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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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WENDY VIDELOCK [9262]

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Wendy Videlock.   Poeta estadounidense.
Acaba de publicar The Dark Gnu, bajo el sello de Able Muse Press. Actualmente vive en Colorado. Su trabajo ha aparecido en revistas como Poetry, Rattapallax, Smartish Pace, Measure, and other literary journals. Ganó el Premio de Poesía Mark Fischer.  Gerardo Cárdenas dirige la revista Contratiempo en Chicago.







Ruina

Llenas de fuerza y guarnecidas
de fragilidad:

el purasangre,
el colibrí,
y todas las cosas
maldecidas
por agilidad.

[Traductor: Gerardo Cárdenas]




Bane

Full of strength and laced
with fragility:

the thoroughbred,
the hummingbird,
and all things
cursed
with agility.


________________




Una lagartija en el patio de atrás

Una lagartija no hace ruido
no tiene canción
no comparte mi amor
por las sábanas de franela,
los hombres barbados, los anillos de plata
entrelazados, la luna
el mar o la tinta.

Pero estando sentada aquí esta tarde
he llegado a pensar
que hay un amor que sí compartimos
una creencia
en el guiño, el destello, la piedra
y el calor.
También el aire.

Esto no es una fábula
ni una dicha.

Impaciencia, recuerda eso.

[Traducción Isabel Zapata]







!
                                                                                        —Ali, editor, Artists among Artists

I think that I shall never fear
a brontosaurus that is queer,

iguanodon as fetisheer,
a mammoth bringing up the rear,
an astrodon with extra gear,

metrosexual squirrel and deer,
a breeder with a dance career,
a fruit with cauliflower ear,

a lesbianic Chanticleer,
a grinning limpish-wristed Lear,
the weird one or the mutineer,

but those who perfectly adhere,
stay clear, stay clear, stay clear, stay clear.

Source: Poetry (April 2012).







A Lizard in Spanish Valley

A lizard does not make a sound,
it has no song,
it does not share my love affairs
with flannel sheets,
bearded men, interlocking
silver rings, the moon,
the sea, or ink.

But sitting here the afternoon,
I’ve come to believe
we do share a love affair
and a belief —
in wink, blink, stone,
and heat.
Also, air.

This is not a fable,
nor is it bliss.

Impatience,
remember this.

Source: Poetry (January 2013).







A Word on Verbs

It's often those
          who talk a streak

on world affairs
          and love and peace

who seem to love
          and peace the least.

Source: Poetry (January 2009).






SANTIAGO CAIZA [9263]

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Santiago Caiza

Poeta nacido en Quito, Ecuador en 1970. Escribe desde muy joven y se ha desarrollado como una de las voces más representativas de la poesía de su país. Fue tallerista de Chely Lima y Abdón Ubidia. Obtuvo el Premio Paralelo Cero y el Primer Lugar del Concurso "Alicia Yánez Cossío". Colabora con la revista electrónica de literatura "Círculo de Poesía".

                                   "Es el clavo que no halló la carne
                                   la cruz que se reproduce en las pinturas
                                   el que en la agonía no fue ejecutado
                                   la mancha"



VENGANZA 

Te contempla desde tu nacimiento

En la memoria de la creación
estabas buscando el manantial
que te sacaría de las entrañas
donde presentías ya a tu amante

ahora

el mar bélico de tu deseo
se enfrenta a la luna con gemidos
que claman el tacto a la flor
que espera dormida en su humedad

ya no evitas que la sombra
roce con tu hálito tu piel

ahora
mientras olfatea entre tus muslos
y calma, con la lágrima que ahí
palpita,
la sed,
que en esta belleza llega a ser muerte.-








LA TARDE INCONCLUSA

En la sustancia del esplendor
que nunca llegará a ser la obra
requerida por las consignas

estaba ella

la musa que era virgen

que en la exigencia del exilio
permanecía altiva en su edad

aquella edad que enmascara la memoria
donde la imagen doblega el suplicado destino
que nace de la nada, arrastras;
en ella
su cuerpo era el santuario del lenguaje
donde la cosmogonía de su carne
era el destino incluido en la derrota
de todas las victorias


ahora lo orgánico se yergue

el fuego restaura mi cerebro
y me levanta en la futura visión

ligada a la mirada perdida
que crece eterna y derrotada ante su piel.-







PUNTO CARDINAL

En la penúltima jerarquía que da la física
se arrastra en el polvo del quark
hacia el este
hacia la región que suma, mas no acumula
la función menstrual ni la
contraposición de la vejez

el recorrido hacia ese paraje
lleva su propia protección
carga la cura que antes de ser ya es
y aunque llegue al poniente no verá el ocaso

su piel repulsa los poros adquiridos
y el pillón de líneas que en unos es sabiduría
y en otros la vibración que energiza el dolor

la inversión de la continuidad
inmoviliza
el cuerpo se sumerge en el plasma intemporal
donde el empirismo ya no rige
tan sólo cobija el elemento

la nueva, aunque primitiva imagen
de la enzima incorporada ya no a la materia

ya no al devenir
ni a la noche que da forma a lo concebido
sino al movimiento que execra los años
limpiando la secreta memoria de la muerte.-






DESPERTAR 

Miras un dormitorio blanco
de tanto deseo encaramado a la luz

sueñas

creas al hombre
de las ruinas de Borges

la vida emerge de un sueño inconcluso
al áspero laberinto de pesadilla

piensas en el miedo

perlas
blanca y negra
suben
como lluvia a la inversa
entran
como el sudor a la piel

el conteo se detiene

la ruleta de viento
gira en el aire de tu vida

miras el parco vaivén
de la penumbra del silencio

acaricias tu cuerpo con fascinación

el altar cae a tus pies en llagas

cuando no se lacera tu carne
la mentira se evapora

a cada trago de delirios
el vino se riega

crece

en su plenitud

igual que el humo

desaparecemos

alguien nos soñaba.








EL PEREGRINO

Es el clavo que no halló la carne
la cruz que se reproduce en las pinturas
el Cristo que en la agonía no fue ejecutado
la mancha
el dolor celeste que ama Lucifer
el sentir que es abortado
o excomulgado por los parias
la noche y el día y la eternidad;
es la mansa madre
el hijo o hija que ansían
en cada juego un pedazo de silencio
que está escrito en el sino de su piel;
es la demencia de los fieles
la paz del asesino que enfrenta
con la máscara de mártir
con el semblante de perjuro
la hora que de santo se eleva a traidor
es la cifra, el gen
la escoria que tiene que levantar a Dios.







KAN LU

En la noche que era Dios

abismo

ebriedad de ser hombre

inmóvil
se dio a la tarea de levantar
de las ruinas lo ya creado

en ese eterno Haber
cambiaron
las reglas de la ascesis
así como el linaje del esperma
y se afiló el andar al fracaso

el creador
tocó con la mirada la carne

separó su divinidad
de la sangre, su rocío

y se acogió al servicio de la Nada.







HADES

La buscaba en el paredón
que se levanta al pie de la pirámide

hecha de sangre, lodo y tierra

también
en el agujero cuántico
que palpita en la carnosa galaxia
que se expande y se contrae

en el corazón del núcleo de la luz…

la buscaba ahí

donde la curva del tiempo
la acercaba a los muertos

y donde el sonido espiral la podía tocar

pensaba
que su sombra vivía lejos

allá en el umbral giratorio…

la buscaba
en la proteína excluida de Dios
mas la encontré
esculpida en la memoria de un beso.







INABARCABLE

He escuchado la música prohibida

la voz

el verbo que despierta a otros Lázaros
y me he quedado sordo

he visto la arquitectura imposible
y me he quedado ciego

…su piel era de ceniza cuando dormía

(una vez era de arena cuando despertó)

cada poro de su cuerpo
era la punta ionizada de un alfiler

…sentía su caricia
cuando la daga abría mi vientre
hoy
ha retirado su sexo
de las lagunas de esperma blanca

su sexo es lubricado
solo con la saliva de Dios…

me he quedado sin memoria.






MARLENE RAMÍREZ BERROCAL [9264]

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Marlene Ramírez Berrocal
Periodista.
Licenciada en Producción de Medios Audiovisuales.
Gerente General de M.R.PRODUCCIONES

Nació en San José. Costa Rica. Febrero 1962
Egresada de la Universidad San Judas Tadeo. Costa Rica
En la política costarricense,  Marlen Ramírez, representa al Partido Acción Ciudadana (PAC) como Concejal del Distrito de Mata de Plátano, Goicoechea. 2010-2014
Colaboradora de imagen, de la agrupación internacional “ Club # 7 de Mujeres Profesionales y de Negocios, sede en Costa Rica”. 
Integrante activa de la agrupación literaria Poiesis, dirigido por Ronald Bonilla, escritor costarricense
Vice presidenta de la Asociación Costarricense de Escritoras (ACE) 2012-2014

Representó a Costa Rica en el Congreso Internacional en Oaxaca, México, País de las Nubes. 2000

Escribe para periódicos regionales: Mujeres emprendedoras, La voz de Goicoechea.

Participante de diversos recitales a nivel nacional.

En radio:
Dirigió su propio programa de radio “Escuela Hípica” por dos años
 Participa en el programa “Hoy es para todos” una revista con enfoque de género.

En la sociedad activa, es integrante del grupo de “Mujeres Lideresas” del Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU)

Audiovisuales:

Participó en el  XIX Congreso Internacional de Literatura Centroamérica
 - CILCA2011 Antigua Guatemala.
Documentales: 
"Costa Rica desde mis ojos"
“Colección literaria de escritores y escritoras costarricenses”
 Expuesto en la Sala de Cine del Congreso
 “Coloquio Carmen Naranjo 2012” Asociación Costarricense de Escritoras (ACE).
 “Celebra la vida”. Escritora costarricense Teresita Aguilar Mirambell

Poemarios:
 “Pedazos del alma”.
 “Anclado a mí. La casa de mi madre”. Editorial Mirambell:
Crónicas inéditas: “El otro lado de la línea”


Mail: marleneramirezberrocal@gmail.com
www.grupoliterariopoiesis.com
Facebook:  Marlene Ramírez Berrocal






Poemas del libro La casa de mi madre.




La casa de mi madre

¡Ah, la casa de mi madre!
hurtada de palabras cariñosas,
silente de amores pequeñitos,
donde nadie quiso eternizarse
a cambio de sueños escapistas.
Sí,
la casa de mi madre está en pie…
cuando a todos nos tuvo de rodillas.






Tú, me abandonaste

Claro es muy fácil decir ahora lo que sientes,
pero como siempre... ¡mientes!
Eres engañosa
y falaces son tus palabras,
filosas,
se clavaban en la espalda y en la boca,
saeta que mata y roza
lengua puntiaguda,
ojos con espinas,
manos sucias que dicen lo que la mente siente
pero que la boca calla como una
sepultura hedionda.
Tú, me abandonaste,
me tiraste al abismo y no sucumbí
para desgracia de tu dicha.
Madre, mi hermana,
que miro desde niña como madre hija,
hermana madre que arrastro tu desdicha
sobre la espalda, una montaña y
un valle juntos.
¡Madre nunca!, como nunca desde
que nací me viste,
me tiraste de la casa vientre
sin haber visto ni siquiera la mañana.
Tetas secas de odio por mi vida,
llanto de odio por mi vida
¡Sí, agonicé!
Pero
¡Hoy Vivo!
muerta, muerta,
vivo,
condenada a esperar
mi epitafio que reza en la memoria

“Aquí yace una niña feliz”






Déjà vu

Da miedo adentrarse
en la ciénega de la vida, la casa
me persigue sin descanso.
Soy la salvaje que deambula,
llevo la cueva en la cabeza,
esta cueva que perfila rostros sin cara,
pájaros negros con manos que vuelan
y me asustan,
tapan mis ojos sin pedir permiso
para que los espíritus no me abandonen,
encuerran la oscuridad en la casa.
Hay una mano sucia que me alcanza,
me torna un nido oculto
en el agujero del árbol.
Entonces,
el búho cierra los ojos
y la realidad no llega,
déjà vu
que permanece en la penumbra.





Zapatos

El humo se apodera de mis ojos,
reclamo a mis ancestros por mi vida,
luciérnaga sin noche
me envuelve entre sus alas
y me aplasta en la mañana.
Los dioses no recuerdan mis pisadas
me dejaron metida en una estría,
sin bailar,
colgaron mis zapatos
de una hoja…
al frente de la casa.






Un gigante

Detrás de los zapatos pequeñitos,
resoplaba…
Era un gigante…
Todos corrían por la casa
para esconder el miedo
debajo de la pila,
de los camones sin colchón de paja,
o debajo de la piel,
ninguno se salvo de la orgía destructiva…
mutilación de ángeles.






Como hormigas

Entre las hendijas
como hormigas sin destino
corrían desesperados,
peregrinos,
latentes del susurro en el oído,
de la mano,
del zíper del pantalón,
del cuarto oscuro,
del abrazo por la espalda
y la daga,
pederasta mortal,
pedófilia inacabable.






Con los ojos bien cerrados

Él abrió la puerta,
sentó a la nena
en su cama,
escurrió la mano bajo la falda,
como siempre… la poseyó.
Ella…
voló hacía la hendija
en la pared,
ahí se convertía en hormiga
cuando él aparecía.
Ella, con los ojos bien cerrados.
Él, con los ojos hinchados
y las manos, el hocico,
y la punta de la espada.






De mi libro de poesía erótica: Anclado a mí.



Anclado a mí

Empapadas de vos están mis manos,
mis labios, mis ojos.
En mí lengua, en mi aliento,
está tu olor.
Me dejé llevar por el sentir
sin restricciones,
sin pudores.
Nos moldeamos como expertos
acoplados sobre un lienzo,
soy vorágine que explota con un beso
el deseo contenido tanto tiempo.
Mi mente me abandona a mi suerte,
un roce
 y enloquece mi vientre impetuoso
que me arrastra a tu piel.
Me visto contigo
en este fuego impulsivo…
estalla tu universo,
anclado a mí.






Asiéndolo todo

No fue una palabra de boca,
fue una palabra de ojo,
te hundiste en el cuero
 negro de la silla.
Besé con labios sordos,
lamí tu lengua con mi lengua
y
fuimos los dos infieles.
Mi secreto
saltó a tú piel para hacerlo nuestro,
el aire se puso denso de mordiscos
ciegos que lo cortaron,
susurramos un deseo
sólo uno,
siendo miles que salían por los ojos.
Nuestros cuerpos como arena movediza
 se tragaron uno al otro,
llamarada de parpados,
de manos,
tocaste enloquecido
 los pezones que esperaban erectos,
como erecto estabas tú,
buscaste los labios húmedos,
tiernos, henchidos
penetraste la espada de Aquiles,
con la lira de Apolo llegaste.
Entonces
 la palabra del ojo
ya era un diamante,
me contienes,
te contengo,
yergues con quejidos callados ,
 callados los dos
hallados desnudos
mutilando el deseo,
desaparecidos juntos,
fuimos uno sin cara,
sin ojos, sin voz, ni párpado,
universo orgásmico
 de lo verdadero,
anhelo del ojo,
agua y fuego
destruyéndolo todo…
Asiéndolo todo.






Mi tacto

Me encanta
derribar
el héroe
que levantas
con mi tacto.





Mi cuerpo

Ante los ojos
mojigatos de amigos y enemigos,
de lenguas viperinas
 y otras dulces
me desnudo,
cansada de disfraces,
de la mentira social
que cubre
mi cuerpo,
me despojo
de la mortaja femenina
subyugada por la suela gigantesca
amoral y conveniente
para muchos,
me rebelo.
Mi clítoris…
no ha sido mutilado






LUCÍA ALFARO [9265]

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Lucía Alfaro nace en San José  de Costa Rica el 20 de setiembre de 1959.
Estudió Administración de Empresas y Filología en la Universidad de Costa Rica.

Es Gestora Cultural del Grupo Literario Poiesis; y Secretaria de la Asociación Costarricense de Escritoras.  

Es funcionaria de la Universidad de Costa Rica

Ha participado en encuentros de escritores nacionales e internacionales, en los que han incluido sus poemas y ensayos en las respectivas antologías.

Obtuvo mención honorífica con la serie de poemas Inevitable Huida en el Certamen Lisímaco Chavarría, 2007, cuyo compendio se publicó un año después. 

Su primer poemario Nocturno de Presagios se publicó en el 2010, por la editorial EUNED. 

Conserva inéditos cuatro libros de poemas, uno de relatos cortos, un libro de ensayos y está preparando su primer novela.





21 GRAMOS 
   
                   Nunca llueve eternamente…

La sombra de los árboles tampoco es eterna,
ni los huesos donde flamea este cuerpo,
a veces torpemente.

No es eterna la piedra
ni el gramo de vida
que se agitó en las alas de aquel colibrí,
cuyo dolor hoy besa el pavimento.

No puede ser eterno 
el grillete que acompañó al unísono gemido 
de tantas ocarinas,
ni los goznes que tensan las compuertas
de las dobles conciencias.

Quizá esta soledad
que siempre antecede mis vigilias.
Quizá esta sed de cigarra
que trascendió mis muertes
y me une al estigma
de la llama en el verso. 
Sé que nada es eterno.
Solamente la llama,
sin la sed, sin el verso.







GESTO CLANDESTINO

         Al niño que me mira
              desde el lado más oscuro del alba.

Sé que no has aprendido
otra forma de transitar el miedo,
por eso te refugias en el gesto disímil
de este medio día,
atravesando mi insigne soledad 
como una ala negra.

Sé que ya no te importa
que otra vez el sol
trastoque fieramente,
ese ángel tiznado
que muere tan despacio entre tus poros.

Cuya mueca puntual
deambula entre mis calles,    
ignorando tu nombre
y el pétalo zaherido de los Cristos
que nacen a destiempo.

Ambos sabemos que no hay un dios posible
en tus noches de adictos puñales.
Ambos sabemos que te venció el olvido
mucho antes que la muerte.






CONTRA TODA IRONÍA

¿De cuántas cercanías
está hecho el olvido?
¿Con cuánta sed se inclina
la herida de esta fábula
que aún llamamos vida?

La prisa, las facturas,
la diáspora en mi cama
y el lápiz que se impone
deshaciendo la tarde
contra toda ironía.

Desde la otra orilla
me traspasa la brisa,
que se enrojece y sueña
filtrando las sinuosas
mentiras de la lluvia.

Y un circo ya cansado
restriega su miseria
entre los bulevares.

¿De cuántas soledades,
obtusas soledades
se corona el misterio?
¡Con cuánta sed Te inclinas
a pronunciar mi nombre!





TRASTOCADA DE TI

                                                    Me desordeno amor, me dosordeno
                                                      cuando voy en tu boca demorada...
                                                                                 Carilda Oliver

Me desordenas, 
y amanezco tan plena,
tan tuya, 
tan ajena de mí
 y de mis contornos,
con ese aroma
a café recién chorreado
humeando entre tus muslos. 

Soy campo de batalla
mientras la sábana
compite con tus dedos:
carboncillos ingrávidos
ruboreando mi cuello,
mi cintura, mi pubis,
mis íngrimas crecientes;
y me gobiernas
adverbio inexcusable
en el arrodillado
grito de tu cuerpo. 

Oh eslabón del cielo,
que en el cielo me toca
y me trastoca,
cruzada fervorosa
franqueando en pleno 
mis montañas. 

Me desordenas toda,
tan esperado, 
tan mío,
tan preciso. 





POBLANDO TU CUERPO

Comienzo por tu espalda,
por las sedientas
laderas de la noche
que circundan tu cuerpo.
Por tu humeante costado
tan ebrio de trigales,
donde resbalan torpes mis latidos.

Comienzo por sentirme enamorada
de ese ángel convexo
que me llama hacia el borde de tu vientre,
por sentirme deshecha 
bullendo hacia tu boca
como una marejada
de ávidas luciérnagas.

Luego quedo suspensa
entre las espirales
voraces de tu sexo.


Entonces todo el vino,
todo el pan, todo el fuego
se me ofrece en tu cuerpo…






TU CUERPO ANTE EL MÍO
                                            
                                            Yo no quiero más luz 
                                            que tu cuerpo ante el mío:
                                            Claridad absoluta, transparencia redonda.
                                                                       Miguel Hernández


Te desnudo...
y eres como una afluencia
de pájaros resueltos
en bruñidos trigales,
que en tu cuerpo encallaron
cuando Dios dijo vida.
¡Y se abrieron los mares
como ávidos silencios en tus ojos!

Te desnudo...
y eres una colmena
humeante y atrevida
continuando mi cuerpo
con tu rastro de azahares,
la curva más lozana del naranjo
que deshoja su sed
en mi noche entreabierta.


Te desnudo...
 y eres siempre un poema
entre las callejuelas sedientas de mi sangre,
una lágrima enhiesta 
besando mis esporas.
Y la innombrable brizna
de Dios entre el silencio.






CORAL MALHERIDO

                     Somos solo una herida del milagro
                                                 Julieta Dobles       
                   

Anoche fue tu beso
encrespando mi talle,
mientras me dividía
como una mariposa
esquiva del olvido.

Me recliné en tu cuerpo
húmedo de corales,
para empuñar mi alma
seduciendo el augurio
de cualquier lejanía.

Entonces fue tu lluvia
una roja campana
derretida en los bordes
de mi luna entreabierta.

Anoche fue tu luna,
completa, inagotable
quien se filtró curiosa
en el  íntimo espacio
que dejaba el gemido.

Y anoche, sin pretextos,
como otras tantas noches
yo tan solo fui el ala
que faltaba en tu cuerpo
de coral malherido.






SED INCONCLUSA

Tal vez me marche antes del ocaso
con una página inconclusa entre mis venas.

Discretamente violentaré mis sueños
para soñar tu sombra 
tras la lumbre indefensa de mi vela.

Más allá de mis pétalos tardíos
y del rasgado reflejo de mis lunas,
despertaré, amor,
sintiendo que no basta
la sed de un solo día para amarte.








PENTCHO SLAVEIKOV [9266]

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Pentcho Slaveikov (1866-1912), hijo de Petko Slaveikov, su poema épico A Song of Blood recuerda una insurrección reprimida por los turcos en 1876. 
La poesía de Slaveikov sufre de una melancolía congénita. Sufría de melancolía y buscaba en los versos su terapia. Su obra incluye poemas líricos muy íntimos. Colaboró en un sin fin de revistas literarias. Estudió filosofía alemana. Fue director de la Biblioteca Nacional de Bulgaria y viajó por Turquía, Sorrento, Nápoles, Roma y Moscú.
Fue propuesto para el Premio Nobel a título póstumo, pero el Comité desechó esa opción.






DOLOR

Los días pasan y hacen fallecer
De esperanza, en su último esfuerzo.
Mi mirada ha huido del futuro,
Lo que yo espero, he visto la muerte.

Fijando mi dolor usual,
He encontrado en ella una amiga.
Los días no me han quitado
Unas noches por otras, para mi luz.

Sin retorno, me abandono.
Sólo la dulzura, ella raya
En el corazón un tormento sin igual.

Ella me vuelve joven y fuerte,
¡Para qué huir!, yo pierdo sin cesar,
Dulce o triste, ¡oh sol mío!

De Pentcho Slaveikov en Antología de la Poesía búlgara.
por Antonio del Puig (traductor)







CLARK ASHTON SMITH [9267]

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Clark Ashton Smith
Clark Ashton Smith (13 de enero de 1893 – 14 de agosto de 1961) fue un poeta, escultor, pintor y escritor de cuentos de fantasía, terror y ciencia ficción. Nació en Long Valley, California, EE.UU.. Fue recordado principalmente por su obra literaria y por la amistad que compartió con Lovecraft de 1922 hasta 1937, año en que Lovecraft murió; durante ese período participó en Los Mitos de Cthulhu. Smith, Lovecraft y Robert E. Howard fueron los colaboradores más importantes de la revista pulp Weird Tales.

Smith pasó casi toda su vida en la pequeña localidad de Auburn, California, viviendo en una cabaña con sus padres, Fanny y Timeus Smith. Los tres formaban una familia pobre de clase trabajadora. Su educación fue muy limitada, sólo fue a la escuela ocho años en los que realizó la primaria. Nunca estuvo en el Instituto.
A pesar de todo continuó estudiando en soledad después de dejar la escuela, aprendiendo francés y español, y gracias a su memoria fotográfica pudo hacer acopio de una cantidad de conocimientos asombrosa a partir de muchas lecturas, en las que se incluían varias enciclopedias y diccionarios.

Poesía y pobreza

Smith empezó a escribir historias a la edad de once años y dos de ellas, The Sword of Zagan y The Black Diamonds, han sido editadas recientemente. La Edad Media, Las mil y una noches, los Hermanos Grimm y Edgar Allan Poe fueron las influencias más importantes de sus primeros cuentos.
En su juventud Smith fue el protegido del poeta de San Francisco George Sterling al que conoció durante la lectura de uno de sus poemas en el Auburn Monday Night Club, donde Smith declamaba sus poemas con mucho éxito. Sterling le ayudó a publicar su primer volumen de poesías: The Star-Treader and Other Poems, con diecinueve años. The Star-Treader fue valorado muy positivamente por la crítica, incluso uno de ellos dijo que Smith era el “Keats del Pacífico”. Cuando publicó su segundo volumen de poesía, Ebony and Cristal, en 1922, recibió la carta de un fan: H. P. Lovecraft. A partir de esta carta se inició su amistad, que duró 15 años sin apenas verse en persona.
Smith fue realmente pobre casi toda su vida y tuvo que trabajar de innumerables oficios para poder comer y mantener a su familia: Recoger fruta, cortar madera, albañilería... Después de la muerte de sus padres se casó con Carol Jones Dorman, el 10 de noviembre de 1954 y se trasladaron a Pacific Grove, California, donde levantaron una casa para ellos y sus hijos.

Artista multidisciplinar

Aunque Smith fue un artista que trabajó en muchas disciplinas distintas (pintura, escultura, poesía, cuento) se pueden distinguir tres fases diferenciadas donde un arte predomina por encima de los demás.

Poesía: Hasta 1925

Smith publicó casi todos sus libros de poesía en este período, además de los dos mencionados anteriormente también publicó Odes and Sonnets (1918) y Sandalwood (1925).
Weird Tales: 1926-1935

Durante esta etapa Smith escribió la mayor parte de sus cuentos dentro de los Mitos de Cthulhu, inspirado por H. P. Lovecraft. Algunas criaturas de su invención son: Aforgomon, Rlim-Shaikorth, Mordiggian, Tsathoggua, el brujo de Eibon y muchos otros
Además de escribir cuentos para los Mitos de Cthulhu también participó (o creó) en otros muchos ciclos mitológicos: Averoigne, Hyperborea (de Robert E. Howard), Marte, Poseidonis, Xiccarph y Zothique. Las historias situadas en Zothique pertenecen al subgénero de la Tierra Moribunda.
Sus cuentos aparecieron en numerosas revistas pulp de la época, de las más a las menos importantes: Weird Tales, Strange Tales, Astounding Stories, Stirring Science Stories y Wonder Stories.

Escultura: 1935 - 1961

A partir de 1935 su interés por la literatura empieza a decaer y dedica la mayor parte de su tiempo a la escultura.

Algunos de sus cuentos

"The Last Incantation" — Weird Tales, junio de 1930
"A Voyage to Sfanomoe" — Weird Tales, agosto de 1931
"The Tale of Satampra Zeiros" — Weird Tales, noviembre de 1931
"The Door to Saturn — Strange Tales", enero de 1932
"The Planet of the Dead — Weird Tales", marzo de 1932
"The Gorgon — Weird Tales", abril de 1932
"The Letter from Mohaun Los" (under the title of "Flight into Super-Time") — Wonder Stories, agosto de 1932
"The Empire of the Necromancers" — Weird Tales, septiembre de 1932
"The Hunters from Beyond" — Strange Tales, octubre de 1932
"The Isle of the Torturers" — Weird Tales, marzo de 1933
"The Light from Beyond" — Wonder Stories, abril de 1933
"The Beast of Averoigne" — Weird Tales, mayo de 1933
"The Holiness of Azedarac" — Weird Tales, noviembre de 1933
"The Demon Of the Flower" — Astounding Stories, diciembre de 1933
"The Death of Malygris" — Weird Tales, abril de 1934
"The Plutonium Drug" — Amazing Stories, septiembre de 1934
"The Seven Geases" — Weird Tales, octubre de 1934
"Xeethra" — Weird Tales, diciembre de 1934
"The Flower-Women" — Weird Tales, mayo de 1935
"The Treader of the Dust" — Weird Tales, agosto de 1935
"Necromancy in Naat" — Weird Tales, julio de 1936
"The Maze of Maal Dweb" — Weird Tales, octubre de 1938
"The Coming of the White Worm" — Stirring Science Stories, abril de 1941



Selección De Poemas De Clark Ashton Smith En Castellano (Selection of Poems by Clark Ashton Smith In Castilian)

Translation of Clark Ashton Smith by Óscar Mariscal

INTRODUCCIÓN:

En 1920, Clark Ashton Smith escribía al poeta neoyorquino y protegido del "amargo Ambrose Bierce", George Sterling: "No te preocupe el que pueda experimentar con el hashish. La vida es ya suficiente pesadilla sin drogas, y me siento contento con experimentar el rumor". Estas líneas las escribía Smith a propósito de su muy celebrado poema "The Hashish Eater or The Apocalypse Of Evil", un largo "drama cósmico" donde queda patente la influencia de Baudelaire (de quien tradujo "Las Flores del Mal"), de la literatura oriental (Las Mil y Una Noches, en las versiones de Galland y Lane) y aun de la "orientalista" (Vathek, Salambó, y Las Tentaciones de San Antonio, de donde, por cierto, escogió numerosos monstruos como motivo para esculpir y pintar, años más tarde).

Si bien nos parece que L. Sprague De Camp cae en la idolatría cuando describe la poesía de Smith como: " Vívida, conmovedora, evocadora, colorida, en un exuberante estilo victoriano, imaginativa y técnicamente pulida", es justo reconocer que en su época, tuvo cierta repercusión en el revuelto y variopinto ambiente de la bohemia de la ciudad de San Francisco; tampoco nos extrañan (por eso mismo admiramos a Smith) ciertas voces que tachaban su poesía de siniestra y sádica. El propio C. A. Smith parece más orgulloso de su obra poética que de su vasta producción de relatos fantásticos; en un pequeño artículo autobiográfico, publicado en el número de Agosto de The Science Fiction Fan de 1936, dice: " A los 17 años ya había vendido numerosos relatos a la revista The Black Cat, una publicación especializada en cuentos inverosímiles y fantásticos. Entonces, por alguna razón, perdí todo mi interés por los escritos de ficción durante más de una década. Un volumen de versos The Star-Treader and Other Poems apareció cuando tenía 19 años. Poco tiempo después mi salud se quebró, y durante cuatro años mi producción literaria fue más o menos limitada e intermitente. Mi mejor obra poética, fue quizás la producida durante este periodo. Un pequeño volumen, Odes and Sonnets, fue publicado por el Book Club de California en 1918. En 1922 publiqué Ebony and Crystal; en 1925, Sandalwood."
-Óscar Mariscal





El Canto Del Los Seres Libres

Gato montés, hermano del alma,
indómito seas, sin cadenas;
no sigas senda alguna de los hombres,
y hazte fuerte en vistillas y malezas.
Halcón del cielo, compañero alado,
salvo para cazar, nunca desciendas;
y como en una atalaya, anídate en riscos
que circunden anchas torrenteras.
Gran cárabo, noctámbulo conmigo,
en claustro cavernoso de cipreses,
vela los secretos escondidos
a quien no ve la luz en las tinieblas.






¿Dónde Duermes, Eldorado?

Vida mía, en tu alteza
Nunca olvides nuestro amor;
En tu dulce gentileza
No rechaces mi dolor.
Por siempre desterrado
De las playas del placer
Y de la magia del ayer.
¿Dónde duermes, Eldorado?
Nunca olvides este amor
En las tardes más triunfales...
Y recuerda el gran calor
Y los altos robledales;
Y recuerda nuestro mar
Soñoliento en la lejana
Dicha de una edad pagana...
No rechaces mi pesar.






Lo Ignoto

Las bóvedas del tiempo y del abismo
no conocen otro ejemplar de tu beldad;
y ningún escultor es capaz de cincelar
la esencia de tu forma y de tu faz.
Atraídos por un engañoso magnetismo,
buscamos y no hallamos tu fugaz
palacio... y el farol del ocultismo
no te ha revelado en tu magnitud.
¿Te escondes en la noche estrellada?
¿o moras en el átomo profundo?
¿Descubierta, serás pira humeante?,
¿o llama nueva de un mundo inaudito?...
¿o luz del cielo en faros terrenales?...
¿o fuego fatuo de los tremedales?






La Isla Del Naufrago

Huérfano de naufragio
estoy en una tierra sin jardín,
sin campos cultivados,
una isla que el volcán ha desolado
en parte, y los salvajes han invadido,
dominando ahora su mitad mayor,
las frutas y el pescado son su botín.
Ellos me sitian y me retienen
lejos de los bananos y del mar:
En este lugar
no tengo más que la desnuda roca,
en donde crecerán
un día los líquenes, cuyas hojas
mañana tras mañana no pueden
marchitar...
Ninguna vela
blanquea los verdinegros mares...
¿En tal islote,
puedo sobrevivir con los otros insulares?







Memoria Roja

Este recuerdo vuelve todavía
de un jardín de amaranto más retinto:
los lagos del ocaso, coloreando
mi desvarío como un vino tinto;
y los rubíes, hundidos talismanes,
en tus profundos ojos de jacinto.
Un esplendor de bermellón bañaba
las hiedras y las flores fúnebres;
y de tus labios yo bebí la sangre
que de un dios manaba fuera del ciprés1;
y de mi corazón llovía la vida,
la esencia de sanguinos árboles...
Pero la noche vino a apagar
los mágicos rubíes y el fuego rojo
con el licor del dios... En vano busco
aquella claridad en cielo y ojos...
hallando ya en símbolos y palabras
la orilla del río Leteo 2 y flojo.







Los Poetas

Somos los dueños
De todos los sueños
De la noche o del día.
Y siempre entonamos
Esta melodía:
El mundo es el suyo,
El sol es el tuyo,
La luna es la mía.







Dos Mitos Y Una Fábula

¿Dónde vais, guerreros orgullosos,
con cotas fulgentes como la luna?
- Salimos a matar al Basilisco 3,
en simas que sólo sus ojos alumbran.
¿A dónde vais, valientes marineros,
en un bajel tintado con los colores del otoño?
- Navegamos en busca de la verdina ribera,
postrer asilo de los Unicornios 4.
¿A dónde vais, innominados brujos,
con mantos más bermejos que el ocaso?
- Vamos a hallar de Salomón las Clavículas 5,
y a liberar a los genios encerrados.



NOTAS:

(1) La imagen del dios en el árbol es una clara referencia a Dionisios o Baco, personificación del desenfreno y el vino (el rojo licor del poema). Aunque la vid y los racimos son los símbolos más recurrentes a la hora de representar a esta divinidad, los griegos hacían sacrificios al "Dionisios del Árbol", pues éste, era también dios de los árboles. Se le representaba con frecuencia como un tocón de árbol envuelto en un manto, con una careta barbuda por cabeza y ramas que salían del cuerpo. En otras imágenes aparece con la cara roja y el cuerpo dorado, sosteniendo una varita con una piña en su extremo.

(2) El "Río del Olvido".

(3) El Basilisco: "El Besalís o Regulus es el rey de los reptiles; con una sola mirada mata al hombre. Mata con su aliento a las aves del cielo, y está tan lleno de veneno, que reluce. Si el hombre lo ve primero, no puede hacerle daño, y el Basilisco queda como único rey en la arena vacía". De Bestiis. "El fuego, soy yo; y por todas partes lo aspiro: de las nubes, de los guijarros, de los árboles muertos, del pelo de los animales, de la superficie de los pantanos. Mis temperatura mantiene a los volcanes". Las Tentaciones de San Antonio. Gustave Flaubert.

(4) El Unicornio: "El Monoceros es un monstruo de horrible bramido, con el cuerpo semejante al de un caballo, pies como los de un elefante y cola como la de un ciervo. Del centro de su frente brota un cuerno de asombroso esplendor, hasta de cuatro pies de largo, tan afilado que perfora fácilmente todo aquello contra lo que carga. Ni uno sólo ha ido a parar vivo a las manos del hombre, y aunque es posible matarlos, no se les puede capturar". Bestiario de Cambridge. " Yo tengo pezuñas de marfil, dientes de acero, la cabeza de color púrpura, el cuerpo color de nieve y el cuerno de mi frente lleva el abigarramiento del arco iris". Las Tentaciones de San Antonio. Gustave Flaubert.

(5) Eliphas Levi, en su Histoire de la Magie, dice a propósito de La Clavícula de Salomón: "Las tradiciones populares decían que el poseedor de Las Clavículas de Salomón puede conversar con los espíritus de todos los órdenes. Pues estas Clavículas, varias veces perdidas y otras tantas recobradas, no son otra cosa que los talismanes de los setenta y dos nombres y los misterios de las treinta y dos vías que el tarot reproduce jeroglíficamente. Con el auxilio de estos signos y por medio de sus combinaciones infinitas, se puede efectivamente llegar a la revelación natural y matemática de todos los secretos de la naturaleza y, en consecuencia, entrar en comunicación con la jerarquía completa de las inteligencias y de los genios". Lovecraft también citó a Eliphas Levi, en su novela El Caso de Charles Dexter Ward.

English original: Selección De Poemas De Clark Ashton Smith En Castellano (Selection of Poems by Clark Ashton Smith In Castilian)






Letanía de Ludar a Thasaidon.

Ludar's litany to Thasaidon

¡Negro señor del miedo y del terror, dueño de toda confusión!
Por ti, dijo tu profeta, el nuevo poder es dado a los magos después de la muerte,
y las brujas, pudriéndose, exhalan un aliento prohibido,
y tejen encantos salvajes e ilusiones tales,
como nadie, excepto las lamias, pueden utilizar.
Y por tu gracia los cuerpos corrompidos pierden
su horror y se encienden amores nefandos
en cámaras fétidas, largo tiempo oscurecidas.
Y los vampiros te dedican sus sacrificios
vomitando sangre, como si enormes urnas hubieran
su brillante tesoro bermellón derramado
sobre nuevos y antiguos sepulcros.






Zothique

Aquel que haya hollado las sombras de Zothique y contemplado el oblicuo sol del color de la brasa, no volverá de aquí a un país anterior, sino que rondará una última cosa donde las ciudades se deshacen en la negra arena y muertos dioses beben el salitre.

Aquel que haya conocido los jardines de Zothique, donde sangran los frutos desgarrados por el pico del simorgh, no saboreará la fruta de hemisferios más verdes; bajo las postreras enramadas, en la sucesión de ocasos de los años sombríos, sorberá un vino de aramanta.

Aquel que haya amado a las salvajes muchachas de Zothique no volverá a buscar un amor más tierno, ni distinguirá el beso de una amante del vampiro; el espíritu escarlata de Lilith se levanta para él, amoroso y maligno, de la última necrópolis en el tiempo.

Aquel que haya navegado en las galeras de Zothique y haya visto el espejismo de extrañas torres y cumbres, tendrá que enfrentarse de nuevo al tifón enviado por un brujo y ocupar el puesto del timonel sobre océanos alborotados por la cambiante luna o por la señal remodelada.








Desde las criptas de la memoria. 
From the crypts of memory

Eones y eones atrás, en una época cuyos maravillosos mundos han desaparecido, y cuyos poderosos soles ahora son menos que sombra, moraba yo en una estrella cuyo curso, cayendo de los altos cielos sin retorno del pasado, pendía justo al borde del abismo en el cual, según afirmaban los astrónomos, su ciclo inmemorial encontraría un oscuro y desastroso fin.

¡Ah, extraña era esa estrella olvidada en las profundidades, más extraña que ningún sueño que haya asaltado a los soñadores de las esferas del presente, o que ninguna visión que haya flotado sobre los visionarios en su mirada retrospectiva hacia los pasados siderales! Allí, a través de ciclos de una historia cuyos amontonados anales inscriptos en bronce estaban más allá de toda tabulación posible, los muertos habían llegado a sobrepasar infinitamente en número a los vivos. Y construidos en una piedra que era indestructible salvo en la furia de soles, sus ciudades se levantaban junto a las de los vivos como las prodigiosas metrópolis de los Titanes, con muros que ensombrecían a todas las tierras circundantes. Y por encima de todo pendía la negra bóveda fúnebre de los crípticos cielos: una cúpula de sombras infinitas, donde el lúgubre sol, suspendido como una enorme y solitaria lámpara, iluminaba poco y, apartando su fuego del rostro del indisoluble éter, proyectaba sólo tenues y desesperados rayos sobre los vagos y remotos horizontes y amortajaba los ilimitados paisajes de esas tierras visionarias.

Éramos un pueblo sombrío, secreto y afligido, nosotros, los que morábamos bajo ese cielo de eterno ocaso ante el cual se recortaban las siluetas de los encumbrados sepulcros y obeliscos del pasado. En nuestra sangre corría el frío de la noche antigua del tiempo, y nuestro pulso languidecía con una reptante presciencia de la lentitud del Leteo. Sobre nuestros patios y campos, como invisibles e indolentes vampiros surgidos de mausoleos, se elevaban y fluctuaban las negras horas, con alas que destilaban una maléfica debilidad producto del oscuro dolor y la desesperación de muertos siglos. Los mismos cielos se hallaban cargados de opresión, y respirábamos bajo ellos como en un sepulcro, sellado para siempre con toda su estancación de corrupción y lenta decadencia, y con tinieblas impenetrables salvo para los agitados gusanos.

En sombras vivíamos, y amábamos como en sueños, como en los vagos y místicos sueños que se ciernen sobre los últimos límites del insondable reposo. Sentíamos por nuestras mujeres, con su pálida y espectral belleza, el mismo deseo que los muertos acaso sienten por las fantasmagóricas azucenas de los prados del Hades. Pasábamos nuestros días vagando por entre las ruinas de solitarias e inmemoriales ciudades, cuyos palacios de calado cobre, al igual que sus calles abiertas entre largas filas de esculpidos obeliscos dorados, se veían sombríos y mórbidos bajo la luz muerta, o yacían sumergidos para siempre en mares de inmóvil sombra; ciudades cuyos vastos templos de hierro preservaban aún su lobreguez de primordiales misterio y horror, y desde donde las esculturas de dioses siglos atrás olvidados miraban con ojos inalterables el cielo vacío de esperanza, y veían la noche ulterior, el olvido final. Lánguidamente cuidábamos de nuestros jardines, cuyas grises azucenas ocultaban un necromántico perfume que tenía el poder de evocarnos los muertos y espectrales sueños del pasado. O, errando a lo largo de campos de perenne otoño, del color de la ceniza, buscábamos las raras y místicas inmortales, de sombrías hojas y pálidos pétalos, que florecían bajo sauces de exangües follajes similares a velos; o llorábamos bajo un dulce rocío de nepente, junto al fluyente silencio de aguas aquerónticas.

Y uno tras otro fuimos muriendo, y nos perdimos en el polvo del tiempo acumulado. Y sólo veíamos a los años como una lenta sucesión de sombras, y a la muerte como el ceder del ocaso ante la noche.






ELLA WHEELER WILCOX [9268]

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Ella Wheeler Wilcox (Wisconsin, 5 de noviembre de 1850 - Connecticut, 30 de octubre de 1919) fue una poeta y periodista estadounidense. Gran parte de sus trabajos tratan sobre el amor y el sexo, razón por la cual fueron clasificados ocasionalmente como inmorales o pornográficos. La obra más destacada de Ella es Poemas de Pasión (Poems of Passion en inglés), publicada en 1883 y de la que forma parte "Soledad", su poema más citado.
Su autobiografía, El mundo y yo, fue publicada en 1918, un año antes de su muerte.

Ella Wheeler Wilcox nació en el 5 de noviembre de 1850 en Johnstown Center, Wisconsin, fruto del matrimonio entre Sarah Pratt Wheeler y Marcus Hartwell Wheeler, una familia humilde procedente de Vermont. A temprana edad comenzó a escribir poesía, alentada por su madre, muy aficionada a la lectura. Durante la adolescencia envío poemas a varios magazines.
En 1867 asistió a la Universidad de Wisconsin, la cual abandonó al cabo de un año al constatar que le interesaba más escribir sus propias obras que recibir una educación formal.
Su primer libro de poemas fue Gotas de Agua (Drops of Water, 1872), aunque no obtuvo el éxito hasta Poemas de Pasión (Poems of Passion, 1883). Poemas de Pasión fue, sin embargo, rechazado por Jansen and McClurg hasta ser finalmente publicado por otra compañía.
En 1884 se casó con Robert Marius Wilcox, un fabricante de libros de arte, yéndose a vivir a Meriden, Connecticut, y ocasionalmente a New York.

Obra

Narrativa
The Worlds and I, New York: George II Doran Company, 1918 (Autobiografía)
Poesía
The Invisible Helpers in Cosmopolitan 57 (octubre de 1914): 578-579
The Voice of the Voiceless
Disarmament
Roads to God
To An Astrologer
Secret Thoughts
An Ambitious Man
An Englishman and Other Poems
Hello, Boys!
The Kingdom of Love
Maurine and other Poems
New Thought Pastels
Poems of Cheer
Poems of Experience
Poems of Optimism
Poems of Passion
Poems of Power
Poems of Progress
Poems of Purpose
Poems of Sentiment
A Woman of the World
Yesterday
Poems of Reflection, 1905 copyright, M. A. Donahue & Co. (editor)





Ángel o Demonio.
Angel or devil

Usted me llama Ángel de Amor y luz,
un ser de bondad y eterno fuego,
enviado desde el Cielo para guiar vuestros pasos
por senderos donde los espíritus ansían caminar.
Dices que brillo como un astro en el firmamento;
como un rayo en el crepúsculo, una chispa de la Fuente.

Ahora escucha mi respuesta, y deja que el mundo la oiga:
Hablo sin temor sobre lo que conozco;
El puro, el fervoroso Amor es el espíritu creador
que hace de las mujeres ángeles.
Yo vivo, existo sólo por usted, sólo en usted.
Nuestras almas juntas yacen atadas
por las antiguas leyes sagradas,
y si yo soy un Ángel, usted es la causa.

Mientras mi bote agitaba las espumas del mar,
observé en calma desde la proa:
Encantador el Amor brillaba,
el pulso firme sobre el timón;
iluminado en sus bellas formas.
¿Maldeciré entonces la barca que en la noche fue naufragio,
pues el infame navegante abandonó su puesto
envuelto en radiantes sombras?
Mi propio bote no es ajeno,
pues él también se ha perdido.
¿Ha desertado el marinero
o se ha dormido en su puesto?

He dejado los tesoros de mi alma a vuestros pies,
(sé que algunas damas lo hacen cada día).
No hay criatura que camine por esta calle
que posea el negro corazón que yo anhelo.
Usted ha despreciado todos los tesoros,
así como muchos caballeros con el corazón de hielo.

Esta llama del altar de Dios,
este fuego sagrado del Amor,
que arde como dulce incienso sólo para usted,
hoy será el estigma de mi vergüenza.
Ha torturado mi espíritu con su falsedad,
ignominia que todo lo pervierte;
los Ángeles y los Demonios nacen del mismo vientre
hasta que la Pasión los guía hacia abajo,
o por el camino ascendente.

Yo les advierto, a todas las mujeres
que habitan bajo la máscara de esposas,
y a las dulces y tiernas madres,
que el destino nunca es justo.
Son las damas las que abandonan sus vidas
por la locura que brota de la desesperación.
Como la brasa que en la chimenea consume su calor,
el desdén derriba todos las murallas.

El mundo es cruel al juzgar estas cosas,
un gran mal y un gran bien
se alimentan del mismo seno.
El Amor nos convoca y nos desgarra,
cubriendo nuestros hombros con sus alas;
Y lo mejor bien puede ser lo peor,
y lo odioso ser lo deseable.
Usted debería agradecer que esta pena se haya ensañado así,
pues el Demonio ha enterrado al Ángel que hay en mí.






El lenguaje del amor.
Love's Language

¿Cómo habla el Amor?
Sobre una mejilla en su tenue rubor,
Y en la palidez que le sucede, en aquel
Temblor de unos ojos que huyen,
-la sonrisa que se convierte en suspiro-
Así habla el Amor.

¿Cómo habla el Amor?
Por la desigualdad de dos corazones que palpitan,
Monstruo que en el pulso vibra, inmóvil ante el dolor,
Mientras nuevas emociones, como insólitas barcas
Que a lo largo de las venas trazan su inquietante curso;
-como el amanecer, con la fuerza súbita del amanecer-
Así habla el Amor.

¿Cómo habla el Amor?
Cuando evitamos aquello que buscamos,
El silencio repentino que nos asalta cuando
Contemplamos el ojo que brilla con su lágrima esquiva,
Cuando la alegría nos arrebata el corazón del pecho
-conociendo de memoria los nombres divinos-
Así habla el Amor.

¿Cómo habla el Amor?
En el orgulloso espíritu que crece mansamente,
En el corazón altanero creciendo humilde; en la cálida
Luz sin nombre que inunda el mundo con su esplendor;
En la semejanza donde los ojos trazan
En todas las cosas justas el rostro amado;
En el tímido roce de las manos que se estremecen,
-en los labios y las miradas que ya no disimulan-
Así habla el Amor.

¿Cómo habla el Amor?
Cuando las palabras pronunciadas parecen tan débiles
Que se someten al silencio; en el fuego
Que abate las miradas, destellos rápidos y más altos,
Como relámpagos que preceden la furia de la tormenta;
En lo profundo: sentimental quietud;
En la cálida marea apasionada que barre las venas
Entre las orillas del deleite y el dolor;
En el abrazo que se derrite en la locura del placer,
-en el arrebato convulsivo de un beso-
Así habla el Amor.






El secreto de la doncella.
A Maiden's Secret

He marcado este día en lo profundo de mi corazón
como la más dulce de las jornadas;
-Separado del resto de mis tristes horas,
Aunque no diré la razón, por ahora,
pues ese es mi Secreto- No debo decirlo;
sin embargo, los cielos son suaves y tiernos,
y nunca antes, lo sé muy bien,
la Tierra se llenó de tanto esplendor.

Canto en mi labor a lo largo del día,
mi corazón es ligero como una pluma,
y hay una razón para mi alegre canción,
más allá de la belleza de la estación.
Pero no os lo diré, aunque sensible sea
la corteza del arce, gritaría en voz alta si pudiese;
Pero lo sé, él no tiene el don de la palabra.

Donde mis dedos de niña cosían, llegó Uno
que me arrulló con las más bellas historias,
Él dijo que mis cabellos le fueron arrebatados al sol,
y mis ojos a la mañana gloriosa.
Abuela dice que no debo creer
las amargas palabras del hombre, pues son odiosas;
Pero estoy segura de que sus labios no engañan,
y nada fuera de su cálida melodía realmente importa.

Anoche estaba triste, y el mundo me parecía
una vivienda solitaria y sombría;
pero entonces nadie me había pedido que sea
la pálida musa de sus días.
¡Él existe ahora! Más debo callar,
sellar mis labios ante la pasión impía,
silenciarlos aunque la pena me consuma.
Y ningún mortal sabrá entonces,
porqué mi corazón es ligero como una pluma.







Soledad.
Solitude

Rie, y el mundo rie contigo:
Llora, y llorarás solo.
Lo que la triste vieja tierra debe prestar es alegría
Pero ella misma tiene suficientes problemas. 
Canta, y las colinas te contestarán;
Suspira, y se perderá en el aire.
Los ecos rebotan en un alegre sonido,
Pero se encogen sin considerar la voz.

Alégrate, y los hombres te buscarán:
Aflígete, y ellos darán la vuelta y se irán.
Ellos quieren por completo tu placer entero,
Pero no necesitan tu infortunio.
Muéstrate feliz y muchos serán tus amigos;
Muéstrate triste y los perderás a todos.
No hay nadie que decline tu néctar de vino,
Pero debes beber la hiel de la vida en soledad.

Festeja, y tus salones estarán repletos,
Ayuna, y el mundo te ignorará.
Ten éxito y da, y eso te ayuda a vivir,
Pero nadie puede ayudarte a morir.
Hay espacio en los salones del placer
Para un largo y digno tren,
Pero uno por uno todos tenemos que desfilar
Por los estrechos pasillos del dolor.




Solitude

Laugh, and the world laughs with you;
Weep, and you weep alone.
For the sad old earth must borrow its mirth,
But has trouble enough of its own.
Sing, and the hills will answer;
Sigh, it is lost on the air.
The echoes bound to a joyful sound,
But shrink from voicing care.

Rejoice, and men will seek you;
Grieve, and they turn and go.
They want full measure of all your pleasure,
But they do not need your woe.
Be glad, and your friends are many;
Be sad, and you lose them all.
There are none to decline your nectared wine,
But alone you must drink life's gall.

Feast, and your halls are crowded;
Fast, and the world goes by.
Succeed and give, and it helps you live,
But no man can help you die.
There is room in the halls of pleasure
For a long and lordly train,
But one by one we must all file on
Through the narrow aisles of pain. 







Una dama a su espejo.
A Maiden to her Mirror

Ha dicho que me ama! Luego llamó a mis cabellos
hilos de seda, donde Cupido tensa su arco;
a mi mejilla, una rosa que cae sobre la nieve fresca;
y juró solemne, que mi cuello era la desesperación
de Psique, la envidia de Venus.

El Tiempo y el cuidado
desvanecerán estas ternuras.
El Dios Alegre, lo sé,
no usa cuerdas en su arco.
Cómo podría hacerlo, cuando yo, decrépita,
suplique por un beso en la mejilla?
La helada nieve de mi piel se derretirá,
La rosa que cae morirá,
y sobre su tumba cetrina yacerán
las huellas profundas de la vida,
y las garras del descarnado cuervo.

Cuando este altivo cuello se desgarre,
cuando su tersura se pierda en infinitos pliegues,
como una fruta madura expulsada del árbol,
o como un cansado y abandonado acordeón,
cuya última melodía ha exhalado...
el Amor... también se volverá helado?






Amistad después del amor.
Friendship After Love

Después del feroz verano todas sus llamas
Se han consumido en cenizas, han expirado
En la intensidad de su propio calor,
Allí arriba la suavidad, leve, del día de San Martín,
Coronada con la calma de la paz, triste y brumosa.
El después del amor nos ha llevado, cansado
De la agonía y los tormentosos deseos,
Hasta una larga mirada de amistad: ojo fugaz
Que nos invita a seguirlo, y a cruzar
Los frescos y verdes valles que vagan sin cuidado.
¿Es un toque de nieve el que se encuentra en el aire?
¿Por qué nos acosa este sentido de pérdida?
No deseamos que retorne el dolor, el calor obsoleto;
Sin embargo, sin embargo, estos días son incompletos.



http://elespejogotico.blogspot.com.es/

HOWARD PHILLIPS LOVECRAFT [9269]

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Howard Phillips Lovecraft Nació en 1890 en Providence, Rhode Island, EE.UU. y falleció en la misma localidad en 1937. Desarrolló una mitología propia dentro del género del terror, siguiendo una corriente de terror cósmico materialista muy alejada de las vertientes tradicionales del género, sin embargo fue relativamente desconocido en vida, dándose a conocer de manera póstuma gracias a la difusión de su obra por parte de amigos y conocidos. Se interesó desde muy joven por la mitología árabe, y más adelante por la griega, escribiendo desde muy pequeño cuentos y poemas inspirados en estos dos ámbitos. Su abuelo,  que se hizo cargo de su educación tras la muerte de su padre, le introdujo a las historias góticas de terror.

Sus obras se hallan marcadas por el pesimismo y el cinismo, y suelen dividirse en tres periodos: La época de las Historias macabras (1905-1920), el Ciclo del Sueño (1920-1927), y los Mitos de Cthulhu (1925-1935).

Sus temas más comunes son el conocimiento prohibido, la influencia de seres no humanos en la Humanidad, la culpa heredada (el concepto de que uno no puede escapar de los errores de sus ancestros), el destino, la idea de una Humanidad constantemente amenazada y en peligro, la raza, el género y los riesgos inherentes a una sociedad cientificista.

Ha desarrollado un seguimiento de culto gracias a la creación de un universo propio de seres de naturaleza diversa, donde destacan los monstruosos Primigenios  y el Necronomicón, un terrible grimorio que muestra cómo invocarlos.


Compendio de las obras literarias publicadas por el escritor estadounidense de terror Howard Phillips Lovecraft. La crítica considera que el núcleo central de los «mitos de Cthulhu» lo forman ocho relatos, las obras mayores de Lovecraft.1
A través de las puertas de la llave de plata (con E. Hoffmann Price, 1933)
Aire frío (1926)
Arthur Jermyn (1920)
Astrophobos
Autobiografía
Azathoth (1922)
Celephaïs (1920)
Cenizas (con C. M. Eddy, Jr.,1923)
Cosmos en colapso (con R. H. Barlow,1935)
Dagón (1917)
Del más allá (1920)
Dos botellas negras (con Wilfred Blanch Talman, 1926)
Él (1925)
El alquimista (1908)
El árbol (1920)
El árbol en la colina (con Duane W. Rimel, 1934)
El buque misterioso (1902)
El caos reptante (con Winifred V. Jackson, 1920)
El caso de Charles Dexter Ward (1927)
El ceremonial (1923)
El clérigo malvado (1933)
El color que cayó del cielo (1927)
El desafío del más allá (con C. L. Moore; A. Merritt; Robert E. Howard y Frank Belknap Long, 1935)
El descendiente (1925)
El devorador de fantasmas (con C. M. Eddy, Jr., 1923)
El diario de Alonzo Typer (con William Lumley, 1935)
El extraño (1921)
El grabado en la casa (1920)
El hombre de piedra (con Hazel Heald, 1932)
El horror de Dunwich (1928)
El horror en la Playa Martin (con Sonia H. Greene, 1922)
El horror de Red Hook (1925)
El horror en el cementerio (con Hazel Heald, 1933)
El horror en el museo (con Hazel Heald, 1932)
El horror oculto (1922)
El horror sobrenatural en la literatura
El lazo de Medusa (con Zealia Bishop, 1930)
El Libro (1933)
El Libro Negro De Alsophocus (con Martín S. Warnes)
El misterio del cementerio (1898)
El modelo Pickman (1926)
El morador de las tinieblas o El que acecha en la oscuridad (1935)
El pantano de la luna (1921)
El pescador del Cabo del Halcón (con August Derleth)
El sabueso (1922)
El superviviente (con August Derleth)
El que susurra en la oscuridad o El susurrador de la oscuridad (1930)
El templo (1920)
El túmulo (con Zealia Bishop, 1930)
El verdugo eléctrico (con Adolphe de Castro, 1929)
El viejo Bugs (1919)
El viejo terrible (1920)
En la cripta (1925)
En la noche de los tiempos, La Sombra Fuera del Tiempo o El abismo en el tiempo (1934)
En las montañas de la locura (1931)
En los muros de Eryx (con Kenneth Sterling, 1936)
Encerrado con los faraones (con Harry Houdini, 1924)
Ex Oblivione (1921)
Hasta en los mares (con R. H. Barlow, 1935)
Herbert West: Reanimador (1922)
De la oscuridad
El demonio de la peste
Seis disparos a la luz de la luna
El grito del muerto
El horror de las sombras
Las legiones de la tumba
El intruso (1921)
Hipnos (1922)
Historia del Necronomicón (1927)
Hongos de Yuggoth Poemas de horror cósmico
Hongos de Yuggoth Poemas de la naturaleza
Hongos de Yuggoth Poemas metafísicos
Hongos de Yuggoth Poemas oníricos
Ibid (1928)
La antigua raza (1927)
La batalla que dio fin al siglo (con R. H. Barlow, 1934)
La bestia en la cueva (1905)
La botellita de cristal (1897)
La búsqueda de Iranon (1921)
La búsqueda en sueños de la ignota Kadath (1927)
La casa evitada (1924)
La casa maldita
La calle (1920)
La ciénaga-luna
La ciudad sin nombre (1921)
La cosa en el umbral (1933)
La cueva secreta (1897)
La declaración de Randolph Carter (1919)
La dulce Ermengarde (1917)
La exhumación (con Duane W. Rimel, 1935)
La extraña casa elevada entre la niebla (1926)
La habitación cerrada (con August Derleth)
La Hermandad Negra (con August Derleth)
La Hoya de las Brujas (con August Derleth)
La lámpara de Alhazred (con August Derleth)
La llamada de Cthulhu (1926)
La llave de plata (1926)
La maldición de Yig (con Zealia Bishop, 1928)
La maldición que cayó sobre Sarnath (1919)
La muerte alada (con Hazel Heald, 1933)
La música de Erich Zann (1921)
La nave blanca (1919)
La noche del óceano (con R. H. Barlow, 1936)
La poesía y los dioses (con Anna Helen Crofts, 1920)
La pradera verde (con Winifred V. Jackson, 1918)
La sombra fuera del espacio (con August Derleth)
La sombra sobre Innsmouth (1931)
La trampa (con Henry S. Whitehead, 1931)
La tumba (1917)
La transición de Juan Romero (1919)
La última prueba (con Adolphe de Castro, 1927)
La ventana en la buhardilla (con August Derleth)
Las ratas en las paredes (1923)
Lo innombrable (1923)
Lo que trae la luna (1922)
Los amados muertos (con C. M. Eddy, Jr., 1923)
Los gatos de Ulthar (1920)
Los otros dioses (1921)
Los sueños en la casa de la bruja (1932)
Más allá de los eones (con Hazel Heald, 1933)
Más allá del muro del sueño (1919)
Memoria (1919)
Nyarlathotep (1920)
Polaris (1918)
Reliquia de un mundo olvidado (con Hazel Heald)
Robert Ervin Howard: Un recuerdo
Sordo, mudo y ciego (con C. M. Eddy Jr., 1924)
Una semblanza del Doctor Johnson (1917)





De "Hongos de Yuggoth":

I.  El libro

El lugar era oscuro y polvoriento, un rincón perdido
En un laberinto de viejas callejuelas junto a los muelles,
Que olían a cosas extrañas traídas de ultramar,
Entre curiosos jirones de niebla que el viento del Oeste dispersaba.
Unos cristales romboidales, velados por el humo y la escarcha,
Dejaban apenas ver los montones de libros, como árboles retorcidos
Pudriéndose del suelo al techo... ventisqueros
De un saber antiguo que se desmoronaba a precio de saldo.

Entré, hechizado, y de un montón cubierto de telarañas
Cogí el volumen más a mano y lo hojeé al azar,
Temblando al leer raras palabras que parecían guardar
Algún secreto, monstruoso para quien lo descubriera.
Después, buscando algún viejo vendedor taimado,
Sólo encontré el eco de una risa.

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







II. Persecución

Llevaba el libro apretado bajo el abrigo,
Escondiéndolo como podía en semejante lugar,
Mientras apretaba el paso por las viejas calles del puerto
Volviendo con recelo la cabeza a cada instante.
Ventanas sombrías y furtivas de tambaleantes casas de ladrillo
Espiaban extrañamente mi paso apresurado,
Y al pensar en la que cobijaban ansié violentamente
Una visión redentora de puro cielo azul.

Nadie me había visto cogerlo... y sin embargo
Una risa hueca seguía resonando en mi aturdida cabeza,
Dejándome adivinar qué mundos nocturnos de maldad
Acechaban en aquel volumen que había codiciado.
El camino se me hacía extraño, los muros demenciales...
Y a mi espalda, en la distancia, se oían pasos invisibles.

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







V. Vuelta a casa

El demonio dijo que me llevaría a casa,
A la tierra lívida y sombría que recordaba vagamente
Como un lugar elevado con escaleras y terrazas
Rodeadas de balaustradas de mármol que peinan los vientos del cielo,
Mientras muchas millas más abajo, a la orilla de un mar,
Se extiende un laberinto de torres y torres y cúpulas superpuestas,
Una vez más, me dijo, volvería a quedar embelesado
Ante aquellas viejas colinas, y oiría el lejano rumor de la espuma.
Todo esto prometió, y por las puertas del ocaso
Me arrastró a través de lagos de llamas lamientes
Y tronos de oro rojo de dioses sin nombre
Que gritan de miedo ante un destino ominoso.
Después, un negro abismo con ruido de olas en la noche:
«Aquí estaba tu casa», se burló, «¡cuando aún veías!»

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







XIV. Vientos estelares

Es la hora de la penumbra crepuscular,
Casi siempre en otoño, cuando el viento estelar se precipita
Por las calles altas de la colina, que aunque desiertas
Muestran ya luces tempranas en cómodas habitaciones.
Las hojas secas danzan con giros extraños y fantásticos,
Y el humo de las chimeneas se arremolina con gracia etérea
Siguiendo las geometrías del espacio exterior,
Mientras Fomalhaut se asoma por las brumas del Sur.

Ésta es la hora en que los poetas lunáticos saben
Qué hongos brotan en Yuggoth, y qué perfumes
Y matices de flores, desconocidos en nuestros pobres
Jardines terrestres, llenan los continentes de Nithon.
¡Pero por cada sueño que nos traen estos vientos
Nos arrebatan una docena de los nuestros!

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







XIX. Las campanas

Año tras año oí aquel tañido débil y lejano
De graves campanas traído por el viento negro de medianoche;
Extraños repiques, que no venían de ningún campanario
Que pudiese descubrir, sino como de más allá de un gran vacío.
Busqué una pista en mis sueños y recuerdos,
Y pensé en todos los carillones que albergaban mis visiones;
Los de la apacible Innsmouth, donde las blancas gaviotas planeaban
En torno a una aguja que conocí antaño.

Siempre perplejo seguí oyendo caer aquellas notas
Hasta una noche de marzo en que la lluvia fría y desapacible
Me hizo franquear de nuevo las puertas del recuerdo
Hacia las viejas torres donde tañían badajos enloquecidos.
Tañían... pero desde las corrientes sin sol que fluyen
Por valles profundos hasta verter al lecho muerto del mar.

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







XX. Bestezuelas nocturnas

No sabría decir de qué criptas salen arrastrándose,
Pero cada noche veo esas criaturas viscosas,
Negras, cornudas y descarnadas, con alas membranosas
Y colas que ostentan la barba bífida del infierno.
Llegan en legiones traídas por el viento del Norte
Con garras obscenas que cosquillean y escuecen,
Y me agarran y me llevan en viajes monstruosos
A mundos grises ocultos en el fondo del pozo de las pesadillas.

Pasan rozando los picos dentados de Thok
Sin hacer el menor caso de mis gritos ahogados,
Y descienden por los abismos inferiores hasta ese lago inmundo
Donde los shoggoths henchidos chapotean en un sueño dudoso.
Pero ¡ay! ¡Si al menos hicieran algún ruido
O tuvieran una cara donde se suele tener!

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







XXIII. Espejismo

No sé si existió alguna vez
Ese mundo perdido que flota oscuramente en el río del Tiempo,
Pero lo he visto a menudo, envuelto en una bruma violeta
y brillando débilmente al fondo de un sueño borroso.
Había extrañas torres y ríos con curiosos meandros,
Laberintos de maravillas y bóvedas llenas de luz,
y cielos llameantes cruzados por ramas, como los que tiemblan
Ansiosamente momentos antes de una noche invernal.

Grandes marismas llevaban a costas desiertas con juncales
Donde revoloteaban aves inmensas, y en una colina ventosa
Había un pueblo antiguo con un blanco campanario
Cuyos repiques vespertinos resuenan aún en mis oídos.
No sé qué tierra es ésa... ni me atrevo a preguntar
Cuándo o por qué estuve, o estaré allí.

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







XXVIII. Expectación

No sabría decir por qué algunas cosas me producen
Una sensación de maravillas inexploradas por venir,
O de grieta en el muro del horizonte
Que se abre a mundos donde s6lo los dioses pueden vivir.
Es una expectación vaga, sin aliento,
Como de grandes pompas antiguas que recuerdo a medias,
O de aventuras salvajes, incorpóreas,
Plenas de éxtasis y libres como un ensueño.

La encuentro en puestas de sol y en extrañas agujas urbanas,
En viejos pueblos y bosques y cañadas brumosas,
En los vientos del Sur, en el mar, en collados y ciudades iluminadas,
En viejos jardines, en canciones entreoídas y en los fuegos de la luna.
Pero aunque sólo por su encanto vale la pena vivir la vida
Nadie alcanza ni adivina el don que insinúa.

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







XXIX. Nostalgia

Cada año, al resplandor melancólico del otoño,
Los pájaros remontan el vuelo sobre un océano desierto,
Trinando y gorjeando con prisa jubilosa
Por llegar a una tierra que su memoria profunda conoce.
Grandes jardines colgantes donde se abren flores
De vivos colores, hileras de mangos de gusto delicioso
Y arboledas que forman templos con ramas entrelazadas
Sobre frescos senderos... todo esto les muestran sus vagos sueños.

Buscan en el mar vestigios de su antigua costa,
Y la alta ciudad blanca, erizada de torres...
Pero sólo las aguas vacías se extienden ante ellos,
Así que al fin dan media vuelta una vez más.
Y mientras tanto, hundidas en un abismo infestado de extraños pólipos,
Las viejas torres añoran su canto perdido y recordado.

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt






XXXVI. Continuidad

Hay en algunas cosas antiguas una huella
De una esencia vaga... más que un peso o una forma,
Un éter sutil, indeterminado,
Pero ligado a todas las leyes del tiempo y el espacio.
Un signo tenue y velado de continuidades
Que los ojos exteriores no llegan a descubrir;
De dimensiones encerradas que albergan los años idos,
Y fuera del alcance, salvo para llaves ocultas.
Me conmueve sobre todo cuando los rayos oblicuos del sol poniente
Iluminan viejas granjas en la ladera de una colina,
Y pintan de vida las formas que permanecen inmóviles
Desde hace siglos, menos quiméricas que todo esto que conocemos.
Bajo esa luz extraña siento que no estoy lejos
De la masa inmutable cuyos lados son las edades.

21 de diciembre de 1929- 4 de enero de 1930

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







De "Poemas fantásticos":

A Pan

Sentado en una cañada entre bosques
A orillas de un arroyo bordeado de juncos
Meditaba yo un día, cuando adormeciéndome
Me vi sumido en un sueño.

Del riachuelo surgió una figura
Medio hombre y medio cabrio;
Tenía pezuñas en vez de pies
Y una barba adornaba su garganta.

Con un rústico caramillo de caña
Tocaba dulcemente aquel ser híbrido,
Y yo olvidé todo cuidado terreno
Pues sabía que era Pan.

Ninfas y sátiros se congregaron
Para gozar del alegre sonido,

Demasiado pronto desperté con pesar
y volví a las moradas de los hombres,
Pero en valles campestres yo querría vivir
Y escuchar de nuevo la flauta de Pan.

Septiembre de 1902

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







El horror de Yule

Hay nieve en el campo
         Y los valles están helados,
Y una profunda medianoche
         Se cierne sombría sobre el mundo;
Pero una luz entrevista en las cumbres
         Revela festines profanos yantiguos.

Hay muerte en las nubes,
         Hay miedo en la noche,
Pues los muertos en sus mortajas
         Celebran la puesta del sol,
Yentonan cantos salvajes en los bosques mientras danzan
         En torno al altar de Yule, fungoso y blanco.

Un viento que no es de este mundo
         Recorre el bosque de robles,
Cuyas mórbidas ramas se ahogan
         En una maraña de delirante muérdago,
Porque éstos son los poderes de las tinieblas, que perviven
         En las tumbas de la raza perdida de los Druidas.

Diciembre, 1926

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







La ciudad

       Era dorada y espléndida
               Aquella ciudad de la luz;
       Una visión suspendida
               En los abismos de la noche;
Una región de prodigios y gloria, cuyos templos
       Eran de mármol blanco.

       Recuerdo la época
               En que apareció ante mis ojos;
       Eran los tiempos salvajes e irracionales,
               Los días de las mentes embrutecidas
En los que el Invierno, con su mortaja blanca y lívida,
        Avanzaba lentamente torturando y destruyendo.

        Más hermosa que Zión
                Resplandecía en el cielo
       Cuando los rayos de Orión
                Nublaron mis ojos,
Y me sumieron en un sueño lleno de oscuros recuerdos
       De vivencias olvidadas y remotas.

       Sus mansiones eran majestuosas,
                Decoradas con bellas esculturas
      Que se erguían con nobleza
                En magníficas terrazas,
Y los jardines eran fragantes y soleados,
       Y en ellos florecían extrañas maravillas.

       Me fascinaban sus avenidas
                Con sus perspectivas sublimes;
      Las elevadas arcadas me confirmaban
                Que una vez, en otro tiempo,
Había vagado en éxtasis bajo su sombra,
      En el benigno clima de Halcyón.

      En la plaza central se alineaba
               Una hilera de estatuas;
      Hombres solemnes de largas barbas
               Que habían sido poderosos en su día...
Pero una estaba rota y mutilada,
      Y su rostro barbado había sido destrozado.

      En aquella ciudad esplendorosa
               No vi a ningún mortal,
      Pero mi imaginación, indulgente
               Con las leyes de la memoria,
Se demoró largo tiempo contemplando aquellas figuras
       De la plaza, cuyos pétreos rostros observó con temor.

       Avivé el débil rescoldo
               Que aún permanecía encendido en mi espíritu,
       Y me esforcé por recordar
               Los eones de pasado;
Por atravesar libremente el infinito,
       Y poder visitar el insondable pasado.

       Entonces la horrible advertencia
               Cayó sobre mi alma
       Como el ominoso amanecer
               Que asciende en su roja aureola,
Y huí, lleno de pánico, antes de que los terrores
       Ya olvidados y desaparecidos me fueran revelados.

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







Oceanus

A veces me detengo en la orilla
Donde las penas vierten sus flujos,
Y las aguas turbulentas suspiran y se quejan
De secretos que no se atreven a contar.
Desde las simas profundas de valles sin nombres,
Y desde colinas y llanuras que ningún mortal conoce,
La mística marejada y el hosco oleaje
Sugieren como taumaturgos malditos
Un millar de horrores, henchidos por el temor
Que ya contemplaron épocas hace tiempo olvidadas.
¡Oh vientos salados que tristemente barréis
Las desnudas regiones abisales;
Oh pálidas olas salvajes, que recordáis
El caos que la Tierra ha dejado tras de sí;
Una sola cosa os pido:
Guardad por siempre oculto vuestro antiguo saber!

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







Por donde un día paseó Poe

Divagan eternamente las sombras en esta tierra,
Soñando con siglos que se fueron para siempre;
Grandes olmos se alzan solemnes entre lápidas y túmulos
Desplegando su alta bóveda sobre un mundo oculto de otro tiempo.
Una luz del recuerdo ilumina todo el escenario,
Y las hojas muertas hablan en susurros de los días idos,
Añorando imágenes y sonidos que ya no volverán.

Triste y solitario, un espectro se desliza a lo largo
De los paseos por donde sus pasos le llevaban en vida;
Pero no es visible a los ojos de cualquiera, a pesar de que su canto
Resuena a través del tiempo con una extraña fascinación.
Sólo los pocos que conocen el secreto de su magia
Pueden encontrar entre estas tumbas la sombra de Poe.

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt







ISABELLA VALANCY CRAWFORD [9270]

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Isabella Valancy Crawford.
1850-1887

Isabella Crawford fue una de las grandes poetisas irlandesas del siglo XIX, aunque la mayor parte de su obra fue publicada en Canadá; país en el que se radicó a los trece años de edad.
A pesar de ser una escritora muy prolífica, sus poemas y relatos vieron la luz en diversas publicaciones menores. Durante su vida sólo alcanzó a ver uno de sus libros publicados.
Murió a los 36 años.




El Campo de las Almas.
The Camp of Souls

En mi canoa blanca, como el plateado aire
Sobre el Río de la Muerte que oscuro pasa,
Cuando las lunas del mundo son circulares,
Yo remaba volviendo del Campo de las Almas.
Y cuando los deseos del bajo pantano se apenan,
Llegan las plumas sombrías de las Hojas que Cantan.

Doscientas veces las lunas de primavera
Rodaron sobre el aliento azur de la bahía,
Adornándome con las alas del águila,
Pintando mi rostro con el Tinte de la Muerte,
Y de las cañas sobre mi cadáver rompieron
Los solemnes anillos del azul, el último humo.

Doscientas veces las lunas invernales
Arroparon la tierra muerta con su manto pálido;
Doscientas veces las aves del viento salvaje
Chillaron sobre el rubor de la luz dorada
En aquella dulce alba, cuando el verano urdía
Su choza sombría de hojas perfectas.

Doscientas lunas de hojas decrecientes han pasado
Desde que colocaron el arco sobre mi mano muerta,
Cantando a mi alrededor la Canción del Dolor,
Mientras tomaba mi camino en la tierra de los espíritus;
Sin embargo, cuando el cielo azul quiebra su aliento
Llegan las plumas sombrías de las Hojas que Cantan.

Blancas son las chozas en aquel campo lejano,
Donde el ciervo de ojos claros corre por los llanos;
¡No hay pantanos amargos ni marjales cerrados
En la tierra donde feliz caza el gran Manitou!
Y la luna de verano rueda eternamente
Sobre los hombres rojos del Campo de las Almas.

Azules son sus lagos, como el pecho de las palomas salvajes,
Murmurando suave mientras oyen sus apacibles notas;
Tan calmos como las estrellas que duermen en el cielo,
Los lirios amarillos flotando sobre ellos;
Y las canoas, como escamas de nieve plateada,
Atraviesan el lecho de juncos que vienen y van.

Verdes son sus bosques; sin aires violentos
Azotando la arboleda en el crepúsculo,
Con el llanto de los árboles que se afligen detrás;
Pero el viento del sur, amigo del gran Manitou,
Cuando el verde es bañado por el rocío,
Dobla alientos floridos de su caña roja.

Sobre ellos nunca caen las blancas heladas,
Ni sus ramas brillan con el Tinte de la Muerte;
Manitou sonríe en su cielo de cristal,
Cerrando sobre ellos su aliento vital;
Y allí su voz no ruge en el trueno feroz,
Allí cerca de sus felices campos de caza.

Pero a veces anhelo, sobre mi canoa blanca,
Volver a los llanos y bosques del mundo:
Allí está la flecha negra que me penetró,
Allí está la mujer que me dio a luz,
Allí, en la luz del alba de un joven,
Gané el corazón del lirio del ocaso.

Y el amor es una cuerda creciendo fuera de la vida,
Y teñida en el rojo de un corazón vivo;
Y el tiempo es el cuchillo herrumbrado del cazador,
Que jamás podrá cortar aquellos hilos carmesí:
Navego desde la orilla de los espíritus a explorar
Donde el tejido de aquella cuerda comenzó.

Pero no regresaré con las manos vacías,
Muchas riquezas acumulo en mi canoa;
Capullos que florecen en la tierra de los espíritus,
Inmortales sonrisas del gran Manitou;
Y cuando remo hacia las costas de la Tierra
Las disperso sobre el corazón del hombre blanco.

Pues el amor es el aliento del alma puesta en libertad;
Entonces cruzo el Río de la Muerte que oscuro pasa,
Para que mi espíritu pueda susurrar suave
A los que aguardan por el Campo de las Almas.
Cuando sonríe la luz del día,
Cuando la noche pálida se vuelve triste,
Llegan las plumas sombrías de las Hojas que Cantan.






El Ciervo Oscuro.
The Dark Stag

Un ciervo asustado, bajo el gris azulado de la noche,
Reposa más allá de los oscuros pinos.
Detrás -a la distancia de una lámpara-
La flecha del cazador brilla:
Sus botas están manchadas de rojo,
Las ve mientras se inclina sobre el terreno,
Y desde los picos escondidos su odio vuela,
La pluma azul alza su cabeza en la niebla,
¡Bien podría huir de la furtiva noche!

La pálida, pálida luna, un delicado copo de nieve,
Corta los flancos de su refugio:
Derribando las estrellas que pasan,
Como el tañido silencioso de una campana de madera.
El viento levanta las hojas del suelo,
Silbando en el temblor de las cañas;
Su ronco palpitar agita el bosque,
Con gran clamor sobre la pista del acechado.
¡Rápido, rápido huye el oscuro ciervo!

¡Lejos! Bajo el copo delicado, muy lejos,
Yace herido sobre la llanura:
Su grito viaja en el viento nocturno,
Sus espesas lágrimas caen con la lluvia;
Como lirios pálidos, las nubes crecen blancas
Sobre el sendero umbrío;
En su desnudo nido en las alturas,
El águila de ojos rojos lo contempla;
Él se tambalea, se debate, tiembla en la noche.
¡El oscuro ciervo se funde con la bahía!

Sus pies caminan en las olas del espacio;
Sus astas suben y bajan en la sombra,
Ya no huye, tuerce su rostro aterciopelado
Hacia el cazador, el Sol;
Él sella los lirios brumosos, y en lo alto
Sus cuernos llenan el oeste.
La cigüeña navega a través del cielo,
Los picos lloran al verlo morir,
El viento se detuvo en su pecho.

El rugido del lago quiebra las olas
Sumergiendo sus guerreros de plata;
Como la bóveda de una cueva de cristal
El duro, fiero Muskallunge,
Deslumbra la costa con rojos destellos,
Los caídos fuegos del concilio se encienden;
El avetoro regaña en el aire,
El pato salvaje se zambulle donde
Las espigas famélicas descansan.

Rayo tras rayo el sol desaparece;
Abandonando la costilla roja del ciervo,
Su pecho, almohada viva del viento, sangra;
Él tropieza sobre la marea,
Siente las hambrientas olas del espacio
Rugiendo en la cima del mundo.
Los blancos copos cubren su rostro,
Más rápidos que el sol en su feroz carrera,
Perforando su corazón cálido.

Sus astas caen, una vez más olfatea
La espuma de los sabuesos del día;
La sangre sobre su crin azul se quema,
Tiñendo de rojo la alfombra de flores;
Las cuernos hieren las olas -llorando,
El viento en su pecho se demora-
Él se hunde en el espacio, rojo resplandece el cielo,
La tierra húmeda se torna púrpura mientras muere:
El fuerte y oscuro ciervo.





El Lecho de Lirios.
The Lily Bed

Su bote de cedro, perfumado, rojizo,
Fluyó hacia abajo en un lecho de lirios;

Envuelto en una pausa de oro yacía,
Entre los brazos de una apacible bahía.

Temblaba solo en su barca de corteza,
Mientras los lirios rompían con certeza

El inmóvil cristal de la marea,
Hiriendo la frágil proa de madera.

O cuando cerca de los delgadas plantas
Levanta sus afiladas escamas de plata;

O cuando en el viento frío y sonoro
Cae la libélula envuelta en oro

Y todas las joyas y las amplias aguas,
En anillos cantan en sus alas;

O cómo el alma ardiente y alada,
Que de la oscuridad desciende en llamas

Sobre la fría ola, como el bálsamo
Que por un gran espíritu es derramado,

El alma vuela en libertad, y el silencio se aferra
A las horas inmóviles, como cuelga la Tierra,

Cortando la oscuridad, en los árboles,
A medias enterrados hasta las rodillas.

Se sentó en su quietud de plácidas hojas,
Aferrado a sus sombras, doradas y rojas,

Y sobre el suelo cóncavo, como una espiga,
Cayó el rostro entre luces ambarinas.

Orgullosa y valiente espuma de madera,
Perla brillante, una doncella frente a la marea.

Y él hubo de cantar de su alma el amor,
Con la voz del águila y el dolor.

En lo alto, fuertes pinos fueron hechos de su lengua,
Sus labios florecieron suaves en la sombra de la tormenta,

Besando los femeninos pétalos, plateados despojos,
Como lirios blancos en un íntimo arroyo.

Hasta hoy él permanece allí, en reposo,
Su imagen pintada en ella, descanso glorioso.

Una isla entre dos azules no se derrite,
Una gota de rocío en la costa

Se alza como un crepúsculo púrpura,
Sobre la vasta arena durmiendo bajo el cielo.

Su bote de cedro, perfumado, rojizo,
Fluyó hacia arriba desde un lecho de lirios;

Todas las flores, todos los lirios,
En la luz de la tarde la corteza agitaron.

Sus labios frescos rodearon la aguda proa,
Sus caricias suaves treparon por los flancos,

Con labios y senos tejieron su bóveda,
Robando a sus ojos la noche estrellada;

Con mano dorada ella tomó el cabello
De una nube roja, hasta su planicie de azur.

Furtivo, el dorado atardecer fluyó,
Un viento frío de su cuerpo huyó.

Aceptaron lo alto, los árboles oscuros,
Y los bajos lirios que cubrían todo.

Su bote de cedro, perfumado, rojizo,
Escapó lejos de su lecho de lirios.







La Rosa
The Rose

La Rosa fue otorgada al hombre para esto:
Cuando la contemple en sus últimos años
Los besos del recuerdo surgirán del pasado,
Y del amor y la pena su llanto prolongado;
O siendo ciego deberá sentir el anhelo
De los viejos aromas que rondan su corazón,
Hasta que vea en el amplio lienzo de la memoria
Todas las rosas que conoció.

Quizás la tribulación guíe su dedo descuidado
Sobre el cristal frágil de la copa restante,
Entonces sentirá los labios muertos del infante
Sobre sus propios labios desgastados.

Tal vez sordo y enamorado de su estrella
Casi escuchará una fugaz alondra,
O el amor distante del ruiseñor
A través del oscuro rocío brillante.

El dolor perdido en caminos interminables,
Tumbas arcaicas en círculos y reflejos,
Su poderoso y vital aliento canta su suerte
Convocando las raíces del sombrío Tejo,
Atándolo a la vida, jamás a la muerte.


http://elespejogotico.blogspot.com.es/



PETER LEVI [9271]

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Peter Levi (1931-2000, INGLATERRA)  Poeta, crítico, arqueólogo, ensayista y periodista. Convertido al catolicismo ingresó en la Sociedad de Jesús a los 17 años de edad, donde se ordenó y ejerció el sacerdocio durante 29 años. En 1977 luego de solicitar las dispensas correspondientes,  abandonó la congregación. Fue profesor de  poesía en la Universidad de Oxford (1984-1989), escribió crónicas y varias biografías. Tradujo del griego y del ruso. Es el autor de The Gravel Ponds (1961) y  Pancakes for the Queen of Babylon ( 1968), entre otros volúmenes de poesía.






Hablando del alma.

Para hablar acerca del alma,
me despierto temprano. No se puede  dormir en verano.
En la mañana un ruiseñor de ojos muertos
todavía sigue desvelado en tu interior.
Todas nuestras acciones y sufrimientos
y lo que aún queda por sufrir
                      /se hallan en el alma.
Los oráculos serán revelados en otro sitio,
sus palabras están asociadas al frío bronce.

De mañana, muy temprano
podrás ver a las mujeres caminando hacia los santuarios;
la suave luz del sol reverbera en las paredes encaladas:
la pálida llama del fuego consume el aceite de  las lámparas.
Vos no me contás nada.
Este es el desierto sobre el que escribiré. 

(versión Esteban Moore)




ANTHONY THWAITE [9272]

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Anthony Thwaite (Chester, 1930) es un destacado poeta inglés, autor de una extensa obra.

OBRA:

Anthony Thwaite (Fantasy Press 1953). Fantasy Poets 17
Oxford Poetry 1954 (1954) editor with Jonathan Price
Poems (1957) Privately Printed in Tokyo
Essays on Contemporary English Poetry (1957)
Home Truths (1957) poems
Contemporary English Poetry - An Introduction (1961)
New Poems 1961: A P.E.N Anthology of Contemporary Poetry (1961) editor with Hilary Corke and William Plomer
The Owl in the Tree (1963) poems
Japan in Color (1967)
The Stones of Emptiness : Poems 1963-66.(1967)
Deserts of Hesperides: an Experience in Libya (1969)
At Dunkeswell Abbey (1970) broadside poem
Penguin Modern Poets 18 (1970) with A. Alvarez and Roy Fuller
Points (1972)
Inscriptions, Poems 1967–72 (1973)
Jack (1973) poem
Poetry Today 1960-1973 (1973)
Roloff Beny In Italy (1974) with Peter Porter, Gore Vidal
New Confessions (1974) poems
The English Poets - From Chaucer to Edward Thomas (1974) with Peter Porter
Beyond the Inhabited World: Roman Britain (1977)
A Portion for Foxes (1977) poems
Twelve Poems (1978)
Twentieth Century English Poetry : An Introduction (1978)
New Poetry 4 (1978) Arts Council anthology, editor with Fleur Adcock
Victorian Voices (1980) poems
Odyssey : Mirror of the Mediterranean (1981)
Larkin at Sixty (1982) editor
The Penguin Book of Japanese Verse (1983) editor with Geoffrey Bownas
Telling Tales (1983)
Poems 1953–1983 (1984)
Six Centuries of Verse (1984) editor
Poetry Today : A Critical Guide to British Poetry 1960-1984 (1985)
Letter from Tokyo (1987)
Fourteen Poems Collected Poems of Philip Larkin (1989) editor
Selected Letters of Philip Larkin (1992) editor
Poetry Today: A critical guide to British poetry 1960-1995 (1996)
R. S. Thomas - Everyman's Poetry (1996) editor
Selected Poems 1956-1996 (1997)
Longfellow (1997) editor
Anthony Thwaite in Conversation (1999) with Peter Dale and Ian Hamilton
Paeans for Peter Porter (1999) editor
High Windows by Philip Larkin (2000) editor
A Different Country (Enitharmon Press 2000) poems
George MacBeth – Selected Poems (2002) editor
Further Requirements: Interviews, Broadcasts, Statements and Book Reviews, 1952-85, by Philip Larkin (2002) editor
A Move in the Weather: Poems 1994-2002 (Enitharmon Press, 2003)








CARTAS DE SINESIO*

             Carta VI  Encerrados aquí en nuestras casas, 
             como en una prisión,estuvimos contra nuestra voluntad; 
             condenados a guardar este largo silencio.


Este otoño sentí el frío en mis huesos cuando
en la fuente de Apolo las ranas empezaron a croar.
Perséfona sin rostro. Por encima del Jebel
el trueno rugía.

La fortuna en todas partes administrando sus dádivas,
dispensando suerte a los bárbaros y los ateos.
Y nosotros en la costa reparando los acueductos 
pero nos falló el agua.

Luego llegó el invierno y las calzadas se inundaron,
manteniéndonos encadenados a nuestras inútiles bahías,
acorralados por las tempestades, dejando a nuestro ganado
vagar sin que nadie lo cuidara.

En alguna parte, al este, los administradores nos archivaron 
bajo una pila de descuidados documentos.
Fuimos olvidados, menos por el hambriento
recolector de impuestos.

El gobernador me envió una invitación de cantos dorados 
para celebrar el décimo-cuarto aniversario de la independencia.
Allí veré al presumido cónsul-general
expresándose en un latín de perros.

Mi cultivadísimo amigo, por favor trate dé remitirme
cualquier nuevo libro publicado por los sofistas:
he leído las reseñas en revistas viejas de seis meses
y me siento un provinciano.

«Comerciamos en mortajas: las gentes han cesado de morirse.»
La fortuna ha frustrado nuestros deseos de muerte.
Las cifras de la mortalidad infantil se han perdido 
por obra de la oficina del censo.

Recuérdeme ahora a mis viejos amigos y colegas.
Discutiendo la Trinidad y 1a áurea dicción: 
piense en que estoy aquí, esperando los fuegos
de los asturianos.

Observe el sitio donde se acuclillan detrás de los acantilados,
ignorando medida, facción y cisma,
destinados por la ingrata fortuna para ser 
los auténticos herederos del Reino.

Traducción de Aurelio Arturo

---*Synesius: C.370-C414. Nacido en Cirene, estudió filosofía en Alejandría con Hipatiay después en Atenas. Más tarde fue obispo en Ptolemais en la Pentépolis libia. Suscartas nos ofrecen una vívida pintura del estado del Imperio Romano en África duranteel período que le tocó vivir. [Nota tomada de Aurelio Arturo, Morada al sur y otros poemas, Bogotá; Procultura-Presidencia de la República, 1986, p.1.23.]





LECCIÓN

En los grandes corrales, donde cerdos, vacas y ovejas
se agolpan hacia el firme punzón que martillea
dejando sin sentido de un golpe a los cuerpos,
algunos viejos animales son amaestrados para guiar a los otros
y, donde ellos van, van mansamente los jóvenes .

Semana tras semana estos veteranos muestran el camino;
después, dando la vuelta a tiempo, también ellos son guiados
de nuevo a los rediles donde los novatos aguardan.
Los jóvenes deben empollarlo todo en un día,
pero los viejos que guían siguen viviendo y educan.

Traducido por Antonio Rivero Taravillo






ALFARERO

Cogió una masa de arcilla,
se reclinó sobre su torno,
la arrojó de cierto modo,
y la hizo girar. Podías
sentir sus pulgares biselando
el borde: girando, girando, girando.
Luego la tiró, la apretó, dejó
que la arcilla se hiciera surtidor
que se elevaba, controlado por el aire;
después lo dejó ir, y más tarde
bajo el penacho de arcilla
dio un corte: así lo convertía
en un perfecto y moldeado cuenco.
Otros tres cuencos salieron
de esa columna de arcilla,
consecuciones, finales.
Después tomaron
estas cuatro perfecciones como un libro acabado
y cerraron las páginas sus manos abiertas;
aplastaron arcilla contra arcilla. Con burla
sonreía anulando su arte. Mientras
que sólo la masa informe permanece y dura.

Traducido por Antonio Rivero Taravillo







MONÓLOGO EN EL VALLE DE LOS REYES

He escondido algo en la cámara interna
y sellado la tapa del sarcófago
y atrancado la puerta con una mole de granito,
y tan perfectamente la han cubierto los escombros
que aunque la pisaras a diario no sospecharías.

Todos los días sudas bajo ese hueco, y ves en los muros
las pinturas que te convencen de que estoy en casa, que ahí vivo.
Pero eso es un pasadizo sin salida, una falsa entrada
flanqueada por una estancia con unas baratijas
bonitamente expuestas, convencionalmente elegidas.
El trono es pintoresco pero vulgar, las joyas de segunda,
los artesonados no del mejor periodo,
aunque hay suficiente para contentar a los conservadores.

Pero la cámara interna encierra la verdadera esencia.
No te desilusiones si te digo
que nunca la encontrarás: el auténtico fénix de oro,
la muselina empapada en hierbas de recetas
que nadie ya recuerda, el intrincado adorno,
y sobre todo las copiosas literaturas inscritas
en marfil y papiro, el saber destilado
de sacerdotes y médicos, poetas y dioses,
que garantizan mi inmortalidad. Pues aun si las hallases
en vano buscarías la clave, pues están cifradas
y la clave está en mi cabeza.

La clave está en mi cabeza. Si hallaras el camino
hasta esta cámara, esto hallarías por último:
mi cabeza. Pero antes tendrías que buscar a los otros,
mis parientes elegantemente envueltos, veintisiete
que se deshacen de diferentes maneras.
Una mujer de cuyo rostro han levantado las especias
la delicada piel escamada, un hombre cuyo cuerpo
parece sumergido en un cuajarón de brea, decapitado,
una mano rota que a través de la mortaja protesta,
bocas con rígidas muecas o sordos gritos:
un catálogo de declinaciones.

¿Cómo, pues, sobrevivo? Amordazado en mis telas enrrolladas,
las cuatro rosas pardas marchitas sobre el pecho
dejan una morada mancha. ¿Cómo soy diferente
al trascender estos pequeños detalles?
Suponiendo que con habilidad desusada
penetraras en la cámara, el granito, los sellos,
arrastraras fuera el tesoro con júbilo, distinguieras
a mis veintisiete parientes lamentables,
los clasificaras, barrieras y midieras todo
excepto este sarcófago, dejándolo
para lo último, suponiendo que
me alzaras con cuidado fuera bajo la luz voltaica,
sintiendo las uñas de oro, el olor sobrenatural
de la conservación, ¿no temblarías
al pensar de quién podría tratarse? Mantendrías firmes
las manos por un momento, como alguien que apunta, y alzarías
la máscara.
Hipótesis absurda. Ya te he dicho
que nunca la encontrarás. A diario caminas
sobre los cascotes, te asomas sobre el largo hueco
que a parte alguna lleva, haces tus anotaciones, añades
otro apéndice a tu laboriosa obra.
Cuando mueras, ya convenientemente incinerado, tu muerte
sancionada por el Registro Civil, y con tu esquela
de dos módulos en el Times, tal vez yo
tenga ocasión de hablarte. Hasta ese momento,
oigo tus pasos sobre mi cabeza, mientras yazco y pienso
en lo que he escondido aquí, perfecto y a salvo.

Traducido por Antonio Rivero Taravillo






IMAGINA UNA CIUDAD

Imagina una ciudad. No es una ciudad que conozcas.
Llegas a ella por río o por uno de cuatro caminos,
nunca por aire. El río corre a través de la ciudad.
Los caminos entran por los cuatro puntos cardinales.
Hay murallas, viejas, ya hace mucho en ruinas,
pero allí también continúan, trozos de un pasado que tuvo.

Llegas a ella -digamos- por el camino del este.
Puedes ver la derruida puerta a una milla,
y, tras la puerta, torres que pueden ser templos o tumbas.
Va a anochecer, y aquí y allá se alzan fumaradas.
Así que preparan cenas, supones, en millares de casas.
Hay un olor a asado, un suculento aroma.

Ahora entras en la ciudad, atraviesas la puerta del este.
Grandes pájaros, como buitres, se turnan sobre sus rotas tejas.
La calle frente a ti la oscurece el sol poniente,
una pelota bermeja de deslumbrantes tonos.
El adoquinado bajo tus pies es desigual. Tropiezas,
y te agarras a una puerta que cede al tocarla a tu mano.

Y ahora por vez primera te inquietas.
No hay nadie en la calzada ni en las bocacalles,
o asomado a las ventanas, o de pie en los portales.
La luz que desfallece conspira con el humo que el viento arrastra,
pero si aquí hubiese gente seguro que la verías,
o, al menos, la oirías. Pero hay silencio.

Y aun así prosigues, aunque sólo sea porque ahora
volver parece peor, peor -digamos- que lo que pueda
esperarte, mientras la calle se estrecha, y callejuelas
corren acá y acullá, una maraña sin salida
que se enreda adelante, a los lados, ni aquí ni allí, mas de algún modo
cambia de dirección como agua que el viento detiene bruscamente.

Y allí estás ahora. Podrías hallar la puerta del oeste,
debe estar en línea recta, el norte a tu derecha,
el sur a tu izquierda. ¿Pero dónde está el río
del que oíste -dirás- al principio?
Eso lo tienes que descubrir tú o no descubrirlo.
En cualquier caso, no podría servir de escapatoria.

Imaginaste una ciudad. No es una ciudad que conozcas.

Traducido por Antonio Rivero Taravillo




ADELINA GURREA MONASTERIO [9273]

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Adelina Gurrea Monasterio

Adelina Gurrea Monasterio fue “la principal poetisa filipina en nuestra lengua” según Luis Mariñas Otero, y la segunda mujer miembro de la Academia Filipina de la Lengua,
correspondiente de la R.A.E., en la cual fue admitida en 1966.
Adelina Gurrea Monasterio

Una novia luminosa
en su fuego de volcanes,
ataviada con verdores
y rocíos manantiales.
Filipinas, Filipinas,
la esposa de sus cantares

Vida y obras

Adelina Gurrea Monasterio, tercera de cuatro hijos (Ricardo, Carlos, Luis), nació en La Carlota, Filipinas, en 1896 y falleció en Madrid el 29 de abril de 1971. De padre hijo de español y de mestiza, y de madre española; a este propósito recuerda Manuel García Castellón (uno de los pocos que recientemente se ha ocupado de estudiar su obra) que: «en su crónica Negros: historia anecdóctica de su riqueza y sus hombres, Francisco Varona cita el nombre de los Gurrea como una de las familias vascas (junto a los Aldecoa, Araneta, Camón, Lopetegui, Uriarte, Zuloaga) fundadoras del emporio azucarero que, a partir de 1840, surge en la isla visaya de Negros Occidental» . Estudió en Manila donde cursó sus estudios en inglés: cuando era pequeña fue enviada al Colegio de Santa Escolástica de Manila y, luego estudió en otros colegios de la capital. Ya desde niña, sin embargo, escribió siempre en español por vocación espontánea y a los once años, compuso una comedia que se representó en su colegio; en 1923 ganó el primer premio «Casa de España» en Manila, con un poema en honor de Alfonso XIII y su obra de pacificación nacional.

«Es la principal poetisa filipina en nuestra lengua» según Luis Mariñas , poetisa y literata ganó varios primeros premios por sus artículos y poemas. Fue, durante tres años, Directora de la Sección Femenina y Literaria de «La Vanguardia» de Manila. En su ensayo ya mencionado Castellón afirma que ella «fue la primera poetisa de renombre que apareció en aquella Filipinas todavía hispánica, así como la segunda mujer nombrada miembro de la Academia Filipina de la Lengua (la primera fue la escritora Evangelina Guerrero de Zacarías), lo que conllevaba el ser miembro correspondiente de la Real Academia Española» . Como directora de la sección literaria del periódico «La Vanguardia» siguió colaborando también después de 1921 año en que, por curas médicas, se trasladó a España donde vivió el resto de su vida. Colaboró también con otras revistas manilenses entre las cuales recordamos el diario bilingüe «Tiempo /Times» de Ilo-Ilo en el que escribió como corresponsal durante la Guerra Civil, desde la zona rebelde a la

República, bajo el seudónimo Juan de Castilla. En 1934, en Madrid, fue cofundadora de la «Asociación España – Filipinas». En 1950 fundó en Madrid el Círculo Filipino, órgano que editará obras de autores filipinos.

En 1951 obtuvo el Primer Premio del Certamen Internacional de Literatura de la Unión Latina de París con su libro Cuentos de Juana, narraciones malayas de las islas Filipinas, publicadas por la misma organización con ilustraciones de Luis Lasa. La Unión Latina no es la actual asociación con sede en Santo Domingo y París que ha nacido en 1954 y ha empezado a premiar escritores de lenguas latinas sólo a partir de 1990, sino otra organización con el mismo nombre. Sobre ésta no ha sido posible recuperar más informaciones.

En 1954 en Madrid Gurrea Monasterio publicó la colección de poemas A lo largo del camino que un año después mereció el premio Zobel. En 1962 fue admitida en la Academia Filipina de la Lengua. Dos años después, en 1964 la prestigiosa Editorial Doncel de Madrid premió el libro infantil Comodín y Pamplinosa. Siguieron las publicaciones de los volúmenes de poesía Más senderos (1967) y En agraz (1968) que recogían poemas escritos anteriormente y publicados en revistas. Escribió también dos comedias y dejó inédita una novela histórica. Falleció en Madrid en 1970.

Adelina Gurrea Monasterio escribió mucho, sobre todo para periódicos y revistas, pero sus obras publicadas no son tantas sea por la falta de tiempo debido a su actividad frenética de periodista y animadora cultural, sea por el crónico problema de los autores hispanofilipinos: la falta de un público nacional y la escasa atención de otros públicos de lengua española.

Estas son las obras publicadas: Cuentos de Juana, Filipinas heredera privilegiada decía ayer… digo hoy (conferencia), Filipinas, auto histórico-satírico, A lo largo del camino (poesía), Comidín y Pamplinosa, (libro infantil), Más senderos (poesía), Rizal en la literatura hispano-filipina (Discurso de ingreso en la Academia Filipina), En Agraz (poesía), Fortalezas (comedia), Brumas y voces (comedia) .

A éstas tenemos que incorporar una novela histórica inédita sobre las empresas magallánicas, y todos los escritos, artículos, pero también poemas, reseñas y notas de critíca literaria publicados sólo en revistas y no en volumen. Con excepción de unos pocos libros (Cuentos de Juana y A lo largo del camino) el valor literario resulta modesto, pero tenemos que precisar que Monasterio nunca pretendió conseguir obras estéticamente perfectas sino que su razón de escribir se encuentra sobre todo en la voluntad de ofrecer más ejemplos de literatura hispanofilipina y enriquecer esta tradición, así como fomentarla en los otros para que no se perdieran en su país la lengua y la cultua española.

Se analizarán brevemente casi todas las obras en elenco. En relación a Comidín y Pamplinosa, Fortalezas, y Brumas y voces, ha sido imposible recuperar un solo ejemplar o simplemente saber si y dónde se conservan.

PROSA

Cuentos de Juana y otros cuentos y leyendas

En 1943 Adelina Gurrea Monasterio publica, en la Imprenta de Prensa Española y con ilustraciones del dibujante filipino Luis Lasa, las prosas malayas. No es su primer escrito literario, pero parece el primero publicado en volumen. La edición de 1943 no tiene ni prólogo ni introducción, sólo la dedicatoria : «A la memoria de mi padre, que fue tan amante de los libros y de su Patria, dedico este libro escrito con aromas folklóricos de nuestra tierra» (p.5).

Es la obra principal de esta escritora y la única obra en prosa con intento literario. Protagonista es Juana, «una criada nativa que conocí en mi hogar desde que comencé a darme cuenta de las cosas de este mundo» (p.7). Juana cria Adelina y a sus hermanos, a ellos les contaba historias sobre duendecillos y espíritus, relatos que Monasterio recoge en su libro: «Juana me contó estos cuentos. Todos ellos son de Filipinas: de la isla de Negros» (p.7).

Las 251 páginas del texto están divididas en nueve partes, especie de capítulos: Juana, El tamao, La doncella que vivió tres vidas, El tic-tic, El vaquero de Calatcat, La leyenda del Camá-camá, El Bagat, Mala suerte, El lunuk del remanso verde. No se trata de nueve cuentos diferentes: son cinco historias encuadradas en situaciones de vida cotidiana de la hacienda de la familia Monasterio.

Los personajes que pueblan estos cuentos se pueden dividir en dos categorías bien distintas: personajes fantásticos y reales. Entre los reales se distinguen dos tipos humanos diferentes por aspecto, papel social, cultura, psicología: el indígeno y el criollo. La criada Juana, narradora, pertenece al primer tipo, Adelina, que trascribe, al segundo.

Existen dos tiempos, el tiempo real, de la vida de los personajes humanos, y el tiempo-no-tiempo mítico de la leyenda; con los griegos podríamos distinguir entre ??????, el fluir regular del tiempo donde el hombre vive y opera, y el ????, la eternidad celeste, de Dios, el tiempo suspendido, sin duración, de los espíritus.

El lugar donde se desarrollan todas estas historias es la isla de Negros, en los alrededores de La Carlota; el ambiente rural de la hacienda azucarera, las aldeas y el campo de la isla visaya son tablas tropical-bucólicas de dramas y escenas de vida cotidiana de una civilización agraria en aquellos archipiélagos malayos. El folclore, utilizado dentro de una representación de tipo costumbrista, anima personajes y paisaje de una forma casi pintoresca.

El punto de vista del narrador, omnisciente, no siempre es tan claro: a veces parece ser un narrador impersonal, naturalista; más frecuentemente se nota que, en el fondo, es un europeo el que cuenta y, con interés, respeto y cariño, mira este mundo ancestral desde fuera. Es evidente que lo aprecia pero no comparte los valores indígenas, no juzga este universo humano sino que lo describe con el corazón.

Desde el punto de vista estilístico, hay que notar que la lengua de Cuentos de Juana es un español literario pero sencillo y plano, con injertos lingüísticos malayos, que no influyen sobre la sintaxis.

Parece oportuno a este punto resumir los cinco cuentos.

El Tamao – La doncella que vivió tres vidas : protagonista es el tamao, duende «muy maligno que, al parecer, era el que poseía más recursos y más poder que los demás» (p.11). En casa de los Monasterio la abuela de Adelina, más por piedad que por necesidad, había asumido como criada a Josefina (Pinang era su nombre en lengua indígena) una muchacha de doce años que colaboraba con Juana en los trabajos de la casa. Una noche de temporal Pinang desapareció de manera misteriosa: «Juana oyó un grito agudo de la muchacha, y al abrir los párpados vio que el cuerpo de Pinang se volcaba por encima de la ventana, trazando con las piernas un semicírculo en el espacio. […] La noche se había tragado a Pinang con la boca de su oscuridad» (p.20-21). Pasaron unos días y Pinang seguía sin volver: «Salió el sol. Anunció la desesperanza» (p.24), y Juana y Felipe, el criado que amaba a Pinang, se desesperaban, sin encontrar solución. Felipe y Bucio, otro criado, celebraron un rito de exorcismo alrededor de un árbol que estaba cerca de la casa y era considerado el refugio del tamao: si el duende no restituiría a la moza dentro de tres días ellos cortarían la planta decretando la muerte del espítitu. Los tres días pasaron, con la desesperación de Felipe, sin resultados, así al fin de liberar a la muchaha de una vida prisionera del duende, los dos criados resolvieron cortar el árbol: al primer golpe de hacha en la planta volvió a aparecer Pinang «desmayada, con una herida en el pecho». Pinang vivió así sus tres vidas: la primera antes de su prisión, la segunda como prisionera del tamao y la tercera «fue sombra continuada y alagrada, como esas sombras de los ocasos. No era ni de este mundo ni del otro» (p.37).

El Tic-tic – El vaquero de Calatcat: una noche de lluvia llegó a la casa de Adelina la vieja Cristina: su nieto estaba en punto de morirse y como la culpa era del tic-tic, pidió la ayuda del padre de Adelina y del doctor. Juana empezó a contar la historia a los niños: «el tic-tic es un hombre y un espíritu malo […] es mitad hombre mitad duende; él […] quiere hacer daño a quienes le desagradan […] busca un paraje muy cerrado y allí se convierte en duende, separando su cuerpo» (p.47). Blas era criado del cura de La Carlota, una día se enamoró de Doric y para ganar más y obtener el permiso de casarse con ella empezó a trabajar en la hacienda del dueño. Nació una ternera que el dueño quería matar porque parecía no poder sobrevivir. Blas se la pidió al dueño, que se la dió, para criarla, venderla y conseguir así la mano de Doric. Un día Roque, hijo de Cristina, hirió la ternera de Blas que estaba comiendo en su campo y la ternera, como no podía andar, fue matada. Blas perdió la posibilidad de su matrimonio y Doric se caso con un viejo rico de otra isla. A partir de ese momento Blas se volvió salvaje, vivía en una cabaña aislada y la única persona a la que respetaba era al dueño. La gente decía que se había vuelto en tic-tic haciendo exorcismos contra Roque y su familia. Al mismo tiempo la familia de Roque empezó a sufrir grandes desgracias y numerosos lutos hasta la muerte del último hijo. Roque entonces fue a la choza de Blas y al día siguiente el cuerpo de Blas fue encontrado «segado por la cintura» (p.98).

La leyenda del Camá-camá: el Camá-camá «es un duendecillo muy divertido. La primera vez que Juana nos habló de él éramos ya mayorcitos…, el Camá-camá es un duendecillo diminuto y travieso, muy travieso, muy travieso» (pp.99-106). Ino-Dactú era hijo de un reyezuelo de una isla, era «muy fuerte, muy hermoso, pero excesivamente travieso» (p. 110). Un día llegaron los Moros a la isla de Ino-Dactú y destruyeron toda la población, el reyezuelo murió y a la madre se la llevaron los moros consigo. Sólo Ino-Dactú, que por hacer una broma se había perdido en la foresta, se había salvado. Con la ayuda de una garza, Mahamut, enamorada de él, y de muchos otros animales, y con el socorro inesperado del primo Hamabul, consigió vencer al jefe de los moros y liberar a su madre y su pueblo. Por su victoria tenía que ser rey de su isla, pero Ino-Dactú rechazó esta posibilidad, dejó el trono a su primo y pidió un milagro: convertirse en garza y vivir con Mahamut. Ella tenía un mágico collar de perlas, si lanzaba una al aire y un águila de día o un buho de noche la cogía, su deseo se convertía en realidad. La última perla que quedaba fue lanzada pidiendo que Ino-Dactú se convirtiera en garza; un águila la cogió pero la perla se partió en dos, así el principito se transformó sólo a mitad, convirtiendose en un duendecillo mitad ave y mitad hombre: «Así surgió el primer Camá-camá» (p.160).

El Bagat – Mala Suerte: «El Bagat es un asuang. Un asuang ya sabemos que es un ser sobrenatural, invisible, maligno. Los llamados Bagat tienen como especial misión de su existencia detener a los caminantes en los lugares solitarios, conduciéndoles por caminos errados, despistándoles, en fin, para evitar que lleguen a su destino o para retrasarles la hora en que deben alcanzar un lugar señalado» (p.164). Esta vez Juana cuenta la historia de una familia vasca de La Carlota, la familia Gaiztegui. Unos bandidos habían penetrado en casa de esta familia y se habían llevado al viejo padre don Anastasio, al hijo Julián y al cuñado Manolo. A Anastasio y Manolo pronto restituyeron la libertad pero para rescatar a Julián pidieron dinero. La familia encargó al fiel criado Jacinto «hombre de confianza de los protectores» (p.171) la entrega del rescate a los bandidos. Pero Jacinto, que debía viajar por la noche, se perdió mágicamente y empezó a dar vueltas siempre en el mismo lugar hasta que un perro feroz lo detuvo hasta el alba, momento del asesinato de Julián. Pasada la hora establecida para la entrega del dinero a los bandidos, Jacinto, desesperado, encontró a su compadre. A éste le contó lo que había pasado, y le pidió que se fuera a devolver el dinero a sus dueños para que ellos supieran que él no era un ladrón, que fue culpa de los asuangs y que pedía perdón. Luego Jacinto desapareció para siempre.

El lunuk del remanso verde: Juana cuenta la historia de la familia española Arruezo, familia de plantadores que «se extinguió por culpa del lunuk, que bebía de la gran poza del río con las mil trompas afiladas de sus raíces» (p.189). «Los indígenas sabían que el lunuk era la morada de un tamao. De un tamao poderoso y vengativo» (p.190). El primer dueño de esta hacienda, que se había convertido en el hombre más rico de la isla de Negros, antes de salir de viaje a España, ordenó al criado Arcadio, llamado Cadio, que cortara un árbol que con su sombra hacía «raquítica» la caña que crecía en torno. Arcadio avisó que no era posible porque esa era la casa del tamao, y cortarlo traía mala suerte; el dueño no le dio importancia, lo hizo cortar y murió de repente en España. Murió también Alberto, segundo marido de la viuda y primo del difunto, cuando, dos años después ordenó que se cortara el árbol. La herencia familiar pasó al hijo del primer Arruezo, Fermín, que se había criado en los colegios de Manila. Fermín que no estaba interesado en sus fincas y que en la capital vivía como un sibarita, se había enamorado de la hija del gobernador. Ella se casaría sólo con un aristócrata o un hombre riquísimo y esto era un problema para Fermín que era de origen humilde. El joven volvió a Nergos y decidió sacar cuanto más dinero posible de su hacienda para casarse. Pensó también en cortar el árbol del tamao pero Arcadio, que lo había criado como un hijo, se lo prohibió por su salud. Fermín aceptó esta prohibición pero, al decírselo a su prometida (ya se había vuelto rico y parecía posible el matrimonio con la novia que, de momento, se encontraba en España) recibió el reproche de ser poco cristano puesto que escuchaba el consejo del servidor pagano: su orden era que lo cortase, y, si no lo hacía, una vez casados, lo haría ella. Fermín no lo hizo y comunicó la opinión de la novia a Arcadio delante del lunuk. Tiempo después la joven murió en España y Fermín cayó en una profunda tristeza. Al saber por parte de Cadio que la causa había sido el tamao, Fermín, en una noche de lluvia violenta, se fue a cortar la planta, pero murió en la poza de agua que había cerca del árbol. Cadio trató de salvar a su dueño pero no lo consiguió y se volvió loco. «Las fincas fueron vendidas en pública subasta» (p.250) y compradas por la familia de Adelina Gurrea Monasterio.

La introducción del prof. Manuel García Castellón a La doncella que vivió tres vidas, publicada en la «Revista filipina», es extremadamente interesante y constituye la única aportación crítica reciente a esta obra y, más en general a esta autora. El libro es la obra maestra de Adelina Gurrea Monasterio y la única narrativa publicada que, según Castellón,

«da a veces la impresión de anticiparse a realismos mágicos. La técnica extrapola cuentos inspirados en el folklore nativo, o bien historias reales en un ámbito autobiográfico de memorias de infancia. […] En suma, los cuentos de Juana contienen muchas e interesantes referencias a aquella cultura entrañable-mente mestiza, pero sin cargar el texto» .

Sin duda Cuentos de Juana es una obra de corte costumbrista que, afirma Castellón, hereda la tradición del costumbrismo «propagandista» de Pedro Alejandro Paterno, autor de la novela sentimental Nínay y promotor cultural de la comunidad filipina en España a finales de 1800. No debe parecer extraña la comparación, ya que, como Paterno, también Gurrea se dirige al público peninsular y no tanto al escaso público de su patria. «A pesar de cierto espíritu paternalista que la crítica postcolonial de hoy reprobaría, la autora de los Cuentos de Juana hace notar que las relaciones interraciales y laborales no siempre fueron perfectas» , y es esta la razón, junto a la ambientación exótica, que hace que estos cuentos sean la obra que hoy más fácilmente se lee. Siempre Castellón afirma que en algunos cuentos es evidente «un proceso de indigenización» de los dueños blancos, proceso vivido por la misma Adelina, así que «los Cuentos de Juana no sólo pueden leerse como documento social, cultural o folklórico, sino también como manifiesto del amor de la autora por la integrante malaya de su ser» .

En su ensayo Castellón presenta también un interesante elenco de las reacciones de la prensa española que fueron todas positivas: «La crítica española de la época alabó cumplidamente el libro de cuentos de Adelina Gurrea» .

No cabe duda de que en este libro está presente a veces «un proceso de indigenización» de los blancos, incluyendo en estos a la autora misma, y que domina una técnica que definiría como «costumbrismo mágico». El libro tiene también una vigorosa dimensión poética; por ello, a pesar de su extensión, hablaría de los Cuentos como de «prosa lírica»: narración a trechos concisa y evocativa como un poema elegíaco; ancestral, onírica y enigmática como una antigua epopeya; musical y repetitiva como un estribillo, una canción de cuna. Un crítico español de la época oportunamente parangonó, por la fábula, estos cuentos a los de Andersen; otro notaba que, como en los poemas homéricos, mortales y dioses condividían sus vidas de manera natural. Cuentos de Juana no se puede considerar una narración escrita por interés científico-antropológico, más bien es una crónica familiar, la memoria de un feliz mundo infantil pasado que la palabra escrita aún puede perpetuar. Es cierto que Adelina es española y, como tal, no puede creer en espíritus de los árboles y duendecillos caprichosos, pero ella narra con la frescura y la inocencia de una niña que cree y considera natural los cuentos fantásticos de su niñera visaya.

Filipinas heredera privilegiada decía ayer… digo hoy

Filipinas heredera privilegiada decía ayer… digo hoy es una conferencia pronunciada por Adelina Gurrea Monasterio, en cualidad de secretaria del Círculo Filipino de Madrid, en el mismo círculo el 30 de enero de 1954, y publicada por esta asociación en ese período en Madrid. El subtítulo «Decía ayer… digo hoy» se debe a que la primera parte de esta conferencia es la repetición de otra que la Gurrea pronunció en 1935 en la Asociación «España-Filipinas». La autora no ha querido cambiar nada por «honradez profesional» (p.5) y porque evidentemente todavía compartía esa visión.

El objetivo de este escrito es «meramente informativo». Adelina no pretende exponer algo original sino reflejar el pasado y la doble herencia de Filipinas para proponer un futuro que aproveche todos los aportes culturales que las islas han recibido. Filpinas es un país nuevo que está en su adolescencia y para crecer necesita atesorar su herencia por completo. Monasterio compara la situación de su país con la de los pueblos de la antigüedad, Egipto y Grecia, e individua en el modelo bipolar de Grecia (Esparta y Atenas) un paralelismo con Filipinas que ha sido colonizada por dos diferentes pueblos occidentales: «Me extiendo un poco más con Grecia porque fue un pueblo que no deben olvidar los filipinos, y hago hincapié en que el hecho de su grandeza tuvo por base la fusión de dos fuerzas que se completaron e hicieron un todo perfecto para la vida» (p.8). Sigue un largo excursus sobre la historia del descubrimiento y de la colonización de Filipinas; interesante es cuando se afirma que fue una fortuna para las islas no ser colonizadas por los portugueses como debía ser según el tratado de Tordesillas:

«Afortunadamente, y se debe anotar este hecho como un golpe de suerte para Filipinas, no se dieron cuenta entonces de que éstas se hallaban a pocos grados al oeste de las Molucas…Si Portugal hubiese recabado sus derechos… su suerte [de Filipinas] hubiera sido muy distinta de la que es» (p.13).

Evidentemente Adelina Monasterio considera que el futuro bajo la corona de Portugal habría sido incierto, precario e intranquilo. Contrariamente para Gurrea ha sido una suerte la colonización por parte de un país con muchas «virtudes» como España:

«Queda explicado porque podemos decir que Filipinas es una heredera privilegiada en el campo del la historia; fue colonizada por amor a ella, y no en virtud de sus riquezas – que entonces no significaban nada – por la nación más poderosa, más hidalga y más llena de fervor evangélico» (p.17).

Sigue preguntándose: «¿Llevó España toda esta cultura a Filipinas? sí a pesar suyo» (p.20) y reconoce que si la alfabetización se debe a los Estados Unidos, España empezó la enseñanza, no sólo elemental sino que fundó la primera Universidad de tipo occidental en Asia, y en este gran mérito se debe a los religiosos. Luego sigue hablando de la aportación positiva de los EE.UU.: los americanos, «que faltan de tradición» (p.22) no trajeron sólo racionalismo e instrucción sino incluso «juventud y pujanza organizadora» (p.22). Así Filipinas tiene «la enorme ventaja de haber heredado también las dos lenguas más universales y de más utilidad» (p.22). La colonización americana ha resuelto de alguna manera uno de los problemas de Filipinas su fatalismo y sus «costumbres con laxitudes y abulias perjudiciales» (p.24), vicios que vienen por ser un país oriental y por tener España en su partimonio genético influencias orientales, árabes. Entonces, si «Filipinas logra vencer esa influencia de ambiente y de clima… puede ser Occidente en Oriente» (p.25). Esto, en síntesis, afirma Adelina Gurrea en la primera parte de esta conferencia; en la segunda, en el «Digo hoy» pronunciado veinte años después, reafirma cuanto dicho: «sigo diciendo que Filipinas debe ser el país faro y guía del Oriente», pero, tras la experiencia de la guerra, evidencia cierta desilusión ante la decadencia de los constumbres, la crisis de la enseñanza y una independencia mal interpretada y demasiado rápida: «la guerra vertió sobre la esencia de las herencias de Filipinas una serie de reactivos perjudiciales para la consolidación de aquella» (p.33), Filipinas ha escogido muy mal momento para recibir su independencia» (p.30-31). Las nuevas generaciones no se identifican en claros modelos culturales pero «el nacionalismo extremado no puede ser un remedio», esto se debe también a la enseñanza que «es bastante superficial» y que está en la base de la pésima visión que la gente tiene de España: «La historia de España, sabida actualmente por una mayoría de filipinos, es una historia adulterada por la leyenda negra, y la desvirtuación de lo real» (p.37).

Sin duda, este breve escrito es de modesto valor literario y sufre el peso de la retórica, sobre todo en la primera parte, escrita en 1935, cuando la autora era más joven, que resulta escolástica, sencilla y moralista; sin embargo, presenta algunas pistas de reflexión interesantes y a momentos una aguda capacidad de penetración de la realidad de entonces, sobre todo al hablar de la independencia. El defecto más evidente es la falta de una visión clara y crítica sobre el porvenir de Filipinas: Monasterio indica en la valorización de las dos (y más) herencias del país la clave para construir el futuro, pero no logra superar una visión demasiado sencilla y parece casi no enterarse de los conflictos ideológicos, económicos, sociales que el pasado ha dejado. Por otro lado, se da cuenta, casi inconscientemente, de la crisis de valores e identidad y su favor hacia América parece sólo una lógica aceptación de la realidad así como es, mientras que su corazón ama España.


TEATRO

Estrictamente ligado al texto ya analizado por contenido y temas es Filipinas auto histórico – satírico original . Fue estrenado el 1 de junio de 1954, en el Aula Magna de la Universidad de Valladolid, y es un acto único, un «auto» como lo define la misma autora en la única impresión que se hizo en ese año en Valladolid por la Imprenta Agustiniana. En la edición de 1954 aparecen también una dedicatoria con foto de la autora «Al Dr. P. Bantung» datada «Valladolid – Dia de San Antonio de 1954», noticias sobre Adelina Gurrea Monasterio y un prólogo escrito por Faustín Herranz.

Filipinas… es un acto teatral alegórico donde no hay acción, sólo debate, los personajes son cuatro: Filipinas, España, el Tío Sam (los Estados Unidos) y la Voz de la Historia, en el estreno interpretada por la misma Adelina Gurrea.

El acto es una original reflexión sobre la situación de Filipinas a la luz del pasado y de sus herencias coloniales. La escena se abre con el monólogo del Tío Sam esperando a los demás protagonistas y quejandose de la falta de puntualidad de «los latinos» (España) y de «los orientales» (Filipinas) que se han reatrasado charlando y asistiendo a una pelea de gallos, en cuanto madre e hija, demuestran tener los mismos defectos. Tampoco la historia es puntual, pero por ello hay una razón, porque «la historia tiene que llegar tarde. Es su obligación» (p.14), porque tiene que llegar «cuando todo ha pasado, cuando todo se ha hablado, cuando las aguas se han serenado y los hechos están sedimentados en el fondo del agua clarificada» (p.14); la historia tiene el único papel de moderador, se limita a registrar «para que yo [historia] los pueda ver y registrarlos» (p.14).

Después el diálogo se desarrolla entre España, América y Filipinas, y objeto del debate es la herencia de Filipinas. Abre la discusión la historia: «Decidme qué he de registrar en mis páginas» (p.16), y modera dando la palabra primero a Filipinas, luego a España, y por último al Tío Sam-América: «eres el último en hablar porque fuiste el último en llegar a Filipinas» (p.17). Filipinas hace un largo y detallado relato sobre su pasado, sus origenes malayos y los varios reinos que se han sucedido en las islas hasta el encuentro con España.

Detallada es también la reconstrucción de las etapas de la conquista de España que no es vista como negativa: Filipinas es una niña, abandonada y maltratada por los demás pueblos y España, la madre, la cuida y cría. Cuando España reprocha a Filipinas el asesinato de Magallanes, está se defiende afirmando «que él era un buen hombre [Magallanes] pero no todos eran como él; e hicieron cosas, vamos, bastante feas» (p.19) pero reconoce también «Eso es verdad, pero ¿qué quieres, mamá España? entonces no entendíamos de esas cosas y no supimos agradecerlo. Ahora sí» (p.19). España es incluso la libertadora de Filipinas:

«Los moros nos cazaban y nos hacían esclavos. Se llevaban, además, nuesto oro, y nosotros luchábamos contra ellos cuando llegó Legazpi. Le recibimos bien, porque nos prometió liberarnos de ellos y, con raras excepciones, le prestamos ayuda. Así asentó España su dominio sobre mí. Alguna vez, a lo largo de la historia, nos arrepentimos de haberla recibido bien, pero ahora nos alegramos, porque, gracias a ello somos un pueblo católico y de cultura occidental» (p.20).

Y si la razón del contento de Filipinas de sentirse hija de España es el hecho de ser «católica», las motivaciones que empujaron a España hacia la conquista son puramente espirituales, una cuestión de honra, de hidalguía, son las razones del «corazón de la reina Isabel, delirante de fe»:

«Digo lo que todo el mundo sabe: Yo no fui por el oro ni por las riquezas a descubrir mundos. Fui para llevar la gracia de Dios a aquellos seres que vivían sumidos en la ignorancia del verdadero Dios… La epopeya más grande de la historia es la colonización de América y Filipinas por España. Colonización, no; formación de veinte naciones con una misma religión y una misma habla, sin destruir razas, ni el carácter típico de los habitantes; sin arrancar las raíces autóctonas ni borrar la huellas de su pasado, un dar sin tomar nada, un perder sin ganar, más que la gloria de crear y de formar, y la gloria de llevar almas al cielo» (p.21).

Claro que, delante de estas declaraciones, la Historia no puede callarse y pide razón de las relaciones que Bartolomé de las Casas y Antonio Morga enviaron al rey añadiendo que tiene noticias de que «tus carabelas y tus galeones volvían a España cargados de plata, cargados de oro» (p.23).

España se justifica con respecto al primer punto diciendo que los misioneros eran también españoles y que por tanto sus acusaciones no son deshonor para España sino signo de su gloria junto con las sabias leyes de la corona. A la segunda acusación España declara que:

«el oro y la plata de América no los acumulé en mis arcas avariciosamente, sino que los usé para defender el mundo contra el Islam, contra el protestantismo. …De Filipinas no saqué nada, ni oro ni plata, ni productos. Non supe o no quise» (p.23).

España, más que buscar de alguna manera una justificacción aceptable de sus errores, denuncia la existencia de la leyenda negra creada por la envidia de otros países, «esa leyenda que no menciona mis “leyes de Indias”, mis magníficos instrumentos de justicia como el “Consejo de Indias”…» (p.23-24). En fin España dice que éso podía dar a su hija ya que ella misma «era una pobretona» (p.27) y Filipinas responde al Tío Sam afirmando que «España me enseñó a tomar a risa lo irremediable» (p. 27).

Al relato de España sigue el elenco del Tío Sam que, escéptico hacia todo lo espiritual, concreto, calculador, enumera doce nuevos mandamientos de su civilización en el archipiélago: la enseñanza, la lengua inglesa, el deporte, la legislación moderna, las reglas democráticas, la defensa contra Japón, la independencia; tampoco a los Estados Unidos la historia, ayudada por Filipinas, ahorra las provocaciones y no deja de subrayar los intereses que estaban debajo de la conquista. Filipinas ha sido, en fin, un mercado más para el comercio de América y cuando se ha vuelto una competidora peligrosa, la independencia ha permitido marginar sus productos en el mercado de América. Pero en fin Filipinas afirma:

«Debo decir noblemente que no tengo más que motivos de agradecimiento hacia mi madre España y mi Tío Sam. Yo perdono y olvido todas las debilidades, todos los defectos de su comportamiento conmigo. En el otro platillo de la balanza ¡es tanto y tan bueno lo que he recibido de los dos! Sobre los cimientos cristianos y de nobleza humana que me legó España […] sobre esa formación completa que es también armazón, además de base; colocó, América, su dinamismo y su músculo y me dotó de lo material para hacerme fuerte y moderna y me hizo libre después de enseñarme normas de democracia que garantizasen mi libertad» (p.31).

Este auto histórico – satírico resulta simpático y bastante brillante, no tiene la pretensión de obra teatral o literaria, sólo se propone como una irónica divertida reflexión sobre el pasado de Filipinas. Claro que falta una perspectiva histórica madura y lúcida. La colonización parece no llevar conflictos y por sí misma sobresale como hecho positivo. No faltan la críticas también lúcidas, agudas y precisas, pero todo parece, digamos así, derretido dentro de un sentimiento de cariño por los antiguos colonizadores y Adelina Gurrea parece mirar el pasado sólo por lo que puede ser útil al futuro.

Esto no quiere decir que falten la críticas y la capacidad de ver los aspectos negativos, pero el colonialismo no se analiza como un problema, un golpe que ha violentamente mudado la historia del mundo, sino como una realidad ya debatida en pasado y que hay que aceptar así como es. La obra de Gurrea no presenta reivindicaciones del alma indígena, y por supuesto esto no podía ser ya que ella es y se siente española, miembro de aquella raza que ha colonizado y llevado la civilización. Adelina reconoce dos méritos a España en su colonización en Oriente: el respeto y la conservación de las culturas y lenguas indígenas, y la homogeneidad nacional que España ha hecho posible en un archipiélago tan variado como Filipinas, identidad que ha permitido no sólo la unidad sino también la defensa contra los piratas moros musulmanes. Pero en todo esto no cabe espacio para el conflicto del alma indígena violada y tiranizada por el estranjero invasor. Filipinas es tal, hasta en su nombre, por obra de España, pero no se considera que habría podido existir algo diferente de Filipinas, algo que no era el pueblo hispano-malayo católico, sino otra cosa un conjunto de pueblo diferentes, de varias nacionalidades separadas, o unidas bajo otra bandera, otra lengua, otra religión.

Tanto en Filipinas heredera privilegiada como en Filipinas auto historico-satírico la visión de la historia que surge hace de hincapié en la pacificación de los conflictos que a lo largo de la historia las diferentes conquistas han provocado: no importa el pasado, si no en su aportación positiva, lo que importa realmente es la construcción de un futuro que sepa armonizar la base cultural autóctona con la herencia española y la influencia americana. Las críticas, sobre todo a los Estados Unidos, que se han propuesto como libertadores pero han sido más colonizadores que los españoles no faltan, pero parecen a próposito dejadas a un lado. Sin duda las simpatías de Adelina van hacia España, la cual ha realizado un colonialismo, podríamos decir, «ecológico» en armonía con las tradiciones filipinas y que ha llevado la luz de Evangelio a esas gentes paganas en la única forma posible, la católica; pero el mensaje que comunica la autora es que hay que pensar en el futuro sin recriminar los errores de un pasado que no se puede cambiar, y se deben valorizar ambas herencias del colonialismo: el habla y la cultura americana pero sin perder la tradición hispánica.


POESÍA

Ninguna obra poética de Adelina Gurrea Monasterio ha sido pensada y escrita para la publicación en volumen; por el contrario, los tres libros líricos editados presentan poemas publicados en revistas diferentes, en distintos períodos de la vida de la poetisa: falta por tanto una unidad de inspiración y temas.

Publicado en Marid en 1954, A lo largo del camino ganó al año siguiente el premio Zobel. Ha sido considerado por la crítica el mejor libro de poesía de Monasterio y sin duda resulta el más homogeneo. Es una antología poética que recoge cuarenta y cuatro textos distribuidos en tres secciones cada una con doble título: Naturaleza y Ternura, Amor y Pasión, Patria y Fe. La segunda, Amor y Pasión, contiene el grupo autónomo de tres líricas (Cansancio, Abreme la puerta, Yo quisiera saber) que van bajo el título de Canciones del amante. El libro, con viñetas y grabados de Beatriz Figueiredo, es introducido por una «Dedicatoria», que recita: «A mi madre, que supo enfrentarse/ valerosamente con la prosa diaria/ para que yo pudiese hacer poesía»; una «Nota preliminar» de la escritora y un «Prólogo» de Federico Muelas.

La «Nota preliminar» aclara que «esta colección no lleva la pretensión de ser un libro con homogeneidad de temas para hacer un todo, cuya unidad quiera presentar un estilo original, y menos aún formar una escuela o pretender abrir caminos nuevos en la poesía» (p.11). El título indica que se trata de «una colección de poemas, escritos en distintas edades, ante diferentes estados de ánimo, con una variante de asuntos que fueron surgiendo conforme a las necesidades de mi alma […] ni siquiera con intención de ser publicados» (p.11). Y la única razón porque lo hace es «para que mi patria, Filipinas, tenga una representación más de sus poetas de habla hispana» (p.12) ya que «siempre fue sueño y ambición de mi vida dar todo cuanto pudiese para evitar la extinción del castellano en mi tierra, y ahora, para hacerlo resurgir de nuevo» (p.12). En la escritura Adelina Gurrea ve una forma de difusión de la lengua; esta escritura no debe, pues, mirar a la gloria y fama personal creando productos sofisticados para una minoría culta, sino «populizar» (p.12) para que la escritura se convierta en «una lección amable de corazón y amenidad capaz de ser leída por las masas» (p.12); por tanto este libro no tiene otra pretensión que la «de ser un tomo de versos más en castellano publicado por un filipino, pensando en España y en Filipinas» (p.12).

El «Prólogo» (pp.13-20) de Muelas es un interesante intento de análisis: los poemas de Monasterio son calificados como «cultas trascripciones» concebidas «bajo el dictado subsconciente de las voces populares eternas de la tierra filipina» (p.16). En algún caso Adelina Gurrea construye sus poemas en torno a temas tópicos en la poesía oriental, es el caso de Ladrón de flores donde el robo de una flor por amor es común a otras literaturas. Concluye Muelas afirmando que:

«el libro responde a un deseo antológico. Cada una de sus partes contine, entremezclados, poemas de épocas muy distintas que ella agrupa en razón del tema. Adelina se mantiene en una línea intuitiva, fiel a sí misma, sin influencias notorias. Procura decir lo que siente de la manera más limpia sacrificando en general el tema a la frase. Para el buen lector de poesías, este deseo de decir desdeñando las puertas de la evasión lírica, limita las posibilidades poéticas de la composición. Pero Adelina es ante todo un firme temperamento que utiliza la poesía, aún más el verso, para una tarea de confesión que le es necesaria» (p.18).

La división en tres secciones se debe a una organización de los poemas por temas: la naturaleza y el pasar del tiempo, el amor, la patria y la fe cristiana. Abre el discurso poético el texto Oración (p.23) una invocación a Dios que recuerda el tradicional uso del poeta de pedir ayuda a cielo para hablar:

«Señor:
Rompe el hielo que cubre los estanques,
disipa la neblina que oculta las estrellas,
haz pequeños a todos los gigantes
y agiganta las cosas más pequeñas».

El poema más significativo de la primera sección, Naturaleza y ternura, es sin duda Playa filipina - de mediodía a medianoche (p.39-40). Aquí se conjugan perfectamente la naturaleza tropical y el cariño por la tierra materna en una descripción de Fililpinas como exótico locus amenus, una patria añorada del alma, un estado feliz de la infancia.

«Dice su amor a la espuma
una canción de palmeras;
el beso de luz del trópico
incandece las arenas.

Mil caracolas lo gozan,
mil conchas de cien colores
y hay un renovar de ritos
bajo rodares salobres.

El aire suspenso y quieto
va durmiendo los cocales,
las ciegas fosforescencias
bañan su ronda en los mares.

Gayo se va haciendo el cielo
con pinceladas de ocaso
que ennegrecen las siluetas
sobre el fondo iluminado.

Una pantalla de nubes
vela luces de horizonte
y avanzan las soledades
sobre el llano de la noche.

Saturaciones sensuales
trae la luna, sin vientos.
¡Cuanto amor tiene el Amor
prendido en su encantamiento!»

El amor cantado por Adelina Gurrea es un amor hecho de pasión y ternura de íntimas confianzas y silencios, alguna vez de abandono; pero es un amor tan fuerte y delicado, tan sagrado que se confunde a menudo con el sentimiento religioso como revela la lírica Anhelo (p.65):

«Quisiera haberte encontrado
El día de tu primera comunión;
¡Hostia blanca en tu carne
y hostia blanca en tu corazón!»

Cierra la colección la tercera sección dedicada a la patria y a la fe donde destacan dos largos poemas, dos canciones dedicadas una a la famosa y desventurada protagonista de la novela historica Noli me tangere de Rizal, El fantasma de María Clara (p.107-111), y otra, Magallanes – Romance del descubrimiento de Filipinas (pp.112-118), dedicada a la memoria del primer descubridor, europeo, de la patria de la poetisa. Magallanes es el héroe sin miedo y todo voluntad que desafía la furia de los elementos para alcanzar:

«Una novia luminosa
en su fuego de volcanes
ataviada con verdores
y rocíos matinales;
en su frente una diadema
de luces crepusculares
y calzada con espumas
del retozo de lo mares…
…Filipinas, Filipinas,
la esposa de sus cantares».

En sus versos Monasterio es auténticamente filipina e hispánica: celebra una mística de la nación panhispánica que se confunde y coincide con la retórica de un cristianismo militante y armado; una mística nacional-cristiana que no hace autocrítica o se confronta con lo diferente, sino que se impone sin escrúpulo, que no tiene duda sobre su misión divina de redención de los pueblos. Esta manera de ver a España y a su destino imperial es una visión antigua y que la dictadura franquista – no se olvide que A lo largo del camino es del 54 y que en Monasterio durante la guerra civil era corresponsal de prensa en la zona nacionalista – había revitalizado dándole un papel central en la propaganda del régimen.

Desde el punto de vista estilístico, como decía Muelas, sacrifica el tema a la frase, y efectivamente la poesía de A lo largo del camino, favorece y privilegia el verso, el sonido la musicalidad, la imagen colorada y fantasiosa, tropical y folclórica al concepto. Su finalidad no es comunicar, convencer, es conmover, fascinar, deliciar, evocar.

Más senderos es un segundo libro de poesía, publicado en Madrid en 1967, se compone de cuarenta poemas escritos prevalentemente en versos tradicionales (soneto, romance, octava, quintilla, sextina etc…) y publicados anteriormente en revistas.

Muy Interesante es el «Prólogo» de don F. Sainz que presenta un agudo análisis crítico de la obra poética de Adelina Gurrea. Observa oportunamente Sainz que «poéticamente Adelina Gurrea ha permanecido fiel a su tendencia y a su gusto líricos: el modernismo neorromántico expresado en constante adaptación a su tiempo, pero sin abdicar jamás de la ortodoxia en la tradición» (p.8). Con respecto a los temas nuestra autora sigue escribiendo de todo, no privilegia ningún tema en detrimento de otro, ni se ha sometido a «constantes de la sensibilidad o de la mentalidad» (p.8). Equilibra armónicamente religiosidad, emotividad, temas sociales: «Gozosa en la variedad, fluye lirismo ante todo lo bello, ante todo lo capaz de originar un estado de ánimo de amor o de dolor, o un estado de opinión causante de peculiares emociones» (p.8). El título, Más senderos, interpreta bien esta variedad de metros y temas que animan la colección: «coexisten – afirma Sainz – el sentimiento religioso y las efusiones familiares más nobles, la entrañable amistad, el recuerdo doliente y el recuerdo risueño, la ternura ante la Naturaleza, y la fantasía suavemente desmandada, el amor de amar y el amor de caridad» (p.10). Los temas prevalentes son los mismos que antes: el setimiento amoroso, a menudo traicionado, y el religioso, que no desilusiona, el amor a la patria filipina y a su naturaleza.

El tema religioso se entrelaza con el homenaje, que es también deseada referencia literaria, en el poema a San Juan de la Cruz (pp.50-53):

«Más que hombre, poeta;
más que poeta místico;
más que místico puro,
del puro misticismo la quimera…».

Desarrollan el tema religioso el tríptico sobre la Pasión de Cristo: La Cena, Tu soledad asboluta, La Verónica (p.54-61) y el navideño Villancicos (p.62), escrito en siete cuartillas de octosílabos sobre Navidad. El tema religioso de Más senderos revela una mayor madurez con respecto al libro anterior; aquí más que la religión, protagonista es la fe, amor místico por la persona viva de Cristo, como expresan de manera clara las tres sextinas de endecasílabos de La Cena (p.54):

«La Cena fue la cruz de Tu milagro
y Tu milagro en cruz para el amor;
amor que ancló Tu nave entre los hombres;
espiga y vid del surco de Tu agro
hechas carne; presencia del clamor
con que llamas a todos por sus nombres.

Con que llamas a todos, sin respuesta,
mientras flotan las horas silenciosas
sobre el sagrario obsuro y solitario,
prolongado en la noche y en la siesta
de los siglos la espina sin las rosas
y el tormento de sed de Tu calvario.

La Cena fue la cruz con que eternizas
agonías del huerto y del camino,
quemándote en la herida desangrada,
y ese milagro en cruz con que nos izas
a cumbres donde otea el peregrino
su sendero hasta Ti desde su Nada».

La cena simboliza el eterno sacrificio de Cristo en la historia, su constante, perpetua presencia a través de la iglesia (nave). La cena es ya la cruz, el sacrificio es el milagro del amor de Dios por los hombres.

Frecuente en la poesía de Guerrea son las descripciones líricas de nocturnos embrujados, con estrellas resplandecientes, lunas llenas, jardines y paisajes quietos y adormecidos en la oscuridad, elementos estos que se alternan con otro tema de inspiración: Filipinas. Numerosas son las composiciones que la poetisa dedica a su país: La Patria, Mi isla de Negros, El carabao, El Canlaón, Campesino de Negros. Filipinas es «la luz primera/ que retoza en la mirada,/ el primer aire del niño/ en su primera jornada» (La Patria, p.73), es un país descrito en su aspecto más típico y evidente, recuerda mucho el costumbrismo de los Cuentos de Juana. Filipinas, patria lejana, es añorada en sus volcanes, en sus colores, en sus tradiciones y animales (el carabao es el búfalo filipino que ayuda a los campesinos en el trabajo agrícolo). Domina un sentimiento idílico de nostalgia estética, hasta la miseria del campesino es romántica y soñadora: «en su casita de nipa/ vive soñando pobrezas/ el labrador de la Isla./ Su corazón
de gacela/ lleva el paisaje del mar/ verde del cañadulzal» (Campesino de Negros, p.86). Emblema de esta visión son las siete cuartinas de versos mixtos (endecasílabos, eneasílabos, octosílabos etc…) que componen Mi isla de Negros (p.75):

«¡Ay mi Isla de Negros, mi Isla de Negros!
Se me ha hecho el corazón
De la forma volcánica
Del Canlaón .

Con su fuego perenne pero callado…
apenas un suspiro
de cenizas al aire…
espiral, giro…

Régulo de espacio, señor de nubes:
un penacho en la boca
finge bostezos de humo.
¡Incensario de roca!

Otras veces, gorguera para su cuello.
Y en la perilla
de la V de su cráter
la maravilla…

Dormidas en su falda las nubes son
farales cansados,
haciendo penitencia
por sus pecados.

¡Ay mi Isla de Negros, mi Isla de Negros…!
Porque es tu Canlaón
cono para holocausto,
flor de oración…

¡Qué oficiar de celajes
arropa lejanías
de ensoñación…
¡Mi Isla de Negros, mi Isla de Negros, mi Canlaón!»

El libro se cierra con una serie de poemas dedicados a los personajes más varios, amigos y estimadores como el escritor filipino Enrique Fernandez Lumba, a Gento, jugador del Real Madrid, a la memoria de un patriota anónimo indicado con el nombre de «Capitán», a un pianista igualmente anónimo y hasta a John F. Kennedy, del cual Adelina llora su fin prematuro y la muerte de los sueños.

En agraz es un libro publicado en Madrid en 1968. Carece de introducción, hay sólo un prólogo de la autora que explica las razones de la edición:

«este libro […] sale a la luz porque un amigo muy querido, lector de los escritos de mis primeros años, me lo ha pedido. Este amigo es Enrique Fernández Lumba, hombre admirable, al que es de justicia complacer. Por ello y porque es, en las letras, algo así como un hijo mío, lo publicaré» (p.7).

La colección recoge treinta y un poemas escritos entre enero de 1916 y abril de 1926, y publicados en revistas. Como en todos los antedecentes, incluso en este libro varios son los temas y las formas métricas aunque prevalezcan los metros tradicionales, y el amor y la retórica de la patria o de la historia son la materia de la poesía. Por evidentes razones, más que las otras antologías poéticas, En agraz carece de unidad temática, pero sí presenta una homogeneidad de estilo. Escribe la autora en el preámbulo:

«a falta de méritos técnicos y literarios tienen la jugosidad de lo recién nacido, la tersura de la piel del niño, la espontaneidad de lo candoroso, la ingenuidad del estreno reciente, la ternura de lo sin hornar, el vuelo de la ilusión, la frescura del manantial. Y todo esto puede ser un mérito. Y un motivo para no dejarlas en la oscuridad ocultas» (p.8-9).

Y realmente no son tan malos estos versos de Monasterio. Entre los 31 poemas destacan la canción A España (p.28), el tríptico de sonetos España, América, Filipinas (p.33), que en 1918 obtuvo mención honorífica en el Certamen Literario del Casino Español de Iloilo , la larga composición en versos libres A mis primos (en el día de su boda) (p.40), el largo poema El nido (p.46) que obtuvo el primer premio de poesía en el Concurso de la Casa de España de Manila en 1919, y el último poema El vuelo del «Plus Ultra».

El poema A España (p.28) confirma una vez más la visión retórica y afectuosa de la historia de la Metrópoli y su misión civilizadora en las «tierras paganas», hijas espirituales del León y la Torre, como Filipinas, niña criada y cuidada por la cristiana madre España.

Las páginas de la historia
De ti, madre, siempre hablaron,
y los poetas lanzaron
al mundo un canto de gloria,
estrofas que a tu memoria
dedicó el fiero talento
en un sublime momento
en que llora el corazón
y viene la inspiración
a crar un monumento.

Del esplandor del pasado,
del valor de tus guerreros,
celo de tus misioneros
o la industria de tu arado
habló el pensamiento alado
habló América, habló Flandes,
hablaron también los Andes
y la luz esplendorosa
que emana, crece y rebosa
del cerebro de tus Grandes.
¡Todo canta tus grandezas!
Mas de tus penas divinas,
de tu corona de espinas,
sólo puede hablarte, España,
la de los bosques de caña,
mi patria, mi Filipinas.
una soledad nos baña
añorando tu regazo;
tráenos el calor y el lazo
de la niñez arropada.
¡Lazo que no obliga a nada,
será nuestro eterno abrazo!

El tríptico de sonetos España, América, Filipinas (p.33), que obtuvo mención honorífica en el Certamen Literario del Casino Español de Iloilo de 1918 presenta, o mejor anticipa, la idea que la poetisa tiene sobre las herencias de Filipinas: España es la que «dejaba para ofrenda de sus misas/ almas fe y preces sobre sus altares», España «enamorada del Oriente» fue «la que en sus brazos tuvo a Filipinas/ y en un beso dejó sobre su frente,/ su valor, su nobleza y sus espinas»; América, en contra, ha sido la «llave» que abrió «para el mundo las puertas de una ciencia que nacía», América ha vencido el fanatismo «que quería poner límite al genio vagabundo», América es la tierra donde los esclavos buscan libertad y alivio. Del matrimonio de estas dos culturas y de la bendición de la naturaleza ha nacido Filipinas:

«Lirio flotante sobre un mar bordado
con blanca espuma en verdes de abedul
nido que envuelto por túpido tul
descansa en un ambiente perfumado.

Tienes en ti bravuras del soldado,
la caridad de Vicente de Paúl
y en tus noches de luna y cielo azul
ensueños de galán enamorado.

Por eso, desde días muy remotos
Fuiste de los monarcas ambición,
y de tu historia hábiles pilotos

te dieron, como premio y galardón,
como herencia y unión de lazos rotos,
músculo América, y España corazón».

A mis primos (en el día de su boda) (p.40) es un largo poema de homenajes a los esposos y a su vida futura en común, pero es la ocasión para una reflexión sobre la vida que «es un drama de más o menos actos, / que puede ser comedia, aunque así siéndolo/ no han de faltarle lágrimas,/ o puede ser tragedia, aunque así siéndolo/ no han de faltarle risas».

Datada «Diciembre 1918», El nido (pp.46-51), que obtuvo el primer premio de poesía en el Concurso de la Casa de España de Manila en 1919, es un himno, en versos libres y cinco estrofas, a la paz conservada en España durante la Primera Guerra Mundial por «el gran Rey Alfonso Trece»; la paloma de la paz «ha lanzado su quejido lastimero», porque «vomitan los cañones el derecho del más fuerte» así va buscando otro nido y pasa «por encima de los místicos del Norte» y se dirige hacia «la Corte/ y en el suelo de la España» donde:

«se ha posado la paloma de plumaje alabastrino
subyugada por un alma, que más fuerte que el destino».
Porque
«En las luchas de la Corte, en la inquietud de la cabaña
ha sabido defenderla con su pecho y con su ley,
ha sabido defenderla vuestro rey,
por la unión de sus hermanos y la gloria de su España».

La coleción termina con el poema El vuelo del «Plus Ultra» (pp.98-103), dedicado «a los intrépidos Quijotes del espacio Franco (un hermano del Caudillo), Rada, Durán y Alda que lo realizaron». La lírica (diez estrofas de diez versos octosílabos cada una) celebra la «nueva vía» de la aviación entre España y América y la parangona a las empresas antiguas de Colón, Cortés, Pizarro, héroes inmortales que, según la retórica de la época, no actuaron por sed de oro o gloria sino por un bien superior:

No fue el amor a la gloria
lo que encontró un Nuevo Mundo
sino el respeto profundo
por la patria y por la historia.
Fue la quimera ilusoria.
Fueron santas calenturas.
Hambre de almas, sed de alturas
De Isabel y de Colón…
¡Un único corazón
engarzado en dos locuras!

Como se ha dicho En agraz, obra escrita en juventud y, por tanto, inmadura, es la obra poética menos original, interesante y significativa de Adelina Gurrea, sin embargo presenta todos los modelos poéticos, metafóricos, estilísticos, métricos y temáticos que la joven poetisa de La Carlota empleará en su sucesiva producción, y permite valorar su progresiva maturación artística. En conclusión, la obra poética y en prosa de Adelina Gurrea Monasterio es, sin duda, modesta, tanto por la cantidad como por su calidad literaria y por su capacidad de penetración crítica; buena parte de esa producción, hoy en día, si puede parecer interesante al estudioso filipinista, ciertamente no encontraría el gusto y el interés del simple lector curioso. No obstante, nuestra autora no merece una condena sin apelación, y para un juicio crítico equilibrado sobre ella hay que tener en cuenta por lo menos dos aspectos.

- Casi nunca tuvo la pretensión, y lo dice claramente, de ser una escritora, una intelectual, sino sólo de expresarse y comunicar de manera espontánea en su lengua madre, que era el español, y si le era posible, perpetuar la tradición española, incluso la literaria, en el país que la había visto nacer: Filipinas. Por esta razón, sus escritos cumplen la función de alimentar este material literario, es decir, quieren hablar de Filipinas en español, con el propósito de contribuir a dotar al país de un repertorio autóctono hispánico. No escribió novelas para entretener, ni con la ambición de crear algo nuevo, quería documentar y tramandar su experiencia humana, la experiencia de una sobreviviente de una civilización que desaparece día a día porque, ahogada y enmudecida, ha perdido su palabra.
- Gran parte de su producción está lejos de tener finalidades propiamente literarias y ha sido originada para ocasiones concretas: una conferencia, un artículo, una poema de circunstancias, la publicación en revista etc... Muchas de sus cosas han sido recogidas sucesivamente y al fin de no perder para siempre un material ya escaso pero no del todo privo de valor, si no más por ser testimonio de una experiencia humana.

No cabe duda de que su libro mejor, el más significativo y el que merece, incluso actualmente, una lectura es Cuentos de Juana. Sin embargo no hay que despreciar su pacata y realista aportación crítica al problema étnico y cultural de Filipinas: en una época cuyas tendencias bipolares han sido un filoamericanismo intensamente antiespañol y un nacionalismo «indigenista» exacerbado e igualmente antiespañol y antioccidental, Adelina Gurrea Monsaterio ha intentado, tal vez de manera un poco sencilla, una síntesis entre la herecia española y la americana. Es evidente que el corazón de Adelina late por España, pero en la consciente imposibilidad de hacer retroceder el reloj de la historia, elige recuperar lo bueno que los Estados Unidos han llevado a Filipinas: enseñanza, mayor bienestar económico, eficencia, una lengua comercialmente fuerte, y evita empeñarse en una cruzada perdida a priori. Creo que la aparente falta de conflicto en conjugar estas dos identidades depende también del deseo de no resultar impopular y, por lo tanto, no escuchada.

Fuerte es en Monasterio la conciencia de que existe una «leyenda negra» sobre España creada ad hoc para legalizar el poder neocolonial de los EE.UU., así debe de haber pensado que la única posibilidad de recobrar y permitir la sobrevivencia de la hispanidad era no ponerse en competencia con el mundo anglosajón, sino considerarlo una riqueza más. Evidente es también que Adelina Guerra no es indígena sino criolla. Adora su Filipinas, estas islas son su país, la patria de los padres, pero en el fondo es española, europea, blanca, cristiana. No participa en la cultura indígena que describe; la aprecia pero en ella ve sobre todo el aspecto bucólico, folclorístico, étnico, el paisaje tropical es un hermoso lugar para ambientar sus historias exóticas o sus versos musicales. Su alma no vive el desplazamiento cultural que sufre un indígena consciente de su raíces ancestrales pero al mismo tiempo educado según las reglas occidentales impuestas con la violencia y el atropello de un catolicismo ibérico y un sistema económico capitalista.

Monasterio es una voz auténtica, bella, interesante de aquella civilización criolla que, en vías de extinción, ha visto acabar el 900. Su obra vale y merece atención también poque canta a un mundo de valores y personas que ha pasado y que ya no existe, un mundo hecho de cruces y espadas, de siervos y dueños, de playas y palmas, de dalagas y duendes, un reino ibérico que antiguamente existió en los Mares del Sur.


LITERATURA HISPANOFILIPINA
Andrea Gallo, Universidad de Venecia (Italia)
http://alasfilipinas.blogspot.com.es/2009/08/revista-filipina-tomo-viii-n-4.html





CON TAÑIDO DE CAMPANA

Niebla sobre la ciudad,
humo del aire y del frío,
infinita soledad
del azul corazón mío.
Niebla sobre la ciudad.
Sudor de atmósfera plena
en la tristeza de enero,
difumino de la antena
vegetal y del sendero.
Sudor de atmósfera plena.
Invitación a ensoñar
langores del corazón,
a desprender del telar
los hilos de la razón.
Invitación a ensoñar.
Con tañido de campana
de mi torre azul bermeja
aquella historia temprana
que está quedando vieja.
Con tañido de campana.





ESPERANZA LÁZARO BAXTER [9274]

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Romancero sentimental de Esperanza L. Baxter (image of dove flying against blue sky)




Esperanza Lázaro Baxter, poetisa y artista, nació en Barcelona el 7 de agosto de 1922 y estudió en la Escuela de Bellas Artes de dicha ciudad. En España había obtenido varios premios y menciones honoríficas por sus escritos. Llegó a Filipinas en 1952. Estuvo muy activa en el mundo literario de Manila y era miembro de número de la Academia Filipina de la Lengua Española. Fue premiada con el Premio Zóbel en 1957 con su Romancero sentimental, una colección de ensayos y poesías. Actualmente vive en California. Gracias a una nieta, también poetisa, se editó un libro de una selección de 19 poemas titulado, igual que la obra premiada con el Premio Zóbel, Romancero Sentimental (2010, Wordrunner Press, Petaluma, California). Aunque solamente aparecen 19 poemas en esta edición, Esperanza Lázaro Baxter tiene una inmensa colección de su poesía que abarca temas de inspiraciones españolas, religiosas, y filipinas. 

El 31 de mayo de 1959 en Manila, escribe Miguel Ripoll (de El Debate) en su Introito del Romancero Sentimental de Esperanza Lázaro Baxter:
“Como en arena movediza en la que el forcejeo físico va sepultándole a uno, poco a poco, hasta hacerlo suya entermaente, en este Romancero sentimental como modestamente lo titula su autora, la española más deliciosamente filipina que he conocido, Doña Esperanza L. Baxter, sucede algo parigual, aunque en plano de alma adentre: Porque mientras más se lee, con el forcejeo emotivo que nos produce, más nos vamos sumergiendo en un éxtasis sublimado del espíritu, hasta quedar enteramente sumergidos en el hechizo de su poesía.
Romancero Sentimental son trozos palpitantes que la poetisa ha sabido arrancarle a la vida, plasmándolos en exquisitos versos, fáciles, sencillos, cuán más hermosos así, que lo sería algo que se rebusca y se pule hasta la perfección desabrida.”






Romance de “La Solterona”

Me llaman la solterona…
que nunce tuvo un idilio;
¡a mí, que te amé hasta el margen
de mi loco desvarío!
Y al oírlo por el pueblo
en despiadado estribillo,
canturreado entre dientes,
me suena como un delito.

¡Ay, amor! ¡Me has hecho loca,
de tanto amarte en espíritu!…
Fueron las noches siguientes
al deshecho compromiso
de mi amor puro y constante,
y del tuyo, ya en desvío,
como manada salvaje
de perros dando alaridos
lastimeros sobre el cuerpo
del amo ya fenecido…
Tú me hiciste solterona
sólo por puro capricho;
por quedar bien ante el pueblo
de amigos y empedernidos,
que retándote entre burlas,
pidiéronte un “sacrificio”
para probar que eras “hombre”
de bravura y de dominio.
¡Pero amor! ¡Qué cruel agravio,
fue el que tú hiciste conmigo!…
Y desolada entre angustias
del corazón mal herido,
me refugié en la penumbra;
puse luto a mis vestidos,
e igual que monha en su claustro,
¡así me encerré en mi piso!

Y en mis balcones de albahaca,
de geráneos y tomillos,
¡planté una cruz de vidrieras…
y un sudario de visillos!
¡Qué sedante y qué consuelo
a mi amor desfallecido,
poder verte a todas horas
ir de tu casa a tu oficio!
¡Ay, amor de mis amores…
qué confesión hoy te digo!
¡Cuántas auroras y ocasos
sorprendiéronme allí mismo,
mi cuerpo cual cruz de ámbar
clavada tras los visillos…
y mis ojos lagrimeantes,
igual que cirios votivos,
espiándote los pasos,
día a día, que eran siglos
para mí, que te quería
con un amor infinito!

Envejecí como rosa
en mi vaso de suplicio
deshojándose mis años
¡cuál pétalos de amor místico!
Y hoy, después de treinta años…
y ya quince de ser viudo…
con tu corona de canas…
y yo, con rostro marchito…
tú, solitario en tu casa…
ya con mujer tu hijo…
ambos, en la misma plaza,
¡e igual! En el mismo sitio
de antaño, estamos hablando
con pensamientos distintos.
¡Inmortal amor no muere;
es agónico suplicio!…

Aún recuerdo aquella tarde
que tu mujer diote un hijo…
¡Ay, dolor de mis amores!
¡Qué de cosas yo te explico!…
Tú saliste de tu casa,
igual que sale un chiquillo;
con la cara iluminada,
y en tus pupilas mil brillos;
nervioso por el trance,
¡y de gozo enloquecido!
Y salvando la distancia
entre el doctor y tu piso,
cruzaste cual meteoro
el portal de mi recinto.
Yo me quedé anonada;
y aún pensando en mi martirio
de quererte ciegamente
sin amor correspondido,
quise compartir to gozo,
alegrándome contigo.
¡Y pareciome en mi entraña
concebir algo inaudito…
que, madurando de pronto,
¡asistiome el dolor mismo
de tu mujer, que en su carne
le estaba naciendo el hijo!
¡Ay, vida! ¡qué gozo tuve…
compartir algo contigo!
¡Ay, qué felicidad más grande…
dentro mismo de mi espíritu
sentirme madre una vez,
aunque fuese así, ficticio!…

¡Y abrí aquella tarde fausta,
de par en par los visillos!…
!y me acicalé de rojo!…
¡y hasta en mi prieto corpiño,
cual si estallaran de pronto,
de tanta ternura henchido,
prendí una rosa de fuego;
y en mi seno, mis dos lirios!
La naturaleza dioles
el fugaz gesto de erguirlos,
¡cual si fluyera ya en ellos
por milagro, el lácteo líquido!…
¡Ay, amor! ¡Qué tarde aquella
más cuajada de suspiros!…
Luego, radiante de gozo,
cual nueva madre por su hijo,
salí al balcón con los brazos
acunando en mi delirio
¡al hijo que no me diste!
pero que, sin concebirlo,
lo sentí nacer en mi alma,
¡cual nace en la for rocío!

Y orgullosa con mi estado,
de pie junto a mis tomillos,
contemplé las altas cumbres,
como si fueran castillos
de ilusiones renacidas
en mi vida de martirio.
¡Ay, amor! ¡Qué tarde aquella!
¡Nunca más volví a sentirlo!…
¡Hasta el sol, rumbo a su Ocaso,
lleno de rayos oblicuos,
ruborizando sus ocres
sonriose complacido;
y al besar mi febril rostro,
¡encendió mis labios lívidos!…

Romancero Sentimental
2010, Wordrunner Press, Petaluma CA








A RIZAL, EL MÁRTIR, EL HÉROE

…Y Rizal, el héroe; Rizal, el filósofo;
Rizal, el lingüista, pintor y poeta,
doctor, literato, humanista,
vidente, científico y moderno profeta,
tras el veredicto, fatuo y despiadado,
de mortal sentencia,
entró silencioso y austero en capilla
con estoicismo y dignidad soberbios.
Rizal, el patriota que amó a Filipinas
con amor tan sólido y voluntad tan recia,
que, cual Nazareno, sabiendo su sino
iba al holocausto lleno de grandeza.
Iba a Filipinas a entregar su vida;
no, una sola vida; ¡cien! si cien tuviera.
Su ominoso crimen: amar a la Patria.
Su execrable idea: quererla, ¡quererla!
Sus actividades: algunos escritos
con patrios alientos,
deseando ardiente, en libertad verla.

Y yo, mal soldado de una Filipinas
que estaba en cadenas,
viendo aquel piquete con humo de pólvora,
viendo aquella tropa en vil obediencia,
viendo aquel espanto marcado en sus rostros,
viendo aquel estado de injusta violencia,
¡me hubiera arrancado, con mis propias manos,
todos los galones, ante mi impotencia,
y hasta por no usarla en rebelde grito
me hubiera arrancado y cortado la lengua!

En las huescas horas de mi luenga vida,
cuando aún le recuerdo sus horas postreras
en la angosta celda del Fuerte Santiago,
mis ojos caducos, sangran y llamean.
Sangran de coraje, porque,
pudiendo salvarle,
levantando armas, que, Unidad es Fuerza,
callamos cobardes, temblando en el Campo,
haciéndonos cómplices de la gran tragedia.

Y es entonces cuando viene clara
su imagen señera;
la visión del Mártir; la expresión del Héroe
en las asfixiantes horas de la espera.
Le veo pulsando sereno su Lira,
su soberbia Lira de inmortal cadencia,
dedicando su “Último Adiós” a la Patria,
adiós; todo un símbolo de ardiente elocuencia.
Adiós, hecho grito sublime en el alma;
adiós, de perdón a su aftenta;
adiós, a sus seres queridos;
adiós, a su Raza; adiós, a su Idea.
Su lucha fue vana, pero nunca estéril.
Y Rizal, más que hombre, ya todo un emblema,
marcha resignado donde no hay esclavos,
donde no hay verdugos, donde Dios impera.

Y un acorde sordo ruge en los albores
balbuceando el grito de amarga protesta;
¡es el Katipunan clamando venganza
y ante el fratricidio audaz se rebela,
con sus pechos preñados de encono,
y sus almas de justicia hambrientas!
Después, en un mudo silencio, enojoso,
desfilan las fuerzas;
desfilan las fuerzas apesadumbradas
delante la efigie del dulce Poeta;
delante el Filósofo más grando del siglo;
delante el Ingenio de humilde grandeza,
delante del mártir, del hombre, del sabio,
delante el Amigo que fue sin reservas;
delante el cadáver del gran Humillado,
¡delante del Hijo de una Patria nueva!

Y míranle absortos los altos Comandos
desde la borrasca de sus conciencias,
con grave postura de herido amor propio
al ver, aue aún caído, ¡su figura medra!

Me enseñaste un día como ser Patriota
y aquella jornada es mi brújula eterna…

¡Que nunca se borren, al pasar los años,
de tu holocausto, tus amargas huellas;
que jamás se borre y aún más clara brille,
cuanto más lejana, la sublime escena!

Publicado en Remembering Rizal: Voices from the Diaspora. Edwin A. Lozada,
Philippine American Writers and Artists, Inc., San Francisco, CA, 2011







A ti

Ya ves ya no te digo
lo mucho que te quiero,
ni dígote siquiera
mi loco frenesí.
La Vida me ha enseñado
a amar el cruel Silencio,
a hacer del llanto risa
y al dolor sonreír.

Por eso no te extrañe
si nada más te digo.
Laceraré mi espíritu
pensando siempre en ti.
¡Vida del alma mía!
¡Qué gozo da el martirio
de amar un imposible
y nunca desistir!

¡Qué gozo, si soñando
se te inspiró lo mismo!
¡Qué amargo, si despierto,
y ver que no es así!
¡Fénix de mis ensueños!
¡Atolondrado mirlo!
La Pasión que me abrasa
perdurará hasta el fin.

No importa, si, despótico
el Tiempo, audaz, se ensaña,
y si nuestra cabeza
se argenta en hebras mil;
el Alma siempre es joven,
eterna su alborada,
el Alma nunca muere
si Amor la hace vivir!

Romancero Sentimental
2010, Wordrunner Press, Petaluma CA






THOMAS RAIN CROWE [9275]

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Thomas Rain Crowe (Chicago, Illinois, EEUU, 1949) Poeta, narrador, traductor, editor y gestor cultural. 
Ha dado a conocer entre otros títulos:   Learning to Dance (1986);  Poems for the Che Guevara’s Dream ( 1990);The Laugharne poems ( 1997) y The Book of Rocks (2007).
Es el fundador de la paradigmática revista Beatitude y el fundador-director del Festival de Poesía de San Francisco, CA., EEUU. En  colaboración con Nan Watkins tradujo 10, 000 Dawns (10 Mil Amaneceres), los poemas de amor de Yvan y Claire Goll.




Después de haber leído a Han-Shan

Cuanto se parecen el hombre sabio
y el borracho!
El hombre sabio ve la luz en la nube,
el que bebe: la nube en la luz.
Cada uno de ellos ve la misma cosa.

Como amo el modo en que Han-Shan ríe cuando habla!
Y, en su risa, el modo en que llora —
Sus sueños son como los míos: plenos
de doncellas vestidas en seda púrpura.

Imaginando hoy que rumbos habrá de tomar
mi vida, el I Ching dice:“Donde se desarrolla
el desorden, las palabras son el primer paso.”
En esta ocasión ninguna palabra respecto del cruce
de las grandes aguas. Sino un mensaje: estarse quieto.

Por lo tanto esta noche me he preparado una taza de té
y me siento con mis amigas: todas las palabras que conozco.
Habiendo dado el primer paso hacia mañana,
hago con mi pluma un decidido, audaz  trazo
que en esta luz mortecina se parece a una de esas doncellas
de la corte que Han-Shan y yo conocemos tan bien.
Me siento por un momento en los vestigios de otro mundo.
Muy lejos de aquí. Pero, al igual esta pequeña cabaña en el bosque,
                   aún mi hogar.

 (versión Esteban Moore)






While on vacation and seeking silence
i end up in the middle of a harley davidson rally

Even in the middle of hell
there is a heaven.
A refuge tucked away
amidst virgin trees and
ancient spring-fed lakes.
Haven for disrupted nature
and the lovers of God.

At night, you can hear the Harleys
racing up and down the streets
that, with the fireworks
exploding against the roar of the ocean surf,
sounds like another greedy war.
"Is this karma, or just some Sufi joke?"
I think as I settle in to my cabin
and my only week away from work each year.

But the peepers and the pond frogs
sing harmonies to the dissonance of 200,000 2-cycle hogs.
The morning roar of the gator
more impressive than the grunt of
engines and exploding light.

Before we leave, my wife and I will
renew our vows of commitment and undying love
without speaking a word.
And some stranger will approach us and say:
"Silence is the only truth. Are you going to the beach?"
It happens every time we are here.
The same as each winter will turn into another spring.

As we drive for the last time from the gate of our silence
and away from this retreat--
from the pristine woods
into a world of obscene gestures and hellish noise
that would love to send us cursing
all the way back home,     we laugh.
All the way to Florence,
past the Pee Dee and Galavant's Queer--
at names of places and the lack of Harley hogs.
Leaving the hell behind.
Taking with us only silence,
the coat of sea-salt on our skin,
and the memory of cool wind blowing over the bridge
on hot evenings in the lagoon
to soothe the heavens and a billion South Carolina stars.

Meyer Center,
May 19





THE SAW-MILL SHACK

- for John Edwards Lane

I have come to this land,
how many years.
Alone, and for many months,
I have built this saw-mill shack.
Stone stacked and mortared on stone,
logs laid and joyned in joints,
rough oak boards nailed to beams and rafters
with 9" spikes.
Eat lunch each day listening to
rushing stream running over rocks,
through rhododendron, off Doubletop Mountain.
Sound of grouse wings drumming in the woods --
With roof on, windows in,
and woodstove sitting in the hearth,
I stand outside gazing at what
these hands have done.
(An old chimney, still standing and covered in vines,
now a place to live.)
Tired from labor and a body
too old for work.
Lay another flat, smooth stone into the outyard wall.

John's Creek
Jackson County, NC
December, 2001





I WASH YOUR DISHES AMERICA

America,
I have spent my life
like a servant,
scrubbing your floors,
taking out your trash...
America,
during time of homeless & unemployed,
when rich get richer, poor stay poorer,
I wash your dishes.

America     I wash your dishes
Bankers and loan sharks     I wash your dishes
Gov't pimps and drug lords     I wash your dishes
Judges     I wash your dishes
Teachers, professors     I wash your dishes
Politicians     I lick your plates
USPD     I scrub your pots
Yuppies     I shine your silver
Editors     I wash your dishes
Publishers     I wash your dishes
Bardomaniacs     I wash your dishes
Owners of every square inch of good land     I wash your dishes
Beautiful Hollywood women on the make     I wash your dishes
Gossipmongers, backbiters     I wash your dishes
Pious pedophile priests     I wash your dishes
Fameseekers, cop-outs     I wash your dishes

I wash your dishes, America,
I scald my hands in boiling water
so that you may eat in style.
I brillo my fingers     raw to the bone
to keep you fat.
I scrape the tasteless belches from the platters of your gluttony.
Your eyes are bigger than your stomach, and
I wash your dishes, America.
But I'm fed up with your garbage,
with your mind that belongs in the garbage,
promises and lies--a different fork for every bite.
I wash your dishes, America,
I wash your dishes, America,
I wash your dishes, America,
I wash your dishes, America,
I wash your dishes, America,
I wash your dishes, America,
I wash your dishes, America,
I wash your dishes, America,
I wash your dishes, America,
I wash your dishes, America,I shine your shoes.
I plow your fields.
I lay your track.
I pick your grapes.
I build your homes.
I pump your gas.
I dig your coal.
I fix your roof.
I print your books.
and get no thanks, no love.

United States of America, in a united state of ignorance and greed,
I wash your dishes.
Inside, I am crying.
When are you going to wash and dry these tears?










JOHN TRANTER [9276]

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John Tranter with his dog Tiger, photo by Susan Gordon-Brown


John Tranter (Cooma, Nueva Gales del Sur, Australia, 1943) Poeta, ensayista, crítico antólogo. Ha publicado, entre otros títulos: Parallax, (1970); Crying in Early Infancy: 100 Sonnets, (1977); Dazed in the Ladies Lounge, (1979); Selected Poems, (1983); Under Berlin, (1983); The Floor of Heaven, (1983); At The Florida, (1993); Urban Myths: 210 Poems: New and Selected, (2006) y Starlight: 150 Poems, (2010).
Tranter, pertenece a la denominada Generación del 68 y es uno de los protagonistas centrales en la actualización de la poesía australiana y de su alejamiento de la tradición poética inglesa y su acercamiento a la norteamericana. Su obra esta marcada por el trauma de la guerra en Vietnam y las influencias del jazz y de los Beats. 
En 1997 fundó la revista Jacket, medio decisivo para la difusión del trabajo de poéticas periféricas en lengua inglesa, la dirigió hasta 2010, año en que la transfirió a la Universidad de Pennsylvania (EEUU). 






Hôtel de Ville 

Los jóvenes en el último año de la secundaria 
deberían visitar un museo histórico, para entender
la vergüenza como una de las formas 
de la victoria de Clinton. Por otra parte,
la deuda externa de la Comunidad Europea 
es causa de pesadillas para todos. Por lo tanto 
tenemos la necesidad de resolver el problema 
de los alumnos que deben leer textos difíciles 
que los guiarán por el camino equivocado: 
¿Por qué Rimbaud abandonó el socialismo por el capitalismo? 
Como si esto tuviera alguna importancia. Él es su propio 
premio consuelo. Estaríamos encantados de tener su uniforme.
También queremos ver todas esas cosas del arte moderno.
Gracias. Oprima el botón con la leyenda “monumento”
y vea qué sucede: una voz grabada repite “he desperdiciado mi vida”
y nosotros pagamos para escuchar.






Equilibrio

El viajero allí sentado se encorva sobre la mesa,
su mano juega con el vaso de pálido, agrio líquido.
En un rincón poco iluminado alguien toca una mandolina
y el calor vacila en la entrada.

Puede ver el ómnibus arrastrándose hacia
el desierto. Habiendo llegado a ninguna parte, 
él encuentra una porción de desesperanza como una
pistola acurrucándose en cómodo equilibrio en la mano. 

(versión Esteban Moore)





Decalcomania

Your ruin begins here, on the invitation, its 
          nickel-plated manacles; 
remember? you went to gloomy London on a wet Sunday; 
taxi pumped full of gas I'm talking through the tube 

I searched your rooms, your diary, when you were gone, 
          but found nothing 
at dawn a flash of grief in the kitchen 
like a snapshot, the burn damage years later - 

the camera fakes a portrait locked in that domain
          I listen for your words 
in the space between lightning and thunder: 
that gangling vitality I loved now seems robotic 

art operates alongside white racks of illness 
          cash deposits 
notice the gallery owner adjust her taxable assets 
this twinkling is brought on by their medication 

it's due to a scattering of black tablets
          rattling in a tin 
yes I only spent time and money on the telephone call 
so you could feel better, so you would get happier 

a week later I understood her spleen philosophy
          her greenish look 
they can judge that to mean intimacy, or torment 
I'm capable of anything when I'm distressed 

behind the snow-shouldered hills, mountains of 
          cloud heaped up, 
in the gloomy suburb at the foot of Echo Point 
everyone can hear their neighbors lying 

bad liquor bottled and locked in the truck 
          and Dakota Bitter, 
he tilts the seat forward, and finds the weapon 
among the rubbish and shadow on the floor 

these were the plutocrats of the beach afternoon 
          the lamplight recalled 
childhood evenings playing Animal Snap with his 
aunt and uncle, lemon squash, a bottle of gin 

dressed-up and happy as a prize pig and 
          out-staring everything 
I was tainted with the taste of rain
furious people, burnt like meat on a grill 

oh, what's the use of being the top dog in this 
          obscure province 
run off to the big city, get sick in a hailstorm 
waiting for your acolytes in a red fur coat 

under the holiday moon she looked like a pudgy pup, 
          slush on the windscreen 
clanky wipers, the blue cloud, and the furniture 
she was sobbing but she conducted the orchestra 

her Mickey Mouse socks like a shout, an affidavit 
          attacking the drab 
and now the radio speaks from our Sister Cities 
with stories of angels seen haloed though a prism 

lawn-drenching dawn unfolds her sprinklers
          under a tree - 
you have to take a deep breath and drive him there 
to the greenhouse, among the squeaky parakeets 

his confused and malevolent misdirections got 
          everyone lost 
you are your own discipline, a motor in a shell, 
this is a smeared vision of how you see things 

wiping the sheet of acetate and looking through 
          the blurry plastic 
at some old fool wearing stretch briefs instead of 
a nylon swimsuit as the regulations require 

his floppy dick hanging out the slot - where's 
          your dignity? 
you'd turn up to meet him crying, and you should not; 
everything's bronzed like the scales on a baby piranha 

my room writes a terrible blank onto the mirrors 
          dead ring telephone 
four hundred volts in the shower - is that my fate? 
to find myself lost, just as I turn to go home. 

First published in New American Writing 
Copyright © 1997 John E.Tranter






Anyone Home?

I can hear the stop-work whistle
down at the Club, can I go home now?
Then I see Grace Kelly, 
          the young Grace Kelly!
'Starlet Fever', that's what it is. 
I keep hearing the word 'workaholic'. 
Echoing, echoing. The Doc says 
          take a tablet. 
How do you feel down there? Okay?
Take a dive. Bite the bullet. It's 
the jim-jams, I've got the jim-jams. 
I think he said 'phenomenology'. 
I keep hearing jackhammers, it's
the jackhammers, that's what it is. 
Do you know Jacky Rackett?
          Do I know Jacky Rackett?
Lovely type of a feller. Dropped his packet. 
I keep hearing syllables, polysyllables. 
Do I know Sherelle? Young Sherelle?
Then I hear an Appaloosa, getting closer, 
the clip-clop racket in the bracken, then 
a clattering gallop on the gravel, 
          I hear the hullabaloo. 
How d'you do, sir. Jacky Rackett?
Top o'the Paddock, sir, the witch's cat. 
Then I can see Grace Kelly again, 
up close, it's getting warmer. 
Down here in Third Class it's getting warmer. 
Pull the toggle. No, blow the whistle. 
I keep hearing the word 'histrionic'. 
Is that better? Snug in a rug? 
          Clacketty-clack. 
Do you know Gary Langer? Barry Langer? 
They were both practising solicitors. 
I keep hearing polysyllables, 
          then jackhammers. 
Now that's a clavier sonata! 
That's the cat's pyjamas! No, 
it's the Appaloosa! Barry! Gary! 
How are you going, you old bastard! 
I keep hearing these unpredictable
polysyllables, it's like the Name of God. 
Isn't God indelible? Indivisible?
I can see a Californian kitchen, I'm 
visiting Gidget, isn't she cute? 
I can almost reach out and touch her, 
gently. I pour us a Coke and it bubbles. 
Is this Paradise? Is it really Paradise? 
Hey, there's Jack Napier. Jack Napier!
Absolute type of a gentleman. Wouldn't 
hurt you with a barge pole. Jack's 
a jumper. Jack invented the calculus. 
Then I hear a rustling noise, 
          highly magnified. 
I think I snapped the tape 
at the pain threshold, then fell. 
Oh Sherelle, will it ever diminish? 
Will it ever diminish, and fade away? 
Gidget, I'm carrying Gidget, on the beach, 
and I stumble! Bugger it! 
Down at the Club, the Workers' Club, 
the stop-work whistle, should I go home now? 
I keep hearing 'intelligent, 
          very intelligent'. 
Push the toggle-button, the green one, 
the illuminated one, no, not that, 
the other one! You'll feel 
worse at first, considerably worse 
at first, until the medicine. Oh boy, 
some party! Were you there? 
          Was I there? 
I keep hearing 'medical, paramedical'. 
Don't you think it's time to pull the plug? 
Push the button? I can see Paul de Man, 
Paul de Man, is he in Heaven? 
I keep hearing 'shoot, parachute'. 
Okay, what odds would you give me? 
Push the toggle-button, bird-brain. 
This one, or that one? 
Go home, time to go home. 
Quick, put on the Nazi uniform. 
He says 'Quick, Sherelle, do as I say!' 
Why should I? 
          Why should I? 
Who do you think I am? He says - 
famous Chinese proverbs - he says 
'Quick philosopher, dead solicitor!' 
Who do you think I am? Paul de Man? 
I can hear a whistle, an emergency whistle. 
Now I can see the tropical effluent. 
I think it's moving in our direction. 
Dark stain. 
          Dog paddle! Back-pedal! 
That's funny, I can't hear a thing. 
Ding-dong! 
                    Anyone home?

First published in Verse 
Copyright © 1997 John E.Tranter








Dark Harvest

Thunder unrolling over the vulnerable city, 
purple and ink-blue, above the huddle of workers 
scrambling to commute, some to a bar where 
     neon and darkness 

conspire to enfold them, the avenues alive with shoppers. 
And rustling in the wind high above the age of doubt, 
their transparent psyches rain-wet, rent by lightning, 
     spirits and angels 

adrift in the jet-stream know that we have to die, 
each of us heavy with hope but a faint shadow trails 
between what we need and what's accessible, at noon 
     rest and distraction, 

nightmares at midnight. These ministers query 
then relinquish us, but not before this one listens 
for alarms or burns, the sigh of passing time, 
     that one retreating, 

skin all aglitter, for whom the avenue of blooms 
shall never spell 'love'. The drinkers murmur their 
ancestors' games, getting it right without 
     knowing the meaning, 

code deviation: Drink, and drink. For that teacher 
boys were everything, once, holding their breath 
and proving their passion from a few paces away. 
     They can be cocksure, 

crowded illusions, old pals, school buddies, dodging 
into the past you should resurrect, or guess at, 
a dim throng resemblance, who thought of your 
     soul as a plaything - 

where to grow frankly through its enigmas means 
foreign fucks, sad furious travel, this dilemma: 
mud and air, part of the human breath it demands.
     Listen to those guys 

rattle and blather, he said, and you didn't remember
that melancholy, the twilight autumn air, then 
the rumpled nameless force pushing us out 
     towards the horizon? 

Garrulous history tells us that greed and ambition 
stir the struggle to make great art, but then 
the riders gallop up with their strange truth, 
     troublesome, painful. 

Secretive rumours hang about, floating over the turf 
like a low mist, the way you pitched your gay smiles, 
not meaning anything, but who spilt our secrets? 
     Blabbing and telling! 

Told them the story, but we spoke outline English, 
nothing solid, our filthy lies melting into the air. 
Buy a memory or two at the pool, who cares if it's 
     a little dishonest?

Too bad you only smile to rake back a smile 
to crush a truth, or in an instant forgive, 
each time shadows falling across the yard 
     laid out in plots that 

seem to be speaking, making a pattern, and 
like the wind sneaking past, it's what we're 
losing that tugs the brain, leaking out; we 
     kiss and a heartache 

ruins our childhood. Yet - no, though 
their cruel trade troubles us, the hot boys 
grow, grunt and turn in that awful flux, 
     girls become women, 

summers diminish, the snapshots fade, also the 
pesky details and the hot bothers that seem to be 
all we can recollect of that holiday, that was 
     more like a combat. 

And I remember the neon glow on her lipstick - 
click! - her perfume, its melancholy ambience - 
these fragments constrain memory into grief, our 
     mortal lot sliding, 

crushing together those dirty complex diversions. 
We each knew awkward love, that frail-leafed orchid, 
and on her lap a heap of those diurnal notes. 
     Baffled and restless, 

breezes at sunset bring us groans and whispers; 
now the tide is full that will carry us off, 
afloat on that glassy flood, the sky stooping to 
     touch us with incense. 

This is a painting, of a catastrophe cranked up to 
the higher range: look at it, sweetheart, you dazzle, 
spell benumb my mouth, pink heart-beats
     always retreating, 

asking for lightness, an enigmatic spice of hope, 
but always at my back I hear a brutal rumbling, 
the bursting roar of my own donut-fleshed heart. 
     A trace of my accent 

colours your laughter, a linguistic infection. Upstream 
the marriage blueprint's spoiled, and here on the porch 
I'm holding you lightly in a dance embrace, watched by 
     celestial tourists 

drifting above our foreigner-inflected summer. 
My life is just an escapade, not a tragedy, so 
thank the energy of the fiery hour, thank that 
     loose-lipped emotion, 

a crisis that lets a new sentiment shape develop. 
And our doting neighbours give us what you see, 
unwelcome presents, and it's not even an occasion. 
     Endless revision, 

erasing the discord: there they are, portrayed naked: 
two lovers aware of the hourglass - figured space 
between us - and the futures they build there, 
     reading a novel 

one to the other, pulse to pulse signalling 
sex, fear and betrayal, culture rearranged 
and magically loosened and tightened again, 
     deep disappointment, 

appalling encounters, garlands strewn far inland, 
haystacks aflame in brilliant streaks in the valleys, 
and on that sombre green beside the pond 
     spirits descending, 

calmly alighting in the gloom under the trees. 
Here the painter has depicted the world's end, two 
plausible powers, the red and the black, demons and 
     hard-hearted men sunk 

deep in their silent employment - is it for you? And 
for you this dismal project, this politics? And yet 
the boys still dive and plunge among the foam, 
     talking with kisses, 

lips intermingled, and rest on your jealous breast.
See, the ancestors lie down before that portrait 
and the movie palaces of your youthful solitude 
     now lie deserted. 

Rising to meet us, the ebony hand of night. 
Here, a stain of moonlight. There, rippling noises, 
love swept gasping through it. Disguises, 
     painting on linen, 

it's a delusion and a false fabric, a sweet elocution 
with as little meaning as a blackbird's batty chatter, 
the theatre of the mundane drafted onto a backdrop, 
     perfect disorder 

forming a pattern where the totally random must be given 
a motive and a meaning, sketched across the foreground 
near his head. So the artist figures things to come, a 
     singular discourse. 

Longing for meaning can be fixed. First it's a problem, 
then it's the cure; but we are dispersed into a rigmarole, 
into the telling fishhook of a style, and so he 
     fluctuates fiercely, 

releasing his insights like ink dropped into water. 
The audience shivers, watching everything they knew 
fracture, their future a lifeless illusion, 
     colours dispersing 

slowly at first, then faster: their career path diagrams 
riddled by lightning. I'm nursing a drink at twilight, 
looking up at the thunderheads lit from below: 
     everything's blowing 

into the future that waits for us but doesn't want us, 
nor the children, who await their change of faith, 
or so I guess, staring down on the late avenues 
     crowded with feelings. 

First published in the Paris Review 
Copyright © 1997 John E.Tranter








MICHAEL SHARKEY [9277]

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Michael Sharkey

Michael Sharkey
Michael Sharkey nació en Canterbury, New South Wales, Australia. ES autor de casi 20 libros de poesía, obtuvo una licenciatura de la Universidad de Sydney y un doctorado de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, donde estudió la obra de Byron.

Alguna de sus obras:

His poetry collections include Woodcuts (1978), The Way It Is: Selected Poems (1984), Alive in Difficult Times (1991), Look, He Said: Poems (1994), Park (2000), History: Selected Poems 1978–2000 (2002), The Sleeping Plain (2007), Another Fine Morning in Paradise (2012), and the DVD compilation of his work Poetry in Motion.




Poema para traducirse a cualquier lengua

Yo beso tus sobacos
y tus ojos,
y cejas,
dedos, huecos de la nariz,
y también
pongo mi lengua
en tu oreja.
Me place.
Entonces tu espinazo recibe atención:
Beso tus vértebras,
tus caderas,
tus omóplatos.
Tu vientre consumirá mi concentración.
Me entregas tus miradas
que queman mis labios,
los dos.
¿Cómo puedo hablar libremente de tus pechos?
Aguacates calientes.
Lo que me gusta de tu cuello
es tu cabeza sobre él,
riendo.
Devuélveme mi lengua,
la dejé en alguna parte de tu pelo.
Mi lengua se te acerca una vez más,
y se rinde,
jadeando, acostándose a tu lado.
Y mi lengua busca otras cosas de ti,
también mis dientes
que muerden tu perfume,
y tú te has ido.

Traducción: Mariluz Suárez Herrera / Lauren Williams 







Imaginary Countries: The Real World

In the real world
lovers part at morning with a kiss
and look back longingly
before they pass from sight.

They go insouciant to work
and smile at times;
their life’s Vivaldi.

Others bring what poetry they can into a life
by counting days
until employment comes again.
They look at cherries in the fruit store and imagine
biting in. They look so good.

Children break from singing in the drill hall,
burst outside to toss their frisbees in the park.
A boy plays Satie on the piano;
two Americans embrace
as traffic whispers up the drive.
They are embarking for the real world’s farthest shore.

In the real world
someone signs petitions
every moment, tidies other people’s trash
and greets another who is loved by someone else.
This is how the real world copes with being economics,
mathematics and ecology and botany
and waiting for the bus.

Costumed people earn their living slipping
from the real world to persuade us to buy moon-cakes,
supple skin and perfect hair.
We smile to see them aping us.

Gymnorhina tibicen swoops low and boasts her turf:
the children run and shout out, ‘Magpie’
while the bird recalls the day in mimic song;
order then restored, she dines alfresco on their scraps.

And while we watch Magritte’s sky turn El Greco,
roofs de Chirico beneath the plastic clouds,
a plane is pasted on a sudden patch of blue.


Michael Sharkey, "Imaginary Countries: The Real World" text from The Sweeping Plain, Five Islands Press, 2007






Eating Sin

A man began to eat his order of fish, and the ghost of the fish arose and spoke. Forgive me, it said, please hear me. I died in despair, which is, as you know, the worst of the deadly sins. As I slowly suffocated in the alien air, I gave up hope of salvation, and so died without the consolation of religion. In your compassion and mercy, have a Mass said for me, and pray for my soul. With that, the ghost of the fish vanished, and the man, congratulating himself on possessing the carcass of such a remorseful creature, tucked in.


Michael Sharkey, "Eating Sin" text from The Sweeping Plain, Five Islands Press, 2007; audio from ‘Readings from The Sweeping Plain’






The Paradise Flick

How do we know Eve and Adam were happy,
deprived, as they were, of a childhood?

Eve never knew, unlike Adam, a world
that was free of the chatter of others.’

How did she cope? And how could she choose,
if she’d wanted, to live by herself?

What did the man eat that made him hear voices,
while Eve was inventing frustration?

Where could she go for a break from the sound
of Himself, in his skin suit, like Tarzan,

assuring the bush that he’d just given birth to a woman?
Did she smile at the fool, or remind him that he was

asleep when she turned up and found him?
Where could she go to be shot of his need for a mother?

(A pity she woke him.)
Life for them both was a training film shown in real time,

on the zen of zoo-keeping.
When the encyclopedia seller arrived, who could blame her for buying?

No exit pollster asked how she felt
when she left at the end of the movie.

Michael Sharkey, "The Paradise Flick" text from The Sweeping Plain, Five Islands Press, 2007; audio from ‘Readings from The Sweeping Plain’







BIRGITTA TROTZIG [9278]

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Birgitta Trotzig
Birgitta Trotzig (Gotemburgo, SUECIA 11 de septiembre de 1929 - Lund, 14 de mayo de 2011 ) fue una escritora sueca, miembro de la Academia Sueca desde el año 1993. Fue una de las escritoras más renombradas de su tiempo, habiendo escrito numerosas novelas en las que da voz a su fe católica y sus oscuras visiones. Sus temas más recurrentes eran la muerte y la resurrección del amor.
Se graduó en 1948. En 1950, un año antes de su debut literario, publicó un artículo sobre "las dos realidades", reeditado en 1962, en el que planteó el conflicto entre el arte y la vida, la imposibilidad tanto de vivir la poesía como de poetizar la realidad, que sería el centro de su producción literaria. En 1975 escribió en el artículo “Puntos fijos, otoño de 1975”: “Es una trivialidad que la poesía no sea un reflejo directo de la descripción de la realidad: trivialidad que ha sido para mí un dilema existencial. Atrapar la realidad –“realidad”– pero ¿cómo?".
La Suecia en la que Birgitta Trotzig inició su carrera literaria estaba dominada por el nihilismo de la posguerra. Cultivó una “poética fronteriza” de carácter religioso y existencial. Su primera obra, del año 1951, fue un tríptico narrativo: “De la vida de los amantes”. Se propuso escribir un libro puramente estético, pero no escapa a la consideración de que la estética es siempre en esencia ética, en tanto elabora la relación con la realidad.
En 1954 publicó un libro de poemas en prosa titulado “Imágenes” y al año siguiente se convirtió al catolicismo. Se sumergió en el estudio de la historia y del mito, en los que encontró un lugar para recuperar un significado de las cosas en la sociedad racionalizadora de la posguerra sueca. Sin embargo, sus libros siguen reflejando el vacío de la ausencia de Dios, y penetrando en los confines más extremos de la vulnerabilidad, para localizar, al borde del ocaso, la débil llama de la existencia humana.
Luego comenzó a escribir textos con un mayor acercamiento a la realidad contemporánea, aunque tratando de no hacerlo ingenua e irreflexivamente. Evita la denominación de "novelas" para sus obras, ya que intenta separarse de la época a la que este género corresponde. Tuvo largas estancias en París durante las cuales adoptó una posición ideológica distanciada de la predominante en los años 60.
En 1957 publicó “Los expuestos” sobre la región de Escania en el siglo XVII, y en 1961 “Un relato de la costa”, dedicado a Nelly Sachs, también ambientado en Escania pero a fines de la Edad Media. En 1972 publicó “La enfermedad”, también con el telón de fondo del paisaje de Escania (que se convertiría en película en Kejsaren, de 1979). Su obra maestra llegaría en 1985 con “La hija del rey del fango”, “una narración infantil”, donde relata la urbanización de los años 20 y se centra en quienes fueron dejados de lado en la construcción del sistema sueco de bienestar.
También publicó colecciones de textos cortos, muchos de ellos cuentos, “Vivos y muertos”, “En tiempos del emperador” (1975), “Narraciones” (1993), y su último libro, “La dualidad” (1998). Otras obras son “Fronteras de palabras” (1968), colección metapoética de textos en prosa, "Alma" (1982), y “Sammanhang-material" (1996) -publicada en 2005 en España con el título de "Contexto. Material”- y que termina así: “Pero el niño que es enterrado –del silencioso pecho infante nace una tormenta, una canción de ira, más terrible que el fin del universo–”.
Fue también autora de textos ensayísticos que en general no mantienen una separación estricta con la literatura, y en los que ha reflexionado sobre la obra literaria propia y ajena: "Utkast och förslag" (1962), "Jaget och världen" (1977) -que contiene reflexiones fundamentalmente sobre su propia obra- y “Retratos. De la historia del tiempo” (1993).
Fue elegida miembro de la Academia Sueca el 11 de febrero de 1993, y tomó posesión del cargo el 20 de diciembre del mismo año, sucediendo a su colega, el escritor Per Olof Sundman, en el Sillón número 6. Entre otros, ha sido galardonada con el Premio Aniara en 1981, el Premio de Literatura Selma Lagerlöf en 1984, el Premio Pilot en 1985, el Premio Kellgren en 1991 y el Premio Övralid en 1997.
Se casó con el artista y escultor Ulf Trotzig.






Birgitta Trotzig, Contexto. Material, Visor
(Traducción de René Vázquez Díaz)





Una vez se rompieron el cielo y la tierra y así, de los escombros, surgió el mundo nuevo de los nacimientos.
Disperso dividido roto, el Escombro conserva en la superficie de sus roturas el mensaje destruido de la totalidad: que a partir de ahora la vida fragmentada, lo roto-quebrado y la nada-carencia serán la totalidad del ser
El desmembrado, todos los huesos rotos
La luz del amanecer gatea por la pobre hierba helada.
Un pedazo de pan, un escombro. Pan para comer, el escombro para grabar el signo en la pared blanca, en la arena






La tumba La piedra La arcilla El sonido La voz
Él se levanta y es todo instrumento







Es un paisaje lo que atravesamos, una llanura de huesos como Ezequiel. Es tan extraño. Qué camino de escombros iluminados por la luna. Tantas caras. Tantos labios moviéndose.
Es todo lo contrario de andar y pasar de largo. Se mueven. Yo me muevo. No se trata de observar, eso no existe. Moverse dentro. Pero es más que un paisaje.
Los cuerpos y las piedras penetran.





¿Cuál es la conexión entre el arte y la naturaleza?
¿Dónde surge el espacio imaginario que no es ni lo uno ni lo otro?
Uno puede arreglárselas sin eso que llaman el yo.
El límite, el secreto del umbral. ¿Qué es fuera, qué es dentro, qué es fuera de mí, qué es dentro de mí?
En el umbral. No hacia aquí, no más allá.
Justamente en el movimiento por encima del umbral.
Se raja la membrana ilusoria, la mirada falsificada del "yo".
Entonces el mundo se desnuda. La luz habla, las piedras respiran. El ojo es un planeta negro,
el mundo es ahora mirada. Los árboles levantan sus raíces del seno de la tierra, la sacan del humus de los árboles muertos. El fango y las huellas de los hombres son la mirada de la ceguera, las manos y el tacto de la oscuridad. En lo profundo de la noche las constelaciones dibujan lo terminado y lo que está sin terminar.
El saetero lanza su flecha, es mortal.
Todo le habla a todo. En la luz del espacio, en la luz de la oscuridad. El mensaje se revela.





Los sueños

Uno piensa en un edificio rígido como una nube
transparente e inmóvil que sonríe, el edificio crece en los cerebros.
Se hace cada vez más alto, ahora se yergue y se mece sobre la tierra. La gran maquina del mundo lo cubre todo y se cierra. La vigilancia, que habla sin cesar aunque sea muda, es total. Las almas pesadas se hunden, van a parar al fondo del palacio de cristal. Ahora está claro que las almas existen, se dibujan claramente desgarbadas, gateando, lesionadas, heridas, incompletas

Sueño:

El está en el lugar que está: ha pasado mucho tiempo.
Es el crepúsculo. La lluvia trae un vago sabor a sal. El se ha escapado – pero que quiere decir escaparse


Sueño:

Que erase una vez una época del país, un estado psíquico en el que todos eran felices. En todo caso deberían haberlo sido – en todo caso tenían el deber de decir que lo eran. ¡Todos debían estar alegres y felices!
¡Cuántos disfraces! Cuántas razones para estar satisfechos, dientes relucientes por todas partes, ropas nuevas y alegres por todas partes, constantemente nuevos disfraces relucientes, un relampagueo de disfraces en todas partes,

relucientes, relampagueantes, un poder de dientes pulidos y blancos, dientes sonrientes, alegres muñecas pulidas. Alegres dientes de animal - ¡riéndose, riéndose!

Y la risa pulida y satisfecha, vacía y clara y brillante, con la boca abierta, vacía.


Sueño:

Significa que la realidad tiene muchos mundos, muchas moradas. Uno se muda/se escapa en la oscuridad de una a otra. Algunos se ensanchan hacia los salones subterráneos, otros se reducen a capsulas negras

(El)

-se ha escapado, ignora por qué. Se escapó de los confines de la llanura que ahora desaparece en la oscuridad, como si un mar negro se la tragara rugiendo.
Un viento helado lo azota, campos húmedos, el caos lejano de las autopistas –corre, corre hacia el centro donde yace y brilla, infinitamente lejos de la oscuridad, una nebulosa en medio del cosmos.
De modo que se ha escapado y no sabe por qué. La oscuridad del campo está ahora atravesada por calles a medio trazar, ese tipo de calles que no suelen conducir a ningún lugar, sólo existen en la cabeza, en una especia de sensatez demente y desconocida. Lugares en construcción, cuerpos incompletos de edificios cortados a cuchillo en una oscuridad hecha de duros planos de luz. Campos.
Altos edificios que semejan espíritus de la noche.




LARS FORSSELL [9279]

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Lars Forssell (1928-2007)
Lars Forssell nació en Estocolmo, Suecia en 1928. Asistió a una escuela primaria local llamada Kungsholms Folkskola, que, a principios del siglo XX, fue considerada la escuela primaria más grande del mundo; con una capacidad de 3.800 alumnos, aunque no todos ellos asistían diariamente, sino por turnos, como señalan las estadísticas existentes en el Museo de la Ciudad de Estocolmo, que establecen que el número total de alumnos matriculados, anualmente, era de más de 6.000.
Estudió en los Estados Unidos durante la década de 1940 y regresó a Suecia para estudiar una carrera en la Universidad de Uppsala. En 1951 se casó con Kerstin Hane, y fue padre de Jonas y Malte Forssell; al año siguiente, 1952, se dedicó al periodismo cultural, colaborabdo con diversos diarios y revistas suecas ( Utsikt , Bonniers Litterära Magasin , Poesi , Dagens Nyheter y Expressen ), al mismo tiempo que se estableció como letrista de shows de cabaret y de sus propios espectáculos revisteriles, incluyendo la obra; "Två åsnor" (Un par de burros), que se montó en 1957, en Gotemburgo. En 1966 fue miembro del jurado en el 16o Festival Internacional de Cine de Berlín.
Sus colecciones de poesía le hicieron merecedor a convertirse en miembro de la Academia Sueca en 1971, mientras que las letras de sus canciones le otorgaron el reconocimiento público generalizado. Durante la década de 1970 se ocupó de manera inapelable a escribir poesía y a ser letrista de canciones Fue galardonado con el Premio Bellman en los años 1968 y 1981, con el Litteris et Artibus en 1993 y con premio nórdico de la Academia Sueca en 1998. Sus trabajos incluyen antologías de poesía, libros de letras de canciones, libros infantiles, obras de teatro, libretos de ópera y traducciones. Lars Forssell murió en Estocolmo en 2007

Obra

Poesía

Ryttaren och andra dikter, (El Jinete y otros poemas), 1949
Narren, (El Hazmerreír), 1952
Telegram, 1957
En kärleksdikt, (Un poema de amor) 1960, 1993
Röster, (Voces), 1964
Ändå, (Aun así), 1968
Det möjliga, (Lo posible), 1974
Dikter, (Poemas),1975
Stenar, (Piedras), 1980
Poesi, 1986
Sånger, (canciones), 1986,
Förtroenden, (La confianza), 2000




Estoy dormido en ti

Tú no puedes saber
que estoy dormido en ti
cercano al nacimiento
cercano al encantamiento.

Como una ballena en cinta
te volteas en la cama,
como un plancton de grandes ojos
yo dormito en ti.

Tú nunca sabrás
que te amo,
que duermo cerca de la muerte
y sacudo mi reclusión.





Jag Sover I dig

Jag sover i dig
Det kan inte veta
Nära födelsen sover jag
Och nära det förtrollande

Du vänder dig i sängen
Som en havande val
Som ett plankton med stora ögon
Slumrar jag i dig

Jag älskar dig
Det fär du aldrig veta
Nära d¨den sover jag
Och spränger mina skal






Como un niño


Como un niño
a ti

Como un niño rubio
de verdad

Como un niño a ti a ti
tú comprendes

Como un niño de manos
pequeñas

Te doy una de ellas
a ti




Som ett barn

Som ett barn
Till dig

Som ett barn med alldeles gult
Har

Som ett barn till dig till dig
Du förstar

Som ett barn med sma
Händer

En räcker jag
Till dig








Dices que la poesía ha muerto

Dices que la poesía ha muerto
o al menos que está a punto de morir.
Pero olvidas, entonces, bien alimentado amigo,
que como tú ella vive
vecina a la muerte.
Medio piso más abajo,
medio piso rechinando
en la oscuridad.

El albañil canta.
El carpintero canta.
La cajera del supermercado canta.
Los ministros de la oposición cantan.
Y tú y yo y el sepulturero.

Todos cantamos por la vida.
Todos abren la boca y cantan por la vida.
¡Hasta que el tipo que vive medio piso abajo
golpea el techo con su bastón!




Du säger att dikten är död

Du säger att dikten är död
eller atminstone döende
Da glömmer du, välfödde vän,
att den lever som du
granne med döden
en halvtrappa ner
en knarrande halvatrappa ner
där i mörkret

Muraren sjunger
Snickaren sjunger
Kassörskan i snabbköpet sjunger
Ministar och opposition
och du och jag dödgrävaren

Alla sjunger för livet
Alla gapar och sjunger för livet
tills han där en halvtrappa ner
knackar i taket med käppen!

*Bodas con dios. Trad. Homero Aridjis y Pierre Zekeli. Tucan de Virginia: México, 1988.






Lars Forsell
El poeta de todos



Por Hebert Abimorad

     Las palabras de Horace Engdahl, secretario de la Academia Sueca, cuando la prensa le pidió su opinión ante el deceso de Lars Forsell, «un creador que supo llegar a la elite y al pueblo, logrando que todos lo quieran», sintetizan la realidad del escritor sueco capaz de escribir poesía vanguardista y textos para los cantantes populares como Lill-Babs.
     Lars Forssell nació el 14 de enero de 1928 en Estocolmo y ocupaba el sillón número cuatro de la Academia Sueca desde 1971 cuando lo sorprendió la muerte el 26 de julio de 2007, a sus 79 años.
     Desde muy joven viaja a Estados Unidos a estudiar donde reside dos años para más tarde regresar a Suecia y licenciarse en Filosofía y Letras en la Universidad de Uppsala. Desde muy temprano escribe artículos y ensayos para los diferentes medios de comunicación y entra de lleno en los debates tanto literarios como políticos.
     Lars Forssell fue un escritor polifacético que recorrió todos los géneros literarios, traducciones, teatro, poesía y ensayos. Muy conocidas son sus interpretaciones de canciones, especialmente del francés, como ‘Snurra min jord’ (‘Gira tierra mía’, 1958), textos políticos de Leo Ferré, Jacques Brel, Georges Brassens y Boris Vian, presentados en Suecia con éxito, con este último colabora en la canción ‘El desertor’, en 1954, convertida en himno rebelde para quienes se oponían al servicio militar y no ser enviados a Vietnam y Argelia. Escribió para los cantantes más conocidos de Suecia como Ulla Sjöbloms, Lill-Babs, Jan Malmsjö, Cornelis Vreeswijk, Arja Saionmaa, entre otros. Traduce tangos clásicos como ‘Yira Yira’ al sueco. Su lema era que todo tipo de cultura tiene el mismo valor.
     Debutó como poeta con Ryttaren (El jinete, 1949), obra enmarcada dentro de la década, influenciado por la guerra mundial, convirtiendo a la angustia y al pesimismo en concepto clave, tomando la línea ya trazada por las figuras que se destacan de este período, Erik Lindegren y Karl Vennberg.
     Luego escribe Narren (El bufón, 1952), agregando a su visión trágica de la vida que acompañó su libro anterior, un cierto humor e ironía, una manera de ser bufón de su existencia. 
     Sus escritos polémicos le crearon muchos enemigos dentro de la elite cultural sueca, como cuando tuvo la osadía de escribir un artículo en la revista literaria de la editorial Bonnier, BLM, en la cual afirmaba que Evert Taube fue el gran poeta sueco aún no reconocido, lo que le valió que el integrante de la Academia Sueca Lindegren le tirara un vaso de whisky en la cara. Con seguridad Forssel había sido influenciado, cuando escribió el artículo, por el estilo provinciano de los poemas de Pound, de quien acababa de traducir Cantos. Vale agregar que la aparición de las traducciones de Pound originó un debate en la prensa sueca porque el escritor estadounidense había sido condenado en Italia por su adhesión al fascismo.
     Será su libro Telegam (Telegramas, 1957) con el que se acerca al lector de una manera sencilla, abandonado el período trágico de su escritura.
     En 1973 escribe ‘Sommaren som aldrig säger nej’ (‘El verano que nunca dice no’), con música de Monica Dominique, causa admiración al público en general y la canción gana el festival de melódico sueco para ser representado en Eurovisión, interpretada por el grupo Malta. Si añadimos que tal festival era vapuleado por los sectores de izquierda en esos años, estamos ante un escritor que se la juega con lo que piensa como correcto. 
     Entre otros títulos se destaca En kärleksdikt (Un poema de amor, 1960), Don Quixotes drömmar (Los sueños de Don Quijote, 1960), Röster (Voces, 1964), Ändå (A pesar de todo, 1968) y Samtal vid Ganges (Conversaciones junto al Ganges, 1967).
     A los finales de la década de los 70, Forsell colaboró con sus textos para un show de Barbro Svensson (Lill-Babs) que tuvo una respuesta positiva del público y de la crítica. 
     Fue un hombre comprometido con los acontecimientos de la época, acompaña a una gran parte del pueblo sueco alzando su voz contra la invasión de Estados Unidos en Vietnam.
     Su próxima incursión será la opera, en el año 1979. Presenta con música del compositor Hans Gefors Poeten och glasmästaren y en 1986 Christina, basada en la vida la Christina Alejandra, reina de Suecia, una de las piezas más conmovedoras presentadas en La Ópera Real de Estocolmo.
     Lars Forssell tuvo una visión cosmopolita de su escritura inspirándose en la poesía inglesa y en la tradición de la canción popular francesa, el empleo de la ironía y el humor son herramientas para distanciarse del sentimentalismo y vigorizar su protesta por el vacío de nuestra existencia. Su poesía desnuda sin la sensación de poética es un drama constante de un tema esencial de nuestro comportamiento humano, el miedo y la imposibilidad de llenar nuestras carencias con amor.





Odiseo en Ítaca

Tres veces tres rosas
hoy he lanzado al mar, cuando la corriente
se aleja de Ítaca.
Tres veces tres palomas
han levantado vuelo aleteando de mi mano.
Hay un calipso púrpura dominante
que con su peso puede colorear de rojo ensangrentado todo el mar.
¿Qué me ayuda entonces la distancia
a que me aleje de ti?

Las sirenas me llaman nuevamente en mi sueño
y el mar se agita
y el sueño grita, temporal
y por ti.

de Telegramas [Telegram]




UN corazón se detiene
pero no se detiene.
El tordo se agita
y el chico palpita por la chica
y el velero emite su último suspiro
antes de alcanzar
su puerto seguro.

Y el reloj suena.
Hace tiempo se detuvo el corazón
y juego con palabras
guardadas en su tiempo
el juego alegre
la melodía triste
juego con juegos de palabras
y doy un golpe
por la alegría de nuestra muerte.
Un corazón se detiene
pero no se detiene.
Un día bonito
un último día pasa
en junio de este año.

de Piedras [Stenar]







Un poema pequeño para mi amor

Cabalga fuera de mi tempestad, mi amor.
El silencio
tiene pies de Chaplin.
El amor tiene un bigote pequeño
y un bastón que oscila

y una dificultad para andar
¡con sombrero!

Lo puedo ver levantarlo
lo hace para la risa.

Cabalga afuera de mi tempestad, mi amor
estoy detrás tuya
estoy cerca de ti
creo que eres mi amiga.

Cabalga fuera de mi tempestad, mi amor
que yo cabalgo lejos.

De Un poema de amor [En kärleksdikt]






La oreja de Van Gogh

Van Gogh se corta la oreja
la envuelve dentro de un paño
que lentamente se enrojece
y te la envía
a ti.
¿Qué haces con esta prueba
de amor, locura, tristeza?

¿La tiras con asco a una braza
o en la basura?
O la escondes furtivamente, tal vez con cierto orgullo,
en un cofre pequeño.

Una vez le susurraste algo
que tú has olvidado
pero él recordaba.

Tengo la vaga idea
de que en esta oreja todavía existe
atento
un receptor eterno
la luz de los crueles sembrados

y el rumor del sol implacable

De A pesar de todo [Ändå]











DAN ANDERSSON [9280]

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Dan Andersson (1888-1920)
Nació el 6 de abril de 1888 en la pequeña población de Skattlösberg en Dalecarlia, Suecia. Fue un escritor y poeta perteneciente a la Literatura del proletariado sueca surgida alrededor de 1930.

Los escritores de esta corriente eran frecuentemente  autodidactas y describían en sus obras la cotidianidad, experiencias, actitudes y valores de la clase trabajadora.

Entre los autores pertenecientes a este movimiento destacaron  Ivar Lo-Johansson, Moa Martinsson, Vilhelm Moberg, Artur Lundkvist, Harry Martinsson, Eyvind Johnson, Gustav Hedenvind-Eriksson,  Martin Koch, Rudolf Värnlund y Josef Kjellgren.

Biografía

Dan Andersson creció en su pueblo natal en condiciones muy precarias.  Sus padres, Adolf Andersson y  Augusta Scherp,  trabajaban como maestros en la escuela del pueblo y vivían en una zona conocida como "finnmarkerna" (tierras finlandesas).

Tenía tres hermanos, Gustaf, Anders y Simon, y una hermana llamada Anna.

Aprendió a leer a los cinco años de edad y cuando tenía ocho recibió su primer violín, el cual aprendió a tocar por sí mismo.  También aprendió inglés de manera autodidacta.

A los catorce años es enviado por sus padres a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades pero tan solo unos meses más tarde los convenció para que le permitieran volver a Suecia.

A los veinte años, y a pesar de las dificultades económicas, Dan Andersson decidió hacer de la literatura su oficio de tiempo completo. Sin embargo,  se vio obligado a trabajar temporalmente en las carboneras para poder sobrevivir.

En 1914 comenzó sus estudios en la Escuela superior de Brunnsvik y en ese mismo año publicó su primer libro, Kolarhistorier  (Historias del carbón y sus carboneros). 

A mediados de 1917 empezó a colaborar voluntariamente para el periódico Ny Tid en Gotemburgo.

En 1918 contrajo matrimonio con Olga Turesson, una maestra de primera enseñanza.

Dan Andersson murió el 16 de septiembre de 1920 a los 32 años a causa del envenanamiento que le provocó el ácido cianhídico con el cual habían desinfectado las sábanas de su habitación en el Hotel Hellman en Estocolmo.

Sus obras                                                   

Kolarhistorier (Historias del carbón y sus carboneros,1914). Fue el libro que marcó su debut como escritor. En él relata la ardua lucha de los carboneros, su trabajo, sus creencias y sus sueños. 

Kolvaktarens visor (Las canciones del carbonero, 1915) contiene principalmente poemas y algunos cuentos.

Det kallas vidskepelse (La llamada superstición ,1916) describe las viejas creencias de los habitantes de las comarcas finlandesas donde vivieron sus antepasados.

Svarta ballader (Las Baladas negras, 1917) se considera uno de los libros más importantes de la poesía sueca de principios del siglo XX y contiene muchas de sus obras más famosas.

De tre hemlösa (Tres hombres sin hogar, 1918) es una novela autobiográfica y de estructura simple donde relata la vida de tres hermanos que abandonan la casa paterna.

David Ramms arv (La herencia de David Ramm, 1919) es la segunda parte de Tres hombres sin hogar .  En esta novela se entreven algunas influencias del estilo de Fiódor Dostoyevski. 

Chi-mo-ka-ma  (1920) son narraciones de sus experiencias en Estados Unidos y Canadá.

A su muerte Dan Andersson dejó muchos cuentos, poemas y crónicas sin publicar. Todos estos fueron recopilados y publicados dos años después de su deceso bajo el título de Efterlämnade dikter (Poemas póstumos, 1922).



Características de sus obras

En su poesía siempre está presente el sufrimiento humano ,  la angustia existencial y las cuestiones religiosas.  Es el poeta de la melancolía. Sus poemas suelen tratar de leñadores, cuidadores de carboneras en cabañas apartadas y de músicos folclóricos embriagados. La soledad, la aflicción y la muerte son también temas recurrentes. Sus personajes son la gente que vive en la naturaleza, que es capaz de percibir el susurro melancólico del bosque, el murmullo del arroyo o del viento.

A pesar del tono religioso de sus canciones,Dan Andersson fue, ante todo,un poeta del movimiento proletario. Nunca escribió directamente canciones de lucha pero plasmó con calidez el modo de vida de los más pobres y débiles de la sociedad de su tiempo. Supo interpretar sus sentimientos y muchos de los que habían dejado el campo para ir a trabajar a las fábricas de la ciudad pudieron reconocer en sus canciones la añoranza por la serenidad del bosque y la quietud de la naturaleza. 





Buda

El caluroso día de sol se ha reducido al
silencio en la montaña abrazada por la fresca
sombra y las luces que se extinguen. Esta noche
el alma reposará en paz en manos de la multitud
errante. No esperar ni rezar, no era la deidad que
refutaba. En un instante tu alma se ilumina y luego
se vacía en el oscuro pasado sacrificado en la noche
perpetua de Brahma, en el camino de los Sansaras que
en ocasiones hallan oculto Vibharas en el olvido. El
seno de la humanidad perecerá para siempre, su camino se
ha despejado y es recto, no hay piedras en el mismo,
puede salvarse in fe, abandonando lo que no es. 







Pesimismo

He soñado con la muerte cuando arde el
latido y la sangre se lamenta y llora acerca
de la belleza del morir, el tedioso hombre
que ha sufrido deja de creer que los dioses
de la tierra son sus amigos. Cualquier persona
que odiaba la muerte, percibe el descanso como
un bendito lago que brilla. 








Yo soy

Yo soy el animal del invierno cuyo
corazón late en un lento trance como las olas
que moran en el estanque del cielo. Quiero permanecer, 
rugir, beber el agua de todos los valles y nadar
en la verde primavera y tallar la corteza floral
con mis dientes y absorber el aroma del suelo
descongelado. Soy un hombre que ha seducido
a una doncella en el murmullo del crepúsculo, que
se desvanece como la cicatriz herida de la memoria,
porque era pobre, sin hogar. Yo soy padre y mi hijo
se meció y durmió mientras caía la noche, y mi corazón
se siente solo y desea grabar los recuerdos. 



RODRIGO ZÚÑIGA [9281]

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Rodrigo Zúñiga nace el 29 de agosto de 1982 en Guápiles, Limón de Costa Rica; actualmente reside en San José.

Estudió Enseñanza del Inglés y Licenciatura en Psicología en la Universidad de Costa Rica.
Asistió al Círculo de Poetas Costarricenses (2003-2004) y es miembro activo del Grupo Literario Poiesis desde el 2009.
Su primer poemario DESHOJAR EL RELOJ se encuentra en prensa y tiene inéditos los libros CRÓNICA SIN AYER y POEMAS PSICOSOCIALES. 






Selección de poemas
Del libro DESHOJAR EL RELOJ 



Descubrimiento

Mirándote hoy a los ojos
-esquinas cafés de tantos naufragios-,
me encontré agolpado
con esa esquirla primigenia,
que dormía desprevenida
en los linderos de tu abrazo.

Asombro sobre asombro,
en el desgarre de las sombras,
he hallado allí
ese boceto tuyo inevitable
de resquicios y luminarias.

Tu rastro
sigue arrastrando los presagios
hasta gorgotearme la sed;
y me acuesto encendiendo
las luces y canciones
entre las hebras 
demasiado tendidas de tu beso.

Y es que ya no me importa
la verdad del azar,
solo ansío aquella de tu costado
refractando tus soles
entre mis dedos.
Ya no preciso otras banderas
en mi regazo,
solo las fallas de tu rivera.

Ya no preciso, amor, 
sino tu nombre,
tu nombre inevitable.






Más allá del verso

Quizás siga escribiéndote
algunos versos más allá, 
quizás unas cuartillas más 
de más y más silencio.

Mientras sigas viajando 
límpida de milagros 
por estas manos, estas ramas 
de algún cielo que aún 
no sabe ni rozarte.

Y serás mi as de siempres, 
el aroma de poemas, 
tu cascada de cielos,
¡la bailarina!,
 yo intentaré ser tu paloma 
de espejos al escribirte.

Quizás algún día 
deje estos poemas para siempre, 
-encuentre otro oficio inconcluso 
de ser espada y papel- 
y pueda empezar a escribirte por fin 
el fin de mi sangre. 





Poemas inéditos


Eternidades

Traías extensamente el sol en tu regazo
y sin saber lo convidabas para mí

Me traías la vocación adjetiva
de tu boca y yo
deletreaba un beso
inusitado de tu hálito invencible

Luminaria me dedicabas noches sin prisa
sin prosa sabes ni puntuación

y en un instante
parecías prepararme eternidades
con el insinuante aderezo
que sonríe en tu mirada

Cuántas veces
confundí la eternidad
con tu voz improvisando
realidades
Cuántas voces enredé
eternamente
entre lunas y engaños
silabeados por el deseo







Mientras pasa la lluvia

A veces solo hace falta
que caiga una hoja 
para caer con todo su peso 
a los acantilados filosos de la lágrima.
Solo se necesita una escena 
de poema y milagro, 
para que sangre el cinturón de la noche.
Basta la lluvia 
para deshojarnos relámpagos también.

A veces se queda atorado tanto…, 
no sé, frío, puertas, 
en la telaraña de cada deseo.
Hay tanta pared
que calco y recalco para mi pecho, 
pero no se me disimulan más las grietas.
Basta la lluvia y desear limpiarse de tiempo.

Hoy duelen los ladridos del sol sobre la piel
y no hay suficiente Dios 
entre los dioses de la gente.
Basta la lluvia 
para secarse un poco la flor con los ojos.

Basta que llueva para desafinar los semáforos.
Para aliviarse de tiempo en las rodillas.
Para congestionar los huesos y gemir por los talones. 
Para que el dolor nos haga el amor, sólo
mientras pasa la lluvia.







Censura y ficción

Antes de que escribir un poema sea ilegal.
Antes de que el verso sea 
amordazado y garroteado 
contra el pavimento de la ley.
Antes de ser encarcelados 
por sangrar más allá de lo debido.
Antes de que el falo de la falacia 
siga apabullando la sangre de los derechos.
Antes de seguir sufriendo asaltos y violaciones 
por los encargados de nuestra casa:

En un estado democrático, 
un estado de libertad, 
un estado de paz, no,
en un mal-estar sin derecho.

Antes de que todo esté boca abajo, 
se legalice el robo y se persiga a la pregunta…
Antes, y ante la involución 
de todo lo que representa la justicia.
Pongo de pie unas palabras, 
alzo mi copa de ellas, como sosteniendo un gatillo, 
y brindo.
Que después será suicidio usarlas para vivir.  
Que después
la noticia será censura y ficción la libertad.
Que después será pecado ser humano 
y Justo 
escupir analfabetismo y odio desde el poder.
Que después, que después…
¿Y qué después?  






Dolor a infinitos

Sé que el aroma del dolor 
era lo último que aún palpitaba,
allá donde una montaña corrió por la calle, 
persiguiendo víctimas o victimarios
de su soledad tan progresiva. 
Porque así tiembla la oscuridad 
y sus grietas de lo infinito.

Hay aquellos 
que perdieron sombras, y quienes 
su propia despedida, 
debajo del silencio certero del dolor 
que la incongruente aurora se le ocurre
alumbrar y enterrar. (Las gotas continúan).
Y las casas ya no saben dejar de ahogarse.

Pero duele la noche 
por todo lo ancho y largo del día, 
los gritos de la tierra, la lluvia, 
el barro que no puede más con milagros,
la calle que lloraba 
y después sigilo… No, 
no es cierto, después hay ruido, 
ruido de esos silencios 
altaneros de la memoria, 
del adiós, del auxilio, 
del ruido 
huyendo del ruido 
que aún sigue su curso 
y sigue calcando derivas a su paso... 

A veces se nos caen las casas de la certeza, 
o el barro de la melancolía 
nos atiborra la garganta de naufragios, 
pero siempre entre los escombros 
se puede hallar un poema o alguien 
que nos lo cante con su mano para sangrar… 
para levantar un día más.






Vuelo a-Dios

                  A Cristian 
                  Y mis abuelas, 
                  quienes volaron primero 
                  a Dios.

Que se apague el abrazo a mitad del camino
del por qué. 
Quedarse con un adiós en la punta inconsciente
de la lengua. 
Inventar este naufragio de romperse las manos
contra todo el mundo. 
Ser un diluvio a lo largo del continente 
de los pájaros
en la soledad que nos empieza a empapar. 
Y despedirse en la guerra de todos los silencios 
con el beso incoloro ante los ojos…
Debe doler… Porque siempre será 
súbito el marchitar de alas de este mundo.

Que poco se nos mueren y poco se van 
y tanto nos llevan a Dios. 
Se vale entonces llorar y resucitar la memoria.







Noches de paz

Y empieza diciembre de nuevo
en el primero de octubre
de toda la avenida central de mis bolsillos.
Y las noches de paz
encandilan las vitrinas diurnas de la falacia,
donde el día a día se debate
a tiros con la fe.

Si acaso la luz alcanzara
más de un día
en los ojos con ropa nueva de los niños.
Si durara el cielo los doce meses del milagro.
Si el poema adjunto fuera una promesa…
Pediría que los fantasmas de las navidades pasadas
ya dejen de nacernos,
que solo nazca Dios
de una vez por todas
para todos.

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