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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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SATO NORIKIYO "SAIGYÔ" [11.650] Poeta de Japón

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Saigyō Hōshi en el Ogura Hyakunin Isshū.


SATO NORIKIYO "SAIGYÔ" 

Saigyō o Satō Norikiyo, Saigyō Hōshi (西行法師? Kioto, 1118 – provincia de Kawachi, 1190) fue un monje y poeta japonés de finales de la era Heian y comienzos de la era Kamakura.

Nació en una familia noble en Kioto, con el nombre de Satō Norikiyo, durante un momento tenso en donde el poder del país estaba pasando de las familias cortesanas a los clanes samurái. También durante su vida, el budismo había entrado en un período de declive, en donde predominaba el concepto de Mappō. Estos cambios condujeron a que sus obras poéticas tuvieran una fuerte sensación de melancolía.

Durante su juventud, fue guardián del Enclaustrado Emperador Toba, pero en 1140, a la edad de 22 años, decide cambiar su estilo de vida de manera drástica convirtiéndose en un monje budista, y toma el nombre religioso de En'i (円位). Posteriormente tomó el seudónimo de “Saigyō”, que significa “Viajero del Oeste”, haciendo referencia al Buda Amida y al Paraíso Occidental. Vivió como ermitaño en largos períodos en Saga, el Monte Koya, el Monte Yoshino, Ise y otros lugares, pero es mayormente conocido su largo viaje al norte de Honshu, en donde realizó varios viajes poéticos. Este suceso sería inspirado posteriormente por Matsuo Bashō en la obra Oku no Hosomichi.

Tuvo una fuerte amistad con Fujiwara no Teika. Algunas obras de Saigyō se encuentran en las antologías poéticas Sankashū, Shin Kokin Wakashū y Shika Wakashū. Falleció en el Templo Hirokawa en la provincia de Kawachi (actual prefectura de Osaka) a la edad de 72 años.

Estilo

Durante su vida, el Man'yōshū ya no era una obra influyente en la poesía waka; y había sido reemplazado por la antología Kokin Wakashū, de carácter subjetivo, con juegos de palabras y una dicción elegante (ni coloquial ni imitado de la poesía china). Con la compilación del Shin Kokin Wakashū, en donde las poesías de Saigyō y otros contemporáneos fueron publicadas, tenían poca subjetividad, no habían juegos de palabras, muy repetitivas con pocos verbos y muchos sustantivos, dando un carácter sombrío y melancólico.

Dado la crisis política surgida a finales de la era Heian y comienzos de la era Kamakura, Saigyō se enfocó no solo en la reclamación de un cambio, sino en aplicar los conceptos de wabi-sabi (soledad) y kanashi (tristeza). Como monje budista, en sus obras se enfocó también al mundo y a la belleza de la naturaleza.





¿Sería acaso un sueño,
aquella primavera en Naniwa 
en el territorio de Tsu? 
Ahora el viento sopla 
sobre las hojas secas de los juncos





Echa un vistazo:
aun los retoños
del viejo cerezo se ven tristes—
¿cuántas veces más
verán la primavera?





Igual que bancos de nubes
son barridos
por el viento del alba,
el primer grito de los gansos salvajes
revolotea en la montaña






Al dejar
la capital
he cruzado estas montañas-
¡ahora hasta ellas
se pierden en la niebla!






La soledad...

La soledad
de mi choza
de paja,
que nadie salvo el viento
toca






La luna sola...

Al estar en retiro en un lugar distante, 
envíe esto a alguien en la capital, 
justo en los días en que había luna.

La luna sola
alta en el cielo
—un recordatorio vacío—
pero si, al mirarla, recordamos,
nuestros corazones serán uno


(Traducción: José Luis Bobadilla, 
a partir de la versión 
al inglés de Burton Watson)





Satô Norikiyo "Saigyô" (1118-1190).
Espejo de la Luna.


Yama fukami

kejikaki tori no
oto wa sede
mono osoroshiki
fukurô no koe.


En lo recóndito de las montañas
ningún canto cercano de ave
conocida...
sólo el ulular sobrecogedor
de una lechuza.





Hana no iro no
Yuki-no-miyama ni
kayoeba ya
fukaki Yoshino no
oku e iraruru.


¿Suplantan las flores blancas de mi montaña
a la nieve del sagrado Himalaya?
Quiero adentrarme en las simas más hondas
del monte Yoshino.





Yoyo futomo
take no hashira no
hitosuji ni
tatetaru fushi wa
kawarazaranan


Mundos eslabonados,
eslabonadas existencias;
en el erguido bambú
cada nudo es recio y recto.





Tsune yori mo
kokorobosuko zo
omôyuru
tabi no sora nite
toshi no kurenuru.


Sentimiento de desamparo
más hondo que nunca:
viajo a solas
bajo un cielo inabarcable donde
veo sumirse el año que termina.






Yo o sutsuru
hito wa makoto ni
sutsuru ka wa
sutenu hito koso
sutsuru narikere.


¿Es pues, quien perdió su yo
quien sale perdedor?.
Pierde quien no pierde
su yo.






Mukashi mishi
niwa no komatsu ni
toshi furite
arashi no oto o
kozue ni zo kiku.


Un arbolillo era este pino
que ví hace años en el jardín:
corpulento, sus altas ramas musitan
que pasa el tiempo,
llega la tormenta.





Oyamada no
io chikaku naku
shika no ne ni
odorokasarete
odorokosu kana. 


Quieta ermita de montaña
al pie del arrozal... el lamento
de un ciervo en los campos me sobresalta
y salgo... sobresaltandolo:
mutuo asombro.






Tsukuzuku to
mono o omoi ni
uchisoete
ori aware naru
kane no oto kana. 


Ensimismado
pienso en el tiempo que todo lo muda:
oigo golpear
la campana del monasterio...
sondeo mas a fondo su tañido y mi tristeza.





Hotoke ni wa
sakura  no hana o
tatematsure
waga nochi no yo o
hito toburawaba


Cuando la muerte me lleve,
esparce pétalos de cerezo
en la ceremonia...
Sí quieres celebrar los oficios por mí,
rumbo a la otra vida.





Haru no hodo wa
waga sumu io no
tomo ni narite
furusu na ide so
tani no uguisu (*).


Contemplando en su extensión la primavera
otro ser me acompaña
en la choza de un ermitaño.
No abandones el nido de este valle,
pájaro canoro.





Ko no moto ni
tabine o sureba
Yoshino yama
hana no fusuma o
kisuru harukaze.


Desfallecido del viaje.
Adormilado, al pie
de un árbol, en Yoshino;
una brisa de primavera
me cubre con un manto de flores.





Tsuki wa nao
yo na yo na goto ni
yadorubeshi
waga musubioku
kusa no iori ni.


Imperecedera,
noche tras noche
la luna seguirá en la choza de paja
qué construí :
quien ha de partir soy yo.





Izuku ni ka
mi o kakushamashi
itoite mo
ukiyo ni fukaki
yama nakariseba.


Cuán desgraciado sería
este despreciable
mundo transitorio
si no hubiera donde esconderse:
pongamos que no hubiera montañas.






Yamakawa no
minagiru mizu no
oto kikeba
semuru inochi zo
omoishiraru


El estruendo del arroyo
al bajar precipitadamente la montaña
revela
la rapidez de la vida
arrastrada en su curso.






Fukaki yama wa
hito mo toikonu
sumai naru ni
obitadashiki wa
mura zaru no koe.


Tengo aquí un lugar
tan remoto entre montañas infranqueables
que nadie me visita.
¡Ah! pero esas voces:
Una tribu de monos se aproxima.






Hitori sumu
katayama kage no
tomo nare ya
arashi ni haruru
fuyu no yo no tsuki.


Me recojo, solo,
a la sombra de la montaña;
necesito de algun modo, compañía:
pasan las lluvias frias, inclementes,
trayéndome la luna de invierno.





Sasagani no
ito ni tsuranuku
tsuyu no tama o
kakete kazareru
yo ni koso arikere.


Las menudas gotas de rocío en la telaraña
son perlas ensartadas a vistosos collares mundanos
que devanan los hombres : El efimero mundo.






OTOMO NO YAKAMOCHI [11.651] Poeta de Japón

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Estatua de bronce de Ōtomo no Yakamochi en la Estación Takaoka, Takaoka, prefectura de Toyama.


Ōtomo no Yakamochi

Ōtomo no Yakamochi (大伴家持? c. 718 – 5 de octubre de 785) fue un estadista y poeta de waka japonés de la era Nara. Es miembro de los Treinta y seis inmortales de la poesía. Nació dentro del prestigioso clan Ōtomo; su abuelo fue Ōtomo no Amaro y su padre fue Ōtomo no Tabito. Su hermano menor fue Ōtomo no Kakimochi y Ōtomo no Sakanoe no Iratsume fue su tía. Su tío abuelo fue posiblemente Ōtomo no Komaro quien vino a Japón durante el reinado de la Emperatriz Jitō.

El clan Ōtomo estaba conformado por guerreros y burócratas en la Corte Yamato y Yakamochi ejerció como gobernador provincial (国司 kokushi?) en varias provincias. Como su padre y su abuelo, Yakamochi fue un político conocido y en Enryaku alcanzó la posición de chūnagon (中納言?), la posición burocrática de mayor nivel. En 738 conoció a Udoneri y en 740 a través del Emperador Shōwa fue a Kyushu a suprimir la rebelión de Fujiwara no Hirotsugu. En 745 se convirtió en un jōgoika (従五位下?). En julio de 746, se convirtió en gobernador de la provincia de Etchu, cargo que ostentaría hasta 751. Durante este tiempo escribió alrededor de 220 waka. En 751 fue promovido a shōnagon (小納言?) y regresó a la capital. En 754 fue nombrado como comandante militar (兵部少輔 heibu shōsuke?) y al siguiente año estuvo al cargo de una guarnición en Namba. Yakamochi no tomó parte en la rebelión de Tachibana no Naramaro. En cambio, conspiró con Fujiwara no Yoshitsugu, Isonokami Yakatsugu y Saeki no Imaemishi para asesinar a Fujiwara no Nakamaro. A pesar que Yoshitsugu se adjudicara de manera exclusiva el complot, las sospechas de que Yakamochi participara en ello obligaron a transferirlo a la gobernación de la provincia de Satsuma. En 777 es nombrado gobernador de la provincia de Ise, según los registros del Santuario de Ise, estuvo en el puesto por cinco años. En 780 fue promovido como consejero (参議 sangi?). Temiendo a las sospechas y al exilio de la capital por ayudar en la rebelión de Hikami no Kawatsugu, permaneció tranquilo y fue promovido como chūnagon en 783. Murió ahogado en la provincia de Mutsu cuando estuvo al cargo como shōgun. Luego de su muerte, Fujiwara no Tanetsugu fue asesinado, trayendo sospechas de que Yakamochi estuvo involucrado, por lo que se le negó un funeral y fue deshonrado póstumamente y excomulgado. Su hijo fue excluido de la corte y forzado al exilio, y no fue hasta en 806 que recuperó sus privilegios.

Obras

Yakamochi fue uno de los compiladores del Man'yōshū, la primera antología poética en la historia japonesa, por lo que él no solamente escribió algunos poemas sino que transcribió, reescribió y rediseñó un número desconocido de antiguos poemas. Fue el escritor más prolífico y prominente de su tiempo, y tuvo una gran influencia en el Shika Wakashū.





En el jardín primaveral
roja, exhala su perfume
la flor del duraznero:
Y en el sendero que ella ilumina
Una joven inmóvil.




Largo tiempo en este mundo
hallé el placer.
¿Qué importa convertirme
en pájaro
o insecto?




¡Oh el reflejo de las glicinas
en flor sobre el lago!
Igual a los guijarros
¡Podemos ver en el fondo del lago
las piedras preciosas!





No te extrañe si cada mañana
despiertas con los pies cansados:
habrás estado toda la noche
caminando descalza por mis sueños.

(Traducción de Osvaldo Svanascini)





JOSÉ P. SERRATO [11.652] Poeta de México

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José P. Serrato 

(Ciudad de México, 1987) 
Egresado de la carrera de derecho de la UNAM, participa en la promoción y defensa de los derechos humanos. Actualmente cursa estudios de Creación literaria en la UACM. Ha publicado en las revistas Palabrijes, La hoja de arena, Rojo Siena, Círculo de poesía, Gavia(Colombia), Punto en línea, Migala, LÒrdinaire (Francia), Littaura (Colombia), etc. En 2011 fue seleccionado para el curso de creación literaria en Monterrey por parte de la Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Autónoma de Monterrey. Incluido en la antología: Los coleópteros enfebrecidos. Muestra de poesía universitaria de la UACM; Obtuvo la mención honorífica en poesía en el concurso 44 de la Revista Punto de Partida de la UNAM, y el primer premio en ensayo literario del concurso 45 de la misma Revista. Beneficiario del Programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (2013-2014).






Lo ridículo de los jazmines

Es ridículo obsequiar jazmines
sin haberlos cultivado con las propias manos.

Es aún más ridículo obsequiar jazmines
si se han cultivado con las propias manos.

Sobre todo,
lo más ridículo
           es recibir jazmines con el alma intacta.





Mutaciones

Al-Jumark lucha con el Djinn.
Al-Jumark usa su espada y el Djinn se vuelve ardiente humo,
Al-Jumark corre al río y el Djinn se lanza tiburón al agua,
Al-Jumark sale del agua y el Djinn en rayo se convierte,
Al-Jumark pierde sus armas, está débil.
El Djinn decide arrogante ser un hombre y lo golpea con los puños.
Al-Jumark empieza a tomar ventaja,
un hombre vindicando su dignidad
es más que un hombre que lucha,
y el Djinn lo padece.
Al-Jumark apresa los puños blandos del Djinn,
y éste se torna espada cortante,
Al-Jumark, fortalecido con la esperanza, dobla la espada,
el Djinn, escapa de la muerte en el cuerpo de una serpiente venenosa,
con su cuerpo ácido y correoso, constriñe el vientre y el cuello de Al-Jumark.

La diversificación es la máscara del mal y su ventaja.
Al-Jumark  conoce esa verdad y tiembla,
con el temblor del que se enfrenta a la crueldad de las verdades irrebatibles.
¿Quién de nosotros sabe qué oponer a lo mutable?
¿Cuál es el antídoto contra lo que nunca permanece?
La diversificación será respuesta infinita a la diversificación.
¿A mayores males, mayores defensas?
¿A mayor variedad de insultos, mayor variedad de adargas?
¿Quién lo sabe?
Quizás ustedes, cretinos, infelices poetas,
¡Respondan ustedes que tienen la historia de su lado,
la memoria, lo inmutable, lo eterno!
Señores lógicos, ofrezcan la salida,
vamos, imbéciles bobalicones, mortales admiradores de lo perenne.
¡Es urgente, la vida de Al-Jumark corre peligro!






Gravedad

Esa mosca,
sobre mi mano,
posada hace mucho sobre mi mano,
con su diminuta cabeza,
con su probóscide y frágiles alas,
esa mosca muerta,
sobre la palma de mi mano,
pesa tanto,
como la palma de mi mano.






Paciencia

Para Alejandra Pineda


El músico no ejecuta su instrumento.
Se abandona al arte de sus manos,
pregunta con paciencia.

Si el músico algo logra,
es el instrumento,
que responde.






Prevención de Príapo

Te resultaba incómodo el tamaño de mi verga
querida Eco,
por eso decidí cortarle un pedazo,
a tu lengua.






El abuelo 

Fue albañil
No para acabar con el hambre
sino para arrojar el polvo
y dejarlo suspendido.







La naturaleza de los versos

A Lázaro Tello Pedró


Cuando fui una piedra usé el musgo
para poder beber el agua.






Cae un mirlo

a Mara Silva


El viento se estremece y se adensa.
Las hojas dejan de crujir unos segundos.
Sobre los árboles trisca el silencio. 

Cae un mirlo
y quizás las ondas en el lago eran
el corazón del mirlo que aún latía.




Cirugía para la risa

Me río cuando no tengo qué comer.
Me río porque existe la posibilidad de que 
me coma a mí mismo
:así recuerdo a Piñera comiéndose en sus cuentos.
Me río cuando viajo sin dinero, 
por extraviado, del SIS
TEMA:
cualquier sitio para mí no es conflicto.
Me carcajeo y me solazo en la desesperanza,
porque justo así estaba Cervantes y escribió el Quijote.
Y yo leí el Quijote en una especie de encierro,
  en una temporada larga en el Siglo XXIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
mientras me amputaban un brazo que había crecido en mi mejilla,
y leí a Piñera también.
Me reí de la muerte, como Dalton, como Iván, 
me reí culposo de unos grandes genocidas,
de unos holocaustos, 
porque recordé los quemantes mililitros de antibióticos, 
y las colonias y las generaciones de bacterias y de bichos inmundos 
que murieron para que mi cicatriz cerrara,
y me río de los asesinatos de esas bacterias 
pues alguna bacteria-poeta-devanguardiaymegáfono
a las que les “sobra calle” se murió por la amoxicilina y los ciprofloxacinos
y me río porque se enojan cuando no ganan premios
y esos premios, dicen, “se los dan a los bichos más elegantes 
y que se sientan más modositos”. 
Son parásitos también,
me río de las bocanadas de aliento apestoso de las enfermeras
como el aliento apestoso de los policías
como el aliento insoportable de los poetas del Tonayan,
como el ruido vomitivo de los jurados en los concursos,
como si hubieran lamido cicatrices purulentas
es decir, leído poemarios de bacterias-poetas-del tonayan.
Me río en tiempos difíciles,
porque en tiempos difíciles la risa es invaluable
es escasa y, por tanto, más valiosa,
como si la risa tuviera en su escondrijo, 
un hurón saltando sobre los hombros de alguna muchacha con vestido rojo
un hurón aletargado sosteniendo la lengua para que no toque piso
pero la risa es fabricación de posibilidad
esperanza con la risa, y me contradigo: , : 
yo concreto esperanza y alegría con la risa
consuma mi disposición para avanzar.
Mi cicatriz hace que mi risa se desvíe hacia la izquierda.
Mi cicatriz es una risa invertida, 
  una vagina, que se ríe de lado,
mi risa es un muñón, golpea discapacitadamente. Forever able.
Me río con mi cicatriz de chiste malo levantaceja: 
  “si me llamara Óscar, me dirían Oscarface”
mi aliento sale de mi cicatriz.
Qué sutil, mi aliento saliendo por mis dos bocas:
forever hable.
Y aún no me preparo
para cuando deje de reír una de mis bocas
pues no estoy seguro de cuál es la herida 
que no sana.



Un hombre que vemos

En la banca del parque
un hombre intenta dormir.
Tiene una escoba a su lado, 
botas muy viejas de lodo
ningún uniforme.

Está cansado.
De manera intermitente
abre los ojos como un suave relámpago.

Sentado en otra banca, lo miro.
Lo he visto merodear los puestos de fruta 
durante la mañana.
En su ensueño imagina
que está comiendo en un banquete,
le sirven dos veces cada platillo,
el vino es inagotable.

Las palomas picotean muy cerca.
Recuerdo un documental de Discovery:
unas gacelas intentan beber agua
muy cerca de donde un león se adormece.

La luz del sol lo incomoda,
interrumpe sus fantasías.
Una niña se acerca con cautela 
al león que dormita.
Lleva una manzana y un pedazo de pan.
Las deja entre las manos del hombre 
cuidadosamente.
Ella no tiene miedo 
pero se acerca atrincherada 
en los hitos de su reposo.
Su anonimato es imprescindible.

La palomas siguen alimentándose.

Cuando el hombre despierta no se asombra.
Comienza a masticar con los ojos cerrados.





Alfabeto

Yo aprendí a leer con mi madre.
Pero _______________________
le enseñó a su madre cómo deletrear el mundo.
En el camino de su casa a la Normal
escuchaba las voces de otro mundo
sabía que un lápiz ya no era un lápiz
que los ojos de los niños no sólo son piedras de río
sabía que un pedazo de yunta no sólo juntaba a los bueyes
que un pizarrón y una butaca no siempre tienen la misma forma,
que las manos de las mujeres y el maíz, 
no son siempre de la misma forma
que la domesticación de los animales
algo decían del corazón de las personas
así como dicen algo los corazones de las piedras
sobre las manos del coraje,
y en la escuela se encontró con otros compañeros
que tenían luciérnagas en la frente
y las manos de barro
luciérnagas para la noche
y barro para el dolor,
y les contó como todas las mañanas
leía el periódico para su madre
y le hablaba de la violencia desplegada por el presidente
y le leía las noticias de unos compañeros muertos
de la pobreza de los pueblos de todo el país,
y leía algún poema de Lorca o de Miguel Hernández,
leía también las cartas de Javier, su hermano mayor en el gabacho
y los anuncios en el mercado y los trámites para el seguro, 
le leía también las cartas que él hubiera preferido no leer
porque se las escribió llorando y se las leyó llorando, 
y así contó a sus compañeros
con los que aprendió tres veces el mundo y seis veces lo desaprendió
y supo que la sonrisa también es rebeldía
y que los aguacates y los chiles, no son sólo de la naturaleza
sino también de sus manos y de sus fuerzas
que su vigilia está atrapada en los ojos que miran desde otro cuerpo,
que su amor no puede dirigirse sólo a sí mismo, ni a otro, 
sino que se enciende y dispersa como una gota de aceite sobre la fogata,
como un trazo de tinta en el agua,
y supo que su hija no sólo es su hija
sino que también es sangre suya
y su respiración desde otro cuerpo
y aprendió que la tierra desdice las más importantes verdades
así como las desdicen y tumban la pobreza y el hambre, 
y regresó a su pueblo
en su bicicleta reconstruida
con los ojos de barro
y sus manos de luciérnaga
y trajo su cuaderno y sus lápices
y se sentó con varios niños y niñas 
y con su madre
y con el
milico enfrente
apuntando en 
dirección 
al 
lápiz.



CÉSAR BRINGAS [14.678] Poeta de México

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César Bringas 

(Puebla, México  1990) Traductor y narrador, estudiante de la licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica en la BUAP. Ha sido ponente en diversos congresos a lo largo del país, en 2007 quedó en la lista de honor del Premio Jordi Sierra i Fabra para Jóvenes Escritores. En 2013 algunos de sus cuentos aparecieron en la “Antología Necesaria”.



El tabú femenino:

lo que oculta la mantilla, separa y corta;
llega cada mes
la mujer que complementa al monstruo
la trasgresión ¿Lilith? ¿Medea?

Medea yo tampoco quiero justicia yo también quiero venganza.

Sylvia creía que un poeta es una suerte de médium

              por eso sabía del tarot por eso sabía de la güija  por eso sabía de las amantes de Ted y por eso la segunda mujer de Hughes después de saber que él le era infiel, como antes lo fue con ella a Sylvia, se suicidó imitando a la primera esposa y afirmando en una nota que el fantasma de Plath las miraba a ella y a su hija de cuatro años mientras el gas las alcanzaba, entonces lo que queda es:

             Liquidarnos: volvernos agua: tanta agua  hasta evaporarse, liquidarnos, hasta ser el gas que se llevó a Sylvia.




SALIDA DE EMERGENCIA


I

El tiempo es violento
En su lentitud las uñas de los muertos crecen

Podría ser
madurar
                  esto:
poner o que te pongan en cuatro
vigor o violencia
                 depende de cada quién

Madurar era
esperar en la infancia el descuido
saber que eras el único
que comía los dulces en la casa de los abuelos

Esto es
         un acto de violencia
recordar que guardaste la juventud
                 en los recuerdos
        ahora puedo ser inocente
a la Dorian Grey
        conozco lo infantil de mis facciones

Un acto de violencia se divide en placer
          (que sadomaso son algunos)
    o en un acto de dolor / que sado son algunos por  gustos sangrientos

Qué intensa la sangre ¿recuerdas tus primeras pláticas con tus amigas, amiga?
“un día llegó la Luna y
                             hasta que seas una pasa no se va a ir” dijeron
desde entonces recuerdas a la Luna como violenta:
La Reina de Espadas la completamente ella misma siempre




II

En el sueño de los corderos Señor uno nunca está más solo
que cuando está bajo el cielo
          porque
todo hombre camina hacía la tumba que otros cavaron para él de forma
          anónima.    Señor, que sado eres
          ten piedad de nosotros.

Señor:

Cuento tres cerdos en un corral. Hay una mancha de sangre en una esquina, y los pájaros ya no vuelan. Señor, ¿tantas oraciones te saciaron? ¿Ya no te da la sed para una más? Soy el Rey de Copas, beodo que canta a la orilla del árbol. El completamente él mismo. Señor, los pájaros han dejado mi jardín, ¿qué será de mí? Cuántas veces no viste al príncipe, la “J” de espadas, atravesado por el placer de sus amantes enhiestos. Dijiste Yo soy el Rey de Corazones el eterno caníbal que anida en tu pecho Dijiste. Señor, ¿qué será de mí? “quizá/ tal vez/ quizá/ llegará una apariencia que calmará la sed/ misma de ti a ti que te bebe”. Señor, ¿no te queda sed para una plegaria más?

¿Qué será de mí?





III

Torsos de cuerpos en trozos de cuerpos en trozos de recuerdos

Una línea que parte en dos. Toda línea es una victimaria, que parte en dos el blanco del papel o línea de coca que parte en dos la mente o línea de sangre (qué intensa la sangre) que parte en dos el cuerpo.

Mi cuerpo
o
la salida de emergencia.
El tiempo es violento
en su lentitud las uñas de los muertos crecen.
En su lentitud
Teseo llegará al Minotauro al centro
del laberinto
en la laxitud del tiempo
mi cuerpo laberíntico desmadeja en lo rojo de mis arterías
el camino que Teseo
sigue para matar al monstruo
y dejar mi cuerpo exánime.

¿Señor
                                        no te alcanza la sed para una plegaria más?
¿Qué será de mí?






LOS NOMBRES

Ernesto:

recuerdos de un abuelo muerto  al que la sangre se le hizo agua en un hospital florido de avenidas de polvo y aire.

César:
ese ser imperfecto, solo.
Yo: soy el que cerró las puertas de la casa el último en venir
con el temor de que eso pudiera venir

el agua que antes fue sangre que antes fue hombre que antes fue abuelo del que saqué el nombre del saqué el miedo

yo: ese ser imperfecto sólo dueño de mis diez años dueño de los pájaros dueño de una pequeña casa cerrada por mí.





Una línea

         entre la locura y lo divino
ninfas desatadas o encerradas en la modernidad.

Un mecanismo de división
dospuntos
               nosotrosnosotrosnosotros dospuntos lo normal
Losotroslosotroslosotros
               dospuntos
                                     los ellos exagerados no nosotros los monstruos
                                     el trabajo os hará libres monstruos míos.


Los que las ninfas guardas entre las piernas
(mis, los, nuestros)
monstruos.









TEMSULA AO [14.679] Poeta de India

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Temsula Ao

(India, 1945). Escritora, catedrática universitaria en Literatura Inglesa, gestora e investigadora socio-cultural. Obra publicada: cinco poemarios; las investigaciones The Ao-Naga oral tradition y Henry  James and the search for an Ideal  Heroine“, los libros  de cuento These Hills Called Home y Laburnum for my Head, el de sus memorias –Once Upon a Life- y la antología poética [1988-2007], Book of Songs. Traducida al inglés, alemán y varias lenguas de India. Premios: Padma Sri (2007), Gobierno de Nagaland (2009); Academia Sahitya (2013).




Versiones del inglés de Héctor Ortiz Partida



Cielo y tierra

Palabras vacías éstas,
alardeadas denominaciones sin localización
y destinos declarados
sin mapas carreteros.

No pueden llamar suya ninguna geografía, 
no pueden corroborar ninguna historia,
sólo astutas insinuaciones
que juegan en las mentes ingenuas.

El cielo es para mí
donde mi corazón palpita
y la tierra, ese ambiente
donde debería crecer.

Pero el cielo, tú dices
es donde no es tierra
porque tú insistes
que no van juntos.

Y entonces, ¿quién identifica el espacio
y distribuye el tiempo
para los des-ubicados
cielo y tierra?

¿Es la geografía o la historia,
o los mismos viejos vendedores de palabras
que escupen más sofistería
para acosar,

y perseguir
a caminantes aturdidos
como tú y yo, que buscan
el cielo en la tierra vacía?



Heaven and Earth

Empty words these, 
vaunted designations without locations  
and avowed destinations 
without road-maps. 

No geography is theirs to claim 
or history to affirm, 
only clever innuendoes 
that play on gullible minds. 

Heaven for me is  
where my heart throbs
and earth that clime  
where it ought to thrive. 

But heaven, you say 
is where earth is not 
because you insist, 
they do not belong. 

So then, who identifies the space  
and apportions the time  
for the mis-located 
heaven and earth? 

Is it geography or history, 
or the same old word-vendors  
spewing more sophistry 
to harass, 

and hound 
befuddled wayfarers 
like you and me, seeking 
heaven on a vacuous earth?





No hay palabras adornadas para esto

No puedes ni empezar a articular
lo que pasa entre ellos en la noche oscura
sobre las duras tablas del catre
apostado junto al fogón central
que acumula hollín, y es anfitrión
de ritos primordiales.

Él la monta en la humeante oscuridad
para poder enfrentar a sus colegas
ante la dura luz del día,
para ella, el peso sobre su cansada complexión
es su única confirmación
del eterno plan.

El lenguaje,
y su palabrería,
no alcanza para explicar
el encanto de la médula melosa
que ha poblado al planeta y 
propulsado sus vidas por milenios.

Las ejecuciones de la urgencia innata
se logran con espontánea complicidad
cada una en la agonía
de mundos separados
como actores que ensayan
gesticulando sus papeles.
No busques palabras adornadas,
ni siquiera amor, para colgarle
a esta antigua obra,
pues ninguna lengua puede explicar nunca
esta innata esencia
y su compulsiva insistencia

En el encuentro que los mezcla
en la acogedora oscuridad de las noches
sin rostro sobre las duras tablas
del antiguo y enhollinado catre
que se mece mudo con el llamado
de la irresistible certidumbre.





    
No Fancy Word For This

You cannot even begin to articulate 
what passes between them in the dark night 
on the hard planks of the cot 
stationed by the central hearth 
gathering soot, and hosting the performance 
of primordial rites. 

He rides her in the smoky darkness  
so that he can face his peers 
in the harsh light of day,  
for her, his weight on her tired frame  
is her only validation 
in the eternal scheme. 

Language, 
and its verbiage,
is inadequate to explicate  
the lure of the honeyed marrow 
that has peopled the planet and 
propelled their lives over millennia. 

The enactments of instinctual urgency  
are achieved with effortless complicity  
each in the throes  
of separate worlds  
like some practised actors  
miming through their roles.  

Do not look for any fancy word,  
not even LOVE, to hang 
on this ancient play, 
for no tongue can ever explain  
this innate essence 
and its compulsive insistence 

On the tryst that melds them  
in the cosy darkness of faceless 
nights on the hard planks 
of the ancient soot-encrusted cot 
mutely swaying with the call 
of the irresistible thrall.






Palabras al muerto  
                                     
Últimamente, mi muerto ha invadido el espacio de mis sueños
asaltando mi plácida vida con recuerdos
de vieja traición e incesante furia.

Recuerdo que la abuela dijo alguna vez, «no es bueno
soñar con los muertos», «por qué», pregunté, «porque», dijo,
«algo malo les ocurre a los vivos».

Pero no es por esta razón que resiento
esta intrusión: es la simple audacia de que él
aparezca y se vea tan joven y cortés como lo era entonces.

Cuando él sabe que ahora las arrugas reinan en mi cara,
una conmoción de gris blancuzco adorna mi cabeza
y otro duerme a mi lado.

¿Cómo puedo dirigir mi furia hirviente
a la evocadora imagen de su confianza masculina
que en mi juventud siempre había prevalecido?

Entonces recuerdo que la abuela también dijo
«las palabras invariablemente encuentran sus blancos porque
ellas tienen también un espíritu propio».

Así que mando estas palabras a este espectro, esperando que
sus espíritus también atraviesen la brecha
y le digan al muerto que se mantenga fuera de mi vida.

Tal como lo hice ese día de primavera cuando
lo ahuyenté de mi puerta
donde se paró con un ramo en las manos

y la traición regodeándose en su cara sonriente,
pero mi determinación se mantuvo constante
porque el perdón se había ido de mi corazón.

Él se quedó afuera, no sólo de mi vida,
sino también de la vida en sí, dejándome
una patética nota acusatoria.

Y esa engañosa cara de antaño
ahora debe ser desterrada de nuevo
y el espíritu de mis palabras deberá insistir.

Que no puede haber transporte entre los vivos y los muertos;
que espere mi turno en la eternidad, y entonces si lo desea
que se atreva a proferir su voluble corazón

a esta despiadada nueva entrante
en la tierra de todos los muertos
cargada de recuerdos.

        



Words to the Dead

Of late my dead has invaded my dream-space,  
assaulting my placid life with reminders  
of old betrayal and unceasing rage.  

I remember grandmother once saying, ‘it is not good  
to dream of the dead’, ‘why’ I’d asked, ‘because’ she said  
something bad happens to the living’.  
But it is not for this reason that I resent  
this intrusion: it is the sheer audacity that he  
should appear looking as young and suave as he was then,  

When he knows that now wrinkles reign on my face,  
a shock of grey-white adorns my head  
and another sleeps by my side.  

How can I direct my seething anger  
at the haunting image of his male confidence 
which in my youth had always prevailed? 

Then I remember grandmother also said  
‘words invariably find their targets because  
they too have a spirit of their own’.  

So I send these words to this spectre, hoping that 
their spirit will somehow traverse the divide  
and tell the dead to stay out of my life.  

As I did on that spring day when I  
turned him away from my door  
where he’d stood with a bouquet in his hand 

and treachery gloating in his smiling face;  
but my resolve had stood unrelenting  
because forgiveness had fled my heart.  

He did stay out, not only of my life,  
but out of life altogether, leaving me 
a pathetic accusatory note.  

And that specious face of old  
has now to be banished once again,  
and the spirit of my words will have to insist  

There can be no truck between the living and the dead;  
let him await my turn at eternity, then if he so desires  
let him dare proffer his fickle heart  
to this unforgiving new entrant  
into the land of all the dead 
burdened with memories.








DENISE DESAUTELS [14.680] Poeta de Canadá

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Denise Desautels 

(Montreal, Canadá  1945).  Su obra poética abarca más de treinta títulos publicados así como numerosas antologías poéticas. Su colaboración con pares y artistas plásticos está registrada en libros de artista, catálogos de arte y cientos de textos publicados en Quebec y el extranjero. Ha recibido numerosos galardones tales como el Premio del Gobernador General de Canadá, el Premio del FIP de Trois-Rivières, el Premio Europeo Jean Arp para literatura francófona, y el Athanase-David, la más alta distincion literaria que otorga el gobierno de Quebec.



De la escritora canadiense Denise Desautels, de lengua francesa y nacida en Montreal en 1945, publicamos dos composiciones que nos confirman el justo reconocimiento logrado por su poesía en su país, fundamentalmente en la región francófona. Su obra abarca más de treinta libros. Y ha colaborado en numerosos libros de artistas plásticos, catálogos y textos diversos publicados en Québec. Ha recibido importantes distinciones como el Premio del Gobernador General de Canadá, el Premio Europeo Jean Arp y el Athanase-David, el más alto galardón que otorga el gobierno de Québec.



Cuack (Cuac)

en otra parte ya
el pato, el gallo, la cuerda falsa

luego de tantos atentados, luego del hacha y del caos
de tanto aullar enmudeció el día
perdió hasta su nombre

esperabas cualquier otra cosa
menos grave, menos brutal
un milagro constante
en la esquina de tal o cual calle
cualquier otra cosa en la garganta
mas no el desierto
o la grulla
ni el artificio del desierto o de la grulla

la emoción y el aliento sin la devastación
que hace el estruendo y el obús
amapola negra en primera plana
en cada nuevo silencio del día
en cada nuevo día sin nombre

en la esquina de tal o cual calle
ardientemente la esperanza, piel con piel
el infinito murmullo
todavía crees en eso
a manera de un lenguaje ardiente

que el sentido de abrazar vuelva a ti
que el sentido vuelva a ti




Couak (Couac)

ailleurs déjà
le canard, le coq, la corde fausse

après tant d’attentats, après la hache et le chaos
à tant hurler le jour s’est tu
a perdu jusqu’à son nom

tu attendais quelque chose d’autre
de moins mal, de moins abrupt
un constant miracle
au coin de telle ou telle rue
quelque chose d’autre dans la gorge
que le désert
ou le râle
que l’artifice du désert et du râle

l’émoi ct le souffle sans la dévastation
qui fait l’éclat et l’obus
pavot noir à la une
à chaque nouveau silence du jour
à chaque nouveau jour sans nom

au coin de telle ou telle rue
ardemment l’espoir, peau contre peau
l’infini chuchotement
y crois-tu encore
à la maniere d’un chaud langage

que le sens de l’étreinte te revienne
que le sens te revienne




Bla bla bla bla bla bla

no te das cuenta de nada
todo se arremolina
el timbre, la gramática, el sentido

una boca atónita se agita
alinea sus fallas
con voz incierta
mientras que aquello gira
que la frase se entrega al violeta, que
las vocales declinan, salvo la primera
sonido oscuro, ahí, puesto a prueba
repitiéndose

de otro modo en otro tiempo
en la voz de Laurie Anderson
8 minutos 21 segundos
de humanidad danzante
ah

relata que el músculo vano
la lengua sin sed, su jadeo
que del seco y del banal
tam-tam bajo las apariencias
la lengua enjaulada sirve para morderse

porque todo se difumina
pantalla, música, inmensa oreja
hasta el total despoblamiento

nada




Bla bla bla bla bla bla

tu ne t’aperçois de rien
ça tourbillonne
le timbre, la grammaire, le sens

une bouche béante s’agite
aligue ses failles
sur voix vague
pendant que ça roule
que la phrase s’adonne au violet, que
les voyelles déclinent, sauf la première
son noir, là, mis à l’épreuve
à répétition

autrement autrefois
dans la voix de Laurie Anderson
8 minutes 21 secondes
d’humanité elansante
ah

raconte quoi le muscle vain
la langue sans soif, son essoufflement
que du brut et du banal
tam-tam sous les apparences
la langue en cage sert à se mordre

car tout s’estompe
écran, musique, oreille immense
jusqu’à l’entier dépeuplement

nada




Novembre

À quoi peut bien servir
cette forme abondante du silence
À qui ? Quelque chose s’est déchiré
devant la fenêtre, lettre
oiseau, muscle, cœur, nécessité
c’est difficile à dire
Ce soir, on ne s’y retrouve plus
toute vigilance en fuite
le mensonge improvise
Tant de curiosités humaines
déferlent, roulent sous nos yeux
remplissent les rues et les nuits
ici et là les encombrent, les crevassent
D’une ombre à l’autre
novembre se ramifie
De petites nostalgies s’y attardent 
On dirait des os et des ailes
venus d’ailleurs, soudain
pris de paresse ou de vertige
émouvants jusque dans la mobilité
de leur blessure, là où ça cogne, crie
s’étrangle, là où d’habitude
l’espoir se délabre vite
des os et des ailes surpris
en plein vol par un sursaut du désir

malgré cette rouille
chatoyante sur fond de ruines
des os et des ailes qui surplombent 
un ciel clos, un ciel glacial
Nos mains gagnées par l’inquiétude
tâtonnent parmi les ténèbres
en milliers de gestes
les approfondissent. Insoumises
en novembre, nos mains
quand elles progressent ainsi
vers des restes d’enfance
racines et musiques profondes, en alerte
dans un ciel qui claque
Mais torrents, écorchures, arrachements
remords se soulèvent, bientôt
foncent vers les sons, les traversent
au fil d’une pensée. L’énigme
bouge, immense sous nos yeux
et on la suit, l’encercle, l’étreint
l’énigme enfin retrouvée derrière
de rudes mémoires, ses douleurs
allégées par la démesure
de nos bras et cette âpre
intention de bonheur
qui vient on ne sait d’où





Les chuchotements et la caresse


Ni les abîmes de la caresse, ni son abandon, ni ses à-côtés périlleux, ni l'affolement de la main ou de la langue devant l'anonymat de la vague qui emporte loin le corps caressé, ni l'après, ni l'avant de la caresse, ni l'aveu de ses tâtonnements, ni l'aveuglement soudain de l'âme cajolée par ses reflets, ni les battements clignotants du cœur que la caresse aspire, ni le besoin de la caresse, ni sa bêtise, ni son bleu de houille qui se pose, tel une carapace, sur des muscles froissés, ni sa bordure, ni son bout, ni sa chute dans le roux de septembre, ni ce somptueux cimetière des caresses sur lequel les mots parfois s'attendrissent, ni le cinéma bruyant de ses artifices,





ni le comment de la caresse, si ses complots, ni sa cruauté, ni son démantèlement, ni les deuils entassés dans ses replis, ni les démentis de la caresse, ni sa douceur, ni ses effets à long terme, ni l'éloignement de la main ou de la langue, sournoisement attirée ailleurs, ni l'entêtement de la caresse, ni l'étincelle qu'elle aura fait jaillir, ni le brusque étouffement du corps quitté, ni les exigences de la caresse, ni sa faillite, ni sa féminité, ni ses flottements, ni son galop, ni le goût cuivré de son amertume, ni son guet-apens où se prend la chair vulnérable, ni son habileté, ni ses haltes, ni sa hâte, ni son huis clos intime, ni l'inconvenance de sa maîtrise



  


sur la fin d'un rêve, ni l'intention qu'elle camoufle derrière des naufrages stratégiques, ni ses interdits, ni son joug, ni son juste-milieu, ni les justifications trop câlines de sa lenteur, ni son lieu limite, ni la ligne courbe d'un dos et d'une épaule qu'elle remonte avec délicatesse, ni le livre de la caresse, ni sa loi, ni la mécanique astucieuse de son obscénité, ni sa mémoire, ni la menace de son savoir, ni la mollesse occasionnelle de son souffle, ni le mot qui la nomme, ni sa négation un soir de pleine lune, ni ses nœuds, ni sa nonchalance, ni son obstination à se mouvoir dans l'ombre, dans l'or, dans l'os d'une hanche, ni son odeur,



  


ni le pourquoi de la caresse, ni ses projets baroques, ni les quiproquos de ses rages, ni ses refuges, ni son relâchement ironique à la fin de la dernière nuit, ni ses remords, ni sa répétition, ni sa rigueur, ni ses sables mouvants, ni la splendide spirale de ses urgences, ni sa surdité, ni son utopie, ni la vacuité de son territoire un jour de vague à l'âme, ni le vagabondage de ses veloutés et de ses vertiges, ni le vêtement théâtral qu'endosse parfois la main ou la langue au moment de la caresse, ni sa volupté vieillissante, ni même sa dernière voltige. Rien que l'état pur de la sensation. Que le motif caresse au moment où il apparaît sur un corps.






El jardín de las almas de Denise Desautels

Por  Isabel Núñez - 30-06-2011

Escribí este texto sobre Tomba de Lou (Tumba de Lou), de Denise Desautels, a partir de una doble imposibilidad. Cuando Antoni Clapés me propuso que participara en la presentación del libro yo estaba sumergida en lo que Freud llamó trabajo del duelo, por la muerte de mi madre, y el paisaje emocional que me rodeaba era como si anduviera por un páramo helado y fangoso, que recordaba al Londres de 1984 o a Outland (Atmósfera cero). Había descubierto que, cuando se muere una figura materna o paterna con quien la relación no había sido feliz, inesperadamente, ese trabajo del duelo se hace más difícil: quizás porque no es la pérdida real de una buena compañía, sino la doble pérdida de lo que no pudo ser: no fue y ya no será.

Hacía dos años que mi madre había perdido la memoria, el uso racional de las palabras. Pero quizás, en algún rincón del inconsciente, mientras ella vivía, yo esperaba que algo equivocado, triste o injusto pudiera corregirse, aunque fuese simbólica o mágicamente. Si no, ¿cómo explicar la desolación que surgió en el mismo instante en que, con la ayuda de la morfina,  el espíritu que la animaba se desvaneció y ella se convirtió en un cuerpo rígido, como una muñeca que quisiera imitarla?
  
La muerte obliga a recordar y a pensar: dibuja en un instante la trayectoria de alguien con luz fosforescente. Cuando es una historia afectuosa, con momentos felices, por mucho que hiera la pérdida, pinta un paisaje lleno de matices, define el universo compartido. Cuando es una historia de fracaso o de incapacidades, lleva a ese desierto de barro y desolación.
       
Por eso fui al café del Laie a decirle mi imposibilidad a Antoni Clapés, y él, muy comprensivo, la aceptó. Pero cuando volvía en tren, leí unas páginas más de Denise Desautels y de pronto me acordé de Li Qingzhao y su poema de la barca encallada. Li Qingzhao fue una gran poeta china del siglo XII, reconocida por todos, aunque entonces fuese insólito ser mujer y escritora. Li Qingzhao iba por la China con su marido, también poeta, descifrando manuscritos antiguos y escribiéndose poemas uno al otro. Sobrevivían con una gran frugalidad; empeñaban la ropa  para comprar fruta y libros. Su marido también viajaba solo, porque era magistrado y ella escribía su añoranza. Después él enfermó y murió y ella, cuando los conservadores accedieron al poder, tuvo que huir hacia el sur, con quince carros llenos de libros y manuscritos, buscando refugio, mientras que el resto de su biblioteca y la casa fueron incendiadas. Li Qingzhao escribió el duelo con poemas tradicionales shi —hechos para ser cantados—, con gran libertad métrica por la longitud de los versos, pero sujetos a una estructura implacable. En los poemas, la sensualidad triste e irónica celebra la belleza y el amor, y habla de la pérdida con cierta felicidad interior, felicidad de escribir y de percibir el espíritu de las cosas en medio del dolor, y todo eso lo he recordado leyendo Tumba de Lou.
       
Los poemas de Li Qingzhao restituyen sentimientos con trasposiciones: es el paisaje o la naturaleza quien dice la tristeza, el viento detenido, con un polvo lleno de efluvios florales, el crujido de la seda del vestido empapado de lágrimas, la intoxicación agridulce del vino, la aguja en forma de pequeño fénix o la flor del ciruelo marchita en el peinado deshecho, el pebetero con un pato de jade que, indiferente y ocioso, humea incienso perfumado, las ocas salvajes que dejan palabras escritas en el cielo, la niebla, las montañas, el té, el silencio y las cortinas de gasa esmeralda o perlas de cerezo, mientras ella abraza “una inmensa melancolía” contra el pecho. Hay un poema donde recuerda que reman de madrugada, intoxicados por el vino de arroz; han perdido el camino con la niebla, y la barca se encalla entre flores de loto, y mientras forcejean, un golpe de remo hace que las ocas salvajes de la orilla levanten el vuelo. Y otro: “dicen que en Shuangxi/ la primavera aún es bonita/ podría navegar hasta allí/ en una barca ligera/ pero quizás la barca sería demasiado pequeña y frágil/ para soportar el peso/ de tanta tristeza”... O escribe: “quizás valdría más dar este poema /a las ocas salvajes que atraviesan el cielo”, o se pregunta: “qué pueden tres o cuatro copas de vino/ contra una larga noche,/ contra el viento furioso que se acerca? Ahora que pasan los patos / me duele más el corazón/ y es que somos,/ ellos y yo, / viejos conocidos...” y también: “las lágrimas de ayer/ aún impregnan mi vestido de seda / querría salpicar con ellas / a las grullas salvajes que cruzan el cielo.”
       
Las páginas de Denise Desautels también respiran esa felicidad del paraíso perdido, el amor resucita en la escritura, como en los poemas de Ling Qingzhao. Desautels dibuja un mundo, el universo que ambas compartían, esas niñas que se habían conocido de pequeñas...

“Las antiguas niñas crecieron demasiado deprisa y se forjaban aún historias futuras, paseando los domingos por los parques, por los jardines florecidos o los cementerios, lentas caminatas” y “aún se hacían exactamente como antes promesas de eternidad. Antes.”
       
El duelo amoroso también es una celebración de la vida vivida. Se escenifica el amor y toda la atmósfera y los paisajes que atravesaban. La escritura es quien hace el trabajo del duelo. Investigamos: ¿qué queda de los otros, en nosotros?

       Dice Vinyoli, en El silencio de los muertos:

... Pero no hablemos,
de los muertos y abrámonos lentamente
al pensamiento de que algo de ellos
está muy cerca.
Vivamos en su compañía
como si sólo nos separase una pared de humo
que sólo nos priva de vernos. Su silencio
se nos hace sensible, a veces,
intensamente, en un recuerdo.

No dejes de envolverte
en sus imágenes. Cada día
ponles flores al lado, por si pudieran
oler el efluvio de las rosas.
¿Qué sabemos
de su manera de ser? Preservemos las cosas
que tocaron, dejémoslas allí donde estaban,
quietamente. Y tal vez un día
se te manifestarán.
Y si no lo hacen, espera
paciente, contemplativamente,
toda la vida. Vive tu vida
mezclada con ellos.
Usa a los muertos así.


       
Desautels reza en el libro, a la manera laica, o como un mantra budista, pero añade su queja, su incredulidad, su tristeza, al decir:
“Vuelve, mariposa mía, baja las alas, ven más cerca, rózame y auxíliame. Retoma tu cuerpo, tus dudas y tu voz. Dime cómo es ese cielo ocioso que no debería existir. Cómo es ese resto de humanos, visto desde arriba, tan lejos, extraviado en su queja, y yo misma en ese resto errante, cada vez más pequeña, incompetente, junto a mi corazón, yo, la abandonada.”
       
Como decía Derrida en su A-dieu a Lévinas, cuando muere alguien cercano, a partir de ese momento, tenemos que llevarle en nosotros; es un deber feliz porque ellos, nuestros muertos, se vuelven mudos y tenemos que contestar por ellos, somos responsables de ellos. Es una obligación más allá de toda deuda, porque nunca podría pagarse. En aquel escrito, Derrida no deja que la muerte diga la última palabra, ni la primera, y define la muerte como “esta interrupción, esta respuesta sin respuesta”.
       
También, en cierta manera, lo decía un poema de Lou Andreas Salomé, que leí de adolescente:

Cuando yazga en el féretro,
Una chispa que se extingue,
Toca una vez más mi pelo
Con la mano que amo.

Antes de que vuelvan a la tierra
Lo que en tierra ha de convertirse,
En la boca que amaste
Deja una vez más tu beso.

Pero piensa también: en este féretro extraño
¡Sólo estoy de mentira!
Porque en tu vida se albergó la mía!
Y ahora soy eternamente tuya.

       
Hay un poema de Emily Dickinson que siempre me había maravillado, de un encuentro más allá de la muerte (ésta es una traducción improvisada):

Morí por la Belleza, pero era escasa
Allí encajada en la tumba
Cuando alguien que había muerto por la Verdad
Llegó a la habitación contigua...

Él preguntó, bajito: ¿por qué había caído yo?
Por la Belleza, dije...
Y yo por la Verdad. Son la misma cosa,
Somos Hermanos, dijo...

Y así, como parientes reencontrados una noche...
Hablamos entre las habitaciones...
Hasta que el musgo nos alcanzó los labios...
Y cubrió... nuestros nombres.

       
En Tumba de Lou hay algo de todo eso, y un forcejeo entre la aceptación y la rebeldía. También está la incredulidad, la rabia, las batallas perdidas y siempre la esperanza, lo traduciríamos como la obstinación insensata de tu esperanza, l’insensé parti pris de ton espoir. Y “los prodigios que hacían danzar la esperanza al fondo de tus ojos”. Dijo Tarkovski que el optimismo es absurdo, pero la esperanza es inevitable, es inherente a la especie humana.
       
Hay un cuento de Grace Paley que habla de esa rebeldía, de ese conflicto interno entre la parte que quiere vivir y la que ha decidido morir. En el cuento, una amiga llamaba a la protagonista, Faith, que era el álter-ego de Grace Paley —Faith, Grace, la fe, la gracia—, una amiga llamaba a Faith y le decía: “Faith, me muero”. Y Faith, en aquel momento tenía una hemorragia premenopáusica y no paraba de sangrar, sólo podía pensar en la sangre. Dice: “Yo también me sentía morir aquella semana”.
       
Faith le respondió: “La vida no vale tanto, Ellen. Sólo nos ha dado días miserables y hombres miserables y hemos estado siempre sin dinero, siempre arruinadas, siempre con cucarachas en la cocina, sin nada que hacer los domingos salvo llevar a los niños a Central Park y remar en aquel estanque asqueroso. ¿Por qué tenemos que vivir, Ellen? ¿Qué es lo que nos perdemos?”
“Yo quiero verlo todo”, dijo Ellen”.
       
Denise Desautels dibuja a estas antiguas niñas a quienes la melancolía de la muerte había reunido... Dice: “Una y otra tenían tics teatrales que parecían luchar continuamente contra alguna melancolía maternal. Llevaban un trofeo: la infancia en los dedos, como sus anillos. Voluptuosidad o subterfugio contra los efectos a largo plazo de la erosión”.
       
Y también: “Pues envejecerían juntas, era evidente... Cualquier otro futuro parecía inconcebible”.

“Mientras, acumularían costumbres como comentarios a lo real: las orillas del mar y las fotos recubiertas de historia, las prendas de lana en desuso impregnadas de perfumes, que se sacan del baúl de cedro en septiembre, el crujiente de manzanas rojas, el aliento que acaricia la mejilla antes de besarla, los paisajes de Erik Satie, los cielos imperfectos, las dudas, las plantas perezosas en el alféizar, los cuadernos, los escritorios, las plumas caras, los libros... y esta frase “el desespero individual no es nunca tan desesperado”..., una cúpula sobre su sueño...”.
       
Hace siglos que sabemos que el mundo no tiene sentido, pero es inevitable buscarlo. Es cierto que la muerte impone un sentido incontestable, aunque sea por azar. Pero es inevitable preguntarnos si realmente es el azar, si no hay un orden interno, o por lo menos, individual, inconsciente, si el inconsciente no es todopoderoso o encuentra maneras, aunque sean equivocadas, fallidas y paradójicas, como los dioses griegos. Ante la muerte de alguien, nos preguntamos si una parte suya no quería irse, si en parte, nos quería abandonar, si nos traicionó, o si la relación, como decían los astrólogos antiguos, ya se había acabado, y era más fácil morir que separarse. O como los maestros budistas, buscamos la diferencia entre el amor y los vínculos, entre el amor y el attachment, que dicen los anglosajones, ese lazo que significa dependencia mientras que el amor implicaría soltar, también soltar la vida.
       
Dice Denise Desautels: “Unidas desde el origen por sus miradas de niñas perdidas”.
       
Cuando la narradora le habla a Lou y le dice “mariposa mía”, o dice “tu cuerpo de julio”, habla de ese ANTES que lo divide todo, antes de saber la enfermedad, antes de la precipitación en la muerte y de esa voluntad encarnizada de vivir, esa hipotética obstinación de su esperanza, que forcejea con el inconsciente o con la parte del cuerpo que ha decidido morir.
       
Y pronuncia la palabra que Lou evitaba, dice muerta, y repite el eco, muerta. “Para siempre separada de tus huesos, de la traición de tus huesos. Y de mí misma. Para siempre”. Y también hay ambivalencia, que confirmaría la idea de que la muerte del otro significa que una relación ya había terminado. Dice: “Tu muerte me mata, mariposa mía, y tu muerte me libera, y tu muerte me arrebata (ta mort me soulage, me ravit)”. Habla de la muerte presencia-ausencia, y habla del paso del tiempo, no cronológico, sino interno. Así, cuando Lou ha muerto es “Un siglo después”, y en ese siglo más tarde, mediante la escritura, le dice, “yo nos continuo”.
       
También he encontrado aquí el sin embargo, el sarinagara de Kowayashi Issa. Ya sabéis que Isa, ante la muerte de su hija, mientras miraba a su mujer abrazándose al cuerpo muerto de la criatura, escribió un de sus poemas más conocidos

Tsuyo no yo wa – tsuyo no yo nagara
sarinagara...

       La traducción oficial es

Mundo de rocío
—es un mundo de rocío—
Y sin embargo, sin embargo...

       El escritor Philip Forest sugiere una traducción más libre:

Yo sabía que el mundo era efímero como el rocío
Y sin embargo, sin embargo...

       Después de la muerte de su hija, Kowayashi Issa viaja, anda sin parar, duerme al raso, contempla la naturaleza para entender, y escribe sobre la paradoja de la muerte y la vida... Sorprendido por la vida, escribe:

Nubes que pasan —son montañas que pasan—
Todavía, hoy...

       y también

Aquí estoy, vivo —magnífica sorpresa
a la sombra de las flores

       o también

Estamos en el mundo —y caminamos sobre el infierno—
mirando las flores

       
El escritor japonés de la era Meiji Natsume Soseki tiene un libro de memorias, Omoidasu koto nado, Choses dont je me souviens, en la versión francesa de Elisabeth Suetsugu que yo he leído, una especie de diario de la recuperación, y al principio habla de esa ambivalencia y extrañeza que es sobrevivir a la muerte de los otros y que también encontramos en Tumba de Lou. Hay cierta fantasía de intercambio, de salvación a cambio de la muerte del otro.
       
En 1910, Soseki fue hospitalizado por una enfermedad grave del estómago, con peligro de muerte. Cuando empieza a recobrarse, en la fragilidad de la convalecencia, contemplando la naturaleza desde la ventana del hospital, Soseki se entera de que el amable médico que lo ha curado acaba de morir: “Mientras se preocupaba por mis tratamientos, él mismo se dirigía hacia la muerte”, escribe. Y, cuando abre el diario, le asalta la noticia de la muerte de James, el filósofo norteamericano hermano de Henry James, de quien dice “su libro bergsoniano había proyectado durante mi enfermedad un rayo de luz deslumbrante sobre mi espíritu aún difuso”. Entonces, Soseki compone un kanshi (un poema en chino clásico) que dice:

Los hombres mueren,
Los hombres viven,
Pasan las ocas salvajes.

       
Yo tenía otra objeción para hablar de este libro y eran algunas ideas mías, quizás opuestas o incompatibles, sobre esta enfermedad. Y no eran ideas ligeras, sino también surgidas del dolor, cargadas de un momento de vida pesado, como aquellas gotas de ámbar donde cristalizaron las hormigas encontradas en China, fosilizadas...
       
Había visto enfermar a tres personas, mi padre y las dos mujeres con quien vivió después de mi madre, y morir de cáncer en la misma casa, uno tras otro, como si fuera contagioso, a pesar o quizás a causa del encarnizamiento médico, de las sentencias, de los tratamientos inhumanos, del negocio de ese gigante sin escrúpulos que se llama big pharma, del cual médicos y gobiernos son siervos y el resto, víctimas potenciales. Yo me había preguntado entonces si detrás de aquel extraño comportamiento celular no estaría el inconsciente...
       
Después, cuando oí una amenaza más directa, busqué y leí las reflexiones de los que se habían opuesto al pensamiento único y a los protocolos del sistema médico. Como el filósofo André Gorz, en su Carta a D (y lo cito pese a la sombra misógina que es la parte más triste de ese libro y quizás una razón secreta de aquel doble suicidio). André y Dorine Gorz descubrieron la “ignorancia y la mala voluntad del estamento médico”, el negocio involucrado en los tratamientos del cáncer, “la Medicina que nos enferma”, pero llegaron tarde, quizás por no curar precisamente lo que el perseguido doctor Hamer había sugerido: un conflicto emocional que hace que el cerebro dé órdenes que causen los tumores, y algunos tumores no matan, avanzan más lentamente que la vida y nos dejan vivir, y otros se detienen y reabsorben, y otros, no resueltos, desatendidos y olvidados, nos interpelan hasta que, finalmente, nos matan. O por no saber lo que ya muchos saben, aunque pretendan ignorarlo: que se trata solo de reforzar el sistema inmunológico, no de fragilizarlo con tratamientos salvajes.
       
¿Podía mezclar la escritura luminosa de Denise Desautels con mis ideas opuestas? ¿Y cómo decir sin decir? Y sin embargo, sin embargo, nagara sarinagara...
       
También están, en cierto modo, mis preguntas, escondidas en el libro de Denise Desautels: hay una ira, una furia, una mirada a los ojos de científico del médico, en una habitación anónima, unos ojos que evitan los de Lou, del médico que pronuncia la sentencia y en cierto modo, como los chamanes, la mata: “dos meses, tres, quizás, nunca se sabe...”.


Y escribe que las tentativas “chocaban  contra la amenaza del primer cementerio encontrado, alojado en su cabeza asustada, sin saberlo”. El cementerio excavado en el interior de la mente. Vemos cómo esa sentencia lo transforma todo, y la vida, la sensualidad, la alegría y el deseo caen prisioneros de la enfermedad oficial. Y habla de la obscenidad de lo real, de esa condena que hace a Lou “ilegible”. Explica cómo el miedo lo devora todo, y habla de “negar la extranjeridad de los hechos”...
       
Aunque ella acepte la metáfora del cáncer como un roedor, con tentáculos, como un veneno externo... que yo objetaría, porque choca con la idea de un proceso interno, pero Denise la lleva más allá y dice que el “Tiempo roe la vida”. Y habla “del dolor, oh, dolor!”, de esa materia que convertimos en escritura, porque, como decía Oscar Wilde, donde hay dolor, hay un suelo sagrado. El dolor que puede ser brillante como las lágrimas de Li Qingzhao.
       
Tumba de Lou es también esa obligación de dar testimonio, la venganza de los muertos que se han vuelto mudos, la restitución que les debemos, como en la escena penúltima de Hamlet, cuando empieza la agonía y él le dice a Horacio: “Horacio, yo muero, tú vivirás”, y le pide que haga justicia y concluye: “Si alguna vez me tuviste en tu corazón, apártate un tiempo de la felicidad y respira con dolor en este mundo duro, para contar mi historia.”
       
Decía la filósofa Cynthia Fleury que el valor no es lo contrario del miedo, sino la capacidad de superarlo, y para reunir coraje, proponía que, cada día, hiciéramos un gesto, aunque fuese pequeño, para renunciar un poco menos a nuestro deseo. Por eso acepté escribir algo sobre este libro, y quiero agradecer, primero, la traducción delicada e inspirada que ha hecho Antoni Clapés, y su prólogo tan justo. Y también quiero agradecerle la libertad que me ha dado para hacerlo, de apropiarme del encargo y airear mis pensamientos, de investigar en este saber no-sabido que decía María Zambrano, y de ir un poco más allá en el trabajo del duelo.
       
Tumba de Lou es un ofrecimiento, el libro que la dibujará, un registro contra el olvido, una transformación alquímica del dolor en poesía, un documento del archivo de la historia pequeña. Con una hospitalidad generosa, Denise Desautels convierte su escrito en una tumba para Lou, una tumba con flores exóticas, con flores carnívoras, con flores humildes y flores heladas, o flores imposibles de Max Ernst, el jardín de las almas de los cuentos nórdicos, un jardín donde los lectores podemos ir a visitarla.

 _____________________________________________
Isabel Núñez era escritora. Entre sus libros destacan Si un árbol cae. Conversaciones en torno a la guerra de los Balcanes, Algunos hombres... y otras mujeres y La plaza del azufaifo. Era colaboradora del suplemento ‘Cultura/s’ de La Vanguardia. En FronteraD publicó también Kosovo y España




JUANY ROJAS CASTRO [14.681] Poeta de Chile

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Juany Rojas Castro

(Pedro de Valdivia, Desierto de Atacama, Chile; 1953). Poeta. Publicaciones: Las magias perdidas (1994), Quehaceres (2006 y 2010), Espejismos en la Pampa (2007), Ofidios (2013). “Quehaceres” fue Mención de Honor del concurso nacional Stella Corvalán (2004); su “Retrato de la calle” es segundo premio en “Reunión de voces” –encuentro internacional de poesía, Bs As (2010). Obtuvo el primer premio en el concurso de poesía ‘Tegualda Pino Berríos’, Curicó (2013). Es miembro de la Sociedad de Escritores de Chile. Reside en Santiago de Chile.

Nací en pleno Desierto de Atacama, Chile, en un pueblito aislado de la ciudad. Aquí se les llamaba “oficinas salitreras”, pues surgieron con el objetivo de explotar la minería del salitre.
Hoy es un pueblo fantasma, abandonado, como casi todos los que surgieron en esa época. Una vez al año, para su aniversario, “se abren sus puertas” y muchos de los que vivieron ahí van a visitarla. Se reabre la parroquia, el teatro, la escuela… se hace un acto oficial con autoridades, músicos, etc. es muy emotivo. La casa en que viví aún permanece, a pesar de los desmantelamientos, pues se han robado casi todo.
Viví allí hasta los once años y fui tremendamente feliz. Jugué mucho con mis hermanos y los niños del barrio. También aprendí a gozar del silencio y la soledad recorriendo el desierto en bicicleta (que arrendábamos, pues no había dinero para comprar). Aprendí a leer en un libro que se llamaba “Lea” y en el cual había mucha poesía, entre ellas, de Gabriela Mistral.
Después nos fuimos a una ciudad de la zona central de Chile, Curicó (“Agua negra”, en mapudungún) donde conocí los inviernos lluviosos y el éxtasis del campo con sus ríos, sus frutos y su gente sencilla.
A los dieciocho años tuve que emigrar a Santiago para estudiar en la universidad. Fue traumático: tanta gente, tanto smog, tanto apuro, tanto ruido, tanto cemento… tanto dolor después, con el golpe militar y tantos años viviendo con el miedo y la represión.
No volví a vivir a la provincia, me quedé en Santiago. Me casé, tuve dos hijos hermosos, a los que crié prácticamente sola pues me separé cuando eran muy pequeñitos.
Escribo desde los doce años (mi primer poema se llamó “Cielo” y surgió por la nostalgia que sentía al no poder ver el cielo nortino, con sus rojos, violetas y anaranjados).

En mi poesía hay entonces, influencia de mi vida en el norte de Chile (…el desierto, es un diamante herido…), del campo y la provincia (Con la intuición de la tierra/reencontrar el bienestar/en la agreste humildad del verde…) así como de la gran ciudad y su locura (de cartón piedra/se va haciendo el hombre/en la indiferencia de la calle).

Adoro la vida y esto no quiere decir que no haya tenido dolores. Los he tenido, y muchos, sin embargo soy una agradecida. No busco grandes respuestas a la existencia, la respuesta la encontré en los detalles del día a día, en lo cotidiano y lo sencillo, donde palpita una perfección que me conmueve, a veces hasta las lágrimas, como cuando “caigo en éxtasis” al ver la cordillera nevada. En fin, me fascino con la creación entera que implica a nuestro planeta y al hombre, un ser con cuerpo, mente y alma conviviendo juntos en un mismo trayecto.
¿Cómo no agradecerlo y no disfrutarlo?


DESIERTO DE ATACAMA

Mi amado
No olvides que en la ausencia
mi obstinado espíritu deambulará tus soledades
Me sentirás por las noches
camanchaca apegada a tu piel
largo y húmedo beso bajo sábanas negras
El frío más frío sellando nuestras bocas

En la insolencia de tus mañanas estaré desnuda
extasiada y fundida en cada sinuosa línea 
que da relieve a tu cuerpo
y define la intención de tu mirada

Mis ojos serán pájaros sobrevolando tus eriales
aves de rapiña escudriñando la muerte:
no vaya a ser que también pretenda los recuerdos
que aún ríen en tu memoria

En el triste mecer de tus pimientos
cantaré mi llanto
sembraré  ánimas vivas  en sus venas
y seré el más largo
y desconsolado
grito

Y en tus cementerios
desteñida flor de papel crepé
recostada en cada tumba
abrazada a cada muerte





Espejismos

Húmedo en mi cara el viento salobre
susurra lejanas voces
remotos espejismos en mi oído
No sé qué hace el canto de un gallo
en esta mortandad
en este salitre que carcome
Será que escapó de mi infancia
o que ahora yo anido en páramos irreales

Quizás ambos sólo seamos
sueños sobrepuestos
dibujos
sobre sal

(de “Espejismos en la pampa”)





Ofidio de tierra

Terrenal
me declaro
agradecida por la expulsión
del jardín milenario
Ángeles me conducen al Edén de esta tierra
sacra
profana

Sibarita
me declaro
malvada
por saborear sus frutos
santificados en la lujuria

Sibila
no viviré otra vez
no hay más tierra para mí
engarzada al universo
en voluptuoso y continuo espiral

Carnal
no sé sino enrollarme suave
sobre el espejo de sus ríos
hurgar el calor que emana de sus volcanes
y entregar mi cuerpo
al éxtasis
de pernoctar en su geografía

(del libro “Ofidios”)






La prisa

Este pasar
rozando los instantes
sella la tapa y contratapa de las horas
Las vuelve apenas
un boceto del día

(del libro “Retratos De la calle”)





La luz 3

Como en las uvas
el dulzor
se hizo mancha y desperdicio

Son los pájaros de la luz
que a picotazos
desgranan
las horas
la vida






DESGRANAR

Desgrano
arvejas habas frijoles
Me aventuro en abrir esa intimidad
templo de las semillas
Respetuosa en la sagrada penumbra
de su puerta de dos hojas
palpo el secreto lenguaje de la tierra
engranado
en verde ternura
colorado alborozo
amarillo quebranto

Infinitos granos
colmando
sabiamente
el plato de la vida






Del libro “Quehaceres” (2006)



SEMBRAR

Hundir las manos en la tierra
como una intrusa
en su intimidad de raíces
Desgranarse
enloquecida de semillas
Sobre la humedad
La pubertad de los tallos
el aroma oculto

Mudar los bulbos
también el cuerpo
Sentirse en floración





ZURCIR

Con finísimo entramado
disimular las trizaduras
con el rimel
en las pestañas del sollozo
el carmín
en las hilachas de la risa
y en los tacos
taconeando
cual rojas agujas
sobre el desgarro
desoladas
y moribundas
agujas





LA CAMA

De fina madera
y distinguido adorno
o común
a la moda
en una hamaca
o improvisada en la calle
la cama
es mujer
se abre para amar y parir
enmudece en la pérdida
campanea en el gozo

se desgarra en el costado del que sufre

Mi cama

hacerla
para deshacerla
como la vida

Íntimo envoltorio del sentimiento 




PLANCHADO

Estirar la ropa
la vida
con llamas de carbón encendido
Reconocerse en las arrugas
en el vapor que se desprende
del intento por obviarlas
Doblar la tristeza
y desplegar el goce de estar vivo




OVILLAR

Desde un extremo al otro
en medio de una conversación
o de una soledad
ovillar madejas como al azar

Bajo el desgarro encogerse
acurrucarse en la tibieza de un regazo
extasiarse en la curvatura
que enrolla dos cuerpos

Ovillarse para nacer
a cada respiro tirar la hebra
imperceptible
desovillándose
para morir







Del libro “Espejismo en la pampa” (2007)



REMOLINO

Me tejo a la soberbia de los remolinos del norte
a su rugir que enmudece
Sobreviviente de los cementerios anónimos
sólo tierra me elevo en la ciudad
zurcida al aire en lengua singular y salvaje

polvareda indómita bajo el látigo




CEMENTERIOS

¿Y quién escucha tus cementerios?
¿El crujir de tantos huesos?
Sólo mis oídos desquiciados
Mi insolente memoria
Que parlotea sin respeto sobre las tumbas
tumbas
apenas trizaduras en la tierra
apenas coronas de alambre y papel crepé
desteñidos nombres
sin epitafio
apenas llanto desgarrado
en la soledad más bella
y más sola




DIAMELO

Dices que no sabes por qué
el perfume del diamelo
te recuerda a mí
Lo que no sabes
es que cada vez
que veo uno de ellos
te provoco en pensamientos
Me desnudo
camino lento sobre sus pétalos
me derramo dulce sobre su tallo
y me perfumo
de su deseo





CARMEN GIMÉNEZ SMITH [14.682] Poeta de Estados Unidos

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Carmen Giménez Smith 

(nacida el 20 de febrero 1971 en la ciudad de Nueva York) es poeta, escritora y editora.


Libros 

Colecciones de poesía 

Milk and Filth (Tucson, The University of Arizona Press , 2013). ISBN 9780816521166
Odalisque in Pieces (Tucson, University of Arizona Press , 2009). ISBN 9780816527885
The City She Was (Ft. Collins, Center for Literary Publishing, 2011). ISBN 9781457111723
Goodbye, Flicker (Amherst, University of Massachusetts Press , 2012). ISBN 9781558499492

Memoir 

Bring Down the Little Birds (Tucson, University of Arizona Press , 2010). ISBN 9780816528691

Ficción antología 

My Mother She Killed Me, My Father He Ate Me, edited with Kate Bernheimer (New York, Penguin , 2010).

Chapbooks 

Glitch (Zurich, Dusie Kollectiv, 2010)
Reason's Monster (Zurich, Dusie Kollectiv, 2011)
Can We Talk Here (New York, Belladonna Books , 2011)





Carmen Giménez Smith: "Soy ceniza y vos viento, lo que justifica mi ausencia..." 



Conversación con la almohada 

Soy una odalisca en pedazos. 
El escalofrío debería ocurrir cada momento, 

pero no lo hace. En lugar de ello tartamudea 
como una luz de bicicleta. 
Prometiste tarjetas postales 
De Atlantic Mirror, 

después dejás los escarabajos debajo 
de tu huella dactilar. 

Mi ventana gitana: 
tu fisura. 

Escuchá, llegué acá 
el mismo modo en que lo hiciste, 

depositando el corazón en un extraño 
que arrancó la música de mis genitales, 

así que hacé algo verdadero 
antes de irte. O no lo hagas. 

Lo encontraré. 
Mi especie siempre lo hace. 






Pestaña 

Me gustaría que la preocupación por los diamantes no sea una gran bisagra 
o eso que viví como el globo ocular de una estrella. 
Me gustaría poder soltar una blasfemia tan veloz como motocicletas. Deseo que mi membrana sangrienta vuelva. 

Se busca: un organismo grande y gordo que me coma viva. 

Me gustaría que todo el mundo en mi estómago dejara de rascar. 
Me gustaría levantarme sobre la multitud en un palanquín, 
¡por favor! 


¿Alguien me escribiría una respuesta apropiada? 

Sueño que Manhattan se vuelve más barato. 
Que estas cosas son más baratas: 
Drogas, delicadeza, el vestidito acinturado. 

Me gustaría un poco, vale cinco o diez centavos,
un favor, una puerta, una miga de la que se salió con la suya. 

Me gustaría poder encontrar lo que necesitás encontrar un veinte 
en un abrigo viejo. Me gustaría poder deshacer todo y empezar 
otra vez con una nueva lana salpicada de plata. Para rehacer cada primer día. 

Quiero elegir bien. Quiero el aspecto 
y la sensación de autenticidad. Tengo sed, hambre, 
alcanzar el punto máximo de lujuria. Un espeleólogo de yenes de dolor. Quiero, quiero, quiero. Tiene un anillo en él. Quiero el anillo. 





Foto de una chica en una playa 

Una vez cuando era inocente 
y no conocía otra forma, 

un espejo en frente de mí 
y un océano detrás, 

me recosté en medio de la luz del día, 
muñeca de papel delgada, soñando, 

después desaparecí. Le di al día una huella digital, 
después se olvidó. 

Me senté desnuda en una toalla 
en un caluroso lunes de junio. 

El sol se grabó en el interior de mis párpados,
mientras un joven dormía a mi lado. 

El olor de todos los océanos estaba alrededor de nosotros- 
sal excitante, molusco, y sudor,

pero vislumbré a la distancia. 
Una marea subió mientras dormía, 

y pronto me quedé sola. Trato de ser 
una figura en la memoria. Está hueco ahí. 

Por amor a la verdad, voy a decir que ella estaba en una playa 
y sus ojos estaban cerrados. 

Ella estaba desnuda en la arena, recostada, 
y la hora la tomó poco a poco. 





Déja Vu 

Me pasó una vez . 
El invierno llegó, y la nieve cubrió cada centímetro .
Me paré en la tribuna, como me dijeron , 
e hice acusaciones asombrosas. El público lo ignoró
así que me oculté detrás del tejo en maceta. 
Esperando por un momento que supuse iba a tener 

sobre un balcón con vistas al gigante, el paisaje cuadriculado. 
Los sonidos que hice subrayaron lo que quise decir. 
La maceta de tejo era el rostro que llevaba. 
Era una metáfora de lo que podría ser. 
El público soportó. 
Puse el la maceta de tejo detrás de mí. Hice del asombro un arte. 

Sin embargo esa no era la verdad. El invierno 
viene y niega todo lo que cubre. No importa donde esté. 
El balcón es un piso sin paredes. 
El tejo es un dolor que ensombrece. 
La instancia vive por debajo de nosotros. No sólo nosotros, de todos. 

La sombra nos lastima. Hago sonidos como 
la verdad. El destino y el robo están involucrados. 
Creo que te dije esto antes. El suelo es una pared que oculta. 
El tejo es acolchado y sin color. La sombra es un destino en el que estás involucrado. 
El tejo sobre un balcón que niega. Te dije esto antes. 
Me quedé deshecha. Es lo que quise decir. Debajo de todos. 






La hija 

Dijimos que ella era una imagen negativa de mí debido a su liviandad. 
Ella es la luz y también el pasaje, la gloria en mi corteza. 
Hija, ¿de dónde sacaste toda esa diosa? 
Sus ojos son dos oscuros remansos de Neruda al atardecer. 
A veces es una extraña en mi casa porque no la había imaginado. 
¿Quién será su hija? 
Ella y yo somos el flujo gradual de la oscuridad de mi madre. 
Despliego la cinta de su vida, y es un pasillo largo liso, las puertas se abrieron de golpe. 
Su superficie es una desviación por eso. 
La daño a ella, daño a todos nosotros. 
Dentro de ella, mi coraje y timbre, mi vehemencia. 





Traslado 


Te dejé durmiendo en una ciudad como ésta - estabas mejor sin mí. 
Soy ceniza y vos viento, lo que justifica mi ausencia. 
Los gestos que convertiste en castillos no eran nada en absoluto. 
Una fortaleza siempre disimula. 
Oh sí, la huella de tu dedo no te hace divino. 
Pero el fastidio en el corazón de una mujer la hace monja. 
Hablaste como si hubiera una Italia a la que iríamos juntos. 
Cuando era elegante y perlada, nadie me quería. 




Lo de siempre 


Crecí bajo la casa 
donde viven las esporas limosas. 

Planté a mis amigos por ello. 
Puse sacos de arena alrededor 
cuando llegó la primera inundación. 

Cuando la segunda vino, 
Los sostuve sobre el agua turbulenta 
hasta que me lastimé el hombro 
y tuve que ceder. 

Así que parecía auténtico, 
Quemé los bordes del mismo. 

Lo puse en la boca de alguien más. 

Depositó una gota 
de sí misma en mí, así que 
Me convertí en esa cosa, 
que sin nombre y sin vergüenza 
se enreda alrededor 
de una rama de un árbol de manzanas. 

Me susurró en sus oídos 
las tensas letras 
de mi infancia, "por favor, 
por favor decimelo ahora", 
como si pudiera tener algo de ello.



Fortuna: una conversación 

Tu sueño en el que el techo se dilató sobre nosotros 
era una visión, y 
los barcos que también habías visto - espectáculos cerca a tiempo - 

todavía se avecinan. 
Lo que tenés que saber está enterrado, 
apartado como un hueso que descubre 

sólo cuando un perro está listo para ello. 
Las joyas que escondés, 
ese examen intenso. 

Tu gemelo vive sólo para explicar 
estás en contra de su cara de trasfondo. 
Cuando te detenés ahí para mirarte a vos, 

hacés un descubrimiento. 
Mantenés tu copia 
tus malentendidos, pero 
sin nada del espíritu original. Iluminando. 

Llevá esta retrospectiva como una billetera, 
cambiarlo por la moneda local, vos 
inversión interminable. Vos optimista. 





Descubriendo la alondra 

Uno 

Nuestra casa de "Refugio Pasiva" 
tenía tan pocos detalles dentro. Mi madre 
vivió pasiva como un anillo en una caja de terciopelo. 

Escribí un poema sobre mi padre 
volviendo a un planeta, a ser 
un satélite ansioso de ese planeta, 

ascendiendo de su órbita 
en la atmósfera. 
En los poemas, hice cenizas 
nuestra modesta casa.
Hice cenizas las casas 
de todo el pueblo. 

Nadie me conocía, pensé. 
Pero mi madre sí. 
Ella me garabateó una foto 
donde mi boca debería haber estado. 

Me explicó nostálgica 
y me ofreció bálsamos, pieles, 
cigarrillos envueltos en hojas de tilo. 




Dos 

Cada mañana una alondra 
llega a la ventana frontal 
que la enmarca. 

El incendio es invención, cantó la alondra 
desde su lugar, 
señalando dónde ardía su corazón plateado. 

Crece mi boca, 
besando esa ventana, 
aguas turbulentas por dentro, 
mi hambre extiende 
sus extremidades felinas. 

Me pregunté cuáles eran sus talentos. 
Pregunté si la alondra fue mi madre o 
si mi madre, ¿mi madre? Entonces una mañana 
la alondra desapareció. 

Desde mi ventana observé 
la mancha desesperada. 
Busqué en los arbustos. Busqué en la mesa, 
su lugar en el desván velado 
de la casa. El halo de humo 
en el cielo estaba salpicado de pájaros. 
Pero no eran la alondra. 
Observé el cielo, salí empujando la ventana 

para ver, mi pelo largo retorcido en los cables 
que conecta nuestra casa 
a la distancia. Un fuego incesante.
Miré a la cara delicada del mismo. 
No sé de dónde viene. 
Lo quería. 
Al principio me pareció 
que era la verdad 
consumiendo. 
Después, no, en absoluto. 






Tres 

Dormí mientras mi madre 
midió mi hambre. 
Ella dejó el requesón en cajas de cartón. 
Ella dejó una nota en la puerta: 
Me fui. No me esperes levantada. 

Ella encontró la foto 
Que tomé de la alondra. 
La adorné con perlas. En ella la alondra canta 
una canción que traté de aprenderme 
desde la hendidura de su boca. 
Una vez presioné la foto a mi cara 
como una máscara, pero nada. 
Esto mi madre se llevó. 

Dulce. Dulce hija. Dulce hija mía. 
Ella sabía lo que quería desde el principio. 





Cuatro 

Mi lapicera se torna más punzante. 
La tinta se llena. 
El viento frío se queda en mi espalda. 
Mi padre se convierte en un fantasma de industria. 
Mi madre se envuelve en capas 
en la noche. Cada noche, ella mira en los árboles. 
"Duuu-lce", ella dice en voz alta, en busca de la fuente de humo. 
Dulce hija. Ella se convierte en una extraña con ramitas en el pelo. 
La alondra, vuelve a casa. La alondra, encuentra a mi madre. Ahora ella es la que te necesita. Cuando mi madre me besa, 
ella sabe como hollín. 

(versiones en castellano: Hugo Zonáglez) 






Déjà Vu

It happened to me once.
Winter came, and snow quilted every inch.
I stood on the soapbox, as I was told,
and made staggering accusations. The public ignored,
so I retreated behind the potted yew.
I was waiting for a moment I was supposed to have

on a balcony overlooking the giant, gridded landscape.
The sounds I made underscored what I meant.
The potted yew was the face that I wore.
It was a metaphor for what could be.
The public endured.
I put the potted yew behind me. I made staggering an art.

That wasn’t the truth though. Winter
comes and negates all its covers. It doesn’t matter where I stand.
The balcony is a floor without walls.
The yew is a hurt that shadows.
The instance lives beneath us. Not just us, everybody.

The shadow hurts us. I make sounds like
the truth. Fate and theft are involved.
I think I told you this before. The floor is a wall that obscures.
The yew is quilt without color. Shadow is a fate you involved.
The yew on a balcony negates. I told you this before.
I was left undone. It’s what I meant. Underneath everyone.





Happy Trigger

Off-season and in
the burnt forest
of my nightgown, a feral
undergrowth that marks
me as burial site—
to be still enough or
just enough.

My arms become fat arms:
hearth. I eat dirt for doubt,
a secret bleached
old as lie. I out-want
like a spindly
winged monster.
If I were a bug—
were I—then you'd hope
for reparation, and paint
more brown into the plot.






Photo of a Girl on a Beach

Once when I was harmless
and didn’t know any better,

a mirror to the front of me
and an ocean behind,

I lay wedged in the middle of daylight,
paper-doll thin, dreaming,

then I vanished. I gave the day a fingerprint,
then forgot.

I sat naked on a towel
on a hot June Monday.

The sun etched the inside of my eyelids,
while a boy dozed at my side.

The smell of all oceans was around us—
steamy salt, shell, and sweat,

but I reached for the distant one.
A tide rose while I slept,

and soon I was alone. Try being
a figure in memory. It’s hollow there.

For truth’s sake, I’ll say she was on a beach
and her eyes were closed.

She was bare in the sand, long,
and the hour took her bit by bit.





JULIO YCAZA TIGERINO [14.694] Poeta de Nicaragüa

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Julio Ycaza Tigerino

1919-2001
Ensayista, abogado y político nicaragüense, nacido en Estelí el 21 de octubre de 1919, y fallecido el 18 de abril de 2001. Estudio el bachillerato en el Colegio Centro-América (de los jesuitas) en Granada (Nicaragua), se licenció en 1942 en la Universidad Central de Managua. Miembro de la Cofradía de Escritores y Artistas Católicos del Taller de San Lucas. En 1940, siendo secretario general del grupo que acaudillaban Luis Alberto Cabrales, José Coronel Urtecho y Pablo Antonio Cuadra, fue encarcelado y deportado a la isla del Maíz. Liberado en 1941 se doctoró y se dirigió a Chile, donde se especializó en Derecho del Trabajo y colaboró en la Revista Estudios, de Jaime Eyzaguirre, uno de sus maestros. Tras una estancia en Buenos Aires, en junio y julio de 1946 asistió en España, formando parte de la delegación oficial de Nicaragua, al XIX Congreso Mundial de Pax Romana [fueron diez los representantes de Nicaragua en este Congreso: Rafael Paniagua Rivas y Julio Ycaza Tigerino como observadores, el resto como invitados: Pablo Antonio Cuadra Cardenal, Carlos Molina Argüello, Manuel Pérez Alonso S.J., León Pallais Godoy, Federico Argüello, Carlos Martínez Rivas, José Adnán Guerra Molina y José Dampiels.] En diciembre de 1946 pronunció una conferencia en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid: «Génesis de la independencia hispanoamericana», que fue publicada en 1947 por la revista Alférez. En esta revista coincidió con los también nicaragüenses (asistentes, por supuesto, al Congreso de Pax Romana) Carlos Martínez Rivas y Pablo Antonio Cuadra, y en ella publicó sus primeros trabajos en torno a la hispanidad y al lugar que deben ocupar España e Hispanoamérica (aquélla a través de ésta) en la «magna misión redentora de superar la crisis de Occidente». Vuelto en 1950 a Nicaragua se adscribió al Partido Conservador y asumió una intensa praxis política como ideólogo. El 5 de enero de 1954 ingresa en la Academia Nicaragüense de la Lengua, con un discurso titulado: «Los nocturnos de Rubén Darío» (desde 1964 es Secretario perpetuo de esa institución). Ha sido parlamentario entre 1957-1967 y 1972-1979, y presidente del Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica. En 1980, durante la revolución sandinista, conoció la cárcel en dos ocasiones. Fundador y director de la revista Encuentro de la Universidad Centroamericana, la prensa de Nicaragua celebró ampliamente en 1999 su 80 cumpleaños.

Bibliografía cronológica seleccionada de Julio Ycaza Tigerino

Génesis de la Independencia Hispanoamericana, Alférez, Madrid 1947, 52 págs.
«La Hispanidad en retórica», Alférez, nº 3 (1947), página 6.
«Sentido y ubicación de México», Alférez, nº 4 (1947), página 7.
«Notas sobre la Hispanidad», Alférez, nº 9-10 (1947), página 11.
Originalidad de Hispanoamérica, Cultura Hispánica (Cuadernos de monografías, nº 9), Madrid 1952, 196 págs.
Hacia una sociología hispanoamericana, Cultura Hispánica (Cuadernos de monografías, Temas Políticos, vol. 15), Madrid 1958, 230 págs.
Los nocturnos de Rubén Darío y otros ensayos, Cultura Hispánica, Madrid 1964, 108 págs.
Estudio de la poética de Rubén Darío, Comisión Nacional del Centenario de Rubén Darío, Managua 1967, 440 págs.
Perfil político y cultural de Hispanoamérica, Cultura Hispánica, Madrid 1971, 285 págs.
La cultura hispánica y la crisis de Occidente, Ministerio de Cultura (Colección Cultura y Comunicación, nº 19), Madrid 1981, 176 págs. [Esta obra obtuvo uno de los accesit en el Concurso «Premio Hispánico 1980» convocado por el Ministerio de Cultura de España.]
«Reflexiones sobre la evolución actual de nuestra lengua», en Presencia y destino: el español de América hacia el siglo XXI, Instituto Caro y Cuervo, Bogotá 1992, II:149-160.
Textos de Julio Ycaza Tigerino en el Proyecto Filosofía en español:

1947 Génesis de la Independencia Hispanoamericana, Alférez, Madrid 1947, 52 págs.
1947 La Hispanidad en retórica • Sentido y ubicación de México • Notas sobre la Hispanidad


Son evidentes las muestras de esa poesía impresionista y delicadamente espiritual en el período que va de 1936 a 1953, la cual podemos leer en la primera sección de su Poesía Reunida (1936-1993), publicada en 1994 por Jorge Eduardo Arellano. Ahí tenemos piezas características del poeta como "pájaro soñoliento", un poeta todavía inmerso en la atmósfera post-modernista y post-simbolista.


"Piano", "Canción", "Paisaje espiritual" y "Egloga de invierno" son ejemplos elocuentes:



"Tiene la lluvia fina un aire triste
que viste al cielo de desilusión,
y que hace al alma derramar sus lágrimas.
Está lloviendo en nuestro corazón".

("Piano")



"Escribir con el dedo sobre el cristal dormido
de tu remanso claro, un claro verso mío,
y decirlo en voz baja como en una oración,
para que el alma sea como un pájaro herido
que arrastra la corriente porque cayó en el río,
sangrando la armonía de su letal canción".

("paisaje espiritual")



"La lluvia es como el llanto de Dios. En el pañuelo
de la llanura pone las montañas su arruga.
Los caminos dibujan iniciales humanas.
En las praderas brillan al sol celestes lágrimas".

("Egloga de invierno")



Sin embargo, ya en este primer período de producción poética, nos encontramos otras vertientes, otras preocupaciones que llegarán a ser más importantes que 



La poesía de Julio Ycaza Tijerino

Por Ricardo Llopesa

Julio Ycaza Tijerino (Estelí, 1919-2001), el gran dariano, especialista y estudioso de la obra de Rubén Darío, es un poeta de obra escasa, pero no por reducida menos valiosa. Todo lo contrario, a lo largo de casi sesenta años apenas ha publicado setenta y dos poemas que dan prueba de rigor, precisión y belleza de la palabra poética. Esto es lo que podríamos llamar la virtud de escribir lo esencial.

Su primer libro, Poemas del campo y de la muerte, publicado en la prestigiosa colección Ángaro de Madrid, en 1959, y elogiado por Vicente Aleixandre, apareció cuando el poeta tenía la edad de cuarenta años. La poesía de este breve libro es una luz que brilla a través de la pincelada y el trazo, el color y el rasgo. Pero, a la vez, es poesía de reflexión y observación, conceptual y vivencial. Poesía de concentración más que de dispersión.

El libro se divide en dos partes que enuncia el título, perfectamente diferenciadas, y contiene diez poemas la primera y ocho la segunda. La primera, “Del campo”, es una visión personalísima de la vida terrenal y la experiencia del poeta dentro del mundo. La invención de la palabra, pulcra y nueva, recorre las líneas de los versos, como en este breve poema titulado “Casa de humo”:



Exhala el techo al aire el humo alado,
un humo casi azul, casi morado.
Enredado en la luz sube, se expande,
se abrillanta, se dora y tornasola.
Más alto viene el viento y lo desata,
lo eleva, lo blanquea, lo desguaza;
y recobra el azul su quieta gracia.




Estos pulcros versos endecasílabos, concentrados en una septina de arte mayor, son una novedad. Su cultivo, a diferencia de la septina de arte menor que es popular, se inició en el siglo XV. Se ha tenido por forma poco dotada de vitalidad y ritmo, además de poco cultivada en nuestra tradición castellana. En manos del poeta Ycaza Tijerino sorprende la capacidad de flexibilidad y armonía, gracias a los recursos que han hecho posible el milagro de conferirle vida propia, como la aliteración, la sinestesia y la cesura, que dan al verso aliento nuevo para comunicar la idea con ritmo y alegría. No resisto la tentación de exaltar la belleza plástica y eufónica de ese primer verso que invita a la reflexión: “Exhala el techo al aire el humo alado”.

La segunda parte del libro, “De la muerte”, mira hacia dentro, hacia el lado de la vida que conlleva la muerte. El lenguaje se eleva por encima del pensamiento y explora el sentido de la muerte, pero en lugar de tener el carácter trascendental de los fenómenos irrepetibles, se convierte en una realidad que el poeta mira con sobria naturalidad, del nacemos para morir, como cuando escribe en el poema “Morir al alba”: “Quiero morir al alba,/ con el último lucero de la noche”.

Su segundo libro vio la luz once años después, fue Premio Nacional Rubén Darío y lleva el título de Tierra de promisión (Managua, Ministerio de Educación, 1960). Esta vez se trata de un solo poema dividido en nueve cantos. Un rasgo distintivo, con respecto al primer libro y el resto de la obra, lo constituye el lenguaje torrencial con predominio de poemas y versos largos. Mediante esta expresión el poeta describe el espíritu y la carne de su patria nicaragüense, haciendo un concentrado repaso a los varios siglos de su historia. Pero, sin ser un texto didáctico en la mirada de la historia, a la manera de aquellos poetas que vierten la historia en poesía, sino bajo la mirada sensible y vivencial del poeta que coge lo mejor de su experiencia para mostrarlo a los demás. Donde lo que importa, como en La leyenda de los siglos de Hugo, es el fragmento concentrado de una época que, unida a otra, trasmite un concepto global.

Han tenido que pasar tres décadas desde su segundo libro para ver publicada su obra completa, que comprende los poemas escritos entre 1936 y 1993, bajo el sobrio título de Poesía (Managua, Jorge Eduardo Arellano, Editor, 1994). Casi sesenta años de vida han dado el fruto de setenta y dos poemas. Una obra breve, brevísima; pero valiosa, por su intensidad y su concentración, su ritmo y su musicalidad, su construcción y su temática, su naturalidad y su precisión, su erudición y su sabiduría. Nada hay en esta poesía que resulte gratuito ni vulgar. Ycaza Tijerino, dueño de su propio estilo, ágil y concentrado, posee el don divino de la palabra alada y se permite el lujo de ser, a su edad, el único poeta de obra tan breve como consistente.





ERNESTO GUTIÉRREZ [14.695] Poeta de Nicaragüa

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ERNESTO GUTIÉRREZ 

(1929 - 1988)
Nació en Granada, Nicaragüa  en 1929. Fue ingeniero civil y matemático además de poeta. Se inició en la poesía con Yo conocía algo hace tiempo (1953). Después publicó Años bajo el sol (1963); Poesía nicaragüense postdariana (1967); Terrestre y celeste (1969); Poemas políticos (1971); Temas de la Hélade (1973). Fue durante muchos años director de la Revista Cuadernos Universitarios. Durante el gobierno sandinista fue primero director de publicaciones del Ministerio de Cultura y posteriormente embajador en el Brasil. Murió en 1988. 



OH PATRIA, MI PATRIA 

Me fui a buscar sabiduría al Viejo Mundo 
y regresé a ti, lleno de ilusiones 
-amor, madre mía- 
a sumergirme entre tus aguas dulces 
a embriagarme en el perfume de tus campos 
a germinar bajo tu cielo azul 
Y encontré una relación melódica 
entre la forma y el color de tu geografía: 
No hay altas montañas que hiendan 
y recorten el elevado cielo 
sino que el azul cobija 
el tiempo verde de tus suaves colinas 
No hay anchurosos ríos surcados de vapores, 
sino pequeñas cintas de plata 
donde tus hijas lavan la ropa de sus hijos. 
No hay extensos valles poblados de trigo 
donde la vista se pierde en rubias lejanías 
sino la reducida alegría de la milpa 
el café que enrojece bajo el sol. 
de Noviembre 
la mejor caña cortada para U.S.A. 
y la nieve del algodón que va desapareciendo 
Sólo tus lagos desbordan la imaginación. 
Y allí donde flota una sonrisa 
de fértil campo y encendido cielo 
el campesino repta y reptan así sus hijos 
bajo la casa construida con desechos 
¡Es lástima, ay! 
-amor, madre mía- 
que solo dos jóvenes seudopríncipes
se beneficien de todo. 




MI PAIS ES TAN PEQUEÑO

Mi país es tan pequeño
que 2000 guardias sostienen al Gobierno.

Mi país es tan pequeño
que la vida privada
tiene que ser a favor
o en contra del Gobierno

Mi país es tan pequeño
que el Sr. Presidente
arregla personalmente
hasta los pleitos callejeros.

Mi país es tan pequeño
que con los rifles de la guardia
cualquier imbecil lo gobierna.




EN MÍ Y NO ESTANDO

Siempre ausente la mirada
los ojos y el corazón
puestos en Nicaragua
en las personas que he amado
en mis hijos
en las personas que me han amado
en mi familia en Nicaragua
en los sitios donde he vivido
en lo que he soñado
en mi familia en Nicaragua
en vanos entusiasmos, ya pasados
en mis estudios, inútiles ahora
--en la poesía
en mi familia en Nicaragua
en mis buenos amigos
en mis padres
en mis hermanos
en mi familia en Nicaragua
en lo que he amado
en esto y en lootro
enlo contradictorio
en lo que he fracasado
en lo que me ha empeñado
en mi familia en Nicaragua
y ausente de mí mismo estoy 
con mi familia en Nicaragua.




EL JEFE

Este me dará comisiones
Fifty-fifty
el otro, es demasiado honrado
--debemos separarlo--

No hay que olvidar el onomástico del Hombre
ni tampoco su cumpleaños
--pongamos su retrato en lugar visible--
(y mi mujer tendrá además
que hacerle un regalo a la comadre)

Aquí nada es urgente
el trabajo tiene que caminar despacio
y en cuanto al precio
--No debemos preocuparnos--

¡Viva el jefe!, Gritó el Coro
del Administrador
del Comprador
del Bodeguero
del Comisionista
del Auditor
y demás saltimbanquis
y comparsas.




ELLA, LA INEFABLE

A Ella, porque en ella es la mujer
lo que nosotros quisiéramos que fuera.

Desde las antiguas civilizaciones
se afana el hombre por encontrarla
y su oído dice:
un nombre seductor, una historia adorable.

¿Es ella Semíramis
mirando desde los jardines 
cómo los hombres olvidados del amor
contruían la gloria de Babilonia?

¿Es ella Helena
entrando con blanco pie
a la alcoba de Paris
después del batallar?

¿Es ella Cleopatra
cuyo ardiente paso hollando el corazón
aún resuena fatal?

¿Quién, contra el oro de la tarde
no ha sentido sus miradas?
¿Y quién no ha oído en su propio aire
el llamado de su voz?

Con reunidas ansias la he imaginado.
El aroma de su ser
rezuma entre sueños,
su substancia diseminada
climas de amor inunda.

Pero sólo la eterna belleza
la inagotable dulzura 
y el ilimitado amor
acumulados a su nombre

Y sin mañana, y sin talvez, nada
sino oceánicas desesperanzas juntas.




SE DESCRIBE EL OTOÑO

Sobre mosaicos de caídas hojas paso
--sonora y aleteante alfombra--
más admirable que la seda
más bella que las rosas.

Del verde al oro
al semitono anaranjado
al rojo sangre
al púrpura
al escarlata

Ah! Los grandes árboles, más altos que las casas
en un constante agitar de su multicolores hojas
que el viento otoñal suavemente desgaja.

Oh! Increíble y fascinante estación
más bella aún que la resurrección primaveral
canto de cisne entonas, amada naturaleza
cuando el inverno, de muerte temporal
con catafalco de nieve te amenaza.

Así, como estremecida tú,
yo, trémulo
canto de cisne creo ahora escuchar
en mi insoportable y angustiado corazón.




RESUCITO AHORA

Innumerables cosas me han sucedido
Virgen santa
apiádate de mí
Inmaculada

Como el ahogado
antes de sucumbir
se apoya en el fondo del mar y salta
sacando fuera
su cabeza exhausta
resucito ahora
mientras la muerte como el mar
mi hundimiento espera
ajena a mi lucha
ciega a tu milagro.




AEDAS Y TIRANOS

Cuenta Pausanias:
que Anacreonte en la corte de Polícrates
y Esquilo con Hierón en Siracusa
rendían su cantar a los tiranos
y Simónides también;
pero Hesíodo y Homero, NO
no tropezaron con reyes
y pospusieron
la riqueza de los poderosos
a la fama entre los muchos

No era inmoralidad exactamente
la de aquéllos
pues no hay que olvidar
que en Maratón y Salamina
Esquilo luchó contra los persas;
pero es en Hesíodo virtud agreste
y excelso don en el andariego Homero
cantar para el Demos
y no a quien tiránicamente lo rigiera

por eso y hasta ahora
han seguido los poetas
unos con los tiranos
y otros contra ellos

pero Hesíodo y Homero
cubren toda la Hélade
y Anacreonte y Esquilo y Simónides
tan sólo una parcela.





EL VENDEDOR Y EL POETA

Como el brazo de un campeón
es diestro en lanzar la jabalina
así con mis palabras
me siento contra ti
joven de éxito
androide.

Mas desgraciadamente
mis palabras no puedes comprenderlas
Caso perdido
caballo percherón
primate.




FLAVIO CÉSAR TIJERINO [14.696] Poeta de Nicaragüa

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Flavio César Tijerino

6 diciembre 1926 - 25 enero 2006 
Poeta nacido en Boaco, Nicaragua. Sus padres fueron: Juan Arnoldo Tijerino Martínez y Sidolena Fajardo. Estudió en el Colegio Centro America de Granada, donde disfrutó de la amistad y enseñanzas del padre Angel Martínez Baigorri. Debido a una miopía extrema, sus padres, por consejo médico, decidieron que él no debia continuar con sus estudios. Sin embargo, fue un incansable lector, él decia que había leido para sacar varios doctorados. Se casó con Melba Espinosa Bermúdez con quién procreó seis hijos: Martin Flavio, Ariel Antonio, Maria Sidolena, Melba Maria, Juan Arnoldo y Maria Velleda. En su casa de matrimonio, donde nacieron sus seis hijos, tenía una de las más grandes y valiosas bibliotecas personales de Boaco. Flavio César Tijerino fue un exitoso y afluente ganadero hasta el momento en que él decidió dedicar su vida a la promoción cultural y a la poesía. 

Flavio César Tijerino fue cofundador del Club Social de Boaco, de la Asociación de Ganaderos de Boaco, de la filial de la Cruz Roja, impulsor del movimiento Católico de Cursillo, cofundador del primer partido Social Cristiano, y del Grupo intelectual boaqueño “U“. Asistió a la Primera Mesa Redonda de Poetas Jóvenes de Nicaragua, convocada por el grupo universitario Ventana el 28 y 29 de octubre de 1961. Fundador, promotor y colaborador permanente de la biblioteca pública Fernando Buitrago Morales en julio de 1979. Colaboró en Ventana, La Prensa Literaria y el Nuevo Amanecer Cultural. Este último le otorgó en mayo de 1990 y en junio de 1998 reconocimiento por sus méritos en el campo de la cultura y por su permanente colaboración. 

En enero 28 del 2006, el poeta Julio Valle Castillo escribió acerca de Flavio Tijerino lo siguiente:"Promotor nato, descubrió y alentó vocaciones, rescató manifestaciones artísticas populares y, a través de la radio y programas de televisión, incitó y generó corrientes de opinión." 

En 1990 recibió la Orden de La Independencia Cultural Rubén Dario. En 1999 fue designado Ciudadano Honorable del Siglo por la Alcaldia Municipal de Boaco. También recibió póstumamente la máxima orden “José Nieborowski“ en marzo del 2006. Igualmente, en septiembre del 2009 le fue otorgada en Grado Póstumo la Membresía Honoraria del Colegio de Periodistas de Nicaragua. 

El escribía incansablemente de manera vibrante y abundante. Su canto no paro nunca, aún en su lecho de muerte, cuando ya sus manos no pudieron sostener la pluma él continuó creando. Parientes y amigos fueron encargados de recoger y transcribir lo que Flavio César Tijerino ya no podia escribir con sus propias manos. 

Desafortunadamente, documentos personales, literarios y la obra poética escrita y seleccionada por él mismo para la publicación de un libro póstumo fue removida de los archivos de Flavio César Tijerino después de su fallecimiento, sin autorización y sin el conocimiento de sus hijos, quienes en su mayoría residen fuera de Nicaragua. El reclamo de los hijos del poeta para recuperar lo sustraído ha sido recibido con hostilidad, groserías y amenazas. 

El poeta Flavio César Tijerino ha sido horriblemente traicionado de manera cruel y despiadada por parientes que él amaba y parte de su obra secuestrada por éstos; no para darla a conocer, sino para hacerla desaparecer en la negra oscuridad del olvido que facilita la apropiación indebida y el plagio.

Los poemas y escritos de Flavio César Tijerino reflejan a un poeta maduro, experimentado, original, intenso y en armonía con su estilo, su identidad y su integridad.

Es un crimen atroz y una ofensa para la inteligencia, encontrar y reconocer el estilo, versos y las figuras literarias de Flavio César Tijerino, pedaceados, mutilados, modificados y envueltos en publicaciones firmadas por aquellos parientes que no encuentran su estilo, pero encontraron su camino a los archivos y a los libros cuajados de anotaciones del poeta, sus pensamientos y sus observaciones en cada una de las páginas. 

La responsabilidad moral, ética e histórica de devolver esos documentos a los seis hijos y herederos del patrimonio de Flavio César Tijerino no caducará nunca.


ARMANDO INCER BARQUERO [14.697] Poeta de Nicaragüa

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Armando Incer Barquero 

(Nicaragüa, 1930)
es un icono en la cultura boaqueña, por su trayectoria como escritor, médico, historiador, y promotor de las artes de la ciudad de Boaco. 




Espesura

¡Ah, soledad!
No me cubras los ojos con tus manos
ni agites ante mí la palabra flaqueza,
con sus ritos oscuros
y su cristal empañado.
Deja que lo celeste vuelva,
que me muestre su deseo diminuto
y su andar sobre escarchas.
Que pueda yo refrescar
estos escrúpulos de piedra
y aquietar con mis labios
los agitados corredores del sueño.
Germinal es mi arena,
sol de engrudo caliente,
cerradura sin llave.

Soledad,
sigue hasta la encrucijada,
dobla a la derecha y déjame.
Yo sé que no me pierdo en el camino
y un poco más allá,
pasada la espesura
lograré estremecerme.





Presencia

Igual al Sol que impacta,
a la rama florida en apacible llano,
así fue su presencia
y no pudimos verle.
Sin pronunciar palabra nos llamaba
después de habernos buscado con sus ojos.
Repetía expresiones de amor y de frescura
que no alcanzamos a comprender.
¡Ay! Por eso me he quedado
como un platicador ya sin palabras.
Hablándote tan solo con los harapos de mi lengua.





La vida, un bosque extraño

“¡Ay, mísero de mí!”
Calderón de la Barca

Lo que veo no va contra mi palabra;
ni la imagen de una rosa
entre los labios,
ni mi misma existencia
se avienen a mi entorno.
Todo lo que se apresta a convencerme
se pone en fila, identificándose
el hecho en sí,
el retorno de las sombras,
la estación que declina.
¡Pero no acude lo que deseo!
¡Ay, impaciente!
¡Ay, entristecido!





Mi vida no es este pozo

Mi vida no es este pozo
en donde me he precipitado,
ni el soplo amargo que me detiene.
Es solo instante entre las brasas,
el golpeteo sobre una mesa,
es una pausa.
Ya retornarán siluetas y contactos
al sueño sin afán, a la hora quieta,
porque si estás ausente
nada se reconcilia.





Rosas rojas lleva el poeta triste

Carmen
He llegado hasta aquí
trayendo rosas rojas en mis manos.

Salen a mi encuentro
las presencias que añoro
y el día se echa a mis pies
con un dejo carísimo.
¡Busco mi propio fondo y se hace rosas!
Mis palabras se colman de expresiones
que son mundo de miel, vocablo entre las
brasas.
Diviso el ángel con la bola de oro
que viene a recibir todas las rosas.

Llevo los ojos de arena,
como que si el viento no existiera.






RAÚL XAVIER GARCÍA [14.698] Poeta de Nicaragüa

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Raúl Xavier García

Nació en Granada en 1931, en el seno de una familia humilde. Su padre era carpintero y aprendió el oficio como era de esperarse. En casa de Enrique Fernández descubrió la literatura y poco a poco empezó a escribir poesía. Publicó su primer libro titulado Poemario en 1962. Tras un largo silencio publicó La noche en llamas en 2010, y El cielo puede esperar en 2012. Se le conoce popularmente como “el poeta carpintero”, pero no hay que confundirlo con Pedro Pablo Espinoza Monterrey, bautizado por Ernesto Cardenal con ese nombre. Murió en Granada en 2013. 



El Poeta Carpintero - Raúl Xavier García


“Quisiera ser el dueño de la serenidad de tus ojos, y oír hasta el fin de mis días la eternidad del silencio.  A lo único que le temo es la peligrosidad de tu ausencia, no el precipicio invencible cuando nace o muero.  Y yo soy e pájaro de los sueños…”

- El Poeta Carpintero, Raúl Xavier García (1931-2013)




Paisaje granadino

Cae la lluvia lentamente sobre la noche
susurrando tenue, como si tuviera vergüenza,
su vieja canción. En la mañana las gotas
recostadas en las ramas, o empinadas
en el hueco de las hojas y sobre el cutis
tierno de los pétalos, brillan como los ojos
de las lagartijas. Brillan como las grandes
ideas que algún día han de iluminar a los pueblos.
Se lavó la montaña. El aire va secando la tierra,
y el cielo está manso como un perrito echado.
Alguien canta. Alguien silba. Alguien ríe.
Los niños corren, crecen y juguetean
coronados de amapolas. Los novios
languidecen esperando las bodas.
Y sobre las viejas tejas rojinegras y lamosas
de las viejas casas se elevan como incienso
y como oración el gratísimo murmullo de trabajo





Aquí, así vivimos

Es imposible no llorar al ver pedir
un pedazo de pan a un niño,
y no tener nada que dar
ni un poco de los que han comido otros.
Quiero creer en cualquier momento
han de venir otros amaneceres.
Y que se apaguen esas voces oscuras
del pasado que duelen
y son difícil de olvidar.
Cada vez nacen más niños
sí,
pero son los pobres los que mueren.
Así vivimos violentos o dormidos.







DE CARPINTERO A POETA
Raúl Xavier García un orgullo granadino
Por Waleska R. Cisne 


“Llegué tarde, comencé a los 50 años”, así inició su plática conmigo, sentados frente a una mesa en los corredores de la Casa de los Tres Mundos recibiendo el aire matinal en nuestros rostros.

Visiblemente feliz porque ayer era su gran noche. Dentro de la semana de poesía presentaba su tercer poemario titulado “El Cielo puede esperar”, libro que gracias al apoyo de la Fundación Futuro de Nicaragua, lo presentó en el Café de los Artistas a las siete de la noche, rodeado de amigos que lo estiman y admiran.

“Son poemas inéditos que tienen como tema común la muerte, el abandono, las diferencias de las clases sociales, además de estar llenos de madurez por los años que tengo de vida”, comentó el poeta.

En los años 60 conoce al poeta posvanguardista, Enrique Fernández Morales, quien fue su mentor y con el que logra bajo su tutela, realizar una serie de poemas. Esa misma década fundó el movimiento literario “Los Bandoleros”, junto al historiador de arte y letras Jorge Eduardo Arellano, y al poeta Francisco de Asís, Presidente del Festival Internacional de Poesía.

“Estudié hasta Primaria, pero como soy autodidacta me fui perfeccionando, y el estar “codeándome” con grandes de la literatura me dio la oportunidad de conocer a Pablo Antonio Cuadra, PAC, quien me recomendó prepararme para mejorar mi técnica, y como él era rector de la UCA en los años 60, me dio la oportunidad de estudiar ahí. Estuve cuatro años de oyente en clases de literatura”, dijo.

Su determinación y entrega hicieron que lo nombraran director de la Biblioteca Municipal de Granada, donde fungió 22 años y en donde también aprendió más de lo que uno puede imaginar.

¿Por qué “poeta carpintero”?

En décadas pasadas se acostumbraba en las familias heredar las profesiones, si el padre era zapatero los hijos aprendían el oficio y lo enseñaban a los suyos; eso pasó con el poeta Raúl Xavier, su padre era carpintero y todos sus hermanos, incluyéndolo a él, aprendieron la carpintería y la ejercieron por años. Pero al cumplir sus 50 años (tiene 80 actualmente), se enamoró de la poesía y comenzó a descubrirla, y fue el propio Pablo Antonio Cuadra quien al conocerlo, le puso de sobrenombre “poeta carpintero” como muestra de cariño, respeto y admiración.

“Llegué tarde, comencé a los 50 años, me gustó la Literatura y sentía una emoción interna cuando leía y me dije que yo podría escribir”, me expresó emocionado.

Con tres libros en su haber (Poemario – 1962, La Noche en Llamas – 2010 y El Cielo Puede Esperar – 2012), los poemas del “poeta carpintero” han sido traducidos a otros idiomas: inglés, italiano, ruso, y es reconocido como uno de los más importantes e influyentes poetas de Granada.

Expresó que se siente satisfecho porque ha transmitido sus conocimientos y sentimientos a su pueblo a través de su poesía, y que este nuevo libro que presenta es para él un paso importante y una proyección literaria sin igual.









DEBORAH MIRANDA [14.699] Poeta de Estados Unidos

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Deborah Miranda 

Nació en Los Ángeles, Estados Unidos, en 1961. Es poeta y escritora, perteneciente a la comunidad nativa Eselen-Chumash. Profesora de Inglés en la universidad de Washington y en la Universidad de Lee, donde dirige cursos de escritura creativa (poesía), así como literatura de los pueblos americanos y literatura femenina. Ha publicado entre otros los libros de poesía: Cartografía Indígena, 1999; El Zen de La Llorona, 2005; y Ciervo, una plaquette de poemas.




CONSEJOS DE LA LLORONA

-Un poema encontrado

Cada dolor tiene su lado único.
Elije el que te guste.
Ve suavemente.
Tu cuerpo necesita energía para reparar la amputación.
Mima el dolor fantasma.

Tus células cerebrales se empapan de sal;
conexiones fallan inesperadamente y a menudo.
Pide ayuda.
Acepta ayuda.

Lee tu dolor como un diario:
titulares pueden tener la información que necesitas.
Grita. Brinca y patea la caneca de basura en la calle.

No te sientas culpable si pasas un buen rato.
No actúes como si no hubieras sido golpeado por un camión.
Haz las cosas de forma un poco diferente
pero no hagas un montón de cambios.
Disfruta la contradicción.

Habla con la persona que murió.
Dile lo que piensas.

Trata de tocar a alguien al menos una vez al día.
Acércate a la tristeza con determinación.
Haz como si la meta no estuviera alejándose.
Inclínate hacia el dolor.
No puedes escapar de él.




VIEJO TERRITORIO. NUEVOS MAPAS.

Planeas una ruta sin complicaciones
a través del polvo rojo de Colorado,
alrededor del borde cáustico de las llanuras salinas de Utah
una sola noche en un hotel
en el enclave Idaho. Nuestros planes cambian.
Es primavera, somos dos mujeres indígenas juntas
a los días se abren:
Amanece sobre un camino largo y agradable,
antílopes contra secas colinas,
garza emergiendo de campos oscuros.
Me dices que esto es un viaje
que siempre has querido hacer.
Me pides que te diga lo que quiero.

Quiero que mi anhelo milagrosamente
te traiga a través de la barrera de tu piel
dentro de mi sangre para que pueda poseerte
enteramente y aun ser enteramente poseída.
Dices no, tu cara tensa de dolor, lágrimas
quemando tus ojos, manos apretando el volante.
Te creo. Conducimos cientos de kilómetros
por desiertos esculpidos por el viento y la historia,
y aprendo la distancia de mi mano a tu muslo,
tu boca a mi boca, la curva de un cuello
a lo largo de un cálido cuello suave.
Sonríes como si nadie te hubiera visto nunca así:
desnuda, salvaje, feliz.
Aquel es el comienzo del sí.

Fantasmas están por todas partes.
Los oímos cantar en esa montaña del país de Ute,
los chillidos de tu flauta complacen espíritus antiguos.
Como aquellas personas cuyas tierras cruzamos,
no vivimos por líneas trazados en el papel.
En lugar de ello, marcamos la cascada de besos tímidos,
una seca ciudad ventosa donde intercambiamos secretos en susurros,
el alto acantilado hueco que nos cobija
en el borde del bosque de Uinta.
Flores silvestres se doblan bajo nuestros cuerpos,
ahuecan el peso tembloroso del contacto.
Caminamos por un tiempo en un vasto lugar suficiente
para contener todas las posibilidades.

Después de 1.200 millas juntas
nos adentramos en el espeso bosque verde a lo largo de un río sin miedo.
Esta densa topografía no nos deja ver,
no podemos encontrar el horizonte para juzgar distancias
o el arco del sol para conocer el este del oeste.
Allá por fin agarras mi mano, la guías
a un lugar más allá de los mapas,
a un universo nunca conocido.
Es un paisaje crudo; somos peregrinas
abrumadas por el choque peligroso de la llegada.
Detenemos el auto, caminamos por el río,
torpes, asustadas por el deseo. Yo deseo
más que el cuerpo o el alma que puedo soportar.

Dulces, estos son los mapas que hicimos juntas,
territorios que tontamente juramos poseer.
Aquí, el lugar donde nos alejamos del mapa,
Conmovidas hondamente en una tierra sin cicatrices
donde cada dirección nos llevó a casa
pero ningún lugar podía refugiarnos.
No sé cómo sobrevivir el despertar
en el cuerpo de una mujer con un roto corazón
de niña. Caigo de rodillas, nuestro amor
una piedra desnuda en el alféizar entre nosotros.
¿Cómo puedo aprender este truco, con la voluntad de volver
tu cuerpo al otro lado de mi piel? Ayúdame a
traducir la pérdida como esta tierra lo hace
inundaciones, terremotos, derrumbes--
terrible, y viva.





POEMA DE AMOR A UNA MUJER FUERTE

Así soy yo:
tan fuerte, quiero extraer el huevo
desde tu vientre y alimentarlo dentro del mío.
Quiero ser madre de un hijo hecho sólo
de nosotras dos, de mí, de ti: de ninguna semilla prestada
de ningún hombre. Quiero volver a moldear
la matriz de la creación, hacer un ser humano
desde el amor humano que pasa entre
nuestros cuerpos. Cariño, así son las cosas:
cuando sales de la habitación
en limpia camisa de algodón, mangas remangadas hasta los
antebrazos, perfumados con colonia
de una botella de ámbar-Quiero abrir
mi corazón, la más brillante rendija de dolor
de mi alma, recibir tu perla.
Observo tus manos, espero el signo
que significa que me tocarás,
me abrirás, me llenarás; espero ese momento
cuando tu deseo salte dentro de mí.


Poetas indígenas del mundo: Deborah Miranda (Nación Eselen-Chumas, Estados Unidos)
Photo: Poetry Foundation



Deborah Miranda was born in Los Angeles, USA, in 1961. She is a poet and writer and belongs to the native community Eselen-Chumash. She is professor of English at the University of Washington and Lee University, where she conducts courses in creative writing (poetry) and literature of the American peoples and women's literature. She has published, among others, the books of poetry: Indian Cartography, 1999; The Zen of La Llorona, 2005; and Deer, a chapbook.



ADVICE FROM LA LLORONA

—a found poem

Each grief has its unique side.
Choose the one that appeals to you.
Go gently.
Your body needs energy to repair the amputation.
Humor phantom pain.

Your brain cells are soaked with salt;
connections fail unexpectedly and often.
Ask for help.
Accept help.

Read your grief like the daily newspaper:
headlines may have information you need.
Scream. Drop-kick the garbage can across the street.

Don’t feel guilty if you have a good time.
Don’t act as if you haven’t been hit by a Mack Truck.
Do things a little differently
but don’t make a lot of changes.
Revel in contradiction.

Talk to the person who died.
Give her a piece of your mind.

Try to touch someone at least once a day.
Approach grief with determination.
Pretend the finish line doesn’t keep receding.
Lean into the pain.
You can’t outrun it.




OLD TERRITORY. NEW MAPS.

You plan an uncomplicated path
through Colorado’s red dust,
around the caustic edge of Utah’s salt flats
a single night at a hotel
in the Idaho panhandle. Our plans change.
It’s spring, we are two Indian women along
together and the days open:
sunrise on a fine long road,
antelope against dry hills,
heron emerging from dim fields.
You tell me this is a journey
you’ve always wanted to take.
You ask me to tell you what I want.

I want my longing to miraculously
bring you through the barrier of your skin
into my blood so that I can possess you
entirely and yet be entirely possessed.
You say no, your face tight with pain, tears
burning your eyes, hands clenching the steering wheel.
I believe you. We drive hundreds of miles
across deserts sculpted by wind and story,
and I learn distance from my hand to your thigh,
your mouth to my mouth, the curve of a collar
along a warm, smooth neck.
You grin as if no one has ever seen you thus:
naked, savage, happy.
That is the beginning of yes.

Ghosts are everywhere.
We hear them singing on that mountain in Ute country,
the cries of your flute pleasuring old spirits.
Like those people whose land we cross,
we don’t live by lines drawn on paper.
Instead, we mark the waterfall of shy kisses,
a dry windy town where we exchange secrets in whispers,
the high cliff hollow that shelters us
on the edge of the Uinta forest.
Wildflowers bend beneath our bodies,
cup the trembling weight of touch.
We wander for awhile in a place vast enough
to contain all possibilities.

After twelve hundred miles together
we enter green forest thick along a fearless river.
This dense topography we can’t see through,
can’t find the horizon to judge distances
or the arc of the sun to know east from west.
There at last you clasp my hand, guide it
to a place beyond maps,
no universe I have ever known.
It is a raw landscape; we are the sojourners
overcome by the perilous shock of arrival.
We stop the car, walk by the river,
clumsy, frightened by desire. I wish
for more than body or soul can bear.

Sweet, these are the maps we made together,
territories we foolishly vowed to own.
Here, the place we wandered off the map,
moved deep into a land without scars
where every direction took us home
but no place could give us shelter.
I don’t know how to survive awakening
in a woman’s body with a child’s
broken heart. I fall on my knees, our love
a bare stone on the windowsill between us.
How can I learn this trick, will your body
back to the other side of my skin? Help me
translate loss the way this land does—
flood, earthquake, landslide—
terrible, and alive.





LOVE POEM TO A BUTCH WOMAN

This is how it is with me:
so strong, I want to draw the egg
from your womb and nourish it in my own.
I want to mother your child made only
of us, of me, you: no borrowed seed
from any man. I want to re-fashion
the matrix of creation, make a human being
from the human love that passes between
our bodies. Sweetheart, this is how it is:
when you emerge from the bedroom
in a clean cotton shirt, sleeves pushed back
over forearms, scented with cologne
from an amber bottle—I want to open
my heart, the brightest aching slit
of my soul, receive your pearl.
I watch your hands, wait for the sign
that means you’ll touch me,
open me, fill me; wait for that moment
when your desire leaps inside me.

Worldwide Aboriginal Poets: Deborah Miranda (Eselen-Chumas, United States)
http://www.wpm2011.org/node/647





UMAR TIMOL [14.700] Poeta de Islas Mauricio

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UMAR TIMOL

ISLAS MAURICIO,1970
Nació en la Isla Mauricio, Umar Timol es el autor de tres libros de poesía, The Testament Word, sangre y Andanzas, publicado por Editions L’Harmattan. Ha colaborado en numerosas antologías, Mauricio y en el extranjero. También escribió un guión de BD, los ojos de los demás, que se publicó en el trabajo colectivo, Visiones de África (Harmattan). Es uno de los fundadores de los miembros de Mauricio Bar Point poesía revista, una revista Cruz y plural publica dos poetas Mauricio poetas de todo el mundo.Él es miembro del Centro Nacional del Libro (CNL), que le permitió, en una residencia de Francophonies Festival autor en Limousin, terminado de escribir su primera novela Diario . la loca viejaentrevista del autor: mauricianite@gmail.com

Escritor y poeta mauriciano nacido en Réduit. Fue iniciado por su madre en la devoción bibliófila desde temprana edad. En el intervalo de sus estudios en Londres conoció a escritores de la talla de Anita Desai, Césaire, Lautréamont, Rumi o Edward Said y la lectura de Baudelaire le instó a componer poemas, siendo publicados los primeros, con el apoyo y acicate del vate Assonne Sedley, en el año 1998 en las páginas del diario mauriciano L’Express. Un año más tarde algunas de sus composiciones líricas figurarían en la Antología de los nuevos poetas de Mauricio, pero sería definitivo el impulso dado a su carrera por la editorial Harmattan desde el año 2003. Entre sus obras cabe citar los poemarios El testamento de la palabra (Parole Testament, 2003), prologado por Ananda Devi, y Sangre (Sang, 2004), una alegoría de percepción mística de sutil belleza y la novela Diario de una loca (Le Journal d’une vieille folle, 2012).

Umar Timol vive en la Isla Mauricio, donde nació en 1970. Estudió en la universidad de John Kennedy en Beau Bassin, a continuación, en el University College de Londres. Con el apoyo del poeta Assonne Sedley, Umar Timol publicó sus primeros poemas en 1998 en las páginas culturales del diario de Mauricio expreso . A continuación, se contribuye a la Antología de la nueva poesía de Mauricio , una colección de 1999, que reúne los textos de cinco poetas jóvenes de Mauricio. Él se publica regularmente por la revista de poesía Point Bar , que trabaja. En 2003, L’Harmattan, Poetas en la colección de los cinco continentes, publica su Testamento Word , con un prefacio Ananda Devi. Por la misma editorial, publicó un poema de inspiración mística, Blood(2004) y la colección Andanzas (2008).
Pasa su residencia en Limoges a escribir una novela, Diario de un viejo loco y participa con Yusuf Kadel, por escrito “Strands Feather” taller Faux la Montagne.




Sangre 

Eres bella. Y estoy loco.

Cuerpo de piedra. Cuerpo de sol. Cuerpo solo. Lechosidad del verano. Caída salvaje por el escote. Eres mi carne de marfil. Estrella negra. Mi provincia de obsceno deseo. Me sellas en paredes bajo la cúpula de las lamentaciones. Mi permitida suculencia. Mi amante. Mi capricho de los sentidos. Mi tiránico ser luna. Mi princesa poseída. Mi filigrana de sudor, mi ídolo envuelto en seda. Y espinas.

Obra de fuego y sangre. Tus labios que encierran, casan y tachan mi piel. Sécame. Soy un desierto. Azótame. Soy un esclavo. Hazme tu vasallo. Soy tu objeto. Tu baratija. Subo en pliegues hasta tu cuello. Abro los secretos de tu vientre. Tus dunas celestes. Tu vello, un ramillete de llamas. Tus ojos, un huracán de arena. Corto tu lengua hinchada y sacio mi sed. Es una oblea sagrada para esa infiel, mi boca. Un cáliz para mi boca herética.

Renuncio a todo deber. Razón. Soy un adorador en lugares de exceso. Soy un mendigo en el umbral de tu taberna. Sacio mi sed alucinando en tus manantiales. Con opio y vino. Huelo tus opiáceas fragancias. Muerdo tus embriagantes incisiones y grietas.

Soy el harapiento que lava tus pies con besos. Quiero beber. Y volver a beber. Y beber. Y luego disolverme, chupado por pequeñas células de embriaguez.

Soy amante del amor. El de la lana. El que está en ropa de barro y suciedad.

El que se postra a través de tu cuerpo. Soy el lugar de veneración. El lugar de oración.

El que a la primera luz de tu velo recita los silencios de tus ojos. El que recolecta trenzas de sangre en tu mausoleo.

Y tú eres mi libro sagrado. Mi poema.

Y yo, un poeta loco mendigando el significado de tu verbo. Y yo, un poeta loco hurtando palabras.

Poeta loco embolsillando sus gestos de obediencia. Poeta loco que declara un lenguaje transmutado.

Palabras de encantamiento para celebrar y crearte. Palabras más allá de palabras para amarte.

Y tú, mi fértil, mi indecorosa. La que me purga de mi cansancio. Que mengua mis defectos y resentimientos. Que reúne éxtasis y dolor.

Y tu néctar impregna mis sueños más imperturbables. Tu néctar satura mis contriciones nocturnas.

Eres una fiesta que concluyo, una celebración que corrompe.

Y saboreo tu garganta blanca. Respiro tus aromas de especias, decanto tus gotas hinchadas de savia.

Y tú, mi vanidad. Mi lujuriosa. Mi virgen desvergonzada.

Entrecruzas mares vengativos, calles fétidas. Entrecruzas mi carcasa codiciosa y mis delicias aterrorizadas. Mientras mi saliva mancilla tus labios todavía. Mientras licores de gozo se secan en hilos cosiendo tu piel agrietada.

Eres mujer y la hambrienta oscuridad arruga las tumbas. Eres mujer y el cielo exuda escamas de piedra.

Eres mujer y el océano se seca hasta el desierto y la tierra se descalcifica. Eres mujer y los animales tiritan signos apocalípticos.

Y eres bella. Mi gacela opalina. Agua que llueve entre mis pestañas. Suspiros que acarician mis sueños hasta el terciopelo. Azafrán para ungir la superficie de mis cicatrices.

Y eres bella. Mi suave. Mi tierna. Tu rostro, aurora brillante. Nebulosa azul. Collar de polvo de estrellas. Collar de promesas sin fin.

Y eres bella. Mi tesoro escondido. Ola de diamantes. Trenzas de perlas. Lienzo de rubíes. Soy el orfebre de tus encantos. De tu ocio.

Y eres bella. Mujer-isla. Isla-mujer. Revoco mis otras partes, tomo juramento de habitante de mi isla. Soy un faro construido en tu ombligo. Enciendo los cánticos de tu exuberancia.

Y quiero aún por muchos años gatear como un animal a través de tu mortaja. Y remendarla con mi sangre. Y dormirme mezclado con mi refugio - con tu cuerpo sin sangre.

Y oscurezco mis ojos con las cenizas de mi luna negra. Y niego los distorsionados dramas frívolos de lo fugaz. Y mi carne de sujeto cegado se entrega a las obsesiones y a los prejuicios de tu culto.

Y soy un cuerpo-instrumento. Un cuerpo-tambor. Un cuerpo-ravane.

Y me das ritmo en los surcos de tus labios. Y me escindes sobre tu crucifijo.

Y eres un espejo.

Y acentúas la migración de las estrellas. Y coronas soles en la nieve.

Eres un espejo. Chupas el carmesí de los venenosos rojos del mal.

Eres un espejo. Profundo en tu cristal me desarraigo para ser tú.

Eres un espejo. Y te rompo.

Tus fracturas acuchillan mis venas. Mucho después de yo haber muerto mi sangre recogerá tu aliento sobre las explanadas de la locura.

Y soy polvo rodeando un nicho al blanco vivo.

El corazón del mundo.

Y corté las cabezas de aquellos fieles e impíos que se revuelcan a tus pies pero no pueden desenterrar las alquimias del amor.

Y voy a la deriva en mi frágil barca con las almas de los desterrados y los débiles.

Y le doy de comer al tullido. Canto de infamia con leprosos. Y mi cuerpo es un refugio para el perro sarnoso. Mi cuerpo, armadura para el vagabundo. Mi cuerpo, pozo para el llanto de la mujer caída.

Y en lugar de su morada, que es mi morada, converso con los locos.

Y nuestros labios ensangrentados danzan palabras inspiradas recitando versos del libro del amor.

Y eres bella. Mi hada negra. Mi herida negra. Y quiero agotar pupilas negras excavando verbos dentro de mi piel. Y cincelar un sueño de ébano. Pelar la corteza de este sueño de ébano.

Extraigo su esencia y desenredo todos tus extraños excesos.

Y canto tu nombre mientras la nada me engulle, invoco tu nombre cuando la guerra arroja cuerpos de niños muertos.

E imploro tu nombre cuando mis lágrimas se borran y ya no quiero ni puedo llorar.

Y espero.

Por la savia negra que corre como nervios entre tu carne redondeada. Por la savia negra que entinta tu cabello.

Y espero.

Por la savia negra que puebla tu piel. Por la savia negra que hincha tu rabia.

Deja que se entierre en mí, empálame. Deja que me abandone como forraje a la muchedumbre rencorosa de payasos.

Porque soy nada.

Y quiero morir.

Y espero destellos que predicen mi sacrificio.

Amigos míos, afilen sus sables.

Porque no reconozco ni vida ni muerte.

Porque morir es renacer en ti. Es ser tú.

Y eres bella. La más bella.

Y viajo más allá de los límites del tiempo.

Soy el amante de todos tus lugares. ¿Dónde has estado y dónde estarás?

Soy un padre y te he conjurado en mi imaginación. Soy una madre y te he dado forma. Soy tu primera sonrisa y tu primer trago de leche.

Soy las extensiones de tierra que has pisado. Y los cielos que has abandonado. Soy tus manos desplegadas en la hora de la oración. Y tus manos anudadas en la hora del dolor.

Soy los mares hinchados que has acariciado. Y los tumultos furiosos que has calmado.

Soy las letras que cincelan tu nombre. Y el libro sagrado que contiene el secreto de nuestras conjugaciones.

Soy las manos que mecerán tu último aliento. Y las manos que te acariciarán hasta dormir entre tu tumba.

Y te amo.

Y un solo átomo de tu amor puede satisfacer mi hambre. Y hacerme resplandecer.

Un solo átomo de tu amor amputa toda mi fealdad. Y me purga de mi podredumbre.

Un solo átomo de tu amor y me olvido de mí mismo.

Y pienso sólo en ti.

Un solo átomo de tu amor y soy beatificado. Soy el elegido.

Y te amo.

Y estás en todas las cosas.

Eres el sol desatando las ligaduras de la oscuridad. El sol que lanza su resplandor escarlata a través de la indolencia de los océanos.

Eres las lágrimas que brotan por las costuras del alba.

Las lágrimas que celebran secesiones del anochecer. Las lágrimas que arrasan cabalgatas de lunas.

Y estás en todas las cosas.

Eres las almas bajo asalto. Y los monstruos que nos atacan.

Y las hachas que preservan nuestras miradas.

Eres los vagabundos del amor mientras tendemos nuestros odios irreparables.

Eres la última nieve que permanece y las ráfagas de fuego que tamizan las cenizas de mis noches.

Y te amo.

Y soy un hombre solo postrado en el desierto.

Y ayuno.

Y apedreo espectros que vienen de otros lugares.

Y ayuno.

Mi cuerpo cercado es una herida, una grieta.

Una piel vacía y una morada para tus maravillas.

Tú.

Y eres bella.

Y veo infierno y cielo entrelazados en tus ojos de ámbar y en tu cuerpo lechoso.

Y no deseo misericordia ni condenación, sino tu amor.

Tu amor solo.

Y te amo.

Exilo mi propio corazón para ser tu corazón.

Me arranco de mí mismo para vivir en ti.

Concédeme la extinción.

Traducción de León Blanco con la colaboración de G. Leogena






Diario de una loca (fragmento)

”Soy un cliché.
Un cliché extravagante que vive aquí desde hace casi una treintena de años, escuchando con la precisión de un reloj las mismas preguntas y haciendo los mismos comentarios. ¿Así que vienes de allí? ¿Por qué vives aquí si tu isla es tan maravillosa? Acabo de soñar con ir allí y relajarme bajo los rayos del sol tropical, permítame que le diga, señora, que usted tiene el encanto y la amabilidad de la gente de allá. Agradable y encantadora. Yo soy extranjero, vengo de otro lugar, pero soy mucho menos diferente de lo que puedas imaginar y perezco en medio de las mismas heces que supuran tus abortados sueños. Luego estarían las víctimas-clichés, por lo general tras unas cuantas copas de licor, de mirada avergonzada, tez grana, sin tener conciencia plena de lo que están elucubrando, o quizás sea esa la manera de dejar que emerja aquello que realmente estamos cavilando. Eso sí, allí, con las palmas de coco, los indígenas deben ser plenamente dichosos, ocupados en fiestas. Es la legendaria isla de la pereza, del clima indolente que te impele a descansar, dormir y soñar, aunque, gracia a Dios, logramos civilizarlos. Encantadora y agradable. Guardo silencio, porque hace mucho tiempo que sólo rozo la superficie de las personas y de las cosas y para mí carece de importancia todo lo que digas o pienses.
No me importa lo más mínimo.
Soy un cliché, porque pertenezco a la clase media inferior. Vivo en un pequeño apartamento de mala muerte en las afueras de la ciudad. No hay necesidad de describirlo. Sólo tienes que saber que se respira el hedor de la mediocridad. No soy rica ni pobre, ni bella ni fea, ni inteligente ni estúpida. No soy nada.
Pero nadie querría decir eso. Vivimos en una era positiva. Hay que ser positivo. El mundo está en mal estado. Tenemos suficientes bombas para hacer expedito el camino hasta el infierno, pero debemos ser positivos. Soy positivo. Estoy seguro.
Soy un cliché. Porque soy una mujer vieja y se espera que la anciana sepa cómo comportarse en sociedad. Necesitas velar por ti misma. Por ejemplo, no puedes estar muerta de miedo ante la ominosa perspectiva de la muerte. No puedes decir que no tienes ningún deseo de jugar con tus nietos. De todos modos, yo no tengo ninguno. Encoges y te vuelves prescindible, como un orinal. Perdón por mi mala educación. Digamos que como un florero del que nos gustaría deshacernos pero no podemos por nostalgia. Allá en mi isla nos gustan las personas mayores, sobre todo cuando tienen suficiente tierra para alimentar a varias generaciones de herederos. En los países civilizados enviamos a los ancianos a lo que modestamente se llama una casa de retiro: extraño pudor cuando todos sabemos que pasan sus días entre heces y orines. ”

FUENTE: http://www.epdlp.com






Aforismos. Poesía para gente con prisa

” El desbordamiento de la lucidez es el germen del suicidio o de la esperanza.
La arrogancia es un mal menos dañino que el complejo de inferioridad.
La depresión es el voto de castidad de los sentidos.
La pasión por la vida es tan necesaria como la muerte.
La más bella verdad del suicidio es hacer inevitable lo inmediato.
La amistad amorosa es una mentira que nos envuelve en llamas.
La depresión en momentos de lucidez es el estado natural del hombre. Son los psiquiatras los perturbados.
La belleza es una combinación de azar y suerte.
El remordimiento es una elongación del corazón.
Para la estulticia congénita del cerebro se recomienda la donación.
Cada poema es un intento fallido de suicidio.
El sexo es la falsía del amor.
Nos encanta todo tipo de géneros musicales, pero debemos cuidar especialmente las alabanzas. ”





El monólogo del asesino (fragmento)

”Evidentemente, no me crees. No puedes dejar de reír. Me dices que no soy serio. Tal vez te haya tratado como un idiota, pero, ¿he pedido tu opinión? ¿Te he preguntado algo?
¿Sé yo lo que dicen de mí? Por supuesto. Soy un pobre anciano que jamás hizo nada en su vida y que persevera en esa actitud. Soy un perdedor, desde hace cuarenta años languidezco en un piso de dos habitaciones, tengo un rostro que asustaría incluso a un vampiro, tengo un vientre lleno de aire caliente. Nunca me casé, no tengo descendencia y trato de tomarme la vida con calma mientras los demás se angustian.
¿Qué piensas? ¿Crees que un imbécil no puede ser un asesino a sueldo? Estoy diciendo tonterías. Me veo a mí mismo como un perdedor, un hombre sin principios, sin moral, un asesino.
¿Debería darte la razón? Bueno, quizás no estés totalmente equivocado. De hecho, tengo la reputación de ser uno de los mejores. Con los años mis habilidades se han perfeccionado. Incluso podría decirse que soy un maestro. No un gran maestro, pero sí alguien que sabe lo que se trae entre manos, con experiencia, alguien en quien poder confiar. El secreto de mi éxito, si puede decirse así, es que no soy codicioso o sádico. Mi precio es más que razonable y me limito a matar. No soy como esos subnormales que disfrutan torturando a la víctima antes de acabar con ellos. Ya que es de mi incumbencia digamos que yo golpeo de una manera diferente, metódica, precisa y limpia. Podría decirse incluso que amorosa. Trabajo en el silencio de la noche, con serenidad. Si no es eso amor, ¿qué lo es? Él o ella mueren en medio del sueño, sin tiempo material para hacer pregunta alguna o lamentarse, pensando en su amante o en la inutilidad de sus ruinosas vidas. Intervengo como la mano del Divino Hacedor y los envío a la paz eterna.
¿Qué me llevó a este negocio? Oye, parece que te estás empezando a poner nervioso. ¿Te sonrojas? No lo esperabas, ¿verdad? Al ver a este viejo, pensaste que podrías hacer algo de tarea social, lo cual nunca hace daño. ¿Y qué has descubierto? Dime lo que has descubierto. No puedo oírte. Más alto. Estás descubriendo que tengo cara de gilipollas, pero que mi corazón es de piedra. Así que ya ves que las apariencias pueden ser engañosas. Rasca la superficie y quizás veas cómo el monstruo emerge ante ti como una droga. ”





Blood 

You are beautiful. And I am mad.

Body of stone. Body of sun. Body alone. Summer milkiness. Neckline’s wild plunge. You are my ivory flesh. Black star. My province of obscene desire. You seal me up in walls beneath the dome of lamentations. My permitted succulence. My mistress. My connivance of the senses. My tyrannical moon-being. My possessed princess. My filigree of sweat, my idol wrapped in silk. And thorns.

Work of fire and blood. Your circling lips marry and notch my skin. Dry me. I am a desert. Whip me. I am a slave. Make me your vassal. I am your thing. Your trinket. I pleat up your nape. I open out your belly’s secrets. Your celestial dunes. Your hair is a sheaf of flames. Your eyes a hurricane of sand. I slit your swollen tongue and quench my thirst. It is a sacred wafer for that infidel, my mouth. It is a chalice for my mouth, heretical.

I renounce all duty. Reason. I am a worshipper in places of excess. I am a beggar at the threshold of your tavern. I quench my thirst hallucinating at your springs. With opium and wine. I sniff your opiate fragrances. I bite your intoxicating nicks and cracks.

I am the one in rags who bathes your feet with kisses. I want to drink. And drink again. And drink. And then dissolve, sucked up by the small cells of drunkenness.

I am love’s lover. The one in wool. The one in clothes of mud and grime.

The one who prostrates himself across your body. I am the place of veneration. The place of prayer.

The one who at your veil’s first light recites your eyes’ silences. The one who gleans braids of blood on your mausoleum.

And you are my sacred book. My poem.

And I am a mad poet begging for the meaning of your verb. And I am a mad poet stealing words.

Mad poet pocketing his gestures of obedience. Mad poet who declares a transmuted language.

Words of incantation to celebrate and create you. Words beyond words to love you.

And you are my fertile one, my indecorous one. The one who purges me of all my weariness. Who ebbs away my faults and my resentments. Who brings together ecstasy and pain.

And your nectar permeates my most unruffled dreams. Your nectar saturates my night repentances.

You are a feast I break, a celebration which corrupts.

And I savour your white throat. I breathe your spicy scents, decant your swelling beads of sap.

And you are my vanity. My lustful one. My shameless virgin.

You criss-cross the vengeful seas, the fetid streets. You criss-cross my greedy carcass and my terrified delights. While my saliva still besmears your lips. And while the liquors of enjoyment dry to threads stitching your fissured skin.

You are a woman and the hungry dark crumples the graves. You are a woman and the sky exudes flakes of stone.

You are a woman and the ocean dries to desert and the earth decalcifies. You are a woman and the animals are shivering apocalyptic signs.

And you are beautiful. My opaline gazelle. The water that rains down between my lashes. Sighs which stroke my dreams to velvet. Saffron to dress the surface of my scars.

And you are beautiful. My gentle one. My yielding one. Your face a shining dawn. Blue nebula. A necklace of the dust of stars. Necklace of endless promises.

And you are beautiful. My hidden treasure. Ripple of diamonds. Tresses of pearls. Canvas of rubies. I am the silversmith of your enchantments. Of your idleness.

And you are beautiful. A woman-island. Island-woman. I revoke my elsewheres, take my island-dweller’s oath. I am a lighthouse built on your belly-button. I light up the canticles of your luxuriance.

And I still want for years to come to crawl like an animal across your shroud. And patch it with my blood. And go to sleep co-mingled with my refuge – with your bloodless body.

And I black my eyes with the ashes of my black moon. And I disclaim the frivolous distorted dramas of the fleeting. And my blinded subject flesh gives itself up to the obsessions and the prejudices of your cult.

And I am a body-instrument. A body-tabla. A body-ravane.

And you give me rhythm in the furrows of your lips. And you excise me on your crucifix.

And you are a mirror.

And you inflect the migration of the stars. And wreath the suns in snow.

You are a mirror. You suck the crimson out of evil’s poisonous reds.

You are a mirror. Deep in your glass I uproot myself in order to be you.

You are a mirror. And I shatter you.

Your fractures slice my veins. Long after I have died my blood will collect your breath on madness’s esplanades.

And I am dust circling a white-hot niche.

The world’s heart.

And I cut off the heads of those – faithful and unbelievers – who wallow at your feet but who cannot unearth the alchemies of love.

And I drift about in my fragile boat with the souls of the outlawed and the weak.

And I give the lame to eat. I sing of infamy with lepers. And my body is a shelter for the mangy dog. And my body is a suit of armour for the tramp. My body is a well for the fallen woman’s weeping.

And in their dwelling-place which is my dwelling-place I converse with madmen.

And our bloody lips are dancing inspired words reciting verses from the book of love.

And you are beautiful. My black fairy. My black wound. And I want to exhaust black pupils excavating verbs inside my skin. And chisel an ebony dream. To strip the bark from this ebony dream.

Extract its essence and unravel all your strange excesses.

And I chant your name as nothingness engulfs me I invoke your name when war throws up the bodies of dead children.

And I implore your name when my tears are wiped away and I no longer want to, can no longer cry.

And I am in waiting.

For the black sap that runs like nerves within your rounded flesh. For the black sap which inks in your hair.

And I am in waiting.

For the black sap which populates your skin. For the black sap which swells your rage.

Let it cut into me, impale me. Let it abandon me as fodder for the spiteful crowd of clowns.

For I am nothing.

And I want to die.

And I watch for glimmers which foretell my sacrifice.

My friends, sharpen your sabres.

For I do not recognise either death or life.

For to die is to be reborn in you. It is to be you.

And you are beautiful. You are the most beautiful.

And I am travelling beyond the bounds of time.

I am the lover of all your places. Where you have been and where you will be.

I am a father and I have conjured you in my imagination. I am a mother and I have fashioned you. I am your first smile and your first gulp of milk.

I am the tracts of land which you have trampled. And the skies you have deserted. I am your hands unfolded at the hour of prayer. And your hands knotted at the hour of pain.

I am the swelling seas you have caressed. And the raging tumults you have calmed.

I am the letters that chisel your first name. And the sacred book which holds the secret of our conjugations.

I am the hands that will rock your final breath. And the hands that will stroke you to sleep inside your tomb.

And I love you.

And a single atom of your love can satisfy my hunger. And makes me shine.

A single atom of your love amputates all my unsightliness. And purges me of my rottenness.

A single atom of your love and I forget myself.

And I think of you alone.

A single atom of your love and I am beatified. I am the chosen one.

And I love you.

And you are in all things.

You are the sun untying the restraints of dark. The sun that casts its scarlet glow across the oceans’ indolence.

You are the tears that burst across the seams of dawn.

The tears that celebrate secessions of the dusk. The tears that mow down cavalcades of moons.

And you are in all things.

You are the souls under assault. And the monsters that attack us.

And the axes that embalm our eyes.

You are love’s transients as we lay down our irreparable hates.

You are the last remaining snow and bursts of fire that sift the ashes of my nights.

And I love you.

And I am a man alone prostrated in the desert.

And I fast.

And I stone the spectres come from other places.

And I fast.

My encircled body is a wound, a crevasse.

An empty skin and dwelling-place for your amazements.

You.

And you are beautiful.

And I see hell and heaven intertwined in your amber eyes and in your filmy body.

And I desire neither mercy nor damnation but your love.

Your love alone.

And I love you.

I banish my own heart so I can be your heart.

I tear me from myself so I may live in you.

Grant me extinction.

Translated by Susan Wicks










MARTÍN ALONSO PEDRAZ [14.710]

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Martín Alonso Pedraz

(Valdunciel, Salamanca, 1903 - Madrid, 1986) fue un filólogo, lexicógrafo, gramático, periodista y poeta español.

Estudió filosofía y letras en la Universidad de Salamanca, siendo alumno de Miguel de Unamuno. Como periodista claboró en La Nación de Buenos Aires y también en ABC y Ya de Madrid. Casado con Blanca Jiménez Tur.

Participó en su día en la redacción del tercer volumen del Diccionario histórico de la lengua española. Fue un incansable viajero, de lo que hay huellas en su obra periodísticia y poética. Se editaron dos volúmenes de su obra literaria (Madrid, Aguilar, 1977) que contienen, entre otros, los poemarios Piedras de Romancero. Poemas de Castilla compuestos en la ciudad sitiada de Madrid, años de 1937 y 1938 (Madrid: Renacer, 1939); Rumor de boda, libro de la novia (Barcelona: Ayma, 1942); Amor ronda la casa (Madrid: Aguilar, 1953); Raíces y alas (1956-1957), primer Premio Nacional de Poesía de 1941. (Madrid: Aguilar, 1958), y, entre los ensayos, Nosotros los escritores. Mi encuentro con la verdad. Estilo y técnica. Tercera frontera del idioma. Breve poética, pero no el Libro del buen andar. Prosas castellanas de romería (Madrid: Editora Nacional, 1942). En la actualidad existe una fundación a su nombre y al de su esposa en Salamanca. Fue galardonado con la medalla de oro al mérito por la Real Academia Española. Participó, también en el tercer volumen del Diccionario Histórico que prepara la Real Academia, y que hasta hoy no ha podido terminar su redacción.

Entre sus obras filológicas, cabe destacar Ciencia del lenguaje y arte del estilo (Madrid, Aguilar 1947, corregido y ampliado en hasta doce reediciones y todavía reimpreso; incluye actividad y técnica literarias, arte de escribir y hablar, edición literaria, preceptiva, lengua española y retórica y ejercicios prácticos); Evolución sintáctica del español moderno (Madrid: Aguilar Ediciones, 1962; 2.ª ed. 1964); Gramática del español contemporáneo (El lenguaje del hombre de hoy actualizado con autoridades de escritores de nuestra época, españoles e hispanoamericanos) (Madrid: Guadarrama, 1968); Literatura universal y espanola (Madrid, Compañía Bibliográfica Española, 1955) y, en tres volúmenes, una Enciclopedia del idioma -Diccionario histórico y moderno de la lengua española (siglos XII al XX). Etimológico, Tecnológico, Regional e Hispanoamericano- (Aguilar, Madrid, 1958) que explica el significado y evolución de cada palabra y cada acepción por siglos, con las autoridad de más de 1.500 autores medievales, renacentistas, modernos y contemporáneos, la comprobación de sesenta diccionarios preacadémicos, del célebre Diccionario de Autoridades de 1726 (6 vols.), de las dieciocho ediciones del Diccionario Académico (1780 a 1956) y de más de quinientos diccionarios y glosarios de especialidades. Redacción análisis y ortografía (Madrid: Aguilar, 1962); Diccionario ortográfico. Explicación de 13.000 palabras: frases, modismos extranjeros, nombres personales y geográficos de difícil ortografía. (Madrid: Aguilar, 1963) Español para extranjeros: conversación, traducción, correspondencia, vocabulario en siete idiomas, guía (Madrid: Aguilar, 1968). Historia de la literatura mundial. Vol. I : Mundo antiguo, medieval y renacentista. Vol. II: Mundo neoclásico, romántico y contemporáneo. (Madrid: Editorial Edaf, 1969). Tercera frontera del idioma. (San Juan de Puerto Rico, Editorial Club de la Prensa, 1969). Diccionario Del Español Moderno (Madrid: Aguilar, 1972). Segundo estilo de Bécquer. Ensayo biocrítico del poeta y de su época (Madrid, 1972). Diccionario Medieval Español. Desde las Glosas Emilianenses y Silenses (x. X) hasta el siglo XV. 2 Tomos. Tomo I: A - C. Tomo 2: CH - Z. (Salamanca: Universidad Pontificia de Salamanca, 1986)

Obras

Obra Literaria (Madrid, Aguilar, 1977), 2 vols.

Poesía

Piedras de Romancero. Poemas de Castilla compuestos en la ciudad sitiada de Madrid, años de 1937 y 1938 (Madrid: Renacer, 1939)
Rumor de Boda, libro de la novia (Barcelona: Ayma, 1942)
Amor ronda la casa (Madrid: Aguilar, 1953)
Raíces y alas. (1956-1957), primer Premio Nacional de Poesía de 1941. (Madrid: Aguilar, 1958)

Ensayos

Nosotros los escritores
Mi encuentro con la verdad
Estilo y técnica
Breve poética
Tercera frontera del idioma. (San Juan de Puerto Rico, Editorial Club de la Prensa, 1969).
Libro del buen andar. Prosas castellanas de romería (Madrid: Editora Nacional, 1942).
Segundo estilo de Bécquer. Ensayo biocrítico del poeta y de su época (Madrid, 1972).

Filología

Ciencia del lenguaje y arte del estilo (Madrid: Aguilar, 1947, corregido y ampliado en hasta doce reediciones y todavía reimpreso)
Evolución sintáctica del español moderno (Madrid: Aguilar, 1962; 2ª ed., 1964)
Gramática del español contemporáneo (El lenguaje del hombre de hoy actualizado con autoridades de escritores de nuestra época, españoles e hispanoamericanos) (Madrid: Guadarrama, 1968)
Literatura universal y española (Madrid: Compañía Bibliográfica Española, 1955)
Redacción, análisis y ortografía (Madrid: Aguilar, 1962)
Español para extranjeros: conversación, traducción, correspondencia, vocabulario en siete idiomas, guía (Madrid: Aguilar, 1968).
Historia de la literatura mundial. Vol. I : Mundo antiguo, medieval y renacentista. Vol. II: Mundo neoclásico, romántico y contemporáneo. (Madrid: Edaf, 1969).
Antología y comentario de textos literarios, 1961.
Manual de lengua española; segundo año de bachillerato, 1959.
Claves literarias, Buenos Aires: Fondo Editorial Bonaerense, 1984.
Literatura Universal y Española, 1955.
Compendio de lengua y literatura [siglo XII al XVI] tercer año 1955.
Curso elemental de lengua española; primer año de bachillerato (plan 1957), 1958.

Diccionarios

Diccionario del español moderno (Madrid: Aguilar, 1972).
Enciclopedia del idioma -Diccionario histórico y moderno de la lengua española (siglos XII al XX). Etimológico, tecnológico, regional e hispanoamericano (Aguilar, Madrid, 1958), 3 vols.
Diccionario medieval español. Desde las glosas emilianenses y silenses (x. X) hasta el siglo XV. 2 Tomos. Tomo I: A - C. Tomo 2: CH - Z. (Salamanca: Universidad Pontificia de Salamanca, 1986)
Diccionario ortográfico. Explicación de 13.000 palabras: frases, modismos extranjeros, nombres personales y geográficos de difícil ortografía. (Madrid: Aguilar, 1963)
Diccionario de sinónimos explicados: matización, aclaración, o antónimos y frases. (Madrid: EDAF, 1984)






EL SALMO DEL ESPEJO

Alábete el espejo que se irisa
con sus labios rociados de alborada.
Alábete en el fiel de tu mirada
y en el ámbar de amor de tu sonrisa.

Alábete a la luz de su quimera,
bruñido en el bisel de tu desvelo.
Alábete por limpia de recelo
en tus trenzas en flor de primavera.

Alábete el espejo que se asoma
y se rinde al balcón de tus codicias:
tornasol que recoge en sus caricias
risas y besos y volar de aroma.








QU YUAN [14.711] Poeta de China

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Qu Yuan

Qu Yuan (chino: 屈原, pinyin: Qū Yuán, Wade-Giles: Ch'ü Yüan, c. 340 a. C. - 278 a. C.)1 2 3 fue un poeta chino del sur del Estado de Chu durante el periodo de los Reinos Combatientes. Su obra se encuentra principalmente recopilada en una antología poética denominada Elegías de Chu.Fue el primer poeta chino importante en la historia de la literatura del país.

Nacido en una familia de linaje noble, contó con la confianza del rey de Chu en los primeros años de su carrera y ocupó el cargo de ministro y luego el del zoutu (viceprimer ministro). Sin embargo, sus ideas políticas, su capacidad y su empeño en una rigurosa aplicación de las leyes chocó con las fuerzas conservadoras de la nobleza. Debido a las intrigas de éstas, Qu Yuan cayó en desgracia del rey y más tarde fue desterrados dos veces a lejanas tierras salvajes4 , donde escribió la mayoría de sus obras. En 278 a.C., viendo que el reino iba a ser conquistado por tropas de Qin y él no podía hacer nada para impedirlo, cayó en profunda desesperación y se suicidó arrojándose al río Miluo, de la actual provincia de Hunan. Se cuenta que al enterarse de la noticia, la gente se congregó en barcas en el río tocando gongs y tambores para espantar a los peces y lanzó tamales al agua para que éstos, hartos de comerlos, no tocaran el cuerpo del poeta. Así fue el origen de una fiesta tradicional china, la de la Barca del Dragón Fiesta de Duan Wu (端午节/端午節), que se celebra todos los años el día cinco de mayo, según el calendario lunar.


EL LAMENTO POR LA SEPARACIÓN DE QU YUAN

Casi todo el mundo ha oído hablar de los guerreros de terracota de Xian encontrados en la tumba del primer emperador de China. Este ejército compuesto por cerca de 8.000 figuras a tamaño natural es tan sorprendente que cualquiera pensaría que la historia de China comienza en la época en la que se construyó este mausoleo para el emperador Qin Shihuang. Es cierto es que durante su reinado el territorio se unificó y se inició lo que hoy entendemos por China. Pero, antes de que sucediera, ya habían ocurrido muchas de las cosas que los chinos consideran más importantes de su historia. Por poner un ejemplo, los filósofos más influyentes y conocidos, Konfuzi (Confucio), Laozi y Zhuangzi., llevaban bastante tiempo enterrados antes de la llegada al trono del emperador Qin.

Pero no quiero entretener al lector con un preámbulo demasiado largo, así que situémonos en el año 278 antes de nuestra era. Faltaban cerca de sesenta años para la unificación definitiva: los reinos chinos estaban en lucha y ese año el Reino de Chu desapareció para formar parte de Qin. En aquel momento, el poeta Qu Yuan se arrojó al río Miliu y desapareció para siempre.

Qu Yuan es el primer poeta conocido por su propio nombre de China. Es uno de los autores que aparecen en la antología de poemas Chu ci conocida como “Los cantos del Sur”. Al hablar de este libro, los historiadores de la época Han (dinastía inmediatamente posterior a la Qin) describen a más de cien poetas y más de mil composiciones, si bien, lo que se ha conservado son cincuenta y ocho poemas cortos y seis poemas largos y sólo son conocidos unos cuantos autores.

Dentro de la antología, uno de los poemas más célebres de Qu Yuan es el Lisao traducido como “Encuentro con el sufrimiento” o, mejor,“Lamento por la separación”. El poema tiene que ver con la caída del reino de Chu, aunque más que una descripción auténtica, lo que parece es una premonición. Enseguida vamos a entender por qué.

En “Lamento por la separación” se cuenta la historia de un poeta que es enviado al exilio y que decide suicidarse ante la desesperación que le produce la vergüenza y la impotencia de estar alejado de la corte. Todo parece indicar que Qu Yuan hablaba de sí mismo, ya que fue condenado al ostracismo en dos ocasiones. Durante la primera vez, escribió el poema mencionado, que resultó tan conmovedor que el rey se compadeció y le permitió volver a su lado. En su segundo exilio, Qu Yuan se quitó la vida tirándose al río Miliu. El suicidio del poeta creó tan conmoción que actualmente en China se conmemora su muerte con una fiesta en la que las gentes salen en barca y echan comida a los ríos porque se dice que eso hicieron los contemporáneos de Qu Yuan para evitar que los peces se comieran el cuerpo del poeta.

El crítico Xie Liu, que escribió en el siglo quinto la poética El corazón de la literatura y el cincelado de dragones califica el poema de Saojing, lo que significa que lo eleva a jing es decir a clásico esta composición. Se debe advertir al lector que este término se usa para los clásicos confucianos, como el Shijing, que es el primer libro de poesía de la antigüedad china.

Después de este pequeño comentario, dejo al lector con algunos fragmentos del Lisao en los que se muestra la pena de Qu Yuan y el triste descubrimiento de que puede no servir para nada ser un buen consejero. Es bastante significativo que el poeta llegue a esta conclusión ya que según la doctrina confuciana la virtud del buen gobernador significa tener el Mandato del cielo (Tianming), es decir, el cielo (Tian) permite a los reyes gobernar si ejercen de forma acertada el poder.



“De la semilla del soberano Gaoyang,
mi augusto padre se llamaba Boyong.
[La constelación] Sheti iluminaba la primera luna del año
el día gengyin en que nací.


Mi padre observó y calculó el momento de mi nacimiento,
consultó el oráculo y eligió para mí un nombre fasto.
El nombre que me dio fue “Modelo de Rectitud”,
y el nombre social “Equilibrio divino”.


A la belleza interior que me había sido otorgada,
añadí el adorno exterior.
Me cubrí con celinda y aromática angélica,
trencé orquídeas de otoño para mi cinturón.
Impetuoso, me lancé en persecución ansiosa,
pues temía que el tiempo, corriendo, me sobrepasara.
Por la mañana recogía magnolias en la falda de la montaña,
por la tarde, juncias en el cañaveral.
Días y meses proseguían su curso sin descanso,
primaveras y otoños se sucedían.
Y entonces vi hierbas y árboles marchitarse,
y temí que también los dignos se sumieran en la oscuridad. […]”
(versos 1-20)


“Las camarillas se abandonan a los placeres,
su camino es sombrío y los conduce a la perdición.
¿Y yo? ¿Acaso me asusta el peligro?
Mi sólo temor es el daño al carro imperial.
Me apresuro para adelantarlo,
para guiarlo por las huellas de los antiguos reyes.
Mas Aquel que es Aroma no vio la lealtad en mí,
prestó oído a calumnias, se enfureció. […]”
(versos 33-40)


“Enfermo y triste, estoy perdido;
estoy solo en el límite de la miseria en este tiempo.
Más me vale morir de pronto y diluirme en la nada,
no soportaría imitar su conducta.
El águila no vive con otras aves.
Ha sido así desde antiguo […]”
(versos 93-98)


“Uncí dragones de jade a un carro de fénix;
esperé un instante al viento para seguir su estela.
Al alba partí del monte Cangwu,
y al atardecer llegué a Xiangpu.
Hubiera permanecido un instante en este sagrado lugar,
pero el sol corría a punto de oscurecer.
Ordené a Xihe detener su galope
que al ver el monte Yanzi no se acelerara.
El camino era largo, lejana la distancia;
Y yo subía y bajaba buscando lo que ansiaba.
Abrevé mis caballos en el lago Xianchi;
até las riendas en el árbol Fusang;
quebré una rama del árbol Ruo para fustigar al sol,
y para poder así vagar un tiempo.
Ordené a Wangshu que me abriera camino
y a Feilian que cubriera la retaguardia.
El fénix luan se adelantó para anunciar mi llegada,
pero el señor del Trueno advirtió que aún no estaba preparado. […]”
(versos 182-199)


“¡Todo ha terminado!
Nadie hay en mi reino que me entienda.
¿Por qué, pues, tanta nostalgia por la ciudad donde nací?
No hay con quien trabajar por un buen gobierno
Sólo me resta seguir a Peng Xian, y retirarme a su hogar.”
(versos 369-373)

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TAO YUANMING [14.712] Poeta de China

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Tao Yuanming

陶淵明 Tao Yuanming (365 o 372 - 427) o Tao Qian (陶潛) fue un escritor chino de inspiración taoísta. Celebró la vida campesina y el vino. La fuente de las flores del pescador (桃花源) es una obra representativa, cuya temática es una sociedad sin estado ni jerarquía ubicada en un valle oculto.

Fue el primer poeta en imponer su voz natural a la poesía que escribía, luego tan emulada. Fue muy admirado durante la dinastía Tang y, en particular, en la Song, en la cual se consolidó su imagen de intachable y modelo a seguir.

En sus poemas siempre puede percibirse la maravilla ante el acto de conciencia, el darse cuenta de pertenecer a esta tierra en la que vivimos, formando parte del todo en trasformación constante. Para Tao, desarrollarse por completo como persona era devenir una parte indistinguible de la tierra, de su Gran Transformación.

La inactividad de la Gran Transformación

Tao vivía acorde con el Ta Hua (Gran Transformación), el proceso terrenal mediante el cual todo cambio es espontáneo, que proviene de manera natural. Postulaba que la vida debía vivirse sin mediatizaciones ni preferencias. El autor afirmaba, incluso, que quería retornar al Tzu-jan, el ser propio de la naturaleza. 

Tao se dedicó por completo a cultivar la inactividad, Hsien, 閑 carácter que, etimológicamente, nos muestra un árbol 木 entre las puertas de un jardín 門, o, en su otra forma de ser escrito, 閒, la luna brillando a través de una puerta entreabierta. Se trata de una inactividad de estado meditativo, un estado en el que la vida diaria deviene la esencia de la práctica espiritual. Tao fue el primero en llevar una vida de monje laico, es decir, no en una comunidad religiosa, sino en la vida diaria y hogareña.

Tao vivía en la ladera sur del monte Lu, 庐山, famoso por ser uno de los lugares que los eremitas elegían para vivir por su belleza y condiciones naturales privilegiadas para tal vida. Allí había, asimismo, un templo budista, cuyo abad, Hui-yüan, intentó varias veces convencerle para que se uniera a ellos, pero sin lograrlo, entre otros motivos por su gusto por el vino. El autor no fue reconocido en su época, y la dinastía Tang lo rescató del olvido. Fue la influencia reconocida de Wang Wei, Li Po, Du Fu y los poetas que los siguieron en la dinastía Song, como el famoso Su Shi, lo que hizo de Tao un icono. Pese a tal reverencia, no se sabe gran cosa sobre el hombre que dio lugar a la leyenda.

La vida de Tao Yuanming

Los puntos principales de la vida de Tao - sus intentos por librarse de las luchas en su trabajo como funcionario público y su eventual compromiso con la vida de recluso granjero, a pesar de las penalidades - devinieron uno de los mitos típicos de la tradición literaria china. Hay muy poca información fidedigna acerca de su vida. Tan solo la mitad de los ciento veinticinco poemas que quedan pueden datarse, de modo que ordenarlos cronológicamente es difícil.

Nació en uno de los momentos más caóticos y violentos de la historia de China. Cuando la dinastía Han colapsó en 220, China cayó en una desfragmentación e inestabilidad que duró hasta que el país volvió a ser reunificado por los Sui, tres siglos y medio después.

Fue en 317 en que, por primera vez, los bárbaros tomaron el control del norte de China, y la corte de la dinastía Qin, que el tatarabuelo de Yuanming, Tao Kan, había contribuido a fundar, se vio obligada a huir hacia el sur, una región poblada por indígenas no chinos. Estas familias, que huían del norte, tomaron el control del lugar y crearon una especie de micro edad dorada en cuanto a cultura y refinamiento, a costa de sumir al campesinado nativo a una virtual esclavitud, provocando un creciente descontento que estalló en varias revueltas, la más violenta de todas durante los años de servicio de Tao. De hecho, el trabajo de funcionario era muy delicado y hasta peligroso, pues a los esfuerzos por sofocar las rebeliones o frenar los avances de los bárbaros del norte se sumaban las luchas internas por el control del gobierno.

Si bien provenía de una familia muy prestigiosa, con el paso del tiempo habían perdido poder. Tao se crió en un ambiente sofisticado y estaba destinado a formar parte del gobierno, igual que su abuelo y su padre. Entró a trabajar en la administración en 393, a los 29 años, en un pueblo cercano vecino, aunque no está claro qué puesto tenía ni qué papel jugó en las revueltas del momento.

En 396 el emperador fue estrangulado, y ocupó su lugar uno de sus hijos, de cinco años de edad, controlado por la familia que realmente tenía el poder. Al tiempo, uno de los generales, Huan Hsuan, se fue haciendo cada vez más poderoso en su territorio, y en 399 controlaba casi toda la región oeste.

Debido a las peleas por el control del gobierno, la posición de Tao se volvió peligrosa y decidió dejar su cargo, por primera vez, para volver a su granja. Allí estuvo durante un lapso de tiempo, hasta que una mala cosecha le hizo tener que regresar. A finales de año renunció de nuevo.

En 402 se dedicó por entero a la granja. En 405 la pelea entre los generales llegó a la zona donde vivía, y si bien el general Huan Hsuan parecía llevar las de ganar, terminó siendo derrotado por Liu Yu, tras tomar la capital y, en últimas, China.

Los Tao quedaron fuera de juego y otra vez las cosas en la granja no iban bien. Una vez más, el autor tuvo que buscar trabajo en la administración pública, esta vez bajo el mando del enemigo de su anterior patrón. Fue designado como magistrado en Peng-tse, pero renunció algunas semanas más tarde.

Sus veintidós años de vida restantes los dedicó a las actividades agrícolas.




El maestro de los cinco sauces, poemas de Tao Yuanming (Antología), traducción del chino, selección y notas de Guillermo Dañino, Colección Orientalia, Centro de Estudios Orientales, Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 2005.





El cuerpo se dirige a la sombra

Cielos y tierras por siempre permanecen,
montañas y ríos en ningún instante cambian.
Hierbas y árboles siguen las leyes naturales;
escarchas y rocíos los fecundan o marchitan.

El hombre, se dice, es más inteligente
y sólo para él las cosas no son así.
Se lo ve un momento en este mundo;
de pronto desaparece sin fecha de retorno.

¿Se nota alguna vez su ausencia?
¿Parientes y amigos lo siguen recordando?
Sólo quedan los objetos de su vida
y a su vista fluyen lágrimas tristes.

No poseo el arte de convertirme en inmortal,
de esto puedo estar seguro. Ninguna duda.
Escucha, pues, mi mejor consejo:
Si te llega el buen vino, no lo menosprecies.





La sombra responde al cuerpo

Sobre vidas eternas no me atrevo a opinar;
para proteger la mía no puedo hacer nada.
Me gustaría viajar por los montes Kun y Hua;
quedan muy lejos y los caminos son malos.

Desde que nos hemos encontrado,
tristezas y alegrías no son las mismas.
Si descansas en los oscuro, parecemos distantes;
caminas bajo el sol y no nos separamos.

Esta compañía no durará para siempre;
juntos un día entraremos en las tinieblas.
Con tu muerte se perderá tu nombre;
recordarlo me atormenta sin medida.

Quien obra el bien deja un buen recuerdo;
en buscártelo emplea todas tus energías.
Se dice que el vino disipa las tristezas,
pero, en verdad, su virtud no es tan grande.






El alma explica

La gran naturaleza es imparcial;
todo por sí mismo crece y se distingue.
Si el hombre es uno de los Tres Poderes,
de esto yo soy la única causa.

Aunque en esencia diferentes,
nacimos estrechamente unidos.
Ligados por los mismos gustos,
¿por qué no aconsejarnos?

Grandes y santos fueron los Tres Supremos.
¿Hoy en dónde se encuentran?
El anciano Peng deseaba los años extremos,
quiso permanecer y no lo obtuvo.

Viejos y jóvenes todos mueren;
sabios y tontos van al mismo destino.
Cada día ebrio se puede lograr el olvido.
¿No es acortar así el curso de los años?

Las obras buenas dan alegría,
pero, ¿quién podrá elogiarlas?
Tales reflexiones afectan la vida;
más vale dejarse llevar a destino.

Abandonarse al proceso del Gran Cambio,
sin grandes entusiasmos ni temores.
Si hay que terminar, terminemos;
no hay por qué inquietarse demasiado.





El espíritu explica:

El gran dios no tiene poder propio,
y diez mil casas surgen espontáneamente.
El hombre, entre el cielo y la tierra,
¿no le debe su existencia?
Aunque tú y yo somos diferentes,
dependemos el uno del otro;
compartimos el bien y el mal.
Entonces, ¿por qué no hemos de hablarnos?
¿Dónde están ahora
los tres sabios emperadores?
P’eng quiso ser eterno
y no lo consiguió.
El joven y el viejo son iguales ante la muerte;
entre el sabio y el necio no hay diferencia.
El vino puede hacerte olvidar,
pero, ¿no te anticipa la vejez?
Si hacer el bien te place,
¿quién te lo alabará después de muerto?
Pensar seriamente me abruma.
Más vale entregar tu vida al Destino.
Si te entregas a la gran rueda de la fortuna,
no hay alegría ni temor.
Cuando llega la hora, has de irte y te vas;
¿a qué, pues, preocuparse?






Bebiendo vino

En pleno mundo humano he construido mi cabaña
y no escucho el barullo de caballos y carrozas.
¿Me preguntas cómo puede ser esto?
Si tu corazón está lejos, vives aparte.
Recojo crisantemos bajo el seto del este,
contemplo sereno las cumbres del sur.

Magnífico el aire de la montaña por la tarde,
revolotean las aves regresando en bandadas.
Todo esto tiene un sentido profundo;
iba a explicártelo, pero olvidé las palabras.






SANTIAGO ESCUTI ORREGO [14.713] Poeta de Chile

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Santiago Escuti Orrego 

Fue un poeta chileno de ascendencia vasca, nacido en Rancagua en el año 1855. Empezó sus estudios en su pueblo natal y los concluyó en el emblemático Instituto Nacional, a pesar de haber recibido el título de Abogado el 9 de enero de 1883, se dedicó a las letras y la pedagogía, ejerciendo durante toda su vida la docencia. Ya en el año 1871, impartía clases como profesor de gramática, Literatura y filosofía. Fue Catedrático de Filosofía y Literatura en diversos establecimientos de Educación, así como fue también creador de los Institutos de Libre Enseñanza en Copiapó, Ciudad en la cual es hijo ilustre.

Nació en Rancagua el 25 de septiembre de 1855. Cuando sólo contaba con siete años de edad, escribió una tierna poesía dedicada a su madre. Sus creaciones lo identificaron como un poeta sentimental e inspirado, con marcada tendencia al romanticismo. Entre sus numerosas obras se destacan “Nueva Revolución”,”Contemplaciones”,”La Caridad”, “El Credo Republicano”, “Mis Dos Maestros” y la “Batalla de Sempach”, esta última destinada a cantar la independencia de Suiza . En 1879, formó parte del Comité Oficial encargado de levantar el espíritu y encender la llama del patriotismo público ante el fantasma de la Guerra del Pacífico. En 1884 publicó en “ La Lectura” una biografía del poeta Eusebio Lillo. Ha prestado su concurso a la Revista “Artes y Letras”, “El Imparcial”, “Los Debates”, “El taller Ilustrado”, y a la “Revista Chilena”. En el certamen Varela de 1887, obtuvo el éxito su canto titulado “ A las glorias de Chile”. Ha escrito diversos estudios sobre la mujer, ya sobre su enseñanza, ya sobre su glorificación. Durante la epidemia de cólera (1887) , auxilió a los pobres y desempeño importantes comisiones oficiales de interés público. En el certamen del periódico “ El Pan del Espíritu” (1888) obtuvo cinco premios con sus composiciones tituladas: “Dura Prueba”, “Un Beso”, y el “Político y el Poeta”. Igual distinción alcanzó una colección de poesías suyas en el Certamen de la Exposición Nacional de 1888. En 1892 fue nombrado Miembro de las Comisiones Universitarias, por el consejo de Instrucción Pública. En 1902 funda la tercera compañía de bomberos de Quillota, junto con Andrés y Enrique Miller. En los certámenes del Centenario (1910) el Consejo Superior de Letras y Bellas Artes le otorga el primer premio, medalla de oro al mérito por su colección de poesías líricas, concediéndole la más alta distinción que lo consagra como uno de los más grandes escritores Chilenos. A su vez en (1925) le es otorgado el premio de literatura “ El Ateneo”( equivalente en esos años al premio nacional de literatura.) En 1890 fue nombrado rector del Liceo de Constituciónl y el 30 de noviembre de 1893 pasó a desempeñar el mismo cargo en el Liceo de Hombres de Quillota, el cual desempeñó con singular éxito hasta 1922. Posteriormente , como una forma de retribuir la inmensa obra desplegada a favor del Liceo Fiscal de Quillota, en particular y en la educación en general, le fue colocado su nombre al plantel que dirigiese por tantos años. Don Santiago Escuti Orrego falleció en la ciudad de Santiago, en febrero de 1930 , a la edad de 75 años.




Decreto Nombramiento Rector, Liceo Fiscal de Quillota, con el cual fue nombrado Don Santiago Escuti Orrego.

                                Poema de Santiago Escuti Orrego


Análisis de la obra poética

La obra poética de de Santiago Escuti Orrego debe ser interpretada como una reacción del espíritu romántico, de raíz Española, frente al influjo de la literatura de corte realista y costumbrista promovida por el liberalismo. Así frente a la tendencia liberal, positivista y anticlerical, que reniega de la matriz española y que impone claramente su hegemonía durante la segunda mitad del siglo XIX, Escuti se identificará crecientemente con la corriente espiritualista, hispanófila, cristiana y mística, propia del romanticismo español de la primera segunda mitad del siglo XIX. Romántico, por temperamento y formación, Santiago Escuti encontró sus paradigmas o modelos de composición poética en los cásicos del romanticismo español: Espronceda, Zorilla, Campoamor y Gustavo Aldo Bécquec. Su poesía tiene un claro trasfondo filosófico cristiano y Tomista, que se le lleva a poetizar las ideas – fuerza del cristianismo y a exaltar la figura de Cristo, en que visualiza al hombre-Dios y el educador moral, como lo manifiesta claramente en su poema “ Al maestro de los maestros” 

Legado

La obra poética de Santiago Escuti Orrego contribuyó a una revalorización de la poésia lírica en el ambiente literario de fin del siglo anterior. Fue uno de los pilares del renacimiento poético que Chile experimenta en las últimas décadas del siglo XIX. Prueba de ello fue su activo concurso en la revista "Artes y Letras" y a la "Revista Chilena", así como los numerosos premios que obtuvo en ese período en diversos concursos y cértamenes literarios.


A Quintero

Quintero, lugar de ensueños,
de belleza singular
en tu amoroso regazo,
ríe y canta alegre el mar.

Junto al embrujo y leyendas,
que a tus playas, fama dan,
rodeada de verdes bosques,
se levanta tu ciudad.

!Oh, lugar maravilloso,
cuanto me place admirar,
de tus risueños parajes,
la dulce, inefable paz.

Y en la quietud de tus noches,
cuan grato a mi alma, es soñar,
mientras la luna proyecta
su blanca estela en el mar.

Libro: Rosas Pálidas /Autor: Santiago Escuti Orrego





Ofrenda, por Santiago Escuti

CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1927-06-19. AUTOR: JUANA QUINDOS



“Sé que no pueden mentir
ojos que saben, al par,
con el que ríe, reir;
con el que llora, llorar.
Si triste a solas suspiro
ellos consuelo me dan
adonde quiero que miro
allí sonriéndome están”…



Todo es paz y silencio en la casa. La huerta es amena y frondosa. Crecen las rosas a par de los jazmineros.

En el silencio se oye –al igual de un diamante sobre el cristal- el chiar de las golondrinas que cruzan raudas sobre el azul del firmamento. El poeta está en el jardín sentado junto a uno de los balcones. Tiene el codo puesto en el brazo del sillón, y la mejilla reclinada en la mano…

Se necesita la complicidad milagrosa de Azorín para comentar a quien, en 1927, distrae su cansancio con la cajita de música -1830- de don José Selgas.

Firmado como Ginés de Alcántara.











ERASMO BERNALES GAHETE [14.714] Poeta de Chile

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Erasmo Bernales Gaete 


1906-2003
Poeta, escritor y músico, nació en Chañaral, Chile el 6 de agosto de 1906. Fue reconocido como uno de los mejores escritores del país. El 2002 el Gobierno de Atacama, a través de SECREDUC le concedió el Premio Regional de Literatura

Su infancia transcurrió en el bello puerto de Chañaral, en una época de bullante actividad minera, con fundiciones del metal cobre y veleros que daban un aire romántico a una ciudad pequeña, muy activa y dotada de una atractiva arquitectura de madera. El Chañaral de su niñez tenía un gran movimiento cultural.

Erasmo Bernales estudió en Antofagasta, Taltal y Copiapó. En esta última ciudad se recibió de profesor en la Escuela Normal "Rómulo J. Peña". "Soy un atacameño neto. Me titulé de profesor en 1925 y mi carrera como docente la realicé en Taltal y Vallenar".

Su vida, desde muy joven, la hizo mucho más interesante al volcar su enorme sensibilidad artística en las letras y en la música. Muy conocidos son sus himnos oficiales de Taltal, Vallenar, Freirina y Diego de Almagro. También fue autor de los himnos de Colegios de Vallenar, Chañaral, El Salado, Barquito y Diego de Almagro. El himno del colegio Santa Marta se canta en todas las ciudades donde esa congregación tiene establecimientos educacionales.

Vinculado a su quehacer literario recorriò numerosas ciudades de Chile, otros países de Sudamérica y Europa.

Fue miembro de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) de la Sociedad de Escritores de Atacama (SEA). Tambièn fue sido invitado de honor, en varias oportunidades al Encuentro Internacional de Escritores que se realiza anualmente en Chañaral. En esta ciudad el Círculo Literario lleva su nombre, lo mismo el Centro de Extensión de Cultura de la I. Municipalidad. La sala comunitaria de la I. Municipalidad de Taltal también lleva su nombre, lo cual tuvo el hermoso mèrito que se lo dieron en vida

Bernales Gaete ganò numerosos premios regionales y nacionales en poesía, cuento y novela. Entre estos destacan: Primer Premio Nacional de Novela Breve con el trabajo "La orgía del oro blanco" (inédita), Primer Premio de Novela Norte Grande con "Fulgor y Angustia", (inédita). Segundo Premio Nacional de Ensayo con "Mario Bahamonde" (Inédito).

Ha sido distinguido como Hijo Ilustre en las siguientes ciudades: Vallenar, Freirina, Taltal y Chañaral, por las municipalidades respectivas. También fue condecorado como "Ciudadano Distinguido" por la I. Municipalidad de Diego de Almagro y le otorgaron el Premio de Literatura Cuarta Región, otorgado por el Círculo Literario "Carlos Mondaca" de La Serena.

Erasmo Bernales brilló como maestro cuando ejerció, preocupándose siempre de superarse como docente a través de cursos. En poesía ganò numerosos premios en el país, desde 1930 en adelante. Notables son sus versos del premiado libro poético "Motín de sal y rocas".

Su fallecimiento, tras prolongada enfermedad, fue muy sentido y su simpàtica figura es echada de menos en las calles, encuentros literarios y en las letras de Atacama.

Libros:

La Clorofila en la piedra (poesía), edit. Por Arancibia Hnos., Santiago, 1966
Motín de sal y rocas (poesía), edit. Arancibia Hnos., Santiago, 1978
La estampida rota (poesía), edit. Raúl Vásquez, Vallenar, 1982
La canción del regreso (poesía), Imp. Karun, D. de Almagro, 1995
Cancionero Rotario

Además figura en varias antologías regionales.




FOGONAZO DE NOSTALGIA

Aquí estoy otra vez, pueblo mío,
contemplando tu rostro febril,
ese mar con azul atavío,
esos cerros de recio perfil.
Suelto rienda al corcel de mi infancia
y se llena de euforia mi ser
al cruzar y sorber la distancia
con tajadas de cálido ayer.
Escudriño brumosos videos
entre rondas de yodo y de sal
y me asaltan crispados deseos
de quebrarle a los años su andar
Y aparece -indeleble - la escuela,
su graznido de bronce y de sol.
la nostalgia me clava su espuela
y me tiembla la angustia en la voz…
Aquí estoy, otra vez, pueblo mío,
empapado de ensueño y de amor.
El arado de el tiempo me ha herido,
pero tengo el espíritu en flor.
Y te ofrendo, extasiado, mi verso,
mi latido y mi clara efusión,
mientras gira en mi oculto universo
como anillo nupcial la emoción.





MIRO LOS DÍAS MUERTOS

Miro los días muertos, enterrados
en esa soledad tan descarnada.
Mi infancia se escurrió por la aspereza
Me bebí a borbotones la distancia.

Estrujaba las noches con sus lunas
mojadas por vellones fugitivos.
Las tardes me vaciaban sus peroles
repletos con la furia de verano.

Frente a mi, la inflamada comisura
del horizonte hirsuto y desafiante;
arriba, siempre un corro de alas negras,
abajo, cal y muerte repartidas.

Infancia desteñida en sequedales
donde rumié las horas atezadas,
letárgicas de polvo y ventarrones.
Se me arrugó la voz entre quebrantos.





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