Quantcast
Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
Viewing all 7276 articles
Browse latest View live

MARÍA BAEZA [13.819]

$
0
0

María Baeza

(Chile)
María Baeza (1903 - Santiago 1936). Poeta. Publicó el libro "Canciones para ellos" (1935). En 1927 contrajo matrimonio con el narrador y poeta Manuel Rojas. Fuente: Revista Babel, 1946.


POEMA DEL DÍA 

El viento del alba tumba de costado 
a la cruz del sur tras de mi casa 
y alza la mañana su diamante puro sobre la tierra 
aún azul. 
El viento desenreda los árboles con sus dedos frescos. 

Con la mejilla sobre la almohada te veo dormir; 
en tu pecho que sube y baja va mi corazón, 
con remo seguro por la viva corriente. 
No soy ya la virgen, soy tu esposa; y el sol 
rompe su pecho de oro en nuestro cuarto. Reímos. 
Es el día. 

Mi casa está tendida al sol este verano; 
dulce la faena, la hago en un canto. 
Mis manos preparan para tí y sabias 
y ágiles van y vienen.

Por las anchas ventanas entra la luz, 
cantando con el viento, 
y tiembla sobre mis hombros mientras camino. 
Nuestro almuerzo alegre 
es un montón de hortalizas, de frutas y de besos. 

Asomó el mediodía su rostro ardiente 
dentro del patio. 
En el triángulo de sombras del muro de ladrillos 
se arrullan dos palomas. 
Su arrullo es profundo de amor y de verano. 
Cae un chorro de agua y los gorriones 
picotean, saltan y gritan. 

Sola, mis párpados sienten la frescura 
de la tarde blanca. 
Una estrella, dos, tres, mi corazón sale a esperarte, 
asomado a la esquina no te ve venir. 
Mis manos se detienen mientras mi cabeza escucha. 
Cuatro, cinco, seis estrellas, me dice 
el vidrio de mi ventana. ¿Y él? 

Él viene caminando hacia mi casa. 
Dulce calor de mis labios. 
Mi cabeza en tu pecho; 
me empino para alcanzar tu boca. 
La tarde te me devuelve y somos 
un solo corazón que entra a soñar 
en el obscuro pensamiento de la noche. 




LA NIÑA

Soñé mi vida, pero esta niña no la soñé. 
Soñé con el cardo ardiente de tu amor. 
Tu pecho ancho gritaba 
a mi pequeño corazón, 
a través del ambiente delgado de las tardes, 
a través del ambiente cobalto de las noches. 

Mi cuerpo crecía y se formaba 
para el hueco de tu coraz6n. 
Mis venas esperaban tu latido. 
Pero el pasto humilde de mi vida 
no alcanzaba a soñarte, hija mía. 
Y hoy te tengo aquí, 
apegada a la fuente de mi pecho; 
tu manita me palpa 
y es más ponderada que la dulzura 
de una flor sobre mi seno. 
La bellotita fina de tu cabeza morena 
se revuelve en mi pecho 
y se me lleva mi vida glotonamente. 
Y yo me embriago dentro de mi, 
me embriago y me pongo a cantar a mi niña. 

Y tú nos miras, nos miras 
y nos cubres con la mirada tierna 
de tus ojos obscuros 
que nos sonríen hermosamente. 




LA HORA DEL ALBA 

La voz de la sirena surge 
como un gran arrullo 
del corazón de paloma 
de la mañana. 

Mojadas aún de noche 
tiemblan entre la niebla 
las velas blancas 
de las montañas. 

Echa atrás mi corazón 
su capucha de sueños 
y surgen tu cara morena 
y el rostro de flor de mi niña. 

Ambas se asoman 
a mi conciencia que parpadea. 
Es un foco que enciende y apaga 
tu sonrisa de hombre y su sonrisa de flor. 

Tiemblan mis manos tendidas 
sobre el abismo del mundo. 
El caracol de mi alma 
se cierra y ensordece. 

Blanco y azul el abismo 
del mundo está hostil 
Encienda cerca de mi pupila 
tu astro ardiente y su estrella pura. 

Y mi cuerpo da un salto ágil 
y se echa a andar por el mundo 
que está nuevo esta mañana. 






JUEGOS EN LA PLAYA 

Arena amarilla, azul el mar. 
El viento hincha el cielo 
y hace florecer en las olas 
rosas blancas y saladas. 

-Mar, mar eterno, mar salobre, 
misterioso, mar amargo, 
traidor y monstruo, 
¿cuántas palabras te han dicho, mar? 
Y estás aquí, ahora, 
ante el cuadro simple, simple, 
de una madre y sus dos hijos 
que juegan en la arena de tu playa. 

Estás con tu manso gesto azul. 
Alargas una pata blanca 
que llega hasta nosotros; 
lames la arena amarilla 
a nuestros pies; 
levantas el lomo y te acomodas
para vernos mejor. 

Sí, sí. Una madre y sus dos hijos 
jugando sobre tu arena. 
El sol patina sus cuerpos 
y los dora; son cacharritos de greda 
que juegan a rodar. 
Juegan sus juegos sin sentido 
y el viento, y la belleza, y el yodo 
y la luz los traspasan. 

En medio de la tonada 
profunda del mar, 
cantó la clara risa de mi niña. 
Dentro de mi corazón, 
tiempo, deja esta canción. 
¿Quién te urge, tiempo, 
para que esto pase y se borre? 
Vendrán canciones ingratas y distintas. 
Déjame ésta. 

Mira cómo surge, 
recortada en la playa dilatada 
y la atmósfera transparente, 
la alta figura del hombre que nos ama. 
Somos tres sonrisas blancas 
que esperan su paso. 

Déjanos que juguemos largamente 
dentro de ti, tiempo. 
Quédate como quedó el mar: 
quietecito. . . Cuatro corazones 
juegan en la arena de la playa. 






Canciones para ellos
Autor: María Baeza
Santiago de Chile: Prensas de la U. de Chile, 1935

CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1935-09-01. AUTOR: RAFAEL CABRERA MÉNDEZ

Un conjunto de motivos amorosos y puros –amor del amado, amor de los hijos- es el que la señora María Baeza ha llevado a las páginas de este libro. Diafanidad, sencillez, emoción tenue y digna las enaltecen. “Canciones para ellos” es un volumen poético que reclama inmediatamente un lugar propio en nuestras letras sobre todo entre las que han sido trazadas por manos de mujer.

Las canciones de la señora Baeza sostienen su gracia en una posición de naturalidad y de salud. Su amor es el amor de las cosas tal como Dios las hizo. Su alegría es la alegría de la luz. He aquí unos poemas transparentes, llenos de unción, donde la melancolía no ha hincado la garra.


“La voz de la sirena surge
como un gran arrullo
del corazón de paloma de la mañana.

Mojadas aún de noche
tiemblan entre la niebla
las velas blancas de las montañas.

Echa atrás mi corazón
su capucha de sueños
y surge tu cara morena
y el rostro de flor de mi niña”.


En “Canciones para ellos” se canta la poesía del hogar sano y feliz, poesía que no siempre pueden expresar los que la conocen ni siempre conocen los que pudieran expresarla. Este es una de los títulos no menores con que aparece en las letras chilenas la poetisa María Baeza.

Otra es por cierto, la espontaneidad con que la autora hace lucir en el estilo más simple y cotidiano, una alta y conmovida belleza.

Esta obra viene a dar una nota poética que entre nosotros faltaba, esto es, la del amor que vive de su limpia y gozosa abundancia, sin choque, sin sombra, sin tempestad.

No puede dejar de mencionarse la factura extraordinaria de este libro. Al formato mayor agrega una tipografía muy hermosa y clara. La portada es sobria y elegante: el papel, de gran calidad, entona a la perfección con el carácter del volumen.

Así pues, tanto el contenido como la presentación de “Canciones para ellos”, constituyen dos notas excepcionales que las letras chilenas pueden recibir con justificada satisfacción.

La obra tipográfica ha sido realizada en las Prensas de la Universidad de Chile.

Firmado como R. C. M.





TOMÁS LAGO PINTO [13.820]

$
0
0

Tomás Lago Pinto 

(Chillán, Chile 1903 - Santiago, 1975)
Poeta, investigador y gestor cultural, este chillanejo visionario fue pionero en la protección y difusión del patrimonio cultural. Su labor le hizo merecedor del título de "profeta del arte popular chileno".

A principios del siglo XX, la fundación de la Sociedad de Folklore Chileno por parte del filólogo alemán Rodolfo Lenz sentó las bases para el estudio sistemático de las tradiciones populares en nuestro país. En la década del treinta, con el ascenso al poder del Frente Popular y su discurso centrado en el desarrollo espiritual y material del pueblo, la preocupación por la cultura vernácula adquirió importancia también desde un punto de vista político, en cuanto factor de cohesión social. Este contexto permite situar mejor la labor de Tomás Lago, cuyas acciones en favor de la valorización, preservación y difusión de la cultura popular lo convirtieron en un pionero de este campo.

Nació en Chillán, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. En esa ciudad participó de diversas iniciativas de índole artística y literaria, como la revista estudiantil Ratos Ilustrados, publicación a través de la cual trabó amistad con un igualmente joven Pablo Neruda. Sus inquietudes intelectuales fueron cuajando al fragor de estas actividades, que dieron fruto a su primera creación literaria: el libro de prosa poética Anillos, escrito en conjunto con el vate parralino y publicado en 1926.

Establecido en Santiago, cursó estudios de Derecho en la Universidad de Chile, carrera que, sin embargo, no completó. Activo y versátil, se dedicó a la escritura y la crítica literaria, colaborando con artículos para varias publicaciones periódicas y llegando a editar trece libros de su autoría, entre novelas, cuentos, ensayos y biografías. Entre estos últimos destacan sus trabajos sobre pintura chilena, una obra póstuma sobre la viajera inglesa María Graham y el libro Vicuña Mackenna en California (1939), sobre el político, historiador, polígrafo y filántropo Benjamín Vicuña Mackenna, personaje por quien Lago sentía especial admiración y que inspiró, en buena medida, la principal empresa intelectual que abrazó a lo largo de su vida: el reconocimiento público de la cultura popular como fuente de saber, identidad y desarrollo social.

En este afán, llevó a cabo una serie de iniciativas orientadas a crear conciencia -particularmente en la élite política e intelectual, pero también entre la población general- del valor patrimonial de la artesanía tradicional. El primer paso que dio Lago en esta senda fue la organización, en 1935, de la I Exposición de Arte Popular en el Museo de Bellas Artes de Santiago. El éxito de esta aventura dio pie a la realización, tres años más tarde, de una segunda versión y se convirtió en el espaldarazo decisivo para que en 1939 una muestra de artesanía chilena viajara hasta Nueva York. En 1943 se realizó una tercera versión del evento, esta vez incorporando trabajos de artesanos de toda Hispanoamérica. Las piezas donadas para la ocasión constituyeron el acervo que sirvió de base para la fundación del Museo de Arte Popular Americano (MAPA), primero en su género en toda América Latina.

En forma paralela, Lago había comenzado ya a recoger información acerca del origen, la historia y los cultores de los oficios tradicionales, poniendo de manifiesto con ello que se trataba de un arte digno de convertirse en objeto de estudio académico. Sus investigaciones inauguraron una veta hasta entonces inexplorada en los centros universitarios: creó cátedras dedicadas al tema, organizó encuentros de especialistas y publicó el libro Arte popular chileno (1971), obra de divulgación que cuenta ya con cinco ediciones. Junto con su ensayo El huaso (1953), que aborda las costumbres campesinas desde una perspectiva histórica y antropológica, este título se convirtió en una obra de referencia obligada para el conocimiento de la cultura tradicional chilena.

Sus esfuerzos por promover la cultura nacional dieron vida a otras importantes iniciativas: creó y dirigió la Revista de Educación (1928), órgano del ministerio del ramo; fue miembro fundador de la Sociedad de Escritores de Chile (1932) y de la Alianza de Intelectuales de Chile; organizó la Primera Feria del Libro de Santiago (1938) e impulsó la instauración del Premio Nacional de Literatura, oficializado en 1942.

Si bien fue en el ámbito del arte popular donde dejó la más profunda huella, las reflexiones de Tomás Lago acerca de la cultura local desbordan ese campo y exploran problemáticas tan adelantadas a su época como el turismo y la propiedad intelectual.

Tal como lo dispuso antes de morir, sus restos descansan en Chillán, ciudad que nunca se cansó de evocar, como horizonte entrañable de sus fantasías de juventud y fuente del ser criollo.


1903
Nace en Chillán el 22 de septiembre. Sus padres fueron Teobaldo Gregorio Lagos Saavedra y María Jesús Pinto Gajardo.
1922
Ingresa a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.
1926
Publica Anillos, obra escrita junto a Pablo Neruda.
1929
Funda la Revista de Educación, órgano oficial del Ministerio de Educación de Chile, cuya dirección ocupa hasta 1931.
1932
Participa en la fundación de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) junto a Domingo Melfi Demarco, su primer presidente, Mariano Latorre, Marta Brunet y Antonio Acevedo Hernández, entre otros.
1935
En el contexto de la 5a Conferencia Nacional del Trabajo, organiza la I Exposición de Arte Popular Chileno.
1937
Forma parte de la Alianza de Intelectuales de Chile, en el contexto de lucha internacional contra el fascismo y en apoyo al bando republicano durante la Guerra Civil Española. Es comisario de la II Exposición Chilena de Arte Popular.
1938
Junto a Manuel Rojas organiza la I Feria del Libro de Santiago. Organiza asimismo la II Exposición de Arte Popular Chileno, con el auspicio de la Comisión de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Las Naciones.
1939
Lleva a Nueva York, comisionado por el Gobierno de Chile, una muestra de arte popular chileno.
1942
Asociado a Manuel Rojas, Joaquín Edwards Bello y a Rubén Azócar, logra que el Estado, a través de la ley n° 7.368, instaure el Premio Nacional de Literatura, que se entrega por primera vez ese mismo año favoreciendo a Augusto D'Halmar.
1943
Organiza la III Exposición Americana de Arte Popular, realizada con motivo del Centenario de la Universidad de Chile.
1944
Fundación oficial del Museo de Arte Popular Americano por el Consejo de la Universidad de Chile. Queda instalado en el Castillo Hidalgo, Cerro Santa Lucía, con Tomás Lago como su director.
1952
Es nombrado profesor extraordinario en la cátedra de arte popular americano en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile.
1955
Quiebre de la amistad con Neruda, a causa del abandono que Este hace de Delia del Carril para contraer matrimonio con Matilde Urrutia. Lago no perdona esta falta del poeta.
1957
Viaja a Londres para efectuar las investigaciones que se plasman en La viajera ilustrada: vida de María Graham, obra póstuma publicada en 2000.
1961
Viaja a París donde es recibido por Walter Leheman, jefe de la sección americana del Museo del Hombre, y por Henry Riviere, director del Museo de Arte y Tradición Popular de París, entre otros especialistas.
1962
Realiza un viaje a China, atraído por su cultura. De ahí resulta Artesanías clásicas chinas, publicación de 1963.
1968
Deja la dirección del Museo de Arte Popular Americano.
1969
Deja su cargo como profesor extraordinario en la cátedra de arte popular americano en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile.
1975
Fallece el 2 de abril en Santiago, víctima de un ataque cardíaco.
1998
El Museo de Arte Popular Americano de la Universidad de Chile es bautizado con el nombre "Tomás Lago" como homenaje a su fundador y director por más de dos décadas.





SOMBRA PARALELA 

Corre el tiempo velozmente 
como si ocho caballos lo arrastraran 
al lado de la frente en lo informe donde 
las escamas del sueño acrecienta entre si 
debajo de su sombra cuya tela ha tejido 
de estigmas corazones muertos polvo funerario 

Los enemigos del otoño 
llevan un color verde en los hombros 
sí, como los soldados, 
su trozo guarda a lo lejos el natalicio del tiempo

Vuelve vuelve a tu mitad desprendida 
tiempo olvidado vestíbulo amoroso 
tu parte rigen pálidas tus cifras metales 
que se alimentan de puntos y rayas rojas

Lo rápido lo inválido lo pequeño 
lo que se aproxima a no existir 
ay, el invierno su pezuña negra. 





POEMA 

Ahora bien, cinta exclusiva, obstáculo melancólico. 
mi pobre alma está sombría 
como si fuese tu nombre la palabra 
perdida que a veces interrumpe el sueño. 

He aquí, lejos de todos, a través de caminos forzosos. 
bajo palios de hojas ateridas 
en la marcha sin objeto más allá de las landas. 
Te escribo estas palabras para que no me olvides. 

Sólo con mi triste corazón acongojado 
canción de los antiguos poetas que decían "doquier"
y sabían el nombre de todas las flores, 
niña mía, sin los compañeros alegres. 

Va en mi reloj tu retrato, estoy alegre sin embargo. 
tan distante, ¿qué podría decirte para acercarte a mi? 
rodearte de palabras sin exactitud, 
con ellas puedo sin duda anticipar la noche. 
Entonces en la lámpara, mariposas nocturnas 
traen la presencia de un muerto querido. 

En las márgenes del Boroa, en la estación de los ulmos floridos 
saltando el alto sueño de los cazadores y comparsas 
de estrellas victoriosas. 
Tarde vigilo, liberto los vientos, le prendo fuego a los árboles;, 
yo soy el que puso nombre a todas las cosas. 

He aquí lejos de todos en las montañas del Sur; 
¿qué más puedo contarles, amigos míos? 
Compañeros, aquí está mi abrazo de siempre, 
inútil como un anillo vacío. 





LA HIJA DE LA NOCHE 

El baile de los sifilíticos las largas torres cruzadas 
la noche consiste en mi color preferido 
a la sombra de los telescopios que la tenían entre sí 
hoy inclinada como un cabello dulcemente 
rodea la pequeña cruz de un pájaro cayendo 
circunscribe afanosa una flor de dobles pétalos 
como una dócil mancha de agua desanimada 
al borde de mi memoria está al punto de zafarse. 

Es lo mismo que otras veces la traía prontamente 
que hoy hacia otra parte se la lleva 
se va con ella todavía el alma está entreabierta y húmeda 
adiós adiós era la hija de la noche 
el alto en que las estrellas pálidos fulgores lanzan.

Entonces la perseguida brisa marítima 
decapitando los pesados racimos de flores 
de un árbol el árbol verde del hilan-hilan 
galope de cuadrúpedo sobre el olor de las umbelas 
venía hasta ella y le decía mañana estaremos muy lejos. 

Canta su voz dormida quiero una bebida vigorosa 
oir tranquila la música terrible del mar 
todo está muy obscuro pronto estaremos lejos 
oh costa azul veraneantes sin sueiio. 

Pero el que no sabe donde alienta el corazón por el cual suspira 
que sólo lo siente a través de velos impenetrables 
en todas partes con constancia ese ha perdido su alegría 
y la noche cae a sus ojos llena de lanzas blancas 
una sombra herida corre detrás de los viejos trenes nórdicos 
observatorios sin vigilancia ahí torres momentáneas 
desdibujadas declinantes yo las nombro como si partiera 
adiós adiós adiós era la hija de la noche 
con su estatura de miel silenciosa. 





JULIA BENAVIDES HÜBLER [13.821]

$
0
0

JULIA BENAVIDES HÜBLER 

Nació en Chile, 1903. 
La obra lírica, de Julia Benavides Hübler posee sus signos de verdadera originalidad: voz de niña entristecida en la pasión amorosa, rica de sentimientos: mínima obra que prende su débil color, matizando el monótono panorama de nuestra poesía femenina. 

Estaba casada con el poeta y actor Pedro Sienna, tuvieron tres hijos: unos mellizos que murieron y Carmen Julia.



TE HE BUSCADO

Te he buscado y te busco
sin poder encontrarte.
Acaso es porque tengo todavía
lumbre de amanecer en las pupilas.

Son acaso mis ojos
demasiado serenos,
y no cabrán por ellos las borrascas
que tu pasión me traerá entre llamas.

Son acaso mis labios
demasiado de niña
para que tú los beses con tu boca
de todos los pecados sabedora.

Y he llorado pensando
que será necesario
quemar mis alas para verte un día,
volverme mala porque tú me encuentres.





VOY TEJIENDO EN SILENCIO 

Voy tejiendo en silencio este amor mío, único, 
sin rebeldías ni gestos de encono, 
humilde y manso corno labrado por diez siglos 
de labor solitaria y obscura. 

Podrás llegar cansado 
de todos los cansancios. 
Mi amor será tu almohada.

Cruzadas las manos inmóviles. 
no te preguntaré de dónde vienes, 
ni qué cansancio traes. 
y sobre tus ojos dormidos, 
los míos velarán esperando. 




Otra vez se ha abierto 

Otra vez se ha abierto 
ante mí la verdad de la nada. 
Todo inútil, inútil, 
hasta el amor que prendió en mis entrañas 
su semilla de llamas y llantos. 

Solos, juntos y solos, 
en una augusta soledad de astros. 

La felicidad inútil; 
el Bien y el Mal inútiles 
ante la muerte con sus siete espadas. 

Los brazos abiertos 
en una crucifixión enorme: 
todo cabría en ellos 
si quisiera cerrarlos. 

Pero yo sé que siempre 
sería el mismo desaliento. 





HE VIVIDO.. . 

He vivido 
no sé cuánto tiempo 
dormida, 
dormida sobre tu cariño. 

Del fragor gigante de la vida 
no llegó a mis oídos 
más que un rumor lejano. 

Apretada a tu pecho, 
yo no supe 
sino que éramos dos en el mundo. 

Con los ojos cerrados a todo 
yo vivía mi ensueño.

Y esta noche 
de nuevo la soledad 
se ha abierto camino hasta mí. 

Lumbre de inquietud 
me lanceó los ojos 
y otra vez vuelvo a ser 
una cosa exaltada, como antes. 

En el embrujamiento de la noche, 
en el pavor obscuro del silencio, 
vuelvo a entrar en el ritmo de las cosas 
y me encuentro yo misma. 

. . .Y tal vez soy más tuya, 
porque soy más triste. 












ARTURO ZÚÑIGA QUILODRÁN [13.822]

$
0
0

Arturo Zúñiga Quilodrán

Arturo Zúñiga Quilodrán (CHILE,  ¿? - 1982). Poeta. Fue colaborador de las revistas “Selva lírica”, “Siembra” y “Claridad”, su primer libro: “Olgajulia”, lo publicó en 1964. Luego publicaría “Callada flor” y “Palabras para el olvido”.



CALLADA FLOR

Camino envuelto en la bruma
de mis sueños de niño.
Mirada de tantos años
que van cayendo al vacío.

En unos ojos dormía
y en otros ojos soñaba.
El tiempo nunca se iba
mientras que, ahora, pasa.

Asida a mi corazón
aún me queda la vida.
Flor, callada flor
que se deshoja.

Mis pasos en la sombra,
mis palabras sin cuerpo,
camino que no avanza
y sin embargo, se aleja.



Olgajulia
Autor: Arturo Zúñiga Quilodrán
Santiago de Chile: Arancibia Hnos., 1964


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1964-07-12. AUTOR: RAÚL SILVA CASTRO

Hace algunas semanas celebramos con entusiasmo en estas mismas columnas la aparición de un pequeño conjunto de sonetos, firmados por Homero Arce, en cuya edición, auspiciada por la serie de Cuadernos Brasileiros, aparecen como ínclita novedad ciertos diseños de Pablo Neruda. Arce era un olvidado. Escribió versos desde la más fresca juventud, pero jamás había tenido la prolijidad de reunirlos. Esta muestra de indolencia era además injuriosa a la calidad de la obra misma que estaba postergando, porque, como pudo verse en “Los íntimos metales”, hay allí versos excelentes y sonetos de gran categoría, con los cuales cobra Arce el sitio que de verdad le compete dentro de su grupo o generación.

Tres cuartos de lo mismo debe decirse ahora de Arturo Zúñiga Q., otro abúlico, otro indolente, otro despreocupado poeta a quien hemos tenido por mudo algo así como cuarenta años. No os asombre la cifra, queridos lectores. Cuarenta años son historia de ayer, según como se miren las cosas.

Zuñiga, por lo demás, no tiene otro modo de mirarlas que este, en virtud del cual los cuarenta años corridos sobre su frente no lograron cambiar en nada, según parece, la íntima actitud hacia la existencia que tenía cuando le conocimos. En aquellos años era Zúñiga autor de versos como estos:



RAYO DE LUNA

¿Qué quieres, rayo de luna
que te entras por mi ventana
y me buscas en el lecho
como una dulce palabra?

¿Qué quiere de mí la luna
esta noche sin recuerdo?
¿Qué quiere de su poeta
la buena luna de enero?

¡Blanco rayito de luna
que me adornas como a un muerto,
con tus cinco lirios blancos
de tus deditos enfermos!



Así cantaba Arturo Zúñiga Q. hace ocho lustros, poco más o menos. Hacía estrofas, empleaba la rima asonante, como más fácil y suelta, como menos engolada, y en su tono divisamos algo de queja resignada y dulce, dulzura y resignación que debían acompañarle a lo largo de la existencia porque con él habían nacido.

¿Debían? Sí, así lo parece, pues el volumen que acaba de publicar -¡el primero!-, donde “Rayo de luna” no aparece, el volumen titulado “Olgajulia”, se distingue por notas muy vecinas. Si leemos todos los versos de este pequeño volumen, como una serie continuada de emociones que el autor nos brinda a fin de compartirlas con nosotros sus lectores, llegaremos a la conclusión de que el poeta es tímido, abúlico, contemplativo; está absorto ante las naderías de la vida, y es amigo de la soledad y de los seres humildes, acaso porque se siente él mismo humilde en medio de la variedad algo estruendosa del ambiente al cual pertenece. En suma, la dulzura y la resignación que pudiéramos saludar en “Rayo de luz” hállase, igualmente, dispersa, en las diferentes composiciones de que se integra “Olgajulia”.

Pero hay más. En aquellos versos de ayer que hemos copiado –cometiendo una infidencia que acaso Zúñiga logrará perdonarnos- el autor podría aparecer como lejano y desvaído, discípulo de Juan Ramón Jiménez, aquel Juan Ramón lunar, de jardín silente, de paso tardo, que por entre los arriates iba aspirando el aroma de las violetas sin perjuicio de sentir en las manos la caricia de la pálida luna. Era lo justo. Hacia 1920 Juan Ramón había producido una reducida parte de su obra total, pero era ella de tan alta calidad poética, que habría revelado absoluta insensibilidad quien hubiese permanecido ciego o sordo a ella.

Pasaron los años, Juan Ramón cambió varias veces de orientación y de estilo, recibió el Premio Nobel, murió, ¿qué más? Ah, sí, algo muy importante: entró en aquel túnel de silencio y de sombra en que caen los escritores cuando mueren, largo, angosto, pegajoso túnel por donde no es fácil deslizarse. Y allí está, muerto y por lo tanto mudo, sin ecos.

En “Olgajulia” no hay, pues, influencia de Juan Ramón, y el autor, sin ataduras, ha ido sentando la planta en terreno más firme porque es propio, porque es suyo. Es su resorte el humor pálido, que podría ser ágil combinación de la abulia y la resignación, y este humor, que se divisa como cimiento subyacente en casi todas sus composiciones, se ve más de relieve en “Lluvia” y en “Bonjour, misere”. Zúñiga es amante de la naturaleza, cual se ve en “Árbol”, donde el poeta intenta la unidad de su ser con el ser vegetal a quien se dirige; y podría decirse que no habría sido fácil dejar de serlo. Si es el poeta, por definición, un individuo sensible, ¿cómo iba a quedarse sin advertir brotes de sensibilidad, de emoción, que  le cercan por todas partes, y que surgen precisamente de la naturaleza, la cual llama a todas sus criaturas a que formen filas en su total sinfonía?

Hay, en fin, en “Olgajulio”, una serie de poemas que se llevan, aparentemente, las mayores preferencias del autor, sea por la ubicación que les otorga en el libro, sea por el mayor número de versos que cada tema logró provocar a su pluma. Podríamos, de primer intento, hablar de la grande y visceral emoción que en ellos asoma, solidaridad tierna con los que sufren, intensa visión, profunda visión de ciertos sentimientos y de ciertos problemas que afloran en el poeta como respuesta a la vida.

La piedad humana vese, por ejemplo, en “Ciega”; la perplejidad que produce la miseria abismal de los chilenos alcanza un asomo de vigorisa iniciación en “Población callampa”. Y decíamos iniciación porque el poeta no es, también por definición, individuo a quien calce bien tratar problemas sociales y económicos en sus versos. Lo que sí le es concedido, a plenitud, es la emoción humana, y en eso el pequeño poema de Zúñiga es de superabundante valor. Caen también en el grupo de la emoción visceral las composiciones tituladas “Domingo de invierno” y “En la cuna”.

Intentó un día Vicente Huidobro eliminar la anécdota del verso y recomendó que no se dejaran los poetas ganar por el llanto fácil. Bien; todo es posible en manifiestos y en exposiciones doctrinales. Pero la poesía no quiso aceptar como vivienda ese minúsculo zapato chino, y ha venido apoderándose de las mismas anécdotas y de las mismas emociones de antes, de que siempre hizo uso. Hoy la poesía que vemos a nuestro alrededor, la de Chile, desde luego, está llena de anécdotas y es en todo emotiva.

Arturo Zúñiga Q., hombre tímido, sosegado, que propende más a la mudez que a la garrulería, debe sentirse un tanto turbado al oír decir que él encarna una reacción contra Huidobro. Pero es así, y el tímido poeta no está solo. Son falanges los jóvenes que, como él, hacen poesía anecdótica y de emoción. Zúñiga, que ya no es joven, naturalmente ha de sentirse rejuvenecido al verse incorporado, de pronto, en una vasta columna, en una apretada columna de poetas que no dan la espalda a las emociones de los demás seres humanos sino que desean, cristianamente, compartirlas.

“Varón puro, tan modesto como rebelde y claro” es Arturo Zúñiga Q., en el sentir de su prologuista, Antonio Campaña. Si Campaña lo permite, hagamos nuestras estas justas palabras, que tan acertadamente logran definir a este nuevo poeta, nuevo porque emerge a la luz después de muchos lustros de silencio, nuevo por lo que trae y por lo que promete.



ARTURO ZÚÑICA
(Tomado de Claridad, año 1920, Volumen 8 
( nº 1)

Si nos viéramos obligados a clasificar la obra de Arturo Zúñiga, dentro de una tendencia literaria determinada, no podríamos menos de incluirla en el género de la poesía “Ingenua”. Pero nó de la ingenuidad ficticia de la colejiala recién salida del liceo, sino con la del que anota sus temblores más íntimos, sin pensar en la hasta cierto punto, involuntaria impudicia, que revela esta entrega incondicional de sí mismo. Y es así como, en versos de una, sin pretenderla, sencillez nos cuenta “la historia de su amigo de cuatro patas que se llama Suspiro -y con quien charla como con una amada”. Donde también se manifiesta esta inclinación es en “Rayo de luna”; hay en este sutil poemita un enorme corazón de niño que canta a su “lunita” con una tan dulce fruición que obliga a pensar en un alma de sensibilidad inmensa, afinada en un tono agudo sin llegar a la hiperestesia. De pronto el ingenuo se nos vuelve burlescamente escéptico y ya no es el niño, ni el ingenuo, el que nos dice: “no creo en el amor, —ni en la melancolía— de las amadas, —no creo en nada— Un dolor de cabeza —es como una tristeza —al revés, —¿Y el sonar?. Pasó de moda —¿Fuma Ud?— La tarde tiene la fisonomía —chata y lánguida —de un buey”. Es un amargado que pretende no estarlo, quien habla aquí y burla, con una sonrisa donde se entrevé el sollozo, lo que lo ha herido. Pero donde verdaderamente se “vé” al poeta es en los poemas “Mañana gris”, “Tristeza”, “Yo estoy manchado de vicio...” que desbordan una intensa emoción: “Tristeza! esta mañana— llamó el sol a mi ventana —con sus dedos de luna amanecida. — Venia lleno de gracia y de locura, —su rostro enharinado se rió de mi amargura— y de la buena luna, su querida...

-Luego, como un payaso, saltó, por la ventana,— era un enorme circo la mañana— Y se quedó tendido sobre mi corazón”. ...Pero nó! sería preciso transcribirlo todo para dar la dulcedumbre melancólica que emana como de tina fuente bendita de este sencillo y sublime poema La música de su verso, no es la pegajosa música sin sorpresa de la mayoría de nuestros poetas, en el más pequeño de sus poemas la novedad siempre tiene un lugar y no es la novedad “pour èpater” como podría pensarse, es la novedad innata en todos los poetas que como Zúñiga, traen muy en alto el presente precioso que les confiara el encargado de hacer más cortos y dulces los instantes de nosotros los mortales.



MI AMIGO

Tiene cuatro patas; 
se llama Suspiro; 
no sé de que raza será; 
pero tiene cuatro patas 
y el pelo muy largo.

Vive en un rincón del patio; 
vive modestamente; 
sin pensar; 
y ladra, 
ladra furiosamente cuando yo, 
hastiado de poetas y de filosofías le llamo, 
como a una novia, 
para charlar un rato...

En su manera de expresarse 
es corno una mujer; 
me tiende una pata, 
menea la cola, 
brinca, 
va y viene como buscándose a sí mismo 
y luego se queda tieso 
mirándome a los ojos 
con la baba colgando.

Pero somos dos amigos 
demasiado humanos para comprendernos. 

Y no nos comprendemos.




TENGO UNA AMADA...

Tengo una amada que no me conoce; 
no sé como se llama ni ella sabe mi nombre.

Para estar a su lado me cierro los ojos, 
y me quedo pensando en nada y en todo...

Yo se que me quiere y yo a ella la quiero, 
y por guardarme su amor cada día soy más bueno.

Tengo una amada que no me conoce; 
y Dios quiera que nunca lleguemos a vernos





¿DÓNDE IRÁS?

Vas como para un baile tan descotada, 
que apenas se adivina tu chaqueta de gasa 
bajo el hondo reflejo azul de tu mirada 
que hace ponerse rojas a las dueñas de casa...

El ojo empedernido del buey octogenario, 
te mira con la enorme vaguedad de un crepúsculo, 
mientras empuerca su alma lentamente 
el gotario del deseo podrido en la orfandad del músculo.

¿Vas a una cita antigua o es la primera cita? 
El novio que te espera no ha de aguardar en vano... 
¡Cómo rompe el silencio tu mirada maldita!

Virgen que va a la moda o Venus arrabalera: 
por ti me perdería mil veces, si pudiera, 
ante Dios y la Virgen, con Satanás, mi hermano




LA NOVIA QUE TENÍA LOS OJOS DE ZAFIR...

Cuando venga la pena a nuestros corazones 
no apaguemos la lámpara ni cerremos la puerta: 
es tan bueno olvidarse al son de las canciones 
que vienen desde lejos con las alas abiertas

Que nuestro pan comparta y beba nuestro vino 
y nuestro lecho ocupe, y siga nuestros pasos; 
una mano piadosa florecerá de lino 
la espina envenenada de todos los Fracasos.

No apaguemos la lámpara ni cerremos la puerta, 
en los brazos mendigos de aquella que despierta 
nuestro egoísmo inútil, acaso ha de venir

la novia que esperamos con los ojos cerrados, 
la buena y dulce novia que nos dejó olvidados, 
la novia que tenía los ojos de zafir.





MAÑANA GRIS

Tan, tan, tan, fastidia esta campana 
con su són continuado de iglesia dominguera 
sobre la soledad de esta mañana sin sol, 
sin novia y sin una quimera, 
que nos deje en el alma sus perfumes de rosa.

Yo bien quisiera, 
al son de esta campana, 
tirarme como un perro a tus plantas, Señor, 
y ofrecerte entre lágrimas mis cántigas profanas 
para que tus miradas tranquilas, sobrehumanas, 
las bañaran de rosas con perfumes de rosas, 
en la misericordia de tu gracia, Señor.

Pero este continuado lamento mañanero 
ha golpeado en los hombros de la mañana en calma. 
Y grita y se retuerce y nos clava en el sueño 
los cuchillos mellados de un lamento sin alma.





ESTOY MANCHADO DE VICIO

Estoy manchado de vicio, 
de locura de sol, de luna llena; 
en mi sangre moruna llevo toda la vida 
y lo mismo que un árbol doy al viento, 
hecha música y versos, mi alegría enfermiza,
mi tristeza hecha ensueño.

Yo soy como una tierra 
por donde se desliza un río caudaloso 
de aguas angustiadas o bien 
soy una nota hecha sonrisa 
en el claro dolor de una mirada.

Porque tengo la vida como un verso 
en mis venas un verso hecho de ensueños, 
de risas y de lágrimas, 
un verso que tuviera aprisionado 
un mundo en sus entrañas!





TRISTEZA...

Tristeza! esta mañana llamó el sol a mi ventana 
on sus dedos de luna amanecida.

Venía lleno de gracia y de locura 
su rostro enharinado se rió de mi amargura 
y de la buena luna, su querida.

Se rió de las arrugas de mi frente 
y hasta de usted, señora, alegremente. 
Luego, como un payaso, saltó por la ventana 
-era un enorme circo la mañana- 
Y se quedó tendido sobre mi corazón... 
Afuera todo el campo se llenaba de gozo, 
hasta el campanario brincaba de alborozo 
la campana más vieja: esa que da el dín dan, 
tan pausado y tan grave como una letanía, 
como las pulsaciones de una lenta agonía, 
como una tos de tísica, lo mismo que una tos... 
Tristeza, buenos días, me voy. Adios





HILARIDAD

Rio nerviosamente; rio como un timbre 
presionado por un índice febril.

Mi risa, franca, no tiene vueltas de tirabuzón, 
ni es acomodada es una risa, loca, 
a la manera de un don pueblo 
ante la gracia hueca de un payaso.

Así rio nerviosamente.

Después de todo, 
reir es afirmar una existencia; 
y yo no tengo manos ni ojos de lirio 
para sentir la anemia de soñar, 
aunque sea inútilmente...

Rio de verme vivo. 
Y de verte vivo a tí 
que no eres más que una cosa que anda.





LA NIÑA COJA

Tiene ojos azules y manos blancas, de nieve; 
ella sabe el defecto de su pierna derecha y, 
acaso por eso, 
tiene los ojos húmedos 
como una estrella de invierno,

Su voz débil, rosadita, 
es una dulce tarde de Noviembre 
después que se ha cubierto de rosas 
la abandonada cruz de un pensamiento...

Su voz débil, rosadita, hace pensar en los muertos.

Talvez, cuando habla, ella no piensa 
nada más que en el defecto de su pierna derecha 
y por eso su voz se hace tan lejana 
como el secreto ritmo de una estrella.

Yo la miro temblando de miedo 
que una tarde se nos muera 
y nos lleve el regocijo de este cariño, 
humilde que sentimos por ella.

Nadie le ha dicho nada de amores todavía. 
Tiene ojos azules y tiene veinte años; 
pero nadie le ha dicho nada de amores todavía.



MI OTRO YO

Corazón: yo, pienso, a veces, 
que tú y yo somos distintos, 
en la manera de apreciar las cosas.

Yo, por ejemplo, cuando tengo pena, 
me río locamente de mí mismo y no condeno nada. 
Tú, en cambio, tiemblas por lo más ínfimo: 
por un dolor ajeno, por una hambre no saciada, 
por un niño que cae, 
por una desventura; y lloras; 
lloras desconsoladamente, 
como una niña huérfana que se helara de frío...

Y, en verdad, somos distintos.




VÍCTOR BARBERIS [13.823]

$
0
0

Víctor Barberis


Víctor Barberis nació en Talca, Chile en 1899 y murió en Santiago en 1963.



Víctor Barberis
el poeta que vino de Talca

Hace mucho tiempo, antes incluso de estudiar literatura en la Universidad de Chile, en una de mis tantas campañas de intruseo doméstico, como decía mi mamá, me encontré una revista que se llamaba “Quilodrán”. Una vieja revista del año 1966, dirigida por Luis Rivano, que mi mamá guardaba entre sus libros y de la que podemos hablar en otro artículo. Allí, entre sus reseñas literarias, encontré una mención a uno de los libros recibidos por el director, “Poemas”, de Víctor Barberis, y se hacía alusión a que tenía un prólogo de Braulio Arenas (otro gran poeta) y había sido publicado en 1965 (libro póstumo).

Un dato curioso que recuerdo me llamó mucho la atención en ese momento fue que se refería a él, a Romeo Murga y a Alberto Rojas Jiménez, entre otros, como parte de una generación de poetas olvidados. Eso a mí, siendo un adolescente, me motivó muchísimo. Así que emprendí mi propia campaña en la búsqueda de estos poetas. Quiero compartir uno de los poemas de este libro:




Amor

He buscado una fuente de amor, y estoy sediento
Del agua turbia y fresca que nutre las raíces.
Como lana cardada por los dedos del viento
Se arrastran por el cielo las lentas nubes grises.

Amor –fruto maduro- no hay mano que te coja
Sin arañar el tronco ni desgarrar la hoja.

A trébol y a manzana
Huele el viejo jardín de la sabiduría.
La encontraré mañana,
Me digo cada día.

La tierra de mi huerta estará perfumada;
El agua de la noria, limpia y agradecida.
Mas, si te hallara un día, no te diría nada.
Y quedaría enfermo de ti toda mi vida.



Víctor Barberis nació en Talca en 1899 y murió en Santiago en 1963. En Santiago hizo su carrera universitaria y vio como su producción literaria recibía ciertos reconocimientos en el ámbito universitario, tal como el premio obtenido junto a Romeo Murga en la Federación de Estudiantes de Chile en 1923. Además, tuvo la oportunidad de compartir con todos aquellos intelectuales y artistas que deambulaban por el movido ambiente de la capital en la década de 1920.

En el prólogo que Braulio Arenas hace del libro Poemas, señala con mucho acierto que: “Nada han perdido estos poemas con el tiempo transcurrido. Tal vez, sí, a nosotros nos sacuda el cuerpo un breve escalofrío al pensar que ya no está su autor para leerlos en este libro”.

Su poesía tiene una mirada permanente hacia la zona que lo vio nacer, como dice Braulio Arenas, “con cierto tono de beatus ille. (…) Es en tal medio, y en tal época, que la materia poética de Barberis va a expresarse con su máximo esplendor, mirando el paisaje a través de la vida, y mirando la vida a través de su constante paisaje talquino”.

El destino quiso que cuando yo salí del liceo, ingresara a estudiar literatura y que mi tesis de grado tuviera como tema central a otro de los olvidados: Alberto Rojas Jiménez. Así también, mientras estudiaba tuve la suerte de que uno de los buenos amigos en la universidad, me obsequiara el libro “Poemas” de Víctor Barberis, que aún conservo entre los libros de mi biblioteca personal. Así se tejió la historia.

[Publicado por Ernesto González Dávila]



PAISAJE 

En la falda del cerro se duerme el caserío, 
hundido en la infinita modorra de su mal, 
con sus viejas casonas olorosas a estío 
a la orilla hacinadas del camino rural. 

En la iglesia, en las noches, plática del desvío 
de las gentes, el cura, flaco y sentimental, 
mientras lejanamente se oye el rodar del río 
y rezongan las ranas su croar gutural. 

En el rincón fragante de tibieza y de luna 
el viento vagabundo es un niño en su cuna. 
Las estrellas encienden sus lámparas de hielo 

sobre el sendero que habla de algún remoto viaje; 
y se yergue en la santa tristeza del paisaje 
la parroquia que apunta como un índice al cielo. 




PUERTO DE MI TIERRA 

Cielo gris. 
Rozando el muelle los nublados. 
La barca enfila velas a un remoto país. 
Los marineros piensan, con los ojos cerrados. 

Negros acantilados 
en donde ronca y ruge el mar su letanía. 
Gaviotas en los mástiles de los barcos anclados. 
Deseo de ser barco para zarpar un día. 

Gaviotas, trenes, barcos. Yo, fatigado, paso 
frente a las casas en hilera 
sin poder acodar 

mi corazón, que lleva la marca del fracaso, 
al vigor primitivo y a la piedad austera 
de este pueblo que duerme tendido junto al mar.











ALEJANDRO VÁSQUEZ [13.824]

$
0
0

Alejandro Vásquez

Alejandro Vásquez Armijo (Chile, 1896). Médico de profesión. Publicó un tomo de poesía titulado "Poemas" (1928). Tendría una novela inédita. Fuente: La estrella (Valle de Aconcagua, 1985).

Alejandro Vásquez por R. Meza Fuentes

Recluido en las paredes herméticas de su modestia orgullosa, Alejandro Vázquez ha vivido sordo; a las solicitaciones de la popularidad cascabelera y efímera. Reconcentrado en su silencio ha aprendido a escuchar sus voces interiores, bellas en la multiplicidad armónica del Proteo que todo poeta y hombre sensible lleva en su corazón y su cerebro. Sentimental y cerebral, en sus versos rudos, ásperos y desaliñados, calientes de vida como el aliento robusto de un recién nacido, va dejando algo de la terrible complicación de sus nervios que en cada ritmo, disparejo y dislocado, pone la inquietud tremante de un interrogativo A veces es alucinante y raro. Sus visiones de la casa de orates, sus manos del anfiteatro, alargadas en la amarilla desesperación de la muerte, el temblor de un cuerpo en la noche: de insomnio, el ladrido de un perro trasnochado, afuera; todo eso pasa en la poesía de Vázquez como un desfile de pesadilla Claras serenidades panteístas ante la carne de lirio del recen nacido, deseo de sentir en las rodillas firmes el gajo de rosas de un hijo de mirada azul, ansias de besar en la obscuridad como un buen ladrón las manos amadas: otro aspecto, con diafanidad de cristal; de la poesía de Vázquez. Nunca un poeta podrá analizar serenamente la labor de un compañero, sobre todo si como en el caso mío, existe una simpatía tan vehemente y cordial, por la obra que se juzga Estas ligeras acotaciones exaltadas deben tomarse como una glosa lírica más que como una impresión crítica. Y así, de poeta a poeta, debo decir que Vázquez no es un cantor de multitudes porque no amolda el ritmo de su corazón al fácil sonsonete epidérmico que enlobuece a las galerías del arte. Como artista de verdad hará público para sus poemas y no poemas para el público Yo, que lo conozco, espero mucho de su talento. Su libro actual, cuyo título aún no se define, mostrará un poeta sólido, macizo, hombre. Se puede ser sutil, fino, delicado sin olvidar los atributos del sexo. Así es Alejandro Vázquez por sobre todas las cosas, hombre. Y ahora, como en tiempo de Diógenes, la linterna nos acompaña en nuestra ansia de buscadores. Emilio Oribe, en el Uruguay, en versos juveniles y vibrantes ha llenado sus temas estudiantiles con motivos de hospital. Hay en su poesía mayor refinamiento que en la de Vázquez. No obstante la semejanza de los temas, la personalidad de los poetas es inconfundible. El libro de Alejandro Vásquez será una revelación. Sus lectores actuales son escasos: ha colaborado en “Selva Lírica” y “Juventud”, revistas que por ser de vanguardia, han tenido escasos lectores en este país democrático. Ahora que se siente un resurgimiento total en nuestra vida tendrá -acaso mayor comprensión, sus versos serán más leídos y sentidos; su libro será oportuno Lo que era yermo de zarzamoras empieza a ser campo pródigo de madreselvas y rosales armoniosos. Mucho hay que desangrarse las manos todavía pero algo se ha conseguido limpiar. Alejandro Vázquez tendrá que salir de su hermetismo para dar, a quienes sepan oír, el ritmo nuevo y viril de su poesía.



PATIOS DEL MANICOMIO

Para el Dr. Elias Malbran

(Inédito)

El patio hierve en una patológica y hueca carcajada, 
que en mi exalta el dolor por las testas ilógicas 
y las estrábicas, miradas.

Las manos que se extienden místicamente 
las manos que se agitan combativas y hurañas, 
como si derramaran fatídicas simientes 
o intentaran romper monstruosas telarañas; 
caen sobre mis nervios como hachas 
desflocándolos en doloridas hilachas;

Y el patio es como un gran kaleidoskopio 
con visiones de teratologia, 
infernal sueño de opio ilusorio como una brujería

Son mil lenguas de sol los guijarros, 
redondos del suelo humedecido, 
-sobre los cráneos mondos de los locos, 
las moscas hicieron su nido.-

En mi espalda presiento el áspero contacto 
del esqueleto de dos manos filosas, 
presión que narcotiza mis actos 
y agranda mis pupilas miedosas

Como larvas de extrañas mariposas 
con sus trajes estriados 
y sus caras vultuosas me han cercado

Y todos ululantes 
ante el prestigio de mi delantal 
se retuercen y ruegan y hacen desesperantes muecas 
y reniegan de su mal.

Todos quieren salir y crujen los tobillos, 
y las manos se crispan como escorpiones, 
como goznes rechinan los dientes amarillos 
y los ojos se nublan de alucinaciones,

-Si ellos no tienen nada, 
si por venganza les han tendido esta celada.- 
-Mi cerebro es como una macabra carcajada.-

¡OH, la baba marina de Juan el Millonario 
megalómano hiposo paradoja espectral; 
de sus ojos que pronto serán paz del osario 
sale en verdores lívidos su mirada infernal!

Y su grito estridente de riqueza inaudita, 
de posesión de todo, hiere como alfiler, 
-como un estribillo de lo que grita 
vuela un nombre confuso de mujer.-

Y aquel alucinado rey de los Cisnes Grises 
jibado y feo como un embrión de rana 
que tatuada la testa de hórdidas cicatrices 
sacude acompasado sus cabellos de lana sucia, 
descolorida y villana.

Y Gay el Lombardino el Niño Diocesino 
que se agita cómo aspa de molino e impreca, 
en un lenguaje libertino.

Y el Teosofo sabio en taumaturgias 
que teje y teje sobre un lienzo rudo signos de cábala, 
para su manto de liturgias y silba en monótono agudo.

Brazos en cruz abiertos, cuerpo en ángulo; 
como de catacilmos: este siente que lo llaman los muertos 
y exalta su catatonismo.

El chino Li-fu-chen de cabellos blandos 
de dientes oscuros 
-carcoma de betel- idiota incomparable, 
se lo pasa llorando mientras los otros locos abusan de él. 
(Es una úlcera viva su piel) 
Yo le aborté una vez una tortura 
le estaban arrancando las uñas, largas, largas y verdes
 -coágulos de hiel- yo le aborté una vez esa tortura, 
cada vez que me ve agita su cabeza de pincel.

La tarde se ha ungido de rosa, 
una campana llora nostalgiosa dulcificando el alma estuporosa 
diluyendo las carnes dolorosas.

Casa de Orates 1917. -




AUTOPSIA

Me cuentan que llegó moribunda a la sala, 
y que desde ese día, siempre, 
todas las tardes un hombre joven 
venía hasta su fecho a visitarla: 
contemplaba su rostro pálido y mudo, 
y cuando ya se iba la hermana 
como un ladrón cojía sus manos 
y las besaba,

Hoy está aquí tendida sobre el marmol 
mientras yo aguardos su desnudez de lirio 
surgir desde las ropas elegantes 
como para un horrible sacrificio.

Yo desharé el misterio de su muerte
mutilando sus vísceras, desgarrando sus carnes; 
harmoniosas como un obsesionado de la vida.

Y al fin sabré, oh, impotencia maldita! 
aquello que debimos saber y no supimos 
aquello que ignoraremos por siempre 
y que estrangula nuestro grito

Siempre llegamos tarde, 
y a veces con las manos cargadas de bálsamos preciosos. 
Busquemos el pañuelo clemente para ocultar los ojos! ..

He terminado la autopsia escribo mis tecnicismos, 
mientras preparan al cuerpo para-el infinito olvido.

De mi diagnóstico surge como un doliente epitafio 
el drama enorme del que yo tan solo seré el testigo ignorado!

¿Por qué razón horrible del pecado 
o la angustia maldijo sus entrañas y no quito ser madre? 
¿Por qué voluntad maligna fue asesina 
de su hijo futuro delicioso silicio de su carne?

Y sobre este vestigio de ternuras ardientes 
que un destino más fuerte tronchara inexorable 
entre un inaudito germinar, 
de inquietudes simulaciones y remordimientos tenaces ,

El último paradojal designio; 
por qué? o no comprendo que fuerza misteriosa 
la doblegó al suicidio, que ignoraran por siempre todos, 
todos los suyos, y su amante o su novio; 
menos yo, el extraño que encontró 
en la caverna trágica y novedosa de su cuerpo 
la gota de veneno!

Contemplo su rostro, sus ojos extintos,
sus labios sensuales, 
contemplo su cuerpo moreno extenso nido de caricias, 
urna de la tragedia de los besos, 
cosecha opima de gusanos!

Y no me explico nada 
porque me duelen las ideas 
y tengo la conciencia alucinada!

En el cuarto vecino la aguarda el ataúd 
como si fuera un barco, 
los cortinajes negros, 
y los cirios curvos como hombres cansados

El muchacho enlutado, 
quisiera espiar mis actos desde afuera, 
siento sus pasos lentos en el patio 
y adivino su mirada lastimera

Ha de ignorarlo siempre 
y el recuerdo de esta mujer perfumará su vida 
y pensar que con solo una palabra 
yo la haría de memoria maldita...

Temo salir, presiento los reproches de sus miradas; 
estoi como si hubiera cometido un delito. 
Ah, sí el supiera lo que he sufrido yo! 
Si lo supiera!

Hospital San Borja, Marzo de 1920.



ESTOY ENFERMO

Estoy enfermo. 
Hay un llamado profundo 
de todas mís fuerzas para rebelarme, 
y sin embargo estoi postrado 
y sólo en este cuarto mudo.

Mi traje está en el mismo sitio donde lo dejé ese día, 
como esperando a mi cuerpo para una orgía.

La oscuridad como un sollozo enorme 
llena el cuarto de pena 
y en esta dulce mancha que se agranda, 
me sumerjo como en una cisterna. 
-Me da miedo el silencio 
y lo deseo como si fuera una mujer bonita-

Tengo una confusión de pensamientos 
y estoi desorientado en sensaciones; 
tengo presentimientos horrorosos 
y mis ideas son como canciones.

Me concentro a pensar hondo 
y me pierdo lentamente, sin fuerzas, 
igual que si en un campo me hubiese puesto
frente a la estrellas.




MANOS DEL ANFITEATRO

Manos que sobre el mármol de la mesa 
anónimas y desconcertantes, 
observáis la misma fijeza que los recuerdos lancinantes. 
Manos exangües, manos amarillas, tensas, 
crispadas, manos que estrangulan en las pesadillas; 
fuisteis amadas!

La muerte puso terror en tus cuencas heladas... 
Rígidas manos puestas en cruz, fuisteis amadas!

Horrendo aquelarre predicen 
tus garras agudas y trágicas ... 
I talvez un día sobre las guitarras fuisteis 
manos mágicas¡

Un signo macabro formulan tus dedos 
un signo de brujas... 
i talvez rumiando recuerdos acedos 
pasasteis la vida curvada en la aguja.

Manos que ahora la podre desquicia 
por mostrar tus huesos... 
No sentiste un día la blanca caricia de un beso? 

Escuela de Medicina, Junio de 1917.




Poemas
Autor: Alejandro Vásquez
: [s.n.], 1928

Poemas, versos de Alejandro Vásquez




CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1928-09-16. AUTOR: ALONE

Un estudiante de medicina que tiene sensibilidad y no puede guardarse sus horribles impresiones: tal podría definirse la primera parte, la más típica de las tres que componen este volumen.

Entre sus doce o trece composiciones, una merecería dar título a la obra; se llama “Violetas en la mesa de autopsia” y relata la tragedia vulgar, la muerte de una muchacha de quince años que se perforó la sien por el mismo drama que hace perforarse las sienes a las muchachas de quince años.

El señor Vásquez dice las cosas con claridad y sin aliño:


“Sobre la mesa de autopsia
hay deshechos: un ramo de violetas,
un medallón deslustrado
y una cinta de seda”.



El estudiante, bisturí en mano, se dispone a la operación final con el automatismo de la profesión, pero, dentro del autómata científico, el corazón del hombre tiembla y se siente traspasado por el acero como el cuerpo de la joven muerta. Piensa en “el invisible asesino” que abandonó a la muchacha, reconstituye el idilio de la seducción, esos paseos de las tardes, esas largas conversaciones preparatorias, compases de espera del instinto que acecha. Parece que aún las carnes de la muchacha vibraran sobre la mesa de mármol


“¡Cómo está hundido el anillo de oro
en torno al dedo de la promesa!”


Es terrible estudiar Medicina y tener sensibilidad. Y es dramático estar encargado de la autopsia de una muchacha de quince años que tiene aquella confesión, aquella protesta, esa boca de sollozo mudo abierta en las sienes.

En seguida “Patios del manicomio”, donde bailan las locas su danza macabra:


“Su risa hueva la danza acidula;
baja y asciende, se crispa y ondula
siguiendo la absurda contorsión;
y la grotesca figura simula
una infernal aparición”.



Una pesadilla prolongada, un desfilar de espectros viviente, “manos febriles que arañan el espacio, tensas como garras de reptiles”, un teósofo sabio en taumaturgia “que teje y teje sobre un lienzo rudo / signos de cábalas para su manto de liturgia / y silba en monótono agudo”; todo el cuadro de que apartamos la vista contemplado con fijeza y pintado en versos disparejos, donde, entre muchas notas inútiles o de mal gusto, apuntan rasgos finos, acertados, como el de ese chino a quien los otros locos torturaban, que el estudiante, merced al prestigio de su delantal, salvó un día y que “cada vez que me ve agita su cabeza de pincel”.

En general, la poesía del señor Vásquez se acerca mucho a la prosa y tal vez haría mejor en no tomar nombre de poemas, sino contentarse con la macabra emoción que produciría simplemente describiendo o relatando pequeñas historias como la de “Autopsia” en que hay todo lo necesario para un cuento: una muchacha, la eterna víctima, a la que un desconocido visitaba día a día en el hospital, aprovechando los momentos de soledad para besarle las manos.

“Yo no comprendo qué fuerza misteriosa
la doblegó al suicidio, que ignorarán por siempre
todos los suyos; y su amante o su novio,
menos yo, el extraño que encontró en la caverna
trágica y novedosa de su cuerpo
la gota de veneno!”


Al término de esta selección de horrores, un adiós a la vida de estudiante:


“¡Ah! Mis hermosos tiempos de bohemia,
de versos locos bajo plenilunios fantásticos;
ebrios de juventud y de alegría…”
Llega hasta a hablar “de las bellas horas de mis más bellos tiempos”.
Con razón se ha dicho: el pasado es el mayor artista.










LUIS ALBERTO COSTALES CAZAR [13.836]

$
0
0

Luis Alberto Costales Cazar

Riobamba, ECUADOR  24 de diciembre de 1926 – Riobamba, 01 de febrero de 2006, fue poeta, escritor, filósofo, maestro, orador y político ecuatoriano.

Poeta resuelto a vivir para amar a su ciudad, creador de paisajes líricos conjugados con lo épico, utiliza un vocabulario amplio, elocuente y los más variados recursos literarios; amante de lo clásico, muchas de sus composiciones están sujetas a la métrica, a la rima y al ritmo. Admirador también del romanticismo, en etapas subsiguientes busca la libertad literaria, da más importancia a la inspiración, defiende el sentimiento, la imaginación, el idealismo, el patriotismo.

Entre sus obras se destacan: "Bucólicas y Una Vida Simple"; "Cuadernos Culturales"; "Letras del Ateneo del Chimborazo"; “Sobre el Pomo de la Tierra” y “Exiliado en el Verso”.

Cofundador del Partido Izquierda Democrática siendo integrante del Primer Consejo Ejecutivo Nacional, el cual estuvo conformado por Alfredo Buendía, Rodrigo Borja, Fidel Jaramillo Terán, Efrén Cocíos y otros.[1]

Riobamba, a través de su historia, ha sido cuna de grandes hombres que han orientado y contribuido al desarrollo de la sociedad. El Dr. Luis Alberto Costales Cazar es uno de los más relevantes ejemplos, especialmente en su vocación para la formación de juventudes con altos valores humanísticos y cívicos.

De ancestro de patriotas, luchadores e idealistas, hijo de Don Luis Arsecio Costales Cevallos y de doña Esther Lucía Cazar Chávez. Para 1927, ocurre en Riobamba un feliz acontecimiento que marcará la primera infancia: se lleva a cabo la solemne inauguración del Monumento a Pedro Vicente Maldonado, personaje muy admirado, recordado y cantado muchas veces por él.

Su niñez y juventud transcurren intercaladas entre las haciendas que fueron propiedad de sus padres: Maguazo, Lanlán, Ocpote, La Quinta Florida y San Pablo. De todas ellas guarda en su corazón emociones efervescentes de gratos momentos familiares: reuniones íntimas a la luz de las velas, donde privilegiaba la voz de su padre en relatos de anécdotas con carácter histórico, unas veces y otras, de novelas y cuentos clásicos.

En una ocasión, al pasar a caballo por una iglesia cercana, oye por primera vez el tañer de una campana y, a su corta edad, pensó que se trataba de una manifestación divina, por lo que decide escribir su primer poema. Dicho sonido, agradabilísimo, quedaría impreso para siempre en su alma.

En 1932 realiza su primer año de estudio en la Escuela Simón Bolívar de Riobamba. De su escuelita se expresa así: "Mi escuelita era pequeña pero bonita; en sus aleros posábanse las golondrinas, no sé si para descansar de sus raudos vuelos o para deleitarse viendo nuestras travesuras y oyendo nuestros cantos infantiles; a la hora de ingreso o de salida nos esperaban ahí, amistosas nos miraban, cabeceaban, susurraban, tal vez hacían guardia en la fila rigurosa. Los ámbitos de las aulas eran cálidos, relativamente estrechos, sonorizados por la voz obstinada de los maestros en generosa entrega de conocimientos, consejos, admoniciones..."

Para el segundo año de estudio ingresa a la Escuela Santo Tomás Apóstol Riobamba (STAR), regentada por los padres salesianos, donde conservaría el mensaje del carisma de Don Bosco, y las clases de pintura impartidas por el sacerdote italiano José Ferraris.

Sus estudios secundarios los realiza en el Colegio San Felipe Neri de la misma ciudad, regentada por los padres jesuitas, aquí florecen su amor por la literatura, la música y demás expresiones artísticas; tuvo el privilegio de escuchar en varias ocasiones las Misas Gregorianas, cantadas por el gran jesuita Eugenio Goetz.

En 1945 ingresa a la Universidad Central del Ecuador, de la ciudad de Quito, a la facultad de Ciencias Internacionales (Diplomacia), y en la que fuera designado Vicepresidente de la Asociación de Estudiantes. Obtiene el Primer Premio Inter-Universitario por la Declaración de los Derechos del Hombre (1950). Junto con otros jóvenes rebeldes de la época, entre ellos, Abraham Romero C. fundan el Movimiento Acción Revolucionaria Nacionalista Ecuatoriana (ARNE).

Su estancia en Quito, estuvo intercalada entre sus estudios profesionales y el cultivo de las letras; es así como al frecuentar el "Café Bohemio", cafetería ubicada en pleno centro de la ciudad capital, tuvo la oportunidad de conocer y hacer amistad con reconocidos poetas tales como: Benjamín Carrión , César Dávila Andrade, a quien apodaban "El Faquir", entre otros. El Café Bohemio era un lugar para compartir momentos de amistad e intercambiar trabajos que eran leídos, admirados y criticados por los asistentes, todo esto acompañado de las magníficas interpretaciones en piano, del ilustre compositor y maestro Uberto Santacruz. El contacto con personalidades de la literatura de la época, le inspiran su acercamiento y acendrada pasión por las letras.

A la edad de 23 años, dos años antes de terminar su carrera universitaria, contrae nupcias con la distinguida dama riobambeña, doña Aída Violeta Terán Moncayo; obtiene luego su título de Doctor en Derecho Internacional, cuya tesis fue aclamada y reposa en los archivos de la Universidad Central. Todavía en Quito, constata felizmente la llegada de su primer hijo: Luis Eduardo, y de regreso a su amada ciudad, la de sus hijas e hijo: María del Pilar, Carlos Rodrigo, Lucía Elena, Nancy Susana y Lourdes Jacqueline.

Carrera Política

En el campo político, y hacia el año de 1959, incursiona en las filas del Partido Liberal Radical, llega a ser su Director Provincial por el lapso de ocho años consecutivos. Para 1960, actúa como jefe de campaña presidencial de Don Galo Plaza Lasso. Por elección popular, alcanza la Concejalía del Cantón Riobamba, en 1962; en 1963 fue nombrado Consejero Provincial de Chimborazo, en ese mismo año, actúa también como Presidente de ese organismo seccional, equivalente actualmente a Prefecto, cargo que años más tarde lo ocuparía su primer hijo Luis Eduardo Costales Terán. Luego, hacia el año de 1967 actúa como jefe de campaña presidencial del Dr. Andrés F. Córdova, a quien con cariño llamaban "Lluro Córdova", su amigo entrañable. Al extinguirse el Partido Liberal, luego de la firma del famoso "Pacto Morderé", nace la Izquierda Democrática, primero como un movimiento independiente. En el año de 1970 se realiza la primera convención de este movimiento en la ciudad de Quito, del cual Luis Alberto Costales sería su primer Presidente Nacional. Partido que para 1986 se convierte en la primera fuerza política del Ecuador y que llevare a la Presidencia de la República al Dr. Rodrigo Borja Cevallos. Cabe recalcar que Luis Alberto Costales era de esos pocos políticos puros, que quedaban en el país, nunca primó en él, intereses personales, componendas o acuerdos que fueran en desmedro de su dignidad, pues siempre repetía lo siguiente: "Si me muero, yo me muero pero de pie, con la frente en alto y con ese penachito sobre mi cabeza que se llama DIGNIDAD". Y en efecto, así lo hizo. En 1988 fue nombrado Director Provincial del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS Regional 5, cargo que desempeñó con mucha responsabilidad, por el lapso de tres años. En este mismo año, funda el grupo cultural, Ateneo "José María Román" de Chimborazo, a petición de su entrañable amigo y Presidente Nacional el Dr. Guillermo Bossano V. En 1991, fue electo diputado alterno por la Provincia de Chimborazo, por el Partido Izquierda Democrática.

Últimos días


Su alma está desconciliada, su corazón no está en calma. Lejos de toda ambición pasajera busca por largo tiempo un lugar donde encontrar la tan ansiada paz y poder llevar una vida sencilla, natural, apta para "guardar su silencio". La naturaleza siempre lo cautiva, por ello se refugia en su "pequeña quinta", a la cual llama "Oficina de Ilusiones", donde la luz penetra por sus amplios ventanales, mientras palidecen libros y papeles que reposan en su viejo escritorio. El poeta se dedica de lleno a los menesteres de la palabra, del pensamiento, de la lectura profunda y del conocimiento filosófico, es aquí donde navega en los mares de la inspiración para crear una relevante obra literaria, en la cual predominan los más puros sentimientos. La tecnología nunca habitó aquel espacio propicio para la existencia de su vieja máquina de escribir. Aquí volverá a repasar las páginas de su tan admirado Montalvo, Juan de Velasco, Cervantes, Sartre, Compte, Sócrates, Platón, Aristóteles, Quevedo, Victor Hugo y tantos otros personajes ilustres, en companía de las melodías de: Beethoven, Berlioz, Mendelson, Vivaldi, Debussy, Strauss y Shubert, autores capaces de llenar de emociones supremas la "Oficina de Ilusiones". En su quinta permanece por más de veinte años, en los que cohabita con la naturaleza. De ella extrae inspiración y recibe grandes enseñanzas, simples maneras para el regocijo interior, y puede palpar la maravilla de lo creado por el Supremo Hacedor del Universo, a quien llega a conocer y amar sin límite. A mediados del 2005, Luis Alberto Costales cae gravemente enfermo, víctima de un cáncer de pulmón del que no podrá escapar, entonces, en julio de ese mismo año la Casa de la Cultura Benjamín Carrión Núcleo de Chimborazo, decide publicar su libro "Sobre el Pomo de la Tierra", acto en el que además, recibe un homenaje, por parte de algunas instituciones y entidades culturales de la ciudad. Transcurren sus ocho últimos meses de vida en esta querida ciudad, bajo los cuidados y afectos de su familia y amigos. Finalmente, el primero de febrero del 2006, se cierran las páginas de su vida y con ellas, la ventana de su "Oficina de Ilusiones".

. La ciudad de Riobamba cuenta hoy en día con un imponente monumento ubicado en la intersección de las calles: José Veloz, Manuel Elicio Flor y la 44, dedicado a este ilustre personaje de Chimborazo y a su fructifera labor.[2]

. En el Museo Ecuatoriano de Arte e Historia "Aurelio Espinosa Pólit" de la ciudad de Quito existe una sección dedicada a Luis Alberto Costales por su trascendente obra y contribución literaria.

Títulos Obtenidos

. Egresado de la Escuela de Derecho
· Licenciado y doctor en Ciencias Internacionales
· Escritor y poeta laureado
· Historiador y filósofo

Cargos Desempeñados

. Colegio Maldonado Riobamba Ecuador.
· Concejal del Cantón Riobamba, 1962
· Director Provincial de Educación de Chimborazo, en dos ocasiones: 1963 y 1974
· Consejero Provincial de Chimborazo, 1965
· Presidente del Consejo (Prefecto), 1965
· Vicepresidente del Centro Agrícola de Riobamba, por ocho años
· Profesor del Colegio San Felipe Neri
· Profesor y Rector del Colegio Pedro Vicente Maldonado, 1972 – 1984
· Director Regional del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS, 1988 - 1990
· Diputado alterno de la Provincia del Chimborazo
· Fundador del Ateneo de Chimborazo

Membresias

· Miembro de la Casa de la Cultura Benjamín Carrión, Núcleo de Chimborazo
· Fundador y Presidente del Ateneo de Chimborazo, por 10 años
· Presidente del Consejo Editorial de la Asociación de Escritoras Contemporáneas del Ecuador, matriz Chimborazo
· Primer Presidente de la Sociedad Pedro Vicente Maldonado
· Instructor Cívico de la Brigada Blindada Galápagos
· Orador, tallerista y seminarista histórico-cultural en diferentes instituciones educativas de la ciudad y país.

Premios Obtenidos

· Primer premio intercolegial histórico-literario (1942)
· Primer premio por La Declaración de los Derechos del Hombre (1950)
· Primer premio poesía cósmica, Casa de la Cultura y Consejo Provincial de Pichincha (1982)
· Primer premio en poesía: Instituto de Arte Moderno Quito (1993)
· Múltiples menciones honoríficas, en diferentes géneros literarios

Obras Publicadas

* “Cuadernos Culturales” 1978
* “Canto Cósmico” 1982
* “Antología Poética, Ateneo de Chimborazo” 1979
* “Letras del Ateneo de Chimborazo” 1984-1986
* “Sobre el Pomo de la Tierra” 2005
* “Bucólicas y una Vida Simple” 2005
* “Exiliado en el Verso”, tomos I y II

Obras Inéditas

* “Itinerario de un Mes”
* “Reflexiones Filosóficas”





Fragmentos de sus poemas


Alegoría

"...Me siento dueño
de la permanente juventud de este paisaje:
tierra, signo y destino,
donde hablan las rocas
en puruhá y castellano
del huiragchuro, la papa, la llama,
el Chambo y el Chimborazo...",
...



¡Este es mi país!

"...Porque soy de este pueblo profundo
no vivo de las apariencias
sino de la verdad.
Fui amamantado con inusada ternura
y leche cristiana;
en mis padres obró
todo el vigor de esta tierra;
levantaron mi nombre
urgiendo aprisa de insomnios
la simiente y la mies,
palparon en su mayor excelencia
la costumbre ancestral de la honradez,
y la mirada sin tregua
posada en la altura de la cruz."






PADRE NUESTRO

Frente a mí la montaña con su hechizo de altura,
en la sien las borrascas de blanco desafío.

La fiebre del enigma, voraces estupores;
todo en sonoridades de anhelos acechantes.

Con estremecimiento de espíritu y de carne
el fulgor de un anhelo restalló en mis honduras:

"Padre Nuestro que estás en el cielo infinito,
en tu propio elemento, Señor de los Espacios.

Quiero sentir el tacto de tu celeste signo,
allí, donde se fraguan las tormentas y el rayo..."

Subí hollando las rocas arropadas de siglos,
los primordiales brotes del agua y del sonido.

Hice caer mi sombra por donde tirita el miedo
y la intemperie tiene sus aristas de furia.

Vi rodar los pedruscos en parábola inútil,
rugientes en las quiebras y perderse hechos polvo.

El río en su costumbre de acumular espuma
en los muslos esbeltos de los acantilados.

El choque de los vientos en roquedal ileso,
la soledad hambrienta como bestia salvaje.

Dentro de mí fogatas de frenesí y fatiga
en el constante esfuerzo por escabroso flanco.

Escuchaba el latido quemante de las venas
con ángeles de fuego azuzando la sangre.

Mi designio: Hacia arriba, superando caídas,
la sed, la pesadumbre, la avidez de acenso.

Yo era ansia de conquista con alas acrecidas,
impulsando la idea, la voluntad, la marcha…

A mi espalda la hondura, las cosas cotidianas.
Hacia arriba la gloria, desconocida, oculta…

Y en la cumbre, y de pié, saludé al universo;
donde fui sólo un punto abochornado de asombros:

Una nube lejana rellenaba blancuras
en el hondo y oscuro paladar del abismo.

El sol en plenitudes de tropicales pulsos
saturaba el paisaje con nitidez radiante.

Cuerpo y alma en ahogo de estupores y vértigos
abrieron mis sentidos a colosales ansias.

Quise expresar mi gozo con anchuroso abrazo
al fasto exuberante de la naturaleza.

O arrojar mi alborozo vibrante como río
por la tersa y lejana comba del horizonte.

Quise encontrar a Dios… Tuve solo plegaria
percutida en latidos de entraña atormentada.

Y grité: “Padre Nuestro que saturas el cosmos
forjándole en tumultos de inefable belleza.

Descúbreme en un soplo tu posesiva fuerza;
y herido de misterios comprenderé tu signo…”

En ese instante puro bajo el cielo azul
sacudió la montaña sus colores al viento.

Con el viento mi grito con tañido de bronce,
que fue igual que campanazo fracturado en el espacio.

Después… Nada… En silencio continuaba la tierra
su marcha imperturbable bajo la luz del sol.
. . .
Descendí la montaña....El aire de la noche
agigantó el cansino murmullo de mis pasos.

Retorné confundido hasta mis soledades,
donde se transparentan vanidades y engaños.

Me humillé en el oscuro alero de la vida.
Mi carne en desnudez, lesionada de dudas.

Carcomida por recios altamares de angustia,
espesura de sombras, vórtices y nostalgias.

Descendí más...Entonces: el enigma buscado
en forma de pupila que escruta la certeza.

Y por fin: "Padre Nuestro que estás dentro de mi alma.
Sustancia de infinito… Señor de los Silencios"...






ALICIA YÁNEZ COSSÍO [13.837]

$
0
0

Alicia Yánez Cossío

Alicia Yánez Cossío (n. Quito, 10 de diciembre de 1928), es una destacada poetisa, novelista y periodista ecuatoriana.

Es una de las principales figuras de la literatura de Ecuador y de la latinoamericana, es la primera persona ecuatoriana en ganar el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, el cual recibió en 1996.

Hija del Ing. Alfonso Yánez Proaño y de Clemencia Cossío Larrea. A los seis años ingresó al Colegio de los Sagrados Corazones de Quito, donde estuvo a poco de caer en el fracaso escolar, debido a su manifiesto rechazo a la aritmética. Aunque, desde pequeña dio muestra de su gran talento para las letras, por lo que siempre quiso ser una escritora.

Alicia Yánez Cossío, diría después: "Tuve una infancia sumamente feliz, quizá un poco hombruna, influida por mis primeras lecturas: las obras de Julio Verne y las hazañas de Tarzán. Nunca me gustaron las muñecas.".

Aquí el personaje vuelve a ser la multitud representada por la comunidad que lucha por rescatar los derechos elementales de la mujer. El machismo continúa siendo un tema recurrente. La ironía, el sarcasmo y la hipérbola se hacen evidentes al tratar la tergiversada superioridad masculina, donde demarca criterios sobre la virginidad o el homosexualismo, etc.

Tiene inéditas otras novelas de iguales características. Una de ellas es "El Cristo Feo".

En 1.993 enviudó. Es una mujer superior cuya fama ha trascendido las fronteras patrias.

En 1996 recibió el Premio Sor Juana Inés de la Cruz a la mejor novela latinoamericana escrita por una mujer.3

En 1998 editó “Retratos cubanos” con 18 cuentos escritos entre 1957 y el 61 en Cuba y trata sobre la lucha del hombre por alcanzar su libertad, pero como se los requisaron a la salida de la isla los rescribió en 1996 mezclando historia y crudo realismo.

Hoy en día, vive gozando dé sus nietos y como buena abuelita los adora. Es madre del gran escritor Luis Miguel Campos Yánez, lo cual la llena de sana satisfacción pues ve que sus dones han sido trasmitidos.

Obras

Luciolas (1949)
Hacia el Quito de ayer (teatro), (1951)
De la sanfre y el tiempo (poesía), (1964)
Bruna, Soroche y los tíos (novela), (1971)
Poesía (1974)
El beso y otras fricciones (relatos), (1974)
Yo vendo unos ojos negros (novela), (1979)
Más allá de las islas Galápagos (novela), (1980)
La Cofradía del Mullo de la virgen Pipona (novela), (1985)
La casa del sano placer (novela), (1989)
El Cristo feo (novela), (1995)
Aprendiendo a morir (novela), (1997)
Relatos cubanos (cuentos), (1998)
Sé que vienen a matarme (novela), (2001)

Premios

Concurso Nacional de Novela - Cincuentenario del Diario "El Universo" de Guayaquil, en 1971.
Premio Sor Juana Inés de la Cruz, en 1996.
Premio Eugenio Espejo, en 2008.

Concurso de literatura infantil Alicia Yánez Cossío

En 2002 fue homenajeada por el Gobierno de la Provincia de Pichincha y su Patronato Provincial, al haber aquellas instituido un concurso de literatura infantil que lleva su nombre. Concurso que pretende estimular el que todos los cantones de la provincia de Pichincha aporten en la creación de espacios de expresión, de investigación y de fortalecimiento de la identidad cultural de los mismos.



Es posible y serán casí seguro, 
los últimos versos que yo escriba. 
Voy hacer poesia de la cocina, 
está bien, me despido con tristeza. 
Soy una mujer sin ambiciones 
con sentido común y varios hijos. 
¡Tantos libros de versos por el mundo! 
¡Tantos botones que pegar, entonces!





La mujer es un mito:
lleva a cuestas el fardo de su carne
en el misero comercio del prostíbulo.
Cada noche de sus manos ávidas
el amor se le va, sin darle nada...
Mujeres como cascaras,
mujeres como esponjas
mujeres como tumbas olvidadas.

(Poesía, p. 13.)




La mujer es un mito:
por un salario mínimo en la fábrica
diseca todo el jugo de su vida,
y comercia las horas de su día
por un vestido nuevo en la oficina.
O se muere de adrede
absorta ante el espejo de su alma
en el convento.
Mujeres como máquinas,
mujeres como topos,
mujeres como velas que se apagan.

(Poesía, p. 14.)




ORUGA

En el gimnasio del tronco
la oruga se encoge y se alarga,
con acrobacias,
quiere tener bíceps de mariposa.




ROSA

Ünica en el rosal, la más altiva,
se cree la reina del jardín
y el viento castiga su soberbia
con un tic de Parkinson




HOJAS

El viento barre las hojas secas
de las acacias,
y en traspatio de la memoria
el tiempo barre las horas muertas




AÑOS

Florecen las cucardas
se yerguen los romeros,
despuntan madreselvas
y los veinte años están muertos.




OCASO

La paz del campo se metió en el alma,
nada tiene de raro
que llegue el último ocaso
mientras se muerde una guayaba.







FANNY CARRIÓN DE FIERRO [13.838]

$
0
0

Fanny Carrión de Fierro

Fanny Carrión de Fierro es una escritora, crítica literaria, ensayista y profesora universitaria ecuatoriana. Recibió el Doctorado en Literatura de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (Quito, 1981), así como una Maestría de la Universidad de California en Berkeley, y una Licenciatura en Educación de la Universidad Central del Ecuador.

La doctora Fanny Carrión de Fierro ha publicado varios libros y antologías de literatura, incluyendo las siguientes obras:

La Mazorca de Oro y otros Cuentos, antología de cuentos bilingüe. Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Octubre 2010
Donde nació la Luz: Antología Personal, una antología de poesía bilingüe.
Where light was born (Donde nació la luz): A personal anthology of selected poems by Fanny Carrión de Fierro, traducido por Sally Cheney Bell, Heritage House, 1999.
En la Voz del Silencio, colección de poemas, Ediciones de la Universidad Católica (1980).

Sus poemas también han sido publicados en varias antologías, incluyendo las siguientes:

Poetic Voices Without Borders 2, editado por Robert L. Giron, Gival Press, 2009.
Poetic Voices Without Borders, editado por Robert L. Giron, Gival Press, 2005.
Eye to Eye-Women: Their Words and Worlds, editado por Vanessa Baird, 1997.
These Are Not Sweet Girls: Poetry by Latin American Women, editado por Marjorie Agosín, White Pine Press, nueva edición 2000.
Poet Lore, Vol. 89, No. 1 (Primavera 1994).
Ha recibido varios premios literarios, entre los que están: el Premio Nacional de Poesía Gabriela Mistral (1958, 1961, 1981 y 1985); el Premio Nacional de Poesía del Ecuador (1962); y el Premio de Poesía "Juana de Ibarbuoru", Montevideo (1995).

Crítica literaria

La doctora Fanny Carrión de Fierro ha publicado varios libros y ensayos sobre crítica literaria, incluyendo los siguientes:

José de la Cuadra: Precursor del realismo mágico hispanoamericano, Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
Los Sangurimas, novela precursora de Cien años de soledad', ensayo sobre la novela "Los Sangurimas", de José de la Cuadra (http://cce.org.ec/index.php?action=pubpermanentes&id_maepub=8).
"Cien Años de Soledad, Historia y Mito de lo Americano", en: Lectura de García Márquez (Doce Estudios), editado por Manuel Corrales Pascual (Quito: Centro de Publicaciones de la Pontifica Universidad Católica de Ecuador, 1975)
La imagen en Jorge Carrera Andrade y en los imaginistas - En homenaje a los cien años de nacimiento del poeta, Separata de la Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, No. 70, Agosto 2003.
Manuela Saénz, la Libertadora, en Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, No. 79, Septiembre 2006.

Ensayista

Ha escrito y publicado ensayos y artículos sobre varios temas, incluyendo temas políticos, culturales y sociales. Estos incluyen ensayos sobre derechos de la mujer, derechos humanos, derechos de los niños, el movimiento indígena, y lingüística.

En las elecciones en el Ecuador de octubre de 2006, escribió y publicó electrónicamente un ensayo titulado "Hacia el Quinto Poder", sobre la importancia de la participación de la sociedad civil para consolidar la democracia (http://www.votebien.ec/carta027.htm).

Profesora Universitaria

La doctora Fanny Carrión de Fierro ha sido profesora universitaria en varias Universidades del Ecuador y Estados Unidos de Norteamérica. En la actualidad, es profesora en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Anteriormente, ha sido profesora visitante y Académica Fulbright en la universidad Keene State College, de New Hampshire; y profesora visitante en la Universidad de Willamette (en Oregon), así como profesora en otras universidades del Ecuador (Universidad San Francisco de Quito, Universidad Internacional, entre otras).

Otras actividades profesionales

Ha participado en la Directiva de la Asociación de Profesores de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, en Quito. También ha sido miembro de directivas de varias organizaciones no gubernamentales de desarrollo social. Miembro del Grupo América (grupo cultural y literario ecuatoriano), y de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Sección Literatura



A la Luna

Graciosa luna, recuerdo que,
hace casi un año, sobre esta colina
yo venía, lleno de angustia, a mirarte
otra vez: y tú te erguías sobre los bosques,
como ahora, y hacías brillar todo con tu luz.
Pero húmeda y temblorosa aparecías
a mis ojos, por mis lágrimas, pues dura
era mi vida: y lo es, no cambia aún,
oh mi querida luna. Y sin embargo,
recordarla y revivirla a través de los años
me consuela el dolor. Cuán grata es,
en nuestra juventud, cuando el camino de la esperanza
es largo y el de la memoria corto, la remembranza
de las cosas pasadas, aunque tan triste,
y con el dolor presente todavía.





A nuestra raza el destino

A nuestra raza el destino
no le ha dado sino el morir. Desprecia ahora
a la naturaleza, brutal poder que,
cruel, el daño universal imparte
y la infinita vanidad de todo.




A Sí Mismo

Ahora descansarás para siempre,
cansado corazón mío. Ha muerto
el extremo engaño que yo creía eterno.
Ha muerto, bien lo siento. Se ha extinguido
en nosotros no sólo la esperanza
de caras ilusiones, sino el deseo de ellas.
Descansa para siempre. Has palpitado tanto. Nada
puede pagar tu agitación, ni de tus suspiros
es digna la tierra. Amargura y tedio
es la vida, nunca nada más, y fango el mundo.
Aquiétate ahora. Desespera
por la vez postrera. A nuestra raza el destino
no le ha dado sino el morir. Desprecia ahora
a la naturaleza, brutal poder que,
cruel, el daño universal imparte
y la infinita vanidad de todo.





A Silvia

Silvia, ¿recuerdas todavía
aquel tiempo de tu vida mortal,
cuando la belleza brillaba
en tus ojos esquivos y risueños,
y tú, ligera y pensativa, los límites
de la juventud sobrepasabas?
En las quietas estancias
y caminos cercanos resonaba
tu perpetuo canto,
cuando, dedicada a las labores femeninas,
te sentabas, tan feliz
del alegre porvenir que imaginabas.
Era mayo oloroso: y tú solías
así pasar el día.
A veces, yo, interrumpiendo
los amables estudios y las afanosas notas
donde dejé mis días primeros
y lo mejor de mí,
desde los balcones de la mansión paterna,
giraba mis oídos hacia el sonido de tu voz,
y a la mano veloz
que atravesaba la tela fatigosa.
Miraba el sereno cielo,
los dorados senderos y los huertos,
y a este lado el mar, y en ese la montaña.
No hay lengua mortal que decir pueda
lo que en mi seno sentía.
¡Qué suaves pensamientos,
qué esperanza, qué cantos, Silvia mía!
Cuán fáciles lucían
la vida humana y el destino.
Cuando recuerdo tantas esperanzas,
un sentimiento, amargo y desolado,
me oprime,
y me vuelve a doler mi desventura.
Ay, naturaleza, naturaleza,
¿por qué no cumples hoy
tus promesas de entonces?
¿por qué tantos engaños para tus hijos?
Antes de que el invierno blanqueara los arbustos,
abrumada y vencida por oculta enfermedad,
pereciste, tierna niña. Y no llegaste a ver
la flor de tus años;
tu corazón no se alivió con el dulce halago
por tus negros cabellos,
o tus miradas amorosas y esquivas;
ni te hablaron de amor
en los días festivos.
Así murió muy pronto
mi esperanza tan dulce;
así a los años míos
el destino les negó
también la juventud. Y cómo,
cómo pasaste,
querida compañera de mi edad temprana
mi llorada esperanza.
¿Es así el mundo? ¿así
las delicias, el amor, los trabajos,
los hechos de los que tanto hablamos?
Al llegar la verdad,
Infortunada, tú caíste; y con tu mano
la fría muerte y la tumba desnuda
de lejos señalaste.





Aire de soledad

Aire de soledad, dios transparente
que en secreto edificas tu morada
¿En pilares de vidrio de qué flores?
¿sobre la galería iluminada
de qué río, qué fuente?




Al llegar la verdad

Al llegar la verdad,
infortunada, tú caíste; y con tu mano
la fría muerte y la tumba desnuda
desde lejos señalaste.




Amanece

Amanece
en la noche del cuerpo.
Allá adentro, en mi frente,
el árbol habla.
Acércate ¿lo oyes?




Dios mueve al jugador

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?




Ha muerto

Ha muerto
el extremo engaño que yo creía eterno.
Ha muerto, bien lo siento. Se ha extinguido
en nosotros no sólo la esperanza
de caras ilusiones, sino el deseo de ellas




el espacio interminable que surge más allá

el espacio interminable que surge más allá,
y el sobrehumano silencio,
y la más profunda quietud, donde el corazón
por poco no se aterra ...








IGNACIO LASSO [13.839]

$
0
0


IGNACIO LASSO 


(Quito, Ecuador  1911-1943)


 !Ya está podrida la miel de las rosas!
Podéis venir a ver este olfato del perfume en escombros,
esta herida que deja escapar un trino lastimado en las alas
y el naufragio inaudito de una gaviota partida por un rayo.

("Orfeo") 


Mentor de la revista del grupo Elan, grupo integrado por poetas nacidos entre 1905 y 1920 como Augusto Sacoto Arias, José Alfredo Llerena y Alejandro Carrión. Colaboró con varias revistas de su tiempo. Sobre Lasso, el ensayista Benjamín Carrión expresó en 1937: "A pesar de sus incursiones, rotundas, valientes, de alto valor poético, por las barricadas revolucionarias, Lasso es nuestro caso más significado del poeta americano de mente y sensibilidad europeas. Su sitio estaría en la línea de los poetas de CONTEMPORANEOS y de ULISES, de México. Su predilección expresa y su acercamiento a Jaime Torres Bodet, lo clarifican y fijan en esa posición. Es transparente, claro, perfecto de técnica."

BIBLIOGRAFÍA

Poesía: Escafandra (Quito, 1934). Ensayo: Ensayo y poesía (Quito, 1957). Consta en las antologías: Indice de la poesía ecuatoriana contemporánea (Santiago de Chile, 1937); Los de Elan y una voz grande (Guayaquil, s.f.); Poesía viva del Ecuador (Quito, 1990).


Ignacio Lasso
Selecciones de Augusto Arias



Acuarelas

Afuera, quiebra tirsos la lluvia,
refriega el viento los tobillos del miosotis,
y junto a los caños que se ahogan
verdean las togas de los sapos.
Los rosales tiritan
y se acurrucan al muro medrosos.
Desde el borde de los tejados,
alguna estalactita de silencio
gotea un ruido a intervalos,
las siemprevivas 
espían insistentes la calle...

Cruza un «cupé»
robando kilómetros al espacio.
Un perro trasnochado le persigue
jadeante, disparando alaridos.
Y van rumiando de prisa la distancia,
los tranvías-polifemos, con un ojo en la frente.

El sudor de la tiniebla empaña los vidrios,
parpadean los ojos biliosos de las lámparas.
Se estremecen las cortinas 
porque las roza mi pensamiento
-pincel en el cartón gris de la noche-.
Lleno de humo la estancia,
para impedir que penetre el hastío.
Y así indolente escrutador,
me paso pintándole al fastidio
docenas de acuarelas.

  


El monarca del país de la niebla

Este era un príncipe nórdico
de estirpe hamletiana,
pálido, brumoso, débil.

Tenía una giralda
de esplín en la ribera
de un lago esmeralda
y un jardín de heliotropos.

En invernaderos de ópalo
cultivaba sus penas.

Coloreaba las horas
con azul de sus ojos,
y exprimía las venas
de las violetas órficas
en los párpados rojos.

No conocía al sol 
sino en su cabellera.
Bajo la cera diáfana
de su mano grácil
cualquier arte
era un proteo fácil.

Gnomos de pieles
azafranadas
con un índice en los labios,
encendían el microcielo
de los astrolabios, 
amontonaban babeles
todas las madrugadas.

El insomnio era su camarero
que al descender la sombra,
en un sótano negro 
crucificaba al sueño
con tres aldabonazos.

La raza nómade
de los remordimientos
era su pueblo. 
Los lamentos
acampaban fuera de las murallas
almenadas de los vientos.

Alumbraban sus vigilias
cortejos de luciérnagas,
y escanciaban canidias
un licor de vesania.

En una jiba de la noche
bajo el dombo celeste
-detrás del monóculo de opio- 
la parda gleba estéril,
el hambre, el dolor y la peste.

Vestía siempre de luto
su fino talle impoluto. 
Era «El Delfín Esqueleto»,
veía la vida
a través de la córnea roída.

Bajo el cuarto menguante
decapitaba centenares de ranas 
con guillotinas de diamante.

En relicarios áureos
coleccionaba canas.
Y en los muros vacíos
de las salas siniestras,
clavaba mariposas
con espinas de rosas.

Para burlar el curso de los ríos
levantaba diques de basaltos.
En pebeteros de ónix
quemaba los queliceros
de crustáceos exóticos.

Por los turbios meandros
de las ciudades muertas,
alumbrado por géyseres de angustia,
a lo largo de noches inciertas
paseaba su mirada mustia
el Monarca del País de la Niebla.

Una opaca invernada
sin luna en los caminos,
por rutas congeladas
en góndolas de nácar
vinieron los suspiros,
y hacia la isla
de los lotófagos, 
en el lejano ponto
de los negros olvidos:
llevándose fueron
al misógeno príncipe
de los ojos dormidos.

  


Pesadumbre

No sé por qué, he vuelto a ponerme muy triste,
a mirar el mundo con ojos de huérfano
acurrucado en medio de los desconciertos.

En el piano ya no suenan dos teclas.
Los zapatos, los libros y los sueños están viejos.
Las menudas ambiciones
embarcaron en un tren que ha descarrilado.

He mirado muy largo el gesto de las cosas
manchadas de sufrimiento, llenas de arrugas.

Yo no sé qué les pasa 
a la luz de este foco
y al somier de esta cama:
se enmohecieron de ausencia.
Al fondo de las cómodas
la soledad ha puesto larvas.

Tres veces me he mirado en el espejo roto,
para ver qué me dicen mis ojos.
Hoy he descubierto
que intentaron decirme que estaba loco.

Tres veces me he asomado a la ventana,
y ya no puedo sentir la ilusión de las calles,
los alegres enjambres
o los sombríos tropeles de los pobres.

La helada me ha hecho más daño
que a un arbusto, 
congelando ese hilillo de agua
que de lejos buscaba mi silencio.

Y ya cristalizada mi savia
no me importa saber en qué forma
germinarán las posibilidades de los otros.

Este clima muy frío y recluido,
este tiempo sin sol y sin lluvias
convalece las cosas íntimas.

Quizá por eso, en este cuarto,
huésped de tantos vientos,
refugio de crisálidas:
me he pasado levantando las tablas del piso,
buscando las monedas y los broches perdidos.

    


Elsie

Por una ruta en llamas tenté llegar a tus ojos.
Había deshojado el aire un oscuro aliento tenaz,
marejadas de angustias se agolpaban, pugnaban
en ese pequeño resquicio de la memoria:
donde logré encontrar entre buidos riesgos,
intacta y desnuda tu primera mirada.
Yo estaba transido de miserias ajenas,
no sabía en qué suelo hundir hondo las raíces.
Mis veinte años envejecidos,
con una luenga barba crecida en llantos filiales. 
Mi voz enredada en húmedos musgos de yaravíes
era el sembrío de sudores requemados,
era la acequia a que no dieron agua,
era el mueble sin techo
y el hombre sin trabajo. 
Encontrándome en tus ojos, olvidé que buscaba
-como tantos- la esperanza en salarios.
Dos días no he pintado con mi sangre carteles,
no está la multitud caminando en mi voz;
no obstante, tu nombre entorcha los lábaros rojos, 
y se alinean por detrás de tu huella:
horizontes de indiadas,
altas nubes de truenos en los pechos.
¡Elsie! por una ruta de sangre he llegado a tus ojos.




Los ciegos

En los bosques ruinosos de la noche
crecía una madrugada de líquenes.

Iban. Muy adentro de sus cansancios
encontraron empalizadas de mónadas.
Buscando el contorno a los senderos,
trizando las formas de las cosas,
siguiendo orillas de evanescencias
por entre la libido desvelada.

En sus nervios resbalaban
orugas de inopia, 
sentían lloviznar
al frío de la luna en sus párpados.

Persiguiendo la fuga de superficies y voces,
al voltear las aristas del tiempo,
despedazaron su indumentaria de esperanza,
por eso visten -a medias- longevidad de harapos.
-597-

En sus báculos se enroscó la distancia.
Y la desenrollan acuciosos
cuando hipa el cielo de invierno;
para vendarse las grietas
que en sus pies calzados de rigores
abrió la maldad de las guijas.

La madurez de la hora
pone prisa en la calle.
La noche va empujando
tres tinieblas idénticas.
Y el Sábado, que es un señor cristiano
les recibe a los ciegos
con sus dulces charangas
y el chasquido de un centavo de cobre.

Sus humildades -acribillados guiñapos-
caminan muy despacio a mi lado:
ellas no han visto
los actuales panoramas de la angustia,
pero en cambio presienten 
el color del futuro.

Por eso en las más desesperadas noches
ellos traen al arrabal
la madrugada de sus ojos.

   


Agro

La tarde -forastera venida a las faenas-
detiene su camino, y se queda admirando
como una niña ciega, enhebra en la aguja
una última hilacha de sol.

Una moza que pasa, un instante reclina
su mirada más dulce encima de mi canto,
y se va presurosa sintiendo que la noche
desciende paso a paso
la grada en caracol del huracán;
hacia el río, que de flaco y enfermo, el pobre
ya no puede levantar ni una piedra.

De una simple migaja de tristeza,
le ha nacido al crepúsculo tanta golondrina;
que no se sabe cómo educar el vuelo del ángelus,
ni distribuir la luz de las estrellas.

En el atril de los pájaros
se ha dormido la música,
y como ha llegado la luna vendedora de espejos,
el campo le enseña toda su musculatura.




Cumpleaños

Entonces, yo ansiaba en pleno vuelo,
vacaciones de golondrinas risueñas,
estanques ensimismados de luceros
y canciones náufragas en los trigales.

Con un cerebro atiborrado de estudiante,
no me preocupaba
la minuciosa osteología de los álamos.
Era muy terco con la flor del cedro.
Era duro
repasando caravanas de envidia
con la misma enfermedad de las dunas
en interminables estepas de plomo.

Toda buena promesa
acababa marchitándose en los libros,
deshilada en el vestido 
o hecha migaja en la faltriquera.
Las nueces que agitaba
carecían de almendra
y los haces de leña
sacrificados a la voracidad del fuego
no pudieron desentumecer la soledad.
-600-

Sin embargo sabía medir con mi risa
el intervalo entre un sueño y una necesidad.
¡No tenía certidumbre!
Hoy que ya he aprendido el valor normal
de las cosas más caras de la vida:
quisiera tener un momento de claveles,
tropezar al acaso con esa sonrisa
y ese gesto suave que tanto codiciaba,
usufructuar un pequeño jardín heterogéneo.

Inscribir mi cumpleaños con el dedo
en cada una de las volutas
con que el huracán se apasiona.
¡Pero no me es posible!
Me hace falta la alegría de la carrera, 
soy un extraño en este país de cometas
donde el césped expulsa mi color del paisaje.





Orfeo

¡Ya está podrida la miel de las rosas!
Podéis venir a ver este olfato del perfume en
escombros,
esta herida que deja escapar un trino lastimado en las alas
y el naufragio inaudito de una gaviota partida por
un rayo.

Al fondo del orgullo que sólo tú presientes
ensancha un polipero la marea de insomnios.
Y podéis venir a oír, cómo tenaz me busca la muerte,
cómo me quiebra el vértigo el dolor en los ojos
y cómo ocupa el odio el cenit del deseo.

Levantad sin pavor la persiana de músicas
y ojalá no logre filtrarse esa nube
condensada precisamente de lealtades:
Sería capaz de sacar al invierno del frío del espejo
desatando una lluvia importuna de lágrimas.
-602-

No hay que preguntar nada al silencio,
ni al latido, ni a la mirada hendida de soberbia.
No hay que sufrir porque sufra la melodía
la caída de un ángel desde el último peldaño de la
flauta.

Porque ya nuestro sueño está de bruces
abandonado y solo,
sobre una geometría de rabia que han dibujado los
estiletes de los tábanos
y los dientes de la hiena rayada.
Algo que no es siquiera recuerdo,
un susurro indecible de venenos inertes,
un tufo de destiempo embriagado,
un microbio de angustias sin fechas y sin nombre;
he sorprendido cuando menos esperaba
en el declive de un rayo de luz ácida,
invirtiendo el orden logarítmico de mi propia exigencia
cada día más exacta, y cada día menos cálida.
Ya vuelvo a ti los ojos, Orfeo.
Tú, puedes decirme sin palabras
de qué melancolía se nutre esta dalia incomprensible
marchitándose al filo de la voz húmeda de bemoles.
¡Ah Orfeo!... Tú que subes a la tempestad desde
una gota de agua...
dispersa el ozono en el rencor del aire,
que no se deje ver en la mirada el grisú del olvido
y el soplo de un otoño cruel en la memoria:
que el hielo ni el calor se mezclen a la sangre
a la hora puntual en que descuelguen la luz las
alondras del alba.





NILSA CASARIEGO [13.842]

$
0
0

NILSA CASARIEGO 

Ciudad de Asunción, Paraguay   1944.

Poeta y licenciada en Ciencias Contables, Nilsa Casariego ha publicado varios poemarios, entre ellos: “POEMAS” (1972), “POEMAS II” (1977) y “LOS PUENTES AL MAÑANA” (1991).

Su segunda colección de POEMAS fue distinguida con una Mención de Honor del PEN CLUB DEL PARAGUAY en 1980.





POEMA

En esta tierra mía aun florecen
los naranjos de azahares
mientras el tiempo se detiene
al contemplarlos tristes
pero abiertos
al futuro sin historia.

Aún es nuestro este silencio
que silenciamos cada día
sin saber que son nuestras
las manos y la azada.

Aún tenemos puesto el saco, la corbata
y la palabra
que podría romper el universo éste
dirigido hacia la nada.

Y aun así
en esta tierra aun florecen
los naranjos de azahares.



POEMA
Colección “LA GARZA”
ASEDIO
Asunción – Paraguay
1972





POEMA

-1-

La noche
se adentraba
entre tú y yo.
La vida me envolvía.
El auto corría
su carrera
cuajada de destino y yo
me acurrucaba
entre tus brazos.
Las sombras
eran brasas
que me ahogaban
llamándome.
Era tu aliento
y tu fuerza viril.
Era la noche
que resbalaba
en mi cuerpo.

-2-

¿Quién me puede demostrar
que aquí
la vida existe?
Somos muertos
vagando
por las calles en penumbras.
El pensamiento oscuro
Las manos apretadas.
El corazón ahogando un grito
No existe nada vivo aquí!
Todo es mentira.
Jugosas mentiras
que te escupen
en la cara
y luego
te contemplan
se recrean en ti,
te sonríen
y se van
a edificar más muertos
para el mundo.

-3-

A veces
te siento distante,
y esta verdad
que me circunda
desearía borrar
e irme lejos
donde termine la vida.
A veces
te siento distante,
y no soporto
la idea
que me revele
tu verdad hiriente,
y deseo repetirme
aunque me mienta
que me quieres
como antes.
A veces
te siento distante
y la mirada
se me vuelve
un llanto
y te recuerdo,
y te nombro
y pido que este cielo
en que vivimos
me cobije
mientras estás conmigo
hasta que tú te quedes
y yo
me vaya
para siempre.

-4-

El cielo tristemente abierto.
La garganta seca
del verano ardiendo.
Los canales de la vida
abriéndose
jugando estúpidamente
entre sus mordientes fauces
el brillo fugaz,
la escarcha dura,
la blanca madurez
de un diamante amanecido
Y sin embargo
no se siente nada!
Mañana
llorarán sus ritos
y caerán sin dominio
sus fronteras
y de las tumbas
de su ardiente mediodía
volverá a reír
este cielo de hoy
tan tristemente abierto
en el verano.

-5-

La cruda verdad
iluminó mi mente
y aprendí de golpe
que mí palabra es dura,
que el ayer no importa,
que la mentira
luce prendida
del pecho de la gente.
La realidad sincera
de las cosas bellas
es mera ilusión agonizante
y mi alma
llorando su agonía
se arrodilló de pronto
y agradeció a la vida
conocer
tu nombre.

-6-

Quiero abrir
un ser humano
y contemplar,
una vez
tan solamente
esa verdad floreciente,
esa palabra viva
que se mantenga sola
a través del tiempo,
a través de cada niño
que sufría
en la mañana
Quiero cosechar,
tan sólo un día
las espigas
de este sol que nos alumbra
de esta lluvia,
de esta verdad
que nos circunda
y nadie siente correr
por las entrañas.
Quiero ofrecer
mis manos extendidas,
mis ojos riendo
por un hondo despertar
del alma mía
y sentir venir,
de pronto,
los pasos
que esta vida guardara
tanto tiempo en su regazo!

-7-

Tenías el olor
del campo.
El viento frío
con la plaza en sombras.
Llevando
entre mis manos un soplo de amor
que te envolvía.
Quería entrar en tí
y quedarme quieta
para olvidar por siempre
el adiós
que una esquina cualquiera
nos pedía.

-8-

La calle
rodando en el declive
La voz
se ausenta
en la mañana obscura
La belleza
se aleja de mis manos
y siento en la piel
el latente silencio
de este animal
agonizante y duro.
Este día blanco
debería ser mío
como la sed
que haga mi estructura
y sin embargo
te pregunto
¡Qué niño borracho de tristeza
hizo del mundo
su juguete
para dejar
la calle rodar
por el declive!

-9-

Oh Dios, Dios!
Quisiera preguntarte
si imaginas
tan solo
el oscuro rincón
en que me hallo.
Triste,
absorta,
miedosa de la vida.
Contemplando
caída a mis pies
esta palabra muerta.
Oh Dios, Dios!
Quisiera preguntarte
si la ilusión primera
que la vida me obsequiara,
la que subió
sin querer
a mi mirada
transformándose
en rocío,
eso que dicen que no existe;
eso que sentía
al caminar,
al pensar,
y al dar a reír
todos los días
esa mentira.
Y también
quisiera preguntarte
si las rosas
que se abren a destiempo
no merecen vivir
y deben ser muertas
 a pedazos.

-10-

Mi alma
te esperaba desde antes.

Mi vereda se hizo
con tu nombre
iluminando
el mísero lugar
de aquella estampa.

La bella flor
abierta
y desbordante
contemplando
tu ir,
tu venir,
tu sombra alta.
Mi alma te esperaba
desde siempre.

El sol
se hizo añicos
celando
de tu amor
dormido en su pradera.

Mi alma, amor,
mi alma te sentía
cuando en este puerto
frágiles y débiles
las velas
de mi barco
naufragaban.

Mi alma, amor,
mi alma te lloraba.




UN POEMITA A JESÚS

Hoy quise estar contigo y
dedicarte toda la mañana,
quise darte algo especial
y asirme a Tí. No dejarte
hasta tocar tu corazón.

Quise darte de mi gozo
de mi obediencia,
quise traspasar
todos los cielos, y ponerme
muy cerca de Tu oído
para poder susurrarte
cuanto Te amo!




MARTÍN CERISOLA [13.843]

$
0
0

Martín Cerisola 

Nació en Porto Alegre (Brasil) en 1979. Vivió en Argentina, Chile, Colombia, España, Italia y Albania. En el 2001 se instaló en Uruguay y estudió Letras. Fue profesor de Literatura e Idioma español en liceos; oficio que abandonó por hastío. En 2011 dictó el taller de poesía de La Casa de los Escritores.  Actualmente dirige el taller de escritura creativa en el Centro de rehabilitación sico-social Sur Palermo, trabaja en esta casa editorial y hace entrevistas, crónicas de viajes, reseñas de libros y otras notas culturales para la revista venezolana América XXI y para diversos portales webs. Su tesis de Licenciatura, El orfismo griego en el lenguaje poético de Hugo Mujica, se publicó este año en España. Su libro Inicio y después, inédito, obtuvo una Mención de la IMM en el concurso Juan Carlos Onetti / 2011. Publicó el poemario "Perseguir"(Estuario editora - 2012).




"Perseguir" de Martín Cerisola
(Estuario editora - 2012)

JAVIER ETCHEVARREN [13.844]

$
0
0

Javier Etchevarren 

(Montevideo, 1979). Publicó el libro: “Desidia” (2009), objeto de patética belleza con ilustraciones de Andrés Manta. Algunos de sus textos han sido publicados en diversas revistas. Tiene dos libros de poesía en permanente elaboración, mientras explora todos los géneros literarios.




Residuo

anoche nadie vio
al trémulo derrame de sombra
que abandonó al niño
desechado de su envoltorio de carne
bulto que durante meses
hospedó el desdén de las miradas
almorzando agravios
y cenando evasivas

nadie encontrará
al niño híbrido de incesto y estupro
inconcluso prefacio de vida
que ahora respira su propio miasma
y se niega a jugar con botellas y latas
en su cuna
una bolsa plástica
en un continente de residuos



Hombre vil peinando su calvicie

pujan por su miseria
un auditorio de fabulaciones desconcertadas
derrama su frustración
por las goteras de esperanzas inasibles
y esa humillación es premonitoria
apenas un entrenamiento
porque su certeza es un peine enorme
para las cejas de un rostro acostumbrado
al desamparo de su calvicie

descansará en su trabajo
enunciará lo insignificante
riéndose de su amargura

la luz acaba de volver
las horas otra vez tienen sentido
el hombre vil peina su calvicie
frente al espejo
realidad más auténtica
fragmentaria
repetición
invertebrada



Tránsito II

el ómnibus nos regresa a los dormitorios
en el ojo de su ruido
apegados de acuoso cansancio
ya soñamos el próximo sueño

trozos enormes de pasajeros
quiebran las tinieblas que suscitó la modorra
compiten por el aire insuficiente
ruegan al chofer y al tiempo
que aceleren el descenso
hacia nosotros mismos

pero el tedio se parte como el mar rojo
solo el ruido del motor
empuja su itinerario
porque una niña acaba de subir al ómnibus
una niña con su túnica y su moña
y un bebé de pocos meses en los brazos

Publicado en el libro Desidia ( Editorial Vil).



piel hipotética

tu nombre me atraviesa el cuerpo
por eso no podría sino abrazarte
piel hipotética
transfiguración del pulso
soy la acentuación
del esmero /de cada verso / de tu paso
hay un callejón de impulsos ciegos
cuando no estás cerca
y se desbocan los poros
y tiemblan las circunstancias...

pero vienes y me tiras dudas en los ojos
como en las pesadillas
empiezas a correr sin avanzar
entonces dices: “no hay refugio”
o cosas como: “gracias”
y yo no sé si golpearte con mi amor
o envasarme al vacío
el mundo recupera su tamaño
en la infraternidad del aire
vos y yo me abandonan...

se me horizontan los siniestros
ademanes de la melancolía
habrá ruido de vos
en mi espacio silenciado...

(publicado en revista LETRA NUEVA, 2004) 


Pozo iluminado I

Tenaz capricho que ahora es fósil inflamable.
Ansiedad agazapada por esa distracción llamada pulso.
Ansiedad desatada por ese pozo iluminado llamado noche.
Quisiera que me escuches y te sonrías.
Rincón imaginado con ojos abiertos y preguntas cerradas.
Tu desnudez es un patíbulo en la plaza de la soledad.
Mis manos no alcanzan más que mis manos.
Porque te sobran respuestas concretas cuando permaneces abstracta.
Quisiera compartir mi vaso y mi abrigo contigo.
Sarcástico viento invernal, polizón del frío y el deseo.
En mi hogar sin familia, en mis motivos descalzos.
Siempre es nunca cuando me detengo a mirar mis desatinos.
Cordial asepsia en la penumbra del significado.
Quisiera tocarte y mojarte los labios.
Interrumpir esa seguridad perfectamente simulada.
Romperte la ropa con estos versos embriagados de tu nombre.
Desmantelar el silencio desgarrando tu carne con ternura.
Puta de mi amor, terror de mi rutina.
Mi orgullo es una canción escupida de piedad.
Una herramienta oscura como un fuego minúsculo.
Tenaz capricho, ansiedad agazapada y pozo iluminado.

(poema inédito perteneciente a la saga: “Pozo iluminado”)





Vence a la noche. 
Se subleva a los sueños. 
Con la luz huye. 


II 

Entre el bien y el mal 
tuvimos que elegir. 
Elegimos mal. 


III 

La playa llena 
de hormiguitas que un niño 
arroja al fuego. 


IV 

Las olas rompen 
la noche en ruido y yo soy 
arena tuya. 



Quiero decirte 
qué causa mi silencio. 
Digo quererte. 


VI 

Si escribo adquiere 
cuerpo tu nombre y toma 
nombre tu cuerpo. 


VII 

Una mujer 
con forma de canción 
canto en voz baja. 


VIII 

A estas alturas 
logra ver el futuro 
con claridad. 


IX 

Sueñas conmigo. 
Amanezco feliz 
y fatigado. 



Sueño contigo. 
Despierto y por fortuna, 
perdura el sueño. 


XI 

Sueltas mi mano. 
En algún sitio nace 
muerta una cría. 


XII 

Fuimos el uno 
para el otro. Ya somos 
otro para uno. 


XIII 

Niña que juegas 
tan sola, en tu orilla 
nace el océano. 


XIV 

Juega a que tiene 
en la mano a su padre: 
aprieta el puño. 


XV 

Quiero creer 
que el amor dura y a ti 
creo querer. 


XVI 

Amor amargo. 
Amable amo que amarra. 
Amar amarga. 


XVII 

Tu boca dice 
'risa' pero mi boca 
escucha 'beso'. 


XVIII 

No es tan extraño: 
al tocarte las manos 
cesa el dolor. 


XIX 

Mi madre, hace años, 
se lastimó. Me sangra 
aún esa herida. 


XX 

No sé vivir. 
Ahora que lo advierto, 
no sé morir. 


XXI 

Ella deshizo 
todo lo dicho. Ella 
es mi desdicha. 


XXII 

Con lluvia escriben 
las nubes, la trama gris 
de mis palabras. 


XXIII 

El viento es un pez 
enorme y oscuro que 
huele a tormenta. 


XXIV 

Tu voz fecunda 
al presente. Estruendo 
de hechos futuros. 


XXV 

Luz triste azotas 
con tres versos la espalda 
de cada haikú. 






LEONARDO LESCI [13.845]

$
0
0

Leonardo Lesci

Rosario, Uruguay  1981. Poeta y crítico literario. Es docente de literatura en Educación Secundaria y Profesor de Teoría literaria y Metodología de la Investigación literaria en el Consejo de Formación en Educación. Ha colaborado con trabajos críticos en diversas publicaciones. 

Publicó Intervalo (2000) plaquette de poesía en un dossier de la revista "U" de Colonia del Sacramento.

Genealogía del ocio (2010) fue su primer libro, editado por el sello civiles iletrados.

Publicaciones colectivas: Detrás del espejo (Colonia, 2008). Munanaku, ocho poetas miran a Bolivia (Colonia, 2009). Antología de la poesía del litoral (Montevideo, 2007). Antología Los hijos del fuego Novísima poesía uruguaya (2010).

-"Genealogía del ocio" EditorialCiviles-iletrados 2010 Montevideo
-"River Plate " EditorialEditorial Mental  2012 Montevideo
-"Los hijos del fuego Novísima poesía uruguaya" Editorial El perro y la rana  2010 Caracas-Venezuela



Crónica de domingo

me hastían domingos  
de escarbadientes y vino 
séptimos de 
curva melancólica 
domingos construidos 
de sudor 
revestidos de viejo follaje 
cementerios semanales, 
soledad de moscas 
me consume su adiós de sutil muerte 
me envuelve un domingo 
eterno 
al abrir los ojos junto al sol.

 «Genealogía del ocio» 



pliegues

Sobre el entramado mar
el rastro busco
de silencio
y todo
todo el color de la flor
girasol de cielo
-no alcanza-
busco
y
silencio.



Sobre el apagado sol...

Sobre el apagado sol
los rayos busco
de noche
de barro
carnal todo el calor de
la flor
semilla de cielo
-me alcanza-
la flor
y
muero.



Sobre mí...

Sobre mí
sobre todo aquello
sobre el agua y la flor
de fuego fiel
-felices
los de pétalos de sol
los del agua verde
los del silencio-
pero
sobre todo aquello...
sobre la piel de la tarde
los atardeceres cuelgan en mí
y
sobre el papel
apenada la piel, los trazos del
silencio.



el camino

el camino es una alfombra
un tapiz verde
un profundo color profundo
o el acuático mosaico del mar.

su tierra lejos
como un espejo
como un cristal
                              sin cristal
la tierra lejos
-en forma de mujer-
llamando
                    alforja el amor
pero
el camino es una alfombra
es un tapiz de verdes ojos
                                                         nocturnos.



el desierto

en el desierto no me dejes
varado en el cementerio de arena
-olvidado-
papel de barco
de agreste azabache atardecer:
serpiente masculina de la piedra
Sola.
No me dejes -repito-
en el desierto
camello
que las palabras escapan
como sales del mar
como minúsculas monedas
como rebeldes soles
en el desierto
de este oscuro cielo que llama.



incandescencia 

todo lo que brilla en ti es oro
también
                   los ojos negros
o verdes sucios de medusa
la prolija oscuridad en las manos
la corteza el viento y sus frutos
la incierta ceniza venidera
el viento la llama
todo lo que brilla es
oro
del íntimo respiro de tarde
llanto del cuerpo llano
de pradera blanca
la piel
todo
todo el hiel del beso
toda la miel del rezo
nada
la piel
de la blanca pradera
todo lo que brilla es oro
también
                   los ojos negros
o verdes sucios de medusa.










SEBASTIÁN RIVERO [13.846]

$
0
0
       
                                              Darío Iglesias y Sebastián Rivero
        

Sebastián Rivero

1978, Colonia del Sacramento, Uruguay. 
Profesor de historia, periodista. Dicta clases en el Centro Regional de Profesores del Suroeste. Dentro de la investigación histórica y cultural editó los libros: Antología (sintética) de la poesía coloniense. Desde el siglo xviii a la actualidad (Revista U, 2000) y La Guerra Grande en Colonia (Torre del Vigía, 2007). Publicó los libros de poesía Cuerpo y sombra de la voz (Revista U, 2003), La Cárcel del Silencio (Artefato, 2005) y Pequeños Crímenes Cotidianos (Vintén Editor, 2008). Su obra poética esta incluida en las antologías Poesía del Litoral (Aldebarán, 2007) y Los hijos del fuego. Novísima poesía uruguaya (Caracas, Fundación Editorial El perro y la rana, 2011). 


despedazando ovejas

despedazando ovejas
tiñendo de rojo
la lana que pronto
mecería el sueño de Agamenón
no presiente Ayax
el vuelo del engaño
la acechanza tendida
por la locura.
en su desvelo
Aquiles cae bajo su espada
una y mil veces.
Ignoa que otro filo
lo acosa
imprevisible como
una flecha
y que arrancará
sus ojos
cuando despierte
de la fiebre 
en que fue un títere 
de una comedia atroz
(vasto teatro del mundo).
se arrancará los ojos 
igual que el ciego
que selló su destino
entre blancas espumas
de mareas de palabras.


Del libro La cárcel del silencio.



Los tres ríos

A Carlos Mastronardi

I

ardua tarea señalar las aguas
atravesando la imagen del junco
retener otra vez, en el rostro y la memoria
el viento susurrando en laderas de orquídeas y fuego verde
mirarás tan sólo el resplandor y no lo perdurable
el sol hiriendo al río, brillando en las retamas.

II

es secreta la correspondencia que acerca mis ojos
al misterio del resplandor quieto en tus aguas
es secreto y tenue el hilo, que enlaza al cielo,
a los hombres, barcos y retamas
la armonía si existe es oculta, ajena a todo
extranjera al río de la lengua, que si asciende
es hasta perderse en miasma.

III

las islas son manchas en tu luz clara
incógnitas que enturbian la lengua rumorosa
en esas islas los pasos se perdieron, las voces sonaron hasta apagarse
mis ancestros levantaron sus casas, encendieron fuegos, recorrieron
las costas siguiendo las curvas del estuario
aprendieron el silencio, oficio extraño para los hombres
devoraron sus días, y fueron tragados por la enfermedad y la muerte
llevo su signo en mi cuerpo, aunque no los reconozco
¿el río de la infancia no se desboca en tu cauce y lo retiene?
¿o el río ajeno de la lengua, ya no te nombra, y me nombra?




El anunciado

a Jacobo Fijman 

la mortaja callada en los labios
con la ansiedad y la angustia
repasas sólo la vida más allá
de los muros
ves el deambular de los cuerpos sin alma
dentro tuyo todo ha pasado
y el invierno invade la ciudad
allí dentro, en el Borda
es blanco todo
las noches blancas
los días blancos y sin espera
y dios lleva pilcha de loquero
y aunque te hagas la señal de la cruz
los molinos van a darte contra la quijada
y no serás ya más, no
el anunciado, el amado de los dioses
no serás más el lector de Santo Tomás
el que descifra en los cristales de las iglesias
el resplandor de mártires iluminados
el cristo rojo de tu sangre
ya estarás muerto mirándote al espejo
preguntando dónde está la vida, quién eres tú,
quiénes aquellos, quién el otro, que te acecha en la ventana
miras tus manos dibujando la curva del destino (estás viejo)

estallarán en tus ojos las imágenes
afuera, dentro tuyo, en todas las ciudades
seguirán rondando los enfermos.




Sacrificio

a Mariella Nigro

en la mesa del sacrificio los lingüistas
estrujando el manantial oculto de la lengua
recorriendo sus propias entrañas
o aquellas ajenas del búho de Minerva
atisban una luz para su ceguera.
el río de la lengua nace de una peña, en la oscuridad
y rueda hacia otra
a los lados se pierde la mirada
a los lados la palabra, con ternura, se balbucea
rondan como cuervos el vacío y el sinsentido.
fuera del círculo, fuera del templo consagrado
caen las aguas en eterno pozo
pero no lo ves, no puedes verlo, ni sentirlo
pensarlo o señalarlo
afuera no hay nada
(no existen nombres para la nada).
el sinsentido asume forma de mujer o de fantasma
en la penumbra.
en los bordes, en la frontera, la palabra desea nombrar
su origen, parir la furia que destroza sus entrañas
el manantial se agota, expande sus redes
para que nunca haya salida
nunca una víctima/ nunca un final para el sacrificio.



Un lugar

ruinas y máscaras
engaño de lo antiguo

una calle desciende
junto a la muralla
(presa en una instantánea)

odiosa belleza de lo quieto
odiosa belleza de lo antiguo
playas atronando en lechos de piedra
y luego nada

pasa el extranjero
sin dejar huella.




Verdad final

siempre solo, naciendo alto en la noche
pregunta vacía: no refugio, morada
claustro cerrado, fuego extinto, nada
monólogo quedo, palabra sin derroche

país sin nombre, nadie que te estreche
te posea, te defina, en su mirada
tierra ajena, landa, muralla alzada
a la ansiosa soledad. creas la noche

sin vados, ni puentes, estéril río
vacuo confín donde perdido ando
espacio cruel, cruel desvarío

compartimos el tiempo, aquí estando
para siempre solos, siempre contigo
verdad final, tú, mi cuerpo, mi enemigo.




La enfermedad de Novalis

ella naciendo entre escombros

¿cuántos fluidos corporales
serán extraídos?

un relámpago de metal
deshace las entrañas

fue hecho este polvo
para que sufrieras

¿desagotar la fuente del grito
hasta que nazca el páramo?

aquí comienza la soledad

el gusto ácido en la boca
la noche
el sudor
las pesadillas
(y el jadeo)

música triste
es cierto

¿la poesía nace aquí?

el poeta tendido en la
cama
bajo el paraguas
oprime una pulga
entre sus dedos
y la observa

ella naciendo entre escombros.


DESPINA KATSIREA [13.847]

$
0
0

Despina Katsirea 

Nació en Atenas, Grecia. Abogada calificada trabajó para la Organización de Turismo Helénica.

Su primera obra literaria apareció en Atenas en varias revistas literarias, (NEA ESTIA, NEA SKEPSH), cuando todavía estudiaba en la escuela secundaria.

Su primer libro, una colección de historias cortas fue publicada en Atenas en 1973 con gran éxito.

Cuatro volúmenes de poemas siguieron, una colección de más de cuentos y una novela, el Sr. Raymond -este último preseleccionado para el Premio Nacional de Literatura griega. Este libro fue publicado en Gran Bretaña en 1995, cumpliendo también un éxito considerable.

Su trabajo ha sido publicado en Bélgica y Francia. Tiene listas para su publicación dos novelas más en Inglés, y tres en griego, y trabaja también actualmente en los cuentos infantiles.

Escribe para publicaciones griegas y del Reino Unido, y es miembro de la Sociedad de Autores. Está casada y vive en Gran Bretaña.



A veinte leguas de ti
reside la primavera
pero nadie le da tu dirección
para encontrarte.
Así jamás aprendiste
cómo nace una flor
cómo respira un pájaro
y no es culpa tuya.

Ahora nuestro amor
contabiliza los saldos
cada tarde
entonces nos instalamos
e intentamos hacer
nuestras cuentas.
Tú, yo
y entre nosotros algunas cosas contables
-de la alegría, de la pena, de las lágrimas, de los dolores
que entran en la máquina humana
de la desesperanza-
nuestro balance.

Hay un vaso, sobre una mesa
y un hombre
sobre una cama.
Un vaso,
un hombre
y una cama.
Hay un techo bajo un tejado
una habitación
y una jaula.
Una soledad.

Publicado en Maison de la poésie
Traducido del francés por Myriam Rozenberg



Poemas en Inglés

Auvergne

An open window with green shutters 
The land with a tree or two just at the front 
As night falls, and the mist dresses the small field 
In an airy rhapsody of silence 
Which spreads and holds nature like a concert 
With no musicians 
Where the only music is that of the silence 
Buzzing around with hopes from nothing, 
All those things we were dreaming and have lost 
Any substance now. 
Saint Remy de Blot isolated in a beauty that hurts you 
With nothing. 
Even the mountains not far in this country of love 
Do not exist any more. 
A bell adds notes, 
The isolated goat has no sleep tonight, 
No one knows of what she dreams, 
Death has no place around her house, 
Only simple, small tasks to perform 
For the little money of food. 
Peace has a name here, 
It's known around asking no one, nothing.



You

The flight of the bird is secure, 
Stable, marvelling the wind, 
Flapping its wings 
As it sits on the beam of the sun. 
I have you. 
All the days and moments, 
And nights, all years which have gone, 
They are now, they will come. 
Like the flight of the bird 
Feeling the warmth of the sun 
And the coolness of rain. 
And the sea's breeze, 
You are here. 
Years come for nothing, 
It's a book which holds always its pages 
Stuck open on the same picture. 
I breath a day 
And it holds me years, 
The sleep does not count 
As we share it. 
It's the bells of the church 
That from time to time bring me back to town. 
I see the houses, 
I know the streets, 
I have been here before with sunshine. 
You have me, 
Merciless sometimes like a drug 
We pull one another along, 
Our addiction is a permanent picture 
Of rain and calmness, 
And usually none can recognise much of the other. 
I write as this is my only rebellion to commitment, 
I cherish the bird's fly in freedom, 
But I am only human 
And in a prison of love 
That escape is unwanted. 
Look at the sea, it's so endless, 
I miss it in the horizon.




Poemas en Francés

Le soldat

L ' hommage du soldat 
Qui retourne à sa ville 
Sans gagner la bataille . 
Il se trouve son corps faible 
Sa bouche sec 
Son cœur lourd . 
Il n 'a pas plus le mouvement gracieux 
Du jeune homme qui etait parti pour 
La guerre . 
Il n'a pas d'espoir. 
Court et hesitant 
Son pas l' emmène a sa maison. 
Il ouvre la porte qui n ' existait plus 
Et les memoires on va tombér 
Devant lui. 
Il regarde, mais il n'a pas encore compris 
Pourquoi il a perdu sa vie, 
Qui n'avait plus . 
Il regarde aussi pour ses memoires 
Qui ne voulons pas disparu. 
Le soldat voudrait s' evanoui 
Dans la nuit, 
Sans aucun bruit, 
Mais la vie ne l'avait pas fuit.



Un petit numero

A numero sur la page 
A la porte de ma maison 
A la ligne de l' horizon 
A la porte du cimetière 
Au cahier de l' enfant. 
Il n'y a pas aucun autre chose 
Sur la terre, 
C'est seulement un petit numero 
Dans un grand chapeau 
Et nous entendons 
Parce que nous ne savons pas 
Comment il restera, 
Comment il parlera, 
Comment il racontera ; 
Aux autres numeros 
Quand il sortira du chapeau 
La petite vie 
Que nous avions 
Sans numero.



Poemas en Griego

Ηλιοτρόπιο

Ολα τα φώτα της γιορτής θα σβήσουνε 
Σε λίγες μέρες στην πόλη, 
Όλα πάλι θα πάρουνε τον ίδιο, αδειο ρυθμό της ρουτίνας 
Που τόσο καλά έχουνε μάθει. 
Μέσα στο άδειο των καινούργιων ημερών 
Που θάρθουνε 
Θα έχουμε μόνο για παρέα μια ομάδα 
Απο ελάφια που ξέφυγαν απο την μανία των κυνηγών. 
Ετσι που τρέχουνε μέσα στο δάσος 
Θα μας παρασύρουνε για να πάμε κοντά τους, 
Είναι η μόνη μας ευκαιρία για να ξεφύγουμε. 
Απλά, ήσυχα, θα μπορούμε τότες 
Ν'απλώνουμε τα χέρια μας σε λουλούδια και σε δέντρα, 
στις φυλλωσιές, και στο νερό του ποταμού. 
Τότε μόνο ίσως μαζί με τα φώτα της πόλης 
Που σβήσανε, πάψουμε ν'ακούμε και τις κλαγγές των όπλων, 
Τα άρματα που μας είχανε περιλυκλώσει, 
Τις ιαχές απο τους στρατιώτες, που κραυγάζανε νίκη 
Πάνω σ'ένα άψυχο σώμα. 
Τότε μόνο ίσως , χάσουμε και τους γύπες που τα μάτια τους 
Άγρια, μαύρα, απαίσια, έδειχναν τον δρόμο 
Σ'έναν πόλεμο που τόσο καλά ξέρανε, 
Παρασύροντας στο πέρασμα τους ότι ανθρώπινο 
Είχε μείνει σ'αυτούς που μας χτυπούσανε. 
Σε λίγες μέρες στην πόλη όλα τα φώτα της γιορτής θα σβήσουνε 
Κι όλα πάλι θα γυρίσουνε στον παλιό, γνωστό τους ρυθμό, 
Ισως έτσι είναι καλύτερα για όλους μας.



Γή της Ιωνίας

Ηρεμα κυλάνε τα δάκρυα, 
Σταγόνες νερού που μήτε η ζέστη 
Ούτε τ'αγέρι της θάλασσας 
Κατάφεραν να στεγνώσουν. 
Ματωμένα βότσαλα απο τα παράλια της Ιωνίας 
Στολίζουνε τώρα τις ακρογιαλιές 
Γαλάζιων νησιών, γαλήνια, ήσυχα, 
Ξεχασμένα απ'όλους, σαν τα δάκρυα 
Που κυλάνε συνέχεια 
Βουτηγμένα στις αναμνήσεις 
Χαμένων πατρίδων, ανθρώπων 
Που μάζεψαν τα κύματα 
Σαν τα μεγάλα όνειρα, 
Που κι αυτά, όλα, χάνονται στον παφλασμό των κυμάτων. 
Στο τέλος δεν έμεινε παρά μιά μακριά γραμμή, 
Ισια κι αδυσώπητη 
Μιας νεκρής παραλίας, 
Που το νερό στον άγγιγμα του στην άμμο 
Είχε σβήσει δίχως μεταμοιωμό 
Ακόμα και τα πατήματα 
Των γλάρων που εκεί περπατήσανε .



ΣΑΝ ΦΥΛΛΟ

Σαν φύλλο, 
Eνα φύλλο, κίτρινο και χρυσαφί, 
Σαν άνθος μιας σήψης, 
Ενός θανάτου που αγαπάμε, 
Που θαρρούμε είναι η ομορφιά, 
Η τέλεια ομορφιά μιας γαλήνιας εποχής 
Που μας άφησε, 
Ένας ύμνος μιας αγάπης που ήρεμα σβήστηκε 
Απο τ'αχνάρια μας στην άμμο. 
Σαν φύλλο, ένα φύλλο, 
Kίτρινο και χρυσαφί 
Ένα φθινόπωρο μας άγγιξε 
Μ'ένα όνειρο στο πέτο, 
Κόσμημα ακριβό για την αιωνιότητα μιας μέρας, 
Ένα ποίημα που πάντα θα κυλάνε οι λέξεις του 
Στ'απομεσήμερο. 
Μια Παναγιά κρέμεται με μια κόκκινη κορδέλλα 
Απο την λάμπα μου, 
Ανάμνηση χρόνων άλλων, 
Αθωώτητας, 
Μιας αγνότητας που σαν κρύσταλλο που έσπασε 
Μ'άφησε πιά. 
Σαν φύλλο, 
Eνα φύλλο, κίτρινο και χρυσαφί 
Όλες οι ώρες ακουμπάνε στις εποχές 
Που τις αφήνουμε να το κάνουν. 
Μα έπειτα, πάντοτε σ'αυτό το υπαρκτό έπειτα, 
Ακουμπάνε κι αυτές πάνω στο ίδιο φύλλο, 
Το κίτρινο και χρυσαφί 
που θα τις πάρει συντροφιά 
Ως ένα άλλο φθινόπωρο, σαν και τούτο 
Που τώρα ήδη μας άφησε.

Despina Katsirea.








JORGE MONEY [13.848]

$
0
0
     Jorge Money con su hijo



JORGE MONEY 

Jorge Alberto Money nació el 5 de abril de 1946 en Capital Federal, Argentina. Escritor, ensayista, periodista, poeta, padre de un hijo, y militante del peronismo revolucionario. El 15 de mayo de 1975, a los 29 años, fue secuestrado por un grupo de tareas perteneciente a la Triple A, y apareció asesinado tres días después en los bosques de Ezeiza.

El 17 de mayo de 1975 llamó Manés y dijo que estaba preocupada, porque Jorge no había vuelto a casa la noche anterior. Extraña mezcla de economista y poeta, casado 29 años y una hija de 3, Jorge Money trabajaba en La Opinión. Pero él y nosotros nos reíamos porque no creíamos en la gloria del papel prensa. Apostábamos a otros papeles, como los que una semana antes que todo esto ocurriera, Jorge me había dado en una carpeta. Eran poemas.
Los compañeros empezamos a movilizarnos, pero nadie sabía nada.
El 19 de mayo de 1975, en un descampado cercano a las piletas de Ezeiza, Jorge Money apareció acribillado. Tenía las manos atadas con alambre. La triple A lo había asesinado.
No alcancé a comentarle a Money, que el primero de los poemas tenía la forma del vientre embarazado de Manés. Cada vez que abro esa carpeta, él insiste en la locura de vivir. Y vive. [Alberto Szpunberg]



VIVENCIAL

Quiero
ir más allá de lo inmediato,
de lo sensible,
trascender los límites profanos.
Estar
donde no lleguen las voces,
donde no alcance el silencio.

Quiero
quebrar el vaso de las formas.
Un minuto.
Tan sólo un minuto de agujas inmutables
que detengan el círculo del tiempo.

Voy a meterme adentro de las cosas.

(Conoceré, por fin, el país de las esencias
rodeado de soles y de espejos,
inmerso en lo profundo de la sangre)





Para hablarte

Y he elegido este oficio para hablarte. 
Y mí palabra te llegará 
como simiente al surco abierto, 
como grano al molino, 
como plato a la mesa recién tendida. 
La poesía es oficio de todos. 




POEMA SIN TÍTULO

Atiende:
si mi hijo
si nuestro hijo
fuera naciera sol o 
luna homosexual poeta 
o guerrillero ah si creciera 
guerrillero o usurero al tanto % 
o asesino oficinista vendedor de 
peines en el subte o suicida flor
o cardo violador de tumbas o impasible 
espectador del mundo comprensible padre de 
familia actor de cine Rita Hayworth Tyrone Power 
sacerdote verdugo militar terrorista puta carcelero 
en la exacta mitad de tu ombligo te explico Manés que 
si nuestro hijo recoge la bandera que dejamos o por 
el contrario un ejemplo la olvida la traiciona la 
veja la vende a razonable precio entendeme 
si nuestro hijo mañana es muerto por ir más 
allá de donde fuimos o por menos o por 
error o por justicia o por lo que sea si 
los muertos somos nosotros vos o yo o
los dos y él quien nos fusila de todos 
modos Manés habremos ganado 
porque la libertad es lo único que 
debemos legarles a los demás 
compañera amiga mía 
no tiene mayor 
relevancia.

 [Del libro: PALABRA VIVA editado por la S.E.A]




DÍA DE DESFILE

Y serán el espectro de una sustancia futura
aquellos soldaditos
con su rataplán rataplán
cuando algún caminante francamente hastiado
le arroje al paso
la maravillosa libertad de su saliva.




PARALELOS

¿Has visto caer al pájaro?
¿Lo has visto caer como una fruta
madura del árbol?
Míralo plegarse
se distiende y luego se contrae
abre su pico
una
dos
tres veces
su pico muerde el aire

¿lo has visto comerse el aire?

ahora se queda quieto
ahora se queda quieto
ahora se queda quieto

míralo quedarse quieto
el pájaro caído se ha quedado quieto
y los cortesanos no lamentan
no consuelan no adolecen

¿has visto a los cortesanos
en los funerales del pájaro caído?




LECTOR

mira este pequeño poema mío
está muy lejos de los declamadores de la lengua
pero igual tienes que aprender a quererlo
es mi último poema mi poema mas nuevo
guarda en su interior olor a pan
recién sacado del horno no le falta levadura
tampoco sazón le falta hambre por eso tienes
que aprender a quererlo él muy pobre
y vos muy rico la relación entre ustedes
no debe ser una metáfora cruel
ni una broma de mal gusto

Poemas inéditos, 1972 / 1975





Voy a sacarme la alegría de adentro
aunque duela.
Voy a reir. A reir como un loco.
Y mi risa nacerá,
casi un tajo
grotesco
abriéndose en la cara. A carcajadas.
Reiré a carcajadas
de la miseria. De la miseria
infamante
de las gentes. Y su miedo,
y su ceguera; y de su estúpida,
estéril, actitud de dioses.
Voy a desertar, legionarios del silencio.
Seré uno más
que abomine de sus filas,
heraldos de las sombras,
malditos sacerdotes del misterio.
Grávidos de miel
desboradan los panales. Las abejas
zumban su ira en derredor.
Yo soy el gran gustador, el incansable,
insatisfecho violador de lo prohibido.
No bastaría un ejército de abejas
para contener mi deseo. No alcanzaría
todo el desprecio del mundo
para hallarme vencido en mi demanda.
Mi vida solo a mí me pertenece.
Yo solo me condeno.
Yo solo me absuelvo, me perdono.
Hay más moral en mi propia vida,
que en todos los libros juntos de la Biblia




Los sueños

Los sueños no son ,en verdad,un pecado.
El pecado consiste en creer firmemente en ellos.
Allí está el error , y allí la culpa.



Poema 24

La lluvia resbala
un antiguo cansancio,
decretando el tiempo
de aventar quimeras;
de hundirse,
sin violencias ni alegatos,
en el mar
de las postergadas somnolencias interiores


EN LA EXACTA MITAD DE TU OMBLIGO, ANTOLOGÍA DE JORGE MONEY
Al rescate de un poeta silenciado

Por Silvina Friera (*) 

La Triple A lo secuestró, torturó y asesinó el 19 de mayo de 1975, un crimen que provocó que los diarios de Capital decidieran suspender su edición. Ahora, la colección Los detectives salvajes recupera sus poemas, hijos bastardos de mi piel .

Aun a riesgo de que lo llamaran heresiarca, como admitió en uno de sus poemas, Jorge Money quiso que escribieran sobre su tumba: 

“Yo soy ese hombre, que estuvo en la tierra”. 

Tener entre las manos y acunar con la mirada cada uno de los versos de la antología En la exacta mitad de tu ombligo, publicada en la colección “Los detectives salvajes”, que se presenta hoy a las 19 en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), implica quebrar ese macabro silencio que impuso el terrorismo de Estado y reconstituir la vida de un cuerpo torturado, sin uñas y con las manos quemadas, acribillado a balazos en los bosques de Ezeiza, el 19 de mayo de 1975, por la Triple A.

Estos versos, “hijos bastardos de mi piel”, diría el poeta y periodista, perforan el temblor filológico instaurado en este país hace más de treinta años. Su voz regresa, pide la palabra. Y nos habla. En estos poemas del “loco diseñador de fantásticas formas”, extraviados en pequeñas ediciones, algunos inéditos, recuperados de esa carpeta de papeles amarillentos, percudidos por las agujas del tiempo, que el poeta Alberto Szpunberg se llevó al exilio, “la lengua asoma su forma de reptil inquieto”.

La noticia del descubrimiento del cuerpo del poeta y periodista, acribillado y torturado a los 29 años, como recuerda su amigo Eduardo Panceira en el epílogo de En la exacta mitad de tu ombligo, fue un golpe durísimo para el castigado cuerpo social argentino. “Apareció muerto, cerca de Ezeiza, un periodista de La Opinión. Se llamaba Jorge Money”, recuerda Eduardo Galeano en sus Días y noches de amor y de guerra. “¿Cuándo nos tocará a nosotros?”, se preguntaban en la redacción de Crisis. Los periodistas de todos los diarios de Buenos Aires decretaron un paro total de actividades por 24 horas en señal de duelo y de repudio por el asesinato.

Al día siguiente, el martes 20 de mayo de 1975, no se imprimieron los diarios nacionales editados en la Capital Federal. “Fue un joven, como miles en esos años calientes, que se iluminó por el fuego de una década en ebullición y abrazó la causa del socialismo nacional y popular, que creyó que se anidaba en el peronismo”, precisa Panceira. “Pero en el peronismo de masas, las mismas que resistieron heroicamente desde 1955 a las dictaduras militares y que junto al cristianismo revolucionario y al marxismo parieron esa ‘juventud maravillosa’ que nunca dejó de serlo, aunque un líder anciano y caduco la condenara.

No extrañó a nadie que dentro del peronismo, ante el crimen, sólo Montoneros lo reivindicara como ‘compañero’.”

Hijo de su tiempo, Money cumplió los mandamientos sartreanos de libertad y compromiso. El mayor de tres hermanos de una familia de clase media antiperonista nació en el barrio de Congreso, el 5 de abril de 1946.

Estudió en colegios privados (en el Don Bosco hizo la primaria, del Santa Catalina egresó como maestro, profesión que ejerció unos pocos años) y cursó Derecho en la Universidad del Salvador y Sociología en la UBA.

A los 29 años contaba con cuatro libros publicados: dos de poesía, Nuevas elegías a mí mismo (Montanari, 1967) y María Cuatropasos (editado en 1969 por Sudestada, la editorial de Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde), y dos investigaciones periodísticas, publicadas en 1973 por el Centro Editor de América Latina: Banqueros, financistas y capitanes de la industria y El Maccarthysmo. Por las hazañas que protagonizó, Money estuvo rodeado de un aura mítica en el seno de la intelectualidad nacional y popular de fines de los ’60. Cómo no sentir admiración por ese joven corajudo que se plantó frente al almirante Rojas, uno de los jefes de la “Revolución Fusiladora” (certera definición de Panceira) y le gritó “¡Asesino de Valle!”, sin importarle que el ejército de custodios del criminal en cuestión se le arrojara encima y le propinara una paliza de la que fue rescatado por los mozos del restaurante donde se hallaban.

El otro episodio que le dio espesor a su fama de héroe fue el Operativo Cóndor del 28 de septiembre de 1966, cuando un grupo comando del Movimiento Nueva Argentina, encabezado por Dardo Cabo, tomó simbólicamente las Islas Malvinas en reafirmación de la Soberanía Nacional y en oposición a la política de Onganía. Aunque no formó parte del contingente de esos 18 militantes que secuestraron el avión, esa noche Money dejó frente al edificio de la Embajada del Reino Unido en Buenos Aires una buena marca de metralleta, atentado que tuvo amplia repercusión periodística.

Money puso el cuerpo y el alma en las calles, en las redacciones de los diarios El Día (La Plata), Mayoría y La Opinión, en sus poemas. Panceira traza un perfil del poeta que contrasta con el hombre de acción que se agigantaba a medida que circulaba de boca en boca el relato de sus proezas. Money, más bien bajo y delgado, elegante en los modales y en el vestir (siempre llevaba la estrella federal roja en la solapa), de pelo largo bien peinado y bigotes, era callado. Cuando hablaba lo hacía en voz baja, pero de manera firme. Sonreía con facilidad, cultivaba la ironía y tenía un gran sentido del humor.

En el primer encuentro que tuvo con Panceira en 1967, puntapié de una profunda amistad, el poeta teorizó sobre Lautréamont, descalificó al manifiesto surrealista, pero recitó de memoria “Antes del cine”, de Apollinaire, y “Lluvias”, de su amado Saint-John Perse. En ese momento bisagra en el que confluyeron jóvenes del nacionalismo católico y del marxismo en las Juventudes Argentinas por la Emancipación Nacional (JAEN), con la conducción de un Rodolfo Galimberti que daba sus primeros pasos, Money se acercaba al peronismo revolucionario y comenzaba a tutearse con Neruda, Eluard, Prévert, Pound, César Vallejo, Maiakovski y Esenin.

Lector voraz de poesía y ensayos políticos, le interesaba la tríada de la narrativa italiana integrada por Pavese, Vittorini y Pratolini, y los poetas argentinos Leónidas Lambor-ghini, Joaquín Giannuzzi y Luis Alberto Murray, entre otros.

“Y he elegido este oficio para hablarte./ Y mi palabra te llegará/ como simiente al surco abierto,/ como grano al molino,/ como plato a la mesa recién tendida./ La poesía es oficio de todos”, escribió en un poema, uno de los tantos que probablemente garabateó en los bares que frecuentaba, con su letra pequeña y redondeada, en servilletas, hojas de carpetas o papelitos que guardaba en sus bolsillos. Imposible que alguien pudiera amordazar la boca de este “hereje”.

Ni la saña de esos infames sujetos que lo torturaron y lo mataron ha conseguido amortiguar esa “furia milenaria” de su voz. “Benditos sean los que callan,/ porque de ellos serán las necrológicas de La Nación y el respeto de las/ generaciones venideras”, ironizó el poeta en un poema que tiene la forma de un decreto-plegaria, rescatado y recuperado por el trabajo de hormiga que están realizando los poetas Julián Axat y Juan Aiub Ronco, directores de la colección “Los detectives salvajes” de Libros de la Talita Dorada. Son buscadores infatigables de poesía inédita, perdida, escondida, mutilada por el terror, anestesiada por la desidia y el olvido. En las íntimas vísceras de los versos de Money, en la simple insurrección del verbo, se escuchan las pisadas de un pensamiento que se sigue moviendo con el ímpetu de un animal inquieto.

(*) Periodista.






CLAIRE MALROUX [13.851]

$
0
0

Claire Malroux

Nacida en 1925 en Albi, Francia (Tarn) es una poeta, ensayista y traductora francesa.

Hija de Augustin Malroux , se quedó en Inglaterra después de sus estudios en la École Normale Supérieure. Su conocimiento del idioma Inglés y la poesía la llevó a participar en la traducción de cartas y poemas's deEmily Dickinson y la mayor parte de la obra de Derek Walcott .

Lleva una doble carrera como traductora y poeta, muchos libros se publican con el nombre de Sara Claire Roux.

Obras 

Poesía

Traces, sillons , José Corti, 2009 ( ISBN 978-2-7143-0997-6 )
La Femme sans paroles, le Castor astral, 2006 (ISBN 2-85920-667-1)
Ni si lointain , le Castor astral, 2004 ( ISBN 2-85920-569-1 )
Suspens , le Castor astral, 2001 ( ISBN 2-85920-454-7 )
Reverdir , Rougerie, 2000 ( ISBN 2-85668-059-3 )
Soleil de jadis , le Castor astral, 1998 ( ISBN 2-85920-337-0 )

Ensayos

Chambre avec vue sur l'éternité : Emily Dickinson , Gallimard, 2005 (ISBN 2-07-077488-0)

Traducción

de l'anglais (nouvelle traduction, présentation, notes, commentaire sur le travail de traduction des poèmes, bibliographie, avec deux poèmes d' Emily Dickinson , édition bilingue)

Elizabeth Barrett Browning, Sonnets portugais , Paris, Le Bruit du temps,‎ mai 2009, 156 p. ( ISBN 978-2-35873-006-8 ) .




No hables del negro
el negro es un color que ve
materia intensa y anhelante
punta de un diamante
que atrae hacia la densidad
de la hondura

Habla más bien de la transparencia ciega
de la goma del vacío

El hueco sería un cubo de muros blancos
una esfera de espejos
donde la sombra gira
y mendiga una gota de sangre
sobre los reflejos de la nube…

Publicado en Poezibao
Traducido del francés por Myriam Rozenberg




Prehistoric

Whitecaps surge in from some infinite distance
Rocks, grottoes, clay stridencies beneath the storm
Amalgams of sea-wrack and brownish moss
Each tide pushes forth its flesh-antennae
The persistent squid stretches its arms, wave-crests
Cave in, everything gives way to sand
Which silently drinks up the acid, cold red sweat
Those children launched in assault against the waves
How could they turn their heads
Back toward those who've brought them this far
To be taken even farther in their turn
They passed though the crowd, laughing
Or crying without telling the password
They've passed, the ferret runs and runs
Memory, the battlefield nurse, can barely
Triage the rarest ones
Whose heat shifts at the crater's edge
Yet they give our trajectory
Its dreamlike depth: the whole chain
Coils up in our smallest cells
And in a lifetime time annuls itself

TRANSLATED BY MARILYN HACKER

CLAUDINE HELFT [13.852]

$
0
0

CLAUDINE HELFT

Claudine Helft es novelista, poeta y periodista francesa.

OBRA:

Poesía

Une indécente éternité , Éditions de la Différence , 2007 ( ISBN 978-2-7291-1712-2 )
L'Étranger et la Rose, suivi de Obsessionnelles , Le Cherche midi , 2003 ( ISBN 2-74910-120-4 )
Le Monopole de Dieu , Éditions de l'Âge d'Homme , 1996 ( ISBN 2-8251-0721-2 )
L'Infinitif du bleu , l'Âge d'Homme, 1992 ( ISBN 2-8251-0312-8 )
Métamorphose de l'ombre , Éditions Belfond , 1985 ( ISBN 2-7144-1768-X )
Parhélies , Éditions Saint-Germain-des-Prés , 1979 ( ISBN 2-243-00985-4 )
Un risque d'absolu , Éditions Saint-Germain-des-Prés, 1976 ( ISBN 2-243-00282-5 )
L'Entre-deux , Éditions Saint-Germain-des-Prés, 1975 ( ISBN 2-243-00094-6 )

Novela

Avec des "si" , Éditions de la Différence, 2009 ( ISBN 978-2-7291-1803-7 )
Romans
Un divorce d'amour : fragments d'une fausse autobiographie amoureuse , Éd. de la Différence, 2009 ( ISBN 978-2-7291-1802-0 )

Traducciones

Lubomir Levtchev, Dieu ne ferme jamais à clé , adapté du bulgare par Claudine Helft en collaboration avec l'auteur, préface de Jean Blot, Éd. de la Différence, 2006 ( ISBN 2-7291-1611-7 )




CUANDO EL HOMBRE NO TUVO MÁS QUE DECIR,
dejó hablar a la tierra
y sus gestos se volvieron pesados.
Se arrodilló en lo profundo
del surco, arrumó su rostro,
recubrió su ternura.

Esperó mucho tiempo
bajo la amplitud del manto abierto.

Y llegó el tiempo del verde
y de los ruidos de la cosecha,
y llegó el tiempo del trigo,
el tiempo del pan y de la palabra,
y ese tiempo en que el hombre tiene
la tierra entre sus manos.

(Métamorphoses de l’ombre, Fragmentos)
(traducción: Alfredo Silva Estrada)





Ce jour :
l’azur trop bleu, l’éternité intolérable,
la solitude, énorme ; le silence s’installe,
a scellé l’absence.

Croire:
il faut croire aux envols du feu, aux aciéries
du firmament, à l’homme,
ce test de dieu, son mythe, son rocher de Sisyphe.

Croire au vieil homme trop beau qui marche sur un soleil
au rebord du vivre,
à son geste en arrêt qui voudrait bénir et s’étonne.

 (extrait de L’Étranger et la rose)





Poema del extranjero y la rosa

Amigo, tu alma es el hogar de la mía
desde hace tantos siglos, y nuestras cenizas
roturaron las estrellas de los mismos cielos.
Y diremos
no hay diferencia.

Tus palabras son mi palabra en lengua de profeta,
tu rostro, ese faro donde se refleja el mío.
Y tú dirás que la paz no es nada más que este amor
que va de tierra en tierra a plantar las rosas en secreto
inmenso como un cuerpo en la palma de una mano.

Publicado en Maison de la poésie
Traducido del francés por Myriam Rozenberg






El hombre apuñalado

para Lily y Henry Weil

Era un domingo,
mi corazón pensaba lejos.

Un ruido de avión nombraba al hombre apuñalado.
Llovía tristemente sobre la melodía
graznante de las palomas parisinas
lancinante aquel ruido de avión que daba vueltas.
Llovían plegarias, lazos, y añoranzas,
juventudes y alegrías alteradas.
Llovía un silencio sobre el espesor
del mundo por recrear en el recuerdo
y en cl futuro, bajo un hilo de risa
delgado, en el que transcurría la infancia de nuestros hijos.
Un domingo sin rosa, y sin café,
Un domingo sin croissant, sin milagro.
Un maldito domingo de guerra larvada,
de malos olores y de basura
Domingo de un hombre solo y desarmado
de un hombre real, amigo de las libertades
y que, sin saberlo, corre hacia un puñal.

(L’Étranger et la rose, fragmentos)
(traducción: François-Michel Durazzo)





Question de Bleu. Question de Liberté.
L’idée toujours semblable, la réponse
toujours la même.
Question de naviguer sans gouvernail
sur un espoir trop grand, une mer trop vaste.
Jeter l’ancre, impossible ; à terre
le portail reste fermé. Arrivée certaine.
Destination obscure, les pensées galèrent sur l’abrasif.
Ouvrir les voiles, voir le vent venir.
Il n’est que le silence pour saluer les horizons absolus.
Il n’est que l’homme pour croire
à sa prison.

 (extrait de L’Infinitif du Bleu)




Claudine HELFT est poète, journaliste et critique littéraire.

Enfant de la guerre, née à la saison des roses, en France, d'une vieille famille française. Après des études littéraires et une mention "Très bien" dans une Ecole de Journalisme, elle épouse Léon Helft, expert en art, spécialiste en orfèvrerie ancienne, dont elle aura un fils, David, cinéaste. Elle écrit des poèmes depuis sa plus tendre enfance, et n’a cessé d’en écrire depuis lors, tout en demeurant ce "poète rare qui ne publie qu’à bon escient" (A.B., Le Figaro). Elle a animé, pendant trente ans, des rencontres privées entre auteurs et artistes célèbres. On peut citer : Georges-Emmanuel Clancier, Eugène Guillevic, Alain Bosquet, Claude Vigée, Jean-Claude Renard, et Ismail Kadaré, Luan Starova. Elle a participé à une centaine de rencontres internationales et en France, et de colloques (notamment aux rencontres de Cerisy, où certains de ses articles ont été repris, comme "Corps âme esprit", "Le Réel et l'Imaginaire", et "Figures du messie").
Elle a été invitée dans de nombreux pays dont l'Argentine, la Belgique (Biennales), l'Irlande (Vendanges poétiques), l'Espagne, la Suisse, la Macédoine, la Bulgarie : récitals de poèmes et conférences comme L'importance des mots depuis la dernière guerre mondiale. Elle fut dernièrement invitée en Belgique et remarquée pour son article "Les mots qui brûlent...". Elle a commis quelque trois cents articles sur des sujets poétiques divers.

Son nom figure dans une trentaine d'anthologies et une centaine de revues. Elle a été traduite en une douzaine de langues. Médaille Vermeil de la Ville de Paris pour l'ensemble de son oeuvre et son action au service de la Poésie, elle a été, en 2005, la première lauréate du Prix de la Rose d’argent en Bulgarie.
Elle a travaillé avec des plasticiens tels que le sculpteur Delanne ou les peintres Alain Kleinman,
Marcel Jacno, Tudor. Elle a été mise en scène en poésie par Jean Negroni et dite par Daniel Mesguish, Ronit, et Kabeth, Jean-Loup Philippe, et accompagnée par des voix telles que Esther Lamendier et, plus récemment, Françoise Galais, pour, notamment son dernier ouvrage partiellement traduit en une douzaine de langues et mis en scène au Centre Rachi et au Théâtre Molière.
Présidente depuis environ huit ans du Prix Louise Labé (seul jury de poésie féminin en France), elle est également membre du Prix Alain Bosquet, créé après la mort de l’auteur, et de l’Académie Mallarmé.



Rentrer dans le bruit de la mer
pour un plaisir immense et solitaire
au soir plus lent d'une vie plus présente.

Là-bas, dévastée de son rêve, au ressac,
surgit la vague, sur le bris du roc, d'écume
et de rage, porte dans la maison le rivage,

comme si le sel et le sable germaient à la flamme,
comme si jouée de mort, la mer
intarissable, à chaque note guérissait l'homme du temps.



TU ÉMERGES DE TES RÊVES

Tu émerges de tes rêves :
L’après-nuit semble facile,
Soudain tu vis, vivre est bon
Lorsqu’au bout du chemin
Une âme guette.
Tsunami des pensées
Qui déconcertent, qui troublent
Lorsque s’ouvre le cratère
Cerclé de gris, alors que la
Poussière s’étoile lors même
Que tu la prenais pour cendre.

« Encore » sonne à l’horloge.
Déjà, à l’arbre hivernal
Tu pressens le vert du printemps
Et le partage de l’été.
Vivre est courageux lorsque glisse
Le pas aux glaces des années.
Proust tend une madeleine
Au destin où s’instruit le temps.
Sur une pente montante

L’absolu, oserait-t-il donc
Se redire sans le souci
De caricature face
À l’image obsolète
Du passé recomposé sur
Présent heureux d’un avenir.
Aucune trace n’entache
La piste de l’expérience.

Aucune boue sur le blanc
D’anciennes souvenances.
La neige demeure intacte
Aux retombées d’un aveu.
Rainer Maria Rilke l’avoue:
« ce qui est grave est difficile,
et tout est grave ; l’œuvre d’Art
est d’une infinie solitude ».

La solitude est création
Alpha du vivre, Oméga
Du visage qui implose
Dans la tourmente qui prend corps ;
Un visage soudain a pris corps
Aux racines du langage
Sans révéler son mystère
De plénitude et de rêve.
Tout est secret, tout, patience.
Le Silence répond à l’aube
Quand se dénoue la note bleue
Comme un ciel au bord du ravin.

 (inédit, extrait de la revue Incognita, n° 6, « Claudine Helft ou le Bleu de l’éphémère »






ROCÍO WITTIB [13.853]

$
0
0

Rocío Wittib 

Nació en Buenos Aires, Argentina  en 1989, estudia Relaciones Públicas. Desde 2009 tiene el blog http://lifevestunderyourseat.wordpress.com.




Del otro lado de este poema

Del otro lado de este poema
es invierno,
llegan las siete de la tarde
como un hombre llega a su casa después del trabajo,
tal vez como llegas vos,
cuando el cielo es ya metal oscuro
y el aire cuerpo de ese frío
que lo atraviesa todo.

Por tus calles se encenderán los faroles,
la luna más arriba
se acomodará entre las estrellas,
será una noche inmóvil
como el telón de una obra
que dio su última función.

Vos, estando solo en la pieza
sintiendo tal vez un poco de cansancio
encenderás un cigarrillo,
te desvestirás
como se desviste julio al llegar agosto,
y al salir el humo por tu boca
te llevará los ojos a nuestra foto,
pensarás en mí
y latirá más fuerte tu corazón.

Yo que solo sé extrañarte,
intento escribir este poema
pero más intento atarme a
para no cruzar a tu lado.



Recuerdos de noviembre

Pero tiene la luz recuerdos que son nuestros
L.G.M

A veces llegan recuerdos a nuestras orillas:
Caminábamos juntos por la ciudad,
el cielo azul imposible había salido de un poema,
y todas las esquinas eran la noche perfecta.

El mar del olvido los hace volver:
El tiempo jugaba a no pasar
las calles a perdernos
a no existir el futuro
y nosotros a brindar entre el tu y el vos.

Dan golpes en todo el cuerpo como olas al romper en escolleras:
Nada era posible
y todo sucedía,

Entran como la sal en la arena:
yo miré tus ojos que saben
detener la realidad en un pestañeo,
y comprendí que poesía
no es algo que se guarda en un libro
sino todo aquello que se olvida
cuando dos personas se miran con el corazón.

Desembocan donde todo comienza, una y otra vez;
en el corazón:
Nunca dejaremos de ser los que fuimos,
mientras tenga la luz de este mundo
recuerdos que son nuestros.



Si fuera esa mujer

A Benjamín

Si fuera esa mujer
que llega una noche a tu casa
y baja por el cuerpo de la melancolía
hasta tu ausencia,
tal vez,

si encontrara un papel
sobre la mesa, sobre la oscuridad
y para mi corazón leyera tu poema
y me diera cuenta que la vida es mentira
que el amor en el fondo es amor cuando todo se rompe
y en la orilla desesperación y pólvora,
quizás,

si algún día de invierno
al llegar la tarde
entrara por la puerta de tu vacío
y sintiera el humo reciente
del fuego que incendió el límite de la soledad,
tal vez, quizás,
si fuera yo esa mujer
esperaría que vuelvas a llenar la noche
y derramar en el amanecer
las cenizas de lo que nunca seremos.





(SIN TÍTULO)

La distancia más grande
son tus ojos.
El brillo, el filo,
la aguja que pincha
a través del aire.
Y mirarlos es mudar el alma
a un instante de armonía.
Entonces pido tiempo,
para contemplar,
para alcanzar el placer inmenso
que brilla tras tus cristales.
Y te veo puro.
El aire no es aire,
el aire no es nada,
y el mundo no es nadie,
y yo soy el aire
y tú eres el mundo.
Te envuelvo con mi mirada.
Y cada vez eres un mundo
un poco más grande,
un poco más suave,
un poco más sencillo
y más hermoso.





     PEQUEÑOS RASTROS DE LLUVIA

         Llueve sobre las palabras,
         lluvia que me ahoga.
         Sobre lo que he escrito
         no veo más que lluvia.
         Gota sobre gota,
         gotas sobre la ciudad
         el paisaje acuarelado
         de los días tristes.



LA NOCHE

Está sonando la noche,
se oye en el aire su brisa húmeda,
sus ojos tibios de luna.
Las horas desenfundan
el filo azul del cielo,
manto oscuro y peligrosamente exacto
que despierta nuestros corazones.
Los faroles amanecen para las calles,
qué agónicas quedan en penumbra,
donde el silencio virgen
se desnuda bajos los árboles. 
Elegante, suave, eterna siempre,
mujer, por su forma de seducir,
animal, porque nos hace la piel salvaje,
como su alma, siempre eterna.
Miles de estrellas como cómplices,
de un crimen o una melodía,
a veces no deja distinguirse,
pero todos sabemos que es perfecta




Precisamente ahora

Precisamente ahora
que se acaba el verano, que amenaza
con lluvias el cielo, que se mancha la ciudad
de gris, de ocre, del color invisible del viento
que levanta polvo, que arremolina basura en la esquina
que se pasea por las calles como un dios absoluto
al otro lado de esta ventana, al otro lado
de mis ojos, justo ahí, afuera
donde los árboles evidencian la llegada del otoño en el paisaje
y la luz abandona poco a poco el cielo
como yo me abandono sobre el respaldo de la silla
precisamente ahora que sin querer
me parece dulce esta contemplación inútil de la vida
de las palomas que huyen de las ramas que tiemblan
del tráfico, de la gente que camina por la avenida
sin detenerse, casi atropellándose unos a otros
de todo lo que sigue sin más su curso al otro lado de este café
mientras en el fondo de mi imaginación
suena una melodía alegre que me recuerda
que otras veces he estado aquí
que todo lo que sucede precisamente ahora
ya ha sucedido, pero también es necesario
que todo vuelva a suceder
que de eso, supongo, se trata un poco la vida
de que todo vuelva a empezar y de pronto
comience a llover la misma lluvia que nunca ha llovido.




Viewing all 7276 articles
Browse latest View live


<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>