Quantcast
Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
Viewing all 7276 articles
Browse latest View live

CARLOS ARÁNGUIZ [12.858]

$
0
0

Carlos Aránguiz

Carlos Ramón Aránguiz Zúñiga (n. Antofagasta, 18 de septiembre de 1953) abogado, escritor y juez chileno. Es ministro de la Corte Suprema de Justicia, y con anterioridad ejerció como ministro de la Corte de Apelaciones de Rancagua.

Carlos Aránguiz realizó sus estudios secundarios en el Liceo Valentín Letelier de Santiago y posteriormente estudió Derecho en la Universidad de Chile. Su carrera judicial comenzó como secretario en el Primer Juzgado del Crimen de Valparaíso. Posteriormente fue juez titular en el 1º Juzgado de Letras de Los Andes, 2º Juzgado de Letras de San Felipe, 1º Juzgado del Trabajo de Valparaíso y 6º Juzgado del Crimen de Santiago, y fiscal en la Corte de Apelaciones de Coyhaique.

El año 2001 fue nombrado ministro en el tribunal de alzada de Rancagua.2Aránguiz adquirió notoriedad pública el año 2002 al ser designado como ministro en visita del denominado Caso Coimas, un escándalo de corrupción que comprometió a numerosos parlamentarios y personeros del gobierno del presidente Ricardo Lagos Escobar, donde el juez —por primera vez en la historia de Chile— logró el desafuero de cinco diputados. El 3 de marzo de 2011 asumió como presidente de la Corte de Apelaciones de Rancagua para el año judicial 2011-2012.

También se ha desempeñado como académico en las facultades de Derecho de la Universidad de Los Lagos y la Universidad Andrés Bello.

Carrera literaria

Paralelo a su carrera judicial, Aránguiz se ha destacado como escritor de novela y poesía, siendo miembro de la Sociedad de Escritores de Chile y de la Academia Chilena de la Lengua. Además fundó la revista literaria Francachela.

Obras

Cuentos de la Carretera Austral (1991)
Aysén: La estación del olvido (novela, 1992)
Desde Aysén y otros casi-poemas (1995)
Cuentos bioceánicos (1997)
De cordilleras y alevines (poemas, 1997)
Piel de naufragios (poemas, 1999)
Defensa de Lot (poemas, 2007)
La condesa de la Patagonia (2008)






DE CORDILLERAS Y ALEVINES 
/ Carlos Aránguiz Zúñiga 


De Cordilleras y Alevines, representa una visión más cosmopolita, una apertura de fronteras, un reconocerse no sólo en el lugar donde se mora, sino en todas partes, como miembro de la gran comunidad de los seres humanos. En un proceso que va desde la sonrisa, entre inocente e irónica, con que nos pasea por las calles de Nueva York, hasta los versos intimistas de melancolía y ausencia -que miran siempre al sur-, donde sólo el amor y la entrega pueden hacer soportable la miseria humana, la soledad y el desamparo, Carlos Aránguiz, nos convida a unirnos en su maravilloso viaje de esperanzas e ilusiones.



CORDILLERAS GRINGAS

La Gran Manzana

No en el segundo piso de ese almacén de chinos
de la Tercera Avenida próximo a las Naciones Unidas
donde pesaban la comida casera en una balanza arreglada
ni en la tienda de lentes ópticos de Broadway
en que los latinos hablaban sólo el inglés.
Tampoco en las Torres Gemelas donde el viento
se abrocha el impermeable en otoño
y usa bufanda de cachemira
para no irritar su garganta de mirlo
y su terrible voz de gato enfermo batiéndose
en los callejones de Wall Street.
Las veredas de la Gran Manzana están parchadas
como las de Santiago de Chile
y el asfalto tiene el mismo olor a miedo y a petróleo.
Yo andaba a tropezones, un tanto pasado de copas
mordiendo las vidrieras de algunas tiendas cerradas
cuando Dios me tomó por el brazo.
Bebimos unas cervezas en un cafetín barato  del Soho
y nos fuimos caminando hacia el Norte
un poco borrachos y dicharacheros.
Me preguntó que cuándo había llegado
y yo quise preguntarle lo mismo
porque me di cuenta que no recordaba el momento
en que se había prendido de mi brazo.
Pero como él podía leer la mente me dijo:
«Estoy de paso y me marcho hacia el sur
de donde viniste. Hace tiempo que emigro
con los pájaros, persiguiendo al salmón en su retorno 
inaudito a su yesca de alevín».
Conmovido lo invité a que entráramos en San Patricio
a encender una candela de a dólar pero me dijo
que no portaba ni un centavo y que hacía tiempo
no lo dejaban entrar en los templos
por su apariencia de pordiosero.
En la esquina de Madison y la Cincuenta
lo dejé esperando el bus de las seis.




Manhattan

Man-ha-ttan dice la perilla de mis sueños
cuando la gira Oscar Castro Zúñiga.
Y héme aquí, en la Atlántida reflotada del naufragio
en la punta del cometa desvanecido
como un carbón recién sacado de la mina
parado sobre unas piernas que me prestaron en la aduana.
No quería venir. Me obligaron las fisuras
de las placas subterráneas; me mandaron a poner orden
en este laberinto de edificios donde no cabe ya la luna.
Y aquí estoy, el último viajero de la sombra
viendo el horizonte vertical de las Torres Gemelas
arriar la postrer bandera de la tarde. El joven profesor
le dijo un día a mi padre en la plaza de Rancagua
que el futuro del mundo ya no está en juego
que el juicio final ya ocurrió y no escuchamos
las campanadas llamando a los últimos estrados.
Si el arcángel oyó mi ruego, estará bajando  en la próxima tormenta
que se avecina por la bahía, entre Queens y Staten Island,
por donde entraron también los dioses subalternos
que reinaron hasta el instante del relámpago.
Mientras tanto, subo el cuello de mi abrigo:
no vaya a ser que por un resfrío no pueda soplar en la trompeta 
a mí reservada desde el comienzo de los tiempos.




A la hora del lunch

A la hora del lunch los hombres se igualan
los estómagos se democratizan
los países se licúan bajo la acidez de la sangre
las voces se uniforman bajo los ruidos voraces
de los intestinos ávidos y los corazones
se abren como una sandía partida por un cuchillo.
A la hora del lunch desaparecen los fantasmas del Kremlin
y callan los ratones de la Casa Blanca.
Flaquean los discursos en las Naciones Unidas,
la lengua se habilita sólo para la fécula
y la garganta abre paso únicamente a los brebajes.
Las guerras se paralizan, el mundo discontinúa.
A la hora del lunch descansan los muertos
de los pesados rezos de los deudos
y de las flores asfixiantes del arrepentimiento.
A la hora del lunch se archivan los recuerdos
en estantes de cuero y el molinillo de las glándulas prepara
sus evangelios estomacales. A la hora del lunch
el amor ¡va a disputarle su almuerzo a los gusanos!




Quinta Avenida

¿Qué tienen en común la Quinta Avenida de Nueva York
y la calle Eusebio Ibar de Mañihuales? Los ciento veinte pisos
de altura entre el río y sus corrientes subterráneas.
La marea de estambre que trepa cada primavera
desde las narices del alba hasta la noche escarlata.
La gente que deambula, allá en potreros de cemento
y acá entre rascacielos de nubes, sin esperanza
en el ombligo prendida la última varazón de lluvias
desnuda la cabeza despreciada, los ojos fijos en la tierra
como si fuera la última ración de su cordura.
Los bolsillos vacíos, disputándole a la sombra
la tibia oscura compañía. Las manos frías aferradas
a la cerveza en lata o al porrón de vino turbio
frotando la soledad hasta encender la chispa breve
en el cerebro entumecido por inviernos de olvido.
La raya de tiza que recorre el vientre de Manhattan
es el azúcar que endulza el mate de la pampa 
y el alga misteriosa que cubre la quirúrgica herida del Central Park
tiene el mismo verdor de los árboles de Viviana.
La Catedral de San Patricio que apuñala los edificios circundantes
con su cuchillo de torres puntiagudas es la capilla donde duermen
las cantarias descendientes del efluvio austral
y el Empire State el signo de los árboles transportados
como un falo de asfalto a los bosques de plástico, 
y un monumento a la inutilidad de los poetas.
Desde arriba, todo es igual y predecible como la muerte
los tejados se mojan siempre cuando llueve
y los hombres se protegen bajo la misma cornisa
de asbesto o de nieve. Sólo Dios es diferente: 
allá aparece de vez en cuando
cuando se cansa de vivir en Mañihuales.




Ocean Driver

En la costanera de Ocean Driver
pasan como una ráfaga los patinadores
y una modelo rubia como una cáscara de limón
corrige su traje frente al fotógrafo
que prepara la portada de una revista social.
El aire tibio se enrarece con la música
el mar se acomoda a la playa como un pañal
y los turistas desgastan las veredas
esperando la última ola antes del anochecer.
Sentado en la vereda siento la sal
de la mirada de Lot y en las hortensias del jardín
se acurruca un niño que bien puede llarmarse Nostalgia.
Apenas la noche derrama su copa de vino tinto
me calzo las botas de siete leguas de Julio Muñoz
y me largo a recorrer las avenidas ciceantes
de escarabajos contritos y al amanecer
desmadejo mis pasos para volver al mar
y estirando la vista sobre el océano hacia el sur
como una grúa deposito mi último pensamiento 
en el país que creció hasta lo desconocido
en el día que llevo afuera.


CORDILLERAS SUDACAS

Amazonas

Había fumado un paquete entero de cigarrillos
y el humo encima de mi cabeza parecía
el hongo mortal de los incendios del Amazonas.
Pero seguí bebiendo el dulce vino de los árboles
mi vaso arrimado a la corteza sangrante de la uva
mientras mi vecino de juerga tosía y me miraba
tímidamente como implorando una tregua
hasta que me volví hacia él y le torcí el cuello
con mi mirada de mal talante. No me importa -le dije- 
que te moleste el humo de mi suerte echada. 
Pero si insistes en mirarme con ese gesto de reproche, 
vuelvo a matarte, Chico Méndez.




Queulat

Los cerros del Queulat miran desde arriba
como yo te miro ahora parado frente al lecho compartido.
Subo una pierna desde el norte y encuentro
la tuya por el sur. Abajo,
el ventisquero frágil reclina su cabeza
y veo la cabellera del magma
surcada por piojos de cuatro ruedas.
Unto mis ojos en el colirio de la niebla
y encuentro tu cara goteando la selva herida.
Con la yema de mis dedos enderezo
el espinazo del Queulat. Siento 
el sonido a fritanga de la lluvia
el suave zumbido de un motor sobre las cimas.
La foresta se arrebola y en cada remolino  de la bruma
el valle se aleja gritando el declive de las aguas
hacia la boca sedienta del mar burbujeante
que corcovea en el canal.
Entonces subo a la cama y todo mi cuerpo cubre
tu cuerpo dispuesto como la tierra seca
que recibe la lluvia de mis besos y en un instante
se agota como si la nieve de la almohada
no se derritiera y el camino del deseo soportara
una avalancha en el Queulat.




A propósito de la muerte de Teillier

No hablemos de poesía
abramos el pan
transfundamos la sangre de la parra
subidos a la mesa
hartémonos del queso fresco de las nubes
prestemos la piel a la tormenta.
Cada pétalo caído en el jardín de al lado
es el saludo
de los astros apagándose.
¿Por qué tendrán que morir los poetas?
¿Alguien no dijo que eran el blasón de la frontera?
¿Por qué los atesoran
la noche anterior a su partida
y los dejan sin la víspera
ni las despedidas?
En la Trapananda andan voces
bajo las higueras
los vasos llenos
sin una gota de poesía.
Sólo el pan y el vino
en la comunión de la palabra
y la mesa en que acostarnos
cuando no podamos seguir en pie.
La lluvia fragante y morena
de los bosques del sur
moja la hostia compartida
la sangre derramada
que se volverá a juntar
cada vez que dos o más poetas partan el pan
y beban el vino de su anónima 
redención.




Poesía

Quisiera ser en mi verso
el trébol de cuatro hojas
y termino siendo el jardinero que cobra por metro cuadrado.
Me resisto a rebajar mi cuota de locura
aunque a nadie le importe.
Voy a decir una vez más algo que enardece a los poetas:
el vino y la poesía no son compatibles
es necesaria la completa lucidez de la locura.
Yo maldigo el día en que naciste
poesía
y me diste esta exasperante fama de huacho
dictándome
como una profesora de lenguas sin marido
palabras que sólo existen en el rincón oscuro de mi demencia
obligándome a escribir en el pizarrón de la calle
mi condena a no existir
a ofrecer cada día la pátena oblatoria
de las frases rotas a martillazos
cada tantos dolores.
Me humillaste con el chicote del adjetivo aleve
y me pusiste el bonete de porro
cuando exhibía algún verso corregido por Neruda
mientras tú salías con el bonito de la época
te paseabas del brazo con el primero
que conseguía un amigo en El Mercurio.




Osamentas

Ayer cavé en mi jardín
y quedaron al descubierto tus piernas
maduras
como la fruta de oferta.
Si hubiese movido la tierra otro poco
habría podido atrapar
la madriguera que las unía, 
la dicha que las separaba.
Y no fue por falta de valor
sino de fe, amada mía.
Porque siempre habrán otras primaveras
para arnear el jardín de la esperanza
y en cambio yo me encuentro solo
ahora
en mi país
al fondo del patio
donde existen mausoleos
para cuidar la costra sangrante
del olvido.
Mientras se liberan tus huesos prisioneros
de la nieve sucia y la tierra fría
puedo jugar
con tu cabeza
que desenterré en el otoño
de ese mismo día.



Cordillera de la Costa

Los bosques estaban más al este
y los ojos astutos de los zorros
más al  norte.
El venado todavía pisaba la hojarasca
andaba de prisa en los arbustos
olisqueando la hierba fresca
y espolvoreando su estiércol nervioso
en la tierra pura.
Los incendios eran fruto
de la pasión irrefrenable de las ramas.
No había otra pisada
que la huella leve del indígena
apenas posada sobre la estera
fresca de las hojas.  Había tanto aire
en la mansión aérea de la ardilla
que los pájaros bajaban a la tierra
como habrían subido a las estrellas.
El círculo de ozono aún no dilataba
la pupila ardiente del planeta
y la piel silvestre de la fauna
no se enrojecía como los ojos del puma
ni se andaba cayendo a pedazos
en cada brinco y en cada muda;
no habían venido aún los acertijos
a disputarle la berma a los senderos,
los aserraderos se oían lejos
la madera era el alimento de la hormiga.
Los glaciares atrapados en el vértigo de la caída
a medio camino desmayaban
colgando de la roca sus intestinos albos
como ropa recién lavada.
La Cordillera de la Costa
fue largo tiempo el muro de la China
donde frenó su paso Atila.
Fue Alaska
era la Antártida
el nocedal de la burgundia.
Hasta que alguien robó la primera astilla
alguien abrió de una estocada
el vientre preñado de los bosques
y raspó el útero de la tierra
dejándole los ovarios
desangrados de virutas. 
Vino entonces el gringo a mear en sus riberas
orina del Rhin, el Thames y el Sena.
Y la Cordillera de la Costa
es ahora
el patio abandonado de las ciudades
vejadas por la historia
la fosa séptica de un mundo estítico
que sólo a punta de laxantes
se libera.





ALEVINES

Alevines

Alevines en un estanque de fibra
apenas moviéndose
no tienen que remontar las corrientes
ni burlar señuelos
no precisan buscar alimentos
cada cierto tiempo constante
la mano de Dios se asoma
por los agujeros
y les entrega por centímetro cuadrado
grumos de insectos.
(Dios es una cordillera
que recorre todos los continentes.
Compadezco a los agnósticos y ateos
que no pueden alzar los pies de la tierra).
Alevines son mis penas
y la mano de Dios tus caderas.





Injusticia justiciera

A tí te digo, tiempo acaudalado de días venturosos
que osas poner tu planta de oso en mi cristal 
mira la cordillera (cualquier cordillera)
arrienda un viaje astral y empálate en su cumbre
como una bandera y divide los países tal cual lo hiciste
con mis amigos
haz sonar la mala digestión de los tambores y que el caramillo
de mi voz fecunda se apague ante el eco marcial
de tu monótona canción.
Después espárcete con los vientos de la altura
que sólo conocen la carne del halcón
dáles a comer la ceniza de los siglos
no te detengas a contemplar el festín 
de los buitres en la llanura, atesora los días que te faltan
porque ni el tiempo se escapará del juicio final.
Te maldigo ahora, injusticia justiciera
que me quemas los dedos con tu pedernal de voces
estériles como la esperma de un niño
y me purificas el alma con el recuerdo de una vez
que fui un hombre elevado hasta la altura
y un prisionero en la cárcel de las llamas.



Rencor

La noche viene otra vez a golpear mi solitaria puerta
en el  preciso instante en que soy más vulnerable.
Y aprieta sus nudillos de pólvora en la madera exhausta
como si no hubiera otro tiempo que el nocturno.
Hasta que sale a abrirle mi sentimiento de culpa
le muestra la escalera y con un gesto agrio  
le indica que estoy seguramente en mi cuarto
esperando vencida ya toda resistencia tirado en el catre
o arrumbado en una esquina  y esperando
puede ser que despierto en medio de un sueño  esperando
siempre esperando que venga la noche a cumplir su rutina
oscura y serena de sellar la penumbra,  recorrer
una y otra vez la herida abierta hasta mis lágrimas
sin darme la esperanza del olvido ni la treta
de escaparme hacia el fondo de las sábanas
porque ya no puedo vivir soportando que mi rencor
cobarde siga disfrazándose de noche y solapado
venga a golpear mi puerta sin misericordia todos los días,
sólo porque tuviste el valor de decirme que renunciabas
a ser el confín de mis últimas miserias.




Paisaje

Este paisaje ya lo he visto en otros sueños
no me es ajena la fugaz esfera
que se escurre tras las últimas grietas de la tarde.
La tuve antes en mis manos
bajo la forma de un damasco
en los campos elíseos de Malloa
donde el Nunco y La Tralana iniciaban su juego
infinito de la huída apenas la luz cabeceaba.
También estaba en Quintero
la primera vez que busqué el amor
en la roca pálida 
en la fogata de algas
o en mi Antofagasta añorada,
donde tanto tiempo me esperó Sabella.
¡Aléjense de mí los días y las noches!
Mi vida es sólo el instante preciso
del sol en el ocaso
ni un segundo antes
ni un segundo después:
todo lo demás fue sólo rito de preparación
o despedida.




En ti

¿Qué hay de mí en ti, aparte de la rosa?
Una colmena
en que la miel ha dejado prisioneras
las abejas.
Como la lluvia
que moja con todas sus gotas
y no basta sólo una,
todos tus llantos forman parte 
de una sola lágrima mía.
¿Y qué más? No sé, tal vez soy la lámpara
que alumbra desde el techo todos tus miedos
algo más de lo que yo pienso
y mucho menos de lo que tú deseas.
Soy, en ti, la rosa, el pétalo, el tallo
que se desbroza en cada primavera
con el primer bostezo de la luna
y nada más que éso.
O algo más: quizás la brea
que tiñe todas las noches
tus murallas blancas,
para que al amanecer seas mi ciudad rayada,
la rosa marcada, el pétalo mordido
y un solo tallo entre mis sábanas.



Frente a Isla Tenglo
A Fernando y Menena

Aquí estoy, frente a Isla Tenglo
al atardecer de un día 13 de mayo
el mar abierto ante mis ojos
como si lo hubiera pintado la mano alada
de Gastón Gómez
y cargándome la espalda
ese niño inquieto apodado Puerto Montt.
El mar plomizo digiere las olas frescas de la tarde
el movimiento peristáltico de los canales
se alivia tras las rumas de chips
los barcos echados en la playa
como gaviotas derribadas por una pedrada.
Por allí, en la estela salina que aún conserva su rastro
pasó hace unos años el Papa Wojtila
y una congregación de esperanzas.
Yo estoy solo ahora
en el segundo piso de un hotel solitario
con un libro de poesía mordiéndome las manos.
Al otro lado, al frente
sacudiendo de sus migajas terrestres
el mantel de Moraleda,
me espera la única mujer que yo he amado
junto a la huerta plantada
con tres clases de la misma fruta.
Se encienden las primeras luces del puerto
y se oscurecen mis pensamientos.
En veinte años o tal vez en cincuenta
alguien se sentará en esta misma ventana
a mirar el mar de otoño y sentirá
mi voz llamando desde el agua a sus pupilas
desde la eternidad a su sombra delineada 
por el último rayo de luz de la tarde.




Cartagena de Indias

Cartagena de Indias me guiña aferrada
a los barrotes de su prisión de adobe
aprieta los nudillos en el acero oxidado
y respira el aire cargado de anís
que sube desde la música alborotada 
a las nubes cargadas de ansiedad visceral.
En la plaza del reloj un hombre moreno
me pone en los brazos un mono
con la sonrisa comercial que recibió de sus ancestros
ingleses y españoles y de la sangre africana
y yo aprieto a la humanidad entera en un abrazo
las Naciones Unidas enteras me caben en el pecho
a cambio de un billete que le entrego al final.
No voy a caminar por la playa mercenaria 
porque me seguirían los barcos del Caribe
tibio como la entrepierna de una mujer. Me saldrían 
a encontrar los años perdidos y no me quedan monedas
para echar a andar el wurlitzer de mis recuerdos quebradizos
como disco de acetato y prefiero dormir
e imaginarla ciudad de la altura, sentir en la piel
el ciento de melodías pegajosas como el sudor luchando
por trepar la montaña oscura del cielo.
Al amanecer me iré arrastrando los pies
para llevarme la basura que se ha ido acumulando 
en las encías del mar.









JOSÉ LUIS MEJÍA HUAMÁN [12.859]

$
0
0

José Luis Mejía Huamán 

(Lima, Perú, 1969) es un escritor peruano. Estudió en el colegio Nuestra Señora del Carmen y luego cursó la carrera de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde obtuvo el título de Bachiller. Más tarde estudió la Maestría y el Doctorado en Literatura Peruana e Hispanoamericana en la misma universidad de San Marcos y, posteriormente, el Plan especial de Licenciatura en Educación en la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica del Perú. En México obtuvo los diplomas en Educación y en Filosofía otorgados por la Universidad Anáhuac. En su juventud fundó y editó Poetas en busca de editor, una revista de poesía que promovió el talento joven, más adelante fue co-editor de la revista internacional Francachela, impresa en Chile y Argentina. Desde 1998 escribe y distribuye periódicamente una columna llamada “Crodesli" (originalmente Crónicas desde Lima) que publica en sus blogs, eventualmente en algunos medios de habla hispana y en revistas virtuales (como por ejemplo: Letralia o el Boletín de Nueva York). Desde 1993 sus poesías han aparecido en diferentes diarios y revistas especializadas en distintos países del mundo tales como Perú, Chile, USA, Argentina, España, México, Uruguay, Colombia, Brasil, Puerto Rico y Francia; además de haber sido incluido en varias antologías hispanoamericanas. Tiene publicados diez libros entre poemarios, novelas para adolescentes y cuentos para niños. Ha ejercido, desde 1990, la docencia en sus diferentes niveles. Trabajó en el colegio Los Reyes Rojos y en el Colegio Americano en Lima Franklin Delano Roosevelt. Además ha sido profesor universitario en la Facultad de Teología Pontifica y Civil de Lima, la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y la Universidad Anáhuac (en México D.F.). Se ha especializado en literatura en español (creación y análisis literario), y posee experiencia como docente del Bachillerato Internacional (Español A2, Lengua B, monografías, examinador). Actualmente reside en Indonesia y es profesor de español en el Colegio Internacional de Yakarta (JIS) (en inglés).

Libros para niños y adolescentes

Cuídate, Claudia, cuando estés conmigo [Be careful, Claudia, when you meet me] (Lima, Alfaguara-Grupo Santillana, red series, 2007; 225 pages. ISBN 978-603-4016-06-4)
Se nos perdió el alfabeto [The alphabet is lost] (Lima, Santillana Group, cuenta cosas series, illustrations by Ximena Castro, 2007; 49 pages. ISBN 978-603-4016-02-6)
Cartas a María Elena [Letters to Maria Elena] (Lima, Alfaguara-Grupo Santillana, red series, 2006; 183 pages. ISBN 9972-232-31-X)
Un tal Pedro [A certain Pedro] (Bogotá, Norma editorial, “Torre de papel” Collection, yellow series, illustrations by Carmen Garcia, 2006; 80 pages. ISBN 9972-214-66-4)
Números –para empezar a contar– [Numbers. To start counting] (Lima, Santillana Group, cuenta cosas series, illustrations by Ximena Castro, 2005; 38 pages., first re-printing, 2008, ISBN 9972-847-76-4)
La granja de don Hilario [Don Hilario’s farm] (Lima, Santillana Group, cuenta cosas series, illustrations by Ximena Castro, 2004; 48 pages., first re-printing, 2005; second re-printing, 2006; third re-printing, 2007; ISBN 9972-847-50-0)
¿Hay alguien allí? [Is someone there?] (Lima, Santillana Group, cuenta cosas series, 2010; 276 pages. ISBN 978-612-4039-80-5)

Libros de poesía 

Sólo Sonetos Solos [Only Sonnets on their Own] (Santiago, Fuego de la Poesía Group, 2004; 144pp.)
Tal vez una primavera [Perhaps a spring] (Lima, Poetas en Busca de editor editions, 2002; 104 pages. Legal Deposit National Library of Peru Catalogue 1501162002-5872)
Para Atrapar Una Luciérnaga Amarilla [To Catch a Yellow Firefly] (Lima, Poetas En Busca de Editor editions, 1998; 87 pages. ISBN 9972-682-01-5).






SIEMPRE HACIA EL SUR

4.

Como una flor vacía no doy fruto
como pan sin migaja no alimento 
como pájaro herido por el viento
me desbarranco más cada minuto.

Esta noche la noche viste luto
no hay Luna que custodie el firmamento
se enrarecen el aire y el aliento
y sólo me enveneno si disfruto.

El arco sin el iris -sin colores-
sin pétalo la flor -sin mar la playa-
la mariposa inmensa y los dolores.

El punto el paso el péndulo la raya
la madre el sol la sal los impostores
y siempre -siempre tú- por donde vaya.


6.

Hay en el comedor sueños perdidos

en la cocina hay hambre y en la sala
una alfombra que piensa y que resbala
en el gran carrusel de los vestidos.

Empiezo por los techos abatidos
por la blanca pared que me acorrala
por el oscuro suelo que me jala
al corredor sin fin de tus sentidos.

Hay una luz inmensa si me esperas.
Navego por tu sed si me acompañas.
En mi cuerpo germinan tus fronteras.

Empiezo a deshacer mis telarañas.
Empiezo a cabalgar en tus riberas.
Empiezo a sonreír cuando me extrañas.


8.

«Fue domingo en las claras orejas de mi burro...»
(César Vallejo)

Es domingo en mis uñas y en mis dedos
en el perro que duerme y en mi cama
en el bosque de olivos y en la rama
donde cuelgan mis labios y tus miedos.

Es domingo en la sangre y sus viñedos
en el vino de Dios que se derrama
en el sermón del cura y en el drama
de hostias y culpas y ánimas y credos.

Es domingo en mi reja y en mi ceja
en mi estómago frágil y en mi silla
en tu pisada que jamás me deja.

Es domingo en mi barro y en mi arcilla
en mi risa en mi cólera en mi queja
en tu estrella del Sur que piensa y brilla.



10.

Construyo un puente para tu venida
en el agua infinita de la espera
en el solo rincón donde la fiera
está de tanta flor como dormida.

Camino entre mis llagas y tu herida
piso tus nieves por salvar mi hoguera
y en tus cajones busco la manera
de cosechar la fe que no se olvida.

Hay una torre.  Hay un crucifijo.
Hay un alfil un mar y un bucanero.
Hay ocho tentaciones y un cobijo.

Un martillo una espada y un herrero.
Un sabor un saber un acertijo.
Un resto de la aurora en que te quiero.





PALABRAS QUE NADA DICEN

«Pero ésta no es una historia
sino veinte palabras
que nada dicen.»
(Washington Delgado)


3.

Viene la pena en mareas
viene la rabia a caballo
viene tu voz si me callo
y escucho aunque no lo creas.
Me extravío en las tareas
de forjar este metal
y me quemo con la cal
de tu silencio perdido
y entre el grito y el olvido
soy distancia y mineral.


4.

Caminante sin camino
inútil tantas fatigas
en las tiendas enemigas
no hay posada ni buen vino.
Peregrina el peregrino
el viento borra sus huellas
y las mujeres más bellas
se arrugan y se deshacen
todos mueren todos nacen
todos menos las estrellas.


17.

Un amor hecho de trigo
hecho de espuma y moliendas
un amor entre contiendas
sin demanda sin abrigo.
Un millonario mendigo
que se aferra a tu costado
un bergantín encallado
en las arenas del miedo
un toro negro en el ruedo
un torero desarmado.


20.

Y nada más que la tinta
no tiene lo que le pido
ni la palabra el sonido
para marcarte distinta.
Por tu seda por mi cinta
por el sitio en que te espero
por tu mano el vertedero
donde bebe mi esperanza
porque un suspiro me alcanza
para decir que te quiero.




ARLEQUÍN Y ASCETA

Tengo la soledad de las estrellas...

Trasunto soledad en mis caminos
hago mi nido al borde de los montes
no tengo amigos santos ni asesinos.
Voy persiguiendo abismos y horizontes
como viejo ladrón entre las sombras
escondo multitud de polizontes.
Mis huellas en la arena o las alfombras
no tienen ni han tenido compañía
(ya veo que ni ríes ni te asombras...).
No busco ni el placer ni la alegría
ni el castillo ni el dios ni la princesa
ni el dragón ni la espada ni la arpía.
Todos encuentran pan sobre mi mesa
abrigo y protección bajo mi techo
y un beso de ternura quien me besa.
Sé que el camino es áspero y estrecho
sé que no abundan manantial ni trigo
sé que los buitres viven al acecho.
No pido credenciales al amigo
no sé de la piedad con los traidores
ni explico por qué voy por donde sigo. 
Si tengo un alma es llena de colores
si tengo un corazón es extranjero
si tengo una caricia son las flores.
Tan sólo el mar es noble y verdadero
(en él mi padre como vieja historia
navega capitán y marinero...).
Hace diez años desprecié la gloria
y me vestí de polvo y de cometa
sin nombre sin razón y sin memoria.
He fracasado de arlequín y asceta
de sabio de ladrón de amable y malo
de encantador de amante y de poeta.
Te ofrezco estas miserias de regalo:
mi verso gris mi falta de talento
mi lástima mi pie cuando resbalo
mi terca fe mi pérdida mi intento...




AQUELLA QUE LUCE GUANTES

«Y escribe siete poemas en el ala de las luciérnagas
Aquella que luce guantes de encaje nocturnal
Y las medias de seda bordadas con helechos o azucenas...»
(Margarita Kurt)


5.

No recuerdo otro lugar
por donde fuera mi labio
tan inocente tan sabio
tan brillante tan Altar.
Jamás he vuelto a tocar
la fe de tanta inocencia
tanto fuego tanta urgencia
tanta pureza tan pura
tanta salvaje dulzura
tanta decente indecencia.


6.

Mano con mano hermanadas
en la eternidad del rito
labio con labio lo escrito
en tus estancias tomadas.
Dos violencias delicadas
dos palomas descubiertas
playas anchas y desiertas
simas que labra mi boca
tanto sol que me provoca
abrir mis manos abiertas.


19.

A nadie con más respeto
he tocado y retocado
a nadie más he probado
con más unción y más quieto.
Te regalé mi secreto
bebí tu néctar divino
toqué tu fondo marino
besé tu mayor altura
y descansé en tu figura
y me sacié en tu camino.


20.

Nada tengo pero tengo
y nadie soy pero soy.
Si de tus labios me voy
hasta tus labios me vengo.
Recordando me entretengo
con esperanza y sin fe.
Yo soy el ciego que ve
el que sabe pero calla
el que perdió la batalla
y sigue muerto de pie.




VOLVER... ¿Y PARA QUÉ?

2.

Si voy andando fábulas y montes
recorro tus poblados y sus cumbres
adivino tus miedos y distancias
busco el eco sonido de tus luces.

Piso muertos y piedras y silencios
y las ocho miserias que nos unen
y los ocho setiembres postergados
a fuerza de ciudades y derrumbes.

La audacia no me sirve en el desierto
no me sirven ni culpas ni virtudes
ni el muñeco de trapo ni el misterio.

No quiero que te sientes ni acostumbres
no quiero un nombre archivo del recuerdo
no quiero que otras manos te desnuden.


3.

Hay distancias que nunca son distancia
hay auroras que son atardeceres
hay caricias que son como pinceles
y pinceles que saben a palabra.

Una mano dormida que en tu vientre
despierta tu mujer y tu ventana
tus láminas de oro tu cuchara
y tu boca sin lenguas y sin diente.

Algo nace en la flor de invernadero
algo se muere en el jardín de Dios
algo se pierde sin salir del pecho.

De nuevo las cenizas y el alcohol
de nuevo somos leña para el fuego
y la historia vulgar de una canción.


11.

Mi padre me enseñó que la esperanza
nos ayuda a vivir y nos levanta
nos llena de Luciérnagas el cuerpo
y disipa las nubes y el secreto.

Mi padre me enseñó que la sonrisa
ni ofende ni maltrata ni lastima
libra del llanto salva de la pena
y es bálsamo y es cura y es defensa.

Mi padre me enseñó que el Sur existe
y que la Luna llena me persigue
y que ser verdadero es lo que importa.

Mi padre me enseñó que entre la sombra
la amistad y el cariño son el fuego.
Mi padre me enseñó que amar es bueno.


12.

«Porque la muerte porque apenas porque más:
porque algún día porque todos porque quizás...»
(Oscar Hanh)

Escribo porque soy simiente y barro
porque mi padre vive en las mareas
porque nunca son muchas las tristezas
por mi fe por mi Luna por mi paso.

Escribo por mi madre y mis hermanos
porque nunca saldrán de tanta ausencia
por la sed por el vino por la pena
por el viento que lleva mis naufragios.

Escribo por estar y no morirme
por la palabra y todo su misterio
por todo lo que tiembla y lo que vive.

Escribo porque busco y porque espero.
Escribo porque el verso me persigue.
Escribo porque sepas que te quiero.



Y SIN EMBARGO...

Y sin embargo te mantienes intacta, y sin embargo vivo.

Quién sabe si a golpe de rutina te moleste o moleste tu imagen o te borre o me borre la marca que escribimos; quién sabe si el rencor se vuelva frustración y desaliento y Luna y sombra y soledad y olvido; quién sabe si quebraron los cristales para que nunca extrañes lo que fuimos, para que alumbres otros horizontes, otros labios, otros días sin nombre, otras edades y otros acertijos.

Yo no puedo decir que te conozco o sé de tus espacios, que es lo mismo, sólo sé de tu rastro, de tu planta, de tu gesto sin mancha ni arquetipo, sólo sé que persigo tus verdades, que nunca mi verano será el mismo, que estoy por una letra equivocado y por una palabra mal vestido, que vive la Luciérnaga en el pozo, mientras la Luna calla porque digo.

Insisto, en nada te conozco, no tengo tu silencio ni tu frío, ni el humo que dibuja tus fantasmas, ni los ocho setiembres que repito, ni el abrazo, con todo lo que sobra, ni la puerta, con todo lo que abrimos, ni lo que ignora el tiempo y lo que callo, ni lo que doy sin letras cuando escribo, ni la postal, ni el sello, ni la carta, ni el nombre que se esconde en este libro, ni la seca ansiedad de nuestros muertos, ni la sola razón de nuestro juicio.

En nada te conozco, sin embargo, estamos en el mismo laberinto, en el mismo rincón donde empezamos y con los mismos fuegos que encendimos.




ENCIMA

Corrió
como la saeta
como quien salva la vida
corrió
tan desesperado
buscando alcanzar la cima
corrió
corrió   como nadie
aunque sangraba la herida
corrió
pero nunca supo 
que la muerte le iba encima.




LA LLUVIA

Cesó la lluvia 
los truenos se callaron 
los rayos no se agitan encendidos
la tormenta con todos sus bramidos 
se ha marchado. 

Cesó la lluvia 
las nubes se alejaron 
el sol mostró sus rayos refulgentes 
y su imponente estruendo las corrientes 
han calmado. 

Cesó la lluvia 
los pájaros cantaron 
inundaron el monte de alegría 
las rosas más hermosas florecían 
relucientes. 

Cesó la lluvia 
y todos olvidaron 
los bosques arrasados   destruidos 
los pobres animales   sus aullidos 
y sus muertes. 




SIN INSTANTES

Herido pero sin sangre
culpable pero inocente
complicada y simplemente
miserable.

Cubierto con lo que queda
cuando ya no queda nada
fiera voz triste mirada
grandes penas.

Vencido sin atenuantes
ausentes piedras y lanza
sin fuerza   sin esperanza
sin instantes.




GAVIOTA Y MAR

Sopla el viento en el mar y tempestuoso
el océano se yergue cual gigante
y la playa golpea tan constante
que ha vuelto arena un espigón rocoso.

El mar es un arcano fabuloso
que guarda los secretos del amante
que impulsa a la gaviota que razante
busca alimento en vuelo peligroso.

La gaviota y el mar son compañeros
ella es toda dulzura y él es fuerte
ella aletea con vigor ligero

él es enorme   él es imponente
y son amantes   son aventureros
y en cada beso juegan con la muerte.




SI LO CRUZAS

Corre corre sin descanso
corre que el puente está cerca
no te rindas   no te entregues
no sometas la cabeza.
Sigue rápido corriendo
confía en tu fortaleza
que no puedan darte alcance
los que matan lo que sueñas.
Que no logren capturarte
y que jamás te sometan
no rindas nunca la espada
atraviesa la maleza.
Abre trocha entre los bosques
rompe todas las barreras
que no vayan a vencerte
ni tropieces en las piedras.
No hagas caso al que te jure
que serán mayores penas
las que tengas si te atreves
a levantar tu bandera.
No hagas caso al que amenaza
al que nos da la tristeza
al que quiere que tu vida
se quede por siempre a medias.
No renuncies a la lucha
ni a mirar en las estrellas
esa chispa que te guía
y te salva y te refuerza.
Corre corre sin descanso
corre que el puente está cerca
si lo cruzas yo te salvo
yo te doy lo que tú quieras
si lo cruzas vida mía
ya no hay nadie que nos venza.





CAE LA TARDE

Ruge el volcán y vomitando muerte
al fuerte y al cobarde los calcina.
Cae la tarde.
Es sangre el horizonte
del monte ya no queda ni la sombra.
Son muchos los testigos que te acusan
(la blusa se rebela entre tus pechos).
Insisto.
Cae la tarde.
Hay un halcón -herido y moribundo-
(hay un balcón donde jamás te encuentro).
Qué importa lo que digan
tu sangre me envenena
y tu veneno es bálsamo que alivia
con una pizca de terror
y pena.




NEGRA MARIPOSA

Tiende sus alas
remueve el viento
trae las tristezas
de tiempo en tiempo.

Tiene tejido
sobre su cuerpo
sólo una frase:
llegó el momento.

Vive de muerte
vive de miedo
tiene su nido
en el cementerio.

Sabe que viene 
sabe que espero
sabe que busco
su color negro.



MARIPOSA BLANCA

Trae armonía
tiene en sus alas
todo el misterio
de la esperanza.

Tiene una herida
tiene una hermana
tiene una lucha
que nunca acaba.

Vive en la vida
de los que avanzan
tiene su nido
dentro del alma.

Sabe que espero
cada mañana
ver en mis penas
sus alas blancas.


OMAR MONROY LÓPEZ [12.860]

$
0
0

Omar Monroy López

El profesor y escritor Omar Monroy López nació en Barquito (Chañaral), CHILE el 30 de marzo de 1954, y ha sido antologado como poeta en Chile, Inglaterra, Perú e India. Es autor de nueve libros en los géneros ensayo, poesía, investigación y crónicas. Una de sus labores de difusión e integración en el campo de la literatura que más lo destacan es ser el organizador del Encuentro Internacional de Escritores, y la Feria Regional de Literatura que se desarrollan en Chañaral. Tal vez una ciudad pequeña en el norte de Chile, pero muy importante por la labor literaria que allí se difunde y en especial por los eventos que organiza el escritor Monroy. A su vez ha participado en diversos encuentros literarios en Chile y en el extranjero.

Omar Monroy estudió en la Universidad de Chile, sede Antofagasta, donde se tituló de profesor de estado en castellano. Desde hace más de 20 años se desempeña como director de la Biblioteca Pública de Chañaral, además de su labor docente en la enseñanza media (Liceo "Federico Varela" y C.E.I.A). También ha incursionado en el campo del periodismo, siendo colaborador del diario Atacama de Copiapó y subdirector del periódico Presencia de Chañaral.

Es miembro de la Academia Chilena de la Lengua.

Ha sido antologado en la Unión de Escritores Americanos, Santiago; Geografía Poética de Chile, Santiago; International Biographil Center, Inglaterra; 24 poetas contemporáneos, Perú; Diccionario de la Literatura Chilena, Santiago, etc.

PREMIOS:

Primer Lugar Medalla de Oro Concurso Nacional de Ensayo
Primer Premio Consejo Nacional del Libro y la Lectura
Premio Hijo Distinguido de Chañaral

LIBROS PUBLICADOS:

Chañaral y la Revolución de 1891 Investigación 1982
Maremoto de 1922 nvestigación 1986
Diego de Almeyda
De Aracena y Zuleta Ensayo 1988
Geografía de Chañaral Investigación 1990
Un poeta muerto
En el desierto Poesía 1991
Historias Mineras Historia 1995
La contaminación en Chañaral Investigación 1999
Amor Azul Poesía 2000
Chañaral, una historia
En el desierto (*) Historia 2000
*: Junto a A. Herrera, G. Serazzi y P.Serazzi
Poemario “A la amante” 
“Mi perro Corbata y otros poemas” 




SIN TI, NADA ES LO MISMO

Mis ojos abren cortinas del recuerdo
con luces mágicas de infantiles fantasías.
vuelven los racimos los años de mi infancia,
trayéndome el aroma de calles vacías.
Fue una época de sueños por la Alameda
donde no faltaba el trompo ni el volantín.
Tampoco una feliz zambullida en el río
y un paseo por el viejo puente del amor.
Mi niña mía, tu voz de viento y pájaros
retumbaba en la Estación de Ferrocarril.
Presurosa vendías tus humitas, tus empanadas
y pan amasado cuando llegaba el tren.
Entonces una pena se alojaba en mis ojos
cuando el viento silbaba por tus zapatos.
Hoy he vuelto cansado a mi añorado pueblo,
escucho nostálgico el canto de los grillos
observo el río con su caudal de lágrimas
y me digo, sin tí, niña mía, nada es lo mismo.






TRISTEZA DE TARDE

Ayer llevé a pasear mis ojos por el muelle
y vi un cardumen de niños sentados en los maderos.

Con sus ojitos de hambre tiraban lienzas
en los espejos azulados del Océano Pacífico.

De pronto, uno, dos, tres plateados pejerreyes
salieron bailando en el retornelo de sus anzuelos.

La bahía se convirtió en un plato sabroso de comida
en sus ojitos esperanzados de pescados fritos.

Ayer el horizonte se engulló tristemente
una radiante manzana a la hora del crepúsculo.






ASUNTO SECRETO

Inauguré tu cuerpo
con un ramo de besos.

Se ruborizó el silencio
con los besos aquellos.

La noche fue cómplice
del íntimo galope
que guardamos en secreto.






AZUCENA CABALLERO HERRERA [12.861]

$
0
0



AZUCENA CABALLERO HERRERA 

(San Felipe, Chile  1933)
Poeta, autora de Inconclusos itinerarios, 1987 y Equívoco silencio, 1994. Directora del Taller Literario "Letras 94". Su poesía está incluida en antologías nacionales y también en la publicación "El Gorrión de América", Guatemala.
Directora de la Fundación "Hermanos Arabena Williams".





TATUAJE

Un vuelo misterioso
de apagadas luciérnagas
me sentencia
a extender mis manos
tatuadas
con signos de silencio.





MI PADRE

Vivió todas las estaciones
permanentemente
ensombrecido.

De sus manos
cayó el dolor
acumulado en la calle.

La sonrisa de la Paz
lo condujo
a la geografía horizontal.





OSCURO TRÁNSITO

Siguiendo al sol
atravesé milenios de silencio.

Ciega me extravié
en la edad
de los recuerdos olvidados.






INCERTIDUMBRE

En esto de seguirte
me quedo sin pies
ni fe.
Apresuras el paso
y me detengo a meditar
en una piedra
imprevista
del sendero.
Vuelves,
me recoges
para acoplarme a tu vida
y emprendemos juntos
el camino
que no conocemos
ni sabemos adonde
nos lleva.

Del libro 'Dos orillas y un sueño' Año 2011
(Oleaje lírico de diez poetas hispanoamericanos)





CREPÚSCULOS

Me visita el frío
cada tarde
cuando el graznido ardiente
de las garzas
cruza los crepúsculos
para refugiarse
en el árbol-nido
guarnecido de luna...

Antiguas palabras
extrañas,
caen de la sombra,
se acercan a mi oído
como destellos-violeta
buscando tibieza.

El anonimato de la penumbra,
fragua mi rostro
en distinta dirección.

Del libro 'En el sol equivocado'/2001



JOSÉ VARGAS BADILLA [12.862]

$
0
0

José Vargas Badilla

José Vargas Badilla, escritor, ensayista y comentarista literario. Nacido en la comuna de Codegua, CHILE en 1918, murió en 2010.

Miembro de la sociedad de escritores de chile, y ex integrante del grupo literario” Los afines” y del grupo Colchagua de poesía.

Fue director honorario del centro cultural lircunlauta y director de cultura de la radio San Fernando. Creador de de la pinacoteca Ramón Alberto Valenzuela Llanos y organizador de varios encuentros de escritores. Poeta laureado en Rengo, San Fernando y Puente Negro.incluido en las antologías “balada para una ciudad insomne, Valparaiso1980; poetas de la VI región” Rancagua 1982; cuarta antología de poesía y cuento.

Ha publicado los poemarios: Sangre otoñal, 1984; Vecindario de estrellas, 1986; Presencia de San Fernando, 1989 (compartido) y Por tierras del Romance, 1994. 

En prosa, la biografía de El pintor Valenzuela Llanos, en 1992.




CUANDO YO TE CONOCí

Cuando yo te conocí
ibas vestida de blanco.
Blanco el color de tu rostro
y de azahares tus manos.
Eran de miel tus cabellos
y de púrpura tus labios,
y en tus pupilas bailaban
las mariposas del campo.
Cuando yo te conocí,
la tarde se iba apagando
y la orquesta de los grillos
daba comienzo a sus cantos.
Era Domingo, recuerdo
cuando estuviste a mi lado,
y era tu cuerpo de mimbre
una brazada de nardos.
¡Cómo jugaba la brisa
en el marfil de tus brazos!
Cuando yo te conocí
ibas vestida de blanco.






SONETO

Esta vieja ciudad de San Fernando,
remanso es de quietud y poesía
tiene la gracia y el encanto
del aura matinal recién nacida.

Acarician dos ríos sus costados
y pregonan sus aguas mil cantares
y hay en cada casona un relicario
de añejas tradiciones coloniales 

Santuario de camelias primorosas,
me traen el embrujo de una estrofa
y la gracia campestre del chamanto

Canciones del ayer rima la fuente
y las horas transcurren dulcemente
en mi vieja ciudad de San Fernando.







HELIO GALLARDO [12.872]

$
0
0

Helio Gallardo

Helio Gallardo Martínez (Osorno, Chile, 1942) es un filósofo y escritor chileno, profesor de la Universidad de Costa Rica (UCR), de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA) y de la Universidad Estatal a Distancia, conocido por sus estudios sobre la realidad social y la política popular en Latinoamérica.

Titulado en la Universidad de Chile en Filosofía. Fungió como profesor en la Universidad de Chile y en la Universidad Católica de Chile. Se exilió a Costa Rica en 1973, tras el golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende.

Obtuvo dos veces el Premio de Ensayo del Concurso UNA-Palabra con sus estudios Mitos e ideología en el proceso político chileno y Pensar en América Latina, ambos títulos editados por la UNA.

Gallardo fue integrante de los equipos de investigación y de formación del Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI) donde se ocupó de los movimientos e ideas políticas latinoamericanas. En estos campos ha publicado: Mitos e ideologías en el proceso político chileno (EUNA, 1979), Pensar en América Latina (EUNA, 1981), Teoría y crisis en América Latina (Nueva Década, 1985), Elementos de política en América Latina (DEI, 1986), Fundamentos de Formación Política. Análisis de coyuntura (DEI,1988) y Actores y procesos políticos latinoamericanos (DEI, 1989).

También se ha interesado en la comprensión sobre el marxismo, socialismo histórico, globalización, Derechos Humanos, procesos de democratización y temas ecuménicos.

Aunado a su labor docente y de investigación ha publicado y/o publica artículos de opinión en el Semanario Universidad y Ojo - Mirada a la actualidad. También colabora con las revistas América Libre (Argentina), SurDa (Chile), Nuevaamerica (Brasil) y América Latina en movimiento (Ecuador).

Desde el 2001 ha publicado tres libros de poemas con la Editorial Perro Azul: Adquisición de un automóvil, Para subir al Jomalú y All ¿Together? Now. Adriano Corrales Arias define su poesía como descarnada, política y contracorriente.

Para el período 2013-2014 es galardonado con el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría con la obra Antropología: la autoproducción humana (EUNED, 2013) en la categoría de libro no ubicable.

Actualmente funge como profesor de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA) profesor catedrático de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de Costa Rica (UCR) y profesor de la Universidad Estatal a Distancia (UNED).

Obra

La obra de Helio Gallardo comprende los siguientes títulos:
Mitos e ideología en el proceso militar chileno. Heredia, Costa Rica: Editorial UNA. (1979)
La revolución cubana 1953-1962: diez años de desarrollo ideológico. En Praxis No. 4. Heredia, Costa Rica: Universidad Nacional (197?)
Pensar en América Latina. Heredia, Costa Rica: Editorial UNA (1981)
Fundamentos de comprensión de lectura. San José, Costa Rica: Editorial Nueva Década (1982)
Teoría y crisis en América Latina. San José, Costa Rica: Editorial Nueva Década (1985) (?)
Cultura, política, Estado. San José, Costa Rica: Editorial Nueva Década (1985)
Elementos de política en América Latina. San José, Costa Rica: Editorial DEI (1986)
Actores y procesos políticos latinoamericanos. San José, Costa Rica: Editorial DEI (1989)
Pinochet procesado. San José, Costa Rica: Editorial Nueva Década (1989) (?)
Marxismo y conocimiento: un enfoque no filosófico en conocimiento y poder. San José, Costa Rica: Editorial Nueva Década (198?)
Fundamentos de formación política. Análisis de coyuntura. San José, Costa Rica: Editorial DEI (1990)
Crisis del socialismo histórico. Ideologías y desafíos. San José, Costa Rica: Editorial DEI (1991)
Elementos de investigación académica. San José, Costa Rica: Editorial UNED (1991)
Líderes, movimientos sociales y partidos políticos. Heredia, Costa Rica: Editorial UNA (1992)
500 años: Fenomenología del mestizo. Violencia y resistencia. San José, Costa Rica: Editorial DEI (1993)
Vigencia y mito de Ernesto Che Guevara. San José, Costa Rica: Editorial UCR (1997)
Vigencia y mito de Ernesto Che Guevara. Santiago, Chile: Colectivo de Educación Popular Juvenil Newence (1997)
Habitar la tierra. Bogotá, Colombia: Asamblea del Pueblo de Dios (1997)
Castro/Pinochet. San José, Costa Rica: Ediciones Perro Azul (1999)
Globalización, lucha social, derechos humanos. San José, Costa Rica: Ediciones Perro Azul (1999)
El fundamento social de la esperanza. Quito, Ecuador: Idepaz - Escuela de formación de laicos y laicas. Vicaría de Quito (1999)
Política y transformación social. Discusión Sobre Derechos humanos. Quito, Ecuador: Tierra Nueva (2000)
Abisa a los compañeros pronto. San José, Costa Rica: Centro de Estudios Ecuménicos/Sindicato de Empleados de la Universidad de Costa Rica/Ediciones Perro Azul (2000)
El fundamento social de la esperanza. Ciudad de México, México: Grito de los Excluidos/As (2000)
¿A quién podría importarle que el marxismo sobreviva?. En ¿Sobrevivirá el marxismo? (varios autores). San José Costa Rica: Editorial UCR (2001)
Habitar la tierra. Ciudad de México, México: Centro de Estudios Ecuménicos (2004)
Siglo XXI: Militar en la izquierda. San José, Costa Rica: Editorial Arlekín (2005)
Derechos humanos como movimiento social. Bogotá, Colombia: Ediciones desde abajo (2006)
Siglo XXI: Producir un mundo. San José, Costa Rica: Editorial Arlekín (2006)
Democratización y democracia en América Latina. Bogotá, Colombia: Ediciones desde abajo (2007)
Democratización y democracia en América Latina. San Luis Potosí, México: Comisión Estatal de Derechos Humanos: Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (2008)
Teoría crítica: matriz y posibilidad de derechos humanos. Murcia, España: David Sánchez Rubio Editor (2008)
Crítica social del evangelio que mata. Introducción al pensamiento de Juan Luis Segundo. Heredia, Costa Rica: Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión - Universidad Nacional (2011)
América Latina/Honduras. Golpe de Estado y aparatos clericales. Bogotá, Colombia: Ediciones desde abajo (2011)
América Latina/Honduras. Golpe de Estado y aparatos clericales. San José, Costa Rica: Editorial Arlekín (2011)
Antropología: la autoproducción humana. San José, Costa Rica: EUNED (2013).

Poemarios:

Adquisición de un automóvil. San José, Costa Rica: Ediciones Perro Azul (2001)
Para subir al Jomalú. San José, Costa Rica: Ediciones Perro Azul (2002)
All ¿Together? Now. San José, Costa Rica: Ediciones Perro Azul (2007)






     PARA SUBIR AL JOMALÚ (situaciones)

                           I

    (Lucha de clases le llaman)

    La rosa y el clavel hicieron un juramento
    y pusieron de testigos
    a dios la Constitución y a un regimiento. La letra
    cueca agrega
    un pensamiento. La rosa viste de espinas
    el clavel de sentimientos. La espina acosa al clavel
    y éste se traga el cuento. Cuando quiere despertar
    resulta violado y muerto.


                      II

    (¿Palos con ella?)

    El paso errático no lo pone la chicha de Curacaví.
    La chicha esa famosa camina consistente
    sí, ay ay ay.
    El problema ocurre cuando se la bebe a solas
    sin zapatos en calzones
    ante un espejo en pieza oscura avisa
    a gritos mal olor insuficiente oxígeno
    sí, ay ay ay
    frustración pedo calabozo exilio muerte.
    Ay ay ay ay.


                     III       
        
    (Vengo a entregar mi corazón)

    En la calle Viel
    recuerde el nombre
    Antonio Ramón Ramón encuentra a robertico
    nombraron así a roberto silva renard sus tías Clara y Peteca
    allá en linares estas señas puede olvidarlas
    le asesta tres cuchilladas dos entre el cuello y la cara
    una en el tórax
    todas lisiantes de por vida
    no será larga
    tres cuchilladas de amor Fito Páez
    promueve una solitaria
    solo ofrece el corazón el Fito no lo entrega
    estas puñaladas vienen en solidario grupo
    cuando el general robertico desfallece
    en brazos de una mujer intrusa se reclina
    cree ver un cadáver
    por la fosa de su nariz asoma un gusano
    el cráneo acusa la entrada de dos orificios de bala
    al fondo resuenan descargas de fusiles y gritos.


                        IV
                (Hermanos)


    Todo era ya oscuridad cuando el andaluz Manuel Vaca
    recibió el último duro abrazo del boliviano Jesús Pedro Alanoca
    ninguno escuchó la quinta descarga 
    ni el aullido de la muda mujer del argentino Florencio de los Santos
    aferrada al suelo cubriendo a su chico de año y meses
    “¡Sálvalo Dios Mío! pareció exhalar no se oyó
    bien entre los turbios clamores de quienes agonizaban 
    convulsionados rotos cuerpos entre otros eran ya
    cadáveres destrozados sueños hermanos
    Humberto Parra con sus limpias botas de una sola marcha
    la Mejido de quien nunca se supo era polaca peruana
    sin papeles pero hacía un café duro en la madrugada
    el dios de los trabajadores no tuvo tiempo para esquivar las balas
    murió en el primer estruendo 
    un proyectil le entró por un ojo le reventó el cerebro
    nueve ángeles escaparon ningún demonio entre sus sesos.
    Fue un veintiuno de diciembre
    el veinticuatro debía nacer el dios de roberto silva renard
    arribado en blanco caballo desde Valparaíso
    ordenó matar obreros le había tomado el gusto ¡insolentes
    perros! refería
    informado de la suerte del conflicto el presidente pedro montt
    ni preguntó por el número de despedazados entremezclados rotos
    pudieron ser tres mil seiscientos no los contó persona
    no los contaron
    montt y el obispo casanova encargado de salvar su alma brindaron
     “¡Bien hecho!”. Ante el sagrario el obispo contrae crisis nerviosa.


                                V

          (Agua en el desierto de Atacama)

    En la Escuela Domingo Santa María  de Iquique
    el veintiuno de diciembre de 1907 fueron 
    ametrallados y asesinados tres o cuatro mil seres humanos
    trabajadores mujeres de trabajadores hijos de trabajadores
    hijas pedían mejores condiciones de trabajo vida
    los juntaron en la escuela los masacraron en la luz de la tarde
    bajada del desierto del mar venía un agua sucia inmensa 
    la oscuridad de la muerte
    no todos eran chilenos los muertos hubo bolivianos argentinos
    españoles peruanos judíos los criminales eran sí todos nacidos
    en chile
    nunca se construyó un Muro de los Lamentos
    por la vida de los despedazados
    ni un Corredor de la Indignación
    ni un Palacio Avergonzado
    o una Mediagua de los Suspiros.
    Alguna literatura sí
    un cantito afinado
    ninguna enseñanza adolorida temblorosa terrible
    capaz de impedir el sueño o quebrar para siempre
    la copa de los vinos.
    Los muertos hijos de los muertos carecieron de hermanos
    primos sobrinos allegados.


                                   VI

                      (El cartero viene volando)

    En sitios de chile ciertos apellidos son comunes ruidosos
    masacrator oligarchi bestiam impunigazca baquadano sacan aplausos
    Antonio Ramón Ramón nació calladamente en Molvízar Granada
    Andalucía a kilómetros de Itrabo donde por el frío
    invernal 
    o la pobreza los niños no conceden a la partera su primer vagido.
    Antonio Ramón Ramón vino volando lloraba y cantaba
    quiso guardar tras un abrazo estrecho
    luego de mucho mirarlo detenerse rumiarlo
    la incompleta víscera de su medio hermano Manuel Vaca obrero
    muerto barrido enterrado con otros
    lo conoció en Marruecos cuando ya ambos platicaban
    usaban pantalones anchos con cordel amarrados
    se peinaban igual un peine para los dos bastaba
    desde el primer día Manuel y Antonio callados
    se miraron el rostro para sentirse siendo alguien familia
    uno para el otro trabajadores con el chileno vengo
    dijo el boliviano Alanoca con el chileno muero sentenció el peruano
    Uchuy Condori negado a volar atendió a su primo Santiago Willka
    destrozado a dos metros de Manuel Vaca de Itrabo
    a tantas distancias kilómetros andadas
    Antonio Ramón Ramón los trajo a todos en su corazón fueron besos
    ninguno quedó rezagado atrás cual una mera sombra
    vino volando Antonio ave cruzó la cordillera reconoció 
    las plumas de nieve de su infancia sola sin hermano
    como una sangre la neblina como espíritu ¿quién te hiere?
    ¿Quién dispara Manuel se preguntaba dónde?
    Donde producían sus cobardes balas los soldados en el barrio Viel
    atacó Antonio no vengó a su hermano ni estaba loco
    volando dejo un aviso dijo dejo un aviso es en serio muchachos
    dame algo para el dolor de estómago Yacupaico hombre
    se quejó tengo frío tengo frío me congelo
    qué hermosas son las obreras murmuró finalmente 
    nunca dejen hermanos nunca dejen de bailar con ellas. 


                              VII

      (En el barrio la vida es más sabrosa)

    Tras los zarpazos la Calle Viel devino objeto de culto
    barrio viel quiso llamarse lo llamaron
    junto a la fábrica para hacer disparos se alzaron estables velitas fucsias
    se oró en las esquinas
    la pose exaltada fue la de encogido como laucha tiritando
    de toda edad el varón o la laucha y su rabo
    para la mujer joven la de cuando la pasión 
    te agarra no te permite dejar el catre
    se le pide al padre hurtado
    a la virgen de elqui contra los flaites se les ruega
    contra las urbanizadoras y sus grandes edificios
    se les pide
    en la población cifuentes hay seis lugares de rezo 
    en la cousiño nueve
    en la Elena Barros se abrió un café
    allí los varones esperan viendo tele
    se apaguen algún día las velitas.

    Antorchas se prendieron en cambio y banderas
    vítores rugidos palmetazos
    cuando la autoridad declaró al barrio monumento histórico
    zona típica pintoresca arquitectónica memoria nacional
    para que nunca desaparezca lo viejo lo usual
    lo usado probado ejecutado con éxito
    contra los edificios express se oró se maldijo
    en casas y calles del barrio los ciudadanos retoman el camino
    recorrido y por recorrer para ser buenos chilenos
    hoy se suplica se prenden fuegos
    contra un grupo del otro lado de la Avenida Matta
    se reúnen de vez en cuando en esquinas para gritar como locos
    ¡ssh ssh bah puta la gueá a la shushe e su ma…!
    ¡ssh ssh bah puta la gueá a la shushe e su ma…!
    como letanía aúllan cual mantra los ojos salidos
    rastreando esperando algo caído del gris cielo
    o del subsuelo surgido con una garra y espada
    alguno alguna vez lleva una amplia bata floja 
    con el grabado de Antonio y su cabeza por sables rota
    el frasco de veneno y la sonrisa extraviados
    si le preguntan dice cree
    contesta se trata de su tío el sssheee huevara él lo espera.
    Reitera mueve la cabeza varias veces ese hombre llega ‘volando’.



                                 VIII

            (Me mandaron una carta. Like hell)
    
    Ha llegado una carta sin sellar
    no proviene de Iquique la carta
    ni se origina 
    en Molvízar su sobre sin sello tampoco de calle Viel
    tiene fecha imprecisa húmeda de subterráneo clandestino de gueto
    en su frente una letra roja corrida destaca providencia 
    es un barrio al oriente de Santiago
    no encontrará asiáticos pobres allí
    una de sus pulidas avenidas celebra el 11 de septiembre
    cuando se aplastó al comunismo
    el nombre le viene al sector de unas monjas católicas
    famosas por retener su meado
    hasta casi treinta días you better run
    agradecen entre risas a la virgen tener la peluda vulva
    seca you better run chico
    aunque sí defecan estas monjas con regularidad cristiana
    incluso durante la misa y otras like hell liturgias.

    En providencia you better run 
    recuerdan y celebran a miguel krassnoff martchenko
    eso dice la letra de la carta
    la señora gisela silva escribió parte de la existencia de miguelito
    su libro va por la cuarta edición like hell objeto de culto
    krassnoff en algún momento coronel del ejército de providencia
    comuna de santiago chile pero con armamento propio
    sus gentes le rinden honores al olor y color de su excremento
    lo consideran saludable lo consumen en bolsas de té
    remojadas en agua tibia
    también para embadurnar bocadillos acompañar
    fresas con crema lo favorece su textura con fibra alimento completo
    el entonces oficial krasnoff fue condenado por el resto del país
    representado por sus circuitos judiciales
    a 140 años de prisión por acosar torturar violar asesinar
    opositores políticos machacó a
    Gabriel Salazar Vergara Patricio Bustos Streeter
    Marcia Scantlebury Elizalde Erika Hennings Cepeda
    Cecilia Bottai Monreal Carmen Bottai Monreal
    Patricio Reyes Sutherland Ana María Arenas Romero
    Pedro Alejandro Matta Lemoine Dagoberto Trincado Olivera
    Elba Duarte Valle Lelia Pérez Valdés Gladys Díaz Armijo
    Beatriz Bataszew Contreras Claudio Cabello Pino
    Nieves Ayress Moreno Ingrid Heitmann Gigliotto Maritza Villegas Arteaga
    Alejandro Núñez Soto Cristina Godoy Hinojosa Boris Lagunas León
    por citar unos pocos nombres existencias personas familias cuerpos
    vendados y amarrados muchas veces frente a frente con nadie
    la fecha del homenaje providenciano al pávido criminal
     es este veintiuno de noviembre del dosmilonce
    quizás por ello la carta trae ese garrapateado rojo like hell
    una cruz gamada y un ciego orificio sin párpados.

    En providencia anhelan libre a krassnoff estiman
    el negocio no tendría límites si él grabara comerciales
    homeopáticos like hell
    su mierda alcanzaría el precio del renio y más allá
    a nadie golpearían las burbujas financieras you better run
    krassnoff libre y cagando no tiene precio.

    Solo las monjas continentes padecen de tristeza providencial
    desde el auge del excremento krassnoffiano son varios años
    su licor de oro casi no vende y atesorado apesta please dicen
    a quien quiera escucharlas don’t run.
    Tenaces estas monjas siguen sin asco ni pena con los severos 
    calzones tiesos los pétreos pendejos fuera de su alcance
    allá en camino de tierra y húmeda pegajosa bruma 
    un niño con sueño se esfuerza por mantener abiertos sus ojos
    no desea like hell perder mirada.







All ¿together? now, Perro Azul: Costa Rica, 2006



GUANTE PERDIDO CON ERECCIONES

Leo cansado en un suplemento del domingo
a un poeta oficial
de un poeta oficial se dice cuando ronca o eructa
“es lírico” bueno el hombre escribió sobre un guante
extraviado abandonado dejado sin mano
un guante negro de mujer pero esto no quiere decir nada
pudo ser un shemale un travesti un perro una foca
¿ustedes han visto girasoles con guantes?
no pues los extravían
el guante nunca es de mujer sino de quien lo usa
el hombre escribió sobre el guante de mujer
negro
lo usó como punto de apoyo para decir desde mi cuarto
ventana (yo) veo caer los días
la nieve
la noche
el guante disimula el puño
y los parados desempleados sin casa duermen de pie.
O sea el guante de mujer era una excusa
el poeta ventana mirada
dice llamarse Charles Simic recibió un Guggenheim
y un MacArthur y el National Endowment for Arts
son premios entregados a poetas oficiales
por observar a los miserables sin casa
se les aplaude con mesura en veladas soberbias aunque alguien chille
normalmente es allí cuando los guantes de mujer o escualo
se extravían
y algún calzoncillo mojado de libélula viuda aparece en el excusado
pero éste es otro cuento. Aquí ninguno desea recibir un MacArthur
nadie observa a ningún desempleado latinoamericano durmiendo de pie.




CANCIÓN DE MI PUEBLO (Ni en la muerte)

Esta no es una canción de amor
expone la circunstancia de una mujer llamada Pequi
ella quiso la conocieran como Stella
murió con ese nombre el elegido.

Este es un canto triste
Stella murió de mal doloroso
tuvo oportunidad de revisar su historia
pero no de contarla
la familia quiso oírla ella los rechazó
momentos antes de su muerte abrió los brazos
y los miró fijo a los ojos húmedos
pese a eso al morir estaba callada.

Pequi tuvo un apellido común
otro inglés extraño
su madre tenía ojos grandes y verdes creo
facciones pronunciadas
y un gusto letal por volver a casarse.

Pequi fabricó ojos de miel para guiar a su padre
esperaba a su padre cada noche perdió la cuenta
sus grandes pupilas encendidas
él encontrará el camino entre la lluvia
la angustia de las niñas del sur de Chile falsifica
con ruidos el silencio la oscuridad las piedras.

Quien llegaba era el padrastro callado
el alma de Pequi lo sentía ladrar hosco
las niñas pequeñas tienen un alma susceptible entre las costillas
esa alma nunca abandonó a Stella
ni siquiera cuando viajó a Bremen para escuchar perpleja
“Ya estás a salvo”.

Él padrastro nunca supo por qué ella lo encaraba seca
(tal vez lo supo y prefirió mirar para otro lado)
imaginó suficientes pasos furtivos en la noche despierta
escabullido hacia la recámara para no inquietar a la niña
ella vigilaba atenta su espalda los hombros en punta
resentía palidez funcionaria ojo sombrío la traición el duelo
la herían sus zapatos sobre la madera la madre contenía suspiros
ésta es una canción triste sobre sombras
de gente que nunca pudo apoderarse de sus vidas.

Conocí a Pequi ya tarde
cuando ella cubría su angustia con bufanda vistosa
y coronaba con boina su cabello largo y liso
no recuerdo si era particularmente hermosa
tenía una fragilidad que destacaba
camuflada con cigarrillos palabrotas y amigos mayores
no parecía inquieta por sus pequeños senos
uno era un colegial qué iba a hacerle.

Traté de envejecer diez años
me pinté arrugas
busqué un diccionario para lograr frases felices
pero no sabía hablar en alemán ni pronunciar Goethe
al final abandoné y me dediqué a las putas
pero estaba insatisfecho
esta es una canción triste
aunque no es una canción de amor
es triste porque hay gente que nunca logra apoderarse de sus vidas.

En todo caso es la canción de Pequi
ella prefirió llamarse Stella
nombre de mujer grande con hijos
a quienes halaba cargaba cuando se casó en Santiago
Pequi se casó en Santiago abandonó su carrera
se hizo enfermera para apoyar la retaguardia de la revolución
Santiago es una ciudad enredada
mi casa era tres calles y Pequi nunca pasó por ellas.

A veces observé en buses a mujeres con hijos
¡estudiando serían buenos ciudadanos!
pero nunca distinguí a Stella
tal vez buscaba a Pequi
y ella grandilocuente cruzando sola la calle.
A quien entreví un mediodía sólido caliginoso
fue al padre. Se aproximó y me dijo
“Ella no está contigo”. Cuando sequé mis lágrimas
se había fugado me abandonó entre edificios
estas cosas pasan en Santiago
cuando uno está enamorado y nunca supo decirlo.

Recuerdo un sueño alguien clamaba
“Ella no está contigo” y despertaba
en la misma ciudad la misma cama el mismo lugar
todo estaba en su sitio en orden el lapicero
y yo despierto no había muerto.

Otra vez no recuerdo por qué
mi memoria se disuelve con tanto detalle
le escribí una carta larga llena de insultos amores
intelectualidades falsas despechos poses
fue una carta de corrido saludándola para odiarla
quise ella adivinara era mujer ¿no?
las mujeres siempre adivinan excepto Blancanieves
si llegó la carta ella tenía apuro leyó el reloj
era urgente no llegar tarde a la revolución o a la muerte
Pequi no mordió la manzana.

Muchos años después me envió un cuaderno forrado en piel
pensando quizás yo lo garrapatearía
no nos conocíamos me hubiera mandado hojas
sueltas miles de hojas sueltas centenas
le hubiera bosquejado mariposas selvas guerras
de las que salía victoriosa
Stella por acá te querían. Me hubieras dado hojas.

En cualquier caso esta es la canción de Pequi
de enfermera transitó al exilio
alguien algunos asesinaron a su hermano
aunque él gritó y sigue gritando ella no quiso hablarlo
“Solo si estás” me escribió desaparecido
abandonado desaparecido Pequi
“¿para qué quieres callarlo?” pero no escribí eso
procuré otra vez desde mi lento pesado bus detenido en cada cruce
en vano observar su figura.

De repente me escribió algo extraño
su medio hermano habría dicho “Es demasiado inteligente”
seguro estaba mirando a otro
lo cegó un semáforo alemán sin luces verdes ni amarillas
de todas formas Stella cruzó el océano de vuelta
pero no había retorno o así lo creyó ella
volvió a Bremen a morir sin decir muchas palabras
abandonó su literatura nunca me hizo un comentario
al bajar de los aviones tenía fiebre
iba en el asiento del piloto y yo mirando hacia fuera.

Stella tuvo un novio piloto de avión de guerra
lo buscó para recuperar el cadáver del hermano
ella siempre salía en las mañanas
conseguía pan y noticias en despertares fríos
de Temuco pueblo áspero sin mar
no me comprometas le espetó el antiguo novio
ni por nuestra historia replicó Stella aguantando la furia
es solo la tuya terminó el militar y abandonó la sala
Pequi debió cruzar muchas esquinas ciega
pero ya ningún niño colgaba de sus brazos.

Esta es una historia triste. Alguna vez imaginé Pequi
fuese el amor de mi vida
pensaba trabajar respetarla comprarle boinas
acariciarle el rostro cocinar con ella
ella crecía con otros copulaba criaba hijos tosía
limpiaba las contadas armas de la revolución
cruzaba la calle mirando para todos lados inquieta
haciendo gestos con sus miembros grandes
lloró rígida
cuando se suicidaron o mataron a quienes quería
cruzó el océano sus suaves ojos de miel
atisbando al padre en cada corriente pez del océano.

Muy tarde creyó divisarlo entre olas y le envió un cuaderno
afanada en casarse no entendió era un regalo extraño
nunca supo su medio hermano miraba hacia otro punto
nunca acertó instalarse en el bus adecuado
yo creí amarla y le escribí una carta
debí darle reloj granada hijos armaduras águilas

los hubieras encontrado entre tus costillas Pequi
los hubiera buscado tras de tus pechos Pequi
en las heladas mañanas de café junto al periódico
en las noches de lluvia cuando el sórdido único llegaba
ése muchacho gris te hubiera dado la daga Pequi
mujer ojos de miel boina desesperada al mediodía
con solo un grito o la vida nos habríamos amado.

Esta no es una canción de amor para Stella
remeda más bien un ademán o mueca
hecho a un cuerpo ya muerto en La Habana
una noticia para una mujer ya muerta en Bremen
ignorada en buses o calles cuyo destino fue siempre ninguna parte
boina para su cráneo desnudo bufanda inerte
esta letra es para esa mujer muerta
que aún desciende de aviones cual ardiente cadáver
canción para un cadáver Stella Salinas Eytel
queja destemplada que acusa en cada escala
“¡Ni en la muerte estás conmigo!”.





CHANCHO QUEMADO (Odio la libertad de prensa)

Llego rendido al cuarto donde resido
no es paráfrasis por hogar
describo una pieza sin ventanas en un rincón la cocinilla
donde recalienta un cerdo guisado de tres días
mientras expulsa olores el chancho
tampoco metáfora ni hedionda alusión personal
ojeo un periódico a la mano
Rasputín no fue un supermacho titula
se le paraba en ocasiones y al azar
más bien era impotente
el tipo masajeaba a las mujeres no las penetraba
las hacía hervir y luego pedía perdón por el pecado
rezaban como hermanitos ella de verdad arrepentida
él secaba los jugos de la fiesta
(trataba igual a los varones pero el tabloide no dice
si los frotados erectaban y dónde lo colocaban).

Esto lo descubrió un señor Kotsiubinski padre
que parece encontrar maricones por todos lados
mientras el chancho arde él sigue viendo maricas
pienso en mi perra suerte
me pasa como a Rasputín aunque yo quiero
no consigo
pero Raquel en lugar de rezar conmigo y decir “mi señor”
se levanta furiosa y aún sin calzones
me grita impotente flojo lacio para qué me trajiste
no exuda admiración por glándula alguna
se marcha me abandona sarcástico el cerdo humea
vuelvo la vista al encabezado
no me agrada esta libertad de prensa
Kotsiubinski ni siquiera menciona cómo logró Rasputín
leyenda de puto portentoso macho viril espléndido.







SOR TADEA DE SAN JOAQUÍN [12.873]

$
0
0


Sor Tadea de San Joaquín

Tadea García de la Huerta, más conocida como Sor Tadea de San Joaquín (Santiago de Chile, 1755 - 1827), fue una religiosa y escritora colonial chilena que cultivó el género poético.

Fue ordenada religiosa el 4 de noviembre de 1770 en el Monasterio del Carmen de San Rafael. Su trabajo se enmarca en la labor literaria llevada a cabo por las monjas de los conventos chilenos durante el período colonial y hasta el siglo XIX, quienes se caracterizaron por escribir cartas espirituales, diarios, autobiografías y epistolarios. De esta manera destacaron Sor Tadea de San Joaquín, Úrsula Suárez y Sor Josefa de los Dolores.

Su trabajo titulado Relación de la inundación que hizo el río Mapocho de la ciudad de Santiago de Chile, en el Monasterio de Carmelitas, Titular de San Rafael de 1783, fue una de las primeras publicaciones poéticas de una mujer en Chile de las que se tiene registro, por lo que se la considera como la primera literata femenina chilena. Este romance se publicó en Lima a fines 1783 o a comienzos de 1784 de manera anónima, y sólo en 1850 se le atribuyó a su verdadera autora.




Relación de la Inundación que hizo el río Mapocho de la ciudad de Santiago de Chile

Sor Tadea de San Joaquín


En el monasterio de Carmelitas, titular de SAN RAFAEL, el día 16 de junio de 1783.
Escrita en verso octosílabo por una religiosa del mismo monasterio, que la remitió a su confesor, que se hallaba ausente, de cuyas manos la hubo un dependiente de la Autora, quien la da a la estampa.






Romance
                                           
¡Qué confuso laberinto,           
Qué Babilonia de afectos,
Qué océano de congojas,
Qué torrente de tormentos,
Combaten mi corazón,
Queriendo sea mi pecho
Nueva palestra de penas,
De martirios teatro nuevo,
Al relacionar el caso
¡Más lastimoso y más tierno,
Que en el asunto menciona
En sus anales el tiempo!
Mas debiendo obedecer,
Que es indispensable hacerlo;
Y así, dad, cielos, valor,
Dadme voces, santo cielo,
Para narrar un asunto,
En que desfallece el eco,
En que en trémulos suspiros,
Agonizando el aliento,
Respira sólo pesares,
Anima sólo tormento.
Pero si expresando penas,
Se minora el sentimiento
Por la ajena compasión,
Que en parte lo hace más lento,
Os impartiré noticia
Con legal razonamiento,
De lo que Dios permitió
Sucediese en mi convento
Día diez y seis de junio,
De ochenta y tres, que violento
El aire rompiendo montes
Con altivo movimiento,
Con armados huracanes,
Mostraba que en un momento
Desquiciaba de sus ejes
El globo, y más desatento,
Presentó al cielo batalla,
Y viniendo a rompimiento,
En mutua lid disputaban,
Con recíproco ardimiento,
Por cuál de los dos quedaba
El campo del vencimiento:
Por fin quedaron triunfantes,
Las nubes, y huyendo el viento,
quedaron con altivez,
Satisfaciendo su intento.
Parecía que Neptuno
Dejando su antiguo puesto,
Se difundía en las nubes,
Sin mirar en su respeto,
Y liquidando los mares,
Juzgó, que del firmamento
Llover océanos hizo
Para nuestro sentimiento,
Pues de este modo se hacía,
Más caudaloso y violento,
El gran Mapocho, que corre
A la frente del convento,
El cual compitiendo ya,
Con rápido movimiento,
Con Euros, y Manzanares,
Y al Nilo aun llevando resto,
Su sonido era aterrante
Al más impávido aliento;
¿Qué temor no causaría,
En quienes sabían de cierto
Que se hallaban indefensas,
Cercadas del elemento?
La mañana así pasamos,
Sin saber el detrimento,
Que ya causaban las aguas
En la muralla y cimientos,
Porque nada nos decían,
Atendiendo al sentimiento,
Que era regular tener
En riesgo tan manifiesto.
A la una y media del día,
Con más que causal intento,
Subieron dos a la torre,
Y al correr la vista, es cierto,
Que cubrió sus corazones
Mortal desfallecimiento,
Viendo que el río arrancaba,
Los tajamares de asiento;
Y con ímpetu batía
Sin defensa en el convento.
Se encontró para el arbitrio
Sin margen el pensamiento,
Y tocando las campanas
A plegaria con intento
De que nos favoreciesen,
No se veía movimiento,
De que hacerlo procurasen,
Pues estaban muy de asiento
En el puente y la ribera
Con pávido desaliento,
Más de cinco mil personas,
Que con clamor y lamento,
Causaban más confusión,
Que alivio a nuestro tormento.
Mas haciendo la plegaria,
Al llegar un caballero
No pudo contener brioso,
O compasivo su pecho,
Y sin poderlo estorbar,
Las que improbaban su intento,
Se votó fogoso a la agua
Con riego tan manifiesto,
Que todos los circunstantes
Lo vociferaban muerto:
Más dándole paso franco
El amor, o el buen deseo,
Pudo tomar nuestra orilla
Sin el menor detrimento,
Y con grande vigilancia
Hizo picasen de presto
Unos cuartos que a la diestra
Hacían calle al convento,
En que represaba el agua:
Pero cayendo con esto,
Tomó rápida corriente
Con menor peligro nuestro.
El toque de las campanas
Sirvió, para que al momento
Diez, que enfermas en las camas
Y algunas con crecimientos
De calenturas, se hallaban,
Tuvieran conocimiento
Del inminente peligro,
En que se veía el convento.
El susto sólo les fue,
Activo medicamento,
Para recuperar fuerzas,
Y corroborar aliento,
Y tomando sus vestidos,
Para ponerse a cubierto,
Enderezaron su pasos
Con trémulo movimiento
Al coro, donde esperaban
Fuese su fallecimiento.
Allí sólo se escuchaba,
En murmullo descompuesto,
Suspiros, llantos, clamores,
Con profundo rendimiento,
A que se verificase
En todo el alto decreto.
Sólo dábamos las quejas
Al divino Sacramento,
De permitir se atreviese
Aquel túrbido elemento,
A inundar su templo santo,
Sin atención, y respeto
A la inmunidad sagrada,
Debida a su acatamiento:
Difundíamos el alma,
Como el agua, a nuestro dueño
Deseando ser por su amor
Holocaustos de su fuego,
Antes que fuesen las vidas
De la inundación trofeo.
Mas aquel Dios de piedades,
A favorecer propenso,
Que puso a Isaac en el monte,
Por probar su rendimiento,
Y sin descargar el golpe,
Le fue el sacrificio acepto,
Ordenó que sobornados
Tres hombre con el dinero,
Y también de compasivos,
No reparasen el riesgo,
Y arrojándose a las aguas,
Surcando mares de hielos,
Aportasen al compás;
Pero de allí se vieron prestos
Casi ahogados por las aguas,
Que recogida en centro
Mas de dos varas en alto
Estorbaban entrar dentro:
Y así su propio peligro
Industrió su entendimiento,
Para entrarse por el torno,
Y practicando el intento,
De allí los votó el impulso,
Que batía con extremo:
Por fin rompieron el torno,
Y con ímpetu violento
Les ayudó a entrar el agua,
Y hallándose en salvamento,
Discurrieron por los claustros
Dando voces y diciendo,
Que nuestro ilustre prelado,
Nos imponía precepto,
Y nos mandaba salir
Sin excusa ni pretexto.
Salimos todas al coro,
Al oír el intimamiento,
Mas sin corazón salimos,
Porque se quedó en su centro.
Avistamos nuestros claustros,
Que hechos lagunas de cieno
No daban margen alguno,
Para transitar sin riesgo.
Enderezamos los pasos
Hacia la huerta, creyendo,
Que su mucha elevación
Favoreciese el intento;
Pero también encontramos,
Inundado aquel terreno,
Pues no cesaban las aguas,
De descuadernar el cielo,
Viendo en este estado el caso,
Y que entreteniendo el tiempo
Se acercaba más la noche,
Y el peligro iba en aumento:
Arbitraron taladrar
La muralla, con intento,
De que huyendo por allí
Tomásemos mejor puesto.
Ejecutose al instante
El discreto pensamiento,
Pero con la precisión,
Fue el taladro tan pequeño,
Que al salir, más que aceituna,
Se nos aprensaba el cuerpo.
No sacamos con nosotros,
Mas que a nuestro dulce Dueño,
Que pendiente de la cruz
Nos daba a sufrir ejemplo.
Apenas salimos fuera,
Cuando ya nuestro convento
Lo robaban sin reparo,
Y con tal atrevimiento,
Que no podrá reponerse
Lo perdido en mucho tiempo;
Pero es lo menos sensible,
Comparándolo al tormento
Que toleramos al ver
El gentío tan atento,
Cuando en brazos de los peones
Nos transportaban sin tiento:
Y a unas las tomaba mal,
Y a otras echaban al suelo,
Y algunas bien embarradas,
Eran de la risa objeto.
De este modo nos pasaron,
Con tumultuoso ardimiento,
A una quinta que contigua
Se hallaba más del convento.
Allí estuvimos un rato,
Pero era con igual riesgo,
Porque las altivas olas
Estremecían el suelo.
En este breve intervalo
Atravesó nuestro pecho
Nueva saeta de dolor,
Que rompiendo el sufrimiento,
Hizo liquidar el alma
En un raudal tan violento,
Que pudo quizá igualar
Al expresado elemento,
Por ver que ya la Custodia
Con ligero movimiento
La llevaba un sacerdote
Sin otro acompañamiento,
Que pocas luces que hallaron
Con milagroso portento,
Ardiendo sobre las aguas,
Que (respetando el intento,
Con que fueron encendidas,
Cuando en nuestro encerramiento
Clamábamos a la Madre
De piedad, por valimiento)
Se estaban en el blandón,
Sin ceder al movimiento,
Con que batían las olas:
Y siguiendo el barlovento
De la venerable imagen,
A quien el fiel elemento
Llevaba sobre su faz
Con pasmoso rendimiento,
Al entrar el sacerdote
Le salieron al encuentro,
Para servir en el culto
Del divino Sacramento.
El que acometió a la empresa
Llevado de ardiente celo,
De sacar a la Deidad
Antes que corriese riesgo,
Fue un hijo de S. Francisco,
Religioso recoleto,
Que con la agua a la cintura,
Y por las rejas rompiendo,
Sacó Custodia, y viril,
Y las llevó a su convento:
Propia acción de tales padres
Que en todo acontecimiento
De piedad y devoción
No miran su detrimento,
Y que quedará grabada
En indecible en nuestro pecho,
Para perpetua memoria,
Y tierno agradecimiento.
Y volviendo a la estación
Donde estábamos cuando esto,
Se determinó dejarla,
Y buscar seguro puesto,
Clamando al Señor nos diese
Gran paciencia y sufrimiento
Para seguir un certamen
De tanto padecimiento.
Mas, el Padre de piedades,
Que siempre acredita el serlo,
Determinaba clemente,
Minorar el desconsuelo
Y prevenir el alivio,
A proporción del tormento.
Se vio este verificado,
Pues estando en el aprieto,
De no hallar situación fija,
Llegó luego un mensajero
De parte del padre prior
De la observancia, diciendo
Que teníamos muy pronto
Su magnífico convento,
Y con grande corsetería,
Igual a su entendimiento,
Fue en persona por nosotros,
Llevando para el intento,
El carruaje necesario,
Que pudo aprontar más presto.
Seguimos nuestra derrota
Con más esforzado aliento,
Al ver que Dios nos franqueaba
Aquel Moisés verdadero,
Que sin temor a las ondas
Las dominaba el primero,
Abriendo segunda senda,
Como el otro en el Bermejo.
Mas, no faltaron desgracias
Si acaso pudieron serlo
Los trabajos de los justos:
Mas, quiero decir en esto,
Que se continuó el crisol,
Y pruebas de nuestro dueño;
Pues como el llover seguía,
Era indispensable efecto,
Que los carros se calasen
De aguas de cielo, y de suelo,
Y penetrasen agudas
A las de su furia, objeto
Que a no informarlas amor,
Se transformasen en hielo.
A más de esto se quebraban
Los carros por el gran peso,
Siendo preciso acuñarlos
En medio del elemento.
Otras que en cabalgaduras
Venían, traían de lleno
Toda la inclemencia, y otras
Más penoso aditamento
De la lobreguez privando
De tino aun al más experto;
Y si algunos compasivos
Daban luz en tal aprieto,
Se espantaban los caballos
Y ponían en más riesgo.
En fin, entre esta borrasca,
Llegamos al feliz puerto
De la casa de Belén:
Llamose así este convento,
De hijos de Santo Domingo,
Donde guardan lo perfecto
Y puro de su instinto
Con prontitud y desvelo;
Y como fuimos entrando
A este retrato del cielo
Conocimos lo habitaban
Ángeles en térreo cuerpo;
Que con grande prontitud
Al imperio de un sólo eco
Y a veces a una mirada
Servían al pensamiento.
Nos dieron tal hospedaje,
Que el más cabal desempeño
Será omitirlo la pluma,
Y remitirlo al silencio,
Pues si explanarlo pensara,
Haciendo narración de esto,
En mayor golfo se viera
Náufrago mi entendimiento,
Que en el que se halló mi vida,
Cuando lo estaba mi cuerpo;
Mas omitir no podré
Y todo lo diré en esto,
Que el prelado de esta casa
Es el más cabal sujeto
Que han producido las Indias,
Y en este acontecimiento
Se ha excedido él a sí mismo,
Porque ha echado todo el resto
Y ha hecho Fr. Sebastián Díaz,
Lo que él sólo hubiera hecho.
Nos pusieron en un claustro
Separado largo trecho,
De los que ellos habitaban:
Y aunque no era nada estrecho
Tenía sólo trece celdas.
De que hecho el repartimiento
En oficinas precisas,
Quedaron sólo de resto
Nueve para veinte y ocho,
Que éramos en surtimiento,
Entre monjas y criadas:
Siendo menester por esto,
Acompañarse de a cuatro,
Y cinco en cada aposento.
Empezamos a buscar
Modos de secar de presto
La ropa, porque pegada
Las más traían al cuerpo;
Excepto algunas que quiso
Dio, favorecer en esto,
Pues ni aun en las alpargatas
Recibieron detrimento;
Pero a otras les fue preciso,
El andar por algún tiempo,
Con zapatos de los padres,
Hasta que fueron haciendo.
Se estableció la observancia
Con puntualidad y arreglo,
Tocándose campanilla
A oración, coro y silencio,
Refectorio y demás actos,
Y todos a su hora y tiempo.
La clausura la causamos,
Haciendo el adagio cierto
De ser en cuatro paredes
Víctimas del sufrimiento.
Allí nos decían misa,
En oratorio bien puesto,
Y en día de comunión,
Consagraba el prior para esto;
Mas, nos quedaba el dolor,
De no tenerlo allí expuesto,
Para hallar con su presencia
Mayor consuelo y aliento.
Mas, así lo disponía
El artífice más diestro,
Para pulir a las almas,
Quitando el sensible afecto,
Y como había privado
De lo acomodado al cuerpo,
Acrisolar el espíritu,
De aquello menos perfecto;
Y para hacerlo mejor,
Y lograr más bien su intento,
Quiso darnos nueva mano,
Con enfermarnos de nuevo,
Y muy pocas se exceptuaron,
De no estarlo en este tiempo,
Y vino a coronar su obra
Una criada muriendo.
Aquí pasamos tres meses,
Gastándose mucho tiempo,
En componer unos claustros
En forma de monasterio;
Cuya composición hecha,
Nos pasó el prelado luego,
Donde nos hallamos ahora
Con comodidad y aseo.
En tres claustros bien labrados
Con muy delicioso huerto
Oficinas necesarias,
Y sobre todo el recreo
Del coro con su capilla,
Que aunque esto es algo pequeño,
Encierra la Majestad
Que contiene todo el cielo.
Aquí estamos asistidas
De los padres, cuyo celo
Atiende a lo espiritual,
Y temporal con desvelo,
Sin dispensar su cuidado
Lo ínfimo ni lo supremo,
Porque el lince de su prior
Se hace Argos en nuestro obsequio,
Pues su grande caridad,
Y su magnánimo genio,
Lo hacen ejecutar ahora,
Lo que ejecutó primero:
Y juzgo que sin mudanza
Siempre seguirá lo mesmo,
Pues hombres de su estatura,
Lo acaban todo perfecto.
 
   Explanar el grande estrago,
Que hizo el río en mi convento
Fuera detenerme mucho;
Mas, no siendo ese mi intento,
Diré sólo lo inundó
Todo, y parte botó al suelo.
Lo restante se está ahora,
Con firmeza componiendo,
Para mudarnos allá
Y edificarlo de nuevo,
Retirando el edificio,
Cuanto se pueda hacia adentro,
Y murallarlo de cal
Y ladrillo, porque esto,
Dicen basta a preservarnos
Y ponernos a cubierto.
El Señor lo determine
Si es su voluntad hacerlo,
Y de no se cumpla en todo
Su beneplácito eterno.




FRANCISCA AGURTO VIGNEAUX [12.874]

$
0
0

Francisca Agurto Vigneaux 

(Santiago de Chile, 1955) Estudió Pedagogía en Inglés en la Universidad Técnica del Estado. Perteneció al Taller de la SECH que dirigió Jaime Quezada el año 1981. Ha publicado en la revista La Oruga.




ANTOLOGÍA DE LA NUEVA POESÍA FEMENINA CHILENA
Juan Villegas, 1985
Editorial La Noria






DESESPERANZA

El fuego tiránico, verde casi, ensombrece el rostro de tu hijo.
No le dejó ver el material profundo que yacía suelto sobre las hierbas.
No le dió el olor a almendras.
No le abrazó en una tarde de lluvias yaguas purificantes.

No le darás el pan de cada día.
No le darás la leche de un pecho seco, o le enviarás al colegio 
tarde o temprano.
No le entregarás su alma a los odiosos, a los testigos voluntarios.
A veces por la mañana tengo sueños,
cabalgata como en las películas de john wayne arrancando 
de los indios o viceversa.
Al despertar trato de descubrir en la inmensa posibilidad de metáforas, 
y me pregunto cuáles son los indios y cuáles los vaqueros,
quién el oprimido y quién el poderoso.

La libertad se introduce voraz en los corazones y los amarra firmemente.
Creo que el futuro está tremendamente ligado con la ambición 
y la apariencia.

Quiero creer que el futuro, el del Paseo Huérfanos,
pueda llegar a Lo Hermida o Pudahuel.
Quiero creer que el dolor no duele, que el pan no se acabará,
que podré seguir haciendo la cimarra con mi vida,
desnuda y tranquilamente,
quizás la muerte se compadezca y pase luego a visitarme.







INTENTO AL PADRE

Por qué me acuerdo, viejo
de tu pasión política - el juego de la justicia -
por qué quedó grabada en mi oído la palabra "demagogia"?
por qué veo tu mano artesana transformando todo -
hasta la silueta de la madre?
tu viaje a Llolleo, tu retorno con dos acuarelas - una
oscura, tétrica; la otra, una cebolla.
por qué te veo, viejo, en el centro del Universo, tu
inquietud abismante haciéndonos subir cerros.

Cómo ser silencio y en la mudez quedarme con el
gran misterio de tu vida.
Si no saber nada a veces es bueno, del padre descrea
los lazos y hace los universos pequeños.
Cómo me gustaría haber pisado la casa de Mapocho 
estaba en Mapocho, creo -
haber aprendido a tejer de las manos de la Manene,
encaramarme por las tardes en los trastos viejos, todos 
inventos de tus hermanos.

Saber de tu origen,
cuál la primigenia mezcla que me tiró a tus brazos?
cuál el lugar primero que amaron tus ojos?
fué Iquique? - Cauquenes? - Caldera, o sólo los barcos?
cuál fué tu primera convicción cristiana?
por qué ingresaste a la Falange?
cómo descubriste lo plástico de la madera?
por qué amaste a Maritain y no a Sartre?
por qué ejerciste la pasión más atronadora en la Acción Católica?
por qué me comprabas libros y pagabas el ballet?
cómo desde tu silencio sondeaste mi destino sólo por tus ojos?
Hacerme pequeña, aún más pequeña y observar desde algún ojal 
todo tu territorio sin equivocarme





POEMA

Sabiendo que el invierno se va, moribundo por caminos de sequedad y flores,
recuerdo que toda la música que tuve este invierno vino de la presencia
mágica del amor.
Del amor que no se hizo, ni se hará, del amor-sospecha, del amor-silencio,
mirada rincón cómplice
del amor palomar magnolia de todo el amor miedo que he perdido
del silencio amor que no fue, decir palabras en amores que vienen y se
acomodan en mi cerebro, a veces en mi sexo, a veces en la ilusión 
que me enseñaron femenina y virtuosa
sabiendo que el amor se va y que quizás no vuelva,
sabiendo mi carisma es leve leve casi increíble de suponer
que mi rostro tiene profundidades que nadie quiere ver y son dolorosas 
de ver; que quizás no vuelva a la soledad de siempre en la
que todos habitamos
ya no tengo en soledad ni en compañía el suspiro leve que pertenece tranquilo
abrumada de suspiros bajé a las superficies y aquí estoy
sabiendo que si el invierno se va no siempre llega la primavera.













VERÓNICA POBLETE [12.875]

$
0
0


Verónica Poblete 

(Santiago de Chile, 1955). NAIF -JUEGOS POR RABIA Y AMOR. Inédito. Poema publicado en La Gota Pura.





ANTOLOGÍA DE LA NUEVA POESÍA FEMENINA CHILENA
Juan Villegas, 1985
Editorial La Noria



COMO PERROS Y GATOS

Actualmente es difícil el contacto:

Mis palabrotas caen a un vacío
mis palabritas me suenan afectadas
mi murmullo yo misma no me entiendo.

Si me interrogo me miran raro
ahí me siento vuelta loca.
Si no me interrogo mejor cierro la boca.

Si lloro me almuerzo las lágrimas
si estornudo Danke schon, Auf wiedersehn
si fornico no llego a ningún lado.

Por lo tanto no sé yo con quién vivo
mi vida rebota en sí misma
así que soy glotona, televidente e indiferente

y que nadie me condene.







ARTE POÉTICA

Soy el universo completo y para los hombres
descorro mi cortina de nubes.
Puedo mirarme en mí misma como un cristal
en el cristal.

Sobre mi eje la esfera luminosa
se renueva continuamente:
determino las trayectorias de los cuerpos que caen
la lluvia, el fuego
soy.

De mí nace toda la energía creadora
yo genero el bien y el mal.
Por mí cabalgan los sueños,
en mí se nutren los planetas
por mí se besan los amantes.

Hay lo esencial de cada ser dentro mío
pero vivo en mí misma y me consumo en mí misma.

Soy ella.
Bella entre lo bello soy la bella:
vean cómo resplandezco a la luz de la luna
vean cómo me desangro como una rosa se deshoja.

Dulce entre lo dulce
soy el temor que agita su cola de noche
maldita soy bendita soy
eternamente redentora de los por siempre jamás.

Ella soy
la enorme entre lo inmenso
la cuerda sensible el verbo divino
un mar sobre el techo del mar.

Verde entre lo verde
una luna enorme pero sin cielo
una joya de transparencia que destila
gota a gota
Poesía.






CARMEN REYES FRANZANI [12.876]

$
0
0


Kathy Reyes de la Jara (Carmen Reyes Franzani).

(Talca, Chile   1949) TELARAÑAS FELICES (Nascimento, 1984) Ha vivido en el Perú, Venezuela.
Recientemente se ha radicado en España.




ANTOLOGÍA DE LA NUEVA POESÍA FEMENINA CHILENA
Juan Villegas, 1985
Editorial La Noria




LA FELICIDAD

Vi la felicidad dormida
en el portal de una casa.

pasé callada
para no ser seguida,

temí saberla disfrazada,
temí ser herida;

la felicidad dormía
entre nardos y olorosas plantas,

"puede ser mía" ...

me alejé pensando
con los duendes de la infancia;

"quizás le falte belleza",

no era color ni silueta su belleza
sino la forma secreta que tomaba,

torné al portal de los sueños,
¡la felicidad no estaba!,

de repente la vi
jugueteando nerviosa,

quería trastornarlo todo,
escapar posesionada,

parecía un grito irracional
la que antes dormía
en el portal de una casa,

"debo detenerla,
debo darle forma",

se encendieron fulgores
en lontananza,

pensamientos devoraron
dolor, añoranzas,

rastreé perdidos deseos,
cúpula de toda ansia,

formé un canto cruel y dulce
que tomó distintas formas
y una belleza extraña,

"es mía, es este canto cruel y dulce
que irá conmigo donde vaya";

más era un canto sin letra ni música
que no se parecía a nada,
caos inexorable, profundo.

Entonces la vi otra vez,
dulcemente recostada
en el portal de la perdida casa ...

tenía la forma del amor tranquilo,
tenía el candor de la perdida infancia.







LA BESTIA

La bestia es inmensa, esplendorosa,
con muchas cabezas, tentáculos,
resortes, escondrijos.

No la conozco, pero la conozco,
su hálito me llega vivo.

Tal vez un día en sus fauces escriba:

"estoy sola, asustada,
palpo mundo extraño
de ojos en las noches,
desde altos edificios,

de robots hablando
lenguas desconocidas,
de mecánicos ruidos".

Sola, asustada,
empujada al viento de mi destino ...

Atrás, lejanas, quedarán
felices telarañas desgarradas,
inconsciencia de útero dormido







PRESENTIMIENTO

No sé por qué,
cuando estoy contigo,
la muerte
se acuna
en mis pensamientos,
habla
con otras voces,
se afina
en nuestros cuerpos.
Siento
que somos,
pensamientos
atados
al infinito,
agujas hundidas
en silbidos,
más allá de los vientos...




NATASHA VALDÉS [12.877]

$
0
0

Natasha Valdés 

Santiago de Chile, 1956. LAS MIGRACIONES DEL AMOR. Otoño de 1984. Inédito.
Estudió Pedagogía en Castellano en la UC. Ha publicado en PORTAL. Premios: Segundo Premio de poesía juvenil en concurso organizado por la Vicerrectoría de Comunicaciones dela UC. y dos veces Primer Premio en el Departamento de Literatura de la UC.




ANTOLOGÍA DE LA NUEVA POESÍA FEMENINA CHILENA
Juan Villegas, 1985
Editorial La Noria






INSONDABLE

Porque este otoño
vuelvo a inundarlo con mis gritos,
me sumerjo
en el insondable azul de tus miradas
que viajan
por la geografía de mis muslos
reconociendo
que el único territorio virgen
que me queda
es el de la calma y allí nunca
tú entrarás.







VIAJERO

Me dices que en Oriente
tu piel aprendió otro idioma.
y en el reverso de tus ojos
queda el vestigio espeso
del agua del Saduak
donde las nativas
ofrecen hortalizas
y misterios
en canoas preñadas
por todas las corrientes.
Me dices que un tiempo suspendido
asombró tu urgencia vagabunda.
y en el fondo de tus músculos
navega la sorpresa vestida de silencio.
y en el ápice de tu voz
rebumba el aroma de las migraciones
que te traen
cada día
más lejos.





VIAJERO II

Tendrás los ojos más marinos
después de tanto océano.
y algún eco nocturno
se acunará en las hebras
que te desteje el viento.
Tengo miedo por mí,
repetida en papeles callados,
insistiendo presencias
en imágenes ciegas,
suspendida en el hueco
de tu bolso de viaje
y un poco, poquito
a tu cerebro.
Te florecen las alas
y entre nube y llovizna
desconoces la tierra.
Te entregaré una brújula
al seno señalándome
para que construyas
la última estación,
cosmonauta, vikingo, vagabundo
extraviado infante,
pájaro inválido.







VIAJERO III

Son las doce en París.
Aquí es invierno
La noche se parece tanto
al infinito.






LAMENTO POR LA PATRIA

¿Qué hacer por esta desnuda patria?
Desvalida hija que me han robado,
huérfana que me extiende el dolor
a la salida de los cines,
prematuros ancianos que estacionan
autos japoneses y un hambre larga.
Infancia madurada en las esquinas
limpiando parabrisas, comerciando
cuerpo y alma al enemigo.
nublada patria de cielo azulado,
sucios huracanes te traspasan
y de toda riqueza eres despoj ada.
Amarga patria dulcísima.
¿Cómo devolverte el futuro?
¿Cómo desmancharte de traiciones,
violencias y exilios contra la opresión?
Es poco cada mes golpear impotencias
en utensilios de cocina,
es poco enlentar una jornada,
es poco recurrir de amparos temporales,
apelar humanos derechos al Divino,
confiar en la infalibilidad de sus Ministros,
entregar el grano de playa en esta arena.
Es poco dar la heroica muerte
permitiendo la vida del Cobarde.





VIRGINIA VEGA [12.878]

$
0
0


Virginia Vega

(Santiago de Chile, 1954). LARGA VIVA, POCO TIEMPO. Ed. Patmos, Santiago, 1983. Pertenece al Centro Cultural "Manuel Rodríguez" de La Cisterna y a la SECH.






ANTOLOGÍA DE LA NUEVA POESÍA FEMENINA CHILENA
Juan Villegas, 1985

Editorial La Noria




MIS SIETE DÍAS

Mi lunes cerebral me va enloqueciendo de a poco
me nubla las expectativas y las aleja
esconde el sol y les hace zancadillas a las flores.
Los lunes me acercan a los cementerios y a los vagabundos.

Mis martes quieren disculpar su carencia de fiesta
me empiezan a importar poco mis nadas y mis muchos,
me pongo tras un mostrador y sonrío, no sé dónde estoy
porque no estoy pensando; estoy saltándome un día.

Mis miércoles ofrecen términos medios
me meto a una feria, como un satélite a su órbita
ojalá me dure este olor a membrillos y uvas
para imaginar una traslación de espacio.

Mis jueves se colorean como un crepúsculo de mago
imitan al martes, pero van adelantados
van afirmándose al fin de semana
para tener un poco de fiesta y vino.

Los viernes; ¿qué son mis viernes?, aparte de un descanso
y otras veces una salida con pintura y trenes,
yo no dedico días, pero éste me dedica una esperanza
y pongo prematuras sonrisas a mi cara.

Los sábados barren el patio y piden luz
empiezo a agonizar sin visita, ni salida.
La noche de los sábados es un luto, ya previsto
habrá que comprar flores para el domingo.






SEIS DÍAS

Todas las cosas de mi calle te han visto,
y yo, que soy más que cosas, más que calle, no.
Hasta los teléfonos tienen intereses creados
para echar lejos tu voz de viento entre los pinos.
Ya no puedo esperarte tan quieta y desinteresadamente.

Me estoy achicando en las esquinas para verte,
se me termina la luz del día buscándote;
me tiendo al medio de la noche para encontrar algo en
común.

tendámonos cerca de la madrugada
para llegar al día juntos e inéditos.

Ahora tú te metes a la eternidad con seis días sueltos
que no puedo amarrar para encontrarlos;
tú te disuelves en ellos y yo no los conozco.
Si vas con otra ropa, no te entiendo,
con esta ausencia tuya nos iremos desencontrando.







LA CAMA

La cama blanca, o la cama oscura
donde di mis primeros pasos como amante
obsesivos e inoloros; traumados por el miedo
a tropezones con la inexperiencia
giraba mareada en otro aliento.

Cama plácida y libre
madeja territorial e infinita
rota por la muerte, desaliada por un anillo
abandonada sin libreta ni crédito.
Cama expulsada de mis hábitos.

No conocía las camas sexuales, las camas desveladas
las camas de carne no me habían tocado aún;
mi cama blanca dormía toda la noche
no era sonámbula, ni erótica.
Sólo era blanca y útil, como un hospital.

Cama chimenea; cama sin frío, ni invierno
cama verano eterno; exploradora de mi cama
científica de mi nuevo cuerpo, descubrí nuevas risas
investigué volcanes ajenos; erupciones de besos
me gradué en una cama blanca, después de mucho
tiempo.

Ahora te miro sin ropa vergonzoso esqueleto
pacifista y cristiana, tal vez muerta
quizás, admitida en el cielo de las camas
por alguna madrina con cara de ángel
por tu arrepentimiento de tercer testigo.







SOLEDAD COMPARATIVA

La soledad me pone racista
no acepto gente con pensamientos negros,
el Tordo se ha cansado de estar solo
y se ha enamorado de una paloma
quiere tener una descendencia en blanco y negro.

¿Aceptará la paloma cambiar su alero
por la inestabilidad vagabundera de los árboles?
¿Aceptará el Tordo las paredes y el suelo
inmóvil sin aventuras de un alero?
El Tordo tal vez quiera ser blanco, o la paloma negra.

¿Quién es el culpable de esta confusión
la paloma coqueta, o el tordo aburrido?
o sus racistas familias de otra alcurnia
que no quieren nietos; tordo-paloma, paloma-tordo.
La paloma piensa antes de aceptar.

Pasa una bandada de tordos cantando hacia el sur
el tordo piensa que la guijarra y el sol
hacen una buena pareja bajo el canto.
Toma una bandera negra y al final del grupo
piensa que no hay soledad eterna.





LA MUJER DE LA ESQUINA

La mujer de la esquina está vendiendo cosas dulces
pero su rostro está vendiendo coronas agrias,
por eso los niños se asustan y no la miran.
Porque todos entendemos cómo empieza la muerte
la infancia la aleja, pero no la ignora.

La mujer de la esquina se ha puesto blanca
parada frente a un canasto dulce,
insatisfecha de su heroísmo de mármol
envejece su abrigo esperando fortuna
se le olvidó el alma en el frío de la esquina.

Su monedero pobre como un desierto,
su cara oscura como la tierra alquitranada;
le pregunta a Dios para qué trabaja
para qué espera al sol delante de las montañas
si no le entibia los pies ni le compra nada.

La mujer de la esquina se está terminando,
entre los dulces añejos está haciendo su tumba,
sus zapatos ya delatan su edad en la esquina,
sus brazos cruzados hablan de maternidades
y dan una gran razón para tanto sacrificio.






LA CIUDAD INCOMPLETA

Mi cara es una ciudad con muchas plazas
con todas sus calles sin salidas, y otras
que terminan en sus esquinas rompe abismos.
¿Qué buscas en mi cara que tanto la miras?
¿Qué se te ha perdido en mi enorme ciudad?

A veces se llena de palacios con estáticos reyes
imperturbables en sus jerarquías;
también se aburre de este municipio largo
que termina en unos pies cansados
de llevar el peso de una cara con tanto tránsito.

Cara, cara, cara o barata da lo mismo
al final nadie la compra ni la obsequia;
ni siquiera existe un lugar de cambios.
A veces ridículamente la cambiamos por una faz
que de igual forma todos llaman cara.

Quiero aliarme a otra ciudad más risueña y rica
sin terremotos, ni sequías, fiel a las alianzas;
para que estas potencias derroten el hastío
cayendo veraniegamente sobre los pómulos nevados,
abriéndole la torre a la risa esclavizada.





LEONORA VICUÑA [12.879]

$
0
0

Leonora Vicuña

Leonora Magdalena Vicuña Navarro (Santiago de Chile, 11 de diciembre de 1952) es una fotógrafa chilena cuya técnica principalmente se basa en el uso de la fotografía en blanco y negro y lo contemporáneo. Ha incursionado además en la poesía, el cine y la animación, y es partícipe del denominado Grupo 8, colectivo artístico que incluye también a Paz Errázuriz, Alexis Díaz, Claudio Pérez, Miguel Navarro, Javier Godoy, Álvaro Hoppe y Alejandro Wagner.

Hija de los escritores José Miguel Vicuña y Eliana Navarro, estudió ciencias Sociales en la Universidad de la Sorbona, fotografía en la Escuela de Foto Arte de Chile en Santiago y realización audiovisual y multimedia en la Ecole d’Etudes Supérieures de Réalisation Audiovisuelle en París.

Su trabajo toma como inspiración a la cultura popular de Chile y Francia, de la que rescata «escenas de la bohemia santiaguina en la década de los setenta y los ochenta, el mundo oscuro y decadente de sus bares así como imágenes urbanas de París»; además, ha abordado el ámbito intercultural desde lo femenino.

Exposiciones y distinciones

Ha participado en varias exposiciones individuales y colectivas durante su carrera, entre ellas las muestras Seis Visiones, Colectiva de Fotógrafos Chilenos (1984), J'aime la France (1994),  Visiones (1994) y Relatos Breves (2003) en el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, París Flash en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago (1996), Bares y garzones: Un homenaje visual, exposición y CD Roms en el Museo Histórico Nacional de Chile (2002), Nehuen: Mapuche Power en el Museo de las Américas de Denver (2005), Quotidiens en el XIV Salón Nacional de Arte Fotográfico de Rabat en Marruecos (2010) y Domus Aural: Leonora Vicuña y Jorge Olave en el Centro Cultural Estación Mapocho (2011),7 entre otras exposiciones en Chile, Estados Unidos y Europa.

Durante los años 2003 y 2004 recibió una nominación al Premio Altazor de las Artes Nacionales por Bares y garzones: un homenaje visual en la categoría fotografía y por Lecciones de cosas de la exposición colectiva Relatos breves en la misma categoría respectivamente. El año 2010 ganó el Premio Altazor de las Artes Nacionales en la categoría fotografía por Visible/invisible junto a Helen Hughes y Kena Lorenzini, mientras que dos años después recibió una nominación en la misma categoría por Domus aural junto a Jorge Olave.







ANTOLOGÍA DE LA NUEVA POESÍA FEMENINA CHILENA    Juan Villegas, 1985
Editorial La Noria




ELVIS PRESLEY

Gardel del rock and roll y del gemido
sudando ron en gotas escarlatas
bajo la noche plástica desatas
la sobredosis negra del olvido.

El tango que palpita en tu latido
volviendo al ring del blue y a las mulatas,
transforma sus polleras en fogatas
que giran embriagadas de sentido.

Ya no eres más el rey del filamento
en el ecrán radiante, en las pantallas
donde viene a vivir por un momento

la dulce melodía que ahora callas
bajo una fría loza de cemento,
Gardel del rock and roll y de las challas.






MUJERES

La Dama, la Garzona, la Cualquiera,
la de la Vida, Nadie, la Picante,
la niña del bolsón y la del guante,
la más perdida o la feliz niñera.

La Madre, la Dolores, la Sincera,
la fiel amiga o la mortal amante,
la que en sus ojos guarda algún diamante
o la que lleva un arma en su cartera.

Todas, en fin, Señor, somos decentes
aunque jugamos con la picardía
y nos hacemos siempre las prudentes.

¿Qué más será un pecado en esta vía:
perder el norte por un hombre ardiente?
¡Hasta una monja desfallecería!





ÚLTIMA SOPA

Esta sopa tan blanca y esta nada
me dan sobre el mantel su abismo puro,
mas trémula presiento un fondo oscuro
oculto en una amarga cucharada.

Ya antes de probar, la campanada
en el reloj presagia este conjuro.
pues siento que me brota muy maduro
el miedo de una sopa envenenada.

¿De qué temor absurdo soy la presa
cuando mi propia mano es la que guisa?
Pruebo del caldo toda su sorpresa.

Mas sólo entonces un gesto me avisa
que está mi DOBLE sentado a la mesa.
Me ha envenenado. ¡Récenme una misa!




VIGILIA

Tanta memoria para nada
Para enloquecer oyendo pasos
Que van y vuelven sobre sí mismos
Por viejas ramblas abandonadas

Para siempre
La misma
Eterna campana
y esa columna de humo allá lejana
y las eternas lágrimas sobre las almohadas

Tanta memoria para la sombra
Cuando los espejos duermen
y las puertas están cerradas
Otra vez
Otra vez esos pasos que vuelven
Como lentas perdidas campanas
Como si nunca hubieran ido
Por viejas ramblas abandonadas

Oficio de brumas esta vida cotidiana.
y tú y yo
sentadas en un vagón como dos huérfanas
"en el medio del camino de nuestra vida"
somos dos pájaras
de ojos desmesurados
atentas al perpetuo presente.

Tú y yo, Martine,
en esta Francia de la soledad y la soledad
nos miramos a los ojos en silencio
y sabemos sin siquiera conocernos
que seguirán nuestros brazos remando
hacia los Paraísos que nos quedan por perder,
hacia el amor parpadeante que nos quedan por alumbrar
aunque seamos dos náufragas solítarias
perdidas en medio de la gente,
aunque la muerte con sus ojos de relámpago
tenga en sus manos nuestras insignificantes vidas
y aunque nadie nos ame.

Porque nadie ama a nadie
en esta tierra de la soledad y la soledad.




NADIE AMA A NADIE

a Martine David, en esta Lyon desencantada.

Nadie nos ama Martine.
nadie ama a nadie.
y tú sueñas con una muerte infantil.
un entierro en que todos te lloran
cuando viajas en trenes de bruma
en esta Francia de la soledad y la soledad.
Yo te digo que una vez tal vez amamos
cuando en la noche se enciende la brasa parpadeante
de los sueños
como un tejido de agua y viento.
o cuando algún desconocido sonriendo sobre el puente
alumbra con una mano transparente y abierta
todo el cielo que nos desborda.

Triste vivir en las ciudades Martine.
Triste el futuro deshilachando lentamente nuestras
cabelleras.
y saber que no hubo más libertad que la imaginaria
ni más amor que el de los cuentos de la infancia.

Soledad y soledad.
Oficio de silencios.
Masticar estas horas duras como panes
quemándose sobre un mantel desierto.
y la loca manía de mañanas diferentes.
y la sed invisible de Aventura y Vida.

                ¿Qué hacer?
¿Seguir de viaje con los brazos cargados de sueños
zurciendo pesadillas que nos ciegan diariamente?
¿Bajarse en alguna estación sin tiempo?
¿Desandar lo vivido?
¿o continuar con la tenue esperanza de otro cielo,
otros rostros
otras claridades?






DESPEDIDA

Mi corazón se ha desgarrado al sentir
que no vive más en tu pecho. Calla
cualquier angustia por ésta. Y apenas
la dura vida resiste a tantos males.
Umberto Saba


Para decir adiós
hay que recordar la disuelta espuma del sol
en la orilla alegre de la infancia.
Mirar sin temor a los duendes
que se mofan de nuestra suerte
cuando se alejan sonrientes tras las ventanillas de un
tren de juguete
después de haber abandonado todos loe; juegos en el
patio.

Habrá que perderse por el ojo de la noche
buscando estrellas que aún no hayan nacido
para no tener que nombrarlas
con la tristeza que se nombra lo perdido.

Para decir adiós hay que recordar el primer adiós que
dimos
cuando la esperanza era el mundo en la palma de la
mano
y no esta floja palabra que repetimos
para no extraviarnos en un presente deshabitado.

Habrá que despedirse en silencio.
Así ninguna palabra podrá despertar ni el rencor
ni el escándalo.
Mirar la espuma del día disolverse entre los dedos.
Volver los ojos a las cartas sobre la mesa
ya la sola botella que nos brinda una alegre compañía.

Habrá que beber el licor serenamente
ahora que el amor se mofa de nuestra suerte
y nos mira con ojos de hielo
Cuando alguien se aleja tras las ventanillas del bar
dejando un puñado de besos destruidos
sobre un mantel sin tiempo.






JULIO MIRALLES [12.892]

$
0
0

Julio Miralles

Julio Miralles (Nació en El Salvador, 26 de septiembre de 1971 - † Iquique, 23 de marzo de 2008) fue un destacado poeta, dramaturgo y escritor del norte chileno.

La mayor parte de su infancia y juventud vivió en Vicuña, en el Valle del Elqui, donde comenzó a dar las primeras señales de su poesía. En diciembre de 1992 publica y presenta su primer libro "De Astros y Confabulaciones" en el Edificio del Parlamento de la Universidad de Carleton, Ottawa, Ontario, Canadá. Se convierte en un profeta en su propia tierra al recibir el reconocimiento de la Ilustre Municipalidad de Vicuña por medio del Premio Gabriela Mistral, reservado a los ciudadanos más destacados de la ciudad en febrero de 1994. Ese mismo año obtiene el Primer Lugar en el concurso de Cuentos del Museo del Huasco, en Vallenar. De ahí en adelante participó activamente en innumerables recitales poéticos y encuentros del mundo de la cultura, en la Sociedad de Escritores de Chile, diversas Ferias del Libro y en la Universidad de La Serena. En junio de 1995 gana el Primer Lugar en el Concurso “Mejor Carta al Padre” de Correos de Chile. Es así como vuelve a ser reconocido en su ciudad recibiendo en febrero de 1996 la Condecoración de la Ilustre Municipalidad de Vicuña por mérito a su trabajo creativo como poeta y escritor connotado. Asimismo en diciembre de 1997 obtuvo el tercer lugar en los Sextos Juegos Florales de Vicuña con su poemario "Fragmentos del Tatuado". Es el año en que también deja el Valle del Elqui y se establece en Iquique, ciudad donde incursiona en la dramaturgia con su primera obra teatral titulada "De cómo me hice sombra" en noviembre de 1998 bajo el auspicio del Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes y la Universidad Arturo Prat. En dicha casa de estudios se convierte en Director del Taller Literario "Antawara" durante un período de dos años. También publica un nuevo libro "Las Fórmulas Secretas de la Soledad" en agosto de 1999.

El nuevo milenio recibe a Miralles con la Beca de Creación Literaria del Ministerio de Educación del Consejo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, y participa como expositor en la Escuela de Verano: Conversatorio sobre Literatura del Salitre de la Universidad Arturo Prat el año 2001. Desde ahí en adelante Julio Miralles comienza una etapa de exitosas presentaciones y performances para presentar sus trabajos literarios tomando como espacio propio el Palacio Astoreca en donde realizó una presentación por año incluyendo la poesía mezclada con música en vivo, actuación y elementos audiovisuales de los cuales son testigos sólo quienes asistieron, ya que Miralles siempre prohibió que se guardara registro de ellas.

Fallece en Iquique, el 23 de marzo de 2008.

Obras

De Astros y Confabulaciones (1992).
Marea y necesidades (1993)
Lacrimario Estremecido (1995).
Fragmentos del Tatuado (1997).
De Cómo me hice Sombra (1998).
Las Fórmulas Secretas de la Soledad (1999).
Lo Oscuro y Lo Silencio (2003).
Los Ángeles Prohibidos por el Amanecer (2005).
Memorias de un niño: Microcrónicas (2006).
City Tour (2007).






Poeta del Norte 

Somos poetas de agua en el frío de la muerte
mojados hasta el tuétano de franca rebeldía
guachos somos
sin nombre ni paisaje
el ojo gastado de arena y de miseria.
Los árboles nos asustan
con su terrorífico verde.
La lluvia nos asusta.
Los pájaros los conocemos buitres
y buitre amamos su negra desventura
su paciencia de pompa fúnebre, su hediondez, sus plumas duras.
Música de bombo y bronce
carnaval para mitigar la lejanía.
Duna - desierto - cofradía
flores de latón oxidando la memoria.
Altiplano somos
geografía niuna parte
de un país habituado a negar nuestra existencia.
Poetas somos como agricultores de la nada
haciendo pan de la esperanza,
cultivando quinoa la poesía de la noche,
chupando el alma a la guayaba,
haciendo patria a pura tripa
a puro sol
a mineral fundiendo la palabra.
Con suerte nos nombran a veces…
en la imaginación del sur
somos hermanastros,
hijastros bordeando el mapa,
viudos de toda alegoría,
mitología de bares,
chamullo de puerto.
Peruanos nos dicen
como si nos doliera…
Indios nos dicen
en su europea fantasía.
Nosotros enviamos poemas en botellas
y los arrojamos a la pampa
o a la salitrera nostalgia de la luna.
Nos sentamos a esperar la desgracia
la masacre, el naufragio, el maremoto…
acostumbrados como estamos al hambre y la desdicha.





Lost and Found/Objetos perdidos   

Lanzo una flecha
delante de la noche
a esta nada donde ciberviajas

¿Existes? pregunto a este infinito...

Sé que sí, aunque seas otro animal,
un nuevo animal de los que no hacen ruido.

¿Existes mariposa en el frío polar de los recuerdos?

Sé que sí, estás siempre aquí posada en el pétalo del corazón.

Entonces mi cordillera inmensa
apenas me alcanza
para declarar infinito tu nombre de poeta

¡Gabriela!

le grito al cerro mineral que me acompaña y nubla
y a tientas, como un niño ciego busco a Coquimbo en el silencio
pero se me atraviesan unos valles extraños
y belleza de incalculables ríos
y piedras
y mariposas rotas...

Entonces tampoco estás en el mapa larguirucho y puro cielo.

¿Existes?

Otra vez tus alas han dejado la huella irrefutable de tu irrefutable existencia
y las colecciono aquí en el pecho
por si algún día las emprenden y les dan ganas de volar...






SUICIDIO

Bolsillo roto, 
soga al cuello, 
hombre desnudo 
paseando por la acera. 
se quita la piel 
después la carne; 
de su bolsillo roto 
saca un arma 
se dispara en la cabeza. 
sonríe y se desangra. 
Hombre lo coge y lo tira. 
Hombre sentado en la acera llora.





REPROCHE 

Este mundo cansado de tenerme, 
me reprocha siempre 
que el sentimiento 
sea mutuo. 





POEMA 3 

Haz números 
al borde de la página, 
aquel que esté libre 
de pecado 
perdió la vida recogiendo piedras. 








El pensamiento me entretiene, me mantiene y me mata.
Avatares del yo en la poesía de Julio Miralles 

Por Jorge Etcheverry 


La poesía de Julio Miralles desplegó sus alas por un par de décadas desde esa región de atmósfera aún traslúcida que es el Norte. Triste dio unas vueltas para luego caer prematuramente en el momento más fructífero de su producción. Julio Miralles nació el 26 de septiembre de 1971 en El Salvador. Pasó su infancia y juventud en Vicuña y siempre se consideró un elquino de corazón. En 1994, luego de participar en actividades culturales en La Serena, partió a Iquique donde vivió el resto de su vida. Además de poeta era dramaturgo y artista plástico y fue distinguido por el Ministerio de Cultura por sus actividades culturales y sus premios en concursos de poesía y cuento. Llegó a ocupar la secretaría del Consejo Regional de la Cultura de la Primera Región, puesto que desempeño hasta su fallecimiento.

Si bien publicó sólo dos libros en papel: De astros y confabulaciones (Split/Quotation –La cita trunca, 1992) y Las fórmulas secretas de la soledad (Ediciones Campus, 1999 Universidad Arturo Prat, Iquique), nos dejó bastante producción inédita, libros que he ido publicando en formato electrónico en La cita trunca, incluyendo un tercer tomo que iba a sacar en papel y que no alcanzó a publicar: Los ángeles prohibidos del amanecer. Sus otros títulos son Fragmentos del tatuado; Lo oscuro y lo silencio; Crónica trasnochada de la mariposa y otras mariconadas y las Microcrónicas, este último una colección de breves textos intergenéricos.

Poeta básicamente lírico, en cuanto privilegia una expresión intensa centrada en lo que se suele denominar ‘personal’, no deja de acoger al mundo como correlato objetivo de su interioridad y como escenario. Pero sobre todo invoca a los demás, como familiares, confidentes, interlocutores, amantes, compañeros y semejantes, que aparecen en los poemas como personajes concretos de su vida cotidiana o como seres fantásticos o míticos y personificaciones. Estas dos dimensiones enmarcan y contextualizan el desgarramiento existencial e identitario sobre el que se levanta su poesía. En el aspecto por así decir formal o de estilo, su escritura acoge diversos tipos de discursos e influencias, que se ponen al servicio de la comunicación para compartir esa herida existencial básica. Una de las mayores predilecciones, para no hablar de influencias, de este poeta, es Vicente Huidobro: Ícaro, que es por así decir el personaje principal del poemario Lo oscuro y lo silencio, es de alguna manera un Altazor:


Ícaro
mártir seducido
niño insólito
ovario cautivo en la caída
tal vez también eres un ángel
y tu caída un vuelo inverso


Cuatro de las cinco notas finales de en este libro poema corresponden a citas de El ciudadano del olvido. Los Ángeles Prohibidos por el Amanecer, que fue objeto de una performance suya en la Universidad Arturo Prat en 2006, tiene como título un verso de Altazor, y en él se citan versos de Poemas Árticos, Altazor y Últimos Poemas. Las fórmulas secretas de la soledad, uno de sus dos libros publicados, tiene como epígrafe unos versos en Francés del poeta creacionista y se citan los Poemas Árticos. Esta presencia de Huidobro, aparte del frecuente recurso a la cita o alusión de textos, muestra una tendencia mesurada y contenida al experimentalismo y la vanguardia, un poco de capa caída en estos tiempos de comunicación directa y simple de los nuevos medios. En el caso de Julio Miralles, creemos que la urgente necesidad de expresión atenúa una tendencia presente en su poesía hacia la exploración lingüística, que sin embargo se encuentra presente en algunos caligramas, como en Lo oscuro y lo silencio:

y niño en el pájaro 

                                  c

                                      a

                                          y

                                              e

                                                   n

                                                       d

                                                            o

y caído planóforo incendiado”

donde hay además casos de generación de neologismos. En su obra se dan también otras alteraciones sintácticas y formales del lenguaje estándar, come en esta estrofa de Crónica trasnochada de la mariposa y otras mariconadas:

XI

Faraón - sueña  - sueño - indescifrable.
Sagrada - boca - toca - pétalo - perdido.
Flor - lejos -  desprende - luto.
Muerte - envía - telegrama :
Beso - negro - del - olvido. PUNTO



Lejos de ser un puro regocijo o manipulación exploratorios, o de intentar ampliar los horizontes de la expresión lingüística —una vanguardia de la trascendencia perpetua o el vacío—, estos rasgos experimentales se usan para representar realidades líricas o situacionales. En toda poesía, acaso en toda literatura, uno de los problemas a resolver es el del encuentro y el intento de armonización entre la dimensión del lado ‘de acá’, el del sujeto, y del de ‘allá’, comúnmente mundo. En este caso, la acogida del mundo (natural y humano) da lugar a una pluralidad de diversos discursos sociales que van de lo idiomático a lo culto y lo casi idioléctico, es decir un lenguaje con connotaciones reducidas a un grupo mínimo, en general familiar, pero que se ponen al servicio de una vocación eminentemente lírica. Así, el epígrafe


“El pensamiento me entretiene,
me mantiene y me mata”,


del libro Los Ángeles Prohibidos por el Amanecer alude a una anécdota que circula en el seno de la familia del poeta y el círculo más estrecho de relaciones y amistades: una mujer medio transtornada de la Parte Alta de Coquimbo decía esa frase cuando hablaba de su estado mental con la abuela del poeta. Aquí esta frase se saca de ese contexto y pasa a referirse al emisor poeta, abriendo un libro cuyas otras notas finales a referencias aparecidas en el texto son de Vicente Huidobro. Así, esta poesía abarca en su lenguaje y referencias a lo cotidiano, popular, coloquial, además de fuentes ‘cultas’. Es aterrizada y se vincula con seres, grupos y lenguajes marginales y marginados. Así por ejemplo en Crónica trasnochada de la mariposa y otras mariconadas hay casos de fonética reproductiva y grafismos, manifiestos en la presencia de expresiones subculturales como ‘panky’, ‘fumón’ ‘kumita’ ‘choro’..;. “Shiii aquí estamo todavía los loco”; ‘cacho’; ‘la mermelá’.Pero por otro lado en Las fórmulas secretas de la soledad nos encontramos con la ‘i’ arcaica de la ortografía de Bello y el español antiguo, que aparece en estrofas que parodian el lenguaje español antiguo de los cantares de gesta y los libros de viaje, como en esa parte del poema que lleva por título “El Doncel Relata la Historia de su Vida/i Algunos Viajes i Cosas que Sucedieron en Ellos. En Los Ángeles Prohibidos por el Amanecer nos encontramos con ocasionales representaciones fonéticas del habla coloquial, entramadas con elementos de otros registros: ‘la ciudá’, ‘la realidá’, ‘calamidá’, ‘alas rompidas’, ‘desta soledá’, ‘en doliendo’, ‘en arañando’, ‘y deso vivo’, ‘libertá’, ‘se me le multiplica’, ‘he volvido’, que resultan en un texto que mantiene una estructura más o menos tradicional de verso libre, donde hay una abundante presencia del lenguaje popular y coloquial, pero que a la vez es fuertemente distanciado, lo que es otra de las dicotomías con trabaja, resuelve o intenta resolver este autor:



Mira...

cómo me le crecen
estas alas rompidas
y cómo me le rompen
en la garganta rota
las palabras
desta confesión de-lirio,
de flores y ventanas.



Julio favorece la figura del ángel, de Los Ángeles Prohibidos por el Amanecer, figura que de alguna manera es una máscara o representación del hablante lírico o un personaje que un poco lo encarna y que se pasea por sus poemarios. El ya mencionado Ícaro tiene elementos de este ángel caído, y el Altazor de Huidobro, que se cita, pasa a ser parte de esta serie de personajes autorreferentes de aciago destino. También forman parte de esta constelación El Tatuado, que aparece en los Fragmentos del tatuado, y el Joven Príncipe de Las fórmulas secretas de la soledad; así como el testigo y narrador de Crónica trasnochada de la mariposa y otras mariconadas, que es un vampiro, de alguna manera también un ángel caído y maldito:



Comienza a amanecer…
el hambre nuestro de cada día se vislumbra.
Entonces mejor correr
antes que cierren todos los cementerios
y nos quedemos aquí
viviendo entre los vivos…
pero muertos



Estos y otros personajes se sitúan al centro de un tejido de relaciones, juicios, conjeturas, etc., que hilvanan una escritura en la que otros diversos personajes y entidades personificadas se irán haciendo presentes para ir entregando el sentido a una existencia yecta, arrojada al mundo—en un sentido heideggeriano—, pero no del todo inauténtica, sino envuelta a veces en un negro romanticismo. Pero que el héroe de turno que encarna o creemos como lectores que encarna al autor conoce y a la que está condenado desde su nacimiento.

Este (anti)héroe marginal que puede asumir las alas derretibles y el destino aciago de Ícaro, el Joven Príncipe o el Ángel, es el centro de preocupación o la conjetura de otros diversos personajes que el emisor poético secreta en un afán de definir los contornos y esencia de su propio ser. Así, en Lo oscuro y lo silencio, el personaje central que se define como siendo “A la manera de Ícaro”, es el objeto de la preocupación, registro, investigación y conjetura de caracteres tales como el Entomólogo, el Maestro, la Nodriza, el Célebre Médico, el Astrólogo y la Madre, a todos quienes el héroe responde en la sección de este libro-poema titulada Lo que dijo Ícaro. Más específicamente al Médico, a quien contesta en 

Respondiendo al Célebre Médico



¿Hubo alas?
sí señor, había alas ...
¿Heridas hubo?
profundas llagas

¿Causa de la muerte?
porfía
arrebato
libertad

¿Murió de repente?
de repente
de rapto
de belleza

¿Hora del deceso?
al ocaso
a eso de la noche
que llaman estrellada.

¿Hubo lágrimas?
amargas señor,
tan amargas.



Lo que revela al poema como un post mortem, mostrando a la vez una suerte de narcisismo quizás un poco masoquista, que se manifiesta el cumplimiento de esa común fantasía de ser el testigo de la propia muerte y el efecto de esta en los seres más próximos y en el mundo.

Estas constelaciones de personajes centrados alrededor de los aspectos y avatares de un personaje central antiheroico, pero estetizado, aparecen también en otros poemarios, a veces como interlocutores, delimitando y cualificando el yo poético en un obsesivo autoexamen. Así pasa en Fragmentos del tatuado, donde la madre, el padre, el Ojonauta, el amigo, la mariposa y la poesía son interlocutores que en un contrapunto dialógico van explorando junto al emisor poético sus alternativas existenciales.

En Los ángeles prohibidos del amanecer se recurre a la personificación para ir delineando esta figura central para-heroica: ‘Del Temor’, ‘De Tu Retrato’, ‘Del Sueño’, ‘De la Indolencia’, ‘Del Delirio’, ‘De la Soledá’, ‘De la Paraplejía’, ‘Del Valle’, ‘Del Cerro El Plomo’, ‘Del Carnaval’,etc., son elementos que comprenden lo objetivo, lo calificativo, lo anímico, estados físicos, eventos y actividades procedentes de diversos registros semánticos, y que desde el punto de vista del sujeto—no esta vez de los otros personajes (testigos) —, ayudan en este proyecto o tarea de delimitar la figura del yo, sus cualidades y acaeceres. El punto nodal de todo lo que padece y origina esta identidad fluctuante, angélica, marginal y marginada, que se empecinaba en un autoconocimiento. Para conocer e intentar compartir y trasmitir su esencia y sus manifestaciones.




LUIS KONG SANTIBAÑEZ [12.893]

$
0
0

LUIS KONG SANTIBAÑEZ

Nació en Taltal, Chile el año 1959, realizó sus estudios básicos y medios en esta ciudad. Profesor de Castellano. Maestría Universidad de Chile Santiago.

Tiene publicaciones en cuadernillos del Taller de Literatura "Recital" de Antofagasta, 1977, 1978, 1979.
"Desbandadas", 1980.
Trípticos y plegables, 1981 - 1987.
"Tumbas del amor ido" Ediciones del taller de Literatura "Recital" Antofagasta 1988.





TE DIGO ADIÓS

Mientras me hundo más allá de mis huesos.
Más acá no supe nunca de la noche.
Toqué a una madre y en mi boca no queda más
que su nostalgia.
Toqué mis manos - acaso las verdaderas -
y en otra boca aún vive mi nombre.
Me ha rozado un Dios.
Porqué a este mordisco lo acompaña
una música mientras busco
el corazón impalpado.






POESÍA JOVEN 

Por ponerle un nombre 
a esta muchachada fans 
de Parra, de Gonzalo Rojas, 
de Lihn. 

Aquí nos tienen, 
la savia inmunda, la juventud 
de Chile. 

Allá vamos, 
tras la siga 
de la mismísimas musas  
maquilladas, maracas y viejas. 






HEIDEGGER 

Como usted puede ver, 
la casa del ser está vacía, 
y desde entonces 
que el lenguaje de la poesía 
vive de allegado 
en estos fastuosos parajes 
de la impostación. 





A PROPÓSITO DE LIHN 

Nunca saldremos de Nada. 
Cerrado todo acceso gratuito a lo real. 
solo nos queda el Paraíso de la Burla. 
sagrado desconsuelo de no ser nada, 
sino despojos de una fingida felicidad 
para otro mundo. 
Lo vaticino ahora, de cara al lector: 
nunca saldré del horroroso Lihn. 





CABALLERO SOLO 

Evocaciones permanentes 
para un exilio en la niebla 
perfectamente posible 
bajo la dura mirada de Dios. 

          A Galvarino Santibáñez B






Y al final, toda estética posible 
de mi parte 
no era otra cosa 
que este lamentable 
espectáculo del pudor. 
Narciso enamorado 
a perpetuidad de su imagen 
reflejada en las oscuras aguas 
del río de la muerte. 






HERNÁN RIVERA LETELIER [12.894]

$
0
0

Hernán Rivera Letelier

Hernán Rivera Letelier (Talca, Chile 11 de julio de 1950) es un escritor chileno, conocido principalmente por sus novelas ambientadas en la pampa salitrera.

Aunque nació en Talca, se crió y vivió hasta la edad de 11 años en la oficina salitrera Algorta, en el norte de Chile. Allí y en las de María Elena y Pedro de Valdivia hizo sus estudios escolares.

Debido al cierre de Humberstone, sus padres se transladaron con sus cinco hijos a Antofagasta, donde a las dos semanas de llegar muere su madre, víctima de la picadura de una araña de los rincones. Entonces, la familia decide volver a las salitreras: "Los hermanos menores de Hernán se fueron con las hermanas casadas de vuelta a una salitrera, pero el 'tímido rebelde o rebelde tímido'—según su propia definición— se negó a partir y decidió quedarse solo en la ciudad, viviendo en una suerte de ruca instalada en el patio de una iglesia evangélica. El padre, que trabajaba en una mina y regresaba cada 15 días, lo comprendió y dejó que buscara su rumbo".

Se ganaba la vida vendiendo diarios; le alcanzaba para comer e incluso para ir al cine: "Como en Algorta no me dejaban ir, aquí me hice un cinéfilo crónico. Los miércoles daban las rotativas: entraba a las dos de la tarde y no salía hasta la una de la mañana para ver tres veces las tres películas. Como a las seis hablaba con el portero, salía a comprar pan y mortadela y me metía de nuevo al cine". Después de tres años de vivir en Antofagasta, volvió a la pampa a trabajar. En la salitrera María Elena fue mensajero de la empresa Anglo Lautaro (hoy Soquimich) y, después, al cumplir los 18, entró a un taller eléctrico.

A los 19 años, toma su mochila y viaja durante tres años por Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Argentina. "Fue en este viaje donde decidí convertirme en el mejor escritor del mundo", dirá años más tarde. De regreso a la pampa en 1973, comienza a trabajar en la mina Mantos Blancos y después como operario en la oficina salitrera Pedro de Valdivia; paralelamente, estudia en la escuela nocturna para completar la enseñanza básica. 

Pero habrá de pasar más de una década de aquel memorable viaje en que tomó la decisión de consagrarse a la literatura antes de poder publicar su primer libro: en 1988 sale Poemas y pomadas, "autoedición de 500 ejemplares que vendía puerta a puerta, en los bares y los cafés", y en 1990 Cuentos breves y cuescos de brevas (1990).

Cuatro años más tarde publicaría su primera novela, La Reina Isabel cantaba rancheras, que lo catapultó a la fama y le granjeó sus primeros premios importantes (antes, escribiendo poesía, había ganado 26 galardones en concursos menores): el del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, más una mención en el Municipal de Santiago. Desde entonces, este libro se ha convertido en una de las obras literarias de más vasta difusión de la narrativa chilena reciente. El mismo Rivera Letelier diría en 2000 que desde que publicó La Reina Isabel cantaba rancheras la vida le "dio una vuelta de carnero". "Me he convertido en el hombre más feliz del mundo; hago lo que me gusta, vivo de eso y lo gozo. No he cambiado mi forma de vivir ni mis amigos, pero me siento más seguro de mí mismo, ya no tengo que preocuparme de que no voy a tener pan para mis hijos mañana".

Su siguiente novela, Himno del ángel parado en una pata (1996), volvió a recibir el premio del citado Consejo, consolidándolo como escritor. La lista de galardones y distinciones ha ido creciendo a medida que el escritor ha ido editando sus nuevos libros.

El primer sello que publicó sus novelas fue Planeta, pero a partir de 2006 Rivera Letelier saca sus libros en las editoriales del Grupo Santillana —que han reeditado todas las novelas aparecidas anteriormente en Planeta—, particularmente en Alfaguara y Punto de Lectura.

Algunas novelas suyas han sido adaptadas al teatro (La Reina Isabel cantaba rancheras tiene varias adaptaciones, una de ellas con la participación del mismo Rivera Letelier) y traducidas a varios idiomas, particularmente al alemán, francés e inglés.

Está casado desde 1974 con María Soledad Pérez, a quien conoció cuando trabajaba en la mina de cobre Mantos Blancos. "Ella se enamoró de mí cuando me vio a través de una ventana, bailando rock and roll". El matrimonio tiene cinco hijos.

Cuando se le ha preguntado por qué empezó a escribir, en alguna ocasión ha dicho que "por hambre". Lo que sucedió fue que en los años de su viaje juvenil, que lo llevó por Chile y el Cono Sur, en realidad pasaba hambre. Y una noche, escuchando la radio con un amigo, se enteraron de que un concurso de poesía prometía como premio una cena para dos. "Cuando escuché la palabra comida me bajaron las musas y dije 'yo puedo hacer un poema'. Nunca había escrito nada ni había tenido un libro de poesía en mis manos (salvo los versos de los libros del colegio), pero tuve la convicción absoluta de que podía hacer un poema y que me iba a ganar esa cena"; agarró entonces el cuaderno donde pegaba fotos y postales del viaje, que lo tenía guardado en la mochila y se sentó a escribir su primer poema, "inspirado en una pololita que había dejado en la pampa". "Me salieron cuatro páginas; al día siguiente lo fuimos a dejar a la radio". Efectivamente, ganó el concurso, lo que no dejó de ser una suerte, porque gracias a él salió a la superficie su vocación de escritor o "contador de historias", como prefiere autonombrarse, vocación que lo ha convertido en uno de los autores más leídos en Chile.

Rivera Letelier es agnóstico. Al respecto dice: "Yo tuve una infancia muy religiosa. Mis padres eran evangélicos y pasaban en la iglesia rezando, orando y cantando. Llegó un momento en que dejé de creer en todo eso", y bromea, refiriéndose a su éxito como escritor: "Yo no creo en Dios, pero creo que Dios cree en mí".

Sus novelas y el cine

Varios de sus libros han despertado el interés de productores y directores, pero la mayoría no se han concretado. Así ha sucedido con Los trenes se van al Purgatorio (2000), que debería haber rodado Jorge López, o Santa María de las flores negras (2002), de la que tenía que hacerse cargo Marcelo Ferrari. La adaptación de La contadora de películas (2009) está en manos de Walter Salles.

Fatamorgana de amor con banda de música (1998) parecía destinada a seguir la misma suerte después de que su guionista y productor inicial, Bernard Giraudeau, falleciera en 2010. Sin embargo, el actor y productor belga Hubert Toint decidió concretar el proyecto como un homenaje a Giraudeau, del que era amigo. La película, dirigida por él, se rodó entre marzo y mayo de 2013 en Chile, en la zona donde estuvo la salitrera Humberstone, y está protagonizada por la belga Marie Gillain en el papel de la pianista Golondrina del Rosario y el chileno Eduardo Paxeco como el trompetista Bello Sandalio.

Obras

Poemas y pomadas, Editorial Eléctrica Chilena, Santiago, 1987
Cuentos breves y cuescos de brevas, microcuentos, Ediciones del Taller de Literatura Recital, Antofagasta, 1990
La reina Isabel cantaba rancheras, Planeta, 1994
Himno del ángel parado en una pata, Planeta, 1996
Fatamorgana de amor con banda de música, Planeta, 1998
Donde mueren los valientes, relatos, Editorial Sudamericana, 1999 (reeditado por Punto de Lectura en 2007)
Los trenes se van al Purgatorio, Planeta, 2000
Santa María de las flores negras, Planeta, 2002
Canción para caminar sobre las aguas, Planeta, 2004
Romance del duende que me escribe las novelas, Planeta, 2005
El fantasista, Alfaguara, 2006
Mi nombre es Malarrosa, Alfaguara, 2008
La contadora de películas, Alfaguara, 2009
El arte de la resurrección, Alfaguara, 2010
El escritor de epitafios, Alfaguara, 2011
Historia de amor con hombre bailando, Alfaguara, 2013
El vendedor de pájaros, Alfaguara, 2014
Premios y distinciones[editar]
Premio del Consejo Nacional de Libro 1994 en la categoría obra inédita por La reina Isabel cantaba rancheras
Premio del Consejo Nacional de Libro 1996 en la categoría obra inédita por Himno del ángel parado en una pata
Premio José Nuez Martín 2001 (Chile) por Los trenes se van al purgatorio
Finalista del Premio Altazor 2000 con Donde mueren los valientes
Finalista del Premio Altazor 2001 con Los trenes se van al purgatorio
Premio Arzobispo Juan de San Clemente 2001 (España) por Fatamorgana de amor con banda de música
Caballero de la Orden de las Artes y Letras, 2001 (Francia)
Finalista del Premio Altazor 2003 con Santa María de las flores negras
Premio Alfaguara de Novela 2010 por El arte de la resurrección9
Premio al Mérito Literario Internacional Andrés Sabella 2012 (Feria Internacional del Libro Zicosur Antofagasta)10




Hernan Rivera Letelier

Aunque nació en Talca (1950), "para mí el norte ha sido todo. En él he vivido prácticamente toda mi vida... sureño de nacimiento, el norte me vio llegar en brazos de mi madre. Y en él me quedé empampado".
Sus poemas se caracterizan por una nota común: la ironía o humor negro: "Jeremías: Nadie me quita de la cabeza que fue demasiado sonora la palmada que me dieron al nacer"... "Epitafio a mi padre muerto el '73: No levantéis de ese modo las cejas. El viejo se murió de silicosis".

Poesía simple, creada sobre la base de hechos cotidianos, que de ninguna manera pretenden dejar impávido al lector; éste, no tiene otra alternativa que reír o enojarse. Ahora, limitar sus poemas sólo al influjo del antipoeta reconocido en 1969, es desconocer -en gran parte- el trabajo de otros creadores que con mucha anterioridad ya la practicaban.

Las líneas literarias que le sirven de raíz deben buscarse entre las metáforas del siempre modernísimo Ramón Gómez de la Serra; en la práctica de la poetización de lo feo, como ayer se nos mostrara en el Lunario Sentimental (1909) del argentino Leopoldo Lugones. Sin saberlo, Rivera Letelier es poseedor de la gracia de un runrunista perdido en el tiempo. Y aquí, engarzará con la lírica más o menos popular y netamente chikena de un Floridor Perez o en ese burlarse de los demás, aprendiendo una vez que supo reírse de sí mismo, como muchos de los poemas del Mester de Bastardía, de Manuel Silva Acevedo.

Su primer libro Poemas y Pomadas (Santiago, 1988), aparece después de una serie de trípticos edictados por el Taller de Literatura "Recital". De él, Ignacio Valente en la sección Artes y Letras de El Mercurio de Santiago, destacó su poema:

MET AMOR FOSIS

Ya ves lo que has hecho
por no haberte dado
a mis rugidos
a mis garras
a mis fauces de mamífero carnicero.

Hoy hasta mi sombra es mal mirada
porque vestido de negro
te sobre vuelo en círculos
y planeando como que no quiere la cosa
aguardo por tu amada carroña.

Considerando que "Rivera no es el primer poeta en desarrollar las extrañas analogías entre el eros y el thanatos, entre el acto de amar y el de dar muerte, pero su enfoque de esta relación es original, tal vez porque el poeta se transfigura primero -a la hora de la solicitud- en bestia depredadora, y luego-a la hora de la consumación, en ave de rapiña. El resultado es convincente", plantea Valente.

Al presentar su primer libro en Antofagasta, junto a la abogado Katia Abarca V., quien jugó con los términos legales Lanza-miento, nos preguntábamos pero dónde, por dónde la literatura, esa sagacidad, esa ironía, ese humor negro que asoma en cada uno de sus textos. Simplamente de lo divino, del libro de los libros: la Santa Biblia. Cuatro años después reconocería frente al periodista José Astudillo Gómez, de El Mercurio de Antofagasta que "en el hogar paterno, fui una persona más bien introvertida que ocupaba sus horas en leer la Biblia, único texto disponible...", incluso, en su función de fabulador, nos ha contado que alguna vez también fue predicador de esquinas.

Y también de lo humano, literatura como un trabajo de elaboración, literatura de cajón de sastre y no de colgador de modista, literatura que encuentra su base en la elaboración y reelaboración, en la confrontación y en la alteración de algún símil anterior, pues qué difícil es decir algo nuevo bajo este candente sol de pampa y salitre. "No me agrada que un poema o cuento me salga muy rápido... Retoco una y otra vez con la paciencia del orfebre. Me gusta situar la palabra, el adjetivo preciso".

De lo divino a lo humano (y también a lo demoníaco), a ese otro yo que se nos aparece en cada línea, traicionándonos en su parecer: Hahn, con una carga mayor de literariedad, si no, reléase su "Vaca 2" con su canto a Ledas y carniceros; a Lihn, con su ironía que supera al verso breve parriano.

VACA 2

No le digan a los carniceros
que en cada vaca hay un cisne

no le digan que pese a su continente
a lo descortés de su forma
y a su mismo nombre tan córneo
y cuadrúpedo como ella

no le digan a los carniceros
verdad más grande que la propia vaca

ni aunque se hallaran
la mismísima imagen de Leda
plasmada en uno de los costillares
creerían creo yo los carnales carniceros

lo mismo ocurre con las cocineras
y sus atroces tablas de picar carne

sólo los matarifes saben bien de esto
solamente los matarifes Ellos sí han oído su canto.

Ha ganado varios concursos, entre ellos, el segundo lugar del Javiera Carrera, 1980; primer lugar Javiera Carrera, 1981; segundo lugar concurso de cuentos 85 años de El Mercurio de Antofagasta, con el "El fantasma de la lámpara a carburo y su paseo por la calle principal", etc.; ha sido incluido en revistas nacionales ("La gota pura") y antologías, como la del Cuento Minero Chileno (1991), del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile preparada por Javier Jofré, donde le toca presentar a Mario Bahamonde, Andrés Sabella y Carlos Pezoa Véliz; y, Catorce Poetas Chilenos Fuera del Fuego (1991); ha dado recitales a lo largo de todo Chile y ha sido invitado a cuanto encuentro literario se efectúe. Volviendo a los concursos, señal que "no escribo para concursos y cuando participo en ellos, lo hago con trabajos que están confeccionados con mucha antelación".

Y de la poesía al cuento: Cuentos breves & Cuescos de brevas (1990), cuyo acto de presentación en la Oficina Salitrera Pedro de Valdivia se efectuó el 3 de mayo, y cuya invitación decía, como buen fabulador, que "hoy hace justamente 1.211 años que se inventara ese ridículo adminículo llamado peineta". Nosotros preferimos contestar que sí, que ese día 3 de mayo, justamente hace 148 exactos, exactísimos el maestro José Victorino Lastarria pronunciaba el discurso inaugural de una Sociedad Literaria:

"Señores: Al presentarme por primera vez ante vosotros, me siento profundamente conmovido por la sincera gratitud que encendísteis en mi pecho, al señalarme como uno de vuestros compañeros... conmoción que es algo más que gratitud... es también temor, de vergüenza..." Y vaya uno a saber hasta qué punto y plano aquí comienza a fundirse y confundirse los del maestro Lastarria y lo del hablante de esta presentación (y éste es el único guiño al espectador u oídor)..., "vuestra dedicación es una novedad".

Habráse visto que toda una pléyade de trabajadores salitreros apoye la ilusión de Hernán Rivera transformada en un libro de cuentos y vaya con qué cuentos nos sale ahora..., ilusión que bien pudo haber "estado expuesta a perderse sin remedio"..., pero he aquí lo valioso, pues ustedes, tal vez por "instinto que por convencimiento, lograron "completar la obra". Y no me queda otra alternativa que daros "el parabién, señores, y muy sinceramente me glorio de ser vuestro compañero, porque habéis acertado en asociaros para satisfacer una necesidad", la necesidad de Hernán Rivera de verse nuevamente en letras de imprenta.

Y como de la alegría de un lanzamiento se trataba, continuamos diciendo que todo hombre guarda en su interior lo ceremonial, es decir, el sentido de festejar con algún propósito definido; de hacer diferente el día cotidiano, de suspender por un instante la jornada habitual y transformarla en extraordinaria. Y de esta alegría deben participar todos los que en ella han trabajado. Allí está, por ejemplo, el testimonio de los tijerales en una construcción, donde patrón y trabajadores intercambian diálogos alrededor de un bien regado asado...; allí, el descorche de una botella de champaña por deportistas del volante, que nos salpica a través de las cámaras televisivas; allí, la esperada pagada de piso de un nuevo compañero de trabajo... ¿Y por qué todo esto? Porque nosotros también estamos alegres. Hay un libo, un libro del poeta que todos conocemos y cuyo oficio de poeta -siempre tras la búsqueda del sentido exacto de las palabras- lo lleva en su narrativa breve a no engolosinarse con la frase de relleno y pedregosa. Nada de pasesitos cortos ni fintas, directo al arco y gol. Cree que sólo lo conciso es fecundo. De allí que una de las primeras tareas que se le indicó fue la de no temer a las palabras (y esto también es válido para el lector). Ellas están ahí esperando que alguien las selecciones y les exprima su sentido esencial.

A MODO DE ARENGA

Oídme ahora suicidas de alcobas, de estudios, de salas de baño: suicidas de puertas adentro: No más sobredosis de tranquilizantes, no más disparos en la boca, no más venas abiertas con hojitas de afeitar; nunca más la soga al cuello y quedar ondeando como trapo de rendición. Con un clavel en la oreja subid airosamente las torres, elegid las azoteas más altas, las más altas cúpulas, y coronados de palomas allá arriba abrid hasta la transfiguración vuestros pálidos brazos.

Pero oídme bien inútil manga de frustrados, aquí no se trata de dejarse caer con remilgos de hojas secas, con aleteos de coleópteros averiados o parábolas de pájaros ciegos. Mucho menos todavía tratar de lucirse con volteretas de campeones olímpicos en saltos ornamentales. En ataque de sorpresa al amanecer y en picada de ángel japonés en llamas, lancémonos contra el mundo. ¡¡KAMIKAZE!!

Rivera Letelier es lector a "full time" y pertenece a una generación antirretórica, respecto al cómo enfrentar el hecho de la lectura desde el norte, al igual que Galvarino Santibáñez, Luis Kong o Jaime Ceballos; de espaldas al cerro y de cara a la inmensidad universal.

Frente a nuestra pregunta si ¿se puede ser 'universal' desde el Norte? Expresó: "Yo creo que desde el Norte y desde cualquier rincón del mundo. Creo que lo que da un valor universal al fondo, tema a asunto de una obra de arte, es la forma; el cómo de qué", opinión que refrendó frente al periodista José Astudillo: "Considero que la forma y la estructura... son primordiales. Más de lo que se dice, me interesa el "cómo" se dice. Trato de hacer una simbiosis entre el lenguaje culto y el habla popular".

EL ULTIMO TIRONCITO

Siempre puso cuidado en no levantarse con el pie izquierdo; jamás se peinó en espejos trizados ni desplegó paraguas bajo techo. Evitó siempre, a cualquier precio, pasar por debajo de escaleras o que cruzara su camino un gato negro. Además de llevar siempre consigo una pata de conejo, amén de adquirir toda clase de talismanes ponderados por pitonisas y charlatanes de ferias, nunca dejó de persignarse frente a cuanto santuario, animita o tótem se le pusiera por delante. Dicho en pocas palabras, jamás le buscó el cuesco a la breva. Por lo tanto, y visto lo anterior, a estas alturas ya tiene muy claro que si al próximo tironcito no se le abre el maldito paracaídas será, lisa y llanamente, pura mala cueva.

Esta forma de hacer literatura responde a los cánones de una generación que comprendió, tras el machaqueo del Maestro Ciruela -que sí supo leer y no tuvo escuela- que quien no lee no crea. Y el crea que siga y la consiga, que se esfuerce, que se queme las pestañas, porque sabemos que el que quiere celeste... De allí que considere el oficio de la literatura como algo serio, absorbente y muy complejo.

Había que invertir la tarea pero desde otra perspectiva, invertir lo tradicional, demostrar que también es posible, aplicando un leguaje que sin ser nuevo no deja de ser novedoso, en el sentido de burlarse, de sublimar toda realidad a través del sarcasmo, ya que frente al dolor, al dolor de todos, no cabe sino invertir la situación, ser mordaz, cáustico o irreverente y dado que hace rato que los dioses bajaron del olimpo, nosotros, simples mortales, no tenemos otra alternativa.

En sus cuentos, hay una eterna dualidad que sólo se descubre en el interlineado; así, una risa trae aparejado un gran dolor, esos pequeños mierdalones que nos corroen durante nuestra existencia. De allí que pareciera no haber situación feliz, si no se presenta también algo de lo trágico cotidiano.

En Cuentos breves & Cuescos de brevas vuelve a reírse de su perra vida y al parecer sigue contento con sus mismas pulgas, aunque tal vez no nos alcance nuestra vida para verlo si es capaz de reírse frente a su propia muerte, pero cuidado, que esa risa que se destila por esas páginas, invite a la reflexión y éste es el serio desafío, corresponda usted también con una sonrisa, si es que puede.

PANORAMICA

...me veo deambular
entre carruseles
y torres iluminadas
tratando en vano
de dar en el blanco
probando en la ruleta
consultando en la bola de cristal
trepando a la panorámica rueda
desde cuya cima
me veo deambular
entre carruseles
y torres iluminadas
tratando en vano
de dar en el blanco
probando en la ruleta
consultando en la bola de cristal
trepando a la panorámica rueda desde cuya cima
me veo deambular
entre carruseles
y torres iluminadas
tratando en vano
de dar en el blanco
probando en la ruleta
consultando en la bola de cristal
trepando a la panorámica rueda
desde cuya cima...


Tomado de 14 Autores Nortinos.
Sergio Gaytán
Ediciones Universitarias
Universidad Católica del Norte
Primera Edición
1993. Chile



“COLO COLO CAMPEÓN"

Colo Colo el club de nuestros amores
Ha ganado una nueva estrella
Para el firmamento de su muy glorioso escudo
Y nosotros colocolinos de tomo y lomo
Nosotros que llevamos al indio en el corazón
Y que no hemos trepidado en llegar a las manos por defender su nombre
Nosotros, que somos capaces de recitar la alineación completa e incluida la banca
De cualquier partido jugado en el país o en el extranjero
Nosotros, los del último pliegue de la galería
Incondicionales en las buenas y en las malas
Nos apersonaremos a la directiva de nuestra querida institución
A pedir, más bien a exigir
Que se nos preste esta flamante estrella
Así más no sea por un solo fin de semana
¿¡Para que querrán estos locos una estrella!?
Se preguntaran ustedes, los colocolinos de marquesina,
Vayan anotando:
1.- Para alumbrar el cuarto de la abuelita que le cortaron la luz
2.- Para adornar el velatorio de nuestro último angelito muerto de diarrea
3.- Para tapar las goteras
4.- Para cubrir el agujero de nuestros zapatos
5.- Para ponerla debajo de la pata de la mesa crónicamente coja
6.- Para hacerla hervir junto a los huesos de la semana pasada
7.- Para dejarla como garantía en el boliche de la esquina a cambio de la matinal caña
8.- Para pegarla como calcomanía en los letreros “No hay Vacante” y así hacerlos un poco más amenos
9.- Para mostrársela al chofer del micro y poniéndole la cara a rogarle “Oiga, nos lleva por una estrella”
10.- Para colgárnosla como un medallón en el pecho e irnos a pasear por las calles alegres, engatusando con su brillo olímpico a las putas más pintadas, las que seguro sensibles y amorosas como son ellas caerán redonditas a nuestros brazos y hasta puede que nos den una gratis porque al fin y al cabo ellas también son chilenas, Colo Colo es Chile ¿O no?





PLEGARIA POR EL NUEVO RICO

De los oportunístas líbralo, Señor,
de los viejos amigos nunca antes vistos
de la exultante jauría de parientes lejanos que como por encanto le irán apareciendo de norte y sur del país (los tíos del primo de un cuñado de su medio hermano).

De las tenaces señoras de instituciones benéficas 
protégelo
                                        www.letras.s5.com ... con tu sangre
de los mil vendedores de automóviles que caerán a su diestra 
y de los diez mil promotores de intangentes
                                       ( esos entes casi sublimes)
que se dejarán caer a su siniestra.
Si en plena borrachera en el boliche de la equina
Tú lo iluminaste de tu gracia y le afirmaste el pulso tembloroso
para que eligiera el cartón preciso.
O si en un arranque de sentimentalismo divino
                      -tú, también los tienes, Señor-
le mostraste en sueños el número de los números
(y luego le diste la inspiración suficiente para que lo jugara
                                                                                                      al revés)
Si fue tu mano sacra la que guió la mano de la guagüita o la patita del minino regalón
para que se posara en ése y no en otro boleto de la Lotería
Si fue por tu santa voluntad, Señor
                      -casi digo tu infinito sentido del humor-
que el pobre se ganó solito esa porrada de millones
entonces ten misericordia de él.

Que la torta no se le vuelque sobre su propio rostro.

Mantén alejados de su casa a los limosneros profesionales
                              esos que usan la palabra óvolo-
a los sablistas joviales que cercenan sin dolor
y a los perdigüeños de cara lánguida que en interminable
procesión misérrima llegarán de rodillas hasta su casa
rogándole favores de animita milagrera.

Dale de tu fortaleza, Señor
                                  (revístelo de la dureza prehistórica de tu cuerpo santo)
para que pueda resistir el tormento
de las toneladas de cartas que abrumarán su espíritu.
Pedidos que irán desde una muñeca de trapo más que sea hasta
una cabañita en la playa prescrita por el médico
                                      -pasando por cosas tan inverosímiles
como un traje de viuda, una rueda de triciclo fletero
o pasajes para traer de vuelta al amante vagabundo
extraviado en los bares de puerto
de algún lejano país helado-.

No se le vaya a obnubilar la razón en complejos de Santa Claus
Adviértele, Señor, que él no es ningún Rey Midas
                                           (que ni papá Rockefeller lo fue).

Guíalo siempre por el camino de la austeridad y la prudencia.

Líbralo de la tentación del cheque en blanco
de las propinas exuberantes
de la arrogancia torpe de no preguntar por los precios
Tantéale el desprendimiento de su mano abierta
-que su derecha sepa siempre lo que da su mano izquierda-
Los pobres, tú también lo fuiste, Señor
suelen ser demasiado munificientes.

Aconséjale que se lo tome con calma
que se vaya despacito por las piedras.
Que no vaya a cambiar muy de sopetón la rayuela por el golf
los causeos de patitas por el caviar
los incomparables boleros de amor de Lucho Barrios
por música que sólo lo hace imaginar catedrales de aire y no le trae a la memoria ningún nombre de mujer.

Que está bien, que es comprensible que cambie su modo de andar
que cambie de loción, de marca de cigarrillos
de raza de perro.www.letras.s5.com
           Incluso que cambie la raya de su peinado
si le parece que le sienta mejor.
Pero palmotéale el hombro amistosamente, Señor
y dile que no sea desconsiderado
que no sea patevaca:
que no vaya a cambiar a la mujercita nublada de suspiros
que lo amó a pan y cebolla (al menos no muy luego).

Muéstrale que las rubias platinadas son fatales
que las mulatas de fuego llevan el diablo en el cuerpo
y que el noventa por ciento de las pelirrojas no lo son.

Que una danza del vientre no vale la caída de un imperio.

Que el auto que de todas maneras se va a comprar
no lo atiborre tanto de adornos y calcomanías
Que la casa nueva no sea muy grande
en donde en las noches no pueda hallar una ventana con luna
y correr el riego de extraviar su propia sombra.

Procúrale amigos nuevos para que pueda usar su correo electrónico
             ( sin que por ello se olvide del cabro Felo, del maestro Froilán y de la flaca Nancy).
Pero antes instrúyelo en el arte del buen anfitrión.
                                        Dale roce social.
Enséñale a pronunciar correctamente anglicismos y galicismos (hall - champagne - champignon - etc. ).
Lo va a necesitar.

Consíguele un volumen del Manual de Carreño.
Alecciónalo en los puntos más elementales
                 (tampoco se trata de volverlo un petimetre, claro).
En la manera de usar expeditamente los cubiertos por ejemplo
(tú sabes, Señor, que él sólo usaba la cuchara grande y, a veces, algún domingo, tenedor y cuchillo).

Y por sobre todo, por lo que más quieras
que no comience a vestirse como un turista norteamericano
de farra en el carnaval de Río.

Que no ostente demasiado la hilacha, Señor.

Ilústralo sobre que el glorioso banderín del Colo
no va muy bien junto a un Matta o un Lira
                               -así más no sean reproducciones-
y que el busto de Chopin o de Mozart -aunque remanidos ambos-
dan mucho mejor tono sobre el piano que su vieja imagen
de la Virgencita del Carmen moldeada en yeso.

Exímelo, en lo posible, de tales papelones, Señor
Los ricos de cuna -Tú lo sabes- pueden llegar a ser muy crueles.

Y si por obra del diablo, estafas, despilfarro
malos negocios, socios inecrupulosos, etc. etc.
la torta se le volviera sal y agua
                                             paja en el viento
migajas de un pan frío en sus bolsillos rotos
que lo tomado lo comido y lo bailado no se lo quite nadie.
Que ningún hijo de mala leche se atreva a venir
a quitárselo. Eso sí que no, Señor.

Mas si ocurriese lo contrario.
Si por milagro lograse aumentar y consolidar su fortuna.
                         Si de millonario pasase a multimillonario.
Si se transformara en ese algo pálido y liso
que se conoce como "un rico"
y en calidad de tal exhalara su último suspiro
olvida entonces la hiperbólica sentencia
del camello y el ojo de la aguja
                                  y porque la culpa no fue toda de él
déjalo entrar al Reino de los Cielos.

Cual un viejo portero de circo
                    todo corazón ante un niño con cara de bueno
haz la vista gorda, Señor, y dale la pasada a tu Santo Reino
Así más no sea por debajo de la carpa.

                                                                             Amén.





CECILIA CASTILLO [12.895]

$
0
0

CECILIA CASTILLO

Profesora, poeta, cuentista y periodista chilena.
Nació en La Serena, Chile el 23 de abril de 1949 y vive en Iquique desde 1975. Con presencia en la literatura del norte, a pesar de sus escasas publicaciones: el poemario BOLEROS en diciembre de 1996 y el volumen de cuentos CACTAE, Mujeres del Desierto en diciembre de 2002.
Es miembro de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) nº. 1831, y de la Sociedad de Escritores de Tarapacá (SETA).
Publicó, entre otras obras: La calle mojada (2003).




BUITRES

(Comentario a una fotografía
de Kevin Carter de una niñita
desfalleciente acechada por un buitre)

Y volamos así, en círculos
engarzados en penas móviles
quitando la piel al mundo
enmascarándonos
antifaceándonos
¿alelados?
No.
Ya nada nos asombra.
Ya nada es inhumano.

Tragámonos hambres, guerras, pestes.
Sonreímos a los Jinetes.
Abrevamos Sus caballos.

Sudán es un lugar en Africa.
Sólo un lugar en un mapa.

Y esta ninã,
lo que pasa es que esta niña
tiene demasiados huesos.

(La calle mojada)







REFLEJOS

En hora de bostezo de gaviota
una ola rezagada
me pretende, me seduce
y coqueta...en puntillas me abandona
Yo suspiro y
te saluda mi sombrero desde lejos
desde a veces, desde sombra
Te saluda, te antecede, te convoca
mi mano ondulada de agonías
Te saludan el canto y mi rebozo
con un breve tinte de pudores
Suelo inmenso
libre amplio desierto de mis soles
Te saluda te sigue mi dolora
Retroceden mi brazo y su esperanza
Te saludan la espuma y sus reflejos
Color verde embotellado
Mi congoja y tu verso
Y el eterno díaynoche
Glaring, glaring





La Calle Mojada

Ya nadie recuerda, Amanda.
Manuel y Víctor
son cosa del pasado:
verdad y reconciliación -
borrón y cuenta nueva,
tal vez no haya ocurrido nunca,
                                             dicen.
Ya nadie recuerda.

No corras, Amanda.
Ya nadie recuerda
que muchos no volvieron,
tampoco  Manuel.

Ya nadie recuerda, de Víctor,
el crujido de su guitarra en agonía.

Pero, la calle
sigue estando mojada.
Mojada de orines y lágrimas,
mojada
           de sangre
en cinco minutos.
La vida es eterna
                        en cinco minutos.

Ya nadie los recuerda,
                                Amanda.






EL PUEBLO ¿UNIDO? ¿JAMÁS SERA VENCIDO?

Más preguntas - ¿Qué pasó con las grandes alamedas?  ¿A cuántos les son ajenas? ¿Ubi sunt?
Escucho a los "Quila", y, en lugar de disfrutar, sufro... Mi alma se niega a integrarse a las voces. También, ellos no son los mismos. Los escuchamos, aquí en Santa Laura, comunicarse en francés, abiertamente a oídos del pueblo que anhelante clama por escuchar las canciones que apelan al espíritu colectivo. Pero, los "Quila" de los noventas se niegan a preguntar "qué culpa tiene el tomate"- ¿por qué?, ¿es que ya no les conviene que "la tortilla se vuelva?"
Y el pueblo, ¿por qué no puede estar unido?
Por qué los jóvenes no pueden ya reír si no es con cerveza o "pito" que espanten la amargura?
Es tiempo de elecciones. Los muchachos de hoy interpelan a los "lolos" de los setentas:
-La política es corrupta - dicen.
Es cierto - digo - ingresen ustedes a la política y límpienla. Tal vez es corrupta porque ustedes no están.
Y, a pesar de este discurso optimista, la verdad, la verdad, tengo miedo de no creerlo ni yo misma. Tengo miedo de su desconfianza al preguntar - ¿Y si nos corrompemos nosotros también?
Pero, a pesar de mi desencanto, y a pesar de que
los álamos ya no crecen,
los álamos están torcidos,
los álamos no tienen hojas
me esfuerzo en volver a soñar con "las anchas alamedas", porque en mi médula algo quedará  de ese idealismo generoso latinoamericano y
arrullada por mi sueño
me empeño en permitir que mi alma de poeta
aunque llore,
nunca deje de cantar.





Mi nombre

Anda, ¡llámame!
y que resuene tu voz entre cordilleras y valles
Llámame
con ese nombre secreto que me has dado cuando te sumergías entre el ansia y la culpa
Llámame
que mi nombre en tu boca adquiere un valor nuevo, impensado, provocante
Llámame ahora
y que penetren tus ganas entre mis cordilleras y mis valles



RESPUESTA DE UNA MUJER

Usted no se acuerda, Sergei.
Usted, claro, de minucias no se acuerda.
Cuando arrodillada yo,
junto a su lecho,
posaba una y otra vez
paños fríos en su frente.
Sufría usted, claro, de esas fiebres agobiantes.
De las que no se sufren, naturalmente,
por una simple mujer.
Se sufren por el dolor universal.

Querido:
Usted no me amaba.
Cómo pudo si no, ignorar que yo,
junto a usted en el gentío
comprendía perfectamente lo que se avecinaba.
Usted recuerda mi angustia, dice.

Mi angustia de
muchacha pobre
de ojos cansados y espalda fiera.

Me recuerda, dice, en su carta,
y le complace comunicarme que
no rodó por la pendiente.

Que ahora no me haría sufrir
como entonces.
Querido:
Tampoco me ama usted hoy.
Usted aún no me conoce.
Dice que no soy la de ayer
y que usted a mí no hace la menor falta.

Pobre amigo mío
que jamás me olvida,
que jamás olvida.
Que sigue dispuesto,
por la Causa,
a ir al fin del mundo.

Pero, querido, usted,
no sabe nada.
No sabe que lo perdoné enseguida
y
que lo necesito con demencia.
Que sigo, cada noche,
caminando por la estancia
mientras lo riño -
a usted a la pared
pegado - lo riño.
Lo riño y le suplico,
le suplico
que me permita
rodar con usted
por la pendiente.





INVASOR

El soldado miraba a la niña vietnamita
en completo asombro:
- Así es que también hablas francés-
-Sí- sonrió ella - Hablo francés e inglés,
cantonés y...
- Pero, no entiendo - interrumpió él-
¿En qué idioma piensas?
- Pienso en el idioma- dijo ella-
del pequeño detalle:
como alitas de grillo,
granos de arroz,
suspiros,
o la luz de una vela...

Y pienso en el idioma- continuó-
de la inmensidad:
como estrellas,
campos de arroz,
agua,
o un corazón.
...
Él la contempló largamente
tratando de capturar
el brillo tangencial de su mirada...
y
se quedó en s i l e n c i o.


MIGNOLIA ACEVEDO [12.896]

$
0
0

Mignolia Acevedo 

(Noviembre, 11 de 1945, República Dominicana). Maestra desde 1965. Egresada de las: Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña, en la que obtuvo el titulo de Licenciada en Ciencias de la Educación, Mención Ciencias Sociales, Cum Laude. 1972; Pontificia Universidad Catòlica Madre y Maestra, titulo, Auxiliar Maestro Bibliotecario. 1995; y del Instituto Tecnològico de Santo Domingo en la que recibiò los tìtulos de Postgrado en Metodologìa en la Enseñanza de las Ciencias Sociales, 2000 y Maestría en Ciencas Sociales, 2002.

Ha obtenido Primer Lugar y Primera Mención de Honor en los géneros poesía y cuentos y tiene escrita la novela inèdita Memoria de los años nuevos.

Entre los años 1992 y 2005, fue colaboradora ocasional del LISTIN DIARIO, con temas de opinión y puntos de vista, acerca de las efemérides de la patria y acerca de personalidades de la sociedad vegana.




CON MIS PIES DESCALZOS

Con mis pies descalzos
voy trillando los días de este mi vivir.
Libre de atavíos.
Uniendo los lazos con mis sentidos me hacen percibir,
que soy un poco de lo que la naturaleza,
generosa y pródiga, dispersa por doquier.

Con mis pies desnudos,
siento el leve crujir de la seca hojarasca,
mientras le pregunto a los vientos errabundos,
si saben de cual árbol y de qué lugar procede cada hoja,
y desde cuando son arrastradas inclementes
hasta morir aquí.

Con mis pies al polvo, el sol y la lluvia,
va discurriendo mi vida, sin detenerme en alguna esquina.
Simplemente discurriendo algunas veces:
¿A dónde se van las largas tardes otoñales
cuando llega el invierno y su borrasca?
¿Se quedan dormidas resistiendo el frío?
¿Siguen quietas en una larga ensoñación
en primavera y también en el estío?
¿Despiertan después jubilosas cuando llega de nuevo su estación?
¿Para volver a ser como en este noviembre largas y apacibles
tardes otoñales?.




RESONANCIAS

Escucho una voz grave... profunda,
diciendo que de muy lejos,
yo he llegado,
que traigo el olor de épocas
que el mundo hace tiempo olvidó.

Recuerdo una melodía.
No era de este lugar.
Tampoco el viento la diluía.
Parecía un sonajero de resonancia
suave... serena... lánguida.
¿Dónde... dónde la escuché?
Anhelo oírla otra vez.

Presiento que alguien me habla,
cuando llueve mansamente
en un simple atardecer.
Es como si una voz me dijera,
en un lugar se te espera,
hasta que puedas volver.

Siento que soy viajera.
Viajera de siempre... incansable.
Que por las noches oscuras,
mientras descansan mis fuerzas,
mi espíritu vaga por el espacio,
visitando las estrellas.

Escucho la voz de los siglos,
recordando que la vida
no me pertenece a mí,
que le pertenece a DIOS
al permitirme nacer a la vida
para retornar a su lado un día,
cumplida ya mi misión.

Percibo que soy amada
por DIOS al darme la vida.
Que su amor me envuelve toda
y su única condición es,
amar como me ama ÉL.
Amar sin límite.




LUGAR DE LOS SUEÑOS PERDIDOS

Cuando la ilusión queda trunca
y los sueños se pierden
¿a dónde se van?.

¿Buscarán refugio anhelantes
en algún bosque encantado
donde habitan con su magia
ondinas, ninfas, duendes y mariposas?

¿Se irán a esconder presurosos
en las alturas airosas
de pinares que casi tocan el cielo?

¿O convertidos en lágrimas
que furtivas se evaporan
el viento los llevará
a vivir con las estrellas?





MI AMIGO EL VIENTO

Mi amigo el viento,
conoce cada lugar del bosque,
del llano, las cimas de las más altas montañas
y los escondidos montes.

En ellos escucha
el murmullo de los pájaros,
y lo que conversan las copas de los árboles
para contármelo a mí.

A veces me trae noticias
de lluvias que se avecinan,
de ruiseñores que solo piensan en cantar
y de ríos lentos y perezosos
por los daños a la floresta.

Ayer... no lo sentí bajo el sol,
pero casi al anochecer,
se me acercó presuroso,
provocando mi enfado pues casi me hizo caer,
sin embargo, muy pronto olvidé mi enojo,
porque me trajo...¡ quién sabe de dónde!,
la melodía de una canción ya olvidada
y el aroma de un naranjo en flor.




ÁRBOL NOBLE.

Árbol noble... viejo amigo,
bajo tu protectora sombra,
¿a cuántos has acogido?

Ahí... erguido a orillas del camino,
pareces un viejo patriarca
oteando la distancia.

Entre tu verde follaje,
¿cuántos nidos han habido?
Te quiero también preguntar,
cuando tus hojas se caen,
¿a dónde las lleva el viento?

Eres infatigable... incansable
Nunca dejas de renovarte, de dar frutos.
Y cuando la tempestad azota
o el ser humano destruye el bosque,
tu esperas sin una queja,
árbol noble... viejo amigo.



HANNAH ESCOBAR CORREA [12.897]

$
0
0


Hannah Escobar Correa 

(Titiribí Antioquia, Colombia  1985) es Química Farmacéutica de la Universidad de Antioquia, actualmente consultora del Banco Interamericano de Desarrollo para la Dirección Técnica de Medicamentos del Ministerio de Salud de Colombia. Ganadora del Segundo Lugar en el V Premio Nacional de Poesía Obra inédita organizado por la Tertulia Literaria de Gloria Luz Gutiérrez.





ANGUSTIA

(Del latín angustĭa, angostura, dificultad.)
7.f.p.us. Estrechez del lugar o del tiempo.


Cuando le pregunté al cerezo si el otoño iba a alcanzarme
Se sacudió un poco y dejó caer sobre mí algunas de sus flores.
No es asunto del cerezo,
Mía es la culpa cuando sólo quiero ver primavera.






ESTIRPE VETUSTA

Esta ceguera terrible que me consume
Me estoy muriendo de ensueños que no podré recordar
Me sujeta el grillete del destino.

Yo solía tener un par de alas
Fueron gloriosas en sus días
Ahora me muero de pensamientos
El alma que se nutre de mi sombra
Cayó en un sopor que no es preciso nombrar.





FINGIMIENTO

Con las palabras de otras como si fueran propias
-No sé nada-
Con el sentir de otras como si fuera propio
-No siento nada-
Sin ojos
Sin labios
Sin manos
En la cueva del destino
Lloraba
Como un pobre animal lastimado.




DE LA METAMORFÓSIS DE LAS PLANTAS Y EL INEVITABLE CICLO DEL
RETORNO

Regular, irregular, accidental
El modo triple de la metamorfosis
El triángulo, la estupidez de la trinidad
Una excrecencia monstruosa decía Goethe,
La literatura de las flores es una ciencia,
Una ciencia perfecta.
Estuve pensando entonces en la espiral infinita,
En el ciclo del retorno,
Del retorno a mí,
Del retorno al útero,
Al fuego,
A la tierra,
A la química porosa que todo lo descompone
Con sus oxidaciones y reducciones,
La ictericia, el agujero negro y el origen,
La madriguera de conejo y el nacimiento.

Allá al fondo el sol
Allá arriba el sol
Todo es sol.





CANCIÓN DE PRIMAVERA

A Verónica Forrest-Thomson

Pan, carne, las margaritas de cartón florecerán siempre.
Hundo el pie en el sepulcro que fuera santiguado
Por un pájaro negro
Por la revelación de la sombra
Por el eco de mis visiones
Me siento en absoluto silencio
Clavo mi hambre en el crujir de la noche para ver morir la luz en cada esquina
En cada redondel parentético que fuera una garganta
Una garganta repleta de miedo y de nombres
De sangre y bilis y veneno
Las llamo a todas, las invoco
Vienen como sacerdotisas dispuestas
Con aullidos, con furia, con muerte
Salen del lago, traen sortilegios.
Toda la paz del mundo en el dolor de una sola flor,
En primavera.
Mis margaritas de cartón han florecido de nuevo.





ELEGÍA FUNERAL A UNA JOVEN DORMIDA

Rilke ha muerto
Orfeo ha abierto los ojos y tiene sed
El cuerpo de una joven blanca reposa sobre mi cama
Rodeada de flores, parece el otoño.
Le he preguntado a mi madre si habrá de quedarse mucho
A dormir,
Mi madre ha dicho que debemos preparar la mortaja.
He entrado a hurtadillas a mirarla
A hurtadillas como un ángel pequeño
Con el ardor de la infancia en el corazón
Con el brillo de la infancia en los ojos
Con la impaciencia de la infancia en las manos.
Le he preguntado a mi padre si la conoce
Su nombre, un nombre,
Mi padre ha guardado silencio.
Afuera las flores,
El olor a jazmín era insoportable.




VISIÓN

Salvarse de uno mismo,
Pobre esperanza dormida como un pájaro de luz
Sé que estás muerta,
Como una flor vertical te alzas al alba.




DE LOS MONÓLOGOS O AFORISMOS


1.

Hoy no hay sol, las flores sin sol estamos perdidas.

2.

No tengo voz porque no entiendo. Me hago afuera y me veo a mí moviendo la boca sin

Sentido y no hay sonido, pienso en el péndulo en su afán de péndulo, de movimiento, como si fueran las fuerzas de la física las que lo hacen todo y hacen que todo se ejecute.

3.

Cuando únicamente se imagina entonces la imaginación no es el absurdo sino el único

Absurdo posible. Ontología. El destino: la máquina de imaginar.

4.

Querido Dr. Faustroll a la espiral infinita llegamos hace años, por llegamos me refiero a mí, nada tuvo sentido pero fue el sentido de todo: el absoluto. La espiral, queridísimo señor, no viene siendo más que el punto que deja con desparpajo un lápiz.

5.

Si tuviese yo una nariz como esta y unos ojos como aquellos otros y no tuviese la lengua que tengo o manos, no tendría entonces manera alguna de reprochar, pero no debería poder cul-pár-se-me-me-e-me-eme-heme, heme aquí.

6.

Lichtenberg no es nadie y usted y yo no existimos más allá del pobre reflejo de una sombra en la pared: sombra de una sombra y mucho menos que eso.

7.

Me deliro, me desplumo. ¿Qué diría el mundo si dios lo hubiera abandonado así? Pero el mundo nunca dirá nada y dios lo ha abandonado hace mucho. Ya no hay redención, pero ya ninguno la necesita.

8.

Allí no hay nadie, me lo repito hasta el cansancio y no importa porque no importo.

9.

Mi ventana es un cuadro gris y yo asisto a desasistirme. Me voy a arrancar los ojos y los voy a poner en tus manos para ver cómo es que me miras desde ese lado. No, te voy a arrancar los ojos y me los voy a comer para ver cómo es que puedes verme.

10.

La mostaza es un pájaro, ya lo ha dicho la duquesa.





SOLEDAD

He llamado a la puerta
A alguna puerta
A todas las puertas
Luego del primer suicidio
Nadie queda realmente vivo.

La fiebre, Ofelia.
El cuerpo de Ofelia era más blanco que los otros cuerpos
Y más inerme.

He llamado a la puerta
A alguna puerta
A todas las puertas
He llamado hasta que se me cayeron las uñas
Incluso he llamado con los dientes.

Nadie respondió nada
Ahora adentro es igual que afuera





A VIRGINIA

La canción del agua es una cosa eterna. García Lorca.

Guarda tu luz para los días venideros
Guarda tu esencia para lo que te espera
Déjate caer en los brazos del desconocido
Entrégale tu alma y tu porvenir

Deja que te devoren las bestias
Acomódate con calma en la profundidad de sus fauces
Piérdete pequeña autómata muda
Entrégate al silencio de los nombres desconocidos
De la hora siniestra

Abandónate en el vacío de la palabra que jamás podrá ser pronunciada
Ahógate hasta morir en la angustia de tus horas pasadas
Guarda tu luz para los días que nunca vendrán.



POLICARPO MUNIZAGA VARELA [12.924]

$
0
0

Policarpo Munizaga Varela

Nació en La Serena, Chile el año 1833. Falleció en 1890. Estudió en el Liceo de Hombres y luego trató de  abrazar una carrera universitaria en Santiago, la que se vio frustrada por una enfermedad. Vuelto a la ciudad se dedicó a labores de prensa y poesía, siendo uno de los muchos seguidores de la corriente romántica que imperaba en la zona. Fue activo colaborador en las tareas literarias emprendidas por los hermanos Manuel y Jacinto Concha, quienes manejaban un diario donde comenzó a destacar. En 1887 obtuvo un premio de carácter nacional en el concurso convocado por la U. de Chile y financiado por el esteta y político Federico Varela. Durante ese lapso publicó “Recuerdos”, que formó parte de un conjunto de piezas y poesías que más tarde compiló Julio Vicuña Cifuentes y que se difundieron en una publicación onomástica con varios prosistas, poetas y científicos de la ciudad.  Uno de sus hijos, Julio Munizaga Ossandón, que se graduó como abogado, siguió su tendencia poética logrando varias publicaciones conocidas a comienzos del siglo XX. (Biografía de Fernando Moraga Acevedo).





Policarpo Munizaga Varela
CANTO A LAS GLORIAS DE CERRO GRANDE

Por Arturo Volantines

El texto llamado “La Serena en la noche después de la Batalla de Cerro Grande”, recuperado por el historiador, Osven Olivares Castro tiene muchísima importancia; porque nos trae un aporte fresquísimo del sentimiento que reinaba en el norte después de la batalla de Cerro Grande (29 de abril de 1859), del aliento epocal de la vida de una ciudad del Norte Chico de mediado del siglo XIX y de la importancia de la obra del poeta Policarpo Munizaga, conocido hasta hoy sólo por ser padre del poeta y abogado, Julio Munizaga Ossandón (1888). 

Policarpo Munizaga escribe un texto de 65 versos alusivos a la Revolución Constituyente 27 años después de esa batalla; ésa que las tropas revolucionarias la tuvieron casi ganada; pero que —en la confianza y desechando la estrategia habitual de combate de los atacameños— terminaron perdiendo. Ahora que se cumplen 151 de esa lucha; en la que se buscaba notificar de la existencia de este pueblo y que éste era algo más que un depósito de minerales y sequedad, el testimonio viene a ser un cuadro vivísimo de la esperanza que aún subyace en la gente que ha hecho florecer el desierto.

Las cuatro estrofas transmiten una tradición que aún continúa en la ciudad de La Serena, ya que persiste la niebla y la humedad que caracterizan también a sus habitantes. Tanto Jotabeche como otros autores, como el mismísimo Pedro Pablo Figueroa en su ya legendario texto de la revolución (1) señala esta característica tan sine qua non de La Serena

En la primera estrofa da cuenta del alborozo y compromiso del pueblo de La Serena con la revolución y de su participación activa. Y, luego, cómo se convirtió en una ciudad mustia después de la derrota. Al terminar la estrofa, dice: “Y donde ayer se oyera/ El eco de los libres poderosos/ Ahora sólo impera/ Del agorero búho el son medroso”.

En la segunda estrofa se refiere al compromiso de la ciudad de La Serena con la revolución. La gente se volcó a las calles cuando arribaron las tropas de Pedro León Gallo y Pedro Pablo Muñoz. Da cuenta del sufrimiento de los familiares de los caídos y de cómo la esperanza quedó sepultada entre tantos jóvenes muertos al pie de la bandera constituyente de la estrella de oro con el azul de cielo eléctrico. Señala: “Sus buenos hijos, ese pueblo inmenso/ Que sus plazas cubrió himno cantando…”.

Después se refiere a ese negruzco monumento natural de La Serena que es el Cerro Grande, lugar de la batalla. Nombra a varios de los más notables constituyentes caídos; y, entre ellos, al héroe y poeta, Ramón Arancibia Contreras, Comandante del Estado Mayor de las tropas revolucionarias y autor de “La Constituyente”: himno de la revolución y del pueblo de Atacama. Con mucha dignidad y emoción latente trasmite su desazón de ver a este país centralista y autoritario devorando a sus hijos predilectos y sobre los cadáveres construyendo el Estado. Con certeza manifiesta como ese centralismo mata a la “patria chica” de la cual nos habla y fervoriza Gabriela Mistral. La “negruzca montaña y Hidra feroz” y otros adjetivos calan la estructura modernista de estos versos y logran trasmitir una atmósfera excepcional y que llega o puede llegar, a lo menos, al corazón de los genuinos nortinos.

En la última estrofa vuelve el poeta a su ciudad amada; valora su belleza y su mansedumbre tal como un siglo después lo haría Fernando Binvignat. La Serena tiene un sosiego que embruja; que determina una vida apacible y generosa a pesar de las malas autoridades. Sin embargo, va quedando atrás la visión de una ciudad apagada, triste y conservadora que persiguió y humilló a Gabriela Mistral y a muchos poetas más. Termina señalando que del dolor y del duelo se recupera, y que se recuperá el deseo de vivir que “tan sólo el mar en vecina playa” pareciera que recuerda. El poeta tal vez nos diga que hay que seguir adelante en la búsqueda de la libertad para las tierras del norte y para ésta tan necesaria autonomía.

En las últimas décadas hemos revisado muchos documentos y textos en torno a las rebeliones mineras del Norte; y, especialmente, de la gesta de Pedro León Gallo; sin embargo, mucho de estos documentos han estado siempre cargados de formalidades, parcialidades diversas, interpretativas formas, contradictorias escrituras y códigos, y casi siempre de pálidos reflejos de los ambientes y sucesos verdaderos de los hechos; cada cual ve con el ojo de su perspectiva, y cuando más académicos han sido los comentarios más alambicados y fútiles los aportes. 

Por ello, el poema se vuelve notable, más allá de su contructo verbal y de su arquitectura epocal, logra hacer(me) ver y sentir claramente lo que nadaba entonces al interior del pueblo en esos sucesos después de la derrota de Cerro Grande y de su claro mensaje de que la lucha continúa hasta que Atacama (y su norte) se recupere para sí misma, para el destino que se ha ido ganado por siglos. 

Este poema es un excelente poema en mí, en mi lectura; porque me hace ver tal como fue y en su esencia ese tiempo y esa atmósfera acotados que se vuelven memorables y contemporáneos e inmortales, más acá del tiempo y más allá de los héroes y tumbas y duelos. Ésta es la belleza que se sobrepone cuando es arte como un fogonazo que ilumina el mundo en su ser y queda en su esencia viviendo, tal como el poeta las hizo suyas para las nuevas generaciones. 

Es la poesía de la gesta de un pueblo que se convierte en el arte por y de un poeta de mi provincia en el mundo; ya que “en poesía no existen pueblo subdesarrollados” (2). Es el comienzo de la aurora de la maciza matria tutelar de los atacameños, la misma de Gabriela Mistral y de Pedro León Gallo.



La Serena en la noche
después de la Batalla de Cerro Grande,
29 de abril de 1859 (3) 
              
Por Policarpo Munizaga

La ciudad de los huertos y jardines,
De los castos amores
Medio envuelta en su velo de vapores
Qué triste y sola está.
Y cuan mudada
De lo que ayer se viera
Cuando halagaba sus oídos tanto,
De los hijos del norte el son de guerra
Sobre su frente mustia, solitaria
Tendió sus alas negras.
La noche funeraria,
Y todo es luto, sombras y quebrantos.
Y donde ayer se oyera
El eco de los libres poderosos
Ahora sólo impera
Del agorero búho el son medroso.

Sus buenos hijos, ese pueblo inmenso
Que sus plazas cubrió himno cantando
No la acompañan ya…...Bravos lidiando
Al pie de su estandarte sucumbieron.
Y a los que de esa suerte
En la gloriosa lid no hallaron muerte
La saña de verdugos inhumanos
Con hierro vil ató sus nobles manos.
Hija del mar, tristísima velando
En tu collado ameno,
Ahora exhalas de tu seno
El plañidero acento de una esposa,
De una madre infeliz, de una hija amante
Que lloran por la patria desgraciada.
Y en el campo homicida
Tanta sangre de mártir derramada,
Tanta esperanza al fin desvanecida.

No muy lejos, al lado del oriente,
Teatro de tanta hazaña,
Entre las muchas sombras se alumbra
La negruzca montaña
A cuyo ondeado pie yacen sin vida
Tantos valientes
De la legión guerrera:
Ramos y Parker, Claros y Aldunate,
Arancibia, después Armas, Herrera,
Y mil otros que allí yacen exánimes
Por recobrar la libertad perdida.
Lucida juventud que osó atrevida
La Patria levantar tiranizada
Y apartar para siempre de su suelo
Esa Hidra feroz, entronizada
Que pretende con garras fratricida,
Sobre un trono de cráneos cimentado
Dominar sobre raza envilecida
Arrancar de la Patria las entrañas
E incendiaria y cobarde
Arrogante, enseguida hacer alarde
De ese triunfo infernal de sus hazañas.

Ave del mar en su marina roca,
Bellísima Serena
De tu vega fecunda el sauce hermoso
Con tus dulces conciertos no resuena
Tus cantos populares
Tan gratos al oído.
En vano busco en el florido suelo
Tan sólo el mar en la vecina playa
Atruena bronco en tumbo repetido,
Como en señal de duelo.


(1).- Figueroa, Pedro Pablo; Historia de la Revolución Constituyente (1859-1859); Santiago, Imprenta Victoria, de H. Izquierdo y Ca., San Diego 71; 1889.
(2) .-   Zalamea, Jorge; La poesía ignorada y olvidad; Casa de las Américas, Cuba, 1965.
(3) .- Rescate y transcripción del texto: Osven Olivares Castro. Tomada  del diario El Coquimbo del día jueves 1 de abril de 1886, a treinta años de la heroica gesta constituyente.



Viewing all 7276 articles
Browse latest View live