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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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JEAN-PIERRE SIMÉON [15.252] Poeta de Francia

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Jean-Pierre Siméon

Poeta, novelista, dramaturgo, crítico, Jean-Pierre Simeón nació en 1950 en París. Profesor asociado de Literatura Moderna, ha enseñado en el Institut Universitaire de Formation des Maîtres de Clermont-Ferrand, la ciudad donde vive. 
Es autor de numerosos libros de poesía, novelas, libros infantiles, catorce obras de teatro, un ensayo sobre el teatro y sobre Laurent Terzieff, poniendo a prueba la necesidad de la poesía, incluyendo poeta Ouch! y vitamina P. También hizo traducciones (alemán para el viaje de invierno de W. Müller y Inglés Foley Sr. West, así como poemas de Carolyn Carlson). Es presidente del jurado del Premio Apollinaire desde 2014. 

Bibliografía

Poesía 

Traité des sentiments contraires , Cheyne 2011 
Lettre à la femme aimée au sujet de la mort , Cheyne, 2005, (réédition 2006) prix Max Jacob. 
Fresque peinte sur un mur obscur , Cheyne, 2002, épuisé 
Ouvrant le pas , Cheyne, 1999 
Le Bois de Hêtres , Cheyne, 1998 (réédition 2005) 
Poèmes du corps traversé , Cheyne, 1998 (réédition 2001) 
Traité de la juste merveille , Cheyne, 1996 
Le Sentiment du monde , Cheyne, 1993 (rééd 1995, 2005) prix Apollinaire 
Les Douze louanges , Cheyne, 1990 (réédition 2001) 
Un essaim amoureux , Cheyne, 1986 (hors commerce) 1995, (réédition 1999) 
Fuite de l'immobile , Cheyne, 1984, prix Artaud, (réédition 1999) 
Trente élégies de l'ardeur , Rougerie, 1986 
Présence abandonnée du corps , Rougerie, 1983 
Hypnose du silence , Rougerie, 1981 

Ensayos 

La poésie sauvera le monde à paraître en 2015 aux éditions du Passeur 
Aïe, un poète ! , réédition - Cheyne éditeur, 2014 
La Vitamine P , Rue du Monde 2012 
Ce que signifiait Laurent Terzieff , Les Solitaires Intempestifs, 2012 
Usages du poème, conversation avec Yann Nicol , La passe du Vent 2008 
Quel théâtre pour aujourd'hui ? , Les Solitaires intempestifs,2007 
Algues, sable, coquillages et crevettes – lettre d'un poète à des comédiens et à quelques autres passeurs , Cheyne, 1997 (réédition 2006) 
Charles Juliet, la conquête dans l'obscur , Jean-Michel Place, 2003 
Aïe! un poète , Le Seuil, 2003 

Teatro 

Et ils me cloueront sur du bois Les Solitaires Intempestifs, 2014 
Electre , Les Solitaires Intempestifs, 2011 
La mort n'est que la mort si l'amour lui survit - Histoire d'Orphée , Les Solitaires Intempestifs, 2011 
Le Testament de Vanda , Les Solitaires intempestifs,2009 
Philoctète , Les Solitaires intempestifs,2009 
Témoins à charge , Les Solitaires intempestifs,2007 
Odyssée dernier chant , Les Solitaires intempestifs,2006 
Sermons joyeux , Les Solitaires intempestifs, 2004, (réédition 2005, 2006) 
La lune des pauvres , Les Solitaires intempestifs, 2001 (réédition 2007) 
Le Petit ordinaire , Les Solitaires intempestifs, 2000, (réédition 2006) 
D'entre les morts , Les Solitaires intempestifs, 2000 
Stabat Mater Furiosa , suivi de
Soliloques , Les Solitaires intempestifs, 1999, (réédition 2000, 2002, 2005) 

Novelas

Passage du désir , Réédition, Le Castor Astral, 2006 
Matière nuit , Le Castor Astral 1997 
L'homme clos , L'Aire, 1996 
Les Petits jardins , L'Aire, 1993 
Eva R , L'aire, 1992 
Le sourire du chien , L'Aire, 1990 
Passage du désir , Le Castor Astral – L'Aire, 1988 

Textos para la Juventud 

Ici Cheyne, collection Poèmes pour grandir, 2009 
Ceci est un poème qui guérit les poissons , Rue du Monde, 2005 (réédition 2006, 2008) 
Sans frontières fixes , Cheyne, collection Poèmes pour Grandir, 2001 (réédition 2004) 
Contes et légendes d'Auvergne , Nathan 1996 (réédition 1998) 
La mouche qui lit , Rue du monde, 1998 (réédition 2001, 2008) 
Un homme sans manteau , Cheyne, collection Poèmes pour Grandir, 1996 (réédition 2000, 2003, 2006) 
La fabuleuse histoire de Népomucène, d'Iphigénie et du poivron flottant , Atelier du poisson soluble, 1995 
La gentiane d'or , Atelier du poisson soluble, 1993 
La nuit respire , Cheyne, collection Poèmes pour Grandir, 1987 (réedition 1991, 1998, 2003) 
À l'aube du buisson , Cheyne, collection Poèmes pour Grandir, 1985 (réédition 1988, 1990, 1991, 1998, 2009)




poema del libro Ici de Jean Pierre Siméon.

Sí, sé que
la realidad tiene dientes
para morder
que si hiela hace frío
y que uno y uno hacen dos

lo sé lo sé
que una mano en alto
no detiene el viento
y que el hombre en guerra

no se desarma con sonrisas
pero seguiré creyendo
en todo lo que amé
valorando lo imposible
al beber en la copa del poema
una luz sin evidencias

pues es preciso
haber elegido un sueño
de muy joven
y persistir
-como a la flor se une el tallo-

contra toda razón




A l'impossible on est tenu

   Oui je sais que
la réalité a des dents
pour mordre
que s'il gèle il fait froid
et que un et un font deux

je sais je sais
qu'une main levée
n'arrête pas le vent
et qu'on ne désarme pas
d'un sourire 
l'homme de guerre

mais je continuerai à croire
à tout ce que j'ai aimé
à chérir l'impossible
buvant à la coupe du poème
une lumière sans preuves

car il faut être très jeune
avoir choisi un songe
et s'y tenir
comme à sa fleur tient la tige

contre toute raison 

Poème extrait de Ici, Cheyne, 2009



Ton poème

Marche,
N’arrête pas de marcher
D’ouvrir des portes
De soulever des pierres
De chercher dans les tiroirs de l’ombre
De creuser des puits dans la lumière

Cherche,
N’arrête pas de chercher
Les traces de l’oiseau dans l’air
L’écho dans le ravin
L’incendie dans les neiges de l’amandier

Tout l’ignoré
Le caché
L’inconnu
Le perdu

Cherche
Tu trouveras
Le mot et la couleur de ton poème





Mon ami mon étrange ami
avec
les yeux bus
par le trou bleu
de l’écran

les oreilles gorgées de mots
de mots gorgés de sons

mon ami mon étrange ami

avec
ta bouche qui parle
parle parle parle
à ta main

et ta tête perdue
au fond de la capuche
comme une pomme cachée
dans la poche

mon ami mon étrange ami

comment
dis-moi
comment te dire
que excuse-moi
tu t’es assis
excuse-moi
sur mes lunettes





¿Puede la poesía curar a los peces?

UN POEMA PARA CURAR A LOS PECES, de Jean-Pierre Simeon, ilustrado por Olivier Tallec. Editorial Kókinos, 2006.


Con el título de “Ut pintura”, José Ángel Valente escribe en su libro “Material memoria” (1979), lo que sería una poética que, a la vez de intentar definir a la poesía en general, define el modo muy especial en que este poeta español concibió su propia obra:

Mucha poesía ha sentido la tentación del silencio. Porque el poema tiende por naturaleza al silencio. O lo contiene como materia natural. Poética: arte de la composición del silencio. Un poema no existe si no se oye, antes que la palabra, su silencio.

Definir la poesía ha sido, para los poetas, un esfuerzo del orden del que hizo el Barón de Münchhausen cuando se estaba ahogando en el fondo del mar: él se tomó de los cabellos y tiró hacia arriba, con lo cual logró ascender a la superficie para salvarse. Claro que no todos los poetas han tenido la suerte del Barón. Los intentos poéticos por definir a la poesía, acumulando tentativas más o menos milagrosas, más o menos enriquecedoras de la definición de poesía, no dejaron de sucederse. Que se acuda al silencio a la hora de intentar una nueva definición de qué es la poesía, entonces, no debería llamar la atención. Y sin embargo, para mí, en el caso que voy a comentar, lo hace.

El libro del que hablaré ahora tiene mucho que ver con lo anterior. Me refiero a “Un poema para curar a los peces”, escrito por Jean-Pierre Simeon e ilustrado por Olivier Tallec (traducido al castellano por Esther Rubio para la editorial Kókinos, que lo publicó en el año 2006).

En una primera lectura nos encontramos con un cuento sencillo. Adrián tiene un pez que se llama León. Un buen día, el niño descubre que su pez se está muriendo. Y comienza a buscar ayuda para salvarlo.

–¡Mamá, mi pez se muere! ¡Corre!, se muere de aburrimiento, mi querido León.
La Mamá miró a Adrián, cerró los ojos, volvió a abrirlos… Sonrió:
–¡Tienes que darle un poema inmediatamente! Y se marchó a su clase de trombón.
–¿¡Un-po-e-ma!? Pero ¿qué es un poema?

En este punto, la búsqueda del remedio para el pez pasa a ser la búsqueda de una respuesta a esta última pregunta. El niño buscará dos cosas a la vez: el poema que pueda curar a su pez, y la respuesta a esa pregunta.

En esa búsqueda interrogará a varios objetos inanimados: a los fideos que están en el armario de la cocina; a la fregona que está en el armario de las escobas; al polvo que se amontona debajo de la cama de los padres. También interrogará a distintos personajes: a Lolo, el vendedor de bicicletas; a la señora Tortel, la panadera; al viejo Mahmud, que vino del desierto; a la abuela, que pasea con su perro; y al abuelo, que a veces escribe poemas.





¿Es eso? Ah, vale.

Si los objetos inanimados lo desalientan respecto de encontrar un poema entre ellos, las distintas personas a las que pregunta, a cuál más extravagante, le van diciendo cosas muy distintas. El niño, que escucha con atención las respuestas, todas ellas con altas pretensiones poéticas, asiente a cada una con un sencillo “¡Ah, vale!”, pero se queda con la sensación de que nadie logra darle una respuesta acertada a la pregunta sobre qué es un poema: “¡Ni los poetas lo saben!”, comenta, ya al final de su recorrido.

Así, un tanto decepcionado, llega hasta donde está el pez y le dice (o más bien, le recita) lo que sería un resumen de las distintas respuestas que fue recibiendo:

Un poema
es como llevar el cielo en la boca.
Es como el pan recién hecho,
el gusto que queda en la boca
después de comerlo.

Un poema
es escuchar el latido
del corazón de las piedras
Es cuando las palabras quieren volar.
Es un canto desde la prisión.

Un poema
pone las palabras del revés
y ¡ale hop! el mundo es nuevo.

El pez revive al escucharlo. Abre los ojos y habla con el niño por primera vez en su vida. Lo que dice el pez se aproxima mucho a lo que intentó José Ángel Valente en su poética del silencio, y también a lo que intentó el Barón de Münchhausen, cuando estaba a punto de morir ahogado: poesía, sin dudas.



“Lo siento mi querido León, no te he encontrado ningún poema”.

El libro, que es una excelente obra para acercarse con los niños a la reflexión sobre qué es y qué no es el poema y la poesía, está ilustrado de forma sencillamente poética, con un trazo dubitativo, a la vez que jugado a la desproporción y al absurdo, lo cual refuerza al texto y lo realza bellamente. Un disfrute pare leer, mirar y pensar.



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L’Haïkaï du gendarme


Ah y caille
Oh mais qu’y caille
Ah mais qu’y caille donc
Dit l’gars qui en képi s’caille





Méprise

Quand il eut longuement caressé ses cuisses, il s’aperçut qu’elle était cul-de-jatte.





Mécompte

Un
Nain
D’Eu
Troua
Quatre
Œufs
Un œuf
Dit
Si
Cette huître sent
On z’en va !




Credo

 Je crois en ceux qui marchent
à pas nus
face à la nuit

Je crois en ceux qui doutent
et face à leur doute
marchent

Je crois en la beauté oui
parce qu’elle me vient des autres

Je crois au soleil au poisson
à la feuille qui tremble
et puis meurt
en elle je crois encore
après sa mort

je crois en celui 
qui n’a pas de patrie
que dans le chant des hommes

et je crois qu’on aime la vie
comme on lutte 
à bras le corps

Sans frontières fixes, éd. Cheyne





Extrait

Ainsi se décide l'impossible
comme une caresse

Entre le monde et l'amour
le lien est d'eau qui tremble

Tes mains sont un fruit
autant que la rondeur de l'été

Et la révolution et les désastres
sont l'oeuvre d'un regard
ou d'un baiser demeuré vide

Tout désir est une enfance revécue
au bord d'un ruisseau

Toute vaillance dans le pas
est nouée au sommeil le plus chaud

Ainsi l'avenir
cet ordinaire du pauvre
est la trace indécise
d'une main sur ta peau

Extrait de Fresque peinte sur un mur obscur Cheyne éditeur, 2002



ITO NAGA [15.253] Poeta de Francia

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Ito Naga

Bajo el seudónimo de Ito Naga se esconde un astrofísico francés eminente, nacido en 1957. Es colaborador habitual de la revista Sur de Italia. 

"No hace falta ser un genio para ver que el mundo, yo y el otro, no sabemos mucho. Sin embargo. Se trata de un biólogo, un astrofísico y escritor, no la desesperación para saber más. Este es el caso del autor de este libro. Su método? El de la ciencia afín a la del poeta o filósofo: una mirada intensa que establece consideración todo lo que cae bajo la mirada, lo ordinario, lo minúsculo, preferiblemente el incidente. ¿Dónde es cierto que el derecho feliz: en cada caso, un millar de nuevos rompecabezas. "(Jean-Pierre Siméon) 





TRADUCCIÓN y nocturnario  [en otra habitación: ITO NAGA]

(Imagen: Fuyuko Matsui)



Cinco de la mañana en el campo: ella escucha las cigarras higurashi. ¿Por qué se ponen a cantar a esta hora tan tranquila justo antes del amanecer?

Le parece que, de pronto, la naturaleza invadió su habitación.

Como en ese haiku donde el verde del verano entra precipitadamente en el salón al momento de clarear. Un impulso atmosférico.

Pero no como esos dedos de luz que llegan del Oeste a última hora de la tarde.

No hay sólo una clase de cigarras (zemi), hay al menos cinco: abura zemi, min-min zemi, kuma zemi, tsuku-tsuku-uisu zemi, higurashi zemi. Y cada una tiene un canto particular: min-min-minmin-minminminminmin, tsuku-tsuku-uisu-tsuku-tsuku-uisu-uisu-uisu…

Las cigarras higurashi hacen un sonido agudo como el de una sierra. Curiosamente, a menudo las oímos en lugares solitarios.

Los lugares solitarios no lo son.

En Japón,  los mensajes son, frecuentemente, transportados por insectos (mushi). Por ejemplo, un mal presagio (mushi no shirase) o un ruido del estómago cuando se tiene hambre (o naka no mushi ga naiteru).

Como insectos sobre las flores, esos hombres ceñidos a las muchachas.

Ella sentía repulsión por los insectos, pero después de haber leído “El libro de cabecera (Makura no soshi)” de Sei Shonagon, comenzó a querer a todas esas mariposas que, de noche, vienen a golpear su ventana.

¡Cómo ha disfrutado andar por la brisa del verano con las cigarras! Min-min-min-min-minminminmin…

Como si se fundiera en la naturaleza con esas cigarras tan alegres, a pesar de que viven sólo el tiempo de un verano, después de haber pasado años bajo tierra.

Esta pequeña oruga verde pasó una semana en el refrigerador escondida en un brócoli. Está completamente entumecida.

“¡Kawaii (qué monada)!”. Los japoneses tienen una simpatía infinita por las cosas pequeñas.

Cuando hablan en francés, ellos no dicen “un poco”, sino “un poquito”.

ITO NAGA. Iro mo ka mo, la couleur et le parfum. Collection Grands Fonds. Cheyne Éditeur. France 2010.

[Versión en español de Daniela Camacho Jiménez]




Traducción para calmar a la que en mí extraña Tokio: “Iro mo ka mo” [ITO NAGA]



(Imagen: Takehisa Yumeji)

“Cinco minutos son suficientes para que un japonés se prepare para un largo viaje” escribió Lafcadio Hearn, “y su equipaje cabría en un pañuelo”. Un siglo más tarde, el japonés que viaja a mi lado en el avión rumbo a España lleva, por toda pertenencia, un pequeño bolso de cuero.

No les gusta almacenar ni ver la acumulación de polvo sobre las cosas. Algunos utilizan un simple trozo cuadrado de tela para hacer una bolsa (furoshiki), que luego doblan en sus bolsillos.

De aquel que exagera, se dice que “ostenta su furoshiki”. Como si quisiera dar la impresión de que contiene muchas cosas.

Mi vecino en el avión habla un poco de francés, pero las conexiones lo atemorizan. Decir “c’est-un-enfant” le da miedo. Pequeños pánicos que lo hacen reírse de sí mismo.

Para describir el lugar donde vive, solamente dice: el aire ahí es puro.

Para indicar que hace buen tiempo, ellos hablan de un cielo muy alto.

*Poema del libro Iro mo ka mo, la couleur et le parfum, Ito Naga, Collection Grands Fonds, Cheyne Éditeur, 2010, Auvergne, France.

[Versión en español de Daniela Camacho Jiménez, traducido del original en francés]





TRADUCCIÓN para el que mira las estrellas [ITO NAGA, “Iro mo ka mo”]


(Imagen: Ikko Tanaka)


Origami: un papel y algunos pliegues bastan para hacer surgir una figura de la nada. Como un acto divino.

“Así pues, no hay Dios, incluso si todo es Dios” concluyó el señor Humphreys. Y Daisetsu Suzuki corrigió: “Todo es Dios y no hay Dios”.

“¡Es una tontería que no sea creyente!” exclamó el hombre en el metro insertando su boleto en la máquina.

La supernova Eta Carinae explotó. “¿A qué se asemeja una luz 50 millardos de veces más poderosa que  la del sol?” preguntó. Pero nadie está dispuesto a responder esa clase de preguntas.

Finalmente, el ser humano no es más que una de las miles de millones de formas que puede tomar la naturaleza. De momento, esta frase que habitualmente me apacigua no me hace ningún efecto.

Probar en una vida la multitud de sentimientos que una multitud de personas vive en el mismo instante. El tiempo de una vida como un instante del mundo.

El otro día, me encontré a Thierry Bernard. Algunos días más tarde, Bernard Thierry. El primero, en el avión, tenía un asiento demasiado pequeño para él. El segundo hablaba con una voz cargada de emoción.

La locura de una persona se presiente con facilidad, pero una vez que llega al cerebro, no queda más que una difusa inquietud.

Aun cuando los sentimientos son precisos, lo que se piensa está deformado. En el ser humano,  en alguna parte del camino hacia el cerebro, las cosas se van torciendo.

“Mujun”  dicen ellos por “contradicción”, que significa “lanza y escudo”. Un marchante de otro tiempo solía venderlos asegurando que ambos eran invencibles.

Mono no aware, emoción que se experimenta frente a los cambios sutiles de la naturaleza.

Él se equivoca pensando que mono no aware significa “nostalgia”, pero nosotros adivinamos fácilmente por qué piensa así.

*Del libro: Iro mo ka mo, la couleur et le parfum. Ito Naga. Collection Grand Fonds, Cheyne Éditeur, France, 2010.

[Versión en español de Daniela Camacho Jiménez]





IRO MO KA MO (extraits) 

“ C e qu'était Pasolini a disparu du monde social et culturel, et manque” a écrit Robert Maggiori “comme les lucioles disparaissent du monde naturel et manquent”. À Kyoto, le long d'une rivière dans le quartier de Gion, il est écrit sur un panneau: 
“N'attrapez pas les lucioles, s'il vous plaît”. 

Elle aimait attraper les lucioles quand elle était enfant. Sentir leur odeur un peu pharmaceutique dans le creux de ses mains. 

Ensuite elle les glissait dans une tige d'oignon et les faisait tournoyer. 

Une tige verte pour donner une lueur plus verte encore. 

“Longtemps après que la fleur d'iris s'est fanée, on peut sentir son parfum délicat au creux de la tige si on la casse” expliquait Sei Shonagon.




[…]



“C'est beau la vapeur”, a-t-elle dit devant un bol de thé vert. 

Est-ce la vapeur elle-même ou la fluidité de ses mouvements qui la ravit ? 

Elle se souvient de celles des sources thermales dans le sud du Japon. Elles montaient tout droit dans le ciel bleu et froid de l'hiver. 

Chaque couche de vapeur qui s'élève pourrait dévoiler un secret mais une autre vient aussitôt le masquer. 

Elle aime aussi remuer doucement sa tasse de thé pour voir les feuilles tourner. 

Et les observer comme des algues au fond de l'eau, des fonds marins miniatures. 

Ito Naga, Iro mo ka mo, la couleur et le parfum, Cheyne Éditeur, Collection Grands fonds, 2010, pp. 29, 73-74. 





I Know (Je Sais) por Ito Naga - Observar través de la Ciencia y la Poesía

Por David Kudler 

Solemos pensar en la ciencia y la poesía como habitantes de muy diferentes partes de la mente humana, de la cultura humana. Cuando un astrofísico que pasa sus días explorando las fronteras de lo desconocido, escribe un libro de poemas llamé I Know (Je Sais) , lo que se quiere prestar atención. Actualmente en su séptimo impresión en Francia, lo sé por Ito Naga acaba de ser lanzado en los Estados Unidos, traducido por el poeta Lynne Knight, y que la inversión paga generosamente.

Ito Naga es el seudónimo de un prominente astrofísico francés que vive en París. Aforística y Zen-koan-como, lo que sé es una colección de 469 observaciones sobre la vida y el universo por un científico cuyo ojo para el detalle es agudo y cuyo ingenio está siempre presente: "Yo sé que lo que se llama perspicaz es, de hecho, torpe, un ingenio que se toma el tiempo para romper las cosas ... "El libro es profundo sin ser pesado, instructivo sin ser pedante y participar incluso en su forma más grave:" Sé que estamos en secreto encantados de que ciertas cosas pueden 't ser explicados por la ciencia, que algún misterio persiste. / Yo sé que no sabemos por qué los nudillos puede romper ". Los poemas van desde la reflexión a molestar a francamente divertido, dando al lector una sensación de mirar a través de una lente que combina la claridad de la ciencia con la profundidad de la poesía.

Mientras que el propio poeta es el francés, su esposa es de ascendencia japonesa, y tomó el nombre de pluma de honrar su herencia y para honrar a un amigo japonés acariciado. La sensibilidad japonesa parece consonante con el intento del poeta-científico a combinar la estética y el hormigón. En una entrevista , dijo Naga Traductor Lynne Knight,
Los japoneses van muy lejos en la comprensión de los sentidos y de nuestra relación con la naturaleza. En contacto con la cultura, te encuentras a prestar más atención a las cosas sutiles. Y esto te hace feliz.
Sé que fue inspirado por el artista estadounidense Joe Brainard, quien en 1970 publicó un libro titulado I Remember, una lista de los recuerdos aparentemente al azar, personales que iluminan el interior de la vida del artista. Como Naga dijo Knight, "Un día, cuando yo estaba caminando en el Parc des Buttes-Chaumont, [técnica] de Brainard y la cuestión de"¿Qué sé yo? ' entré en contacto entre sí. ¿Por qué? No lo sé ".

¿Qué impulsa a un científico para escribir poemas? Cuando Caballero planteó la pregunta, respondió Nago,
Tanto la simple vista los ojos del físico y están a punto de observación, ¿no es así? Y lo que se aprende en un campo de su vida, que, naturalmente, se aplican a los otros campos. La atención que usted paga cuando se mira en algunos datos científicos, que inevitablemente aplicarlo a su vida diaria. A veces decimos que alguien puede hacer que usted atento a esto o aquello. Algo puede hacerte atento. La escritura es un ejemplo de esto.
Naga es el autor de tres libros de poesía francesa: NGC 224 (2013), Iro mo ka mo, la couleur et le parfum (2010) y la edición original de Je sais (2006). Lynne Knight, el traductor de la edición americana, es un poeta-miembro del colectivo editorial Sixteen Rivers Press y ha sido el destinatario de muchos premios importantes y autor de cuatro colecciones de longitud completa de poemas y tres chapbooks premiados. Su encuentro casual con Ito Naga en una lectura de poesía en los Jardines de Luxemburgo en París en julio de 2010 acabó con ella trayendo Je Sais en Sixteen Rivers Press, la prensa colectiva sin fines de lucro de la que es miembro, y el pastoreo a lo largo a su publicación.




Quelques textes de Ito Naga, parmi ceux de son oeuvre "Je sais", kidnappés au profit de la pensée dérangée, peu arrangeante, d'un esprit rageant et malicieux, celui d'Yvan Racine Courtois. 

A toute personne, son humble travers ... 

Pour Benoit XVI 
"Je sais qu'à lire entre les lignes, 
on ne lit le plus souvent, rien du tout." 

Pour Bernard-Henri Levi 
"Je sais que l'on a que des germes d'idées, 
qu'on trouve rarement le temps de les faire pousser." 

Pour George W. Bush dit "Junior" 
"Je sais qu'avant d'être le nom d'un pays, 
Vietnam est le nom d'une guerre, 
qu'avant d'être le nom d'une ville, 
Hiroshima est un nom de l'enfer." 

Pour Marc-Olivier Fogiel 
"Je sais que la difficulté de s'exprimer 
consiste avant tout à trouver un angle d'attaque." 

Pour Eric Zemmour 
"Je sais que si j'écris un texte court, il dira que c'est léger, 
si j'écris un texte long, que je raconte ma vie, 
si je réagis, que je manque de sang froid, 
si je ne réagis pas, que je manque de combativité." 

Pour Axel Dorlhygnac 
"Je sais que, curieusement, 
transporter le corps dans d'autres endroits du monde le repose." 

Pour certains futurs grands poètes sans le savoir 
"Je sais que lorsqu'on doute de soi, 
on choisit le plus souvent la pente qui mene à l'enfer. 
Pourquoi presque toujours celle qui punit et jamais celle qui encourage ?" 

Pour Albert Einstein 
"Je sais que les scientifiques empoisonnent le monde avec la conviction qu'ils ont de décrire exactement les choses." 

Pour le travailleur licencié qui n'anticipe pas 
"Je sais que depuis 35 ans, mes mains travaillent mais mon cerveau est en panne!" dit-il, accoudé au comptoir. 

Pour Yvan Racine Courtois 
Je sais que le problème avec les sous-entendus, 
c'est qu'à la longue, on entend plus qu'eux. 
il n'est pas beau mon noeud ? demande-t'il fièrement. 

Pour Zinedine Zidane 
"Je sais qu'on est sommé d'avoir un avis sur tout, 
quand on en a sur quasiment rien." 

Pour Nicolas Sarkosy 
"Je sais que certains répondent du tac au tac, 
mais comment font-ils pour écouter et préparer une réponse en même temps ?" 

Pour Jean-Marie Messier 
"Je sais qu'il ne faut pas penser comme ça, 
mais c'est plus fort que moi." 

Pour Adolf Hitler 
"Je sais que les paroles de certains 
sont comme des clés de jiu-jitsu : 
une immobilisation de la pensée d'autrui." 

Pour Jean-Marie Le Pen 
"Je sais que la virilité fait assez de mal au monde. 
La certitude aussi." 

Pour Bernard Madoff 
"Je sais que, comme chez les êtres humains, 
il y avait dans cette bande de marcassins croisée dans la forêt 
un individu plus distrait et plus gourmand que les autres." 

Pour Ségolène Royal 
"Je sais qu'il dit fuir les journalistes 
mais qu'il se laisse rattraper dans l'escalier." 

Pour Francois Mitterrand 
"Je sais que pour bien mentir, 
il faut une mémoire d'éléphant." 

Pour Jacques Chirac 
"Je sais que, 
contrairement à l'impression qu'elles donnent, 
les personnes grandes peuvent cacher 
une extrême vulnérabilité." 

Pour Olivier Besancenot 
"Je sais qu'il est difficile de répondre 
exactement aux besoins de quelqu'un, 
témoin ce chat qui apportait des souris à son maître malade." 




Je sais

Je sais que j’aimerais voler, pour m’éloigner de moi, sans me quitter
Je sais que voler est grisant, c’est pourquoi les pigeons qui sont des oiseaux marchent dans nos rues
Je sais que j’existe, je me regarde dans tous les reflets pour m’en assurer
Je sais que j’existe, mais je ne sais pas ce qu’est je
Je sais que je n’aime pas l’effort, mais que je me mets dans des colères auxquelles participe tout le corps
Je sais que la colère et la peur me tétanisent, mais que cela ne dure pas
Je sais que c’est si bon quand cela finit, sauf la crainte que cela recommence
Je sais que j’aime des gens mais que je n’ose le dire, sauf quand ce n’est que partiellement vrai
Je sais que j’aime les gens, comme j’aime les chiens, et que j’ai peur des deux
Je sais que j’aime donner mais que, comiquement, je déprécie toujours ce que je donne, parce que ce n’est jamais ce que je voudrais
Je sais que je veux tant que je me contente d’un rien
Je sais que j’ai petite opinion de moi mais que je déteste que l’on me critique
Je sais que j’aime encore moins juger qu’être jugée
Je sais que m’agace d’être jugée, mais que j’aime cela parce que c’est preuve qu’on me regarde
Je sais que j’aime regarder la mer, surtout peut être quand elle respire calmement et ne varie qu’avec la lumière
Je sais que vivre en face d’une montagne m’ennuie, même quand les nuages la transforment
Je sais que j’ai toujours cru que j’aimerais arrêter de vivre, et que je me bats dès que suis malade,
Je sais que le moi est détestable, et qu’il importe de se connaître
Je sais que j’aime qu’un spectacle soit intelligent, construit, marqué par une conjonction ou un affrontement entre l’auteur et les interprètes ce qui permet d’oublier la construction etc...
Je sais que j’arrête là parce que cela peut continuer et être de moins en moins sincère.


ALBIO TIBULO [15.254] Poeta de Italia

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Lawrence Alma-Tadema: Tibullus at Delia's. 1866.



Albio Tibulo

Albio Tibulo (Gabii, 54 a. C. - Roma, 19 a. C.) fue un poeta lírico latino.

Nacido en Gabii, una ciudad del Lacio, procedía de una familia adinerada del orden ecuestre que había sufrido las confiscaciones del segundo triunvirato.

Figuró en el círculo de Marco Valerio Mesala Corvino, de quien era íntimo amigo y al que dedicó un famoso panegírico que se ha conservado. Combatió en la guerra civil junto a él en el bando de Augusto, pero enfermó y tuvo que quedarse en la isla de Córcira. Su poesía es, sin embargo, pacifista, y añora la paz y la sencillez de las viejas costumbres campesinas romanas.

Entre sus amigos estuvieron también otros poetas pertenecientes al círculo de Cayo Cilnio Mecenas, como Horacio, Virgilio, Propercio y el joven Ovidio, que dedicó a su muerte una sentida elegía.

Obra

Varios códices le atribuyen cuatro obras de composiciones. Se han conservado dos libros de elegías suyas en un manuscrito (Corpus Tibullianum) que contiene además un tercer libro con poemas del círculo de Mesala: de la poetisa Sulpicia (sobrina de Mesala) y dos elegías atribuibles quizá a Tibulo.

El primer libro, de diez elegías, se dedica a Delia, una mujer casada de origen plebeyo cuyo verdadero nombre, métricamente equivalente, era Plania. El segundo se compone de seis poemas dirigidos a Némesis (nombre de la diosa de la Venganza), mujer por la que experimentó una gran pasión pero cuya identidad quizá es ficticia e inventada por el propio poeta, pero que tal vez sea una cortesana en cuyos brazos se albergó al ser rechazado por Delia.

Sus temas preferentes son el amor, enfermizo y casi romántico, la amistad, la muerte y el rechazo de la guerra, del comercio y de la riqueza en pro del cultivo de la vida campesina sencilla y tranquila al lado de la amada. Su predilección por lo bucólico lo acerca a Virgilio.

El estilo de Tibulo es claro y clásico, al contrario que el de Propercio, y prescinde de la ornamentación mitológica alejandrina.

Bibliografía

Catulo, Cayo Valerio; Tibulo, Albio (1993). Poemas; Elegías. Editorial Gredos. Madrid. ISBN 978-84-249-1632-9.




Entre los poetas elegíacos latinos, Albio Tibulo (h. 54 a. C. – 19 a. C.) es uno de los más claros y elegantes, en opinión de Quintiliano. Caracteriza a su cancionero un tono sentimental, teñido de una nota de nostalgia y lastimera por un pasado feliz.


JÓVENES, AMAD A LAS PIÉRIDES 
Y A LOS DOCTOS POETAS…

Jóvenes, amad a las Piérides y a los doctos poetas,
y no sobrepujen a las PIérides presentes de oro.
Por el canto es púrpura la cabellera de Niso: si no existieran cantos
no brillaría el marfil en el hombro de Pélope.
A quien canten las Musas, vivirá mientras la tierra, robles,
mientras el cielo, estrellas, mientras el torrente, aguas tenga.
Pero quien no oye a las Musas, quien vende el amor,
que ése siga el carro de Ope, la del Ida,
y que recorra en sus vagabundeos trescientas ciudades
y se corte los viles miembros entre tonadas frigias.
Venus misma desea que haya sitio para ternuras; ella favorece
a suplicantes quejas, a míseros llantos.

Elegías, libro I, elegía IV, vv. 61-72. Traducción de Hugo Francisco Bauzá.




PIERIDAS, PUERI, DOCTOS ET AMATE POETAS…

Pieridas, pueri, doctos et amate poetas,
Aurea nec superent munera Pieridas.
Carmine purpurea est Nisi coma: carmina ni sint,
Ex umero Pelopis non nituisset ebur.
Quem referent Musae, uiuet, dum robora tellus,
Dum caelum stellas, dum uehet amnis aquas.
At qui non audit Musas, qui uendit amorem,
Idaeae currus ille sequatur Opis
Et tercentenas erroribus expleat urbes
Et secet ad Phrygios uilia membra modos.
Blanditiis uolt esse locum Venus ipsa: querellis
Supplicibus, miseris fletibus illa fauet.

Albii Tibulli Liber Primus, IV, 61-72.



DE NADA ME SIRVEN MIS ELEGÍAS, NI APOLO, 
EL INSPIRADOR DE MI CANTO…

De nada me sirven mis elegías, ni Apolo, el inspirador de mi canto:
aquélla siempre reclama oro con mano sin fondo.
Id lejos, Musas, si no ayudáis al que ama:
no honro a vosotras a fin de que se canten guerras,
ni narro los cursos del Sol, ni cómo cuando la Luna
ha completado su orbe, retorna dando vuelta a sus caballos;
busco fáciles accesos a mi dueña a través de mis poemas:
id lejos, Musas, si éstos nada valen.

Elegías, libro II, elegía IV, vv. 13-20. Traducción de Hugo Francisco Bauzá.




NEC PROSUNT ELEGI NEC CARMINIS AUCTOR APOLLO…

Nec prosunt elegi nec carminis auctor Apollo:
Illa caua pretium flagitat usque manu.
Ite procul, Musae, si non prodestis amanti:
Non ego uos, ut sint bella canenda, colo,
Nec refero Solisque uias et qualis, ubi orbem
Compleuit, uersis Luna recurrit equis.
Ad dominam faciles aditus per carmina quaero:
Ite procul, Musae, si nihil ista ualent.

Albii Tibulli Liber Secundus, IV, 13-20.

http://poeticas.es/?p=1128




TIBULO
ELEGIA CONTRA LA GUERRA



Soldados 1 

¿Quién fué el primero
que produjo
las horrendas espadas?

¡Cuán fiero
y verdaderamente férreo
fue el tal!.

Entonces nació la matanza
para el género humano,
entonces nacieron los combates,

Soldados 4 

entonces un camino más breve
de la fatal muerte,
se abrió.

Soldados 5 

Pero aquel miserable ningún castigo mereció:
nosotros volvemos en daño nuestro
lo que él dio
contra las crueles fieras!

contra la guerra 3 

a Este vicio es (propio)
del rico oro;
ni existieron guerras
cuando una copa de haya
figuraba delante de los platos.

No había fortalezas, ni foso,
y el pastor
cogía seguro el sueño
en medio de su rebaño.

Soldados 3 

¡Ojalá hubiera yo vivido entonces,
no hubiera conocido
las tristes armas del vulgo,
ni hubiera oído la trompeta,
palpitándome el corazón!

Soldados 6 

Ahora soy llevado a la guerra;
y yá algún enemigo
prepara quizá los dardos
que han de prender en mi costado.

¡Dioses Lares de mi padre,
velad por mí!
vosotros mismos que me habéis mantenido
cuando tierno (niño) correteaba
á vuestros piés.

No os avergüence
haber sido hechos de un viejo tronco:
así habitásteis
la morada del viejo abuelo.

Entonces guardaban mejor la fé,
cuando un dios de madera
estaba en una reducida capilla
con pobre culto.

contra la guerra 4 

a Este se aplacaba
con que alguien le ofreciera un racimo,
ó dedicara una guirnalda de espigas
para su sagrada cabellera,
y alguno que había conseguido su deseo
llevaba él mismo tortas de aceite y miel,
y luego acompañándol
la hija pequeña
un limpio panal.

Mas oh Lares, apartad de nosotros
los acerados dardos,
y en rústica ofrenda os sacrificaré un puerco,
de mi repleto establo.

Yo lo seguiré
con un vestido puro,
y llevaré canastillas festoneadas de mirto,
y yo mismo coronada la cabeza de mirto.

¡Ojalá os plazca yo así!
Otro sea fuerte en las armas,
y, favoreciéndole Marte,
abata a los caudillos contrarios;
para que el soldado pueda
contarme, estando yo bebiendo,
sus hazañas,
y pintar el campamento
en la mesa
con vino.

¿Qué locura es esta
de llamar a la negra muerte
con las guerras?

¡Ella (nos) amenaza,
y ocultamente viene
con silencioso paso!

No hay cosecha de mies allá bajo,
sino el audaz cancerbero,
y el deforme barquero
de la laguna Estigia.

La Muerte Allí la pálida turba (de las sombras)
con las mejillas carcomidas
y el cabello quemado,
vaga errante por los oscuros lagos.

¡Cuánto mejor debe ser alabado
aquel a quien la tarda vejez
coge en su pequeña casa,
después de criados sus hijos!

El mismo guarda sus ovejas,
y el hijo los corderos,
y la mujer prepara
agua caliente para el cansado.

 Abuelo y nieto ¡Así sea yo,
Que pueda mi cabeza blanquear
con las canas,
y (pueda yo) referir viejo
sucesos del tiempo antiguo!


contra la guerra 1a 

¡Entre tanto la Paz cultive los campos!
La cándida Paz
condujo primero
los bueyes para labrar
bajo los curvos yugos;
la Paz crió las vides
y encerró los jugos de la uva
a fin de que la tinaja paterna
rebosara vino para el hijo.

Con la Paz
brillan el azadón y la reja;
y el moho invade en un rincón oscuro
las tristes armas
del duro soldado.

contra la guerra 2 a 

¡Ven pues a nosotros, alma Paz,
y trae una espiga (en la mano),
y tu cándido seno
derrame frutos a tus pies!.



TIBULO
ELEGIA CONTRA LA GUERRA

¿Quis fuit primus
qui prótulit enses horrendos ?

¡Quam ferus
et vere férreus
ille fuit!

¡Tunc caedes (nata)
géneri hóminum,
tunc praélia nata,

tunc via brévior
dirae mortis
aperta est!.

At ille miser nihil méruit:
nos vértimus in mala nostra
quod ille dedit
in saevas feras!

Hoc vítium est
dívitis auri;
nec bella fuerunt,
cum scyphus fáginus
adstabat ante dapes.

Non arces, non vallus erat,
Duxque gregis
petebat securus somnum
inter oves varias.

¡Tunc vita foret mihi,
nec nossem
arma trístia vulgi,
nec audissem tubam,
corde micante!

Nunc trahor ad bella;
et jam quis hostis
gerit fórsitam tela
haesura in nostro látere.

¡Di Lares pátrii,
servate !
et idem aluistis
cum tener cursarem
ante pedes vestros.

Neu púdeat vos
factos esse e prisco stípite:
sic incoluistis
sedes véteris avi.

Tunc tenuere mélius fidem,
cum deus lígneus
stabat in exígua aede
páupere cultu .

Hic erat placatus,
seu quis libáverat uvam,
seu déderat spícea serta
sanctae omae;
atque áliquis compos voti,
ipse ferebat liba,

postque comes
filia parva
purum favum.

At Lares, depéllite á nobis
aerata tela,
hostiaque rústica (erit bobis) porcus
é plena hara.
plena porcus hara.

Sequar hunc
cum veste pura,
geramque canistra vincta myrto,
et ipse vinctus caput myrto.

¡Sic pláceam vobis!
Alius sit fortis in armis,
et, Marte favente,
sternat duces adversos;
ut miles possit
dícere mihi potanti
sua facta,
et píngere castra
in mensa
mero.

¿Quis furor est
arcéssere atram mortem
bellis?

¡Illa ímminet,
et venit clam
tácito pede!

Non seges est infra,
non vínea culta,
sed audax Cérberus,
et návita turpis
aquae Stygiae.

Illic pállida turba
exesisque genis,
ustoque capillo,
errat ad obscuros lacus.

¡Quam pótius laudandus est
hic, quem pigra senecta
óccupat in parva casa
prole parata!

Ipse sectatur oves suas,
at fílius agnos,
et uxor cómparat
aquam cálidam fesso.

¡Sic ego sim,
liceatque caput candéscere
canis,
et referre senem
facta témporis prisci!

Intérea Pax colat arva!
Pax cándida
duxit primum
boves araturos
sub juga curva;
Pax áluit vites
et cóndidit succos uvae
ut testa paterna
fúnderet merum nato.

Pace
bidens vomerque nitent;
et situs óccupat in ténebris
trístia arma
duri mílitis.

¡At Pax alma, veni nobis,
tenetoque spicam,
et cándidus sinus
pérfluat pomis ante.




Tibulo, el gran poeta clásico del amor

 "No se sosiega corazón y angustias con riquezas
pues la Fortuna dicta la ley de sus vaivenes.
Séame dichosa a tu lado, Neera, la pobreza;
que sin ti no quiero dádivas de reyes"

                                 ( Tibulo., III, 3-21-24)

Considerar a Tibulo uno de los grandes poetas del amor de todos los tiempos no cuesta esfuerzo ni supone ninguna gratuita alabanza; en verdad la emoción contenida con la que expresa su sufrimiento y esperanza es toda una sabia lección para todo aquel que piense desvelar como siente un poeta cuando ama.
    
Todavía existen lagunas en su biografía, pero lo que sí es cierto es que nació en una ciudad del Lacio, concretamente en Gabios. También sabemos que sus progenitores procedían de una familia acaudalada del orden ecuestre que había sufrido las confiscaciones del segundo triunvirato. Sin embargo, el poeta se codearía con algunos de los personajes más importantes de su tiempo, por ejemplo, Mesala, que fue uno de sus íntimos amigos y de ahí que le dedicase un panegírico que todavía se conserva. También sabemos que formo parte del bando de Augusto y que combatió en la Guerra Civil, aunque una enfermedad le obligase a recluirse en la isla de Córcira. Pese a ello, su poesía añora la paz y el descanso en el campo, tema muy habitual en los poetas clásicos.
      
Sus elegías han pasado a la posteridad gracias a esa dulzura con la que relata su pasión. Un amor total y pleno nos abre el corazón, en unas elegías donde se reinventa continuamente el tópico del amor desgraciado. Es un sentimiento incondicional, no exento de decepción, que pasa por diversas fases: desde el ofrecimiento inicial hasta la desilusión, pasando por la esperanza, los celos, el deseo de retenerla, el erotismo, etc.
   
El poeta extrae toda una gama de ilusiones de la chistera de ese sentimiento ciego que le ha provocado Amor y contra el que no puede luchar. Vuelca sus emociones en una sola dirección, incluso se muestra magnánimo con los deslices de la muchacha, pensando que si es capaz de describir hasta qué punto ama, ella será incapaz de resistirse y se vera abocada a la misma pasión desenfrenada.
     
En su poesía las imágenes  despliegan  una tenue pero intensa luz que incita a la meditación. El lector se desliza por los versos indagado con el poeta en la yaga y lo acompaña en su devenir y desasosiego.
        
Una vez más sorprende la perfecta trabazón entre forma y fondo que provoca una lectura automática. Tibulo conversa con nosotros desde la lejanía y hace que sintamos la fuerza de sus sentimientos, que nos contraigamos y que se encoja nuestro corazón cuando nos habla de desesperanza o que nos sintamos prematuramente extasiados y contentos cuando vislumbra un rayo de esperanza.


Fragmento

No me afano  por ser laureado, Delia mía, contigo
en tanto esté, quiero ser llamado cobarde e indolente.
¡Ojala te esté viendo, cuando llegue la postrera hora,
te tenga moribundo en mi trémula mano¡
Llorarás y tendido, Delia, yo en la pira a punto de arder,
me darás besos empapados también de tristes lágrimas.

Llorarás: no están tus entrañas de duro hierro
ceñidas, ni en tu tierno corazón hay un pedernal.
De aquel funeral no podrá joven ninguno
ni muchacha traer secos sus ojos a casa.
Tú no turbes mis manes, pero deja tus sueltos
cabellos y tus delicadas mejillas, Delia, déjalas.
Entre tanto, mientras los hados lo consientan, hagamos
                                   uno nuestro amor,
ya vendrá de tinieblas la Muerte cubierta la cabeza
ya de rondón se colará la edad cansada y amar no cuadrará
ni decir con la cabeza cana ternezas.
Ahora hay que gustar la suave Venus, mientras echar
                                                 abajo puertas
no es para avergonzarse y el meterse en pendencias
                                                  agrada.
Aquí yo soy buen general y soldado: vosotras enseñas
                                                    y trompetas,
id lejos, a hombres ambiciosos llevadles las heridas,
llevadles también riquezas: yo tranquilo en mi ajustada
                                                               cuenta
desdeñaré riquezas y desdeñaré el hambre.

_____________________________________

Fragmento

De continuo para embaucarme, riente me ofreces tus
                                                          semblantes,
después, empero, eres para con el desgraciado, sombrío
                                                       y huraño, Amor.
¿A qué esa saña para conmigo? ¿Acaso es gran timbre
que trampas contra un hombre maquine un dios?
Se me tienden, en efecto, tramas: ahora Delia a mis
                                                       espaldas
y no sé quién en la callada noche, traviesa otorga su
                                                                cariño.
Ella, es verdad, tamaña cosa niega, pero creerle es duro:
de igual forma también de mí reniega siempre ante su
                                                               esposo.

____________________________________________

Fragmento

No he intentado hacerte daño a sabiendas: perdona a
                                                         quien te lo confiesa,
me lo impuso Amor, ¿ quién alzaría sus armas contra
                                                      los dioses?
Yo soy aquel mismo, no me sonrojará decir ahora la verdad,
a quien toda la noche acosaba tu perra.
¿ Por qué te es necesaria una dulce mujer? Si no sabes
                                                                    tu dicha
conservar, en vano una llave hay en las puertas.
Te tiene, suspira por otros amores ausentes
y simula de pronto dolerle la cabeza.
Pero confíamela para guardarla: no rechazo los crueles
azotes ni rehuyo los grillos en el pie.
Entonces marchaos lejos, cualquiera que con espero
                                              arregla sus cabellos
y a quien la toga suelta le cae con su pliegue ondulante.
Y quienquiera que pueda hacerse presente, para no caer
                                                        en la falta,
párese lejos o quédese antes lejos en otra calle.
Así ordena el dio que se haga, así la gran sacerdotisa
me lo vaticinó con su divino ensalmo.
Ella cuando está agitada por el frenesí de Belona, ni la
                                                               ardiente
llama ni enajenada, el retorcido azote teme.
Ella misma, en su furor, hace cortes con un hacha en sus
                                                                      brazos
e ilesa vertiendo en sangre rocía a la diosa,
permanece de pie, su costado abierto por un garfio, permanece
                                         en pie lacerado su pecho
y canta las premoniciones que la gran diosa  le comunica.
Dejad de atentar contra una muchacha, que protege Amor,
que nos pese luego el aprenderlo en medio de un gran
                                                           sufrimiento.
Que la toque, se volatizarán sus riquezas como de
                                                   nuestra herida
la sangre, como esta ceniza es esparcida por los vientos.

Y para ti no sé qué castigos, Delia mía, me predijo:
pero si te reconoces culpable, ruego te sea ella ligera.

http://elarlequindehielo.obolog.es/tibulo



Tibulo. Elegía I,6 (Lazos del Amor)

Siempre, para engañarme, me muestras sonriente tu semblante, después, para mi desgracia, eres duro y desdeñoso, Amor. ¿Qué tienes conmigo, cruel? ¿Es que es tan alto motivo de gloria que un dios tienda trampas a un hombre? Pues a mí se me están tendiendo lazos; ya la astuta Delia, furtivamente, a no sé quién en el silencio de la noche abraza. Por cierto que ella lo niega entre juramentos, pero es muy difícil creerla. Así también sus relaciones conmigo as niega siempre ante su marido. Fui yo mismo, para mi desgracia, el que le enseñé de qué forma se puede burlar la vigilancia: ay, ay, ahora estoy pillado por mis propias mañas. Entonces aprendió a inventar pretextos para acostarse sola; entonces a poder abrir la puerta sin rechinar los goznes. Entonces le di jugos de hierbas con los que borrase los cardenales que produce, al morder, la pasión compartida.

(Fragmento)



ANTONIO M. FIGUERAS [15.255]

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ANTONIO M. FIGUERAS 

(Madrid, 1965) es licenciado en Filología Hispánica y Periodismo. Ha publicado Poemas Complutenses (Colección Abraxas, 1989), Nadie pierde siempre (Amargord, 2006) y Ni lugar adonde ir (El sastre de Apollinaire. Madrid, 2015). Participó, junto a Miguel Ángel Muñoz Sanjuán y José Casas, en la edición de la antología poética bilingüe de Cummings, Buffalo Bill ha muerto (Hiperión, 1996). Sus poemas figuran en las antologías Poesía ultimísima. 35 voces para abrir el milenio (Ediciones Libertarias/Prodhufi, 1997) y Milenio. Ultimísima poesía española (Celeste. Sial Ediciones/Contra- punto, 1999) y en las revistas Malvís y www.calidoscopio.net.


Metafísica

Dijo un sabio,
sin haber recurrido a sustancias
psicotrópicas,
todo se contiene en algo mayor.
Un estudiante insomne
le preguntó entonces
si el hombre era la enfermedad
que sufría Dios,
su retrovirus.

incluido en la antología Milenio. Ultimísima poesía española





Título: Nadie pierde siempre
Ediciones  Amargord, 2006


Morir lo justo

No voy a morir por ti
pues nada quiero.
Apenas
un jardín
donde poder llorar
por debajo 
de los hombros
y de la tierra,
donde sacudir
los labios cubiertos de ceniza
en busca de las siluetas
de humo
que conmemoren
aquellos gestos,
aquellas palabras,
aquellas ciudades
de un tiempo
que jamás existió
y que aún habito.
No voy a morir por ti
más que lo justo.


Buenas intenciones

Cuando veo a la gente
deambular,
ya perdido el Camino de Santiago
y el Sahara,
por los astilleros
y la Baja Edad Media
buscando trabajo,
mirándose los pies,
me entran unas histéricas ganas
de darte
un río sin márgenes,
una playa sin riberas,
el olor a tierra mojada
de una calle de una ciudad
de un país
donde nunca llueve,
aunque hoy me he cruzado
con L. C.
y no me ha visto.



Consuelo

Ni siquiera los yanquis ganan siempre.

Acuérdate del Álamo.
A todos nos acompaña el fracaso
como el escolta al presidente.

He visto a muchos héroes
pasar las tardes muertas
en el cementerio de Arlington.

Ya sólo me conformo
con descansar los ojos
por debajo de la cintura
del tiempo.   



Con las botas puestas

Imagina lo que sintió
el general Custer
cuando tras gritar
adelante mis muchachos
se volvió
y comprobó que no le seguía
nadie.






Ni lugar adonde ir.
El sastre de Apollinaire. Madrid, 2015

Por Santos Domínguez


Acto de fe

No vine hasta aquí
buscando compañía.
Rechazo a los pioneros.
Marco Polo,
Maqroll, Ulises,
Colón
son para mí navegantes
sin sentido.

No hay aventura
en mi propósito.
Soledad tampoco
sería el objetivo
exacto.
Sólo un camino
sin señales
que me lleva
a parte ninguna.

Ese texto, Acto de fe, resume algunas de las claves de Ni lugar adonde ir, el último libro de Antonio M. Figueras que publica El sastre de Apollinaire.

Organizado en tres partes –La tarea del astronauta, Ciencias sociales y Conmigo- que trazan un recorrido de fuera adentro, Ni lugar adonde ir aprovecha la antigua idea de la vida como un viaje o como una navegación condenada al naufragio para actualizarla en un itinerario en el que importa menos lo exterior que lo interior.

Porque el de este libro es un recorrido hacia el fondo de uno mismo, ese Conmigo de la tercera parte, una búsqueda interior que desde el espacio astral se sumerge en lo hondo con paradas intermedias en el puente de Brooklyn, en la estación de Santa Justa o en Lisboa para acabar en el centro tras una singladura que había empezado en el espacio, desde este Punto de fuga:



Es hora de fugarse, 
huir a algún lugar
que no se encuentre
en las cartas de navegación,
donde la soledad adquiera
su verdadero contorno.
No hacia el sur, norte, este, oeste,
ni hacia arriba o hacia abajo.
Al centro mismo de la nada,
para cerciorarme de que ya no quedan
rastros de mí
en ningún sitio.



Poesía de línea clara, confesional y emocionada a veces, sombría a menudo, superviviente en su resistencia siempre, porque La vida sigue, / y no sabes cuánto.

Y a veces el tono es tan desalentado como en El futuro ya está aquí:



Vendrán días peores, 
sin noches.
O simplemente 
no vendrán nada
ni nadie.



O se permite un guiño humorístico como en Heráclito Fournier:



El río no es el mismo, 
pero el cauce tiene memoria
del sabor de la corriente.



En este viaje, más interior que exterior, acaba importando más el tiempo que el espacio. Y es que los poemas de Ni lugar adonde ir dibujan el mapa de una huida a ninguna parte, de un viaje lleno de incertidumbres, de una navegación o naufragio que encuentran el puerto seguro en el pasado, en un tiempo fijado en la memoria que permite reconstruir la identidad propia desde la conciencia de las limitaciones y la asimilación de la finitud.

Así lo expresa en uno de los poemas finales, Conclusiones, que termina con estos versos:



Tras pasarme la vida 
leyendo poemas 
que no entiendo 
comprenderé 
por fin 
que todo lo que destruí 
era hermoso.







ENRIQUE ZUMALABE RAMBLADO [15.256]

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ENRIQUE ZUMALABE RAMBLADO

"Nací en Huelva en el año 1977 y es esta misma ciudad donde he pasado mi infancia y adolescencia. Le debo mi afición a la literatura a mi madre, a algunos de los profesores que he tenido, a unas cuantas buenas amistades y a más de un escritor. Cursé estudios de Magisterio en Huelva y de Psicología en la Universidad de Sevilla. Aunque tengo algún coqueteo con la narrativa (relatos breves), me dedico a escribir poemas con desigual suerte. El resto de mi vida literaria se resuelve los sábados por la noche en una especie de tertulia sin sede fija".

En colaboración con Daniel Salguero forma parte del consejo editorial de la publicación "La Cinta de Moebius"

Poesía:

Dentro de la colección Poesía Nueva que con motivo del Ciclo de Conferencias - jrj de fondo - Lecturas en Homenaje a JRJ, organizadas por el Comite Organizador para el Trienio Zenobia-Juan Ramón Jiménez, ha publicado el cuadernillo de poemas:
"Acercamiento" (Huelva : Diputación Provincial, 2006)
"Además del llanto (La Isla de Siltolá. Sevilla, 2014)

Ha recitado sus poemas en diversos ciclos de poesía. Parte de su obra poética permanece inédita, entre ella los poemarios "Tus poemas (diez intentos fatales de huida desesperada)" (2001),"Donde nunca has estado" (2001) y "Resurrección de un libro" (en preparación)

Narrativa:

"Cometiendo errores" (2001, libro de relatos), inédito




AUTORRETRATO

No somos tempestad, no somos cáncer,
nos ha llenado el vino
los ojos de una idea misteriosa
y andamos preocupados y nos duele
la suerte de algún árbol sin recuerdo,
la suerte de mamíferos sin nombre.

Nos gusta declararnos permanentes,
nos aburre dormir, salir intactos
del golpe de una boca,
sabemos que follar, perdón, el sexo,
es un lenguaje vivo, incalculable.

Y hemos asesinado deseando,
incluso, algunas veces
hemos mirado con condescendencia,
como a niños traviesos,
a quienes solamente siembran rabia.

Del arrepentimiento que nos queda,
apenas heredamos otra cosa
que el miedo a definirnos,
esa dificultad con la que hablamos
del hambre, de la escuela, del dinero.

Y, sin embargo, es casi tan sencillo
como decir que, siempre,
estamos en el lado del pan y la palabra,
que elegimos vivir y eso nos basta
al margen de la prisa, de ocasos culturales,
vivir en ese límite impreciso
del amor, la política, el trabajo.




RESULTADOS E INTERROGANTES

Alguna vez, uno se pregunta
qué sucederá después
de tantas tardes de domingo,
después de tanto malestar
y de este amargo temblor
que el güisqui de la noche deja,
como un estigma, en mis brazos.
Y, ahora, que el sol se oculta
y la lluvia nos hace abandonar
con prisa las conversaciones
sobre las mesas de las cafeterías,
qué sucederá después
de este viento emergente,
de este noviembre trágico
que llega anunciando días
con un sabor póstumo.

Si, después de todo,
nada sobrevive al amor de dos cuerpos,
además de la soledad conyugal
que dejan en las sábanas húmedas,
qué significa, pues, este acercamiento,
este buscar en mi pecho el descanso
de tu frente manchada de oficinas,
qué se esconde detrás de las horas,
conversaciones y lugares repetidos
en que jugamos a imitarnos,
detrás de esta rutina pacífica
que robamos por pura envidia
a una pareja de enamorados.

Qué significa este acercamiento
si ya no sufro la insistencia
de las miradas de Hebe y Apolo,
si no me siento capaz de ponerte nombre,
si todavía estoy buscando mi epopeya
y admito entre dientes, casi sin voz,
que mi vida no me exige la urgencia
de un exilio lejano y romántico.
Qué habrá detrás de estas voces
que se filtran a través de la memoria
y me hablan de ausencia y de deseo.

Con la llegada de la noche, se impone el silencio
y la calma inicia su riguroso retorno.
Mientras desciendo los últimos peldaños del poema,
llega la calma y vuelvo los ojos a lo escrito
y me pregunto con miedo si nos queda algo por vivir.
Me pregunto
si me queda algo por decir, ahora,
que me he acostumbrado a vivir con la nostalgia
y con esta profunda obsesión
de sostener todo el peso del cosmos
en un solo verso.




Ottawa

De aquella mañana recuerdo
un olor a decepción en la casa,
el vacío de no haber encontrado
una palabra abierta al tiempo
o aquellos nudos que me ataban
a redes de versos vagos e imprecisos,
tantos recuerdos de una mañana
que ya se aleja del presente,
aunque vuelve como el calor
insistiendo en afectar el ánimo,
tantos recuerdos
porque en la vida nada sucede aislado
y todo lo que ocurre se une, se enlaza
a otras tardes, otras músicas, otras pérdidas,
y quién iba a decirme entonces,
cuando acudía a la camisa solemne,
al gesto elegante, a la puntualidad,
cuando los días giraban en torno a Helena
y era su cuerpo un tesoro en mares del sur,
quién iba a decirme entonces
que, después de atravesar las calles
en busca de la intimidad del almuerzo,
después de las preguntas inquietas
y del diálogo amable de nuestros brazos,
iba a encontrarme de repente con la imagen
de una crueldad que no sabe de nostalgias,
con el letrero de la taberna tirado en el suelo,
con aquellas letras copiadas de alguna película
cubiertas por el polvo, sometidas
a la humillación de las pisadas anónimas.
Nada sucede aislado
y el final de los días de esta taberna
se parece demasiado a la distancia
que nos impusimos casi sin darnos cuenta,
esa distancia que aceptamos sin pensar.
Y, quizás por eso, ahora recuerdo los domingos
en que este lugar era el refugio
donde creíamos encontrar el tiempo
que malgastábamos en los despachos,
las largas horas del trabajo ya perdidas.
Y no me consuela la mano que me ofreces,
algo que dices y yo no quiero escuchar.

Miro el polvo que mancilla los recuerdos
de tantas noches que poblamos de cerveza y libros
y pienso que este lugar ya nunca será
aquél donde se daban cita los poetas.
No queda sitio para el consuelo
entre tanto olvido forzoso,
ahora ya no nos queda siquiera
la voz de Nina Simone que, tantas veces,
cruzaba los breves silencios deshaciéndolos,
my baby just cares for me,
ya no queda nada de aquellas noches.




Deca logos.

A Álvaro

Ama los verbos que viven
abrazados al pensamiento,
déjate sorprender
por el vuelo otoñal de las hojas
que los árboles desestiman,
no dejes escapar la melodía
que transporta la profundidad del aire,
pasea, embriágate de risa y canto,
acomódate sobre la esencia de la palabra
sin maquillaje, gramáticas, ni psicologías,
no olvides que el epílogo
se escribe en el recuerdo,
entierra los gestos fugaces y las despedidas,
evita pensar en las consecuencias del deseo,
disfruta de la nostalgia irreal que te producen
los cuerpos y las ciudades.







Enrique Zumalabe Ramblado.
Además del llanto.
La Isla de Siltolá. Sevilla, 2014.

Además de ser llanto, me abandono / me derramo en tus manos como música fácil.

Entre la elegía y la oda, entre la memoria personal del amor perdido y la celebración del presente, las biografías imprecisas, los recuerdos borrosos y tristes de los padres y los abuelos, la muerte y el alzheimer, los hermanos y los amigos habitan los poemas de Además del llanto, de Enrique Zumalabe, que publica La Isla de Siltolá en su colección Tierra.

Están en ellos la infancia y la juventud evocadas desde el presente de una voz que desde su tono coloquial establece una conversación consigo mismo más que con el otro, una conversación afectiva que exige complicidad y busca explicarse un presente conflictivo o celebrar la vida (Celebro que estoy vivo) o el amor en los seis poemas eróticos de una de las secciones de un libro escrito por quien sabe que sin música no hay poema y que la falta de memoria desahucia la conciencia.

Santos Domínguez



PATRICIA HERAS MÉNDEZ [15.257]

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Patricia Heras Méndez

Patricia Heras Méndez fue una de las víctimas del montaje del Caso 4F y que se suicidó seis meses después de entrar en prisión.

Patricia Heras nació en Madrid el 17 de octubre de 1974. Escribía poesía y tocaba el violín, fue precaria, artista post-porno y activista queer. Se trasladó a Barcelona donde estudió filología y literatura en la universidad.

La mañana de 6 de febrero de 2006 acudió con su amigo Alfredo al Hospital del Mar tras sufrir un percance con la bicicleta. Unos agentes aparecieron en el hospital con unos detenidos de una refriega en una fiesta celebrada en el antiguo Palau Alòs, de la calle Sant Pere Més Baix, ocupado desde 2002. En la refriega, en la que hubo carga policial y objetos fueron tirados desde una azotea, una maceta impactó en la cabeza de un agente que le dejó tetrapléjico. Los agentes identifican a Patricia por su forma de vestir como una participante en la refriega y es detenida junto con su amigo.

Patricia fue acusada de lanzar una valla contra un agente. Tras la instrucción llevada a cabo por la jueza Carmen García Martínez, Patricia Heras es condenada a tres años de prisión, entrando en la cárcel de Wad Ras de Barcelona. El 26 de abril de 2011 se suicidó, al poco tiempo de concedérsele el tercer grado.

Los agentes Bakari Samyang y Víctor Bayona, testigos de la acusación en el juicio del caso 4F, fueron condenados por torturas y falso testimonio en otro caso. La CUP reclamó la retirada de la pensión vitalicia a estos agentes.

Patricia siempre defendió su inocencia y en su blog, donde frecuentemente publicaba sus poesías, relató su versión de lo ocurrido.


Memoria

Al saber de su suicidio, se organizó en su recuerdo la Manifestación "Patri 4-F, no oblidem" el 28 de abril en Barcelona.

El 8 de junio de 2013 unas 800 personas ocuparon un cine abandonado en Barcelona al que se le puso de nombre Cinema Patricia Heras. En él se proyectó el documental Documental 4F. Ni oblit, ni perdó para dar a conocer el caso.

El documental Ciutat Morta que relata el montaje policial, político y judicial del Caso 4F fue galardonado como el mejor documental del Festival de Málaga de Cine Español 2014. Como resultado de la presión popular, el reportaje fue emitido (aunque con unos minutos censurados) en el Canal 33 de la televisión pública catalana, alcanzando los 569.000 espectadores y superando a TV3. Por todas las irregularidades mostradas en el documental, la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona y líderes y miembros de los partidos políticos Candidatura d'Unitat Popular, ICV-EUiA, ERC, Guanyem Barcelona y PSC solicitaron la reapertura del caso. Centenares de personas colocaron velas en la plaza de Sant Jaume de Barcelona tras la emisión, como homenaje en su memoria.

El 4 de febrero de 2015 se celebró la mayor manifestación sobre el 4F en Barcelona bajo el lema "No es una manzana podrida, es la cesta entera" y un recital de poesía de Patricia Heras.

Obra

Una selección de sus poesías y otros textos fueron recopilados en el libro Poeta Muerta, con el apoyo de una campaña de crowdfunding.


Patricia Heras no se olvida

“Patricia Heras Méndez, nacida en Madrid (España) el día 17 de octubre de 1974, hija de Fidel y de María, vecina de Barcelona, solvente, carente de antecedentes penales y en situación de libertad provisional por razón de ésta causa”. El texto está extraído de la sentencia del juzgado de instrucción número 8 de la Audiencia Provincial de Barcelona de enero de 2008, que la condenó a tres años de prisión al considerar probado un delito de atentado de los artículos 550, 551.1 y 552.1 del Código Penal (sobre “atentados contra la autoridad, sus agentes y los funcionarios públicos, y de la resistencia y desobediencia”). El “atentado” en cuestión es, según la sentencia, haber lanzado una valla metálica contra un agente de la Guardia Urbana de Barcelona y haberle causado una contusión y un hematoma en el tobillo que no necesitó de asistencia médica. La “causa” es una historia llena de sombras de la Barcelona obsesionada con la imagen y la seguridad a la que el documental 4F está echando luz. Patricia Heras es esa mujer de la que nadie hablaría si no se hubiera suicidado. Lo dice con tanta crudeza como acierto en el documental uno de los pocos periodistas que la rescató del olvido y escribió sobre su muerte, ocurrida hace ahora dos años.  

4F, que se estrenará a finales de mayo, hizo público un teaser del documental hace una semana, coincidiendo con el segundo aniversario del suicidio de Patricia Heras. El equipo que está detrás del documental lleva mucho tiempo investigando el caso y recuperando su memoria y la historia de todos aquéllos  -nueve en total, jóvenes y sin antecedentes penales todos ellos, muchos de origen extranjero- que fueron encerrados en prisión por lo que sucedió en la calle Sant Pere més Baix, en el corazón de Barcelona, hace ya siete años, cuando un controvertido altercado entre policías y los asistentes a una fiesta multitudinaria que se celebraba en una teatro okupado se saldó con un agente de la guardia urbana herido en el cráneo de mucha gravedad, que quedó tetrapléjico. Era la madrugada del 4 de febrero de 2006, pocos días después de que hubiera entrado en vigor la “Ordenanza de medidas para fomentar y garantizar la convivencia ciudadana en el espacio público” impulsada por el entonces responsable de seguridad municipal, Jordi Hereu. La normativa, diseñada para atajar los comportamientos “incívicos” que tanto deslucían el escaparate de la Barcelona que quería estar siempre guapa, se aprobó con mucha polémica y acabó con las precarias relaciones entre los socios del gobierno tripartito municipal. Algunos de los que lo vivieron recuerdan la atmosfera de tensión y la obsesión por la seguridad del que meses después sería alcalde de la capital catalana.


La historia de Patricia es la de una muchacha poco convencional con un tablero de ajedrez recién esculpido en el peinado y una bicicleta desaparecida, como la de Rodrigo Lanza, que salió de la prisión de Quatre Camins en diciembre pasado, es la de una maceta que se barrió con una escoba. El drama amargo que intenta desmontar el documental es el de una venganza policial, una investigación irregular y un proceso judicial sin garantías (en el que el Ayuntamiento actuó de acusación), en el que se condenó a un grupo de jóvenes sin pruebas y en base al relato de los tres urbanos que acompañaban en la patrulla al herido, dos de los cuales serían años más tarde condenados por torturas. Palabra contra palabra, la de los chicos “okupas” y “sudacas” no tuvo valor.

El documental 4F, como han defendido siempre algunos testigos y amigos, sostiene que hubo efectivamente una maceta, esa que recogía un primer informe policial citado por el entonces alcalde socialista, Joan Clos, hasta en dos ocasiones, y que fue el tiesto, lanzado desde el edificio, el causante del impacto que dejó al agente tetrapléjico y no la supuesta piedra que los agentes aseguraron que tiró Rodrigo Lanza durante una escaramuza a pie de calle. Clave hubiera sido encontrar también la bicicleta, esa que hizo caer esa noche a Patricia en otro sitio de Barcelona y acudir a curarse al Hospital del Mar, donde fue detenida mientras esperaba que le hicieran una radiografía. Pasó varios años en libertad provisional y tras dos meses en Wad Ras le dieron el tercer grado, más o menos libre de día, presa de noche. Rodrigo Lanza pasó dos años en prisión preventiva, uno en libertad provisional y tres de nuevo en la cárcel. Cinco de encierro en total, porque el Tribunal Supremo ratificó las sentencias y a él le aumentó medio año la condena.

Desconcierta leer la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona y constatar que, estando en el hospital del Mar, Patricia y su amigo Alfredo Pestana, que cayó con ella de la bicicleta, fueron identificados “plenamente” por el agente número 24.738 como dos de los responsables de haberle lanzado una valla metálica en el pie cuando fue “informado telefónicamente” de su “concreta vestimenta y la peculiaridad de sus peinados”. Bastó eso para detenerlos en el hospital y para encontrarlos culpables en el juicio, aunque ellos aseguraran que no tenían nada que ver y que no habían estado ahí. Inquieta leer que ese mismo agente fue objeto de una denuncia por maltrato y torturas archivada por el mismo tribunal que juzgó el caso (aquí está la que presentó Juan Daniel Pintos). Pone los pelos de punta saber que años después, en octubre de 2011, ya identificado con nombre y apellido, el guardia urbano Bakary Samyang y su compañero Víctor Bayona, otro de los testigos “clave” del juicio del 4F –convertidos a la vez en víctimas, acusación particular y testigos en el proceso- fueron condenados por la Audiencia Provincial de Barcelona por haber torturado en 2006 en la comisaría de Zona Franca, pocos meses después de los sucesos de Sant Pere més Baix, a un estudiante de Trinidad y Tobago, Yuri Jardine, tras haber intentado manipular los hechos e incriminarlo como camello. Una no puede dejar de preguntarse qué hubiera pasado en este caso si no fuera porque Jardine, al contrario de los condenados por el 4F, era hijo de diplomático.

El caso 4F está poco documentado en los medios pero lo está mucho en la red. Lo está en la plataforma de apoyo Desmontaje 4F y en el blog Presos 4F Barcelona, que se abrió en junio de 2006 para difundir el caso de los tres latinoamericanos detenidos, Rodrigo Lanza, Álex Cisterna y Juan Daniel Pintos y retenidos desde el primer día en prisión preventiva sin fianza, acusados de “atentado contra la autoridad y lesiones graves agravadas por uso de arma”. El blog documenta los cinco días que duró el juicio oral y recopila todo lo que se publicó en prensa. También lo está en el blog ¡¡Rodri Libre ya!!, abierto en mayo de 2009, y en la web del grupo de apoyo al 4F de Zaragoza, que recopila mucho material audiovisual. Todos ellos incluyen las acciones y las protestas frecuentes de los grupos de apoyo, los relatos de amigos y familiares sobre lo que sucedió, vídeos con varias entrevistas a Rodrigo Lanza e, incluso, cartas que escribieron algunos de ellos desde prisión. Ésta es la que escribió Patricia Heras en diciembre de 2010, la colgó alguien posteriormente en su blog, Poeta muerta. Y éste es uno de los últimos posts que colgó, el 4 de febrero de 2011, en el quinto aniversario del 4F, cuando ya tenía el tercer grado. En abril calló.

En una carta abierta que Mariana Huidobro, la madre de Rodrigo Lanza, envió a Jordi Hereu tras su muerte la califica de “espíritu hermoso y bueno, pero herido y sufriente”. Y denuncia: “Patricia era un ángel que necesitaba sus alas para volar, y ustedes se las cortaron”. Patricia contó en una entrada, 4F sucesos para normales, lo que ocurrió la noche en que todo empezó. Había salido de casa, confesó, “más feliz que una perdiz” dispuesta a lucir “su nuevo corte de pelo a lo Cindy Lauper”. Hasta que la catapultaron de camino al infierno.





Absolución

He ahorcado a mi inocencia.
Su orgullo adolecido aún voraz no impide que se mee encima,
su belleza efímera,
expira con los últimos latidos suplicantes.
Perdida entre flujos corporales viscosos y detritos.
La he visto patalear rabiosa e indefensa hasta morir,
parecía más humana que yo,
en su rostro desfigurado leo un pánico sumiso y crudo
que me arde entre las piernas...

Le he cortado el cuello a mi ilusión,
la colgué de un semáforo ciego
y vi cómo se desangraba incrédula,
borboteando nerviosa,
vi el dolor brillar muy cerca,
se fue apagando velado tras su mísero destino.

Abro la caja y está vacía.





Ataxia

Me corro fluctuando cuántica en tu boca,
afilando salvaje mi pelvis en tu pecho,
ahogándote en un orgasmo que, fiero,
abrasa mi lúbrico reflejo en tu pupila
desbordando tus mejillas huecas sin aliento
con ajenas lágrimas viscosas.

Aún contengo, aprisiono tu lengua,
oscilo electroestática restregándome en tu cara.
Te alimento convulsa, acuosa en mi pulso cóncavo,
me respiras febril,
inhalando liquida en tu asfixia,
el aliento de mi sexo exhalando.

Tu barbilla, tu nariz, tu lengua engullo
me exhibo infame sobre tu piel, tus labios,
sobre tus párpados entrecortados y sedosos.

El apéndice esférico de tu cuenca ocular jadea,
palpita preso bombeando en tu mirada ciega un temblor grave
ansioso por rodar en tu oclusión.

Transito esclava.

Y ladro gemidos enfebrecida cuando tus garras secuestran mi carne,
arruño contracta un dolor ansioso que, ida, estrangulo en vacío.

Suspendida fluyo en prórroga-vértigo,
cayendo a plomo en ausencia deliro...

...Y perra suelta me arrastro de rodillas,
y a golpe de columpio cadenciosa te suplico
rezando un hipnótico vaivén que expectante me licua...

Cognitiva en mi trastorno me tanteas,
te articulas,
caes sobre mi.

Lipotímica rezumo encharcada entre unos dedos
que incautos traga glotona mi vagina animal hasta absorber tu mano.
Devengo voraz.

Y extática , colapsada,
me corro fluctuando en tu antebrazo
afilándome salvaje en tu estructura.





Un destino dispar (Lsd)

La boca me sabe extraña, aún después de comer, 
es como un sabor metálico y pastoso de saliva condensada. 
No sé muy bien como me siento, lo único que noto raro es el sabor denso y la pesadez de estomago, que con dos medianas tiene suficiente para colapsarse. 
Bendita sabiduría.
Creo que nunca volveré. 

Hace mucho calor esta noche, no paro de beber agua y sudar. 
Me levanto un momento al baño, sórdida necesidad 
y no me reconozco cuando encuentro mi reflejo. 
Ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos la última vez. 
Hemos cambiado. 
No me reconozco. 
Afilada. Dura. 

Sólo algo me cuadra, 
los rayos bajo el ojo izquierdo y la cicatriz, 
seguramente sobre el corazón.

Vaya, vaya, 
comienza el espectáculo de luz
el bailecillo dulce que va del rosa al gris 
del aún somnoliento día eclipsado. 

dilatación y contracción, 
pulso, 
sistemas rígidos, 
matemáticas,
cuadraturas de círculos sin circunferencia ni centro...

efectos ópticos exacerbados
ver
no ver
racionalizar lo que no existe fuera de ti misma
diseccionar el cerebro a golpe de sombra y sueño y miedo y asco

no soy capaz de sacar nada más de mi, 
nudos que se retuercen como calambres huecos
…por los que circula mi otro yo…
nudos desgarrados, poderosos 
que se retuercen, en marañas, 
en calambres, en carreteras perdidas...
ningún destino

desde hace 20 años
atormentando las venas con alambre 

que me marque el rostro

quizás así la próxima vez evites que tu propio padre-madre-dios
se te corra en la cara.





Hunging on

Un calor denso se adhiere a mi piel. 
Me enmudece atroz la violencia animal que me licua. 
Me noto palpitar. 
El atronador ritmo del bombear de mis fluidos. 
Un dolor eléctrico y tribal. 
Vuelvo a mirar. Sigues en el mismo sitio, sin apenas moverte, sin apenas respirar.
Tenso los músculos. Un espasmo brutal me paraliza, me laten las sienes. Acecho.
Deslizándome, sudando, encadenando broncos latidos que arrogantes se desbocan 
me acerco despacio, me aproximo expectante, ruin.
Me yuxtapongo ágil, dejo que mi peso te venza, serpenteo, me restriego babeando, relamiéndome.
Me estrecho en tu cuerpo, buscando la caricia de tus esquinas, el aguijoneo de tu cadera, tus curvas huecas.
Me adhiero, repto, te recorro suave con las puntas de los dedos, de la lengua, resbalando por tu piel. Invadiendo.
El cuerpo erizado duele tenso. 
Te cubro con mi sucia urgencia, me acaricio en ti, te saboreo. 
Me anudo con tus miembros, procaz, irracional, 
me provoco en tu indefensión, me induzco en tu ultraje.
Oprimo con la rigidez, con la inflamación de mi carne tu carne. 
Te acaricio con ella, te beso con sus fluidos y me masturbo feroz en tu piel.
Implacable te desmiembro a mi antojo, me abro paso, pulso con furia tu estrechez dormida, me sirvo brutal, cruel, forzando tu inconsciencia. 
Tiemblo ante tu mudo desvelo.
Me estremezco entre descargas buscando tu oquedad con mis bordes afilados, animal tropiezo en tu contracto pudor.
Te limito, te fijo, me impregno, te impregno de mí y accedo déspota. 
Y someto, someto bailando oscilaciones, balanceos.
Me engulles, 
mártir me estrangulas asfixiándome en tu carne. 
Me inunda la estrechez de tu abrazo, la entereza de tus músculos inermes. 
Embisto demente, forzando subordino contracciones y las hago mías. 
El delirio es irreal, el claustro que me ofrendas se doblega acuoso. 
Convulsiono sin aire. Vibro. 
El ansia obscena asciende, oprime mis latidos. 
Una contorsión frenética me posee, te agarro con fuerza, me fundo en ti, dividiéndote, doblegándote, baboseándote con insolencia. 
Me cuelo hasta tus entrañas rugiendo que palpitan ardientes al ritmo de mi apremio. 
Con servicial rabia me follas inerte, 
te desvalijo, te asedio, te disfruto…
Da igual que no te muevas, da igual que no respires
Reviento en tus entrañas, exploto.





CORAZÓN ROSA

Hoy salí a bailar delirios furtivos 
en ojos ciegos de gominolas grises y sin luz. 
Girando entre farolas soñaba 
que era un mosaico precolombino tu ausencia 
y me perdía en vertiginosos saltos amateurs 
de fermentadas contradicciones 
sin semiótica determinada.
Terminado el festín, 
me visto de resonancia acústica, 
te veo en mis brazos azul, como el resuello de mi jadeo al pensarte
y soplo fuerte el polvo que queda en mi mano 
que forma en el aire castillos desterrados de naipes neoeléctricos, 
de ondas cristalinas que se clavan como fieras en mis nervios 
y te desvanecen cambiándote por pilas alcalinas 
que dan vida a mi motor.
Rumores de vientos, 
como agresiones deslucidas por cunas de recién paridos errores 
simulando criaturas adorables y cucarachas en el cajón de tus cubiertos, 
patalean desairados empujando hacia atrás el radiador 
que evita que se congelen las verduras y pierdan así nervio, vida 
y calor.
Furiosa mi causa grita patadas en cuatro escalas diferentes, 
sostiene la nota más larga 
y veo como estallan las bombillas que iluminan el desolado panteón 
que nos abraza en mármol frío, 
No habrá más cosechas sin involución atómica, 
o al menos…, 
eso dice mi pastilla.






Sólo una cosa quería

Me pagaste el viaje en un avión de madera 
que flotando entre dos mundos me llevo hasta tu libertad.

No hacia falta solitarios y yermos páramos trenzar
para llegar a ahogar delirios locos 
de infantes humillados por ciencias inexactas, 
que miden con desprecio el sabor de una marea desbocada.
Ni tan siquiera mirar con rabia destinos de historias no afinadas
que resuenan virulentas en fagocitas entrañas luminosas y sombrías.

No hacia falta, pues, 
borrar las huellas del sueño que nunca llego a existir, 
ni asesinar por la espalda platónicos destellos de tedioso avance.

No hacia falta matar con ambas manos deseos, 
delirios y sentencias rotas, 
ni ahogar con besos largos el incipiente dolor.

Ni hacia falta regurgitar mudos lenguajes 
y vomitarlos hasta hacerlos resonar huecos y dolorosos 
en cada exhalación cadenciosa del lacerante veneno 
que significa tu inexistencia.

Solo una cosa quería…dejarme marchar.





Necros

A la sombra se cobija el amo y señor 
de esta ciudad muerta.
Me mira a los ojos cuando paso, 
camina despacio junto a mí y me vigila.
Le traigo ofrendas.
A veces el viento arrastra el olor descompuesto, 
pero sólo a veces,
mientras,
un millón de evolucionadas hormigas 
riegan con lágrimas el cemento 
y adornan con flores muertas 
cada pequeño altar profano.
Matar para honrar con efímera belleza 
el breve e irreal recuerdo de un instante lejano 
que se descompone como las flores muertas 
que dan color a un nombre.
Matar para alimentar un dolor extraño y ajeno 
que un día será mío.
Matar porque estoy muerta.





OJO ATÓMICO, 
homenaje a todas las pervertidas reprimidas….

Upppssss!!!!! 
Se me fue la mano 
resbalando entre tanta psico-baba,
y al final los dedos 
te los metí en el ojo atómico.
La onda expansiva que provoca tu descarga
me lanza disparada 
y aterrizo asombrada entre tus senos.
Y tú, cagándote en la represión!!!
Y yo, que me ahogo entre tus tetas, 
decido iniciar una guerra nuclear 
y nanoparticularizarte hasta la excisión…
y en mitad del Apocalipsis aparece la virgen
y le salpica tu flujo en la cara,
te excomulga, se relame 
y se une a la batalla
y lo primero que hace es
absorber mi mano 
con su ojo atómico…..





Viaje a otros mundos

Me taladro la sien.
Pálida enmudezco.
Escuece.
Se parte en dos
el muñeco que hace de mi.
Me quedo sola, 
asustada.
Y duermo un sueño triste.






Sali Asustada

Vi peces de plata boqueando en la orilla de tu sonrisa
y flores marchitas, rotas, en la curva de tu ser.
Olas de fuego bailando melodías turbias, 
destruyendo con su danza millones de seres invisibles, 
que me chillan al oído palabras muertas.

Vi sombras anulares sobre espejos rotos, tac,tac,tac,
y me senté en el suelo a comer sal…
y me deshice en humos tóxicos, 
en ígneas alucinaciones que me hicieron daño.

Vi nubes de polvo formando seres que me rondan, 
formas que me hieren,
y me explotó la realidad en la cara en forma de cucaracha roja...

De tres cojo una y me pierdo en ausencias, 
de-lírios monógamos cada uno en su máquina de fabricar orgasmos…

Aúllo loca!!! 





Eléctrica niña

Entre ondas geminadas y sacudidas bastardas sin control 
me muerdo el labio y relamo tu presencia 
mientras me vibran las manos con estertores mortales 
y se me paraliza el sexo. 

Maquinas impúdicas embotan mis sentidos 
que se estiran como cables huecos 
por los que circula mi otro yo, 
y corrientes electrocónicas me sacuden los miembros 
que se retrotuercen en difíciles marañas 
justo cuando siento el primer espasmo de calor.

De afiladas y gélidas lanzas 
me cubre el cuerpo una corriente neutrita 
que me cosquillea la piel descargando con ira estáticas partículas 
que me penetran furiosas.
Me desgarro conexiones del mecanismo reflejo, 
tiemblan mis entrañas y mis nervios, 
se acelera mi latido y se eleva mi presión. 

Electroestática oscilo conectada al esencial retroactivo que posee tu asistencia, 
otra descarga y derramo vencida el castigo de la desconexión.
Y me enredo entre las venas de metal que me alimentan, 
que me alzan en vilo haciéndome perder el control 
y de rabia te escupo dos lágrimas sombrías 
mientras se materializa sin pudor 
una arrebatada sonrisa en mi rostro que te pertenece.

No recuerdo como llegue a estar atrapada así.






Psicopatología del delirio

No me acostumbro al dolor,
ni al palpito angustioso del circular de mi sangre
o al entrecortado boqueo que desnutre mis pulmones.

No me acostumbro al dolor,
ni al opresor rigor mortis de mi cadáver aún con vida.

Mi reino esta inerme y vencido, envenenado,
como todo mi ser 
que se retuerce indefenso ante el cruel ataque
de una absurda realidad,
un sueño de humo, fatuo,
un ojo ciego, 
un sufrimiento largo y lento, en vano.

Me entierro en vida y amargas pesadillas me impiden morir,
me abofetea la rabia, se alimenta de mi misma,
me hiere de humillación, me mira soberbia 
y me escupe a la cara una culpa que me pertenece,
inhumada por mi propio miedo.

Me sé vencida






Trastorno

Miro hacia atrás y sólo veo estatuas de plata 
luciendo con todo su esplendor y magnificencia de fugaz diapositiva. 
Feroz. 
Un bombardeo incesante, ciego, doloroso y gris 
que escuece con cada breve delirio acuoso que escupe mi mente.
TraSTORNO en transparencias, 
cada vez más desoladas, 
cada vez más irrisorias y locuaces,
desvelando secretos vanos, 
resolutos, 
entreabriendo ignotas sendas con sigilo impenetrable y firme, 
dando forma a alguna clase de locura encubierta con ánimo cortes 
para los recuerdos que se cuelan sigilosos destruir.

La ceremonia me produce arcadas sucias, 
ponzoña venenosa rezuma, 
serpentea tras el vomito atroz de confesas vanidades 
y me aturde con indiferencia. 
Crueles calambres desordenados, nudos desgarrados, sucios, 
me retuercen las entrañas 
que aprisionan vehementes una furia enloquecida y desigual.
Apenas inhalo desdeñoso un aire irritado y seco 
que se abre paso furioso a golpe de falsa sonrisa, 
que penetra en mis pulmones enfermos de ficción dichosa, 
que me retuerce en espasmo grotesco
y me obliga vencida a mirarme y fluir. 
Se me hace insoportable pues esbozar una sonrisa.

Un miedo esponjoso y glotón se desliza despacito por mi espalda, 
me eriza de horror la conciencia, 
me grita cuando llega al oído certezas olvidadas en su reino,
me abofetea con la verdad más penosa y amarga, 
me escupe toda mi autocompasión
mi dolor cobarde, mi soledad tangible, 
mi estupidez sumisa, mi irrealidad.

Y me parte en dos un dolor cochino y traicionero, 
me divide obsceno relamiéndose triunfante, 
felicitándome por mi naufragio




JIMMY LIAO [15.258] Poeta de Taiwan

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Jimmy Liao

Jimmy Liao nació en Taipei (Taiwán) en 1958. Comenzó a trabajar en el mundo de la publicidad, pero en 1995 le diagnosticaron leucemia, y se vio obligado a estar un año en tratamiento, aislado. Este acontecimiento dio un giro radical a su vida y a su visión del mundo. Cuando se recuperó, en 1998, publicó sus dos primeros libros, y desde entonces se ha convertido en uno de los ilustradores más conocidos en todo el mundo. Varios de sus trabajos han sido llevados al cine y al teatro, y con el corto El pez que sonreía fue premiado en el Festival de Cine de Berlín en 2006.

Bibliografía seleccionada

(el primer año indica la fecha de publicación original, y el segundo la traducción al castellano)

Como autor:

Secretos en el bosque (1998, 2008)
El pez que sonreía (1998, 2010)
La luna se olvidó (1999, 2014)
El sonido de los colores (2001, 2008)
Hermosa soledad (2003, 2008)
La piedra azul (2006)
Gracias, conejito, por una tarde maravillosa (2006, 2013)
Desencuentros (2006, 2008)
La noche estrellada (2009, 2010)
Esconderse en un rincón del mundo (2009, 2010)
Soy feliz, no me preocupo (2011, 2012)
No soy perfecta (2011, 2012)
No hace mucho tiempo (2012, 2014)
Abrazos (2012, 2013)

Como ilustrador:

El monstruo que se comió la oscuridad (2008, 2010)
La campeona mundial de mantenerse despierta (2011)
Filbert el diablillo bueno (2013)





la (hermosa) soledad de jimmy liao

Jimmy Liao es un poeta e ilustrador taiwanés. Se dedica a escribir y a dibujar después de recuperarse de una leucemia. En España lo publica Bárbara Fiore Editora, sin duda una de las mejores editoriales infantiles. Lo cierto es que sus libros no son infantiles, al menos no sólo infantiles. Hermosa soledad podría definirse como un libro de poemas ilustrado (para adultos). Liao habla de las razones que le llevan a dibujar, de su vida solitaria. Sus dibujos son inquietantes y sus palabras desasosegantes. Hermosa soledad es, en cierto modo, una poética de Liao.





21 DE FEBRERO NUBOSO IRRUPCIÓN 
DE UN FRENTE BAJO

Excepto los poetas,
¿hay alguien más en el mundo
capaz de nadar en una piscina sin agua? 

Sentirse extraño, apartado, fuera de lugar, ante un mundo que no comprendes, que no te comprende.


Antes, cuando hacía un dibujo que me gustaba,
la ilusión podía durarme días enteros
y me sentía como si fuera un auténtico genio.

Poco a poco,
cuando hacía un dibujo que me gustaba,
sólo alcanzaba a alegrarme un rato,
y al cabo de otro poco, se me olvidaba por completo.

Antes, cuando hacía un dibujo malo,
me llevaba un gran disgusto
y me sentía como si fuera un auténtico fracasado.

Ahora, si hago un dibujo malo,
adopto de inmediato la firme resolución
de olvidarlo cuanto antes.







20 DE SEPTIEMBRE NUBOSO

Me plantaré es una maceta
y fingiré ser una flor.

En los callejones sombríos
De la ciudad, la luz escasea durante
Todo el día, el agua de la lluvia
Es insuficiente y el aire está
Contaminado.

Sólo alrededor de la medianoche,
Durante tres horas, se divisa la luna
Que se desliza en silencio
Por el cielo.

Soy una flor cerrada,
Todavía no ha aprendido a abrirme.

Y a veces el deseo de no pertenencia es tan fuerte que hasta se espera que una ciudad entera se aleje de uno.







9 DE NOVIEMBRE DESPEJADO

En realidad, la ciudad puede correr.
Si se harta de sus habitantes,
Un día puede pegar una brusca y violenta sacudida
Y luego dar cuatro inmensas zancadas.

Nadíe puede predecir en qué momento ocurrirá,
Solo sabemos que será cuando no pueda soportarlo más,
algo inevitable si continuamos con nuestro despiadado
estilo de vida.

Jimmy Liao ha sido un descubrimiento, un saber que sea cual sea el lugar en el que se esté los sentimientos son tan iguales y nos identifican tanto que cualquier lugar podría ser el de uno.


















NIKOS ERINAKIS [15.259] Poeta de Grecia

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Nikos Erinakis 

Poeta griego, nacido en Atenas, en 1988. Doctorando en Filosofía en Londres. Ha estudiado, además, Economía (Facultad de Economía de Atenas), Filosofía y Literatura Comparada (Warwick) y Filosofía de las Ciencias Sociales (London School of Economics). En el 2009, se publicó su primera antología poética con el título Pronto todo arderá y se iluminarán tus ojos (Editorial Roés). En el 2011, vio la luz su traducción de una seleción de poemas de Georg Trakl y de textos de Martin Heidegger, titulado Oscuro amor de una generación salvaje (Editorial Gavrielidis).  




EN MEDIO DE LO QUE CAE LA SOMBRA


I

La manera en que aquella chica
Camina en la arena
Diez años más joven de lo que crees

Camina aún 
Obstinadamente 
Llena de esperanza

Y sus ojos sonríen

La hemos visto
La hemos visto salvar el sentido del mundo
Con una mirada


Estos días
Camino hacia el centro de la ciudad

Pienso cuántas veces
He tocado secretamente su cabello

Cómo me miras
En tantos lugares donde nos hemos encontrado

En los símbolos que cuelgan 
En el lugar de tus pendientes

La manera en que tu mirada se va 
No deja otras palabras para mí

Y yo después cómo estoy

Sin palabras 
Y sin ti

Yo después cómo estoy

Y ella decía

Reconoce los momentos
En los que el tiempo puede detenerse
Y déjalo que te castigue
Sus marcas seducen

Confía
En loque vuela;
Sabe cómo caer


Si comenzáramos un juego yo estaría listo incluso para morir
Realmente; quiero que me mate un juego

Creo en lo que creo 
Porque he visto la forma 
En que el viento 
Acaricia tu rostro 
Con tu pelo

Pierdo el color poco a poco

Pero tú transformas la flor 
En la imagen más violenta 
Y por esto Soy tuyo para siempre

Quizá encuentres a alguien que tenga siempre una palabra para ti

Pero entonces no habrá más aventuras en tus fotos





II

Te descubrí entusiasmada
Entre almas de muertos que jugaban a tu alrededor

Y sentí tu lengua en mi sangre

Todos hablaban de ese privilegio que me revelarías

Dime entonces de dónde vienen tantos muertos

La melancolía no es un sentimiento, mi pequeña 
Sino una manera de existir

Como cuando reposas tu rostro en tus rodillas 
Y miras afuera como si escucharas las olas 
De aquel mar que habíamos abandonado

Y si de nuevo encuentras seductores los engaños 
Cuánto crees que nos dolerá la esperanza

Si debo subordinarme
Me subordinaré a la imaginación

Donde estoy ahora llueve
Y tú estás muy hermosa en la foto

Llevas el movimiento 
La manía del pánico

Pero nuestro rebelde romance 
Es aún amenazado por el amor

No sabemos cómo decir te amo 
Sin sal en los labios

Viviremos en medio de dos espejos

Qué ha ido tan mal contigo 
Para que me gustes tanto
Quiero besarte
Allí donde la muerte parece más fácil





I

Basta de indivisa abundancia
Fue cuestión de miedo y no de placer;
La atracción de las pérdidas
Y la embriaguez de poseer de nuevo

Pongan la mesa
Lo que importa es comer

Tiempos desesperados
Representaciones heredadas
Nos vencieron nuestras asociaciones de ideas

Intempestivos otra vez

Envidiamos la vida
De aquellos que eligen morir

Perseguimos la pornografía del intelecto

Avanzamos con lo que no nos pertenece 
Sonriendo seductoramente 
Turbados por inocentes perversiones 
Fingiendo ante cada luz casual 
Tan malditamente únicos y hermosos





II

En la distancia
En fábricas abandonadas
Nuestras manos secretas
Polvo fuera y dentro de nosotros
Esta noche el placer no nos pertenece

Música del futuro
Ropa del pasado
Ni la época nos pertenece
Existimos solo en la inercia 
O en la ira; no basta

Medias largas bolsillos vacíos
Pantalones cortos colores marcados en los cuerpos
Robamos golosinas
Pero no nos delata nadie

por esto el amor aún existe

Algunos chicos saben escribir buenos poemas 
Y algunas chicas saben leerlos 
A veces estos chicos se visten de chicas 
Y estas chicas besan como chicos

Y podría decir alguien
Que estos chicos y estas chicas
Son lo mismo

Pero no lo son

por esto el amor aún existe


Nikos Erinakis
(Traducción inédita de Miguel Chiovetta)




DIEGO VDOVICHENKO [15.260] Poeta de Argentina

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Diego Vdovichenko 

Nació en Rosario del Tala en 1985, provincia de Entre Ríos, Argentina. Creció en Bahía Blanca.  Estudia profesorado en letras y traductor de francés en la Universidad Nacional de La plata. Participó en el 2005 del grupo “Poesía a la calle”. Formó parte del programa radial “Cuando cantan las chicharras” durante los años 2009 - 2010. Publicó “La fresca” perteneciente a la colección Primavera – Verano 2009-2010 junto a Victor Gonnet y Gastón Andrés en la editorial La fresca, la cual dirigen y la plaqueta Mientras riega en Acción creativa Suarez y Hasta acá (La propia Cartonera, Montevideo, 2012).


Oda a Parchappe

I

Ya no son las mismas luces del mercado Victoria las que iluminan
como tampoco la fachada venida abajo del barrio inglés la que te ilustra.
Son los galpones del ferrocarril, los muchachos de Cliba y
la certeza de saber que todas las barracas son depósitos.


II

Ingeniero: del otro lado del puente
también es la ciudad.


III

En el barrio viven
los tiros que en
el club.
En tus pozos
Parchappe
aun resuenan las raices
de los eucaliptos
que supimos conseguir.
(continuará)


IV

Vitam impedere vero


V

Wojszko.s.a.c.i.i 1958 2001 deposito.
Antes era una barraca de lana.
dentro de 20 años el futuro de la ciudad es aquí
dijo Enrique.

Alfredo (principal hacedor de la plaza)
Plaza desde 1992 o 1995


VI

No sé si Parchappe está llena de pozos
o los pozos están llenos de Parchape,
sin embargo
me hincha los huevos pedalear
todas las tardes,
cuando salgo del laburo,
por allí.

Ah! Parchappe querida,
Si habré llegado
con la vena inflada
de tanto
pozo y roce
con el asiento.

Cuando llueve
tus lagunas
son la leche
de mi pantalón.





HASTA ACÁ
Diego Vdovichenko




del litoral

hay olor fresco en la casa
de ese que nos gusta tanto que cerramos los ojos y vemos
algo sencillo, como lejos, nubes, celeste.
Allá se le dice olor de mañana, se sonríe y temblamos un poco.
Entonces es llegar para abrir las ventanas y reír
que el frío es distinto porque tiene olor

escuchar la radio del vecino que esta sentado en la vereda
acostarse pensando en eso, el silencio, como la nostalgia,
y de golpe, la lágrima, el ripio, el color de las piedras mojadas
ese andar desparejo entre los yuyos que forman un puente de vereda en vereda
quién sabe para quién.

El ripio que brota desde el sonido y la aspereza.

Se sabe bien ese andar, nos deja algo en la boca, que masticamos un rato
para meternos un poco más en la tierra. Y es tan lindo el verde de allá que no sabemos dónde ir,]
en cada plaza una farola amarilla, de poste naranja, que de noche encandila.

De mañana hay mate caliente y junto al olor es distinto,
la yerba toma otro gusto, quedando la amargura en la lengua
que ya para las cinco está verde. Es el mejor momento para caminar.
Debe ser el asfalto y la mudez del río, algo cambia.

En el recuerdo se instala el sonido del primer tren de la mañana,
inflamos el pecho y respiramos con ganas
como si fuese nuestro primer aliento en estas tierras.

El olor fresco en la casa. 





Liu He

Abre los ojos para no pronunciar palabra.
En la esquina espera el micro que la devolverá a su casa,
frente a ella el cementerio se mantiene distante. Sin embargo,
la muerte la acompaña, moviéndose entre los cipreses,
que delimitan los senderos de las tumbas.

Aún no acepta las raíces
se niega desde el cordón de la vereda,
a sentir la nube negra y el frío óseo de la parca.

En esto piensa Liu He mientras aprieta las muelas y lava
la ropa que ensució en el día de ayer. Fregar con jabón las telas enmohecidas,
dejarlas reposar entre el agua y la espuma del pan de jabón, apoyando las manos
sobre el borde de la pileta que como un río deja fluir el agua por la cuenca de la
tubería.

A su izquierda están los tendales vacíos prontos a llenar.
Piensa en el sol y en el frío de la mañana,
aún no comprende cómo es que los mercaderes de la muerte se dignan a hablarle,
a decirle que se terminó el turno de velar al muerto, que hay más gente en otros
cajones
esperando.

Liu He está triste, indignada.
sus ojos dan cuenta de aquella tristeza que a esta altura del día es suficiente.

Adentro hay lugares para enterrar a los niños, como pequeñas plazas para que
jueguen.

Las luces confunden la vista cansada.

El tendal, el chirriar de las muelas en el sistémico movimiento de las manos,
volviéndose puños,
apretando la tela, comenzando a sentir el dolor en la mandíbula.

Las ciudades de los muertos lejos están de las de los vivos.

Todo el polvo que la rodea son los restos de una barca,
moviéndose sobre el asfalto, en las palabras dichas y el tiempo.

Liu He se va,
nada pronuncia.

Del otro lado de los ladrillos
la muerte se lava las manos y vuelve, cansada, a dejar la parca colgada en el tendal
para que se airée un poco mientras ella, pensativa,
afila la guadaña
que mañana será otro día.





Somos elefantes.

Ir a lo de juanjo a tomar la leche,
a la tarde, después de jugar a la pelota en la vereda.
Acompañarlo a la cocina con la transpiración en la frente
ver el tarro de Nesquik,
entre las cajas de té y los frascos de café.

El tarro de Nesquik de tapa gris en la casa de juanjo,
aluminio que se entrevé en las fisuras
del envoltorio gastado, sin tanto amarillo ni azul.

Sonreírle para responder tres, tres están bien. Ver
las pelotitas de cacao que emergen desde el fondo de la taza y explotan
formando islotes oscuros sobre la laguna blanca.

Era hermoso jugar con la cuchara
luchar por retener un grumo
que se contenga en sí mismo,
para que caiga en mi boca
y se desarme.

El gusto amargo del cacao mezclado
con el azúcar entre la leche, la saliva y la transpiración.

Después
el piso negro moteado con piedritas de colores,
una silla de mimbre, el noticiero de ESPN,
juntar algunas cosas, lavar las tazas, acomodar
la mesa y salir,
antes de que nos enfriemos.





Un sonido armónico como toc toc toc toc

Sobre la mesa hay una botella con un poco de agua que baila con solo apoyarme.

Hasta acá todo claro: Un fluido dentro de un cuerpo que está sobre otro se mueve
producto del contacto de la superficie con otro cuerpo generando un sonido, bah,
ruido.

La forma y las cosas tienen un modo directo de decir.

Lo caótico se encuentra
en el sonido que la botella genera al golpear rítmicamente la superficie de la mesa
junto al eco suave del insistente goteo de la canilla del baño de la pieza de arriba
que jamás podré reproducir mediante la escritura.

Al parecer,
aún,
se esconde el poema.







DIEGO COLOMBA [15.261] Poeta de Argentina

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Diego Colomba 

Nació en San Nicolás (provincia de Buenos Aires, Argentina) en 1972 y reside en Rosario desde 1990. Es profesor y licenciado en Letras, y doctor en Humanidades y Artes, con mención en Literatura. Ha colaborado con reseñas, notas y entrevistas en diversas revistas y diarios del país. Es uno de los realizadores de Salón de lectura, sección de escritores del banco sonoro www.sonidosderosario.com.ar y editor de www.letracosmos.com.ar, un espacio de prensa literaria. Seleccionó y prologó Imaginarios comunes. Obra periodística de Fernando Toloza (2009) y publicó Letras de rock argentino. Género, estilos y transposiciones. 1965-2008 (Editorial Académica Española, 2011) y el poemario Baja tensión (Editorial Municipal de Rosario, 2012, mención del concurso de poesía Felipe Aldana 2011).  El peso del pasado (poemas) y Locales y visitantes (crónica) están inéditos, y se pueden leer en scribd.com. Este año, la editorial de la U.N.L. publicará Libro de novedades. Poesía y narrativa del presente, ganador del Premio de Ensayo Juan Álvarez 2012, en el rubro obra inédita. 


Imágenes impacto

Mamá me envuelve
con su mirada.

El pelo corto
realza
sus ojos verdes.

Imitando a una chica
de una publicidad de jabones
que pasan por televisión,
los agranda tanto
que deja ver
el blanco
desmesurado
de sus ojos.

La miro
por unos segundos
hasta que no soporto
el miedo.

Entonces
pone fin al juego.

Pero poco después
pido que se repita.

Así mamá me inicia
en la economía amorosa
del deseo
y el temor.





Rastros

Por las fisuras
del descuido familiar
suele colarse
el drama de los vecinos.

Huesos de gato en una vitrina
en un cuarto también usado
como cancha de vóley
donde nos astillamos los pies.

Cuerpos en exposición
de insectos, mamíferos,
costumbres documentadas
en pequeños libros de notas
por arqueólogos improvisados.

El Javo, el Mono.
Los perdimos de vista
cuando entramos a la secundaria
los chicos blancos del barrio.

El futuro incubado
estaba en todos
como la violencia.

Hoy pasé frente a la vieja casa
de mis amigos
y no quedan rastros
de ese laboratorio social.

La historia
–nos decía un profesor–
te pasa el rastrillo,
pone
a cada uno
en su lugar.





Pasajero

Enjuto
usa jeans y una camisa
demasiado grandes.

Como un leproso
sin cura
viaja el desconocido
sin acompañante.

El asco, la repulsión
han mantenido intacto
un perímetro de cuarentena
que nadie osa invadir
desde que encontró asiento.

A mí también me produce
bastante rechazo
su piel manchada.
Pero me siento
de todos modos.

Si yo estuviera como él
condenado a existir
con ese cuerpo,
también me cruzaría de piernas
y llevaría la camisa arremangada.

Disipo la incomodidad que me provoca
su piel ulcerada
como un niño asustado
que canta en voz alta una canción.

Los demás pasajeros se limitan
a observar con disimulo
la fealdad escandalosa
de mi vecino.

Por fin decide bajarse.
Me levanto para darle paso.

Pienso que por esa sola persona
deberíamos cambiar el mundo.





Oportunidad

Si anoche
descalzo y semidormido
aguardando evacuar
en el inodoro
hubiera escrito
lo que pensaba
más bien
lo que veía
en claras y sucesivas
imágenes
hubiera dado en el clavo.





Baja tensión

El calor ha avanzado sobre un barrio 
que no se lo merece.

Una noche más 
con baja tensión.

Este prende y apaga de la conciencia 
que puntúa la lamparita de sesenta 
cansa a cualquiera.

Si la luz se cortara de una vez 
sería otra cosa.

La oscuridad 
—bromeas.

Pero así el tacto y el oído
crecerían como dos temibles babosas
poniéndonos locos de contentos.

O podríamos jugar a contemplar 
las pocas estrellas 
que los monoblocks del fondo 
dejan ver desde el patio.

Pero la luz no se corta 
y agoniza espasmódica 
durante toda la noche, 
atizando la duda 
de si es cierto o fingido 
nuestro actual desconcierto.

Insomnes,
jaqueados por el ruido 
de los artefactos 
al borde de la ruina, 
se vislumbra más lejana 
la utopía del hogar.



Hombre de su casa

Platos sucios
para el otrora aventurero
de la mente
—hoy repartidor de leche—
que extraña oscuramente
los días felices
embotados
por el vaso de vino
del almuerzo familiar,
mientras los niños lloran o juegan
en el patio trasero
y la mujer refunfuña
frente a la pila de platos
del día anterior.



Rincones

La tía Florinda dormía 
la siesta destapada 
y sin corpino 
según ella misma decía 
desde el claroscuro 
de su cuarto.

Atravesé el pasillo y me detuve. 
Corrí un poco la cortina pesada 
y apoyé mis labios sobre el vidrio 
frío de la puerta,
ésa que da a la calle pero no se usa 
más que para sacar los muebles 
una vez al mes.

Un cielo tormentoso 
caía sobre el baldío 
de enfrente. 
El viento sacudía 
las rosas aisladas 
del patio.

Escuché un ruido 
en el dormitorio, 
entonces lo recordé:
"Mañana te voy a dar 
una sorpresa."

Ahora Florinda me hacía 
señas desde su cuarto, 
para que me acercara.

Traspuse la puerta, 
me dejé llevar.

Perplejo,
sorprendido
por el olor de otro cuerpo
demasiado real,
mi cuerpo se introdujo
en ese rincón húmedo
de la casa.



(tomados del libro Inmemorial, Baltasara Editora, Rosario, 2015)

   
MITOLOGÍAS

Rastrojos quemados a la vera del camino.

Los hombres creen
en la bondad de la ceniza.




MUERTE DEL PADRE

Presentí
los vientos
de una borrasca.

Sobrevino
como el soplo
que apaga
una lumbre.





PRIMAVERA

La feliz inflorescencia
del cardal ampara
espinas y aguijones.

Hay algo
de inhumano
en la belleza.





UNA VINDICACIÓN DE LA PENA

En la sustancia de la tierra que se rompe
y se levanta en menudas partículas
de elemental  melancolía
reverbera la luz.





RADIO PORTÁTIL

Deslizo la aguja por el dial.

Sílabas notas sueltas
chasquidos confluyen
en su flujo sonoro.

Es noche y en mi almohada
descansa un aparato
en sintonía con el mundo.





PATHOS

Parecía quemado
por el fuego.

Pero un paisano explicó
que era un árbol enfermo.

Del tronco brota
una savia oscura
que lo impregna todo
hasta matarlo.

Pobre arbolito del cerro
—añadió—
cuando te salió
la primera mancha.




GUILLERMO NEO [15.262] Poeta de Argentina

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Guillermo Neo 

Nació en Buenos Aires en 1971. Es hincha de Ferrocarril Oeste y sólo escucha radio AM.

Publicó:

El color de la Mesa (1998), Sucesos Orilleros (2000) y Poemas de superficie (2007).





Hojas en el suelo

Lloro en sueños
las sábanas amanecen secas.

Mi fisonomía
desmembrada
desalmada
embadurnada
envenenada
embrujada
desenfundada
desguasada

Congrega el dolor
de mis mujeres.
Aquí,
justo bajo la garganta
donde termina la nuez.

Río pureza en la vigilia
de un tierno corazón.

Me cocino en la sangre
de la ingratitud.

Lloro seco por la noche
Amarilleando



I

Las hojas caen sobre el piso.
Una y otra vez 
continuamente.
No dejan de caer
sobrevuelan
arrastradas por la velocidad de los autos.

El cielo mira impávido los hechos
como si desconociera 
el viento
como si nada tuviese que ver con 
la fotosíntesis.

Han tapizado el monte de un 
amarillo marrón claro verdoso
la hojarasca abonará las entrañas de la arcilla
o será barrida por los barrenderos de traje naranja.

Seguro que de aquí a unos meses
no quedará rastro alguno 
de abril,
habremos olvidado estos árboles rojizos,
por enésima vez perderemos la confianza en el teclado
y desayunaremos con un buzo verde
y la hornalla prendida.



II

Los pastos amarillean.
Las hojas amarillean.
Las palmas de mis manos
tienen el tamaño de las hojas del piso.
Ensoladas y en soledad.
Desparraman belleza.
Los cipreses se están amarronando.
La enfermedad viene de afuera hacia adentro.
El otoño hoy lunes
se hace invierno-




El cielo es un paisaje

El único paisaje que  nos permite 
la ciudad.
Si la pampa es un cielo al revés,
el cielo es un paisaje 
que al mirarlo da hambre.

Tal vez, en este preciso instante 
en los valles calchaquíes 
el cielo esté tan monótono y diáfano…
que no valga la pena mirar el cielo.

En cambio, este cielo céntrico no tiene nada que envidiar
a ningún cielo del mundo
solo es aire, luz y nubes a diferentes alturas.

Un avión se clava en un nubarrón,
al principio parece transparente
pero luego de un instante se disuelve 
Una vez más, una nube se come un avión.




Curuzú Cuatiá

El arroyo lo cruzamos a pie
por la parte mas angosta.
Piedras bajo el agua.
Brillan. 
Como ágatas 
como amatistas pulidas por el río.

Sumerjo las piernas.
No me veo los pies.
Los peces escapan veloces.

Cuanto más profunda 
más fría es el agua.
Un tronco hundido
duerme en el fondo arenoso

Un ancla de madera
bajo el estero
un bosque incendiado
un bosque inundado.

La tierra se ha endurecido
cubierta por una capa de ceniza.
Está seca como los ojos de un muerto.

Más tarde o más temprano
la lluvia hará barro del polvo
Y los cipreses germinarán entre juncales.



Aire 

Después de una semana de fina garúa 
hoy salió el sol.

Las madres, lavan 
Cuelgan
Lavan, cuelgan

El cansancio de las madres
Extenuadas 
Exhaustas

La ropa flamea
Una camisa blanca 
Un buzo rojo
Un pantalón azul
Una polera verde
Una remera amarilla
La blusa
Escurren mugre
Partículas de luz drenan la tela

Las doñas aprovechan el sol frío del mediodía
Tensan sogas entre árbol y árbol
Cuelgan allí su ropa mojada
Su trabajo tempranero

El viento zarandea 
La ropa tendida
Banderas de pobreza
Ondulan elegantes
Al costado de la Panamericana






Poemas de superficie (2007)



La casa del girasol

Los girasoles crecen frente a la casa.
Pegado al alero,
floreció el girasol más grande de todos:
tendrá metro y medio de alto
y su flor es del tamaño de un plato playo amarillo.

Ahora, mi casa no es una casa cualquiera
Ahora, mi casa es la casa del girasol.

Mi vecina O. dice que germinaron
De las semillas que les da de comer a los loros.
y ¿quién sabe? Tal vez sea así.

Hoy no se ve el sol
los girasoles se desploman hacia delante
como haciendo una reverencia a un dios ausente.








ADAM GAI [15.263]

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Adam Gai 

Nació en Argentina y vive en Israel. Es Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires y Doctor en Letras por la Universidad Hebrea de Jerusalén. Fue catedrático de literatura española y latinoamericana en la Universidad de Tel Aviv y en la de Jerusalén. Ha publicado, entre otros, artículos sobre la narrativa de Anderson Imbert, Bianco, Bioy Casares, Borges, Carpentier, Cervantes Cortázar y Piñera.
Cuentos suyos han aparecido en diversas revistas digitales y en las antologías Grageas (Ediciones Desde la Gente, Buenos Aires, 2007), La monstrua: Narraciones de lo innombrable (Vavelia, México, 2008)  y Otras miradas (Ediciones Desde la Gente, Buenos Aires 2008). Sus comentarios y artículos sobre cine pueden leerse en las revistas electrónicas  filmsdefrance.com, cinecritic.biz., etc.
http://www.adamgai.com/miscelanea





En el bar

Dos sillas blancas, de madera,
mirándose frente a frente,
separadas por una mesa de tapa blanca
sostenida por un caño fino
que no las deja tocarse,
sólo mirarse
impasiblemente, inevitablemente,
a menos que alguien venga
y las mueva o se siente
en una de ellas y entonces
el alivio de liberarse
de esos ojos blancos que ni siquiera
pueden cerrarse o mirar hacia otro lado.
Alguien acabará por levantarse,
acomodar inescrupulosamente
la silla usada frente a la otra
y ellas de nuevo mirarse con la mirada
de madera, fija, blanca, ineludible.







En Metula los pájaros no temen expresarse
las ruinas drusas se niegan a envejecer
las banderas de la independencia se olvidaron de guardarse
hay una calle para caminar solo
una llovizna para asustarse un instante
una frontera para recordar
restoranes que se alimentan de fábulas de pioneros sin alternativa,
la luna no compite con las estrellas, se tienden la luz
los perros no hacen caritas a los turistas
los hoteleros sonríen con fuerza
el silencio se calla demasiado
la piscina pública  cuida su privacidad, también el cajero automático,
 los paisajes  son desvergonzados
el Barón dejó aquí también la marca de su zapato,
las líneas blancas de estacionamiento esperan incansables
los tractores conducen tailandeses inmaduros
en el  almacén del pueblo suena una campana atenta que no llama a misa
la reflexión puede volverse penosa, tal vez  precisa
los chicos venden limonada a nadie que pasa
los poetas pasan más rápido que las aves migratorias
las montañas se quedan respirando.





FERNANDA AGÜERO [15.264] Poeta de Argentina

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Fernanda Agüero

Narradora, poeta nacida en Salta
Esta joven cuentista nació en Salta; ha recibido numerosos premios como la primera mención – año 1997 - "Clara Linares Saravia Arias" del Concurso realizado por la Municiplaidad de Salta. Ha recibido menciones especiales por la Asociación de Escritores Argentinos y en el Concurso Nacional de Arrecifes “Atilio Giraudo”.
Su libro de cuentos “Durante la lluvia” ha sido aceptado por la crítica y acogido con entusiasmo en el ámbito regional. Está considerada una promesa entre los escritores de la nueva generación.

Libros publicados:

* Durante la lluvia.
* Ulises, el Otro.
* Antología Poesía Mujeres Eva decidió seguir hablando.
* Entre la cruz y el barro



1. En este cuerpo estuvo Eva

en este cuerpo estuvo Eva
bebiendo los tragos absurdos de su soledad
imaginando
que no hay alambres de púas
en mi cuello
ni cepos en los pies

mariposa de trapo
ala frágil
abrazo en la noche

me vuelve caminante su voz libertaria
arropa la infancia en un pueblo lejano
besa las huellas
el barro
el aire que ventila mi sangre
cuando la pienso
con sus pies sin dios sobre la tierra

en un rincón de mí
ella ha tejido una cruz que parpadea

De "Entre la cruz y el barro"



2. La muerte

la muerte
fue la cruz aquella  con el fulgor del asesino
el amor
una daga corrompiendo su cuerpo y su mirada

el aire era cianuro
la serpiente en tu cuello
y el mundo (el frágil mundo )
el de las falsa amapolas
el de la muchacha rosa y sus perros
era atravesado por los tristes rostros del final

ya no sirve tu cántico cayendo en las trincheras
ya no serás la dama la fiesta el glamour

sobre el sendero humeante
el traperío
los cuerpos rotos
los nunca
los sin noche

los muertos
borran tu nombre del poema que quiero escribir

De: "Entre la cruz y el barro"





I

Ando medio desligada,
medio suspendida
entre las miradas
que no duermen,
siempre por partir
en medio de la bruma
que dejan aquellos
que pasan,
en medio de la nada,
de mí.
Medio moribunda,
remendando vidas
en las medianoches,
a media luz,
agazapada,
tanteando por si acaso
el amor,
los amores que parecen que llegan
de los pozos silenciosos
de la tierra.
Ando
desprendiéndome a veces
del cielo,
ambulante,
como la humedad
volatilizada,
que a veces se deshace,
se desborda,
se apaga.




II

Sacúdete un poco
la arrogancia
que impregna
de amores corrosivos
cuantos cuerpos.
Despídete
de esos entrelazos
de sábanas
que soñabas, inútilmente,
podrían cobijarte.
Suelta
tu savia corrompida,
olvídala,
como se olvidan
los ríos sin final
de los inviernos.
Sólo podrías tomar
estos ojos,
un poco de mis manos,
las huellas,
las pausas que dejan
los ausentes
y sentir
que la vida está
en la profundidad
que se dibuja
en las esperas.




III

Suelto la pena
como antes soltaba
las hojas
en los bosques.
La saco y la conduzco
hasta el umbral
donde moran
las cruces
y el abismo.
Ella vuelve
y menoscaba
el tiempo que me queda,
que me ata
con sus nudos
por las noches,
urgando
respuestas, palabras,
que no sé,
que no supe nunca,
como de dónde
podrían surgir las lágrimas
que inundan
las tardes copiosas
que rejunto,
obsesivamente
en los manuscritos
de la historia.




IV

Bar Madrid

Una mujer
trasmigra
con su vuelo
los blandos cuerpos
de la noche.
Hieren sus cristales
la carne,
embriaga los versos
que se cuelgan
de los techos
y en los agujeros
de los pensamientos.
Mira por sus ojos,
los de aquellos
que huyen
de la luz,
de los besos rutinarios,
de las flores muertas,
cotidianas.
Corroe con su aroma
de sexo maldecido
por las brujas
y deja que su vino
se vuelque en los bordes
de la eternidad.





POEMA 1

No sabes ya
de qué color son mis pechos
que se transparentan
en mi cuerpo.
No sabes que no hay centauros
trepando por mis muslos,
arándome bajo un sol
inextinguible,
no sabes  porque murmuran
los fantasmas en mis oídos,
ni sabes que las telarañas
se tejen en mi cuello
desmadejándome.
Todos los olvidos me arropan
en la noche, en esta hora
en que la paciencia
tiene dientes de hiena.-





POEMA 2

Cuando en  la comisura
de mis piernas,
alas abiertas de los relatos mundanos,
dejen de dibujarse
esos pájaros de espuma
que  confunden mi ombligo
con el mar
volviéndose mudos,
desarticulando  mis pasos,
 mis nombres  escritos por  la savia de aquellos
que  hicieron girar los espejos,
para  desencontrarme.

Cuando la sombra estrafalaria
que guarda mi vientre
se disperse, abandone su oficio
de guía por las noches,
 de barca, de farol,
y yo aparezca un día deshabitada,
 solo entonces podré creer
que a veces los espíritus emigran,
que el límite de la sangre
se dispersa en el viento
y que será el momento
de volver al punto de partida.-






ARTURO SERRANO PLAJA [15.306]

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Arturo Serrano Plaja

Arturo Serrano Plaja (San Lorenzo de El Escorial, 1909 - Santa Bárbara, California, 1979) fue un escritor y poeta español, perteneciente a la llamada Generación del 36.

Como a tantos poetas de su generación, la Guerra Civil Española y la victoria del bando sublevado marcaron su vida, que trascurrió en su mayor parte en el exilio.

Antes de la guerra fundó Hoja Literaria, una de tantas revistas literarias que entonces se publicaban en España, y más tarde fue director de Hora de España. Tras la guerra civil y la derrota del bando republicano se vio obligado a marcharse de España, recorriendo en su exilio Argentina, Francia y Estados Unidos. Publicó principalmente poesía como El hombre y el trabajo, (1938); Versos de guerra y paz, (1944); La mano de Dios pasa por este perro, (1965), aunque también escribió narrativa como el libro de cuentos Del cielo y del escombro, (1943) ó la novela Don Manuel de Lora (1946) y ensayo como Realismo mágico en Cervantes (1966) y su última novela, La Cacatúa Atmosférica (1971)





¿NOS OYES?

Sachka, Sachenka, hermano mío.
¿Sabes que hoy es Octubre?
¿Ignoras que ya es un mes sin fecha,
noche clara con una sola estrella?

Tú, muerto, lejos,
sin saber que tu sangre,
lo mejor de tu sangre escarnecida
corre por otras venas.

Tú, que, arrepentido sin culpa,
prendiste la tierra
y en ella el dolor y la renuncia,
eres hoy un destino de luces,
una sombra apacible.

Porque también la vida que tú sacrificaste
puede ser, con idéntico anhelo,
una norma de lucha,
un sacrificio de triunfo.

Porque ha existido un Lenin
—padrecito implacable—
que mitiga en su alma
tu sed de justicia.

Porque ha ocurrido Octubre.

¿Nos oyes?

Sachka, Sachenka,
ardiente joven.

¿Nos oyes?

Hoy todos tus hermanos,
rojos
de tu sangre,
lloran tu perdida adolescencias
Y en ellos
resucita, lejana, tu pureza.

Octubre, Madrid, 4-5 (octubre-noviembre), 1933, p. 19






CON LA LUZ MÁS PROFUNDA

Hay muertos que asombran las ciudades
con el lívido silencio de sus pasos.

Hay silencio que se clava en la frente,
antes de que nadie pueda hurtar su cuerpo
a la sombra de un gesto candoroso,
como anuncio de misterios imposibles,
de sangrientas y terribles heridas.

Hay muertos que asombran las ciudades
con su voz de mandato,
para que nadie pueda preguntarles
que corazón que palpita en las estrellas.

Hay muertos que asombran las ciudades
pero en el último rincón de nuestro pecho
donde la sangre batalla con las horas
sentimos agolparse en nuestras venas
la tumultuosa luz de aquel adolescente.

Con la luz más profunda de los ojos
queremos acogernos a ese fuego impreciso,
a ese amor de la tierra temblorosa
que desemboca en el pulso estremecido
de un entusiasmo loco o de un llanto profundo
Con el sabor más ardiente de la boca,
pronunciamos la palabra decisiva
para ser ola tímida en aquel mar vacilante,
en ese tempestuoso océano
que se inicia con el primer declive de unos senos,
rodando hasta el furor de los sentidos.

Con el sabor más ardiente de la boca
o el dolor acerado
de unas manos que buscan las espinas
palpamos el calor de otros tactos ardientes,
de un amor abrasado
de un llanto en otros ojos.

Queremos acogernos al temblor de otro cuerpo
entre los brazos.
Nos acogemos a la huella parada en el espacio
de esa brillante mirada nocturna
de ese candido esfuerzo agonizante
doblado hacia el confín de su destino.

Con la luz más profunda,
nos acogemos al asombro de los muertos
quedándonos en tierra.

El Tiempo Presente, Madrid, 1 (13 de marzo 1935), p. 8.




AL HUNDIRSE LAS MANOS

Poco después de haber nacido el viento,
la luz, la roca y las flores,
a los pocos balidos del mar y de los astros
hubo un instante en que la niebla
se agolpó a las atónitas pupilas
cegando las miradas,
se apretó contra el reciente calor de los cuerpos
invitando a los dedos a crisparse
sobre su tibio y penetrante aliento.

Se hizo densa la niebla
como una invitación ineludible.

Como la carne ardiente de unos brazos
que vuelan hacia el cuello,
la tiniebla, unos labios,
se posaron en la frente de la Tierra
decretando un torrente de sangre.

Se encontraron las pupilas frente a frente,
se encontraron los hombres.

Al hundirse las manos,
al rasgar los dedos la niebla o locura
se llenó la boca de un sabor amargo,
metálico, misterio.

Se encontraron los hombres en el mundo,
por decreto del cielo,
solos, abandonados.

Se encontraron las pupilas frente a frente,
coincidieron los llantos en un solo cauce
y en las venas palpitó la sangre
un latido de arena,
un amor de cuerpos libertados,
un temblor de corazones en sombra.

No como esperanza vaga
de un retorno imposible a los huesos.

Como la sangre que se asoma al mundo
desgarrando los dolorosos labios de una herida
como sangrienta herida,
como amor insaciable,
como muerte certera.

Como grito de júbilo en la tierra,
a través de los bosques, 
por en medio del llanto,
se buscaron los hombres y juntaron sus pechos,
se abrasaron los labios en un solo fuego
y el errante planeta melancólico
que vaga en el espacio abandonado,
le brotó un corazón con sangre de gemidos.

A través de los bosques,
los hombres frente a frente,
el cielo era un desierto silencioso.

1616 saw the death ofW.S. & M. de C. (English & Spanish Poetry), Londres, VII (1935), pp. 132-133.




A TIENTAS POR LOS HUESOS

Cuando haya muerto la sombra del olvido
del último recuerdo de un arcángel,
cuando los ojos hayan derramado
las lágrimas postreras de su llanto
y en el último recinto de la pena
no quede ni un gemido ni un lamento.

Cuando el cielo sea un páramo de abandono y tristeza
y los ojos de un ángel derrumbado
se cieguen con el polvo de los viejos rincones
y en los senos de una virgen caída
se enredan los polvorientos brazos de la hiedra,
las ortigas amargas, el lívido silencio
de los viejos cementerios arruinados,
el triste desenlace de una sangre parada,
entonces, cuando todo esté a punto de morir olvidado,
explosiones de sangre harán saltar las venas,
surtidores de sangre brotarán en los labios
a través de las manos, en los ojos,
en las frentes calumniadas y en los sexos

Cuando los astros a punto de pararse
a punto de perder el equilibrio
que remotas fuerzas ordenaban
equivoquen su ruta por los cielos,
y cuando el último amor se desmorone
beso a beso como un muro de arena,
y cuando ya no quede nada de nada
y cuando nada, nada signifique,
se clavarán los dedos en lo más alto del pecho
derribando a zarpazos la carne de su cuerpo
para palpar, ansiosos, los pulmones oscuros,
los manojos palpitantes de venas
para escuchar el murmullo de la sangre
y el suceso de un corazón convulso y agitado.

Para buscar por en medio de la carne
a tientas por los huesos,
a gritos por los músculos torcidos,
esa esperanza firme,
ese latido verdadero,
ese instante y ese instante y ese instante
y esa vida que se muere a galope.

¡616 saw the death ofW.S. & M. de C. (English & Spanish Poetry), Londres, IX (1935), pp. 182-183.



ESA VOZ HUMILLADA

Esa faz desastrosa o aquel rostro deforme
que aparecen de pronto en el mundo
sin luz en los ojos, envueltos en tinieblas.

Aquella muchedumbre que se mira por dentro
hacia ese oculto rincón de su pecho,
hacia ese lugar misterioso y oscuro de la carne
donde tiembla la vida y palpita el asombro,
hallando solamente un agujero negro,
un tenebroso boquete sin sangre.

Esa mano crispada que desgarra la carne
desvencijada o miserable de su cuerpo,
que indaga por su pecho buscando el corazón
y en su cuerpo no encuentra más que una encrucijada
de venas sin ternura,
de sangre sin palabras,
de labios abrasados sin amor.

Ese cuerpo amanecido sin cariño
en la confusa fiebre de un hambre turbulento,
ese bulto andrajoso que Dios ha ordenado
en el cauce misterioso de los siglos,
pregunta por el hálito de un ángel
reclama una palabra de silencio.

Y en el desprecio de todas las esquinas,
cuando el fermento de esa voz humillada
de ese ofendido cuerpo sin consuelo
se derrama en un llanto caudaloso y oculto
sin fuerza para el crimen,
una sombra rodando por las nubes
erige un monumento a los hombres.

Levanta un pedestal para la tierra
de tiernos corazones vacilantes
esa mano suspendida en el aire
que ignora su ademán de caricia,
esa voz que al llorar no pregunta
el momento y el sitio de su muerte.

Y esa muerte que llega
sin un clamor lejano de trompetas,
ese grito malherido de la sangre
que paraliza de un golpe las gargantas,
es el himno entonado por la voz de los mares,
por la voz temblorosa de los vientos.

Es la estela de la sangre
que va dejando el mundo en el espacio
cuando un corazón firme,
humilde o melancólico
se dobla levemente hacía el ocaso.

Sur. Revista de orientación cultural, Málaga (enero-febrero 1936), pp. 8-9.




POEMAS DE LA MÉRIGOTE (1939)

Serie de poemas inéditos. Aunque la mayoría no están fechados, por su ordenación y contenido su escritura parece comprendida entre febrero y diciembre de 1939, durante la estancia de Arturo Serrano Plaja en La Mérigotte tras su salida del campo de concentración de Saint Cyprien. Contiene:

1 : "La Libertad ofendida (Segundo Canto a la Libertad y Primera maldición contra la ofensa)", fechado en La Mérigotte, 8 de abril de 1939 (5 páginas numeradas).
2: "Oda a los soldados", poema de 335 versos, sin fecha (17 páginas numeradas — excepto las tres últimas— + 3 hojas sueltas, a máquina, con la versión definitiva de las dos primeras secciones). Dividido en tres secciones: I- "Salmo 137", "Invoco a las palabras"; "Hablo de España"; "Inciso de la flor"; "Hablo contigo"; II- "Las primeras preguntas"; "Discutimos con ellos"; "Del misterio"; "Del conocimiento"; "El tiempo"; "El espacio"; "De los dioses" e "Invocamos el espectro de los pueblos"; III "Crece, crece el olvido..."
3: Serie de cuatro poemas, sin fecha (4 páginas sin numerar): "Miro el agua del río sumergida...", "Cayendo a campanadas de misterio...", "Aquí llego cansado, no rendido... " y "¡Qué triste está sin ti la primavera! ..."
4: "El héroe asesinado (Elegía a España)", sin fecha (portada con esquema previsto del poema + 9 páginas numeradas).
5: Serie de cuatro poemas, sin fecha (6 páginas sin numerar): "Gozosamente triunfa vuestro macizo culo,...", "Del más húmedo pozo de amargura,..."; "Dame, España, dolor por tus ciudades,..." y "Bajo un cielo de lluvia cabizbajo...".



LA LIBERTAD OFENDIDA

(Segundo canto a la Libertad y Primera maldición contra la ofensa)


I

Salen todas las putas de Madrid a recibirte.
Caudillo: salen todos las viejas desdentadas,
poniéndose medallas guardadas, entre pelos,
en viejas y careadas monárquicas banderas.

Salen todos los mocos de Madrid a recibirte.
Todos los aprendices de tierno cabronzuelo
dejan pálidamente su gesto de embajada
y salen temblorosos de histérica pudicia.

Salen pidiendo misa todos los sacristanes
y todas las solteras de virgo enmohecido
saludan a saltitos gritando "¡arriba España!",
con un gozoso espasmo de moro en la entrepierna.

Salen todos los cuernos y todos los sobacos.
Sale toda la esperma de Madrid contenida.
Salen todos los hijos que buscan a sus padres
en todas las esquinas y sólo suman siete.

Entre todas son siete, y el homenaje media.
Caudillo: siete y media salen a recibirte.


II

Puedes entrar con moros que te guarden el culo.
Pueden entrar los moros cagándose en mis muertos
y hundiendo a bofetadas reliquias de pureza:
que a mí sólo me importa de Madrid su esperanza.

Que a mí sólo me importa de Madrid su semilla.
Que a mí sólo me importa de Madrid su recuerdo.
Que a mí sólo me importa de Madrid su campana
llamándome a la muerte con lágrima y cristales.

Que a mí sólo me importa de Madrid tu derrota
y el restregón de orgullo que te tiró a los ojos
tejiendo un estandarte de muertos a su puerta
zurcidos a la tela de su impalpable gloria.


III

Volveremos un día con todos nuestros muertos.
Volveremos un día con todas las legiones
de niños y de muertos,
de muertos y mujeres,
de muertos y soldados,
de muertos y de muertos.

Con todas las escuadras de muertos y fantasmas
que habitan en la noche su sueño de heroísmo,
con todas sus estrellas,
con toda su amargura.
Con todo el corazón ensimismado.
Con todos los fusiles y las piedras
y toda la ceniza de España malherida.

Y con todos los pájaros de llama
que brillan con orgullo a pesar vuestro,
que cantan y que esperan y que cantan
con orgullo mayor y tan furioso
que fuera una vergüenza si no fuera
una mayor vergüenza no tenerle.

Con toda nuestra tropa volveremos,
con toda nuestra fuerza no vencida
de niño y de misterio, de palo y de locura.
Con todas las palabras más usadas,
a levantar rumores abrasados
pronunciando en voz baja, levemente,
los nombres inmortales.

Sintiendo sacudidas vigorosas
de agónico dolor cristalizado
sobre un nardo reciente que ha surgido
del corazón purísimo de un muerto.

Y volveremos todos
con todas nuestras novias y mujeres,
con hijos y con años y con penas
a todos nuestros pueblos,
a toda nuestra España,
a todo nuestro sol y nuestra luna.

Y todos volveremos con nueva poesía
y la misma esperanza,
y con la misma furia
de aquel minuto mismo, vivísimo y entero
en que diez mil obuses no pudieron con Ella,
ni las diez mil traiciones,
ni los diez mil hocicos,
ni los diez mil incendios.


IV

Míralos: aquí están.
Caudillo, míralos: aquí están mis amigos.
A todos nos preside, más grande, Federico,
desde su oscura sombra de muerte y terciopelo,
de raso maltratado,
de libro donde estaba la gracia y no la viste,
de flor inalterable mantenida.

A todos nos preside, desde su voz profunda,
más alta todavía, don Antonio Machado,
con un bosque de encinas clavado en su memoria
y el Duero recorriendo su frente fatigada
de tanto verso grave,
de tanto dolor hondo.

Míralos: aquí están.
Ni Antonio. Ni Ramón. Ni Juan, ni Rafael.
Ni Emilio. Ni Miguel, ni tantos otros.
Ni mi amada, morena,
con su serena gracia dolorida,
ni las recién nacidas valerosas,
Virginia pequeñita y Alicia morenilla,
saldrán a recibirte.


V

Estamos lejos, lejos.
Estamos todos solos.
Estamos asomados al borde de la pena
para volver a tiempo de escupiros a todos.

De mataros a todos.
De enterraros a todos.
De escupiros a todos
y enterraros a todos.

De borraros a todos de la triste memoria,
entrando y profanando, en vuestros muertos,
con sacrilegas manos encendidas,
el podrido linaje de vuestra turbia esencia,
la pena y la memoria de la pena,
la muerte y la memoria de la muerte.

La Mérigotte, 8 abril 1939




MIRA EL AGUA DEL RÍO: SUMERGIDA

Mira el agua del río: sumergida
en su propio destino, mansamente,
devuelve el cielo al cielo
y a la tristeza tibia de la tarde
la sencilla congoja de sus nubes.

Tus ojos son el río más sereno
de este dolido amor que me circunda:
te miro y en silencio,
un crecido crepúsculo me ofrece
que es mi sombra traspuesta en tu mirada.

Mira la hiedra antigua cómo crece
y a su lado la tierna flor reciente.
También tu amor me brota
purísimo y sencillo y delicado,
junto a la hiedra antigua de la pena.

Mira por fin el pájaro cimero.
Así canta el dolor enamorado,
sonoramente puro,
en la elevada rama temblorosa
del árbol del amor en este abrazo.





CAYENDO A CAMPANADAS DE MISTERIO

Cayendo a campanadas de misterio,
a gotas de dulcísimo quebranto,
mansamente tu gracia me invadía.

Se anunciaba la menor primavera
bajo el lluvioso cielo tornadizo,
en cierta florecilla en la vereda
ya dócilmente verde a la pisada.

Absortos en el agua, ensimismados,
confundían los árboles y el cielo
en la penumbra incierta su agonía.

Y oscuro, tembloroso y palpitante,
batiendo con sus plumas mi silencio,
un milagro moreno alzó su frente
desde el corto revuelo hasta mis hombros.





AQUÍ LLEGO CANSADO, NO RENDIDO

Aquí llego cansado, no rendido,
bajo el peso de España en mis espaldas.
Aquí traigo mi saco de dolores
y mi mayor talego de esperanza.

Aquí traigo una muerte carcomida
de viejas arruguitas en su cara
y aquí traigo también, enardecido,
un recuerdo a mechones, un aroma
de joven y vivísima pureza.

Si pasó antes el orgullo, a mí me queda
un orgullo mayor y tan furioso
que fuera una vergüenza si no fuera
una mayor vergüenza no tenerla.

(Hablo del orgullo que parece vergüenza
y que es tan alto que se hace humilde).






¡QUÉ TRISTE ESTÁ SIN TI LA DULCE PRIMAVERA!

¡Qué triste está sin ti la dulce primavera!
En esta reducida morada de tu aliento,
en esta mansión honda de tu dulce mirada,
morena me acompaña la sombra de tu ausencia
por todos los senderos en que mi amor te busca.

Las líneas que otros días dibujan en el cielo,
los círculos que trazan de vuelo riguroso,
ceñido a su armonía, los rubios alcotanes,
hoy son ensimismadas preguntas de recuerdo.

Se asombran de las huellas perdidas de mis pasos,
sin los tuyos al lado, de ofrecida ternura,
las flores delicadas que mansamente cierran
su pétalos humildes cuando la tarde muere.

Me voy por el sencillo camino de cipreses,
buscando, en su prestigio romántico, tu aroma.
El sol ya casi oculto, dorado, está en la cima
solemnemente puro de estos árboles quietos.




AQUÍ NO LLORA NADIE

¡Aquí no llora nadie!
Las madres en España van vestidas de negro
y cubren su cabeza con pañuelos oscuros.

¡Aquí no llora nadie!
Las novias en los pueblos comen de un pan moreno
y pisan, en pequeño, lo mismo que los hombres,
cuando van tras los bueyes por el flaco terreno,
dirigiendo con mano firmísima el arado.

¡Aquí no llora nadie!
Por los míseros montes se desgarra la tarde
y un niño con descuido de hombre grave conduce
rebaños reducidos de escuálidas ovejas.

Mas allá tras los montes, ronca y siniestramente,
la muerte permanece.

¡Aquí no llora nadie!
El ansia, entre dos luces, va fingiendo descuido
con menudos quehaceres. Mientras, humildemente,
las vecinas escuchan, con un silencio llano,
la voz grave de un viejo, sus noticias severas.

¡Aquí no llora nadie!
Los hijos y los novios, hermanos y maridos,
los hombres que se visten con géneros de pana
y tienen la piel dura de sol y vendavales,
se van y se despiden y forman batallones.

¡Aquí no llora nadie!: Se van sencillamente.
Nadie, no. Aquí, nadie.

¡Que lloren otros pueblos su libertad perdida!

Aquí las hachas talan dulcísimos pinares,
que los martillos clavan en féretros desnudos.
Que otras mujeres lloran sus maridos vivientes:
para los hombres muertos hay respeto, en España,
y un silencio mordido y un esperar callado
y un campo de batalla para sus sucesores.

¡Que rompan los pañuelos!
¡Que los rasguen a tiras blanquísimas de hilo!
¡Que los ciñan bien frescos a la herida caliente 
o que cubran con ellos la muerte prematura
de ese joven soldado!
¡Aquí no llora nadie! Y el corazón domina.

Y si se vierte sangre, las lágrimas se ahogan
por la noche, en silencio, contra la dulce almohada,
junto a la espesa niebla de un presagio nocturno.

¡Aquí no llora nadie!
Aquí la muerte pierde.

Aquí se alzan los pueblos con sangre a borbotones
y aquí se muere a golpes durísimos de plomo.

¡Aquí no llora nadie!

(EnEl hombre y el trabajo)






LOS DESTERRADOS

Con mis ojos los he visto:
desterrados, miserables,
vagando por los caminos,
campesinos andaluces;
hombres, mujeres y niños,
caminan, yo no sé adónde;
caminan, y van perdidos.

Con mis ojos los he visto:
al pie de las carreteras,
que hacia Córdoba son ríos
de bestias y muchedumbres,
buscando entre los olivos,
si no refugio, la sombra;
si no paz, siquiera el olvido.
Con mis ojos los he visto:
de la más terrible ofensa
que en España se ha vivido
son testimonio sangriento
sus pasos de perseguidos,
sus pies hinchados, su voz,
que suena como a vacío
relatando los horrores
que en su pueblo han cometido
los fascistas y los moros,
los bárbaros señoritos
que a su pueblo, en bajo precio,
al extranjero han vendido,
como en otro tiempo hicieran
con el Cristo redivivo.

Los he visto con mis ojos
destrozados, no vencidos
en el desigual combate
que con moros han tenido;
emigrantes en su patria,
del fascio son buen testigo;
las mujeres de Baena
que no tienen ya marido,
los hijos de aquellos padres
que en El Carpio han perecido,
y en Villafranca, Posadas,
Pedro Abad, Lora del Río,
luchando con escopetas
contra fusiles sombríos;
que emigran por los caminos,
porque todo le han robado
los fascistas enemigos;
largas filas de mujeres,
hombres ancianos y niños,
los he visto con mis ojos:
por los campos van, perdidos.
Pero les queda coraje
para pedir a otros hijos
de otros padres de otros pueblos
justicia para enemigos;
pero queda en sus gargantas
un mensaje malherido,
un grito de los que han muerto
luchando contra el fascismo:
¡Guerra a muerte, puño en alto;
venganza de nuestros hijos,
justicia seca queremos
para el fascismo asesino!

Justicia seca pidiendo,
con mis ojos los he visto.

(En Romancero General de la Guerra Española)



VICENTE MONROY [15.307]

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Vicente Monroy

Nació en Toledo en 1989. Estudia Arquitectura. Le han llamado “el Eminem de las letras españolas” y eso le gusta. Se puso el apellido Monroy en 2014 y desde entonces ha publicado cinco poemarios (Estado del bienestar, t.rex, :OOO, he vivido una mentira desde el día en que nací pero no me importa porque ya me he acostumbrado y la realidad virtual) y una novela (traigo el fuego). Todos se pueden encontrar gratis en internet a través del http://about.me/v.monroy , y también otras cosas como la película que codirigió como parte del colectivo Celíaca Me va a encartar el siglo 21. También es ayudante de dirección de la última película del mítico Gonzalo García-Pelayo (Niñas) y prepara las siguientes. 

Otro poemario más en construcción con el escritor rosarino Derian Passaglia, con el título provisional El barroco está de moda otra vez. Formo parte del consejo de redacción de la revista digital de cine Cineuá y colaboro con otras (Transit, El rayo verde, Détour…). También con publicaciones de otros temas (Efecto2000, E-imagen…). Escribo letras de canciones para la cantante Maca FVO. He sido ayudante de dirección del mítico director de cine Gonzalo García Pelayo en su nueva película Niñas, que se estrena este otoño.



1

Vicente, ¿y tú por qué escribes?, me pregunta
tirado boca abajo en la elipse de hierba
que se abre de camino a la piscina
con la luz en la espalda
haciéndole cenefas
porque parte del Sol se queda entre las hojas
de los árboles para que crezcan fuertes.
¿Por qué escribes? repite
con los ojos cerrados
y el césped que los roza
y mueve sus pestañas
y miro cómo tiembla
la hierba con el viento
y su cuerpo se estira.
Se está muy bien aquí.
Va a llegar el verano
pero pienso en el frío junto al mar.
Un día de diciembre -tenía siete años-
me bañé con mi padre.
El agua estaba helada, tan fría que quemaba
y luego nos secamos tiritando
con la misma toalla y me abrazó.
Tanto frío que queríamos hablar
pero no nos salían las palabras.



2

¿Por qué escribes, Vicente?
y miro a dos palomas
en guerra frente a un banco
por un trozo de pan
y dos chavales rusos
en frente del kiosco
vestidos con camisetas de fútbol
que están hablando y luego
empiezan a reírse
pero no sé por qué
porque no los entiendo.
¿Por qué escribes?
y escucho agua cayendo
en algún sitio que no puedo ver
porque lo tapan los árboles
y recuerdo a mi padre
con los labios morados
y las olas rompiéndole en la espalda.
Entramos en el coche,
encendimos la calefacción.
Papá -dije- tenía tanto frío
que me temblaban las piernas
y pensaba que me iba a derrumbar.
Menos mal que me abrazaste.
Hoy
quiero escribir un poema muy alegre
que termine diciendo:
"Pienso seguir en pie
cuando se acabe el mundo.
Cogeos de mi mano”.



3

Vicente, ¿y tú por qué escribes? me pregunta 
y pienso en el mar aquella tarde 
con mi padre y las olas rompiendo 
en una roca alta
que aguantaba a varios metros de la costa
las brutales embestidas del agua.
Luego el mar se oscureció.
Primero se redujo unos segundos
la longitud del cielo
sobre nosotros, metidos en el coche
(el coche en la marisma, a la derecha
encerrados el agua
y un grupito de árboles en un cerco virtual
que formaban las casas y el muelle que avanzaba
hasta tocar el cielo, muy soberbio)
y luego el cielo empezó a recogerse
y luego volvió a abrirse y luego se hizo enorme
y reventó, y el frío fue empañando las ventanas
avanzando desde el borde una capita de escarcha
hasta teñir el paisaje totalmente de gris.
Este tipo de cosas suele pasar con frecuencia, 
son fenómenos naturales
aunque siempre me asombran.
Las palabras no los pueden describir. 
Quiero dejar mi nombre escrito en todas partes
por si alguna vez se acaba el mundo.



Poema 

Ningún activista de Greenpeace ha preguntado a los delfines si prefieren ser libres
Al otro lado de la puerta, de este lado del invierno lees a media voz datos curiosos en un foro de Internet. Desde la cama tumbado no puedo verte. 
El tiempo es una cosa extraña –dices-. ¿Sabes que cuando se construyeron las primeras pirámides todavía existían los mamuts?
Tú hablas del tiempo y yo pienso en el espacio. Millones de átomos separan ahora tu cuerpo de mi cuerpo –pienso metálicamente.   
Al otro lado de la puerta, de este lado del invierno no te veo, pero veo tu sombra avanzando en la pared. 
¿Sabes que si la historia de la Tierra se comprimiera en un solo año, los humanos aparecerían el 31 de diciembre a las 23:58?
Tampoco creo que nunca vayamos a poder ser completamente felices como esos delfines liberados por activistas de Greenpeace. 
De este lado del invierno dibujo mentalmente un mapa para descubrir si nuestros desplazamientos del uno hacia el otro son eficientes desde un punto de vista mercantil o desde un punto de vista compositivo.
Vamos a sumar cosas que nos unen y a restar cosas que nos separan.
En el mapa podemos marcar tus recorridos por la ciudad en color rojo, los míos en azul y los que hacemos juntos en verde. Será un trabajo inútil pero puede que nos ayude a ocupar la mente y olvidar por un momento la época a la que pertenecemos. Sacaremos conclusiones precipitadas y en el mejor de los casos discutiremos acaloradamente sobre el rumbo que tomar en nuestras vidas. 
Delfines libres, saltando frente a un atardecer de tonos fosforescentes. 
Al otro lado de la puerta lees a media voz pero ya no sé qué dices. Son las 23:58 de un 31 de diciembre y tu sombra no se mueve. Tu voz leyendo datos curiosos se es el zumbido de un robot inteligente rebelándose contra la raza humana. 
Mi cerebro pensando es un mamut congelado en el Polo Norte. 
Puede que algún día robot y mamut luchen, y esa es información privilegiada que los átomos que nos separan podrían utilizar en nuestra contra. 
Desde la cama, tumbado he tenido la sensación de que nunca podré volver a verte. 
Voy a cerrar los ojos para imaginarte y ojalá cuando los abra el cielo siga estando arriba y el suelo abajo porque de lo contrario no sabría qué hacer. 
A veces me gustaría ser un mamut para estar extinguido. 





POEMA

En la plaza, delante de un bloque gris de hormigón estás tan perdido que pareces otra cosa. Hay un 49% de posibilidades de que te eches a reír y un 49% de que te eches a llorar. El otro 2% le pertenece al azar.

Me miras con el azar en el fondo de los ojos que es raro que me miren. Vas a decir algo.

Al final no dices nada y miras al cielo y eres como una misión espacial fallida. Es como si dijeras: “algún día los mejores de nosotros formaremos parte de la colección de Grandes Clásicos de la Literatura del siglo XXI. Venderán nuestras obras por fascículos y entonces sabremos que hemos fracasado”.

Levantando la vista ves cosas intocables como aviones y nubes.

Te dejo las gafas de sol para que escondas los ojos tan rojos del after. Parece que vas a decir gracias y aunque al final no dices nada sé lo que estás pensando.

“¿Nunca te ha pasado que escuchas una canción en bucle durante dos días y luego te cansa?”

:_(

Soy una canción de rap que escuchas en bucle durante dos días y luego te cansa pero también soy quien te pide un cigarrillo en el banco de hormigón mientras mira hacia abajo.

Una cosa es el presente y otra el futuro. Tú quién eres. O mejor quién quieres ser.

Eres un viajero del tiempo perdido en una época o es la época la que se ha perdido. Si consigues arreglar tu máquina del tiempo quiero que viajemos a dentro de dos minutos y cuarenta y tres segundos. ¿Por qué?, me preguntan tus ojos. Porque he tenido una premonición.

Quieres ser la peor conexión con la realidad que he conocido pero incluso eso es mejor que estar solo. Mi conexión de 20 megas. Vamos por una montaña. Vamos cada uno a nuestra casa. Si volvemos a vernos que sea en el pasado.

:__(

Primero me siento mal, pero luego me siento no tan mal. Tumbado en el banco de hormigón no he querido besarte porque estaba pensando en cosas demasiado pequeñas y ahora erguido en el banco de hormigón no quiero besarte porque estoy pensando en cosas demasiado grandes.

No interpretes los besos que te he dado antes como señales de nada porque son un gesto automático. Un tic. La única razón que me lleva a estar contigo esta noche es un terrible dolor abdominal que también me sirve para prever cambios meteorológicos bruscos.

La presión de tu cuerpo al abrazarme me ayuda a soportarlo. En cambio no soporto tu unidireccionalidad. Demasiadas películas me han vuelto insensible a todo lo que no se vea en plano-contraplano.

Tampoco soporto otras cosas de ti como que utilices largas secuencias de frases cortas y sin contenido para callar las mías complejas y llenas de subordinadas.

He tenido una premonición hace dos minutos y cuarenta y tres segundos y ahora hemos viajado en el tiempo en tiempo real. Sé exactamente lo que estás pensando.

“ Lo que dices no me sirve”.

“Edítate”.

:___(

De los 20 megas que tengo contratados 15 son reales y los otros fantásticos, y de los 15 reales sólo 7 son tuyos. Son “tu mayor logro”.

Los otros 8 me los imagino como concavidades y convexidades que las veces que me siento capaz de hacer definiciones defino como “unidades mínimas de significado”.

Si junto varias de estas unidades puedo formar enunciados complejos que me permitan enfrentarme a series del pensamiento abstracto e incluso desarrollar tecnología con ayuda de mi pulgar oponible. En última instancia puedo hacer cosas que redunden en el bienestar de toda la humanidad pero no quiero.

Quiero ir contigo al cine a ver comedias de adolescentes e intentar sacar conclusiones filosóficas de una línea de diálogo de Drew Barrymore, y puede que a través de lo superficial algún día podamos explicarlo todo desde el principio y hasta el final de los tiempos. Con el principio me refiero al big bang. Con el final me refiero a “una tarde juntos donde la canción que hemos oído en bucle durante dos días de repente deja de gustarnos”.

No necesitamos excusas para estar tristes porque somos mejores que el resto así que limítate a estarlo sin darme explicaciones. No me culpes si este poema te parece triste porque la culpa no es mía.

Es de la sociedad





El Domingo del espacio exterior

Vamos a bailar juntos ahora que nuestros amigos se han dormido. Que se haga de día. No podemos poner música o despertamos a toda la casa, así que bailamos en silencio y me dices al oído: “parece que bailamos en el espacio exterior, donde el sonido no se propaga”. La casa es una nave espacial y la ciudad es un planeta desconocido. Si salimos de paseo vemos las estrellas muy brillantes, como nadie las ha visto nunca. Vamos a jugar a que yo te hago preguntas y tú respondes sin pensar y te pregunto qué es lo que más te gusta del universo. Si quieres estamos bailando un ritmo tropical. Si quieres estamos bailando un ritmo electrónico. 
              
Vamos a dormir un rato y tenemos un sueño donde estamos flotando en el espacio exterior. No me esperaba esta sensación, ya no le tengo miedo a flotar en el espacio. Voy a levantarme antes que tú y preparo el desayuno porque estoy de buen humor. Huevos fritos, tostadas con queso. Comemos en la terraza mirando la ciudad que es un planeta. Es el domingo del espacio exterior.
         
“Es el domingo del espacio exterior”, te quiero decir más tarde en la piscina, “estamos flotando en el espacio y vemos a la gente en la Tierra que parecen hormigas”. Empiezo a escribir un poema donde los dos tumbados miramos el cielo y nos preguntamos dónde empieza y dónde termina. Dónde termina y dónde empezamos nosotros. Pero me distraes y lo tengo que dejar a medias. Si hablamos debajo del agua te entra la risa porque pongo voz de ballena. Si no te quieres meter en la piscina te tiro. Al principio te enfadas pero luego me perdonas y luchamos buceando. Mira lo que es que te pase el dedo mojado por la espalda caliente del sol. Mira lo que es que me abraces justo al salir del agua cuando estoy seco.
          
Atrapado debajo de mi cuerpo dices que no me mueva y te da un escalofrío. Mira la ciudad-planeta; nuestra misión es llegar al súper, comprar cerveza, volver a casa. Va a ser mejor que no mires a nadie. Pero yo me distraigo en la tienda de tattoos y tú te distraes acariciando a un perro cocker. Nuestra misión ha fracasado. Ahora estamos atrapados en el universo. Quiero un tattoo de un ancla que diga debajo “el mar es enorme, casi inabarcable, pero también es azul y eso me tranquiliza”.
           
Vamos a revolcarnos en este césped del planeta nuevo que hemos conquistado. Me dices al oído que te pica el césped en la espalda quemada por el sol. Más tarde, mirando las estrellas te hablo de mi poema sobre el espacio exterior. “No sabemos dónde empieza y donde acaba el universo”, te digo. Que pobrecitos, dices, que no sabemos nada. “No me importa”, te respondo. “El espacio exterior es genial. No lo esperaba tan alegre pero es porque no contaba contigo”. Vamos a jugar a que uno dice una palabra y el otro le responde sin pensar con otra palabra que no tiene nada que ver o que sí tiene que ver pero no lo parece.






Belieber

Ahora estás leyendo este poema, pero no siempre ha sido así. Antes estabas clicando en el título, y antes leías la portada de ese site, y antes mirabas Facebook, y antes encendías el ordenador y antes, en algún lugar del mundo, un perro cocker ladraba al cielo lleno de estrellas pensando que eran los faros de una moto.

Ahora empieza a conformarse en tu cabeza el tono del poema (que siempre tarda algunos versos en llegar) pero antes te despertabas en una cama, y antes pensabas en conceptos como el silencio y la venganza y los dramatizabas y antes saltabas en una piscina estilo bomba y antes hacías otra cosa y antes recogías un ticket de la compra sin revisarlo y antes ascendías en la escala social. Antes de eso desayunabas todas las mañanas porque has crecido fuerte y eso se nota, y antes jugabas en una cama elástica en las ferias de un pueblo de la costa, y antes eras un niño y no pensabas en la poesía ni en el lenguaje y antes de eso ni siquiera sabías escribir, y antes tampoco hablar, y entonces todas las cosas eran distintas unas de otras porque no podías unirlas con palabras. Antes estabas bien, eso siempre ha sido así.

Ahora estás aquí y estás bien y comprendes el poema, pero antes tuviste que nacer en este planeta azul, y antes de nacer estabas en un sitio oscuro, y antes en otro sitio más oscuro que llamamos la muerte, y antes eras otra persona u otro animal u otra cosa, pero no necesariamente del pasado, puede ser del futuro también. Antes eras Justin Bieber.

Antes eras Justin Bieber dando un concierto, con la multitud delante que flasheaba las cámaras, que parecía un cielo lleno de estrellas. Parecía un cielo lleno de estrellas y el cocker ladrando porque pensaba que eran los faros de una moto.

Parecía un cielo lleno de estrellas con tus canciones que sonaban unas antes que otras, y había una belieber que lloraba, con sus propias palabras muertas de la emoción, sin palabras, y antes de eso hacía cola en el estadio, y antes esa belieber eras tú leyendo esto.

Ahora eres tú leyendo esto, pasando por las palabras los mismos ojos que miraban desde la limusina, por una ventanilla luces altas, azules, que te hacían pensar en descargas eléctricas y en esa soledad de ser un niño famoso. Y antes de eso eras yo garabateando este poema en una servilleta de un McDonald’s.

Antes de encontrarnos todos aquí, en el poema, con las palabras (Justin Bieber, la niña que llora, el lector, el escritor, el cocker y todos los demás) hacíamos otras cosas, estábamos en otros sitios. Corríamos por la vía de servicio de una autopista, esquivando los coches con los ladridos, sin las palabras. Desde el McDonald’s vimos las estrellas en un cielo que parecía una multitud que flasheaba emocionada. Eso es lo que nos hace tan especiales a ti y a mí. Tan imposibles, lector, tan imposibles. Porque todos miramos al cielo alguna vez, y confluíamos. Y antes de eso, en algún sitio, este poema fue leído y antes fue escrito, y fue escrito casi sin pensar porque sabíamos lo mal que salen los poemas si se piensan demasiado antes de escribirse.









CARLOS GARCÍA ROBLES [15.308]

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Carlos García Robles

(Guatemala, 1996) Poeta y gestor cultural. Organizador del Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango y miembro de la Asociación Metáfora. Actualmente estudia Ingeniería en Informática y Sistemas en Universidad Rafael Landívar. Su animal favorito son los gatos. Actualiza el blog medicencarlitos.blogspot.com y su obra está en algunas revistas perdidas. 




tres puntos en el cielo
Sus ojos son el libro
más buscado.
Demasiado tarde
lo has entendido, pero
no importa.
En el sueño vuelves
a estrechar sus manos,
y ya no pides nada.

Roberto Bolaño


I

Tres estrellas brillantes hacen una línea imperfecta cerca del origen del cielo, y ella sonríe porque sabe que la luz se genera, verdaderamente, de la fuerza que sus dedos hacen en mi palma. Nos tomamos y sus ojos son imágenes de amor que no se mueven nunca.


II

Sus ojos se rasgan y en el fondo miro mi silueta cargada de esperanza. Se queda precisa, silente y dice cosas que no entiendo.


III

De las cosas que no entiendo está el por qué mueve la cabeza y niega algo que nunca sale de su boca. Su boca. El aroma. El sonido único de la maravillosa orquesta de sus pasos cuando sube las gradas cual si fueran perfectas cadenas de violines. Vuelve a sonreír pero baja la mirada.


IV

Hace tiempo que esperaba esto. ¿Qué es? Con los ojos cerrados y cantando, el costado diestro de mi dedo índice toca su rostro y empezamos a volar.


V

Esta melodía que es fondo, los anillos y un beso que se lanza en la ciudad de los perros. Despertaré mañana convencido de que la ternura existe y puede llegarnos por contagio.


VII

Si al volver a la vida recorre un camino donde la luz es poca y la calle sucia, dónde la muerte puede esconderse de nosotros y debajo de la piel existe la certeza de que no amanecerá nunca, sabrá que ya he caído. En esos pasos y en mi miedo han crecido sus flores favoritas.


VIII

No sé decir nada del momento. No sé decir si el mundo nace de los ojos rasgados. No sé decir si las constelaciones son la parte más intensa de sus párpados. Sé decir, en cambio, que si la miro de cerca creo cielos, música y cristales. Luego me pregunto quién seré mañana.






constelación

Los instantes pasan, ruidosos,
y en mis oídos tú estás muda.
Las estrellas descienden y caen,
pero tú te detuviste en mis ojos.
Tu sabor, como el silencio en una gruta,
flota enfriándose en mi boca.

Attila József



Yo te contestaba
que en el cielo podía leer tu nombre
[…]
Alguien me ha dicho en secreto que la primavera vuelve

Jorge Teillier


Busco, de nuevo, el momento donde apreté mi brazo derecho
y levanté la mirada:

A pocas horas del amanecer, Orión siempre es visible

Y de ese cúmulo abierto prefiero la fracción de cielo
donde podría dibujar su nombre
y el fuego eche a volar la oscuridad de nuestras manos

Mientras camino, algo en mi empieza a construirse
las estrellas caen
bajo la cabeza: la mujer del sueño
que conocí hace meses
ha cambiado  y su nombre no es el mismo
pero sonríe
daría algún amanecer por repetir ese momento
su brazo bajo mi brazo
y algunas palabras tiernas que nunca deben pronunciarse

aunque todas las estrellas cayeran
yo no tendría ningún deseo que pedirles





de la agonía del tiempo

Solía dormir tarde, ver el cielo y caminar con la mirada baja. Por alguna razón trataba de escribir poemas parcos al inicio de las fiestas y en las salas de espera. Siempre empezaban con tu nombre y alguna imagen blanca. Te pudiste llamar el sueño de los solitarios, corazón de tiza, te hubiera preguntado en el final de cualquier noche por qué lado del cielo se escapa la luna y de tu cuello hubiese amanecido todo cuanto necesitase un mundo para seguir existiendo. Que feroz fue tu latido, con que fuerza pudimos estrechar las manos, cuantas tardes me dejaste desoladas.  Pero al final llegaste con el rubor de boca que añoré siempre y pregunto de que asfixia vendrá tu beso. Por si acaso, he colgado flores en la tumba de este hombre que no ha dejado de esperarte. 




calle de piedra

Me gusta tanto que me da miedo, le contesta a Rita cuando ella le pregunta si no se siente bien a su lado.  Minutos después, Estrella Morente canta   aroma de dulce renacer   vuelo del alma que añora momento divino  y yo sigo buscándote. Quién podrá salir del corazón con las ventanas cerradas, de qué aire oxigenaré mi diástole, de qué atardecer dibujaré paisajes, por qué diluviarán estas pupilas:

evitaré incendiarme, nada sabes apagar
luces | puños
llamas en la mente de quien piensa siempre
¿a quién si tú dejaste de existir hace estaciones?

Rita camina descalza y sin decir adiós cierra la puerta. Yo tampoco entiendo nada del silencio. 





*Apuntes escritos en la madrugada del primero de diciembre, después de la presentación del libro de mi hermano Alexander Socop, y una lectura formal (declaratoria, también) del mío. Hubo muchos boleros y la ternura fluía como un río. Por la locura que sigo guardando...


1

Suena "el día que me quieras", y lo hago.

Suena "el día que me quieras", y la espero.


2

La noche como escena de un amor difuso donde atasco entre tus manos y las mías, galaxias breves de esperanza.


3

Cargo en ese abrazo todo lo que fui y pude ser. Cargo en el silencio la quietud de los jardines. Aquí cargo tu alma.


4

Perteneces al frágil corazón que sueña con mirar tu sombra y construir una alegría descalza que soporte mucho más que el miedo del que escribe. Perteneces a la noche que reinventa el escenario donde deslizas los dedos y recoges con tus yemas mis preguntas.


5

Ojalá si guardo flores y viene la brisa, y digo palabras de amor: abre la puerta, querida, luna y otras cosas. Ojalá mi corazón se vuelva viento, y entre por tu pecho, y te de vida, y sonrías:  al dormir sabrás que siempre estoy como sol o como mar, que siempre espero




mayo 19

Caminaba solo mientras llovía, también iba llorando. Vi la carpa roja de una cerveza reconocida y al acercarme recibí un abrazo de varios hombres extraños, estaban ebrios. Cantamos "La diferencia" mientras pensábamos en las miradas de las mujeres que inventaban la tempestad en las noches donde la muerte era demasiado hermosa para ser nuestra.

El llanto continúa. 





Apunte 01:11 a.m

A Pilar

dije que no puedes morir
que amor y beso son palabras que duran para siempre
que podré encontrarte atrás de las ventanas
y en los días nublados
estará tu voz y mi silencio tomados de la mano

pedí también que no te fueras
¿qué pasará con el dolor de esta ciudad si decides acabar con mi esperanza?





primero

Bajó las gradas como siempre, tenía frío, sus manos eran rascacielos que decidí escalar, días incompletos con abrazos que jamás sirvieron para nada.

Diez segundos de silencio, "la luz que allá se ve no es la luna" dijo mientras se acercaba a mi mejía, "pero podemos ser nosotros" aclaré cuando tocaba los pedazos de sus labios tiernos. Tropezamos. Tropezar siempre debería ser un ejercicio en la boca de los otros, sentir amor por lo que se traiciona, decir adiós y esperar a que las noches vuelvan a ser nuestras.










AKRAM ALKATREB [15.309] Poeta de Siria

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Akram Alkatreb 

(Salamiah, Siria, 1966)
Nació y creció en la ciudad de Salamiah, Siria; ciudad reconocida históricamente por sus poetas. Graduado en Leyes por la Universidad de Damasco. Reside en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. Tiene cinco libros de poesía publicados. Escribe y publica artículos en la prensa literaria árabe desde principios de los años noventa. Alkatreb ha trabajado como crítico de arte y periodista desde 1996, como corresponsal en medios de prensa en Líbano, Londres y Siria. Es parte del movimiento conocido como generación joven de la poesía Siria.




Las versiones son de Rifaat Atfé.
http://circulodepoesia.com/2015/03/poesia-arabe-actual-akram-alkatreb/




Porque está cerca el mar

Siria es luna mojada sobre los tejados de las casas,
pero no es país de muertos.

La quiero porque está cerca del mar.
Tiene dos ríos al norte,
donde se bañaban los antiguos dioses
y en uno de sus lados duerme, para siempre,
mi amigo Abdulatyf Jattaab.





Tu país parece ser el último lugar sobre la faz de la tierra

Por ejemplo:
puedes enorgullecerte de tu dura vida,
mientras comes, con afligida alma, chorizos en la estación del tren.
Respiras en el desconocido lugar,
mientras tu país parece ser el último lugar sobre la faz de la tierra,
llevado sobre tus hombros como mercancías necesarias para la nostalgia.

Todos los lugares se cometen estúpidos crímenes,
y se cometen allá exagerados genocidios
contra gentes estupefactas, mayores o menores que tú,
y hay quien pide socorro sobre el escenario del teatro.

La muerte ya no significa nada,
mientras la artillería abate desde el monte Qasiun
en las afueras de Damasco.
Los caballos expiran su último aliento, a los pies de la virgen,
los caballos degollados desde hace medio siglo.

Los caballos que duermen sobre el trigal
ya no sienten dolor.






Casa del alba

En los lugares inundados por la lluvia voy a morir.
Miraré, como tú, al cielo,
alrededor de cuyo árbol lejano jugábamos,
cuando Dios era niño, como nosotros
y se acostaba cara al cielo en el banco,
en los lugares donde temblábamos de frío y miedo.
Al mediodía vimos tu cara,
eras una niña con cinta azul.
Y éramos semidioses, llevando sobre nuestros hombros harapos
y pan robado de la casa del alba,
allí en los lugares donde Dios bailaba desnudo y triste.






Mi buen pueblo

Por el dolor esta vez.
Por las preguntas de mi niño sobre las ciudades,
que duermen bajo las alas de las palomas.
Le hablaré de mi buen pueblo
que vive en un calabozo
y de noche habla con los fantasmas.
Por el dolor, esta vez,
y la sangre que cubre las calles donde jugábamos
el juego de Alí Babá y los cuarenta ladrones
y caíamos al final, muertos de risa y hambre.
Mi pueblo, aquel dios de brazos abiertos,
va solo por los trigales a los inolvidables lugares,
mientras cae todos los días
hablando de amores.
Mi pueblo que se baña en la sangre de sus hijos en abril
se va ahora al sol,
sin que nadie lo vea.

Por el dolor esta vez,
el amable guerrero no renuncia.
El guerrero, obsesionado por las liebres, flores y música clásica
teme a la oscuridad.







Es fácil llorar por los muertos a miles de millas de distancia
en tanto que las casas, detrás de cuyas paredes jugábamos
futbol y hacíamos columpios de madera, caen sobre todo,
hasta sobre nuestras sombras, que se quedaron allí
y nadie las saca, debajo de los escombros.





Porque el viento juega en la casa y no queda de ella ni
huella: no hay diferencia entre ventana cerrada y otra abierta.
Sólo hay gente en la intemperie que huele el olor puro de la
madera. La sangre derramada no es la raíz del árbol, de aquel
árbol debajo del cual reía, el árbol hacia el cual huían los
pájaros de la tierra: me desmayo. Pongo los cepos y los libros
escolares para secarse.

El árbol que fue mi casa en el campo de Dios lo vi desde lejos
llevado en un tractor.





***



Akram Al-Katreb, translated by Osama Esber



The War's Cries

Her mouth, which resembles war cries,
The men who fall while dawn in their mind
Is a bird with its two wings.




Damascus Road

I think, for example, of riding a taxi
and hiding in the mountain, near Ibn Arabi's shrine.

The photographer wants to take a photo for you on Damascus's road,
While your sons are waiting for you at John the Baptist's house:
Here, where a complete life happens for an angel from the Middle Ages.

At that hour,
wounds are higher than the ground
And people grow wings.





The City of the Blind

Barefoot, I want to walk towards you,
unable to pay for a ride.
Cut from a tree that bends in front of your house,
I want to escape to the age of 21
Because I am unable to forget the odor of your body
In the city of the blind.





This Syrian Face

All what you can do to this Syrian face is to return it
To Cezanne's water colors.
It is beautiful to be a bust, without doubt, immune to decay
And stars never leave the eyes,
To be a real inscription on an old Egyptian tablet.





A Lonely Tree

This man, who stands alive and resists submission,
Performs his historic dance and goes to weep with the fish.

What surrounds him:
Wounded people in front of houses,
a lonely tree.





Under the Sun of the Caucasus Mountains

I did not mean insult while you are dying for me
I wait for you, like a Circassian man, dreaming of a mat under the Caucasus sun;
Or an Armenian longing to Ararat Mountain from the window of a train at al-Hijaz station;
Or a Palestinian from Diaspora remembering his mother's face very well;
Or a Kurd playing on the Bouzuki all God's sad songs.





I Cannot Describe all this Blood

How can I become an adult while running towards you,
Drunk a little bit, unable to describe all this blood
Even in an evil life?
Your body, which is excessively written, has the strangeness of little tricks,
The aura of the Arabian nights.

The Fertile Crescent is a book whose cover is ripped.





A Spartan Wedding

Once, on the bridge of the Orontes River,
There, where horses bath as if they are going to a Spartan wedding,
many pieces of clothes hang on trees,
And boys swim in the green waters
With the pieces of bread, sweet, and laughter.

In the evening one of them will go on a sedan chair,
The color of his body reflects the river.





Each Day that passes

Each day that passes
Is a sigh in front of your closed door,
Your mouth, which trembles, fascinates the men,
who are going to war,
While all night I turn to your face
As if I were 17 years old.





The City of the Sun's God

In the city of the sun's god
Hands in the streets draw god, sad as the sons of villages,
who wait for clouds to come on the backs of the sheep.

The great mother sleeps bare-headed
Her body is the Eucharist
Her body, which suffers.





The Trees of God

The mobs have no sense of honor,
They do not know your name that the horses take to the wilderness,
While sons of violence captivate you, and spray perfume on you.
No one pays attention to the trees of God
that grow out of blood.

I want to dream of you slowly

Syria, I miss you a lot,
Put your long war in the shadow of a tree,
I want to dream of you slowly
Without shedding one tear.





The Odyssey

To Hazim al-Azmah

This summer
The polar star stumbles over mount Qassioun like pears.

The beautiful woman, who
Was sitting there on a chair, was unable
To make me forget the face of Damascus from
A distance, which is not so far,
While you read about invaders and Borges's labyrinth
And the wandering saints.





Freedom

The bird, which we lost
On the edges of the prairies and cliffs.





JULIO ARDILES GRAY [15.310]

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Julio Ardiles Gray

Julio Ardiles Gray, (Monteros, provincia de Tucumán, 1922-2009), fue un escritor argentino, que incursionó en el periodismo.

Junto con Manuel Castilla fue uno de los fundadores del movimiento cultural "La Carpa" con su libro de poemas "Tiempo deseado" (1944). Este movimiento aglutinó a grandes poetas del noroeste argentino como Raúl Galán, María Adela Agudo, María Elvira Juárez, entre otros, durante la década de 1940.

Ha publicado libros de cuentos, novelas, obras de teatro, poesía; fue traductor de italiano, portugués y francés.

Su novela El Inocente fue llevada al cine por Gerardo Vallejo en el año 2000.

Periodista

Comenzó trabajando para el diario La Gaceta de Tucumán como comentarista de películas y provocó una gran innovación en los años 40.

En Buenos Aires, ejerció el periodismo en “Primera Plana” y en “La Opinión”.

Sobre el final de su vida, hizo reseñas de libros en el suplemento literario de La Gaceta de Tucumán.

Obras

1944 Tiempo deseado (poesía)
1950 Cánticos terrenales (poesía)
1951 Elegía (narrativa)
1952 La grieta (narrativa)
1956 Los amigos lejanos (narrativa)
1957 Los médanos ciegos (narrativa)
1964 El inocente (narrativa)
1964 Cuentos amables, nobles y memorables (narrativa)
1968 Las puertas del paraíso (narrativa)
1970 Vecinos y parientes (teatro)





A la música

Siento sobre mi carne, a veces en mi carne,
nacer la melodía
como un rabioso impulso hacia los cuatro vientos
que muere sin un eco.
Pero no hallo la caja del inmenso instrumento?
¿Está acaso en el aire??
¿Está acaso en la luz??
¿En dónde está, en dónde??
¿O es que estoy en el fondo del tímpano,
De este vientre terrestre que ya no tiene límites?

© LA GACETA-2 de enero de 1950 




Malambo

¡En el lomo, en las vértebras!
¡Machácale las vértebras, quiébrale el espinazo!
¡Con el taco en el vientre, en el vientre, en el vientre,
allí donde el silencio duerme como un oído!

¡Por los malos amores,
por los frutos podridos que arroja de su vientre,
por las innumerables cuevas de su sexo:
la iguana y el ratón, el sapo y la vizcacha!

¡Machácale las bocas, con el taco en las bocas,
para que ya no ría con sus grietas absurdas,
para que jamás nos diga como nos dijo siempre:
“Tira algodón, que yo te daré iguana;
planta maíz, yo te daré quiquinchos;
dame suaves puñados de semillas,
yo te daré culebras.”
¡Machácale las vértebras, machácale en el vientre,
su vientre gigantesco, su túmulo de muertos!
¡Machácale, machácale, machácale,
hasta que surja el agua,
y la ceniza se incorpore a los huesos
y a los huesos la carne y a la carne el suspiro!
¡Porque todos ellos no estarían muertos
si tuvieran sus jugos!
¡Destroza el cuero seco de su matriz estéril!
¡Destrózale las vértebras!
¡En el vientre, en el vientre,
allí donde el silencio duerme eternamente
como un oído sordo!


Extraído de la Antología de: Cócaro, Nicolás, Provincias y poesía, Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas, Ministerio de Educación y Justicia, Dirección General de Cultura, 1961. “Malambo”, poema de: Ardiles Gray, Julio, de su libro Cánticos Terrenales.





ARTURO ÁLVAREZ SOSA [15.311]

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Arturo Álvarez Sosa 

(Tucumán, Argentina  1935)
Arturo Álvarez Sosa nació en Tucumán, ciudad donde reside. 

Poeta y periodista. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de los Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo donde se desempeño como aprendiz y obrero hasta 1957, año en que comienza a ejercer el periodismo. La obra poética de Álvarez Sosa ha sido valorada por Roberto Juarróz, Jacobo Regen, Edgar Bailey, Alfredo Veiravé, David Lagmanovich, Noé Jitrik, Ricardo Herrera y Jorge Monteleone, entre otros.

Publicó El Errante, 1960; Nacimiento del Día, 1963; Estado Natural. 1974; Cuerpo del Mundo, 1979; Campo de Creación, 1982; Aguaviva, Premio Poesía Fondo Nacional de las Artes, 1987; Fulguraciones, 1989; RAM, 1991; Multiverso, 1999; Antología poética, Poetas Argentinos Contemporáneos del Fondo Nacional de las Artes, 2007; 200 Años de Poesía Argentina, Alfaguarda, 2010; y Tu Cuerpo es el Mundo (Fábula del Ciborg y Galatea), 2010.
alvarezsosa@arnet.com.ar




1

Cuando rompes en lágrimas sonora
desatando el torrente del deseo
sólo es azúcar nuestra vida en juego
en la diafanidad de las retinas
al duplicar enigmas de la mente
engarzados en claves de silicio
nuestra unión con las máquinas buscando
en programas de cálculos veloces
tus gestos dicen más que las palabras
en sitios compartidos simulados.
Y habitando en un mundo artificial
al que puedes cambiar a voluntad
apretando un ratón de conexiones
sobrevuelas imágenes y datos
desmodulando modulando códigos
en impulsos livianos digitales
que viajan por teléfono excitados
transformándose en letras y palabras
nuestro dominio visceral de cables.
Tu resplandor catódico de redes
despierta la emoción de las ventanas
y al escuchar cantar a la calandria
invisible en el bosque de sonidos
sientes el florecer de la consciencia
desde el agua que baña tu cerebro.

No se refleja
el mundo en tu mirada
ves lo que sientes.




Tango

Huesos en llamas bailas abrazada
ondulando al unísono con todo
desde diez elevado a menos quince
dándole nuevo impulso a las galaxias
y el tango a media luz entre jazmines
te hace llorar sentimental sonriente
cavando un pozo de energía cero
en el espasmo inaugural del mundo
interludio que expande el universo
giras y giras invisible abierta
al roce de las sábanas del trueno.

La noche es sombra
mas tus ojos son claros
el tiempo brilla.




Teselas

Árboles dados iones trabalenguas
fermis de espín fonones polarones
codones y dupletes diofantinas
zeta bosón quark y antiquark mesón.
De giga a tera mega grifo kilo
el nano pico dígito del femto
nidadas del hem gluones y fractales
de a dos en flip-flops teselando a peta
gúgol cola de moëbius gagachips
del exa al atto brana catenaria
A te ge ge te ge ce a te de adn.

El yo es un símbolo
como el río en el agua
sólo reflejos.
   



Desprendido del Tiempo

Siento llorar una mañana,
y vuelo como un pájaro
en la ligera costumbre
del aire que habla su grandeza.

***

Por el luminoso pecho del silencio
viajan los días,
y solamente en sus dichas
vuelvo hacía la luz
la dulce violencia de los ojos.

***

Desprendido del tiempo,
penetrado de fragancias,
derivo en el desarraigo de la noche,
desbordada por ángeles y furias.

***

Ha reventado el alma de la tarde,
y una embriaguez de cielo
eterniza el corazón, la rosa, el viento.

Del libro: Los Frutos del Tiempo





En los días abiertos al sol

Rompía sus ojos el cielo
en la alta delicia del pájaro,
y su mirada de azulado trigo
fundía el corazón de la mañana.

El jardín reinaba como un dios
de pan y uvas;
en su lenta materia
había el dolor denso de los astros.

Alguien, en el viento,
en la lluvia,
movía dulcemente el misterio
y allí se tendían los monstruos
en los días abiertos al sol
y a la desdicha.

Simples, sin pausa, crecían las cosas
y yo tenía un nombre,
porque también gozaba
la abundancia de la gracia.
                               
Del libro "Los frutos del tiempo"



Arturo Álvarez Sosa, Poesía y Ciencia.


Arturo Álvarez Sosa
Antología poética
Colección “ Poetas Argentinos Contemporáneos”
Fondo Nacional de las Artes
(2006)

En la pulcra y representativa selección de antologías  que integran la serie “Poetas argentinos contemporáneos”,( de ambos sexos, conviene aclarar), editadas por el Fondo Nacional de las Artes, le corresponde al poeta tucumano Arturo Álvarez Sosa el No.37,  lo que permite apreciar el carácter inclusivo de este proyecto, todavía en progreso, que cubre buena parte de la geografía de nuestro país: No resulta, sin embargo,  tan evidente el criterio cronológico que primó en la elección, atento a la imprecisión del término “ contemporáneo”.

Este libro, que hoy comentamos -en su parte más significativa- puede leerse como un libro de aventuras, de aventura poética, y su autor,  ser considerado un  poeta aventurero. A.S., nacido en 1935, se muestra deslumbrado por  las revelaciones de las distintas ramas de la ciencia actual (la física, la genética, la astronomía , etc.) y por la metamorfosis que las mismas provocan  en su cosmovisión. Ello lo lleva a una audaz innovación en su  vocabulario al incorporar a los versos una terminología que parecía  patrimonio excluyente de lenguaje científico y, en  el mejor de los casos, reservado a la divulgación periodística.  Esta innovación  la acompaña con otra más conservadora: integra fórmulas  poéticas propias de la literatura de Occidente con otra de Oriente, cual es el haiku. Todo esto confiere a sus poemas un aire diferente digno de ser tenido en cuenta, más allá de la felicidad de sus resultados. Quedaría  demostrado así que no necesariamente en poesía las buenas intenciones  conducen al infierno.

El cambio se insinúa tímidamente  en su libro “Cuerpo del Mundo”(1979) y puede apreciarse ya en forma nítida a partir de los poemas recogidos en “Campo de Creación”(1982). Pero no se crea que estamos frente a una poesía experimental; de allí en más el camino parece no tener retorno y los resultados se consolidan a lo largo de veinte años, hasta culminar en dos libros todavía inéditos : “137” y “Virtual”-rescatados  también en esta antología-con respecto a los cuales el poeta señala que intentan “consolidar  ésta operación poética basada en la física cuántica”.

En  el poema Ocho, de “Aguaviva” (1987), el poeta dice:

“Frontera abierta 
del espaciotiempo 
al calor de tus besos 
y relámpagos  
tus fuerzas 
se unifican
insaciables
la singularidad desnuda viva.



De tanto en tanto
Los soles se derrumban
Cantan los cisnes



Sonando 
como un gong  
detrás del tiempo 
en la gravitación 
de los abrazos 
con las galaxias arrulladas  
juntas 
en tus pechos  
sin dejar salir la luz  
eres un agujero negro 
de caricias.  

Danzando 
y desnudando tu victoria  
bajo tus pies descansa el universo.”


El haiku no es siempre articulado en la forma que se lo hace en “ Ocho”: también  aparece  inserto entre los endecasílabos  mismos del poema como, por ejemplo, en Cima: 


Gloria de la mujer enmascarada 
tu cuerpo siente lo que no se dice 
cambiando de manera irreversible 
Y no hay espacio 
Fuera de nuestro abrazo  
Somos el tiempo 
Y en la cima virtual de remolinos  
se despliega la flor de los delirios  
la plegaria silenciosa del perfume 
que arde sobre la piel con las caricias  
entrando en dimensiones más profundas 
ignoras tu sabor en el derrumbe  
pero en la música percibes siempre 
el sinsabor de las estrellas mudas.


En estos poemas lo erótico no ha sido excluido; está siempre presente como una suerte de telón de fondo que sobre el cual se proyecta, a la vez, el omnipresente proceso que rige este cambiante mundo y la vida , que no le es ajena. En las palabras liminares con que abre esta antología, Álvarez Sosa lo sintetiza así: “ una vivencia del universo, que se renueva eróticamente  en el cuerpo de la mujer” y aclara poco después: “en nosotros, como en todos los mamíferos el sexo básico es femenino. En el principio todos somos hembras. Una revelación de la biología moderna que aún no ha sido asimilada por nuestra cultura.”

Hegel se sorprendería al descubrir cuanta actualidad conservan  las palabras de Hamlet: “Hay algo más en el cielo y en la tierra, Horacio, de lo que ha soñado tu filosofía!”. Sólo la ciencia y la poesía pueden dar respuesta a los nuevos enigmas, allí donde parece no alcanzar la mirada miope -o soberbia- de los filósofos.

Desde la contratapa de la antología  Daniel Lagmanovich  señala, en el mismo sentido, que “ que esta poesía ha salido a la busca  de un saber alternativo, un nuevo humanismo del conocimiento científico; una tentativa de síntesis, a través de la poesía,  de lo que anda dolorosamente separado y dividido”, que nos asegurará, empero, que las rosas seguirán teniendo espinas.Los dos últimos versos de “ Virtual” -que lo son, a la vez, de la antología - contienen  una afirmación inquietante, que  supone también una advertencia:


                    “ya dependemos tanto de las máquinas
                      que apagarlas sería suicidarnos.”

Por Carlos Spinedi, Buenos Aires.


INÉS ARÁOZ [15.312] Poeta de Argentina

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INÉS ARÁOZ

San Miguel de Tucumán, Argentina l945
Estudió Lengua y Literatura Inglesa, música y luthería en la Universidad de Tucumán. Publicó La Ecuación y la Gracia (De la Hoja, Bs. As., l97l), Ciudades (De la Hoja, Tucumán, 198l), Mikrokosmos (El Imaginero, Bs. As., l985), Los Intersticiales (El Imaginero, Bs. As., l986); Inés Aráoz-Poemas, Plaqueta 28 (el lagrimal trifurca, Rosario, 1987), Ría (El Imaginero, Bs. As., l988), Viaje de Invierno (El Imaginero, Bs. As., l990), Las Historias de Ría (El Imaginero, Miramar, l993), Balada para Román Schechaj (Ediciones del Copista, Córdoba, l997), Balada para Román Schechaj (bilingüe español-ruso, traducido por Natalia Schechaj, Ediciones del Copista, Córdoba, 2006), La Comunidad. Cuadernos de navegación (Grupo Editor Latinoamericano, Bs. As., 2006), Echazón y otros poemas (Grupo Editor Latinoamericano, Bs. As., 2008), Pero la piedra es piedra (Grupo Editor Latinoamericano, Bs. As., 2009), Agüita (Grupo Editor Latinoamericano, Bs. As., 2010), Notas, bocetos y fotogramas (Grupo Editor Latinoamericano, Bs. As., 2011), Rojo torrente de fresas. Tsvjetáieva & Ajmátova (Editorial Leviatán, Bs. As., 2012).




Poema 

He cazado a la muerte 
Como si fuera una palabra nueva
La he rodeado, inquirido y bientratado
Hasta he escrito sobre ella
–vida es la palabra que he usado–
y me ufano 
de contemplar a cada instante
su aleteo furioso
en mi corazón. 

De Viaje de invierno (El Imaginero, 1990)




H.F. 
                                                                             a Hugo Foguet

I

Es un amor que no puede ser contado.
Es el amado en el centro del poema quizás, y su poder                   
extraño, ni siquiera sol, ni siquiera Ulises.
Extranjero canto, meridiana  y  noche, distante y claro, 
convocando.
Y yo nada, mis  cabos sueltos, mi fuerte mirada ya sólo
en el amado, en él disuelta,
yo nada.
No  es  un amor de  pequeñas algarabías. Es  una  luna 
en llamas- y tan sin peso yo en ella -y  su  cielo un  
serpentino mar impío que la refleja.
Es un amor que empezó oscuro  como un  presagio, el  
pico  curvado  del  cazador  en  los  sueños de los     
amantes  y la voz  oracular e  íntima de  las  cosas 
sin nombre 
calcinándolos.

El amor de dos poetas, solos, en el centro del poema.

De Los intersticiales (El Imaginero, 1986)

           

                           
Rieles de fuego

Rodando están los cielos
En rieles de fuego
El tren no aminora la marcha
¿Se oye un silbato?
Al parecer ha muerto, no lo sé
Mi pequeño hermano
Me han dicho, sí, que en las estrellas
Y en los cuerpos
Está todo escrito
Y que no debo conjeturar
-¿Es eso todo?
Un niño dice Me asustan
Las mariposas amarillas
Oh bellas mariposas sombras
Las palabras (todas ellas)
Que están, que no están
Sólo viajeras 
De la luz
Y así es la eternidad
-¿Es eso todo?
Lo es. Pero también es menester
Que esté la lámpara encendida
(Dedicado a Tata Páez de la Torre)

De Pero la piedra es piedra (Grupo Editor Latino americano,  2009)




En esta misma casa

En esta misma casa
De cuya navegación me ufano
En el secreto movimiento
De mis células más íntimas

En esta misma casa
Estática
Que construí con la pasión
De quien va a montar su primera obra
El techo de los pobres
El techo de los ricos
El de quien al fin agacha la cabeza
Y entra en el mundo

En esta misma casa inserta en una selva
Antes sólo Sirio brillando algunas noches
Y en la que florecen los acantos al llegar octubre
En esta misma casa
Y entre sencillos actos repetidos día a día
Como enderezar los cuadros de un costado
O bien del otro
Los primeros Diciervo que colgara entonces
Cuando con ojos de navegante
Miraba en lo alto
En las hojas de las palmeras
El leve balanceo de las paredes sin techumbre
Y me preguntaba cómo sellar
Ese último reducto de libertad
Que haría de mi casa un templo
En esta misma casa
Que apenas si ha cambiado su apariencia
Es verdad que los hexágonos del piso
Me traen ahora a la memoria
El cielo que las aguas del Mediterráneo bañan
Las playas de Tipazá
Es verdad que el adorable pájaro ptiza
Aletea de cuando en cuando entre estas paredes
blancas
Siempre blancas

En esta misma casa
Desde la que me gusta contemplar a las tortugas
Devorando los capullos recién caídos de la rosa china
O el feroz combate de las grandes hormigas que luego
Por la noche
Roerán de a poco la pinotea del cielorraso

En esta misma casa a cuyas puertas y ventanas
Los benteveos acuden en noviembre
A depositar su ofrenda de moras maduras
En esta misma casa me pregunto
En qué puerto estoy
¿Es posible que este pequeño barco con su tierra a cuestas
De lapachos y palmeras
Teros guardianes
Y la mirada entrañable de algunos perros
Haya navegado tanto que pueda yo decir
Un hijo tengo y no tengo un hijo?

Jugando con los hilos de la luz
Hacer la propia casa y navegar hacia lo alto
Y el corazón que arde
Girando
Girando
Girando
¿Cómo decir esta misma casa y el poema
Sólo buscan la piqueta o el silencio evanescente?
¿Cómo hacer del propio barco la navegación
sin perder el rumbo?
¿Del rumbo hacia lo alto el propio barco?

Publicado en el libro: La Echazón y en revista A Turucuto, N°1.





Si la sabiduría está en el hombre inmemorial...

Si la sabiduría está en el hombre inmemorial
Si el universo, recamado y fulgurante, está en el hombre
Si el amor es la puerta y su misma llave
Si la ciencia es sólo una formulación distinta
Si el lenguaje es formulación, asimismo fulguración
Paraíso e infierno una misma célula, riente o colérica
Y la alegría es Dios

Qué error pensar la eternidad como el coronamiento
   del cordel de un barrilete.

Ría, El imaginero, Buenos Aires, 1988





Poema

Cada cifra del poema
Tomaba su valor
del lugar que mis dedos le asignaban
Sobre el teclado
Y yo, sin palabras, transcribía
Leía una partitura interna
Una voz en realidad, un sonido
Dios.



Oración por Malcolm Lowry
Dedicado a Hugo Foguet

Sé que voy a morir
Y me pesan, por Dios, los poemas
De Malcolm Lowry.
¿Es posible rodar tantas veces
y por tantos espejos desolados?
He leído a Conrad, los Naufragios
De Foguet. Otros náufragos chapotean
En la memoria del mar.
Pero esto es sólo una taberna
Y alguien bebe el agua ardiente.
El horror es la pureza, rojo tizón
La pureza es el horror
De este naufragio.



Poema
Dedicado a Santiago Di Lella

Y los pájaros arrasan el vuelo
Y se hunden en la misma desnudez del agua
Cómo renunciar entonces a esa simple alegría
¡Oh gran inercia de la gran naturaleza!
La costura más perfecta del más simple motivo:
La vida.

de su libro Echazón y otros poemas (Nuevohacer, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 2008).







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