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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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LUZ MARCHIO [13.854]

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Luz Marchio 

(Buenos Aires, Argentina 1982) Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Es coordinadora del Departamento de Lengua e Investigación Cultural de la Fundación Xeito Novo. En 2012 publicó el poemario Lugar, ilustrado con acuarelas de Diego Perrotta. Actualmente se encuentra trabajando en su próximo proyecto basado en los cantos de los pueblos ancestrales latinoamericanos.


La medida

Dejar atrás todo.
Incluso los días en los que fui
un perro amado
al borde de la cama.
Así es como emigro de la niñez.
Me hubiera gustado que te dieras cuenta
de algo: llevo un árbol con uñas rojas por dentro.
Yo hablo con Anahí.
Niña perro tenemos que encontrar la manera
de convivir sin vernos.
Ahora somos una sola mujer
repartida en la calle.
Cada verano
las tardes de tierra mojada
harán el resto.
Puede ser.



Balcón de las maritas

Un  paseo suspendido en la mañana.
No hay personas acá.
Solo balcón.                      
Profundo corte solitario.
Laten las hojas y pienso
que prefiero ser viento
el día que llegue
eso que quiero.
Agota ir a la deriva todo el tiempo
inventando un jardín secreto
alrededor de mi nombre
para alejarme de las voces
y el humo.
Puedo ser otra todas las noches
pero quisiera que alguien piense que soy el mar
o Andrómeda.
Sin ruta
diluirme en las cúpulas de otro tiempo.
Y nada más.




Agua sobre agua

¿Ves esa gota que recorre la ventana?
Mirá, ahí viene otra.
Y otra.
Se pegan como animales en celo.
La fertilidad
es agua
en todas sus formas.
¿Crees que estamos listos
para escribir un tratado de amor
ahora que somos
pedacitos de río?
Nos estamos diluyendo en la ventana.
No está mal para empezar.




Mañana de balcón

Una luz forzada
guarda la trama
de nubes
que baja hecha bruma
hasta la calle.
Parece mentira,
cada tanto un puñado de pájaros migra
en forma de triángulo
como si pudieran elegir
algo de lo que les toca.
No saben que un árbol muestra
cada hoja con un color,
con una sombra distinta
y que en el borde
el negro partido
por la luz que cae
desde arriba,
vuelve luminosa
la oscuridad que lleva dentro.
Ninguna pintura podría decir tanto
como un pájaro
que vuela.
Debe ser por eso:
los años vuelven aves
a las que alguna vez fueron nenas.




Infancia II

La repetición de la despedida
nos hace sentir en casa,
a nosotros,
que nacimos sin saber caminar.
Con un puñado de tierra en la mano
y un vasito de agua
jugamos
a que viajamos.
Puede ser Uruguay
O Córdoba.
Lo importante es llegar
a donde están los pájaros
que no vuelven.
Regresar al trópico
como decía Gauguin en mi sueño.
Eso me decías
la otra noche mientras me hacías upa
y jugábamos,
obcecados con el encantamiento
de lo duradero,
a ser los mejores alumnos
de mamá:
“Los hijos te marcan la edad,
Chichi”
La extraño.
Tan chiquita.
No, no tanto.
“¿Y el pentimento?”
A veces nos acordamos de palabras que nunca entendimos
y queremos quedarnos así
para siempre
guardados.
Ojalá pudiéramos quedarnos quietos
para volver con la forma de un esqueje.
No es costumbre
pero podemos burlarnos
cada tanto del hábito.








GERMÁN GALLO [13.855]

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Germán Gallo 

Nació en Parque Patricios, o Boedo, según decida contarlo él. Eso es Buenos Aires, Argentina. El año fue 1990 y, de alguna forma, luego de su infancia terminó estudiando teoría literaria en la Universidad de Buenos Aires. Fundamentalista de Borges y Woody Allen. Poeta inseguro, o enmascarado.




lucía

cuando lucía agarra las agujas
teje fantasmas

un punto acá   en el blanco
y otro
acá
haciendo espacio

acá está ese que dijo que no
y acá el miedo
punto
        no estoy linda
        punto basta

a veces me miro
y quiero estar hecha de otro cuerpo      punto

es en el tren volviendo de la facultad
y la bufanda en sus manos parece un par de alas
verde las alas y no hay punto que no hable
de lo que todavía está vacío

acá viene mamá diciendo vos vas a ser alguien
y mamá diciendo yo confío en vos
y mamá, llorando un día sin saber por qué
vos no te preocupes, querida, y seguí que sos distinta
punto y aprendiendo a tejer
siempre fantasmas
qué tejía mamá, se pregunta lucía
qué fantasmas, dónde estaba yo cuando ponía un punto

acá está ella y padre y el campo
y las mariposas que se parecen a esta bufanda
punto y él
que un día me dijo te quiero para siempre y se fue
y no va a volver y yo estoy sola y
         punto
por qué se va por qué lo llevan punto

mamá las armas padre las horas el piso sucio en el tren
punto
lucía yo mi nombre mis manos

a veces se forman círculos en la tela y se arman nudos
y lucía piensa
los fantasmas se están quejando otra vez
tengo que desarmar
y volver a tejer




Mujer que se masturba

Podés llamarte Sofía
o Elena o
Belén o
          
           en defintiiva
para el poema sos
“el objeto” o “tema”           o
eso que interpelar,
por una cuestión de ritmos.
          
Así que,
acá -ahora- sos
“la mujer que se masturba”:
el resto sólo es derivación de mi experiencia o
de la del lector que idealmente
es mujer y se masturba.
          
Entonces sos rubia, morocha
o vos misma
-no importa-
eso es el hueco que se llena
          
lo que sos es
un gesto
-puede ser acostada
o
en una silla o
de espaldas o-
           lo que sos es
y eso busco
la humedad, o
mejor
el contacto con tu propia humedad,
ese intercambio entre vos
y vos misma;
es decir entre vos
tu miedo, tu fantasma,
tu fantasía.
          
En la pantalla, en la revista o
tirada sobre la sábana para calentarme sos,
cuando te tocás,
auténtica como el dolor.



9 de octubre

Hay una baldosa con siete manchas negras dispuestas en forma de círculo en Corrientes y Callao,
hay una librería justo enfrente con diecisiete libros de autores que empiezan con la letra C,
ahora, en este momento,
hay un tipo con la cara del Che tatuada en el hombro y la palabra revolución escrita en cursiva,
hay una pareja de novios que están discutiendo por celos -el le dice mirá que me voy ahora, te dejo sola y te morís de angustia, ella se queda callada y mira el vasito de soda que hay en la mesa (están sentados en un bar al lado de la librería),
hay un auto verde con la ventanilla baja y el brazo de un gordo sosteniendo un cigarrillo negro,
hay un local de música y un CD de Lennon sonando porque hoy cumpliría años, hay el tiempo que se rompe mientras él dice So keep on playing those mind games together,
hay una vieja caminando despacio vestida con dos de tus colores favoritos y un paraguas por si llega a llover,
hay un cielo blanco y oscuro y un gorrión medio perdido en la rama de un árbol,
hay un mar hermoso de cemento y gente sin nombre,
hay un semáforo que cambia de color en este instante, un taxi que frena fuerte, una oficinista de tanga blanca atándose los cordones con cuidado de que no se le suba la pollera,
hay un nene sucio que se ríe con su hermana,
hay un chasquido de papeles con putas baratas,

hay cuatro policías altos caminando juntos y un quinto que es bajito y lleva el gorro en la mano,
hay la cartelera de un cine presentando un ciclo de arte francés,
hay un malabarista con tres clavijas naranjas y pantalones abultados que cambian de color según la luz, hay las clavijas girando solas en el aire, hay una que se moja porque empieza a llover,
hay el malabarista riéndose cuando se le resbalan de la mano,
hay la viejita abriendo el paraguas, pensando yo tenía razón cuando dije que se iba a largar con todo,
hay, ahora, una lluvia que se repite como la gente,
hay una mujer que está yendo a llorar con su psicoanalista -lo dice, gritando, a su celular-,
hay el miedo de perder el bondi y empaparse y llegar tarde a casa
hay un televisor de cuarenta pulgadas que muestra la misma lluvia en una cancha de fútbol,
hay un perro negro que se esconde abajo de un techo y se sacude como puede,
hay las cinco y diez de la tarde en un reloj grande frente a sesenta y siete metros y medio de hormigón donde se lee un soneto de Baldomero Fernández Moreno,
hay las luces de los autos reflejadas en el asfalto,
hay tres amigos que juegan una carrera hasta la esquina,
hay un festival contradictorio de espejos y singularidades,
hay un tacho de basura que en el borde tiene colgando el envoltorio dorado de un chocolate,
hay dos besándose contra un poste de luz,
hay cuatro bajando por la boca del subte,
hay treinta y tres autos atravesando la calle,
dos bicicletas,
cuatro manchas dispuestas en forma de rombo en una baldosa de Nueve de Julio y Saenz Peña y un chicle de menta pegado en el centro,

hay un tipo que piensa que
su soledad
agranda los detalles de la ciudad.



otros (I)

los pasillos estrechos
las censuradas ventanas
el sonido de los pies en la madera:

más indescifrable que el sueño propio
es el perturbador fantasma en la voz del otro.

ella manda un mensaje:
en la casa de mi niñez la forma de una jaula,
a mi lado un monstruo, y tras la puerta del escape un monstruo idéntico;
hay algo que falta en mi cuerpo y que no puedo inventar.

la pesadilla escrita prolifera en la avenida
-mi celular cae al suelo, no llegaré a la oficina-
crecen paredes y sombras.

fantasma es
aquello que se multiplica.
y ahora -de este lado- soy yo quien queda solo.




Infancias (X)

en mis sueños
siempre paredes

jamás el mar
o el crujido amarillo de las hojas

el hormigón sí
la puerta marrón de la habitación de mis padres
las luces oscuras de un bar
las columnas de un estacionamiento
las góndolas multicolor en el supermercado
el frío de un auto
la pantalla de mi computadora
los edificios las casas los edificios
las paredes siempre
en mis sueños
límites

natural sólo el agua en la pileta de un hotel
con mi cuerpo niña pálido en la superficie




Infancias (IX)

I
             
peregrina
este cuerpo harto mío
             hacia mi madre
             
acá estalla su deseo
su canasta llena de collares y pulseras
su amor por mi padre muerto
su espejo blando
su olor a muñeca
su pulso herido por el espacio que nos separa
y que recorro
ahora pegrina
repitiendo esa forma errante de caminar que tenía cuando paseábamos juntas
  

           
II
             
todo, decía
y así aprendí
todo paraíso, en su cuaderno azul,
repite en su estructura, como un espejo blando me explicaba mientras me sostenía,
todo paraíso repite en su estructura, y yo decía entonces todos iguales
la forma, seguía y callaba y reía y miraba y el cuaderno suyo era azul,
del útero, y asimilaba y atrás infancias,
y peregrina yo
y todo paraíso repite en su estructura la forma del útero             anterior
   

          
III
             
me voy o regreso
             chau
vuelvo
             chau amor
vuelvo vuelvo
             lee lo que te dije de nona
             te espero





OSVALDO DOMINGO BALBI [13.856]

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Osvaldo Domingo Balbi 

(1944 -¿1978?). Poeta y escritor nacido en Buenos Aires, Argentina; fue secuestrado y desparecido en la ciudad de San Miguel, provincia de Buenos Aires. Era miembro del Comité Central de V.C. (Vanguardia Comunista) y secretario político de la provincia de Bs. As. Colaboró en diarios y revistas, entre estas últimas, "Todo es historia". Su poesía, directa y coloquial, a la vez que cuestionadora, se encuadra dentro de los lineamientos de la generación de 60. Publicó entre otros poemarios: "Expediente para el asombro", "Cuatro preguntas y dos poesías", "Buenos Aires querido".

Escribió Expediente para el asombro, publicado por Editorial Barrilete en 1965; ganó el Premio de Poesía Joven otorgado por un jurado entre quien estaba el poeta César Fernández Moreno, en ese momento tenía 21 años, era estudiante de Filosofía y Letras y trabajaba como visitador médico.

En 1966, luego del golpe de Onganía y La Noche de los Bastones Largos se casó con Cristina y viajaron a Tucumán donde luego de un tiempo él trabajó en la cosecha del tabaco y ella como maestra rural debía  viajar a lomo de burro porque la escuela estaba en una zona de difícil acceso. En 1971 se separan, Osvaldo viaja a China y luego recorre el mundo.

En 1976 con su hija Carolina vuelve a formar una familia con Celina, sus seis hijos y la hija de ambos, María Fernanda y viven en un caserón de Moreno, provincia de Buenos Aires. Osvaldo colabora en la Revista Todo es Historia dirigida por Félix Luna.
“Un domingo de agosto de 1978, remontaba un barrilete con sus hijos y lo secuestran junto a su esposa. Era dirigente político de Vanguardia Comunista. Fue visto con vida por última vez en setiembre de 1978 en el centro clandestino El Vesubio”. Tenía 35 años.

Sus obras publicadas son: Expediente para el Asombro de Editorial Barrilete en 1965; Pequeña Historia de dos Elefantes, Cuatro Preguntas y dos Poesías y Buenos Aires Querido, todas de la Editorial Cultura Popular, de 1973, 1974 y sin fecha, respectivamente.

También fue colaborador en El Cronista Comercial, La Gaceta de Tucumán, El Tribuno de Jujuy y El Intransigente de Salta.



AQUELLAS COSTUMBRES

Desenrollar los barriletes de los cables
Caminar las veredas desparejas
Atornillar el maullido de los gatos al silencio de la noche
Amanecer tantas veces como amaneceres entren en una sola historia
Desnudar el odio y el amor
Odiar el oscuro color de las iglesias
Y sacarle la lengua a Dios
Por ser el primer gil
Que se tragó lo del paraíso.

Osvaldo Domingo Balbi










SAMUEL H. LEVINGER [13.857]

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SAMUEL H. LEVINGER

(Columbus, Ohio, USA, 1917 - Zaragoza, 1937)
Samuel H. Levinger participó en la guerra civil como soldado ametrallador en el Batallón Tom Mooney de la Brigada Lincoln, tras haber abandonado la universidad, sin llegar a graduarse, para alistarse en Enero de 1937. Más que por su poesía, que al parecer no ha llegado a editarse, es conocido por una especie de diario que llevó durante la guerra, "The Spanish Civil War Journal". Murió en la Batalla de Belchite, a finales de agosto de 1937, herido en la pierna, probablemente por la falta de una adecuada atención médica. Tenía 20 años.



Las frases de amor cambian según la latitud…

(Poema de Sam Levinger escrito en Ohio, tras su graduación en el Instituto)

En el Madrid de las especias,
ella habría dejado caer una rosa ardiente, de un rojo flamígero
y susurrado con suavidad desde un balcón

Pero en Nueva York (barrio del este),
ella se reía desde una salida de incendios, y dejó caer
la hoja tiesa de una alcachofa sobre mí.


En casa

Texto extraído de la novela escrita por Elma, madre de Sam Levinger, en el que narra hechos acaecidos en Columbus (Ohio), en noviembre de 1936.

            
Golpeé su puerta y, como no respondía, entré. Sabía que no podía controlarlo tanto, a un joven de 19 años, pero no podía evitarlo. Se suponía que aquel otoño estaba estudiando para sus exámenes finales… Tenía el libro de Sociología abierto sobre su estómago, pero al inclinarme para apartarle el pelo de los ojos me di cuenta de que la tira cómica del periódico matutino estaba metida bajo la almohada.

Saqué la hoja arrugada. “No me engañes, Samuel, solo te engañas a ti mismo”… Samuel se levantó, sonriéndome. “No entiendo por qué te sigues preocupando por esos exámenes. A mí no me preocupan”…

Fui a ordenar la ropa metida en su armario. De repente mis manos, ocupadas con los calcetines y la ropa interior y las corbatas, temblaron. Porque, al levantar la vista, vi la foto que Samuel había arrancado del New York Times del último domingo y había pegado en su espejo. Mostraba dos fotografías de la España en guerra… De repente, si estudiaba o no era la menor de mis preocupaciones.

…Sam había cerrado su libro y me estaba observando. “Podría estar bien ir a España”, dijo con toda tranquilidad.

Intenté disimular el pánico de mi voz. “No te necesitan. Tienen soldados de sobra”.

“Sabes que no es así. Has leído en la prensa lo mismo que yo, que hay lugares donde las mujeres cogen un palo o una horca y salen a encontrarse con Franco y los moros”.
“Está bien, quizá tengas razón, pero hay muchos voluntarios sin ti”.
“Suponte que todos los demás dijeran lo mismo… Después de lo que he visto, las huelgas, la gente en la calle desesperada, pobre, sin un sitio donde vivir, incluso sin lo suficiente para comer, y todo lo demás, me considero un revolucionario. Y hoy en día el lugar para un revolucionario de verdad está en España”.



Llegada a Madrid 
de las Brigadas Internacionales

(Del poema de Pablo Neruda, de su libro “Tercera residencia”)

Una mañana de un mes frío, de un mes agonizante
manchado por el lodo y por el humo,
un mes sin rodillas, un triste mes de sitio y desventura,
cuando a través de los cristales mojados de mi casa se oían los chacales africanos
aullar con los rifles y los dientes llenos de sangre, entonces,
cuando no teníamos más esperanza que un sueño de pólvora,
cuando ya creíamos que el mundo estaba lleno solo de monstruos devoradores y de furias,
entonces, quebrando la escarcha del mes frío de Madrid, en la niebla del alba,
he visto con estos ojos que tengo, con este corazón que mira,
he visto llegar a los claros, a los dominadores combatientes
de la delgada y dura y madura y ardiente brigada de piedra.
Entonces os he visto,
y mis ojos están ahora llenos de orgullo
porque os vi a través de la mañana de niebla llegar a la frente pura de Castilla,
silenciosos y firmes
como campanas antes del alba,
llenos de solemnidad y de ojos azules venir de lejos y lejos,
venir de vuestros rincones, de vuestras patrias perdidas, de vuestros sueños
llenos de dulzura quemada y de fusiles
a defender la ciudad española en que la libertad acorralada
pudo caer y morir mordida por las bestias.



La guerra es larga

(Poema de Sam Levinger, escrito en un hospital de Madrid, tras ser herido en la batalla de Brunete)

Camaradas, la batalla es cruenta, la guerra es larga,
grises colinas adelante se escucha el grito de las armas;
sobre nosotros planean aviones blancos preñados de dolor,
mirad los tanques sombríos y salvajes, odian la carne;
y escuchad: los fusiles muestran a los hombres el camino del olvido.

Las ametralladoras retumbantes proclaman la muerte.
Camaradas, la batalla es cruenta, la guerra es larga,
Aquí yace un camarada, con la cabeza envuelta en sangre y vendajes,
aquí hay un camarada destrozado con la cara blanca y crispada,
aquí yacen nuestros muertos, aguardan un poco de tierra.
Estamos cansados de la guerra y hartos del peligro.
Soñamos con muchachas que nos esperan muy lejos.

En nuestras manos hay sangre que no podemos limpiar.
En nuestras almas sangre que no se quitará en largo tiempo.
Camaradas, la batalla es cruenta, la guerra es larga,
Dejadnos subir a las colinas grises y recargar las armas,
embistiendo con las delgadas bayonetas hacia la siguiente ladera.
Aquellos que aún están vivos pronto verán los verdes campos,
un país libre y refulgente como una estrella;
y aquellos que recargaron las armas serán recordados,
y de la roja sangre descollarán blancas nubes.



Sin título

(Escrito tras regresar por su cuenta del hospital a su batallón, en un viaje de cuatro días en el que solo comía pan y la fruta que encontraba)

No temo al vacío que los hombres llaman muerte,
no recurro a rezos para conjurar un destino apenas adivinado,
no contemplo con malsana desesperación el envoltorio
de las negras tripas de la tumba.

Mi vida goza con la poesía púrpura y con las nubes,
con los barcos en que navegué, con la cerveza que derramé;
me esperan la lucha y la esperanza, un mundo que derribar,
un nuevo mundo que construir.

Y cuando mis ojos comiencen a temblar y cerrarse
llegará la tristeza, ¿pero acaso se debilitará mi coraje?
Si lo que aguarda es oscuridad, entonces dormiré,
si es luz despertaré.



La última carta

(Escrita cuando Sam luchaba en el frente del Jarama, entre febrero y abril de 1937)

Solo en caso de muerte, por favor,
Envía la presente a Mrs. Lee J. Levinger
2257 Indianola Ave. Columbus, Ohio, USA
No enviar en caso de resultar herido.
Gracias, camarada.
Samuel Levinger

Queridos Padre y Madre:

Supongo que cuando os llegue esta carta llevaré varias semanas muerto. La guerra es muy confusa, desde luego, he visto bastantes cadáveres certificados dando vueltas por aquí como para sentirme un poco escéptico. Pero si recibís esto y también un anuncio oficial, consideradlo definitivo.

Este es el último día de descanso. Mañana vamos hacia el frente a echar a los fascistas. No tengo dudas de que conseguiremos que se larguen de aquí, aunque será a un precio considerable; y dado lo bueno que es el Batallón Lincoln, estaremos en mitad de todo ello.

Me aferro todavía a mi convicción original, según la cual seguiré con vida mucho después de que un montón de dictadores hayan muerto intoxicados por el plomo o con las arterias colapsadas; aunque me he equivocado antes en otras materias. Así que decidí escribir esta carta.

Ciertamente, no me entusiasma la idea de morir. Me lo he pasado muy bien en mis primeros veinte años a pesar de que, salvo los seis últimos meses, han sido bastante inútiles. Supongo que habría disfrutado igual de los veinte siguientes. De todas formas, quería escribir esta carta para dejar claro que no hay absolutamente nada de lo que arrepentirme.

Si volviera a vivir creo que me uniría de nuevo a esta lucha, en este lugar crucial. Había una tarea extremadamente importante que hacer aquí y fui uno de los hombres que decidieron llevarla a cabo. Es una lástima que al hacerlo una buena cantidad de nosotros resultáramos muertos, y el hecho de que yo muriese es todavía más lamentable desde nuestra perspectiva. Sin embargo, eso carece de relevancia respecto a la necesidad de emprender esta tarea. La diferencia entre el fascismo internacional y el socialismo internacional es demasiado grande para permitir que nuestra seguridad sea un factor a considerar.

Lo siguiente que quiero pediros es que no veáis esto fuera de contexto. Cambiar el mundo es un asunto muy serio. Ha matado y seguirá matando a miles de muchachos tan queridos para alguien como yo para vosotros. Los fascistas quieren guerra, y les daremos guerra a muerte.

Sois más afortunados que la mayoría de los padres, porque todavía tenéis dos niños con futuros muy brillantes. Tenéis oficios realmente valiosos. No estoy tan capacitado como para valorar el trabajo de Padre, aunque soy consciente de que es de gran valía, pero en mi terreno, el de un autor, puedo decir que Madre se convertirá en una de las mejores escritoras de su generación. Y todavía tenéis que lograr la emancipación de América.

Creo que mis ideas sobre la inmortalidad coinciden ampliamente con las vuestras. Escribí una vez un pésimo poema: “Si lo que aguarda es oscuridad dormiré, si es luz despertaré”. Así que, si volvemos a encontrarnos será genial; si no, hemos disfrutado de muchas alegrías juntos mientras duraron.

En cuanto a mis amigos, hacedles llegar mi cariño si os encontráis con ellos. Contadles que os dije que sólo hay una cosa que merezca recordarse: que hay un camarada menos para hacer el trabajo del soldado insatisfecho. Algo tendrán que hacer todos ellos para compensar mi baja. A ver si eso hace que algunos de ellos dejen de ser tan independientes y pasen a la acción.

Ha sido una carta torpe. Solo quería decir que os quiero muchísimo a los dos, y todo eso. Y también que esto no es tan grave.

Amor y saludos revolucionarios.
Alegría para el mundo.
Samuel Levinger







SAM LEVINGER EN ARAGÓN

[Hoy miércoles, a las 20 horas, en la Biblioteca de Aragón se rendirá homenaje a San Levinger, un brigadista norteamericano que combatió con la II República y que pereció en La Puebla de Híjar. Viaja a Zaragoza su hermana Laurie. Aquí se cuenta su historia: este texto apareció en las páginas centrales de 'Artes & Letras' hace algunos meses.] 

Un idealista poeta de Ohio


SAM LEVINGER

Por Antón Castro

El idealismo es uno de los instrumentos más revolucionarios: puede ser la llama, el camino, la tentativa o la espiral inicial para transformar el mundo. Algo así le ocurrió a Sam Levinger , un joven de Ohio, hijo de un rabino y de una escritora. La historia de su breve vida tiene mucho que ver con el arranque de la historia de 'Tierra y libertad' (1995), la película que Ken Loach rodó en las tierras del Maestrazgo, entre Mirambel y Morella. Un día, el padre de la escritora Laurie E. Levinger, hermano de Sam (1917-1937), le habló de una caja que yacía en el sótano y que contenía «cartas de mi hermano, Sam, cuando estaba en España, me parece. No les he prestado mucha atención. Creo que hay una novela, o puede que dos, que mi madre escribió sobre la vida de Sam».

Esas novelas, por razones políticas tal vez, no se publicaron. La anécdota ocurría en la primavera de 2001. Pasaron muchas cosas en la vida de Laurie, se jubiló, publicó su primer libro, y de repente descubrió que «me encontraba a la deriva», sin inspiración. Y se acordó del cajón. «Leyendo su contenido descubrí la historia (muchas historias, en realidad) de un joven lleno de fervor idealista que abandonó su hogar para unirse a un ejército voluntario y luchar contra el fascismo en un país extranjero». En esa narración será determinante Elma, la madre de Sam , que se lamentaba de que abandonase sus estudios universitarios y que interrumpiese una prometedora carrera como periodista y poeta, que abandonase a la familia y a su novia Clara. Elma será su interlocutora desde la distancia.

Además, Elma le dedicó dos libros a su hijo, que se encontraban con las cartas, los poemas y las crónicas de Sam en el interior de la caja. Laurie E. Levinger publicaría algunos años más tarde la historia de una obsesión, de una pesquisa, de una sombra: 'Amor y saludos revolucionarios. Un chico de Ohio en la guerra civil española' (Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales, AABI, 2013. Traducción de Agustín Lozano de la Cruz).

Sam, se dice, «era un observador cuidadoso y astuto, también era un poco manipulador, cambiaba su relato en función de su la audiencia que tenía en su hogar». En los primeros capítulos, se narra cómo era Sam antes de volverse un «revolucionario». Hiperactivo, podía irse detrás de un organillero ambulante, se interesó mucho por la I Guerra Mundial, luego por el paficismo, le encantaba desviarse por el camino más largo del bosque y oír historias. Un médico reveló a sus padres: «El chico necesita aventura, en cantidad». Y no tardaría en tenerla. Por ejemplo, en 1931, su madre ganó un premio de mil dólares con su libro 'Grapes of Canaam' y la familia decidió hacer un viaje por Egipto, Siria, Palestina y varios países de Europa.

Recuerda su madre que «en Múnich, Samuel se puso un uniforme de 'boy scout' y fue a la Brown House, donde pidió ver a Hitler, pero no se lo permitieron». Con 17 años sería arrestado y casi a la vez le confesaría a su madre que deseaba ser escritor. No tardaría en colaborar en 'The Columbus Citizen' con una crónica, incorporada al libro.

«A finales de diciembre de 1936, un pequeño grupo de voluntarios norteamericanos partieron hacia Francia, planeaban infiltrarse en España para unirse a las Brigadas Internacionales. Muchos de los voluntarios eran miembros del Partido Comunista americano. Sam no lo era, pertenecía a la Liga Socialista Juvenil y tenía su carnet de miembro, aunque estaba en minoría. Otros se unirían pronto a estos voluntarios. Más adelante llegarían a ser dos mil ochocientos. Se autodenominaron la Brigada Abraham Lincoln», cuenta Laurie. Se explica cómo Sam se trasladó a Francia -se embarcó el 16 de enero de 1937 en el 'SS Paris'- y finalmente llegó a España.

No tardaría en mandar cartas a casa, especialmente a su madre, con la firma de R.P., para despistar. Cuenta cómo era el saludo del Frente Popular, cruza los Pirineos en ferrocarril y luego en autobús. Más adelante anota diversas anécdotas, recuerda la muerte de Durruti y finalmente recorre Valencia, el frente de Albacete, más tarde pasará a El Jarama. Con el paso de los días, tras recibir sus primeras heridas, llegará a una batalla crucial: la de Belchite. Eso sí, antes de esa empresa terrible, en todos los sentidos, escribirá a su familia, a su amada Clara, firmará crónicas en 'The Nation' y hablará de sus compañeros, del miedo, de la desesperación y de un fusil llamado Mary que llevaba su camarada Jim. En uno de sus conmovedores relatos desde la trinchera, confiesa: «No había luna, solo un atisbo de la luz de las estrellas. Busqué entre las viñas, no encontré nada. Jim solía decir que yo era el mejor guardián del frente, porque siempre estaba muerto de miedo». De vez en cuenta miente: «Querido padre: todo va bien, de maravilla».

Lírica de la contienda, cartas

Tras ser herido en la batalla de Brunete escribió el poema 'La guerra es larga.




«Camaradas, la batalla es cruenta, la guerra es larga, 
Grises columnas adelante se escucha el grito de las armas; 
Sobre nosotros planean aviones blancos preñados de dolor, 
Mirad los tanques sombríos y salvajes, odian la carne; 
Y escuchad: los fusiles muestran a los hombres el camino del olvido».


«Compañeros 
larga es la guerra, sangrante la batalla. 
Pero carguemos de nuevo nuestras armas  
y ascendamos por la pendiente  
empujando con fuerza 
bayoneta calada 
hacia la lejana colina.  
Los que nos sobrevivan  
verán la yerba verde 
un país reluciente 
un resplandor de estrellas 
y aquellos 
que cargaban firmemente sus armas  
serán para siempre recordados 
y de la roja sangre 
emergerán pináculos blancos.»



Entre el 24 de agosto y el 5 de septiembre participó en la batalla de Belchite. Un compañero brigadista describió así sus últimos instantes: «Rodeando la catedral por todos lados, los americanos, apoyados por batallón español, intentaron cruzar la plaza hacia el edificio, pero fueron rechazados por un fuego enemigo fulminante. Se reagruparon en edificios cercanos y entonces intentaron un segundo asalto que también fracasó. Eran maniobras gravosas, entre los hombres que cayeron muertos estaban Henry Eaton y Samuel Levinger ».

Sam fue alcanzado, pero no murió en Belchite: falleció el 5 de septiembre de 1937 en el hospital de campaña de La Puebla de Híjar (Zaragoza). Redactó una carta para sus padres que solo se les debía entregar si fallecía. Les decía: «Ciertamente, no me entusiasma la idea de morir (…) Si volviera a vivir creo que me uniría de nuevo a esta lucha (…) Escribí una vez un pésimo poema: 'Si lo que aguarda es oscuridad dormiré, si es luz despertaré'. Así que, si volvemos a encontrarnos, será genial; si no, hemos disfrutado de muchas alegrías juntos mientras duraron». A su novia le dijo: «Habría sido genial estar a tu lado. (…) Amor, salud, alegría».

Laurie E. Levinger llegó en 2010 a La Puebla de Híjar siguiendo el rastro de su tío, que fue objeto de transfusión de sangre y que oyó la melodiosa voz de Miss Silverstine antes del fin. Laurie recompuso la historia, visitó la fosa común del cementerio donde reposan sus restos y compuso este libro conmovedor.

Gracias a la iniciativa del escritor y periodista Luis Granell, de Susanna Anglés y Javier Díaz, activos y concienciados libreros en Mas de las Matas, más de una treintena de personas rindieron homenaje a Sam Levinger: leyeron sus poemas y sus cartas. El periodista y escritor Luis Granell describe así el acto para HERALDO: «El clima del acto fue íntimo; yo diría que íntimo, romántico y emocionante; así lo queríamos los amigos que lo pensamos. Asistieron algunos vecinos del pueblo, miembros de la Asamblea local de IU, que lo respetaron. Volví a conmoverme escuchando al fotógrafo Pedro Avellaned leer la carta que Sam había preparado para que la enviasen a su familia si moría. Cuando la leí en el libro lloré».

Hay una página web: www.levinger.net






Amor y saludos revolucionarios: Un chico de Ohio en la guerra civil española. 

Por Laurie E. Levinger

176 páginas      
Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales


Amor y saludos revolucionarios: un chico de Ohio en la guerra civil española es la historia de Sam Levinger, un joven que fue a España en 1937 para unirse a las Brigadas Internacionales. Es la historia de un idealista que se comprometió a viajar a un país extranjero para luchar contra el fascismo. El libro se fundamenta en las cartas, poemas y crónicas que Sam Levinger enviaba a casa desde España, junto con las cartas y reflexiones de su madre, la escritora Elma Levinger. Narrado a partir de las palabras de un joven soldado y de su madre, así como de otros miembros del Batallón Abraham Lincoln, el libro ofrece un testimonio de primera mano sobre los conflictos y la política de la época. Hombres y mujeres de todo el mundo fueron a España a combatir en defensa de la democracia española. Dos mil ochocientos estadounidenses se unieron a las Brigadas Internacionales. Sam Levinger fue uno de ellos. Sam murió tras resultar herido en la batalla de Belchite, a la edad de veinte años. La autora de este libro, sobrina de Sam Levinger, viajó a España en busca de su tumba sin nombre. Amor y saludos revolucionarios narra la crónica emocional y política de la participación de los norteamericanos en la guerra civil española, en el lenguaje de quienes la vivieron. “La historia de los dos mil ochocientos americanos que defendieron la República Española contra el fascismo en los años treinta ha provocado numerosas y convincentes crónicas, pero pocas tan conmovedoras como esta. Laurie Levinger ha sacado a la luz un tesoro de testimonios poderosos y sensacionales, la mayor parte de los cuales nunca se habían publicado. Ha elaborado con esmero un tapiz a varias voces que nos lleva desde los años de la Gran Depresión en Columbus, Ohio, hasta las trincheras de España”. Sebastiaan Faber, director de los Archivos de la Brigada Abraham Lincoln. “Esta es la historia de un héroe americano en el mejor sentido, de un chico que dio su vida para la que libertad resistiera en un momento en el cual oportunistas, políticos, empresarios avariciosos y hasta mandatarios de la Iglesia en Europa y América se esforzaban por acallarla y destruirla. Contra este telón de fondo, la figura de un muchacho refulge brillante y heroica, como un americano de americanos, en la mejor y más pura tradición de un país que ha escrito en su Constitución que cree en la libertad, la decencia y la dignidad del hombre. Él fue uno de los muchos jóvenes americanos que marcharon a España en la creencia de que la libertad del hombre es lo más valioso en el mundo por lo que merece la pena luchar”. 

Louis Bromfield, escritor americano, ganador del premio Pulitzer. LAURIE E. LEVINGER es también autora de otros dos libros: What War? Testimonies of Maya Survivors, y Just a Dropped Stitch.




RICHARD PIÑEYRO [13.858]

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Richard Piñeyro

Nacido en 1956 en Montevideo, Uruguay. Murió en en 1998.




CARTAS A LA VIDA

Un día
una persona
caminará por una calle
recibirá el sol
sin pensar en nada
(como tiene que ser)
caminará
(sol)
y no te recordará
(como tiene que ser)
y caminará por una calle.
Y habrá sol.

“El otoño y mis cosas”
Ediciones de Uno, Montevideo, Uruguay,1992





Richard Piñeyro
Una poesía escencial

Fue un poeta íntimo y apasionado, de un lirismo afincado en lo cotidiano y algo alejado de las postulados estéticos de su generación. Había nacido en 1956 en Montevideo, y tenía apenas diecisiete años cuando cayó preso de la dictadura militar. Los maltratos recibidos en el Penal de Libertad donde permaneció hasta 1980, debilitaron su salud física y mental, pero no consiguieron apagar su inteligencia y su capacidad creadora. Integrado al grupo de jóvenes poetas reunidos en Ediciones de Uno, publicó 9x1, Quiero tener una muchacha que se llame Beba, Cartas a la vida, El otoño y mis cosas. Luego de su suicidio en 1998, Vintén Editor publicó su libro póstumo Palabra Antigua.


DE LA PROMOCIÓN QUE comienza a publicar en los años ochenta, la poesía de Richard Piñeyro es de esas que salen al mundo con el alma desnuda, sin artificios verbales, con un algo de sino trágico como tocado con sordina. Hay en ésta una lucha cuerpo a cuerpo entre la muerte y la esperanza. Y hay un soñador que, atravesado por el golpe brutal de la represión (que vivió en carne y alma propias) tienta la energía luminosa del que cree. En ese peliagudo sacudimiento es donde se instala su poesía. A diferencia de quienes escriben para bucear en la locura, Piñeyro escribía para regresar de ese lugar.

Su búsqueda está entre las cosas que hacen a la maravilla sencilla del vivir. No pretende expandir su "yo", sino que expone la imperiosa necesidad de reencontrarlo, de saberse parte del mundo: 



y yo tan luz cansina
tan herrumbre
y algo, lluvia
o pedacitos de tela
no sé qué
alguito
que quemaba el recuerdo. 



De allí la permanente tentativa de erguirse ante la "horrísona soledad", como él mismo definiera su paisaje interior.

Sus inicios literarios tienen origen en el período del presidio político (1973-1980). De esa época, el escritor Miguel Ángel Olivera, quien lo impulsara a la aventura poética, conserva un pequeño libro colectivo, artesanal y clandestino, integrado por textos y grabados, titulado Prosa Poesía y algo más (Penal de Libertad, mayo de 1974). Allí figuran una prosa y cuatro poemas que hacen a su prehistoria poética. Acaso el más valioso ("El día de la noche") sea ese casi único texto de su obra en el que refiere a la negritud: 



Esta piel negra
que me cubre los sueños
(...) esta piel
anochecida por la rueda de la historia 
(...) este remolino de noche
que viene desde siglos reclamando
un aire de justicia a la mañana 
(...) será de todos los colores
el horizonte anhelado de mi raza 



De esa misma época, otro ex compañero de celda conserva el manuscrito de lo que sería su primer libro, aún inédito, titulado Poemas dentro de ella.
En 1982, ya integrado al núcleo de poetas de Ediciones de Uno, publica cinco textos en una serie colectiva de plaquetas (9x1) junto a quienes en ese entonces integran el grupo: Héctor Bardanca, Daniel Bello, Agamenón Castrillón, Luis Damián, Alvaro Ferolla, Francisco Lussich, Magdalena Thompson y Macachin.

Tras casi nueve meses de arduas discusiones en torno a un original presentado por Piñeyro al taller de discusión interna de Uno, se publica finalmente Quiero tener una muchacha que se llame Beba (1983). El título proviene de un verso del argentino Julio Huasi, a quien los integrantes del grupo leían con devoción por aquellos años, y con quien se entrevistaran en 1985, a su paso por Montevideo, meses antes de que él pusiera fin a su vida. Pero no sólo el aire barrial y rezongón de Huasi, sino también el uso piadoso del diminutivo de Juan Gelman, el Vallejo dolorido de Poemas Humanos, la humildad de un Líber Falco, el ritmo cortante de Idea Vilariño, el desencanto irónico, burlón, de Macachín, y hasta la imagen lúdica, sorpresiva de Humberto Megget, quien tanto le fascinara, tienen cabida en los versos de esta primera etapa de su producción.

En lo temático aparece, obsesiva, la dialéctica de la luz y lo sombrío. Este rasgo remite tanto a lo social como a una más universal condición existencial, de "hombre en el tiempo", señalamientos que pueden leerse conjugados en este par de versos: 


La vida fue leer los versos de Antonio Machado.
Son las eternas ganas de tomar el alba por asalto


La referencia a la vida sufrida y expoliada del obrero, es recurrente: "los del cielo negado que no sabe de estrellas"; "pariente de la harina de sol a sol! amasando pan "; o este otro que parece inspirado en el Lazarillo de Tormes: 


se pasó el día
con las herramientas me comí las horas cual si fueran uvas.

A su vez la dignificación del barrio humilde viene de la mano de la evocación infantil de la cocina familiar 
Mis sueños
sueños simples con olor a tallarines

o por la conversación de boliche
Usted y yo, compadre
sentados alrededor de un vaso de vino. 



En lo intimista la dialéctica de luces y sombras trastoca a veces sus valores habituales (el sol puede verse como símbolo de desolación, la nocturnidad como lugar de encuentro) y crea esos paisajes interiores que tanto le caracterizan: 



hay alguien deshojando sueños junto al estanque de la noche; 
y el sol como un gallo enceguecido picoteándonos la espalda 

o algo más surreal como
mi pecho: un desierto donde el sol es un reptil que vende coca-cola



La búsqueda de una identidad sagrada del mundo, y de la propia existencia, aparece en Cartas a la vida (1985), libro entrañable para muchos lectores de mediados de los ochenta, vendido como pan caliente y sin reedición. Allí se toma todas las libertades del género epistolar:
imita el habla en un mano a mano con sus interlocutores más queridos, ironiza, reflexiona, se divierte enviando cartas a eminentes filósofos, inventa otras que se envían entre sí sus personajes. Utiliza el "lugar común" de lo poético y juega al borde del sentimentalismo, consciente de que la coartada confesional permite esa aparente "sinceridad". Y va de lo personal a lo colectivo, desde su pasión por las mujeres y la ironía de sí mismo ("Yo las miro a los ojos e intento seducirlas; pero como soy negro y feo no me dan pelota. Pero no es ese el objetivo. Yo busco un diálogo de pájaros") hasta la afirmación de que la utopía revolucionaria pasa por el encuentro de cada uno consigo mismo ("enfrentarse sin escudos al vértigo, a la terrible maravilla de mirarse a sí mismo"). De allí que la soledad y el "dolor de estar vivo" sean vistos como un aprendizaje sin el cual no puede vivenciarse la solidaridad con los otros. El dramático laberinto sin salida de la locura también aparece lateralmente: "Caminar es morirse muchas veces. Uno puede morirse de luz, de pan, de noche y aun de dolor. El problema empieza cuando uno no puede morirse nunca". Cuando se pone en pintor del alma humana, el claroscuro reaparece: "Toda persona es un arco iris. Tiene sus colores. Hay algunos que tienen los colores de un amanecer, otros en cambio siempre atardecen, atardecen ". Piñeyro, que había sido llevado a la locura durante los siete años de tortura en el Penal de Libertad, envejeció prematuramente, e hizo suya la sabiduría de mirar al mundo desde el lugar del que se va. Desde allí escribe sus dos últimos libros, que conforman una segunda y última etapa de su escritura, una etapa de consolidación. Se asume entre los que "atardecen", y su estación es el otoño. Así el último libro, que se iba a titular "Quizás hojas", finalmente fue El otoño y mis cosas (1992). Su libro póstumo, recientemente editado, se inscribe, desde el título, como un lenguaje que viene desde el pasado, Palabra Antigua (1998). En ambos se revela un mayor dominio del ritmo en versos largos, una decantación menos coloquial y de lenguaje más universal para su lirismo metafísico, y sobre todo, una radical honestidad para mostrar el desgarrón esencial, para decir su arrebato desde una distancia que le permite verse desde fuera: "encontrarme profano, distante, olvidado, lejano".

Ahora Piñeyro busca una reconciliación con lo perdido para sí, en el contrapeso de la plenitud de los otros. Puede verse en el epígrafe de El otoño y mis cosas, elegido con minuciosa claridad, en versos de Sarandy Cabrera, que dicen:

defiendo la alegría de los que me rodean
definitivamente herido de mis postergaciones

En el último poema de ese libro la identidad herida transmuta a una filosofía que hace del morir una inmolación en nombre de la vida misma: 
Lo más bello de la vida
es que uno no puede entender! al fin y al cabo
porque la mayor victoria de un hombre
es arder en sí mismo
porque el río sabe que hay que saber morir
y lo único digno es morir de río


Es en ese arder en sí mismo donde Piñeyro, el hombre y el poeta, se redime, y logra traspasar, victorioso, su drama personal, al cuerpo textual de la poesía.

Si bien el manuscrito que dejara en manos del editor Daymán Cabrera tuvo varias idas y vueltas, es visible que el primer poema de Palabra Antigua, va por la misma senda: 


Rostros, rostros, que prometo defender
Los seres que amo, construyo o traiciono
mientras las heridas me envejecen, me vencen
mientras las heridas me hacen más dulce
más feo, más triste, más feroz para defender
alguna alegría que viene al huerto y el huerto pronto olvida.


Lo que no obtuvo en vida, Piñeyro lo crea en su mundo verbal, que es su adarga y su cable a tierra, su más profunda compañía, su espejo virtual. No es casualidad un verso como "Mi hija juega con los trapos que el sol da a los hombres". Los hijos que no tuvo, y que tanto deseó, son sus poemas; algunos están, a su vez (como aquellas cartas apócrifas) dirigidos a un hijo símbolo de la vida que continúa, la de los otros, a quienes apuesta más allá de su propia existencia, ya conscientemente cercada por la muerte. El epígrafe de su manuscrito es de Cervantes, y concluyente: "... y como dicen, váyase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza ". Si en su lucha interior la oscuridad lo fue ganando, Piñeyro remontó con hidalguía su fe; fe en los otros que siguen en la vida, pero sobre todo en sus poemas, en los que quiso arder. Y en ellos dejó su esencia. 

Verano - por Gustavo Wojciechowski 

EN UNO leer poesía en público siempre fue una especie de causa común. Leíamos frecuentemente en espectáculos y en su mayoría creo que lo hacíamos bastante bien, tal vez por una vocación natural para la poesía oral, tal vez por simple entrenamiento. Al principio a mí me molestaba un poco como leía el Negro Richard. Alguna vez le marcamos alguna cosa, sin embargo el Negro terminaba haciendo lo que se le venía la gana y chau. Leía con voz baja y pastosa, llenita de tabaco... con el tiempo me di cuenta que su forma de leer tenía pila que ver con su poesía, y claro: con su vida.
Agarraba embalaje por la bajada y se leía todo, rapidísimo... como si quisiera terminar de una vez por todas. Tenía un ritmo impresionante. Se equivocaba o se caía, como si el poema anduviera con sus piernas flojas: y tosía y se atragantaba y seguía de largo, sin parar. Ahora, incluso, recuerdo que casi no hacía pausa entre poema y poema, tal vez sólo unos pocos segundos para tragar saliva. Lo extraño.

Me acuerdo que una vez nos enojamos por una estupidez, como corresponde.

Peñarol/Cobreloa y reunión en lo de Agamenón (Castrillón). Estábamos discutiendo si publicábamos o no un libro. Richard y yo ocupábamos -como muchas veces- algo así como los extremos de la discusión.

Claro, teníamos estéticas muy distantes.
Yo había prendido la radio bajito, de fondo, y obviamente que cada centro al área me distraía. En una me puteó de arriba a abajo y apagó la radio. Era una cuestión de honor, de compromiso. Al final decidimos no publicar el libro en cuestión... tampoco pude escuchar el gol de Morena en la hora. Dice Miguel Ángel (Olivera) que Richard era uno de esos 10 comilones, que en el Penal no la largaba ni aunque le dejaran las canillas llenitas de moretones. Nunca lo vi jugar al fútbol.

Incluso tengo que esforzarme para recordarlo jugando o embromando con choteces, como que no tenía descanso. Era un romántico empedernido, de los que se ponía a llorar por un verso. Se enamoraba fácilmente. Era tímido. A veces se quedaba largo rato con un gesto como de enojado, las cejas apretándole los ojos, callado.., y de repente, algo lo tocaba y empezaba a hablar sin parar. De poesía o filosofía, ya los ojos chispeándole... o con la alegría descomunal de haber encontrado un verso. Obviamente.

Fumaba como loco, también sin descanso. Agarraba el cigarro delicadamente, con la puntita de los dedos.
Nosotros a veces le tomábamos el pelo, le decíamos que era un marica. El se entrompaba, cosa que no le costaba demasiado ya que era un negro jetón.

Prefiero seguir jodiéndolo, diciéndole que tiene un nombre gringoide o dándole con un caño por un poema flojo, o afirmar rotundamente que Las cartas a la vida es un libro imprescindible. Era frágil. Era muy frágil. Lo habían hecho pelota, meticulosamente y con dedicación. El que lo trajo al grupo fue Ferolla, recién salidito el Negro. Era medio raro en Uno, en ese grupo de raros. A él no le interesaba en lo más mínimo romper los cánones clásicos, mientras que a la mayoría era lo único que nos interesaba.
Nos uníamos en lo marginal, todos un poco desaliñados y peleadores, y él con su influencia española y su conciencia política y su orgullo de clase. Era un poeta barrial. Hablaba de los tallarines con tuco, del vino salpicado de estrellas, de los transparentes, del otoño. Siempre al borde de la cursilería, como El Sabalero en el canto popular. A veces estaba de este lado del acierto, y otras del otro.

Pero cuando le embocaba era como una paliza de ternura. Su primer libro (Quiero tener una muchacha que se llame Beba) fue el primer o segundo material en ser discutido verdaderamente en el grupo, y por lejos el que más se discutió. Los anteriores libros salieron de parto natural, pero el de Richard fue terrible. Discutimos cada poema, cada verso. De la eficacia de tal o cual imagen, casi que dependía la edición del libro.
Hubo peleas feroces. Casi se va al demonio la integridad del grupo por la inclusión o no de un poema en el libro.

Todos estábamos seguros que tenía poemas brutales, pero algunos también creíamos que el libro no terminaba de redondearse en su estructura. Con el tiempo me di cuenta que él no podía con las estructuras, que apenas nos tiraba por la cabeza deslumbres de belleza, encandilado, enamorado. Hoy puede parecer descabellado habernos pasado nueve meses en ese despiadado análisis.., sin embargo, fue totalmente nutritivo para el grupo, lo terminó de unir, lo consolidó (bueno... después de soportar esas discusiones, no nos íbamos a ir así como así). Richard siempre se estaba yendo un poco. Cada tanto desaparecía por completo, al poco tiempo nos enterábamos que estaba internado otra vez. Nosotros sentíamos o vislumbrábamos su zona de riesgo, su fragilidad... pero nunca atinábamos a hacer algo, no sé ni sabíamos qué. Creíamos o queríamos creer que siempre volvería -aún más flaco y con las manos inseguras- a sus picadas habituales: por el local de Uno, por el trabajo de Daniel -a veces pasaba sólo para leerle un poema, luego se iba como si nada-, por lo del Çabeza o por lo de Magdalena... la amaba... fraternalmente, espiritualmente, poéticamente. Creo que lo afectó mucho la desarticulación de Uno, más que a nadie. Quizás perdió definitivamente el lugar donde sintonizarse, donde discutir de sus cosas y el otoño, encontrarse... él se encontraba en Uno. Era el club donde se cobijaba, el espacio del no-tiempo. Fuera de preocupaciones. Sus preocupaciones no eran materiales, eran esenciales... filosóficas. Era incapaz para los horarios, para las tareas administrativas o los controles. Una vez se encargó de las librerías, fue terrible. ¡También nosotros!... encargarle ese "trabajo": estábamos tan desajustados como él. Poco antes de morir me llamó por teléfono y me contó que Daymán Cabrera le iba a editar un libro, pero tenía dos y no sabía cuál entregarle. Quería que se los leyera y decidiera por él. Quedó en pasar por el estudio, obviamente nunca me los trajo, ni siquiera sé si realmente existían dos libros o uno solo. Un poco antes me había traído unos cuentos -otra vez el tema de la estructura, dominar la situación, llevar las riendas-. Recuerdo claramente como empezaba uno: "El verano no tiene compasión de seres melancólicos como yo". 

Luis Bravo
El País Cultural
17 marzo 2000


JORGE CASTRO VEGA [13.859]

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JORGE CASTRO VEGA 

(Montevideo, Uruguay 1963)

Ha publicado:

-Primera línea (1982)
-Poesía de sitio  (1985)
-Poesía involuntaria  (1986)





Último deseo

Quiero que vengas
y me cuentes una historia fantástica
esta noche.
Yo jamás creía en las historias
y sin embargo
jugaba a hacerte creer
que de verdad me daban miedo
y me tapaba con la frazada en la cabeza
para huir del Monstruo Cien Ojos Viejo de la
Bolsa.

Quiero que vengas
y me cuentes una historia fantástica
esta noche.
Es preciso que vengas.
Necesito saber
si de verdad los del Monstruo
era mentira.





Fe de remo

a Gladys Castelvecchi

Un hombre debe tener presente su lugar
Su mordaza
Y su remo
Su claroscuro oscuro de quebrarse
Su mano
Y la línea de sal que la hace mano
Y la une al agua
La historia del agua
Su vocación de fuego.





Cacería

El ladrido y su perro:
La oreja alerta
Que al poemarla se borra y las cuatro patas
(El instante que no tocan el suelo)
Y el suelo
Que se cuenta hacia atrás
Se trata solamente de seguir la presa
(Como hace el ladrido)
Por un pastizal
Paralelo al poema.






Perspectiva

a Elder Silva Rivero

El poema comienza
 Apenas concluida
Esta línea:

Me defiendo de las calandrias

Y allí termina
Acaso confunden un enemigo con otro
(Se defienden de sus trinos)
Nos defienden del papel.





JUAN PARRA DEL RIEGO [13.870]

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Juan Parra del Riego

Juan Parra del Riego (Huancayo, 20 de diciembre de 1894 - Montevideo, 21 de noviembre de 1925), fue un poeta peruano que se afincó en Uruguay. Su poesía, inicialmente modernista, se orientó hacia los movimientos de vanguardia de inicios del siglo XX, principalmente el futurismo, y se inspiró en acontecimientos contemporáneos.

Fue hijo del coronel Domingo J. Parra y Mercedes del Riego. Su padre, partidario del caudillo Nicolás de Piérola y adversario del presidente Andrés A. Cáceres, fue apresado y encerrado en las casasmatas del Callao, al lado de un entonces joven José Santos Chocano (1894). Juan tuvo varios hermanos, entre ellos Carlos Parra del Riego, que llegó también a destacar como escritor, y Mercedes Parra del Riego, que casó con el poeta Percy Gibson.

Hacia 1902 se estableció en Lima y cursó sus estudios secundarios en el balneario de Barranco. Tenía dieciocho años de edad cuando ganó un certamen poético promovido por el Consejo Municipal de Barranco. Su composición premiada se titulaba Canto a Barranco, poema en trece sonetos con influjo modernista (1913).

En 1914 emprendió un viaje a lo largo de la costa peruana hasta Guayaquil, en el Ecuador. De vuelta al Perú, colaboró de forma asidua en diversas revistas de Lima, entre ellas Balnearios, donde también colaboraban Abraham Valdelomar, Manuel Beingolea y Federico More. En 1915 estrenó su obra teatral La verdad de la mentira.

Se le recuerda también por haber sido el primero que saludó la aparición del grupo literario de Trujillo (norte del Perú), al que bautizó con el nombre de la “bohemia trujillana” (luego llamado Grupo Norte), y alabó, entre otros, al todavía novel poeta César Vallejo, de quien citó unos versos que le parecieron estupendos. El artículo que testifica este episodio luminar apareció en la revista Balnearios, el 22 de octubre de 1916.

En 1916, hastiado de la rutina, salió de su país y recorrió Chile, Argentina y Uruguay. Luego se embarcó hacia Europa. Se estableció en París contando con la protección del poeta vanguardista Jules Supervielle, a quien había conocido en Montevideo; tomó así contacto directo con el futurismo y otras vanguardias. En París empezó a tener los primeros síntomas de la tuberculosis que habría de acabar con su vida. Se trasladó a Madrid y Lisboa.

Retornó a Montevideo en 1921, ya imbuido de las nuevas corrientes poéticas. Se integró plenamente en el ambiente literario de dicha ciudad, donde trabó amistad con las poetas Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou. Colaboró en El Bien Público (1921-1923). Desenvolvió su poesía, cuya característica principal fue el uso del polirritmo (ya practicado por Manuel González Prada), que consiste en el empleo ágil y vigoroso del verso métrico. Su Canto al carnaval fue premiado en el concurso rioplatense organizado por el concejo municipal de Montevideo (1925). Cantó también las proezas deportivas del entonces ídolo del fútbol uruguayo, Isabelino Gradín.

Se casó con la poeta uruguaya Blanca Luz Brum, joven de alta alcurnia, teniendo solo a testigos mujeres: a la poeta Juana de Ibarbourou y a Blanca de Mendilaharsu, esposa del poeta Julio Raúl Mendilaharsu. El trajín de una vida activa no tardó en pasarle factura y su mal pulmonar rebrotó. Su frágil salud no impidió, sin embargo, que publicara sus últimas creaciones poéticas en 1925. El 16 de noviembre de 1925 Blanca Luz dio a luz a su hijo Eduardo y cinco días después, murió el poeta.

Obras

Poesía

Polirritmos (1922).
Himnos del cielo y de los ferrocarriles (1924).
Blanca Luz (1925).
Cantos al carnaval (1925).
Tres polirritmos inéditos (póstuma, 1937).
Poesía (póstuma, 1943), compilación de su poemas.

Teatro

La verdad de la mentira (1914), drama.

Prosa

Prosa (póstuma, 1943), compilación de sus artículos periodísticos.





El Puente de los Suspiros

Yo he sentido al pasar por este puente
Silencioso, propicio, ensoñador,
Cual si fuera pasando lentamente
La página de un libro evocador.

Muchas cosas de ensueño me ha contado
En un mudo lenguaje suspirante,
Me ha desenvuelto el lienzo del pasado,
De su pasado trágico y galante

Un día fue romántico paseo
Del dulce y femenino secreteo;
Otro fue la tragedia de un Don Juan

Y hoy que evoco sus penas y sus gozos
Contemplándolo siento que se van
Los suspiros haciéndose sollozos.




AL MOTOR MARAVILLOSO

Yo que canté un día
la belleza violenta y la alegría
de las locomotoras y de los aeroplanos,
qué serpentina loca le lanzaré hoy al mundo
para cantar tu arcano,
tus vivos cilindros sonámbulos, tu fuego profundo.
¡Oh, tú, el motor oculto de mi alma y de mis manos!

¡Qué llama enloquecida se enreda en tus fogones
y hace girar la rueda líquida de la sangre
y atiranta las poleas de los músculos
para mecer los columpios súbitos de las sensaciones,
cuando corro, beso, anhelo, callo, sufro, espero, miro,
salta mi alma en una loca carcajada,
floto en sedas de suspiro
o en el charco solitario de la sombra en que me estiro
se me copia el corazón como una estrella desolada!

Y qué electricidades
se me van por los alambres calientes de los nervios
hasta el cerebro, caja de las velocidades,
azules y negras y rejas de todos los sueños...
Zumba la turbina sutil de hondos dolores
y saltan imágenes,
y hacia donde ya no alcanza el ojo triste
con sus sedientas ruedas de colores
corre el tren de las imágenes...

Y qué émbolos oscuros se agitan sin cesar,
y que carbón jadeante de soles escondidos
a todo vapor, a todo vapor,
te hace andar
cuando se me hincha el corazón de una salvaje alegría
o se me quiere romper el dolor
y de melancolía.

Motor humano: tú eres
la única maravilla de este mundo doloroso,
por tu inmortal prodigio: el beso de las mujeres,
el pensamiento firme y armonioso,
la palabra que salta rotunda, patética y viva
por la célula furtiva
que trabaja en sus telares nuestro ritmo misterioso;
teje un día la Esperanza,
otro día el sufrimiento,
otro día la alegría.

Yo siento
cuando queda tensa y viva sobre mi alma la Energía,
¡Motor de la explosión de toda la vida mía!
Hondo motor que haces de mi cólera y mi llanto
mi callada pasión y mi fuerza y mi canto,
más ligero,
más ligero,
con la carga de esperanza que es mi única conquista:
tú, la máquina del único sendero sin sendero;
yo, tu alado y sangriento maquinista.



Poliritmo Dinámico
A GRADIN, JUGADOR DE FUTBOL

Palpitante y jubiloso
como el grito que se lanza de repente a un aviador,
todo así claro y nervioso,
yo te canto, ¡oh jugador maravilloso!
que hoy has puesto el pecho mío como un trémulo tambor.

Ágil,
fino,
alado,
eléctrico,
repentino,
delicado,
fulminante,
yo te vi en la tarde olímpica jugar.
Mi alma estaba oscura y torpe de un secreto sollozante,
pero cuando rasgó el pito emocionante
y te vi correr...saltar...

Y fue el ¡hurra! Y la explosión de camisetas,
tras el loco volatín de la pelota,
y las oes y las zetas
del primer fugaz encaje
de la aguja de colores de tu cuerpo en el paisaje,
otro nuevo corazón de proa ardiente,
cada vez menos despacio
se me puso a dar mil vueltas en el pecho de repente.

Y te vi, Gradín
bronce vivo de la múltiple actitud,
zigzagueante espadachín
del golkeeper cazador,
de ese pájaro violento
que le silba a la pelota por el viento
y se va, regresa y cruza con su eléctrico temblor.
¡Flecha, víbora, campana, banderola!
¡Gradín, bala azul y verde! ¡Gradín, globo que se va!
Billarista de esa súbita y vibrante carambola
que se rompe en las cabezas y se enfila más allá...

Y discóbolo volante,
pasas uno...
dos...
tres...cuatro...
siete jugadores...

La pelota hierve en ruido seco y sordo de metralla,
se revuelca una epilepsia de colores
y ya estás frente a la valla
con el pecho...el alma...el pie...
y es el tiro que en la tarde azul estalla
como un cálido balazo que se lleva la pelota hasta la red.
¡Palomares! ¡Palomares!
de los clásicos aplausos populares...
¡Gradín, trompo, émbolo, música, bisturí, tirabuzón!
(¡Yo vi tres mujeres de esas con caderas como altares
palpitar estremecidas de emoción!)
¡Gradín! róbale al relámpago de tu cuerpo incandescente,
que hoy me ha roto en mil cometas de una loca elevación,
otra azul velocidad para mi frente
y otra mecha de colores que me vuele el corazón

Tú que cuando vas llevando la pelota
nadie cree que así juegas:
todos creen que patinas,
y en tu baile vas haciendo líneas griegas
que te siguen dando vueltas con sus vagas serpentinas.

¡Pez acróbata que al ímpetu del ataque más violento
se escabulle, arquea, flota
no lo ve nadie un momento,
pero como un submarino sale allá con la pelota...!
Y es entonces cuando suena la tribuna como el mar:
todos grítanle: ¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín!

Y en el ronco oleaje negro que se quiere desbordar,
saltan pechos, vuelan brazos y hasta el fin
todos se hacen los coheteros
de una salva luminosa de sombreros
que se van hasta la luna a gritarle allá:
¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín!



Juan Parra del Riego


LOS VIENTOS DEL PERÚ

¡No hay nada en el mundo, ni el sol, ni la guerra
como los salvajes vientos de esta tierra!

Ni el acuchillado perfil de la sierra,
ni el rayo que vibra, ni el trueno que aterra,
ni el mismo relámpago que abre y se cierra
y el mar que en las playas se aferra…se aferra…

¡No hay nada en el mundo, ni el sol, ni la guerra
como los salvajes vientos de esta tierra¡

Aires ululantes que agitan pañuelos
de polvo en la fuga de los grandes vuelos,
pero que más suaves que los terciopelos
cuando se entrechocan de vagos anhelos
parece que entonces bajó de los cielos
y en una locura de mil ritornelos
se fueran bailando sin pisar los suelos
la vertiginosa danza de los velos.

Tropicales ráfagas que yo rememoro
porque a sus cien rubias trompetas en coro
les debo este gesto con que nunca imploro,
con que nunca tiemblo, con que nunca lloro…

Tropicales ráfagas que yo rememoro
cuando en las llanuras donde muge el toro
y el caballo alegra su clarín sonoro
se iban dando vueltas como trompos de oro.

¡No hay nada en el mundo, ni el sol, ni la guerra
como los salvajes vientos de esta tierra!

Casuhiras del monte, saltantes felinos
que arañan y trepan los árboles finos
y jugando al juego de los remolinos
-¡Oh, azul borrachera de goces divinos!-
suenan en las ramas, cantan en los pinos
y se van rodando tras los campesinos
que en las tardes vuelven por esos caminos
donde la carretera de bueyes cansinos
parece que llora como los molinos.

Pamperos violentos que en las madrugadas
del campo entreabrían las puertas cerradas
como a una nerviosa lucha de estocadas,
yo aprendí en vosotros mis rudas tonadas
y el ir por el mundo como las cascadas:
a saltos, impulsos, carreteras aladas
y no sé que angustia de cumbres sagradas
que me hace ser todo velas desplegadas
para las más hondas rutas ignoradas.

Ciclones marinos que inician un viaje
Que nunca se para sobre el mar salvaje.

Y pifian la fusta de un loco carruaje
que es la desbocada visión del paisaje.

Rompen las estatuas que esculpe el oleaje,
atacan los buques como al abordaje.

Y como en Esquilo dicen un lenguaje
que es más la tragedia de un alma salvaje.

¡No hay nada en el mundo, ni el sol, ni la guerra
como los ciclones del mar de esta tierra!

Mascaichas dramáticos de los temporales
en las sensitivas mañanas rurales
-¡olor a aguas vírgenes, a las selvas y maizales!-

¡Oh, vertiginosos sátiros joviales
que a las campesinas de senos frutales
tirábanles locos los leves percales
como si quisieran, ebrios y sensuales
llevarles rápido hasta los trigales…

Yo aún no me he olvidado que vengo de aquellas
ciudades con cumbre viril de epopeyas
bajo el parral de oro que hay en las estrellas.

¡Si aun siento en mi sangre palpitar las huellas
de aquellas salvajes y dulces doncellas
que a los españoles –danzas y centellas-
por ver a Atahualpa morir junto a ellas
les decían suaves como las estrellas
qué cosas tan tristes…qué cosas tan bellas…
Vientos, vientos, vientos de mi tierra, leones
que el polvo enmelena con sus algodones,
vámonos frenéticos por las poblaciones
de esta vieja América con sus tradiciones
que hacen de las gentes siervos y bufones.

Y arrollantes, trágicos, rompamos canciones
Que agiten como émbolos a los corazones,
refresquen las almas y alcen las pasiones
en las rojas lanzas de otras rebeliones.

¡No hay nada en el mundo, ni el sol, ni la guerra
como los salvajes vientos de esta tierra.!




CANTO A BARRANCO
(El Mar)

Mar de Barranco, mar meditabundo,
mar triste, mar sin velas, mar dormido,
mi dolor es amargo y es profundo
porque al verte tu pena he cogido.
Si tú tienes tus náufragos ¡oh mar!
que niega la apariencia de tu calma
yo también como tú sé enmascarar
las ilusiones náufragas de mi alma.
Como ese sol que se hunde triste, triste,
en tu confín que de oro y grana viste,
así se van hundiendo lentos, lentos,
cuando ante tu ancha faz sueño y medito,
en tu secreto azul mis pensamientos
como pájaros ebrios de infinito.



POLIRRITMO DINÁMICO DE LA MOTOCICLETA

Sesgada en el viento la cálida quilla del perfil tajante
y suelto el espíritu al día como una cometa
yo todas las tardes me lanzo al tumulto de las avenidas
sobre un trepidante caballo de hierro
¡mi motocicleta!
Zumban los pedales, palpita la llanta
y en la traquearteria febril del motor
yo siento que hay algo
que es como mi ardiente garganta
con mi explosionante secreto interior.
Y corro…corro…corro…
Estocada de mi ruido que atraviesa la ciudad
y ensarto avenidas…suspiro una rambla…disloco una esquina
y envuelvo en las ruedas
la vertiginosa cinta palpitante de las alamedas…
La fusilería de los focos rompe la iluminación…
Y me lanzo a un tiro de carrera al mar
Y otra vez me escapo por los bulevares,
rápidas serpientes de autos y sombreros,
mujeres y bares
y luces y obreros
que pasan y chocan y fugan y vuelven de nuevo a pasar…
Y corro…corro…corro…
hasta que ebrio y todo pálido
de peligro y cielo y vértigo en mi audaz velocidad
ya mi alma no es mi alma:
es un émbolo con música
un salvaje trompo cálido,
todo el sueño de la vida que en mi pecho incendio y lloro
la feliz carrera de oro
de la luz desnuda y libre que jamás nos dejará.
¡Ah, correr locamente convencido
de alcanzar como los pájaros hasta el confín azul,
escuchando, inclinado,
al oído,
el motor,
cual si fuera el nervioso corazón de un amigo
que se quema en un terco secreto de amor!
¡Los ojos se roban la vida a pedazos!
Luces, hombres, árboles, una estrella…el mar,
y ya solo siento
un deseo loco de ser como el viento
que sólo parece que quiere pasar.
Curva suave,
X patética…embestida.
Repentino embrague seco…vuelta súbita…explosión!
¿Fue la muerte? ¿Fue la vida?
el motor sufre y trepida
y otra vez me empapa el viento con su vino el corazón.
¡Camaradas! ¡Camaradas!
denme una camiseta
de violentas pintas verdes y oros como resplandores
para hundirme a puñaladas
de motocicleta
por el campo estremecido de esta tarde de colores.
En el fulminante
caballo que suena su sangre encendida
para abrir todas las tardes de la vida
a un romántico momento de partida.
Partir…llegar…llegar…partir…
Correr…
volar…
morir…
soñar…
partir…partir…partir…



Nocturno Nro. 8

Dolorida en la luna se va la carretera.
Me voy a sentir más hoy tu alma allí;
dolorido en la luna que me mira y espera
y da su solitaria paloma mensajera
que va como acordándose de ti.
Miro las soledades misteriosas del cielo
y nada es más profundo que tu amor,
bailarín de amargura, zapateador de hielo,
tú eres, ¡oh! Sirio, dulce violinista del cielo!
lo que me ha comprendido aquí mejor.
Pero tú eres la luz que tiembla allá:
Voy solo. Voy cansado. Voy ciego. Voy perdido.
Y esta noche de luna, que es música sin ruido
me va poniendo tu alma como en un hondo nido
sobre mi sollozante eternidad.
Con mi sombrero negro empapado en la luna
yo te contaré todo mi dolor…
Le pediré a la muerte más pavor que nos una…
le pediré a la vida más caliente fortuna
de besos, de locura y de temblor.
Yo te contaré toda mi historia de hombre errante
que un día al mundo amargo se lanzó.
Era al partir alegre el joven caminante,
más tarde, curvo y triste, pero más anhelante
su corazón, sangriento, regresó.
Y no se hizo filósofo ni aprendió el humorismo
de los que sólo quieren engañar.
Vio que en la vida sólo el olvido es el abismo
y que su gran secreto es ser siempre uno mismo
y con el alma cálida, esperar…
Y vio que el amor era la única ruta clara
y que por eso sólo hay que existir;
-¡oh, amada la más dulce, la que aclara y ampara!-
yo que he partido en tu alma y he llegado en tu cara
ya sé para qué tengo que vivir.
Sé por qué ante la luna tiemblo como un poeta
del tiempo de Musset y Jorge Sand;
y a veces más que el ritmo de mi ciudad inquieta
busco las sombras íntimas de alguna plazoleta
donde otras cosas íntimas están.
Y por qué mi alma vibra cuando miro unas flores
y en el fino y azul atardecer
en mi cabeza zumban palabras de colores,
y ante las joyerías, mojado de fulgores,
me quedo fino como una mujer.
Y porqué hago mi paso más lento en los caminos
y en todo enreda mi alma su emoción;
y bajo las guitarras nocturnas de los pinos
en la hora de los grandes crepúsculos marinos
tengo una misteriosa agitación.




Canto al Carnaval

Libertad maravillosa de la risa,
la ciudad corre en las ruedas de colores, ¡Carnaval!
Ya en las plazas y torres, ventanas y esquinas,
saltando como una niñita la luna
cuelga los teléfonos de las serpentinas
para tu furiosa fiesta universal.

¡Columpios de risas! ¡Árboles de amores!
Los novios calientan la noche con su corazón.
Ya aquel ha corrido por un frac… ¡va pálido!
Rosada de sueños
ella piensa en algo furtivo y fantástico
que sólo esta noche podría pasar…

En los cascabeles hay duendes pequeños
que dicen: ¡no dudes! ¡vamos a soñar!
¡Vamos a bailar!
¡Vamos a cantar!
La noche abre dulces ventanas de seda
y si tú no vienes por siempre te quedas
en la desolada perla de esperar.
¡Vamos a cantar!
¡Vamos a bailar!
Y por la Avenida
que quema las frutas de la iluminación
ya el Corso va alzando con su delirante
cabeza de máscaras la gran ilusión.
Veredas con luces felices de puertos soñados.
Las casas se besan, se gritan, se abrazan
a nubes de música y de serpentinas,
y la opera loca de gritos pintados
avanza soñando su incendio feliz.
Acrobacias bufas…ventriloquia rara
súbita escopeta de aquella nariz
La lágrima negra de esa blanca cara.
Cleopatra sobre un coro de trompetas
saludando a las estrellas y al amor!
¡Timbales! ¡Flautines!
Latones de escándalo…absurdas cometas.
El aire abre planos y frescos jardines.
Locura, alegría, palidez, amor!
Pasa el carro lento de las odaliscas,
La comparsa blanca, la del verde humor,
pasa la comparsa de las Diez Franciscas
el carro tremendo del Emperador!
Reinas y payasos,
-por el aire vuela un bastón colorado-
los pierrots que enredan la luna en sus pasos,
tambores de Oriente de golpe encantado,
y saltos de espejos y noches y frutas.
Ya llegan los negros del baile sensual
con piernas de títeres y risas de luna
que se duermen sobre el bombo tropical;
los negros fantástico e imaginativos
que se dramatizan en vagos y vivos
saludos de monos y gestos de chivos
que se ríen por la médula espinal.
Trae un auto una súbita bandeja de ángeles
y tras otro, Walkiria de veloces cabellos de papel
cruza uno que se aleja tirando los divinos
cascabeles de un lunático arlequín.
Pasa la astronómica murga de los chinos
-qué triste, adelante, va el pálido y dulce mandarín!
Me corta el jinete
de una serpentina con su duende azul!
(Cuidado con esa niña que es como un juguete
defendiendo sus alas de tul)
Y el corso levanta la noche en sus brazos dorados.
Largo trópico de música por la calle popular.
Atrás turbia pena de dientes morados,
esta es mi pirueta, mi nariz, mi andar!
Y miro esa casa:
el balcón se ríe con barbas de cintas y velos,
suena una ventana…un antifaz pasa…
y yo soñé que es ella que está con los otros
bailando a esa música de agua y violoncellos…
Las estrellas corren en sus bicicletas
plateadas y azules por el “boulevard”
saltan, como rosas, tristes morisquetas,
y yo ya estoy loco de nunca alcanzar
la boca fantástica de ese antifaz fino
que toda la noche me hizo palpitar.
Pero en esa esquina
cuatro dominós se han quedado quietos,
y yo tengo miedo en aquella esquina
de los dominós parados y quietos.
¡Vamos Ana!
¡Dame el brazo Margarita!
En esa casa hay un baile que parece la campana
de una locura infinita!
Préndete, a mi, Josefina!
en mis barbas coloradas llevo el circo del amor!
Yo sé lo que no te ha dicho esa loca serpentina
que en tu moño fue durmiéndose como si fuera una flor.
Pero el Corso pasa…
¡Pasa!
¡Trampolín para el acróbata lívido del corazón!
¡Regatas de aguas, de cintas, de payasos y mujeres
con sus viñas de alegría y sus bocas de ilusión!
Pasa el corso…
Pasa…pasa…!
Y ya la calle está sola…por el suelo hay una máscara perdida
Y es tan grave este último payaso que se mete en esa casa de
una sola ventanita encendida!
Y otra vez el Corso rompe en su camino
La nube de gritos que es su cascabel!
¡Los osos! Las hadas…la reina…el bandido…
son todos los cuentos que a la calle han salido
fabulosamente libres de sus casas de papel…!
Llega la volanta de las colombinas
-a la rubia de la risa yo le tiro esta flor-
Se va la volanta de las colombinas.
Y serenata de serpentinas
van llamándola en la calle con sus flautas de color!
Perdidos, antiguos, plateados, fragantes
pedazos de música me dan su temblor.
-Hay baile en aquellos balcones distantes-
Y yo sé que es ella la de aquellos guantes
que tras el cristal da su espalda en una
disolución de luna
que sobre el negro corpiño le abre su flor.
Pasa el Corso con su río
que va a perderse a la luna con su estrépito triunfal.
Y en la ciudad que se queda como un gran teatro vacío
yo siento que el corazón mío
se pasea como un gato solitario y fantasmal.
¡Se va el Corso! Se va el ruido
Pero yo me cuelgo, mágico, a tu luz y tus amores
Carnaval!
¡Salud inmensa aventura de las aguas y las flores
que nos dejan las cabezas como trompos de colores
dando vuelvas, vueltas, vueltas
en tu mano de cristal.



CARTA DE MI MADRE

Carta que esperaba antes con temblor
carta que ahora apenas
leo distraído por el comedor.
Carta de ella…la carta que solo
ya me hace temblar
palidecer o gritar…
¡Cartero! ¡Qué tarde llegaste hoy día!
Con su sordo alcohol me iba a envenenar.
Carta de ella… ¡Carta que ya solo espero!
¡Alegrías súbitas en mi corazón!
O unas dudas raras con las que me muero
Solitario y pálido como un ladrón.
Carta de mi madre que ya te he olvidado
por la que ella solo me puede mandar
¡Ay! Carta que tantas veces me has salvado,
esta vez…¿No me puedes perdonar?



Serenata de Zuray Zurita

Tiene párpados de luna mi agonía
De la mar yo vine loco de soñar.
Me perdí en un puerto mudo donde el día
estaba muerto de esperar
Zuray Zurita
¿no me oyes llorar?
A la mar me fui con vela de colores…
de la tierra estaba sucio de luchar…
Tercos sueños cazadores
Dolorido de caminos y tambores,
yo la quería esperar.
Zuray Zurita
¿no me oyes llorar?
Y le dije a la paloma y a la estrella:
mi corazón la quiere encontrar,
moribundo de canciones voy tras ella
y es más muda que la muerte, ¡y es tan bella!
y es más fina que la mar.
Zuray Zurita
¿no me oyes llorar?
Me ha manchado la amargura
años arduos y asesinos me han enseñado a olvidar…
Luna azul de mi sombrero: la locura,
y mi capa de andarín: todas las olas del mar.
Zuray Zurita
¿no me oyes llorar?
Y le dije vengo extraño,
no me puedes recordar,
gota a gota di mi sangre todo el año…
estoy ciego de llamar…
Zuray Zurita
¿no me oyes llorar?
Tiene el cielo una campana
y un jardín tiene la mar.
Volanta de cintas llena de mañana,
la vi…y no la pudo mi alma alcanzar.
Zuray Zurita
¿no me oyes llorar?
Yo he visto en almas y pechos
a un alacrán perforar…
yo he visto hogares deshechos
y a payasos de colores que a la luna de los techos
daban un brinco estelar.
Zuray Zurita
¿no me oyes llorar?
Con el arpa de la aurora me ponía a caminar…
Pérfida languidez de la melancolía
me iba una seda lenta matando día a día
y mis ojos se perdieron en las estrellas del mar.
Zuray Zurita
¿no me oyes llorar?




“Mañana con el Alba Obra Poética Completa”, 1994 



La Vidalita

Son tres almas románticas: la luna pensativa,
el criollo que canta desde el atardecer
y la guitarra cálida que tiembla desde arriba
y se sienta en sus faldas tal como una mujer.

Y es cuando brota entonces la copla que cautiva
como dos ojos tristes que se ponen a ver
al compás de esa lenta música sensitiva
que es madrugada, y llanto, y amor que hace volver…

Porque el dolor de raza que hay en la vidalita
tiene algo que se muere y algo que resucita
en los paisajes largos de la pampa con luna

que vio, temblando, al último rondante payadorbajarse del caballo con la guitarra ante una
ventana donde estaban la muerte y el amor.





Su Risa

Duendes con campanillas
que venían del mar,
fresco como la luna
su corazón se salía
a jugar…

Duendes que se volvían
de repente a la mar…

Nota: Escrito para su esposa en el libro “Blanca Luz”




Los Molinos

En el Barranco los molinos son
la página vibrante y melancólica
que nos dice su ingenua tradición.
¡Oh los molinos y su paz simbólica!

Sus grandes mariposas giradoras
cantan con sus perennes movimientos
un salmo de trabajo en las sonoras
y líricas locuras de los vientos.

Son tan altos que a veces engañan
y en las tardes creemos que acompañan
ese largo cortejo fantasmal.

De nubes de doliente y tardo paso
que lleva el cadáver vesperal
al mágico sepulcro del ocaso. 



El Parque

Yo no sé qué tristeza evocadora
tiene el florido parque de Barranco,
que guarda ante su sombra soñadora
un recuerdo de amor en cada banco.

Una fiesta de flautas cristalinas
por la mañana alegra sus ramadas,
y en las lánguidas horas vespertinas
la alborotan ingenuas carcajadas.

Pero en la paz discreta y oportuna
de las noches románticas de la luna
es más triste, más sola, más callada…

Y bajo un protector jacarandá
no sé quién en algún banco sentado
se pregunta en la sombra si vendrá.




Lejos

Cabeza de mi madre que no beso
desde hace ya diez años de fragor,
cabeza cana que nunca olvido,
luna dormida en mi corazón.

Pienso en los años que se han perdido…
Con alas de oro, de plata y música
me fui a la vida
¡era como el sol!

Pecho cargado de odios confusos,
frente apretada de doloridos
vinos de recuerdos
¿a dónde iré hoy?

Cabeza cana, que nunca sepas
que está tan negro mi corazón…
Con tu remota ceniza dulce
quizá algún día me cure Dios.






¡Noche Buena Mágica!

Era en Lima, la áurea ciudad colonial…
Te acuerdas, oh, madre, de la Nochebuena
tan sentimental?
Yo aun miro la cena,
los hilos de plata que el árbol llovía.
Dios era en la casa
el buen compañero de aquella alegría.



Nota: Informacion, y fragmentos poeticos tomados del libro (1943, Uruguay)”




Besos

Sonidos de palomas besándose a la luna
me has dejado en la boca.
Panales de alegría delirante y salvaje
me has dejado en la boca.
Corazones de niños colorados y puros
me has dejado en la boca.
Campo con su alegría de chivos y campanas
me has dejado en la boca.
Tu palidez terrible y azul como mi muerte
me has dejado en la boca.



Dos Pichones Besándose

¡Dos pichones en la mañana—
en el sol de noviembre
sentados en una rama del árbol,
están besándose afuera de mi ventana…
(como si nadie estuviera alrededor);
mirando aquí y allá!
El de la cabeza azul, picoteándose
sus alas…

(Mirando fijamente, estoy pensando—:
¿Puede la vida ser tan simple?)








STEPHAN ENRÍQUEZ [13.871]

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STEPHAN ENRÍQUEZ

Stephan Enríquez (1994) es un joven poeta y narrador. Estudia Ingeniería Industrial, pero considera la literatura como su verdadera pasión. Ha publicado dos eBook: Diminuta Antología (Bubok, 2014) y Prosas inmaduras (Bubok, 2014). Tiene en su haber dos poemarios inéditos que planea publicar en formato físico.




Oda maldita

 I

Ustedes, descomunales,
socavan sus versos en mí,
tal cual mantis hembra
engulle a su símil macho.

Ustedes, fastuosos
seres inmortalizados,
enaltecen mis manuscritos,
mis paupérrimas estrofas.

Ustedes, inalcanzables,
transmutan toda lírica
antes consignada.
¡Oh magnos vanguardistas!




II

Un alba espiritual,
una orgía parisina,
un paseo sentimental,
una brisa marina.

¡Oh miríficos vates!
¡Sus majestuosas creaciones
son dignas de aclamación!
¡Alabados sean, maldecidos!

Me declaro devoto
de su inexistente religión.
Me proclamo presumido
al vislumbrarme sucesor.

¡Oh, maestros, compadézcanse
de este desdichado imitador!




III

¡Oh poetas malditos!
¡Oh ilustres simbolistas!
Iluminen mi perspicacia,
erradiquen mi trivialidad.


¡Oh Baudelaire! ¡Oh Rimbaud!
¡Oh Verlaine! ¡Oh Mallarmé!
¿Cómo alcanzar su grandeza?
¿De cuántas vidas mías se precisarían?

¡Sálvenme, resido en un planeta rancio!
¡Sálvenme, soy un artista relegado!
¡Sálvenme, mi soledad es absoluta!
¡Sálvenme, se los ruego!





Falacia recetada

Somos especialistas en fabricar enfermedades,
cuyas curas mantenemos encubiertas
con el fin de promocionar tratamientos inaccesibles,
inventados por nuestro ego resquebrajado
que busca incesantemente la superioridad del homo sapiens.

¡Ay, jamás aceptaremos ser inferiores!

Es lamentable materializar una pobre desesperación,
pero es más lamentable emanar falta de autenticidad.
¡Roguemos que nuestra miseria deje de aumentar!




Mentes putrefactas

Pensamientos obscenos invaden nuestras mentes,
durante siglos hemos intentado mantenerlos ocultos,
pero ahora anhelamos experimentarlos físicamente.
Y es así como dejamos de ser pudorosos para mostrar
aquel lado vulgar que antes nos avergonzaba
y que nos impedía abusar de nuestros iguales.
¡Oh, ahora hacemos lo que nos plazca
sin importar la opinión del perjudicado!

Asesinamos,
violamos,
ultrajamos,
asaltamos,
secuestramos,
sobornamos,
repudiamos,
fornicamos
hasta padecer
de infecciones
y contagiamos
a los demás
por mero placer.

¡El hombre de esta era nació trastornado!
¡El hombre de esta era debería leer el DSM-IV!
En el mejor de los casos, debería tragárselo
hasta memorizarlo y ahogarse con él.




Tu ausencia, tu presencia

Floreces
Mis cánticos gozan de cohesión
El cielo se oculta aterrado
El sol se muestra vigoroso
Y a su lado la luna tintinea
La atmósfera se cubre de un negro celestial
Seres deambulan por las calles
Yo permanezco erguido
Acorralan al Mesías
Me carcajeo
Un arcoíris surge en la oscuridad
Se forma un rostro melancólico
La masa empieza a sollozar
Lágrimas inundan la superficie
Encuentro una embarcación
Navego
Descubro archipiélagos de estupefacientes
Y un erudito se presenta como dueño
El rostro los consume
Muestro indiferencia
Tus frutos se desprenden
Mis rimas trascienden
Huracanes arrasan toda edificación
Vientos descomponen núcleos
Y un infante juguetea con su zorro
Los animales satisfacen plegarias
Inicia una nueva era glaciar
Arde, ¡cómo arde mi interior!
Clavo un bloque de hielo en mi corazón
Ángeles intentan salvarme
Yo me desangro
Perezco
Las tinieblas se muestran ante mí
Asesino al Anticristo
¡Soy el nuevo Rey!
Invado el paraíso
Hallo un desierto
¡A demoler el infierno!
Retorno a mi mundo
Desfallezco

Te marchitas



Programación espontánea

Vivimos en una era posmoderna dominada por la tecnología,
la cual se muestra como el engranaje de nuestro comportamiento,
ahora no reaccionamos por instinto, dejamos de ser animales
para convertirnos en máquinas programadas e incapaces
de evaluar soluciones alternativas frente a cualquier inconveniente,
frente a cualquier percance en nuestras monótonas vidas,
porque carecemos de encanto, carecemos de júbilo,
carecemos de aquello que alguna vez llamamos humanidad.




Poema para ser leído en medio 
de una crisis existencial

¡Ah, la vicisitudes de la vida!

¡Dichoso sea quien pueda predecir su destino,
pues solo así su depresión será tan espeluznante
que recurrirá exclusivamente al suicidio!
  




Inservible

Soy el genio de los áridos desiertos
El ilustrado del fondo de los mares
Un instruido en desocupados huertos
Aquel sabio rodeado de amplios glaciares
Efigie del más culto para recién despiertos
Erudito me aclaman personalidades dispares
¡Inútil ante el mundo, inútil ante mí!





Soy el espejismo de un ser fructífero

Encarnación de un primate indolente
Propietario de un ingenio mortífero
Reflejo de un bicho soberano
Invadido por una tristeza saliente
Extenuado por un Narciso marrano
¡Inútil ante el mundo, inútil ante mí!

Soy pereza de sueños encumbrados
Ociosidad de sujeciones dadas
Vagancia de horizontes bizarros
Haraganería de siniestras hadas
Holgazanería de fútiles deidades
Necia desidia de campos estériles
¡Inútil ante el mundo, inútil ante mí!

Soy la hojarasca de la bondad
Soy desdicha en la decencia
Soy lujuria en la castidad
Soy masacre sin penitencia
Soy codicia en la sencillez
Soy falacia en la honradez
¡Soy el homúnculo de la desesperación!

¡Inútil ante el mundo, inútil ante mí!




La ninfómana

Érase una vez una pequeña niña.
Su inocencia cautivaba hasta a los más nefastos seres.
Nadie hubiese imaginado el cruel destino que le esperaba a este encantador ángel.
¡Ay, pobre de ella!

El primer amante esperó décadas para ser uno con la musa.
Así, después de tanta insistencia, la infante accedió a su plegaria.
Nadie hubiese imaginado las consecuencias de este fugaz encuentro.
¡Ay, pobre de ella!

Desde ese momento, ella le imploraba amor carnal.
Él la complacía y, al mismo tiempo, se aprovechaba de su deteriorada inocencia.
Nadie hubiese imaginado que aquella ninfa dependería plenamente del coito.
¡Ay, pobre de ella!

Pero el amor no es eterno, y él desistió de deshonrarla.
La gula sexual de la rapaza era insaciable, se despojó enteramente de su pureza.
Nadie hubiese imaginado que la tildarían de ninfómana.
¡Ay, pobre de ella!

Pues en menos de dos meses se acostó con más de un centenar de hombres.
Sin embargo, ninguno de los desdichados logró complacer su incontrolable lujuria.
Nadie hubiese imaginado lo miserable que se tornaría su vida.
¡Ay, pobre de ella!

Incluso su trastornada mente considero experimentar la zoofilia.
No obstante, optó por la más bella de las muertes: el suicidio.
Nadie hubiese imaginado la fatídica decisión que escogería.
¡Ay, pobre de ella!

¡Pobre de mí que tuve el descaro de desvirgarla!







MIGUEL URBIZAGÁSTEGUI [13.872]

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Miguel Urbizagástegui 

(Lima, 1991)
Cursa el último año de la carrera de Educación (Lengua – Literatura) en la Universidad Nacional Federico Villarreal y trabaja como profesor de inglés y francés. Aprendió esos idiomas en el ICPNA y en la Alianza Francesa. Pronto también cultivará el quechua y el italiano. El año pasado quedó finalista en el primer concurso de poesía “César Calvo”, obtuvo el primer puesto de los “Juegos florales” en poesía en su alma máter (Facultad- Educación) y para no hacerla larga, ganó uno que otro concurso más por ahí (en serio). Es integrante del grupo – revista Tajo y también se desempeña como traductor (tradujo algunos poemas del francés Michel Bulteau, publicados en la séptima edición de Tajo, lo pueden ver también en el blog del colectivo). Además, toca guitarra. En suma, ama la música, la literatura, la filosofía, la humanidad y la vida.


PICADURA

Mi mano como astuta  araña
camina sobre tu piel salvaje

Y va poseyéndote, atándote
haciéndote suyo
para robarte un poco de esa sangre
con la cual ahora con amor
te escribe.



CAFÉ CALIENTE EN INVIERNO

La tarde era muerte como la mañana.
Tus ojos frenaron contra mi vida
y siguieron la ruta del inconsciente tiempo
de ser más que felices.
Encontré lo que andaba buscando
en las páginas de tu mirada,
me hablaste con un beso de mimo
sintiendo tus labios vibrar como un celular
y  nos extraviamos en la noche
como perros callejeros.




TÚYO

Se mete en todos
con todo
sin masajes previos
sin bla bla, sin condón
y como gripe AH1N1 se dispersa
lanzando  síntomas radiactivos
pone fuegos artificiales en sus ojos
une paredes llenas de cicatrices
tienen sexo en una licuadora
crea rumbos con sus pedazos de tierra
los mueve como ascensor
buscan sonrisas donde nadar
salen besos en cada granada
haciendo trizas las capas de arrugas.

Dejamos la entrada libre
Lo esperamos
con nuestros cerebros como carnadas
para no estar separados
ni por el Y ni por el O
¿esto he escrito?
ya estamos enfermos

¡A vivir se ha dicho!





Subversivos

“Le Monde a soif d'amour: tu viendras l'apaiser”
Arthur Rimbaud

Y quiero hacerte el amor en medio de la pista, entre la vida y la muerte, entre el rojo y el verde, en medio de los carros frenéticos. Hacerte el amor con sexo, sin sexo, no sé, pero hacerte el amor sin frenos, sin timón, en medio de la gente con zapatos - estrés. Así haya lluvia, sol, niebla, humedad, rompamos los ojos de los transeúntes, que vean dos cuerpos en uno, un cuerpo de dos, nosotros en todos, todos en uno
tu esmalte                                                                                                                           mi desodorante                                                                
                 tu jabón                                                                                                   mi cuello
                                  tus espinas                                                                 mis escamas                      
                                                     tus botas                                       mi  cabello    
   mi barro tus senos
siendo disparos de relámpagos
matando la muerte en cada casa
destrozando la ciudad deprimida
quebrando llantas, fusilando ventanas

Todos callados. Los taxistas varados frente a nosotros. Lejos se escucha un claxon, alguien no llegó a sentirnos, alguien sigue muriendo. Solo vale la pena un tráfico engendrado por ver un hombre amado, por ver el amor en el hombre, por ver en el hombre amado a los hombres. Nos acercamos al primer automóvil de la hilera y en su parabrisas cubierto por nuestro vaho, escribimos con un dedo, escuchen, con nuestro dedo, el amor.



Siddhartha Gautama deambula por el mundo

                   Veo gente sufriendo
sus pasos gritan ante la muerte siempre cercana
sus miradas se ahuecan en las calles siempre psicóticas
                   veo gente sufriendo
bajo el sol renegado de alumbrar
simples féretros andantes.
Los veo llevando clavos en el cuerpo
y como astillas,
el sudor penetra en las sienes, en la frente
cuando caminan mientras urge,
mientras pueden
                  veo gente sufriendo
y los llevo conmigo,
suplican en mi memoria,
se quedan en mi tacto,
deambulan en mi sangre
porque soy
de una misma madera carcomida, seca,
respiro el llanto de sus voces
y en las casas de estera,
en la médula de un cerro
en los lugares donde no llega Dios
pero sí la muerte,
solo se escuchan cada día
los truenos del hambre.
Desnudo mis ojos
y entro en las tinieblas del hombre
para buscar puertas de escape
aunque no existan las esperanzas
aunque el silencio es lo único que sabemos
es hacia donde vamos
                 inevitablemente.




Agujeros

La vida es un caño abierto
donde nacen bestias, animales
humanos, X-Men y alienígenas
formados de agua
en un túnel vidrioso.
Son transparentes
a veces vienen con color desagüe
a veces vienen salidos de la ducha
mientras viven – avanzan creyendo ir hacia arriba
hacia las fosas nasales
aspiradoras
en lo hondo de una boca de mármol.

Acerco el rostro a ese embudo
y de repente me derrito
me recojo con las manos
se deforman en forma líquida
y cae, caen, caigo empujado por la corriente
hacia la pregunta sin respuesta,
ya ahogado, esparcido
en lo oscuro de un ojo degollado.



Ojos de agua

Siempre creíste en lo infalible
y soñaste un paraíso ante el altar
en el anillo de fantasía, la firma imborrable, el acepto imaginario
sin saber que el amor, como la vida, nunca promete nada.
Tu Dios nunca estuvo presente en la boda
y lo eterno no lo dicta un sacerdote.
No querías aceptarlo en tus ojos de agua ilusionada
cuando desde mi cuna vi la palabra padre yéndose a la puerta
para nunca posarse en mi boca.
Cerrados, me llevaste a tus besos con grietas
de gotas destruidas me bañaste la cara.
Había llegado el día.
Eras la madre de tu tiempo
de una generación podrida, infectada, partida en mil pedazos.
Ahora envejece tu perfume en la casa
vagando solo sobre las sábanas.
Aunque la vida sea un pedazo menos de pan
el tiempo te retorna a tu infancia
la muerte come el brillo de tus uñas
el amor te haya fallado mil veces
no falta una sopa de alegría
cada vez que vuelvo a casa.
Yo soy tus costras, tu Mentholatum, tu algodón con alcohol.





Girando
(Despertar de vuelta)

Los gallos lanzan carajos al día
cepillándose los dientes
con tanta bulla que solo ellos escuchan.
El aire renace con los bostezos de todos.
Abro los cerrojos
sacándome las lagañas que sirven como trancas
y me destapo de mis prontos sudarios
para caminar como zombi y recuperar mi ser
mientras voy al baño, a la cocina, a sentarme
ya despierto, limpia la tez de los recuerdos de ayer.
Respiro el aliento de mi café
mi estómago se entretiene con los trozos de pan.
De pronto me veo con una soga al cuello
puesta al revés se le llama corbata.
De pronto me veo con una camisa
más blanca que la miga.
De pronto me veo con un pantalón de piel anciana
el día ya está arruinado:
los colegas joderán como las moscas
el jefe será el calor irritante de la tarde.
De pronto me veo en la noche, llegando a casa
reptando zombi otra vez
y mandando todo a la mierda como los gallos de mañana.



Agregamos un breve texto que hiciera Maynor Freire, respecto de este poemario.

"Escombros" de Miguel Urbizagástegui consta de tres partes además de un relato escrito a pie de página, el cual sirve de inspiración a la poesía. La terrible rutina vivencial, el trayecto accidentado por la vida (mismo viajar en combi), los sentimientos de culpa, la ominosa competencia impuesta por el sistema (¿la era del conocimiento?), los entuertos de la maternidad, el primer amor (¿Primera Muchacha de Pimentel?), la esperanza en la descendencia van en la I parte. La II es más light y epigramática, lijerilla y burlona. La soledad, el pánico de vivir ahora, el ineluctable paso del tiempo y el abandono de la vida comunitaria por el individualismo son asumidos en los poemas de la III parte. Hasta que con el Dante se descubre que entre tanta tiniebla no hay puerta de escape.






IVÁN GRACIANO MORELO RUIZ [13.884]

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Iván Graciano Morelo Ruíz 

(Colombia).- Nació en 1967, en el municipio de Arboletes-Antioquia-Colombia. Se destaca en particular, que participó en la década del 90 en Taller de escritores “Urabá Escribe”. Pero desde temprana edad ha tenido contacto con la escultura, la literatura y la pintura. En la actualidad es profesor de bachillerato y universitario en el municipio de La Estrella y cuidad de Medellín.

Ha publicado Relatos del Darién,  publicado en la revista virtual Babel. (2008), Poemas del Darién, publicado en la revista Manigua y Tagua, de  (2009), Cantos bajo  el mango,  publicado en la revista virtual Meridiano 75. (2010), De libro “Cantos bajo el Mango”, se publicaron dos poemas en la antología  poética internacional, revista Prometeo, 2011, Entrevista “Los poetas ante la globalización” por Jairo Guzmán, para la  revista Prometo y Meridano 75 (revista virtual).

Ha sido reconocido en 2007- Primer premio en el XV Salón Departamental de Artes Plásticas,  con la obra “A lápiz” y Galardonado con la distinción Flor de Arizá, otorgado por el taller de escritores Urabá Escribe, por el trabajo realizado con la microrrevista  literaria La Tagua. 2008- Primer premio Maestros por Excelencia, otorgado por el municipio de La Estrella, Antioquia. 2009- Primer Premio Maestros por Excelencia – Secretaría de Educación Departamental de Antioquia, con la experiencia pedagógica “Mamá Negra”, promoción y animación a la lectura y la escritura. 2002 y 2003- premio concurso de cuentearía “Mamá Candó” Urabá-Antioquia- Colombia. 2002-Premio Concurso de poesía “Encuentro con la palabra” Municipio de La Estrella.

Ha realizado múltiples exposiciones de artes plásticas tanto  colectivas e individuales en  diferente salas y galerías del país.



Anaconda

El camino de la sabiduría de los chamanes amazónicos
es húmedo como la selva,
sinuoso y profundo
como el tiempo que serpentea en el río.
El sabio yagua nos enseña:
La anaconda,
cuando expele un vaho pesado
es porque va a dormir, enrollada en espiral,
un largo tiempo que se parece a la eternidad.
¿Qué soñará la anaconda mientras duerme?
quizá se sueña a sí misma convertida en río162
por donde discurre el salto
del venado que engulló
el día anterior,
río sagrado por donde navegan juntos, en tropel,
la vida, la muerte y el sueño.





Anaconda

The path of wisdom of amazon shamans
is wet like the jungle,
sinuous and deep
like time that coils in the river.
The wise yagua teaches us:
The anaconda
expels heavy breath
when it is going to sleep, curled in a spiral,
a long time that seems an eternity.
What does the anaconda dream as it sleeps?
perhaps it dreams itself become river
where the passing leap
of the deer it swallowed
the day before sounds,
the sacred river where life, death and the dream
navigate together, in conflict.






Flor del capinurí

Cuando el invierno tiende su manto de lluvias en la selva,
las flores del capinurí se ponen calientes.
Entrada la noche,
la comunidad yagua se reúne
alrededor del árbol y sobre sus flores
danzan descalzos,
cantan a la fertilidad de la tierra,
mientras las semillas de las plantas
van germinando al son de la música.





Curación

Moribundo,
el guerrero huitoto
es llevado en hamaca
ante el anciano curandero.
Quienes lo cargaron
dicen que lo encontraron selva adentro
al lado de un perro tuerto que le lamía las heridas.
El anciano lo hace llevar nuevamente
al lugar donde lo recogieron: Allí es donde está la cura, dice.
Recoge barbas de tres raíces,
tres cortezas y tres hojas distintas
de plantas sembradas por pájaros ancestrales.
Mastica todo junto, entre rezos secretos,
y luego escupe el ungüento sobre las heridas del moribundo.
El enfermo debe estar acostado
bajo la sombra de un árbol sagrado.
Durante el largo sueño producido por el
mazacote curativo,
el guerrero escucha cantos
en lenguas desconocidas u olvidadas.
Al despertar en medio de la maloca,
pronuncia unos versos
que nadie en la comunidad huitoto comprende,
excepto la adolescente hija menor del anciano,
quien los entona repetidamente acompañada de tambores.
En la maloca hubo celebración de sanidad;
esa noche se embriagaron con chicha de chontaduro
y comieron capibara asado hasta el amanecer.





SELNICH VIVAS [13.885]

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Selnich Vivas Hurtado

Colombia.
Es doctor en literaturas latinoamericanas y alemanas de la Universidad de Freiburg, Alemania. Su tesis doctoral gira en torno a Kafka y a la literatura colombiana. Es autor de las novelas Para que se prolonguen tus días, y Finales para Aluna. De esta novela, dividida en cuatro volúmenes, se editó el primer libro, Stolpersteine, en 2008, dedicado a la obra poética de la protagonista Sveta Aluna. La obra reúne los poemas que Selnich Vivas Hurtado ha escrito a lo largo de quince años, tanto en español, como en alemán, y que ha atribuido a su personaje Sveta Aluna.

Ha sido traductor de poetas alemanes como Trakl, Celan, Benn y ha trabajado como profesor de literatura alemana y latinoamericana en varias universidades de Colombia. También laboró como profesor de literaturas hispanoamericanas en Alemania. Con el libro Déjanos Encontrar las Palabras, ganó en 2011 el Premio Nacional de Poesía de la Universidad de Antioquia, donde actualmente trabaja como profesor y donde da clases de literatura.



POEMAS

I

Ninguna escritura nos exime
del delito.
Semilla es ella
de las decapitaciones.
De buen o de mal grado
tose en su cabaña,
zurcida. Boca con nariz.
Un ruido osuno
y yo aprieto los puntos de la sutura.



II

Sí,
aún nos queda una palabra.
Y nosotros la decimos,
porque la palabra corre peligro sin palabras.
Aún nos queda una palabra, y la decimos claramente,
como si esta palabra fuera en realidad la palabra de las palabras.
La decimos, porque queremos retornar a la palabra.
La decimos para que no mueran las palabras.
La palabra del retorno es la palabra del peligro,
y nosotras retornamos para decirla claramente.
Sí, la decimos, sí, decimos la palabra “sí”
y retornamos sin miedo a la palabra.



IIIa

Tras el vaho, unos niños y unas huellas;
la luz y el crujir, en los copos de cristal.
Se aprietan, un sol y un río en la niebla.
Tal vez unas ventanas, si alguien mira.
Una piedra y un lugar, también de nieve.
O el frío frondoso: o el mismo árbol.
Puede ser, por qué no, una gota de cal;
sí un trazo sobre otro más fi no y claro.
Basta un color para alcanzar el fracaso.



IIIb

Hay hojarasca y pasos, talvez viento, torre y lago.
Como siempre hay voces, y una esperanza.
Entre las montañas quiere oscurecer y alumbrar.
La muerte prometida debe calentarnos durante el descenso.
Nosotras escuchamos a los secuestrados.
Ojalá que la noche extravíe el camino a casa.



IV

Dos bajo sospecha y lluvia.
Dos se ahogan en asco.
Dos desconocidos tiemblan bajo el calor de la selva
y lloran ante la sentencia de las armas.
Dos costillares se abrazan
y rascan una angustia amorosa
entre cambios de aliento.
Pronto amanecerá, sin huellas.



V

Nos coronamos.
Algo sale vertido
desde nosotras.
El metal nos crece bermejizo
en el ojo
la copa del árbol se torna jabón.
Pantanosas nos dirigimos a la piel:
como si la pulsión
retornara en las matanzas:
Se cucharea el caldo
desde las costillas del árbol
y sin encías los dientes
sepultan velludos la despedida.
Jamás terminan de espalar.
El abdomen aspira la serenidad, más allá.



VI

Una toca la fl auta
una
su fl auta
Un tramo largo mide la fl auta.
Bien quejumbrosa.
La fl auta,
las batallas.
Una toca la fl auta alrededor.
Flauteando huesos.
Mi brazo, su fl auta.
También
mi pobreza
su fl auta, su fl auta de hueso.
Los tonos
me alcanzan
su brazo
a mi
alrededor.



VII

Te llevaría por un paisaje de huito
tú a mí por uno más fragante.
Una de las dos nevaría adentro gradualmente
una de las dos – nosotras dos – vagaría
amarillo marrón
como si el té de maíz perviviera en la sangre
como si los monos capuchinos se pudieran oír.
Iríamos alejándonos y enrollándonos mutuamente
Tus despojos serían
sacudidos
desde los míos propios,
en forma de labios
se verían sus pisadas.



VIII

¿Quién nos sostiene colgados
con predilección a este plural
de frustraciones?
Una coja
soriasis
rasca
tu
mutilado
cuerpo.
Finos son aún
tus huesos.
Tus dientes,
tus días y noches,
hija,
tu bramido.
Odios



IX

Cómo es
Que todavía bailamos,
Que todavía
la muerte y el homicidio
nos alegran
Que todavía nos aparecemos
ante nosotros
sorprendidos.
Cómo es
Que todavía nos llamamos
nosotras a nosotras cómo



X

Con criminales de toda calaña salgo
a bailar en Friburgo: paras, guerrillos, tombos.
Nos emborrachamos con chistes.
Que quién puede pinchar los ojos,
Que quién puede cortar las piernas,
Que quién detona hacia adentro los cuerpos.
Quién muere de primeras, quién de últimas.
Idóneos somos para este compromiso:
Ninguno puede vomitar.
Ingrávido es el juego,
Falsificamos los nombres de las víctimas.





El autor de Stolpersteine – poemas traspiés (2008) resultó ganador del Premio Nacional de Poesía, Universidad de Antioquia 2011, con Déjanos encontrar las palabras (1948-1959), una reconstrucción de la difícil relación amorosa entre Ingeborg Bachmann y Paul Celan, los líricos de lengua alemana más importantes de la posguerra. Temas, motivos y firmantes de los poemas, escritos en forma de carta, son prestados; provienen de los primeros once años de su correspondencia. Los poemas de Selnich Vivas Hurtado reflejan la tensión entre destrucción emocional y elaboración artística. El título es una traducción literal de una petición empleada el 18 de noviembre de 1959, en un telegrama enviado desde Zúrich a París: Lass uns die Worte finden!. De esta forma, Ingeborg le definiría a Paul la poética que habían construido en medio de encuentros subrepticios, interferencias numerosas, matrimonios, amores paralelos, libros celebrados, crisis, premios, intentos de suicidio y de homicidio. Por tales razones, se le ha denominado a esta pareja “el amor después de Auschwitz”. Él hijo de judíos asesinados. Ella hija de un asesino nazi. Ambos se encuentran y se desenamoran en la poesía. Los jurados del premio indicaron que “el tono, el lenguaje y la atmósfera del poemario [son] elementos logrados, propios de una poesía depurada y sugestiva, y en muchos momentos conmovedora”. Además “presenta una estructura formal novedosa”. Aquí los dos primeros poemas del libro ganador que será publicado por la Editorial de la Universidad de Antioquia.



Número de oro

Para Ingeborg

Tú no deberías buscar en los ojos obscuros.
Tal vez adornar con dolor lo que tus padres han mutilado.
Que todos sepan que has dormido con el huérfano de unos judíos.
Que todos sepan de mis rasgos indios y de mi ejemplar alemán.
Pero no olvides el fracaso: hemos de encerrar
esa noche en cifras y letras agotadas.
Ella, cargada de quemaduras, secará las venas y las voces.
Pretender la estalactita tal es la tarea
de quienes alcanzarán la muerte en el agua o en el fuego.

22 años después de tu primer cumpleaños.
Viena, 23 de mayo de 1948





Raíz de tres

Viena, Navidad, 1948

Querido, querido, Paul:

Aún deseo el nosotros tribulante.
Y leeré y corregiré estas palabras
tantas veces como sea necesario hasta volverlas tuyas. 
No sé si quieres seguir pensando juntos, en París.
No sé y da lo mismo. Estoy decidida a desconectar
al amigo, cuando luche contra un ejército de monstruos,
máquinas y medicamentos, cuando penda
de un fruto aún no nacido, cuando busque
a los padres asesinados en una francesa adinerada.
¿Me lo permitirás? ¿Permitirás que te devore
esta muerte alemana a la que tanto le huyes?
¿Serás tú mi propio fin?
¿Mi obra?

Con mucho, mucho amor,
Tu Ingeborg





¿De qué puente?

Amadísimo Paul:

El agua ha cedido a las piedras.
El vacío ya no abre los brazos.
El ahogado sin corriente
hace el ridículo a los átomos.
Dime, de qué puente
me puedo lanzar, si aquí
no hay río ni abismo,
si no he venido a saltar:
si sólo quiero fluir mi cuerpo.

15.7.59




De ventisca agria

16- mayo-59

Querido Paul:

Todas mis muertes están de acuerdo:
incluso las fulminantes, las duraderas, las compartidas,
las apareadas, las buscadas, las padecidas,
las entrenadas, las aplaudidas.
Aún las casimuertes y las muertas de miedo
y las muertes ajenas en la propia muerte.
Todas mis muertes están contadas.
Todas se suman, sin dejar de lado
las tentativas de muerte,
las muertas de risa,
las muertes que dan vida,
las muertes que me has perdonado.
Todas, todas mis muertes se han puesto de acuerdo.
Antes de librar esta faena con el fuego.
Todas conmigo y contigo,
ahora que sorteamos la despedida.

Ingeborg





Vitrina o librería

Paul:

El arte, aparición en el campo de percepción.
Da igual si es verbal o visual.
Si es Zúrich o París.
Si es un hombre o una mujer.
Es, más bien, lo que inventa la vitrina.
Dos veces, en la luz y en el aire, con o sin pies.
Ellos existen sólo gracias a la técnica de la cámara
y a la representación de algo ya pasado, ya fallecido.
Somos apariciones de vitrinas.
Llevamos la infidelidad en los ojos.
Apenas casi humanos y casi vidrio y casi papel.
Pero, hablar, lo que se dice hablar, no podemos.
Y mucho menos la una con el otro.
Visibles, eso sí, por el dolor.
Libros en un vacío de cristal.

Ingeborg

Zúrich, 8 de febrero de 1959





Se espesa el aire

Mi amada Ingeborg:

Y qué hacer si en ese instante el aire se espesa y el recuerdo se corta en milímetros. Y la buena voluntad extirpa el pedazo malogrado y la voz se va por una sonda. Y el ahogo se ahíta por el grito y los ojos de padre se agitan con la imagen, que va a parar al río. La voz del amante ido devora a dentelladas, mientras la cabeza retumba entre las piedras. Las hojas se juntan en los giros, adormecen el color que se oscurece, en ese instante, que va a parar al fuego. Y qué hacer si tú estás allí. Como siempre. Esperándome, dispuesta a darme la otra mano que tienes libre, mientras la muerte, tu fiel amada, nos convoca.

Paul, 20.7.59.








HILARIO CHACÍN [13.886]

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Hilario Chacín

República Bolivariana de Venezuela, Nación Wayuu


Nació en Paraguaipoa, el 5 de noviembre de 1972. Poeta, cuentista, historiador, educador y actualmente cronista oficial del Bilingüe, de la Universidad Mayor San Simón, de Bolivia, con diplomado en Participación Política de los Pueblos Indígenas de la Universidad de Chile. 

Ha publicado obras literarias tales como: Lírica y narrativa desde una Visión Wayuu, el poemario Los hijos de la lluvia; Semántica y etnomedicina Wayuu; La cocina Wayuu; Memoria, Rituales y Símbolos. 

Ganador del Premio Internacional Antología Poética 2009, con la obra Asiraa-Risas galardonada por la Universidad de Arizona, Estados Unidos,la cual fue publicada en el volumen Ahani: Poesía de las Américas Indígenas, y traducido a varios idiomas. 

Ha tomado parte en la Feria Internacional del Libro en Quito, en la Feria Mundial de Poesía en el VII encuentro de Escritores Guajiros Oralitura y Literatura Indigena: la primigenia voz de la indianidad (El Molino, Departamento de la Guajira). 




El manifiesto del cardón

Le dije a la brisa:
Id y llevadle mi mensaje
A los niños y jóvenes
De esta tierra irredenta.

Han dejado de jugar con mis brazos,
Han dejado de comer mis frutos,
Han dejado de lavar sus cabellos con mi corazón.

Antes se alegraba la casimba.
Ver miles de niños jugueteando en ella.
No entiendo, ¿por qué me abandonan?





Hermano cactus

Legendario cactus candelabro de brazos morenos
¡Cuánto admiro tu fidelidad, hermano!
Han pasado miles de siglos y permaneces fiel 
A la tierra de nadie. Eres nervudo y valiente 
Guardián de las aves multicolores. 
Eres símbolo de grandeza, generoso para los humanos
Eres del tótem milenario de los bardos Uliana.

Escuchas el silbido de Waneetu’unai, el de fuego fatuo,
El canto de Pulouii, y el aletear del intrépido picaflor
Que roban el perfume de tus flores para obsequiársela 
A la mariposa hija de Juya-lluvia.
¡Cuán hermoso sería, si me enseñaras tu secreto de longevo 
Para ser como tú, jovial, leal, constante y hospitalario!
Eres audaz, vigoroso y enérgico.






El inmortal Colón

Koouuuu brama la nonagenaria a media noche
Un grito de rebeldía con el primer canto del gallo,
tiritando el talismán con la talega
En el vértice de una orqueta.
¡Cristóbal Colon volvió!, ¡levántese mis hijos!
Hay fusiles y cañones en la enramada
Volvieron las pólvoras de los genocidas,
Ya no andan en embarcaciones de vela,
Ni en caballos, su periplo ya no es por el mar, 
Están vestidos de verdes y con fusiles en mano,
Fal, metralletas y tiunas nos husmean,
Nos quieren despojar de nuestras sementeras
Sedientos e inicuos, desmesurados y opresivos
¡Levantaos mis hijos! Se acerca el trance.

Avisto a través del chirinche 
Luces que se apagan, fuerzas que se debilitan,
La vieja luciérnaga con su rostro
Tiznada de sangres inocentes.
Hay caballos blancos emplazando 
Bozales en la boca de mis hijos.
Alas quebradas y atadas desaforadamente. 
¡Váyanse de aquí malignos! hace más de quinientos 
Años estuviste, y fuiste derrotado con imalaa,
Fuertes y unidos éramos.
Cristóbal Colón y el general Reyes volvieron
Están en las calles, en el río, en el mar, en el puente,
En las pampas, en los cuarteles en las veredas,
En todos lados nos acechan para
Aniquilarnos y profanan las tumbas de mis antepasados
¿Cuándo perecerán? Hoy mi alma iracunda canta rebeldía.






Pájaro carpintero

Corta que corta
El pájaro carpintero,
Su hacha cruel acecha la flora
De mi hermosa Guajira.
Corta el cardón de brazos morenos,
Corta el cuji de hermosas cabelleras,
Corta la caraña de manos perfumadas,
Corta el palo brasil de piel arrugada,
Corta el dividivi de piernas resecas,
Corta el yabo de vestido verde,
Corta el caimito el niño malcriado,
Corta la peonía, la piernona y obesa.
Y en defensa de todos sale el
Indio desnudo disparando al pájaro
Carpintero con su flecha.
Lo intermedió palo santo
Y se calmó la contienda.


http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/98-99/98-99.pdf




ES SER WAYUU Y EL DISCURSO POLÍTICO

La gran riqueza de un wayuu es su preparación en lo moral, en lo ético, en lo religioso, en lo político, en lo cultural y en lo social que le fue inculcado por sus padres, abuelos, tíos desde muy temprana edad a través de la oralidad y de la educación propia. Ese adiestramiento es lo que va moldeando su conducta, su forma de pensar, su forma de actuar hasta su forma de caminar.

El wayuu es un ser individual, miembro de una colectividad, que comparte las vivencias, el espacio geográfico y los conocimientos propios, las normas de convivencia. El valor más importante que se le inculca al niño es el kamanewaa, es la riqueza más grande del wayuu. El kamanewaa, no es simplemente ser afable con los demás, sino que va más allá de eso, tiene que ver con la solidaridad, la hospitalidad, la reciprocidad, la igualdad, la equidad de genero, la buena convivencia, por lo tanto es un wayuu washirü, (wayuu rico), esto no se debe interpretar como las riquezas materiales e tangibles como ocurre en la cultura alijuna, sino que son bienes abstractos. Además de ser un wayuu washirü, es un wayuu laülaa aa’inchi, que consiste en el grado de madurez sin importar el genero que sea. El wayuu laüla aa’inchi o wayuu laüla aa’inrü, saluda desinteresadamente la persona que llega a su casa, bien sea un anciano, un mozo, un discapacitado. Esta práctica difícilmente hoy día son practicadas por nuestros jóvenes, ahora se esconden cuando ven llegar un anciano y si es un mozo que está muy bueno salen a atenderlo, le sonríe, mueve su cintura y comienzan a hablarle.

Cuando no hay este tipo de preparación, surgen muchos antivalores conocidos en el seno del hogar y de la comunidad como: pülaa aa’in, ser pretencioso, je’iyeeraa, la mezquindad, no sabe compartir con sus vecinos y la persona que los visita, cuando lo consiguen cocinando apaga la leña y no come hasta que no se valla la visita.

Además está otro anti valor mojutaa atuma wayuu, no valorar a los demás, el irrespeto hacia los demás, reírse o mofarse de alguien bien sea porque se viste mal, o por cualquier causa, esto va acompañado del aturawaa, remedar en forma burlesca a una persona. Maapüliraa, no tener vergüenza, puede insultar a quien sea sin importar su condición, pelear en la calle, es una persona poco cautelosa e imprudente y esto se resume en una persona mojusu, (pobre de mentalidad), wayuu unatsü) que no se sabe de donde proviene) wayuu jalanta o’ulirü) persona arrastrada, wayuu una’ainküinjatü) persona montuna, que no tiene ni la misma formación en su cultura.

El wayuu que recibe una formación desde muy temprana edad es un wayuu kekiishi, tiene cabeza para pensar, posee mucha inteligencia, por lo tanto valora lo poco que tiene y los hace multiplicar a través del esfuerzo, el trabajo, el sudor, como por ejemplo logra poseer muchas cabezas de ganados, conserva las joyas que le heredó sus antepasados, construye su casa y enramada, la persona mojusu no tiene enramada ni casa, el wayuu anashi, aprovecha la temporada de lluvias, siembra, le da alimento a sus hijos, la familia, y la comunidad…….mientras que los wayuu mojusu o una’inküinjatü no asienta su cabeza mekiisalü (acéfalo) por lo tanto no piensa en criar ganados prefiere vivir pidiéndole al vecino, la leche de las vacas, las cabras…..es haragán para sembrar así tenga buena hectárea de tierra, prefiere optar por el facilismo, no quiere a su gente, le gusta que le den pero no sabe compartir. Le da envidia al otro cuando lo ve surgir, y le hace la guerra para destruirlo.

Cuantos wayuu una’inküinjatü (pobre de mentalidad, sin proyecciones, poco socialista), persona je’iyerü (mezquina, ávaro) y personas jalanto’ulirü (pie arrastrada), wayuu malasü persona una’tsü (caminante que no sabe su procedencia), todo esto se resume en una persona malasü bobo en otro sentido. Por ejemplo en el mundo de la política indígena de Venezuela, tenemos de todo un poco que poseen cargos relevantes, Ministros, Diputados (as), Gobernadores, Alcaldes, Concejales, Voceros de los Consejos Comunales, y wayuu que trabajan en las instituciones del estado, es por ello que no conseguimos, ni siquiera un tanque roto para depositar la basura cuando le pedimos una ayudita, se olvidan de la solidaridad, la reciprocidad, la generosidad. Solo piensa en su beneficio propio, de tener un carro lujoso de ultimo modelo, beber el wisky mas caro del mundo, menosprecian al que tiene menos, porque no se viste igual que él, cuando le dan la mano para saludarlo, al cabo rato mete su mano en la cartera y se lava las manos con jabón liquida antibacterial porque es un wayuu kalerasü o kalerashi, que le da asco a sus paisanos, practica heredada de los criollos o alijunas que denigran al indígena, mientras que para las temporadas electorales es otro panorama que se vive, muchas promesas, te llevan en carro, te traen mega jornadas, los camiones cisternas te echan agua en los tanques entre otros.

Escuchaba un anciano wayuu, quizás indignado por la situación en que vive la Guajira, yo no quiero votar por un gobernador, alcalde o concejal que sea wayuu, yo prefiero un alijuna y le dije: ¿pero porque mi viejo? Y me respondió porque el wayuu cuando asuma el poder, lo primero que piensa es comprarse un carro lujoso, muchas prendas de oro, y una pistola para pisotear a los demás, se olvidan del pueblo, en cambio el alijuna echa números y cálculos sabe cuanto va a robar y cuanto le va a dejar al pueblo para disimular. Habría que analizar este punto de vista del anciano.

Hilario Chacin








LUIS ÁNGEL ZOLA [13.887]

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Luiz Ángel Zola (Amadeus Longas) 

Nació en Medellín, Colombia  en 1984. Poeta, artista plástico y fotógrafo. Dicta talleres de Creación Literaria desde el arte, enfocado en niños y jóvenes. Ha participado en varios 
encuentros de poesía en Colombia, Ecuador y Argentina. Su trabajo literario ha recibido menciones en Chile, España y Argentina.
Un jurado integrado este año por los poetas Jairo Guzmán, Juan Diego Tamayo y Ronald Cano, le otorgó el Premio de Poesía Joven de Medellín y su Área Metropolitana del Festival Internacional de Poesía de Medellin, por su libro Mecánicas del Ensamble: el color del silencio en Edward Hopper.
Según consta en el acta del jurado: “Esta obra se destaca por la claridad para expresar los complejos matices del lenguaje figurado, logra plasmar el universo silente de la soledad humana mediante escenarios pictóricos, donde la luz y el color matizan la experiencia de la voz poética. Como expresa su autor en el prólogo: “Este libro es una visión personal del libro de las pinturas de Edward Hopper” como una aproximación a “esa sensación de ausencia visual que es el silencio”.



De Mecánicas del ensamble: 

El color del silencio en Edward Hopper

Libro ganador del Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín 2014
Autorretrato



Mis ojos reposan enfermos sobre la piel del horizonte. Podría 
articular la soledad de los hombres para devolverle la luz a la luna. 
En la humedad de mis manos se filtra la onda espesura de los 
sueños. Desearía disolver la tierra inerme para entender el pulso 
del cielo. “Todo llega muy lento” como una obscuridad sensitiva de 
ficciones que se proyectan. Hay que sobrevivir al vacío para 
encontrar el silencio: no se pisan jamás las mismas huellas.





Sol en una habitación vacía 

La ventana es el ojo del vacío
Donde el umbral del silencio es sensible al laberinto. 





Gente al sol

Debajo de las cenizas el milagro toma forma. 
Podríamos regresar a las calles, resignarnos a la sombra
y simular ser un rayo de luz, un gesto cotidiano.
Un instante irónico del insomnio para desvelar las prisiones.
La nostalgia de esas vidas se reúne en un acto de esperanza,
el tiempo no se disuelve y los objetos siguen en pie.
Sobre este latir imperfecto se sostiene el mundo: el sol, se guarda 
sus secretos. 




Noche en el parque

El aire es amargo, envolvente. 
La complicidad de las sombras enmudece el corazón de las nubes,
en la vaga espesura de una ciudad que cierra los ojos detrás 
de las ventanas.
El reverso del cielo escucha nuestras voces ¿Podrías cambiar esa 
melodía?
La noche pliega su hondo cauce en las grietas de las calles 
sin sospechar,
que debajo de sus cenizas el milagro tomaría forma. 
Tras la ondulación vendría la calma: el primer pulso.





Cuarto de hotel

No era la misma música.
En la impronta del día se deshoja el eco de la tarde.
[El tiempo debió detenerse]
Hay raíces que brotan del cielo y se destinan a ser pájaros.
Afuera, colapsan las estrellas y los ángeles le cosen alas al viento.
Pero las sombras vendrían a cortejar las voces del sueño, su piel 
más íntima.
Un aire de misterio es insensible al mundo:
Todo se concentra en la rebelión de un grito.





Una mujer al sol 

Todo el peso de sus vértebras se quedaría inmóvil. 
Podría estacionar sus alas sobre el vértice del cielo 
sin que se disuelva el aire
y condenar lo improbable para descifrar el vacío de la piel 
amordazada
y bajo ese cielo lleno de lugares comunes y crónicas de polvo
desarticular el exilio de las sombras
en ese acorde oscuro
donde mengua
la nostalgia.
Podría preguntarte: 
¿Cuál fue el último sol de tu infancia?
La piel debe agrietarse para dejar ver la noche



***

Treintayunavo día del mes diez

Bailarina de cincuenta centímetros de estatura,
Un hombre araña sin hombre y sin araña,
Un médico de quinto de primaria con el delantal de su padre que nunca fue médico,
Una brujita que seguramente asustaría a las hormigas por su estatura,
Una dama antigua en plena virtualización,
Un bufón sin corte con una camisa del atlético nacional,
Un perro en forma de hombre que lleva de una cadena un hombre en forma de perro,
Una mariposa de esquina que siempre lleva su disfraz entre las piernas.

Los obreros permanecen trabajando, otros se disfrazan de obreros,
Un mariachi le da serenata a un balón de fútbol,
Una odalisca que no sabe bailar ni decir adioses,
Una bomba disfrazada de bomba de gas,
Una niña que toca en la banda de las escaleras de su casa,
Una vampiresa que baila ritmos tropicales,
Caperucita roja vestida de amarillo, sin manzana y con un celular en la mano,
Una muñeca con rostro de muñeca y con el vestido de la primera comunión,
Mickey Mouse bailando con los caballeros del zodiaco, 
Batman tomando tetero y con músculos de revista,
un pollo blanco en los brazos de un pollo negro,
una mujer disfrazada de espera, un mimo imitándose a sí mismo,
un niño disfrazado de estómago inflamado, 
una soledad que no termina y prefiere quedarse sola.

Hay un disfraz disfrazado de disfraz,
Una pareja imitando el abrazo de Klimt,
Un disfraz anónimo con dos bases para no perder el equilibrio,
Un hombrecillo disfrazado de espejo,
Un rey Arturo sin batallas, sin historia y con un bautizo por-venir,
Una sombra disfrazada de hombre, un hombre disfrazado de sombra,
Una chispita mariposa que no conoce a su padre ni entiende por qué le prenden fuego,
Un abrazo de Klimt que se deshace como las tormentas de Turner, 
una princesa que pide monedas para comerse un pan,
una fresita que parece una pasa con círculos rojos,
un hada madrina aferrada a la tierra y con alas de plástico,
una mujer de tres décadas, disfrazada de bastón, 
lleva a su madre que aún no entiende sus piernas,
un perro que lleva toda la vida disfrazado de mejor amigo,
un príncipe que no conoce el árido corazón de la mujeres,
unos boyacenses vestidos de paisas,
a mi sobrino que ya no le queda el disfraz del año pasado y prefirió disfrazarse,
una adolescente que se viste de piernas al viento para no sentirse sola,
un abogado que prefirió quedarse debajo de la cama,
un guitarrista clásico a la moda,
una mujer con los crespos hechos, hechos a la medida de su estatura,
un niño descalzo que me recuerda mi infancia y un hombre disfrazado de escritor,
una soledad que no termina y prefiere quedarse sola.





Morir
Morir de tristeza, de ésa,
Morir en un instante sobre la mesa,
Morir de laberinto, de prosa,
Morir con una rosa y del tinto desprender cosas, rosas, prosas,
Laberintos tintos;
Morir de silla, de sillón,
Del cuerpo en una silla, morir del cuerpo,
Sentado, escuálido abatido, desolado;
Morir alado, de nadie, sórdido, estupefacto,
Morir estúpido, morir de tacto,
Morir de hipo, de hipoglicemia,
De tan tan-gente, morir solo, 
Morir de secante, mojado, seco,
Morir mueco o con lágrimas en el costado
Morir acostado a costa de nada, morir de nada y de la nada.
Morir en una foto, de un paro cardiaco en un retrato,
Morir de espaldas, caminando,
Morir haciendo versos, divagando,
Morirse de verse hecho divagado,
Morir de un orgasmo, dentro de su cuerpo morir;
Morir acariciando el orgasmo sin llegar al cuerpo,
Morir soñando que se muere que se sueña,
Morir muriendo que se sueña que se muere,
Morir del cuerpo, morir de orgasmo.

Arrojarse por el balcón con la cabeza al viento y a mitad de camino agitar los brazos,
Gritar como loco, ser loco o ser grito, balcón o baldosa o efímera duda,
Ser una duda en un momento de duda, de dado,
Ser dado y caer por el lado de la duda,
Morirse despacio y de espacio,
En la cama, con el hígado inflamado, con la boca abierta morirse.
Morirse con cables o con sacerdotes,
Morirse en una silla de ruedas al borde del rocío,
Sin caerse, sin moverse, sin pronunciar palabra.
Morir de frío, de fogata;
Morir de noche contemplada sin contemplación alguna,
Morir contemplando un árbol, morir de árbol contemplado,
Morirse abrazándose a escondidas del abrazo,
Morir de abrazo y escondido dentro de uno mismo, 
Morir de lo mismo, morir de sentido sin sentido alguno, pero morir con sentido.
Morirse frente al espejo, de súbito,
Con las manos pálidas, escuchando a Ravel mientras Ravel se escucha;
Morirse improvisando e improvisado, aleatorio,
Morir de espacio y despacio…

… Morir viviendo, pero morirse.





Tengo tantas ideas en la cabeza
los ojos hinchados la garganta absuelta
tengo rumores de cansancio 
un aroma de vino rancio
una suerte de pensamiento
un retorno o un tormento
no siento el cuerpo, la cabeza

estoy sobre la mesa
indagando fraseos que me mantienen vivo
vivo de vida, de duda
alejado de la gente muda
mudo me alejo y al margen de la línea
nívea tu silueta, albaleda dormida
la belleza consumida y el alma tardía

los aplausos, las palmas y el perfume de antaño
el tímido arco del violín, el paño
y las retóricas lides
el líder, el panfleto
el pan, el fleto
la voz interminada, la voz minada
y la voz que no termina

mientras el olor de la trementina 
se me adentra en las nasales
en la boca, en la tristeza
¿qué tedio cuerpo sobre la mesa?

tengo tantas ideas en la cabeza
de ésas y no de otras
tengo tantas ideas en la cabeza





La Valse 21"

Entre las sillas azules 
a solas
moderatto 
presente
en acorde corpóreo
en agitato ausente
como una voz, como un ente
como un fragmento de alboradas odas
como las horas en diletante espacio
como andar despacio y confundirse
entre espejos
ebrio de vos 
ebrio de nada
lejos





S.o.s.

El idílico semblante de un soneto en fuga
Una voz amarilla de serenatas diurnas
Un boceto perdido entre la gente
Un poema con tinto derramado
El secreto que le da la sombra al cuerpo al detenerse
La imagen simple de un claroscuro en vela
La noche escrita por la noche
Un arpegio en la guitarra 
Una naturaleza muerta entre latidos
Un arabesco de pieles encontradas

Eres lo que no esta escrito
Porque le hacen falta silencios al viento.





KONGDEUANE NETTAVONG [13.888]

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Kongdeuane Nettavong

Laos

Nació en Xieng Khounag, Laos, el 7 de junio de 1947. Es poeta, ensayista, editora, periodista, narradora y música. Su trabajo por la preservación del patrimonio cultural de Laos es extenso y continuo. 

Dirigió el programa de Preservación de Manuscritos de Hoja de Palma (Proyecto de Cooperación Laos-Alemania): “Los manuscritos de hoja de palma contienen el dharma, la enseñanza de Buda, la historia de Buda, la historia, la astrología, la magia, los cuentos folclóricos, los textos de hierbas medicinales indígenas, el tratamiento médico indígena y otras cosas importantes: como el derecho popular y los derechos de la aldea…”

También ha dirigido el Proyecto Nacional de Promoción de la Lectura a través del Teatro de Marionetas y es asesora permanente del Hogar para la Cultura de los Niños de Laos.

Sus publicaciones incluyen un libro de fotografías, Cuatro hermanos maravillosos, 2002, 2003 y 2008; Cincuenta cuentos populares clásicos, relacionados con la medicina a base de hierbas, 2007; Mis adorables poemas, Khaen y melodías de Khaen, 2007, y Cultura
intangible: La ceremonia Sukhwan. Sus temas de investigación incluyen la medicina popular de Laos con base en las hierbas, cuentos tradicionales de Laos y lo intangible de Laos. 





Pluma sagrada

Yo era una poeta sin nada en mi mano 
Un día mi hijo me dio una pluma 
Desde ese día, la pluma se pegó a mi mano 
Luego la pluma escribió y dibujó todos los sentimientos 
Sobre el papel blanco que teníamos 
La pluma se convirtió en la sombra de mi hijo 
La pluma dibujó un arte poética 
Acerca de mi acción poética 
En mi vida, la pluma es aún el escritor.





Sacred Pen

I was a poet with nothing in my hand
One day my son handed me a pen 
Since that day, the pen has stuck to my hand
Then pen wrote and drew all feelings
On the white paper at hand
The pen became my son’s shadow
The pen drew an ars poetica
About my action of poetica
In my life, the pen is still the writer.






PRIMERA LUNA LLENA

A mis cuatro años 
Miré al cielo 
Era la primera vez que veía aquel balón 
Le pregunté a mi madre si podía tenerlo 
Para jugar fútbol con ella 
Mi madre se rio y respondió 
Puedes tenerlo si quieres 
Toma tu lápiz y un papel 
Luego dibújalo 
Así, mi querida, tendrás uno 
En tu papel es tu “balón” 
En el cielo, es tu “luna llena”






AMO A MI MADRE

Ella no era sólo una buena mujer
En mi vida fue una gran maestra
Un profeta inspirada cuando tuve pensamientos negativos
Estaba calificada para ser el remedio para mis pecados
Oh, mi querida madre
Mi madre no era sólo una buena trabajadora
Lo hizo todo por mí
Y al tiempo enseñó cómo se hace todo 
Oh mi madre, eras KUAN YIM* para mí
Oh, mi querida madre
Mi madre no sólo me dio la vida
Era una persona tan amada por mí
Era una sombra que me seguía a cualquier lugar
Blindándome y protegiéndome como un cactus
Oh, mi querida madre
Mi madre no era sólo una fuerte protectora
Muchas veces la guerra vulneró a nuestra ciudad natal
Mi madre nos protegió y nos mantuvo a salvo en las cuevas
Las bombas explotaron muchas veces a nuestro alrededor, 
pero sobrevivimos
Oh, mi querida madre.

* (Reencarnación femenina de Buda)






Sangre y corazón

Como un soldado, usé mi sangre
Para defender a mi país (la tierra de mi madre)
Un día, saliendo al campo de batalla
Escribí en la pared con mi sangre
“Si muero, mi alma o mi cuerpo perdurarán”
Como un amante, usé mi corazón
Para proteger a mi amante con mil variedades de ternura
Un día, separándonos el uno del otro
Escribí sobre mi rostro con mi corazón
“Si estoy sin ti, mi corazón morirá”.


*


Conoces…
La magnificencia del ocaso sobre el horizonte 
La belleza que no necesitas comprar 
Parece que los ciegos están ansiosos por ver 
Pero aquellos de buenos ojos no tienen tiempo 




http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/98-99/98-99.pdf





METIN CENGIZ [13.889]

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Metin Cengiz

Turquía

Nació en Göle, el 3 de mayo de 1953. Poeta, ensayista, traductor, periodista y editor. Ganó el Premio de Poesía Necatigil Behçet en 1966 con El Libro de los Cantares; igualmente el Premio de Poesía Melih Cevdet Anday, en 2010, con Poemas recogidos (1 y 2) y el Premio Internacional de Poesía Tudor Arghezi en 2011, con Romanya. 

Miembro del Sindicato de Escritores de Turquía, de la Asociación de Escritores del PEN de su país y de la Asociación de Escritores de Turquía. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía: Después de un diluvio, 1988; El gran amor, 1980; El lirio que floreció en su veneno, 1991; Para İpek, 1993; Los libros de canciones, 1995; Años juveniles, 1998; Himnos de amor & Las composiciones Hüzzam de hoy, 2005; Poemas de libertad, 2008; Las imágenes son mi casa, 2011.

Algunos de sus libros de ensayo: El poder de la poesía, 1993; La poesía realista-socialista, entre 1923 y 1953, 2000; Modernismo y nuestra poesía moderna, 2002; Ensayo crítico sobre poesía turca desde Nâzım Hikmet hasta los 70’s, 2005; Globalización, postmodernismo y literatura, 2007; ¿Qué es la imagen?; Cultura y poesía, 2010; Filosofía y poesía, 2010; Ensayos sobre la poesía y la vida, 2011; Pensamiento de la poesía en Platón y Aristóteles, 2012.




Gaza

Ayer ví la muerte, no tenía alas.
Estaba en el aire, lloviendo
Aquí, estás en Gaza donde la muerte acampó
El aire parece desgarrado por un cuchillo
El sol es un grito ciego
Las ventanas están en silencio
Los árboles como cadáveres
Los minaretes no se apoyan sobre el cielo sino sobre la nada
Los niños, niños, niños, los niños de Gaza
Calles, mercados, casas llenas de niños
Gaza con sus imágenes de niños es un gigante que pelea con el enemigo
Niños cantando en el regazo de la muerte
Niños: silenciosos como santos, religiosos como Musulmanes
esperan el cese al fuego
Ellos llenarán los espacios y abrazarán sus muertos sin pensar en el hambre
Ancianas cubiertas con togas
Casas, calles, hombro con hombro protegiendo la vida
En sus caras se dibuja la paciencia
Desamparo, enojo, tristeza y venganza
Como un grito que se eleva al cielo
Como promesas
Ellas están aquí como un pedazo de cielo
Aquí, estás en Gaza
La muerte en Gaza es como juego de niños
Es como comer aceitunas y pan al desayuno
Es como las relaciones entre los jóvenes
La muerte en Gaza es como una estatua hecha de bronce
A la que todas las ventanas miran
La muerte funciona como la mente de Gaza
Aquí, estás en Gaza
En fuego
Donde la muerte se tragó su lengua
Gaza es como un globo reventado
Qué pueden hacer los poetas árabes
Las canciones huelen a quemado en Galilea
Gaza es como un limón amarillo en medio del desierto
Por un lado, es sacudida por manos invisibles
por una prensa
Por otro lado, los enemigos aguardan
Como una nube de la muerte
Los ojos de Gaza se secaron de llorar
Ahora desde Gaza sale el cadáver de Dios.





En la guerra

A través de las palabras entró la guerra en nuestras vidas
Como si desde la paz de los campos
Vinieran a nosotros pájaros cargados de balas
Éramos inconscientes de que con sus hermosas piernas
saltando de ciudad en ciudad
se introducía en el juego de los niños
era algo que entraba en nosotros como el pan de los desesperados
incluso el gobierno untaba con miel ese mismo pan
y alentaba a los soldados a iluminar las calles con sus ráfagas
se hicieron fugaces las citas de los amantes
aunque día a día yo protegía mi amor
pero entonces se introdujo con horror en nuestras canciones
aunque parecía ahogarse aún respiraba
aunque parecía alejarse de nosotros permanecía en nuestro interior
al convertirla en un plato extra para acompañar a nuestro Raki
que bebíamos como si fuera agua
algunos nos volvíamos arrogantes cuando nos emborrachábamos
finalmente se declaró el alto el fuego
Y entonces se dobló el precio del pan
Y con tanto frenesí algunos amantes cambiaron de pareja
Nuestros padres y nuestras madres habían muerto esperando la paz
Esperando la paz llegamos a ser padres y madres
Nunca supimos por qué esa guerra no terminaba nunca
Hasta que finalmente nuestra limitada mente descubrió
Que el tumor de la guerra había crecido en nosotros
Y aquí tenemos otro tumor querido lector
¡Así son las cosas!




At War

Through words I enter the war in our lives
As if from the peace of the fields
Came to us birds loaded with bullets
We were unconscious that with lovely legs
leaping from city to city
it found its way into the children’s games
it was something that entered us like the bread of the desperate
what is more the government spread honey on this same bread
and incited the soldiers to light the streets with their machine gun 
bursts
lovers’ trysts became fleeting
though day after day I protected my love
but then it introduced itself with horror into our songs
though it appeared to drown it breathed on
though it appeared to move away it remained within us
when we converted it into a side dish for our Raki
that we drank as if it were water
some of us became arrogant when drunk
finally a ceasefire was declared
And then the price of bread doubled
And such a frenzy as some lovers changed partners
Our fathers and mothers had died waiting for peace
Waiting for peace we became fathers and mothers
We never knew why this war never ended
Until finally our limited mind discovered
That the tumor of the war had grown in us
And here we have another tumor dear reader
That is how things are!




La muerte tan querida en mi tierra

La muerte tan querida en mi tierra

La muerte juega a fustigar el aire
A alguien vestido con chaqueta negra
A la joven con cazadora y vaqueros
Dejando en el aire todos los significados

La muerte tan querida en mi tierra

Todos actúan en su nombre
En cada rincón o escondrijo
Toma la forma del agua y fluye con ella
Como si fuera el fundamento del Estado
Quedamos y me espera todos los días en la misma esquina
Es nuestro desayuno y nuestra cena sobre la mesa
Es un enemigo peligroso si se la busca
“adiós mi amor hasta mañana quedamos a las muertes”
Estas palabras se mastican como un chicle en la boca

La muerte tan querida en mi tierra

Se la considera sagrado mártir para toda causa
No la naranja que perfuma el otoño
Ni el color lila que abre la primavera
Invierno y verano en cualquier estación
Si se la escucha suena a catarata en las calles
En nombre de todos queda con cualquiera para ir al cine
La muerte da la bienvenida a la amante bajo la rosa.

La muerte toma la forma de la lluvia y llora en la oscuridad



MILA OYARZÚN [13.896]

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Mila Oyarzún

Emilia Pincheira Oyarzún (más conocida como Mila Oyarzún, Concepción, CHILE 1912 - Santiago, 9 de octubre de 1982) fue una escritora, poeta y activista de los derechos humanos chilena que cultivó los géneros literarios de la poesía y novela. Fue integrante y ocupó un cargo directivo en el Grupo Fuego de Poesía (fundado en 1955) junto a varios escritores como José Miguel Vicuña, María Silva Ossa, Carlos René Correa, Eliana Navarro, Francisca Ossandón y Chela Reyes, entre otros.

Carrera

Uno de sus primeros trabajos literarios publicados fue el poemario Esquinas del viento a través de la editorial Nascimento (1941) que recibió el Premio Municipal de Poesía de Santiago. Su labor literaria es incluida junto a los de María Monvel, Chela Reyes, Sylvia Moore, Gladys Thein, María E. Piwonka e Irma Astorga dentro de la denominada «nueva poesía» chilena de fines de la década de 1950.

En el ámbito de la defensa de los derechos humanos en Chile, fue una de las fundadoras de la Comisión Chilena de Derechos Humanos en el año 1978, junto al sindicalista Clotario Blest y los abogados Máximo Pacheco y Jaime Castillo Velasco.

Obras

Esquinas del viento (Santiago: Nascimento, 1941).
Estancias de soledad (Santiago: Ed. Tegualda, 1946).
Cartas a una sombra (novela, Santiago: 1944).
Pausado cielo (Santiago: Acanto, 1954).
Mediodía (Santiago: Ed. Universitaria, 1958).




DEMASIADO TARDE

Trizan mi soledad ciegas estatuas
y es mi cuerpo ceniza dibujada.
Es mi sangre una fuga de campanas.

Y en el ojo sin ojo yo me sueño,
en el labio sin labio está mi beso.
en la mano sin mano yo me encuentro.

Y abrazando las plazas ylas calles
de esta muerte sin muerte que me invade,
llegan tus pasos demasiado tarde.



SUEÑO

"En la porcelana
de cada mañana
se quiebra mi risa:
cristales de brisa.
Y una pena blanca
-cautiva azucena-
se pren:de al obscuro
silencio maduro.
Risa de mi niño
reflejos de armiño,
dalia de cobalto
que llega a lo alto
para que a su huella
descienda una estrella
y en lino celeste
mi niño se acueste..."
Otra vez la angustia
su perfil diseña;
he tenido el sueño
de un sueño que sueña.
"En la porcelana
de cada mañana..."



PALABRAS AL HIJO DISTANTE

Niño-espuma, te has ido más allá de la rosa
en su música tímida de pétalos caídos;
¡O dime: ¿en qué mareas de la noche sin muerte
viajarás por mi sangre buscando tus racimos?

Divago en una rueda con aspas de misterio,
y me sueño bordando tus ajuares de nubes,
para cruzar tu cuerpo y aflora a la vida
de nuevo en sortilegio de palomas azules.

Sola vivo el romance de la piedra y del viento,
-Hélices de vilanos no pueden alcanzarte-
Nueve aristas de iridio bosquejaron mi duelo
y soy como una mancha de obscurecidas sales.

Niño-espuma, te has ido más allá de la rosa,
has dejado en mis cales la subtancia de un beso
en mis brazos el gesto de las ramas vencidas
y un murmullo de savias recostado en mi seno.




Esquinas del viento
Autor: Mila Oyarzún
Santiago de Chile: Nascimento, 1941


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 28-12-1941
AUTOR: DAVID PERRY

Una de las características de los tiempos que corren es la invasión de la mujer en todos los campos de la actividad. La creencia, muy generalizada, de que la mujer principia y termina su misión dentro del hogar, criando y educando a sus hijos, se ve refutada por los hechos, argumento contra el cual no caben razones. Un político chileno de gran corazón y gran cerebro, Pedro León Ugalde, nos decía una vez que la crisis de la varonía provocaba este incremento de la femineidad: el hombre, en decadencia en muchos países, resulta insuficiente para satisfacer las necesidades y aspiraciones comunes, entonces la mujer se ve precisada a salir a la calle y se hace obrera, profesional, empresaria, soldado, escritor, etc. Más que una crisis de la varonía, nosotros vemos en este fenómeno una manifestación del derecho indiscutible de todos los seres a conocer y ejercitar todas las actividades de la cultura. Es absurdo pensar, con muchos criterios anacrónicos, que el cultivo de la inteligencia de la mujer, de sus aptitudes, su vida en las actividades productoras o en la burocracia administrativa menoscaban su virtud o sus capacidades maternales. Al fin los periodos de embarazo y lactancia son más o menos breves. Bastará con dar elasticidad a nuestras instituciones y permitir que la mujer atienda siempre de preferencia al hijo, siendo remplazada por años y meses en sus funciones por otras mujeres, mientras atiende al niño, pudiendo después reasumir sus funciones. Hay muchas mujeres que nunca tienen hijos, otras que los tuvieron y formaron, y siguen viviendo, lustros y décadas llenos de frivolidad. La reclusión de la mujer a tareas hogareñas la mantendría a un nivel de inferioridad de cultura y de experiencia de la vida con relación al hombre, lo cual es a favor de éste un privilegio injusto. Creen que la ciencia, el arte y el trabajo social van a corromper a la mujer, es volver a la paradoja de Rousseau, que hizo extensiva esta afirmación a todo el género humano. ¿Que el trabajo y la cultura de la mujer han aumentado los divorcios y la natalidad ilegítima? Fenómeno transitorio, noviciado, que paga la mujer por su incorporación a una vida más amplia. Todos los comienzos son difíciles. Cuando adquiera verdadera cultura, intelectual y moral, no será presa fácil de tentaciones y veleidades.

Mila Oyarzún, brillante poetisa que se estrena con su hermoso volumen de versos, “Es quinas del viento”, viene a incorporarse a la brillante pléyade de las poetisas nuestras. El libro queda situado bajo el signo de Eros. El amor, en sus diversos aspectos de pasión, sensualidad, nostalgia, melancolía, desborda de las páginas como los finos y fragantes licores de las copas de un festín. El hombre es la preocupación principal de Mila Oyarzún. Casi toda la poesía femenina ha resultado un homenaje unánime al varón. Oigámosla en su tema:


Hombre

Hombre de ojos oscuros y la sonrisa clara
tu presencia ha encendido mil soles en mi cuerpo,
y por eso es que quiero anudarme a tu vida
como se anuda al mundo la corbata del tiempo.
Amante de la luna, tienes gestos lejanos
para este fuego mío que se agita, rebelde
tu corazón prendido al vuelo de los pájaros
y el deseo trizado en la espera de siempre.
Hombre de ojos oscuros y sonrisa clara
son tuyas las estrellas que cogieron mis manos,
para que tú las siembres en tus noches opacas
y naufrague tu ausencia amarrada a mis brazos.



Como se ve, a nuestra poetisa no le falta espontaneidad y gracia en sus imágenes. La pasión es siempre la hélice que impulsa su nave, como el instinto da alas al germen para volar en el viento. ¿Podría un psicólogo deducir que este predominio del amor, y del amor de Eros y no de Psiquis en la literatura femenina, es un signo de que la mujer vive en la actualidad bajo un régimen de opresión sexual? ¿No se manifiestan en el arte, como en los sueños los anhelos oprimidos? Tal vez cuando la mujer obtenga una vida más ordenada y normal de acuerdo con su naturaleza, la literatura femenina se ampliará rompiendo el cerco de la pasión y pasando a temas más espirituales. Pero estas son generalidades que no calzan con el caso presente. Nuestra poetisa es de variados recursos y su lira tiene siete cuerdas. En “Bodas Cordilleranas”, por ejemplo, la vemos jugar con los matices y los aspectos del paisaje, en verso fluido, musical y enjoyado de reflejos, como el agua que se rompe en los riscos y se despeña irisada en la cascada. En la poesía “Duelo” la oímos gemir por el hijo que no vino, y buscarlo en los horizontes, los trinos y los perfumes…



“Ya mi carne está triste y mi boca está amarga,
de mis palabras brota un perfume de lirio,
y se van apagando las fraguas de mi alma
cuando me muerde el llanto del hijo que no vino.
Tejido en los momentos en que se abre el ensueño
como en una rosa roja, en la entraña dormida,
recogiendo puñados de estrellas y de cielos
para materializarse en poema de vida…
¿En dónde vaga ahora tu palabra sin voz?
¿En qué astro se rompen tus ojos de silencio?
¿Por qué van tus huellas deshojadas por Dios
para que no las cojas lo pétalos del viento?
Por eso mis canciones despedazan espacios
y mis manos te buscan en nardos y azucenas,
mis pupilas resbalan junto a la vía láctea
y en las gotas de lluvia mi corazón te espera…”



Hay una infinita belleza en este panteísmo, en este amor diluido en la naturaleza, en esta sublimación de la nostalgia maternal. Aquí la poetisa halló un tema grande y remontó el vuelo. En resumen, Mila Oyarzún, tiene nobles cualidades. Solo le falta una mayor contracción a la poesía, pulir mejor sus estrofas, algunas veces precipitadas, y tratar de mantenerse en las zonas que alcanza en sus momentos de mayor intensidad. Ya dijo Buffon, el genio es la paciencia: Es decir, la actividad y el pensamiento sostenidos.



Estancias de soledad
Autor: Mila Oyarzún
Santiago de Chile: Tegualda, 1946



CRÍTICA APARECIDA EN EL DIARIO ILUSTRADO EL DÍA 14-07-1946. 
AUTOR: MISAEL CORREA PASTENE

Estancias de soledad, de Mila Oyarzún, proceden de la Editorial Tegualda y están contenidas en unas 80 páginas.

Mila Oyarzún tiene merecida fama de poetisa, sobre todo en el grupo de cultores del modo modernista. Para los viejos, que deseamos ver claro y sin esfuerzo, la poesía de Mila Oyarzún es un laberinto.



“Un siglo de pétalos se ha escudado en tu frente
y un sollozo de sangre nos trizó el corazón;
nuestra memoria hallaron espantados corceles
y anudaron las aguas que marchitan la voz”.



Lo único que creo entender es que “esas aguas anudadas que marchitan la voz” deben ser las lágrimas.

Pero yo no atisbo lo que quieren decir estos versos de “La mano desnuda”:


“¿Qué podría yo darte sin la sal de mi canto?
Ni la medalla triste de mi luna de espera,
ni los espejos grises del ensueño trizado
ni aquel diamante inmóvil que agoniza en mi greda.

Ni la frase en que brilla un olor a naranjas
ni este silencio cóncavo que estruja mis raíces
ni los anillos dulces que dibujan mis aguas.
¡Oh! La estrella ignorada que mis noches redime!”



En “Desesperanza” principia:



“Los pájaros sombríos que anidan en mi pecho
recobran mi presencia disuelta en el espacio
desde el columpio de humo de los caminos yermos
hasta el grácil capullo que soñaron mis manos”.



No entiendo. A veces pienso que los modernistas quieren volver a esa poesía infantil que es pura cadencia sin sentido, cuyo sonsonete acompaña los juegos de niños. “Ene, tene, tu – cape, nane, nú – etc.”

Es indudable, sin embargo, que hay en aquella poesía algo más que el ritmo y la rima; hay un lenguaje esotérico en que las palabras tienen un sentido oculto que entienden los iniciados.

Las manos, las aguas, la sal, los corceles, la luna, los bronces, los azufres, la estrella, la rosa, la copa, y cien otros vocablos que de continuo suenan en los versos no significan lo mismo que para los lectores vulgares.



“Mi órbita de ansiedad y de tristeza
se volcará por las zonas del Azufre.
Ruedan entre las tinieblas
cuatro monedas salobres…
madeja de llanto vivo
como pañuelo de azogue”.



Cuando el amor se sobrepone al artificio, Mila Oyarzín es poetisa de veras: se le comprende y se le siente.



“En la porcelana
de cada mañana
se quiebra su risa;
cristales de brisa.

Y una blanca pena
cautiva azucena
se prende al oscuro
silencio maduro.

Rosa de mi niño
reflejos de armiño
dalia de cobalto
que llega a lo alto
para que a su huella
descienda una estrella
y en lino celeste
mi niño se acueste”.



El sentimiento trasciende de los conceptos; algo se pesca.

Es este un modo de poetizar; acaso más exacto sería llamarlo moda; y toda moda o modo es artificio pasajero.




Pausado cielo
Autor: Mila Oyarzún
Santiago de Chile: Eds. Acanto, 1954


CRÍTICA APARECIDA EN EL DIARIO ILUSTRADO EL DÍA 28-11-1954. AUTOR: CARLOS RENÉ CORREA

Qué difícil concretar tanta belleza en un libro de versos. Mila Oyarzún, autora de “Esquinas del Viento” y “Estampas de Soledad” nos da en su último libro este milagro de poesía auténtica, vivida, estremecidamente humana. Han nacido estos poemas de la vida misma de la autora, vapuleada sordamente por la enfermedad; ella experimentó muy de cerca el dolor, la soledad, la vida trunca. Así nacieron y crecieron los poemas que hoy ampara este simbólico “Pausado Cielo”.

Hay en este libro una honda desolación interior, angustia que limita con la desesperación y la materia. Pero renace el espíritu y el amor a pesar de todo. Triunfa el canto de la mujer que se debate en angustiosa desolación.

Mila Oyarzún domina con maestría el verso y sin mayores esfuerzos se sitúa en la verdad del poeta. Como una muestra de la belleza de este libro, citamos su poema “Demasiado tarde”, que dice:


“Trizan mi soledad ciegas estatuas
y es mi cuerpo ceniza dibujada.
Es mi sangre una fuga de campanas.

Y en el ojo sin ojo yo me sueño,
en el labio sin labio está mi beso,
en la mano sin mano yo me encuentro.

Y abrasando las plazas y las calles
de esta muerte sin muerte que me invade,
llegan tus pasos demasiado tarde”.



El olvido, la muerte, el destino vegetal, la canción que se trunca como una flor sin riego, son mensajes que afloran en este “Pausado Cielo”. Una honda raíz humana, el deseo de un testimonio perfecto de la vida del poeta están presentes en este libro. No hay en estos versos resquicios de posiciones intrascendentes, todo es vital, el canto y la forma caminan hacia la perfección, mientras la poetisa se debate con brío frente a los dolores y angustias que no la vencieron y, en cambio, le han dado la gracia de este “Pausado Cielo”.




JUAN RADRIGÁN [13.897]

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Juan Radrigán

Juan Radrigán Rojas (Antofagasta, 23 de enero de 1937) es un dramaturgo chileno, que ha incursionado también en otros géneros. Radrigán ha impartido clases en diversas universidades en su país y ha recibido las más altas distinciones por su obra: los premios Nacional de las Artes Escénicas (2011) y Altazor (2005 - 2014), además de haber sido seleccionado muchas veces en la Muestra de Dramaturgia Nacional.

Hijo de un padre mecánico y una madre profesora, alcanzó a vivir muy poco tiempo en su ciudad natal, Antofagasta: a los dos años de edad llega a Santiago. Como sus tres hermanos, recibió la educación básica de su madre. Autodidacta, nunca fue a la escuela, pero leyó ávidamente cuanto caía en sus manos. A los doce años, comenzó a escribir poesías y cuentos.

Fue director de Cuadernos inéditos, órgano oficial de publicaciones del Centro de Escritores Inéditos, desde el nº.2 (noviembre de 1961) hasta el nº.5 (julio de 1962). A los 25 publica su primer volumen de relatos Los vencidos no creen en Dios, al que le sigue seis años más tarde, en 1968, la novela El vino de la cobardía.

Radrigán dramaturgo

Durante los primeros años después del golpe de Estado en Chile de 1973, Radrigán desempeñó los más diversos oficios (librero, vendedor, dependiente de tienda, envasador, entre otros) para poder sobrevivir. Sin embargo, esta alternancia laboral no le impidió seguir escribiendo: en 1975 aparece su poemario El día de los muros y cuatro años más tarde escribe su primera obra teatral Testimonio de las muertes de Sabina, que sería representada en muchas ciudades del país por profesionales y aficionados.

A partir de entonces, comenzó a centrarse en la dramaturgia: El loco y la triste, Las brutas, Cuestión de ubicación, Hechos consumados, El toro por las astas, Made in Chile. Todo el trabajo de esta etapa inicial será incluido en el libro Teatro de Juan Radrigán (11 obras), publicado por CENECA en 1984.

En 1981 Hechos consumados es elegida por el Círculo de Críticos de Arte como la mejor obra de 1981 y al año siguiente repite este éxito con El toro por las astas, obra que gana, además, el Premio Municipal de Literatura Santiago 1983. Ese mismo año, en mayo, parte en una gira de seis meses por Europa con la compañía El Telón, llevando las dos piezas premiadas más El invitado. Invitados oficiales al Festival de Teatro de Nancy, hacen presentaciones también en Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Holanda, Inglaterra, Luxemburgo y Suecia. En esa década realizó otros viajes al extranjero con sus piezas: a Perú y Ecuador en 1985; a Colombia y Costa Rica al año siguiente; a Suiza, Holanda, Francia, Italia, Inglaterra, Suecia, Escocia y Alemania en 1988.

El cineasta chileno Luis Vera realizó una versión cinematográfica de Hechos consumados, que, aunque alabada por la crítica (obtuvo el premio especial del jurado en la Bienal de Colombia 1985), estuvo solo una semana en cartelera en 1986 debido al poco éxito de público.

Cuando retorna la democracia en 1990 después de la la dictadura del general Augusto Pinochet las tablas se revitalizan y la obra de Radrigán se populariza y se masifica a través del país.

El mismo Radrigán tendrá varios varios años de silencio hasta que, en 1996, estrena su ópera-teatro El encuentramiento, con música de Patricio Solovera y dirección de Willy Semler.

Durante lo que se podría considerar una tercera etapa, Radrigán investiga en distintas formas de escribir teatro, como muestran sus obras Beckett y Godot, y Amores de cantina. Aquí el autor indaga por diversas líneas estéticas; algunas iniciadas en los noventa, como la escritura en décimas. Otro factor determinante de esta etapa es el hecho de que Radrigán se ha establecido dentro del teatro chileno como un ícono ineludible dentro de la dramaturgia. Sus clases universitarias y la popularidad de sus obras lo han hecho influenciar, de una u otra forma, a casi toda una nueva generación de dramaturgos. Además, comienzan a tomar importancia nuevos autores que continúan y transforman la línea, que él comenzó, de llevar la marginalidad al teatro. Entre estos destaca su discípulo Luis Barrales.

En 2005 gana el Premio Altazor de Dramaturgia por Beckett y Godot y en 2011 recibirá la consagración definitiva al obtener el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales de Chile.

Temas

Los temas tratados por Juan Radrigán se relacionan, de una u otra forma, con la marginalidad asociada al contexto político, social, económico o cultural. Si bien la obra del autor ha mutado a lo largo de su carrera, ha vuelto una y otra vez a este tema nunca ha cesado, cambiando solo de enfoque.

Radrigán se distingue por ser el primer dramaturgo en convertir a los marginados sociales en personajes principales dentro de una obra de teatro chilena. El lenguaje es cercano al de las clases sociales bajas, pues es a este público al que el autor quiere llegar, deseando, paralelamente, acercar a esos personajes al público no-marginal.

Dentro de sus predecesores, en esta línea de teatro social/marginal podemos mencionar a Alfonso Alcalde, quien en La consagración de la pobreza intenta retratar el paisaje que ofrece la dura realidad de las clases sociales más aisladas.

Obras

Teatro

(Salvo que se indique otra cosa, las fechas de estreno son las que da 'Memoria Chilena' en la cronología del autor)

Testimonios de las muertes de Sabina, pieza estrenada en Santiago, el 24 de marzo de 1979
Cuestión de ubicación, estrenada el 28 de marzo de 1980 en el Teatro Imagen, en el marco de ¡Viva Somoza!, obra compuesta por dos piezas de Gustavo Meza y por la de Radrigán3
El loco y la triste, estrenada en Valdivia, el 3 de julio de 1980 con montaje del Teatro Bufo y dirección de Jorge Torres Ulloa
Las brutas, estrenada en Valparaíso, el 1 de agosto de 1980; Teatro El Farol, dirección de Arnaldo Berríos
Redoble fúnebre para lobos y corderos, compuesta por tres piezas: Isabel desterrada en Isabel, El invitado y “Sin motivo aparente; estrenada en Valparaíso, el 6 de febrero de 1981; Teatro El Telón, dirección de Nelson Brodt
Hechos consumados, estrenada en Santiago el 26 de septiembre de 1981; Teatro El Telón, dirección de Nelson Brodt
El toro por las astas, estrenada en Santiago el 3 de septiembre de 1982; Teatro El Telón, dirección de Alejandro Castillo (reestreno: abril de 2011, Teatro Nacional Chileno en la sala Antonio Varas)
Informe para indiferentes, estrenada el 4 de marzo de 1983 en Concepción, con dirección de Ricardo Monserrat3
Las voces de la ira, estrenada el 26 de septiembre de 1984; Teatro El Telón, dirección de Jorge Gajardo
Made in Chile, 26 de noviembre de 1984; Teatro El Telón, dirección de Jorge Cano
El pueblo de mal amor, estrenada en Santiago el 23 de mayo de 1986 con montaje del Teatro de la Universidad Católica y dirección de Raúl Osorio
Borrachos de luna, estrenada el 1 de agosto de 1986 con montaje de la Compañía de Teatro Popular El Telón y dirección de Tennyson Ferrada
La contienda humana, estrenada en Zurich el 10 de febrero de 1988; Teatro El Telón, dirección de Juan Edmundo González
Balada de los condenados a soñar, estrenada en Múnich el 15 de abril de 1989 bajo la dirección de Stephan Stroux
Piedra de escándalo, estrenada en el Teatro Concepción de esa ciudad el 5 de octubre de 1990; dirección de Juan Mateo Iribarren
Islas del porfiado amor, 1990
El encuentramiento, estrenada el 20 de junio de 1996
Parábola de los fantasmas borrachos, estrenada en 1996
Perra celestial, estrenada en 1999
Medea Mapuche, estrenada en 2000
El exilio de la mujer desnuda, 2001
Esperpentos rabiosamente inmortales, 2002
La negra, Dios y la farsa, 2003
Beckett y Godot, estrenada en 2004
Qué tiempos aquellos... Fanta y Romo, estrenada en 2005
Diatriba de la empecinada, estrenada en 2006
Clausurado por ausencia, estrenada en 2007
Sin motivo aparente, estrenada en 2008
Amores de cantina, estrenada en 2009
Oratorio de la lluvia negra, escrita en verso libre, habla del abuso de poder y de la impunidad; estrenada el 13 de julio de 2012 en el Teatro La Memoria por la compañía Teatro la Provincia, dirigida por Rodrigo Pérez Müffeler
Informe para nadie, lectura dramatizada estrenada el 19 de diciembre de 2012 en el GAM bajo la dirección del premio nacional Fernando González
Bailando para ojos muertos, estrenada en 2012, dirección: Arnaldo Berrios, ATEVA, Valparaíso.
La felicidad de los García, pieza escrita en los años 1960; estreno: 9 de julio de 2013, dir.: Pierre Sauré
Ceremonial del macho cabrío, muertos de distintas épocas que se levantan de sus tumbas para encontrar la forma de no terminar en la fosa común por no pago; estrenada el 3 de mayo de 2013, Matucana 100; dirección: Alejandra Gutiérrez

Libros

Los vencidos no creen en Dios, cuentos, Entrecerros, Santiago, 1962 (descargable desde Memoria Chilena)
El vino de la cobardía, novela corta, Guerrero y Recabarren Ltda., Santiago, 1968 (descargable desde Memoria Chilena)
Queda estrictamente prohibido o La ronda de las manos ajenas, novela, Saotem, Santiago, 1970 (descargable desde Memoria Chilena)
El día de los muros, poemario, Impresora Bío-Bío, Santiago, 1975 (descargable desde Memoria Chilena)
Hechos consumados, Minga, Santiago
Teatro, Universidad de Minnesota / CENECA, 1984; contiene 11 obras más dos estudios críticos (descargable desde Memoria Chilena)
Pueblo del mal amor & Los borrachos de luna, Ñuke Mapu, Santiago, 1987 (descargable desde Memoria Chilena)
El encuentramiento, SECC, Santiago, 1995 (descargable desde Memoria Chilena)

Premios y reconocimientos

Primer premio en el Concurso de Cuentos organizado en 1970 por la Central Única de Trabajadores y la Universidad Técnica del Estado por El asesino
Mejor obra del año 1981 (Círculo de Críticos de Arte) por Hechos consumados
Mejor obra del año 1982 (Círculo de Críticos de Arte) por El toro por las astas
Premio Municipal de Literatura de Santiago 1983 por El toro por las astas
Invitado especial al Festival Internacional de Teatro de Nancy 1983
Invitado al Primer Festival Internacional de Teatro por la Paz 1989, San José de Costa Rica
Premio Altazor de Dramaturgia 2005 por Beckett y Godot
Premio Bicentenario de Dramaturgia 2010 (Círculo Críticos de Arte)
Premio Sello de Excelencia 2011 (Consejo Nacional de la Cultura y las Artes)
Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales de Chile 2011
Premio Altazor de Dramaturgia 2014 por Bailando para ojos muertos


El día de los muros, poemario, 
Impresora Bío-Bío, Santiago, 1975 



CUATRO MUROS 

Con cuatro muros 
se puede perfectamente 
robar el tañido a la campana; 
el vuelo al pájaro, 
la lejanía a lo lejano. 
Se puede, incluso, 
despojar al viento de su alegría. 
Pero cuatro muros 
serán siempre cuatro puertas 
cuando haya un hombre adentro. 
Porque el hombre 
es un desierto poblado por la libertad. 
Con cuatro muros 
apenas alcanza para hacer una cruz o una tumba 
que no tienen mi medida. 





CUARTO DÍA 

Al cabo del cuarto día 
los muros celebran siete siglos 
invitándome a la desesperación o la venganza. 
Pero hoy que tengo lumbre 
quiero dejarlo escrito: 
Saldré de este infierno 
dispuesto a perdonar. 
Porque pueden encerrar 
mis ojos y mis pasos, 
mi secular tristeza y mis cigarros, 
pero no esta fe suicida 
que tengo en los orígenes. 
De modo que los dejo con sus muros, 
hago un atado con mis sueños 
y me marcho en busca de la esposa y de los hijos; 
saludo por el camino a mis amigos, 
y les cuento cosas 
directamente entroncadas con la esperanza. 
El corazón no sabe, 
no entiende, 
que existen paredes 
rejas 
y hombres que encierran a los hombres. 
Se equivocaron conmigo : 
preso se me ha mezclado de luces la sangre. 
Aquí, 
donde la felicidad consiste en un cigarro, 
y un sorbo de agua le roba el oficio a las estrellas, 
he descubierto alegremente 
que el hombre no puede matar 
ni la fe ni al hombre. 






LA LLEGADA DE LOS ASESINOS 

Sucios, 
torvos, 
asustados. 
A estos hombres la sonrisa no los ilumina: 
les hiere la cara como un zarpazo. 
Vienen por robar y por matar, 
vienen por quebrarle el cuello a la bondad. 
Me piden pan y no tengo, 
me piden cigarrillos y no tengo, 
me piden agua y no puedo darles. 
Y sucios 
y torvos 
y asustados 
me miran tristemente, 
como si yo los hubiese juzgado y condenado. 





DESAFÍO 

Después que los gritos y las blasfemias 
retornan a los feroces pechos 
un silencio de alas limpia la noche. 
Entonces deshago mi equipaje de palabras. 
De palabras que no tienen estatura de canto, 
que son simplemente cosas que cuelgo en los muros 
con irrevocable ternura de hermano. 
Quiero fecundar este horror 
con lo mejor que arde en mi memoria. 
No para que desafíes la soledad; 
que para eso basta haber nacido, 
sino para que no te encuentren indefenso 
cuando fijen tu rostro contra el muro, 
o sientas los pasos del que viene a golpearte. 
Nuestras puertas son los recuerdos. 
Por eso esculpiré en cada piedra 
un signo enorme de regreso. 
Hablaré
de la mujer, del sol, del viento, de la risa. 
Por mis calles de palabras 
se enlazarán los novios; 
regresarán los hijos a su madre, 
el esposo a la esposa, 
el hermano a la hermana. 
Todos los tripulantes del hombre 
acamparán en estas piedras, 
amigo, cuando yo me vaya! 





ASIDO A TI ... 

La celda tiene alma de puños. 
Es hiriente, rijosa; huele a hocico de toro, 
a sueños podridos. 
La puerta termina en doce barrotes 
por donde los muros atisban como a hurtadillas. 
De cien hendiduras 
acechan mi sangre insaciables alimañas. 
El piso de ladrillos es un camino traicionado 
que me invita a la gran conjuración del odio. 
A veces, allá arriba, alguien abre una ventana, 
entonces entra el sol de repente 
como una visita de Dios al infierno. 
De noche, los chillidos de las ratas 
dejan marcas atroces en la espalda del silencio. 
Este es el lugar donde escribo. 
El lugar donde se me viene en avalancha 
el deseo de decirte que te quiero. 
Por ti me pueblan gritos de horizontes recién paridos. 
Asido a ti, 
nada significa esta frente pateada, 
estas quimeras arrumbadas en mis rincones. 
Después de tantos años, 
para que la paz me reciba con los brazos abiertos, 
para que nada sea más poderoso que yo, 
siguen bastándome tu piel y tu sonrisa. 
¡Tanto duro pasaporte de adioses y nada .cambia! 

Pensando a fondo en todo esto, 
sintiéndolo expandirse como fiebre de alas, 
comprendo que nada 
que esté fuera de mí puede acabarme. 






POR SI EST0 SE ALARGA, HIJOS ...

Por si esto se alarga, 
por si arriban al tiempo de los laberintos 
y no puedo acompañarlos, 
quiero pedirles que tomen siempre 
una sola decisión: luchar. 
Es la única forma que conozco 
de mantenerse pura 






VIERNES 

No me digan nada. 
No me pongan al frente ningún dolor. 
Todo lo que debía estallar en mí, 
explotó ayer o reventará mañana: 
hoy se me cayó la voz al fondo de los huesos. 
No es el día oliendo a ratas, 
no es el sudor corriendo a chorros 
ni el desenfrenado asalto del hambre y de las pulgas; 
es tan duro hoy como ayer 
vivir en dos metros cuadrados de silencio. 
Ocurre solamente que es Viernes, 
que es Viernes y está desnudo 
en el mundo el cadáver del Mesías. 
iCon qué cara mirar hacia otro lado! 
Pensamos que el día de los muros 
es el día en que el hombre 
se toma la injusticia por sus manos, 
boqueamos 
como peces arrancados del agua; 
nuestros mejores sueños están muertos 
o son cruelmente torturados. 
Pero es Viernes ... Es Viernes y se desangra el Justo, 
iCon qué alma dolerse de uno mismo! 






REGRESA, GRITO, A TU GRITO 

Encerrado, quiero estar solo. 
Madre del día, llama a tu día. 
Padre de la noche, llama tu noche. 
Abuelo del tiempo, llama a tus tiempos! 
Encerrado, quiero estar desnudo. 
Llama, tristeza, a tu tristeza. 
Llama, odio, a tu odio. 
Dolor, llama a tu herida! 
Encerrado quiero estar deshabitado. 
Retorna, recuerdo, a tu recuerdo. 
Retorna, sensación, a tus orígenes. 
Retorna, mirada, a tu ceguera! 
Encerrado se me ha puesto de pie la ternura: 
Regresa, grito, a tu grito! 






JUSTAMENTE EN EL ÚNICO SITI0 QUE DUELE 

El día que se pudre frente al ojo, 
la súbita agresión de los recuerdos, 
el deseo crispándose en la sangre; 
todo esto golpea y se evapora. 
Lo verdaderamente terrible 
que sucede estando preso, 
es tener que saludar al guardia! ... 
Durante toda la semana, 
un condenado estuvo pidiendo ver el sol. 
La muerte lo tenía cogido de la vida, 
le daba con todo su hielo en los ojos; 
con toda su inmensidad en los harapos. 
Esta mañana 
la voz se le había derrumbado en la garganta. 
Asediado por todo lo que hay 
de desnudo y solo, 
blandía su silencio como un pájaro ciego. 
Pero esa boca tan horriblemente abierta, 
tan horriblemente muda, 
sólo hizo pensar al guardia, 
que un preso que pide ver el sol 
no es motivo suficiente para molestar al alcaide. 
Y sigue devorándolo la muerte 
entre los muros 
como una araña monstruosa. 
Es terrible, ciertamente, 
la ausencia de pan y de noticias, 
la falta de cigarros y sonrisas. 
Pero la verdadera condena 
es que te ordenan saludar al guardia! 






ACLARACIÓN 

iQué te queda, amigo, 
después de haber roto mis papeles? 
¿De qué trauma o reglamento 
vendrá tu próxima embestida? 
Pe tanto andar entre muros 
se te ha vuelto cenizas la sangre. 
Compadezco tu vida pequeñita 
con todo lo que tango. 
Es necesario, sin embargo, 
aclararlo de una vez por todas: 
nada de lo que esgrimes 
puede imponerle silencio a mi palabra. 
Me sostiene la potencia terrible de la esperanza. 
Desciendo directamente 
del que no teme decir cosas 
por las que pueda ser condenado. 

Esta terquedad de ola 
conque defiendo mis leyes, 
no puede ser domada 
ni siquiera-por la muerte: 
para morir en el momento justo, 
sólo hace falta vivir combatiendo. 
Compadezco tu vida pequeñita 
con todo lo que tengo! 






ALBEIRO MONTOYA GUIRAL [13.898]

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Albeiro Montoya Guiral 

Nació en Santa Rosa de Cabal, Risaralda, Colombia, en 1986. Es poeta y ensayista. Actualmente se desempeña como profesor universitario. Candidato a Magíster en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia en la profundización de Poesía. En 2011 realizó una investigación sobre los poetas Carlos Héctor Trejos Reyes y Orlando Sierra, titulada “Poesía de la muerte y muerte de la poesía” para el Portal Literario del Eje Cafetero. Dirige el portal literariedad.co).




El nombre del fuego

La vida es amarga, en consecuencia, besa.
Quémate si el fuego en que amamos es el último.
No temas a mis manos que aprietan tus senos
como si fueran dos azucenas vencidas por la noche,
así como yo no temo a tu delicada forma de abarcar mi cuerpo
de hombre o de sueño o de árbol ─qué sé yo─,
aprendí a olvidar de qué extraña sustancia amanezco
construido cada día.
Amar es lo único que nos queda por hacer.
Vivir en esta instancia de la muerte
es ínfimo comparado al amor.
Desnudarnos fue un acto apenas cotidiano
como soñar con rosas o bailar antes del sueño.
Desnuda sé amarte como si estuvieras hecha
de azucena estremecida
o de lluvia amaestrada para caer en la melancolía.
Sabe amar mi cuerpo desnudo de hombre o de sueño o de árbol.
No prestes atención a las dos palabras estremecedoras de mis ojos.
El nombre del fuego no se pronuncia:
se besa.




Eres hijo de ti mismo y te muerdes

Padre, tu único hijo ha muerto para que mis manos nazcan,
tu único silencio fue invadido
por guaduales y lámparas.
Tristes caballos miran la llovizna
de la infancia caer en la ciudad lejana.

Eres padre de ti mismo, infortunio.
Eres hijo de ti mismo y te muerdes.
Padre, tu único hijo ha muerto
y está habitando los zapatos del olvido.




Naturaleza muerta

La muerte puede ser un sombrero blanco
sobre nuestros mejores libros,
un vestido sin estrenar,
un par de camisas a rayas que huelen a café,
una mujer venteando un fogón para encender la tarde.

Pero no,
soy yo
tan solo,
barriendo imágenes
en la oquedad de este instante.





   
El verano

La tierra es un perro amarillo
que duerme a la sombra de un guayabo.
Las mujeres le llevan agua robada
en la noche de un secreto yacimiento,
pero él, indiferente, duerme el sueño del sopor.

Un pájaro de luto vuela en círculo
mientras lo espera ver morir.

Si yo no fuera niño
saldría de esta humedad donde me enterraron
para espantarle las moscas,
para espantarle la muerte al verano.




Última calle

                                A Carlos Héctor Trejos Reyes


Todas las noches vendrá a ladrarte una lejanía
y vas a soñar que te disparan con piedad.
Todas las mañanas despertarás
empuñando una paloma muerta.
De tus ojos saldrá
un agua de rosas antiguas
pero no podrás morir jamás.
La muerte te va a dejar esperando,
vestido y engalanado
a la altura de la mejor celebración.

Quienquiera que seas:
sin remedio tendrás que vivir.
A solas irás por la única calle que le queda a tu ciudad.
La imposibilidad del retorno y de la despedida
como aceite goteando de tus dedos.
Se te hizo muy tarde para morir.
Se te ha hecho tarde.




Es invencible el insomnio

Una noche lluviosa
no me dejaba dormir con sus ladridos.
Lo llevé afuera,
le introduje el cañón del revólver en el hocico
─estaba amistoso ante mí,
lamiéndome la mano, meneando su cola peluda─.
Lo miré a los ojos y, sin apiadarme, disparé.

La noche lo vio perder la cabeza
y escuchó el último latido de su corazón.

No sé cómo
a pesar de lo que cuento
va detrás de mí a todas partes,
siguiéndome de lejos por los caminos,
y llegando hasta mi lecho para interrumpir mi sueño
el perro incansable de la poesía.





Piromanía

Quiero jugar el fuego
incendiarme en tus ojos
donde todo existe
porque nada existe fuera de la noche

Quiero jugar el fuego
esta sospecha de que no existo
y apenas soy un traficante de silencios
un vendedor ambulante de la memoria

Quiero jugar el fuego
incendiarme en tu boca
donde se accidentó el deseo
por pasar en rojo las palabras prohibidas

Quiero jugar el fuego
Besarte
robar las llamas
y ganar la muerte




Velar las armas

Para qué ver en la aurora un símbolo
o el estallido de un alfabeto
cuyas esquirlas rompan los vidrios
de la memoria
si, al fin y al cabo, la poesía,
como el hombre, para nada sirve.

Velar las armas, cortar las manos
del titiritero, buen demonio
que para vaciar toda la furia
acendrada durante milenios
contra quien sopló vida en su rostro
nos provoca esta mala pasada
de hallar bello el mundo que nos mata.

Huyamos como Rimbaud a la tierra
de los elefantes, o matémonos
con un verso en una tarde de octubre.




Labios de ceniza

Café hondo el pueblo a distancia fulgurante
café hondo el silbido del viento
que confunde los árboles con perros
Café hondo la tibieza donde alguien menudo
dejó un beso marcado en nuestro espejo
con labial de ceniza
como advirtiendo que jamás volvería
Ojos morenos
Café hondo que bebo a solas




No nos amemos

Espérame
no puedo ir a ti sin saber por qué el miedo
a quienes están exentos de la felicidad
les reparte claveles morados
cartas sin firma y sonrisas póstumas
Espérame
tengo que acabar mi vida antes de amarte
Antes que nada tengo que morir




Acta de defunción

Hago constar que ha muerto en mí
aquel que se pintó en la cara una nariz de poeta
para hacer reír al mundo.
Se entregan, para cumplir su última voluntad,
el ritmo de una canción,
el bullicio desenfrenado de un amor,
la camisa de rayas infinitas de su padre,
las manos musicales de la mujer
que lo puso en la tierra
como quien arrojara una flor en una tumba,
la foto de un perro amarillo
(de fondo unos muchachos sonrientes
antes de que se los tragara la montaña),
el sombrero de un hombre que murió
a la primera luz de un día aletargado toda una vida,
y el discurso ignorado de las horas untadas de vacío.




El viento podría equivocarse

Si por un error del viento que viene del sur
llegaras a morir,
o si cayeras de pronto en el olvido,
en algún lugar no difícil de encontrar
deja un poema voluntario
que se encargue de distribuir la vida y la palabra
que queden inconclusas.

Aunque quisieras irte en silencio
no tendrías otra opción
porque la palabra es postergar la vida,
y la vida postergar la esperanza.


http://www.lapoesiaalcanza.com.ar/index.php/poemas/1416-albeiro-montoya-guiral


PHIULAVANH LUANGVANNA [13.899]

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Phiulavanh Luangvanna

Nació en Xiengkhouang, Laos, el 1 de diciembre de 1954. Es poeta, editora y profesora. Estudió Laosiano y Literatura en Vientiane. Es presidente de la Asociación de Escritores de Laos. En su labor, expresa la convicción de que la poesía y la literatura contribuyen al fortalecimiento de las relaciones de amistad y cooperación entre pueblos y culturas.
Nunca estudió vietnamés en un aula, pero desde su infancia ha leído obras rusas, francesas, inglesas y norteamericanas, traducidas al vietnamés. Su obra literaria la componen poemas, relatos breves, obras teatrales, de radio y televisión. Por su obra narrativa ha recibido diversos premios, entre ellos El Corazón de un Padre, organizado por el Instituto de Ciencias Sociales, 1984, El Salón de Clase Adicional, del Ministerio de Información y Cultura y el Premio Mekong por Nuestro niño se llama amistad, 2007, Hanoi. Su poesía está inspirada en la naturaleza y sus formas, que expresan la sabiduría y la armonía, como una lección para los humanos. 
Reflexionando sobre el mundo, expresa en los poemas su paisaje natal, arraigado a su visión del amor, el tiempo y la humanidad.



La gota de agua

Soy una gota de agua
Soy capaz de irrigar un punto pequeño 
Ningún barco me puede navegar, 
Pero tengo costa y línea de corriente.
Mas en mi mente deseo reunir todo el cielo
Soy agua limpia pero sin olas
Puede estimularme el viento apacible
Si las lluvias me sostuvieran una gran corriente sería
Y podría fluir por amplias corrientes hasta el mar



The Drop Of Water

I’m a water drop
I am able to irrigate for a small dot
No boat can navigate but I have coast and stream line
But in my mind I wish to gather the whole sky
I’m clean water but no waves
I can be stimulated by peaceful wind
If the rains sustain me a big stream I would be
And can flow through wide streams to the sea



Bajo con alto 

La tierra y el cielo existen para siempre
Y nunca asumieron qué es bueno o malo o bajo y alto
Pero la gente del mundo los clasificó
Diciendo la tierra es baja y el cielo es alto
El cielo nunca susurró para sí: soy lo más alto
Pero algunas personas de alta posición se dijeron superiores.
Ellos no sólo consideran que la mala administración es lo peor
Sino que el oro que se esconde bajo tierra no es digno como las 
nubes


La naturaleza inspira

La naturaleza inspiró a la gente a tener cinco dedos en una mano
Y formó cinco continentes en esta tierra
La naturaleza también se engendró entre tú y yo
Para morar como cinco dedos en una mano
Durante muchos períodos los dedos han vivido unidos
Se organizaron para trabajar con sencillez
Cada uno actúa y asiste a los otros como su entidad
La naturaleza siempre ha creado sus propias habilidades



Pensando en mi nativo 

¡Oh! Pensando en mi nativo, flanqueando el río Mekong
Baño de sol vuelto brillante en la mañana
Fino brillo del sol en la tarde
Y agua ondulando hasta la orilla
Barcos de pesca y comercio recorriendo arriba y abajo
Observan los aldeanos bañándose junto a la costa blanca
La luz eléctrica besaba la superficie del agua en las noches
Esto hizo a la sombra de mi nativo verse tan brillante
Miré a través del campo amplio en el día
El arrozal amarillo como la alfombra en el suelo
Mientras mango, mamoncillo, tamarindo, frutos del árbol del pan,
Bambúes, plátanos y cañas de azúcar son verdes sobre la mano
Parecían distancia lejana, bosques y selvas
Eran plantas medicinales aromáticas y madera dura
Miraba al cielo, las nubes de luz azul corrían
Ningún otro color hubiera combinado
Pequeñas casas de granja instaladas de lado a lado 
Es tiempo del inicio de la cosecha
Risas placenteras, conversaciones y canciones folclóricas podían 
escucharse
Junto con ritmos de flauta
Como si no hubiera otro paraíso más feliz que mi país natal
Pensando demasiado mientras bueyes y búfalos disfrutan hierbas
Pájaros cantan y vuelan sobre pequeños lagos 
El perfume del arroz tocaba mi nariz al soplar el viento
Por tanto, mi corazón me persuadía a dar una mirada
Al llegar muchas grandes casas y tiendas se ven
Nueces, frutos de mascar, coco y árboles de bambú también verdes
Cada casa instalada con postes redondos de madera dura
Y una gran tienda de arroz situada cerca de la parte trasera
Veo estudiantes yendo a la escuela sobre el camino
Mezclándose con búfalos y carretas de bueyes que pasan
Hay un gran templo y una pagoda en el norte
Estos son mis sitios de alabanza nativa al Señor Buda y los monjes
Para el Año Nuevo, la ceremonia del festival del agua
Las mujeres lucen trajes de seda y tejidos sobre sus hombros
Cada una trae una taza de flores, velas y varas de perfume
Y se veía tan hermosa la pagoda, como un elefante caminando
Aunque viva lejos, mi corazón es feliz
Ya que mi cuerpo es abrazado por los brazos de mi madre

http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/98-99/98-99.pdf








DAVID McKIRDY [13.900]

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David Mckirdy

Escocia-Hong Kong

Nació en Escocia en 1956, pero se crió y se educó en Hong Kong, 
donde hoy día es uno de los más reconocidos poetas y uno de los 
organizadores del Festival Literario Internacional de Hong Kong. 
Después de realizar estudios de Artes y Humanidades (Historia y 
Filosofía) en la Universidad Abierta de Hong Kong, se inició en la 
escritura creadora. 
Como parte del programa Poesía en vivo ha leído su poesía y ha 
dictado talleres literarios en numerosas escuelas. Ha leído su obra 
en el 2004 en China, Singapur, Estados Unidos y Egipto. Su último 
libro, Occidental accidental, que había recibido una beca por parte del 
Consejo para el Desarrollo de las Artes de Hong Kong, fue premiado 
por el Club Harvard de Hong Kong. 
La mayor parte de Occidental accidental podría tocar lo personal en 
lugar de lo político, la añoranza de los amigos fallecidos, la obsesión 
de McKirdy por las motocicletas, pero lo que más destaca es la 
evaluación crítica del poeta del legado colonial en Hong Kong



Orar a los ancestros

Tengo la sangre de China en mis venas
no por padre, madre o antecesor lejano
sino trasladada desde la línea antigua de alguien más.
Cuatro litros pasados por el ojo de una aguja
el regalo anónimo de la vida
¡para un hijo bastardo, un espanto blanco!

Me siento diferente
ahora que miro la vida
por ojos más amplios
y menos ictéricos.

Nosotros los chinos valoramos nuestras tradiciones
pero a los ancestros de quién les rezo ahora
¿a los míos o a los suyos?
Quizás simplemente daré las gracias
Le haré un homenaje a una Madre eterna
y al Padre universal.



Ancestral Worship

I’ve got the blood of China in my veins
not through father, mother or distant forebears
but passed on from another’s ancient line.
Seven pints passed through the eye of a needle
the anonymous gift of life
for a bastard son, a white ghost!

I feel different
as I look at life
through my wider
less jaundiced eyes.

We Chinese treasure our traditions
but whose ancestors should I worship now
mine, or his?
Maybe I’ll just give thanks
pay homage to an eternal Mother
and the universal Father.



Nosotros los chinos

En Estrasburgo, tres Chinos pedían direcciones—
en francés
Yo respondí en cantonés 
Sorprendidos—
intentaron en alemán.
Finalmente
expresamos nuestro placer
al encontrar otros chinos en el exterior—
en inglés.




Mong fu shek, la roca de amah 

Por innumerables festivales y mareas
He observado y esperado
el regreso de mi esposo. 
Ahora al mirar a través del valle
un cambio le ha sucedido a nuestra tierra
el pueblo y la playa desaparecidos en un revolcón malévolo
agua convertida en tierra.
Formas oscuras se levantan hasta donde ve el ojo
como buques inmensos sembrados en el suelo
cubiertas en cobijas como redes.

La luz del cielo negro habita estas redes
iluminadas como para una pesca nocturna
por un demonio poderoso
que rastrea almas.

Quizás al habernos robado las perlas 
de la serpiente gigante de mar
hemos quebrado nuestro pacto con el mar. 
Diosa de gracia, Tin Hau
que me convirtió y convirtió a tu hijo
en piedra
por amor y lealtad
nos ha abandonado.
Ruido, humo y lluvias ardientes cruzan aquí
como bárbaros apuestan en las carreras 
de los dragones sagrados
sobre los restos del puerto.

Soy testigo de los cambios
y oro que tú mi amor
nunca tengas las redes llenas y un viento suave
y que nunca vuelvas a este sitio.




De partida 

Aníbal cruzó los Alpes
en busca de conquista y gloria.
Nosotros, aventureros de otra estirpe
cruzamos el mar
destino a Hong Kong
en el crucero de la P y la O
el S.S. Cartago
construido por escoceses como nosotros,
botado al agua en nuestro propio Río Clyde.

Por la plancha subimos de la mano 
gente obrera con aspiraciones de subir en el mundo
a cabinas
de segunda clase
el apartheid de la casta imperial.
No eran para nosotros las cabinas frescas de ida y vuelta
de los que pagaban más,
Ubicados donde fuera
Nosotros salíamos y no íbamos a volver
A diferencia de ese general de la antigüedad
Nunca volveríamos a la decepción y la traición.

Mientras nos despedimos y se aparta el buque
las cintas de nuestras ataduras al pasado se rompen
dejan recuerdos monocromáticos y los cincuenta en nuestra estela
por Puerto Said, Suez, Aden y más allá
una Inglaterra en blanco y negro remplazada, tapada
olvidada por los sentidos ya sacudidos por
impactantes, acres, chirriantes
colores, olores y sonidos
los vamos conociendo a medida que seguimos hacia el Oriente
Cálido y húmedo como un retorno al útero.

Quizá permaneceré aquí un tiempo. 





Poems from Ancestral Worship
by David McKirdy

  

Shining

Mr. Lee the shoe-shine boy
is a proud man
still working at
still paying his way.
He'll shine my shoes for free
because I give him 'face'
calling him 'Uncle'
conversing, showing respect.

We're both immigrants
he from Indonesia
me from Scotland.
His generation made Hong Kong
today his clients read a paper 
send a text
or gaze mutely at the top of his head.
He says I see into his heart
"Sir, what's your name?" he asks
"Chiu Chow Gum" I reply.
This is a euphemism for 
crater-faced son of a bitch! 
"That's a fine name" he says,
"No one will forget you."

I accept the gift of shiny shoes
and reciprocate with tea-money.
He claims to be the finest shiner in Hong Kong
he's certainly the best psychologist
I pay fifty bucks over the odds
and leave a happy man.




Ambushed

An elderly man approached 
asking about a toilet for his wife
such a lovely old lady
how could I leave her in distress?
“Come Auntie 
you’re welcome to use my home.”

As I turned, one became two
Two became five and finally nine
all queued up and smiling
with me handing out soap and towels
like a washroom attendant in a massage parlour 
then the questioning began.

No one expects the Chinese inquisition!
Forget name, rank and serial number
these are no mere amateurs
Cantonese aunties are better
than The KGB at getting results.
Name 
age, place of birth
do I own, or rent 
how much per month 
married, how many children?
I could have stood a beating 
but they were much too subtle for that
calling me by name and talking in turn.
I managed to hang on to my one testicle
and annual salary
but only because their bus was leaving.

But they know where I live 
and they’ll be back!





In Hong Kong, Dreaming of Cairo 
2005 

We came to Cairo to see her treasures
and saw the people.
Forget the pyramids
the real jewels are among those
whose forbears built them.

Encountering beggars cheats and robbers
we felt right at home
having contributed an additional
eleven Bohemian rogues to their numbers.

In the chaos of Cairo’s
persistent perpetual anarchy
a few prodigal poems - 
my offspring -
escaped in a lady’s bag.
I hope they find their way 
to safety
to the heart of the city
to be adopted and absorbed
like so many through time
from Nubia, Greece, Rome 
Arabia, Turkey, France 
now Hong Kong.

Louche decadent Cairo
nobody gets out of here untouched
and the echo of the muezzin’s call
will forever draw me back
pulling like a persistent child




OUTWARD BOUND

Hannibal crossed The Alps, 
for conquest and glory.
We, adventurers of a different stripe,
crossed the sea,
destination Hong Kong
on the P & O liner
S.S. Carthage.
Built by fellow Scots, launched on our own River Clyde.

Up the gangway hand in hand we boarded,
working class folk with boot-strap aspirations,
to cabins 
second class,
the apartheid of imperial caste.
no P.O.S.H. travel for us but S.O.S.O.:
'Starboard out, staying out'
unlike that great general,
never coming home,
to disappointment and betrayal.

As we waved goodbye streamers severed our links
leaving monochrome memories and the 1950s in our wake
through Port Said, Suez, Aden and beyond
black-and-white Britain displaced, obscured
forgotten by senses now shaken by
shocking, pungent, grating
colours, odours and sounds,
familiarity growing as we travel ever Eastward
Warm and wet like a return to the womb.

Perhaps I'll linger here a while.



CITIZEN SHIP

for Leung Ping Kwan


We arrived on the same day,
you in the hold of a fishing junk,
me on the P & O liner.
Settling into a three-storey house
the shipping crates were delivered by noon,
discarded they made a hut for you on the hill.

We lived on either side of the same street. 
kept apart by the wall between
a physical and symbolic construct
to prevent dis-ease, or going native.

We tried to connect 
but concrete and closed minds are tough to conquer,
a catchment for inhibitions carelessly thrown,
not so for hurled rocks and insults.

We flew kites across the top
swooping and dancing as one, 
the caress 
then the cut of the string.

We learned each other's tongue;
through jagged gaps
"Good morning", "Jo San"
"How are you?", "Nei ho ma?"
"What is your name?", "Nei Gieu mut yeh meng?"
"Well fuck your mother!", "Dieu nei lo mo!"

We left home together for school,
you on foot, 
me on the bus,
attending classes at either end of another street,
both burdened by the hopes and expectations
of another generation.

We arrived on the same day,
grew up together - apart.
One colony - two systems.
Two people - one future.





THE WRITE STUFF

Chinese gentlemen in traditional robes
inhabit the streets of my youth,     
scribes with folding tables and chairs
inkstone and brushes. 
Gaunt classical scholars
performing exquisite caligraphy - for utility
in the service of
illiterate labourers.
The highest expression of the literary arts 
reduced to mere communication.

Letters home to be read and narrated 
by others, in other streets in other cities.
Part fortune teller, psychologist, agony uncle,
bad news censored, rendered palatable,
with subtlety and nuance,
good tidings enhanced.

In another place, another time 
they would be
court officials, magistrates, 
rather than abroad in-significance
at the sharp end of the historical narrative,
the collective amanuensis of a country in chaos.




AMAH

Nanny, Auntie, Sister, Servant:
A simple woman in black and white
not young, no threat.
A mouth full of gold;
a gilt edged hedge against
famine, war and pestilence.

Poor and illiterate, ideal for scrubbing,
but entrusted with a stranger's child.
A necessity or a convenience for those
too busy, too ill, too worldly.
Trusting eternal motherly love,
of any woman, for any child.
Leaving her own family deprived 
of appropriate maternal attention.

Myths of hungry ghosts
one-armed swordsmen
culinary treats and Chinese opera,
we absorb, acquire, adopt
an alien culture
and another mother tongue
these bonds can never be broken -
love is thicker than blood, 

Ah May, Amah, Mama,
fifty years on
the shadow of your presence remains
as the wax from the candle I light for you
rolls down 

like tears.



AMAH ROCK - Mong Fu Shek

For countless festivals and tides
I have watched and waited
for my husband's return.
Now as I gaze down the valley,
a change has come over our land.
The village and shoreline swamped by an evil upheaval,
water turned to land.
Structures abound as far as the eye can see,
like great ships upended in the earth,
draped in covers like nets.
The light of the black sky inhabits these nets,
lit as for night-fishing
by a mighty demon
trawling for souls.

Perhaps by stealing the giant sea-serpent's pearls
we have broken our pact with the sea.
The gracious Goddess Tin Hau, 
who turned me and your son
to stone,
for love and loyalty,
she has forsaken us.
As barbarians race the sacred dragons
on the remains of the river,
noise, smoke and burning rain prevails.
I stand witness to the changes
and pray that you my love
may ever have full nets and a gentle wind
and never return to this place.



RETURN OF THE QUEEN

The QE2 came home to The Clyde
like a salmon returning to spawn.
She berthed at Greenock
to a festive expression of pride
that Scotland's finest, 
in steam and ships and men,
had departed from this place.
Tied fast she strained at the leash 
with standards festooned from stern to bow
from ship to shore and beyond
wind-blown like Tibetan prayer flags.

I too returned this year, a prodigal pilgrimage,
no one lined the quay for my arrival,
but my shadow paced the well worn path.
I could have been a riveter or welder;
shipbuilders, the Brahmins of the industrial age. 
I would have had a hand in the making, 

read the obituary at the end.  

But another destiny awaited me;
We also departed, running,
unclear if it was towards or from something
perhaps both
a Hajj and Hejira combined.

Now like the big ships
I'm all at sea in my native land
constantly drawn to that foreign field, 

made home.








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