a empuñar buenos empleos,
Que son todos sus deseos
Coger los mangos bajitos.

Dejen ya la maña vieja 
De mandar al monte gente
Para tumbar presidente 
Sin dar motivos de queja;
Que la prudencia aconseja,
Que vivamos tranquilitos,
Como buenos hermanitos,
Que mucha sangre ha costado
Y la ruina del Estado
Coger los mangos bajitos.

Y que vean lo que ha costado 
La tumba de dos poderes, 
Que han muerto miles de seres 
Que la tierra se ha tragado.
Cuántas viudas no han quedado,
Y huérfanos infinitos!
Cuántas miserias y gritos!
Y cuánta sangre correr!...
Por unos cuantos querer
Coger los mangos bajitos.

Ahora lo que han de hacer 
Echarlo todo al olvido, 
Y al Presidente elegido 
Ayudarlo a sostener.
Y evitar que vuelva a haber 
Más viudas y huerfanitos, 
Más crímenes y delitos,
Y lárguense a trabajar, 
Los que quieren, 
SIN SUDAR, 
Coger los mangos bajitos.

Viva la paz! Viva la Unión! 
Y abajo los cogedores de mangos bajitos! 
Allé, Allé, a buscar qué hacer, 
Y dejen al país tranquilo!



EL PLEITO DE PONTEZUELA

Ocurrido en dicho lugar en la
noche del día de Santa Rosa

El día de Santa Rosa
Gran pleito en la Pontezuela,
Dos muertos y dos heridos
Quedaron en la refriega.
En casa de un tal Silverio
Hubo una gran diversión,
La que fué sin dilación
Convertida en cementerio.
Pues ya se dice de serio
Que por una simple cosa,
En esa fiesta azarosa
Quedaron allí tendidos
Dos muertos y dos heridos
En el día de Santa Rosa.

Todo fué por cuatro reales
De juego en una partida,
Que allí se quitó la vida
Aquel par de irracionales.
Y más de cien criminales
Al ver el apaga vela,
Se prendieron en candela
Con los revólver, to, to, to!...
Y la fiesta se volvió
Gran pleito en la Pontezuela.

También hay que declarar
Que en medio del tiroteo,
Hubo grito y pataleo
De mujeres con el mar;
Y caballos relinchar
Se oían, despavoridos,
Y de perros los aullidos,
Las gallinas cacareando,
Y las familias gritando
Dos muertos y dos heridos.

Y los dos que parecieron
Por un castigo de Dios,
José Rodríguez, los dos
El mismo nombre tuvieron.
Y José los que salieron
Heridos en esa brega;
Así es que nadie niega
Lo que muy claro se ve,
De que allí cuatro José
Quedaron en la refriega
.
Muertos:
José Rodríguez Rosario,
José Rodríguez Rosario.
(Primos hermanos y amigos).
Heridos:
José Fernández,
José Eugenio Blanco.
Aprieta, Colasa! qué tal?
Santiago, 4 de Setiem




ENRIQUE HENRÍQUEZ [9359]

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Enrique Henríquez

Enrique Henríquez nació en Santo Domingo el 30 de noviembre de 1859. Sus padres fueron Ildefonso Henríquez y Carvajal y Belén Alfau.

Contrajo matrimonio en 1885 con Lea de Castro, con quien procreó al escritor Enrique Apolinar Henríquez y al poeta, perteneciente al movimiento de La Poesía Sorprendida, Rafael Américo Henríquez, entre otros hijos. Después de una larga viudez contrae segundas nupcias con María Olivette Calero.

A través de su larga vida ocupó cargos importantes dentro de los gobiernos de Alejandro Woss y Gil y Ulises Heureaux. Licenciado en leyes, carrera esta en la que cosechó grandes éxitos. Aceptó por un corto período la presidencia del Ayuntamiento en 1933. Fue diputado y cónsul en Nueva York.

Considerado en todo momento por sus conciudadanos como una figura patriarcal, muere en Santo Domingo a la edad de 81 años, el 5 de junio de 1940.

Obra

(1859-1940). Obras poéticas:

A través de las sombras de la noche
El ánjelus
La canción del avaro
La escena del Café Martín
Lejanía
Never more
Sutilezas e inexactitudes de D. Hipólito Billini (1901)
Nocturnos y otros poemas (1939).
Miserere






Miserere

«Con motivo del incendio de San Carlos» 
[12 de abril de 1903]

A Federico García Godoy

¡Oh torva muchedumbre! 
‑Clamó escalando el pensamiento mío 
la enrojecida cumbre‑ 
¿Por qué al clamor impío, 
por qué al ciego conjuro de la guerra 
en pavor y en oprobio hundes la tierra? 
¡Ay, la ambición nefanda 
‑Júpiter, que en la abrupta serranía 
el rayo de la muerte desenfrena‑ 
responde a mi demanda, 
con la voz de su ronca artillería, 
sumiendo el corazón en honda pena! 
Y entre escombros que aún gimen 
coronados de púrpura y de humo, 
dominio vasto y sumo 
a la arrogante vanidad franquea 
el brazo artero que enarbola el crimen, 
rindiendo sobre el campo desolado, 
cadáver profanado, 
el gigante cadáver de la idea.

¡Oh prostituido genio de la guerra 
que de un ámbito al otro el duelo espacias: 
tu inicua destrucción al mundo aterra, 
y aún tus brutales cóleras no sacias!

Tus airados cañones, 
con su intenso relámpago, no alegran 
generosos pendones: 
proclaman la igualdad, no la reintegran; 
ni infunden vigorosos ideales 
que reconstruyan en la noche aciaga 
la fe de nuestros tristes inmortales: 
noble faro extinguido 
en la conciencia nacional, inerme; 
eco viril que el desencanto apaga; 
gloria que el sueño de las tumbas duerme!... 
Y, ¡oh genio prostituido! 
vas por las cumbres fulminando males. 
Tus impasibles manos, 
que inmolan, sin horror, seres humanos; 
y que de un tajo vengador suprimen 
engreídas cabezas de tiranos, 
acaso fanatizan, no redimen: 
arrebatan, deslumbran; 
¡pero un ídolo abaten y otro encumbran!

Bien, ¡ay, en tanto, mi dolor lo advierte: 
no faltarán espíritus protervos 
que asidos a tu lábaro de muerte 
se finjan redentores 
cuando son sólo siervos 
de cadenas cargados y de errores.

¡Oh genio de las ruinas 
que en lo hondo del abismo te agigantas; 
que hacia la afrenta, sin rubor, caminas; 
que sobre escombros tu bandera plantas; 
que al bien agobias, la verdad quebrantas, 
y en cruel desenfreno, 
con la sangre y la escoria que fabricas 
haces lodo y salpicas 
el dolor de la Patria con tu cieno!

Cruel mentira es tu culto 
o sólo al mal eriges tus altares 
cuando acudes, terrífico, al tumulto, 
talando huertos, desquiciando hogares...

La purpúrea neblina 
que el vientre de las llamas ha exhalado, 
sube y crece y al cielo se avecina, 
mostrándole, en el campo desolado, 
una ciudad en ruina; 
un informe calvario 
de albergues cuyas cálidas pavesas 
sirven a esos albergues de sudario; 
y gimiendo salmódicas tristezas, 
un testigo de piedra: ¡el campanario!

Lejos, mucho más alto, en lo invisible, 
sobre la etérea soledad sombría, 
parpadeó, terrible, 
el ojo eterno, el que a Caín veía 
cuando el crimen horrendo cometía.

Después... ¡Oh, qué mortal presentimiento! 
¿Por qué evocar de Esparta el fin cruento?...

De remotas edades 
discurro, con dolor y con asombro, 
por entre las sublimes soledades 
que marcan su frontera a cada escombro. 
De las razas vencidas, 
medroso busco en vano 
el alma de las trágicas quimeras 
sin encontrar siquier, ¡oh gran Leonidas, 
magnífico espartano!, 
la tumba en que abrigaste tus banderas...

Si yo buscase un día, 
doliente peregrino, 
‑¡oh hermosa Patria mía!‑, 
el esplendente sol de tu destino 
y sólo hallase tierras devastadas, 
gigantescas montañas abatidas, 
y una legión de tumbas ignoradas, 
como la inmensa tumba de Leonidas... 
corriendo tras tu espíritu inmolado 
hundiera mi aturdido pensamiento 
en la extensión vacía; 
y, o muriera abrazado 
a la visón del Pabellón Cruzado, 
¡o en la bóveda azul del firmamento 
yo tu nombre inmortal escribiría!

Con acento sombrío 
todo ruge o solloza; 
todo, ay, agoniza en torno mío! 
Su imagen pavorosa 
la purpúrea neblina 
clava, profundamente, en mi retina. 
Tristes voces lejanas 
remedan el plañir de las campanas; 
y de la angustia en que mi pecho muere, 
sube a Dios este grito: «¡Miserere!»








Never more 

Para José Santos Chocano

Por las interminables avenidas, 
en busca de pretéritos mesones, 
veo plazas desiertas, 
luces emustiecidas, 
graníticos balcones, 
ventanas ojivales 
y monásticas puertas 
que, vistas a través de sus cristales, 
fingen estar de par en par abiertas.

Camino a la ventura. Monologo 
sobre un dolor de siglos que ahora es mío. 
El silencio interrogo; 
y grabando mi planta en el vacío 
de la noche callada, 
en torno de las cosas espacío 
la inquisición febril de una mirada. 
¿En cuál de estos cristales fue que un día 
el pájaro siniestro 
sacudió sin calmar su ala sombría, 
enseñándole al lóbrego maestro 
del canto y del dolor 
un dolor infinito en la elegía 
del monótono y lento Never More?

Subitáneo celaje 
pone a mi inquisición tétrico punto: 
es la última hoja de un follaje. 
El otoño la azota; 
y simula, cayendo, el ala rota 
de un agorero pájaro difunto.

Monólogo muy quedo, 
porque mi propia voz me infunde miedo! 
Sobre un cristal vecino 
un álamo hace un trazo 
con la desnuda sombra de su brazo. 
Quiero huir.  Mas la anchura del camino 
‑nublada de otra proyección de trazos‑ 
tras la congoja de mi planta mueve 
el ademán de un escuadrón aleve 
de esqueléticos brazos. 
Quiero huir. Mas mi planta no se atreve. 
Y me detengo. Una espectral figura 
nace del fondo de la noche oscura: 
crece, avanza, se acerca, se aproxima 
a la desolación de mi pavura; 
y al transitar, su grave paso suena 
cual si fuera el remedio de una rima 
de honda y letal desesperanza llena.

¡Oh sombra! Eres la sombra del insano 
poeta peregrino 
que invadió la tiniebla de lo arcano, 
con un gesto de horror, 
al compás de su lento Never More.

¡Oh sombra! Te adivino: 
eres la sombra de un dolor hermano. 
Dame el laurel divino 
que floreció en la gracia de tu mano, 
sin darme la siniestra 
copa de vino que escanció tu diestra. 
Se va la noche. Imperativamente 
su pupila entreabre en el oriente 
el sol de un nuevo día; 
y su lumbre me encuentra todavía 
monologando en frente 
de una casa vetusta que es la mía!





OSVALDO BAZIL [9360]

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OSVALDO BAZIL LEYBA
OSVALDO BAZIL (1884-1946)
Osvaldo Bazil Leyba  nació en la ciudad de Santo Domingo el 9 de octubre de 1884, hijo de Isidoro Bazil y Mercedes Leiva. Poeta, escritor y periodista. Se educó en la capital dominicana y desempeñó cargos diplomáticos en varios países de América y Europa. Se dice que fue el amor imposible de la poetisa Altagracia Saviñón.

En Cuba conoció y estableció estrecha amistad con Rubén Darío, a quien admiró profundamente. De los dominicanos que fueron discípulos y amigos de Rubén Darío, Osvaldo Bazil fue quien compartió con el ilustre poeta nicaragüense los momentos de mayor intimidad y desenfrenada bohemia. Esto le permitió converirse en una autoridad que lo capacitaría en el futuro para emprender dos obras: la «Biografía de Rubén Darío» y «Las mujeres de Rubén Darío».

Entre los numerosos textos admirativos de Bazil hacia Darío, se encuentran sus poemas «Los cisnes de Rubén Darío», «Canto a Rubén Darío» y «Rubén Darío, muerto», publicados los dos primeros en 1907 y el último, posiblemente, en 1916, año de la muerte de Darío. A su vez, como compensación y para corresponder a tal amistad, Osvaldo Bazil recibió cálidos elogios de su maestro. «Paladín de ensueños» lo llama en una presentación a Campanas de la tarde; y si algo puede reconocerse en la poesía de Bazil es esa ensoñación, un delirio amoroso, que a veces lo deja fuera de control, debilitándole la técnica y el estilo.

Es considerado como el máximo representante del modernismo en República Dominicana. Sus primeros trabajos modernistas aparecieron en el poemario «Rosales en flor» (1906), pero el libro que realmente lo consagró dentro de dicha tendencia fue «Arcos votivos» (1907). Colaboró asiduamente con el periódico La Nación, de Buenos Aires. Muchos de sus textos poéticos fueron difundidos en la revista La Cuna de América y en otros medios de circulación nacional.

Dentro de su producción poética sobresalen las formas, becquerianas, como su «Pequeño nocturno», extraído de un poema suyo más extenso titulado «Cadencias interiores», escrito en 1908 y publicado en La Cuna de América en mayo de 1915, compuesto por siete cuartetas endecasílabas, asonantadas en romance, de las que ha extraído con increíble tacto los versos más felices, convirtiéndolo en el «Pequeño nocturno» que conocemos.

En 1915 publicó la antología «Parnaso dominicano», la más completa compilación poética dominicana hasta ese momento.Murió en Santo Domingo el 5 de octubre de 1946.

Murió en Santo Domingo el 5 de octubre de 1946, tras una vejez desencantada y consumida por la bohemia.

OBRA:

Rosales en flor (1906)
Arcos votivos (1907)
Parnaso dominicano (1915)
Parnaso antillano (1916)
Campanas de la tarde (1922)
Movimiento intelectual dominicano (1924)
Huerto de inquietud (1926)
La apoteosis de las lágrimas (1926)
Vidas de iluminación (1932)
Cabezas de América (1933)
Relicario del alma (1936)
Una conferencia del señor Osvaldo Bazil (1938)
La cruz transparente (1939)
Tarea literaria y patricia (1943)
Santo Domingo y su Jefe, Remos en la sombra (1946)








Los cisnes de Rubén Darío

A Santo Domingo de Guzmán 
Para La Cuna de América

El profético cisne de Darío, 
mitológico y blanco y pensativo, 
abre sus alas en el pecho mío 
y me envenena su actitud de esquivo.

¡Oh gran cisne, que sabes la tormenta 
que estremece los músculos de América 
en una fuerte crispación violenta 
y en una altiva conmoción homérica!

Vidente anunciador, es el momento 
que, en la quietud solemne de tus lagos 
eleves hasta Dios el pensamiento 
en una turbación de signos vagos.

¡Hay muchas patrias jóvenes sin suerte 
que esperan con la faz adolorida 
en la contienda sin igual la muerte 
o en la contienda desigual la vida!

¡Y en el grito postrer dejar la vida 
en la campaña singular, y todo! 
¡Que en el fondo del mar desaparecida 
es la vida mejor que sobre el lodo!

Hay una patria joven que respira 
a través de un perfume de amaranto: 
es una patria joven que en mi lira 
ya se yergue en un grito, ya en un canto.

Es mi patria, la patria siempre bella 
de poetas que cantan la fortuna 
a la faz inquietante de una estrella, 
bajo el beso de plata de la luna.

Y no podrá morir, desamparada 
de blasones que elogien su memoria, 
porque tiene una página grabada 
en pleno sol en su fatal historia.

¡Oh cisne! ¿Qué me dice tu plumaje 
que mueves en un ritmo impenetrable? 
¿Acatas mi sentir? ¿Es un mensaje, 
pavoroso y fatal y abominable?

¿O es acaso que marchas al desierto 
a levantar tu voz para esta América 
que parece dormir, pero no es cierto, 
en un sueño dúlcido de histérica?

¿Abre tus alas blancas en el medio 
de la bandera fúlgida que flota 
sobre todo dolor y sobre el tedio, 
sobre el escudo y la fortuna ignota?

¡Oh cisne, que conoces al poeta, 
y pasas por sus rosas musicales 
llevándote en las alas la incompleta 
tremulación acerba de sus males!

¿La ciencia de la magia, grave y fuerte, 
de tu pupila absorta y comprimida, 
no sabe del dolor ni de la muerte 
ni sabe del amor ni de la vida?

¡Y nada respondióme el cisne adusto, 
su silencio es más grave todavía; 
está pálido y mudo el cisne augusto, 
su silencio está pleno de agonía...!

Y una estrella se pierde en lo imprevisto. 
El cisne sufre. El cielo sigue grande. 
¡Y un águila se va, porque la han visto 
sobre la enorme majestad del Ande!







Pequeño nocturno

Ella, la que yo hubiera amado tanto, 
la que hechizó de músicas mi alma, 
la que más blando susurrar de égloga 
derramó en el azul de mis mañanas, 
me dice con ternura que la olvide, 
que la olvide sin odios y sin lágrimas.

Ella, la que me ha dado más ensueños 
y más noches amargas, 
se aleja dulcemente, 
como una vela blanca.

Yo, que llevo enterrados tantos sueños 
que cuento tantas tumbas en el alma, 
no sé por qué sollozo y por qué tiemblo 
al cavar una más en mis entrañas.






LA VOZ DE LOS ABISMOS

Bajo la fina sombra de todas mis tristezas,
cuando las cosas viven sus sueños de grandeza
y la campiña duerme como si fuera un mar,
acaricio los sueños que amanecen conmigo


y sin querer adoro los sueños que maldigo
al punto que me ausento de tanto imaginar.
Y luego, entristecido, visito las memorias,
las que dejaron luto en mi visión de glorias,

tronchadas por la mano sangrienta de un dolor;
cuando mis ojos tristes buscaron un sendero
florecido de lauros, para el triste viajero

que cantara a la luna un romance de amor.
Así pienso, así vivo, dejando entre mis huellas
polvo del oro viejo de las dulces estrellas.


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