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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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TERESA GUARNEROS [14.930] Poeta de México

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Teresa Guarneros 

Teresa Guarneros Ciudad de México (1946) Es una poeta y ensayista mexicana, a la que la crítica considera una de esas autoras de calidad, cuya obra, poco difundida, parece en espera de una eclosión entre quienes la merezcan, la descubran y sean capaces de apreciarla.


LIBROS DE POESÍA: Los días suicidas (1982), Noches de guardar (1990) y ALALÍ la curada (1992).




Días Suicidas
(Fragmentos)



Mi casa estaba enferma
le dolían las paredes
y eso que eran elásticas.

*

En lo más oculto de mi zapato
encontré una piedra de escándalo.

*

No quiero nada con esa manzana.
Ahora, el paraíso será mío.





Noches de guardar

Hoy sí
debo explicar mi soledad.
Mi envidia de no ser como las plantas
o la ardilla que pronto encuentra su refugio.
Hoy sí me reconozco
espulsada de la escuela
por imaginar que la maestra era un pájaro
y digo
que aprendí mitos antes que palabras
que salí a mirar el mundo pero no aprendí idiomas
y que olvidé el suave tacto del amor
entre ásperos gritos de hormigas.
Que fui nombrada al conjuro de mis deseos
revelándome ajena
por eso
ahora canto entre el pavor de signos y videncias
ante el derrumbamiento de mi sombra
y mis palabras carcomidas
mientras el sol reverbera
las voces se entrelazan a lo lejos
y una sentencia cae
aniquilndo los poros del día
Tengo la cabeza llena de pájaros
que sorprsivamente vuelan a la cabeza de los demás.


Los días suicidas. Noches de guardar- DEMAC. México


 

YAMILÉ PAZ PAREDES [14.931] Poeta de México

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YAMILÉ PAZ PAREDES 

Nació en la ciudad de México el 10 de agosto de 1946. Poeta. Estudió la maestría en literaturas española y latinoamericana en la FFyL de la UNAM. Profesora de la UNAM y la UAM. Colaboradora de El Nacional, Factor, La Brújula en el Bolsillo, Letras Potosinas, Los Universitarios, Plural, y Sábado. Premio Latinoamericano de Poesía Plural por Alquimista de inmenso.

Obra publicada

Poesía: Fragmentos de una esfera, UNAM, Poemas y Ensayos, 1966. || El fuego sordo, Vidriales, 1977. || Cinco botellas al mar (colectivo), FEM, 1985. || El dulce sonido del hacha en tu cuello (poemas policiacos), IMC, Cuadernos de Malinalco, 1992.






Buenas maneras

El respetable anciano
soñaba
que un púber salaz
lo perseguía.







LOS QUE MURIERON Y NO SABEMOS NADA 

…Y aun tuvieron la osadía de impedirnos 
que les diéramos tierra 
y poderlos querer por las pequeñas cosas. 
No alcanzamos, siquiera, 
a doblar la rodilla hasta sus bocas, 
ni a preguntar por ellos a ellos mismos, 
o a conocer su amor a las montañas 
y qué simiente a diario iban sembrando; 
si un día tuvieron hambre o bicicleta… 
Tuvieron la osadía de impedirnos 
que creciéramos juntos 
(Nos faltó tiempo para estar más cerca 
y no podemos decir que les amamos). 
De ellos, uno por uno 
sólo tenemos el último retrato, 
la ira de su muerte 
ondeando en cada puño 
(Nos faltó tiempo para estar más cerca). 
Llegamos al final de su voz, 
y no sabemos nada. 
Su voz, su amor y su certeza 
no importaban. 
Tan sólo eran cadáveres 
—menos que eso— 
un número global sobre un papel en blanco. 
“Ciento cincuenta” (algunos dicen: treinta) 
—ni siquiera ciento sin cuenta números—, 
un sólo número, un número global, 
tan sólo eran cadáveres de último momento.

Tuvieron la osadía de impedirnos 
que creciéramos juntos. 
Tuvieron la osadía. 
No podrán impedirnos que regresemos 
y en nombre de su voz y de sus nombres, 
de lo que sí sabemos, 
a ellos, los podridos, 
los que nacieron muertos, 
les metamos un plomo 
en cada muerte. 
Entonces les pondremos un número 
—serán bastantes—. 
Seamos más nosotros.

Tlatelolco, octubre 6, 1968 
Año de la represión









RENAN ALCIDES ORELLANA [14.952] Poeta de El Salvador

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RENAN  ALCIDES  ORELLANA 

Poeta, escritor y periodista nació en la Villa El Rosario, departamento de Morazán, El Salvador, en 1936. Graduado en Periodismo en la Universidad de El Salvador, también ha realizado estudios de Derecho y de Letras en la misma Universidad.

Secretario de Divulgación de la Asociación de Escritores Salvadoreños (AES), 1972;  y Presidente de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), 1994-1996, ha sido galardonado en varias ocasiones por méritos y trayectoria periodística y literaria.

Ha visitado Venezuela, Brasil, Colombia, Estados Unidos, Puerto Rico, Haití, República Dominicana, países de Centro América y Panamá, en giras de observación e investigación periodística y literaria. 

Obras publicadas: “De casi seres humanos” (Cuento: Primera Edición, 1975; Segunda Edición, 2003); “Impacto de la Realidad Nacional” (Editoriales, 1996); “Corazón adentro” (Poesía, 1999); “Allá al pie de la montaña” (Novela, 2002); “Línea sin fin” (Poesía, 2004); “Entre ayer y mañana” (Poesía, 2006), además de abundante obra dispersa en periódicos y revistas de Centro América, Estados Unidos y Panamá.




PUNTO DE PARTIDA

este clamor sin grito que me llueve
este decir sin decir que algo me pasa
este asombro del llanto que conmueve
este andar como extraño por la casa

esta ruta del llanto que se atreve
esta espina sin rosa como brasa
esta escena de un acto más que breve
esta visión del ser un tanto escasa

es hebra de un dolor que no termina
es llaga que consume abierta herida
es sol como no hay otro que calcina

pero este ser sin ser tendrá otro alero
al retornar al punto de partida
vámonos corazón vos sos primero

 Panamá, exilio 1980. 






DISTANCIA

Sucede que esta tarde
un viento fugaz y de golpe
me trajo tu recuerdo

Yo no sé en qué rincón lejano de la tierra
se agita tu pulso
en esta hora amarga
en que apenas sobrevivo

Huérfano de ti Patria
estoy aquí
con el ancla rota detenida en el tiempo
y el mástil sollozando sus banderas

Náufrago de añoranzas sentidas
lejos de la suave tenencia de tus manos
un dolor canino destroza mis días
y junto al espejo roto de mis sueños perdidos
crecen más hondas mis vigilias noctámbulas

Solitario en mi soledad acostumbrada
amo tu búsqueda Patria/ tu regreso
y cada vez que me llega tu recuerdo
Panamá me pregunta cómo andan tus querellas

 Panamá, exilio 1980 





HOGUERA

Me gusta este lugar
me gusta más que todos los lugares del mundo
Me gusta este lugar
en él se agitan recuerdos de la estancia nativa
y vuelan sin prisa los amaneceres
Me gusta este lugar
por sus espacios para recobrar ansias perdidas
y por la savia infinita que riega sus entrañas
Me gusta este lugar
porque aquí nunca más las veladas insomnes
descansan en paz mis lutos y desvaríos nocturnos
Me gusta este lugar
porque ilimitados vibran mis cercanos idilios
con su torrente sin fin de emociones profundas
Me gusta este lugar
por sus rincones para hospedar mis sueños
y para mi reposo definitivo serenamente frío
Me gusta este lugar
mi casa 





CARTA A UN POETA PRESO

Imagino tu voz sumergida entre murallas
la luz apenas racionada
y tus pasos sobre pulgadas de ladrillo
mientras de las aeronaves caen fuegos mortíferos
sobre los pueblos pobres
que las gentes comentan en los clubes y las cafeterías

Ayer
más que todas las cartas que atraviesan el mundo
la tuya me trajo la exactitud del hombre
sin poses/ sin claudicaciones
y visiblemente esperanzado

Supe de tu espontánea lucha
por las reivindicaciones
la sangre al rojo vivo
por mantener la serenidad y la cordura
en esa dura prueba
y
sobre todo
tu ansiada fe de remontar edades
con Oscar Wilde cuidándote el insomnio

Estás preso compañero ¿y eso qué?
¿no lo estuvieron también
Chocano/ Miguel Hernández/ Marcos Ana
Roque Dalton/ Nazim Hikmet
el mismo Oscar Wilde y tantos otros?

Tú no eres alguien especial
Eres un hombre
y bástenos esa sola condición
para que todo sea posible 





RONDA DE SOLEDAD

Uno quisiera
que el instante más hondo del amor
se detuviera en un minuto

Uno quisiera eternizar ese minuto

Minuto eterno
Eterno minuto

Minuto de amor
para aceptar que ya está cerca
la hora de las definiciones

Minuto para contar las pertenencias
después de acariciarlas todas
con ambiciosa mano

Saber cuánto se tiene
cuánto se lleva
cuánto se queda

Uno lo quisiera todo
Uno escasamente tiene nada

Uno apenas tiene tiempo
para estar solo 





CUANDO TODO PASE

Un día de tantos me quedaré solo
quieto
       tranquilo
                  lúgubre
                            solemne
                                    sin canto
horizontal y limpio
sin envidias, sin reclamos
sin rencores, sin malos deseos.

Agradecido de ti mujer
por el tiempo concedido. 






NIÑO DE LA CALLE

El niño de la calle me conmueve.
Es la noche tormenta que lo acuna.
Noche sin aromas, noche sin luna,
noche doliente del instante breve.

Niño de sombras de escondida nieve,
la noche se eterniza en cada una
de tus horas sin pan. Es la hambruna
tu insignia. Invierno que no llueve.

Todos te ven pasar. Es la costumbre.
Nada, ni una antorcha, ni una lumbre
para llenar de luna tus querellas.

Y sin embargo alientas un te quiero,
cuando sobre tu limbo callejero
llora sin prisa un recital de estrellas. 






TIEMPO SIN TIEMPO

El tiempo que rescato del olvido
es a mi vida como tiempo nuevo.
Es tiempo que me sabe conmovido
por la sabia presencia que renuevo.

Es decir adiós al corazón herido
cometa al aire que con amor elevo
ave que vuelve para colmar su nido
dicha que apenas a cavilar me atrevo.

Es como el alba pura que amanece
cantando. Como espiga que florece.
Mi alma que una vez estuvo herida.

Es el tiempo sin tiempo que venero
porque redime el alma que yo quiero.
¡Es la muerte regalándome la vida!





PATRIA EN EL TIEMPO

Antes la patria me lucía linda, guapa
con su himno, su escudo, su bandera.
Como caricia alada en primavera
como botón luciendo en la solapa.

Libros y días marcaron otra etapa:
los fusiles tronchando enredaderas
el pueblo caminando a las trincheras
fuego, clandestinidad, labor de zapa.

Me uní a la protesta y voy con ella.
Nueva visión y su fulgor de estrella.
El exilio me dio una patria alterna.

Mi patria sigue aquí, amenazada.
Más, mientras llega la luz acariciada
¡es de mi patria la protesta eterna! 






CANTO POR TI

 A Leticia


Si pudiera detener el tiempo
retrocederlo
y ambientarlo en las viejas ciudades
que nunca supieron de ti
me vería intangible, desacostumbrado
como si por el paso de los siglos
un cuadro de Rembrandt se devaluara
o como si las estatuas de los héroes olvidados
se resignaran al anonimato
bajo las hojas grises de los otoños tristes.

Si pudiera detener el tiempo
retrocederlo
y ambientarlo en los patios de las academias
o en los paraninfos universitarios
que nunca supieron de ti
me vería huérfano de cantos, desamparado
como si me faltaran alas
como los montes ayunos de invierno
o como los ríos olvidados
que han perdido su cauce.

Si pudiera detener el tiempo
retrocederlo
y ambientarlo en los cines y cafeterías
que nunca supieron de ti
me vería entre ausencias, abandonado
como los prisioneros perpetuos
reclamando las raíces de la sangre
o como los ausentes sin regreso
añorando los abrazos maternales
y la palabra del amigo.

Si pudiera detener el tiempo
retrocederlo
y ambientarlo en las viejas ciudades
las academias, los cines y las cafeterías
que nunca supieron de ti
me vería por siempre ahí, suspendido
como ancla encallada que ignora a su puerto
como los ríos estáticos o los puentes rotos
que inertes perecen en su línea sin fin. 



DAVID OMAR JUÁREZ [14.953] Poeta de El Salvador

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David Omar Juárez  

Nació en la ciudad de Apopa, San Salvador, el 18 de septiembre de 1978.  Graduado en Psicología por la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”.

Cultiva la poesía, la narrativa y el periodismo cultural.  Ha publicado en antologías, suplementos culturales y revistas impresas y/o virtuales de su país, Argentina, España, Estados Unidos, México, Perú y Venezuela.

Miembro de Fundación Metáfora, colectivo organizador del Encuentro Internacional de Poetas “El Turno del Ofendido”, que se realiza cada mayo en El Salvador.  Forma parte del equipo de redacción del Suplemento Cultural Tres Mil, que se publica cada sábado en el diario Co Latino de San Salvador.




Secretos de la humedad

sobre esta página en blanco
ha chocado la marea

en el agua que salpica mi rostro
se revelan las raíces de un helecho
y la figura del incienso

lejos del plástico y los des(h)echos del siglo
la marea ha dejado sobre esta página
el descanso de los corales
y las huellas más emocionantes de la espuma

paso la lengua sobre el papel
para llenar el gusto con la soberbia de la sal
con la mínima preñez del mar
que adivina el final de las trampas
y la salvaje decencia de la primera lluvia del año

cuando quiero caminar sobre la página
descubro mis pies cubiertos de arena 






Calidad de urgente

caiga sobre mí el secreto
para desnudar un río
y bañarme en su reposo
todos los días 




Despedida (De todas las cosas a Dylan Thomas)

las despedidas son coartadas para no marcharse nunca
por eso el aterrado humo del café te busca los ojos
cuando se despide de la taza con rumbo a tu resaca
cediéndose con abandono a las manos de esta tarde
y los muchachos ríen como si hoy fuera el verano
cuando miran la fotografía del calendario
y las muchachas asolean por entero sus piernas
y posan caldosos lirios de cara a sus sexos

una diminuta ave / quizás un insecto / se desnuda
frente a la mirada ciega de un gigante vestido de palmera
que declina su rostro para convertirse en noche

Adiós Dylan Thomas
adiós
ya no te veremos llorar agachado
junto a la flor más nueva de cada mañana
ni resucitando pocillos de cigüeñas
en tus caminatas de las cinco de la tarde
ni copiando nubes en lienzos epifánicos
desde tu terraza atacada por la escarcha
Adiós Dylan Thomas / nos vamos de aquí
nos espera un tren infinito
con destino al diario recorrer de los otros
nos vamos / nos espera la maravilla del siglo allá afuera
donde somos productos de la arcilla

Adiós / Dylan Thomas / nos vamos de aquí
te dejamos con nada nuestro
en este infierno que ibas modelando
para el tamaño adecuado de tus ojos
Te dejamos tus ataúdes vacíos
tu viento cenando en tu plato
tu caverna de osadía y castigo y belleza
tu templo de fuego y carne intuitiva
tu montaña de calvicie prematura
tu espuma robada de la primera ola que tocó tu isla
tus amantes amando la cerámica de la cama
el apetito de tu osamenta por ser humus de la argamasa
y el musgo que acontece en tus pupilas






Poema callejero

me detengo para escribir un poema que hable de esta plaza
de la gente que transita por aquí a esta hora / con rumbo a otra hora
de los mendigos que piden pan y no les dan
de los borrachos que viven en esta orilla
de las prostitutas que hacen negocio con banquetas desiertas
de los jubilados que vienen a hablar de nietos / y de esos nietos
jugando en casa
de las ventas callejeras en estas cuadras
de los ojos de los niños que venden chicles y cigarrillos
y de los que tienen un ojo de venado amarrado a sus muñecas
y de los ojos de una joven que su recuerdo suele azotarme como a un cristo
siempre a esta hora

Y un perro callejero pasa frente a mí
y entra impúdico al papel en blanco
y ya no escribo nada

Ese perro es copia del corazón de un poeta 





Vigilancias

los himnos del terruño se confunden
con la voluntad sedienta
de los corazones más antiguos

en los ojos del maquilishuat
se entretiene la bruma
a contemplar los colores de la noche

en esta ciudad con aroma a jaula de coyote
emerge la rabia de un venado en el olvido

el esqueleto de un brujo se emborracha
con la línea del horizonte

esa mujer trae una antorcha para prender fuego a los volcanes

las mismas piedras para las lapidaciones
sirvieron para construir esta ciudad
de naturaleza tan intensa
como las lágrimas de una niña

la vigilancia nos obliga a volvernos
hacia las torres de hierro de esta edad

atado a esta sangre de asfalto
la pupila debe ser más aguda
que la carne gorda de la paz 





Austral

a Sandra


un contrabajo bicéfalo
una trompeta de émbolos meridionales
el saxofón epigráfico
un piano con teclas cuaresmales

 (un sueño oreado)

...después aserrín atómico 





A las seis de la tarde

encima de las tejas del café
retoñará tu asombro

mi vena surge
como un golpe en tu frente

tu vena es una triste bofetada
sobre mis labios

Vete tranquila / amor
yo distraeré a los lobos 






Extraño

y pensar que un día fuimos seres extraños
viéndonos extrañados a los ojos
en el contorno de la desnudez
y de los dientes extranjeros

y después aparecimos extrañamente
delineando la extraña curvatura de la sábana
en los bosquejos de lo próximo
y del ahora pendiente

y hoy sospecho que no soy un extraño
en el molde cansado de tu puerta
como tampoco sos una extraña
en el cotidiano refugio de mi olfato

           y a pesar de todo
           tu presencia se extraña tanto
           como extraño tus ausencias 





Perecedero


I

¿en dónde se ha de depositar la confianza?
aquella que te entregó la mañanera yema del huevo
tamizada en la misteriosa humareda del café
que repetía tu nombre convencido de la hora /
si después esa estrella fugaz
no te cumplió lo que le pediste

se deberá contener la saliva
para una noche que ya tiene nombre
guardar el cáliz de la caricia
para los vinos que vienen en camino
verter el vidrioso desmayo
en el recuerdo de los muros blanqueados
romper el molde de la bebida
con finos quebrantos de la cosecha…

salir a tiempo
en silencio / sin ropas
por la puerta de atrás de las cosas 






II

¿posar la pequeña esperanza
en una región de tu cuerpo
donde también / hace unos días ya
plasmé mi mano cansada?

y en el oculto cotejo de los amaneceres
que fijaba en mi calendario sin depósito
me he dado cuenta
que mi mano se ha decolorado 





III

¿cómo era aquella palabra...?

¿en dónde perdimos la ternura?
¿en cuál ácida calle la derramamos sudorosos en alevosía?
¿bajo qué canto la censuramos en nuestras bocas y en nuestras manos?

¿cuántas veces jugué a ser el emisario de Cerbero?
para quedarme mudo en los inicios del presentimiento

te espero pronto
con tu nombre ceñido al rostro / sortilegio de las épocas
sé que la ternura viene escondida
e inquieta
pegada a una esquina de tu espalda 





Sedimento

a Liz


se olvidó el tiempo en un cepo de nube
sembró para su gesto
nuevos ojos y nueva boca

una suerte de pardo verso
no logra propiciar su mirada

camina descalza queriendo ver
las acuáticas piedras / el edénico vidrio
y los duplos pétalos 






El otoño de mis huesos

Parece un embudo triste
la caída de las hojas
llora la calma de las ramas
colgada de un cuello quemado
por la venida de la llamarada

Si removiéramos la casa
saldría apenas por la ventana
una famélica larva
con cara de resaca asesina. 





Aviso de desalojo

Señorita:
hacedora de la felicidad al mediodía / creada con manos de la inocencia
joven astro de la noche fulminante / hechicera de mi vista
doncella de los pasos callados / distinguido músculo del corazón
exacto latir del vuelo indescifrable / sorpresiva claridad en la lejanía /
muchacha al fin de cuentas
me dirijo a usted con la atención debida
para notificarle la irremediable decisión
de ser desalojada de la habitación que tan amablemente
se le ha arrendado en mi pecho
y que usted ha logrado decorar tan bellamente
con la imaginación de sus ojos /
tiene hasta mi última exhalación
(y que esto sea claro)
para hacer efectiva esta decisión,
caso contrario se procederá a derrumbar mi pecho
sin contemplaciones de ninguna índole hacia sus pertenencias
y su mirada.

Atte.
su casero 




TEONILDA MADERA [14.954] Poeta de la República Dominicana

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Teonilda Madera 

Nació un dos de diciembre en la República Dominicana. Estudió  Literatura Española y terminó  una maestría en 1997 en Lehman College. 

Actualmente está haciendo sus estudios doctorales en The Graduate School and University Center of the City of New York.  Recibió  el prestigioso Willa Elton Memorial Prize for Excellence in Spanish Literature.     
Integra el Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos (CEPI). En 1992 asistió al IX Curso para Profesores de Origen  Hispano realizado en la Universidad de Alcalá de Henares (España).  En  1993 obtuvo, con su poemario Canela y miel, la Primera Mención Honorífica en el XXX Certamen Literario  Internacional Odón Betanzos Palacios.    En 1994 formó parte de un equipo investigador auspiciado por la Universidad Columbia cuyo  fin fue investigar la cultura prehispánica en el territorio mexicano.  Ha publicado artículos y poemas en periódicos  y revistas literarias, entre ellos, El Diario La Prensa, Meridiam,  Relicario, Brújula, Baquiana, MaComére, Hola, y Latinoamérica en Vilo, Boletín Cultural Informativo (Número Especial literatura Salvadoreña) Universidad Dr. José Matías Delgado, entre otras.  Ha sido antologada en Who’s who Among American Teachers, Evas Terrenales, Moradalsur, Ensayos Críticos Sobre Escritoras Dominicanas del Siglo XX.   Ha leído parte de su producción literaria en  Columbia University, en la Embajada  Dominicana de Madrid, en la Universidad de Sevilla, España,  en Saint Elizabeth College, en Saint Lawrence University , en la II Feria Internacional del Libro en Puerto Rico, en la tertulia Exotérica, en Middlebury College, entre otras.  En el año 2000 fue seleccionada por la Academia Iberoamericana de Poesía para participar en la Tercera Exhibición Internacional de Poemas Póster realizada en St. Thomas Universty.  

Sus libros han sido incluídos en cursos de maestría en Lehman College, Clemson University, y en el curriculum de las escuelas secundarias de Nueva York.   En 1995 publicó Corazón de jade con lágrimas de miel , en 1998 Van llegando los recuerdos y en 2001 Sorbitos de café en paisajes yertos.  Tiene inéditos varios libros: un poemario, un compendio de cuentos titulado Catedrales de humo, dos novelas, y varias obras de teatro.   Desde hace varios años reside en la ciudad de Nueva York.



Imagino espectros

La oscuridad ha dejado en tinieblas a la Patria:
¿Quién camina sin miedo a una hoja o la niebla?
—Cada calle sabe a sueños desgajados; la claridad
Quien camina lo hace como si anduviese en la noche.
La casa de siempre ahora es una cárcel.
La libertad se volvió túnica de angustias.
Me cuesta entender a este País torturando los sueños:
El viento, agrio, sopla con espinas.
Cuesta caminar sobre la serenidad de las piedras.
Ya no se entiende este dolor vivo de la carne.
La muerte cotidiana inunda los inviernos.
Uno no sabe quién será el próximo inocente que bese
De manera indeleble el césped,
O llene las alcantarillas perdidas de la ciudad.
Me cuesta pensar a este País convertido en harapo:
El fuego quema las palabras más diáfanas.
La violencia colma el calendario y no hay puerta ilesa.
Antes el País era más cotidiano entre claveles.
En los parques las bocas se llenaban de risas;
Ahora esos retratos sólo son memoria.
La ceniza de la gran noche que vivimos extiende sus dedos
Colosales sobre las sienes.
Nadie queda de aquéllos que conocí en el viento.
Aquí el trueno, el cuchillo, la extorsión, el secuestro.
La violencia ha domesticado nuestros zapatos.
Entre miles de transeúntes se adivinan las onomatopeyas,
El jadeo y los jeroglíficos de la muerte.
Nada tiene consistencia, salvo los vestigios.
El sol se ha vuelto impreciso en todas las calles:
Vagas calles donde el alba ha perdido toda fantasía.
Cada día las aldabas de la noche nos quitan el aire:
Somos frágiles en este patio de piedras.
Nadie puede vivir en esta perenne oquedad de la caricia,
Ni en la doliente mesa de la plegaria.
La soledad de los ojos abrasa las miradas, las funde
En esa batalla sin luz y sin ventanas.
Aquí hiere la transparencia del aire. —Hiere la isla líquida
De la sal; por desgracia, no es posible el olvido,
Cuando los espectros también habitan los cristales.
Antes no hubo tanta maestría para la muerte: Uno junto
Al árbol y los pájaros; ahora cada germen estorba
En la garganta: sordo mar de grises. Sordas noches en rodillas.
¡Qué tiempo nos bebe ahora hasta los tuétanos!
Vida aquí y allá endurecidas por las losas, por esta tumba
De la brisa, enredada en el sueño.
El País cuelga de la noche. Noche donde triunfa
La fosa y el despeñadero…






SORBITOS DE CAFÉ

Nadie sabe su procedencia (...)
Dicen que vino del mar
Cubierta de brumas.
En su piel traía perlas negras
y tesoros hurtados por Drake.
Tiene el mar en su lengua;
esa mujer enigmática
que debería parecerse a todas
se empeña en ser distinta (...);
es extraña como el bambú
del Viernes Santo y franca como la entrega
de los perros callejeros;
es dulce y apetecible
como un te quiero entrecortado.
Esa mujer no es tan distinta a las otras;
de vez en cuando suena cosas imprescindibles;
se mira en el espejo; toma sorbitos de café
mientras se pinta los labios jugosos
y luego sale a enfrentarse con el mundo.
Sus congéneres, casi siempre, chocan
con ella sin que este en el medio.
a ella le gusta el cundiamor, los jobos,
las tisanas y el mar de afuera.
Escucha a Juan Luis Guerra,
a Enrique Chia, y a Mercedes Sosa.
Esta mujer es todas las mujeres de otras épocas;
lleva en su bolso su historia:
una ramita de olivo, un abaniquito nacarado,
un jabón Maja, y unas hojas amarillentas.
Esta mujer se bebe el llanto de los sauces
y sus ríos internos crecen impetuosamente.
En su ignota memoria encontramos
la partida de Ulises, la Relatividad de Einstein,
las Guerras Mundiales, el Holocausto,
las computadoras, el amor de Penélope,
los hijos de la violencia (...)
y a ella le duelen y le pesan esas memorias.
Esta mujer es un poco huraña...
ella que debería parecerse a todas las mujeres
desea intensamente ser distinta;
lleva todos los hombres adentro;
la siguen hasta la cima; ella guarda un secreto (...)







PEPITA DE ORO EN LA LLUVIA

Busco una palabra sagaz, caliente
que cambie de súbito la vida.
La busco hacia adentro, en un rincón
de una página marchita, en un poema
anejo; la busco en una sonrisa,
en el corazón lacerado de una madre
que no alcanza a poner al hijo a salvo en el camino.
Busco esa palabra en la lluvia,
en el río frío y plomizo que se desliza
sigiloso, vigilante por mi ventana.
¡Tengo a mi disposición tantas palabras
y no encuentro la que busco!
Necesito sólo una que te llegue al centro;
pero no sube; no llega; no se inventa;
no nace y desespero
en la espera de encontrarla.
Un día surge desde el fondo
la palabra pa-cien-cia
y cabalga el esófago, la garganta, la boca
y llega hasta los labios, los refresca, los quema.
Una palabra exquisita, rebuscada,
es una pepita de oro en el río
del lenguaje que ilumina.





RECUERDOS

Van llegando los recuerdos
y apabullan la memoria;
se golpean unos con otros,
y se vuelven mariposas.
Primer recuerdo:
“No me olvide, Rodolphe” –dice muy quedo
Madame Bovary– y el muy bribón
le jura amor eterno.
Segundo recuerdo:
Aparece Penélope tejiendo amores
de hilo en el banco y rendidas
a sus pies yacen las últimas
hojas de otoño que Bécquer escuchó
en la nostalgia de la tarde.
Tercer recuerdo:
Se va apagando el amor entre sonrisas
y besos, y un quejido, apenas un murmullo,
se lleva mi inocencia.







UNA MALETA

Una maleta es una organización forzosa;
es una aventura cerrada;
una maleta es un nido íntimo de secretos;
es un montón de posibilidades
que se abren en otro espacio;
una maleta es un viaje doble de uno mismo;
(...) me gusta hacerte la maleta
porque es una forma de irme contigo.





Adivinanza

Es un recurso erótico,
una propuesta al Sur,
una replica fálica,
una espada en el pecho,
un misil que gravita,
una escala social,
un péndulo en el cuello,
un camino que conduce al trabajo,
una opción de muerte,
un nudo de amor o de amistad,
una trilogía silábica
y un sonido de siete letras.
Ordénalas: t
-
o
-
r
-
a
-
b
-
a
-
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“Reality should not be more than a springboard”
(Gustave Flaubert)

PAGODAS

Las bisagras rasgan la escarcha del tiempo
enmohecido en las aspas venturosas
de un axioma religioso que balbucea
una expresión búdica en las pagodas,
sortilegio que sonsaca el estoicismo
ante la sonrisa dorada de un buda.
Un oasis de montanas y cielo se dibuja
en las ventanas pagodianas y el espíritu cruje
exhausto y los pies en el ascenso
fulgoroso enfrenta a los viajeros
occidentales con las partituras de un tambor chino
que anuncia un cruce cultural;
predestinados al encuentro los viajeros atalayas
retroceden el tiempo en las pagodas
que guardan una historia de hombres
que zurcieron un mundo amurallado.








OBSIDIANA

De obsidianas noches vengo;
vengo de amarillos insomnios,
de lunas cálidas,
de soles muertos de frío;
vengo de despertar el pasado
que quedó dormido en tus palabras;
vengo de lugares áridos y fértiles,
cansada estoy de venir
de tantas partes.

3 de febrero de 2003







BAJO CERO

El que no vio el Río Henry Hudson
convertido en requesón
no sabe lo que es maravilla;
el que no lo vio desde el George Washington Bridge
no sabe lo que es un cielo caído;
los témpanos flotaban
como nubes a la deriva;
la neblina se levantaba del río
como un velo celestial
y borraba a New Jersey desde Manhattan;
el Río imponente, sigiloso, misterioso, (…), habla;
él vio la caída de las torres;
desde entonces le navega un grito:
!Nooo… a la Guerra!







REDES

Envidio a los buzos porque son
peces que llevan la vida a cuestas.
Envidio a los buzos que se beben el mar
con los ojos y se preñan de corales,
de algas, de tesoros sepultados.
Envidio a los buzos porque les nacen
aletas en los pies y recorren sin temor
los caminos turbulentos.
Envidio a los buzos porque el pescador
no los puede atrapar en sus redes.






EL MAR

El Mar es un personaje misterioso
que nos asombra y nos cautiva;
es un vientre lleno de algas
y de tesoros sepultados en arcas siderales.
Es un laberinto de corrientes
y de olas que nos llevan a lugares
encantadores como América.
Es una aventura de furia
que inventa tormentas instantáneas
para renovar sus torrentes vangoghnianas.
El Mar es un mundo revertido;
es la simbiosis de la vida;
es un crujir de olas que se empinan;
es un murmullo prolongado;
es la IX Sinfonía de Beethoven
estremeciendo los arrecifes.
El Mar es el cementerio
que ahogó el amor de Alfonsina;
es el camposanto de yoleros
que no alcanzan tierra firme;
es ese trago salado que nos hace
beber la vida; es el naufragio
que vivimos cuando el amor se marcha.
El Mar es la lengua que lame una herida.






UN HIJO

(Para Kelvin, mi hijo)

Un hijo es un pétalo que florece en la matriz;
un hijo es un dolor necesario
que se acuna indefenso en el velo del vientre
y su presencia es una incógnita
que hay que ayudar a descifrar;
un hijo es un manojo de llanto,
un desvelo, un asombro, un sobresalto.
Un hijo es el rocío que oxigena las entrañas;
un hijo es Dios encarnado;
es un río de sangre que no alcanzó a deslizarse;
un hijo es la rama que no se puede cortar.






BRINDIS

Brindo porque me libero del amor
y el se libera conmigo como
peces resbaladizos;
porque tu mezquindad se llevó
el torbellino de esta piel
que enloquecía contigo;
brindo porque mis labios,
se han humedecido
y en el pecho hay un retoño
de olivo, y si mañana te dicen
que amo a otro, ¡no te sorprendas querido!
porque en mi duerme el amor
que una vez me brotaba
contigo, y sus raíces gestarán
ante un nuevo estímulo
y subirán como espigas,
y de mi cuerpo emanará tu semen
como un río que arroja peces dormidos,
y no olvides, que también brindaré
por ti porque al fin te has ido.



JAVIER ALAS [14.955] Poeta de El Salvador

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Javier Alas 

(El Salvador, 1964). Piezas literarias suyas han aparecido en periódicos y revistas de México, Estados Unidos y España. Fundó, y coordinó de 1996 a 1997, el suplemento cultural Astrolabio, del rotativo salvadoreño Diario El Mundo. Había sido subcoordinador del suplemento cultural 3000, de Diario CoLatino, unos años antes. Su primer opúsculo data de 1988, y en 1993 y 1995 publicó dos libros de versos, que considera trabajos de juventud, y una antología de la poesía joven salvadoreña. Roque Dalton: el turno del poeta, publicado a finales de 1999, constituye un estudio de aproximación a la figura de este poeta salvadoreño, de gran estima nacional. Entre sus poemarios figuran: Abisal y Quimeras, ambos publicados en 2004. Aparece en la antología bilingüe Poésie salvadorienne du XX e siècle (Suiza, 2002), elaborada por la Dra. Maria Poumier.

Alas fue participante en el Primer Diplomado de Escritores del Sudeste y Centroamérica, celebrado en Bacalar, Quintana Roo, México, en 1992; en el Foro Joven: Literatura y compromiso, desarrollado en Mollina, Málaga, España, en 1993, y conferenciante en el III Congreso de Escritores Jóvenes, en Alcalá de Henares, Madrid, España, en 1995. Ha asistido, como expositor, a las ediciones de 1993 y 1994 de la Feria Internacional del Libro, Guadalajara, México. En 1997 dio un recital en la Casa de la Cultura El Salvador en Los Ángeles, California, EE.UU., en un viaje como parte de un premio literario. Su obra poética y narrativa ha merecido varios reconocimientos, entre los que figuran la Mención de honor Revista La Puerta de los Poetas, 40 Concurso Poesía, París, Francia, en 1994, y media docena de primeros premios de poesía a nivel nacional.

Sobre un poema suyo, y otros de Walt Whitman y Ángel Silesius, el músico contemporáneo Daniel Kessner (Estados Unidos, 1946), ha compuesto una cantata, «En el centro», estrenada en el marco de un festival de música espiritual en Kromeriez, República Checa, en junio de 2000, y contenida en el disco compacto «In the Center: Daniel Kessner at Forfest» (Capstone Records, NY, 2002).

Alas también es un reconocido pintor, representado por Galería 1-2-3. Sus exposiciones individuales: Deshoras (Rincón Cultural, Hotel El Salvador), Seres y haceres (Centro Cultural de México, El Salvador), ambas en 1998, Horizonte líquido (Galería 1-2-3, El Salvador, 2000), Visiones más allá del mar (Galería 1-2-3, El Salvador, 2003). Entre sus exposiciones colectivas figuran: Lo irracional en el arte (homenaje a Marcel Duchamp), Intercambios Culturales, El Salvador, (1997), IX Bienal Internacional de Pintura y Escultura, Galería 1-2-3, El Salvador, 1999. En 2000 participa en una subasta en Galería 10/10, México. D. F., y en la Subasta de Arte Latinoamericano Juannio, Museo de Arte Moderno, Guatemala; en esta última participa de nuevo en la edición de 2002, y en un subasta benéfica en la madrileña Casa de Subastas Durán, España. Obra suya también ha participado en Sumarte, subasta en del Museo de Arte de El Salvador.




Cenote

Garganta que, azul, bebes el grito de los sacrificios,
las vestiduras de las vírgenes: pétalos blancos
destinados a un vientre de olvido,
a un sueño envuelto por algas.
Pozo cuya lengua es el misterio:
¿cómo puedes permanecer sereno ante la muerte?
Yo sé: la diosa de las aguas
nos mira a través de ti. Sus ojos de abismo intacto eres,
aun bajo las lágrimas del cielo
que se quiebran sin penetrarte.
Pero soy yo quien llora,
y mis lágrimas no esconden su calor
nacido de humano corazón
y no del corazón del cielo —frío aliento,
rocío que las estrellas desprenden.
Mortal de mí, que he visto hoy al sacerdote
precipitar a la más bella de las jóvenes.
Veo tu serena majestad, y me maravillo
de cómo pudiste conservarla
cuando entró su cabellera en tu beso. 






El pulso de tu sangre

Cuando el manto de la noche
nos llena de estrellas los ojos, siento
la dulce bestia de tu corazón,
golpeando apenas mi hombro.
Con dedos furtivos, como viento, aparto tu collar de jade oscuro,
tu cabellera lenta como un río negro,
y en esa oscuridad dorada
quisiera encender, para ti, palabras cual brasas,
en esas lenguas extrañas del Sur.
Amo el pulso de tu sangre
bajo mi temblor.
En la ebriedad de los sentidos
somos dos animales desordenando el rocío. 






A la intemperie del relámpago

Estación violenta que escupes al polvo:
cava tus cerreras andanzas en nuestras huellas,
bébete el mar,
mézcanlo tus huracanes,
inunda esa erosión que no cree en tus derrumbes.
Nos hemos pasado la década ardiendo, tanto,
que orinaremos a quien nos llame hijos del crepitar:
racimos de un pétalo rojo —lanzado por Tlaloc
desde la alta montaña— somos.

Algún corazón de escarcha
debe pernoctar al fondo de toda esa niebla,
alguna rabia sedienta entre tanta lluvia.
Poseedores del secreto del relámpago, de su vértigo,
estrujamos todos los caminos que comuniquen al horizonte,
a esa gran luna naranja que nos delata contra el cielo.

Girasoles, el invierno está echado:
ninguna muerte puede matarnos,
por más huesos que traiga para soplar en la guitarra;
ningún signo lúteo va a pestañear en nuestra frente.

Por eso tú, poderosa estación del trueno,
arranca del aire las ciegas pavesas,
siembra, en él, aves
que no teman tu beso aguacerado,
abríguelas tu dulce ala de humedad.
Después lánzate a nuestro pecho
para caminar siempre en tu alfombra de lluvia.





Póstumo

Guerra, próspero cementerio,
cieno de la razón sin razón:
ciudades dispersas en el negro polen del humo,
catedrales y puentes de ceniza, ya escombros
de un rompecabezas imposible de desarmar.
Golfos ardiendo por el petróleo,
islas derramadas en azúcar y sangre,
istmos desgarrados entre la selva,
guerras de independencia como lluvias,
guerras de invasión, guerras del mundo
dejando rastros de pólvora en la nieve,
imponiendo columnas imperiales o estandartes,
conquistando mares y horizonte.
Guerra, flor sangrienta, como el hambre,
desechos del hombre devorado por su propio lobo. 






Desvelo

¡Oh, la pupila insomne y el párpado cerrado!
 (¡Ya dormiré mañana con el párpado abierto!)
 Rubén Martínez Villena



La ceniza, hasta la ceniza
sería una amable brasa
a esta hora en que resulta imposible ocultar
nuestra blanca quemadura de frío.
Otro muerto infecundo —sopla un viento bienherido—
que venga y cruja en la fila de suicidios graciosos,
una lágrima negra más
por la copa de sangre que bebo solo,
otra hembra astuta por mi pasado azoro.
(¿Quién pidió una gota de calor,
como el venido de un océano de hielo
que ha imaginado por primera vez la llama?)
Hace demasiado frío. El sueño
es un hongo moribundo exigiendo sombra. 






II

La respiración
me despertó sobresaltado. De nuevo
es esa oculta cicatriz.
La mariposa de la luz cae ahora en los párpados
cual bendición del sol contra el color del sueño.
La ciudad, sucio ajedrez, de siluetas cual rudos alfiles,
me acepta como a un residuo más
en un vientre de asfalto molido por el humo.
Ninguno de vosotros quiso palparse el corazón, ninguno
detúvose junto a mi pregunta —congelada pregunta, sí—
a inquirir también por el hermano roto,
anoche que mortalmente deseé el sueño
y con fingir que oíais lo arreglábais todo. 





III

El corazón
es mi más caro
opio. 




IV

Noches de rascar el sueño con un palillo esterilizado, de conciliar el desvelo,
extensamente vivo. De gotizar, en los poros, la neblina que nos crece, interior,
sabedores que a veces las lágrimas no sólo son bellas sino necesarias, sin tener que
soportar el escupitajo del sol cayendo en forma de ceniza ultravioleta, como un
zopilote soberbio vomitando en nuestra moral. Y lo peor de todo es que no paramos
de reír. De reñir, digo. ¡Hasta el invierno es leve en esta parte de la hecatombe y el
veneno tiembla ante el polen abierto (y húmedo) del tulipán! 




V

Una lenta cicatriz abierta,
un pequeño acantilado para hundir el rostro,
espejo negro es este país-desgarradura.
Domingo: mes
del polvo. Nuevamente quedarse roto en esas mudas habitaciones
donde no podría dormir ni envenenado
(torpe de la hora, de mí, del súbito siglo
en que lloré al saber de los extraños muertos
y sus duros dominios de niebla y humus,
¡ellos, inocentes de haber tropezado con mi cara!).
¿Curarse de este país, usando sus esquirlas
como antídoto?





VI

El sueño. La hora de hollar
los lirios mojados por su sombra, ha llegado.
Leer a Pessoa a esta altura del amanecer
es ya suicida, ya inútil.
Como interrogarse atléticamente en el espejo,
lleno de gracia, bendito como una Guerra Santa.
Ciego de mí, que extravié mi pequeño fulgor
—el que habíaseme encomendado—
entre las piedras heladísimas,
que descubrí, para mi azoro, 
en la delgada luz del amanecer,
las marcas rotundas que en mí dejaran las pezuñas
de las lentas bestias nocturnas.
Lo que pasa es que eres ornitorrinco de púas,
y yo estoy casi dormido en esta plaza ya.
«La moral sólo existe en la mente de los inmorales»:
ello implica que un hombre podría perder el tren,
y sólo caminar hasta la estrella inmediata.
Pero el problema no es la astronáutica,
sino la aberranáutica.
A propósito, ¿alguno de ustedes sabe
por qué todos se peinan al lado derecho?
«Cervezas tibias y mujeres frías», lamentaría Baretta.
El corazón me percute en la sien, como nunca.
Su golpe llega hasta estos dedos
que a todos quisieran dar una sábana limpia,
una prolongación de sus venas.
Ya habrá sitio en otro siglo para las lágrimas.
Mi abrigo
es nuevamente el corazón. 





VII

Otra soledad enciende sus cenizas,
otro horizonte nulo se me precipita en el corazón,
y dice que la única gran noche
es la de tocar, con dedos ciegos, la poesía,
mientras los astrónomos acarician el oropel de las nebulosas
y los locos sueñan que la piel de Dios cubre sus heridas. 






Invierno adentro

Toda la niebla se agolpa en este bosque olvidado,
donde pájaros de escarcha se estrujan sin sonido.
Vuelvo al tiempo circular, a los pétalos de la nieve,
al cierzo que es lluvia y de nuevo cierzo,
a la ausencia de conocidos y presentidos labios.
Vuelvo a este arroyo que contempla su quietud,
pues hasta los peces
rehúsan quebrar los negros vidrios del agua.
Respiro la ebriedad del musgo, y sangro:
tengo el invierno en el rostro, ninguna tibieza
puede ya traspasar los temblores.
Vuelvo al lado oscuro del sol, al reverso del mundo:
hasta el aire sabe aquí a lápida.
La noche se teje a sí misma, y un disperso fulgor
chorrea aún en las ventanas.
He vuelto al cieno.
Calla, sangre; duerme. 






Historia al borde

Helo aquí, el crepúsculo de los imperios,
la última ciudad de historia y de tiempo.
Ahí las exquisitas catedrales,
allá los palacios y museos como oropel sobre la hierba.
Demasiado bello para verlo solo.
Demasiado solo para verlo bello.

(De Abisal, 2004) 






La amapola de morfeo

Sueño
una manada de caballos blancos
golpeando como un sismo a los prados,
una avalancha de galopes destrozando la hierba.
El mar resplandece como un espejo de titanio.
La estampida salta arriba de mi rostro:
en mis ojos queda como sangre
la imagen de un súbito casco.
La estampida se convierte en un oleaje de fuego
y a su paso hace crujir la arena
antes de hundirse en el mar.
Un humo blanco cubre las olas y la playa
y no veo ya más que la ceguera. 






II

La hoguera sugiere las ondulaciones de la música.
Oscilo en un vértigo de vino, cubierto por la noche de ónice y profunda.
La ofrenda de las danzantes golpea las pupilas de los sedientos,
sus aromados cuerpos embriagan la sien
y la veloz plata de su sudor quiebra las copas.
Una cabellera roja estalla como un látigo en mi rostro.
Abro los ojos al áspero remolino que mancha de arena al espejismo.
Una ola de fuego se desliza desde el horizonte, animada por el viento lunar.
La luz parte ya las siluetas cuando un temblor nos arroja en pedazos. 





III

Una lluvia de estrellas se desprende
iluminando el campo donde los guerreros
reposan como estatuas.
El sol vuelve a descender sobre los pétreos filos.
En la pupila del guerrero se dibuja el último haz
como una cabellera rojiza rozando el metal.
La marea del crepúsculo se apaga.
La espada ya no corta ni su propia quietud,
refleja la nube dorada suspendida un instante,
y sólo los lirios despiertan entre las cenizas. 







Ángeles

Estación de la humedad.
Yo tenía un sueño que tenía tus ojos,
y cada vez te llevaba un corazón.
Tu imagen, creciendo sobre las vías del tren,
era el delirio.
Luego era la noche, el cementerio
cuya soledad sólo era interrumpida por tu mirada.
Y se hacía la lluvia.
Dentro de alguna cripta,
acompañando en su paz al morador,
tu lacia cabellera eclipsaba a mis manos.
Tu perfil se desdibujaba con la prisa de los relámpagos,
para volver a la sombra de mi abrazo.
Pero hasta la lluvia pasaba, dejando su incolora saliva
en los cenotafios y en los árboles.
Ah, tu silueta entre las cruces
y los nítidos suspiros de la noche fosfórica,
tu miedo frente al pozo, como si los borrados muertos
llegaran a beber a su garganta de limo.
Fuera, una danza de luciérnagas sacudía el prado,
y tus labios sonreían un adiós.
Bajo las insuficientes luces de la calle
contemplaba en perspectiva el retorno de tu ausencia.
Quedaban en mí —arrancados el aire, la noche—
sólo la estatua viviente, el mendigo de tus horas.
Eras la felicidad. Yo,
el egoísta. 






Ahora ni el horizonte

Testigos del estertor,
vigías escrutando nocturnos territorios,
cronistas de tantas lunas de luto
hemos sido.

Esta danza del fuego significa —lo sé—
el ritual último de la guerra,
el implorado final
del humeante mapa de ceniza
que ha sido la patria.

Quedan los valles incendiados
cercando la respiración,
se presiente al animal
lanzando sus bellos músculos
en la huida.

Ahora ni el horizonte
podrá olvidarnos. 






Amanece

Azotado por la patria y el oleaje mortal,
por las eléctricas lameduras del frío asediado,
froto mi sangre como un animal
bufando a la intemperie,
cuento un minuto de la década
acribillado por el vértigo.

Palpo las cicatrices de los niños,
su corazón sólo al amparo de la crueldad.

Busco los ojos de los que amé,
alguna huella
humeante de sus pasos.
Y con los ojos levemente heridos de rocío
me pregunto cómo
sobrevivió
la vida.

(De Quimeras, 2004) 






HEIDY ALACHÁN [14.973] Poeta de Honduras

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HEIDY ALACHÁN

Nació en San Pedro Sula, Honduras, Maestra De Educación Primaria. Estudiante de la Carrera de Ciencias Jurídicas y Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Valle de Sula. Miembra del Consejo Estudiantil y el movimiento en huelga de la Escuela Normal Mixta de Santa Bárbara, 2008-2009. Coordinadora del Colectivo Universitario Rojo, Militante en Organización Política Rojos, 2011, Publicada en la Antologia de Poesía Resistente escrita por Mujeres, “Honduras Golpe y Pluma”. Miembra del Frente Nacional de Resistencia y la Red de Mujeres Jóvenes de Cortés.



Ayotzinapa: 43 letras

"Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos."
-Alí Primera


Hoy soy Abel 
y aún tiemblo de miedo
por no saber dónde
me encuentro
y qué hay más allá de la venda 
que me cubre los ojos
Soy Abelardo, 
Adán
Alexander
Antonio 
y pienso:
¿Nadie les dijo que no se matan las ideas
matando cuerpos?

Soy Julio y aún siento el horror
mientras me quitan la piel
del rostro
soy los sueños coartados
la esperanza mutilada
por el plomo de sus armas
asesinas
Soy la madre
que no duerme
pensando dónde está su hijo
soy la abuela, la tía, 
los hermanos
llorando el día entero
de coraje 
soy el pueblo sin miedo
gritando justicia 
en las calles
reclamando sus 43 partes 
desaparecidas
soy México salpicado de sangre
de dolor
de impunidad

¡SOY LAS IDEAS QUE
EL FUEGO NO PUDO QUEMAR!

¿Nadie les dijo que la rabia
puede más que el olvido?
¿Nadie les dijo que el amor
es el hilo que cose ésta enredadera 
que es el mundo?
Hoy nuestros corazones
son tierra fértil
donde florecen
sus cuerpos enterrados 
Aquí renace su lucha
sus voces
Aquí la ausencia de miedo

Hoy soy la voz
de los que ya no pueden 
decir su palabra
pero que sus cenizas
vuelan entre el viento
con olor a
patria nueva

Hoy el nacimiento
y no la muerte
hoy la vida
y no la muerte
hoy el amor
y no la muerte
hoy la memoria
y no la muerte

¡HOY LA ESPERANZA ESCRITA CON 43 LETRAS!





Elucubraciones

"hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir."

-Charles Bukowski.




Yo también tengo un pájaro azul en mi corazón que quiere salir. 
Tengo un nombre, un cuerpo, un rostro atrapado en mis labios, el cual digo con todo mi cuerpo. 
Y aún cuando digo tarde, noche,azul, cáscara o cualquier palabra sin sentido, continúa diciéndose automáticamente y callo, reflexiono en silencio para alejar de mi boca sus letras, pero es el paisaje, es el poema, es la canción de media tarde sonando en la casa vecina, es la historia de amor contada por la abuela, el secreto oculto entre los versos secos que leo de Nietzsche. 
Guardo al pobre pájaro en medio de una hoja blanca, en medio de un pacto ridículo, de esperar la noche para desatar la ebriedad de deseo que me provoca su cuello. 

Hay en mi pecho también un agujero negro en el que mi ser se hunde en medio de la duda que acompaña la tarde.




Todo lo cubre tu cuerpo

"Que tu cuerpo sea siempre
un amado espacio de revelaciones."
-Alejandra Pizarnik



"Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que me nutre."
-Roque Dalton 



Todo lo cubre tu cuerpo, todo.

En él la ausencia de bien y de mal, la carencia de miedo, el sin sentido del mañana. El vacío en el que me hundo hasta perderme. En él se esconden las palabras, el inútil intento de escribir lo sublime. 
Repito tu nombre y lo escondo, no quiero que asome ahora. No quiero que nadie intente descifrar tus siete letras.
Quiero decir que esta mañana ha despertado tranquila la ciudad y a media página aparece tu cuerpo.Intento distraerme leyendo qué anuncian este día los diarios y una máquina de repeticiones se instala en mi memoria y aparece una vez más tu cuerpo. Tus manos. Tu boca diciendo la palabra justa que me alimenta. 
Debe existir un nombre exacto para esta enfermedad, para esta sed permanente de tu existencia.
Quiero decir todo lo que ella en mi provoca y digo tu cuerpo, tu piel, tu cuerpo, tu piel, tu cuerpo.
Sólo digo tu cuerpo.





5:00 am.


"Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo."
Anais Nin


Dejé los libros a un costado de la mesa y me decido a observar los primeros reflejos del día.
Sonrío mientras reparo en como las ataduras se han deslizado por mi cuerpo con los años. En como la palabra tener carece sentido y olvidar las mentiras aprendidas me han devuelto la sonrisa.
Abandoné los mañanas hace algún tiempo. Nada pido, ni siquiera amor. Nada es promesa, no lo quiero. Sólo pido de la vida lo efímero de las cosas sublimes. Sólo pido de lo sublime, tu cuerpo.
Hay miles de ojos, de manos y brazos allá afuera.

Yo me desnudo caminando únicamente sobre tus siete letras.






Resumen de un siglo
                       

"Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo 
porque aún no les enseñaron 
que ya es demasiado tarde."
Alejandra Pizarnik




El insomnio. El silencio.
Mi cuerpo es un cementerio de rostros y en mi piel desfilan caricias huérfanas. 
Por los pasillos de un recuerdo deambula mi amor desnudo y con frío.
Escribo rezos por los versos que mueren en mis labios.
Vuelvo a hablar de la lluvia, del campo de concentración que es el mundo.
Acarició con ternura a la Palestina acurrucada que llora en un rincón de mi cama. Beso desesperadamente las flores que se convierten en fusiles. Aún espero que después del tercer día la paz resucite y que el dolor sea solo un capítulo cerrado. Aún espero que el amor reaparezca con los brazos abiertos en la fotografía.

El reloj no existe a esta hora donde todos los sueños son sólo palabras que no se escriben y la madrugada desnuda mucho más que los cuerpos.








RAQUEL PONCE [14.974] Poeta de Honduras

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RAQUEL PONCE

Nació en Siguatepeque, Honduras, estudiante de la Carrera de Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Miembra del movimiento poético Las de Hoy. Su poesía ha sido publicada en varios blogs y en Las de Hoy, selección de Poesía (2014)



Presencia infernal

Rostro de arlequín
Envuelto en ignominia
Labios etéreos de blasfemia
Gritan al viento guíame
Oh que me guie algún dios.

Escuálido cuerpo
Das la espalda a la luna
Y con tus manos de parafina
Fundes sueños construyes pesadillas.

Pies de plata que caminan errantes
Extendiendo raíces putrefactas
En busca de oxígeno
Con menester de algún parasito.

Lapso de ti que evita digerir
Pensamiento, limitando la acción
Invitando a escabullirse entre oscuros silencios.

Espejo de mí reflejo del espanto
Que provoca la voz pausada de rabia,
Ausente de fuerza, cansada de conversar
Con tu sombría presencia.





Quiero ser…

Quiero ser la flauta de un fauno salvaje,
El canto del ave en una mañana de mayo.

Quiero ser la mirada orgásmica de un animal,
El deseo que penetre en el pubis de la conciencia de alguien.

Quiero ser el payador de mi destino,
El flamante verso de un poeta errante.

Quiero ser la tinta que plasme sobre lienzos la tosca poesía,
El papiro que contenga en secreto la palabra.

Quiero ser el final de una historia, de un tiempo, de un orgasmo,
El principio de un cuento de terror.





Rumbo a la muerte

No me maldigan,
Ni bendigan por las blasfemias
Que saldrán de mi boca.

Solo dejen que me diseque
A la orilla del inmenso mar
De unas agrias tristezas
Y que desaparezca al menos
Geográficamente.

Tal vez en la profundidad
de mis castigos encuentro
compañía, el calor
para un frígido esqueleto.
Pues la fuerza se acaba
Y el corazón divaga errante
Frívolo como un buzo
En oscura profundidad.

La sal cubre el rostro,
El tiempo me entierra
Escasamente me consumo
Entre la nada
De mi propio infierno.





Ave negra

Avance entre el sonido de la noche
Erre tras su llanto de sirena
Vociferando la mentira pusilánime del apego
Hacia unas alas que nunca se abrieron,
Que no crecieron en el alba de mis días.

Me eleve sobre hojas secando su tiempo
Derramando del sueño cadáveres hediondos,
Trozos de pájaros que no volaron
Que no anidaron en el vientre sus versos.

Emperche violento el pecho desnudo
Ante el viento que golpeaba, que torturaba
Mi frágil y diminuto cuerpo hecho de tetas y pubis
De lo que soy ante los ojos de un animal racional.

Sea pájaro o mujer, quise crecer entre manos de luz
Vislumbrarme pulcra, canora
Bajo la sombra que caía de tu sonrisa
Sobre el plumaje de mí ser.






SOFÍA ALEJANDRA HERNÁNDEZ MOTIÑO [14.975] Poeta de Honduras

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Sofía Alejandra Hernández Motiño

Gracias, Lempira, Honduras (1991). Estudia Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Su poesía ha sido incluida en Honduras: Golpe y Pluma, Antología de poesía resistente escrita por mujeres (2009-2013) y en la antología Voces de la ANDEH (2014). Miembra del Movimiento poético Las de Hoy. Miembra activa de la Asociación Nacional de Escritoras de Honduras, ANDEH. Ha participado en Festivales Internacionales de Poesía de Centroamérica.



Ayotzinapa:

El río de calabacitas se convirtió en el río de sangre de cuarenta y tres cuerpos que dieron avizor de luto a cuarenta y tres andorgas.
La violencia hace su mejor obra, se harta la incipiente vida de corazones soñadores hambrientos de justicia, hambrientos de paz.
Hoy no vengo aquí como estudiante de Derecho, no vengo como poeta, no traigo nada, vengo con el vientre hirviendo, pues hoy vengo con el único titulo que me da amor, vengo como Madre.



SI MI HIJO FUERA EL CUARENTA Y CUATRO

Para los de Ayotzinapa

Han devorado la voz de los que piensan
el alma de los rebeldes,
han despertado el dolor de las madres.
Sus cuerpos fueron alimento de una masacre
el plato predilecto de regicidas vestidos de chafas
la bebida espesa de los miserables.
Si tu cuerpo tragado fuera por una oquedad oscura
contaminaría de dolor el mundo,
si la pólvora desapareciera tus ojos
yo haría la tercera guerra mundial,
si no encontrara tu vida en mis brazos
me tragaría hasta la ultima gota de los océanos en 35
tu búsqueda,
daría mil vueltas al desierto por oír tus gritos,
si tus manos se las tragara el homicida
me dejarías vacía, sin luz, sin vida.
Si mi niño fuera el cuarenta y cuatro
me arderían las vísceras y mi voz seria el lamento
del universo
hoy tu hijo es el cuarenta y tres, y mi poesía está
de luto




ABONANDO DE OLVIDO MI JARDÍN

Cuando de tu olvido este cerca
quiero mojar el herbaje con lagrimas
regar el árbol de limón con mi sangre
contaminar la laguna con recuerdos
galvanizarme del sereno que traen las estrellas,
quiero verter tus ojos
para sembrar esperanzas,
colar tu recuerdo, y regarlo con fe.

Espero tu cosecha
para ver si naces amándome.










LOURDES SOTO [14.976] Poeta de Honduras

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Lourdes Soto

Lourdes Soto. Tegucigalpa, Honduras (1986). Licenciada en Trabajo Social, UNAH. Fotógrafa aficionada, ha expuesto en la Casa de Cultura de Comayagua con el nombre del montaje UrbeRealidad. Participó en el 2do Festival Internacional de Occidente de Poesía femenina “Amada Libertad”, en El Salvador; 2014. También participó en el Concurso internacional de poesía Altino 2014 – Primera edición con tema “Raíces”, y su poesía fue expuesta en la plaza frente al Museo Arqueológico de Altino en Venecia, Italia. Pertenece al movimiento poético “Las de Hoy” en Tegucigalpa.





Tiempos

Estos son los días
que la abuela no invocó.
Días de colores oscuros
aún con tanta luz.
Pensar se volvió un peligro;
hablar con la historia, una traición;
cantar libertad, un suicidio;
ayudar, una estupidez.
La queja se volvió un martillo;
el silencio, los clavos;
el miedo, la cruz;
abrazar la esperanza, un albur .
Los muertos juegan a las escondidas
entre sábanas y bultos,
no saben si son jóvenes o viejos,
solo que les gritan de algún rincón.
Cada día, el alma se arruga,
el cuerpo se vuelve una máquina,
solo conoce de horas.
El tiempo padece de alzhéimer,
tiene el mal de Benjamin Button.






Sin falsos colores

Se nos fue la memoria
al filo de las horas,
adornada con balas que
no superaron la belleza
de las palabras.
Tenemos que desaparecer el miedo,
despertar al último adiós,
hay que remendar los recuerdos
en una bandera
sin falsos colores
sin falsas estrellas.
Prenderle fuego al fuego
quebrar con los huesos los toletes
hacerle honor a la sangre
que abriga las calles
sin patria,
sin nombre,
sin dios.






Despedida

De qué sirve un reloj
cuando el sentimiento sangra
ante una eminente despedida.
cinco cuerpos y una sola alma;
el avión es quien se tiñe de sueños
y marca el camino.
Una madre se lanza a la vida
un padre se encuentra
una hija abandona la niñez
un hijo aprende a sentir
una abuela se vuelve un lazo eterno
una familia agoniza en esa despedida.





Monologo V

La muerte usa máscaras.
Hoy,
usa tu rostro.






Monologo VIII

Este incendio de palabras
debería darle vida a mi garganta.








MANUEL CASTAÑEDA [14.977] Poeta de Honduras

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Manuel Castañeda

Comayagua, República de Honduras   5 de mayo 1983. Pasante de ciencias sociales UPNFM. Poeta,escritor, investigador, gestor cultural, ensayista, filósofo, cuentista, cordinador de Movimiento Literario Lienzo Breve, forma parte de la nueva voz en la literatura de dicha ciudad, participó de dos encuentros  nacionales "Antonio José Rivas." es antologado por el escritor Magdiel Midence. 



NEUROPSIQUIÁTRICO

Claustro acéfalo
solsticio de sofocos
rincón acústico de la hembra.

Hospitales cadentes aspiran al universo
hacen del infierno metáforas
en el andén de las horas bajas
regurgitan hadas los relojes.

en temblor
pantomímicas las manos
hacen su bullicio
en los silencios del abdomen.

Me faltan temores
oxida las hostias la nicotina.
Entre éxodos
corrosivos y políestilenos
dejamos la esquina
al sabor del suspiro etílico

Desmayo en cenizas
siento ardores en el suelo
Mares sangran en el soportal

Ignoro cuantos perdimos
Hasta los que duermen con los gritos sienten marchitarse
endurecen las torcidas avenidas de su plasma longevo

Cegado el camino
Pueriles sin acción ni alegría
nos temen.
Siempre histriónicos los mundos
conversan con aquellos
entre paredes enterrados.




PESTILENCIA

"Hay un vacío en mi aire metafísico"
           Cesar Vallejo.


Masacre visceral de los derrumbes.
Luchan los viernes en libros y conjuros
apesta el valor de los muertos
Incurables, 
mordaces
y febriles
desangrados en batallas.
Resecas las llagas del insomnio en los dedos
nunca miran 
la plebe bacterial en el dividido cuerpo de las hostias.
Recuerdos sordos
almacena la vida 
en la falsa gloria de guerreros.
Nadie entiende la ciencia de contagio, 
se quedan el Averno y las pústulas del aliento.
Cremados los huesos, 
el pasado enfermo, 
drogados los restos ulcerados, 
de la escasa sabiduría.
Almas en escena.
Infieles dudan 
la voz de las mentiras.




CRÓTALO

Soy un crótalo,
adorno muerto en un álbum.

Noches decapitadas

Supura blasfemias en mi cara el calostro de las auroras

Mudo la piel
me escondo en las piedras,
en el vaho de mi desenfreno
almuerza mi dolencia

Me arrastro con el hambre de los demonios

Necrotízo con veneno el camino
Labores de aspereza
intenta tocarme los colmillos.

Muerden

Si extremidades,
vivo sin la manzana del cuento antiguo,
no los seduje al pecado.
Hábito en el folículo de medusa

Tengo hiel en los ojos
eviscero con toxinas el organismo
Asusto
mato
engullo las ratas

Soy crótalo
de mi mordida
alguien tiene una historia.






GABRIELA CHÁVEZ [14.978] Poeta de Honduras

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Gabriela Chávez

Gabriela Chávez. Comayagua, Comayagua, Honduras. Nació el 10 de Abril de 1993. Pertenece al Movimiento Literario Lienzo Breve de la ciudad de Comayagua, estudiante de Medicina de la UNAH, su poesía ha sido publicada en La muestra poética de Maladive Editores. Invitada al XII Simposio Dariano de la ciudad de León, Nicaragua. También pertenece al grupo musical Staccato de la ciudad de Tegucigalpa en el cual participa como vocalista y ejecuta la flauta traversa.




I

Yo canto
No es invocación
sólo nombres que regresan
Alejandra Pizarnik
Esta noche es un gemido estridente
en la expansión de tu nombre
Mis manos se agitan
como pájaros atrapados
en un reloj de arena,
te pronuncian
y se ahogan con cada sílaba.
Entonces canto,
el tiempo se detiene
ya sólo existen
el 3/4 del viento que no me toca
y las garras de tus labios
arañándome los huesos
Tus labios
mi canto
tu nombre
Vos…
El reloj se rompe.





LLUEVE

los tejados lloran el abandono de los gatos
y el fracaso de los ciruelos
defendiendo sus frutos.
Las nubes se vistieron de Chopin
y lanzan gotas de nocturnos
que descienden por las ventanas
como espermatozoides
que buscan la vida
o la muerte,
las respuestas…
Llueve y este asfalto lamenta
no tener los pasos de aquel poeta
que ama los charcos
y las gotas que caen
como agujas en sus párpados.
Los niños llueven
las madres, las casas,
el yagual de la tortillera
que no se doblará hoy en su cabeza
porque llueve;
y llueve ella,
sobre un fogón
que cohibido gime
y tirita
y se hace pequeño…
Llueve en los ojos de una niña
que busca colibríes
sobre las ramas secas que abrigan su espera;
en la canción
que nace después del rayo,
en los autos que ignoran
al anciano de la esquina
y a la niña que sueña encontrar
esmeraldas en los árboles.
Llueven versos en los lienzos
corcheas en los pentagramas,
llueven los amorosos de Sabines
y los cisnes de Tchaikovsky.
Llueve...
Llueven dudas en mis cabellos
y en mirada perdida
en el aliento de la lluvia.








FRANCISCA DEL CARMEN ALFARO VILLANUEVA [14.979] Poeta de El Salvador

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Francisca del Carmen Alfaro Villanueva 

Nace en San Salvador el 10 de julio de 1984. Es Profesora de Lenguaje y Literatura y Licenciada en Letras por la Universidad de El Salvador. En el año 2008 ganó el Segundo Lugar en el Certamen Poético Universitario   denominado: “Tu mundo en versos”, bajo el seudónimo de Luna de Junio y con tres poemas agrupados bajo el título “Vuelo de Serpiente”. Fue miembro fundadora del Círculo de la Rosa Negra en 2003, y el Colectivo Literario Delira Cigarra en 2006. Participó en el homenaje a la poeta Amada Libertad realizado en diciembre 2009 por el colectivo Delira Cigarra. Su poesía ha sido publicada en antologías y periódicos.
En el año 2011 participó de la mesa de jóvenes ponentes en el IX Simposio Internacional Rubén Darío realizado en León, Nicaragua, con la disertación: “Oda a Roosevelt: Rubén Darío y la solidaridad con los pueblos americanos”. En 2014 colabora con “Háblame de respeto” como guionista literaria del manga “15 segundos”. Ganadora de los Juegos Florales de Zacatecoluca 2014 con el poemario “Ficción del amor”
Actualmente trabaja como docente en el Liceo Salvadoreño. Finaliza sus estudios en la Maestría de estudios de la Cultura Centroamericana, opción Literatura de la Universidad de El Salvador.




Nihilismo mágico I

Nunca supe a quién amaba.
Iba por los caminos como un chichimeca cantando sus palabras.
Y dejando en los cruces piedrecillas rojas y amarillas,
en las cuevas un pie de venado por sortilegio
de nuestro pie desnudo y sin prisa a detenerse.
Lo mío es el miedo
de formar ciudades, ministerios, acueductos
y alcantarillas.
Anduve así,
nada más andando.
Quise a un hombre,
a dos y después se me hizo calendario
el recuerdo de sus nombres. 






Condiciones

Puedo tolerar que rompas mis cartas,
que comas luciérnagas de madrugada,
que me beses con los labios salados,
que muerdas mi pecho de tarde,
y que te olvides de mí en la biblioteca.
Lo que no puedo,
es que arropes muñecos falsos
camaleones
maderos de un barco
sirenas recortadas de una estampilla.
No lo soporto, porque en nuestro circo
sólo caben nuestros lascivos nombres
en su delicada función ritual. 






Para decir en serio

Hay hormigas que duelen en el patio
Detrás de una sombra:
Es el romance de hombre enterrado.

Hay tierras húmedas que nos dejan
En la planta del pie,
La cicatriz espesa de una caída.
Palpita el corazón con lámparas amarillas de siglos rotos.
Palpita tu sonrisa en esa lluvia trágica.
Déjame ya en esa historia sucia
Decir adiós a lo que ya es tumba,
Marcharme hoy hacia alguna morada vacía
Donde solo perezca la imagen dulce de tus manos doradas

Porque sobre una canción
Estás tú y el inevitable paso de una tormenta bulliciosa,
Déjame ya fumarte en serio para siempre,
Necesito escribir otras memorias
Antes que me acusen de llenar páginas blancas
de una misma muerte.






ELVIN MUNGUÍA [14.980] Poeta de Honduras

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Elvin Munguía 

Honduras, ha publicado además de poesía, cuento, artículos, ensayos, en revistas periódicos y textos pedagógicos. Director de creación de diseño de Goblin editores, miembro del consejo editorial del periódico La verdad.

OBRAS PUBLICADAS 

* 7 Cuentos sin Hadas
* En el Sueño de la Sombra
* Brevedades y Rosarios
* Relatos Impresionantes de Autores Impresionantes
* La Calle sin Nombre
* La Absolución del Círculo de los Cuatro Vientos




No es tu adiós el que duele

Son los castillos
            que construiste
                            Cerca
                                     muy cerca
                                                      de las olas.



Equivocación

Creyó,
que la muerte,
era la última puerta
y yo,
el final.





Nerón

Nunca pensó
que su nombre
sería tan popular entre los perros.





Cada dolor es diferente

Los apesadumbrados
con sus caras ahiladas
detrás del sonriente fallecido.

El niño que pide en la plazuela
mientras pregunto
displicente
Por qué lo hace
Todo lo justifica una madre con cáncer
en el hospital nacional
                     de abnegados médicos en huelga.








PEDRO VALLE [14.981] Poeta de El Salvador

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Pedro Valle 

Nació en La Palma, Chalatenango, El Salvador en 1965.  Miembro fundador del Taller de Letras Gavidia (TALEGA) en 1993. Tiene publicados los libros"Habitante del Alba" en 1998, "Juego Infinito" 1999, Plaquette Antológica de TALEGA y "Del deshabitado y otros poemas de  la ciudad invierno" en 2005.
Forma parte de Antologías  "Poesía Salvadoreña del Siglo XX" por María Poumier, "Literatura Salvadoreña" por Jorge Vargas Méndez, "Los Angeles también Cantan" y "Los amantes llegan al Puerto" 2006 en Perú, "A la Izquierda del corazón"2014 por Jorge Canales, también de las antologías
"Artepoetica" por André Cruchaga,"Palavreiros" por Geraldo Neres (electrónicas), y el "Indice antológico de la poesía salvadoreña" 2014 por Vladimir Amaya.



ALGÚN RÍO

Desde la fronteras del odio
vienes
trepidante en tu furia
silvestre en tus antiguos muertos
Río de voces
voces de un río
elevando dolores y aguaceros
Cada vez te descubro
como caudal de fuego entre las venas
como pájaro de la ternura
como palabra




TÚNEL

En negro fue entrerrada la travesía
duro el sobrevivir
con la hiedra de la noche
enredándose en la mirada
con todo el llanto
de las madres o las viudas
emergiendo
como río cabalgador de luz
como camino desenterrado del amor.




PASOS NUEVOS

Emprender la ruta de otra historia
es amar el verde en su lujuria tropical
es adivinarse el color de la sangre
en dolores ancestrales
es dibujarse el júbilo
en los caminos de la sed
es desnudarse en nuevas voces
como ríos cabalgando la llama
es olvidar los puñales del odio
entre grises aguaceros
Emprender la ruta de otra historia
es nada más
trepar por la terrible noche hacia el futuro




MONÓLOGO DEL VIAJERO

Un hombre
se refugia en un cuarto
porque en las calles
sólo hay monólogos
de medianoche
Un hombre vuelve
Y en su mirada trae
La flor de la nostalgia
No hay nadie
y en las mesas del tedio
humeantes cigarros
se confunden
con la sombra
de extraños habitantes
Pareciera
se olvidaron las palabras
y los viajeros presurosos
ignoran el idioma
de otro tiempo
Cae la noche súbita
y el silencio es un puente
hacia un poema triste
en la estación de los sueños



A PIE

Tiempo caballo desbocado
sombre noche terrible
sólo el silencio solo
en la secreta voz

Los días que en marejada
llenan de dolor el pecho
tropel que pinta de luna
el río de los recuerdos

Cómo no encontrar tus pasos
en las huellas del que ama
cómo no vestir la aurora
con el cielo de tus ojos

Vamos a cruzar la vida
por la esquina de la muerte
vamos a encender los sueños
con la guitarra del llanto

Pasos de la única selva
del dolor y la esperanza
en que vamos desnudando
una sed debida a mares.




MALAS NOTICIAS

El estado del tiempo
es un periódico
hojeado a la siguiente página
Días que como nubes negras
cabalgan hacia el país
de los sueños
Rutina asfixiante
de presagiar goteras
en el tejado del pecho
Hijos del odio los hombres
sólo enarbolan
la canción triste de la muerte



OSCURO OSCURO

Voces como ríos de sangre
en la inmensa noche del poder
En el pecho del hombre
sólo escombros
geografía mustia que se yergue
dejando tras su paso
la única flor de la tristeza.



BÚSQUEDA
               
Entonces
vieron en cada hombre
un enemigo
Le midieron sus pasos
y su hambre
Preguntaron
por el color
de los sueños
con la sombra
del odio
inquirieron
Con extraños idiomas
condenaron
su manera
digna
de ver
mas allá
de los ojos
Era imposible
los terroristas
eran ellos.



ENCUENTRO

Hoy hablé con un hombre
que habitaba la noche
Era triste
ver en sus palabras
fantasmas
con oscuros puñales
Gesticulaba
y a tientas repetía
pasos ajenos
Era sencillo
adivinar su vestimenta
Le hablé de fechas
y de viajes
tan oscuros
como la guerra
Le conté de un país
que se erige
en el pecho triste
del exilio
Era imposible
en su rostro
no había un horizonte
sólo lluvias
y caminos intrincados
Luego de balbucear
alcanzó la otra orilla
y desapareció
como si nada.



MANO DURA

Bajo la sombra pulcra
hay otros
Ellos nunca dibujan grafitos
nunca dicen la verdad
se atavían de amigos
y tiernamente aman
llevan en el pecho
un tatuaje de odio
le inventan
recodos al tiempo
para saludar la historia
con la opulencia y el poder
no pueden vencer la muerte.



RÉQUIEM

Te llamo río
cuando las puertas
de la nostalgia
se abren
Te llamo tierra
donde
con palabra certera
se canta
al odio y al dolor
Quiero llamarte fruto
en la aridez
de la noche
donde cimbreantes
caballos
sólo dejan
desolación y muerte
Hijo pródigo
nunca
los caminos de la vida
extinguieron
el necesario fuego
del poema exacto
Nunca el amor
a este país hospital
al origen
sólo tu verso es luz
sólo tus asesinos sombra.



JUEGO

La alegría salta
en el mundo del asombro
Eterno niño
cronopio de sueños

Palabra certera
en el ring de la vida
dolor que acecha
con sus sombras terribles

La calle del tiempo
nos brinda su abrazo
en esta orfandad
donde todo es tormenta

País que se alarga
en el  jazz de la historia
donde descubrimos
la raíz del llanto

Pasos que se acercan
al libro futuro
en que el hombre llame
libertad el canto



POETA

Hoy
no tengo nada que decir
me quedaré ausente
con mis manos  
prometiendo nuevos versos
Hoy
quiero abandonarme
a la música de tiempo
Reuniré tus pasos
y mis pasos
para que el polvo
y el viento
me cuenten
las tristezas las distancias
Hoy solamente
hablará la tierra
de prodigios y fábulas
Hoy encontré
los poemas
que la ciudad escribe
en los rostros anónimos
Me sumergiré
en la noche
y desde su frío
regresaré
negando libros
y descubriendo silencios




ESTACIÓN CENTRAL

Voces lejanas
enjambre
Diálogo de tiempo

Escuela
que dibujo
Manos tejiendo y destejiendo

La película
también es una estación
Vida / pasajero triste
               
En blanco y negro
mis zapatos de polvo
mis ojos de viento

Mi nombre es Gerardo o José
y en las cartas de los días
leo misterios y lágrimas




PEZONPOESÍA

Quiero en tu redonda música
olvidar largos silencios
y como un niño desnudo
naciéndole a la vida
descubrirme febril
en la piel de tus incendios.




POETA/2

A deshoras
el poeta deshoja sus recuerdos
se encuentra
en cada palabra
llueve
como un augurio
de días
que en el pecho nacen
               
¿Bajo qué nombre guarecerse
cuando un café
no ahuyenta soledades?

¿Qué cuidad me otorgas
si aquí no hay rostros
que le arrimen
presencias a este invierno?

La gélida noche
es solamente
una casa grande
donde alguien escribe
un poema olvidado.



UN HOMBRE SE ESCRIBE

Un hombre se escribe
con su estatura de niño
y hay países blancos
mágicos cuentos y misterios
Un hombre se escribe
y hay noches de insomnio
heridas y tierra que duele
Un hombre se escribe
y la hoja queda en blanco




SIEMPRE EL HOMBRE

Con tu mano abierta y tu oído
con tu rostro de náufrago
con tu mejor estrella

El espejo y tu cara
tu cara en el espejo
soledad y lluvia necesaria

En el camino desandado
otros zapatos
otros ojos
donde también está mi rostro.



PRESENCIAS

Entre la noche y el día
la raíz de tu palabra
el follaje de tu canción

Entre el día y mi sueño
la frontera que ignoro
el cielo que me abraza

Entre tu mano y mi pecho
el río que descubro
la poesía que me salva




ESTANCIAS
               
De pronto
vas hacia la noche
que te engulle
con sus fauces
como un náufrago
de la primera estrella
Intento retenerte
y la soledad
crece en mis ojos
disfrazada de libro
o de poemas
Toco puertas
Derribo paredes
en vano
los caminos
no tienen alfabetos
para una canción
Los zapatos
no tienen caminos
las esquinas
sin faldas ni bullicios
son un dibujo
de Van Gogh
y no se por qué
sigo viviendo
A lo mejor
soy fantasma
y te nombro
con la incierta esperanza
de recuperar tu luz
y de nuevo
sólo el viento
con su golpe de sueño
sólo el tiempo
y sus terribles manos
donde condenado
bebo el vino
en la mesa negra de los días
Llueve
y la tarde muere
sin horizontes



CHALATENANGO

                            "Canto a mi tierra 
                            y seguiré cantando 
                            mientras me quede aliento, 
                            mientras le quede voz 
                            al hombre que sostengo". 
                            Vicente Cano.

Me dueles en cada paso
en cada ternura
en cada amanecer
Me dueles en tu historia
de sangre chorti violentada
en los ojos huérfanos
de horizontes
en las bocas habitando
geografías de sed
en las manos impregnadas de añil
que sólo conocieron
el alfabeto sonoro de las milpas
Me dueles en último invierno
donde la muerte fue
esa extraña flor
enredada al árbol de los días
despetalándose de canciones
Sobre tus cerros y montañas
donde crecen los poetas
en cada piedra
en cada río
también tengo mi piel
también tengo mi voz
olvidando dolores
fertilizándose de sol
son mis abrazos como Lempa
y el Sumpul
abrazando esta tierra
eternamente inaugurando
el milagro de otro amor



MUCHACHA

                            "Siempre habrá una muchacha 
                            que consuele una frente pensativa" 
                            Roberto Armijo.

Yo no sé si tu camino
viene hasta mí
para unir geografías de montaña y mar
Yo no sé si tu sueño
asciende hacia la misma estrella
para volver invictos bajo cualquier invierno
Yo no sé si tu amor
será otro río
para esta sed unánime de eternos caminantes
Yo nada más sé de tu palabrabrigo
y de tu presencia vigorosa de semilla
y de tu canto al borde del amanecer
y de tu oleaje tierra adentro del pecho
prolongado para siempre en mis venas y versos



MI LIBRO

Lo escribo con calendario de los árboles
y con los pasos de salvajes inocencias
y con un canto primigenio hecho de semillas y miel
Tiene hojas donde un río cabalga mis andares
y ortografías inventadas en la palabra amor
Tiene entierros madurando nuevos sueños
y lluvias que reclinan en mi sangre sus ventanas
Inconcluso de silencios risas y luciérnagas
lo abro ala vida y de la cintura de los días
nacen versos como pájaros







JOSUÉ ANDRÉS MOZ [14.982]Poeta de El Salvador

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Josué Andrés Moz. (A.J Moz). 

Nace en San Salvador en octubre de 1994. Escribe desde muy temprana edad, es amante de las artes en general. Se dedica a la poesía, pintura y recientemente incursiona en el cuento. Actual miembro y fundador del colectivo cultural Metafilia. Ha compartido su trabajo en diversos recitales a lo largo del país, desde casas de la cultura, instituciones educativas, peñas culturales como Los tacos de Paco, La casa tomada, entre otros. Fue jurado en el certamen de poesía ''Chalatenango escucha mi voz''. Y ha participado en el programa radial ''Ponle coco'' de la radio universitaria YSUES. Sirve de colaborador en la revista cultural Transdellica y está a la espera de poder publicar su primer poemario ''Amor, sarcasmos y otras metáforas''.





Manifiesto

¿Qué espero de los poetas de mi país?´

Pues no es lo que espero,
ni lo que quiero,
sino lo que necesito,
y necesito:
Poetas con furia y rabia,
poetas bestiales,
con versos cargados en verdad,
con liras por granadas,
con el tradicionalismo indígena,
con la prosa salvaje,
necesito poetas criminales,
que asesinen con su boca la injusticia,
que griten, que hagan el amor,
que busquen diferentes musas,
porque musa no siempre será una mujer,
porque la sociedad también inspira,
porque la sociedad también es musa.

Que logren retomar de la vasca social,
el dolor, sean alquimistas, magos, brujos,
y conviertan en arte el cadáver putrefacto.
Necesito poesía de escritores apasionados,
que escriban al amor posible y al imposible,
a noches de tragos clandestinos,
poetas que sean... y que sean odiados,
poetas bestiales, Quimeras, Fenix, mitología.
Poetas que escriban a la desnudez,
que sirvan en un plato el erotismo,
que no le teman a nadie más que a sí mismos,
poetas activos que muevan la cultura,
poetas Poe, Bukowski, que amen y conozcan la locura.
                                                                                   
Necesitamos poetas ''Ohuaya''.

Como país necesitamos poetas que sientan
que adopten el dolor y el amor,
poetas amour y déteste.
Necesitamos:
poetas Griegos, ''domadores de caballos''
poetas de verso corto, ''atrapados''
necesitamos  ‘’la balada del oveja negra’’
poetas que afinen sus versos y su objetividad,
que hablen de la muerte y que canten a ella.

Necesitamos más ''piedras y siglos''
más jardines con ''rosas negras'',
necesitamos poetas músicos,
música en poesía,
trovadores,
bohemios,
poetas bestiales.

Un complemento entre escritores;
furia colectiva,
psicología,
ironías,
sarcasmos,
símiles,
sinceridades,
sutilezas,
poetas hijos de la gran patria,
que sepan lo que es ''guanaco''
y lo repudien, por ser insulto.

Necesitamos poetas lectores,
poetas y poesía que transgredan la frontera
y la cuiden con la misma intensidad.
Poetas sin sueño 
y con sueños,
Que se levanten a las tres de la mañana,
para escribir, el final perfecto endecasílabo,
y se acuesten con utopías saltando de un lado a otro.
Poesía que aún en el silencio sea poesía.
Poetas que:
Insten,
saboreen,
adoren,
besen,
eleven,
liberen.

Poesía que acabe con el mundo
y que haga acabar al mundo,
poesía un tanto sexual
que cueste como orgasmo femenino
y satisfaga como tal.




Demonios

La mejor forma de lidiar con tus demonios es:
invitarlos a tu mesa,
llevarlos a la recamara detrás del cerebelo,
llevarles un cigarrillo,
una copa de ron puro,
jugar una partida de pool y así, 
sólo así luego que el ocaso se transforme en pupilas dilatadas
 y pestañas cariñosas que no se sueltan,
podrás convivir con ellos;
saludarlos con un beso en la mejilla
y ellos te protegerán,
harán de tu mirada de borrego,
la vista de tigre... 
de depredador.

Levantarán un cuartel en tu alma frágil,
contratarán sarcasmos armados con rifles al tope de dirección,
 y sin un gramo de remordimiento…

La mejor forma de lidiar con tus demonios es tratando de entenderlos, de esa forma equilibras tu crueldad,
de esa forma equilibras tu debilidad.






KIKE ZEPEDA [14.983] Poeta de El Salvador

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Kike Zepeda 

(Santa Ana, El Salvador   1990) Poeta, miembro fundador del Colectivo Artístico Chalchuapaneco “Ala de Colibrí”, representante FICCUA 2013 por El Salvador, ha publicado sus poemas en la revista “Vecindario” de Nueva York y en el periódico “Acontecer semanal” de la ciudad de Chalchuapa, aparece además en la antología de poetas “INVISIBLES”. En Octubre del 2014 participó en el Festival de poesía Joven “Amílcar Colocho”, actualmente estudia una licenciatura en Antropología Sociocultural en la UES.




Manifiesto II

Juro escribir
toda palabra que sustente mi sombra,
mi silueta está hecha de palabras
y si arden las palabras
arde mi silueta.

Entonces soy fuego
de una hoguera
candidata a la eternidad.




Viaje a la sencillez

Volver, volver
al canto de los pájaros volver,
a la cuna de mi infancia volver,
a la ronda del patio.

Devolverle a mi voz
el silencio del aprendiz.

Andar las veredas que olvidé
Y aprender el vuelo de las palomas,
Volver a aprender a caminar,
Adivinar el sabor de la lluvia.

Preguntar ¿Por qué…?
Y volver a la sencillez.




Madurez

           a los que nos negamos
           a dejar de volar...

De niño podía volar
Era sencillo – lo juro –,
Extendía mis brazos
Y me entregaba sincero
Al viento.

Pero alguien susurró a mi oído
Que había de abrir los ojos
                     Y dejé de volar.





Antiverso a un retrato

Te amenazo
Te declaro la guerra
Prometo fielmente
Desdibujarte con mis manos
Si no dejas de traer recuerdos.




Abuela

Si pierdes el camino
Vuélvelo a cocer con tu hilo de pasos

El tiempo abrió en tu piel los surcos
Para sembrar la semilla de la que brota
La flor de la ternura

Abuela, con tus “Te quiero”
Levantaremos un castillo de verdad
Infinita, inquebrantable y todopoderosa.



SUGAWARA NO MICHIZANE [15.006] Poeta de Japón

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Sugawara no Michizane, por Kikuchi Yosai.


SUGAWARA NO MICHIZANE

Sugawara no Michizane (菅原道眞? 1 de agosto de 845 - 26 de marzo de 903) fue un académico, político, diplomático y poeta japonés que vivió a mediados de la era Heian. Fue nieto de Sugawara no Kiyotomo (conocido como Owari no Suke y Daigaku-no-kami). Es conocido por ser un popular poeta, particularmente sobre la poesía china. También a él se le atribuye una maldición que ocurrió luego de su muerte y del cual tuvo como consecuencia su deidificación como kami de la sabiduría.

Nació dentro de una familia de académicos. Su abuelo sirvió a la Corte Imperial, enseñando historia en la Escuela Nacional (大学寮 Daigaku-ryō?) a los futuros burócratas. Su padre fundó una escuela en su palacio y enseñó a los estudiantes que se preparaban para la examinación inicial para la Escuela Nacional o que tenían ambiciones de ser oficiales de la Corte.

Michizane pasó la examinación y pudo entrar a la Escuela Nacional en 862 para aprender composición de poemas usando el estilo y caracteres chinos. Luego de graduarse en 867 comenzó su carrera en la corte como erudito. También fue nombrado como oficial del gobierno. Debido a sus habilidades en el idioma chino fue nombrado en cargos diplomáticos y asistió a las embajadas imperiales japonesas a China. Fue nombrado también como Monjo Hakushi, el cargo profesional de más alto rango en el Daigaku-ryō; y era el mayor honor que un historiador podía recibir.

Después de ello, Michizane perdió el apoyo de la corte y fue nombrado gobernador de la provincia de Sanuki en 886. Previo a ello, él había sido asignado en cargos que sólo eran nominales. Abandonó su carrera de profesor y debió mudarse a dicha provincia. Pero poco después surgió un conflicto entre el Emperador Uda y el regente kanpaku Fujiwara no Mototsune en 887 (Escándalo de Akō), Michizane decidió apoyar a Mototsune y éste lo favoreció. A pesar que no había concluido su cargo como gobernador, fue llamado a regresar a Kioto en 890.

Fue nombrado embajador a China en 894, pero abruptamente regresó a Japón un mes después de partir y recomendó al emperador la abolición definitiva de las misiones diplomáticas, debido a que la Dinastía Tang estaba entrando en un período de decadencia.

Luego de la muerte de Mototsune en 891, Michizane alcanzó las mayores posiciones de la Corte Imperial con el apoyo del Emperador Uda, entre éstos el de Udaijin en 899, pero en 901 fue perjudicado en una conspiración hecho por su rival Fujiwara no Tokihara (Incidente de Shōtai (昌泰の変 Shōtai no hen?)) y fue degradado a oficial menor como dazaifu de la provincia de Chikuzen; poco se conoce del incidente debido a que el Emperador Daigo, quien fue influenciado por el clan Fujiwara, ordenó a que se eliminara de los registros. Michizane fallecería exiliado dos años después.

La maldición

Luego de su muerte, varios hijos del Emperador Daigo, elegibles como sus sucesores comenzaron a morir de manera misteriosa, entre ellos el Príncipe Yasuakira de 19 años (923) y el Príncipe Yasuyori de 4 años (925). Hacia 929 y 930 sucedieron una serie de plagas y sequías; también en 930 el Gran Salón de Audiencias del Palacio Imperial (shishinden) fue abatido repetidamente por rayos y condujo a un incendio en donde perecerían varios burócratas importantes como Fujiwara no Kiyotsura y Taira no Mareyo; y el país sufrió una serie de tormentas e inundaciones prolongadas donde murieron muchas personas. Inclusive el propio emperador cayó enfermo y debió abdicar en favor de su hijo el Emperador Suzaku, antes de fallecer en 930, a la edad de 46 años. Se atribuyó a estas calamidades al espíritu iracundo de Sugawara no Michizane.

La Corte Imperial decidió construir un santuario sintoísta en 947 llamado Kitano Tenman-gū en Kioto, con el fin de apaciguar su alma y está dedicado a él. Póstumamente fue restituido del cargo en 993, y se destruyeron de los registros cualquier mención de su exilio. En 986 fue deidificado con el nombre de Tenjin (天神?) o kami del saber. Los estudiantes japoneses buscan su ayuda para aprobar los exámenes.

Obras literarias


              Sugawara no Michizane, en el Ogura Hyakunin Isshu.


Entre sus obras literarias en prosa están el Suga-ke Bunsō (菅家文草?) escrito en 900 en doce volúmenes, el Suga-ke Goshū (菅家後集?) en 903 cuando fue exiliado como dazaifu, y la compilación Ruijū Kokushi (類聚国史?) hecha en 892.

Con la poesía waka, él recopiló la antología en dos volúmenes Shinsen Man'yōshū (新撰万葉集?) en 893. Entre sus colecciones personales de waka se encuentran el Sugake-dono-shū (菅家御集?), entre otros más. La antología imperial Kokin Wakashū contiene dos poemas escritos por él; también aparece en la lista antológica del Hyakunin Isshu.





En el camino
se dobla solitario
un sauce marchito
que al llegar la primavera
añora, añora el pasado.

Sugawara no Michizane
Kokinshuu






UNA NOCHE DE LLUVIA EN EL EXILIO

La noche, en primavera, no dura muchas horas
y el hálito de lluvia debería ser cálido,
pero un hombre abrumado como yo de pesares
en ninguna estación puede sentirse a gusto.
Para un corazón frío es más fría la lluvia,
y si no llega el sueño no son cortas las noches.
Mi piel no tiene brillo, mis huesos están secos,
las lágrimas no cesan de anegarme los ojos;
forúnculos y granos, beriberi en las piernas:
sombras de enfermedad me oscurecen el cuerpo.
No es el cuerpo lo único que falla: tiene grietas
el techo y no hay madera para reparaciones.
Se humedece la ropa doblada en los estantes.
Los libros y las cartas se arruinan en las cajas.
Por si eso fuera poco, se queja el cocinero,
encargado de un horno del que no sale humo.
Debe alegrar sin duda la lluvia al campesino;
sólo pesar le trae al que está en el exilio.
Pena y preocupación son un nudo en mi pecho.
Preparo, al despertar, una taza de te
y la bebo completa, pero no siento alivio.
Por calmar los calambres me aplico en el estómago
unas piedras calientes que no surten efecto.
Bebo, pero obligándome, media copa de vino.
Sé que debo pensar en la Luz Esmeralda*.
¡Y pienso! ¡Y pienso! Pongo en pensar todo mi empeño.
El modo en que los cielos dispensan la fortuna,
¿cómo puede ser tan injusto?

versión de AURELIO ASIAIN


* La luz de Buda. 

El poeta Sugawara no Michizane (845–903), miembro de una familia de letrados confucianos sin conexión con la aristocracia, pudo ascender en la burocracia imperial hasta ser elevado a Ministro de la Derecha por el Emperador Uda (al que convenció —en su calidad de Embajador ante los Tang— de suspender las misiones diplomáticas a China), pero cuando el Emperador abdicó no logró resistir muchos meses a las intrigas palaciegas, que lo enviaron a un exilio definitivo. Después de su muerte, el temor reverente ante los infortunios que cayeron sucesivamente sobre sus enemigos hizo que, para apaciguarlo, lo deificaran. Se convirtió en Tenjin (“espíritu celestial”) y es el patrón de los universitarios, los hombres de letras y los calígrafos. Once mil santuarios le están consagrados en todo el país. El dos de enero de cada año acuden allí a orar los estudiantes que se disponen a presentar los exámenes de ingreso a la universidad, y los niños a trazar su primer ejercicio de caligrafía, que el quince de enero arrojan a una fogata de la que quizá puedan ver, en el papel que se eleva por el aire, el anuncio de que no les está vedado el arte de la escritura. En mi Luna en la hierba traduje sus poemas japoneses más conocidos. El que publico aquí (trayéndolo de esta página de mi blog) es un poema en chino escrito en el destierro. Traduzco la versión inglesa de Burton Watson en Japanese Literature in Chinese, Columbia University Press, 1975. Este y otros poemas están también en Watson y Sato, From the Country of Eight Islands: An Anthology of Japanese Poetry. Sobre el interesantísimo Michizane vale mucho la pena el libro de Robert Borgen, Sugawara no Michizane and the Early Heian Court.




VISIÓN DESDE UNA BARCA
(Poema escrito en el exilio)

Hay en toda la playa un solo pino
rodeado por peñascos sucesivos.
Un solitario altivo que resguarda
su espíritu en la orilla inaccesible.
Sus ramas envejecen siempre cortas,
sus flores son agujas muy delgadas.
Llegan súbitas nubes despiadadas,
cubren de leve nieve sus ramajes.
Si el mar embravecido lo amenaza,
están a salvo y firmes sus raíces.
Ban y Shi, los sagrados carpinteros,
hallarían nudosa su madera.
En la isla, al sureste, árboles rojos;
en las cumbres noroeste sauces de oro.
Sacan de allí los ricos buen provecho,
funcionarios voraces y sin freno.
A tajos de navajas, golpes de hachas,
son primavera y no ven el invierno.
Hay que temer el lujo y la elegancia.
Playa desierta quiero mi morada.

año 887
(Kanshi: poema escrito en chino. Versión del inglés de Aurelio Asiain)





Decorar con letras es un invento tan antiguo como el alfabeto y fue por mucho el único recurso de la cultura árabe. Sin que lo anterior guarde conexiones con lo visto en esta ciudad holandesa, más de un viajero queda sorprendido en Leiden por los poemas escritos en sus paredes. Esta especie de grfiti institucionalizado se debe a un proyecto cultural, que a su vez se encargó de rescatar una costumbre de bardos anónimos en esta ciudad. Hay más de cien. Aquí les muestro el de Sugawara no Michizane
http://acernuda.com/2013/09/decorar-con-letras-poemas-en-las-paredes-de-leiden.html








Poem in Exile

東風吹かば Kochi fukaba
匂ひおこせよ nioi okoseyo
梅の花 ume no hana
主なしとて aruji nashi tote
春な忘るな haruna wasuruna

According to the book, this can be translated as:

When the east wind blows,
Let it send your fragrance.
Oh plum blossoms,
Although your master is gone,
Do not forget the spring.









IKKYU SOJUN [15.007] Poeta de Japón

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Ikkyū

Ikkyū (一休宗純 Ikkyū Sōjun?, Kioto, 1394 – 1481) fue un excéntrico monje Zen japonés, importante como poeta y por su influencia en la evolución de la ceremonia japonesa del té.

Nació en 1394 en un pequeño suburbio de Kioto; se dice que fue hijo ilegítimo del Emperador Go-Komatsu. Su madre fue forzada a viajar a Saga, y fue criado por los sirvientes. A la edad de cinco años fue separado de su madre e ingresó como monje en el templo de Rinzai Zen, Ankoku-ji. Aprendió cultura y lengua china, parte del currículo en el sistema Gozan Zen; mucha de su obra literaria más interesante es su poesía china. Su primer nombre de religioso fue Shiken.

Entrenamiento

A sus trece años entró al templo Kennin-ji en Kioto para estudiar el Zen a través de un monje conocido con el nombre de Botetsu. Desde ese momento Ikkyū comenzó a escribir frecuentemente poesía de una manera no tradicional. Fue crítico con la poesía de su maestro, estaba decepcionado con el estrato social y con la carencia de la práctica de la meditación Zen en su entorno.

En 1410 abandonó Kennin-ji e ingresó al templo Mibu, donde residía un abad llamado Seiso. Ikkyū no permaneció mucho tiempo y se trasladó al templo Saikin-ji en la región del lago Biwa, en donde fue el único discípulo de un abad llamado Keno. En este lugar finalmente encuentra un maestro que le llenara las expectativas en la enseñanza del Rinzai Zen. Keno fue esporádico en el estilo de enseñanza y fue un fuerte creyente en la supremacía de la meditación Zen. Hacia 1414, Keno falleció; Ikkyū realizó los ritos funerarios y ayunó por siete días. En su desesperación intentó suicidarse al ahogarse en el Lago Biwa, pero fue sacado por un sirviente de su madre.

Posteriormente encontró un nuevo maestro llamado Kaso, en Zenko-an, un templo subsidiario del Daitoku-ji. Kaso tenía un estilo similar a Keno; durante este tiempo Ikkyū trabajó duro en los kōan e hizo muñecos para un comerciante local en Kioto.

Hacia 1418, una banda de músicos ciegos ejecutó una pieza en el templo e Ikkyū se penetró en su koan mientras estaba absorto en la música. En reconocimiento a su entendimiento Kaso le otorga el nombre dhármico Ikkyū, que significa “una pausa”.

En 1420, Ikkyū estaba meditando en un bote en el Lago Biwa cuando el sonido de un cuervo lo estimula al satori. Kaso confirmó esta gran iluminación y le otorgó el inka a Ikkyū. Posteriormente, Ikkyū se vuelve en contra de los celos de Yoso, un estudiante de mayor categoría del monasterio. En los poemas de Ikkyū, Yoso aparece como un personaje enfermizo obsesionado con los bienes materiales, que era capaz de vender el Zen con el fin de incrementar la prosperidad del templo.

Mendicidad

Ikkyū era conocido por ser una persona problemática, que acostumbraba a beber en exceso, en ocasiones fue regañado por Kaso por cometer dichas acciones. El problema llegó al punto en que Kaso le otorgó el inka a Yoso y lo hizo su heredero del dharma. Ikkyū abandonó el templo y vivió gran parte de su vida como un vagabundo. No obstante, no estaba solo y tuvo un círculo de notables artistas y poetas de la época. En ese período, estableció una relación con la cantante ciega llamada Mori que se convirtió en el amor de su vida.

Trabajó para practicar el Zen fuera de las instituciones religiosas formales. Sin embargo, la guerra Ōnin redujo el Daitoku-ji a cenizas, Ikkyū fue elegido abad, rol que asumió sin entusiasmo. Con esta acción, fue incluido en uno de los más importantes linajes del Zen. Hacia 1481, murió a la edad de 88 años de un resfriado agudo.



Aquí algunos cuantos poemas de Ikkyu, en versión de Aurelio Asiain y tomados de esta publicación electrónica en la que pueden leerse otros más.



El sexo de una mujer

Es la primera boca, y no dice palabra.
La rodea un espléndido montículo de pelo.
Allí puede perderse cualquier hombre sensible.
Es la cuna de todos los Budas de mil mundos.



Vine a nacer
en un mundo de sueños,
igual que un sueño.
Qué descanso, extinguirse
lo mismo que el rocío.



¿Qué es el Buda?
Como el tapiz de musgo
entre las rocas,
pura benevolencia,
se extienden sus palabras.



Al carajo la gloria, los triunfos, el dinero.
Tirado cara al cielo, saborear mi pulgar.



Altas, muy altas,
las nubes, qué calladas,
hasta allá arriba
llegaron sin decir
una sola palabra.



La poesía
es ridícula: escríbela,
enorgullécete,
ufánate al espejo
y créete que sabes.



Tanto koan
te enseñará el camino,
pero no al rico
coñito de muchacha
al que yo me dirijo.




Ikkyu, poemas del monje libertino
Ikkyu





IKKYU SOJÚN
Biografía de un asno ciego
Ikkyu. Poemas del monje libertino
Editorial José J. De Olañeta
Palma de Mallorca, 2013


En el siglo IX, los monjes que siguen al maestro Chan Linjí crean la escuela Linjí [jap. Rinzai], con el objeto de proseguir fielmente sus enseñanzas. Linjí calificaba a sus discípulos de asnos ciegos. E Ikkyu, que se creía fiel heredero de la línea del maestro Rinzai, se valió de ese nombre para vindicar su Zen directo ante el Zen decadente que encarnaban la arrogante jerarquía monacal de su época, más preocupada por quemar incienso que por practicar la meditación y ejercer la compasión budista.

Ikkyu se creyó siempre un fiel heredero de los grandes maestros Rinzai, la llamada línea Otokán que iniciarían Daio y su discípulo Daíto Kokushi en el siglo XIV, y que seguiría Kaso Sodón, su maestro directo. Es el kanná Zen, el Zen del pueblo, sin alharacas, austero, cercano y compasivo. El camino del zen se encuentra en todo lo existente.

Así, con estas premisas de partida, más el componente de su propio carácter, sensible y rudo a la vez, devoto e impío, así como extraordinariamente culto, a la vez que popular y campechano, no es de extrañar que la historia califique este monje que fue tan amado por el pueblo como de iconoclasta, impío, borracho o libertino.

Posiblemente Ikkyu Sojún no sea nada de eso, y tal vez lo sea todo a la vez, en una gran unidad que todo lo incluye, como el Zen. En todo caso, Ikkyu sí que fue un monje sin fronteras. Ni la tierra, ni los ríos, ni el frío, ni la lluvia, ni la miseria, ni el hambre, ni la guerra, ni la muerte, ni los jerarcas, ni las casas de placer, ni las tiendas de sake, ni su propia mente fueron nunca para él un límite infranqueable. Fueron, sencillamente, cosas de la vida, tal cual son.

Hijo bastardo del emperador

Senguikumaru, que así se llamaba Ikkyu al nacer, vino al mundo en 1394, en un pequeño suburbio de Kyoto. Su padre fue el emperador Gokomatsu, y su madre, la dama de la corte Iyono Tsubone [también llamada Teruko Hino], perteneciente al influyente clan Fujiwara de la clase samurái, y que bien pronto fue extrañada de la corte.

La época era convulsa. El emperador era una figura meramente representativa y religiosa a manos del shogun. Los diferentes clanes competían entre sí, al igual que los todopoderosos monasterios budistas, armados con milicias, y la casta de los samuráis. En este marco, y para evitar controversias sucesorias y demás, el emperador extrañó a Iyono a Saga, tomando como pretexto una sospecha de intento atentado contra él, y el hijo de ambos creció en un humilde ambiente de campo. Y no sería hasta ser mayor que conocería realmente quien era su padre. Ikkyu nunca entendió la razón del abandono que sufrieron su madre y él, privándole de un padre.

En 1399, a los cinco años, Senguikumaru fue llevado por su madre al monasterio Zen Rinzai de Angoku-ji. El sentimiento de alejamiento materno forzoso será otro trauma que le marcará hasta prácticamente el día de su muerte, tras su longeva y movida vida. El abad de Angoku-ji, Shukan Zoge, lo acogió y lo dotó de una instrucción religiosa y de una gran base cultural basada en la lengua y la literatura chinas. Le cambió el nombre por el de Shuken. Los jovencitos novicios como él eran juguetes sexuales de los veteranos. Ikkyu superó esa época con dolor, aunque entusiasmado por sus estudios, demostrando una gran inteligencia. En 1406, con trece años, el maestro Seisojin le enseñó a escribir poemas en chino, y en 1408, con quince años, ya escribió uno que se hizo famoso en Kyoto.

Las flores cubren el manto de la primavera.
Me paseo recitando con emoción.
Multitud de flores se abren haciendo purificando cielo y tierra.
Su fragancia llega hasta mi lecho ¿Es eso un sueño efímero? (1)

El graznido de un cuervo: la iluminación

En 1410 se convirtió en discípulo de Ken’o, maestro del templo de Saikon-ji y representante del sector más puro y menos corrupto del Zen, que le impuso el nombre de Sojún. En 1414, fallecido Ken’o, se dirigió totalmente desolado de monasterio en monasterio hasta que determinó quitarse la vida en el lago Biwa. La llegada de un mensajero de su madre reclamándole impidió su suicidio. En 1415 se dirigió al monasterio de Katata y, tras larga petición y espera a sol y serena, se convirtió en discípulo de Kaso Sodón [1352-1428], que será el maestro que realmente le marcará de por vida. Kaso será el que le imponga en 1418 el nombre con el que pasará a la historia, Ikkyu, “un descanso”, tras solucionar el koan de los 60 bastonazos de Tozán:

Ummón preguntó a Tozán: “¿De donde vienes?”. “Vengo de Sado”. “¿Dónde has estado este verano?”. “He estado en el monasterio de Hokuzi en Konan”. “¿Cuándo saliste de allí?”. “El 25 de agosto”. “¡Cabeza hueca! “Te merecerías sesenta golpes de bastón, pero podría ensuciarlo, ¡vuelve de dónde has venido!”. Tozán se pasó la noche en vela, y al día siguiente le preguntó a Ummón: “¿por qué me merecería sesenta golpes de bastón? ¡Dímelo!”. “¿Por qué vas de camino en camino?”. Y en ese momento le vino la iluminación a Tozán.

Ikkyu escribió “tengo que volver del mundo efímero al mundo no efímero. Un tiempo de descanso... que caiga la lluvia, que sople el viento”. Dijo Kaso: “el mundo efímero es el mundo de las pasiones; el mundo no efímero es el mundo sin pasiones... ¡y tu descansas entre ambos mundos! La lluvia puede caer, el viento soplar, es el orden las cosas”.

A pesar de ese reconocimiento, Ikkyu no dejó de llevar una vida de vagabundo. A pesar de ser discípulo de Kaso, no vivía en el monasterio, si no en una barca en el lago Biwa, relacionándose con los pescadores y otra gente sencilla. Para su sustento confeccionaba alpargatas que luego vendía en el pueblo, ya que Kaso tenía prohibido a sus monjes ejercer la mendicidad.

La Iluminación le llegó a Ikkyu estando precisamente en esa barca, en el año 1420, al oír el graznido de un cuervo en la oscuridad de la noche. Los cuervos graznan, pero que dice un cuervo cuando no dice nada? Un cuervo que no dice nada puede decir lo que quiera... como los hombres. La voz de cuervo era su voz, surgida en la noche, inmersa en ella y en su silencio. Con la llegada de la aurora, su destino, cielo y tierra formaban una unidad. Así escribió Ikkyu su experiencia:

Durante diez años mi mente ha anhelado
la razón de la cólera y la ira, ¡incluso ahora!
El cuervo grazna, y un arhat emerge del polvo.
Un brillante y gran sol emerge de la oscuridad en un rostro iluminado.

Ikkyu, huérfano de todo padre y madre

En 1422 el maestro Kaso comunicó a Ikkyu su deseo de que le sucediera y otorgarle el inka, el sello de la transmisión. Ikkyu lo rechazó, no obstante Kaso así lo consignó aunque se lo reservó hasta su muerte, situación que levantó los celos de Yoso Soi [1379-1458], el alumno más aventajado de Kaso. No obstante, cuando éste falleció al cabo de seis años, Yoso se apropió del nombramiento, hurtando a Ikkyu su derecho legal. Ikkyu incrementó su vida de vagabundo. En ese mismo año fatídico para Ikkyu, 1428, también murió su madre en su humilde casa de Sagano.

Tres años después, Gokomatsu, el padre de Ikkyu, abdicó como emperador y se hizo monje. En 1432, mientras Ikkyu, ayudado de Sogén, antiguo monje del monasterio de Shokoku-ji, abre el templo de Shuunan, Yoso abre el templo de Yoshunan como rama del monasterio de Daitoku-ji, ambos en la misma ciudad de Sakai

En 1433, Ikkyu se encontró por primera y única vez con su padre en la ermita imperial de Sento. Aquel le preguntó “¿Qué existe más allá?”, y respondió Ikkyu: “todo es efímero, pero las estaciones se suceden siempre en un orden inalterable: primavera, verano, otoño, invierno... y durante ese tiempo vienen nuevas vidas al mundo. Desde mi punto de vista, la eternidad podría o no existir”. Y todavía le preguntó: “el emperador, ¿es un dios, un símbolo o un ser humano?”. Y le dijo: “el emperador puede ser las tres cosas, ya que el emperador refleja los deseos de todos. Es lo que todos vemos en lo más hondo de nuestro corazón”. Gokomatsu le pidió perdón por no haberlo tenido en consideración ni a él ni a su madre, y se puso paz entre ambos. Poco después (el 20 de octubre), el emperador moría a la edad de 57 años.

El iconoclasta

En 1435, Ikkyu criticó a los monjes de los grandes monasterios, y especialmente a los de Yoshunan que dirigía Yoso, yendo por todo Sakai con una espada de madera colgada de la cintura: “¡los monjes de hoy día son como ese sable de madera! ¡Un sable que parece auténtico en una funda muy decorada, pero que en realidad no sirve para cortar nada!”. Poco después originó un nuevo escándalo al orinar sobre el tejado del templo de Shokoku-ji, el segundo en rango de los Cinco Grandes Monasterios Zen de Kyoto.

Una anécdota muy conocida de él cuenta que un día que iba de camino, echó a nevar y estaba muerto de frío. Por suerte pasó ante un pequeño monasterio. Llamó y pidió hospitalidad, y le ofrecieron una sopa caliente y un lugar donde dormir. No obstante, la noche era muy fría e Ikkyu seguía muerto de frío. Al poco de acostarse, los monjes vieron fuego en la sala donde dormía el invitado y fueron corriendo, y estupefactos vieron como en el brasero estaba ardiendo el buda de madera del templo. El abad le dijo hecho una furia: “¿pero te das cuenta de lo que estás haciendo?”. Dijo Ikkyu: “esta noche hace demasiado frío, y arde tan bien. ¡uníos a mi!”. “¡Pero esto es un pecado imperdonable!”, le respondieron. “Pero el buda que hay en mi corazón tiembla de frío”. Ikkyu terminó de nuevo a la intemperie.

En 1438, Ikkyu se instaló en una sencilla casa situada al lado del templo Rezeimadenoko-ji Dodabo de Kyoto, aunque siguió abierto el pequeño templo de Sakai, y en 1440 fue nombrado abad de Nyoian, templo fundado por Gengai, maestro a su vez de Kaso, el venerado maestro de Ikkyu. No obstante, permaneció escasos meses hasta que decidió volver a su vida errante... y sus menudeos a las casas de placer.

El libertino

Una vez, estando con una prostituta Ikkyu le preguntó si alguna vez ella había dudado de él como monje. La chica, llamada Mamiji, le respondió que él renunció a cosas mundanas para ser monje, y ella a vivir... aunque todavía no había logrado quitarse la vida. Mamiji procedía de una familia pobre que la obligó a prostituirse. “Tan sólo la muerte me librará de ese sufrimiento”, dijo, e Ikkyu le respondió: “Todo el mundo muere un día u otro, pero hay muchos que no conocen el verdadero valor de la vida: esos si que están muertos! Yo, todas las mañanas, nazco”.

De otra ocasión es la historia que cuenta que, paseando por Sakai, se encontró ante un duelo entre dos hombres. Uno frente al otro, blandían sus espadas pero no decidían atacarse e Ikkyu les preguntó “¿Por qué habéis dejado de moveros?”. “¡Es por el honor de hombre!”, respondió uno. “¡Exacto, para demostrar nuestro amor a Jigokudayu!”, respondió otro. “Ya veo”, dijo Ikkyu, “es un combate entre dos perros en celo. Entonces, ¡daos prisa, no dejáis que la gente vaya por la calle!”. “¿Cómo dos perros en celo?”, replicaron. “Si no queréis que os traten como tales, deteneos enseguida”. “¡No nos vengas ahora con moralinas de monje, eso no sirve para nada!”, dijo uno. “¡Tu eres quien está haciendo moralina censurándome que os la haga yo!”. Y cesaron de luchar.

No obstante, aquella pelea le abrió la curiosidad, y quiso conocer aquella Jigokudayu objeto de deseo. Fue a la casa de placer, la chica lo invitó a sake y le preguntó: “Hacerse monje y retirarse a la montaña sirve para purificar el espíritu, pero ¿cómo es que bebes sake sin filtrar?”. Soltando una gran carcajada, Ikkyu respondió: “Aunque un monje retirado beba sake sin filtrar, no significa que abandone su ermita para ingresar en el mundo: todos los monjes no tienen necesariamente el espíritu puro”. “Vuelve pues a tu montaña, aquí en Sakai estamos en la frontera entre dos mundos opuestos”. Y respondió: “Si no concibo mi cuerpo como tal, ¡poco importa donde estoy!”.

La mujer, almacén del Buda

Ni cabe decir que con esa filosofía de vida Ikkyu escandalizó a las gentes de su época, no ya por beber alcohol, cosa prohibida por los Cinco Grandes Preceptos budistas, si no por ir con mujeres: si el deber de un monje era mantenerse célibe, él no solamente no lo practicaba si no que ¡además se relacionaba con chicas de casas de placer! La mujer se hallaba en los niveles más bajos de la escala social. Incluso la más honrada y sabia, encarnaba las cinco máculas no purificables y se la consideraba sujeta a las tres sumisiones: al padre, cuando pequeña, al marido cuando mayor, y a sus hijos al llegar a la ancianidad. Las prostitutas todavía tenían menos consideración: eran lo más bajo de lo más bajo.

Al respecto se cuenta la historia de que Ikkyu se topó una vez con dos muchachas que se bañaban en una laguna. Cuando lo vieron se agazaparon para taparse sus partes. Ikkyu se arrodilló, oró ante ellas, y luego se fue. Las jóvenes, sorprendidas, lo llamaron y le preguntaron por qué había rezado por ellas. Ikkyu hizo como si no hubiera oído nada y les gritó “¡hay un kappa en el agua!” [animal acuático fantástico], y las chicas salieron de ella dando alaridos. Ikkyu se giró y les dijo: “las mujeres son como almacenes que contienen las enseñanzas de Buda: todo el mundo procede del cuerpo de una mujer, incluso Buda y Bodhidharma. Vosotras mismas, yo, el shogun, los campesinos, los bandoleros, todo el mundo procede del vientre de una mujer. Por tanto, ¡las mujeres son almacenes que contienen tesoros! Hasta los almacenes de los nobles, que contienen objetos de gran valor están muy lejos de tener el mismo valor que vosotras, las mujeres”. Así no es de extrañar que para Ikkyu, el precepto del celibato le resultaba absurdo: “respetarlo equivale a negar el origen del nacimiento de todos los seres vivos, incluidos Buda y Bodhidharma”.

Y otra historia más como colofón: en noviembre de 1440 tuvieron lugar los funerales por el centenario de la muerte del maestro Daíto Kokushi, fundador del gran monasterio de Daitoku-ji. Con gran pompa, asistieron abades y maestros de todo Japón. Ikkyu también acudió. No obstante, al ver el desprecio con el que los monjes trataban a los fieles que se acercaban a depositar sus humildes contribuciones y como se adulaba a los ricos, Ikkyu desistió de realizar su ofrenda y se retiró acompañado de una prostituta a una vieja ermita vacía del monasterio.

Influjo sobre las artes del Japón

En 1442, Ikkyu y su pequeña comunidad, a excepción de Songé que regresó a Sakai, construyeron el pequeño templo de Shida-ji [shida en jap. “cementerio”] en el bosque del monte Yuzurisan. Allí estuvieron un año, regresando de nuevo a Kyoto, más tranquilo tras las grandes revueltas que habían tenido lugar. Al poco se les unió como discípulo Shuko [Mokichi Murata, 1423-1502], el inspirador y creador del Chado japonés. En 1445, Yoso, el eterno oponente de Ikkyu fue nombrado abad superior del monasterio de Daitoku-ji.

Otro de los grandes incondicionales amigos de Ikkyu era el poeta Ninagawa, maestro en poesía renga, y compañero en alguno de sus viajes. Un día, en casa de aquél, compartiendo una comida que le había ofrecido, Ikkyu le dijo: “Disculpa a este monje que te visita sin traerte nada”. “No es ningún problema. El espíritu que acepta la nada tiene el encanto del vacío: me has hecho el mejor de los regalos procedente del vacío, la esencia del Zen”. “No, lo has descubierto tu sólo. El aspecto de una gota de agua depende de la naturaleza misma: si está sobre una hoja verde, es verde, si está encima de una hoja roja, es roja”. Ninagawa murió en 1448. Ese mismo año sucedió también una gran inundación causando una gran mortandad al arrasar los puentes de Gojo en Kyoto y de Seta en Omi, bajo los cuales vivía una multitud mísera, y luego la peste asoló la tierra.

El asno ciego

Durante tres años no cesaron de suceder calamidades. A las de 1448, en 1449 inundación y terremoto en Kyoto. En 1450, fuertes lluvias expandieron de nuevo enfermedades. En 1451, revueltas de campesinos y rebrote del bandolerismo. Los nobles, los samuráis y los ricos tomaron la actitud de aislarse de esa desolación, y se multiplicaron los actos sociales en la intimidad con finalidad de ostentación. Los grandes monasterios también se encerraron en ellos mismos y en la sofisticación, y sólo se abrían para recaudar los donativos del pueblo, que en su desesperación sólo ansiaba ir a rezar a Buda para salir del desastre. Los maestros Zen vendían el siho a quien pudiera pagarlo, y con ello se costeaban nuevos refinamientos. Sogén, discípulo de Ikkyu se quejó amargamente de ello a Ikkyu: “¡Es inaceptable! Esos monjes son la encarnación del deseo, y sin embargo, ¡llevan el koromo!”. E Ikkyu le dijo “Tu, al igual que yo, también llevamos koromo, aunque sean harapos. Tenemos que ir con cuidado, ya que el hábito de los monjes encarna nuestro deseo de liberarnos de nuestros propios deseos. Intento tener eso siempre en mi pensamiento”.

El 2 de agosto de 1453 se incendió Daitoku-ji. Por entonces Ikkyu ya tenía 60 años y había fundado en Kyoto la nueva ermita de Katsuro [lit. “asno ciego”]. Al poco se une al sangha el joven Zenchiru Konparu, que será el fundador de la rama Konparu del teatro No. Así, en los márgenes del stablishment iba creciendo el nuevo Zen que encarnaba Ikkyu: la práctica compasiva de sus monjes, la renovada Vía del Té, las nuevas tendencias pictóricas de Bokusai, la renovación del teatro No... el Zen impregnó la sociedad de tal manera, que sus formas y prácticas en estas artes se mantienen prácticamente incólumes seis siglos después.

En 1456, Ikkyu reconstruyó el templo de Myosho-ji en Takigi, con la ayuda de los habitantes del pueblo. El templo original había sido construido a su regreso de China por el maestro Daio, maestro a su vez de Daíto. A su lado construyó el pequeño santuario de Shuunan, para el que nombró abad a Bokusai. Ambos edificios son conocidos hoy día como el Templo de Ikkyu. Aquí escribirá “Esqueletos”, en escritura japonesa y no en caligrafía china, e ilustrado con dibujos a fin de que todo el mundo pueda entender la enseñanza del Buda.

Un día el monje Sogén le preguntó: “¡No comprendo nada de la ley de Buda! Renuncié a monje por qué no conseguí entender nada. Ahora soy un viejo que pesca, con el pescado que vende bebe sake y escribe poemas todos los días”. “Escucha”, le dijo Ikkyu, “no hay ningún fin en la ley de Buda, pero la gente se pierde buscando un fin”. “¡Dime lo que hay que hacer si no hay ni camino ni fin en el budismo!”. “Dicen que hacerse monje significa “abandonar el mundo”, pero yo digo que es eliminar cualquier concepto de frontera. Al convertirme en monje, jamás he abandonado el mundo. Mi corazón y el universo se han entendido, ¡ya no tengo ninguna frontera!”.

“Las creencias, obstáculos para la paz”

En 1458, a los 82 años de edad, murió Yoso Soi estando en la cima del reconocimiento imperial por la reconstrucción de Daitoku-ji. Los años posteriores volvieron a ser de gran convulsión en Japón. Entre finales de 1460 y principios de 1461 murieron más de 80.000 personas a causa del hambre y las enfermedades. En 1463, Ikkyu vivió temporalmente en Sumiyoshi. El 26 de mayo de 1467 estalló la guerra civil denominada de Onin, que duró once trágicos años. Muchos grandes monasterios, como el de Daitoku-ji, fueron pasto de las llamas.

Una vez, Ikkyu en su marcha errante se encontró con un monje peregrino rezando abrumado: “Aunque crean en dios y en el Buda, los samuráis matan a seres humanos en las batallas. Parten hacia la batalla tras rezar una oración. ¿Por qué rezan? ¿Lo hacen por la victoria o por un poder sobrenatural? ¿O para calmar las almas de los muertos? Dudo que el hombre sea digno de poseer el carácter de Buda”, y fijándose en Ikkyu le dijo “¡Dame seguridad monje viajero! ¡Mis creencias titubean!”. Ikkyu respondió: “no me extraña. Te propongo que olvides toda creencia”. “¡Pero esas no son palabras de un monje! Aunque yo sea un pobre hombre  que no pueda aspirar al despertar universal, ¡mi deseo de paz entre los hombres es sincero!”. “Por eso te propongo de olvides tus creencias”, le dijo de nuevo Ikkyu, “¡Las creencias son obstáculos para la paz!”.

También se cuenta la historia de un encuentro de Ikkyu con el también popular monje Rennyo [1415–1499], maestro que inició la restauración de la escuela Jodo-shinshu [verdadera escuela de la Tierra Pura]. Rennyo le dijo: “Dime, ya que crees en el Zen de la fuerza de uno mismo, nosotros que creemos en la fuerza del buda Amida mediante nuestras invocaciones [Namu Amida butsu], nos encontramos a menudo con el siguiente problema: ¿qué debe hacerse si el que pronuncia las invocaciones por los demás es un hombre mediocre que no consigue liberarse de sus propios deseos?”. Respondió Ikkyu: “Es cierto que controlarse a uno mismo no es tarea fácil. Muchas veces uno hace tonterías a pesar suyo.”. “Yo me encuentro entre esa clase de hombres”, reconoció Rennyo, “y no entiendo por qué actualmente ejerzo la invocación por los demás, así que he llegado a la conclusión de que es la fuerza de Amida la que me ha encomendado esta misión”.  “Los que pertenecen a la escuela de la fuerza de Amida por invocación dicen que es dicha fuerza la que les ayuda a alcanzar el despertar, mientras que yo, que creo en la fuerza en uno mismo, digo que alcancé el despertar solo”.  De repente Ikkyu dio una estruendosa palmada mientras se quedó con las dos manos juntas, y preguntó: “Según tu, ¿este ruido procede de la mano derecha o de la mano izquierda?”. Rennyo se echó a reír y dijo “¡Ya entiendo!”. “Así es como alcanzamos el despertar”, dijo Ikkyu, “como lo hiciera el Buda, nosotros lo llamamos el despertar, la luz, el nirvana, el más allá, el paraíso... entrar en el paraíso de Buda no depende de la escuela búdica, ¡sino del espíritu sólo del hombre! La tierra pura puede encontrarse sin este mundo vil. Un hombre mediocre puede tener cualidades de Buda. El despertar se encuentra en el deseo. El despertar nace del pesar de vivir. La alegría sólo puede existir con la ayuda de la desgracia. Si no se conoce jamás el pesar, ¡jamás se conocerá la alegría! Es como el anverso y el reverso de una hoja: no puede hacerse desaparecer sólo de un lado. ¡Eso es la vida! ¡Eso es lo que significa vivir!”.

Aparece su amada Shin

En julio de 1469, Ikkyu regresó a la ermita de Shuunan, en Takigi, pero la guerra obligó a su comunidad a desplazarse de nuevo hasta Sumiyoshi, instalándose al año siguiente en una cabaña donde se organizó la ermita de Unmon-an. Allí será donde conocerá a la compañera del final de su vida, una cantante ciega ambulante llamada Shin [también llamada Shinme o Mori, puesto que se escribe igual y con el mismo significado: “bosque”]. Ikkyu tiene 77 años. Shin, 30.

Tras una primera noche en que Ikkyu le ofreció abrigo y arroz, y ella le correspondió con sus canciones, Shin se fue. Dos años después, con Shuunan reconstruido y la comunidad residente allí de nuevo, en otoño de 1472 aparece Shin, después de un largo periplo buscando infructuosamente a Ikkyu. Ikkyu le recriminó porqué se marchó sin decir nada, y ella le confesó que no deseaba ser ni una carga para la comunidad, ni un obstáculo para la Vía del budismo. “Ante ti tienes un viejo reseco, del que sólo quedan la piel y los huesos”, le dijo Ikkyu. “Yo no veo ni prosperidad ni guerra, desde pequeña sólo he notado el viento helado, pero ahora he sentido por vez primera el agradable calor de tu voz, y eso me hace feliz”, dijo Shin.

Los lugareños murmuraban. Los monjes se preocupaban, pero entendían a su maestro. Ikkyu se comparaba al bambú, que reverdece en otoño, cuando las demás plantas amarillean. Para el bambú, el viento otoñal es viento primaveral. Él, viejo, se hallaba en el otoño de su vida.

Al cumplir los 81 años, el emperador Tsuchimikado nombró a Ikkyu maestro superior del monasterio de Daitoku-ji, convirtiéndose en su 47 abad... aunque no permaneció allí ni un solo día. No obstante, su nombre influyó para captar numerosos donativos para su nueva reconstrucción. Ikkyu se mantuvo en Shuunan, y desde allí siguió impartiendo su singular enseñanza del Zen.

A los 87 años, tras varios años de padecer la malaria, escribió en chino Nubes Locas, su principal obra poética a manera de recopilación de sus versos. Algunas biografías cuentan que Shin le cuidó a pie de cama. Otras dicen que aquella murió antes que Ikkyu [aquí se reproduce un poema que parece indicar eso]. Lo cierto es que de Shin se pierde la pista con la muerte de Ikkyu.

Al cabo de un año, en octubre de 1481, el estado de salud de Ikkyu se agravó, y el día 21 de noviembre, a las seis de la mañana, dejó esta vida a los 88 años de edad en la postura de zazén, como los grandes maestros.

El hombre es minúsculo
comparado con el universo donde vive.
¿Y si ese universo fuera uno mismo?

La obra

La biografía de Ikkyu se conoce por lo que él mismo escribió, por lo que otros escribieron sobre él, y sobre lo que la tradición cuenta sobre él y sobre sus andanzas, algunas verdaderas y otras totalmente legendarias.

Entre las obras cabe destacar en primer lugar Kyoún Shu [Colección de la Nube Loca], que incluye un millar de poemas, y que se recoge en parte en esta obra. Luego está su obra en prosa: Maka Hannya Haramita Shingyo kai [Explicación del Sutra de la Perfección de la Gran Sabiduría], a manera de comentario de este popular sutra de la corriente Mahayana, especialmente importante para el Zen; Kana hogo [Sermón sobre el Dharma en kana], escrito como su nombre indica en grafía y lengua japonesa, dirigida al gran público como las demás obras en kana; Mizukagami me-nashi gusa [Disquisición sobre el espejo ciego], escrito sobre diversos tópicos del budismo; Futari bikuni [Dos monjas], sobre las virtudes de la vida religiosa; Amida hadaka monogatari [La verdad de Amida al descubierto], sobre la unidad y universalidad de todas las enseñanzas budistas; Bukkigun [Gran guerra del Buda contra el infierno], sobre el bien y el mal y la no-dualidad; y Goikotsu [Esqueletos], escrito en prosa y en verso, sobre la muerte y la impermanencia de las cosas y de la vida, que se incluye en esta obra.

De lo escrito sobre él, lo más directo es la obra Ikkyu osho nempu [Crónica del venerable Ikkyu], obra atribuida a su discípulo Bokusai, monje y gran pintor del siglo XV japonés. Si bien esta obra ya contiene algunos aspectos biográficos discutibles, la imaginación popular sobre la vida y obra de Ikkyu se desborda a partir del siglo XVII con la aparición de numerosas obras basadas tanto en la obra de Bokusai como en la tradición oral. Un siglo después de su muerte, Ikkyu ya era leyenda en todo Japón.


Hacer el bien
No hacer el mal
Caligrafía de Ikkyu Sojún


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KYOUN SHU
[Colección de la Nube Loca]



Si tu meditación no puede realizarse en el Pabellón de la Vida y de la Muerte [1],
fama y fortuna te cautivarán enteramente.
La gente tiene un remedio infalible:
¡a veces un sabroso guisado, a veces una corteza de limón!

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Alabando al monje Kido [2]

El maestro de Ayuwang se rebeló absolutamente contra todo,
Abandonando su hábito como si se tratara de una sandalia rota.
La transmisión correcta de Linjí no es una cosa simple.
En el cielo, el viento silba bajo la luna saciando a un corazón que palpita.

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Anotación para la historia sobre lo hecho por Daíto Kokushi [3]

Levanta en lo alto la gran lámpara e ilumina por completo el firmamento.
Los carros del Fénix compiten por quien reza antes en el Pabellón del Dharma,
Pero de los que comen viento y de los que moran bajo la lluvia, nadie se acuerda,
Ni de los veinte años que viviera bajo el puente Gojo.

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¿Qué se dice en la escuela Rinzai? El quinto Patriarca dijo en una enseñanza "cinco pecados, y se oye el trueno" [4]

Estando en el umbral, un grito y la jaula de hierro se desarma.
Los cinco pecados habitan en los monjes desde el principio.
Melocotón y ciruela, viento de primavera, y al atardecer una fiesta amena:
Medio sobrio, medio ebrio, el sake es como una soga.

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¿Qué se dice en la escuela Ummón? Se dijo en una enseñanza, "la bandera roja flambea y centellea" [5]

La fina bandera se mueve sobre los doseles de primavera con el viento cálido,
Y ante unas ochenta personas el maestro inicia su enseñanza.
La barrera de una palabra. Tres frases del cuerpo del conocimiento.
¿Cuántos siguen teniendo manchas rojas en los ojos?

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¿Qué se dice en la escuela Igyo? Se dijo en una enseñanza, "un corte bajo en una piedra es una señal en el lateral de un viejo camino” [6]

Ejaku se convirtió en monje, Reiyu se convirtió en buey.
Un Buda cubierto de cabello también es adorable.
Un viejo mojón, el camino acaba, el hombre del valle largo.
Diez mil generaciones de nombres. El amarillo del otoño nos abandona.

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¿Qué se dice en la escuela Hogén? Se dijo en una enseñanza, "El vigía olfatea en la noche" [7]

Una gota de Sogén, una gota profunda.
El vigía otea el horizonte, pero la noche es silenciosa y cerrada.
Las verdes montañas llenan nuestros ojos, ¿pero qué ley lo establece?
Es como si todavía las mujeres feas quisieran aprender a hacer muecas.

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Las cuatro alternativas de Linjí

Suprimir al sujeto sin suprimir al objeto
Hyakujo, Isán, nombres que ya no son:
Son un zorro y un búfalo.
Ya no moran monjes en los templos de la vieja tradición.
Las hojas amarillas y el viento otoñal se disputan sus pabellones. [8]

Suprimir al objeto sin suprimir al sujeto.
¿Quien entre los herederos de Linjí recibió la transmisión verdadera?
Mi enseñanza se perderá entre las manos de asnos ciegos.
Sandalias de paja, bordón de bambú, seré amigo del viento y de la corriente.
Sillas de monje, camas de madera, puedes obtener tu Zen de un nombre y de una ambición. [9]

Suprimir al sujeto y al objeto.
El faisán salta de la maleza, la tortuga se abrasa, algo se ha obstruido.
Las revueltas en Pin y en Fen se cree que han sido cortadas, pero la gente murmura.
Llega la noche y la inspiración del poeta se muere a lo lejos.
Antes de las blancas heladas, el canelo yace partido, viento otoñal. [10]


No suprimir ni al sujeto ni al objeto.
¡No decir nada aporta a algunos más riqueza!
Las casa de placer y las tabernas de sake tienen su mérito.
Es por eso que la gente habla de la sed de Sojo:
contenidamente, música desde la estancia del koto, nubes al atardecer. [11]

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Semblanza de Ganto cuando iba en barca [12]

Durante la era Huichang los monjes fueron suprimidos.
Aunque, a pesar de todo, con algo de fortuna.
Bogando con el remo, no te crees que su mano fuera humana.
Un cuco se lamenta bajo la luna, medianoche.

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Loa al segundo patriarca [13]

En China, ahora y desde antiguo, no ha habido maestros Zen.
Nadie conoce la leyenda de Danpi;
sólo está permitida la historia de Nanzán Dosén:
como si una aguja se hubiera aplicado en un punto de dolor.

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Una Nube Loca [14], sale a la luz,
¡impulsada desabridamente, de tan salvaje como corre!
¿Quién sabe dónde irá y la llevará todavía el viento?
El sol se iza en el mar de Oriente y resplandece sobre la tierra.

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Bosques y campos, rocas y matojos, mis verdaderos compañeros.
La maneras salvajes de la Nube Loca nunca cambiarán.
La gente cree que estoy loco, pero no me importa:
si ya soy un demonio aquí en la tierra, no hay porque temer en la próxima vida.

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¿Qué es un corazón?
Es como el ruido del viento
Transportado por el olor de los pinos
Dibujados con tinta china.

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Cada día, los monjes examinan minuciosamente la Ley [15]
y cantan sin cesar complicados sutras.
Antes que eso, sin embargo, deberían aprender
a leer las cartas de amor que mandan el viento y la lluvia, la nieve y la luna.

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Tres enseñanzas del Monte Kido sobre la iluminación [16]

Los ojos no están del todo claros, ¿cómo se puede vestir algo vacío con calzones de algodón?

Pasteles de arroz pintados. Barriga hambrienta y fría, nunca saciada.
Aunque nacido de mujer con ojos, lo ve todo como un ciego.
En los pabellones fríos, una noche, piensa en la ropa:
Una figura de gasa, de mil pliegues, se aparece en la oscuridad.

Dividir la tierra, hacer una jaula, ¿cómo es que puedas entrar en ella pero no atravesarla?

¿Cómo es que durante las veladas primaverales, mis ganas no se agoten nunca?
La mente de la gente es igual a la orilla de la taza del invitado. [17]
Alcanzado el cielo, el infierno es destruido.
Jornada de caída de flores, pelusa de sauce.

Ir al mar y contar los granos de arena, ¿cómo se puede estar de pie sobre la cabeza de una aguja?

Apartar la tierra y contar los granos de arena tiene un gran mérito.
Mantenerse de pie sobre la cabeza de una aguja parece algo sobrenatural.
Entre los monjes de la montaña, no hay nadie con esas habilidades.
El hijo del mar de Oriente es del estilo de Kido. [18]

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Mi monasterio montaraz

Mi cabaña de paja de tres estancias supera a un monasterio de siete grandes pabellones.
Nube Loca se halla recluido aquí, lejos del mundo ordinario.
Entra la noche, sigo dentro, absolutamente solo.
Una única luz ilumina la larga noche del otoño.

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Los monjes estudian duro para construir una delicada frase
y así obtener fama de talentosos poetas.
En la choza de Nube Loca no hay ningún talento, pero se sirve el sabor de la verdad,
como un arroz hirviendo en un viejo y tambaleante caldero.

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En mi entorno se medita largo tiempo sobre los koans, y se presume de comprenderlos bien.
Pero al examinar más profundamente su comprensión
observo que aquellos no son más que unos mediocres ignorantes:
su resentimiento y su odio lo conservan hasta la muerte.
Mi consejo, como seguidor de la Vía, suena desagradable en sus oídos.

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Estamos solos. Las puertas están cerradas.
Ignoramos las direcciones en este lugar. ¿Quién rige la Ley?
Si me pedís una frase sobre la llegada del invierno
yo contestaría: "desde esta mañana, el día va una línea más allá”.

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Transmisión auténtica o línea colateral, es erróneo discutir eso.
Una inconsciencia perpetua, un fanatismo egocéntrico.
Cansados de la carga del egocentrismo y del sectarismo,
anhelamos la mariposa que vuela libremente.

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Aquí, lejos del mundo, pinos y sugis se mezclan con las nubes. [19]
Los templos de las ciudades movilizan las masas y reúnen a multitudes.
No entiendo el pensamiento de Linjí sobre sujeto y objeto.
Estoy borracho y de buen humor, gracias a unas tazas de sake.

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Mi chamizo

El mundo ante mis ojos es tan lánguido y débil como yo.
La tierra es decrépita, el cielo tormentoso, y toda la hierba seca.
No hay brisa de primavera incluso en esta fecha tan tardía,
y las frías nubes atrapan plenamente mi choza de cañas.

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Felicidad, tristeza. Amor, odio. Luz, tinieblas. Cálido, frío. Alegría, ira. Yo, los demás.
El placer por la belleza de la poesía puede llevar al infierno.
Pero mira lo que encontramos esparcido en nuestro camino:
¡Flores de ciruelo y pétalos del melocotón!

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¡Diez días en este templo y mi mente ya se tambalea!
Entre mis piernas, el hilo rojo se extiende y se extiende. [20]
Si algún día vienes y preguntas por mí,
tendré mejor aspecto en una tienda de pescado y de sake, o en una casa de placer.
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Bajando a la ciudad desde la montaña

La Nube Loca es empujada por el salvaje viento de siempre.
En el monte durante el día, en la ciudad por la noche.
Grito ¡katsu! y agito el bastón cuando me viene en gana.
Ni Linjí ni Tokusán podrían competir conmigo [21].

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Odio el incienso

No se puede medir la obra de un maestro,
pero hay quien intenta explicar la Vía balbuceando sobre el Zen.
Este viejo monje nunca se ha preocupado por la falsa piedad,
y su nariz se arruga ante un espeso olor de incienso ante el Buda.

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La luz de Daíto, casi extinguida.
Hoy, ¿quién del Monte Ryuho le reconocería?
Dentro de mil años, sólo los descendientes de Tokai
se esforzarán por mantener vivo su corazón. [23]


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Nube Loca habla de la brillantez insuperable de Daíto,
pero el traqueteo de los carros imperiales ante las puertas del templo lo ahoga.
Nadie escucha las historias de los largos años pasados por el Patriarca,
de hambre y falta de techo, bajo el puente Gojo. [22]

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Nube loca es un demonio del linaje de Daíto,
pero detesta las peleas infernales.
¡Qué magníficos son los viejos koans y las olvidadas tradiciones!
No me quejaré más, confiaré en mi tesoro interior.  [24]

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El monje Ganto practicó el Zen mientras remaba en una barca.
El monje Chen se dedicó a hacer alpargatas.
Siempre he deseado comentar cuán valioso es mi sombrero de paja,
¿Pero quién hay aquí para apreciar su real importancia? [25]

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Sombrero de paja

Los leñadores y los pescadores saben usar las cosas adecuadamente.
¿Para qué hubieran querido elegantes sillas y plataformas de meditación?
En alpargatas y con un bastón de bambú, yo vago por los tres mil mundos [26],
viviendo bajo la lluvia, alimentado por el viento, año tras año.

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Un pescador

Estudiar los sutras y un zazén estricto pueden perder tu mente original.
Sin embargo, la solitaria melodía de un pescador puede ser un tesoro inestimable.
Lluvia al atardecer en el río, la luna entra y sale por entre las nubes.
Yendo más allá de las palabras, interpreta sus canciones noche tras noche.

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Versos escritos en un dibujo de Daruma [27]

No se acostó, no se atavió, no pensó en nada. No quiso saber.
Si le preguntabas, decía ¡Mu!. Y si no le preguntas decía también ¡Mu!
Con pregunta o no, no tenía nada que decir.
Honorable Bodhidharma: ¿Qué debe haber en nuestros corazones?

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El buey [28]

Surjo de entre las bestias para enseñar, esto es lo que he ofrecido.
Quien percibe depende de lo percibido. Lo percibido depende de quien percibe.
Nacemos y olvidamos el camino por el cual hemos ido.
Nadie conoce el nombre que yo tuve de monje en anteriores vidas.

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La rana [29]

Acostumbrado a la pesca de la ballena, me puse a reír
por cómo se movía tan azorada por el barro.
Son insignificantes, pero desde lo hondo del pozo se jactan de grandes.
Todos los andrajosos monjes que hay bajo el cielo son como Shiyo.

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Shakuhachi [30]

Suena el shakuhachi, una melancolía difícil de soportar.
Si sonara el koka, sería una canción de frontera.
¿En una encrucijada, con cuál de los dos se tocaría?
Entre los estudiantes de Shaolín, pocos amigos tengo.

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Marionetas

En el estrado aparecen de cuerpo entero.
A veces representan a reyes y nobles, a veces a plebeyos.
Olvidando que antes fueron a sus ojos sólo un trozo de madera,
los idiotas dicen de ellas que son personas reales.

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Viviendo en el monte

Diez años pasé entre casas de placer con una euforia difícil de agotar.
Ahora, me veo obligado a vivir entre solitarias montañas y valles sombríos.
Treinta mil millas de nubes se extienden de aquí a aquellos lugares arrebatadores.
El viento chirría en mis oídos entre los altos pinos que rodean mi casa.

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Nube Loca es el verdadero heredero de Daíto.
Cuevas infernales, montañas oscuras, ¿qué hay aquí para venerar?
Recuerdo la música de la flauta de otros tiempos, noches de nube y lluvia,
Placeres de juventud vaciando la tinaja de oro. [31]
****

Una breve pausa [31b]

Breve pausa,
entre un camino de lodos
y una Vía que jamás se encharca:
si llueve ¡que llueva!
Si truena ¡que truene!
  
****
 El dulce sonido del shakuhachi de Bokushitsu me ha despertado
de un profundo sueño en una clara noche de luna.

****

Una maravillosa noche de otoño, fresca y brillante.
Sobre el eco de la música y los tambores de un pueblo distante,
el sencillo y limpio tono de un shakuhachi hace que me inunden las lágrimas.
Sale al paso de un profundo y melancólico sueño.

****

Harto del placer con hombres, abrazo una mujer.
El estrecho camino del celibato no es para mí;
mi mente se realiza en la dirección opuesta.
Es fácil ser locuaz sobre el Zen, pero mi boca seguirá cerrada,
ocupado en juegos amorosos, el día entero. [54]

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Relatividad

Buda murió justo cuando la naturaleza regresaba a la vida:
una espada escinde espíritu y cuerpo.
Es tan difícil obtener la budeidad como no nacer y no morir.
Las flores aparecen y desaparecen sin dificultad en primavera.

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Iluminación e ilusión

Sin comienzo, sin fin, así es nuestra mente.
La mente original no puede ser naturaleza de Buda.
El Buda iluminado es hablar del Buda malicioso.
La mente original de los seres sensibles no es más que una ilusión.

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Raíz de hombre

Fuerte, de ocho pulgadas es mi objeto favorito.
Si estoy solo por la noche, lo agarro por entero.
Ninguna bella mujer lo ha tocado durante demasiado tiempo.
¡Dentro de mi fundoshi existe todo un universo! [55]

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Monte oscuro de mujer

Tiene una boca original, pero muda,
rodeada por un hermoso montículo de vello.
Los seres sensibles pueden perderse completamente en ella,
pero también es donde nacen los Budas de los Diez Mil mundos. [56]

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Los discípulos de Rinzai nunca recibieron el mensaje del Zen,
pero yo, el asno ciego, conozco la verdad:
el juego del amor te puede hacer inmortal.
Una brisa otoñal de una noche de amor es mejor que cien mil años de estéril zazén. [57]

****

Rebuscados koans y enrevesadas respuestas es lo único que persiguen los monjes,
exprimiendo sin cesar a altos funcionarios y a mecenas ricos.
Buenos, y soberbios, amigos en el Dharma, dejadme deciros:
una prostituta de brocado dorado vale más que cualquiera de vosotros.

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Escapando de la podredumbre del mundo, un santo puritano ni se acercaría a un Buda.
Entrad un día en un burdel, y la Gran Sabiduría se os aparecerá ante vosotros.
Mañjushri debería haber permitido a Ananda el placer del prostíbulo:
ahora nunca conocerá la alegría del elegante juego del amor. [58]

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¡Monje lujurioso! Me echas en cara.
Seductor, apasionado, absolutamente abandonado.
Sin embargo, recuerda que el placer puede consumarse en pasión
y transmutar los metales vulgares en oro puro.

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Venir solo,
partir solo,
ambos son ilusión:
permíteme que te muestre
cómo no llegar ¡No te vayas!

****

De todas las cosas
no hay mayor felicitación
¡que la de una vieja calavera
curtida a sol y serena!

****

Los tifones y las inundaciones hacen sufrir a todo el mundo.
Esta noche no habrá nadie que cante ni baile.
El Dharma florece y decae, las eras van y vienen:
inexorable y tristemente, la refulgente luna se sitúa en el pabellón de poniente.

****

La flor de loto
está limpia de barro.
Y esa solitaria gota de rocío,
tal cual es,
manifiesta el cuerpo real de la verdad. [59]

****

Sigues ciegamente la regla de la castidad y no eres más que un asno.
Rómpela y sé solamente un humano.
El espíritu del Zen se manifiesta de tan incontables maneras como las arenas del Ganges.
El recién nacido es el fruto del hilo conyugal.
¿Por cuántos kalpas habrá flores que broten y se marchiten secretamente? [60]

****

La riqueza de un hombre

El tesoro de un poeta consiste en palabras y oraciones.
Los días y las noches de un erudito se perfuman con los libros.
Las flores del ciruelo que enmarca mi ventana es un placer insuperable para mí.
Mi estómago se contrae por el frío, pero me encanta la nieve, la luna y la helada de la madrugada.

****

Al atardecer nevaba en el río, pero ha terminado.
Una nieve espesa cubre sus orillas y un desierto blanco se extiende por todo.
No recibo ningún correo. Soy como un pato salvaje que vive solo.
Lamento haber vagado por otras tierras antes que la mía, largos años.

****

Una joven hermosa, nube y lluvia. El río de la pasión es profundo.
Cantamos en lo alto de una torre una prostituta y este viejo monje Zen.
Cautivado por sus abrazos y sus besos,
no siento que me vaya a quemar en el infierno, precisamente. [61]

****

Elogio del cesto de peces de Kannon

Mejillas carmesí, pelo claro, radiante de compasión y amor.
Perdido en un sueño lujurioso, he admirado su belleza.
Sus mil ojos de gran compasión lo ven todo, aunque a nadie más allá de la redención.
Esta diosa incluso podría ser la mujer de un pescador rogando por su salvación. [62]

****

Un plato de pulpo fresco

Multitud de brazos, casi como Kannon, la diosa.
Pescado por mí, aromatizado con limón, ¡lo venero tanto!
¡Su aroma de mar, simplemente divino!
Lo siento, Buda, este es otro precepto que no puedo seguir.

****

Hace mucho tiempo, hubo una anciana que durante veinte años mantuvo a un monje ermitaño.
Tenía una muchacha de 16 años que le llevaba la comida, y un día le mandó abrazar el monje
y que le preguntara, "¿cómo te sientes ahora?". La joven hizo lo que le fue mandado,
y la respuesta del monje fue, "soy un viejo árbol marchito en un frío acantilado en el día más gélido del invierno".
Cuando la chica volvió, repitió las palabras del monje a la vieja mujer,
que exclamó: "¡durante veinte años he mantenido a un hombre vulgar!”
La anciana expulsó al monje y convirtió la ermita en una pira.

La anciana fue lo suficientemente magnánima
como para engrandecer a un monje puro con una joven casadera.
Esta noche, si una hermosura así me abrazara,
mi marchita rama de viejo sauce ¡llegaría a obtener un nuevo brote!

****

Los árboles están verdes.
Las flores están rojas.
Los árboles ya no están verdes.
Las flores ya no están rojas.
Cuidado... cuidado. [63]

****

En el otoño del año 1447, hubo un monje del templo de Daitoku-ji que, sin razón, se suicidó. Los monjes, escandalizados, dieron testimonios calumniosos a los funcionarios. Y a causa de esta desgracia, cinco o siete de mis compañeros monjes fueron encarcelados. Esto fue suficiente como para causar grandes turbaciones a turbaciones a mi escuela. Y a partir de ese momento, la gente fue propagando numerosos rumores sobre ello. Cuando los oí, ese mismo día me fui a las montañas. El motivo de mi alejamiento era que no podía soportar más eso, simplemente. Sobre todo sabiendo que un erudito debería venir procedente de Kioto, y al que se le debería informar de diversas cosas del templo. Me pareció imposible soportar más mi dolor. He escrito unos poemas expresando mi pesar. Como esto ocurrió en el noveno día del noveno mes, hice nueve poemas. [64]

(siguen 2 de esos 9 poemas)

Me avergüenzo de que mi nombre y fama no se hallen todavía oscurecidos.
Practicando el Zen, estudiando la Vía, los problemas se expanden como el polvo.
La verdadera doctrina de Ryozán ha sido barrida de la tierra y destruida:
inesperadamente, Mao se ha engrandecido un centenar de pies de altura. [65]

Afuera el viento, las nubes aparecen entre la confusión de los pinos y los cedros.
Aquí y allá se agitan las multitudes y la gente se asombra en corrillos.
La actitud de los humanos no la entiendo.
Una taza de sake turbio, y ya estoy ebrio.

****

Si uno dice “no”, los hombres creen que es “no”,
y el eco responde “no”.
Si uno dice “si”, los hombres creen que es “si”,
pero el eco no responde.

****

Poema para mi amigo Ako en la primavera cálida

Que bella es la visión de una dama en el baño:
enjuagando su rostro en flor y limpiando su hermoso cuerpo,
mientras este viejo monje se sumerge en el agua caliente.
¡Se ha sentido más dichoso que el emperador de China!

****

Cuando nos despedimos, se rompió mi corazón;
Sus mejillas coloreadas eran más bellas que las flores en primavera.
Mi adorable señorita está ahora con otro,
cantando la misma canción de amor, pero con distinto tono.

****

Reminiscencias

Recuerdos y profundas reflexiones de amor apenan mi pecho;
poesía y prosa, todo olvidado, ni una palabra sobrera.
Hay un camino a la Iluminación, pero he perdido corazón para ello.
Hoy, todavía me estoy que me ahogo en el Samsara.

****

Maestro del Dharma del amor

Mi vida la he dedicado al juego amoroso;
pero no me arrepiento de estar enredado de hilo rojo de pies a cabeza,
ni me avergüenzo de transcurrir mis días como una Nube Loca,
y me disgusta este largo, largo y amargo otoño ¡sin una buena cópula!

****

A lo largo de diez años me he refocilado en casas de placer.
Ahora estoy solo en la profundidad de un valle de una oscura montaña.
Treinta mil leguas de nubes son las que hay entre mi y los lugares que he amado.
El único sonido que llega a mis oídos es un viento melancólico entre los pinos.

****

Poema de amor y anhelo

Día y noche no puedo mantenerte alejada de mis pensamientos.
En la oscuridad, en una cama vacía, la nostalgia es más intensa.
Sueño que unimos nuestras manos, que intercambiando palabras de amor,
pero la campana del amanecer destroza mi sueño y rasga mi corazón.

****

Mujeres, flores que estallan con embeleso y que se desvanecen rápidamente.
Rostros floridos, en su totalidad, encantadores como los sueños.
Cuando las flores estallan, crecen con gran pasión,
pero una vez caen, nadie habla de ellas de nuevo.

****

Incluso si yo fuera un dios o un Buda estarías en mi mente.
Estoy sentado bajo una lámpara, y un monje flaco canta canciones de amor.
Encima de mi, el feroz viento otoñal rola cerca,
y mi corazón se ahoga en nubes gruesas.

Los sabios no creyentes no tienen el conocimiento,
pero mantienen continuamente su mente en la Vía.
No hay ningún surtidor de Budas en la naturaleza,
pero diez mil sutras se destilan en una sola canción.

****

Quisiera ofrecerte
algo para ayudarte,
pero en la escuela del Zen
¡no tenemos nada!

****

Bajo el alero fragante

El soto de bambú tiene nuevos brotes.
Este viejo monje de nuevo se siente joven.
Mi hermosura sólo treinta y seis.
Una fresca brisa se filtra entre los muros tambaleantes. [67]

****

El bastón del Zen [68]

El placer amoroso, cuando es profundo, puede causar dolor,
e incluso hacerte olvidar de la mejor prosa y poesía.
Sin embargo, yo experimento una alegría hasta ahora desconocida,
y el delicioso sonido del viento calma mis pensamientos.

****

Elogio propio

Los discípulos de Kaso no saben del Zen,
¿A la cara de Nube Loca, que explicarían de él?
Treinta años pesan sobre mis hombros,
he llevado la carga del Zen de Shogén. [69]

****

Tres poemas para mostrar en una reunión con monjes

Entre la armonía aparecen problemas con la escuela de Ikkyu.
Cada rana lucha por el respeto desde el fondo del pozo.
Día y noche, ocupados, pensando en detalles de las escrituras.
Correcto y erróneo, yo y los demás, liados y alejados de lo que es la vida. [70]

Absortos en el koan, éste se revela distinto y claro.
Irrumpe en el corazón, lo negro es absolutamente oscuro.
Hay resentimientos que son difíciles de olvidar hasta la muerte:
los reproches sinceros de los demás monjes hieren los oídos.

En vano aprendéis las palabras y las frases de los antiguos maestros.
El conocimiento es igual a los colmillos de Tozán, como espadas.
Miradlos, uno tras de otro, arrastrando las faltas de los demás.
Quien tiene en sus fauces sangre de los demás, tiene su boca contaminada. [71]

****

Notas para un burdel

144
Nube y lluvia con una hermosa mujer, profundo río de amor.
Arriba, cantan una chica y un viejo monje en el pabellón,
y hallo inspiración en abrazos y besos,
no creo en absoluto que por ello me sea destinado el fuego. [72]

****

A la Dama Mori [73]

La más bella y auténtica de todas las mujeres;
sus cantos son la fresca y pura melodía del amor.
Una voz y una sonrisa dulces rasgan mi corazón.
Me hallo en un primaveral bosque de preciosos cerezos.

****

A mi hija [74]

Incluso entre las bellezas es una preciosa perla;
Una princesita en este mundo de aflicción.
Es el fruto inevitable del amor verdadero,
¡Ningún maestro Zen se puede comparar con ella!

****

Notas para el templo de Yoso Daiyu

Los templos son ricos, pero las Cinco Montañas están en decadencia.
Sólo hay falsos maestros. No hay maestros verdaderos.
Me gustaría coger una caña e irme de pesca:
pero en estos días, en ríos y lagos, sopla un viento adverso. [75]

****

El espíritu de Ma wei

El bien y el mal nunca han estado confundidos. En este mundo, los que hacen el bien son todos amigos de Shun, y los que lo son del mal son todos amigos de Chieh. El faisán siempre es atacado por el halcón, la rata siempre es acosada por el gato, esto es innato en ellos y está predestinado. La forma en que todos los seres vivos se refugian en la virtud del Buda y huyen de la sucesión indefinida de nacimiento y muerte también es algo similar. Por esa razón he escrito unos poemas y he enseñado con ellos. [76]

Águila y faisán, rata y gato, son en sí mismos tal cual.
Desde tiempo inmemorial, así es la antigua ley del karma.
En Hua-ch'ing, para ver la luna en el amanecer,
hay que recordar lo ocurrido a Genso en Ma wei. [77]

Pasado, presente y futuro, ¿quién lo comprende?
Las malas personas te hunden, las buenas te liberan.
El placer es amable y el koan se completa:
bastonazo de Tokusán, grito de Rinzai. [78]

Elegante en sus polvos y su carmín.
Hasta un supremo e iluminado Buda podría quedar impresionado.
Verla a ella es el espíritu de la primavera de Ma-wei:
su bello espíritu difunto quizá fue desterrado al Japón. [79]

Cuerpo y mente no pueden ser separados en ilusorio o real.
En el mundo del deseo, todos se hunden en el sufrimiento.
Sueño agridulce, pasado, presente y futuro, sesenta kalpas.
Los kalpas son vacíos y sin forma, el espíritu de Ma wei. [80]

****

Imagen de un arhat de juerga en una casa de placer [81]

Emergido del polvo, el arhat todavía se halla lejos de un Buda.
Entrar en una casa de placer deviene una gran sabiduría.
Me río internamente de Mañjushri recitando en el Surangama Sutra.
Perdidos y lejanos se hallan esos años de placer de juventud. [82]

****

Según el Libro de los Cantos

Lascivos caminos, tristeza por el abandono de la casa y la tierra.
El señor contempla al águila pescadora de la otra orilla del río.
Siguiendo el ejemplo, la cortesana recibe en la noche el favor de su señor:
una taza de jade, noche tras noche, de muchas primaveras y otoños. [83]

****

Un lego recita un poema ante la puerta de una casa de placer y luego se va

Una chica del pabellón no tiene pensamiento, pero tiene pensamiento.
Un poeta se desborda en versos, tanto como desborda su exceso de deseo.
Tras una larga lluvia, claros por el oeste, y una canción al atardecer.
Adorable, con mucho sentimiento, el hombre sigue recitando apoyado en la puerta. [84]

****

¿Cuántas pasiones se aferran a las mangas de este trotamundos?
Multitud de flores caídas atestiguan la pasión entre el cielo y la tierra.
Una brisa perfumada en mi almohada. ¿Estoy dormido o despierto?
El aquí y ahora se funden en un confuso sueño de primavera.

****

Loa al santo Honen [85]

Honen, oí, fue un buda viviente.
Pacíficamente sentado en el más alto nivel del estrado del Loto,
enseñando a los eruditos como si fueran monjas y legos iletrados.
“El juramento en una hoja” de Honen, ¡es algo maravilloso!

****

Viendo cantar y bailar esa niña de cuatro años,
siento como el tirón de los lazos son difíciles de rehuir,
olvidando mis deberes yerro en la libertad.
Señor abad, ¿qué Zen es eso? [86]

****

Sorbiendo los lascivos fluidos de una bella mujer [87]

Los herederos de Rinzai desconocen el Zen.
La correcta transmisión de la verdad es para un ciego asno.
Nube y lluvia, pasado, presente y futuros sesenta kalpas.
Viento de otoño, noche de cien mil años.

****

El sentimiento de amor de la chica ciega Mori son muy fuertes. Casi muere por no comer. Lleno de tristeza, he hecho unos poemas sobre eso.

En el azadón de Hyakujo mi confianza se ha extinguido.
Dinero para arroz, el Viejo del Infierno nunca es generoso.
Las canciones de amor de la muchacha ciega causan risas a las chicas del pabellón.
En el monte del rey Chu, la lluvia del atardecer cae solitariamente. [88]

Mira, mira, el Zen es el Pabellón de los Enfermos. [89]
Hace mucho tiempo existió Hyakujo y su azadón.
Noche de juerga y borrachera entre paneles pintados.
Plantando cara al Viejo del Infierno, si queda dinero para arroz.

****

La Dama Shin se sube a un palanquín

En palanquín del Fénix, la chica ciega se pasea en primavera.
Cuando mi corazón está oprimido, le place consolarme en mi melancolía.
Aunque las gentes se burlen de ella,
me encanta ver a Shin, tal cual es, en su belleza genuina. [90]

****

El bello lugar oscuro de una mujer posee la fragancia del narciso

El monte del rey Chu debe ser admirado a lo lejos antes de ser ascendido.
Medianoche, en una cama de jade, como entre sueños,
bajo una rama de ciruelo, se abre una flor.
Delicadamente, entre sus muslos, se mece el narciso. [91]

****

Mi mano busca la mano de Shin

Mi mano, cómo se parece a la mano de Shin!
Creo que mi dama es una maestra en el juego del amor;
Si decaigo, sabe como aliviar mi tallo de jade:
y luego los monjes se regocijan por mis encuentros.

****

Promesa de nacer en tiempos de Miroku [92]

Cada noche, la ciega Shin me acompaña con sus canciones.
Bajo techo, dos patos mandarines, con nuevas palabras íntimas:
prometemos reunirnos nuevamente cuando aparezca Maitreya.
Aquí, en la casa del viejo Buda, todas las cosas están en su primavera.

****

En el primer día del noveno mes, mi asistenta Shin pidió prestado un kimono de papel a un monje de pueblo para protegerse del frío, tan ligera, bonita y adorable como es. Hice un poema con este motivo.

Al atardecer, viento y luna, confusión en mi corazón,
¿Cómo le irá a nuestro amor cuando nos llegue el otoño?
Niebla de otoño, mañana nubosa, solitario, delicado y bello.
Hasta en mangas de papel de un monje rural, arrebatadora. [93].

****

En el segundo año de la era de Bumei, en el undécimo mes, en el día catorceavo, viajé a Yakushido y escuché una canción de amor de la chica ciega. Hice un poema para recordarlo. [94]

Viajé tranquilamente a Yakushido, y me alegró.
No obstante, un emponzoñado espíritu corroe mis entrañas.
Avergonzado estoy, aunque no en lo referente a mis blancos cabellos.
Aun cantando hasta el agotamiento, en un frío severo, la melancolía da un largo rodeo.

****

Hace algunos años, me presenté en una pequeña casa de Takigi. La dama Shin, atenta en maneras y aspecto, ya tenía sentimientos de añoranza hacia mí. Yo también lo sabía, pero ha permanecido indecisa hasta ahora, en la primavera de Shinbo, que la he conocido por casualidad en Sumiyoshi y la he interrogado por sus sentimientos. Ella ha aceptado y me ha cumplimentado. Así que he escrito un pequeño poema de recuerdo. [95]

Quiero recordar los viejos tiempos que estuve en Takigi.
Tu conociste la fama del descendiente de mi emperador amado.
Después la vieja promesa fue olvidada por muchos años.
Aún más, me encanta la forma de la luna nueva y sus escalones de jade. [96]

****

Canto de un jardín en sueños

Reclinado en tus piernas y soñando
que estaba en un jardín de estambres perfumados,
cantaba y saboreaba tu manantial.
Nuestros cantos aun perviven en atardeceres y noches de luna.

****

Algunos abren desmesuradamente los ojos,
otros agachan la cabeza.
Todos no son más que comparsas de los demonios.
Durante años han vivido bajo el viento y la luna y ahora están bajo el sable.
La tierra, las montañas y los ríos tienen tanta tristeza.

****
El árbol tuvo hojas, cayeron, pero una vez más le llegó la primavera.
Crecen los brotes, las flores, se renuevan las viejas promesas.
Shin, si alguna vez olvido mi profundo lazo contigo,
en cientos de miles de kalpas nazca yo como una bestia.

****

Es otoño, momento de conseguir ropa de invierno. Por este motivo obtuve algo de ropa nueva cortada y la di a mi asistenta ciega Shin. Por lo tanto, me asistí de lazos inconclusos para la otra vida y dije: [97]

Me queda el cabello blanco de un viejo monje de ochenta años.
Cantando, levantándome cada noche hacia un cielo azul con nubes.
Pobre pato mandarín, canjeando sus antiguas deudas.
Chasquea los dedos del presente y del futuro, y la promesa de amar de nuevo.

****

Cincuenta años un indomable vagabundo.
Ahora, mortificado por túnica púrpura. [98]

****

Poema de despedida del mundo

Hace diez años, bajo las flores, hice una fragante alianza,
un paso muy delicioso, un afecto sin fin.
Lamento alejar mi cabeza del regazo de la muchacha.
En la oscuridad de la noche, nube y lluvia, y una promesa de pasado, presente y futuro.

****

He pasado treinta años en un estado de espíritu inconsistente. Los treinta siguientes los pasé en un estado de espíritu liberado. Así es como he pasado los últimos sesenta años. Hago ofrenda de mis excrementos a Bontén. En el pasado, pedí prestados cinco elementos, y hoy devuelvo cuatro de ellos, ya que el pensamiento tiene su fundamento en el vacío.

****

He abandonado la escritura,
no son más que signos en un sueño.
Cuando despiertas,
nadie pregunta nada.



____________________________________

[La parte central del texto, que incluye el capítulo Gaikotsu (Esqueletos), así como las notas explicativas y las referencias bibliográficas se hallan en el libro impreso]

http://josepmanuelcampillo.blogspot.com.es/p/ikkyu-poemas-del-monje-libertino.html






PÍNDARO [15.020] Poeta de Grecia

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Píndaro

(Grecia,     518 aC     -    438 aC)
Poeta griego, generalmente considerado como el mayor poeta lírico de la literatura griega. Píndaro nació en el año 518 a.C., en Cinoscefalae, cerca de Tebas, en el seno de una familia aristocrática conocida como los ageidas. Sus amplios conocimientos geográficos, su tono aristocrático y su espíritu panhelénico pueden atribuirse, al menos en parte, a la influencia de su familia en toda Grecia. Al parecer estudió con la poetisa de Boecia, Corinna, y fue derrotado por ella en un concurso poético. Corinna le aconsejó entonces "sembrar con la mano, y no con todo el saco", en alusión al uso excesivo del ornamento mitológico en la obra temprana de Píndaro. En años posteriores, Píndaro viajó por todo el mundo griego, y su fama nacional le hizo merecedor de numerosos encargos. Pasó dos años en Sicilia, invitado por Hierón I, rey de Siracusa, y compuso Epinicios (extravagantes cantos de alabanza) para Hierón y otros reyes, así como para las más nobles familias griegas. Ningún otro poeta griego supo expresar como él la unidad espiritual preservada por la religión y la lengua común, y por la tradición recuperada de los juegos olímpicos panhelénicos. Tan grande fue la fama de Píndaro que cuando Alejandro Magno saqueó Tebas, en el año 335 a.C., dejó intacta su casa. Píndaro representa la culminación de la lírica coral griega, compuesta para ser cantada, con acompañamiento musical, por coros de jóvenes, en oposición a la lírica personal, cantada o recitada por una sola voz. Píndaro compuso para los dioses himnos, ditirambos, odas, canciones, cantos fúnebres y elogios, pero de toda esta producción no quedan más que unos cuantos fragmentos. Su obra conocida abarca al parecer sólo una cuarta parte del total de su producción, y está formada por cuarenta y cuatro epinicios u odas triunfales en honor de los vencedores de los cuatro grandes juegos nacionales: olímpicos, pitios, itsmios y nemeos. Su estructura es bastante compleja y contienen una importante carga moral, así como un profundo sentido religioso, que siempre fue uno de los rasgos más notables de la lírica coral griega. El procedimiento habitual de Píndaro para alabar a los vencedores de los juegos consistía en insertar en la parte central del poema un mito que expresaba el estado de ánimo general en esa ocasión o relacionaba al héroe victorioso con el pasado mítico. En Píndaro se observa un tratamiento de los mitos griegos distinto al de los poetas épicos y más próximo al de la tragedia atica. Del mismo modo, introduce en sus odas numerosas reflexiones de carácter religioso y moral, y proclama la inmortalidad del alma y la existencia del juicio futuro. 




Píndaro ha sido con razón considerado siempre como el más insigne de los poetas griegos; muy utilizado por la tragedia, lírica posterior y escritores alejandrinos, fue luego calificado de incomparable por Horacio, quien, no obstante, como otros autores latinos, se inspiró en él como fuente y modelo. Desde el Renacimiento, su gran fama le ha mantenido
invariablemente en primer plano de alabanzas e imitaciones.



A Teóxeno de Ténedo (*)

Hay un tiempo para recolectar amores,
corazón mio, cuando acompaña la edad:
pero aquel que al contemplar los rayos
rutilants que brotan de los ojos de Teóxeno
no siente el oleaje del deseo, de acero
o de hierro tiene forjado su negro corazón
con fría llama y, perdido el aprecio
de Afrodita, la de vivaz mirada,
o violentas fatigas padece por la riqueza,
o se deja arrastrar por la femenina osadía
esclavo de todos sus (...) vaivenes.
Más yo me derrito como cera de sagradas
abejas.
por el calor mordida en cuanto pongo mis
ojos
en los lozanos miembros de adolescentes mozos.
¡ Era cierto que tambien en Ténedo
Persuasión y Donosura tenían su sede
en el hijo de Hagesilao !


(*) Según la leyenda Teóxeno fue el último amor efébico de Píndaro, y la persona en cuyos brazos falleció el poeta.




A HIERÓN DE SIRACUSA

Acompañar con bárbito al espíritu y la voz, embotados por el vino,
(el bárbito)
que inventó antaño el lesbio Terpandro
al oír en los banquetes de los Lidios
el tañido repicante de la esbelta pectis.
No ensombrezcas los placeres de la vida; mucho mas llevadero
es para el hombre una existencia placentera.
Amar y corresponder al amor
¡ hagámoslo en su momento oportuno !
¡ No prosigas, corazón, porfía
envejecida más de la cuenta !
.. y los encantos de los amores que envía Afrodita,
para echar ebrio, con Químaro, un cótabo (*)
por Agatónides...

. . .
(*) El cótabo fue un juego de moda en Atenas entre los siglos VI a IV a.C. consistente en arrojar el resto del vino de la propia copa en un recipiente metálico homónimo del juego que, al desequilibrarse y chocar con otro colocado a propósito, tenía que emitir un sonido nítido especial. Al hacer esto, se pronunciaba el nombre de una persona, de manera que actuaba como "oráculo amoroso".





A HIERÓN DE SIRACUSA II

Reluce su fama
en la colonia, por sus hombres célebres, del lidio Pélope.
Por éste sintió pasión el poderoso Posidón,
el que la tierra conduce, cuando Cloro lo sacó
del inmaculado caldero
provisto de un brillante hombro de marfil,
¡ En verdad que es mucho lo asombroso !
E incluso puede acontecer que los rumores
de los mortales, habladurías adornadas con abigarradas
ficciones, trasgrediendo el relato verdadero,
nos engañen por completo.






A Hagesídamo, vencedor en el pugilato

Leedme en voz alta el nombre del vencedor olímpico,
el hijo de Arquéstrato, a ver en qué parte de mi espíritu
está escrito, pues se me había olvidado que le debía
un dulce canto. Musa, tu y la Verdad,
hija de Zeus, con la mano enderezadora,
rechazad la censura embustera
de que he faltado contra el huésped....
así también cuando un hombre, Hagesidamo,
que ha conseguido victorias llega al predio de Hades
sin ser cantado, con vana aspiración ha obtenido para su esfuerzo
placer breve; pero sobre ti la lira de grata voz
y la dulce flauta esparcen su encanto.
Nodriza de tu ancha fama
son las Piérides, hijas de Zeus.
Yo he emprendido esta tarea con afán y me he posado
sobre el glorioso pueblo locro, para verter
miel sobre esta viril ciudad.
Al hijo seductor de Arquéstrato
he elogiado, pues le vi vencer con la fuerza de su puño
junto al altar de Olimpiaen aquella ocasión:
poseía esa mezcla de hermosura externa
y lozanía que antaño a Ganímedes (*)
libro de la muerte, que a nadie respeta
con la ayuda de la Cípride.


(*) La Cípride es Afrodita, diosa del amor. Ganímedes fue raptado por Zeus en plena adolescencia al haberse enamorado el Dios del Olimpo del joven príncipe, y destinado a ser su copero, con vida y juventud eternas. La equiparación del vencedor con Ganímedes no puede ser mas elogiosa.





A Trasideo de Tebas

Musa, si conviniste en ofrecer, a cambio de paga,
tu voz, obediente a la plata, a ti te corresponde hacerla tremolar aquí y allá en honor de Pitónico,
el padre, o de su hijo Trasideo,
cuya felicidad y fama están flameantes.
Hermosa fue su victoria de antaño con el carro
y en Olimpia conquistaron con sus caballos
el rayo veloz de los célebres juegos;
mientras que en Pito, al bajar a la arena para la carrera ligera,
fueron superiores a la helénica concurrencia
por su rapidez. Que no ambicione yo mas bienes que los divinos,
con aspiraciones adecuadas a la edad,
pues cuando me encuentro con que en una ciudad
los de enmedio poseen flor de prosperidad más duradera,
censuro el destino de las tiranías.
Dedicado estoy a los logros compartidos: fuera los envidiosos.
Mas cuando uno alcanza la cima
y con pacífica conducta escapa
de la funesta desmesura, puede hacer mas bella travesía hasta el límite
de la negra muerte si a su gratísima descendenciaha proporcionada renombrada gloria, mas poderosa que todas las riquezas.
Tal don es el que distingue al hijo de Ificles,
Yolao, el que himnos dedicamos, y al fuerte Cástor,
y a ti, soberano Polideuces, hijos de dioses,
que un día habitáis en la sede de Terapna
y al otro dentro del Olimpo.






A Aristóclides, vencedor en el pancracio

Si bello de cuerpo y con una conducta que no desdice de su hermosura
el hijo de Aristófanes ha alcanzado la cima de su virilidad,
ya no es fácil seguir surcando el mar inaccesible
más allá de las columnas de Heracles,
héroe dios, dispuso como gloriosos testigos
del límite de la navegación, sometió éste en el mar a descomunales
monstruos de la navegación, sometió éste en el mar a descomunales
monstruos y por propio impulsa exploró de las marismas
las corrientes, por donde llegó hasta el punto final que le condujo de
regreso
y descubrió aquella tierra. Corazón mío, ¿hacia que ajeno
promontorio desvías mi navegación ?
Te pido que lleves la Musa a Eaco y su raza.
Con mis palabras se compadece lo mas sublime de la justicia elogiar al
valeroso....
Del rubio Aquiles, ya de niño, cuando en casa de Fílira
vivía, grandes hazañas eran los juegos: muchas veces
con sus manos lanzaba, veloz como el viento, la jabalina de breve hierro,
en su lucha a leones salvajes la muerte causaba
y a los jabalís aniquilaba;
hasta los pies del Crónida Centauro
llevaba los cuerpos agonizantes,a los seis años por vez primera y  en todo el tiempo postrero...




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