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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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GLORIA FIGUEROA DE LA RIVERA [15.637]

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GLORIA FIGUEROA DE LA RIVERA 

Nació en Iquique, Chile. Ha participado en numerosos talleres literarios con reconocidos escritores y poetas. Ha recibido, en 2006 y 2008, el Premio de Poesía de la Municipalidad de Las Condes, el premio La Gacela Literaria. Ha publicado poemas en diversas revistas y antologías nacionales.


VESTIDA DE NIEVE

Todo ha callado en el ruido de la nuez.
La  mano castaña cuenta sus ramas
tres
dos
vacío.
Hundida
sumergida
en el pasador del pasillo
abraza rocío de falange extranjera
recuerda besos cuando lee magia.
Tanta cara escrita
en uñas risueñas
bocas destetadas
pies sin reloj.
Como estatua la verdad.
No contó nada, para qué hablar.
Tanto rasguño
y alguna mancha




INVIERNO

Comienza la cuenta de atrás
Mil
Cien
Diez
No quiere entrar.
Hay un lobby deconocido
sin equilibrio ni malla
arrugas dulces y bastones nuevos.
El corazón de hombres desaparecidos mudos
ya no canta letanías a comunión tibia
El mes de espera, todo el calendario.
Y pareciera que habíamos amado tanto
Y parece amamos nada.
No hay  un solo cuerpo en el  cercano
algodón frío.
Sueño con el príncipe viejo
y dispongo la acogida en mi silla
así me susurra el cuento de nuevo
Anhelo volver al  muelle
donde mi ala oxidada 
se desenhebra
desperdigada



DESNUDA 

Crié glóbulos fríos donde había ecuador
y hormigueo ajeno en vez de hijos.
Venían de otros cielos
y fueron nacidos en otras latitudes
Sordas sus  palabras ahora.
Entonces  jugueteaba esa risa de cristal
en la campana de cintura angosta
(El caballo volvía como disco espiral en las tardes)
Burlaba todo candado 
apresuraba las zapatillas en un  trote sin ojos.
Ningún barrote colgó letrero.
Su grito era de criatura pegada al cielo
Y la cintura angosta pudo haber dejado de serlo.
El afluente más circular
albergó esa vez un diamante en bruto.
Quedó allí en que uno más uno no es dos
El silencio del padre
recoge las aguas noctámbulas.



A PESAR DE TANTO 

La noche de la noche se acerca
a ese paso que no conoce la memoria.
Aclara  todas las sombras
y hasta  los fantasmas tienen las muecas del tren 
llorando por los pasajeros que no subieron  en el humo. 

               Levanto la mano y quiero rozar la mejilla hueca 

Ya no hay caso 
Ha partido  

Y ahora la lágrima
No  moja. 

Y ahora tu espacio vuela en el anillo del planeta 
tan desconocido como las rutas que no alcanzamos a recorrer. 

A pesar de tanto….. 

Diviertes  mientras  tu dedal de carne 

en la distancia  ajena. 


Y  lo terrible
viene en  presentimientos  
en este ovillo de hilo púbico 

Hay  celos del tiempo, sin anilina fenicia
en el telón de fondo de mis arterias con agujas
Vas adormeciendo tu temporal devenir
en la mordida  enojada de mis dientes 

Mis huesos vivos aprenden a llorar también. 

Así fue como 

el ovillo se  desmadejó.  

Los hombres de  mi  vida 
extraviaron la hebra del comienzo 
en los crepúsculos de maletas. 


Sólo 
El hombre de brazos extendidos
enreda y desenreda
sin fin
sin tiempo 
sin contrición 

amándome 
               sin 
cambiarme nada. 





            
MEMORIA  

            Amontonadas están las ropas. 

La silla coja  acoge
              pantalones recorridos 
en tierra y agua.
              La gota del ojo contiene barro  
por  la camiseta blanca descosida aún
en la axila izquierda
memoriando los vellos amplios
fenecidos de espalda   

No puede la silla coja  sostener tantas ropas
y se va llenando de guerras de arañas
tejidas  en el espejo sin ojos. 

Ha llegado una carta y no llegan las margaritas 

para cerrar con pétalos los ojos abiertos. 

Da un paso al lado y el papelero sin fondo 
cobija miles de letras con olor a viejo. 

Cruzando… 




SILENCIADA 

Silenciada, 
bajo sus ojos
esos   
tan  hablantes  

Hasta Cúantas lluvias
silenciada
y esa palabra  

rompiendo en el revés 

de la caverna cerrada
antes  visitada tanto
es un nudillo espinoso
sangrante. 

Hasta cuantas hojas
sin cicatrizar la soledad del vientre. 

Silenciada
Desamor amor mudo 

No hubo ni una silaba en esa mirada  

Y  los silencios fueron  hasta
enterrándose
                   en la humedad tibia 
espantosa expectante  

en el abandono  húmedo  de la cerradura abierta 

De hasta cuantos soles dejados en la estación 
yaciendo  junto al  alma y el cuchillo

Ya no hubo  más  que decir. 

Sus ojos claros         Mi locura cabalga 

hasta cuantas          hasta cuantos 




DOBLADA 

Una  bruma espesa ahoga la confusión  

La cara vestida de perplejos espejos  
deja traslucir  lo gélido de mi gente sangre 
y mi gente agua. 

Y aún  así me sigo llamando  mujer

Las bisagras humanas redoblan 
al compás  del aceite caliente 
brote de este volcán  dentro 

La pasión  y la pasión hacen bien a estas alturas  del monte. 

Aún  así conservo algunas palabras con significado 
en el inventario cardiaco de la biblioteca emoción.  

Tampoco  he perdido  el rictus  que ensancha la comisura labial, 
en la marcha vertiginosa de este siglo  
ni menos aún la rodilla 
hermana del polvo  desde donde  lo diviso sin espinas 

Posesionada y desposeída  ofrendo la lucha

Desde esta ultima posesión    ofrendo la caminata  
A Sus ramas con sangre caliente 



NATURA MUERTA/ LA SOLEDAD  

La soledad  tiene cara de bandolero 
ataca la ternura en el  pastizal propio.
Es  igual al ladrón que asoló  veladores sin dejar  huellas
la distancia se acuesta  otra  noche conmigo.
Una vez más  hubiera querido no  ser violada. 

Hombre o mujer, rompiente de olas de mi lado oscuro
Quiero agarrarlos . Mirarlos  a los dedos y 
arrancarles el tic tac   de mis horas cansadas.
Mucha luz en los párpados  es peligrosa
Mis  banderas blancas, siempre buscaban   los avisos justos 

Con tantos dolores no resuelvo el crucigrama  
Tantas partidas  cayeron  como las   noticias más  negras. 

No sé nada de esta trilogía. Entonces…..
estaré  en la tierra  cerrada,
O de paso en el lugar caminando delantales blancos
O quizás  me estacionaré un rato en la luna comprando locura. 

Dicen que el alma no duele y sin embargo, duele mi alma
No hay pronósticos  despejados en lo que sigue de la ruta
Por desgracia crié un apego al hada de la memoria.
No me queda nada más; desplazo una sonrisa en el paisaje de mi tierra
y
un cuadro de naturaleza muerta soy 




                                                                               


                                                                               Oye hermano, no tardes en salir.
                                                                               Bueno,? puede inquietarse mamá
                                                                                “A mi hermano Miguel ”
                                                                                   (César Vallejo.)
          
                                                                        
MANTRA 

En el viento descansado, hay  quietud de  ojos y hojas
Todos sentados ven  pasar el viento entremedio de sus grietas. 
A mantra  tiene sabor la tarde y hay quietud de hojas  y ojos
mientras las rotulas carentes de minerales 
cierran los párpados sobre las manos. 

Los recuerdos  se montan en el columpio y el resbalín 
oscila entre el apego a la tierra y el desapego al cielo
Hay  páginas transparentes jugueteando  y a pesar 
se balancean  los pecados del fondo  del cofre. 

Risas apenas , sonrisas a lo más,  rompen el cuadro
mejillas más pálidas que  rosadas ahuecan silencios
queriendo no despertar sospechas a visita
no anunciada 
al ultimo paisaje 

El viento trae equipaje con un nombre  agendado




RECORRIDO 

La luz a medias  ha empezado de nuevo 
en la noche con rasgos  de lengua
del puerco espín desconocido
y las tantas heridas en esta tierra larga
distinguen humus y musgos 
circundando  las envidias nacidas 
en las casas  del amor y el dolor. 

Débil, pero no talada sigue como roble  fuerte.
Sus manos abiertas entregadas
a la raíz hombrecito y la raíz mujercita.
No los suelta, los ata todavía  
entre medio de sus diarios 
les teje a escondidas cinturón de castidad.
A cada hora  desde el primer segundo del sol 
les sigue naciendo el antiguo cordón. 

La leche seca  en el pecho fláccido
marca ropas nuevas y corta melenas
a ritmo de la moda. 
Viste  lágrimas en los zapatos sin suelas 
La canción de cuna ya no es blanca
Y a pesar del pesar la arrastran con ternura
la mano vieja  se va tupiendo  de arrugas nuevas
sin desapegarse del primer bolsón de escuela.

Besa el círculo  celeste y sin embargo, se queda.
Los letreros no están nada claro
Está pasando por el cuerpo enrojecido del Hijo
Va cargando más cruces
de las que es capaz de colgarse
Apenas camina, o  camina nada
lo abultado es tan difícil de mover. 

Las llagas de adentro empiezan a  aflorar
Olvidando la azucena que llevó en su promesa 
Duele vida, duele muerte. 
Que golpe verla romperse.
Sus mares no saben decir adiós. 




CHRISTOPHER AMADOR [15.638] Poeta de México

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Christopher Alexter Amador Cervantes

(La Paz, Baja California Sur, México, 1984), es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Autónoma de Baja California Sur. 

Su acervo de poesía está integrado por “El mar es el silencio que hace Dios para no pensar en la Tierra”, “Minuto cero”, “Cadáver en llamas”, “El lenguaje de las piedras” y “La rosa semántica”, entre otros títulos. 

Se le otorgó el Premio Estatal de Dramaturgia Ciudad de La Paz 2008, por el libro: La Ciruela. En 2009 ganó el Premio Estatal de Poesía Ciudad de La Paz, por el libro: Escribir es incendiar. En 2010 ganó el Premio Estatal de ensayo Ciudad de la Paz y el Nacional de Poesía Sonora.  Premio Nacional de Poesía Tijuana 2011 en su edición número 13, mismo que le fue entregado el domingo 15 de mayo de ese año durante la XXIX Feria del Libro de Tijuana y ganador del Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura 2013, Poemas a un lector del 2020.

Es compilador de la primera antología de teatro en Baja California Sur (En el cuerpo de nadie. UABCS, ISC, SAMSARA). Actualmente es director del Instituto Sudcaliforniano de Cultura.



la palabra no es la cosa

I                                                                                          

ante todo poner en duda
lo que decimos y lo que vemos[1]
ante todo buscar la experiencia de las palabras
la experiencia en la palabra[2]
si la palabra no nos sucede en el organismo
llamémosle impostora
el poeta quiere saber si el objeto “es”[3]
cuando escribe habla con berkeley
(¿sólo puede saberse un objeto
siendo percibido por una mente?)
no podemos tocar lo que pensamos
no podemos degustar el nombre
los nombres no tienen peso
no nos doblan las muñecas –querido garfias–
no podemos conocer la realidad
porque la realidad es un invento de la percepción
el sueño de los sentidos
(al poeta le aterran todas estas cosas)
uno se inventa el objeto
el objeto quién sabe qué sea
lo único que podemos conocer de las cosas
es la apariencia de las cosas
las cosas no existirían sin el lenguaje
serían ideas de las sensaciones
existe lo que vemos
(¿y es como lo vemos?)
basta con pensar una cosa para que exista[4]
todo lo que puede ser pensado
puede ser enunciado
el lenguaje se muerde la len/
ante la experiencia mística
esa esfera de lo inefable
la zona muda de enrique lihn
ser poeta es tensar los límites
otorgarle ser a lo que no lo tiene
(a esas que no siendo
                         son lo que dicen)[5]
nombrar lo que no es para que pueda ser
nombrar el éufrates y el tigris
dando golpes en la roca
hablar de la rosa no es hablar de ella
sino de lo que yo percibo
cuando creo experimentarla
[hablar de la rosa no es hablar la rosa
al hablar de la rosa
nuestras palabras no son pétalos
ni nuestra voz es perfume]
pero si los poetas
no quieren hablar siempre de lo mismo
tratarán de construir un telescopio
–explorador infrarrojo de campo ancho
como el de yaxkin melchy– para saber…
…y el aparato ha de fabricarse
con las cosas que tenemos a la mano…
hay que eliminar el pensamiento
(“el gran prejuicio”)
para acceder de manera pura a la percepción
pensar [el mundo] nos ata al mundo
                                         ¡soltemos las raíces!

metimos la pata
donde ya no la podemos sacar
el mundo es una habladuría
hemos hablado
de lo que no sabemos

[1] la palabra no es la cosa

[2] las palabras
son el guante que utilizamos
para tomar las cosas  
sin que nos quemen

[3] el poema casi nunca dice
lo que la cosa es (esencia)  
nos dice cómo es
ser poeta es intentar mirar las cosas
en la plenitud de su verdad

[4] ¿la mente es todas las cosas?

[5] “mamá” dicen los niños 
mucho antes de entenderlo






II                  

la poesía[1] es transferencia
logra que lo que digo
le suceda a quien lo escucha
–o suceda en quien lo escucha–[2]
el poeta es un diseñador de trampas
dice una cosa para referirse a otra
(en ocasiones
          decimos lo que decimos
para ocultar lo que no decimos)
convierte esto en          aquello
sabe que el lenguaje es un juguete
pero no la diversión
la palabra “squirt”
que no le puede quitar la sed
(pero sí la idea
de ese deseo que lo consume)
            el lenguaje no sirve
nunca ha servido…
sólo nos permite formular
cosas que tienen tres
            cuatro cinco diez
veinticinco sentidos
que el sujeto supuestamente
debe conocer
gracias a personas como lacan  
–lacan no es sino la suma
de los que están detrás de él–
                     nuestro lenguaje
es un engaño conocido
la mentira materna
la leche cuyo sabor es su nombre
(la bebida mentirosa
con la que CRECEMOS)
la que sólo sabe
a lo que el paladar
              nos puede decir

la palabra es un trapecio
en el que vamos
y venimos
               sabedores
de que no tenemos red

[1] ese darle a la cosa
los atributos del sujeto

[2] el poeta debe lograr suscitar
la cosa misma de la que habla





III

no es lo mismo recibir un puñetazo
que escuchar la palabra puño
no es lo mismo decir desesperación
que jalarse los cabellos
designar la cosa
no significa padecerla[1]

[1] decir fuego no es quemarse






LA CONTESTACIÓN

¿Algún día permitirás que el mar se te escurra
de entre las manos
para aplastarnos a todos?
(Dios rompe en llanto. Arranca su lengua,
                                                        [devora sus labios
Y con sus ojos me pide que guarde silencio
                                                        [ y me ponga a observar).






Y seguimos pidiendo la palabra: DE HABLAR AL CUADRADO (13/47)

A veces la poesía es una curva cerrada continua
Pero no diferenciable en ningún punto
Una curva continua que no posee tangentes
Y obtenida por los métodos de la geometría elemental
A veces un verso es un cono de nieve.




RUBÉN MANUEL RIVERA CALDERÓN [15.639]

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Rubén Manuel Rivera Calderón

Poeta sudcaliforniano, México, nació el 22 de noviembre de 1967. Cursó la licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa. Ha participado en diversas publicaciones estudiantiles como Pido la Palabra y El Periquillo Sarniento (UAM-I). Colaboró en las revistas La Cachora, Alternativa, Colla y Panorama (UABCS), y en el suplemento cultural El Aleph (periódico La Extra). Ha ganado en tres ocasiones el Premio Peninsular de Poesía “José Alán Gorosave” (1988, 1997 y 1998); asimismo, obtuvo el Premio Estatal de Poesía Joven “La Paz 1992” y ganó los Juegos Florales “Margarito Sández Villarino”, de los festejos “San José 2000” (San José del Cabo, B.C.S.). La SEP y la UABCS publicaron su libro Torera de las aguas en 1996, en la colección de poesía Agua del desierto. Ha sido antologado en Tierra Adentro y en 2004 la UABCS, Praxis y Cuarto Creciente publicaron: Marina. Viaje por un cuerpo en ocho cantos. Fue Becario de Investigación del COLMEX, profesor de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, jefe del Departamento de Planeación del Instituto Sudcaliforniano de Cultura y Director de Cultura, Acción Cívica y Social del H. XI Ayuntamiento de La Paz BCS. En mayo de 2004 recibió el Premio Estatal de Poesía “Ciudad de La Paz, 2004” con La Casa de Cortés, su más reciente publicación.



POEMA CON BARBILLA SOBRE EL BRAZO

Si un colibrí
se posa en uno de tus brazos,
hay que asumirlo:

acariciemos todo.

Qué importa si esas alas,
te convierten en zancudo, ángel o  vampiro,
¿quién decide si la mosca es menos milagrosa que estas letras?
¿O si la palabra amor está hecha sólo de cuatro garrapatas?
Y para aquél que me arranca el corazón con que escribo,
reciba este regalo que soy yo
y se me escapa:

acariciemos todo.

Qué importa si se cuelan esos aires
que te dejan de poemitas en la calle
sin una cara cuajada de peces voladores,
sin un “aquí entre mares” que duplique sus fantasmas,
sin presentir los sueños de su nube indefinible,
sin volver a mirar al doble asesinato de sus ojos;
sin un alma primitiva, que la adivine en cada ola.

Aunque no lo mire nadie,
su barbilla se posa aún sobre mi brazo
y se queda en mi lugar
para que vuele.







Y seguimos pidiendo la palabra: DE TORERA DE LAS AGUAS

IV

Pero yo camino para atrás, como los cangrejos.
Mi estupidez
azul, desparramada,
se disuelve con esa otra estupidez
más azul y desparramada del mar.

Voy caminando hacia atrás
y mi rostro,
el de la espalda,
me desdice, se deslinda del paisaje, es tierra triste;
mientras el otro
ve cómo el horizonte devora nubes,
y ríe, ríe, ¡ríe!;
hasta que pare labios
y llueve sangre
riendo, riendo más, hasta la muerte.
Soy el cangrejo
que fuera del agua
se come por dentro.



V

Abandoné mis manos a la suerte que les depara tu cuerpo:
el mar es un destino,
ocasionalmente un beso.
Con los ojos llenos de distancia,
como si no supieras construir castillos en la arena
o jugar con tu pelota de sol,
sacaste las palabras de lo hondo.
Y el sol, hecho trenza,
quebró con su grito tu cintura.



VI

No hubo despedida,
simplemente enmudecimos
para escuchar cómo se alejaban nuestros pasos;
con la esperanza de oírlos
al otro lado del mundo.



IX

Por fin mi cuerpo, casi lago, casi espejo,
decidió romperse,
Antes de que me caiga encima la tristeza, como peste,
llévate contigo mis ojos
a donde no exista el llanto
que aquí la humedad
me va a pudrir el alma.



XII

El mar, a labio vivo, recorre mi memoria
y mis dientes dan con la insalvable distancia,
el límite de la carne,
el tú y el yo,
y la medida del agua y las ganas y la ventanilla del alma
se empaña,
impidiéndome ver el mar
que permanece aparte y se ríe,
como adolescente que ha perdido
una mano en sus bolsillos.




De lo cotidiano

En la taza, se me ahoga el café de esta mañana.
No le extiendo una cuchara,
no lo miro.
Se endulza, pensativo,
con mi silencio.

Cómo le hago para brincar este cerco de palabras,
y al pasar la hoja, desnudarte;
y ya sin metáforas que estorben,
cómo detengo a los versos en su sitio,
los sustantivos, los verbos, los gerundios.
Si la rima choca a la mitad de la estrofa, como un pájaro sin cielo,
sin un semáforo crepúsculo,
o un motel de árboles
para hacerte el amor.

Sobre el tallo del día
sigue mi voz abierta, deshojada, temblando;
se adentra en el aire
y en la médula del vuelo
se sostiene, inmóvil cometa, de tu mirada.

Las nubes de tu boca, lo  confirman:
lo único imposible es no volar.





Irremediable

Esta mañana de irremediables cabellos y superiores ojos,
me agiganta el alma.
Grandes e hinchados, también los brazos,
me estorban;
son tontos y aburren
con todas sus ganas de estrecharte.

Cómo me gustaría tener una fogata espontánea,
de esas que todo lo queman de manera impertinente,
para, al menos, calentarme con mi cuerpo tatemado,
mientras espero al tuyo.

Cómo me gustaría apoderarme del aire
con un brinco de gacela.
Pero así, lleno de alas, y sin tocarte,
esta mañana de irremediables cabellos y superiores ojos,
me acalambra:
a mí me sobra tu ausencia,
colma el vaso de mi cuerpo
y derrama mi alma, inútilmente.






La casa

La casa coja de ventanas tristes,
de fachada adusta,
de gallinero solterón, abandonado.
La casa tonta que no come sopa,
que camina imprudente sobre la barda,
que llora por sus cachoras muertas,
sus hormigas,
su hojarasca.
La casa mala que trató de ahogarte en su pileta,
que apedreó tu infancia,
que te dejó castigado en el cuarto.
La casa del cinto y los golpes,
del alcohol y el divorcio,
de la nariz rota.
La casa muerta o divertida del domingo que te presta sus paredes,
que se deja vomitar,
escupir.

Un día te sacamos a empujones de la casa,
porque te negaste a ser coherente.
Por suerte llevabas las manos vacías
y pudiste atrapar mariposas en el jardín.








RAFAEL MUÑOZ ZAYAS [15.649] Poeta de Panamá

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Rafael Muñoz Zayas 

Es un joven poeta y narrador panameño, nacido en 1972. Digo que es joven porque en su profesión, a diferencia de en otras, con cuarenta y pocos años quizá no se haya alcanzado la madurez creativa. Obviamente, algunas de las estrellas del firmamento de nuestros días, como Messi, Ronaldo o Belén Esteban, con su edad están amortizadas. 

Ha recorrido medio mundo, tanto del civilizado como del que no lo es tanto, mostrando sus dotes. Ha publicado los poemarios Leucemias infinitas (1996) y Sones de dicha (2001) -este último obtuvo el Premio de Poesía Ciudad de Ronda-. En 2011 se reeditó Canto del mal soldado (Musa a las nueve). Tierra de provisión (Libros del aire, 2013), es su último libro publicado. En 2006 publicó la novela Malestar (Kailas). 




El Laberinto (o aún queda una esperanza para mí)

Estoy esperando a que llegue el fin como los locos
a que el frío se adueñe de todo
a que el aire sople y me nuble
como se duerme a un niño
a que dentro de este laberinto
bailen cigüeñas
hojas de ortigas
y papeles sucios
estoy esperando a que llegue el fin
a que de un momento a otro caigan cometas
a que el cielo se desplome entre ángeles ciegos
a que dentro del laberinto
canten sirenas
ramas de encinas
y cuchillos sucios
estoy esperando a que llegue
a que todas las simas muestren sus puerta
a que del infinito destilen este rosario de invierno
a que dentro del laberinto vuelen elefantes
troncos de espinos
desiertos sucios
estoy esperando
a que todos los relojes transformen sus manillas
a que del espejo broten guirnaldas de fantasmas
a que dentro de este laberinto
se aclaren los misterios
se tensen todas las escalas
se abran las ventanas
se acerque por fin el principio
estoy esperando
no importa el tiempo que desde aquí
hace que me deslizo por la corriente

De Canto del mal soldado





Hay algo más

Algo está pasando en el mundo
mientras sigo remontando el río
mientras las manos como palas rotas
nadan entre peces muertos
el agua roja y espesa
y toda esta selva húmeda
llena de plagas de Egipto
algo está pasando en el mundo
por algo mil veces más pequeño
que el ojo de una aguja
hay sanguijuelas y harapos
algo está pasando en el mundo
amargo como dulces hojas verdes
que nadie pueda saberlo
que nadie quiera saberlo
es lo que en verdad
me está rompiendo

De Canto del mal soldado





Álgebra

Mi ser
mi sed
mi tiempo
país menos cálido
cáliz más brutal
donde de bruces loco me alimento
y mido mi saca voraz sediento
y de tu sexo esquimal
extraigo un premio
y de este clima polar derrito y entrego
la esencia brutal que crece en vino
en la forja de aljibe de tu cántaro
mi sed
mi tiempo
fértil campo abierto
en tus alas volaré mi cuerpo.

De Canto del mal soldado





Creación

Las palabras fluyen como kamikazes
un día de julio
en el Pacífico
No somos más que bombas
espoletas con jugo de vida
dispuesta a darse
palabras de mil puntos en mi banda
y un mensaje
de mi madre a los muertos:
Lo conseguirá todo
será capaz
no me fallará la mano

De Canto del mal soldado





VARIACIÓN Y SER

En el fondo quise ser
guerrero camboyano
metódico amante viejo
delicada flor entre el hierro pantanoso
herido por la mujer entre el arrozal
príncipe del triángulo blanco
y un pequeño rifle de madera

bajar a las selvas del sur
vivir embrutecido

con un gatillo de juncos en el pelo
caminar por las arenas de un camino
sembrado de cadáveres - niños
y caña de azúcar desmedida

y tu ceño mercenario
apartando las rosas

y al volver al poblado
ver a mi madre lavando
la mandioca al fuego
un caldero de madera
ropas sucias
mi padre

(Canto del mal soldado, 2000)





SON DE SER

Ser
de una familia sin crepúsculo
en una tierra sin día

vivir como esquimal
dejarme morir en la nieve
guarecerme del frío bajo el hielo
tener una gran canoa un arpón
un pelliza de marmota o reno

abrigarme durante seis meses
hibernar trocarme en oso blanco
picar el hielo con mi escala y deslizar
un sedal en un agua
tan helada
como mis sueños

y dormir durante medio año
no conocer la hospitalidad de los otros
ceñirme las entrañas de ciervo rojo

y estar atento al cielo por donde cruzas
las pestañas cubiertas
esquirlas de rocío heladas
y hundir miradas negras
en mi destino
escrito por estrellas
errantes vagas

tal vez horas más cortas
ciclos secretos

amarrado sentado en la proa
que conduces al puerto de la muerte

(Sones de dicha, 2001)





multinacional

ha quedado claro para el mundo:
ya no más arco iris dibujados por la lluvia
sólo enérgica luz difusa
de ángeles que llenan el aire
de una voz que dicen es divina
helicópteros y máuser cargados
desde el norte
nuevas hordas de
legiones sedientas que se embarcan
en siete cuatro siete
de vuelos charter que se elevan
hasta las costas que emboscan sus burdeles
en los ingrávidos consejos tribales que
en junta de gestión y marketing
desangran las venas de la tierra
desecan al mediterráneo
violan los bosques y con su sangre
riegan campos de golf
y mutilan adolescentes
en la orilla negra de sus piscinas
pues tienen prisa
por borrar las huellas
que conducen a la senda del pasado
y juegan con la hecatombe sin ruido
y el cambio fácil que produce migraña
donde el porvenir bate el mosto indigesto
del pecado atroz
de dios expulsando a dios del paraíso

(Antología Los Lugares del Verso, Salamanca, 2005)




Diosa

Dios está sentada al final de la barra,
Esperando a que le haga una señal
Y subir a la habitación de arriba.

Ella también está cansada de esperar.

Puta poesía (Editorial Luces de gálibo, Málaga, 2010, ed. de Ferran Fernández).






YANNIS STIGGAS [15.650] Poeta de Grecia

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Yannis Stiggas 

(Nacido en 1977 en Atenas, Grecia) Ha publicado tres libros de poesía y sus poemas también han aparecido en muchas revistas y antologías. En 2007 actuó en el proyecto intothepill en la Poesía Bar Karaoke en Atenas. Sus poemas impresionan con el poder de sus imágenes y el lenguaje. Al oponerse a las observaciones internas y la visión externa, y abstractas y sensuales, sus textos se ciernen sobre los márgenes de la percepción. Sus poemas han sido traducidos al alemán, inglés, francés, búlgaro, sueco.




Errabunda sangre (selección)
 Traducción de José García Vásquez 

IV

Al llegar al cuarto kilómetro del silencio,
se me cayeron los clavos a Dios y al sol.
Desde entonces vago con el gran cero bajo el brazo.
Primero era un mero saco de dormir
- ya sabéis, te metes, o sea, sueñas.
Ahora, es un colosal internado
para los ignífugos mentales.

Y si surgió todo esto con el cero
imaginad lo que podría pasar con el Uno.


VI

La memoria es una maleta
el olvido dos
cojamos la luz desde el principio
veamos si aguanta al carbón.
yo no me lo creo, ya ves,
tengo tantas llamas que alimentar.

Llama primera:
            Me tocas
                        y mi sangre se abre a borbotones
                        al final no quedará sitio para mí

Llama segunda:
            Jugar a la nada
            y quedarse en la miseria 

Llama tercera:
            Esta penuria
            del no estar en pie
            de las fieras auriga
            mas también presa de encrucijadas
            Quise el cuerpo
            en su prolongación en sol
            ahora le pido a la poesía
            que me rompa las manos.

Llama cuarta:
            Ésta a la que lanzo los poemas masacrados.
            Ésta que me espera.

Llama quinta (susodicha común):
            Loco, prenderemos unos fuegos aquí dentro


XIII

Abrazámonos
                        y se vislumbra el vacío.
es una quietud ciega
que supervisa el pecho
con horquillas en los labios

Así viví la convulsión
que platea las cosas
            y no amo ya la luna
                        no amo ya el mar

Quiero desnudos crujires en la sangre
mi destino como una parra
con fruto según toque
al sol arrodillado
que se enrosca en los alambres

Ni hablar de volver a abrir jamás
la puerta
aguzaré sólo mi oído
para traeros gemidos
y el amor
se estancará en las tazas

Abrazámonos significa
            aromatizamos el vacío



XVIII

Nuestras palabras
acabarán en la gran blancura
allí donde el cuerpo
repugna de su cuerpo
                        Es doble el lobo
para que no regreses
Tablón la memoria
en cuanto hurgas chirría

Me arrastran de nuevo otoños
cojo la última flor
amarillo dentro de amarillo
            Mortal
hasta Alejandría
¿dónde repartí mi aliento?
y no tengo árboles para mañana
            no tengo otro cigarro

Grande grande blancura
quebrado perro dentro


XXVII

Chatarra el destino
así poco brilla
y luego nada
Deglutirás tempestades desnudo
            eso sí que es una carga
Lo que niegas se duplica

Quiere horrores el sol
que le claves un limonero en la frente
para que alboree neutro
pero que sepas
no hace señas el sudor
es el absoluto
por eso lo ahogamos todo en la primavera
y luego
                        ¿Qué primavera?
                        ¿Qué promesa?
La nada es asunto de dos ojos
De tus ojos
                        rehén la luz
                                    para una sola flor


XLII

Qué ascensor el tiempo
así como se rompe la alambrada
y yo le aprieto un botón rojo
a la conciencia
            para cuantos sangran
Una hoja que caiga          es otoño
Y el Verbo es una botella llena de aguardiente
            A partir de ahí
            Lo que arde vale 

Agarro la materia por el cuello
Y la luz (quiera o no quiera) se acuerda:
Ala es lo que queda del alma
lo que va en pos del hollín

Regresaré
una tarde cojitranco
para deciros la raíz


XLVIII

Sé que no provoqué ninguna atrocidad
de esas que adoráis
sólo desnudé mis dientes
en el vértigo que devasta las mariposas
Abrí huecos al destino
y hundí mi pena como ropa.
La memoria no sabe cómo manejar
sus tijeras
pero el tiempo no sangra otra vez
por eso no esculpo el sueño
lo recibo como rama ansiosa al cuello
que me chupe muda el agua

¿Qué sinvergüenza me fijó a la luna
y soy así la trampilla de la masacre?
Para que combatas con versos a tus elementos
            ¡eso sí que es un desastre!
Y la visión mezcla sus raíces
Veo al mundo paraguas paralítico
y si se abre
                                    que se vaya al infierno

La luz no se afronta ya sin guantes
¿cómo sellar mi palabra
ahora que surge la flora genital?

Poco a poco nos parecemos a las piedras

El final es ya sabido:
Yo
            y las rosas

La belleza         hacha en el cogote

 http://www.7de7.net/home.php





Opening Poem

Πολλές οργιές κάτω απ'το τίποτα 
έτσι 
που τα μαλλιά μας μπλέκονται στις ρίζες του

υιέ μου υιέ μου Αβεσσαλώμ

σαν εκκρεμές δεν θα'χες πέραση 
έτσι κι αλλιώς εμείς 
τον χρόνο τον εισάγουμε απ'το Γκρίνουϊτς

γιατί ο δικός μας 
έχει λαγούμια μαύρα κι ανεκπλήρωτα 
φωνάζεις την αγάπη 
και σου επιστρέφει ο αντίλαλος αιμόφυρτος

έχει μυριάδες χέρια που κοπήκανε 
δεν ήταν αγαλμάτων 
όλα τους 
αργότερα μαρμάρωσαν




Opening Poem

Many fathoms beneath nothingness
our hair 
enmeshed in its roots

my son my son Absalom

you will not have had a pendulum’s sway
as it is
we import time from Greenwich

because our time
has holes that are black and unfilled
you call out to love
and an echo comes back to you bloodied

it has myriad hands that were sliced off
not the hands of sculptures
they later all 
turned to stone

Translation from Greek by Peter Constantine




Gwenaëlle Stubbe

Le loin et le près se marchent dessus parce qu'il ya entre 
eux que de la matière-pelure, une pelure sans plomb. Il 
suffit d'un doigt pour la bouger, bouger la pelure, la faire 
pivoter, mais elle a ça de précis qu'elle colle à tous les pays, 
qu'elle les fond, qu'elle est, on dirait un pis (de vache). 
C'est un pis-pelure entre les pays qui tantôt donne une 
bagnole, tantôt donne juste un chewing-gum suivant le 
gonflement du pis. Il faut se ruer dessus le temps qu'il 
donne une bagnole, il faut s'en désintéresser le temps qu'il 
donne un chewing-gum.

Dans l'ancien temps, il y avait dans le ciel de ces ballons- 
dirigeables qui allaient leur chemin grâce à des brises fines, 
dans le temps de maintenant, disons qu'il ya ça.



Final Poem

όπως ξηλώνουν έτσι τα μερόνυχτα
το αίμα σου κλωστή-κλωστή
οι τρεις σου μοίρες να πανιάζουνε
τι περιμένεις ν’ αρχινίσει, βρε κουτέ,
δεν είναι παραμύθι αυτό

είναι

μονάχα το κουφάρι του.


Αλλά

στο κάτω κάτω της κραυγής

εγώ δεν ήρθα εδώ να πτοηθώ

είμαι ο καλπάζων νους
 της άλλης γονιμότητας

που ’χει βαθύνει τις ρωγμές

και πιο πολύ
 το πείσμα

                 ν’ αρνείσαι

τον ήλιο

σ’ όλες τις ηλικίες του
—είναι σ’ όλες ανήλικος

           Ναι
       λέει στη ζωή
           Ναι
       και στους σύρτες της

Για τέτοιο πείσμα μιλάω

Η μία πνοή είναι μία
οι δύο είναι αμέτρητες


Εκεί που χορταριάζει το χάος
πάμε και χτίζουμε σπίτια.




Final Poem

It could make you go mad

the way the days and the nights unravel 
your blood thread by thread
your three Fates blanching
what kind of beginning are you expecting, you fool,
this is no fairytale

it is

just its corpse.


But

when push comes to holler 

I didn’t come here to shrink back

I am the galloping thoughts
of that other fecundity

that has deepened the fissures

and more so
the willfulness

to reject

the sun

in all its ages
—it is underage

Yes
it says to life
Yes
it says to life’s harness

That is the willfulness I am talking about

One breath is one breath
two breaths are countless


Where chaos gathers moss
we build our houses.

Translation from Greek by Peter Constantine



Olga Ravn

Åbent: hvilken kirurg, der tipper vores skål, et spejl som forsvar mod Medusa,
hvem skal nu nære sig ved hendes bryster, din smukke, din grimme mund,

som jeg nærer den slange, der er mine gule, mine bløde sweatshirts, min creme,
den kolde creme, jeg smører ud over ansigtet, det samme trættende ansvar ved at elske.

Mit ansigt er fyldt med pornofilm, forbrugsgoder, blå blomster der forsvinder i mælk,
mit fædreland, fostergræs, mit modersmål, min tunge er tung af kød,
jeg bærer mine forældres mærke som en kønssygdom fra den elskede.

Hvidklædt hvidklædt, hjertets fitness, en lille grøn sten i det grimme sand ved stranden bag huset, 
den velkendte strand, dit ansigt, lukket i søvn, det hedder ikke noget.

Medusa, jeg ser hendes ansigt i de lakrøde søer, langt væk, belyst af solens første stråler,
af skov og krat og barnets sengetæppe, mønsteret på det ligner en stor hånd,

tidligt på dagen ligger disen over kysten, senere sender havets store krop sit lys op ad gaderne,
vi har holdt vores vi løst i hænderne, nervøse, vi har gjort hvide indkøb,

vi har kølet kinderne mod muren, overophedede turister i kærtegnet, hvide sten, 
et enkelt insekt kravler henover, et enkelt klistret bær,

jeg vågner i sommerens klare mund, mine øjne er dækket af dine slimhinder,
morgenen er gammel.




FABIO JURADO VALENCIA [15.651] Poeta de Colombia

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Fabio Jurado Valencia

(Buga, Valle - Colombia, 1954). Doctor en Literatura (UNAM, México). Profesor de la Universidad Nacional de Colombia. Autor de: El lenguaje y la literatura en la transformación de la escuela; Rosario Castellanos, esa búsqueda ansiosa de la muerte; Ray Bradbury, literatura fantástica; Pedro Páramo de Juan Rulfo, murmullos, susurros y silencios...






Seis de enero

                                                                           A Katherin


Es seis de enero,
No puedo jugar.
El cielo está azul.
Es imposible configurar
las cosas.
No se puede asir la imagen
para moverla
porque nada hay,
solo el azul del cielo.

Para mover
y fundar las formas
los árboles se espigan,
quieren elevarse.
Una fuerza
desde el fondo de la tierra
empuja, empuja...

Es lo único
que la imaginación produce
aquí, ahora
con el sol abierto de enero:
los árboles elevándose.

Son los árboles
los que se reflejan
en el cielo
y dan forma a las nubes,
entonces los árboles
se mueven, se elevan
y configuran las cosas,
porque las miro
e integro sus partes.

Pero es solo la ilusión.
No hay nubes.
Solo el cielo azul, muy azul.

Es enero seis en Bogotá en 2015.





El cielo de los árboles

El cielo es el espejo de los árboles.
Donde no hay árboles no hay cielo.
Ese azul es una ilusión,
no es un cielo.

Es la nada donde no hay árboles, 
como en los lugares,
donde esculcan la tierra
en busca de tesoros:
solo el estertor del agua,
una humedad,
nada más,
ni tesoros
ni alma alguna.

Las nubes son un espejo de los árboles.
Cuando no hay árboles no hay nubes.
Los árboles son el corazón de las nubes.
Si las nubes agonizan es porque no hay árboles.





DIEGO CONTICELLO [15.652] Poeta de Italia

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Diego Conticello 

Poeta (1984), de Catania, Italia. Vive entre Como y su Sicilia. Se ha especializado en literatura y filología moderna en la Universidad de Padua con un repertorio de poetas sicilianos incluyendo Lucio Piccolo, Bartolo Cattafi, Melo Freni, Lucio Zinna, Nino De Vita y Angelo Scandurra (La curva mediterranea. Caratteri della poesia contemporanea in Sicilia), que se publicará en monografías. 

En 2004 llevó a cabo los estudios, con el método concordanziale, en L'esequie della luna di Lucio Piccolo, para la cátedra de Teoría de la Literatura de la Universidad de Catania. 

En 2009 publicó un ensayo esegético-biográfico-figurativo intitolato Lucio Piccolo. La poesía de las imágenes "en el viento de Soave", escrito junto con Franco Valenti y con un epílogo por el maestro Silvio Ramat. 

Colabora, como editor, con La Vita Felice y la revista literaria "QuiLibri." Es uno de los fundadores del grupo de blogs de poesía y crítica literaria "Carteggi literaria." 

Sus ensayos no publicados y comentarios han aparecido en diversas revistas como «Capoverso», «Incroci», «Arenaria», «QuiLibri», «Euterpe» e alcuni blog come La dimora del tempo sospeso, Nuovi Argomenti, Imperfetta ellisse, Critica impura, Poetarum Silva, La poesia e lo spirito, LaRecherche, Tellusfolio, Compitu re vivi, Wordsocialforum, Il giardino.

Algunos de sus poemas han sido traducidos al español por Pablo López Carballo para la revista anual de la literatura "Fragmenta II."

Está presente en varias antologías incluyendo (S) fruto del Signo, La Vida Feliz 2012 y la evolución de las formas poéticas, Kairós 2013. 

Ganó varios premios, entre ellos el poema inédito "Roberto Bertelli" ciudad de Pontedera, la "Ciudad de Chiaramonte Gulfi" y, la mayoría de las veces, el premio de la Fundación Vitaliano Brancati de Catania. 

Barocco amorale es su primera obra poética (publicado por LietoColle en 2010 con un prefacio de Silvio Ramat).




NATURALES OXÍMORON

El boj talado
con precisión,
el hibisco no eclosionado
es la índole
de mi tiempo,

mientras explota
-bajo la mesa-
altura de la hoja
de plátano,

una espiga
ennegrecida sobre la ola,

hurgón de chopo
en el viento.

Traducción: Pablo López Carballo





Testi
(Da: Barocco amorale, 2010)


Acqua del respiro

Pioggono 
i tuoi occhi

e un abbraccio 
richiara 
da abissi 
spassionati

come acqua cara 
al mio e al tuo

respiro.





Silenzio

Taci se non hai mai 
scritto d'amore, 
un ridace silenzio 
nega d'aver rivisto 
le labbra sulfuree 
della tua donna

o le sue mani 
uncinarti 
nella respirata 
smorfia di un abbraccio.

Vivi a muta disforia 
se non hai detto.

Obliquo oltremare

Ah, l'obliquo 
socchiuso 
delle tue palpebre 
nell'oltremare 
di notti di marzo,

ha già seguito 
le linee del volto

che disgrega 
(perdendo e ritrovando) 
se doni.





Lasciati i paraventi

Non mi ha cercato 
stanotte 
transito d'oscurità incosciente, 
così t'ho meditata

ora – lasciati 
i paraventi – 
(solo di fronte 
alla vita) 
è voglia 
d'abbandono,

oblìo in te.




Frammenti

Ammutato, 
di notturno

per paura di viverti,

a vastare 
idee malsane,

spero il grano 
vagabondo 
degli occhi

e la corteccia 
avara, 
inestricabile.




Velo delle cose

Ci coccola 
da prossimo 
impercettibile 
coperta fredda

srotolata 
su esili fili 
tempali 
piombei,

immerge 
nell'abbraccio 
mattiniero 
spaesato,

involge, 
strangia

velo delle cose.





In cruccio di solitudini

a Basilio Reale

Lapidario in ironie 
tra limonere 
e sterrati 
in cruccio 
di solitudini 
si trapassava 
al fresco di pareti 
in venatura,

immerso tra 
sicilianerie e caligini, 
nel dolore di ciò 
che è perduto.

Ma lo ritrovo 
vivo alle mattinate 
ormai dismesse, 
quando inaspettato 
mi ferma per restare.

(Inediti)





Allargare il salvabile

Sorge 
col tepore 
meridiano 
quest'aria 
odorata 
di stallatico,

trema 
i fogliami inermi, 
sventra pagliericci, 
soppesa 
increspature 
al ruscello,

poi si fa sottile, 
culla i nervi 
dell'ortica,

l'erbe lega a fili 
di memorie 
in freschi 
svanenti abbandoni.




Lastre di pianto

Ondeggiano lastre 
dello stretto 
su un fondo mobile 
di perenne 
pianto, 
come una macabra 
giostra 
sul nero 
fondale delle cose.

Oramai abbiamo scavato 
ma non si trova 
il perno, 
vi s'inceppa melma 
sfrangiata 
da queste correnti aberrate 
che inghiottono 
lo scanto

del varco

e ci abbuiano 
gli occhi.





La distruzione delle cose

a Fabio Pusterla

Riflessi, 
nuovamente piegati 
soggiogati buoi/bestie 
alla morsa del tempo 
al buio come morte.

La distruzione delle cose.

E i nomi lì a rifulgere, 
rifiutare di piegarsi,

di nuovo fare luce.





Cosmagonia

a Lucio Piccolo

Se un'enorme massa, 
una dell'infinita 
gragnuola 
trapassante le galassie, 
sfondasse i fragili 
veli sferici 
ad un'ora, ad un tempo preciso, 
avremmo un'altra Tunguska, 
impensati megatoni 
del tramonto. 
Questione di traiettorie, 
risucchi implosivi 
per cui siamo 
conigli abbagliati, 
sagome inutili 
inette a smuoversi.

Chimiche brillanti 
attraversano le ere 
proiettando particole, orologerie 
cieche puntate nelle tenebre, 
luci scottanti della fine

l'universo enfiato 
in un punto 
che tutto sugge, 
il nero foro dei mondi, 
ombra contratta, 
nulla allo stato puro.

Oscureremo per troppa chiarità, 
un collasso 
per veemenza di stelle…

entropia 
non è piacere 
di belle metafore e brune 
ma morte della luce, 
fuga da grazia 
materna, 
totale penetrazione 
del gelo.

In un grande strappo 
il mietitore fosco 
espanderà questa 
illusione vitale 
esternandola all'oscura potenza

sebbene 
serbiamo il segno, 
unica serie di curve 
al limite del sensibile 
nella sera del cosmo.




JACOPO RICCIARDI [15.653] Poeta de Italia

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JACOPO RICCIARDI 

Nació en 1976 en Roma, Italia, donde vive y trabaja. Ganador de varios premios. 

Ha publicado siete libros de poemas -Intermezzo IV (Campanotto, 1998), Ataraxia (Manni, 2000), Atòin (Campanotto, 2000), Scultura (con Teodosio Magnoni; Exit, 2002), Poesie della non morte (con Nicola Carrino; Scheiwiller, 2003), Colosseo (Anterem, 2004), Plastico (Il Melangolo, 2006), Scheggedellalba (con Pietro Cascella; Cento amici del libro, 2008)- 

Está presente en la antología "Brand new poesía italiana" (Knopf, 2005) por Maurizio Cucchi y Antonio Riccardi.



De Plastico (Il Melangolo, 2006)


y la escritura es densa
en el cuerpo de las cosas, yo
sé dónde me encuentro, ahora,
porque sé dónde se encuentra
la escritura, como sangre filtrada
en el objeto, ella comienza a
habitar las cosas del mundo,
es ella la que se transforma,
la que se desarrolla, delante de
mi, llevada en la punta o
en el margen de esta línea
que se frena aquí, y 
que procede, tocando con más
fuerza la mirada, tenso verso
el folio, la escritura atraviesa
el ojo, y sola como
una imagen en la mente, la
imagen tiene la forma de
un texto, ya creado, que
dice desvanecerse con el ojo
la mirada en las cosas, y
permanece un conjunto de escritura
en aquel lugar como un
objeto, al borde del agua
en el margen, en el pelo
oscuro y denso donde se
enredan las estrellas, en el cráter
negro y secreto, en la idea
tranquila apoyado como un vaso
en el borde del balaustre, al
aire libre, tú miras el
rojo de la puesta de sol
que despunta, la estancia amarilla iluminada
por el ocaso, las montañas como
sombras celestes, la vida se
despliega, irrumpe abriéndose con 
sus alas hasta la materia
del ojo, refiere al
futuro su secreto inencontrable,
y el sol es más
amarillo cerca del horizonte, y
la estancia blanca con su
sombra y las montañas
son las colinas de
verde tan oscuro, y la
bahía donde el agua tranquila
oscila plácidamente sobre sus márgenes,
y es ya memoria de
nuestras dos manos estrechadas
entre nosotros, con la
mirada revuelta, cada uno salimos
al paso de lo que toca
aquel último rallo de sol,
más verdadero, sin tiempo, sin
espacio, el rallo aquel 
que enviste la luz,
vuelve a pasar y termina
en el mismo punto, en la misma luz,
y nada más se apaga,
mar coloreado de mar,
luz elíptica, sobrepasa la escritura
la escritura, incluso las estrellas,
todo está iniciado, igual

Traducción: Pablo López Carballo






Poesia scritta ad un altro poeta

Il mondo è bianco e tu rimani a lungo nella sua onda.
La voce si calibra come lacrima; la tua mente beve la distanza alta.
Le tue parole penetrano a fondo nella prima ombra.
Lungamente il silenzio si ricorda di me infine.
Le domande del cielo e del sole io voglio con me.
Cedo, ancora, alla pazienza della terra.


*


Svegliami nel tempo adulto e uccidimi.
Lascia che crolli, ancora, l'intero reame delle nuvole,
che mi riporti qui, nei sensi e nel mio nome di cielo: d'ombra e di cielo.
Lascia che guardi il sole alzarsi sull'alto muro delle nuvole
fin qui.
           Un intero reame, di sole, d'ombra e di luna, racchiude il nome;
un intero sogno esplode fin qui.
                                                   Aiutami a capire
il cerchio paralizzante e nudo delle stelle.
                                                         Da qui non mi muovo,
da qui chiamo L'intera uccisione del mondo.
                                                                   Da qui
il pianto più bianco del sole sulle nuvole.
                                                        Ora sono migliore,
nel canto, nel canto e nella vita; nel canto, nel cuore, nel tempo.
Il sogno procede e muore; vive, immerso nell'aria più bianca, per me,
senza peso.


*


              Dal mondo e da tutto chiedevo aiuto, e da te l'ho avuto
per intensità di tempo solare, da te, sommerso di neve, fino all'incanto
del cielo, fino al colore dell'ultima sua tentazione
portata su questa terra. Di te mi accontento, di tutto, e di me;
dalla neve al bordo della strada che mi sommerge ancora,
al respiro lontano e pesante della città arrivata fin qui per
una forza infinita.
                         E lascia che inizi da qui, dal cielo e
dal silenzio, che carichi questa arma muta tra le mie mani,
e mi uccida, ancora una volta per vivere.
                                             Lascia che con
questo bianco di neve bruci la mia mente, ancora, per vedere,
per avere il tempo, e il mare, sopra di me, e sotto di me.
                                           Con
le nuvole mi uccido, col senso ultimo delle nuvole.
                                                                   Perdere
la strada, perdere la strada, per riavere la mia, un'altra vita, un'altra vita,
per favore, ancora.
                              Di nuvola e di sole muoio,
in forma di mare mi risveglio, nella forma dell'ascolto più intenso
mi rivelo,
                        d'acqua ascolto il richiamo
                                            forse, una nuova tentazione
mi fa amare, ancora.


*


Una croce di neve: non posso più scordare il sapore del vento lontano
bermi come acqua, e dimenticarmi ancora, per un ultimo più intenso affetto.
La memoria delle cose dette fin qui, la memoria delle cose non dette ancora
mi ha riportato in vita.
Non voglio chiedermi altro, oggi, per te, che questa infinita onda
che passa oltre di me, che spinge il mio sangue, che bianca, costante,
senza peso, lo beve.
                          Nessuna distanza nella neve, ogni distanza nella neve.
L'aria scivola volentieri nella mia giovinezza mentre la taglia. Eccola
la mia giovinezza, la mia maturità, posso sentirla ora.


*


Entro nella città e mentre cammino taglio tutti i tronchi di una fitta foresta di larici.
Il loro colore fa invidia alla luna mentre entro nella città.
Il cielo si invade come farebbe, esattamente, con la luna più chiara.
E cammino per entrare nella città e mi porto dietro pesanti tronchi di luna
abbattuti solo per me, da me stesso, contro ogni volto che entra schiavo
nel mio sguardo.



*
                     

                Bocche come radici rosse di larici rossi.
Occhi come specchi inventati di cielo. I sentimenti sono rapidi e salvi nei loro petti.
La loro memoria è bruna, bella, talmente bella;
e chiedo una porta di stelle roventi: dietro le mie spalle, fino a toccarle,
una foresta di larici rossi rinasce in ogni volto; poi muore il rosso dei larici rossi
e scivola il crepuscolo azzurro del cielo, davvero, oggi, fino a farci svenire in un mondo di sete,
ben lontano da questo che mangia le vostre vite.



*


Lo spettacolo di larici rossi, ovunque, si riempie di neve.
Il sole falcia le cime, così fresche, in cima ai vostri occhi; e ai miei
decide la notte.

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Jacopo Ricciardi è nato nel 1976 a Roma dove vive e lavora.
Ha curato dal 2001 al 2006 gli eventi culturali PlayOn per Aeroporti di Roma (ADR) e ha diretto la collana di letteratura ed arte Libri Scheiwiller- PlayOn.
Ha pubblicato diversi libri di poesia: Intermezzo IV (Udine, Campanotto, 1998), Ataraxia (Lecce, Manni, 2000), Poesie della non morte (con cinque decostruttivi di Nicola Carrino; Milano, Scheiwiller, 2003), Colosseo (Verona, Anterem Edizioni, 2004), Plastico (Genova, Il Melangolo, 2006), Il macaco (Salerno, Arca Felice, 2010),  Mi preparo il tè come una tazza di sangue (Ibid., 2012) e due romanzi Will (Udine, Campanotto, 1997) e Amsterdam (Roma, PlayOn, 2008).
Suoi versi sono apparsi nell'antologia Nuovissima poesia italiana (a cura di Maurizio Cucchi e Antonio Riccardi; Milano, Mondadori, 2004) e sull'Almanacco dello specchio 2010-2011 (Ibid., 2011), e su numerose riviste.
Ha partecipato con sue poesie a due libri d'artista, Scultura (Exit Edizioni, 2002 – con Teodosio Magnoni) e Scheggedellalba (Cento amici del libro, 2008 – con Pietro Cascella).
Ha collaborato con Il Messaggero in una rubrica di letteratura a lui dedicata: Passeggiate romane.
E' inoltre artista ed ha al suo attivo diverse mostre personali a Napoli (2010), Roma (2010),  Milano (2011) e collettive
Scrive di arte su Flash Art online e nella rubrica Narrazioni ad Arte sul sito Art a part of cult(ure).











ZARÍA ABREU FLORES [15.654] Poeta de México

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Zaría Abreu Flores

México, Distrito Federal 1973
Egresada con mención honorífica del Colegio de Literatura Dramática y Teatro, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, escritora, dramaturga y directora. Ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo,  emisión 2004 y acreedora a Mención Honorífica por la obra Ángeles Probables, en el VI Concurso nacional de obras teatrales, convocado por la SOGEM y la UNAM. Actualmente trabaja en la escritura de las obras “Sexo post-mortem”  retratos hablados de la postmodernidad y “Alejandra en el país de las maravillas”, obra de teatro basada en los textos de la poeta argentina Alejandra Pizarnik.

Publicaciones:

Libro : "En medio de este mar", Poesía. Ed. Anónimo Drama Ediciones. México 1996 Reeditada, México, 1998.
Libro : "La Casa de Marcela", Poesía. Ed. El Barril. México, 1999.
Libro : "Ángeles Probables", Teatro. Ed. Anónimo Drama Ediciones. México, 2003.
Libro : "Carajo, Malena", Teatro. Ed Tierra Adentro y CONACULTA, México, 2004.





I

MAR EN TEMPESTAD

estalla en aullidos
                          se retuerce

no hay manera de callarlo
                          de arrullarlo
                          de decirle que nada pasa
                                                      que no hay razón a su gemido

estalla en un berrinche casi divino
                  estalla
                                     estalla
                                                    estalla
                                                                  se agita pidiendo piedad
yo sé
le duele su grandeza
le duelen los costados que no tocan la tierra

le duele su entraña habitada
                                       (sus millones de peces)

algo le duele
                                         lo sé

no escapo a su dolor
me sumerjo en su estómago crepitante
           en sus largas manos retorciéndose los dedos

me sumerjo (con todas mis pertenencias)
                 en su revolcadura suicida
                                   en su abrazo de sí
                                                    en su notable afán de despenetrarse

estalla
             estalla
                           estalla
                                           en fragmentos de todos los tamaños
                                           furiosas moléculas
                                           devoran los pueblos que habitan sus orillas

                                          furiosas moléculas
                                          como el corazón de una hormiga
                                                                               relampagueante
                                                                               desconocida
                                          furiosas moléculas
                                          invisibles
                                          milimétricas
                                                               tan diminutas
                                          ínfimas
                                          imperceptibles

                                         furiosas moléculas
                                         devorando hombres
                                         devorando playas
                                         devorando embarcaciones

                                                        (estalla…)

cuando a mi mar
le toca la larga noche de la angustia
ante su ira me estremezco
me acuno en su desgaste de coraje
                                                  y duermo en su regazo





II

te beso:
                 me sumerjo

te beso:
                 cada río se pone a variar su cause

te beso:
                 a mi oído izquierdo
                                                  le nacen raíces de agua





III

recuerdo:
                          te perpetuaste en la orilla de la muerte
                          te recostaste complaciente en mis dolores
                                                                           la mesa la alfombra
                                                                           y la cal de las paredes

recuerdo:
                         dueles

recuerdo

          tu risa
                     tu risa
                                 tu risa
                                             armada de diminutas navajas

tu boca
de microscópicos cuchillos afilados
                              —bisturís de la casa de muñecas
                              en la que jugaba cuando niña—

tu boca
donde 24 guerreros de metálica armadura
libran sus batallas

tu boca
donde van a morir estaqueados
por tus brillantes espadas
los temores de mi lengua

en el bravo río de tu saliva
nadan trasatlánticos de acero
 plateados puentes los sostienen
aceradas columnas cimientan tu humedad

             (…las batallas que se han de librar cuando tú duermes
             y tus dientes bailan las furias iluminadas de la noche...)





VODKITA


1. Mujer vodkita

                                               * * *
al sumar
mis ganas de matarme
a tus ganas de morirte
el ataúd se transformó en cama
                                 (follarte)

de tus tetas salía vodka
          (durante esa hora ya no quería la muerte)


                                               * * *

urbana hasta la madre
ubres bienhechoras
nodriza de mi angustia

en el último trago la dulzura se me volvió veneno entre los labios



2. Vodkita-puebla

ronroneante
suave como luz de madrugada

vodkita-puebla
derroche cachondo de tus senos

vodkita-puebla
yo borracha mi sexocontusexo

vodkita-puebla
tacos perros callejeros la luz de la mañana

vodkita-puebla
a tu lado pude haber vivido un siglo

(y duró apenas unas horas)




3. Vodkita again

papel de baño, papalote
senos saliva
                               soledad después

juego danae
eros, juego en soledad

desarticúlame estas ganas
desgárrame la lengua
                               que busca tus pezones

vodkita-again
tacos de tres pesos
anforita de metal a medio pecho
enterrada como daga

sangrante el coño
después del beso-bala







PEDRO OVALLES [15.667] Poeta de la República Dominicana

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Pedro Ovalles

Moca, provincia Espaillat, República Dominicana, 1957. Tiene una Maestría en Gestión y Administración de Centros Educativos y un Postgrado en esa misma especialidad, ambas por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago de los Caballeros de la República Dominicana (PUCMM). Además posee una Licenciatura en Educación, Mención Letras, por la Universidad Federico Henríquez y Carvajal (UFHEC), Recinto de Moca, de la cual fue Decano de la Facultad de Letras. Profesor de Lengua y Literatura en varias universidades de su país. Textos poéticos suyos aparecen en varias antologías: Antologías de poetas mocanos; Antología del Ateneo Insular; Juego de imágenes: la nueva poesía dominicana; Voces del Valle, entre otras más. Ha merecido Premios y Menciones de Honor en varios concursos literarios nacionales y regionales. Ha publicado nueve (9) poemarios y un libro de ensayos: Retoños de sueños (1987); Dulce suicidio (1991); Siempre tú (1995); Pasión de mar (2001); Arquitectura de silencios (2002); El color del silencio (2004); Danza del aire (2006); Danza del suicida (2008); El color de la soledad (2009), que es su más reciente creación poética. Lenguaje, Utopía y Creación (2009) es su primer libro de reflexión editado por la Secretaría de Estado de Cultura. El Ayuntamiento de Moca en diciembre del 2003 lo reconoció como Hijo Distinguido de tal ciudad. El Distrito Municipal de Monte de la Jagua, Moca, también le entregó en agosto del 2007 un Reconocimiento. La Academia Dominicana de la Lengua Española, Correspondiente de la de España, le confirió en marzo del 2005 un Diploma de Reconocimiento “en atención a sus méritos literarios; su aporte creativo a favor del desarrollo intelectual y estético y su contribución al progreso educativo y cultural de la comunidad”. El Taller Literario Virgilio Díaz Grullón del Centro Regional de Santiago de los Caballeros (CURSA) de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, le concedió en junio del 2005 un Reconocimiento como Joven Intelectual del año. Director del Liceo Nocturno del Distrito Municipal de su comunidad de origen y Subdirector del Colegio Porfirio Morales de Moca. Miembro fundador del Taller Literario Octavio Guzmán Carretero de Moca. Director en la actualidad del Taller Literario Triple Llama de Moca. 






POEMAS DE EL COLOR DEL SILENCIO 

34 
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Es extraño, pero cierto: todas las cosas se agolpan en mí cuando llueve. Todas entran por mis ojos. Luego se hunden en el mar. Sólo los ojos no naufragan juntos con todas las cosas. Aun después de la lluvia, interminablemente sigo hundiéndome, cayendo hasta el fondo, hasta reunirme con el Todo. Y como mis ojos nunca se ahogan, pues sigo viéndome allá dentro del enigma: conversando con las arenas, dándole palmada al agua, escarbando los días. Y ahí, en ese mi reino insólito: soy yo mismo, el dueño absoluto del universo, el que nombra todas las cosas; las reúne, las coloca todas una por una en su justo lugar: unas en algunos recodos secretos de mi alma, otras en el pórtico solícito de mis pensamientos, para que otra vez las nombre con palabras de ningún idioma conocido. 



32 
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Una palabra basta para decirlo todo: vacío. Y, después, el espacio sin nadie, el lloro inoíble del silencio. Cuando estamos mudos, cerramos el único círculo que nos pertenece; no nos queda más alternativa que dejarnos reducir a aire, y de tanto envolvernos en nosotros mismos, somos noche: el reiterado vacío y su silencio terrible. 



31 
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Buscamos un no sé qué cuando algo nos falta en medio del polvo. Se ahonda la huella, y tras ella otra finge ser nosotros. Regresamos, entonces, sin nada y sin nadie que testifique el vacío. Dentro de sí cada quien está, va penetrando lo imposible, buscando una puerta en las sombras, un túnel que lo conduzca a sí mismo. Caminamos, y al hacerlo, nos fugamos de sí. La tierra se va deslizando como niño dócil. Vamos penetrando lo denso, lo que siempre nos aguarda. Pero, ¿llegaremos? Sin nadie, aun sin nosotros mismos, rotos, caminamos otra vez reuniéndonos en el polvo. Y a pesar de la agonía de la luz, pretendemos ser, y al hacerlo, nos deshacemos en agua que nos hipnotiza nuestra alma, que nos humedece los ojos. Pero a pesar de lo desfalleciente, de lo grávido del aliento, podemos reconstruirnos y alcanzar lo posible. Sin llegar al mar, ya sentimos el sol sobre su azul. No podemos negar que a veces sentimos que se nos muere la esperanza. Y, sin embargo, somos: ¡retoños alegres! 



25 
_________________________ 
La mirada oye el color que la embriaga y ve la voz que la llama. Instante en el cual la eternidad del ser es suavidad de maíz tierno. Ella busca la profunda convergencia entre lo efímero y lo perpetuo, y en ese tiempo de humo invisible, teje su forma del hilo que surge al deformarse su nada. Y en esa transfiguración del vacío en harina impalpable, otra mirada retoña, y oye la música que se filtra por el reverso del aire, para tocar el recién surgido relámpago de lo presentido. La mirada huye de sí misma hacia otra mirada, y en esa veleidad enverdecida, pues se retuerce en algún recodo de trigo; y ya, entonces, no es imagen huidiza de la certidumbre, sino tortura del sueño de la luz que se embriaga a sí misma. 


15 
_________________________ 
Mirando detenidamente el polvo, palpándolo quedamente con los trémulos dedos: es un espejo que esconde su dorso y su dura certidumbre. El polvo tiene ojos. Nos mira como un hermano gemelo. Su mirada es un triste cielo que se derrite en agua hirviendo. Mirada que oye. Voz que mira. Cuando el hueco de nuestras manos se llena de polvo: somos la sucia imagen tras un espejo; somos una callada lágrima transfigurándose sobre hielo. ¿Quién no ha oído la voz del polvo mascullando mugrientas palabras de un seco idioma primigenio, su timbre apagado, sus tonos mortales? Cuando nos llega su voz de niebla eterna, buscamos en nosotros mismos las calles y los puertos que hemos recorrido, las piedras con las cuales hemos tropezado. El polvo tiene el alma de nosotros, los mismos gustos, las mismas costumbres, los mismos gestos, va donde vamos, aunque no muere cuando nos morimos. He ahí cuando plenamente se inicia su más terca eternidad. Nunca se reduce a sí mismo porque es totalidad no reprimida, convergencia de desiertos: oh llorosa silueta de la sed. 



13 
_________________________ 
En la ciudad que cada quien va construyendo desde antes de nacer, hay callejuelas que siempre seguirán siendo desconocidas, luces apagadas y fantasmas acosando el alba. Cada quien vive en un nicho de cristal. Y aun ahí hay recodos de sombras que nunca nadie accederá: testarudas portezuelas que nunca se abrirán, porque son la noche cerrada a sí misma. A pesar de ello, seguiremos forzando las cerraduras, explorando los resquicios de la madera, y los hierros oxidados, y los túneles, y los soñados caminos: ineludibles islas que asfixian y dan vida a la vez. En esos predios que cada quien está, desde antes de ver la luz, pues va edificando una muralla donde resguarda para siempre el “otro” que verdaderamente es. 



11 
_________________________ 
No lo sabes, pero te lleva la corriente. Finges reposo, pero vas dando brincos entre los vértigos del río. No dices nada, pero tu lenguaje es el rápido beso de las piedras. ¿Qué arcano eres desde que te fuiste para quedarte toda entera? Vertiginosa va el agua por tus ojos, arrastrando el sudor del tiempo que esconde las esmeraldas de tu soledad. Tu mirada moja de sorpresa al que sueña. Además, eres lluvia perpetua que cae de un cielo que ni tú ni yo conocemos. Eres como la imagen detrás de un antiguo espejo: inasible como la luz. Sin que lo sepa la tierra, eres tierra desde antes que el polvo existiera. Eres el antes y el después: la perfecta unidad del principio y el final. Quien te ignore ha tirado sus sentidos al abismo que lo aniquila: en el fondo de lo insulso se pudren sus ojos; su tacto es la agónica piedra de un viejo convento; su gusto, el osario milenario de los egipcios; los oídos, el silencio pálido de una iglesia sin feligreses. Tú estás más allá de ese silencio y de todo lo que existe, porque eres sustancia de la propia existencia del Todo. 



_________________________ 
Tú crees que te escapas. Crees que tú eres tú. Y no es así. En ti hay mundos. Hay territorios que no conoces. Frente al gran espejo insensible estás. Lamentablemente, pero cierto, allá, muy lejos, en tus ojos: ¿quién eres? Tu respuesta es la espuma que no puedes asir, la marea que te aturde y a la vez te hace volver a sí. No hay escapatoria. Ancha es la puerta por la cual llegaste, pero muy estrecha por la cual tienes que huir. No interrogues la negra palidez de la tierra, no intentes extraerle luz a la distancia que te espera; tú crees que te escapas, y no es así. Siempre las aguas regresan a su antiguo cauce. La roca será roca aun después del gran silencio. 


POEMAS DE ARQUITECTURA DE SILENCIOS 

DIALÉCTICA DEL “UNO” 

Las nubes y el sol y la tierra 
y el mar reunido en su agitada angustia 
y la luz que se ahoga en la charca 
y las hojas que se suicidan sin saberlo 
y el agua que se fuga hacia sí misma 
todos son el Uno en el espejo que son 
todos participan del Todo 
No hay un solo elemento 
que sea por sí mismo él sin los otros 
Cada uno en el otro está 
y sin embargo cada uno es el Uno sin el otro 
Se hacen y se deshacen permanentemente 
y siempre son los mismos 
aquí y allá y en ninguna parte 
No hay forma posible 
de aquello cuya existencia es el instante 
y es que de instante también 
está hecho el Todo 



CERTIDUMBRE 

A Pedro Pompeyo Rosario 

Pretendes asirte al árbol primigenio 
no sabiendo que eres tú mismo la madera 
que eres el día y la noche y todo lo que tocas 
que el polvo que respiras eres tú mismo 
Entonces existes porque revives 
bajo el sol en tus pensamientos 
y mueres en cada noche de tu cuerpo 
Te abrazas a ti mismo 
en la certidumbre más rotunda 
de las palabras 



SINFONÍA DE LO ETERNO 

Yo oigo la voz de la piedra 
Oigo el canto del silencio 
Entro a ese gran concierto del Todo 
Tomo la luz en las manos y es mi guarida 
Tomo el mar en mis pupilas 
y salgo de mí hacia él 
Lo trueco por el azul que es 
Y en la mirada que soy 
quedo vacío sin vida para mi vida 
Sin estar en mí preso de mi propio exilio 
vago en la música que nadie oye 
Y fuera del universo que soy 
puedo escuchar la sinfonía de lo eterno 
el himno del principio y del final 
el silencio de la palabra que es un orbe 
más allá de la palabra 
Yo estoy hecho de ese espacio 
Por eso puedo conversar con el viento 
y ser viento al mismo tiempo 



VACUIDAD 

Tú y yo, río, somos un mismo río 
Dentro de ti me deshago 
Me evaporo en tu huida permanente 
Y cuando no soy nadie en ti 
sino la imagen que rompe tu imagen 
me devuelve a mi origen 
Entonces soy piedra 
soy arena soy espuma soy tierra 
Y en ese transcurso de la metamorfosis 
en ese instante de vacuidad jubilosa 
tú y yo, río, somos un mismo río 



PALABRAS DE AIRE 

Escrito quedó el mensaje 
Con la mirada escribí las letras en el horizonte 
Las incineradas nubes 
allá en la frágil transparencia del aire 
son los papeles donde escribí 
las palabras precisas 
Las suaves manos de la lluvia 
ahora quieren borrar el conjuro 
El cielo me habla porque soy un cielo 
Quedará grabado como una oración 
contra el olvido y para la eternidad 



ARDOR EN LAS PALABRAS 

Abrasada quedó la voz 
Los dedos de las llamas la alcanzaron 
Entonces corrió el amoratado eco 
por los recónditos caminos del alma 
Sin embargo no hay ceniza 
Azotado quedó el fuego por otro fuego 
En el sofocado fondo del pozo 
aún hervía el agua 
Pero no hay rastro 
del carbonizado silencio 


poemas de dulce suicidio 


exordio 

Intentaré internarme por una selva y que la misma no sea el definitivo paso hacia lo acabado–hacia lo total–yo sólo prefiero ese mundo denso–único–inarbarcable–oh rugiente mar que hace naufragar de lucidez el pensamiento–sólo necesitaré penetrar sin ser visto sin ser yo mismo–intentaré hollar el viento y que cada huella sea un espejo que refleje su rostro mi rostro 



instantánea eternidad 

“El hombre en su fuga poetiza”. 
Iván Silén 

como con el rostro hacia atrás–como si hubiese dejado los pies en el punto de partida–tomé el camino de lo posible desconocido de lo que perpetuamente busco–¿hubo principio del principio? sólo huellas que van y vienen de alba a alba–de voz a voz–de sueño a sueño–de ternura a ternura–siempre estoy en un transcurso ambivalente–ni más allá ni más acá–oh golondrina alejándose de su propia sombra–presencia sin origen desprendiéndose hacia su centro–no todas las veces pienso el trayecto–mi caminar es un constante caer de lluvia sobre la mar avanzo–y como quien va hollando su propio tacto–siendo que la fuga es el regreso mismo disfrazado de distancias–sin embargo otras veces me asalta la certidumbre de estar muy lejos–de estar cruzando desiertos–pero nunca llego donde se anida el viento–aunque siempre el vuelo va más allá de las alas 


dulce suicidio

siempre estoy abalanzándome sobre las aguas–siempre lo múltiple me arrastra hacia los fondos sin fondo–hacia los labios de fugitiva dulzura–algo como imán me trae–desata mis palabras–flechas lanzadas de no sé dónde–algo como una persistencia de rostros–piedras como serpientes presionan mi tacto–envuelve toda mi vida–como una enredadera caída sobre un pájaro indefenso–estoy al borde de caer hacia abajo–casi tirado en unos brazos que esperan esperan–como atrapado en un circulo de arena–atestado entre la noche y los sentidos–oh mar oh dientes de súbita ternura–oh dulce suicidio–avanzar por entre esta sumergida transparencia–allá más bajo de lo ambiguo los peces–aletear que pellizca las pupilas–allá más abajo del silencio el molino triturando los deseos–hacia allá me dirijo arrancándome la última sonrisa de entrega–la última flor de inocencia guardada–caeré sobre un cráter de nocturna fraganciasobre no sé qué labios de ángel perdido sin paraíso–oh túnel de huidas furtivas–yo camino a pasos largos a gritos secos–camino como por un río de hondo cauce–que recibe olas de otro río de más remota distancia–de más cegadora plenitud 


río 

“¡sólo queda en mi mano 
la forma de su huida!” 

Juan Ramón Jiménez 


río es su rostro día tras día río–huella fugitiva–oh desnudo de lluvia–su rostro va tiempo arriba voz adentro–sólo me llega su instantánea otredad–el reflejo de su instinto de noser–ese otro espacio posible de la nada–su alucinante vocación de espejo porque río es todo desnudo en constante retorno–porque río es toda mismidad desdoblada–su rostro como esas pisadas indelebles de la memoria–como el lado reverso del pensamiento 



POEMAS DE DANZA DEL AIRE 


CALLADA IMAGEN 

Sobre el aire un rostro. En el rostro un castillo abierto a la espera. Eternidad de la nada. Fondo de un espejo risueño que no mira, que no refleja el cielo, que no cae porque es un ángel y su iglesia de luz. Porque es una corriente de un más allá. Guardado en el viento. Sobre el aire una mirada, una frágil ternura de cristal, y en su jubilosa galaxia unas letras de amor, un cofre lleno de lunas; y todavía más allá, del otro lado de la palabra: quién sabe qué río se despeña de soledad y hastío. Apacible rostro, y en sus ojos el universo diciéndonos adiós, y ni tú ni yo lo sabemos, porque la noche se cierra y se abre tras de ti, tras de mí, y sólo nos queda la callada imagen de ese rostro que a sí mismo se dice adiós. 


CRÓNICA DE UN SILENCIO 

Un árbol parece que se deshojó cuando sus ojos miraron el cielo. Buscó quizás a Dios. Buscó quizás un sueño que se encuadernó en su niñez. Tal vez un ciclón desplomó el edificio de azúcar de su voz. Se podía decir que ella ignoraba la luna de su aliento. Se podía decir que en el fondo del mar estaba el árbol y la fruta. En otra ciudad caía una llovizna que lamentablemente ella ignoraba. No pudo recoger las hojas que le sirvieron de calcetines a su inocencia. Y a pesar de ello: seguía buscando a Dios. Entonces sintió bajo tierra un río. Sintió que sus pies se mojaban de ternura. Pisó sobre el día como pisar sobre arenas. Se preguntó a sí misma por el campanario de su mirada y por los feligreses se su iglesia. Entonces escuchó que un cristal roto caía súbitamente en su alma. Una transparencia dejaba percibir un sol que le quemaba el silencio. 



BREVE HISTORIA DE UN SUEÑO 

No puedo decir que quiso ser ave. Salió de su isla y se fue a otro litoral. Si voló fue porque el aire se convirtió en espumas. Soñó ver la noche perdida en la madrugada. No puedo decir que llegó donde la luna es otra luna disfrazada de nube. No puedo decir las tantas veces que dejó huellas sobre el agua. Fue marea y ola a la vez. Fue sonrisa como una paloma volando sobre un océano. No puedo decir ya más nada. La neblina no dejó ver las estrellas. Ella huyó de su ser para perpetuarse en el sueño. 



COLOR DEL SUEÑO 

Oh, gran alma, es el tiempo de que encuentres tu forma. 

Paul Valéry 

El polvo que hay en tu mirada yo lo limpio con las palabras que te intentan nombrar. Eres más que este instante. Al nacer, ya eres toda la eternidad. Por eso no nombro el perpetuo silencio que tú misma eres. Más allá de los ríos del tiempo, dime, forma de la forma: ¿quién eres para ser propensa a ser nada? Te evades como una mirada tímida. Finges ser en cada roce del aire una febril imagen colgada del viento. Sin embargo, te escapas transformándote en lo que no eres. Por eso no tienes nombre. No se te has podido nombrar nunca. Eres todos los nombres. ¿Cuál eres de todos los rótulos que tiene la utopía? No eres esto ni aquello. No mueres porque no vives como vive la golondrina. Tu vida es una vida que no tiene vida. Eres en la medida que quiero que seas. No me pidas que te nombre por tu nombre. Eres todas las cosas y ninguna a la vez. Eres el principio y el final de ti misma. Si hoy el recuerdo tuyo es un mar donde me ahogo de tanta luz, es porque eres luz y agua a la vez. El solo pensarte te devuelve a tu no ser. Te pienso y quedo pensado por ti. Empiezas a tomar forma en lo informe. Ah, sueño tenerte en mis manos, apretarte en los puños como un reflejo tibio, sentirse hecha larva de luna, y así retenerte en el calor del sueño, aunque sueño de un sueño seas. 



DANZA DEL VIENTO 

Su mirada cruzó las aguas que la mojan. Exploró el cielo de su inocencia. Aún no es tarde para que ella recuerde dónde el sol de sus ojos ardió de éxtasis; cuándo el fósforo de su vigilia fue la chispa repentina del instante. Viajó sola. Viajó como una hoguera. Con ella se fue el verano y lo apacible del río que aún añoro. Mas quién es ella que aún mira de este lado del día, mucho más acá de la esperanza. Con ella se deshizo un universo, el mismo que está dentro de sus ojos. Se fue la propia voz que es el paraíso andariego del recuerdo. Oh danza del viento. 


MURALLA DE INCÓGNITAS 

La noche parecía un huevo en sus cabellos. Estaba frente al mar, entre las rocas y el silencio. Un gajo de luna era su boca. El poniente despeinaba la soledad de sus ojos. Mojada, hundió su llanto en las arenas. Era la primavera un salado mirar. Ella tenía un trillo de espumas en la mirada. Toda ella era una cordillera. Un bosque impenetrable. Una isla sobre otra isla. El azul de la lejanía se estrellaba en sus pupilas. No se inmutaba porque era de ladrillo su sombra. No caía porque era de acero su nostalgia. Como perdida, como si sólo ella existiera, comenzó a trocar el templo de su voz por una muralla de incógnitas. Duro era el clima de su litoral. El viento le trajo lluvia. El tiempo azotaba con crueldad. La noche parecía un huevo en sus cabellos. 


MURALLA DEL SER 

Todo se torna enfermiza estrechez. Se oyen caídas de ángeles que duelen del otro lado del alma. Oh arrugada piel de la luz: envoltura de silencios que chillan como una voz herida detrás de un cristal chamuscado. Sin embargo, hay humedad y espacio abierto en el aire: libres intersticios por donde huye el dolor hacia el invierno de las palabras, hacia la obstinación de lo imposible. A pesar de ello, no se sabe nada de aquello que suscita el grito y su eco en lo profundo del propio grito. Bravío mar que rompe la languidez del ser expuesto a los golpes más ciegos del silencio redondo de la nada. 


VÓRTICE ETERNO 

A veces no vale la pena decir: “Yo soy”. Decir: “Aquí estoy bajo la sombra de este árbol”. A veces somos tan transparentes como agua sonreída. A veces ni nosotros mismos nos percibimos de tan delgada que se torna la hebra que nos ata al instante. A veces hasta el aire nos traspasa, nos deshace y no basta que sea de noche para convertirnos en noche: invisible espada homicida que la mirada perdida convierte en celaje. Entonces nos preguntamos: ¿Qué somos? Porque al buscarnos en el doloroso espacio del Todo, ni siquiera tenemos la pálida memoria del Uno recomponiéndose en nosotros; ay, ni siquiera soñando incluirnos en su vórtice eterno. 



POEMAS DE EL COLOR DE LA SOLEDAD 


Es verdad que podemos decir 
que estamos juntos. 
Pero no, jamás, unos a otros, 
tocarnos en nuestros adentros. 
Ni siquiera figurar el color 
que esa soledad adquiere. 
Juntos, y sin embargo, 
allá en nuestro interior, 
hay un paisaje inédito 
en la más desamparada 
soledad de los sentimientos. 
Es verdad que vemos la luz, 
que nos ciega el sol 
de nuestra existencia. 
Inevitablemente somos. 
Nos hablamos, hasta nos abrazamos. 
Mas no podemos 
siempre estar acompañados 
como siempre están el agua y la arena, 
el cielo y el mar allá en el horizonte. 
El frío molde que somos, 
la jaula en la cual nos han encerrados, 
una para cual, es única e irrepetible, 
intocable en sus hierros 
de lejanos azules. 
Es de aire antiguo: 
¡es del color de la soledad! 



A ratos vemos... 
y de verdad las cosas existe 
Luego la mirada se transforma en una llovizna. 
Entonces ya no se mira sino se palpa. 
Caemos en un mar 
donde la luz y las arenas, 
el sonido y el silencio, 
el árbol y su sombra, 
somos un solo desnudo: 
el Uno detrás de un arco iris. 
El trayecto del instante delira, 
se esfuma: irremediablemente 
nos caemos a pedazos 
en el fondo del espejo que nos desfigura. 
Luego nos ciega un extraño dolor 
de incertidumbres henchido. 
Una sombra desfigura el alba que somos. 
Un puñado de tierra entre los dedos 
se vuelve el entorno. 
Vemos… 
y en la distancia sólo la luna asoma. 
Se borra de los ojos la imagen. 
Se cae de la voz la palabra. 
Definitivamente se disuelve en las arenas 
la silueta del paisaje. 
Nosotros y las cosas somos entonces un reflejo 
que la mirada nunca podrá recuperar. 
Vemos… 
y de verdad todo parece una neblina 
naciendo de un espejo. 


11 

Miré tu rostro y figuré un arco iris. 
Vi, mucho más allá de tu mirada, 
un litoral de mares callados. 
Una paloma posada en el azul del tiempo eres. 
Solitaria en un mundo de espumas. 
Sin tu voz, sin tu adulto silencio, 
esta tibia lluvia es polvo, 
es aire, es neblina. 
Sin esa danza tuya, 
no cae la luz en nuestros ojos. 
No zarparían los barcos 
por el mar de nuestra voz 
hacia otra voz tan lejana 
como el origen de esta breve leyenda. 
Miré, y el viento peinó 
la sublime cabellera de tu ayer. 
Un relámpago del color de la eternidad 
es tu futuro, es tu quimera. 
¡Oh, lejana orilla de un lago dormido! 
Desde aquí te dibujo así como eres: 
sonrisa del poniente. 
¡Ay, eres el sol de mis palabras 
sobre los árboles! 


14 

Pisas sobre el agua como una luz nerviosa. 
Vas calzada de lejanías. 
Vas sonriendo como el vuelo de una gaviota. 
Miras el azul como mirar el paraíso. 
Sueñas como soñar otro mar tendido en la mirada. 
Vas dando brincos como el viento sobre las olas. 
Eres blanca como un hermoso recuerdo. 
Eres tan tú como un dios en su trono. 
Tu infancia es una flor silvestre. 
Avanzas sobre un chorro de espumas 
que lanza el día. 
¡Ah, manantial alegre que humedece la tarde! 


20 

Para amarte no es necesario 
tener rosas en la piel 
ni un castillo sostenido en las manos. 
Sólo basta dejar correr el río 
y tener avispas en las miradas. 
Para amarte se requiere solamente dejarse ir 
en ese tren que transporta la primavera. 
El amor siempre va de la mano del aire. 
Va en el viento que constantemente 
inventa castillos. 
Va en la mirada que tiene 
el mismo color de la gloria. 
Para llegar al amor 
solamente hay que tender un puente 
entre el pensamiento y el cielo. 
Hay que dejarse llevar por las nubes 
que las palabras inventan. 
Para amarte sólo hay que provocar el fuego. 
Vivir a plenitud el calor de la eternidad. 
Para tenerte sólo hay que dejarse hundir 
en ese mar que hay en tus ojos. 
Tener miel en los labios. 
tener el alba despierta en el pecho. 
Para amarte no es necesario 
tener rosas en la piel. 
Sólo basta tener siempre abierto 
un jardín en el pensamiento. 


30 

Todo instante es un camino 
que va de una luz a una sombra, y viceversa. 
Todo instante es una roca 
fija en el pensamiento. 
Todo instante es un trillo 
en medio de un desierto 
que nos lleva a un mundo ignorado. 
Todo instante es un bostezo 
de un dios en cautiverio. 
Todo instante es una interminable llama 
en la memoria. 
Todo instante es una procesión de olas 
de un mar bravío. 
Todo instante es un edén 
en el fondo de un antiguo espejo. 
Todo instante es una sonrisa de nubes blancas. 
Todo instante es una puerta abierta 
hacia un jardín nunca antes visto. 
Todo instante es un eterno vuelo en las pupilas. 
Todo instante es la ida y el regreso 
de un ángel desterrado. 
Todo instante es un Ave Fénix. 
La forma más idónea de ser fuego 
y ceniza a la vez. 


33 

A veces el amor es un puma 
en el fondo de un espejo. 
A veces frente a ese sordo vidrio, 
somos salvajes igual que su selva 
de sombras y luces. 
A veces el amor se parece a un peregrino 
en un camino de piedras. 
A veces ese camino tiene dientes, 
rocas y ceniza caliente 
encima y por debajo del día. 
A veces el amor se torna 
una vereda de cardos, 
una tierra agreste, 
un león en asalto. 
A veces hiere como una espina en la frente, 
como un puñal hundido en la noche. 
A veces el amor rasguña 
como una fiera oculta, 
como un águila desde el aire. 
A veces el amor es un viento 
que trae trozos de mohoso metal. 
A veces el amor da zarpazos 
como un tigre. 




RAMÓN NÚÑEZ [15.668] Poeta de República Dominicana

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Ramón Núñez

Ramón A. Núñez Jiménez nació en Moca República Dominicana y reside en los Estados Unidos desde el año 1992. Obtuvo el titulo de Dr. en Derecho en la Universidad Central del Este (UCE, 87). Cursa una maestría en lingüística en La Universidad Pedro Henríquez Ureña. Actualmente es subdirector del Comisionado Dominicano de Cultura desde el 2004, co-coordinador de la tertulia-taller "Nosotros Contamos", y profesor de la escuela Minerva Mirabal. Fue Director Ejecutivo de la ll Feria del Libro Dominicano en New York. Un poema suyo fue seleccionado como semifinalista en el concurso internacional Centro poético radicado en España. Algunos de sus trabajos han sido publicados en el Boletín Puente y en algunos medios de comunicación.




Intersticio

Yo no quepo en la madrugada
En el exilio de sus entrañas
en la sombra que ocupa
en la pluma amortiguada
en la punta de la danza que ameniza.
Yo no quepo entre los sonidos del asilo.




Cavilaciones

Me comentó Saint Simmons
que las vírgenes cavilaban en las gotas de la lluvia
en sentimientos que desnudaban un retoño.
Retraté las alas de un río recorriendo las montañas para llegar a una iglesia
donde la planicie se cubría de colores
y las almas se deslizaban en burbujas que salían de reductos huecos.
Una sombra pálida se acercó
buscando la simpatía de mí cuerpo
que dormía estacionado en las urgencias un pasado.







Gemido

Anoche olías a rosa
al jardín multicolor de las ventanas
a la novia de las azucenas
que cantaban sonriente encendiendo sus pétalos
abrigando sus capullos.
Anoche sentí la alegría de las orquídeas
la lejanía de los príncipes negros
que amargamente destilaban sombras por sus ropajes
el perfume sutil de tu rostro
bañado en tinieblas
abrazando la ternura de las flores.
Acomodaste las manos sobre mi cuerpo
dejándome sumido en los pétalos que descargaban en mí
tu gemido parturiente.




Odisea

Somos pavimentos arañados
caminos embotados por el tiempo
azul eterno
regadera de un son
de luciérnagas translúcidas que vagan en el espacio sideral.
Una añoranza fatigada, sudorosa nos comprime
nos guía al desorden que magnetiza lo diurno.





Obcecación

Me ha llegado la desesperación
siento que el aliento se bloquea en mis pulmones
que el corazón se eriza
parafrasea oraciones asimétricas
se burla del amanecer de cada día
fustigándome
buscando la llave para poder salir de este encierro
late sin prisa
preconiza los pasos
vuelve y late
me vuelve en fantasías
en razonamientos impuros
para luego asustarme
dejarme en velo
y elogiar la carpa fría
para dejar de la…




VALENTÍN AMARO [15.669] Poeta de República Dominicana

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VALENTÍN AMARO 

Nació en La Piragua, Gaspar Hernández, provincia Espaillat, República Dominicana (1969). Segundo Lugar en el XIX Concurso Nacional de Cuentos de Radio Santa María, Primer y Segundo Lugar en Poesía en el 4to. Certamen Literario de la Universidad Iberoamericana, Premio Jaycees´72 en el 2008. Posee una Maestría en Gestión y Educación Universitaria por la Universidad Católica Santo Domingo. Poemas suyos aparecen en diarios y revistas de su país y el extranjero. Desde el año 2000 pertenezce al Taller Literario César Vallejo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Es miembro del Ateneo Insular que dirige Bruno Rosario Candelier. Tiene publicado:"En el temblor de las visiones" por la Editora Nacional y Ediciones Ángeles de Fierro, también publicado por Obsidiana Press de West Virginia. En la actualidad se desempeña como Director General del Libro y la Lectura en el Ministerio de Cultura y como profesor de Lengua y Literatura en la Universidad Iberoamericana. (UNIBE)



HOMBRE DANZANDO EN LO OSCURO

A Yeyé Concepción
en la hermandad de la poesía


Hay un hombre danzando en lo oscuro
mudo, en los ojos del delirio

Nada sabe de su azar
ni de los pequeños dioses
que vigilan su otoño

Hay un hombre danzando en lo oscuro
perdido, tropezando a cada paso
en cada burdo intento
de su drama interminable

Danza y danza
él es la oscuridad
él tiene nombre de sombra y pesar
él es un golpe de dados

Hay un hombre danzando en lo oscuro
abrazado a su soledad
al tedio
a la errancia
y a los sueños fragmentados



GRISES

Beso de luna.
Fría la noche
y ensartados en su urdimbre
los tristes hombrecillos
se levantan

A dura voz
uno a uno preguntan
el porque de su caída

Nadie les ha dicho
que son polvo y olvido
tránsito y quimera
sombra y nostalgia
y tristes partos
de un raro dios
sin nombre




DESTIERRO

A Franklin Mieses Burgos
In memorian


Desplomándose
un ángel

El mar
vidente errante
presagia los tiempos

De la sal alguien en la fría vorágine
en la incertidumbre de las lilas
eleva cantos tristes

Huir quiere
pero golpea su miedo el arrecife
un coral sus duras trenzas
El ángel se duerme
se sabe solo, vacío, derrotado, perdido

Y allá, indiferente
alguien sigue cantado coros tristes…




GRITO DEL AEDA

“ Preguntas y sólo responde tu casa,
el leve apogeo de tu sangre...”
Ana Enriqueta Terán


Una soledad de humo y tiempo
un mutismo de horas infinitas
Y otra vez
un aeda desvistiéndose de sus máscaras
lengua de polvo de un vidente errante
en el siniestro exilio de su canto primero

Pero aún,
en la garganta cansada
el grito ardiente de sus voces
las palabras pendientes
reclamando el rezo y el canto

Otra vez
el sonámbulo andar de la parda agonía
de saberse vivo
con el mensaje a cuestas
y la prisa de las horas
insistentes, oblicuas
c
a
y
e
n
d
o




NOCHE DISPERSA

Ancha, apretada la madeja
la hormiga se pierde
grita sin comprender su misterio
su cara de sol en la moneda

Del otro lado
unos sueños abismándose
en la noche del frío asfalto
y en las visiones mojadas de alcohol

Sedientas aletean sus ansias
las moscas de harapos
a lo lejos, un gato maúlla

La noche
es dispersa en su humus
en la ansiedad de su azar
y en su vapor
de sangre
azufre
y muerte



INSOMNIO DE ESCRIBA

A José Mármol

Frío y esquelético
con ojos de botella irredenta
de la noche un hombre traspasa
el umbral
poniendo su voz de nadie en mi hombro

Doblega el sueño
se inclina, escribe algo en el suelo
seca impurezas de su cara
tose, eructa, bosteza
un pavor de años le aturde

Afuera,
un sórdido roncar de sapos en la niebla
otro, de cerca, abraza sus tinieblas
grita su vacío
lerdo, insomne, casi muerto

Y así
la noche
—diosa indoblegable y burlona—
le pierde en sus fauces
de tedio
espanto
y miedo




EN MIS SUEÑOS

En mis sueños,
deslumbrada y agónica
esta ciudad eterna
me nombra

Una vieja bandera
danza en lo alto de la plaza
una multitud en el grito
se derrama en mi cuerpo

Insomne
vacilo en las llagas de su cintura
desdoblado en mis papiros
de escriba rebelde

y en este andar a tientas,
quién soy sino un vidente
invadido de alas verdes,
cuerpo atrapado de un fantasma
y un bufón olvidado
en el tedio del azar




MEDIANOCHE Y DESTIERRO

“Todavía me duelen
las manos que me faltan”
Olga Orozco


Se mete la noche en mi boca
en mis manos un torvo tiempo
andar de lodo y cieno
en iras cargadas de horas

Y otra vez,
mi agónico grito de cantor
vidente a tientas en el tedio de las manos
vieja iglesia plena de sombras

Aterrado
me vuelco en queja lenta
y celebra mi destierro
un cielo indiferente

Densas hojas negras
caen de mi árbol
y me anula en sus corazas
la noche




EL POETA

Gris y descalzo
el poeta arma su hendidura
se busca en su infancia
—patria de la que nunca ha logrado escapar—
disperso en imágenes
y disgregado
en el tedio de las horas




OTRA VEZ DE AUSENCIAS

otra vez de ausencias
me puebla el silencio
en mi inconmensurable pequeñez
de hombre y renacuajo

No sé,
sufro la extraña manía
de renunciar siempre a todo
fatigado de estos pies
de estos ojos
y estas manos
que esgrimen mis versos
como me esgrime la noche


II

¿Y qué si en mi turno
de dios pardo y cansado
prefiero todavía
la danza bajo la lluvia
el sortilegio de los viernes santos
hablar con las estatuas
lanzarme de espaldas tres veces al mar
y desnudarme en los corredores
de esta casa viva y vacía?




SANGRE ANCESTRAL

La mano incansable recordándote
el gesto incorregible de mis labios
esta sangre ancestral y salvaje
persiguiéndome
y en el temblor de estas cosas que escribo
¿Para quién, para qué?

¿Qué frío escarabajo cargado de ojos y mañas
se esconde en las grietas de mi mundo?




DELIRANDO

Un hombre
—molesta náusea de siempre—
viejo sombrero olvidado
caja abandonada y vacía
mueca de un payaso jubilado

Asilado porque sí
muerde su lengua
gruñe solo
estalla en cada oquedad perdida

Grita su oscuridad
embiste las frías paredes

Se cae
cree levantarse
y no puede

Se sabe perdido
no responden sus dioses de la tierra
los jerarcas de su insomnio
delira, agoniza, muere

Afuera hay fiesta alborotada
y cantan los gallos…




DESDE ESTA MI CARNE

Desde esta mi carne
ensimismada torre
regio habitáculo de asfalto
reclamo en las horas del ímpetu
del mar de mi infancia la ingrávida sal
el lívido rostro de mi padre en los días de escasez
los labios resecos de mi madre hartos de la espera
y la cruz de ceniza en los días de cuaresma

Reclamo el espanto de las noches de octubre
el retozo de los cocuyos
Isabel volando entre los árboles
la inocencia en la risa de los carboneros
largo y lánguido como un pájaro muriéndose el río Joba
los sueños de mi hermano Luis Amaro vestido de bombero
la parda vida de los pescadores de la Ermita
los ojos café de Gele Gil
las veladas a Santo Domingo
los rezos largos de mi abuelo
y las tardes frías de diciembre

Reclamo las horas de hastío
cuando el mundo en Cruz de Gen era mi casa
y era un juego la vida
con sus misterios y su invasión de alas verdes
y la poesía un turbio temblor de luciérnagas
cuando la eternidad descendía pavorosa hasta mí
y supe interrogar mis sombras, mis miedos
en los rumores de la noche

También supe de las máscaras del hombre
viendo mi abuelo danzar ante su muerte
cuando su oscura saliva pobló su camisa
y en su partida ángeles descendían
en el iris de su azul
y hubo relámpagos y tambores presintiendo algo

lo vi en mis diminutos abriles
en mi leve carga primigenia y angosta

Y hoy solo
en esta ciudad parda y gris
que se abisma en su miedo y su historia
reclamo a dura voz
tantos sueños idos
tantas nostalgias ateridas
tanto andar de polvo y tiempo

Hoy, justo hoy
en los restos del grito y la sangre
en mi turno de vidente saliendo de la noche
escuchando mis pasos en el polvo
lo reclamo todo
desde estas ruinas de un d´Bari
que calla secretos
y que espera
la innombrable noche




EN EL TEMBLOR DE LAS VISIONES

“Tendré un nuevo ser
un ritmo cenital que me hace
libre de todos los augurios de la tierra”
Francisco Matos Paoli


Danzando en derredor
el hombre, preciso corta el trigo
sin parar, jadeando
como quien se muere
amando sudoroso a una mujer negra
extrañamente negra
eternamente negra

Habla en lenguas, gime
y es su gemido el desgarre
de un dolor de años, de siglos

Busca los dioses de su mundo
de su atragantado mundo
de su vulnerable mundo
pero es tarde, nadie le escucha
nadie sabe de su luna colgando en su infancia
nadie sabe de los espectros girando en torno suyo
nadie ha esgrimido su espada en el hambre siniestra
nadie le ha visto caminando
en las paredes desnudas de su casa
ni cuando en su extrema paranoia araba su invierno
y en los ojos de sapo triste
volvía a su niñez agreste y cansada
hablando con sus muertos
y cruzaba la pradera
donde cada noche Isabel salía
con su falda negra y le cubría el rostro
y luego volaba hasta desaparecer
entre los árboles
dejándolo inerte, moribundo
hasta que un temblor de visiones
le despertaba y volvía a su casa
y cantaba hasta amanecer
llorando, volviendo a la vida










CECILIA ZEVALLOS PETRONI [15.670] Poeta de Ecuador

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CECILIA  ELIZABETH  ZEVALLOS  PETRONI

PROFESIÓN: INGENIERA AGRÓNOMA (Ecuador) 
ESTUDIOS LITERARIOS: Universidad de Quebec (UQTR.) Canadá.

OBRAS PUBLICADAS:

“Las Travesuras de Tontino”. Cuento (esp. – fr.) Ed. Dulcineas. 2007- T.R.- Quebec-Canadá.
“ ¡Oh, Kempis!” Poesía (esp. - fr. – it.) Ed. Dulcineas. 2004 - T.R.-Quebec-Canadá
“A ti , Hombre” – Afiche – poema (esp. – fr.) Ed. Dulcineas. 2004 - T.R.- Quebec-Canadá
“ El Universo de Cristal”- Poesía (esp.)  Ed. Dulcineas. 2003 - T.R.-Quebec-Canadá
“ Murmullos” Poesía (esp.) Ed. Girouette Bleue. 1997– Montreal- Quebec – Canadá

POESÍA INÉDITA :
« Interestelar » Poesía (esp.) 
« Tankas libres » Poesía (esp.)

ANTOLOGÍAS Y REVISTAS LITERARIAS
«Breve Antología de la poesía erótica escrita por mujeres. Punto « G » Soporte digital.
Edita Ernesto R. del Valle. Florida - EEUU. Calameo, 2015 [Lectura gratis]
Antología  « Palabra viva » Diálogos poéticos. Soporte digital. Edita Ernesto R. del Valle, Florida, EEUU. Calameo, 2015  [Lectura gratis] 
Antología « Se buscan Quijotes » Ed. Centro de Estudios Poéticos. Madrid - España - 2012
Antología « Poesía Hispanoamericana Actual y Poesía Española Contemporánea. » Ed. Lord Byron - Madrid - España-2011
Antología “ 2dos. Juegos Florales del Siglo XIX ”. Mención – Ed. aBrace.  Montevideo - Uruguay. 2010
Antología: Poetas participantes al VIII Encuentro Internacional de poetas- Ecuador - 2010 
Antología “Generaciones de Gracia” Ed. Dulcineas. 2008 –T.R.-Quebec-Canadá.
Antología “Montréal vu par ses poètes”- « Montreal vista por sus poetas » Ed. Mémoire d’encrier,  Montreal - Canada – 2006 Libro: “ Who is who, Ecuador en el mundo" Bibliografiada entre personalidades ecuatorianas (migrantes). Ed. Luberta. 2005  EEUU.
Antología  “Selección de autores contemporáneos” – aBrace, Uruguay 2005
Antología “Voces del Sur”, SurEditores ,  Montreal 2005 
Revista literaria “Alter Vox”, Ottawa - 2002 “Antología de Poesía Latino americana de Canada”, Boreal – Verbum Veritas – Ottawa 2002

 REPRESENTACIONES Y MENCIONES:
Concurso “2dos. Juegos Florales del Siglo XIX” Mención. Editora aBrace, Uruguay. 2010 
Concurso « Días de Sol » Mención. Centro de Estudios Poéticos – España – 2006
Centro Cultural Guayasamín. Québec. Miembro del C.A. 2005-2008   
Asociación Ecuatoriana de Montreal: Mención en reconocimiento a la calidad de poeta y como difusora cultural. 2004
Groupo Cultural Ateneo ecuatoriano.Delegada personal y correspondiente para el Canada. 2003  
Miembro de Cultura Mauricie –T. R. – Quebec - Canada– 2010 - 2011
Miembro de SIPEA - Guayaquil- Ecuador. 2011 - 2015

ENCUENTROS  LITERARIOS Y PARTICIPACIONES :
«Festival Internacional de la Poésie de Trois-Rivières», “ Tarde Otoñal de Poesía y Música”. 1998- 2002 et 2003.
“II y VIII Encuentro Internacional de poetas ” Universdad Laica  Eloy Alfaro de Manabí– Ecuador. 2004 – 2007 - 2010
“Le Marché de la Poésie” Casa de la Cultura –Montreal- Canada 2008
“Festival du Livre mangeable”. Éd. Adage, Montreal-Canada. 2007
“Nuits de Poésie”. Elizabeth Robert y Les Éditions Adage. Montreal, 2006–2008     
Actividad cultural – educativa. Municipalidad de Manta–“ Las travesuras de Tontino”. Manabí – Ecuador – 2008
Centro Cultural Guayasamín. « El Ecuador en Legendas y en poesía ». Québec – Canadá. 2005.
Actividad cultural – educativa. Municipalidad de Manta –« ¡Oh, Kempis! » Ecuador 2004
Récital en solo. “Oh, Kempis!”– Municipalidad de Portoviejo -  Ecuador. 2004
Récital en solo. Obras completas - Café literario y Groupo Cultural Ateneo Ecuatoriano, Quito - Ecuador - 2003
Récital en solo. Lanzamiento de la Antología poética “Generaciones    
de Gracia” Casa de la Cultura de Portoviejo - Manabí – Ecuador – 2007  -  Poésie c’est toi. Proyecto Cultural Sur –Montréal-Canadá 2001 – 2002
Créative Arts, Langages et Littérature. John Abbott Collège Montrl. Canadá. 2000

ENTREVISTAS RADIOFÓNICAS Y EN TELEVISIÓN :
Canal VOX  de Trois-Rivières, Televisión comunitaria, T. Rivieres, 2009 
Radio Canada International de Quebec. Radio Comunitaria
Centre-ville, Montréal, 2008
CKUT de Montreal, 2005
ManaVisión Ecuador  2004
C.B.C. de Londres, Quito – Ecuador - 2003 

 Otras experiencias pertinentes  
 Representante de Ediciones Dulcineas, Trois-Rivières. Qubec – Canadá.
Colaboradora en diferentes medias tanto en papel como digital  Sitios web. http://www.edicionesdulcineas.com




LA POESIA DE CECILIA ZEVALLOS PETRONI [Ceciely]



SOPLO... LA PALABRA

Me llegas lejana...
como libélula, como estallido.
Te absorbo, te trago, te digiero
y aquí me naces otra vez.

Apenas refluyes de tu nido
y ya andas desnuda por las calles.
¡Arrabalera, embriagadora, divina!

Me conquistaste! Me estocaste!
Entre paralelos y meridianos
fabulaste mi secuestro.

Correteo indómito, corcel salvaje
lanzando polvareda atómica de quantums.
Me envuelves en tu juego de vacíos.

¡Espoléame fusta de letras!
con sonidos e imágenes ¡vuélvete saeta!
De humo y gasa, ¡tatúame onda lumínica!

Partícula invisible que me habitas.
Perdida en la floresta, en la cresta de la ola
Seremos una sola.

¡Ven, estalla sobre mis dedos!
para que como una pebetera
recoja el fulgor de tus luceros.

Energía oculta en el código de la palabra.
Ilusiones ondeando la materia.
Página azul para la utópica saga de mi vida.



¡OH, MUSA!

Si es preciso morir cada vez que tu renaces
¡Oh, Musa...inesperada visitante!
Yo moriré cada noche prolongándome en tus alas
Y tu canto será un presagio de mi sueño.

Yo moriré con gusto a la hora inexistente
Cuando los astros irradien sus fulgores
Y tu perfil sea el flash alienante del desierto
O el oasis refrescante de mi mente.

Moriré para que nazcan tus acordes
Y vibre en mis sienes tu armoniosa lira
Correrás tras las ninfas primorosas
Tras los álamos, las fuentes, las cascadas.

Pasarás tras los muros, los espacios
Los dilemas cotidianos
Dejaré que tu galope se haga al son
De las campanas
Y cante con el trino de las aves
Y gima con el lloro de la muerte.

Y tú, usurpando la sombra de mi cuerpo
Vivirás mientras yo aliente
Deleitando el gustoso esplendor
De lo infinito
¡Con las chispas inflamadas de tu ingenio!




¡NO LE PONGAS LETRA AL AMOR…!

¡ No le pongas letra al Amor…!
Porque el amor no sabe de alfabetos.

Ponle luz a tus dedos de fuego
Ponle aire que te eleve y dibuje en cadenciosas ondas
Ponle arcilla que moldee tu azulada mirada
Ponle agua y deslízate entre sus felinas moléculas licuables.

Deja que la pasión te funda y te reviva
Vive el acto lumínico y el éxtasis
Que arrebolado caigas en el vértigo fulmíneo.

Todo se hace susurro en el insomnio de la noche
Todo es gemido, latido, fulgor que te arrebata.

Vida, agonía y muerte, más allá de tus ojeras
Llanto que divaga en una lágrima marina
Tsunami mercurial de la razón

Una noche más para encontrarle
Nombre, santo y seña
Al estallido del delirio
Al mismo fuego.


¡No le pongas letra al Amor …!



DANZA CONMIGO, AMOR …

¡Danza conmigo, amor! …en esta noche de otoño
Ciñe tus dedos de fuego a mi ligera cintura
Donde el gozo estalle y brame ante leños encendidos
Elévame vertiginosa al aire… corcel sin brida y montura.

¡Danza hasta el final, vida! ...y no perdamos el paso
Prende tu corazón a mi pecho que el alba despunta lejos

Deslízate jinete en celo con tu avidez indomada
Espasmos lujuria encendida sin cadenas ni testigos.

¡Danza conmigo amor!…ahora y siempre
Anúdame a tu piel de nácar
Anfibios tus dedos tatúan vertientes
Nidal de arenas…furia de amar.

Voy a galope en el viento
Regreso con mil venturas
Feliz
Envuelta en dulzura
La vida y el gozo perduran.




QUIJOTE SOY

Si por Quijote me tomáis
Yo te aseguro señor
Que ni en retablo español
Encontrarás mi ADN.

Mas bien en los genes
que vagabundeando están
en el sur de la gran América
sin honores, de la estirpe soy.

Como escudo mis hazañas
Como vientos mi pudor
Como imagen adorada
Dulcinea mi candor.

Arre arre burriquito
Que el milenio me ha dejado
Arre arre burriquito
Que a montura troto el mundo.

Y no me pidáis más luchas
Porque sin pellejo estoy
Agobiado de tanto desdén
Todo por llegar a usted.




PRIMAVERA  ASTRAL

Alma que viaja sin quererlo
Estás aquí o allá...
En ese punto lumínico y lejano.

Entras y sales del templo
Como vaho errante,
Como escarcha cósmica.

Siempre estás allá...
En otro punto del espacio
En ese infinito de soles inconstantes.

Residencia azul donde pernoctan
Las chacras lumínicas salidas de mi acuario,
De tiempos y edades incontables.

Entre dimensión, masa y caída
Tu rondo corpus me devuelve.
Tus brazos mercuriales me reciben
¡ No me mojan ni me queman !

Sorteando el umbral de tu regazo
Te agigantas cántico astral,
Me regresas al ignoto espacio-tiempo
A la mágica partícula de Dios.



A TI,  HOMBRE

Todo lo abarcas tú...todo lo abarcas. 
Hombre, nuez de humo y de cristal en tu garganta, 
estás  hecho de incógnitas...de  vientos, 
hombre azul sembrador de la esperanza. 
A dónde elevaste tu clarín y tu palabra de ave? 

Hombre lucero, centauro silencioso, 
me miras como lejano lucero sin respuestas, 
me hablas con tu luz celeste y tus fulgores, 
me tocas con tus manos de astro. 
Llevas prendidos a tus dedos  girasoles rojos.

A tí hombre, que cantas
como quien no quiere exhalar sus notas de rocío, 
como quien tiene una  herida y gotea amaneceres.
bájate a ésta mi estación de ruiseñores y ven a conversar. 
tenemos aun los milagros boreales al costado de los sueños.

Hombre celador del Universo, 
en qué caverna forjaron tu barro melodioso? 
acaso naciste del vientre de un gorrión? 
Acaso naciste con todos los colores marinados del océano? 
Acaso fuiste mamut o dinosaurio?



UN CIRCO ERRANTE

Llego, por así decirlo, en la primera caravana
zigoto expulsado de su más cálida crisálida.
Me veo, aquí en tus brazos traspasando el túnel
Alcanzo tu pura esencia - agua floral para tu inercia –

                        Soplo tardío, se hiela a dos segundos de tu cuerpo
Divortium aquarium entre dos mundos.
Se instala el miedo
Ruedan dinosauros alados, acuáticos...

Gimes hacia adentro 
"De barro será tu carne y de mi aliento, tu alma".
Soñabas mundos subyacentos
Un vapor se instala en tu claridad astral.

De Eva me forjaron las entrañas
su rostro infantino no conozco.
Nació adulta, acostillada.

Desde su brazo rodó la fruta apetecida
y el mundo se esparció en cristales rojos a sus pies.
 Entre tu mano y mi cuerpo
caben todos lo océanos, una eternidad de soles...
Un CIRCO errante por el mundo.



LOS  CEIBOS

¡ Si tú los conocieras, los amarías!
Vestidos de verde,
sin pliegue en sus trajes.
De líneas sinuosas,
de pieles carnosas,
de brazos de artistas,
de senos y nalgas
como estalactitas.

Posando con trajes,
posando sin ellos.
¡Figurín tallado!
Aunque estén de guardia
o haciendo relevos.
Aunque acompañados 
con muchos mancebos.
Nunca están callados 
¡Siempre dialogando!

¡ Si tú los conocieras, los amarías!
Porque de sus almas desprenden la calma,
porque su estatura semeja al coloso.
porque de sus brazos fluyen sinfonías 
con canto de arcángel.

De cofias modernas,
de rulos y canas y fruto macano.
Sus hembras desnudas exhiben sus pechos
sus glúteos, su sexo.
El macho a su lado la cela, la tienta, la engendra.

¡ Si tú los conocieras, los amarías!
Porque sus retoños aprenden las letras
jugando a la ronda, con ceibas maestras.
Todas de la mano, con ritmo de damas
y solfeo al piano.

De talles muy largos, de finas cinturas
de piernas rollizas y pelo erizado.
Sus poses, donaires, 
sorprenden al mundo que vibra a sus lado.
¡ Si tú los conocieras, los amarías!








CÉSAR NICOLÁS PENSON [15.671] Poeta de la República Dominicana

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César Nicolás Penson

César Nicolás Penson (23 de enero de 1855 - 29 de octubre de 1901) fue un escritor, abogado y poeta dominicano. Su obra Cosas añejas (1891) es considerada una de las obras representativas de la literatura dominicana del siglo XIX.

Hijo de William Penson y Juana Tejera, asistió a una escuela de primeras letras donde aprendió a leer y a escribir. Posteriormente, asistió al colegio San Luis Gonzaga de su ciudad natal, donde perfeccionó sus estudios de idiomas, música y matemáticas destancándose desde temprana edad por la literatura.

Trabajó en la administración pública como escribiente en el Tribunal de Primera Instancia de la provincia de Santo Domingo y, desde ese momento, soñó con ser abogado. En 1875 Penson vivía en Puerto Plata donde comenzó su carrera como periodista, colaborando en El Porvenir y El Ciudadano.

En esa misma ciudad fundó el periódico La Idea y fue censurado por un artículo que escribió. Allí fundó el periódico El Telegrama, primer diario del país por el que se le considera el padre del periodismo dominicano. Además, también fueron fundados por él El Diario del Ozama y La Lucha Activa, y fue colaborador de la revista Letras y Ciencias y de los periódicos el Listín Diario y El Teléfono.

Fue profesor del Instituto para Señoritas de Salomé Ureña de Henríquez. En la literatura dominicana se distinguió como escritor y poeta, incursionó en la crítica literaria, y fue un excelente traductor. Se graduó de abogado el dos de noviembre de 1892 y pasó a ser oficial del Ministerio Público de Justicia e Instrucción y secretario controlador de la Junta Directa de Estudios. Aňos más tarde fue nombrado presidente del Tribunal de Primera Instancia del distrito de Santo Domingo.

Contrajo matrimonio el 29 de abril de 1880 con Francisca Antonia Rodríguez Montaño, con quien tuvo dieciocho hijos, y murió en la ciudad donde había nacido 46 años antes, el 29 de octubre de 1901.

Obras

Cosas añejas: Tradiciones y episodios de Santo Domingo. Santo Domingo, 1891.
Reseña histórico-crítica de la poesía en Santo Domingo. San Pedro de Macoris: Ouisqueya, 1892.


AÑOS MÁS

A la Sra. Doña J. F. P. de A.

¡Que sienta y que cante yo
como ayer cantaba ufano,
y que no tiemble la mano,
y que no me queje.. oh no!
Tanto fue lo que minó
en mi pecho aciaga suerte,
y acumuló tanta muerte,
que están envueltos en llantos
mis más apacibles cantos;
y mi espíritu ya inerte......
Feliz el que vio brotar
como lirio entre verdura
su vida, y cual fuente pura
correr, correr, y pasar....
Yo mis años vi agostar
apenas la vida empieza;
y así heredé la tristeza
de las noches gemebundas
y el negro horror de las tumbas,
con un mundo en la cabeza!
Llena de ternura el alma
y pensamientos altivos,
vivos los anhelos, vivos,
que ambicionan una palma.
Mas ni un momento de calma;
sino escarbándome el pecho,
a mis ideales estrecho,
el tenaz buitre roedor
de algún mezquino dolor
y un hondo pesar deshecho.
Como cardo en la llanura;
como pino en la alta cumbre
herido en celeste lumbre;
como en la cañada oscura
fuente límpida y ya impura;
o junco esbelto y tronchado,
y en el nido regalado
avecilla viuda y muerta,
o mortal sonrisa yerta
en un labio de granado;
así es la vida que siento
discurrir entre mis venas,
gritando dentro las penas
y gimiendo allí el tormento.
Ya me mata el sentimiento;
se pierde ya mi razón;
y me duele el corazón
al verme solo y perdido
¡sí! desangrándome herido,
o cual pálida visión.
A mí que el dolor ajeno
me trae una pena aguda;
a mí que en batalla ruda
el mal combatí sereno;
a mí en ardor patrio lleno;
a mí que amé la belleza,
mujer o naturaleza,
y sensible a todo fui,
me dicen que yo nací
para morir de tristeza!
¿Qué más? El pesar inclina
a la tiera ya mi frente
ornada en ciprés doliente,
cual regia torre que arruina
fuerza oculta que la mina.
¡Soy una sombra, un gemido;
lo que pasó ya al olvido!
¡Soy un triste a quien el mundo
agravió más iracundo!
¡Estoy muerto, y no he vivido.





TRIBUTO AL GENIO

Al inspirado artista y celebrado
pianista cubano,
José Manuel Jiménez.
En su concierto de despedida


I

¡Cuánto poder en la nota!
¡Qué recóndita poesía
tiene al despuntar el día,
y en ese grito que brota
del mar que la playa azota;
en los suspiros del viento,
en el amoroso acento
de la tórtola en el nido,
de la oveja en el balido
y del bosque en el concento!


II

¡Cómo el pecho se dilata
al celestial embeleso
que abre con un casto beso
la inspiración que desata!
¿Qué siente, cuando retrata
la Música una por una
lejanas dichas, y alguna
más lejana y dolorosa
como la sombra dudosa
el cristal de la laguna?


III

Y tú, artista, que interpretas
con un poder soberano
lo que bajo la hábil mano
habla en las notas inquietas;
si el dócil ritmo sujetas
a la inspiración sublime;
¿no sientes tú también, dime,
ese indefinible anhelo
que cual trasunto del Cielo
en cada fibra se imprime?


IV

¿No hablan, di, tus armonías
ese lenguaje del alma
que nos cuenta en triste calma
las pasadas alegrías?
¿No recuerdan esos días
de la dulce adolescencia,
en que cándida creencia
llenaba risueña el pecho,
y venían a nuestro lecho
visiones de la inocencia?


V

Sí, que también has debido
amar como ama el Poeta,
llevando en el alma inquieta
agudo arpón escondido.
Amar, amar, siempre enchido
el corazón de ternura,
aunque allí su larva impura
deposite el desengaño;
sufrir el ajeno daño,
y... apacentar amargura!


VI

¡Cómo al rodar tus escalas
con apacible murmullo,
parecen doliente arrullo,
y batir de blancas alas!
Y cuando al eco regalas
con esas notas ¡quién sabe!
si como al morir un ave
extrema su dulce canto,
sientes que sofoca el llanto
lo que suspira en tu clave!


VII

Que acaso, acaso en tropel
entonces asaltan la mente
el amor primero ardiente
que solloza siempre fiel;
o el hogar, que finge cruel
la ausencia más y más bello;
la Patria, en fin: todo aquello
que llena el pecho afligido,
y que lejos, o perdido,
le imprime el dolor su sello...


VIII

¡Artista! ¡somos hermanos!
Tú en los hilos vibradores
riegas con tantos primores
esos tus ritmos galanos,
dándole forma tus manos
a los sueños inmortales;
y yo, con ritmos iguales
voy en las zarzas dejando
toda el alma, fecundando
los humanos ideales!


IX

Llega pues, llega en buenhora
de mi Ozama a las arenas;
que tu nombre, en gozo llenas
dignamente las honora.
Que de tus abuelos dora
este mismo sol la cuna;
y si a tu gloria se aduna
ser libre y ser antillano,
tu genio es del quisqueyano
suelo, honor, gloria y fortuna!


X

No escuchan tu voz ni el río
de tu hogar, ni tus montañas;
sino gime entre las cañas
con eco mudo y sombrío.
Pero aquí en el hogar mío,
al resonar el acento
de tu mágico instrumento,
montes, ríos, bosques y aves
sus voces acordan suaves
por consonar a tu intento.


XI

Ve tus lauros, peregrino,
velos presto a recoger;
que tú tienes el poder
del sentimiento divino.
Ve, y alfombra tu camino
con flores... pero no olvides
que lucha en abiertas lides
la Humanidad por la Idea...
¡Artista, tu gloria sea
vencer con sus adalides!



LA PAZ DEL HOGAR
(Balada)

En el nacimiento de mi primer hijo.

Aromas la flor destila
meciéndose en la ventana,
su red el gusano hila
en la corola temprana.

El aura ríe cuando pasa
por la persiana entreabierta
jugando dentro la casa
con la luz del sol incierta.

Y un pájaro de ella amigo
viene al rayar de la aurora,
a buscar granos de trigo
y anunciar la alegre hora.

La madre mece en la cuna
al tierno infante querido,
y nota balbuce alguna
de cantar interrumpido.

El uno sonríe a la vida,
se duele la otra del mundo:
uno es la ilusión mentida,
y la otra el dolor profundo.
¡Y el autor del cuadro aquel
mira como así semeja,
el niño, gota de miel,
y la madre dulce abeja!



EN EL LAGO
(Romance)

Auras presurosas
del dulce verano
que rizáis las ondas
del tranquilo lago,
os saluda amigo
vate quisqueyano
que dejó los ríos
de su hogar amado,
y en las verdes palmas
que respeta el rayo,
dichas de su infancia
y ecos de sus cantos.
A admirar yo vengo
vuestros bellos campos,
lleno de tristeza,
como al mundo extraño,
y a la fresca orilla
del sonoro lago,
llego, auras amigas,
llego a saludaros.
Empujad risueñas
mi ligero barco
por la tersa onda
con aliento vago,
y entre verde juncia
vamos navegando
bajo los ramajes
de los olmos pardos.
Del esbelto puente
cruzamos el arco,
y así muellemente
el cauce sigamos
fatigando el remo
ya de espumas cano,
al seguir la estela
de los cisnes blancos
al pie de las rocas
que en estrecho abrazo
ciñen las azules
linfas de este lago.
Sus confusos tintes
pinta ya el ocaso,
y las aguas duermen
favonios soplando.
Vamos, mi barquilla,
y otra vez bogando
so las tiernas ramas
de los olmos pardos,
vamos, mi barquilla,
y a estos cisnes mansos
y a esta verde margen
tristes despidamos:
y veloz ya surca
los cristales claros,
y con mis pesares
vuélveme a tus campos.
¡Auras presurosas
del dulce verano,
mi recuerdo os dejo,
mi adiós quedaos!




HIMNO AL AMOR

A la logia "La Fe" No. 7 del orden de
Santo Domingo.

No hay ya ¡qué gloria! esclavos ni tiranos,
que amor y paz y el universo llenan,
amor y paz por donde quier respiran,
amor y paz los ámbitos resuenan.

QUINTANA.

¡Fuerza del mundo, inspiración suprema!
Levanta el pensamiento,
el bien exalta, y de verdad emblema,
llévame a ti, porque en tu seno siento
que mi espíritu vive
y triple ser por ti, vida recibe!

A ti los arrebatos impetuosos
de ardiente fantasía,
a ti canto, a ti mis generosos
impulsos, ideal del alma mía;
en tu poder creo sólo
que otros mundos creará de polo a polo.

¡Amor! Entre las ansias infinitas,
las dudas y tormentos
de la extraviada humanidad, meditas
los grandes, los sublimes pensamientos,
y arrebatado luego
el alma embebes en su sacro fuego.

Tú, átomo y sol, y roca de do mana
la fuente de la vida,
flor de poesía que esplende más lozana,
oculta en lo interior del alma herida,
tú el misterio profundo,
tú eres Dios y universo, alma del mundo!
Él palpita en la luz de cada estrella,
y en todas partes flota,
se anima y goza en cada forma bella,
y al ritmo eterno de su eterna nota
ternura y Arte engendra,
y el heroísmo y la Virtud acendra.

En todo un alma misterioso imprime,
y vida en todo vierte,
arma de luz el cántico sublime,
y vencedor del tiempo y de la muerte,
él solo germen lleva
que tierra, ideal y espíritu renueva.

Por él fue libre el pensamiento humano,
surgió a su voz la imprenta,
y abrió la nueva edad con fuerte mano;
y si la Idea inmortal iras revienta,
con sus lavas candentes
unirá mundos, pueblos, razas, gentes!

Que así creó a Beatriz, así a Heloisa,
y a Ofelia, el idealismo
que sueños labra y que los cielos pisa,
sí, pero arranca al fondo del abismo
las vagas claridades
que irradia la razón en las edades...

Faltó a la antigüedad su aliento vivo
y faltó el pensamiento,
y se abatió su espíritu inactivo,
como águila caudal que en un momento
el vuelo arrebatado
desploma desde el éter abrasado.

De la copa de Sócrates él sube,
y sol de verdad, brilla,
él es que flota en la sangrienta nube
que al soñador del Gólgota mancilla,
la gran voz del profeta,
lo que hizo al genio, al mártir y al atleta.

Amad, como el poeta, lo imposible,
que en esa pasión loca
de ese primer amor, poema indecible,
se arraiga el alma al Bien, como a la roca
la solitaria planta
que tristemente al cielo se levanta!

¡Ah! del progreso en la eminente lucha
mirad cuál se adelantan
las razas y los pueblos, y se escucha
himno de amor que arrebatados cantan,
y ruge en su hondo acento
el libre soplo audaz del pensamiento!

¡Salve! verbo, espíritu, alma esencia
de todo lo creado,
que viva y Libertad, Idea, conciencia
de la opresión sangrienta has desatado!
¡Levantad los pendones
y el paso saludad de las naciones!

Él reinará: que el corazón humano
es arca de grandeza,
y el espíritu en alas, soberano,
de él alzará con inmortal belleza,
y oirán los oídos
los pasos de los pueblos redimidos!

Asciende ¡oh Caridad! tu aroma exhala
en el ánima injusta,
y cobija a la sombra de tu ala
la orfandad inocente, y a la augusta
indigencia, la mano
no esquive más el negro orgullo humano...

¡Piedad para el delito! No es el hierro
quien el cieno sujeta,
ni extirpa la raíz de inicuo yerro.
Caerán ante los sones del poeta
los torreones triunfales,
y ante él caerán las manos criminales!

Que ya el Amor sublime como aurora
a lo lejos centellea
ya el mal que nos aflige y nos devora
cede al poder de soberana Idea,
la tierra estremecida
escucha un nuevo cántico de vida.

Será el Amor la única armonía
que todo lo fecunda,
salmo de lo infinito, nuevo día,
ciencia augusta del Bien, fuerza que funda
Él la inmortal belleza,
él, tu solemne voz, Naturaleza!

¡Amor! Te llamas Bien, luz, esperanza,
verdad tú solo eres
que unir los cielos a la tierra alcanza
y fundir en un ser todos los seres
¡salve! verbo sublime
que en el átomo, el alma y la flor gime!

¡Poeta! Canta al amor y al pensamiento.
¡Álzate grande y ama!
Conmueva el orbe tu divino acento
que mi entusiasmo vencedor inflama,
y suene eco profundo:
¡Amor es la esperanza, y salva al mundo!

Nota: Leído en la velada artístico literaria que celebró la Logia ["La Fe" No. 7] dicha en auxilio de los inundados de Ponce, Puerto Rico, el 12 de octubre de este año [1888].




LA VÍSPERA DEL COMBATE

A Andrés A. Mata.

Ya duerme el campo. Espíritus formados
de sutil niebla y luz fosforescente,
sobre el combo horizonte
alzan curiosos la angulosa cara;
y rompiendo las líneas indecisas,
alas de vapor baten
y sin temor avanzan.

Desde confines hondos
síguenlos las estrellas en su larga
mirada melancólica,
porque saben do van y qué los guía.

Torva la faz y el rostro enmarañado,
con maligna sonrisa cuchichean,
señalando con dedos descarnados
los que duermen y velan
bajo la blanca tienda.

Los fuegos expirantes
vacilan y se apagan
y amorosa ceniza
con maternal solicitud los cubre.

¡Ah! los irresistibles granaderos
que las montañas altas,
los robles centenarios,
habían de ver con rabia concentrada,
sintiéndose humillados
a su ademán altivo y aire fiero.
¡Ah, los irresistibles granaderos!"

Como troncos caídos
abrazados del arma,

duermen también los bravos granaderos
bajo la tienda blanca.

¡Y cómo van sus almas recogidas
a despedir los besos
que les mandaron las llorosas madres;
y vuelven cabizbajas
a sentarse en silencio cabe el triste
soldado taciturno!

Son lobos los cañones
que rígidos acechan
con los pies remachados
en el terruño yerto,
la oreja en alto y con la fauce abierta
aspirando delicias de la sangre,
mientras la piel hirsuta
les acaricia la silente noche.

Del centinela al grito
que interroga la sombra circundante
y puebla el miedo y en rumor se inunda
de carcajada lóbrega
del asalto enemigo,
responde agudo el silbador chillido
de la agorera ave;
y hay en el aire llantos
y crujido de huesos
que van siempre en "crescendo"...

Y en vano el ala diáfana
de los dulces recuerdos,
de los maternos ruegos,
corre a amparar los varoniles pechos;
que del siniestro buitre
festín serán mañana las entrañas,
mientras la ociosa mies se pudre sola
y se mueren los huérfanos de hambre




PASTOR DE MOYA [15.672] Poeta de República Dominicana

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Pastor de Moya 

(La Vega, 7 de febrero de 1965), poeta y artista visual dominicano.
Pastor de Moya Nació en La Vega, República Dominicana Narrador, poeta y artista visual.

Su obra ha sido galardonada con numerosos premios: Premio Nacional de Cuentos 2002 Buffet para caníbales; libro más hermoso y más valioso 1996 El alfabeto de la noche; premio especial del jurado, 2.º Festival Latinoamericano de Cine y Video, Buenos Aires 2004 por su obra Acrílica y sopa de hongos; premio Internacional de Artes Visuales "Miniaturas en Portada 2006", categoría arte-objeto, obra "El libro del paladar viscoso".
De Moya es un exquisito (en ambos sentidos del portugués y el español) artista que hibrida literatura, artes plásticas y teatro. Como sujeto posmoderno periférico, el autor desacraliza los valores tradicionales de la cultura dominicana contemporánea en busca de una redefinición, critica el establisment artístico, la moral pequeño-burguesa, y reivindica espacios populares como la gallera o la calle, a través de lo que denomino una “poética de la locura”, es decir, la yuxtaposición y el desplazamiento de diversos objetos y situaciones (ruptura isotópica) que rayan en lo absurdo, lo onírico y surrealista. Fernando Valerio-Holguín/ Colorado State University.

Obra

1985 - El humo de los espejos (poemas).
1995 - El alfabeto de la noche (poemas).
2002 - Jardines de la lengua (poemas).
2002 - Buffet para caníbales (cuentos).
2005 - Altares y profanaciones (ensayos dilatados).
2011-La piara( poesía-relato-ensayo) 2013-Juguete de hielo(poemas) 2013-La escritura del ojo(arte)




CIRCULARIDAD DE LA LOCURA

"Del rojo al verde todo el amarillo se mueve"
Apollinaire

del rojo al blanco
hay un vacío obstinado
de nubes            de pájaros
de espirales mundos que blasfeman soledades

es voraz el reloj
si la moneda retorna a sus incicios

del rojo al blanco
hay un vacío de los signos entre cepos
en el loco del pueblo se repite
la historia de mis locos
anteriores





AXIOMA EN CRUZ

pálido movimiento
33 ombligos pasan por la máquina del
cristo
condena de ahitadas ganas
donde han roído los años con sus
                                             clavos
lo que hay en el tiempo
lo que es amarillo
acrobacia de voladores
amenazados por nomenclaturas
aladas

casi sangre en vez de nitrógeno
jodido en la entretela
del desastre

se está cayendo la locura de PAN
o el envoltorio calcinado
por tobillos

ahora
quiero enterrar todo veneno
ponchar el botón
hastío de vida
en evidencia perfecta de la niebla




NEGACIÓN DE LAS COSAS

el hombre corre entre la sombra
                          y la luz
hacia la fuente del sueño
el final de todo es el principio
en el revés de las cosas está
la puerta del suicidio

otoñecen los lunes del olvido
y todo muere
en el primer crepúsculo nace la vida
de mis mundos
inhalo los mares en cada orgía
inhalo la música de los colores
afirmo en cada si/no
estoy en la nada sin descubrir
el hombre         la razón
la otra bestia




CARNAVAL

trajimos el pasado con el alba
nos intercambiamos los rostros en el vacío
comimos pan de otro tiempo
aterradora melancolía
                al iniciar la fiesta

desnuda la memoria hace alarde
de la lozanía de sus piernas
todo es real si la fantasía existe
ese hombre que soporta el peso de sus días
se mira hacia adentro
               y se le queda pegada la mirada en el olvido

esa es la presencia del ser en la
                                    razón
de parecernos a los colores
cuando nos disfrazamos de nosotros mismos







Alfabeto nocturno del humo y los espejos
Por Héctor Amarante

Los grandes pensamientos poéticos, las grandes metáforas, que le habrán deparado los espejos a la poesía sólo podrían ser catalogados y estudiados por seres poseídos por la divina locura, poseído por los dioses y las diosas de la misma poesía, quizás por Caliope o por Euterpe, sin embargo, en el universo de los mitos encerraríanse parte del significado profundo, cósmico, de los espejos. Al escribir la palabra espejo ya veo que hay alguien enfermo de una enfermedad muy especial. Este autor está enfermo de Borges. Y qué podríamos decir del humo. 

Bueno, acaso no es humo el cielo que nos han dicho que es cielo, pero que en verdad es puro mito. Pero acaso ese humo no es el mismo cielo, que es como decir el mismo tiempo que pasa. El tiempo es otro de los temas del síndrome de Borges.


la primera imagen rueda en el cristal
un búho resacado por la noche
denuncia el sacrificio de Narciso frente al río


Es extraordinariamente singular el que el primer poema de este libro-artista “la esfera” aluda al mito de Narciso, uno de los más conocidos y difundidos de la mitología griega. En esta narración, y al decir narración debo repetir, narración mítica, se encuentra una verdad simbólica pero cuyo fondo de concreción real es tan patético como filosófico. Resulta que siempre se ha creído que Narciso va a la fuente de agua a ver su rostro y con ello resaltar su vanidad de humano; no, cuando se acerca a la fuente de vida, él cae al fondo del lago, y muere por inmersión, pero muere buscando una cosa: la verdad absoluta del sentido ser, de su origen, de su presencia en este mundo, de su razón de existir, encontró su muerte precisamente por justificarse en su anhelo de conocerse.

La búsqueda de la verdad parece un imposible; eso, nos lo dice la sabiduría del mito, pero el hombre que ha inventado la mitología porque siempre está inconforme con la realidad, porque siempre está sediento de llegar más allá de los límites que imponen sus propias limitaciones siempre pretende parecerse a los dioses, y cuando el mito no le da las explicaciones que pido, entonces y sólo entonces acude a algo tan sagrado y tan profundo: la poesía, esa que es la esencia de toda filosofía posible y que hasta va más allá del mito.

Los poemas de El Humo de los Espejos dignifican a la rosa, a la sombra, a la mujer, al amor, a la vida, a las ostras, a los árboles, a la llovizna, al fuego, al silencio. Están estos poemas sostenidos entre la expresividad refinada de un ser sensible y la capacidad mediativa de ese mismo ser.

Hay en la estructura de estos poemas, y dentro de ella en la estructura de los versos un ritmo extraño, sobrecogedor, caracterizado por la violenta introducción de unos desacostumbrados usos verbales, y el uso de unos adjetivos, tan sabiamente, pero tan poéticamente elaborados que no queda más que exclamar que en estos poemas están presentes algunas imágenes –no lo vamos a caracterizar-, al estilo de cómo las utilizó Mieses Burgos, o Borges, imágenes desde donde se acude al ensueño, al delirio, pero sin despojo de la realidad.

qué noche tan mía laberinto, el espejo desnudo

En El Humo de los Espejos la circularidad de los temas es una constante, y cuando menos se piensa al lector avisado no le queda más que reciclarse en sus emociones despertadas al ver que la esfera es la circularidad de la locura que no es más que un mito, ya que la locura puede ser nuestro placer de humanos sorprendidos ante la marga naturaleza, en la que:


el hombre que es serpiente
el hombre que es serpiente
revuelca su rostro de queja en los cristales
congelando latidos en los lúdicos labios
de la nada


pero ¿qué es eso de “el hombre qué es serpiente”? Acaso no es la serpiente un símbolo de inmortalidad, ¿acaso no es esto un mito?, el ser humano en algunas cultura, como la egipcia, ha tenido como ser sagrado a la serpiente, esa que lo hace caer, a veces.

En este libro-artista hay un sentido señero de la caída, de la caída del ser como ángel ido del destino de su Hacedor divino. Por eso el ser es sólo pajas como formas y en ese poema titulado así Pajas como Formas, el poeta nos dirá:


quién más que yo podría empalagarse
con la forma de la segregación en el barro


El decir profundo de esta poesía sabia de Pastor De Moya consiste en determinar realidades tan trágicas como elementales, porque eso somos, el barro, eso somos, sólo formas:


2000 agujas no bastan para coserle
la corbata al espantapájaros
relleno de metálica sonrisa



El sacerdote de la poesía, entendida esta como un discurso de la comunicación de seres inconforme con la lógica del logos, es sencillamente algo para lo cual el ser humano está destinado, el ser humano no es sino un ente poético porque la naturaleza toda es poesía y la poesía existe en todo, en lo poético como en lo antipoético.


afuera del no ser están las cosas deformando
los objetos volátiles del cuerpo
pareceríamos como si los gatos no tuvieran
culpa de la noche
ni de los borrachos que imitaron
a Edipo en el instante último del mundo
afuera del no ser sólo está un transparente
humo borrando en un silencio
el yo la mierda los sentidos


Parecería que algunas palabras, algunos sustantivos no fueran poéticos y que en sus significados el poeta no estuviera expresando otras cosas diferentes a lo que señala esas palabras en el lenguaje ordinario, en el lenguaje secuencial y coloquial; en este poema titulado Luces, asistimos los lectores a un canto al universo, al cosmos de los conocimientos, esos objetos volátiles del cuerpo, que son capaces de ser borrados por un humo transparente -la muerte-quizás llevándose el yo, la mierda, los sentidos; de aquí es entonces, y sin que haya necesidad de explicar nada, que aquel sustantivo poco poético no sea sino una forma de expresar la rebeldía eterna del ángel que se siente caído. Luces, así titulado; una estructura mítica, es un poema profundo, y que tal vez quiera decir con Goethe, en el instante último de su existencia: luz, luz, más luz, pero tal vez es una oda terrible contra algo que no acepta disculpa ni da concesiones: la muerte. En el mito de Edipo, muere el padre, y queda celebrado, en parte, el incesto, pero hay un principio universal: la sociedad debe sobrevivir, y la muerte juega su rito de paso.

Pero ese juego, ese rito, en esta poesía alcanza una muerte muy extraordinaria: la del Cristo.

En el poema titulado Axioma en Cruz, el mito de Pan, el mito de Cristo, el mito de Yama, ese Cristo presente en los Vedas “quien cuando se hablaba de Sánscrito más antiguo, y los dioses se comunicaban con los hombres en las relaciones más antiguas, descendió del cielo para hacerse el primer de los mortales”, ese mito repetimos aparece recogido en este poema y Pastor nos lo dice así:


pálido movimiento
33 ombligos pasan por la máquina del Cristo
condena de ahitadas ganas
donde han roído los años con sus clavos
lo que hay en el tiempo


Aunque ese tal Yama del libro de los Vedas no fuese un antecedente de Cristo su nombre podría ser relacionado con Apolo, con Zeus, con Prometeo, en fin, con los mitos de la genealogía, previo o continuo a la cual ha coexistido la definición de la condición humana en función del sacrificio sangriento, el hombre era bueno, santo, un dios, pero debió venir un hijo de Dios, o Dios mismos a convertirse en hombre para decirle que él se haya enfrentado a los dioses y entonces debe morir, debemos morir porque nos hemos hundidos en los males. En realidad este es el mito de las Razas, en donde se plasma la condición humana, cuya aspiración primera es ser feliz pero cuya felicidad parece un absurdo. Por eso, quizás, el poeta nos canta:


se está cayendo la locura de Pan
o el envoltorio calcinado
por tobillos
ahora quiero enterrar todo veneno
ponchar el botón
hastío de vida
en evidencia perfecta de la niebla


Desenredar la ilusión a los mitos podría ser tan elemental como complicado es el estudio de la mitología, sin embargo, en los poemas de Pastor-a veces- el mito es congénito a la construcción del poema. En un poema bellísimo, de una sapiencia poética excelsa, titulada: Ilusión Óptica, se nos canta a la noche sin aludirla, pero con una grandeza poética digna de que aclamemos a este poeta inevitable. Después de lanzar este verso:


mi mirada es oblicua
juguetea cuando menstrúa de negro
la tarde
Entonces nos dice esto:
al revés está la tierra
y el espacio
y los mares lloviznando en espuma
la tristeza


Qué lector aproximado a este poema no presiente el canto a la noche, pero también a los musicales ángeles borrachos de Franklin Mieses Burgos. Estamos ante un libro, El Humo de los Espejos, de
una poesía profunda, no tanto por su decir, sino por su belleza en la que la palabra ha desaparecido, con su fuera de pobres palabras, para tornarse en angélicas expresiones policrómicas de sentidos posibles e imposibles, sólo como de los Rimbaud, Borges, Mallarme, de los Baudelaire, o de los mismos Franklinmieses y por qué no de los mejores líricos nacionales y de Latinoamérica.

El Humo de los Espejos, a veces es la muerte, puede ser vida, el canto, el alma, la luz, el asombro, el amor, pero en definitiva es la matemática y la geometría de una presencia, propia de seres que han abandonado la normalidad vulgar de los hombres y ellos viven su propio mundo, sus propios universos, y desde ellos son entonces seres reales, pero muy especialmente, incomprendidos, a veces.
Me refiero al Poeta, al bardo que ya toma los espejos, o su humo, o el alfabeto que lo comprende a los dos por medio de algo que está inmerso en el misterio de la inteligencia y la sabiduría natural de los seres especiales: la anticipación, el tiempo, la dicha del canto sagrado, en fin, la poesía.

En El Humo de los Espejos asistimos a la recuperación del mito de los acontecimientos, de los asombros, de la condición de lo sagrado en la bifurcación de la lujuria, capaz de promover el fuego bajo la llovizna, capaz burlar al constructor, desconstruyéndolo, bajo el legado total de los cristales donde mueren o languidecen los sombreros profanadores de la lluvia o donde existe el cliché de la visión moderna del lodo de lo humano: asistimos, en El Humo de los Espejos los rituales de los rostros ciegos de hombres que están borrachos de dios; de hombres corriendo entre la sombra y la luz hacia la fuente del sueño, adonde beben la negación de las cosas y escriben su trágico poema horizontal; en El Humo de los Espejos vemos que los espejos sólo consumen el oficio de los espejos mientras pace la espera lánguida del deseo bajo las llamas vizcosas del amor.

En el Humo de los Espejos los hombres saborean el miedo que los gatos de la noche marearon en el sueño, sueño donde se oxida el sinsentido y no asiste la música celestial de una oda blanca a John Lennon en la que él canta a la pluvialidad de los dos; El Humo de los Espejos es un carnaval de prodigios, el poeta lo sabe porque fue quien escribió el Alfabeto nocturno del humo y los espejos para que el lector sepa de esta crónica final que él no escribió pero que fue escrita por los títulos de sus propios poemas.
_________________
New York, E.U.
Junio del 2001. Casa de La Cultura






Jardines de la Lengua
[Punzante sortilegio que descifra los infinitos huecos de la oscuridad]

Un libro abierto es la noche
Marguerite Duras

Por René Rodríguez Soriano

El Gato de Lezama

Una ciudad se suicida cada noche para dar paso a otra ciudad, a otras gentes que se bañan gozosos en las fangosas aguas de la luz que a simple vista no se ve, pero se siente. Yo, embriagado con las luces de neón, las tardes en las plazas y el andar de las chicas por los miradores, anduve huérfano en las fauces de la indiferencia. No sabía que, aunque eludida en los sermones y en los editoriales de los diarios y los programas de gran rating, vibraba otra ciudad toda piel, toda fuego, encendida en pasiones y en alcohol. La conocí deslumbrado por el poeta tenaz que la conoce y la tutea, desatándola, blandiendo el verso como nadie. Yo iba o venía de ni sé dónde, me topé con Pastor que enarbolaba un gato por bandera y hablaba de sus gallos –los de él, que como toros corneaban y arrancaban plumas y gritos al contrincante y a la multitud en la gallera.- Mirar que nos miramos, fue enunciar el santo y seña para abrir compuertas y dar rienda suelto a las lúdicas leyes de las cosas y los seres. Los seres y las cosas que, invisibles, deambulan por los filos del atardecer. 

Los que no cuentan porque, rara vez, son tomados en cuenta. La poesía, como el catastro, es parcelada por censores y fiadores de conciencia y cieno… y, mientras más se adentra uno en el amargor de la fruta, más disfruta el dulzor que no se entrega a la primera embestida de unos labios ansiosos.

Con los juguetes de Lezama o de Bataille, la más fiera palidez del día y la sonrisa inútil de un pez cautivo, que se reinventaba en el finísimo cristal de la pecera iluminada, entré al poema de la mano del druida que amansa bífidas las lenguas de las cien serpientes del placer y de la entrega. Entrar de su mano a los salones de la noche, de por sí, es suficiente. Leer la noche en la espesura de los versos de Pastor de Moya es otra cosa. Y, cuando digo otra cosa, es porque me quedo sin adjetivos. Sin navajita para diseccionar la piel de una poesía que, a borbotones, late y se reinventa más allá de los infinitos páramos del Álgebra y de la lengua. Un lenguaje que no tiene lengua ni se ciñe a los cánones de la moral ni las buenas costumbres, sino todo lo contrario.

“En los jardines de la lengua” el poeta asiste y nos da vista a una bacanal llena de claroscuros y música o ruidos. La vellonera, potente domadora del espacio y del tiempo, lanza al viento y a la noche los cientos de improperios que dan sentido y forma a ese otro ángulo de la belleza y de la perdición que rara vez se toca, aunque casi siempre se visita. El burdel, con sus santos y sus dioses, pintarrejos de lentejuelas, colorete y vuelos, sale a lo más claro del día, a lucirse y a consumirse hasta el fondo de la copa entre el humo y el perfume que engendran los más ocultos aromas.

El Gusano de Bataille

La noche, ese insondable mar de pesadumbre, ha perdido su ceremoniosa máscara de oscuridad y medios. Pastor de Moya, más mordaz y zahiriente que Diógenes el Cínico, se ha internado en ella con su potente lámpara de rayos apagados y le ha descifrado todas sus elusiones y misterios.


la noche es una rosa sembrada de olvidos
de soledades y techos para gatos
de calles que divagan (Pag.27)



Penetrando en sus más intrincados laberintos, llamándolos por su nombre (como buen discípulo del maestro), en su “Jardines de la lengua”, Pastor coloca espejos, reflectores y pantallas para que se reflejen uno a uno los secretos que por milenios nos han ocultado el miedo y sus secuaces.


piensa y no pienso que las cosas que he perdido
me acercan a la luz (Pág. 36)



No es tan fiera y oscura, como la pintan. La noche tiene un lenguaje sinuoso, salvaje y seductor que durante milenios y milenios durmió entre pliegues y alforjas. Pastor, loco manso del numen, se ha encargado de despertarlo y soltarle las amarras. Mediante su alfabeto, claro, transparente y brillante, el poeta nos sienta a todos -butaca tras butaca- frente a un pizarrón de luces o cinematógrafo bufo que nos presenta, a veces en sepia y otras en tecnicolor, nuestra chata realidad en sus más íntimas prendas.



la ciudad que a esta hora es un acero
destemplado por putas y tecatos
permanece y se suicida
entre lluvias de bombillas olvidadas
en la sombra
(Pág. 24)



Internarse en las turbias aguas del alfabeto de humo con el que Pastor va decodificando los jardines de la noche, nos pone en posesión de los más lúcidos símbolos que connotan el tiempo que a diario nos ocultan con altos vatiajes de luces y sonido:


siempre hay algo que muere cada día
cosas que fundan plomiza la llovizna
cada día siempre hay algo que
muere entre puñales
que nunca deberán ser y que no ha sido (Pág.: 55)



“Jardines de la lengua”, en exquisita y bien cuidada edición, es el conjunto en el que se agrupan los títulos, hasta ahora publicados, de Pastor de Moya (El humo de los espejos y Alfabeto de la noche), es un libro raro, loco y hermoso. Un libro duro, fuerte como aullido. Una especie de alto. Un llamado a lo más puro que nos queda para que nos detengamos a mirar adentro de nosotros mismos y nuestros alrededores:


este burdel sabe a virgen estuprada
a licor azulado en las vetas de su voz
este hombre quiere jugar a ser Simone
orinar ángeles en los arbustos del alba
esta hembra es un terrible macho para el sexo (Pág.: 25)


Este jardín sin flores de Pastor es un río fuera de madre, con una fuerza loca que corre libre y suelto, sorteando bardas y muladares, mentando madres, con una música llena de ángeles lascivos y sexuados que nos invitan a recorrer la noche libre de presagios y culpas, llena de peces, pájaros y fieras mansas. Es la poesía, o la mujer que decía Cervantes, que se vuelve irreal y se niega a entregársenos o se nos esfuma a la menor impericia. La que niega y afirma lo que somos:


negar es afirmar lo que uno elige
huir es la razón para existir
volver es un designio lascivo del amor (Pág.: 23)


la que nombra el amor y lo amado con los verbos más lúcidos del placer:


abre los tentáculos del vientre
muérdeme duro hasta abrirme
recuerda al hombre que es porcelana solamente (Pág.: 61)


la que nos deja mudos y sin aire frente las fuentes del amanecer, la que, viniendo de adentro, de las ardientes vísceras del poeta, con las más punzantes y filosas dagas, nos arma y nos desarma la paz y los deseos, desnudándonos en ciernes. Porque el poeta es dueño de la noche y sus artilugios:


me pertenecen todos los secretos de la noche
el mar de estrellas que se niega en el número
el semen con que dios hizo la luz me pertenece
y cuando pueblan las palomas tus pezones aún me perteneces (Pág.:34)


y la poesía toda, la del azar y los poetas, rediviva y ardiente, bulle en la brasa de estos versos, artesanos del fuego y la pasión con lo que debemos salir afuera para tratar de ser nosotros mismos. Porque:


ha llegado la hora de morir o vencer
o acaso
de ser libre eternamente y en otras piedras (Pág.: 25)









IÑAKI EZKERRA [15.674]

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Iñaki Ezkerra Greño

Iñaki Ezkerra Greño (Bilbao, 9 de febrero de 1957) es un escritor, periodista y activista español, uno de los fundadores de la asociación el Foro de Ermua, opuesta a la banda terrorista ETA y al nacionalismo vasco y promotora de las libertades en el País Vasco. Su trayectoria literaria abarca desde la poesía a la novela, el relato breve, el ensayo o los artículos de opinión y de crítica literaria.

Es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, y ha dirigido varios cursos de verano en la Universidad de Cantabria sobre literatura e ideario político. Actualmente, es columnista de ABC y El Correo. Ha compaginado su actividad en la prensa con la participación en programas de debate radiofónico y televisivo, como Protagonistas de Luis del Olmo, y Herrera en la Onda de Carlos Herrera en Onda Cero. Actualmente es tertuliano en el programa 24 Horas de Miguel Ángel Domínguez en RNE. Es Miembro del Consejo Social de la Universidad del País Vasco desde 2009.

Actividad literaria

Su poesía se caracteriza por el figurativismo lírico, la ironía y el contenido filosófico. El humor y la delación de las imposturas son las notas más destacables de su narrativa. Y sus ensayos se han distinguido por una original combinación de testimonio personal y reflexión teórica. Con “Exiliados en democracia” inició una renovación del ensayismo político vasco, abandonando el anterior tono hagiográfico e introduciendo elementos fuertemente autocríticos.
Publicó sus primeros poemas en 1974, a la edad de diecisiete años, en el periódico bilbaíno La Hoja del Lunes, y colaboró semanalmente con artículos periodísticos a partir de 1982 en el diario socialista Tribuna Vasca hasta su cierre en julio de 1983. En 1984 inició en el diario El Correo sus colaboraciones semanales de opinión y crítica literaria, a las que se sumaron las del diario La Razón desde su fundación a finales de 1998 hasta comienzos del 2012, en que pasó a colaborar con ABC.
Durante la década de los noventa, desarrolló una intensa actividad cultural en el País Vasco a través de la "Sociedad Liberal El Sitio", como vocal de sus Juntas Directivas; también en tertulias y publicaciones especialmente de Euskadi y de Cataluña, como el diario La Vanguardia o las revistas barcelonesas Quimera, Península, Qué Leer, Penthouse y Ajoblanco.
Entre los reconocimientos a su labor literaria, tiene el Premio Pío Baroja del Gobierno Vasco 1983 por su novela “El Zumbido” así como ha recibido en dos ocasiones el Premio Alonso de Ercilla de Poesía, también del Gobierno Vasco, en 1984 y 1991 por sus poemarios “La ciudad de memoria” y “Museo de reproducciones”.

Su labor como articulista fue reconocida con el Premio de Periodismo El Correo en 2000.

Activismo
Militó en el Partido Comunista de Euskadi durante la Transición hasta 1982, año en que el sector mayoritario de esta formación política se fusionó con Euskadiko Ezkerra.

No volvió a afiliarse después a ningún partido político, pero entre 1986 y mediados de la década de los noventa apoyó decididamente al Partido Socialista de Euskadi (PSE), en el que veía una alternativa a la hegemonía nacionalista. Desde comienzo de 1990 se comprometió asimismo con el Movimiento Pacifista del País Vasco. Participó en actos de Gesto por la Paz y se hizo miembro activo de la plataforma Bakea Orain (Paz ahora). Fue fundador del Foro Ermua el 13 de febrero de 1998, asociación que llegó a presidir entre septiembre de 2007 y julio de 2008.

Tomó parte muy activa en la campaña electoral de las elecciones al Parlamento Vasco de 2001 a favor de la alternativa constitucionalista que representaban Jaime Mayor Oreja (PP) y Nicolás Redondo Terreros (PSE) frente al nacionalismo. De hecho, ambos políticos presentaron en medio de aquella campaña “Estado de excepción”, el primer ensayo del escritor sobre ETA, el nacionalismo vasco y la situación de falta de libertades en el País Vasco. Tras no conseguir la mayoría los partidos constitucionalismo en aquellas elecciones y la dimisión de Nicolás Redondo Terreros, comenzó a alejarse del entorno del PSE y PSOE dado el cambio en la política antiterrorista de éstos bajo el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero y su gobierno, que culminó en la negociación de éste con ETA.

Desde entonces su apoyo se traspasó al Partido Popular (PP) en el País Vasco, brindando públicamente su apoyo a Antonio Basagoiti en las elecciones de 2003 a la alcaldía de Bilbao, ocupando testimonialmente el puesto 28 en la lista electoral. Durante la crisis desatada en el PP tras las críticas vertidas por María San Gil contra Mariano Rajoy y la consiguiente dimisión de ésta en julio de 2008, apoyó decididamente en la prensa vasca y nacional a Antonio Basagoiti e incluso asistió al Congreso del relevo celebrado en Bilbao entre el 10 y 12 de julio de 2008, en el que éste fue elegido presidente del PP vasco.
Sin embargo, y pese el apoyo del PP a ésta, se manifestó claramente contra la participación de España en la Guerra de Irak. Asimismo también ha participado en actos de la asociación Ciutadans de Catalunya y del partido Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (C's), críticos y opuestos también al nacionalismo. Posteriormente, manifestó en sus artículos y declaraciones su apoyo al pacto por el cambio en el País Vasco entre el PSE-EE y PP nacido a raíz de los resultados de las elecciones autonómicas del 1 de marzo de 2009.
Pese a declararse agnóstico, fue el impulsor de la plataforma cristiana Foro El Salvador y el redactor de su manifiesto fundacional en junio de 1999. Desde una posición crítica hacia la Iglesia vasca, ha defendido en sus ensayos políticos la recuperación para el laicismo de valores cristianos como la piedad, la caridad o el arrepentimiento, al percatarse de la ausencia de estos sentimientos en el nacionalismo y el ámbito social vascos.
Su posicionamiento contra la banda terrorista ETA y en defensa de la libertad le ha convertido en un referente civil dentro y fuera del País Vasco, a la vez que le ha ido acercando desde las posiciones de izquierda de su juventud hacia la derecha democrática por la vía del constitucionalismo vasco y de la resistencia contra el nacionalismo totalitario, sin por ello abandonar sus convicciones sociales. Por su compromiso contra el terrorismo ha sido condecorado en dos ocasiones, con la Medalla del Mérito Constitucional y la Cruz del Mérito Policial.

Obras

Poesía:

Mítica (1978)
La ciudad de memoria (1984)
Museo de reproducciones (1991)
Casi anónima sonríes (1996)
Otra ribera (1998)
A tu lado en Islandia (2009)
Los sonetos marítimos (2010)

Narrativa:

El zumbido (novela, 1983)
La caída del Caserío Usher (libro de relatos, 1991)
Historias de amor y de odior (libro de relatos, 2010)

Ensayo:

Marginalias (1996)
Estado de excepción (2001)
ETA pro nobis (2002)
Sabino Arana o la sentimentalidad totalitaria (2003)
Exiliados en democracia (2009)




poemario, Otra ribera, editado por la Universidad del País Vasco en 1998. 

Puente levadizo                                            

       Ya no se volverá a partir en dos
el puente como un lento y ordenado seísmo.
Ya no contemplaremos la rutinaria catástrofe
de naipes que era el paso de algún barco.
Tenía algo de rito colectivo,
bendición pontificia o funeral
aquella operación siempre imprevista
que se mentaba con una solemnidad
de natural apenas perceptible. 
      “Están abriendo el puente”  se decía
dentro de un autobús o de algún taxi,
desde un balcón, una ventana, un bar
o una de las orillas de la ría.
Se decía con ese tono grave
a su pesar del prodigio asumido,
con espontaneidad y con fastidio acaso,
sin poesía alguna,
sin sospechar el poema que habitaban
los cientos de automóviles en fila,
los peatones junto a las barreras,
la ciudad detenida unos instantes
en el tiempo del mito
mientras en medio del paisaje estático
la chimenea o el mástil avanzaban
de una imposible Argos con graffitis
escritos por un pez: Líneas Pinillos. 
      Sólo algún tren, con discreción cumpliendo
su guardia horizontal y rutinaria
por una realidad puesta en peligro,
mostraba ante ese sueño su licencia
y seguía su ruta de hierro, inalterable,
bajo la maquinaria
secreta del hechizo. 
       “Están abriendo el puente”, farfullaban
un chófer, un transeúnte, un camarero
mientras secaba un vaso con consciencia
de que era aquél un contratiempo mágico.
Y desde los autobuses y los taxis
y desde las ventanas y desde los balcones
y desde los bares
y desde las barandas
todos los transeúntes y los chóferes
y los ejecutivos y los niños,
en silencio, con resignación leve,
con aquella familiaridad
solemne, casi con recogimiento,
padecían la fantástica visita
de ese Abaddón benigno e industrioso. 
      Y así, tan cerca como el pavimento
oblicuo y las aceras verticales,
nadaba en la metrópoli el mercante,
sentíamos quizá poder tocar
al fantasmal pasaje, tan atónitos
los unos y los otros por esa proximidad
desconcertante y breve. 
      Y así, como un cajón de autómatas
que acciona una moneda, recobraba
de pronto la ciudad su movimiento,
las hileras de coches, la afanosa multitud,
pisando con rencor esas alas de asfalto
que ya se hallan selladas para siempre;
la realidad pisando igual que lo hacen hoy
exactamente, como si el milagro pudiera acabar aún de repetirse.







Extrarradio

Has venido a perderte en este barrio
donde la luz y la ciudad se cansan
de tanto prolongarse. A cada paso
y a través de la goma
caliente de tus suelas
y palpas las fracturas y las llagas
de un suelo desahuciado
de muerte. Alguna lata está rodando.
Te detienes. Con una extraña prisa,
has visto algún camión –por la ribera-
latir bajo el bombeo de sus toldos.
Has venido a perderte. Muere el ronco
bramar de los motores. Se detiene
Alguna lata ahora. Es el momento
de cruzar a la muerte. Eres orilla.
Este mundo es la orilla de este mundo.
Por colinas de escombros
tu soledad asciende.
Las plantas de tus pies mantienen diálogos
con las piedras y los cascos de cerveza
que en el barro se clavan, duro y húmedo.
Hiere un balón en la tarde. En la explanada,
sucede la yerba a un legendario asfalto.
Unos autos de choque,
suena un disco,
la voz de un cantante ya pasado de moda…
Intentar la juventud
es ya de la vejez signo iniciático. Envejecen
los coches, las canciones…, mientras duran
las górgolas, los bustos,
las logias y los templos, antiguos de antes
que nadie los soñara. Tú has venido
a perderte. De ti apartas los ojos.
Sin esperanza, crecen, venciendo al horizonte
de tu memoria muerta,
tulipanes endémicos.
Anochece. Tus suelas son dos hielos.
Has venido a perderte en este barrio.





“A tu lado en Islandia”



VENECIA

¡Oh! Viajar a Venecia con una veinteañera
es discutir en el palacio Grassi
e insultarse con ganas sobre el puente de Rialto;
desplantes, malas caras, y oír esto no me gusta
entre los atrios de San Giorgio Maggiore;
carreras, bofetadas por la plaza de San Marcos,
y terminar fumando solo en las terrazas
o en la cama de un hotel
ante el televisor.
Es maldecir a los Dogos,
aborrecer el agua, los canales, los Tizianos, los
Tiépolos,
los vidrios de Murano,
y llorar en los hombros de todos los gondoleros.
Sólo se debe hacer ese viaje con mujeres
que pasen de cuarenta. Saben que en la vida
se va muy pocas veces a Venecia.





OMAR ALEJANDRO ÁNGEL CORTÉS [15.675]

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Omar Alejandro Ángel Cortés 

(Oaxaca de Juárez, Oaxaca, México 1992) es licenciado en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa. En el marco de sus estudios de grado, tuvo la oportunidad de ser intercambista en la Universidad Nacional de Villa María, Córdoba, Argentina, en la licenciatura en Lengua y Literatura. Posee especial atención en la obra de Oliverio Girondo, las vanguardias hispanoamericanas y la poesía y narrativa contemporáneas. En cuanto a la creación literaria, ha participado en talleres de escritores tales como Julio Trujillo, Leonardo Da Jandra, Ricardo Piglia y David Voloj (Argentina), principalmente. Su trabajo poético ha sido incluido en revistas como Molino de Letras y Espora (UDLAP). Ha sido ganador del “1º Concurso de cuento gastrómico” (Oaxaca), con el relato “Las cosas más triviales”. Colabora en el diario oaxaqueño “El Oriente” con una columna literaria semanal. Además, ha ilustrado algunos poemarios (Luminiescencias, Poenimios) de la editorial independiente “Tierra Húmeda”. Actualmente tramita sus estudios de posgrado en el “país vecino”. Parte de su trabajo de investigación literaria se encuentra publicado en Graffylia, Revista destiempos y Ágora.  angelcortes.omaralejandro@gmail.com



PLEGARIA A UNA MUJER AUSENTE

Ocurre que el silencio
atrae pasadas luchas.
Ya aproxima el susurro
el roce desgarra
suspende el anhelo.
Esta gota en mis manos
¿es diluida pasión
gota música
o tan sólo
apenas
tu esencia?





SINO

A Guillermo Ángel

Su caminar, su adictivo cauce.
Tan tuyas las palabras,
tan de ti las mías.
La erosión, sus anhelos.
Las primeras notas.
Tu último vaso conteniendo mi primera gota.
El despertar.
Mi alumbramiento dentro tuyo.
Tu carne renaciendo en la que,
de mi, aún no veo.
Tu amarilla voz.
Su llamado hiriente, del tiempo
              Me habitan y existen en el calor
de una mano,
en el regalo de tus horas.





TRES DÍAS CONTIGO

Viernes
La mano apergamina
las cubiertas de tu sexo,
enazula erotismos pasados que, entre poros, luchan por salir;
define, busca y reencuentra
acres sendas
a tu vientre.

Lunes
Los ojos, dentro de uno
fuera de no se quién,
de un no se qué,
se aceitan por la lucha de peces concéntricos
nadando en ritual pagano
de ti.

Miércoles
Pasa,
la chorreante lágrima,
última resistencia cambiante a sudor,
el aullido de la noche
sollozo de los cuerpos.

Hoy
El recuerdo, vital,
implota al cierre
de tus
párpados.




AZUL

A Petra Hernández Díaz

Y eso es todo: esta es mi vida y mi muerte,
donde no hay nada.
Javier Marías


El azul me hacía recordarte.
Aún.
Como un mar, océano que
en lo más profundo
se infesta, de olvido se inunda

vacío


deshabitan
salvajes largos peces,
amenazan con desaparecer.

En dónde
A dónde
interrogantes burbujas llenas de recuerdos
de fragancias
de nuestra esencia
de azul
de polvo
de nada…

Savia inmensidad
me recuerda a ti, sabia,
a mí
al azul

las olas a tu cabello
el viento a tus caricias
y el azote de las olas en la arena

a tu partida.






RICARDO BERNAL [15.676]

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Ricardo Bernal 

(Ciudad de México, 1962). Escritor y terapeuta junguiano. Desde 1992 se dedica a la investigación y enseñanza sistemática de literatura de géneros. Sus cursos y diplomados de literatura fantástica, horror y ciencia ficción han sido impartidos en la UNAM, La Universidad del Claustro de Sor Juana, Casa Lamm, la Escuela de Escritores de SOGEM, y en diversos centros culturales por parte del Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura del INBA. También imparte cursos de astrología simbólica y tarot. Actualmente coordina el Laboratorio de cuento fantástico en el Programa de Escritura Creativa de la UCSJ.


TROPOS

Siempre es más tarde de lo que parece: el cosmos se apresura a terminar sus asuntos. Soy arcano sin número. Danzo en el vientre acuático del aire y mis manos se transforman en estrellas, en peces trágicos o en palomas picoteando la superficie de las apariencias. Si cierro los ojos soy un punto en el centro exacto del mapa. La esfera crece en todas direcciones y sus límites tocan otras esferas que no me atrevo a imaginar. Mi vida es un ancla y mi corazón un puño de tierra que me jala hacia la tierra. Por eso vuelo: recorro las situaciones y los días, conozco las escaleras y los atajos. En el agua, hay frente a mí una puerta de cielo invisible; en el cielo, hay frente a mí una puerta de agua donde la muerte es siempre un vuelo interrumpido, un acontecer de silencios y palabras deshojadas.



Naufragio

Hasta donde alcanza la vista, el océano está cubierto de cajas oblongas, baúles, cofres herrumbrosos; todos cerrados con llave o con cadenas y candados de bronce. Las olas los mueven en una alucinante danza, y la luna, amarilla y menguante, vierte una líquida telaraña de luz sobre la escena. Nosotros permanecemos en la isla, hablamos poco, nunca nos miramos: sabemos que ningún barco vendrá a recogernos. La única salida: caminar de baúl en baúl, brincar de caja en caja con el miedo revoloteando alrededor de nuestras cabezas y el hambre como un cangrejo destrozándonos las tripas. Entonces la mano de Dios, brutal, incandescente, surge de entre las nubes y nos arroja un racimo de llaves.



Suicida

Decido poner fin a mi vida por cansancio, hartazgo, excesivos yoes que quieren destronar al yo verdadero. Salgo al balcón: arriba hay luna, estrellas, joyas, ronroneo de aviones y nubes; abajo el ruido, las luces de los autos, muy lejos como en un inframundo inexplorado. Trepo el barandal, doy un paso, otro, sigo caminando en el aire y a cada paso cae uno de mis yoes, planea en círculos, se incorpora convertido en un ciudadano más, hormiga apurada en el callejero ruido nocturnal. Cuando llego a la mitad del trayecto soy sólo yo, sudo mucho. Alzo la cabeza y te descubro: también has caminado hasta aquí desde tu balcón, estás rejuvenecida, más transparente que nunca, y despojada ya de tus otros yoes. Me miras sonriente, frunces los labios y me plantas una sonora cachetada. Caigo.



Coleccionista

La niña diminuta camina por el parque. Es una coleccionista profesional de sonrisas: sabe que con sólo sonreír, obtiene a cambio otra sonrisa. Esa mañana le sonríen dos ancianos, tres señoras y un bebé: cuando llega a casa, guarda las sonrisas en un frasco. Por la tarde más sonrisas: la de un escritor meditabundo, dos de mujeres amargadas, cuatro del vecino, seis de sus tías las monjas, y el frasco se va llenando. Cae la noche, la niña duerme sonriente; desde el ropero, el frasco de sonrisas irradia una luz tenue y amarilla. De pronto, un viscoso monstruo brota de otra dimensión y se traga a la niña de un solo bocado. Sonríe el monstruo: no lejos de su sonrisa, entre las rugosidades del estómago, hay una colección de niñas que lloran.



Vegetación

—Lo mejor de estos bosques es que por más que los tales, siempre volverán a crecer exuberantes —dijo el hombrecillo flaco y desgarbado. Continuamos caminando, el hombrecillo seguía mostrándonos coníferas eternas, helechos verdiazules, palmeras monstruosas como dinosaurios. Cuando llegamos a un claro, yo y mis hermanos atrapamos al hombrecillo con nuestro follaje y cantamos hasta que se convirtió en árbol.
—Creo que aún quedan unos pocos hombres más en una villa cercana al río —dije yo.
—Vamos —contestó otro árbol.



Relojería

En la parte superior del reloj de arena: ciudades milenarias rodeadas por desiertos de lumbre sólida, soles agudos que calcinan huesos de estegosaurios, caravanas de camellos sedientos y esclavas vendidas mil veces. En el centro: un hoyo de arenas movedizas que arrastra hacia el infierno a todo aquel que osa acercarse demasiado…
En medio del reloj de arena: granos que caen, cada grano una vida, un planeta, una galaxia que muere para reencarnar en otro plano.
En la parte inferior del reloj de arena: océanos sin islas ni continentes, monstruos marinos devorando monstruos marinos, un esquizoide barco fantasma bailando al compás de mareas abstractas. Dentro del barco: un camarote, dentro del camarote: una mesa, encima de la mesa: un mapa carcomido y la única foto de Dios: sonriente, barbado, sudoroso y enrojecido, mirando de frente a la cámara y saludando desde la entrada de la relojería.




JAIME MUÑOZ VARGAS [15.677]

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Jaime Muñoz Vargas

Jaime Muñoz Vargas es un escritor mexicano, nacido en Gómez Palacio, Durango, en 1964. Radica en Torreón, Coahuila.

Escritor, maestro, periodista y editor. Entre otros libros, ha publicado El principio del terror, Juegos de amor y malquerencia, Pálpito de la sierra tarahumara, El augurio de la lumbre, Tientos y mediciones, Miscelánea de productos textuales, Nómadas contra gángsters (apuntes para subsistir en la barbarie), Las manos del tahúr, Polvo somos, Ojos en la sombra, Leyenda Morgan, La ruta de los Guerreros (vida, pasión y suerte del Santos Laguna), Filius, Salutación de la luz, Quienes esperan y Guillermo González Camarena, habitante del futuro; algunos de sus microrrelatos fueron incluidos en la antología La otra mirada (Palencia, España, 2005). Ha ganado, entre otros, los premios nacionales de Narrativa Joven (1989), de novela Jorge Ibargüengoitia (2001), de cuento de San Luis Potosí (2005), de narrativa Gerardo Cornejo (2005) y de novela Rafael Ramírez Heredia (2009). En noviembre de 2005, con voto unánime del cabildo, fue designado ciudadano distinguido de Gómez Palacio. El 15 de septiembre de 2009 recibió la medalla Magdalena Mondragón que le otorgó el ayuntamiento de Torreón, Coahuila, por su trayectoria literaria. Escribe y publica muy frecuentemente artículos, ensayos, crónicas, aforismos y microrrelatos en el blog [“Ruta Norte”] . Reseñas y artículos suyos han aparecido en revistas y periódicos de México, España y Argentina. Escribe la columna Ruta Norte para el periódico Milenio Laguna.

Obras

Narrativa

El augurio de la lumbre, TIM-INBA-ICF-CNCA, 1990, Torreón, (cuento)
El principio del terror, Joaquín Mortiz/Serie del Volador, Torreón, 1999. (novela)
Fervor de Santa Teresa. Instituto de Cultura de Guanajuato, Torreón, 2002. (novela)
Juegos de amor y malquerencia (segunda edición de Fervor de Santa Teresa), Joaquín Mortiz, Torreón, 2003. (novela)
Las manos del tahúr. Hermosillo: Instituto Sonorense de Cultura, 2006. (cuento)
Polvo somos. Diez cuentos de fútbol rupestre, Iberia Editorial, Torreón, 2006. (cuento)
Ojos en la sombra, UAdeC, Saltillo, 2007. (cuento)
Monterrosaurio, Editorial Arteletra (colección 101 años), Torreón, 2008. (cuento)
Leyenda Morgan (cinco casos de sensacional policiaco), Ediciones Sin Nombre, México, 2009. (cuento)
Parábola del moribundo, Instituto Politécnico Nacional, La Cabra Ediciones, Fundación Guadalupe y Pereyra e Instituto de Cultura del Estado de Durango, México, 2009. (novela)
Para escapar de Malisani. Treinta relatos futbolísticos, Macedonia, Buenos Aires, 2011. (cuento). Segunda edición como Polvo somos (treinta relatos futbolísticos), Axial-Arteletra, México, 2014.

Poesía

Pálpito de la Sierra Tarahumara, Fondo Editorial Tierra Adentro No. 125, México, 1996.
Filius (adagio para mi hija), Iberia Editorial, Torreón, 1997.
Salutación de la luz, Iberia Editorial, Torreón, 2001.
Quienes esperan, Iberia Editorial, Torreón, 2002.

Reseña / Biografía / Periodismo

La ruta de los Guerreros (vida, pasión y suerte del Santos Laguna), Iberia Editorial, Torreón, 1999.
Tientos y mediciones (breve paseo por la reseña periodística), Universidad Iberoamericana, Torreón, 2004.
Miscelánea de productos literarios (abierto día y noche). Iberia Editorial (e-book), Torreón, 2004.
Guillermo González Camarena: habitante del futuro. Colección Así ocurrió / Instantáneas de la historia (biografía para niños), Ediciones SM, México, 2005.
Nómadas contra gángsters (apuntes para subsistir en la barbarie), Historias de entretén y miento no. 170, Gobierno del Estado de Coahuila, Saltillo, 2008.

Ediciones colectivas

Antología del Premio Latinoamericano de Cuento, INBA, México, 1989.
Antología de cuentos laguneros, UA de C, Saltillo, 1989.
Botella al mar, crestomatía narrativa, Enorme, Torreón, 1990.
Los juglares del juglar, UA de C, Torreón, 1992.
Antología del Premio Salvador Gallardo Dávalos, Instituto de Cultura de Aguascalientes, Aguascalientes, 1993.
Innovación y permanencia en la literatura coahuilense, compilación de Fernando Martínez, CNCA Colección Letras de la República, México, 1993.
Cuentos de La Laguna, compilación de Saúl Rosales, Ayuntamiento de Torreón, Torreón, 1994.
Poetas de Tierra adentro, Fondo Editorial Tierra Adentro, México, 1997.
Acequias de cuentos, UIA, Torreón, 2003.
Poema, analogía e iconicidad. Ensayos sobre la poética de Mauricio Beuchot, compilación de Saúl Rosales. UIA, Torreón, 2003.
La otra mirada. Antología del microrrelato hispánico. David Lagmanovich (compilador). Editorial Menoscuarto, Palencia, España, 2005.
Certamen literario Sobre Rieles 2005, Casa de la Cultura de Monterrey / Museo del Ferrocaril, Monterrey, 2005.
Raíces, Bancomer, México, 2008.
Historias de entretén y miento (antología de poesía, narrativa, ensayo y teatro), selección de textos y prólogo de Jaime Torres Mendoza, Saltillo, 2008.
Coral para Enriqueta Ochoa, Icocult Laguna, Torreón, 2009.
¡Va! Encuentro de cuentos, UAdeC, Saltillo, 2009.
Veinticinco años de narrativa en Durango (entre la neurosis: el agüite y el despilfarro), IMAC, Durango, 2009.
Tan lejos de dios (poesía mexicana en la frontera norte), coordinador: Uberto Stabile, UNAM, México, 2010.
Sorberé cerebros (antología palindrómica de la lengua española), preparada por Gilberto Prado Galán, Axial, México, 2010.
Treintaicinco más treintaicinco: setenta años del escritor Saúl Rosales, edición de Ruth Castro, s/e, Torreón, 2011.
Alebrije de palabras, escritores mexicanos en breve, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 2013.
El canto de la salamandra (antología de la literatura brevísima mexicana), compilador Rogelio Guedea, Arlequín, 2013.



Tres alientos

Tercos para morir
casi invencibles por la naturaleza mas hostil
los tarahumaras vigorosos
corren a pie por el camino que les dio el dador 

Saben con intima certeza
que son fuertes e inmortales
saben que el que es padre
--al principio de los tiempos iniciales--
los puso a vivir en el tambor
con tres soplidos
que les dieron fuerza y voluntad
el poder de no enfermarse
ni con los manotazos gelidos del frio
ni con la marcha belicosa de los anos
--ni mucho menos--
con el torpe cundir de los chabochis 




Vivir en el tambor

El suelo
--aunque no lo parezca--
es el cuero macizo de un tambor
tan circular y bueno como una gran tortilla
donde vivimos y comemos 

En las margenes se imponen las columnas
que sostienen al azul del universo 

Desde la orilla podemos mirar al que es el padre
--al dador--
que sin embargo habita en todos lados
mas alli y mas aca de la gran agua 

Algun dia todo anochecera
solo el que es padre contemplar'a el vacio
y en su recuerdo
--como paloma de aire--
renacera el tambor que alguna vez
hemos pisado
como hoy
hasta no sabemos cuando 





LAGUNA ADENTRO

Para Saúl Rosales, con mi orgullo
por su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua


Hace muchos años
veinte o tal vez un poco menos
cuando yo era apenas un boceto del boceto que sigo siendo ahora
me avergonzaba de haber nacido en Gómez Palacio
ciudad fea, polvosa, sin un átomo de lujos para el turismo
ciudad de paso, ruinosa y triste como mezquite solitario
como chamaca sin clientela

Mis primeras ideas literarias trataron de alejarme de La Laguna
sentí la obligación de ser universal, cosmopolita
de hacer una carrera literaria sin el tufo risible de la provincia
y lo logré con triste éxito

De alguna forma que no alcanzo a precisar
nunca llegué a ser cosmopolita ni universal ni nada
pero soñaba con ser identificado como autor de otro lugar
no de La Laguna
no de la estepa
no de Torreón ni de Gómez ni de Lerdo
ni de Matamoros ni de San Pedro
y menos de Tlahualilo o de Mapimí o de Chávez o de Viesca
mi comarca, mi Filomena comarca

Pero una vez lloré de tristeza y encontré en el sótano de mi corazón
flotando, a la deriva, olvidada
mi pequeña identidad de lagunero
la tomé en mi cuenca, temblorosamente
y encontré que esa forma extraña, que ese ser
ese amorfo ser lagunero
era irremediablemente mi rostro
mi pasado, mi gente
las vías del tren para llegar a la primaria de Santa Rosa en Gómez
el recuerdo de papalotes y canicas, juguetes pobres, magníficos juguetes
las misceláneas de don Manuel y de doña Melquia
el hotel Soto, un misterioso hotel de rato
el cine Elba donde aclamé al Santo desde entonces hasta la fecha
el fut y el beis en el asfalto
la humilde paleta de hielo
los amigos que hoy son albañiles o empleados en alguna empresa
y padres de familia como yo
espantados por la comida y la renta y las quincenas

Me impuse la obligación de esquivar ese mundo
de borrar ese pasado de carencias
de refugiarme en los libros
de hundirme en el prestigio de otras realidades
pero el anhelo me duró muy poco
del fondo de mi entraña, paso a paso, lentamente, como animal con hambre
caminaba hacia mis cuarenta mayos el pasado
mi pasado de amigos harapientos
de muchachas lindas, inalcanzables y lindas muchachas
que platicaban sólo entre ellas, secreteras, mordiéndose la trenza
comiéndose un chamoy, hablando de artistas
de adolescentes que para ser machos tomaban cerveza sin hacer gestos
de entradas al turbio cine para adultos
de mesas de billar y cigarros en la jeta
de tacos en el comal callejero, mugrosos y reconfortantes

Pero fracasé
lo estoy confesando
fracasé al tratar de verle la cara a la belleza en otras partes más prestigiosas
La belleza, lo que a mí me parece ahora la belleza
también está escondida en el recuerdo de esas calles
de esa gente
de todo el polvo acumulado en siglos
de todo el sol derramado en La Laguna
como violento chorro de luz sobre la tierra seca

Aquí estaba, en los pliegues de este rincón
de este pedazo de mundo casi fuera del mundo
la belleza diseminada en tantos sitios malolientes y basurientos
la belleza en sus cantinas y en sus expendios de vinos y licores
la belleza en sus plazas sin aliño
la belleza en sus camiones
en sus mercados de ratas casi diurnas
en sus perros sin casa
la belleza en la belleza de tantas, tantísimas mujeres
la belleza en tanto lépero bravucón
la belleza en tantas loncherías
la belleza en un campo de fut sin zacate y con porterías maltrechas
la belleza en los obreros de bicicleta y radio con pilas Rayovac
la belleza en las cumbias bárbaras de un taxi
la belleza en todas partes
incluso en lo terrible

Me venció entonces la realidad
La Laguna se insubordinó en mi sangre
la nostalgia se coló por todos mis poros
como a los ingleses se les cuela Londres
o a los gringos se les clava Nueva York en el cerebro
y decidí entonces convertirme
sin programa, sin bitácora, sin plan
sin manifiesto ni grito chovinista
en lo que debo ser
en vocero de mi polvo
en pájaro de mis pinabetes
en asordinado cantor de nuestras gestas
de nuestras pequeñas gestas sin fama mundial
sin prestigio ni mercadotecnia
pero hermosas

Hurgué entonces en los escondrijos de mi corazón
y allí encontré el arte que me cupo en suerte
hallé mi tiempo circulando por las arterias
mi pasado en jirones percudidos
mi pasado de imágenes en bruto
de niños que fueron mis amigos y que no traían jamás un quinto en la bolsa
de futbol y de pleitos gratuitos en el barrio
de escapadas al canal de riego para nadar casi en el lodo
de madres perfectas como dice Whitman
—que también aquí las hay, y bastantes, como doña Catalina, por ejemplo—
de salones con sesenta alumnos sudorosos
de maestros pobres vestidos con terlenca y que le echaban ganas
para que aprendiéramos de jodido a sumar nuestras desgracias

Hoy pues me reconozco
y sé que no faltará el atarantado que me apunte con el índice exquisito
para acusarme de provincianismo
de pintoresco altavoz de La Laguna
No tengo respuesta para defenderme
me resigna saber que a la belleza de los museos de Europa
—belleza que también me pertenece y hago mía, debo aclarar—
le agrego la belleza tal vez triste del lecho del río Nazas
del mercado Alianza
de la calle Morelos donde tantas tardes he caminado en busca de libros
de un parque en Gómez donde toqué la primera mano deseosa de una novia
de la secundaria Flores Magón donde acaso conocí el rostro de la alegría
del teatro Martínez y del bar La Ópera
de la fealdad sin culpa de nuestros ejidos
de la palabra coloquial y viva y hermosa y universal y eterna en mí
al menos en mí
de La Laguna

Comarca Lagunera, 11, septiembre y 2003





SONETO DE QUEVEDO - por Jaime Muñoz Vargas

Francisco de Quevedo

Publiqué el relato “Soneto de Quevedo” en algún número de Estepa del Nazas, revista literaria del Teatro Isauro Martínez. Poco antes o poco después, creo que también salió en la tolvanera, suplemento cultural de la revista brecha de Torreón. Sospecho que tiene cerca de quince años y jamás he vuelto a publicarlo. Lo escribí, recuerdo, después de una conversación con Gerardo García Muñoz, quien aproximadamente desde 1988 es mi amigo y compinche literario. El tema de aquel diálogo fue, obvio, la posibilidad y la imposibilidad de la traducción. Decidí escribir el relato para reflexionar sobre un asunto, la traducción, que desde hace varios años, o desde siempre, ha desvelado a los teóricos de la literatura. Sólo expongo, por supuesto, algunas generalidades, nada que no pueda inferir quien reflexione un poco en los entresijos del oficio de traductor. Otro detalle: en 1991 o 92 asistí como gustoso oyente a una sesión de taller literario guiada por el poeta, editor y traductor chihuahuense Enrique Servín. Nunca olvidé que en su dinámica de trabajo leía breves y hermosos poemas en italiano y los comentaba a sus alumnos, por lo que debía, claro, traducir de botepronto. Luego de platicar con García Muñoz, me vino a la cabeza el trabajo de Servín, y allí, en aquellas dos experiencias y alguito más —mi imaginación—, se basa el relato que aquí traigo. Su prosa es mi prosa de 1995, aunque levemente maquillada para no fomentar tantas lástimas. Con esto prosigo el plan de rescatar textos de un servidor que quedaron albergados (encarcelados) en revistas y periódicos cuyo destino fue, como suele suceder con muchos materiales hemerográficos, el total olvido. Ponerlos en el blog es una especie de rescate, nada de valor, un mero ejercicio personal, aunque compartido, de reacomodo y redifusión. Gracias como siempre a quienes, por cualquier medio y con cualquier grado de generosidad, le hagan eco a este post.

Soneto de Quevedo

El taller es una miscelánea y hay de todo: jóvenes impetuosos que para mañana quieren agenciarse el premio nacional, señores que descubrieron su vocación a los cuarenta, muchachas que andan en esto mientras un novio no les arrebate y les rompa las cuartillas, y uno que otro chico entusiasta y de talento. Nos vemos los sábados a las diez. La población es inestable y lo mismo asisten seis o quince. Confieso que esas mañanas me agradan: beber café, oír de un principiante la lectura de sus indecisas historias o de sus versitos empachados con esdrújulas, explicar al detalle lo que dignifica una estrofa, recomendar la lectura de cierto autor, tolerar necedades y cobrar un sueldo en esta ínsula de la universidad. Tal es la dinámica de nuestro taller literario. En el mesón ocupo la cabecera norte y los participantes saben que soy a veces duro pero siempre franco. Me gusta explicar, leer en voz alta y a buen ritmo, por ejemplo, una página de Reyes o una fábula de Arreola. Me agrada dejar en claro esto: la carrera literaria necesita es-cri-to-res, no charlatanes. Eso es lo bueno de las sesiones. Uno siente el ejercicio de un socrático magisterio y las tres horas del sábado se van de prisa y llevadas por el embrujo de las palabras, las escapadizas palabras que los talleristas empiezan a domesticar.
De todo, lo más delicioso para mí es el ejercicio de la lectura que a veces hago en inglés frente a los alumnos. A ellos también les seduce escuchar algún pasaje de Shakespeare y traducirlo idea tras idea. Claro, en el traslado los participantes se dan cuenta de lo difícil que es la traducción. Con una fotostática en la mano de cada tallerista, leo a Whitman en su lengua original y todos sienten, aunque algunos no lo entiendan, el ancho tono del maestro de Long Island. Luego vamos a mi traducción y, por supuesto, ya no es lo mismo. De hecho, cuando leemos a Whitman en su lengua original me llevo la versión de Borges y la otra de Francisco Alexander, ambas lejanísimas del aliento que el maestro de la “turbia barba” (el adjetivo es ajeno) le inyectó a sus salmos.
Ciertos sábados, las sesiones de traducción las preparaba por si los participantes no producían nada en la semana, lo que ocurría con frecuencia. A veces sólo un poemita de fulana, una ocurrencia de zutano, y eso era todo, lo que nos dejaba hasta dos horas para gastarlas en la literatura que nos apeteciera. Entonces leíamos algún clásico español o ejercitábamos nuestra lectura en inglés y hacíamos su respectivo traslado al castellano. No faltó, por supuesto, que alguno de los muchachos llevara letras de rock para entrenarnos en el doblaje de esos bocaditos. Uno de los chicos —su nombre es Roberto Sepúlveda y es el poseedor de mayor talento inquisitivo— recordó que muchos escritores ya habían criticado la validez de cualquier traducción literaria. Hasta ese momento omití toda disquisición en torno al tema no por negligencia, sino para no enredarlos con densas explicaciones que los hubieran hecho desconfiar de cualquier palabra proveniente de otra lengua. Además, los muchachos parecían contentos con una creencia: cuando leíamos Hojas de hierba traducido a nuestro idioma leíamos en verdad a Whitman, y nunca quise desengañarlos. Pero Sepúlveda, que era tremendamente inquieto, propuso lo contrario: ¿y si en vez de traer a Whitman rumbo al español nos llevamos, por ejemplo, a Quevedo hacia el inglés? Tuve entonces que intervenir, pues el joven estaba casi en las fronteras de una reflexión que desde hace tiempo escarbaba en los cimientos del arte trasladatorio. Expliqué lo evidente: toda traducción es, en esencia, un texto lateral, un escolio, una variación del modelo primigenio. Si leemos la Divina o el Fausto en español, leemos en realidad, muchachos, a los traductores de esas obras, y si leemos El Quijote, entonces sí accedemos al código armado por Cervantes. Claro que si nos vamos más lejos, comenté, toda lectura es un acto de traducción, incluso la que hacemos en el idioma propio. Como somos individuos, cada usuario de, por ejemplo, Al filo del agua asume esta novela de manera distinta, es decir, la traslada a su código afectivo y racional, a su condición subjetiva. Vi las caras de los chicos y decidí dejar allí el embrollo; ellos no tenían la culpa de tanta maroma ante la verdad o la mentira de las traducciones y preferí no aterrizar en la tragedia inevitable. Pero Sepúlveda no cejó: profe, ¿qué hay de mi propuesta, por qué no ensayamos mi petición, traducir del español al inglés? Le contesté que sí, que claro, que escogiera un texto. Rápido sacó de su morralito una edición azul-verde y lujosa: Antología poética de Quevedo, RBA Editores, reconocí el libro porque yo también lo tenía en mi biblioteca; todos esperábamos con inquietud mientras el joven buscaba, dijo, la página 44 que contenía “Desde la Torre”, el magnífico soneto del español. Cuando lo halló, me extendió el libro y solicitó que leyera y explicara íntegro el poema. Así lo hice: eran catorce lindos versos, sobre todo los primeros cuatro, verdaderamente deslumbrantes. A petición de los oyentes, lo repetimos otras dos veces:

Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos, libros juntos
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh gran don Iosef!, docta la emprenta.

En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudios nos mejora.

Éste es nuestro texto base, acoté. Luego leí el asterisco y las tres notas que, preparadas por José Mª Pozuelo, Catedrático de la Universidad de Murcia, adoban el pie de esa página 44: “*Dice González de Salas: ‘Algunos años antes de su prisión última me envió este excelente soneto desde la Torre’. La Torre de Juan Abad era residencia de descanso de Quevedo, hacienda suya en la provincia de Ciudad Real. 2. ‘Alude con donaire a que los tuvo repartidos en diferentes partes’ (GS) 7. ‘Entiende que también los poetas’ (GS) 13. Cálculo: ‘la piedra pequeña, por la cual los antiguos romanos ajustaban los números’ (vid J. O. Crosby: En torno a la poesía de Quevedo. Madrid, 1967, p. 41). (Nota de J. M. Blecua, 1972.)” Cuando decidimos iniciar la traducción reparamos en una ausencia notable: Carlos Jiménez, el tallerista más ducho con el inglés, no asistió ese sábado. Luego de un análisis no muy meticuloso de cada verso, el primer resultado, según nuestro modesto inglés, fue el siguiente:

Completamente solo en estos páramos
con algunos libros llenos de sabiduría
existo en diálogo con los muertos
y oigo con mis pupilas a los que ya se han ido.

Están siempre dispuestos aunque a veces no les comprenda
mis tópicos contradicen o estimulan
y con silenciosa melodía entreverada
conversan en vigilia a la existencia fabulosa.

Ya perdidos los magnánimos espíritus
del ofensivo tiempo, vindicante,
por la sabia prensa son salvados, ¡ea magno José!

Inevitable se va todo momento
la piedrecilla, sin embargo, suma ganancia
si nos eleva con reflexiones y con piensos.

¡Qué horror!, dije al final del apresurado trasiego. ¡Eso estaba lejísimos de ser Quevedo! Más bien, la versión era una apresurada caricatura de Quevedo, un esperpento que mancillaba el buen nombre del satírico madrileño. Somos pésimos traductores, dije para mí pero en voz alta. Sin embargo, y eso lo discutimos todos, el poema de Quevedo, para trasladarlo sin que perdiera ninguna de sus prendas, ninguna de sus rimas, ninguno de sus ritmos, debía quedar exactamente así:
Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos, libros juntos
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos...

Eso es imposible, comenté. Toda traducción tiene que ser, necesariamente, otro texto, y al ser otro ya no es el mismo. Perogrullo deambulaba por allí. Todavía no salíamos de la primera impresión cuando Sepúlveda propuso algo más: trasladar al español nuestro poema en inglés. Para evitar una previsible trampa, comentó, era fundamental la participación de un traductor que no conociera la versión original. Pensó que el personaje ideal podría ser Fabián Jiménez. Todos estuvimos de acuerdo y decidimos esperar una semana.
Un sábado más tarde, los talleristas y yo volvimos a vernos. Fabián estaba, ahora sí, entre nosotros. Desde el principio, le pedimos la traducción al español de un poema que sólo teníamos en inglés. Fanático de las letras de U2 y de AC/DC, la empresa le agradó para lucir sus dotes con el idioma que depuró con el método Inglés sin barreras. Mientras todos los demás empezamos a leer unas líneas de Monterroso sobre la traducción, Fabián se aplicó a la tarea recién encomendada. Al concluir, en diez minutos apenas, pidió la atención del respetable público y leyó esto con lúdica solemnidad:

En este desierto estoy alejado
tengo algunos cuantos libros pero todos buenos
vivo charlando con los difuntos
y los escucho con mis ojos...

Por allí siguió, y todos presentimos lo obvio: la versión podría multiplicarse al infinito junto con su caricatura. Oscilar del español al inglés al español al inglés al español... en cada fluctuación el poema se iría demacrando hasta no ser nada semejante al original. Ya no aguanté más y dije: un soneto puede ser, por la labor de traducción, miles de sonetos en otro u otros idiomas. Un soneto en español puede ser otro soneto en español si lo traemos de una de sus infinitas traducciones. Un soneto puede ser, gracias a la infinita combinación de los signos, miles de sonetos si del español lo llevamos al inglés, del inglés al francés, del francés al alemán, del alemán al chino, del chino al náhuatl, del náhuatl al griego moderno, del griego moderno al papiamento y del papiamento a la nada. Un soneto puede ser el mismo soneto sólo si leemos ese soneto. Entonces arribamos a la tragedia, al sentimiento que provoca toda imposibilidad y toda desmesura. La traducción perfecta es imposible. Lo posible es, a lo mucho, una traducción tan imperfectamente bella como infinita. Si no poseemos inglés, italiano, francés, alemán, ruso, no leeremos jamás Otelo, la Divina, Gargantúa, Fausto, Crimen y castigo... Eso es demasiado para cualquiera, mucho más para unos chicos que apenas entran a la amargura y a la felicidad de la vida literaria. Nosotros tenemos a Cervantes, a Góngora, a Quevedo, o a Neruda y a García Márquez y a Paz, los ingleses tienen a Shakespeare y a Whitman, los italianos a Dante y a Papini, así como cierta tribu de Australia tiene la leyenda —intraducible para nosotros— de un ser pernicioso llamado Molonga, o así como los aborígenes encontrados por Pigafetta y Magallanes en Brasil se bastaban con doce remotos vocablos para enunciar todo un universo que nosotros nunca entenderemos cabalmente porque sus palabras, además de ser diferentes en un idioma y en otro, transportan en sí mismas un mundo diferente, una cosmovisión diferente.
Volví a La palabra mágica, el libro de Monterroso que a propósito llevé para esa sesión porque contenía un ensayito sobre el tema; leí: "Hay errores de traducción que enriquecen momentáneamente una obra mala. Es casi imposible encontrar los que pueden empobrecer una de genio. Ni el más torpe traductor logrará entorpecer del todo una página de Cervantes, de Dante o de Montaigne. Por otra parte, si determinado texto es incapaz de resistir erratas o errores de traducción, ese texto no vale gran cosa. Los ripios con que el argentino Bartolomé Mitre se ayudó no enriquecen la Divina comedia, pero tampoco la echan a perder. No se puede.
“En todo caso, es mejor leer a un autor importante mal traducido que no leerlo en absoluto. ¿Qué le va a suceder a Shakespeare si su traductor se salta una palabra difícil? Pero existen los que no lo leen porque alguien les dijo que estaba mal traducido. Y los que esperan leer bien el francés para leer a Rabelais. Ridículo. Da igual leerlo en español. No se vale despreciar las traducciones de Chaucer cuando uno apenas puede con el Arcipreste de Hita. Por principio, toda traducción es buena. En cualquier caso, pasa con ellas lo que con las mujeres: de alguna manera son necesarias, aunque no todas sean perfectas”. Allí me detuve a respirar y cerré con algo que quiso parecer un colofón de burlas veras:

—Resígnense, muchachos. Por lo menos existe esta certeza: Hallábame a la mitad de la carrera de nuestra vida es uno de nuestros múltiples Alighieris. Lo difícil es saber si algún día tendremos Finnegans Wake en español o si Cheleule en realidad es un demonio de los antiguos patagones, como entendió el cavaliere Pigafetta.

Cortesía Ruta Norte Laguna (http://rutanortelaguna.blogspot.com/)
Enviado por RazonEs de Ser






VITTORIO BODINI [15.678] Poeta de Italia

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Vittorio Bodini

Vittorio Bodini (n. Bari, 6-1-1914 - m. Roma, 19-12-1970) fue un importante poeta, crítico y traductor italiano, especialista en literatura española.

Vittorio Bodini nació en Bari, pero fue llevado de inmediato a Lecce. A los 18 años fundó un grupo futurista. En 1937 se inscribió en la Facultad de Letras de Florencia, donde se licenció en 1940. Allí se hizo amigo de Mario Luzi, Alessandro Parronchi y Piero Bigongiari. Regresó a Lecce, con el crítico literario Oreste Macrì y especialista en Machado. Se ocupó de la tercera página de "Vedetta Mediterranea"; luego colaboró en la revista Letteratura, donde publicaría las primeras poesías (futuristas, con mucha luz del sur).

Asimismo se adhirió al movimiento político "Giustizia e Libertà", y se incluyó análogamente en "Libera Voce".

En 1946 se traslada a España, como lector de italiano. Regresa a los cuatro años, en 1950, a Lecce. Dos años después logra la cátedra de Literatura española en la Universidad de Bari. En 1954 funda Esperienza Poetica, que durará dos años. En los últimos diez años se trasladó a Roma, donde muere en 1970.

Fue uno de los mayores intérpretes y traductores italianos de la Literatura española, por ejemplo de Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo), Federico García Lorca, Rafael Alberti o Pedro Salinas, que tradujo para Einaudi. Sus estudios son modélicos: sobre el Barroco, Luis de Góngora o el surrealismo español.

Obras

Ensayo

I poeti surrealisti spagnoli, Turín, Einaudi, 1957. Los poetas surrealistas españoles, Barcelona, Tusquets, 1981.
Sul Barocco di Luis de Góngora, Roma, 1964.

Poesía

La luna dei Borboni (1952)
Dopo la luna (1956)
Metamor (1967)
Poesie (1972)




Muerta en Puglia

Cuando supo el aumento del precio de los tomates
comprendió que el tiempo de los latidos había terminado.
Aprendió a rezongar
y a meter las manos en la lavandina hirviente.
En la casa blanqueada hacía poco tiempo
ardía sobre una pared
una ristra de ajíes para los machos.
Al amanecer un albañil salió tosiendo
y cerró la puerta de la casa,
las hojas de limonero en el cojín
recordaron un sol de amarillo óseo.
Muerta, no mueras más.
Acuérdate de las aceitunas negras.
Lustra los picaportes y riega los claveles.
Olvida que los vidrios de las ventanas
se lavan con agua y vinagre;
que las manchas sobre la ropa oscura
se quitan con la borra del café.
No es más tu mano la que destina a otro uso
la cera aún blanda de los candelabros
o que calienta sobre el gas el chocolate de los muertos.
Resurge en lo Inútil, muerta de la Puglia:
en los corales del mar o en el ulular del viento
en tu tierra de ostras y licántropos.

Vittorio Bodini (Bari, Italia, 1914-Roma, 1970), "La luna dei Borboni e altre poesie" [1962], Poesie 1939-1970, Mondadori, Milán, 1983
vía Antonio Bux
Versión de Jorge Aulicino



MORTA IN PUGLIA

Quando seppe l'aumento del prezzo dei pomodori
capì che il tempo dei palpiti era finito. 
Imparò a brontolare
e a mettere le mani nella liscivia bollente.
Nella casa imbiancata da poco tempo
ardeva su una parete
un serto di pepe diavolo per i maschi.
All'alba un muratore uscì tossendo
e chiuse l'uscio di casa, 
le foglie di limone dentro il cuscino 
ricordarono un sole di giallo d'ossa.
Morta, non morire di più. 
Ricordati delle ulive nere. 
Lucida le maniglie e annaffia i garofani.
Dimentica che i vetri delle finestre 
si lavano con acqua e aceto;
che le macchie sui vestiti scuri 
si tolgono con la posa del caffe. 
Non è più la tua mano che destina ad altro uso
la cera ancora molle dei candelieri
o che scalda sul gas la cioccolata dei morti. 
Risorgi nell'Inutile, morta in Puglia: 
nei coralli del mare o negli urli del vento 
nella tua terra d'ostriche e di lupi mannari.





Da Foglie di tabacco (1945-47)


1.

Tu non conosci il Sud, le case di calce
da cui uscivamo al sole come numeri
dalla faccia d'un dado.


4.

Quando tornai al mio paese nel Sud,
dove ogni cosa, ogni attimo del passato
somiglia a quei terribili polsi dei morti
che ogni volta rispuntano dalle zolle
e stancano le pale eternamente implacati,
compresi allora perché ti dovevo perdere:
qui s'era fatto il mio volto, lontano da te,
e il tuo, in altri paesi a cui non posso pensare.

Quando tornai al mio paese nel Sud
Io mi sentivo morire.


8.

Una funesta mano con languore dai tetti
visita i forni spenti, le stalle in cui si desta
una lanterna o voce impolverata.
Come da un astro prossimo a morire
S'ode un canto dai campi di tabacco.
Sulle soglie, in ascolto, le antiche donne sedute
- o macchie che la luna ripercuote nell'aria &endash;
socchiudono pupille d'una astratta durezza
dai palmi delle mani, aperte pietre sui grembi.


9.

Cuatro caminos

Che nevoso silenzio,
che sogno miserabile
di carbone e di fango nei sobborghi!
Fra spettinate case qualche fanale a gas
getta nell'ombra la sua ombra verdastra:
lì una coppia dilegua, e nel punto ove sparve,
la coda d'una serpe fra le canne
d'una remota estate un attimo balena.

Una pietà insensata
arida come semi di girasole
gira in folle ai crocicchi,
mentre nella tua terra i contadini
invisibili parlano turchino
dai campi di tabacco, e fra un istante
la notte avrà sapore di oliva verde.

11.

Viviamo in un incantesimo,
tra palazzi di tufo,
in una grande pianura.
Sulle rive del nulla
mostriamo le caverne di noi stessi
- qualche palmizio, un santo
lordo di sangue nei tramonti, un libro
lento, di pochi fatti che rileggiamo
più volte, nell'attesa che ci dia
tutte assieme la vita
le cose che crediamo di meritare.


12.

Un monaco rissoso vola tra gli alberi.



Da Altri versi (1945-47)

Tanti anni

Noi abitiamo in una rosa rossa.
Passavanbo treni in corsa alla periferia
- un gomito sonoro -
e tutto il resto era un fermento di cieli.
Un meriggio d'inverno, col sole su un muro bianco,
riconoscemmo la nostra amata calligrafia.
Chi avrebbe mai pensato
che voi scriviate come un'ombra d'alberi,
come i pettini freddi
con i denti coperti di capelli!

(S'era in pena per voi.)
Così passammo la notte.



Da La luna dei Borboni

1.

La luna dei Borboni
col suo viso sfregiato tornerà
sulle case di tufo, sui balconi.
Sbigottiranno il gufo delle Scalze
e i gerani &endash; la pianta dei cornuti -, *)
e noi, quieti fantasmi, discorreremo
dell'unità d'Italia.

Un cavallo sorcigno
Camminerà a ritroso sulla pianura.

*) il geranio non è riuscito a salvarsi. Ma perché pianta dei cornuti? Penso per associazione d'idee con le donne che passano molte ore affacciate ai balconi o alle finestre dove i gerani sono immancabili (n. d. A.)


4.

Un campanile di sughero
verso i capelli corti della luna
ghiotta d'angurie. Un grande carro fermo
ai passaggi a livello,
fra gli orti coi piselli calpestati
di nottetempo. Dorme
il carrettiere o non dorme,
bocconi
con il capo fra le braccia,
e il fanciullo covava
il desiderio inquieto dei pidocchi
al passaggio del treno verso il Nord.


6.

I preti di paese
hanno le scarpe sporche
un dente verde e vivono
con la nipote.
Presso cassette vuote
d'elemosina
sanguina Cristo in piaghe
rosso borbonico;
esala un'agonia
dura dai banchi
e dai fiori di campo.
In piazza, accoccolati
sulle ginocchia del Municipio,
stanno i disoccupati
a prendere l'oro del sole.

Trotta magro e sicuro
un gatto nel Sud nero.


8.

Qui non vorrei vivere dove vivere
mi tocca, mio paese,
così sgradito da doverti amare;
lento piano dove la luce pare
di carne cruda
e il nespolo va e viene fra noi e l'inverno.

Pigro
come una mezzaluna nel sole di maggio,
la tazza di caffè, le parole perdute,
vivo ormai nelle cose che i miei occhi guardano:
divento ulivo e ruota d'un lento carro,
siepe di fichi d'India, terra amara
dove cresce il tabacco.
Ma tu, mortale e torbida, così mia,
così sola,
dici che non è vero, che non è tutto.
Triste invidia di vivere,
in tutta questa pianura
non c'è un ramo su cui tu voglia posarti.


11.

E infine aranci imbandierati e carichi,
spine e raffiche
di dolcezza nei fichi d'India, uomini
traballanti sui carri
vuoti
per caricare il tufo dalle cave,
col cane morto di sonno.

E stagioni dal becco sottile
di cicogna, che si spulciano il petto,
che prendono pietre da terra
e le buttano più in là.



Da Dopo la luna (1952-55)

L'allodola e la luna

L'allodola e la luna sole nel cielo:
lei sorta appena e il passero spaurito
dal pino nero e i silenziosi spari
dei finti cacciatori in mezzo al grano nascente.
Nessuno l'attendeva. Nessuno attende.
Volava di traverso con tutto il cielo in gola.
Sotto di lei crollavano i papaveri,
un'ombra cancellava coi grossi pollici
il dolce vino e il viola del tramonto.

In una stanza in fondo, la memoria,
lasciata ai suoi più torbidi solitari,
di te non s'informava, fine d'un grande giorno:
giorno da meditare
davanti a una finestra, col silenzio alle spalle.


Come un polpo sbattuto

Come un polpo sbattuto ancor vivo contro lo scoglio
si arricciavano i miei pensieri
a Bari fra le barche verdi e gli inviti
favolosi dei venditori
di quella iridescente pena; ma io
non avevo che una moneta
d'impazienza e di notte,
una moneta nera dei paesi
dell'interno, che soffoca le case
fra orizzonti di corda su cui oscilla
la tarantola &endash; un'altra pena -; e tu un'altra,
quando dicesti: la pietà è più forte
dell'amore. Più rapida è volata
che il mio odio la mano sulla tua guancia.
Sto davanti alla tua caverna

Sto davanti alla tua caverna.
Esci fuori e arrenditi.
Noi abbiamo la sintassi e la radio,
i giornali e il telegrafo
e tu non vivi che del mio sonno,
non hai che la roccia a cui ti tieni abbrancato,
e per farmi dispetto
non mi rispondi nemmeno.


Tutto ciò che ti dono

Tutto ciò che ti dono
non t'interessa.
Guardi le grandi siepi
gialle,
e il ponticello senz'acqua
o la grottesca ira del pungitopo,
e pensi a un cielo più alto,
non quello su cui corrono
pattinando i miei occhi,
o le gare fra case ed erba, e i gialli
e rossi dei suoi fiori.
Un contadino catafratto spruzza
d'azzurro le sue viti:
se ne tinge il vento
capelli e dita per gioco.
E non è bello? E dunque? Noi viviamo
assieme da tanti anni,
e non posso sapere
cos'è che ti rattrista,
che respingi ogni cosa:
se è l'orgoglio e i belletti del piacere
o se il dispetto di non essere eterno.


Voli basso sulla pianura

Voli basso sulla pianura
amore il cielo
poco ti solleva
come sei verde e nera
la bocca rossa
di rosolaccio.
Vola così e così
t'incurvi bianca
fra le vigne fugaci
e a me torni più viola
mia di colore e tutto
agave mia
che ha imparato a cantare
dal gorgoglio dei pali del telegrafo
un canto nero che va giù e s'interra.
Cresce l'erba
e la capra legata al fico.


Xanti-Yaca *)

Solo quando tu entrasti
la barca fu piena,
e il barcaiolo coi buchi nella maglietta
fece sparire la nazionale
che gli diedi perché remasse di spalla.
Così il mare quel giorno
poté maturare ricordi per dopo.

Al tempo dell'altra guerra contadini e contrabbandieri
si mettevano foglie di Xanti-Yaca
sotto le ascelle
per cadere ammalati.
Le febbri artificiali, la malaria presunta
Di cui tremavano e battevano i denti,
erano il loro giudizio
sui governi e la storia.

Così semplice,
che noi non lo avremmo fatto.

Uno l'ho visto io
camminare col capo in giù
sul soffitto,
altri bevevano a un pozzo
di scorpioni e di serpi,
non senza gridi,
nel viola acido e sporco
d'una cappella,
mentre fuori era il chiaro giorno
steso coi piedi avanti
come il Cristo del Mantegna.

Così mi disorienti
se ti guardo vivere:
io vedo tutte le insidie
e tu sei in grande pesce senza testa,
disordinato e prode,
che smuove più acqua del necessario,
ed è quando mi dici disperata
"Vorrei già avere trent'anni".


Col tramonto su una spalla

Col tramonto su una spalla
e fasce gialle e blu,
alto, come un gelato
di corvi in mano,
chino la testa e passo
sotto l'arco di Carlo V.
E al passaggio si spegne
il lumino dell'anime sante
che tengono la destra
a cinque punte sul petto,
fra le fiamme del Purgatorio.

Questa è la mia città,
le mura le avete viste:
sono grige, grige.
Di lassù cantavano
gli angeli dei Seicento,
tenendo lontana la peste
che infuriava sul Reame.
Ora c'è fichi d'India, un aquilone,
un ragazzo che tende
il suo elastico rosso
contro qualche lucertola
troppo spaurita e minima
per presentarsi a quel sogno
d'inaudite avventure
di cui s'inorgoglisca il cuore umano.


Da Serie stazzemese

2.

Ninetta, la poesia
(d'estate) è un pappagallo
dalle penne oro e verdi e la mania
di contraddire.
Così mentre tu sogni
d'arrivare in Versilia
in regola, coi pantaloni gialli,
io penso a un viaggio di sei anni fa.
Ballava la Olivetti
la bombola del gas
sopra il sedile posteriore, il trucco
troppo forte ti sbilanciava il viso &endash;
poi l'ulivo e un paese
dove moriva il giorno
come un gran gallo suicida
sulle terrazze.


4.

Son maturato tardi. È la smania
di vivere troppo presto che m'ha tradito.
Non dar tempo al tempo. Vedere
la bellezza soffrendo
di non poterla usare.
Ho imparato tardi ad accordare
al mormorio del ruscello i moti del cuore,
a ammettere la natura fra i miei pensieri
come un ospite da lasciare a suo agio.



Da Metamor

Conosco appena le mani

Conoasco appena le mani,
le scarpe che metto ai piedi.
Conosco il giorno e la notte
e i terrori del vento.
Ma gli anni? Dove son gli anni,
e tutti i libri che ho letto?
I volti amati si sfrondano
delle loro vicende,
non restano che i nomi.
Tutto nella memoria
cade a pezzi, sprofonda
senza rumore
nelle botole dei morti.
Ah, dove sono le acute presenze
del passato, le sue calde forme,
la cera su cui incidevano
i miei sentimenti?
Dove si nasconde il senso
delle cose che ho vissuto,
e i brividi lucenti
e i cieli dell'avventura?
(1962)


Nelle spire del boom

Presi nelle spire del boom ne gustiamo anche noi
gli alti palazzi e le piante nane
piume serpenti chiomati sotterfugi intimi.
L'astrattismo ci punse un dito come una rosa neoclassica.
Tacevano i cani di calce e la civetta veloce
e tutto ciò che un tempo avevamo dentro capovolto come in un negativo.
Solo una luce lontana e senza voce
accucciata davanti al mio mare in tempesta
come la vedova d'un marinaio
era il banco di prova dei tuoi velieri
di solitudine e d'ira,
solo una sera ignara che si versa
nella buca delle lettere.
(1963)


Daccapo?

Alle radici dei gesti
dove amare significa
imbeccare risposte a un passero giallo
chi ti cercò con l'anima
non ti trovò che con gli occhi.
La laguna interiore
insabbiata in accuse
proposizioni vertigini soavi sassi
aveva sogni circondati di vuoto
manifesti gialli
sui quali si leggeva comodamente
che tutto avrebbe potuto
ricominciare daccapo.
Gli occhi d'oro del sole
sequestravano nell'aria
un colore di ponti levatoi.
Persuadeva i tuoi seni di mercurio
l'incerta ubiquità
del pube a filo dell'acqua.
(1965)


Night II

Se bere un whisky è versarlo
sull'arso terriccio della propria tomba
dove l'oscenità canticchia assassinata
dall'ombra d'un cane o dalla furia della ragione
trofei d'occhi inespugnati
come fregi di antiche stamperie
si scioglieranno nell'alcol tra i sadici archivi
di una notte tradita da strambi propositi. *)
Una finestra morrà.
Morrà sul Bosforo un ferro di cavallo.
(1965)

*) tradita da strani propositi, proviene dal sonetto My Mostress' eyes are nothing like the Sun di Shakespeare, nella traduzione di Alberto Rossi (Einaudi, 1952, p, 307) &endash; (n. d. A.).


Tramonto a S. Valentino

L'uomo che s'affeziona al proprio deserto
guarda la proditoria brace
che scolora fra i platani
e sa che il suo pensiero un tempo amante di sfide
non sa andar oltre e quasi di quel limite
s'accontenta.
Lo sfiora appena il sospetto
d'essere prediletto
da quel rosso nulla.
(1964)





Da Inediti (1954 &endash; 1961)

I pomodori secchi

I pomodori secchi
attaccati a uno spago
e le donne dai cuori di cicoria.
I pomodori secchi e i datteri gialli,
e le donne che colgono le olive
fra gli olivastri, con la bocca viola;
tutto è univoco e perso a furia d'esistere.

Dove hai nascosto, cielo, l'altra ipotesi?
Quale parte è la nostra?
Non saremo null'altro
che rozzi testimoni di questo esistere?


O mio dio a cui non credo

O mio dio a cui non credo,
ti leggo come una poesia profonda
piena d'occulti sensi e di fiumi paterni.

Sera

La lezione di musica
bruca l'umido
nel mezzo della via,
sentinella perduta dell'autunno,
e in una scia di zucchero filato
si fa strada l'urlo dei Sioux.
Nessun tempo avrà speso così male
tanta sete d'ignoto:
compra educatamente biglietti di morte
ai botteghini la gente, i giornali
parlano di dischi volanti
da cui ciascuno spera una rivincita.
(1959 ?)



Da Zeta

Antipoetica

Un tempo il verso d'avvio
cadeva direttamente dalle ginocchia di Giove
bastava riconoscerlo e seguitare
elaborare trascegliere il reale o se stessi
non già questo sporcarsi e intridersi
questa mano accusativa
che non salva e non placa
che lascia tutto come sta.
(19 giugno 1968)


La passeggiata del poeta

Il poeta passeggia fra i seni altrui
fra lune altrui
ed intanto si interroga sulla propria
statura d'uomo.
Girano delicatamente
piccoli e grandi emisferi
ma non sanno svelargli
quale delitto lo apparenti
al rosso dell'occaso o all'aurora del bosco.
(1969)



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