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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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ATILIO DUNCAN PÉREZ DA CUNHA [13.408]

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Atilio Duncan Pérez da Cunha

“Macunaíma”, hacedor, difusor y crítico de la cultura.
Montevideo, 1951. Estudió Profesorado de Historia en el IPA y Licenciatura en Ciencias Históricas en la Facultad de Humanidades y Ciencias. Ha trabajado como Director Creativo para distintas agencias de publicidad internacionales con representación local como Mc Cann Erickson y Corporación/Thompson. Es socio fundador del Círculo Uruguayo de la Publicidad, habiendo integrado la Comisión Directiva de la institución en distintas oportunidades desde 1989 a 1998. Ha ejercido el periodismo en prensa oral en CX 14 EL ESPECTADOR, C36 y CX 30. Y prensa escrita en medios como "El Día","El Dedo", "Guambia" y POSDATA. Actualmente realiza un programa matutino en CX 30 y un periodístico en TV cable, SEÑAL 1. Es uno de los publicitarios uruguayos más premiados nacional e internacionalmente y ha participado en distintos certámenes internacionales como el FIAP, CLIO y CANNES. En 1996 fue designado por la Presidencia de la República para integrar el Jurado Internacional que, con sede en Río de Janeiro, seleccionó el logotipo comercial y político del MERCOSUR. Ha sido docente universitario en la ORT dentro de la carrera de Ciencias de la Comunicación y actualmente dicta Introducción a la Publicidad en la UDE, Universidad de la Empresa. Es asesor publicitario de varias empresas, a través de un nuevo emprendimiento junto a un destacado gráfico, Alejandro Siccardi, en ZOOM Oficina de Diseño. Con tres libros publicados, en 1976, 1980 y 1986, es socio activo de la Asociación General de Autores del Uruguay.





PONGAMOS QUE HABLO DE MI AMOR

para Sylvia, sin dudas, pero también a Mario Benedetti

durito de matar como bruce willis
aletea como un pájaro cantor
es indivisible como el número 0
y después de él no hay nada
nada de nada
es útil como un cabello de Angel
en medio de un campo de trigo
así es el amor
éste

no es juguete
como una peluca electrónica
un papagayo de hule
un arco de triunfo con desfile
o un gato de siam con una cinta roja
así es es el amor
éste

no es un puro ejercicio literario
con palabras que estallan como cohetes azules
fuegos artificiales que hacen cosquillas
a la barriga del cielo
así es
todo el tiempo el pobrecito
zurce somnbras y luces
reflejos del sol de mediodía o de media tarde
para repertirse una y otra vez
"eres mejor que toda tus imágenes".






AUSENCIA DEL CHONCHO

a Jorge Lazaroff

"...uno se va muriendo con cada amigo que se muere.Uno no se muere de golpe".
Aníbal Troilo


la melancolía ya definida
como una gorda triste
se estira en notas azules y saxofonea
como un domingo de lluvia
y me enfrenta con la mirada del choncho
ya muertito y con los ojos abiertos
"con qué derecho te entristecés
boludo
si yo me estoy bancando 
toda esta muerte encima"
-¿acaso puede la poesía
maquillar la muerte de un hombre de 39 años
que deja mujer y un hijo?-
giran viejos discos
y el choncho me enfrenta con la máscara
que la muerte le puso para la ceremonia
y me está diciendo 
que ya no somos inmortales
que el segundo tiempo no sale a jugarlo
pero que no es walk over
ni abandono
sino muerte simple muerte
perra que hunde el hocico húmedo
en la cabeza de ceniza
en los huesos pobrecitos
de los que el choncho se levanta corajudo
para raspar la máscara mortuoria
a punta de ojos vivos
y asomarse a la vida:
"dame un abrazo hermano"
que es una manera de decirme
"no te quedes parado en media cancha
como un flojo
o apretado en los brazos jamones de la gorda triste"
eso decía el choncho o lo imagino
antes de que se enfriara su mirada.






NO HAY MÁS MAR

a Jorge Varlotta/Mario Levrero

los aerosoles- caracoles famélicos-
devoran la capa de ozono
en un lento viaje de siete años
pecado que pugaremos
setenta veces siete
la multitud sedienta
desciende de los ómnibuses
pero nohaymásmar
en su lugar hay plásticos y residuos
un pozo de aguas servidas
el turbo cielo boca abajo
en cambio ellos
los que también robaron
la cresta de la ola
y el aire limpio del verano
admiran bellas piernas
pubis angelicales
finos bronces perfumados por chanel
sin temores alcanzan 
las doradas manzanas del sol
en la brava en la mansa
en manantiales
no los roza la agonía del mar
sus hijas se bañan en el este.








VÍCTOR RUIZ [13.409]

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Víctor Ruiz

Víctor Ruiz.  Managua, 1982. Poeta y crítico literario, autor del poemario La vigilia perpetua (2008), con el que obtuvo en 2005 el Primer Lugar en el Concurso Nacional Interuniversitario de Poesía "Carlos Martínez Rivas", convocado por la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Su poesía ha sido incluida en las antologías Cruce de poesía, Salvador-Nicaragua (2006), Novísimos, poetas nicaragüenses del tercer milenio (2006) y Poetas, pequeños Dioses (Leteo, 2006). Ha sido profesor de literatura en la UNAN-Managua, y brindado talleres de creación poética. Es licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas.




Mirábate con toda la luz y la tiniebla que poseo.

                                                                                    Giórgos Seféris

NIÑO AFERRADO fui a la carne oscura de lo incierto,
columpiándome sobre una línea de ceniza,
desmoronándome en el olor desnudo de tu seno, madre.

No soy más ese niño,
veme ahora, naufragando sobre este cuerpo mascullante
buscándote en sus adentros, queriendo volver al círculo,
a esa huella atávica de la que fuimos desterrados.

Recuerdo entonces
cuando a solas, bajo los ojos arañados del silencio,
recorría tu nombre, deletreándolo, dejando que cada
sílaba se disolviera a cada golpe de mi lengua;
recuerdo entonces
cuando a solas, enmudecido por las llagas del vacío,
dormía mi pequeña soledad frente al espejo
en el que a diario te veía.

No habrá padre que me niegue, madre,
el incienso de tu pelo en espirales grises
soportando mi deseo;
no habrá padre que me niegue, madre,
la simiente amarga de tus huesos
ahogados en la cicatriz oscura de mi pecho.






AHORA PUEDES contemplarte:
Signo agrietado, informe figura de ceniza.
Eterno presente de deseo es ahora esto
Huellas del tiempo aterido sobre tu parda memoria
Deshilachándose en las líneas de tu carne.

En la oquedad de tus ojos aparecen
Tensos rostros hendidos por los años
Crisálidas impúberes de senos temblorosos
Bogantes caderas sobre una lívida acuosa pupila.
Todas ecos de los días de placer
En cuartos de cuerpos que se deshacen
Como elipsis de humo hilvanando
Formas sobre el vacío.

Recuérdate así,
Revolcándote sudoroso bajo un tímido
Hálito de luces sobre ella. Penetrando
Su extensa concavidad edénica, su rostro
Sin nombre, su nombre sin rastro: hembra u hombre
Quizá súcubo o íncubo errabundo,
Igual que tú, buscando abrazos, besos o abismos.

Era el mejor de los tiempos
Edades de luces y tinieblas
Todo lo tenías y nada
Cielo e infierno juntos
Y tú, pálida Venus, efímera Beatriz
Del edén subvertido.

Y ahora te observas
Símbolo interrogante frente al espejo
Lejos ya del paraíso insolente
Del caminar sin prisa y a tientas
Solo ruinas de pájaro sin rumbo
Certeza recóndita de ser mañana incierto.

Acaso percibiste la certeza de la muerte?
Las fisuras de tu rostro grises
Surcándolo? –No. Sólo un tiempo había:
Un intervalo entre el antes y el ahora
Imponiéndose desde dentro
Y hacia el vasto litoral de huesos
Aventándote.

Luego vinieron ellos:
Los anónimos cuerpos en lucha
De amor trabados, impacientes
Y amontonados como nubes que se erizan
Sobre un retrato de ceniza y olvido
Lejos de la memoria, dijiste.



II

El café se enfría
Y la magdalena aún susurra
Muslos sobre tu oído.





poema para hacer llevadera la soledad


        a Alejandra

                        la vida se venga con una soledad verdadera
                                                                Cesare Pavese



para sentirte menos solo:
sacudí tu cama
dejá caer el sueño acumulado entre
los pliegues de las sábanas
desayuná con las ausencias de los alguienes
que partieron sin aviso
con el ruido de las voces
tomá un café caliente con las sobras de tu sombra
y dejá que la memoria se derrame entre tus párpados
luego
recorré el camino que lleva hasta tu baño
y al cepillar tus dientes
observá tu rostro ciegamente en el espejo
así tu soledad
se sentirá doblemente acompañada






HELENA

El mar y sus pliegues de olas irredentas
caben en las tres sílabas de tu nombre: Helena.
Digo mar y recuerdo las huellas de tus pasos
hacia la barca del bello extranjero.
Digo mar y recuerdo ese otro mar
poblado de rostros, de cuerpos, de besos que no fueron.
Mar, mar, mar: Ilíada sin descanso y sin Helena.






EN LA SOSPECHOSAMENTE HÚMEDA NOCHE DE DICIEMBRE

                                                                                                          a N. A.


Sospechosamente llueve esta noche de diciembre. El agua se desgaja en las persianas, podés ver las gotas aferrarse a los cristales: ariscas, desesperadas, crecer, estirarse, en un instante desprenderse, en el aire deformarse y estallar como risas sobre el borde de la ventana, sí, ya sé, Cortázar nuevamente: Aplastamiento de las gotas; pero es una imagen que me gusta: imaginar esos pequeños corpúsculos de agua asidas a la superficie, dilatando inútilmente su existencia: no sé, de alguna forma nosotros somos esas gotas, aferrándonos a nuestra pequeña porción de tiempo. Monet, el gato de Mario, retoza entre Zagajewski y Auden, qué le importan a él las palabras, solo su instinto persigue, su sombra que se alarga sobre el piso, su rostro repetido sobre el agua, sus gestos descubiertos en otros ojos, en otro cuerpo, la noche en la que supo que no estaba solo: sobre los techos de las casas existe un paraíso en el que todo, incluso el dolor, está permitido, más allá de la culpa, tan solo por el placer. Nada anuncia tu llegada en esta sospechosamente húmeda noche de diciembre, el silencio se extiende en este cuarto poblado por palabras, Beethoven y su novena echados sobre el lecho de mi oreja, los versos de Moro en mis labios: Guárdame junto a ti, cerca de tu ombligo en que principia el aire; cerca de tus axilas donde se acaba el aire. Cerca de tus pies y cerca de tus manos. Guárdame junto a ti. Nada te anunciaba, sino el silencio, nadie te esperaba sino mi boca, mi cuerpo, mi cama.




CAMINO UNA CIUDAD SIN ROSTRO y sin centro, una ciudad donde los únicos habitantes que se sienten parte de ella son seres seniles viviendo al borde del llanto o del miedo. Ves sus ojos y solo sombras contemplas moviéndose en sus pupilas. Estos pequeños seres, deformados por el tedio y la nostalgia, pueden decirte perfectamente en qué lugar se desbordó el vaso de esta ciudad que nació anfibia pero con el tiempo transformose en serpiente que repta sobre el polvo. Les preguntas, abren sus bocas y escuchas gritos contenidos en sus gargantas: aguas turbias abandonadas, la mujer de fuego que corre con un niño entre sus brazos, una mano que florece entre las ruinas, calles lisas que se volvieron pliegues sobre pliegues y más pliegues. Atónito entonces descubres que no entiendes sus palabras,  son entes petrificados, signos varados sin referentes; desean orientarte, señalarte el lugar exacto que buscas, salida o entrada, pero no comprendes o mejor dicho, al fin comprendes: esta ciudad, sus lugares y sus calles, al igual que sus habitantes son fantasmas viviendo en los escombros de la memoria.





CABANGA

En Papeles falsos Valeria Luiselli comenta la intraducibilidad de la palabra portuguesa saudade. Otros idiomas apenas rozan su significado. No es nostalgia ni melancolía, pero estas palabras acarician las esquinas de ese sustantivo, de ahí que cualquier lector recuerde la trágica condición de Werther, o ese estado sin sosiego de Marcel esperando el beso nocturno de la madre. En Sol negro Julia Kristeva estudia en algunos escritores la depresión y la melancolía como forma de ver la vida, de enfrentarla, o simplemente, eludirla, sin embargo aquí tampoco logra un hueco la palabra saudade. Vemos a Gerard de Nerval paseándose por las calles de París, buscando un rincón en la hormigueante ciudad baudelariana para depositar la sombra de su cuerpo meciéndose en la farola, lo vemos y sabemos que vive la saudade; vemos a Fernando Pessoa sostenido a un vaso de cerveza, desdoblándose, multiplicándose porque afrontar la vida como uno es obsceno, lo vemos y los vemos y sabemos que viven la saudade; las últimas líneas  de Cesare Pavese, el 18 de agosto de 1950, en su oscuro diario El oficio de vivir, nos dice: “Todo esto da asco. Basta de palabras. Un gesto. No escribiré más”, nueve días más tarde sabemos que no soportó la saudade. Valeria Luiselli recorre algunas lenguas para encontrar equivalencias de la palabra saudade, pero no existe para ese sol negro que se dilata en la primera sílaba y  se hincha en la segunda y tercera mejor sinónimo que nuestra triste cabanga.





VIVIMOS PARA LLENAR EL PASADO DE IMÁGENES: un rostro sin gesto dormido a tu lado después de una noche en la que hemos perdido todo, menos el deseo de seguir perdiendo todo, un par de adolescentes que se aman con prisa sobre sábanas con restos de otros cuerpos, dos besos: el de la madre al niño y el de la amante que oprime sus labios contra la boca amada, depositados con la secreta convicción de que se ha vencido al tiempo. Vivimos para llenar el pasado de imágenes. Sin ellas, lo que espera es una cáscara seca por el sol y la vida, un montón de cenizas mojadas por la lluvia.




5.30 a.m

Asómate, las calles se incendian de pasos; el aire, desgajado sobre las ramas, descansa en el murmullo de unos labios. A estas horas, ni los perros se atreven a ladrar, tienen miedo de escuchar sus voces reflejadas en el eco. Encerrada en su cuarto, una muchacha sueña con la mano que anoche se posó sobre sus muslos, una lengua serpeante en su cuello y en la concha de su oreja. A estas horas, rodillas inclinadas elevan plegarias al cielo en busca de un perdón que no les llegará, pues nada arriba asciende ni nada abajo desciende, el paraíso es un cementerio de palabras, un jardín poblado de susurros, Dios recolecta vocablos y los guarda en su bolso, domador de palabras abandonadas.

Asómate, sobre el suelo luminarias exangües, un hombre camina con un cigarro en su mano, te dice algo, las palabras salen de su boca y se confunden con las formas del humo y se deshacen como las formas del humo, y apenas percibes un cartílago de consonantes, fragmentos de vocales muertas. A estas horas, sobre el camino, tú regresas, vuelves a mí como si nunca nos hubiéramos despedido, tu rostro poblado de sombras, aun así puedo ver en tus ojos la callada lumbre que me guía en esta oscura caminata.  Asómate, la memoria es un pozo anegado de fantasmas.





MI DELICIOSAMENTE IMPURA, hoy te vi caminar por los pasillos de la universidad, un sorbo de café atravesaba mi garganta y Crimea, el Vaticano y Venezuela iban y venían de las bocas de mis amigos, pero te soy sincero, poco importa el mundo cuando tu cuerpo asalta las esquinas de mis párpados. Nada más importante que el fogonazo oscuro de tus ojos arrancándome de la vana conversación; que ver tu culo moviéndose armonioso a la sintaxis de tu cuerpo; nada más importante, entonces, que tus senos erguidos, rebelándose a tus veinte a las leyes infames del tiempo que nos arrastra a la inexorable caída.





TATUAJE

I.


SOLO mirarás el fondo blanco del techo y luego el negro fondo del sueño. Te quitarás la ropa y serán mis ojos sobre tu cuerpo como una mano que te escruta y te violenta amorosamente. Enmudecida, caerás en una cama de vértigos, de aires lacerados y voces fragmentadas que te nombran. Ahora prepárate, caerás en un lecho de sombras, donde sólo tú y yo, ajenos y distantes, nos amaremos sin nombres, nos confundiremos en una roja marejada de silencios, seremos un nudo de víboras mordiendo, envenenándonos. Será mi lengua socavando tu perfil atormentado, mis dientes hiriendo el diluvio de tus muslos, ávidos y sangrantes, mi aliento gozándose en este nuestro vicio.

Despiertas, entre tus muslos una rosa de cenizas líquidas. Ese mismo sabor incierto entre tus labios como si toda la noche, durante el sueño, hubieras mordido la piel del humo y no te quedara más que una costra de hollín en la boca. Encenderás un cigarro para quitarte el sabor a sombras, a noches, a sueños. La memoria es una cortina de humo que se disuelve como una brisa de saliva sobre el cuerpo de una muchacha insomne. Y tú eres esa muchacha, en tu espalda, los tatuajes de las voces abigarradas, ese texto interminable, inteligible, intermitente como un párpado, como un beso interrumpido o una mano descubierta bajo la falda, y tú, al borde del grito o del llanto, cerca de ese vértigo de cuerpos amalgamados. Pero es imposible y lo sabes, las imágenes se diluyen, el paisaje sin rostro es apenas un cartílago, una fisura por el que su fugan figuras informes.

Quieres fijar en tu memoria el rostro, aferrarte a sus gestos, a sus ojos abismos en el que te sumerges, a sus labios orlados de vidrios y púas que laceran los tuyos y te muerden, amor, en este juego de vacíos y te perforan, amor, tus pezones cópula de un vientre tácito y lamen, amor, tus muslos espejos cóncavos en el que encontramos esferas del destierro. Ahora levántate, caminas hacia el baño y mírate y reconócete en ese charco de agua cayendo sobre tu cuerpo, reconócete y reconóceme, soy yo tu yo, tuyo este rostro al que te aferras… Ahora limpias tus muslos y sientes un centenar de hormigas trazando un texto, una memoria que aquí comienza, en este negro fondo del sueño:




II

El cuerpo es la palabra de dios sobre la arena. Si la escritura es la representación gráfica del sonido de la voz, entonces nuestros cuerpos son fonemas, somos el grito de dios sobre el vacío, somos el aullido sin sosiego de un dios agónico en la soledad, somos como dijo Mario Santiago, el aullido del cisne. Así, yo te evoco, digo tu nombre sobre la arena, trazo tu nombre sobre la arena, lo escribo sobre este cuaderno poroso, sobre esta costa de costras y caracoles. Digo en silencio tu cuerpo para que no se fugue como esa ola que se arrastra silenciosa bajo los pies desnudos, digo tu nombre en secreto, deletreo cada sílaba de tu cuerpo para que nazcas de la arena, soplo sobre este polvo calcinante y dialogo con esta materia inane que pronto será todo tu cuerpo-nombre articulándose con esta arena, bebiendo de la espiral salobre de mi boca el néctar de la vida, respirando el hálito de las palabras que te nombran.

Quién eres?/la voz que te nombra/y ese eco?/es la palabra de alguien nombrando a alguien/tengo miedo de ser un nombre/no temas, todos desde el principio, lo hemos sido, ves ese pájaro que se arrastra sobre las alas del aire, es la sonrisa inquieta de un niño mirando por primera vez a su madre/y tú, eres un nombre?/no, soy el deseo de un cuerpo y tú, el objeto de mi deseo/pero el deseo es incorpóreo/pero no la palabra y la palabra es cuerpo y el cuerpo la in-corporación del deseo/no me dejes/aunque quisiera no podría, tú y yo somos un signo tatuado en la memoria del tiempo, en la memoria del cuerpo.

Una caricia de cuchillos amarillos se tiende sobre la sintaxis del mar, los cuerpos tostados de los jóvenes bañistas se alzan esbeltos de la arena: torsos y muslos esmerilados por una lengua de fuego sobre la carne; una muchacha camina alfonsina y sonámbula y se abisma en esa gramática de luces y no vuelve, será una sombra balanceada por las olas, su muerte una ofrenda a la vida; un par de adolescentes desnudos reconocen sus cuerpos con sus manos, así como tú, cuando niño, frente al espejo rozabas tus dedos en tus miembros y sentías como el contacto contigo mismo templaba la corteza tu piel y despertaba un mundo de sensaciones innómines ; tomadas de las manos, ellas caminaron sobre la costa, al fondo, el crepúsculo se extendía como una manada de tigres exhaustos, ella murmuró algo en su oído y luego se deshizo…




III

Tu cuerpo es la página en la que se escribe esta historia. Nada hay afuera. Solo el irritado roce con el vacío y la agonía de los rostros ateridos a la multitud. Quédate aquí, en tu cuerpo, en esta página inmácula en la que se narra nuestra historia, déjalos a ellos en su nada, en su vida de escaparates y lentejuelas, en su indómita mansedumbre de costumbres. Ahora escribe, sólo la escritura es real, conjúrame con tu verbo y seré cuerpo, el cuerpo de la palabra que me nombra, invócame y seré sobre tu carne la callada materia de tu sueño.

Dúctil dardo ingrávido, el humo garabatea siluetas sobre el vacío, fijos al techo tus ojos siguen ese rastro de grises serpeantes, se prenden al blanco y exasperados buscan la salida. Arrójalo o te quemarás los dedos. Ahora regresa y recuerda…

… el fondo negro del sueño

Cuerpos trenzados y huellas sobre la arena, de fondo incrustado el sol anuncia el ocaso y una cortina ocre se cierne sobre tu espalda, salamandra, te tomo de la mano y te arrastro a mi lecho de costras y caracoles, me acerco a tu oído, te digo algo, recuerda, las palabras cayeron como húmedas mandorlas en la cuenca anegadas de anémonas y reptiles, recuerda, salamandra, el viento zarandeaba tu cabello de crespa modorra y tu sonrisa iba y venía como la sidra ardiendo en los miembros y venas, recuerda salamandra, algo te dije al pie de tu silencio, recuerda, salamandra y escribe, escribe las palabras que te dije, sólo así recogeremos los fragmentos de nuestra historia, fíjame en tu memoria, mandorla, vuélveme…





RAFAEL MITRE [13.410]

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Rafael Mitre 

(seudónimo de Rafael Benavente Zeledón). Matagalpa, Nicaragua septiembre de 1981.
Subdirector de la revista literaria Tarantella. Arquitecto.
Sus poemas han sido publicados en los suplementos literarios de los periódicos “La Prensa” y “El Nuevo Diario”, en la muestra poética “Poetas pequeños dioses” (Leteo Ediciones), en la antología poética binacional “Cruce de poesía, Nicaragua-El Salvador” (400 elefantes), en la antología “Novísimos poetas nicaragüenses del tercer milenio” (ediciones 400 elefantes);en el número 111 de la revista Hispamérica de la Universidad de Maryland, Estados Unidos 2008 (“Poesía Invocada: Antología de la poesía joven nicaragüense. Francisco Ruiz Udiel) y en el número 118 de la Revista Austriaca Lichtungen (Junge poesie aus Nicaragua) 2009.
Ha sido traducido parcialmente al inglés y alemán y organizado eventos literarios en León y Matagalpa, así como participado, en dos ocasiones, en el festival internacional de poesía de Granada.





JAURÍA IMPÍA


1.

Soy el perro de mi sueño
que crece en la calle 
mientras ando,
el perro ancestral que esperó
naciera para morderme,
el perro pintado con crayolas
que sirve de custodia a mi interior,
el alias que me saluda
con un ladrido
en la ventana colgada de un clavo,
el que suelta todas las correas,
y libera todos los bozales,
el ciego que tiene por sombra
un perro. 
Soy esto, 
el tiempo de esto, 
que será sólo líneas.
¿Cuánto tiempo pasé evadiéndome?
¿cuántas veces le puse el dedo
en la boca al que venía tras de mí?
¿cuándo dejó de funcionar el gregario?
Soy el que se tropieza mientras huye
el otro al que le duele, 
soy el niño que comprime en su boca, 
como una uva, el corazón, 
soy el otro, detrás de mí,
tomando su rostro de un sueño borrado.


2.

Soy absorto
como el rumor de un río,
como nube que pasa solitaria
en una charca,
como la lluvia
y el anciano que espera;
soy tantos que al congregarme
falta, al menos, uno.
Debe de existir
una cámara de vigilancia
en los graves momentos 
porque me veo desde lo alto
como si recordara con el aire.
Soy el que no se evade,
el asustador mío;
el que corneó la luna de las charcas,
el que picotearon los pájaros
que anidan en las bisagras
de los letreros desvelados,
el que se hirió
con los fragmentos de sí mismo
mientras buscaba.
Me he separado
como un prisma a la luz,
como el rocío a la luz.
Hay un yo que tiembla,
e inclusive, un yo, de ese yo,
que sigue temblando,
conmocionado, en una silla.


3.

Amo el tiempo
que requiere lo mal logrado,
amo la muerte que suena
sus nudillos al verme,
amo a mi tambor que toca 
ausencia.
Soy atónito como el que ve
en ambiguos pisos cerámicos,
pero en el aire,
partes de un todo quebrado.
Soy mi onírica fauna,
soy la colmena de pasillos en el aire,
soy mi dolor 
sin que el gesto lo alce.
Yo,
multitud de almas perdidas,
soy el profeta de mi sombra
y me colman los espasmos.
Yo,
el de manzanas impares
y exilios absolutos,
hablo con suturas,
langostas y aves
de vuelo circular.
Tengo incestos de dolores
que paren nata;
dolores que corren por los pasillos,
abriendo los nervios,
halándolos
cual cuerdas de paracaídas,
hacia el umbral.
Yo
encontraba una  luz sin forma
al final de toda sumersión
y en ella
pulsaban risas.
¿Cuántos hombres solos soy?
¿cuántos siglos de insomnio tengo?
Toca 
—le digo a mi corazón—
el tambor toda la noche;
toca —le digo a mi alma—
la visceral guitarra.


4.

Cuando mato a mi angustia
ésta anida a otro árbol,
y, en el bosque
de nervios expuestos,
se escuchan miles de cantos,
que unidos, son el grillo
del silencio en la noche.
Al abrir los ojos la muerte
abandona mis sueños
y vuela posándose en todo.
Todo en mí 
es tan grande y efímero
que no sé si vuelvo para nombrarlo
o si vuelvo cuando la vida
de un recuerdo,
—que bien podría ser la vida
de un hijo de recuerdos—
se deshace en mis manos.
¿De dónde viene
este deseo tan grande,
este detenerme
cuando ya otros han partido?
Por donde quiera veo cabezas
que se hunden en la tierra
como barcos en el mar.

5.


Escribo consignas con que cambiar
la conciencia de mis multitudes;
escribo una antología
bajo el criterio de lo distante,
una zaranda tamiz de rata
que muere en la arteria
que sostiene al corazón.
Yo quiero,
a cuesta de cualquier dolor,
extraer mi silencio
—ahogada algazara en la lejanía—
a cuesta de cualquier dolor
resolver mis miradas muertas en el aire;
la voz que debería ser fácil dicción
y que se detiene,
ronroneo de gato en mis cuerdas.
Yo tomo un pedazo de esa raíz
—espinazo por donde pasan
descarrilados los recuerdos—
y la asperjo en un sitio físico
donde ya indefensa
la veo.
Yo  tengo un naturalista
dibujando padecimientos,
yo  
—el que ha tirado el anzuelo
para que pique la noche—
estornudo la sombra,
que luego de ser tamizada,
es roja como un atardecer.


6.

Cuando surge la renuncia
y desespero, devorando
de un sólo tajo sudores,
intencional, empiezo el poema
fresco de culpa.
Entre la pared
y el ejército de innumerables yo,
escribo
—animal enfermo 
debajo de un rellano—.
Y si un sólo pensamiento
no encuentra papel,
tiemblo de angustia.
Y así como las sombras
van creando la noche,
ocultando los objetos,
estas líneas,
y todas las mías,
son la fachada de otras
que se prefieren mudas.





PERSONALIDAD UNO

Cambian en el espejo
por otro a un hombre.
Yo no sé su nombre:
piedras le han tirado a su reflejo.




ARS POÉTICA

Su sede es un pájaro oscuro que no se encuentra,
pero cuyo sonido se recuerda con los ojos al revés.
Pájaro desplumado en la noche,
pájaro braille musitando el silbido de un ahogado,
pájaro callado que mira con el ojo de la luna;
como una ventana donde está un hombre soñando con volar.






JAURÍA INEXORABLE

1

Sé que cuando entro 
me envuelven,
que cuando los busco
se van,
y dejan su recuerdo:
Yo entrando.


2

Réplicas de bestias que no existen,
espectros
que se apoyan de las paredes.
Las intento escribir
con el óxido de mi espejo
y no me salen.
En charcos de íntimo sudor
sus voces de soga
se rompen.
En líquidas llanuras
de palomas
los sonidos acechantes
de sus nudillos
nadan como peces.
Medias astas
en los resquicios del aire;
ya pronto que vienen y no lo hacen,
dejando en mis labios el temblor,
y en mis ojos el abismamiento.
¡Bestias malditas,
gargantofílicas de botellas rotas!


3

Mirar por la ventana es tocar recuerdos,
sobarlos
como gatos sobre las piernas, y soñar
púas.
La angustia pone cuatro paredes,
un techo y un piso a los cambios,
mientras una corriente de aire gira
y se filtra por una oquedad.
Parecen saltar perros
por un pedazo de muerte:
es un teléfono, 
una calle recién pavimentada 
con la espera;
ella partiendo cebollas,
con sus ojos, en una ventana.

Estos perros parecen saltar a ratos
y desesperarse
ladrando en el idioma de un hombre sin piel.
Allá,
donde acaso miramos
con la esperanza de hacernos ahogar,
el sol se mata,
llenando de tifus los alrededores.


4

Cambio de pensamiento por temor
a que los perros huelan mis anacronismos.
Estas cosas son ecos fáciles
esperando el concierto de los poros —lo sé—
La infelicidad planea hacer dobles consistentes
y en su error, zurce como a un muñeco, mi rostro
Nada……………………………………………..
Vivo como si la peste escuchara mis insultos,
vivo como si mi alma tuviera grietas de atardeceres.
Mi memoria es una mosca sorbiendo calendarios.
Mi piel,
               mis estornudos,
                                             mis excrementos
inventan el polvo de los caballos que no vienen…





HUELLAS

Era necesario explicarme
el asombro
esas huellas que desaparecen
y vuelven y mutan
pretendiendo olvidos.
Era imposible verte a los ojos y decirte:
—Míralas, son todas variaciones de tu ausencia.
Y esperar que entendieras.





JAURÍA INVOCADA

1

Tu crueldad es la naturaleza
que habita en la belleza que erijo.
Te amo 
como el deudo a su muerto.
La búsqueda sonrío
donde pie derecho del izquierdo 
éramos,
mano diestra de la siniestra.
De cada muerte 
nace un pájaro negro
y, a veces, hay muertes 
que crean bandadas.
Se degrada la luz 
y pronto habrá un ciego;
de vos se tendrá sólo su recuerdo.


2

Sos el ave que salta del sol 
a la ventana;
cuyo canto es nuevo siempre.

Sos la estrella 
que curva las páginas
de todos mis poemas.
Habría que quitar al sol para mirarte.


3

Voy hacer que te amés
dándote mi alma 
como un sobretodo.
Haré un agujero en tu pecho 
para que llores hasta el aire.
Tu soledad será 
como la del corazón de las piedras.
Por vos 
yo
habría hecho de la espuma
un vestido de novia, 
habría rizado 
un rayo de sol
para hacerte un anillo, 
le habría dicho a la lluvia 
¡detenete!
para ponerte extensiones de plata en el pelo. 
Pero mira, 
cambias como el humo en una taza de café.
Mis dedos se gastan como tizas
si toco tu estatura.


4

Estoy tan avergonzado;
mi alma es un suicidio, 
mi amor un celentéreo.
Las ansias de lo imposible 
te hacen eterna.
Los esfuerzos por olvidarte
son pan para mis sueños.
Ovaste una eternidad
y alzaste el vuelo.
Partiste
y dejaste una lejanía
a donde zarpé hace milenios.
Dios te mantuvo 
cautiva
hasta que dijo:
—He ahí un poeta, 
tómale,
tiene el corazón en cinta.
Costilla encendida en la noche, 
costilla 
cuyo fuego es la melena de un león,
costilla que en el agua
es aguja de sutura colgada del cielo;
te has llevado los números
con los que podría contar mi tristeza.
Yo te quería porque
tu silencio
era como el silencio
de la que espera la caricia.
En el árbol seco,
visible sólo  por su miseria,
soy el pájaro que canta mudo,
presa de tu canto.



EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS                                                    
                                                             A D.M.


Los ángeles
son elaboraciones pacientes,
ya todo en ellos es cansancio,
alma llena, 
no esplendor, 
o sonrisa.
Vagan por el mundo,
condenados al ridículo,
guardando en sí mismos lo incomunicable,
siempre adentro y absortos.
Tal es el caso de ella, 
la que iba huyendo,
la que vi bajando las escaleras 
y perderse veloz
en el concreto.
El ángel que se abre con navajas;
me ha dicho
—frase que no quería seguir en sus labios—:
 —Ayer mi padre rogó no pasar llave a mi cuarto.
No vana felicidad, no tonta, estúpida victoria.






SAMANAS

Estrechó mi mano,
sonrió uniéndose a otros rumbo al hotel.
Yo estaba tan a gusto
que luego de la despedida,
habiéndome levantado de la mesa,
empecé a buscar entre los invitados.
Y al salir,
todavía volvía para desengañarme de una sorpresa.
Y al llegar al hostal
y ver la mesas vacías,
de nadie que rasgara una guitarra.












JOSÉ ANTONIO CARR [13.423]

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José Antonio Carr

Nació en la ciudad de Panamá en 1958.
Realizó estudios de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Panamá.
Profesor de Literatura Universal, Hispanoamericana y Panameña en Panamá School. Miembro Fundador del "Gallo de Oro" y del colectivo de escritores "Atabal" en 1988 Y 1990, respectivamente. Fue editor del suplemento cultural "Tragaluz" del periódico El Universal.

Obtuvo el premio Pablo Neruda en 1984, 1985 y 1986, así como Mención Honorífica en el Premio Nacional Signos de Joven Literatura Panameña. Ha sido ganador del Torneo de Poesía de Verano del Instituto Nacional de Cultura, en 1989 y 1995. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil "Medio Pollito" del INAC en 1987; el Premio 'Juegos Florales Universitarios" 1988; el Premio Ensayo Universidad de Panamá de Ciencias y Tecnología (segundo lugar, 1985).

En 1991 gana el Concurso Literario 'Ricardo Miró" con el poemario La rosa contra el muro, y el mismo certamen en 1995 con el poemario Estación de la sangre.

En 2006 gana el Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró como poeta.

Artículos suyos sobre arte, literatura y política se han publicado en periódicos de Panamá.

Libros publicados: La rosa contra el muro (INAC, Panamá, 1992); Estación de la sangre (INAC, Panamá, 1995), Reino adentro (INAC, 2007).




La rosa contra el muro

(Fragmentos)



«La luz tiene una edad,
la noche no.» 
René Char



Primero que la luz,
fueron las sombras:
las aguas y las llamas,
la noche y la vigilia.
Y antes que la voz
fueron las aguas.
Más la palabra fue
dando paso a la vida.
Las sombras seguirán
cuando no existas.
Es tiempo de vigilias.



Agua mansa
y tiempo en calma.
Luz. Rebaño.
Los hombres pastan
magra ración del tiempo.
La vida se desliza en comunión.
Fiera, la muerte ve
el convite. Aguarda
los despojos.
Ya dentro,
la flor no pasa.



Entonces fue la cruz
y fue la espada
Después vino una paz
amurallada.
Los muertos prisioneros.
La carne machacada.
Es la hora de Belial
y de las sombras.



Ni la celda es testigo
de lo que confesó la sangre.
En la hora del cilicio
y el arcángel,
¿ en dónde estabas tú,
Rosa de tarde?
y la carne fue débil
sobre el potro.



Desblanquecida muerte
nos traerá
el negro velo
de sus naves.
Moloch querrá tu cuerpo:
devorarte.
Más tarde.



Camino sempiterno
es la memoria,
nave.
La carne oscura sabe
del látigo y la reja.
Del hambre te habla el hombre.
La noche
no dura para siempre.



Sin pétalo y memoria
aún perduran
la casa solariega
que aprisionó mis juegos
y el patio desolado,
aún nuestro.
¡Qué sola está la noche
de los muertos!
¿Soy vivo?



Pupila enfurecida
por la ira.
Mi casa
ocupada por fieras
será huella en los pasillos,
camino para hogueras.
El paso de la fiera
por mi ira.



Iremos como hermanos
contra esos
que hicieron de la casa
una tierra abrazada en los fuegos
de la guerra.
La noche es de la fiera.
Y la mañana es nuestra.







MAR ALZAMORA-RIVERA [13.424]

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Mar Alzamora-Rivera

Panamá, 1,981. Contrabajista, poeta y animadora sociocultural. Su obra ha sido publicada en la revista virtual costarricense Las Malas Juntas, en la Audioteca de Poesía Contemporánea y La Raíz Invertida en Argentina, Editoral Literal en México y Revista Cultural maga de Panamá. Su libro «El día que no tuvo noche» fue ganador de la Mención de Honor del Concurso Nacional de Poesía Joven, Gustavo Batista Cedeño 2011, organizado por el Instituto Nacional de Cultura y dirigido a poetas panameños menores de 35 años. Pertenece al Comité Organizador del Festival de Poesía Internacional Ars Amandi y además es curadora del blog Afinidades Electivas-Panamá.
Desde el 2008 es co-directora y co-productora del colectivo musical paisaxe. Amante del yoga, el cine, los atrapasoles y los gatos.



"¿Cuánto le toma a la luz de la luna
alcanzarnos? - Sólo un segundo
¿Y al sol? - Ocho minutos
¿Entonces no vemos las cosas en el 
instante que las miramos? No, esa
es la trampa. El presente no existe, quizá
el presente más próximo sea 
el que se encuentra en nuestra mente"
Gaspar Galaz


Eterno retorno

El tiempo sólo regresa en la casa
del ferrocarril,
en los días con sudor de aguardiente,
bajo el móvil que colgaba
del cuello de la estufa.

Todos se mudaron lejos,
y yo volví a casa.
Allí las horas se pudren
y rompen
en las manos de otro hombre.

A veces las voces del desierto
crecen como espuma,
se convierten en historias
de fantasmas,
como los huesos de Atacama.

Esta ciudad nos persigue.
Nos paraliza.
Somos, sin saberlo,
gajos de otros cuerpos,
apenas escombros.

Debemos volver.
Me niego a convertirme en
el eco de estos días:
escupitajos de vacíos y murallas.
En estos tiempos,
quedarnos sería la muerte.

---
Tomado de Apresurada cicatriz, instantánea de poesía centroamericana. Primer Edición en México, Julio 2013. Proyecto Literal





Fractura

Cuando cierres la puerta
y me dejes aquí
como campo de batalla malherido,
abierta: Yo,
con los cadáveres del tiempo
   arrimados a mi pecho,
con la sangre derramada
   de la huida,
con tu voz que me llama
   desde un corazón en guerra,
llegaré a deshora.

No mires hacia atrás.

No nombres este cuerpo.

(El mar que nos unió)




Café da manhã I

El silbato sonará irremediablemente cuando los zapatos de tacón rompan el viento y de eso lo importante nunca será que me vaya o me quede, sino que los paraguas negros goteen la posibilidad de un estornudo antes del golpe.

Pronostico una simbiosis resumida en una foto y varias botellas vacías. Esa palabra se convertirá en años, igual que un cuerpo adicto al vértigo. Del que huye no sabremos nada, como es costumbre.




Mayo

A veces esta lluvia trae consigo imágenes, bajo llave, olvidadas:
un cielo de matices naranjas,
los ojos alegres de la polaroid.

Trato de no ser eso engavetado
que no se comparte y muere,
aún intentando.




Antipajareo

Desde anoche empecé a creer que los pájaros se llevan las cosquillas de las fotos felices, los sombreros de fiesta, las sonrisas temporales y después se sientan en los postes de luz a cagar en el viento los recuerdos.

He decidido dejar de echarle la culpa a las fotos y los diarios: bien puedo matar a los pájaros o aguantarme la desazón de la melancolía.

Hoy me regalé un vestido de espantapájaros.





Sin retorno

Nadie habla de la posibilidad de perderse. A la vuelta de la esquina la esposa puede decidir no volver jamás. Al cruzar el puente, la idea decide cambiar de concha. Una mirada se pierde de la ceja al ojo. Las palabras se deshacen entre los dientes, igual que una noche de amor  Silencio  Yo nunca me enteré de que podía perderme porque siempre abrí mi tiempo con boletos de ida y vuelta, tiempo rotatorio, allí donde estabas vos; si pasó fue en los viajes que hicimos cada cual por su lado, para luego volver a encontrarnos. Por eso no partí más allá, pretendía seguir jugando cuatro esquinas. Sospecho que donde más pasa es en las fronteras: se deja un poco de memoria en los audífonos, se padece de olvido, se tumba uno al lado de una mujer con reuma y caderas de barco  El calor  La lluvia  Las maletas en la aduana. Y allí, después de tanto evitarlo, cuando me volteé a comprar horas volcánicas, te me escapaste entre canciones tristes. Silencio… Vienen en caravana la nostalgia que corroe, las despedidas deshonestas, el beso de la cobardía y el gran e indiscutible vigor de la distancia. Después de que nos perdimos, nadie habla de eso: de los celos soleados, del silencio egoísta, de la puerta 11, del jarrón de papel, de la Alonso resucitando durante la siesta, del amor con espinas, de la última noche, de las lunas rotas.

Nadie habla de eso, pero hoy les quema la pérdida.





Salvaturas

Ya lo he dicho: Quiero salvarme, como la mujer de fábula que a veces coincide conmigo. Salirme de todas las voces y volverme algo más que un pasatiempo, más que la ficción. Alguien que se inventa sobre una almohada, e imagina de qué color será el mañana.





el día que no tuvo noche

Nadie habla de la posibilidad de perderse, nos dice Mar en el verso inicial de su primer libro, El día que no tuvo noche. Y uno se pregunta, a partir de esa sentencia, por qué nos atrevemos a tan poco. ¿No será que quizás el asunto sea al revés y, estando ya perdidos, no atinamos a modular palabra alguna sobre la posibilidad de encontrarnos?

Confieso que me inclino, en mi lectura, por esta segunda interrogante y me digo que una de las pocas formas de hallarnos profundamente es la poesía. Adentrarse en ella es adentrarse en nosotros, y es una cosa que muchos intentan pero que pocos logran, y no porque sea un asunto de iniciados, sino porque supone el acopio de un haz de valentías que se nos da con muy poca frecuencia.

A ratos hay que desnudarse de la forma más descarada y descarnada, hacer un estriptís voluntarioso luego de confrontar los miedos y sobrevivir los desencantos. No menos veces hay que dar cuenta de un anecdotario personal que, por más que lo diluyamos en el sentir y en el pensar de personajes imaginarios, nos delata, porque lo que estos dicen está indisolublemente ligado a nuestra biografía. Es decir, si esto último hiciéramos, por algún lado la costura del poema se rompe y quedan expuestas nuestras propias vísceras, y ya taparse un seno o el pubis viene a ser lo de menos, porque lo que mostramos es la dulce y amarga, la dolorosa y esperanzada, la latente e ininteligible corrosión o ascensión de nuestro espíritu en disputa o armonía con las circunstancias, emocionado hasta la médula, anegado en sangre.

De modo que lo primero que hay que celebrar en el poemario de Mar es ese haz de valentía que lo ha detonado y caracterizado. Luego, por supuesto, la grata música con la que la autora le ha dado forma a este cuerpo de 27 poemas que son testimonio de una travesía en la que ella, hablante lírica en este caso, se ha medido frontalmente con sus miedos: el mayor de todos ellos, el miedo a la muerte. Miedo éste que es el único que en realidad nos atenaza y nos lleva al límite.

Recordar, siguiendo a hurtadillas a Eduardo Galeano cuando celebra la semántica de este verbo, es volver a pasar por el corazón. Así las cosas, en su miedo a padecer los estragos del olvido, que es una forma de muerte, Mar ha querido recordar y recordarse, desnudarse ante nosotros al ritmo de una música de cabaret místico para contarnos, en su catarsis, un mundo de goces y desasosiegos amorosos.

Su canto es hermosamente mujer, abiertamente nostalgia, sensualmente temblor. Ya lo verán ustedes en cada palabra resonando entre la altivez y la ternura, el triunfo y la derrota. Ya lo sentirán en los matices de una confesión sin penitencia, hecha despacio, verso a verso, página a página. Ya bailarán, a son de ojo, su tango absoluto, bajo el ronroneo rebelde de su contrabajo poético. Niña y amante lacerada por el fragor de las despedidas, heroína vengada de sí misma y de los otros en los golpes de arco que ha dejado caer en las cuerdas graves de su instrumento, ella las ha forzado a vibrar y a convocar las notas musicales de la comunión: Dinámica memoriosa en la que lo alguna vez amado resurge:

Hoy desperté pensando en lo interminable y/ se hizo infinito el silencio. Lo interminable, lo infinito, lo silencioso. En medio de esas tres abstracciones se halla el ser concreto que alguna vez amó; uno o muchos, poco importa. Pero amado sin duda en esos contextos alucinados en los que No existió la noche/ porque perdimos los ojos./ (Y) Pasaron varias horas/ sin saber en qué voces/ habíamos danzado. Figuras edípicas las de estos versos en el sentido de que, tras la falta o en medio mismo del escollo, se arrancarían los ojos por designio del Oráculo, quedando a expensas de unas voces desconocidas que, sin embargo, sostenían y guiaban a los dos ciegos en los cortejos de la danza. ¿Ceguera apasionada del amor? ¿Pérdida de la visión a consecuencia de los zarpazos de la ira? ¿En realidad destino inexorable en el que la ceguera de la pasión se torna en lesión incurable de amantes fatales? Que cada quien responda según su lectura.

Si tuviéramos que asignarle un tempo musical a este primer libro de poemas de Mar Alzamora, yo diría que es un Adagio compuesto a contraluz. En esa región de claroscuros en la que se gestan las melodías más intensas y entrañables de la vida. Sí, el suyo es un Adagio en que se piensa y se siente; se imagina y se recuerda; se danza y se deja de danzar tras la señal terminante de un pizzicato misterioso.

Los versos de El día que no tuvo noche han sido escritos en una zona de encrucijadas en donde no queda más remedio que decidir, dejar atrás, tomar nuevos rumbos. Son la mímesis obligada de la experiencia misma, epílogo del desgarramiento que comete la distancia, prólogo del salto hacia adelante que el ritmo de la existencia te obliga a dar.

Veo en estos versos a una mujer que se ha arrancado la piel más que los ojos, que ha generado diálogos con lo ausente, y evocado e invocado presencias que tal vez jamás acudan a su llamado. Viuda cicatrizada o cicatrizando o virgen incandescente entre los remolinos de su soledad, cela y reclama lo suyo, para cuando el hombre y el mundo se despierten a sus espaldas: Quizás el motivo de nuestra soledad/ es una roca que jamás alza vuelo./ Debería ser dictadora y alejar a tus visitantes,/ esconderte en mi bolsillo cuando amanezcas.

Debajo del inquietante sello inviolable de sus palabras, hay un volcán a punto de erupcionar: Hoy desnudé tu guitarra/ y mis versos./ Me quité los ojos;/ los lancé al mar. Estallado el volcán, encima de los escombros, hay una nube blanca. El volcán parió su infierno, nos dice, sepultó todos los caminos: Pero un día,/ meu carinho./ Un día diremos mañana.

Extrañamente luminiscentes en su nocturnidad, los poemas de El día que no tuvo noche han sido amparados bajo un título truculento, que viene a ser la antítesis de su contenido. A confesión de partes, el relevo de pruebas que lo incriminan. Es decir, los poemas son noches que no tienen día. Y se acercan más a este verso de Gerbasi que a la claridad que pregonan: Venimos de la noche y hacia la noche vamos… Pero, qué más da, el día está de por medio, y el amor, como un pequeño dios, los salva.

Salvador Medina Barahona
2 de octubre de 2013, Alianza Francesa de Panamá








MARÍA ANGÉLICA LEÓN ROUX [13.425]

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María Angélica León Roux

Nació en Caracas en 1972. Panameña-Venezolana. Realizó estudios de Filosofía en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Tallerista de poesía del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, año 2001. Premio de poesía Gustavo Batista Cedeño 2003 en Panamá, con el poemario La paciencia de lo oscuro. Algunos de sus textos han sido publicados en diarios, revistas y antologías.



Del libro La Paciencia de lo Oscuro, 2004





YO HE DESEADO un mundo blanco
un cuarto
todo blanco
con paredes de cal pura
y una cama alba, leve

el piso ha de ser blanco
blanca ventana
suavemente las sillas
y una mesa
blancas.

Yo he querido un mundo
un cuarto,
un tiempo de estímulos
sólo blancos

yo he querido un cuarto tenue
donde el único color
brote de mi cuerpo
como una palabra humilde y perfecta
como la bondadosa imagen que he esperado.

Yo he deseado un tiempo blanco
con un ventanal de vidrios limpios
tan limpios
sin reflejos
con un ventanal de cortinajes
leves
blancos
yo he deseado ser vaporosa y leve
como un dosel blanco
en un cuarto
en un sueño
blancos.

Desde allí miro un prado verde
un prado, verde, como nunca el verde ha brillado
un prado que nace y procrea
como la luz de las cinco y media o de las seis
un prado en el que el sol
es un curvo horizonte
el dorado abrazo de las formas
una fina continuidad.

Yo he deseado un cuarto con vista al prado
una blanca levedad.





La paciencia de lo oscuro

Tirana
memoria
¿qué fruto me dejas
para el día?
 

El silencio
de una voracidad blanca.



No sabía que el dolor
usara un traje de pobreza



la paciencia
de lo oscuro.



Remoto origen de los ojos
te engarzo palabras

 

collar
tan tardío.



¿Cuál es
la forma del fuego
que de las ascuas crezca
sin negrura?

 

Aprendí a esperar
por todo lo que el silencio prometía

desde niña he aguardado mi casa
el anillo de palabras.

 
 
Impotente fragua
ésta de repetir
la ausencia
del oro.



Qué sé yo de lo brillante

hace tiempo soy
un fruto colgado.

 

 

 

 


a C. P.


Contigo
comienza mi silencio a hacerse agua
profundo pensar inverosímil
auge azul
de este vestir.


Busqué conocerme
¿a qué dios he ofrecido el sacrificio
para acabar
sin mundo y sin palabras,
sin un corazón como la noche
como esta frívola máscara,
tan pobre?

 

La promesa de mis talentos
como una raíz,
siempre en la oscuridad
de mis frutos.

 

 

MARTÍN TESTA GARIBALDO [13.426]

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Martín Ricardo Testa Garibaldo 

Panamá, 1,962. Poeta, educador y ambientalista panameño. Miembro del Colectivo de Escritores José Martí y entusiasta de la Corriente Literaria Post-invasión 1989.  Máster en Medio Ambiente, Comunicación y Educación Ambiental por la Universitat de Barcelona (UB). Post-grado en Docencia Superior por la Universidad Especializada de las Américas. Monitor en Educación Ambiental por la Universidad Nacional del Centro del Perú, Licenciado en Ciencias de la Educación y Profesor de Educación Media por la Universidad de la Paz, Bachiller en Agronomía por el ipt Chorrera, ha ganado varios  premios de poesía entre los que destacan: Premio Único de Poesía Gustavo Batista Cedeño, 1996. Premio de Poesía Esther María Osses, 1997, 1999 y 2002. Premio Único de Poesía Demetrio Herrera Sevillano, 2000. 1er Premio del Certamen Poético León A. Soto, 2002. 1er Premio de Poesía Diana Morán, 2004. 1er Premio del Certamen Poético León A. Soto, 2012.  Ha publicado los poemarios: Parte y novedades (Ediciones Trópico, 1996). 2 Poemas de un libro para hoy (Ediciones Trópico, 1997).   Estaciones Ocupadas (inac, 1998) Un día por todos… (inac, 2003).
Igualmente su obra poética ha sido publicada en Argentina, Brasil y México.
Actualmente es miembro del Comité Organizador de los Festivales Internacionales de Poesía Ars Amandi Panamá.





Un día por todos…

Propongamos un día
por todos
los que se han ido
      y quienes vienen
a pasar revista
a la estatura de sus héroes.

Un día
donde se pueda rememorar
las victorias y sus himnos
inclusive derrotas
incapaces de ser derrotadas
      de aquellos
donde logres bienvenida
a los abrazos
y al más triste de los adioses.

Un día para sacarle nombre
y apellidos
      agenda
para atiborrarlas
de otras fechas
      henchidas de sucesos
que aún
te logran mariposas
sobrevenir a la voz.

Un día
en que exigir
la aurora del mañana
      sean los itinerarios
donde se levanten
épicos aconteceres

El día
que nos conduzca
frente a los derroteros
      manera sutil
de salir del cuarto oscuro
      la luz
donde revelasen otroras viñetas
      álbumes compilados cual ahorros
como lo ahorrado
para dispensar
los zapatos y el camino.

Días como la indeleble
que reformula     
intraspapelables episodios
      autorías
para alborear un nuevo libro
       con tu voz
                        tu firma.

Un día con el cual engendrar
nuevas estaciones
      heredando verdales y hojarascas
haciéndote musa
tal vez poeta
entonces árbol.

Precisemos ese día
ya sea en noviembre
      mayo
o abril
quizá en los agostos
que el sol y la lluvia
se impregnan en el tragaluz
      ah
o probablemente
en esos diciembres
de olores indescriptibles
propicios para resolver cuestionarios
e inventariar las tantas invasiones
al corazón.

Un día por cuanto volver a los vecinos
y a nuestra primera calle
señale el recuento en que
                                       /partimos
a construir otra casa.

Un día para enarbolarnos
en los sitios que eran prohibidos
o simplemente
para hablarnos de otro beso
bajo la sombra de la bandera.

Propongamos ese día
por ti
por mí
por quienes se fueron
y vendrán
a reclamar su historia
un nombre y la palabra

Y para otro centenario
igual se recuerde
que esto lo concebimos
ante el canto prevenido
de un día como hoy.






Uno Llega
con sus hojas sueltas
a la comparación
     un par de ideas
testimonios   denuncias   amores
todo el universal país
que te ha costado
alinearlo en papel
uno llega
con hojas sueltas
    su voz
su mística en la mano
con la que toca varias veces
hasta que le abren
     entra  toma asiento
a la primera señal
se levanta  lee
relee
y cuando cree concluir
es donde inicia entonces
la luz
luego
al ritmo de las figuras
aparta  suprime  agrega
con tersura da vuelta
a las líneas que desean salir
pero no le hallas subterfugio
y en el explorar
arribas al corazón del laberinto
al desconcierto
          a la hecatombe

pero si uno se acrecienta
por vocación
por mística
y aplica persiste  y crea
logra la credencial
con la que apagas
la bombilla eléctrica
y sales a la calle
con el sol del oficio
en la mano.





ESTACIÓN SECA, MARZO

Desde Calobre Arriba
                                arriba
desde estos amaneceres
donde los montes
se vuelven humo
para la tarde
dejarse tocar
sus tonos pardos
por decepción
he llorado

—Mariola—
en la aurora
de todos los amaneceres
hay estaciones
puertos
aeródromos
autoparadas
donde el devenir te emplea
                depende de nosotros
si abordamos el oficio.

Tomado de "Estaciones ocupadas" (INAC, Panamá, 1998)





De "Edad de la Palabra" (2011)



IV

Herido de vida
y letras
concluyo...

que para reiniciar
saldré mañana lunes
a estremecer 
de una vez por todas
el árbol de la poesía.

Voltearlo
y sacudirle para ver
donde caen las voces
que aún reclaman.

De lograrlo, 
las enlistaría
junto a mis desórdenes mentales.

Y allí, 
donde me reinvento cada mañana
para que no se haga tarde
la tarde,
invocaré las guitarras
que acompañen
 el compás de tus pasos.

Que de paso,
aunque no tengamos la mejor ocasión
visitaremos el lugar
que nunca tuvimos el valor
de valorar si existía.

Y si es necesario
remontar el ayer
y cruzar los ríos en plena crecida
o dar la vuelta al sol
para escuchar
a quienes se les olvidó
lo que tenían que decir,
al instante
facturaremos esos momentos.

Como comprenderás,
no se tendrá el tiempo
ni el dinero
para despedirnos de los poetas conocidos;
por ello,
qué tal si los llevamos de ida
y todo indica
que algún día también de vuelta.

Sí,
a quienes nos acompañen,
debo confesarles 
que esta búsqueda 
que por demás es una ventura
tiende a encerrar sus riesgos;
sin embargo,
no se preocupen
aún mientras vivamos
somos inmortales.

Inmortales al soñar,
soñar para hacer algo
y ser alguien,
alguien para despertar la realidad,
la realidad más allá
del amanecer de lo real.

En la mitad de estas 
y otras imperfectas retahílas,
disculpen
si a veces alcé la voz
o no guardé
la mejor de las posturas.

Pero es que estoy,
literal y cósmicamente convencido
que soy feliz.

Sobre todo,
cuando sueño por convencerme
que ellos 
y ustedes existen,
que yo contigo
estoy aquí
o estuve.

Eternamente inconcluso.

Pero imaginando,
siempre alucinando
como ponerle fecha de cumpleaños
a la edad 
            de mis palabras.

---
Tomado de Palabras,  agosto 2013, Ediciones Pauluna, Panamá





Breve comentario sobre el Poemario de Martín Testa Garibaldo

"Palabras" se llama la obra.

Se trata de un cadencioso viaje entre las eras del autor, que empieza en el Siglo Pasado, desde donde el poeta rescata textos luminosos, hasta el presente, donde ensalza el sol, el Caribe, nuestra herencia africana, a la vez que discurre en la metapoesía en ese hermoso libro dentro del libro, llamado "La Edad de la Palabra".

El libro primero “Taller (poemas rescatados) 1997” se trata de eso, de un rescate, pero más que eso, un viaje. 

Un viaje a tardes de poesía, a fines de semana en el campus de la Universidad de Panamá, aquel hilo conductor entre el Testa“De parte y novedades” y “Estaciones ocupadas” a aquel que llegó a “Un día para todos”. José Martí signa ese viaje y el colectivo de experiencias que lo condujo de la ocupación a la reversión y el desencanto que siente la edad adulta.

En “La Edad de la Palabra (2011)”, el poeta discurre en la metapoesía, un libro hermoso, donde el poeta nos dice:



“Herido de vida
y letras
concluyo …


que para reiniciar, 
saldré mañana lunes
a estremecer
de una vez por todas 
el árbol de la poesía.





Eternamente inconcluso.

Pero imaginando,
siempre imaginando,
como ponerle fecha de cumpleaños
a la edad
de mis palabras.”


Guillermo Carnero señala que existen aquellos quienes han llamado a la Metapoesía "Postmodernismo caribeño" o simplemente "Postsurrealismo Mágico".

Agrega Carnero que: 

“Metapoesía es el discurso poético cuyo asunto, o uno de cuyos asuntos, es el hecho mismo de escribir poesía y la relación entre autor, texto y público. Con otras palabras, un metapoema es un poema que tiene dos niveles discursivos paralelos. En el primero, se trata de lo que habitualmente entendemos por poema. En el segundo, que discurre paralelamente al primero, y entremezclado con él, el poema reflexiona sobre su propia naturaleza, su origen, condicionamientos y demás circunstancias”. 
Guillermo Carnero, "La corte de los poetas", en Revista de Occidente, 1983.


Al discurrir sobre la palabra, discurre sobre el poema, el poema dentro del poema, el verbo dentro del verbo. En este Caribe que habitamos - o que nos habita - somos sal, mar y cosmos, como señala el poeta Testa, somos “La semilla de los Teoremas”.


Con maestría, Testa nos lleva de la mano como el mismo Virgilio a“La Mulata Canción (2012)”, un Virgilio Mulato, acaso un Senghor, un Césaire, parientes directos de Korsi y Guillén y en dicha lectura, te transporta (te transportas) al palenque, al caserío, al pueblo abuelar, al barrio raizal y a las honduras del ser, transformadas en belleza por obra y virtud de la palabra del autor.

En la poesía, primero la música, luego la imagen, siempre la palabra : Receta segura de un viaje, al cual nos conduce el poeta.

“Palabras” más que un libro, es una experiencia.


Panamá, 8/19 de septiembre, 2013


 Edilberto González Trejos



DIRA MARTÍNEZ MENDOZA [13.427]

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Dira Martínez Mendoza

Venezuela. Licenciada en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela) Especialista en Estudios Avanzados en América Latina (Universidad Complutense de Madrid) Ha participado en diversos encuentros nacionales e internacionales de poesía. Colaboradora para revistas literarias y fanzines. Desde el año 2009 incorporó a su propuesta poética intervenciones de cuerpos con poemas, propuesta que busca lugares comunes reconociendo la poesía como parte de la cotidianidad. El cuerpo: la gran tierra, el  libro que somos.




Butterfly 

No destruyas el nido de palabras hecho por una mujer
su silencio es ensordecedor
lávale su carita sucia  con agua de río
reconstrúyele sus mundos
dibuja un círculo donde quepan sólo dos
moja con tu lengua su cuerpo tatuado
usa todos los sensores, identifica cada una de la cicatrices
hazle un bálsamo con tiernas historias
con tus dulces besos latin jazz

no menciones bajo ningún concepto
todos los códigos y reglas
la extraña  formula para  un mundo perfecto
hazle el amor en la casa del árbol
asegúrate de buscar tu mismo la leña para el fuego
y suda, suda lo suficiente mientras caminas
impregna todo con olor corporal
mientras caminas muestra toda tu virilidad
aparta con furia de hombre todos los escombros
pero escucha los susurros del secreto ancestral:
busca esa mariposa azul que ella vio en sueños
es el punto de partida para la revelación de todos los misterios
si una mujer observa una mariposa en sueños
no sueña la mujer
es el sueño de la mariposa.





Bestiario

Silabario y sol de media noche
una noche polar te espera en nuestra cama de amantes

y tengo que aclarar:
también una luna rota

Tienes un bestiario oculto en el pecho
hoy tengo miedo
de la calle
y de ti.





Infraamor

Tú  y yo juntos
bien podríamos ser un poema de Papasquiaro
¿Y ahora?
¿Quién nos ordena esta casa?






I m p r o n t a

Rabiosa ternura

tus manos callosas cosieron heridas  / tus manos de yodo /de mar/ acuático/ manos barcos/aquí no hay faro / en ti el desconocimiento de los puertos y mapas/en tus ojos oscurísimos cabe toda la noche /enjaulada / yo / la humedecida/ tú lluviame /a mi me parieron los lobos/ la jauría/ la furia/ayer el miedo no existía / caos/ eres orden en el  caos.





#ModoMap

Un hombre niño con sonrisa de héroe busca una mujer niña con sonrisa de hada del bosque/sacude su nariz y su cabeza indie rock/ mira un mapa en los bordes del cielo, le da un giro a las constelaciones / encuentra la casa de la mujer niña/ promete llevar sus botas para cruzar el desierto/ hombre niño con sonrisa de héroe folk cruza los mares brillantes del mundo/ lleva bandera en mano para conquistar otros cielos/otras tierras húmedas de lluvia/ hombre niño lleva su armónica con él y sus lentes de sol/ sabe desde antes de nacer que mirar el sol de frente quema las pupilas y el niño hombre quiere tener ojos limpios/ llegar a ser hombre con mirada de telescopio.






Benditos los hombres que siembran palabras en el vientre de su mujer/ es de ellos el reino de lo invencible / la cosecha del futuro/ el sonido infinito de los mantras/ un hombre se aferra al pecho de una mujer xilema que lo lleva de regreso a la savia de la tierra/ viaja galopante hasta el frenesí de todas las promesas/ sacudir todos sus huesos/vencer la aridez de sus desiertos/llueven ellos/ poema entero en la ciudad.





Los Valientes

Los valientes enmudecen con la noche, con sus penas y recuerdos van tejiendo nuevos hilos. ellos se miran entre si reconociéndose, ya no hay mirada capaz de helar su sangre, lo han visto todo, lo han vivido todo, fallecieron tiempo atrás. El ocaso les recuerda que el cielo ya se encuentra próximo a teñirse de negro infinito. No hay pesadumbre, hay un negro celestial que lo cubre todo como un manto, los invita a descubrir el misterio del tiempo, lo sagrado del tiempo, lo inexorable del tiempo. Los valientes enmudecen con la noche, los devora la belleza del silencio, ojerosos como todos los insomnes sucumben frente al deseo, se tocan con pies y manos, no existe distancia posible, los valientes lo saben.

http://internatural1.rssing.com/chan-10349575/all_p5.html


JOSÉ GUILLERMO ROS-ZANET [13.428]

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José Guillermo Ros-Zanet

(Poeta, Médico pediatra, narrador y ensayista). Nacido en David, Provincia de Chiriquí, Panamá en 1930. Estudios primarios en David y la secundaria en Panamá, en el Instituto Nacional. Su primer premio los obtiene en el último año de bachillerato en un  concurso intercolegial de cuento y poesía. Estudia Medicina en la Universidad de Panamá. Miembro de la Academia de la Lengua en Panamá. labora en el Instituto de Estudios Nacionales de la Universidad de Panamá. Ganador en varias ocasiones del concurso Ricardo Miró;  segundo lugar en 1951, el primer lugar en 1954 con Ceremonial del Recuerdo. Obras: Poemas fundamentales (origen y signo) Ceremonial del Recuerdo. Sin el color del cielo. Génesis-nueve poemas en prosa y un cuento diminuto. Tormentario-poema en veinte cantos. Cumbres aldeanas y otros poemas. Bolívar, vendaval de la historia. En ensayo: La desnutrición como producto del desequilibrio económico social de la familia, Integración de servicios médicos: hospital-centro de salud, La educación de “grupos vulnerables”: niños con infecciones entéricas y desnutridos, Desnutrición y anemia, Fundamentos. Otros ensayos: Sobre la problemática actual de la medicina en Panamá, La riqueza mental de las poblaciones, Medicina de la persona: un signo de los tiempos. En cuento: Il coin (El buen maíz), Las criaturas terrestres.



Origen

Huyen los pájaros profundos.

Mar y rocas y vértebras de peces
subyacentes tras la imagen primitiva
de este sueño que yo sueño.

Noble junco y ciega flor de siempreviva
lo circundan
(Ya retornan sus huesos a mis huesos).
Arcángeles de sal y clorofila
edifican su luz aborigen, liberada.

Viva forma reintegrada a mi voz,
marina, vegetal y exacta.






Signo

Signo

Todo era la noche:
negro barro
y hojas negras,
llanto amargo.

Sangre y signo de mi sueño traumaturgo,

de mi vertical
acento de amor desesperado.
Voz astral de lirio y nardo.




Sin el color del cielo. Libro Primero: El nacimiento del habla

1

El habla nace y nos
dura

Dura apenas la palabra
el instante del nombrar;
más dura el hombre, y el habla
nos dura por siempre y está
en el comienzo del alma,
centrada en su eternidad.


2

Nacimiento 

Nace la eternidad
del habla, dulcemente natural.

Y ese color, del cielo al aposento,
como el habla que ya
dentro de mí yo siento
va reuniendo verdad y entendimiento.





De "un no rompido sueño" (1985) 




"Un no rompido sueño".
FRAY LUIS DE LEON



LA CASA DE LAS ERAS

PRIMERA LECTURA


3

Besamos a los hijos
y sentimos
que tocamos fulgores
de valles y simientes,
territorios de piedra
y de esperanza.
Cuando, ancianos, besamos
a los hijos
besamos nuestros huesos
humanos y dispersos.
-Y el mundo se hace casa,
templo, llama, morada
azul, como los reinos
y los hondos veranos-
Dura el mundo en Dharana.
Se va la vida apriesa.



4

Enterrar de raíz
las manos juntas
y llameadas,
hasta encender los cielos
de la tierra,
hasta ganar la vida.
-Los ciegos atributos
de antiguos territorios
y rituales-
Mi sangre iba nombrando
por montes y ternuras.
Ya la luz existía.
Y la sangre existía.
Era edad en el habla
que nacía.
Heredad de la carne
y la agonía.



5

Las hogueras del cielo
demorarán la tarde
al fondo de los siglos
y los valles.
El cielo de morir
irá quedando
sobre los pensamientos
y las sienes
y las secas memorias,
hasta la antiguedad
y la pureza,
como una dulce piel
interminable.
-En turberas de luto
las bestias quedarán,
del estruendo y del frío
Dharana entre la luz.
Dura la vida,
esposa de ternuras.








DOMINGO MILIANI [13.429]

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Domingo Miliani 

Nació en Boconó, estado Mérida, Venezuela, en 1934 y falleció en Caracas en el 2002. Ensayista, crítico, narrador y profesor universitario. Egresó del Instituto Pedagógico de Caracas como profesor de Castellano, Literatura y Latín en 1956 y obtuvo el doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Nacional Autónoma de México en 1966. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores. Se desempeñó como profesor en la Universidad de Los Andes, en el Instituto Pedagógico de Caracas, en la Universidad Católica Andrés Bello y en la Universidad Simón Bolívar. Fue docente invitado de la Universidad de Pittsburgh, de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la Universidad de Campinhas (Brasil), de la Universidad de Salamanca y de la Universidad Complutense de Madrid, entre otras. Fundador y primer director del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (1974), y responsable de la creación de los talleres literarios de esta misma institución. Se encargó, además de la Dirección de Estudios e Investigaciones de la Biblioteca Nacional.

Entre 1991 y 1994 fue presidente de la Fundación Museo de Ciencias. En el 2002 fue embajador de Venezuela en Chile. Orientó su oficio de investigador hacia el estudio de la literatura venezolana e hispanoamericana. Entre sus obras críticas están, entre otras: Una constante en la poesía de Andrés Eloy Blanco (1961); Fermín Toro ; (1963); Uslar Pietri, renovador del cuento venezolano contemporáneo (1969); La realidad mexicana en su novela de hoy (1969); Vida intelectual de Venezuela (1971); Prueba de fuego. Narrativa venezolana (1973); Tríptico venezolano (1985); Mario Briceño Iragorry (1989); País de lotófagos (1992). Como narrador se dedicó al fomento del cuento. Entre sus libros de relatos está Recuentos, que se publicó en 1969.




PIEDRA DE GUERRA

San Nicolás estacionó el trineo
frente a una pirámide
invertida
impulsado por tres renos
y sesenta bombillos de cien vatios
dentro de la pirámide
pudo estar una momia de Mertseger,
amiga del silencio
tú y yo pudimos en un acto
de suprema irreverencia
haber tomado un té o una cerveza
en la fuente de soda
que los gringos montaron
en memoria de Tutankamon.

San Nicolás incauto
no imagina
que poeta
escribe salmos              un arma mortífera
para matar gigantes o viejos con el alma
contaminada por la la luz eléctrica.
Fui a mi casa, registré la Biblia
tuve un problema con mi amigo poeta
decomisé la china en venganza del gigante
malherido
regresé a la autopista
le disparé a San Nicolás
fue suficiente una sola piedra
blanca, de río, o de mar, pequeña.
Cayó rendido sobre la pirámide,
sobre la piel de mi mano
recorté tu silueta,
la pegué en el trineo
volví a encender las luces
y me fugué contigo a medianoche
en un crucero          por la estrella           más próxima
a perseguir luciérnagas.

18.12.78






PETROGLIFO

Tatuaron en piedra los mandatos
todos negaban
nunca te dijeron puedes
has
realiza
vivir era transgredir
alguna letra
código inviolable
pensar me gustaría
está penado
te aherrojaron el alma
te arrojaron
te pusieron el debes hacer
sin hacer lo que quieras
deshacer lo que puedas
estaba permitido
decretaron la muerte de los campos
castraron las vertientes de los ríos
no bebas
no digas no beberé

NO
                    pienses
NO
                    discutas
NO
                    transites
NO
                    te hastíes
resígnate
                         aturdido sonámbulo
no sabes
por qué
construyen edificios
donde habitan
cohabitan
los hastíos.

6-4-80






RUPESTRE

"Cuatro piedras
lentas
casi mentales
son el límite entre el mar y la tierra"
       (Leopoldo Castilla."Paisaje marino")


La mano
anónima
                 disparó el primer grito
                 en el comienzo de la piedra
                 altamirando
un abismo escorpión
                 empozoñando el sueño
                 escuchó la condena
"piedra eres
                 edad de piedra
                 fuiste
         y en piedra
                        te convertiremos
                        lapidando paz.

17.3.83

Tomado de Cantos rodados, Domingo Miliani, Ediciones Mucuglifo, CENAL, Mérida, Venezuela, 2009 





BLADIMIR VÍQUEZ [13.430]

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Bladimir Víquez

Nació en Dominical, Panamá en 1975.
Es filólogo de formación. Ha realizado estudios universitarios de Lengua y literatura, en español y en francés, en la provincia de Chiriquí. También ha estudiado en España y en Francia; en estos dos países ha sido becado en cuatro ocasiones por diferentes organismos internacionales.

Por otra parte, ha sido ganador de diferentes concursos literarios universitarios: poesía, cuento y ensayo. Sus trabajos de creación, crítica literaria y de interés común se han publicado en Revistas como Pidgin, Revolución Neolítica, Lotería, y en periódicos locales; ha presentado conferencias académicas en Costa Rica, Estados Unidos, Panamá, y profesionales en España, Francia, República Dominicana y Canadá.
Ha sido Director de Cooperación Internacional de la Universidad Autónoma de Chiriquí, donde también labora actualmente como profesor de Lengua y literatura.








Sobre la fruta podrida
La mosca
Sobre la corteza del árbol
El hacha

Pero...
Sobre la hierba
La lluvia
Sobre la flor
El rocío

Sin embargo
Sobre las demás cosas
Tú.





NOTAS DE BITÁCORA

Voy como un fantasma
Rompiendo un vacío
Ante la mirada de esfinges ancestrales

Voy masticando mi dolor
Sobre rocas eternas
Y anotando en mi cuaderno de bitácora
Los incalculables
Trozos que la brisa
Ha dejado de ti
Y de tu sombra etérea.






DETALLES

El reloj sólo marca
El tiempo bruto

Los detalles nos los da
La intensidad de la luz
El día o la noche
O la vida
Y las experiencias de mundo.








GENARO VILLALAZ [13.431]

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GENARO VILLALAZ

Ciudad de Panamá, Panamá, 1967. Formó parte del Colectivo de Escritores Jóvenes «José Martí». Ha publicado sus poemas en la Revista Cultural Maga, Viceversa, El Diario Panamá América, “Temas de nuestra América” y en la Colección de Antologías y Homenajes «El Afán que es una Fiesta», 1996. Primer Premio del Concurso Demetrio Herrera Sevillano de la Universidad de Panamá, 1997 y Primer Premio del Concurso de Poesía Joven Gustavo Batista Cedeño, 2001. 

Ha publicado:

El Afán que es una Fiesta (INAC, 1996), En los Agujeros del Tiempo y otros Tiempos (Editorial La Rama Dorada, 2003), Baile de máscaras (INAC, Panamá, 2002), Cuando conversé con Ellos (UTP, 2004) y la colección de cuentos La última campana, 2014.




POEMA

Un día
nada parece lo mismo,
la lluvia golpea los barandales
a quemarropa,
finge la congoja con equivocos,
como puñados de tierra
silenciados en dudas.

Penetra la certeza
evocando la visión de los altares caídos,
huérfana de exactitudes,
atrapadas en el sitio de la voluntad desprendida,
en la mancha de sol
salpicada por el tiempo,
en el espejismo del barro
rasgado por la luz del día.



Sueño después de la guerra

No se puede enfrentar 
sabiamente los rencores,
transformar en olvido 
todas las penas,
como si las palabras
callaran iluminadas de ironía.

No se puede callar a las 
multitudes
como si los prejuicios
desataran la espera divina,
sin importar 
los exilios convertidos 
en editoriales descalzas,
en verdades esculpidas en la espuma
como gozo imperturbable
en lo que bastó para reunirnos
como quien incuba el desespero.



1

Me rescatan tus dedos de la incertidumbre,
ardes enfebrecida
en la humedad donde murmulla mi cuerpo.

Los abismos
decantan los garabatos de piel
volcados en antojos.

La esquina de las palabras
yace al final de los dedos:
los temblores del alma retumban en la arena.






2

Cabalgas por el lecho
subordinada a pasiones inconclusas,
colonizadas en el vientre,
donde escondo,
sin tocarte siquiera,
la tempestad de los vientos.








MELANIE TAYLOR [13.432]

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Melanie Taylor 

Nacida en 1972 en la ciudad de Panamá, es, además de poeta, sicóloga especializada en musicoterapia y violinista. Actualmente ejerce como integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional de Panamá y dicta la cátedra de musicolerapia en la Universidad Especializada de Las Americas.

Melanie Taylor, escritora

Melanie Taylor fue en 2006 la ganadora en la categoría adultos del Concurso Medio Pollito, con el cuento infantil “El Acuario” y en 2009 recibió, por su libro de cuentos "Camino a mariato" el Premio "Rafaela Contreras", otorgado por la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), a mujeres escritoras centroamericanas. Ha sido también finalista en el concurso de microrrelatos del Ayuntamiento de Madrid (2009) y en el décimo concurso de poesía Artífice realizado en la Loja, España (2009).

Esta escritora tiene publicados los siguientes libros de poesía:

"Tiempos acuáticos", publicado en el 2000 por la Universidad Tecnológica de Panamá en la colección cuentos marginales.
"Amables predicciones" publicado por la Universidad Tecnológica de Panamá, 2005.
"Microcosmos" - (Panamá, 2009).

En el 2006 aparece también en una publicación de Abrace Editores en Uruguay y en un libro llamado Poetas y Narradores del 2005 publicado por Ediciones del Instituto de Cultura Peruana en Miami, Florida




DESEO

La noche despertó en ella
cuando los soles la abandonaron
la luna iluminó
sus más íntimos deseos
y reluciste
brillante como estrella
serías carne de su carne
semilla de sonrisa
pétalo de pródigas alegrías
tallo de espigadas esperanzas
hoja cubierta de rocío
Quiso ella
ser tu vasija
darte su tierra fértil
su agua
sus latidos
sus pasos
llevar tus raíces
en la profundidad
insondeable del milagro






GÉNESIS

Canta el caos gloriosas notas
su aleluya de bolsillo
ufano urde el tapiz primario
toma un hilillo de adn
y otro, y otro
espera
paciente
El caos silba contento
Abre la puerta,
la cierra herméticamente
Baila el caos
al unir los hilillos
y crear, finalmente,
la primera célula
Creación única e irrepetible
una nariz
una boca
unos ojos
el caos nunca teje los mismos hilos
ni abre la puerta en el mismo segundo
cambia
la canción que silba
cada día






CREACIÓN

Todo es calmo

oleaje leve

Dentro de sí
el engranaje vital grita
frenético
se agita insomne
produce
cartílagos           músculos
tejidos
órganos
dermis
modela infatigable
lo que al inicio
fue sólo un deseo





PETICIONES

Proteje esta nueva vida
escucha mi cántico secreto
ser inmanente y eterno
madre de todas las fertilidades
diosa de aguas y vientres
silba tu caracola protectora


Con tu mirada bienhechora
proteje esta nueva vida
escucha mi cántico, escucha
oculta mi labor de ojos envidiosos
Permite abonar la promesa
enraizarla firme
verla crecer hasta convertirse
en ser




OLEAJE

La mujer se mece
sobre olas invisibles
cuando la mar se pica
la mujer se aferra al futuro
en el espejismo de un rezo

flujo súbito

ella bracea infatigable
a pesar de la duda

finalmente

mar calma

la mujer se sienta exhausta
en la orilla
sabor a océano 
olor a madre





Y si...

Los espejos gravitan
extravagantes
en las órbitas de los otros
otros días, otros tiempos
otro camino
otra ella
días postales
días albos, días horneados
esponjosos
días fotos, días idos
días de elegancia airosa
tiempos radiantes
caminos que un día
se bifurcaron
el camino de lo que fue
y
el camino
de devenir
en otro ser palpitante

Poemas tomados del poemario "Atrapasueños"




Mañana de carnaval

La reina bosteza su sueño de serpentina
La calle es un río de latas
corriente embravecida de cervezas y orines
La murga repica en la migraña del vecino insomne
El dentista borracho no recuerda sus citas previas
Espacio atemporal de jolgorio
Aguas de olvido
Apetito insaciable que lo devoró todo
Enterrada la sardina...
todos vuelven a ponerse sus disfraces



GUSTAVO LERENA [13.437]

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Gustavo Lerena 

(Montevideo, Uruguay   1954- Punta del Este 1998)
Poeta, narrador y periodista. 
Su poesía fue galardonada en 1995, en concurso organizado 
por AUdeE y el Banco de Boston. 
Luego, en 1996, obtuvo con poemas mínimos uno de los tres primeros premios en poesía inédita, convocatoria de la Intendencia Municipal de Montevideo.

"Por la intensidad y la afectividad de su propuesta que conjuga el hoy y el ayer en sus logrados textos", en opinión del jurado que integraron Washington Benavides, Mercedes Estramil y ALicia Torres.

En 1998 obtiene sexto premio en concurso organizado por Radio Nuevo Tiempo de Montevideo.

Como narrador obtuvo en 1977 mención en los Cuentos para oir de Radio Sarandí. En 1986 su cuento El cómplice obtuvo el segundo premio en convocatoria de la librería Capítulo Uno, en Maldonado. 
En 1997 obtuvo mención en las Jornadas Rioplatenses de Cuentos de Poesía.

Periodista en Aquí, Las Bases, Zeta, La Hora, Alternativa Socialista y Diario de Punta del Este entre otros medios.

El autor tenía cuarenta y tres años cuando falleció, en 1998.




Imperceptible

¿En que momento fue que empezó?
¿Cuando comenzó a morderse los labios?
A hablar cuando no haya nadie
a lagrimear frente a la pantalla
fría y multicolor de la televisión
a erizarse la piel ante el sonido de una gaita.

No era antes de esta manera
pero en algún instante se desató

Imperceptiblemente se transformaron los sentimientos
la desilusión se instala
en puntillas de pie
y se queda manejando los hilos
de los actores de la vida.

Un temblor subterráneo nos vuelve contradictorios
y somos uno y muchos.
Sorprende lo que fuimos.






Vereda

Hay una mujer parada en la vereda
se mira frente a su reflejo en el vidrio de una tienda
las manos alisan su pelo
desmadejando el viento
que mete sus dedos de primavera y levanta su pollera.
Despreocupadamente joven cierra sus párpados
entonces imagino que imagina su cabello, su piel
sus partes todas son apenas rozadas
(apenas rosadas)
por un cosquilleo color tabaco que la humedece
y ya no le importa despeinarse
y ya no le importa que yo la mire
sabe que el tiempo será el mismo
para ella y para mí,
para mirada y mirador
y siempre que vea esa vitrina
andará el viento quieto,
tiempo y espacio.
Viento.
Mujer.




Yo geronte

Tengo miedo -entre otras cosas-
de llegar a viejo y si llego tengo miedo
de volverme loco y en esa locura decir:

la alineación completa de Nacional campeón del `70
                        del ´81, del `88
un discurso político dirigido a una masa enardecida
                        compañeros (ovación) compañeros
permitanme
                        que les diga (ovación),
un poema de amor a cada mujer que me provocó una
erección,
todo lo que realmente pienso de tanta gente,
que hubiera hecho de mi vida si en realidad
hubiera sido un hombre,
Libre,
decir no, sin dar explicaciones.

Tengo miedo de dar lástima,
o de decir de un tirón el diálogo
de setenta y siete dias que tuvimos
con Maria Fernanda Suárez de Garay
hablando de todo lo que se puede hablar.
Y que salten los guiones de cine que pensé
y nunca escribí.

O dar besos y abrazos a mi mujer e hijos
cuando esté solo.
Cantar canciones de Bob Dylan,
de Charly Garcia,
Campos de Algodón (de Ledbetter),
como un jazmín del país,
Muchacha,
Ser la voz de Paco ibáñez y la poesía española de hoy y
de siempre.

Tal vez me den una inyección y me dejen
quieto,
solo,
quieto.
            Solo.
Pero el efecto del tranquilizante paso y yo sigo:
Entonces canto con mi voz infantil
la canción que escribí para mi hijo mediano:
            " mi limpiaparabrisas
            lo prendo cuando llueve,
            lo enciendo cuando hay nieve,
            marcha despacito,
            marcha rapidito,
            marcha muy de prisa".
O le digo a mi madre que todo es culpa de ella,
que no supo apoyarme aunque se lo pedí llorando.
O dejo una vela blanca encendida ante la tumba
de mi padre y le digo que no supe, no pude,
no me dejaron y no cumplí lo que él quería.
O capaz que es Lalo llamándome por teléfono
en pleno verano diciéndome ganaste, ganaste,
me avisaron aquí porque dejaste este número.

Tengo miedo de que Fernando me lleve a debutar
otra vez,
              es verano y es de tarde,
es Hiroshima, un queco enorme.
              El miedo no es ir otra vez más,
el miedo es que me vean los demás,
              en este moridero para gerontes intratables.
No quiero que me vean pescar sin caña en esta
playa de baldosas, ni manejar la moto desde la cama.

Tengo miedo de divagar acerca de la comunicación
analógica y digital.
            ¿Se puede pedir la eutanasia por adelantado?
            Quedan autorizados aquellos que me quieren
            a proceder de conformidad. Luego cremación y
            esparcimiento.






INGRID TEMPEL [13.438]

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Ingrid Tempel 

(Montevideo, Uruguay, 1947), construyó casi la totalidad de su obra en el extranjero. Después del golpe de Estado de 1973 vivió en Buenos Aires y Caracas, hasta radicarse definitivamente en París en 1983. Allí trabaja como periodista en el Servicio en castellano para América Latina y España de la Agencia France-Presse y es corresponsal del Suplemento Cultural del diario el El País de Uruguay.
Ha publicado cinco poemarios: Marea baja (Edic. de la Banda Oriental, Montevideo, 1985), Sonrisa al fondo del agua (Edic. Trilce, Montevideo, 1990), Rituels et labyrinthes / Rituales y laberintos, bilingüe francés-castellano con traducción de Pierre de Place (Editions La Porte, París, 2003), Exorcismos (Edit. Artefato, Montevideo, 2005) y Persiguiendo mariposas carnívoras (Edit. Estuario, Montevideo, 2005). Sus poemas también integran las antologías Palabras de mujer (Linajes Editores, México, 2000), Lejos del origen / Loin de l’origine, bilingüe francés-castellano (Editions La Porte, París, 2006) y El País Latinoamericano, Antología de escritores latinoamericanos en París (Ediciones Indigo, Paris, 2006).
Algunos de sus cuentos fueron publicados en el Uruguay y la Argentina por el diario El País, Cuadernos de Marcha y Página / 12. En 2007, la revista francesa Vericuetos incluyó su artículo Omar Prego y la novela del desexilio uruguayo en la compilación Los nuestros en París.




Casas abandonadas

Me pregunto quién habita ahora las casas que abandoné 
luego de llenarlas de besos, aromas y canciones
erigiendo un tótem invisible en la puerta de cada refugio.
He instalado mis posesiones en un nuevo territorio
violando quizás recuerdos ajenos
mientras los amantes de mis predecesores
son esas sombras que perturban mi descanso
cuando los rumores de la ciudad se detienen
y otro fracaso me derriba temblorosa
con los ojos irremediablemente abiertos
a la tentación de otras fugas. 





Persiguiendo mariposas carnívoras

Sonreímos aunque atravesemos la vida con heridas incurables
y las mariposas carnívoras que guían nuestra errancia
dibujen un recorrido caprichoso en la tibieza vespertina.
A veces basta una frase
para recordarnos un sufrimiento antiguo
mil veces negado y suprimido
asfixiado en las insomnes madrugadas solitarias
como si por un curioso desdoblamiento
fuésemos la mujer que se mira a sí misma
desde ambos lados del espejo
gritando
con las manos crispadas en la superficie mágica del dolor.
A partir de ese descubrimiento somos ella y la otra
la que se niega a vivir su duelo
y la que lo vomita muy a su pesar
en el enfrentamiento permanente en que Eros y Tanatos
se disputan nuestra supervivencia. 




Voyage à la mémoire

Dans la distance elle a recomposé nos territoires
et sans reconaître la mort qui dans sa poitrine
avance inexorablement.
elle a tenté de me fléchir une fois encore.
Mais de ce duel de volontés personne ne sortira vainqueur
el lorsque je serai partie
les chats faméliques envahiront la maison abandonnée
ignorant que la sorcière insatiable
pourrit lentement au bord de la mer.
Cuisinière qui dans ton ignorance t'es blindée de haine
appelle-moi pour que la nuit je fasse fuir tes bouchers
convoque-moi quand la terreur t'empêche de te défendre
mens-moi même si tu ne reconnais jamais
qu'au-delà des brefs plaisirs quotidiens
tu n'as jamais osé défier ta religion.
Moi qui ai enfreint tous les tabous
et gardé congelée la mémoire de la douleur
Je suis venue de loin pour te pardonner
avant que la mort ne close pour toujours
ta bouche sans pitié.






Exorcismos, de Ingrid Tempel

Alfredo Fressia

La montevideana Ingrid Tempel es conocida de los lectores de este suplemento por sus excelentes artículos y entrevistas que manda desde París, donde reside desde 1983 y donde trabaja además como periodista en el servicio español de France Presse. Tempel tuvo que dejar Uruguay en 1973, después del golpe de estado. Antes de instalarse en Francia vivió dos años en Buenos Aires y ocho en Caracas. Comparte así su itinerario existencial con toda una generación de uruguayos que vieron sus vidas partidas, que continúan aun hoy, en democracia, sin derecho al voto, pero no renuncian al país que se confunde con su propia identidad, ni a su idioma.

Hasta ahora la obra poética de Ingrid Tempel en español comprendía Marea baja (1985) y Sonrisa al fondo del agua (1990). En francés, su bibliografía incluye Rituels et labyrinthes (París, 2003). Por otro lado, poemas suyos también integraron la antología Palabras de Mujer (México, 2000).

El poeta Horacio Xaubet, en el prefacio del presente Exorcismos (Artefato, Montevideo, 2005), señala en la evolución de la obra de Tempel un desprenderse de la nostalgia por su país natal, que en el segundo libro comparecía con una Montevideo identificada a un “gran camposanto/ velado desde lejos”. Lo que queda en Exorcismos, un libro que exhibe una cincuentena de poemas organizados en tres partes, “Amores”, “Duelos” y “Exilios”, es menos la nostalgia personal, el testimonio sentimental de una primera persona, y más la herida trágica del exilio, ese principio de destrucción para cualquier biografía: 


“Una corriente helada llega del norte
anunciando el otoño y una nueva migración 
a la que llego con poco equipaje:
fantasmas que cruzaron el Atlántico conmigo
para recordarme que una mujer dormita en mi cuerpo
cuando los alaridos de la violencia cotidiana
descienden a un murmullo fugaz
y los crujidos de las casas que abandoné
se incrustan en mis huesos” 

(“Otoño en Greenport”).

Tal vez estos mismos versos citados revelen también la parte frágil de la poesía de Tempel: su locuacidad excesiva. Por un lado, su frase parece negarse a otro orden que no sea el de la sintaxis canónica, y por otro, esa frase de Tempel se vuelve a veces arborescente, casi hasta el agobio, como impelida a no dejar escapar sus sucesiones de complementos, sus segmentos más explicativos. Es decir, se le puede reprochar a esta poesía la desconfianza frente a la capacidad del lector, como si la poesía no resultara de dos inteligencias, la de un discurso en el mismo instante en que es captada por la inteligencia del receptor. Tempel no siempre crea ese espacio constitutivo de toda real poesía, en que el poeta debe callar para que el lector haga su parte.

Pero es posible que este reparo se explique dentro de otra lógica. Obsérvense estos fragmentos: 


“Los exiliados se aferran a la memoria 
porque el dolor es la única forma de continuar existiendo” 

(“Dogmas”) 


“los himnos que murmuramos
luego de tantas emigraciones
nos recuerdan la vergüenza
de haber sobrevivido a una era atroz” 

(“Los ecos del silencio”)


“Anoche soñé que volvía a la casa de mis padres 
cuando mi cuerpo no era todavía
esta prisión que me acompaña por el mundo” 

(“Anoche soñé”). 


Ese himno, literalmente desesperado, que se construye entre exilio, prisión y vergüenza puede pedir un lenguaje que cubra al mundo de palabras, que busque en su máquina infinita el movimiento que haga la vida tolerable, aun si con eso se hiere a la poesía, que, como los exorcismos, también se destina a garantizar una sobrevivencia. Hay un límite en la pérdida, a partir del cual sólo nos resta el lenguaje, y es el lenguaje el que nos permite reconstruirnos.

Es una hipótesis posible para explicar esa ansiedad denotativa del idioma de Tempel, que lleva a que algunos de estos poemas puedan ser transpuestos en el registro plano de la prosa. La supresión de la espiralidad del poema, en principio porosa y llena de significados, no parece alterar el tejido del sentido: el exorcismo estaba de todos modos consumado.

Sin embargo, la mejor poesía de Tempel se encuentra en aquellos textos que admiten la parte de silencio que hace resonar a la poesía. Son poemas con versos como estos, de “Alter ego”: 


“(…)Pero no hay alcohol que borre estos recuerdos:
la memoria es un verdugo cortés que pide permiso
para desgarrar tus madrugadas
quebrando el esplendor de una pesadilla 
con rugidos de tanques y monstruos vestidos de uniforme.
Ahora los días transcurren apaciblemente
aunque los niños que claman a medianoche
reabran viejas heridas
y otra ciudad sea bombardeada en primavera.”















BEN JONSON [13.439]

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Ben Jonson

(Gran Bretaña, 1572-1637)
Poeta y dramaturgo inglés cuyo conocimiento de los clásicos, talento para la sátira y estilo brillante lo convierten en una de las principales figuras de la literatura inglesa. Jonson nació en Westminster, probablemente el 11 de junio de 1572; estudió en la escuela de la misma ciudad y trabajó en el negocio de albañilería de su padrastro. En 1592, después de servir brevemente en el Ejército inglés en Flandes, ingresó en la compañía de teatro londinense de Philip Henslowe como actor y aprendiz de dramaturgo, donde corrigió obras del repertorio y, al parecer, desempeñó el papel de protagonista en La tragedia española de Thomas Kyd. La primera obra de teatro original de Jonson, Cada cual según su humor, se estrenó en 1598 por la compañía de Lord Chamberlain con William Shakespeare en el reparto. La obra era una adaptación del dramaturgo latino Plauto, para la escena inglesa. Aquel mismo año, Jonson mató en duelo a un actor de la compañía y escapó por poco a su ejecución. La siguiente obra que escribió fue Cada cual sin humor (1599), un trabajo ambicioso que fue la obra de teatro más larga jamás escrita para el teatro público inglés y que fracasó estrepitosamente. Ambas obras estaban en la misma línea. Jonson había creado una especie de comedia de situación con personajes excéntricos que representaban cada uno un temperamento o humor humano. Durante los próximos cuatro años escribió varias comedias, como Las diversiones de Cynthia (1600) y El poetastro (1601), en la que satirizaba a otros escritores, sobre todo a los dramaturgos ingleses Thomas Dekker y John Marston. Dekker y Marston respondieron atacándole en su Satiromastix (1600), pero decidieron acabar con su enemistad pública, y en 1604 Jonson colaboró con Dekker en La diversión del rey y con Marston y George Chapman en Rumbo al este (1605). Cuando Marston y Chapman fueron encarcelados por las opiniones vertidas en esta última obra, Jonson se unió a ellos voluntariamente. 

A partir de 1603 Jonson empezó a escribir mascaradas para diversión de la corte del rey Jacobo I Estuardo, al parecer cumpliendo con su papel de poeta laureado desde 1616. Las mascaradas sirvieron para poner de manifiesto su erudición, talento y versatilidad, y en ellas saca a relucir su mejor poesía lírica. Estas mascaradas, incluyendo El sátiro (1603), Mascarada de la belleza (1608) y Mascarada de las reinas (1609), se representaron casi siempre en elaborados escenarios italianos diseñados por el célebre arquitecto inglés y diseñador de escenarios Inigo Jones. Al mismo tiempo que escribía para la corte, Jonson continuó trabajando para el teatro comercial. Durante este periodo creó dos tragedias históricas, Sejanus (1603) y Catilina (1611), y cuatro comedias brillantes que consolidaron su reputación como dramaturgo: Volpone (1606), Epiceno o la mujer silenciosa (1609), El alquimista (1610) y La feria de san Bartolomé (1614). Sus diversos escritos, que incluyen epigramas, epístolas y poemas líricos, están reunidos en El bosque (1616) y Underwoods (publicado póstumamente en 1640). El bosque incluye su canción más famosa, "Bébeme sólo con los ojos". Sus últimas obras de teatro, como El cuento de una tina (1633), tuvieron menos éxito, pero siguió siendo una figura destacada entre los escritores de la época. A pesar de sus enemistades literarias, Jonson fue el decano y el principal ingenio de un grupo de escritores que se reunían en la taberna Mermaid del distrito londinense de Cheapside. Aunque su talento creativo se plasmó en obras diversas, fueron sus teorías críticas las que más influyeron en la literatura inglesa de los reinados de Jacobo I y Carlos I. Buscó el perfeccionamiento del drama inglés como forma literaria aplicando las estructuras y reglas clásicas, luchó contra la mezcla de tragedia y comedia, y fue un activo abogado de los principios del drama establecidos por Aristóteles, que elogió a expensas de la flexibilidad y las propiedades improvisadoras de dramaturgos como Shakespeare. Su obra tuvo gran influencia en la comedia durante la Restauración (1660-1685) y durante los siglos XIX y XX. La importancia actual de Jonson reside en sus comedias costumbristas y en su ingenioso y cómico retrato de la vida londinense de la época. 



Himno a Diana

Reina y cazadora, casta y hermosa, 
ya el sol se ha acostado a dormir, 
sentada en tu silla de plata, 
el estado en la manera habitual guarda. 
Héspero implora tu luz, 
diosa excelentemente brillante.

Tierra, que tu envidiosa sombra 
no ose interponerse; 
la reluciente orbe de Cintia 
la hicieron para aclarar el cielo 
cuando se cerrase el día: 
bendícenos con la vista deseada, 
diosa excelentemente brillante.

Deja el arco de perla a un lado, 
y el carcaj reluciente como el cristal; 
dale al ciervo que huye espacio para respirar, 
por corto que sea: tú que haces día de la noche, 
diosa excelentemente brillante.





Hymn to Diana 

Queen and huntress, chaste and fair,
   Now the sun is laid to sleep,
Seated in thy silver chair,
   State in wonted manner keep:
      Hesperus entreats thy light,
      Goddess excellently bright.

Earth, let not thy envious shade
   Dare itself to interpose;
Cynthia's shining orb was made
   Heaven to clear when day did close:
      Bless us then with wishèd sight,
      Goddess excellently bright.

Lay thy bow of pearl apart,
   And thy crystal-shining quiver;
Give unto the flying hart
   Space to breathe, how short soever:
      Thou that mak'st a day of night--
      Goddess excellently bright.




Lo natural es elegante

Siempre estar arreglada, siempre estar vestida 
como si fuerais a una fiesta; 
siempre estar empolvada, siempre perfumada, 
señora, es de presumir que, 
aunque las causas ocultas del arte no se descubran, 
no todo es dulce, no todo es auténtico.

Dadme una mirada, dadme un rostro 
que haga de la sencillez gracia, 
ropas que fluyan sueltas, cabello también libre, 
tal dulce descuido me conquista 
más que todas las falsedades del arte: 
me llegan a los ojos, pero no al corazón




Simplex munditiis 

Still to be neat, still to be drest
As you were going to a feast;
Still to be powdered, still perfumed
Lady, it is to be presumed,
Though art's hid causes are not found
All is not sweet, all is not sound.

Give me a look, give me a face
That makes simplicity a grace,
Robes loosely flowing, hair as free,
Such sweet neglect more taketh me
Than all the adulteries of art;
They strike mine eyes, but not my heart.





A Celia

Bebe a mi salud solo con los ojos, 
y yo brindaré con los míos; 
o deja un beso sino en la copa 
y no buscaré vino. 
La sed que del alma surge pide bebida divina; 
pero aunque pudiera del néctar de Júpiter sorber, 
no lo cambiaría por el tuyo.

Te envié hace poco una corona de rosas, 
no tanto honrándote como dándole esperanza 
de que ahí no pudiera marchitarse, 
pero tú solo le respiraste encima y me la devolviste; 
desde entonces lozanea y huele, 
lo juro, ¡no por sí sino por ti!




To Celia 

Drink to me only with thine eyes,
   And I will pledge with mine;
Or leave a kiss but in the cup
   And I'll not look for wine.
The thirst that from the soul doth rise
   Doth ask a drink divine;
But might I of Jove's nectar sup,
   I would not change for thine.

I sent thee late a rosy wreath,
   Not so much honouring thee
As giving it a hope that there
   It could not withered be;
But thou thereon didst only breathe,
   And sent'st it back to me;
Since when it grows, and smells, I swear,
   Not of itself but thee!





La sombra

Seguid una sombra, siempre os huye; 
fingid huir de ella, os seguirá: 
así, cortejad a una dama, os niega; 
dejadla en paz, os cortejará. Decid: 
¿no se declara de las mujeres con razón, 
pues, que no son sino las sombras 
de nosotros los hombres?

Por la mañana y al atardecer 
las sombras son más largas; 
al mediodía son o cortas o nada: 
así, cuando los hombres estamos más débiles 
ellas están más fuertes, 
pero si se nos encuentra perfectos, 
a ellas no se les reconoce. Decid: 
¿no se declara de las mujeres con razón, 
pues, que no son sino las sombras de nosotros los hombres?






The shadow 

Follow a shadow, it still flies you;
   Seem to fly it, it will pursue:
So court a mistress, she denies you;
   Let her alone, she will court you.
      Say, are not women truly, then,
      Styled but the shadows of us men?

At morn and even, shades are longest;
   At noon they are or short or none:
So men at weakest, they are strongest,
   But grant us perfect, they're not known.
      Say, are not women truly, then,
      Styled but the shadows of us men?





ROBERT HERRICK [13.440]

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Robert Herrick

Robert Herrick (bautizado el 24 de agosto de 1591 - † en octubre de 1674) fue un poeta inglés del siglo XVII.

Nació en Cheapside, Londres, y falleció en Dean Prior, Devon. Escribió poemas profanos y religiosos. Esta mezcla le hace a veces imitador de Anacreonte y otras, buscador de inspiración religiosa en fuentes bíblicas. Tiene un estilo natural y sencillo. De notable ingenio, probablemente sea uno de los poetas más notables de su época.


Gather ye rosebuds while ye may, por John William Waterhouse.
Sus poemas se publicaron bajo el título de Hesperides (Hespérides), obras divinas y humanas (1648).





A la música

Encántame, adorméceme y consúmeme con tus deliciosas armonías;
Déjame arrebatado alejarme en tranquilos sueños.
Alivia mi mente enferma, adorna mi lecho,
Tú, poder que puedes librarme de este dolor;
Hazlo rápidamente, aunque no consumas mi fiebre.

Con dulzura, tu conviertes su fuego voraz en una llama cálida,
Y luego la haces expirar; ayúdame a llorar mis penas,
Y concédeme tal descanso que yo, pobre de mi,
Crea que vivo y muero entre rosas.

Cae sobre mi como un rocío silencioso,
O como esas lluvias virginales que en la aurora
Esparcen su bautismo sobre las flores.
Diluye, derrite mis sufrimientos con tus suaves acordes;
Que yo pueda entre deleites abandonar esta luz,
y alzar mi vuelo hacia el Paraíso.





A las vírgenes, 
para que aprovechen el tiempo

Coged las rosas mientras podáis;
veloz el tiempo vuela.
La misma flor que hoy admiráis,
mañana estará muerta.

La gloriosa lámpara celeste, el sol,
cuanto más alto ascienda
antes llegará a su camino
y más cerca estará del ocaso.

Los primeros años son los mejores,
cuando la juventud y la sangre están más calientes;
pero consumidas, la peor, y peores tiempos
siempre sucenden a los anteriores.

Así que no seáis tímidas, aprovechad el tiempo
y mientras podáis, casaos:
pues una vez que hayáis pasado la flor de la vida
puede que esperéis para siempre




To the virgins, 
to make much of time

Gather ye rosebuds while ye may,
Old Time is still a-flying:
And this same flower that smiles today
Tomorrow will be dying.

The glorious lamp of heaven, the Sun,
The higher he's a-getting
The sooner will his race be run,
And nearer he's to setting.

That age is best which is the first,
When youth and blood are warmer;
[But being spent, the worse, and worst
Times, still succeed the former.

Then be not coy, but use your time;
And while ye may, go marry:
For having lost but once your prime,
You may forever tarry.






His Return to London

From the dull confines of the drooping west 
To see the day spring from the pregnant east, 
Ravish'd in spirit, I come, nay more, I fly 
To thee, blest place of my nativity! 
Thus, thus with hallow'd foot I touch the ground, 
With thousand blessings by thy fortune crown'd. 
O fruitful genius! that bestowest here 
An everlasting plenty, year by year. 
O place! O people! Manners! fram'd to please 
All nations, customs, kindreds, languages! 
I am a free-born Roman; suffer then 
That I amongst you live a citizen. 
London my home is, though by hard fate sent 
Into a long and irksome banishment; 
Yet since call'd back, henceforward let me be, 
O native country, repossess'd by thee! 
For, rather than I'll to the west return, 
I'll beg of thee first here to have mine urn. 
Weak I am grown, and must in short time fall; 
Give thou my sacred relics burial.






An Ode to Ben Jonson

Ah Ben! 
                        Say how, or when 
                        Shall we thy guests 
                Meet at those lyric feasts 
                        Made at the Sun, 
                The Dog, the Triple Tun? 
                Where we such clusters had 
         As made us nobly wild, not mad; 
                And yet each verse of thine 
Outdid the meat, outdid the frolic wine.

                               My Ben 
                        Or come again, 
                        Or send to us 
                Thy wit's great overplus; 
                        But teach us yet 
                Wisely to husband it; 
                Lest we that talent spend, 
         And having once brought to an end 
                That precious stock, the store 
Of such a wit the world should have no more.







The Vine

I dreamed this mortal part of mine 
Was metamorphosed to a vine, 
Which crawling one and every way 
Enthralled my dainty Lucia. 
Methought her long small legs and thighs 
I with my tendrils did surprise; 
Her belly, buttocks, and her waist 
By my soft nervelets were embraced. 
About her head I writhing hung, 
And with rich clusters (hid among 
The leaves) her temples I behung, 
So that my Lucia seemed to me 
Young Bacchus ravished by his tree. 
My curls about her neck did crawl, 
And arms and hands they did enthrall, 
So that she could not freely stir 
(All parts there made one prisoner). 
But when I crept with leaves to hide 
Those parts which maids keep unespied, 
Such fleeting pleasures there I took 
That with the fancy I awoke; 
And found (ah me!) this flesh of mine 
More like a stock than like a vine.





The White Island, or Place of the Blest

In this world, the isle of dreams, 
      While we sit by sorrow’s streams, 
      Tears and terrors are our themes 
                     Reciting:

      But when once from hence we fly, 
      More and more approaching nigh 
             Unto young eternity, 
                     Uniting:

       In that whiter island, where 
       Things are evermore sincere; 
       Candor here and luster there 
                   Delighting:

    There no monstrous fancies shall 
       Out of hell an horror call, 
       To create, or cause at all, 
                  Affrighting.

    There, in calm and cooling sleep 
      We our eyes shall never steep, 
       But eternal watch shall keep, 
                   Attending

    Pleasures, such as shall pursue 
         Me immortalized, and you; 
        And fresh joys, as never too 
                  Have ending.






RAFAEL LANDÍVAR [13.441]

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Rafael Landívar

Rafael Landívar (Santiago de los Caballeros, Guatemala, 27 de octubre de 1731 - Bolonia, Italia, 27 de septiembre de 1793) fue un poeta guatemalteco.

Sus padres eran nobles acaudalados. Inició su formación académica a los once años en el Colegio Mayor Universitario de San Borja, en la misma ciudad de su nacimiento, que al mismo tiempo era seminario jesuita. En 1744 se inscribió en la Real Pontificia Universidad de San Carlos. Se le confirió el grado de bachiller en filosofía en 1746, cuando aún no cumplía los quince años. Poco más de un año después, en mayo de 1747, obtuvo los grados de licenciado en filosofía y maestro.

Landívar en la Compañía de Jesús

En 1749 se trasladó a México para ingresar a la orden religiosa de la Compañía de Jesús y se ordenó sacerdote en 1755. A su regreso a Guatemala, se desempeñó como rector del colegio San Borja.

En 1767, producto de la expedición de la Pragmática Sanción por parte de Carlos III de España, fue desterrado de las tierras americanas y junto con todos sus compañeros de orden, marchó a México primero, y luego a Europa, instalándose en Bolonia, Italia.

Es allí donde publicó su libro «Rusticatio Mexicana» (Por los Campos de México), en latín, al igual que su «oración fúnebre» en la muerte del obispo Figueredo y Victoria, benefactor de la Compañía de Jesús. La obra alcanzó tal éxito en su primera edición, editada en Módena en 1781, que se publicó una segunda, en 1782, esta vez en la misma Bolonia, constituida por 15 libros y un apéndice, con un total de 5.348 versos. Algunas de sus otras obras son: A la capital de Guatemala y Pelea de gallos.

Muerte y sepultura

Murió el 27 de septiembre de 1793, en Bolonia, donde fue sepultado en la iglesia de Santa María delle Muratelle. En 1950 sus restos fueron encontrados y repatriados a Antigua Guatemala.

Instituciones con su nombre

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En 1961 se fundó en Guatemala la Universidad Rafael Landívar, por la Compañía de Jesús.
Bibliografía[editar]
Chamorro G., Faustino (2001). Rafael Landívar, Rusticatio Mexicana, Edición Crítica Bilingüe, 2.ª. Edición. Universidad Rafael Landívar, Guatemala.
La Academia Guatemalteca (1931). Homenaje a los Poetas Nacionales: Rafael Landívar, S. J. y Fr. Matías de Córdoba, de la O. P. Academia Guatemalteca de la Lengua.
Literatura Hispanoamericana. Editorial Escolar Pieda Santa. 1995.
Mata Gavidia, José (1979). Landívar, El Poeta de Guatemala. Editorial José de Pineda Ibarra, Ministerio de Educación, Guatemala.





Pelea de gallos

Luego que empieza el gallo generoso
a erguir amenazando el áureo cuello,
a caminar con majestad y orgullo
y a perseguir con amoroso anhelo
a sus esposas, el ardor insano
de bárbaro, letal y sutil juego
le saca del corral, su dulce patria,
y le sepulta en reducido encierro,
do atado al pie con cuerda rigurosa
del combate feroz aguarda el tiempo.

El ave generosa en el principio
se entristece; con largo y flébil eco
gime tal vez, y los indignos lazos
ansían romper sus débiles esfuerzos
pero después, acostumbrado el gallo
a la nueva mansión y a trato nuevo,
con grave majestad se espacia altivo
por su prisión, olvida el cautiverio,
y saluda en cantares belicosos
la luz de Diana y el fulgor de Febo.
De su crestada frente, cual corona
se alzan las puntas; un color sangriento
cubre sus barbas; las doradas plumas
visten espesas el erguido cuello,
y acrecentada la flexible cola,
en arco airoso tiende su plumero,
buscando la cabeza con su punta
y el espolón robusto descubriendo
del gallo armado. Mas su alcaide impío
barbas y cresta le mutila fiero,
del espolón dejándole tan sólo
una pequeña parte, donde luego
breve, cortante espada le asegura,
y liga el pie con vínculos estrechos,
así al lucir el azaroso día
del combate mortal, cada gallero
suelta en la liza su campeón armado,
que con tenaz, provocador acento,
a sus nobles rivales desafía.
Del breve circo en el espacio interno
la arena está con sangre salpicada.
En derredor se mueven los asientos
de la gárrula turba que tan pronto
con vasto grito aplaude el vencimiento;
como apuestas ruinosas multiplica,
en ronca voz y discordante ecos.

Cuando este insano vulgo clamoroso
llena las tablas, de la arena al medio
sacan dos soltadores a sus gallos
armados con mortíferos aceros.
Al punto, de las aves belicosas
enciende, abrasa los valientes pechos
súbita rabia: sus cabezas arden,
lanzan sus ojos devorante fuego,
y al combate se aprestan, erizando
las ígneas plumas de su erguido cuello.
Mas antes se contemplan irritados,
en derredor la vista revolviendo
examinan el campo de batalla,
y cauto cada cual, los movimientos
sigue de su contrario...Ved...¡ya lidian!

De interés y ansiedad hondo silencio
reina doquier. Con repentino salto
en el aire se chocan, pecho a pecho
fuerte se opone, y mezclan furibundos
pies robustos a pies, hierros a hierros,
sin que ninguno su furor deponga
hasta que al adversario postre yerto
bajo el rigor de su terrible espada
en el campo letal. Con tardo vuelo
giran las plumas por el aire vago,
y las entrañas del rasgado seno
vierte aquel moribundo, anhela, expira,
y sucumbe infeliz al hado acerbo.

Triunfa el vencedor: la insana turba
en torno aplaude con furor inmenso,
y él agitando las doradas plumas
que tornasolan su pintado pecho,
celebra la magnífica victoria
con faz erguida y sonoroso acento.
Mas si cobarde el vencedor se asombra,
al contemplar el palpitante cuerpo
de su enemigo y vuelve las espaldas
huyendo el espectáculo funesto,
indignado el concurso le proscribe,
la carga de baldón y vituperio,
y la palma triunfal con vano aplauso
obtiene al fin el generoso muerto.






A la ciudad de Guatemala (Elegía)

¡Oh salve, Patria para mí querida,
mi dulce hogar, oh salve Guatemala!
Tú el encanto y origen de mi vida.

¡Cuánto, tierra bendita, se regala
el ánimo evocando de tu suelo
las prendas todas, de natura gala!

Me acuerdo de tu clima y de tu cielo,
a tus fuentes me asomo, y se pasea
por tus henchidas calles ¡ay! mi anhelo.

En tus templos mi vista se recrea,
y a la sombra encontrarme de tus lares,
a ti volando el corazón desea.

A veces me parece los pinares
divisar de tus montes, y las frondas
que esmeraldas semejan a millares.

Ver por las mieses tus campiñas blondas,
campiñas en perenne primavera
a las que riegan cristalinas ondas.

Con frecuencia la imagen placentera
surge en mi mente, de tus muchos ríos
que huyendo van en rápida carrera

en torno de los márgenes sombríos;
o bien el interior de tus hogares
er me figuro lleno de atavíos.

Vuela después mi mente a otros lugares,
y sorprende jardines matizados
de Venus por las rosas singulares.

Mas a do se encaminan exaltados
mis pensamientos, cuando aún los tapices 
de seda evoco en oro recamados,

y el purpúreo vellón...? Firmes raíces
el patrio amor en nuestras almas echa,
al refrescar memorias tan felices.

Memorias en que, al verse por la flecha
el infortunio herido, luego ufano
en ellas paz el ánimo cosecha.

Pero me engaño: que injuriosa mano
vino a agitar mi sosegada mente,
y mi ánimo a burlar ensueño vano.

¡Ay! la ciudad que ayer fuera esplendente
alcázar y del reino la señora,
admiración y pasmo de la gente;

¡de piedras un acervo es sólo ahora...!
casas, templos y calles...no le quedan;
y aún del monte a la cumbre protectora

no cabe por do ir, que se lo vedan
los edificios que en fatal ruina
de sus alturas hasta el polvo ruedan.

¡Todo cae...! Parece que fulmina
sus aligeros fuegos el tonante,
y con su roce todo lo extermina.

Mas ¿para qué deploro sollozante
tanta escena de muerte y tanto estrago?
¡Espectáculo nuevo ved delante...!

Ya del sepulcro surgen, y ya el vago
viento nuevas mansiones señorean
y airosos templos; sienten el halago

del céfiro las fuentes que ya ondean;
torna el pueblo a llenar el “avenida”,
y alma quietud de cuantos lo desean.

Más que de Egipto el ave eclarecida
dichosa Guatemala, nuevamente
de sus cenizas propias saca vida.

¡Oh rediviva Madre! Alza la frente
en júbilo bañada; y ya al amparo
de otro nuevo desastre largamente,

puedas vivir. En tanto, yo el preclaro
triunfo que de la muerte has obtenido
celebraré en mis versos sin reparo,

y haré sea en los astros conocido.
Por fin, mi ronco plectro con intensa
Ternura te consagro; y sólo pido
Tenerte a ti, por premio y recompensa.







MARÍA JOSEFA GARCÍA GRANADOS Y ZAVALA [13.442]

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María Josefa García Granados y Zavala

(Puerto de Santa María, Cádiz (España), 10 de julio de 1796 - Guatemala, 28 de julio de 1848) fue una literata y poetisa guatemalteca, de origen español, una de las mayores exponentes intelectuales de la independencia de Guatemala. Fue, también, una feminista adelantada a su tiempo que con su carácter fuerte y dominante se impuso en la sociedad guatemalteca de la época.

María Josefa García Granados provenía de una familia de alcurnia que había viajado a ese país, pero que decidió regresar al Reino de Guatemala, tras la invasión de los franceses a la Península Ibérica. Su inclinación por las letras y el periodismo la llevaron a participar en tertulias, a conocer a intelectuales y escritores y hasta publicar con ellos diferentes géneros literarios. Por otro lado, era hermana de Miguel García Granados.

Mejor conocida por sus amigos y conocidos como Pepita, se casó con Ramón Saborío de la Villa de Nicaragua, con quien compartió matrimonio hasta la muerte y con quien procreó seis hijos. Se le conocía por su fuerte carácter y autoridad. Debido a dicho carácter María Josefa García Granados creo una amistad con los hombres más influyentes de su época, aun antes de 1821 (año de la independencia de Guatemala), ella concurría a las famosas tertulias efectuadas en casa del canónigo José María Castilla nacido en Madrid, España. Su hermano también fue su yerno, pues, como se acostumbraba en esa época, entre familias de la clase alta, existían matrimonios endogámicos, así que su hermano Miguel se casó con su hija mayor, Cristina.

Ciertamente el ingenio y cultura de esta ilustre dama le valió ser reconocida como una de los referentes de la literatura guatemalteca en su época. Según Máximo Soto Hall:

Pepita era atrevida y valiente. En los tiempos en que los hombres no salían a la calle de noche, ella visitaba a sus amigos sin atender la hora.
La vida de María Josefa García Granados estaba llena de verso y pasión. Escribió el Boletín del Cólera Morbus, una obra de teatro en verso con la que criticó duramente algunos sucesos de la vida política de Guatemala durante su época. Y cuando su familia sufrió la expulsión de algunos de sus miembros durante la época de la Federación Centroamericana y la confiscación de la tercera parte de sus bienes, escribió al respecto: (…) puesto que podíamos carecer de lo indispensable para nuestro sustento diario, pudiendo decirse que en tres años habíamos pasado del lujo a la miseria.

Obras


Mujer de genio independiente, despreocupada, de mucho ingenio y travesura; con gran facilidad para versificar y mucho chiste para sus sátiras; era lo que puede llamarse un ente original, y de trato peligroso. ¡Pobre de aquel a quien le ponía la puntería!   —General Miguel García Granados

El mérito de esta escritora va más allá de su poesía lírica, tan acorde con el género femenino. A ella le tocó vivir una época política bastante difícil en Guatemala: un período de atropellos que llegó con el triunfo de Francisco Morazán. Esta crisis, que afectó de cerca a su familia, templó su pluma y, a la usanza del Siglo de Oro español, su reacción literaria estuvo llena de ingenio, crítica y buen humor.

Sobre su literatura, Ana María Urruela de QuezadaNota 3 , apunta sobre lo que significa para la literatura guatemalteca: La creación literaria de la poetisa es significativa para la historia, porque en sus retratos, piezas satíricas, coplas y cartas, logró pintar, sin evasiones, ni romanticismos, personalidades y hechos vinculados con le élite cultural y política de esa época pretérita. Para García Granados la poesía era un instrumento con el cual podía dejar testimonio vital de la época. Para ella la inmediatez de la poesía la hacía abordar temas de contenido amoroso, al mismo tiempo que discutir sobre otros que tenían ciertos contenidos simbólicos.

Sátira

Según las memorias de Miguel García Granados se sabe que María Josefa padecía de histeria y de aquí posiblemente se origina su tendencia crítica y sátirica, aunque no por ello menos valiosa.

Durante el gobierno del doctor Mariano Gálvez, publico el Boletín del Cólera Morbus debido a que por aquella época Guatemala estaba siendo atacada por el "cholera morbus"; con este boletín satírico entretenía a la población.

Del Boletín del Cólera Morbus se escribió:

Anda en secreto un "boletín del cólera"- de los tiempos en que el aire mefítico del Ganges sopló fuerte y ella, como Moliére, la emprendió con los médicos- que es cosa de no dejar aquella ocurrentista y castiza solitaria un solo instante de las manos..—José Martí.  Insigne poeta cubano


Poesía

Como aficionada a la lectura, María Josefa García Granados se cultivó en la poesía; asimismo, no solamente escribió sátira sino que también cantaba poéticamente. Además de "A la ceiba de Amatitlán" otras de sus composiciones son:

"Himno a la Luna"(1830)
"La Resolución"
"A una hermosa joven-desgraciadamente enlazada con un achacoso viejo-"
"A una abeja"
"Plegaria"
"Despedida"

Además tradujo algunos versos de Byron y también trabajó la oda histórica.


A la esperanza

Salve risueña Esperanza
de quien la magia divina
a la dicha presto un ala

y al dolor quieta una espina.



Periodista

En el siglo XIX la mujer se dedicaba de ordinario a las labores de su casa. Pero María Josefa García Granados rompió esquemas en su época; con el seudónimo de "Juan de las Viñas" para no ser reconocida como femina, se dice que fundo dos periódicos, los dos de carácter político y uno de ellos con tendencias literarias.

Cien veces una

En la época de Mariano Gálvez, algunos guatemaltecos liberales publicaron en El Salvador, un periódico de combare titulado Diez Veces Diez; en respuesta, García Granados y su amigo José Batres Montufar fundaron el periódico Cien Veces Una.

El primer número de Cien Veces Una fue encabezado así:

Cien Veces Una te envío
a cambio de Diez Vez Diez
ya que has hurgado otra vez
el hormiguero hijo mío.



Muerte

María García Granados y Saborío, hija del general Miguel García Granados y sobrina/nieta de María Josefa. Se enamoró de Martí cuando éste llegó a Guatemala, y su temprana muerte dio origen a la leyenda de La Niña de Guatemala.

Según lo señalan textos y críticos, García Granados realizó un pacto con su amigo José Batres Montufar: ambos estaban interesados por el espiritismo y la vida del más allá; se pusieron de acuerdo con que el primero que muriera debía regresar del más allá y demostrarle al sobreviviente que efectivamente existía el infierno. El pacto lo sellaron en el año 1844, meses antes que muriera el poeta Batres. Según se sabe, ocurrió que Batres regresó del más allá y le confirmó la existencia del infierno, diciéndole: ¡Sí hay inferno, Pepita!2 Ella dejó de escribir, se retiró de la vida social y se dedicó al recogimiento y prácticas piadosas. Cuatro años después, el 28 de septiembre de 1848, ella murió. Curiosamente fue enterrada en una tumba separada solamente por un muro de Ignacio Gómez, acérrimo enemigo de García Granados.

Información adicional



Poeta guatemalteco José Batres Montufar alumno de piano y amigo personal de María Josefa García Granados, con quien co-escribió varias obras y fundó Cien veces una.


Hermana del general Miguel García Granados, líder de la Revolución Liberal de 1871.
Fue amiga personal de Pedro Molina, José Francisco Barrundia, Dieguez, José Cecilio del Valle, Mariano Gálvez, Cordova, Aycinena, José Milla y de Rafael Carrera.
Tía de María García Granados y Savorío, a quien el insigne poeta cubano José Martí inmortalizara en su poema de 1,891: La Niña de Guatemala.2 Algunas veces es confundida con su sobrina, que aunque culta, no poseía la capacidad intelectual de María Josefa.



Sermón para el canónigo José María Castilla
(fragmentos)

“O joder o morir, ¡oh almo coño!
que un bello, tierno y virginal retoño,
vale más que la vida y que la gloria
que sólo sirven de adornar la historia”.
Así un filósofo pagano,
Octavio Augusto, emperador romano;
¡Oh vosotros, muchachos negligentes
que servís de ludibrio a los vivientes
pasando el tiempo en ocio tan profundo
cual si no hubiera coños en el mundo!

Y tú, sexo embustero y desaseado,
¿en qué empleas la flor que Dios te ha dado?
Vírgenes tontas, con vosotras hablo,
no sois ni para Dios ni para el Diablo.
Ahora, que inflamado de elocuencia
al predicar la fornicaria ciencia
más que Bossuet y Fenelón me siento,
hembras y machos, escuchad mi acento.
Mas para oír con fruto mis razones,
cada varón empuñe sus cojones
y las hembras su coño y sus dos tetas
que jalan más que doce mil carretas.

Con carajos y coños juntamente:
¡tened piedad de la afligida gente
que ha escuchado devota mis palabras,
tened piedad que se me van las cabras!
Y entre tanto que el mundo se corrige
y que el carajo al coño se dirige,
sobre las aras de tu santo templo
les voy a predicar con el ejemplo.



Pepita García Granados, la poeta irreverente

FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ


Una mujer del siglo XIX, con las características de una del XXI. Irreverente, satírica para sus escritos, con los que se ensañó contra todos aquellos que quisieron dañar a su familia; antecesora del feminismo, fundadora de un diario y autora de poemas considerados pornográficos y por los que tuvo muchísimos problemas. De ella se saben hasta historias de ultratumba.

Es difícil pensar que entre los años 1800 existiera alguna mujer que se saliera del rol tradicional y para esa época, sin embargo, con María Josefa García Granados (1796-1848) encontramos que sí fue posible. Ella rompió con las expectativas de aquellos que consideraban que la mujer debía ser sumisa, nunca beligerante, intachable en su conducta y sobre todo, que no se dedicara a escribir textos prosaicos indecentes. Por otro lado, fue protagonistas historias dignas de Cuentos de la cripta, relatados no solamente como historias fantásticas, sino, también aludidos en textos históricos y académicos.

María Josefa, conocida como La Pepita, nacida en España, provenía de una familia de alcurnia que había viajado a ese país, pero que después había decidido regresar al Reino de Guatemala, tras la invasión de los franceses a la Península.

Su inclinación por las letras y el periodismo la llevaron a participar en tertulias, a conocer a intelectuales y escritores y hasta publicar con ellos diferentes géneros literarios. Por otro lado, era hermana de Miguel García Granados, quien fungió como presidente de Guatemala entre 1871 y 1873. Su hermano, también fue su yerno, pues, como se acostumbraba en esa época, entre familias de la clase alta, existían matrimonios endogámicos, así que su hermano Miguel se casó con su hija mayor, Cristina.

Musa y literata

La vida de Pepita estaba llena de verso y pasión. Se casó con Ramón Saborío, con quien compartió matrimonio hasta la muerte. Aunque tuvo un amigo muy especial y con quien compartió coautoría de algunos textos. Se trata de José Batres Montúfar (1809-1944), autor del reconocido poema Yo pienso en ti. Con Pepe, como era conocido este poeta, fundaron el periódico Cien veces una. También escribió El Boletín del Cólera Morbus, una obra de teatro en verso con la que criticó duramente algunos sucesos de la vida política de Guatemala durante esta época. Por ejemplo, el hecho de que su familia sufrió la expulsión de algunos de sus miembros, durante la época de la Federación y también la confiscación de la tercera parte de sus bienes. Pepita escribió al respecto: …puesto que podíamos carecer de lo indispensable para nuestro sustento diario, pudiendo decirse que en tres años habíamos pasado del lujo a la miseria.

Su retrato

Muchos intelectuales, críticos y hasta familiares de Pepita la han descrito de diferentes maneras. Su propio hermano Miguel, expresó: Mujer de genio independiente, despreocupada, de mucho ingenio y travesura; con gran facilidad para versificar y mucho chiste para sus sátiras; era lo que puede llamarse un ente original, y de trato peligroso. ¡Pobre de aquel a quien le ponía la puntería!

Sobre su literatura, Ana María Urruela de Quezada, apunta sobre lo que significa para la literatura guatemalteca: La creación literaria de la poeta es significativa para la historia, porque en sus retratos, piezas satíricas, coplas y cartas, logró pintar, sin evasiones, ni romanticismos, personalidades y hechos vinculados con le élite cultural y política de esa época pretérita. Aída Toledo coincide con Urruela y agrega que: Para García Granados la poesía era un instrumento con el cual podía dejar testimonio vital de la época. Para ella la inmediatez de la poesía la hacía abordar temas de contenido amoroso, al mismo tiempo que discutir sobre otros que tenían ciertos contenidos simbólicos.

Vania Vargas va más allá de la poesía y señala de manera global el aporte de García Granados: El mérito de esta escritora va más allá de su poesía lírica, tan acorde con el género femenino. A ella le tocó vivir una época política bastante difícil en Guatemala: un período de atropellos que llegó con el triunfo de Morazán. Esta crisis, que afectó de cerca a su familia, templó su pluma y, a la usanza del Siglo de Oro español, su reacción literaria estuvo llena de ingenio, crítica y buen humor.

La leyenda

Según lo señalan textos y críticos Pepita realizó un pacto con su amigo Pepe Batres. Ambos estaban interesados por el espiritismo y la vida del más allá. Se pusieron de acuerdo con que el primero que muriera debía regresar del más allá y demostrarle al sobreviviente que efectivamente existía el infierno. El pacto lo sellaron en el año 1844, meses antes que muriera el poeta Batres. Según se sabe, ocurrió que Batres regresó del más allá y le confirmó la existencia del infierno. Ella dejó de escribir, se retiró de la vida social y se dedicó al recogimiento y prácticas piadosas. Cuatro años después, el 28 de septiembre de 1848, ella murió. Curiosamente fue enterrada en una tumba, separada solamente por un muro, de Ignacio Gómez, acérrimo enemigo de Pepita y quien la acompañó muy cerca en su último viaje. Sin lugar a dudas Pepita García Granados, un personaje histórico ideal para la ficción.




La arpía Molina

¿Veis ese rostro amarillo
con esos ojos hundidos
la boca de sepultura
con cuatro dientes podridos?
¿Veis su cuerpo que parece
momia esqueleto o espina…? ¡
Es la arpía Molina!



Sermón

Y tú, sexo embustero y desaseado,
¿en qué empleas la flor que Dios te ha dado?
Vírgenes tontas, con vosotras hablo,
no sois ni para Dios ni para el Diablo.

Ahora, que inflamado de elocuencia
al predicar la fornicaria ciencia
más que Bossuet y Fenelón me siento,
hembras y machos, escuchad mi acento.

Mas para oír con fruto mis razones,
cada varón empuñe sus cojones
y las hembras su coño y sus dos tetas
que jalan más que doce mil carretas.










ARIEL MONTOYA [13.443]

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Ariel Montoya 

(1964)
Poeta nicaragüense. Nació en Esquipulas, Matagalpa, en 1964. Poeta, editor y periodista. Director Fundador de la Revista Cetroamericana de las Culturas, Decenio, y de la editorial del mismo nombre, y Presidente de la Fundación Iberoamericana de las Culturas (FIBRAS). Autor del poemario "Silueta en Fuga" (Guatemala, 1989). Pertenece a la convulsa generación del 80, y también a la llamada "Generación de Mollina", que aglutina a jóvenes creadores de la región iberoamericana, surgidos en la década del 90. El perfil de la Hoguera fue merecedor de una mención de honor en el Premio Nacional de Poesía "Rubén Darío 1999", convocado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes de Nicaragua.

Como periodista, ha sido articulista de temas políticos y culturales en prestigiosos diarios centroamericanos y de La Florida; como poeta, ha publicado en diversos suplementos, antologías y revistas de las Américas y España, territorios que moldean su natural identidad indohispana, capaz de atraparlo en la más conmovedora de las nostalgias bajo una puesta de sol en los condominios del destierro, desde donde bien le viene cantarle a las naranjas de los caminos o a los espantapájaros desbandando chocoyos y fantasmas. O bien, desmadejar su alma viajera sobre lejanos mares entablados por un flamenco andaluz.



Verano

Viene
el calor
desde
el potrero,
sudario errante
de la noche.

En el
viento quemado
se encrespan
murales
de lumbre,
pintados
por matorrales
incendiados
con la quema.

Arde el verano
fantasma de la sequía.







Refrán

Dime,
hasta donde
querías llegar,
y te diré
donde
debí quedarme.






Factura poética

El Pez
muere
por su boca;
el poeta,
por su lengua.





Adorada

Las nubes pasan y vendrán a reemplazarlas otras. Escucho el trinar de los pájaros pintando los árboles con su aérea presencia. Por mi memoria pasan recuerdos de infancia, quizás rumores de pasos entrelazados taconeando sobre estas mismas piedras. El viento sopla, arrastrando un eco lejano de guitarra tocada al desgarre....la tarde cae lentamente, pronto los muelles del crepúsculo la ahogarán mientras tú, adorada niña apareces en medio de la calle con un manojo de trenzas echado a la espalda de tu uniforme de colegiala, engrandeciendo el paisaje. Sobreviviéndole.







La mercadera

...Su horizonte de barro y su luna de broza...
Joaquín Pasos


La ven
con su puesto de verduras
en un tramo del mercado.
La ven
escoger frutas olorosas para la venta
los melones se deciden en la última oferta.
La ven
con la cara tostada
del sol que le chorrea en la frente
(los dientes de ajo que cuelgan de una ristra
le sonríen)

El aire pasa, zumbando,
acariciando la mejilla de los tomates
y el viento se espina en los maltrechos rostros de
las piñas.

La ven
los pies bañados de polvo. De polvo
y sudor que parecen de barro,
los caites cansados
la voz con furia suelta toda la mañana,
la ven sacar sueños que no pone en venta.







Señal del velo

Como el vértigo de la espada
despuntando silencios,
tu ausencia
fragua insistente
revistiendo
calados entornos
ensangrentando
espirales sobre días y noches
cubiertas
por lamentables transparencias.

Veo tus ojos
-tempestad de luces-
desbandando sombras,
invadiendo
veranos y esperas,
volviendo con los míos
en las tejidas
gaviotas del atardecer,
en la copiosa
tanda de estrellas
contempladas en tu frente.

Tu pelo es la lluvia
Sobre tu espalda
chorrea
un voluptuoso calendario
de hebras y medusas
donde feliz
se pierde y enreda
la masculina
vela de mi entrega.

Tu ausencia
viene con la lluvia,
su velo
es un témpano abrazador
cayéndome
en las letras de tu nombre: Verónica.



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