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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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VICTORIA ESTOL [12.663]

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Victoria Estol 

Victoria Estol (1983) nació en Montevideo – Uruguay. Está formada en Sociología y Comunicación Social. Trabaja como Gestora Cultural. Su primer libro, Bicho Bola (Yaugurú, 2012) fue bien recibido por la crítica literaria local. Obtuvo una mención en el “Concurso Nacional de Poesía Joven Pablo Neruda” y participó en el libro colectivo, Cualquiercosario, co-editado entre Uruguay (Ed. Yaugurú) y España (Ed. Libros de la imperdible). 
Ha leído en diversos ciclos de poesía de Uruguay y Argentina. Algunos de sus poemas han sido traducidos y publicados en la revista digital The Cortland Review (New York - USA) y en la revista italiana Quaderni Ibero Americani. 



Poemas sin título


Dicen que mi padre descolgó de los árboles a todos los suicidas de mi familia.
Dicen que le gusta estar cerca de la muerte.
Dicen que los besa en la frente fría, antes de cerrarles los ojos.
Dicen que les saca las muelas de oro con una pinza.
Dicen que así pago mi fiesta de 15.
Dicen. Y yo les creo.





Las carreteras seguras me cansan
La monotonía de los postes de luz
Puro eucaliptus
Un zorro aplastado
Con su adentro afuera
Mi hígado que se retuerce pidiendo un volantazo
Si viene un camión me tiro.
Al menos las marcas quedarán en el asfalto
Y yo seré el zorro, al fin.






Bicho bola
Victoria Estol.
Selección y comentarios de Diego Recoba.

La poesía uruguaya actual, salvo saludables excepciones, sigue atada a los mismos gestos y poses desde hace por lo menos quince años. Esto ha generado que las figuras centrales de la poesía sigan siendo los mismos desde hace un tiempo, todos mayores de 50 años, y que sean muy pocos los poetas jóvenes con una obra potente, nueva en la búsqueda de una voz propia.

Las razones de nuestro estancamiento han sido muy diversas. En primer lugar se podría mencionar el acceso a lo que se está escribiendo en la región y el resto del mundo en estos años. En Uruguay, las editoriales que publican poesía son pocas, éstas cada vez publican menos poesía, y las que publican una buena cantidad de poesía cuentan con una distribución y una llegada escasa. A su vez, salvo algunas pocas librerías, es imposible encontrar poesía actual en las librerías, al igual que en los eventos literarios, las ferias del libro, los programas de estudio terciarios, las páginas de los suplementos culturales. Uno podría decir que los blogs y las ediciones digitales vinieron para suplir esa carencia, pero la verdad es que es muy poca la actividad que los poetas uruguayos tienen en la red y es casi nula la atención que se le da a la poesía publicada en internet.

Otra razón de la quietud de la poesía de los últimos años es lo fuertemente atados que están los nuevos poetas a dos o tres faros, dos o tres libros, una o dos formas de entender la poesía: libros, faros, formas de entender la poesía que por lo general son de una época muy lejana a la actual, que a pesar de ser clásicos y casi atemporales, no dialogan con la realidad que vivimos como dialogaban con su presente. Los cantos de Maldoror, la pose de poeta atormentado por la vida, la experimentación lingüística más cercana a la escritura automática que a la verdadera experimentación, el poeta como ser incomprendido y antisocial, el vino, la pluma, la calavera, las palabras esdrújulas, Benedetti mal leído, el sexo barroco, la sensación que las cosas alegres y festivas son aquellas cosas que no le pasan a un poeta y por lo tanto no están en su poesía, entre otros aspectos hacen que cuando termina de leer o escuchar a un nuevo poeta, quede la sensación de que esa persona fue extirpada de una época muy lejana.

Los maestros locales están, siguen estando, y pueden nombrarse a Circe Maia, Roberto Appratto y Elder Silva entre los vivos. Pero estas entregas no hablarán sobre ellos, que si bien son también el presente de la poesía uruguaya, no son lo más nuevo. Dentro de los nuevos voy a mencionar a cuatro, nacidos entre 1977 y 1984. Advertencia final antes de entrar a sus obras: con al menos tres de los poetas seleccionados tengo una gran amistad que me ha hecho compartir con ellos noches, asados, y hasta partidos de fútbol. Quien quiera ver que estas notas son simplemente publicidad entre amigos está en todo su derecho. Quien confíe en que realmente creo que se trata de cuatro de los poetas más interesantes de la actualidad y que no es necesario ser un antisocial u odiar a todos para ser crítico, puede seguir leyendo y evaluar esta nota en sus afirmaciones y no en la vida privada de los mencionados.

Victoria Estol (1983) tiene un sólo libro publicado. Se llama Bicho bola y fue publicado por la editorial Yaugurú, una de las pocas que siguen dándole una importancia real a la poesía.

Su poesía, como si fueran canciones pop melancólicas tienen una mezcla entre una bella y extraña tristeza y la celebración de los placeres mundanos. Pero ni la tristeza o melancolía es simplemente un inventario de formas de autoflagelarse o querer dar lástima, ni los placeres son la puerta de entrada a un paraíso que en su poesía no es un lugar al cual llegar sino sensaciones fugaces que vienen tan rápido como se van.

El sexo y el encuentro con el propio cuerpo y el cuerpo de otro son uno de los placeres que nos acercan a la felicidad para luego llevársela. La voz de estos poemas en cuanto a lo erótico y el acto sexual es tan sumisa y pasiva como activa y distante. Va de la entrega total a la entrega en cuotas. Desde una forma casi intelectual de vivirlo a la más primitiva y sensorial. En ese constante tránsito se mueve toda la poesía de Estol: es una poesía viva, pero no sólo porque habla de seres vivos que habitan este mundo y lo hacen sin medias tintas sino que el libro es un constante fluir de tensiones y aflojes, de vida y muerte, de sensaciones y pensamientos.

Hay una desconfianza de la felicidad y a la vez la idea de que la tristeza y el desasosiego no están tan mal después de todo. Esa desconfianza de la felicidad deconstruye el propio concepto, lo vacía de contenido y lo reinventa. Lo mismo pasa con el lenguaje. En las poesías de Bicho bola, la poeta sabe que el acto de decir, de escribir, de crear comunicación quizás esté sobrevalorado, quizás no sea más que un intento fugaz y desesperado de escribir con vapor en el aire, pero tan efímero como imprescindible.




arte dramático

Una pareja nueva sentada enfrente. Empieza la obra. Están cerca, casi de la mano. Ella ríe cuando no hay que hacerlo. Su risa caniche invade la pieza. Él se incomoda, cada vez más.

Yo no toco a mi pareja. Me gusta mirar sin ser tocada. Hace un par de intentos
y me alejo

Falsos aplausos.

Se prenden las luces. El novio de la chica que ríe se quiere separar. Sus gestos son la evidencia.

En los pasillos, mientras comentan las virtudes y defectos de lo visto, me acerco al novio y le toco el culo. Lo miro distraída y entro al baño.

Me bajo la bombacha. Sé que él viene.



*

Estimado:

Desde que lo conocí soy un globo rojo con plomada adentro.
Quiero negociar.

Empiezo a entender lo que quiere de mí, pero vayamos despacio.
Yo sí creo en los hombres bomba. Be careful.

Me gusta disecar las cosas, tensar la piola.
Poner el corazón en sal y ver hasta cuándo late.
Estirar las cuerdas vocales y darles un tiquiñazo.
Raspar escamas a contrapelo.
Al ojo, darlo vuelta.

Tiro tentáculos al aire. Los peces pueden entrar o salir, no apretó mucho.
Si baja la marea, tengo agua suficiente.

Soy un globo de helio con plomada adentro.
Negociemos.

Saquemos la plomada y atemos una piola larga, muy larga.



*

se me cayó el sistema basado en la distancia
ahora programo uno basado en la confianza

mi perro mea todos los árboles del parque
es más eficiente que yo.







EMILIANO MARTÍNEZ [12.664]

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Emiliano Martínez 

Nace en Montevideo, Uruguay, en el año 1976.
Entre los años 2004 y 2006 recibe numerosos premios en el Concurso de Cuentos y Poesía B’nai B’rith Internacional (Uruguay). 
En 2007 publica su primer libro Enfermos calamares en su tinta (editorial artefato) y obtiene una mención por su obra Los jardines de yeso en el Concurso 4º Aniversario Casa de los Escritores del Uruguay. En 2008 y 2011 es seleccionado por el escritor Rafael Courtoisie para integrar la publicación Antología de poesía Uruguaya y Dominicana del siglo XXI-Plata Caribe (Montevideo Santo domingo) y Antología de Poesía Cubana y Uruguaya del siglo XXI-El manto de mi virtud (Montevideo-La Habana), respectivamente. En el año 2012 una de sus obras traducida por Laura Cesarco fue nominada al Pushcart Prize por la Askew Magazine de Estados Unidos.
Recientemente se publicó en España su segundo libro: Zara (editorial anantes).Sus textos han sido incluidos y traducidos en diversas revistas: Lsd, La Farola, Freeway (Uruguay), Versal Wordsinhere (Holanda), Río Grande Review, Bordersenses (EE.UU), Autorretrato y Nueva Grecia (España), entre otras.
Es arquitecto y ha ejercido como docente en la Facultad de Arquitectura de Montevideo en varias cátedras. Desde el año 2010 hasta el 2013 residió en España, donde llevó a cabo sus estudios de Maestría en Innovación en Tecnología y Diseño por la Universidad de Sevilla.





hay incesante
donde muero cada día
una esencia de abreviar
una fugaz manera
de volverme humano o
                                solvente

las formas de arte persuasivo
destiñendo los billetes sus
viejos rostros

y mis dedos como
enfermos calamares en su tinta




dentro de la mano
la seña blanca impúdica
la maniobra del sexo verbal

intenta hurgar en mi llaga
una parte del cuerpo abierto

el otro
su trozo de carne elástica:
césar

observa la poesía
es inútil porque enseña a mentir

la mano es poesía porque es
un conjunto palpitante de
mentiras

la mano
inútil y exquisita
como un epiquerema vencido





aún es más fácil 
soportar el viejo camuflaje que
otra herida

devolver al aire lento
su deuda de hambre vencido
y perder
a un ojo por día
los trozos cerrados del camino




viví en mis
cuatro nombres
como un inquilino moroso

nunca saldé
aquellas deudas

ni mudé los apellidos
que me dieron los otros.




el silencio de mi carne es un peso antiguo

puedo perdonarme invertebrado
sostener incluso
una informe abundancia de saliva sobre
la cabeza

alguien comerá mi carne mojada?

la herida ya bebe de los años su
corrosión sintética
su flojera roja y decaída pero ella
ama

del blanco hilo recorrido en los intentos
ama mi sueño

yo odio la pesadez de mi carne al
cerrar los ojos
como un recodo imaginable
colgado de un trapo viejo
sin vestido






Esto es una noche 

x se propone ejercicios para interrumpir
los posibles relajantes de continuidad
injerta dedos
donde pudo cabalgar con la mano
entona su marcha de uñas monitoreadas como
pinturas populares que por geométricas
ya no son repetibles
ni su brillo en la cama
su parcela
la tierra de x es
un caudal medido en el temblor dactilar
de quien se detiene
la tierra de x
va de paramentos púrpuras levemente arenados
progresando con la agilidad de un cuadro
la tierra de x
todo resultado considerando sus ojos
es una distancia siempre pujante
o las mismas cuatro variables por defecto:
suelto
vendas
recojo
(como cadáveres sin viento las) promesas



Esto es una mañana

no precisa un teléfono la res de carne postrada bajo
las mantas
abierta para quién?
un cambio de medias y la intensidad del deseo 
ya tiene resaca
si no gotea no hay señales de animales victoriosos
ni acomodo pendular para el sueño
para quién el líquido de la alegría exportada?
y el té de rooibos perpetuando el estante tras el muro?
debería enterrarlo en el vientre de x hasta que
crezca de una vez
nuestro árbol inoxidable
o acaso soy la fuga de tierra donde escupir el futuro 
para ablandarlo?





MARIO VERDUGO [12.665]

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Mario Verdugo 

(Talca, CHILE   1975) es Doctor (c) en Literatura y Periodista. Ha sido becario del Consejo Nacional del Libro y la Lectura y de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología. Ha trabajado en prensa escrita, edición y docencia. 
Actualmente reside en Valparaíso.
Ha publicado los poemarios: La novela terrígena (2011), Apología de la droga (2012) y Canciones gringas (2013).






"La Novela Terrígena". 
Poesía de Mario Verdugo. 
Pequeño Dios Editores, 2011. 64 páginas




LA NOVELA TERRÍGENA: UN LIBRO IMPORTANTE

K. Ramone



1 Teníanle menos miedo al capataz que 
al zanjón, menos al zanjón que al retorno 
ígneo de los drevlianos 



2 La misma noche lúgubre en que 
abraham maslow les fue presentado, y 
todo el chalet que habían construido se 
desmoronó como pirámide de orujo



3 No lograba pasarse más de cuatro días 
sin estarse muriendo, el asesino de 
camarógrafos, al que sus padres 
bautizaron Modesto



4 La parte cuando se inscriben en el 
gimnasio La Derrota, deseando dividirse 
en miríadas de pequeños maslows



5 Bocetos de la Nueva Objetividad, 
como el gesto de acomodarse el 
sombrero ante las mamparas del 
Almacén de Las Golfas



6 El mediero con su perro llamado 
Primitivo, en camino de reunirse con el 
cuidador y su perra Originaria



7 La escena cuando dinamitan otra vez el 
campanario. “Amigo es quien se esnifa 
todo tu Principio M”. “Amigo es quien 
remata tus piños”



8 job terrígena El Único, el único 
suscrito al mismo tiempo a los 
quincenarios Ecocidio, Cagatinta y 
Millones de Muertos



9 Oscuros blasones ayayay, emblemas 
garrafales, los de Ña Paregórica en las 
inmediaciones de El Horizonte 



10 Animales adiestrados para embestir a 
los nietos del concesionario, en plena 
premiación del trigésimo-primer torneo 
ganadero



67 Aquello que sus mañanas taimaba, lo 
que en sus tardes se encaramaba, eso que 
borboteaba sobre sus noches y las 
mal-rimaba



68 Hermano del cardo, pastor del coipo y
fiador de mediolitros... hasta que La 
Enfermedad vino en su auxilio



69 Los diplomas que obtuvo por drenar 
los lagos más apelmazados, aunque con 
tales enfermedades cualquiera lo hubiese 
hecho



70 Las casamatas de juan raro: biblioteca 
toda carne: en arrope los cojines: con 
ciruelas reventadas y caótico el piso 



71 Cuando caía el atardecer, y la peor 
palabra se rehacía, y el bus se llevaba a 
todas las amables madrinas



72 Otra lata destapada en su trayecto 
hacia el lago superior. Las ganas de 
llamar de nuevo, apelotonándose




1. Me alegra que el lector sea devuelto, de entrada, al adjetivo “terrígena”. Ya me tenía algo aburrido la repetida mención (en esta maulina zona maulina del Maule)  de  “telúrico”.  Todo  parecía  ser  telúrico.  A  veces  también  hermético, pero casi siempre telúrico. Y en ocasiones ¡hermético y telúrico!

2. Cuando Juan Luis Martínez publica La Nueva Novela subvierte el género de inmediato. Se trata de un libro de poemas. En realidad se trata de un libro con más  connotaciones  que  un  poemario,  pero  sobre  todo no  es  un  libro que  uno llamaría  novela.  Y  por  lo  mismo  pasa  ―por  supuesto―  también  a  ser  una novela. La literatura es así. Un libro presentado con la forma de poemas pero llamado  novela.  Mario  Verdugo  nos  trae  otro  libro  de  poemas  y  esta  vez también  llamado  novela.  La  cercanía  con  Valparaíso  al  parecer  da  esos portentos.  El  libro  de  Mario  Verdugo  se  llama  La  Novela  Terrígena.  El artículo  “LA”    en  casos  así  se  las  trae;  el  artículo  “LA”  da  fuerza  y  se  torna artículo de primera necesidad.

3.  No  La  Novela  Terrígena  como  guiño  a  José  Eustasio  Rivera,  no  por  la larga tradición terrígena de cierta prosa en cierta época literaria en Colombia. No  por  La  Vorágine  por  ejemplo.  La  Novela  Terrígena,  su  nombre,  se  halla justificado  de  manera  cabal  en  un  extenso  epígrafe  (que  funda  un  argumento paradójico: lo que anticipa allá, crea limitaciones acá) perteneciente a Mariano Latorre,  insigne  escritor  menor  de  Chile,  pero  de  esos  pocos  escritores menores chilenos que son parte de nuestros prosistas mayores. 

4. Todo lo anterior es una cita verdadera que deviene apócrifa al acometer la lectura del libro de Mario Verdugo. Una falsa pista que sin embargo da pistas certeras acerca de la zona desde la cual escribe el autor, es decir, tal cita nos señala al perro que se llama Primitivo y a la perra llamada Originaria (pág. 5). No  diré  que  un  país  puede  llamarse  perro  y  que  una  ciudad  puede  ser  una perra.  Pero  algo  de  eso  hay,  no  nos  engañemos.  ¿Y  el  mediero?,  ¿y  el cuidador? Qué, quiénes.

5. La ciudad se nos llena de un irrebatible olor a campo. A zona suburbana, a zona rural, a siglo XXI al cuete además. Lo terrible es que el campo, desde lo rural  a lo  suburbano,  se  nos  llena asimismo  del  hedor de la ciudad. El habla, las zonas del lenguaje, los modos de mirar, la estatura de estar, esa caminadita de dueños de fundo, aunque el único fundo esté en la impostura del que sabe leer y se atreve a leer. 

6.  Lo  anterior  parece  hermético  (¿o  telúrico?),  pero  no  lo  es:  lo  pruebo  de inmediato:  La  Novela  Terrígena  es  un  libro  que  lleva  la  alusión  hasta extremos  sin  remilgos.  Pocos  libros  logran  tan  bien  ese  juego-duelo  del “complételo usted a ver si es tan gallo”. El componente alusivo se solaza en la forma de escenas elípticas y sugerentes, inminentes y misteriosas, acechantes, como unos ojos que nos miraran desde las matas. Esas matas pueden llamarse literatura chilena o poesía chilena.

7. La maulinidad es tan importante como pueden serlo la checoslovaquiedad o la endochinidad.  Y el sol maulino es tan poderoso como un crujido solar oído en un track de “Sun Records” (pág. 12). Lo que es reivindicado para hacerse universal  también  es  acusado  como  condición  peligrosa  para  alcanzar  tal universalidad. Acaso ya el epígrafe dé señas claras al respecto. Ya el título del libro  las  da.  Google  Earth,  entonces,  nos  ayuda  a  ver  mejor  lo  que  muestran los versos portentosos de Mario Verdugo.

8. Portentosos, esa palabra suena a buey gordo, a una yunta de bueyes gordos y  babientos  mientras  suben  parriba  y  bajan  pabajo.  Mario  Verdugo  parece picanear  los  brutos  con  mano  maestra.  El  pueblo  más  querido  es  sólo  un “pueblo  redactado”  (pág.  21).  Esa  imagen  vale  estas  líneas  pero  sobre  todo vale  mucho  más  que  estas  simples  líneas:  vale  tal  vez  una  lectura  por  toda persona que ande en busca de buena poesía. Verdugo sabe lo que hace. No hay ingenuidad, no hay palos de ciego en su escritura. Él es un hábil director que permite que haya “animales cruzándose por la cámara” (pág. 26) y esa escena está ensayada con años de lecturas, pues ya sabemos ―lo sabemos desde hace rato  y  quien  no  lo  sepa  no  ha  entendido  nada―  que  ser  escritor  no  es  saber escribir,  es  arriesgar  lecturas.  Y  Mario  Verdugo  ha  estado  en  ese  ejercicio desde hace años. Y se nota. Y se agradece.

9.  La  “academia”  es  capada  a  diente  acá,  como  se  capa  a  los  corderos.  Y  el lenguaje  académico  se  revienta  de  pastillas  y  empepados.  La  poesía  y  su relamida  estructuración,  su  construcción  de  sentido o  sinsentido,  es  puesta a prueba  acá.  Siempre  los  buenos  libros  hacen  eso.  El  libro  va  creciendo  en  la exacerbación  del  fragmento.  ¿Ha visto  cómo  se  ven  los  terrenos  del  campo desde  una  avioneta?  Cuadraditos,  cuadraditos  junto  a  cuadraditos,  pero ricos en  matices,  colores,  densidades,  en  fin,  y  siempre  alguna  clara  señal  de  vida ―¡sí,  sí,  mira,  allí,  allí!―,  algo que  se  mueve,  algo  siempre  en  movimiento vivo: así se ven los poemas de este libro. 

10.  El  “76”  (pág.  40)  merece  ser  leído  una  y  otra  vez.  Muchos  otros,  pero pongo el “76” como ejemplo, el capítulo “76” de esta novela. Inmenso. 

11.  Borges,  sobre  todo  el  de  Historia  Universal  de  la  Infamia,  con  su homenaje a la figura del facineroso de diverso cuño, gozaría este libro, estoy seguro. Hasta le darían ganas de ser tuetué. Un tuetué ciego y volando, aunque volando con dirección terrígena.

12. Hacía mucho, y a estas alturas no estoy para dorar la píldora, que no leía un libro que me moviera así el piso y que me propusiera tanto sentido. De eso se  trata  la  buena  poesía:  de  permitir  tantos  sentidos  como  sea  posible.  Y  ser capaz  de  alentar  relecturas  que  siempre  aporten  algo  más,  un  dato  inaugural. Hay muchos datos así en este libro y con una poesía que se aleja de los vicios de  “la  profesión”,  incluido  ese  efectismo  de  la  poesía  hecha  a  medida  para spoken word. Es que Verdugo entiende que la poesía, ante el lector, se asoma sin  aspavientos,  sin  amarillismos,  sin  tanta  bulla,  hermano,  sólo  provista  de ese  poder y  fuerza nacidos de  la  seriedad  y el  rigor  en el uso acertado de las herramientas  del  oficio.  Lo  demás  puede  llamarse  show,  espectáculo,  velada cultural,  como  se  quiera  nombrar  a  los  fenómenos  extraliterarios,  pero  no poesía. 

13. Agradezco leer libros así, es decir, libros nuevos. 




Canciones gringas de Mario Verdugo (2013)

Nos presenta a Mario Verdugo.

Por Andrés Florit Cento.



En una tradición poética marcada por voces que se caracterizan por un “yo” fuerte, a ratos desmesurado o sentencioso, como las de Neruda, de Rokha, Mistral, Huidobro y con algunos matices Nicanor Parra, Lihn o Zurita, es importante el tema de quién habla en un poema y de qué forma lo hace. La idea de esta serie de “pesadillas identitarias” es mostrar cómo configuran mundos particulares distintas voces que no necesariamente coinciden con un “yo” biográfico, pero que tampoco hablan en nombre de otros; cuatro respuestas contemporáneas ante ese “yo” que se ha fragmentado: poemas donde ya no es posible asociar tan fácilmente una voz a una identidad fija, sino que a una en construcción, frágil, autoconsciente y vigilante de sí misma, que puede dejar hablar a otros en vez de hablar por otros, que se configura echando mano a distintos recursos y da lugar a una visión de mundo personal, que construye sentido en el lenguaje y no “mediante” el lenguaje y privilegia la verosimilitud antes que la “verdad” de una biografía siempre problemática.

Mario Verdugo, en el prólogo a Canciones gringas, afirma que al autor de estos poemas, un tal Keith Duncan, “lo acosaron pesadillas identitarias”. Junto con dar título a esta serie, pronto nos damos cuenta del artificio: Keith Duncan y el supuesto traductor al castellano de sus textos, Santiago Zilleruelo, no existen. Son parte de la creación del mismo Verdugo y parte, por qué no, del humor del libro y del autor. Más que un juego heterónimo fallido, lo que hay es una toma de posición que dialoga con sus obras anteriores, como La novela terrígena (2011) y Apología de la droga (2012), donde el “yo” está difuminado en voces paródicas, costumbristas o asociadas a supuestos papeles inéditos de nombres “menores” de la tradición poética chilena.

Lo que hace Verdugo es apropiarse con humor, exactitud y lucidez de un lenguaje “gringo” “traducido” a un “español” de traducción de Anagrama. Mi excesivo uso de comillas obedece a la puesta en tensión por parte del autor de todos estos conceptos en sus poemas; no de manera teórica, sino que en la ejecución de los mismos. La ejecución aquí es importante, pues además se trata de “canciones”: logra estructurar rítmica y melódicamente los textos mediante estrofas y repeticiones que funcionan como un “chirrido melopoético”, en el decir del mismo Verdugo. El texto introductorio, que me recuerda los perfiles de poetas regionales chilenos que el autor ha escrito para el semanario The Clinic, es prescindible (el libro podría ser firmado por Verdugo sin que disminuya el efecto de extrañeza que provocan estos textos), pero nos da claves para situar su propia obra. En especial, la llamada Tipología del Apocamiento, diseñada por Keith Duncan y “cuyas diversas manifestaciones o gradaciones estaban ejemplificadas, entre otros, por Chan Marshall, Joey Ramone y el género shoegazing en su conjunto”, es una buena manera de entender su “apocada” visión personal de la poesía: complejiza radicalmente la idea de un “yo” usando máscaras que ponen en solfa cualquier pretensión grandilocuente, sacando el foco de sí y poniéndolo en el lenguaje, cuestionando la noción de autor hasta el extremo de volverse inconfundible.




Hey, Señor Abundancia,
¿por qué no revisa otra vez en su nevera?
¿por qué no recorre nuevamente su granja?
¿por qué no da vuelta su despensa?

Sólo hay guisantes y judías.
aaaaaaaGuisantes
y judías.

Hey, Señor Abundancia,
¿podría darme dos o tres de su reserva?
¿podría venir con dos o tres de los peores?
¿podría traer el último siquiera?

Sólo hay guisantes y judías.
Guisantes
y judías.



5

Ella se mudó de barrio,
ella serenó sus nervios,
ella refinó su gusto,
ella se integró al reparto

de la nueva burguesía audiovisual.

Ella moderó sus hábitos,
ella comprendió los tiempos,
ella dominó sus miedos,
ella ejercitó su cuerpo

con la nueva burguesía audiovisual.

Ella redecoró su memoria,
ella readaptó su cabello,
ella reajustó sus plegarias,
ella readecuó su talento

a la nueva burguesía audiovisual.



8

Siempre que vas a la alberca de tío Ike,
siempre que cruzas los charcos de Elm Street,
tu preciosa cara se pone azul.

¡Respira! ¡Maldición! ¡Respira!

Siempre que me regañas por escupir,
siempre que te asqueas de mi sudor,
tu preciosa cara se pone azul.

¡Respira! ¡Maldición! ¡Respira!

Siempre que en Wichita comienza a llover,
siempre que una gota moja mi provisión,
tu preciosa cara se pone azul.

¡Respira! ¡Maldición! ¡Respira!



25 

Odio la idea de engañarte.
Estoy a millas de todo eso,
de modo que prefiero ser yo
quien te dé las malas noticias.

Nena, me he tomado el trabajo
de contar lo que me afea,
y debes saber que tengo
treinta y cuatro defectos.

Odio la idea de que te enteres
por algún jodido bocazas,
pero debes saber que tengo
treinta y cuatro defectos.

Odio la idea de que me veas
como un maldito hombre limpio,
pues debes saber que tengo
treinta y cuatro defectos.

Nena, será mejor que vayas
armándote de paciencia,
porque ya sabes que tengo
treinta y cuatro defectos.










GUSTAVO ESCANLAR [12.666]

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Gustavo Escanlar 

(Montevideo 1962-2010). Escritor y periodista, trabajó en prensa escrita, radio y televisión, además de colaborar con diversas revistas culturales tanto en Uruguay como en Argentina.

Activo comunicador y temprano gestor cultural, coeditó la revista Suicidio Colectivo y fue uno de los organizadores de Arte en la Lona, un festival contracultural que tuvo lugar en el Palermo Boxing Club en abril de 1988.

Participó con el cuento «Gritos y susurros» en la antología McOndo (1996), que significó un quiebre con la tradición literaria latinoamericana del siglo xx. Publicó el libro de poemas El pene en la boca (1988); los libros de cuentos Oda al niño prostituto (1993) y No es falta de cariño (1997); las novelas Estokolmo (1998), Dos o tres cosas que sé de Gala (2006) y La Alemana (2009), además del libro de crónicas Crónica roja (2001) y la recopilación de columnas periodísticas Disco duro (2008).

En 2013, Criatura editora publicó una selección de las mejores ficciones breves del autor con el nombre Grande éxitos, un cuento y una despedida.



Una foto de mi padre a los veinticinco

Compartimos uno de los poemas más hermosos y tristes que se hayan escrito jamás sobre un padre, obra del uruguayo Gustavo Escanlar (1962-2010).

escanlar 

se ríe, tiene pinta
no se imagina nada
no sabe que le esperan
una mujer histérica
un hijo maricón

un trabajo sin éxitos
una amante frígida y asmática
la madre que lo abandonó pidiéndole cariño
no se imagina todo eso porque tiene solamente veinticinco
–mi edad ahora–
y tiene la fuerza del recién llegado
la fuerza del galleguito dispuesto a todo
la fuerza del enamorado
no se imagina nada
porque está peinado a la gomina
y tiene puesta su mejor corbata
y pide que le retoquen la foto
y “de noche cuando me acuesto le rezo a la virgen de la macarena” retumba en su cabeza
y ríe
no se imagina nada
y veinte años después
perderá esa sonrisa
(llora ahora mientras la busca en la foto)
perderá el pelo y la figura
no se imagina a sí mismo
veinte años después mirando el programa de berugo
esperando la jubilación
esperando la paz
esperando la muerte
no se imagina nada en la foto blanco y negro con la firma
de silva
porque piensa que el mundo es suyo
piensa que le va a ir bien
que la vida es hermosa
no se imagina nada en la mirada de ojos negros tan brillantes
porque piensa que mañana va a ir a trabajar
y va a juntar dinero y a comprarse una casa
no se imagina nada
y tiene veinticinco
y asturias ya está lejos
y también las ovejas y las montañas y las lentejas y la guerra civil y el cansancio y los churumbeles y franco
y mañana va al baile de casa de galicia
y conoce a mi madre
(él no se lo imagina)






MARÍA SALGADO [12.667]

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María Salgado 

Nació en Madrid en 1984. Publicó Ready en 2012. Ha llevado adelante varios proyectos literarios con una impronta marcadamente experimental: vanguardismo, concretismo, performance, poesía visual. Sin embargo, la originalidad de Salgado está dada por lo que podemos llamar “la forma política” que adopta cada uno de sus procedimientos. Su obra, como la de Mercedes Cebrián, tiene como trasfondo la decadencia del Pacto de la Moncloa: treinta años después de haber anestesiado las heridas de la Guerra Civil, España se convirtió en una olla a presión, donde pululan los conflictos económicos e inmigratorios, pero sobre todo de soberanía –tironeada por la política monetaria de la Unión Europea y por los reclamos fiscales de sus comunidades más ricas (el País Vasco y Cataluña), España se ve desgarrada entre la integración a Europa y la desintegración nacional. La poesía de Salgado transmite la misma agitación que podemos ver en los informes sobre la crisis: un lenguaje en estado de alerta y movilización, invadido por un ánimo insurgente, pegoteado a la oralidad y cercano al graffiti. Salgado tiene además la particularidad de haber leído con mucha profundidad la poesía argentina de los 90, especialmente los momentos más formalistas de Gambarotta (de hecho, le puso Ready a su libro para homenajear la costumbre argentina de titular los libros con una sola palabra.

María Salgado editó su primer libro, Ferias, en 2007, y "31 poemas", publicado por la Diputación Provincial de Málaga en su excelente colección "Puerta del Mar" (2010). Pero nos dice que considera Ready (Arrebato, 2012) el primero. María Salgado escribe pero también recita.



lo copia con papel carbonatado
en negro de carbón falta su
escrito

cc

agachada

cc

tensión del arco, piedra

cc

cto /afe             (por)
cto /conta         (calco)

cc

en sí del no

cc

rostros enfebrecidos
focos de coche herido
recortes de bloque por fractal, impresiones
y paisajes de una mal iluminada claridad

(dibujo a carboncillo)





bcc

el espejo en el que se refleja
y repite sin copiar esta señal
y de agua

y el vaso en donde reverbera
y la luz para el reparamiento

el eco y

dentro del pliegue del oído y la
caída mejorada y por su historia
el pronunciado/negro/sylencio

de las cosas






la espuma
la escritura iluminada
la maleza del agua
la turbiedad
el aceite
el temor de la
un bote muerte de
pintura
en medio de la negra
el mar que noche rompe
la tormenta
su posesión drogada
el deletéreo gas de
la piedra ilegible
su frotamiento para
ob te ner
luz

stylographic writer

el mestizaje es importante






estoy lejos de casa, xinesa
tú no lo entiendes porque sólo eres del Xino
no habitabas como yo un pequeño bourg ajardinado
ennoblecido al pequeño boom desarrollista gracias
no venías aquí
sin ser de aquí
y ahora que estamos aquí
tú, si me permites, y yo, que trátame de tú
¿de dónde vienes tú? ¿de Xina?




RD vs RMSY

madriz
madriz ciudad
madriz extrarradio

alguien tiene que quererla, dijo, alguien hubo una vez, dijo,
en moncloa, dijo, con una metralleta, dijo, hubo una vez un
barrio sin agua, dijo, ya no recuerdo más, dijo, hubo una vez el underground,
dijo, ya no me acuerdo, pregunta por ahí, kte, alguien por ahí sabrá

¿elander qué?




La Mala escribió esto:

“very fásileasy
lo tengo fásil
nasí en mi día
te fía o no te fía”

La Mala sesea, viene del Sur.
El Ander sesea, viene de Euskadi.

madriz hace lo que sus amantes dicen, por ejemplo
sesear. Por ejemplo imaginar – lo que sus amantes

quieren.






madriz escribió esto:

“madriz será la tumba del…”







Escribió esto
sin levantar la mano. De un solo
trazo lo escribió. ESTO.

La cara de hueso negro,
la tinta contra el muro,
toda la nervadura de lo escrito
a la vez – toda la voladura
sin erratas. La simultánea nada
de una vez & el pensamiento.

Acción & Pensamiento
Dibujo & Ser
Identidad & Dibujo

Ser nadie de una vez ser alguien

Ser alguien vs. Nadie

¿Qué piensa su cerebro?

Difícil de decir. Concentración y pulso. Por ejemplo:

“Soy una obra
de ingeniería civil imaginaria”




Vigilan los que no
imaginan. Los que no
imaginan la ciudad
te ven – te televisan.

Azul silicio & insoledad
Mala factura & revival

Color corriente vs. grafía
Monitores vs. Legibilidad

Rayones
piedras nieves litros
blanco negro gente muerta
que traslada a gente herida al hospital.




y se lo escribe dentro — por fuera
lo pronuncia. Legible impronunciable el nombre que
imagina. Quién qué.

Pronuncia vs. dentro
Dentro vs. pronuncia
El cuerpo & la droga

Los que se escriben dentro, los drogados, por fuera son visibles.





Loop dekte
& el bello muchacho
un bello mu-cha un bello mu-cha un bello mu-cha-cho
elotrodía

a go-od boy a gd-oo boy a vd-ooo child a voo-do child
haciendo rimas en el parque el otro día

sus broches de dislexia haciendo idioma en un trono del parque
el otro día

unchi-co de color un chi-co-co-lor píxel mi mo-zo-pi-xe-la-do
mi afro hermoso

mi afro des-le-í mi a-fr-o des-leí–do en vaso de co-lor el otro día
miboy-friend mi bo-dy-friend mi fr-iend-ly-boy-el es-cri-tor de brea-k

– el il-e-tra-do
el de-le-té-reo bello
lo deletreo – lo beso
loletr – edeeslooob, el otro día

hicimos un enjoy, enjoydepechethemodethe
silence– el otro día — un loop de amor del otro día a hoy

de hoy al otro día, del otro día al hoy, de hoy al otro día



madriz & Cuatro Torres
madriz & FCC
Ferrovial & FCC
FCC & el Real Madrid








"31 poemas" de la escritora madrileña María Salgado. Obra experimental, valiente, buena conocedora de nuestros linajes menos "representados" en los cánones oficiales. Pertinaz "rescatadora" de otros modos de canto. Activista social libertaria en su pensamiento y en su poemática. Para quienes no lo conozcan, se trata de un libro publicado por la Diputación Provincial de Málaga en su excelente colección "Puerta del Mar" (2010). Me gustaría transcribir tres poemas. Disfrútenlos:




textiles / tres / Anúnciase

zurcido invisible para vestido
limítrofe,
media de cristal,
mallot de agua que hace piel
en la piel y la despliega
hasta el borde.
Se arreglan telas sin gota,
se desvisten prendas de ocasión, no dude,
no,

ninguno de nosotros estamos hechos sin ropa.




textiles / cuatro / cuerda de tender

En el tendal se cuelga gente y su cansancio
para pesar costuras, puntillas, envergaduras,
para buscar adentro de la hechura
el sentido de
la historia.

Verás en el teatro de la ropa
unas veces la farsa y otras, la tragedia. Nuestros
cuerpos al revés, contra las cuerdas,
son más sabios
son más limpios,
son más cuerpos.

Entre las bocamangas hay un dicho, se dice, no, ninguno
de nosotros estamos hechos sin.




6

artes de la despedida

y se despiden mediante el viejo truco de alejarse
todo a lo largo,
todo su amor al horizonte o a, digamos,
mitre con san san martín

ningún pañuelo ondea, no aplaude un taco,
más bien hay mera
merísima dolencia, digamos,
distancia
del punto y su ojo, el ojo y la mirada, la ciudad y lo lejos,
el colectivo, el parque, la baldosa,
la niña con valijas, el empedrado roto,
la luz con sus señuelos, las ganas con la boca
y Buenos Aires obvia (por ya extrañada)

desazón de un idioma según se aleja




GABRIEL CORTIÑAS [12.668]

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Gabriel Cortiñas  

(Buenos Aires, ARGENTINA 1984), es poeta y vino a Madrid para recoger el VI premio internacional Margarita Hierro (CEP José Hierro, Getafe) por su libracísimo Hospital de Campaña.

Gabriel Cortiñas  acaba de ganar el premio cubano Casa de las Américas con su largo poema Pujato. El libro será editado a comienzos del año que viene y constituye una de las novedades más interesantes de la poesía contemporánea. Primero, por el tema escogido: Hernán Pujato fue el militar argentino que fundó las primeras bases científicas en la Antártida, tarea para la cual recibió el indispensable apoyo del presidente Juan Perón. Pujato cumplió su misión y fue recibido con honores. Tenía espíritu prusiano, es decir apolítico, pero de todos modos fue pasado a retiro por la autodenominada “Revolución Libertadora”. Luego se dedicó a disertar en foros internacionales. En 1982, con 78 años y el grado de general retirado, se presentó al comandante del Ejército ofreciéndose como piloto kamikaze: su idea era agarrar un avión, cargarlo de explosivos y estrellarlo personalmente contra un buque británico. Un personaje interesante para un poema. Pero el libro no narra su biografía. Los poemas de Cortiñas están situados en la “pampa blanca” que Pujato y sus soldados debieron vadear en las tareas científicas de establecimiento de la soberanía. Más que Pujato, prevalece el desierto antártico, blanco, interminable. La prosodia de Cortiñas es sutil, modernista y enigmática; no ofrece directamente el sentido de la frase, sino que lo va desembolsando por partes –sumado a la rareza del tema y el espacio, el efecto en la lectura es siempre sorpresivo (Cortiñas es de esos poetas que pueden instalar palabras nuevas en la mente del lector, como “foqueros” o “peones mineros”). Pujato puede leerse como una manera sumamente oblicua de abordar el tema de la “soberanía nacional”, a medio camino entre Abelardo Ramos y William Carlos Williams. Esta convergencia inédita señala la singularidad de Pujato respecto de la poesía argentina.


Los textos que siguen pueden no estar incluidos en el libro ganador del Premio Casa de Las Américas.  
Fueron tomados del blog  "poetasalvolante.blogspot.com."




Como por un túnel de selva fresca,
estallando, lácteo,
llegaste a tiempo.
Un rayo laser por segundo,
un cuentagotas exacto.
Uno por vez,
latigazos celestiales,
perfectos
para mi boca.


*


Una fantasía rockera
que se enciende
si tu ojo
se concentra en mi pupila
es el regalo
que me hace cualquier noche complaciente.

Grito y aquelarre,
salvajada desmedida
de los beats que nos aplastan
con amabilidad.
Son continua tempestad
hasta que nos durmamos,
mientras todo se despierta.


*


Si se tiene, se muere:
pensamiento barato.
Imágenes que asustan en las esquinas filosas
o en los pasillos-pesadilla.
Manchas amarillas
en las tardes pantanosas,
reclamos que nacen a gritos
y golpes indignados.
En la imaginación tímida
arteramente ahogados.
En el silencio turbio de tu incertidumbre.
Tenebroso Septiembre,
primavera de monstruos.
Criaturas horrendas que tienen tus rostros
y yacen en distintas poses mortuorias.
Todas posibles destinos
de peligrosas poses amatorias.


*





Pujato
Gabriel Cortiñas



Los implorantes que perdimos en la nieve
la causa vencida
por su propia gravedad por eso
lo que pasa por la cuenca lo incorporamos
a esta mirada y es ahí
donde se fragua lo auténtico del Manual
Antártico Argentino.

Los que perdieron el nombre de su ciudad, Estancia
de la Santa Rita
por una migración programada de peones mineros

                         el cablecarril que transporta el mineral
                         lo hizo Adolf Bleichert & Company

va siendo que si se excavan dos generaciones los restos
de los apellidos
están del otro lado de la cordillera.


*


Como un modo de explicar la inusual expansión de los suelos
polares en tiempos de calentamiento global recita
después de la cena un fragmento de memoria
con los ojos cerrados golpeando
insistente
mente el techo con un bastón es la forma
prusiana pujatista andinista de dar
valor a una sobremesa improvisada con un par de huesos
de pollo que de tanto
hervir quedaron brillantes
dentro y fuera del agua de la olla:

                         “¿Qué animal tiene los dientes en el estómago?
                         La langosta de mar
                         una especie que desova en la boca
                         del Mar de Weddell dos o tres
                         veces por siglo
                         las demás son simulacros para los biólogos observadores.”


*


Un balcón de hielo en el medio de una pampa blanca
helada primero
se talla el balcón después se ubica la plaza
estaba escrito en el manual el mismo
que pedía leer a contrapelo y ahora
leemos de atrás para adelante
el propio manual donde empujaron
a Pablo a espaldas del papá de la ex modelo
los restos de un pichón a punto de nacer
o perecer
al parecer es lo mismo si se mira a la madre
darle de comer su carne congelada
a falta de otra las columnas
no soportan peso
nuestro Al-khaznésh no es una construcción autoestable

así esta ciudad como la de los nabateos
es un sitio de construcción y cantera a la vez
no te van a poder acusar de tener una lengua sin eso
que vengo llamando idioma.


*


Es poco el monto de acuñar una moneda con el rostro
en momentos en que todo se empieza a descongelar
y los lingotes de hielo chorreando son la única
forma real que tenemos para medir el tiempo que nos queda
late arriba del maxilar superior derecho
y todos gritan: PUS PUS PUS
no es algo decorativo una columna de bajada en forma de zigzag
el cadáver que plantaste hace un año en esta pampa helada está por crecer
y ahora pinta
algo que en el fondo
va a tener que volver a pintar eso que tiene
que estar más acá del Plan Pujato
y más allá de los foqueros hay un bien
venidos partido al medio porque fueron
bien idos aquellos que pensaron que todo
tenía que tener un que.
amputado por el punto como dijo el arquitecto promulgador de la diagonal
es la mejor forma
de llegar con la bahía en pleno movimiento el punto
final está en el medio ¿Son acaso la suma
de las pequeñas voluntades lo que está atracando en la dársena?

Los dragoneantes riojanos como Lino Díaz fueron exonerados de la fuerza
por llevar poncho
blanco en la nieve repite ahora
a los gritos –olvidado– en su geriátrico castrense el coronel
una y otra vez que si se quiere
llegar hasta la cima de una cordillera antártica hay que ir
de a varios por eso nuestra
necesidad de tener una sólida formación andinista pero hay
quienes quieren entrar aunque sea enamorando a la hija no agraciada del foquero
esos que quieren decía gritando
en la habitación con el décimo tercer apóstol
a su lado, decía esos que quieren subir solos los baja el viento

y para aquellos que seguían sin entender
soltó un latinazo: por vos
por la grieta y por los santos ministerios
que destripar un cuerpo escarchado es demorar la pestilencia
hasta el cambio de estación pero algunos
seguían aún sin entender y tuvo que volver a rematar
eso que siempre
está fuera de todo remate.






RAMÓN CARMONA CARRASCO [12.688]

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Ramón Carmona Carrasco

Ramón Carmona Carrasco (Chillán, 1927 - Santiago, 1999). Poeta y Profesor Normalista egresado de la Escuela Normal de Chillán. En 1960 obtuvo el Premio Alerce que otorgaba la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) por su libro “Signos de Chile”.

Fuente: "Ramón Carmona Carrasco". Por Carib. (La Comuna de Chillán, 31 diciembre 1984).



MAPA DE CHILE

Mapa de Chile: violando las aldabas,
liberados los pasos en tu gama,
peregrino en los ojos y en los labios,
la memoria y el sueño desatados.
He palpado tu cuerpo y penetrado.

Sacié mi sed de ti.
pulsé las latitudes en fuga del camino;
gusté tu sal y tu pulpa dulce de Chile.
Dando tumbo en tus hitos derivé por los rios
y emigró en tus bandadas maravillado el vuelo .
Uncí a las nubes la sed de la pupila.
Boca abajo en la tierra ausculté tus latidos
con un péndulo hurgando en meridianos.
Hablo ahora en paz, el ansia detenida.
Vaga la voz, el pàrpado dormido.



Signos de Chile
Autor: Ramón Carmona Carrasco
Santiago de Chile: Alerce, 1961

CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1961-05-18. 
AUTOR: HERNÁN POBLETE VARAS

También es de Alerce la edición de este pequeño libro de versos, en el cual el autor opta por el estilo descriptivo para dar cuenta de las cosas que le han llamado la atención en el suelo nativo. El lenguaje es generalmente de cautelosa modestia; pero a veces se eleva hasta lo críptico, cual puede verse en este fragmento (pág. 15):



“Hay, aquel taumaturgo que entre alcanfor y alquimia
se bate con la muerte levantando la vida.
Hay el que encendiendo luminaria en las sienes
y aunque el duelo le muerda ondea la alegría.
Hay la verde sonrisa que se curva en las cunas
o desolla sus manos sangrando en las artesas,
y te tiende la flor del agua en la mañana.
Hay por fin en las calles los tumultos humanos,
la heroica resistencia que te lleva a la aurora”.




Obvio es decir que nada perdería la belleza de estos versos si el autor conviniera en que no se dice “desolla”, sino desuella.




CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1961-11-05. 
AUTOR: RICARDO LATCHAM

Entre los autores revelados en 1961, está Ramón Carmona Carrasco. El sesquicentenario de la Independencia ha suscitado una serie de esfuerzos por interpretar al hombre y al suelo chileno, al mar y al campo, a los héroes patrios que condujeron su destino. Amplia y promisoria corriente de versos, de cantos, de metáforas y centelleos épicos, en que rivalizan Alvarado, Rivera, Mario Ferrero y Carmona Carrasco, con “Signos de Chile”.

Su libro dice que nació en Chillán en 1927, es profesor primario, y tiene en prensa un volumen titulado “El tránsito y sus lámparas”.
Las Ediciones Alerce poseen el mérito de dar a conocer a muchos poetas que seguramente no tenían impresores.

Es el caso de “Signos de Chile”, donde el artista sabe utilizar “su tacto peregrino” y lo moviliza por el paisaje desde el norte reseco a la Patagonia donde la nieve crece tierra adentro. A veces, el lenguaje vacila y se crispa innecesariamente. Pero no es lo habitual, porque Carmona Carrasco en “Bosquejo de la efigie” sabe interesar y despierta la emoción elemental que emana de nuestro complicado territorio:


“Luego tus huesos en metal sonoro
de Norte a Sur hacen vibrar tu arboladura
tu andamiaje de cal y minería”.



Más adelante, en “El desierto en dos tiempos” y en “Llano central” se vertebra mejor el estilo de Carmona Carrasco al extraer el secreto de una “desolada comarca de exterminio”, o al evocar el campo “por viento Sur y Puelche recortado”. Siente también las voces humuldes y canta la dulce castaña, la mistela, el aromado pan de las cocinas, el sonrosado zumo y la tibia harina. Sin el huracán verbal de Pablo de Rokha ni la experiencia culinaria de Neruda, se aproxima al terrestre dominio en que sus versos impera. Nueva y positiva muestra de que lo popular sigue nutriendo a la poesía chilena y dándole una consistencia inconfundible.



RAQUEL WEITZMAN [12.689]

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Raquel Weitzman

Raquel Weitzman. Abogada, poeta y narradora. En 1962 publicó “Poemas”, libro que logró el Premio Literario del Club de Abogados de Santiago; además, publicó: “Otros poemas” (1966), “5” (1966), “Poemas?” (1971), “Sensaciones” (1974), “13 cuentos” (1974), “Algunos poemas de amor y otros de muerte” (1975), “Algunos poemas a mano” (1975), “Más poemas a mano y otros a máquina” (1980).

Bibliografía  de Raquel Weitzman:

Poemas (1962)
Otros Poemas (1966)
5 (Cuentos, 1966)
Poemas? (1971)
Sensaciones (S. José De Costa Rica, 1974)
13 Cuentos (S. José De Costa Rica, 1974)
Algunos Poemas de Amor y Otros de Muerte (Quito, 1975)
Algunos Poemas a Mano (Quito, 1975)
Más Poemas a Mano y Otros a Máquina (Maracaibo y Puertos de Altagracia, 1980)



Raquel Weitzman o el amor como eco del primer estallido

Por Virginia Vidal



¿Por qué se borra a una mujer del mapa? ¿Por qué se borra del mapa a una poetisa audazmente erótica? ¿Qué razones políticas hay para borrarla? ¿Acaso la izquierda enmudece a una escritora que considera inconveniente como la derecha las enmudecía mandándolas al Convento de la Preciosa Sangre?

Cuando Raquel Weitzman dice maravilla, es maravilla. Su lenguaje sin subterfugios, claro y directo, carece de rebuscadas metáforas; tampoco recurre a ese arsenal de dagas, espadas y obeliscos que proporcionaron tanta gratificación a Freud.

No hay en nuestra literatura una poetisa como Raquel Weitzman tan trasgresora y con tal vocación de amor, exenta de lamento, nostalgia y despecho. La Biblia, Federico Engels y Edgard A. Poe son sus amigos. En ellos encuentra respuestas y afinidades.

Se dan en literatura asombrosos misterios de marginación y olvido, por ejemplo el caso de Emily Dickinson, esa secreta mujer que vivió en Massachusetts (1830-1886). En nuestro país, pocos conocedores de la literatura chilena saben de la poetisa Raquel Weitzman, valor de la generación del 60, justamente apreciada por Carlos Droguett, Ricardo Latcham, José Donoso y Nicanor Parra. Al revés de Emily, que publicó en su vida cinco poemas y dejó mil setecientos setenta y cinco en papeles de envolver, sobres y pedazos de cartas apretados en cincuenta ataditos, Raquel ha publicado varios libros: pero la Biblioteca Nacional guarda sus trabajos jurídicos y apenas uno solo de sus conjuntos de poemas.

Según Carlos Droguett, la posición predilecta de Raquel es estar sentada. Así se convierte en un alambique caldeado de silencio para destilar un lenguaje poético de sencillez y rigor. Su persona y su poesía rezuman ternura, fortaleza, generosidad, humildad y dignidad. Esta mujer guarda su obra con displicente recato y ha sido, sin proponérselo, la precursora de un erotismo de alto vuelo cuyo escenario privilegiado es la ciudad de Santiago. Sus cuentos que llevan el parco título de 5 son inquietantes por su franqueza y por la intrepidez en asumir la aventura amorosa.

Difícilmente las causas de su segregación residan en su interiorización de la realidad, en su temporalidad, en su clarividencia. Raquel demuestra que el apasionado compromiso con la vida no excluye la lucidez, la distancia crítica, el humor y el pensamiento profundo; todo esto puede horadar las costras del silencio manejado.

Si agradable y rica es su conversación, no resulta fácil entrevistarla: a Raquel Weitzman no le interesa figurar en letras de molde. De todos modos, resulta grato evocar algunas de sus reflexiones:

* Sigo escribiendo. Escribo en hojas sueltas, en servilletas; a veces tengo la billetera llena de papeles y en ocasiones los boto. También me los roban. O se quedan por ahí y se pierden.

* En el fondo, no he tenido nada que decir. Cuando chica me decían la muda, porque cuando estaba con gente me costaba tanto hablar algo. Es tan complicada la palabra. Hay tanta falsedad en las palabras. Sí creo mucho en el lenguaje del amor, en la comunicación.

* En mi poesía trato de describir una porción de amor. Tal vez ese sea el momento en que una se siente más viva. Esto no tiene nada que ver con la literatura: la vida es otra cosa. En un tiempo me aferré mucho a la poesía, pero después la subestimé. Sin embargo, me ha ayudado a no a aclarar las cosas sino a expresar con palabras que no son aclarables esa actitud frente al vivir y al morir.

* En mi poesía está siempre presente la muerte no como un desastre sino como realidad. Siempre me asombra que la gente tome con tanta naturalidad la vida. Me parece muy extraño estar vivo. 

* Una relación amorosa verdadera es una de las cosas más perfectas que puedan concebirse. Cuando un hombre y una mujer se encuentran de verdad, resulta una maravilla que alguien sienta como uno en un momento determinado de la vida y coincidan ambos en el tiempo y el espacio.

* El acto de amor te soluciona cosas, porque no piensas: sientes. Es un poco como cuando te ponen anestesia.

* Sigue impresionándome una obra de José Carlos Mariátegui: La comedia de la vida. He leído entero a Mariátegui, es uno de mis grandes amores. Esta novela la escribió cuando estaba en Europa. Usa la expresión "pazzo per amore" que también usa Octavio Paz. Qué certera es: "loco de amor". Logra significar ese estar fuera de ti. Qué síntoma de vida. Después del amor, la soledad es un desastre.

 * Lo más impresionante que pasa en Chile son los crímenes de amor. Qué diversidad de formas de la muerte, de la locura por amor.

 * Creo que soy muy rebelde, pero me lo trago. Admiro a los anarquistas, a Reclus y Malatesta, y los he leído por años. Sus vías son ideales. Es terrible, pero la burguesía ha cagado a la humanidad. El anarquismo es la verdadera libertad y los anarquistas, los únicos que han sabido vivir. Evolución y revolución, de Eliseo Reclus, es un libro que tiene que ver con la felicidad y los verdaderos valores. Kropotkin, Bakunin eran tipos fantásticos que no le tenían miedo a nada y poseían una forma de creer que no he visto en ninguna religión.

* Qué gran verdad dijo Federico Engels en Sobre el origen de la familia, etc": se necesita ser hetaira o prostituta para saber lo que es ser mujer.

* Creo que Chile es un gran país. Creo que los chilenos son estupendos. Le tengo respeto a este país, primero, por la geografía que es cruel, grandiosa, sorprendente. Los obreros son tipos extraordinarios, puros, auténticos. Cómo me siento bien entre ellos. En mi oficina de abogado nos encontramos a menudo. Admiro su falta de arribismo, son directos, saben comer, saben vivir.

* No programo nada. Vivo al día: no hay otra forma de vida.

* ¿Me habré excedido en los excesos? Somos tan cobardes los seres humanos. Todos tenemos miedo. Uno tiene que conciliar con el miedo, es una forma de vida. Se palpa en la noche, cuando sopla el viento.

* La soledad verdadera es una forma de descansar. Como el paraíso.

* Eso que los hombres tienen de tierno, desvalido y cobarde lo encuentro fantástico.

Y de todo lo vivido, Raquel ha ido dejando algunos hitos que son sus poemas. En su Oración al amor furtivo acopia toda la humildad para expresar el más intenso anhelo entreverado con el temor-deseo de ser obnubilada:




Dios mío
haz que venga
(haz que no venga)

Dios mío
haz que me llame
(haz que no me llame)

Dios mío
haz que me ame
(haz que no me ame)

Dios mío
haz que venga
(haz que no venga)
haz que venga...





Nunca teme expresar la esencia de un sufrimiento o una emoción y se esmera por depurarla de todo hipócrita encubrimiento:





cada
soledad
que
dejo
me
deja
más
sola





Esa síntesis de pensamiento para expresar un cúmulo de experiencias la consigue sin afán retórico, acudiendo a las palabras más exactas y sencillas:





no quisiera decir como un poeta
la tarde es triste
y he leído todos los libros
ni escribir como emily dickinson
la vida entera a un amor imposible
ni quisiera sentir que ya todo ha pasado
los lejanos azules, la ilusión compartida
ni quisiera saber que
por buscarte vida
me he quedado sola!





Además, Raquel Weitzman ofrece un singular poema de amor maternal, donde no es ella la protagonista vocera de su sensualidad por haber gestado y dado a luz y criado, sino la emisora de una emoción genuina de admiración por otro ser en toda su independencia y plenitud:






A Claudio

Mi milagro
mi continuidad
mi asombro
mi alegría
mi temor
mi hijo
mi sueño
mi realidad

no hay una expresión
no hay una forma
para decirte
mi diaria sorpresa
maravillada
por tu existencia





Pero el erotismo supremo lo manifiesta cuando antes que cantarle a un hombre, prefiere cantar al deseo: singular elemento que le permite disfrutar de su pareja sin intento alguno de coto o cerco ni cortapisas ni dueñez:





antes que la piel te olvide
como todo en la vida se olvida
deseo, te voy a recordar

porque
sin ti ¿Qué sería del amor?

Hoy, mientras las manos
de mi amor
me recorrían

mientras sus labios me mordían
mientras su peso
dulce y poderoso
caía sobre mí

mientras fuimos uno
deseo

estabas ahí
con nosotros

brillante
fragante
tembloroso





Otro aspecto notable de su creación es la presencia de la ciudad como escenario erótico. En la poesía nacional es tardío el rol protagónico de la ciudad, no así en la prosa. Ya la monja Ursula Suárez (1666-1749) deja vívidos bocetos de algunos lugares de la Santiago colonial. De niña, se va a escondida a los burdeles de extramuros como mirona de los “casamientos”; imagina el paraíso extendido a la vera de las faldas andinas y con un criollo lúcumo en el medio, acaso sustituto del árbol del bien y del mal. (1). Pero en la poesía la ciudad se va asomando con cierta timidez: antes del smog invasor, sus gloriosos crepúsculos visto desde algún balcón de la calle Maruri. La presencia de la ciudad, tan fuerte en los poetas de los 80, como Eduardo Llanos Melussa, Elvira Hernández, sólo fue afianzándose a partir de la segunda mitad de este siglo. Uno de los primeros poetas en rescatarla para la poesía fue David Rosenmann Taub (2), quien develó un melancólico paisaje citadino





Donde chocan compuertas, a un costado
de la calle profunda, entre dos bloques... (poema XXX)

Y la aridez fabricada se vuelve a alzar interrumpiendo la chatura de

Goteantes calles sórdidas
 con huesos y sin lámparas
 y con grietas que queman
 las plantas del viajero
 y gatos vespertinos
 perdidos entre bloques..." (poema XL)

Hasta que el poeta no puede eludir la sagrada calle-cuna:

Echaurren, calle dormida,
Echaurren, calle sonámbula:
que no enturbie tus veredas
el barro de mis pisadas. (poema LIV)





 Raquel Jodorowsky confiere a "la ciudad inclemente" universalidad dolorosa y alucinante, escenario de la más profunda soledad e incomunicación.

Pero es Raquel Weitzman quien la recupera como espacio erótico. Ella recuerda con cierto pesar que una vez le habló a Pablo Neruda de esta estupenda cualidad de Santiago, pero el poeta no la comprendió y le dijo que para el caso, mejor ciudad era Atenas...

Kavafiana 'avant la lettre', Raquel presintió desde temprano que la ciudad no la abandonaría jamás, donde quiera que fuere. Empieza por descubrirle a esta ciudad concreta y específica la calidad de estupendo y privilegiado espacio para el encuentro amoroso, de alcahueta y cómplice de la vida:





en santiago, el amor se hace a cada rato
edificios enteros, parques y cerros
ocultan el amor
qué pueden hacer el hombre y la mujer
mejor que el amor?
todo está dado.
hay camas, sexos, calor, ropas que se sacan
deseo infinito,
se habla del amor, se sonríe al amor,
se peca por amor, se lucha por amor,
y hay amor oficial, legítimo y dulce,
y hay amores extraños y ocultos
y hay amores llamados normales
y hay amores llamados anormales
pero siempre, siempre hay amor.





La poetisa va más allá y, sin omitir la presencia fuerte y viril de su fundador, reconoce en este Santiago del Nuevo Extremo, lugar, cuyo nombre y apellido legitiman su género masculino, un verdadero objeto erótico digno de ser apreciado en su fisonomía, su textura, sus aromas, sus contrastes y transformaciones, su animación resultante de la lucha callejera:





a veces pienso,
santiago de chile
que en definitiva
mi amor eres tú

cuando oigo
que alguien
dice por ejemplo
que eres feo
sucio
sórdido
desordenado
triste
opaco
sin forma,
sufro.
no puedo oír
hablar mal de ti!

veo en matucana
tu horizonte naranja
tus barrios
con calor humano
tu olor
a hojas quemadas
en otoño
tu primavera de cerezas
el viento
en el crepúsculo.
y siempre la cordillera
el amor en todas partes
en los extraños hoteles.
en los parques
la alegría
en las fuentes de soda
los gritos en los bares
los desfiles
con banderas y
antorchas en la noche.

y así camino por tus calles
sintiendo al lado mío
a pedro de valdivia





En otro poema, su evocación del pasado de la ciudad no sólo es la recuperación de la memoria histórica sino también reiteración de inagotable amor y constatación dolorosa de ese "querer más antes", fenómeno no sólo inherente al amor sino también su esencia fantasiosa y fantástica:





Te acuerdas
de tus viejas calles
las Ollerías, las Neverías?

Te acuerdas
cuando el cerro Huelén
lloraba entre sus piedras?
y después
creciste
como un niño
con muchas madres?

todavía se oyen
a veces
los pasos
en el empedrado...

te quise más
antes
siempre quiero más
antes
(...)

Otros poemas

Raquel Weitzman humana a la ciudad y le otorga ánima. Materia de su golem, como ser vivo y digno de su amor, le causa sufrimiento si lo siente víctima de maltrato o menosprecio. Caminarlo es recorrerlo como se recorre el cuerpo amado. También es el más constante de sus amores y el más digno de su fidelidad.

La libertad es para Raquel un espacio permisor del logro de la alteridad y ese alterarse y "dejar de ser yo"–pazza d’amore-, le permite alcanzar un muy específico objetivo:

siendo otra, por ser de otro,
en ese segundo, sólo en ese segundo,
por dejar de ser yo, angustia te olvidé...·


Alterarse: ser otra, para olvidar la angustia y ser libre, por eso la subleva la sola idea de que se pretenda regir y constreñir esa libertad:




Con qué derecho
me pregunto
alguien se permite
conducir
la libertad
de los demás?
(...)
en la llamada libertad
yo sólo he sido libre
en la locura
y en la locura
libre he sido apenas
en instantes...”





Asombra descubrir en Raquel su trasgresión mayor que es la total carencia del sentido de culpa y la incapacidad de lamentación por pecados cometidos o no cometidos. Tal ausencia de culpa, limpia su poesía para llegar a expresar la preocupación última. Tampoco tiene nostalgia por no haber logrado plenitudes ni remordimientos por haber sabido ser:





amo a todos los hombres
me entregaría en cada instante
porque tú
me llevaste a ese fondo total
en que todas las ataduras del mundo
se deshacen

Una voz

Todo esto es nimio ante el asombro ético provocado por la gran angustia. ¿Por qué la angustia? Más que el temor a la vejez cuyo acercamiento gradual constata con leve ironía, más allá de la amenaza que se cierne en la soledad después del amor, la angustia reside en el no hallar respuesta al porqué de la existencia de la vida total, de la vida como "derivación de derivaciones" que ya no será "nunca la gran única cosa".

Sólo el amor puede ser el eco de "el primer estallido", percibido en el instante de la alienación profunda, de la alteridad. Apenas y sólo apenas en ese instante es posible olvidar aquella angustia que se arrastra inevitable como el propio destino humano y la condena a muerte:



 “La embriaguez de esta vida
momento en lo infinito
nada explica nacer
o morir
el amor...
veneración a las madres!
madres
amor
no veis que procreáis la muerte?

Otros poemas

Si su concepción de la certidumbre de la muerte trasciende el mero acto de morir y la lleva a inquirir y formular a las madres la más desoladora y trascendental de las preguntas, la rebeldía de Raquel Weitzman obliga a repensar el mito de Luzbel y ¿por qué no? El mito de la primera ángela, la Lilith capaz de rebelarse con la palabra. Entonces todo acto de amor sin miedo ni culpa sería la rebelión contra la muerte y la protesta porque la vida no es sino mísero eco del "primer estallido".

Notas:

(1) Ursula Suárez: Relación Autobiográfica
(2) David Rosenmann Taub: Cortejo y Epinicio (Cruz del Sur, Santiago, 1949)
(3) Raquel Jodorowsky: La ciudad inclemente (Ed. El Oso y la Pajarita, Lima, s/d)



RENATO LASO JARPA [12.690]

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Renato Laso Jarpa

Renato Laso Jarpa (CHILE). Poeta y militar de profesión. Hijo de los escritores Olegario Laso Baeza y Sara Jarpa. Publicó su primer libro de poesía en 1962, titulado “Círculo de tinieblas”, posteriormente, publicaría “Compás de espera” (1966).




Círculo de tinieblas
Autor: Renato Laso Jarpa
Santiago de Chile: Del Pacífico, 1962

CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1963-05-05. 
AUTOR: RICARDO LATCHAM

De la familia de notables escritores como sus padres, don Olegario Laso Baeza, doña Sara Jarpa de Laso, y sus hermanos Hugo y Jaime, se exhiben ahora en calidad de poeta Renato Jarpa Laso, con el libro “Círculo de tinieblas”, impreso en la Editorial del Pacífico, en 1963.

Es un volumen desigual, con un balbuceante sentido del ritmo, en muchos de los romances y cantos reunidos, pero también con fuerza expresiva en otros, y con una originalidad que sobrenada en la mayoría de los versos. A Renato Jarpa Laso, le falta todavía pulir y acendrar sus numerosos poemas y situar su lenguaje en un plano más moderno, a pesar de la energía que domina en su extensa y lograda composición “Vida...”, una de las más curiosas de “Círculos de tinieblas”. En “Agua...” la frescura y emotividad lo liberan de algún detalle premioso y le acercan más al registro emocional de nuestro tiempo. Por ejemplo, estos versos:



“Agua que vives el vivir del hombre.
Hombre que es agua en cáliz de ceniza,
Hombre que ríe y llora el agua amarga,
Hombre que tiene sabor de agua naciente,
Hombre que muere como fuente agostada,
Es su destino el agua, siempre el agua,
El agua es trama plateada de su vida”.



En “Camarada de muerte” hay complacencias verbalistas y algo de truculencia que se atenúa y desaparece en el “Romance de Don Ciriaco El Cuatrero”, insertado en el ya rico romancero criollo cultivado, entre varios más, por Barrenechea, Parra y Óscar Castro. Jarpa Laso pasa, con igual movimiento y animación, desde lo objetivo y descriptivo, a los temas inspirados en el hombre y su destino, en la angustia de nuestro tiempo y en asuntos infantiles, vertidos también en el romance, donde alcanza instantes de plenitud.

Insisto en que este escritor tiene todavía que dominar ciertas cuerdas o suavizar otras en que aparecen redundancias y reiteraciones. Además, su lenguaje, nada de pobre, posee aristas e inflexiones sonoras que las tendencias actuales de la poesía van superando. No se deshonra su tradición familiar de remontados intelectuales con “Círculo de tinieblas” que recoge un conjunto irregular, pero modulaciones de sentimiento e instantes de gran tersura y fluidez de idioma.



CRÍTICA APARECIDA EN EL DIARIO ILUSTRADO EL DÍA 1963-05-12. 
AUTOR: JAIME MARTÍNEZ WILLIAMS

Los poemas reunidos en este volumen están marcados profundamente por las actividades y preferencias de su autor; en forma más notoria que de ordinario, ellos son un resultado, una expresión de experiencias, y no una elaboración descarnada y fría. Frente a la actitud de más de un poeta adolescente que construye sus obras con deliberado ánimo literario, Renato Laso parece necesitar espontánea e irrefrenablemente del poema como forma de fijar y consagrar los momentos decisivos de su sentimiento o de su meditación. De ahí que su palabra fluya con facilidad, respondiendo al impulso interior y no a una búsqueda que pudiera ser tan consciente como artificial.

Estos rasgos del autor de “Círculo de tinieblas” se unen a un definido aliento romántico que inspira el conjunto de su poesía y determina su inclinación por ciertos temas y su entonación dominante. Renato Laso es oficial del Ejército y pertenece al arma de caballería, es decir, a aquella que mantiene con especial ahínco el romanticismo de lo legendario y sentimental. La vocación profesional explica muchos detalles de estos versos.

En general, los poemas adoptan la forma de romances escritos con soltura, pero sin especial profundidad:



“Cuatro lágrimas danzaban
enjoyando el aire amargo.
Llanto de duro cristal
desgranaba su rosario.
Puñal de callada pena
sangraba en callada mano”.



Pero hay veces en que el tema obliga al autor a superar el marco un tanto repetido y difícil de renovar. Así en el poema inicial, que lleva el título del libro, el romance se hace más solemne al referirse a la Creación. Todo estaría bien si no fuera porque el ritmo fácil trae ecos inoportunos de frases y de versos conocidos que inconscientemente parecen haber aflorado al recuerdo del escritor:



“...sin ver que somo la sombra
de una luz en un reflejo.

................................................

Y hasta el tiempo que nos mata
morirá en manos del tiempo...”



Sabemos muy bien que esto es un fenómeno natural y que, es el último caso, hasta puede ser una simple coincidencia de pensamiento con el célebre Miserere, pero el resultado perjudica la impresión general del poema que por lo demás está bien logrado.

Las similitudes se dan aun con mayor frecuencia entre diversos pasajes de un mismo autor y ello suele corresponder a estilos bien definidos por lo que en el hecho resulta casi inevitable. En este caso, también ocurre:



“Los clavos de las estrellas
crucifican los esteros...”
(“Regreso de don Ciriaco el cuatrero”).

“Las estrellas clavan cruces
en las tinnieblas amargas”.
(“Llamas y lágrimas”).



Los tres romances de don Ciriaco el cuatrero son una de las partes más gratas del libro, y en ellos Renato Laso pone todo su nostálgico romanticismo y su amor al paisaje natal.

En otras ocasiones, como cuando escribe para sus hijas pequeñas, sabe adaptar su estilo a la imaginación infantil y a veces halla expresiones de simpática eficacia. Y de pronto, abandonando el recuerdo sentimental o la pincelada pintoresca, aborda trabajos mayores, como ese tríptico de “Tierra”, “Fuego” y “Agua” en que están algunas de las mejores estrofas del libro. Especialmente en los dos últimos de esos poemas, Renato Laso logra una efectiva adecuación entre el lenguaje y el motivo que lo inspira. Si en “Fuego” ello lo lleva a un tono sostenidamente apasionado y a un vocabulario rotundo casi hasta el exceso, en “Agua” la identificación es más flexible y armoniosa:

“Agua que vuelas, vilano encanecido...

.............................................................

Auga que sueñas oscuras soledades...”

Seguramente sin pretenderlo, el autor ha encontrado el sonido preciso para la multiforme imagen del agua elemental.

Ya se ha hecho notar, al publicarse “Círculo de tinieblas”, que Renato Laso Jarpa pertenece a una familia de escritores. Con su labor poética, no desmerece de quienes lo han precedido en las letras nacionales, pero creemos que sus hermanos buscan con mayor constancia una perfección de sus medios expresivos que Renato Laso confía en demasía a su facilidad natural. Su vocabulario es amplio y superior al nivel corriente de los autores de las nuevas generaciones, pero abusa de él como de su espontánea imaginación. Junto con reconocer que ha hecho muy bien en decidirse a publicar “Círculo de tinieblas” y de valorar sus méritos positivos, creemos que debería dedicar sus esfuerzos a temas que le impusieran una gran disciplina y una rigurosa contención, a fin de depurar y hacer más denso su contenido poético.

Y aunque sea muy de paso, dejemos constancia de lo que perjudica al paciente lector, tanto como el autor afectado, el alto número de errores de impresión que este libro contiene.



CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1963-05-25. 
AUTOR: HERNÁN POBLETE VARAS

Difícil ser parte de la familia Laso Jarpa... y no ser escritor. Se cuentan a puñados los literatos y todos de buena ley. Comencemos por D. Olegario, el padre, autor de admirables cuentos. Y sigamos con su dignísima esposa, la señora Sara Jarpa de Laso, a la que se le deben notables ensayos históricos. Y luego sus hijos figuran con honores en la joven literatura nacional. Uno de ellos, militar de profesión y autor de una semblanza de Manuel Rodríguez, aparece ahora en el campo de nuestra poesía con “Círculo de tinieblas” (Editorial del Pacífico, Stgo., 1962).

Renato Laso Jarpa, el autor de estos poemas, cultiva con fortuna el romance tradicional llegado hasta él desde los viejos tiempos hispanos a través de García Lorca y Óscar Castro. Es indudable la influencia del primero, al que Renato Laso Jarpa sigue sin demasiado sometimiento. Su verso –el de Renato Laso J.- es viril, imaginativo, con leve toque de misterio y cierta calidad evocadora para la cual el romance es un apropiado instrumento. Veamos este fragmento de su poema “Llamas y lágrimas”:



“Tarde de silencios grises
se coloca negra capa,
mirando al atardecer
con ojos de oscuro nácar.
Lleva en su frente brumosa
diadema de estrellas pálidas
y albos reflejos de luna
han empolvado su cara.
Pero un resplandor de fuego
siembra rosas en su falda.
Las hogueras vespertinas,
estrellas encadenadas,
desde la tierra profunda
tienden sus brazos de llama;
topacios de sol antiguo,
dan vida a las sombras vanas,
mientras que del cielo lloran
diamantes tristes de escarcha”.



Pero no es el romance la cuerda única de nuestro poeta. Ensaya otros géneros con igual fortuna, como podemos apreciar en su poema “Camarada muerte”.

Deseemos éxito a este poeta que comienza –en edad ya madura- y que manifiesta en estos primeros atisbos un don que no debe despreciar.






Las hermanas Laso: Hippies y emprendedoras

Una es actriz y la otra es experta en temas esotéricos; una interpretó decenas de personajes y la otra se interpretó a sí misma en muchos programas; una lee libretos y la otra el horóscopo chino. Ambas se consideran "patiperras", adoran los libros, desconfían del matrimonio, están llenas de proyectos y no van pisando huevos por la vida.  

por:  Marcel Oppliger/La Segunda sábado, 22 de diciembre de 2012 




A la izquierda, Angeles Lasso (así, con dos "s") y a su lado Gloria Laso (con una sola).

Discuten sobre dónde y cuándo tomarse las fotos para esta entrevista, se corrigen mutuamente las fechas de distintos episodios de sus vidas, se interrumpen a cada rato, ¡y hasta escriben distinto su apellido!

Luego se ríen y echan tallas de esos mismos episodios, recuerdan con cariño a sus padres y su amor por la literatura, y concuerdan en que la televisión chilena actual, medio que ambas conocen bien desde distintas perspectivas, le da demasiado espacio a "un montón de estúpidos" (Angeles) y excesiva importancia a los "ingenieros comerciales" (Gloria).

La hora y media conversando con la actriz Gloria Laso y la especialista en esoterismo María de los Angeles Lasso -una discrepancia ortográfica que las hermanas ni siquiera intentan explicar- se pasa volando, porque entre las dos tienen historias para llenar varios libros. Y ya han empezado a llenarlos, se apresuran a recordar, ya que escribir las apasiona a ambas tanto como a sus padres, Sylvia y Renato, ya fallecidos.

Angeles ha publicado 14 versiones de su horóscopo chino anual y está preparando la decimoquinta. Gloria publicó en 2009 su autobiografía, "El río que fluía hacia arriba".



"Una cosa curiosa de nuestra familia es que nada puede ser más normal que ser escritor. Todo el mundo es escritor. Mi papá y mi mamá escribían, y unos tíos", cuenta Angeles, quien se define orgullosa como "una hippie de Horcón de toda la vida".

"Mi abuelo fue un escritor bien conocido, Olegario Laso Baeza. Escribió un cuento -"El padre"- que se leía en el colegio", agrega su hermana mayor, con su vaporosa blusa blanca y sus jeans gastados de señora cool .


Una crianza atípica



Las Laso -que tienen una hermana menor, Francisca (chef), y una media hermana, Anette (oncóloga infantil)- tuvieron padres que desafiaban algunas convenciones.

Porque don Renato Laso Jarpa era un militar "muy cuadrado" (según la primogénita), pero también era un poeta con obras publicadas. Y doña Sylvia Lezaeta Castillo bien podía ser la esposa de un oficial de caballería, con su prole inscrita en el muy respetable colegio de las Monjas Inglesas, pero "ella era bastante hippie, sembró esta cosa de la imaginación y la espiritualidad en nosotras, nos contaba cuentos, tenía un teatro de títeres", cuenta Gloria.

Ambas nacieron en Santiago, pero la carrera militar del padre implicó muchas mudanzas para la familia y nunca vivieron mucho tiempo en la capital.

Pasaron varios años en Viña del Mar, porque el papá estaba en el regimiento de caballería de los Coraceros. Más tarde fue enviado por dos años a Coyhaique, algo que Gloria recuerda como "bien marcador, porque era un lugar como de otro mundo. ¡Había un solo auto en toda la provincia! En invierno nevaba y nevaba, y en verano llovía y llovía, y pasaban niñitos vendiendo frutillas y murtas. Me acuerdo que en el regimiento tenían un zoológico, con un pobre puma, un guanaco...".

Angeles:

-¡El guanaco me saltó encima! De lo demás apenas me acuerdo. Sí me acuerdo de las frutillas...

Gloria:

-Para mí fue bien impresionante pasar violentamente de Viña, de un departamento en Av. Perú a la orilla del mar, a la nieve, los caballos, los bosques.

De la etapa escolar, las hermanas no recuerdan lo mismo.

"Para mí, 'horroroso' sería decir poco", dispara Angeles. "Me gustó en la infancia, lo que hicimos en Viña, pero hubo una época que tuvimos la desgracia de venir a Santiago por el trabajo de mi papá, y a él se le ocurrió la genial idea de ponernos en un colegio de monjas que era socialmente muy bien visto".

"Las Monjas Inglesas. Allí habían ido mi mamá y mi abuela", acota su hermana, agregando que "también fue por razones económicas, porque el primer hijo pagaba completo, el segundo la mitad y el tercero era gratis. Valía la pena. Y valóricamente también aportaba, aunque a Mariángeles nunca le gustó".

-¿Qué no te gustaba?

-Toda esa cosa sicópata de estarte metiendo la Iglesia contra tu voluntad, darte comida contra tu voluntad, todo contra tu voluntad. Horrorosa, me traumaron. Salí expulsada.

Gloria:

-Es porque hacía la cimarra.

-¿No quemabas cruces?

Angeles (riendo):

-No, mi rebeldía nunca ha sido de tipo agresivo, más bien te diría que como anarquista. No fui más y terminé en una academia más entretenida. El surgimiento del hippismo en Chile coincidió justamente con mi forma de ser y de vivir, y por eso después fui a parar a todo un proceso de conocimiento y búsqueda interior, con la cosa oriental.

"Yo soy más tradicional", dice Gloria sonriendo. "Llegué al teatro porque siempre me gustó la actuación. Estaba un poco perdida en la vida, porque mis papás se habían separado y mi mamá se había casado de nuevo, pero yo no tenía buena relación con mi padrastro. Un día vi que abrieron las postulaciones a Teatro en la Católica y fui".

Por esos años, Angeles se fue a Europa y Gloria se mudó con su papá, que por entonces estaba inválido a resultas de un accidente de avión. "Lo que tampoco fue una gran idea. Y ahí me casé", dice la actriz, quien quedó a cargo de sus hermanas de 12 años y 16 años -su mamá se había ido a vivir a Arica-, en su hogar de recién casada.

"Es que en esa época una pensaba que había que casarse", dice Angeles.

Según su hermana, "lo del matrimonio fue un poco presionada por mis papás, porque entonces se pensaba que casar a la hija era como una carrera de postas, que ya otro gallo se encargaba y era problema de él. Y le pasaron la posta a mi marido, yo tenía como 20 años". Ese matrimonio no duró y Gloria no se ha vuelto a casar.

"Pero has tenido unos casi maridos de largo rato. El matrimonio es la firma de un papel, nomás. Además, cuando una es más vieja, siento que se disfruta de otra manera el tema de la pareja. En la juventud es más complicado. A mí me ha parecido que esta etapa es la más entretenida en cuanto a entendimiento, a conversación, a madurez....", dice Angeles, quien tampoco se ha casado, pero tiene un hijo único y dos nietos ("Y una nieta de yapa de mi nuera", acota).

Según Gloria, "hay gente que tiene la teoría inversa, que uno se amolda con facilidad en la juventud, pero cuando ya estás mayor te vas poniendo rígido".

Adiós, Chile

A principios de la dictadura, Gloria fue detenida y torturada por la Dina, tras lo cual partió al exilio a Europa por casi una década. Angeles, en tanto, se fue a recorrer Sudamérica. "Soy americanista. En los 70 me fui a vivir a Horcón, en la V Región. Nosotros hicimos famosa a esa playa. Y en el 80 me fui y anduve circulando entre Perú, Bolivia y Brasil. En el 90 volví y me quedé acá".

"¿No te viniste en el 92, cuando se murió la mamá?", pregunta Gloria.

Angeles:

-Nooooo, fue antes. Yo me fui por razones de búsqueda personal. La Gloria estudiaba teatro y tenía toda una conciencia política que yo no tenía. Yo era, soy y seré hippie. Yo no creía que el cuento tuviera arreglo excepto yéndote por tu cuenta a otro lado. Fui al Cuzco, viví en el Amazonas, en muchas partes iba viajando con mi hijo, que era chiquitito en ese tiempo. Es que era muy patiperra.

Gloria tuvo que dejar Chile justo cuando su carrera actoral tomaba impulso. "Estaba yéndome bastante bien y ahí me tuve que ir. Afuera hice algunas cosas, pero pocas y saltadas. Y cuando volví, a mediados de los 80, retomé la carrera más definitivamente, claro que tuve que partir de cero y con 10 años más. No es lo mismo partir una carrera a los 30 que a los 20, sobre todo en televisión".

Sin embargo, la productora de teleseries de Canal7 le dio trabajo en telenovelas. La primera de ellas se llamó "El juego de la vida", la última de Herval Rossano en Chile, el gran director brasileño, padre de Herval Rossano Abreu ("Soltera otra vez" y "Machos", entre otras).

"Era un papel como chiquitito, una niña que se llamaba Rita River, que andaba con el Bastián Bodenhoffer", rememora la actriz.

Angeles: Una vez pasó algo chistoso cuando la Gloria llevaba poco tiempo acá y estaba con harto trabajo. Yo iba y venía de Brasil más o menos seguido, y aparecí justo cuando Juan Carlos Bustamante la estaba llamando para hacer una película y ella le dice a este gallo: "Yo no puedo, pero está mi hermana aquí, ¿por qué no la probái?"¡Y me contrató!

Gloria: Una película súper bonita, "Historias de lagartos", con Pepe Soza, nada menos.

Angeles: ¡Sí! Fue mi debut y despedida en el cine. Pero lo encontré genial. Quedé inmortalizada a los treinta y tantos, lo que me parece una edad estupenda para la posteridad (se ríe).

Los 90 y el despegue de las Laso

Con la vuelta de la democracia, se inició para las hermanas un período de intensa actividad profesional relacionada con la televisión, donde tanto la actriz como la tarotista cosecharon éxitos en sus respectivos campos.

"Para mí esto de ser conocida fue una sorpresa total, no estaba en mis planes para nada. La Gloria era la famosa de la familia y así tenía que ser", dice Angeles.

Pero ocurrió que, justamente cuando su hijo se fue a vivir por su cuenta y ella cerró su tienda de artículos importados en Horcón, una amiga le propuso aprovechar profesionalmente sus conocimientos sobre astrología china y el Tarot.

"La Mónica Pinto -una mujer increíble- me armó un grupito de señoras 'top' para que yo les viniera a hacer clases de Tarot en Santiago. Y después empezó a insistir con que yo tenía que escribir. Y eso derivó en que, atando contactos, llegué al matinal del Canal 7 a ofrecer hacer horóscopos, en realidad. Pero allí una productora me dijo que sería más entretenido hacer Tarot".

Con lo cual inició una etapa de 12 años en programas de distintos canales de la pantalla chica. "Y como en el año 2001 me junté con gente de la editorial Planeta que me propuso hacer un libro sobre astrología. Eso se convirtió en una cuestión anual".

La renovada carrera de Gloria coincidió con un trance doloroso. "En el 89 le dio cáncer a mi mamá. Murió en el 92, justo cuando salió al mundo 'La frontera'. La película llamó mucho la atención, recibió premios, entonces me llamaban mucho de televisión, para distintos trabajos y qué sé yo. Yo cachaba que era un momento top de mi vida profesional, pero también el momento en que mi mamá se estaba muriendo".

Las hermanas hoy... y mañana

Angeles da por "superada" su etapa televisiva y está abocada de lleno a sus facetas de escritora y editora.

"La tele para mí fueron doce años seguidos sin parar como especialista en temas esotéricos, y ahora escribo libros. Aparezco todavía esporádicamente, pero siento que es una etapa superada".

Con cada libro fue agarrando más vuelo, cuenta Angeles, al punto de que hoy "lo que más me gusta en el mundo es escribir". Y sus libros se conocen en Uruguay, Argentina, México y España.

Y está decidida a dar el paso siguiente: su propia empresa editorial.

"Funciona absolutamente. Ahora vivo de eso y pretendo hacerlo por el resto de mis días, porque ahora ya quiero puro escribir: tengo en carpeta la novela de todos mis viajes y otras cosas", dice la ex tarotista de TV.

Su cruzada personal es editar los textos que su padre dejó listos y corregidos. "Vamos a publicarlos nosotros. La televisión me dejó de regalo la fama y eso me permite no sólo autopublicarme, sino incitar a la Gloria a escribir otro libro", explica Angeles.

Y concluye: "Una vez, hablando con mi papá, le dije que a los editores no les interesa la poesía. Y se le cayeron las lágrimas. Yo nunca me olvido de eso y juré que iba a editar hasta su última poesía".

Su hermana mayor, en tanto, acaba de terminar una licenciatura de cine documental en la Escuela de Cine de Chile y esta semana dio su examen final con nota 7.

"Creo que un actor debe saber de cine, de planos, de la cosa técnica. Ese lenguaje del cine es muy entretenido aprenderlo y aplicarlo desde el punto de vista del actor. Hice una película entrevistando a Sergio Buschmann, porque a mí me interesa mucho la memoria y siento que es importante guardar la memoria de gente como él", explica Gloria.

Aunque hoy no graba teleseries con la frecuencia de antes, ella sigue fascinada por la actuación.

"Cuando yo entré a la universidad, ser actor era ser actor de teatro. Pero cuando volví del exilio, era ser actor de tele. Pero a la mayoría de los actores lo que nos interesa es actuar, el soporte es lo de menos".

-¿Y es cierto que la TV puede ser un "nido de serpientes"?

"A mí no me ha tocado. Para ser actor, para armar un personaje, hay que prepararse harto, tienes que entender algo de sicología, saber de cultura general, etc. Creo que los actores son gente más preparada de lo que mucha gente cree, y a veces también más generosa".








RAÚL CORREA RAMÍREZ [12.691]

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Raúl Correa Ramírez 

(Nació en Valparaíso año 1922 - Murió en Santiago de Chile en Noviembre 2012). Poeta y profesor. Fue miembro de la "Sociedad de Escritores de Chile" y del "Instituto de Artes y Letras Fernando Binvignat", además de director del "Círculo Literario Carlos Mondaca". En 1981 fue distinguido con el Premio Regional de Literatura. 
Biografía

Poeta. Activo promotor del movimiento literario en La Serena. Su actividad profesional fue la docencia. "Fuertemente apegado a la raíz terrestre, cogiendo aquí y allá sus florecillas, a lo rústico, sin mirar a un lado y a otras escuelas, novedades, audacias, aspira a una satisfacción interna que habla en él desde honduras ancestrales", dijo Alone del profesor y poeta serenense Raúl Correa Ramírez. 

En 1948, a los 26 años, visitó en Santa Bárbara, EE. UU. a nuestra Premio Nóbel, Gabriela Mistral, de quien —dice Correa— recibió “una gran lección: me enseñó a corregir, corregir y corregir…”, a la vez que ella mostró “cómo una persona es capaz de ser fiel al terruño”. 

La trayectoria literaria de Correa transcurrió aparejada a su labor como docente. Fue miembro de la Sociedad de Escritores de Chile y del Instituto de Artes y Letras Fernando Binvignat y director del Círculo Literario Carlos Mondaca. En 1981 fue distinguido con el Premio Regional de Literatura. 


Obra:

Persecución y fuga, elegía, 1965.
Ancestral, poemas terrestres, 1978.
Temporalia, poemas circunstanciales, 1979.
Fabulando en La Serena, 1980.
Sonetos Serenenses, 1984.
Doce sonetos ciudadanos, 1989.

Premios

Premio Regional de Literatura, 1981.
Premio Nacional de Poesía Pen Club, 1985.

Fuentes:
Diccionario de la Literatura Chilena, Efraín Scmulewicz, 1984. 



Dentro de la obra de Correa se cuenta "Fabulando en La Serena", un interesante trabajo lírico que publicó en 1980 y que rebosa amor al terruño, ingenio y buen humor:



"Permítanme los pasajes 
pidió el conductor del bus 
perrito si tú los tienes 
perrita los llevas tú. 
Dijo el conductor molesto 
por lo tanto tú y tú: 
a los quiltros molestos 
los bajo del autobús..."



En 1984, Correa sacó a la luz "Sonetos Serenenses", una obra que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Pen Club y que se constituyó en una inspirada evocación del oficio poético, la geografía local y su gente:



"Cuando caen las sombras en el puerto 
y a lo lejos se encienden las estrellas 
olvidamos los hombres las querellas 
para escuchar la música del huerto. 
Al nombre vivo de un poeta muerto 
se juntan los que siguen por sus huellas 
para hablar de las cosas que son bellas, 
de las artes y letras en concierto. 
Surge la luz del canto vespertino 
y suena el verso con el ritmo incierto 
de su vaivén nocturno y peregrino. 
Libra el vaso al destellar el vino 
por el aire su libro descubierto."




Persecución y fuga
Autor: Raúl Correa
La Serena, Chile: Impr. El Día, 1965


CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1966-01-23. 
AUTOR: JAVIER RODRÍGUEZ LEFEBRE

Raúl Correa, profesor de educación, nació en Valparaíso en 1922, estudió en Santiago, actualmente desempeña la asignatura de Filosofía y Didáctica General en la Escuela Normal de La Serena. Publica por primera vez e irrumpe en las letras nacionales con un volumen de elegía: “Persecución y Fuga” –tamaño 1/16, 68 páginas, papel couché-. La sobria presentación del libro de Correa va a la par con su contexto.

Nos gustaría, antes de continuar este breve comentario, insertar un párrafo sobre lo que es la elegía, pues es necesario ello para aclarar conceptos sobre el particular. Elegía, a decir del Diccionario de Literatura Española de la Revista “Occidente” especifica: “En general, pueden distinguirse dos especies de elegía; una que podríamos llamar heroica, en la cual se lamenta las desgracias públicas… y otra, más íntima, más personal, y, por consiguiente, de género menos elevado, en la que exhala el poeta las penas de su propio corazón”. Indiscutiblemente Raúl Correa nos refleja en su libro esta última, es decir, “las penas de su propio corazón” y canta así:


“Oh voluntad apasionada y fuerte
una brisa de sollozos,
una herida me penetra el corazón,
cuando pienso en mis eternas naves,
en el hombre, el dolor, la miseria y la angustia.

A través de la sangre doliente,
de la noche más lenta y más fría,
como niño hecho de musgo y leche amarga lloró”.



No está mal para comenzar. Otros lo intentaron y les fue bastante bien y llegaron muy lejos. Por ahí suenan los nombres de Jorge Manrique y Rodrigo Caro, Federico García Lorca y Francisco de la Torre.

Nuestras felicitaciones al poeta serenense.



CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1966-05-08. 
AUTOR: EMILIO MOHOR

Hurgando en la producción poética, nos detenemos a analizar un libro singular, titulado “Persecución y fuga”, de Raúl Correa. El título de por sí es musical. Los datos que tenemos del autor son escasos: nació el 3 de julio de 1922 en Valparaíso. Hizo sus estudios en Santiago y se graduó de Profesor de Educación. En la actualidad ejerce las asignaturas de Filosofía y Didáctica general en la Escuela Normal de La Serena.

En esa tranquila ciudad provinciana y sus aledaños paradisíacos –que invitan recogimiento-, Raúl Correa ha moldeado con su arcilla poética llena de afanes y sentimientos, este primer libro.

No tiene pie de imprenta, apareció en La Serena, no obstante es una edición hermosa y pulcra y mejor que muchas ediciones impresas en editoriales santiaguinas. El autor la ha subtitulado: “Elegía”.

Como sabemos, la elegía es un poema corto en la que se refieren cosas tristes. Esta elegía consta de 33 versos que ocupan todo el volumen de 63 páginas. Vivimos en una época en que el hombre recorre largas distancias en su exploración del cosmos, los científicos y médicos han logrado alargar la vida de los seres humanos y, ¿por qué el poeta no se daría el gusto de alargar la elegía?

Esta elegía lírica es un triste lamento –la admonición hacia el hombre y su vida-, sus angustias y esperanzas, apreciándose en síntesis, un visible amor humano, su verso es de tono menor y grácil, bien logrado, tanto en el fondo como en la forma y no se advierte oscuridad en los conceptos, como se ha hecho común en poetas de la nueva promoción, sino que su fluidez es nítida y transparente. En su versificación se aprecian acertadas metáforas, interrogaciones y vislumbre de poesía social.



“¿Sabes acaso cómo sufren
aquellos hombres que fabrican puentes
leche en latas y conservas?
¿Sabes acaso de la efigie primitiva,
de aquellos hombres macilentos
que apenas una sombra les alumbra
el frágil armazón que les sostiene?”




Su lectura a ratos deleita y asombra, pues, nos da la impresión de estar leyendo a los poeta neohelénicos, como Kostis Palamás, María Polyduri, a Kavafis el alejandrino de origen griego; o a Georgios Stylianos Seferiades, más conocido en el mundo de las letras por su pseudónimo de Jorge Seféris.

Es presumible que Raúl Correa no haya leído a los citados poetas, por falta de traducciones al castellano, existiendo solo versiones al francés, inglés y, del último de los citados, al español, que son de difícil hallazgo, por tanto, es de pensar que no ha caído bajo esas influencias, considerándose así mayor su mérito.

La obra mantiene su númen creador a lo largo de la elegía:



“¡Oh, misteriosa fuerza sin sentido conocido!
¿A qué lugar viejos amigos?
¿A qué lugar...?
¡Oh, fuga cruel! ¡Oh, desesperanza!
Persecución del árido fuego
desde tu abismo vuelvo
en la sombra trashumante de la estrella”.



No es posible dilatar esta crónica debido a lo exiguo del espacio disponible, pero sintetizando podemos decir que Raúl Correa, si a veces tropieza, lo hace con honradez, no obstante en su verso hay elegancia del lenguaje, extendiéndose a un notorio aticismo, verbigracia:



“Una brisa de sollozos,
una herida me penetra el corazón,
cuando pienso en mis eternas naves,
en el hambre, el dolor, la miseria y la angustia.
A través de la sangre doliente,
de la noche más lenta y más fría,
como niño hecho de musgo y leche amarga lloro”.



Y así sigue y prosigue y la elegía se encadena en su armonía de eslabones –brillantes y limpios-, la eufonía se conjuga con el ritmo para dar paso a la estructura del poema.

Raúl Correa ya comenzó su labor y, es de esperar que continúe en ese quehacer poético, que no se aparte de su meta, cuyo camino se ve franco y despejado en la difícil tarea lírica; sus versos son promisorios. Después de terminar de leer su elegía –“Persecución y fuga”-, puede afirmarse que su autor es un creador poético. Ojalá siga por la senda de este libro que constituye una incursión feliz por los difíciles caminos de la buena poesía.


POMPEYO SAAVEDRA [12.692]

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Pompeyo Saavedra

Pompeyo Saavedra (1924). Poeta y periodista. Vive en Toronto, Canadá. En Chile publicó su primer libro: “Las palabras de siempre” (1965).





SI ME VOY


Lo que nos angustió te habrá dejado 
su rastro transparente. Las palabras 
dichas a media voz, su huella leve. 
Mis manos en tu piel ya te marcaron 
la impronta del dolor o la tristeza. 
Mis ojos te mostraron la alegría 
y mi sangre su dulce turbulencia. 
Pasamos juntos por la misma calle 
afirmando los pasos uno al otro. 
Me enfrenté con el tiempo y los fantasmas 
y estuviste a mi lado.




Las palabras de siempre
Autor: Pompeyo Saavedra
Santiago de Chile: Impr. Horizonte, 1965


CRÍTICA APARECIDA EN EL SIGLO EL DÍA 1965-05-16. 
AUTOR: HERNÁN LOYOLA

El lenguaje poético de Pompeyo Saavedra contiene algunos elementos muy valiosos. Lenguaje concreto, sin adjetivación exuberante, atento a la mención directa de los objetos, de los materiales de la realidad:


“Como un avaro oculto tu moneda de besos
mientras pasa la riada de los hombres famélicos.
Tiemblo, pensando: un día
también fui de los mismos…
Cuando estuve al acecho.
Cuando robé la paz de una esperanza.
Cuando mentí la luz de una sonrisa”.

(“Absurdo”, pág. 33).



Este rechazo del regodeo adjetivador y la tendencia a sustantivar la expresión promueven agilidad en la andadura de los versos de Saavedra. Y no son, hay que decirlo, actitudes estilísticas que se den con frecuencia en los poetas jóvenes, novicios o que aspiran a consagrarse. La tentación del adjetivo insólito suele perder a muchos escritores, recargando sus versos, haciendo pesada y farragosa su marcha. Por desidia, por incapacidad, o simplemente por falta de respeto a la poesía, se suele olvidar una de las leyes áureas de la estilística: “Cuando el adjetivo no enriquece, mata”. De ahí que nos parezca promisoria la tendencia de Pompeyo Saavedra hacia la expresión sustantiva.

Otro rasgo estilístico destacable: solidez y seguridad en el sentido del ritmo que habitualmente aparece ceñido a la configuración de una idea. No es el ritmo que se complace en su propia cadencia, sino un marco de sonoridad para el pensamiento, una atmósfera de fondo:



“Lo que nos angustió te habrá dejado
su rastro transparente. Las palabras
dichas a media voz, su huella leve.
Mis manos en tu piel ya te marcaron
la impronta del dolor o la tristeza.
Mis ojos te mostraron la alegría
y mi sangre su dulce turbulencia.
Pasamos juntos por la misma calle
afirmando los pasos uno al otro.
Me enfrenté con el tiempo y los fantasmas
y estuviste a mi lado".

(“Si me voy”, pág. 37)



Sin embargo, estos poemas de Pompeyo Saavedra, salvo composiciones o fragmentos aislados, no logran el vuelo que los recursos del poeta prometen. Su inspiración aparece rígida, convencional, algo acartonada. La tendencia a lo discursivo, a cierto lirismo plano y sin matices, menoscaba con demasiada frecuencia la fuerza de las palabras de siempre. Saavedra, no consigue, en términos generales, liberar sus vivencias ni dejar que sus sentimientos o impulsos poéticos se desencadenen en toda su turbulencia, en toda su complejidad, en toda su contradicción.

Es verdad que a veces surgen en el libro antítesis o contraposiciones que tienden a captar la dinámica de una realidad en claroscuro:



“Es otra fiebre la que ahora tienes.
No la que te encendió cuando gritabas en la calle
contra los asesinos de los Rosenberg”.

(“La Compañera Enferma”, pág. 29).



O bien:


“Hemos de convertir dolor en lucha
hacer de nuestras lágrimas un río poderoso 
y feraz sobre la tierra.
Si no nos fue posible la alegría,
contra los que la roban marcharemos
con odio y decisión, hasta que sea
bandera del amor nuestra tristeza,
nuestro adiós como un sol enrojecido
en la mañana luminosa y cierta”.

(“Después”, pág. 39).



Pero la formulación lírica se queda en lo externo, en cierto énfasis superficial, en un gesto estereotipado. De aquí resulta que las palabras de siempre, escritas en este libro con sinceridad indudable, no siempre contagian ni convencen. A menudo dejan solo una impresión de retórica fría: un amaneramiento de la ternura o un empaque declaratorio en el mensaje.

Pera desmoronar las limitaciones expresivas de su poesía, es evidente que Pompeyo Saavedra necesita –por una parte- “descontrolar” la intimidad de su pensamiento poético, descongelando el flujo expresivo; y –al mismo tiempo- no abandonar el mando de los controles formales.





PEDRO MORGAN [12.693]

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Pedro Morgan

Pedro Morgan (Nacimiento, CHILE 1936). Poeta. Autor de “Canto a un condenado a muerte” (1960).



Canto a un condenado a muerte
Autor: Pedro Morgan
Santiago de Chile: Universitaria, 1960


CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1960-08-21. 
AUTOR: RICARDO LATCHAM

En un verano pasado junto al mar chileno, conversaba con mi ilustre vecino, el poeta Diego Dublé Urrutia, sobre la riqueza lírica de nuestro país. El autor de “Fontana cándida”, elogiado por Neruda como gran valor, me expresaba, con enorme apasionamiento, que la poesía brotaba por todas partes y con talento indicutible. Agregaba que le llegaban libros, manuscritos y poemas sueltos, requiriendo su opinión o solicitando un juicio crítico. Pero el veterano hombre de letras añadía sus reservas lógicas: mucha cantidad, menos calidad, estrofas de mérito en medio de otras caóticas y sin sentido, disparates mezclados con genialidades. No le faltaba razón a un hombre que no ha perdido la curiosidad y seguía el rumbo de las letras sin apartarse de sus devociones clásicas y modernas: el Dante, Carducci, Claudel.

Donde resido también abundan los poetas y desean comunicarse con los de mi patria. Por lo general, se sienten solos y expresan que la crítica ni los estimula ni siquiera los somete a juicio. Por lo general, su esfuerzo es a diario compensado por el silencio. Hubo un hecho que me conmovió: un joven pidió autorización para colocar en un reciente volumen que el producto de su venta se agregaría a la colecta uruguaya realizada en favor de los daminificados del terremoto del sur (1).
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(1) El año 1960 ocurrió el terremoto de Valdivia, considerado como el mayor movimiento telúrico registrado en la historia de la humanidad. (N. del ed.). 
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Volvió unas semanas después y me entregó una suma modesta, que era lo único recogido, pero lo ofrecía con buena voluntad a sus hermanos australes. El símbolo de este episodio consiste en que predomina en diversas partes la indiferencia pública por la poesía.

De Chile siguen llegando libros, de diferente consistencia. Los molinos de la poesía continúan moliendo imágenes y metáforas, con olvido de otros ingredientes y, a veces, de la estructura formal.

Pedro Morgan en “Canto a un condenado a muerte” se declara, en su cordial dedicatoria, “un poeta del sur terremoteado”. Nació en Nacimiento, en 1936, y lo sorprendió la catástrofe en Ancud. El volumen debió publicarse antes de la ejecución de Chessman en la cámara de gases de San Quintín. Es un esfuerzo dislocado que tiende a expresar la angustia de un artista ante la brutal espera de un condenado a muerte, que también sintió la vocación literaria y dejó obras impresionantes. La poesía es hoy más impotente que en la antigüedad, a pesar de todos los que vocean a la democracia y la libertad del hombre. Antiguamente, un monarca absoluto solía oír un mensaje, y en Inglaterra, hasta hace poco, existían los poetas laureados, que recibían recompensas y honores oficiales. Es frecuente que los escritores dirijan mensajes a los tiranos y acumulen firmas para grandes o pequeñas causas. Pero la insensibilidad de nuestro tiempo es tan feroz que no se ha impedido ninguna ejecución capital a causa de las peticiones de corporaciones doctas y letradas. Los ejemplos abundan a nuestro lado y basta con echar una mirada al mundo para comprobar la triste verdad. Morgan siente o quiere hacer sentir la soledad de su voz, la impotencia de su acento en un universo indiferente, pero dominado por enormes consignas. En “Pesadillas” se concentra la visión de la época, con las destempladas imágenes que suscita un panorama aciago: enfermedades emisarias, vértigos infernales, sueños y náuseas. El escritor sigue una línea que han tenido grandes poetas maldicientes y otros condenados. A veces da la idea de que su trompeta la hubiéramos oído antes, y surge el recuerdo del criollo y tremendo Pablo de Rokha, que mezcla la blasfemia con enternecedoras imágenes familiares y los terrenales halagos del vino nacional y los picantes guisos.

En “Canto a los pequeños dioses” se halla lo medular de Morgan, con todo el sentido de su mensaje. No se puede todavía hacer un diagnóstico ante un autor de una sola nota, pero demuestra valor y sinceridad. También descuido en la forma, que puede mejorar sin desmedro de la rebeldía de su intención.



Canto a un condenado a muerte 
(Editorial Universitaria S.A).
Pedro Morgan

Por Alejandro Lavquén


Poemario de Pedro Morgan, que lo terminó de escribir, según se indica en el colofón, el 14 de febrero de 1960 en el pueblo de Los Sauces en la provincia de Malleco. El libro es curioso en varios sentidos, ya sea por el misterio que rodea al autor o por su calidad de inencontrable y desconocido en la actualidad, además de ser el único libro publicado por Morgan. En la solapa de volumen se cuenta que Pedro Morgan nació en Nacimiento en 1936 y es autor de algunos cuentos que fueron publicados en periódicos sureños. También se dice siendo alumno del Liceo de Traiguén escribió y dirigió una comedia llamada “Los grandes locos”. Indagando por aquí y por allá pudimos descubrir quién estaba detrás del personaje -o del seudónimo de Pedro Morgan-. Se trata de Rudy Manns, hermano del célebre compositor, escritor y trovador Patricio Manns, mayor un año que éste y ya fallecido. Pero nos dejó este curioso y solitario libro del que los editores afirmaron, al ser publicado, que: “nos sorprende por su originalidad. No podemos decir que pertenece a una determinada escuela o tenga influencias de algún poeta ya consagrado”. Creemos que no erraban en el juicio emitido, pues Canto a un condenado a muerte es un conjunto de poemas que para la época en que fueron escritos (y aún hoy) sorprenden en muchos aspectos. Pedro Morgan entrega una poesía con matices existencialistas mezclados con imágenes afincadas en lo real de lo cotidiano. Para ello utiliza un lenguaje bastante amplio y asequible, lleno de disquisiciones que no se alejan del ser común y corriente ni caen en intelectualismo agotadores, tan en boga entre quienes, hoy en día, escriben poemas desde la teoría.

Dice uno de los textos de Morgan: 


“canto en fin porque soy libre madrugador
de la tierra antigua.
y llegará el día en que como ellos
erraré por el mundo y sus caminos
y el aire pisoteado lo tragaré a pulmón lleno.
y pasaré el hambre que crea fantasías,
y morderé la angustia que atraviesa el corazón.
y cuando el vaho de la muerte me rodee,
buscaré un sitio tranquilo lleno de paz y dicha
y haré que mis cansados ojos no se abran nunca más”.



En cuanto al poema que inaugura el poemario y le da el título, está dedicado a Caryl Chessman, ejecutado en la cámara de gases en la prisión de San Quintín en los Estados Unidos, en 1960. En el texto el poeta expresa su rechazo a la pena de muerte: 


“(políticos y gobernadores 
de cejas subrealistas y bigotes remojados),
se los entienden perfectamente para acelerar el fuego ionado
que alimenta el carcelero.
atención: las bestias están coléricas”.







NELLY CORREA QUEZADA [12.694]

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Nelly Correa Quezada

Nelly Correa Quezada (CHILE). Poeta. Ejerció la crítica literaria en el diario El Mercurio de Santiago.




POR ESO

Porque sostuve largo tiempo entre mis manos una
pequeña flor de tierra
Porque escuchè la sùplica del àrbol
Y observè multiplicarse el musgo
Poque la maleza viva me pinchò la planta ciega
Y vi un arbusto arrancado en sus raìces
Y el surco que lloraba su humedad estèril
Porque vi una araña trabajando su escondite
Una mosca desecada entre los hilos
Y un gusano que arrastaba el polvo fabricando
su camino
Porque oì las voces, presentì las mofas de un grupo
de hombres en una cantina
Una funenaria en la otra esquina
Y el vagido lleno de misterio de un recièn nacido
Porque vi a una madre desde el lecho despedir a un
hijo
Y comprendi en un gesto el pavor de un niño con
el cuento tremebundo de su mama vieja.
Porque una vida vivo en esta Tierra vibrando con 
su tierra

Porque esta epidermis ya no sigue siendo mia.
En mi se hace el verso
Pero yo temblàndole a la Tierra de respeto 
Guardo reverente mi silencio.








Siete voces en la ruta
Autor: Nelly Correa Quezada
Santiago de Chile: Rosa del Maule, 1960



CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1961-07-06. 
AUTOR: HERNÁN POBLETE VARAS

Los versos de esta nueva poetisa aparecen orientados claramente al elogio de la naturaleza, en la cual ella, con alerta sensibilidad, ha descubierto misteriosas resonancias que le afectan el yo. Cuando canta al musgo, por ejemplo (pág. 13), ella sugiere que se ha convertido en esa planta, que suave y persistente se adapta a los contornos de la materia sobre la cual reside. Otras veces pasea por su “Verde jardín”, y allí descubre sutiles correspondencias entre las flores, el pasto, “alfombra de terciopelo verde”, la fuente y las rosas, con seres de fuera, como los militares y sus espadas. De tanto moverse entre cosas botánicas, la autora, en fin, se forja una especie de filosofía de metempsicosis, con avatares y todo, en “Evasiones”, donde se confiesa haber sentido ser nube, estrella, gota de agua, arena, en sucesivas hipóstasis, para terminar diciendo:


“Cada muerte me da vida,
en el cosmos voy fundida.
¡Soy la célula inmortal!”



Hay, naturalmente, muchos versos subjetivos, ya que al fin de cuentas es Nelly Correa una poetisa afecta más a la intimidad que a la exhibición, pero hemos señalado precisamente lo distintivo que hay en ella, para que se vea por dónde corre su sensibilidad y qué se podrá esperar de su ejercicio poético andando el tiempo.






MIGUEL BUDNIK [12.695]

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Miguel Budnik

Miguel Budnik (1940 - 2004). Periodista. Fue periodista del Canal 9 de la Universidad de Chile durante la década del setenta. Fue, además, director de Prensa de Ediciones B. Publicó en 1961 el libro de poesía “Cuento para un poema”.

Fuente: "Gracias por todo, Miguel Budnik". Por Carmen Hertz. (Rocinante, N° 70, Santiago de Chile, agosto 2004).






CRÍTICA APARECIDA EN EL DIARIO ILUSTRADO EL DÍA 1961-12-10. 
AUTOR: JAIME MARTÍNEZ WILLIAMS

Como muchos poetas de nuestros días, Miguel Budnik comienza cantando su amor adolescente y su pasmo ante las cosas, y sigue, más tarde, dando acento social a su poesía. Como a la mayoría de ellos, también, esta nueva dimensión de su arte lo enriquece a la vez que lo limita.

En cierta medida, lo social es para algunos jóvenes poetas el motivo romántico de este tiempo nuevo, la gran revelación, una fe a la cual asirse para colmar el vacío de la auténtica fe perdida. Sería aleccionador seguir en los poemas de Budnik la línea, al comienzo punteada e indecisa, luego continua y acelerada, con que se muestra en ellos el vuelco a que aludimos. Después de los primeros versos, penetrados de personalísimas emociones, hay uno (“Y desperté solo”) en que el poeta anhela:



“olvidar mi nombre
entre otros nombres
y empezar a vivir vestido
en ropas nuevas”.
Ya en el poema siguiente:
“Entregaré a los pobres mi reloj pulsera”.



Tras lo cual asoman el interés por el pasado de su patria y por los seres ajenos. Al llegar a la obra titulada “Poema” no podemos dejar de asociarla con aquella de Neruda que “explicaba algunos cosas” y proclamaba su apartamiento y abjuración de los pasados subjetivismo.



“Fui creciendo y creciendo entre los días
Leí un diario que compré en la esquina
y vi al diarero sin zapatos
junto a él un niño sin vestidos
un bracero viejo somnoliento                 (?)
un quiosco sin madera
una mano que vendía y recibía
sin aliento.
Y leí el diario de mi país
leí la guerra y comprendí la lucha.
Comprendí  el cansancio de mi padre,
la tristeza de mi profesor primario,
la muerte de mi pequeña gata”.

.............................................

“Ya nunca más, amigos,
un sueño de marinos,
ya nunca más, amigos,
os contaré un sueño”.




Las solas citas de sus versos pueden mostrarnos, junto al entusiasmo de la nueva fe, sus terribles limitaciones. Budnik escribe como al desgaire, como tropezándose deliberadamente, pero se nota en él la decisión de tener una voz propia, una expresión intransferible. Dicho en otras palabras, hay aquí la búsqueda, inicial y vacilante si se quiere, de un estilo. Antes que pesquisar los fracasos, nos interesa señalar la meritoria voluntad. Pero, ¿no sería más libre y fructífera la empresa del poeta si la preocupación por sus hermanos los hombres fuera solo estímulo y no valla insalvable y repetida fórmula?







CRÍTICA APARECIDA EN EL SIGLO EL DÍA 1962-01-28. 
AUTOR: HERNÁN LOYOLA


Poesía sencilla, de tono menor, es esta de Miguel Budnik. Bajo formas de conversación o confidencia, constituye el registro poético de ciertos recuerdos personales, de experiencias enraizadas en la historia sentimental o familiar del propio poeta, o, simplemente, de algunas de esas maravillosas sensaciones que depara cada día al que tiene conciencia de estar viviendo. Estos versos, como escribe Neruda en una breve nota de presentación, tienen “el rocío sombrío de la primera hora, la ansiedad y la pureza del desamparado nacimiento”. Ellos aluden a cierta mujer morena, tal vez su esposa; a un niño, su hijo, que apareció un día “jugando, cortando rosas / pidiendo monedas un para su alcancía”; a otra mujer morena que se cruzó en su camino; a cierta “ciudadana rubia” que quizás amó algún día.

Junto a la sencillez señalada, hay sinceridad y espontaneidad en estos poemas. Se diría que estos han sido construidos al correr de la pluma sin otro artificio que la elusión sistemática del “punto” como signo de puntuación y la misteriosa intercalación, cada cierto trecho, de algunos versos entre comillas (no logramos adivinar a qué designio obedecen o qué sentido les confiere el poeta a tales versos destacados).

En dichas características residen la fuerza y la debilidad del libro en su conjunto. Por una parte, hay una adecuación armónica entre su tono confidencial, cotidiano, carente de complicaciones y de refinamientos formales, y el contenido temático de los poemas, casi todos ellos referidos a vivencias amorosas o familiares. Por otro lado, hay en ello una limitación evidente: la poesía de Budnik en este libro, al no mostrar pretensiones de trascender el ámbito de la experiencia personal, tampoco puede pretender un rango que supere el nivel de lo que podríamos llamar “poesía menor”.

A este “Cuento para un poema” le faltó ambición. Parecería que no le interesó a Budnik elevar su poesía hasta ese plano en que el registro de las vivencias personales se sobrepasa a sí mismo y se convierten –mediante un misterioso proceso artístico que no puede ser enseñado- en un testimonio “típico” representativo de lo humano, en una escala más abarcadora y general. Por no tener Budnik todavía, al parecer, un concepto claro de lo que significa hacer poesía (en cuanto ello implica un designio artístico que debe ir más allá del mero registro de la interioridad personal), estos poemas se quedaron en el nivel del testimonio individual o del documento íntimo. Sin embargo, ellos revelan aptitudes auspiciosas para el ejercicio de la poesía, por lo cual cabe esperar que un segundo intento creador, más elaborado y concienzudo desde el punto de vista artístico, fructificará en resultados de indudable calidad.

También como Neruda, deseamos a Miguel Budnik Sinay y a su joven cantar, “toda la paciencia de la luz que conduce a la soberanía del racimo”.










MARTA DE MUNITA [12.696]

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Marta de Munita

Marta de Munita (1929). Poeta, autora de los libros: “Árbol del silencio” (1964) y “Árbol de Sangre” (1970).



JUEVES

Fue jueves
como todos los otros
con el peso de tres dìas sin jornal.

Pude ver su cara
antes de arreglarse
para esperar el sol que no llegò.

Pocas horas antes de su muerte
sonriò el àlamo.

Fue jueves
y hoy es jueves,
y el àlamo muere un dìa antes del viernes.





Árbol del silencio
Autor: Marta de Munita
Santiago de Chile: Del Pacífico, 1964



CRÍTICA APARECIDA EN EL DIARIO ILUSTRADO EL DÍA 1964-09-20. 
AUTOR: AGUSTÍN BILLA GARRIDO

Marta de Munita ha publicado en la Editorial del Pacífico una colección de poemas tras el título de “Árbol del silencio”, con un prefacio original de un poeta de alto vuelo como es Miguel Arteche.

La mayor parte de los poemas son brevísimos, con una gran carga emocional, aun cuando ella solamente podría apreciarse a cabalidad si se conociera la intimidad vital de la poetisa, como acontece con “Como un día”, en donde solamente expresa:


“Como un día cualquiera
vino el trece a las cuatro de la tarde”.


El contexto de los demás poemas entrega algunas luces y permite atisbar la raíz emotiva de estos dos versos constitutivos de “Como un día”, especialmente la composición anterior, titulada: “Vendrás como la lluvia en primavera”, un soneto de corte clásico y de moderna expresión.

La brevedad es, sin embargo, el signo característico de las composiciones integrantes de este libro. Hay poemas de un solo verso, como “El cielo quedó”, en donde dice escuetamente: “El cielo quedó dos meses azul”.

Decir en pocas palabras, algunas de ellas de gran intensidad, lo que otros escriben en interminables versos –en malos versos libres- es una virtud que pocos poetas alcanzan en su primer libro, dice Arteche. Nosotros estamos de acuerdo, porque ello se conforma a la sentencia de Baltazar Gracián (1)(1) “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. (N. Ed.); pero, también hay proverbios muy sabios en donde se estrablece: “ni tanto ni tan poco”, a fin de lograr una justa medida.


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1964-10-03. 
AUTOR: HERNÁN POBLETE VARAS

Marta de Munita escribe en “Árbol del silencio” (Editorial del Pacífico, Stgo., 1964) unos poemas tan, tan breves, que el título parece estrictamente apropiado: el libro es casi puro silencio, un silencio apenas interrumpido por unas líneas armoniosas que expresan más con lo que no dicen: como un desnudo árbol –también el título- en el que solo podemos intuir el esplendor primaveral. La medida más amplia, en todo el libro, es un soneto. Pero no está, ciertamente, por ahí la veta de la autora; según agrega versos, su gracia va disminuyendo por el ritmo pesado de los metros cortos y las rimas elementales. Ahora, cuajar en veinte o treinta palabras –a veces en una línea- una idea poética productora de resonancias que persisten más allá de la lectura, es una tarea en que solo son maestros los poetas japoneses (recuérdense los “Hai-Kai”) y Juan Ramón Jiménez, el lírico más seco de nuestra habla, y en esta tarea Marta de Munita se empeña con resolución y gracia.



ISABEL SABOGAL [12.706]

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Isabel Sabogal

Isabel María Sabogal Dunin Borkowski, (Lima, 14 de octubre de 1958) es una novelista, poetisa bilingüe, traductora de literatura polaca al español y astróloga peruana.

Fueron sus padres Józefa Maria Dunin Borkowski y el estudioso de la cultura andina José Sabogal Wiesse. Se crió entre el Perú y Polonia, estudiando primero en L'École Nouvelle (actual Colegio Franco-Peruano), luego en Alemania y Polonia y, finalmente, en el Colegio Sagrados Corazones de Belén en Lima. Estudió Lingüística y Literatura Hispánica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En 1989 obtuvo una beca del Ministerio de Cultura y Arte de Varsovia para traducir literatura polaca al castellano.

Trabajó como traductora jurada en Cracovia. En el año 2005 retornó a vivir a Lima luego de una estadía de nueve años en Cracovia y alrededores (1989-1998) y de siete años en Cuzco (1998-2005). En el 2011 fue coorganizadora de la mesa redonda sobre Czeslaw Milosz en Lima, con motivo del Centenario de su nacimiento.

En 1982 se casó en Lima con Fernando Eduardo Málaga Málaga, con quien tiene seis hijos.

Actualmente se desempeña como traductora del polaco al español y viceversa, autorizada por la Embajada de Polonia en Lima.

Publicaciones

Publicaciones en español

1988, Requiebros vanos (Poemas), Lima, Ignacio Prado Pastor Editor;
1989 y 1993, Entre el Cielo y el Infierno, un Universo dividido (Novela), Lima, Ignacio Prado Pastor Editor;
2007, Poesía, Perú s. XXI (antología), Fundación Yacana, Lima; tres poemas de su autoría.
Relatos, poesía y artículos sobre la literatura y cultura de Polonia en la prensa limeña, cusqueña, polaca y virtual.

Publicaciones en polaco

1990, Los días del inicio (Dni poczęcia), Varsovia, revista Fantastyka, N° 2).
Fragmento de la versión polaca de la novela „Entre el Cielo y el Infierno, un Universo dividido” ("Między Niebem a Piekłem, podzielony Wszechświat"), Cracovia, revista Lektura, N° 11/12.
1992, Relato „Historia de una qeqe” ("Historia o pewnej qeqe"), Cracovia, revista Salwator i świat, N° 1.

Traducción literaria

Estuvo a cargo de la selección, traducción e introducción de "Poesía escogida" del poeta polaco Czeslaw Milosz. Edición bilingüe, en polaco y castellano, auspiciada por la Embajada de Polonia en Lima y el Instituto Cultural Peruano-Norteamericano. Lima, Ediciones del Hipocampo, 2012.

Condecoraciones

Julio del 2012: Medalla honorífica Bene Merito, otorgada por el Ministro de Relaciones Exteriores de Polonia.


Selección poética de Isabel Sabogal

Requiebros vanos 

Hay una niebla agazapada por debajo de nosotros
En esa niebla viven y pululan los dragones
En esa niebla nacen y renacen las estrellas.

Eso es al fondo, para afuera no soy nada
más que un autómata sin ríos ni tinieblas
más que un autómata sin sueños ni esperanzas.

Y si no fuera por las tinieblas de la noche
Y por tu cuerpo de gata agazapada
Yo creería ser de veras eso.

Y creería en todo lo que digo
Y creería en todo lo que pienso
vanos requiebros, sueños vanos
por alcanzar el más allá de las estrellas
por alcanzar el más acá de lo diario.

Pero no hay nada ya alcanzable, todo es vano
menos el canto más allá del pensamiento
menos tu cuerpo de gata agazapada
en las tinieblas de la noche y de los sueños.

Del poemario "Requiebros vanos"






Poesía
verbo dulce
horadando en las profundidades de lo humano.
Poesía
sueño eterno
flecha surcando el abismo hacia la nada.
Poesía
hambre eterna
nombre de oro añorado por los sabios.
Poesía
don inmenso
regalo, lluvia y música de dioses.
Poesía
sueño claro
horadando en las profundidades de lo humano.

Del poemario "Requiebros vanos" 





Todo está hecho a la medida de ti misma...

Todo está hecho a la medida de ti misma,
El alma es alma y nuestro cuerpo,
Una dulce maraña entretejida
Por las tinieblas de la noche y de los sueños.
Todo está hecho a la medida de ti misma,
Aquella calle, aquel jardín, aquel recuerdo,
Aquellas hojas que se pierden en el aire,
Aquellos libros, aquel bar y aquellos besos.

Todo está hecho a la medida de ti misma,
Por más que nos presionen los muertos y los vivos,
Por más que nos persigan diciendo lo que somos,
Lo que no fuimos, lo que jamás seremos,
Un cuerpo, un apellido, una sonrisa,
Una mirada que se pierde con el viento...

Del poemario inédito: "Todo está hecho a la medida de ti misma"
Publicado en el diario "El Sol", Cusco, 2002y en la antología "Poesía Perú Siglo XXI",
Fundación Yacana, Lima, 2007





Cayara

A la memoria de mi padre

Hay mucha amargura en el fondo de nosotros,
Cuando nos van matando a culatazos,
Y van diciendo que lo nuestro ya se ha muerto,
Que no vivimos, que jamás hemos vivido,
Que estamos vivos, que jamás nos hemos muerto.
Que el dolor que nos cala es un dolor inexistente,
Que vivimos llorando en un mundo de fantasmas,
Que los toros no gimen, las lagunas no viven,
Las cabezas no vuelan y los cerros no hablan;
Que no hay brujos, ni huacos, ni gentiles, ni ichiqolqos,
Que no hay hierbas que curen, que no hay coca ni mesas,
Ni arcoiris que canten...
Que no somos ya nadie, nuestra lengua no es lengua,
Nuestra raza no es raza, nuestro cuerpo no es cuerpo.

Poema loco y raro, como que es loco el mundo,
Como que ha sido escrito en la lengua que nos odia…

Del poemario inédito "Todo está hecho a la medida de ti misma"
Publicado en la revista "La hoja latinoamericana", Uppsala, Suecia, 1993
en el diario "El Sol", Cusco, julio del 2002
y en la antología "Poesía Perú Siglo XXI",
Fundación Yacana, Lima, 2007 










MARIBLANCA SABAS ALOMÁ [12.707]

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Mariblanca Sabas Alomá

Mariblanca Sabas Alomá (10 de febrero de 1901–19 de julio de 1983) fue una feminista, periodista, y poetisa cubana. También se desarrolló como activista, fue una Ministra sin portafolio1 en el gobierno cubano de Ramón Grau y de Carlos Prio. Sus escritos se dedicaron a la causa de los derechos de la mujer, en particular del derecho al voto.

Era aborígen de Santiago de Cuba. Sus progenitores eran Francisco Sabas Castillo y Belén Alomá Ciarlos. Estudió en la Universidad de La Habana, Columbia University y en la Universidad de Puerto Rico. Fue miembro fundante de Grupo Minorista, también sirvió como presidenta del Partido Democrata Sufragista, y editora de La Mujer. Escribió columnas en varios periódicos de izquierda, como Social, y Carteles. Para Carteles, realizó una serie de artículos acerca de la homofobia, en 1928; y además sobre la homosexualidad femenina, identificando al lesbianismo como una enfermedad social. También escribió para Bohemia, y Avance (entre los 1920s-1930s), y fundó la revista Astral (1922). En 1923, su poética ganó dos medallas doradas, en los Jeugos Florales de Santiago de Cuba. En 1919, a continuación del deceso de sus padres, se mudó a La Habana. En 1923, Sabas Alomá asistió al primer Congreso Nacional de Mujeres de Cuba.

"Considero que es un honor haber sido encarcelada por luchar por el bien de mi país. Y algunas de las mejores personas en Cuba estaban en la cárcel en ese momento, así que estaba en buena compañía." (1949) 

Últimos años

Después de haber trabajado para varios periódicos y revistas entre 1924 a 1927, se tomó tiempo libre de su carrera periodística para realizar estudios de literatura en México, en EE. UU. en la Columbia University, y en la Universidad de Puerto Rico. A su regreso a La Habana, fue contratado para trabajar regularmente en Carteles. Su escritura era crítica de la burguesía (la élite social) y los consideraba como una contribución al sufrimiento de la mayoría de las mujeres. Así se le dio el epíteto de "Feminista Roja" por sus escritos en Carteles, y en Bohemia debido a su fuerte perspectiva feminista y sus puntos de vista de izquierda.3 En sus escritos, protestaba contra los estereotipos de las feministas, defendió la desnudez, rechazó el elitismo, y abogó por la revisión radical de las categorías de masculinidad y de feminidad. En el año 1949, se desempeñó como ministra gubernamental sin cartera.




Mariblanca Sábas Alomá

Mariblanca Sábas Alomá was an Ultraist feminist Cuban writer. She was involved with the first Congreso Nacional de Mujeres in Havana in 1923. Her work was published in El Cubano Libre, Diario de Cuba, Orto and El Sol in Havana. Sábas Alomá took literature courses in Mexico and also attended Colombia University in New York and Puerto Rico. She travelled throughout South America, worked as a journalist and editor, and was politically active as a communist and feminist.

tuesday, longest day ever

In Poetisas de América, Sábas Alomá’s contemporary María Monvel, with characteristic blunt opinion, says of her:

Mariblanca comenzó escribiendo versos blancos, soñodores, llenos de ritmo, musicalidad y vulgaridad. Mariblanca cambió de filas, se pulió, se cultivó, y hoy hace campear su estandarte en las filas del más refinado ultraismo. Poeta de las revoluciones, como la uruguaya Blanca Luz Brum, Don Quijote de las ilusiones extremas, Mariblanca se ha convertido como en broma, en una notable poetisa. Es de esperar que cuando aconche un poco su absolutismo izquierdista, Mariblanca será una de las grandes poetisas americanas. 

Mariblanca began writing poetry that was pretty, sonorous, full of rhythm, musicality and vulgarity. Mariblanca changed her tune, became refined, cultivated, and today has raised her banner in the ranks of the most savvy ultraists. Poet of revolutions, like the Uruguayan Blanca Luz Brum, a Don Quixote of extreme illusions, Mariblanca has converted herself from a trivial writer into a notable poetess. It’s to be hoped that when her absolutist leftism settles, Mariblanca will be one of the greatest American poetesses.
Sabás Alomá’s 1920 article “Masculinismo, no. Feminismo!” was published recently in a volume of her essays, Feminismo. In 1928 she published an article in which she characterized lesbianism (“garzonismo”) as a crime against nature, encouraged by capitalism, that would disappear with the advent of true socialism; for her, feminism was in complete opposition to lesbianism (Menéndez).

Magda Portal wrote critical articles about the socially engaged vanguardist poetry of Sabas Aloma in a 1928 issue of Repertorio americano, “El nuevo poéma y su orientación hacia una estética económica” (Unruh, Performing, 176).

In “Poema a una mujer aviadora,” Sábas Alomá spaces words freely across the page, leaping great distances in sweeping arcs, just as the aviator would zig-zag across the Atlantic. A later poet, the Argentine writer Elvira Hernández, might be paying homage to Sábas Alomá in her long poem “Carta de viaje,” both in form and in theme. Hernández describes a flight across the Atlantic from south to north, from Latin America to Northern Europe, focusing on the dislocated state of flying, not on land, sea, or earth, detatched from terrestrial metaphor.

Juana de Ibarbourou echoes the “shout” of Sabás Alomá in her 1930 poems “El grito,” “Las olas,” and “Atlántico” in which she longs to leap the distance between the world of the real and the world of ideals.






Poema de la mujer aviadora que quiere 
atravesar el Atlántico

MUJER

 mujer aviadora que quieres
atravesar de un salto
    el             a t l á n t i c o

mujer
 vereda en el motor una
     bandera roja
y una canción

    COMUNISTA

para que se limpie de toda macula
   la ambición
  que te lanza a la conquista
de la distancia

   enorme
mujer
     no asciendas por coqueteria
asciende porque el clamor intenso da
   los hombres que sufren
t e   p r e s t e  s u s  a l a s 

mujer
  tiende sobre la vastedad marina
       que
        
    S
    E
    P
    A
    R
    A

  dos     continentes

    el arco fraternal que en un mismo
        anhelo de

                J U S T I C I A

a América
  y a
   Europa

mujer
  desde una altura de 2.000 metros
deja caer sobre el mar
    y sobre la tierra

L A  N U E V A   P A L A B R A

       así veremos en la noche
    un zig
   zag
     guiar 
d e  e s t r e l l a s  j u b i l o s a s 

mujer
 esconde en la cabina de tu aeroplano el
        G R I T O
– santo–y–seña de la América joven –

   A N T I M P E R I A L I S M O

 y clávalo
   – para que toda Europa lo contemple
          y
 los ejércitos de

     RUSIA

    le hagan los saludos de ordenanza

 EN LO MÁS ALTO DE LA TORRE DE EIFFEL

 mujer
   si tu sueño se rompe en el canto de una ola
 no llegues a los dominios de lo
           desconocido
 rezando–padre nuestro, que estás
      en los cielos
–sino regalando el oído
    de los proletarios exámines
 con un

    – ARRIBA LOS POBRES DEL MUNDO
    DE PIE LOS ESCLAVOS SIN PAN . . .         








Poem of the aviator woman who would cross the Atlantic

WOMAN
 woman aviator who wants 
to cross in one bound
     t h e  a t l a n t i c
woman
  in the engine falling into step with a
         red flag
and a song that's 
       COMMUNIST
in order to cleanse everything soiled from
       the ambition
      that throws you at the conquest
of distance
    enormous
woman
  you don't ascend through coquetry
you ascend because the intense clamor of
      people who suffer
l e n d s  y o u  w i n g s
woman
   you stretch above the marine vastness
          that
           
     S
     E
     P
     A
     R
     A
     T
     E
     S
   two    continents
    the fraternal arch that in the same 
        longing for
          JUSTICE
for America
  and for
        Europe
woman
  from a height of 2,000 meters
let fall across the sea
   and across the land
T H E  N E W  W O R D
      so that we'll see it in the night
    a zig
   zag
      trail
o f  j u b i l a n t  c o n s t e l l a t i o n s
woman
 hidden in the cabin of your airplane is the
        S H O U T
– sacred–and–signal of the young America–
  A N T I M P E R I A L I S T
and drive it home
   – so that all Europe will see it
        and
the multitudes of
    RUSSIA
   will make their comradely greetings the norm
ON THE HIGHEST PEAK OF THE EIFFEL TOWER
woman
  if your dream breaks on the song of a wave
you won't arrive at the domains of what's
      undiscovered
praying–our father, who art
     in heaven
– not conforming to the rule
   of the watchful proletariats
with a
  RISE UP, POOR OF THE EARTH
  STAND UP, SLAVES WITHOUT BREAD . . .





LUISA PÉREZ DE ZAMBRANA [12.708]

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Luisa Pérez de Zambrana

Luisa Pérez y Montes de Oca pasó a la historia con el apellido de su esposo, por eso se la conoce como de Luisa Pérez de Zambrana. Fue unan poetisa cubana de marcado acento elegíaco.

Luisa Pérez de Zambrana nació en la finca El Melgarejo, cerca de las minas de El Cobre, Santiago de Cuba, el 25 de agosto de 1837. Bautizada Luisa Pérez y Montes de Oca, "perdió" el apellido materno al casar con el renombrado crítico literario, intelectual y promotor cultural Ramón de Zambrana. Huérfana de padre tempranamente, se mudó con su familia a la ciudad de Santiago donde se dio a conocer como poeta. Al casarse se estableció en La Habana.

Es una de las poetisas de las que se dice «nació con el don de la poesía» y está considerada entre las mejores de Cuba e Hispanoamérica. Su padre era originario de las Islas Canarias. A la edad de 14 años compuso su primer trabajo literario y sus versos, que recogió en un cuaderno publicado con la ayuda de los intelectuales que la rodeaban -y admiraban su poesía- en Santiago.

El libro dio la vuelta a la Isla, y ya en La Habana, el intelectual Don Ramón Zambrana quedó prendido de su obra, yendo a Santiago de Cuba para conocerla y comprometerse con ella, una vez que la conoció por una foto, para luego llevársela a La Habana. Por sus grandes dotes poéticas y su gracia y finura, Luisa fue elegida para coronar a la gran Gertrudis Gómez de Avellaneda en el Teatro Tacón en 1860.

Contrajeron matrimonio en 1858 y tuvieron cinco hijos pero a los ocho años de casada quedó viuda. Más tarde murió su hermana Julia, también poetisa, y vio a morir a sus cinco hijos. Esto tuvo consecuencias tanto en su estado de ánimo como en su obra. A causa de que su vida estuvo marcada por la presencia constante de la muerte, ya que perdió a su esposo y a sus cinco hijos paulatinamente entre 1886 y 1898, su obra estuvo llena de sensibilidad, melancolía, pasión y ternura, con reflexiones religiosas y de toque filosófico sobre la muerte: estas dos últimas características se dan a notar en sus elegías. En el año 1918, recibió un homenaje por parte del Ateneo de La Habana y posterior a esto apareció una nueva edición de sus poesías con prólogo de Enrique José Varona quien la bautizó como «la más insigne elegíaca de nuestras líricas». Fue fundadora del Liceo Artístico y Literario de Regla. Sus obras fueron premiadas en los selectos Juegos Florales de la ciudad de Madrid. Entre dichas obras se encuentra el libro de oraciones llamado Devocionario, La vuelta al bosque, Dolor supremo, Martirio. De ella dijo José Martí: «se hacen versos de la grandeza, pero sólo del sentimiento se hace poesía».

Muerte

Vivió sus último años en el municipio habanero de Regla, donde murió el 25 de mayo de 1922.




MI CASITA BLANCA

En medio de esta paz tan lisonjera
que nunca turba doloroso invierno
no sé por qué de mi alma se apodera
siempre un recuerdo pesaroso y tierno.

Un recuerdo tan grato como triste,
que convida a llorar, pero no abruma,
un celeste recuerdo que se viste
de aromas, de celajes y de espuma.

Que trae de un bosque la amorosa sombra,
que trae de un río el cariñoso ruido,
cuyo rumor dulcísimo me nombra
algún pasado que me fue querido.

No sé si es sueño; nero entonces creo
conocer el murmullo de la ola,
y entre las ramas levantarse veo
mi casita de guano, blanca y sola.

¡Oh mi verde retiro! quién pudiera
ver otra vez tus deliciosos llanos,
y quién bajo tus álamos volviera
como antes a jugar con mis hermanos.

Y ver mi lago de color de cielo
donde yo con mis pájaros bebía,
mi loma tan querida, mi arroyuelo,
mi palma verde a cuyo pie dormía.

Mis árboles mirándose en el río,
mis flores contemplando las estrellas,
mis silenciosas gotas de rocío
y mis rayos de sol temblando en ellas.

¡Oh mi casita blanca! recordando
el tiempo que pasara sin congojas,
viendo correr el agua y escuchando
el himno cadencioso de las hojas,

he llorado mil veces; que allí amaba
una rama de tilo, un soto umbrío,
un lirio, un pajarillo que pasaba,
una nube, una gota de rocío.

¡Oh mi risueño hogar! ¡oh nido amado!
lleno de suavidad y de inocencia!
que en tu musgo sedoso y azulado
se deshoje la flor de mi existencia.

Y cuando llegue entristecida y grave
la muerte con las manos sobre el pecho,
mire vagar como un celaje suave
el ángel de la paz sobre mi lecho.

Y al cerrar mis pupilas dulcemente
que vaya la virtud sencilla y pura
a apoyar melancólica la frente
en la cruz de mi triste sepultura.





DULZURAS DE LA MELANCOLÌA

¡Pensativa deidad! ¡cómo diviso
tras ese velo de dolor amable
que tu semblante angelical esconde,
la adorable expresión de tu dulzura,
el suave brillo de tus ojos tristes,
tu mirada dulcísima y sombría
y en tu sonrisa compasiva y pura
la celeste bondad. ¡Melancolía!

¡Virgen que bajas de la luna triste,
y que llevas, con lágrimas del cielo
humedecidas las pupilas bellas!
en todas partes pálida te miro,
en el aire, en el éter, en el suelo,
entre las sombras de la noche grave,
en la luz de la luna, en las estrellas,
del viento gemebundo en el suspiro,
en el cantar armónico del ave,
y más que en todo, en la callada hora
en que el sol va ocultando sus fulgores
cuando plegan los céfiros sus alas
y bajan a dormir sobre las flores.

¡Es tan hermoso ver bañado el pecho
de blanda y celestial melancolía,
eclipsarse del sol el rayo de oro
con el postrer crepúsculo del día!
¡Es tan dulce mirar cómo derrama
allá en la cumbre de elevada sierra,
el genio grave de la noche augusta
su cabellera azul sobre la tierra!

¡Es tan grato mirar en el silencio
y en la tranquila soledad del campo
cómo destila en luminosas hebras,
rasgando los blanquísimos celajes,
su luz de perla la callada luna
entre el húmedo azul de los ramajes!

Tú respiras allí, Melancolía,
allí en silencio meditando vagas
y derramando por doquier que flotas,
dulce, embelesadora poesía,
en vago encanto el corazón embriagas.

En esa hora de quietud inerme
en el trémulo rayo de la luna
bajas del cielo blanca y fugitiva,
y en el aire que duerme,
velada por la sombra que en tu rostro
las alas de los ángeles esparcen,
te meces vaporosa y pensativa.

Y yo sigo tu vuelo entristecido,
porque tú sabes suavizar las penas
y del doliente corazón herido
los sufrimientos y el dolor serenas.

¡Oh Virgen ideal! ¡Melancolía!
en tu santa y poética tristeza
pueda siempre decir en lo futuro
mientras doblo en tu seno mi cabeza
y descienden las gotas de mi llanto:
“de la amable ilusión perdí el encanto,
pero hallé de la paz el bien seguro.”




HORAS POÉTICAS

La tarde asoma la diadema triste,
mueve la brisa con amor sus alas,
y montes y colinas a lo lejos
se ven en apacible ondulación.
Sobre las yerbas en silencio llueve
sus cristalinas perlas el rocío
y a recoger tan delicioso llanto
su cáliz abre con placer la flor.

Los crepúsculos vagos que la ciñen,
la estrella virginal que la corona,
y los celajes que en su frente velan
la aureola magnífica del sol;
del lago inmóvil los espejos tristes
que reproducen la sublime escena
¡cómo en profundo y religioso encanto
llevan el alma a meditar en Dios!

De esbeltas palmas ondulantes líneas,
de árboles verdes majestuosas calles
y altas colinas que parecen sombras,
o islas de misterio y soledad,
se retratan allá en el horizonte
o en el seno profundo de los mares,
cuyos vastos extremos se confunden
figurando una misma inmensidad.

Del mar se pierde la asombrada vista
en la brillante majestad serena,
cuyas inquietas y lucientes aguas
tocar parecen la región del sol.
Y en la infinita magnitud del éter
y en la bella extensión del océano
confundida la atónita mirada
flota en mares de luz y tornasol.

Con el manto de estrellas, y la luna
como un topacio en la divina frente,
aparece la noche derramando
melancólicas lágrimas de amor.
La reina de la pálida corona
al trono sube pensativa y casta,
y al mundo baña en celestial tristeza
su amable y sosegado resplandor.

Al verla enamorado y halagüeño
como un manto de trémulos diamantes
desplega el mar sus deslumbrantes olas
para ofrecer espejos a su faz.
Y ella sonriendo, la amorosa seda
deja de sus poéticos celajes
para mecerse en las azules ondas
de luciente y purísimo cristal.

¡Oh, cuánta deliciosa analogía
existe en estas horas ideales,
en esta lobreguez, este silencio,
en este mar de encantadora paz,
con las profundas emociones dulces
que rebosa mi seno conmovido,
con la ternura espiritual de mi alma,
con el llanto que corre por mi faz!

Pues el brillo dudoso de la tarde
o al pálido lucir de las estrellas,
¡cómo en celeste arrobamiento el alma
medita grave y recogida en Dios!
Y cómo anhela sumergirse entonces
en el azul y transparente cielo
para postrar la deslumbrada frente
y mirar de rodillas su esplendor.





SONETO

Dicen que cuando cubre la pureza
una frente de virgen con su velo
suaves miradas le dirige al cielo,
y le dan las estrellas su belleza.

Pero si el vicio mancha su limpieza
vertiendo en ella su funesto hielo,
levanta el ángel de su guarda el vuelo
y Dios torna a otro lado la cabeza.

Yo en el mundo soy joven y soy pura;
Divino Salvador, Dios poderoso,
contémplenme tus ojos con ternura.

Y que el ángel me guarde cuidadoso,
pues cayera a tus pies agonizante
si Tú al verme volvieras el semblante.




A OSSIAN

¡Umbrosas soledades! ¡desiertos misteriosos!
en que las hojas tristes gimiendo siempre están,
¡colinas desoladas! ¡cipreses temblorosos!
donde llora la musa dulcísima de Ossián.

Haced que en los celajes de aljófar del ocaso,
su sombra melancólica contemple aparecer,
y pálida, doliente, con inseguro paso,
al bosque de los túmulos la mire descender.

Que allí la encuentra siempre la luna peregrina
cuando los altos tilos empiezan a platear
y hablando con las sombras de Oscar y de Malvina,
el alba cuando sale diamantes a llorar.

¡Oh bardo de las tumbas! tus lúgubres pesares
mi espíritu arrebatan con mágica atracción;
pues son tus nebulosos y olímpicos cantares
portentos de tristeza, de encanto y de pasión

El ángel de la muerte segó la dulce vida
de Oscar, el hijo invicto, tu gloria y tu ilusión,
y el inmortal lamento de tu alma adolorida
aún suena en Caledonia con honda vibración.

Malvina, el cisne herido, con los cabellos de oro
flotando sobre el rostro helado y sin color,
es ¡ay! de aquel sepulcro que inunda con su lloro,
la estatua, la escultura, el ángel y la flor.

Visión divina y pálida, celeste y dulce astro,
que lleva traspasado su virgen corazón,
paloma solitaria de nítido alabastro
sobre la esbelta cúpula de negro panteón.

Y al fin, sobre tu seno, el lirio del semblante
para jamás alzarlo doliente reclinó,
en tanto que un gemido inmenso y vacilante
de Escocia, en las salvajes montañas, sollozó.

Las aves, en su losa, sobre las ramas bellas
detienen lastimadas el vuelo desigual,
y en hilos silenciosos las pálidas estrellas
desatan de su llanto el triste manantial.

Las lágrimas enlutan con perdurable velo
de tu mirar profético el húmedo turquí,
se nublan a tus ojos los ópalos del cielo
y sus luceros de oro se apagan para ti.

Los bardos no repiten tus quejas inefables,
callados te contemplan con trémula inquietud,
mas ya las cuerdas buscan tus manos venerables
y en inmortales lágrimas se exhala tu laúd.

¡Estrella inmensa y triste del cielo de la Historia!
mi alma te erige un templo de apasionado amor,
que llevas en tu manto el llanto de la gloria,
y llevas el bautismo sagrado del dolor.

¡Oh Dios grandioso y solo, oue estás en el santuario
con el sublime plectro en la mano inmortal!
el cielo, es a tus ojos un manto funerario;
mas llevas en tus sienes el mundo sideral.

Tu genio excelso imita, sobre la tumba oscura,
un sol gigante de oro que el mundo ve brillar;
los siglos se desploman, y eterna tu figura
se eleva inmarcesible sobre el divíno altar.

¡Oh gran entristecido! ¡Oh celestial poema
de azules paraísos, de ensueños y de luz!
Yo beso, sollozando, tu tétrica diadema
y las inmensas lágrimas que tiemblan en tu cruz.




LA TUMBA DE MARTI

A DULCE MARIA BORRERO DE LUJAN

Hay un sepulcro con un nimbo de oro
y allí enjugando su divino lloro
un arcángel en pie,
baña la santa losa ardiente y bella
de una radiante y solitaria estrella
la móvil brillantez.

¿De quién guarda esta tumba la memoria?
Aquí, bajo el sudario de la gloria
duerme un Rey inmortal,
rey de los pensamientos insondables
que tornó en certidumbres inefables
su grandioso ideal.

El genio errante, pálido y sin calma,
que sintió en las tinieblas de su alma
estremecerse un sol,
y sintió por sus sueños abrasada
nacer alas gigantes y estrelladas
en sus hombros de Dios.

¡Héroe sublime que la muerte hiela!
¡duerme! que un pueblo de rodillas vela
esta tumba, este altar,
pues de un iris espléndido ceñida,
de la rosa de fuego de tu herida,
surgió la Libertad.





“La poesía esclava” 

a Aurelia Castillo

Con túnica de nácar, pasa pura
una dulce, una espléndida figura
más blanca que el jazmín.

Es un ángel con alas estrelladas,
un ángel celestial que lleva atadas
las manos de marfil.

Tú eres esa beldad tierna y sombría
¡adorable y celeste Poesía!
¡prisionera inmortal!

¿Cuál es tu culpa, ¡oh cándida acusada?
-¡Sobre mi frente pálída y sagrada
llevar la Libertad!






Poetry Enslaved

to Aurelia Castillo

In her pearl-pale tunic, sweetness
steps lightly, pure, a splendid figure
whiter than jasmine.

She’s an angel with starry wings,
a celestial angel, her ivory hands
in chains.

You are that beauty, tender and grave,
adored and heavenly Poetry!
Immortal prisoner!

What is your crime, oh innocent accused?
“On my pallid, sacred brow I bear
the mark of Liberty!”

 English translation by Liz Henry.






Retrato

No me pintes más blanca ni más bella;
Píntame como soy; trigueña, joven,
Modesta, sin belleza, y si te place,
Puedes vestirme, pero solamente
De muselina blanca, que es el traje
Que a la tranquila sencillez del alma
Y a la escasez de la fortuna mía
Armoniza más bien. Píntame en torno
Un horizonte azul, un lago terso,
Un sol poniente cuyos rayos tibios
Acaricien mi frente sosegada.
Los años se hundirán con rauda prisa,
Y cuando ya esté muerta y olvidada
A la sombra de un árbol silencioso,
Siempre leyendo encontrarás a Luisa.





Portrait

Don’t paint me whiter or more lovely;
paint me like I am; sunbrowned, young,
modest, without beauty, and if you please,
put me in clothes, but only
in white muslin: that’s the dress
that, for the tranquil nature of my soul,
and the paucity of my fortune,
suits me best. Paint me, too,
a blue horizon, a limpid lake,
a setting sun whose warm rays
caress my unfurrowed brow.
The years will pass by quickly,
and when I’m dead and forgotten
in the shade of a great silent tree,
you’ll find Luisa–still reading.

English translation by Liz Henry.






¡Ya Duermes!

(En la muerte de la ilustre poetisa Mercedes Matamoros)

¡Paloma de alas de águila, ya duermes!
y anegadas en llanto mis mejillas,
beso, a la luz de los luceros tristes
tus divinas estrofas, de rodillas.

Que tu lira ¡oh sublime soñadora!
lleva en sus cuerdas de zafiro el día,
y de tu voz, se escuchará en los siglos
la inmortal, la dulcísima elegía.

¡Ay! que irradiaban en tu mente excelsa,
mares tornasolados e indecisos,
lunas de plata, en ignorados cielos,
soles iluminando paraísos.

Y sollozaron en tu herido pecho
suaves lamentos de un laúd sin calma,
y exhalaron celestes armonías
ruiseñores divinos en tu alma.

¡Dulce sirena griega! como Safo,
fuiste sueño, pasión, fuego y delirios,
y fuiste un cáliz de luciente nácar
sobre un altar de inmaculados lirios.

¡Musas, que sobre el féretro inclinados
las veis dormida con el arpa de oro!
Cubridla ¡oh musas! con el mar de perlas
de las acerbas lágrimas que lloro.

Que amé el pesar de su sonrisa triste,
y el inmenso dolor de su mirada,
y aquella luz que circundó su frente
por sueños de otros mundos abrasada.

Y adoré, con la túnica de mártir,
su imagen blanca, pálida y herida,
y vengo a ungir con oloroso nardo,
su inspirada cabeza de elegida.

Que algo que no se ve, miraba sola,
en las azules medias noches bellas,
siguiendo su inefable melodía
la música de luz de las estrellas.

¡Cisne del cielo sobre alada nube!
en el imperio azul recibe en calma,
el amor infinito de mi seno
y el incienso sagrado de mi alma,

mientras la patria de azucenas cerca
tu figura de pálido alabastro,
y tú amorosamente la bendices,
pasando dulcemente sobre un astro.






So soon you sleep!

(on the death of the illustrious poetess Mercedes Matamoros)

Dove with eagle wings, so soon you sleep!
and, my cheeks brimming with tears,
on my knees, under the light of sorrowing stars,
I kiss your divine verses.

How your lyre–oh sublime dreamer!
bears daylight in its sapphire strings,
your voice will be heard for centuries;
elegy immortal and most sweet.

Ay! how they shine from your lofty mind:
light-reflecting, ambiguous oceans,
silver moons in unimagined skies,
suns illuminating utopias.

And they sob on your wounded breast,
with the soft laments of a restless lute,
and they sigh celestial harmonies,
those divine nightingales of your soul.

Sweet Greek siren! like Sappho,
you were dream, passion, fire and delirium,
and you were a calyx of shining nacre
on an altar of immaculate lilies.

Muses, you who gather round the coffin,
gaze upon her, sleeping with her golden harp!
Cover her, oh muses! with an ocean of pearls
from the bitter tears I weep.

How I loved the weight of her sad smile,
and the immense sorrow of her gaze,
and that light that surrounded her brow
from her burning dreams of other worlds.

And I adored her, her white image,
pale and wounded with her martyr’s shirt,
and I come to anoint her with perfumed balm,
her inspired mien, her air of being a chosen one.

How something which can’t be seen, gazing alone,
in the blue midnights, lovely,
how it follows her ineffable melody–
the music of starlight.

Swan of the skies on winged mist!
receive in peace, in the imperial blue,
the infinite love from my breast
and the sacred incense of my soul,

while your country wreathes
your pale alabaster form with lilies,
and you most lovingly give your blessing
as you step neatly over a star.

English translation by Liz Henry.









JESÚS LAPARRA [12.709]

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Jesús Laparra     
                     
Jesús Laparra Reyes nació en 1820 en Quetzaltenango, Guatemala. Educadora y poetisa guatemalteca. 

Hija mayor de Nicolás Laparra y Desideria Reyes, al quedar huérfana de madre en 1837, tuvo que hacerse cargo de su hermana menor Vicenta, de apenas seis años. A principios de 1840 el presidente Rafael Carrera (1814-1865) invadió la ciudad de Quetzaltenango – entonces llamada Estados de los Altos – la cual fue vencida por la superioridad militar, reincorporándose nuevamente a la República de Guatemala. Rafael Carrera gobernó hasta su muerte, directa o indirectamente con el apoyo de grupos políticos, religiosos y conservadores. 

Debido a esa invasión, la familia Laparra se trasladó a Comitán, en Chiapas, México. En esta ciudad, Jesús fundó una escuela de oficios domésticos para niñas, mientras educaba a su hermana pequeña, inculcándole el amor por las bellas artes, la literatura y las labores de mano. Jesús comenzó a escribir poesías y se lamentaba de no tener mucha educación literaria para poder desarrollar mejor su talento. 

En la década de 1850, los Laparra retornaron a Quetzaltenango, donde Jesús colaboró en periódicos y revistas literarias de la época. Las hermanas Jesús y Vicenta fundaron en 1885 el primer periódico femenino del país, “La Voz de la Mujer”, donde un grupo de escritoras colaboraban con diferentes artículos: economía doméstica, manuales pedagógicos, etc. El propósito del grupo era promover los valores morales de la sociedad, reclamando el derecho de la mujer a la educación, ya que ”instruirse permitiría a la mujer desempeñar mejor su rol de esposa y madre”. 

Jesús escribía sobre temas románticos y religiosos, por lo que fue conocida como "la poetisa mística". Entre sus obras se destacan: “Ensayos poéticos” publicado en 1854; “Decenario del niño Jesús” que incluye el poema “La huída a Egipto” (1880) y el poemario “Ensueños de la mente” (1884), todos con temática religiosa. 

Jesús Laparra murió en la capital de Guatemala en 1887. Algunos de sus poemas forman parte de los libros: “Poesía femenina guatemalense” y “Antología de poetas guatemaltecos”(1972). 




A mi hermana Vicenta

Por eso allá desde tu edad primera
Tu pobre corazón se hizo pedazos
Te circundó de espinas por doquiera
Y descargó la cruz sobre tus brazos.





La Risa

Hay una risa sin nombre,
sólo de Dios comprendida
risa sin placer ni vida,
risa de negro dolor;
funeraria, envenenada,
más dolorosa que el llanto,
porque es engañoso manto
donde se oculta el dolor.

Risa que, al salir del labio,
para animar el semblante,
deja una huella punzante
de amargura y sinsabor.
Infeliz desventurado,
es aquel que así se ría,
que esa risa es de agonía,
es de muerte, es de pavor.

Como el esfuerzo supremo
que estremece al moribundo,
al desprenderse del mundo
para nunca más tornar:
dilatada la pupila,
ríe con indiferencia,
despreciando la existencia
que por siempre va a dejar.

Así es la risa funesta
de un corazón desdichado
por un dolor desgarrado
que no se puede arrancar.
Lleva la muerte consigo,
y ríe sin esperanza,
porque nada, nada alcanza
su martirio a disipar.





The laugh

There’s a laugh that can’t be named,
that only God understands;
a laugh without life or joy,
a laugh of black sorrow;
funerary, dripping venom,
more painful than a lament,
because it’s a cloak of deceit
to hide pain and grief.

Laugh that, as it leaves your lips
to liven your face,
leaves a heartrending trail
of bitterness and discontent.
Unlucky devil,
that’s why you laugh;
it’s a laugh of agony,
of death, of terror.

Like the last throes
that shake the dying
when they give up this world
never to return;
eyes open and staring,
you laugh with indifference,
despising an existence
you’re leaving forever.

That’s how it is: the fatal laugh
of a heart undone
by clawing pain
that can’t be rooted out.
You endure your own death,
and you laugh without hope,
because nothing–nothing could match
or dispel your martyrdom.







JONATHAN GUILLÉN COFRÉ [12.734]

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Jonathan Guillén Cofré 

Iquique, Chile 1980



Nocturna convulsiva

Hay un deseo inimaginable allá afuera. Un desesperado menosprecio por el orden anidando en la conciencia de los niños del fastidio. Una proyección con el brazo en el aire, basta para borrar todo signo de buena esperanza. Dios es un inconveniente. El antiguo hábito de saludar y estrechar la mano; prefiero mirar el suelo, balbucear palabras incomprensibles, alejarme por las calles memorizando el ruido que hacen las mujeres con taco a esa hora de la madrugada.




En sentido contrario

El recorrido, que es siempre el mismo, permite ver como envejecen las casas y hace brotar la pobreza de los subterráneos. El día termina cuando los perros vagos se esconden debajo de los autos estacionados. Los grafittis en el asiento de la micro, me recuerdan que ya casi no pertenezco a las ciudades. Subo el volumen del MP3 y descubro que una mujer se descubre en el vidrio, creyendo por un instante verse más joven con un asomo de orgullo. Las multitiendas cierran sus pesados portones. La mujer llora; su imagen la han borrado las luces de los autos que circulan en sentido contrario.




Despedida

Vestirse de rojo;
caminar indiferente el tránsito 
a la hora de los tacos en el centro.
La espalda mojada por el sudor 
y el sol como quien abraza en una despedida.
Ver pasar la tarde de reojo
frente a una pileta que escupe en tus zapatos.
Divisar a un conocido en la acera de enfrente
cuando el semáforo está en rojo, ignorarlo.
Sicosear a esa mujer que tanto has seguido 
después de tragar el último antidepresivo,
ir tras ella hasta la playa,
imaginarla; 
y contemplar el mar por entre medio de sus piernas.

(textos pertenecientes a Wat sap...!) 
((titulo sujeto a ser modificado sin previo aviso)))





Los ladridos del callejón

Nunca imaginó todas las callejuelas infectadas
Ni cada paso ni cada acierto ni cada centímetro
Ni cuando tenía madre había escuchado las palabras más duras
Ni colgando boca arriba con la boquita cerrada
Para no despertar los malos recuerdos
Le hicieran lo que le estuvieran haciendo sobre la noche de ojos abiertos.
Siempre fue niño y niño se fue haciendo lluvia sobre el cemento
Abrigo de cartón y perros
Alimento de las bestias corroído el ángel de pantalones rotos
Se fue conformando el rostro y las cicatrices
De cuando en vez la cabecita asomaba para ser visto desde lejos
Para no representar el olvido ni la angustia
Ni cuando se fue naufragando entre sus propias manitos
Ni cuando le rompieron el hocico por no bajar la bragueta
Ni cuando quizo enrrollarse tantas veces hasta hacerse mínimo.
Siempre fue niño y niño se fue derramando como tiniebla
Y su olor pestilente alcanzó hasta las nubes
Y sus dientes amarillos brillaron pareciendo monedas
Que corren de mano en mano como sus genitales
Porque no tuvo tiempo de sonreír ni de mirarse en un espejo
Y aún cree que es humano y sincero y hermoso.
Siempre fue niño y niño se fue inundando sobre los techos
Los techos y las calles y los cementerios
Pájaro nocturno de aleteo semidesnudo
Ni cuando se descontinuó en el griterío de los amaneceres
Ni cuando el tolueno le mordió los intestinos
Ni cuando el cartón pasó a ser toda su enseñanza
Ni cuando se durmió pensando en que mañana
Se despertaría en medio de una familia tejida para sus párpados.








Pregúntales a los niños de aquella plaza nocturna
dónde olvidaron los juegos
dónde ocultaron las lágrimas negras de población
que rodaban por sus mejillas
que mojaban sus manitos de barro
que ponían las rodillas oscuras
que tiraban peñascazos a la mamadera
pateaban al perro y gritaban en medio del sol.
Pregúntales para que te contesten con su voz
grave/ herida de cigarro y semen/
de cigarro y semen/ de cigarro y semen/
de tiniebla
de frío
de violencia
de miedo
de coñac Gaitero de $500
de auto de turno
de cliente habitual
de la blanca y tierna disciplina
de sus dientes infantiles inundada por todas las leches.
Pregúntales… yo les pregunté
y guardé sus corazoncitos en todos mis bolsillos.







Tengo un perro gimiendo en mi cabeza. Se rasca el espinazo y me pone al tanto de su cruel pobreza al dormir entre la noche y su búsqueda de dios en la basura de los feriantes. La calle se derrama en nocturna leche y transcurren entre sus garras los innombrables pastores de la carne y los antenazos. Un luminoso letrero se refleja en sus colmillos mientras una mujer le sobajea el vientre y le susurra que conoce un motel barato en las afueras de la ciudad.







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