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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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LUCAS OLIVEIRA (FUNES) [15.971] Poeta de Argentina

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LUCAS OLIVEIRA (FUNES)

(Buenos Aires, Argentina 1978)

Títulos publicados:

Papel [edición de autor, 2006]
Buenos Aires, Escala 1:1 [Entropía, 2007] antología
Poesía para Gerentes [Funesiana, 2008]
Conectados [Kier, 2010]
5 [La Propia Cartonera, 2010]
La fiesta de la narrativa [Una ventana ediciones, 2010]
Pura sangre busca establo [Funesiana, 2012]




Pura sangre busca establo [Funesiana, 2012]



autorretrato en blanco y negro

paseo locales 2 x 1
busco tu regalo
no estás más yo sigo
pienso si te gustará

razones por sí
brilla
es de felpa
mucho turquesa

razones por no
es carísimo
ya tenés
tu ex te daba esos

ahora ya no estás
y me aburro con el porno rumano
veo silueta sudorosa
ya vas a volver
piso el cordón de la vereda
me mando o no me mando
tu facebook lleno de recuerdos
amigos en común
traidores que merecen la sierra
eléctrica
mis nudillos gastados de pelear
negros lampiños

ya vas a volver

entonces me lavo me guardo
la arena de nuestros recuerdos
quiero decirte cosas lindas
decirte
soy adicto a la adrenalina
cosa linda cosa hermosa

pero te odio porque viste mis rincones
oscuros

las muecas de diablo
querías entrar en mí
te dejé
me dejaste
ahora paseo locales 2 x 1
pido consejos
con mal aliento




la huella

porque te saluda saco mano
te creés julio gran dona
pluma de mediocridad
ladrón de frases cortas
porque creías que así se notaba menos

dejá de depilarte la ceja, sugerí
dulcemente
vos callaste
vos bebiste
vos pagaste
y te fuiste

hoy me llega mail
sms
te profesionalizaste
la foto la hizo tu amiga
que no podés nombrar
tenés contrato para ruborizarte
en público
decís
empecé de abajo
y nadie te cree
pero yo sí
porque empezaste de abajo
pero la bestia pop quiere pruebas
no saben leer tus ojos de fuego
tus vísceras forradas en lava
yo te creo, me dijiste borracho
borracho, me dijiste
borracho, yo te creo

la mano me diste
apretaste
soltaste

ahora corregís tu obra mayor
y vas a ganar todas
las carreras de embolsados
no vas a disfrutar
tus ojos de fuego
tus vísceras forradas en lava

un día van a llevarte a la Feria
imprimir la foto
pagar el cheque

¿y adónde vas a ir?
¿sapito en el Rosedal?

te sacaste la gorra para las fotos
y acá se te extraña
vemos en la parada del 96
no te reconoce ni tu papá
cada tanto dice
yo le creo
nosotros callamos o pedimos
a tu mamá
otra ronda de fideos

ahora aguantás la parada
entre estatuilla y estatuilla
guardás ese billete con el teléfono
de tu mujer
a mano veloz el cinco ilegible
y en la oscuridad de los días
lo tocás olés apoyás con cariño

lo único que te queda
real





EDGARDO PÍGOLI [15.972] Poeta de Argentina

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Edgardo Pígoli 

(Buenos Aires, Argentina  1966)
Carrera de Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Trabaja como profesor de literatura, cine (F.U.C.) y comunicación. Publicó los poemarios Último habitante (1993), La Chineza (1998), Branquia (2006) y De la precariedad (Airediseño ediciones. Buenos Aires, 2014).



Del Libro "Branquia" Tantalia/Crawl, Buenos Aires, 2006.


La batalla era la guerra

V

en la carta decía

esa batalla era la guerra, siempre es así
aunque las mujeres usen corsé de plomo
y se inventen una repetición que las salve,
siempre es así.
sueño de paradojas
no están. se pierde la escritura en los fantasmas
nada que hacer.
perdí mi joystick
todo el mundo se mueve y no hay nada que hacer




VII 

es un arco de fuego
que no
volverá nunca

él
mira cómo va
cómo camina
mientras pasa la mano
por la penumbra del círculo de fuego
un torbellino para que
alguien le diga que lo quiere, que es bueno
el mejor de los buenos
pero parece que no hay
(no se explica)
que torrentes de amor
resuenan en una moda extraña y
dejan ver la sombra





Casi una vidala

“qué entendió.
qué escuchó ella para poner esa música.
qué sabía de su paisaje.
cómo hablará su boca.
en qué se detuvo.
por qué la letra de llena de sonidos vulgares
así de rápido.”

Entrelazados
en otros corazones
vamos dejando
huellas de amor
vamos camino,
vamos camino,
vamos camino,
al reencuentro.

“En la carta decía.

ella no supo. el tiempo se había desacomodado.
el punto definió el encuentro.
todo vino a cerrarse en el mismo lugar
pero ya no quería, las guerras eran otras.
las dos mujeres eran de mi paisaje.
el paisaje era opaco.”

Al descubrirnos
en otros corazones
vamos buscando
huellas de amor
en el camino,
en el camino,
en el camino,
al reencuentro.

“En la carta decía

aquello comenzaba a ser
un monstruo que nunca terminaba
de explorarse
intentaba reunir dos mujeres
lejanas en el tiempo.
el control lo dejaba
afuera de las dos.”

Al encendernos
en otros corazones
iluminamos
huellas de amor
en el camino,
en el camino,
en el camino,
al reencuentro.

“En las carta decía

Hoy la arena se vació
y el mar es un enigma
como esas dos mujeres.
hoy no habrá estrellas
y la que menos habla
podrá insistir con la luna.
el tiempo no saldrá de su cueva,
los movimientos serán agotadores,
todo seguirá igual.




“De la precariedad” es el cuarto libro de Edgardo Pigoli en el que el poema es la contraseña, la última carta.

POR ANA LONGONI
Ñ. Revista de Cultura

En De la precariedad, cuarto y esperado poemario de Edgardo Pígoli, conviven dos voces ensimismadas que rara vez se prestan atención mutua, y que ya habían aparecido en Branquia (2006). El paisaje es la selva. La isla de La Chineza (1998) quedó atrás. Los poemas aparecen como trazas, senderos en medio de una exuberancia aletargada y hostil. Huellas en el río que duran apenas un instante y devienen luego en perplejos ejercicios de rememoración. ¿Fue así? ¿Fue?.

Al borde del camino, un animal extraño agoniza. “¿Qué voy a hacer ahora con su cuerpo y el mío?”, canta Gabo Ferro. En eco, este libro parece responder(le). El tiempo se revela irremediable e injusto. A la vez se espirala, vuelve, recomienza, insiste. Ante ello, la escritura se rebela imperceptible en su filigrana: las mínimas variaciones, el acento que falta, un sistema de notación arbitrario.

Si en la primera parte del libro el verbo es mirar, en la segunda es escuchar. Ni ver ni oír: estamos ante acciones voluntarias y nada gratuitas del sujeto que se abisma al amor o al desamor, al transcurrir y mutar, a la muerte inexplicable, al otro o –mejor– a las otras, las varias mujeres dedicadas a lo largo de estas páginas. Se abisma al dolor, el dolor punzante en ese lugar donde no hay herida visible pero sangra. El lenguaje no resulta cárcel sino contraseña, conjuro. Componer el poema como última carta en medio de/desde esta completa precariedad.

Menciones: Los años setenta de la gente común. La naturalización de la violencia, Sebastián Carassai, Siglo XXI; Berni entre el Surrealismo y Siqueiros, Guillermo Fantoni, Beatriz Viterbo.





De la precariedad, Airediseño Ediciones, Buenos Aires, 2014


Como un hombre que dispone de tiempo

como el mar.
despacio. como un hombre
que dispone de tiempo. voy puliendo.
paso la mano por esa superficie
lisa. brillante.
ya lo escribieron todo. llegué tarde.
en esfuerzo. ahora abandono.
como el mar. voy puliendo.
haciendo la piedra pequeña.
una mirada. casi un ojo infinito
que espera. no entiende.
lleno de preguntas. tenue.
va y viene. puliendo.
como el mar. sin querer.
solo. enorme en el pequeño trabajo
escaso. húmedo. pulo.
sin saber. recuperar la playa.
perderla. otra vez. cálida.
fría. puliendo. el trabajo de todos.
secreto. silencioso.
como el mar. con el sol en su lomo.





 
Se ríen

se ríen
eso justifica su tranquilidad
no hay idea.
este silencio es un objeto extraño
qué explorar
cómo se vive
cuál es el universo
meridiano.
preguntas de una selva ajena
un dolor extranjero
algo se desprendió pero
el sistema exige. alienación. nada
intensidades.
una ignorancia inédita
una soledad extrema
el escenario:
"una comunidad difícil""no puedo"
"me duele"
escuchar o no escuchar
esa es la cuestión






JAVIER BAUTISTA MUÑOZ [15.973] Poeta de México

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Javier Bautista Muñoz 

(Tlaxcala, México, 1991). Poeta y estudiante de Lingüística y Literatura Hispánica en la BUAP. Ha colaborado para la primera y única edición de Puntos suspensivos y para la edición digital de la Revista Cuatro Patios, ambas del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la BUAP; así como en las revistas El Humo, El grito literario y Los idus de Marzo. Actualmente desarrolla proyectos de difusión lingüística y literaria.



PÁJARO DE MAR

Del luido pájaro de mar
reconozco las islas al noroeste:
en ellas tu armada ha atracado.
Construye diques, muelles, astilleros
desune las olas, de los pólderes ganados
en cruces de vino y argamasa
propicias para los cultivos.
Embriágame en copas sobre puentes,
otea desde los faros mis tierras pantanosas
y gánale más terreno al mar;
después, entiérrame cerca de vasijas
e iza tu blusa y tu corpiño como botín de guerra.
Tu armada y armisticio le ganaron al mar.




ROSEMARY

Rosemary,
la Interpol me está buscando,
regresa a las islas Frisias orientales
donde está tu casa sobre palos,
nadie sabrá que mi corazón te halló.
Detrás de Bremehaven está el mar
y más allá, un lecho de algas y vikingos
donde encajes y cascos se han roto.
Vuelve, Rosemary, a tu parada,
tengo que huir para encontrarme,
la Interpol me busca por la costa;
ya son las doce menos cinco
y no quiero que juntos nos halen,
detrás está el mar; pasándolo, mi corazón.




MAGNOLIA

Que veo a Magnolia vender manzanas en la feria
es cosa ya sabida
temo decir que la muerte le cerró en su perro la última
gracia soñolienta de su adolescencia impúber
temo que las manzanas se pudren en el caramelo de los días
temo decir que el dinero falta en casa suya
y las manzanas no se han vendido muy bien las últimas semanas
temo fabricarme metáforas de carne
cada vez que veo sus muslos al moverse
y los míos tendidos en esta silla de ruedas con algoritmos de rabia
pero el tiempo pasa los perros pasan
veo la avenida a través de la reja
escucho calandrias en busca de cartas prohibidas
que ni las manzanas de Magnolia ni mi fatiga pusilánime
se dan el lujo de imprimirse
veo que ella sufre y yo postergo un ángelus a sus caireles
y busco entre las ruedas la forma de caer como una de sus manzanas
para morir y ya no verla
las manzanas no se han vendido muy bien las últimas semanas
esa es cosa ya sabida
su perro ha muerto su adolescencia también entre caramelo
requemado por el sol
temo que he de morir sin haberle dicho nada
temo que Magnolia leerá en el diario que un discapacitado
se arrojó de la ventana encaramándose a su silla
para comprar manzanas agrias buscando no temer jamás.




Catoblepas

I

El catoblepas hoza por el fango
devora a su paso las flores
y contamina la tierra.
Nada a su paso es perdurable
sólo la malicia
que arrastra
bajo su cabeza.


II

El amor también hoza las semillas:
devora con su hocico el cardumen del odio,
nada bajo sus colmillos evidentes
queda con vida o latrocinio.
Huyamos del catoblepas, amada,
hacia el cielo,
no vaya a ser
que no perduren
nuestros flores.
Que nos mate el amor sobre las matas.














VIOLETA CAMERATI [15.974]

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Las poetas Gémina Ahumada y Violeta Camerati




Violeta Camerati

Violeta Camerati (Chile, 1922)

PUBLICACIONES

“Imágenes” (poesía), Imprenta “El Heraldo”, Linares, 1970 
"Ejercicio en Sol” (antología de poesía); Taller Nueve, Editorial Alfabeto, Santiago, 1980
“Tercera Antología de Poesía y Cuento”, Taller Nueve, Santiago, 1984
“Más allá de la Ventana” (poesía), 1985, Editorial “La Noria”, Santiago, 1985
"Antología, Diccionario de Autores de la Región del Maule”, Matías Rafide, Talca, 1984
“Antología Personal de la Poesía Chilena Contemporánea”. Miguel Arteche, Editora Zig-Zag, Santiago, 1985
"Antología, La Mujer en la poesía Chilena de los ‘80”. Editora Inge Corsen, Santiago, 1987
“Antología de la Poesía Religiosa”. Miguel Arteche y Rodrigo Cánovas, Santiago, 1989
“Nueva Antología Poética del Maule” (Cien Años de Poesía). Matías Rafide y Enrique Villablanca, Editorial Mataquito, Talca, 2001

Como muchos de los grandes de la poesía chilena, Violeta Camerati nació en la región del Maule. Acostumbrada a respirar los aromas del sur y saturarse de ese singular paisaje, su visión del mundo se fue transformando. 

Temprano comenzó a emerger esa mirada característica que capta y ve lo que a otros no les interesa, la del "pararrayo celeste", al decir de Rubén Darío, esa mirada que entra en las cosas, las pulveriza, y luego las recompone en un poema. 

El instinto de poetizar la vida se fue haciendo presente mientras contemplaba el paso cotidiano de "un tren al sur" o al volver a "entrar a una casa vacía".

Hoy, hablar de Violeta Camerati es hablar de esa alquimista que toma la realidad y la devuelve transformada, de la poeta minimalista que muestra realidades a través de la única grieta que tiene la pared. Sus poemas encuentran la ruta más breve entre lo que quiere decir y lo representado, porque su intención es revivir y hacer vivir un segundo su experiencia y sus sueños.

No hay en ella afán de hacer experimentos en la forma ni pretende llamar la atención con un estilo desenfadado y llamativo, por el contrario: su arma es la palabra simple, directa y precisa. "hermética como un agujero negro". Al leerla no sólo se entiende que la poesía emociona: también sorprende.

Su maestro, el Premio Nacional de Literatura Miguel Arteche, y la crítica literaria, acogieron con entusiasmo su libro "Más allá de la ventana" (premiado por la Municipalidad de Santiago) y su obra, que también se da a conocer en antologías. 



LA ÚLTIMA CENA

Los ojos en vigilia
un ocèano sin màrgenes donde el amor habita.
En los plieges del mantel
ocultos los rostros desolados
y la mano casi ausente
señala un cielo inacabable.
Cada minuto enrojece el dìa
y arrasa cuerpo adentro
en oscuro escalofrìo.

Entre los vastos maderos transparentes
la mesa es una isla en medio de la tarde.



En esta oportunidad, nosotros ofrecemos aquí una muestra de su libro inédito "Casa Vacía".


HÁGASE LA PAZ

La muerte volvió de vacaciones.
De nuevo, estalla hecha añicos la esperanza,
y todos mueren solos
entre vivos y muertos.

La pesadumbre se desangra
y los ruinosos días
secan las hojas de los árboles
muerden la garganta
roen las perdidas manos
y quedan tantos 
tantos con semejante ausencia.

Hubo años en que los hombres se volvieron cuerdos
pero de pronto,
la ceguera
abre sus diques
de pólvora y espanto
y en ese terrenal infierno
la muerte corre con botas de siete leguas.




ASUNTO MATEMÁTICO 

Matemáticamente
estoy vencido:
soy
un cero a la izquierda.




ASUNTO MATEMÁTICO 2

Aunque tenga los días contados
no le resto valor
a mis sueños
Sumar
no cuesta nada.




Á N G E L E S

Me dices que han vuelto
(entre nosotros los ángeles caminan a ras de tierra)
que pude
y puedo
encontrarlos cualquier día:
ellos son
los que dejaron
un río de palabras derrumbadas,
los que olvidaron la risa
y habitaron el fondo 
de un crepúsculo ciego.

Ellos, los que murieron
una muerte no buscada
de ojos abiertos
y en la larga noche inesperada
perdieron sus orillas
con sonido de alas rotas.

(Aún se escuchan sus palabras lejanísimas.)

Y no tuvieron tiempo,
no tuvieron tiempo 
para hilar la lluvia
oler los otoños derramados
para lavar las nubes 
y tenderlas en su ventana.




UN DÍA DE PRONTO

Un día, de pronto
en esas tardes de invierno
en que la lluvia cae triste
y la luz está muerta en los faroles
ahí estaba
caído
indefenso
talvez dormido
invisible para todos.
Perdió la ruta?
No lo sé.

Quizás si el viento repentino
lo derrumbó
y tronchó sus alas de junco
venido de los remotos jardines de la noche.

Ahí estaba
transparente y sin sombra
sólo un resplandor elevaba sus pies.

Un escalofrío traspasó mis huesos
y quedé sin aliento.





VIERNES SANTO

El cielo mira hacia abajo
mientras la tarde
se ovilla en silencio.

Esa tarde
que por destino oscuro
fue la última
teñida de llantos
de ayes vacíos.

Ceniza y sudor de ceniza.
En el rincón más hondo
hay un gemido
una red de venas desvalidas
donde la sangre se desteje
y desde los párpados se derrama
un puñado de sal.

Siempre la sangre tiene el color de la desdicha.

El aire enmohecido
con vestiduras de sombra y espinas
cae sobre la tierra.

Desde la hermosura de la carne
el grito mudo
crece
crece
sediento de todas las sedes
sediento de todas las hambres
penetra el hueso
y es un cráter abierto
un mar encendido,
en el ojo mismo del huracán.

Nunca el frío tuvo el labio más frío.

En el corazón no saciado
vive intacta la Muerte
aún
en el suspiro último
el más último.

Ceniza y sudor de ceniza
y ayes
  vacíos
  vacíos 
  vacíos.





A LO LEJOS 

A lo lejos, semejante a un pájaro sonámbulo 
que atraviesa las sombras 
en el silencio de las calles 
alguien 
toca una flauta en la noche. 

De dónde ese sonido 
sobre nuestras cabezas. 

Escucha. 

Se acerca poco a poco 
y traspasa la piel y los sentidos. 
El viento se estremece entre los árboles 
y trae un sonido nuevo 
que es casi el anuncio de la resurrección. 

Alguien 
talvez mordido por la tristeza 
y solo 
aprendió el lenguaje de los pájaros 
y lo trae en una flauta en la noche.





SOBRE ESCALERAS Y ASCENSORES

Conozco las escaleras de memoria
puedo subir a oscuras
sin tropiezos
llegar a cualquier parte
a la hora justa
(me tomo mi tiempo desde luego)
puede ser una oficina,
el departamento de una amiga
o anclado en el piso doce
el torturador sillón de mi dentista

El jadeo de subir
vale la pena
a riesgo de quedar encerrada
en el cuadrado infierno negro
en el piso ochenta del Empire
atestado de gente sudorosa
sin divisar
la sombra de la sombra
con la boca reseca
el aliento entrecortado
digo mal:
cortado.

Sentir que un segundo es un siglo
"que es un soplo la vida"
que alguien no conocido
me saque en andas
o a la rastra
con ojos de loca alucinada
muerta  
muerta.

Es un naufragio en seco
sin tener acaso
                          como al descuido
¡ay!
la gris felicidad
de “morir en Paris con aguacero”
y
abajo
abajo
abajo
la lujuria del sol
la risa
el aire
y la ciudad brillando
con sus puertas abiertas

Soy odiadora de ascensores
Simplemente:
Es 
Simpl ca
Simpl Simpl le
Simpl Simpl Simpl ras




EL TIEMPO DETENIDO

No puedo como tú (eres valiente)
"quemar lo que amé "
ni borrar
"los testigos de lo que amé".

No puedo:
es arrancar de cuajo las raices.

Todo persiste:
imagenes del tiempo que pasó
y permanece,
el brillo de unos ojos
que aún me miran
y en mi piel
la caricia de una mano desvelada.

Por eso, amor, te digo:
guardo una secreta llama            
es hoy lo que fue ayer.

Y esa es mi desgracia...
la implacable memoria.




CONOZCO LA TRISTEZA

Conozco la tristeza
de buscar sus ojos en las sombras
y hallar
sólo esos muros infranqueables
y el sabor de oscuras marejadas
Trizada está la luz entre los dedos
como los juncos con la última lluvia.
¿Qué será de ese verano,
del oleaje de encinas
y el rumor de los acacios?
¿Dónde la perdida mano?
¿Qué haré ahora
si se hunden sus pies en la neblina
o de pronto en la noche se evapora?
Me consuela pensar
que aún hay mares de lavanda a la altura de los ojos,
ventanas abiertas
y cielo, todavía.




DESAPARECIDO

En este falso amanecer
es inútil que me busque.

Ya no soy
el hombre
la cama
el reloj en la muñeca.

Ni
entre el sol y la tierra
estoy.

En profundo silencio
pregunto:
¿quién me perdió?





EN ALGÚN LUGAR

¿Qué será de esa mano
que aún me acaricia
y quedó
reposada en los helechos?

¿Y los ojos,
qué será de los ojos sumergidos
en aguas verdeazules
que acosan la memoria?

¿Dónde
quedó ese verano
y el oleaje de encinas
dónde,
el cielo clandestino
en una calle de Lisboa?

Busco el lugar
donde escondí tu nombre.




DESPUÉS DE LA LLUVIA

Después de la lluvia,
espejea el día
y el jardín
es una gran flor de agua
donde año en año
regresan todas las estaciones.

 


ESTÁS AQUÍ

Yo busco tu presencia sin olvido
sin olvido y a solas con tu sombra
y en medio del silencio de la noche
aquí junto a mi oído alguien me nombra.

Entre las frías sábanas de lino
aún guardo la tibieza de tu frente
te siento cerca y en la cama, sola
yo sé que estás aquí y estás ausente.

Tú me llamas, amor, y yo presiento
que derribas entonces ese muro
pero ay, ya no eres tú, sólo es el viento.

Sólo el viento que ahora es el testigo
de tus ojos que viajan a lo oscuro.
Se fue tu voz pero quedó conmigo


www.apuntes.co.ukLINARES/APUNTES.htm



ORLANDO FRESEDO [15.982] Poeta de El Salvador

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Colegio Orlando Fresedo El Salvador

Orlando Fresedo

Orlando Fresedo, pseudónimo de Orlando Aníbal Bolaños (San Salvador, 30 de agosto de 1932 – ídem, 18 de marzo de 1965), fue un poeta y periodista salvadoreño.

Integró la Generación Comprometida, y tuvo una vida bohemia que le llevó al consumo de alcohol que al final fue el causante de su muerte en un cuartucho de la Avenida Independencia en San Salvador. Sus trabajos literarios merecieron el reconocimiento de literatos como Claudia Lars, Juan Felipe Toruño y Manuel Scorza.

Se dedicó ocasionalmente al periodismo en El gráfico colegial (1952) y El independiente (1955). Sus versos alcanzaron popularidad en su época, por lo que se motivó a vender pequeñas ediciones de su obra. Según David Escobar Galindo, su trabajo se enmarca en un «ingenuo vanguardismo»; asimismo, se refiere al poeta con las siguientes palabras :

Es como un niño alegre que hace pompas de jabón con las imágenes. Y, sin embargo, su vida es el querer esconderse tras ese juego. Nunca supimos, realmente, cómo era el verdadero Fresedo.

Obra

La bomba de hidrógeno (poesía en colaboración con Waldo Chávez Velasco, Eugenio Martínez Orantes y José Luis Urrutia, San Salvador, 1950)
Bahía Sonora, poesía, San Salvador, 1953.
Sonetos de la Gracia Suma, poesía, San Salvador, 1963.
Emigrados del Alba, poesía, San Salvador, 1964.



Niña Con Mirada De Alas 

Mañana cuando emigre tu mirada
 
bajo un amanecer de alas viajeras, 

mañana cuando auroras mensajeras
 
sollocen en la sombra madurada. 

Entonces lloraré porque te fuiste.
 
Y al sentir tu presencia tan remota,
 
será menos naranja la chiltota
 
bajo aquel naranjal que tú encendiste.

Te miraré cruzar por mis dolores
 
como una golondrina desolada,
 
de párpados abiertos como flores.

Aquí, crucificado frente al cielo,
 
mañana cuando emigre tu mirada
 
acaso pensaré que estás en vuelo.



Mi tristeza se inicia

Mi tristeza se inicia con los trenes. 
Es la vida un adiós con estaciones. 
La noche ha recogido sus vagones. 
Todo se torna tren cuando tú vienes.

Me dejas con tu paso en el desvelo. 
No paras aunque agite las banderas. 
Llenaste con tu nube mis ojeras 
y he quebrado las cruces del pañuelo.

Por eso todo es tren cuando tu vienes. 
Y a causa de que nunca te detienes, 
ignoro la emoción de una partida.

La vida es un adiós con estaciones. 
Yo soy un guardavías de ilusiones. 
Tu recuerdo, ese tren sobre mi vida.




Noche

La luna

papalota que se eleva,
echando esta su arroz en la bodega

Esta noche es vaquera.
Los cascos han dejado un chisperio

Las espuelas 

Sobre del campo van regando grillos

Día

Carabela de vidrio.
La manana y la tarde son dos velas
donde hincha sus mejillas la claridad

Iglesia

Vaquita de espuma.
Todas las mananas
ordenan sus ubres de música

Atardecer

Pentagrama celeste.
En los alambres del telegrafo,
las golondrinas escriben la canción del verano

Trópico

Cinturon de calor.
Sostiene una falda de morenez sobre la tierra

Amanecer

Espuma de nubes con rocío,
el frescor con sus esponjas de maquilíshuat
lava los ventanales matutinos

Mediodía

Dedo de la luz.
El sol es un brillante
cabalgando en la sortija de la sombra equinoccial

Juan Loco

Recoge luciérnagas de sol bajo el amate

El Pajarero Amor

Descalza te presentas en la brisa
Este mundo es frutal cuando te veo,
hasta el verde perico es un guineo,
con pedazos de sol en la camisa.

Saludo Matinal

Buenos días, Rosario, fresca lora:
bolsita de palabras con lechuga.
Buenos días, canario, flor de fuga,
campana en gorgoritos tembladora. 





Defensa del Soneto

Con su red de oloroso terciopelo,
el Soneto en clavel broto encendido.
Es lágrima cabal como el olvido.
Cajita musical guardando cielo.

Laberinto sonoro de arrebatos.
Presencia del espejo que perfuma.
Acabado se da la gracia suma
de penetrar al sueno con zapatos. 

Quien no lo pueda hacer, que no se meta,
que tampoco presuma de poeta
y busque el horizonte de su mapa.

Pero al poeta audaz, con gran respeto,
le dan ganas de andar con el Soneto,
como una Flor de Lys en la solapa. 




Memorandum de la Golondrina

Zípper de la brisa enmohecido.
Mástil indicador de lo ignorado.
Nota del silencio no escuchado.
Peluquera del cielo encanecido.

Dibujante de mapas y camisas.
Meteoro de la luz que no se enciende.
Pétalo que en la noche se desprende.
Una en la mandolina de las brisas.

Acrobata en trapecios de tristeza.
Corbata de un celaje bien vestido.
Badajo de campana sin cabeza.

Costurera de un cielo todo roto. 
La carpa de la tarde se ha caído,
que remiende la noche, es lo remoto. 



La Rosa de tu Cara

Tienes un lunarcito en la mejilla.
En el cielo rosado de tu cara
no sería lunar, si luz brindara,
ni tuviera ese olor, por el que brilla. 

En su propia emoción se desovilla.
Y el mundo angelical que representa
es un beso de amor que no revienta,
guardando su dulzor de manzanilla. 

Brilla con su temblor de perfumado;
y si fuera de rosas la armonía,
seria un manantial. . . por apagado.

Si el dulce lunarcito iluminara:
no tuviera ese olor, por el que brilla,
ni estaría en el cielo de tu cara. . . 




Orlando Fresedo 
En el mes del 45 Aniversario de su fallecimiento, marzo 18 de 1965. 

Por Renán Alcides Orellana 

Me parece verlo cerquita y de frente, como la primera vez que le vi en el bar El Paraíso en el corazón de La Praviana, zona bohemia y enigmática de San Salvador, a principios de los años sesenta. Orlando Fresedo, el poeta de la irrepetible metáfora, enemigo de los convencionalismos y las poses dogmáticas, esa noche me estrechaba la mano con su acostumbrado acento irónico y burlesco, que después me pareció su mejor carta de presentación, aunque bajo aquel semblante adusto podía adivinarse la sonoridad y limpieza de un sentimiento puro. 

Fresedo era uno de los poetas jóvenes de entonces que yo deseaba conocer; desde luego, sin menosprecio de los otros con quienes también entablé especial amistad y compañerismo. Y todo porque en mi lejano pueblo natal, Villa El Rosario, yo había conocido sus poemas y seguido la secuencia de una polémica periodística entre el poeta Fresedo y Matías Romero, para entonces sacerdote y, posteriormente, un seglar dedicado a los estudios filosóficos en la Universidad de El Salvador. Ambos serían después mis especiales amigos. “Yo debo conocer a Fresedo, y lo haré en cuanto llegue a San Salvador”. Con ese pensamiento alentaba mis nacientes alas literarias, mientras allá en mi lejana campiña, y desde las remotas regiones que casi colindan con Honduras, sobre mi rostro los vientos y los aires destilaban su pureza. 

Y se llegó el día. Me trasladé a San Salvador y, entre las muchas cosas hermosas que me ocurrieron, estuvo mi encuentro con Orlando Fresedo. Osmín Martínez fue el vínculo inicial de mi amistad con Orlando. Osmín, era mi antiguo compañero de estudios secundarios en el Instituto Nacional de San Miguel, con quien, junto a Luis Perdomo, habíamos formado un trío especial de amigos y compañeros inseparables. Luis un día se fue a la Escuela Normal y se hizo maestro, por lo que después nos veíamos de vez en cuando, siempre con el fraterno abrazo. Osmín se había hecho abogado. Ahora, sabía de mi interés y se propuso sorprenderme en cuanto a la manera de llevarme a conocer al poeta. 

- ¿Tú quieres conocer a Orlando Fresedo, verdad?-, me preguntó, al tiempo que se respondía a sí mismo y para ambos. 

- Iremos a verlo esta noche-, acotó. 

Y fuimos. Y le vimos. Yo esperaba que Osmín me condujera a una residencia que imaginaba modesta como la de todo poeta. Por eso me sorprendió que nos detuviéramos frente al bar El Paraíso. Sin objetar seguí a mi amigo, quien hizo alto delante de una mesa donde, como ida y ausente, estaba una persona de apariencia débil. Aunque sentado, aquel hombrecillo me pareció ser de baja estatura, rostro redondo, de ademanes torpes aunque muy expresivos. Su rostro dejaba adivinar los efectos del alcohol. 

- Te presento a Orlando Fresedo-, me dijo Osmín, mientras extendía su mano al poeta. 

Mi sorpresa era tal que me quedé sin extender la mía. Para mi extracción provinciana, a pesar de las muchas lecturas de obras clásicas y sus autores, aquella no era la figura del poeta que esperaba encontrar. Pero aquella primera impresión de inmediato desapareció, en la medida en que avanzaba la conversación. Como adivinando mi sorpresa, le había oído murmurar: 

- Sí, mi nombre es Aníbal Bolaños de nacimiento, hijo de Regino Bolaños, pero para el resto del mundo soy Orlando Fresedo. 

Luego, la conversación entre poesía y poesía, entre trago y trago. Mis ansias literarias tiraron por la borda todo prejuicio absurdo, hasta sentirme realmente complacido e identificado con aquel nuevo amigo. 

A partir de ahí, como alma gemela a la del poeta, cada encuentro mío con Orlando eran seguros tragos de licor o cerveza, que yo estaba obligado a invitar. 

- Ahí viene mi buchadita-, decía extendiéndome su mano cada vez que me lo encontraba frente a la cervecería Gambrinus, cuando yo salía de la redacción del periódico y me encaminaba sobre la Segunda Avenida, a la hora del almuerzo. 

Un día cualquiera, Fresedo se apareció en la redacción de El Diario de Hoy, entonces ubicado frente al Cine París, solicitando una máquina de escribir 

- Sólo un minuto para copiar esto-, decía mientras extraía de sus bolsillos un papel estrujado y sucio. 

Era un soneto. Algunos periodistas desde el momento de su llegada, porque lo conocían bien o porque no lo conocían bien, le reprochaban por su aspecto, hasta con insultos por “vago y sucio”, como si la poesía no fuera cosa limpia; sobre todo, la poesía inmensa como era la de Orlando Fresedo. 

Me arriesgué a correr la misma suerte y ofrecí mi máquina Remington a Orlando, quien la usó con rapidez; y de pronto, con aire de reconocimiento, me la entregó. 

- Voy a subir para dárselo al viejo,- me dijo. 

El “viejo” no era otro que Napoleón Viera Altamirano, el director del periódico que, sin duda conocía la calidad del poeta y su obra literaria. Es bueno aclarar que, independientemente del corte ideológico de su ejercicio periodístico, Viera Altamirano era un poeta de mucha calidad, que firmaba con el nombre de Enrique Rey Solares. 

Mientras Orlando subía a la oficina del director, uno de los periodistas me recriminó y sentenció por mi actitud: 

- Ojalá que no vuelvas a prestársela, porque se mal acostumbra-, me dijo serio. 

En mis adentros, una risa burlona junto a un deseo piadoso. Siempre me he apiadado de las actitudes de quienes pecan por ignorancia, pero más me han ofendido los pecadores por malicia. Minutos después, el poeta, con sorna y una especie de burla contra quienes le habían negado su máquina, enarbolaba un billete de cinco colones que el director le había dado en calidad de compra por un excelente soneto que, el fin de semana siguiente, le daba esplendor y brillo a la página literaria del periódico. Compra barata de un extraordinario producto; pero, a esa realidad, sin aceptarla, el escritor ha tenido que conformarse. 

Poeta de real estirpe por sus únicas y esplendorosas figuras literarias adornando cada soneto, Fresedo recibió distinciones y muchos reconocimientos antológicos por su excelente obra. Incluso distinciones que alguna vez le fueron conminadas a la devolución por inmerecidas, cuestión que al poeta parecía importarle un comino. Su obra casi toda dispersa en periódicos y revistas, reunida por amigos después de su muerte, fue eternizada en su libro Bahía Sonora. 

Una noche de marzo de 1965 corrió la noticia: Orlando Fresedo había fallecido en un lugar apartado de San Salvador, víctima del excesivo alcohol e irrespeto a sí mismo. Auto inmolación del cuerpo y del espíritu de un poeta. Una especie de suicidio lento, más poéticamente doloroso que los demás suicidios. Su extraña manera de andar, de vestir y de cantar su canto, con total desenfado y burla frente a la vida, se marcharon aquella tarde de marzo. El diminuto Orlando huyó de la tristeza escribiría yo días después en Diario Latino, como para volver inolvidable la pequeña gran figura del hermano poeta, único por su espíritu irreverente y por el caudal de metáforas que, refulgentes, se adivinaban en su rostro redondo y en sus ojos saltones. 

(Del libro LO QUE PASA CUANDO ELTIEMPO PASA, San Salvador, 2009. Librerías UCA, La Casita, La Ceiba, Clásicos Roxsil, Almacenes Nahanché).








CARLOS BUSTAMANTE [15.983] Poeta de El Salvador

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CARLOS BUSTAMANTE

Nació el 8 de agosto de 1891 en San Salvador. Falleció en la Ciudad Delgado el 16 de febrero de 1952. Se inició como poeta modernista y después se alzó a la voz épica y bajo la influencia de José Santos Chocano escribió hermosos sonetos. Su obra literaria se halla dispersa de acuerdo con la opinión del poeta Ricardo Trigueros de León.

Poemas:

La voz del terremoto (junio 1951)
El navío nocturno (1959)
Rondo (1942)
Venus yacente (1973)
Mi caso (1958)





Fuérame Dulce 

Fuérame dulce navegar un sueño
sobre la mansedumbre desatada
de tu cabello undívago y sedeño,
o en el río de luz de tu mirada.

Tu ojera -costa azul, remanso isleño-,
se aleja de de mi boca fatigada.  
¡Oh la ruta imposible! Vano empeño
de arribar, aunque náufrago, a esa rada.

Largo invierno en tus lágrimas declinas,
mas sueña el corazón aventurero
amanecer un día en tus retinas.

Cuando tus quietas dársenas me llamen,
anclaré con el último lucero,
sin brújula, sin mástil, sin velamen.





Rondó

Doncella azul de nórdico relieve,
Fluye en tu nieve azul rio dorado,
La luz azul de tu cabello llueve,
El azul manantial de un sol erado.

En ti el alba boreal se ha reflejado
Y su luz de ampolla te conmueve
Porque el astro polar ha cincelado
De tu escultura de animada nieve

Bajo el diluvio de la luna leve
Abre leños ojos como dos asombros;
Dos asombros azules en las nieves

Mientras en haz de bólidos se atreve
A caer en la nieve de tus hombros,
La luz azul de tu cabello llueve.





LA ANEMIA DE TU MUERTE

Pálida. Serenamente pálida.
En ti se apagaron todos los astros.
Quedaste más exangüe que la luna.
Pálida. Serenamente pálida.
Tu palidez desentonaba hasta en la nieve.
Eras una galaxia dentro de la muerte misma.
Un río congelado entre el fulgor del alba.
Un estero de lágrimas en el nocturno cielo.
Una espada de plata caída en la llanura.
Pálida. Serenamente pálida.
Inextinto recuerdo de las lámparas rotas.
Cadáver de un relámpago celeste.
La cruz antártica yacente sobre mi alma.
Pálida. Serenamente pálida.
Así te vieron los ojos cuando muerta,
Mis ojos alumbrados por tus despojos lívidos,
Bañados por la lumbre sin luz del orto eterno.
Pálida. Serenamente pálida.




TU PIE DESNUDO

Emula de tu pie descalzo y frío
Ya la luna menguante —pez de nieve—
Su dorso de marfil, arqueado y breve,
Hunde en las linfas de celeste río.

También tu pie, en idéntico desvío,
Mútilo de las alas, blanco y leve,
Con escorzo de pájaro se atreve
A bañarse en un lago de rocío.

Refractando un relámpago nervioso
Riela sobre la escarcha, cauteloso,
Tu pie de jaspe inmaterial. No eludo

Decir que, como el pez que se constela
De luna y concha nácar, su alba estela
Deja en mi corazón tu pie desnudo.





LLANTO

Tenía un estertor de estrella en la garganta
Y algo como un adiós de golondrinas en los ojos.
Tu vida agonizaba más lenta que la tarde
Y con una voz muy pálida, voz como de hoja seca,
Atormentada en esta angustia de todas las angustias,
Me dijiste —Carlos, yo me muero…

Luego volviste el rostro, luna ya de otro cielo,
Hacia el lado del muro
Donde empezaba el crepúsculo y empezaba la noche.

Te fuiste en suspiro sin regreso.

Ya no me quedó más que tu cabellera
En un desorden de dolores azules.

Quise hablarte, decirte toda mi ternura,
Pero mi alma estalló en un profundo sollozo
Y de mi pecho convulso, como marea de gritos,
Se desató en un largo río de silencios amargos.






ALBERTO GUERRA TRIGUEROS [15.984]

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Alberto Guerra Trigueros 

(1898-1950)
Poeta, ensayista y periodista nicaragüense, aunque hijo de madre salvadoreña y afincado durante toda su vida profesional en El Salvador. Nació en Rivas (Nicaragua) el 28 de febrero de 1898, y falleció en la capital salvadoreña el 22 de junio de 1950, víctima de una afección cardíaca.

La prematura muerte de su madre, acaecida tras dar a luz al futuro poeta, condicionó la crianza y educación itinerante del joven Alberto, quien realizó su formación académica en diferentes internados europeos sitos en Francia, Suiza e Inglaterra. Durante su estancia en Gran Bretaña recibió noticia del fallecimiento de su progenitor -de nacionalidad nicaragüense-, por lo que se vio forzado a interrumpir su periplo académico europeo para regresar a Centroamérica y hacerse cargo de su herencia.

A partir de 1923, Alberto Guerra Trigueros se instaló en El Salvador, donde, con breves intervalos de estancias en otros países, residió hasta el final de sus días. Pronto entró en contacto con los principales círculos literarios y periodísticos salvadoreños, y en 1925 adquirió el rotativo Patria, en cuya dirección continuó el legado periodístico dejado por el gran columnista Alberto Masferrer. Así, convertido en uno de los principales animadores culturales de la capital salvadoreña, concilió alrededor de su persona a un grupo notable de artistas, intelectuales y escritores que se asomaban con frecuencia a las páginas de Patria y se reunían con Alberto Guerra Trigueros en numerosas tertulias, cenáculos y demás convocatorias literarias. Entre estas figuras señeras de las Letras centroamericanas, sobresalían los poetas Salvador Efraín Salazar Arrué ("Salarrué"), Claudia Lars, y Serafín Quiteño. Su mecenazgo cultural, empero, no duró demasiado, ya que la grave dolencia cardíaca que arrastraba desde su juventud acabó con él cuando contaba poco más de cincuenta años de edad. Poco tiempo después de su muerte, los amigos poetas que se habían congregado en torno a Alberto Guerra le dedicaron un sentido recuerdo a través de una serie de escritos laudatorios que fueron inmediatamente recopilados y editados en un volumen titulado Homenaje (San Salvador, 1950).

En su condición de poeta, Alberto Guerra Trigueros irrumpió en el panorama literario salvadoreño con el volumen titulado Silencio (Santa Ana, 1920), opera prima que recibió una espléndida acogida por parte de la crítica y los lectores especializados. A este poemario le siguió El surtidos de estrellas (San José de Costa Rica, 1929), publicado entre las célebres ediciones del Repertorio americano costarricense, y reeditado al cabo de cuarenta años (1969) en la capital salvadoreña. Además, un año antes de su muerte dio a la imprenta un repertorio de prosas poéticas presentadas bajo el epígrafe de Minuto de silencio (San Salvador, 1951). Finalmente, en 1963 apareció en San Salvador el libro titulado Poema póstumo, donde sus amigos recopilaron los versos que había dejado inéditos el desaparecido poeta nicaragüense.

Como ensayista, Guerra Trigueros recogió los textos de las numerosas conferencias que había pronunciado en los volúmenes titulados Poesía versus arte (San Salvador, 1942) y El libro, el hombre y la cultura (San Salvador, 1948).




Prosa

Dulce prosa de mi vida diaria,
hecha verso por tu diaria vida:
frasco pobre, al que una esencia ida
nimba con un aura legendaria.

Lo que importa es Dios, no la plegaria;
es el sacrificio, no la herida.
Y, contigo, mi mediocre vida
ha sido una vida extraordinaria.

No es la vida lo que al fin importa,
policroma o gris, o larga o corta,
sino quién la vive, en qué la invierte.

No hay vida vulgar. Y toda vida
queda iluminada, ennoblecida
por la perspectiva de la muerte. 





Tal vez

Tal vez no seas tú la más hermosa,
ni yo el hombre mejor; pero te quiero.
Yo no soy santo ni bandido, pero
yo te quiero mujer, no "lis" ni "rosa".

Una mujer completa, un hombre entero.
Ni sílfide, ni ángel: una esposa.
Si antes te quise alada y nebulosa,
he aprendido a querer mi amor rastrero.

Un compasivo amor; un cotidiano
amor de carne y hueso, amor humano
de cama y de cocina, hogar y alero.

Ah, cuánto dice esta sencilla cosa:
sin duda no eres tú la mas hermosa,
ni yo el hombre mejor: pero te quiero. 





Seudo-Romance del Poeta Menos

Yo soy un Gran Poeta menos
que iba a ser un poeta más.
Un sueño más entre los sueños
que nunca se realizarán:
huella borrosa en el desierto,
fugaz estela sobre el mar.

Yo soy un burgués que hizo versos
para engañar su soledad
(y un burgués no tiene derecho
a pensar, sentir ni llorar) :
la soledad de un hombre bueno
que era un buen hombre y nada más;
solo con su sed, con su anhelo,
y solo con su soledad,
soledad de cada momento
y soledad de eternidad.

No. No soy siquiera un Perverso
de alma trágica como el mar: 
no soy mas que un poeta menos
que iba a ser un poeta más.
Un hombre soy, un hombre inquieto
en busca de serenidad;
un enfermo, un pobre hombre enfermo
en busca de salud y paz:
un hombre, mucho más que un perro;
un hombre, apenas más que un can.

Sí, yo soy un poeta menos
entre los poetas de más:
un "genio" que paro en un necio
de perfecta inutilidad;
uno que se quedó en proyecto
-como toda la humanidad-,
que no pasó de ser boceto
amasado en niebla fugaz,
y se quedó en su propio espectro
sonámbulo en el vendaval.

Pero saber siquiera, al menos,
que de mi paso, iba a quedar
el eco de un llanto, el recuerdo
del que sufrió y no sufre ya. . .

¡Quién pudiera dejar un verso
verdaderamente inmortal!
Un verso vivo, un verso lleno
hasta el borde, como un cristal,
de agua y sangre, de luz y cieno,
de la esencia del bien y el mal;
y que como el costado abierto
de Cristo en cruz, fuese capaz
de sanar al Longinos ciego
con su tragico manantial;
que su inagotable venero
colmase de un vital raudal,
a través de todos los tiempos,
los cauces de la Eternidad!

¡Mas no soy un Gran Hombre menos:
soy tan solo un pobre hombre más! 

Pero no haber vivido y muerto
-como toda la humanidad-,
sin dejar siquiera un destello
de este mi lívido fanal:
fuego fatuo de cementerio,
fuego tétrico y fantasmal,
para iluminar el sendero
de algún pobre hombre que vendrá.

¡Ah, Dios!. . . No haber vivido y muerto
-sombra en la sombra, y nada más-,
como estoy viviendo y muriendo,
sin haber podido expresar
en un hondo y triunfal lamento
desgarrador y pertinaz,
en un largo aullido de perro
quejumbroso en la inmensidad,
toda la angustia y el tormento
de los hombres que vivirán;
la conciencia del sufrimiento
y la conciencia de ignorar:
todo el dolor de Prometeo
bajo el duro pico voraz.

Vida o Muerte, ese Buitre eterno
que nos empieza a devorar
desde el instante en que nacemos
-vida mortal, muerte vivaz-,
misterio para el gran Misterio,
dolor para el Dolor final.
Tristes atletas que debemos,
muriendo cada día más,
adiestramos para el postrero
morir, seguros de acertar!

Pobres hombres. . . Niños enfermos
que no saben decir su mal:
tristes, mudos niñitos tiernos
que no saben más que llorar;
pero que saben -¡ah, sabemos!-
que algun día habrán de sanar,
¡sí, que algún día "curaremos"
con la última enfermedad! 

¡Ah, no haber sido un hombre menos,
sino ser un gran hombre más!. . . '
Haber dejado un grito enhiesto
frente a los siglos que vendrán,
un alto Grito en el silencio
como un faro encima del mar.
Un largo alarido tremendo
que parta en dos la eternidad,
y aullando en el aullar del viento,
llore por los que llorarán.
Alarido que hienda el cielo,
y que para siempre jamás,
agote de una vez el duelo
que nació con la humanidad:
¡agote para siempre el duelo,
y no vuelva nadie a llorar!

¡Ah, Dios! ¡No haber vivido y muerto
sin saber si soy inmortal!
No quedar para siempre quieto
dentro de la Quietud Total:
no quedar para siempre quieto,
sin haber logrado expresar
esta llama viva, este anhelo,
fuego tenaz, fuego voraz
que me abrasa el alma y el cuerpo,
y ha podido hacerme dudar
si no estaré ya en el infierno
y no seré yo Satanás.

Pobre romanticismo ingenuo
al estilo de un siglo atras. 
-No, señor. No es este el Infierno.
No, señor. No soy Satanás.
No. Ni soy un Gran Hombre menos,
ni tampoco un buen hombre más.

¡Quién pudiera dejar un verso
verdaderamente inmortal!
¡Quién pudiera dejar un verso
como un faro encima del mar!
Quién pudiera dejar un verso. . . 
Pero yo nada espero ya. 

Solo pido -la vida es sueño-
dormir bien mi sueño mortal,
sin los insomnios que yo "duermo",
en espera de un Despertar.

Y aún la Iglesia, para sus muertos,
solo pide tranquilidad,
solo pide un vasto Silencio,
pide Luz, y Descanso y Paz.

Ah, dulce sueño de mis sueños
en el regazo terrenal:
un sueño más, entre los sueños
que siempre se realizarán. . .

Ah, dulce sueño en que yo sueño
la última felicidad:
sueño consciente entre Tus Sueños,
Padre, Soñador Inmortal;
de quien somos los hombres sueños
Tus pesadillas, quizá. . . ?-,
confusos, nebulosos sueños
de Tu gran Sueño paternal.

Ah, dulce sueño de mis sueños
de silencio y de Eternidad.
¡Quién fuera al fin un hombre menos!
¡Quién fuera al fin un hombre más!
i Un efímero sueño menos,
y un infinito sueño más! 





La Virgen-Madre

Como mujer encinta que sonríe y llora,
-virgen que en su demencia padeció violencia-
humanidad siente en su carne la presencia
de un Dios que en ella vive, y cuyo sexo ignora.

Y va creciendo el sacro Peso de hora en hora;
nutre ella con su sangre a la divina Esencia,
y en los latidos trágicos de su conciencia
escucha el otro corazón que la devora.

Y vive así, la pobre loca, hasta el momento
inefable y terrible del Alumbramiento,
en que el dolor de dar a luz -de dar a sombra-

ha de mostrarle a su hijo: y en Su faz sagrada,
¡verá por fin, cual la Verónica, estampada
la grave Faz del Violador que no se nombra! 





El Arquero

Con la rodilla en tierra, en un ambiguo rito
de hierofante y de beluario,
tiendes, oh Arquero, ciego Arquero visionario,
tu arco de plata al infinito.

Hacia la noche, hacia la losa de granito
del gran Sepulcro milenario,
hacia el silencio, legendario Sagitario,
lanzas las flechas de tu grito. 

Hace cientos de siglos que hacia los trillones
de astros, arroja sus saetas-oraciones
el arco tenso de tu anhelo:

¡oh ciego, absurdo Cazador! iFlechas de plata
de tu propia Aljaba escarlata,
tiemblan, clavadas en el ébano del cielo!




Los Dos Hermanos

Tiritando en las rachas de la tormenta fría,
bajo el yugo aplastante, como una humilde yunta,
la Hermana de la Sombra sus alaridos junta
al dolor evangélico de su Hermano del Día.

Ambos son ciegos. Llevan en la frente sombría
el signo interrogante de la eterna Pregunta.
A veces gritan -¡Alba!- ¡Pero el alba que apunta
lleva en su frente rósea la formidable Estría!

Y a veces cree el Hermano que tan solo él existe
y que en el cirio rojo de nuestra carne triste
arde ya para siempre su inextinguible llama:

iy de pronto se enturbia su armonía interior,
porque oyó, como el bajo de un acorde menor,
el rugido profundo de la Materia en brama! 





Te Deum

Señor, yo te doy gracias de tener un nombre:
de ser un hombre, y no una cosa innominada;
gracias te doy de ser un hombre,
tan solo un hombre, y de saber que no sé nada.

Yo te doy gracias por tu cumbre y por mi abismo;
por el que no ha nacido, y por el que murió;
y por ti mismo, y por mi mismo:
porque era Tú, porque soy Yo.

Porque tú has dado a mis arterias su latido,
oh mi Señor; porque he sabido
lo que es nacer; ¡por el ayer y por el hoy,
gracias te doy, gracias te doy!
!Gracias te doy porque he vivido,
porque algún día he sido
y todavía soy!

Porque yo soy la Vida, y no materia inerte:
porque yo he de vivir hasta el postrer instante 
y no conoceré mi muerte,
¡gracias, oh Dios, mi semejante!

Gracias te doy por ser efímero y no eterno;
porque soy uno, y no soy dos:
¡por el Cielo, y por el Infierno,
gracias te doy de ser un Hombre, y no ser Dios! 




LEONIDAS RUBIO [15.985] Poeta de Chile

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Leonidas Rubio

Nació en Curicó (Chile) en 1970. Siguió estudios de Música, Pedagogía en Castellano y Periodismo. Es Técnico Jurídico de profesión pero ha optado por no ejercer esta carrera.

En 1990 fue miembro del Taller de Poesía de la Universidad de Concepción.

En 1991 fue becario de la Fundación P. Neruda y miembro del Taller de Poesía de esa institución.

Ha obtenido la Beca de creación literaria del Fondo del Libro y la Lectura de Chile los años 2000, 2003 y 2009.

Recibió el Premio Nacional de Poesía Eduardo Anguita 2012.

En 2013 fue beneficiado por el Fondo para Obras Artísticas de la I. Municipalidad de Curicó. El año 2014 fue distinguido como "Artista destacado del año. Categoría Literatura" por esta misma institución en representación de su ciudad natal.

En 2015 se adjudica un Proyecto de Creación del Fondo del Libro y la Lectura de Chile por su obra en desarrollo "Ego Sum Michelángelo".

Ha publicado los siguientes libros de Poesía:

-Cuadernos de Emergencia (Ed. Mosquito, 1994, Santiago, Chile)
-Murmullo frente a sillas vacías (Autoedición, 2001)
-Responso (Autoedición, 2002)
-Imbunche (Autoedición, 2009)
-Piedra Negra (Ed. Mosquito, 2009, Santiago, Chile)
-Leyendas del deseo (2010, Colección Concurso Stella Corvalán, I. Municipalidad de Talca, Chile)
-Malas Costumbres (Ed. Mosquito, 2013, Santiago, Chile)
-Actas de (mala) fe (Ed. Mosquito; 2014, Santiago, Chile)






CUADERNOS DE EMERGENCIA (Ed. Mosquito, 1994, Santiago, Chile)


HECHOS OBJETIVOS

1

Ha pasado más tiempo
del que cabía en los minutos        
y tener soles de razas distintas
es posible sin perder el esqueleto
Furia que en reposo ya era ruina
Sombras sin cuerpo a quien poner la ropa
Un oscuro monte me refleja
y como no podemos derrotarnos
nos dormimos uno sobre el otro


2

Nunca amé el álgebra ni el fútbol
Mi historia era un alimento negro
en el fondo de un plato inmaculado
Cerca mío se mataban de amor
hasta dejarse vírgenes del todo
Mil dioses me trajeron mil demonios:
la gota de hoy sobre la vieja gota
Una esperanza puede ser de piedra
                                                    -me decían-
lo importante es que sea imposible


3

Cumplíamos entre todos
                                         la edad necesaria
para tener edad
y antes que la piel fuera un abismo
separamos sus poros en un sueño
                                                     hacia la orilla
Entonces nos dieron la noticia:
el último vivo de nosotros
llevaba varios siglos enterrado


4

Nos hablaban de huir sin los cuerpos
                                                     dejar todo
y nuestras vidas fueron más vidas que nunca
cuando vimos la casa en que nacimos
convertida en un puro deseo


5

Nuestras palabras no llegan todavía
hay que jalar con cada día del pasado
pedir auxilio en el jardín    dar anticipo
por los planetas incipientes de la esquina
Tengo un pájaro en el puño
y estoy dispuesto a matarlo con tal
de no perder ni una de sus plumas
y para no matarlo lo libero y lo esclavizo
y para no perderlo lo esclavizo
                                                   y lo libero


6

No es necesario ir al sitio del suceso
ni buscar la máscara de entonces
ni volver a reunir los utensilios
Cada vez que volvemos de un viaje
con el equipaje incompleto
hemos reconstruido la escena






en MURMULLO FRENTE A SILLAS VACÍAS (2001)
en PIEDRA NEGRA (2009)



REINOS DE LA LLUVIA

Tal y tanto adentro, tal y tanto afuera.

Dormía yo en espera de convenio
y vino a removerme la estentórea lluvia
de megalitos y lunas caedizas.
Me dio el don de la Imagen
con la numeración de cuerpos,
edades en racimo aconteciendo
en el aire, el toque a muerto del barro.


I

Sol, viejo ídolo que mueres en mis manos,
¿qué vienes a perder en estos laberintos?
Padre exánime, caes
entre tus propias alas, quebrándolas.
No te debo ni me debes,
no es por ti ni por mí que estamos reunidos
en torno a estas hojas que acaso también caen
por el peso de cada palabra.
La urna se partió por el embate
de entrantes y salientes bajo tierra,
con el rumor de dioses siniestros
a la diestra de célebres demonios.

En el centro de su noche se abre la carroña
y en el muro una pátina se ensancha
opacando al espejo.

Nuestros gestos son el círculo
que ata frutos inalcanzables
como años colgándose a las ramas más altas.

La penumbra a bruces llovida
transluce el rastro de una romería que avanza
con toda la memoria de otra que regresa,
se intercambian los deudos, los rostros
son arrastrados por el agua.


II

El agua baja en el vaso,
irrumpe en los ojos hasta inundar la campiña.

La flor macho de calabaza
busca a la flor hembra
para hincharla con su primera sed del día
pero agosto es su vejez
y todo llamado es inútil en invierno.

Una bandada en busca de refugio
deja caer huevos de piedra
en los cántaros sin fondo de la noche.

Y el hongo gira
en una sola sílaba que lo repite todo,
en una gota de llanto, suficiente
para ahogar en un ojo estas regiones.



III

La baraja enmudece.
La santa retira utensilios
donde ha puesto todas sus edades.
Se brinda por el muerto,
por el hijo,
se brinda por buen sexo,
por pan y poesía
pero no se sabe quién
perderá la cabeza
antes del amanecer,
o si alguno
conoce que aquí
se ha dictado una sentencia.


IV

La sal no debe ir al suelo, ni a la ropa,
sino al fuego cuando pasa un ave mala.
El diapasón de gotas
da la señal al puño que apaga la candela
para no dejarse ver matando
en el reencuentro con los rostros
rezagados de otro invierno
y los nimbos dejan en la cima
un jirón de su cansancio
convirtiendo en victoria su eléctrico destello
mientras en los galpones los huesos maduran
tal que ídolos agrupados
en torno a su tristeza.


V

Regresan turbios hombres río abajo
y el discurso del gallo es su último contacto
con la luz en retirada. Nos levantamos
con nombres arrebatados al delirio,
nombres apenas murmurados
de aquellos que no son o están silentes
y van con su identidad a cuestas
surcando espejismos, sorteando el velo
de las aguas, con la memoria hecha un fardo
humedecido de ojo en ojo,
recuperando el aliento después de una plegaria
o desprendiéndose de a poco
antes de abandonarse a un vuelo
que otros atestiguarán
despavoridos.


VI

La noche se extiende
hermanando a los objetos.
Vendaval sobre el rostro en el umbrío
donde ninguno es libre
                        sino instrumento de libertades ciegas,
ninguno es móvil
                        sino presa vidente del movimiento
y el cielo vuelve a verterse sobre fosas tremedales
mientras el niño finge dormir
oyendo en una sala contigua el tintineo de copas.

Alguien llegará más puntual
que la caída de un reino a los pies de su árbol
y se sabrá que la ventana
abarcó una lluvia ajena al mundo
antes de ser velada por un presentimiento negro.

Un manto de nubes me otorga la lengua madre
que se debate sólo para hundirse
con el poder y el ceño de aquél que ya no siente
y en vísperas de tormenta ensilla su caballo.


VII

¿Seguirá lloviendo
                                   ayer?

Tan largo, niña, largo
ha sido
el día
que has vuelto a nacer
de la misma tierra, sin ella.
El tiempo se nos pega a la piel.
Es el barro dejado por la crecida de una calle

El alquimista; Remedios Varo
que arrastra en su cauce a la criatura
destinada a arrojarle sal al fuego.

Temo no atrapar
lo que depende únicamente de mis ojos
para poder definirse en la espesura.
Viviré en lo blanco de la muerte
pero a la hora del canto veré a otros
llovidos por la misma resina.

Te guardo, niña, en una palma abierta
y tras luna nos iguala el aguacero
por bosques deshojados,
                        villorrios de hojalata,
                                               libertad de ortigales,
hija,
            lamidos
por el pabilo que cubre los campos,
hilados por una soledad
                        anterior a la piedra.

Viene el viento
y el descenso de las hojas

nos atraviesa el dedo índice en los labios.




POSTAL DE VERANO

Ayer no lo sabía
pero ayer es otro. Ni el río ni el cuerpo
podrían resistir -Heráclito solloza- el enjambre de moscas
que, como yo, suplican masacre;
las canciones de ruta que suplantan cualquier idea propia,
los nombres tarjados que libera la siesta
como un rumor de sexo cruel sobre piedras ardientes.

No hay cansancio: fue consumido todo
por los soles del mundo, no hay sueño,
fue envuelto en telarañas y polvo
del que a veces escapa una mano viciosa
para acariciar una copa vacía,
para palpar a tientas una foto salvada de las llamas,
una carta, un cuchillo fuera de peligro.

No hay rabia: fue agotada por cabellos de seca caída
sobre heridas sin piel donde instalarse.
Uno abre un cajón y encuentra un órgano,
descorre la sábana y encuentra un órgano,
libera una camisa del arcón gentilicio
y descubre un órgano cortado y sin raíz de tiempo

porque debe advertirse que la llamada realidad
es apenas un modo de ejercitar el tono
sin hablar de la locura, la vergüenza, dos maneras
de mantenerse despierto, sin apuro.

No hay amigos. Elegí los mejores:
siempre están lejos.

Afuera los incendios envuelven la ciudad,
signo de lo que puede hacer la tierra
en su afán de exterminio. Tras el humo
un sol rojizo se debate entre el sueño y la vigilia.
El ulular de las sirenas
mantiene al rebaño compacto, taladra en la sien
como un cincel a una estatua demasiado rebelde.
Adentro el ruido es un paño sobre la frente,
una función de pelos y señales
para ciegos, una mortaja
de la que a veces escapa una mandíbula,
un falo vengativo, una utopía lisiada
intentando inspirar lástima.

Es época de apareamiento de la especie humana.
Así los cachorros que nunca nacerán
podrán celebrar su no cumpleaños en septiembre.
Un día de verano como este fui concebido entonces
confirmando en el sopor la ley de la manada.

No hay palabras. Algunas líneas se escriben
con la muerte de las imágenes,
carroña del pensamiento.

Ayer no hacía falta. Hoy lo sé:
las ideas son reses camino al matadero
de las que sólo persiste el mugido de agonía.



TEOREMA RASGUÑADO EN UNA LÁPIDA

Juro que una saeta puede transformar la historia.
Por probarlo, pongamos el caso de que alguien llamado Federico
está al piano cuando vienen a buscarlo
para un fusilamiento que talvez desea: el suyo.
Después, alguien llamado Ramiro está en una plegaria
cuando llegan a buscarlo para su fusilamiento: otro.
Ambos son más viejos a diario en sus retratos
y sin embargo podrían probar que el amado de los Dioses muere joven.
Ambos tienen libertad: el piano, la plegaria.
Ambos escogen no tenerla: la plegaria, el piano.
Ese día irán del peine a la aceituna
en menesteres de esquelas que no serán enviadas,
habrán de respirar en la zozobras de siestas y quimera,
saldrá uno con Joaquim, con Rafael el otro,
la misma amistad en dos escenas: única charla.
Luego habrá un obituario en Granada y otro en Aravaca.
Uno tendrá la memoria bulliciosa
de un cascabel trasnochado en bulerías
o un ragtime vicioso. El otro
tendrá un silencio empedernido: otra memoria.
Habrá dos lápidas con un mismo año,
dos apellidos en una moneda: Maeztu, García.
Comodidad vesánica a contrapelo de las tareas diurnas,
un epitafio sólo es posible en el imperio de negarse: un deseo imperioso.
Un mensaje a la muerte es asfixia, brocal sin pozo, página que se lee por debajo
como el odio de dos enemigos que no se conocieron.
La muerte se lee en el espejo empavonado por un hálito al azar: el último;
recibe atributos eligiendo sus contrarios: injusta, cruel, insidiosa, absurda.
Y la moneda sigue girando en el aire
antes de caer con un veredicto que hermanará a dos muertos,
dos extraños atados por el odio.
Algo erótico ronda en los epitafios: afirmación retenida en el clímax,
instinto sometido por rabia o por placer
como el amante que se niega al abandono.
Yo por mi parte
a ratos inauguro mi propia secta de vivos y de muertos
rindiendo honor a los fundadores-de-cualquier-cosa
mientras no presuman de buena conciencia: la más sucia.
Sencillo e imposible: con banderas no se juega.
Un poeta, el más explotado de todos,
sólo puede aspirar al fuego cruzado de las consagraciones.
A mí me habrían fusilado gustosos los dos bandos
en 1936
y ni siquiera podría pedir mi engañifa predilecta
como inscripción para un sepulcro de dos caras.





de MALAS COSTUMBRES, Mosquito Ediciones, 2013


INTRAMUROS DEL DESEOSO

Deseoso es el que huye de su madre.
J. Lezama Lima


Después que me hube masturbado
por tercera vez aquella tarde
viendo que aún permanecía insatisfecho
decidí recorrer los Cotos del Deseo
con paso de león recién desenjaulado
Y supe que el Deseo es un lugar
con las vías de escape siempre abstrusas
donde todos se conocen entre sí como a sí mismos
y se aman y se odian como a tales
El que viene de paso se queda para siempre
y el que viene a quedarse termina expulsado
Todo es convencional en los Cotos del Deseo
nada crimen    nada exceso
se derrocha vida porque sobra
y consumida que esté aún alcanza para repartirla
y el amor alcanza para hacerlo trizas
siempre al borde del colapso y siempre más potente
tal un equilibrista que cruza más exacto por la cuerda
cuanto más tensa es aquélla y más rápido aquél
o un suicida arrepentido que repite el simulacro
En los Cotos del Deseo nadie tiene nombre
ni memoria
sino mecánica e instinto  
El contrato natural
concierne a todos y a ninguno
No se está ni a favor ni contra nada
La naturaleza es todo lo consentido
Es acción la contemplación y viceversa
En los Cotos del Deseo sólo caben
los místicos en estado salvaje
El placer sólo sirve para inspirar más placer
El Deseo sólo sirve para inspirar más deseos
La poesía sólo sirve para inspirar más poesía

Pero el poder       ah   ese extraño maleficio
es la medida de la única libertad posible:
elegir cuándo y cómo someterse



CANCIONES PARA PAGAR DEUDAS

1

El ciervo huía del odio,
de las balas, de las flechas,
de su propio reflejo en la orilla del lago,
temeroso de volver sobre su espalda,
aterido de ser otro y conocerse;
el ciervo, el animal más bello del bosque.


2

El faisán corría de noche, buscaba refugio
espantado de sus colores, rompía la cáscara
de alas duras del escarabajo vengativo
y en la sombra era otro ruido, otro espejismo tarjado,
otro nervio cruel de las hojas, los ojos
adentro de su lágrima; el faisán,
el ave más bella del paraíso.


3

El lagarto rompe su cristal, su tornasol de lluvia,
odia el arco-iris que lo eyecta, el lagarto
de alas hechas ceniza, de dientes anteriores al huevo,
de uñas retráctiles a todo que no sea corazones,
busca raíces diferentes a los cuentos del pasado,
pierde granos de boca en boca sin idioma de vuelo
con los besos sin sosiego de los hermafroditas; el lagarto,
la criatura más bella del monte.


4

El dorado nada hacia corales que no recuerden sueños,
late como sexo, se hincha
de semilla muerta por culpa de la luna;
huye de todo pero ama ser un deseo que huye,
una lámpara apagada que reúne a los ciegos,
un canal prohibido que irriga corrientes electrizadas
que van contra sí mismas en el ballet de los depredadores;
el dorado, el pez más bello del estanque.


5

El muchacho comía en otras horas,

D. Fitzgerald, 1964
a salvo del rumor pero no de su quicio, se sabe aquél
que los otros le recuerdan pero no pierde ser ese
que los demás confunden.
Es raro verlo sin la humedad
de sus varias vidas drenadas sobre el brillo
de pieles que en su piel van dejando un nombre,
es imposible no adorar su forma de negarse,
su consejo de risa, su fuerza genital que reúne
la crueldad de todas las infancias, pero él se esconde
porque los dioses imitan su desnudo;
el muchacho más bello de la aldea.


6

Hay un olor de nada que nunca es ajeno.
Hay un dolor de nadie que todos reclaman.

Hoy amaneciste hecho una sombra blanca
recortada contra un abismo de rosas corrosivas
que no han querido ser tus venas
después de esta canción que debió salvarnos.

Ni muertos ni locos.
¡Qué solos se quedan los bellos!




Actas de (mala) fe 
(Ed. Mosquito; 2014, Santiago, Chile)


ZONA CERO

...veía su territorio según debe mirarse siempre: como nuestro primer cuerpo, que el segundo no puede enajenar sin perderse en totalidad.

(G. Mistral)


Una vez en la isla Orrego, en la desembocadura del río Maule, dos niños jugaron a que el agua los hechizaba y los hacía volver de otra edad -pude ser uno de ellos o ambos-; jugaron a un abrazo que empezaba al día siguiente y terminaba hoy, entonces siempre era más largo. Otro día en esa isla vi un atardecer con buitres sobre un tronco seco, semi podrido, contra una luna llena que disputaba su lugar al sol sin distinguirse demasiado ambas esferas, accidentes ocres al final de la mirada. Las aves reinaban algo imposible de definir, como un tiempo superpuesto en un doblez de trapo. Del tronco asomaban criaturas parecidas a lombrices y roedores de
insomnio, seres ínfimos y desquiciados, únicamente perceptibles para seres semejantes. Me veo después dibujando esas imágenes para poder entenderlas. Veo también a esos niños buscándose, cumpliendo promesas que no formularon en palabras.

Ahora vuelvo a la isla Orrego y han muerto personas allí. También en otros sitios, pero éstas me hablan de otro modo. Porque en recuerdos de muy atrás ya las presiento. Son muertos anteriores a sus vidas: niños y ancianos nuevos anticipados por deseos antiguos. No pretendo explicarlo razonablemente. La palabra maremoto tampoco estaba en mis costumbres. Sólo quise dibujarlos de nuevo, espigarlos de esas imágenes de resaca, definirlos entre lo que advierto de mí mismo en otros cuerpos que han muerto en mí como yo en ellos.

L. R.
Memorial Víctimas 27-F,
Isla Orrego, Río Maule, Constitución de Chile




ACHURADO EN MIL

Chile aparece como un inmenso caballo muerto
tendido en las laderas de los Andes
bajo un gran revuelo de cuervos.

(V. Huidobro)

1

Me hablaste de leones en los cerros
casas sobre pinos
hipocampos en los techos
barracudas en las tumbas
un bote sobre un riel
un caballo echado sobre un catre
Pensé si sería un cadáver exquisito
–no se hacen bromas así–
Pensé si sería un ready made
–no son los tiempos–
o un nuevo truco vanguardista
pero lo vi
y tuve pudor de la fantasía
Por las ánimas en risa
rezongué devolviendo la pregunta
y temimos el humor negro
las malas artes del ready made
del costado terrestre mal cosido en el mapa
y de ese mar que tranquilo lo baña
turbio de ene–enes
de sordos ultramares intranquilos
y no sé de qué
teníamos ese sucio placer
esa belleza maligna
de los ojos rebotando contra las achuras
del horizonte.


2

Las sábanas que iban a ser blancas
después eran pabellones embarrados
estrellas trapeadas
manteles rotos
bolsas negras para muertos
Las sábanas que iban a ser blancas
amanecieron de telón
para una puesta en escena de crueldad
y Artaud es un siniestrado
que busca fetos entre los peces
Las sábanas que iban a ser blancas
eran después una película
velada porque se coló una luz enferma
al cuarto oscuro
donde se entra a tener sexo
sin pedir la edad ni el nombre
y al salir todos somos personajes de un cuadro de
Il Bosco
más fácil de vivir que de tener en la mente
Y viendo que no nos sentíamos culpables
representábamos la pena de los otros
y era parecida a nuestro miedo más antiguo
Era parecida a nuestra víctima más hermosa


3

No por orden de Ubu Rey
No por la buena fe de un turno de exterminadores
No por castigar deseos
o reimplantar ese artefacto dúctil llamado conciencia
No por venganza
o por ideación de Sade, el Marqués liberado en La Bastilla
No por coreografía sexual
o espacio mal distribuido
que es otro modo de reescribir un mal libreto
para –con suerte– salvar un peor argumento
No por atrapamiento en una tela del Viejo Brueghel
o del Dr. Kevorkian
No por episodios de híper lucidez acústica
o desprendimiento de retina
o dilatación de ano o de pupila
No una retreta para divertir a Cayo Calígula
No por masividad de sativas o cactáceas
No por vitrificación de las visiones
semejantes a la etapa MOR del sueño
No adrenalina crítica a la salida de un colegio
soporífero de pubescencia en los parques
o delirium tremens por inducción de sociabilidad forzada
No por terapia reparativa
o por desarreglo sistemático de los sentidos
o por una Temporada en las UMAP de la cuarta dimensión
o por aferrarse demasiado a esas líneas
que cuelgan en el borde inferior de la hoja
No fue ninguno de los parches de figuras
que entran y salen
del deja vu que irrumpe cuando se las mira
No fue la pataphysique del Gran Arquitecto
Fueron las luces de un barco enjoyado sobre el agua
esa noche de carnaval no permitido
Fue el asombro de ese niño que no querrá volver
adentro nuestro afuera suyo
a esa frescura eviscerada
sobre orillas de la isla
Fue matemática exacta dado preciso
seducción tectónica vicio de escombros
Una hélice girando significados



SUSURROS EN LA ISLA

a Tomás Villalobos

1

Menos que azul los huesos
menos que lengua la voz
sin espacio entre episodios de piedra
sin espacio entre silencios de poros
figuras musicales de agua
No hay lugar pero por algún lado lloramos
estas costas costillas
esa edad que el mar devuelve más pesada
ese niño que el mar conserva para golpear con su belleza
esa canción que el mar retiene más oscura
ese beso que el mar hincha
en su abismo de boca


2

Y perdonaba a la arena pero no a sus manos
odiándola y mordiéndola en rojo
en sabor de mala luna
en color de madre las arenas
Y vino al agua y le gritó maldita
y escupió a la noche
pero la perdonaba porque ambas son de carne
perdonaba a las olas perdonaba a su perdón
pero no a sus manos
y la fiera vencida de las aguas
agradecía el sonido de las piedras que la despertaron
Fue volviendo a la sordera de las aguas
con vestuario de noviazgo y duelo
dibujos de mesas rotas
heridas de calle en el mantel y la ropa
Y vino envuelta en esa sábana de sal
y perdonó a las aguas perdonó ese dolor sin orillas
pero no a sus brazos
por haberse dejado arrebatar al ángel
por haber vuelto vacíos


3

Dejaron al niño aferrado al árbol
No mirarás hacia atrás
no mirarás hacia abajo le dijeron
aferrado al amanecer
envuelto en el nudo blanco del miedo
amarrado a sus dos esperanzas
de cuerpo y de madera
hasta que vuelva el día y los hombres lloren
aferrado a sus palabras
apretando desde adentro:
flor
beso
miedo
hicieron otro árbol de él
asido por las uñas
por los dientes
Y le dijeron no te sueltes
mientras cantaban su edad mal barajada
le dijeron no te sueltes del árbol
por donde quiera que vayas no te sueltes
nunca


4

No el fango sobre las veredas
no el faldeo mojado de la noche
no el vuelo de cuervos de tijera pegajosa
no los graznidos de buitres clavándose
no las costras de sal en los jardines
no los maderos de vientre desguazado
no el luto envejeciendo en los tendales
no el olor a dispersión de carroña
no el llanterío sobre el calendario
no la antigüedad de los naufragios
Lo peor es ver el reposo del agua
la porfía de pájaros nuevos
los renovales quebrando la hojarasca
el brillo del mismo sol impune
las flores reinventadas
sin ti





DENNI ZÚ [15.989] Poeta de Chile

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Denni Zú

Elizabeth Zúñiga Lorca, escritora, poeta, declamadora, conocida como Denni Zú, Nació el 22 de agosto de 1983, en Santiago, Chile. Auditora de Profesión. Es la mayor de 3 hermanas, estudio en un colegio para señoritas, escribe poesías y cuentos desde pequeña, confesando que este arte es  su tubo de oxígeno, es gestora cultural organizando un encuentro de poesía erótica “Galería de Erosciones”  en el 2011, ha participado en diversas lecturas y encuentro de poesía a nivel Nacional, ha publicado diversas plaquet Locura Previa 2011, Lenguas Acidas 2012, el Libro Locura Exquisita 2013 y Versos para Anaïs, ÁrbolAnimal Ediciones, 2014.


CALETA DE NIÑOS

El pipeño acido
jarabe para la tos
el agua ardiente, calmante natural
la falopa, la especialidad de la casa.

Bienvenido a la caleta de niños
donde desembarcan el desencanto y limitaciones.
En los más grande barcos
la marginación es el gran pescador artesanal.

Exportamos para toda la ciudad
los mejores lanzas y chorizos especializados,
con pocos años en el mercado

Aunque mi caleta está forrada, asegurada por la amistad
siempre es igual:
esta señora llamada Noche
atenta contra mi capital.
Es su frío,
lluvia invernal
versus mis cartones,
vicios
y la ansiedad de mis peces por volar.


CELOS

Vibraciones
invaden mi cuerpo
fantasías crueles
en mi subconsciente
tu piel es devorada por sexys arpías...

La indolencia que irradias hacia mi sufrimiento
es un veneno que mata lentamente mi ser,
son emociones irracionales,
absorben mi cordura…
transformándose mi mundo tan pequeño…
que no cabemos en él.

Tu amor es como un prendedor
que se desliga desde mi pecho
cae abruptamente al suelo.
La silueta de una cualquiera
lo pisa sin piedad…




Denni Zú. Poemas del libro "Locura Exquisita 2013", Editorial Segismundo. Elizabeth Zúñiga Lorca


Orígenes

Como caracolas del mar
arráncame, los orígenes
oculta información a mi ADN
expulsa a la pachamama
de mis sienes
más
llámame santiaguina.

Grítaamee!
India…
pese a que mi piel sea blanca
y el apellido Zúñiga.

Contempla  mis pupilas
mirada de fuego
descendiente huacha
de pueblos originarios.

No quiero inglés.
Exijo 
el mapudungun.

Reprímeme!
escúpeme
eso haces
con el pueblo mapuche.

Amo el rocío del sur
y mis orígenes…
pese a que mi piel sea blanca
y el apellido Zúñiga
en mis venas corre
sangre indígena
simplemente
porque soy chilena.




FAMILIA

Ríos de sangre fluyen
interceptan  en el corazón
genética lo llaman algunos
amor lo llamo yo.




Fem y Sidio

Sidio la seguía
y Fem Corría.

La idiotizo con su sonrisa
él, se obsesionó con su cuerpo
ella, se embobo con sus palabras
él con sus celos la protegía, la llamaba mía
ella todo lo justificaba
con un te amo
parcho sus labios ensangrentados
sano su ojo morado.

Sidio mutiló a la mujer en dos
mitad esclava…
mitad puta…
ella solo repetía te perdono,
todo cambiara
nuestro amor 
es de verdad.

Sus ojos cegaron toda realidad
bebió de sus lágrimas
odio su sexo 
decidió escapar.

Fem corría y Sidio la seguía

Femicidio así lo llamaron
cuando encontraron
su cadáver en aquel matorral.



LEONA 

Leona insegura 
con sangre de fiera
busca a su hombre 
sin importar
si lastima a un cualquiera

Depredadora de instintos 
de apariencia inofensiva 
seduce como gata
y ataca como arpía 

Si la topas un día
no te acerques
más presume de cobardía
pues ella de amor no sabe
ella solo sale de casería.




HEMBRA

Deja de soñar con putas
mírame!
desviste con caricias
mi frágil cuerpo de señora
Que yo lameré tus deseos.

Arráncame
el hábito de monja
devórate los pudores
envíciate con la hembra
oculta entre mis piernas.

Desdobla mi sexo
con tu hombría
hazme mutar
en vulvas ajenas

En tu regazo
cúbreme con sábanas
que yo seré
la gata ronroneando en tu pecho
la loba que aúlla tu ausencia
la chancha regalona de tus cochinadas
la vaca que amantará tus carencias
la perra fiel a su amo
y por último la mula terca
que se aferra a tu imagen
de macho necio.

Fantaseo con ser
tu única hembra.

Me besas en la frente,
no me tocas,
susurras un buenas noches cariño,
ofreces tu espalda,
culpo a la rutina, maldigo al tiempo,
enjaulo con resignación a esta hembra
que arde
humedeciendo nuestro
nicho de amor.



Deceso 

Cuando muera, mi amor
no quiero pésame, palabras melosas.
No quiero flores blancas, olor a muerto.
No quiero resignación, ilusiones congeladas.
Quiero la libertad como cajón 
el bunker de iglesia
coro de risas de sus amigos.

Cuando me muera, mi amor,
procura, devolver los pésames hipócritas,
desojar todas las flores,
rabiar mi partida y sobre todo maldecir el tiempo 
que es nuestro verdugo.

(a Pato perro)





VERSOS PARA ANAÏS.  ÁrbolAnimal Ediciones, 2014.



“Me cuesta tomar afecto, y sólo consigo querer a la gente que me parece igual que yo”
Anais Nin


MONOLOGE[AMÉ] 

Pincel en la boca
hazme hablar con todas las Anais
que duermen enclitoriadas
entre mis poros
debatir con ellas sobre la mantención
de las campanas de mi pelvis
llenas de polvo de ese polvo blanco
                      llamado tiempo.

El patrimonio de integridad
se declara en total abandono
pues estas muchachitas se maquillan de género
olvidando el sonido del goce.


Solicito música
el piano 
con sus deditos culposos
bailar con la lengüita fuera
caminar descalzas en el torso del tronco húmedo

hablar 
la intimidad que  dialogue con los pechos
los ojos con las caderas
las manos con la boca
todas las muchachitas canten villancicos 
descubrir el  interruptor de la maravilla de ser mujer 
y sentir como tal.



ROSARIO GONZÁLEZ VERA [15.990] Poeta de Chile

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Rosario González Vera

Nacida en Santiago de Chile, estudió Licenciatura en Educación en la Universidad de Santiago de Chile, profesora de castellano. Su pasión es escribir poesía, la que ha sido publicada en la Revista Literaria “La Mancha”; y en páginas virtuales. Ha participado en diversos encuentros literarios, lecturas y recitales poéticos.En octubre del 2013 publica en Chile su primer libro de poemas: “Para Acabar Soñando”, de la colección “Poetisas al sur del mundo” de la editorial Segismundo.


APOTEOSIS EN FA

Un acorde de Beethoven
juega en el silencio

me miras con las manos de mí llenas

tu nombre me llama acoplado al mío
desvistiendo metáforas en el mediodía

se multiplican en tus ojos 
las hojas del verano

en tus versos cantados por tu boca
se prolonga tu vientre en mi vientre.



CERTEZA

No digas que fue un sueño
porque hubo una mujer y un hombre
detràs de los cortinajes
preparados para la escena.

Fueron cayendo,
entre las sombras
y el fulgor
que atravesaba la noche,
fueron cayendo
las cosas que nos ataban
para dejarnos libres;
las ropas,
las penas,
el miedo primitivo
y alguna tristeza
que temblaba en el deseo.

Estuvimos asì,
sumergidos,
sin saber dònde
se hallaba el aire
ni el lìmite
ni el tiempo.

No digas que fue un sueño
porque hubo una mujer y un hombre.



FINAL DEL RECORRIDO

Desde tu umbral
sin salirme de la ruta
llego a tu horizonte masculino
 
tan desnudo te encuentro
que mis manos ya quieren desnudarte.
 
 

SABORES Y AROMAS DE TU RECUERDO 

Olías a jazmines de esa primavera
sabía a canela la  piel de tus  brazos
a duraznos maduros
a caminos de infancia
bosques de eucaliptos
en los cerros que bordean el mar
agachada recogiendo semillas
olfateando el aire marino
olía a ese aire tu cuello
sabía a ese aire tu cuello
sabía a ese aíre tu vientre
en cuclillas cerca del agua
recogiendo conchas de la playa
hundiendo los pies en la arena
mojándome
llenándome de espuma
alga marina enredada
entre los muslos salados




ENMARCADO
 
Enmarcada su boca
un pedazo de cielo intenso
se insinúa
se esconde tras la cordillera
se pinta
se llena de tatuajes de arcoíris
se moldea
se escribe  enigmas en los brazos
se sonríe
se cubre el cuerpo de setas y  verde
se descubre
se deja crecer raíces en la cintura
se encanta
se teje montañas en los muslos
se acerca
se siembra un árbol al costado
 
se derrama y yo le escribo.



BOTELLA DE VINO
 
Era roja
ardiente
una noche de poesía
 
tu voz en el micrófono
un verso mío
 
una botella de vino tinto
tus manos
mi boca
 
fueron dos copas
fuimos juntos
 
y fue rojo
 
fue ardiente
 
 


INVITACIÓN

 Espérame        
llegará el tiempo del oro derramado
cuando provisto de alas y luciérnagas
te entregues
y con el deseo a cuestas
desde todos los ángulos
te conjure a poseerme
 
espérame cantando
bajo el cielo
sobre el cielo.
 


VOY A CONTARTE

Sucede que en esta noche
todo ha sido extraño
venía en el metro 
hacía calor
me afirmé en el fierro
había ruido
cerré los ojos 
me ví desde afuera
como si fuera otro el que me viera
olvidé donde estaba
pensé sin pensar que quería que alguien estuviera allí 
no al lado mío
sino que en el mismo espacio mío
quería que ese alguien me tocara
desde el espacio lejano en que ese alguien estaba
desde el momento ausente en que ese alguien estaba
lo desée con fervor
me sentí  queriendo sentirlo
grité en silencio para que ese alguien apareciera
para que me tocara  
 
aunque te parezca extraño lo que te cuento
ese alguien    
tenía tus mismas manos.
 
 
 


ARMANDO ROMO BOZA [15.991]

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Armando Romo Boza

Armando Romo Boza (Chile, 1892 - Valdivia, 1975). Poeta y narrador. Fue Coronel de Carabineros de Chile. Se retiró de la institución en 1935 para iniciar su carrera literaria. Autor de “Bajo este uniforme” (1962), “Para pasar el tiempo” (1969), “Otra cosa es con guitarra” (1971) “El amor bajo este uniforme” (1973).



Bajo este uniforme
Autor: Armando Romo


Bajo este uniforme. Por Armando Romo Boza, Carabinero en retiro




CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1962-11-25. 
AUTOR: ALONE

Hay más originalidad y frescura de lo que podría esperarse en esta obra, versos, generalmente bien medidos y bien rimados, pero que no pretenden ser poesía, sino crónica, anecdotario, memorias y apuntes personales.

El fondo lo constituye un canto de amor al Cuerpo de Carabineros. El señor Romo Boza le perteneció desde la primera juventud y, aunque él mismo confiesa que no ingresó espontáneamente, sino casi obligadamente, tanto se impregnó en su espíritu que ni aun retirado de las filas lo ha abandonado.



“Quiso el destino, allá en mis mocedades,
que buscando mi techo y mi sustento,
ingresara a las filas policiales
sin tener vocabión y sin afecto.
Pero ya, al conocer íntimamente,
aquella institución que me albergaba,
fue naciendo en mi pecho poco a poco,
el respeto y amor que me faltaban”.



Como se advertirá, ningún rebuscamiento de fondo ni de forma. Todo está a la vista, francamente; el autor sabe lo que se propone y lo que podrá conseguir y esta lealtad con el lector infunde confianza. Se trata de un romancero que a ratos bordea la poesía y siempre atrae, entretiene, mueve a sonreír, incluso voluntariamente, porque el señor Romo Boza no carece de humorismo.



IRMA ASTORGA [15.987] Poeta de Chile

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Irma Astorga

Irma Astorga (Irma Isabel Astorga Ubeda)
(Los Chorrillos de Las Vegas, Chile 1920– Lo Alvarado, 1999). Poeta y narradora. Entre sus obras más importantes destacan las novelas “La compuerta mágica”, por la que obtuvo el Premio Municipal de Literatura (1972) y “La ceniza quebrada”, galardonada con el Premio de la Sociedad de Escritores (1961). Como poeta, destacan sus libros: “La muerte desnuda” (1948), y “Tríptico” (1949), publicado junto a los poetas Víctor Sánches Orgaz y Manuel Rueda. Fue esposa del poeta Hugo Goldsack.




MALDECIDA DE LITRES

Soy la que va vestida de tristes musgos por el callejón más
olvidado. naciendo en todas las piedras, crucificada por las aguas.

Soy la que camina más llá de las blandas fronteras del trigo, más
lejos que todos los versos escritos.

Soy la parábola viva del maitén, su fresca sangre y el circuito rural
de siçu olor verde, brincando po la ruta de los pájaros que no vuelven.

Soy la que coronada de hinojos y maldecida de litres, vuelve al país
de la totora, a preguntar a los abuelos por que se calló su voz que era breve y poderosa.

Soy la que sobre las dulces sepulturas del campo, recuerda las aves
que se asilaban en el corazón de los ancianos en el tiempo de la ventisca,
para irse en primavera dejando en el hueco un tibio llanto de recién nacido.

Soy la que prosigue siempre, empecinada como los zarcillos, eterna como las
estaciones, camino del misterio de sus huesos.

Soy, en fin, la que un día descubrirá su ácido ancestro vegetal, explicándose porqué sus cantos dan vida bajo el sol y envenena al transeúnte de la noche.




RÉQUIEM PARA MI PADRE BELISARIO ASTORGA

Padre, en esta noche de florida lluvia,
¿dónde estás?
Tus aporreados huesos aún duelen
de tanto trabajar para nada.
¿Para nada?
La muerte es un trabajo que se aferra a los vivos,
apretando la sangre
cuando se nos doblan de humillación los huesos.
Padre, sí, lo sé. Tú lo dijiste en el momento
de tu último aliento:
“al mar no se le puede retener en un canasto,
ya verás cómo un día salta la valla
y entonces será el caos”.
Padre, ¿no sientes el perfume de octubre?
Tú amabas las rosas
y adivinabas el pezón de las parras:
“Hija, el invierno llegará tardío,
como nuestros sueños”, dijiste, y así ha sido.

Estamos al borde del maíz, de las sandías,
los tomates ondearán su rojo
en los escondidos verdes, de las chacras.
Y justo ahora, llega una carta que dice
que mi hermano, el menor, con sus hijos, parte a
tierras heladas
con el sabor de Chile en su tristeza...
¿Por qué, Padre? ¿Por qué?
Esta lluvia me anega los ojos,
me está matando de a poco.
¿Cómo salir de esta invisible red donde me falta el aire?
Toma mi mano, padre, y, como antaño,
echemos semillas en el aire.
Juguemos a ser magos, pintando el aire de colores.






Ceniza quebrada
Autor: Irma Astorga
Santiago de Chile: Eds. François Villon, 1961


CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1961-09-03. 
AUTOR: LIGEIA BALLADARES



Irma Astorga piensa con firmeza. Una charla con la poetisa corrobora la personalidad recia y definida que asoma en sus tres libros: “La muerte desnuda”, publicado en Santiago, en 1948, por las ediciones “Diógenes”; “Tríptico”, realizado junto a Víctor Sánchez Ogaz –ahora Dámaso Ogaz, conocido pintor abstracto- y el poeta dominicano Manuel Rueda, uno de los más importantes sonetistas actuales de Centroamérica. Este libro tuvo prólogo de Augusto D’Halmar.

En ambos conquistó elogiosos comentarios de su prologuista, y de Jorge Carrera Andrade, Andrés Sabella, Winétt de Rokha, Juvencio Valle, Nicolás Guillén, Teóilo Cid y otros.

Ahora, Irma ha hecho noticia con la aparición de su tercer libro: “Ceniza quebrada”, bajo el sello de ediciones Francois Villon. Un origen campesino y abuelos huasos “de tomo y lomo” dejaron en ella la riqueza imaginativa que posee el hombre de nuestros campos.

“Aquellas reuniones, con payas y guitarras permanecen indelebles en mi recuerdo”. Y de allí partió la inquietud poética:

“Recuerdo que el primer poema que escribí fue a Arturo Prat, a los doce años. Se lo llevé a mi profesora –la señora Elisa, una mujer que, para mí, sigue siendo el más hermoso símbolo, más que una persona-. Ella tuvo, dentro de su quehacer pedagógico, tiempo para guiarme y aconsejarme en esas primeras incursiones líricas”.

En la vida de Irma Astorga figuran episodios casi mágicos: su descubrimiento –cuando niña- de un viejo arcón, entre vasijas de trigo, maíz y aperos de labranzas. Y dentro de él, el más grande tesoro para una chica campesina: libros de poesía, flores secas, recuerdos y escritos guardados allí por alguna abuela.

“Entonces conocí a Becker, Amado Nervo, Núñez de Arce y otros”...

Autodidacta –“no pude soportar la disciplina de un internado santiaguino al que fui enviada”-, Irma ha cultivado sola sus inquietudes.

Pero las ha compartido: “Nuestra peña literaria, en el Café Iris tenía –aun dentro de las diferencias de caracteres y posiciones estéticas- una unidad espiritual casi perfecta. Compartíamos bienes y desgracias. Incluso –sonríe la poetisa- las tacitas de café. Nuestras críticas mutuas era para ayudarnos, corregirnos, estimularnos. Sin cultivar el mal gusto, pero sin destruir, sin envidias pequeñas. Mario Ferrero, Andrés Sabella, Galo Arce, María Lefevre y otros, que reuniéndonos, provocamos un movimiento tan entusiasta que incluso venían escritores de fuera del país a conocer nuestra peña. Creo que, desgraciadamente, ya no existe aquello. En la poesía hay ahora una especie de competencia hípica o futbolística, con bandos determinados, ‘hinchas’ de tal o cual, que aplauden o critican sin discriminación alguna. Siempre se quiere actuar de primeras figuras... y muchas veces el valer literario no corresponde a tal categoría”.

“El arte no es un fenómeno individual, es un conjunto, una continuidad, una unidad de varias voces que forman y expresan el cielo histórico que se vive. Los grandes poetas, los grandes escritores, los grandes artistas, son una consecuencia de este fenómeno común, una resultante de este movimiento colectivo”.

Irma integró también el grupo literario “Litoral” de Valparaíso, que publicó la primera “Antología de la Paz”, incluyendo nombres como Claudio Solar, Solarí, Ramón Carmona, Edmundo Lazo, el de ella y otros. La poetisa enjuicia también al escritor y a las sociedades intelectuales en que se agrupa:

“Creo que el auténtico artista escribe porque no puede evitarlo. Porque hay dentro de él una fuerza poderosa que lo impulsa a contar sus vivencias y no por ánimo de gloria. Así como también creo que, mientras más artista, más generoso es el ser humano. Y esto es lo que trato de alcanzar, personalmente. Trabajo, leo mucho, escribo, cultivando el oficio, porque ello es lo que define al verdadero escritor”.

“En cuanto a las entidades de intelectuales actualmente existentes no realizan su función de apoyo al escritor. Cualquier hombre, de cualquier actividad, sabe, al ingresar a un gremio, sindicato o sociedad, que sus intereses van a ser defendidos. No pasa así con el escritor: este debe realizar solo su faena literaria, y agregarle las de editor, publicista, financista, a veces con increíbles sacrificios, y en medio de la más tremenda indiferencia”.

Ofrecemos dos poemas de Irma Astorga, tomados de su último libro: “Ceniza quebrada”:



Vértigo y asfalto

Como el agua amarrada a su propio sonido,
voy de vértigo en vértigo azotándome de tierra las mejillas.
El pavimento se doblega a mi paso,
las bocinas arrastran su grito
y el alarido duele y revienta como un globo en el oído.
Yo quiero ser alegre
como los perros que vadean el río en días de verano.
Ser alegre como los pastos recién nacidos
que mecen sus ojillos al canto de los vientos.
Caminar con la despreocupación de los gatos
y la pequeña aristocracia de su cola.
Pero la angustia va pegada al pie,
las preocupaciones limitan y señalan los minutos de alegría,
y los relojes, desde lo alto de los campanarios,
nos avisan que el tiempo de la risa ha terminado.
Más allá de esta pequeña frontera, hay relojes que cantan,
hombres que tienen un corazón colectivo
y una familia alegre.
Yo recojo el aroma, desde mi soledad con gentes,
del desayuno alegre y el pan cortado con ternura
por los hombres que tienen un verdadero día
y van sonriendo a sus trabajos.
Dura es la jornada, a veces somos tristes y se nos cierra el mundo
y damos vuelta la mirada con desprecio,
y quisiéramos huir al más desesperado, al más trágico rincón
a quebrarnos los huesos,
a echarnos para siempre en la muerte.
Mas, el vivir es bueno aunque estemos muy solos
y ya nadie nos ame, y la frialdad de puerta que se abre
vacía de palabras: el mañana persiste junto al hombre
y la calidez del día nos arrastra.
Salgo a la calle y el caminar del mundo
y el edificio en construcción y me saludan.
Hurgueteo los rostros y hay algo en ellos que asegura
que un corazón colectivo está naciendo.
En ese que camina –de quien nada sabemos,
ni el nombre ni el oficio-
o en esa mujer a la que solo vemos
por sus claros pendientes, redondos como soles
ellos, sin nombre, derramados por calles, por asfaltos,
ávidos de vitrinas, de congelados gestos, otoños prematuros,
hato de números del cual pende la vida
con una enorme lista para vivir mañana.
Renacer colectivo con jubiloso sueño,
sin suma ni resta que trituren la sangre.
Con ellos hablaremos del verde de los parques,
de la lluvia de ayer, en fin, de tantas cosas
que calientan el alma,
como un eterno fuego primitivo y sencillo,
y no estarenmos solos
mordidos por la angustia.
Y el salud optimista y la tersa palabra
serán la mano que nos anude el día.



Autorretrato

Aquí me estoy, inmenso fuego me acompaña,
quemo la vida y su ceniza vuela,
revolotea en torno de tantas cosas idas.
No hay quejas para mi boca, ni me duele el pasado,
todo tiene su andar y mis recuerdos son
frutas de antiguos soles, de lentas lunas
horadando el espacio.
Estoy, inmenso océano me arrastra,
el sol me lleva en su salobre estío,
los caracoles cantan en mi oído
la canción de los muertos marineros.

Soy, en la montaña hábito,
las nieves abren surcos a la muerte.
Pienso que también yo muero en cada cosa,
y un dulce sueño va conmigo.

Vivo en el lejano abismo de los cielos,
las estrellas me ruedan en la sangre,
obstinadas y puras,
ríos de luces –llorando entre mis huesos-
me azotan por las noches con un dolor amigo,
tan antiguo y tan nuevo como este dulce estar
de vida llena.

Fuego me quema toda  y soy hoguera pura,
la renovada, la guardadora de sueños, de los rebaños azules
para los días grises.




EN OLMUÉ MURIÓ EL POETA Y PERIODISTA HUGO GOLDSACK BLANCO

Gabriela Mistral ley6 uno de sus poemas y le escribió:
“Usted es un poeta de tomo y lomo, de cabeza a pies, poeta desde su fe de nacimiento”. 


Desde hace un año el periodista, escritor y poeta Hugo Goldsack Blanco vivía en Quebrada Alvarado, un poblado en la alturas de Olmué, una ciudad cercana
a Limache en la Quinta Región.

Por la tarde del jueves su esposa Irma Astorga, llegó corriendo al único teléfono de Quebrada Alvarado. Pidió con urgencia una ambulancia porque a Hugo Goldsack le había dado un ataque al corazón.

Cuando llegó la ayuda, el periodista y poeta había muerto. Chile, España, Panamá Hugo Goldsack Blanco recibió el Premio Nacional de Periodismo en 1972 y durante toda su vida, en Chile como en España donde vivió varios años, estuvo ligado al periodismo, la publicidad y la literatura. Fue Gabriela Mistral una de las primeras personas que lilentó al joven Goldsack en una nota que le envió después de leer uno de sus poemas:

-Usted es un poeta de tomo
y lomo, de cabeza a pies, poeta
desde su fe de nacimiento.

Nació en Santiago, fundó la revista 7 días, fue director de Zig-Zag y recorrió periódico tras periódico: Antena, La Hora, La Opinión, La Tercera, La Nación, Las Últimas noticias, Los Tiempos, El Mercurio.

También pasó por agencias internacionales de noticias y cuando vivió en Panamá y España, continuó ligado a los diarios. Pueblo, Punta Europa y Aniércia, en Madrid; El Día y El Punamá-América, en Ciudad de Panamá.

Pero también era poeta, dirigió el Pen Club, estuvo ligado al nacimiento de las agrupaciones de los escritores chilenos y fue uno de los fundadores del grupo Fuego. Ultimamente ya no asistía a las reuniones mensuales del grupo en calle Almirante Simpson 7, la Casa del Escritor.

Sus libros De España, un pelo y Encuentro con Bolivia, fueron prologados por Joaquín Edwards Bello. Otros de sus títulos son En torno a cierto fuego y Las elegías de 1-Tor. También fue ensayista, profesor universitario y trabajó en publicidad en Santiago y Madrid.

“Un homhre inquieto’’

“Era un hombre inquieto”, dice su amigo el escritor Carlos René Correa, “un gran periodista y excelente cronista. Su poesía era muy personal, estaba en la poesía contemporánea sin perder la emoción del poeta y la visión metafísica de las cosas”.

A Hugo Goldsack también le gustaba viajar, se entusiasmaba con todo lo que fuera hispánico, participó de la bohemia periodística y durante mucho tiempo
fue incansable.

Le otorgaron premios, reeditaron algunas de sus obras, Carlos René Correa dice que algunas de sus crónicas son verdaderos ensayos y hace un año se fue a vivir a Quebrada Alvarado.

Murió a los 73 años. 




MILAREPA [15.988]

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Estatua de Milarepa, Pango Chorten, Gyantse, Tíbet.

Milarepa

Jetsun Milarepa, (1052-1135) es considerado generalmente uno de los más famosos yogis y poetas del Tíbet, fue un estudiante de Marpa Lotsawa, y una de las grandes figuras de la escuela Kagyu del Budismo Tibetano. Milarepa fue el primer tibetano que alcanzó la iluminación.

Los hechos de su vida son popularmente conocidos gracias al romanticismo con que se expone su biografía en el Mi-la-rnam-thar de Gtsang-smyon he-ru-ka rus-pa'i-rgyan-can (1452-1507), los detalles biográficos dados en este artículo están basados en esta biografía o sus derivados.

Nació en el valle de Kya, Ngatsa en Tíbet de una próspera familia denominada Mila Thöpaga (Thos-pa-dga'), que significa "Disfrute para los oídos". Cuando su padre murió los tíos de Milarepa tomaron todas las riquezas de la familia. A petición de su madre Milarepa dejó su hogar para estudiar la Magia Negra de la tradición Bön, a la que pertenecía. Mientras los tíos estaban celebrando el matrimonio de su hijo, se vengó enviando un escorpión gigante a demoler su casa, matando a 35 personas, aunque se dice que los tíos sobrevivieron. Los vecinos estaban furiosos con Milarepa, y como Milarepa le había dado su palabra de venganza a su madre, envió una tormenta a destruir sus cultivos.

Bajo la tutela de Marpa

Sabiendo que su venganza estaba mal, Milarepa partió para encontrar a un lama y encontró a Marpa el traductor. Marpa era conocido como un maestro exigente, y antes de comenzar a darle enseñanzas hizo que Milarepa construyera y demoliera tres torres seguidas. Como Marpa seguía negándose a enseñar a Milarepa, este fue a visitar a la esposa de Marpa, quien se apiadó de él. Ella falsificó una carta de presentación para otro maestro, Lama Ngogdun Chudor, y bajo su tutela comenzó a practicar meditación. Cuando se dio cuenta que no había progresos confesó la falsificación de la carta y Ngogdun Chudor dijo que era en vano esperar obtener un crecimiento espiritual sin la aprobación del Maestro. Milarepa regresó con Marpa, y luego de practicar diligentemente por doce años Milarepa obtuvo el estado de Vajradhara (la completa iluminación). Se dice que fue el primero en alcanzar este estado en una sola vida. Entonces comenzó a ser conocido como Milarepa, que significa "Mila, el de ropa de algodón" (el sufijo "repa" es dado a muchos yogis tántricos ya que llevan trajes blancos). A la edad de 45 años comenzó a practicar en la cueva de Drakar Taso (Roca Blanca del Diente de Caballo) - 'Cueva de Milarepa', asimismo se convirtió en un maestro errante. Subsistió a base de hojas de ortiga, lo cual le dio a su piel una coloración verdosa con la cual es a menudo representado en las imágenes y esculturas.

El monasterio de Pyenzhangling, también conocido como la Gompa Pelgye Ling, es un pequeño monasterio en un villa llamada Zhonggang en Tíbet que ha sido consagrado a Milarepa. Está construido alrededor de la cueva de Milarepa, donde una vez vivió. "Fue destruido pero ha sido restaurado y redecorado por artesanos Nepalíes. Esta es una de muchas cuevas asociadas con Milarepa entre Langtang y Jomolungma."

Linaje

Milarepa es famoso por los varios poemas y canciones, en los cuales expresa la profundidad de su realización del Dharma con extraordinaria claridad y belleza. También tuvo muchos discípulos incluyendo a Rechung Dorje Drakpa (Ras-chung Rdo-rje Grags-pa), Gampopa (Sgam-po-pa) o Dhakpo Lhaje. Fue Gampopa quien se volvió su sucesor espiritual, el cual continuó su linaje y se convirtió en uno los principales maestros de la tradición de Milarepa.

Carrera sobrenatural

De acuerdo al libro Magic and Mystery in Tibet por la exploradora francesa Alexandra David-Néel, Milarepa “cruzó en pocos días, una distancia la cual, antes de su entrenamiento en magia negra, le habría tomado más de un mes. Él atribuye esta cualidad al control de sus 'vientos internos'.” David-Néel comenta “en la casa donde vivía el maestro que le enseñó magia negra vivía un monje que era más ágil que un caballo”



Milarepa, tempera sobre el algodón, 21x30 cm, 2008 Otgonbayar Ershuu



CANTOS DE MILAREPA
VIDA Y ENSEÑANZA DEL MÁS NOTABLE SANTO-POETA BUDISTA

A la memoria de mi gurú Su Santidad el Lama Kong Ka A mi esposa Hsiang-hsiang  A mi hermano en el dharma Peter Gruber

LA CANCIÓN DE TILOPA

(Esta es la Canción del yoga del Gran Símbolo que el excepcional maestro indio Tilopa entregó a su discípulo Naropa a orillas de Ganges, según la versión de Simón Mundy y Ramiro Calle.)


Mahamudra está más allá de las palabras,
Mahamudra está más allá de todos los símbolos,
pero para ti, Naropa, de tan buena fe y leal,
esto hay que decir: El vacío no necesita soporte;
Mahamudra reposa en la nada.
Sin hacer esfuerzo alguno,
sino permaneciendo suelto y natural,
uno puede romper el yugo,
logrando así la libertad.

Si al fijar la mirada en el espacio uno no ve nada,
si entonces con la mente se observa la mente,
uno destruye las diferencias y alcanza el estado del Buda.
Las nubes que vagan por el cielo
no tienen raíces, no tienen hogar;
tampoco los tienen los diferentes pensamientos
que flotan en la mente.

Una vez que se ve la Esencia de la Mente,
cesa toda distinción.
Se forman en el espacio contornos y matices de color,
pero éste no es teñido ni por el negro, ni por el blanco.
De la Esencia de la Mente surgen todas las cosas,
pero esta Esencia no se mancha ni con virtudes ni con vicios.
La oscuridad de siglos es incapaz
de velar el sol radiante;
importantes son los largos kalpas del Samsara
de ocultar la luz brillante de la Mente misma.
Aunque se empleen palabras para explicar el Vacío,
su verdadera naturaleza nunca puede expresarse.
Aunque decimos «la Mente es una luz brillante»,
está más allá de todas las palabras y símbolos.
Aunque la mente sea vacía en esencia,
abarca y contiene todas las cosas.

No hagas nada con el cuerpo excepto relajarte;
cierra firme la boca y observa silencio;
vacía tú mente y no pienses en nada.
Afloja tu cuerpo como un bambú hueco y desahógate.
Ni dando ni tomando, haz que tu mente también descanse.
Mahamudra es como una mente que no se apega a nada.
Practicando de esta manera, en el curso del tiempo,
alcanzarás el nirvana de los Budas.

La práctica de manirá y paramita,
la instrucción de los su tras y preceptos,
y la enseñanza de las escuelas y escrituras,
no aportarán la realización de la Verdad innata.
Pues si la mente al perseguir una meta
se llena de algún deseo,
esto sólo oculta la luz.

Aquel que observa los preceptos tántricos pero discrimina,
está traicionando el espíritu de samaya.
Detén toda actividad, abandona todo deseo,
deja que los pensamientos surjan y se desvanezcan,
cosa que harán como quieran, como las olas del mar.
Aquel que nunca lucha en contra de la impermanencia
y no viola el principio de la discriminación,
éste mantiene puros los preceptos tántricos.
Aquel que abandona la avidez y no se aferra a esto ni aquello,
él percibe el verdadero significado de las escrituras.
En Mahamudra todos los errores de la ignorancia son quemados;
en Mahamudra uno se libera de la cárcel de este mundo.
Esta es la suprema antorcha del Dharma.

Aquellos que no lo creen, se equivocan
siempre girando en la rueda de la pena y la tristeza.
Para esforzarse en el camino de la liberación
uno debe confiar en un gurú.
Cuando tu mente recibe su bendición,
la emancipación está al alcance de la mano.
¡Ay!, todas las cosas en este mundo carecen de significado;
no son más que semillas de dolor.
Las pequeñas enseñanzas conducen a actos;
uno debe seguir únicamente las grandes enseñanzas.
Trascender la dualidad es la noble perspectiva.

Conquistar las distracciones es la práctica soberana.
El sendero de la no práctica es el camino de todos los lindas.
El que camina por este sendero llega a ser un Buda.
Efímero es este mundo; sustancia no tiene alguna;
es igual que las sombras y los sueños.
Renuncia a él y abandona tus vínculos,
zanja tus ataduras de avidez y aversión
y medita en los bosques y montañas. Si sin esfuerzo alguno,
permaneces descansando en el estado natural,
pronto conquistarás Mahamudra, y alcanzarás lo inalcanzable.
Corta la raíz de un árbol y las hojas se marchitarán;
corta la raíz de tu mente y el samsara caerá.

La luz de cualquier lámpara aleja en un instante
las tinieblas de largos kalas;
con sólo un destello, la potente luz de la Mente
fundirá el velo de la ignorancia.
Todo aquel que se apega a la mente
no vé la verdad de lo que está más allá de la mente.
El que se esfuerza en practicar el Dharma,
no descubre la verdad más allá de la práctica.
Para conocer lo que está
más allá de la mente y la práctica
uno debe cortar limpiamente a través de la raíz de la mente
y mirar al desnudo.

De esta manera uno debe zanjar todas las diferencias
y quedarse completamente tranquilo.
Uno no debe aceptar ni rechazar,
sino permanecer en el estado natural, pues Mahamudra
está más allá de (oda aceptación o rechazo.
Como quiera que Alaya no es nacido,
nadie puede obstruirlo ni mancharlo;
afincándote en el terreno del no nacido,
todas las apariencias se disolverán dentro del Dharmata
y la voluntad egoísta y el orgullo se reducirán a nada.
El supremo entendimiento
trasciende todo esto o aquello
la acción suprema
comprende grandes recursos sin apego.
El supremo logro
consiste en realizar la inmanencia sin expectativas.
Al principio un yogui siente que su mente
se desploma como una catarata;
a medio camino, igual que el río Ganges,
fluye lento y pausado;
al final es como un inmenso océano
donde las luces de hijo y madre se funden en uno


HISTORIA DEL CUERNO DE YAK

Reverencia a todos los gurús

Habiendo ayudado a Sahle Aui, la yoguini prominente, en el desarrollo de su devoción, Milarepa fuese a Balkhu para recibir al hijo de su corazón, Rechungpa, quien regresaba de la India. De camino se detuvo en Betze Duyundzon (Tierra del Placer) por algún tiempo. A medida que Rechungpa se acercaba desde Gung Tang, el Jetsun vio en una visión que sufría de orgullo. Con este conocimiento en su mente, llegó el Jetsun para darle la bienvenida. Cuando, en medio de la llanura de Balkhu, se encontraron padre e hijo, Rechungpa pensó:

"Con ésta son dos las veces que voy a la India a estudiar. Por lo tanto, he seguido las instrucciones de mi gurú para servir al dharma y a las criaturas de sentimiento. La compasión y gracia de mi gurú son en verdad grandes, pero soy mucho más hábil en lógica budista que él. Ahora ha venido a darme la bienvenida; espero que me devolverá la reverencia cuando yo me incline ante él". Con esto en mente, Rechungpa se postró ante Milarepa y le ofreció el bastón de ahkaru que Dipupa le enviaba, pero Milarepa no dio la menor señal de que pensaba devolver la cortesía. Rechungpa se sintió desairado. Sin embargo, dijo: "Querido gurú, ¿dónde estuviste mientras fui a la India? ¿Cómo está tu salud, cómo están mis hermanos Repa; adonde iremos ahora?". El Jetsun pensó: "¿Cómo es esto, que Rechungpa se haya vuelto tan orgulloso? Debe estar poseído por demonios, o tal vez es la influencia de los paganos. No importa cuál sea la causa, ¡debo rescatarlo de ese obstáculo del orgullo!". Así pues, sonrió y contestó las preguntas de Rechungpa con el siguiente canto:


Soy un yogui que vive en el pico de una montaña nevada.
Con un cuerpo sano glorifico la mandala del Todo.
Limpio de la vanidad de los cinco venenos
no soy desgraciado o infeliz;
¡nada que no sea gozo siento yo!
Renunciando a todo alboroto y gusto por la diversión
resido solo en holganza perfecta.
Abjurando del bullicio de este mundo
permanezco gozoso en la tierra de la soledad.
Como he renunciado a la vida familiar
ya no tengo que seguir ganando y ahorrando;
como no deseo libros no intento ser un letrado.
Practico actos virtuosos y
no siento vergüenza en mi corazón;
como no tengo orgullo ni vanidad
renuncio gozoso a los debates que salpican salivazos.

No tengo hipocresía ni presunción;
vivo feliz y con naturalidad
sin prevenciones ni arreglos;
como no deseo fama ni gloria,
desaparecen los rumores y las acusaciones.
Doquiera voy, soy feliz.
Estoy contento con lo que llevo, 
y satisfecho con lo que como;
siempre estoy feliz.
Mediante la gracia de Marpa
he realizado samsara y nirvana;
el yoga del gozo llena mi ermita.
Tus hermanos Repa están bien,
hacen progresos en sus meditaciones, en las colinas remotas;
oh, hijo mío, Rechungpa Dorje Draugpa,
has regresado de la India.
¿Te sientes cansado y fastidiado del viaje?
¿Tu mente se ha agudizado y refrescado?
/Tu voz fue buena para el canto?
¿Practicaste y seguiste las instrucciones de tu gurú?
¿Obtuviste las enseñanzas que deseabas?
¿Obtuviste las diversas instrucciones?
¿Ganaste mucho conocimiento y erudición?
¿Has reparado en tu orgullo y egoísmo?
¿Has sido altruista en tus pensamientos y acciones?
Éste es mi canto de bienvenida a tu regreso.


En respuesta. Rechungpa cantó:


Fui a la India obedeciendo a mi gurú;
mi viaje fue azaroso y lleno de temores,
padecí gran pena y fatiga,
pero el viaje en general fue muy útil.
Vi a Dipupa, el gran maestro tántrico;
encontré a Magi, la gran yoguini,
también vi al maravilloso Buda protector,
y atestigüé el cumplimiento
de la profecía de las dakinis.
He cumplido, indudablemente,
el deseo vehemente de la instrucción medular.
También obtuve la instrucción de la sabiduría iluminadora cómo lámpara.
La red giratoria de prana y nadis,
el espejo universal de la igualdad,
la linterna del mandato del gran gozo,
las palabras verdaderas del espejo de la propia mente,
la forma suprema de la realización solar
y la autoliberación del mahamudra.
He bebido néctar-esencia de la inmortalidad,
he recibido instrucción sobre el bardo,
la instrucción medular de la práctica de dhyana,
en las cinco gemas del árbol simbólico
fui enseñado sobre cómo practicar los seis yogas
y sobre cómo ganar lo que desee en el mundo.
Las madres y dakinis reunieron para mí
todas estas instrucciones maravillosas.
Las deidades y gurús, todos, estuvieron muy complacidos.
Y mi mente se unió a ellos.

Como lluvia de flores cayeron sobre mí las realizaciones,
alimento celestial nutrió mi boca,
la instrucción medular fue puesta en mi mano,
como despedida las deidades me desearon buena suerte.
Mis deseos se cumplieron y alcancé el éxito.
Como sol naciente está mi corazón lleno de gozo.
¡Ahora estoy de regreso, mi gurú Jetsun!
¡Ahora te doy las enseñanzas de las dakinis!
Te ruego las observes, te pido las sirvas,
son los dharmas sagrados
que me han traído estos logros.


Y así diciendo, Rechungpa entregó los libros (adquiridos en la India) al Jetsun. Para limpiar a Rechungpa de orgullo y arrogancia, Milarepa cantó:


No seas orgulloso ni pomposo,
mi pequeño hijo Rechungpa,
a quien he nutrido por diez años.
En voz afinada canto para ti un canto
como un rosario de oro con profundo sentido.
Guárdalo en tu mente, si estás de acuerdo con él.
Diosas queridas son las dakinis del dharma sin forma,
pero quien tiende a volverse muy grande
está expuesto a ser asesinado por villanos.

El cúmulo de bienes de los hombres ricos
es provisión de entretenimiento para sus enemigos;
ser complaciente con la lujuria y los placeres
es la causa de la pobreza y de la muerte.
Quien no conoce su límite y actúa más, arriba de su alcance
es estúpido como un loco cualquiera.
Si un oficial trata mal a sus sirvientes daña a su país.
Si un sirviente no respeta a su amo, perderá su mente
trayéndose contra sí mismo la desventura.
Si un sostenedor de la doctrina no puede comportarse
destruirá el dharma.

Quien no mantiene en secreto las enseñanzas de las dakinis
las desvirtúa y ofende.
Oh hijo mío, tu orgullo acerca de lo aprendido
te conducirá por caminos errados.
Predicar mucho con palabras vacías
arruina tu buena experiencia y meditación;
estar inflado de orgullo y arrogancia
prueba que has descuidado los preceptos de tu gurú.
Nada propicia tanto el volver atrás
como la desobediencia al gurú.

¡Ninguno estará tan confuso y distraído
como aquel que deja de meditar en soledad
¡Nada es más infructuoso
que un budista que no renuncia a su parentela!
¡Nada es más vergonzoso
que un budista erudito que descuida su meditación!
¡Nada es más desgraciado
que un monje que viola las reglas!
Hijo mío, Rechungpa, si estás de acuerdo con lo dicho
debes llevarlo a tu corazón;
si estás en. desacuerdo haz lo que te plazca.
Soy un viejo que enfrenta la muerte
y que no tiene tiempo para habladurías y chismes.

Eres un joven pagado de ti mismo,
A quien quiera que te amoneste, lo condenarás.
¡Oh mi agraciado gurú Marpa el Traductor,
ayúdame, por favor, a mí, pobre mendigo,
que he abjurado por siempre de los deseos mundanos!


Recogiendo los libros y el cetro de ahkaru, Milarepa corrió hacia adelante a gran velocidad por medio de su poder milagroso. Rechungpa no podía alcanzarlo. Corrió jadeando y resollando tras su gurú mientras cantaba así:


¡Oh mi padre Jetsun! Por favor escúchame;
¿Cómo puede nunca ofender un hijo a su padre?
Sólo te pedía recibir las enseñanzas que yo he obtenido;
he recibido sin ninguna duda ni posible error
todas las instrucciones del dharma de las dakinis sin forma.
Desde lo profundo de las más profundas doctrinas
he recibido la convicción.
¡Te ruego entiendas esto, querido gurú!
Además, obtuve el yoga de la longevidad,
las palabras secretas simbólicas de las dakinis,
los principios del cuerpo vajra
y las instrucciones de la Madre Buda;
ahora te las ofrezco todas a ti, oh mi gurú Jetsun.
También alcancé la profunda protección del tigre,
la cura de toda enfermedad
y la enseñanza para dispersar demonios;
todas estas valiosas instrucciones te las ofrezco.
Sobre mis hombros traigo
la medicina de los seis méritos
y el elíxir de dioses y diosas;
ahora te los ofrezco, oh mi gurú agraciado;
este cetro maravilloso hecho del supremo árbol ahkaru
fue usado por las dakinis para apoyarse en él,
es cosa inapreciable y maravillosa,
simboliza las enseñanzas tántricas de Dipupa;
te lo ofrezco ahora, oh mi gurú Jetsun.
Te ruego aprecies estas enseñanzas excelentes
y tengas piedad -de mí; el apesadumbrado Rechungpa.
¡Por favor, ten conmiseración y dame ocasión
de parar de correr y jadear!
Si quieres hacerlo, por favor hazlo,
sería la mejor caridad.
Si uno puede satisfacer la sed y el hambre
de otros, es de gran mérito,
consolar a la gente que sufre es la mejor dádiva,
servir a los otros con amabilidad y mostrarles
el sendero correcto
es obligación de los seguidores del dharma,
tal como lo enseña el Buda, Nuestro Señor.

El Jetsun escuchaba el canto de Rechungpa mientras éste corría tras él. Cuando finalizó el canto, el Jetsun se detuvo. Sentóse luego sobre el suelo y respondió a Rechungpa cantando:


Es muy bueno que padre e hijo estén en armonía;
mantener la armonía con la gente es un gran mérito;
pero el mayor de todos los méritos
es mantener la armonía con nuestro padre.
Si uno está en discordia con todos los demás
se sabrá que esta persona es ominosa y detestable,
pero aún más ominosa es la discordia entre padre e hijo.
Bueno es mantener, mediante actos correctos,
la armonía con nuestro propio padre,
bueno es alabar los cariños de nuestra madre
así como su generosidad;
bueno es actuar en concordia con todos.
Nuestro deseo puede satisfacerse
si se está en buenos términos con los hermanos;
agradar a nuestro gurú
es obtener sus bendiciones,
Ser humilde es triunfar;
un buen budista es aquel que aniquila
todas las malas disposiciones.
Bondad es tolerancia de la calumnia,
ser modesto es ganar fama y popularidad,
mantener una disciplina pura
es echar a un lado toda pretensión y disimulo,
vivir con un sabio es progresar,
ser indiferente es acabar todo chismorreo,
ser bueno y compasivo es avanzar
con nuestra mente bodhi;
éstas son las cosas que debe hacer un sabio,
pero un tonto no distingue entre amigo o loco.
En lo concerniente a la práctica actual del sendero,
los dharmas de dakinis con forma no significan mucho;
mi relación contigo es más profunda y más importante
que el cetro tántrico de Dipupa,
no hay mejor discípulo
de la realizada madre Magi que yo;
si las dakinis guardaran el secreto
de sus enseñanzas con respecto a mí,
¿a quién se lo impartirían?
En la mandala de oro
he disfrutado de muchas fiestas sacramentales;
con el Buda protector Dorje Paumo
he tenido una amistad más larga que tú;
no hay tierra de dakinis o de Bha Wo (Vira)
que me sea poco familiar;
Más que tú estoy enterado de las cosas que haces.
¡Oh Rechungpa, no seas orgulloso, no te alejes!
Vayamos a las montañas y meditemos en soledad.


Entonces el Jetsun y Rechungpa se fueron juntos. Éste es el primer capítulo sobre el encuentro de Rechungpa con el Jetsun en Yang Ru.
Mientras el Jetsun y Rechungpa caminaban a lo largo del camino, Rechungpa pensó de nuevo:

"Si éste fuera otro gurú, yo habría tenido una buena recepción y habría sido tratado con más hospitalidad a mi regreso de la India. Pero mi gurú vive en tan pobres condiciones, que naturalmente sería imposible expresar alguna comodidad o placer por parte de él. ¡He estado en la India y he aprendido tanto de las enseñanzas tántricas! Un hombre como yo no debe practicar su devoción como un asceta sino con placer y disfrute". Con estas ideas arrogantes y malsanas en su mente surgieron pensamientos poderosos, llenos de infidelidad hacia el Jetsun.

Milarepa, de inmediato, leyó la mente de Rechungpa. Y señaló un cuerno de yak que estaba tirado junto al camino diciendo: "Recoge ese cuerno de yak y llévalo". Rechungpa pensó:

"Algunas veces mi gurú, tal como dice, no desea nada, pero otras su odio es más fuerte que el de un perro viejo y su codicia es mayor que la de un pordiosero viejo, como dice el proverbio.
¿Después de todo, ¿cuál puede ser la utilidad de este cuerno de yak inservible?" Luego dijo al Jetsun: "¿Qué uso podemos darle a este cuerno que para nada sirve? ¡Déjalo allí! El Jetsun replicó: "Tomar una cosita como ésta no aumentará nuestra codicia y algunas veces estas cosas despreciadas son muy útiles". Así diciendo, recogió el cuerno y él mismo lo cargó.
Cuando llegaron a Ha parte central de la llanura de Bahuo Baltang, donde no hay sitio alguno donde guarecerse ni siquiera para un ratoncito, el cielo claro se oscureció repentinamente por
nubes que se reunían en tropel. Luego cayó un gran vendaval acompañado de una granizada
violenta. En medio de esta embestida, Rechungpa se cubría la cabeza con tal desesperación y confusión que olvidó por completo hasta mirar a su gurú. Después de un rato, cuando ya la granizada disminuía, Rechungpa comenzó a buscar a Milarepa, pero no podía encontrarlo. Se sentó pues en el suelo y esperó un rato. Luego le pareció escuchar la voz de Milarepa que salía del cuerno, que estaba a un lado del camino. Caminó hacia él y vio que era el mismo cuerno de yak que poco antes había recogido el Jetsun; trató de levantarlo pero estaba tan pesado que ni siquiera pudo moverlo ni una pulgada. Se tiró al suelo y miró dentro; allí vio a Milarepa sentado confortablemente dentro de un amplio cuarto; su cuerpo no era más chico, ni el cuerno era más grande que antes, era como el reflejo de una imagen grande vista en un espejo. Oyó cantar así al Jetsun:


La gracia de mi gurú ha entrado en mi cuerpo;
si el propio cuerpo permanece como es comúnmente,
no se es un gran yogui;
Rechungpa, debes rendir homenaje
a mi cuerpo milagroso.
La gracia de mi gurú ha entrado en mi boca;
si uno señala cosas sin sentido no es un gran yogui;
toda la instrucción medular está en mi canto,
debes llevarlo en tu corazón, Rechungpa.
La gracia de mi gurú ha entrado en mi mente;
si algún pensamiento contra la fe surge en nuestra mente,
no se es un gran yogui;
Rechungpa, debes rendir homenaje a mi
poder telepático.
Oh hijo mío, Rechungpa, tu mente es como un pájaro raudo,
ya vuela alto o baja al ras;
debes observar estos cambios inestables,
deja de pensar tanto
y hazte devoto de las prácticas Repa.
Si piensas que puedes alcanzar a tu gurú,
debes venirte ya a este cuerno;
ven enseguida,
¡aquí hay una casa espaciosa y confortable!
Rechungpa, tu iluminación es como el sol y la luna,
 algunas veces brillan radiantes y otras
están oscurecidos por las nubes.
Debes observar la inestabilidad del cambio;
deja de pensar tanto
y dedícate a la práctica Repa.
Si crees que puedes alcanzar a tu gurú,
debes venirte a este cuerno;
ven enseguida,
aquí hay casa espaciosa y confortable.
¡Hijo Rechungpa! Tu comportamiento
es como el del viento en las montañas;
tan pronto sopla rápido y violento
como es gentil y calmado.

Debes observar la inestabilidad del cambio;
deja de pensar tanto
y dedícate a la práctica Repa.
Si crees que puedes alcanzar a tu gurú,
debes venirte a este cuerno;
ven enseguida, aquí hay casa espaciosa y confortable.
¡Hijo Rechungpa! Tus realizaciones son
como la semilla en el campo,
a veces crece mal y otras bien,
debes observar lo inestable de este cambio;
deja de pensar tanto
y dedícate a las prácticas Repa!
Si crees que puedes alcanzar a tu gurú,
debes venirte a este cuerno;
ven enseguida,
aquí hay casa confortable y espaciosa.

Si nuestra mente domina el espacio
podrá entrar de inmediato en este cuerno y disfrutarlo;
¡ven enseguida, hija mío, te llama tu padre!
No sería amable que un hijo rehusara
entrar a la casa de su padre.
Soy un hombre enfermo y acabado
que nunca en su vida ha estado en la India;
su cuerpo insignificante está temeroso
del camino que, lleno de peligros, lleva al otro lado;
por eso permanece dentro de este cuerno.
Hijo Rechungpa, eres joven y has estado en la India.
También has estudiado con muchos gurús
realizados y eruditos,
debes pues pasar a este cuerno
con tu cuerpo espléndido y prominente.

Este cuerno carroñoso de yak es de poca utilidad,
con seguridad no podrá inflar nuestro egoísmo
ni nuestros deseos;
¡Entra pues, Rechungpa,
entra y únete a tu padre aquí dentro!

Rechungpa pensó: "Parece que hay bastante espacio allí dentro; ¿podré entrar yo?" Y así pensando trató de entrar al cuerno pero no pudo ni siquiera pasar su mano mi su cabeza, menos aún ru cuerpo. Luego pensó: "Puede que el poder milagroso del Jetsun sea o no genuino, pero lo más probable es que él mismo haya producido el granizo". Poniendo su boca cerca del cuerno, Rechungpa cantó con voz queda:


Oh padre mío Jetsun, escúchame,
aunque la visión, la práctica, la acción y la realización
de tu siervo e hijo Rechungpa Dor Draug
sea alta o baja, brillante u opaca, grande o pequeña,
él continuará implorándote;
aunque sus ropas de algodón estén mojadas o secas,
él continuará implorándote;
él podrá alcanzar o no a su padre,
pero continuará implorándote.


Milarepa salió del cuerno. Hizo un gesto al cielo y enseguida cesó el vendaval, se dispersaron las nubes y brilló el sol. De inmediato se hizo tibio el aire y pronto los vestidos de Rechungpa estuvieron secos.
Después de reposar un rato dijo el Jetsun: "Rechungpa, desde un principio supe que era innecesario tu viaje a la India. Satisfecho con la enseñanza del Mahamudra y los seis yogas, yo no fui allá. Estoy muy contento de que hayas regresado con las enseñanzas que querías".
"Querido Lama —dijo Rechungpa—, estoy hambriento y frío, vayamos a esas tiendas y pidamos algo de comer".
Milarepa replicó: "No es éste el tiempo de pedir limosnas". "No sé si sea o no tiempo de pedir limosnas, pero estoy a punto de morirme de hambre; sea como fuere, te ruego que vayamos".
"Muy bien, vamos. Pienso que sería mejor ir a la primera tienda". "Pero es que para pedir limosna, no hay que mirar sólo a los ricos y despreciar a los pobres —dijo Rechungpa—. Vayamos mejor a la pequeña tienda color café cerca de la parte inferior de la terraza".
Fueron pues hacia la tienda chica. Cuando llegaron a la entrada en busca de la dueña que les daría limosna, salió una mujer que asustaba y dijo: "Un yogui debe andar todo el tiempo tras la pobreza. Los buenos yoguis rehúsan nuestros ofrecimientos, aun cuando se los traigamos, pero gente codiciosa como ustedes nunca se contenta con lo que tiene, sino que viene tras lo que otros tienen. Todas las cosas que tenía para hacer caridad las di a unes mendigos esta mañana. No hay nada ahora. Mejor se van a pedir a otro lado". Al oír estas maliciosas palabras, el Jetsun dijo: "Ya se va a poner el sol, no hay diferencia si pedimos alimento hoy o mañana, busquemos pues un sitio donde dormir".
Esa noche el Jetsun y Rechungpa durmieron por allí cerca, y a eso de la medianoche escucharon ruido en la tienda. Luego cesó el ruido y todo volvió a ser silencio. A la mañana siguiente, cuando salió el sol, el Jetsun dijo a Rechungpa: "Ve a la tienda y echa un vistazo dentro". Así lo hizo Rechungpa, pero nada pudo hallar salvo el cadáver de la vieja que les había negado limosna. Rechungpa informó a Milarepa lo que vio. El Jetsun dijo: "La comida
y otras cosas deben hallarse escondidas bajo tierra", y volvieron juntos hasta la tienda.
El hecho fue que la hora le llegó a la vieja sin cuidarse de su charla maliciosa —estaba esa región llena de epidemia—. Encontraron que sus joyas habían sido robadas por los nómadas.
Bajo la tierra sólo quedaba una bolsa chica de mantequilla, un poco de queso y de harina de cebada y una paila de yogurt. El Jetsun dijo a Rechungpa: "Hijo, así son todas las cosas. La tarde anterior esta vieja estaba llena de tacañería y preocupación y ahora ya está muerta. Oh, en verdad que debemos dar limosna a quien lo necesita". Por lo tanto, Milarepa y Rechungpa prepararon una ofrenda sacramental para la vieja muerta con las cosas que dejó.
Rechungpa empaquetó luego las sobras de comestibles, y se los llevaba ya cuando el Jetsun le dijo: "No es bueno para uno comer el alimento de quien ha muerto sin beneficiarlo. Dice el  proverbio: «El anciano comerá el alimento y el joven lo llevará». Carga pues con el cadáver sobre tus hombros, que yo iré adelante señalando el camino".
Con excusas de que podría contaminarse con lo putrefacto del cadáver, Rechungpa, infeliz, cargó el cuerpo sobre sus hombros, mientras el Jetsun se adelantaba señalando el camino.
Cuando llegaron a una ciénega, el Jetsun dijo: "Echa, ahora el cadáver abajo". Luego puso la punta de su bastón sobre el corazón del cadáver y dijo: "Rechungpa, así como esta mujer, toda criatura de sentimiento cota destinada a morir, pero son muy escasos los que piensan en este hecho; por ello pierden muchas oportunidades de practicar el dharma; ambos, tú y yo, hemos de recordar este incidente y aprender la lección que nos da". Enseguida entonó el "Canto de lo transitorio e ilusorio", el cual tiene seis parábolas:


¡Oh, la gracia de los gurús está más allá
de nuestra imaginación!
Cuando lo transitorio de la vida nos golpea fuerte el corazón,
los pensamientos y los actos se acoplan al dharma.
Si repetida y continuamente pensamos en la muerte
podremos fácilmente eliminar el demonio de la pereza;
nadie sabe cuándo le llega la muerte,
tal como a esta mujer llegó anoche.
Rechungpa, no seas necio y escucha a tu gurú;
atiende: toda manifestación del mundo exterior
es tan efímera como el sueño de anoche;
uno se siente terriblemente triste
cuando piensa en este sueño pasajero.

Rechungpa, ¿estás del todo conciente
acerca de este gran enredo?
Oh, mientras más pienso
en esto más aspiro al Buda y al dharma.
El cuerpo anhelante de placer
es un ingrato acreedor;
sea cual fuere el bien que le hagas
siempre plantará la semilla de la pena;
este cuerpo humano es una bolsa de poder y mugre.
Escucha mi canto.
Cuando reparo en mi cuerpo
lo veo como una ciudad de espejismo;
aunque por un rato debo sustentarlo,
está condenado a extinción.
Cuando pienso en esto
se me llena de pena el corazón.

Rechungpa, ¿no cortarás el samsara?
Mientras más pienso en esto
más aspiro al Buda y al dharma.
Una persona viciosa nunca puede alcanzar la felicidad; 
los pensamientos vagabundos son la causa del retorno,
las malas disposiciones son la causa de toda miseria;
no seas nunca avaricioso, Rechungpa,
sino escucha mi canto.
Cuando miro hacia atrás a mi mente apegada
me parece como un gorrión de vida corta en el bosque,
sin hogar ni sitio para dormir;
cuando pienso en esto se me llena de pena el corazón.
Rechungpa, ¿te dejarás a ti mismo,
consentirás en ti la mala voluntad?
Oh, mientras más pienso en esto
más aspiro al Buda y al dharma.

La vida humana es tan precaria
como un mechón de pelo de la cola de un caballo,
colgando, al borde de quebrarse,
puede extinguirse a cualquier momento,
como esta vieja, anoche.
No te sujetes a esa vida, Rechungpa,
sino escucha mi canto.
Cuando observo dentro mi aliento,
veo que es volátil como la niebla,
a cada momento puede desvanecerse en nada,
cuando pienso en esto mi corazón se llena de pena.
Rechungpa ¿no quieres dominar ahora
esta inseguridad?
Oh, mientras más pienso en esto
más aspiro al Buda y al dharma.

Estar cerca de los parientes débiles
sólo causa odios;
el caso de esta anciana es una muy buena lección.
Rechungpa, deja de creer lo que deseas
y escucha mi canto.
Cuando observo a amigos y matrimonios
me parecen como mirones de bazar;
el encuentro con ellos es sólo temporal,
pero la separación será para siempre.
Cuando pienso en esto mi corazón se llena de pena.
Rechungpa, ¿no deseas apartar de ti
todas las asociaciones mundanas?
Oh, mientras más pienso en esto
más aspiro al Buda y al dharma.

Un rico escasamente disfruta
el dinero que ha ahorrado;
ésta es la ironía del karma y del samsara
dinero y joyas obtenidas por cicatería y afán
son como la bolsa de comida de esta anciana.
No codicies, Rechungpa,
sino escucha mi canto.
Cuando miro la fortuna del rico
me parece la miel de las abejas;
el trabajo afanoso sólo sirve para disfrute de otros,
ése es el fruto de este laborar.

Rechungpa, ¿no deseas abrir
el tesoro que está dentro de tu mente?
Oh, mientras más pienso en esto
más aspiro al Buda y a sus enseñanzas.


El cadáver de la anciana fue sumergido en el suampo y su alma fue liberada al Dharmadhatu. Luego el Jetsun y Rechungpa tomaron consigo los comestibles y partieron hacia Betze Duyundzon. Éste es el segundo capítulo de la historia del cuerno de yak. Más tarde, cuando el padre Jetsun y el hijo Rechungpa residían en Betze, este último obtuvo grandes progresos en su meditación-En una experiencia de gran júbilo aparecieron numerosos pensamientos en su mente. Conciente de esto, el Jetsun dijo: "Rechungpa, ¿qué has aprendido  en tus experiencias últimamente?". Para relatarlas Rechungpa cantó:


Viviendo con mi gurú, he tenido
una experiencia poderosa como cuchillo afilado;
con ella he cortado las decepciones internas y externas,
Debido a esto soy feliz y estoy contento.
En medio de las diversas manifestaciones
sentí que yo era una lámpara radiante;
entonces todas las instrucciones se tornaron
claras como nunca.
Debido a esto soy feliz y estoy contento.
Cuando me sentí en el pico de la montaña nevada
fui como una leona blanca
predominando y sobrepasando a todos en el mundo.
Debido a esto soy feliz y estoy contento.
Cuando moraba en la ladera de la colina de la Roca Roja
me sentí como águila majestuosa;
por siempre he conquistado
la terrible expansión del mar.

Debido a esto soy feliz y estoy contento.
Cuando deambulaba de región en región
me sentía como cachorro de tigre o como abeja,
sin ataduras a cosa alguna, extremadamente libre.
Debido a esto soy feliz y estoy contento.
Cuando me mezclo con la gente en las calles
siento como si yo fuera un loto inmaculado
erguido sobre el lodo y podredumbre.
Debido a esto soy feliz y estoy contento.
Cuando me siento entre la turba en el pueblo
siento que soy como el mercurio que rueda
y toca todo pero a nada se adhiere.
Debido a esto soy feliz y estoy contento.
Cuando tomo asiento entre discípulos fervientes
siento como si yo fuera el Jetsun Milarepa,
con cariño y felicidad doy instrucciones cantando;
ésta es la bendición de mi gurú
que me trae este gozo;
el estado búdico se realiza
descansando la propia mente a sus anchas.

El Jetsun comentó: "Si no es surgida del orgullo, esta experiencia en buena y has recibido en verdad las bendiciones de tu gurú. Sin embargo, se necesita algún entendimiento más acerca de esas experiencias, que parece que tú descuidas. Escucha pues mi canto":

Desde el fondo de mi corazón, donde surge
la gran compasión,
siento que todos los seres en los tres reinos
están esclavizados en una prisión de fuego.
Cuando la instrucción del linaje
fue embebida en mi corazón,
como sal que se disolviera en el agua,
experimenté absorción.
Cuando la sabiduría brilló radiante desde dentro
sentí como si despertara de un gran sueño;
desperté de ambos samadhis (el principal y el inferido),
desperté de ambas ideas, "sí" y "no".
Cuando se asegura el gran gozo mediante la visión,
se sienten todos los dharmas espontáneamente libres,
como bruma de lluvia que se desvanece en el aire.
Cuando uno llega a la escuela del ser
la sabiduría radiante de la realidad
ilumina todo como un cielo sin nubes.

Cuando ambos pensamientos —lo impuro y lo puro—
se aclaran, como en espejo de plata
la sabiduría inmanente brilla hacia afuera.
Cuando se disuelve la conciencia alaya 
en el dharmakaya,
siento que mi alma y mi cuerpo brotan
como huevo aplastado.
Cuando el cordel del apego se corta,
siento que desaparece la existencia en el bardo,
como el desenrollarse de una serpiente.
Cuando actúa sin tomar ni dejar
mi mente está tan cómoda como si no actuara,
siento como si fuera un león
con el poder de las tres perfecciones.
El vacío iluminativo, la sabiduría iluminativa
y las manifestaciones iluminativas
son mis tres amigos inseparables;
como el sol brillando en un cielo despejado
siempre estoy en la gran iluminación.
Como separar caballos de yaks,
el mundo exterior y los sentidos son
claramente distintos a los interiores.
Los cordajes de la mente y de los skandhas
están rotos para siempre;
habiendo utilizado plenamente esta forma humana
he completado todos los asuntos del yoga.
¿Has tenido, Rechungpa, estas experiencias?
Oh, hijo mío, no te envanezcas ni seas presuntuoso.


Al oír este canto, se enderezó la mente de Rechungpa. Luego dijo Milarepa: "Vayamos ahora, padre e hijo, a Di Se o Lashi, montañas remotas, para meditar". Rechungpa dijo: "Estoy muy cansado, mis fuerzas físicas están exhaustas. Creo que mejor voy a un monasterio cercano para descansar y reponer mis fuerzas, de otro modo no seré capaz de meditar ni de viajar". "Si desde lo más hondo del corazón se toma una determinación, podrá uno practicar su devoción en cualquier circunstancia y cualquier tiempo", contestó el Jetsun. Luego cantó el canto llamado "Las seis experiencias".


Oh hijo, nuestro propio cuerpo basta
como un buen templo,
el paraíso celestial está en los puntos
vitales internos,
nuestra propia mente basta como gurú,
ya que todo entendimiento verdadero
proviene de ella,
el fenómeno externo basta como sutra,
porque todo allí es símbolo del sendero de liberación,
el alimento del samadhi basta para sustentarnos,
porque los padres Budas vendrán y bendecirán,
el calor de Tunmo (Dumo) basta como vestido,
es el traje tibio y bendito de las dakinis.
La mejor compañía es cortar todo apego,
vivir solo es ser amigo de los dioses,
considerar pasajeros a los enemigos
es evitar el odio,
el mejor remedio contra todo obstáculo
es meditar en el vacío,
porque todo es un juego mágico de la mente. 

Éste es el modo correcto a seguir,
si vas en contrario, te perderás.
Soy un anciano próximo a la muerte
que ya no tiene tiempo de chacharear.
Tú eres joven, vigoroso y sano
y podrás no escuchar mi advertencia útil;
hablar con honestidad y rectitud
a las personas orgullosos y codiciosas
es un desperdicio completo.
Si quieres meditar, ven conmigo,
si no, haz lo que quieras.


El Jetsun ya se iba andando cuando Rechungpa, jalándolo del vestido, lo detuvo y cantó el canto llamado "Las ocho necesidades".


Aunque el mejor templo es nuestro cuerpo
necesitamos lugar dónde cobijarnos para dormir,
la lluvia y el viento atacan todo sin compasión.
Por esto necesitamos un templo.
Aunque el mejor gurú es la propia mente
necesitamos un maestro para ilustrar la mente esencial,
no podemos descuidar un momento el rogarle.
Por esto siempre necesitamos un gurú-
Aunque el fenómeno externo sustituye al Sutra,
los obstáculos y las dudas surgen en cada caso;
piara aclararlos es necesario
una referencia lúcida a los Sutras.
Por eso siempre necesitamos el Sutra.
Aunque el alimento del samadhi sea suficiente,
las provisiones son necesarias;
este cuerpo subsiste de alimentos.
Debido a eso siempre necesitamos comida.
Aunque el mejor vestido es el calor del Tunmo
es necesario algo que cubra al cuerpo,
pues, ¿quién no siente vergüenza e infelicidad?
Debido a esto necesitamos ropa.

Aunque lo mejor es cortar con toda amistad
es necesario conseguir soporte y ayuda;
bueno o malo, ¿quién no tiene un amigo?
Por esto necesitamos siempre a los amigos.
Aunque evitar al enemigo baste,
algunas veces lo topamos en el camino,
pues ¿quién es inmune a la hostilidad?
Debido a esto siempre necesitamos protección.
Aunque el mejor remedio sea ver todo obstáculo
como un vacío,
les demonios y fantasmas son poderosos y malignos;
conquistar el demonio del ego es aún más difícil.
Debido a esto siempre necesitamos salvaguarda.
Estar con un gurú trae felicidad,
retornar contigo trae alegría,
donde vayas yo iré,
pero te ruego por todos los medios
que permanezcas un tiempo en el valle.


Milarepa respondió: "Si tú tienes confianza, seguir mi método será suficiente; de otro modo siempre habrá necesidad de algo. Bien, si de todos modos estás incapacitado de ir a la tierra de la soledad en las montañas, vayamos a Bouto a predicar el Dharma". Entonces el Jetsun y Rechungpa fueron a Bouto de la Roca Roja.

Éste es el último capítulo de la historia del cuerno de yak. 



CANTO A LA ALEGRÍA DEL YOGUI

Reverencia a todos los gurús

El maestro de Yoga, el Jetsun Milarepa, acatando las órdenes de su gurú, fue de Junpan a las colinas nevadas de Yolmo. Allí vivió en la "Cueva del Tigre de Senge Tson", situada en los bosques de Singalin. La diosa de Yolmo apareció en forma agraciada y, obedeciendo las órdenes del Jetsun, le prestó sus mejores servicios.
Milarepa permaneció allí por algún tiempo con ánimo profundamente inspirado.
Un día llegaron a visitarlo cinco monjas que procedían de Mon, las cuales se dirigieron a él de esta manera: "Se dice que este lugar es terrorífico y que es un sitio ideal para obtener gran progreso en la meditación. ¿Será esto cierto? ¿Opinas que es así?" Milarepa cantó alabanzas al sitio:

Reverencia a ti, ¡gurú mío!
Te hallé después de hacer grandes méritos
y ahora estoy en el lugar que profetizaste. 
Éste es un sitio delicioso, lugar de colinas y florestas.
En las praderas de las montañas florecen las plantas.
Danzan ondulantes los árboles en el bosque.
Para los monos éste es sitio de recreo.
Cantan armoniosamente los pájaros,
revolotean zumbando las abejas,
y del día a la noche arco iris vienen y van.
En verano e invierno cae dulcemente la lluvia
y brumas y neblinas se acumulan en otoño y primavera.
En este grato lugar, yo, Milarepa,
resido en soledad y felicidad,
meditando sobre la mente de vacío iluminante.
¡Cuan felices son las miríadas de manifestaciones!
Mientras más altibajos hay, más alegre me siento.
Feliz el cuerpo sin karma ominoso,
¡en verdad, la interminable confusión es una dicha!
A mayor temor, mayor es mi alegría.

¡Dichosa la muerte de las sensaciones y pasiones!
¡Mientras mayores sean la angustia y la pasión,
mayores serán el gozo y la alegría!

¡Qué felicidad no sentir achaques ni enfermedades,
qué felicidad: dicha y sufrimiento son uno;
qué felicidad jugar con el movimiento corporal
gracias al poder que surge de la yoga!
Saltar y correr, danzar y columpiarse
es aún más gozoso.
¡Qué felicidad cantar el canto de la victoria,
qué felicidad cantar y tararear;
aún más gozoso es hablar y cantar en voz alta!
Feliz es la mente —poderosa y segura—
que se ha empapado del reino de la totalidad.
Extrema felicidad
es la autoemanación del autopoder;
felices son las miríadas de formas, las multitudes de revelaciones.
Como obsequio de bienvenida a mis fervientes discípulos,
canto esta felicidad yóguica.


Luego, Milarepa inició a las cinco jóvenes monjas novicias y les dio instrucción verbal. Después de practicar sus enseñanzas por algún tiempo, nació en ellas la luz de la realización interior. Milarepa estaba muy dichoso, y cantó el Néctar de la Instrucción.


¡Oh, mi gurú, que muestras
el inconfundible sendero de la liberación;
oh tú, el salvador perfecto, el gran compasivo,
te ruego no me dejes nunca, permanece por siempre
sobre mi cabeza 
 como corona de joyas!
Escuchen, seguidoras del dharma,
meditabundas aquí sentadas,
¡aunque las enseñanzas del Buda son muy numerosas,
quien pueda practicar este profundo sendero 
será en verdad bien dotado!
Si ustedes desean llegar a ser Buda en una sola existencia,
no deben codiciar las cosas de esta vida
ni aumentar el propio anhelo,
no sea que se embrollen entre el bien y el mal
y caigan en reinos de miseria.
Cuando presten servicios a su gurú,
guárdense de pensar "yo soy quien trabaja y él quien disfruta".
Si tienen este tipo de pensamiento,
con seguridad padecerán disputas y discordia,
y nunca podrán alcanzar lo que desean.

Cuando observen los preceptos tántricos,
cesen su asociación con los malvados,
no sea que se contaminen de influencias dañinas
y corran el riesgo de quebrantar dichos preceptos.
Cuando se ocupen del estudio y aprendizaje,
no se apeguen con orgullo a las palabras,
no sea que el fuego dormido de las Cinco Pasiones Venenosas 6
levante llama y consuma los pensamientos y actos virtuosos.
Cuando en retiro mediten con sus amigos,
no ambicionen demasiadas cosas,
no sea que cesen sus actos virtuosos
y se pierda su devoción.
Cuando practiquen el Sendero con Forma 
de la Transmisión Susurrada, 
no exorcicen demonios ni imprequen a los fantasmas para otros,
no sea que surjan demonios de vuestra propia mente
y arda,, en anhelos por bienes mundanos.
Cuando hayan adquirido experiencia y realización,
no desplieguen vuestros poderes milagrosos ni profeticen,
no sea que las palabras secretas y los símbolos se escapen,
disminuyendo los méritos y la espiritualidad interior.
Cuídense y eviten caer en ese precipicio.
No cometan actos malos. No coman alimentos seductores.
No carguen con el cadáver 
ni usen palabras dulces para complacer a otros.
Sean humildes y modestas, y hallarán su camino.


Las monjas preguntaron luego a Milarepa cómo hallarían su propio camino y le pidieron más instrucción. En respuesta Milarepa cantó:

Rindo homenaje a mi gurú misericordioso.
Te ruego me otorgues tus ondas de gracia;
ayúdame a mí, el mendigo gozoso de meditar.
Aunque ustedes, hijas de la nueva generación,
vivan en poblados infestados de karma dañino,
el vínculo del dharma aún perdura.

Vienen ahora a mí
porque escucharon las enseñanzas del Buda
y esto evitará que se descarrilen.
Por la práctica constante de la acumulación de méritos 
desarrollarán aptitud para la devoción
y entrarán en ustedes las ondas de gracia,
mientras crezca la realización verdadera. 
Pero aun si hacen todo esto, de poco servirá
si no pueden alcanzar el dominio total.
Por compasión hacia ustedes les doy esta instrucción.
Escuchen con atención, ¡oh, jóvenes amigas mías!
Cuando vivan en soledad,
no piensen en las diversiones del pueblo,
no sea que el maligno surja en vuestro corazón;
vuelvan su mente hacia adentro
y hallarán su camino.
Cuando mediten con perseverancia y determinación,
piensen en los males del samsara
y en lo incierto de la muerte;
rehuyan el anhelo de placeres mundanos;
entonces crecerá en ustedes el valor y la paciencia,
y hallarán su camino.
Cuando soliciten la profunda enseñanza de la práctica,
no aspiren a la erudición ni a llegar a ser doctas,
no sea que las dominen las acciones mundanas y los deseos;
si así fuere, esta misma vida seria malgastada.
Sean humildes y modestas,
y hallarán su camino.
Cuando les lleguen en la meditación diferentes experiencias,
no estén orgullosos ni ansiosas de contarlas,
no sea que disturben a las diosas y madres. 

Mediten sin distracción
y hallarán su camino.
Cuando acompañen a su gurú,
no presten atención a sus méritos o deméritos,
no sea que encuentren montañas de faltas.
Sólo con fe y lealtad
hallarán su camino.
Cuando asistan a reuniones devotas
con hermanos y hermanas en el dharma,
no piensen en dirigir el grupo o encabezar la fila,
no sea que despierten odio y deseos,
y ofendan así los preceptos.
Adáptense, compréndanse mutuamente
y hallarán su camino.
Cuando pidan limosna en la villa,
no utilicen el dharma como trampa o modo de explotación,
no sea que se fuercen a sí mismas a caer al sendero más bajo.
Sean honestas y sinceras,
y hallarán su camino.

Antes que nada, recuerden en todo tiempo y lugar:
nunca sean arrogantes ni orgullosos de sí mismas,
no sea que se sobrepasen en la propia estimación
y se sobrecarguen de hipocresía.
Si abandonan la pretensión y el engaño
hallarán su camino.
Quien ha encontrado el camino
puede pasar sus enseñanzas misericordiosas a los otros; ,
así se ayuda a sí mismo y también a los demás.
Entonces, el único pensamiento que guarda su corazón es el de dar.


Las discípulas estaban muy inspiradas con la determinación de efectuar diligentemente la práctica y de renunciar al mundo. En ellas se estableció una inalterable fe en el Jetsun y dijeron: 

"Queremos ofrecerte una mandala de oro. 
Por favor acéptala y danos la enseñanza
empírica de la visión, la práctica y la acción".

Milarepa replicó: 

"Yo no necesito el oro, pueden usarlo ustedes para mantenerse durante su meditación. Y con respecto a la enseñanza de la visión, la práctica y la acción, les diré lo siguiente. Por favor presten atención a mi canto:


¡Oh, mi gurú! Ejemplo de visión, práctica y acción,
te ruego me otorgues tu gracia y me capacites
para estar absorto en el reino de la propia naturaleza
y otras.

Para la visión, la práctica y la acción
hay tres puntos claves que deben conocer:
Toda manifestación, el universo mismo, está contenido en la mente;
la naturaleza de la mente es el reino de la iluminación,
el cual no puede ser ni concebido ni tocado.
Éstos son los puntos claves de la visión.
Los pensamientos errantes se liberan en el Dharmakaya;
la conciencia —que es la iluminación— siempre es gozosa;
mediten de modo que no haya esfuerzo ni acción.
Éstos son los puntos claves de la práctica.

En la acción natural
crecen espontáneamente las Diez Virtudes
y se purifican los Diez Vicios.
El Vacío Iluminante no se disturba
con correcciones ni remedios. 
Éstos son los puntos claves de la acción.
No hay ningún nirvana que obtener más allá,
no hay ningún samsara al cual renunciar;
en verdad, conocer la propia mente
es ser el mismo Buda.
Éstos son los puntos claves del logro o realización.
Reduzcan interiormente los tres puntos claves a uno.
Este uno es la naturaleza vacía del ser,
la cual sólo un gurú insigne
podrá ilustrar claramente.
Mucha actividad no sirve de nada;
si alguno ve la sabiduría que nace simultáneamente, 
habrá alcanzado la meta.
Para todos los practicantes del dharma
esta prédica es como una joya,
es mi experiencia directa de la meditación yóguica.
Reflexionen con atención y guárdenla en la memoria,
oh, hijas mías y discípulas.


Las discípulas preguntaron a continuación a Milarepa: "Según hemos entendido, la guía inconfundible a lo largo del sendero de la práctica es orar a nuestro gurú con toda sinceridad.

¿Hay algo más allá de esto?" Milarepa sonrió y contestó: "El Árbol Guía también tiene muchas ramas". Y para explicar esto cantó:


El gurú, el discípulo y las enseñanzas secretas;
paciencia, perseverancia y fe;
sabiduría, compasión y forma humana.
Éstas son las guías de siempre a lo largo del camino.
Soledad sin conmoción ni disturbio
es guía que protege la meditación.
El gurú realizado, el Jetsun,
es guía que dispersa ignorancia y oscuridad.
Fe sin pena ni hastío
es guía que los conducirá a una felicidad segura.
Las sensaciones de los cinco órganos
son guías que conducen a la liberación del "contacto". 

Las enseñanzas verbales del linaje de los gurús
son guías que ilustran los tres Cuerpos del Buda.
Los protectores, los Tres Inmaculados
son guías sin tacha ni error.
Conducido por esos seis guías,
uno alcanzará el feliz nivel de yoga,
residiendo en el reino de la no diferenciación,
donde ya no hay más visiones ni sofismas. 
Permanecer en el reino del autoconocimiento y
la autoliberación
es en verdad una felicidad y una dicha;
morar en el valle donde no vive ningún hombre,
lleno de confianza y conocimiento,
permite vivir según el propio modo.
Con voz de trueno
uno entona el feliz canto de yoga.

Hacia las diez direcciones cae la lluvia de la fama;
a punto de florecer están hojas y flores de compasión.
La empresa de bodhi abarca todo el Universo.
El fruto puro del corazón-bodhi obtiene así la perfección.


Las discípulas pensaron: "Como ahora al Jetsun ya no le afecta el lugar donde viva, invitémosle a nuestro pueblo". De tal modo, dijeron a Milarepa: 

"Reverendo señor, como ahora tu mente es inmutable, ya no necesitas practicar meditación. Así pues, en bien de las criaturas sensibles, ven por favor a nuestro pueblo y predícanos el dharma". Milarepa replicó:

"Practicar la meditación en soledad ya es un servicio a la gente. Aunque mi mente no cambie, es buena costumbre de un yogui seguir la tradición y permanecer en soledad".

Luego, Milarepa cantó:

Mediante la práctica de la meditación,
yo demuestro gratitud a mi gurú.
Te ruego me otorgues tu gracia,
haciendo que yo madure y me libere.
Ustedes, discípulos dotadas, seguidoras del dharma,
escuchen cuidadosamente y con atención
mientras canto sobre las profundas enseñanzas esenciales.
La gran leona de la alta montaña nevada,
orgullosa se aposenta en la cumbre del pico; no teme.
Morar en la montaña orgullosamente
es costumbre del león de las nieves.
La reina buitre de la Roca Roja
extiende sus alas sobre el ancho cielo; no teme caer.
Costumbre del buitre es volar en el firmamento.

En lo profundo del gran océano
brilla Darts, reina de los peces; ella no teme.
Costumbre del pez es nadar.
En las ramas de los encinos
los monos ágiles saltan y se columpian; no temen caer.
Tal es la costumbre del mono salvaje.
Bajo el dosel frondoso del bosque espeso
ruge y corre veloz la tigresa listada, no porque tema o se preocupe,
sino porque ésta es la manera en que, majestuosa,
muestra su arrogante orgullo.

En el bosque de la montaña Singa
yo, Milarepa, medito en el Vacío,
no porque tema perder mi entendimiento,
sino porque la constante meditación
es el modo de ser de un yogui.
Sin distracción, absorto, medita el yogui
sobre la mandala pura del Dharmadhatu,
no porque tema descarriarse,
sino porque es costumbre del yogui
mantener la autoquintaesencia.
Cuando él trabaja sobre nadis, prana y bindu,
suprime los obstáculos y errores;
no porque la enseñanza tenga en sí fallas,
sino porque es un buen modo de progresar en la realización.

Con comportamiento natural y espontáneo,
seguramente sufrirá uno altibajos incontables,
no porque haya discriminación y pensamiento dualístico,
sino porque la naturaleza causal tiende a manifestarse en todo.
Cuando el yogui mejora a otros seres
mediante demostraciones del poder del karma,
aunque aparentemente vea como reales el bien y el mal,
no se debe a que se haya descarriado en su práctica,
sino a que la verdad debe explicarse a las diversas personas
con ilustraciones apropiadas.
Aquellos grandes yoguis que han dominado la práctica,
nunca desean nada de este mundo.
Si permanecen en soledad
no es porque deseen fama,
sino porque brota naturalmente de sus corazones esa necesidad,
como señal del sentimiento verdadero
de desapego y renunciación.
Los yoguis que practican las enseñanzas del profundo sendero
siempre moran en cuevas y montañas,
no porque sean cínicos u ostentosos,
sino porque concentrarse en la meditación
es su voluntad propia.

Yo, el vestido de algodón, he entonado muchos cantos
no para entretenerme en sofismas,
sino por la salvación de ustedes, seguidoras fervientes aquí reunidas.
Desde mi corazón he dicho palabras útiles y profundas.


Entonces, las discípulas dijeron a Milarepa: "Uno puede vivir en soledad, pero es necesario tener suficiente comida y una morada adecuada donde se pueda meditar en forma apropiada".

El Jetsun replicó: "Tengo mi propio alimento y morada, acerca de los cuales daré una explicación a ustedes".

Me inclino a los pies del gurú que satisface todo deseo.
Te ruego me concedas la gracia de obtener alimento benéfico
y de que pueda tener conciencia de que mi cuerpo
es la casa del Buda.
Te ruego me otorgues este seguro conocimiento.
Construí la casa por temor,
la casa de Sunyata, la vacía naturaleza del ser;
ahora ya no temo que se derrumbe.
Yo, el yogui, con la joya que satisface todo deseo,
siento alegría y felicidad doquiera que esté.
Por temor al frío, busqué abrigo;
el abrigo que he encontrado
es el Ah Shea, el calor vital. 

Ahora ya no temo al frío.
Por temor a la pobreza, busqué riquezas;
la riqueza que he hallado
son las inextinguibles Siete Joyas Sagradas.
Ahora ya no temo a la pobreza.
Por temor al hambre, busqué alimento;
el alimento que he hallado es el Samadhi de Esoidad.
Ahora ya no temo al hambre.
Por temor a la sed, busqué bebida;
la bebida celestial que he hallado
es el vino de una mente atenta.

Ahora ya no temo a la sed.
Por temor a la soledad, busqué un amigo;
el amigo que he encontrado
es el goza del perpetuo Sunyata.

Ahora ya no temo a la soledad.
Por temor a descarriarme,
busqué un sendero recto a seguir;
el ancho sendero que he hallado es el Sendero de Dos en Uno.
Ahora ya no temo perder mi camino.
Soy un yogui con todas las posesiones deseables,
un hombre feliz doquiera que esté.
Aquí, en Yolmo Tagpu Senge Tson,
la tigresa lanza rugidos patéticos y trémulos,
recordándome que sus indefensos cachorros juegan inocentemente.
No puedo evitar el sentir gran compasión por ellos.
no puedo evitar el practicar con más diligencia,
no puedo evitar el incremento de esta mente-bodhi.
El emocionante grito de los monos,
tan impresionante y conmovedor,
inevitablemente hace que surja en mí profunda piedad.
El parloteo de los monitos es divertido y patético;
cuando lo escucho no puedo evitar pensamientos de compasión.
La voz del cuco es tan enternecedora,
y tan afinado el dulce canto de la alondra,
que cuando los oigo no puedo dejar de escucharlos,
y escuchándolos no puedo evitar las lágrimas.
Hasta los diversos gritos y graznidos del cuervo
son buenos amigos y auxiliares de un yogui.
Aun cuando no tenga ni un solo amigo,
es un placer permanecer aquí.

Con la alegría que brota del corazón entono este canto gozoso;
que la sombra oscura de las penas de todos los hombres
sea disipada por mi canto gozoso.


Las discípulas estaban profundamente conmovidas y un sentimiento de hastío del samsara las invadió. Juraron ante Milarepa que nunca dejarían la montaña. Al final, mediante la práctica de la meditación, todas alcanzaron el estado de perfección. Un día, el Buda protector de Milarepa le dijo que había llegado el tiempo en que debía irse al propio Tíbet y meditar en soledad para ayudar a las criaturas sensibles. Además, el Buda protector le profetizó los éxitos de su carrera como auxiliador de la gente y divulgador del dharma. Por lo tanto, Milarepa decidió irse al Tíbet.

Ésta es la historia de la montaña nevada de Yolmo.









GUILLERMO SEPÚLVEDA SEPÚLVEDA [16.012] Poeta de Colombia

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Guillermo Sepúlveda Sepúlveda

(Montenegro, Colombia  1928)
Guillermo Sepúlveda nació el 24 de junio de 1.928. 

"Realmente nací en Caldas en 1928 y llegué al Quindío, a Montenegro, en la infancia; tiempo después habité en otros municipios. Escribo poemas desde muy joven. Los primeros se publicaron en el diario La Patria de Manizales, donde siempre tuve buena acogida. En 1947, la Imprenta Oficial de Caldas publicó mi libro La tarde y ella".

Sus padres fueron Eduardo y Ana Ligia Sepúlveda Zuluaga y era primos hermanos y primos segundo por mis abuelos, oriundos de Rionegro Antioquia era hermanos y las abuelas también eran hermanas, por lo cual hubo que pedir a Roma una Dispensa papal, para poder casarlos. Su abuelo paterno Silverio tenia una finca en Rió negro pero resolvió viajar a la provincia de El Quindío, antiguo Departamento de Caldas, invadida por los colonizadores antioquenos y en Montenegro compro varias fincas e inicio la reclamación de “baldíos” alrededor de personas, al frente de una caravana de caballos, reses, cabras y perros, gatos, gallinas, conejos, como si fueran a viajar en el Ara de Noe. Cuando llegaron, la abuela contrato un Maestro para que sus hijos siguieran estudiando. En esa Esuelita su padre Eduardo eludió hasta el 5 ano de primaria. En la finca todos tenían que trabajar, y con el exiguo salario que el abuelo le pagaba salía los fines de semana a comprar libros, velas y fósforos y se encerraba en su cuarto a leer hasta terminarlos. Ese fue el complemento a sus estudios, lo cual le sirvió, cuando resolvió abandonar la casa, para poder desempeñar cargos públicos como Corregidor, Juez, Notario y Secretario de un Magistrado del Tribunal Superior. Fundo Varios Periódicos y revistas, y fue, también, un excelente escritor y poeta. En Colombia hay refrán popular que dice: de tal palo tan astilla, lo que me permite afirmar que Guillermo heredo la capacidad intelectual de su padre, don Eduardo.
Guillermo fue un destacado estudiante solamente en las materias que le gustaban, tales como Literatura, Geografía, Dibujo e Historia, pero fue un fracaso en el resto. El aprendió a leer en los libros de la Biblioteca de su padre y por eso siempre aventajo a sus condiscípulos y varias ocasiones ampliaban las tareas y asesoraba a los maestros en sus breves ausencias. Cuando termino de cursar el bachillerado se dejo influenciar de loas voceros de una escuela  poética llamada “Piedra y Cielo” y a la edad de 18 anos escribió su primer soneto, publicado  en un diario de la ciudad de Armenia, sin que le hubieran corregido ni una coma, el cual fue elogiosamente comentado por la critica. Luego escribió nueve sonetos más y los envió su tío, el Abogado Clímaco Sepúlveda. Presidente del Tribunal Superior de Caldas y el los hizo publicar en el Suplementa Literario del prestigioso diario La Patria de Manizales, de amplia circulación nacional. Los comentaristas de la crítica literaria en Colombia se pusieron de acuerdo en celebrar a la aparición de este joven poeta, a quien calificaron con exagerados elogios.


LOS LIBROS: 

-Selección Poética, Centenario de Sevilla 1903-2003
​-Historia de Una Vida, De Caminos Y Andares 2010
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La Tarde y Ella

Desnuda como estas sobre la arena
pareces una tarde desnuda,
en tu cuerpo la brisa enamorada
se ha quedado besándote, morena.
Con su lápiz el sol sobre la arena
ha dejado tu sombra dibujada
y junto a ti – de celos desmayada –
se ha quedado la tarde, mi morena.
En la ruta del viento prolongada
y en el canto de un pájaro enastada
esta, de amor, flotando su bandera.
Si no te vistes pronto, retardada
ha de llegar la tarde, demorada
porque eres tú la tarde verdadera.




Alegría

¡ Alegría ¡
¡ Alegría ¡
- Y nadie sabe cuantos entierros
de mi vida tengo….





Canción de la amada

Cada noche voy a ti, amada errante.
Tu pie, de largos caminos en exilio,
tiene su huella dulce en el amor.
Yo voy por tu cuerpo, poro a poro,
me arrastro por tu cuerpo y por tu voz
y en las noches de sádica locura
las palabras se olvidan de los dos.
Tus caricias son crueles.
En tus labios hay amor.
El cilicio de tus dientes tiene sangre
de otra noche de pavor.
En tus muslos hay espinas que padecen.
¡Y hay un Ángel prisionero entre los dos!
Cada noche voy a ti, amada errante
y es oscura cada noche de tu amor.



El amor solamente

Yo nací para amar y amando vivo.
Yo nací para amar y muero amando.
El amor, con su amor, me está matando
y del amor, constante, soy cautivo.

Buscando mas amor yo me desvivo
y siempre a mí el amor me está faltando.
con más amor, más muerto voy estando,
con menos voy viviendo menos vivo.

Con el amor, en fuego estoy ardiendo,
sin él, me voy de frio consumiendo
y vivo entre dos muertes colocado.

Y, como fiel amante, siempre muero:
dulce tormento del amor, prefiero
morir entre tus brazos abrasado.



Mis demonios

Demonios que renacen con el fuego,
desalados, flamígeros, sombríos,
así son todos los demonios míos:
flores del mal que con mi azufre riego.

Demonios para un lúbrico sosiego,
alcahuetes, domésticos, baldíos,
así son todos los demonios míos:
evangélicos frutos de mi ruego.

Son demonios de mística pureza
y en el delirio de su amor empieza
mi corazón su exilio jubiloso.

Son demonios de angélica hermosura,
mosto del vicio que el placer madura:
¡aparceros de un mundo milagroso!



Erótica

En tu breve cintura me reclino
y soy de tu cintura el sembrador,
de tus muslos ardientes, peregrino,
de tu pubis de seda, cardador.

De tus uvas maduras soy el vino,
de tu trigo dorado, trigador,
de tu huella viajera soy camino,
de tu entrega amorosa soy temblor.

Cuando duermes tendida junto al fuego
es tu espalda desnuda tibio ruego:
territorio de lúbrico esplendor.

Con mis besos tu savia se prodiga
y me entrego anhelante a la fatiga
lujuriosa y violenta de tu amor.



Clarines sordos

De nuevo estás conmigo, siempre en vela,
oliendo a carne tibia. Por tu pecho
duermen clarines sordos al acecho
de las caricias que tu cuerpo anhela.

En tu espalda, la trémula gacela
de mi lujuria azul tiene su lecho:
allí reposo bajo alero y techo
y tu ardiente amenaza me desvela.

En tu sexo mi amor se compromete.
Alondra de la duda: quiero verte
herida en el suplicio que me has dado.

Me deslumbran tus dulces resplandores
y en la lengua me crecen ruiseñores
para decir lo mucho que te he amado.



Biografía del mar

¡Y pensar
que el mar es un cadáver
de ríos que se ahogaron..!



¡Ay amor!

¡Ay! Amor, como dueles en mi herida,
bandera blanca, palomar al viento,
refugio inútil para el fiel tormento
de haberte amado sin perder la vida.

Amor de mis angustias, preferida
soledad, desalado entendimiento,
molinero trigal del pensamiento,
lamento de mi voz estremecida.

Cuando ardientes tus labios se me ofrecen
mis manos aradoras se estremecen
buscando el surco de tu sexo ansiado.

Y así, los dos, amantes milagrosos,
miraremos pasar los jubilosos
recuerdos de este amor desesperado.



Poema Nº 24

Hasta Dios, que fue lucero,
rueda por el polvo
Y todas las torres se mueren
a la hora del crepúsculo.

El sonido de una flauta distante
convoca los anhelos
y aquellas que fueron voces de alegría
son pesados silencios.

Su nombre,
que yo escribí en la arena,
tiene vocales de cemento
Y el amor,
que tuvo anillos de oro,
escondidos temblores de mi aliento,
es una tibia fatiga en mi recuerdo

Ya no corre el fuego por mis venas:
simples gusanos caminan por mis huesos,
sin la fuerza del toro
que tuvo hierba dócil en mi pecho.

Hasta Dios, que tuvo lucero.





Esta mujer

Esta mujer en el amor hallada
y entre mis brazos por amor rendida,
es una rosa que de amor herida
muere de amor por el amor amada.
Esta mujer a mi sentido atada
y entre mi pecho, por amor, perdida,
es una llama para mí encendida,
es una llama para mí apagada.
Esta mujer que mi ternura nombra
y que es dulzura, caracol y alondra
y por quien vivo cuando vivo y muero,
es la mujer a la que yo esperaba,
a la que siempre con amor llamaba
y a quien entrego el corazón entero.




Lejos de ti

Esta tarde sin ti,
perdido en tu recuerdo,
ausente de tus manos,
sin ti,
lejos de tu Puerto…

Altas gaviotas me dibujan
tu amor con alas grises
y, velero a la deriva de tu nombre,
mi voz ya no tiene señales para el vuelo.

Antiguas pescadoras,
mis redes ya no tienen
la angustia de tus besos.

En Salinas, de aguas claras
y corales tallados por el viento,
se quedaron, mujer, tus ojos tristes
y la dulce nostalgia de mis versos.

Esta tarde, mujer, sin tus palabras,
sin la tierra del sur,
sin los aleros del mar
donde duermen los peces y mis sueños,
esta tarde, mujer,
sin marineros en el alma,
soy un delfín varado en tus arenas,
una cruz sin anzuelos,
una barca sin rumbo hacia la muerte,
una isla sin mapas en el cielo.

Sin la tierna muralla de tu cuerpo
ya no escalan mis manos tu cintura
donde duerme otro hijo su misterio.

Esta lengua de fuego y de campanas
ya no quema tu miedo.








JUAN RESTREPO FERNÁNDEZ [16.013] Poeta de Colombia

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Juan Restrepo Fernández 

(Montenegro, Quindío 1930 -  2014) 
Médico psiquiatra, formado profesional y poéticamente en la Argentina de mediados del siglo XX, país donde vivió durante 30 años. Es quizás el poeta quindiano vivo más importante, afirmación por la que responden su vasta producción y los comentarios de exigentes críticos mundiales. Trascribimos apartes de la reseña de Carlos A. Castrillón en su "Antología poética del siglo", editada en 1999 por la Gobernación del Quindío. "Con Juan Restrepo llegamos a una obra que en su conjunto es la expresión más acabada de nuestras letras actuales. Nadie es más moderno que él, y nadie ha logrado una poética tan suya y tan coherente.

La sucesión de los libros de Juan Restrepo evidencia una búsqueda individual que ha estado un poco al margen de la evolución de la poesía en nuestro medio. Y no es sólo porque el poeta haya estado gran parte de su vida fuera de Colombia, sino, fundamentalmente, porque el mundo de sus versos tiene sus propias claves y ha trazado sus propios caminos.

Los poemas de Juan Restrepo, en especial los de sus últimos libros, sólo le guardan fidelidad a la poesía. El poeta ha entrado en un universo de referencias cruzadas que le permiten situarse más allá de las circunstancias. Nada de lo que conocemos es necesario en la poesía de Juan Restrepo, porque estamos en presencia de una obra que no hay que comprender sino simplemente compartir y percibir en la suma de sus sensaciones."

Restrepo Fernández, falleció tras un deterioro de salud por causa de un accidente cerebrovascular que padeció hace dos años y que lo tenía reducido en una cama.

Restrepo Fernández fue catalogado como la “más alta voz lírica del Eje Cafetero” por el académico Héctor Ocampo Marín. Realizó su bachillerato en Manizales, se doctoró en medicina y se especializó en siquiatría en Buenos Aires, Argentina, allí se incorporó por más de 30 años, alternando con los más importantes escritores hispanoamericanos. En 1995, la gobernación del Quindío lo condecoró con la medalla al Mérito Artístico y Literario.

OBRA:

Antología de su obra inédita: Juan Restrepo - poesía El caminar de los oceanos (2011)

Libros:  La idea que verdece (Buenos Aires, 1953). La montaña incendiada (1969).  El alba de los enterrados (1981). Las zafiros del reino (1989).  El cetro de los anillos (1989). Los templos del ónix (1993).  El leño de los sonidos (1999).  El desvaneciente medio día (2000)

Ilda Baoth opinó en su momento: "La poesía de Restrepo no es para el entretenimiento ni para la declamación. A sus libros se debe llegar con sentimientos diferentes a los experimentados cuando leemos a los poetas clásicos del Quindío. A su obra hay que entrar con vanguardistas criterios de lo poético como lenguaje. Su poesía universal, apta para adelantarnos a nuestra época en 20 o más años".

Su desaparición ha generado grandes tristezas entre sus allegados, quienes lo consideraban un hombre brillante, sensible a su familia, a la sociedad y al futuro de la humanidad.
Por esta razón, LA CRÓNICA conoció las opiniones de algunos de sus amigos que siguieron de cerca su trayectoria.

 

"Vamos a valorar más su obra" 
Carlos Alberto Valencia, amigo de toda la vida de Juan Restrepo, aseguró que era un hombre excepcional y con una capacidad de creación literaria única e inigualable.

"Era un ser humano increíble, por eso desde mi opinión considero que inicia un proceso de reconsideración de su obra, donde las personas deben darse la oportunidad de ver al hombre e impulsar sus escritos. Además hay críticos como Darío Ruiz Gómez que ponderan muy bien su poesía, la cual es considerada magnífica y con un gran valor literario. Su muerte nos va a permitir que miremos desde otra perspectiva sus productos y su valor”, dijo.

Era el poeta más destacado
Carlos Fernando Gutiérrez, director del taller de escritura Café y Letras, manifestó que desde muy jóvenes él era el poeta más sobresaliente, al que admiraban mucho y siempre fue un referente muy grande para quienes estaban iniciando en la literatura.

“Juan Restrepo era el poeta más puro de una corriente de poesía que se llama hermética trascendental en nuestra región. Siempre trazó su propio lenguaje estético, por eso es que su lectura es todo un reto intelectual. Hay que reconocer que sus imágenes abstractas dialogan con la más selecta tradición de la poesía moderna. Además es una de las más altas voces quindianas y nacionales, pues solo él construyó una simbología que le pertenece y lo une con una  tradición de oscuros iluminados. En sus escritos el lector no reposa”.

 
Recuerdo de Juan Restrepo

Carlos Alberto Castrillón, docente de la universidad del Quindío, quien ha escrito muchas veces sobre él, y quien afirma que es ejemplo del oficio de poeta porque configuró sus propias claves, trazó sus propios caminos y solo rindió la palabra a sus propios contextos.

"En el año 2011, cuando planeaba la edición de un libro de Juan Restrepo para la Biblioteca de Autores Quindianos, tuve acceso al copioso material que el poeta conservaba inédito. El proyecto estuvo amenazado por la desmesura, pues la cantidad excedía por mucho el limitado espacio del libro que yo imaginaba. Sabía del deseo de Juan Restrepo de dar a conocer su obra completa, intención que lo acompañó en sus últimos años. Como todo poeta, Juan defendía su palabra con autoridad y voluntad persuasiva, a pesar de que para entonces la enfermedad ya lo afectaba.

El respeto mutuo hizo el trabajo. Al final, para conformar el volumen, y con la colaboración de Zulma, su esposa, elegí cuatro libros del conjunto de cuadernos que el poeta mostraba, leía a trazos y ponía en contexto dentro de su obra completa.  En las sesiones de ajuste y corrección de cada poema, en las que el poeta participaba con entusiasmo, aunque por periodos cortos debido a los quebrantos de salud, la estética de Juan Restrepo comenzó a mostrar sus claves profundas, sus puntos de contacto y, en última instancia, las líneas de reescritura que pueden rastrearse desde los primeros libros. Queda la sensación de una obra completa en el sentido de que responde a una intención que unifica las partes del proceso en un todo, en un soporte de sugerencia y misterio que no deja de significar.

De los cuatro libros, uno quedó definitivamente por fuera por razones de espacio, titulado La bahía de los truenos, los tres restantes se publicaron con el título El caminar de los océanos en 2011. Un bello prólogo de Darío Ruiz Gómez acompañó la edición, en él encontramos valoraciones que hacen justicia a la poesía de Juan Restrepo, como “su alto grado de intemporalidad, alcanzado mediante esta escucha de lo inescuchable, de aquello que alienta en lo indecible”. Las resonancias de sus versos dejan en el lector, y que a veces se sitúan en el reverso de la comprensión, son para Ruiz Gómez “la lucidez que brota del resplandor de la vigilia y va descubriendo sin sobresalto, sin ofensa alguna, aquello que duerme en nuestra alma cautiva por la nostalgia del orden antiguo”.

Esa es la sustancia del verso de él.





LA DURMIENTE

Duerme, que nadie ocupe ese espacio.
Otras puertas y ventanas plantan allí,
otro techo, otra mañana, otro nombre
que al amanecer no aspira
más que al cielo que le abres.
No estás lejana, sí oculta
en una luz donde nadie
podrá nunca acompañarte.
¿Qué mediodía, qué tarde
puede encerrar la mirada
que por un momento yace?
No hay caja ni tambor negro
para tu luto
ni olvido entre la lágrima.
Sólo el cristal te sostiene,
el ojo que en mí apacienta pues allí guardada
correspondiendo a la transparencia
calladamente tu cuerpo.





GRILLO

De tu brazo,
verdeante,
he podido
descender junto al canto.
Has saltado
ascendiendo el ocaso
hasta alturas sin tí..
Tan oscuras
y un astro
me has entregado,
un techo,
que en nada
se me aparta.






ALERO

Qué duro te me adentras
decapitado monte,
vegetal aletazo
qué duro hoy te me adentras.

De niño trepé por tus rodillas,
me llevaste en tus manos
como lleva la arcilla el alfarero
y vi allá de tus hombros
colgar su saco el viento.

Pero ahora, eres canto quebrado;
ya no eres el alero, ese gajo
que corría de muchacho por mi frente;
te arrasaron, granero,
tu espalda despeñaron,
cayó como un polluelo tu tejado.

Yace el péndulo ahora,
cimbra el tendón en el aire,
por tu andar desolado
va cojeando mi carne.






AL BALCÓN DE TUS LABIOS

Al balcón de tus labios
yo me asomaba,
a mirar por tu cuerpo
rosas, naranjas.

Para que fuera, sí,
pronto me dabas,
la navaja de un beso
para cortarlas.

Filo de lilas
y de albahaca, un manojo tu talle
y tu garganta.

Quién me diera quedarme
en tu chambrana,
no hubo balcón más bello
en otra casa.







DE ENCINA MORIRÉ

De encina moriré, caeré de sombra,
caeré fluvial de verde o de relámpago,
me apagaré de breña,
me iré de labio en labio, peña en peña,
fluiré de trueno o grito de montaña.

No quemarán mi pena como un leño,
me dormiré de yunque,
me apagaré de mar y de alarido,
de manojo de azahares o estampido
encenderé mi sueño.

Templado a bronce, a mar,
a hierro hirviente
arriaré mis amarras,
descenderé mi viaje
manantial y creciente.

...¿Qué barro me incendió?
¿Qué arcilla vertió por mí su arcilla?
¿Qué tronco desbordó por mi tronco? ...

...Espumoso bramido, planicie palpitante
siempre corriendo, siempre desbocada,
siempre fluyendo sobre pena y pena
desangrada...

 




En tu cofre

En tu cofre, amor,
guarda mi tiempo,
cofre astro de tus labios
y tus ojos.
Le asistan tus pestañas
cuando entornen
su deseado reposo.
Nada turbe su estancia,
ni el gajo de la dicha
sea la forma,
ni la flor que le asome.
Rasgue el cristal, desuna
de la voz otras aguas
pues de lo oculto todos
su corazón guardamos
y en sus lindes, arrojo,
voluntad o sentido
apenas ven,
empiezan.
En tu camino,
guárdale,
Que tus manos le alivien
con su leve cerrojo.





Elegía* 

“¡Ah padre! Qué oscura es nuestra casa;
la sombra en ella penetra hasta nuestra alma
y hay un secreto frío que todo lo apuñala.
Ahora, padre, que miro entre tus manos
tierra, troncos y barro que ya se desmorona,
recuerdo aquella vez que juntos por el campo
llenábamos los brazos de juegos y naranjas;
qué caudaloso el paso que fluía en tu mirada,
tu cintura qué verde 
y qué maduro tu aire...
...Pero hoy, padre, que lo recuerdo todo
qué oscura es nuestra casa; 
te fuiste, con una bala en el pecho
que le mostró la sombra como un breve relámpago
y no volvió ya el alba de la que tú me hablabas
de espaldas a la tarde”.

* Fragmento.





LUIS FERNANDO PATIÑO GÓMEZ [16.014]

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Luis Fernando Patiño Gómez

(Armenia, Colombia  1946)
Ilustrador de libros y sicólogo clínico. Obtuvo en tres ocasiones una mención honorífica en el concurso Enka de literatura infantil. 
Además, ganó el Concurso de Cuento de la revista Teorema (1978). La Biblioteca de Autores Quindianos publicó Relatos de tierra y mar  (2011).




REALMENTE NO ME AFEITO

En el ritual de cada mañana
realmente no me afeito,
lo que hago ante el espejo
es trazar con la espuma
los contornos de mi fachada envejecida
y arar con la cuchilla ese terreno sin esperanza,
desolado, 
donde la muerte siembra la semilla del fruto definitivo e inevitable.
Entre tanto mi sonrisa despistada
saluda a la cosecha que se acerca.





Evocación desde la sombra que cae

La casa donde nací ya no existe,
yo ya casi tampoco,
en su lugar hay una supertienda
con mercancía de todos los países
(la mayor parte probablemente de contrabando);
no tiene ninguna señal,
obviamente no hay placas conmemorativas
para la gente “común y corriente”,
apenas un chicle pegado en la pared
y la sombra de unos grafitti borrados.
También yo soy una sombra.
Camino por la carrera catorce
entre el parque Sucre y la plaza Bolívar,
lugar de muchísimos recuerdos de mi infancia
que ya no tienen donde echar anclas.
Ellos, como yo,
flotan en el maremágnum,
entre voces, avisos, canciones, carteles de películas y risas
que corresponden al tiempo de otros mundos,
diferentes de este, en el que vivo,
y que, tal vez, me esperan.
















CARLOS ALBERTO CASTRILLÓN [16.015] Poeta de Colombia

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Carlos Alberto Castrillón

 (Armenia, Colombia 1962) 
Poeta, ensayista y traductor. Ganador del premio nacional de poesía del “Festival Mundial de la Juventud ” (1985). Ha publicado los siguientes libros de poesía: El rostro de los objetos (1990), Diccionario de humana anatomía (en coautoría con Juan Aurelio García, 1998) y Compendio de virtudes y alabanza (2003).

Entre sus publicaciones recientes se destacan: Apuntes de coronimia antioqueña (coautor, 2011) Marginalia: Encuentros con la literatura (comp., 2010) Libro de abluciones (2010) Bernardo Pareja y los argonautas del espíritu (2010) Tres ensayos de vecindad (2010) Baudilio Montoya. Obra poética (1938 – 1963) (varios autores) Burlemas e infortunios en la ironía de Les Luthiers (2011). En breve la Biblioteca de Autores Quindianos presentará su libro Palabras reincidentes, 2014, una compilación de ensayos.

Es profesor de literatura en la Universidad del Quindío. Ver el perfil completo del autor: Carlos Alberto Castrillón.




Poética

Da pena reconocer que uno no tiene ni idea.
Busco una palabra que conjure la pregunta.
La encuentro escrita en el poso del café.

Es algo así:
Ser poeta parece una estratagema para sortear
sin remordimientos
ciertos obstáculos de la vida y del lenguaje.
Remolinos ausentes para el cálido abrazo.
Palabras convocadas a la cena más pobre,
grafías inconclusas de un horizonte doble.

Lúcidamente ingenuos,
cómodamente tontos.




Señales de humo

De ventana a ventana
hay cinco metros de aire.

Su boca toma ritmo en la espesura;
su boca cierra el gesto inapelable.

Palabras en cuarentena
para resistir el instante.

Su boca entra y sale de la madriguera;
su boca promete diente y quemadura.

Dos líneas perfectas
son espirales acosadas por la luz.
Caminos grises, cuerdas al sol de la tarde.

Su boca es arena movediza;
su boca es una gruta tentadora.

Ella le lanza un círculo de humo;
él le devuelve una larga bocanada.






PROBLEMAS DEL HOMBRE CONTEMPORÁNEO

Si intentas vencer, ya estás vencido.
Manual de Aikido, IIa


Todas las mañanas lo despierta
el mismo deseo.
Tratar de encontrar una salida decorosa para su vida:
Un fuego de amor,
alguna voz silenciosa,
un destello del aire en su respiración pausada.

Desaparecer sin que nadie lo note,
como al doblar una esquina,
pero sin que lo encuentren luego
tirado por ahí
con algún gusano en el cuerpo.
Sin quedar haciendo falta
en algún dormitorio
o en la luz que abre zanjas por los corredores.
Con un alma estéril para los abrazos
y unos brazos que derivan en ciruelos,
desea vivir sin edad,
como los viejos y como los niños,
con ese pudor que sólo es propio de los ciegos. 

No sabe qué hacer con el tiempo,
tantea los minutos como monedas en el bolsillo,
los lanza al aire
como quien regala dulces a las colegialas
(Siempre hay un límite para la mano,
un pedazo de piel que no se toca).

No dice mentiras,
pero ya se le olvidaron todas las verdades.
Y cuando llega la hora del suicidio,
desecha el veneno para ratas
por lo que pudieran pensar sus amigos. 




A MI CASA

A mi casa sólo llegan los mendigos,
en la última hora de la noche,
cuando ya he clausurado las puertas.

Siempre con una nueva llaga,
y una renovada rosa en los labios.
Sólo mendigos nocturnos,
aves de alfarería,
siluetas que en la oscuridad no dejan sombra,
vientos perdidos de un naufragio doméstico.

Y aquí estoy,
imaginando encuentros y palabras,
frases que desharán todos los nudos;
clavos en la voz y alquimia en la mirada.
Miradas que caen como moneda en la alcantarilla.

No hago más que soñar con tu ruina.






Compendio de virtudes (y alabanza)

Para Eli, y sus consecuencias

Mi oficio de defensor de la noche;
mis gatos sueltos,
dispersos por los siete rincones de tu falda;
el fulgor de caracol con que acometes tus pequeños
crímenes;
Nuestras miradas hacia el lado verde de la casa,
donde velamos los espejos ciegos;
tus espacios vacíos, tu colección de vientos;
mi ánimo desastrado,
mis silencios de niño perdido en el país de las
palabras;
la puerta que se abre sin ser tocada;
el abrigo para dos donde sólo uno cabe.

Todo aquí.
Déjame defenderte de la noche.





Cuatro en mi mesa

Hoy se sentaron a mi mesa tus criaturas.
El amor que hicimos
con cuerpos ajenos,
el lecho en que nunca yacimos,
los sudores que no fueron
(que se quedaron formando
lagos tristes bajo la piel),
los versos escritos con premura.

Traen buenos olores tus criaturas.
Estás aquí, en mi mesa,
impidiéndome comer,
quitándole gusto a la bebida,
vistiendo de extraños sabores mis pausas sobre el
plato.

Hoy se sentaron conmigo,
como duendes hambrientos.
Y esta noche, en mi lecho.






Poema del abandono

Saliste con todo
lo que alguna vez fue tuyo:
tu saliva espesa, tu
zapato de Cenicienta engañada,
tus razones de náufrago.
Crece desde la tierra
una hierba persistente
como testigo de tu paso.
El tiempo desplaza con más levedad
su alpargata rosada.
¿No podrías irte con más frecuencia?







JUAN AURELIO GARCÍA [16.016] Poeta de Colombia

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Juan Aurelio García 

(Armenia, Colombia  1964)
OBRA: Mi poema es más hermoso que el tuyo (1998), Diccionario de humana anatomía (1998) y Oh Rossi / Los poemas de la Sierra (2000). La búsqueda de una poética colectiva y solidaria con los seres del mundo es el rasgo general, lo que le permite acceder a la realidad sin que la palabra se desborde en los afectos.


Ausencia

Persiste la rosa en el rosal
aun quedando desierta nuestra casa

Por eso los pájaros persisten
y también los botones
que no tardarán en florecer

Como ves
es ahora alegre nuestra casa

No somos necesarios





Momento

A la hora de amar se oye un galope
a horcajadas vienen el miedo o el deseo
se acerca a nuestra casa
es seguro
de inmediato cruzará por la puerta
llegará a nuestro lecho
levantará impetuoso nuestras sábanas
para extinguir en el acto nuestros rostros
es el amor
puede ser el amor
viene con alas
sólo por un instante le veremos...





UN LADRÓN ALCANZA EL OTRO LADO DE LA CALLE

...ligero
como si no le pesara el cuerpo del delito

Limpio
como si no lo manchara el sentimiento
o la noción de una mala conciencia

Aéreo
cruzando, hecho de humo,
en medio de un veloz tropel de carros
que cualquiera puede jurar
fueron reales

Abstracto
como la evocación de un paisaje en la niebla

Fue una exhalación del aire
el robo más hermoso que estos ojos han visto





Sin los reflejos
que al fluir
trazan sus aguas
en su propia ebriedad
sigue el río
de largo





En las aguas 
que saciaron mi sed
he de mirarme




Tan cercana
del espejo de la alberca
no alcanza la rosa a esplender como la luna

El reloj del vino
mide la noche
sorbo a sorbo





Unida a la brisa
de la mañana azul
parte una hoja




Tiempo reunido, de Juan Aurelio García
  
Tiempo reunido, de Juan Aurelio GarcíaTiempo reunido. Poemas (1993-2012). Biblioteca de Autores Quindianos. Armenia: Universidad del Quindío.
La trayectoria de Juan Aurelio García (Armenia, 1964) como poeta comprende tres libros: Mi poema es más hermoso que el tuyo (1998), Diccionario de humana anatomía (1998) y Oh Rossi / Los poemas de la Sierra (2000). La búsqueda de una poética colectiva y solidaria con los seres del mundo es el rasgo general, lo que le permite acceder a la realidad sin que la palabra se desborde en los afectos.

En Juan Aurelio García la magia y la sonrisa nacen del deseo de dejar en cada poema al menos una imagen memorable para el lector, en un ejercicio poético que propone la comunicabilidad de sus productos. Podemos hablar también de una constante: conservar el equilibrio entre la imagen poética y la necesidad de decir.

Los poemas de la Sierra, por ejemplo, escritos tras una larga vivencia en la sierra nevada de Santa Marta, resumen la impresión que causa en el alma sensible el contacto directo con la naturaleza y con la vida milenaria de los pueblos que la habitan. Es una poesía reveladora del paisaje, desnuda de retórica y universal en sus ambiciones, que quiere nombrar el mundo que le da sentido y consistencia. El equilibrio formal y la reticencia expresiva son, tal vez, sus valores más destacados, en un tono que recuerda la forma como Aurelio Arturo, a quien el libro rinde homenaje, recreó los paisajes del Sur.

En su nuevo libro, Tiempo reunido (2014), que compendia poemas escritos entre 1993 y 2012, asistimos a la consolidación de la poética de Juan Aurelio García, con un agregado importante: la certeza de que la realidad puede ser independiente de la percepción. Como lo anota Víctor López Rache en la nota de prólogo, el poeta “ha logrado liberarse del Yo que ha hecho tantos estragos en la poesía”. Cuando en este libro el “yo” aparece, es otro, el “reo de lo real”, el soporte de la agonía o el sujeto de la infamia que vive en su “cárcel de espejos”.


Noticias de suburbia

La primera parte del libro, Noticias de suburbia, poetiza la ciudad evidente y la lentificada en el recuerdo, el vecindario de gestos ambiguos, la calle a regañadientes solidaria. La disposición de los versos invita a la lectura en verticalidad de los sujetos que pueblan los poemas, como una biografía fragmentaria del barrio. Hay un encanto particular, una complicidad que se siente cercana al abrazo, a la palmada en el hombro, al cotilleo, a la palabra de bajo nivel que llena los espacios de la cotidianidad.

Sobresale en estos poemas una alucinación contenida en la palabra pausada, que aglomera en su ritmo particular el itinerario de los habitantes del universo urbano, los ausentes y los presentes, los que se salvan por los afectos y los que se erosionan bajo la mirada, los que viven eternamente consignados en el corto trecho de la vecindad y los que se alejan pero siguen operando en la memoria como figuras del aire. El referente al que se alude no anula la atmósfera alucinante, tal vez porque la alucinación en estos versos es prueba palpable de la realidad que nombran: el vecindario, la calle, el barrio, no se definen por sus componentes ciertos sino por los seres humanos que los habitan, contingencias puras al azar del tiempo. Y ser humano, parece decir el poeta, es vivir alucinado en el presente.

Pero el mundo ofrece mucho más a la poesía, como cuando la palabra se apea del discurso y nos dibuja una imagen maravillosa de la vida en los umbrales:

ciertas plantas
que surgen de las fisuras del asfalto
algunas incluso con el descaro de florecer
y hasta prometiendo fruto
O cuando se vuelve discurso para la ironía:

Las luces
de la universidad
se apagan a las diez de la noche

Juan Aurelio García, corresponsal de suburbia, nos recuerda la vida a la intemperie, la errancia, el fluir por las líneas de la calle y contra la arquitectura arbitraria del vecindario; nos reporta la vida de “la cuadra”, de los vecinos, del “muchacho”, un arquetipo de innumerables variaciones; nos describe “la situa”, síntesis verbal de la agonía cotidiana y sumario de la inestabilidad. Pero también se atreve a calcar el verso agreste de Gustavo Rubio Guerrero en la “Estampita cuyabra” (antes lo había intentado con la palabra sonámbula de Juan Restrepo) para anclar su poesía a un contexto concreto: se trata de Armenia, la ciudad del riesgo que retrató Fabio Osorio Montoya en Tríptico (1998), la de las fábulas ocultas que reescribió Fernando Mesías en Geografías interiores (1995), la de calles, muros y perplejidad de Martha Lucía Usaquén en Señales de vida (1999) y, por supuesto, la ciudad de íntimas mezquindades de Gustavo Rubio Guerrero en Los muros y la rosa (1997).

Todo esto lo dice el poeta en una tensión, un silencio vacilante, a punto de estallar:

con una palabra de más
y sin decir
algo apretada en la boca
o bien atrás de la garganta

Entre la calle y la pared

En la segunda parte del libro, Entre la calle y la pared, los poemas se llenan de fábula. La narratividad es necesaria para dar cuerpo a las percepciones aisladas, pues la ciudad nunca dice de buena gana sus historias. El poeta cuenta la trama de la vida en cotidianidad y agrega viñetas al inventario de orígenes y destinos: el encuentro de las hormigas en “secretas caravanas que aparecen cuando nadie las mira”, las razones de alguien que cruza con paso seguro o se detiene para corregir el rumbo, los secretos que se guardan para que brillen mejor en el recuerdo, la breve luz que ilumina un rincón oculto del aire:


Sucede que los rostros de la bruma se iluminan
como tocados por una gracia divina
y emergen de cara al sol
como si recién apenas los crearan y empezaran
a existir con esa naturalidad duramente adquirida
de espigas movidas por el viento


El poema titulado “Entre la calle y la pared”, que lleva por epígrafe los conocidos versos de Carmelina Soto a la ciudad, muestra al que sale al mundo para ser víctima del juego de perspectivas:


En una toma aérea
aparece como el preso
que gira y gira
loco en su celda


El espacio derruido, con “calles y puertas abolidas”,  es familiar para todos nosotros:


¿Cuál su ciudad?
La memoria
de dos o tres sitios
tres o cuatro nombres
una gran plaza desierta
de edificios angulosos


El verso se hace rotundo para el despliegue de una idea poderosa que se le impone al lector en el recorrido por el libro: solo es posible vivir la ciudad por momentos y en lugares precisos. El mejor momento es la distancia y el lugar propicio es el recuerdo.      

 [Carlos Alberto Castrillón]







NOEL ESTRADA ROLDÁN [16.017] Poeta de Colombia

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Noel Estrada Roldán

(Colombia,  1.927 - 2.007)
Noel Estrada Roldán Noel Estrada Roldán nació en Aguadas (Caldas) en 1.927 pero se trasladó a Calarcá a la edad de siete años. Aquí cursó estudios primarios, y los de bachillerato en el tradicional colegio Robledo, participando activamente en "El Robledista", revista literaria de este centro docente.

Escribió en los principales periódicos del país y viajó luego a España, donde hizo estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid. En el archivo de Indias de Sevilla realizó investigaciones sobre Jiménez de Quesada y Pedro de Ursúa. Escribió el libro de sonetos "Clamor de España" publicado por el Instituto de Cultura Hispánica.

Otras obras: "Sonetos de Anteo", "Romanzas de Mocedad", "Sonetos y Acuarelas" con el acuarelista calarqueño Hernando Jiménez y "Un Camino sin Meta". Obras inéditas: "Persuación de la Espuma" (sonetos) y "Ensayos Literarios".

 MURIÓ EL ÚLTIMO CULTOR DEL SONETO CLÁSICO

La muerte de la poesía o el terrible adiós al espíritu.
Por: Carlos Alberto Villegas Uribe

La terrible, aunque literariamente transmitida, noticia de la muerte de Noel Estrada Roldán, me golpeo en Madrid a través del correo electrónico:

La clepsidra fatal de mi saliva
entre mis labios trémulos convoca
una cósmica sed que me coloca
bajo oscuras cisternas de agua viva.
......
Intuyendo su arcano poderío
sentiré que la muerte halla aposento
en la tibia oquedad del pecho mío.

Noel Estrada Roldán (Aguadas 1.927 - Circasia 10 de junio del 2.007)
Saludos: Álvaro López Cortés.

Convoco, no un minuto de silencio, sino una salva de aplausos prolongados por ese viejo bello que habitaba como uno más de su fauna familiar en el espacio de una poesía lúcida. Descansa, ya lo creo, de este largo camino sin meta.

Ya veo a toda academia, a los comunicadores sociales, a la dirigencia política, a los administradores culturales, que lo olvidaron en vida, escribiendo ensayos hipócritas sobre su amor por Noel Estrada Roldán. Por esa misma condición sería preferible guardar silencio. Sería mejor no contárselo a ellos -nosotros- porque al menos la muerte del último estoico, podría volver la mirada sobre su obra, porque sobre la persona humana que todo lo merecía ya no será posible.

A él también le van los versos de su admirado amigo Baudilio Montoya (cito de memoria)

Estoy viendo el proceso de mi muerte
y asistiendo a la farsa de mi entierro
un desfilar de gentes 
que hacen ostentación de sentimiento

Yo descanso, rendido para siempre
en mi ataúd de cedro
del cedro laborado en la montaña
antes de la llegada del invierno.

Y comentan en pérfido susurro: 
era sencillo, cordial y generoso
y haber muerto.

Dicen así
los que restaron fuerzas a mis alas
cuando iban en su vuelo,
los mismos Zoilos de la humana feria
los oscuros y sordos fariseos.

Ya se detiene con reseco golpe
el carro de los muertos,
y chirrían los goznes de la puerta
que guarda el cementerio.

Un necrófago, dos, quién sabe cuántos,
sus mentidas razones van diciendo,
celebrando mi próvido sentido
y alabando un talento
que apenas ven, cuando comienza el viaje 
definitivamente sin regreso.

Después, la soledad, el campo solo,
las cruces azotadas por el viento.

Ah, si al final de mi jornada,
cuando ocurra todo lo que pienso
desde el gélido lecho de mi tumba
me pudiera reír como yo quiero.

Importante recordar ahora que para mitigar las penurias del viejo Noel Estrada Roldán, Gladys Molina, desde la Gerencia de Cultura del Quindío, hoy descendida a inexplicable coordinación burocrática, creó la Violeta de Plata, que le fue concedida también al poeta Jairo Baena, días antes de su muerte."En vida, hermano, en vida". Y el entonces Gobernador del Quindío, Henry Gómez Tabares le editó, también para apoyar su precaria existencia, una antología de poemas que el propio Estrada Roldán tituló Un camino sin meta, con la portada de uno de los más importantes acuarelistas colombianos, el Maestro Hernando Jiménez, con quien también el Quindío, esa tierra propicia para los adioses fariseos, está en deuda. La casi totalidad de la producción se le entregó como pago de derechos de autor a Martica, su amorosa compañera de viaje. Transpiraba orgullo por los poros cuando hablaba de su historia de amor por este hombre hierático y su poesía. Paliativos que nunca alcanzaron a brindarle una vida digna a nuestro admirado creador de asombros y el último cultor vivo del soneto clásico. Pingues esfuerzos y escasos logros que hablan de nuestro fracaso generacional por conquistar para los artistas del Quindío y de Colombia, las leyes protectoras que le garanticen tanto a los creadores de mejores mundos posibles, como a las próximas generaciones de colombianos, que viven inmersos en el horror de las fosas comunes y los desplazamientos forzados, motivos de existencia más allá del enriquecimiento fácil o la estulticia elevada a la condición de gobernante.

No importa que ahora se ría de nosotros, de nuestros tardíos reconocimientos, al menos Noel Estrada Roldan, en medio de la precariedad que padeció con el estoicismo y la dignidad que lo caracterizaban, pudo disfrutar un tipo de muerte, ahora extraña en Colombia: murió de muerte natural. Paz en la tumba, pero no silencio. Aplausos, aplausos y un concentrado esfuerzo colectivo de memoria para que en Colombia sean más valiosos los hombres y mujeres que hacen arte para elevar la calidad de vida de los otros, para brindarles más horizontes al espíritu de sus compatriotas, que quienes empuñan un fusil, un hacha, una motosierra, para arrancarles miserablemente la vida.

Sí, prefiero un adiós con mea culpa, al silencio y al olvido total. Adiós mi viejo bello.



Con amore

Este clavel que en la prisión sombría
creció bajo el clamor de la mirada,
condensa en amorosa alegoría
tu lírica presencia, bienamada.

De tanto recordarte, se diría
que en sus pétalos fue transfigurada
—rara alquimia de ensueño y poesía—
tu sensible belleza alquitarada.

Ponlo en tu corazón. En la espesura
del íntimo sentir hay un latido
que eternamente nuestro amor evoca

Él te dirá que te amo con locura,
más allá de la muerte y del olvido,
¡porque todo tu ser sangra en mi boca!




Romanza

A mi esposa, Martha Gómez Villegas

Todo pasa, doncella, por tu lado
en alado compás de ligereza,
cantándole al fulgor de tu belleza,
romanzas de poeta enamorado.

Así el aroma pasa deslumbrado
junto a tu sien, que es tibia fortaleza
donde el amor que sientes ahora empieza
a erigir su pendón arrebolado.

Junto a ti pasa en éxtasis el día
y pasa conmovido en su alegría
el canto del silvestre ruiseñor.

Pasa el alba en su ronda de luceros
y pasan los arcanos mensajeros
¡que te llevan mi amante corazón!




Molto espressivo

Vuelvo a la plenitud de tu hermosura,
después del ostracismo y el receso,
porque entre nuestro amor palpita ileso
un fuego de tan tímida ternura.

Como el nauta a su nueva singladura,
al puerto de tu ser voy de regreso.
Que mi estrella polar sea tu beso
y el ancla de mi llave tu cintura.

De nuevo en tu avidez clava mi pulso
su vívido rejón, ebrio y convulso,
mientras buscamos la gozosa meta.

Para expresar, con nuestro amante rito,
que de este amor trasciende al infinito
la lírica pasión de tu poeta.




Automoribundia

La intuición omnisciente de la muerte
va confirmando que la vida es breve
y que el tiempo, inexorable, aleve,
tiene el designio torvo de perderte.

De nada vale ser joven y fuerte,
pues cual fugaz corpúsculo de nieve,
el frágil corazón nunca se atreve
a transgredir el orbe de lo inerte.

Siempre el amor, que entre la carne exulta,
nunca fue nuncio de otro paraíso,
porque el hastío la conciencia abate.

¡La nada incuba en la materia estulta
el trágico y horrendo compromiso
de saberse perdido y sin rescate!




Soneto

Hoy busco, por azar de mi amargura,
la ignota huella de un amor perdido.
Hace ya mucho tiempo y aún perdura
ajena a la penumbra del olvido.

La presiento en mi ser, nítida y pura:
¿estará entre mis sienes, como un nido?
¿en la arcilla vivaz de mi ternura?
¿o sobre el corazón arrepentido?

Dondequiera que esté yo la percibo
pulsando mi dolor de sensitivo
al tacto de su nítido contorno.

Y es como si del fondo de la ausencia
mi amada recobrara su presencia,
como si ya estuviera de retorno.




Andante con Fuoco

Despójame del hondo desvarío
que el vilipendio de mi amor suscita.
Eres la esfinge que el insomnio habita,
planteándome el por qué de tu desvío.

Redímeme del torvo poderío
que tu desdén en mi dolor concita.
Acalla este clamor que en mi alma grita
en pos de aquel amor que ya no es mío.

Devuélveme la cúspide armoniosa
donde hizo su eclosión la ávida rosa
del primigenio gozo de quererte.

Si a mi herida letal niegas tu pulso,
contigo he de emprender, ebrio y convulso,
el trágico periplo de la muerte.










GUSTAVO RUBIO GUERRERO [16.018] Poeta de Colombia

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Gustavo Rubio Guerrero
 
(Armenia, Colombia 1952). Ha publicado, en coautoría, un libro de cuentos: Reventando la palabra, 1989; los libros de poemas: Los Muros y la Rosa, reeditado con versión crítica, por la Secretaría de Cultura del Departamento y la Universidad del Quindío, en la colección de autores quindianos, 2010; El amor esa bestia un tanto sola, 2003; Poemas del cuarto, primera parte, 2005, y Poemas del cuarto, segunda parte, 2007, y el libro de cuentos: Te das cuenta que no hay nada que amar: en 2008. En 2001 fue seleccionado entre los 24 cuentistas del concurso del diario El Tiempo y fue finalista en el Concurso Nacional de Poesía Universitaria Euclides Jaramillo Arango, realizado por la Universidad del Quindío. En 2003 ganó el premio de Poesía Descanse en paz la guerra, de la casa de Poesía Silva. Figura en la Antología del Cuento Corto Colombiano, publicada por Intermedio Editores, 2002; también en la Antología Poética del Siglo Veinte en el Quindío, en el año 2000, y en la Cátedra de la Quindianidad, Armenia, 2004. Además figura en la colección 50 Poetas Colombianos y una Antología, de la Editorial Caza de Libros, 2010; Luna Nueva en la Antología Diecisiete Miradas a la Poesía Colombiana, publicó su poema El poeta calla, 2012; invitado al festival internacional de poesía de Medellín, sede Armenia 2014.





Sombra

La luz cesa se apaga
El siglo es esta sombra intensa
Del espejo el rostro ha huido
El gran amor verte en la ventana de mi párpado
Ver tus ojos acechantes no volveré
A verlos ni nombrarlos promesas de crímenes
Escucho día de pasos inseguros
Calla el ruido inexacto de la aurora
De estos cuartos surge la bruma limpia
A tientas camino el mundo es sierra y metralla
La noche el amor muerto en la mirada
Busco una ventana el viento
La ruta del insomnio el pozo de niebla dura
Tu bello rostro se hunde en el despojo
Sombra que traza sombra del día perdido
Tiempo de vivir que calla y simula sombra
Párpado de nada donde tu amor fue mío
La sombra crece en las manos del niño
En tus ojos es muladar y patria





Agenda de negocios

Siéntese María tome nota
Anchos sofás una breve balada penetra
A la nostalgia pormenores de economía
El precio del dólar la violencia que aumenta
Las ganancias la tierra se acumula en pocas
Manos el dinero especula en los espejos
Alguien escribe la noticia ajena de la inmobiliaria
La ruidez del teléfono el balance de las cifras
No es legal calla la audiencia la mañana crece
Los negocios progresan la gente pierde
Todos bajan la cabeza no aceptan ganar más
De la cuenta ofrecen misa de desagravio diezmos
Para la iglesia María los mira sabe que en la noche
Rematarán chivos hambrientos luego de ofi ciar
De nobles ciudadanos que correrán tras niños y niñas
Váyase, María, con sus notas al silencio
Cierre bien su jeta y cierre bien su cierre






Burdeles

Burdeles y casas afines anuncian
Diarios telenovelas y noticieros
Los burdeles son el comercio de las cosas nuestras
No el lugar donde se dejan orgasmos
El secretario escribe notas sobre impuestos
Exige al vampiro menor gasto de sangre
Este va y viene en busca de la dicha
Recorre casinos oficinas entra a la iglesia
Imagina metederos de Jesús y de María
Los de palacio adentro con funcionarios sordos
De espejos virtuales para el libro y la música
Confunde el reloj con la resina el ombligo y la pera
Asustado encuentra al empresario
Al alcalde puritano que firma peculados que
no lo conmueve
El orgasmo de la señora en el carro
Sabe que si hay noticia ésta se halla en su rostro
No más vampiro sino recaudador de sangre
Murciélago infecundo con salario mínimo
Los burdeles son creaciones de vampiros.





Inmóviles

Ambos mudos sordos ambos gestos
De la muerte absorta tocando vientres duros
La vida no importa en esos rostros
Que otean puertas abiertas pasos sonámbulos
Hay el presente oprobioso y manchado
Late la muerte predecible del viernes
El sofá se hunde bajo las nalgas grasosas
Admiran podredumbres plácidas huir del cuarto
La única esperanza jóvenes quisieron el ocaso
Del sol en la cuchara la pobreza les arrastró país adentro
Vieron intestinos de rutas en los mapas
Desagües detenidos en los baños y las calles
Quisieron pensar decir palabras memorables
Pero estaban viejos permeados de ceguera dura
Hora de evadir el horizonte y guardar las velas
Inmóviles podrán aplaudir las estrofas de buda
Rezar el padrenuestro no mentirse más
El cuarto de la patria los ha muerto






Intensidades

En su lecho sueña frente al espejo
Es un hombre habitado de mujer ella es bruja
Él vampiro de barrio humilde
Cuatro en cama desdoblados por el poema
Desliza la mano por su espalda
Vampiro sonámbulo amante de la dicha
El espejo atisba hallazgo posible del cuerpo
Bruja se estremece con enigma de Nietzsche
Vampiro siente pero las palabras no ingresan
Al labio y al poro de su boca
No han fumado el vicio ni bebido la pócima
Tampoco chupado el Evangelio según Tomás y Sade
Él siente la abertura de mujer laica
Ella comprende que es hombre despojado
Juego de quien inventa una bruja y un vampiro
Estiran sus cuerpos hasta expulsarlos del poema
El autor intenta otros personajes
El cuerpo es lo que son si se despiden del nombre
El cuerpo es lo que sienten si se despiden del soy






Reglas de juego dos

Señor arrendatario tenga en cuenta uno
Debe velar por las buenas costumbres no
Abra su corazón porque cerrarlo cuesta
No olvide que usted es hijo del desengaño
Y cualquier calamidad lo obligará a comer mierda
Sea leal con autoridades así estas sean desleales
Exijan mucho más y hurten cielo y tierra
No malgaste agua ni luz pero al fi n y al cabo gaste
No use la ventana para lo inexacto
Nada gana con que la vecina salga desnuda
A regar los días y la tristeza
Barra la basura no invente hipótesis en la historia
Ni del cuarto antiguo ni de mi bolsillo
Sea estricto amigo con su cuota de arriendo que yo
Aunque idealista como duermo y muero
Por esa muchacha linda que usted también ha visto
Escriba como todos contemporáneos de lo indigno
De vivir ciegos y sordos en un país de aullidos





Cena breve

A manteles los hijos del cuarto
El vampiro saca la lengua y se limpia
El colmillo el cura y el mimo hablan de lagartos
Doña flor enciende un cigarrillo y quema la punta
Amarillenta de la Biblia
La puta más bella pasea libre y pura sin pedirle a nadie
Un pedazo de ternura quiere comer nada menos
Que filete de ternero con vino blanco y nada de dinero
Los filósofos inauguran el deconstruccionismo en tanto
Versión límpida de lo local en política
Los pintores sus paisajes crudos de sal y tomate
Los parceros ad honores afilan las navajas los cuchillos
Las pistolas cortas que dan miedo a la bruja
Arriban los perros y los gatos los militares y paracos los
Hijos de puta eliminados según el ministro y ese monstruo
Que come todos los viernes niños en cacerola





Entre el amor y el desierto

Tendría que inventar un puente
Una caricia menos fría
Soledades de besos y palabras dulces
Poemas que anclen donde nunca llegas
Tendría que despojarme de lo mío
De esta mirada como calles desiertas
De estos senderos en el día
Tendría que ahogarme en mis propias aguas
Decir amor toda la distancia
Un corazón a través del desierto
Al fondo del oasis decir que soy
Entre tu carne un poco y un instante.
Habría de construir un modo de amar
Lejos del desierto un amor sin calles
Sin edificios y torpes alusiones
Habría de amarte y desnudarte a plena luz del día
Besarte en la metáfora que nos separa
Que nos hace dos todavía
Habré de amar tu desierto tu espejo de gestos
Tu puerta de insomnios dos cuerpos entonces
Amándose al sol de medio día






Tu amor

Tu amor viaja de improviso por una calle
Me ausento a fin que no me halles
Tu amor es el filo próximo del cuchillo
La herida cercana que golpea mi puerta
Tu amor busca la caída exacta
De alguien abrumado de abismos
De alguien como yo que no entiende el suspiro
Y juega al amor vendado hasta el ombligo
Tu amor es noche oscura
Que golpea sin llaves dos únicas ventanas
Tu amor es el camino de la pena
El sendero de un Buda que perdió el camino
Ojalá tu amor no halle el sitio exacto
Para huir cuando amanezca
Ojalá pueda largarme apenas sepa que te amo
Tu amor el filo de tu espada
No quiero encontrarlo





Había

Había recorrido calles escrito
Un poema preparado un encuentro
Nada me importaba la ciudad
Todo era válido en el día de tu adiós
Había perdido las cartas todas era triste
Quedar solo un jueves de mayo
O casi solo porque aún me quedaba tu recuerdo
Había rociado las hortalizas de casa
Desayunado huevos y tostadas leído un libro
De Kundera y llorado la tarde entera
Había mentido para mentirle al dolor
Puesto el amor en preguntas
Solicitado un préstamo había vivido un poco
Y me detuve en esta línea
Ahora vuelvo a escribir un comienzo










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