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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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EDUARDO REYME WËNDELL [16.160]

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Eduardo Reyme Wëndell

(Lima, Perú   1984) Concluyó sus estudios de literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal. El 2005 ganó los X juegos florales de poesía organizados por la Universidad Ricardo Palma. El 2006 su poemario “Tránsito” quedó como finalista en el concurso “Esquina de papel” organizado por la Municipalidad Metropolitana de Lima. El 2007 luego de ser uno de los ganadores del concurso organizado por la Municipalidad de Miraflores publicó su primer libro de cuentos titulado “Duerme tranquila, Rebecca”. El año 2010 publicó de forma virtual con la página Oh Cultos, el texto “Épocas de radio”. El cuento enviado para esta web quedó en tercer lugar en el I concurso de cuentos “Salvemos el Palais Concert”





SOLEDAD

Me he librado de mi cabeza sin acordarme
que en ella guardé esos nudos semejantes a
las raíces de los árboles.
Para entender como florece la soledad
he atado esperanzas sobre cuadros
inexactos que me reflejan a través del alba
He atrapado peces dorados que se escabullían de
mis errores
y he rosado cuchillos de plata en las paredes
para que emerjan olas, blancas y saladas
Como las que cargan las playas
O quizá como las que traen los barcos que
anclan en las costas
transformando la arena gris en una boca de barro y estiércol.
He interrogado el silencio de los hombres y nadie ha
respondido porque escribo de la forma como escribo.
No siento como pueblan tus miedos mi mirada
No siento el ruido de cómo dar inicio al final en
medio de este camino que me conduce a un paraíso falso
como si fuera mi piel una vía o un precipicio
como si al final estuviera Dios
con una inmensa pregunta y una venda en los ojos a punto de lanzarse por una ventana,
como si no fuese necesario seguir de pie o como
si todos los deseos del mundo se convirtieran cada uno
en los últimos
para que entonces de verdad nos preocupemos y mirásemos las salidas no como simples puertas cerradas,
decoradas con estrellas y flores anunciando un nuevo camino.
Ni el hechizo de vivir me languidece los poros cubiertos de esperanzas
Ni las ciudades más hermosas ni el cielo ni el fuego ni siquiera esa palabra llamada amor que grabaron dos ingenuos muchachitos en las venas del árbol me recuerdan a mí mismo,
sentado,
tomando una taza de café,
repasando una frase de Stevenson y fulminado de palabras como de días
con una inmensa agonía capaz de resistirlo todo
de soportarlo todo
de creer que se puede contra todo.
Ya no existe duda alguna
Ya no hay susurros entre mis sábanas para saber tu distancia
las nubes en medio de la noche oscilan tras los árboles y las raíces que son la idea más exacta de mi memoria me rodea como fantasma como tierra húmeda como un canto
entonces me sostiene como si fueran mis huesos los que están dispuestos
a seguir recorriendo los mares y ver que tan lejos
podemos llegar y ver que tan solos estamos.



Canción de Alejandra

Y nacíste mi dama y yo tu caballero
Antonio Cisneros

Quién se llevó ha Alejandra con tormentas & mentiras
atando sus cabellos como heliotropos dirigidos a la noche
Quién rompió las fotos de la sala que capturan su sonrisa
la postura de su madre iluminada
la mirada de su abuelo inocente como un árbol que reposa en medio de la casa Observando con destreza el borde de su pregunta, anterior a sus años.

Quién espantará sus fantasmas detrás de las cortinas
Si ya no estoy ni está ni estamos
Quien romperá el silencio brillante de la noche con una piedra
ahora que sencillamente
no puedo señalarla en medio de la nada

Quién le enseñará que el norte queda justamente detrás de sus pasos y estará dispuesto a caer con ella como el alba no una sino muchas veces como lo tenía señalado el origen de mi nombre.

Quien le preguntará por el tiempo a Alejandra
si ya no hay espacio ni para llorar con las cebollas de la cocina
si no está aquí mirándome Si nunca hubo fotografías en la sala Si solo hay pensamientos más que conciencia en el aire en el cielo en su pelo encadenado a la tuerca de mi nombre y su voz.

Quién le construirá un edificio con tres azoteas con demasiadas mentiras y será el maestro tutor de sus primeras clases de baile
testigo de sus primeros cánticos susurrados por la aves
Quién estará dispuesto a leer los labios de Alejandra
anclar a tierra como velero de invierno
como tulipán garúa o recuerdo
Quién escribirá la más corta palabra apelando solo a la luz
ahora que sus párpados avanzan entre las líneas
imaginarias de su propia nostalgia ─justamente ahora─
que yazgo clavado al lado de sus sueños rodeado de maderos como un cristo que no respira ni sueña
Oliendo el nido que mi mujer ha circunscrito para la soledad
Sintiendo como se evapora el cariño del pasto húmedo
Recordando
que pude atrapar a Alejandra y no bastó la palabra
Recordando
que falta mucho para ser una leve sinuosidad
que ronde segura -cual centinela-
su futuro hogar.



Retorno a mi ciudad

Todo el mundo huye de mí
porque mi corazón parece un cocodrilo
Jorge Eduardo Eielson

Y las preguntas han muerto como la noche y el caos.
Y Los relojes han muerto ¡Oh Sofía! porque mi rostro transfigurado en el espejo insiste en el tiempo.
Es por ello que encamino la luz, recóndita y senil de mis ojos hacia los tuyos
Hacia las orillas de nuestra Ciudad o hacia las arenas de cualquier otro lugar.

(Ha retornado querida Sofía, no temas,
Ha vuelto sin fecha de partida en los ojos para vivir sobre el bosque azul y silencioso de tu mirada)

Tener que volver a mi ciudad, infinita cual laberinto, en tu búsqueda, con las manos perforadas de preguntas
esquivando los reflejos de las dalias y los malos días
dibujar mis pasos con finos pinceles y tomar de sorpresa
al espacio destinado para tus mentiras expresadas con la misma fiereza con que el mar asesina a su víctima.

(Quién postuló la teoría de los círculos concéntricos en mi voz,
en esta ciudad que calcula la recóndita armonía de mi retorno)

Detengo tus respuestas en un alarido contenido
antes de caminar entre los objetos que ambos tocamos en nuestra ciudad y que aún recuerdan nuestro aliento.

(Los pasos detrás de tu cuerpo han rugido como señalando la altura del sol)

¡Sofía, Sofía!
Bendita tú que esperas que no pese el nuevo día sobre tus manos
Bendita tú que desconfías de las llaves azules que guardas en tu zapato,
en las orillas desfiguradas por la espuma del mar enrojecido y
no lloras cuando la lluvia cae y moja tus labios empapados de silencio.

Dime si aún muestras el brillo de tus voz o si el encanto
al que conduce tu viejo oboe danza inextricables lamentos.

Tú Sofía
que desprendiste las palabras de mis ojos como cometas y esperaste ansiosa el cambio de mi piel cual serpiente el color de la arena que duerme en mis uñas ya no vives más.

La noche, idónea como el suspiro aniquilado favorece tu sombra y tu oficio de vieja mentira.
Elaborado con el tenue movimiento de tu cuerpo sobre el peldaño que alcanza tu corazón.

(Todavía existe pequeña
preguntas en medio de la distancia)

He sentido ¡Oh Sofía! fundiéndose en mí a nuestra ciudad
en donde concebimos nuestro primer hijo esperamos al crepúsculo
y pasamos lo que hubo de ser la última noche juntos
con un silencio semejante a este triste lugar.



A Lucho Hernández que optó por morirse
de vida y no de muerte.

Tan difícil como aceptar que te extraño cuando escribo en los vidrios de los autos.
Tan difícil como negar el pavor que le siento a la noche cuando se apaga la última luz.
Tan difícil como domesticar caballos en el patio de la casa y llevarlos a pasear.
Tan difícil como escribir con besos lo que siento en tu espalda
Tan difícil como ovillar palabras al borde de tu corazón
Tan difícil como establecer el silencio en el éxtasis del amor.
Tan difícil como un alarido en el fondo del mar
Tan difícil como criar peces amarillos para gatos azules.
Tan difícil como negarme a prepararte, llegada la noche, una taza de té.
Tan difícil como capturar un ángel con alas de papel.
Tan difícil como llorar de pie sobre un tejado en pleno verano
Tan difícil como hacer un poema y hablar de los dos
O hablar de los dos sin la necesidad de hacer un poema.
En fin
este es mi oficio y debo seguir intentándolo.




[Aprendizaje]

Me preguntas y yo te respondo
después de todo la lección más importante nos la dieron las aves 
esos pequeños seres que suspendidos en el aire 
motivaron a que mirásemos nuestro corazón  similar a una piedra pequeña 
que funciona mecánicamente dentro de un cuerpo
tendido bajo el sol
ese sol que nos guía por esta ciudad en donde es fácil echarse a llorar mientras nos detenemos en el viejo quiosco de la esquina y nos apenamos por una muerte que nos aguijonea el corazón 
aquí detrás de las pérgolas que crecen en la fuente de tu mirada hemos conservado el dolor y la distancia 
aquí los sueños agonizan en los parques y la gente renuncia al amor y a la locura porque ningún tipo de muerte ahora dignifica el corazón
me preguntas y yo te respondo
sospechosamente las aves ya me habían anunciado su ataque aquella mañana 
cuando miré el inmenso árbol de la casa y noté sus sombras agitándose sobre las ramas  
además de un brillo inconfundible que convertía a mis agresoras en fieros kamikazes  terribles y listos para devorar a picotazo limpio mi corazón 
que ha olvidado nociones básicas como enfadarse con el televisor encendido mientras leo el periódico por las mañanas o raspo las latas de Nescafé como un viejo billete de lotería
me preguntas y yo te respondo 
pero no sé por qué no te escribí una carta después de todo 
ni te expliqué que el brillo de esas aves era semejante al que cultivan las olas frente al mar
en donde quedarse en silencio es una invitación a la muerte  en donde cerrar los labios es negarse a sentir el sabor de la sal  en donde tararear una canción es una llamada a los botes que anclan en los muelles
aquí en esta esquina del mundo el océano lame con su feroz lengua las playas en donde descansan las mujeres que hilvanan nuestros sueños aquí es donde la garúa encontró su hogar y toda su tristeza aquí en estas costas es donde los hombres andan a tientas como fantasmas que escarban y escarban detrás de sus sueños una pizca de felicidad 
me preguntas y yo te respondo
en realidad los hombres nada tienen que hacer frente a esos animales extraños que surcan los cielos y se marchitan como las hojas de otoño 
esperando darnos una nueva lección o quizá esperando a que amanezca para anidar su amor sobre pétreos corazones que lejos de la cruel monotonía se levantan y encienden la radio o la televisión o miran una cinta pálida por las tardes mientras oyen en el dormitorio contiguo cómo las fauces de la nostalgia recorren el tiempo cual hormigas 
poniéndole pausa a los gestos más simples 
y entonces intentamos pensar como aquellas aves  pero nuestras alas nos estorban  nos convierten en aves torpes y frágiles que no piensan ni en la muerte ni el amor ni la locura 
me preguntas y yo te respondo
tal vez si aprendiésemos a mirar a aquellas aves 
no nos quejaríamos de Dios en esta ciudad en donde la llegada de la noche pesa tanto como una estrella y conciliar el sueño es más difícil que cumplir una promesa
me preguntas y yo te respondo 
entonces cojo tu mano y pienso si es que acaso teniendo la cantidad de latidos de un ave  seré feliz.




[Nocturno]

La noche estalla en mi cabeza debajo de infinitas estrellas

que reposan en la tranquilidad del mar y 
el amor es boreal e infinito 
un recuerdo en mi corazón que oscurece a medida que el aire se disipa 
detrás de la niebla 
está allí como cuando el mundo navega hacia mi pensamiento 
tranquilo como este barco que posee a bordo la vida de muchos instantes 
por sus pasillos abrir un dormitorio 
mirar el reloj 
bajar las escaleras 
tener náuseas y odiar a las peces 
es tan natural como criar a los hijos en tierra 
esperar el primer gorgoteo de amor 
escapar dejando huellas con migajas de pan o esperar a que las olas anuncien nuestra muerte mientras el cielo oscurece y 
tu ausencia se refleja a través de la luz.



DANILO SÁNCHEZ LIHÓN [16.172]

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Danilo SÁNCHEZ LIHÓN

Nació en Santiago de Chuco, La Libertad (Perú, 1944). Licenciado en Literaturas Hispánicas, graduado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú), con estudios de especialización realizados en Madrid, España. Ha dirigido el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo de la Educación, INIDE, institución encargada de llevar a cabo todo el proceso de reforma educativa del país, en la década del 70. En dos oportunidades ha sido merecedor del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (Perú, 1985 y 1990). Ha recibido el Laurel de Oro de la Literatura Infantil y Juvenil, de Perú (XX Congreso de la APLIJ, Cuzco, 2001). Ha sido consultor de organismos internacionales como el Centro Regional para el Fomento del Libro y la Lectura en América Latina y el Caribe, la International Reading Association, la Organización de Estados Iberoamericanos.

Muchas de sus obras han merecido premios nacionales e internacionales. Dirige el movimiento “Capulí, Vallejo y su Tierra”, que realiza una romería anual a Santiago de Chuco Es profesor permanente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la Escuela de Periodismo “Jaime Bausate y Meza” y docente invitado a desarrollar cursos en diversas universidades de América Latina. Actualmente dirige el Instituto del Libro y la Lectura del Perú, institución que promueve el libro y la lectura en apoyo a la acción educativa y al desarrollo social, y es sede del Museo de la Fantasía en el Perú. Fundó y conduce la Colección de Poesía “Gárgola”.

OBRA LITERARIA:

A la fecha, luego de cumplir setenta años de edad, Danilo Sánchez Lihón ha publicado sesenta libros:

1.         Scorpios,
2.         Canto de Acllas.
3.         Trompeta del juicio final. Razón y pasión de Juan Ojeda.
4.         La piedra bruja.
5.         Tierra natal.
6.         El espantapájaros.
7.         El Amaru.
8.         Aves y peces del universo.
9.         Montes de pastores.
10.      Los hermanos Ayar.
11.      La doncella y el dios harapiento.
12.      Resuenan campanas.
13.      Palomas blancas.
14.      Michifú y Michifá.
15.      Érase Danilo un niño.
16.      Cuentos de alas.
17.      Cuentos de plumas.
18.      Cuentos del Perú profundo.
19.      La narración de cuentos y su función en la educación.
20.      Ciudad irreal.
21.      De tripas corazón.
22.      Santiago, Tierra de poetas.
23.      Acción de gracias.
24.      Alma de Maestro.
25.      Como el ruiseñor te canta.
26.      Crío una mosca.
27.      Érase Danilo un niño.
28.      Camino a Santiago.
29.      La rana y la luna.
30.      Lobo, ¿qué estás haciendo?
31.      Aula de mitos y leyendas del Perú.
32.      Aserrín aserrán.
33.      Mil y una hogueras.
34.      De vuelta a casa.
35.      Cómo leer mejor.
36.      La narración de cuentos.
37.      Promoción de la lectura.
38.      Literatura infantil, magia y realidad.
39.      Literatura infantil, dilemas y certezas.
40.      Literatura infantil en la cuna y el jardín.
41.      Literatura infantil: El niño y el mundo por crear.
42.      Literatura infantil y educación inicial.
43.      Proceso de la literatura infantil y juvenil en el Perú.
44.      La lectura en el hogar, la escuela y aldeas.
45.      Lectura en educación primaria.
46.      Lectura y textos escolares.
47.    Lecturas básicas sobre la problemática de la documentación e información educacional.
48.      El libro y la lectura en el Perú.
49.      Formación de lectores.
50.      Capacitación en lectura.
51.      Lectura: investigaciones en el Perú.
52.      Aprender a leer.
53.      El oficio de lector.
54.      Animar a leer usando periódicos.
55.      Educación de la creatividad.
56.      Mi padre, el maestro.
57.      Flor de mi aldea.
58.      Mi tierra clavada en el alma.
59.      Pablo Uceda, vida y obras.
60.      De vuelta a casa.
61.      Vallejo: Yo que solo he nacido.
62.      César Vallejo, Testamento del padre.
63.      Amado ser, amado estar. Terruño e infancia en César Vallejo.
64.      Intensidad y altura en César Vallejo.
65.      Vallejo que solo he nacido.
66.      Georgette, la golonderina del océano Vallejo.
67.      Sangre amada de César Vallejo,
68.      Evangelio Vallejo.
69.      Vallejo y ser maestros.
70.      En la Viña del Señor / Periodismo y Literatura.





Niña mía del Alma* 


1.

Porque
hacia ti fui –y no hacia la roca
que salva
o a la playa que sostiene – en todos
los naufragios.

¡Niña mía del alma! Es tu imagen
la que anhelé
descubrir en cada grito de guerra
y en cada
brazada por alcanzar la orilla
de la playa.

Y es por ti que me sostengo
en esta negra
correntada que es la vida. Es
por ti
que me sumerjo en las tempestades
inclementes
y es por ti que navego en los mares
aciagos.


2.

Es
por ti que persigo lo grande
y excelso,
para traértelo como un minúsculo
tesoro
y depositártelo a tus pies, más allá
de lo feliz
o entristecido que esté o me sienta,
más allá
de los amaneceres y crepúsculos
donde tú moras.

Por ti bailaré al filo de una campana,
en el ábside
de una torre, al borde de la cumbrera
de los techos
empinados de las ciudades en vela.
Por ti he de ser
malabarista, torero, astronauta,
payaso
de un circo. Por ti ingresaré a todas
las grutas,
las grietas y descifraré arcanos
y signos.


3.

Y sé que
¡algún día he de verte! ¡Y estaré
dichoso
de sentirme solo de estar a tu lado!
No importa
si cuando llegue sea invierno o sea
verano,
no importa si es tarde o es temprano.

No importa
si ese día es de duelo o de profunda
algarabía.
No sé si a esa hora desfile un corzo
de primavera
o se sepulte entristecidos a alguien
muy querido.

¡Ya
no me importará absolutamente
nada!,
sino que tus ojos y mis ojos después
de milenios
otra vez se encuentren, se reconozcan
y nuevamente
se miren antes de sumergirse otra vez
en la eternidad.


4.

Veré entonces
tus ojos que me despiertan
día
y noche por todos los caminos.

Tus ojos
en los momentos de dicha
y
de peligro, de fiesta y de pena.

Ellos
me iluminan el sendero
por donde
deambulo seguro y decidido,
¡siempre
anhelando que estén aquí
a mi lado!

Ellos que me ayudan a levantar
al caído,
a dar la mano a un ciego, a ser malo
con lo malo
y efusivamente bueno con lo bueno.

Tus ojos
que me dan fuerzas para avanzar
hacia
aquello que parece imposible
de alcanzar.


5.

Tus ojos
que me salvan de uno y mil
malos
pasos, de caer desmañado
en los abismos.

Hacen saltar mi caballo sorteando
mil fosas;
me libran de las trampas y caídas.

Tus ojos
que me envuelven en una armadura
invulnerable.

Tus ojos tranquilos y buenos,
que ahora
no sé hacia dónde miran, no sé dónde
están,
ni hacia qué realidad despiertan
sumergidos.

Tus ojos que me tornan
cabizbajoy
a cada instante iluso
y pensativo.



6.

¡Niña,
mía del alma!, de quien a ratos
¡no sé nada!
Si existes o no existes, si avanzas
o te quedas.
Como también ya no sé si vivo o si
muero.

Sólo sé que eres la flecha de lo eterno
incrustada
en mi corazón que por ti sangra.

Yo
te entregaré mi rostro quemado,
mis manos
malheridas, mi ropa hecha jirones.

También
mi historia profusa en batallas
ganadas
y perdidas, que dejaré a tus pies
como una ofrenda,
como manojo de flores y lágrimas,
que haga constar
lo mucho que te he amado. Y de cómo
te he esperado
tanto en este mundo, y te seguiré
esperando
mundo tras mundo hasta
la eternidad.

*Del libro «Para vivir en otra eternidad»





SÁNCHEZ LIHÓN, Danilo.  Crío una mosca.   Lima: GoGargula, 1981.  52 p.  carátula: Victor Escalante. 

ESCORCIONEIRA 

12

Y revisé mi vida!
             Demônio: El espanto en la mirada. La carcajada en el umbral!
Eras después la humedad de una gotera en la bóveda raída de mis sueños,
Ave que se abate en la ventana. Hendedura en el ser, callado cerrojo, bisagra!
Puerta hacia otro sendero! En ti anidaban cada tarde los pensamientos sin huerta.
En tu falda majadas de primaveras pobres. Agua de llovizna pálida en los baldes
Desfondados, del vivir! Brasa bajo la ceniza. Alma
Haciendo un recuento de mis días, hallo que nadie humilde me amó.
                                         Escorzonera,
            Lámpara encendida en lo oscuro de esta nevisca!




AGUA

1

Del mundo el primer aleteo de ave o lagarto. La luna innundando los nidos
Y los pájaros sin sueño revoloteando hasta tarde. Así llego a Pucallpa.
Postes negros bajo el quicio de las puertas. Aquí los pueblos son islotes
A la deriva. Y el arpa rota de la brisa modula ausencias en las astas de los techos!
Tierra anegadiza! Débil barraca donde precipitarme.Palpo la flora en la maraña
De tu vientre, palpo la estatua.
Estamos solos otra vez!
Tablazones hinchados por la aguas y un cielo cubierto de gallinazos, eso es Pucallpa!
Bajaremos entonces hasta el río donde embarcaré. Después dormir
Bien o mal aquí,
                        Bajo las arcadas libres de la lluvia.




AIRE 

6

La muerte que es mi madre, que me trajo al mundo, ella me recogerá.
Cae la lluvia. Cuando la hemos encontrado bogando en unas barcas en sentido
    contrario!
Iban en ella otras sombras cada una con un gesto herido en el horizonte,
    Era el tercer día
De mi navegación en el Ucayali, pálidos los árboles y mi voz que caía
    sin sostenerse.
Porqué dejé desaparecer esos lanchones? Sin adorar ni descifrar las grises
Inscripciones de los costados? En mis manos el raudal de tus cabellos
                                               gimiendo, amor mío!

Toda apariencia es un permanecer en lo que acaba. Esas cabañas humeando
En la frontera. Hay cuatro casas obscuras allí en la colina. Hay cuatro elementos
En una nave: el fuego, la tierra, el agua, el aire. Que le dan mutación a todo,
                                               en un devenir estable





Scorpius (poesia).  Lima? : Arete Reda, 1970.  s.p. .  21,5X24,5 cm.  Carátula: Victor Escalante. Ilustraciones interiores: Yando de Pucallpa. Ex. bibl. Antonio Miranda


  
QUINTA ESTANZA

                              “En sus ojos de fuego
                                                lleva el amor,
                                                fulgura en la noche
                                                su sangre,
                                                el amor que trae en su saeta”

I
          Cruzo
En uno y otro sentido esta ciudad,
             la recorro
En un ómnibus bamboleante.
           Soy
EI único que llega a los paraderos
           finales
Que siempre es un recado gris donde se oyen
           boleros.
Con gente que se habla y se conoce,
            amigos
Que se llaman alegres y felices.

Como ves te busco en los sitios
             adonde sé
Que nunca vas. En las agencias de viaje,
             en los puentes,
En el muelle donde me pareces cada navío
              que eleva el ancla
Y desaparece entre la niebla.

Y nunca te busco en la esquina
              de tu casa
Por donde sé que caminas. Nunca en el cáfé
              adonde llegas. 
Así no sé si te pierdo o te hallo
              irreparablemente,
Así no sé si eres más real o más fantasma.



II

Amanezco caminando barrios desconocidos
              Donde llueve
Lentamente. Espero que suene la campana
              en la torre
Para ir hasta un teléfono y llamar
              a tu casa.
Las palomas alzan el vuelo desde
              una azotea,
Los obreros toman desayuno arrebujados
              en la vereda.

(La voz de tu prima me contesta que aún
              estás dormida).
Me pierdo por calles, parques, estaciones
             de trenes.              
La ropa tendida en cordeles impávidos,
               con prendas
Que sus dueños llevarán consigo a una fiesta
              o a un entierro.

A las 7.00 llamo desde una cabina desvencijada
              con iniciales
Y corazones entrelazados, nombres de pila    
              de gente
Que se conoció y añora. (Me contestan que ya
              has salido).

Uno entonces contempla el día y recién advierte   
              que el mundo
Gira en torno al eje de humo del cigarro
              que se fuma.




III

Los ambulantes hacen rodar
              sus carretas,
Se entreabren algunas persianas,
              se alzan
Los toldos de algunas tiendas,
              se oye
Un alboroto de muchachos que juegan.

              ¡Y de ti
No advierten nada! Yo no sé
              qué gente
Oye tu voz en un mercado sin saber
              que te amo ...
¡Quién te cobra un boleto
              en un ómnibus
Sin sentir que te halla!

              Esta tierra
Ha sido funestamente herida
              por una descarga
De aviones que nadie ha oído,
              donde
El laberinto que hacen todos los pasos  
              me oculta
La huella que deja tu falda  
              en el suelo.



IV
          ¡Niña mía!
¿Cómo encontrarte a estas horas?
              Y luego
¡Cómo empezar a hablar!
              Estoy
Sin nada cerca y así doblado.
             ¿Cómo decírtelo?
Disculpa esta falla, esta confesión.
             iAh sí!
Tu teléfono. Pero no, no llamaré.

Iré en busca de un amigo. De Juan,
             de Chacho,
De Andrés Cloud. Me emplearé en un trabajo.
             Amarraré
Mi zapato, compraré un periódico.
             Después veré.
¿Dónde estás peonía? Todo fue hermoso
             ¿Verdad?

También fue tierno, aunque duela
             un poco
Que nadie lo sepa, ¿no?
             Humo,
Sueno, azotea, astas de banderas.
             Carretillero .
Trozos de edificios allá lejos.
             Hemos quemado
La última nave. Ya no regresaré.








MOSHENGA VIII CABANILLAS PÉREZ [16.173]

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MOSHENGA VIII CABANILLAS PÉREZ

Nació en San Pablo de Caxamarca, Perú, 1976. 
Cursa estudios superiores de Ingeniería Geológica en la Universidad Nacional de Cajamarca. Cofundador del Círculo De Poesía “Entre Números Y Letras” Perteneciente a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cajamarca. Participó en el VII Encuentro de Poetas en Cajamarca denominado “Ricardo Ravines Mondoñedo”, Noviembre 2005. Fue publicada una muestra suya de Poesía en la Web de la revista Madrileña Voces, enero 2006 y una segunda muestra bajo el nombre de "Tirajes Erráticos", en la misma revista, en Julio del 2006. Con la Asociación Cultural TRESCE organizó el taller “Poesía y Malestar: "El Arte Como Bastión de Libertad”, Cajamarca Febrero 2006, con el poeta Pedro Favarón Peyón. "El Diario de un Soldado" es una recopilación de algunos poemas escritos en el periodo 1996-2005, así como también está pendiente el poemario "Infierno de las Moscas" Negras, y la novela "Siguiendo la Locura". Participa en el II encuentro Regional “Poetas del Kuntur Wassi” En San Pablo, Diciembre 2007, Participa en el VI y VII Festival de Poesía EL PATIO AZUL 2007-2008 en Cajamarca, Publica Antologías en la Editorial Cuervo Blanco; Es publicado en las revistas Virtuales la Cazuela - Arica, Azu@rte - Chile, Zorro de Abajo – Puno, Sol Negro – Lima, Perú,  YerabeyCuba,  Revista Guatini – Cuba 2010, Etc. Participa (Editorial Rio Negro), en la antología Poéticas, Lima – Junio del 2011 y Convergencias, Lima – Febrero del 2012. 



ANGUSTIAS DE UN VERSO

Como empezar de la nada 
Versos aromáticos que resulten púrpuras
Que destrocen el sigilo incoherente Con el caudal de la noche
Y que escriban en las pupilas de los mares
La tinta adherida de los murales 
Que nacieron del odre De letras Y tímpanos de resaca
Antes que ensordezca la existencia Del espanto de este mundo
Para volverse más añeja.

¡Poesía!

Como elevar las burbujas de las diosas profundas 
En esencia de cortezas y almíbar 
Si me atrapa el ayuno de tus hostias 
Los símbolos cuneiformes del silencio
Aplastándome Hasta volverme Amasijo y fango.

¡Poesía!

Como Le digo al cartero del abismo Que reparte los glifos rupestres 
Las elegías de los siglos en cada ruleta del camino
Donde se sofoca el tiempo enardecido
Volviéndome tatuaje de granito 
Novicio e incendio de poeta.

¡Poesía!

Como De un testamento sonámbulo
Que despierta del aullido de un cura pétreo
Que sentencia idos que atrapan dilemas Tan sólo por su nimbo 
Marcan la sentencia y el mito… 

Porque se me escapa el verso adicto y epiléptico de mis sueños fieros
Al vestirse de luto en el velo de este tránsito Dejando en el papel nupcial El calor abstracto
Los Signos de la expiación Que laten en las rocas Con alma anafiláctica
Con calma vehemente de un día en que volví a navegar 
La angustia dogmática Clavada en la duda
Para poder invocar

Que es Poesía…

Y respondo
Es la angustia de un verso
Que busca en el absurdo
Su propia contemplación.

De poeticas. Lima, Abril 2011




MATICES Y TEMORES

Escribo porque tengo a la incertidumbre
Porque al vivir temo a la nada
Un abanico de sospechas
Un núcleo/ 
               De aleatorias brechas
Y que tormentos
Dejan en mis pensamientos inertes
Un vacio /
              Que desvanece la inmortalidad.

Intento la vida
Socavo la muerte
Más al no forzarlo
Musito la noche de impaciencia
Que un infinito de larvas
Reflejan en esta loza
Símbolos perpetuos /
               Negados en el sacrificio.

Veo en la muerte
La expansión de mi alma
El surgimiento de este mundo/
                                          En otro estado
Un rencor corporal
De matices fúnebres
En una tumba imperfecta
Que no se puede alojar.

El tiempo irreal 
La catarata de los sentidos
Sabe y no sabe /
                        De la inmensidad de un latido
De la carencia o la abundancia del pensamiento
Que buscan guarecerse y evadir
El fin de la historia/
                           La leyenda del hombre
Sabe de la vida 
Y del silencio de la muerte
Sabe que hay algo y no más bien nada.
Y también sabe que no hay nada dentro de este orgásmico firmamento
Por eso nos arrastra
Y con ella mi zozobra
Y con ella mis palabras
Porque en mis dudas /
                                No quepan ya amores ni venganzas ni vergüenzas que parodiar
Y otroras de respuestas inconclusas
Más sólo intentos de abdicar en mis memorias
Coronando a la muerte
Con sus vientos de rapiña
Con las aves de la angustia
Al perderse la existencia.
La búsqueda del origen
La fuente de la vida
Olvidando 
El tránsito de un afecto
Elevando 
Las velas de la muerte
En un próximo despertar.
Es hora de lavarme el rostro y dejar de vomitar.




CAMINOS

He quedado ajeno de esta sombra que se incendia 
Que se consume en los maderos del carril que recorre los campos elíseos del calor de tu sed
Es que evaden de los mares este muelle abarrotado de gaviotas que me insultan tu voz
Que me tuercen la visión con la asfixia de tus adiós.

Dejo esta huella siendo las nueve menos el cuarto de esta botella que aplaza los pasajes de este navío divagante en tu cristal de azucenas
Y como novio de esta luciérnaga que acompaña la corriente de esta camisa teñida de tu calor, sepulta la nieve del polo sur de tus uñas mal cortadas    Descoloridas
Que atestiguan los garabatos de mis cabellos blancos y de este abandono moral.

Hoy he cumplido Los ochenta años de esta latitud que siempre quise alcanzar
Me he dejado llevar por los sueños indescriptibles de tu alma para decir tan solo una vez más 
Un Silencio a la multitud.
He terminado de lavar mis palabras y dejando de recordar mis sueños, 
pienso en ti camino de espinas, 
cuestas de ebrias esperanzas por donde rodé mis únicas monedas, 
pensando acuñarlas dentro de las limosnas para pedirte perdón.




DISCÚLPAME FACUNDO

Facundo 
Te vi por la calle con tu guitarra de bosques
Con tu barba teñida de copos de nieve y conciertos
Y sé que conmovido en tu catarata de cantos quebrantando mi alma
Pueda redimirme el no haberte dedicado nada
Sino en este homenaje de hojas que como traviesas melodías
Aplauden esta tu travesía por la vida y la muestra de tu voz. 

Sé que como bardos los dolores aquejan el alma
El no haberte dedicado algún verso 
Sino cuando nos dejaste el encargo del trovador y poeta
Con tu ejemplo del rasgo americano.

Y contigo reverdece
La libertad de tu voz de plata
Los ritmos entonados de ocasiones tibias y de gran aliento
Que ardiendo como espumas entonadas
Tocan el pecho rocoso dando esperanza a la gente.

Los hombres buenos como tú
Viven en el coposo edén de los andes
Son de Selvas fundidas del espacioso pacifico
Y del tormentoso atlántico.

Son con tu voz de Antártida
La ruptura de fronteras
Que el libertador presagia
La voz pronunciada que revela 
La emancipación del olvido en tus letras.

Oh Facundo Cabral.
                                  Hasta Siempre




Josefita del Carmen Pita Boyd

Para Mi Novia, Josefita del Carmen Pita Boyd

Si exíste Amor en el invierno desfallecido,
Habra también en otoño, primavera u otra estación inventada;
han de ser epocas suficientes
para demostrar en el transcurso de la historia
cuanto Te Quiero.


La ventana abre sus parpados
Su iris resbala con el frío
La flor contrasta transparente
Y al clamar el limbo en sus vocablos
El discurso callado del amor
La ventana succiona el cosmos
Y todo vuelve a la creación
Todo instante afana vida
Rítmicos ritos
Cuerpos salubres
Acaloradas memorias.
El beso de la noche
Oculta su corazón
El nirvana danza con su sueño
Para dormitar en unicidad los dos
La ventana es declarante
El amor oculto
Con sus gestos sigilosos
Corren
Taciturnos
Ermitaños de la lluvia
La ventana fluyeIntimas lágrimas
Limpiando el cristal
Nieve salpicada
Vuelan en su aromaÍntegros inviernos.
Los párpados emblemáticos
Escinden el balcón
Los vientos detenidos
Disfrazan nuestros cuerpos
Para amarnos desde siempre
Para amarnos desde luego
Tardes eternas
Noches exhaustas
La ventana pernocta
La calle maniobra
La esquina vigila
Pronto seremos tres.



DIÓS HIJO DE DIÓS

Hijos míos
Frutos de esta intemperie,
He creado en ti a un dios,
Y a mi nieto la consagración
Por mi omnipotente mandato
Contrastando al cosmos.
Todos nacieron de mis entrañas
Y allí los he de volver como castigo
Si sus descendientes surgen del deicidio.
Tu mirada de fuego bautiza
En benevolencia
Conjurando el amor de un luchador sublevado
Con su agónica espadaSometida al sigilo
Por librar tú yugo celestial.
Que margen divino vuelve el rostro terrícola
Sin coexistir con los hombres
Por vegetar más arriba en otros cielos.
O pura luz iridiscente cegadora de conciencias
Oh hijo oscuro,
Claro, bello y sentenciado... te exhorto... retomar el camino
Para morir en paz
Sin desplomar nuestras cogniciones.
Tu horror conjura la penumbra en horas vacías
Cada grito terreno/infernal
Levanta mares,Mece continentes
Desafiando cruces gigantes.
La batalla consterna al mundo
Los cielos se devoran en sombras hasta desaparecer
Los volcanes lanzan fuegos lujuriosos de sangre
Las madres cargan hijos eyaculados por salvar la especie
Muchos mueren en su esperanza vespertina
Ríos coagulados rodeando centellas de odio.
Jueguen a ser poderosos,
Niños parricidas
Que os expiaré a su estirpe un verdugo apropiado
Con tu propio nombre,
Que verse palabras santificadas de alucinógenas pesadillas
Y se santigüen corderos y sabuesos a la hora de la expiración.
Que Apocalipsis mentiría
Mendigar por la verdad
Una limosna retórica de alabanzas
No son nada ante una avalancha
De puñales por la espalda.




UNIVERSO IMPREDECIBLE

Los tendones incorporados de su lecho saltaron locos huyendo incansables
Los músculos agrietados con boca temblorosa lloraron emanaciones de azufre,
Rodando cayeron al huaico a dar contra el mar,
El pánico demandó las únicas falanges para señalar al culpable de tan desgraciado devenir...
La madriguera del cielo ¡acechó!
Y lanzando al tabernáculo de su abismo calado
Un charco de lágrimas suplicantes
Envenenaron con su agrura ¡todo!
Lanzando un soplo de presión candente aplacando su saña:
El infierno cayo rodando al suelo
¡Gritó! espeluznantes sinfonías agudísimas
¡Riñó! con ojos blancos la llamarada
¡Tiró! de la cuerda degollando su cuello
Y el santo libro sostuvo en indivisible mano
Para consumir profecía prometida,
Un planeta dúctil,Irreverente en la nebulosa,
Un esternocleidomastoideo empujaba un turbante de espinas luminosas
En trayectoria divina al dios sirio que purifica,
Justo la inclemente escoria esférica
que envejeció de persecuciones por ajusticiada injusta
cayó por demolición al incontenible agujero negro.
Nada se salvo,
Ni siquiera esta memoria
Pobre corazón solitario dilatando todo
Quemado junto a su padre,
Planeta azul,
Por arraigo lanzados fueron en un mismo ataúd
Los cuerpos muertos con abrazo de metal abrasivo
Fundiendo su espíritu para siempre,
En algún período volverán a nacer
Para filosofar en estas letras.



SANTA MARÍA

¿Qué Haces?-dice Santa María suspendida en el viento-.
Al paso voy por tu sendero
Nublando de polvo parpados
Buscando tú velo voluptuoso
Un islote de tormenta salida al mar
Tus senos que arrastran maderos blindados
Sedan resbalando colirios
Ciegos confundiendo retratos.
Los ojos divagantes pasean por el hoyo de tu ombligo
Las negras desilusiones entonan un caminar rítmico
Cuando retienes el vestido junto a tu cintura amor.
Santa María…Llena eres
Espíritu maligno
Efervescen tus muslos
En miradas de fuego
Un suspiro orgásmico
Degollando este ciervo.
¿Qué Te Detiene?-dice Santa María-.
A primera vista beldad ingenua
Pasión de lumbre en el deseo
Polizonte de curiosidad
Huyendo a mares lujuriosos
En cruceros del amor
Tu cuerpo ausente.
¿Sabías? que mi músculo robustece
Al caer en tu camino angosto
Posando en tu sombra
Al Vestir tu diluvio
Cuando sentencia tu silueta
Y cae a tu entraña el lodo.
Tu calor incendia cabelleras húmedas
Devorando estruendos
Un glaciar solitario al tocar tu vientre
Diosa ahogada en el suspiro
Un tenue deseo.
Santa María
Tu gracia espantosa
Alimenta esta boca
Resumiendo en un grito
Codiciado engranaje
Tu llave maestra
Un fruto prohibido
Retuerce este sueño
Al caer en tus brazos.
¿Tu Rezo Blasfema Mi Corazón?
-Dice Santa María-.
La pluma acaricia un rostro velludo
Estatuas ríen mirando al nirvana
Peinan los campos con tu espíritu
Buscando tú aroma en el vergel
Los espectros incandescentes
Dejan huellas en el éter
Haciendo pedazos los días y recuerdos
Finalmente los hilos tensan el lenguaje facial
Arqueando nuestros cuerpos
Los anhelos mitológicos
Tendidos al mar
Flotaran siluetas lúbricas
Tu muslo interno, incesante
Mi apresurado corazón, pujante.




VOTOS DE AMISTAD

Al frente y al paso de la carretera
Cumplí mis votos de amistad
Y el trueno de mis colmillos
Carbonizando yugulares
De sangre traicionera
Una luz incandescente
Me transporta cerrar filas
Con el fusil
Ciñendo mí pecho
Y mi puñal al cinto.
Fue triste
Verme arrastrado
Sin depositar mis brazos
Y atascarse en algún zapato miserable
Y erguirme y escupir muchas caras
Antes de morir
Sentí la derrota tocar por un lapso mi sien
Auscultando mi furor eufónico
Interminables pasos sigilosos
Borraban mis entrañas pensativas
Cumplí mis votos de amistad
He hice de algunos nombres
Muy buenos amigos
De ello no me arrepiento.




ANSEL ELKINS [16.174]

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Ansel Elkins 

Poeta nacida en EE.UU., vive en Greensboro, Carolina del Norte.

El premio con mayor tradición para la poesía joven de los Estados Unidos, otorgado anualmente desde 1919, es el Yale Series of Younger Poets Prize. Con su primer libro, Ansel Elkins (Alabama, 1982), mereció este reconocimiento en 2014. 


Hoy presentamos Un fantasma en mi puerta en la traducción de José Luis Justes Amador.


Un fantasma en mi puerta

Diciembre

Cuando desapareció mi hija el pueblo se reunió
para peinar el río helado.

Leyeron su nombre en la radio,
lo imprimieron en los cartones de leche
y en la primera página del periódico del condado.

No encontré rastro de ella. Nada
salvo la sucesión de las horas,
vacías, innúmeras, indiferentes.
Insomne, grité por las colinas
su nombre, el nombre que le elegí por la música
de su dos sílabas simples. Los pájaros
en los árboles memorizaron mi llamada.
Repetían su nombre, me lo devolvían como canción.


Cerca de un aserradero abandonado junto al río
la partida de búsqueda desenterró la pulsera tejida
que llevaba aquel día.
El alguacil me lo trajo en una bolsa de plástico.
Había encontrado huellas de neumáticos en el camino de tierra
paralelo al río. Hundida, en la nieve y el barro
una huella profunda de botas.


La suela de la bota dejó pequeñas X en el barro.

Enero

Soñé que desenterraba su rostro
somnoliento como el de Blancanieves
rodeada de los gentiles enanos.
Peiné los bosques y se me quedaron
agujas de pino en la botas desanudadas.
Grité su nombre,
volví a gritar su nombre.
¿Tan cruel era Dios?



Yo, también, quedé desanudada.

Febrero

No he llorado en todo este tiempo.
Las mujeres del supermercado lloran por mí.

Marzo

Junté todos los vestidos – los míos y los de ella –
y los quemé en una pila en el jardín.

Dejé que las perchas se quedaran en el armario vacío
porque no iban a arder.


La única ropa que tengo es la que mi padre abandonó.
Mis brazos habitan las mangas de su abrigo de campo, su tela gastada.
Me encantaba el olor de sus manos a pienso dulce
cuando regresaba del establo en las noches.

Le gustaba estar solo
cuando se marchaba al amanecer todas las mañanas.
Yo me asomaba a la ventana de nuestra cabaña y le veía
cabizbajo por el camino con su bastón hasta desaparecer tras la colina.

Abril

Su maestra vino a traerme sus cosas.
Su impermeable rojo todavía con una hebra de cabello en la capucha.
Lo que había en sus bolsillos: una envoltura de dulce, cinco centavos,
una cuerda para jugar  telarañas.       .
Y un librito hecho a mano, engrapado,
con el título en crayón azul: Mi libro de las estaciones.
En la página derecha, a lápiz, Otoño.
            Somos cinco pavos gordos.
            De noche dormimos en el árbol.
Hasta que llegue el cocinero
nadie nos podrá encontrar
por eso, venos, estamos aquí.
Había ilustrado la página opuesta con los rechonchos pájaros
a salvo en la rama más alta del árbol.

Y después Primavera
Soy como la primavera. Me gusta saltar la cuerda.
La primavera es la estación de volar cometas.
Hola, mi madre me ve volar mi buena cometa.

Y me recordó el abril anterior, cómo el sol
le cantaba a la tierra como si se apoyara en el filo
de la estación que madura. El viento barría los miembros
haciéndose verdes, se abría paso entre los tulíperos floreciendo.
Ella construyó una cometa, hizo la vela
de un viejo vestido escarlata que yo ya no me ponía.
La observé desde la ventana de la cocina mientras lavaba los platos.
La volaba por el campo, la vela escarlata de la cometa
apresurándose hacia el cielo. Mi hija
le soltaba cuerda por entre sus dedos desnudos
y me llamaba para que viera
como la hacía volar en el aire como un pájaro en llamas.

Mayo

Arranqué la puerta de entrada de sus bisagras
y la tiré al pasto.
¿De qué sirve tener a alguien adentro o afuera?

Junio

            —–

Julio

            —–

Agosto

            —–

Septiembre

Ya nada vive aquí. Sólo tierra silenciada.
Bloques de ceniza. Una rueda de bicicleta.
Añicos de un espejo que brillan en el jardín enlodado.
Cristal de colores en el camino de grava. Rompí
todas las ventanas. Esta casa
tiene penas que son demasiado grandes
para que una mujer las sostenga.

Octubre

La niebla se desenrolla sobre el pasto, se filtra por las ventanas abiertas.
Detenida en el porche ya sin uso
fumo la pipa de mi padre,
acuno su cazoleta caliente de madera
en mi mano gris.

Saqué una navaja de bolsillo, corté mi trenza larga
y la tiré al jardín.
A la mañana siguiente ya no estaba.
Soñé con un lobo
que se arrastraba hasta la cabaña en la noche y la robaba.

Noviembre

Veo como se eleva el aliento de la yegua medio muerta de hambre
mientras está en el campo desnudo y helado,
demasiado hambrienta para moverse, aunque le haya dejado
la puerta del pastizal abierta
y espero a que se vaya.

Diciembre

La yegua, al fin, se ha marchado al fin del campo.
También se han ido los cuervos de los árboles.
La niebla sigue rodando por el pasto.
El viento guía sus dedos por la casa
sin ventanas, se enreda por el bostezo de la puerta
ausente, donde, aunque nada dentro de mí
se mueva, el aliento del viento
se mueve a través de mí. Canta
por mis huesos como campanillas
colgando del alero. Despierta mi piel
al olvidado sentido del tacto.
Y recuerdo que todavía estoy viva
en el mundo de los vivos
en el que una araña se hace
callada mi compañera,
su telaraña extravagantemente tejida
en el golfo del marco de la ventana.

Desde aquí veo un pájaro
en la rama más alta del tulípero que empieza
a limpiarse sus alas grises.

————

Me pregunto por qué ni siquiera su fantasma ha regresado
aunque lo espero
a las puertas del mundo físico.

http://circulodepoesia.com/2015/05/poesia-norteamericana-actual-ansel-elkins/






Ghost at My Door

December

When my daughter disappeared, the town gathered 
to search the frozen river.

Her name was read on the radio, 
printed on milk cartons 
and the front page of the county newspaper.

I found no trace of her. Nothing 
but the succession of hours, 
dumb, numberless, indifferent. 
Sleepless, I hollered across the hills 
her name, the name I chose for the music 
of its two simple syllables. The birds 
in the trees have memorized my call. 
They repeat her name, return it to me in song. 
___

Near an abandoned sawmill by the river 
the search party unearthed the woven rope 
bracelet she'd worn that day. 
The sheriff brought it to me in a plastic ziplock bag. 
He found tire tracks by the unpaved road 
alongside the river. Sunk into mud and snow, 
a heavy bootprint.

The boot sole left little Xs in the mud.

January

I dreamt that I'd uncover her sleeping 
face in the ground like Snow White 
shepherded by kindly dwarves. 
I combed through the woods and slash 
pine in unlaced boots. 
I called her name 
and called her name. 
Was God so cruel?

I, too, became unlaced.

February

All this time I haven't cried. 
The women in the supermarket cry for me.



March

I gathered all the dresses—mine and hers— 
and burned them in a pile in the yard.

I left the wire hangers to hang in the empty closet 
because they wouldn't burn. 
___

The only clothes I own are those my father left behind. 
My arms inhabit the sleeves of his field coat, its lining torn. 
I loved how his hands smelled of sweet feed 
when he came back from the barn in evenings.

He liked to be alone 
when he walked every morning at sunrise.

I would go to the window of our cabin and watch him 
head down the road with his cane until he vanished behind the hill.

April

Her teacher came by to bring the rest of her things. 
Her red raincoat with a strand of hair still in its hood. 
The contents of its pocket: a candy wrapper, a dime, 
a piece of string for Cat's Cradle. 
And a small, stapled handmade booklet 
titled in blue crayon My book of seasons . 
On the left page was penciled Fall.

Five fat turkeys are we . 
We slept all night in the tree. 
Til the cook came 
around, we couldn't be found, 
and that's why we're here, you see!

On the facing page she illustrated the fat birds 
safely perched in the tree's high stretched arm.

And then Spring.

I am like spring. I like to jump rope. 
Spring is the season for flying kites. 
Hello, my mother sees me fly my good kite.

And I was reminded of that past April, how the sun 
sang to the land as it leaned at the edge of ripening 
season. Wind swept through the greening 
limbs, muscled through the budding tulip trees. 
She built a kite, fashioned the sail 
out of an old scarlet dress I discarded. 
I watched her from the kitchen window while I washed dishes. 
She flew it across the field, the kite's 
scarlet sail hurrying skyward. My daughter 
fed the line through her bare fingers 
and called out to me to come see 
how she could make it dance in the air like a flaming bird.

May

I tore the front door from its hinge 
and threw it in the pasture. 
What was the use of keeping anyone out or in?

June 
___

July 
___

August 
___

September

Nothing lives here anymore. Only hushed land. 
Cinder blocks. A bicycle tire. Shards 
of mirror gleam from the muddy yard. 
Stained glass in the gravel road. I shattered 
all the windows. This house 
held sorrows too heavy 
for any one woman to hold.

October

Fog rolls over the pasture, weaves through open windows. 
Stationed at the dilapidated porch 
I smoke my father's pipe, 
cradle its warm wood bowl 
in my graying hand.

I took a pocket knife, severed my long braid 
and threw it in the yard. 
The following morning it was gone. 
I dreamt a wolf 
crept to my cabin by night and stole it.

November

I watch the rising breath of the half-starved mare 
as she stands in bare, frozen field, 
too hungry to move, even though I've left 
the pasture gate open 
and wait for her to leave.

December

The mare is finally gone from the field.

The crows too have left the trees. 
Rolling fog reaches across pasture. 
Wind guides its fingers into the windowless 
house, threads through the yawn of absent 
door, where, even if nothing inside 
me moves, the wind's breath 
moves through me . Sings 
through my bones like wind chimes 
hanging from eaves. Awakens 
my skin to the forgotten sense of touch. 
And I remember I am still alive 
in the world of the living 
where a spider has quietly 
made herself my companion, 
her web extravagantly spun 
within the gulf of window frame.

From here I see a bird 
at the top branch of the tulip tree begin 
to clean gray wings. 
___

I wonder why not even her ghost has returned 
though I wait for her 
at the door of the physical world.

Originally published in Mississippi Review






Mississippi Pastoral

1955

August: cotton blooms. 
A brutal, feral laugh 
spooks the mules.

Listen: sparrows 
in the rail yard quietly 
build nests, one

finds a broken bone- 
china teacup by the tracks 
and weaves hay within.

August. In this land, lost 
things just happen 
to be found. In the sky

a buzzard eyes a trapped rabbit 
he's waited for. Scouring 
the waist-high river grasses of

the Tallahatchie, a heat-dazed 
sheriff removes his hat, shields 
his blue eyes from the merciless sun.

Striding down the fishermen's path 
with labored breath and gargantuan weight, 
sweat soaks his white shirt, suspenders

mark a black X in the heat's sickly 
embrace. Halting by the river bank 
he heaves, wrestles open

the buttons of his shirt collar to breathe. 
Someone in a boat hollers 
Over here, Sheriff. We found that nigger boy.

A seventy-five pound 
cotton gin fan 
strung with barbed wire

leashed to the child's neck. Swollen 
August sun, white blaze. Today 
the cotton fields set themselves on fire.

Originally published in North American Review






Real Housewives

Gossip is the last great oral tradition. 
— GRACE PALEY

The best gossip begins like kindling 
ignited and fanned to flame. 
Rising out of the ashes 
of a divorce, her life in foreclosure, 
the housewife must reauthor herself: 
she unzips the old skin and begins anew 
under the knife of a celebrity surgeon 
reputed to be shrewd. Voila! She resurfaces 
post-surgery with lips ballooned. 
At a dinner party from hell, one wife 
sidelines another wife: Why were you alone 
with my husband? The night 
is suddenly electric. Tragedy 
is two women trapped within 
the eternal return of the same 
cocktail dress. The wives weave 
felicitous texts upon a theme 
of vaginaplasty 
after the pageantry of the baby 
bump, pregnant in heels. 
Now there's talk 
of the It Girl 
whose boob job on live TV 
went woefully awry. OMG, 
the tête-à-tête of misaligned titties, 
adventures in surgery 
left her with a pair of unsynchronized swimmers. 
The glitterati say the only thing worse 
than being blogged about 
is not being blogged about. 
The wives fawn over the tawdry tweeted 
snark, pleased to read 
of the airing out of a mistress' dirty 
string-thong bikini. Ladies! We've enough 
white wine to go around . Between the sweet tinkling 
of tall-stemmed, sugar-rimmed glasses 
and a chorus of chitchatting ex-wives, 
a villainista eagle eyes 
her rival across a dinner table, deliciously 
plotting, she tears into a bleeding tenderloin 
with her bright teeth, encircles the Other Woman 
in her sniper's crosshairs 
and with furor loquendi 
she Pearl Harbors her enemy: 
You need to close your legs to married men . 
A terrorista hurls a Molotov cocktail 
in the shape of a pink martini 
as emery boarded claws surface to air 
with vengeance. There is girl-on-girl 
action, there's a woman threatening to release 
a night-vision sex tape to the paparazzi. 
And now a close-up money shot 
of a blonde: high-volume teased hair, hotpink 
lipsticked lips agape upon 
viewing the redhot, six-inch long 
stiletto her rival unhooves 
wielding it as a weapon. 
Brava! Climax. Shoegasm. Finish her! shouts 
one who obviously never heard of finishing school. 
All the weeklies will moralize 
how it's all fun and games 
until someone's husband hangs 
himself. At home 
the injured wife ices her wound with a bloody 
mary to the rescue. She fronts the mirror, 
touches up her blush, embalms her lips 
to match the living 
room walls, gunmetal 
gray. Each day 
adds a new pearl 
to the necklace 
of betrayals. 
She stares into her mirrored face—a farce 
of a cry pantomimed, a comedy 
more Chaplinesque than burlesque— 
she speaks into the mirror, which speaks 
into the camera, and in turn to our TV: 
I'm not here to make friends.

Originally published in Fugue



NIBALDO ACERO [16.181]

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Nibaldo Acero

(Santiago de Chile, 1975)
Tiene estudios de Filosofía, literatura y pedagogía. Previamente publicó Melinka (poesía, Editorial Calabaza del Diablo, 2004). Residió en España hacia el año 2005. Hoy en día vive en Isla de Maipo, tiene dos hijas, trabaja como profesor de lenguaje y comunicación, redactor creativo y consultor educacional.



Nibaldo Acero
POR EL CORAZÓN O LA VERGA




Secuestro express

Secuestro una flor más por osadía que alevosía
con el único propósito de ver en tu cara algún vestigio de asombro.
¿Qué de aquí en adelante podremos considerar hermoso 
              tremendo             
                                  horroroso
si acaban de dar por el noticiario la cifra de niños violados al día
en lo que nos va quedando de mundo?
Y yo aquí con una violeta robada en la mano 
sin ganas de hacer el amor
para no sentir en este vertedero/ 
                        pecho
hediondo
los gargajos lanzados a ese papalote cristalino 
que es entregarse a tres manos.
Y yo esperando sólo ver en tu cara un poco de fascinación
cuando ya es suficiente todavía no ver fracaso.
Si bien es cierto que hundimos nuestras cabezas en la distorsión,
nunca un proyectil hirió a un tercero 
igual hicimos el amor

flaquita, 
te quiero.





AMOR SUDACA

Te amo porque no eres pietista
ni le haces asco al olor a sobaco,
te amo porque eres truculenta en las aspas
y porque casi nunca te pintas los labios.
Te amo porque le pones el hombro
a los tiempos de vacas flacas
(una gringa se hubiera cagado entera 
consiguiéndose un poco de plata).
Te amo cholita indoamericana,
tu saliva con olor a hojas de coca
tu amado negrito en las espaldas.


*


Si desembrollaran los torcidos giros
que dan los genomas de mi vicio
derechamente me reconocería hermafrodita
anfibio
admitiría que yo fui el urbanista del valle del encanto
de los cerros y de los moteles alienígenas
del sexo de los piratas holandeses con los changos,
a mí hace siglos se me ocurrió ponerle Tololo a ese cerro
que hoy usan de observatorio
de ahí se veía el clítoris de tu cinismo goteando
se veía la billetera del Neruda ese, al corsario Sharp,
la catástrofe hoy vendida como tragedia superstar,
yo perfeccioné el amor entre hombre y mujer
mujer y hombre, cuernos o madura piel, 
desarmando tu gallinero menstrual 
ofrecí las ollas de los ofidios que engullirás, 
me encontré con un protodiácono que las hacía de curador
¡ay de ti curia vaticana enemiga íntima de la evolución!
¡ay de vosotros gigoloes al pedo
no saben con qué sangría se están emborrachando!
el hombre es un páramo sin tu calostro, flaca
el plutonio de la antropofagia lo decía claro
multiplicaos chaparros y dense como caja
desde el primer coito estamos esperando la llegada de los ovnis,

necesitamos una nebulosa extra para que el señor cura entienda
que desempolvar tus corpiños es bajar de la cruz a Cristo 
que morderte es desclavarle una grieta
que manosearte es detectarle un tumor mamario a tiempo
que amarlo, es estar entre tus piernas.






APOLOGÍA DEL VICIO

El siquiatra del centro de rehabilitación fuma 
y pide que pase al frente del salón
para escribir en la pizarra lo que para mí es más importante,
y al lado de la palabra sanación y voluntad
encima de buen cristiano y abajo de madre,
pintarrajeo una nube colorada con el rouge de la flaca
y escribo libertad ¡escribo libertad! 
y boceteo un convoy emplumado
¡Quetzacoatl! ¡hombre pájaro! 
qué tal si no impido que se me escapen por las narices
estas ganas de ser el aguafiestas místico
y dejo de contener todo este bofe vaporoso,
este volar
conejeando el límite de entregar el culo a dos manos
y pintarle el techo a su pavor y caos
al vagón cisterna de sus orines aconchados,
ahora estoy con vosotros mesías en la mollera de dios,
en Chichicastenango, en la sala de estar y en el baño
vomitando los cadáveres de mi rabia.

Pero ya no, porque me fui a Compostela
a Macchu Picchu... a san Vicente de Tagua Tagua,
porque ya nunca más estaré holografiado en un suburbio
en una efigie y predecible formato
ahora, recién ahora, la vida me desafía a un duelo
cheek to cheek abriremos cada pubertad
y nos besaremos en pleno Cañón del Colorado
en Mileto, en el tren Bolivia/
Antofagasta
nos embestirán mariposas ebrias
lagartos siderales, en coma entraré a tu dormitorio
a rayar con mi by pass sudaca los póster de Luis Miguel y Ricky Martin,
mis ramas no serán otras 
que desparramar el arte del perpetuo socorro 
otorgado por la populosa urbe del alma:
el conocerse, el respetar los alerces
y ni siquiera mirar en menos al comandante
y seguir poniendo los genitales al servicio de Marx
elegía dipsómana, Códice manchado con un ¡no te abras de piernas, 
América!
águila nopal y culebra orientados a alguna chistosa libertad.

Y mi hija que hoy cumple un día de vida
sentirá en un no tan lejano nirvana que su padre perdió
pero perdió porque le pesaron las alas, de idiota probablemente
pero todavía no sabremos lo que es ganar
¿ser crucificado?
¿lapidado por los críticos y al morir recibir homenajes?
¿galardonado con el Nobel de la paz?
qué fue ganar en esta lucha incaica,
qué será considerado cárcel y qué demonio
qué caminar y qué ser arrastrado
yo no sé, gran lobo feroz 
y no intento apagar el fuego de su caverna de cilicio

¿qué es un gato amarrado a un poste?
¿un tolteca pendiente del dow jones?
¿un souvenir? ¿y que hay de nosotros, filatélicos?
el amuleto de un irónico dios romano 
¿sin arte qué somos? ¿el diluvio en formato humano?
sin vino, ni lagartos

¿qué orgasmo contenido nos trajo hasta estos lagos 
a fundar y darse como caja el instinto de supervivencia, 
la salvación ya mal redactada
o la voluntad de un par de dioses? Que me lleve el chanfle.

Cuando cerré los ojos y dejé despiertos a mis oídos
vi a un hombre negro entre las planchadas servilletas,
me acostumbré a tener al coludo entre mis tertulias 
de repente hasta buenas opiniones daba,
luego la vanidad de dios me trajo a una hija en otoño
de lado a lado me llevaba la curadera 
siempre eché de menos un tercer poder algo más inteligente
y mi hija que mañana tendrá dos días de vida terrestre
qué me dirá cuando tenga veinte,
que por qué no me dediqué a la mercadotecnia
al psicoanálisis al desarrollo agropecuario
o preguntará porque no me suicidé narcotizado
si me habían segado de maleza todo el camino: 
veía desde lejos la tragedia,
pero la eché afuera a boca de jarro

mi libertad podría matarme todo indica que en un alto porcentaje
pero el corazón aún tenía de esas hilachas independentistas
y me entregué a que me encontraran ebrio y gozado.

Por eso somos tan pobres por acá, hija,
aunque tú decidiste rearmar las membranas de un desquiciado americanista,
porque la danza me pegó la cara a las calientes estalactitas 
de cavernas ideadas por las uñas de curtidos helenos,
oriné dentro de las naves espaciales
en el cielo raso meditabundo de las torres del Paine
mandando e-mails desde el spam del infierno

esto te diré cuando tengas diez, 
cuando ya tengas treinta me olerás 
y entenderás los pasajes de este Popol Vuh enajenado
sin que algún gorgojo venga a definir mis metáforas

caminando me di cuenta que hay más piedras que pan
por suerte coincidían los cruces ferroviarios
con el jardín de la flaca, de tu madre,
con los desvíos que sólo me viciaron, 
aprendimos algo de lo que era ganar
no pude tener líneas de la concordia en el alma, 
hija mía avancé simple como el aire 
por eso el polen manchaba la mollera de otros jardines

ahora es tuya la libertad de destetarte como lo hice yo con la culpa
como lo seguiré haciendo con el hambre.






ORGASMO AMERICANISTA 

Sesenta y nueve fábulas y un orgasmo
no son capaces de ventilar todos los pellejos del asombro
todos los cueros de la tragedia amerindia
de cada dios, cada poto.

Es muy peligroso que ignoren el vertedero que tenemos por espíritu,
para vosotros no somos más que un potro fina sangre muerto 
detrás del tocadiscos,
una cultura que llegó a su apogeo y que ahora le cuelgan los miembros. 

Avelino Cáceres arrastra una mata brotada de bautistas.
¿Quién osa profanar el cadáver de Manuel Rodríguez?
José Antonio Páez con su bragueta abierta desafía a la Microsoft,
saquemos a todos estos monigotes de la estantería
desparramados peluches violadores. 
¿Qué hacemos con tanto gringo visitando nuestros santuarios y ruinas?

En realidad comenzamos tarde a celebrar el día del enemigo:
Víctor Jara dice que sólo es tiempo de follar,
a darle a las gringas, 
a poner bien puesto el nombre de los latin lovers, 
todos con hoz en mano
segaremos los pendejos
de esta vulva americana otrora pachamama.org
y convertiremos a las Malvinas a Nuevo México 
a las Guyana
en campo de experimentación sexual,
sus probetas las llenaremos de plasmas independentistas
espermatozoides chaparros y mapuche
para llenar de críos los palafitos de Rockefeller.
El fracaso industrial de nuestras costas serán los megahertz 
de la semental venganza

Pongan el culo en dirección sudeste, dear angloparlanteins,
los aztecas acaban de zarpar en dirección del Puerto de Palos





CAROLINE NAZARENO [16.182]

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CAROLINE NAZARENO

Filipinas. Caroline Nazareno, con el pseudónimo Ceri Naz es un multi-galardonada poeta del mundo, editora, profesora y periodista.
Fue elegida Directora Internacional de Poesía Mundial para Filipinas por el World Poetry Canada and International.

Ganó el Premio Literario Bhardi Frang 2014 en Albania el 28 de diciembre de 2014.

Internacionalmente reconocida y premiada por el KIBATEK (Kıbrıs-Balkanlar-Avrasya Türk Edebiyatları Kurumu) como '' Sair Gazeteci '' (periodista poeta) durante la 34ª edición del Festival Internacional KIBATEK de Literatura y Artes en Tuzla, Estambul, Turquía, el 08 de noviembre 2014.

Sus obras están recogidas en diversas revistas electrónicas internacionales. Inner Child Press ltd. (USA) la presentó como poeta del año en octubre 2014.

Mundial de la Poesía Internacional Canadá y honrados Ceri Naz con el "Certificado de Agradecimiento" para el Festival Internacional de la Paz 2011 y en el mismo año, Poesía todo el mundo, presentan Ceri Naz con el "Certificado de Logro Sobresaliente en poesía" como un Mundial Poeta.

Se graduó cum laude con el grado de Licenciatura en Educación Primaria, y en Ciencia General en la Universidad Estatal de Pangasinan. Obtuvo sus estudios de postgrado en Administración y Supervisión en Eulogio "Amang" Rodriguez Institute of Science and Technology. Ceri es investigadora en diversas artes y literatura, y ha visitado el Harry Elkins Widener Memorial Library de la Universidad de Harvard y aprendido acerca de la Nanotecnología y aeroespacial en el Instituto de Tecnología de Massachusetts en junio de 2012.

Galaktika Poetike (Galaxy de los Poetas), una prestigiosa organización internacional de poesía, contó con las obras maestras de Ceri Naz: Tonight is a Breakaway,  Jumbo Mumbo Chum,  frozen eyes and three poetographs: fill me,  yesterday’s lullaby and the one,  on August 9, 2014.

Su haiku '' Hola Marte 'fue uno entre los cientos de poemas escogidos y formaban parte de un proyecto especial en DVD que se adjuntó a la nave espacial de la NASA MAVEN, dirigido a Marte, en noviembre de 2013.

LA TRADUCCIÓN DE POESÍA INTERNACIONAL Y CENTRO DE INVESTIGACIÓN (IPTRC) publicaron su fusión poema en el Mundial de la Poesía ANUARIO 2013. En icho libro han participado 211 poetas de 93 países del mundo.

Entre otros, ella escribe para el Philippine Inquirer canadiense, Manila Bulletin y contribuye a la Revista Reflexión.


BIOGRAPHY OF CAROLINE NAZARENO

Caroline Nazareno  a.k.a. Ceri  Naz is a multi-awarded  world poet, editor, lecturer and journalist. 

She was chosen as the World Poetry International Director to Philippines by the World Poetry Canada and International.

She won the Frang Bhardi Literary Prize 2014 in Albania on December 28, 2014.

Internationally recognized and awarded by the KIBATEK (Kıbrıs-Balkanlar-Avrasya Türk Edebiyatları Kurumu) as ‘’şair Gazeteci’’ (poet- journalist)  during the 34th KIBATEK International Festival of Literature and Arts in Tuzla, Istanbul, Turkey on November 8, 2014.

Works have been featured in various international and local e-zines and international book anthologies.  Inner Child Press ltd. (USA) featured her in The Year of the Poet  October  2014.

World Poetry Canada and International honoured Ceri Naz with the ‘’Certificate of Appreciation’’ for the International Peace Festival  2011 and in the same year, Poetry Around The Globe, presented Ceri Naz with the "Certificate of Outstanding Achievement in Poetry" as a World Poet. 

World Poetry Canada and International Peace Festival 2013, adjudged her "World Poetry
Empowered Poet 2013".

She was a featured poet at Vancouver Word On The Street and World Poetry Canada and International in 2012. 

Graduating cum laude with the degree of Bachelor of Elementary Education, major in General Science at Pangasinan State University.  She earned her postgraduate studies in Administration and Supervision at Eulogio "Amang" Rodriguez Institute of Science and Technology. Ceri is a voracious researcher  in various arts and literature and  had visited the Harry Elkins Widener Memorial Library of Harvard University and  learned about the Nanotechnology and  Aerospace at  Massachusetts  Institute of Technology  in June 2012.


Galaktika Poetike (Galaxy of Poets), a very prestigious international poetry organization, featured Ceri Naz’s masterpieces: Tonight is a Breakaway,  Jumbo Mumbo Chum,  frozen eyes and three poetographs: fill me,  yesterday’s lullaby and the one,  on August 9, 2014.

Her haiku ‘’Hello Mars’’ was one among  the hundred of poems chosen and formed part of a special DVD project which was attached to NASA’s MAVEN spacecraft,  headed to Mars,  on November 2013.

THE INTERNATIONAL POETRY TRANSLATION AND RESEARCH CENTRE (IPTRC) published her poem fusion in the WORLD POETRY YEARBOOK 2013. The said book had starred 211 world poets of 93 countries.

Among others, she writes for  the Philippine Canadian Inquirer, Manila Bulletin and contributes to Reflection Magazine.

Links of her works:





ir más allá

ir más allá de los miedos
encender la llama de la vida
ir más allá de las dudas
activar su mente creativa
ir más allá de los dolores
inhalar un espíritu aliviando
ir más allá de los fracasos
examinar los tesoros existentes
ir más allá de las molestias
buscar la aptitud emocional
cuando encuentre una manera más allá de formas
para destapar las presiones
usted es el cambio
la antorcha de convertirse
los portales del descubrimiento
está dentro de
usted mismo
la verdadera sabiduría
que brillarán
hasta el fin de los tiempos

2014/Philippines



go beyond

go beyond fears
ignite the flame of life
move beyond doubts
turn your creative mind
go beyond pain
inhale a relieving spirit 
go beyond the failures
examine existing treasures
go beyond the inconvenience
seek emotional fitness
when you find a way beyond ways
of becoming
to uncover the pressures
you become change
the torch 
the portals of discovery
it is within
yourself
the true wisdom
to shine
until the end of time

2014/Philippines



Diamante Mariposas

Cada Día
El capullo en nosotros
esta creciendo
Dando un paso
Para hacer orugas
de cambio
Como volamos
Hacia las posibilidades
un corazón
En un momento
Aprendemos a ser
Mariposas de
fuerza





Diamond Butterflies

Everyday
The cocoon in us
Is growing
Taking a step
To make caterpillars
Of change
As we fly
Towards the chances
One heart 
At a time
We learn to be
Butterflies of
Strength

2014 Philippines



Zero Eclipse

the Venusian Sunday kissing
the qubits of anecdotes
gyrating in the vertices 
from the empire of cock-tailed breaths
cavorting deeper, stronger
the stigma of aphorism eloping 
'til the day of coming back
like blood moon courting immaculate clouds
when's the next non–eclipsed romance 

2014 Philippines



Fiat Son Et Lux 

The memorable scenario recalled 
Tales of Pryo Codex At The Olympia 
Deities travel far and near, from the abyss, from the ocean
From the village of Sol and underground labyrinth 
Zeus roll called meeting outside the hypostyle 
Defined the agendum as Sound and Light showcase 
Classical love music played by Eros for all the goddesses 
Floating lights from kitharas and harps revealed 
The maritime pledged Chronus gleaming solar clock synchrony 
After Hypnos revived Morpheus, Kratos claimed power 
The trio run the magnificent digital musical pyramid 
The medallist Hercules returned the legendary chains 
As he lifted the growling lion, soaked the king of forest 
In flaming piles of woods, applause thundered over 
Hades brought the burning ground 
Poseidon, Triton and Oceanus splashed 
The symphonic titanic sea waves 
Aeulos, Boreas and Notus blew their breezing wind 
Helios danced its blazing rays 
And set the silhouette frames of other god’s faces 
Songs of feast were offered, Bacchus toast the wine for all 
The night was young, reveries unfold
The legend will never be gone. 

2015 Philippines/ Greek Fire Anthology




SANTIAGO CASTELO [16.183]

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José Miguel Santiago Castelo

José Miguel Santiago Castelo (Granja de Torrehermosa, Badajoz, 11 de septiembre de 1948-Madrid, 29 de mayo de 2015) fue un escritor y periodista español, director de la Real Academia de Extremadura y subdirector del diario ABC.

Tras estudiar periodismo, ingresó en ABC, en el que fue nombrado subdirector en 1988. Además de periodista, ha destacado por su obra literaria, la mayoría libros de poemas. Su primer poemario apareció en 1976, Tierra en la carne. En 1982, su obra Memorial de ausencias obtuvo el Premio Fastenrath de la Real Academia Española, publicado en 1978.

Del resto de su obra destacan Monólogo de Lisboa, La sierra desvelada, Cruz de Guía, Cuaderno del Verano, Cuerpo cierto, La huella del aire, Quilombo, La hermana muerta, Esta luz sin contorno, y la antología Como disponga el olvido.

Además de miembro numerario y director de la Real Academia de Extremadura, fue miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y de la Academia Cubana de la Lengua.

Fue distinguido con la Medalla de Extremadura y recibió el Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural, de manos de sus directores Fernando Rodríguez Lafuente y Ramón Pernas. Además le fueron concedidos, entre otros, los premios Hispanidad y Gredos de poesía y los premios Julio Camba y Martín Descalzo de periodismo y fue Hijo Adoptivo de Fontiveros e Hijo Predilecto de Granja de Torrehermosa.


"Sombra, FUERZA, pasión, quebrada tierra...
el paisaje es un viento sorprendido,
una marca sin nombre, un altibajo,
un verdugón de fuego paralelo
que sabe a tierra y tiene
nostalgia de la muerte en desamparo"


"YA NO HAY MIRADAS que devolver.
No queda luz para entornar los ojos.
Si acaso en la penumbra de la duda
atizar esas brasas que humeaban
por si aún es posible una candela." 




TROPEL DE SANGRE

¿Por qué este calor de espiga entre los labios
y esta savia de forraje entre las carnes?
¿Por qué la piel se me abre poro a poro
ante el chorro misterioso de tu lengua?
¿Por qué este ardor de aliento entre los dientes
y este morder el cielo trozo a trozo
y este beber despacio las estrellas
en un claro clavel de los rocíos?
¿Por qué este despertar la madrugada
para verme desnudo en la ventana
fresca de lágrimas y ansiosa de geranios?
¿Por qué este suspirar por la verdura
tibia y sencilla de las eras dulces?
¿Por qué este desear y esta locura
de marcharme, hecho fuego, en el Pegaso
de tu cuerpo despierto por los aires…?




BARCO

Nos salva la nostalgia. Cada día 
hay un trozo de ayer que nos recuerda 
un vivir. Desde el fondo de los años 
se alza ese barco sobre el mar antiguo 
para bogar desnudo en nuestra sangre. 
Y así navega, entre suspiro y ola, 
cáliz de la memoria perseguida, 
con una encina, un beso, una palabra 
y tanta soledad. Se fue perdiendo 
el amor, la esperanza, los deseos 
y se secó la boca enamorada… 
Queda tan sólo la ceniza. Queda 
el barco de cristal que cada tarde 
cruza el pecho. ¡Con cuánta fantasía 
el viento y la memoria se sublevan 
y hacen reverdecer todo lo huido…!





NOCHE OSCURA DEL ALMA

A veces tengo miedo a la espesura 
y a veces la deseo. Se me asoma 
el miedo al alma en quiebro de paloma 
y a veces ese miedo es calentura

que quisiera asfixiarme. La ternura 
del corazón el pecho me desploma 
en un fuego de amor que al alma toma 
y la convierte en presa de locura.

A veces tengo miedo. No sabría 
decir de qué. Pero es un miedo ciego. 
Miedo a la soledad, a la agonía,

miedo a perder mi parte de alegría 
y a dudar de un cariño que no niego… 
Tengo miedo, Señor. Y ya es de día.


Manuscrito de Santiago Castelo


La soledad desierta

Ya tengo el corazón hablando a solas 
-la casa entera descorazonada-, 
ya tengo en mi sentir la puñalada 
de tus labios de sangre y amapolas. 

Ya tengo todo tu desdén callando 
en esta tarde de la primavera... 
y se han muerto las rosas de la espera 
en el jarrón que fuimos modelando. 

Ya se ha muerto mi voz que por oirte 
en otro tiempo abrió ventana y puerta. 
Sólo puedo si acaso maldecirte 

pero me siento la saliva muerta... 
Y no me queda, amor, sino decirte
que hasta mi soledad está desierta.




QUIEBRO

Has roto el aire y todo está quebrado. 
El mar se ha desmayado en la bahía. 
Sólo tú en ti. La luz tiembla a porfía 
al filo de tu cuerpo destemplado.

En el vientre del cielo te has tronchado 
y has seguido ascendiendo en arquería 
de seguir siendo tú. ¡Quién doblaría 
el talle así a fuer de enamorado!

Ni rotura ni mimbre desnortado, 
cintura en vuelo, clavel enfebrecido, 
quién pudiera tenerte, en muerte herido,

así, muerto de amor, firme y helado, 
así, muerto de ti, dulce y transido, 
así, muerto de danza, acuchillado.





DUERMEVELA

Me turba este presente.
Ya no sé dónde empieza 
a limitarse el sueño ni si esta realidad 
es un bosque que acecha al hilo de tu beso. 
Quiero arrancar de nuevo, aprender las palabras, 
llenarme de ese aire de locura y misterio 
y poder recostarme desnudo en tu mejilla 
mientras la sangre entera busca su nacimiento.

Me turba este presente.
Ya no sé dónde tengo 
aquel verano antiguo de soles castellanos 
con coronas de espigas. ¿Qué queda de aquel beso? 
Busco en un laberinto de cipreses y olivos 
la suave mano tuya que todo lo allanaba 
y siento que no quiero dormirme y, entre brumas, 
entro en una nostalgia serena y agridulce.




MEDIODÍA

Me llega tu palabra.
Cada día me llega desde lejos tu palabra. 
¡Qué azul melancolía!
Atrás nos vive el pueblo,
la lejana pasión de un sueño en lance de ternura. 
¡Nos quedan tantas cosas!
Yo querría
recoger el olivo que cortaron, la casa tuya aquella,
mi soneto primero 
y aquel encuentro nuestro junto al Mediterráneo. 
Quisiera unirlo todo y ponerlo esta tarde 
-en que estoy tan cansado de vida y de ilusiones-
al pie de aquella foto 
de abril en mediodía
con una primavera de piedras berroqueñas 
donde brillaba el fuego de tu cabello rubio 
sobre un haz amoroso de morados cantuesos. 
Me llega tu palabra.
Al par de tanta loca
locura que me azota, me llega tu palabra.

Y eso es lo que nos queda.




DON ALFONSO

A don Alfonso Ortega Carmena, 
veneración y cariño.

Siempre discreta la palabra.
Exacta
la medida de las cosas. Y ese pensar
la hondura de los siglos
como una flor que no se marchitase.
Tan cálida la voz que se diría
que hay un temblor de fuego en las ideas.
Y por encima de todos los misterios
esa estrella
-tu estrella-
que, mágica, señala
la apuesta que Dios hizo
signando por tu nombre a Salamanca.








LUIS GARCÍA-CAMINO BURGOS [16.184]

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PINTURA DE MIGUEL ELÍAS


Luis García-Camino Burgos 

(Nació en Salamanca en 1947 - Murió el 28 Mayo de 2015).


Tú estás en el secreto;
Tú mantienes la clave, encerrada
muy hondo,
-donde todo latido tiene sabor de alma-
por eso, Idee, te invoco
de tarde en tarde, cuando,
solo,
me doy cuenta del ámbito
que me desaparece”. 


Los últimos años, el alzheimer había apartado de los ámbitos culturales al poeta, quien también formó parte del último equipo de coordinación de la Revista Álamo de Poesía, dirigida por Pepe Ledesma. 

Publicó, en poesía, los siguientes libros: Los besos bajo tierra (1971), Todo el mar un momento (1981) y Mis noches con Idee (2000). También publicó poemas y artículos de crítica literaria en revistas especializadas. Entre otras ediciones críticas destaca su Antología poética de Antonio Machado (Santillana, Madrid, 1995).




…YA MUERTE NO SERÁ, SÍ SERÁ AURORA

No perdono a la vida el retenerte 
ni le consiento al mundo primavera; 
quiero amarte sin fin, de tal manera 
que sientas este amor que en mí revierte.

Cerca de mis caricias, a mi vera 
quiero mirarte siempre y siempre verte, 
que crucemos los arcos de la muerte 
unidos: árbol tú, yo enredadera.

Entonces los dos juntos, abrazados, 
entraremos despacio en esa noche 
de luz sin fin que, en fuego, nos devora;

y en un tiempo de besos, con derroche 
infinito de amor, enamorados, 
ya muerte no será, sí será aurora.





CATEDRAL DE SALAMANCA

Perdí mi rumbo 
y lo encontré en la claridad, 
en esa azul sustancia del otoño 
que deja, en su aleteo, una oración 
o un beso.

Y me apoyé en la piedra
y escuchaba silencios detenidos,
cientos de ángeles
impacientes de cielo;
y percibía entonces el gozo de la lluvia,
que resbalara siempre
como un sudario eterno de cristales
para irisar el oro.

¡Todo el Cielo, de oro, en ese pórtico 
inundado de sol! Ultimo rayo 
que, en la piedra, dejara su oración, 
su beso, 
allí donde el artista iba esculpiendo 
al Hombre-Dios,
desde el momento mismo del inicio, 
para que dialogase con la muerte.

Vinieron luego sombras y campanas 
cabalgando en el eco del bordón, 
y dejaron su sello en los crepúsculos 
de oraciones y besos.

Y fue en ese momento, 
cuando el vértigo vivo de la altura 
se llenó de fantasmas, de pinceles, 
de pináculos agrios y de agujas 
en una fantasía 
que surgiera
de los sublimes sueños de su artista:

y me anunciaron, con su voz de siglos, 
que en aquel formidable corazón 
-catedral-corazón de Salamanca-
tendrían siempre su trono: una oración 
y un beso.




SOMBRAJO

Para todas y cada una de las Aminas condenadas, 
en las prisiones del fanatismo religioso, 
por el amor que floreció en un hijo.

No te dejes mojar por esa
imposible lluvia de cascotes.
No dejes que las lanzas de caña descolgada
hiendan tu carne núbil,
sometan tu belleza,
deformen tus latidos
y roben tu palabra.

Todo en la habitación escapará en un grito; 
y mientras se descuelgan jirones de un pasado 
que reflejan los ríos 
de tu vivir,
escóndete, agáchate, no mires 
tanta amargura, tanta 
sucia podredumbre;
deja que sean los otros, los investigadores,
los eternos escudriñadores de hiel atormentada,
los que sufran al ver
ese sombrajo inmundo
-tiznajo despreciable-
que es su propia vida.

Y tú refúgiate 
dentro de la cunita 
donde juega tu alma.




EROS Y PSIKE

En el beso imposible es donde se refleja
el deseo infinito,
el ansia de unos labios
que ascienden ya sin prisa,
encadenados,
por la caricia que mantiene presos los ojos 
de otros ojos.
Es en ese momento cuando todo 
lo humano
se torna evanescente, se hace Dios, 
se adivina
el cielo prometido: hoy saben dónde está.

En esta noche de gozo universal 
el alma y el amor irán unidas 
para que nos desvelen el misterio 
de las alas humanas.









MICHAEL DONHAUSER [16.185] Poeta de Austria

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Michael Donhauser 

(Austria, 1956) creció como ciudadano austríaco en Vaduz, Lichtenstein. Inició sus estudios de Teología en Viena en 1976. Luego estudió Germanística y Romanística. En 1984 finaliza esta etapa con un trabajo sobre las traducciones al alemán de Las Flores del Mal, de Charles Baudelaire. Desde 1986 publica Donhauser poesía en prosa, narraciones y ensayos en distintas antologías y revistas literarias, contando a la fecha con una obra contundente y nutrida.  Tradujo parte de la obra de Arthur Rimbaud y Francis Ponge.

La poesía de Donhauser se caracteriza por un lenguaje plástico, en el cual logra que el transcurso del tiempo y las imágenes sean percibidos por el lector sinestésicamente.

Ha obtenido destacados premios, entre los cuales cabe mencionar:

2002 Premio Christian Wagner
2004 Premio Literario de Meran
2005 Premio Ernst Jandl
2009 Premio Georg Trakl de Literatura




Michael Donhauser traducido por Camila Fadda
http://carajo.cl/traduccion-michael-donhauser-los-cantos-mas-bellos/


Selección de poemas tomados de “Los cantos más bellos” (“Schönste Lieder” – 2007), en los que Donhauser logra musicalidad a través de un lenguaje plástico y subjetivo, donde el “yo” del autor no necesita hacerse espacio entre los cantos dedicados a los elementos y sensaciones más comunes: viento, nieve, olores, noche, miedo, amor, luz, tiempo.

NOTA EL AUTOR ENVIADA A LA TRADUCTORA: 

“He leído una vez más a media voz sus transcripciones de “Schönste Lieder” en su idioma, tan bien como pude, y por lo tanto también los escuché. En cuanto a la forma, he llamado a estos cantos “frases” y a estas frases “cantos” y con esto he querido decir que por una parte se trata de prosa (frases) y por otra y al mismo tiempo, de poesía (cantos), mas solamente contenido o callado entre estos dos polos existe el poema. Por lo tanto puede usted darle la forma que quiera, los finales de línea no son estrictamente finales de verso, a pesar de que siempre se vuelven a leer con gusto de esta manera.”



2.

Y algo oscila y algo cae y cede y se disipa
aún, es la urgencia, que quieta se nos inclina, el tiempo, él vive y
quiebra, queda un último resplandor, que todo niega, que explica, luego
cesa.




2.

Und etwas wippt, und etwas fällt und willigt ein und streubt sich
noch, es ist die Not, die still uns neigt, die Zeit, sie wohnt und
bricht, es bleibt ein letzter Schein, der alles weigt, der glost, dann
weicht.



***



27.

Se derrite un poco, roza como brillo e Ilumina suave, está cerca
el tiempo como aroma, que llena el valle con luz, la tierra duerme, y
lanza entonces sombras hierba a hierba, la vista se revela en la lejanía,
con cada mirada, y todo se azula.




27.

Ein wenig taut es, streift als Schein und leuchtet mild, ist nah
die Zeit als Duft, der füllt das Tal mit Licht, die Erde schläft, und
Schatten wirft nun Halm um Halm, das Sehen bricht ins Ferne
auf, mit jedem Blick, und alles blaut.



***


29.

Y era tan dulce, era un despertar y profundo, como cubierto, ahí
luminoso, ahí encima y se trepó el canto, era como el sueño, era
matutino y sin embargo inquieto y terrible, tan temprano, tan como
aturdido aún y vacilaba, saludaba, permanecía.



29.

Und war so süss, war ein Erwachen und tief, wie verhangen, da
licht, da auf und stieg das Lied, es war wie Schlaf, war
morgendlich und wie besorgt und heillos doch, so früh, so wie
benommen noch und wankte, grüsste, blieb.



***


31.

Y la noche, como se lleva el miedo, como arde ahora y
vigila, mientras yo busco, decirle a ella, cuán bella era cuán
bella fue al rodear con sus brazos mi nuca, como si
tuviera todo esto algo de bueno, la seducción tanto como el olvido.



31.

Und die Nacht, wie sie die Furcht nimmt, wie sie glimmt nun und
wacht, während ich suche, ihr zu sagen, wie schön sie sei, wie
schön sie war, da sie legte ihre Arme um meinen Nacken, als
hätte all dies sein Gutes, das Betören wie das Lassen.






Michael Donhauser who has lived in Vienna since 1976, was born as an Austrian citizen in Vaduz (Liechtenstein) in 1956.

He studied German and Romanic languages and literature, and has published several acclaimed volumes of poetry and prose. Donhauser has translated poetry by Arthur Rimbaud, Francis Ponge and Michael Hamburger, and is the recipient of a number of important prizes, including the Manuskripte Prize (1990) and, most recently, the Christian Wagner Prize (2002).



[Feiernder Abend, Talweg]

Feiernder Abend, Talweg und
Gewalt, aufgebrochen die 
Augen, Knospen, wir sagten 
sieh, und glühend war der 
Himmel, tönten die Berge

Flußherwärts der Verkehr, es
strömte das Wasser, waren
Steine, ti penso und immer
habe ich mit Kieseln, Reisig
Laub und an dich gedacht

Wärmende Böschung, der
Flattich, du weintest, deine 
Hände sanken, müde, und
Schatten, kahle, streiften den
Asphalt, flüchtig mit Lippen

Schnatternd flog auf, rief eine 
Amsel und flötete, schlug
jubelnd mit Pausen, es naht
hieß ein Versiegen, wehende 
Bänder, Drähte, der Weg

De: Sarganserland
Basel: Urs Engeler Editor, 1998



[Rites of the evening glen]

Rites of the evening glen
path and violence the eyes 
burst open buds we said
look and the sky glowed 
the mountains attuned

From over the river the 
traffic flowing water the
stones ti penso and always
with pebbles brushwood 
leaves I’ve thought of you

Warming levee coltsfoot 
you wept your hands 
sank tired and fleeting 
shadows bare brushed 
the asphalt with their lips

Up flew a blackbird jabbering 
called whistling warbling 
jubilant with pauses and now
comes they called it a dwindling 
ribbons rippling wires the path

Translated by Iain Galbraith. 




[Sehnliches oder Sehen]

Sehnliches oder Sehen, es
beugen die Zweige sich und
wärmer noch oder bricht
von Früchten schwer, was
zärtlich entlang im Laub
verirrt und leuchtend liegt

Denn einsam und mild, nah
hieß es, dem letzten Schein
sinkt, von Stimmen umspielt
das Haupt, die Hand, es
war, ich nannte dich und
Stille das herbstliche Licht

Dein Park, deine Bank mit
Gezwitscher, Kastanien, die
fallen, die schlagen, auf am
Kies, Sand, ich sah deinen 
Fuß, eine Feder fast weiß
schaukeln nieder und ruhn

De: Sarganserland
Basel: Urs Engeler Editor, 1998





[The fervent or seeing...]

The fervent or seeing 
the branches bend and
warmer still or breaking
heavy with fruit what
tender along the leaves 
and lost lies shining

For lonely and mild close 
it was said to last light
sinks haloed by voices
the head the hand it
was I called you and
stillness the autumn light

Your park your bench
with chirping chestnuts
falling splitting open on the
gravel sand I saw your
foot a feather almost white
see-saw down and rest

Translated by Iain Galbraith. 





Die Geranien

Den Sommer lang sind sie und in Blüte gewesen, blühen sie noch auch hier. 

Jetzt und ohne jene Dichte oder Wohlanständigkeit, Vollbartbärtigkeit, Fensterfröhlichkeit.

Wuchern sie und über die Ränder von den Trögen, gleichen ihre Blätter Trichtern, Herbsttrompeten.

Tragen sie und vereinzelt Blütenköpfe, hochrot oder lila und verblühte, Storchenschnäbel.

Und bedecken den Boden verstreut mit Tropfen wie von Blut oder blasseren, Fächern, färben aus.

Oder rollen sich ein unter dem Besen, wenn sein Stroh über den Klinker wischt, fast gezischt hat.

Auf den Steinplatten, und das Laub geknistert, die welken Dolden zwischen den bleichen Fingern, noch am Abend.

Noch jetzt, vor einem römischen Himmel, bevor sie schwarz vor Schwermut auf der Balkonmauer stehen.





Begegnung

Nie werde ich dich anders noch einmal
Und sehen, denn als Passantin
Denn als Frau im Baumwollkleid
Habe ich und dich gesehen, wie du 
Und Flaschen in einen Kontainer geworfen
Auf dem Gehsteig gekommen, leicht
Gegangen, dem Abend wie anvertraut
Nur Bewegung so gewesen und bist
Nur Gang und ohne Augenblick oder daß
Ohne daß wir uns und begegnet
Sich gegrüßt unsere Augen nur wie hätten
So flüchtig nur, denn unverloren
Bist du bei dir oder anderswo
Bist und ein Schlenkern der Arme, der Haare
Ein Zögern du gewesen, noch dann



JOANNA MANC [16.186]

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JOANNA MANC

Joanna Manc nació en Gdynia, Polonia, en 1959 y llegó a Alemania a la edad de nueve años. Trabaja como traductora de literatura polaca y escribe en los dos idiomas. Sus poemas están en las revistas culturales polacas Borussia, Pogranicza y Kultura (París) y apareció en una antología de Alemania y Polonia. En 2008 fue premio Deutsch, en el Concurso Internacional de Poesía "Féile Filíochta" en Dun Laoghaire (Irlanda) con el segundo premio en la categoría.


¡Ah, la felicidad! El eterno objeto de deseo y reflexión. Lo inalcanzable. Tema de miles y miles de manuales de autoayuda. El motivo de sucesivas e inacabables abstracciones humanas. Estímulo de cálculos que muchas veces conducen irremediablemente a la desdicha permanente, a una desdichada esclavitud. En la poeta germano-polaca Joanna Manc (Gdynia, Polonia, 1959), de la felicidad se habla con cierto pesar, uno no puede deshacerse de ella, por más que las presiones de una vida amaestrada nos indiquen que debemos resistírnosle. Porque la felicidad, entre las entrañas de la poeta --que es desde donde habla el yo poético de Joanna Manc en este poema-- es líquido, es fruta, es hoja, es una textura, un sabor una forma en el cuenco de la mano. En este poema, los saltos entre las atmósferas táctiles, los flujos corporales y la mirada irónica del yo consciente se confunden en una almagama de sensaciones que casi termina con la lamida de una ola a todo lo gris cavernario del estresado hombre moderno, con la lengua de nuestro perro preferido limpiándonos la cara. Y uno casi oye el rumor  de ese oleaje leve, y uno casi oye el gemido, ese discreto gritito de placer... 
     


Felicidad

En circunstancias normales
nada tiene de sociable
con recelo la ven las cotidianas
cotidianeidades de cada día
poco apreciada por los vivos y,
en casi todos los casos, desconocida

(su pariente lejano
—el mal humor— ha gozado siempre
de un mayor reconocimiento)

Y así y todo…
no puede uno quitársela de encima

Entre las hojas del manzano
se mezcla con el zumo de unos frutos
que su redondez ha puesto
en nuestras manos

Irrumpe con las olas en la orilla
y roza el arenoso claro gris
cuando el sol, mareado de bochorno,
se pone, y el día respira profundamente

A veces explota –cabalgando sobre unas bachianas—
en nuestros cuartos
y se apodera de todo, ruidosa
haciendo sudar los ojos.

Los niños y los perros la distinguen enseguida
perciben de inmediato el familiar olor.



Glück

Unter normalen Umständen  
nicht gesellschaftsfähig 
von den Alltäglichkeiten des Alltags 
misstrausich geäugt 
bei den Lebenden wenig beachtet 
in den meisten Fällen sogar unerkannt 

(sein entfernter Verwandter 
-der Unmut- 
erfreute sich schon immer 
einer viel grösseren Aufmerksamkeit)  

Und doch... 
es lässt sich nicht so leicht abschütteln 

zwischen den Blättern des Apfelbaums 
vermischt es sich mit dem Saft 
der Früchte, die ihre Rundheit 
in unsere Hände legen 

Es schlägt mit den Wellen ans Ufer 
an das sandige Hellgrau 
wenn die Sonne von der eigenen Hitze taumelnd 
untergeht und der Tag tief Atem holt 

Manchmal platzt es -auf Bach'schen Noten reitend-  
in unsere Zimmer 
und macht sich tosend breit  
dass die Augen schwitzen 

Kinder und Hunde erkennen es am schnellsten 
spüren sofort den vertrauten Geruch.

http://anibalcampostraduccion.blogspot.com.es/2015/02/joanna-manc.html
 Traductor: José Aníbal Campos









CAMILA FADDA GACITÚA [16.187] Poeta de Chile

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Camila Fadda Gacitúa 

(Santiago de Chile, 1969) 
Poeta y traductora. Su primer libro de poemas: Cauce (J-C- Sáez Editor, 2013)



Mujer

me habitan el pecho dos ojos abiertos
como dos ternuras como dos guerras
            ellos
                        fieles centinelas
            son
mi verdad y mi mentira
mi valentía de a veces
y la vergüenza primera




El estornudo de Dios

Nací en domingo de febrero
en el año del pie mortal en la luna
desde entonces vengo pariéndome y me asomo
a la cima de los años que recuento
en un solo parpadeo de Dios

cuando lloré de desilusión por vez tercera
hacía momentos llenos de tiempo
que Dios definía mis rasgos
y tuvo que aceptar los surcos
que no contempló en mi maqueta

y cuando mi muerte haya ocurrido
en el destiempo que sólo Dios entiende
con un leve espasmo de estornudo
moverá las nubes sin saber
del polvo que le entró a la nariz




DEFINICIÓN DE MI

Clara de piel
suave de tono
alba de dientes
fría de pies
aguda de huesos
falta de porte
rica en sentidos
densa de pena
firme de abrazos
ganosa de vida
seca de llanto
limpia de risa
alta de mira
escasa de versos
dócil de genio
larga de sueños
pobre de conocimientos
ligera de culpas
espesa de amores
gastada de motivos
dispuesta de cuerpo
tiesa de consejos
corta de memoria
sobrada de cariño
lenta de mente
ágil de pasos
generosa de besos
breve de enojo
llena de gracia
leve de ser
leve de ser.






Camila Fadda Gacitúa trasunta en Cauce, su primer libro de poemas, auténticos estuarios emocionales, a través de versos cansinos, donde surgen la nostalgia, el dolor, la extrañeza y lo cotidiano. En el texto llamado "Barranco", leemos: 


"Es jueves y vuelvo a casa 
algo en la luz de la tarde me confunde
y podría ser perfectamente miércoles 
suena un tema en la radio
se oye alegre como a viernes
apago la luz no lo recuerdo
por eso me vuelvo y corroboro 
estoy cansada y pienso
menos mal que no es domingo
miro a mi perro que me mira
y juraría que es sábado
él me espera inquieto
para el paseo de los marte
mañana es sin duda 
el día que queda más lejos
en el eco atroz de la memoria
y lo más probable es que es lunes
y que estoy equivocada".



El lector podrá hallar en las 44 páginas de esta obra una sucesión de instantes prístinos, pues está en las antípodas de la poesía conceptual o contingente. Y se atreve a ser ella misma. He aquí un par ejemplos: "(...) Soy mi propio nuevo otoño/ que tengo los colores de la tierra que seré/ y tengo certeza de esta gravedad", dice en "Ventisca". Mientras en "Moheda", apunta: "Queriendo entonces decir risa dije risa/ pero no fue suficiente/ y dije campana/ niño/ ola/ viento/ no era el nombre de la risa".

Finalmente, Camila Fadda, enfatiza en "Afluente": "Otros cauces son posibles/ como es posible la mañana". Con estas cadenciosas palabras, sin impostura ni estridencia, la autora logra cautivarnos, a través de una atmósfera de estrellas y cicatrices.





Libro de Poesía CAUCE 

Aquello que desborda el pequeño continente
CAUCE, poemas de Camila Fadda
J. C. Sáez Editor, 2013 

Por Héctor Monsalve




En Cauce de Camila Fadda hay poemas que logran contener “ese instante de primera vez” con el cual definía Eduardo Anguita lo que para él debía registrar la poesía. Hay en ellos un lenguaje profundo, con palabras exactas, seleccionadas, claramente, como parte de un exigente proceso purificador; como si fueran joyas formadas a presión y a temperaturas extremas, lo que les habría permitido encontrar su claridad y el convertirse, como diamantes, en minerales inmutables; en versos inalterables.

Y ese largo proceso, realizado "a destiempo con lo urgente", como apunta Camila en uno de sus poemas, termina aquí, con este libro.

Este camino que ha recorrido Camila en la creación de su libro me recuerda cuando Paul Valéry, confiesa, en un artículo escrito a propósito de una disertación sobre su libro “El Cementerio Marino” y en relación al proceso de construcción de lo poético, que lo creó bajo el antiguo punto de vista de elaborarlo y reelaborarlo durante años. Se pregunta en este escrito “si aún continúa la moda de elaborar largamente los poemas, de mantenerlos entre el ser y el no ser, suspendidos ante el deseo durante años, de cultivar la duda, el crepúsculo y los arrepentimientos, de tal modo que una obra, siempre reexaminada y refundida, adquiera poco a poco la importancia secreta de una empresa de reforma de uno mismo”. Y le otorga un carácter divino a este considerar el tiempo; a lo que el llama una “ética de la forma”, en donde una obra nunca termina, sino que tan sólo y finalmente es abandonada al público, en “una especie de accidente comparable a la ruptura de una reflexión”.

Cuando yo conocí a Camila ella estaba aún en medio de esta reflexión exquisita y creadora y tormentosa también. Y entonces me es fácil suponer que lo refinado de los versos de Cauce se debe sin duda a ese afán paciente, a su recorrido escondido de espacios de ruido poético e incluso de vida “cotidiana”. A ese mirarse y pensarse en silencio en sus espacios sagrados. Imagino a Camila ahí, en su jardín, protegida, elaborando y reelaborando una reflexión que la define y a la vez la impersonaliza. Y aquí cito a T.S. Eliot porque Cauce me recuerda cuando él afirma que “la poesía no consiste en dar rienda suelta a las emociones sino en huir de la emoción; no es un expresión de la personalidad sino una huida de la personalidad, pero naturalmente”, agrega, “solo quienes poseen personalidad y emociones saben lo que significa huir de ellas”. Yo estoy seguro que Camila lo sabe.

Es este el recorrido que yo veo en Cauce y el logro en mucho de sus poemas.

Quiero insistir un poco en este punto. T.S. Eliot más adelante en un texto posterior, añade la reflexión acerca de que existen dos tipos de esa impersonalidad que mencionó antes; una impersonalidad “que se logra con la madurez del oficio y una segunda que nace del expresar una verdad general, tomando como punto de partida una intensa experiencia personal”. 

Es decir que el poeta, después de huir de su personalidad, vuelve en el poema a ella, pero a una expresión universal de ésta, fruto, me parece, de esa intensa experiencia personal que le permite este intento.

Y creo que aquí T.S. Eliot conversa con Valéry cuando el primero pone el énfasis en como la obra permite la “reforma de uno mismo” y el otro en como la madurez o una intensa experiencia personal se ve reflejada en la obra.

Cauce es fruto de esta mutua modificación entre poeta y obra. Por eso además el nombre es adecuado, porque un cauce es sobretodo el registro de una interacción. El continente que define al contenido y que a su vez es definido por él. La tierra y el agua; en definitiva, el poeta y su obra. Ambos conduciéndose y transformándose.

T.S. Eliot me permite darle mayor fuerza a lo anterior cuando afirma también que “la experiencia de un poema es tanto la experiencia de un momento como la de una vida entera”.

Es por eso que en estos poemas de Cauce está la niña escribiendo escondida debajo de la cama, dejando versos en las tablas de su infancia, como me contó alguna vez que hizo Camila; como también hay parte de ese tesoro perdido, esa caja de escritos que dejó ir en un taxi por descuido hace tiempo y que supongo que aún extraña. Y también está la Camila madre, la Camila hermana, la Camila Hija. Además de, y la cito: “todo aquello que desborda el pequeño continente”. Y sus miles de momentos y estados que hoy cobran sentido cuando, como dice Borges, “esos muchos días pueden ser reducidos a uno, el momento en que un hombre averigua quién es, cuando se ve cara a cara consigo mismo”. Y ese es este día quizá, en que Camila presenta su libro de poesía y abandona las reflexiones que le permitieron crearlo y se define a través de la presentación de sus poemas.

Hay algo más que quiero decir respecto a Cauce y que tiene que ver con una particularidad de su intento.

Leí hace mucho que en Vallejo, por ejemplo "se revelan sus convicciones poéticas y vitales, justamente en sus contraposiciones entre la vida oficial y la real", y que se reconoce con fuerza esto en el poema intensidad y altura o en el poema un hombre pasa con un pan al hombro que cito:



Un hombre pasa con un pan al hombro.
¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?
Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo.
¿Con qué valor hablar del psicoanálisis?



Es decir que el poeta escribe pasando de una realidad a otra más real aún y en la sorpresa de este juego se produciría el eje o instante poético.

Y yo pienso que en Teillier también uno puede encontrar estas discrepancias o este moverse entre dos polos, pero esta vez entre lo general o universal y lo particular, por ejemplo en el gran poema Despedida.



Me despido de mi mano (particular
)
que pudo mostrar el paso del rayo (general)
o la quietud de las piedras (particular)
bajo las nieves de antaño. (general)

Para que vuelvan a ser bosques y arenas (general)
me despido del papel blanco y de la tinta azul (particular)



Para Octavio Paz, citado en el epígrafe del libro, la poesía moderna es la conciencia de una disonancia dentro de la analogía. La modernidad se niega y se afirma. Todo en una gran y profunda contraposición. 

Samuel Coleridge, poeta y uno de los más influyentes filósofos y críticos literarios ingleses del siglo XIX, es más claro aún cuando dice que “ese poder…se revela en el balance o reconciliación de cualidades contrarias o discordantes: de la uniformidad con la diferencia; de lo general con lo concreto, la idea con la imagen, lo individual con lo representativo…”.

Discrepancias, afinidades, desacuerdos, semejanzas. Para Mallarmé, por ejemplo, “el instante del poema es la intersección entre lo absoluto y lo relativo”.

Comento todo lo anterior para contarles que en Camila esta contraposición es sorprendente y paradójica, porque sus poemas dan cuenta del silencio, como, y la cito: "sombra que da cuenta de la luz". Y la poesía se produce fruto de esta contraposición delicada. 

Voy más allá al decir que en el encuentro con la poesía actual espero que nos entregue lo que yo descubro en Cauce. Una poesía clara, que llega por la fuerza y la profundidad de las ideas, que expone una emoción elaborada, con una idea planteada en un solo hilo conductor. Un libro que transita en un tono, en poemas con un ritmo único, que no busca opacar el fondo, sino que acompañarlo y permitirle su elevación, su entendimiento y finalmente su empatía por parte del lector. Forma y fondo acompañando un decir armonioso. Y todo fruto de reflexiones reales y de un trabajo serio, meticuloso, que permite encontrar poemas que se alejan de esfuerzos en los que o falta emoción o sobran palabras o ideas dentro de un mismo poema. Múltiples intentos de la poesía chilena actual en donde el lector se pierde en la intención o en donde el lector no siente nada y no entiende nada.

Finalmente, les cuento que discutimos no hace mucho, con mi amigo el poeta Octavio Gallardo, aquí presente, acerca de si el libro de Camila tenía como temática principal o eje central el silencio y me atreví a asegurarle que el libro trataba más bien sobre las palabras y su capacidad de ser "cause de todo lo posible", que es justamente un verso de Camila. Pero ahora creo que Gallardo tenía razón (como muchas veces cuando reflexionamos sobre poesía). El libro de Camila es una alegoría y una celebración y un beso arrebatado al silencio.

WILLIAM DUNBAR [16.191] Poeta de Escocia

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William Dunbar 

(nacido en 1459 o 1460) fue un escocés poeta activo a finales del siglo XV y principios del siglo XVI. Estaba estrechamente asociado a la corte del rey Jacobo IV de Escocia  y produjo una gran cantidad de trabajo en Escocia que se distingue por su gran variación de temas y estilos literarios. Probablemente era un nativo de East Lothian, como se supone de una referencia satírica en el flyting de Dunbar y Kennedie donde también se dio a entender que era un miembro de la noble casa de Dunbar. Su apellido se escribe a menudo como Dumbar.

Poesía de Dunbar

La poesía de William Dunbar contenía una amplia variedad de temas, estados de ánimo y metros. Escribió muchas obras religiosas devotas y piezas nobles cortesanas, pero también produjo cómicas piezas que a menudo hacen uso de elementos difamatorios y un lenguaje desinhibido.





TRADUCCIÓN / VARIACIONES  
A WILLIAM DUNBAR: 
EL LAMENTO POR LOS POETAS. 

ARMANDO R. V.



Yo, que antaño disfruté de salud,
ahora me aflige esta enfermedad
que es augurio de llantos y ataúd.
El temor a la muerte me perturba.

Nuestras dichas, ay, son vano espejismo,
astucias de un destino transitorio;
débil la carne, de cara al abismo.
El temor a la muerte me perturba.

Suda el hombre su triste condición;
si ayer lozano, hoy envejecido
con nervio y tendón en demolición.
El temor a la muerte me perturba.

Nada hay firme o seguro en esta vida:
escuálida hojarasca que se agita
donde la voz del hombre es desoída.
El temor a la muerte me perturba.

En la muerte se hunden los estamentos,
príncipes, prelados y potestades,
ricos y pobres del polvo fermentos.
El temor a la muerte me perturba.

Reta en batalla, que tanto disfruta,
suyos el yelmo y el escudo, muerte
victoriosa ante asomo de disputa.
El temor a la muerte me perturba.

La torva tiranía de la muerte
arranca al tierno infante de su madre
y  con furia su inocencia pervierte.
El temor a la muerte me perturba.

Hace suya la espada y el laurel,
la intrepidez del señor en combate,
la doncella, con ajuar y oropel.
El temor a la muerte me perturba.

No es indulgente ante el poder de reyes
o ante la dignidad del sacerdote:
su guadaña arrasa todas las leyes.
El temor a la muerte me perturba.

Profetas y teólogos y eruditos,
astrólogos, filósofos y magos,
todos, sí, todos son sus favoritos.
El temor a la muerte me perturba.

Del avezado, del docto y el diestro,
de jueces, comerciantes o galenos,
de todos la muerte urdirá secuestro
El temor a la muerte me perturba.

Y diviso también a los poetas
que sollozan: sus musas injuriadas
por el destino, mustias y obsoletas.
El temor a la muerte me perturba.

La muerte devoró salvajemente
al gran Chaucer, príncipe de poetas,
y también a John Gower, tan potente.
El temor a la muerte me perturba.

A Sir Hugh de Eglington cerró los ojos,
Heryot y Wyntoun, ambos desterrados
por la muerte al erial de los despojos.
El temor a la muerte me perturba.

Como un fiero escorpión ha envenenado
a maese James Affleck y a John Clerk,
muerte envilecida ante lo sagrado.
El temor a la muerte me perturba.

Por ella, hoy, se abisman en el miedo
Holland y Barbour y Sir Mungo Lokert.
A la muerte nada le importa un bledo.
El temor a la muerte me perturba.

El autor de Gawain, inolvidable
clérigo de Tranent, y Gilbert Hay
mancillados por esta miserable.
El temor a la muerte me perturba.

Hary, Sandy Traill, Patrick Johnstown: cada
uno ahogado por la barahúnda
de la muerte artera y desfachatada.
El temor a la muerte me perturba.

Merseir, que hizo del amor pulso vivo
de palabras gozosas, puso fin
a sus días, del gusano cautivo.
El temor a la muerte me perturba.

A Roull de Aberdeen lo abrazó la muerte;
también a Roull de Corstorphin, amigos
que ningún hombre podrá devolverte.
El temor a la muerte me perturba.

En Dunfermelin murmura insidiosa
sobre Robert Henrison y John Ros;
muerte alcahueta, tosca y alevosa.
El temor a la muerte me perturba.

Su guadaña no libró a los gentiles
John Reid y Quintin Shaw, a quienes hoy
lloran y lloran las gentes por miles.
El temor a la muerte me perturba.

Y Walter Kennedy tan bondadoso
sufrió ló indecible al morir, escrito
como estaba su destino ominoso.
El temor a la muerte me perturba.

Así la muerte a mis amigos hunde
de prisa y ya huele en quien esto escribe
la próxima presa que los secunde.
El temor a la muerte me perturba.

Remedio ninguno existe contra ella;
lo mejor es disponer de esta vida
antes que mi muerte inicie su mella.
El temor a la muerte me perturba.



PUTO ES EL VERSO QUE A LA MUSA VENDE

Puto es el verso que a la musa vende
puto  sin más, maricón y avariento,
con usura trafica y ya no entiende
que amor por pago es botín ceniciento.

Puto es quien presume delicadeza
maquillando lo burdo en lo costoso,
en culona y cursilona belleza
que iguala lo brillante a lo brilloso.

Putos festines, putos filisteos
maestros de versainas codiciosas
donde el pandero, ay, es de usureros.

Buitres de poco vuelo, carroñeros
hambrientos de tantas putas bulbosas
que empeña en peniques putos jadeos.



ARROJAS UNA PALABRA

Arrojas una palabra,
sí, como quien arroja una piedra
y luego escondes, soez, la mano;
la insidia verbal que no desmedra.

Arrojas una palabra
y el corazón empieza a sangrar:
piedra a cielo abierto y no guijarro
cuando hay silencios por acallar.

Pedregosas tus palabras
en los arenales del lenguaje:
envidiosa pedrada al silencio
que asoma su herida sin vendaje.

Farisea tu elocuencia:
arrojaste la primera piedra
al juzgar de adúltero al silencio
con tu agria retórica de hiedra.

Deja a un lado la impostura:
por ese silencio calumniado
al dictado de pétreas  palabras,
no estarás, no, libre de pecado.



EN EL ÚTERO YA SE NOS VISTE

En el útero ya se nos viste
porque la muerte apura e insiste:
nacer y morir van de la mano
como dos brotes del mismo grano.

Que el semen acabe su invectiva
en las ascuas que tu vientre aviva:
parirás con dolor la palabra
que mi carne embustera en ti labra.

En el útero ya se nos viste
porque la muerte apura e insiste:
nacer y morir van de la mano
como dos brotes del mismo grano.

Ruina la tuya, muerte: tan fuerte
en el amor de amantes sin suerte:
tu verso les colma el universo,
ardor de fuego fatuo y perverso.

En el útero ya se nos viste
porque la muerte apura e insiste:
nacer y morir van de la mano
como dos brotes del mismo grano.

Dirán que todo esto es tan trivial,
esto de la vida sin aval;
nada nuevo bajo el sol, oh muerte:
pero yo sigo sin entenderte,
capitana de amores inertes.



SU ALEACIÓN NO ES TAN FIRME 
COMO EL BRONCE

Su aleación no es tan firme como el bronce:
por eso ya no me fío de la horma
que enfría el verso al pulso de la norma,
fragua de sílabas que llegan a once.

Sonetos los hay y mucho mejores,
dilatadas riberas de palabras
orillando el cauce de mis mayores,
agua para musas y abracadabras.

Mi palabra resbala en el soneto
encabalgada a la rima imperiosa
que no por sonora es menos fingida.

La musa es aquí poco pudorosa;
necia y pedante queda ya en aprieto,
lengua mía, agreste y mal parida.



SOLES Y LLUVIAS PARA OTROS JARDINES

Soles y lluvias para otros jardines,
semillas en un rancio invernadero:
helechos donde huelgan los hollines
de un terco amor por el que ya no espero.

Todas tus ilusiones desfloradas
entre fuegos fatuos, el vano incendio
que arde bajo promesas desdeñadas
por amores sin suerte ni estipendio.

Ay señora: cuanta penuria impone
esa tasa pecuniaria usurera
a mi enlutada añoranza intestina,

nostalgia que el futuro no depone
y que se arrastra tosca y plañidera
en doliente agua turbia sibilina.



Lament For The Makers 

I THAT in heill was and gladness 
Am trublit now with great sickness 
And feblit with infirmitie:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

Our plesance here is all vain glory, 
This fals world is but transitory, 
The flesh is bruckle, the Feynd is slee:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

The state of man does change and vary, 
Now sound, now sick, now blyth, now sary, 
Now dansand mirry, now like to die:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

No state in Erd here standis sicker; 
As with the wynd wavis the wicker 
So wannis this world's vanitie:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

Unto the Death gois all Estatis, 
Princis, Prelatis, and Potestatis, 
Baith rich and poor of all degree:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

He takis the knichtis in to the field 
Enarmit under helm and scheild; 
Victor he is at all mellie:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

That strong unmerciful tyrand 
Takis, on the motheris breast sowkand, 
The babe full of benignitie:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

He takis the campion in the stour, 
The captain closit in the tour, 
The lady in bour full of bewtie:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

He spairis no lord for his piscence, 
Na clerk for his intelligence; 
His awful straik may no man flee:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

Art-magicianis and astrologgis, 
Rethoris, logicianis, and theologgis, 
Them helpis no conclusionis slee:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

In medecine the most practicianis, 
Leechis, surrigianis, and physicianis, 
Themself from Death may not supplee:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

I see that makaris amang the lave 
Playis here their padyanis, syne gois to grave; 
Sparit is nocht their facultie:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

He has done petuously devour 
The noble Chaucer, of makaris flour, 
The Monk of Bury, and Gower, all three:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

The good Sir Hew of Eglintoun, 
Ettrick, Heriot, and Wintoun, 
He has tane out of this cuntrie:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

That scorpion fell has done infeck 
Maister John Clerk, and James Afflek, 
Fra ballat-making and tragedie:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

Holland and Barbour he has berevit; 
Alas! that he not with us levit 
Sir Mungo Lockart of the Lee:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

Clerk of Tranent eke he has tane, 
That made the anteris of Gawaine; 
Sir Gilbert Hay endit has he:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

He has Blind Harry and Sandy Traill 
Slain with his schour of mortal hail, 
Quhilk Patrick Johnstoun might nought flee:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

He has reft Merseir his endite, 
That did in luve so lively write, 
So short, so quick, of sentence hie:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

He has tane Rowll of Aberdene, 
And gentill Rowll of Corstorphine; 
Two better fallowis did no man see:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

In Dunfermline he has tane Broun 
With Maister Robert Henrysoun; 
Sir John the Ross enbrast has he:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

And he has now tane, last of a, 
Good gentil Stobo and Quintin Shaw, 
Of quhom all wichtis hes pitie:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

Good Maister Walter Kennedy 
In point of Death lies verily; 
Great ruth it were that so suld be:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

Sen he has all my brether tane, 
He will naught let me live alane; 
Of force I man his next prey be:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 

Since for the Death remeid is none, 
Best is that we for Death dispone, 
After our death that live may we:-- 
   Timor Mortis conturbat me. 




Done is a Battle

Done is a battle on the dragon black,
Our champion Christ confoundit has his force;
The yetis of hell are broken with a crack,
The sign triumphal raisit is of the cross,
The devillis trymmillis with hiddous voce,
The saulis are borrowit and to the bliss can go,
Christ with his bloud our ransonis dois indoce:
Surrexit Dominus de sepulchro.

Dungan is the deidly dragon Lucifer,
The cruewall serpent with the mortal stang;
The auld kene tiger, with his teith on char,
Whilk in a wait has lyen for us so lang,
Thinking to grip us in his clawis strang;
The merciful Lord wald nocht that it were so,
He made him for to failye of that fang.
Surrexit Dominus de sepulchro.

He for our saik that sufferit to be slane,
And lyk a lamb in sacrifice was dicht,
Is lyk a lion risen up agane,
And as a gyane raxit him on hicht;
Sprungen is Aurora radious and bricht,
On loft is gone the glorious Apollo,
The blissful day departit fro the nicht:
Surrexit Dominus de sepulchro.

The grit victour again is rissen on hicht,
That for our querrell to the deth was woundit;
The sun that wox all pale now shynis bricht,
And, derkness clearit, our faith is now refoundit;
The knell of mercy fra the heaven is soundit,
The Christin are deliverit of their wo,
The Jowis and their errour are confoundit:
Surrexit Dominus de sepulchro.

The fo is chasit, the battle is done ceis,
The presone broken, the jevellouris fleit and flemit;
The weir is gon, confermit is the peis,
The fetteris lowsit and the dungeon temit,
The ransoun made, the prisoneris redeemit;
The field is won, owrecomen is the fo,
Dispuilit of the treasure that he yemit:
Surrexit Dominus de sepulchro.



To A Lady 

SWEET rois of vertew and of gentilness, 
Delytsum lily of everie lustynes, 
   Richest in bontie and in bewtie clear, 
   And everie vertew that is wenit dear, 
Except onlie that ye are mercyless 

Into your garth this day I did persew; 
There saw I flowris that fresche were of hew; 
   Baith quhyte and reid most lusty were to seyne, 
   And halesome herbis upon stalkis greene; 
Yet leaf nor flowr find could I nane of rew. 

I doubt that Merche, with his cauld blastis keyne, 
Has slain this gentil herb, that I of mene; 
   Quhois piteous death dois to my heart sic paine 
   That I would make to plant his root againe,-- 
So confortand his levis unto me bene. 



In Honour Of The City Of London 

LONDON, thou art of townes A per se. 
   Soveraign of cities, seemliest in sight, 
Of high renoun, riches and royaltie; 
   Of lordis, barons, and many a goodly knyght; 
   Of most delectable lusty ladies bright; 
Of famous prelatis, in habitis clericall; 
   Of merchauntis full of substaunce and of myght: 
London, thou art the flour of Cities all. 

Gladdith anon, thou lusty Troynovaunt, 
   Citie that some tyme cleped was New Troy; 
In all the erth, imperiall as thou stant, 
   Pryncesse of townes, of pleasure and of joy, 
   A richer restith under no Christen roy; 
For manly power, with craftis naturall, 
   Fourmeth none fairer sith the flode of Noy: 
London, thou art the flour of Cities all. 

Gemme of all joy, jasper of jocunditie, 
   Most myghty carbuncle of vertue and valour; 
Strong Troy in vigour and in strenuytie; 
   Of royall cities rose and geraflour; 
   Empress of townes, exalt in honour; 
In beawtie beryng the crone imperiall; 
   Swete paradise precelling in pleasure; 
London, thou art the flour of Cities all. 

Above all ryvers thy Ryver hath renowne, 
   Whose beryall stremys, pleasaunt and preclare, 
Under thy lusty wallys renneth down, 
   Where many a swan doth swymme with wyngis fair; 
   Where many a barge doth saile and row with are; 
Where many a ship doth rest with top-royall. 
   O, towne of townes! patrone and not compare, 
London, thou art the flour of Cities all. 

Upon thy lusty Brigge of pylers white 
   Been merchauntis full royall to behold; 
Upon thy stretis goeth many a semely knyght 
   In velvet gownes and in cheynes of gold. 
   By Julyus Cesar thy Tour founded of old 
May be the hous of Mars victoryall, 
   Whose artillary with tonge may not be told: 
London, thou art the flour of Cities all. 

Strong be thy wallis that about thee standis; 
   Wise be the people that within thee dwellis; 
Fresh is thy ryver with his lusty strandis; 
   Blith be thy chirches, wele sownyng be thy bellis; 
   Rich be thy merchauntis in substaunce that excellis; 
Fair be their wives, right lovesom, white and small; 
   Clere be thy virgyns, lusty under kellis: 
London, thou art the flour of Cities all. 

Thy famous Maire, by pryncely governaunce, 
   With sword of justice thee ruleth prudently. 
No Lord of Parys, Venyce, or Floraunce 
   In dignitye or honour goeth to hym nigh. 
   He is exampler, loode-ster, and guye; 
Principall patrone and rose orygynalle, 
   Above all Maires as maister most worthy: 
London, thou art the flour of Cities all. 






JOSÉ JUAN MÚJICA VILLEGAS [16.182]

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José Juan Mújica Villegas 

Nace en Tamaraceite, Las Palmas de Gran Canaria,  en el año 1949. Desde muy joven se distinguió por su dedicación a temas  relacionados con la literatura, trabajando en relatos cortos, pensamiento, teatro y poesía.
Posteriormente dio un salto más en este campo publicando su primera novela en el año 2005. Hasta la actualidad tiene publicadas cinco novelas y tres poemarios, aunque en su recámara descansan dos novelas más y versos como para componer otros dos poemarios, de próxima publicación.

Además de la escritura, también es asiduo participante en recitales poéticos y en grabaciones de CD, tanto con sus poemas como con colaboraciones con poetas amigos.

Bibliografía:

-El hechizo de la mosca tse-tse -  2005
-La Orden del Papiro de Ámbar -2007
-El duende y la sonrisa – 2008
-Leyendas Apócrifas de San Tamarenzo - 2009
-¿Qué piensa la eternidad? - 2010
-Cuando el cielo no olvida - 2012
-Canto a Lucía - 2013
-Canto en azul y plata - 2015



Y si tú no estás, mujer,  ¿para qué el mar, por qué la flor, por qué el lamento...?  

Y si tú no estás, mujer, ¿para qué el mar?
¿A qué su azul inmenso?
¿No sabe que estás dormida en el telar
de olvido en que te pienso
y te pienso sin cansarme de esperar?

Y si tú no estás, mujer, ¿por qué la flor?
¿De qué sirve su brote?
¿Es que ignora que su aroma es el sabor
que sale del escote
amado y se presupone inquisidor?

Y si tú no estás, mujer, ¿por qué el lamento?
¿A qué el flujo de ese halo?
¿Acaso en la tristeza o el sufrimiento
late algo que no es malo
y me ayuda, me consuela y lo consiento?

Y si tú no estás, mujer, ¿para qué todo,
si ya no posas en mí tu voz ni tu mirada?
Mar y  flor y lamento, desesperanza, lodo...
y si tú no estás, mujer, ¿para qué nada?

              

Cuando mi parte ególatra me alaba, sin saberlo me daña el subconsciente
                                                         
No me distraigas, no, no me distraigas
ni siquiera de la distracción del sueño,
no dejes que se me nuble el pensamiento
más que en el inocuo opio de mis sábanas.
No, mente mía, no, no, a eso no juegues,
a montar la danza engreída del aplauso
en el escenario cerrado, a buen recaudo
de las cantinelas huecas de los parabienes.
No mente, no alma, no hagáis eso conmigo,
ni cuando el sol se va a un soplo de la luna
ni cuando ésta se apaga de nuevo, y, oscura,
por detrás de la estrella se esfuma pidiéndole asilo.
No me distraigáis, no, no hagáis tal cosa
asomándome al balcón sobre un edén de tela,
falso, de mentira, perspectiva embustera
que a la ególatra oquedad requiebra y alboroza.
Dejadme que siga sorbiendo la paz que me duerme
en la noche, y despierto me nutre de albor cada día
respirando apacible  la escena despierta y dormida
donde gozan mullidas las ramas de mi árbol perenne.




Los peces envidian a la luna. Anhelan siempre volverse de plata

Escamas de todos los colores,
ignoradas lentejuelas
de marineras espuelas,
latidos calientes, resplandores
diminutos, ocultos reflectores...

inquietos bisturíes jaspeados
por sal en disolución dormida
en el agua de la muerte y de la vida
bajo muros inquietos y ovalados
que susurran pasivos o enojados...
   
hábiles peces que rumbean
bajo la línea donde el agua flota,
tejado azul donde el mar se agota,
instinto natatorio donde olean
vapores salados que se rumorean.

Los peces quieren eso cada noche:
ser de pura plata en titilante brillo,
como hojas inciertas de cuchillo,
como espadas dispuestas al derroche
que una hueste irisada desabroche.

Aletas en el nado de la noche bruna
que buscan transpirar colores de la luna.



Los campos de lavanda son la pausa del verde ante los inusuales azulados

Mira cómo mira el limonero
la atardecida.
Mira su mirada seducida
por el sendero
que sobre el campo le hace una herida.
Todo lo observa, nada se va
de las visiones
que penden de todos sus limones
aquí y allá
albergando acérrimas canciones.
Otean el verde en la pradera
como en el valle
y escuchan otro color cualquiera
que con su talle
salpicar puede campo y ladera.
Sin embargo, el cítrico se fija
lejos del verde,
algo más allá, tras la rendija
en que se pierde
su esmeralda guiño de sortija.
Los limones ven la propaganda
allá tan lejos
donde un nuevo color se desmanda
y ven, perplejos,
los violetas campos de lavanda.



La mañana fría dice que la luna y las estrellas anoche fueron besadas por la tristeza

Como un borracho aterido por la escarcha
tras querer ahogar la pena en la bodega,
igual que fuera un ataúd que ya despliega
su envoltorio presto a la impasible marcha.

Lo mismo que el curso de un tímido arroyuelo
fuera lo que ayer un río embravecido,
igual que  un viejo yaciera alicaído
con la mejilla yerta acariciando el suelo.

Así son los amaneceres abrumados
en mi alma que austera y contenida sufre
alientos de pena o perfumes de azufre
con que burilan hematomas incendiados.

Pues las mañanas frías son una cerveza
seca en páramos perdidos y nevosos,
ancianitos desdentados y canosos
recién paridos en las noches de tristeza.



No eres cruel, mujer, si no me amas. Mucho lo es, sin embargo, mi fortuna

No eres cruel conmigo, mujer, si no me amas,
porque las cosas de amor no se cocinan
aunque prendan al cobijo de las llamas
que me abrasan más que el fuego en los torrentes
de ardor incansable en donde se calcinan
amor, desamor, tristezas y afluentes...

No te sientas culpable ni creas que me debes
una parte de ti porque yo te quiera tanto,
tanto que, sin querer, cada día lo compruebes.
No quiero tu pena, ni que adviertas un reproche,
ni ansío que me busques, ni aspiro a saber cuánto
mi amargura te bebes en cada medianoche.

No has sido cruel conmigo, mujer, no, ni lo eres
por no estar enamorada hoy, ni haberlo estado
de este corazón testarudo en sus traeres.
Cruel es, siendo sólo mía, la álgida suerte;
cruel es  ella en mi sentimiento acuchillado
y herido en un ruedo vecino de la muerte.



Me sentaría en las piedras cercanas a las olas, ilusionado con que éstas me trajeran una grata noticia inesperada

Tras la roca a la mar acostumbrada,
adonde vengo cada día, fijo,
esa que comparte y les da cobijo
al pensamiento como a la mirada,

donde una ola nívea y soleada
en medio de su límpido entresijo,
un pez salta veloz en su escondrijo
de mar que muestra una elipse espumada.

Y un rayo de sol le punza una escama
que un fugaz efecto, enseguida roto,
sugiere al salto, breve y rauda llama,

presta luz diminuta, flash ignoto,
de ese pez que atrevido se encarama
al aire, como haciéndome una foto.



Esa rosa diaria puesta en la ventana rota de mi casa, puede que sea un velado reproche al paso de mi vida

Bien temprano a mi casa viene
una rosa encarnada
cada mañana siempre
y musita un lamento grana
tan frío como nieve.
Ignoro qué mano la poda
ni qué mano la pone
en mi ventana rota
por tantos rotos corazones
de fantasías rotas.
Ventana por donde se fueron
en lágrimas trinando
cantos de desconsuelo,
melodías de acíbar, llanto
y ajados entrecejos.
Pero insiste cada alborada
con la suave visita
de esa flor que amamanta
el lado torpe conque pisa
la discreta distancia.
¿Quién pone la flor en los rotos
cristales de mi vida?
¿Y qué lamentos sordos
a remembrar almas, me invitan,
de amor de amores otros?

Nieve es el tacto de la rosa
de pétalos mojados,
porque amanece pronta,
afable a pesar del quebranto
temprano de su poda.
Esa flor diaria me recuerda
que repartí pesares
probando amor a tientas.
Y los días, iguales,
van en mis viajes de tristeza.
Es ese capullo encarnado
constante mañanero
el que me duele tanto,
ese que ansía con recelo
hurtarme mi descanso.
No, rosa tempranera;
No eres tú, roja flor, regalo.
Ni gracia, ni fervor, ni encanto,
ni paz...  eres mi pena.





















El ocio, esa bendita actitud del alma  para la reflexión ante un intangible espejo
                                                          
Voy caminando, dando un paso al frente,
sedentario casi nunca, haciendo algo;
por rendijas de azares entro y salgo
e incluso cuando duermo, de repente
el volátil sopor, impenitente,
corre en mis desazones como un galgo.

Es tanta la distancia, tan lejos lo infinito
queda en el transitar incesante de la vida,
que quisiera retarle a su senda convencida
lo que  por su ley y su altivez ha sido escrito,
con la firme idea  de que sacie ese apetito
por tatuar al mundo con su faz malavenida.

Pepitas de ocio guardo en el bolsillo,
verdes simientes que engendran cautelas
y aturden el tiempo, ausentes gacelas
en cuya quietud la chispa y el brillo
de su languidez, encienden las velas
que en mi libertad y afán acaudillo.







ANTONIO ENRÍQUEZ GÓMEZ [16.183]

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Antonio Enríquez Gómez

Antonio Enríquez Gómez, también conocido durante un tiempo como Fernando de Zárate y Castronovo (Cuenca, c. 1600 - Sevilla, 19 de marzo 1663) fue un dramaturgo, narrador y poeta lírico español del Siglo de Oro. En razón de su condena por la Inquisición con acusaciones de criptojudaísmo, como por varios aspectos de su vida y obra, y especialmente por su estancia en Francia, muchos críticos lo incluyen también entre el gran número de escritores sefardíes (es decir, judíos españoles fuera de España).

La estirpe de Enríquez Gómez se consideraba judeoconversa según la doctrina social de la época, indiferente al hecho de que la propia ley judía sólo considerase judíos a los hijos de madre judía. Su madre, cristiana vieja era Isabel Gómez, natural del pueblo de Alcantud cerca de Priego. Su padre, Diego Enríquez Villanueva (1582-1642), natural de Quintanar de la Orden en La Mancha, descendía de uno de los pocos linajes conversos de origen castellano que en el último cuarto del siglo XVI aún seguían prácticas criptojudaicas (las de los denominados "marranos"). Desde 1588, la Inquisición prendió a casi todos los miembros de la familia. Entre las víctimas estuvieron el abuelo paterno del poeta, Francisco de Mora Molina, ejecutado y quemado en Cuenca en 1592, la abuela Leonor Enríquez, condenada a prisión hasta 1600 y más tarde su propio padre, condenado a confiscación de bienes en 1624.

Al igual que su padre, Enríquez Gómez se dedicará a exportar lanas y paños de Castilla a Francia y ya había recibido alguna educación comercial. Siendo joven, Enríquez Gómez estuvo en Sevilla, en casa de su tío paterno, Antonio Enríquez de Mora, quien en 1619 huirá a Burdeos al ser descubierto su criptojudaísmo por la Inquisición. Al huir su tío a Burdeos, Enríquez Gómez se hizo su representante en Madrid como "mercader de lonja de cosas de Francia". Un año antes, en 1618, se había casado con una cristiana vieja de la región de Burgos, Isabel Alonso Basurto, de la que tuvo tres hijos, Catalina, Diego y Leonor. Fijada su residencia en Madrid, frecuentó el círculo de Lope de Vega, a quien llamó admirado "Adán de la comedia":

En mi tiempo, dejando aparte el Adán de la comedia que fue Lope, hubo muchísimos poetas. Don Antonio de Mendoza, secretario de Apolo, se llevó el Palacio; el doctor Juan Pérez de Montalbán, entre muchas comedias que escribió, puso en las tablas la De un castigo dos venganzas, con que se vengó de sus émulos; notable ingenio fue éste; don Pedro Calderón por las trazas se llevó el teatro; Villaizán por lo conceptuoso, los ingenios; el doctor Godínez por las sentencias los doctos; Luis Vélez por lo heroico fue eminente (A. Enríquez Gómez, "Prólogo" al poema Sansón Nazareno, Ruan, 1656)

Desde 1632 empezó a escribir piezas para los corrales de comedias. Algunas fueron muy aplaudidas, sobre todo la de El cardenal de Albornoz y las dos de Fernán Méndez Pinto, sobre el famoso aventurero, explorador e historiador portugués, uno de los primeros occidentales en llegar a China, cuya Crónica había sido vertida al español en 1620 por Francisco de Herrera Maldonado. Aún debía estar en Madrid a fines de 1635 porque en la Fama póstuma a la vida y muerte de Lope de Vega de Juan Pérez de Montalbán se insertó un soneto "de Antonio Enríquez, a la muerte feliz del doctor frey Lope Félix de Vega Carpio".

Pero en 1636 marchó a Francia por la llamada "senda del marrano" cuando la Inquisición empezó a considerarlo sospechoso de criptojudaísmo o, quizá también, según cree Michael McGaha (1990), por haber calumniado al Conde-Duque de Olivares en su ficción lucianesca El Siglo pitagórico y en particular por el ataque contenido en su pieza El gran cardenal de España, don Gil de Albornoz.1 Lo cierto es que, como en sus negocios trabajaba en estrecha colaboración con las redes europeas de judeoconversos portugueses su éxito económico y su ascendencia lo hacían muy susceptible de ser denunciado por envidias y recelos de todo tipo y Enríquez temía ser involucrado en una persecución inquisitorial contra sus socios, de modo que se refugió en el verano de 1636 en casa de su tío en Burdeos. En Francia publicó varias de sus obras y, a pesar de que se ha dicho repetidamente que Enríquez estuvo algún tiempo entre los miembros de juderías de Amsterdam, donde es cierto que el teatro español era muy popular, nunca estuvo allí.

Cuando su tío marchó a recogerse en la judería de Livorno (Italia), su hijo, primo de Antonio, Francisco Luis Enríquez de Mora, que se quedó en Francia, formó una sociedad comercial con él y juntos se establecieron en 1642 en la ciudad de Ruan para manejar negocios de contrabando entre Francia y España (los dos países se hallaban entonces en guerra). Les sirvió como hombre de paja en Madrid un mercader cristiano viejo y familiar de la Inquisición, Constantino Ortiz de Urbina, quien se había casado con la hija mayor de Enríquez Gómez, Catalina. De este modo, los dos primos extendieron sus negocios con Hispanoamérica para un creciente número de mercaderes franceses y judeoportugueses, así como para socios judíos en Amsterdam, Hamburgo, Livorno y Recife en el Brasil.

Pero Antonio Enríquez Gómez se sintió preso de una nostalgia fatídica e irrefrenable por volver a España y reverdecer su honra y gloria literarias, lo que al cabo vendría a costarle la vida. A fines de 1649, los primos Enríquez decidieron defraudar los abundantes caudales que sus asociados franceses y judíos habían mandado a Ortiz de Urbina. Abandonaron sus familias en Ruan, volvieron ambos a España y empezaron nuevas existencias bajo falsos nombres. Francisco Luis se embarcó para el Perú, mientras Antonio se escondió inicialmente en Granada y en 1651 se estableció en la Sevilla de su juventud, donde vivió bajo la identidad de un hidalgo, don Fernando de Zárate y Castronovo, en concubinato con una joven de Granada, María Felipa de Hoces, y escribió y estrenó comedias bajo su nombre supuesto. Durante doce años logró escapar con esta identidad falsa de la vigilancia de la Inquisición, la cual lo quemó en efigie dos veces, la primera en 1651 en Toledo y la segunda en 1660 en Sevilla, de forma que incluso es posible que el reo haya presenciado su propia ejecución simbólica de incógnito.

Finalmente, el 21 de septiembre de 1661 los esbirros del Santo Oficio lograron identificarlo y prenderlo por sorpresa en su casa. Después de confesar su verdadera identidad y haber sido judío clandestino durante su exilio en Francia, Enríquez Gómez murió en la cárcel poco antes del fin de su proceso. A pesar de ello, fue reconciliado en un auto de fe de Sevilla el 14 de junio de 1665. Sus declaraciones llevaron a prisión a su primo en Lima por actuación de la Inquisición de ese virreinato. Hoy en día un trabajo reciente de Michael McGaha ha postulado, para enredar más las cosas, que Antonio Enríquez Gómez pudo tener incluso una tercera falsa identidad, la del dramaturgo Francisco de Villegas

Antigua versión biográfica

La reconstrucción biográfica de Enríquez Gómez, tal como se conoce hoy, se funda en documentos de archivo de los que el hispanista francés I. S. Révah dio cuenta desde 1962, pero sólo fueron publicados en 2003. Desmiente muchos elementos de la biografía tradicional de Enríquez Gómez, debida a Adolfo de Castro y otros eruditos españoles del siglo XIX, los cuales afirmaron que Enríquez Gómez se llamaba originalmente Enrique Enríquez de Paz, que fue de origen portugués, natural de Segovia, capitán del ejército francés, y que murió judío en Ámsterdam. Esta versión biográfica heredó de una confusión inquisitorial entre el autor y el capitán Enrique de Paz, un portugués quien vivió en Segovia y Bayona de Francia. Ignoraba además Adolfo de Castro que los títulos franceses utilizados por el poeta, el de mayordomo y secretario de Luis XIII y el de caballero de la Orden de San Miguel, no son de carácter militar sino se compraban en aquel entonces por dinero. La idea errónea de un período holandés en la vida de Enríquez Gómez está fundada en el hecho de que veinte años después de su muerte Miguel de Barrios lo incluye en su Relación de los poetas y escritores españoles de la nación judaica amstelodama.

Religión

Para su tesis de que Enríquez Gómez fue de hecho criptojudío, I. S. Révah se apoyó en la opinión de los judíos sefardíes de Ámsterdam, en la obra manuscrita clandestina del autor, en muchas alusiones de su obra impresa, y sobre todo en la amplia documentación de origen inquisitorial.

La Inquisición condujo contra Enriquez Gómez tres procesos cuyos legajos están perdidos. Révah halló copias de muchas de las delaciones y en especial del testimonio detallado de su primo recogido en el Perú. Según estas fuentes, Enríquez Gómez era desde su período madrileño un adepto de la fe judaica, pero solo de convicción y sin atreverse a realizar ninguna practica religiosa no católica. En la casa de su tío en Burdeos ampliamente se guardaban los rezos y preceptos de la religión judía. Durante sus tres últimos años en Ruan, casi no participó del culto católico, celebraba pascuas judaicas en su propio hogar familiar y escribió obras clandestinas en defensa de la religión judaica. Después de su regreso a España, volvió a observar el judaísmo "en su corazón" solamente, excepto el ocasional recitado de las tres primeras palabras de la oración judaica Shemá Israel.

Michael McGaha y Herman Salomon han rechazado por poco fidedignas las denuncias y confesiones inquisitoriales de las cuales proceden estas informaciones. Otros críticos aceptan la idea de que Enríquez Gómez se adhirió en secreto al judaísmo durante un período de su vida, pero le atribuyen una motivación interesada, pues buscaba su inserción en las redes comerciales judeoportuguesas.

Obra

Poesía

Siendo mercader, Enríquez Gómez fue un autodidacta en las letras, pero hizo versos con tanta facilidad que fue considerado en su tiempo como un "poeta por naturaleza". Parte de sus poesías líricas, de temas amorosos, morales y bíblicos, fueron recogidas en las Academias morales de las Musas (Burdeos, 1642), que incluyen además cuatro obras dramáticas; en muchos de sus poemas resalta con fuerza el tema del exilio y la añoranza de la patria.

Comedias

En 1632-1636, Enríquez Gómez produjo comedias para la escena madrileña y llegó a obtener una cierta celebridad; en 1635 incluso contribuyó con un soneto a la Fama póstuma de Juan Pérez de Montalbán en homenaje al recién fallecido Lope de Vega. Como dramaturgo pertenece a la escuela de Pedro Calderón de la Barca. En 1649, enumerando los títulos de sus comedias que había escrito hasta entonces, dijo que "las mías fueron veinte y una" (de hecho olvidó una más). La mayor parte de ellas tratan materias históricas con intrigas novelescas. En las dos partes de Fernán Méndez Pinto cuenta las aventuras de este explorador portugués (de apellido judaico) en la China. En esta última obra se basaba en la Peregrinaçam (Lisboa, 1614) ficticia de este personaje, que convive con los reyes de Tartaria y de China.

Regresó a la actividad de dramaturgo en 1651-1660. Las treinta comedias que firmó con su nombre supuesto de Don Fernando de Zárate son en parte refundiciones de obras de otros autores. Muchas obras de este período tratan leyendas de santos, mientras en su teatro anterior los temas cristianos habían estado casi ausentes. Su Loa sacramental de los siete planetas es claramente calderoniana y se estrenó en Sevilla en 1659. Representa cómo el hombre, pese a las virtudes que le ofrecen los planetas, pierde la Gracia y la recupera al reconocer y confesar sus pecados. La crítica literaria del siglo XIX las juzgaba muy superiores a las comedias de Antonio Enríquez Gómez y excluía la posibilidad de que hubieran sido escritas por el mismo autor.

Novela y épica

La obra más leída de Enríquez Gómez es El siglo pitagórico y vida de don Gregorio Guadaña (Ruan, 1644). Su estructura está dividida en capítulos en verso y prosa que narran cada uno una vida diferente de un alma que transmigra de un cuerpo a otro. Una de ellas, la más extensa y en prosa, constituye en sí misma una novela picaresca, La vida de don Gregorio Guadaña. Es un puro divertimento estilístico emparentable con el Buscón de Francisco de Quevedo, bien resuelto y sin otra trascendencia; hay algunos esbozos de crítica costumbrista y humor principalmente.

Dos otras obras narrativas pertenecen al mismo género de la alegoría moral con elementos de sátira social. Escribió La culpa del primer peregrino (Ruan, 1644) enteramente en verso, mientras La torre de Babilonia (Ruan, 1647) mezcla la prosa con diferentes géneros de poesía. Ambas obras narran los infortunios de un hombre natural, llamado Adán o El Peregrino, en medio de una civilización humana pervertida, la cual retrata la sociedad urbana de Madrid.

Sansón Nazareno (Ruan, 1656), un poema épico culto al estilo del Ariosto, está dedicado a las hazanas bélicas del héroe bíblico Sansón. A este último precede un importante prólogo autobiográfico que contiene un catálogo de sus obras.

Tratados políticos

En su tratado Luis dado de Dios (París, 1645) y en su diálogo Política angélica (Ruan, 1647), Enríquez Gómez da resúmenes de la doctrina política francesa que se orienta hacia el absolutismo. Contra las ideas entonces aceptadas en España, el autor defiende el derecho divino de los reyes, la superioridad de éstos sobre el clero, la licitud de hacer alianzas militares con los protestantes y de disimular la presencia de herejes clandestinos (como los criptojudíos) en el reino; finalmente apoya el derecho de los portugueses a rebelarse contra Felipe IV.

En una Segunda parte de la Política angélica, impresa clandestinamente, Enriquez Gómez también ataca los usos de la Inquisición española y la discriminación de los conversos en las sociedades ibéricas. Por demanda de la embajada portuguesa en París, la obra fue prohibida y las copias destruidas excepto una, hallada y publicada por Révah en 1962.

Obras clandestinas

Según los testimonios inquisitoriales, Enriquez Gómez escribió durante su exilio francés varias obras para su difusión manuscrita entre los criptojudíos. Entre estos escritos clandestinos, perdidos por la mayor parte, estaba el poema épico Israel sobre Tubal, que profetizaba el futuro dominio del mesías judaico en España. Aún se conserva en copia manuscrita un ciclo de Sonetos sobre los antiguos Patriarcas del Viejo Testamento, la sátira Inquisición de Lucifer y visita de todos los diablos, y finalmente un largo Romance celebrando el martirio del estudiante don Lope de Vera, prosélito del judaísmo, quemado por la Inquisición de Valladolid en 1644. Esta obra, la única en la que Enríquez Gómez afirma sin autocensura sus creencias judías, contiene una polémica teológica contra el cristianismo, una confesión de fe en la ley mosaica y una profecía apocalíptica sobre el mesías que esperaba. El poema fue publicado por Timothy Oelman en 1986.

Ideas

Aunque la cuestión del criptojudaísmo de Enríquez Gómez quede abierta, es patente la heterodoxia de muchas de sus ideas. Se han querido explicar las contradicciones de su vida y obra por un supuesto sincretismo judeocristiano o por una actitud de indiferencia. En efecto Enríquez Gómez expresa muchas veces en su obra la creencia racionalista de que el alma humana adquiere su inmortalidad por el ejercicio de las virtudes intelectuales y prácticas, no por los dogmas o ritos de alguna determinada religión.

Con una insistencia que fue valiente para su época, Enríquez Gómez condena la crueldad de la Inquisición y expresa su rechazo de cualquier violencia cometida “con capa de religión”. Aunque el estado debe controlar el culto público, no tiene según él derecho a forzar al alma humana a escoger el camino para su salvación; para guiar las creencias íntimas, sólo la enseñanza es lícita.

No sólo en su tema principal, la persecución religiosa, Enríquez Gómez muestra un agudo sentimiento de justicia. Su ética políticosocial estricta caracteriza muchas de sus obras. Enríquez Gómez expresa indignación en contra del ministro que ejerce poderes dictatoriales, el terrateniente feudal que explota a sus campesinos, el malsín que denuncia inocentes a los tribunales, el conquistador que saquea pacíficas poblaciones, el pirata que toma navíos comerciales, e incluso los humanos que al comer la carne de los animales cobran vidas para mantener la suya.

En sus comedias también presenta con apertura de espíritu el odio interétnico entre cristianos y musulmanos o las conquistas coloniales de los portugueses en China y los espanoles en México. Muy original es Las misas de San Vicente Fe­rrer, 1661, obra que rompía moldes y que se distanciaba de las co­medias místicas para hacer un auténtico retrato de los celos en un argumento muy similar al de Otelo de William Shakespeare. El protagonista, el moro Muley, se enamora de una blanca y tras sufrir mil penalidades es salvado de la muerte por Don Bartolomé de Aguilar, personaje de un humanismo antirracista opuesto al oscurantismo simbolizado por su criado Soleta. Ya en Es­paña, Muley se enamora de Francisca, mujer de Don Bartolomé, logrando con engaños sus bajos deseos. Enloquecida por el deshonroso embarazo la dama se suicida tras asesi­nar a Muley. Seis meses después de firmar el manuscrito de esta obra, Enríquez fue procesado por la Inquisición de Sevilla.

No puede considerarse que «la pieza es un robo intelectual» de El mayor prodigio (Madrid, 1634) del valenciano Francisco Redón, como afirma García Moya (Diario de Valencia, 15-04-2001), porque en el teatro del Siglo de Oro español era frecuente reutilizar argumentos y hacer versiones sobre las mismas historias. Aunque el argumento y los nombres de los protagonistas (Francisca Ferrer, Bartolomé de Aguilar, el criado Soleta, etc.) sean los mismos, existen otras diferencias sustanciales: la obra de Francisco Redón es un «drama novelado» de 248 páginas, mientras que la obra de Enríquez Gómez es una comedia.



Al curso y velocidad del tiempo

 Este que, exhalación sin consumirse,
por los cuatro elementos se pasea,
palestra es de mi marcial pelea
y campo que no espera dividirse.
 Voile siguiendo, y sígueme sin irse,
voime quedando, y por quedarse emplea
su mismo vuelo, y hallo que desea
ir y quedarse y con quedar partirse.
 Mi error me dice que su rapto apruebe,
pero ¿dónde camino, si su esfera
casi lo eterno con las alas mueve?
 No me atrevo a seguirle aunque quisiera.
que corre mucho y temo que me lleve
en el último fin de la carrera.




Elegía a la ausencia de la patria

Cuando contemplo mi pasada gloria,
y me veo sin mí, duda mi estado
si ha de morir conmigo mi memoria.
En vano se lastima mi cuidado,
conociendo que amar un imposible
contradice del cuerdo lo acertado.
¿Qué importa que mi pena sea terrible,
si consiste mi bien en mi destierro?
Decreto justo para ser posible.
Despeñado caí de un alto cerro,
pero puedo decir seguramente
que no nació de mí tan grande yerro.
Lloro mi patria, y de ella estoy ausente,
desgracia del nacer lo habrá causado,
pensión original del que no siente.
Si pudiera mi amor de lo pasado
hacer de olvido un pacto a la memoria,
quedara el corazón más aliviado.
Mas es esta enemiga tan notoria,
que porque sabe que me da disgusto,
muerte me da con mi pasada gloria.
¡Oh quién supiera (aun por camino injusto)
dónde la hierba de olvidar se cría,
para morir tal vez con algún gusto!
A la Tesalia fuera, y sufriría
(por borrar las especies desta fiera)
que me abrasara el que ilumina el día.
Sin memoria quedara, de manera
que pudiera juzgar con la visiva
de más amor y ciencia verdadera.
Pero si quiere el hado que no viva,
presente esta enemiga lo pasado
_pues nunca en mi pesar se mostró esquiva_.
Bien quisiera, pues lloro desterrado,
que aliviara de penas al sentido,
para quedar de su traición vengado.
Pero querer borrar con el olvido
los bienes, y los males presentarme,
ingratitud parece en un rendido.
Si quiere con lo vano deleitarme,
alentando la fe de mi esperanza,
¿cómo segunda vez podrá engañarme?
No tengo, no, segura confianza
de ver lo que perdí, ¡qué necio he sido!
El bien que yo perdí tarde se alcanza.
Perdí mi libertad, perdí mi nido,
perdió mi alma el centro más dichoso,
y a mí mismo también, pues me ha perdido.
¿Cómo puedo aguardar ningún reposo,
si el reloj de mi vida se ha quebrado,
parándose el volante perezoso?
Dejé mi albergue tierno y regalado,
y dejé con el alma mi albedrío,
pues todo en tierra ajena me ha faltado.
Fuéseme sin pensar mi aliento y brío,
y si de alguna gala me adornaba,
hoy del espejo con razón no fío.
Mi sencilla verdad, con quien hablaba,
si la quiero buscar, la hallo vendida;
dejóme, y fuese donde el alma estaba.
La imagen en el pecho tengo asida
de aquel siglo dorado, donde estuve
gozando el mayo de mi edad florida.
Una contraria y deslucida nube
turbar pretende el sol de aquella infancia,
adonde racional origen tuve.
¡Ay de mí!, que perdí (sin arrogancia)
la ciencia más segura y verdadera,
aunque algunas la den por ignorancia.
Perdí mi estimación, parte primera.
del cortesano estilo noble llave,
adonde el juicio halló su primavera.
Hablaba el idioma siempre grave,
adamado de nobles oradores,
siendo su acento para mí süave.
Eran mis penas por mi bien menores,
que la patria, divina compañía,
siempre vuelve los males en favores.
Gané la noche, si perdí mi día;
no es mucho que en tinieblas sepultado
esté quien vive en la Noruega fría.
Perdí lo más precioso de mi estado,
perdí mí libertad; con esto digo
cuanto puede decir un desdichado.
¡Oh tú, cualquiera bárbaro enemigo,
fundamento crüel de mi fortuna,
si gloria quieres, sirve de testigo!
Sin esperanza me dejaste alguna
de volver a cobrar lo que por suerte
el cielo me otorgó desde la cuna.
Conténtate de verme desta suerte;
que ya no me ha quedado, si me miras,
más firme bien que el aguardar mi muerte.
Y si por ella, bárbaro, suspiras,
ruega que viva, pues viviendo ganas
las saetas, cobarde, que me tiras.
Salieron, sí, mis esperanzas vanas,
pues pensando volver a ver mi esfera,
con la esperanza me llené de canas.
Allá dejé mi alma verdadera,
no vivo, no, con la que allí tenía
(o se ha trocado en otra la primera).
Hallo extranjera la que llamo mía,
pues veo rebelados los sentidos,
huyendo de tan justa compañía.
Fábula vengo a ser de los nacidos;
no es mucho que lo sea, pues llegaron
a aborrecer verdades los oídos.
No suelen, no, los campos que adornaron
el mayo y el abril helarse al Norte,
como todos mis miembros se me helaron.
Ni el brazo suele (aunque al honor le importe)
segar con mano fuerte los vitales,
como mi herida dio sangre en el corte.
No gime entre las selvas y cristales
la tórtola su amada compañera,
como yo mis fortunas y mis males.
Ave mi patria fue, más ¿quién dijera
que el nido de mi alma le faltara?
pues, cuando se acredita el movimiento,
de lo que fue, ni aun los amagos toma.

Hablo, y no me entienden, y esto siento
tan sumamente, que me torno mudo,
barrïendo sin fe mi entendimiento.
Y si a vengarme del agravio acudo,
el más vil de la tierra le deshace
a la paciencia su divino escudo.
Ninguno de razón me satisface,
todo es a fuerza de pasión tirana
cuanto conmigo la malicia hace.
¿Quién de mi patria santa y cortesana
me trujo a conocer diversas gentes,
ajenas de la mía, soberana?
No hay más seguros deudos ni parientes
que las piedras del noble nacimiento,
que son siempre seguros y obedientes.
Cuando me paro a contemplar de asiento
lo que al presente soy y lo que he sido,
el ansia se me dobla y el tormento.
Cuando me veo solo y perseguido,
reparo si yo soy el que merezco
la imagen de mi ser en tanto olvido.
Y si me llaman, sin sentido ofrezco
la vista al hombre, hallándome engañado
de ver que aun a mí mismo me parezco.
Si me recuerdan mi perdido estado,
como si algún letargo me dejara,
respondo con semblante alborotado.
Y si en mi rostro el sabio reparara,
leyera en letras de color de cera
la pasión del espíritu en mi cara.
Perder la libertad, ¿quién lo sufriera,
sino la ley de honor, que siempre ha sido
en el honrado superior esfera?
Bien pudiera volver favorecido,
mas eso fuera bueno si llevara
lo mismo que saqué del patrio nido.
Si con volver mi fama restaurara,
a la Libia crüel vuelta le diera;
que morir en mi patria me bastara.
Pero volver a dar venganza fiera
a mis émulos todos, fuera cosa
para que muerte yo propio me diera.

Ampáreme la mano poderosa;
que con ella seguramente vivo
libre de esta canalla maliciosa.
Bien sabe el cielo que con sangre escribo
del corazón estos renglones puros;
que al fin el cuerpo es animal nocivo.
Él no puede seguir estos seguros
dolores del espíritu, que el alma
los llora dentro de sus propios muros.
Y pues se queda mi destierro en calma,
tomen ejemplo en mí cuantos pretenden
en tierra ajena vitoriosa palma;
que no hay segura vida
cuando la libertad está perdida.



A la perdida libertad de la patria

 Si de la libertad desposeído
estoy y formo voz, ¿cómo lamento
suspiros que se quedan en el viento,
pesares que no llegan al oído?
 Quien su patria perdió tiene perdido
el que juzga tener entendimiento,
que el que vive sujeto al sentimiento
y no muere, carece de sentido.
 más es que como vive la esperanza,
vecina del dolor, por consolarme,
dice que tenga en ella confianza;
 pero mejor le fuera no engañarme,
pues si me sale falsa su fianza
he de pagar la deuda con matarme.



A la ambición humana

¿Qué incendio sin espíritu se sube
a la eminencia del discurso, cuando
ser presumí lucero, derribando
el muro denso desta hinchada nube?
¿En qué volcán me abraso, si yo anduve
en mi primera edad siempre vagando
simples regiones, dócil alentando
la infancia alegre que en mis años tuve?
¡Oh hidrópica ambición!, ¡sin duda alguna
tú eres la llama que me abrasa el pecho,
sedienta de los bienes de Fortuna!
Déjame ya con el agravio hecho,
vuélveme a la inocencia de la cuna,
pues por hacerme grande, me has deshecho.


Poemas en VIDA DE DON GREGORIO GUADAÑA.



Mi don Gregorio Guadaña,
falso Tarquino andaluz,
que por gozar a Lucrecia,
fuiste romano gazul.

Dícenme que la señora
en tu cuarto, a poca luz,
de cuatro puñaladitas
no pudo decir Jesús.

Si el señor Tácito andaba
caminando con su cruz,
dejárasle descansar,
a sombra de su salud.

Si la señora Lucrecia,
tendida como un atún,
por dar Torote a Jarama,
la dio Torote capuz.

Sepa que todo instrumento,
matrimoñado laúd,
no canta todas las veces,
el tono del ave cú.

Cerrar ninfas y dar llave,
solo un guadaño avestruz,
hijo de la misma parca,
puede ejercerlo en Tolú.

Fuiste malsín declarado
do un serafín boquirú,
violando con la justicia
todas la perlas del sur.

Lindo alcaide nos ha dado
la comadre de la Luz,
pues dio la llave del fuerte
al brazo de Bercebú.

Por tu vida, dueño mío,
que te vuelvas a Adamuz
a ser médico, pues eres
examinado en Corfú.

No son celos por tus ojos
uno pardo y otro azul,
sino amor, porque me fino
por galanes como tú.

Avísame si a Lucrecia
se le la restañado el íluz,
y si se pasa Torote
por el vado del Perú.

Camisa tienes, mi alma,
si has de aforrar el baúl,
el jinete de gaznates
te la vista con salud.

Dios te libre de las cuerdas
de ese músico tahúr,
y si las tocares, canta
milagros de tu virtud.

        
Díjele a la criada:
        
-Amiga, dile a tus señoras que estimo el favor de las musas; si quieres llevar la respuesta, aguarda, que brevemente te despacharé.

Hízolo así, y despidiéndome del juez, la dije la respuesta en estos versos, que leyó su ama en presencia de mi primo:



Mi doña Ángela del Monte,
no braca, más serafín:
primera estafa de Venus,
segundo logro de abril.

Hechizo de Manzanares,
y no de Guadalquivir,
dulce emulación del Tajo,
ninfa en sus aguas gentil.

Si Tarquino de la legua
por ver a Lucrecia fui,
más vale perder un reino,
que serlo de Medellín.

Tu celestial hermosura
para matrimonio vi;
mucho signo en poco dote,
no ha de pasar ante mí.

Soy mucho para marido,
y no he de poder sufrir
una visita del Pardo,
en fiesta de Balsaín.

Por tu vida, mi señora,
que marides por ahí
un boquirrubio de sienes,
pues hay en la corte mil.

Dale la holanda, mis ojos,
en mi nombre a Juan Paulín,
y matízala primero
de algún palomo turquín.

No me quieras por esposo,
que descubro zahorií
a cuarenta y nueve estados
un perro de un florentín.

Soy Guadaña, y soy Torote
el extremeño alguacil,
y te dejaré sin alma
mi doña Ángela en un tris.

Todo lo que no es marido
me puedes, mi bien, pedir;
porque tu mina merece
La plata del Potosí.

Aconséjate con mamá
y mira si podré ir
por galán de Meliona
a la corte de Madrid.

 Si me coges entre puertas,
he de ser, si digo sí,
un conde de Carrion,
infausto yerno del Cid.

 Holguémonos como manda
el arancel de Merlín,
tú pidiendo a todas horas,
y yo dando sin pedir.

      
        
Diez o doce días anduve en compañía de mi juez, y llevóme a una academia cuyos ingenios admiraban el mundo con sus locuras. Yo me preciaba de poeta culto, lírico, cómico y heroico, los cuatro vientos de las musas. Había todas las noches nuevos asuntos, y entre los ingenios había uno tan preciado de ridículo como de loco. Servía de entremés a las burlas, y de farsa a las veras. Dióse un asunto celebrado por nuevo, si bien todos lo son cuando se aciertan a escribir. Este fue que una dama sentada en su cama, queriendo dar a sus blancos pies el velo de nácar, o hablando culto, calzarse los coturnos, se desmayó de ver su amante, que impensadamente la cogió con el hurto en los pies, como otros en las manos, a cuya desmayada hermosura se dijeron los sonetos siguientes:



En un catre de nieve colocada
con sus diez azucenas Amariles,
nevando mayos,  floreciendo abriles,
Flora viviente fue sobre la almohada.
La nieve en los coturnos abrasada,
adorada por términos gentiles,
ardía en sacrificios juveniles,
sobre el ara de Venus consagrada.
Pisaba Apolo la luciente esfera
por gozar los descuidos de su dama,
haciendo de sus rayos vidriera;
Violo el honor, y por guardar su fama,
transformando la diosa en blanca cera,
fue el desmayo laurel; Dafne la llama.




Nuestro ridículo poeta dijo el que sigue:

Calzábase Amariles los coturnos,
y amor que los miró por alambique,
más tierno y derretido que alfeñique,
los ojazos abrió casi diurnos.
Iba el ladrón contando por sus turnos,
desde el dedo mayor hasta el meñique,
y si otro fuera, me la diera a pique;
que amor sabe jugar cientos nocturnos.
Violo la ninfa, y disparando un rayo,
délfico sol, tercero de un canuto,
la dio sin más ni más cierto desmayo:
Pero el cobarde amante hijo de un puto,
saliéndose, mirándola al soslayo,
no quiso hacerla Porcia, siendo Broto.


Yo, que me preciaba de poeta medio culto, dije:

La diurna Amariles, por el rumbo
fatal, del venatorio bamboleo,
donde el fogoso campo de Himeneo
sirve palestra al palpitante tumbo,
el coturno de nieve, no de chumbo,
derrite en el Vulcano giganteo,
y si amor se preciara de pigmeo,
títere pareciera en el columbo.
Venus, que en tales actos no se zumba,
en lengua erasma, articulando a Erasmo
habló la gatomaquía gatatumba.
Dióle al hijo de Chipre el asma o asmo;
y ella revuelta en holandesa tumba,
tuvo gota coral de pasmo a pasmo.

Como no faltan poetas ridículos, otro académico dijo el que se sigue:

En Tirias tersas de purpúrea pompa,
Amariles deidad colura campa,
y unos talares de cristal se zampa,
de Venus alma, de Mercurio trompa.
Sin temer que un mosquito la interrumpa,
en fuegos sulfureantes ampos ampa;
cuando su ninfo su coturno estampa
en el que Adonis, jabalí se rompa.
Colúmbralo la diosa medio zamba,
y queriendo imitar a la hecatomba,
extiende helante la cerúlea gamba,
Suspiros gira por luciente bomba,
y el hijo propio del nocturno Bamba,
cuadrupedantes rayos le rimbomba.

Otro poeta dijo al mismo asunto este romance:

Calzábase los coturnos
con mucho descuido el sol,
que también se calza el día
sus dos medias de color.
Cuando la bella Amariles
de su oriente despertó,
y con la luz de sus ojos
sus nevados pies calzó.
Colocada en una almohada,
con diez azucenas dio
sepultura a diez jazmines;
rayos sí, del niño Dios.
Su descuido dio cuidado
a un nuevo Adonis poltrón,
que viendo abrasarse el día,
con mucha flema se heló.
Divisó por las columnas
donde Hércules no llegó,
todo el imperio de Venus,
de quien pudo ser harpón.
Miró en dos ejes partido
todo Chipre, donde amor
jugó cañas tantas veces
en torcido caracol.
Parecióle al pobre amante,
que aquel jardín se cerró,
y ni aun con llave maestra
a abrirlo no se atrevió.
Como un amante de plomo
paso a paso se llegó,
a ver trozos de cristal
arder en fuego menor.
Alzó Amariles aquellos
soles sí, luceros no,
y con un eclipse templado
todo el orbe sepultó.

        
Volvióse la academia capítulo de jácaras, adonde los senadores de las musas jacarandinas se ponían a juzgar los pleitos de la vida rufiana. Entre ellos había dos hijos de esta ciencia; el uno se llamaba Añasquillo de Toledo, y el otro Ectongo el de Talavera, y contábase el uno al otro su vida y milagros en estos versos:

Contando está sus araños,
como si fuera moneda,
Añasquillo el de Toledo
a Ectongo el de Talavera.

Escúchame, amigo mío,
sonfesaréte mis rentas,
y si no absolvieres dudas,
óyeme de penitencia.

Seis años ha que me puse
a garduño en esta tierra,
examinado de caco
en la vera de Plasencia.

Yo y Colmenar competimos
en ajustar una reja,
multiplicando guarismos
sobre el libro de una puerta.

En menos de cuatro mayos,
como si fueran ovejas,
trasquilamos en camino
muchas personas de cuenta.

Saqueamos en la Palma,
poco menos de doscientas,
que para reses perdidas
qe hicieron nuestras tijeras.

Partimos esta ganancia
en la vega de Antequera,
y si no fuera por mí
la partimos en galeras.

Con todo nos dieron caza,
y fuimos sobre conciencia
presentados en la cárcel
sin bendición de la iglesia.

Allí conocí tus mañas
apretándote las cuerdas,
Siendo confesor de azote,
por ser mártir de la penca.

Dícenme que tu gaznate
ha probado a la jineta,
muchos hombres de dos caras,
testigos de tu destreza.

En la selva Caledonia,
y laberinto de Creta,
fuiste robador de Europa,
y otro Paris de tu Elena.

Acogístete a sagrado,
al pie de Sierra Morena,
con la Julia a la italiana
y la Octavia a la francesa.

Ya te conocen en Flandes,
en Corfú e Inglaterra,
por soldado del araño,
pues como gato peleas.

Pareciéramos los dos
colgados en una entena,
fruta de pagar delitos
que madura estando seca.

        

TITO MEJÍA SARMIENTO [16.194]

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Tito Mejía Sarmiento 

Nació en un pueblo ribereño llamado Santo Tomás (Atlántico), Colombia en 1953. 

Licenciado en Filología e idiomas, Universidad del Atlántico; locutor profesional, Academia ARCO de Bogotá, con Licencia del Ministerio de Comunicaciones de Colombia; profesor de Tiempo Completo del Instituto Técnico Nacional de Comercio (Instenalco), de Barranquilla. Ganador  del V Concurso Nacional Metropolitano de Poesía, organizado por la Universidad Metropolitana de Barranquilla, en agosto de 2001. 

Obtuvo Mención Especial, al ocupar el quinto puesto entre 150 participantes, en el Concurso Nacional de Poesía organizado por la Universidad de Santiago de Cali, en 1986. Algunos trabajos han aparecido publicados en importantes revistas y periódicos de nuestro país. Presentador del Festival de Orquestas en el Carnaval de Barranquilla durante 13 años, 12 consecutivamente. Finalista del primer encuentro de poesía erótica SEA, en 2008.Creador del Concurso Nacional de Poesía Estudiantil INSTENALCO, que  llega a su novena versión en el 2015.

Obras publicadas:

El ojo ciego del planeta, poemas, Barranquilla, Berma Impresores, 1992; Visionarios, cuentos y poemas, coautoría, Editorial Don Bosco, 1993; La suma de las noches, poemas, Barranquilla, Don Bosco, 1998; Crónica de los días, poemas, Barranquilla, Don Bosco, 2003; Nelson para todos, para siempre, biografía, Barranquilla, Don Bosco, 2007; Confesión anclada en la soledad de mi alcoba, Poemas, Barranquilla, La Casa de Asterión-Universidad del Atlántico, 2005;  A veces llegan cartas, Sibila Editores, 2011; De la ciudad y sus amores ajenos, poemas , Sibila Editores, 2013.
  


Introspección

Hay días
en los cuales me encierro
en mí, mismo.
La vida vuela
con sus alas ingenuas
como Polifemo embriagado.
Soy lo que pude no haber sido
como dicen los locos de hoy.
Intento hallar
respuesta en la mañana yerta.
Despierto al poeta
que habita en mí.




Señas del perseguidor

Confieso que nací en un pueblo ribereño
donde hubiera querido nacer cada vez que naciera.
Donde fui concebido además, por una hermosa pareja
que se pasaba muchas veces la vida hablando
del amor y sus metáforas bajo la tela de la noche
y sus luciérnagas diminutas.
Una pareja de ojos toledanos que transitaba
asida de las manos por los mismos caminos
aunque le pareciera cerca lo que estaba tan lejos.
Confieso que mi piel se eriza hoy
en llamarada, ajena  a la raíz que la redime,
al acercarme a la ventana de la evocación :
Los primeros aguaceros de octubre internados
en el arenoso patio de la vieja casa de paja,
entorno esencial de nuestros sueños,
que espantaban  a  las palomas de plumaje
gris y blanco que en el loco afán 
por resguardarse en sus casitas de madera
que  papá  les colocaba en la cúpula de los árboles,
cruzaban los aires en medio del émbolo sonoro de su gutural monotonía.
Aquella gotera en mi cuarto
con su entrañable olor a humedad,
que en ósmosis mutua de ruido y frialdad,
al caer en el recipiente de turno, no nos dejaba dormir.
Es que nada se puede detener
sin sentir felicidad : mis hermanos cabalgando
sobre escobas haciendo de jinetes enmascarados,
y  yo  persiguiéndolos por las encharcadas calles del pueblo
con un revólver imaginario entre mis manos,
hasta darles captura al final del arco iris.
Confieso que cuando tenía diez años,
casi todos los viernes bajo la luz de una luna amaestrada,
jugaba con la vecinita de enfrente,
que tanto me gustaba, a “ los besos robados.”
Abro paréntesis para decir,
que esa vecinita de enfrente,
es hoy la compañera inseparable de mis días
con muchos episodios que contar
cuando el amor se declara culpable.
Confieso que con la devoción del flagelante
de un viernes santo y  con el luto de marfil herido
por la pérdida de algún amigo,
que sin decir su nombre quedaba clavado
para siempre en el alma de todos los lugareños,
no faltaba ni faltaré a los funerales en mi terruño,
porque se viven, se sienten al unísono
aunque en el centro de los mismos,
esté el errante de lo mundano, 
ese que por burlarse o por escapar aún más
del terco intento, inventa cosas,
se ríe o mira con piedad su propio simulacro.
Y como el tiempo huye
y  te da señas para que registres la huella de su paso,
no quiero cerrar este poema
no sin antes decir, que sigo buscando con ojos persistentes
la cara de la vida en todos los rincones de mi pueblo ribereño,
aun  cuando me cobije en la inmaculada lágrima
que se forma en los bordes de la risa y de la locura.



Mi casa

Alguien abrió la puerta.
Muchos se fueron, 
menos la eternidad de mis viejos.



El patio

Cuando él llega a su pueblo,
lo primero que hace,
es buscar el patio de la casa donde nació.
Piensa que es el espejo perfecto 
para hallar el olor a guanábana, 
la hornilla emitiendo pavesas de mil ojos,
el acelerado deseo de beber el agua fresca de la tinaja, 
la arena gimiendo al sentir los pies descalzos
cuando se juega  fútbol bajo el sol del mediodía,
la sombra del viejo tamarindo, en cuya copa trinan aún las aves
en la lenta figura de la tarde,
la bicicleta de su  tío, el panadero,
la batea donde su  abuela se encontraba con su propia voz, 
mientras lavaba la ropa de todos,
Singo, su  perro bravo, al cual parecían salirle fantasmas de sus ojos,
la eternidad del primer amor que se nutrió de besos, 
y  la carne que se hizo sexo
sobre la troja clandestina en las extrañas alianzas nocturnas,
la vecina correveidile en su rol de distraída,
su  abuelo peleando con la lerda exactitud de su memoria,
la timidez de las estrellas en la débil plenitud de la noche,
el canto del gallo viejo en el temblor de la alborada. 
Ahí está el patio,
el mismo patio donde echó de menos la verdad callada,
perseguido por la veloz  figura del recuerdo.
Ahí está él patio, el mismo patio,
asilo de  voces de sus padres y hermanos.
Ahí está  el patio,
el mismísimo patio, ahora y para siempre con alas,
donde cabe todo el inventario de haber llegado nuevamente.



Una postal de nostalgia

Pueblo, vecino de aquel río,
vuelvo sediento a ti
para rasurar como antes
mis piernas jugando bola  e ´ trapo
en tus polvorientas calles,
pero me encuentro con escapularios de cemento.
Pretendo como antes buscar la novia amada
hoy mojada por el alba de otro hombre.
Tus puertas y ventanas ya no obedecen  a las trancas
que  aseguraban la virginidad.
No oigo el tañido de guitarras
equilibrio de romances escondidos.
Ya no corta la guadaña del abuelo
el rústico perfil de sus arrugas.
_ ¿Dónde están las casas con techo de paja,
entorno esencial de nuestros sueños?_
Quito máscaras  para encontrar a mis amigos
hoy  reservas de la muerte.
Pueblo, vecino de aquel río,
hoy me doy cuenta
de que ya sólo eres un sol ocre
y  que el tiempo se tragó tu juventud.



Asunto muy personal
                                                                                                                                                     
                                 Al poeta, compadre y amigo Pedro Conrado Cúdriz

Nos conocemos en el silencio,
en  las palabras que corren a través de los  poemas.
Nacimos del vientre de dos mujeres  caribes,
de padres que empuñaban 
la memoria como una daga,
por si acaso el mundo estallaba
ya que no eran ningunos idiotas.
A  veces acaloradamente discutimos, 
pero como por arte de magia,
procuramos  enseguida el acorde conceptual 
en los milagros de la placidez,
como cuando uno se come la fruta deseada.
Pedro Conrado Cúdriz y yo, somos seres
que cuando nos ignoran,
no sacamos las bestias internas de paseo.
Buscamos la misma esencia,
amén de los espacios y actuantes sigilos
que liberan el alma 
en el ritual constante de las palabras
que debe ser la vida.
Y  también  por supuesto,
somos dos mortales
de carcajadas dementes,
eternos amantes de la luna llena
que nos mira desde el cielo con sus ojos de  fiesta.
Amamos a nuestras mujeres
cada vez que se abren al infinito,
y también somos cómplices de las horas que les faltan.
Al fin de cuentas, 
somos dos rebeldes que evitan
que las luces se vuelvan sombras
en medio de la confianza de los pájaros al volar
en el nocturno desaliento.



Mujer morena de vientre azul

“La tierra deja de ser estéril cuando se riega con la mano bien puesta en el corazón”

A  veces veo en tu vientre amada mía,
la silueta del hijo soñado, 
ese nómada de mares
que aún no toca el denso océano de los días que nos siguen.
Te veo amada mía,
despertando en silencio de hinojos
con tu cadena de ruegos al cielo,
que no hace el milagro con sus ojos de espumas
por Juan Sebastián, ese hijo
con olor a gaviota que ve caer soles y vientos,
o  por Amina, esa niña portadora de rosas
en sus sueños y que a todo le dice adiós.
Apostemos su llegada a cualquier día de estos,
o  mejor al domingo vestido de fiesta
para que estalle en su boca de ángel,
una chupeta de colores que se diluya en la fantasía del presente.
Ven hijo,
hijo de mirada eterna, 
habla por los dos
y  rompe ya el secreto que a dos voces,
mamá y yo conservamos desde aquella tarde de septiembre
cuando un gorrión enamorado,
pegado a la rama seca de un árbol
nos dio el aviso con su bello trino.
Ven,  hijo, ven,
que la locura goza en la intensidad del deseo
y no tiene apuros en la víspera.



Reloj

Manecillas 
que  empujan unas  a otras,
rápidas en una rueda infinita
y como declarantes despejan dudas entre si
para que  el tiempo pase inédito
y otro año comience  una constante.




Me asomo

Me asomo a la ventana
y la tarde me muestra
la caravana de raudos carros , 
gentes en ambas aceras, 
una leve brisa con asomos de lluvia,
un perro callejero que sobrevive de las sobras de la basura, 
un par de putas con el alma vacía por la falta de amantes…
Miro un poco más lejos, 
y la tarde me muestra una que otra golondrina
cagándose la estatua de Colón,
un viejo triste por su asma, paseando su feliz mascota,
un  borracho tambaleante puteando al gobierno de turno,
un embolador de plegarias atendidas,
ansioso de lustrar más zapatos,
pero  la tarde no me muestra
a mi gruesa mulata, aquella mulata 
que en  tardes de abril
con la alcoba encendida,
alborotaba el floreo de las sábanas
y me hacía posible todas las profecías,
cuando mi amor cabía todo en su cuerpo
en esta ciudad alada, 
donde la vida hoy dura menos que una vela encendida
por el ansia de un sicario,
quedándome con el dolor que todos los santos días,
cargo,  silenciosamente, en los hombros
y sopla enérgico hacia la condena.



Momentos

Cuando el Metro pasa
dejando su metálica rabia.
Cuando la vida continúa
recitando de memoria la rutina,
pegada a la argamasa de las calles.
Cuando el mendigo
extrae de la basura,
en medio del aullido de  los perros cimarrones,
un pedazo de pan duro
y lo remoja en el agua
para mitigar la hambruna.
Cuando la breve lluvia regala a los pescadores
pequeños trozos de luna facetada.
Cuando la alcoba
en la hora azul de la ventana
delata  pesados suspiros y silencio,
tú  te  quitas el vestido rojo que tanto juego
hace con tu boca, y  tu piel   se abre 
como la noche de un solo tajo empañando mis sentidos.



Estatua

Sobre un pedestal en la plaza,
mora el mutismo de su  efigie.
Ahí está en los andamios de la vida,
abrigada de sol y de  sombras, 
a  merced de grafiteros soñadores.
Ahí está  indagando
el misterio del fantasma ebrio
que a diario orina en su zócalo 
o el ave de paso que  defeca su cuerpo.
Hay algo que no encaja
en  la quimera de lo absurdo,
en los luceros que arden en fuego
cuando el peligro acecha
y un orgasmo concluye entre las piernas
de los amantes ocasionales que,
se engullen en sus  sombras,
mientras sobran unos ojos 
persiguiendo la historia
en el itinerario de su obediente mano.
¡Y ella sigue ahí!



Señales

Todavía soy el pájaro
que lleva en sus alas
el aroma de tu desnudez
 de concluyente basta, 
amada rosa de los vientos.



Deprecación

Cuánto quisiera ver otra vez
en mi desangrado país,
a los abuelos conversando en las puertas de sus casas
hasta altas horas de la noche,
con la sed de aventuras en sus bocas desdentadas,
como dueños absolutos de las llaves de lo eterno,
en la parábola terrestre del amor intocado o del vino derramado,
espantando las aves amargas en contra de cualquier ley
de temor y olvido, mientras la luna va fijándole a uno el camino
para siempre en otras manos.



Credo

Crees en mí, porque transito por todo tu cuerpo
con la ternura del nómada incesante.
Crees en mí, porque te beso
con la ambición de los alisios.
Crees en mí, porque te envuelvo en el caos,
(equilibrio y amor),
hasta llegar al límite de tu íntimo altar,
el cual dejo como cántaro atiborrado con mi líquido almidonado.
Crees en mí, porque no  se me escapa 
ni la estrecha grieta de tus glúteos,
y esa manera magistral como actúo :primero, te ladeo el torso hacia adelante,
a pesar de que un séptimo  mes prospera en tu vientre,
luego, como en cuatro patas, con tu cabeza apoyada en una almohada,
en seguida, muevo  tu cintura con mucho brío
y  en el momento preciso, te levanto, te levanto,
como el Pegaso que vuela para el largo viaje.
Crees en mi, Mulata, porque te riego por toda la piel,
la deliciosa fragancia del vencedor
que comulga con el afán herido de mi sexo
que la memoria cobra.






RACIEL QUIRINO [16.195]

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Raciel Quirino

(Ciudad de México, 1982) es egresado de la Licenciatura de Lengua y Literatura Hispánicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Publicó el libro de poemas Western (2012),  en Fondo Editorial Tierra Adentro, de Conaculta. Poemas suyos han aparecido en las revistas Tierra Adentro (Conaculta), La palabra y el hombre (Universidad Veracruzana), Casa del tiempo (Universidad Autónoma Metropolitana), Crítica (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla), Opción (Instituto Tecnológico Autónomo de México), entre otras. Forma parte de la Antología general de la poesía mexicana, Vol. II, realizada por Juan Domingo Argüelles para la editorial Océano. Fue becario del Programa Jóvenes Creadores, del FONCA en el periodo 2013-2014. Ha impartido talleres de creación literaria a adolescentes y adultos en Distrito Federal, Chilpancingo y Acapulco. A continuación nos presenta un adelanto de próximo libro.



¿Qué es la muerte?

La sensación de haber vivido esto antes es una demencia breve. Se trata de un cambio de intensidad de la descarga eléctrica en el curso de los pensamientos. Cuando nos volvemos locos hay un viaje instantáneo al pasado que nunca ocurrió sino en el futuro. Pensemos en esa película donde un Delorean deja marcadas con lumbre las llantas en el asfalto antes de desaparecer del tiempo. Mi papá, por ejemplo, se volvió loco y me dijo: “el pasado es un gif del futuro”, y se tejieron guirnaldas de kevlar en su cabeza y con ellas un mago se desplazó en el aire ante tres mil personas el día que nací. Mi mamá a punto de quedarse en la locura volvió con una carta fechada el 30 de marzo de 1982, y dibujó caritas felices y corazones alrededor de mi nombre el último día de colegio de 1971. Podemos decir, entonces, que la sensación de haber vivido esto antes es una ruta de migración que se activa a penas llegan a cierta edad animales como tarántulas, golondrinas y seres humanos. Para entender el fenómeno totalmente, recordemos a los elefantes que vuelven al lugar donde los padres se quedaron fríos y balancean la trompa sobre un montoncito de huesos como zahorí. O pensemos en la imagen fácil, manoseada por oportunistas new age, de la espiral que vuelve al mismo punto pero diferente.




¿Podré formar una familia?

Para amordazarte,
para decir: “quiero esas flores, cariño”,
para impedir
que no arroje el auto al desfiladero,

puedes darme un cigarro con una sonrisa,
puedo mirarte unos segundos más
antes de poner mis ojos
en las manchas de aceite
de la carretera.

Llevo un revólver para darte flores
y comer en los paraderos.

Quiero que me retengas definitivamente
con una canción country
que hable de cómo escapamos,

aunque ya nadie pueda escapar
con una mujer
y morir
en un auto en llamas.




¿Encontraré trabajo?

Tenemos máquinas dispensadoras.

Hay una exquisita selección musical
de Yanni
en los altavoces

(está comprobado
las vacas producen más leche
con música clásica).

El reloj checador es su amigo;
las cámaras
son para cerciorarnos
de sus buenas costumbres;

los uniformes,
la materialización
de nuestra excelencia.

Somos la familia
con dientes
blan
quí
si
mos
que siempre han querido tener.

Antes de dejar
nuestras instalaciones,

les pedimos
por favor

limpien la sangre

y levanten del piso
los pedazos de cerebro.





¿Se encuentran bien mis amigos?

Los niños perdidos
son animales
que juegan a la guerra
con los indios.

Los pequeños zorros.
Las pequeñas ardillas.
Los pequeños mapaches.

El dolor fantasma
de la mano cortada
por Peter.

El galeón de Garfio,
el terror,
la envidia,
señor Smith.

Y Campanita se sacude
como una epiléptica
sobre sus cabezas
en vano.

Y el aura de los animales
enfermos
es una luz
encarnada
que brilla cada vez
más lejos.

Al deslizar la mano
sobre el lomo de
Nibs, Curly, Slightly,
Tootles
y los Gemelos,
la luz
se dispersa

como cuando alguien cruza
una estancia de fumadores
y el humo se abre
con lentitud.





¿Cuál es el modo más rápido de adquirir fortuna?

El viejo Carlos Castaneda emprendió el mágico desplazamiento del nahual y se fue a vivir a Los Ángeles con un séquito de brujas en una mansión de Bel Air. Las brujas eran guapísimas y les gustaba el sexo salvaje y los viajes en jeep por el desierto. El viejo Carlos Castaneda podía dar una charla en un auditorio en Lima y al mismo tiempo asistir a una lectura de José Agustín en un bar de Ciudad de México. Recuerdo el bulto oscuro de una mujer que gruñía como cerdo arrojándose de pronto sobre caballos de carga. La muerte llevaba un sombrero del que colgaban dos focos. En la oscuridad de la carretera, Carlos observaba las luces de un auto en el retrovisor. Aparecían cuando el terreno bajaba. Desaparecían cuando el terreno subía. Esa es la muerte.



***



el barco frente al que hicimos la promesa de pasar toda la tarde en el mar
avanza con un grupo de cumbia en cubierta
el mar es una bebida
inventada por el dueño de un hotel llamado Verano Beat
la tonada que recuerdas al quedarte de pie
inmóvil mientras sientes arena entre el elástico del traje de baño y la ingle

intento grabarme el sonido de la playa y el sonido de la avenida
que circunda la playa
al mismo tiempo
cuánta concentración se requiere para mirar
el desplazamiento de un buque de una punta a otra de la bahía
cuánta del muelle a la desaparición






nunca sonríe mi padre cuando me ve
a cuadro en la cámara de video

ahora descubro un alce miniatura en mi huevo kínder

ahora le quito las chispas de luz a una pelota de goma

mi padre llora en el baño

se moja la cara

le baja al retrete
sale con expresión tranquila





queridos padres de familia
Copperfield está sujeto por dos pares de cuerdas

hechas de múltiples hilos de kevlar
que permanecen invisibles
contra el fondo del escenario celeste

al final del sorprendente vuelo
la audiencia sospecha que
puede estar sujetado por alambres

no tenemos de qué preocuparnos






Western,
Raciel Quirino,
Conaculta/Fondo Editorial,
Tierra Adentro,
México, 2012.

por Leonardo Iván Martínez


Cuando le preguntaron a Buffalo Ben si quería formar parte de la brigada comandada por Chris en La Furia de los siete magníficos respondió: Soy un fenómeno. Mitad hombre y mitad pistola. No puedo golpear a una niña de 6 años en una pelea justa pero puedo volarle los ojos a un hombre a 100 metros en una tormenta de arena. Nunca nadie oyó hablar de un pistolero con un brazo.

A veces así es la vida y la poesía es el arma justiciera que con su lengua de fuego reivindica al hombre que se encuentra mordiendo el polvo. Hay poéticas que sangran, que transpiran y que a pesar de las heridas que les pueda infringir la sequedad del horizonte siguen cantado, y de un modo tan certero que corren el riesgo de clavarse en la memoria del hombre y convertirse en libro. Así es Wester, el primer poemario de Raciel Quirino, publicado por el Fondo Editorial Tierra Adentro hace un par de meses. El poemario cuenta con seis apartados, cada uno de ellos constituye una bala en el tambor del arma, y el libro en su conjunto tiene una mirilla afinada que sólo da el conocimiento de la tradición y las formas clásicas en la poesía.

La primera munición pone blanco en el binomio del desierto y el mar. La bala circunda los espacios y las ansias, la desesperación causada por la sequedad. Uno piensa que sólo se muere de sed en el desierto, pero Ulises, el personaje homérico se apersona en la primera bala del poemario para decirnos que también en el mar se muere de sed. Esa primera bala no es de cáliz, se ve la mano firme en la traza del soneto y la prosa poética brindándole al libro un acertado y necesario carácter narrativo:

Hay ojos en todas partes, se dice aguzando el oído; pero los bandidos ya no regresarán sino hasta que acumule suficiente vida que puedan arrebatarle. Está tranquilo. Sabe que todavía le queda en su revólver un nombre de mujer para cuando las cosas se pongan feas.

La segunda munición tiene en su mira la naturaleza humana, la proximidad con la muerte y la certeza de la materia y finitud del que sostiene el arma. El zopilote, el cactus, la cabalgata, el polvo, y la introspección que hace Raciel Quirino en los dos poemas titulados “Desierto Adentro” devuelven al lector la certeza de ser polvo. A partir de este apartado yo escucho el canto de un hombre que defiende sus soledades, un hombre que convoca a, como dice en el primero de estos dos poemas: No solo descubrir el fuego, enamorarlo,/ darle nuestro aliento por rescoldo,/ dejar que nuestra piel se tienda a acariciarse.

Llegamos a la mitad del barrilete. La tercera bala se dispara de espaldas. Su blanco son los retratos familiares porque todo guerrero por más bravo que sea hace una escala en la casa natal. Posa sus armas en la antesala de la imagen materna y paterna. No se necesita ser el príncipe de Dinamarca para conversar con el padre, para hacerle las preguntas necesarias:

Diré palabras que te acerquen,
abran tu mirada,
llenen de sangre tus labios,
para hacer a un lado la noche que te cubre,
el día pculto en el vacío que habitas,
y me platiques cómo lo has pasado estos años,
si allá donde estás puedes dormir, si sueñas,
así repartido entre cerros, viento y luz.
Si existe una sonrisa que logre levantarte,
que te separe del polvo unas horas,
si desde la oscuridad que habitas,
logras divisar el tiempo
que vivimos juntos.

La cuarta munición es la del acecho y la exploración; la de la bravura y el llanto conjugados con la fraternidad de la calle, pero también es la bala que se dispara a los noventa grados, que se dispara al cénit para arriesgar un poco a que el viento sople y la pedrada caiga lejos. La cuarta munición de Western es el resoplido de la lágrima de madrugada, la comunión de una caricia con la estampida de búfalos, tal vez los búfalos de los excesos, excesos germinados a la intemperie donde habita un Gambusino diario y refulgen los filos de las armas. Hay en este apartado un poema que merece mención por la brillantez de su hechura: Canto. Canto es un poema dirigido al poeta mismo, al oficio de bien llevar las riendas del animal que a veces se desboca y escapa de nuestra voluntad; el arte de bien asirse a la crin, metáfora acertada del lenguaje poético, ausente voluntariamente de todo artificio que altere el trote y el libre andar de nuestro espíritu animal.

La quita munición es la que mata. El poema central de este apartado es, a mi parecer, uno de los más certeros que se han escrito sobre el binomio de la muerte y la vida. Ganas de matar y Ganas de morir son dos poemas que se unen como dos opuestos. El primer apartado se enuncia desde la visión del homicida. La cizaña pronuncia sus palabras de odio mientras nace de la polvareda, mientras germina y es vapuleada por las botas y pezuñas de caballo para buscar su venganza. Desde la inmundicia levanta la mano y reclama su turno:

Mientras tanto, espero la eclosión del día,
debajo de botas, trotes de caballo,
golpes de granizo, manos que me quiebran.
Ya levanto el cuerpo, escucho a lo lejos
pronunciar mi nombre:”cizaña, cizaña”.

Su contraparte, Ganas de morir, es el quiebre de la forma occidental sobre la muerte. El concepto de la rendición no siempre significa la derrota, pues las ganas de morir reafirman el acto del sacrificio y un “hallazgo curativo”.

Nos son una desgracia las ganas de morirse,
de reclinar la frente al fondo de la tierra
con el último brillo de los ojos.

El último disparo es el de la retirada, el de la despedida. Los tres poemas que conforman el apartado construyen un paisaje espacial que se mezcla con lo emotivo, describen a un hombre ya curtido por las arenas del desierto, a un poeta “aleccionado en duelos” que tiene una mirada alerta.

Hace un par de años descubrí lo que era el canto cardenche, una melodiosa y al mismo tiempo dolorosa interpretación vocal masculina originaria de los desiertos de Nuevo León, Durango y Coahuila. La palabra Cardenche proviene de la cactácea que cuando hiere la piel abre su punta y se divide para herir aún más al momento de extirparla.  Y a pesar de todo el cardenche es sinónimo de canto, de lirismo popular en la soledad de un árido pasaje.

Cuando vemos el conjunto de los poemas que conforman Western observamos que el leimotiv es indudablemente el dolor y la esperanza, pero es un dolor fértil en donde se reconoce la escritura de un hombre que tiene la mirada puesta en el horizonte, como una Utopía lejana que le sirve para crear un mundo a partir del trazo nostálgico del pasado y del andar a trote hacia un espacio construido en su imaginario en donde el hombre saca lo mejor de su temple para reafirmarse.

Western, de Raciel Quirino es un libro en donde el hombre verá reflejado a otro hombre, a un hombre que se levanta después de ver sangrar su boca, y el rastro se mezcla con el polvo del desierto, y donde a pesar de todo, con la boca seca, el hombre sigue cantando.




ÓSCAR DE PABLO [16.196]

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Óscar de Pablo

Cuernavaca, Morelos; 1979, es un escritor mexicano especialmente conocido por su poesía y su militancia política trotskista.

Nació en la Cuernavaca el 22 de mayo de 1979, pero ha radicado siempre en la ciudad de México. Comenzó a militar en 1996. En 2003 empezó a dedicarse a la literatura al obtener la beca de la Fundación para las Letras Mexicanas. En los siguientes años, tres de sus libros obtuvieron sendos premios nacionales de poesía joven: el "Elias Nandino", el "Jaime Reyes" y el "Francisco Cervantes". En 2011 publicó su poemario más representativo hasta ahora, El baile de las condiciones. También ha incursionado en la novela, el ensayo y el guión cinematográfico.

Obras

Poesía

La otra mitad del mundo (2000)
Los endemoniados (2004)
Sonata para manos sucias (2005)
Debiste haber contado otras historias (2006)
El baile de las condiciones (2011)
Dioses del México antiguo. Coreografía cívica (2013)
Sobre la luz. Poesía militante (2014)

Novela

El hábito de la noche (2011)

Reconocimientos

Premio Elías Nandino por Los endemoniados (2004)
Premio Jaime Reyes por Sonata para manos sucias (2006)
Premio Francisco Cervantes por Debiste haber contado otras historias (2006)
Premio Alejandro Galindo de Guión Cinematográfico Alejandro Galindo por Soldados de Guadalupe (en coautoría con Marcos Villaseñor)





Etiópicas 

Qué implacable verdad este conjunto  
Arbitrario de células que mi nombre unifica, 
esta cambiante suma de fragmentos: éste que abrió los ojos al recibir el día, 
el que sale del baño rascándose la nunca…
 pero cedo ante el tópico de las esencias 
y me proclamo uno: desde el verso primero conjugo fatalmente primera persona, 
aprovecho el instante para fingir que pienso, me incorporo distinto, 
denuncio la mentira de los pájaros, frente a ellos afirmo mi silencio 
y así me reconozco: 

El mundo ocurre, ocurre la materia dorada y crepitante, 
la materia se yergue, se desordena en órdenes complejos bellezas fragmentarias, marabunta, ciega puesta en escena de lirismo autistas, 
universos privados, diminutos, siempre orgullosos de su misterio interno, 
sus mínimas Verdades Trascedentes, sus purezas que forman, consteladas, 
esta mierda de mundo: la asquerosa entropía del universo, 
decido pese a todo abrir mi puerta. 

Salgo. Respondo a la retórica vacía 
del viento entre las hojas: escudriñar sucesos como un lenguaje arcano, 
detenerme a trazar constelaciones verdes 
basta para probar mi cobardía, mi persona secuencia de marasmo, 
inmóvil y ridícula ante el tiempo que curre: Pánico de no ser, 
terror que se disipa ante una sed cualquiera 
o frente a la idea misma del deseo: Recompongo en la práctica mi esencia 
y así me reconozco: 

como el poeta que baja del Parnaso para encontrarse en medio de Avenida Cuauhtémoc, puro y estúpido como recién nacido, sordo de infinitud, lúcido, quieto, 
empezando a entender, en su torpe ternura, 
el mensaje furioso de algún claxon: 
Hacerse a un lado, claro, llegar a la banqueta, 
fecundar la cuidad y habitar en el día
ser un punto del día, 
descifrar el oxígeno esmaltado de roca, sobrevivir sin preguntarse nada, 
aceptar la cuidad, la colonia Narvarte, como quien corta un higo verde y se lo come, darle a la calle una existencia plena 
al llevarla de pasos 
y entender que La calle me ocurre como el mundo, 
que la calle no existe hasta que yo lo cruzo, que yo tampoco existo, 
que la calle no es sino mis pasos, y yo peatón no soy sino la calle. Cuando llegue a la esquina seré otro. 

Mas la calle no es medio sino fin, un movimiento 
rumbo al movimiento, un flujo rumbo al flujo, una búsqueda ciega 
cuyo solo destino es prolongarse, 
camino que no lleva sino al camino mismo. 
Hay el ruido de lucha de un rio que desemboca, y la cuidad es eso. 
Mis pasos son la meta 
De mis pasos: hambre de nuevas hambres de mañana. 

Miro el reloj, busco reconciliar el griterío 
de ceniza dispersa: 
ya son las nueve y veinte, y la esquina de Xola con Cuauhtémoc 
reclama su existencia, 
se constituye en términos concretos, erizada de ángulos 
donde un conjunto de materia orgánica 
se torna en ser humano por saberse sediento; 

miro el reloj: antes de entrar al metro 
me compro un boing de mango.



Una ventana abierta para Mumia  

Vivo frente a una plaza. Son las cinco y al cuarto 
lo atraviesa de pronto el amarillo, la diagonal de luz 
que los árboles filtran, 
la pulcra trama por la que el polvo sube 
decidiendo su rumbo, 
dibujando. 

Una ventana es eso: 
la simple decisión de no arrojarse afuera, 
cinco pisos abajo, 
o de arrojarse, si uno así lo quisiese, 
un estar simultáneo en una plaza 
y en un cuarto alfombrado de desorden y humo. 

El polvo sube igual, bailando, en una celda 
que no tiene ventanas, pero en cambio no hay forma 
de decidir cerrar 
una ventana abierta y no ceder por ahora 
al impulso de echarse cinco pisos abajo: 
un condenado a muerte 
no puede ni siquiera suicidarse, 
no tiene una ventana que cerrar, 
una ventana para seguir con vida. 

Con mi pequeña voz, con mi pequeña firma, 
con mi pequeña parte en la lucha de todos, 
poeta sin ventana, 
yo te mando la mía.




Animal planet 
(te atrapa) 

Para Antonio Deltoro 

Reina la oscuridad del Serengeti, pero tenemos 
suerte. 
He aquí un representante de la especie 
más singular del feudo de las aves: la Vocabulum 
rei, sí: una palabra. 

Éste: sin duda, un ejemplar hermoso. 
Observémoslo estar, 
significa fastuoso magnitudes diversas.

Para cuidarla de los depredadores, 
la sabia evolución ha dotado a este especie 
de una táctica extraña: apenas pasan tres, 
siete segundos 
tras el fallecimiento de un individuo dado, 
su cadáver se puede por completo 
(por eso no hay salones de trofeos 
que puedan ostentar 
una palabra muerta disecada). 

Observemos a este 
depredador hambriento que se acerca: 
es un poeta joven de género bucólico 
que apenas ha aprendido a cazar por sí solo. 

Es evidente que no ha desayunando. 

Dotado de un olfato treinta veces 
superior al del cactus, ya percibió a su presa. 
La reserva calórica de una sola palabra 
polisémica y gorda como ésta
podría mantenerlo bien becado por meses; 
pero el bardo conoce 
desde lo milenario de su instinto 
que no debe matar a la palabra; si lo hace, la carne 
se volverá carroña 
y ya sólo valdrá para el banquete 
de las hienas, la crítica, 
los buitres. 

No. 
El cazador ha optado por un método alterno, 
más violento y más cruel, si ustedes quieren, 
y bastante más lento, 
pero en cambio efectivo: 
opta por seducirla.  

Veamos cómo el bardo se aproxima, 
cómo va conduciendo a la palabra, 
cómo la va rodeando sin apenas tocarla, 
sin demostrar su apremiante apetito, 
como quien le sugiere el curso a una burbuja, 
como quien pele con ternura un cítrico, 
despacio, 
y la deja temblando de silencio y de frío  

Ante el acoso de estos cazadores 
el gobierno local ha declardo 
a la palabra especie protegida 
y en veda permanente.




Premisa 

usted existe/sí/lo dice el pasaporte: 
su ridícula infancia provinciana/ 
su discreto terror al infinito 
y cómo no/ sus glorias/sus derrotas: 
si todo sale bien pronto serán las nueve 

ustedes existe sin lugar a dudas/ 
confírmelo buscando su sombra entre las sombras/  
verifique el dolor siempre en su sitio/ 
mire ese cielo inmensamente ajeno/ 
pásele lista a todas sus miserias: 

ustedes existe/sí/pierda cuidado



Marcha 

Dejen juntarse las respiraciones, dejen 
que se oscurezca el cielo detrás de la parvada, 
oigan como el latir del pavimento, 
la sucesión de pasos 
y de pasos en este término insumiso, 
en esta mismas grieta 
menor 
de la calle Madero, 
hace fluir la grieta con los pasos, 
se la lleva consigo hasta llegar al centro 
bajo el cielo en común de pasos anegado. 

Los pasos y los pasos: ellos 
buscan su tacto en el temblor del polvo de torrente?, 
y lo siento avanzar: nada tiene de absurdo. 

Dejen andar la calle revuelta entre los pasos, 
déjenla entrar al Zócalo



6:05 El eco de tus pasos envejece, 
envejecen tus miedos, tus silencios, 
tu aburrida nostalgia de hombre solo. 

Has estado de pie por tantos años, 
hoy eres viejo y otra vez es lunes, 
frente a la fresadora como siempre.

Lentos los años crecen como el musgo 
y tú sigues ahí bajo su sombra. 
Hasta la fresadora es más fluida: 
la han cambiado tres veces en treinta años 
y tú la ves crecer como a una planta. 

Has estado de pie por tantos años, 
que has perdido tu cualidad de río, 
te has vuelto más objeto que el objeto, 
te has convertido en una cosa fija, 
en una piedra antigua en su paciencia.





VII

 (2 de octubre de 1999, unam) 

exijo una asamblea para los muertos 
rumorosa voraz interminable 
una asamblea que llene varias noches 
nuestro enorme auditorio conquistado 
donde los muertos vayan y regresen 
en lentos y felices intervalos 
que juegan al futbol que se desnuden 
que reclamen sus baños y sus parques 
que se toquen a solas o en parejas 
y que luego regresen a sus sillas 
a seguir discutiendo a voz en cuello 
exijo una asamblea para los muertos 
donde reine el disenso el griterío 
donde resueltamente se resuelva 
cómo y en quién habremos de vengarlo.





Porra y romería 

Mayo de 2006 


Oh verdugos, oh dueños del hombre y su destino 
monopólicos dioses de los medios masivos: 
tenemos una gracia que pedirles.  
Altísimos señores, hados omnipotentes,  
venimos a entregarles lo poco que nos queda: 
la memoria, la rubia. Venimos a comprarles 
lo que quieran vendernos, por ejemplo: 
nunca nacieron esos dos obreros 
que el régimen mató a balazos en la planta; 
el estudiante asesinado a golpes,
bien que lo merecía; tiene razón el juez: 
las mujeres violadas durante los arrestos 
como siempre exageran. Venimos a comprarles 
lo que quieran vendernos. Pedimos poco a cambio. 

(No desesperen bravos. 
Hemos cerrado un trato con los dioses: 
Esta vez llegaremos a octavos de final)






DE INTEMPERIE

Se precipita un denso tejido de palabras, de metal y de arena,
para cubrir sudariamente el rostro 
que emerge de un retrato humano desde muerto. 
Rostro casi concreto, concreto casi 
carne, que se vive a sí mismo como muerto imposible,
y no: se sobrevive. Fuiste un muerto sencillo,
fuiste un muerto de tantos cuyo nombre 
sucede que conozco.

Viniste con el viento de naranjas y reses: 
ruta de los centauros. Eras un niño, eras 
esos ojos morenos de veinticinco años 
que viste ametrallar de luz en su negrura, 
de luz lineal y blanca, multiplicada y sucia, sólida en su destiempo, 
ojos moreno mora que se van aguilando, que se van combatiendo, 
que se fueron

a ese país antiguo y vegetal que nace
de la precaria eternidad en la que dormitaba, 
que despierta al desorden selvático del mundo,
al olor de la pólvora y el cardamomo,
y de pronto se ve lleno de historia:

Leyéndote las huellas, hoy, parece que llevabas
tatuado sobre el pecho un mapa de laceraciones, parece que sabías
que el océano es un surco arado por la sal,
una inviable vastedad de bosques
y un modo permanente de morir de sed; América Central, 
una serpiente trágica que se alimenta y muere
tragándose a sí misma cada día. País lleno de historia 
recién inaugurada.

Arden de pensamiento Las Orquídeas. La Sierra de las Minas 
es toda de nosotros, es toda suya hermano, teniente de lo indócil,
toda suya esta selva de botas fatigada,
comandante Yon Sosa. La ciudad
es una tarde grana de tacto y estrategia, es una tumba toda
de nosotros.

En cambio hoy, ahora, la añoranza posible
cobra el sabor ridículo del tizne: queda sólo el papel que la lluvia despeina,
queda sólo la sangre vuelta contra sí misma, debajo de la cal 
que pone a arder los muros, la superficie áspera del mundo. Queda 
solamente la piel de la frontera férvida,
alambradas mostrándote los dientes, soldados de ambos lados
esperando
que te atrevas siquiera a salir un segundo. Quedan las líneas vueltas cicatrices,
los trazos del café y del alto hierro, en los que descifró tu suerte mala, 
la tumba de tus líneas, las líneas de tu mano, 
Guatemala. Dicen que el trece trae 
la mala muerte.

Y sin embargo mienten, qué jodidos, como dicen ustedes, compañero Loarca: 
mientras dure noviembre, con su alimento áspero de ideas y de intemperie, 
ocurrirá en nosotros, caminando, el futuro; mientras no se resuelva
en un secreto abierto 
diciembre inexorable.

Compañero Granados, no te vayas, aguarda. Van a caer veintiocho, 
muchas veces veintiocho, e incluso tal vez más allá en Zacapa, 
y un capital confusamente armónico 
de cuarenta quetzales
responderá, remontando la noche,
que la vida está abierta y que la muerte,
que la muerte está echada. Queda sólo el zumbido 
lejano de los tímpanos, queda sólo el rumor de los motores 
de un avión que despega, el griterío de espuma 
en común sepultura convertido, 
en multitudinario abismo líquido, 
en tumba gigantesca que no callará nunca
su denuncia salada…pero marzo está lejos 
todavía: Anda a decirle a Eunice 
que se rinda, hermosa desde muerta y más hermosa
que la palabra siempre, anda a decirle ahora 
que cierre la devota casa de su familia,
que el 13 no es su número de buena muerte,
aunque lo sea de veras, aunque la esté esperando desde ahora, 
debajo de la lluvia para decir su nombre, el nombre de su duelo personal, 
de su guerra y su suerte. Se precipita un denso 
tejido de silencios, músicas disonantes de humedad y diciembre
sobre un océano mudo para enterrar tu cuerpo: 
un mar casi concreto, concreto casi 
agua, que se anega a sí mismo sin un puerto posible
y no: no sobrevives. Fuiste un muerto sencillo, otro más cuyo nombre 
sucede que conozco, el nombre que nació de tus heridas 
de veinticinco años. 

Termina en ti la muerte para multiplicarse, para ser en la vida toda de nosotros
y desbordar sus términos acuosos. Ahora estás cumpliendo 
sesenta y seis destinos de caminar al sur, ruta de los centauros, 
sesenta y seis abismos de nacer en Chihuahua,
muerto de sed y de deseo, de ganas 
de atragantarte a tiros de turbiones, 
sesenta y seis derrumbes 
de estar vivo. Sí: 
En el último verso escribí: “de estar vivo”, como si no supiera
que hace ya cuarenta despedidas a gritos
un huracán de botas te negó la vejez 
y te detuvo en esto: Año 66, Ciudad 
de Guatemala, fotografía de un joven ya desaparecido
de veinticinco años. Fuiste un muerto de tantos, 
nada más, nada menos, otra semilla nuestra casi anónima,
para llenar de selva el fondo de los piélagos,
la vastedad estéril del mar siempre sonante, otro cartel 
cuyo nombre sucede, otro retrato muerto 
todavía: 

David Aguilar Mora, qué vida fue la tuya, 
tan de todos.
Diciembre de 2005

[Debiste haber contado otras historias, FETA, México 2006]



OBERTURA SOBRE TEMAS HEBREOS 
DE SERGEI PROKOFIEV

Acercándose lentas, avanzando: 
Arañas en sexteto, quiero oírlas.
Trazos de patas largas, deshilachadas, puras, 
pura suntuosidad, pura paciencia: quiero. 
Quiero patas larguísimas. La danza: 
puro aceite de patas, de humo condensado: los hilos,
los hilos de la danza. La danza 
es, está siendo un sexteto de arañas. Quiero oírlas aquí,
acercándose lentas,
avanzando.

Avanzando: una combinación poco convencional
de arañas lánguidas que van y bailan 
con clarinete y piano,
y avanzando,
y cuarteto de cuerdas. 

Una historia de historias que atravesó el desierto,
caravana de frases, rollo devuelto en rollos,
sangre y corderos para un dios sin nombre, 
y atravesó el desierto.
Y atravesó el desierto una vez más,
una vez más, acercándose, y otra,
hasta llegar a un bar del East Side de Mannhattan 
oloroso a tabaco y gesticulaciones 
que quiero oír, quiero oír,
justo en 1919, pura suntuosidad, pura,
pura suntuosidad. 

Acercándose lenta: una escena olfativa cifrada en cinco líneas. 
Huele a supervivencia de pogromos, huele, 
huele a conspiraciones 
bundistas, bolcheviques, 
chistes de los que nadie ha de reírse,
una opertura a qué. No hay ópera, no hay pieza,
eso no quiero oírlo, no hay pieza que le siga salvo la propia historia: 
la lluvia de regreso,
quiero oler, avanzando: el final de exilio y el inicio, 
muy Prokofiev adentro,
de otro exilio más largo,
sin arañas.

Acercándose lentas,
arañas entrañables, avanzando,
entrañables y cómicas deliberadamente,
flojas de desencanto y patas largas.
Una vez más, untuosas, quiero olerlas bailar, 
quiero reírme así, labios adentro, quiero 
su desencanto todo para mí, sus bromas silenciosas,
de pura untuosidad, su desencanto todo, 
suntuosidad de aceite, para mí,
y avanzando.

[Inédito, 2007]







MALENA DE MILI [16.197] Poeta de Chile

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Malena de Mili 

Nació en Santiago de Chile en 1989.  Es escritora y estudiante de Antropología Física en la Universidad de Chile. Fue ganadora de numerosos certámenes literarios juveniles, del Premio a la Trayectoria Literaria LMS, del Premio Interescolar de Ensayo Filosófico UAH y el 2005 obtiene el Premio Juegos Florales Gabriela Mistral. Participó en el Encuentro de Chillán Poesía 2014. 

Ha publicado:
-Elegías  (Mago Editores, 2013)
-Lacrimal  (Mago Editores, 2014)




ESTRATEGIA

Tú fuiste en esta vida 
la estrella cuyo resplandor 
suscitó el capricho de la Muerte, 
la envidia de la Vida 
y un amor más allá del tiempo. 

Es la esencia de tu existencia el ser eterna 
y se atrevió la Muerte, se atrevió la Vida 
con indecible insolencia 
a violar esa, tu naturaleza 

Una inútil pretensión 
el haber tramado tu extinción 
pues aquí estoy yo, con mi amor 
eterno por tu eternidad 
inmenso por tu inmensidad 
para defender tu esencia 

A fuerza 
de besos y de versos 
yo te haré inmortal 




Notas personales sobre «Elegías», de Malena D’ Mili

Por Joaquín Mancilla León


A fuerza
de besos y de versos
yo te haré inmortal.



La primera vez que leí algunos poemas de Malena, casi por azar, la sensación inicial fue de sorpresa, mejor dicho de grata sorpresa, puesto que hasta entonces creía vivir en un mundo acorde al «signo de los tiempos» de esta época, con horizontes que parecen estar cada vez más alejados de aquellas vivencias espirituales que creíamos del pasado, estudiadas pero no vividas, admiradas como tesoros perdidos y tal vez ajenas para nuestras generaciones. Pero de pronto, con los primeros versos leídos, el pesimismo inicial se despejó barrido por la fuerza poética de Elegías de Malena D’Mili.

Cada verso refleja a su creadora, como normalmente ocurre en la poesía de alto vuelo. Malena emerge de las palabras, de modo que deseado o no, ella siempre está presente. Cada palabra empleada está en función estética de la idea, a veces estremecedora, ya sea para elevarnos a un mundo de ensueños, de musas y hadas, o  al contrario, empleando palabras intencionalmente concretas, a veces duras, sin ambages ni contemplaciones, y sin embargo logrando extraer la más pura belleza de entre el dolor que las motiva, haciéndonos partícipes del cruel acontecimiento que interiormente la atormenta: 


«... una garra fría y cruel 
hundiéndose en mi vientre 
el acero despiadado de las tenazas 
revolviendo mis entrañas...»


son versos que se presentan como la más implacable metáfora sobre el dolor, cada palabra por separado armoniza con la siguiente y todas con un concepto concreto generador del dolor interior.

En Elegías fluye una riqueza de símbolos propia de los grandes poetas. Sin embargo en esta obra son símbolos interiores, íntimos, cuyas claves son sólo de su autora. Así, por ejemplo, la primavera, estación comúnmente asociada con la vida, con la luz, acá la podemos ver como estación de dolor, de crueldad, símbolo de  soledad.

Al comenzar, en el poema «En el rincón» el mundo de las Elegías se nos anticipa oscuro y doloroso. El título nos introduce en la penumbra, en la soledad y en un mundo ajeno a la personal vivencia del dolor: 


«Con tu partida se apagó la luz del mundo 
y yo me quedé a tientas en la oscuridad»


palabras precisas de indestructibles consecuencias, no hay consuelo. Luego nos sumergimos nuevamente en las lágrimas, en lágrimas de sangre, lágrimas in crescendo, sólo llanto y nada más, ya que 


«... a los dolores absolutos 
no les basta con lágrimas aguadas. 
Hoy he llorado con lágrimas de sangre». 

En estos poemas la autora se entrega al dolor renunciando irreversiblemente a todo aquello que la pueda apartar no sólo del amor ausente, sino que incluso de sus recuerdos, configurando esta idea la médula de la más pura poesía admirablemente lograda y que estremece cuando en el poema «Duelo» se escucha, casi como un desafiante gemido: 


«... bienvenido dolor, 
deléitate conmigo, 
no escatimes en recursos, 
besaré las llagas que me infliges 
igual como otrora besaba sus besos». 


Ya no hay vuelta atrás, el desafío está planteado y acepta plenamente la ecuación amor-pérdida-dolor.

Debo detenerme brevemente en «Delirio», cuyo título nos conduce a un mundo interior conmocionado por el dolor, mundo magníficamente resumido en dos versos de la más alta composición poética, alcanzando niveles casi místicos: 


«... ni de los vivos enteramente 
ni al mundo de los muertos perteneciente...» 


lograda composición cuya profundidad y sonoridad del verso inevitablemente nos trae recuerdos de Sor Juana Inés de la Cruz.

A esta grandiosidad final nos aproximamos paso a paso, anunciada en «Ajuste de cuentas», donde la autora deja atrás la primavera, objeto de feroz reproche, y conjura a la vida y a la muerte con versos que suenan furiosos, llenos de pasión: 


«... Yo habría renunciado hasta a mí misma  
y habría renunciado a tenerla,
con tal de salvarla de la muerte y de preservar su existencia». 


Luego, viene el juramento donde el furor da paso al desdén, la vida y la muerte no intimidan por ser inútiles y no haber logrado matar el amor: 


«... A ti, Muerte, te perdí el miedo.  
Vida, a ti te perdí el respeto». 


Furiosa y a la vez vibrante aliteración.
Resulta imposible abarcar en este breve comentario toda la riqueza poética de Elegías. He dejado ex profeso aparte algunas reflexiones sobre el poema elegíaco «Por la ribera del Estigia» porque fue lo primero que leí de la obra de Malena, quedando gratamente subyugado por sus versos. Lo primero que llama la atención de este poema es el viaje metafórico hacia las profundidades inalcanzables donde está ahora el ser amado ¿metafórico?  Así lo creemos al iniciar el viaje a las profundidades, pero la magia del poema nos envuelve paso a paso, y sin darnos cuenta la metáfora ya no existe, de pronto sentimos que el canto narra una realidad tan vívida como nosotros mismos. Malena logra crear un mundo no de papel y tinta, sino real, convincente, que nos mueve a acompañarla en su viaje. Bello poema que nos sumerge en las profundidades de la laguna Estigia, rodeada de dolor y lamentaciones, y sobre ese clamor que imaginamos, de las sombras emerge una voz: 


«Oye, mi amor 
 soy yo 
es por ti este canto».  

En fin, lo cierto es que Elegías es mucho más de lo que estas personales notas expresan, y con estos comentarios sólo he logrado rasguñar la superficie quedando un profundo mundo poético por explorar. Lo cierto es que en esta obra se destaca la belleza de la composición producto de la riqueza de los versos y la profundidad de las emociones de la autora.




Conversación con Malena de Mili en el Taller Siglo XX Yolanda Hurtado

Por Leo Lobos


— Cuéntanos de tu contacto con la poesía, como llegaste a ella o como ella llego a ti. “La escritura ha sido desde siempre algo innato. Comencé a escribir muy pequeña de manera instintiva. Recuerdo que aprovechaba las clases de gramática, cuando nos pedían construir oraciones para escribir pequeños cuentos. Comencé de manera sistemática y consciente alrededor de los 12 años de esa época son mis primeros cuentos y poemas. Siempre he sentido gran fascinación por los mundos fantásticos y maravillosos. Uno de mis mayores referentes literarios es el mundo griego, mi puerta de entrada fue su mitología. Leí la Ilíada y la Odisea y luego tragedias griegas. La obra de Tolkien ha sido marcadora, en especial El Silmarillion y El Señor de los Anillos. También, el mito del vampiro ha ejercido una profunda fascinación, un libro clave en mi vida fue justamente Lestat de Anne Rice. Muchas de mis búsquedas literarias han ido siguiendo las rutas de A. Dumas, una de mis novelas favoritas es “La Reina Margot“. Otras obras y autores que han sido significativos para mí son Manuel Puig, Jane Austen, Óscar Wilde, Shakespeare, “Memorias de Adriano” de Marguerite Yourcenar, Alejandra Pizarnik. He sido más lectora de narrativa que de lírica, sólo recientemente he comenzado a interiorizarme más en la poesía”.

— Sobre tu libro causas y afectos de su escritura. “Elegías es un duelo. En octubre del 2010 perdí a mi criatura más amada. Desde entonces no pude escribir sino para ella. Fue un paréntesis en todo sentido, un círculo dialógico e íntimo donde no cabía nada más. En algún momento me di cuenta que todos los poemas que le escribí tenían una continuidad eran reflejo de ese proceso y aprendizaje que es el duelo. Elegías fue presentado el 20 de octubre de 2013 por azar o sincronía a 3 años exactos de la muerte de ese ser, simbolizando un renacer, un recobrar en aceptar amar sin poseer y en el descubrir que el amor fue más fuerte que la dimensión de la muerte”. 





"Lacrimal" de Malena de Mili, la poesía como una forma de amar en silencio

Por Benjamin León 



La poesía es una forma de amor que sólo existe en el silencio, decía el poeta José Emilio Pacheco; una forma de amar que va más allá de la palabra y sus contornos, de sus contextos o temáticas, un algo que se aproxima a eso indecible de cada ser humano que sólo puede ser transmitido por un lenguaje superior a la palabra misma. Quizás el acto de escritura es una forma de amar. La creación de una obra poética debe contener, sin duda, algo más que lenguaje, quizás un aproximarse a ese no se qué que queda balbuciendo de Juan de Yepes.

En esta voluntad de crear, la labor del poeta ocurre entre las palabras, en esa amalgama compuesta por lo que se lee y por el contenido no visible y superior de ésta que se relaciona con su sentido verdadero, con su semántica y con algo mayor aún. En este sentido, la voz del poeta se opone a aquellos que han hecho de las palabras algo meramente pragmático, o peor aún, que la han maleado o dirigido para prácticas con el fin de dominar el pensamiento de las muchedumbres de los siglos.

La palabra poética de Malena de Mili recurre a un modelo de amor, a esa búsqueda de un lenguaje poético, del decir y del callar, una búsqueda de un lenguaje propio que intenta trascender. Hay un sentido tras la palabra, tras cada sílaba, tras cada verso. Aun cuando la andadura poética de la poeta es reciente y su trabajo comienza a tomar forma, hay un comprender que la palabra moviliza sentidos, leyes invisibles del corazón. Nos dice: “Yo no puedo dejar de escuchar la profecía forestal del ruiseñor”. Ese ruiseñor, el de Keats, el de Wordsworth, el que los poetas románticos ingleses crearan e hicieran cantar, está en su estadía poética, en su ver el sendero al comienzo del bosque.

Es así como Lacrimal, su segundo libro, se presenta como una voluntad de hallar su propio lenguaje de amar. En él encontramos el erotismo que sucede no como una nombradía del acto mismo, jamás bajo un desechable retrato, sino como una sugerencia, en la mayoría de los casos como una posibilidad para que el lector encuentre lo propio desde distintas posibilidades. Hay un cuerpo de mujer entregándose al estallido del verbo, a la extensión de lo vivencial, del fracaso y del reinicio, del silencio como materia superior: 


“guardo un instante de silencio
por cada vez que dejé de ser virgen
cuando un hombre penetró en mí
y quedé sangrando
después del frenesí”.


La voz de Malena de Mili se vuelve atemporal, llovizna de la mañana de cualquier siglo del ayer o del porvenir. 


“Aún no suceden
y los recuerdos me asesinan dulcemente.
Se destilan en largas cuentas de luz
sobre las últimas cuerdas tensadas del sol”


nos indica. Un recuerdo del futuro es la palabra, un tiempo venidero del ayer la poesía, el cuerpo del amor vencido o de la nebulosa que susurra y se presenta para cantar lo no cantado en lo corpóreo y en lo metafísico de las herramientas del amor. 


“Voy tomando el imperio del blanco
me envuelvo en un velo nival
y aguardo extinguirme
entre la niebla” 


dice. En Lacrimal encontramos hallazgos donde la construcción de la imagen visibiliza lo oculto, lo recrea hacia un suceso trascendental; aun cuando lo efímero del cuerpo esté presente, hay un erotismo basado, en muchos casos, en aquello que se mira sólo con ojos de poeta. Quizás en esto consista el verdadero poema, no simplemente en contar, sino en comunicar lo incomunicable; en ilustrar aquello que se vive pero que la palabra no alcanza a abrazar en su acto de luminosidad. La poesía de Malena de Mili se vuelve multidireccional, ofreciendo una entrega al yo lector que va más allá del dirigir la emoción, más bien haciéndola florecer en sus propios ojos, como lo querría alguna vez Huidobro.

Por otra parte, también hay cierto tensar en el equilibrio de lo que se expone poéticamente y aquello que se informa como una vivencia de cualquier ser humano en el desgarro, en el dolor siempre presente del acto de amar: 


“Presiento ese punto 
donde el dolor y el placer
difuminan sus bordes”. 


O por ejemplo, cuando el poema nos acerca a la sinfonía o movimiento del cuerpo unido para amar, y dice: 


“Oh contorsión perversa
sacrílego impulso
diabólica ondulación
de mi silueta poseída…
debieran quemarme en la hoguera”.


La poesía de Malena de Mili frecuenta esos lugares donde el poema es poema, y donde la poesía cumple su función revitalizadora del lenguaje y de la imaginación. En ella el erotismo adquiere un sentido trascendental y se convierte en algunos periodos en un acto mayor, una forma de amar mediante el lenguaje, de traspasar lo prosaico del suceso para seducir mediante la forma y lo que en ella se dice y en el mundo que al callar ofrece. Hay en Lacrimal el susurro de un porvenir que valdrá la pena esperar para conocer, para leer y apreciar, para creer que aún hay poetas que pueden reiterar la poesía en estos días de penuria.


Poetas: Astrid Fugeille y Malena de Mili




SYLVA GABOUDIKÁN [16.204] Poeta de Armenia

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SYLVA GABOUDIKÁN

(En armenio: Սիլվա Կապուտիկյան o también SYLVA KAPUTIKYÁN) (Ereván, 20 enero 1919 hasta 25 agosto 2006) fue una destacada poeta armenia, escritora, activista académica y pública. 

Es reconocida como "la poetisa líder de Armenia". Nacida de padres de Van, Turquía, fue criada en Ereván, la capital armenia, y vivió allí toda su vida. 

Terminó la Facultad de Filología de la Universidad Estatal de Ereván, y luego estudió en los cursos superiores de Gorki Instituto de Literatura Mundial. Hizo su debut literario en 1930 y publicó su primera colección de poemas en 1945. Incluía "Khosk im vordun" (Una palabra a mi hijo), que es reconocido como uno de los poemas más populares de Kaputikyan. 

Dos temas principales de sus obras eran la identidad nacional y la poesía lírica. Kaputikyan, cuyos antepasados ​​eran refugiados de Van, recuerda su terrible experiencia en "Hin karote" (el viejo anhelo, 1992).

El 14 de abril de 2004, escribió una carta abierta a Kocharyan Must Go, donde protestó los métodos muy duros del presidente Robert Kocharyan hacia los manifestantes el 12 de abril / 13 de abril de 2004 y devolvió la Medalla Mashtots Mesrop que le había sido otorgada por Kocharyan en 1999. Murió en Ereván de un derrame cerebral, 87 años de edad. 




REGRESA A SALVO

Aun para decir adiós
aun si es la última vez
aun a regañadientes

aun para herirme de nuevo
aun con el severo ácido
del sarcasmo que punza

aun con una nueva clase de dolor
aun fresco por el abrazo
de otra. Regresa, sólo ven.






COME BACK SAFELY

Even to say goodbye
even if it’s the last time
even reluctantly

even to hurt me again
even with the harsh acid
of sarcasm that stings

even with a new kind of pain
even fresh from the embrace
of another. Come back, just come.

Translated by Diana Der Hovanessian










SHUSHANIG GOURGHENIAN [16.205]

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SHUSHANIG GOURGHENIAN 

Poeta de Armenia, 1876-1927.




DESEO

Quería darte la bienvenida
dentro de mi alma como a un dios,
perdido y agotado por el camino
para oírte llamar a esta tu 
  casa.

Quería restringir
al ruiseñor a un solo
jardín. Y guardar sus cantos
de libertad para mí 
   sola.

Te quería aprisionado
en mi pecho como parte 
del flujo de mi sangre,
el mecer de mis 
    huesos.

Quería cuando yo muriera
mi nombre fuese tallado
en el más duro de los monumentos
tu corazón de
     piedra.






Desire

I wanted to welcome you
into my soul like a god,
lost and road weary
to hear you calling this home.

I wanted to restrict
the nightingale to but one
garden. And keep his free
songs for me
alone.

I wanted you jailed
in my breast as part
of the flow of my blood,
the sway of my
bones.

I wanted when I died
my name carved
on that hardest of monuments
your heart of
stone.

The poem is by Shushanig Gourghenian and it can be found in an anthology called “Love Poems by Women”.




KHÁT VỌNG

Muốn riêng chào đón mình anh
vào hồn em, tựa vị thần lang thang
Rã rời vì lỡ lạc đường
Để nghe anh gọi thân thương là nhà
Và em giới hạn vườn ta
Họa mi chỉ một giọng ca tuyệt vờì
Véo von riêng tặng em thôi
Ươm trong giọng hót một trời tự do

Muốn giam anh giữa tim này
Trong dòng máu chảy đêm ngày triền miên
Trong xương cốt của thân em
Từng khoe yểu điệu dáng tiên gọi mời
Khi em từ giã cõi đời
Muốn tên em khắc sâu vào tim anh
Tim anh là đá luyện thành
Tình đài kỷ niệm chúng mình thiên thu

Shushanig Gourghenian (1876-1927 Armenia)


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