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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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RYAN ECKES [13.205]

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Ryan Eckes

Filadelfia. EE.UU.
Ryan Eckes nació en el noreste de Filadelfia en 1979.   Vive en Filadelfia Sur. Sus poemas pueden leerse en las revistas XConnect, Fanzine, Cue: Un diario de Prosa poética, the ixnay reader 4, y en The Wild; en su libro when i come here (Plan B Press, 2007); y en su blog, Old News .
(http://ryaneckes.blogspot.com.es/). Tiene un Master en Artes (Escritura Creativa) de la Universidad de Temple, en donde actualmente trabaja como profesor.


[Traducción Carlos Soto Román]



robert creeley

robert creeley murió hoy. revisé el diccionario para ver si aparecía ahí.
no tuve suerte. sólo encontré creel, que significa una cesta de mimbre, inglés especializado. usada por los pescadores para transportar pescado. ¿alguna vez han atrapado un pez? le pregunté a mis alumnos de inglés como segunda lengua esta mañana. estábamos aprendiendo el presente perfecto. hemos estado aprendiendo el presente perfecto. quiero decir, el continuo. presente. continuamos aprendiendo el presente simple.



robert creeley

robert creeley died today. i checked the dictionary to see if he was there.
no luck. i found only creel, which means a wicker basket, esp. one used by
anglers for carrying fish. have you ever caught a fish? i asked my e.s.l. students
this morning. we were learning the present perfect. we have been learning
the present perfect. I mean, continuous. present. we continue to learn the
simple present.




lluvia

mamá, voy a matar al gato, dice rudy. cuando el dice mamá
también quiere decir lluvia. algo de la lluvia es orina de gato ahora.
el gato se meó en mi polera, dice rudy. lávala, dice su
madre. el agua reluce en sus oídos. él pone su mano en la
polera, en el meado, luego golpea a su madre en el rostro – cómo te
gusta, dice, luego se están gritando el uno al otro y
se lanzan cosas, el color salpicando en los colores. es todo lluvia, no
importa. más tarde está tirado como un pez en su cama, el mentón
en el borde, los ojos parpadeando.



rain

mom, i’m gonna kill the cat, rudy says. when he says mom
he also means rain. some of the rain right now is cat piss.
the cat pissed on my t-shirt, rudy says. so wash it, his mom
says. the water sparkles in his ears. he put his hand in the
shirt, in the piss, then smacks his mom in the face – how do you
like it, he says, then they’re screaming at each other and
throwing things, color splashing into colors. it’s all rain, it
doesn’t matter. afterwards he lies like a fish on his bed, chin
over the edge, eyes blinking.





cooperación

recién la semana pasada ella lo había echado
arrojándole sus ropa, calcetín tras

camisa tras calcetín, cada prenda sin importar
lo que hizo, lo que hizo

reproduciéndose en sí, tratando de vestirlo
como uno aliña un pescado para cocinarlo

y aquí está una vez más, el corredor ya
rojo, su escalera inclinada separándose de

la pared y ella se vuelca a gritar
NO VA HABER UN DESPUÉS!!!!

cuando uso la escalera escucho el acento
en el crujido de cada peldaño, cómo cada peldaño

busca desconocer al anterior falseando
su acento. los peldaños imploran una y

otra vez por favor sepáranos. pero la operación
es demasiado peligrosa, los peldaños de deben seguir

existiendo como un todo..



cooperation

just last week she’d kicked him out
flung his clothes at him, sock after

shirt after sock, each garment whatever
the thing he did, the thing he did

reproducing itself, trying to dress him
like one dresses a fish for cooking

and here it is again, the hallway already
red, its slanted staircase breaking from

the wall and she spills into screaming
THERE ISN’T GOING TO BE A LATER!!!!

when i use the staircase i listen to the accent
in the creak of each stair, how each stair

seeks to disown the previous by faking
its accent. the stairs beg time after

time please separate us. but the operation
is too dangerous, the stairs must continue

to exist as a whole.






MATÍAS ELLICKER [13.206]

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Matías Ellicker

Nace en 1982, Chile. Ha sido antologado en Los broches mayores del sonido, libro que conmemora los 40 años del movimiento Hora Zero (Lima, 2009). 
En octubre de 2010 apareció su primer poemario: Derechos y Libertad de los Motociclistas (La Ratona Cartonera, México). Participó en lecturas públicas en aquél país, en 2006 y 2007, en Casa del lago y el Foro Alicia. En 2009 fue antologado en Los broches mayores del sonido (Fondo Editorial de Cultura Peruana), conmemoración de los cuarenta años de Hora Zero, invitado por el poeta Tulio Mora, que integra dicho movimiento desde sus orígenes.  




OTRA HISTORIA VIOLENTA

Venían por el sendero empuñando hachas por sobre
sus cabezas, y los faros de un sedán al tomar la curva
arrancaron destellos plateados de sus hojas. Hasta entonces
no los habíamos visto, estábamos en paz. Pero luego,
aunque acababa de encenderlos, el dependiente
apagó los reflectores de la fachada y desconectó
la máquina de discos, y nos pidió que hiciéramos lo mismo
con las velas que flameaban en cada una de las mesas.
Yo pedí un deseo al soplar la mía, y de golpe me sentí viejo.
Una estrella apareció sobre el aserradero. Comenzaron los hachazos.






VICIO Y VIRTUD

Te sucederá también una noche, cuando joven,
ver el último halo de conciencia deslizarse
por la oscura rama recortada en el relámpago
y luego de horas sólo dar con la pobre metáfora
de una aristócrata en ruinas entregando su anillo
en una casa de empeños, demorándose por la artritis
o los sabañones, no sé, pero un halo deslizándose 
en el vacío trepidante que deja el trueno,
cuando el gallo –otra pobre metáfora–
se provee de vicio y virtud y no podría soportar
una mente bendecida por el conocimiento.
Y te sucederá no sólo una noche, sino cientos,
descubrir que la noche es ya una luz cruda
desperezando cuervos en los nichos inalcanzables
de santos inalcanzables, cuervos que sin vanidad
ocultan sanguinarios y penetrantes ojos
entre profundas plumas azul cobalto. 





LAS DIESTRAS EN QUE CONFIÁBAMOS

Las diestras en que confiábamos
pusieron sus nombres en las listas de caridad
pero luego enviaron un mendrugo de pan agusanado 
envuelto en cintas transparentes
Las diestras en que confiábamos
se lavaron con agua bendita tras hundirse en el flanco del Cristo
y palmearon las charreteras de los altos comandos
charreteras que cegaban el tránsito de los caballos
Las diestras en que confiábamos
firmaron millones de cheques en la oscuridad
para hombres y corporaciones que dijeron odiar en lo claro
Las diestras en que confiábamos
tienen gente que lustra sus zapatos y anuda sus cordones
tal como ellas lustran los zapatos y anudan los cordones
de los que están un peldaño más arriba en la pirámide
Las diestras en que confiábamos
abrieron la aljaba, eligieron la más pulida flecha
y dieron en el blanco de todos los leales juramentos
Las diestras en que confiábamos
jamás se estrechan entre sí
pero a veces entrechocan copas rebosantes de sangre
Las diestras en que confiábamos
confeccionaron un látigo de amenazas que confeccionó
un discurso de mentiras que las llevó a cocer
el último ladrillo en la catedral de nuestras lágrimas
Las diestras en que confiábamos
acarician nuevos F-16 tanques dados de baja por el Primer Mundo
como si acariciaran el flanco de alguno de sus caballos 
y acarician a sus caballos como si acariciaran a sus hijos
los hijos que no acarician más desde que en ellas confiamos
Las diestras en que confiábamos
una vez envejecen en el río de los años
escriben biografías escandalosas
que hacen de Roma un apacible jardín
y escriben guiones para televisión
que les permiten estrechar la helada y brillante mano de la fama
Las diestras en que confiábamos
cosen sus labios y lamentan entre murmullos
que la fama no sea ya lo que cantó Shakespeare
pero detrás de sus labios hay un lobo arrodillado
pero dentro de los bolsillos hay chispas
que hacen con las monedas
recién escupidas por el Banco del Estado
Las diestras en que confiábamos
pasan con un bostezo las páginas nacionales e internacionales
pero se tensan poco a poco y acaban en un franco temblor
al llegar a los valores de la Bolsa
Las diestras en que confiábamos
se llevan pastillas a la boca
que de sólo desear nos significarían excomunión y cárcel
Las diestras en que confiábamos
abren un clóset como el de C. S. Lewis
y sacan un abrigo de piel distinto cada noche
y después de frotar y frotar una verga muerta 
lo arrojan a las patas de la cama
y la vida y los sesos que esos abrigos contenían 
se esparcen por la alfombra como joyas
joyas que no saben que son joyas 
Y llegamos así a otra noche sin estrellas  
aunque nada oculte el cielo
pues además de todo lo dicho
empuñaron hachas y talaron el bosque
las diestras en que confiábamos. 





PEANES Y CANTINAS Y TRENOS

Nunca tan orgulloso como en la hora de su perdición.
Malcolm Lowry
                                  
No es mi rostro el que cuelga a lo largo del Palacio de Cortés
dispuesto a boxear con quien sea en la Arena
ni es mi nombre el que yace bajo los obituarios
envolviendo hígados y pescado crudo esta mañana  
no estoy en este sombrío cuarto de hotel
oyendo los aullidos de las patrullas
reclinado en una silla de mimbre con un rifle entre las manos
ni es humo lo que emerge del cráneo abierto de esta mujer
dispersándose hacia la calle al llegar a las hélices
no fue la calefacción deficiente la razón de herirnos así
ni llamé a recepción poco antes de medianoche
exigiendo el mejor tequila, joven, y la cena más humilde
no yo no fui el que descolgó el teléfono y marcó
después de equilibrar el pulso mientras ella
sollozaba de felicidad envolviendo mi puño en una gasa
y los fragmentos de espejo caían alrededor del tocador
donde escribí peanes y cantinas y trenos en vano en vano y en vano  
yo no recogí no lo recuerdo a ninguna creyente en la última cantina
tras oír la sórdida ternura de taxistas lustradores mariachis
avionetas sobrevolando llanuras en llamas
cañones avanzando sin freno por todos los frentes
ni rompí su delicada blusa en el portal de la iglesia
mordiendo sus pezones hasta hacerlos sangrar
con futuros sacerdotes soñando prostitución y dados
y mendigos susurrando como hienas en las arcadas
ser bastardos ilustres de viejos buscadores de oro   
no es cierto tampoco que haya llegado a esta celda por ebriedad
con dos indios harapientos acariciando la misma gallina
acurrucados en el sitio exacto donde depositaron
sus excrementos y azadas
ni caminé por ninguna carretera soltando blasfemias
pidiéndole por Dios a Dios un par de zapatos nuevos
ni desperté en ninguna zanja cerca de qué plantación
con ocho anillos de plata destellando arriba
sosteniendo para la salvación de mi alma
un interminable libro de himnos
ni estoy en un tren de mercancías que alcancé corriendo
mientras astillas de fuego brotaban de los rieles
y el vino se me iba derramando entre los brazos
como todos hemos de volver a derramarnos algún día
no estoy en esta cabaña de troncos junto al lago
incendiándose y construyéndose y volviendo a incendiarse
donde a veces cuando nieva dejo entrar a los lobos
para que juzguen con autoridad mis versos
la verdad es que nunca amé aquí a nadie ninguna mujer
limpió mis vómitos o me revolvió el pelo con sus dedos
diciendo Eternamente Lo Juro
de hecho lo único que yo recuerdo es esto:
El capitán había anunciado tormenta pero ni él mismo
se lo tomó en serio. La tormenta fue cierta. Y yo estaba
junto al mástil, con una navaja y una cuerda a mis pies,
oyendo a través de las sonrisas muertas de mis compañeros
el irresistible canto de las sirenas.     






de Derechos y Libertad de los motociclistas


FÁBULAS

Cantos después de mil horas trabajando en tiendas
de ropa frigoríficos bibliotecas técnicas
dulce aliento de los manicomios

para hacer sentir vértigo a los que hablan detrás
de cabezas de alce agitan abanicos chinos
en las bóvedas de sus colecciones privadas

Manada que no pasta en las Guggenheim la Fundación
Neruda que no miren ni en pesadillas los
Consejos Nacionales del Libro

donde mis camaradas y yo nos hallemos desnudos
niños bestiales en el Sastre de la Naturaleza

y nombremos el Nuevo Mundo en el que
se nos concederá la bebida, la perfección,
la nunca bien ponderada ferocidad.





BLANCO EN LA NOCHE

Una terraza abandonada bajo el nivel del mar
un balcón cubierto de rocío donde aguardar
los drogados oráculos de la Pitia
mientras la noche pasa por nuestras amateurs
disposiciones al amor –besos, caricias fosilizadas–
como un automóvil blanco con sangre en el asiento trasero.





NOTICIA CON MOTOCICLETA Y RESURRECCIÓN

No se ponderará nunca lo suficiente nuestro amor por la vida
El detector hizo un rostro como el de Leonardo
antes de la nueva ola de crímenes __ Como cabellera india
la Ruta I-50 se ondula hacia delante y no verás
jamás demasiado las estrellas las capillas proletarias
donde Escorpión clava las Tesis de la Velocidad
la radio aullando: Tales predijo que un día
el desasosiego dejaría de ser nuestro juez
No se alabará nunca lo suficiente la deserción
las radios que impelen el oscuro velamen de la hierba
Coches marca Morfeo frente a las dependencias
senatoriales__ Fuegos en los suburbios
El viento envuelve nuestros rostros
con su bendición por la Ruta I-50
y el veneno aunque terminará matándonos
al menos hasta ahora nos ha sido fiel





LA RESACA CONDECORA A SUS HIJOS

Tras releer Las Cantinas de Lowry 

Hay noches en que tus orejas serán conchas y sólo oirás
el lento desbarrancarse de los cargamentos del oro,

el apacible Jordán de la infancia deslizarse proceloso
por el interminable filo de la gillette

y confundidos en la corriente huirán de ti el talento,
la Biblia y el Corán, el alegre cuchillo de los desayunos.

Y foráneo donde sea harás guardia con los santos
en el frontis de una vieja iglesia oaxaqueña

cuando los huérfanos rebasen la pendiente
con testas heridas, tensando sus hondas,

y los guijarros trazarán parábolas en la penumbra
que trocarán el blanco mármol en polvo.

Y las cabezas al rodar te arrojarán ese beso
que sólo pudo darte tu madre al ser concebido.

Y –siguiéndolo– admirarás un pie hinchado de veneno
que florece en la madera muerta de los taburetes,

y los cuervos serán cisnes, y los perros corceles,
y los santos cicatrizarán al silbido del lechero.

Y toda la sangre se te agolpará en el cerebro
pero tú ofrecerás feliz tu cerebro

por un cuarto lleno de cucarachas
y diez tortillas de maíz. Y te hallará Venus

arrastrándote por estaciones de buses
hasta que los utensilios de limpieza brillen cual ajorcas,

y echarás el anzuelo a los centavos que levitan
en las cuencas vacías del rey de los mariachis,

y te arrastrarás por aserrín y baba
hasta que el alcohol queme tu sangre

y tu sangre evaporada sisee al atravesar las lámparas
y veas empañarse el último cristalino ojo de buey.

Y no regresarás al Edén. Y no habrá hermana
que te cante nereidas hacia el barranco.

Y verás allá abajo, pasando la hondonada, tu Arte,
un fuego más en la solitaria calle de las herrerías.





MEDIANOCHE DE LAS PATRULLAS

A medianoche aúllan las radio-patrullas Dos motoristas
baleados en la Ruta I-50 __ La moto
yace a un costado de la carretera
Cuentan de magníficos espíritus que doman
caballos mecánicos y oficios y se desvanecen
mercenarios de una sola ley:
La energía lo es todo __La costumbre es una perra
Un rifle emergió desde una pista de baile
llamada Infierno __Pobres
relámpagos masturbatorios que ahuyentan
y dispersan nuestros rebaños
El amor con su silbido
volverá a unirlos un día





LUCES DE PESTE

Estás en la terraza. Tu flamante debut se embriaga
y rompe los pies en una pista improvisada en el pinar.
Ya no quedan otras luces en este motel
que las luces de la peste
en un cuadro de Monet. Una peste
sin embargo beatífica
que te ha hecho abrir una llave
y no ser demasiado duro con los acontecimientos:
las ménades que seguirán bailando allá afuera
mientras el vaho de la plegaria se hace invisible.
Así será siempre. Ellas bailan y adoran esa penumbra
como todo lo que las hace ver más jóvenes,
todo lo que fricciona la flecha.
Cada amanecer, regresan salpicadas de sangre
a decir que la luz va descosiendo larvas de las ramas.
Tú te sientas al borde de una cama larga y arrugada cual pezuña
y las ves destrozar todo el mobiliario.
Allá afuera, tu solitaria juventud baila.





SEDA

La mujer y yo íbamos en el asiento trasero
y otro que también la amaba conduciendo y
las negras ramas arañaban las ventanillas como
las piernas de la pubertad de mis hermanas
esas voces que decían querido, tienes un bello
futuro por delante mientras los capullos se abrían
y cerraban sobre los faros apenas iluminando
la autopista y las ramas decían ama y aúlla
ama y aúlla justo cuando el hombre aceleró en la
curva y ese bello futuro que teníamos por delante
se derramó como el tequila en el tapiz y por los
muslos de esa Reina que los dos amábamos y que
no amaba a nadie ni nada hasta que el alcohol se
impregnó con tanta fuerza y a tal velocidad en su blusa
que los pequeños pezones marrón se traslucieron en la seda
volándose por las ventanillas Distrito Federal arriba.





RENACIMIENTO AL ALBA EN SANTA CRUZ

Imposible evocar la muerte a cien kilómetros por hora
rostros__ luces__ amaneceres__ gasolineras
tan claras que hieren los ojos __Imposible
no tenerlos abiertos mientras las ramas pasan
y la pista ondea hacia adelante como una
faja de piel humana y cada vez menos
aparece algún porche __alguna mecedora
alguna lámpara de gas en un comedor solitario
Imposible sentirse solo montado en la motocicleta
el viento aullando en las orejas y las estrellas
resbalando por el bruñido cuero de las chaquetas
Imposible sentirse más libre y más
perdido __más bello
más vivo





LA PUBERTAD DEL DINERO

Estás en la pubertad del dinero
Y eres a veces
El siervo que arrastra carretas cuesta arriba
Y al pie de la muralla
Se muerde el labio inferior
Añorando los lechos y la batalla;
El que mira desde los reinos de aluminio
Los coches que se detienen
Llenos de polvo, los parachoques
Atravesados de ramas
Y la ortopedia que emerge de la ventanilla
A recibir un montón de billetes lisos y tibios.
Eres el adolescente perpetuo
Del espectáculo del dinero.
El que mira a los viejos beber aguardiente
Y comer nueces y limpiarse los dedos
En la cabellera del talento.
El que pasa y se queda y disminuye
Y no puede nunca olvidar.





BELLAS FIESTAS RECOBRADAS

Tenemos tanto por lo que estar agradecidos
Montados en la motocicleta
sin tiempo de evocar agusanados oradores
Todo expirará de un momento a otro
Casetas de aduana acribilladas__ Yeguas árabes
encabritándose en el monóculo del Jefe de Estado
Todas las radios callan de un momento a otro
sobre la solitaria belleza del mundo
Apolo con los muslos lubricados de semen
tañe la lira por los bosques oscuros
y ya no se teme a la muerte ni parece
vida esa vida de Cárceles Bancos Deportes
cuando vas a través de la radio del alba
montado en la infinita Gracia de estos caminos






TENZIN TSUNDUE [13.207]

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Tenzin Tsundue

Tenzin Tsundue es poeta, escritor y tibetano activista. Ganó el premio Outlook-Picador Award for Non-Fiction in 2001. Ha publicado tres libros hasta la fecha que han sido traducidos a varios idiomas. Los escritos de Tsundue también han aparecido en diversas publicaciones de todo el mundo, incluyendo el PEN Internacional, Perspectivas, y The Times of India. En 2002, la edición india de la revista internacional de la moda Elle, lo nombró entre las 50 personas más elegantes de la India. Tenzin Tsundue unió a Amigos de Tibet (India) en 1999 y es el actual Secretario General.





Tenzin Tsundue - Poemas
Traducción de Jonathan Beltrán.




Mata a mi Dalái Lama

Mata a mi Dalái Lama
que ya no pueda creer más.

Entierra mi cabeza
golpéala
desnúdame
encadénala.
Pero no me liberes.

En prisión
este cuerpo es tuyo.
Pero en el cuerpo
solo mía es la fe.

¿Quieres hacerlo?
Aquí, mátame– en silencio.
Déjame sin aliento.
Pero no me liberes.

Hazlo otra vez,
si quieres.
Desde el comienzo:
Disciplíname
Re-edúcame
Adoctríname
enséñame artimañas comunistas.
Pero no me liberes.

Mata a mi Dalái Lama
y entonces
dejaré de creer.Kill my Dalai Lama




Kill my Dalai Lama

that I can believe no more.

Bury my head
beat it
disrobe me
chain it.
But don't let me free.

Within the prison
this body is yours.
But within the body
my belief is only mine.

You want to do it?
Kill me here – silently.
Make sure no breath remains.
But don't let me free.

If you want,
do it again.
Right from the beginning:
Discipline me
Re-educate me
Indoctrinate me
show me your communist gimmicks.
But don't let me free.

Kill my Dalai Lama
and I will
believe no more.






Horizonte

Desde tu hogar has alcanzado
aquí, el Horizonte.
De un lado a otro
ahí vas.

De allí al siguiente
siguiente al siguiente
horizonte a horizonte
cada paso un horizonte.

Cuenta los pasos
y recuerda el número.

Recoge piedritas blancas
y hojas inquietantes.
Señala curvas
y acantilados alrededor
porque puede que los necesites
para regresar a casa.





Horizon

From home you have reached
the Horizon here.
From here to another
here you go.

From there to the next
next to the next
horizon to horizon
every step is a horizon.

Count the steps
and keep the number.

Pick the white pebbles
and the funny strange leaves.
Mark the curves
and cliffs around
for you may need
to come home again.       






Traición

Mi padre murió
protegiendo nuestro hogar,
nuestra villa, nuestro país.
Yo quise luchar también.
Pero somos budistas.
La gente dice que deberíamos
ser pacíficos y No-Violentos.
Así que perdoné al enemigo.
Pero a veces siento
que traicioné a mi padre.



Betrayal

My father died
defending our home,
our village, our country.
I too wanted to fight.
But we are Buddhist.
People say we should be
Peaceful and Non-Violent.
So I forgive our enemy.
But sometimes I feel
I betrayed my father.






Refugiado

Cuando nací
mi madre dijo
eres un refugiado.
Nuestra carpa en la carretera
se esfumó en la nieve.

Sobre tu frente
entre tus cejas
hay una R tallada
dijo mi profesora.

Rasguñé y froté,
hallé en mi frente
el ímpetu de un rojo dolor.

Tengo tres lenguas
la que canta
es mi lengua madre.

La R en mi frente
entre mi inglés y el hindi
se lee en lengua tibetana:
Rangzen.






Refugee

When I was born
my mother said
you are a refugee.
Our tent on the roadside
smoked in the snow.

On your forehead
between your eyebrows
there is an R embossed
my teacher said.

I scratched and scrubbed,
on my forehead I found
a brash of red pain.

I have three tongues
the one that sings
is my mother tongue.

The R on my forehead
between my English and Hindi
the Tibetan tongue reads:
Rangzen.  






Tibetaneidad

Treinta y nueve años en exilio.
Y todavía no nos apoya nación alguna.
¡Ni una maldita nación!

Aquí somos refugiados.
Pueblo de un país perdido
ciudadanos de una no-nación.

Tibetanos: suministro de compasión mundial.
Monjes serenos y tradicionalistas efervescentes;
un lakh y varios miles en extrañeza,
bien mezclados, sumergidos
en diversas hegemonías culturales asimiladoras.

Para todas las oficinas y aduanas,
soy un “Indio-Tibetano”.
Mi certificado de registro,
lo renuevo cada año, con un salaam.
Un extranjero nacido en India.

Soy como un Indio
exceptuando mi rostro de achinado tibetano.
“¿Nepalí?” “¿Thai?” “¿Japonés?”
“¿Chino?” “¿Naga?” “¿Manipuri?”
Pero nunca la pregunta –“¿Tibetano?”

Soy tibetano
pero no del tibet.
Nunca he estado ahí.
Sin embargo allí
sueño morir.




Tibetanness

Thirty-nine years in exile.
Yet no nation supports us.
Not a single bloody nation!

We are refugees here.
People of a lost country.
Citizen to no nation.

Tibetans: the world's sympathy stock.
Serene monks and bubbly traditionalists;
one lakh and several thousand odd,
nicely mixed, steeped
in various assimilating cultural hegemonies.

At every check-post and office,
I am an "Indian-Tibetan".
My Registration Certificate,
I renew every year, with a salaam.
A foreigner born in India.

I am more of an Indian.
Except for my Chinky Tibetan face.
"Nepali?""Thai?""Japanese?"
"Chinese?""Naga?""Manipuri?"
but never the question – "Tibetan?"

I am Tibetan.
But I am not from Tibet.
Never been there.
Yet I dream
of dying there.  






Terrorista

Soy un terrorista.
Disfruto matar.

Tengo cuernos,
dos colmillos
y cola de libélula.

Forzado a huir de casa,
escondiéndome del temor,
salvando mi vida,
estallan puertas en mi cara,

justicia en negación constante,
la paciencia a prueba
en televisión, apaleado
frente a la mayoría silente
contra la pared,
de ese callejón
he regresado.

Soy la humillación
que te has tragado
con nariz achatada.

Soy la vergüenza
que sepultaste en la oscuridad.

Soy un terrorista
dispárame.

Miedo y cobardía
dejo atrás
en el valle
entre gatos maullantes
y perros saltarines.

Soy soltero,
nada tengo-
que perder.

Soy una bala
no pienso

de la coraza de estaño
me arrojo a esa excitante
vida en -2- segundos
y muero con el muerto.

Yo soy la vida
que dejaste atrás.





Terrorist

I am a terrorist.
I like to kill.

I have horns,
two fangs
and a dragonfly tail.

Chased away from my home,
hiding from fear,
saving my life,
doors slammed on my face,

justice constantly denied,
patience is tested
on television, battered
in front of the silent majority
pushed against the wall,
from that dead end
I have returned.

I am the humiliation
you gulped down
with flattened nose.

I am the shame
you buried in darkness.

I am a terrorist
shoot me down.

Cowardice and fear
I left behind
in the valley
among the meowly cats
and lapping dogs.

I am single,
I have nothing -
to lose.

I am a bullet
I do not think

from the tin shell
I leap for that thrilling
2 -- second life
and die with the dead.

I am the life
you left behind.  





Salutación Losar

¡Tashi Delek!

Aunque es un jardín prestado
creces, creces bien hermanita.

Este Losar
cuando vayas a misa en la mañana
reza una plegaria de más
para que el próximo Losar
podamos celebrar de vuelta en Lhasa.

Cuando vayas a las clases del convento
aprende una lección de más
una que puedas enseñar a los niños cuando regresemos al Tibet.

El año pasado
en nuestro Losar dichoso,
me comí un desayuno Idli - Samblar
y escribí mis exámenes finales BA.
Mis Idlis no se quedaban
en mis tenedores de dientes metálicos
pero escribí bien mis exámenes.

Aunque es un jardín prestado
creces, creces bien hermanita.

Libera tus raíces
a través de los ladrillos,
piedras, azulejos y arena.
Despliega tus ramas ampliamente
y levántate
por sobre los elevados arbustos.

¡Tashi Delek!




Losar Greeting

Tashi Delek!

Though in a borrowed garden
you grow, grow well my sister.

This Losar
when you attend your Morning Mass,
say an extra prayer
that the next Losar
we can celebrate back in Lhasa.

When you attend your convent classes
learn an extra lesson
that you can teach children back in Tibet.


Last year
on our happy Losar,
I had an IDLI-SAMBAR breakfast
and wrote my BA final exams.
My IDLIS wouldn't stand
on my toothed steely forks,
but I wrote my exams well.

Though in a borrowed garden
you grow, grow well my sister.

Send you roots
through the bricks,
stones, tiles and sand.
Spread your branches wide
and rise
above the hedges high.

Tashi Delek!






Tenzin Tsundue: "Cuando escribo, soy un poeta, pero cuando publico soy un activista .... El escritor y el activista viven juntos dentro de mí, mano a mano"

Recién acabado "Kora",  el libro de poemas y relatos de Tenzin Tsundue. He querido guardar en mi archivo la entrevista que aparece al final de este conmovedor texto.  La he traducido yo misma del inglés, puesto que este libro no ha sido editado todavía en español.

La entrevista aparece titulada como: “NACÍ REFUGIADO”  y fue realizada por Ajit Baral para el Daily Star, el 13 de diciembre de 2003, en Bangladesh.  Ajit Baral también es escritor, además de editor, y vive en Kathmandu.

Y dice así ........

"El poeta, escritor y activista tibetano, Tenzin Tsundue, es la voz angustiada del tibetano en el exilio que existe aunque viviendo en una paradoja: en 
'realidad', un país llamado Tíbet no existe, al menos para el mundo diplomático oficial.
Tíbet es una 'región autónoma' y una 'parte integral' de la República Popular de China, desde 1949, cuando el ejército chino se apoderó de la tierra de los tibetanos, dando lugar a una política de ocupación brutal. Tenzin ha dicho que “cada año tengo que renovar mis documentos, en los cuales se me describe como un 'refugiado del Tíbet'. El gobierno indio me da estos documentos pero no reconoce la existencia de un país llamado Tíbet. ¿no es extraño?”

Un poeta sin-hogar: Nacido en Manali (India), educado primero en Dharamsala (Himachal Pradesh), y después en Madras, Ladakh y Mumbai, el poeta y activista tibetano Tenzin Tsundue ha sentido siempre su pertenencia como a ningún sitio. ¿Alguna sorpresa, entonces, de que él sobrelleve su exilio desde dentro de sí mismo? Este sentido de estar en exilio es lo que hace que Tenzin y otros como él, sueñen en morir en la tierra de sus antepasados: Tíbet. Pero esta tierra es para él un sueño en perpetuo estado de pausa. Sin embargo, no puede no soñar con este Tíbet libre. Este sueño es la fuente de muchos de sus poemas, y de su incansable activismo por la causa de un Tíbet libre. En 1999, Tenzin Tsundue publicó su primera colección de poemas: “Cruzando la frontera”. Su ensayo “Mi llamado exilio” ganó el premio de no-ficción Outlook-Picador. Él es el secretario general de la organización "Amigos del Tíbet- India".
Hablé con él acerca del activismo, de la escritura, y de la falta de consuelo.
Lo que sigue es un extracto de nuestro diálogo.

AJIT BARAL (AB): Dharamsala (donde usted creció) le conformó como el férreo activista que usted es ahora. ¿Cómo fue la vida allí?

TENZIN TSUNDUE (TT): Dharamsala es un pequeño pueblo de la serranía, situado en la cerviz de una colina en la cordillera montañosa Dhauladhar en el Himalaya al norte de la India. Es también la residencia en el exilio de Su Santidad el Dalai Lama, que a su vez constituye el centro de los tibetanos y de su gobierno en el exilio. Pero mi crecimiento como activista (y escritor) es a causa del hecho de haber nacido bajo la condición de refugiado tibetano.

AB: Usted ha dejado dicho alguna vez que su activismo le convirtió en un escritor. ¿Cómo sucedió eso? Normalmente solemos ver al escritor convertirse en activista (Arundhati Roy, por ejemplo); no a un activista convirtiéndose en escritor.

TT: Es toda una tragedia que la primera cosa que uno aprende de niño es que no eres de aquí, y que no puedes poseer nada de aquí. Mis padres escaparon hacia la India en 1960 tras la ocupación china del Tíbet. Se nos decía constantemente que algún día volveríamos y que la vida en el exilio sería algo temporal. Mis años de escuela en los 80-s y 90-s los pasé con la ansiedad de querer crecer rápido para poder hacer algo en la lucha por la libertad. Hoy soy un activista. Mis escritos son mi forma de expresarme ante esto. Cuando era niño, mataba a muchos soldados chinos, en nuestros juegos de guerra de chinos contra tibetanos. Solía ir por nuestro campo de refugiados, de puerta en puerta para llamar a la gente a nuestra reuniones. Ya era un activista. Nací refugiado. Nací para luchar por esta noble causa.

AB: Usted mantiene el lamento de que los tibetanos no tienen idea de una nación. ¿Por qué ellos no tienen la noción de nación?

TT: Antes de la invasión, Tíbet era un país pacífico donde la búsqueda espiritual era la actividad dominante de la vida de sus gentes. Eran nómadas y granjeros que vivían alejandos de la política de la capital Lhasa. Muy de vez en cuando veían al 'babu' del gobierno recaudando impuestos. Por otro lado, no existía relación llamativa entre el centro y la periferia.
Estos tibetanos, de repente, fueron golpeados por la tragedia de una invasión extranjera – para ellos, inexplicablemente también porque procedía, de lo quienes pensaban que era, el vecino y amigo, China.
Incluso hoy, después de 45 años de adiestramiento a los tibetanos en el exilio para que sean democráticos, y participativos en la comunidad, la nación en construcción frecuentemente falla al tocar la individualidad como estilo de vida. Y la noción de nación en sí misma, es un nuevo concepto en el mundo. India, Bangladesh y Burma son ahora nuevas naciones. Antes eran solo regiones como lo era Tíbet.

AB: El escritor y viajero Pico Iyer una vez dijo que su indianidad no es más que afirmar tal cosa ante sí mismo conforme va envejeciendo. ¿Ha sido ese el proceso con su tibetanidad?

TT: Veo mi nacimiento como un haber sido lanzado desde un acantilado. De alguna manera, necesito agarrarme a alguna raíz para no caer. No puedo ni escalar, ni permitirme caer. Esta es la lucha con la que peleo cada día. Los tibetanos en el exilio son apátridas. Seríamos etiquetados como 'separatistas' en Tíbet; y en el exilio, salvo para el Dalai Lama y el Karmapa, al resto no se les concede el asilo político. Ni siquiera somos refugiados por la Ley. Los adolescentes tibetanos nacidos en el exilio, son tan apasionados del Tíbet, y sin embargo, no lo han visto nunca en su vida. Vivimos en el limbo.
Entiendo el sentimiento de Pico Iyer por sus raíces. Cuanto más consciente soy de estas realidades, más me doy cuenta de ello. Siento esa ansiedad. Quiero pertenecer a algún lugar. Todo de lo que disponemos es de unas raíces culturales muy pequeñas, y que los tibetanos más mayores nos ofrecen.

AB: Usted subió en Mumbai, por el andamiaje del hotel Oberoi durante la visita del primer ministro chino Zhu Rongi, hasta llegar a la planta 14, para desde allí desplegar una pancarta en la que ponía “Tíbet Libre”. Fue un acto de desafío en solitario. ¿Puede un acto de desafío en solitario como el suyo llegar a conseguir algo?

TT: La protesta que pude hacer -y la atención pudo dirigirse a la causa tibetana- fue porque también estaban esos 600 tibetanos de férrea voluntad en huelga de hambre, corriendo por las calles de Mumbai para protestar contra la continuada ocupación del Tíbet. Todos tenemos nuestro papel que jugar. Por supuesto, lo que hice fue en solitario. No sabía que iba a ser algo que tuviera la repercusión que tuvo.
El hombre que paró al tanque en la plaza de Tiananmen en 1989 llegó a ser un símbolo del coraje y desafío ante el opresivo y corrupto gobierno comunista del régimen chino. El no estaba solo. El formaba parte de la totalidad del movimiento democrático de China.

AB: No estoy seguro de si usted está siguiendo el asunto en el que más de 100.000 refugiados de Bhutan están languideciendo en Nepal. Sin embargo, quiero señalarle el rol que India jugó en esto, al echar a los refugiados proveyéndoles de un billete a Nepal. Ahora, cuando se trata de resolver el asunto indio se mantienen al margen, diciendo que el problema es bilateral. Parece que usted exhorta a este mismo país para que ayude a Tíbet a ser libre, para que sean beligerantes con China. ¿No está usted esperando demasiado de la India?

TT: Mi creencia personal es que ninguna nación debería intervenir en los asuntos políticos a menos que sus intereses estén en juego o que un beneficio pueda quedar sesgado. Tíbet comparte una relación cultural y política muy profunda con India desde hace miles de años. Hoy, India reconoce a Tíbet como parte de China. Esa es la postura oficial de la India. Sin embargo, la masa de los ciudadanos indios canta una canción diferente. Ellos están con nosotros. Como activista he viajado por toda la India haciendo campaña por nuestra libertad. Los indios aparecen como testigos de nuestra historia. Nosotros apelamos a estas sabias gentes de la India que se posicionan en la verdad, que creyeron y trabajaron con Mahatma Gandhi en su propia lucha por su libertad. Además, hay una cuestión de seguridad y defensa de la India en riesgo en el Tíbet. Tíbet es tanto un problema para la India como lo es para el Tíbet. Deberían asumir el reto por su propio interés, si no es por el interés del Tíbet.

AB: En el mundo globalizado de intereses económicos solapados, un tercer país no puede presionar diplomáticamente a China para que libere al Tíbet. El interés económico, digamos, de los EEUU en China es tan grande que no querrían disgustar a China, pidiendo la libertad de Tíbet. ¿Cómo puede usted entonces pensar que Tíbet podrá ser libre?

TT: Nuestros 50 años de lucha ha sido una triste historia de esperanza de que alguien nos ayudara, de que alguien abogara por nuestra causa. Lo más triste es que parece que no hemos aprendido de la historia. El budismo y la cultura llena de color tibetana puede estar vendiéndose en occidente. Pero no hay comprador para el tema fundamental: su liberación.
A menos que seamos auto-suficientes, independientes de pensamiento y fuertes desde dentro, la liberación del Tíbet se quedará en un sueño. Para países como los EEUU, el problema de Tíbet es solo una pieza de ajedrez que puede dar jaque mate a China cuando llegue el momento si las cosas se ponen dificíciles. Sí, todavía tenemos un largo camino que recorrer. La resolución de la causa del Tíbet provendrá de cambios producidos en China. Los activistas democráticos de China en el exilio buscan una China libre. Yo los apoyo. Trabajamos juntos. Es la mentalidad colonialista china la que controla Tíbet. Así son la gente del sur de Mongolia (interior), del Este de Turkestan (Xinjiang). Una China libre traerá un Tíbet libre.

AB: ¿Está usted trabajando en algún nuevo libro?

TT: Corriendo colina arriba y abajo aquí en Dharamsala, buscando el contacto con los numerosos tibetanos de los campos de refugiados que están desperdigados por toda la India, en un intento de educar y motivar a nuestra gente en la lucha por la libertad, no deja mucho tiempo para escribir ningún libro. Algunas veces, bajando colina abajo, en autobuses o hablando con la gente, pequeñas líneas de poesía son escritas. Puede que más tarde las recopile en otro libro.

AB: Usted tiene una deuda reconocida para con su círculo de poetas de Mumbai en su formación como escritor. ¿alguna otra influencia?

TT: Ha sido el 'espíritu rebelde' de Khalil Gibran el que creó una tormenta poética en mí cuando tenía la edad de ir a la escuela. Pero, era incapaz de escribir  'poesía' en aquellos días. Fue en la universidad de Mumbai, donde mis compañeros y amigos las valoraron y me animaron a que escribiera. Conocí allí a Nissim Ezekiel y recibí sus críticas a mis poemas cortos. Adil Jussawalla y Dom Moraes me animaron también mucho. Los forums sobre poesía -'El Círculo de la Poesía' y 'Locuacidades'- me ayudaron en mi crecimiento como poeta. Leí a Frost, Arun Kolhatkar, Camus, Neruda, Arundhati Roy y Taslima Nasreen.

AB: Su escritura es sencilla, casi como dirigida hacia el público infantil. ¿Es esa sencillez en el lenguaje, algo que le viene de forma natural o a través de un esfuerzo consciente?

TT: No conozco otro lenguaje que este lenguaje. Es el mismo lenguaje que utilizo en las cartas. Mis poemas de amor resultan, sin embargo, desesperanzados.

AB: ¿Y no se ha preguntado si al escritor que hay en usted pudiera estar haciéndole sombra el activista que hay en usted?

TT: Cuando escribo, soy un poeta. Pero cuando los publico soy un activista. En la actualidad, encuentro que es más útil para la lucha ser activista. El activista encuentra al escritor útil. La poesía a menudo acaba en actividades humanas como el subir la fachada del hotel en Mumbai como una proclama de una 'Tíbet libre'. Hace 5 años crucé el Himalaya para ir a Tíbet, desde la llanura del norte de Ladakh, solo y sin permiso, para vivir en el Tíbet. Fui arrestado, golpeado, encarcelado y más tarde me echaron de allí. Escribo porque tengo que hacerlo, porque mis manos son pequeñas y mi voz está afónica la mayoría de las veces. Para mí escribir no es un lujo: es una necesidad. El escritor y el activista viven juntos dentro de mí, mano a mano". 







MÜESSER YENIAY [13.208]

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Müesser Yeniay  

Nació en Esmirna, Turquía, en 1983. Poeta y traductora. Graduada en Lengua y Literatura Inglesa.

En su ensayo Elogio de la Poesía, Müesser Yeniay nos comunica: “Los poetas son criaturas transparentes. A través de ellos puedes ver el esqueleto del mundo. Así que van de la mano con la naturaleza. Tienen un intenso potencial para escuchar y expresar lo que escuchan. Con ellos caminamos hacia la única metafísica realista. Lo que es bello en la naturaleza se plasma desde lejos y es la encarnación de aquellos ideales en los orgánicos humanos. La naturaleza usa nuestro lenguaje en el arte, por tanto, nos sentimos como si fuéramos de la misma nación con ella en el vacío del universo. El idioma refleja nuestro potencial de ideas. Son los pensamientos que caminan los que aprendieron a usar piernas”

Actualmente cursa un Doctorado en Literatura Turca en Bilkent University, Ankara. Ha ganado varios premios en Turquía, entre ellos Yunus Emre (2006), Homeros Attila İlhan (2007), Ali Riza Ertan (2009) y Enver Gökçe (2013). Su primer libro, Dibine Düşüyor Karanlık da fue publicado en 2009. Su segundo libro Evimi Dağlara Kurdum es un volumen de traducción de la poesía mundial. Su último libro, Yeniden Çizdim Gogu, fue publicado en 2011. Editora de la revista de Literatura Şiirden (de Poesía), también pertenece al PEN y al Sindicato de Escritores de Turquía.

Sus poemas han sido traducidos al Inglés, francés, serbio, árabe, hebreo, italiano, griego, hindi, español y rumano. Ha participado en festivales de poesía en Bosnia-Herzegovina, Israel, Serbia, Estados Unidos, Francia y la India. Muesser es el editor de la revista literatura Şiirden (de poesía). Pertenece al PEN y al Sindicato de Escritores de Turquía..



Bambola di pezza

Non portar via questo corpo da qui
perché sono nella pelle di un altro

Scrollandomi di dosso le linee
delle mie mani, delle braccia, del viso.

Perché io non sono affatto
da meno

Amare
È la mia desolazione

Voglio la vita
per essere acqua senza fine.





La donna che piange nel vaso

Forse acqua
è il cielo caduto

la nuvola in me
che si lacera

il battito del mio cuore
è una casa lontana

la mia bocca troppo piccola
per dire ogni cosa

una morte
non sarà abbastanza per tutti noi.





Battito d’ali di uccelli
mentre sollevo il volto

Non ho spina dorsale
da quando le mie speranze sono state distrutte

ho scosso il mio corpo
e migliaia di fichi sono caduti
dall’albero piantato nel mio corpo

e foglie disposte nella mia mente
ognuna tenuta stretta mentre le mie mani
s’intrecciavano come maglia

soffrendo e soffrendo
sono diventata umana
da un albero.





La casa della poesia

Con un essere umano ognuno lava il suo viso
solo a metà la sera è giunta
e poi i capelli
scorrono dalle grondaie della primavera
il cielo, allora bambino.
Lasciami dentro di me
che la luce non si infiltri nei miei occhi
c’è comunque una foresta sudata
che non cade sotto questo cielo
sono rimasta senza fiato
ritornando in me
me stessa la casa più vecchia.

(Traduzionedi Fusun Fallavollita)






La brezza che soffia dalla poesia

I

Ho trascinato il dolore nella poesia
come il mare trascina
la sua sirena a riva


II

È questo il paese di una ragazza
che sui suoi piedi
sta come un tulipano


III

Che quel gabbiano aspetti
gli porterò il cielo più bello


IV

Le tegole in quella casa
si infilavano nelle notti


V

Ti ho posto nei villaggi che non conosco


VI

Quanto lunghi porto ora i miei capelli
fatti di separazione


VII

Ho fatto uscire davanti alla porta la mia solitudine
ho riposato nel dopo di me
una nave si è scontrata con l’orizzonte
e si è fermata





Una donna può morire perché il cielo è vuoto

un giardino di fiori
si risveglia
in un mattino
fra tutti i mattini
una donna chiama tutti i suoi animali
cade la fragranza
dell’amore
attaccata al suo naso
lascia che tutta la gente
sulla terra si allontani
incluso nessuno
quell’orologio che si ferma
non è il mio cuore

(Traduzione: Raffaella Marzano)





The breeze blown from poetry

I.

I pulled the sorrow
to poetry as if a sea
pulls ashore her mermaid


II.

Here is the town of a girl.
on her feet,
she stands like a tulip


III.

The sea-gull shall wait
For whom I will bring the most beautiful sky.


IV.

The roof tiles, in that house
were entering among
the nights.


V.

I have placed you in
the villages I never
know




I looked at the mirror of the world

I looked at the mirror of the world
and saw myself

there are water inside my pot
I pour from my eyes

have I fallen down by rain
I am the cloud broken into pieces

I keep my heart wide
so that all the winds of sky
come inside

the flesh is over
wear as much earth as you
wish now




One day I removed the sky over me
the earth was naked

I dug my heart,
heard the sound of the hoe

I went to bed after drinking bitter milk
not milkwhite

people ranged in my shadow
as they will give birth to somebody

I opened the world
entered in, not like
an oyster

I got on a new ship
and took with me the wave
I have fallen inside sea




I carved a bird
from my chest

a water
took my well
I cannot see deeper

in their minds are the copper covers
a straw rain
hanging on the sky

the day fell in a black river
like a black bird the night
ascended

they placed my heart
in my chest that
it aches still






Elogio de la Poesía                       
Por Müesser Yeniay

  

Defensa de la Poesía es la primera crítica real en inglés. Está escrita en un estilo singularmente atractivo, ingenioso y persuasivo, y modelada en una oración clásica en respuesta a la Escuela de Abuso de Gasson que es dedicado a Sidney mismo y que atacaba a poetas, gaiteros, actores, bufones, y semejantes orugas de una comunidad autónoma. Creo que la poesía no necesita ser defendida porque ya tiene una cáscara, sino más bien ser alabada. Poesía es remadas humanas en un mar inexplorado en su interior. Es el descubrimiento tanto de nuevos sentidos como de nuevos objetos. El arte como el único dominio de los seres humanos, y el último reino.

En primer lugar, Sidney menciona el lado filosófico de la poesía diciendo que los filósofos griegos en primer lugar, aparecieron bajo la “máscara de poetas”. Incluso la piel de las obras de Platón es poética, mientras su cuerpo es filosófico. Él es el más poético de los filósofos. Este mundo es demasiado grande para ser concebido sólo por nuestra razón así que apelamos a la ayuda de la intuición. Es el sentido cubierto de nuestra entidad de la que sólo los poetas hacen uso. Es un genio metafísico. Ningún filósofo ni hombre de ciencia puede descubrir tal lugar. Sólo los poetas tienen tal tipo de flautas para hacer música no de este mundo y lo que nos queda, no es criticar o adorar, sino sólo bailar con el ritmo que sigue.

Los poetas son criaturas transparentes. A través de ellos puedes ver el esqueleto del mundo. Así que van de la mano con la naturaleza. Tienen un intenso potencial para escuchar y expresar lo que escuchan. Con ellos caminamos hacia la única metafísica realista. Lo que es bello en la naturaleza se plasma desde lejos y es la encarnación de aquellos ideales en los orgánicos humanos. La naturaleza usa nuestro lenguaje en el arte, por tanto, nos sentimos como si fuéramos de la misma nación con ella en el vacío del universo. El idioma refleja nuestro potencial de ideas. Son los pensamientos que caminan los que aprendieron a usar piernas.

Sobre la afirmación de Platón de que el arte es una imitación, Sidney no rechaza aquello, más bien lo adopta, describiéndolo como "una imagen que habla”. Ambos reducen el sentido del arte y la función del artista, pero le hacen más daño al segundo. Al decir que es sólo una imitación, es despreciar la función del artista en ese proceso. Si el arte es lo más individual en el mundo como dijo Oscar Wilde  muy justamente entonces ¿cómo puede subestimarse el papel de un artista en el arte? El arte no es imitación, sino más bien una transformación.

"El fin último es acercarnos a una perfección a las alturas de nuestras almas degeneradas, agravadas por lo que su contenedor de barro, sea capaz. Así como el cielo es la perfección de la tierra y su pureza, el arte es igualmente su aleteo hacia la perfección. Las alturas son las tierras de quienes están lejos y de aquellos que tienen el gusto de escalar. La altura es la cumbre de la creatividad mientras que la superficialidad es la acequia del consumo y aquello que puede ser consumido fácilmente no puede ser perfecto. La continuidad es una partícula de la perfección. El arte es la belleza de una mujer después de que se convierte en madre.

La poesía construye oraciones cortas mientras que el diagrama de la filosofía es amplio. Los humanos no son criaturas conceptuales, sino sensuales. Entonces quieren palpar, sentir y ver para alcanzar su verdad. En otras palabras, la filosofía es una especie de especulación de la realidad y la subrealidad mientras que el arte es el diálogo directo entre la realidad y lo humano. En palabras de Sidney: "Para terminar digo, el filósofo enseña, pero lo hace oscuramente, para que sólo el letrado pueda comprenderle... el poeta es justo en verdad el filósofo popular”.

Consideración universal, ' katholou ' es una de las misiones del poeta. Escuché una vez a un poeta decir “somos los mismos seres humanos”. Lo único que consuela la miseria de los seres humanos es poder compartirla.  Como un poeta lo expresó conmovedoramente: "Participo en la melancolía de todos”. Hasta la compasión brotó desde aquel katholou. El poeta adoptó estas consideraciones no porque le gustara premiar a la realidad, sino porque las realidades invadieron su casa. "Seré el espejo / que refleja una nada infinita", en palabras del poeta contemporáneo Ahmet Necdet .

La estética de la filosofía es la ética. Eterna búsqueda de los humanos que ha sido convertida en aquellas estéticas en cada campo de la historia.

El poeta viene a ti con palabras fijas en encantadora proporción, o bien acompañado con ella, o preparado para la bien encantadora habilidad de la música, y con una historia que mantiene a los niños en juego, y a los ancianos en la esquina de la chimenea. Y sin prepararse más ¿intentan ganarse la mente de la maldad para la virtud? 

La poesía en consecuencia es la invasión del mundo sobre nuestros sentidos. Es el grito de baile, la prometedora derrota, un corazón que se ofrece a las palabras. No dice mentiras sino fantasías, entonces más que mentirosa es fantasiosa. Abraza la realidad y la subrealidad. Este mundo es tan mundano que aquellas fantasías legítimas del poeta parecen mentira. La verdad no es lo que no es mentira sino lo que va más allá de la mentira…

Si naces tan cerca de la sorda catarata del Nilo, que no puedes escuchar la  música casi planetaria de la poesía, si tienes tanta tierra ensuciando la mente no se puede levantar para mirar el cielo de la poesía, o más bien por cierto desdén rústico, te volverás como un momo, como ser un Momo de la poesía, entonces, aunque no desearé para ti las orejas del asno de Midas, ni que seas conducido por los versos de poetas a ahorcarte, ni rimado hasta la muerte, como se dice que se hace en Irlanda, no obstante, esta maldición si te mando, en nombre de todos los poetas, que mientras vivas, vivas en el amor, y nunca consigas favor por tu falta de habilidad para el soneto, y que cuando mueras, tu memoria muera de la tierra por falta de epitafio . 

Publicado en febrero 22 de 2014.






ANTOINE-VINCENT ARNAULT [13.209]

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Antoine-Vincent Arnault

Antoine-Vincent Arnault (París, 1 de enero de 1766 - Goderville, 16 de septiembre de 1834) fue un político, poeta y dramaturgo francés, padre del también dramaturgo Lucien Arnault.
Arnault nació en París el 1 de enero de 1766. Su primera obra, Marius à Minturne (1971), consagró inmediatamente su reputación. Un año después, se publicó su segunda tragedia, Lucrèce. Arnault salió de Francia durante El Terror, pero a su regreso fue arrestado por las autoridades revolucionarias. Fue liberado gracias a la intervención, entre otros, del también dramaturgo y poeta Fabre d'Églantine.
Arnault se convirtió en amigo de Napoleón Bonaparte, quien en 1797 le puso al cargo de la organización administrativa de las Islas Jónicas, ocupadas por Francia. En 1799, Napoleón le hizo miembro del Instituto de Francia, además de darle un puesto en el Ministerio del Interior. Murió en Goderville el 16 de septiembre de 1834.
Otras de sus obras son Blanche et Moncassin, ou Les Vénitiens (1798) o Germanicus (1816)




LA HOJA 

De la materna rama desprendida, 
¿adonde vas perdida, 
hoja marchita y seca?—No lo sé: 
el fuerte roble que me dio la vida 
murió, y suelta quedé. 

Voy, desde aquel momento, 
adonde quiere conducirme el viento, 
blanda brisa ó indómito aquilón; 
juguete de su aliento 
todos mis vuelos son. 

Voy en fugaz carrera 
del bosque á la pradera; 
subo al monte empinado, y sin cesar, 
descendiendo la rápida ladera, 
por el llano otra vez vuelvo á rodar. 

Sin quejas enojosas, 
á mi destino fiel, 
yo voy adonde van todas las cosas, 
adonde van las hojas de las rosas, 
adonde van las hojas del laurel. 

TRADUCCIÓN 
POR TEODORO LLORENTE 




EDWARD BULWER-LYTTON [13.210]

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Edward Bulwer-Lytton

EDWARD GEORGE EARLE BULWER-LYTTON
(Londres, 25 de mayo de 1803 – Torquay, 18 de enero de 1873)
Como literato y político, el primer Barón Lytton ostenta un lugar preeminente en el panteón de prohombres de la Inglaterra victoriana.

En su juventud, y durante casi una década, ocupó por la circunscripción de Lincoln un escaño en la Cámara de los Comunes, donde tomó parte activa en numerosos debates, como el del cambio de sistema electoral (Reform Bill, 1832). También ostentó cargos de cierta importancia, como la Secretaría de Estado para las Colonias, durante el Gobierno de Lord Derby, entre 1858 y 1859,  momento en el cual jugó un papel decisivo en la organización de la Columbia Británica. Tras su nombramiento como primer barón Lytton of Knebworth, en 1866, llegó a sentarse en la Cámara de los Lores.

La fama, empero, no se la dio tanto su carrera política, como los laureles literarios. Prolífico, popular, Bulwer Lytton fue uno de los escritores ingleses más prestigiosos y aplaudidos del siglo XIX, no sólo en Inglaterra, sino también en toda Europa y Norteamérica. Pese a que, asaz precozmente, comenzó su actividad en las letras como poeta, sus éxitos más celebrados los conseguiría en el campo del relato; desde los cuentos de terror (The haunted and the haunters, 1859) pasando por la visión costumbrista (Pelham, 1828); hasta novelas históricas, entre las que descuella la celebérrima y aún hoy leída Los últimos días de Pompeya (1834). Cosechó además sonados triunfos en calidad de dramaturgo, con obras como Dinero (1840).

Distinguido, apuesto, de gustos refinados, Lord Lytton se nos aparece cual paradigma de la paradoja victoriana: compendio de enigmas y fulgores, sutil dandismo entreverado de una inquietante opacidad, fruto evidente de su afición por lo sobrenatural y esotérico. Referente del ocultismo decimonónico, mantuvo Bulwer Lytton a lo largo de su vida gran interés por la mística y la magia. Coleccionista de viejas tradiciones alquímicas, quiso, además, rodearse de una aureola legendaria, de una bruma misteriosa que, difuminando el contorno de su realidad, atrajese hacia sí a un tiempo la admiración y curiosidad de sus semejantes, y le impregnase de glamour, si damos a este término, hoy trivializado, el sentido que, por aquel tiempo, popularizó Sir Walter Scott. De ahí que, equívoco y ambivalente, sediento de mística y avivando el fuego de su propia mistificación, disfrutara Lord Lytton dando pábulo a habladurías siniestras de las cuales no dudaba en renegar.

No es, pues, de extrañar que resulte ardua la tarea de seguir las huellas esquivas de todo cuanto se relaciona con su vinculación a ciertas sociedades iniciáticas. Como tampoco es de extrañar que, tomando como fundamento su obra, ya tardía, Vril: El poder de la raza venidera (1871), se le considere directo precursor de las teorías sobre la supremacía aria, o se le haya llegado a relacionar con la conspiración del Priorato de Sion.

Con mayor o menor precisión, son muchos los autores que han especulado sobre la pertenencia de Bulwer Lytton a la Francmasonería y a la orden Rosacruz. Lo cierto es, empero, que apenas existen fundamentos que atestigüen fehacientemente tal relación. Las fuentes de primera mano brillan en este caso por su imprecisión y escasez. Otro tanto ocurre con los recursos hemerográficos. No debería, así, llevar a engaño, como prueba confirmatoria de masonería, la presencia, registrada por algunas publicaciones, de Bulwer Lytton en actos celebrados en el antiguo Freemasons's Hall; un edificio que, además de a ceremonias masónicas, era dedicado a toda clase de eventos sociales, como conciertos, bailes, veladas literarias y actos benéficos; eventos que, dado su carácter profano, evidentemente no estaban reservados a los masones; valga para ello, como botón de muestra, el brillante banquete al que acudió Bulwer Lytton el 2 de noviembre de 1867, en honor de otro escritor célebre, cuya aversión a la masonería está fuera de toda duda: Charles Dickens.

Estudios más recientes, sin avales que la refrenden, dan por probada la cualidad masónica de Bulwer-Lytton. Richard S. E. Sandbach, en un artículo publicado en Ars Quatuor Coronatorum, sugiere que fue iniciado en la masonería poco después de ocupar su escaño parlamentario por la ciudad de Lincoln. Pero nada más. De similar imprecisión peca la enciclopedia de William R. Denslow en su breve entrada sobre el escritor, toda vez que, amén de ofrecer datos archisabidos sobre su carrera política y literaria, afirma su condición de masón, sí, pero sin citar siquiera su logia, año de iniciación, o cualquier otro dato que hubiera arrojado luz sobre el particular.

Tan solo hace Denslow referencia a una Ode to Freemasonry, que, como bien se deja caer en la compilación realizada en 1992 por la Masonic Service Association, ha sido atribuida a Bulwer Lytton. Tal poema, del que también se conoce una versión más breve (The Mystic Art), apareció en el número de enero de 1868 de una gaceta masónica de Boston, The Freemasons' Monthly Magazine, dirigida por Charles Withlock Moore (1801-1873), de la Gran Logia de Massachusetts. Incluida en una sección de miscelánea o cajón de sastre de noticias diversas, Masonic Chit-Chat —literalmente, cotilleos masónicos—, la mencionada oda aparece, en efecto, con la firma de Bulwer Lytton. Sin embargo, no se facilita la fuente de origen ni tampoco hemos encontrado otra publicación de la época en que aparezca tal oda; ni podemos asegurar, en fin, si dicho poema tiene un carácter masónico o meramente literario.

De entre las obras de temática esotérica y autoría indubitada de Bulwer Lytton, descuella fundamentalmente su novela Zanoni, publicada en 1842 y que es la ampliación y reelaboración de un relato previo, Zicci, aparecido cuatro años antes en la revista de William Harrison Ainsworth, The Monthly Chronicle. Prontuario de datos e ideas sobre esoterismo, es una compleja reconstrucción del ambiente ocultista y masónico de la Francia revolucionaria de finales del siglo XVIII. El protagonista, que da título a la obra, es un hermano rosacruz, cuya vida comenzó en los lejanos tiempos de la civilización caldea. Abandonando todas las pasiones humanas, consiguió franquear en aquel tiempo el umbral de la inmortalidad. No obstante, Zanoni es consciente de la posibilidad de perder tal don si se enamora, lo que así sucede cuando se prenda de la joven y prometedora cantante de ópera napolitana, Viola Pisani, con la que acaba contrayendo matrimonio e incluso teniendo un hijo. Es por ello que, tras perder, en efecto, el don de la inmortalidad, Zanoni muere ajusticiado en la guillotina.

Subyace en esta obra cierta intencionalidad filosófica perceptible en su estructura en torno a las cuatro formas de posesión o locura divina presentadas por Platón en Fedro, cuatro hilos que se entretejen a lo largo de su argumento: la inspiración profética, asociada con Apolo; la posesión iniciática, vinculada con Dioniso; la demencia poética, ligada a las Musas; y el furor erótico inspirado por Afrodita. Se evocan, cual queda dicho, antiguas leyendas rosacruces, como la ya aludida del elixir de la eterna juventud, y se confiere a la narración un perfume sobrenatural y mágico que daría lugar incluso a fabulosas historias, como la del mítico clarividente Daniel Dunglas Home (1833-1886), el cual aseveró haber presenciado la comunicación del propio Bulwer Lytton con un espectro a cuya presunta influencia se debía la redacción de Zanoni.

Cabría preguntarse, por lo demás, si todo el acervo esotérico de esta novela arroja algo de luz sobre la vinculación de su autor a alguna sociedad iniciática. A lo que cabría argüir, como juiciosamente razona Jocelyn Godwin, que no hay nada en Zanoni que no estuviera al alcance de cualquier diletante de la literatura ocultista y que, en fin, la novela no muestra evidencia alguna que atestigüe la iniciación de Lytton en cualquier logia oculta... lo que tampoco niega, en cualquier caso, la posibilidad de que fuera iniciado en Alemania tras la publicación de la obra.

Pues, aunque apenas existen datos que relacionen a Bulwer Lytton con la masonería inglesa, parece, en cambio, que hay indicios de que pudo entablar contacto con alguna sociedad iniciática de la región de Hesse, durante sus viajes a Alemania a comienzos de la década de 1840.

Se ha barajado, en este sentido, la posibilidad de que Lord Lytton hubiera pertenecido a una logia masónica alemana que durante parte de su azaroso devenir llegó a estar acogida a la jurisdicción de la Gran Logia Unida de Inglaterra. Nos referimos a la Loge zur aufgehenden Morgenröthe de Frankfurt, una logia recordada en gran medida por la polémica sobre la aceptación de la entrada de judíos en la masonería. Esta logia había sido fundada por el Gran Oriente de Francia tras la ocupación de Frankfurt por la Grande Armée, el 17 de junio de 1807. Constituida con el nombre de logia San Juan de L’Aurore Naissante (La Aurora Naciente), acogió en su seno tanto a judíos como a cristianos, por lo que también fue conocida como Judenloge (Logia Judía). Sus fines no eran tanto espirituales como sociales, entre los que destacaba la aceptación de los judíos en la sociedad y la posibilidad de su acceso a los distintos grados de la masonería, algo que les estaba vedado en las logias alemanas antisemitas. Tras la derrota napoleónica, y considerando conveniente desvincularse de cuanto pudiera sonar a francés, L’Aurore Naissante eliminó en sus materiales cualquier referencia al Grand Orient y cambió su nombre por el de Loge zur aufgehenden Morgenröthe, al tiempo que comenzó a hacer gestiones para asociarse a otra obediencia. Tras el fracaso de sus negociaciones con el Príncipe Carl von Hessen, masón y miembro influyente de la Asiatic Brethren (Fraternidad Asiática), se consiguió finalmente el reconocimiento de Augusto Federico, duque de Sussex y Gran Maestro de la Logia Unida de Inglaterra, el cual le otorgó en 1817 una carta constitutiva sin limitaciones.

Excede de nuestros objetivos profundizar sobre el aislamiento que siguió sufriendo esta logia dentro del contexto masónico alemán o cómo finalmente, años más tarde, acabaría abandonando la Gran Logia Unida de Inglaterra para integrarse en la Große Mutter-Loge des Eklektischen Bundes (Gran Logia Madre de la Alianza Ecléctica). Sí interesa, en cambio, destacar —siguiendo en este punto a Julian Strube— que, en rigor, carecemos de fundamentos para afirmar que alguna vez Bulwer Lytton hubiera pertenecido a esta Loge zur aufgehenden Morgenröthe.

Otros autores, empero, señalan la conexión de Lord Lytton a esta logia desde otra perspectiva. Así, Rafal T. Prinke sostiene que en 1817 el duque de Sussex también había constituido una logia hija de la Morgenröthe en Londres —precisamente llamada Aurore Naissante— la cual abatió columnas a requerimiento de la logia madre en 1822. Prinke sugiere que esta logia cesó su actividad masónica, pero que sobrevivió como una especie de grupo de estudios esotéricos. Asimismo, Prinke insinúa que Lord Bulwer-Lytton contactó primero con este grupo londinense, y que de allí recibió una carta de presentación ante algún elemento relacionado con la Morgenröthe o con la Logia Rosacruz de Frankfurt.

En este sentido, Prinke vendría a coincidir con William Wynn Westcott, el cual aseguró que Bulwer Lytton había sido iniciado en Frankfurt, pero no en la Morgenröthe, sino en una antiquísima logia rosacruz: el Colegio Alemán Rosacruz de Frankfurt, activo hasta mediados del s. XIX, y que fue precisamente en esta logia donde adoptó las teorías expuestas en Zanoni. No obstante, una autoridad en la materia como Ellic Howe, en Ars Quatuor Coronatorum, se muestra también escéptico respecto a este particular, dada la falta de datos fehacientes que acrediten la actividad de tal presunta logia rosacruz.

Por su parte, Gerald Gaultier, especialista en la historia de la masonería egipcia, partiendo de la base de que Lord Lytton nunca fue masón, sugiere que sí pudo haber sido iniciado entre 1841 y 1843 en una rama de la Asiatic Brethren, que seguía aún entonces operativa en la región de Frankfurt.

El testimonio del propio Lord Lytton, sembrado a propósito de misteriosos equívocos, dificulta cualquier atisbo de certeza. En efecto, cuando a comienzos de la década de 1870, Hargrave Jennings, autor de The Rosicrucians: Their Rites and Mysteries (Los Rosacruces: sus Ritos y Misterios), le inquirió sobre su relación con esta orden, Bulwer Lytton soslayó dar una respuesta clara. Así, amén de jactarse de que, a diferencia de muchos pretendidos rosacruces, él sí poseía el símbolo cifrado del iniciado, aseveró que la hermandad seguía existiendo, pero no bajo denominación espuria reconocible por los profanos; que los verdaderos rosacruces no utilizaban tal nombre y que aquellos que lo usaban no eran auténticos hermanos sino falsarios que poco o nada tenían que ver con la auténtica sabiduría tradicional de la orden.

Para acabar de enturbiar las cosas, Kenneth R. H. Mackenzie, en una carta dirigida a William Wynn Westcott y fechada el 24 de marzo de 1881, se mostraba también convencido de la condición rosacruz de Bulwer Lytton, pero tan sólo como simple neófito, el primer escalón de la jerarquía.

De todo lo dicho se patentiza, pues, que la pertenencia de Lord Lytton a la masonería o a la orden Rosacruz antes que en evidencias se funda en un rosario de conjeturas difícilmente cohonestables con el rigor histórico.

Sí es en cambio fácilmente determinable la relación de Bulwer Lytton —o, por mejor decir su falta de ella— con otra sociedad de signo rosacruz: la Societas Rosicruciana in Anglia, una organización consagrada al estudio de asuntos rosacrucuces, constituida en Londres hacia 1865-1867 por Robert Wentworth Little, William Wynn Westcott, Samuel Liddell McGregor Mathers, William Robert Woodman y Kenneth R. H. Mackenzie. Pese a que sus fundadores reivindicaran su descendencia de los rosacruces, y pese a que su estructura jerárquica se inspirara en la de la antigua Fraternidad de la Rosa Cruz de Oro, en ningún caso podría considerarse la SRIA una orden rosacruz. Asimismo, y aunque estuvo relativamente vinculada a la masonería, en tanto en cuanto sólo se permitía acceder a ella a maestros masones regulares, tampoco podría afirmarse su carácter masónico.

Pues bien, se ha repetido hasta la sociedad que Bulwer Lytton ostentó el cargo de Gran Maestro de la SRIA, y ello a pesar de que en realidad jamás desempeñó cargo alguno en dicha grupo ni asistió a ninguna de sus reuniones. El origen de la confusión es en este caso fácilmente determinable, toda vez que la relación de Lord Lytton con la SRIA fue del todo involuntaria: en efecto, en una reunión celebrada en la Freemason's Tavern el 14 de julio de 1870, y a instancias de R. W. Little, Bulwer Lytton fue propuesto y elegido Miembro Honorario y Gran Patrón de la Orden, pero sin su aquiescencia ni siquiera su conocimiento. Pasarían, además, dos años hasta que Bulwer Lytton constara como Gran Patrón en los documentos de la SRIA y unos meses más —a finales de 1872— hasta que llegara a tener noticia del nombramiento. Fue entonces, el 16 de diciembre, cuando, mostrándose extremadamente sorprendido, escribió una carta de protesta y renuncia a John Yarker, uno de los dirigentes de la Sociedad, el cual le presentó sus disculpas.

Finalmente, en un alarde de falta de rigor histórico, se ha llegado también a relacionar a Lord Lytton con The Golden Dawn (Orden Hermética del Alba Dorada), fundada por William Wynn Westcott, William R. Woodman y Samuel L. MacGregor Mathers. Vinculada en sus orígenes con la masonería y la SRIA, esta orden fue fundada en 1888 a partir del presunto descubrimiento de un manuscrito en clave que, tras ser descifrado, formó la base de su ritual. Independientemente de sus conexiones con la francmasonería inglesa y pese a sus pretendidas concomitancias ideológicas con las doctrinas de Bulwer Lytton sobre los rosacruces, es evidente que éste nunca llegó a ser miembro del Alba Dorada, toda vez que murió quince años antes de que fuera fundada, y ello pese a afirmaciones, tan tajantes como gratuitas, como las contenidas en The Golden Dawn companion, de R.A. Gilbert o en The Golden Dawn Sourcebook, de Darcy Küntz.

BIBLIOGRAFÍA:
Bulwer Lytton, E. G., “Ode to Freemasonry”, en The Freemasons' Monthly Magazine, Boston, Edward S. Coombs & Co., Jan., 1868 (vol. XXVII, n.º 3, p. 96).
Campbell, J. L., Sr. Edward Bulwer-Lytton, Boston, Twayne Publishers, 1986.
Gilbert, R. A., “The Supposed Rosy Crucian Society”, en Caron et al. (eds.), Ésotérisme, Gnoses et Imaginaire Symbolique, Leuven, Peeters, 2001, pp. 399 y ss.
Godwin, J., The Theosophical Enlightenment, State University of New York Press, Albani, 1994, pp. 123 y ss.
Roberts, M., British poets and secret societies. Freemasons and clandestine brotherhoods, Beckenham, Croom Helm Ltd., 1986.
Sadleir, M., Bulwer and his wife. A panorama, London, Constable & Co. Ltd, 1931

Redactado por: Pelayo Jardón, Prof. de la UNED.




Canto de la florera ciega
de Edward Bulwer-Lytton


 ¡Comprad, comprad mis flores!
Si es hermosa la tierra como cuentan,
Sus castas hijas son y sus amores.
¿No guardan de su madre los primores
Que los placeres del que ve acrecientan?
 De su regazo amante

Frescas las he tomado en este instante:
Durmiendo incautas en sus tiernos brazos
 Mecíalas el viento
 Que es de ella el blando aliento.
En sus labios aun vaga el dulce beso
Que recibieron al romper el día;
 Y del materno lloro
 Conservan todavía
Húmedas gotas en su cáliz de oro.
 Porque esa madre llora,
Llora apacible, y pasa hora tras hora
Velando con solícita ternura;
Y al ver lucir tan puros y brillantes
Los tintes de sus hijas y blancura,
Llora de amor purísimos diamantes
 Que parecen rocío,
Pero lágrimas son; madres amantes
Vierten así de lágrimas un río.

 Tenéis de luz un mundo
Donde el amor habita entre placeres;
Pero yo ¡ciega! vivo en el profundo
Abismo de la noche donde me hundo:
Son huecas voces para mí los seres.
Cual reprobo en el reino del espanto.
 Enloquezco y deliro,
¡Y me anonado en infortunio tánto!
Ansio por ver las formas y allá miro,
Oigo que como sombras se deslizan,

 Y percibo su aliento;
Tiendo los brazos ávidos al viento,
Y hallo que para mí todos los vivos
Espíritus son sólo, fugitivos.

 ¡Comprad, comprad mis flores!...
Oíd... ¿No comprendéis lo que suspiran?
(Porque ellas tienen voz como la nuéstra):
 "Con su aliento esta hija
"De la medrosa noche los colores
"Entristece y empaña de las flores.
 "¡Libradnos de sus manos!
"No nos dieron los dioses soberanos
 "Matices y hermosura
 "Para la sombra oscura;
"¡La luz nos alimenta y regocija!
"Vuestros ojos del sol son resplandores".—
 ¡Comprad, comprad mis flores!

Nota: Traducción de Miguel Antonio Caro incluída en el libro Traducciones poéticas (1889).
La voz del Otoño→







WILLIAM COWPER [13.221]

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William Cowper

William Cowper (Great Berhkamstead, 26 de noviembre de 1731 – East Dereham, 25 de abril de 1800) INGLATWERR fue un poeta inglés, creador de himnos. Uno de los poetas más populares de su época, Cowper cambió el curso de la poesía natural del siglo XVIII escribiendo sobre la vida cotidiana y escenas del campo inglés.

Sufrió períodos de severa depresión, y aunque encontró refugio en un ferviente Cristianismo evangélico, la fuente de sus muchos himnos, a menudo experimentó dudas y temores de que estaba destinado a la condena eterna.

Sin embargo, sus motivaciones religiosas y asociación con John Newton (quien escribió el himno "Amazing Grace") le llevaron a crear la poesía por la que es hoy en día más recordado: los himnos religiosos.

Comenzó a escribir poemas a los cuarenta años.

Obras

Crazy Kate, ilustración del poema La tarea por Henry Fuseli (1806-1807).
Himnos de Olney (Olney Hymns), 1779, en colaboración con John Newton
John Gilpin, 1782
Largo poema descriptivo La tarea (The Task, 1785. Es su producción más destacada.
Traducción en verso blanco de la Ilíada y la Odisea, 1791.
Además, escribió poesía de carácter social y filosófico. La pureza lírica de su poesía se halla dominada por las preocupaciones político sociales de la época. Los puritanos le llamaban "el David de la poesía inglesa"

Robert Southey compuso una bella edición de sus obras, junto a su biografía, en 1854.


William Cowper fue uno de los poetas ingleses más influyentes de su época. Su estilo modificó la poesía natural de Inglaterra, dedicándose a componer momentos cotidianos, íntimos, lejos de la voluptuosidad de la naturaleza.



El náufrago.
The castaway

La noche más oscura envolvió el cielo,
Las olas Atlánticas rugieron,
Cuando un desgraciado como yo,
Fue arrojado precipitadamente por la borda,
De amigos, de esperanza, de todo privado,
Dejando su hogar flotante para siempre.

De ningún jefe más valiente podría jactarse Albión
Que aquel con quien fué,
Ni otro barco dejó la costa de Albión,
Con deseos más cálidos.
Él amó a los dos, pero a los dos en vano,
Ni él ni ella fueron vistos otra vez.

No yació mucho tiempo bajo la marea salitre,
Experto como era para nadar;
Ni pronto sintió que sus fuerzas menguaban,
O que el coraje se desvanecía;
Arremetió contra la muerte una lucha interminable,
Estimulado por una desesperación de vida.

Y gritó: sus amigos no habían errado
Al comprobar el curso de la embarcación,
Pero entonces la ráfaga furiosa prevaleció,
Por eso, una necesidad despiadada,
Olvidaron a su compañero perdido,
Deslizándose rígido contra el viento.

Algún socorro podían permitirse;
Tal como tormentas permiten,
El barril, el gancho, la cuerda puesta a flote,
Con retraso pero sin ceder.
Aunque él (ellos lo sabían), ni barco, ni orilla,
No importa cuántas sogas, volvería a ver.

Así, cruel como parece, podía él
Acelerar su propia condena,
Consciente que volar, en un mar como aquel,
Era lo único que podía salvarlo;
Pero más amargo era sentirse abandonado,
Con sus amigos tan cerca.

Durante mucho sobrevivió, eso es una hora
En el océano, aislado;
Y por largo tiempo, con incansable poder,
Fue rechazando su destino;
Alguna vez, cuando los minutos volaron,
Ensayó una súplica, un adiós.

Por fin, el pasado reciente volvió,
Sus camaradas, quienes antes
Habían oído su voz en cada ráfaga,
Ningún sonido podían apreciar.
Por entonces, abatido por el duro trabajo,
Bebió de la ola sofocante y se hundió.

Ningún poeta lloró él:
Pero una página sincera
Señala su nombre, su valor, su edad,
Húmeda por la lágrima de Anson.
Y lamentos de bardos o héroes
Que inmortalizan a los muertos.

Por lo tanto no es mi intención, o sueño,
Cantar sobre su destino,
Dar a esa textura de melancolía
Una fecha más duradera:
Pero la miseria todavía goza al trazar
Su semejanza en el destino de otros.

Ninguna voz divina alivió la tormenta,
Ningún haz propicio brilló en el cielo;
Cuando, arrebatados de toda ayuda,
Perecemos, cada uno en soledad:
Yo bajo un mar más áspero,
Soportando golfos aún más profundos.





Walking With God

(Gen. v, 24)

Oh! for a closer walk with GOD, 
     A calm and heav'nly frame; 
A light to shine upon the road 
     That leads me to the Lamb!

Where is the blessedness I knew 
     When first I saw the LORD? 
Where is the soul-refreshing view 
     Of JESUS, and his word?

What peaceful hours I once enjoy'd 
     How sweet their mem'ry still! 
But they have left an aching void, 
     The world can never fill.

Return, O holy Dove, return, 
     Sweet messenger of rest; 
I hate the sins that made thee mourn, 
     And drove thee from my breast.

The dearest idol I have known, 
     Whate'er that idol be; 
Help me to tear it from thy throne, 
     And worship only thee.

So shall my walk be close with GOD, 
     Calm and serene my frame; 
So purer light shall mark the road 
     That leads me to the Lamb. 






Jehovah-Jesus

My song shall bless the LORD of all, 
My praise shall climb to his abode; 
Thee, Saviour, by that name I call, 
The great Supreme, the mighty GOD.

Without beginning, or decline, 
Object of faith, and not of sense; 
Eternal ages saw him shine, 
He shines eternal ages hence.

As much, when in the manger laid, 
Almighty ruler of the sky; 
As when the six days' works he made 
Fill'd all the morning-stars with joy.

Of all the crowns JEHOVAH bears, 
Salvation is his dearest claim; 
That gracious sound well-pleas'd he hears, 
And owns EMMANUEL for his name.

A cheerful confidence I feel, 
My well-plac'd hopes with joy I see; 
My bosom glows with heav'nly zeal, 
To worship him who died for me.

As man, he pities my complaint, 
His pow'r and truth are all divine; 
He will not fail, he cannot faint, 
Salvation's sure. and must be mine.






On Opening a Place for Social Prayer

Jesus, where'er thy people meet, 
There they behold thy mercy-seat; 
Where'er they seek thee thou art found, 
And ev'ry place is hallow'd ground.

For thou, within no walls confin'd, 
Inhabitest the humble mind; 
Such ever bring thee, where they come, 
And going, take thee to their home.

Dear Shepherd of thy chosen few! 
Thy former mercies here renew; 
Here, to our waiting hearts, proclaim 
The sweetness of thy saving name.

Here may we prove the pow'r of pray'r, 
To strengthen faith, and sweeten care; 
To teach our faint desires to rise, 
And bring all heav'n before our eyes.

Behold! At thy commanding word, 
We stretch the curtain and the cord; 
Come thou, and fill this wider space, 
And help us with a large increase.

Lord, we are few, but thou art near; 
Nor short thine arm, nor deaf thine ear; 
Oh rend the heav'ns, come quickly down, 
And make a thousand hearts thine own! 





Exhortation to Prayer

What various hindrances we meet 
In coming to a mercy-seat! 
Yet who that knows the worth of pray'r, 
But wishes to be often there?

Pray'r makes the dark'ned cloud withdraw, 
Pray'r climbs the ladder Jacob saw; 
Gives exercise to faith and love, 
Brings ev'ry blessing from above.

Restraining pray'r, we cease to fight; 
Pray'r makes the Christian's armour bright; 
And Satan trembles, when he sees 
The weakest saint upon his knees.

While Moses stood with arms spread wide, 
Success was found on Israel's side; 
But when thro' weariness they fail'd, 
That moment Amalek prevail'd.

Have you no words! Ah, think again, 
Words flow apace when you complain; 
And fill your fellow-creature's ear 
With the sad tale of all your care.

Were half the breath thus vainly spent, 
To heav'n in supplication sent; 
Your cheerful song would oft'ner be, 
"Hear what the LORD has done for me!"




Light Shining Out of Darkness

God moves in a mysterious way, 
     His wonders to perform; 
He plants his footsteps in the sea, 
     And rides upon the storm.

Deep in unfathomable mines 
     Of never failing skill, 
He treasures up his bright designs, 
     And works his sovereign will.

Ye fearful saints, fresh courage take, 
     The clouds ye so much dread 
Are big with mercy, and shall break 
     In blessings on your head.

Judge not the LORD by feeble sense, 
     But trust him for his grace; 
Behind a frowning providence, 
     He hides a smiling face.

His purposes will ripen fast, 
     Unfolding ev'ry hour; 
The bud may have a bitter taste, 
     But sweet will be the flow'r.

Blind unbelief is sure to err, 
     And scan his work in vain; 
GOD is his own interpreter, 
     And he will make it plain.



WILLIAM MORRIS [13.222]

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William Morris

William Morris (Clay Hill Walthamstow, Inglaterra, 24 de marzo de 1834 - 3 de octubre de 1896) fue un artesano, impresor, poeta, escritor, activista político, pintor y diseñador británico, fundador del movimiento Arts and Crafts.

William Morris nació en Walthamsow, cerca de Londres. Perteneciente a una familia acomodada, en 1848 inició su educación en el Marlborough College y la completó en el Exeter College de la Universidad de Oxford, donde estudió arquitectura, arte y religión. En esta época conoció al crítico John Ruskin, que tendría sobre él una influencia duradera, y a artistas como Dante Gabriel Rossetti, Edward Burne-Jones, Ford Madox Brown y Philip Webb. También fue en estos años cuando conoció a Jane Burden, una joven de clase obrera cuyo pelo cobrizo y piel pálida eran considerados por Morris y sus amigos como la máxima expresión de la belleza femenina, por lo que la eligieron como modelo para numerosas obras. Morris y Burden se casaron en 1859.

Morris estuvo estrechamente vinculado a la Hermandad Prerrafaelita, movimiento que rechazaba la producción industrial en las artes decorativas y la arquitectura, y propugnaba un retorno a la artesanía medieval, considerando que los artesanos merecían el rango de artistas.

Tras culminar sus estudios, comenzó a trabajar en 1856 en la firma de arquitectura de G.E. Street. Con Webb construyó la Red House, que fue su regalo de boda para Jane Burden. En los años siguientes (1857-62) se convirtió en pintor profesional. Con su experiencia en arte y arquitectura fundó, en 1861, junto con Dante Gabriel Rossetti, Burne-Jones, Madox Brown y Philip Webb, Morris, Marshall, Faulkner & Co., una empresa de arquitectura y diseño industrial que él personalmente financiaba. Mediante esta empresa, Morris creó un "revival" cultural en la Inglaterra victoriana que se basaba en las artes y los oficios de la época medieval como paradigma de la primacía del ser humano sobre la máquina y a la vez de un trabajo hecho atendiendo a las más altas cotas de expresión artística.

Este movimiento atrajo a gente de todo el mundo y en 1875 la compañía pasa a llamarse Morris and Co., con Morris como único propietario. Durante gran parte de su vida, Morris se preocupó intensamente en preservar las artes y oficios medievales abominando de las modernas formas de producción en masa. En 1883 fundó la Federación Socialdemócrata y más tarde organizó la Liga Socialista.

William Morris fundó en 1891 Kelmscott Press donde produjo trabajos originales (The Story of Sigurd the Volsung, The fall of the Nibelungs, etc), así como reimpresiones de los clásicos, siendo su obra más conocida la edición de los Cuentos de Canterbury, de Chaucer, ilustrada por Burne-Jones e impresa en Kelmscott Press en 1896. Morris estudió al detalle el arte del período medieval y por ello no es sorprendente que sus famosas iniciales y bordes de los libros que editaba se basaran en los trabajos de Peter Löslein y Bernhard Maler que trabajaron para el impresor y diseñador de tipos de Augsburgo Erhard Ratdolt (1474-84).

El movimiento de artes y oficios pretendía volver a la manufactura artesanal contrastada con la producción industrial de la época y así hacer llegar la cultura a las áreas menos pudientes de la sociedad. Lo que se le reprochó fue que los productos llegaron a ser tan complejos en su fabricación que solo las clases altas pudieron adquirir los ejemplares.

William Morris tuvo, sin lugar a dudas, una gran influencia histórica en las artes visuales y en el diseño industrial del siglo XIX.

Por otro lado destaca su Noticias de ninguna parte, novela utópica muy popular, que narra el paso al socialismo.

Morris influyó en casi todas las expresiones artísticas que lo sucedieron. G. K. Chesterton lo define de esta manera:

"Poeta de la niñez de las Naciones, artesano en las nuevas rectitudes del arte, profeta de una vida más sabia; más feliz. Su sanguíneo entusiasmo será recordado cuando la vida humana haya aceptado una vez más los vistosos colores; demostrando que el triste y verdoso gris del ocaso estético en el que vivimos no es, a pesar de todo pesimismo, cano como la muerte, sino grisáceo como la alborada."


La bella Isolda (1858),mejor conocida correctamente como La reina Ginebra, es la única pintura al óleo conservada de William Morris (Tate Gallery). La modelo es Jane Burden.


The Defence of Guinevere, and other Poems (1858)
The Life and Death of Jason (1867)
The Earthly Paradise (1868-70)
The Beautiful Boobs Of My MOther
Love is Enough, or The Freeing of Pharamond (1872)
The Story of Sigurd the Volsung and the Fall of the Nibelungs (1876)
A Dream of John Ball (1886)
The House of the Wolfings (1888)
The Roots of the Mountains (1889)
News from Nowhere or An Epoch of Rest (1890). En español: Noticias de ninguna parte.
The Story of the Glittering Plain (1890)
The Well at the World's End (1892)
The Wood Beyond the World (1892)
En español[editar]
Noticias de ninguna parte, Ciencia Nueva, 1968.
"Cómo vivimos y cómo podríamos vivir. Trabajo útil o esfuerzo inútil. El arte bajo la plutocracia", Pepitas de Calabaza, Logroño, 2013 (Tercera edición). Traducción de Federico Corriente y prólogo de Estela Schindel ISBN 978-84-940296-7-7
Morris, William. LO BUENO, LO ÚTIL Y LO BELLO, Mochuelo Libros, Buenos Aires, 2014. ISBN 978-987-45381-0-9





Amor completo
Love Fulfilled

¿Has anhelado, a través de los cansados días,
La visión fugaz del rostro amado?
¿Has clamado por un instante de paz
En medio del dolor de las penosas horas?
¿Has rogado por el sueño y la muerte,
Cuando el dulce e inesperado consuelo
Fue sólo sombras y aliento?
Hace mucho, demasiado, que el miedo no disminuye
Sobre estas ilusorias y reptantes flores.
Ahora descansa: pues aún en el reposo
Podrás conservar todos tus anhelos.

Debes descansar y no temer
Al acechante y sordo despertar
De una vida que transcurre a ciegas;
Llena de desperdicios y penas.
Debes despertar y pensar en lo dulce
Que es tu amor, en su íntimo ardor.
Será más dulce para los labios que conocerás,
Más dulce de lo que tu corazón intenta ocultar:
Anhelos absolutos e insatisfechos.
La respuesta a todas las esperanzas
Se cierran sobre tí, muy cerca.

Recordarás los antiguos besos,
Y aún el frío dolor que crecía.
Recordarás aquella poderosa dicha,
Y aún los ojos y las manos perdidas.
Recordarás todo el remordimiento
Por lo escasos que fueron sus besos,
El sueño perdido de cómo se conocieron
Es el sabor a miseria en tus labios marchitos.
Entonces parecía Amor, pero nacido para morir,
El Hoy es inquietud, dolor:
La bendición es el olvido, el silencio;
Mi Amor es solitario, más nunca será un secreto.




Ecos de la Casa del Amor
Echoes of love's house

El Amor nos regala cada don que nos permite vivir.
El Amor nos roba cada don que nos evita sufrir.

El Amor desata los labios en palabras de vanidad.
El Amor ata los labios cuando se dice una verdad.

El Amor aclara los ojos que de otro modo serían fríos.
El Amor ciega los ojos de todos, salvo los tuyos y los míos.

El Amor torna la vida en dicha, hasta que nada tengamos que desear.
El Amor torna la vida en desdicha, hasta que en vano podamos desear.

El Amor, que todo lo cambia, que nunca arrebate mi candor.
El Amor, que todo lo cambia, que me libere de este dolor.

El Amor quema al mundo en un inmutable cielo de placer.
El Amor quema al mundo en una cambiante tumba en donde yacer.

Y allí nosotros dos fuimos abandonados, sin necesidad de trabajar.
Y allí fui sólo abandonado, sin que nadie me llegue a extrañar.

Yo te elogio, Amor, pues la felicidad ha triunfado!
Es esta plegaria suficiente para curar mi corazón destrozado?





El amor es suficiente
Love is Enough

El amor es suficiente: aunque el mundo disminuya,
Y los bosques no tengan voces salvo la voz de la pena,
Aunque el cielo sea demasiado negro para que los débiles ojos
Perciban el rubor dorado de las flores creciendo debajo,
Aunque las colinas sean pilares de sombras, y el mar una maravilla oscura,
Y ese día dibuje un velo sobre todos los hechos pasados,
Sus manos no harán temblar, sus pies no harán vacilar;
El vacío no agotará ni el miedo alterará
Estos labios y estos ojos de amante y amado.





Love is enough

LOVE is enough: though the World be a-waning, 
And the woods have no voice but the voice of complaining, 
   Though the sky be too dark for dim eyes to discover 
The gold-cups and daisies fair blooming thereunder, 
Though the hills be held shadows, and the sea a dark wonder, 
   And this day draw a veil over all deeds pass'd over, 
Yet their hands shall not tremble, their feet shall not falter; 
The void shall not weary, the fear shall not alter 
   These lips and these eyes of the loved and the lover.





El cuervo y la hija del rey
The Raven and the King's Daughter

Hija del Rey, sentada en la alta torre,
Mientras el verano es el escudo de muchos,
¿Porqué te lamentas mientras las nubes pasan?
Entre la costa y el campo los altivos cisnes cantan,
¿Porqué te lamentas sentada en tu ventana,
Hasta que por tus frágiles dedos corran las lágrimas?

La Hija del Rey:

Lloro porque me siento sola
Entre estos muros de cal y piedra.
Los hombres se sientan en el salón de mi padre,
Pero para mí él construyó esta torre vigilada.
Y desde aquí he visto el dorado sobre el verde,
Sin noticias sobre mi verdadero amor.

El Cuervo:

Hija del Rey, sentada sobre el mar,
Cantaré una historia que os pueda alegrar.
Ayer he visto navegando un barco enorme,
Cuando el viento soplaba feliz desde el norte.
Sobre aquel labrado mástil me senté,
Y mi corazón se estremeció con fe,
Pues entre la tabla y el oscuro azul del mar,
Su espada cantaba dulce los hechos que serán.

La Hija del Rey:

¡Océano estéril! ¡Amarga entre todas las aves
Un estéril cuento mis oídos han escuchado!

El Cuervo:

Los hombres de vuestro padre fueron severos,
Ataviados con escudos y brillantes yelmos.

La Hija del Rey:

¡La peor de las historias me narras,
Las palabras como saetas me desgarran!
Vuela al sur, hacia los campos de la muerte,
Y que nada dulce en tu lápida pueda leerse.

El Cuervo:

Oh, allí estuvo Olaf, el de los lirios rosas,
Tan justo como cualquier roble que crece.

La Hija del Rey:

Oh, tierna ave ¿Qué hizo él entonces,
Entre las lanzas de los caballeros de mi padre?

El Cuervo:

Entre la tabla y el azul oscuro del mar,
Él cantó: Mi verdadero amor me espera.

La Hija del Rey:

Así como esta dura losa conoce mi dolor,
Aún no estoy agotada, mi amor.

El Cuervo:

Él cantó: Así como una vez tuve su mano,
Al final sus labios volverán a mis labios.

La Hija del Rey:

Y así como nuestros dedos se entrelazaron,
También volverán a unirse nuestros labios.

El Cuervo:

Él cantó: Que venga la ruina, el hierro y las llamas
¿Pues qué otra cosa romperá la torre sino la fama?

La Hija del Rey:

Oh, Sol, Ascended y caed con premura,
Para que la esperanza triunfe sobre la muerte.

El Cuervo:

Hija del Rey, sentada en la alta torre,
Dádme un regalo por mi cuento y volaré:
El oro de tu dedo frágil y pálido deseo,
Pues sólo eso tienes de tu viejo anhelo.

La Hija del Rey:

Junto al anillo de mi padre hay otro,
Con un beso me fue dado por mi madre.
Vuela, vuela a través de los mares
Para ganar otro de mis presentes.
Vuela al sur a traerme noticias reales,
Mientras en verano sea el escudo de muchos.
La hierba crece roja con el rocío de la batalla,
Entre la costa y el campo los altivos cisnes cantan.

El Cuervo:

Hija del Rey, sentada en la alta torre,
El verano brilla sobre el escudo de muchos,
Las noticias de la marea hablan de muerte,
Mientras en la costa y el campo los altivos cisnes cantaban;
En la tierra de los Francos él se encontró con sus lanzas,
Y la planicie entera con sangre fue sembrada.
Alta creció la fría luna cubriendo el sol,
Cuando los cuernos sonaron sobre la batalla ganada.

La Hija del Rey:

¡Caed bajo la justicia, ave! Cantad sólo la verdad
De los hechos que aquel hombre en su día realizó.

El Cuervo:

Steingrim se plantó ante su bandera,
Y los yelmos fueron rotos y las astas cayeron.

La Hija del Rey:

¿Un hombre temerario, bueno y necesario,
Puede cantar las hazañas de otro?

El Cuervo:

Donde Steingrim pasaba la batalla sonaba,
Sin embargo el pie de Olaf era más rápido.

La Hija del Rey:

¡Ah, con hechos de gloria el mundo ha de crecer!
¿Pero a qué tierras lejanas ha llegado mi amor?

El Cuervo:

Sobre la cubierta junto al mástil,
Allí yace ahora, descansado profundo.

La Hija del Rey:

¿Lo habéis oído antes de que caiga en el justo sueño?
¿Pronunció palabras ante sus hombres?

El Cuervo:

Creo que a su dama dedicó una canción,
Pero luego nada más pronunció.
Antes de que la batalla los uniera,
Steingrim una palabra le dijo:
"Si volvemos con las banderas de paz,
En la casa del rey mi fama crecerá,
Las puertas no estarán cerradas,
Y para mí siempre se abrirán.
Luego, hacia la íntima alcoba iremos,
Donde el amor su dorado manto cose.
Te llevaré adentro, y pondré su fina mano
Sobre el cuello adornado de lirios.
Dejaré al rey el radiante satisfacción,
Mientras aquella noche sea de ustedes dos".
Ahora corre hacia el norte la proa de Steingrim,
Y la lluvia y el viento golpean desde el sur.

La Hija del Rey:

Mirad, ave de la muerte, el anillo de mi madre;
El canto nupcial aún debo aprender,
Y ya no veo desagradable mi cuarto solitario;
Pues el viento, el viendo ha de gemir
Mientras ordeno el lecho de bodas.
El verano brilla en el escudo de muchos,
Pues la lluvia, la lluvia roja ha de caer,
Mientras en la costa y el campo los altivos cisnes cantan.


Antes de que el día surja de la noche,
El verano brilló sobre los escudos,
Ella escuchó el cuerno de Steingrim
Mientras los altivos cisnes cantaron.
Antes de que el día oscuro concluyera
Se oyeron los pasos de Steingrim en la escalera.
La lanza y la flecha cayeron lejos,
Mientras los pesados pies subían.
¡Oh, pesados son los pies de aquel que porta
El anhelo de los días y el dolor de los años!
Reposad, reposad, dulce lirio,
Sobre tu cuello descansará la mano.
No importa si el rey vibraba en radiante satisfacción,
Pues aquella cama fue ocupada por los dos.
Inmóvil cuando él permanece inmóvil,
El corazón yace junto al corazón.
Tal vez mis oyentes quieran hablar,
Debatir sobre esta triste historia,
Por lo tanto los dejaré piadosamente
Bajo el verano sobre los escudos.
Los días descansan hoy bajo la piedra,
Mientras en la costa y el campo los altivos cisnes cantan.




La defensa de Ginebra
The Defense of Guenevere

Pero, sabiendo que querrían escucharla,
echó hacia atrás sus húmedos cabellos.

But, knowing now that they would have her speak,
She threw her wet hair backward from her brow.


La mano en su boca, rozando apenas su mejilla,
como si hubiera recibido allí un golpe vergonzoso.
Avergonzada de no sentir otra cosa que no fuera vergüenza
en su corazón, y sin embargo, sintiendo que sus mejillas ardían tanto.


Her hand close to her mouth touching her cheek,
As though had there a shameful blow.
And feeling it shameful to feel ought but shame
All through her heart, yet felt her cheeks burned so.


Que debía tocarlas; y como un rengo
se alejó de Gawain, con su cabeza
aún erguida; y en sus mejillas ardientes.


She must a little touch it; like one lame
She walked aeay from Gawaine, with her head
Still lifted up; and on her cheek of flame.


Las lágrimas se secaron pronto; finalmente se detuvo y dijo:
Oh, Caballeros y Señores, parece tal vez tonto
hablar de cosas conocidas hoy pasadas y muertas.


The tears dried quick; she stopped at last and said:
O Knights and Lords, it seems but little skill
To talk of well-known things past now and dead.


¡Dios, que puedo decir, he actuado mal,
y ruego a todos el perdón de corazón!
Ya que vosotros debéis tener razón, tan grandes Señores, así y todo...


¡God, wot I ought to say, I have done ill,
And pray you all forgiveness heartily!
Because you must be right such great Lords, still...


Oid, suponed que ha llegado la hora de vuestra muerte,
y estuvieráis muy solos y muy débiles;
y estaríais muriendo mientras...


Listen, suppose your time were come to die;
And you were quite alone and very weak;
Yea, laid a dying while very mightily...


El viento está agitando la alameda, está agitando
la corriente del río que atraviesa bien vuestras amplias tierras:
Imaginad que hubiera un silencio, y que entonces alguien hablaría.


The wind was ruffling up the narrow streak
Of river through your broad lands running well:
Suppose a hush should come, then some one speaks.


Una de las telas es el cielo, y la otra el infierno,
elige para siempre un color, cualquiera de los dos,
yo no te lo diré, tú de algún modo tienes que decirlo.


One of those cloths is heaven, and one is hell,
Now choose one cloth for ever, which they be,
I will not tell you, you must somehow tell.


¡Tú debes darte cuenta por tu propia fuerza y por tu propio poderío!
Sí, sí, mi señor, y al abrir los ojos,
al pie de tu cama familiar verías...


¡Of your own strength and mightiness, here, see!
Yea, yea, my lord, and you to open your eyes,
At foot of your familiar bed to see...


Un gran ángel de Dios de pie, y con tales matices,
desconocidos en la tierra, en sus grandes alas, y manos
extendidos en dos direcciones, y la luz de los cielos ulteriores.


A great God´s angel standing, with such dyes,
Not known on earth, on his great wings, and hands,
Held out two ways, light from the inner skies.


Mostrándolo bien, y haciendo que sus órdenes
parezcan además las órdenes de Dios,
sosteniendo con las manos las telas en dos varas;


Showing him well, and making his commands
Seem to be God´s commands, moreover, too,
Holding within his hands the cloths on wands;


Y una de esas extrañas telas era azul,
larga y ondulada, y la otra breve y roja;
ningún hombre podría decir cuál era la mejor de las dos.


And one of these strange choosing cloths was blue,
Wavy and long, and one cut short and red:
No man could tell the better of the two.


Luego de una trémula media hora dirías
¡Dios me salve! el color del cielo es azul. Y el ángel dice: Infierno.
Entonces tu te debatirías tal vez sobre tu lecho.


After a shiverin half hour you said,
¡God help! Heaven´s colour, the blue; and he said: Hell.
Perhaps you then would roll upon yuor bed.


Y dirías a todos los buenos hombres que te quisieron:
¡Ah Cristo! Si sólo hubiese sabido, sabido, sabido;
Lancelot se alejó, entonces pude entender,


And cry to all good men thet loved you well;
¡Ah, Crist! If only I had known, known, known;
Lancelot went away, then you would tell,


Como los más sabios de los hombres, como serían las cosas, y lamentar,
y revolcarme y lastimarme, y desear la muerte,
y temerle al mismo tiempo, por lo que habíamos sembrado.


Like wisest man how all things would be, moan,
And roll and hurt myself, and long to die,
And yet fear much to die for what we sown.




La melodía de las siete torres
The Tune of the Seven Towers

Nadie va hacia allí ahora:
Qué queda allí para ver?
de las filas de almenas desoladas
y el pesado techo de plomo gris?
"Por lo tanto", dijo la Bella Yolanda de las Flores,
esta es la Melodía de las Siete Torres.

Nadie camina allí ahora;
excepto bajo la pálida luz de la luna.
Los fantasmas se pasean en fila;
si uno pudiera verlos, sería una terrible visión.
Oye! dijo la Bella Yolanda de las Flores,
esta es la Melodía de las Siete Torres.

Pero nadie puede verlos ahora.
Aunque estén sentados a lo largo del foso,
con los pies sumergidos en el agua y en fila.
Sus largos cabellos flotando al viento.
"Por lo tanto", dijo la Bella Yolanda de las Flores,
esta es la Melodía de las Siete Torres.

Si alguien va hacia allí ahora,
debe ir hacia allí solo.
Sus puertas no se abrirán a ninguna fila
de lanzas relucientes ¿irás entonces solo?
Oye! dijo la Bella Yolanda de las Flores,
esta es la Melodía de las Siete Torres.

Sé mi amor, vé hacia allí ahora,
a traer mi cofia de allí.
Mi cofia y mi manto adornado de perlas
Oliver, vé hoy mismo!
"Por lo tanto", dijo la Bella Yolanda de las Flores,
esta es la Melodía de las Siete Torres.

No soy feliz ahora
no puedo decirte porqué
Si vas, los curas y yo en fila
rezaremos para que no mueras.
Oye! dijo la Bella Yolanda de las Flores,
esta es la Melodía de las Siete Torres.

Si vas por mí ahora,
besaré por fin tu boca,
(Ella dijo para sí)
(Las tumbas se yerguen grises en fila)
Oliver, abrázame fuerte!
Por lo tanto, dijo la Bella Yolanda de las Flores,
esta es la Melodía de las Siete Torres.


Versión original en inglés:

No one goes there now:
For what is left to fetch away.
From the desolate battlements all arow,
and the lead roof heavy and grey?
"Therefore", said fair Yoland of the flowers,
this is the Tune of the Seven Towers.

No one walks there now;
except in the white moonlight.
The white ghosts walk in a row;
if one could see it, an awful sight,
Listen ! said fair Yoland of the flowers,
this is the Tune of the Seven Towers.

But none can see them now.
Though they sit by the side of the moat,
feet half in the water, there in a row.
Long hair in the wind afloat.
"Therefore" said fair Yoland of the flowers,
this is the Tune of the Seven Towers.

If any will go to it now,
he must go to it all alone.
Its gates will not open to any row
of glittering spears ¿will you go alone?
Listen ! said fair Yoland of the flowers,
this is the Tune of the Seven Towers.

Be my love, go there now,
to fetch me my coif away.
My coif and my kirtle, with pearls arow.
Oliver, go today!
"Therefore" said fair Yoland of the flowers,
this is the Tune of the Seven Towers.

I am unhappy now,
I cannot tell you why.
If you go the priest and I in a row,
will pray that you may not die.
"'Listen !" said fair Yoland of the flowers,
this is the Tune of the Seven Towers.

If you will go for me now
I will kiss your mouth at last,
(She sayeth inwardly)
(The graves stand grey in a row)
Oliver, hold me fast !
"Therefore" said fair Yoland of the flowers,
this is the Tune of the Seven Towers.




Muerte vergonzosa
Shameful Death

Éramos cuatro en torno al lecho,
El sacerdote se arrodilló junto a él
Su madre de pie en la cabecera,
Frente a sus pies aguardaba la novia;
Estábamos seguros de que había muerto,
Aunque sus ojos permanecían abiertos.

No murió durante la noche,
No murió durante el día,
Pero en la luz del crepúsculo
Su espíritu falleció,
Cuando ni el sol ni la luna brillaban
Y en los árboles sólo flotaba un ámbar gris.

No fue muerto por la espada,
Tampoco por la lanza o el hacha,
Aunque nunca pronunció una palabra
Desde que aquí regresó;
Yo corté el delicado cordón
Del cuello de mi hermano querido.

Él no azotó su golpe
Y la cobardía viene detrás,
En un lugar donde tiemblan los cuernos,
Un sendero difícil de encontrar,
Pues los cuernos oscilan en los arcos
Y el crepúsculo ciega los corazones.

Ellos iluminaron una gran antorcha,
Donde rápidos se agitaron los brazos,
Sir John, el Caballero del pantano,
Sir Guy, del doloroso golpe altivo,
Con tres veces veinte caballeros más diez,
Colgaron al bravo Lord Hugh al final.

Yo soy tres veces veinte más diez,
Y mi cabello se ha tornado gris,
He conocido a Sir John del Pantano,
Hace mucho, en un lejano día de verano,
Y me alegra pensar en aquel momento
En el que arranqué su vida con mis manos.

Yo soy tres veces veinte más diez,
Y mi fuerza quedó en el pasado,
Pero hace mucho yo y mis hombres,
Cuando el cielo estaba nublado,
Y la bruma se arrastraba por las cañas del pantano,
Matamos a Sir Guy, el del doloroso golpe altivo.

Y ahora todos ustedes, caballeros,
Ruego que oren por Sir Hugh,
Un hombre duro y honesto,
Y por Alice, esposa de un guerrero.



Una canción de muerte
A Death Song

¿Qué es aquello que viene del oeste arrasando todo?
¿Y quiénes son estos que marchan firmes y extraviados?
Traemos el mensaje que los ricos han enviado
Abatiendo a los condenados a despertar y saber.
No uno, ni siquiera uno o un millar deben morir,
Pero todos y cada uno si oscurecen el día.

Les preguntamos por la vida de arduo trabajo,
Se nos ordenó aguardar el momento por nuestro pan;
Ansiamos expresar nuestros humildes pensamientos,
Regresamos sin palabras, trayendo a nuestros muertos.
No uno, ni siquiera uno o un millar deben morir,
Pero todos y cada uno si oscurecen el día.

Ellos no aprenden; no tienen oídos para escuchar.
Ellos esconden el rostro ante los ojos del destino;
Sus salones brillantes esconden el cielo que oscurece.
¡Pero observa a este hombre muerto golpear las puertas!
No uno, ni siquiera uno o un millar deben morir,
Pero todos y cada uno si oscurecen el día.

Aquí se encuentra la señal que quebrará nuestra prisión;
En medio de la tormenta él ganó el reposo presidiario;
Pero en el amanecer el sol surgió entre las nubes
Trayéndonos un día de trabajo lleno de esperanzas.
No uno, ni siquiera uno o un millar deben morir,
Pero todos y cada uno si oscurecen el día.





Un jardín junto al mar
A Garden By The Sea

Conozco un pequeño jardín de cerca,
Exuberante con el lirio y la rosa roja,
Donde yo vagaba, si me permite decirlo,
Desde la mañana a la noche húmeda de rocío,
Teniendo conmigo a un compañero errante.

Y aunque en su interior no hay pájaros que canten,
Y aunque allí no hay casas con pilares,
Y aunque las ramas de los manzanos están desnudas
De frutos y flores, ojalá
Sus pies vuelvan a pisar sobre la hierba verde,
Y yo pueda verlos como los ví antes.

Llega un suave murmullo desde la costa,
Y en la cercanía corren dos arroyos juntos,
En la distancia se ven las colinas púrpura,
Descendiendo hacia el mar inquieto:
Oscuras colinas cuyas flores no conocen a las abejas,
Oscura costa que no ha visto nave alguna
Atormentada por el verde oleaje.

Desde allí llega el murmullo incesante
Hasta el lugar por el que lloro,
Pues me lamento día y noche
Convirtiéndome inmune al deleite,
Volviéndome ciego y sordo,
Indiferente a la victoria, inepto para encontrar,
Y hábil para extraviar lo que todos desean hallar.

Sin embargo, tambaleante y débil como soy,
Aún me resta un poco de aliento
Para buscar dentro de las fauces de la muerte
Una entrada a ese lugar feliz,
Para buscar el rostro inolvidable,
Una vez visto, una vez besado, una vez extraviado
En el inquieto murmullo del mar.



In Arthur's House

In Arthur's house whileome was I
When happily the time went by
In midmost glory of his days.
He held his court then in a place
Whereof ye shall not find the name
In any story of his fame:
Caerliel good sooth men called it not,
Nor London Town, nor Camelot;
Yet therein had we bliss enow.
--Ah, far off was the overthrow
Of all that Britain praised and loved;
And though among us lightly moved
A love that could but lead to death,
Smooth-skinned he seemed, of rosy breath,
A fear to sting a lady's lip,
No ruin of goodly fellowship, 
No shame and death of all things good.

Forgive the old carle's babbling mood;
As here I sit grey-haired and old,
My life gone as a story told,
Ye bid me tell a story too;
And then the evil days and few, 
That yet were overlong for me
Rise up so clear I may not see
The pictures of my minstrel lore.

Well hearken! on a day of yore
From prime of morn the court did ride
Amidmost of the summertide
To search the dwellings of the deer
Until the heat of noon was near;
Then slackening speed awhile they went
Adown a ragged thorn-bushed bent
At whose feet grew a tangled wood
Of oak and holly nowise good:
But therethrough with some pain indeed
And rending of the ladies' weed
They won at last, and after found
A space of green-sward grown around
By oak and holly set full close;
And in the midst of it arose
Two goodly sycamores that made
A wide and little sun-pierced shade
About their high boles straight and green:
A fount was new-born there-between,
And running on as clear as glass,
Flowed winding on amid the grass
Until the thick wood swallowed it.
A place for happy folk to sit
While the hot day grew hotter still
Till eve began to work his will.
--So might those happy people think
Who grudged to see the red sun sink
And end another day of bliss
Although no joy tomorn should miss --
They laughed for joy as they drew nigh
The shade and fount: but lo, thereby
A man beside the fountain laid
The while his horse 'twixt sun and shade
Cropped the sweet grass: but little care
Had these of guile or giant's lair,
And scarce a foot before the Queen
Rode Gawain o'er the daisied green
To see what man his pleasure took;
Who rose up in meanwhile and shook
His tangled hair aback, as one
Who e'en but now his sleep hath done.
Rough-head and yellow-haired was he
Great-eyed, as folk have told to me,
And big and stout enow of limb:
As one who thinks no harm he smiled,
And cried out: "Well met in the wild,
Fair King and Queen; and ye withal
Sweet dames and damsels! Well befal
This day, whereon I see thee nigh,
O Lancelot, before I die!
And surely shall my heart rejoice
Sir Gawain, when I hear thy voice!"

Then Lancelot laughed: "Thou knowest us then
Full well among a many men?"

"As quoth the lion to the mouse,"
The man said; "in King Arthur's House
Men are not names of men alone,
But coffers rather of deeds done."

The Queen smiled blithe of heart, and spake:
"Hast thou done deeds for ladies' sake?"

"Nay Dame," he said, "I am but young;
A little have I lived and sung
And seen thy face this happy noon."

The King said: "May we hearken soon
Some merry tale of thee? for I
Am skilled to know men low and high
And deem thee neither churl nor fool."

Said he, "My fathers went to school
Where folk are taught a many things,
But not by bliss: men called them kings
In days when kings were near to seek;
But as a long thread waxeth weak,
So is it with our house; and now
I wend me home from oaken bough
Unto a stead where roof and wall
Shall not have over far to fall
When their last day comes."
As he spake
He reddened: "Nathless for their sake,
Whom the world loved once, mock not me
O King, if thence I bring to thee
A morsel and a draught of wine,
Though nothing king-like here thou dine."

Of some kind word King Arthur thought,
But ere he spake the woodman caught
His forest-nag and leapt thereon,
And through the tangled brake was gone.
Then leapt the King down, glad at heart,
Thinking, This day shall not depart
Without some voice from days that were;
And lightly leapt down Guenevere,
And man and maid lay presently
Neath the bee-laden branches high,
And sweet the scent of trodden grass
Amid the blossoms' perfume was.

There long they lay, and little spake,
As folk right loth the calm to break;
Till lo upon the forest-breeze
A noise of folk, and from the trees
They came: the first-seen forester,
A grizzled carle in such-like gear,
And then two maidens poorly clad
Though each a silver chaplet had
And round her neck a golden chain:
And last two varlets led a wain
Drawn by white oxen well bedight
With oaken boughs and lilies white;
Therein there lay a cask of wine
And baskets piled with bread full fine,
And flesh of hart and roe and hare;
And in the midst upon a chair
Done over with a cloth of gold
There sat a man exceeding old
With long white locks: and clad was he
No other than his company
Save that a golden crown he bore
Full fairly fashioned as of yore,
And with a sword was girt about
Such as few folk will see I doubt.
Right great it was: the scabbard thin
Was fashioned of a serpent's skin,
In every scale a stone of worth;
Of tooth of sea-lion of the north
The cross was, and the blood-boot stone
That heals the hurt the blade hath done
Hung down therefrom in silken purse:
The ruddy kin of Niblung's curse
O'er tresses of a sea-wife's hair
Was wrapped about the handle fair;
And last a marvellous sapphire stone
Amidst of the great pommel shone,
A blue flame in the forest green.
And Arthur deemed he ne'er had seen
So fair a sword: nay not when he
The wonder of the land-locked sea
Drew from the stone that Christmas-tide.

Now forth the forest youth did ride,
Leapt down beside the King, and spake:
"King Arthur for thy greatness' sake
My grandsire comes to look on thee;
My father standeth here by me;
These maidens are my sisters twain;
My brethren draw out from the wain
Somewhat thy woodland cheer to mend."

Thereat his sire the knee did bend
Before the King, who o'er the brown
Rough sleeve of the man's homespun gown
Beheld a goodly golden ring:
And fell to greater marvelling
When he beheld how fine and fair
The woodman's kneeling sisters were.
And all folk thereby deemed in sooth
That (save indeed the first seen youth)
These folk were nobler e'en than those
Of Arthur's wonder of a house.

But now the elder drew anigh,
By half a head was he more high
Than Arthur or than Lancelot,
Nor had eld bent him: he kneeled not
Before the King, but smiling took
His hands in hands that nowise shook;
And the King joyed as he who sees
One of his fathers' images
Stand glad before him in a dream.

Then down beside the bubbling stream
They sat together, and the King
Was loth to fall a questioning;
So first the elder spake and said:

"It joys me of thy goodlihead
O great king of our land; and though
Our blood within thee doth not flow,
And I who was a king of yore
May scarcely kneel thy feet before,
Yet do I deem thy right the best
Of all the kings who rule the West.
I love thy name and fame: behold,
King Arthur, I am grown so old
In guilelessness, the Gods have sent,
Be I content or uncontent,
This gift unto my latter days
That I may see as through a haze
The lives and deeds of days to come:
I laugh for some, I weep for some --
I neither laugh nor weep for thee,
But trembling through the clouds I see
Thy life and glory to the end;
And how the sweet and bitter blend
Within the cup that thou must drink.
Good is it that thou shalt not shrink
From either: that the afterdays
Shall still win glory from thy praise
And scarce believe thee laid asleep
When o'er thy deeds the days lie deep."

He ceased but his old lips moved still,
As though they would the tale fulfil
His heart kept secret: Arthur's eyes
Gleamed with the pride that needs would rise
Up from his heart, and low he said:
"I know the living by the dead
I know the future by the past."
Wise eyes and kind the elder cast
Upon him; while a nameless fear
Smote to the heart of Guenevere,
And, fainting there, was turned to love:
And thence a nameless pain did move
The noble heart of Lancelot,
The store of longing unforgot.
-- And west a little moved the sun
And noon began, and noon was done.

But as the elder's grey eyes turned
On Guenevere's, her sweet face burned
With sweet shame; as though she knew
He read her story through and through.
Kindly he looked on her and said:
"O Queen, the chief of goodlihead,
Be blithe and glad this day at least
When in my fathers' house ye feast:
For surely in their ancient hall
Ye sit now: look, there went the wall
Where yon turf ridge runs west-away:
Time was I heard my grand-dame say
She saw this stream run bubbling down
The hall-floor shut in trench of stone;
Therein she washed her father's cup
That last eve e'er the fire went up
O'er ridge and rafter and she passed
Betwixt the foeman's spears the last
Of all the women, wrapping round
This sword the gift of Odin's ground."

He shook the weapon o'er his knee,
Thereon gazed Arthur eagerly.
"Draw it, my lord," quoth Guenevere,
"Of such things have we little fear
In Arthur's house." And Lancelot rose
To look upon the treasure close.
But grimly smiled the ancient man:
"E'en as the sun arising wan
In the black sky when Heimdall's horn
Screams out and the last day is born,
This blade to eyes of men shall be
On that dread day I shall not see --"
Fierce was his old face for a while:
But once again he 'gan to smile
And took the Queen's slim lily hand
And set it on the deadly brand
Then laughed and said: "Hold this, O Queen,
Thine hand is where God's hands have been,
For this is Tyrfing: who knows when
His blade was forged? Belike ere men
Had dwelling on the middle-earth.
At least a man's life is it worth
To draw it out once: so behold
These peace-strings wrought of pearl and gold
The scabbard to the cross that bind
Lest a rash hand and heart made blind
Should draw it forth unwittingly."

Blithe laughed King Arthur: "Sir," said he,
"We well may deem in days by gone
This sword, the blade of such an one
As thou hast been, would seldom slide
Back to its sheath unsatisfied.
Lo now how fair a feast thy kin
Have dight for us and might we win
Some tale of thee in Tyrfing's praise,
Some deed he wrought in greener days,
This were a blithesome hour indeed."

"Sir," said the elder, "little need
To pray me hereof. Please ye dine
And drink a cup of woodman's wine,
Surely meantime some tale shall stir
Within my heart of days that were."

Then to their meat they gat and there
Feasted amid the woodland fair
The fairest folk of all the land.
Ah me when first the Queen's fair hand
Drew near the kneeling forest youth
New-wrought the whole world seemed in sooth
And nothing left therein of ill.
So at the last the Queen did fill
A cup of wine, and drank and said:
"In memory of thy fathers dead
I drink, fair lord, drink now with me
And then bethink thee presently
Of deeds that once won prize and praise
The glory of thy fathers' days."
He drank and laughed and said," Nay, nay,
Keep we the peace-strings whole today.
This draught from where thy lips have been
Within mine old heart maketh green
The memory of a love full true,
The first recorded deed that drew
My fathers' house from dark to light.

If thus my grandame told aright,
A rougher place our land was then,
Quoth she, than with us living men,
And other trees were in the wood
And folk of somewhat other blood
Than ours: then were the small-eyed bears
More plenty in the woodland lairs
Than badgers now: no holiday
It was to chase the wolves away,
Yea there were folk who had to tell
Of lyngworms lying on the fell,
And fearful things by lake and fen,
And manlike shapes that were not men.
Then fay-folk roamed the woods at noon,
And on the grave-mound in the moon
Faint gleamed the flickering treasure-flame.
Days of the world that won no fame,
Yet now, quoth she, folk looking back
Across the tumult and the wrack
And swelling up of windy lies
And dull fool-fashioned cruelties,
Deem that in those days God abode
On earth and shared ill times and good
And right and wrong with that same folk
Their hands had fashioned for the yoke.
Quoth she, of such nought tells my tale,
Yet saith that such as should prevail
In those days o'er the fears of earth
Must needs have been some deal of worth,
And saith that had ye seen a kin
Who dwelt these very woods within
Them at the least ye would have told
For cousins of the Gods of old.
Amongst all these it tells of one,
The goodman's last-begotten son,
Some twenty summers old: as fair
As any flower that blossomed there
In sun and rain, and strong therewith
And lissom as a willow withe.
Now through these woods amidst of June
This youngling went until at noon
From out of the thicket his fair face
Peered forth upon this very place;
For he had been a-hunting nigh
And wearied thought a while to lie
Beside the freshness of the stream.
But lo as in a morning dream
The place was changed, for there was dight
A fair pavilion blue and white
E'en where we play, and all around
Was talk of men and diverse sound,
Tinkling of bit and neigh of steed
Clashing of arms and iron weed.
For round about the painted tent
Armed folk a many came or went,
Or on the fresh grass lay about.
Surely our youth at first had doubt
If 'twere not better to be gone
Than meet these stranger folk alone --
But wot ye well such things as these
Were new to him born mid the trees
And wild things: and he thought, Maybe
The household of the Gods I see:
Who for as many tales as I
Have heard of them, I ne'er saw nigh.
If they be men, I wotted not
That such fair raiment men had got;
They will be glad to show them then.

For one thing taught these woodland men
Whatever wisdom they let fall
Men since have won Fear nought at all.

So from the holly brake he strode
Shouldering the while his hunter's load,
A new slain roe; but there arose
To meet him half a score of those
Whom in fair words he greeted well.

Now was he clad in a sheep's fell 
And at his back his quiver hung,
His woodknife on his thigh: unstrung
His bow he held in a staff's stead.
An oaken wreath was round his head
From whence his crispy locks of brown
Well nigh unto his belt hung down,
And howso frank his eyes might be
A half-frown soothly might you see
As these men handled sword or spear
And cried out, "Hold, what dost thou here?"
"Ah," said he, "then no Gods ye are.
Fear not, I shall not make you war."
Therewith his hunting-knife he drew
And the long blade before them he threw.
Then loud they laughed; one sheathed his sword:
"Thanks, army-leader, for that word!
We are not Gods e'en as thou say'st,
Nor thou a devil of the waste
But e'en a devil's a friend belike."
Something [of] hate hereat did strike
Unto the woodsman's unused heart,
Yet he spake softly for his part:
"What men are ye and where dwell ye?
What is the wondrous house I see?"
"In the fair southland is our home
Yet from the north as now we come,"
Said one: then with a mocking smile,
"And in our house there dwells awhile
A very Goddess of the north.
But lo you, take a thing of worth
For that thy quarry, and begone."

But as he spake another one
Spake softly in his ear: and so
The word from this to that did go,
With laughing that seemed nowise good
Unto the dweller of the wood,
Who saying nought moved toward the tent.
But they came round him as he went
And said: "Nay, pagan, stay thy feet;
Thou art not one our dame to greet






EDUARDO URIBE [13.232]

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Eduardo Uribe 

(Ciudad de México, 1980) es poeta, narrador y traductor. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Fi­losofía y Letras de la UNAM. Ha publicado en revistas como Punto de partida y Periódico de poesía; poemas suyos aparecen en la antología Un orbe más ancho. 40 poetas jóvenes (1971-1983) de las Ediciones de Punto de Partida, colección que también publicó su primer libro de cuentos: Infiernos particulares (2008). Actualmente cursa la maestría en traducción en el Colmex y es becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en el rubro de poesía.




Tres variaciones sobre la ausencia 


a Glencora


I. Gare Montparnasse

Por qué 
si no tengo ticket para viajar
vengo todos los días a la estación, 
a respirar
entre gente y maletas
que no sé si van o vienen.
Soy testigo de encuentros ansiosos
y despedidas que se aplazan como la vida.
Los días pasan, las horas pasan, 
los trenes pasan, los viajeros pasan,
y luego los trenes y los viajeros vuelven, 
pero ni el tiempo
ni aquel rostro que una vez partió
vuelven.
La espera es líquida
como un agua violenta.
Todo pasa, yo permanezco,
y ya he olvidado si es un viaje
o un regreso 
lo que espero.





II. El arte de la fuga

¿Qué afán conduce al hombre
a juntar un sonido a otro sonido?
¿Persigue el rastro pobre de lo claro—
el movimiento—
                         su transparencia?
Quizá hace música
porque en ella se mira
como en un fugitivo espejo
—pasión por arrojarse al río
hasta ahogarse en las aguas de uno mismo—
: imposible Narciso que pretende
en vano acariciar
el corriente reflejo—
apenas percibido es demasiado
tarde
—y tiempo y rostro y mundo ya se han ido.




III. Perdu, le f..

Entonces perdimos el fuego
—una ráfaga de furia,
una bestia repentina
arrancado 
nos lo había /
sojos sol óeplog son arbmos anu/—,
se liquidaron las formas
y no supimos más reconocernos
en lo que a nuestras manos
se ofrecía.
                 Llegó la luz
e iluminó el vacío —
                                     se agitó el silencio
y señaló una rosa
a nuestros pies marchita.
Caminamos durante horas
buscando el fuego,
hasta que sangró el día
y nos golpeamos contra las paredes,
en calles que daban a ninguna parte
    a lo lejos
                      oímos a alguno
que se topó con cenizas,
y enloquecido gritó
nunca       nunca       nunca





Poemas / Eduardo Uribe  
Trabajar en Polanco 
     

I

     Aquí va mi grano de arena al capital.
     Cada día sale un poco de mis uñas.
     Los años pasan y no veo la duna, el banco.
     Mi arena sólo forma preguntas.


     
II

     He perdido las medidas: lo mucho es pequeño,
     diamantes para pulir uñas.
     Alguien pasa y pone la escupidera —por si acaso.
     Su culo, ¿alguien lo limpia por una buena propina?
     En medio de tan nobles señoritas
     cómo puedo ser tan plebeyo.
     


III 

(Transnacional) 
     Overworked.
     No time for philosophy.
     Business here and there and after
     it’s not me, it’s the place.
     Dreams drying blossoms
     in a public garden.
     

Instalación
     El viejo celular
     sobre una base.
     La ficha de depósito al lado.
     El mensaje:
     «Mantenme para usarme».
     Cada cosa en su lugar.
     

Bluff
     poema conceptual    posmoderno
     técnica    ilustración
     letra por l e t r a

http://luvina.com.mx/foros/index.php?option=com_content&task=view&id=1571&Itemid=60





ANDREW MARVELL [13.233]

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Andrew Marvell 

(1621-1678), hijo de un ministro de la Iglesia de Inglaterra, estudió en Cambridge. Entre 1640 y 1642, viajó por Francia, España, Italia y otros países del Continente. Fue tutor de la hija de un noble, en cuya casa de campo escribió la mayor parte de sus poemas líricos; y luego secretario de John Milton. Se hizo entonces partidario de Cromwell —el líder de las fuerzas parlamentarias que eventualmente ejecutaron al rey Carlos I— y fue tutor de su sobrino. Con la posterior restauración monárquica, salvó a Milton de la prisión y tal vez de su posible ejecución. Durante los últimos veinte años de su vida, fue miembro del parlamento y activo político, autor de sátiras y panfletos. Murió de fiebre terciana, en manos de un matasanos. 

Sólo a causa de tres célebres poemas («La definición del amor», «El jardín» y «Las Bermudas») y de uno de los más famosos de la lengua inglesa, «A su tímida amada», Andrew Marvell es hoy tal vez el más conocido de los poetas metafísicos, mote despectivo del mordaz doctor Johnson, que los condenó por su supuesta oscuridad antinatural, al «uncir con violencia las ideas más heterogéneas». Marvell no nos parece difícil ahora, pero quizás lo era para el lector inculto de su época. Como Donne, el primero y mayor de los poetas metafísicos, Marvell buscó la novedad, la metáfora —ese «contacto momentáneo de dos imágenes», como dijo Borges— que sorprende y estimula la imaginación y el intelecto. Las metáforas geográficas y astronómicas de «La definición del amor», por ejemplo, debían ser difíciles de entender; y quizás también la vasta visión histórica, esos «desiertos de vasta eternidad» de «A su tímida amada». Todavía el hombre no tenía una clara idea de su enorme pequeñez; pero sí el poeta, que también fue capaz de suplantar imaginativamente a los primeros ingleses en llegar a las tropicales Bermudas.

Debemos la existencia del delgado tomo de poesías de Marvell a su ama de llaves, que a su muerte rescató el manuscrito. Pero Marvell figuró en la historia como un político menor y secretario de Milton, y su poesía fue apreciada sólo gracias a T. S. Eliot, que encontró en él «una virtud modesta y ciertamente impersonal, llámese ingenio o razón, o incluso sofisticación (...) algo precioso y vital y aparentemente extinto (...)». El ingenio característico de los poetas metafísicos no es en Marvell mera ingeniosidad, sostiene Eliot, porque «no sólo se combina, sino que se funde con la imaginación»; en «A su tímida amada», que toma como ejemplo, «la ingeniosa fantasía» («mi amor vegetal», «hasta la conversión de los judíos») es la «decoración estructural de una idea seria». 

La poesía de Marvell, en todo caso, apasionada pero cerebral, fantástica pero real, sobrevive y nos deleita intelectualmente aún. Sólo espero que algo de esa poesía haya sobrevivido en este torpe traslado al español.

Traducción de Nicolás Suescún


The Definition of Love

My love is of a birth as rare
As 'tis, for object, strange and high ;
It was begotten by Despair,
Upon Impossibility.

Magnanimous Despair alone
Could show me so divine a thing,
Where feeble hope could ne'er have flown,
But vainly flapped its tinsel wing.

And yet I quickly might arrive
Where my extended soul is fixed ;
But Fate does iron wedges drive,
And always crowds itself betwixt.

For Fate with jealous eye does see
Two perfect loves, nor lets them close ;
Their union would her ruin be,
And her tyrannic power depose.

And therefore her decrees of steel
Us as the distant poles have placed,
(Though Love's whole world on us doth wheel),
Not by themselves to be embraced,

Unless the giddy heaven fall,
And earth some new convulsion tear.
And, us to join, the world should all
Be cramp'd into a planisphere.

As lines, so love's oblique, may well
Themselves in every angle greet :
But ours, so truly parallel,
Though infinite, can never meet.

Therefore the love which us doth bind,
But Fate so enviously debars,
Is the conjunction of the mind,
And opposition of the stars.




La definición del amor

Mi amor es de tan raro nacimiento
como de objeto extraño y elevado:
lo engendró la desesperación
en la imposibilidad.

Sólo la desesperación, magnánima,
podía mostrarme tan divino asunto:
allí volar no puede la débil esperanza
sino batir en vano sus alas de oropel.

Pero yo podría llegar como el rayo
allí donde mi alma extendida se fijó, 
mas clava la Parca sus cuñas de hierro
y siempre se interpone entre los dos.

Pues sólo con ojos celosos mira ella
dos amores perfectos, o los cierra:
su unión, de hacerse, sería su ruina
y depondría su poder tiránico.

Por lo tanto, sus decretos de acero
nos colocaron cual dos distantes polos,
(aunque girando el mundo del amor
en torno nuestro) sin poder abrazarnos.

Aunque se desplomara el mareado cielo
o quebrara la tierra nueva convulsión
y, para unirnos, tuviera el mundo
que ceñirse a un solo planisferio.

Cual líneas oblicuas, pueden los amores
saludarse muy bien en cada ángulo:
mas las nuestras, que son tan paralelas
e infinitas, no pueden encontrarse nunca.

El amor, entonces, que nos une
y que la Parca prohíbe con envidia,
es la conjunción de la mente
y la oposición de las estrellas.



To his Coy Mistres

Had we but world enough, and time,
This coyness, lady, were no crime.
We would sit down and think which way
To walk, and pass our long love's day;
Thou by the Indian Ganges' side
Shouldst rubies find; I by the tide
Of Humber would complain. I would
Love you ten years before the Flood;
And you should, if you please, refuse
Till the conversion of the Jews.
My vegetable love should grow
Vaster than empires, and more slow.
An hundred years should go to praise
Thine eyes, and on thy forehead gaze;
Two hundred to adore each breast,
But thirty thousand to the rest;
An age at least to every part,
And the last age should show your heart.
For, lady, you deserve this state,
Nor would I love at lower rate.

        But at my back I always hear
Time's winged chariot hurrying near;
And yonder all before us lie
Deserts of vast eternity.
Thy beauty shall no more be found,
Nor, in thy marble vault, shall sound
My echoing song; then worms shall try
That long preserv'd virginity,
And your quaint honour turn to dust,
And into ashes all my lust.
The grave's a fine and private place,
But none I think do there embrace.

        Now therefore, while the youthful hue
Sits on thy skin like morning dew,
And while thy willing soul transpires
At every pore with instant fires,
Now let us sport us while we may;
And now, like am'rous birds of prey,
Rather at once our time devour,
Than languish in his slow-chapp'd power.
Let us roll all our strength, and all
Our sweetness, up into one ball;
And tear our pleasures with rough strife
Thorough the iron gates of life.
Thus, though we cannot make our sun
Stand still, yet we will make him run. 



A su tímida amada

Si tuviéramos bastante mundo y tiempo
tu timidez, señora, no seria delito.
Sentados pensaríamos hacia dónde marcharnos
para pasar nuestro largo día de amor.
Tú encontrarías rubíes en las riberas
del Ganges de la India: yo me lamentaría
con la marea del Humber. Te daría mi amor
desde diez años antes del Diluvio,
y tú, si quisieras, podrías decirme «no»
hasta después de la conversión de los judíos.
Mi amor vegetal crecería más lento
y sería más vasto que un imperio.
Al menos cien años se me irían en alabar 
tus ojos y en contemplar tu frente,
cuatrocientos en adorar tus senos 
y treinta mil en el resto del cuerpo.
En cada parte al menos una época,
para tu corazón la última de todas: 
porque tú te mereces este trato 
y yo por menos no te quiero.

Pero pasa que a mis espaldas siempre oigo
la alada carroza del tiempo que se acerca,
y que allí, ante nosotros, yacen por todas
partes desiertos de vasta eternidad.
Tu belleza ya nadie encontrará
ni resonará en el mármol de tu bóveda
el eco de mi canción. Y los gusanos robarán
esa virginidad por tanto tiempo resguardada.
Tu arcaico honor polvo se hará
y toda mi lujuria se tornará ceniza.

La tumba es lugar muy selecto y privado 
pero nadie, creo yo, hace allí el amor.
Por lo tanto, ahora que el color joven
se posa como el rocío sobre tu piel,
mientras transpire tu alma dispuesta
por todos los poros instantáneas llamas, 
pudiéndolo, hagamos lo que nos dé la gana
y como aves de rapiña enamoradas 
devoremos más bien nuestro tiempo
en vez de languidecer entre sus fauces. 
Comprimamos toda nuestra ternura
y toda nuestra fuerza en una bala
y a través de las rejas de hierro de la vida 
disparemos nuestro placer violentamente. 
Así haremos, al menos, que corra nuestro 
Sol, no pudiendo lograr que se detenga.



Eyes and Tears

How wisely Nature did decree,
With the same eyes to weep and see;
That, having viewed the object vain,
They might be ready to complain!
And, since the self-deluding sight
In a false angle takes each height,
These tears, which better measure all,
Like watery lines and plummets fall.
Two tears, which sorrow long did weigh
Within the scales of either eye, 
And then paid out in equal poise,
Are the true price of all my joys.
What in the world most fair appears,
Yea, even laughter, turns to tears;
And all the jewels which we prize
Melt in these pendants of the eyes.
I have through every garden been,
Amongst the red, the white, the green,
And yet from all the flowers I saw,
No honey, but these tears could draw. 
So the all-seeing sun each day
Distils the world with chymic ray;
But finds the essence only showers,
Which straight in pity back he pours.
Yet happy they whom grief doth bless,
That weep the more, and see the less;
And, to preserve their sight more true,
Bathe still their eyes in their own dew.
So Magdalen in tears more wise
Dissolved those captivating eyes, 
Whose liquid chains could flowing meet
To fetter her Redeemer's feet.
Not full sails hasting loaden home,
Nor the chaste lady's pregnant womb,
Nor Cynthia teeming shows so fair
As two eyes swollen with weeping are.
The sparkling glance that shoots desire,
Drenched in these waves, does lose its fire;
Yea oft the Thunderer pity takes,
And here the hissing lightning slakes. 
The incense was to Heaven dear,
Not as a perfume, but a tear;
And stars shew lovely in the night,
But as they seem the tears of light.
Ope then, mine eyes, your double sluice,
And practise so your noblest use;
For others too can see, or sleep,
But only human eyes can weep.
Now, like two clouds dissolving, drop,
And at each tear in distance stop; 
Now, like two fountains, trickle down;
Now, like two floods, o'erturn and drown:
Thus let your streams o'erflow your springs,
Till eyes and tears be the same things;
And each the other's difference bears,
These weeping eyes, those seeing tears.



Ojos y lágrimas

¡Que sabia fue la naturaleza al decretar
que con los mismos ojos se viera y se llorara,
para que habiendo visto el vano objeto
estuviéramos dispuestos a quejarnos!
Pues la vista a sí misma se engaña
y desde falso ángulo calcula las alturas, 
estas lágrimas que miden mejor todo,
caen, como plomada o acuático hilo.
Dos lágrimas, pesadas largo por la pena 
en los platillos de las balanzas de los ojos,
y luego pagadas en forma equitativa, 
son de mis alegrías el precio verdadero.
Lo más bello que nos muestra el mundo,
la risa, incluso, en lágrimas se torna, 
y esas alhajas que apreciamos tanto
se derriten en los pendientes de los ojos.
He recorrido, creo, todos los jardines
rodeado de rojos, de blancos y de verdes, 
pero de todas las flores que vi en ellos,
miel no, apenas lágrimas, extraje.
El sol, también, que lo ve todo, destila
el mundo a diario con alquímicos rayos,
pero halla que la esencia es sólo lluvias
y al instante en piedad las transforma.
Feliz es aquel que la pena bendice, 
aquel que llora más y que ve menos
y que para tener la vista siempre clara
se limpia los ojos con su propio rocío.
Magdalena, más sabia por sus lágrimas,
disolvió sus cautivantes ojos
y al fluir, unidos, liquidas cadenas,
en grillos pusieron los pies del Redentor.
Ni velas henchidas que van presurosas 
al hogar, ni la casta dama de vientre 
abultado, o la luna llena, son tan bellas
como lo son dos ojos hinchados de llorar.
La mirada brillante que aviva el deseo, 
empapada en estas olas, pierde su fuego, 
mas se apiada el Tronante a menudo
y aplaca en ella a los siseantes rayos. 
El incienso, apreciado antaño por el cielo, 
lo fue como lágrima, no como perfume,
y las estrellas son hermosas en la noche 
porque a lágrimas de la luz se parecen.
Abrid, ojos míos, vuestra doble compuerta:
practicad asi vuestro más noble uso, 
pues otros pueden también ver, o dormir, 
mas llorar sólo pueden los ojos humanos.
Caed ahora cual dos disueltas nubes
y allá lejos deteneos en cada lágrima: 
caed pues, gota a gota, cual dos fuentes, 
o volcáos y ahógaos cual dos torrentes,
y dejad que éstos inunden vuestras fuentes
hasta ser lo mismo los ojos y las lágrimas.
y que unos y otras diverso papel cumplan: 
que lloren estos ojos, que vean estas lágrimas.




The Garden
How vainly men themselves amaze 
To win the palm, the oak, or bays;
And their uncessant labors see 
Crowned from some single herb or tree, 
Whose short and narrow-verged shade 
Does prudently their toils upbraid;
While all the flowers and trees do close 
To weave the garlands of repose. 

Fair Quiet, have I found thee here, 
And Innocence, thy sister dear! 
Mistaken long, I sought you then 
In busy companies of men: 
Your sacred plants, if here below, 
Only among the plants will grow;
Society is all but rude, 
To this delicious solitude. 

No white nor red was ever seen 
So amorous as this lovely green; 
Fond lovers, cruel as their flame, 
Cut in these trees their mistress' name.
Little, alas, they know or heed, 
How far these beauties hers exceed! 
Fair trees! wheresoe'er your barks I wound 
No name shall but your own be found. 

When we have run our passion's heat, 
Love hither makes his best retreat:
The gods who mortal beauty chase, 
Still in a tree did end their race.
Apollo hunted Daphne so, 
Only that she might laurel grow, 
And Pan did after Syrinx speed, 
Not as a nymph, but for a reed. 

What wondrous life is this I lead! 
Ripe apples drop about my head; 
The luscious clusters of the vine 
Upon my mouth do crush their wine;
The nectarine and curious peach 
Into my hands themselves do reach;
Stumbling on melons as I pass, 
Insnared with flowers, I fall on grass. 

Meanwhile the mind, from pleasure less, 
Withdraws into its happiness: 
The mind, that ocean where each kind 
Does straight its own resemblance find;
Yet it creates, transcending these, 
Far other worlds, and other seas;
Annihilating all that's made 
To a green thought in a green shade. 

Here at the fountain's sliding foot, 
Or at some fruit-tree's mossy root, 
Casting the body's vest aside, 
My soul into the boughs does glide:
There like a bird it sits and sings, 
Then whets and combs its silver wings;
And, till prepared for longer flight, 
Waves in its plumes the various light. 

Such was that happy garden-state, 
While man there walked without a mate:
After a place so pure and sweet, 
What other help could yet be meet! 
But 'twas beyond a mortal's share 
To wander solitary there: 
Two paradises 'twere in one 
To live in Paradise alone.

How well the skillful gard'ner drew 
Of flowers and herbs this dial new;
Where from above the milder sun 
Does through a fragrant zodiac run;
And, as it works, th' industrious bee 
Computes its time as well as we. 
How could such sweet and wholesome hours 
Be reckoned but with herbs and flowers!




El jardín

Cuan en vano se enajenan los hombres
por alcanzar la palma, el roble o el laurel,
y así ver su incesante trabajo coronado
por un único árbol o un arbusto
cuya corta, estrecha y limitada sombra 
con discreción sus labores califica,
mientras aquí las flores y los árboles
entretejen las guirnaldas del reposo.

¡Aquí te he hallado, suavísima calma,
y a la Inocencia, tu querida hermana!
Equivocado, siempre te busqué
en la agitada compañía del hombre. 
Tus sacras plantas, al menos en la tierra,
prosperan sólo entre las plantas,
pues son casi rudas las personas 
con estas soledades deliciosas.

Jamás vio nadie un blanco, un rojo,
tan dulce como este verde seductor.
Tontos amantes, cual sus amadas crueles,
grabaron en los árboles sus nombres;
bien poco saben, ¡ay!, o se dan cuenta
de cuánto superan ellos su belleza.
Bellos árboles: si vuestros troncos llego a herir
sólo en ellos vuestros nombres se verían.

Agotada ya de la pasión la calentura
hace el amor aquí refugio sin igual. 
El dios que fue tras la mortal belleza 
también en árbol culminó la caza:
Apolo a Diana persiguió de tal manera 
para que sólo —ya laurel— medrar pudiera,
y en pos de Siringe se apresuró el dios Pan,
no tras la ninfa, sino por una flauta.

¡Qué mágica la vida que llevo aquí!
Rojas manzanas caen en torno a mí
y exquisitos rácimos de las viñas
exprimen ricos vinos en mi boca. 
Melocotones y escogidos duraznos
a mis manos llegan presurosos,
y caigo, al tropezar, con los melones,
en la hierba, burlado por las flores.

Entretanto la mente, de bajos placeres 
se aparta y se asila en su felicidad:
la mente, océano donde cada especie 
no tarda en hallar su propio doble,
para luego crear, trascendiéndolo,
mil otros mundos y diversos mares,
reduciendo todo lo que existe
a un verde pensar bajo una sombra verde.

Aquí, al pie resbaloso de una fuente 
o en mohosas raices de árboles frutales,
despojándose mi cuerpo de las ropas,
se desliza mi alma entre las ramas
y se posa como un ave, y canta,
y luego frota y peina sus plateadas alas
hasta que, presta para elevado vuelo,
sus plumas ondula la variada luz.

Así era aquel feliz jardín-estado
donde moraba el hombre solo: 
con ese sitio tan suave, tan puro, 
¿qué más ayuda podía necesitar?
Pero no fue su lote de mortal
el pasear solitario por sus sendas:
dos edenes —no uno— habrían sido
de vivir él a solas en el paraíso.

Qué bien trazó el hábil jardinero 
con flores y hierbas este nuevo reloj
donde el suavísimo sol en lo alto
corre a través del zodíaco oloroso,
y donde, al laborar la diligente abeja,
su tiempo, como nosotros, cuenta. 
¿Cómo, si no es con flores y con hierbas,
calcular tan dulces y tan sanas horas?.




A Dialogue between the Soul and the Body
Soul

Who shall from this dungeon raise
A soul enslaved so many ways ?
With bolts of bones, that fettered stands
In feet, and manacled in hands;
Here blinded with an eye, and there
Deaf with the drumming of an ear;
A soul hung up, as 'twere, in chains
Of nerves, and arteries, and veins;
Tortured, besides each other part,
In a vain head, and double heart?

Body 

O, who shall me deliver whole,
From bonds of this tyrannic soul?
Which, stretched upright, impales me so
That mine own precipice I go;
And warms and moves this needless frame,
(A fever could but do the same),
And, wanting where its spite to try,
Has made me live to let me die
A body that could never rest,
Since this ill spirit it possessed.

Soul 

What magic could me thus confine
Within another's grief to pine?
Where, whatsoever it complain,
I feel, that cannot feel, the pain;
And all my care itself employs,
That to preserve which me destroys;
Constrained not only to endure
Diseases, but, what's worse, the cure;
And, ready oft the port to gain,
Am shipwrecked into health again.

Body

But Physic yet could never reach
The maladies thou me dost teach;
Whom first the cramp of hope does tear,
And then the palsy shakes of fear;
The pestilence of love does heat,
Or hatred's hidden ulcer eat;
Joy's cheerful madness does perplex,
Or sorrow's other madness vex;
Which knowledge forces me to know,
And memory will not forego;
What but a soul could have the wit
To build me up for sin so fit ?
So architects do square and hew
Green trees that in the forest grew.




Diálogo entre el cuerpo y el alma

El alma

¿Ah, quién sacará de esta celda 
a un alma, esclava en tanta forma, 
con cerrojos de huesos, de pie
entre grillos, las manos esposadas, 
enceguecida, con un ojo u sorda,
y este tamborear de los oídos,
un alma colgando, se diría, 
de cadenas de nervios, de arterias
y de venas, en toda parte torturada, 
con cabeza vana y doble corazón?

El cuerpo

¿Ah, quién me librará sano y salvo 
de las ataduras de esta alma tiránica
que, tensa hacia lo alto, me empala 
para que caiga en propio precipicio,
que calienta y mueve este esqueleto 
superfluo —lo mismo que la fiebre— 
y ansiosa por ensayar su rencor 
me ha hecho vivir para poder morir, 
un cuerpo siempre sin descanso 
desde que lo posee este malvado espíritu?

El alma

¿Qué magia así encerrarme pudo
para suspirar con la pena del otro,
donde cualquiera sea su queja,
lo percibo, no puedo sentir su dolor, 
y donde todos mis cuidados se van 
en conservar aquello que me mata, 
obligada a sufrir no solamente
males sino, lo que es peor, su cura, 
pues a punto de llegar a puerto
en la salud soy naúfraga de nuevo?

El cuerpo

Mas no hay médico que entienda 
las enfermedades que me enseñas: 
primero de la esperanza rasgas el calambre, 
y luego el temblor de la parálisis del miedo;
calientas la pestilencia del amor 
o roes la úlcera escondida del odio; 
confundes la grata locura de la alegría 
o inquietas la otra locura de la pena; 
conocimiento éste que me obliga a saber 
y a que nunca abandonen mi memoria. 
¿Y qué, si no el alma, tendría el ingenio 
de formarme para tan aptos pecados? 
Así es como desbasta y cuadra el arquitecto 
los verdes árboles que crecen en los bosques.




Bermudas

Where the remote Bermudas ride, 
In the oceans bosome unespied,
From a small boat, that rowed along,
The listning winds received this song:

   "What should we do but sing His praise
That led us through the watry naze,
Unto an isle so long unknown,
And yet far kinder than our own?
Where he the huge sea-monsters wracks,
That lift the deep upon their backs.
He lands us on a grassy stage;
Safe from the storms, and prelate's rage.
He gave us this eternal spring,
Which here enamells every thing;
And sends the fowls to us in care,
On daily visits through the air,
He hangs in shades the orange bright,
Like golden lamps in a green night.
And does in the pomgranates close,
Jewels more rich than Ormus shows.
He makes the figs our mouths to meet;
And throws the melons at our feet.
But apples plants of such a price,
No Tree could ever bear them twice.
With cedars, chosen by His hand,
From Lebanon, He stores the land.
And makes the hollow seas, that roar,
Proclaime the ambergris on shoar.
He cast (of which we rather boast)
The Gospel's pearl upon our coast.
And in these rocks for us did frame
A temple, where to sound His name.
Oh let our voice his praise exalt,
Till it arrive at heavens vault:
Which thence (perhaps) rebounding, may
Eccho beyond the Mexique Bay."

Thus sung they, in the English boat,
An holy and a chearful note,
And all the way, to guide their chime,
With falling oars they kept the time.



Las Bermudas

Donde las remotas Bermudas cabalgan
sin ser vistas por el pecho del océano, 
desde un navio pequeño que bogaba,
los vientos atentos esta canción oyeron:

«¿Qué habríamos de hacer sino alabar 
a quien por el liquido dédalo nos trajo
hasta esta isla ignota desde siempre
y no obstante más grata que la nuestra? 
Allí donde aniquila magnos monstruos
del mar que alzan en sus lomos las honduras
nos posa suavemente sobre un prado 
a salvo de los rayos y la ira del prelado.
Nos donó esta perdurable primavera 
que esmalta por doquier todas las cosas, 
donde a las aves, en sus diarias visitas,
por los aires, pone a nuestro cuidado,
cuelga en las sombras las naranjas, 
doradas lámparas en una noche verde,
oculta en las granadas relucientes joyas, 
más preciosas que todas las del Asia, 
hace que los higos hallen nuestras bocas
y nos arroja melones a los pies,
siembra piñas de tan incalculable precio 
que no podría repetirlas ningún árbol.
Con cedros del Líbano, uno tras otro 
escogidos por su mano, abastece la tierra
y hace que los hondos y rugientes mares 
nos muestren en las costas los corales. 
Él echó (en cierto modo orgullo nuestro)
la perla del Evangelio en nuestras playas,
y sobre estas rocas un templo construyó 
donde su nombre pudiera resonar potente.
¡Oh, dejad que nuestra voz su elogio
aumente y lo lleve a la bóveda del cielo 
desde donde, tal vez, al rebotar pueda
hacer eco, allende el Golfo Mexicano!»

Asi entonaron en ese barco inglés 
aquella música alegre v sacrosanta.
y al navegar, para llevar la melodía,
con rítmicos remos el compás marcaron.




________________________
Traductor: Nicolás Suescún es poeta, narrador y traductor. Fue profesor de varias universidades bogotanas. Ha publicado diversos poemarios, cuatro libros de relatos y una «antinovela ilustrada». Dirigió la revista Eco, fue jefe de redaccion de la revista Cromos y ha colaborado como periodista, entre otras publicaciones, con los periódicos El Tiempo y El Espectador. Ha sido jurado de diversos premios de literatura y traducción, entre ellos el Premio Literario Casa de las Américas. Entre sus traducciones se cuentan obras de Balzac, Ambrose Bierce, Arthur Rimbaud, Gustave Flaubert, Robert Louis Stevenson, W.B. Yeats, Somerset Maugham y Stephan Crane.







THOMAS CAREW [13.234]

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Thomas Carew

1595-1640
Thomas Carew nació entre junio 1594 y junio de 1595, probablemente en la casa de sus padres en West Wickham en Kent, Inglaterra, tercero de tres hijos.
Thomas Carew fue el elegantiaeárbitro poética de la corte de Carlos I. Le dio un último giro ingenioso a la tradición de la lírica petrarquista, el pulido y el restablecimiento de las presunciones tradicionales de la poesía de amor para un público cada vez más sofisticado y aristocrático. Carew escribió el más célebre poema erótico del siglo XVII, "A Rapture".




Ingrata belleza amenazada
Ingrateful Beauty Threatened

Entiende, Celia, ya que en tí encarna el orgullo,
Fui yo el hacedor de tu renombre;
Pues vivías desconocida hasta entonces
En la olvidada corona de las bellezas comunes,
Aún no había exhalado en versos tu nombre,
Y las alas de la fama ya acariciaban tus velos.

Matar no es una de tus inclinaciones,
Urdí tu voz y esculpí tus ojos;
Tus ternuras y tus gracias son mías;
Tu eres mi estrella
Brillando en mi propio cielo;
Y ningún dardo de tu vana esfera
Caerá sobre los que a ti se sometan.

Tentarme con incertidumbres ya no podrás,
Lo que yo he creado lo puedo deshacer;
Que los tontos adoren tus místicas formas,
Yo conozco tu forma mortal;
Los sabios poetas que tejen la verdad en cuentos
También te conocieron, envuelta en los mismos velos.





La Mediocridad en el Amor Rechazado
Mediocrity in love rejected

Dadme más amor o más desprecio;
Lo helado, o el más ardiente calor,
Traen igual calma a mi dolor;
Lo templado nada me brinda;
Cualquier extremo, de odio o amor,
Es más dulce que cualquier delicia.

Dadme una tormenta, si es amor,
Al igual que Dánae en aquel baño dorado,
En placeres he de nadar; si muestra desdén,
Aquel torrente devorará todas mis esperanzas;
Y su recinto en los cielos
Será sólo uno de muchos anhelos.

Entonces corona mis alegrías, o cura mi dolor;
Dadme más amor o más desdén.






No Preguntes
Ask me no more

No preguntes dónde crea Zeus a la efímera rosa,
cuando de junio sólo queda el recuerdo;
pues en tu honda belleza oriental
descansa toda su esencia.

No preguntes dónde habitan
los dorados átomos del día;
ya que en el cielo enamorado,
para adornar tus cabellos fueron creados.

No preguntes hacia dónde huye
el ruiseñor cuando el otoño concluye,
ya que la dulzura de tu voz
derrite los inviernos y silencia los ocasos.

No preguntes dónde brillan las altas estrellas
que hacia abajo derraman su luz muerta en la noche;
ya que en tus ojos reside el mismo fulgor,
envuelto en trémulas esferas.

No preguntes dónde el esquivo Fénix
teje su ígnea morada,
ya que tu alma es su destino,
y en tu fragante pecho morirá.






Una Dama Cruel
A Cruel Mistress

Hemos leído sobre reyes y amables dioses
Que llenaron sus cálices en el arroyo;
Pero diariamente, sin decir gracias, vuelco
El flujo de mis lágrimas convertidas en río.
Un toro sacrificado puede aplacar la cólera de Jove,
Un caballo al Sol, un cordero al Dios del Amor,
Pero ella desdeña las inmaculadas ofrendas
De un corazón puro, abatido a los pies de su altar.
Vesta no me desprecia, en su urna casta
Dónde las sombrías llamas arden por siempre;
Pero sí mi Santa indiferente, en cuyo nombre
He consagrado un fuego imperecedero.
El rey asirio ha devorado a los temerarios
Que ante su imagen no osaron postrarse;
Yo, con las rodillas desgarradas adoro a mi Dama,
Sin embargo ella se consume en su propia idolatría.
De tal Diosa el tiempo no dejará registro,
Cuando el fuego derribe el templo donde fue adorada.






A Song: Ask me no more where Jove bestows

Ask me no more where Jove bestows,
When June is past, the fading rose;
For in your beauty's orient deep
These flowers, as in their causes, sleep.

Ask me no more whither do stray
The golden atoms of the day;
For in pure love heaven did prepare
Those powders to enrich your hair.

Ask me no more whither doth haste
The nightingale, when May is past;
For in your sweet dividing throat
She winters, and keeps warm her note.

Ask me no more where those stars 'light,
That downwards fall in dead of night;
For in your eyes they sit, and there
Fixed become, as in their sphere.

Ask me no more if east or west
The phoenix builds her spicy nest;
For unto you at last she flies,
And in your fragrant bosom dies.





A Song: When June is past, the fading rose

Ask me no more where Jove bestows,
When June is past, the fading rose;
For in your beauty's orient deep
These flowers as in their causes, sleep.

Ask me no more whither doth stray
The golden atoms of the day;
For in pure love heaven did prepare
Those powders to enrich your hair.

Ask me no more whither doth haste
The nightingale when May is past;
For in your sweet dividing throat
She winters and keeps warm her note.

Ask me no more where those stars light
That downwards fall in dead of night;
For in your eyes they sit, and there,
Fixed become as in their sphere.

Ask me no more if east or west
The phoenix builds her spicy nest;
For unto you at last she flies,
And in your fragrant bosom dies.





An Elegy upon the Death of the Dean of Paul's,
Dr. John Donne

Can we not force from widow'd poetry,
Now thou art dead (great Donne) one elegy
To crown thy hearse? Why yet dare we not trust,
Though with unkneaded dough-bak'd prose, thy dust,
Such as th' unscissor'd churchman from the flower
Of fading rhetoric, short-liv'd as his hour,
Dry as the sand that measures it, should lay
Upon thy ashes, on the funeral day?
Have we no voice, no tune? Didst thou dispense
Through all our language, both the words and sense?
'Tis a sad truth. The pulpit may her plain
And sober Christian precepts still retain,
Doctrines it may, and wholesome uses, frame,
Grave homilies and lectures, but the flame
Of thy brave soul (that shot such heat and light
As burnt our earth and made our darkness bright,
Committed holy rapes upon our will,
Did through the eye the melting heart distil,
And the deep knowledge of dark truths so teach
As sense might judge what fancy could not reach)
Must be desir'd forever. So the fire
That fills with spirit and heat the Delphic quire,
Which, kindled first by thy Promethean breath,
Glow'd here a while, lies quench'd now in thy death.
The Muses' garden, with pedantic weeds
O'erspread, was purg'd by thee; the lazy seeds
Of servile imitation thrown away,
And fresh invention planted; thou didst pay
The debts of our penurious bankrupt age;
Licentious thefts, that make poetic rage
A mimic fury, when our souls must be
Possess'd, or with Anacreon's ecstasy,
Or Pindar's, not their own; the subtle cheat
Of sly exchanges, and the juggling feat
Of two-edg'd words, or whatsoever wrong
By ours was done the Greek or Latin tongue,
Thou hast redeem'd, and open'd us a mine
Of rich and pregnant fancy; drawn a line
Of masculine expression, which had good
Old Orpheus seen, or all the ancient brood
Our superstitious fools admire, and hold
Their lead more precious than thy burnish'd gold,
Thou hadst been their exchequer, and no more
They each in other's dust had rak'd for ore.
Thou shalt yield no precedence, but of time,
And the blind fate of language, whose tun'd chime
More charms the outward sense; yet thou mayst claim
From so great disadvantage greater fame,
Since to the awe of thy imperious wit
Our stubborn language bends, made only fit
With her tough thick-ribb'd hoops to gird about
Thy giant fancy, which had prov'd too stout
For their soft melting phrases. As in time
They had the start, so did they cull the prime
Buds of invention many a hundred year,
And left the rifled fields, besides the fear
To touch their harvest; yet from those bare lands
Of what is purely thine, thy only hands,
(And that thy smallest work) have gleaned more
Than all those times and tongues could reap before.
But thou art gone, and thy strict laws will be
Too hard for libertines in poetry;
They will repeal the goodly exil'd train
Of gods and goddesses, which in thy just reign
Were banish'd nobler poems; now with these,
The silenc'd tales o' th' Metamorphoses
Shall stuff their lines, and swell the windy page,
Till verse, refin'd by thee, in this last age
Turn ballad rhyme, or those old idols be
Ador'd again, with new apostasy.
Oh, pardon me, that break with untun'd verse
The reverend silence that attends thy hearse,
Whose awful solemn murmurs were to thee,
More than these faint lines, a loud elegy,
That did proclaim in a dumb eloquence
The death of all the arts; whose influence,
Grown feeble, in these panting numbers lies,
Gasping short-winded accents, and so dies.
So doth the swiftly turning wheel not stand
In th' instant we withdraw the moving hand,
But some small time maintain a faint weak course,
By virtue of the first impulsive force;
And so, whilst I cast on thy funeral pile
Thy crown of bays, oh, let it crack awhile,
And spit disdain, till the devouring flashes
Suck all the moisture up, then turn to ashes.
I will not draw the envy to engross
All thy perfections, or weep all our loss;
Those are too numerous for an elegy,
And this too great to be express'd by me.
Though every pen should share a distinct part,
Yet art thou theme enough to tire all art;
Let others carve the rest, it shall suffice
I on thy tomb this epitaph incise:
Here lies a king, that rul'd as he thought fit
The universal monarchy of wit;
Here lie two flamens, and both those, the best,
Apollo's first, at last, the true God's priest.










JOSÉ RICARDO GARCÍA CORCUERA [13.235]

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José Ricardo García Corcuera

Vive en Lima, territorio ocupado por el Estado Peruano. Tiene 23 años en el DNI. Es Estudiante de Filosofía en una universidad “X”, y practicante de Chaos Magi(k) en El Colegio Invisible. Es director de la tríada ácrata: Contra-Editorial PRIMATE, Revista PRIMATE, y Tv PRIMATE. Co-Director y Editor en el colectivo de arte urbano Ojos de Papel, poeta y escritor en el Grupo Afasia, y director de la revista interdisciplinaria Monólogo. Colabora como columnista en la revista nudista y psiconáutica Wiña. Es miembro del Círculo de Estudios y Acción Directa Anarquista PROMETEO, y de Los Invisibles. Actualmente dicta talleres gratuitos de Alquimia, Literatura Obscena, Introducción al Anarquismo, Sexualidad Libertaria y Tecnochamanismo. Ha publicado ensayos, poesía y demás bufonada, en diversas revistas especializadas, fanzines, y libros artesanales, con pseudónimos y bajo la lógica de la destrucción del autor.



El invierno me alcanzó con sus ojivas nucleares

El invierno me alcanzó con sus ojivas nucleares
calcinando el pellejo de los niños japoneses
que gritan como maricas por una nueva envoltura de su mierda - llamada humanidad
¿Te imaginas a las madres con las vaginas tan rojas como sus rostros mostrando los cráneos sin pelos?
¿O es que esto injuria algo más que tu belleza, burgués reconchatumadre?
Dime qué tan siniestro es el invierno cuando despedaza tus pies como adoquines calzando dos ojotas
Qué tan fuerte golpea el heraldo en los pulmones de las aves que migran hacia tiempos mejores - ¡Pardiez!

El invierno me ha cerrado la puerta en la cara, como un poste contra el lente, a contra natura, con todos los dientes amalgamados en una costra sagrada sobre los avisos de perros locos y de locos perros:
Todo mi holocausto se ha convertido en el chiste del comediante de Alan Moore.

"Los cigarrillos son insectos que lloran en el silencio de los haikus invisibles de otros poemas..." dijiste mientras yo pastaba tus no's

Y el invierno - en ese instante de fracaso - me ha cerrado como la combi a una ambulancia, ratera, donde todo es odio y pedos y chisme y apetito infinito de los corazones galantes y desesperados por el amor que se seca en tu acera - Tu invierno me ha cercado, me ha cercenado, me ha cenado y cementerizado.

¡Guachimanes del universo! - ¡hombres rata de conos! - ¡matriarcas de ventanas destrozadas por las pelotas de la vida! (que juega a ser niño y tarado) - ¡niños y madres calcinados de Nagazaki! - ¡anarquistas con el alma infante de una lata de atún con la fecha vencida!:

¡Sálvenme! Que el invierno me ha alcanzado, con sus ojivas nucleares.



Una Femme Fatale

Una femme fatale es un cuadro de Magrite, si Magrite fuese una pipa, si el arte - buen arte - realmente fuese una ventana hacia mi puerta, y si del hielo al fuego solo bastara - para caer como un Lucifer enamorado - un picahielos - o un Aldred Jarry disparando contra espejos para ganarse tu atención. Es decir, una femme fatale - que si fuese meloso diría como Becker "eres tú" - es en realidad el azul en el cuadro de Magrite - o cual pintor desees, y más precisamente éste, el de la pipa, que fumo muy sutilmente como indio Sioux pensando - peyote en mano - tu desnudez.




FBI

FBI revienta a puñetes la puerta de mi telo, las cadenas de sus credenciales sisean con voz de virgen ultrajada por carpinteros o ángeles que te preñan de chibolos eludiendo los orgasmos. Se deslizan como desague, por las escaleras, se filtran de los focos en forma de apagón de misios ojos luz de fuego, y se pasan la lengua a mil segundos por segundo como el motor de un auto con nitro, pensando en los monos que somos y en nuestra apacible lucha por convertir el agua de caño en bazucas de ántrax. FBI se te mete por los palos, hasta estos cuartos que hemos marcado con cabras decapitadas y ramos de flores a la pacha; nosotros, el imperio de los contraindicados, los contrabandistas, los rateros de containers, las vestales con cara de sueños de ternuras que dan miedo. FBI avanza más, te queremos cerquita. Te esperamos detrás de todos los teléfonos intervenidos por tu miedo, jovenzuelx chupa-sistema, somos los hijos no reconocidos de Dios, entrenados para hacer a un lado los objetos de la mesa y chapar con la persona que queremos, e incluso, para lanzar los órganos a las pezuñas de tus agentes, y hacerlos tropezar de cara al pavimento. FBI, anuncias el coqueado definitivo de la muerte del amor, y yo - y los últimos pendejos hackers de MilwOrm, planeamos la embestida; mil ojivas nucleares señalando tu propia base militar de esterilizaciones y malviajes. ¡Que abran las puertas de los cuartos, calatos y calatas de todo mundo, MATAD! ¡Vida o Muerte, Vida o Muerte, Vida o Muerte, Vida o Muerte, Vida o Muerte, Vida o Muerte, Vida o Muerte! Porque a tu lado o es el amor o la destrucción. Y porque FBI, tu que esperabas enfriar de un plomazo a dos enamorados, no has encontrado hombres; has encontrado dinamita.




Poema con un plagio final a Brosovich

Si su piel era un embarazo de las canciones del taxi a Magdalena del Mar, una de la FM que clandestineaba nuestro paso testigo por una relación que empezaba a ser formal, debí presentarme al trabajo de librero de 7 a 7 e invitarle con mi primer sueldo unos jugos de mercado y un planeta de flores - como si de meloso no hubiese bastado este surtido, que me costó hasta el pasaje de regreso - y ahora ya no tengo regreso a ninguna parte. Y flaca, te parecerá anecdótico, pero no me disculparé por este tráfico de Lima. Sin tanto semáforo pasando y extranjero malabarista del arte urbanito, dudo mucho que nos haya alcanzado el tiempo para la vida - alcanzado la vida digo, no seas malpensada, para saludarnos correctamente y abrirte la puerta de todos estos telos (en el sentido del griego antiguo de la palabra). Y ya luego, de nuevo, después de todas estas palabras de embustero, regreso a ti con la cantaleta de tu piel, y si tu piel fuera ésto o aquello, y si Magdalena del Mar fuese ahora el destino de este taxi, y ya no el de un puente Grau de Arequipa buscando el menú más barato y sincero, y que si vienes o que si voy o si se hace tardecito para decirte que te quiero. Y en fin, querida, todas estas mariconadas que digo siempre, y que siempre llueven - cuando digo estas palabras.





Ellas se van con el humo

El humo sube y baja por la sendas de Efeso,
textos de Sei en los suelos de tatami
se van ennegreciendo.

Ante los perros
es sin importancia,
ellos juegan y coletean,
en los arcos de los templos.

El humo sube y baja
mientras se asienta en las divinidades
que duermen dentro de los pechos desconocidos,

mujeres que acompañan,
los desvíos hacia las ciénagas,
los charcos, los estadios de fútbol una hora antes de las prácticas;
y las mujeres que se llaman a sí mismas mujeres.

Ellas siempre, dejan los inciensos encendidos frente a tu rostro.

Te convencen, mientras toses,
"vístete de fantasma, con kimono rasgado,
y vete a vivir en cada gruta sagrada;
debilítate,
que esto sí es importante para los perros"

No dejes que aquellas putas sean tu pareja,
que te amen, que te calen en lo más hondo,
del mar, del despeñe, del viento helado en un malecón;
pero que nunca te oren.

El humo sube y baja,
y tú eres el que se queda, siempre, tarde, pronto,
te apagas bajo sus piernas cerradas y amargas.

¡Inciensos malditos, del que eres la leña!

Así,
toma nota,
jovenzuelo, que te denominas jovenzuelo:
mueren los espiritus,
y dejan los hombres
desaparecer sus cuerpos bajo alguna pasión y sumisión a
un tierno ramaje.

Ahora, que eres un agonizante guardían
de un bosque seco e irrecorrible,

Mantén tu orgullo y revienta sus manos
al instante en el que depositen una ofrenda a otra víctima.

Tú, que ahora, eres humo, ¡humea como un viejo quinqué!,
hectoplasma, desde tu última celda, el mismo Tao, y las barrigas de todos los ebrios
que guardan la ternura en sus jaulas
y en sus goznes privados,

Y, cuando estés a punto de ser olvidado y perder tu nombre,
Humea por tí mismo, joven Sei hecha varón,
pues el humo ajeno,
sube y baja,
y ellas siempre,
te dejarán hecho cenizas.




El muchacho del acantilado

Era el muchacho que rociaba un poco de agua en los acantilados
chorritos pequeños de pis que bajaban
hacia la cabeza de los salmones.
En mi cuaderno de caligrafía habían oraciones:
"Los salmones vuelan en las cascadas"
"Los salmones se reproducen en el aire"
Y me preguntaba ¿Vuelan como ángeles o simplemente
saltan muy alto porque así es lo bonito?
Tenía estas preguntas en las clases
y todos se burlaron.

¡Que se jodan los salmones!
Estaba herido,
yo creía en ellos y ellos creían en mí.

Ahora ya ando mayorcito
Ahora veo vídeos de peces en la tele
y sé que los ángeles no existen
y que cuando hago pis en el acantilado
no puedo impedirles que suban hasta mí;
Ustedes casi logran que me mate.

Yo subía todos los días para verlos
Y ahora mis botas y mi sombrero y mi Pul-Lover
se han terminado enamorando de la muerte.

¡Ay qué vida la de un pescado!
No soy más un vaquero - y me da un poco de penita
confesarlo, que
Nunca gané una partida de policías y ladrones
Nunca salvé a una dama en apuros
y si la salvé se convirtió en salmón
y ahora le meo en la cabeza.

Puede que ustedes tengan los datos científicos
¡Pero yo no era idiota! Era el muchacho que amaba estar cerca del agua
el que creía comunicarse con los peces
y el que creía que la cascada era un agujero de negro
por el cual se iba a Plutón.

¿De qué color colorinche son tus ojos?
Otra pregunta que tenía en clases pero que no dije.

Ya estoy mayorcito,
y no encontraré una chica que me ame si sigo pensando
con la niñez, aunque sus ojos me hagan sentir especial.

¿Los salmones vuelan o saltan o son ángeles?
Ya no me interesa esta pregunta,
ya nadie escribe con plumón
amarillo, rojo o negro sobre los arbolitos
y sus hojas en A4.

Aún así he venido al acantilado
¡Sí, he venido al puto acantilado!
y hago pis en la cabeza de los salmones.
Dime tonto, muchacha
¡Dime tonto, Dime tonto, Dime tonto!
Pero, tal vez, si salto al precipicio, pueda demostrarle
a todo el mundo que no estaba equivocado.

http://urbanotopia.blogspot.com.es/









ANDREA DURLACHER [13.236]

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ANDREA DURLACHER 

Uruguay,  1984
Licenciada en Comunicación y diplomada en estudios humanísticos, fue columnista del diario El País y actualmente escribe para el grupo de medios La Nación (Argentina). Figuran, entre sus publicaciones: Ni un segundo para arrepentirme, libro de poesías publicado por Artefato, en el año 2004; El amplio jardín, antología poética editada por la Embajada de Colombia en Uruguay y por el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, Colombia, 2006; Tan versátil como acústica (www.andreaosdijo.blogspot.com,), mejor blog personal, concurso nacional de la revista Freeway, 2007, reseñado en El Observador, El País de Madrid, revistas Alumni, Freeway, Semanario, entre otros medios de papel y digitales.
Da clases de escritura, creativa y técnica, en la Universidad de Montevideo (Comunicación Profesional, Facultad de Ciencias Económicas) y en otras instituciones (como tallerista independiente)




1

Veremos si el agua del acantilado conduce a la fuente de la fortuna.
O no
(sonreías con la fuente de la fortuna
como cuando ostentas al sacarte el saco
y estiras los puños de la camisa café.
Sin la camisa esa tarde habría sido una cualquiera.
Pero rodamos por el pasto
y tu camisa salió desprendida por la ventana
del patio sin ventana)

Veremos.

¿Qué veremos?
La puta que parió a tu pobre camisa.
Y a tus promesas
(inconclusas
volátiles,
absurdas como tú
que te fuiste por el acantilado y te creías poético, ¡vaya si te creías poético!,
con la fakin pluma colgándote del sombrero,
te la habría arrancado a ver si aprendías; no aprendías, seguías con el sombrero,
y tus ojos incrustados en la paleta de colores, en dibujar atardeceres tras atardeceres
con el gesto metafísico y hundido
yo quería que te hundieras en mí, vos sólo atinabas a morderte los labios limpios, rojos… a dibujar el mar, ni que fuese tuyo
con la delicada sorpresa que debió tener Da Vinci en algún momento,
vos no eras Da Vinci,
ni parecido,
y mejor así).

Hago a un lado la gracia ya explícita de tu cintura
y todo se me transforma en naturaleza muerta.
Y tú, vagas tanto que ni entiendes
cómo me partes la vida en dos trozos.


2

Mejor no escondo a un gato de alambre entre las copas
En reunión de amantes
es malo.
En reunión de hermanos
es malo.
En reunión de amigos
es peligroso.

O me atraganto con sus alambres
o les permito deslizarse de garganta.


3

Ahora sólo sé
Cuánto me cuesta pensar en el vacío real de las cosas:
La carne
sin la palabra carne.
O el ternero
sin su cuerpo frágil y tembloroso.


4

Williman es una hermosa calle
allí todos viven sin angustia.

Los que no viven en Williman intentan recordarla cuando la visitan.
Porque su belleza los consuela de sus desgracias.

Una heladería de ladrillo inicia la calle.
Por la ventana señoritas heladeras
todas ellas con sus sombreros idénticos con jazmines bordados
y delantales a medida.
Llegan los clientes
y ellas toman sus cucharas y sus cucuruchos.
En su hora libre cruzan a almorzar al restaurante
Sin sus sombreros idénticos
Los mozos las saludan y dicen con galantería:
“lo de siempre”.

El miércoles un señor puede sentarse en el pasto
recién cortado y limpio.

El jueves podría llegar el repartidor de la heladería y estacionarse por unos instantes

Los viernes por la tarde Williman se llena de colegiales
Las niñas con sus polleras tableadas verde oscuro
Los niños con sus pantalones grises
Conversan mientras esperan a sus papás.
Algunos también toman limonada o comen alfajores de maicena.

Cuando los padres llegan, los colegiales se despiden de sus compañeros
Y los que no viven en Williman, de ella también
Y la tienen presente
Durante todo el fin de semana.






GUY-GÉRALD MÉNARD [13.256]

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Guy-Gérald Ménard

Nació en Puerto Príncipe. Después de haber vivido dos décadas en EEUU donde hace estudios universitarios, vuelve a Haití para trabajar en el campo de la educación. Algunos de sus textos fueron publicados en revistas y compilaciones. Guy-Gérald Ménard es autor del poemario Similak (2001). Su segundo libro, Sezon malè (2012).



Traducción al español del poeta Alfredo Fressia.

Bulevar de los enfermos

En el bulevar de los enfermos
en la encrucijada de los cuatro caminos
están en pie
el corazón en la mano
los brazos caídos
sin mañana

un trapo sucio
mojado de espuma de jabón 
por cinco centavos 
por diez centavos
limpian
limpian

de Turgeau ao Bicentenaire
sueño rajado de arriba abajo
un uniforme de colegio
deambulan
con la mochila en la espalda

en el bulevar de los enfermos
en la encrucijada de los cuatro caminos
suenan las campanas
sobre todas las puertas
cerradas
enjuagan
enjuagan





Boulva lagraba

Boulva lagraba
kalfou kat chimen
yo kanpe
kè lan men 
bra pandye
san demen

kim savon
wèl sire 
pou senk kòb 
pou dis kòb
y ap siye
y ap siye

Tijo Bisantnè
anwo bit
anba bouk 
inifòm sak lan do
levasyon
sou tablo


Kalfou kat chimen 
boulva lagraba
klòch sonnen 
pòt fèmen
y ap twele
y ap twele



Guy-Gerald Ménard

Guy-Gerald Ménard was born in Port-au-Prince, Haiti. After high school he traveled to the USA, where he resided for twenty years. He studied commercial art at  City College of New York, and earned an undergraduate degree from Barry University in Miami and a certificate in teachers' vocational education from Florida International University. Since his return to Haiti, Ménard devotes his time to teachers' training activities and teaching at the university. His poems are included in numerous anthologies and other publications in his country and abroad. Ménard published his first book of poetry, Similak, in 1998 and a second, Sezon malè, in 2012. 



Season of Grief

Goudougoudougoudougoudou . . .

When the malicious brouhaha
finally dozed off at dusk’s feet
when in the magic of darkness
ribbons of promise turned into sadness
with desperation deep in our eyes
we held our hands out to dust
a drizzle of confetti like fine salt 
above our heads

Claws of desolation
planted in each neighborhood’s entrails
from one alley to the next

God have mercy on the town of Jacmel
muted words in deaf ears
smoke scattered in the woods
before it disappeared behind Hospital Mountain

Spurs of pain strike passing time
How long would life have to be
for us to forget three hundred thousand voices
knocking at eternity’s door?

If time has time
they will stop
cursing and casting evil spells
on an exhausted people 
waiting for dawn
to stand 

Goudougoudougoudougoudou . . . 

Tremor calls to tremor
Léogane is bedridden
epilepsy seizes the earth 
neighbors hold their hands to the sky
calling out to Jesus

Our clock’s hands have stopped
on five minus a few
nature’s guitar strings are out of  tune
our legs have the shakes
konpa becomes samba
at a dance with no musicians  

Near Juvénat electric wires hang
giving nightmares a boost
the carousel of life runs half-heartedly 
then collapses in the middle of Lazarus Hill

Perplexed children and grownups 
awake side-by-side in a circle of throbbing pain
tops spinning like mad dogs
sketch an arabesque against the voice of 
Cesaria Evora

Families dressed in gray 
like a pack of zombies cut loose
run up and down
like cars with no steering rod

Entwined concrete houses 
perform pirouettes on both sides of the street
turning and twisting 
in an infernal circle
around the fountain of our sadness
a season of despair wearing shiny shoes 
night invades us in broad daylight
overturning our bowl of dreams

Goudougoudou . . . goudougoudou . . . 

One by one
with small steps
like babies
learning to walk
we take to the streets
staggering
a bunch of silly idiots
playing a senseless game

Port-au-Prince has no arms 
wide enough to collect her children
Nazon Alley
Delmas 33
headless bodies
under white sheets
Lasenjan butterflies 
that overslept

Shoddy leaders
are conniving
with invisible cohorts
defenseless blind men
get even
by chanting swordlike praises

Buzzard wings are like 
a sheet over my country
chameleons proclaim mourning season
settling down the field of recklessness
buzzing insects carpet the tarmac
of Mayi Gate airport
pickets are planted
a thousand tents erected 
Flags raised

Waves of yanvalou shroud petro drums
Fire smolders under the ashes of resistance

Goudougoudou . . . goudougoudou

Look how she walks
a tiny, crippled life 
that sees no hope anywhere
she drags her bony buttocks
eyes cloaked in dignity
a tiny, pitiful life
that carries a country on her back

I see that tiny life
fighting day after day
she makes eyes at death
as she struggles 
for dawn
to replace night 

That life
an earthquake knocked her down
but she’s like a bewitched horse
that can’t stop prancing
in our Desolate Savanna

Tuesday,  January 12
accursed Tuesday
left our hands tied
in a mystical lakou
turned us into potato peels
a horde of living dead
with no spirit
dogs scrounging 
at the foot of a rich man’s table
insignificant nobodies
in the pages of history

Goudougoudougoudou . . .

Master of the night hatches in the shadow of stars 
prophets of doom sprout like mushrooms
ranting endlessly in the fields of ignorance
as if we were paying our forefathers debts

The machete of our conscience is sharpened
on Bois Caïman plantation
our invaders remember Crête-à-Pierrot 
what do we have left to pay?
our empty pockets turned inside out
yet, our heads reach above the clouds

We made history at Napoleon’s expense 
declared freedom for all of humanity
signed our name in Savannah
stood in solidarity with Simon Bolivar
history can’t forget us
even when a ferocious bird
tries to keep us at bay

Don’t measure the distance that separates us
from the shores of Africa
we know where
our umbilical cord is tied
heirs of Carib Indians in the heart of America
we wear our pride on our foreheads
we learn to dodge the blows
our knees will never touch the ground

“Sezon malè” © 2012 by Guy-Gérald Ménard. By arrangement with the author. Translation © 2013 by Chantal Kenol. 





Under the Rubble

We held our breath close to our bodies
sorted words in a straitjacket
our lives between parentheses
turpentine to make hope last
fear sets up a tent
on our chest
fog invades our minds
paralyzes our limbs 

Day holds night’s hand
evenings play merry-go-round with mornings
the days turn in circles 
until they feel dizzy
we forget all debts, all promises
projects overflow like water springs
the earth sips in with a straw

Clocks are unwinding
under life’s rubble
our voices engraved on text messages
a colony of ants bring us news
daredevils armed with shovel 
and pickax
scrape gravel with fingernails
faithfully, block after block 
hope pursues a hunchbacked miracle 
at the end of a tunnel

“Anba dekonm” © 2012 by Guy-Gérald Ménard. By arrangement with the author. Translation © 2013 by Chantal Kenol.




BONEL AUGUSTE [13.257]

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Bonel Auguste

Nacido en Puerto Príncipe, Bonel Auguste es poeta y periodista cultural. Bibliotecario, fundó el taller Dimanche en poésie en la biblioteca Étoile filante. Participa de numerosas actividades en Haití y en el exterior. Su primer libro, Fas doub lanmò (2000) es un hito en la poesía en creole. Publicó también Fulgurance (2003) y Dève flumineuse
(2007).


Traducción al español del poeta Alfredo Fressia.

Espacio disoluto

Estuve siempre suspendido
entre los dioses furtivos
indagando en una videncia
de tierra minada
las puertas cerradas del espacio disoluto
que suscita sin embargo la incandescencia
de los signos cabalísticos
en el umbral de los cuatro itinerarios
del gran viaje

Bajo la insolencia de la sed
el agua hace de su estancamiento
un largo surco
de arañas venenosas
una marcha de metales
que gimen

En la elevación gredosa de la levadura
el pan es un bocado de descuartizamiento

Mi glande es el único ojo por el que espío
mi parcela de mundo
mi igualdad con los hombres.





Espace dissolu

J'ai toujours été suspendu 
parmi les dieux furtifs
interpellant dans une voyance
de terre minée
les portes closes de l'espace dissolu
qui suscite pourtant l'incandescence
des signes cabalistiques
au seuil des quatre itinéraires
du grand voyage

Sous l'insolence de la soif 
l'eau fait de son étanchement
un long sillage
d'araignées venimeuses
un cheminement de métaux

Dans l'élévation crayeuse du levain
le pain est une bouchée d'écartèlement

Mon gland est le seul oeil par lequel je lorgne
ma part du monde
mon égalité avec les hommes




Bonel Auguste

Bonel Auguste, né à Port-au-Prince, Haïti le 6 mars 1973, est poète, bibliothécaire et animateur culturel. Il a étudié la linguistique à l'Université d'État d'Haïti et a reçu une formation en histoire de l'art à l'Institut français d'Haïti. Fondateur de l'atelier de poésie « Dimanche en poésie » à la bibliothèque Étoile filante, et animateur des « Vendredis littéraires » de l'université Caraïbe, il écrit en français et en créole.
Il anime une émission littéraire sur la Radio Nationale d'Haïti « Tournez la page » et il a publié plusieurs articles dans les quotidiens Le Nouvelliste et Le Matin.

Le célèbre écrivain haïtien Frankétienne a salué son premier livre de poésie Fas doub lanmò ainsi : « Bonel Auguste est l'un des premiers écrivains philosophes de la littérature créole ». Le poète tunisien Tahar Bekri a écrit à propos de son deuxième livre Fulgurance, que ce sont des « pages empreintes de sensualité et de métaphores ramenant les réflexions et les médiations à leur juste place... ».

Sa poésie se veut une forme-sens. Elle dit l'angoisse existentielle, questionne l'espace, le temps, la mort, l'éternité, évoque aussi la mémoire, la blessure de l'histoire, le sens du monde, la sensualité des corps amoureux, dans de subtiles métaphores.

Oeuvres principales:

Poésie:

Fas doub lanmò. Port-au-Prince: Éditions Mémoire, 2000.
Fulgurance. Port-au-Prince: Éditions Mémoire, 2004.
Dève lumineuse. Illustrations de Philippe Dodard. Port-au-Prince: Henri Deschamps, 2007.
Nan Dans Fanm. Port-au-Prince: Bas de Page, 2012.

Roman:

Un cri Lola. La Roque d'Anthéron: Vents d'ailleurs, 2013.

Contes:

Lizamèvèy, conte en créole, inédit.




Poèmes

La pluie est une blessure 
au ventre de la terre 
une ride sur les feuilles 
le vent dans les branches 
une valse sanglante
nous transportons la cale 
dans toutes nos traversées 
en pleine constellation
nous butons sur la caverne

La faim fleurit à la croûte du pain



C'est triste que les hommes 
érigent une promiscuité 
par la bifurcation de leurs rêves



De ma persienne 
hublot du cri séculaire 
je regarde la rue foisonner d'odeurs 
de mouvements où sautille l'abîme 
en frénésie de revenant 
douloureuse fraternité 
que de se regarder 
dans le mouvement des passants 
comme une sensation extraite 
de son propre corps



Moi petit singe des tropiques 
à la raie des fesses en violente entaille 
je trimballe mes tours de cirque 
en ferraille de mémoire 
vers des horizons 
où la lumière de la cible 
dissimule mal la rigidité de la potence



La mer s'abîme en rumeur fumante 
et disperse dans le coït des marins 
ses rives 
qui lèguent à la fécondation 
des bornes irréductibles



L'orbite elliptique 
est interceptée
par le brûlant ballet des sauterelles 
qui du frétillement de leurs pattes
accordent la harpe de l'espace
en y soufflant l'ondulation du sable mouvant 
d'innombrables petites parcelles de prisme
et de bleu-miroirs délimitent
leur expansion de sel
à la coupe de la ciguë



Sous le poids du désert
une oasis est plus fugitive
que le nomade
La hâte nous devance
de sa fugue éreintée
l'ascension est une carcasse d'errance



La métaphore des cœurs nomades
frappée de mal d'encre
la langue dans son intense
désir de bourgeon
fait jaillir la source des profondeurs
de la soif
aux hallucinations nocturnes
la ruse de l'œil érige l'obélisque du rêve.






EVELYNE TROUILLOT [13.258]

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Evelyne Trouillot

Nacida en Puerto Príncipe, Haití, Evelyne Trouillot hizo sus estudios universitarios en EEUU. Desde su vuelta al país natal en 1987, trabaja en el área de la educación. Sus primeras publicaciones -cuentos- datan de los años 90. En 2004 recibió el premio Soroptimist de la novelista francófona por su novela Rosalie l´infâme. 
Al año siguiente Evelyne Trouillot fue laureada con el premio Beaumarchais, compartido, por su pieza de teatro Le Bleu de l´île. 
Publicó dos libros de poesía: Sans parapluie de retour (2003) et Plidetwal (2005). Su novela más reciente, Le mirador aux étoiles, apareció en 2007.


Evelyne Trouillot est née à Port-au-Prince, et a fait ses études universitaires aux États-Unis avant de retourner en Haïti en 1987. Elle travaille dans le secteur de l’éducation. 
Elle publie son premier recueil de nouvelles en 1996 et son premier roman, Rosalie l'infâme ( 2003) se situe à Saint-Domingue dans les années 1750. 




Traducción al español del poeta Alfredo Fressia.



Secousse

La terre a soulevé mon cœur
d’un mouvement sec et violent
elle l’a déchiréé
parpillant mille morceaux
comme larmes d’oiseaux errant
saux quatre vents de mon île
et depuis
chaque nuit 
j’entends les battements
hésiter à mi-chemin
entre décombres
et étoiles




Sacudida

La tierra levantó mi corazón
con un movimiento seco y violento
lo desgarró
esparciendo mil pedazos
como lágrimas de pájaros errantes
a los cuatro vientos de mi isla
y desde entonces
cada noche
oigo el golpeteo
vacilar a medio camino
entre escombros
y estrellas






Mémoire

Le frémissement de nos souffles
se désagrège
comme des pétales
prisonniers de la main qui flétrit 
je voudrais conserver le temps dans une mémoire
sans tangage ni tremblements
et retrouver la virginité de l’espoir
où les mères ne meurent pas
obscurcies de rêves détruits
d’enfants cassés
de chagrins enfouis
de mille histoires que nul ne dira
si ce n’est cette mémoire alourdie de larmes





Memoria

El estremecimiento de nuestro aliento
se disgrega
como pétalos
prisioneros de la mano que marchita
querría conservar el tiempo en una memoria
sin cabeceos ni temblores
y encontrar la virginidad de la esperanza
donde no mueren las madres
oscurecidas de sueños destruidos
de niños rotos
de penas enterradas
de mil historias que nadie dirá
sólo esta memoria cargada de lágrimas

Évelyne Trouillot, janvier 2010
Haití





Please

Please
don’t ask me to speak of
the earthquake
each single brick
keeps telling me of a misfortune with
no end
I don’t recognize the poetry
coming out of my mouth
the words are burdened with the refuse of death
and remnants of grief
they stick to the tips of my fingers
they don’t want to leave me
like a band of spirits that has taken over me
they refuse to go
Don’t speak to me of January 12th
since that day
I’ve become a horse that they have
mounted
since that day
I serve them against my will

Translated by Lynn Selby





SAINT-JOHN KAUSS (JOHN NELSON) [13.259]

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Saint-John Kauss (John Nelson)

Nació en Hinche, Haití, en 1958. Es profesor, neurobiólogo e investigador por formación, pero también poeta, crítico literario y editor, cofundador del «Surpluréalisme». Saint-John Klauss centenas de artículos tanto científicos como literarios y una veintena de libros de poesía, entre ellos:
Pages Fragiles (1991), Testamentaire (1993), Territoires (1995), Territoire de l’enfance
(1996), Écrivain en résidence (2004, en collaboration), Paroles d'homme libre (2005), Le manuscrit du dégel  (2006), Hautes Feuilles (2007), Poèmes exemplaires (2007). Obtauvo el segundo lugar en el Premio de PoesíaAir Canada por Pages fragiles. Recibió dos veces el Premio Cator (Quebec-Haití) por sus actividades literarias y artísticas.


Saint-John Kauss, né  à Haïti, une île des Grandes Antilles. Il fit des études en sciences à l’Université du Québec à Montréal (UQAM) et à l’Université de Montréal, se fait connaitre très jeune par la publication de Chants d’homme pour les nuits d’ombre en 1979. Poète d’abord, il est l’un des deux membres fondateurs du mouvement littéraire Le Surpluréalisme.  Vers les années ‘80, il s’installe définitivement à  Montréal où il fonde, en collaboration avec son jeune frère, Kauss Éditeurs, la revue Prestige et le journal Présence. Parallèlement à sa démarche de critique littéraire, il poursuit son œuvre de poète: Chants d’homme pour les nuits d’ombre (1979), Autopsie du jour (1979), Ombres du Quercy (1981), Pages fragiles (1991), Testamentaire (1993), Territoires (1995), Territoire de l’enfance (1996), Écrivain en résidence (2004, en collaboration), Paroles d’homme libre (2005), Le manuscrit du dégel (2006), Hautes feuilles (2007), Poèmes exemplaires (2007), L’Archidoxe poétique (2008), Poésie haïtienne contemporaine (2009 et 2011), Éloge de l’Interlocuteur (2011), publiés, entre autres, chez Humanitas (Montréal) et chez Joseph Ouaknine (France). Plus d’une centaine d’articles critiques et au-delà d’une vingtaine de titres. Saint-John Kauss a beaucoup voyagé. Son œuvre considérable et inachevée, fait actuellement l’objet d’études à travers le monde, et lui a valu plusieurs distinctions et  prix littéraires. Il est traduit en plusieurs langues. Il est membre correspondant de l’Académie Européenne des Sciences, des Arts et des Lettres.





Lugar de mi nacimiento

a Claudel y a Clarel 


«Odio la opresión con un odio profundo.»
(Victor Hugo)



una lágrima entre dos flores salvajes desnudando las tormentas / la
cosecha de las tierras cultivadas la pasión de las manos aplicadas
al campo de cañas

apenas una lágrima entre dos ríos
Artibonite y el Guayamuco
simples trazados de esclavos en el bendito tiempo de las colonias

amo esta tierra por el hambre y las golosinas de niño
compartidas en el cuidado de nuestros miembros
amo esta tierra por su nombre inscrito en la piedra rajada de las
libertades
amo esta tierra por el olor del mijo de la cosecha esperada
amo esta tierra por las playas la arena el agua de los amados al solsticio
de nuestros abrazos
amo esta tierra por las libélulas y los crisantemos en el estrave de
nuestra infancia
amo esta tierra por los ríos los manantiales las montañas atentas a
nuestros amores

amo esta tierra por los efluvios las desembocaduras proyectadas en la
cruz de los caminos
amo esta tierra por el tambor y los iniciados que danzan en lo alto del
placer 
amo esta tierra por la sal tomada del mar y de nuestros sueños por los
mastines domesticados
las mariposas de la fiesta de San Juan
los barriletes de cuaresmas
la linde inesperada de las intenciones y los dolores
por la sonrisa liberada de la ciudad sin almenas
amo esta tierra por las palabras de los poetas en playas adormecidas
amo esta tierra por el paso de los escolares desengañados antes de
entrar 
amo esta tierra por las muchachas de sonrisas medio borradas
amo esta tierra sobre todo cuando se juega a las tabas con la esperanza
de recuperar el tiempo y los toldos

amo esta tiera que

ni el mar a la llegada de los colonos en sollozos
ni la tierra caliente tras la máscara de añil
ni el colibrí inscrito al dorso de la perdiz
ni el polvo ni la arena ni los apátridas
ni el sol en bandolera
ni la dolorosa liberación de la mujer que muere en sus aguas
y en la infancia
ni los ecos de la miseria
ni la savia bruta de las memorias
podrían arrancar al mismo corazón de los mariscos

vírgenes de las islas heridas / maduradas en la loca alameda y entre los
totems se escapan rosas gigantes risas y amantes enfriados donde
gimen las fuentes de la memoria / meiosis de las horas inanimadas

ahí estás con gestos borrosos de las memorias ahí estás
y te saludo entre el ojo y el dedo
que desde esta noche marca el instante indefinido
la nueva área en el cuello de los ríos de las gemas
de las cercetas


yo sé sé que el peso de los callejones es un esguince en tu carne que el
espacio del ruido y de los rumores acontecidos es una ofensa a la
libertad de los tules y de los borrachos

pero ahí estás calva al pie del tiempo presente
que lluvias de tormenta con medias palabras multiplican las algas
con los brazos cargados de sortilegios en caminos que no acaban más
de envejecer 

tan vasto fue tu grito de perfil aquilino el pliegue de la tierra al cordaje
de los pájaros
funámbulo fue el poeta / el profeta / el peso de los veleros
esparcidos entre las orillas
en algún lugar una luna estrangulada mide los restos de marejada y juntados espinillas
la sonrisa del amado que huye al viento

un resto tal como eres hoy en la indiferencia de los olmos /lóbulos de la mitosis mecida con plasmas pesados hacia
el párpado irreductible y para el futuro de los locos contemplados en la
cerca verde

un resto en el golpe de látigo del maíz plantado al mástil de las
remembranzas elementales
de todo lo sembrado al borde de los calores íntimos en
la ternura y en la alegría de los brazos de un país conquistado al palacio
de las golondrinas

bosque de olmos / bosque de cedros y de sauces sin ninguna sílaba
involuntaria a su corteza que junta como una correa corrompida
el verano / la primavera / el otoño y el invierno de las fosas comunes

bosques de robles / bosques de fresnos y el cerezo silvestre y el abedul y
el caoba
que hablan de la mujer comunitaria
que hacen soñar al hombre con savia y con libertad

escribo bajo estos bosques antes de amar después del amor con las palabras en archipiélagos
de todos los días

escribo para ser leído por mi hermano desconocido
que allá vive en la miseria y en el trabajo
escribo para que mi país parezca un cuento de hadas
hecho de historias para los niños y la gente que tiene hambre
escribo para ser oído por la masa y la calle
sin el prejuicio de algunos y sin arrepentimientos
escribo para decir las cosas con las palabras de todos los días
una flor en la mano y una rosa entre dos dedos
escribo para aliviar el exilio y tantos años a observar y a escribir su vida
escribo para decir el fin de mi historia
de mi amor por ELLA y por mis bellas hijas
escribo para aquellos que no tienen voz
que no saben escribir las palabras con ternura
escribo para rever mis torpezas de niño
de adolescente desnudo en las calles y en el lecho de los ríos
escribo para decir y denunciar las noches de mi nacimiento
para hablar a mi único hijo de LIBERTAD sin condiciones

escribo por la paz aun si es barata
contra los genocidios de los pueblos tristes de tedio
escribo para los exiliados incorregibles para los mercaderes de sueños
y para los hombres de buena voluntad
escribo por las humillaciones y las derrotas a que asistieron
nuestras madres
escribo para los asilados en remisión para los mercaderes de rosas
y para los poetas abismados en sus sueños
escribo contra ese largo medio-luto de los opimidos
por esta tierra para compartir y la arena desnuda de la amistad
escribo contra ese largo calendario de guerra del Pentágono
que sólo traerá duelos y el desespero de las flores
escribo por la libertad de los pueblos y el reparto de los domingos
y de nuestros panes
escribo por el placer y el amor de las palabras
sea el idioma de mis orígenes

interrogar el tiempo asignado que pasa y el pájaro que danza ciego
sin tomar cuidado

Oh tierra sin edad
tierra de arcilla y de nácar en busca
de un destino feliz

reivindico el llamado de las grandes rutas / de las pistas de arenas con el
poderío de los jeroglíficos
aplaudo el poema del encanto de las mujeres amadas
de la inquietud de las muchachas atentas al dolor del amigo y del amado
de la felicidad de ser dos a cargar el peso de la prolongación de la vida y
de la infancia
aprecio ese poema en medio de una página de mis conquistas

si no fuera el gesto único del ciego en su sueño íntimo de ese poema
arbitrario que define la nomenclatura de las fecundaciones 
del amor alquilado en las subastas y bajo los faroles

si no fuera mi desgarrón de hombre presente en los muelles en mi
soledad y en el fracaso irreprochable de mi corazón que toca la matraca
si no fuera la tierra / su cosecha la novia y sus besos que parten en
guerra contra el fugitivo agresivo

Oh fuente navegante ideal para la orgía de la mantis y de una estrella
no hay ninguna floresta / ningún habitante / ninguna vestal que ignore el
alfabeto de las grandes rutas del viento

será esa palabra en la agitación de mi locura / juramentos de mis deseos
de fascinar a la rosa y sus corolas de espinos blancos de cercar a la
vida en su marcha de escolar será una palabra en la agitación 
de mi infancia tan solitaria que ninguna
mujer /ninguna página la incendiará aunque sólo fuera una vez en la
sombra categórica / minoritaria

así van las islas que se te parecen y que se suman a la Tierra
así todas nuestras islas unidas en su miseria
que responderá más allá de las heridas de la epopeya 
de la arena y de la piedra
velas al viento en estos lugres de memoria / de mi nacimiento tan
afortunado de historias y de rumores masivos

Oh tú / tierra florestal / que ya no sabes negociar las estaciones que ya
no lees cartas ni poemas de los arroyos y los ríos alabados

Oh tierra soberana que habrían soñado mil pintores en majestad
que levantaste los celos de flores amigas y de todas las ciudades

escribo para ser leído por mi hermana la única amada
que allá vive en plena cintura de los dioses peregrinos
escribo para decir las verdades de la campánula
escribo para la eclosión de los rosales y los caprichos de la margarita
escribo para la libélula obsesionada por el peso del silene
por los desfiles del campo-de-marte en carnaval
escribo para gritar LIBERTAD al vuelo del milano
y para el perfume de los amantes recostados en signos de compasión
escribo para la abundancia de la hierba mojada
y para el rocío de la mañana en los estanques del abadejo
escribo por la belleza breve del saúco
por la involución de la viña y del rudo abedul
escribo por la libertad del hombre en su carne
por la ebriedad del colibrí y por la vigilancia de las vírgenes
escribo por las vacaciones soleadas los pajarillos domesticados
por lo jóvenes casados al borde de los alhelíes
escribo por los Incas asesinados por los taínos despedazados
como afiches abandonados

escribo por este país que no reconozco en absoluto
país de rumores y de cambios bruscos de humor 
escribo por la implosión de las flores y la evolución de las cigarras
escribo por la paz de los vivos y por la tranquilidad de los muertos
escribo por la seguridad de la isla entre dos latidos del corazón
escribo por ese país de las gavanzas y el canto de los alerces
escribo para que el gallo cante en cada mano maravillada
por la felicidad de las pasiones y la sonrisa apagada del océano
escribo por la latitud de las melancolías extraviadas
por la alianza de los corazones sin omisión alguna
escribo para gritar LIBERTAD del indio y del negro
bajo el humo de las islas y a cada paso de los conquistadores

por el balanceo de la mariposa
y por la tristeza del ventisquero
por el don profundo de la planta curativa
y por la contraseña del guardia
por la ambivalencia de la anémona
y por el canto sagrado de las flores de acerico

digo el empuje de la sangre al desprecio del amor
hasta el límite del deseo y de los amantes felices
digo el domesticar el dolor de amar hasta el desenlace 
de la fábula final si todo debe ser recomenzado
digo la limosna en la felicidad de amar hasta la prolongación 
de mis primeras huellas
digo la esperanza en el poema a ser amado
hasta la germinación de la página altiva
digo la alabanza del poeta a ser leído
hasta la promesa del verbo amar para conjugar 
digo la errancia en tu belleza real – Oh mujer hasta el éxtasis 
de tu mirada tan ilegible
digo las primeras quejas del niño que fui
hasta la humillación en el pisar flores y sortilegios
digo el hambre la libertad en mi calendario de ausencia de los grandes
caminos
hasta la mañana de las ciudades y los callejones para recorrer 
digo el reparto de las aguas y de la cosecha liberada
hasta el cumplimiento y el itinerario de las primeras vigilias
digo el cantar de los cantares del alivo y de las amistades formales
hasta el levantar de las velas y de las citas para solicitar 

por qué no conté hasta la última canción
hasta el primer poema leído en la ciudad de los corazones
el peso de las estaciones y la locura de los hombres
de este país y de esta isla de grandes nubes
que no para de beber a sorbos lentos las salpicaduras saladas de lo
cotidiano

velas desplegadas y más lejos en tu viaje y en tu huida
tu gran necesidad de libertad
en medio de mis conquistasen medio de mis confesiones
de haber manipulado las olas y el destello
de alto mar 

más lejos de mis desengaños
la mujer rebelde y olvidada
en toda su belleza


Jardín Botánico de Montreal, 
verano 2005

Traducción de A.F.




Lieu de ma naissance

à Claudel et à Clarel

«Je hais l’oppression d’une haine profonde.» 
                                            (Victor Hugo)


une larme entre deux fleurs sauvages déshabillant les orages / la moisson des terres cultivées             la passion des mains appliquées au champ de cannes

juste une larme entre deux fleuves
Artibonite et le Guayamuco
simples tracés d’esclaves au temps béni des colonies

j’aime cette terre pour la fringale et les friandises d’enfant partagées à la soignée de nos membres
j’aime cette terre pour son nom inscrit sur la pierre balafrée des libertés 
j’aime cette terre pour l’odeur du petit-mil de la moisson espérée
j’aime cette terre pour les plages le sable l’eau des aimés au solstice de nos étreintes
j’aime cette terre pour les libellules et les chrysanthèmes à l’étrave de nos enfances
j’aime cette terre pour les fleuves les sources les montagnes attentives à nos amours
j’aime cette terre pour les effluves les embouchures envisagées à la croisée des chemins
j’aime cette terre pour le tambour et les hounsis qui dansent au faîte du plaisir
j’aime cette terre pour le sel ceint de la mer et de nos songes 
pour les matins apprivoisés 
les papillons de la Saint-Jean
les cerfs-volants des carêmes
l’orée inattendue des desseins et des douleurs
pour le sourire dénoué de la ville sans créneaux
j’aime cette terre pour les mots des poètes sur des pages endormies
j’aime cette terre pour le passage des écoliers désabusés avant l’entrée
j’aime cette terre pour les demoiselles aux sourires à demi-effacés
j’aime cette terre surtout quand on joue aux osselets avec l’espoir de rattraper le temps et les auvents

j’aime cette terre que

ni la mer à l’arrivée des colons en sanglots
ni la terre chaude masquée d’indigo
ni l’oiseau-mouche inscrit au dos de la bécasse
ni la poussière ni le sable ni les apatrides 
ni le soleil en bandoulière
ni la douloureuse délivrance de la femme qui meurt dans ses eaux et dans l’enfance
ni les échos de la misère
ni la sève brute des mémoires
ne sauront arracher au cœur même des coquillages

vierges des îles meurtries / mûries dans l’allée folle et d’entre les totems s’échappent des roses géantes des rires et des amants refroidis où gémissent les fontanelles de la mémoire / méiose des heures inanimées

te voilà gestes flous des mémoires te voilà
que je salue entre l’œil et le doigt
qui dès ce soir marque l’instant indéfini
la nouvelle aire à l’encolure des rivières des gemmes 
et des sarcelles

je sais je sais que le poids des ruelles est une entorse à ta chair
que l’aire du bruit et des rumeurs accomplies est une offense à la liberté des tulles et de ivrognes

mais te voilà chauve au socle du temps présent
que pluies d’orage à demi-mots multiplient les varechs
les bras chargés de sortilèges sur des chemins qui n’en finissent plus de vieillir

si vaste que fut ton cri au profil aquilin             le pli de la terre au filin des oiseaux
funambule que fut le poète / le prophète / le poids des voiliers éparpillés entre les rives
quelque part une lune étranglée toise l’épave et ramasse deux bourgeons             le sourire de l’aimé qui échappe au vent

une épave telle que tu es aujourd’hui dans l’indifférence de ormes / des lobes de la mitose bercée des plasmes alourdis vers l’irréductible paupière et pour l’avenir des fous dévisagés en futaie

une épave au fouet du maïs planté au beaupré des souvenances élémentaires             de tout ce qui est semé au bord des chaleurs intimes dans la tendresse et dans la joie des bras d’un pays conquis au palais des hirondelles

bois d’orme / bois de cèdre et de saule sans nulle syllabe involontaire à leur écorce qui épouse comme une sangle dénaturée l’été / le printemps / l’automne et l’hiver des fosses communes

bois de chêne / bois de frêne et le merisier et le bouleau et l’acajou qui parlent de la femme communautaire qui font rêver l’homme de sève et de liberté

j’écris sous ces bois avant même d’aimer
après l’amour avec les mots en archipels
de tous les jours

j’écris pour être lu de mon frère inconnu
qui vit là-bas dans la mélasse et dans la peine
j’écris pour que mon pays ressemble à un conte de fées
fait d’histoires pour les enfants et les gens qui ont faim
j’écris pour être entendu de la masse et de la rue
sans préjugés d’aucuns et sans regrets
j’écris pour dire les choses avec les mots de tous les jours
une fleur à la main et une rose entre deux doigts
j’écris pour alléger l’exil et tant d’années à observer 
et à écrire sa vie 
j’écris pour dire la fin de mon histoire
de mon amour pour ELLE et pour mes filles belles à souhait
j’écris pour ceux qui n’ont pas de voix
qui ne savent pas écrire les mots avec tendresse
j’écris pour revoir mes maladresses d’enfant
d’adolescent nu dans les rues et dans le lit des rivières
j’écris pour dire et dénoncer les nuits de ma naissance
pour parler à mon unique fils de LIBERTÉ sans négociations

j’écris pour la paix même à bon marché
contre les génocides des peuples tristes d’ennui
j’écris pour les exilés incorrigibles pour les marchands de rêves
et pour les hommes de bonne volonté
j’écris pour les humiliations et les défaites assistées
de nos mères
j’écris pour les asilés en rémission pour les marchandes de roses
et pour les poètes abîmés dans leurs rêves
j’écris contre ce long demi-deuil des opprimés
pour cette terre à partager et le sable nu de l’amitié
j’écris contre ce long calendrier de guerre du Pentagone
qui n’apportera que deuils et désespoir des fleurs
j’écris pour la liberté des peuples et le partage des dimanches 
et de nos pains
j’écris pour le plaisir et l’amour des mots
soit la langue de mes origines

interroger le temps assigné qui passe et l’oiselet qui danse aveugle sans prendre garde

Ô terre sans âge
terre d’argile et de nacre à la recherche 
d’une destinée heureuse

je revendique l’appel des grandes routes / des pistes de sables à la puissance des glyphes
j’applaudis le poème de l’enchantement des femmes aimées
de l’inquiétude des filles attentives à la douleur de l’ami et de l’aimé
du bonheur d’être deux à porter le poids du prolongement de la vie et de l’enfance
j’apprécie ce poème au milieu d’une page de mes conquêtes

n’eût été le geste unique de l’aveugle dans son sommeil intime à ce poème arbitraire qui définit la nomenclature des fécondations de l’amour loué dans les encans et sous les lampadaires

n’eût été ma déchirure d’homme présent sur les quais             dans ma solitude et dans l’irréprochable défaite de mon cœur qui bat la crécelle
n’eût été la terre / sa moisson la fiancée et ses baisers qui partent en guerre contre le fugitif agressif

Ô navigante source idéale à la débauche de la mante et d’une étoile il n’est nulle forêt / nul habitant / nulle vestale qui soit ignorante de l’alphabet des grandes routes du vent

est-ce ce mot dans l’embrasement de ma folie / serments de mes désirs à fasciner la rose et ses corolles d’aubépines             à en-cercler la vie dans sa marche d’écolière
est-ce parole dans l’embrasure de mon enfance si solitaire que nulle femme / nulle page n’enflammera ne fût-ce qu’une fois dans l’ombre catégorique / minoritaire

ainsi marchent les îles qui te ressemblent et qui s’ajoutent
à la Terre
ainsi toutes nos îles enlacées dans leur misère qui répondra au-delà des blessures de l’épopée du sable et de la pierre 
voiles toutes en ces lieux de mémoire / de ma naissance si fortunée d’histoires et de massives rumeurs

Ô toi / terre forestière / qui ne sais plus négocier les saisons 
            qui ne lis plus lettres et poèmes des rivières et des fleuves encensés

Ô terre souveraine qu’auraient songée mille peintres en majesté qui soulevas la jalousie de fleurs amies et de toutes les cités

j’écris pour être lu de ma sœur l’unique aimée
qui vit là-bas en pleine ceinture des dieux pèlerins
j’écris pour dire les vérités de la campanule 
j’écris pour l’éclosion des rosiers et les caprices de la marguerite
j’écris pour la libellule obsédée par le poids de la silène 
pour les défilés du champ-de-mars au jour de carnaval
j’écris pour crier LIBERTÉ au vol du milan
et pour le parfum des amants allongés en signes de compassion
j’écris pour l’abondance de l’herbe mouillée 
et pour la rosée du matin aux vasques du roitelet
j’écris pour la beauté brève du sureau 
pour l’involution de la vigne et du rude bouleau
j’écris pour la liberté de l’homme dans sa chair
pour l’ivresse de l’oiseau-mouche et pour la vigilance des vierges
j’écris pour les vacances ensoleillées les lavandières apprivoisées
pour les jeunes épousés au bord des giroflées
j’écris pour les Incas assassinés pour les Taïnos déchiquetés
telles des affiches abandonnées
j’écris pour ce pays que je ne reconnais point
pays de rumeurs et de sautes d’humeur
j’écris pour l’implosion des fleurs et la muée des cigales
j’écris pour la paix des vivants et la tranquillité des morts
j’écris pour l’assurance de l’ île entre deux battements de cœur
j’écris pour ce pays des églantines et le chant des mélèzes
j’écris pour que le coq chante dans chaque main émerveillée
pour le bonheur des passions et le sourire effacé de l’océan
j’écris pour la latitude des mélancolies égarées 
pour l’alliance des cœurs sans omission aucune
j’écris pour crier LIBERTÉ de l’indien et du nègre
sous la fumée des îles et à chaque pas de conquérants

par le balancement du papillon
et par la tristesse du névé
par le don profond de la jusquiame
et par le mot de passe de la pervenche
par l’ambivalence de l’anémone
et par le chant sacré de la scabieuse

je dis l’envol du sang au mépris de l’amour
jusqu’à la limite du désir et des amants heureux
je dis l’apprivoisement de la douleur d’aimer
jusqu’au dénouement de la fable finale si tout est à recommencer
je dis l’aumône dans le bonheur d’aimer
jusqu’au prolongement de mes premières empreintes
je dis l’espoir dans le poème à aimer
jusqu’à la germination de la page hautaine
je dis l’encensement du poète à lire
jusqu’à la promesse du verbe aimer à conjuguer
je dis l’errance dans ta beauté réelle – Ô femme
jusqu’à l’émerveillement de ton regard si illisible
je dis les premières plaintes de l’enfant que j’étais
jusqu’à l’humiliation dans la foulée des fleurs et sortilèges
je dis la faim la liberté dans mon calendrier d’absence des grands chemins
jusqu’au matin des villes et des ruelles à parcourir
je dis le partage des eaux et de la moisson libérée
jusqu’à l’accomplissement et l’itinéraire des premières vigiles
je dis le cantique des cantiques du soulagement et des amitiés formelles
jusqu’à la montée des voiles et des rendez-vous à solliciter

que n’ai-je point raconté jusqu’à la dernière chanson
jusqu’au premier poème lu à la cité des cœurs
le poids des saisons et la folie des hommes
de ce pays et de cette île aux grands nuages
qui n’arrête pas de boire à gorgées lentes les embruns salés 
du quotidien

voiles toutes et plus loin dans ton voyage et dans ta fuite
ton grand besoin de liberté
au milieu de mes conquêtes
au milieu de mes aveux
d’avoir manipulé les vagues et l’étincelle
du grand large

plus loin de mes déboires
la femme rebelle et oubliée
dans toute sa beauté


Jardin Botanique de Montréal,
été 2005



CAROLINA URBANO [13.267]

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CAROLINA URBANO 

(Pasto, Nariño, Colombia, 1974) Profesional en Filosofía y Letras de la Universidad de Caldas, con Maestría en Filosofía de la Universidad Nacional. Entre la docencia y la filosofía a veces la palabra poética la rescata del mundo. Poemas suyos han aparecido en diversas publicaciones literarias. Pertenece al Comité Editorial de la revista de poesía Luna Nueva.





LA CASA

El reloj esparce los segundos por la casa,
a su lado, marchan los recuerdos
          regados en todos los rincones.
Aparecen y desaparecen como la bruma.
algunos no dejan de habitar en la biblioteca
y ya están en el baño o la cocina.
Aparecen
          y desaparecen.
Así también las rutas,
los laberintos.

Antes de llegar a las ventanas
es habitual toparse
con un trozo olvidado de soledad.

No es necesario buscar la salida,
ni el oficio de sus habitantes
en los cuartos vacíos.
En la casa,
no hay mapa , ni señales, ni mañana,
solo años y años de permanecer
hasta encontrar un lugar que semeja el destino
de tanto ver al azar
urdir su morada.





DESTINO

Ser la carnada,
una silueta impregnada de carne.
Un espejismo dispuesto a ser real.
No digas hambre
          – la mesa está dispuesta para pocos –
Mejor abrázate a la tierra
que las semillas guarden
el origen y la huella de tus pasos.

Como la cáscara del fruto que te comes
un pequeño bocado
bastará para borrarnos.






AURELIO ARTURO

Te hablo también: entre maderas, entre
resinas,entre millares de hojas inquietas,
de una sola hoja…

Morada al sur



Te hablo también
con diferentes matices del olvido.
Lejano verde diluido en agua
del primer adiós
y la distancia.
Nuevos sueños
ya sin brisa, ni yerba,
tiñen de oscuro la ruta
tras de sí.

Atrás quedaron los olores
del aserradero
las lonjas de madera
y el árbol de arrayán.
Enterrados en fértiles baúles
fueron después palabras selladas
en los sobres y en el alma.
          - Verde-souvenir- volveré- pronto-
Hojas de tiempo
con fechas y estampillas
alimento del fuego
un nuevo adiós.
Verde opaco
verde limo lacrado entre los bordes.

Me hablaste también
          - un día -
del verde que es de todos los colores,
de la música de la vieja casa
donde habitan los ecos de la infancia:
esa feliz melodía del silbido del tamo.

Y así regresé,
con el último residuo de ámbar y colibrí,
a mis recuerdos.

Desde entonces,
también en mis palabras hay niebla.
Un lugar permanece abierto
hacia atrás
con la imponente belleza que se descubre
de todo cuanto se ha perdido
cuando ya no importa.






DÍAS CONTADOS

Los días se cuentan sobre ti
con la Historia entre comillas,
el relato que nunca imaginaron tus sentidos,
el acto que jamás pasó
por el intervalo de tus dedos,
que posaba sobre y dentro
y nada
silencio que ya no dice las palabras
silencio de un río que amenaza.

Los zapatos se derriten en el lodo
los pies ya no se cansan
ni saben esperar
pedir es algo que requiere acción.

Son tus habitantes, País
prolongaciones de sus propios fantasmas:
de la vida inanimada, del hambre,
del insomnio
de la desolación.






ANCESTROS

Han caminado por las dunas del tiempo.
nuestros rostros reflejados en los suyos
son la prueba.
El sino de quienes van a heredar una voz.

Tienen la piel traslúcida por el agua de sus sombras,
buscan la tierra, el hombre, el cielo
las huellas que temen perder de tanto olvido.

Caminan por las dunas del tiempo
mucho antes de que nuestras manos
bebieran el agua rota de las palabras.






ANTONIN ARTAUD

Artaud trae cientos de rosas rojas en su mente
mas sus labios solo tienen cicatrices.
Deshojado su cuerpo
está dispuesto a matar al otro
que anida en su cabeza
a veces solo quiere unirlo a su cuerpo
para que el siquiatra no le diga más mentiras.

No bastaron las palabras que dictaba su espíritu,
ni las iluminadas imágenes que respiraron tras de sí.
Su otro desdibujado,
amorfo y líquido ante el sopor de las alucinaciones
tomó de él el espíritu del arte,
construyó señales de un nuevo comienzo:
frases tardías para un cuerpo desvencijado,
palabras justas para quienes
con sangre
y sin espinas
todavía descubren
el blanco vapor de su locura.






HISTORIA

La historia
es un punto entre la ausencia y el olvido,
el hilo que va desde el rostro de la luna
a los espejos del desierto.

Nos atraviesa sin fin
rígida como un retrato
al iniciar cada día.






MANTO

Con la primera noción
de la mañana
aparecen marcas de luz
sobre los ojos.

Chasquea la piel
pronuncia palabras
de canto tribal.
Despierto,
después de la ausencia
los nombres exigen un nuevo color.

Me levanto,
bajo la sombra de mi sombra
cubro de blanco
mis palabras

quedo desnuda.






LOS COLORES DE VAN GOGH

Tu destino depende del color de los sentidos
el gris se unta de sombra
y recuerdo
es la agonía de los días
una cadencia de sueños.

Tus pies descalzos viajan
por la brasa azul de las estrellas
y no te conducen al mar.

Tal vez si no hubieras tocado el ocre
el rojo-marrón, rojo-pardo de tu alma
que sembraste en las mejillas
en los labios
en los olores de prostíbulos
y pieles descarnadas,
podríamos tejer tu suerte
con las fibras del lienzo.

Pero quisiste huir por la ventana
iluminando tus ojos con el trigo.







PAÍS DE MUERTOS

Hay palabras que no se pueden pronunciar
pan
libertad.
Hay palabras que no se pueden construir
país
pueblo.

Alguien nos mira,
en las esquinas una amenaza resbala
un temor calla
una voz traiciona.
Las balas apuntan al sol que habla
a la mano que empuña
al hambriento que exige.

Huyan a sus casas
en ese exilio bondadoso y cruel
la resurrección es la palabra
que abre caminos.
Aquí el deseo también se enjuaga con sangre
pero… ¿hay más alimento?
Si tras la almohada
en la vigilia
en tu clandestinidad
país de muertos
alguien nos mira.






PINA BAUSCH

Danzar, danzar
O estaremos perdidos

Pina es un brazo encadenado a otro brazo encadenado a otro brazo encadenado a otro brazo.

Es el gesto de la mirada roja y los labios largos emprendiendo un soul.

Pina es la boca que besa el vaso que tira la mesa que sigue la mano que rota la pierna
que cae.

Es el cansancio tras la escena,
la idea en el ángulo vacío,
el ojo que construye deseos.

Es la piel que devora las ganas que consume el yo quiero
que ama.

Es también la pregunta
- Por la soledad, por la alegría, el dolor o la belleza -
nunca la respuesta.

Pina habita la estación del bandoneón.



OMAR ORTIZ FORERO [13.268]

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Omar Ortiz Forero

Bogotá, Colombia, 1950
Abogado y poeta. Si bien Omar nació en Bogotá en 1950, desde su infancia se ha relacionado con el Valle del Cauca por su familia paterna oriunda de Tuluá. Abogado de la Universidad de Santo Tomás, es un decidido gestor cultural y como tal ocupó la Gerencia Cultural del Valle cuando Gustavo Álvarez Gardeazábal fue gobernador de dicho departamento. Edita y dirige desde 1987 la revista de poesía “Luna Nueva” que completa 35 ediciones y 22 años de vida. Ha publicado por lo menos 12 libros de poesía de los cuales destacamos: “Las muchachas del circo”, “Diez regiones”, “Un jardín para Milena”, “El libro de las cosas”, “La luna en el espejo”, “Diario de los seres anónimos”. Ha compilado los siguientes libros: “El yagé y otros cuentos” de Germán Cardona Cruz, “Luna Nueva, muestra de poesía Latinoamericana actual” y “Luna Nueva, once miradas a la poesía colombiana”.

Ha sido incluido en varias antologías de poesía tanto nacionales como internacionales, la última de ellas publicada por la Universidad Externado de Colombia de su colección “Un libro por centavos” y que lleva por título “Y si el amor ya no acompaña ¿a dónde ir?” en 2008.

Fue colaborador habitual del Magazín del diario El Espectador de 1990 al 2000 y columnista en los diarios “El País” y “El Occidente” de Cali. Hoy, sus columnas de opinión pueden leerse en el semanario “El Tabloide” de Tuluá y en el periódico de circulación gratuita, “Cali Cultural”.

La Universidad de Antioquia le concedió en 1995 el Premio Nacional de Poesía por su poemario “El libro de las cosas” y la Alcaldía de Tuluá lo condecoró en 1997 con la medalla al Merito Cultural “Germán Cardona Cruz”.

Actualmente es profesor de tiempo completo de la Universidad Central del Valle de Tuluá y como tal dirige el Centro Cultural “Gustavo Álvarez Gardeazábal”.




La Casa

Allí, en el anaquel, entre el libro de cocina
y "Los cien mejores poemas de amor", guardasla foto
del que no retornó.
El mago que se hizo a la mar en una colcha de retazos,
aferrado a su oración contra todo conjuro.
Sobre el polvo de los muebles está la huella de su mano.
El indicio de su partida y el vacío
que no pudieron llenar tus fiestas de libélulas
y alcaravanes.

En el silencio de la casa,
tus pasos de suprema dictadora de la ternura
anuncian la llegada de un nuevo verano.
Fuego fatuo. —Brillo de luz entre dososcuridades—,
me digo, y la madera acepta en su canto
la absoluta levedad
de tu mirada, que en el último instante
sabe que los niños que juegan en el patio
son el árbol y el viento que lo cubre, las flores
de la abuela y los nietos que despides con el beso
anterior al naufragio. Es áspero el salitre y los adioses
que nunca fueron del agrado del pañuelo.





HÉCTOR FABIO DíAZ

Llevo encima el traje azul, la corbata naranja,
la camisa que tanto gusta a Margarita, la del 301,
los zapatos negros bien lustrados, 
/ una pinta de hombre,
Como dijo mi madre después 
/ del beso ritual de despedida.
En la Kodak me tomaron la foto para
/ la solicitud del empleo.

Pero de pronto me empujaron a un auto,
me pusieron dos armas en la cabeza
/ y acabé tirado en una pocilga
donde me preguntaban por gente desconocida. 

No señor, decía y me pegaban. Duro lo hacían,
como si no tuviera carne, ni huesos,
/ ni sangre, ni alma. 

Ya no tengo traje azul ni corbata naranja,
ni puedo abrazar a Margarita.
Ahora soy una desteñida foto que mi madre
lleva a cuestas en plazas y desfiles.






De su libro, Cequia grande, algunos poemas.


CEQUIAGRANDE

Cuando la ceiba muda sus hojas,
las piedras repican una risa escondida.
Es verano,
 la mañana se abre con la jocunda luz
de las veraneras.
En la tarde,
las muchachas depositan sus espejos
en el río.
Pretenden atrapar los secretos de la luna,
más sólo logran multiplicar las escamas
del salmón que avanza.

A Carolina Urbano.




Arte Poética

La poesía es una golondrina. Golondrina que viste falda de colores, tiene sexo, ama, odia, se levanta con ojeras, vive en la acera de enfrente pero irrumpe en mi casa como un torbellino y casi nunca tiene lo suficiente para saciar sus apetitos. Pero vuela, vuela, porque de lo contrario se torna estática, de bronce. Y este pesado elemento sólo existe para que lo caguen las palomas. Por eso cuando me envuelvo en el traje con el que burlo a mis implacables acreedores, mi ojo descubre esa imperceptible manchita que disparada al cielo hace que el mundo sobreviva, y te escriba. 




HOMENAJE A LEONARD COHEN

Mas que la nieve circula el polvo blanco
en este invierno de Times Square.
Los enganchados, 
muestran carteles sucios de malos sueños.    
Si armas un porro o bebes de la botella
pueden darte un golpe en los testículos
o condenarte a cadena perpetua.
Si usas una jeringa nadie parece notarlo
hasta que convulsionas como Janis Joplin.
Pasa un viento helado por Times Square,
deben ser las tripas de los mejicanos muertos
camino a Texas las que refrigeran los canticos
de San Patricio.
Pero nadie quiere a los mejicanos, 
pongamos mejor una ofrenda floral por los caídos en Irak.
De los talibanes y las burka de sus mujeres debe provenir
ese aliento gélido.
Hay un olor de alcantarilla en Times Square,
pero los chinos 
que se hacinan bajo tierra hacen comestible
el icopor que los jóvenes ejecutivos consumen
a las 12 m en las escaleras que conducen al éxito en Times Square.
Aunque caminemos hasta el final de Harlem,
de visita en la milenaria abadía,
nadie te nombra Susana
y no subiremos a una limosina,
ni menos haremos el amor en un  hotel de Chelsea.
Aun espero la primavera en Times Square.




INVENTARIO

Poseo
nidos de pájaros entre los anaqueles de mi biblioteca 
y un rico tiempo que los nutre.
Una brizna de hierba que me regaló una muchacha de ojos claros.  
Con ella y con los penachos de la última cosecha de maíz
mis aves construyen sus refugios.
Tengo también un papel que sueña ser un barco
y en él una mano desconocida escribió: te espero.
Algunos versos acompañan mis pertenencias,
pero es mejor no citarlos pues serán otros mañana.
Hay un río, como uno de los bienes por fuera del comercio, 
nacido en la lustrosa cabellera de la más joven de las hechiceras. 
Además, en el marco de la ventana florece el jazmín
recordando el olor de una vieja fotografía.
Para ser preciso, mi casa del barrio de los salesianos sólo existe, 
con su mobiliario y sus espejos, desde el sueño donde la arena dibuja tu cuerpo.




OAXACA

Mientras Araceli lee a Sabines,
María prepara los revoltijos que usará en la limpia.
De la cocina llega un fuerte aroma a chocolate 
que pone a salivar al poeta Herrera 
quien prepara un mole negro.
La zapoteca me saca la camisa, 
me palpa suavemente las costillas y con un puñado 
de albahaca esparce sobre mi piel agua de clavelina mezclada con manzanillo,
-Para que los mayores te saquen el chingadazo de Tlacolula- dice.
En el Zócalo, los zapatistas leen a Flores Magón y preparan el sendero de los caracoles.
La mano de María pasa sobre mi cabeza untada de mezcal,
-Para que el señor de los estambres te permita el regreso-agrega.
Por el camino del peyote la otra María, la Sabina, encarna en el nanactl, el hongo sagrado.
De la piedra verde, brotó el árbol y el mundo se posó en su copa, 
Santa María El Tule, te invocamos.
El sol anidó en Cerro Santo y la milpa se esparció sobre la tierra.
-No es nada, no es nada. Ya pasará la molestia, hermanito-
me susurra María como cantando.
Del patio, llega la voz de Araceli:

“Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando,
La hermosa vida”. 



AGRIPINA MONTES DEL VALLE [13.269]

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AGRIPINA MONTES DEL VALLE

Agripina Montes del Valle, nacida en Salamina Caldas, Colombia en 1844 y muerta en Anolaima Cundinamarca en 1915. Hija de Francisco Montes y Dolores Salazar Atehortua. Participó en el círculo literario El Oasis de Medellín entre 1868-1869.

Seudónimos “Azucena del Valle” ” Porcia”

Obras : Al tequendama, Canto al trabajo 1881, A la América del Sur, El último pijao.

Agripina Montes del Valle fue una catedrática universitaria y escritora, colombiana nacida en la localidad de Salamina en el departamento de Caldas, en el año 1844. Durante la edición del concurso internacional de poesía de Santiago de Chile del año 1872, se la premió por su obra "Ala América del Sur". El también escritor colombiano, Rafael Pombo, en su producción "Todo en ella" denota lo que, éste consideraba, la calidad de sus obras.

Un concurso a nivel nacional en Colombia, sobre poesía, lleva su nombre. Montes del Valle fallece en Anolaima (Cundinamarca) en el año 1915.




AL TEQUENDAMA

A MI NOBILÍSIMO AMIGO EL DOCTOR CARMELO ARANQO M.

Tequendama grandioso:
Deslumbrada ante el séquito asombroso
De tu prismal riquísimo atavío,
La atropellada fuga persiguiendo
De tu flotante mole en el vacío,
El alma presa de febril mareo
En tus orillas trémula paseo.
Raudas apocalípticas visiones
De un antiguo soñar al estro vuelven,
Resurgen del olvido sus embriones
Y en tus iris sus formas desenvuelven
¡Y quién no soñará, de tu caída
Al formidable estruendo,
Que mira á Dios crear omnipotente,
Entrevisto al fulgor de tu arco horrendo...!

¡ A morir !…Al abismo te provoca
Algo á la mente del mortal extraño;
Y del estribo de la ingente roca
Tajada en babilónico peldaño,
Sobrecogido de infernal locura,
Perseguido dragón de la llanura,
Cabalgas iracundo
Con tu rugido estremeciendo el mundo.
¿ Qué buscas en lo ignoto?
¿ Cómo, á dónde, por quién vas empujado ?...
Envuelto en los profusos torbellinos
De la hervidora tromba de tu espuma
E irisado en fantástico espejismo,
Con frenesí de ciego terremoto
Entre tu aérea clámide de bruma
Te lanzas despeñado
Gigante volador sobre el abismo.
Se irgue á tu paso murallón inmoble
Cual vigilante esfinge del Leteo,
Mas de tu ritmo bárbaro al redoble
Vacila con medroso bamboleo.

Y en tanto al pie del pavoroso salto,
Que desgarra sus senos al basalto,
Con tórrida opulencia
En el sonriente y pintoresco valle
Abren las palmas florecida calle.
Por verte allí pasar, la platanera
Sus abanicos de esmeralda agita,
La onduladora elástica palmera
Riega su gargantilla de corales,
Y al rumor del titán cosmopolita,
Con sus galas y aromas estivales,
La indiana piña de la ardiente vega,
Adorada del sol, de ámbar y de oro,
Sus amarillos búcaros despliega.
Sus ánforas de jugo nectarino
Te ofrece hospitalaria
La guanábana en traje campesino,
A la par que su rica vainillera

El tamarindo tropical desgrana
Y la silvestre higuera
Reviste al alba su lujosa grana.
Bate del aura al caprichoso giro
Sus granadillas de oro mejicano
Con su plumaje de ópalo y zafiro
La pasionaria en el palmar del llano;
Y el cámbulo deshoja reverente
Sus cálices de fuego en tu corriente...

Miro á lo alto. En la sien de la montaña
Su penacho imperial gozosa baña
La noble águila fiera
Y espejándose en tu arco de topacio
Que adereza la luz de cien colores,
Se eleva majestuosa en el espacio
Llevándose un girón de tus vapores.
Y las mil ignoradas resonancias
Del antro y la floresta
Y místicas estancias
Do urden alados silfos blanda orquesta,
Como final tributo de reposo
¡Oh Emulo del Destino!
Ofrece á tu suicidio de coloso
La tierra engalanada en tu camino.

Mas ¡ah! que tu hermosura,
Desquiciada sublime catarata,
El insondable abismo desbarata,
La inmensidad se lleva,
Sin que mi osado espíritu se atreva
A perseguirte en la fragosa hondura.

Átomo por tus ondas arrastrado,
Por retocar mis desteñidos sueños
Y reponer mi espíritu cansado
En tu excelsa visión de poesía,
He venido en penosa romería;
No á investigar la huella de los años
De tu drama en la página perdida,
Hoy que la fe de la ilusión ya es ida
Y abatido y helado el pensamiento
Con el adiós postrer de la esperanza
En tu horrible vorágine se lanza
Desplomado al más hondo desaliento.

En vano ya tras el cristal enfriado
De la vieja retina
El arpa moribunda se alucina,
Y en el triste derrumbe del pasado,
Cual soñador minero,
Se vuelve hacia el filón abandonado
De nuevo á rebuscar algún venero.

Adiós! adiós! Ya á reflejar no alcanza
Del alma la centella fugitiva
Ni tu ideal fastuosa perspectiva
Ni el prodigioso ritmo de tu danza;
Y así como se pierden á lo lejos,
Blancos al alba, y al morir bermejos,
En nívea blonda de la errante nube
O en chal de la colina
Los primorosos impalpables velos
De tu sutil neblina,
Va en tus ondas mi cántico arrollado
Bajo tu insigne mole confundido,
E, inermes ante el hado,
Canto y cantor sepultará el olvido






NADA DEL MUNDO

Á HELENA F. LINCE.

Si en los abismos del tiempo
Volviese á encontrar el alma
De sus queridas visiones
Las imágenes pasadas;
Aquellas que en el recuerdo
De un amor y una esperanza
Resistir debieran firmes
A la acción, que postra y mata...
Tal vez si á vivir volvieran,
Mi espíritu se animara:
Y de esas vegas lujosas
Y de esas verdes sabanas
Cuajadas de hojas y espigas
Que el sol con oro recama,
Y de todas las florestas
De la tierra americana,
Trajera para ti sola
Los efluvios de las auras,
De las aves los conciertos,
Los ecos de las cascadas!
Mas ¡ay! soñando me olvido
Que de blanco amortajada
En el convoy de mis sueños
Va mi juventud lozana;
Y el estro que se despide
De esa venturosa maga
Guarda en la memoria impresas
Tristezas que nunca pasan.

Tú que imploras por mi suerte,
De tu destino olvidada,
No pidas mi fe perdida
Ni mi perdida esperanza.
Yo sé que después de muerta
Irás á verlas sentadas
Cabe la cruz de mi tumba
Atestiguando á quien pasa
Que los muertos á su sombra
Duermen bien bajo sus alas.
No vas á llevarme flores
De lágrimas salpicadas:
No necesito ya muerta
Sino el descanso del alma.

Alma que á la tierra vino
Más que los nevados blanca
Con ilusiones del Cielo
Y aspiraciones extrañas,
Y halló en la unión con el polvo
La desilusión ingrata,
No puede anhelar recuerdos
Que, como del polvo, acaban.
He encontrado en mi camino
Tanta luz, tiniebla tanta,
Y tan amargas memorias
Me siguen de la jornada,
Que si es cierto que se pesan
Las amarguras humanas
El sobrante de las mías
Inclinará la balanza.

Mañana libre del peso
De esta atmósfera contraria
Iré á encontrarme á la altura
Con mis visiones amadas,
Que terrenales delirios
De dicha y de gloria vanas
No son las aspiraciones
De los amores del alma
Que se desposó en las nubes
Con su primera esperanza.

Quizá termine muy pronto
Sobre la tierra mi estancia;
Y como á nadie la muerte
Dijo nunca una palabra
De su vedado secreto,
Yo de la lira abrazada
Sueño en las transformaciones
De los espíritus que aman;
Y pienso que en los reflejos
De alguna estrella lejana
Mandarán sus confidencias
Desde las altas moradas.
Si á ti llegaren las mías,
Callen los ayes de tu arpa,
Alza el espíritu alegre,
Iza en las nubes las galas
De tus coronas de musa,
Y vete á buscar tu patria;
Que aquí desfallece enferma
Por falta de luz el alma,
Y arriba, del sacrificio
Florecen las verdes palmas.
Yo nada quiero del mundo,
Ni su amor, ni sus plegarias;
Y mi mayor desconsuelo
Es dejarte en la posada.







DESDE AGUA-NUEVA

A LA SEÑORA AGRIPINA S. DE ANCÍZAR.

Hoy vuelvo cual otro tiempo,
Así, á la luz de la tarde,
A iluminar del recuerdo
Las oscuras soledades,
Invocando de tu musa
Los adormidos cantares
Cual la vibración que busca
De una música la clave.
Pero en vano querrá el fuego
De una pira agonizante
Brillar cual sobre los cielos
Brilla el sol incomparable.

Yo declino, como ahora
Va declinando la tarde
Por esos campos del Funza
Vestida en vagos cendales,
Cruzada por fugitivos
Inquietos, helados aires
Y de moribundas lumbres
De hondos, lúgubres paisajes.
De la noche en el reposo,
Tímidos y vacilantes,
Como náufragos que buscan
Islotes donde asilarse,
Desalentados, informes
Todos mis sueños errantes
Vuelven al alma abatidos
De sus inútiles viajes:
Que un osario y unas cruces
Y unos arruinados valles
Sólo hallaron en su suelo
Sus alas para posarse.
Del patrio sol la memoria
Se refleja agonizante
Dándole al arpa sombría
Sus velos crepusculares;
Y al rebuscar en sus cuerdas
Algo alegre para darte,
Su vibración reproduce
Notas de ocultos pesares.
Y huye en vano el pensamiento
De la memoria el combate
Cual por una fuerza oscura
En repulsión incesante,
Como el Tequendama rueda
A su abismo inevitable.

En vano se esfuerza el alma
Por vivir, por animarse;
Siento que su fuerza agotan
Presiones inexplicables,
El delirio de una idea,
La insistencia de una imagen,
Lucha de la luz y el caos
Y de la razón cobarde
Que se repliega al misterio
Y al desaliento decae.

Sin embargo, amiga mía,
De mis recuerdos distantes
Brota misteriosa y pura,
Consoladora y suave
Una luz sobre las sombras
De mis dolores tenaces.
Pienso que sobre la tierra,
Peregrina de una tarde,
Crisálida misteriosa,
Pronto cruzaré los aires;
Y el pensamiento recluso
Que en los espacios no cabe,
Salvando de lo infinito
Las sendas interminables,
Irá en pos del solo dueño
De sus alas inmortales.
Y cuando ya nada quede
De mi terrenal ropaje,
Tú que tanto me has querido,
Tú que eres noble y grande,
Tú de quien guardo memorias
Que no desaloja nadie,
Alzando al Cielo tus ojos
En una canción amante
Dirás á Dios un Te Deum
Por mi venturoso viaje.
Y tus acentos divinos
Girando en torno del sauce
Que ha de velar en mi tumba,
Dirán á mi alma en la tarde
Que si no duermo á la sombra
De mis montañas natales
Queda mi nombre en la tierra
En las memorias de un ángel.





LA CARIDAD

A LAS STAS. BEATRIZ POMBO Y MATILDE ARBOLEDA.

Enamorada del dolor un día
Tomó la antorcha de la fe por guía
Y al suelo descendió la Caridad;

Y al huérfano mendigo moribundo
Y aun á la inicua ingratitud del mundo
Consagró su cariño celestial.

Colgó en el hospital el albo velo,
Y el sol desde la bóveda del cielo
Con su rayo mejor la iluminó;

Y en el campo feroz de la batalla,
La fortaleza de su amor por valla,
Va del herido abandonado en pos.

De pie junto al cadáver reza y ora,
Firme como la roca vencedora
De las rebeldes iras de la mar.

Su misión es amor, el Bien su lema,
Y no alcanza á su frente el anatema
Del oficioso, emponzoñado mal.

Mimada hija de Dios, virtud sublime,
La humanidad caída se redime
De la duda al influjo de tu amor;

Y el coro de plegarias de los buenos
Resonará en los ámbitos serenos
Donde sus premios te reserva Dios.





VIRTUD Y DOLOR

A LA SRTA. CARMEN CRISTANCHO.

En tu camino se sentó la muerte
Por probar tu virtud, amiga mía,
Y el oscuro decreto de la suerte
Huérfana te dejó.

Nada temas: un ángel te dirige,
El martirio del alma sobrelleva,
Que quien el orden de los soles rige
Ni al átomo olvidó.

La virtud es la brújula que al puerto
Lleva sin zozobrar la errante nave,
Y del dolor el fúnebre desierto
Torna por ella en flores su arenal.

Buena y bella y modesta y valerosa
Armate con su escudo sacrosanto,
Y que la suerte, de tu bien celosa,
Desate contra ti su tempestad.





LA SRA. VICENTA FRANCO A.

Duerme el último sueño de la vida
Recostada en el lecho de la tumba,
Y abraza contra el pecho sonreída
El símbolo querido de su Fe.

Ya descansó del fardo de amargura
Que llevó resignada á su destino,
Ella, la santa flor de la Escritura,
Un ángel en figura de mujer.





¡AGUÁRDAME, AMIGA MÍA!

EN LA TUMBA DE LA ILUSTRE MATRONA SEÑORA
ANA REBOLLEDO DE POMBO.

Ya cesó de latir en ese pecho,
Tu noble corazón, amiga mía,
Y mi espíritu en lágrimas deshecho
Ni una vaga elegía
Murmura en su dolor!

Semejante á esas flores orientales,
Urnas de raros bálsamos, tu vida
¡Ah! para toda herida
Fué inagotable manantial de amor!

Era tuyo el afán, tuya la pena,
Tuyo el solaz del que hasta ti llegaba;
Un rayo de tu faz siempre serena
¡Cuántos tristes nublados despejaba!
Soltábase ante ti toda cadena;
No conociste en lo imposible traba,
Porque la caridad lo puede todo
Y te inspiraba la ocasión y el modo.

Tu eterna juventud de sentimientos
Desmentía tu edad ; la más lozana
Juventud envidiaba tus alientos
Viendo en ti sabia madre y dulce hermana;
Extraña á los sociales fingimientos,
Manaba de tu voz la verdad llana
Mas con la miel de tu bondad vertida;
Y una labor sin tregua era tu vida.

Hoy que á dormir con tus amados muertos
Vienes de lo terreno victoriosa,
En torno de tu fosa,
A dar mi adiós á tus despojos yertos
Yo he venido también!……
No eterno adiós, que el aura animadora
Al huir del que muere y remontarse,
Deja un rastro de luz para el que llora,
Que le enseña el camino de encontrarse
En el excelso Edén.




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