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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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JAVIER ROJAS RÍOS [16.066]

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Javier Rojas Ríos

(Bogotá, Colombia, 1986) estudiante de Español y Filología Clásica en la Universidad Nacional de Colombia, poeta y cuentista, publicó en el 2013 dos cuentos («La cínica» y «Sin título») en la antología de cuentistas jóvenes Los hijos de la noche, libro lanzado por la editorial de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas en la XXVI Feria Internacional del Libro de Bogotá.





Ayuno

Sol de carne, padre de sal
te ofrezco los gritos que entre mis huesos
de tanto
en tanto
el viento arrulla para besar tus úlceras.

Padre rojo
los buitres hijos de tu ombligo
hilan con su pico de cielo las nubes hondas,
la curva azul
y en su giro funerario emborrachan de silencio a cuarenta cadáveres que observan
clavados
bajo cruces de cuaresma.

roban una niña para sepultarla en las sístoles del mundo
y de su quijada,
mientras canta,
arrancan para la enferma tierra
las semillas de huérfanas cenizas
pero sus dedos de monte,
dedos aguja,
tejen las vueltas del caracol que esconde
el amargo hígado del sol.

Miércoles de negro sol.





Río Largo

Río largo, río hervido
que te llevas los pedazos de un viejo,
la risa del mueco,
las pezuñas rojas de una bruja
y las manos del niño que siembra fosas.

Río amargo,
que le traes olvido a los espejos cuando arrancas en la mirada del ciego
la plata y el reflejo
que esperan clavarse en las piedras que apuñala el tiempo.

Río bravo,
antes de bendecirlos en barro
déjame sus vertebras para hacer un rosario
y rezarle,
una
por
una,
en sus cuentas
al griterío que ahogas.






JOSÉ ÁNGEL FERNÁNDEZ WULIANA [16.067]

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José Ángel Fernández Wuliana

Poeta indígena wayuu. Nació en la Laguna del Pájaro, Distrito Páez, Guajira- Venezuela. 1961. Sociólogo y antropólogo. Asesor de los periódicos indígenas Nunuiki Wayuu y Wayuu-naiki. Ha publicado libro de poemas Litakaa (totuma). En breve publicará la rebelión de la libertad. Ha sido invitado a leer sus poemas en Colombia y España.


José Ángel Fernández Silva Wuliana es una de las voces más representativas de la literatura wayuu. Nació el 23 de enero de 1961 en La Laguna del Pájaro, Distrito Páez del estado Zulia, siendo su lengua materna el wayuunáiki. Su poemario: Jayeechiirua jee Ojutuuirua Sümüinjatü tü Eiikaa Mma (Cantos y Pagamentos a la Madre Tierra), obtuvo el Segundo Lugar del Concurso Kuai Nabaida (el mar de arriba) de la Fundación Editorial el perro y la rana 2007. Actualmente labora en la Dirección de Literatura como Investigador en Lingüística adscrito a la Secretaría de Cultura de la Gobernación del Zulia. Es sociólogo y antropólogo, miembro de la Asociación de escritores del Zulia y miembro del Consejo Nacional de Educación, Culturas e Idiomas Indígenas, en representación de la nación wayuu ante la Dirección de Educación Indígena del MPPE. Ha publicado en bilingüe Nünüiki ka’ikai (Lenguaje del sol).

José Ángel, tus poemas giran en la reluciente voz de nuestros ancestros indígenas y se transfiguran desde tü Süsha’ajüle Wüin Nüsülekaa Wuchii (La Laguna del Pájaro).



Las Huellas del Waneetuunai

Por el contorno del montículo de A’yajuui (1)
nacen los riachuelos
que desembocan en el abrevadero de mi linaje
donde rugen felinos desesperados
tras las huellas del Waneetuunai. (2)
Una nube viajera ha sido la perfecta cómplice
para que el Epeyüi (3) consuma
sólo el corazón de su presa.



Ombligo de la Tierra

Somos los primeros habitantes
del ombligo de la tierra.
Somos perpetuos y felices viajeros
a la luz del sol y de la luna.
Después que Juya (4) fecundó abrojos sobre la tierra
Ma’leiwa (5) tapizó el suelo materno con flores amarillas
entonces surgieron las personas de modo colectivo:
¡Wullianaa! (6) Aparecen los felinos
¡Ja’yaliyuu! (7) Aparecen los caninos…
Ya pasamos el camino de los wayuu muertos.


(1) Médano ubicado en la Península de La Goajira venezolana.
(2) Personaje mitológico que camina al revés.
(3) Personaje mitológico felino que sólo consume el corazón de su presa.
(4) Personaje hipermasculino de la mitología wayuu, esposo de Mma (Madre tierra), proveedor de las buenas lluvias.
(5) Dios todopoderoso, el más grande, para los wayuu.
(6) Clan wayuu perteneciente al tótem de los felinos.
(7) Clan wayuu perteneciente al tótem del perro.




JUYAPÜ

A’yalajüshi kaarai
atalatalaasü jutaishiikaa,
o’ttusu sünain e’itaa juyakaa.


INVIERNO

Llora el alcaraván
la sabana se alegra,
comienza a llover el invierno


*


SÜPÜTAAYA IIWAKAA

Ayonnajüsu iiwakaa süma’iki
eküshii waya irama’airuku.


DESPEDIDA DE LA PRIMAVERA

Se despide la primavera danzando
comemos carne de venado.


*


Rebelión de la libertad

¡Esa lluvia brava! 
la que llegó con su frescura a tu silencio 
ha brotado flores de abrojos por el
camino. 
Y todos los pájaros cantarán en su solo coro 
la rebelión de la libertad. 
Todavía sigue lloviznando.



Saashiyain tü taashiikaa

¡Na türa juya e ´itüsü jashichikaa! 
antakaa pünainmüin sümaa süsaamala 
eemüin eere ko´uu pümüin 
ayotirüitpa mannasiirua wopulu’ un. 
Jee na wüchiikana nepishuwa ´a ee´irajena 
waneepuluin namüralu ´u 
süchiki saashiyain tü taashiikaa. 
Meemetayütta ´aya juyakaa.


*


Lenguaje del sol

Después de esta tarde de llovizna 
sobre tu piel blanquecina
hablaremos sobre el lenguaje del sol.



Nünüiki ka’ikai

Süchikijee aliikajatükaa meemetshi tü 
Soo ´ujee tü püta kasuutotkolu 
aashajaajeena waya süchiky nünüiki ka’ikai.



*

Abuelo Pü ´ üüten

Abuelo Pü´ üüten, quiebras las ramas de los cujíes 
tejes huertos con el paso de las
adolescentes.
Abuelo Pü ´üüten, enuncia:
Este invierno será bueno.



Taata Pü´üüten

Taata Pü´üüten, püshanaajüin sütüna aipio´uliakalüirua 
Akulaalajüshi pia jimoo ´ushayaain. 
Taata Pü ´üüten, aapitshi pia:
Aneerü juyakaa tü.



*


Mi cabrito

Mi cabrito bebe sueño de rebeldía 
cimarrón cimarronero.
Mi cabrito siempre tendrá los cuernos erguidos. 
Mi cabrito regresará pintado
durante la tormenta.



Takaa’Ulainchon

Asüshi lapü jashieemaajatü 
Takaa’ulainchon simaluuna simaluuna ´ipa. 
Katteerü waneepia nu´uwa takaa´ulainchon. 
Ale´ejeechi takaa´ulainchon chüküriiajüin 
nüto ´uta wanaa sümaa kasachikikaa.













ADELA FERRER [16.083]

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Adela Ferrer

(Palma de Mallorca, España, 1977). Poeta, músico y actriz. Inició sus estudios de música y piano a los 5 años en el Conservatori de Música i Dansa de les Illes Balears. Obtuvo el Exibition Award del Trinity College London en 2008. Profesora de música y piano desde muy joven, ha ejercido su disciplina como canal terapéutico en varias escuelas, fundaciones y asociaciones y en diversos proyectos multidisciplinares en España y Colombia. Colabora musicalmente con artistas de disciplinas distintas en performances, exposiciones, presentaciones de libros, recitales poéticos, interpretando y componiendo. Es actriz de teatro, cine, cortometrajes, vídeo-arte y vídeo publicitario, y modelo de pintura y fotografía artística y publicitaria, además de realizar trabajos como locutora, ilustradora y editora. Ha sido teclista, vocalista y cantante, en grupos que van desde el Raï argelino hasta la copla, la canción popular andaluza y la fusión flamenca, pasando por la música experimental-dodecafónica y la electrónica. En el 2013 publicó Papeles manchados, su primer libro de poemas e ilustraciones. Su último trabajo discográfico fue un disco de poesía mediterránea musicada, grabado con Comboi Records, junto al cantautor Julio Bustamante y el productor Carlos Carrasco en Valencia, ese mismo año. Actualmente reside en Bogotá, donde presenta su espectáculo “Peldaño a peldaño” en el que presenta sobre los escenarios sus propias composiciones a piano y voz; es editora de una revista de gestión social, cronista sobre mujeres víctimas del conflicto armado colombiano y coordinadora de unos premios nacionales de discapacidad.




Aclaración sobre los textos:

Le llamo prosa fotográfica, de instinto, entraña y sensaciones. De pasos que vagan con rumbo no aprendido, sino vivido. Llevado. Puesto en el extremo de la llama, incandescencia del suspiro. Vacío. Multitud de llamadas en la noche. Temprana esencia la de la luz. Un yo y tres quebrantos. Noches vagabundas de asfalto. Recuerdo. Amor y amor. Raíz de la tormenta. Sal y roca, bravura del azul. Mansedumbre del aire. Oxígeno de vena en pecho.

Adela Ferrer, Bogotá, 2014.
(domingo, 21 de septiembre de 2014, 12’36h. ‘El Ventorrillo’, La Candelaria, Bogotá, Colombia).



Siempre estoy llegando
Siempre estoy llegando,
o eso dicen mis pies, salga o entre,
de veredas, callejones y campos, mares y entrañas.
En vidrieras que rebosan libros miro mi silueta,
y mi pelo lacio al viento en mañana de domingo,
entre cielos ganados y bajos perdidos.
La arena que la vida se lleva,
el tiempo en el paso.
Existe el cero.
Y el todo en el todo.
Luces de neón, baile de noche,
marcha temprana y lejano movimiento.
Nada muere, las transformaciones se suceden.
Un bandoneón que gime escalofrío,
un violín, que manso, busca notas caídas.
Recuerdo.
Platos vacíos tras hacer barquitos con la salsa de la abuela,
manteles de cuadros en tascas de madera grasienta,
tardes y lunas urbanas.
Nada muere,
todo queda suspendido en un péndulo que vive de suspiros.

Texto: La Candelaria, Bogotá, 21 de septiembre de 2014, 9’35h.


Volveré con el levante
Vuelo. A ras de mar. Soy cormorán. Me adentro. Ahora alga. Voltean mis curvas como serpentinas entre burbujas tornasoladas. Juego. Cojo velocidad. Cambio de sentido. Paro en seco. Asciendo a la superficie para tomar aire. Salgo, y la luz del sol me templa la esencia. Mis pies en la roca. Me pertenezco. El rostro cara al viento tendido. Me dejo. Los brazos no pesan. Son vacío. Los pies adaptados a la piedra puntiaguda. Miro alrededor. Paz de septiembre. Luz blanquecina. Un velero marchando al poniente. Lo sigo con la mirada. Vuelvo al mar, quiero acompañar su estela y ver como rompe el oxígeno entre mi piel. Patino entre la marea. Me pierdo. No vengáis a buscarme. Volveré con el levante.

Texto: La Candelaria, Bogotá, 8 de septiembre de 2014, 9’48h.



Amarás al mar sobre todas las cosas
Mi principal ‘destino turístico’ para perder la brújula del pensamiento es el mar, más allá de la tierra, los montes o las dehesas. No lo hablo como un lugar de agua, más bien un rincón de ánima. Ser agua en la noche. Ser agua en el día. Ser rayo oblicuo en el horizonte. Ser agua en sus gotas. Soñar agua. La palabra agua me transporta a lugares recónditos y olvidados, ilimitados, sin márgenes ni estampas, sin perfiles, sin cuadrículas ni renglones. Es la inmensidad en sí misma, la quietud y la tormenta, la pausa y el seguimiento. El mar aborda la vida. Calafatea la pena. Ciñe el desequilibrio. Ancora la desilusión. Apareja las causas. Aproa la existencia. Cuando veo mar respiro el abierto. Cuando leo mar, mi cabeza se larga. Se sueltan las neuronas, para volver a recogerse en un punto de escarcha, que se reconoce en la mirada del ‘sinfondo’. Oigo bahía y bailan velas como campanillas. Crujen maderas y salgo a flote. Siento naufragio y no compito con el viento. Incluso ser fuego y aire me lleva al mar. Mar en las manos, mar en la mirada, agua y más mar. Luego, no existo sin él. No canto sin llevarlo puesto. El mar es todas las cosas. Sensación de mar cayendo por el corazón.

Texto: La Candelaria, Bogotá, 3 de septiembre de 2014, 11’16h.



Las hojas en blanco me tutean
Luce el sol por los tragaluces de mi guarida. Los pasos quedan quietos observando el camino por recorrer, que ya no es abismo, sino senda libre. El café humeante me despierta con un beso de aroma a Colombia y las páginas en blanco me tutean. Parece que los gritos silenciosos del ‘no me piséis’ de las hormigas han hecho reaccionar al mundo, que con metralla como argumento intenta imponerse. Pero no da resultado. A la larga, apremia con suavidad el respeto, el trabajo consciente y la constancia. No se esfumaron, quizá estaban camuflados en esta selva de asfalto que arranca sinsabores, pero que cuando la caminas con paso firme, te conduce donde toca estar en el momento de los momentos. Día de azules combinados con aire fresco. Hoy podría ver el mar en cualquier rincón de Bogotá. E incluso sentiría la sal en mi piel. Basta con pensarlo en pequeño, es suficiente con tomarlo ligero. Él mismo te nombra.

Texto: La Candelaria, Bogotá, 30 de agosto de 2014, 10’42h.



Tiroteo de vanidades
Habla el lenguaje de la noche.
Cristal opaco
que tan sólo deja entrever el alarido en un fulgor difuminado.
Pájaros desalmados atendiendo los sueños de hollín.
Noviembre sucumbe al negro.
Poniente olvidó la llama,
y los tintes del amanecer fueron ayer severo abandono.
Garganta anudada con una flor de niebla espesa.
Recojo cosas que dejé olvidadas en una maleta junto a un árbol de otoño silencioso.
Huérfanas sus ramas, se olvidan al viento.
Hojas que vuelan por el piso inerte de pasos perdidos.
Yo jugando con la luna en la lejanía medida.
Tiroteo de vanidades que intento esquivar.
Pozo sin agua, sonido vacío.
Pies descalzos en mi patria en ruinas.

Texto: La Candelaria, Bogotá, 27 de agosto de 2014, 8’37h.



Más allá del límite de los sentidos
Hoy, las gotas de lluvia, como cristales punzantes,
son una escalera de caracol al cielo, al entendimiento.
Magnánimo camino que recorre verdades,
instantes de menos aliento por la subida.
No temo al misterio de la alquimia del sentimiento
puesto en palabras y llevado en versos,
porque es camino a la reflexión,
al no creer en aquel que habla de certezas
sin conocer siquiera el olor de su nombre.

Voy a asomarme a esa ventana
que lleva 37 años en el paso de mis sueños,
para ver llegar de lejos a la música, que jamás se fue.
Te respiro.

Texto: La Candelaria, Bogotá, 25 de agosto de 2014, 10’32h.



El equilibrio del caos
Se sostiene la vida en un movimiento quieto. Péndulo muerto. Pasan horas con relojes descolgados en fachadas solitarias. Un palomo gris manchado de humo asfixiante. Abandonado el aire, se transmiten los motivos por la piel. Únicamente por la piel. La entraña surge de lleno en cajones carcomidos. Y las sombras vagan siniestras en un compás sincopado. Pero no, no quiero. No me dejo. No abandono la esperanza. No niego la luz. Ni las nubes ni la lluvia me confunden. La soledad no quema. Si me olvido, es para respirar.

Texto: La Candelaria, Bogotá, 20 de agosto de 2014, 7’42h.




Cederle mis ojos a las sombras
Hay dos hilitos que me toman las comisuras de los labios y me hacen sonreír. Hoy he dejado de lado el luto de asfalto y caminado como por cualquier ciudad. He organizado mis pensamientos. Ha habido azul y verde y blanco. Hubo destellos silenciosos que amparaban mi caminar. Me gusta tropezar con las sombras, incluso viéndolas venir. Me topo con sus brazos, su lengua, sus dedos, y les doy por un rato mis ojos, para que vean por dónde seguir. Entonces, yo vuelo a ser yo y el humo de mi pitillo sabe a menta.

Texto: en La Aldea, Bogotá, 14 de agosto de 2014, 20’54h.



Goteo
Por la garganta se desliza el trago.
Estremece mis venas,
como la noticia de domingo que derrama sangre inocente.
El vino navega con velas henchidas,
abierto lecho de la ofrenda,
para recibir al traficante de noches y mediodías.
Jornadas enteras gravitando en torno a mi sed.
Mientras, el silencio cicatriza las heridas,
harapos de la memoria,
zurcidos de la historia.
Toco fondo en la madrugada.
La sonrisa sarcástica del mantel y el mundo que se desploma.
Llamo a gritos cerrados a la luna que gotea.
Gotea, gotea.
Goteo.
Aquella mañana fui vestida de gaviota.
Era rocío de romero mi aliento.
Mi cuerpo, melodía hecha de frutas.
Aquella mañana.

Texto: La Candelaria, 10 de agosto de 2014, 13’33h.




Lejos
Ese deslizarse en el sueño con los ojos abiertos,
cuando el pájaro del amanecer descarga sus alas en la luz temprana.
Canto con voz de lluvia al tiempo cercado de horas,
propongo en el clamar de la nube que cose el cielo de la ciudad,
un duelo a favor del sol, del rayo que inunda la calma,
y los ojos, y las manos, y el respirar abierto y pausado.
Lejos, el mar deletrea el olor de la sal y el yodo.
Lejos, la estampa de la vendimia, del olivo y el algarrobo.
Lejos, en un océano de distancia vaga.
Lejos.
Y escalando en los muros de la tarde,
me columpiaré en el verano que no llevo puesto,
viendo crecer el rostro de las Islas.
Pido la palabra.
Que me escuche el viento y meza mis deseos,
que chispean grises en este asfalto.
Que me lleve, que me ría, que me ciña en sus versos.
Que me haga diálogo de luz.

Texto: La Candelaria, Bogotá, 23 de julio de 2014, 10’27h.


















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JORGE RODRÍGUEZ [16.084]

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Jorge Rodríguez

(Monterrey, Nuevo León, México, 1957). Novelista  y narrador. Actualmente es miembro del Centro de Creación Literaria del Tecnológico de Monterrey, Consejero de Literatura en el Consejo para la Cultura y las Artes del estado de Nuevo León, Catedrático de la Fábrica Literaria y miembro de catálogo de la Biblioteca de la Real Academia Española. A la fecha ha publicado El medallón de las rosas (novela, Conarte, 2009), Martín Calavera (novela, Erre con Erre, 2009), La nuez vana (novela, Jus/UANL, 2009), No nos pongan flores amarillas (novela, Erre con Erre, 2010), La Dama de Bohemia (novela, Erre con Erre / UANL, 2011) y Más allá del río (novela, Alabastro/Erre con Erre, 2013).


De Clamor de los demonios



A golpe de viento
Aún te recuerdo
arrullada en la media tarde
lo blanco de tus breves prendas
apenas cubren el olvido del tiempo
esa   tu piel de alabastro
de plenilunio
de mediodía

Lluvia de madrugada convertida en arroyo
la curva de tu espalda entre hilos de plata
humedad cautiva
mar de caracolas
ávida mirada que arrasa tu huella
devoción de cuáquero subyugado
¿Qué puede un ciego contra el fulgor del horizonte?
¿Qué puede un sordo contra el barrunto de tu arribo?

Tempestad de mi alma
azote de mis demonios
dile al sol del color de tus ojos
dile al mar del sabor de mi cuello





De madrugada
Es medio guiño y el tiempo ya no existe
tienes esa cualidad

Cae Roma, cae Cartago
y resguardas su grandeza
su abolengo

Eres sal, bienaventuranza
eres sol de estío

¿Cómo, si no, pez de mar, el amor a fuego esculpes?..

Y conviertes un destino en alborada
y reviertes desatinos en quimeras
y me adviertes y me escalpas y sacudes mis demonios con tu espalda

¿Cómo, si no, pez de mar, el amor a fuego esculpes?

Como aleteo de espadas
como clamor de tormenta
como centella punzante de los siglos de tu imperio
como estrella de invierno
como pluma de plata
¿Cuántas vidas? ¿Cuántos vuelcos? ¿Cuántos trances de esperanza?

Sufrir el hierro
el espumarajo enfermo del que todo lo pierde
el sin sentido de la gloria
de tu ausencia
de tu esencia
del perdón y la distancia

¿Qué me mueve a tomar la noche y hollar la rambla solitaria?
¿El clamor de mis demonios?
¿El murmullo de tu estela?
es un golpe de la nada que se instala en lo profundo
en el hondo sentimiento de las gárgolas de otoño
es querer saberlo todo
es comprender la nada
es asirse con el alma a esa esfera que levita    que crepita    que restalla salvedad

Tenues luces ocultan mis pasos
atenúan mi cansancio
allá van  valquirias  lagartos  sierpe  crótalos de espanto
arcabuz de estruendo
legión en fuga

Todo es nada y la nada es paz
as de espadas  haz de clavas   haz de luces que avasallan
que subyugan
que trasquilan
que perfilan el hervor de tus arcanos

Dime
¿No lo sientes?

Eres sal  bienaventuranza
eres sol de estío
pez de mar  pez de abismo
somos dos contracorriente
somos dos de un mismo río





Pretil de alivio
Cuando en los rayos del sol
tu presencia es sombra fresca
cuando en el plenilunio
calor y sabiduría

Alma de oro   patena de obsidiana
¿dónde termina el fulgor de tus huellas?
sigo la estela de tus desventuras
disuelvo palmo a palmo la distancia
desprecio nieblas y rechazos
soy en ti paramento inamovible
polvo de amaranto

¿Quién sino tú estremeces mi destino?
¿quién sino tú ahogas mi clamor?
soy en ti peldaño de granito
escabel de plumas

desgástame con tu paso
hóllame con tus plantas
reposa en mí tu cansancio

estoy ahí   cor de fuego
mar de templanza
ciénega de quimeras

Soy en ti fragor de tormenta
soy en ti portal de espera
soy en ti  sólo en ti  alcázar de soledad
manantial de lejanías
sinrazón de nuestra existencia





Agua
Por la ventanilla trasluce el paisaje
verde inmensidad  mar de molinos sin viento
¿quién empuja las aspas cuando todo es calmo?
¿quién orienta el molino cuando el viento muere?

La respuesta sobrevive y recorre los pasillos
no hay quién se ocupe de quehaceres sin sentido
de placeres sin pudor  de amaneceres oscuros

Y aunque el viento muere el agua corre

En el río tu agua va
bajo el puente fluyes serena
y nada sabes de rutas
ni de prisas
ni destinos
vas y llevas en ti lo que en ti se abandona

Te pienso  al momento siento tu influjo
como caudal de esas aguas
como fresca sensación de tu roce

Y lo que no es desaparece

Sólo queda en mi tu esencia

En ti me abandono
y vivo la deriva de tus placeres
la ilusión del que todo lo tiene
y soy en ti porque en ti quiero

Y en el río tu agua va
y en ella mi yo que transgrede





Punto de quiebre
Por las calles pobladas de llovizna sólo pienso en ti
arrastro mi fardo  empuño el paraguas
y hostal tras hostal la respuesta es la misma
estamos llenos  me dicen
y mis pies reclaman

Repica la lluvia en el raso
escurre por los bordes  empaña la distancia
cruzo puentes y portales centenarios
camellones y empedrados

La respuesta es la misma

Todo retumba en mi adentro
tu rostro  tu aroma  tu espuma
mar de tiempo que se acaba
mar de fuego que se extingue
¿cómo navegar tus aguas en un balandro sin vela?

Doblo una esquina  doblo dos
doblo cada recuerdo que sale a mi paso
veleta sin rumbo  extravío  silente
y afuera todo sucede  la lluvia  el frío  el dolor
el agua entre las piedras  la duda  la anticipación

Mis pasos descorren el camino
de nuevo en el atrio
en el fragor que despierta mi angustia
el que da forma  conciencia
el que dicta el próximo destino

De nuevo la espera
de nuevo el flagelo
de nuevo el reclamo de las tantas lunas
de los tantos cuervos
de los tantos gracos que esperan mi muerte

Más allá de la lluvia un silbato rompe el hielo
y transforma el silencio
la velocidad
el alejarse de todo
adentrarse en lo incierto
en otra moción  en otro talante
en la luz de tus cirios
en el canto de tus arroyos





Me nublas
Huellas en el playón solitario
aguas de estuario irreverente
llovizna de ocaso que todo lo nubla  todo lo moja
graznidos de gaviotas que envuelven al silencio en un reclamo

Tú me nublas  me desnudas
me disuelves en tu lengua

¿Acaso el cenzontle no duerme?
¿Acaso el colibrí no emigra?
de sus trinos y cetrinos albores se construye la leyenda
ya es de noche  lóbrega palestra que nos une
ya es de día  lúcido cadalso que nos aleja
ya es de la oscuridad el fuego
ya es del santuario el duelo

El silencio y el recuerdo incrustados en la piedra
inamovibles señuelos de sopores  de batallas
¿Cuánto esconden en sus vientres las sibilas?
¿Cuánto escriben en sus palmas las mentoras?

Sórdidos rumores de distancias
álgidas horas de desamor
demonios y venturas  engendros  conjeturas
de no saberte el lobo azul me engulle
de no tenerte el todo muere y te absuelve
y la ruta se prolonga
y el arcén se desdibuja
el rastro de tus hojas ya no es ruta
la voz de las esfinges no es destino

¿Qué tan lejos llegará un velero cuando el viento amaine?
no lo tanto que la brisa alcanza
no lo tanto que el milano abarca
no siquiera el vaivén de tu espalda
no el recuerdo de mi último bramido

Y despiertas con tu pez mi pensamiento
y me pierdo en el rincón de tus caderas
en el ardiente umbral de tu deseo

Y en el centro del abismo ese placer de voces
de roces
de perderme en tu fragancia
en tus mares de plata
en el dulce desenfreno de un vaivén interminable
donde todo lo que es desaparece
donde todo lo que somos desfallece





Todo acaba en nada
Absorto en genuflexión frente al todo otro
el silente
el extravagante
me ahogo en sus polvos de sabiduría
en sus humos de paz
en sus cuelmos de luz

Y el todo otro calla
y el todo otro es silencio
y el todo otro es la nada
la nada hecha de piedra
la nada hecha de coros
la nada hecha de tubos sonoros y motetes castos

Y detrás de las piedras los coros y los tubos la nada es eso

Nada

Y el todo otro calla
permanece silente

Te filtras por un vitral
retiemblan las nervaduras
escurres por las columnas y todo lo invades
y el viento amarillo se transforma en hervor
y hierves  y sublimas  y todo lo evaporas
estás en mí  donde la espuma crece

Ara milenaria de sacrificio incruento
luz votiva  fuego imperecedero
fragor de campanas que aturden la tarde
la resquebrajas  la secuestras
la haces polvo en tus caderas

Soy  martirio entre tus sienes
soy alivio en tu alborada turbia
soy efluvio de pebetero ardiente
salvia  hinojo  estragón  tomillo

Verde musgo que repta las murallas
los oscuros rincones de la inconsciencia
rastro de sal de tus sacros sudores
letanía de ensalmos  estertor arcano
murmullo que consagra en tres palabras

En cada palabra un cirio
en cada cirio una flama
en cada flama el estruendo del torrente bestial
el unísono que derrama
el que sangra
el que expía
el que salva
el que todo en la nada encuentra

Y el todo otro calla

Sólo flota en el azul el aroma de tus pechos
el mador de tu espalda
el mullido placer de tu boca encendida
aullidos de tu desnudez temprana
copiosa humedad de tus entrañas

Y el todo otro calla
y el todo otro escucha
el murmullo de mi consagración

Vivo en ti
muero en ti
soy en ti



FELIPE MONTES [16.085]

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Felipe Montes

Felipe Montes (Monterrey, 8 de septiembre de 1961) es un Poeta, novelista y cuentista mexicano. Sus creaciones literarias se integran en una sola obra titulada Monterrey.

Nació el 8 de septiembre de 1961 en Monterrey, México. En 1982 recibió el título de Ingeniero Agrónomo con especialidad en parasitología por parte del Tecnológico de Monterrey. Como trabajo de tesis presentó una investigación sobre los árboles endémicos del Noreste mexicano.

De 1989 a 1993, en un afán por «desentrañar algunos de los misterios que nos ofrecen la mente, el lenguaje y las personas», realizó estudios de posgrado en tres especialidades: Maestría en Educación con Especialidad en Psicología Cognoscitiva, Especialidad en Lingüística Aplicada, ambas en el Tecnológico de Monterrey, y Maestría en Desarrollo Organizacional en la Universidad de Monterrey.

De 2003 a 2007 completó su Doctorado en Estudios Humanísticos con Especialidad en Literatura y Discurso, en el Tecnológico de Monterrey. En su trabajo de tesis propuso una manera sistemática de clasificar las figuras literarias.

Desde 1988 hasta la actualidad ha fundado y coordinado más de cincuenta talleres de creación literaria, cuya orientación se fundamenta en la interacción entre los sentimientos de los participantes, sus formas de pensar, sus estilos y sus pasiones literarias.

Entre 1992 y 1993 fue becario del Centro de Escritores de Nuevo León.

Fue director general de ARTE AC.

De 2001 a 2009 promovió la institución de una ley de Mecenazgo para el estado de Nuevo León, misma que fue aceptada por el H. Congreso de dicho estado en diciembre de 2009.

Es profesor titular de la Cátedra de Creación Literaria del Tecnológico de Monterrey desde 2010.

Estilo

El estilo de Felipe Montes se considera poesía narrativa. En cada libro emplea diferentes tonos, los cuales se caracterizan por el empleo de metáforas, descripciones sensoriales, estructura narrativa cronológica, realismo crudo, escenarios reales y cambios de atmósfera.

En su obra literaria mantienen una fuerte presencia los elementos de la naturaleza, entre los que destacan los árboles y los vertebrados, además de seres fantásticos como demonios y ángeles.

Parte fundamental de la obra de Montes es la investigación. Por ejemplo, para la creación de sus novelas El Evangelio del Niño Fidencio (2008), El enrabiado (2003) y Yerbabuena (2013) el autor tuvo que estudiar a fondo los contextos socio-históricos de cada historia para intercalar con la ficción elementos extraídos de archivos, libros, testimonios orales y demás fuentes de investigación.

Muestra influencias de la obra poética de Federico García Lorca, César Vallejo, Vicente Huidobro, Bernardo Ortiz de Montellano, Xavier Villaurrutia, José Lezama Lima, Pablo Neruda y Rafael Alberti.

Obras

Desde el punto de vista del periodista Ricardo Harden Cooper, Felipe Montes «construye una sola obra general cuyo universo literario condensa los mitos y la vida cotidiana que coexisten y se entremezclan en su natal Monterrey y su región», por lo que su obra es una sola, dividida en grandes fragmentos que constituyen, por sí mismos, obras menores independientes. En conjunto, la totalidad de estos fragmentos conforman Monterrey, nombre de la obra completa de Montes.

Actualmente, las obras independientes que conforman Monterrey se agrupan en cinco grandes partes:

La Casa Natal
La Guerra Viva
El Campo del Dolor
Las calles
Las piedras
Sobre su producción literaria, él ha dicho: «Desde los 13 años me prometí hacer una gran obra sobre Monterrey. Primero pensé en hacerla fantástica, luego descubrí que sí había mucho que contar sobre el pasado y la realidad. A los 18 inicié una colección de libros y documentos acerca de la región con miras a crear un tejido de historias sobre la ciudad, un poema épico».

Los libros publicados hasta el momento son:

Casa Natal (poesía, 1996). Editorial El Reino.
Catedrales (poesía, 1998). Vestigios.
El Vigilante (novela, 2001). Plaza & Janés. ISBN 968-11-0462-5
El enrabiado (novela, 2003). Mondadori. ISBN 968-11-0608-3
Sólido azul (novela, 2003). CONARTE. ISBN 968-5724-11-3
El Evangelio del Niño Fidencio (novela, 2008). Editorial Acero. ISBN 9786070007071
Dolores (novela, 2009). Editorial Acero.
Yerbabuena (novela, 2013). 27 Editores.

El Evangelio del Niño Fidencio

Para componer El Evangelio del Niño Fidencio, afirma: «Hace aproximadamente doce años empecé a investigar, y desde hace cuatro años, desde el 2003, cuando acabé con "El enrabiado", le estoy dando muy en serio a su escritura, pero ha crecido a 1500 páginas, ha disminuido a 800, y tengo ahorita algunas otras crisis; pero para efectos de trabajo la dividí en cinco partes, en cinco volúmenes».

Originalmente, El Evangelio del Niño Fidencio se presentaría en Espinazo, Nuevo León, México, el 17 de octubre de 2008, con motivo del aniversario número 82 del nacimiento “espiritual” del curandero. Sin embargo, Ramón Ariel González López, hijo de doña Fabiola López de la Fuente, la dirigente de la Iglesia Fidencista Cristiana, impidió que el evento se llevara a cabo debido a inconformidades de la asociación religiosa con pasajes de la obra.

Los principales desacuerdos por parte de los líderes de la Iglesia Fidencista Cristiana iban encaminadas al uso de nombres reales de los familiares de Enrique López de la Fuente, quien adoptó a Fidencio como su hijo, así como el uso de recursos literarios en la narración. Uno de los pasajes mencionados por González López, el cual consideró como una «ofensa», es el del nacimiento del Niño Fidencio, en el que se menciona que en su vientre, la madre espiritual sintió «un Pedazo De Carne, un Pez, un Gato, un Lechón».

Los representantes de la organización religiosa acordaron someter a revisión el texto de Montes para hacer las correcciones que consideraban pertinentes. Por su parte, el autor consideró mantener la edición original para todo el público y editar una versión especial para la Iglesia Fidencista. A la fecha no se ha editado la versión aprobada por el grupo religioso.

A pesar del desacuerdo entre ambas partes, El Evangelio del Niño Fidencio se presentó oficialmente durante la Feria Internacional del Libro Monterrey 2008, el domingo 19 de octubre, al cumplirse 70 años del fallecimiento del taumaturgo.



Fragmento de Yerbabuena



Aquí vienen, de la manita, Los Niños Eleazar y Magdalena, Cabellos Lacios
Pardos y Rubios Enlazados bajo la brisa de esta calle negra de lupanares
y cantinas.
Y le tienden Las Otras Dos Manitas a quienes ahí yerran.
Y acá, contra este muro, orina ese borracho de zapatos negros goteados.
Y por allí caminan Los Dos Cuatitos Solís.
Y ahí viene un borracho con el pantalón abierto, con la mano en los
genitales.
Y aquí vienen los Solís.
Y extiende Magdalena Su Mano, y el borracho la toma y se la acerca
al pene. Y se soba con Ella. Y Magdalena jala Su Mano, y el borracho
más se soba.
Y La Niña mira ese pene con Sus Dos Ojos De Flores.
Y una miel le llena a La Niña La Blanca Mano Abierta.
Y el borracho deposita una moneda sobre esa jalea de La Mano Abierta.
Y los Dos Solís Se alejan.
Arriba sangra el crepúsculo.

Magdalena Se levanta. Se come una tortilla.
¿Y tú?
Vámonos.
Y Su Madre aquí Se queda dormida, parada ante la ventana, con Los
Ojos Bien Abiertos. Mastica un bocado de relleno del colchón.
Pinches Niños Putos.
Y Le escupe a Magdalena.
Y Su Raquítico Hermano Eleazar La jala para la calle.
Aquí viene Eleazar de La Mano con Su Hermana Magdalena.
Ahí van: Dos Niñitas En La Calle, entre esos postes de madera que
Los escoltan.
Pasa arriba una lechuza; Magdalena la mira.
Lechuza.
Mire, señor: Mi Hermana.
Y moneda.

Dos nubes se acomodan allá arriba: esa flota sobre el cerro Del Pilón con
su congestión de resplandores; la otra se le arrima al costado.
Acá abajo, en La Yerbabuena, Andrés Palomares corta leña con su
burro a un lado.
Chas chas chas.
Chas chas chas.
Corta leña Andrés Palomares.
Chas chas chas.
Chas chas chas.
Y carga de leña al burro.
Y estas hijas del abuelo viento y la abuela agua se acercan.
Y viene ésta y se acerca se acerca, y choca contra la otra.
Y las dos nubes se aguantan allá arriba.
Las nubes avanzan entre blandos golpes de vapor.
Esa abraza a la otra, y chispea.
Y crece en su panza gris esa congestión.
Y en el aire se suelta la llovizna.
La otra le tuerce el vientre.
Y defeca un largo rayo sobre Andrés Palomares.
Y le cae a Andrés ese rayo; lo alcanza el fulgor de esa centella, chico
resplandor y un calorón que le tatema los pies y lo avienta.
Se hunde el trueno en su cabello y saca la vuelta a su oreja.
Y alcanza al burro.
Y aquí extiende a Andrés, magullado.
Aquí lo deja, oscurecido.
Y allá queda el burro.
Fulminado.
Y aquella señora se baña en el río Pilón. Y sale, y le viene un viento
fresco. Y camina a su casa, y le pegan unas calenturas. Y sus piernas se
quedan así: trapos.
A Ezequiel Varela lo arrastra esa mula por todo aquel potrero de La
Yerbabuena. Se detiene; él se levanta, se sacude la tierra. Y se mete a su
casa.
Allá, en Gatos Güeros, el esposo de esa señora tiene una vieja, y esa
vieja le pone, a la señora, un mal en un plato de frijoles.
Y el esposo de esa otra señora de Magueyes se le va.
Y, en su casita de La Yerbabuena, la hija de aquella señora da a luz a
su bebé, y está delicada. Y llega su señor, y ve al bebé y lo carga, y lo pone
a un lado. El hombre se acerca a su esposa, le alza la sábana y la penetra.
Ella llora. Él le mete otra vez su pedazo de carne.
Aquella señora se come esos frijoles y le salen cabellos de la boca. Y Se
le atoran en el gaznate. Y Se pone morada. Con Sus Pelos.
Y la señora abandonada y sus niñas comen chile.
Abre Andrés ambos ojos; se cala muy lastimado.
Tiene los pies dormidos.
Ahí está su burro difunto.
Chamuscado.
Andrés se incorpora, camina. Las dos nubes se marchan.
Y a Andrés se le queda ardiendo dentro ese fuego.






FLORENCIO SALAZAR ADAME [16.086]

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Florencio Salazar Adame 

(1949) nació en Chilpancingo, Guerrero, México. Desde muy joven su inquietud por las actividades culturales lo llevó a formar parte de tertulias y grupos literarios en su tierra natal, en donde fue organizador de lecturas y conciertos.   

Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de los Estados Unidos Mexicanos en la República de Colombia.

Su interés por la poesía se manifestó a temprana edad. Algunos de los poemas fueron escritos cuando tenía veinte años. Sus primeros poemas aparecieron en una plaquette de la Colección Práctica de Vuelo (1981), publicada por el Gobierno de la Ciudad de México, y en Ríos Interiores (1999), antología de poesía guerrerense contemporánea coordinada por José Gómez Sandoval. Su título ¿Dónde está el perfume del árbol más reciente? (2011) forma parte de la Colección Viernes de Poesía, del Departamento de Literatura de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia.   Ha participado con lecturas en la Tertulia Literaria de Gloria Luz Gutiérrez y en la Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes en Bogotá.   

Es autor de los libros Reformas a fondo. Ideas de José Francisco Ruíz Massieu, editado por el Gobierno del Estado de Guerrero (1995), El cambio democrático en una visión de partido, Editado por Miguel Ángel Porrúa (1988) y Vientos de distintos lados  (Cangrejo Editores, 2014).





Vientos de distintos lados  (Cangrejo Editores, 2014).


MAÑANA PUEDO AMANECER VIVO

Mañana puedo
amanecer vivo
Las mujeres de la casa
no vestirán de negro
No arderán las ceras ni
       las flores
Llenarán el aire con su
olor a camposanto
Tampoco llegaran
amigos 
       A dar su
sentido pésame

Mensajes de condolencia

Llamadas compasivas
Perderé otra
oportunidad de que
alguien
Recuerde mi enorme
talento desaprovechado
Al excelente amigo
Lo bienintencionado
                   La
intachable conducta
No habrá reconciliación
con los que no me quieren
Y deberé soportar sus
         maldiciones
Sin que reconozcan que
         tengo lo mio
Ausentes de lastima
estarán mis hijos
         Y nadie querrá
imaginarse las piernas de
         la viuda
Porque mañana puedo
amanecer vivo
De cualquier manera
tengo listos unos rones
Para los que van a la
salud del muerto
Y reseñar en un día
todas mis hazañas.





Este Armstrong me simpatiza

Este Louis Armstrong me simpatiza
después de años de carga, bultos de té en Filadelfia
de limpiar los campos algodoneros del Sur 
de cosechar manzanas en California
y aromarse la piel fabricando tabacos
Después, digo, de lustrar las botas del general Lee
y correr espantado por las cruces llameantes
de no sé qué armario descuelga el smoking
toma la trompeta y se multiplica en los espejos
de los bailes negros de etiqueta negra
con ronca voz y ojos negros festivos
canta y se burla de los malos tratos
como buenos amigos todos bailan con su música
su raptor de la selva africana
el general Lee con sus relucientes botas
y hasta George Wallace va por la pista
en su silla rodante
entusiasmados los del Ku Klux Klan arrojan las capuchas
mostrando sonrisas ingenuas pecas incontables
¡Todos bailan la música de Satchmo!
bailan bailarán hasta quedar exhaustos 
Louis Armstrong entonces tomaré té
usará camisas de algodón y se hartará de manzanas
fumará buenos exquisitos tabacos 
y se marchará con su trompeta al brazo
de veras
me simpatiza este Armstrong
me cae muy bien
en serio se los digo. 





SYLVIE DURBEC [16.087]

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photo : Didier Leclerc

Sylvie Durbec

Poeta y escritora francesa nacida en Marsella en 1952.

Poesía

Les Nuits de Vollezele, les Jours de Flandre, Cousu Main éd., 2005, Cousu Main ed., 2006 
Marseille éclats et quartiers , édition Jacques Brémond, 2008, prix Jean Follain 
Comme un jardin, (BLEU) , édition potentille, 2009
Prendre place, une écriture de Brenne , édition Collodion, 2010
Chaussures vides/Scarpe vuote , éditions du Dessert de Lune, 2010
La Huppe de Virginia , aux éditions Jacques Brémond, 2011
Parfois silence , éditions Le Dessert de Lune, 2011
Ce rouge qui brillait dans le torrent, Soutine , atelier du Hanneton, 2011

Libros de artista

Le paradis de l'oiseleur , édition Poïen, 2012

Novelas

Le noir Metternich in revue Bleeker Street, Abordages, Dumerchez, 2005
Sebald , in revue NUNC, juin 2006
Fughe , édizioni JOKER, novembre 2006
Territoire de la folie, I & II , éditions Cousumain, 2008 sur Robert Walser et Louis Soutter , gravures de Valérie Crausaz

Teatro juvenil

Les trois vies de madame Zéfurine , éditions Armand Gatti, 2002
Nous en sème , éditions du Bonhomme vert, 2006

Literatura juvenil

Le Nom du Roi , éditions Grandir, 1997
Princesse Luna , éditions Grandir, 2004
Naissance d'un Voyage , édition bilingue, français-arabe, en collaboration avec Raouf Karay, Grandir, 2004
L'ami de Lumi , conte bilingue franco-finnois chez Grandir, 2005
Dièse l'Enchanteur , éditions Lirabelle ( Lirabelle (éditions) ), 2005
CD avec accompagnement musical de Farshad Soltani , Suites de Bach pour violoncelle, contes écrits pour les enfants et les plus grands, * Lirabelle (éditions) , 2007.
Sur un circuit de course , Bonhomme vert, 2010

Las traducciones italianas

J'entends des voix de Marco Ercolani et Lucetta Frisa, éditions des États Civils
Âmes inquiètes , de Marco Ercolani et Lucette Frisa, aux éditions des États Civils


ZAPATOS VACÍOS


En el triste guardarropa las prendas permanecerán vacías
la larga cabellera que tenía vida
no volverá a ser peinada, lavada, ni arreglada.

Me acuerdo de una blusa blanca y de una falda,
así como de un paso rápido, y de cabellos negros.

Me acuerdo
sin saber qué hacer,
de zapatos,
de vestimentas,
de pertenencias
y de un rostro ausente.

Sentada en mi cama, viva,
la imagino, y sólo vislumbro la silueta de una mujer
que pasa
y no es un soneto de Baudelaire
pero en la calle-silencio, muy cerca de aquí,
mi transeúnte se apresura a ir,
ahí donde la veía caminar viva
ahí donde nunca más la reencontraré.

De ella conservo sólo una sonrisa
y en mi computadora su dirección
y algunos mensajes de viajes y lejanías.

A dónde se van los muertos, pregunta Emily Dickinson, pequeña,
Se le responde que se han ido de visita.
Muy lejos. A otra parte.
Y yo que ya no soy pequeña, sino casi vieja,
no conozco la respuesta a esta pregunta.
Veo el guardarropa y la camisa sobre su gancho,
los zapatos dispuestos para unos pies ausentes.
Lo único que queda, las vestimentas.
Lo que se fue, y les daba vida
ignoro su destino.


Uñas, palmas, plantas, tobillos.
Pequeñas y grandes miserias.
Al final del cuerpo, los pies.
La cabeza en el otro final.
Caminar sobre la cabeza para volverse loco.
Caminar sobre sus pies para ir ¿adónde?
Desde la infancia miro hacia mis pies,
preguntándome si los reconozco
o
si me son extranjeros.
No tengo respuesta,
entonces los deslizo en unos zapatos.




Dans la penderie triste les habits resteront vides
La longue chevelure vivante
ne sera plus peignée ni lavée ni coiffée

je me souviens d’un chemisier blanc et d’une jupe,
d’un pas rapide aussi, et de cheveux noirs.

Je me souviens
sans savoir qu’en faire,
de souliers,
d’habits,
d’affaires
et d’un visage absent.

Assise dans mon lit, vivante,
je l’imagine, et je n’obtiens que la sihouette d’une femme
qui passe
et ce n’est pas dans un sonnet de Baudelaire
mais dans la rue-silence, tout près d’ici,
que ma passante se dépêche d’aller,
là où je la voyais marcher vivante
là où je ne la rencontrerai plus jamais.

D’elle je ne conserve qu’un sourire
et dans mon ordinateur son adresse et quelques
messages parlant de voyages et de lointains.

Où partent les morts, demande Emily Dickinson, petite.
On lui répond qu’ils sont partis en visite.
Très loin. Ailleurs.
Et moi qui ne suis plus petite, mais presque vieille,
je ne connais pas de réponse à cette question.
Je vois la penderie et la chemise sur son cintre,
les chaussures rangées pour des pieds absents.
Ce qui reste, les vêtements.
Ce qui est parti, et qui leur donnait vie
j’ignore sa destination.


**


Ongles, paumes, plantes, chevilles.
Petites et grandes misères.
Au bout du corps, les pieds.
La tête à l’autre bout.
Marcher sur la tête pour devenir fou.
Marcher sur ses pieds pour aller où ?
Depuis l’enfance, je regarde mes pieds,
me demandant si je les reconnais
ou
s’ils me sont des étrangers.
Je n’ai pas de réponse,
alors je les glisse dans des souliers.


(c) del libro Zapatos Vacíos, febrero del 2008.

(c) poemas de Sylvie Durbec
(c) traducción de Elizabeth Delgado Nazario


En el poema que escribo desde el comienzo de Marsella (Sylvie Durbec)

Traducción:  Karla Olvera

“Dans le poem que j’écris depuis le commencement de Marseille”, en Sylvie Durbec, Marseille éclats & quartiers, Éditions Jacques Brémond, Remoulins-sur-Gardon, 2009.


En el poema que escribo desde el comienzo de
         Marsella, los animales se disfrazan de vegetales
Y las palabras de animales,
Desde el comienzo del poema escrito en mi piel de
         pequeña niña azul
Cuando tenía un padre y una madre,
Una ciudad Marsella alrededor de la cintura
Como un anillo de bodas,
Yo escribía como se sueña
Como se juega a la rayuela
Desde el Infierno hasta el Paraíso
Sin hacer tregua.



Entre las palabras está el silencio
Que hacemos callar
A punta de gritos
Cuando sabemos hacerlo.



En el poema que escribo desde el comienzo de
          Marsella sobre mi piel

Se pasea la letra Z
Sin cola ni cabeza por mis palabras
Por los momentos de locura, por los dolores de cabeza también
Y es la letra que prefiero
Final de todos los sueños juntos y de todos los libros
Conclusión oscilante entre la infancia y la muerte
Z es una puerta abierta entre el mar y el océano, los pájaros
          bailan en una isla
Z se pasea ahí desnuda.



Ya no tengo el anillo alrededor de la cintura
Marsella no rodea más mis huesos como un anillo
Aunque la letra Z perdura sobre mi piel
Ella es el comienzo del poema y el final
del comienzo
Ella sola es Marsella y Oriente Asia y Finlandia
Canto la letra y la palabra ausente en la letra
Canto la ausencia de palabras y la presencia de letras



Todo mi esqueleto lo veremos
Está tatuado de letras
Clic cloc clac él hará
Y serán zetas
Como un jazz ensordecedor de Marsella
Que escucharemos
Cuando SD muera
Tendrá que
BAILAR EN EL DESIERTO
Tan pronto como se abren las puertas del hospital donde nació
El poeta conoce
El límite del río en él:
                             en un riachuelo del estacionamiento
                             vi escurrir al Ganges y al Nilo 
                             y me armé con toda
                             mi debilidad
                             preguntándome: ¿tengo la fuerza
                             de agrandar el estacionamiento del hospital
                             hasta las dimensiones del mundo?

La juventud avanza deslumbrante inútil
atravesando el mar volviendo y partiendo
uniendo en una palabra el sueño y el habla.
                              Pero el poeta no lleva sino su
                              cansancio como prenda de rosa en prenda
                              de corsé de amor




                              y no levanta su cara mas que con arrepentimiento
                              impotente para utilizar otra máscara alegre y exótica
                              en venta en la feria de las Vanidades
                              comprada tan cara muy tarde
                              para esconder la miseria al decir
                              ¡buenas noches!



Pero el río continúa avanzando hacia el mar y las islas
         sin nadie para retenerlo ni barrera de hierbas ni de palabras
         ¡y los poetas son bestias que creen detenerlo!



Habría entonces que haber atravesado la Tierra del Fin. 


Las sombras son azules
es el verano
en una habitación de hospital
un pájaro voló 
y dejó su trazo en la tierra.
Los árboles siguen temblando
como yo bajo las sábanas escondida
tiemblo.



El verano se deja llevar
Hacia el invierno por la primavera
Y yo bebo café pensando en el sol
Quemante
¡De allá afuera!



Lo que yo buscaba
Una tierra
Lejana con grandes árboles blancos
Donde reposar un cansancio ancestral
Y yo la llamaba Finlandia
Donde bailar
Se parecía a esta calle de Lisboa que yo conocía
Gris y un poco triste
Una calle donde se juntan los gitanos enojados
Y un poeta enfermo, donde se venden frutas también
Y ahora
En Marsella
En el calor mojado busco unos ojos
Los árboles blancos abedules de plata
Y todos los helechos de Finlandia
Para refrescar el viento de la noche.



El estacionamiento del hospital hoy
No me pertenece más. 
Ayer me creí poeta de estacionamiento
Al transformarlo en una tierra nueva
Silenciosa y libre como un río.
Ayer diez pequeñas historias nacieron aquí,
Ninguna se me ha acordado hoy
A causa del trabajo y los coches.
Ayer era domingo
es lunes hoy.
La tierra del fin termina en el agua de lluvia
retenida al fondo del estacionamiento del hospital toda una noche
y borra el dolor tenaz
del durmiente que se volverá bailarín.



El frío
recorta rayas
en mis pasos
a menos que sea
en mis piernas
o incluso
en las líneas que escribo
frente al frío
afuera adentro.



El perfil del árbol
canta una cuna
dónde está el corazón
del paisaje
pregunta una mujer
¿A la izquierda?
¿A la derecha?
Y luego se duerme.
Vivimos apenas
abrimos la ventana 
y respiramos
Nos vamos
y exploramos los bosques
las ciudades
La luna es una amiga
El sol un vecino
Nuestros dedos dibujan
la sombra de una partida
sobre la pared azul.



Y siempre
el doble enigma
de un rostro
me retiene.
¿Quién está ahí
Múltiple voz
espeso silencio
en la mirada
desviada?



Mi dibujo se borra
por culpa del lápiz
y de la goma
Y la frase que escribo
a la debilidad
de mi mano.



Son pocas palabras, poco
sueño. Poco
Como si nuestras fuerzas no tuvieran
el deseo
de ir más lejos en los países 
que abrimos
en el corazón de Marsella.
Afuera el viento respira
sordamente
deshaciendo poco a poco
la arquitectura de los árboles
tan bien ordenada.
El cielo mismo se deja
flechar e inmóvil,
espera a que se produzca
un suceso.
Sólo el lápiz —y su mina
ligera—
acompaña mis viajes
a través del vidrio, de la cama
a la rama tierna
de la gran acacia.
Leyendo historias de poetas,
me pregunto cuál
es mi historia:
aquella de mi cansancio o la de
mi vigor,
y en el diccionario,
pacientemente, busco
el sentido de las palabras.








TROIS PAS DE COTE SA VOIX

de la marcheuse sa fierté et puis son pas
mais aussi la course dans sa voix 
l’essoufflement comme point au côté
la certitude de ne pouvoir avancer un pied 
après l’autre
au jardin
et sentir l’humilité du sol sous ses pas
tout ça qui la fait encore avancer
et marcher de haut en bas
cailloux graviers herbes ronciers
et de la colline jusqu’au sommet
tout en bas au plus loin en secret
marcheuse entêtée du matin / sa fierté



en marchant la marcheuse se demande
comment dire dans son poème les uns
oiseaux posés sur le pylône et les autres
mots posés sur le fil de la voix juste
ceux-là/ juste des formes de verre
qui vues de loin immobiles semblables
aux autres les vrais oiseaux étourdis
oui comment faire pour qu’on les voie
ensemble les uns avec les autres
mais qu’on voie aussi la différence
entre le mot oiseau et ces animaux
capturés dans le regard jeté sur le pylône



et ce geste celui de tendre 
à l’autre celui qui ne peut
l’objet vers lui d’essayer 
une aide de quoi exactement 
être l’instigateur d’un acte
ce geste et celle qui l’exécute
une aide et voilà que la faiblesse
s’organise et la bouche s’entrouvre
et la main s’essaie à nouveau
dans le geste de donner à manger
à l’autre celui qui ne peut
ni même parler par cette bouche
rien à faire de possible rien
que cette ouverture noire
manger parler crier SILENCE






LA VOIX MATINALE

la voix c’est aussi cette feuille trouvée
sur la table au petit déjeuner alors que
tristesse s’était assise à la table inquiète
et puis feuille rousse dépliée un baiser
allège de son poids petit l’ajournée
devenue le temps de l’action et de dire
un jour à construire dans le désir




LA VOIX DES IMAGES

et le tableau 
a-t-il une voix et laquelle 
comment l’entendre cette voix 
est-ce qu’elle parle féminin ou masculin ?
ne serait-ce-t-elle pas cette déchirure entre le cadre et la toile
cette raclure ocre et à demi effacée
comme un peu de peinture oubliée à
demi cachée et pourtant présente à 
celui qui regarde et ne la voit pas ou alors à 
peine et je regarde à mon tour défiler les pièces de la maison
à la recherche du centre de la toile
là où se perd le regard dans la couleur absentée
à la recherche du centre
celui perdu après lequel nous courons
où se lit encore la signature du peintre
celle qui a disparu
quelques lettres au pinceau
et puis plus rien
sauf le tableau





ENCORE


amitié avec les voix du silence                                          oiseaux colline pays anciens et chemins                              ce nom aimé d’une voix impossible à prononcer dans la bonne langue du vieux pays maternel/essayer de le prendre dans la bouche avec la voix et            rien ne se passe     ou bien on n’entend pas ce qui passe par le souffle peut-être retenu            puis tout disparaît     désert               on renonce        coquetterie désuète           la voix s’essaye à dire encore un peu puis amitié neuve avec les collines les espaces gris les vides la plaine le haut le bas       paradis dont on ramasse les débris pour en faire un abri où passer la nuit


Mais il y a aussi la voix 
des enfants derrière la porte
dont on ne sait dire si fille ou garçon 
voix qui parle enfant seulement 
voix des enfants devant le dormir
dont on ne sait si elle est pleur ou rire
langue de nuit langue de jour seulement 
ce murmure de rêves enchevêtré de noir
Mais il y a aussi 
tapi derrière la voix des plus petits
l’écho de celles qui sont parties 
Mais il y a aussi 
ce qui ne s’entend pas / leurs voix
petites et fortes agrippées au silence des routes
à qui on les confie au moment du voyage à la fin
du poème 
Mais il y aura encore 
ces voix d’enfants inquiètes
que poings sur oreilles serrés je continuerai à
entendre derrière portes murs 
et même fenêtres
petites et fortes entendues encore
même tues même mortes



Sylvie Durbec est née à Marseille en 1952. 

En 1995, elle publie un long texte poétique Marseille éclats et quartiers dans la revue de Michel Deguy, Po&sie n°71, ce texte a reçu en 2008 le Prix Jean Follain et sera publié aux éditions Jacques Brémond, en 1997 un conte pour enfants aux éditions GRANDIR, Le nom du roi, en 1998, est invitée en résidence d’écrivain en Cévennes et y anime un atelier d’écriture, y termine une pièce de théâtre, Une après-midi avec Jack Kerouac, pièce en deux tableaux et deux jardins, inédite, en 1999, encore de la poésie, in revue Po&sie n° 89, en avril 2000, de la poésie encore, in revue Bleue, n°2, Invitée également à Rappallo, en Italie au mois d’avril par Marco Ercolani et Luisella Carretta, à l’occasion de la publication de la revue Scriptions consacrée à Saorge où elle fut en résidence d’écriture en juillet 2003, ses poèmes NUITS de SAORGE traduits en italien par la poète Lucetta Frisa ont été lus à la Biblioteca Internazionale de la ville. Un texte Walser à Marseille est publié dans la revue Arca, à Gênes en 2005 et des traductions des Stanze dans la revue Ciminiera en avril 2005.

Invitée à Madrid par l’Institut français pour lire et parler de son écriture poétique aux côtés de Jacques Roubaud et P.Beck en mai 2007, ainsi qu’à participer à une anthologie de poètes d’expression française à paraître au Mexique aux éditions ESPEJO de VIENTO et à une anthologie de poètes femmes en Italie également, Donne di versi, parue en 2007.

En 2008 paraissent les Territoires de la folie, d’abord sur Amontour en ligne puis sur papier chez Cousumain. En novembre 2008 est invitée en Tunisie dans le cadre des échanges franco-tunisiens pour ses livres jeunesse et en particulier celui fait avec l’artiste tunisien Raouf Karay, Naissance d’un voyage. 

A reçu en octobre 2008 le Prix Jean Follain pour Marseille, éclats et quartiers, édition Jacques Brémond, publié en 2010.









WENDY XU [16.088]

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Wendy Xu

Nacida en China, 1987. La poeta Wendy Xu se crió en Nueva York y Iowa. Asistió a la Universidad de Iowa, donde obtuvo una licenciatura, y completó estudios de postgrado en la Universidad de Massachusetts Amherst.

Su poemario Y ou Are Not Dead (2013), considerado como uno de los mejores debuts del año por Poets & Writers Magazine.

Es también autora de los libros I Was Not Even Born (2013, coautora con Nick Sturm) y The Hero Poems (2011). Su poesía se presentó en La Best Poesía American 2013, y seleccionada para el Premio Goedicke Patricia en Poesía por DA Powell. 



Auto rojo en el futuro (Red car in the future)
Traducción de Raúl Racedo



Alumbrando hasta el centésimo camino para borrar
Las sombras. Lo que está bien.  Porque hay murciélagos en el
altillo que suenan como personas. Dicen que
Ahí estuvimos vos y yo. Y que fue bueno por un tiempo.
Dicen que los vi desvanecerse aunque excepto cuando el control
del estacionamiento se mantuvo funcionando.


*


Tres centavos en una cargazón de blancos.
La fuerza de la intención estuvo; donde cometiste el error
Fue al llamarme. La fotografía tiene
Sus trucos. No nos lamentemos. Dejémonos
Decirlo, dejémonos mirar la fotografía



*

Automóvil rojo en el futuro que acelera
Hacia el futuro. La mitad de tu cara reducida
Por una hinchazón
¿Por qué el pasa manos puede ser utilizado como señal?




*


Esta mañana mi mano es igual que un hermoso pájaro que
Anida en las almohadas; partida por la lluvia, la luz de
Las enloquecidas ventanas.


*

Y decís que vas a mantener tu cabeza inclinada.
Esta ecuación no es una vergüenza, declara que al menos has
Conservado  tu cabeza al reír, y buscar en la foresta el soplo
de la oscuridad.




*


En el comienzo estuvimos vos y yo
Sin hablar. Y entonces  la imagen de un sótano se convirtió
En el centro de atención.
Dijo que el automóvil prefiere la luz proveniente de
La lámpara de la calle; por los innumerables nombres de
su decadencia.





And Then It Was Less Bleak Because We Said So

Today there has been so much talk of things exploding
into other things, so much that we all become curious, that we
all run outside into the hot streets
and hug. Romance is a grotto of eager stones
anticipating light, or a girl whose teeth
you can always see. With more sparkle and pop
is the only way to live. Your confetti tongue explodes
into acid jazz. Small typewriters
that other people keep in their eyes
click away at all our farewell parties. It is hard
to pack for the rest of your life. Someone is always
eating cold cucumber noodles. Someone will drop by later
to help dismantle some furniture. A lot can go wrong
if you sleep or think, but the trees go on waving
their broken little hands.

"And Then It Was Less Bleak Because We Said So" from You Are Not Dead. 




Several Altitudes of Not Talking

You are part of other people but not
like them. You live in a little wooden box
and wake up with your face
in your palm and some sunlight.
Which is a sign of resignation but not
for you. Which is part of what I meant
by trying to effect change
in myself and also talking. By describing
to you that before a city can become
spectacular its buildings must put on
an iron gown. And then some workers
climb all around it. And it is like having
no teeth because you are waiting
for better teeth. I tell you I am very attached
to my old teeth. In a game called all of this
is hypothetical I did not once slide
my teeth across the table. I do not
even remember what you offered
as the hypothetical exchange for a life
where I only drink soup. There were
some girls on their bikes
and wind. There were some people
reuniting after many years apart or just
a day. You were not like everyone else
making demands with wild
gesticulations. I thought about maybe
trying to sharpen my knowledge
of jokes. I thought about really
needing a hug. A very important car
with sirens rumbled by and sounded
exactly right.

"Several Altitudes of Not Talking" from You Are Not Dead . 






KYLE McCORD [16.089]

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Kyle McCord

Poeta. EE.UU. Vive y enseña en Des Moines, Iowa.

Soy autor de cinco libros de poesía, incluyendo Gentle, World, Gentler (Ampersand 2015). Mi tercer libro fue seleccionado como uno de los cinco libros del año por Poetry Foundation blog. Tengo trabajos publicados en AGNI, Mirlo, Boston Review, Denver Quarterly, Michigan Quarterly Review, Ploughshares, TriQuarterly y en otros lugares. He recibido subvenciones o premios de la Academia de Poetas Americanos, el Vermont Studio Center, y el Báltico Escritura Residencia. Yo co-edito: Un diario de Nueva Poesía American y American Microreviews y Entrevistas tengo un grado de un MFA de la Universidad de Massachusetts-Amherst y un Ph.D. de la Universidad del Norte de Texas.

Kyle es co-fundador del Younger American Poets Reading Series y co- editor de iO, Diario de la Nueva Poesía Americana.

También es profesor en el programa Creative Writing de la Universidad del Norte de Texas.

Ganador del Orphic Poetry Book Prize en el 2008 con Galley of the Beloved in Torment.





Traducción de Raúl Racedo


Flor amarga, no mueras solitaria en un holocausto nuclear
(DonDie alone In a Nuclear Holocaust,Bitter Flower)

La posición más difícil para morir durante un holocausto nuclear:
Comiendo una bolsa de conos solitariamente, mucho después de que todos dejaron la oficina. Llevar a casa el esqueleto mohoso. Dejar las grampas dispersas. Y el cartucho de toner sobre la limpia cáscara de la multitud incinerada en la entrada.
Las cortinas del Ruan Center cuelgan preocupadas sobre el bar del distrito, el que fue bautizado por los delincuentes. Yo tenía por costumbre llevar mujeres a ése tejado.
Mis miembros crecieron sin aprender demasiado, excepto que hay un pequeño misterio en el funcionamiento de las cosas.
Lo que resulta increíble es que el fermento de levadura tiene como agregado una medida de dopamina que te será imposible gobernar durante el resto de tu vida.
Porque al diseñar la tapa de una revista, el objetivo de documentar la vergüenza no conseguirá activarte como el Señor ¨Resolvamos- este asunto- en-el- lavarropas.¨

Corrección:
La peor posición para morir: en el interior del sótano ubicado debajo del placard de una bailarina exótica -como Jenny Holden-, la de séptimo grado, quien fue, de cualquier modo, familiar para mí.
Lo peor del final es el deseo por cualquier otra cosa que ya hayas tenido; el cuarto en el que mi hermana y yo mirábamos el cielo de coral que se desplazaba como una visión. Muffin, el cocker spaniel; y ese libro de cocina en el living; ésta sopa de minestrón- El cielo y la tierra pasarán, pero estas palabras nunca pasaran






Canción de Amor en el estilo de Ramona
(Love Son in the Style of Ramona)

Hiciste la tierra de los muertos demasiado larga y, eventualmente,
llegaron los delirantes chicos. Yo amaba la manera como apilabas 
tus víctimas en el álbum de fotos. O cuando apretabas mis esqueléticos muslos.
Yo amaba a las tontas masas que te amaban.
¨Ellos no tienen decencia-decías.
Para nosotros, quiero frazadas, de gatos negros -dije yo.
Porque aunque la brisa haya podido desalojarnos de nuestros cuerpos, la indefinida arena morada de Big Sur coagulará mis sueños.

Quería llamarte desde la playa.
Lo hice. Una mota de pasas frente a una eternidad de acantilados.
Veloces imágenes sosteniéndose sobre su propio cuerpo, tal cual vos lo hacés en los sueños cercanos a la muerte. Te ves tan tonta con el negro -azulado de la tintura para el pelo que ha salpicado tu almohada con violetas. Yo soñaba con traducir esas flores en un lenguaje tardío , pero tu arte, con su intensidad sexual, electrificó a la comunidad de los muertos vivos.
-Abraham Lincoln con sus botones dorados comienza a arrancarte la blusa. En tus plumas para los ojos, aparece la clara y eterna diosa erótica. Por supuesto, eras rusa. Por supuesto, la muerte no discute sobre tales cosas, dijiste. Lo admito, la muerte no tiene palabras amistosas; sin embargo tiene miles de palabras para los ciegos.





Still Are the Strings of the Ancients

About us, the quality or lack of our luminescence,
we'll never make up our mind.

Evils we do or don't 
(little good it does)
refract, depending, as they do,
on our angle of vantage.

The light that does, (the good)
we take for granted:
the yard lit whether we wake it or not.

The light that doesn't,
should it reach our cornea
some night when the ancestors allow,
we would never forget.

But barring these,
minus praise or antipathy,
an object, say a hand
turning a room into view,
continues its present course unabated.

By comparison or resistance,
we become not-our-father,
permitting a part of him to live on
in antithesis
when we were happy enough
to see him surface a last time
from the myriad cancers and go.

We were happy enough
to travel and to be broken
and later to be reconstituted into statues.

To surmise this as bravery
in our friends and to continue on
in the copper heart.

Even if it clangs and knocks,
even if it recognizes no one.





Dolphins, the Scientists are Discussing Your Enormous Brains

They break out champagne in the break room, in the lab, in the streets
they are talking you up at all the parties. 

But, I’ve never seen you 
in the library after hours when I am shuffling through the awful cement maze,

never witnessed a dolphin tending the wounded at an accident.
Bring me the one you call, Dr. Dolphin. 

Outside my childhood home was a decrepit barn 
where the floor rotted in and all our rain corralled there. 

In the grotto, you could see yourself, the barn 
all upside down, broken in. 

This is my world to you—
vandalized, nails jutting one odd direction or another? 

A child points to the horizon where one of your kind clears a fiery ring  
while Johnny Cash plays his best despite being entombed in a small town in Tennessee.

At the great conferences of the world, the scientists have forgotten themselves
in furious debate over your frontal cortex. 

They worry you will come to worship data as we do 
while your beak’s stuck in some plastic bottling.

Meaning, in the heat of love, we may forget to love.  
There are reasons to fear what is tender.






Epistle Written in the Shadow of a Metal-Mache Horse

The poems discolored my life also, Frank.  Honest.  And now 
these friends, this scrap iron horse is all I have to show.  
I’m proud, Frank.  Tired, Frank.  My father’s house is a frame 
whose functions I hear but can’t accurately interpret.  
Sarah dated a skinny goat by your same name then broke his heart—
banging a fifty-year-old plumber while he
passed out on a pile of coats.  He was one of the good ones, Frank 
so buy him a scotch at the next convention.  
Sarah was beautiful in a way that’s hard to forget
which was all I asked for for my birthday and got it
buried myself in another woman in Maine.  Then the poems
dissipated all that into an afternoon of dusks, and it was 2007.
I had tape on my fingers and glue in my hair.  Mangled innards
of a shoe.  Many hopeful impressions of you.  Let’s go back
to your image of a mesa and your unwritten novel of Sancho Panza’s
exploration of the Mexican West.  Why did you bring me here?
Sancho asks.  To have a heart is to risk it.  To forge ahead, to live alone.  
To go up as fire you must be frightfully burdened
and more human than anything.





Poem for My Thirty-Seven Mistresses

Poor, dirty, and wretched, living in a city full of crumbling ceilings
is no way to spend your early twenties.  
I’m prepared to test an ordinary existence.  To grow basil or sage.  
To cultivate hobbies into age the way a sailor might carry 
a compass even after it shatters.  You arrived at this earlier.
Brewed sweet tea, baked biscuits while I shaved my head 
in pursuit of black-haired dervishes.  Lean, angular women fit for wit 
and worship, not Sunday afternoon at the store
and so I spent it by myself writing bizarre fanfiction where Pikachu suffers from pica
and the whole crew learns a valuable lesson about the dangers of ingesting 
                                                                                                       paint chips.
I keep my soap in a bag, my books in boxes; hide in the bathroom 
and run water just to blot out my thoughts.  Skin stained 
from washing, a halo of epidermal products above, and I conceived all I wanted 
was Illinois.  Like my cousins who marry young 
separate old and behind the high school the wind blows 
new women into town.  But, Robert, I’m a fool 
for the stars who go down.  My pillow’s a face 
I don’t remember.  You’re looking at the last Soviet superman
eating a bowl of granola.  





I Write You This on a Train Named For an Endangered Bird

There are ways a story can’t begin. Like pitting your protagonist
against an all-knowing, all-seeing jaguar spirit.
Or, worse, against an abstraction—like immorality or human unhappiness.
It could be argued that Hamlet’s vengeance was doomed from the outset
because you can’t fight for the dead, only against the living
who have enough problems as it is. Your Canadian brother-in-law
unemployed, rubs his knuckles while he sleeps.
A whole range of unadorable animals are on the docket for extinction.
I’ve identified some plot problems here. Like on New Year’s
when Jeremy A’s sister blew you in the bathroom
and midway through they threw you out of the house
without your high-tops: was no way to begin a story, and it did.
And I refuse to put bread on anyone’s tongue and pretend it’s flesh
to put cigarettes and fruit on a grave and pretend I intended it
more than an hour before. Why should it mean less?
The Confederate dead who haunt your city. Jeremy A’s sister
years later aboard the California Zephyr. The blood rushing to your extremities
the makeshift fan, the Mahler left open.
Even now, you can’t play it perfectly—notes too far, too fast.
What do you want from any of us, reader? Elegy? Epiphany?
I am hunted by an all-knowing spirit who grows a shade over my head one day
and withers it the next.




Love Poem in San Antonio with Mythical Animals

Most of what isn’t real begins in the woods: the wendigo,
Ginny from San Antonio who drew intricate vulture beaks.
This scrub, is it real? This scorpion? Friends aren’t friends
when they badger you into visiting an abandoned cabin
long after one in the morning. When I want
to be more than the warm body beside you, I’m not your friend.
I don’t want there to be any question that I mean this:
that I love my father, says Ginny. Even if I wasn’t
what he wanted, what is real is this compass, this house,
the twenty-four years of life lived in it. She points to a picture.
I lay there for hours while she shivers into who could be anyone
this tent a devil sketched in the margin of wilderness.
I think about how you are lucky, you out there.
Your days are better for their tangibility.
You are wiping off a table out where nothing can touch you
rabid rain and the sound of it seeping through. 





IKKYU [16.090]

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Ikkyū

Ikkyū (一休宗純 Ikkyū Sōjun?, Kioto, 1394 – 1481) fue un excéntrico monje Zen japonés, importante como poeta y por su influencia en la evolución de la ceremonia japonesa del té.

Nació en 1394 en un pequeño suburbio de Kioto; se dice que fue hijo ilegítimo del Emperador Go-Komatsu. Su madre fue forzada a viajar a Saga, y fue criado por los sirvientes. A la edad de cinco años fue separado de su madre e ingresó como monje en el templo de Rinzai Zen, Ankoku-ji. Aprendió cultura y lengua china, parte del currículo en el sistema Gozan Zen; mucha de su obra literaria más interesante es su poesía china. Su primer nombre de religioso fue Shiken.

Entrenamiento

A sus trece años entró al templo Kennin-ji en Kioto para estudiar el Zen a través de un monje conocido con el nombre de Botetsu. Desde ese momento Ikkyū comenzó a escribir frecuentemente poesía de una manera no tradicional. Fue crítico con la poesía de su maestro, estaba decepcionado con el estrato social y con la carencia de la práctica de la meditación Zen en su entorno.

En 1410 abandonó Kennin-ji e ingresó al templo Mibu, donde residía un abad llamado Seiso. Ikkyū no permaneció mucho tiempo y se trasladó al templo Saikin-ji en la región del lago Biwa, en donde fue el único discípulo de un abad llamado Keno. En este lugar finalmente encuentra un maestro que le llenara las expectativas en la enseñanza del Rinzai Zen. Keno fue esporádico en el estilo de enseñanza y fue un fuerte creyente en la supremacía de la meditación Zen. Hacia 1414, Keno falleció; Ikkyū realizó los ritos funerarios y ayunó por siete días. En su desesperación intentó suicidarse al ahogarse en el Lago Biwa, pero fue sacado por un sirviente de su madre.

Posteriormente encontró un nuevo maestro llamado Kaso, en Zenko-an, un templo subsidiario del Daitoku-ji. Kaso tenía un estilo similar a Keno; durante este tiempo Ikkyū trabajó duro en los kōan e hizo muñecos para un comerciante local en Kioto.

Hacia 1418, una banda de músicos ciegos ejecutó una pieza en el templo e Ikkyū se penetró en su koan mientras estaba absorto en la música. En reconocimiento a su entendimiento Kaso le otorga el nombre dhármico Ikkyū, que significa “una pausa”.

En 1420, Ikkyū estaba meditando en un bote en el Lago Biwa cuando el sonido de un cuervo lo estimula al satori. Kaso confirmó esta gran iluminación y le otorgó el inka a Ikkyū. Posteriormente, Ikkyū se vuelve en contra de los celos de Yoso, un estudiante de mayor categoría del monasterio. En los poemas de Ikkyū, Yoso aparece como un personaje enfermizo obsesionado con los bienes materiales, que era capaz de vender el Zen con el fin de incrementar la prosperidad del templo.

Mendicidad

Ikkyū era conocido por ser una persona problemática, que acostumbraba a beber en exceso, en ocasiones fue regañado por Kaso por cometer dichas acciones. El problema llegó al punto en que Kaso le otorgó el inka a Yoso y lo hizo su heredero del dharma. Ikkyū abandonó el templo y vivió gran parte de su vida como un vagabundo. No obstante, no estaba solo y tuvo un círculo de notables artistas y poetas de la época. En ese período, estableció una relación con la cantante ciega llamada Mori que se convirtió en el amor de su vida.

Trabajó para practicar el Zen fuera de las instituciones religiosas formales. Sin embargo, la guerra Ōnin redujo el Daitoku-ji a cenizas, Ikkyū fue elegido abad, rol que asumió sin entusiasmo. Con esta acción, fue incluido en uno de los más importantes linajes del Zen. Hacia 1481, murió a la edad de 88 años de un resfriado agudo.


Ikkyu
Introducción y traducción de Raúl Racedo


Ikkyu era excéntrico. Además, iconoclasta. Además de además, sacerdote del Budismo Zen. Y , razón por la cual se encuentra aquí, poeta.

Nacido en el año 1394 en un pequeño suburbio de Kyoto, fue hijo ilegítimo del Emperador Go-Komatsu. Por ello su madre fue forzada a trasladarse a Saga –Japón- donde Ikkyu creció bajo el cuidado de los criados. A la edad de cinco años, lo separaron de su madre para enrolarlo como monje en el templo de Rinzai Zen, Ankokuji .Ahí el maestro principal le enseño cultura china y lenguaje, como parte del curriculum perteneciente al método Gozan Zen.

Cuando tuvo trece años, entro a estudiar Zen en Kennin-ji, Kyoto, bajo la tutela del un reconocido sacerdote de nombre Botetsu. Según se sabe, en Kennin-ji Ikkyu comenzó a escribir poesía no tradicional. Debido a esto, fue abiertamente criticado por quienes se encontraban a cargo de Kennin-ji y se sintió tan  abatido que se mostró mordaz con el estrato social representado por Botetsu y su templo así como con las carencias en las practicas del zazen que había visto a su alrededor.

En cierta oportunidad se lo señaló  para estar al frente de los sacerdotes del gran templo de Kyoto, pero rechazó el cargo después de nueve días, y pasó a denunciar la hipocresía que veía en los monjes. En una famosa línea de uno de sus poemas, le indica a quienes simpatizaban con él que podían encontrarlo en el prostíbulo local.




I Hate Incense

A master’s handwork cannot be measured
But still priests wag their tongues explaining the “Way” and babbling about “Zen.”
This old monk has never cared for false piety
And my nose wrinkles at the dark smell of incense before the Buddha.



Odio el Incienso

El trabajo de un maestro no puede ser medido
Aunque sacuda como los sacerdotes sus lenguas explicando el “Camino” y murmurando acerca del “Zen.”
A este viejo monje nunca le importó la falsa piedad
Y delante de Buda mi nariz se arruga por el oscuro aroma del incienso.




A Fisherman

Studying texts and stiff meditation can make you lose your Original Mind.
A solitary tune by a fisherman, though, can be an invaluable treasure.
Dusk rain on the river, the moon peeking in and out of the clouds;
Elegant beyond words, he chants his songs night after night.



Un pescador

Estudiar los textos y meditar duramente puede hacer que pierdas tu Mente Original
Una solitaria tonada de un pescador puede ser un tesoro invalorable.
La lluvia del crepúsculo en el río, la luna atisbando desde dentro y fuera de las nubes;
Elegante más allá de cualquier palabra, él canta sus canciones noche tras noche




My Hovel

The world before my eyes is wan and wasted, just like me.
The earth is decrepit, the sky stormy, all the grass withered.
No spring breeze even at this late date,
Just winter clouds swallowing up my tiny reed hut.



Mi Cobertizo

El mundo delante de mis ojos es igual que yo: gastado y descolorido.
La tierra es decrépita, el cielo tormentoso y toda la hierba blanquecina.
Aun la brisa primaveral no ha sido ése dato tardío
Sólo las nubes del invierno engulleron mi minúscula choza de caña




A Meal of Fresh Octopus

Lots of arms, just like Kannon the Goddess;
Sacrificed for me, garnished with citron, I revere it so!
The taste of the sea, just divine!
Sorry, Buddha, this is another precept I just cannot keep.
Exhausted with gay pleasures, I embrace my wife.
The narrow path of asceticism is not for me:
My mind runs in the opposite direction.



Una Comida de Pulpo Fresco

Cantidades de brazos, igual que la Diosa Kannon:
Aderezado con cidra, sacrificado por mí,¡ lo reverencio!
El gusto del mar es divino y
Lo siento Buda, este es otro precepto que no puedo mantener.
Exhausto con el placer gay, abrazo a mi esposa.
El estrecho sendero del ascetismo no es para mí:
Mi mente corre en dirección opuesta.





It is easy to be glib about Zen

 -I’ll just keep my mouth shut
And rely on love play all the day long.
It is nice to get a glimpse of a lady bathing -
You scrubbed your flower face and cleansed your lovely body
While this old monk sat in the hot water,
Feeling more blessed than even the emperor of China!



Es Fácil Ser Parlanchín con el Zen

 -Sólo tengo que mantener mi boca cerrada
y contar con dar amor a lo largo del día.
Es agradable echar una ojeada al baño de la señora-
Refregás tu floreciente cara y limpias tu amado cuerpo
Mientras  este viejo monje sentado en el agua caliente
¡Se siente aun mas bendecido que el emperador de China! 





To Lady Mori with Deepest Gratitude and Thanks

The tree was barren of leaves but you brought a new spring.
Long green sprouts, verdant flowers, fresh promise.
Mori*, if I ever forget my profound gratitude to you,
Let me burn in hell forever.

*(Mori was a blind minstrel, and Ikkyu’s young mistress)




A Lady Mori con Profunda Gratitud 
y Agradecimiento

El árbol estaba estéril de hojas pero  trajiste una nueva primavera.
Largos brotes verdes, inocentes flores, promesa fresca.
Mori*, si yo olvido mi profunda gratitud hacia vos
Dejáme arder por siempre en el infierno.

  *(Mori fue una cantante ciega. Y joven  querida de Ikkyu.)





DÉBORA POL [16.091]

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DÉBORA POL

Débora Pol nació en Madrid un 11 de septiembre de 1985.

Desde muy joven le ha interesado el arte y la cultura, estudiando la carrera de interpretación, participando en diversos cortos y proyectos teatrales y escribiendo guiones para cortometrajes y libretos para obras de teatro.

Además de actriz y dramaturga es amante de la poesía.
Participando con sus versos en diferentes tertulias como las de Café Gijón y las del Café de Oriente.
En homenajes a grandes poetas de la generación del 27 y del 98, como: Alberti, Machado, o García Lorca.
En programas de radio como: Poetas en el aire (Radio Vallekas), Olvida tu equipaje (Radio Utopía) o todo está en los libros (Radio Juventud de Conil).
Y colaborando en revistas culturales como: ''Revista poética Azahar'' o ''Mirlo''
o en diversas antologías como: 
Poemas al director '' o ''Poetas andaluces de ahora''

Además de ser autora de los Poemarios: ''Cristales rotos'' y  ''Luna de Sangre''.


ECOS DE MUERTE

Ecos de negra muerte,
retumban por las avenidas.
Gritos de metralla
por las calles escondidas,
y una luna llena
que se refleja en las pupilas vacías.
Ríos de roja sangre se desbordan
rompiendo, los cristales de la angustia.
en donde se ahogan,
los muertos tristes, de la memoria.

Manadas de tanques negros
Braman con furia desmedida.
Rompiendo con sus pezuñas de acero,
la tierra, en donde se pudren las melancolías.

Las calaveras de los niños tienen,
un agujero en la frente
por donde florecen las azucenas.
y en el interior de sus cuencas vacías,
hicieron, su nido de eterna luz.
Las últimas estrellas.

La luna se apagó de golpe.
cuando el destino con sus manos de hierro
le arranco la luz
para dársela de beber a los muertos.

De las entrañas de la tierra,
salieron un millar de bocas sin dientes
que arrancaron la cara de los lobos de metal.
que formaban manadas,
para desollar sin piedad a corderitos inocentes.

Hoy.
la muerte chilla
reventando los oídos de la angustia.

Hoy.
la muerte rasgo su garganta,
para dejar escapar,
a la paloma que rompió con su pico
las calles desnudas.

Sobre el cadáver de una vaca,
se posaron miles de moscas.
y hay un centenar de terneras escuálidas,
rompiendo el aire con sus colas.

Y en las entrañas de las bombas,
hicieron su nido los gusanos naranjas de las ascuas
que mordisquearon,
el núcleo duro de las lagrimas.

El silencio, perfora las sienes de los muertos.
que duermen, colgados de las fachadas.
con sus extremidades extendidas
y su vientre abierto en canal.
de donde fluye un torrente de sangre fresca
con la que calma su sed;
Los buitres moribundos de la guerra.

Y entre los horizontes quemados por la metralla.
en medio de paraje, desdibujado por la ceniza;
retumba el eco cortante de la ultima voz
Perdida entre los escombros del olvido.
La voz de un esqueleto,
que grita con la boca abierta por el tiempo.
tu nombre a las farolas encendidas:

¡Muerte!.

Quiso el último sol que quedaba,
tragarse a si mismo.
y escupir su propio corazón rojo
sobre las calles vacías.



EL NIÑO DE LA MANDRÁGORA

Sobre mi mano.
el cadáver de la mandrágora.
caballitos de mar,
beben de sus pupilas moradas.
Una estrella fugaz grita
cortando el alba.
por sus heridas abiertas,
manadas de nubes rojas se desangran.

En medio de la luna. una pupila blanca.
Y en lo alto de la torre,
el espíritu de un monje ciego.
toca las campanas.

Sobre mis manos abiertas,
duerme. acurrucada la mandrágora.
Niño muerto. con unos latidos muy pequeñitos
que suenan, a rumor azul de agua.

Y en sus ojitos apagados,
los rebaños de caballitos de mar
Beben agua de sus pupilas moradas

Descansa niño,
Descansa. reposando sobre la tierra
tu cuerpecito de niebla blanca.
Que ya te hago yo. para que duermas feliz
una cuna con flores y con hierba



LA MELODÍA DEL SILENCIO

El silencio.
El silencio.
Tan solo el silencio.
Desde mi ventana escucho,
el cantar del silencio.
que con su voz de niebla afilada
corta la piel del sueño.

El silencio.
El silencio.
Tan solo el silencio.

El piano que toca el pianista muerto,
tiene melodía de silencio.
Una gota de rocío,
cuelga de la pestaña verde de una rosa,
por la cual,
un coro de hadas guarda silencio,

El silencio.
El silencio.
Tan solo el silencio.

Un murmullo de espuma que susurra,
sobre el río muerto.

Un grito que atraviesa con su voz,
las paredes blancas del tiempo.

¡El silencio!.

Pájaro de plumas invisibles,
que vuela cruzando el cielo.

El silencio.
El silencio.
Tan solo el silencio.

Un manto de estrellas,
sobre el bosque negro.
Pájaros de ceniza,
que se posan sobre un árbol muerto.

¡El silencio!.

En mi cama de mar...
Solo el silencio.

De mi sueño de muerte viva.
vino a despertarme a lomos de la luna llena.....

¡El silencio!



Canción del triste sueño

En mi pecho tierra seca.
La agonía de un último beso
llamó a mi puerta.
Y miles de arañas entraron en mi boca
e hicieron nido en ella.

Caballitos de un mar muerto
nadaban en el interior,
de un océano de ojos negros.
Y en la orilla seca de un recuerdo,
hay abandonado...
el esqueleto de un momento.

El frágil espejo de la vida
se rompió en miles de pedazos.
Y al querer reconstruirlo,
me corté los sueños.
Y con la sangre transparente
de las moribundas fantasías que agonizan,
se regó mi suelo.




Poema del amor incierto:

Como un ciervo dando cornadas
dentro de mi pecho.
Así de fuerte late mi corazón,
cada vez que tú me miras
con esos ojos que parecen ocultar
una tela de araña dentro de ellos.
Con la que sin darme cuenta me atrapaste,
llevándome a tu vera.
Cuando yo era, una mariposa herida
y tendida en medio del páramo del amor incierto.




SOMBRA DE MI SOMBRA

Sombra de mi sombra soy.
por que la noche, así lo quiso.
Sombra de mi sombra soy.
Porque, no puedo estar contigo.
Sombra, de mi propia sombra,
pequeña muerte;
acurrucada junto a mis latidos.
En esta noche sin luna.




El poema sangra por las heridas de sus versos

El poema sangra
por las heridas de sus versos.
Y el poeta
moja su pluma en esa sangre,
para escribir
una declaración de amor a la vida.
En un corazón abierto.

Bajo los escombros del olvido:
Manos y pies brotando
como tallos del interior del suelo.
Corazones atravesados en la garganta.
Mil labios entreabiertos mostrando bajo sus encías,
mil dentaduras de barro.

Bocas llenas de tierra gritando
el nombre propio de la muerte.
Que viene golpeando las paredes del silencio
con un martillo de piedra.
Rompiendo con cada golpe
los muros donde se oculta la angustia y su sombra.
Entre mil escombros,
y mil pulmones boca abajo.


Bajo el suelo,
torsos de niños abrazados a sus peluches
intentan contemplar, la aurora que se escapa.
Mientras madres sin piernas,
se arrastran por un montículo de costillares de perros.
Para dar con sus pechos cercenados
de mamar a sus hijos,
que lloran con lágrimas de gravilla y niebla.
Entre las ruinas de una infancia,
que se desmorona con el aire
como un castillo de naipes empujado con el dedo.

En un páramo de pieles extendidas.
Hay un rebaño de bueyes mecánicos
bebiendo piedras y sangre de garzas muertas.
En medio de un oasis de ojos abiertos.
Mirando mientras beben,
como cuelgan hilos de sangre de las cornisas
como macabras enredaderas,
que dan flores que son pequeñas calaveras.
Y frutos en forma de lágrimas secas.

Nadie pareció ver nada
en medio de tanto caos de cuerpo roto.
pasaron su mano los 4 jinetes,
a lo largo de una hilera de ojos donde
las lágrimas cortan como puñales de estrella
la piel de Buda extendida sobre la tierra.

¡Pero yo lo vi!.vi como la muerte
se alejaba dejando tras de sí,
su huella sobre una ciudad;
que esconde bajo sus ruinas
millones de manos con sus dedos extendidos
intentando tocar el cielo.

¡Yo lo vi!.Pero hubiera preferido,
que mis ojos fueran dos mares de piedra
para no verlo.





Flores de sangre

Me sacaré todas la venas de mis brazos.
que ya se quedaron secas.
Para hacerme con todas un ramo.
Cuyas flores de sangre
crezcan dentro de tu pecho abierto.
Donde irán a jugar
un corro de niños muertos.
Niños que tienen una golondrina entre los dientes,
y la luna entre las manos




Pájaro rojo de libertad

Tengo un pájaro
que se muere entre mis manos.
Libertad era su nombre,
y rojo era su canto.

Y cantaba alto, muy alto.
Teniendo en su garganta,
El llanto lejano de los exiliados.
El grito forzoso de los silenciados.
Y el eco de los fusilados.


SOJO HENJO [16.092]

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Henjō, tomado del Hyakunin Isshu.


Sojo Henjō - Yoshimine no Munesada 

Henjō (遍昭 o 遍照? 816 – 12 de febrero de 890) fue un monje budista y poeta de waka japonés. Su nombre de nacimiento fue Yoshimine no Munesada (良岑宗貞?). Según el Kokin Wakashū fue listado como uno de los Seis mejores poetas de waka y uno de los Treinta y seis inmortales de la poesía.
Fue el octavo hijo del Dainagon Yoshimine no Yasuyo, quien era hijo del Emperador Kanmu y que fue relegado a la vida civil. Henjō comenzó su vida como cortesano, fue asignado como Kurōdo, o chambelán del Emperador Ninmyō. En 849 fue promovido a Jefe del Kurōdo. Luego de la muerte del Emperador Ninmyō, Henjō se convirtió en monje para enmendar su sufrimiento.
Fue monje de la escuela del Tendaishū. En 877 fundó el Gankei-ji en Yamashima, actualmente el sureste de Kioto. En 869 había fundado otro templo Urin-in en Murasakino, al norte de Kioto y administró ambos templos. En 885 fue ascendido como Sōjō (sumo sacerdote) y fue llamado Kazan Sōjō (花山僧正?).
Treinta y cinco wakas escritos por él fueron compilados en las antologías imperiales incluyendo el Kokin Wakashū.
Su hijo el monje Sosei también fue un poeta de waka.


El color de las flores
oculto por la neblina,
aunque no las muestres,
roba al menos su perfume
!Oh viento de las montañas !

hana no iro wa / kasumi  ni komete / miseria to mo / ka o dani ñu sume /haru no yamakaze
Poema extraído del libro Poesia Clásica Japonesa ( Kokinwakashu ) Edit. Trota -Pliegos de Oriente.





En el festival de la cosecha, la parte más importante era una danza de cinco vírgenes elegidas de las casas aristocráticas. En una ocasión, durante el reino del emperador Ninmyō (810-850), al terminar la danza, el poeta Yoshimine no Munesada (816-890) compuso este poema:

¡Oh viento de los cielos
los caminos de las nubes
has de soplar y bloquearlos!
A esas jóvenes muchachas
quisiera verlas todavía un poco más.


ama tsu kaze
kumo no kayoi-ji
fuki-toji-yo
otome no sugata
shibashi todomemu





Las hierbas crecen tan gruesas
Que ya ni siquiera se puede ver el camino
Que lleva hacia mi hogar;
Esto ocurrió mientras esperaba
Por alguien que no llegaría.

[Sōjō Henjō, incluido en el Kokinshū] 



ARIWARA NO NARIHIRA [16.093]

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Ariwara no Narihira, en el Ogura Hyakunin Isshu.


Ariwara no Narihira

Ariwara no Narihira (在原業平? 825 - 9 de julio de 880) fue un poeta y aristócrata japonés. Fue uno de los seis poetas del estilo waka mencionados en el prefacio de Kokin Wakashū por Ki no Tsurayuki y ha sido mencionado como el héroe en Los Cuentos de Ise, ya que el protagonista era un personaje común al cual se le atribuyeron sus aventuras románticas a Narihira.

Era el quinto hijo del Príncipe Abo, hijo del Emperador Heizei. Su madre, la Princesa Ito, fue hija del Emperador Kammu por lo tanto esto le unió a la línea del jerarca de manera tanto maternal como paternal. Junto a sus hermanos, fue relegado a un vida común de civil recibiendo un nuevo nombre de clan, Ariwara.

Aunque perteneció al linaje más noble, su vida política no fue prominente, especialmente bajo el régimen del Emperador Montoku. Durante los 30 años de poder del mismo, Narihira no fue promovido a un rango superior dentro de la corte. Este hecho probablemente fue causado por un escándalo involucrándolo con Fujiwara no Takaiko y una dama consorte imperial. Ambos affairs se relatan en Los Cuentos de Ise.


Cuentos de Ise – Ariwara No Narihira

 por Antonio Pavón

Escritos en el siglo X por el príncipe Ariwara No Narihira, estos ciento veinticinco cuentos incluyen siempre un poema y a veces varios.

El tema central es el amor, aunque también se abordan otros tan caros a la literatura oriental como la naturaleza y las estaciones.

En este libro donde abundan las metáforas, hay que destacar la del rocío que empapa las mangas del protagonista, y que es en realidad las lágrimas derramadas por el desafortunado amante.

Y la de la caprela, un crustáceo que cambia de caparazón rompiendo el viejo. El enamorado es otra caprela que rompe su corazón y se destruye a sí mismo.
Hay en este libro de contenido lírico poemas tan apasionados como el que figura en el cuento XXII:


Si de mil largas noches otoñales
Pudiera yo hacer
Una sola noche
Y durmiera junto a ti mil noches como ésta
No llegaría a saciarme


Cruzan sus páginas luciérnagas y ocas silvestres. El cuclillo canta. Los lirios y los crisantemos lo engalanan. Y las flores del cerezo, invocadas en este poema en el que se alude al paso del tiempo (cuento XCVII):


¡Oh flores del cerezo!
Volad cual nubes
Para que se borre
El camino de la vejez
Que llegar parece


Otra variante o interpretación de este poema puede ser ésta:


¡Oh flores del cerezo!
Volad cual nubes
Para que la vejez
Que llegar parece
No encuentre el camino


Los dos últimos poemas de este libro, por su intemporalidad, podrían haber sido escritos en cualquier época. Concisos, despojados de adornos, desvelan la condición humana, presidida por el misterio y la transitoriedad de la existencia.

El penúltimo poema (cuento CXXIV), precedido de una línea en la que se expone sucintamente que un hombre lo compuso, dice así:


Lo que pienso
Lo guardaré para mí
Simplemente
No existen hombres
Que sientan como yo


Y el último (cuento CXXV) muestra el asombro de un hombre enfermo que ve cercana la hora de la muerte:


Que hay un camino
Que es necesario recorrer
Había oído decir
Pero no pensaba que eso fuera
De hoy para mañana

http://elbosquesilencioso.com/2013/03/13/cuentos-de-ise-ariwara-no-narihira/



Ariwara no Narihira: Cuentos de Ise
Por Francisco Laborde

Introducción

Los Ise Monogatari (o Cuentos de Ise), “obra relativamente modesta y de una factura todavía primitiva” (1), constituyen una de las fuentes literarias más célebres y antiguas del Japón. Escritos entre los Siglos IX y X, ejercieron una marcada influencia a través de su inclusión en casi todas las antologías de literatura japonesa antigua, y prefiguraron, en cierta forma, el famoso Genji Monogatari (traducido como Historia o Romance  de Genji).

Se trata de 125 cuentos que agrupan, muchas veces en unas pocas líneas en prosa, unos 209 tankas (poemas de 5 versos con un total de 31 sílabas, ordenadas en 5-7-5-7-7). La prosa es utilizada para fijar el contexto, las circunstancias reales o fabulosas de la composición del poema. En prosa, Ariwara no Narihira utiliza la tercera persona, y la primera solamente al escribir poesía, con la consecuente y necesaria aparición de su yo poético.

Los cuentos no tienen entre sí una relación que permita apreciar la trama en capítulos de una novela. Sin embargo, existen elementos en común que, sin alcanzar el detalle de una biografía, nos permiten trazar los rasgos sentimentales del héroe de la obra, Ariwara no Narihira. Este distinguido personaje, nieto de un emperador, que nació en 825 y murió en 879, y que es el autor de la mayoría de los poemas (sólo unos 50 poemas pertenecerían a otro pincel), narra a lo largo de los Ise Monogatari las emociones que experimenta ante la ausencia de un ser querido -mujer, madre (cuento LXXXIV) o amigo-, el anhelo de una amante inaccesible o la contemplación de la naturaleza. Sabemos que, además de llevar adelante una notable carrera militar, entre sus contemporáneos Ariwara no Narihira “tuvo fama de ser un hombre elegante y refinado, y un poeta de calidad” (2)

Esa no es, sin embargo, la única fama que precede a Ariwara no Narihira. La mayoría de los comentaristas consideran al autor de los Ise Monogatari como el Don Juan de Oriente. La multitud de cuentos que refieren o un cortejo o una conquista son el sustento de la comparación. El propio poeta asume su condición enamoradiza. En el cuento LXI, cuando una voz detrás de un cortinado le achaca a Ariwara su condición de libertino y gran mujeriego, el poeta confiesa con total honestidad su naturaleza: ¿Cómo, aquel que cruza / El río de la tintura / Podría evitar / Que éste lo tiña? / ¿Y cómo no enamorarse? En el cuento LXIII, por último aquí en lo que a esta comparación respecta, el cronista manifiesta: Entonces el hombre se apiadó de ella y esa noche le hizo compañía. Es la ley del mundo que la gente piense en aquellos a quienes aman y no en los que no aman, pero ese hombre poseía un espíritu de tal manera conformado que no hacía diferencias entre los que amaba y los que no amaba. Es decir, que compartía cualquier lecho.

Jorge Luis Borges, que en su Biblioteca Personal publicó y prologó esta obra, descreía de esta supuesta semejanza: “Pese a las muchas aventuras eróticas que los cuentos refieren, esa comparación es errónea. Don Juan es un católico libertino que seduce a muchas mujeres y que transgrede temerariamente una ley que él sabe divina. Narihira es un hedonista en un mundo inocente y pagano, no perturbado aún por el Tao y por la recta observación del óctuple camino del Buddha. De este o del otro lado del bien y del mal, estas páginas clásicas del Japón ignoran lo moral o lo inmoral.” (3)

Según Borges, “el Japón es, entre tantas otras cosas, un país literario, un país donde el común de la gente profesa el hábito y el amor a las letras.” (3) Un testimonio de ello son estos cuentos, entre los cuales a continuación seleccionamos, transcribimos y anotamos un puñado representativo.


Cuento I

Notas preliminares. Los primeros seis cuentos tratan sobre las tempranas y peligrosas aventuras amorosas de este Don Juan japonés. El cuento que continúa aclara que el protagonista, pichón de Voyeur, había adoptado el tocado viril -“se cortaba el pelo largo que usaban los niños, se les hacía un rodete y se los cubría con un cubrecabeza masculino” (4)-, o sea, que tiene más o menos la edad de quince años. También encontramos una acción que se repetirá a lo largo de los Ise Monogatari: ir de caza, a solas o acompañado, por supervivencia o de manera competitiva, sobrios o borrachos. La caza puede ser mencionada al pasar, como una actividad a la que se abocaban mientras sucede otra cosa, como en el cuento LXXXII, o bien ser el centro de la escena. Los cuentos LXIX y CXIV son relatos cuyo contexto es una cacería con halcón. En el cuento que continúa aparecen malvas. La malva es una flor de un morado pálido, rosáceo, y naturalmente también una planta, de cuyas raíces se extrae un tinte violáceo. Como método de tintura se aplica la planta directamente sobre la tela, un procedimiento que “constituía la especialidad del distrito de Shinobu, en la provincia de Michinoku” (5). El cuento contiene, además de un poema propio, la transcripción de un poema de Minamoto no Tôru (822-895), en el que evidentemente se inspiró el precoz Ariwara no Narihira.

Una vez, un hombre que había adoptado el tocado viril, fue a cazar en las tierras que poseía en la aldea de Kasuga, cercana a la capital, Nara. En esa aldea vivían dos hermanas jóvenes y bonitas. El hombre las contempló a través de una abertura del cercado. Como [ese descubrimiento] era imprevisto en esa vieja aldea [de su infancia], su corazón quedó turbado. Cortó un trozo de su veste de caza y en él escribió un poema. La tela de su traje estaba estampada de helechos.

Del malva de los helechos
De la landa de Kasuga
Pintada es mi veste de caza.
Sus tallos se entrelazan al extremo
Tal los sentimientos que me turban.

Así era el poema que les envió sin tardanza. Ellas debieron hallarlo muy apropiado, pues recordaba el célebre:

¿Por quién, entonces,
Cual impresos helechos
De Shinobu en Michinoku,
Mi corazón se agita?
No es mía la culpa.

Los hombres de otros tiempos poseían esta elegancia preciosa.



Cuento IV

Notas preliminares. Los Ise Monogatari son cuentos cortesanos. La acción del cuento IV, que continúa, transcurre en un palacio con “pabellones (taiya) al este y al oeste del Palacio [de Gojô], para alojamiento de las damas del séquito y el personal de servicio. La emperatriz viuda (…) era Nobuco o Nobuko, esposa del emperador Nimmyô (…) Nobuko murió en 871” (6). Como literatura cortesana, es la excepción retratar a gente humilde, modesta, como se llama a la gente común, no aristocrática. Si la interlocutora del príncipe es una “provinciana”, el texto se encarga de aclararlo para justificar, con ello, la sencillez de los versos que ésta le envía, y respecto de los cuales el poema de Ariwara no Narihira sirve como respuesta. En ciertos cuentos es más patente esta separación de clases: cuando el príncipe se enamora de una mujer al servicio de los padres, ellos deciden despedirla (cuento XL), y en el cuento XCIII se lee un poema sobre la inconveniencia de enamorarse de personas de otro nivel social: Cada uno debe amar / conforme a su condición / Un amor discordante / Entre grandes y humildes / Sólo produce dolor.

Una vez, en Gojô del Este, una persona se alojaba en el pabellón del Oeste del palacio de la emperatriz viuda. Aunque sin ver en eso el fin esencial de su vida, un hombre la frecuentaba asiduamente. Hacia el día décimo de la primera luna, ella desapareció repentinamente. El hombre supo dónde paraba, pero como ése era un lugar que no podía frecuentar, vivía sumido en penosos pensamientos. En la primera luna del año siguiente, cuando los ciruelos se hallaban en plena floración, el hombre volvió a Gojô para recobrar los queridos recuerdos del año anterior. Miraba de pie, miraba sentado, pero nada se parecía a lo que había sido. Mientras lloraba ardientes lágrimas, se tendió sobre las tablas bastas hasta que la luna se ocultó tras el horizonte y, mientras rememoraba el pasado, compuso [este poema]:

La luna no es la misma
La primavera no es ya
La primavera de ayer.
Solamente yo
No cambié.

Esos son los versos que escribió. Cuando asomó la aurora, llorando, llorando, se retiró.


Cuento IX

Notas preliminares. Un “acróstico” es una composición poética construida por versos cuyas letras iniciales, medias o finales forman un vocablo o una frase. En este cuento, los personajes, que llevan la comida típica del viajero: arroz frío, se entretienen realizando un acróstico sobre la palabra “lirio”. Siendo el original en japonés, los acrósticos, en sí mismos, son imposibles de reproducir en castellano o cualquier otro idioma. Este es el primero de muchos cuentos en los que los protagonistas se lanzan a componer versos por concurso o por mera distracción, sobrios o borrachos de Sake. Esto aboga la tesis de Borges de que Japón es “un país literario, un país donde el común de la gente profesa el hábito y el amor a las letras.” Los derbis poéticos aparecen a lo largo de todo el libro (cuentos LXXVII, LXXVIII,  LXXXII, LXXXV). Dos últimas aclaraciones. Un yamabushi es un anacoreta, una persona que vive en lugar solitario, entregado enteramente a la contemplación. A él, al anacoreta, Ariwara no Narihira le da un poema que tiene otro aparente destinatario, en un gesto que lleva implícito la transitoriedad de todo lo que existe. El “gamo”, con el que se compara en este cuento al monte Fuji, es un rumiante de pelaje rojizo oscuro, salpicado de multitud de manchas pequeñas y de color blanco.

Había una vez un hombre. Sintiéndose inútil, no quiso seguir viviendo en la capital y partió para buscar en el Este una provincia donde pudiera habitar. Llevó con él uno o dos hombres que eran sus amigos de larga data. Como ninguno conocía el camino, se extraviaron. Llegaron a un lugar llamado de los Ocho Puentes, en la provincia de Mikawa. Ese lugar se llama así porque el río se separa en brazos como patas de araña, sobre los que se pasa por ocho puentes. En las vecindades de esa llanura pantanosa echaron pie a tierra y comieron su arroz frío. En esa comarca pantanosa, los lirios florecían espléndidamente. Los contemplaron, y uno de los compañeros dijo: sería entretenido componer un acróstico con las cinco sílabas de la palabra kikitsubata (lirio). Entonces ese hombre compuso este poema:

Como bella vestidura
Que al usársela se estima,
Así una mujer yo tengo.
De lejos en largo viaje,
En ella pienso con pena.

Cuando hubo recitado esos versos, todos lloraron tanto sobre su arroz seco que éste se remojó.

Cabalgando, siempre cabalgando, llegaron a la provincia de Suruga. Cuando arribaron al monte Utsu, el camino que seguían tornose muy sombrío y estrecho, obstruido por hiedras y arces. Se sentían melancólicos y se preguntaban con ansiedad qué les ocurriría. En ese momento encontraron un yamabushi. Este, al verlos, exclamó: “¿Cómo es que os encontráis en este camino?”. Ellos lo observaron. Era un hombre que conocían. [El hombre que había compuesto el acróstico] escribió una carta para su mujer en la capital y se la entregó [al asceta errante. Se leía en ella]:

En Suruga
Junto al monte Utsu,
Ni en la realidad
Ni en el sueño
Yo te encontré


Cuando vieron el Monte Fuji, aunque era el último día de la quinta luna, sobre el monte había caído nieve muy blanca. [Alguno de ellos compuso este poema]:

Un monte indiferente a la estación
Es el pico del Fuji.
¿En qué época cree estar
Para que la nieve al caer
De joven gamo la piel le otorgue?

Si se compara esa montaña con las de la capital, es como veinte [montes] Hiei apilados unos sobre los otros. Su forma es la de un cúmulo de sal al borde del mar.

Al continuar siempre su ruta, llegaron a un gran río entre las provincias de Musashi y Shimôsa. Se lo llama río Sumida. Agrupados a la vera del agua, a la merced de sus penas, se lamentaban juntos por haber emprendido un viaje tan desmesuradamente largo. Entonces el barquero les gritó: “¡Subid rápido a la barca, el día cae ya!” Embarcaron y comenzaron el cruce. (…) En ese momento, un pájaro blanco con el pico y las patas rojas, del tamaño de una gallineta, revoloteaba sobre el agua atrapando peces. Como era un pájaro que ellos nunca había visto en la capital, no lo conocían. Le preguntaron al barquero: “¡Pero si es un pájaro de la capital!”, les respondió. Uno de ellos compuso este poema:

Si mereces ese nombre
Yo te preguntaría una cosa
“Pájaro de la Capital”
La persona que amo
¿Vive o no vive ya?

En la barca todos lloraban.


Cuento XI

Notas preliminares. Son varios, y muy hermosos, los poemas de amistad (cuentos XI, XLVI, XLVIII, LXVI, entre otros). Por ejemplo, dentro del intercambio epistolar que sigue a la partida de un amigo íntimo a las provincias, el cuento XLVI contiene estos versos fraternales: Que de mis ojos estéis lejos / ni siquiera lo imagino / puesto que el olvido / ni un instante roza mi espíritu / Vuestra imagen se halla siempre ante mí. Es común, por otra parte, que diversos cuentos traten sobre un mismo asunto. Son pequeños grupos de cuentos: un viaje al Este (cuentos VII a XI), una cierta mujer provinciana (cuentos XIX y XV), una concubina imperial cuyo fallecimiento provoca diversos derbis poéticos (cuentos LXXVIII y LXXIX), etc. Abordar un mismo tema desde distintos cuentos tiene, como efecto, que un mismo acontecimiento obtiene diversos prismas de observación. Aquí, dentro de un viaje al Este, el poeta anuncia, en un primer y evidente sentido, un pronto regreso a los amigos, aunque en su ambigüedad pueda estar refiriendo una primera aproximación, en los Ise Monogatari, a la creencia en la transmigración de las almas.

Una vez, un hombre que había partido hacia el Este compuso durante el viaje estos versos que envió a sus amigos:

No me olvidéis
Aunque haya partido tan lejos
Como las nubes.
Cuando en el cielo la luna acabe
Su recorrido, nos encontraremos.


Cuento XVII

Notas preliminares. En varios de los cuentos diversas mujeres le achacan al seductor Ariwara no Narihira su inconstancia en el amor: El rocío mañanero / al evaporarse puede / algunas gotas dejar / [pero] ¿quién podría confiar / en una relación con vos? (cuento L, en alusión a los amores que fueron y al sentimiento que persiste). Inconstancia que entristece a las amantes: Como cada noche / Que habéis dicho: yo vendré / Ha pasado / Mi confianza en vos he perdido / Mas amándoos [siempre] mi vida continúo (poema del cuento XXIII). O bien y directamente: A despecho de mi amor / No tengo confianza en vos(cuento XLVII). En este caso, ante un reproche, el poeta ensaya una respuesta que no dista del latino Carpe diem.

Un hombre que no había dado noticias suyas desde hacía mucho tiempo, llegó para ver los cerezos en flor. La dueña de casa:

De ser inconstantes
Tienen fama
Las flores de cerezo.
[Sin embargo] aguardaron
A quien poco se deja ver durante el año.

El hombre respondió:

Si hoy no hubiera venido,
Como nieve mañana
Estarían caídas.
Y aunque no se derriten
¿Quién cuál flores las miraría?


Cuento XXIX

Notas preliminares. Como en el cuento precedente (XXVII), en éste el poeta vuelve a detenerse en las flores del cerezo. En este caso, las mismas flores se articulan como metáfora del tedio que un amor constante provoca en el donjuanesco protagonista. Son varios los poemas que mencionan la flor del cerezo, uno de los elementos más típicos de los Ise Monogatari. En el cuento LXIII, ante un amor del pasado, el poeta escribe: ¿A dónde ha ido el perfume de las flores / de los cerezos de antaño? / He aquí que has devenido / como un tronco [de cerezo] / [de las flores] despojado. En el cuento LXXII, un derbi poético gira en torno a la flor del cerezo, conteniendo este hermoso poema sobre la creencia oriental en la impermanencia de todo lo que existe: Porque se dispersan / Las flores del cerezo / No son tan queridas; / En este efímero mundo / ¿Qué es lo que mucho dura? Ante una mujer de salud o constancia frágil, el poeta vuelve a utilizar esta especie vegetal y escribe: Las flores del cerezo / Tienen hoy / Este esplendor; / Difícil sería contar / Mañana a la noche con ellas (cuento XC). En el cuento CIX, un hombre que perdió a su mujer recibe estos versos de un amigo: Más [pronto] que una flor de cerezo / Vuestra mujer en la nada / Se ha sumergido / ¿Cuál de ellas, flor o mujer, creíais / la primera partiría? También los cuentos XCIV y XCVII mencionan flores de cerezo. En el cuento que continúa, la concubina a la que se hace referencia puede ser Takato, futura emperatriz Nijô, nombrada sobre todo en los primeros cuentos del libro. “Primeramente concubina, ella se convirtió en la segunda esposa del emperador Seiwa. Fue madre del emperador Yôsei. Recibió en 822 el título de emperatriz viuda y en 896 fue privada de sus dignidades en razón de su conducta reprochable. Murió en 910 a los sesenta y nueve años de edad.” (7) En el poema de este cuento el autor pareciera lamentarse por su naturaleza hedonista y su inconstancia en el amor.

Una vez invitado a una fiesta jubilar celebrada en la época de los cerezos en la casa de la concubina del príncipe heredero, alguien compuso estos versos:

No cansarme de las flores
Es un deseo que siempre
En un suspiro expresé.
Nunca fue tan intenso,
Empero, como esta noche.


Cuento LIV

Notas preliminares. Se torna evidente a lo largo del libro que Ariwara no Narihira, a diferencia del libertino Don Juan, sufre y llora a causa del amor. El cuento XXXIV contiene, por ejemplo, el siguiente poema: Cuando quiero hablar no puedo, / Cuando callo, mi pecho / Se agita en tumulto. / Así, mi corazón solitario / En esos días exhala su lamento. También en los cuentos XXV, XXVIII, XXX, XXXII, XXXV, en general breves, el poeta lamenta los amores lejanos o imposibles. El cuento XXXVIII identifica el amor con la espera: Gracias a vos / he comprendido [el ardiente deseo de la espera]. En el mundo / Esto es llamado / Amor. A lo que su interlocutora responde con esta elegante negativa: Como lo ignoraba / A todos / Pregunté / ¿Qué es, pues, / Eso que llaman amor? Llorar sobre las mangas del kimono, que queden así humedecidas, es un signo externo de esta tristeza, y un elemento común de la lírica amorosa y cortesana de los Ise Monogatari. Así el cuento XXVI: Pero mis mangas se han mojado como un puerto; o el cuento LVI: No son mis mangas / cabaña de hierbas / y sin embargo / cuando termina el día / sobre ellas el rocío; o el cuento XVI (único relato dedicado al amor constante) en su poema final: ¿Ha llegado el otoño? / ¿Es esto el rocío? / Lágrimas eran en realidad / De gratitud que había vertido; o el cuento LXXV: Mis mangas retuerzo, siempre / por mis lágrimas mojadas. / ¿La crueldad de las del mundo / será, entonces, [la fuente] / de las gotas que las mojan?; o el cuento CVII: Mis ojos miran a la lejanía, / como henchidos por torrenciales lluvias. / El río de mis lágrimas / Moja sólo mis mangas / Porque no puedo estar junto a vos. En el cuento que aquí comentamos, el llanto vuelve a ser comparado con el rocío, esta vez a causa de un amor prohibido.

Una vez un hombre envió estos versos a una mujer cruel

Por el camino que seguir no puedo
en mis sueños me arriesgo
¿Sobre mi manga
Será el rocío del cielo
Que se ha depositado?


Cuento LXV

Notas preliminares: En varios poemas aparecen elementos o creencias religiosas del Japón del S. X. El cuento XLVII, sobre la inconstancia del amor del poeta, tiene estos versos de reproche escritos por la amada: De izquierda a derecha sois / Por tantas manos tirado / Como un ô-nusa al igual / A despecho de mi amor / No tengo confianza en vos. El elemento religioso es el ô-nusa: “una rama de Sasaki a la que se han atado cintas de tela o de papel. Se lo emplea como instrumento de purificación, en forma de harai-gushi, es decir, una vara de cerca de un metro provista de cintas de papel o tela. El sacerdote shintô manipula dicha vara, sacudiéndola a izquierda y derecha a modo de un matamoscas. Luego de haber cargado el ô-nusa con las impurezas del penitente, se lo arrojaba al río, que arrastraba todo hacia el mar.” (8) En el cuento que aquí se comenta, la muchacha a la que se hace referencia es la ya mencionada Takato. El emperador es Seiwa (quien reinó entre 859 y 876). Los colores prohibidos eran siete, y estaban reservados para el emperador y su familia. En este cuento de amor de juventud de Aniwara, más que en ningún otro, el amor se relaciona con elementos budista-shintoístas. Para librarse de un amor peligroso e imprudente, el poeta invoca a las divinidades shintô y budistas. Luego acude a los “maestros de adivinación (onyôji), funcionarios del onyôryô, la oficina de adivinación a cargo de la astrología, la interpretación de los presagios y las purificaciones rituales” (9). Las sacerdotisas asistentes (kannagi o miko) colaboraban con “los sacerdotes shintô en el servicio del templo, ejecutaban las danzas rituales y formulaban oráculos” (10). El río al que se hace referencia es el Kamogawa, que corre en Kyôto (Kamo = “que lava” (11)-: “en él se cargaba un muñeco, o cualquier otro objeto, con las impurezas de aquel que debía ser purificado y se lo arrojaba al río para que lo arrastrara. La mujer, por su parte, se lamenta estar atada a su joven amante “por el infortunado castigo de una vida anterior”, en clara alusión a las creencias budistas de Karma y transmigración. También el cuento XXXIX refiere claramente a la creencia oriental en la transmigración a propósito de la muerte de una princesa (Takaiko, hija de Junna, que “murió el 15 de la quinta luna de la era Jôwa -848- a la edad de diecinueve años –contados a la amanera japonesa) (12), en estos términos: ¡Qué tristeza! / Bien oigo los llantos. / Mas la extinción de esa luz / ¿Es la extinción definitiva? / No tengo yo la respuesta. La caprela, que vive entre las algas, es un “crustáceo pequeño que periódicamente cambia de caparazón, rompiendo el viejo” (13)

Había una vez una muchacha. El emperador se había prendado de ella, por lo que la tomó a su servicio. Ella estaba autorizada a usar los colores prohibidos. Era prima de la madre del emperador. Un hombre llamado Ariwara estaba de servicio en el palacio; era muy joven. Estableció con ella relaciones íntimas. Como [todavía –por su juventud-] le estaba permitido penetrar en los departamentos de las damas, se encontraba allí con la muchacha. Esta le dijo: “Es muy arriesgado. Nuestras vidas están en juego. Dejad [de venir]”.

Él le respondió:

El amor
Por la prudencia
Fue vencido.
Si veros me cuesta la vida
Que así sea.


Luego, y como ella se retiraba a su habitación, la siguió como de costumbre, sin preocuparse por ser visto. Sin saber qué hacer, ella se fue a casa de sus padres. El hombre se dijo: “¡Excelente solución!”. Y como se dedicó a frecuentar aquella casa, todo el mundo se enteró y se rió de eso. Para engañar al personal a cargo de la limpieza, cada mañana [al volver de sus visitas] se quitaba el calzado y lo arrojaba a un rincón, y luego se marchaba al palacio. Comprendiendo que corría el riesgo de perder su empleo, y que, de continuar comportándose de una manera tan inconveniente, su propia vida estaría al fin en juego, invocó a Buda y a las Divinidades. Decía: “¿Qué debo hacer? ¡Concededme la gracia de poner fin a esta sed de amor!”. Sin embargo, pensaba en ella cada vez más y la amaba por encima de toda prudencia, de manera que recurrió a maestros de adivinación y a sacerdotisas asistentes de los templos shintô. Se reunió [junto al río] llevando instrumentos de purificación para curar el amor. [Pero] cuanto más se lo purificaba, más era digno de piedad, pues más enamorado estaba:

La purificación
A la que me sometí
En el río que lava
Prometiendo dejar de amar
Los dioses no han aceptado.

Así dijo y luego partió. En cuanto al emperador, era un hombre de bello aspecto. Cuando la muchacha lo escuchaba invocar fervorosamente y con noble voz el nombre de Buda, lloraba amargamente. “¡Qué desgraciada soy al no poder servir a tal señor, impedida [como lo estoy] por el infortunado castigo de una vida anterior que me ata al amor de ese hombre!”. Y ella lloraba.

Cuando el emperador se enteró del asunto, exilió a aquel hombre, y la madre del emperador, prima de la muchacha, la expulsó a ésta [del palacio] y la encerró, para castigarla, en un depósito. Allí, gemía ella:

Como la caprela
Que vive entre las algas
Recogidas por el pescador
Ni un solo grito daré (fue mi culpa)
Y a nadie odiaré.

Mientras así lloraba la muchacha, el hombre volvía de su exilio todas las noches. Tocaba la flauta de manera muy agradable y cantaba con voz plena de emoción. La muchacha, encerrada en el depósito, lo escuchaba y pensaba: “¡Es él!”. Pero no se podían ver.

Así, me parece pensar
Igual que entonces.
¡Cuánta tristeza!
Puesto que no comprende
Que aunque yo exista, no existo.

 Así pensaba la muchacha. Como no podía reunirse con ella, el hombre lo pasaba yendo y viniendo. Al volver [una noche] al lugar de su exilio, él cantó:

A pesar
De las idas y venidas
A las que me entrego en vano
Por el deseo de verla
Siempre retorno


Cuento CXVII

Notas preliminares. El cuento LXXII  menciona a los “dioses omnipotentes”, que no hacen del amor algo prohibido, argumento con el que Ariwara no Narihira busca seducir a una mujer. Por su parte, el cuento LXXVI menciona a los “dioses del clan”. En este cuento, se hace referencia a los dioses que eran adorados en el templo de Sumiyoshi, cerca de la actual Osaka.

Un emperador fue a Sumiyoshi. Allí compuso este poema:

Incluso desde que yo los vi
Ha pasado mucho tiempo,
Mas estos bellos pinos
De la ribera de Sumiyoshi
¿Cuántas generaciones han visto?

Un gran dios, apareciéndosele, dijo [estos versos]:

¿No sabes acaso
Que estamos ligados
Estrechamente?
Desde viejas edades
Comencé a protegeros.


Cuento CXXV

Notas preliminares. Los últimos cuentos de los Ise Monogatari adoptan un tono más contemplativo, y puede que esta sea una de las razones que han llevado a los comentaristas a considerar que unos 50 poemas del libro no pertenecen a la pluma de Ariwara no Narihira. El cuento CXXIV, por ejemplo, es la excusa para un poema sobre la soledad del poeta en su sensibilidad: pues hombres que sientan como yo / no existen. En el cuento que aquí transcribimos, el último del libro y con el que cerramos esta breve antología, el poeta se enfrenta al fin de su propia existencia.

Una vez un hombre que se sentía enfermo tuvo la impresión de que estaba a punto de morir. Compuso este poema:

Que al final
Haya un camino que es obligado seguir
Ya lo había oído decir,
Pero lo que no pensaba era
Que para hoy o mañana fuera.


Palabras finales

La mirada abarcadora, otra vez, de Jorge Luis Borges: los Ise Monogatari “constituyen uno de los más antiguos ejemplos de la prosa japonesa y su tema central es la poesía lírica. La historia del Japón ha sido épica, pero, a diferencia de lo acontecido en otras naciones, en el principio de su poesía no está la espada. Desde el comienzo, los temas constantes han sido la naturaleza, los diversos colores de las estaciones y de los días, las venturas y desventuras del amor.”

Los Cuentos de Ise son, así, ricos en elementos naturales. Hay árboles, especialmente arces, que muestran “los mil tonos del rojo” hacia el “fin de la décima luna” (cuentos LXXXI y XCIV) o bien “tiñen al agua de escarlata” (cuento CVI). Hay también una higuera en la luna (cuento LXXIII). Y hay hiedras (cuento IX), algas (cuentos XXV, LXX, LXXV) y flores (cuentos XCVIII, CI), en especial lirios (cuentos IX y LII), glicinas (cuentos LXXX, CI) y crisantemos (cuentos LI y LXXXI), que “al llegar los primeros fríos (…) se teñían de rojo en las puntas. Ese cambio de color era muy apreciado” (14).


En la contemplación de la naturaleza aparecen, asimismo, los más diversos animales: caballos y gamos (cuento IX); gallos, infames gallos que separan a los amantes al amanecer: ¿Por qué / se ha puesto el gallo a cantar / cuando, reunido con vos en secreto / mi corazón está lleno de amor / y la noche es aún profunda? (cuentos XIV, XXII, LIII, XXVII); ranas que al croar lloran junto al poeta (cuento CVIII); halcones de caza; y hasta la insignificante caprela, que vive en las algas, es nombrada (cuentos LVII y LXV).

También los paisajes son moneda corriente. El Monte Fuji, indiferente a las estaciones en la blancura de su pico, es el rey de los montes (cuento IX). Las nubes (cuento LXVII) y la nieve (cuentos LXVII y LXXXV), en su blancura y dispersión, sirven al poeta para realizar múltiples metáforas. La luna invoca la presencia de la amada, o es testigo y medición del paso del tiempo: Cuando las lunas / se acumulan / devienen viejos los hombres (cuento LXXXVIII). En el cuento LXXVII encontramos esta fascinante descripción en prosa de una cascada: Cuando subieron, comprobaron que esa cascada salía de lo común. El frente de un risco de 60 metros de altura y 15 de ancho parecía envuelto en seda blanca. Del borde de la cascada sobresalían piedras semejantes a cojines redondeados. El agua que corría sobre esas piedras caía en gotas tan grandes como naranjas pequeñas o como castañas.

Como la naturaleza, también las “venturas y desventuras del amor” que menciona Jorge Luis Borges en su mirada abarcadora pueblan, por doquier, los Ise Monogatari. Desde el punto de vista del poeta amante (así, cuento CIII: La noche que pasamos juntos / Ha huido como un sueño / Si me adormezco [tratando de revivirlo] / Más fugitivo / Se torna el sueño) o bien desde la mirada de la mujer abandonada (como en el cuento CXIX, cuando “al contemplar los objetos que un hombre frívolo le había dejado como recuerdo” escribe: Lo que él llama recuerdos / Son ahora enemigos [para mí]. / Sin duda / Habría, sin ellos, / Momentos en que olvidara).

Vemos así que, en los Ise Monogatari, la naturaleza y el amor sirven al poeta como vehículo de sus emociones. Son las dos cuerdas de su lira, la materia principal de su experiencia. Como en Safo, Catulo o Qu Yuan, y a diferencia de lo que ocurre en las historias épicas o en el drama, donde la concatenación de hechos externos gana significancia, en el lirismo de estos cuentos preponderan el sentimiento, el ámbito privado que rodea toda confesión, la expresión subjetiva. Esa intimidad caracteriza, entonces, los orígenes literarios japoneses.

Notas

(1)   Renondeau, G. “Prefacio”. En Ariwara no Narihira. Cuentos de Ise. Buenos Aires: Hyspamérica. Colección Jorge Luis Borges, 1985, p. 13.
(2)   Renondeau, G. “Prefacio”, op. cit., p. 18.
(3)   Borges, J. L., “Prólogo”, op. cit., p. 9.
(4)   Renondeau, G., op. cit., nota al pie 1, cuento I, p. 21.
(5)   Renondeau, G., op. cit., nota al pie 2, cuento I, p. 21.
(6)   Renondeau, G., op. cit., nota al pie 2, cuento IV, p. 25
(7)   Renondeau, G., op. cit., nota al pie 3, cuento III, p. 24
(8)   Renondeau, G., op. cit., nota al pie 1, cuento XLVII, p. 85.
(9)   Renondeau, G., op. cit., nota al pie 8, cuento LXV, p. 107.
(10)  Renondeau, G., op. cit., nota al pie 9, cuento LXV, p. 107.
(11)  Renondeau, G., op. cit., nota al pie 11, cuento LXV, p. 108.
(12)  Renondeau, G., op. cit., nota al pie 2, cuento XXXIX, p. 72
(13)  Renondeau, G., op. cit., nota al pie 1, Cuento LVII, p. 96
(14)  Renondeau, G., op. cit., nota al pie 2, Cuento LXXXI, p. 131

https://pequeniosuniversos.wordpress.com/literatura/ariwara-no-narihira-cuentos-de-ise/




NATALIA NANJARÍ [16.094]

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NATALIA NANJARÍ

NATHALIE ANDREA CASTILLO NANJARÍ [PSEUDÓNIMO NATALIA NANJARÍ], es una poeta chilena de ascendencia palestina, nacida el 12 de Agosto de 1976 en San Miguel, Santiago de Chile. Cursó estudios de Licenciatura en Francés en el ex Instituto Pedagógico de la  Universidad de Chile y es Profesora de Historia, Geografía y Ciencias Sociales por la Universidad Arturo Prat del Estado de Chile. 



EL SERMÓN DEL VIENTO

Venid a mi
los días estratos-nimbus
que todos rechazan.

Venid a mi la lluvia.
La negrura de la nube.
Los días nublados sin sombra
y tristes.

Venid.
Aquí estoy
en el Monte de la Bienaventuranza.
Aquí donde nos arrastramos todos los seres
estratos-nimbus.
Donde en solitario
caminamos
y observamos el mundo.
Aquí donde bajo un día nublado
y una estola carbonizada
convertimos el Monte de la Bienaventuranza
en el Golgota.
Donde no hay Dios.
Ni Diosa.
Ni Padre.
Ni Patria.
Ni Madre.
Ni Vientre.
Ni Matriarcado.
Ni Navidad.
Solo estratos-nimbus.
Venid a mi
todos los cansados y rebeldes
los melancólicos e incomprendidos del mundo.
!Que nadie os hará descansar!
Y seguirán
Tan Tristes
Tan melancólicos
Tan leprosos.
Colgaos del Golgota
y recibid las buenas nubes nuevas
los estratos-nimbus
de la Bienaventuranza.





NO FANTASY

La prisión de las ilusiones
Las invenciones
mentales
in-fer-na-les.
Propongo
el amor realista
a puerta ancha
que corra
que corra
que nadie lo socorra
que nadie lo detenga.
Sin cultura convencional.
Sin pánico.
Sin creencias.
Sin fantasías.
A desmaterializar las creencias
las ilusiones
y las fantasías:
Un punto de fuga cualquiera
alojado en el oído de un cavernícola.
Porque yo
mariposa nocturna
vuelo aún
en curvatura.





LOS FACHOS POBRES

Marchan con metales pesados
por la Alameda
los pobres fachos
los fachos pobres.
«La educación libre»
es su estandarte.
Como si Adam Smith
hubiese desaparecido
en un intento de reforma
«semi-educacional».
Marchan los fachos de clase media
los fachos de clase media baja
los fachos pobres
endeudados hasta las patas
encharcados hasta la cabeza
y en un intento desesperado
por intentar comprender
la realidad
marchan y se enrolan en combate
sin comprender mucho
o casi nada.
Con Alianza o sin Alianza
nunca comprendieron nada.
Como en las Guerras de Independencia
como en la Guerra del Pacífico
como en la Guerra del Salitre
como en la «Pacificación» de La Araucanía
como en La Guerra Civil de 1891
o como cuando llamaron a los pelados rasos
de los regimientos del norte
al sur
o a los pelados rasos del regimiento del sur
al norte
como cuando las viejas hacían sonar
las ollas en 1973.
Marchan los fachos pobres
los pobres fachos
los fachos endeudados.
Se enrolan en combate
perdidos en el espacio
y el tiempo
«!libertad en educación, queremos!».

Si acaso comprenden lo que exclaman:
Porque más parece un grito
desesperado de ignorancia.
Es la ignorancia histórica del bajo pueblo
reconfigurado
disfrazado
de Mass-Media:
Una vez más han bebido la Chupilca del Diablo.


Analecta Literaria | Punto de Partida
http://puntodepartidaautoresnoveles.blogspot.com.es/

CARMEN URÍA ARAUJO [16.095]

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CARMEN URÍA ARAUJO

Poeta española nacida en Gijón, Asturias en 1968. Autodidacta de formación, también escribe en prosa. Escribe en castellano pero también en asturiano occidental. Desde el 2009 escribe casi a diario en su blog «Poesía más que nada» [http://poesamsquenada.blogspot.com.es/] Participa en varias webs y tiene algunos poemas publicados. 


Diez Lienzos


DESNUDEZ

La flor deshojada, sin sus pétalos,
la rama de la vid, sin sus uvas de ira,
el cerezo que no florece de frío,
el lienzo sin un trazo que hable de ti,
el libro abierto sin los versos
y olvidado de tus labios.

La copa llena que no has bebido,
la manzana roja de pecado que no mordiste,
el pan caliente que se enfrió esperándote,
el café que no tomamos nunca juntos.

Tu boca sellada porque ya no me ama,
el pelo enmarañado sin mi caricia,
tu piel blanca huérfana de sol cálido,
el cuerpo inerte sobre tu sillón favorito.

La desnudez que reflejo.
Desnudo soy, y me siento. 



AGORA (POEMA EN ASTURIANO OCCIDENTAL)

Agora
apágome
pierdu el color de las mías mejillas
vaise el bricho de los miéus güechos
la sonrisa qu ´amaste
el guiño cómpliz
el afalago buscao ya escundiu.
Encóxome
siento esti frío
esti desamparu
esta l.lerza, esti dolor
esti temblor nos l.labios.
Nun soi quien
a respirare nesti cuarto
recocher la tóu ropa
l.leer los tous l.libros
golerte a lo lejos,
agora que tanto prestaríame lu facer.
Recuerdu
los besos
las pal.labras
la mirada directa
que provoca un suspiro
ya l.luego apriétame
cono abrazo eterno
que son los tuos deus baxo el míu ombligu.
Quédome
aiquí sentada
clamando un minutu
nel que tou quizá
recuerdes el miéu nome
agora olvidao
agora dolio,
crucificao baxo esti teito
que de nada protéxeme.



AHORA (POEMA EN CASTELLANO)

Me apago
pierdo el color de las mejillas
se va el brillo de mis ojos
la sonrisa que amaste
el guiño cómplice
la caricia buscada y escondida.
Me encojo
siento este frío
este desamparo
este miedo, este dolor
este temblor en los labios.
No puedo
respirar en este cuarto
recoger tu ropa
leer tus libros
olerte a lo lejos,
ahora que tanto quisiera hacerlo.
Recuerdo
los besos
las palabras
la mirada directa
que provoca un suspiro
y luego me aprieta
con el abrazo eterno
que son tus dedos bajo mi ombligo.
Me quedo
aquí sentada
clamando un minuto
en el que tú quizá
recuerdes mi nombre
ahora olvidado
ahora dolido,
crucificado bajo este techo
que de nada me cubre.




ARS LONGA, VITA BREVIS

Lo quisimos todo de todo,
ahondamos bajo nuestras pieles
buscando efemérides que hablaran de quienes fuimos,
nos equivocamos cuando apuramos nuestros brebajes
hechos de miel y vinagre de manzana,
deberíamos haber comprendido
que todo tiene su tiempo incluso el tiempo.
Ya es tarde para nadar en esta balsa sucia
donde se fecundan y viven gloriosos los reproches.
Cerraré las puertas, tras ellas el silencio
que alienta las briznas de lumbre que aún quedan
impacientes por tallar la sentencia decisiva
sobre tu cuerpo de oscura madera.

Sí, aún me quemas, aún atruena en mi pecho
este músculo rojizo y antiguo como la vida, que fue tuyo.
Al verte presiento la lentitud de mis lacónicos pasos
regreso a la hendidura bajo la piel que se acartona,
un rastro malinterpretado de quienes fuimos encuentro,
comprendo rendido y mutilado que tuve mi tiempo.
Tú, sombra sorprendida, pálida, quieta,
te consumes. 



   
 LA MUJER MUERTA

«Y, mientras tanto, la verdad sepultada germina».
María Zambrano


Dejaste la imagen de tu rostro enamorado
clavada a la pared, fue como un aviso.
Nunca volviste a mirarla, quedó olvidado.
Mudaste tu piel encendida
por el vestido hecho de jirones de su odio
y te calzaste tus pies con la fría quietud
de aquel que se queda inmóvil esperando otro golpe.
...Y la montaña se fue erosionando con cada sacudida,
la roca empezó a resquebrajarse, a mostrar su hueso,
arrastrando los últimos poros en los que hubo amor...
Callaste, no dijiste nada,
te agarro el dolor, ese que se mueve bajo el silencio,
no intentaste levantar la mirada.
Hubo una noche de tormenta más,
sobrevolaron tu cima los truenos,
arañaron de ti todo lo que quisieron y te desnudaron,
tú oías lejanos tus propios gritos que parecían apagarse,
pensabas, no soy yo la que habla,
y algo se rompió dentro.
...La mujer muerta aún era bella,
tenía las manos tatuadas con las caricias que dio,
los ojos con los que dijo tanto, estaban abiertos...



DE REGRESO

«Creo que una brizna de hierba no es inferior a la jornada de los astros
y que la hormiga no es menos perfecta ni lo es un grano de arena...
y que el escuerzo es una obra de arte para los gustos más exigentes...
y que la articulación más pequeña de mi mano es un escarnio para todas las máquinas.
Quédate conmigo este día y esta noche y poseerás el origen de todos los poemas.
Creo en ti alma mía, el otro que soy no debe humillarse ante ti
ni tú debes humillarte ante el otro.
Retoza conmigo sobre la hierba, quita el freno de tu garganta».
Walt Whitman - Hojas de hierba 



Creeré que sólo me rozó tu olvido.
Pueden más las palabras bellas que nos dijimos entregados,
no buscaré caminos que sobre tu recuerdo quieran escribir,
hagan de ti un resentimiento,
una astilla clavada bajo la piel
que se endurezca.
Este cielo se merece la ilusión aunque sea dormida
y quizá, mejor que la brisa nos lleve,
no permita que nos quedemos atrapados en alguna escondida telaraña.

.....

Y así, erguida, desafiante, me dijeron
- pareces una torre que habrá que admirar toda una vida-,
las golondrinas que volvieron.
Y el crisol otoñal cubrirá los cuerpos del bosque,
dejará paso sólo al murmullo de las hojas acartonadas que pisaré.
Querrán gritarme tu nombre
pero yo desde mi cima de ensimismamiento
creeré que sólo me rozo tu olvido. 





«Para decir mentiras y comer pescado 
hay que tener mucho cuidado»
Refrán Popular.


Y fue una casualidad
que un día dijeras mi nombre
y al hacerlo quedásemos unidos
como el musgo al viejo árbol
como la hiedra de tu casa al muro.
Y crecimos siempre mirando hacia arriba
(cómo debe ser),
con ganas de ver el cielo
de ver quizá la línea de otro horizonte
sin torres que mantienen complejos equilibrios,
ni cristales sucios llenos de tiempo adherido.
Y fuimos entrelazándonos,
mi mano en tu brazo,
mi pie en tu muslo,
tu boca en mi espalda…
Y fue una casualidad
que yo pronunciara tu nombre
y que al hacerlo quedásemos dormidos
ambos soñando el mismo sueño perdido,
ambos hablándonos bajito
(cómo debe ser).
Cada palabra un silencio,
cada silencio una verdad,
descubrimos asustados
que así no se puede mentir. 



CAMINO

Qué delicia haberte besado,
haber caminado a tu lado,
haber reído contigo,
haberte mirado
-cuando tú no lo hacías-
y haber visto en tu rostro
el comienzo, el fin de la vida.
Hablamos de algún libro,
de nuestros padres,
del viaje a Marte como si fuéramos Verne,
de las guerras y los políticos,
de cuando éramos niños,
y no queríamos crecer.
Ahora en este camino
de piedras llenas de historia,
nuestros pasos escucho alejarse
con el eco
                        -de todos los recuerdos recordados-. 



PEQUEÑO Y PEREZOSO

Qué desgana,
levantarse hoy,
de la cama,
de la silla,
de tu cuerpo que descansa.
Qué pereza,
recoger la mesa, para que te vayas.

En la ventana abierta
unos gorriones nos espían
-quizá les haga gracia-,
estos seres que se miran
tantas veces y sin prisa
para no decirse nada.

No lo saben -ellos-
ni quieren saberlo,
que lo dicho ya está dicho,
que lo hecho ya está hecho,
que no hacen falta por hoy
                                            más palabras.



METÁFORA

La crisálida apenas un péndulo
oculto en el verdor,
hermoso colgante
al final de un fino hilo de seda.
Estás tú, libre, caminando
y girándote para verme seguirte,
yo imagino la inminente metamorfosis
-como un niño ilusionado-
y casi te olvido.
La crisálida es, el mismo tiempo,
aparentemente inmóvil
pero implacable, apurando la vida
para ofrecer la brevedad de la belleza.
Me llamas, oigo tus pasos acercarse
sobre la mar de hojas de un bosque
que nos oculta esperando,
tal vez, que eclosionemos
bajo el balanceo de este péndulo
- antiguo como el mundo-
del que colgamos ambos.
                                             


LUZ Y OSCURIDAD

Quisiera ser como eres tú
sencillo, vestido para cubrirte.
Ver pasar las horas
pensando en que mañana quizá
la lluvia riegue tu tierra 
y ese río aumente su caudal.

Quisiera ser esa alambrada que colocas
para saber donde comienza lo tuyo
donde acaba lo que no lo es.
Un árbol que te recuerde sus primeros frutos
la maceta de flores que adorna tu puerta.

Pero no lo soy,
sólo soy la duda, el deseo,
el maquillaje que oculta un dolor,
el sueño imperfecto
que se repite aún sabiendo que lo es.

Nada puede borrarme de ti
ni yo puedo negarlo
que no puedo decir más,
qué ya todo está dicho.

Luz quisiera darte
darte lo que tú esperas
sin embargo no puedo
atino en mi oscuridad
sólo a escribir este poema.

Analecta Literaria | Punto de Partida
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ABADIO GREEN STOCEL [16.096]

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Abadio Green Stocel

Colombia: Abadio Green Stocel, un líder y un poeta…

El nombre tradicional de Abadio Green es Manipiniktikiya, que significa "el nacimiento de la plata nueva", indígena Tule (kuna), nació el 30 de junio de 1957 en Sasarli Nulatuppu, comarca Kuna Yala (Panamá) y se graduó en filosofía y Teología de la Pontificia Universidad Bolivariana, en Medellín -Antioquia. Es además magíster en Etnolingüística de la Universidad de los Andes de Bogotá y presidente de la organización Indígena de Antioquia -OIA-. 

Manipiniktikinya era uno de los dosmil indígenas Kuna o Tule que habitaban en la comarca de Sasartí Mulatuppu, un archipiélago conformado por 450 pequeñas islas coralinas, de playas blancas y filosos arrecifes, salpicadas de palmeras de coco y de ranchos palma y caña flecha.

El lugar está ubicado en Panamá, entre el Darién y Colón. Allí nació Manipiniktikinya, a quien sus padres bautizaron, por el rito católico, cuando cumplió 15 años. Se llamó Abadio Green Stocel. Ese era el nombre que lo legalizaba ante los blancos.

Sus abuelos le contaron el Green Stocel se debe a que los piratas holandeses e ingleses tuvieron un contacto muy cercano con sus antepasados. En su enmarañado territorio los corsarios escondían los tesoros que robaban en alta mar a los españoles, los familiarizaron con cañones y arcabuces y les enseñaron los secretos de la navegación.

Ahora el hijo de Leutenes tiene 35 años y es el Presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia, Onic. Y el próximo 7 de octubre, a las tres de la tarde, recibe la ciudadanía colombiana en la Alcaldía de Medellín.

Abadio Green Stocel también es filósofo y teólogo de la universidad Bolivariana de Medellín, con post grado en Lingística en la Universidad de los Andes de Bogotá. Usa la cabellera larga, lentes redondos, y un collar de cuentas negras con colmillos de mico y de tigrillo. Por lo general, utiliza una chaqueta de jeans con una mola (tejido de colores llamativos) que identifica a los de su raza.

Sobre sus hombres recae la tarea de representar a las 84 etnias que existen en el país. Por esa razón pasa la mitad de su vida yendo de un lado a otro. Y cuando le queda tiempo se va para el resguardo de Caimán Nuevo, a una hora de Turbo, donde sus hermanos de raza lo acogieron desde los 19 años.

Unos meses antes había terminado el bachillerato en el colegio Fermín Nandau de Ciudad de Panamá, donde estudió patrocinado por los padres claretianos. Esa comunidad le ofreció ayudarlo a ingresar a una universidad en España, Argentina, México o Colombia.

Escogió a Colombia porque en la zona de Urabá todavía quedaban dos comunidades de su etnia, los sobrevivientes del embate de la civilización y de las epidemias que los mataron por miles.

Así llegó a la Bolivariana de Medellín, y apenas reunió el algo de dinero se fue a Caimán Nuevo. El cacique y guía espiritual de la comunidad, Oloeliktikinya, lo presentó ante sus hermanos y desde entonces es uno más de ellos. Tanto, que al terminar sus estudios en Medellín regresó a vivir allí, se casó con la hija del cacique, Manitiowekintil, y tiene dos hijos. Un varón, Ikuaokinyappiter, de tres años, y una hembra, Olowaili, de año y medio.

El ritual de matrimonio de Abadio Green Stocel duró ocho de los diez días que ordena la tradición kuna. Lo interrumpió para viajar a Canadá, a vivir dos meses en reservaciones indígenas, debido a un compromiso adquirido con anterioridad.

Sin embargo, alcanzó a ser entregado a sus suegros por los hombres águila, le demostró al viejo cacique que conocía de la caza y la agricultura y estuvo con su esposa en el chinchorro nuevo que los hombres de la comunidad instalaron en la choza macho, donde se celebra estas ceremonias.

Después hizo otros dos viajes a Europa para hablar de la Amazonía y de la riqueza mileria de su cultura.

Estuvo Francia, Suiza, Alemania, Bélgica y Finlandia. Pero lo que vio allí lo lleno de tristeza: Es una cultura deshumanizante, sin amor, los niños crecen en guarderías, en manos ajenas. Todo está contaminado, las cosas y hasta la gente es artificial. Hasta para engordar una vaca o un marrano es a base de hormonas. Y uno piensa si eso es vida. Si la civilización es progreso... pobrecitos los europeos, tener que vivir así .

De allá llegó amando más sus montañas, sus ríos, y escribiendo poemas al sol, al lucero del alba, a su pueblo y, especialmente, a su hija, Olowaile para que nada de esto le suceda: El humo de ají, llamó a los guerreros de la noche.

Para protegerte de los espíritus del mal .

Parte de su producción literaria apareció publicada en el periódico editado por la ONIC "Unidad Indígena". Este reconocido líder indígena, dedica parte de su tiempo a la poesía y la siguiente es una muestra de su calidad:




OLOWAILE

Carita del amanecer oro que brilla de tus labios de niña
Humo que perfumas el nuevo acontecer
del futuro de los días.

Eres una flor que embelleces
Cada anochecer, cada sueño
Cada idea, cada palpitar de mi corazón.

Eres el sostén de la gran cultura
Eres universo que grita desde su interior
Produciendo múltiples colores
Para que podamos pintar la tierra, la naturaleza
Con los ojos, con el corazón de todos los niños del planeta.

Olowaile, tu madre comprende que la vida
es hermosa, porque existes, porque
lloras, porque tus ojitos negros,
dibujan el origen del Universo
porque tu rostro invita el regreso
de nuestra madre Olowaile.





TINAJA

Cuentan mis abuelos
que la tinaja tiene vida
que la tinaja representa
la resistencia de nuestro pueblo.

Tinaja e Ipelele
son de la misma sangre
por eso el Tule bebe
esa caña fermentada hasta la saciedad
porque beber es recordar el camino de los mayores
es embriagarnos con nuestra historia.





IPELELE

Nana kayapai
Desde el fondo del río Tuiliwala
Sonrío con satisfacción
Al mirar a sus hijos nacer
Desde la tinaja de oro de plata.

El gran río se estremeció
las nubes se acoplaron
para dialogar del gran nacimiento
las distintas capas de la madre tierra
se acomodaron,
se fortalecieron
y profanaron profecías.

El fuego se levantó
con su sombrero brillante
para la lucha
para señalar el camino de esperanza.
el viento volvió a danzar
como la primera vez
cuando Papa y Nana estaban formando a la madre tierra.

El agua roció las mejillas de la madre doliente
para darles la gran noticia
las plantas se vistieron
con sus mejores molas,
con sus mejores aromas,
para preparar la guerra.

El fuego
el viento
el agua
las plantas
y los ocho hermanos
volvieron la memoria
de mi pueblo Tuleo




Ikuaokinyappililer

Tus ojos grandes y negros
representan los ojos de papá y nana
que han posibilitado el origen del universo.

Ikua, eres hijo mío,
tu nombre perdurará desde siempre
las estrellas del universo gritarán tu nombre 
tus luchas harán brillar con más resplandor
a los abuelos el sol y la luna.

en tí pongo todas mis fuerzas, mi espíritu,
mis anhelos, 
mis proyectos,
mis esperanzas.

Todos los hombres perecen en el tiempo y en el espacio
pero deben seguir los pasos de los grandes abuelos,
para seguir defendiendo las formas
de resistencia del pueblo, 
de nuestro pueblo tule




LILIANA MAINARDI [16.103]

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Liliana Mainardi 

Nació el 10 de junio de 1972 en Buenos Aires, es Paisajista profesional. Vive en Cortaderas San Luis desde el año 2004. Ha integrado diferentes talleres de escritura desde el año 1998 como también mesas de lectura.  Participa en distintas actividades culturales y educativas en relación a la escritura.

Ha participado en diversas antologías “Escritos de taller “ edic. del Dock 1998,
“Escritos de taller II” edic. del Dock 1999 y “Escritos de taller III” 2000.

Antología digital de “Primer Festival Literario S.A.D.E. provincia de San Luis,2014”.
Antología de autores del mundo “100 Poemas”  edic. Márgenes Azules 2014.
Antología “Tiempo Nuevo” Letras como espada España 2015.

Ha publicado “Río Adentro” editorial Dunken, 2015. 
Se encuentra próximo a edición “Surco Abierto”.




Camino 
hacia Granada
mañana,
apenas primavera
el paisaje es una flor.


......



La verdad de la cuchara
está en el mango
que no alcanza la mano
tal vez haya que cortar los dedos
Track.
Uno es el fondo
dos el abismo
tres dedos tristes en el plato
sin trigo la olla
sin dedos la mano.



…….


Mendiga

Como una rama seca
habita en alguna mirada

es de día
y no hay ventanas para mirar la lluvia.



…….



Mil bocas 
y el mismo enigma
de la taza.


…….



Comunión universal

Comunión universal:
un sauce junto al río
un liquen en la roca
un niño en su globo

-dos cuerpos embalsamados-

en una dimensión 
sin retorno.



…….



Eco

El eco es silencio:

en el paisaje del árbol
en el centro del cerro
en el plato vacío
en el bolsillo lleno

lleno de vacío.


......


Es tiempo

Es tiempo:
de correr las piedras del camino
de soltar el globo con los ojos

Es tiempo:
de enraizar del otro lado
del arco iris.



…….



Mirada

Los cigarros como abuelas
en el humo
se esfuman.

Olor a leña en el plato
-esa carne reseca por el tiempo-
como el hambre
en el perro flaco.
Esa mirada se clava
en la memoria
inmutando la palabra



…….



La grieta

Esa grieta en la mano
¿es acaso el surco de la vida?
o la vida apenas
ese surco sembrado. 



………………………………….
                                                                 

                                                  “¡un ir por donde el indio nunca                                                                                                  encontrará la huella de un vestigio!”                                                                                                               José Carlos Gallardo

Origen II

Caminan hacia ese lugar
de sol, de sal
respirando apenas
arenas y polvos.

Andan sin huella 
sobre las rocas
-debajo de esos pies 
no queda nada-
Sólo el canto
acompaña a esos cuerpos.
Las pisadas se funden 
en la piedra.

Ahora el lugar
es todo 
tierra, sangre y canción.


.....



Memoria

-no hay retorno en los hechos-
apenas 
                          un sendero
de regreso a la luz.                  



…….



Nunca más

Siendo tarde
pudo recoger su piel
entre desgarro y abismo
-lo que vendrá- 
Despojado de sangre y ADN
sólo aguarda que la luz,
desentierre los huesos.
Y en una noche clara
en la luna de reflejo
pueda decir:
ahora se quién soy.                        




CÉSAR RITO SALINAS [16.104]

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CÉSAR RITO SALINAS

César Rito Salinas nace el 2 de agosto de 1964 en Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca, México. En 1989 recibe el  Premio Estatal de Poesía Casa de la Cultura Oaxaqueña, con el poemario Movimiento de luz. En 2003 recibe el Premio Latinoamericano de Poesía Benemérito de las Américas, convocado por la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca por su libro de poemas Una escalera junto al mar. En 2013 le otorgan el Premio Nacional de Poesía Tuxtepec  y publica el libro  Ojo de lagarto/Zapatos de gente normal, poemas y relatos, Amantes Editorial, Oaxaca. En 2014, resulta ganador del Primer Concurso del Festival Poesía en Voz Alta, Casa del Lago, UNAM, y es contemplado para participar en el Festival Internacional de Poesía, en abril del 2015.
Premio Latinoamericano de Poesía "Benemérito de América" 2003.
Ganador del séptimo Premio Nacional de Poesía "Tuxtepec, Río Papaloapan" 2013.


Bolsa del mandado/agua de tiempo

Con la misma actitud con la que voy a la tienda saco palabras de mi corazón.
El hombre debe ser fuerte para trabajar por la sobrevivencia.
Las palabras justas no llevan envoltura especial, como algunos lácteos.
Sólo tropiezan los dedos con ellas, tiran de sus cabellos.
En la tienda de autoservicio un anciano arregla la compra en bolsas de consumo.
Una joven mujer me sonríe tras la caja.
Tomo mis cosas y camino a las puertas automáticas.
Resulta maravilloso comprobar que la presencia humana mantiene su fuerza.
Regreso a casa como santo Cristo, con las manos ocupadas.

Los ángeles habitan tras el cristal claro de la panadería.

Antes del café,
negro café,
la cuchara
del café,
el azúcar 
del café
con su cuerpo de porcelana y oro.

Debería ser agua de tiempo el viajar grandes distancias solo por el hecho de encontrarse con amigos, unos tragos, escuchar poemas de autores anónimos. Porque había de ser agua de tiempo el viajar grandes distancias para llegar a departir con desconocidos y decirle al poeta anónimo que lee sus versos: “sólo por tu poesía valió la pena el viaje”.

La poesía camina sobre un puente alto que atraviesa un río sin agua.

Siquisirí. Tarde de pájaros y veredas junto a un río calmo, manso como pierna de mujer que mira pasar a los hombres en el parque del pueblo mientras las campanas llaman a misa o jarana. Suenan las cuerdas de una jarana tercera. Ya vuelan los versos desde el pecho del hombre al mirar el cabello tupido de la mujer, negro, espeso, profundo. Tiembla ahí, donde se esconde la leona. (Hojas de almendro//huellas en la vereda//muro del alba.)    

La poesía viene envuelta esta tarde en bolsas de papel estraza donde sueña su con su infancia el pan de dulce.

Puntual el borracho de la madrugada permanece pegado a las amplias puertas de cristal con un vaso desechable entre las manos, como quien espera confiado en que abrirán las puertas del cielo. Antes del alba el hombre pegado a las puertas de cristal con su vaso de cartón. Falta mucho tiempo para que canten los gallos. El hombre llama, pide ante las duras puertas del aire su cerveza. Ya pasan los trabajadores del campo arriando la carreta. El trabajador de la fábrica anuda sus botas. Mucho antes que la mujer salga al patio a orinar largo el borracho detenido junto a las puertas de cristal. (Largas las vueltas// el camino de noche//luz de la vela.)

La tarde atraviesa el puente que libra las aguas negras de todos los días.

¿Por qué no escribo poemas como gente normal? ¿Por qué no utilizo el poema para enamorar a las mujeres, para convencer a los demás que soy un desvalido emocional y que requiero de su ayuda o como talismán para la buena suerte? 

Mi barrio es una manta gris que se extiende para que los niños vean películas de cine callejero.
Los poemas hacen transpirar al lector. Generan dislexias, taquicardias. No son escritos de gente bien que hace subrayar al lector sobre la necesidad de las causas justas en este mundo o sobre la bondad de las instituciones de gobierno y los organismos de la democracia en nuestra vida diaria.

El puente de mi barrio es el espacio que atravieso todos los días para llegar al poema.

El puente del ferrocarril es una hamaca vieja colgada en el patio a pleno sol del mediodía.

                                      San Martín por la Secundaria, Oax., 2013.





Estación de aguas



Poemas

POEMAS COMO PRESAGIOS de sangre, que llegan así nomás. Al salir del cuarto de baño, al entrar a un motel cuando se cree que nadie lo observa a uno. Al ver el rostro de un desconocido, en la calle, que llega y me saluda como si fuera mi más grande amigo. Poemas que llegan como la muerte de un de repente, impostergable. Poemas que son "la pequeña muerte", tan recordada por las francesas. Poemas que salen del mar que todo lo cubre. Poemas que llegan eléctricos, como relámpagos en una noche de aguacero. Poemas que atraviesan la memoria con el ladrido de los perros, a media noche, al atravesar una calle abandonada.



Juchitán

UN NIÑO OBSERVA desde la habitación de un cuarto de hotel la calle del viento. Pasa el viento fuerte y hasta su ventana le entrega un sombrero. El niño sonríe, le agradece el obsequio. Abajo, en la calle, pasa una morena hermosa tratando de bajar con los brazos sus faldas. El niño observa su esfuerzo. Abandona su puesto y camina al buró de la habitación. Toma papel y lápiz. Regresa a la ventana. El niño escribe una oración al viento, su amigo: "Viento fuerte haz que se levanten las faldas de la morena hermosa que camina bajo mi ventana. Quiero mirar sus pantaletas para luego partir de esta tierra. Viento fuerte, amigo". Con hábiles manos hace un avión de papel. Lo arroja al viento mientras sus labios repiten con devoción la oración escrita.



Negación de las letras
sembradas de poesía

EL POEMA NO ES EL POEMA, este que sostienes y lees ilusionado, caro lector. El poema es la sonrisa de mi hija que me aguarda cada tarde en el patio de su escuela. El poema está en la sección de monitos que leo puntualmente, cada mañana, en el cuarto de baño. O está en la declaración diaria de los políticos de nuestro país, que no se cansan de mostrarnos lo insondable del alma humana cada que abren la boca. O está en la mosca, que con tenacidad de buena madre intenta depositar sus huevos en medio de estas líneas que trazo entristecido este mediodía.



Palabras

Para Pepe Elorza, en esta hora ingrata.

ENCUENTRO MI PALABRA cuando avisto los lindes de mi existencia. Encuentro mi voz cuando las enfermedades me rondan. Entre arribos y escapes de los hospitales, cuando tengo más cercano a mi persona dolorida las palabras del médico, mi palabra. Cuando llegaron ya las recomendaciones que me hacen los que me quieren para que cuide los niveles de glucosa en mi sangre, los tan temidos triglicéridos, mi palabra. Tengo presente aún la voz de mi madre, dichas allá en aquellas soledades de arena y mar en que habitamos hace tanto tiempo, cuando me cuestionó para saber qué es lo que haría con mi vida: "escribir", le respondí sin pensar, por decir algo, para salir del paso. Ella regresó una tarde después de hacer las compras de la semana con un objeto nuevo, desconocido hasta entonces en casa: una máquina de escribir. Blanca, bella, portátil la máquina de fijar palabras. Memoricé ese teclado negro de donde se podían obtener tantas palabras. Sumé palabras, imágenes, en busca de mi palabra. Pero, ¿qué decir en medio del gran océano de la palabra humana? ¿Qué decir ante lo ya tan bien dicho por otros? ¿Quién soy yo para levantar mi palabra? Pasó el tiempo. Me sumé a la fila de los buenos para nada, al grupo de los hambrientos de alcohol y calles. Tuve amores, pesares. Cuando caí la palabra de otros me levantó. Conocí a hombres que sabían tanto, conocían tantas palabras que se negaban a fijar su nombre en lo que escribían. Conocí a otros que creían saber tanto, tener tantas palabras que fijaban su nombre hasta en la lista del mandado. Una madrugada, después de horas de borrachera y frío, descubrí mi palabra. Allí estaba, tan dolorida como mi malograda persona. No era más que lo que era mi cuerpo abandonado. Mi madre hace tiempo murió. Las palabras me levantaron de ese golpe. Aprendí a querer la generosidad de la voz de otros. De ese cariño solidario que me entregaba gente que nunca conocí, brotó mi palabra. Esta mi palabra, que dice de navíos, capitanes de la mar, el mar. Esta palabra mía, humilde, abandonada, que la entrego gustoso a la memoria de mis muertos. 



Calores

Tiempo de calores en la mesa del café. Las calles de la ciudad andan enloquecidas, muerden a todo aquel que se atreva a caminarlas. La gente, habitantes del insano juicio, bloquean avenidas, parques públicos, cines de la periferia. Estos calores avivan en el mortal el deseo de tirar gobiernos democráticamente electos. El calor hace escurrir la tinta de los periódicos, en los cuadernos de las adolescentes. Las pubescentes, desquiciadas por el calor, habitan la ciudad con un carácter insano y anidan en su pensamiento imágenes de efebos que les transforma la naturaleza. Las perras se vuelven lobas. Las lobas se vuelven locas. Yo camino con la pluma y la libreta pegadas al pecho, al corazón mientras salen volando por las ventanas de los hospitales pantaletas y brasieres. El patio de los centros culturales no es más que la explanada de las cárceles, los cementerios. Todo lleva un color amarillo insobornable con este tiempo de calores. Calles y hombres y bestias, cosas, andan de un amarillo metálico como pinturas de párvulos. En los camiones del servicio urbano los jóvenes buscan amparo entre las nalgas de las mujeres casadas. En la esquina veo a un viejo que observa los tirantes de una niña con ojos de jacaranda. El tiempo del calor distorsiona las cosas. Los autos se evaporan en la calle, como el misterio de las almas en pena. La cabeza de la gente emprende el vuelo inesperadamente. El calor junta, comunica los cuerpos substancialmente. En la esquina del café un auto desde sus altavoces avienta al vacío propaganda política. Arden los anuncios espectaculares. Una lluvia de fuego intenta reconfortar el cuerpo de los ciudadanos. Todo arde. Levanto el café en medio de una compulsión por beber. Siniestra, generalizada. Me refugio en la sombra blanca de una niña que lee en la mesa vecina un libro con historias de reinas y princesas, caballeros con armadura, caballos que galopan en la madrugada, incansables, por bosque y playas del océano.



Carta al maestro Eusebio Ruvalcaba

¿Qué noticias para este pueblo donde pasa el viento de febrero sobre hojas caídas hace tanto tiempo? Las noticias las trae el viento y las hojas al pueblo. El tiempo es sólo un alargarse de sombras. Aquí no pasa nada, sólo el rumor del viento sobre las hojas. Y las historias contadas hace tanto tiempo. Y el alargarse de las sombras en la mirada hasta convertirse en rendijas de una existencia al aire loco de febrero. Con este tiempo uno espera portar en la cabeza un sombrero que vuele por los aires para dejar correr la mirada antes de salir de las sombras a buscarlo. Pero nada, aquí no hay un sombrero que proteja al hombre de las miradas, el viento, la distancia; esa largueza de las sombras. Sólo el viento que corre sobre las hojas muertas esparcidas en el patio y a lo lejos un pitar de tren que se aleja y se apaga como vela que ilumina el rostro de una niña en una habitación inmensa.



Un lobo

Un lobo lame los senos en el parque público municipal. La adolescente permite a la bestia mamarle sus senos. La pareja está sentada a los pies de un rosal, junto a ellos un viento ligero del atardecer esparce las gotas de agua del chorro de una fuente. Los contempla el busto de un prócer de la república. La adolescente lleva humedecido el rostro. Junto a la pareja, en el andador adoquinado del parque público municipal las madres casi niñas pasean a sus crías en brazos. La tarde cae sobre esta imagen de mi pueblo. Nadie percibe que yo saco apuntes en mi teléfono celular. Sobra decir que la adolescente es de piel morena con el nacimiento de sus pechos casi blanco.




El muladar del puente Tortugas

Los postes de madera están en el suelo, en los árboles los zopilotes abren sus alas para refrescar su sangre caliente. Desde la torre de vigilancia del presidio los custodios, al mediodía, no miran a los reclusos. En el patio ven, quizás, a una mujer desnuda en el río o  un plato con tasajo y frijoles. Sobre un río sin nombre pasa el puente Tortugas, abajo, en el lecho, anda el muladar altivo, enorme. Se escuchan los gritos de los reclusos, la voz de alerta del centinela.



MOISÉS ROBLES [16.105]

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Moisés Robles 

(Tlaxcala, México  1984). Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Ha publicado en la revista cultural local La balsa del Náufrago, en la revista universitaria Uni 10 (UATx). Además ha publicado en las revistas electrónicas Círculo de Poesía y en Vozquemadura. Actualmente concluye estudios de Maestría en Filosofía en la Universidad Veracruzana.




ABRIR LOS ESTANTES de libros vacíos
arañar en el polvo la carne blanca de la angustia

Dirigir miradas ansiosas en busca de algo
sin saber que
pero en busca de algo

Algo como el aire limpio en una cajetilla de cigarros

Algo como el silencio en el frenético correr furibundo de un río

Algo
como el algo que falta

Abrir los ojos y atragantarse
llenarse las pupilas de nada
querer encontrarlo todo
saciarse con nada

Devorar montones de hojas escritas

Pestaña a pestaña beberse la tinta añeja de los libros

Atragantarse
Atragantarse

Embriagarse de versos proscritos

Beberlo todo hasta el punto final
sin suspenso sin comas
sin estorbos sin calma.





Día de asueto

Disfruto pensar que soy inocente de toda conciencia,
que nunca habré de resonar en la memoria del tiempo.
Soy invisible y las huellas que pronuncio se borran con el viento
como la de casi todos mis fantasmas.






MARINERO soy
Sin ganas de volver al mar
Naufrago alegre
De tus costas doradas







OLAYA MAC-CLURE [16.106]

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Olaya Mac-Clure

Olaya Mac-Clure nació en Santiago de Chile el 17 de Agosto de 1956. Falleció en 2015.
Se dedicó desde muy temprana edad a escribir cuentos, novela, prosa, teatro, poesía, pre guiones cine y televisión. Se caracteriza por su versatilidad.
Se dirigió tanto a público adulto, como jóvenes y niños.

TÍTULOS PUBLICADOS (1990)

El Aeródromo Subterráneo
(set de cuentos juveniles adultos) el cual contiene:
-” Porqué los Profesores de Religión Tienen Mala Ortografía”
-” Ustedes se están Farreando Rapa Nui”
-”Los Gatos Amaestrados”
-”El Aeródromo Subterráneo”
Se cuenta con una pequeña intervención de Nicanor Parra los dos primeros cuentos.
2003 Publicación "Obras Completas" en www.relatame.com (virtual)
2003 Publicación en www.empuje.net
2003 Publicación en www.encontrarte.com
2003 andar21
2012 "Náufragos al Fin del Sur" (novela de: amor, humor y sensualidad)
(características cinematográficas) (libro papel)
2012 Publicación de Libro de Poemas "Al Viento de la Libertad" (humor, amor, sensualidad, mística, surrealismo). Calameo
2012 Casa del Libro Total (Publicación Oral "Al Viento de la Libertad"
y "Trepatroncos")

Títulos Sin Publicar

1967 “Caminante” (Poema)
1971 “Paseo Rural” (Cuento)
1975 “Azul” (Poema)
1978 “La Maratón” (Cuento) (características cinematográficas)
1980 “Siete Otoños Dialogando con Nicanor Parra en Conchalí” (Novela corta Autobiográfica).
En preparación guión de cine.
1980 ”El Zoo” (Set de cuentos adultos)
1980 a 1987 Obra Invisible
1981 - 1987 “Voltereta” (Set de Poemas)
1982 “Sin Hacer Nada” (Prosa)
1983 “La Secretaria Desubicada” (Teatro Juvenil)
1985 “Praxis” (Cuento Erótico Adulto)
1996 “Instrucciones” (Cuento juvenil)
1997 “En un Principio fue Así” (Cuento Juvenil) (características cinematográficas)
2001 “Latidos Rebeldes” (Poemario amor, humor, erotismo)
2002 “Tissú y la Piji en el Mundo de la Economía” (Cuento Juvenil)
(características cinematográficas)
“Tissú y la Piji en viaje a San Antonio” (características
cinematográficas)
“Tissú Enfermo Grave” (características cinematográficas)
“Tissú y la Piji Abducidos por los Marcianos” (Novelas de
humor infantil y juvenil).
En preparación guión para T.V. O cine.
2003 “Poesía de Punta” (Humor joven adulto)
2004 “Poesía en Clave” (Poesía Filosófica Adulto)
2005 “Poesía Mistica”
2006 “Trepatroncos (Poesía, teatro, cuento infantil)
2007 “Paseo Campestre” (Set de cuentos humor) (características
cinematográficas)
2007 a 2011 “Cartas Inéditas a Marcela Carvajal”
2009 “Del Cielo a la Tierra Mirando las Estrellas” (Guión cine)
2010 “ Un Extraño en el Camino” (pre guión cine)
2010 “Náufragos al Fin del Sur” (características cinematográficas)
(publicado 2012 amor, humor, sensualidad, surrealismo)
1970 – 2010 “Cartas Inéditas Autobiográficas”
2007 hasta 2012 “Textos Varios en Twitter y en Facebook” (Recopilación).
2012 Publicación de Libro de Poemas "Al Viento de la Libertad" (
humor, amor, sensualidad, mística, surrealismo). Calameo
Trabajos realizados en Arte
Talleres Proyecto: "Mujeres en Busca de la Imaginación" .
Talleres Proyecto: "Niños en Busca de la Imaginación"
2012 Lectura de mi propia producción en poesía "Al Viento de la
Libertad" y "Latidos Rebeldes"; cuento de mi libro "Trepatroncos" y
Conversatorio en Aula Magna ante 240 Alumnos, Profesores y, Decano
Johan Builes González, de la Universidad Libre SEC Facultad Ciencias
de la Educación en Socorro Santander Colombia. Donde, se me destaca
valioso aporte en la formación de nuevas generaciones de escritores
y,me entregan Reconocimiento y exaltación pública como ilustre
novelista, pre guionista, dramaturga y poetisa chilena durante la
visita al alma mater con Resolución N° 001 del 17 de Agosto del 2012
.Se resuelve con Artículos respectivos.
2012 Lectura y conversatorio de mi libro "Al Viento de la Libertad" y
"Latidos Rebeldes" en Casa del Libro Total Bucaramanga donde se me
confiere Mención Honorífica por mi obra y participación en el evento
organizado por la Fundación Comuneros Arte y Cultura "Común Arte".
2012 Entrevistay lectura de mi libro "Latidos Rebeldes" TV TRO
Bucaramanga, evento organizado por la Fundación Comuneros Arte y
Cultura "Común Arte".
2012 Entrevista y Lectura de mi libro "Al Viento de la Libertad"
Tusitala. Emisora Luis Carlos Galán Bucaramanga; evento organizado por la Fundación Comuneros Arte y Cultura "Común Arte".
2012 Lectura de mi libro "Al Viento de la Libertad" y entrevista en Radio en Socorro; evento organizado por la Fundación Comuneros Arte y Cultura "Común Arte".
2012 Lectura y conversación de mi libro infantil "Trepatroncos"con niños abandonados en Bucaramanga; evento organizado por la Fundación Comuneros Arte y Cultura  "Común Arte".
2012 Lectura y conversatorio de mi libro infantil "Trepatroncos" en Colegio en Bucaramanga; evento organizado por la Fundación Comuneros Arte y Cultura "Común Arte".




Yo sé que aquí en la tierra
uso mis monedas Venusianas
que debo cambiar
por las miserables monedas
de mi pensión de invalidez.
Lo positivo es que mis monedas Venusianas
que vuelvo a intercambiar, parecen chicle
se estiran con una facilidad
que alcanzan para:
el pan, la leche, los huevos, la mantequilla, la botella de guisqui
un cacharrito mherzcedez venz, una avioneta reciclable para caso de necesidad
un fundito en el sur, algunos viajes a Islas Canarias etc. etc.
Y, aquí estoy tomando mi tecito de pan con chunchules a toda raja
mas unos pirihuines de hojitas de laurel.







Soy Amaru Ancalli Ticuna
vengo bajando de la Pampa del Tamarugal
con mis hermanos Sillanki y Sinchiruka.
Nuestras sandalias están inundadas de polvo viajero
pero ¡no nos importa!
solo queremos colocar nuestros pies
al borde del rompeolas y ver desde allí
como esa aghua azul piedra viene y va.
Tanta magia ¡nunca antes habíamos conocido!
entre brisas, aire marino, acariciándonos el rostro.
Enormes insectos púrpuras muerden nuestro dedos gordos
apretamos los talones colocando pies danzando a la orilla del mar.







Lanza Perfumes al Globo Terráqueo

Lanza rosas, petunias, lirios y magnolias
que nadie quede insatisfecho con tus aromas.
Di que comulguen con la hostia sagrada
den de comer al hambriento, den un sueldo justo
den sus medicamentos al enfermo
al que tiene sida, al hemipléjico, al hemofílico y, a tantos otros
pero, por sobre todo lanza perfumes a la atmósfera
lanza perfumes a los soldados, lanza perfumes
a todos aquellos que mantienen sus labios apretados
que solo piensan en sí mismos, en su fatal odio fatídico
haz que se impregnen tus fragancias en sus molares, en sus hocicos
no permitas que se escapen a tus aromáticos efluvios
lanza tu elixir y lluvia de pétalos de rosa
a todos los siniestros armamentos bélicos
para que sólo lancen bálsamos a la atmósfera
lancen besos, lancen lágrimas, lancen burbujas
de amor a la tierra que pisan.
¡Ah! y...no los perdones llévatelos directo al infierno si transgreden
tus oraciones
no podemos darnos el lujo que se manden las partes
en un momento tan delicado como éste.






Pajaro Silvestre

Que el cóndor que surca nuestro país
y todas las aves del cielo que navegan con su vuelo
de un extremo a otro del mundo
transporten con sus graznidos soplos de urgente paz
y, se instalen en las entrañas de los hombres del universo
de ese soldado que apunta a una madre
a la madre del universo entero
de ese soldado que apunta a un niño que llora
que llore junto a él y bese sus lágrimas de horror
al destruir su choza en vez de construir su hogar.
La percepción del niño en el mundo es aún la de un pájaro recién nacido
de un pájaro que vuela batiendo sus alas gritando: LIBERTAD
con alas de cachorro cual si fuera pájaro silvestre
de colibrí, de paloma torcaza, de tórtolo o de inquieto picaflor.






Dedicado a César Vallejo

No tengo padre ni madre ni súplica ni ahora
solo tristes susurros en ofertorios sagrados.
Amargos trozos trazados de historia
desilución tras disolución.
Recorro lágrimas quebradas que caen
despedazadas al fondo del abismo de la nada
de penas y dolores sin sabor ni razón.

Aparta de mi este cáliz Señor Jesús.
Cuando tú apareces y me arrodillo
nada saco en limpio ¡ Dios mío !
responde ante tanta intensa crueldad.
Tus clavos duelen y pisan este sepulcro.
Hoy cada clavo se entierra y clava
al fondo fiero y en la inmensidad
de esta cruenta tempestad.

La bestial pesadumbre ataca el frontis
del trizado corazón que se triza gota a gota
y, se desplaza por los diversos ángulos de mi habitación.
Aparta de mi este cáliz ¡oh Señor Jesús!
deja que respire hondo la vastedad del cosmos.

Permite esta enorme alegría de vivir contigo refrescándome
con los besos en tus ojos iluminados de cristal
y, en el cálido calor de tu brisa celestial
anunciando tu llegada a esta tierra
Señor Cristo Jesús
Dios del Universo, Caballero de este Planeta
y del Mundo Entero.





Soy Hermana de Jesús

Soy la hermana de Jesús
me acaba de depositar en su cuerpo
a través de sus versos
el poeta César Vallejo
estoy segura que lo hizo con la mejor de sus intenciones.
Vivimos en una especie de caverna
recién refaccionada por mi padre José;
la mesa del comedor es un tablón largo y sencillo
como se acostumbra en familias como la nuestra.
Las visitas son abundantes a la cena y al desayuno
a veces, hemos quedado cortos para azuzar los dientes
y hemos acudido a la Municipalidad para pedir a la asistente social
alimentos no perecibles y la cancelación de alguna cuenta odiosa impaga.
La asistente social nos trata con la punta del pie
cree que somos una familia insana:
"maniacos depresivos" - nos ataca con su voz mefistofélica
no puedo repelerla con mi frasco de spray anti bandidos
agacho la cabeza en señal de sumisión
"ésta será la última vez"- me dice altanera
me llevo los paquetes como sonámbula
a nuestra cabaña cavernícola
Jesús está contento
ha resucitado a Lázaro de su tumba
y Lázaro ha contado los detalles de sus peripecias
por el túnel de los muertos vivos
encandilado con paisajes apoteósicos
digno de seres puros clarividentes
con entera lealtad al Dios Supremo
que al atravesar el puente le extendió su mano bendita
y, se encontró cara a cara con Jesús Iluminado.
Los tarros de basura están llenos de mercadería
de noche vamos con mis hermanos y algunos amigos
a sacar todos los pertrechos que sean de nuestra utilidad
encontré una radio en buenas condiciones
tengo tantos deseos de escuchar radio Bethoveen
pero aún no se descubre la electricidad
y el metro gas no llega a Jerusalén
solo cocinamos con nuestro hornillo a leña
todo sale sabroso, en especial los peces
multiplicados por Jesús en el Mar de los Zargazos
cerca del Huerto de los Olivos.
Cuando regresamos a casa nos dormimos con el estómago lleno
así que le pedimos a Jesús que nos multiplique
todos los días los peces y los panes
cuando ya nos hostigamos de chuparnos los dedos
con la repetición del mismo tentempié
le pedimos helado de vainilla
(de esos que hace mi primo en el sur)
-Eso si es que llegan al Paraíso -nos respondió
haciendo castañetear los dedos
para que los feligreses salieran del Templo
después de haber escuchado sus sermones
en posición de loto bajo la sombra de los acacios
en el Monte del Sinaí.





Hoy Me He Encontrado

Hoy me he encontrado con Jesús roto
entre las rotas quebraduras todas de sus trajes
en fragmentos de andrajos caídos en hilachas;
fracturados ropajes con sus rasgos destrozados
en la estación de buses cuando la esquina
de los asientos cercano a mi casa.
Un Jesús deshecho en lágrimas a raudales albas.
¿Cómo no haberlo visto antes cuando imberbes
mis pasos encumbrados
entre las hojas desplazándose jocosos
jóvenes en días de calendarios vacuos?

Hoy lo he mirado y que tristeza pena me ha causado
extender mi vista lánguida con una ojeada inmensa
y sentir su cuerpo íntegro lacerado
ofendido y despreciado en su pena
de mil milenios vanos acumulados.

Una greda he tomado en mis manos y modelado
pero qué desgarro infructuoso intento
hecho trizas he divagado
¡cuánto sacrificio su semblante
al ser inmolado en Viernes Santo
mas cruel que todo beso ¡ para nada !
quebrantadas lágrimas al precipicio
como si ninguna cosa existiera en importancia
¡nunca lo que antes era ese Jesús crucificado!

Tardíamente me he dado cuenta de volver a ser
cuando de tarde en tarde rezaba lo que aún recibo
en estos rótulos las callejuelas invadidas por estudiantes
donde gritos espontáneos de libre albedrío.

Jesús reconstruido en parches de convaleciente enfermo herido
sin existir despedazado de dolor amenazado y dolido;
estando la existencia fuera tan distinta
a lo que hoy es mas perdida bastante.

Cuánto Jesús tendría en mis manos
para esculpirlo con esta greda a extensa lámina
firme a tierra fulgurante modelada al agónico vacío;
aunque la ilusión inequívoca de sensación
destella candelas a proa el timón
vislumbrando victoriosos los cruces
hacia la ruta indescriptible de procedencia si es halago
eterna para convertirse en pan puro
de Cristo Jesús amado y crucificado.






LA LEY DEL EMBUDO
Poema de la poeta Olaya Mac-Clure Hortal en homenaje a la Comunidad de Temucuicui

Ley del embudo para los hijos de Temicuicui
ley del embudo para Mañil Huenchullan Curinao
bebé de una semana intoxicada entre la neblina de nube abrumadora
de la intolerancia tóxica en el desatino absurdo
de la incoherencia confusa de la arbitrariedad gubernamental.

Dieta del embudo para Elena Mariñan ñaña de ochenta años
que con un solo escupo sangriento de bala bañó su cuerpo envejecido
recibió perdigones dejándola invalida frente al estupor de los hijos de la Araucanía
bisnietos de Lautaro, Caupolicán y, la brava Guacolda de sus ancestros.

Ley del embudo para los hermanos Rayen y Hentelen Quepul Cayul
que apenas comienzan a vivir su vida de infantes con sus tiernos cinco y dos años respectivamente;
recibieron insolentes perdigones en sus cuerpecitos blandos y tibios
entre los vandálicos allanamientos de los acorazados uniformados
que con su prepotencia abusan del poder y la fuerza
invadiendo tierras ajenas a su jurisdicción.

Los hijos de la tierra mapuche, solo piden derecho a la vida
su cultura, su dignidad y, su identidad.
¿Es mucho pedir respeto en vez de tortura, asesinato y persecusión?
¿dejarlos tranquilos en el pueblo que les pertenece de generación en generación?
¿Cuántos atropellos más a su dolor deberán soportar los hijos de esta nación
cuando todos hemos nacido bajo las ráfagas de este mismo sol en este extenso territorio ancestral?






LA LEY DEL EMBUDO II: A TEMUCUICUI

Soy Rayen Quepul Cayul, tengo cinco años;
un señor uniformado de verde entra a mi pieza
apunta con su metralleta
tengo mucho pero mucho miedo estoy tiritando de susto
no alcanza a salir mi voz para avisar a mi mamá
me encuentro en una pesadilla; ¡ se mojan mis pantalones !
¡dispara! entran muchas balas a mi cuerpo
grito, lloro a moco tendido 
miro a mi hermanita entre hipo e hipo:
Hentelen Quepul Cayul; vuelve a disparar a propósito
¡sí! porque le apunta directo a su cuerpecito
de apenas dos años
llora y llora con mucho mucho dolor
y sangra sangra sangra tal cual como sangro yo
sintiendo como cada una de esas balas era el odio horroroso
con las que el hombre uniformado disparó
envuelto en su rabia enceguecida.

Soy Mañil Huenchullan Curinao
tengo una semana de vida
veo venir hacia el lugar donde duermo
un frasco redondo lleno lleno de humo
nunca había visto algo tan horrible
mis ojos comienzan a lagrimear
mi garganta a cosquillear
después no recuerdo nada pero nada más
solo alcancé a escuchar gritos gritos y ruidos;
ni siquiera pude llorar, cai inconsciente
cerré mis ojitos de recién nacida
y entregué mi último suspiro a la vida
al pueblo de mis tatarabuelos.







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