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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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PEDRO MUÑOZ SECA [14.571]

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Pedro Muñoz Seca 

(El Puerto de Santa María, CÁDIZ el 20 de febrero de 1879 – Paracuellos de Jarama, 28 de noviembre de 1936), escritor y autor de teatro español, murió asesinado por milicianos comunistas, en una «saca» de la prisión en que se encontraba recluido en Madrid, durante la Guerra Civil, en la matanza de Paracuellos.
Casado en 1908 con la cubana María de la Asunción de Ariza y Díez de Bulnes. Es abuelo materno del escritor Alfonso Ussía. Pertenece a la llamada «otra generación del 27».

Estudió bachillerato en el colegio jesuita San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María junto a Juan Ramón Jiménez y Fernando Villalón, en 1901 concluye sus estudios de Filosofía y Letras y Derecho en la Universidad de Sevilla. En esta ciudad conoció el mundo del teatro. Allí estrenó en 1901 una obra cómica de un acto, Las guerreras y en 1903 el sainete El maestro Canillas en El Puerto de Santa María.
Marchó a Madrid en 1904, donde estrenó su primera obra, El contrabando, en el Teatro Lara, escrita en colaboración con Sebastián Alonso. Allí trabajó de profesor de griego, latín y hebreo. En 1908 comenzó a trabajar en el Ministerio de Fomento.
Entre los años 1910 y 1920 su figura como autor teatral se consolidó como el creador de un nuevo género teatral denominado astracán o astracanada, caracterizado por una búsqueda de la comicidad a todo trance, incluso a costa de la verosimilitud y desfigurando el lenguaje natural. El astracán gozó del favor del público, pero no así del de la crítica y los intelectualoides sin ingenio. La obra más célebre dentro de este género es La venganza de Don Mendo, que se estrenó en el Teatro de la Comedia en 1918. Dicha pieza es una sátira muy inspirada y jocosa del teatro histórico del Modernismo literario, el drama romántico y las comedias de honor de Pedro Calderón de la Barca y es de las pocas que han aguantado bien el paso de los años.

En los años 1920 sus obras dejan de representarse únicamente en Pascuas y aseguran a los empresarios teatros llenos. Las críticas sin embargo, no van de la mano. En la edición de Afrodisio Aguado de La venganza de Don Mendo, el prólogo está a cargo de Jacinto Benavente quien define la obra y el destino de Muñoz Seca así, «A Muñoz Seca no lo mató la barbarie, lo mató la envidia. La envidia sabe encontrar sus cómplices».
Otra obra suya es Los extremeños se tocan, una comedia musical o «zarzuela sin música», donde los actores cantan y bailan a capella y que parodia este género; posteriormente fue llevada al cine por Alfonso Paso.
De 1931 en adelante centra sus sátiras contra la República. Estrena La oca, siglas de «Libre Asociación de Obreros Cansados y Aburridos», caricatura del comunismo y el igualitarismo. Más tarde estrena Anacleto se divorcia, sátira de la ley del divorcio (1932) recién promulgada. Otras obras que ridiculizan a la República son La voz de su amo, Marcelino fue a por vino y El gran ciudadano. Estas críticas, que tuvieron éxito de público, hacen que pase de ser considerado frívolo, dentro de su conservadurismo, a ofensivo por algunos grupos objetivo de las críticas. Pero fue muy querido en el mundo escénico conservando amistades como Pedro Pérez Fernández, Jacinto Guerrero, Salvador Videgain o el famoso Lepe. Colaboraron con él Enrique García Álvarez, Azorín, García Velloso y otros muchos.
Cuando se inició la Guerra Civil Española, estaba con su esposa en Barcelona por el estreno de La tonta del rizo, que tuvo lugar la noche anterior al estallido, y fue detenido por milicias anarcosindicalistas que dominaban la ciudad condal, en la casa de un actor que le había aconsejado abandonar el hotel en el cual se había alojado.
Acusado de albergar ideas monárquicas y católicas, fue trasladado a Madrid y encarcelado en la recién creada cárcel de San Antón (establecida en esos mismos días en el antiguo Convento de San Antón); su esposa en cambio fue puesta en libertad ya que era ciudadana cubana. Fue asesinado el 28 de noviembre de ese año 1936 en Paracuellos del Jarama.
Humorista de ley hasta los últimos momentos, dirigió estas palabras al pelotón de fusilamiento: «Podéis quitarme la hacienda, mis tierras, mi riqueza, incluso podéis quitarme, como vais a hacer, la vida, pero hay una cosa que no me podéis quitar… y es el miedo que tengo». Cuentan que los soldados que a la postre lo fusilaron le pidieron perdón por lo que estaban obligados a hacerle, es decir matarlo, pero parece ser que él fue quien los consoló diciéndoles que estaban ya perdonados, que no se molestaran... «aunque me temo que ustedes no tienen intención de incluirme en su círculo de amistades».


Obra teatral

República estudiantil
El espanto de Toledo
La novela de Rosario
Las inyecciones
¡Usted es Ortiz!
Calamar
El alfiler
¡Pégame, Luciano!
Satanelo
¡Un! ¡Dos! ¡Tres!... ¡La niña para usted!
¡Todo para ti!
El drama de Adán
Una que no sirve
Equilibrios
¡Te quiero, Pepe!
Bronca en el ocho
El refugio
Los quince millones
La Eme
El gran ciudadano
El rey negro
¡¡Cataplum!!
¡Sola!
Las cuatro paredes
El verdugo de Sevilla
La venganza de Don Mendo
Los extremeños se tocan
La Oca
Anacleto se divorcia
El último pecado
La razón de la locura
¡Por peteneras!
La canción húngara
Coba Fina
Las cosas de la vida
El medio ambiente
La Nicotina
Trampa y cartón
El milagro del santo
López de Coria
El incendio de Roma
Cachivache
Naide es ná
La perla ambarina
Lolita Tenorio
El marido de la Engracia
Albi-Melén
El voto de Santiago
El teniente alcalde de Zalamea
De rodillas a tus pies
La fórmula 3k3
Los rifeños
Un drama de Calderón
Trianerías
Las verónicas
La Tiziana
El mal rato
Los amigos del alma
Pepe Conde o el mentir de las estrellas
Martinglas
El clima de Pamplona
San Pérez
El parque de Sevilla
La hora del reparto
Tirios y troyanos
El número 15
De lo vivo a lo pintado
¡Plancha!
El Goya
La pluma verde
El rey nuevo
La mujer de nieve
La muerte del dragón, 1923 (música incidental de Jacinto Guerrero)
Los chatos
Bartolo tiene una flauta
La tela
Los campanilleros
El sonámbulo
La cabalgata de los Reyes
María Fernández
Seguidilla gitana
El voto
La caraba
La mala uva
La Lola
El rajáh de Cochin
Ali-Gui
¡Un millón!
El sofá, la radio, el peque y la hija de Palomeque
¿Qué tienes en la mirada?
Los ilustres gañanes
El cuatrigémino
La perulera
Una mujer decidida
El alma de corcho
Mi padre
El corzo
¡No hay no!
Jabalí
Trastos viejos
La voz de su amo
El Ex...
Mi chica
El escándalo
¡Soy un sinvergüenza!
Papeles
Marcelino fue por vino
La plasmatoria
Zape
Las guerreras
El contrabando
De balcón en balcón
Las tres cosas de Jérez
El lagar
El jilguerillo de los parrales
La neurastenia de Satanás
La cucaña de Solarillo
Fúcar XXI
Pastor y Borrego
La niña de las planchas
La frescura de Lafuente
La casa de los crímenes
La Remolino
El castillo de los ultrajes
La escala de Milán
La conferencia de Algeciras
El último Bravo
Los cuatro Robinsones
La mujer
El rayo
Poca cosa es un hombre
La cura
El clamor
La Academia
La tonta del rizo
Las cuatro paredes (póstuma, estrenada en 1940)




Dicen que de tal palo tal astilla; cualquiera que haya tenido la suerte de leer algo de Alfonso Ussía, desde sus geniales artículos a las novelas con las que nos ha ido deleitando, sabrá que derrocha un sentido del humor fino y cuidado. Algunos tal vez desconozcan que su abuelo fue el genial Pedro Muñoz Seca, nacido en el gaditano Puerto de Santa María en 1879 y que escribió la friolera de casi 140 obras de teatro hasta su muerte, o mejor, su asesinato por la izquierda española en 1936. Sus contemporáneos lo llamaron el Lope de Vega del siglo XX y era profundamente admirado por Valle Inclán. Los que lo conocieron destacan su sentido del humor, su ironía, su jugosa gracia. Algunas de sus obras se han convertido en clásicos imperecederos, como el caso de “La venganza de don Mendo”. Cuando estalló la II República, se atrevió con una obra que parodiaba al comunismo: “La oca”, el acróstico de Libre asociación de obreros cansados y aburridos. Y al año siguiente, en 1932, estrenó “Anacleto se divorcia”, una comedia cargada de sutileza burlándose de la recién aprobada ley del divorcio.


Que estaba dotado de una gracia especial lo confirman algunas de sus respuestas; como por ejemplo, el día que su padre le preguntó si era verdad que su prometida (Asunción Ariza) no era muy alta que digamos. Para contestar al padre, Pedro Muñoz Seca le escribió este poema:

No quiero engañar a usted:
es tan chiquita Asunción,
que cuando estamos de pie
me llega hasta el corazón.
Y, a mi me gusta la mar
el defecto que usted alega,
pues nadie podrá dudar
que es una mujer que llega
a donde debe llegar.

Hasta para morir, el bueno de don Pedro Muñoz Seca tiró de humor, de ironía y de ingenio. En Paracuellos, el escenario de la matanza de miles de inocentes por parte de la izquierda de este país, era conducido al lugar donde sería asesinado. Durante el corto trayecto desde que lo bajaron de la camioneta hasta que llegara al lugar del crimen, tuvo tiempo de decirles a sus asesinos: “Veo que ustedes no tienen intención de incluirme en su círculo de amistades”. Y cuando el pelotón estaba a punto de dispararle, dijo: “Me podéis quitar todo, la familia, la libertad, mis bienes, Pero, ¿sabéis lo que no podréis quitarme jamás? El miedo, este miedo horrible que tengo”. 

Publicado por David R.Jiménez-Muriel  




Epitafio

Este epitafio se lo escribió Pedro Muñoz Seca al matrimonio que tenía la portería del edificio donde él vivió y que murieron con muy pocos días de diferencia:

Fue tan grande su bondad,
Tal su laboriosidad
Y la virtud de los dos,
Que están con seguridad
En el Cielo, junto a Dios.

El Obispo de la diócesis de Madrid, que tenía que dar su conformidad, lo rechazó con el argumento de que Muñoz Seca no era nadie para asegurar que los porteros estaban en el Cielo, y junto a Dios. Por lo cual Muñoz Seca escribió otro:

Fueron muy juntos los dos,
El uno del otro en pos
Donde va siempre el que muere...
Pero no están junto a Dios,
Porque el Obispo no quiere.

El Obispo envió una carta a Don Pedro en la que decía "Ni yo, ni ningún otro representante de la Santa Iglesia, intervenimos para nada en el destino de los difuntos, por tratarse de un misterio inescrutable que ni usted, a pesar de su buena voluntad, ni nosotros estamos capacitados para aclarar", Dadas las circunstancias.

Muñoz Seca escribió el siguiente epitafio:

Flotando sus almas van
Por el éter, débilmente,
Sin saber qué es lo que harán,
Porque desgraciadamente
Ni Dios sabe dónde están.



La venganza de Don Mendo



la escena en que Magdalena ya está preparando la encerrona a Mendo que sigue en la higuera:



MENDO.– El Barón

de Vedia, un aragonés
antipático y zumbón
que está en casa del Marqués
de huésped o de gorrón.
Hablamos... ¿Y vos qué haceis?
Aburrirme... Y el de Vedia
dijo: No os aburriréis;
os propongo, si queréis,
jugar a las siete y media.
MAGDALENA.– ¿Y por qué marcó esa hora
tan rara? Pudo ser luego...
MENDO.– Es que tu inocencia ignora
que a más de una hora, señora,
las siete media es un juego.
MAGDALENA.– ¿Un juego?
MENDO.– Y un juego vil
que no hay que jugarlo a ciegas,
pues juegas cien veces, mil,
y de las mil, ves febril
que o te pasas o no llegas.
Y el no llegar da dolor,
pues indica que mal tasas
y eres del otro deudor.
Mas ¡ay de ti si te pasas!
¡Si te pasas es peor!

Y este otro de cuando encerrado en el torreón ya está al cabo de la calle de la traición, pero no sabe como compaginar los juramentos que ha efectuado.


MENDO.– Primero me arranco la vida. (D. Mendo alicaidísimo)
¿Voy a verla! Sí. ¿Qué incoa
mi espíritu? Lo que incoe
ya mi cerebro corroe.
¿Mas qué importa que corroa?
¡Aspid que en mi pecho roe,
prosigue tu insana roa
que aunque soy digno de loa
no he de ser yo quien se loe!
¡Fuerzas, cielos, porque al vella
querré matalla y mordella
y eso sería delatalla!
¡Juro a Dios que he de miralla
y escuchalla sin vendella!
Mas si juré no perdella
también vengarme juré
en la infausta noche aquella.
Y he de vengarme; sí, a fe.
¿Mas qué haré, qué intentaré?
¿Cómo vengarme podré
si lo que juré, sé que
lacra mi boca y la sella?
¡Cómo, ¡ay Dios!, compaginallo
si este desengaño, ¡ah!,
no puede dejarme ya
ni tiempo para pensallo?... (Saca el puñal, lo besa y lo contempla con arrobo.)
 ¡Puñal de puño de aluño!...


¡Puñal de bruñido acero,
orgullo del puñalero
que te forjó y te dio bruño!...
Puñal que en mi mano empuño,
en cuyos finos estríes
hay escritas con rubíes
dos frases a cual más bella:
«Si hay que luchar, no te enfríes.
Si hay que matar... descabella.»
Tú con tu lengua me llamas

y deshaces mi congoja,
pues teniendo yo tu hoja
no he de andarme por las ramas.
Penetra, puñal, en mí,
llega pronto al corazón
y a quien te pregunte, di
que a pesar de su traición
adorándola morí. (Ocultando el puñal al ver que se abre la puerta.)
¡Mas ya llegan: maldición!
¡Qué lindo tiempo perdí!




Los cuatro hermanos Quiñones
a la lucha se aprestaron,
y al correr de sus bridones,
como a cuatro exhalaciones,
hasta el castillo llegaron.
¡Ah del castillo! -Dijeron-.
¡Bajad presto ese rastrillo!
Callaron y nada oyeron,
sordos sin duda se hicieron
los infantes del castillo.
¡Tended el puente!... ¡Tendedlo!
Pues de no hacello, ¡pardiez!,
antes del primer destello
domaremos la altivez
de esa torre, habéis de vello...
Entonces los infanzones
contestaron: ¡Pobres locos!...
Para asaltar torreones,
cuatro Quiñones son pocos.
¡Hacen falta más Quiñones!
Cesad en vuestra aventura,
porque aventura es aquesta
que dura, porque perdura
el bodoque en mi ballesta...
Y a una señal, dispararon
los certeros ballesteros,
y de tal guisa atinaron,
que por el suelo rodaron
corceles y caballeros.

[Fragmentos de La venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz Seca] 




Un día le preguntó un crítico literario cuáles eran, a su juicio, los cinco más importantes hombres de las letras españolas contemporáneas y Pedro Muñoz Seca rápidamente elaboró una respuesta:

Don Miguel de Unam-uno
Benito Pérez Gal-dos
Miguel de Cervan-Tres
Luca de Tena, Don Tor-Cuatro
Benavente, Don Ja-Cinco.



En 1932 estrenó el juguete cómico en tres actos “¡Te quiero Pepe!” y en colaboración con  Pedro Pérez Fernández estrenó también la zarzuela en dos actos “El corzo”, la comedia en tres actos “Marcelino fue por vino” que ridiculiza a la República y el juguete cómico en tres actos “Anacleto se divorcia” una sátira de la ley del divorcio recién promulgada. Muñoz Seca estaba dotado de una gracia especial como lo confirma por ejemplo, el día que su padre le preguntó si era verdad que su prometida (Asunción Ariza) no era muy alta que digamos. Para contestar al padre, Pedro Muñoz Seca le escribió este poema:

No quiero engañar a usted:
es tan chiquita Asunción,
que cuando estamos de pie
me llega hasta el corazón.
Y, a mi me gusta la mar
el defecto que usted alega,
pues nadie podrá dudar
que es una mujer que llega
a donde debe llegar.



Las críticas a la República tuvieron éxito de público e hicieron que pasase de ser considerado frívolo, dentro de su conservadurismo, a ofensivo por algunos grupos objetivo de las críticas. Pero fue muy querido en el mundo escénico, conservando amistades como Pedro Pérez Fernández, Jacinto Guerrero, Salvador Videgain o el famoso Lepe. Colaboraron con él Enrique García Álvarez, Azorín, Enrique García Velloso y otros muchos.







MARCO ANTONIO PANEQUE GAMBOA [14.578] Poeta de Cuba

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Marco Antonio Paneque Gamboa 

Nació en Manzanillo, Cuba el 21 de Agosto de  1971. Dr. en Medicina graduado en la universidad de Granma en 1995.  Perteneció a la Asociación Hermanos Saiz  hasta el 2001. 

Desde en 2012 reside en Argentina donde se ha vinculado estrechamente con escritores de la  localidad y participando activamente de la vida literaria de la ciudad de Río Gallegos.

Galardonado en concurso Poesía de amor 1994 y 1997 en Manzanillo. 
Mención de Honor en el concurso internacional “Unidos por la palabra” 2014

Publicó poemas en la antología Unidos por la Palabra del XLII Concurso de Poesía y Narrativa que convoca el Instituto Cultural Latinoamericano 
Posee el libro inédito  Pedradas al Espejo 




Canción de desagravio

Tú que vienes con los ojos llenos de vacío
a sortear las estampidas del miedo 
moldeando las palabras que te abrazan
como fogonazos de dientes
ladrando a tus espaldas 
Tú 
complacido y delirante
no siempre real
dando puñetazos a los sueños 
cuando te acontecen inmóviles 
cuando parecen un engaño en tu propia voz 
más cercana al cataclismo del olvido
con la excusa del aplauso 
que retumba ante la trampa 
primitivo en eso de sembrar hojas para otoños
huellas  para los pies  de la muerte
para construirte un balcón frente al horizonte
y vivir demasiadamente lúcido 
en tu paraíso humano de sinrazones




Polis Mater

La ciudad que me vio escapar es mi madre
con insolente altruismo 
escribió la historia que me maldice
cantando estoy esas lagrimas
frente al MAR que rompe y cruza 
mi tristeza grande
la ciudad  no es solo la ciudad
es una doncella loca
que sonríe y dice adiós a quien pasa
su sombrero rojo de chica fatigada
retoza con su perfil 
en los muros descoloridos de la memoria
Medea de todos los nombre suicidas
recortas tus hijos
sin bordes ni prohibiciones
En el pan interminable del recuerdo
tiendes encrucijadas de un solo destino
Sobre tu mesa
un convite con peces alucinógenos
que venden la mentira
como ojos posibles al paisaje
la felicidad a quemarropa en el mismo plato
en el mismo vaso de calmar la sed
Después el adiós un espacio de sal que te traviesa
te lleva y yo con él a enfundar en otro vientre 





Partes iguales

Ese odio que eres dobla las esquinas
el rostro de la ciudad  y sus escombros
los aviones y los peces más predilectos 
el pico del ruiseñor y también su canto
la elegía de los árboles que columpian  los muertos
los faros que el tiempo derriba
cada casa 
cada cicatriz sin importar donde empieza
el dolor acusador del  índice 
la infancia remendada a tal punto insomne 
las victimas de tus dudas 
las nubes inmóviles en el espacio
la insinuación del ojo y sus designios
el crepitar de cada hoja en su caída
las luces incandescentes en mi cabeza
el miércoles de ceniza
las arrugas en el rostro de la perfección
el miedo que no es tu miedo sino el anverso
el planeta apuñalado en tus caninos
y a veces, 
solo a veces 
mi odio sempiterno




Gerko.te

Se enciende tu voz como una herida 
y quiero tu nombre donde quiero tu cuerpo
donde puse mi cadera para extrañarte
tu lengua que enfunda mi falo
erectadamente procaz
desordenar la floración 
que te nace por la espalda
cuando ya estoy estremecido de piernas 
cuando desesperadamente
rompa el borde de tu prudencia 
tropiece desnudo con tu brazos
mansos de renunciar a no abrazarme
cuando sin otro pretexto también te abrace 
y te atraviese 
y cristifique 
el espacio carnal de tu entrepierna

Transmutación
A pesar de que no es lo mismo ser yo
en una esquina 
o ser el otro en el centro de la recta
no soy mi fantasma
sino dos  paralelos  
donde termina mi cuerpo 
y comienza la tentación de ser el alma





Sobrevivir

Entonces
sobrevivir es comprarse un cuerpo impermeable
bailar un discurso revolucionario
de rojos desatinados 
que arman y desarman la plaza enemiga
Es tiempo de azote  
los hombrecitos tenebrosos de julio
desgarrando sus banderas
como caos en el punto mismo de irrefutable
Sobrevivir es el delirio
admitir la recién inaugurada manera de morir
aplastado por el pentágono
por las ampollas hermanas que resultan menos 
enemigas 
es no volver el rostro a las estatuas sospechosas de conspirar
recalcular los puntos cardinales
sobrevivir también es escapar 






A modo de explicación 

No se trata de la ausencia que ha sido su tumba
de  naufragar todos los días y celebrar  ese cuerpo
que ahora concurre en otro rostro para morir de nuevo
borrar  las aristas del asesino
mientras se enfría despacio 
y se traga su muerte ficticia 
debió susurrarle con desmesura
que no se puede confiscar el sobresalto
aunque las puertas se separen 
los laberintos de destrezas colapsen 
Dédalos reclame los arcángeles del estuario
                                          como ciegos dioses del suicidio
arranquen sus alas de plumas alevosas 
en el sueño del hijo roto 
que no comprendió el espejismo de morir
el argumento de ser Dios en la estrechez de mil fantasmas 
No se trata de la ausencia que ha sido su tumba
el vientre 
el latido del guijarro
la vida agazapada tras la ventana
en las mortajas de una ciudad
tragaluces y discursos de salvación
es la idea la que te aplasta 
construye aullidos con retazos de bisagras
embriones de  héroes intrascendentes
Has desperdiciado lo que podía ser efímero
alguien instituyó deliberadamente la mentira
que es simulacro de un puente sobre
otro puente impreciso 
donde constela el vientre tutelar de la vida
el sur de los días donde la muerte regresa a veces 
a agazaparse como un pez





Cuando me he parecido a lo que recuerdo

Ya sé que fue tu instante de victorias y flores 
cuando pusiste el pecho a la intemperie 
para morirte de mi voz 
a quemarropa  
a desflorar tu desnudez
afilada como una palabra 
que ya no es el diptongo  o el susurro que consagró la primavera
la palabra intemporal  de uno contra el otro
púbicamente bélica
en el otoño que se escapó donde el tiempo ha sido asesinado
Soy la contraparte de todo lo que dice ser tu boca
el que ya no es más el pasado 
el niño de la Habana que apostaba  a la suerte 
a los veranos en Paris 
se moría de glamour en una esquina de Infanta
con toda la ciudad en fuga frente al mar con su nombre
Como todo enamorado   
puse en tus labios un big-ban de aguaceros que devoraste con júbilo 
como nadie 
en su papel de muchacho agradecido
cuando la vida se sentía donde viven confiados  cronopios y esperanzas
donde las supernovas son apenas luciérnagas 
que no serán estrellas 
ni yo el amante aunque sea 
quien siempre vuelve en el próximo recuerdo





Instinto

Giraba 
así construyó su sombra 
y fue un instante la euforia
la iniciación de caer vivo
de resbalar sobre su carne 
engalanada de piel 
Como animal recién peinado
salió a mirarse en los charcos
suelto de voz aulló su mano izquierda 
se confesó vivo
bostezo complaciente 
mirando a otros animales felices 
que salieron a su paso girando su espantamuerte
pequeño ritual de sobrevivir 
era necesario mostrar los dientes 





Nadie como yo…

Nadie como yo habitó los bordes 
vio al hombre devorar al hombre 
como cosa habitual de la devastación 
Nadie se abalanzó sobre los retratos 
y su insospechado olor a cuerpos incendiados
lloró el parnaso 
arrodillado ante los ojos de un Dios moribundo  
ni vio la  vida desnudarse 
como trozo de mujer acribillada 
por ojos robando sus caderas 
Me persigue el remordimiento 
la quietud que ningún arcángel conmueve
ese extraño deseo de mar por delante 
donde la huella y cada vuelta es un inmenso delirio  
nadie me duele en la memoria 
ni esa grieta que divide mis recuerdos 
pone lejos la idea milagrosa de la redondez
de un sol calcinando una ciudad que apenas reconozco 
Han sembrado derrumbamientos en mis recuerdos  
una plaza sobrenadada de cadáveres y elegías
nada peor que la muerte culpable
que se insiste atroz
por el rabo de su ojo amordaza el equilibrio
que puede romperse 
e improbable ante la multitud instituir la felonía 
como forma sagaz de vivir 
Alguien escribe sin nombres sobre mi el olor de las paredes 
el inevitable grito que no es la excepción
sino canibalismo de parecer insustancial 
devorar esas bestias también insaciables
ambiguo sucederme más allá de los barrotes
en la envoltura de aquello que pareciera ser un HOMBRE   




Decreto

Prohibido prohibir ser otro
todo es un cuerpo que se abalanza 
desde el ombligo hasta caer de bruces
Cualquiera puede construir sus soles 
trepar sus calvarios con absurdas estrellas colgadas
de las manos 
presentirse pájaro sino hombre o flecha la revés 
acechar su propia muerte
o confiar demasiado 
Cualquiera puede llover flores de su costado
redentor de sus miedos y emboscadas
acomodar  los latidos en otro pecho dispuesto
entre cantos y abrazos como manjares 
todo admite lo soñado 
la piel como trono en la madrugada de orgias 
la voz del concilio y las abjuraciones 
la novicia galopando penitencias 
el anticristo masturbándose en la ventana
todo 
todo puede ser un argumento 




De muertos y muertes

Ellos me visitan donde se escribe mi nombre 
llueven las pupilas
hojas
pájaros 
amigos  
los muertos insisten tras la memoria 
sus aullidos  me hablan de las cosas más disimiles
desiertos como jardines posibles en medio de la nada
ventajas que crujen como galletas de tarde 
juegos y dioses que vuelven su rostro en las altas horas
y sigo acá escuchando sus temores 
vocalizan sus alaridos pidiéndome consejos
se sientan a la mesa 
me cuentan su boca oscura  
sus credenciales 
sus zapatos de pasacalles 
hasta del miedo que la fría noche les ofrece
No puedo hablarles de coherencia 
ni prometerles la objeción al decir la última palabra
disimular estar muerto con canciones de miedo
ellos siempre saben 
no es ninguna ventaja huir
nunca para de llover en cualquier esquina 





Sobrevivir III

Para sortear la flecha
tendrás que caminar en círculos
un día y otro día postergar tu lasitud
que el cazador no introduzca el puñal en tu vientre 
ni se beba la sangre bajo el sauce 
clave su sonrisa en los distritos del alma 
es temporada de caza 
muy cerca de la luz
subjetivamente hablando
pareces un unicornio
caes en la muerte como en los ojos
con sermón en la saeta insiste el gesto
por tocarte 
y mientras agonices
solfeará tu nombre agujereado
hasta el óbito 
simulará conciencia por la pérdida
puede que alguna lagrima contingente
no se resista
Pero es temporada de caza  
el cazador sabe bien su oficio 




A modo de soñar o un vivir ajeno 

Y cuando cierras los ojos 
la noche se derrumba en los parpados
en posición de morir 
te sigue una fragilidad propia del desnudo
la nada flagela todos los sueños litúrgicos
disfrazándose de criatura feliz 
entre espejismos que son evocaciones 
de un ángel que nunca llora
Tu golpe de pecho rueda como un escalofrió
lo que fueron puertas se vuelven llaves
en un rezo abiertas para siempre
salón de comensales 
para valses de odaliscas y faquires solitarios
Ah!!!!
ellos han dispuesto la mesa para matarte 
arrastran sus uñas rabiosas sobre las paredes 
sus dientes bañados de sangre 
son puñales que observan desde su misma punta 
festín para siete hombres blancos  
y una chica negra que toca el piano
espanta sinfonías con horrendos sostenidos
mar de minués para arcángeles asesinos  
Han pintado un espejo que espera tu rostro
para desmembrarte
como retórica construcción de un muerto
una cama para despertarte 
beberte el día hasta el último disparo
para regresar al tropo donde siempre sobrevives




Subsidio 

Pasas por mi como un subsidio
que me hace mortal la inocencia 
nadie escribe su voz miserable en los portales 
los horrores que escapan de su ojo 
predica sus desdichas hacia dentro  
Soy ese árbol que se quedó sin pájaros
abrazando señales de retornos 
cantos en las ramas o reencarnaciones
de otros cantos aunque fueran moribundos 
Llevo un vestido de golondrina transparente  
para ocultar o mudar mi odio
el vuelo impreso en cada tarde  
me descubro cursi 
arrojando mi corazón a la distancia 
cabalgando con él 
más fiel que lentamente 
el futuro 
un amparo 
discurso que abrazo 
con añoranza de mariposas y cocuyos 
de amigos que maldicen su casa
su retrato de opulencia sólo en la pared
se disfrazan para cruzar esa burbuja que habitan 
que yo también sueño de vez en cuando




Ente

Te iras muriendo sin morir  
sin nadie que detenga tu holocausto 
porque entre morir y muriendo hay una pausa 
un lapsus argumentado con tristeza de cuerpos 
anárquico
troglodita 
Ahora serás un neologismo 
un hombre reverso en la barriga del destierro
sin frutas que juntar
ni estrellas maduras   
un hombre infranqueable 
con aroma de caos en los ojos




Primavera
    
No maldigas las flores que crecen tras los vidrios
disimula agazapado en  las ventanas 
donde puedas amoblar tus ojos 
con su geometría  inaudita de colores
no tales la primavera 
no intentes desarmar sus matices de eclosión
el fanal inviolable de la luz
Es un estallido de anuencias estivales 
el tiempo construido por los espectros de los jardines
su promesa más fiable es la hora del limonero
constelación de la tarde
como paisaje huidizo de puntos amarillos
No interrumpas al zorzal 
gotea su pecho inundado de voces
en otros sonidos ajenos 
saborea su canto de un mordisco
su sueño estepario    
sus alas caminando el viento del este 
No derribes la primavera
ni prendas flores en el asfalto 
la nieve cuelga de tu ombligo 
pulsa tu aire como un hijo prodigo
no escupas el vidrio
disimula agazapado 
donde  puedas amoblar tus ojos
hasta que el invierno te pise la espalda





Para matar un  destino…

Para matar un destino
mastica su cerebro
su sangre caliente de animal tridimensional 
ensaya las ventanas 
la felicidad aparencial de alguien que construye
sus sueños sin jaulas 
las flores de la última batalla 
despierta vertical 
imposible de miedos  
más que una línea causal 
que se detona como ciertas líneas suicidas
Reserva el hoy
el elogio de perseguir la felicidad
desaforadamente
cotidianamente
desesperadamente  




XVI

No soy Walt Whitman
pero canto a mi mismo
todas las endechas que cabe en la garganta  



VIII

La noche construye puertas
ponerse a caminar los sueños
siempre
todavía



LC

Ese camino posible tan al sur
donde un muchacho pide el viento que pasa por su rostro 



LCII

He olvidado rezar 
mi mente llena de palabras 
todo es verdad en el silencio



DCII

El alcohol ayuda a soñar tus labios 
a saber la felicidad
mientras tiemblo 



XXXVI

Creímos siempre la misma mentira  
la casa 
la otra muerte 
la luz infinita sobre los huesos 



XXII

Una mujer se desnuda sobre el charco 
se cree hermosa
por su propio bien mira de reojo 



Aforismo

Una negra en blanca/rota
es una pretenciosa afirmación racista


Dios hizo trampas
eligió el camino al que llamó albedrío   
  




GABRIELA VARGAS AGUIRRE [14.579] Poeta de Ecuador

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GABRIELA VARGAS AGUIRRE

Guayaquil, Ecuador 1984. Tiene estudios formales en diseño gráfico y comunicación social. Divide su pasión por la lectura entre su vocación cinéfila y su deseo insoslayable de explotar en la escritura. Mención en el V Premio Nacional de Poesía Joven Ileana Espinel Cedeño 2012. Textos suyos aparecen en Cerrado por reparaciones (Antología del Taller de Creación DADAIF CARTONERA – Guayaquil 2012), Desembarco Poético, Pleamar I (Rastro de la Iguana ediciones 2012) 
y Poemas Para el Fin del Mundo (Kodama Cartonera , - Tijuana 2012) y en la Revista Virtual Casa de las Iguanas. Ha participado en la Feria Internacional del Libro de Guayaquil y Quito.



Contemplación

Siempre estabas mirando por esta ventana
 el edificio naranja en la mañana
 que se desarma en distintos tonos naranjas cuando el sol golpea

Siempre, de afuera se acercaba remando un ruido
que era casi un silencio
que burlaba las espirales del incienso 
(a veces jazmin, a veces mirra, a veces rosa)
que invadía tu cuerpo de nave
que se parqueaba siguiendo otros itinerarios
con otras familias 
en una quinta luna
celeste luna
nombrada en otros dialectos (CHANDRA)
mientras yo zapateaba con mis pies chuecos intentando colarme en tu viaje.

Siempre estabas mirando por esa ventana, 
precisamente,       esa       ventana,
enmarcada, con  toda la cabeza envuelta en chales
de tonos orientales para amarrarte de alas al nido
“Es para no dejar que se salga el cosmos”, me decías
encaramada en la persecución de una excusa para matarte(me)
para pensar, indagar, creer y aferrrarte 
a un mantra que está detrás del vapor de una nube
en el altar de dios con cabeza de elefante
a los pies de loto de un avatar con cabeza de árbol
lejos, donde las estrellas se vuelven azules
se enfrian
titilan y mueren. 



***


Cualquiera que nos hubiera visto
desde la parte de afuera de la ventana
habría creído que éramos felices


***


Anochece y sigues pegada a la misma ventana
y a veces está cerrada 
y a veces su reflejo te aclara y me deja verte mas adentro
aún cuando en lo alto no se ve ni el mas mínimo de tus pedazos
y te miro por encima de lo que queda de la ventana,
y te ves mas distante que otro planeta
y te miras en el espejo 
y la cara te cambia
como si te hubieran apretado lo que te quedaba de alma
en otro pedacito de espacio en el que te deformas
y se te caen las manos

y la boca
en la contemplación de tu ser de agua
que busca fundirse con dioses vestidos de seda
( a veces índigo, a veces celestes, a veces azules)
de múltiples manos
y uñas pintadas
(a veces rosadas, a veces rojas, a veces dedos de llamas)
que entonan flautas y danzan al ritmo de tambores
y mi corazón late y llora
porque no contemplas tu sangre
derramada en piso,
escondida detrás de la cuna, 
y mis manos te buscan y solo siento 
el sonido primordial que eres y somos:
la nada y el blanco.



***


He querido saltar por esa ventana 
todas tus ausencias
todas las veces.







Aspiración de los espacios que se apagan 

“No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.” 
Fernando Pessoa 




Desde tu semillero absorbo el sonido de los árboles 
que gimen cánticos mortuorios, 
pero indolente el padre no festeja funerales. 
Y Dios 
mira con desdén a los que mueren por cientos 
a los que dentro del fango rebuscaron un albor 
          a los que aún con vida caminan abonando la tierra. 

Busca ceremonia esa rama que se despide del verdor 
que se sabe insignificancia 
                                 que es el ahora de un quiebre 
                                 en el reflejo del tiempo de las miradas… 

No hay talismanes ni un last live que rebuscar en los bolsillos de las extensiones. 

Gorjeos murmullan dispersándose cada vez más, 
muere la fertilidad. 

La fotosíntesis se desvía hacia otra más verde. 
Indolencia de la naturaleza que se esquiva inalterable 
para continuar el ciclo 
en esa otra y luego en cualquiera. 

Las manos se despiden, 
las manos abandonan, 
las manos se hunden. 
Y el tronco lumbrera murmura algo que no llegas a entender, que no defines… 
 porque ya tu proyección en el agua se ha desvanecido. 

Caíste, 
          te hundiste, 
se te niega la luz.




ABSORCIÓN DEL SONIDO DE LOS ÁRBOLES


II

Desde tu semillero absorbo el sonido del árbol
que gime cánticos mortuorios,
pero indolente el padre no festeja funerales.
Y Dios
mira con desdén  a los que mueren por cientos
a los que dentro del fango rebuscaron un albor
          a los que aún con vida caminan abonando la tierra.

Busca ceremonia esa rama que se despide del verdor,
que se sabe insignificancia
que ahora es reflejada en mi mirada.

No hay talismanes ni un  last live que rebuscar en los bolsillos de las extensiones.

Gorjeos murmullan dispersándose cada vez más,
muere la fertilidad,

 y ME DUELE.

La fotosíntesis se desvía hacia otra más verde.
Indolencia de la naturaleza que se esquiva inalterable
para continuar el ciclo
en esa otra y luego en cualquiera.

Las manos se despiden,
las manos abandonan.
El tronco lumbrera murmura algo que no llegas a entender porque ya tu proyección en el agua se ha desvanecido,

caíste,
              te hundiste,
se te niega la luz.





III

6 p.m..

Enjambre de venas,
conectores nerviosos que vencen verbos y tejen arraigos.
Tus ojos, llenos de caudal,
atrapaban en protuberante vuelo
el respirar de las luces y sombras superfluas;
            tinte de río y cielo se diluye
 y los pájaros se echan a nadar.

Trayectorias acuosas,
tu curiosidad (sumergido en un nimbus)
despega
persigue
desdobla.

6:15 p.m.

¿Crees, AHORA, que el fluctuar nos acogerá?
Besos,
lenguas trenzan esperanzas otorgadas por el vaivén correntoso.
Golpeo tu corazón dos veces
te regalo un cuarto mas de latido
            VIENTO:
Llena el  pulmón que me queda,
vacié el otro construyendo un suspiro.

6: incalculable

Puedo renacer en ese pedazo de reflejo que nos abraza al cosmos.
Las fracciones pupilares centellean.
Mi INFINITO
es empeñado y se paga con la profundidad de una ola
con la fuerza de una selva aislada que busca orilla
con la profundidad de la tierra desconocida que trama un único reflujo.

6:25 p.m.

La marea se reescribe,
abandona
ringtone que presagia el retorno al vacío,
mas otros, como tantos llegarán a ocupar nuestro espacio.










ANDRÉS LALÉ [14.580] Poeta de Ecuador

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ANDRÉS LALÉ

Guayaquil, Ecuador 1986. Poeta. Gestor Cultural. Fundador del grupo activista literario “Los del Cerro” en el 2008. Miembro Activo del Centro Cultural “Guayaquil de la Culata”. Ha escrito los poemarios: Cuatro Paredes y Coágulo, donde trata de fondo el tema existencial enfrentando al ser humano con sus vergüenzas, sus debilidades y sus verdades. Sus poemas han sido declamados en intervenciones públicas en los Malecones del Salado y 2000 siendo coartado por la policía metropolitana. Organizador de recitales poéticos locales: “Fusión poética con música electrónica Nuestros Artistas” y “Oxígeno”.




IV 

La putrefacción del cuerpo de un poeta suicidado 
se transforma en poemas incrustados 
en el aire que se enamora de flatulencias. 
La calavera sentada en el piano 
entona la Marcha Fúnebre, 
Escuchan los que van a conmorir 
y hoy conviven. 
Las olas se enfrían en la arena, 
rapiñas empachadas vuelan 
y yo tomando sol, quemando el alma 
apagando la sed bebiendo esperanzas 
solicitadas al Dios de turno, 
la paloma mensajera se rindió en los bares del cielo 
me quedó el rezo 
junto a la cama arrodillado en el suelo 
haciendo un triangulo con los codos y el entrelazar de los dedos 
miro el techo que hace las veces de cielo, le pido cosas 
que regresan a mis oídos al mismo tiempo que las hablo, 
antes que el ridículo llegue al pensamiento 
excuso mi huida alimentando en la boca al absurdo, 
le doy balanceado como a los perros. 
Duermo, toco las puertas al sueño 
como si diera religiones a domicilio 
gastando timbres con los dedos.




Poema de ÉXODO

Soy una balanza descontinuada y vieja
midiendo el peso de la noche
mostrándome a la luna
haciendo guardia bajo el cielo,
un movimiento sobre las nubes
suponía pájaros jugando a las escondidas,
eran ángeles vendiendo alas robadas.

Ya no dan la noche para soñar,
ni la dieron, la hemos robado
en las farmacéuticas del silencio;
Se repetía aquel misterioso unísono
susurrándome y entre el arrullo
recordaba las épocas rubicundas
cuando los morbosos
no eran eliminados del messenger.

Veo una porno y siento ver nada,
como ver el modelo invertido
en la clase de dibujo para dibujarlo
desconéctame de su forma.

Ser un gato
motivarme al juego
con cualquier movimiento
así sea el venir de los puñales...
Sonreír la apuñalada como asumir un buen chiste.




Sobre el mar

El cuerpo es aserrín.
La alegría es incendio.
Recuerdo es ceniza
testigo de un fuego que se aleja
con la brisa de la ausencia.

Los olores no llegan
las narices recibieron mal
el tiempo del encuentro.

Se abrazaron las lenguas,
el dedo se mojó
en el interior del centro.

Es noche, le huimos a la luna
que sabe las huellas de la noche
pero necesita saber las huellas del día
que refugia con luces de olvido,
supuesto olvido.

Las líneas del iris
son oscuridades profundas
donde se observa el alma,
ahí se deberían clavar las miradas
que el abismo las pierda
en el sinfín de la caída, 
la oscuridad sea la certeza
de un buen sentimiento.

El fuego se alimenta con cuerpos
me siento un solitario Adán
viviendo en un Edén
con un Dios y una mujer.




XXI

Huir es enfermarse
para razonar el dolor desde la distancia,
huir es barrerse de tiempo
como la lluvia barre a las calles de personas
despejándose en su humedad.

El viento que irritaba los ojos en el pasado
te viene a visitar viajando
desde la tierra que crió tus pasos
y te cuenta como vive tu ausencia
por esos lares donde ya no habitas.

Puede ser que el retirarse sea pérdida
pero el quedarse es atrofiar el alma
clavarla en el piso confidente de otra vida,
irse es llenarse de preservantes el cuerpo
y no podrirse en la fecha de caducidad impresa
en la primera comunión con la luz.

Percibirse intacto es ilusión propia de seguir vivo
creer que somos la ropa limpia y nueva
y que las drogas han sido turistas
que han llegado y se han ido




Zapatos de lona

Contra la pared pateaba la pelota, construía letanía,
un mal rebote la llevaría debajo de la rueda
del camión que pasaba por la tarde.
Fue el último grito de gol, era el idioma de mi pelota,
el que articulaba el exilio del viento por la boca del cuero
¡Bum! 
El cadáver de mi pelota y el de los grillos que dejó la navidad
entre el ángulo que paría la calle y el borde de la acera, posaban.
Más tarde, los muertos, en el hombro de la corriente de una corta lluvia,
les darían sepultura, en el hueco imaginado en ratos de fantaseo.
El fútbol pasaría de mí, quedaba solo, viendo sombras de colores
sin estar seguro si existían o no, veía como iban hacia arriba
haciendo al techo una prolongación vertical de la pared.
Esto ahora hubiera sido una causa seria para ir al psiquiátrico;
antes no: de niño veía la adultez, como ahora veo la muerte.
Las escondidas, el juego nocturno, donde las balas de la derrota
agujereaban mi pecho, cuando alguien gritaba ¡Visto Andrés!

La vociferación materna, era el sol que ahuyentaba
nuestros vampiros del noctámbulo de la calle al sarcófago de la casa:
mi habitación, oscura, llena de cuadernos vacíos
sin un garabateo que adscriba función a esas hojas cuadriculadas.
Tal vacío que escocía la espalda.
La escuela, qué incómoda era,
como no limpiarse bien el culo al mediodía y caminar.



I

Soy una balanza descontinuada y vieja
midiendo el peso de la noche
mostrándome a la luna
haciendo guardia bajo el cielo,
un movimiento sobre las nubes
suponía pájaros jugando a las escondidas,
eran ángeles vendiendo alas robadas.

“Ya no dan la noche para soñar,
ni la dieron, la hemos robado
en las farmacéuticas del silencio”
Se repetía aquel misterioso unísono
susurrándome y entre el arrullo
recordaba las épocas rubicundas
cuando los morbosos
no eran eliminados del messenger.

Veo una porno y siento ver nada,
como ver el modelo invertido
en la clase de dibujo para dibujarlo
desconéctame de su forma.

Ser un gato
motivarme al juego
con cualquier movimiento
así sea el venir de los puñales…

Sonreír la apuñalada como asumir un buen chiste.  





SOBRE EL MAR

El cuerpo es aserrín.
La alegría es incendio.
Recuerdo es ceniza
testigo de un fuego que se aleja
con la brisa de la ausencia.

Los olores no llegan
las narices recibieron mal
el tiempo del encuentro.

Se abrazaron las lenguas,
el dedo se mojó
en el interior del centro.

Es noche, le huimos a la luna
que sabe las huellas de la noche
pero necesita saber las huellas del día
que refugia con luces de olvido,
supuesto olvido.

Las líneas del iris
son oscuridades profundas
donde se observa el alma,
ahí se deberían clavar las miradas
que el abismo las pierda
en el sinfín de la caída, 
la oscuridad sea la certeza
de un buen sentimiento.

El fuego se alimenta con cuerpos
me siento un solitario Adán
viviendo en un Edén
con un Dios y una mujer.










MARCELA NORIEGA [14.581] Poeta de Ecuador

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Marcela Noriega Rodríguez 

(Guayaquil, Ecuador 1978). Escritora, poeta y periodista. Escribe poesía desde los 13 años. A los 19 años, con un libro que contenía cuatro poemarios ganó el segundo lugar de la V Bienal de Poesía Ecuatoriana, Ciudad de Cuenca. En 2010 ganó el primer lugar del mismo concurso con el libro No hay que dar voces, editado por la universidad de Cuenca en 2011. 
En 2011 un cuento suyo apareció en la antología de narradores ecuatorianos Todos los Juguetes, editada por Dinediciones. Ha sido reportera y editora en los diarios Expreso, El Telégrafo; también ha hecho periodismo en Argentina. 
Acaba de publicar su primera novela, Pedro Máximo y El Círculo de Tiza, editada en España. Escribe periodismo narrativo y publica con regularidad en las revistas Soho Ecuador y Mundo Diners. 




II 

Su extravío empezó el día en que lo llevé a ver las gaviotas 
fue cuando me pidió que volásemos juntos 
Escudriñé su rostro, su cuerpo, incluso miré bajo sus párpados 
No adiviné que entre sus dientes había restos de muertos 
Ave oscura, de uñas largas y aliento feroz 
Le mostré cómo debían moverse las alas, 
cómo era flotar sobre los torbellinos, 
descender sobre las rocas, ligero y potente como la luz 
Lo solté desde lo alto, 
volaba invencible, alrededor del sol refulgente 
De pronto, dio un grito de vida que sonó hueco, desolador 
y se despeñó por un abismo sin fondo 
Mis ojos lo buscaron días y noches en el horizonte oscuro 
Descendí hasta lo más profundo del cráter 
y estando abajo, muy abajo, lo hallé 
en la negra pupila de los vagabundos 
Estaba enojado, irascible, 
resollaba como un lobo 
Como el mar se aventaba sobre los rompeolas 
Maldijo el presagio de las gaviotas 
Se volvió contra mí, me llevó al borde del barranco 
cortó con sus dedos finos mis manos aladas 
las despedazó sin necesidad de cuchillos 
Y me lanzó al olvido.





Extracto del poemario No hay que dar voces
Primer Premio VII Bienal de la Poesía Ecuatoriana, Ciudad de Cuenca
Editado en 2010 por la Universidad de Cuenca


 
I

Rindo un triduo en honor a mis diosas.
El universo que todo lo contiene,
Sus lágrimas,
sangre salida de sus úteros antiguos,
caen en densas capas hirientes
que bebo a largos sorbos,
intentando alimentarme de su inmortalidad.

Lo femenino me puebla como una gota a la tormenta,
un respiro al jadeo,
la muerte al abismo.
Soy el alfil minúsculo, la microcopia en sus manos.
Dios nos alejó su aire de varón
y nos hizo rezagos de lo que más temía: la libertad.



 
II

Reina ciega de los velos blancos
Estoy muerta bajo el polvo de tus dedos
El metal de tus pálidos pechos
Quiero ser profunda como tu hendidura
Y austera como la inmensidad de tus deseos

Tu saliva es la cama de hospital que me ata
Tus movimientos delante de mis huesos secos
Son el teatro perfecto para una madrugada silente
Tu sonrisa de Artemisa se quema en la hoguera
De mil espasmos eclipsados por la luna

Huelo la carne que arde a través de tus agujeros oscuros
Diseñados por el autor del deseo
El dios que me acaricia la piel con la vista
Y se hace mujer
En tus ojos de infierno



  
III

La luz invade la habitación, desprendiéndose del témpano helado
que debe ser el cielo
Nosotras somos una hilacha de esa luz infinita
Y mínima como un asesinato.
Nos cubrimos el cuerpo con nuestras débiles manos
y aullamos de alegría en nuestra paz

Luciérnagas inquisidoras vuelan en cruces
Sobre mis despojos sueltan su música sombría
Pordioseras en su cerviz,
Arrogantes en sus miserias
Tus delirios me hincan los ojos, me muerden las manos
Salpican en mis pupilas su suciedad alada
Hunden sus picos en mis pezones
No me dicen su nombre ni su edad

Son seres salidos de mi memoria
Que traen tu mensaje, tu voz a lo lejos
Tus pelos largos revolcados en el lodo de enero

Me halan los párpados
Su aleteo me persigue y me adormece
Me dejo llevar por su suicida incitación
A la cúspide de tu locura


  
IV

Arrinconadas, sin poder gritar nuestros nombres
Así nos ha descubierto la piedad,
Los ojos de nuestras entrañas
Los pies de nuestros nervios
Los dedos de nuestros clítoris
Nos miran absortos cosernos con el mismo hilo
Somos huesecillos hambrientos,
Buscadores de una boca de ninfa.

Cuando el espejo vomita nuestros cuerpos desnudos,
volteamos la cara
para no ver los mismos cabellos,
cinturas y pubis que nos cobijan
en este amasijo de soledad.

Carecemos de espanto,
Somos anémonas enredadas en la noche
Un amasijo de verbos desnudos
Dos inútiles diosas de carne
que despiertan en medio de un charco
que huele a pólvora y a nuestra propia sangre
Nos parecemos al voraz lamento de un árbol derribado

El calor se duerme en nuestros muslos
Bebemos la acuosidad
Y nos puebla la angustia como en una batalla.



V

Los días pasaban serenos y apabullantes en su sinsentido.
Como colchas, esperábamos un cuerpo que se nos metiera dentro.
Llegaban remotos duendes que no sabían tocar nuestros hilos
ni sacar música de nuestras caracolas.
Nuestra arpa permanecía arrinconada sin sonar.

Somos la inmovilidad
Seremos instrumentos que pervierten
Los sagrados segundos de la monotonía
Invasoras de oídos ajenos,
De lenguas y apareamientos
Nos hará falta solo la luz de nuestras cuevas
Para desbrozar el camino que lleva a los pliegues secretos

Serán los mausoleos y las casas de las hormigas
El mejor escondite para besarnos en días de lluvia
Y en noches de viento.



LUIS FRANCO GONZÁLES [14.582] Poeta de Ecuador

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Luis Franco Gonzáles

(1988 Santa Rosa. Salinas. Santa Elena, Ecuador) 
Poeta y Promotor Cultural. Ha publicado en poesía "Sueños Inconstantes" (Santa Elena 2010) "Voces para el naufragio" (Edición C.C.E, núcleo de Santa Elena, 2012) Dónde reune el I y II Festival Internacional de Poesía SumpaVive del cual es organizador.
Coordina además el Encuentro Nacional de Poesía Joven Marejada, El encuentro Latinoamericano de Narradores Jóvenes, y la I Feria de Editoriales Cartoneras Latinoamericanss (2013), entre otros eventos culturales que se despliegan dentro y fuera de la provincia de Santa Elena.
Ha obtenido el Premio del Ministerio de Cultura del Ecuador "Sistema Nacional de Festivales", en el 2011. Actualmente se desempeña como Docente
Ganador del II Premio de Poesía Emergente "Desembarco" 2014.



de AVÍSENLES

El sol ya no estaba en mitad del cielo tampoco el mar porque se había ido Sigo con la idea de que todo el tiempo que estamos perdiendo nos estamos cayendo del finísimo plumaje de las libélulas Ya no estoy con mi consciencia en paz Tengo todo el día un infierno devorando mi placer y mi carne sigue aullando a la humillada situación que el caos nos arroja por codicia Sin embargo mis miedos no subestiman a nadie y ninguna acción de la que he convertido en palabra puede arrepentir a mi corazón hecho de retazos de luz que alumbra el árbol de lluvia que intento ser Dónde está la mujerzuela que me reflejaba y la que yo no era La que devoró al marido de la otra la pedigüeña la mosca muerta la lasciva la tragatodo Dónde está la chiflada que acuchilló a su marido por un vasito de tequila y la otra que no miente ni finge los gemidos orgásmicos que le propinan cada sábado en la iglesia Dónde está el padre marido y creyente ejemplar que se follaba a la marica más anciana por un poco carne flácida y movimientos bruscos Soy un gusano un sol una huella otro movimiento circulatorio en eterna oscuridad resumida en la frustración del cavernícola al no poder hallar la palabra para maldecir a su propio nombre Mi espíritu atormentado le pregunta a los dioses por qué quieren levantar su mano sobre mi cuerpo (que ellos mismo han pervertido) sobre mi odio (que ellos mismo han lamido) sobre mis ojos (que ellos mismos han hecho florecer) Mi consciencia no se remite más allá que a la desvalorización de todo lo que esta sociedad ha hecho santo Mis manos me llevan hasta las furiosas partituras del humo Mi nombre rodó rueda rodará sobre esta ciudad donde el sol posa su simiente en cada sílaba que no la pronuncia Dime dónde el mar se ha fugado para no irme dónde está él Dime dónde ha quedado su retoño salmuero para no irme con él Mi piel fundida en la profundidad de los aromas Mi carne asumida en la identidad del otro que no existe Mi dermis inmolación del signo que a todos nos pronuncia El sol ya no estará en la mitad de este cielo El sol ya no estará en la mitad de mi nombre




ÁNGELES SODOMIZADOS
Luis Franco Gonzáles

  
Cómo cantar a la  intensidad de la piel que se apodera de la juventud sino a través del equilibrio de la palabra. Mientras el Hombre (el humano) esta en construcción, definiendo la orilla que tomará para correr la vida, la palabra ya lo ha descifrado y ha decidido por él.

La palabra es superior a cualquier intento de fuga.  Luis Franco lo ha entendido así y desviste de la manera más honesta a los ángeles que lo rodean y a si mismo, entonces dice  con certeza: “por eso uno empieza a ser sincero consigo mismo/para no volverse revolver o veneno para ratas /para atraer a todos hacia uno/para vomitar el nombre, el día y la bala”.  Y en otro poema dice: “emulé la masturbación de los ángeles / como el acto necesario para existir”.

Este es el punto de partida para caerle a palos a la moralina  y sus hermanas mojigatas.  El poemario se construye como un acto transgresor y enfrenta esa estructura de poder que no permite hablar del amor entregado en todas las formas.  Así desde el espanto hasta la excitación profunda, recorre los días que lo han visto entregarse al mar, a su mar de olas grandes como alas.

Ángeles sodomizados es efervescencia, la piel vs. la piel enfrentadas en el acto amatorio , la piel vs. el espejo descifrando en cada poro su identidad; y en esa lucha el poemario se convierte en grito;  parafraseando uno de sus poemas, Luis Franco abrió la boca y tentó a las vocales bajo la noche, bajo la luz. 

Este poemario suena en distintas intensidades y delata su creación: muchas veces exigente y concentrado y otras como una descarga.
El trabajo está hecho  e inicia el camino, llegaremos un día al poema.

Aquí empieza el oficio del lector, es la hora, atrapen un ángel con sus manos, y sabrán distinguir las olas que suenan más fuerte y las que en bajo volumen  también cantan.

Aquí les dejo  los que para mi, son los dos mejores poemas del libro


F

Nada me aterra más
que la mano de una niña
rebuscando entre mis vísceras a Dios.

Yo tenía un romance con querubines
a los que penetraba cuarenta veces en
un día.

Un solo cuerpo con dos cabezas
¿es suficiente?

He aquí la victoria:
mujer agonizante, incolora y
desértica;
su nombre es Catástrofe.

[Los hijos detrás de la sangre]

Adoptando el color necesario:
cetáceos, anfibios, cuadrúpedos.
Levantemos la piel, sacudamos el
disfraz.

Yo tenía un ángel entre las páginas de
un parís frío
al que besé y amé debajo de los
manzanos.

Un solo cuerpo con dos cabezas
no era suficiente. Yo quería más, asesino, víctima.

Para que nos serviría la historia,
lo heleno, lo bárbaro, lo latino:

también reposa el silencio
en la sabiduría glacial del cobalto.

¿Cuál es el acto reparador
de ese NO que mancha las manos?
¿la cruz?
¿la cicuta?
¿la poesía?




I

a J. S.

No importa si el castigo viene para los
huérfanos.

El hombre ha hecho dentro de sí,
un refugio para otro hombre.

Una luz polvorienta
que encuentra un profundo lamento
de lo vacío.

Así que no interesa el hecho que la flor
nazca de la mañana turbia y sedienta.

He venido temprano, sin bozal,
sin trompetas expeliendo el vocablo
negro de los ídolos,
a escudriñar la furia de las gaviotas
en la crápula de la desidia.

Subí presuroso a la torre
para escribir este canto que acoge la
derrota.

Ya la nostalgia divide mi mente,
la letra y el sollozo,
el pedacito donde deposito mi catre
y el apellido materno que me figura.

Y he comprendido que la guerra
aún muerde los nervios de mi carne.

Esto no acabará nunca,
por más que lo desee.

Publicado por UMBILIKAL





Para hablar de la muerte me levanto temprano,
como un sordomudo al que estorba el silencio.

Jorge Enrique Adoum


-J-

Habrá que reinventar el canto
en las cimientes de las calaveras y los balazos

Un ángel remó mar abierto,
llegó a mí.
Hicimos el amor, el nos deshizo.
El amparo del titanio lunar
que sobrevive en los muelles
detuvo lo complexo de la armonía.

El criador enmudeció, crujían sus uñas.

El hambre desapareció de la tierra.

Las églogas acamparon en el infierno.




-L-

Ningún poema tiene final,
porque todos mueren antes de tiempo:

la herida sigue hirviendo y supurando

el agua porosa y estrellada
que recoge la historiografía de la moral sobre
él.

El saxofón rellenando mis pulmones
de la respiración abatida del testigo
que un día morirá en la excusa del progreso.

Así que para que todo siga en la jaula
[muerto y crasamente suave como este 
poema]
como un racimo de uvas secas 
en las manos del juramento circular

tuvimos que descubrir el ímpetu en los ojos 
del álgebra
dentro del cero que es la potencia del sexo

puesto que lo negro no existe, hay que retornar a lo negro.

Esto será un minero rasguñando mi sufrimiento
traspapelados mis dedos en el repudio:

hágase la mujer
[artificio innecesario, reencarnación, paloma muerta].







ADRIÁN MENDIETA MOCTEZUMA [14.593] Poeta de México

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Adrián Mendieta Moctezuma 

(Ixtacuixtla, Tlaxcala, México 1995)
Ha tomado talleres de ensayo, Dramaturgia, Literatura emergente y Narrativa en diversas instituciones. El Taller “Introducción a los Problemas Contemporáneos de la Crítica Literaria” en la Universidad Autónoma de Tlaxcala. El diplomado “Actualización profesional en narrativa contemporánea” CONACULTA/INBA/ITC. Ha colaborado en medios impresos como Catedral suplemento cultural del diario síntesis, (Puebla); en Guardagujas Suplemento literario de la Jornada (Aguascalientes) y la Revista Molino de Letras. También ha publicado en medios electrónicos como las revistas Cronopio, Ariadna, Buriñón, Intersticio y El árbol; incluido en la Antología Virtual de Minificción Mexicana y la antología "Lecture du Mexique" (Francia; 2014). Participa en la antología de cuento "SAMPLER" (CONACULTA/ITC; 2014) y en el poemario colectivo "Un papá con ojos de lluvia" (H. Ayuntamiento de Tlaxcala; 2014). Actualmente estudia la licenciatura en Lengua y literatura hispanoamericana en la Universidad Autónoma de Tlaxcala y realiza una investigación de la tradición oral de Ixtacuixtla, Tlaxcala, México, con el apoyo del PACMyC. (Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias)



MARIPOSA EVAPORADA

Palpar la delicia del agua
no es lo mismo que adherirse al aroma de las cenizas,
ni al silencio roto, ni a la espuma transparente,
ni a la tela enmohecida.
Es descubrir un hábitat donde los sueños
nacen desnudos en el vientre de una roca.
Sacudir al desconsuelo, brotar aire de semillas fúnebres
o pantanos fragmentados.

Palpar la delicia del agua
es descubrirte desnuda en la obscuridad
envuelta en pétalos de silencio.
Encontrar tu sabor en cada rincón del mundo.

No saber más que las seis letras de tu nombre,
la medida de tu cintura y el olor de tu cabello.
Sólo saber respirarte,
inhalarte
para que rasgues con tus uñas las paredes de mi pulmón derecho,
tenerte cerca de mis alveolos,
escabullirte en mi sangre
y reflejarte en mis entrañas.

Pero no te entiendo.
¿por qué te transformas en mariposa evaporada,
y te escapas por mis poros?
yo no puedo existir sin ti recorriéndome por dentro.
prefiero que me quiten la sangre, el oxígeno
pero tenerte enjaulada en mis costillas.
o aprisionada bajo el telón de la noche,
en cráneos obscuros
o en callejones repletos de basura.

Tenerte aquí
en la mazmorra de mis días,
debajo del tapete,
en medio de la sala
o en la alacena.
No ser más que el aire que respiras,
el que entra a tu cuerpo a cada segundo.
El que saborea el color de tus muslos.
El que nace y muere en tu carne.





CARICIAS

El tiempo se agota
y busco lo anhelado,
el fuego en las palmas
la melodía del piano,
la risa de Dios,
la víbora extasiada en alcohol.
Alguna forma de que mi sangre hierva
y magnetice mi cuerpo podrido.
Las sombras se impactan en mis ojos,
siento frío en los huesos.

Nunca encuentro lo que busco,
nunca la suave metáfora se transforma en lo anhelado.
Descubro el suspiro de la Tierra,
la creadora de todos los placeres,
descubro en el ser amado el implante de un órgano,
una sed insaciable en la piel delicada de su torso.
Ahondo en mis sentidos y descubro a la vida envuelta en caricias.





Temporada de párvulo 


I

La eternidad no existe en esta casa.
El tiempo sobra,
no me importa el horizonte.
Los amores que cubriré con sábanas de nube para que al día siguiente marchen con esencia mía entre las piernas,
los amigos con silueta de casa,
las mujeres de anchos mares… 
Nada de eso me importa, nada retumba en mis días. 
Moriré cuando sea necesario, cuando ya no me alcance el oxígeno. 

Mas hay algo inquietante, es la mirada insana, inerte, 
aquella mirada estacionada en los rincones de la casa;
los ojos de botón, los ojos de mi oso de peluche. 
Él, me está mirando, perplejo, entre sombras se burla. 

Ser piedra ingrávida en un espacio desteñido 
volcán apagado que adorna el paisaje 
lujo de unos padres extasiados por los ojos saltones, 
sólo    lloras    babeas     ríes

                                                          ¿Qué reclamas? 
                                                          tú sólo eres materia inmanente 
                                                          destinada a ser simple basura. 

Los días vendrán amarrados en canciones para niños
escuelas y peinados refinados 
farsa      mentira      invención 
te harán hombre de bien 
con voz de vidrio roto
condición inerte 
penumbra enraizada 
diáfana existencia
a nadie le importarán tus risas de jade 
las ilusiones embarradas a través de los años en tus pantalones cortos 
a nadie le importarán tus juguetes perdidos 
los mundos prístinos y superhéroes que inventes 
porque todos te crean con la esperanza de destruirte
mirar tus murallas derrumbadas como las de ellos 
mirar tu silueta ya no en vidrio ni en agua
mirar tu silueta agrietada en el ocaso
pasarás por calles   colonias   geografías que no te pertenecen 
y serás vapor 
nadie verá tu rostro 
nadie verá su rostro en el tuyo 
porque tú estás condenado 
con la zarza envenenada del enfermo 
a tu cuerpo le faltan arterias    válvulas 
y pondrás la piel como coartada
pondrás al destino como excusa 
y reclamarás algún abrigo en día de nieve
y no obtendrás más que carcajadas por tus movimientos torpes
no caminas como todos 
no ríes como ellos 
tienes en tu voz y mirada migajas de miseria. 

La infancia
raudal extendido por el horizonte 
tarde o temprano será humos 
penumbra de muertas ilusiones. 




II 

Evocar algún escape 
                                  no hay solución  
                                  sólo hay esto 
                                  la confusión raída 
                                  entre puños y venas enardecidas 
                                  no hay más que esta pesadez 
                                  la herencia pétrea de mirarte 
                                  como imagen ponzoñosa 
                                  en búsqueda de transparencia 

                                                                                    Emerger desolado, 

carente, confuso. 





III

Entender mis pasos, respiros y latidos, 
emerger de un soplo cardiaco, 
abandonar la montaña que se acerca al cielo. 
Deseo perderme en embarcaciones sin destino. 
Si emerjo, 
que no sea con traje , barba o soberbia por entenderme libre; 
tampoco vacío y solitario en cafeterías citadinas,
nocturno e iluso bajo el cielo fragmentado;
con la casa demacrada que cae y vuelve polvo, 
similar a mi alma que anda en cuerpo, 
anda en despojos. 





IV

¿Soy sólo esto? 
¿un rasguño en la historia? 






Los juguetes serás basura 
mi madre los tirará. 
“La materia se transforma”,  ellos lo harán. 
Pero mi voz, ¿ésa se transforma? 

Ahora entiendo, 
el oso de felpa que me observa,
que irrumpió mi sueño transformándolo en vigilia, 
no es la burla su motivo
su mirada, cabizbaja 
es un sentimiento de lástima. 





Receta para los que se van 

Siempre que conozco a una persona imagino su muerte.
Dos cementerios, un féretro 
un mausoleo.
Imagino el segundo exacto cuando todos sus huesos truenen para jamás volver a erguirse. 
La rígida sonrisa que ya no habla paralizada en el rostro quemado de los hombres. 

Imagino la muerte de todos 
porque en su muerte rehúyo a la mía;
El reloj de arena que me dicta la proximidad de mis células al Leteo.
Así, cuando marchen tendré la certeza de que jamás volveré a verlos. 
Si regresan 
inundo en tranquilidad,
no puedo imaginar dos veces 
la muerte de un mismo hombre. 










ALEJANDRO BACA [14.594] Poeta de México

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Alejandro Baca 

(Estado de México, 1990). Ensayista, crítico y poeta. Director del Colectivo Órfico de Poesía. Director del Proyecto Centauro de Cine-Poesía. Coeditor en Cuadrivio Ediciones. Forma parte del consejo editorial de la revista Ritmo de UNAM y del consejo editorial de Proyecto Almendra de INFOCAB Ha publicado narrativa, poesía y ensayo literario en periódicos y revistas como El Columnista, El Clarín Puebla, Revista Ritmo CCH, Suplemento cultural Laberinto, Revista Flint, Invisible Gazzete, El Avispero, Revista Moria, entre otras. Ha sido publicado en las antologías de poesía nacionales e internacionales. Publicó el poemario“Apertura del cielo” en editorial Naveluz (proyecto de UNAM).



Instrucciones para olvidar un sueño

a Clyo

(el aro que corona
todos los eclipses)

La pelota que arrojé
cuando jugaba en el parque

aún no ha tocado el suelo.
Dylan Thomas


I

Sujeté la cabeza de Cardín, y mis manos se empaparon tan pronto, y tan tibio, que recordé aquella vez que soñaba. Cuando la luna fue luna, el viento viento; y no hubo un ave, reptil o licántropo que me hiciera pensar que estaba soñando. Lancé una pelota contra la pared y pasé toda la noche jugando conmigo mismo.


II

Cada que lanzaba la pelota ella volvía; yo la lanzaba y ella volvía; yo la lanzaba y Ella me hablaba con su voz de panal de abejas.


III

Esa noche comprendí que el mundo se fragmenta y se desfragmenta constantemente. Para asegurarme lancé una piedra hasta lo más profundo del océano. De la piedra se hicieron ondas y de sus bordes brotó la marea. Por la mañana desperté entre las ruinas de un castillo de arena y supe que yo había sido el responsable.


IV

Porque dormir es morir un poco, me dijo, con su voz de panal de abejas. Desde entonces, paso un hilo enhebrado a través del ojo de la aguja y lo paso a través de mis labios, para que al dormir no revele los secretos de la noche. Por eso, antes de dormir paso un hilo enhebrado a través de mis párpados, porque temo morir con los ojos abiertos.


V

Y así pasé los días esperando bajo el dintel de la puerta o caminando por las calles que un día fueron el límite de los bosques de coníferas. Caminando por las grandes avenidas e imaginando que un día pasaron por ahí enormes ríos de agua salada que derribaban todo a su paso. Alguna vez, en mis rondines habituales, me alejé tanto del dintel que no supe volver a tiempo y tuve que dormir a los pies de una farola.


VI

Porque no es lo mismo dormir bajo un árbol de granada que a los pies de una farola.


VII

Esa noche, desperté sobre un tren. Sobre la fría estructura de un demonio que avanzaba destrozando el pavimento de las calles y las aceras, pasando sobre las glorietas y los edificios.


VIII

La destrucción tiene un nombre que usa dieciocho veces la letra -Z-


IX

Como el silbido de las víboras, íbamos de una ciudad a otra tragando la luz de las luciérnagas. Lo sé porque, lleno de curiosidad, devoré sus alas rotas. Mi lengua se cristalizó.


X

Con la boca sangrando [esporas] y las manos heladas por sostenerme de la locomotora, grité, Cardín, tu nombre. Grité y grité tu nombre, hasta que mis dientes fueron el sándalo que arrojan sobre los ataúdes. Hasta que mis brazos fueron el motor de una máquina imparable. Fui la locura de bosques, el humo de las calderas. El movimiento constante:

La máquina destructo-creativa.


XI

Aquella mañana desperté al centro del último Solar Baldío. Las uñas de mis manos pendían de mi propio cuello y el sabor del azufre enervaba. Esa noche comprendí que uno puede morir mientras duerme y que tú te habías ido lejos.


XII

Aquella tarde desperté entre cuatro paredes blancas.
Al interior de un dado que no paraba de menguar.


XIII

En las tierras del Este se encuentra un mar aprisionado: la más profunda de las cordilleras. Y en su interior duerme las más formidable de todas las bestias; esa criatura que nació de las gotas de semen y sangre.

[sangre] ≠ [semen]

Y así nació el mar del Aral.


XIV

Cuando la lluvia es breve la tierra se humedece y despide un olor a barro del que se nutren todas las almendras.


XV

Con la garganta seca y los labios partidos corté las letras del periódico que me traían cada mañana y escribí tu nombre en el rincón más alto de las vitrinas. Ahí guardé tu nombre para que no lo pisotearan las hormigas.


XVI

La última noche soñé que soñaba. Las montañas, precipicio del que se arrojan las urracas, giraron sobre sí para darme la espalda. Entonces pude ver que mi lengua seguía cristalizada y las esporas brotaban de todas mis cavidades.


XVII

Aquella noche soñé que soñaba y desde el puerto zarpaba una nave vacía. Se dirigen al Aral, me dijo. Fue entonces cuando te vi con tu rostro pintado de verde, con tus ojos negros y tus labios rojos y cuarteados.


XVIII

Fue entonces cuando te vi, con la mirada de una niña que corre asustada por haber sangrado mientras dormía.


XIX

Arrojé la pelota a tus pies para que me la regresaras, para que la volviera a lanzar y así hasta que me hablaras con tu voz de panal de abejas. Las montañas giraron para darme la espalda, el cielo se hizo un fractal convexo y tú giraste. De tu espalda nacían un par de alas interruptas.


XX


Yo devoré tus alas y mi lengua era un cristal partido.


XX(I)

Sujeté la cabeza de Cardín y mis manos se empaparon tan pronto, y tan tibio, que recordé aquella vez que soñaba. Cuando la luna fue luna; el viento fue viento; y no hubo un ave, reptil o licántropo que me hiciera pensar que estaba soñando. Lancé una pelota contra la pared y pasé toda la noche jugando conmigo mismo.






[Mi patria es el diluvio]

Mi patria es el diluvio
que no terminó de caer
alguna vez
en alguna parte.
El temblor de los trenes
por la mañana,
esos trenes de arena
que delinean
las mañanas
de las tardes,
las tardes de las noches.
Mi patria no es de pan y vino.
El vino lo bebemos,
el pan lo almacenamos
en alacenas derruidas.
Mi patria
son las alacenas derruidas
que nos alejan
de los gusanos-devora-sueños.
Es la madera carcomida
de sol y sombra.
Mi patria es la lluvia
que hizo de la alacena
un hervidero de musgo.
Mi patria no es el musgo,
es la combustión
y el desconsuelo.
Algunos que como yo
escapamos del derrumbe
acomodamos la humedad
que se forma en nuestras sienes
y nos preguntamos
¿quiénes somos?
también nos preguntamos
¿dónde somos?
por último nos preguntamos
¿qué somos?
Nos sabemos tan perdidos
como el pan que nos forma,
nos sabemos al vino agrio,
a la ventisca.
Sabemos que afuera llueve
y cada paso
es un dado arrojado al abismo.
Un siete.
Un grito exorbitado que se pierde
en la intermitencia de los grillos,
en el diluvio que alguna vez
no terminó de caer.
Mi patria no es mi lengua
pues los que abandonamos la colmena
nunca nos comprendimos
con el resto de los refugiados.
Hoy nos reconocemos
al tocar nuestra espalda,
al tacto helado que nos enmascara.
Mi patria es el camino,
los cuarenta días,
las cuarenta noches.
Mi patria somos
y nosotros somos
los que comemos,
bebemos
y nos formamos del diluvio.
Las gotas secas,
la intermitencia.
Alguna vez alguien nos habló
de las tierras blancas
de las tierras de miel tan agria
que empalaga.
Ese día algunos creímos.
Ese día comenzaron las preguntas,
el camino,
y mi patria
fue el temblor
de los trenes
por la mañana.





[Ángeles vuelan...]

Ángeles vuelan cerca de mis manos,
en las llanuras incandescentes
se respira el olor a barro
con el que moldearon las figuras
de mis ojos
y sólo un aleteo bastó para formar,
de las grietas,
el holocausto seminal
del que hoy brotan las almendras.




[Los ángeles vuelan]

Los ángeles vuelan
cerca de mis manos
se esconden
en el parpadeo de las mañanas
en las turbas revoltosas
de las aves tormenta que en gris
se desvanece
los ángeles viven en abril,
en sus lluvias de sol
y viento,
en el azul de sus faros rotos.
En las heridas de los niños
que guardan navajas en las cicatrices.
A veces quisiera gritar un poco,
olvidar mi nombre,
recordar los meses fríos,
la aridez del pavimento,
y antes de arrancar tres letras
de mi cuello aparece Abril
y los ángeles vuelan cerca de su rostro.

Las flores se marchitan
ante la exhumación del viento
y de la blancura del invierno
sólo queda la mirada
en la que se bañan todas las palomas.





[Tiro los ruegos]

Tiro los ruegos al viento
y sólo la luna refleja los rostros
carcomidos por las charcas.
Una noche creí escuchar al alba
posarse en los alambres
que se enredan
frente a mi ventana,
sólo era un ave.
Un ave que se miraba en el agua
estancada
con el rostro de la noche y plumas.





[Alguna Vez]

Alguna vez has sentido que la noche
te aborda
por la comisura de los labios,
y se esparce entre los andenes
de un cuerpo siempre paralelo.
Has sentido el frío;
te pregunto,
el temor, el miedo.
La inexorable tristeza de no saber
la hora exacta
del amanecer o del ocaso.
Cuando el repetido e incesante
goteo
de la lluvia que se ha ido
se cuela por la ventana,
y sordo te preguntas
si todos los naufragios iban cargados
de piedras preciosas
o sólo llevaban troncos partidos
para apuntalar las fortalezas.
Yo sé que lo has sentido,
sé bien que tu espalda ha temblado
y te has enroscado del dolor
bajo los árboles sin sombra,
que sembrados una noche de verano
nos enmarcan.
Sabes tan bien de la intermitencia
de los ríos
y la dieta de las sirenas
(que nadan en la gruta).

Y todavía te atreves a llorar frente a mis huesos.





El espíritu de los centauros (fragmento)

Carta I

Cuando los barcos partieron; nosotros, el musgo que crece alrededor de las catedrales habíamos terminado de cubrir todas la letras, éramos el olvido, y la lluvia que se alejaba nos mostraba la vida en un chubasco. Nadie recordaba los empedrados caminos que nos devolverían a nuestra patria, agradecíamos cada piedra pintada bajo el canto del cenzontle. Era la danza de la armónica. Habíamos perdido el camino y la voz del norte era cellisca negra, pólvora y cal.




Carta II

Cuando, secos, los tallos se fundían con los pastizales adoquinados y las estepas formaron un paso al cielo, comprendimos que la fuga era imposible desde el arco quebrado que nos enmarcaba. Éramos las flechas clavadas al suelo y el verano terminaría muy pronto.













ANA JIMENA SÁNCHEZ [14.595] Poeta de México

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Ana Jimena Sánchez 

(México, D.F., 1990) Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana Puebla. Dirige un despacho de diseño y branding llamado Visor Branding (visorbranding.com.mx). 
Es sus blogs, Intradiegético (www.intradiegetico.blogspot.mx) y Ecuador (www.ecuadorcero.blogspot.mx), publica frecuentemente poemas y otros textos de su autoría.





Cómo encontrar el punto
de equilibrio entre la vida
de todos y una soledad
que irradia y luego quema
y pide a gritos que la miren
Hay noches que quiero ser
mil bocas
desnudarnos tres cuatro
alegrarme de la muchedumbre
estar en medio del sudor y
el asfixie no parar de hablar
rozar cuerpos repartir halagos
como dulces a granel
Pero despierto por la mañana
y repelo las malas compañías
las ideas flojas el piso sucio
las miradas turbias las charlas
intelectuales las constantes
definiciones categorías
interpretaciones
que arroja la gente a diario
sobre el mundo
Y entonces huyo
me retraigo desvanezco la vista
y me imagino sola
absolutamente sola
en medio de la nada
tejiéndome
a salvo.






He dejado ya de perder
el tiempo en dinero
En las urgencias de otros
En salir de casa si no me place
En besos baratos
Eyaculaciones sin cauce
No me juzgo ya
por dejar libros a medias
Ser demasiado franca
En especial si me pregunta
si pienso en él antes de dormirme
Sinceramente no
He dejado ya la manía
de buscarme penas
en platones de fruta
De querer salvar a nadie
de nada
Que mi viaje sea tu viaje
O que tu acotada visión
se me implante
He dejado de buscar respuesta
en los errores de mis padres
No voy ya al psicólogo
Ni dejo que unos guantes de látex
me toquen el cuerpo
Dejé de alimentar distancias
y llevarte mejor conmigo
He dejado de perder el tiempo
en cualquier cosa
que me aleje del vuelo
Me dedico ahora
a amar desmesuradamente
y desmesuradamente
a tener orgasmos.






Cosas breves

Si fuera pequeña
ciudad de mapa
igual querría
que me miraras.





Sin título V

Pongamos que yo hablara
de escribir textos con
tu nombre
-con la idea de ti, pues-
sílabas de tu cuello
-y esto es hipotético-
márgenes con tu ropa
y tu pelo
la contraportada de tu frente
y, en el título, tu espalda
como recuerdo
pongamos
-aún hablando en verbo
que supone-
que le regalemos a la gramática
el olor de tu piel impreso
y recopile tus hojas y te prense
a mi puño que te mantiene
que tú empezaras a temblar
-aún sabiéndote abstracción-
como si mordiera
la palabra al aire
y te saliera tinta entre las piernas
y yo trazara la   a
como por primera vez
que perdiera el rumbo
y empezara a balbucear, a babear
a batir tu tinta
en papeles hipótesis...

Se publicaría. Seguro.






Le escribo a ella

Le escribo a ella
Cuando las cosas van mal
Cuando no hay cosecha de higos
o el país se quema
Le escribo
pero no menciono
que las cosas van mal
Y la amo en cambio
Y le cuento historias pequeñas
Ayer probé el maracuyá
Hoy  terminé los carteles
Y  ella me responde
simple y cotidiana y jubilosa  y entera
A qué te supo el maracuyá
Cómo quedaron los carteles
Como si discretamente y detrás
me dijera
Vendrán los higos
Renacerá tu país.






Sábado


Me dejaré crecer el pelo

seré como esas niñas

que no dicen malas palabras

me pondré vestidos

cruzaré la pierna en las fiestas

no

me pondré mejor

argollas en la oreja

un tatuaje en la nuca

fumaré marihuana y tendré

únicamente amigos

con buen gusto musica
l
o quizá debería

no depilarme ya las cejas

ni las axilas ni las piernas

ser como antes

muy como antes

llenarme de tierra

rasparme las rodillas

tener la cara limpia

no

seré de buen porte

empresaria

iré a cocteles con gente rica

usaré tacones lencería fina

viajaré por el mundo

con un bolso de mano pequeño

tal vez me canse

viviré mejor en el campo

dedicada a las flores
y a hacer mermelada

tendré un porche con hamacas

donde haré el amor

por las tardes

un loft en Nueva York

eso podría ser

músicos artistas exposiciones

edredones de pluma de ganso

dormir en camisón

tener una cafetera buena

usar suéters largos

botines collares

ya no sé

el lunes decido.





Pueden pasar
semanas
meses incluso
sin que me visite
el anhelo los poros
y llegan besos
y yo beso
y sin embargo
nada
ni una ola
ni un atisbo de
despegue
y llegan brazos
y yo suelta
me descanso
me desvisto
pero nada
no avanza
ni duerme
ni canta
Hoy en cambio
estoy segura
mordería
sería insaciable
temblaría
mojaría
ida y vuelta
si llegaran
las piernas
adecuadas.






Ser animales
para ponernos ropa
Agotar los cuerpos
para después irnos
Buscar el sur
para encontrar el norte
Ser obscuro y desierto
para conocer lo que ama
Llevar la nostalgia de
que te arranquen de tu tierra
para echar a andar
Hay que ser siempre una
cosa
para desear ser otra.





Digo Por poner un ejemplo
Que amo mi desnudez cuando
él me toca Y nos untamos cosas
Digo Por poner otro Que me llevo
el placer hasta los pies Tal cual
Que me estremece si me enraizo
Me proyecto en espirales Donde
todo está lleno O vacío No sé
Y me adentro Y voy a infinitizarme
Y dejo de pensar
en cuerpo
o en saliva
o en besos
Pienso en flote Y en deriva Y muerte
Y sé Como pocas cosas
Que si yo escribiera esto
Me quedaría
muy poco para decir.







Cada amor que uno
alimenta
para hacer crecer la luz
desata (con la misma intensidad)
la contraparte:
llámese oculto, sombra
Y hay que tomar
ambas
como un todo
reconocer ambas
y ambas estrecharlas
cercanas al pecho
porque
de lo contrario
cualquier sendero
que uno elija
lo caminará cojeando.






D'oleaje

Hay un lenguaje
detrás de lo más alto
Cuento donde
gota cae y nadamos con
el pecho abierto
Resuello del mar
hasta haber perdido
todo pensamiento
Hay un lenguaje
canoa y amanecer
Debajo de las piedras
un secreto andando
Se te abre la blusa
Graznidos y veletas
Hay un lenguaje
Que no se dice
Que viaja como inmigrado
Que lleva todos los sobres
cual cargamento y cofre
de las cartas donde
te escribo.





La casa de mi abuela

La casa de mi abuela
eran recámaras repletas
de fotografías enmarcadas.
Nadie quitó nunca nada,
todo fue poner, poner,
sobre la misma mugre
de la cocina, las mismas
alfombras, los azulejos del
baño amarillentos, pastillas
y pañuelos regados por
todas partes.
En la casa de mi abuela estaba
también mi abuelo
silencioso, pero atento,
siempre llenando cestos
de frutas (las mejores)
contrarrestando el ir y venir
acelerado de todas las tías,
incluyendo a mi madre,
que hablaban y hablaban
y grillaban y grillaban.
Muchas veces llegué a pensar
que la casa de mi abuela
era como un albergue de locos:
dando comida, ofreciendo cuartos
sin pedir el más mínimo
de cordura a cambio.
Y yo siempre me recordé en esa
casa de distintos tamaños
y miradas; a veces quieta en la
mesa del comedor, otras, siendo
parte del mismo tumulto.
Y cada nueva visita
era un vestigio más del tiempo
que pasa y no pasa; que suma
una fotografía de la última prima
que se casó y conserva, a la vez,
un mismo olor, una rutina,
un tejido tan perseverante
de la vida cotidiana
que ha ido dejando en los años






Zua

Puede que sí, que tengas
esa cualidad irremediable
de venir cuando yo escribo
y hablo y digo en voz alta
cosas, cosas
Y tú, con esa suave boca tuya,
empiezas a besar, a desabrochar
a pasar tu mano por debajo
de las palabras
Hasta que me desvistes de la última prenda
y me dejas en silencio.





Cornisa

He recorrido los años pasados
sin dejar de mirar el reloj de pared

Se te ha hecho claro el pelo

Es evidente también
que fuiste cambiando la prosa
por frases
entre cortadas

Hay un hilo tejido dentro de ti
que se mantiene igual

Dime que me recuerdas
del mismo modo:
como quien está por llegar.






ANDREA ALZATI [14.596] Poeta de México

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Andrea Alzati 

(Guanajuato, México 1989) estudió Literatura Iberoamericana en la Universidad Iberoamericana. 
Su blog es www.poetificaciones.blogspot.com




lluvia

las gotas de lluvia
caen a la velocidad
del pensamiento
de la luz





silencio

el silencio del cuerpo
es un ojo diminuto
un alfiler descosiendo el tiempo
apenas
y se viste
de puntas
y se abre a las hebras
de las piernas del minotauro
y las piernas son más laberinto que piernas
y el silencio es más laberinto que silencio
así
sin los huesos
sin el puño ancho de la frente
el cuerpo se cierra
en condición de semilla






años

(los años
       se van
            amontonando
            como piedras
               uno
               sobre
               otro)





repten la sangre

somos en la sangre
un nudo en la sangre
anudado por las manos débiles
del aire
somos pequeños ríos de sangre
(íntimos barcos pequeños
navegan el interior
de la mente-cuerpo y
no llevan pasajeros)
somos en la sangre
un puño de células
unidas por el mero capricho
de estar vivos.





noche

la noche es un silencio agrio
de cuerpos acercándose
ciegamente hacia la muerte

tenemos el sueño
en los nudos de la espalda

el hambre nos ensucia
la cara de los dientes

la anciana noche siempre
está buscando una escalera,
tiene la costumbre necia
el arraigado hábito
de buscar frutas calvas
en macetas abandonadas

la noche es un silencio agrio
y tiene una perra sirena
esquinada en el vientre.





juego mecánico

nuestros cuerpos
son piezas
engranajes
de un gigantesco mecanismo
de un reloj planeta tierra
y así sin darnos cuenta
le damos cuerda
las piezas deben embonar
perfectamente
repito, las piezas engranajes del mecanismo reloj planeta tierra deben embonar perfectamente
ahora entiendo por qué
estoy mareada todo el tiempo
rotación y traslación
sí, el mundo es un juego mecánico
abrupto
escandaloso
gigantesco reloj juego mecánico
y nuestros cuerpos
piececitas
tornillos o tuercas
nosotros habitantes del juego
juego mecánico:
mundo:
planeta:
¿qué sonido haces al moverte?
¿puedo bailar contigo?





lógico

en días como este
sólo me parece lógico
comerme un plumero
pintarme las uñas de morado
pararme de cabeza
llenarme el cuerpo de garabatos


hoy bien podría
arrastrarme con el culo por el pasillo
mientras voy gritando chinguen todos a su madre
romper todos los espejos de mi casa
buscar gatos negros
tirar la sal
pasar por abajo de escaleras
total...

hoy nada me parece más sensato
que tatuarme tu nombre en la nalga
raparme a coco
casarme por la iglesia
adoptar algunos gatos
asaltar un banco
ir a una lectura de tarot
o a que me lean las líneas de las manos


hoy sólo tengo antojo
de meterme encuerada a la cama
a hacer berrinches
y patalear hasta hartarme
y después salir de ahí
y saltar de cojito hasta la cocina
a servirme un vaso de agua
y fondearme el vaso de agua
y pensar que sola
sola solita sola
puede una llegar a estar





ruinas

aquí seguimos,
buscando los amargos lugares de la belleza
la tinta entretejida de un orgasmo solitario

y quizá un nombre
que se resiste a la escritura

y quizá la escritura
que se resiste a un espejo subterráneo
           
que se resiste
a miradas infatigables
que se recorren
como ruinas arqueológicas

que se resisten absolutamente

como piedras
amontonadas
sobre la cabeza




JOSÉ ANTONIO BANDA [14.597] Poeta de México

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José Antonio Banda 

(Coatzacoalcos, México  1982) Ha publicado los libros Cuaderno en ruinas (Plataforma, 2011) y Teoría de la desolación (Azafrán y Cinabrio, 2012). Juega basquetbol los domingos y corre cinco kilómetros de lunes a viernes, descansa los sábados porque los dedica al señor Baudelaire.




(Extraídos de Teoría de la desolación, Azafrán y Cinabrio: 2012)

POR TI, SÓLO POR TI

Por ti olvidan sus nombres los meses del año
El mar encuentra su rostro en los soles del trópico
Y el áureo sueño se encharca
en la espesura de los bosques nocturnos
Se agota la sombra al acercarse tu horizonte
Perla enamorada de su imagen
La aurora busca su horneado polen en tu bahía
Las somnolientas barcas tus muelles de talámica blancura
Y el selvático perfume de las olas el infinito sentido de tu cuerpo
Por ti naufraga el dolor de los mares
en la fluvial espuma de tus piernas
Tus atroces piernas arrecife
donde crece un árbol lleno de frutos
Única noche a la que fío mi descanso
Boca de hermoso lenguaje
Vocal de inaprensible cauda en el tiempo
Mis ojos crecen en tus ojos
Crecen hasta romper sus crisálidas
Hasta caer a tierra enloquecidos por tu aroma
Y mojar sus tiernas raíces en tus ríos
Por ti el silencio calla sus mentiras
Y los patios de apasionadas jacarandas se deshojan
Dime, ¿por qué has tardado tanto?
Las montañas hurtan lejanía
Los naranjos reverdecen catedrales
Y los ídolos de sangre ruegan
la gracia de tus astros
Mujer de estremecida carne
entre los dientes tiránicos del lecho
todo cambia por ti sólo por ti
en el solitario jardín de los días




HOGAR BAJO LA SOMBRA

A Efraín Bartolomé y Baudelio Camarillo


Han allanado la Casa del Poeta,
las estancias donde la luz aroma
el rostro que contempla el corazón del hombre.
Han apagado los cristales de la torre más alta,
las ofrendas consagradas al oro más pulido,
tenaz relámpago de sueños,
nuestra porción de eternidad
en esta noche amarga.
A lo lejos, a millones de pasos de distancia,
la ciudad se sumerge en un descanso íntimo;
no el Hogar del Poeta, no sus raíces delicadas,
hundidas en el pecho del valle;
no el ventanal de la Diosa que mira siempre al Sur,
el ventanal suspendido justo a mitad de la noche.
Un Ojo de Jaguar fue mancillado en el jardín del tiempo
y su rostro, el hachazo de la sombra,
los muros del hogar, el dolor de sus heridas,
la luz rota de la rota certidumbre,
ahogan sus horas en largas horas desoladas.
Han mancillado la Casa del Poeta
y las ventanas al alba se inflaman de lejanía
y los minutos caen al suelo cada vez más hondo
y el silencio del mundo se extiende cada vez más alto
y la noche de los nombres delira cada vez más noche.





ESCRITO DETRÁS DE UNA POSTAL DESOLADA

Me invade un temor de venenoso grito amarillo
Una palabra de larga y frondosa cabellera
Una mirada de angustioso llanto nocturno.
Es de noche.
Un gato cruza la oculta caligrafía
del paisaje nocturno.
En la esquina la ámbar claridad
acalla el lenguaje de las horas.
El insomnio dicta mis pensamientos,
el agua en las fuentes se quiebra:
una estrella cintila en los charcos.
Camino entre altas campanadas de terciopelo fúnebre
entre huellas de pájaros desconocidos
entre los muros de fieltro
de iglesias abandonadas.
No distingo la verdad de la mentira
la lejanía de los mares.
El cielo llueve a pedazos
arrastrado por autobuses nocturnos.
La mirada no agota la penumbra.






UN DÍA CUALQUIERA, COMO SIEMPRE

Un día me levantaré, como siempre, y frente a la puerta me preguntaré para qué todo esto: para qué dejar mi frente bajo la mirilla de la puerta y hacer vacilar las sílabas, para qué las puertas al campo, para qué la poesía.

Por la mañana habré de despertar, como siempre, y estarán sobre la mesa el vaso de leche, el pan tostado, la mermelada y un par de ojeras en el cuchillo. Por la tarde el desamparo lluvioso al salir de la oficina me hará esperar impaciente, torpe e inaudible. Por la noche, como siempre, no podré sostener mi cuerpo y mi boca estará seca de tanto callar.

Ya en la madrugada tendré sueños mezquinos, nidos de pájaros salvajes, ladridos de perros que despertarán a los vecinos, nunca a mí.

Un día me levantaré, como siempre, y miraré mis brazos antes de abrir la puerta y nada habrá entonces.




NIEBLA ENTRE RUINAS

La niebla camina sobre las ruinas
de lo que he perdido
Esos ojos esa noche ese sueño
Ese nombre impronunciable
entre los dientes del silencio íntimo
Ese querer decir sin abrir los párpados
las sombras del espejo
Ese lugar donde se quiebra el horizonte


            No sé si he comprendido
la terrible vastedad de las olas
Invento el silencio o la noche
las dulces campanadas o la lluvia
Ese instante inocente
Ese canto al mundo o a la nada
Ese rumor de vidrios quebrándose

La niebla cárdena me impide hablar
decir las cosas con soltura
intentar el poema o el insomnio
la quebrada lejanía del paisaje
Este pensar a solas tan a solas
en habitaciones alquiladas al olvido

Una estrella hunde sus raíces
en el golfo de México
El mar golpea la quietud de los muelles
Esos ojos esa noche
Esa línea de la mano que adivino
tan recta en los sueños
Esa hora condenada a la muerte
Esas ruinas de la memoria
que la niebla poco a poco descubre.




BALADA DE LO QUE SE PIERDE

Se me pierden los sueños
La ventana que es laguna
La promesa que es tu nombre

Los cielos se llenan de pájaros
Los perros buscan sus ladridos en la sombra
La soledad resbala por las horas como la niebla
por el espigado talle del silencio

Quisiera pedir la vuelta de tus meses
La vuelta de tus lunas
Hay manifiestos en busca de tus letras
Hay letras en busca de tus sílabas

Sigo los ríos a la orilla de los vientos
Y tus huellas se me pierden en la noche
En mis ojos anidan campanadas fúnebres
Y el silencio se llena del silencio de antaño

Andan en tu busca las cicatrices del tiempo
del tiempo decididamente anárquico
Las farolas callan en las plazas
Y el cielo se cubre de pájaros

Es inútil mirar en otros ojos tus ojos
Inútil el delicado sabor de las preguntas
Inútil buscar en los astros tus astros del futuro
El corazón cierra sus párpados
Y las nubes dan campanadas en las sombras

En vano las palabras callan los secretos
Inundan los copos de la mar los cielos de la noche
En los ojos anidan campanadas fúnebres

Se me pierden tus horas en los claros
Se me pierden los sueños
Esa ventana que es laguna al caer la noche
La puerta de los campos está sola

Se fueron tus andenes a otros puertos
Tus ojos a otros párpados
Tus caricias a otras palmas
Tus caminos no perfuman las oraciones
de los himnos
Y el dolor resbala por las horas como la resina
por el desgarrado talle de estos versos.   





HABITACIÓN QUE SE RAMIFICA EN EL ABANDONO   

                                   Estamos solos
en una habitación sin ventanas,
solos como las lascas de los días,
solos como la niebla
que arrasa las calles  
con su hedor oceánico. 

Habitamos entre ruinas.
Un vidrio roto es nuestra mirada.
Un vidrio sucio, abandonado
en la dudosa luz de los cementerios.

Siempre buscamos una salida indefinida.
Hablar, hablar apenas
o mirar el horizonte hueco
o escuchar el lamento o ladrido
de los perros nocturnos,
rasgar la herida de los sauces,
hundir los ojos
en el oscuro epitafio de las horas.  

No hay salida posible de este valle.




DESGRACIA, SÓLO DESGRACIA

Como una paloma en su madriguera
o como una rata herida al fondo del jardín
o como las calurosas lluvias del verano,
una sensación de pérdida aroma
mi habitación lacerada.

Todo se vuelve amarillo,
no puedo escapar hacia los parques,
huír
del fúnebre silencio de las horas.
No hay descanso
en esta noche cóncava.

Ah, lo que el corazón no puede ocultar
en el silencio de los ojos,
en la herrada dicha
de un ancho atardecer.





DECLARACIÓN DE ORFANDAD

Grande y dorado, amigos, es el odio
Eduardo Lizalde



Yo odio profundamente la ciudad donde crecí
porque no me dio a beber de su limpísimo néctar
porque no inoculó en mis ojos el frío polen
del verdadero odio
porque gesticulo tontamente
frente al espejo diario
de la soledad de sus calles.

La ciudad grita en mi oído
me deja sordo
sabe todo lo que no podré ser
conoce todo lo que he perdido
bajo su taciturna sombra de rigor.

No puedo evitar su presencia
al rasurar los bulevares con mis huellas:
una palabra de sus manos
arroja mi sangre al matadero.




AHORA PUEDO PRESCINDIR DE TODO

Murió aquella voz, habitante del vuelo de las aves, y el frío de Octubre dice que todo se ha perdido: el dulce aroma de las plazas será uno más entre nosotros. Hay una sensación amarga en la punta de la lengua como una palabra cualquiera cuando la digo.

Este otoño bien puede ser sustituible, pero ahora mismo no sé dónde coger otra estación benéfica a los ojos. La multitud de la calle, por ejemplo, no saciará su sed con mi silencio y buscará alimentarse de mi olvido y volverán entonces los recuerdos: la boca fresca de la lámpara de noche, la lluvia golpeando furiosa los chopos y los cristales de la ventana, la fotografía hecha ceniza al fondo de los días y el viento de la calle a la deriva como un pez en el océano.

La ruina aparca en las calles y en los dedos rasgados por el callado oficio de los muros. No importa que lleve una oración en el bolsillo, las campanas dejaron de doblar hace tiempo. Ninguna petición es escuchada.





PAI CHU YI [14.598] Poeta de China

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PAI CHU YI

Bai Juyi (also Bo Juyi or Po Chu-i; Chinese: 白居易; pinyin: Bai Juyi; 772–846)
Poeta chino. Nació en 772 y murió en 846. Después de haber ocupado un puesto en la Corte, fue expulsado de ella por causa de sus críticas. Tocador de flautas y erudito se retiró a una aldea, solitario. En sus poesías buscaba la sencillez en tal forma que las leía a su sirvienta, y si ésta no las podía comprender las desechaba. Influyó en los poetas japoneses del haiku.



EL BAMBÚ EN LA VENTANA DE LI TS'E YUN

No lo cortes para hacer una flauta, 
no lo cortes para hacer una caña de pescar. 
Cuando sus hojas y flores estén marchitas, 
aún será hermoso bajo los copos de la nieve.

(Traducción de Rafael Alberti
y María Teresa León)





MI CORAZÓN EN OTOÑO

Escasas visitas trasponen mi puerta.
Frente a las gradas
crecen pinos y bambúes.
La pared oriental
me resguarda
del frío de otoño;
Desde el patio que da al oeste
sopla una suave brisa.
Siento pereza
de tañer mi laúd.
Tengo libros, pero carezco
de tiempo para leer.
En este espacio
de una pulgada cuadrada '
Sólo existen la quietud
y el gozo. ¿Para qué habría de agrandar
mi casa?
No tiene objeto hablar mucho.
Un cuarto de diez pies cuadrados
es suficiente para mi cuerpo;
Dos medidas de arroz me bastan
para saciar el hambre.
Eso aparte, sin habilidad
para manejar negocios,
Permanezco ocioso mientras recibo
el salario del Emperador.
Jamás planté una morera;
Nunca abrí un surco para el arroz.
No obstante me alimento
todos los días
Y ando bien vestido
durante el año.
Sin escrúpulos de conciencia
y sin deseos ni ambiciones,
¿Por qué habría de estar triste?

' Es decir el corazón. (N.del T.)

(Traducción de Raúl A. Ruy)





LLUVIA AL AMANECER

Al amanecer zumban los grillos
luego el ruido cesa,
La moribunda llama del candil
vacila bajo el alero.
Aunque la ventana impide
la entrada del polvo y la lluvia
Oigo gotear incesante el agua
sobre las hojas del bananero.

(Traducción de Raúl A. Ruy)





POEMA

Sentados, bajo la sombra
que los bambúes
Proyectan sobre el tablero,
Dos monjes de la colina
juegan a las damas.
No se los puede ver
a través de la espesura,
Pero de vez en cuando
se escucha el ruido
de una pieza jugada.

(Traducción de Raúl A.Ruy)





LA VIDA

El pino muere a los mil años,
la flor del hibisco no dura un día.
Ambos se hunden en la nada.
¿Por qué envanecernos de nuestros meses
y de nuestros años?
P'eng Tsu prolongó su muerte;
pero murió al fin como nosotros.
Más vale aprender a no nacer,
no nacer es asimismo no desaparecer. (1)

(Traducción de Álvaro Yunque)

(1) P'eng Tsu es el Matusalén de los chinos. Según la leyenda vivió cien años.



RICARDO MUÑOZ MUNGUÍA [14.609] Poeta de México

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Ricardo Muñoz Munguía 

(Ciudad de Chignahuapan, Puebla, México  1970) es autor del libro compartido Aire corredor (Serie El Ala del tigre, UNAM) y ha participado en las antologías Bestiario Inmediato (Ediciones Coyoacán) y Vuelta a la casa en 75 poemas (Editorial Planeta), entre otras. Actualmente es columnista y coordinador de redacción en el suplemento La Cultura en México, de la revista Siempre!



Dos poemas inéditos de Ricardo Muñoz Munguía, seguido de un texto de Guillermo Samperio sobre su poesía. Muñoz Munguía ha publicado, entre otros, el poemario Amanterio. Mantiene una columna de crítica en la revista Siempre!



Abre su diario



Abeja

Nido de almas sin gozo
anhelos que vierten su sed
al envase laberíntico invulnerable
juego que fecunda renacimientos
sueño preñado al origen
de la flor enhiesta
campana hacia el firmamento
que deja sus rumores
y su ejército atigrado
en orificios de miel y veneno.




Beso

Se absorbe a veces lento a veces terco
hacia el mar de memoria incandescente
símbolos de luz con forma de sirena
labios de luna que imperan trepidantes
en corona de miradas de acero
estatuas pilares que alumbran
con su carne de sal y cemento
frenesí y brasas de boca en boca
del delirio que besa el sabor violento
al dulce candor de la piel de la fe
esperanza de fruta infantil
y aurora boreal que rodea el tiempo
del ser atado al poste senil.




Los poemas anexos pertenecen al libro Amanterio, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.


El vuelo de tus manos,
mariposas nocturnales en su imperio,
son puertas que abren camino al polvo
lentamente esparcido por otras manos,
las que hurgan en la textura dócil de mis cicatrices;
veo clavarse cada uña en cada borde
hasta descarnarlas hasta recordarles el baile
alrededor de los hilos del viento,
ahora son fuertes hachazos
en medio del corazón del árbol.
Mariposa herida,
eterna injusta de lacerante acento
regresas a mis llagas,
pozo donde alivias la sed
con esta sangre,
mi
s
a
n
g
r
e





En negro y frío cristal

se reflejan ojos que insisten apagar
con lágrimas y sudores
las brasas de tu cadáver
pero sólo la lujuria incandescente
gotea por entre el vidrio
hacia tu cuerpo sediento.
El tumulto de miradas
empolvaron tus prendas
y la muerte tu figura.
La tierra, la lluvia,
el mármol y el deseo
caen en toneladas sobre tus
huesos.

En medio del firmamento
continuas erguida y sospechosa
aunque también de ahí desapareciste.






Tu cuerpo es una vela pálida
que sostiene un baile socarrón,
fuego de dos tintas
atado al hilo de mi añoranza.
El sudor te consume
-sangre muerta
en el hervor de pasiones-
sobre el candelero destendido.
Se iluminan miradas de perversión
en la cada vez más roja flama
sobre el cada vez menos color del cuerpo.
La parafina de esta voz
despide sus últimas gotas
que caen en cascadas
sobre otras velas petrificadas.






Mi cuerpo puntualmente
desciende en espiral
al fondo de la tortura fiel.
Lo quema el sabor del hambre,
clavos apuntalándose
en paredes del estómago;
la pus sacia al sediento que soy
con su enorme balde
hasta ahogar el clamor;
el deseo diorama se disuelve
en una porción de fórmula tímida,
delirio entre venas
hacia la cima del viento.

El sedante nocturnal
desprende los frutos
que cuelgan del sueño;
ella, sin nombre, y yo, sin ella,
somos eso mismo,
las frutas desprendidas
en una noche, en una vida,
alimentadas con dosis miserables
de placer y venenos,
ácido escurriéndose
de los espejos a los
pies.

La gran necedad -necesidad-
por continuarse en límites de la carne
se paga con sobreprecio
pero al fin el valor se vuelve minúsculo
porque bien se cobra: mantenerse
en la gravedad del cuerpo
para tocar otros cuerpos.




DEL INFIERNO AL CIELO:

Polvo de pabilos, de Ricardo Muñoz Munguía

… poesía es espera que mira en la media luz, poesía es abismo en presentimiento de crepúsculo, en espera en el umbral, es comunidad y soledad al mismo tiempo… 

Hermann Broch



Broch afirma que la meta de toda poesía es mostrar la totalidad, la simultaneidad “en que descansa lo eterno”. Por ello, este fenómeno, que nació, creció y se desarrolló con la música para luego separarse y cobrar cierta independencia, es el amanecer de la palabra, que despierta y se asoma al mundo con nuevos bríos y frescos ojos. La poesía auténtica hace que los objetos cotidianos pierdan su carácter accidental, contingente, mecánico, a fin de recobrar su esencia, su singularidad o transformarse violentamente. Víctor Sklovski se refiere a la desautomatización que provoca el arte en general. En palabras de Helena Beristáin, se trata de la emoción estética, del impacto síquico o extrañamiento. Esta sensación revitaliza la mirada ante las cosas, y sólo el verdadero poeta —en el sentido etimológico de creador— es capaz de ex-presar, hacer existir (poner fuera de su esencia a los objetos para conferirles otra, o recobrar su esencialidad primigenia), mediante mecanismos y estrategias —entre ellos, los recursos retóricos— que el artista ha asimilado, de los que se ha apropiado para manipularlos con su libertad e imaginación. Sólo así puede ex-traer a las cosas de sus asociaciones cotidianas y liberarnos de lo que Sklovski llama automatismo: “La mirada de los árboles/ entre los ojos y las hojas/ del ebrio y la prostituta/ nace y muere a diario. El día terminado/ sube su memoria/ a los músculos de las ramas.” Estos versos, extraídos de Polvo de pabilos (2009), último poemario de Ricardo Muñoz Munguía, son un claro ejemplo de la desautomatización del lenguaje, de la transfiguración del vocablo. Las presencias, los objetos se perciben como si se percibieran por vez primera.

            Muñoz Munguía, autor de Amanterio (2005), poemario en que descuella Eros, fuerza revitalizadora del recuerdo y de la vida, sacó a la luz pública recientemente el mencionado Polvo de pabilos que, con sus seis secciones, conduce al lector —Dante implícito— del infierno al paraíso, de la caída al éxtasis, del Tánatos al Eros…  De la enloquecida perra que “arranca trozos de mi pecho/ para alimentar su rabia”, hasta “El principio donde nuestros cuerpos…,/ no son caricias sellándose una sobre otra/ al hacer de su pasión siameses/ que fueron fundidos en su lucha/ para someterlos en un solo grito”. Y si es verdad que, como afirma René Char, “el único dios que puede ser propicio a los poetas es el Relámpago, que algunas veces nos ilumina y otras nos parte”, este último poemario de Muñoz Munguía, es, en efecto, iluminador y destructor a la vez. Ya en el epígrafe que abre las puertas del “Infierno” (título del primer poema), aparece el desgarramiento de las vestiduras y del yo interior. Es claro entonces el descenso a las regiones subterráneas del ser y de la conciencia: “Algo nace dentro del infierno/ algo sin nombre y sin dios/ algo entre llamaradas”. Sin duda, las imágenes anteriores, que también hacen nacer al libro; esas imágenes de “ángeles perdidos” transformados en “espinas encarnadas en frases”; este “bestiario calcinado en la nación del sueño”, son la habitación de algo que nace sin nombre y sin dios: ¿el poeta mismo? “La tormenta acude”, afirma el yo lírico… ¿Se vislumbra el Relámpago de René Char? “Arder el canto”, siniestra sinestesia que da título al segundo poema, es —nuevamente— una visión de descenso, acaso una prueba iniciática. La primera parte se halla tejida de fibras nerviosas, inflamadas en luz y sombra, en crepúsculo, en la clarivigilia (expresión de Miguel Ángel Asturias), que no es ni estar dormido ni despierto, sino en un punto intermedio. Allí, “la muerte mora” y se percibe el “Desorden del alba”: signos negativos que trascienden la palabra y desconciertan los sentidos.

            “Furia de soledades”, primera sección del poemario, desemboca en “Cenizas de silencio”, y éstas en “Lumbre en cálamo”, que continúa su camino hacia los “Rumores de la tumba” para tragar “Bocanadas de luz negra” y llegar, finalmente, a la “Realidad que sueño es”, con el último y más extenso poema del libro: “Paraíso de brasas”. Aquí el fuego, la lumbre, ya no posee connotaciones infernales, pues se trata de versos eróticos:



El principio donde nuestros cuerpos…
no son mis voraces manos hambrientas
deslizándose sobre tus prendas
convertidas cada vez más en carne.
No son las que han de transitar por tu espalda
tornada en dos horizontes
ondeando sus esculpidos valles
en que mis manos se extravían…


            El poeta, ese “arco sobre las cuerdas de la realidad” —a decir de Luis Cardoza y Aragón—, imprime un impulso peculiar a las cosas, mira cómo se consume una vela y es como si contemplara lo efímero y contingente del signo humano. Mira el mar de Veracruz, mas allí observa símbolos que descuartizan los sentidos o los envenenan de oscuridad: un “visitante leproso” con arañas en las manos, “gritos de sangre”, “nervios estrangulados”… es el mar de Veracruz que, al estrellar sus brazos sobre las rocas, se mutila en cada ola.

            Los poemas no concluyen con un signo de puntuación, con un simple punto y aparte, sino con una vela encendida. La última vela del poemario sigue iluminando la zona onírica, pues la poesía es —advierte Novalis— la “religión original de la humanidad”. Por ello el poeta es el creador por excelencia de mitos y religiones; por ello se explica el mundo con esos mitos emanados de su sensibilidad, de sus sueños y pesadillas, de sus angustias y temores, alegrías y tristezas, estados que jamás se miden con el tiempo mecánico de los relojes, sino con la intensidad de la vivencia. La mirada de Muñoz Munguía en Polvo de pabilos es intensa al recobrar, recrear, reinterpretar realidades. En estos “poemas-serpientes hundidos en los sueños”, el poeta no formaliza la forma ni materializa el fondo destruyendo la unidad (fondo es forma), sino que —como lo quiere Johannes Pfeiffer— encuentra el “punto medio en que esencia y palabra se funden”.



Aproximaciones a Ricardo Muñoz Munguía: de los pormenores del asombro, la luz.

Publicado el marzo 6, 2014 de The Mexican Cultural Centre (MCC)
Juan Carlos Recinos

Si se extiende la luz
toma la forma
de lo que está inventando la mirada

JEP 



I

Para Marco Antonio “El Yuca” Murillo.

Poesía, es todo y es nada. Nombra, duda, absorbe, traduce y traslada. El poeta es una voz que  el tiempo moldea en silencio, el poeta es un espejo donde la palabra significa. Polvo de pabilos (K editores, 2009), de Ricardo Muñoz Munguía (Chignahuapan, Puebla, México, 1970), es un libro que de principio a fin deletrea, donde el eco de su voz se difumina en las cosas que designa. Este poemario integrado por seis secciones Furia de soledades, Cenizas de silencio, Lumbre en cálamo, Rumores de la tumba, Bocanadas de luz negra y Realidad que sueño es, advierte la búsqueda de una angustia, que uno como lector ve desplegarse en el primer poema de este libro: 


Algo nace dentro del infierno
algo sin nombre y sin dios
algo entre llamaradas.
Escucho.


El poeta en estos primeros versos, entreteje el paisaje de su alma y traza, con notable oficio, la geografía que experimenta cada poema como un sol de nadie.  Convierte los versos en un festín de palabras  que cincelan el asombro, fluye con naturalidad. Muñoz Munguía asume su oficio con tal intensidad y nos dice:


Crepúsculo donde la muerte mora
es inicio del fin de algo, de lo que deja de ser.


Los elementos perfectamente visibles en los ojos del poeta, iluminan estas páginas, gobiernan con buena poesía y verifican de manera eficaz todo aquello que ha sido nombrado y que nos interroga. Furia de soledades la primera parte de este poemario es un testimonio donde el poeta busca permanecer, donde su risa en lugar de llanto, es una flama invisible. Los poemas de esta sección contienen diálogos con voces simples, condición que permea en todo el libro como una comunión, no como consigna. Aquí el poeta rezuma su muy particular manera de transcribir el mundo. Cenizas de silencio expresa, exacta y legiblemente,  una música natural, digamos que el misterio es un signo frágil, al cual  el poeta da respuesta: Al pabilo lo sembraron / entre sangre nocturnal, / veladora de alientos silenciados. Se podría decir que aquí reza cierta fuerza expresiva y original que permite ver una mínima porción del mundo del vate. Lumbre en cálamo y Rumores de la tumba, son dos apartados de Polvo de pabilos, donde en el goce del texto, por simpatía con la poesía o por un esfuerzo en particular, uno se acerca de manera espontánea a un poeta que sabe comunicar y decir. Poemas que son frutos maduros y de los cuales se sabe, es una virtud de pocos redondear la hazaña epifánica, donde se reconcilia la realidad y la textualidad que tensan la experiencia que se establece a manera de una revelación poética: 



*

Sólo los muertos
recorren con libertad
los sueños,
no tienen obligación de despertar.


*


La casa conmigo escapa en el rumor nocturno,
tiempo en que los sueños iluminan la sombra.


*


En Bocanadas de luz negra uno asiste a un mundo pausado por el asedio de la materia iluminada, a un enjambre de relámpagos que habitan estas páginas y que buscan establecer un juego con la memoria.


Tiempo sostenido en la maraña
del visitante leproso,
recién desembarcado en Veracruz.
Le vi arañas vivas en sus manos,
hilos que eran gritos de sangre,
nervios estrangulados
sobre la piel bañada de sufrimiento.
El hombre me respondió lo que deseaba saber
a pesar de no hacer la pregunta:

“He venido para que mutilen mis manos”,
y apretó los puños.

Se fue.


Las palabras caen y testifican en su descenso, la restitución del tiempo, tiempo finito e infinito que da identidad al mundo en un punto de inflexión entre cada una de las secciones que integran este poemario. Asombro que alcanza su punto más alto en Realidad que sueño es sección donde un solo poema Paraíso de brasas vibra como una resonancia cautivadora. 



El principio donde nuestros cuerpos…,
tampoco es tu mirada
que posas al fondo de mis ojos
cuando las bocas abren sus horizontales puertas
y dejan a solas el tremendo ataque de las lenguas
besándose con todo su cuerpo,
batiéndose entre la sangre del deseo,
haciéndose cada vez más fuerte una y otra
conforme el dragón salival les concede brío y calor.
Sin embargo, siguen sostenidas
a pesar de sus esfuerzos dados por el dolor del deseo;
no podrán arrancarse para dar nuevos frutos en otra boca,
pondrán su sabor en la falda de tu pubis
y trazarán, como si de una ciudad se tratara,
caminos a lo largo de tu cuerpo,
rumbos que sólo míos habré de recorrerlos
en este instante en que tu nombre
hace sudar mi lengua


La música emotiva que se desprende logra una atmósfera definida, precisa y altamente expresiva, donde un mundo múltiple y diverso, asombra  por la paciente construcción de una voz que devasta la noche con una fluidez y un pensamiento único. Cada una de las partes que componen este libro, abren un diálogo distinto  sin escisión  en la totalidad de la misma. Cobran forma en los fundamentos del espíritu humano, donde nombrar es una verdadera  prueba de amor y fe en el poder de la palabra.



II

La palabra alude a un mundo natural, reactiva la memoria en ecos que se apoyan en los recuerdos que laten al paso del tiempo. No hay tema que no pueda ser poesía. Ricardo Muñoz Munguía en Melodías del suplicio, pareciera querer demostrarnos en los poemas que integran este libro, que la palabra, misteriosa e iluminadora, es un acto de conocimiento en la inmediatez de la creación poética. Este poemario integrado de 4 secciones, Sacrilegio de cicatrices,  Estuario, Plegaria por las ciudades y Luciérnagas núbiles, se abre como una rosa de los vientos, cada apartado apuntando hacia un rumbo determinado por el poeta. La fluidez con la que se despliegan los poemas, su secreta fugacidad y la eficacia con la que rebasa la simple experimentación es una factura precisa que aparece con toda naturalidad en quien hace de la poesía su propio periplo:


Busqué en toda mi vida
una frase para mi epitafio,
que me definiera como escritor,
pero sólo encontré fantasmas dictándome.



Este fragmento que cito de Sacrilegio de cicatrices, revela el desafío del poeta hacia el tiempo, la meditación inusitada para convivir con algo deliberadamente ambiguo: la muerte. Toda la imagen poética contenida en este palabra, vivifica una experiencia de vida, tan real como palpable, que establece un juego de múltiples voces, que se abisman y contradicen, pero que en el diálogo contienen la reflexión en el universo del lenguaje propuesto por el poeta. En Estuario, uno asiste a una celebración donde la palabra cobra  la forma del deseo, uno testifica que el cuerpo es entonces lo sagrado y que la primera razón de su validez no reside en la propia experiencia, sino en el mundo creado a través del ejercicio poético:



He visto mi cuerpo
seguir
sus pasos
sin mí,
y desde tu casa le grito que no se vaya
pero se va
y así, huérfano,
me defiendo a vivir en ti.



El tono armónico que Muñoz Munguía resalta en este conjunto de poemas, reafirma su constante convicción de su ejercicio creativo, de su mirada que, como lo indica el título de esta sección Estuario, en la fluidez hacia la desembocadura, se asume el asombro de la muerte como una variación de la memoria y el olvido. Pacto que se inicia bajo el árbol que vivifica lo sagrado:



¿Dónde más?, sino tu boca
sea el mejor sitio donde me guardo,
que si de ahí me arrojas
le arrancaré la lengua a tu corazón frío.



Una mirada penetrante como la del poeta, sabe hallar los asombros de la vida, iluminarlos, reconocerse en ellos. Su oficio es nombrar, dar testimonio de lo que transita en su escenario lírico. Y parece ser que Muñoz Munguía asume el quehacer poético con su palabra precisa, no otorga concesiones en sus construcciones verbales:



El sabor sepia que en ti deja
esta figura mía, es para que el silencio
con sus activos acentos brote
a mitad de la navegante noche
y te exclame la onomatopeya
del tic-tac golpeando en tus puertas
con el aroma de mi nombre.
En palmas de tu mano
se desmembra la razón,
entonces resbalan voces ocres
que van dando color
al camino rugoso
por donde he venido
hasta tu hermosa casa.



Nada queda al azar, todo se hilvana de una manera sabia y serena. Todo lo que es misterio se nombra. Como un itinerario, la rosa de los vientos nombra las emociones palpables de la noche, nombra y fundamenta. En Plegaria por las ciudades y Luciérnagas núbiles, las melodías a las que el autor alude  en el título del libro, producen correspondencia cuando dice:



La marcha hacia mi ciudad es lenta,
raíces nacientes del orbe de sueños
van a la cima de la montaña de tinieblas
donde mis pies escapados de la lumbre
dejan su desnudez y su rastro sobre rocas
en que cimenté mis infortunios reacios.



Pareciera que el poeta no sólo construye un libro de poemas, las sonoridades que surgen de sus textos, parecieran pequeños universos vivos, que se suceden con inquietante delicadeza, como olas, van dejando su huella para que cada uno entreteja su propio universo: 



SEMILLA DEL DÍA

Al abrir el puño una parvada de golondrinas
escaparon veloces hasta perderse
en el voraz horizonte que tragó el plumaje
de la breve biografía de la primavera,
donde dibujaron el rumbo del tiempo muerto
formando con su vuelo terco y desordenado
frazada para las rudas caricias sobre cicatrices,
las que muerden la carne hasta sangrar el olvido.
Las horas primeras lamen el cielo
sobre el alba soñolienta
en el naciente desafío del día.
El canto de luz ha subido inclemente
a la derrota de los pies solitarios,
imperio de la sarna de mendigos y
huellas de acaudalados malditos:
eternamente hambrientos hombres de oro
eternamente desmoronadas mujeres de plata
que no demoran su bandera sagrada,
de colores insulsos acuñados por falsas monedas.



Ricardo Muñoz Munguía, es un poeta que define el acto poético como una celebración muy rigurosa, donde prestigia la experiencia en  ejercicios muy depurados, que proyectan multiplicidad, pero a la vez, son una ventana a la memoria, esa en la que se reivindica la sensibilidad y la inteligencia de quien sabe sentir el mundo. Para el poeta, la enseñanza es un secreto:



donde la pasmada razón prismática
es gota enredadera sobre paredes
que cobardes y valientes trepan
conforme la generosa muerte
los bendice con el vasto beso
que incendia el vigor turbulento.



Nota del editor: Texto leído en el marco de la XXVI Feria Nacional del Libro de León (FeNaL), México, 2013. Se publica en el Mexican Cultural Centre con la autorización del autor y la FeNaL.









JUAN MANUEL REYES MANZO [14.610] Poeta de México

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Juan Manuel Reyes Manzo 

(La Paz Baja California, México 16 de Agosto de 1980) Licenciado en Administración de Empresas por el CETYS Universidad Campus Mexicali. Cursó un semestre académico en el año 2001 en la Universidad de Barcelona, España. Ganador en el 2009 del Premio de la Fundación Pedro F. Pérez y Ramírez en su categoría Poesía Jóvenes (Mexicali) con el Poemario LA VIRTUD DE LA MONTAÑA Y VERSOS SOBRE LA RABIA DEL FUEGO. Coordinador del Grupo de Lectura Poética EL ALBERGUE DE LA ESTROFA. Material Poético suyo ha aparecido antologado en el libro DELTA DE VOCES y en revistas Literarias del Norte del País tales como ESTEPA DEL NAZAS, YUBAI, ACEQUIAS, ARQUETIPOS y ADYNATON.




MOMENTO DE ABSORCIÓN

Por segundos
el horizonte es una esponja
que chupa miradas
como espejo
se llena de ojos
avisa al mundo
que el sol se intimida
que su luz se achicopala:
que inexorable
viene la noche puntual





FERRARI

La fe es como un auto de carreras
se puede escapar muy rápido y sin ser vista
puede morir después de un accidente





NARANJAS DULCES

Toda mi jornada se resume aquí
contigo
recién salida de la regadera
hidratando la loseta
de agua con sabor a piel
pensando cómo colarme entre tus piernas
acostarte sobre esta cama
que te extraña
para depositar en ti todo mi día
penetrar tu frescura con cansancio
con amor a las once veinte de la noche
Toda tu jornada se reduce
a decir lo bien que te cayó el baño
que hoy no toca
que lo sientes
y que dejaste fruta fresca sin semillas
ya partida dentro del refrigerador





TU CUERPO LA VOZ

Es cierto
rompe el alba
pero si callamos
hablarán entonces
nuestras otras voces
la de nuestros ojos juntos
volteando hacia un desfile de colores
la de nuestras narices subyugadas
ante la ruina del olfato
la de tu lengua
la de mis dedos
la del abrazo en el que nos fundimos
después del amor
y antes de prender el televisor





CON LA BOCA LLENA

No vengas a decirme
que todo va a estar bien
me atraganta tanto atole con el dedo
vamos dejando mejor
que como crema blanca
y por todo el cuerpo
se nos embarre la verdad
desde el cabello
hasta el gordo del pie
que de nosotros
no quede rincón ni lunar
carente de aderezo
dejemos que a la puta de la duda
se le haga agua la boca







ALBERTO QUINTERO ÁLVAREZ [14.611] Poeta de México

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Alberto Quintero Álvarez

Nació en Acámbaro, Guanajuato, México el 12 de junio de 1914; murió en la ciudad de México el 20 de agosto de 1944. Poeta. Perteneció a la generación de Taller. Fue argumentista, adaptador de cine y publicista.

Obra publicada

Ensayo: Tres ensayos de amistad lírica para Garcilaso (colectivo), Taller Poético, 1936.

Poesía: Saludos de alba, Diana, 1936. || Nuevos cantares y otros poemas, e.a. 1942. || Poesía y prosa, Gob. del Edo. de Guanajuato, 1979.





Mario Calderón nos presenta la siguiente nota sobre el centenario perdido del poeta Alberto Quintero Álvarez. Escribió dos poemarios: Saludo de alba en 1936  y Nuevos cantares en 1944. Perteneció a La Generación de Taller y fue correligionario de Octavio Paz y Efraín Huerta. Murió a causa de los estragos de la influenza.


Salvador Novo lo describe y  escribe sobre el valor de su poesía en la revista “Mañana”:

“Recuerdo a Alberto Quintero Álvarez, cuando hace algunos años iba a verme a la casa de Pánuco: pálido, de pequeña estatura, poco locuaz. Quería que yo guiase los suyos cuando yo daba los propios primeros pasos míos por la publicidad comercial, y en algunos de esos trabajos, me ayudó con inteligencia.(…)Debo de tener por ahí su libro de poemas, prologado por el Doctor González Martínez; versos limpios, depurados, de la mejor inspiración, que solía leerme. Y recuerdo que también un día me llevó a comer con su familia, en una pequeña casa enclavada en los viveros de Coyoacán en el que entonces no imaginé residir jamás. Evoco ahora aquella mesa cordial, presidida por sus padres, en quien se adivinaba la satisfacción de adorar a un hijo poeta, y la dicha de una familia numerosa y joven, en alguna forma emparentada, o a punto de emparentar entonces, con el hijo del escultor Ponzanelli. Su padre había comprado un cochecito pequeño de esos europeos en que parece que no va uno a caber; pero una vez dentro de los cuales, advierte que a los grandes les sobra en ostentación lo que a ellos les basta en comodidad; y cuando Alberto lo manejaba, con sus hermanos o con su padre dentro del pequeño coche, como que en él lo que hacía era viajar la mesa o el saloncito, cordiales y felices, en que pasé una tarde cerca de la familia ejemplar del joven poeta”.

Dice Enrique González Martínez en la presentación de Saludo al alba: “Todo el libro es paisaje interior, o, mejor dicho, persistente cambio entre el mundo sensible y el alma”.

En cuanto a su poética, Alberto Quintero Álvarez parece creer  en el valor del poema únicamente como símbolo estético con un significado y su significante muy pulido, sin que intervenga la posición política, sin compromiso. Por esa particularidad parece creer en la poesía pura, no en el Modernismo porque no arrastra lastres mitológicos, de aristocratismo o de cursilería. Algunos años más tarde, en 1956, Juan Ramón Jiménez, el máximo cultivador de esa corriente poética sería galardonado con el premio Nobel.

Estos son algunos de sus poemas:



EL OCASO

La tarde se encanta de oro
sobre el piélago,
cuando los árboles lejanos y húmedos
han guardado en sus cuerpos el viento.

Las nubes se tienden hacia la noche
y ondulan el suave perfil de los cerros
en viajes que todavía recuerdan
la curva lenta de su misterio.

¿Será el humo que viene de los pajares
En el largo ladrar tardecino de los perros?




Poesía invertebrada 

VI


Aletea la primera
mañana del otoño,
en el aire de hielo de su campo.
En el azul estéril,
sol de ángeles tempranos,
y en el viento, la ausencia
de trigales y de árboles.
Todo limpio en el vuelo
trazado de los patos;
madurez de maizales
llanos, lirios y lagos,
en el aire que hiere
de frío nuevo, de ángeles y campo.




XVI

En la mañana
soledad de geranios,
tu voz núbil y alba.
En la tarde de estío,
tu voz oscura, tu voz cansada.

Al caerse la cueva
Negra de árboles y albahaca,
tu voz todavía, lenta,

honda y más ancha,
como un río grande que murmura,
tu voz, al fin: ¡Anchura de agua!





VERANO CLÁSICO

La línea de tu nieve
tiende todas las voces de tu manto,
el aria de tu viento
acelera las flautas de los campos;
hay un aire que hiere,
sobre el extenso abrazo de los fresnos,
el agua de sus cántaros,
y contenidas sombras que detienen
el espeso verano.
Curvos caminos grises se suspenden
en silencio que espera
torrentes sobre el fruto de la tierra
donde un húmedo amor alza mi canto.



BIBLIOGRAFÍA

Quintero Álvarez Alberto, Saludo del alba, Diana, México, 1936.

Quintero Álvarez Alberto, Nuevos cantares y otros poemas,  talleres de Artes gráficas y Comerciales, México, 1942.






MUAHMMUD IBN AL-MAHAD [14.612]

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MUHAHMMUD IBN AL-MAHAD 

Siria

El poeta uruguayo-mexicano Saúl Ibargoyen ha presentado, traducido y anotado la poesía un poeta medieval de lengua árabe, Muahmmud Ibn Al-Mahad, presuntamente nacido en Damasco y cuya vida rondó el año 1287. En un ejercicio de heteronimia, el traductor explica sobre estew poeta que “Sus poemas son, “fragmentaciones deliberadas, con las que este antiguo modernista trataba de demostrar lo inacabado de cualquier empresa humana”. El libro fue publicado por Praxis.


UN POETA MEDIEVAL DE LENGUA ÁRABE CASI DESCONOCIDO


Introducción al libro Cantos a la amada de MUHAHMMUD IBN AL-MAHAD (Presentación, versión al español y notas de Saúl Ibargoyen)

Mucho me ha sorprendido esta traducción que se presenta ahora de un poeta medieval de lengua árabe que yo apenas conocía. En alguna ocasión creí escuchar su nombre de labios de mi maestro de letras Yosef Ibn-Utman, en mis años de juventud escolar en Casablanca. Luego, al amparo de las complejas gestiones del azar, recogí algunos de los cantos de Muahmmud Ibn Al-Mahad, acompañados de información no suficiente, aunque simplemente dudé -¿por qué negarlo?- de su existencia en términos de realidad física.
Tiempo después, la intervención, inexplicable por su origen, de dos o tres amigos especializados en lengua y cultura islámicas, y viajeros casi como Jaldúr, me permitió contactar al poeta de lengua española Saúl Ibargoyen. Eso fue en Uruguay, en días de fuego estival. Como se interesó hondamente en la poética y la elusiva figura de Al-Mahad, logré alcanzarle no sólo los materiales antes referidos, sino otros más amplios que le permitieron iniciar una costosa labor de traducción.
Mis conocimientos del español (adquiridos en el ámbito sahararaui) no es lo bastante completo como para que pueda esbozar una crítica del trabajo efectuado por Ibargoyen: pero doy fe de que su esfuerzo de años ha sido casi infinito. Aquí están los cantos, aquí está la amada, aquí habrá ojos que lean, corazones que canten en la lengua elegida. Alá es grande.

Iskander Oman Ibn-Hamed




PRESENTACIÓN DE CANTOS A LA AMADA DE MUAHMMUD IBN AL-MAHAD (1)

La información que hasta ahora se ha reunido sobre la vida o las vidas de Muahmmud Almahad o Al-Majd y, como sucede con la referida a diversos poetas de todas las épocas -recuérdese a mi compatriota Duccase-Lautréamont o a la nipona Mishiko Hado, por ejemplo, resulta también confusa y contradictoria. Algunos comentaristas señalan su fecha de nacimiento (fecha incompleta, claro) en 1258, en Bagdad; o sea, la hacen coincidir con la destrucción de la ciudad por los mongoles. Otros, apoyándose en aún más dudosas documentaciones y en tradiciones literarias e historiográficas no totalmente investigadas o establecidas, ubican la fecha como más próxima a los finales del siglo XIII, en casi coincidencia con la séptima cruzada.
El presunto lugar de su nacencia sería Damasco, aunque Ibn al-Letif Khaldun Aziz, en su inconcluso Tratado de las figuras planas y esféricas del mundo, sugiere que “un cierto Al-Majd, poeta, filósofo y físico de pensamiento extraviado, recitaba (cantaba) sus versos por las apretadas vías y el zoco de su natal Juan de Acre, c. 1287 (1)”.
Sería ocioso, pues, insistir sobre los temas o anuncios relacionados con su origen, pero se supone bien, sí, que fue viajero de los múltiples rumbos de décadas entreveradas y no siempre felices para la causa de diversas dinastías islámicas.
Al-Mahad parece haber residido cerca de El Cairo (donde seguramente admiró más la intraducible mirada de la Esfinge que la sobriedad arquitectónica de Al-Hákim); tal vez vivió en Damasco (donde la contemplación de las decoraciones musivarias de la gran mezquita Aljama lo convenció, contradictoriamente, de la ineludible fragmentación del cosmos); quizás habitó en Rai (donde disfrutó seguramente de las piezas de loza con su exacto vidriado verde y azul); es probable que radicara en Sevilla (donde los artesonados del alcázar lo alejaron, sin duda, de sus ideas de un centro único del universo perceptible); se detuvo en Samarra (donde, desde un alminar del período abbasí, midió la imposible distancia de todos los desiertos; viajó por el Languedoc (donde pisó con sandalia fugitiva la cantante sangre cátara, ya borrándose de los caminos de Albi, Toulouse y Montpellier); fue huésped de Granada (adonde llegó antes de que nacieran los leones de la Alhambra).
Para guiarse en sus multiplicados viajes, hay fuentes que aseguran que Al-Mahad utilizó una copia reducida del gran mapa mundial que Abu ‘Abd Allah Muhammad B. ‘Abd Allah Ibn Idris, autor del famoso Kitab al-Rugari y más conocido como Al-Idrisi, había dibujado sobre “una mesa de plata” en 1154. Cierto o no, el poeta dijo cierta vez que “los mapas copiados son como las silenciosas metáforas de una metáfora silenciosa: debes buscar su sonido en otra parte”. Eso era para él, sin duda, la repetida experiencia de viajar.
Se supone también que murió en Samarcanda (la Markanda de Alejandro Magno). Cuando eran “muchos sus días y más oscuras sus noches”, con “la fatiga de tanto polvo y de tantas espumas en su cabeza”, y bajo las renovadas, aunque ya más débiles persecuciones de sus enemigos literatos, religiosos y políticos. La fecha de su óbito es, por supuesto, incierta; probablemente llegó a vivir bastante más de 80 años terrestres, cifra desmesurada para aquellos tiempos y considerable aún para los actuales.
Se piensa, de acuerdo con los rasgos aún perceptibles o interpretables de su personalidad, que Al-Mahad haya dado lecciones de la religión islámica (sobre el Corány los hadices y la tradición o sunna), apoyándose en el criterio de awalameh (inclusividad mundial), y de una nueva y polémica preceptiva poética (en atrevido verso libre, con rechazo de los 16 metros codificados por al-Jalil, las combinaciones de los ocho pies y el recurso monorrimo y de rima alternada), cuando se planeaba la construcción de la exquisita cúpula de Sah-i Zinda. Anteriormente, a su paso por Jerusalén, habría enseñado los mismos temas -siempre desde su muy específico punto de vista, del que jamás claudicó- debajo de un grupo de palmeras situado al sur de la mezquita Umar, sobre la Santa Roca. Sus enseñanzas, aunque él nunca se reconoció como maestro de nadie, estuvieron vinculadas, a partir de la segunda mitad de su vida, con elmisticismo islámico: el sufismo o el sufiya.

De este movimiento espiritual tomó, dialécticamente, sus propensiones metafísicas y su concepción de vivencia individual de la revelación coránica, añadiéndole una especie de combate interior entre la Hakika (verdad) y la Chari’ia (ley), del que resultaría un ascetismo espiritualizado por la unidad erótica mujer/ amada=hombre/ poeta, en busca de la unicidad cósmica; unidad concebida sólo por acuerdo entre la justicia divina y la justicia de la historia. Curiosamente, esa visión de lo femenino parece muy ligada al concepto de musa, que desde la violenta diosa Inanna y Nidaba-Shid -divinidad sumeria de los escribas- hasta hoy, pasando por Ishtar, Astarté, Afrodita, Venus, la Diosa Blanca y otras, ha tenido tan diversas interpretaciones. En Al-Mahad dicha concepción, que asimismo contradice la creencia de que el poeta era inspirado por los genios (yinn), se da casi siempre en un ámbito de ensoñación sensorial o de dialéctico abandono.

Se sabe, más que se sospecha, que en ciertas ocasiones Al-Mahad bebió un vino mejorado con canela y menta -mezcla ideada por él mismo- y, también, la áspera cerveza de Suster, elaborada con base de antiquísimas recetas sumerias, que el poeta decía haber recuperado: “En tablillas rotas que encontré, pude alcanzar sabores y espumas”. Pero, desde poco más de la mitad de su existencia, sólo bebía discretas cantidades de agua filtrada entre móviles arenas, de linfa de coco en maduración y de “dulcísimos jugos de velluda y oscurecida mujer” (2).

Al-Mahad usaba jarras y vasos de vidrio soplado, de cristal de roca o de bronces damasquinados o solamente la boca “como una vasija sedienta”. Esta afirmación suya derivaba de que nunca había dejado de recordar la sed y el hambre de todos los insatisfechos recipientes que el ser humano utiliza.

Según varias fuentes documentales, no del todo confiables, sus vestidos eran generalmente sencillos, aunque en ocasiones recurría a túnicas confeccionadas con costosas telas bordadas con hilos de oro sudanés, nunca con hilos de plata, ni tampoco con inserción de perlas, piedras preciosas u otros adornos. Al-Mahad gustaba viajar en camello para desvanecer las distancias más largas, pues “el ritmo de ese animal lo unía a las respiraciones del mundo y al susurro del tiempo en medio de los aires que habitan en el viento”. También viajaba a caballo, al que consideraba una bestia “superior a cualquier califa o mercader”, y “cuya carne no debemos comer, porque no fue generada en el desierto y algún día su destino será el vuelo”.

Conocía, seguramente, en razón de una angustia por el conocimiento y una desazón por la propia fugacidad (heredada, quizá, de Gilgamesh), las obras insoslayables de Mizam al-Hikma, Abdal al-Latif, Ibn al-Nafis, Muhammud al-Shafra, Ib Rusch, Jabir Alfah, Nasir al-Din al-Tusi, Umar ibn Al-Farid, Ibn Sina, Ibn Guzmán, Al-Hallaj, Ibn Arabi (“uno de los mayores teósofos de todos los tiempos”) y otros. Puede afirmarse que leería o escucharía, aún parcialmente, muchos escritos de Chrétien de Troyes, Nizami, Bernardo de Tours, Occam, Petrarca, Fazallah, Dante, Marsilio de Padua, Guillermo de Poitiers, Abelardo, Béroul, Thomas, Peire Cardinal, Philippe Narbona, Don Dionis, Alfonso X, Martín Codax, Gil de Saint-Hubert, etcétera.

Muhammud Ibn Al-Mahad o Al Majd ofrece, en las pocas piezas que han permanecido de una obra sin duda muy vasta (que incluye tratados de álgebra primaria, agricultura, ingeniería militar, filosofía, gramática, versificación y astronomía), severas dificultades a los traductores más experimentados y eruditos. Este poeta islámico a pesar de sí mismo, que no escribió sólo en la lengua del Corán, insistió siempre en significar el valor de las vocales largas en contumaz búsqueda de nuevos ritmos, más ajustados a sus apetencias fonéticas y a su mero modo de respirar (“el aire del mar/ la brisa del río/ el soplo de la montaña/ los vientos del desierto/ tienen distintas fuerzas y olores/ para llegar a los distintos sitios/ que ocupa tu corazón”).
Sus poemas, que él denominaba capítulos, cantos o canciones, no siempre están completos; el traductor que firma esta presentación sospecha que se trata de fragmentaciones deliberadas, con las que este antiguo modernista trataba de demostrar lo inacabado de cualquier empresa humana, y quizá para que sus irascibles enemigos no pudieran acusarlo de pretender la duplicación o la modificación de los versículos coránicos (“los frutos de Allah no serán modificados ni tocados en su esencia ni en su apariencia por las manos pasajeras de los hombres”).



Notas



(1) c. 1287, subrayado en el original y en la versión francesa de Roger Emile de Belges,Livrairie de la Croix, París, s/f, p. 39.
(2) Las citas entrecomilladas de versos corresponden a la colección de Cantos del desierto, compilada entre 1893 y 1914 por Karl Eisler Harnack, Leiden, 1929.



En el Libro venido de lo alto
también está escrito el silencio
del ardor que cruza por tu pecho.
Ama a la amada con ese silencio
y el Libro tendrá
nuevas palabras para ti

(Al Mahad 52).




Debes amar de tu amada,
los espacios que ella extiende
entre los dos: todo puede caber ahí,
como un bosque creciendo
de una sola semilla.





Esta noche en mi tienda he viajado
por fuera y por dentro
de las formas tangibles de la amada.
No diré sus primeros nombres:
ella duerme ahora entre olores sosegados.
Debo, pues, callar nuevamente:
¿Qué otro modo de nombrar
al siempre Altísimo,
al que no conoce ni alturas
ni abismos?






No entregues a la amada
brazaletes de cálido metal
en alabanza de sus brazos
ni collares de precio exagerado
para elogiar así su cuello
y no salgas al desierto a luchar contra el demonio
para simple halago de su ánimo.
Los bienes mundanos se desvanecen pronto
y sólo el Altísimo puede vencer
al Satán que respira en tus pulmones.
La única prueba de tu amor
eres tú mismo:
Límpiate los muslos con arena
y lava tus versos con sangre.







No hables de tus sufrimientos
a la amada cuando estés ebrio
de vino de palma o de cálido deseo
porque no comprenderás tus propias palabras
que también habrán de embriagarte.







No ames a la amada
solamente con las caricias de la piel
porque entonces tu práctica de amor
obtendrá nada más
que un placer sin fe.






Debes nombrar con nombres diferentes
uno por uno los cabellos oscurecidos
de la amada: hazlo con la misma paciencia
con que aprendes poco a poco
los versículos del Libro
venido del cielo verdadero

(48).






Cuando toques la espalda de la Amada
como si fuera una región del desierto
nacida de arenas dulcísimas,
que tus manos sean luminosas
de igual modo que la blanca mano
del Profeta cuyo nombre está
en los Libros venidos de la altura

(Cantos, 50).





Ama a la amada
sin las obligaciones mundanas del corazón
Ámala sin sobrepasar los límites
que ese propio amor señala.
Debes amarla sin los gestos
que la tradición convoca.
La amarás omitiendo lo que ni ella
ni tú puedan comprender.
Así podrás desearla
a pesar de tu pasión

(Cantos, 54)





Debajo de la primera piel de la amada
puedes lamer con tus menguados ojos
algo apenas de la hermosura de sus huesos:
pétalos transparentes
que una suavísima sangre sostiene.
Por qué esos pétalos ahí, te preguntas.
Por qué envueltos en tan cálidas sustancias
que al igual que un mugiente cuerpo
fueron forjadas con agua y con tierra.
Te preguntas quién se abrazará
a esos pétalos blancos,
quién entre su aroma quemante
habrá de nacer y morir.
Al-Mahad escucha las voces:
para qué te exiges ahora una respuesta
si jamás pudiste contestar una sola pregunta

(Al Mahad, en Ibargoyen, Cantos, 85).


RAFAEL SAAVEDRA [14.613] Poeta de México

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Rafael Saavedra 

(Tijuana, México 1967 - 17 de septiembre de 2013) fue un escritor mexicano, colaborador para las revistas Letras Libres, Generación, Moho, Nexos, Replicante, Picnic, entre otras publicaciones y diarios, así como sitos en Internet.

Obras literarias

Border Pop (periodismo cultural, Premios Estatales de Literatura ICBC 2012).
Crossfader 2.0. B-sides, hidden tracks & remixes (relatos, Nortestacion Editorial 2011).
Beyondeados (libro de fotos, Clicka Press 2011).
Crossfader. B-sides, hidden tracks & remixes (relatos, Atemporia Heterodoxos/Nortestacion Editorial 2009).
La gente se droga (relato, Crunch 2006).
Lejos del noise (relatos, Moho 2003).
Buten smileys (relatos, Yoremito 1997). Primera reedición en Libros Malaletra 2011.
Esto no es una salida.Postcards de ocio y odio (relatos, La Espina Dorsal 1996). Primera reedición en Nitro Press 2012.
Antologías

Fronteras Adentro. Cuento de Baja California (1996-2010). Prólogo, selección y notas de Humberto Félix Berumen. Universidad Autónoma de Baja Calfornia, 2012).
Tijuana Dreaming. Life and Art at the Global Border. Edited by Josh Kun and Fiamma Montezemolo. Duke University Press, 2012).
Tijuana en 120 palabras. Libros Malaletra / Nortestación, 2012).
Lados B. Narrativa de alto riesgo. Nitro Press, 2011).
Nos vemos a la salida. Cuentos de jóvenes escritores para jóvenes lectores. Compiladora: Maira Colín. Colección Literatura Juvenil en Selector, 2011).
Dulces batallas que nos animan la noche. Antología del Encuentro Nacional de Letras Independientes 2006-2011. Compiladores: Alejandra Quintero, Francisco Valenzuela y Oscar Quevedo. Morelia, 2012).
Sólo Cuento. Año 1 Tomo 1. Antología de cuento latinoamericano". Rosa Beltrán: prólogo; Alberto Arriaga, selección y notas, Dirección de Literatura, UNAM, 2009).
La cresta en movimiento. Antología de contracultura en México. Generación Publicaciones Periodísticas, 2009).
Sin límites imaginarios. Antología de cuentos del norte de México. Prólogo, selección y notas de Miguel G. Rodríguez Lozano. UNAM 2006).
José Agustín. Diez años por la contracultura. Memorias del IV Congreso de Contracultura. Generación Publicaciones Periodísticas, 2006).
Los mejores cuentos mexicanos (Planeta/Joaquín Mortiz, 2006).
Memoria del Primer Congreso de Contracultura. Generación Publicaciones Periodísticas, 2004).
El margen reversible. Narrativa (IMAC Tijuana, 2003).
La ciudad escrita. Antología de cuentos urbanos con humor e ironía. Selección y estudio preliminar de Lauro Zavala. Colección Minimalia en Ediciones del Ermitaño, 2000).

Publicaciones

Ha editado los siguientes fanzines y revistas independientes. Su primer fanzine, Psychocandy aparece en 1985; en 1991, DJ Tolo se une para editar El Centro de la Rabia, que proponía en sus textos ideas para otra generación. Un par de años más tarde, en 1993, surge Velocet cuyo lema era "Agitación y revival" enfocado en la música electrónica, la cultura alternativa y la nueva narrativa. En 2005 edita con Sergio Brown Radiante, publicación de medios, cultura y sociedad . Sus textos periodísticos y literarios han aparecido en revistas (Generación, Moho, Nexos, Letras Libres, Replicante, Picnic, Viceversa, Quo, Complot Internacional, Zona de Obras), suplementos (Laberinto, El Ángel del diario Reforma, entre otros) y decenas de sitios en Internet.

Música, radio y DJ

Ha producido los programas de radio alternativos Sintonía Pop 1987-1991, Selector de Frecuencias 2001-2011 y desde 2011 La Zona Fantasma, especializado en música post-punk, indie-pop internacional, weird new wave, spanish pop, italo-disco, twee-pop, early punk y electro-pop. En su faceta de DJ es conocido como rafadro. Ha actuado como telonero de bandas como Aviador Dro, Stereo Total, Ana D, Adanowksy, Casiotone for the Painfully alone, Pigmy, The Whitest Boy Alive, entre otros. Mantiene un proyecto no-musical llamado Arnik Family a base de samples y loops. Es autor de la frase "Tijuana makes me happy", hecha famosa al ser utilizada como título de una canción de Fussible de Nortec Collective .




Nada(s). Rafa Saavedra

Y la experiencia se reduce a un proyecto de interés social
Y ya no hay estribillos a seguir en nuestro corazón karaoke
Y la situación está en gronecolo
Y todo cae o vuela sin apología ni dogma
Y lo que se dice/hace es un loop de Copy & Paste
Y debes alejarte del ruido
Y no quieres hacerlo pero no hay otra opción
Y lo único que queda por hacer es olvidar lo vivido
Y dejas de creer que la sinceridad no es cruel
Y la ilusión es una mascota que al poco tiempo se muere
Y el sarcasmo del adiós es una conclusión en sí
Y los problemas activan mecanismo de fragmentación
Y las cosas pierden el poco sentido que un día tuvieron
Y nadie atiende el último mensaje de ayuda
Y todos se han ido buscando pelea
Y la ironía del momento se reduce a un “Ni entonces hoy”
Y no queda ni un puta verdad por (des/re)conocer
Y la vida es solamente una palabra de cuatro letras
Y no puedes transitar por ella sólo deseando
Y confirmas que el futuro es lo de menos
Y a veces salimos con ganas de fiesta
Y el beber nos confunde en el valor de su premisa
Y la euforia contradice lo que en verdad acontece
Y te cansas de tanto afterhours y breakups
Y tú quieres parar por un instante
Y preguntar so angry: ¿cómo hacer para ser feliz?
Y qué importa si la frivolidad, insisten, es el enemigo a vencer
Y si decidimos disfrutar de su itinerario con alegre pesimismo
Y descubrir que nuestra adicción más fuerte es la soledad
Y sólo queda, como último recurso, vivir el presente de bajo y batería
Y te das cuenta que si no nadas, pierdes el control
Y cuando lo pierdes, jodes todo
Y eso es peor, así que nada(s)





Lejos del noise

Estoy viviendo una época de progreso,
estoy a punto de marcharme a conquistar la suburbia de ensueño,
estoy viendo mi cara en la tele,
estoy abstraído por los comerciales populuxe;
estoy casi en brama,
estoy dispuesto a todo por conservar mis privilegios,
estoy desmaterializando a un opositor con una descarga de ideas nuevas,
estoy sonriendo como proto slackpie;
estoy mandando un e-mail de rigor académico,
estoy casi seguro que aún estaré vivo el día de mañana,
estoy cuchiplanchando en un club pop de vacaciones imperfectas,
estoy imaginándome un cómic de porno ficción;
estoy tranquilo escuchando los grandes éxitos de los Ramones,
estoy superdrunkie en una sesión de Amigos Agresivos,
estoy peleándome con medio mundo por el remoto,
estoy haciendo pesas para sacarme una foto desnudo bien cachas.
Estoy buscando otras experiencias que me sorprendan un poco.
La vida es bella, soy feliz.
Estoy tan lejos, tan lejos del noise.












HUGO GUERRERO [14.614] Poeta de México

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Hugo Guerrero 

(México, D.F. 1984) Criado en Chahuites Oaxaca. Formado en la Facultad de Idiomas de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO). Cursa la Maestría en Letras Mexicanas del Siglo XX en la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). Publicaciones en revistas, gacetas y periódicos de corte nacional y estatal. Participó en el IV Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes de México Carruaje de Pájaros 2011.





Del poemario inédito: Lo que no te dice la llama cuando se extingue.



*

¿De dónde sale el tiempo
cuál es su escondite terrible?
Alguna vez escuché que el tiempo es un esqueleto inútil que se tambalea
¡Falacia!
Lo veo hoy rimbombante:
Exquisita figura apagando la flama.


*


Lo que no te dice la llama cuando se extingue
es que el tiempo es esa culebra
terrible enredada bocabajo
torcida bajo la yerba
contando soles
brasas
historias nocturnas roídas bajo la arena.

El tiempo terrible
torcido bajo la yerba
torcido en culebra
contando las brasas
los soles.


*


El espejo juega a separar al hombre
(el hombre no sabe que es un juego del cielo para envejecerlo)
ritual, portal sumerjo a la concavidad del tiempo.

La luz es una larga lengua de plata
acaricia a filo de tinta
seducción: liquen de la clepsidra.

No te ha de salvar luna
el conejo decapitado
la balanza irrevocable de la belleza
el touch
el crack del sifilítico.

Espejo: sombra del narciso derramado.






Contra reloj

Dijeron que empacara:
que empacara mi ropa
mis ojos y pertenencias en una pila de cristal.
El viaje será largo y no habrá paso atrás
                                                                                       impreciso
                          indeciso
el círculo sobre la ceniza.
El reloj es un esqueleto inútil que se tambalea.
Me dijeron que envolviera todo
que empacara todo lo que inicia con la letra R

Radio, Rabia, Risa, Rodillas, Rojo, Raquel, baRRanco, Return, Respuesta, doRsal, tieRRa, Ruido, Reflejo, bizaRRo, Río, moRRal, Rayo, Requiem

Reloj…
                                              La gota
                                                                                              de la clepsidra

anuncia el vacío al que hay que llegar.
He de ceder mi espacio
mi cumbre
mi abismo
y mi cordón umbilical zarpado al árbol.
Depositaré mi cuerpo al frio, a la tromba permanente
de pulmones bajo el polvo.
Los aliados y las cosas en la lista maltrecha
de salidas que llevan al mar.
No será el tiempo de la arena
ni del semáforo en rojo.
La memoria es una arteria desprendida del sistema nervioso
sucesión:                                                        surco del precipicio
mortal juego de este reloj.


*


Es de hecho el color amarillo
la fusión del rojo y el azul
que nos deja mas que estos dientes
o esta piel frita en la grasa.
El amarillo es una boca que se esparce entre las hierbas
entre la menta virgen que no tiene nada que decir
                                                                                                                  la producción del ojo profano.
El amarillo es la solución del Sol para decir que existe.
Es la leche cruda en la flama
el amarillo es la burbuja en la pupila
el crepúsculo.


*


Realidad o sueño es la pregunta
ves al espejo y preguntas quien eres:
                                                                         materia o espasmo.
Hamlet tenia razón
las plumas sobre el océano son negras como la lengua del ganso.
La manzana toca la lengua
roja y comes carne
eres el dispositivo ideal del Jack, del explosivo
de la imagen narcisista que busca belleza.


*


Torcida y abrupta es la Tierra
el hombre, la mujer
caen indecisos sobre la metáfora.
Porque ellos no lo saben
no sabemos que el espacio se ve a cincuenta mil años luz de este respiro.
El hombre y la mujer
en este juego son solo milímetros de la lengua
del espacio perdido en la garganta.
La copulación es un estado inaudito
se toca carne con carne
hueso con hueso
el pene y la vagina son entrada y salida a los simios darwinianos.
Si
lo sé
torcida y abrupta es la Tierra.





*


Para Rocío González

Que palabra conjugar con tus huesos y todo tu cuerpo si te has aventado ya por la letra O
la torre que se alza es la danza exquisita del azar
esta lleva flores y calambres
la combustión de la memoria solo llega en abril.

Pobre Sofía parturienta
esperando…
dando vueltas al reloj
                                           :ese esqueleto inútil que se tambalea.


Respirar bajo el agua es tu corpulencia
atrapar luciérnagas y llevarlas bajo la garganta.
Tu mundo es la lengua escaldada por el letra
el músculo que se necesita para levantar la palabra amor.




SAMUEL ESPINOSA MÓMOX [14.615] Poeta de México

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Samuel Espinosa Mómox

(Puebla, México 1985). Fue tallerista de José Vicente Anaya en la casa del Escritor Puebla (2004-2006). Beneficiario del Programa Jóvenes Creadores 2010-2011 del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y del Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico Puebla 2012 en el área de Poesía. Actualmente es becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de poesía.



Canción de cuna para un niño gordo

Para Javier Espinosa

(El abuelo, el hijo y el nieto)


No te despiertes si no quieres, mi niño,
tenemos tiempo al fin y al cabo.
Cierra los ojos, duerme mientras te abotono la camisa,
salta en los pantalones pero no despiertes,
duerme, duerme mucho mientras vamos a la escuela,
que mañana es tu cumpleaños y la muerte ronda
tus cincuenta y tres años de niño gordo
de estratosférico niño, de elefante amable.

No te despiertes, duerme,
que tu papá murió a tu edad, siendo tan niño,
tan gordo y tan feliz como lo somos
tú y yo ahora. Duérmete en mis brazos,
en la mañana luminosa de mis brazos, duerme
y no despiertes; mejor respira mucho,
ponte a estudiar o ve la tele, respira,
sal si quieres a la calle,
juega futbol con otros niños gordos,
pero mejor juega conmigo a mantenernos vivos,
a no tener infartos, a seguir durmiendo
sin morirnos.

No te despiertes, mi niño; mejor olvida
que nos llamamos igual y que los gordos
de esta familia se mueren pronto; mejor confúndete,
mejor sáltate un año completo sin morirte,
brinca de los cincuenta y dos a los cincuenta y cuatro,
total, nadie se va a dar cuenta,
y por amor de Dios, mi niño,
baja de peso y no,
no te resignes, tan niño, tan mi niño,
a la muerte.






Dicen que cuando tu papá se muere escribes un poema
larguísimo tan largo como el propio duelo
como tu propia vida
pero con piernas y brazos amputados
con la mitad del corazón ya bajo tierra
y en el poema le escribes
cosas que nunca llamaron tu atención
mientras estuvo cerca
los continentes infinitos de sus manos
sus ojos casi tristes de silencio
su firme misma voz leyendo antes que nadie
lo que escribiste

que todo lo que tocas luego de perderlo
se enferma y se desborda en ríos de sangre añeja
marejadas de una sombra que te queda grande
y te abraza y te envuelve
pero que ya no existe
y luego de algún tiempo su fantasma regresa
a acariciarte el pelo
y te pide que le sirvas otra taza de café
mientras él mira las noticias de la noche
o bien despierta a todos a las seis de la mañana
cantando a voz tendida el mismo mambo viejo
que tus abuelos bailaban en todas las fiestas

Dicen que un día
cuando piensas que ya te acostumbraste
a no guardarle un lugar en la mesa
y no buscarlo el domingo y encontrar
su olor en tu ropero
sobre tu espalda cae el peso de la orfandad
un tronco podrido de tristeza
y otra vez siete mil más veces mueres a tu padre
hasta perder la voz y el llanto y estar seco
y maldices y deseas haberte anticipado a tanta muerte
para escribirle ese poema mientras puede verlo






[III de In-vocación]

Escribir como loco como necio un poema
no quedarse callado
no llamarse como uno se llama y nada más
que se rescriba el corazón
o que se forje a patadas
sin esperar que todo el mundo diga buenos días
ni que los postes del teléfono
te pidan el autógrafo la sonrisa
conmemorativa
el bonito recuerdo para el carro

escribirse los poemas en los brazos
y en la frente   por si las dudas
Soy poeta
hasta que se demuestre lo contrario


[¿De verdad?]





[iii bis]

Pero sobre todo el miedo a descubrirse mal poeta
qué digo poeta
el miedo a descubrirse gran prospecto
nuevo talento en bruto y todo aquello que se dice
cuando no se encuentra qué decir
tan sólo la enumeración de algún oficio poco honesto
del beneficio de escarbar con gran estilo la nariz de alguna musa
artrítica y venida a menos
con una contagiosa comezón que no se quita
acaso alguna muestra de la enormidad en la rutina y sus bondades
señora ama de casa     caballero de corbata gigantesca
El miedo a rencontrarse en medio de la calle
solo y con la sed del muerto rondando por la boca
con sólo quince poemas sueltos en la mente
y tantas ganas de volver a casa





[IV de in-vocación]

Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos
Mateo 9.12



Bienaventurados los pecadores
los comilones y bebedores de vino
los promiscuos       los chismosos       los cobradores de impuestos
los que le roban poemas a otros
para obtener dinero
los buscapleitos        los implacables

Bienaventurados los apostadores
porque creen sin ver
los sicarios       los asesinos seriales
porque teniendo en poco la vida
son fieles hasta la muerte

Bienaventurados los árbitros
porque arrebatan la victoria
y las prostitutas
porque no hacen acepción de personas

Bienaventurada la baja burocracia
porque nos ha enseñado la paciencia
y los altos mandos
por obligarnos al voto de pobreza

Bienaventurado el ejército       la policía       los granaderos
porque en sus manos la sangre de los justos
clama por justicia
bienaventurados los drogadictos
porque no ponen sus ojos en este mundo
y muy bienaventurados sean los mentirosos

Bienaventurados los que han pecado mucho
y mucho les será perdonado

Bienaventurados todos
nosotros
porque luego de tanto
la muerte nos será mucha ganancia





[III de Poemas para el desalojo]

Dos epigramas –a la manera de Ernesto Cardenal–



A mí también     Anel      me gustaría escribirte
un epigrama de amor como el de Ernesto a Myriam



Pero de aquellos días
Anel
en los que tú me parecías tan bella
–tan bella que ni Myriam me lo hubiera parecido–
a duras penas
y me acuerdo



***



“…para una de vosotras…”


Y tú     que algún día leas estos versos
emocionada    más por mirar tu nombre en el poema
que por el poema mismo
recuerda cada tarde que pasamos juntos
y hasta presúmelo                   tuviste tu poeta

Pero también recuerda
tus últimas palabras antes de partir
como si hubieran sido mías





[V, de poemas para el desalojo]



Para Federico Vite


No te sorprenda el día en que la amargura
que tanto tiempo te ha habitado entre la lengua
se te olvide en la banca de algún parque
después de haber probado
en el roce de sus manos casi imperceptible
en sus labios el sabor a mandarina de las tardes
y reconozcas en su voz la sombra
de duda que      recuerdas      se parece a la alegría
o al menos te presagie algunas otras tardes
de hablar con alguien más que las paredes de tu casa
o los vasos sucios de la cantina de siempre

ni dudes al verte de reojo      mientras caminas a su lado
en los aparadores de una tienda de zapatos
y encuentres que también en el reflejo     ella camina de tu brazo
mientras los dos sonríen sin grandes esperanzas
pero sin más razones para no tenerlas

No te sorprenda     sin embargo
si un par de semanas después de conocerla
ella no llega o llega tarde a la siguiente cita
y poco a poco      inevitablemente
triste te vas dando cuenta
de que de las muy pequeñas brasas encendidas
que miraste alguna vez al fondo de sus ojos
cuando te miraba      y sonreía
va sólo quedando una delgada línea
una brevísima delgada línea de humo
que fácilmente se confunde con su rímel

Y sobre todo      no te sorprenda el día en que estés solo
con sólo las migajas de sus labios en tus hombros
y la amargura que habías olvidado
burlándose de ti      regrese
y te acompañe a la cantina que los dos conocen tanto



INGRID BRINGAS [14.616] Poeta de México

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Ingrid Bringas  

(Nacida en  Monterrey, Nuevo León , México  1985) es una Diseñadora Gráfica,   y Poeta mexicana de personalidad hiperactiva  su gusto por la poesía y la literatura  le llevó  a escribir poesía a la edad de 16 años.

Actualmente  realiza un proyecto de poesía audiovisual con el colectivo nervina  en la ciudad de Monterrey, Durante el mes de mayo  2012 llevo acabo el ciclo de talleres y creación de Poesía Femenina en el Café  “Tierra Libre.” Así mismo tomando talleres con el Poeta Margarito Cuellar .

Participó en el Encuentro de Escritores Sanmillanos 2012
En el mes de Agosto participó en el ciclo de lecturas de Escritores en su tinta  en el Café Nuevo Brasil.
Actualmente se encuentra coordinando la convocatoria y evento de poesía femenina  “Las Voces de Safo” en apoyo a la revista mujerxmujer donde colabora con textos de poesía
Ciclo de lectura dentro de la FIL MTY 2012 Ciclo de Escritores Días feriados
Ciclo de lectura de poetas Verso Norte a cargo de U.AN.L y Posdata editores sus textos forman parte de la antología Verso Norte 2012.
A finales del 2012  forma junto con Jaime Bringas el Colectivo de poesìa audiovisual Absinth Nervina


Actualmente se encuentra terminando su primer libro “ El amor es un perro rabioso”


Nativa

Tú eres de la tierra, mujer
y duermes mientras tu autobús viaja lejos de tu casa
mientras el sol calienta tus plantas
y tú vienes de la niebla, mujer
de la tierra prometida donde se desollan la piel
los atardeceres, porque ahí todos son sordos
ahí en tu tierra todos son estrellas, todos son
lobos
yo crezco bajo la sombra de tu cuerpo
mujer
sexo
serpiente.




Gangbang

El llanto en este poema será un acto colectivo
como un apretón de dedos con el cajón
derramaremos en pañuelos esta modernidad líquida
esta travesía de llantos que sólo conocemos en un viejo
boleto de autobús de quinta categoría
ahí donde el pueblo suda nostalgia un martes por la tarde
y la tierra guarda silencio cuando va a dar a luz un árbol
yo me bebo cien botellas de cerveza madre mía
ahí digiero versos como manjares
diazepam
alprazolam
tioctán
¡explotemos!
gangbang.




Mestiza

Tu lengua trenzada, mujer
tú, guerrera de puertas sin aldaba
¿cuánto me recuerdas al luengo silencio
de esta paz anhelada?
eres una isla
o piedra volcánica
armados
violentos
fantasmas

eres el tiempo y llanto que trastocó la sangre
dame de tu tumba una flor, mestiza
dame el mapa de tu provincia más antigua
quiero tus ojos emplumados
para mi ataúd blanco y ver la vía láctea.




manual de viejas costumbres

te prefiero rubia , morena
de piernas largas
lúcida con esa boca de acetato
haces falta como el sol de medio día
con las esquirlas regadas en la calle
haces falta
no hablaré
te prefiero latiendo
con la savia maldita de los muertos que llevan plomo en las partículas de sangre
te prefiero con esa suerte infinita dónde se desmoronan los mares

donde no llega el viento.




Inmóvil

Los brotes, el tecleo de papel te llaman
así, yo espero
pájaros de papel
ojo contra ojos la noche
boca a boca el espectáculo
mis paredes te ladran
el aliento de un ventilador cerca de tu oído
dos aves

algunas batallas de amor, de arenas movedizas.





Hotel melancolía

Esta noche sin estaño
sin sueño
tu cuerpo a mi costado
aquí se cobra a cien pesos la noche 
en el hotel de las habitaciones con esquinas amorosas
con historias plagadas como moho
que roe el techo
aquí en esta habitación de los amantes 
no se habla en plural 
ni de los fogonazos del último amor olvidado
aquí las mujeres son cenicientas y relatan desnudas su iliada amorosa
no hay paga para el poema
ni cien pesos para la poesía
la mujer por la mañana me dejará un telegrama
[no un poema]
un abrazo de raíces cóncavas
[no un poema]
la habitación es un néctar de la noche 
un ventilador
el pozo de las ganas
un cuerpo prestado 
la tarifa ha cambiado:  un poema
cien pesos la hora.





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