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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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MARCO ORNELAS [12.513]

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Marco Ornelas

Marco Ornelas (León, Guanajuato, México  1978), poeta y ensayista. Estudió Derecho en la Universidad La Salle; también ha recibido cursos de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guanajuato. Fue seleccionado para la antología Ocho voces de Guanajuato, publicada por la Universidad Iberoamericana, plantel León (2000). Becario del Instituto Estatal de la Cultura de Gto., en el área de literatura, jóvenes creadores (2001). La editorial Azafrán y Cinabrio publicó su libro de ensayos: El mito de Proteo (2008). Obtuvo Mención Honorífica en el concurso de Poesía libre León, Gto (2009). Asistió al taller de poesía Aprendiz de Brujo con el poeta Sergio Mondragón en (2010). En (2011), la editorial San Roque en conjunto con Los Otros libros, publicaron su libro de poesía El concierto Reconciliatorio. En (2011) La editorial La Rana de Guanajuato, publicó su poemario: Variaciones de la voz alcanzando el tono. En (2013), la Universidad Iberoamericana, León, publicó uno de sus cuentos en la antología Poquito porque es bendito. 




Degollado sol que para cumplir con tu destino,
haz hecho trizas la luz.
Antes de la madrugada has llegado,
eres el libro que contiene el oráculo,
la conjura de la sangre, 
el verso que dice: 
vayas a donde vayas, nunca escaparás de ti mismo.







Dicen que detrás del muro está la playa,
la esperanza en hojas de lirio,
el amanecer.
Desde aquí,
solo contemplo la noche,
la lluvia: ataraxia musical del sinsentido. 







En esta tarde de oración

A Gabriel Zaid


En esta tarde de oración,
el paisaje dispersó con sus colores mi desdicha.
Abrí la ventana al valle 
y un roble con hojas amorosas me extendió su alegría.  






Hijo del derrumbe 


1

En los despojos del tiempo, 
tu ojo cansado mira sangrando.


2

En tu corazón joven,
la esperanza late hacia el naufragio.


3

Estás bajo la roca, como el colibrí de las edades,
aplastado.


4

Hijo del derrumbe,
tu fundación ha sido el desencanto.







I

Las palabras se encienden y se apagan.
Luciérnagas en la noche,
las palabras son como el rastro de una mujer hermosa,
el poeta es ciego
y amorosamente las busca a tientas.




II

Larga borrachera con sabor a tu nombre.
Ardiente sol de hombre que se abre paso entre las playas femeninas.
Tu cuerpo es la tierra inexplorada,
tu vientre la plegaria húmeda donde la esperanza germina.
Soy el ciervo que bebe en tu laguna,
las manos del explorador.
Entre aroma a licor
desciendo.
Tu paisaje es mi ebriedad,
el delirio del viajero que ha reencontrado su destino. 










El concierto reconciliatorio, de Marco Ornelas


“Para descifrar los signos del amor  
transformé mi pensamiento en notas musicales 
donde la razón fue ruta de extravío 
la música dilucidará ahora lo inefable”


Por Víctor Sosa 

La poesía es el arte de hacer cantar a las palabras. Íntimamente ligada en sus orígenes a la música, a la danza, al ritual, la poesía —aunque hoy desligada del rito— sigue manteniendo el vínculo con lo musical, lo rítmico y la homofonía de las formas verbales que el lenguaje construye a manera de partitura. Cantar y contar, ha dicho Machado, son las dos funciones de la poesía y el poeta es aquel que sabe, ante todo, escuchar la música de las palabras.

El poeta Marco Ornelas, en El concierto reconciliatorio [Guanajuato: San Roque, 2011], nos propone unas partituras de paisajes que son, también, pasajes y puentes, vínculos de reconciliación con el objeto amado.

Estamos ante un poeta que tiene muy presente la relación entre palabra y música, entre sonido y sentido, entre tiempo musical y espacio escritural.
Su libro se divide en partes que remiten a los tiempos o movimientos de un concierto: Preludio, Clásico, Jazz y blues, Pop, Epílogo, pero también a géneros, preferencias, nostalgias y referentes subjetivos que vinculan la música con el concilio del amor. Leemos en una de sus partituras-poema:




Reducir-la-sinfonía-del-amor
a sonata
implica
mutilación.



Para el poeta el amor es una sinfonía, es decir, una multiplicidad de instrumentos, combinaciones sonoras, timbres, voces, en suma: un universo, un cosmos. Imposible reducir esa complejidad a otra forma que no sea ella misma.

Pero además del tema amoroso como hilo conductor de este poemario Marco Ornelas toma muy en cuenta los elementos visuales del lenguaje, y entonces juega con la tipografía, diseña sobre el blanco de la página, enfatiza los caracteres con las cursivas, el doble espacio o los versos que se precipitan en vertical cascada. En ese sentido, es coherente con la idea del lenguaje como objeto poético, no sólo sonoro, musical, rítmico, también visual: un cuerpo que toma forma en ese vacío espacio temporal de la creación.

Por último: la brevedad, la limpieza en la escritura que avanza con fluidez, son algunos de los atributos de esta concisa muestra tan concertante como reconciliatoria.





EL MITO DE PROTEO, DE MARCO ORNELAS


El mundo contemporáneo se distingue por la velocidad de sus transformaciones, así que muy bien puede llamarse la “Era de Proteo”, dios de lo móvil y de la constante creación. Tal es la tesis de Marco Ornelas (León, 1978) en El mito de Proteo. Ensayos sobre la autenticidad, disponible en formato PDF en la Galería de Armas (Círculo de Poesía).


El primer ensayo de El mito de Proteo.

Sueño postizo

No somos nuestros sueños. Algunas veces he sentido que mi vida no es lo que anhelé, no es lo que mi infancia proyectó. En algún tiempo remoto el filósofo estagirita profirió: zoom politikón (el hombre es un animal político [sociable]). Esta máxima incuestionable se puede comprobar a lo largo de todo el histórico drama humano. El ser humano nace en sociedad, se despliega en ella y llega a su muerte también en el seno de la misma. El hombre es un fruto de la comuna. Anhelamos con respecto a otros, deseamos lo del vecino de enfrente, queremos todo lo que nos venden. Deseamos ser como alguien, en suma, pretendemos todo lo que los otros son y tienen. Un anhelante del otro, y lo otro, es el hombre. Las instituciones como las iglesias y los Estados, crean paradigmas de hombres. Estos poderes, uno espiritual y el otro material, deciden que es lo bueno y que es lo malo, valoran a los hombres. Cada una de estas esferas de poder elabora axiología y represión, libertad y castigo. Pero en si, todo círculo de poder crea modelos de hombres; hasta los “fundamentalistas” del Islam (no todos los islamistas sino los terroristas aclaro) crean su modelo a seguir “el mártir de la guerra santa”. La persona humana en la comunidad-poder, crea los valores.

Tristemente agradecemos a nuestro Dios que estamos mejor que el otro, que no estamos como el vecino con una enfermedad terminal, agradecemos al Señor, que tenemos mejor carro que el de enfrente.

Tristemente agradecemos a nuestra divinidad que no estamos como otro país que vive guerras civiles y terrorismo.

Tristemente agradecemos al Supremo Creador por la miseria del otro; si existe otra persona a nuestro lado, que este peor que nosotros en enfermedad, economía o cualquier otra circunstancia nos consuela. Nosotros hombres, somos unos aciagos, agradecemos por la miseria que tiene el otro y no nosotros. Nuestro éxito o fracaso depende del encuadramiento que tengamos con las instituciones de poder, del beneficio que obtengan ellos de nosotros. No somos tratados como personas en su auténtica dignidad. El Tener ha apabullado al Ser. Se me ha objetivado, se ha tratado y trata a los hombres y mujeres como objetos. No somos fines en si mismos como pretendió Kant, somos tratados como medios de teleologías diversas, servimos como medio de explotación sexual, económica y laboral. Nos servimos del otro como animales en celo, la meta es satisfacer nuestra concupiscencia. No soy mi sueño, porque mi sueño no me pertenece, le pertenece al círculo de poder manipulador; a la ingente mano que dirige las piezas. No somos nuestros sueños, porque la masa no tiene sueños, le fabrican sueños ajenos en la industria del círculo de poder.

El fracaso descansa su estrépito en la envidia. La frustración estriba en pretender el encuadramiento con las instituciones de poder. Pretender alcanzar todo lo que posee el otro es inútil, como tratar de ser como el prójimo. Somos únicos e irrepetibles, nadie es como nadie, ninguna huella digital es como otra; pretender todos los bienes de todos conduce a la avaricia. La avaricia conduce a la búsqueda fallida, a la búsqueda sin respuesta, al pantano del vacío.

Toda muerte es única, como todo problema es único para el que lo vive, no hay muertes buenas o malas, sólo hay muertes, no hay problemas grandes o minúsculos, hay problemas. No podemos vitorearnos por el malestar del otro, agradeciendo a Dios porque no estamos en tal o cual situación, es mejor cruzar el umbral de la condición humana y percatarnos de que somos miseria y grandeza. Sufrimiento y plenitud. Lo mejor es compadecer, padecer con el otro, entender y tolerar antes que gritar vivas al señor Dios, porque no estamos sufriendo como los otros. Todos los hombres tienen momentos de plenitud y sufrimiento, esto constituye el aforismo humano. No creo en la divinidad castigadora, rechazo vehementemente al Dios jugador de ajedrez que mueve nuestras piezas y decide nuestro destino. La libertad es lo esencial en la persona. La libertad nos crea, nos hace humanos. Desde que mi conciencia me apaleó por todo lo anterior, he tirado los sueños postizos a la basura, he depositado en el escusado mis anhelos de niñez imbuidos por los círculos de poder. Ahora todo lo que pretendo ser es “Yo mismo”, aprender a estar en mi situación y de ahí partir para edificarla como yo decida. Mis héroes en esta óptica bajaron del pedestal, dimito a ser un mal personaje de ellos. Prefiero crear mi propio personaje, acepto vivir una vida marcada por mi y sólo por mi, renunció al “se dice, se usa y se hace”. Me convence más emular algunos actos de mis admirados filósofos, escritores y poetas, que intentar una mala fotostática. Es irrefutable, vivimos en sociedad, nos influenciamos unos de otros, pero todos y cada uno somos diferentes. Me rebelo a ser un producto manipulado, a ser una masa manipulable. No somos nuestros sueños, y rechazo de manera categórica ser un sueño postizo.









HUGO ALBERTO PATUTO [12.514]

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Hugo Alberto Patuto 

Nació el 26 de enero de 1961 en Conesa, provincia de Buenos Aires, Argentina, y reside desde 1990 en otra localidad de la misma provincia: Pergamino. Es Profesor Nacional de Castellano, Literatura y Latín. Fue docente y empleado judicial. Y uno de los fundadores, en 1982, del Grupo Literario “Disámara” de la ciudad de San Nicolás, también en la provincia de Buenos Aires, donde dictó las conferencias “Ernesto Sábato: aproximación a su narrativa” (1988), “Federico, qué corazón!”, compartida con el poeta Astul Urquiaga, hijo (1997), “Homenaje a Roa Bastos” (1999) y el seminario “La metáfora: señal de la intemperie sin fin” (1997). Además de actuar como jurado en certámenes literarios regionales, nacionales e internacionales, obtener numerosos premios y ser incluido en antologías de su país y de Italia, fue difundido su quehacer, por ejemplo, en las revistas “Clepsidra” y “Sr. Neón” (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), los diarios “Rosario” (Rosario, Santa Fe, la Argentina), “El Norte” (San Nicolás), “La Opinión” (Pergamino) y en propuestas electrónicas.  Con el artista plástico Sergio Bonzón y el actor Miguel Fanchovich organizó dos muestras pictórico-literarias en el Colegio ICADE de Pergamino (1997 y 1998). Coordinó en 2001 el taller literario “La posta de los versos”, dependiente de la Escuela Municipal de Bellas Artes de Pergamino. Sus libros de narrativa breve son “Acuario de sorpresas” (1994), “Jauría y otros relatos” (2012), mientras que  son sus poemarios editados: “Precioso ángel en llamas” (1982), “Orilla en la sangre” (1989, Faja de Honor otorgada por la Asociación de Escritores Nicoleños en 2012), “El destino de la nube” (1993), “Como podría decirse del viento” (2001), “El tatuaje de las voces” (2009).





CUANDO LA TARDE

El cabello suelto como el dibujo de una galaxia,
las ganas de correr hacia el nudo mismo
cuando la tarde se piensa noche
dentro del código de la siembra.
Atenazado por el viento,
ese papel trae un reflejo dorado
que te nombra.

                                                  (Inédito)




TEMBLOR AGAZAPADO

Vas a recorrer la mínima sensación del futuro
en el temblor agazapado que te desborda.
Y vas a soltar, como una promesa, los vicios
que nombran aquella luz inabarcable.
Vas a pensar el corazón furtivo de la piedra
cuando los barcos enumeren lo soñado,
voces que tramarán con el espejo
tu revés de plegaria y frutos.
Vas a decir, frente al andamio de las cosas,
que la sangre te desafía largamente
o que murmura el bosque
cuando la tarde
inunda el deseo más claro.

                                                            (Inédito)
     



POCILLOS

Ahí quedan los ojos,
cerca del remolino fugaz y temerario
que alimenta la mirada de los pocillos
en tanto crece, como dádiva del sueño,
tu boca
para nombrar eso que el mundo no sabe.

                                                           (Inédito)






AMOROSA CALIGRAFÍA DE OTOÑO

En la penumbra de la casa
una línea que va desatando
lo complejo del misterio
vuelve a probar que tu mano resiste.         

                                          (de “El tatuaje de las voces”)





LOS MAGOS DE LA SIESTA

                                                            A Ignacio y Gastón Patuto


Construyen la mejor visión de lo real y despiertan
a la marcha sanguínea con héroes impulsivos,
un juego de identidades que perfora
el diminuto bosque de adrenalina.
Saber de su raro mutismo
vale tanto como la palabra de los dioses
o la sonrisa teñida por el vino
cuando la mesa familiar colma nuestra espera.
Hay veces en que los pedales confunden
al pobre conejo y nadie busca salidas
con el agobiante calor
trocando sueño por agua.
Que los brazos de un soldado aparecen
detrás del modular, sin el color de la victoria;
que la Ferrari olvida su terco destino
de rayar el cielo a pura cilindrada.
Vamos a convertir en peces
el misterio del conejo hecho de alarmas
que siempre hablan del mágico perfume
donde cabe la pasión por la vida. 

                                                      (de “Como podría decirse del viento”)



                     

CONOZCO LA SALIDA, GEORGIE

Hay que desarmar la biblioteca del siglo
y pensar dos minutos en Babilonia.
Enseguida borrar los pasos de Chiclana,
de Nicanor Paredes, de Servando Cardoso
y poner luz en la garganta de Quiroga.
Con la memoria de Funes recuperar los caballos
que denotan al atardecer una fuga perpetua.
Celebrar en Ulises el amor prodigioso,
como si la máscara del amor nos condenara.
Sentir el hambre de la llanura en Acevedo
y los labios de Emma Zunz, vengativos.
Imaginar a Caín lejos de Abel, sin golpes.
Que Dios retorne como pájaro de sombra,
lloviendo secretamente varias lunas
en el gastado camino de los muertos.
Música, fuego y leones para inventar el vino
cerca de Heráclito, de Spinoza, de Whitman,
de Stevenson, de Poe, de Kipling.
A través del aleph espiar al unicornio herido.
Todavía jugar en Islandia con el mar de ceniza.
Conozco la salida, Georgie:
Mañana volaré a Ginebra.        

                                                           (de “Como podría decirse del viento”)




ELLA DECIDE

Menos mal que por dentro
uno es enteramente libre
y alcanza el perdón de las cosas
para negar el firme avance
con que toda muerte
decide.




LA TEXTURA DEL RÍO

Mirar aún el humo de los caballos
en espiral, como jugando frente al niño
que fue locomotora y piedra.
Mirar la textura del río
colándose por el callado jardín de la noche
hasta la rubia melena de quien lastima
con su ligero dolor y no responde.






CÉSAR, DE AGUACERO Y RECUERDO

Cuánto ha mentido este mundo
desde las pupilas irritadas al dolor mismo;
de una vereda a otra, a otro umbral.
Y cuánto hay de quieto en la vida….
Aborrezco el número infame
ante la fuerza del corazón.

Ay de nosotros, César.
Ay del espanto, del confín celeste
y de la hora que no sirve.





MUJER

Toda la ternura del mundo
y el collar innumerable, secreto
que enhebras con la luna.
Sueño de malva y rocío,
allí donde mi poder se abandona
sutilmente al vértigo.
Siempre llevo la tristeza
a tu fuente: como un poseído
que infama la noche, demorándose.
He conocido el barro mutante,
húmeda esperanza tuya
para recobrarme.
Escribo lejos del miedo
que llega con el día:
mujer.




POEMA X

Jugar abeja
en tu rastro silencioso.
Enumerar labios
fuera del diálogo
triste que reparte el mundo.
Llover memoria
y no regresar…




TREVOR CONWAY [12.515]

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Trevor Conway 

Trevor Conway es de Sligo, Irlanda. Escribe poesía, cuentos, canciones y libretos. Ha publicado en Decanto, Inclement, Irish Journal Ropes, Poetry Salzburg Review y Boston’s Fusion. 



Inspirado

Las mejores ideas
son concebidas con calma.
He escrito sonetos con un café al lado,
desviado por su aroma
de una cara a una cara en pleno atisbo;
sentado en una piedra,
su abrigo de musgo un filtro de espuma,
mientras el río murmura.
Han emergido historias
junto al fuego y la tele.
Durante el medio tiempo,
he trazado algún lamento:
Milán 3–Liverpool nada.
Un libro en blanco tendido
junto a mi cama;
sus hojas serán llenadas.

De manzanas que caen
grandes teorías han sido formuladas.
Horas soporíferas en una oficina de patentes
proyectan luz reveladora,
el dilema de un rey resuelto
entre el vapor de un baño público.

Yo no tengo una gran teoría,
sólo palabras,
como un viejo amigo que regresa
vistiendo ropa nueva.
Algún día me sentaré con papel en mano.
Alguna revelación jugará frente a mi nariz.
Alguna pluma llegará a mis manos
para sembrar la semilla de
la Gran Novela Irlandesa y
palabra caerá sobre palabra,
cada letra bañada en oro,
un toque de fuego en mi sangre;

luego, me voy a sonrojar.



Especulación

Ven figuras en las estrellas,
tallan una línea entre dos puntos
y trazan un viaje.
Señalan las zanjas de pincelazos
que nunca estuvieron ahí.

Él escribirá,
pero mientras lo leen
las letras se desprenderán
y reamoldarán para formar
otro significado.

«Lo que quiere decir es…»

«Puede significar ambas cosas.»

«Quiso decir eso, obviamente.»

Sus mentones son suaves como el aceite,
palabras forjadas con precisión
en tonos melancólicos
con metáforas en forma de resorte.
¿Acaso no todos tenemos ojos de colores?

Él podrá negarlo.
Él podrá no decirlo.
Pero ellos no pueden distinguir
su sabiduría de su pose.

«Llegó del subconsciente.»

«Nunca lo admitiría.»

«Con tan poco, dice mucho.»

¿Qué tan válidas son sus voces?
Tan firmes como la base
sobre la que están paradas,
abrazadas por signos de interrogación.

La medida se mueve en ángulos.
Todos estamos torcidos,
hermosamente torcidos.
Nadie se erige en noventa grados.

Él habla:

«Pregúntenle a las estrellas.»




Las palabras y los días

Los versos medidos de un poema
se burlan de la vida:
tanto tiempo para perfeccionar una frase,
y las palabras son tan precisas.
Si la vida fuese arte,
¿qué tan refinado sería?
¿Y acaso no es que la mitad de su alegría
reside en su incertidumbre?
Pero las vidas siempre terminarán en palabras,
que tallan sus legados.

Traducción de Raúl Bravo Aduna





Atlantic

Today, I touched America,
Felt its sweat wash over me.
I became metallic blue,
Slipped into the cool chill
With the smooth, neoprene skin of a seal:
Delicious.
The world was a thing behind me.
Under water, you’re inside a bottle
Quilted with the jostling clink of waves.
Nostrils fizzle.
We are pre-born fish,
But I, too, hang like the seagull,
Held at the hips as though
Lit into the air.
(Applaud.)
Taste with your skin.
I was ragged, flat and limp,
Philosophical or dead.
All the birds must’ve thought me strange.
Commerce, culture, communication –
All were skeletal things,
Faces coated in metal and glass.
I saw shadowy figures on the sand,
And was part of history, unrecorded.
Continents came and spoke to me.
Breathing daily through my window,
I hear it, a heaving animal.
I touched it yesterday, too.
The foam, engorged brown and red,
Dripped like silk from my limbs.
I had been beaten,
Saved.
The salt on my lips made me long
For something I’d tasted before.
I think it was – in fact, I’m sure –
Deep-fried potato.




Black and White

I stared at the screen:
It was “black and white”,
Or, as I called it,
“Grey”.
(I was a pedantic child.)

My parents said they were old films,
Images from long ago,
So, naturally, I assumed everything
Was black and white:
The trees,
The clothes,
The sky
And skin.
What an amazing world.

When did it change? I wondered.
Did everyone just wake up
And find themselves in colour?

Nothing is black and white now.
But I want to believe again.
I want to see the world in these two shades.

The orange street lamp glows
As evening ripens blue.
Words fall to the page:
Black and white.




Second Glance

It’s strange to like a face,
To appreciate its curves and lines,
Humps and hollows,
The twisted arch of the jaw.

Our words and deeds
Define,
Defame
Or distinguish,
But we value the frame
By its condition.

Why pay so much for skin
Which will crack and smudge?

Fertile hair is coiled
With the vigour of the young.
Does it spring, too,
From the shape of the face?

Silver might be richer
From one town to another,
Slung around the necks of tribal women.
What hangs will sway.
What’s dabbed will change our eyes
As much as the light.

If you are a woman,
I will judge your beauty
Before your words.
Will you afford me the same?
I have wanted a different face,
Something better.
But how would my thinking change?

I have pitied others
I shouldn’t have.

Social value is a surface measure,
Every layer of fat a Jewish star.
“Shoot me if I ever let myself go that far.”
The unfit are prey,
Attracting the predator,
So stay away!

Beauty, a kind of gravity
Drawing us closer.
I strive to make attractive things –
Things to attract who?





Cicada

From the ground,
Having fed
On the juices of roots.

Seventeen years’ gestation –
A prime number
To which no predator
Can synchronise.

Into the spring evening
Millions of wings beat
Their final party.





Dark-Skull-Cliff-Blood

Boo!
Welcome to life,
Where you will taste no fear
Till taught, unfed or left alone.
Sleep in reason,
Breeding monsters,
Absorbent as a page in red light.
(Fade into colour.)

Finally, you’ll walk,
Having learned to fall,
Ground the greatest height you’ll achieve.
But turn away
From strangers
And moving cars.
Soon, you’ll tackle daily giants
(We are Napoleons of private lands),
Your only fears
Flimsy as a fist of beans:
Failure,
Public speech
And a closed laptop.

True fears return
When smooth skin grows choppy.
New faces silhouetted at the edge of your field.
From the future,
Its hand will strike sharply,
Raised to a rattle in suit-speckled rooms:
Loss gathers crowds quicker than a prophet.
You will need protection,
And you will know it.

I can’t tell
How it may turn your mind,
Only its bleaching of your hair,
Its twisting of your arteries,
Its poisoning of your cells.
Try not to heed it:
It has sent men to war, or from it.
(Tell this to widows and weeping children.)

You will frown at fear (we all do),
But ask yourself why,
Whether it’s a lesson or intuition.
Dodos haven’t been to school;
They never will.
Threatened mothers, they can’t hear their homework.
And martyrs burn cold, you know –
See not even an eyelid flicker.
You may call this “madness”, “ignorance” or “naivety”.

You’ll hear of Goya,
Might even see his pain as a holiday aside,
Hanging black on bright walls.
Your fingers will obscure dark moving images of fiction,
Following the supernatural,
But the real fright jumps out from leaves,
Flesh
And salivating jaws.
How odd it is, you’ll observe,
That some fear words,
Chins, paper, poetry,
Bald men and, even,
Objects to the left.

Disabled, you’ll learn motivation,
And might even taste my blood
(But men are not for being afraid):
The nemesis within
Might beat or multiply,
But let’s not think of it.
Let’s think of a wonderful land
Where anxious thoughts have no volume:
I’d walk through that door,
But then, maybe, I’d realise
That lack of fear is the end of life.
And you must know a poem could be
A shriek in the dark.



Telephone Poles

Forty miles an hour, 
The line droops till the next hit – 
A brief rise, full-bellied again.

The jaunty rhythm flattens to a blur 
As you gather speed, 
Each pole hammered 
Quicker than the last,

Like needles threaded with molten mascara, 
Some slack, some taut, 
Standing askew, 
Set with an eccentric touch.

Each seems like a bishop's reminder 
That someone once suffered for us, 
Someone who never had to pass 
Through the Tuam roadworks.

In the fog of email and Skype, 
Only a few generations 
Will know the purpose of these things 
Rotting through grime-stubbled glass.

Crossing roads, trudging up 
The sides of hills, they slouch 
Like dole-queue scarecrows 
Shouldering garrulous birds,

Lining each path, 
Reminders, to some, that 
There are still voices.


SANTIAGO VENTURINI [12.536]

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SANTIAGO VENTURINI 

Nació en Esperanza (Santa Fe), Argentina   en abril de 1981. Es doctor en letras, profesor universitario y traductor eventual. Publicó El exceso (Torremozas, 2008: malo) y El espectador (Gog y Magog, 2012). Si todo sale bien, este año publicará Vida de un gemelo.




De Vida de un gemelo (inédito)


5

Harto de la vida sedentaria
quiso que nos volviéramos nadadores.

En la pileta de un club,
con un gorro de goma
comprimiéndonos el cráneo
y unas antiparras empañadas
perfeccionamos nuestro crawl.

Una mañana,
en el fondo azulejado de esa pileta
en la que se lavaban pubis y escrotos
de todas las edades,
      vio
                                    dijo
un par de zapatos marrones
idénticos a los que usaba alguien
que él conoció muy bien.

Me obligó a sumergirme en ese lugar:
parado en el fondo como un buzo,
con tres metros de agua sobre mi cerebro,
no vi nada más
que brazos y piernas de señoras anfibias
agitando el cloro.

No quiso volver:
nuestra vida acuática duró menos
de un mes.
En eso pienso
mientras lo veo usar sus antiparras
en tareas domésticas
potencialmente peligrosas para
la vista,
como la poda de ese arbusto inofensivo.


14

A veces
acerca la cabeza a la pantalla
para mirar la cara
de los actores porno:
depilados bajo los reflectores,
sobre un fondo de imperio romano
o de oficina,
se excitan metiendo sus dedos
en una boca o un ano,
y él sabe que solamente piensan
en la técnica:
una vez 
un piloto que violaba a un pasajero
miró por un segundo a la cámara,
él lo vio.

La pornografía no lo estimula,
menos las películas viejas
que lo hacen pensar en la vida actual
de esos tipos:
uno pisa los sesenta
y  sigue tragando anabólicos
para metamorfosearse en los gimnasios,
otro se volvió un pastor protestante,
otro se murió de sida,
otro decidió formar una familia convencional
porque necesitaba hijos
para sobrevivir.
Es raro,
me dice,
pienso mucho en ellos:
los imagino prendiendo el auto
en playas gigantes de estacionamiento,
los escucho moverse
entre las sábanas de piezas
a las que no voy a entrar,
los veo abrir las heladeras de sus casas
llenas de comida extranjera,
y aunque estemos en los polos opuestos
del planeta
hay algo que me une a ellos:
yo los vi eyacular.


24

Después de un tiempo considerable
volvimos a nuestra casa natal:
con una mano atajándonos el sol
nos paramos en la calle para ver
la construcción alzada
con maderas viejas y cemento.

Ahí adentro tuviste tu primer orgasmo, dijo.
Ahí adentro, dije,
acariciaste la cabeza de tu perro
y la de un muerto.
Ahí, dijo una voz anónima
–y los dos miramos a los costados–
se transformaron en esto.

Cuando cumplimos ocho o nueve
años,
alguien puso velas
y soldaditos de plástico
en una torta.
Mientras cantaban alrededor
unas voces que se volvieron adultas
y tuvieron hijos para hacer funcionar
la máquina de la humanidad,
nuestros pulmones infantiles
soplaron:
el aire atravesó
los ambientes de la casa y los muebles
que fueron cambiando de lugar,
los modelos de autos usados
que tuvimos como familia,
el olor del spray para el pelo de mamá,
la pileta de lona en el medio del patio
los vecinos las navidades los huesos de las manos
alargándose en cinco mil días distintos,
y algo en el futuro se apagó.



Dos inéditos (2013-2014)


Estabas tan quemado en esos días
que una vez
pusiste dentífrico en tu maquinita
de afeitar
y te cepillaste los dientes:

sentiste menta mezclada
con sangre de encías
pero no dejaste de cepillar.

A la hora de comer
sosteniendo un tenedor
pesado como yunque,
tenías intermezzos líricos:
volviste a los montes de tu barrio
volviste al living de una casa
que desapareció
bajo la arquitectura moderna,
volviste a la tarde en que tu papá
te metió en un aeroplano
y te hizo ver la ciudad entera
en miniatura:
vacas de pini pon 
autitos de playmobil moviéndose
despacio
en esa maqueta chistosa.

Pasó el tiempo
te domesticaron como a un perro
te enseñaron tareas elementales
y un día
alguien te empujó a la civilización
con un peinado nuevo.

De vez en cuando
arañás las paredes caminás
en cuatro patas
pero aprendiste a cerrar la puerta
para que nadie te vea



*


A las dos de la mañana
en un programa de televisión
mujeres trasnochadas llaman
a una tarotista
para conocer su destino.
En el estudio vacío de algún canal
ella tira las cartas
mientras titilan atrás las estrellas
de un fondo digital:
Sandra de sagitario
entró Júpiter en cáncer
veo un varón   dice
y todas las mujeres y yo
nos acostamos creyendo que el
universo
tiene reservado algo especial
para nosotros.






Odisea en el espacio de un domingo

en fila ascendemos
a la cápsula de un colectivo.
la nave espacial
de una película vieja:
tableros de plástico botones
que no sirven para nada,
pantallas de un futuro
que ya pasó.
los torsos se acomodan
en asientos numerados.
somos todos lo mismo:
cuerpos en reposo
esperando el despegue
después de la comida el sexo
o la televisión.
y cuando nos impulsan las turbinas
ya no importan las luces de esas casas
que esconden familias anestesiadas,
ni esa iglesia improvisada en un galpón
lleno de fieles levantando los brazos
bajo unos fluorescentes implacables.
a toda velocidad
cruzamos la galaxia de los campos
en la que las estrellas frías se mezclan
con los asteroides de los autos
y supermercados cerrados.
hasta que en el espacio negro
aparece
la superficie decepcionante de un planeta:
una masa eléctrica de postes
carteles y basura.
el piloto grita nombres de calles
y en ese momento
dejamos de ser astronautas
para volvernos los terrícolas comunes
que ven de vez en cuando la luna
desde una ventana.






vacaciones

durante dos semanas
en el verano de una ciudad marítima
convivimos con un perro moribundo.
sosteniendo la taza en el desayuno
lo mirábamos tambalearse
o girar perdido en círculos
sobre el césped.
algunas noches nos despertaban
sus aullidos,
y a la mañana siguiente
todos veíamos
las manchas diminutas de su sangre
en las baldosas.
algunos huéspedes incluso
lo acariciaban:
seguían con la mano el esqueleto
que parecía traspasar
el cuero manchado.
ese verano
en esa ciudad marítima
las casas lujosas se multiplicaron,
los autos tocaron bocina
en filas interminables,
miles de espectadores tosieron
en las salas de teatro,
y nosotros
caminamos por calles muy iluminadas
mezclados con la multitud de turistas:
miramos vidrieras caras,
hablamos sin parar
entre el ruido de bocas, cubiertos
y platitos de café,
compramos nafta, gaseosas
toneladas de comida,
nos hundimos en el mar helado,
y cada vez que volvíamos
un poco más bronceados
ese perro estaba ahí
como la prueba de algo
capaz de amenazar nuestra tranquilidad
y la de todos los desconocidos
que se acostaban en las camas
de esa ciudad.
la última mañana,
cuando bajamos con valijas,
daba vueltas en la cocina,
ni siquiera nos vio irnos,
ni vio tampoco
el alivio con el que cerramos
las puertas de los autos
bajo el sol potente de ese día.






a León

entre los dos
tendimos la cama de una plaza
y nos acostamos boca arriba
en esa pieza:
una lámpara sobre nuestras cabezas,
paredes pintadas alrededor,
muebles que eligieron padres muertos
siguiendo el impulso del gusto.
dos cuerpos iguales
no pueden perpetuar la especie,
la corrigen.





LETICIA MARTÍN [12.537]

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Leticia Martín

Nació en marzo de 1975 en Argentina y se crió en Lomas del Mirador. Es madre y Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA). Publicó los libros: Breviario o el oficio religioso (Funesiana, 2012) y El gusto (Pánico el Pánico, 2012) Colabora en el suplemento Ni a Palos y en Revista Tónica.




la muerte

"¿vamos a por el croissant de vegetal?"
le escucho a Leopoldo María Panero
    conozco a Leopoldo María Panero 
me acerco a su existencia cuando deja de existir.
¿cuántos otros como vos?
le hablo a Leopoldo María Panero
a Mario
a Levrero
a veces le hablo a Viel.
tipeo sangre entre la locura y la muerte
con el machete de Quiroga
¿a qué le temo más?
la muerte es un acto irremediable
dicen
pero yo muero mientras subo las escaleras 
y todavía respiro
mientras doblo la ropa por la noche
cuando cae la luz y se quiebra la piel reseca en el cemento.
¿a quién le importa la muerte?
como cerrar la puerta si no se tiene en los planes volver
la muerte es la idea de la musa
la muerte es reprimir el poema en la cabeza 
arrinconarlo en la línea del renglón
profundizar
darle parejo a la idea reiterada
darle y darle como la mecha 
girando caliente contra la pared
hacer un agujero más grande
donde nunca quepa nada
nadie
nunca
reiterar y reiterar
la seriedad
la muerte es la seriedad
la lucha en vano de ideales con olor a naftalina
la muerte es la falta de confianza
¿no es peor, acaso, la muerte que la locura?
¿es remediable la locura?
las palabras se amplían como la cinta en la boca del mago
tira la letra hacia afuera
sola
la palabra enrolada debajo de la lengua
tira la mano
del mago
la palabra
se arma un monte de cinta que se encima
revuelta en el piso como catarsis
y los chicos intentan adivinar
mirando al mago

que tira y tira de la cinta blanca de papel.





langustia
te dejo, Alejandra
cuando salgo de la madeja enmarañada de tu poesía
cuando elijo otra textura, sin ensambles
y busco la transparencia del verso alejandrino
la disonancia llana
el quiebre prematuro
cuando quiero que se entienda lo que digo
ahí te estoy dejando
no te elijo
no te llevo en la mochila de mis influencia
aunque en alguna parte estés
igual
porque tanta lectura se mete, de prepo, debajo de la uñas
igual
te dejo, Alejandra
con tu historia y con tus mambos
con el karma de la muerte y del suicidio
te dejo con Alfonsina, Alejandra
allá atrás
en los estantes de mi adolescencia
en la lectura a la que accedía porque accedía
sin elegir
porque estabas ahí, Alejandra
en boca de todas
entre los libros
en los pupitres de la escuela de monjas
con el martirio de la melancolía cargado
esperando el momento para dispararnos.
te dejo y no quiero dejarte
me separo de tu poesía
la dejo llenándose de polvo
conservo tus libros pero no los abro
te pongo al lado de Sylvia Plath
con las tortuosas
con las lloronas
con las que escribieron que no podían
y se escondieron entre las letras
se revolcaron entre sí, con el dolor
con todas esas te dejo, Alejandra
con todas las Alfonsinas.






lo que duele que te

a Fogwill

te necesito nene,
para empezar te necesito y
para seguir también
si pienso en la muerte más
te necesito
antes del día que falta tanto
se precipita todo con la parca.

y cada día pasa poco
falta menos /
                  pasa
como en cámara lenta /
                                  chorrea
mi deseo adentro sin vos
nene
tus cuatro letras
adentro
las tengo metidas
adentro
la idea fija de vos
de que sin vos
de que te necesito antes de que me lean
muerta
y antes de que me lean coger
                                               coger
                                                    coger
                                                          coger
hasta que me sangre todo.




morir cogiendo y que me lean.

dice
leé a los de carne y hueso
sobre todo a los vivos que viven cerca de tu casa
los escritores muertos están fríos y tienen la pija podrida.

escribí lo que le dirías al psicólogo
lo que no serías capaz de hacer
y las incomodidades de todos los días.

si vas a contar un fracaso, que sea con objetos.
las palabras de tu época son la tela que mejor cosés.

cada verso debería parecerse a una foto.
no importa que no se entienda.

no leas a Pizarnik
a Alfonsina Storny
a Nin
a Durás
a Lispector
o a Yourcenar
por lo menos
           por los próximos
                       doscientos años
ellas están igual de muertas
que los escritores de la pija podrida.

lo escatológico garpa
coger
tocarse
los animales
y las diversas formas de morir
las desviaciones pagan más
las deformaciones del cuerpo y las contradicciones
todo aquello que complique una vida tranquila.

si te acordás a la noche algo que no apuntaste
es una idea
si te lo olvidaste, agradecé no haberlo escrito.
no cuentes logros
no pienses que escribiste algo trascendente
podá la cizaña que le sale al verso

la rima es la pija podrida del poema.




la hombre
asumió
la objetivo
ocupó
la lugar
ganó
la terreno

decidió
la futuro
pensó
la trabajo
y armó
las hogares

enamoró
al mujer
resistió
los normas
y desarmó
las estereotipos

la hombre se cansó
de que la lenguaje no
le sea propio
y que le ande poniendo
género a las cosas
sin preguntarle
cómo.




googlear

googleo títulos de libros que invento
y de pronto aparecen de verdad
existe "La distancia infinita"
de un tal Mario Morales

también googleo "Quereme"
pero aparece un libro de Alarcón
"Si me querés, quereme transa"
de editorial Norma dosmildiez

googleo frases que diría
mensajes ocultos y canciones
me googleo
      te googleo
          nos googleo
sufriendo por el tiempo que se escurre

escucho melodías y googleo
recuerdo un pasaje de Levrero
me doy permiso para dejarme 
llevar por la ondanada de la web
que va a todas partes y a ninguna
la onda nada en la pileta
la onda nada 
                    de onda 
la onda no
tiene la expansión que yo querría

leo a Casas
vuelvo a Casa 
                      y está oscuro
a mi cama 
a sus libros polvorientos
sus poemas son un qué donde volver
quiero volar, un día, y no caerme
quiero que alguien, por favor, grite por mí





peluquería o muerte
el olor a amoníaco
las palabras 
que escribo en contra de las cursis
peluquerías
me aburren y me huyen
no sé por qué deberían
gustarme como el trabajo
la maternidad y el sacrificio

 me aburren las peluquerías 
esperar
y los políticos también
siempre prometiendo
que vas a estar más linda
que vas a ganar más guita
“tenés mucha capacidad
vos”
“tenés un futuro por delante”
“hacete el brushing”
“te queda lindo ese color”

 al final nos mienten todos
porque nos mentimos nosotras primero

 yo voy a poder
escribir
tener un hijo
plantar un árbol
donar este riñón
o este cacho de médula espinal

 yo voy a poder
trabajar con 38° de calor
38 años
38 reuniones por semana
yo voy a poder
ser optimista y progresar

 ¿te imaginás?
progresar de este obscuro caparazón
que me crezca un pene de pelo lacio
peinarlo
cepillarlo
hacerle la planchita
perfumarlo a la mañana
masajearlo
parar la olla con este pene
coqueto
super M 20 01
flaco
sexy 
entre las piernas
este pene femenino que me creció
acá
abajo
en la la planta baja
en la planta del pie donde camino
para apoyarme sobre la arena movediza
de esta blanda maternidad 
líquida
forzada
que algunos días sonríe 
y otros días no.

LIRIA EVANGELISTA [12.538]

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Liria Evangelista

Escritora, crítica literaria y profesora universitaria en  Argentina y en Estados Unidos, nació en Buenos Aires en 1961.
En 1998 publicó En 1998 publicó Voices of the Survivors, testimony, mourning and memory in post-dictatorship Argentina (Garland Publishing, New York) y en en 2009, su novela La Buena Educación (Buenos Aires, El fin de la noche) . Editorial Paradiso publicó en 2012 su primer libro de poemas, Una Perra. En 2013, Borde Perdido Editora, publicó en Córdoba Niña Soviética. Está terminando un nuevo libro de poemas, Manual de marxismo leninismo.






él tiene eso: oscuridad canosa de entrepierna
lo que es apenas entrevisto  así de refilón y se prohíbe
eso: glande escroto ano vientre ombligo grupa ajena
él tiene todo (hombre al fin)
tendrá su semen sus orgasmos su sudor sus excrementos
todo tendrá como cualquiera                      
no sé           no sé          
este es el mapa de un cuerpo del que nunca lameré los bordes
el único
ni su flora ni su fauna nada de él                 
pura vergüenza     geografía para mi sin lengua
a veces asco misterio en lo que evoca (del hombre  de mi sin las palabras)
un animal herido muerto descompuesto
estoy hablando del cuerpo de mi padre
calzoncillo blanco en la memoria a la luz de un banco de cocina de un pasillo
la puerta del baño apenas entreabierta
juegos en la cama los domingos
su vientre el vértigo de un tobogán para la nena
calorcito que se espesa con el olor de otra mujer
es mamita es mi frontera dice salí y  dice no se toca
todo eso: nada más que la forma de mi padre en el recuerdo
entonces llega el tiempo de llorar y me pregunto
¿ se toca el cuerpo del papito muerto?
¿ beso en la frente? ¿y después? ¿en la mortaja?
ni foto  ni olor ni carne hendida     
ni nena ni manito ni hueco de la axila pelos como humo
digo  de él   nada  (del hombre sí)     
fue años  y es tierra hueso polvo de un osario
él tiene eso: (hombre) primero
huella que se mira y se toca en otros hombres
                            todavía

De Una Perra (2012: Paradiso)







los ojos de la nena miran a mamita duplicarse en el espejo empañado
la espían desde atrás en el vapor del baño
la ven encremarse la grupa acariciarse las caderas
abrirse despacito las piernas contemplarse
entalcarse la vulva con  Maja de Myrurgia
la madre juega con sus tetas las acaricia las levanta
se demora en la blancura luminosa de su grano
su secreto
(sabrá papito de su suavidad de su dureza
del leve palpitar de esa pústula escondida
o sólo se detendrá en los orificios en las cuevas)
la nena mira
es su primera experiencia de la carne es ese cuerpo la cifra del futuro
                            es la medida de lo que será suyo

De Una Perra








El palito de la caña de pescar divide la arena del mar. Estamos solos en la playa enorme, mi papá y yo. En el verano interminable de Mar de Ajó, esperamos juntos que piquen las corvinas. Pesce, pesce. Mi viejo confía en que si las llama, se dejan venir mansitas. Avanza sosteniendo la corvina gigante que le baila en las manos bajo un sol que alguna vez me encegueció y que hace mucho tiempo sólo quema en la memoria. Mi mamá está fuera de cuadro, limpiando las almejas que juntamos esa mañana, mirándolas abrirse en el agua que hierve sobre el primus. En la playa, con mi papá, pienso en mi mamá y en los cuernitos rosados que van empujando las valvas blancas. Cuando vuelva vamos a hacerlas en escabeche, guardarlas en frascos bien grandes para que duren todo el año. Algunas las vamos a comer así nomás, con limón, mientras esperamos que se ase la corvina.
Mi hijo de diez años me dice que no entiende la muerte.
No queda nada, como si nunca hubieras vivido, dice, y espera una respuesta. Estamos solos, él y yo. Hace calor, y por la ventana de la cocina entran el sol y el reflejo oscuro del jardín. Pienso en Mar de Ajó, en la extensión desierta de la playa. Pienso en todo lo perdido. La forma de mi padre no llega a hacerse recuerdo, es apenas una sombra pasajera. El mundo está fuera de cuadro, como si no existiera el tiempo,  como si  aquí en Floresta ya no existiera el tiempo.

De Niña Soviética (2013: Borde Perdido Editora)






lo que aparece a veces por mis sueños:

un lodazal de Stalingrado
el patíbulo en el que murió Fucik
el perfil de Largo Caballero
la trenza de la pasionaria
(y es tu voz la que escucho
     aquí mis sueños son apenas ecos de tu eco)


a veces aparecen
la cabeza ensangrentada del Chacho Peñaloza
el cáncer de Eva Perón
del color de una manzana que se pudre
el olor de la sífilis que mató a Belgrano
la letra de Osvaldo Lamborghini
una letrina en el Olimpo

y no sé por qué    

todo eso sueño a veces
el mapa ciego de la historia
su pilón de excrementos
sueño con lo que el tiempo fue desintegrando

por mi casa pasa el río marrón
las barcazas enormes donde humean
los huesos de los que alguna vez vivieron    

deshechos


cuando todo esto sucede
las voces caen sobre el pasado
son lluvia mansa
piedritas de tinenti que van cortando el aire

De Manual de Marxismo Leninismo (inédito)






¿Y si un hombre te invoca perra?...

¿Y si un hombre te invoca perra?
si te imagina perruna te prefiere canina
te llama a puro vergazo prometido
escribí
a puro látigo te ordena
¿ladraré? me pregunto
¿le lameré las manos? como perra justamente
¿y si me humillo?
            mariconcita como caniche blanco
en su deseo con mi lengua buscando el hueco redentor
le escribo como él quiera
¿bombachitas corpiños desprendidos
letritas que aprietan de sisa tetas al bies?
¿canesú que ofrece encaje y entrepierna?

 Una perra, Paradiso Ediciones, Buenos Aires 2012







¿o marqués? rostro divino e impiadoso...

¿o marqués? rostro divino e impiadoso
Inigualable en tu crueldad y en mi deseo
clavaste ramos de espinos en mi vientre
rememora el cuerpo exánime sobre la cama que respira
soy muchacha en flor de mi pasado
perdida y sola
ando en el umbral del tuyo y tantos nombres olvidados
hombres que me fuiste ¿un rostro? ¿más que muchos?
fueron voces ecos apagados en la mueca del orgasmo
no
de algunos ni las sombras
de otros           nada
ni el acaso
de noches como esta sobrevivo

 Una perra, Paradiso Ediciones, Buenos Aires 2012




MAURO LO COCO [12.539]

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Mauro Lo Coco 

Nació en Villa Santa Rita (Buenos Aires, Argentina) en 1973. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y docente en las Universidades de Buenos Aires, Lomas de Zamora y Quilmes. Desde 1997 dirige la revista Pesca Fácil. Publicó Ricardo Gravitando (mediante un subsidio otorgado por la Fundación Antorchas; Ed. Del Dock, 2003), niño cacharro (zindo&gafuri 2010), La justicia del suelo (Determinado Rumor, 2012) y 18 éxitos para el Verano (zindo&gafuri, 2012). También es autor de diversos libros y artículos sobre didáctica de la escritura. Obtuvo distinciones como la beca-taller 2000 y el Subsidio a la creación artística 2003 (ambos otorgados por Fundación Antorchas) y fue publicado en diversas antologías del género.




Meseta 

Huella adentro, me gusta andar la meseta, dos días ya y
lo sólido se amiga, dejando el paso a cargo de algo más grande
la corriente sanguínea descarga, uno pensar lo que tiene abajo
ni lo mira, y te tiene agarrado todo el día
digo, las corrientes, relámpagos, la savia, tuberías hay tanto
por conocer en el suelo, todas las actividades que permite
el paso de palo polvoriento, el ruido del calzado
apagado como el bombo chacarero, las razones de los cantores 
por el piso, el latido supremo del vacuno, huella adentro,
la implosión del mugido en cada pulso, golpeando el intestino grueso
suena peludo el bombo legüero.

Espero que el Beto salga al camino, estoy quieto
nada más, de a ratos, piso de nuevo
y me confirmo que lo espero, en un tronco
los zapatos llenos de polvo marrón
y ese tero viniendo hacia mí.

Lo endulzo a silbido, seco, repito, gano confianza
si pudiera, susurrar la melodía interrogante 
que el animal revele la asunción sabia del pasto, 
caminando cuando camina, al intruso que lo llama a silbido;
para él no hay biografía, solo la acción sin memoria ni instinto
yaún así la atención del bicho cuando lo llamo:

dale tero, 
tero dale.

Adentro, la experiencia es ley, para el tero; 
supongo, está contento, a salto lento viene sin miedo, 
andando el rato.

Nada tenemos que decir, el barro, las bombas de láser, no
el tero vive sin representación,  es muy joven quizás
y tal vez nunca pueda actualizar la vivencia:

la atención por el color o la forma,
cómo nos ven ellos
en el conjunto del suelo, abajo
adentro del paisaje, relieve o relleno es un misterio
la vida del tero, lo que pueda pensar de mí
que no lo imito, le silbo.

Recién entonces la revelación, cuando el bicho me semblanteó, y 
sacudiéndose
todo el polvo dijo:
Al tercer día, estás tranquilo en la cueva.

Me lo dijo el tero. Yo pensaba en el territorio,
limpiando de nuevo los utensilios del arroz, pisando el piso
dejando el cuchillo lustroso para encontrarme con Beto;
pensaba, creo, en que las cosas te devuelvan
armo mi carpa azul por ejemplo, 
regalo del trabajo, se me nota,
debe haber sido el año ochenta, ochenta y dos.

Toda la destreza preparando la zanja
como nunca el campamento y el tero se acercó, quizás por eso, por el color
o la prolijidad.

El bípedo no dijo nada más, ni se fue tampoco, me miró y se acercó de pronto
con dos saltos: el pecho amarillo alzado, el casco entrecano, 
voló haca mi mano y picoteó
una semilla de sésamo que había quedado del pancho. 
No dijo nada más, y se puso a esperar conmigo.

Nada más la espera, nada, yo pensaba 
en tener una señal, algo ostensible
pero la angustiosa sensación de transitar un entre
me dio la certeza de la mezcla, de las dimensiones,
lo que sucede con nosotros, el tero y yo, por ejemplo, 
también con Beto
y cuando lo decía, parecía acoplarse la voz tercera de la destinación
veo caer el sol, detrás de un palo seco y lo comprendo:

la luz solar en el mundo está también integrada
por otra, suprafísica;
lo peor del ánimo viene siempre con la noche.

Entonces juegan y se solazan esos seres espiritualmente pobres,
pero gordos de voluntad.

Supe entonces que había camino de experimentación todavía, una ciencia
que querría destruir como todo, lo digo, y, ahora que lo pienso,
dale tero, tero dale, y lo sigo, lo convoco, todavía: Sofrología.
La aprendí del tero. De la triste canción que pió poco antes que durmiéramos, y el sol se doblara en las trutrucas.

El trance de la invasión, el advenimento, sin conciencia ni voluntad,
el tero fluía el sentimiento empático del ocaso, suspendido.
Dije entonces, que sea yo su canto, 
y el piar entristecido me sumió en la revelación.

(en Ricardo Gravitando / Ed. Del Dock, 2003)



el ruido de la heladera, ese verano

se paraba todas las noches a las tres
y a las tres y diez empezaba de nuevo
nos tenía a todos tarados, alberto
decía que roxana se levantaba dormida y la apagaba
y cuando volvía a la cama se despertaba de verdad
y volvía a la cocina y la prendía de nuevo;

a mí nunca me pareció lo mismo
estaba seguro que era parte de algún mecanismo
interno que descansaba para funcionar
diez minutos por ahí, algo así
que necesitaba girar y cuando llegaba a la pata
que faltaba 
giraba en falso, o más lento, no sé

yo nunca entendí de máquinas

y te digo que así estuvimos varios días los cuatro
que al desayuno otra cosa no comentábamos
y siempre todos menos roxana
la habíamos oído sonar y dejar de sonar
hasta que vino ese muchacho
un pibe joven que era amigo del novio de maría
la amiga de roxana, rodrigo
creo que se llamaba
o ramiro

ramiro;
venían los tres de la playa a tomar mate
era técnico de algo no sé, compac disc, dvd
y nos dice que es normal
que todas las heladeras lo hacen
el ruido a la noche y parar, 
y que tal vez sea la costumbre de dormir o de oír
y que también se paran de día pero 
que uno no está ahí para escuchar

se entiende 
si te lo explica alguien que sabe

(en 18 éxitos para el verano / Zindo&Gafuri, 2012)




1983, un terreno enorme en nazca y Neuquén 

se puede ver
en las matas de pasto rebelde
un momento en que nazca se redime
o
remiso a al milagro
observar
su persistir como el signo
de un mandato inefable:

que no habrá distingos
entre comercios o talleres, 
hogares, historias familiares

que
todo lo que se rompe
al final 
encuentra su abrigo en el pasto

mal, ilegal
una mata desmedida y 
muy verde corona
la punta de un cascote 
silvestre que exhibe la suntuosa 
jactancia de la baldosa reina

obra y efecto del cemento
adicta al suelo que supo regir

arrojada ahora
por quién sabe qué revuelta
de los yuyos y las piedras

cenizas de una fiesta que insiste
insiste y se rebela

contra los días
contra las muertes familiares

(Mi sabiduría es arruinarla / inédito)





estás en tu casa paso tomo unos mates me voy

si la vida fuera absurda
la pasaríamos mejor, pero no
no sé cómo será

yo sé que de última tengo
nada más que diez años más pero
teponés a pensar
al final son dos tandas de cinco
y cinco son dos rachitas de dos años
nada

la bolsa  de bizcochos
que compramos recién
duró 15 minutos
¿teacordás que decíamos si
no era mucho un cuarto?

bueno
haciendo boludeces
ya quedan dos, como nosotros
que en cualquier momento
nos tapan con diario

entiendo que a vos no
te interese
ya vas a tener la sospecha
ojalá que haya alguna iglesia cerca
porque tampoco podés pretender
que te atienda Dios en persona

acordáte lo que te digo sabés
cómo te van a gustar los bizcochos
todo
vas a querer
cuando tengas mi edad

(en 18 éxitos para el verano / zindo&gafuri, 2012)






oración matinal 

arriba el sol su busto
el general el general
me conoce y vela por mí

reverencia

gracias por este día

que no me chupan 
los colchones

(en niño cacharro / zindo&gafuri, 2010)






la misma

a la vera del devenir, la historia te localiza diciendo “yo soy León”
y así comienzan los días

entonces tu inocencia se reencuentra en lo estable
Aída
en cada visita tuya se anuncia
tras el jarrón, quizás
tras la cortina
tal vez vacilar sea
su consistencia verdadera


que nunca la has visto, y
la confianza de su gracia
sutura la vida con la idea –no hay mujer, tal vez
sólo cualidad–

ella
y su génesis caprichosa es razón, León
de la duplicación y la alegría cuando la intuías presente
y aparecía en cada forma, ella
geografía de un cuerpo desconocido
que no existe y así se gesta

no puede existir

 (en Selva Mu, 2004, inédito)





un segundo 

si ubico un papel
lo anoto:

comprar agenda
poner ahí un proyecto

pendiente: conseguir testigos

(en niño cacharro / zindo & gafuri 2010)







17:58 

no todo es lo mismo

bajo el dominio de los ojos
los otros
son colores y bordes
si se mueven, seres familiares

podrías acostumbrarte
a este compás
menguante
y despertar
sin memoria mañana
sorprenderte con olores
tibias estridencias a tu paso
algún día no volver

ahora hay que aceptar
cualquier estado
o evento
la tarde que pasa se escapa
en una exhalación

en los ojos llanos de un ternero
se diluye una silueta que podría ser tuya
una imagen que no
termina de componerse

nuevo es variar
la organización de lo que hubo

en tu crepúsculo
ellas agrupan las partes
pero con qué
tu imagen se hace
no se puede saber

si ellas ven
huesos en las válvulas
nubes o pollos
en tu cuerpo arrojado
un animal insólito y exhausto
una cosa una entidad
ahí

(en La justicia del Suelo, 2012, Determinado Rumor)






los casolatti

estaban bien
el padre les dejó propiedades
en castelar y la fábrica de pasta
sin mucha distribución está bien

de última
si ellos no tenían ni idea
en esa época
la rifabas, vendías
parte de la sociedad, con eso
pagabas los papeles de la sucesión

al final
eso hicieron

pero mal

 (en 18 éxitos para el verano / zindo & gafuri 2012)






En el umbral 

intento una canción mientras las calles
mártires de Nazca resisten
las ganas, soportan
bicicletas, scooters, abrasivas cherokee

los taxis aplastan con fatiga
una voluta que sale de la boca
de tormenta, ahí
se anuda el yuyo viejo
como un desempleado que insiste
mira fijo, acusa a lo que sigue
todavía
del lado de la vida

ay nazca, la patria mercantil no llegará
a besar jamás tu macadam
los ecos plásticos de flores
el brillo trivial que en cuenca se pasea
no contagian tu mueca agreta
maniquíes salvajes huyen de tus galerías
gasta el asfalto el zapato
de pendejos que hablan de dejar
la previa para marzo

las caídas, las raíces
las colillas, las chapitas que se aplastan
las tucas perdidas, ay
nazca cuanta erosión
de birra en la vereda y nunca
de tu parte un gesto
una gracia
un comercio próspero

canto y puedo ver
ahora, en un local
empieza otra vez el proyecto de alguien
barre, son las ruinas de todo
un patrimonio familiar que fue
mercería
locutorio, ciber, bazar                                   
resto
que sube por la pala de Alejandro, se quema
en el baldío de la esquina
esta tarde de diciembre
cuando el sol
y el humo de este faso

empiezan a pegar

(en Mi sabiduría es arruinarla, inédito)





NOELIA VERA [12.540]

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Noelia Vera 

Nació en Buenos Aires, Argentina  en 1980. Poemas suyos flotan en la web o se encuentran en antologías como Poetas Argentinas 1968-1980 compilada por Andy Nachón o Poesía Manuscrita, libro-objeto a cargo de Germán Weissi y Laura Manzini. Publicó Discontinuos (Editorial La propia cartonera, Montevideo, Uruguay), la plaqueta Nosotros quiere decir un montón de cosas (Color Pastel) y el libro digital Cuatro Paredes (Ed. Determinado Rumor: www.determinadorumor.com.ar ). Forma parte del colectivo de poesía Máquina de Lavar. En twitter es @noemas






Los últimos años

¿qué vamos a hacer con nuestra inocencia? ¿qué con nuestra culpa?
nadie está a salvo en este cuadro
si lo pensamos bien, dice Moore, todos desnudos.
Cada cual con su toquecito 
yendo y viniendo con los guantes de box y la guardia alta.
Veo el fondo ahí tan lejos, sos frío, me congelo
al final de toda esta historieta que venías a contarme.
La ternura desfila y pasa rápido
no sabés controlarte, te gusta soltarme justo antes del borde
lo resuelto travestido en duda,
escuchar a las mariposas cortajear el estómago.
El viento aplaude cerca de mí, ningún saco cubre mis hombros
podríamos haber tomado desde el principio 
un ritmo de paseo, medirnos con la vara 
del presente y la simpleza
conseguirnos un paquete ahora que el verano
se acerca codicioso. Pero pienso en la calma del paisaje:
el cielo celeste, las nubes quietas
y solo veo en el agua una inmensidad
convertida en charco que trata de ser libre
incapaz de ser tan negro como el lugar de donde vengo,
como todo este surrealismo
que encuentro y continúa.
Quisiera pedirte, mundo, que no des más vueltas
la compasión es una fiera que hiberna rigurosa
nadie debería estar moviendo un pelo cuando no puedo
salir de la cama y el rayo de sol a la mañana
es un puñal hilando filo en apenas dos párpados.
Soy consciente de que afuera, el muy pájaro crece y sube
tan alto como canta. Lo escucho desde acá, lo mataría
pero aun cuando mi mano lo capture va a seguir igual
cantándome con insolencia “ la satisfacción es una cosa lenta,
pura como una joya; estoy viciado de mortalidad
estoy viciado, sobre todo, de eternidad”.





Muñecos

Venimos de la plaza de los ponys salvajes,
una isla inquieta en el medio del fluir de los camiones.
Ya no siento ni pizca de lo que traía
de mi propio privado patrimonio continental:
complot para el vacío, primavera de un solo día,
mis ataques de pánico, tus ataques de arte
Por allá veo algunas piedras , dos caballos enfermos
que podríamos lograr sanar, pintar sobre el plateado de esas chapas,
usar la hora del sol para leernos sentados en una hamaca.
Este es un lugar muy antiguo para mí,
anterior a estos dos muñecos, que por suerte me manejan
como a uno de sus títeres.
Podríamos, veo, descansar en este pasto, levantar algo acá
dejarlo todo, quedarnos.





Sol de frente

Nadie saca de su bolsillo la ruina como si nada
Fer le imprime a todo un molde clasista precursor
del miedo. Anita toma pastillas, yo leo desde y hasta
los cánones de mi intuición, Pol acaricia lo estriado
Luis ve oportunidad. Tengo diálogos en la vigilia
que no voy a tener, con personas que me importan,
en esos diálogos fumo y uso un tapado
de piel verdadera ¿me separé de un novio
o de una enfermedad? tomo el volante
y el resumen pasa
en una pantalla mínima
miro el espejo retrovisor
y tengo pensamientos en los que la mayor parte del tiempo
clarea el día. Me gustaría obligarte
a que lo veas conmigo
que te sientes frente a un programa
de esos en los que una enferma
traza el delineado mental de su cuerpo
y erra por centímetros, por un montón.
¿Lo entenderás? ¿Quiero que seas
un esqueleto que llora?
Quizás quiero que puedas verte y decir
sé mi espejo, esto es un pedido
de auxilio y un peligro.
Vamos a veinte, adelante hay fuego
es nuestra hoja de ruta al interior.






Patio abierto

el clima cambia de un momento para otro
este resfrío es resultado y lo que no te conté
porque todavía no lo veíamos en el auspicio
elemental del correr del día
mis labios están hinchados
los libros junto al perro en sus siestas de sol
haciéndose compañía desde mi abandono
él ya no recibe a la hora que corresponde
su alimento balanceado, lo sé pero me cuesta
hacer algo al respecto; dejé de alimentarme yo.
No hablo. Ya no puedo
remitirme a esta pena
ni a esta dicha oscura
ni salir del círculo de la opresión,
ni cerrar el círculo de embelesamiento.
Estoy parada a la intemperie entre todo este calor
sabido pero igual de inesperado
como entregada a la suerte que promete un desierto
Ahora es un estado mental que se prolonga
Después, lo que la venda tapa
Antes, no existe, no importa
El presente te encandila con sus fachadas
de palpable concreto, el sol coopera
con la pared que tengo enfrente
la descascara la vuelve mi expresión
entorpecida, seducible y en punto muerto.






ALEXIS ZAPATA MEZA [12.553]

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Alexis Zapata Meza 

Nació en Montería, Colombia, en 1952. Estudió antropología en la Universidad del Cauca. Participó del taller literario dirigido por Bruno Mazoldi, en la Facultad de Humanidades de la Universidad del Cauca, Popayán. Participó en la dirección de la revista de cuento y poesía Monexca. Forma parte de las tertulias literarias del grupo "Los Ultimos Zenúes".




LIBERTAD 
                                    
La libertad es el camino que le esconden al esclavo
para que se quede sin ilusión mirando el cielo.
Es esa migaja de pastel que no te atreves a coger
para que no te aplasten la mano.
Pero es el temor a la tiranía el que te hace libre
de la esclavitud.
Es la piola de mico con que espantas a la pureza
para que no te babeen la frente.
Cuando no percibes la libertad es la esclavitud
la que te la hace añorar.
Es el esguince que le haces al puntapié
para que no te borren las pisadas.
Mejor es estar en descampado con los libres
que bajo techo con los esclavos.
Es el quite que le haces a la maldición
para que no le resten lo que le falta de vida.
Tu libertad, proclámala;
tu esclavitud, escóndela.




De Sinuanerías


Exordio

Diego no es gota de aire falsa
balsa en agua floja,
ni es flota de lágrimas duras,
piedra, diente roto, sangre vana,
es caimán con penumbras en la boca
que traga aires como piedras
aguas como sangres
sangres como huesos.
Rosa María, es la sangre triste
que se alegra entre los dientes del caimán
los dos son el río Sinú
que se levantan con el paraíso
y acuesta con el infierno
surcando el rostro de ojo en ojo
como de pena en pena.
¡Ay de las alegrías que viven
como zumbido de mosquitos!

Diego en los gestos es más palabra
en las palabras, más aliento
en el aliento, más viento
en el viento, agonía
de la que baja al pozo
a quebrantarse las alas.

Rosa en las palabras es más gesto
en los gestos, más historia
en la historia más nostalgia
en la nostalgia, emoción
de la que asciende a la conciencia
a mostrar la sangre en silencio.






Canto primero

Diego Molina dice a Rosa María:
¡Calla a ese hambre!
¡Que no grite más en el patio!
Dile que con sus ojos de babilla
me está reventando
el bahareque de la casa.

Rosa María, contesta exaltada,
¡Diego, si ese animal rabioso
se está comiendo hasta los bindes!

Sin el tinto de madrugada
con el que sacude el vacío
los instantes gotean
y el hombre cabecea sus tristezas.

Oye, dice a su mujer,
esta tierra sin maizales
es dura e ingrata.
¿Qué dices Diego?
Que esta tierra, Rosa María,
reseca de la maldad
es un alacrán resentido.

Son los demonios, Diego,
sobreviven en todo caso;
no conocen otra forma de ternura
que la bondad entre las garras.

Yo soy, Rosa María, un reptil
o cosa engatillada y resistente
que ni suda ni gime
abandonada sobre peñascos
hervidos por el sol.

Aún en tu dureza siempre dejas
un gajo de noches húmedas
guindando dentro de ti

Lo que soy es corteza carrasposa
de totumo antiguo
con más días de los que utilizo.

No creas que es muy gracioso,
Diego, echar vientos de piedras
contra el silencio del mundo
sin saber que demonios se despiertan.

No es nada, Rosa María,
que con uno de esos piedrazos
hayamos dado, ¡vayan a saber!,
en donde la ansiedad nos guíe.
La franqueza es también herida
que despierta en la oscuridad
para hacer visibles los caminos.

Así es Diego, si tú llevas






María Barilla 

Es una ceremonia descomunal
que insinúa la eternidad.
No fue serpiente la que nos dio el pasaporte
para descifrar la cerrazón del infierno,
ni fue tigre ni fue caimán, fuiste tú María Barilla
la que se atrevió a enfrentar nuestro silencio.
Cuando en la rueda del fandango sudabas
la sal triste de nuestra sangre no te saciabas,
te devolvías en los poros para volvernos a sudar.
Sudabas y resudabas porque te fastidiaba
nuestro olor a bestia triste.
¡Como salvar tu cuerpo! varita de caña dulce
si tu pollera se abría pidiendo cielos
en medio de las espermas de este infierno.
¡Oh, María Barilla! ¡Oh, María Barilla!
Fue en la hora en que le negaron al Sinú el perdón
que la tierra tuvo que parirte
para que tu cuerpo nos pudiera revivir.
En vano enderezar tu talle si fue por ese quiebre
por donde abrieron la puerta
que nos espantó a la tristeza.
Perico Barilla la trataba como a una menor de edad
a quien con darle un chupetín se contentaba.
Llagaba, se acostaba, respiraba, la usaba
y se dormía. Por la mañana
se alistaba y salía.
Una mañana se alistó y salió para no volver.
María juro que no iba esperar a la muerte
para que la tratara como a cualquier persona.
Juró que ella se ganaría la muerte
con el sudor de su cuerpo en el ritmo.
Podía perder una, pero no dos veces.




CHRISTIAN LOIDL [12.554]

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Christian Loidl

(1957-2001)

Nacido el 17 de septiembre 1957 en Linz, Austria fue uno de los notables poetas austriacos de finales del siglo XX. 

Doctorado en literatura alemana vivió desde 1975 en Viena y trabajó como periodista en radio y en el suplemento del periódico (u.a. für „Ö1“ und für die „Presse“).

Decisivo para su desarrollo artístico fueron las largas estancias en la "Escuela de Jack Kerouac de Disembodied Poetics" en Boulder (EE.UU.) en 1990, donde trabajó en estrecho contacto personal con los artistas de la "generación beat" (incluyendo Allen Ginsberg, William Burroughs, Harry Smith ). Posteriormente, co-fundador de la "Schule für dichtung" en Viena en 1992.

Desde principios de los años noventa, se centró en el trabajo de su poesía y de su presentación a través de actuaciones, a menudo con músicos y compositores (entre ellos Wolfgang Musil, Bernhard Lang, Otto Lechner, Marwan Abado).

Invitado en numerosos festivales internacionales de poesía en Macedonia, Lituania, Colombia, Argentina o Estados Unidos, estableció diversas y de larga duración amistades. con poetas de estos países.

El 16 de diciembre 2001 Cristiana Loidl murió a causa de un accidente en su apartamento de Viena.

Entre sus libros publicados se destacan: Profecías falsas (1994), Misterios de Viena, (1995), Helechos en flor (1996), y Pupila (1998).




De helechos en flor 

¡Cuan lento se posa
el polvo lustroso,
Afuera, encandilada
por la luz del sol,
zumbando
una mosca!
A principios del mes de enero,
la madera del mirador
recubierta de verde intenso
y bañada en el
oro solar;
el alero se está herrumbrando
y suenan las hojas
arrastradas por los golpes
de viento.
La voz chillona de la corneja
se va incrustando en
la mampostería;
el humo, hacia la torre,
se está encrespando;
y todo el mundo,
tornando el sol,
sin más ni más.





Requiem for Christian Loidl 

Por William Levy

In a way, the Austrian poet Christian Loidl's demise was an Icarus action, radical as was his life. Chris' partner wrote me – “It seems that he had taken mushrooms and jumped out the window, out a of a closed window, so he had to break the glass first, and then he fell or jumped and broke his neck. That's all.”
People who are afraid of heights are not afraid of accidentally falling. They are terrified of their inexorable urge to jump, to fly, an abyss-merge-craving-rapture as a triumphant exit strategy to Zion, the highest region. Chris called himself an “airpoet,” he lept at life — in the faith that he could grab it. He believed: Let's be realistic and demand the impossible; and, The only thing worth contemplating is that which cannot be contemplated.
A lot of people loved Christian Loidl. “Imagination is not a State,” said the visionary British poet/painter William Blake, “it is Human Existence itself.” And Chris owned this airy realm of dreams — let it here and now be said — in his daily life with concentration and generosity, with a guileless chivalry. He was one of poetry's natural troubadours, an avant-savant , wandering minstrel, hierophant of epiphanies.
We first met in Vienna, near the grand Ferris wheel of the Prater — made famous by The Third Man film. I had just flown in from Lithuania. I had been there to do readings at the Autumn Festival in Druskininkai, an enchanting once fashionable, Middle-Earth-type spa town surrounded by a mushroomed primeval forest. Then to downtown Vilnius for the very official book launching — at the baronial Writers' Union building — for my collected poems translated into Lithuanian, Kas pavoge vistyti? ( Who Stole the Chicken? ). It seemed like no coincidence that Chris likewise knew this haunting Baltic country. We fell immediately into an extreme discussion. About the spirit of that place, its hidden misteries, its careless beauty, its spiky vibrato light and weary eerie unforced pagan mood, the click click clicking of an abacus, the paintings and the music of M.-K. Ciurlionis, sonatas of the stars, samovars — so began our fruitful communion that lasted the next four years until his passing on.
When I got back to Amsterdam, we exchanged our works — printed matter and sounds. Our brains felt well fed and apoetized by each other's gems. A couple of months later, a German publisher wanted to do my book The Night Before Charisma: The Rise & Fall of Otto Muehl , an essay about that imprisoned artist, philosopher and sex communard. I asked Chris to do the translation. During the winter/spring of 1998, we were in constant, intense contact over this by letter and seriously long Sunday telephone calls. Unser Freund Otto Muhl: Eine Studie zum Kulturschock , appeared that summer and Chris flattered me with: “Should you ever consider a similar job, it's fine with me.” 

Over the next few years, we saw each other only one other time. When Chris came to Amsterdam to perform well-tempered Mongolian overtone chanting at a presentation for a book of Balkan tales by a Dutch author. Then the next day Chris came to my house, early, for dinner. We spoke out out hearts and minds, and without regret. Chris mentioned, I remember hazily, a poetry festival he had been to in Medellin, Columbia: “Where lots of gente have fun, share visions, bask in powerful green mountain winds and where erotic friendliness and sensitivity charge everyday dealings.” All of a sudden, it was two o'clock in the morning. The conversation was so good, so buoyant, that after noshing on the assorted seafood hors-d'oeuvres, lamb meatballs in sweet and sour tomato sauce, dark bread and salads, I completely forgot to serve the steamed ginger chicken with shiitake mushrooms. It wasn't missed, though, since that evening invisible language had been nourishment enough. 

Although we didn't see each other again, I continued featuring Chris' latest verse and tunes on my weekly radio program, the Dr. Doo-Wop Show . He continued to send me his own stuff, as well as diverse rare and remarkable cassettes. One was a recording of the last hours of Timothy Leary — with his real-time death moment. Others included Helmut Qualtinger's wonderfully preposterous songs, and the soundtrack to Kenneth Anger's film Lucifer Rising , recorded in jail by Manson Family associate Bobby Beausoleil, a convicted murderer. Also, new great maestros — from Germany, Austria and Switzerland — deluged me with their latest audio art, with a covering note, that said: “I got your address from Christian Loidl” or “My friend Christian Loidl told me to send.” Few poets promote someone else's accomplishments. Chris did! And, in solidarity with him, in every case I found a place to give them airtime, in airplay to transmit something of these embers of the heart on the airwaves. Ubertragung . Chris was always trying to get artists to be part of a conspiracy, to conspire, con spirare , breathe together. 

But Chris was not a quietist: he worried about politics. After the chauvinistic Jorg Haider-led Freedom party (FPO) entered government, he wrote me: “Now those twerps have unearthed patriotism as a weapon against dissent. People like us are traitors of the Fatherland.” And in another card he wrote: “Yes, Austria's in deep shit.” Yet went on with his infectious optimism, always seeing the sunny side, “On the other hand, there's an awakening.” Chris recognized that: “Resistance brings people together; there are smiles in the streets in the shadow of the frowns. There are spine-amputation clinics now, particularly for people in culture politics. Underground makes sense once again.”

Here is something from one of Chris' letters to me I want to share. Written in 2000, at the very beginning of the fresh millennium, it seems to be an answer. An answer, I think, to my family's annual New Year's report. Although in prose, I have made it into a short poem that I hope finds its way into Chris' oeuvre. In his own words… 



Get Your Millennium Sparks 

Spent New Year by myself 
this time, 
in celestial intoxication. 

Oracle with molten lead: 
an eagle-wing 
with lion perching on it. 
Or: Eyebrow of an old warrior king. 
Or: Eagle starting from rock into abyss, 
which the tip of his beak 
has fathomed. 

A blissful transition. 


Ach, so! Nevertheless, here's another transition, a further abrupt change, maybe an awakening. The poem of mine Chris enjoyed most is Crippled Warlords . First published one score and five years ago, it remains ether resonant, an archaic ritual applying a mental radio vector. I would like to read it for you now. 

I can still hear Chris echo in my ears, his high-spirited glottal street shouts. The sharp, quick sound of loud hiccups, hiccups personally transferred to him by American Magus Harry Smith: 
Woe-oh! Woe-oh! Woe-oh! 

I know Christian Loidl will hear this, my… 





Crippled Warlords 

We are all crippled warlords 
Doing our best to force the end 
We are all early Christian, Sabbatian Terrorists 
Doing our best to force the end 
We are all enchanting insurrectionists 
Giving you a heavenly enema 
Doing our best to force the end. 

Narses, an intriguing eunuch bureaucrat 
in Constantinople 
at the court of Justinian 
sixth-century AD 
Being a eunuch is a job you have to be cut out for 
But Narses had balls 
At the age of sixty 
He undertook to lead an army 
Annihilated the Vandals in Africa 
The dog-headed Ostrogoths in Italy 
At the battle of Vesuvius 
And the Mediterranean was again a Roman lake. 
And what was the outcome? 
From the Euphrates to the Pillar of Hercules 
War, fiscal oppression and religious persecution 
Accelerated the decay of life 
Prepared — pale, emaciated, miserable – 
For the event of Muslim conquers. 

We are all crippled warlords 
Doing our best to force the end 
We are all enemies of the stars 
Confronting the darkness 
as a spiritual act 
Demonstrating that the outward action 
Harmonizes invisibly with
The structure of the cosmos 
We are all creative nihilists 
Doing our best to force the end. 

Timur, or Tammerlaine, or Timur the Lame 
Became crippled as a result of an accident 
During a robbery in his youth 
Say Western observers 
More likely the result of a ritual assault 
A form of sacred lameness 
The eight sign of royalty; 
Tammerlaine who believed all human settlement 
to be against God's will 
Like the yellow serpent 
inhaled wheat fields and exhaled dust bowls 
passing over the face of Asia like a fire storm 
leaving behind him desolation and wilderness 
where had once been fertile plains; 
Tammerlaine, a paradoxical balance 
Of heroic virtues and savagery 
Of cruelty and love of art and philosophy 
Slaughtered a million people in Baghdad 
And stacked their heads in a gigantic pyramid 
for his own memorial 
Yet spared the libraries, the mosques, the hospitals 
Spared the scholars who he sent to his capital 
Tammerlaine taught that warfare is part of Nature's purpose 
That strife should be the law of our souls. 

We are all crippled warlords 
Doing our best to force the end 
We are the scourge of God, the spawn of the devil 
and the punishment to the world 
Doing our best to fit those terms 
Blood, Frog, Vermin, Infectious diseases 
Noxious beasts, Boils, Hail 
Locusts, Darkness, the Killing of the First Born 
We are all crippled warlords 
Doing our best to force the end. 

Rising out of Bohemia like a yeast ghost virus 
With the image of the chalice on his flag 
Calling for a universal dispensation 
Communion in both kinds to rich and poor; 
John Zizka, a blind general of the Hussite reformation 
A fifteenth-centure chiliast fundamentalism 
Told his followers to make every effort to see 
That anyone who could swing 
A club or hurl a stone is up in arms 
At every hour of the day 
Using mobile nomadic circles of wagons as fortresses 
He defeated warriors from all over Europe 
Sightlessly directed his armies in glorious raids 
Against all that was 
Holy, Roman, Imperial 
In certain parts of Austria even now 
Five centuries later cows are kept indoors. 
Seeking the truth unto death 
Zizka's last will and testament commanded: 
”my body be flayed, the flesh 
thrown to the birds and beasts 
And a drum made from my skin” 
And with this drum beating a sound 
His Orphans should continue the way 
Prophesying their enemies would turn 
To flight 
As soon as they heard 
the voice of his skin. 

We are all haunted warrior priests 
Following a harsh creed 
Doomed to survive a tragic hunted past 
In a fanatical drive for destruction 
Advancing on a broad front 
Through the flames of consciousness 
Braving the winter cold of being shunned 
Crossing the watery obstacles of success 
And smashing fortifications of healthy desire 
With redemption just one sin away 
The end of days 
Promised us as equally 
A judgment and a favor. 

Cutsie pie Lord Byron with a club foot 
A literalist who fought the war 
For Greek independence 
Thinking he was reviving classical ideals 
When he was really a dupe for Russian 
warm water expansionism 
Bur fortunately for everyone 
He spent most of his time limping around 
Limping around blind drunk 
Looking like 
Looking like 
An an-an-angel. 

Kaiser Wilhelm II of Germany 
Queen Victoria's favorite granson 
Had a withered arm, the left I think; 
After he sacked Bismark 
Statesmanship was conspicuously lacking 
Crisis followed crisis 
The road to war 
Depressingly smooth and well-signposted 
And the influence of the first of the world wars 
Equally cataclysmic on the victors 
and victims alike: 
Most of Europe of 1000 years was shattered 
Three empires tumbled to dust 
Wilhelm ended his days a commoner 
Chopping wood 
With his good arm 
In the center of Holland. 

We are all crippled warlords 
Doing our best to force the end 
We are always on the lookout for something 
Hostile to the order 
We are all ever on the side 
Of any wild force 
Mystical Redemption with Visible Historical Change! 
We accompany each other into deathliness 
Through only one may return to report it 
Mystical Redemption with Visible Historical Change! 
Not one, nor the other, but both 
We are all crippled warlords. 

It took an alliance of two crippled warlords 
To defeat Nazi Germany 
The first 
Joseph Stalin taught Hitler the techniques of tyranny 
Got people arguing over two lies 
Had whole nations in slave labor camps 
Introduced periodic purges of officials 
as state policy 
For the purpose of uplifting the morale of survivors 
Stalin was born with nine toes 
And went to school with Gurdjieff. 
The second 
Franklin Roosevelt was struck with polio 
It left his legs paralyzed 
But being confined to a wheelchair 
Like the Vietnam veteran of later date 
Did not prevent him from having lovers 
Wouldn't you? 
If you were married to a pious cow like Eleanor? 
Soul in the Earth 
Soul in the Blood 
My liver shall sing praises to the water and air 
And in the end the soil of Europe 
was renourished by the blood 
Of fifty-nine million people 
And the Russian and American armies 
By prior agreement 
Stood facing each other on the Elbe 
Waiting for the bell to ring 
Beginning the next round. 

We are all crippled warlords 
Trying our best to cover the sky 
Ye Ye, O lay eye 
God on high 
Man on earth 
Ye Ye, O lay eye 
God is God 
Man is man 
Everyone in his house 
Everyone for himself? 
We are all crippled warlords 
Waiting for the sun to die. 

John Kennedy, former President 
was drugged to dull the constant pain 
and shakes from Addison's disease 
Had a self-inflicted back injury 
Gotten from crashing his PT boat into a dock 
On a bet, he lost 
Demanding yet another galaxy of medication 
JFK 
Botched the Bay of Pigs invations 
Botched killing Castro 
Conspired with Cardinal Cushing of Boston and 
Cardinal Diem of Saigon 
To send Americans into Vietnam 
Satisfying Pope John XXIII's request to protect his interest 
In the heroin business 
Finally Old Joe 
His father bumped him off 
The sacrificial son had his brains 
Hamburgered in Dallas: 
As a result of what Jack Kennedy started 
but couldn't finish 
There was a Cuban army in Africa 
And 1500 Soviet “technicians” in Laos 
Controlling Golden Triangle opium production 
When the USA lost this concession 
They no longer had the gold 
To pay for oil 
Only the bad die young. 

Nothing is more powerful than a crippled warlord 
Who sees history as a series 
Of improbabilities 
Of incongruities 
Who has the angry readiness to throw 
Everything overboard 
A willingness, a longing 
To become part of dissolution 
We are all crippled warlords 
Doing our best to force the end. 

We are now all under obligation to enter the abyss 
Let us surrender ourselves 
“Happy shall he be that taketh and dasheth 
they little ones against the stones” — Psalm CXXXVII 
Let us descend together into the abyss 
before it shuts again 
Let us cram the mouth of impurity 
with the power of holiness 
until it bursts from within 
Bo-rooch at-to A-do-noy 
E-lo-hay-noo me-lech ho-o-lom, 
matt-sir is-u-rim 
Blessed art thou O Lord our God 
King of the Universe 
Who permittest the forbidden 
Who loosens all bounds 
We are all crippled warlords 
The Word 
that heals and 
The Word 
that kills 
Dwells in our mammal flesh 
and grows 
in grace. 


[Réquiem por Christian Loidl realizado por William Levy y Dichters Dansen Niet en el STERN Teatro el 16 Diciembre 2004]


IAIN EWOK ROBINSON [12.555]

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Iain Ewok Robinson  


Nació en Suráfrica en 1981. Vivió una temporada en Estados Unidos. Poeta, músico, rapero, actor, performer y artista del graffitti. Destacado exponente de la variedad performática llamada “Spoken Word”, movimiento poético de los años 90 en Estados Unidos muy influido por las tradiciones musicales y orales afroamericanas. Este movimiento, tiene el propósito de "regresar la poesía a la gente", dándola a conocer como un arte oral vivo. Hay en su trabajo expresivo poder verbal, imaginería apasionante, visión contundente, agudas ideas y voz crítica. Miembro del grupo de Hip Hop Iluminando Sombras, desde hace varios años. Respecto a la poesía el poeta nos dice: La poesía promueve la esencia de la humanidad, “Ubuntu”, “yo soy yo a través de ti y a través de otros”, “lo que es tuyo es mío”, “cada uno enseña a uno” todas estas, ideas comunes que reconocen la igualdad y el potencial simbiótico de nuestra especie y su sitio sobre el planeta. La poesía puede reconectar a la humanidad y la humanidad puede reconectarse con el planeta”.





Y ENTONCES

Y entonces
el big bang revienta, y enmarca al tiempo junto al polvo por la fuerza
         y
un hombre llamado Adán aterriza en el lomo de un Tiranosaurio y está encantado, bastante emocionado, entre sus piernas ese gran lagarto y juntos siguen a Eva por entre los primeros árboles
         porque
él le grita que le devuelva su costilla, por favor, y ella hace el primer camino entre los primeros árboles, el sendero original a la sombra de algún claro, donde se pueden ocultar de la mirada del Sol de los Dioses 
         y
mientras ella juega con las manzanas de él, conoce a la serpiente e introducen la historia en el primer error del hombre
         y
el juego al que juegan don Adán y doña Eva, es observado por los monos
por entre las ramas altas de los árboles, y rascando sus pulgas piensan: ¡por Dios, pagale pieza! 
¡por favor, parece que la primera enfermedad será venérea!, lo cual los deja intranquilos y molestos
         y entonces
esto enojó al simio, y la ira de estos monos mirones fue la que exprimió la primera fruta
         pero no había qué hacer pues
ignoraron el chorro de jugo, pues les interesaba más el incesto, y los monos tomaron del pelo al creador con uno de sus primeros deseos: “¡no dejes evolucionar a los humanos! ¡qué sigan siendo peces!”
¿ya sabes?, y entonces
La Tierra se veía grandiosa, la más radiante joya de la galaxia, pero parecía demasiado celestial, 
y los celestiales celos recurrieron a la gravedad, y los meteoros atacaron armando un alboroto, levantando polvo que apartó el sol del cielo, hasta que las más grandes bestias murieron, sangrando por todo el jardín del edén, gritando
         pero
el hombre originario no oía bien y no escuchó el mensaje que dejaban las bestias cuando
gritaban.  “¡Respeta a la Tierra como a tu madre!”, gritaba el rebaño
pero no, el hombre lo que oyó fue “A parir parentela y a correr hijuemadre!”
         y entonces
comenzaron la primera tanda que llevó a Eva a parir a Caín que resultó ser 
un incapaz, de hecho un inútil,
de hecho, tan incapaz que cedió a la presión y Adán y Eva en un acto increíble permitieron que
Abel fuera atacado y muerto por el inestable Caín
         porque
Caín podía concebir la vida sin muerte, pero Abel estaba decidido a tener carne en su 
aliento
         y
todas las bestias de afilados colmillos y garras partieron dejando al casi-hermano Caín en la cima de la cadena alimenticia, y no había nadie más por ahí, así que se tuvo que comer a su mamá lo que a la larga significa que lo que dice la Biblia es que: si todo eso es cierto, somos todos incestuosos, lo cual explicaría la falta de cerebro de Bush, que no se quemaba por mucha madera que le diéramos…
¿sabes? Y entonces
la reina de Inglaterra quiere diamantes en sus zapatos, así que en dirección a Sur África, el primer crucero de placer, y un montón de manes británicos se unen a los Boer 1 y a los Bantú, y todos eran idiotas, jugaban “el del primer moretón pierde”, hasta que encontraron más oro del que podían imaginar, lo cual significó “a la mierda los moretones”, y ya el asunto era “¿a ver quién sangra primero?”
         y
los blancos terminaron ganando la carrera porque consiguieron pistolas primero y descubrieron que las balas te perforan más rápido que una lanza, y a pesar de su valentía el hombre Negro murió, pues un cuerpo lleno de plomo necesita más que orgullo para sobrevivir
así que ahora la pelea es de blanco contra blanco, pero todos tienen “lanzas de fuego”
así que en vez de pelear con pistolas, empezaron a pelear con política
         y
ésta se convirtió en la principal arma para ganar el mundo, pero no pueden disfrutar su botín de guerra mientras no termine la guerra, y lo que tiene el arma política es que es fantástica
         pues aprietas el gatillo sólo una vez, y el resto es automático…
¿sabes? ¿y entonces?
y ENTONCES…

N. del T. La palabra bóer o boer se refiere a los integrantes del pueblo afrikáner, grupo étnico de origen germánico que se asienta fundamentalmente en los territorios de la República de Sudáfrica y de Namibia.





EL HIP HOP ES

Es soltar el beat 2 
Es el popping 3 en el cuerpo
La cabeza en movimiento
El pie que sigue el beat
El sonido de las palmas
Es el rap 4 sin calma

El bboy 5 que quiebra su cuerpo sobre un beat sincopado
El dj 6 tocando el sonido sincopado sobre el que el bboy se ha quebrado
El MC 7 revela lo que siente la multitud con su talento 
El grafitero matando muros con el aerosol
Se siente en el aire el soul 8
El soul en el viento
Las manos en el aire como si nada importara
Pistolas que disparan por la revolución 
Lenguas más mortales que las pistolas y las balas
Lenguas que proponen en la lírica la solución

Los diamantes en el olvido entierra
Sólo son rocas de un agujero en la tierra 
El Hip hop es mentes que rockean antes de morir
Olvida el bling-bling 9
Sólo ambiciona la solidez dorada 
El Hip Hop es el suelo y la semilla
El Hip Hop es la solidez del alma liberada

Es jazz
Música clásica
Es rock’n’roll
De lo que llamamos música la unificación

Es “seguimos en pie, si estamos unidos
Pero caemos, si estamos divididos”
Es estar siempre listo para resbalarse
Pues el Hip Hop habla es de levantarse

El rap es la codicia que mata la voluntad de ser libre
El Hip Hop parió el rap y será libre de matar la codicia

Es el bombo
La caja
El scratch 10
El bajo

Es fumar yerba tan sólo para ser libre
Estar dispuesto a sangrar para ser libre
Es una nueva raza nacida de vieja semilla que guía siendo alimento de corazones hambrientos que necesitan alimentarse para liberarse

El Hip Hop es Hip Hop tan sólo para ser insumiso
Yo soy Hip Hop tan sólo para ser yo mismo.


N. del T.
2. En el Hip Hop y en la música electrónica, el beat es el ritmo específico que lleva la base rítmica sobre la que se puede construir una canción. Varía de velocidad y cadencia entre base y base.
3. El popping es un estilo de baile callejero cercano al break dance surgido en la década de 1970 en el que se contraen los músculos del cuerpo creando un efecto «robótico». 
4. Forma de intervención vocal rítmica típica del Hip Hop.
5. Bboy o break-boy es el bailarín de break dance y otros estilos afines, dentro de la cultura Hip Hop.
6. El DJ es la persona que selecciona y reproduce música grabada para una audiencia, en el Hip Hop suelen utilizar varios tocadiscos, y su música suele servir de base para rapear sobre ella. Además, este tipo de DJ lleva a cabo múltiples efectos y trucos para intervenir la música y crear nuevos beats.
7. MC es el acrónimo de Mike-Controller (Controlador del micro) o de Maestro de Cermonias. En el Hip Hop es la persona responsable del rap sobre el beat que propone el dj.
8. Literalmente la palabra soul significa alma. Se refiere también a un tipo de música popularizada en Detroit, en los años 6. Sirve de base para muchos beats de Hip Hop.
9. El Bling-bling, es una moda de estética, utilizada en la cultura Hip Hop y en el reggaeton, principalmente en el estilo gangsta, en la cual se usan joyas lujosas y brillantes.
10. El Scratch es una técnica de DJ utilizada para producir sonidos característicos a través del movimiento de un disco de vinilo hacia delante y hacia detrás sobre un tocadiscos. Dentro de la cultura hip hop, es una de las medidas de la habilidad de un DJ, y existen multitud de competiciones de scratch. 






HOLLYWOOD ARDE PARTE 1

“Cuándo aprenderás / que Hollywood está ardiendo / y yo quiero hacer lo mío para alimentar el incendio/ dime cuándo verás / que la gente está creyendo / en tan sólo este sonido / que les estoy ofreciendo”

El niño ciego ha entrado al callejón dorado
despreocupado
no le importa el brillo bajo sus pasos
no ve las alas que los vendedores están negociando
¿quién está más trabado?
¿quién es el más sollado?
¿a quién le importa (sin ojos para haber mirado)?
él no quiere ser refinado
no es el bling bling la meta deseada
si hay que ver para creer, él no puede creer en nada
él sólo sabe lo que ha oído
pues escucha con ambos oídos
no puede ver el peligro, así que miedo no ha tenido 
no puede mirar atrás, así que no llora un pasado eterno
sólo canta la canción que escucha su oído interno:

“Cuándo aprenderás / que Hollywood está ardiendo / y yo quiero hacer lo mío para alimentar el incendio/ dime cuándo verás / que la gente está creyendo / en tan sólo este sonido / que les estoy ofreciendo”






LA BOMBA

Exploto
detono 
reviento
y (como todos los REALES estallidos) cuando muere el fuego
me disipo
ASÍ QUE
como una bomba por sólo un segundo soy fuerte y luego 
no soy más que una fuerza destructiva al borde de la muerte
esclavo de mi propia pérdida de forma inminente
a las duraderas estructuras que envidio llevo destrucción
sólo mientras se alzan majestuosas, del más duro hormigón, mientras que yo en un segundo me acabo, en la explosión

SOY LA BOMBA

Percibo suaves blancos que 
con rápido dolor ataco, así que sólo quedan los sobrevivientes que me tienen un odio  permanente
LA BOMBA
yo LA BOMBA
pues no es tan dilatado matar una hermosa canción que por siglos se ha cantado
fui inventado para estos momentos de apagar interruptores en “on” y “darles ahí”
en el orgullo simbólico de una raza absurda yo 
LA BOMBA fui inventado por estos monos que desde los árboles gobernarían a todos 
por encima de todos para ver caer cualquier oposición al trono

yo LA BOMBA
en mi corta vida he destruido la alegría de una larga vida
he destruido la alegría con mi odio infantil por la creación pues yo
disfruto lo fácil que es la destrucción yo
LA BOMBA: no viviré mucho tiempo y no dejaré vivo a ninguno de los que frecuento, yo
LA BOMBA
La opción dulce y expeditiva
que para detener la mierda fue parida
que fue arrojada para matar
los paisajes son gargantas y yo
su amargo manjar, yo
el bang de un globo que revienta multiplicado por los gritos de niños acallados
el bang de edificios al colapsar que se convierte en rumor de pies al trastabillar yo
LA BOMBA
que nunca tuvo su propia canción, que de un alma no cantada nació pues
fracturo mi todo en mil pequeños fragmentos y
dolorosamente penetro
furia violenta que se aquieta a medida que el polvo se asienta 
como una mancha de sangre 
he permanecido
he concluido, yo
LA BOMBA, yo
una vez más he vivido, yo
SOY LA BOMBA.






EN LA CARICIA DE UNA MADRE

(Escrito el 13 de agosto de 2009, en celebración de la obra de Elizabeth Marie Mkame, ganadora del premio anual Diakonia 2009, por su dedicación de toda una vida al activismo en la defensa de los derechos humanos.)

En la caricia de una madre
está la juventud eterna, llevando de la mano a los jóvenes para ayudarles a aferrar el futuro, apoyando a los mayores para darles la bienvenida en nuestra historia, consuelo y calma a través del caos de los retos actuales, juventud eterna tan antigua como la primera sonrisa y tan fresca como aquel último abrazo… la juventud eterna está
en la caricia de una madre.
En la caricia de una madre
está la humanidad, que ve más allá de lo visible al interior del alma, habla más allá de palabras al interior del espíritu, canta más allá de canciones al interior de las luchas sin descanso de quienes sufren, de tal manera que aún ellos puedan degustar el delicado sabor de los sueños, humanidad que enseña sobre la familia, la familia que roza a la comunidad, la comunidad que construye la sociedad, la sociedad que cruza fronteras, rompiendo las barreras fronterizas para enseñar sobre humanidad en la caricia de una madre…. la humanidad en la caricia de una madre.
En la caricia de una madre
está la fuerza, como los ladrillos que forman paredes que soportan techos, como las vigas que forman techos para balancear la fuerza de la lluvia, como los rayos que traen luz que se abre paso entre la lluvia y porta el vigor del sol para tocar la tierra, como la tierra que se asienta en la roca, la roca que no puede ser golpeada sin recordar la fuerza de una mujer, la fuerza de una madre, la fuerza en la caricia de una madre.
En la caricia de una madre
está la sinceridad, el tesoro de la honestidad, desde el sostén firme del amparo a la suave caricia de la sensibilidad, no hay un puño sin sentimientos, no hay una palma sin pasión, una madre sabe acariciar porque sabe por qué acariciamos y a quién se debe acariciar, no acaricia sin permiso, no acaricia con mala intención, no acaricia para lastimar sino para sanar, la sinceridad de lo útil en la caricia de una madre… la sinceridad en la caricia de una madre.
En la caricia de una madre
hay amor, como asilo ante el odio y la estigmatización se puede encontrar el cobijo de la caricia de una madre, del amor, como un pozo profundo de energía infinita, el amor, el recurso del amor, la caricia, la fuente del amor en la caricia de una madre…. el amor en la caricia de una madre.
En la caricia de una madre
está su pasado y mi futuro
está su visión y mi acción
está su fuerza y mi pasión
está su sabiduría y mi comprensión
su sollozo y mi lágrima, su sonrisa y mi carcajada, su mano y mi corazón 
en la caricia de una madre.






TAN SÓLO UNA IDEA

Tan sólo una idea
Tan sólo una idea

Sólo un diálogo al azar entre los químicos de mi mente
Muy poco para causar locura, insuficiente para ser cordura
Tan sólo una idea, simplemente

Más que un contrasentido PERO
         Menos que un esfuerzo mental excesivo
No es un bonito retrato PERO 
         No desentona en el marco
Tan sólo una idea
         Justo antes de la ferocidad
         Justo después de la docilidad
No muy poderosa PERO
         No tan recelosa 
Casi definitiva PERO
         Muy casual para hacerla mía
Tan sólo una idea

Como un día de cielo seco con olor a lluvia

Tan sólo una idea.






POLÍTICOS Y ESTRADOS

Necesitamos alejar a los políticos de los estrados
retirar las plataformas de los políticos, que les impiden moverse
necesitamos que se presenten como ídolos pop
para poder votar por sus palabras y ELIMINARLOS si
cantan en la nota equivocada

Deberíamos quitarles sus páginas escritas por encargo 
los discursos deberían darse sobre el escenario, bajo las luces,
para que sintieran el calor de la mirada inmutable de la multitud (ese fuego de atención fija) 
los políticos deberían sentir la tensión del artista
tal vez así se esforzarían más en complacer
en lugar del apaciguamiento simplista que pretenden 
desde la brisa de las alturas del podio 
(mirar con suficiencia a una multitud te hace SENTIR que los controlas)

Debemos retirar los estrados
llevar a los políticos al escenario y darles una razón para actuar
hacerlos trabajar para que se ganen su sueldo tras someternos a sus largos textos
trabajar para que les paguen por producir la enfermedad politicorrupta
desde los elevados soportes del podio
no deberían hablar por un micrófono a menos que lo sostuvieran ellos mismos
no deberían estar sobre una tarima salvo que la estuvieran recorriendo,
rondándola, logrando 
llegar a TODOS los que están escuchando
no deberíamos dejarlos hablar desde una misma posición:
para entender sus verdaderas intenciones, necesitamos el lenguaje corporal
muchas mentiras se ocultan tras el estrado en donde
no podemos ver los nervios, los espasmos que hacen
resaltar los errores y tergiversaciones que un desinformador transmite
cuando convierte en victoria una derrota
quitarles el tiempo que separa papel y labios

Quitémosles los estrados
que se paren
mujer y hombre y que sean
observados a nuestro nivel
desde en medio
hablando
desde en medio
hablando
mientras buscamos ángeles arriba y diablos abajo
que hablen a nuestro nivel

Retiremos a los políticos del podio.







SIN MI PROPIO HOGAR, SOY LO MÁS PESADO QUE POSEO

¿Sin mi propio hogar, soy lo más pesado que poseo?

Si tuviera un hogar, tendría una casa
una casa donde albergar todas las cosas que me pesan
podría habitar mi casa con mis cosas más pesadas
un edificio para mis fardos

Si tuviera un hogar, podría habitarlo
habitar mi hogar con el feliz sentido de
         ACÁ VENGO A CASA
         ACÁ VENGO DE REGRESO A CASA
         ACÁ VENGO DE REGRESO
         ACÁ VENGO
Acá vengo, llevando mis fardos de vuelta a casa
cargando todo lo que me pesa, hasta poder darle un hogar en mi casa
en casa no sólo yo he de cargar mis lastres 
mi hogar también los carga
mi hogar me carga a mí
yo los cargo a ellos
mi hogar les da refugio, me lo da a mí
mi hogar me carga, mientras yo cargo mis fardos

sin mi propio hogar, mis lastres me poseen a mí

sin mi propio hogar, soy lo más pesado que poseo.



Traducciones de Ricardo Gómez

PROMETEO 
Revista Latinoamericana de Poesía 
Número 88-89. Julio de 2011.





NELSON ESTUPIÑÁN BASS [12.556]

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Nelson Estupiñán Bass 

(Esmeraldas, Ecuador 1912- Estados Unidos 2002), narrador, poeta, ensayista, diplomático y periodista ecuatoriano, se caracterizó por retratar la vida de la población afroecuatoriana, que en su mayoría vive en condiciones marginales y de pobreza.

Narrador, poeta, ensayista, diplomático y periodista ecuatoriano, se caracterizó por retratar la vida de la población afroecuatoriana, que en su mayoría vive en condiciones marginales y de pobreza.

Nació en Esmeraldas el 19 de septiembre de 1912. Sus estudios primarios los realizó en su lugar natal y los secundarios en el Instituto Nacional Mejía, en donde se graduó de contador en 1932. Ejercía la docencia y desempeñaba un cargo bancario en la provincia.

Viajó a China y a la Unión Soviética. Fue presidente del Núcleo de Esmeraldas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

Nelson Estupiñán Bass ha querido insuflar de aliento y sabor plenamente vernáculos del cuerpo vital de su obra literaria. A través de ella, ya en prosa o en verso se trasunta en líneas esenciales y firmes, no sólo la realidad física y geográfica del paisaje telúrico que les sirve de fondo y sustento en su diario subsistir y acontecer. Son hombres verdaderos, de carne y hueso, sencillos y auténticos modos de vivir y desvivir los que pasan a lo largo de las obras de Nelson Estupiñán Bass. Su primera esposa era Julia Elena Ortiz. Nelson a sido un buen hombre y luchador por la libertad, la justicia y la igualdad.

Obra

Novela

Cuando los guayacanes florecían (Quito, 1954)
El paraíso (Quito, 1958)
El último río (Quito, 1966)
Senderos brillantes (Quito, 1974)
Las puertas del verano (Quito, 1978)
Toque de queda (Guayaquil, 1978)
Bajo el cielo nublado (Quito, 1981)
Al norte de Dios (Quito, 1994).

Poesía

Canto negro por la luz (Quito, 1956)
Timarán y cuabú (Quito, 1956)
Las huellas digitales (Quito, 1971)
Las tres carabelas (Portoviejo, 1973)
negra bullanguera (1980).

Ensayo y crónica

Luces que titilan: guía de la vieja Esmeraldas (Esmeraldas, 1977)
Viaje alrededor de la poesía negra (Quito, 1982)
Desde un balcón volado (Quito, 1992)
El Crepúsculo (1983)
1993 Los canarios pintaron el aire amarillo (novela).






Oh! ¿Dónde está ese mundo que soñé
allá en los años de mi edad primera?
¿Dónde ese mundo que en mi mente orlé
de blancas flores? 

Todo fue quimera! 
Hoy de mí misma nada me ha quedado,
pasaron ya mis horas de ventura,
y sólo tengo un corazón llagado
y un alma ahogada en llanto y amargura.

¿Por qué tan pronto la ilusión pasé?
¿Por qué en quebranto se trocó mi risa
y mi sueño fugaz se disipó
cual leve nube al soplo de la brisa?

Vuelve a mis ojos óptica ilusión,
vuelve, esperanza, a amenizar mi vida,
vuelve, amistad, sublime inspiración,
yo quiero dicha aun cuando sea mentida.





LA NOCHE Y MI DOLOR

El negro manto que la noche umbría
tiende en el mundo, a descansar convida.
Su cuerpo extiende ya en la tierra fría
cansado el pobre y su dolor olvida. 

También el rico en su mullida cama
duerme soñando avaro en sus riquezas;
duerme el guerrero y en su ensueño exclama:
soy invencible y grandes mis proezas.

Duerme el pastor feliz en su cabaña
y el marino tranquilo en su bajel;
a éste no altera la ambición ni saña;
el mar no inquieta el reposar de aquel.

Duerme la fiera en lóbrega espesura,
duerme el ave en las ramas guarecida,
duerme el reptil en su morada impura
,como el insecto en su mansión florida.

Duerme el viento, la brisa silenciosa
gime apenas las flores acariciando;
todo entre sombras a la par reposa,
aquí durmiendo, más allá soñando.

Tú, dulce amiga, que tal vez un día
al contemplar la luna misteriosa,
exaltabas tu ardiente fantasía,
derramando una lágrima amorosa,
duermes también tranquila y descansada
cual marino calmada la tormenta,
así olvidando la inquietud pasada
mientras tu amiga su dolor lamenta.

Déjame que hoy en soledad contemple
de mi vida las flores deshojadas;
hoy no hay mentira que mi dolor temple,
murieron ya mis fábulas soñadas.





Canción del niño negro y del incendio 

Negro, negro, renegrido,
Negro hermano del carbón,
Negro de negros nacido,
Negro ayer, mañana y hoy.
Algunos creen insultarme
Gritándome mi color,
Más yo mismo lo pregono
Con orgullo frente al sol:
Negro he sido, negro soy,
Negro vengo, negro voy,
Negro bien negro nací,
Negro, negro he de vivir
Y como negro morir.

Ayer estaba jugando
En el portal de una casa
Con Pepe, que es más pequeño
Y que es hijo de dos blancos.
Pepe, como buen amigo,
Su tambor había traído.
Cuando su madre nos vio
Vino veloz a la carrera
Y del brazo lo llevó.
-No debes jugar con negros,-
Le dijo, y limpió el tambor
Y la cara de mi amigo.

Juro que si algún pedazo
De mi color en la cara
De Pepe hubiera quedado,
Con la mano se lo arranco,
Porque mi color lo quiero
Y lo quiero para mí.

¡Barrio Caliente está en llamas!
¡Se quema Barrio Caliente!
El barrio negro se quema
Con un trozo de algodón

Los bomberos ya se acercan,
¡Pero el barrio está sin agua!
Barrio Caliente es hoguera
Y el fuego es una pantera
Que nos está persiguiendo
En una selva de llamas.
Crepitan guadua y pambil,
Cade, piquigua y rampita.
¡Ay, mi rancho que se quema
Y mi madre que naufraga
En marejadas de llamas!

¡Ay, mi hermanita, mi hermana,
Que nos llama, que nos llama,
Con una voz que se apaga
Por la escalera encendida
Que cayó sobre el cuerpo,
Que la tiene aprisionada
Y no la deja salir!
¡Que la salven a mi hermana,
Que yo pago lo que pidan,
Que si no tengo dinero
Puedo pagar con mi vida!

Mi madre tiene las ropas
Todas, todas, encendidas.
¡Mi madre que ya se quemó!
Más por el bosque de llamas
Como un fantasma abre campo.
¡Que una madre, por sus hijos,
Hasta el fuego lo domina!
Ya la rescató a mi hermana
Del infierno del incendio.
Yo recuperé mi voz,
¡Más que me llenan los ojos
De lágrimas de contento!
-¡Mama –digo, y somos tres
Que rodamos por la calle.

Ahora las llaman saltan
Del trampolín de mi rancho
A la casa del vecino.

Cuando la madre de Pepe
Ve que llevan por la calle
A mi madre y a mi hermana
En camillas militares,
Dice en tono suplicante
Alzando al cielo los brazos:
-¿Por qué se nos quemó, dios mío,
Todo ese Barrio caliente?

En los tiempos que vendrán,
Cuando caigan las barreras
Del odio de los adultos,
Las barreras de colores
De los niños que hundirán
Será cuando sea hombre,
Será cuando tenga hijos,
Será cuando el mundo nuevo
Nazca de todos los puños.
Niños blancos, niños negros,
Niños negros, niños blancos
Mano a mano se unirán,
Corazón con corazón,
Unirán casa con casa
Para la unión de la raza.
Otros serán ya los niños
¡Pero yo estaré presente!

Seré espiga de maizales,
O gota de agua cayendo
En las pupilas humildes
De marinos y soldados,
Machete de macheteros,
Rayo de sol en los juegos
De los niños del suburbio,
O quizás modesto abono
De la tierra repartida,
¡Pero yo estaré presente!

Negro, negro, renegrido,
Negro hermano del carbón,
Negro de negros nacido,
Negro ayer, mañana y hoy.
Algunos creen insultarme
Gritándome mi color,
Más yo mismo lo pregono
Con orgullo frente al sol:
Negro he sido, negro soy,
Negro vengo, negro voy,
Negro bien negro nací,
Negro, negro he de vivir
Y como negro morir.

EFRAÍN ALTAMIRANO CÁCERES [12.590]

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Efraín Altamirano Cáceres 

(1985, Cusco,Perú)
Poeta, músico, performer, Dealer de Poesía e Ingeniero Civil. Estudió en el Conservatorio Nacional de Música (Lima). Su Poesía ha sido traducida al italiano e inglés, textos figuran en websites de Chile, Italia y Perú. Integrante de la muestra de Poesía de la Fundación Yacana (2007) también en el libro ¨Al otro lado del Verso¨ (Elefante Blanco Editores – 2012) y en la Muestra Mexicana de Poesía Última Peruana ¨Vox Horrisona¨. Codirige el Grupo Parasomnia. Orientador Musical. Colecciona abrazos.



CIGOTO

Está aquí esperando en la puerta
tu poesía oxidada  olor a vinagre
    nadie le enseñó a saludar mucho menos pedir permiso 
       aglutinante entre tanta multitud
        puede ser que a pesar de todo siga siendo solo tu poesía
        a nadie le interesa cómo haces para no resbalarte 
        cuando aclarabas su espalda
      o esa vez que te mandó a la mierda 
    si piensas abrir ten en cuenta 
   no será lo mismo
    cada línea se quedó inmóvil hasta que volviste a escribir
entendiste por qué el poeta puede ser un sicario o un santo
  la diferencia entre el santo y el poeta el asesino y el poeta 
    el barrabás y el poeta el verdulero y el poeta el poeta y el poeta y tú
        aun así sacar cada palabra
          obligar a cargar con todo 
           sujetar con gran fuerza sus manos 
             entrar en su cuerpo mordisqueando el punto del primer verso

                Esta es la tercera vez que toca y nada sucede
                 no se ha preparado nada para el almuerzo 
                 ni siquiera un poco de buenas tardes
                puedo notar en tus pupilas la decadencia y el terror de no saber qué hacer
              la falta de ánimo la vena palpitando dejando ceniza
            el golpe a la puerta es aún mayor 
           se tiñe tus manos del cordón umbilical     - lo lleva puesto-
               estás y no estás te levantas caminas muerdes el labio inferior
                  tratas de no estar de colgarte 
                pendejo de saltar por la ventana 
             pero sí estás y se hincha la mirada - sigo escribiendo- 
         tú no eres  lo que aún trato de entender
    la manera que rascas tu Jean no resolverá 
   volverás a nacer
   no quiero entender tampoco humear en estas líneas
       sabes bien que pienso sangrar contigo
       pero tú estás y tal vez no estás 
       seguiré escribiendo hasta que abras

       Esa es una fuerte patada en la puerta
          siento tantas ganas de esconderte donde acostumbraba fumar alegría
             quizá ya se enteraron los vecinos 
                (empezará el murmullo de versos cercanos)

                 El dedo pulgar  -gritas 
                    el dedo índice alcahuetea 
                     lloras como perra en celo 
                         el medio siempre fue medio 
                      no me interesa que siga apuntando el  papel desapareces
                 y no asimilo por qué escribo pisoteando
            rascándome la cicatriz que deja tu huella
       sumergiéndome en gotas de saliva  gotas de aire gotas de ceniza pura 
    y no pasa nada no sucede nada
         Sigo escribiendo
  a pesar de tu herida y tu poesía y la puerta 
pero sabe que existe apetito para tanto aullido y aventadas de madre 
   así es aventada de madre es tu apellido que me embriaga
     detrás de la puerta el mundo vuelve a reclamarte
       detrás de tu espalda esta mi pecho arañado   /  fijo a la deriva
          está el aliento el deseo de no tocarte más
            de no tatuarte o tajarte el cuello 
               y nada sucede no existe motivo para seguir esperando 
                  y nada sucede no existe motivo para seguir esperando 
                    y nada sucede no existe motivo para seguir esperando 
                      mientras sigue la puerta sin culpa alguna
            el chillido de su manija 
es violentado como un gran pene              
atropellando algo una y otra vez  una y otra vez  una y otra vez
       te sientas  rascas tu Jean pero sabes que no es así

       sigo escribiendo para bendecir tu encuentro
me doy cuenta que falta poco para que acabe todo para abortar o inseminar
se acerca el último chillido el más agudo como una abeja gigante y empachada
el gran pene sepultó y atravesó todo
 aunque el mundo sabe de puerta

      no existe la puerta / no existo pero tú estás y no estás
      entiendes te acercas con olor a vinagre 
                                                                      y el puñal de su mirada 
     es goma de mascar 
     rascas mi espalda
      esa eres tú ya no me volverá a encontrar
   sigo escribiendo
no la última palabra que se aproxima
siento el latido de sus pasos acortando tu mundo 
levantas la mirada sonríes tragas silencio respiras mueres muero
                      no es olor a vinagre 
                                                 es olor a poesía



POETOLOGÍA

Hay poetas que saben lo que escriben
poetas que viven lo que escriben
o mueren y escriben
poetas que solo existen cuando escriben
poetas que mandan al carajo no poder evitar escribir
después de todo es el poema esa herida blanda y expuesta 
muda aunque suficiente para enfrentarse
causa / efecto
el desorden y el orden el lápiz el dedo el teclado
la migaja que dios no evita compartir el anzuelo de una furtiva bohemia
y pisadas grandes 
si trato de dar más detalles terminaré consumiéndome en el absurdo 
delicioso mechón que se arranca el poema después de lamer otra vez la llaga
alergia verdadera 
filtros indigestión gota anémica lágrima tasa vacía con la cucharita de siempre
resuelve tu entorno y regresa a ser el estigma ya no sigas 
el parto fue sin cesárea sin dilatación y pequeñas contracciones en algún bar
al introducir un pero observo temor de que no encaje 
porque sigue el parto a toda marcha 
son huellas de un pie plano y geométrico
pero si digo entonces
hay poetas para cada locura 
poetas tan inútiles como yo
debe ser el mejor pretexto para seguir existiendo alejado de almohadas 
de cicatrices frías sin sabor
de uñeros colgando en las paredes ridiculizando el mayor anhelo 
entonces si digo pero
cada vez que escribe ocurre 
me da gangrena 
si esta expresión fuera un pedacito de verdad
como un aburrido porno donde el argumento ya no es esencia de carne
un pedacito nomás de verdad
todavía esperamos 

vendrá al tercer día





GÉNESIS

CAIN
Todos quieren ser como tú 
verdad se convierte en hincones quietos eternos
tengo suficiente para caminar siempre mirando al vacío
los brazos crecen hablan se mueven y empiezan

ABEL
Lo que se desea puede morder despacio al principio
hay algo que no se ha escrito 
manos viajan lentas para encontrarse para elevarse
nadie notará la historia despierta

CAIN
Quién es mi madre quién es la culpa
de dónde viene el azar para nunca preguntarme
nadie cerca los pasos que invento

ABEL
La verdad tiene altos escalones
prefiero  andar tranquilo 
voluntad es un permiso absoluto que no dudé dártelo
al escribir estas líneas empiezo a mirar hacia arriba

ABEL
Los pies son testigos fieles culpables 
nunca pensaron ir más allá 
el corazón se preocupa bastante cuando los talones duelen
entonces quién debe explicar 
desde cuándo arde el silencio


ABEL
Quién es mi madre para enseñarle mi culpa

CAIN CAIN CAIN
Huellas me persiguen gritos llevan el nombre - nadie olvida – 
rencor insípido ligero como un pañuelo 
acostumbrado a no entender letras 
es inútil buscar nuevas palabras suceden  
no se cansan de señalarme

CAIN
No tengo permiso para salir temprano
No tengo permiso para salir tarde
No                       para morir / ciego /  recuerdo
                                                                                       para escribir esto

CAIN / ABEL
Lo que hago es un absurdo / estaba escrito 
existen ataduras desde el mismo    ADN                  (Antes De Nosotros)
despiertan ahora obligan para consumirse en historias 
donde sigo siendo una sombra
si alguien pregunta sobre culpables
                esperaré
de otra parte vengo aquí                                                                                                             
        resignado 
este lado no es sombra y no intenta ser luz
este lado tiene el cordón atado a la muerte
                entiendo 
entiendo                                      ese era mi turno                                                     
                             frío


ABEL / CAIN
 Alejado de los pies abriendo nuevas puertas (si es que así se llaman)
                                         Frío y algo rojo
debo cerrar los parpados  
aún queda algo que no se ha escrito
letras pierden  aliento 
                                         frío abraza  eso rojo se aleja y aleja y aleja
por un momento tuve ganas de defenderme (fue uno muy breve)
pero eso no era para mí
                                         frío agradable mirada tranquila

Soy el único testigo soy la causa 
no tenía otro nombre para agregar 
lo escrito sea parte del pasado 
nunca conoceré mi recompensa
esta parte donde soy la sombra fue la única 
para entregarlo a la muerte tal cual es                así debió ser
  
no soy su hermano 
                                             o su sangre

CAIN CAIN CAIN / ABEL
El frío conoce todo lo que sucede        pronto pasará
pronto pasará
                                                                                                 pronto 
                             terminó                                                                   me refiero a mí



No soy su hermano           O su sangre

CAIN
No soy su hermano ahora miro arriba espero se acuerde 
cuando era su hermano trataba de amarlo 
empecé a renegar de mi sangre                                       me di cuenta de lo escrito
                                    la huella en la frente 
                          Mi huella eterna es como su sombra 
no soy su hermano              

nadie pregunta los pasos que invento



CAIN
Tú que me hablas de todas partes                            debes amarme
porque el perdón se fue en ese rojo color 
el camino que ahora tiene                            ese camino



          Jamás podré tomarlo



 CAIN

CAIN

CAIN







CAUSAEFECTO – DESGASTE 

  Yo no escribo porque me da la gana
     escribo para cumplir un castigo para cumplir el indulto
         llenarme de caries la ausencia
            pensar y estrellarme 
                  para alunar en un viejo castillo sea en abril que regrese
                     y escribo porque la ceniza de ellos todavía refleja mi nombre 
                       porque mi cuerpo amarra sarna 
                  porque ya no tengo ojos ni manos en la espalda
             la mugre sigue tan fresca  llena 
                      ahora entiendo que  la carne no es lo único que se pudre
                       la intención de escribir puede ser parte del desayuno
                         de una olla común de una pollada Pro fondos  
                               jalada de pelos /  moquillo impregnado en el hueso
                               el planeta tiene fiebre  
                                   sus pies callosos necesitan ojotas 
                                      la barba se le está cayendo 
                                         sus canas ya no son verdes
                                           no son marrones ni azules 
                  sus canas son residuos de aquel pensamiento calambre en el corazón
                                 de un infarto en el apellido gemido de viejas historias
                              vuelven a desnudarse y enseñar aquello que sucede
              la gorda azul se le está apolillando el sacón largo y curioso
         se come las uñas  las escupe en los pies parar atenuar el frío
     traga saliva piojos todo el cuerpo
        se rasca la nariz y respira menos que antes cuando yo nacía
   cuando yo nacía miraba el techo y no terminé de anotar algún encargo de Dios
                                         de repente por eso sigo escribiendo 
el gran corral está oxidado  lleno de mierda industrial
   lleno de flojera de exportación con tal certeza 
     una vez mientras contemplaba a una cucaracha analizándome desde el baño
        comprendí muchas cosas y decidí no matarla
          pero eso nadie lo sabe 
              más que indiferencia tengo envidia
    sabes perfectamente la culpa cuando la gorda azul se rebele
                cuando por esa última rebelión 
            tenga que también desaparecer 
                la envidia se vuelve una lástima
                soy nada más simple humano
               en cambio ella es una cucaracha
                soy nada más aire usado
                ella es muchas patitas y antenas nerviosas
                    pero eso nadie lo sabe
                       mirarla tan fijamente y maldecir todo 
                          amar odiar joder penetrar morder perdonar sollozar matar 
                      infinita arderá segura 
                          porque al final alguien la aplastará 
                       da lástima 
sigo siendo solo un ser humano
   nunca enterarse de lo sincero que debe ser todas esas patitas
       aquellas antenas  - siguen analizándome -
            esa manera nerviosa de ocultarse / nunca entender lo que es la muerte 
                  quizá percibe mejor cómo la nodriza azul está sangrando
                      está abortando lo poco que queda de sus duros senos
                         tratando de esconderse
                            buscando alguna sombra para no seguir llenándose de ampollas
                               colores y marcas
                                       en lo más profundo del vientre 
y matar todo joder todo
anular / borrar / liquidar / cercenar / putrefacción tierna
 Depravación extensa y despechada / glúteo opaco y sueño eterno

                     ¿alguien puede decir que soñó una historia completa?






FRAGMENTOS 

(I-II-III-IV*-V o *-*-*-IV*-* o I-*-II-*-III-*-IV*-*-V) 



Ella no entiende mucho eso de vivir 
el reloj viaja sin hacer escalas (incluso cuando es necesario) 
la vida ha empezado a usar falditas bien cortas 
ella que no es la vida entiende y depende 




Amor son letras no importa significado (((((igual descansa en sexo))))) 
pañuelo que está percudido 
anzuelo perfecto es el mensaje a distancia 
imaginar un matrimonio entre hormigas 
mosquito con hormiga / zancudo y araña 
mariposa con abeja… y así deliberadamente 
donde queda el hecho de que sea posible 


II 

Ella parece no ha nacido 
el reloj marca hora en punto y sigue 
manecilla adormecida con miedo en las puntas 
vida está pensando seriamente cambiar peinado 
la película romántica ((((((en realidad no es))))))) 
la telenovela son simples clonaciones 
el día que exista algo distinto 
probable no suceda 
amor letra con levadura de coito aderezo por gusto 


III 

Él es el que es / el que ha de venir ((((((((teoría))))))))) 
no tiene marcas en la muñeca o antebrazo 
observa no tiene reloj ni siquiera en el celular 
y para vida (sabía pedirle permiso hasta para ir al baño)… 




ropa interior es un testigo de que lo escrito sabe algo 
varios testigos tienen miedo a represalias 
amor sabe bien que sexo puede chantajear – suele hacerlo – 


IV* 

ellos ellas ustedes nosotros aquellas 
un caos alérgico manipulado lleva la mancha en amor 
vida no desea llenarse de nombres ((((((está a dieta)))))))) 
caricia tiene motivos para dejarse convertir en acto 
aunque amor no se decide sobre lavarse las manos





TERCERA DIMENSIÓN 

(I-II-III-IV-V-VIF- VIIG o A-B-C-D-E-VIF-VIIG 
o I-A-II-B-III-C-IV-D-V-E-VIF-VIIG) 




tu preguntas 
y no te escucho 
porque estoy escondido 




Ayer nadie vino a tomar desayuno 
por eso le perdí el sentido a levantarme temprano 


II 

no me ves y tus preguntas me buscan tratan de manchar las paredes 
cómo decirte que nada más importante es encontrarte en cada palabra 
o dentro de ellas 
y no tengo idea por qué sigo escondido - te puedo ver - 




hoy temprano se alargó el silencio y desperté 
la mesa estaba servida / había un solo pan 
no sé si era suficiente 
lo real no existe si no entiendes… 
lo real parece no está 
me aproximo silabeando cada letra que ahora entiendo 




III 

no te veo porque no quiero y te veo porque aún te encuentro 
preguntas - como quien pierde la cordura - 
preguntas - aplastándote entre palabras- 
preguntas - nada queda- 




la distancia es un amuleto 
que recién estoy aprendiendo a descifrar voltear y no quebrarme 
todo es ahí… TODO… 
todo es eso… pedacito de pan y mantequilla 
humo absurdo languidece el vidrio insípido nada transparente 
hollín que ya no está así como tu nombre 
tal vez es hora de empezar a desayunar 


IV 

entonces me rebelo a todo lo escrito 
para que jamás se diga - se murmure – 
que todavía tratas de aparecerte como un fantasma 
si en este verso eh logrado derrotarme 
como el amuleto que te llevaste para encontrarme siempre


IV 

entonces me rebelo a todo lo escrito 
para que jamás se diga - se murmure – 
que todavía tratas de aparecerte como un fantasma 
si en este verso eh logrado derrotarme 
como el amuleto que te llevaste para encontrarme siempre 




mañana… qué puedo asimilar 
para mañana ya no serán tus manos las que delaten este desayuno 
pero en caso que lo sea 
en caso que lo sea - repito - se volverán atar nudos 
entonces necesitaré un abrazo 
de repente lo mejor es dejar la tasa a la mitad 
masticar unos pedazos de pan 
guardar las migajas por si aún siento miedo 
en verdad siento miedo 




derrotas - letras tímidas que al unirse notaron que estoy cerca – 
para conseguir guardar letras manejar su agenda 
desempolvar y apretarlas fuertes contra la hoja 
amarrarle las extremidades incluso a cualquier tilde que se cruce 
pero si son lisuras 
si son lisuras - repito - 
dejarlas tranquilas… saben lo que hacen verdad? 
entonces el fantasma de usted me dará paz 




un abrazo tartamudo inofensivo 
madrugadas ciegas a un pedazo de silencio 
silencio verdad silencio gemido silencio finado 
nudo pequeñito pero tan curioso que se puede llorar 
llanto verdadero como pensar en mañana 
donde encuentre dos panes dos sillas dos cucharitas 
para seguir escribiendo… 
Para seguir escribiendo 
creo se necesita nacer dando la espalda 


VI - F 

luego de circular 
sacudir el emblema con el zapatito pasador nada lustrado 
amuleto embarrado de paz 
aquí fusión ebullición salpicado de verso 
y lágrima minuciosa al abrazo – sigo esperando – 
aquí mismo el fantasma se adueña de palabras 
porque le da la gana dice… porque le da la gana 


VII – G
aquí ya no 
letras no pesan igual ni desayunan a la misma hora 
lo digo porque sigo pálido 
el miedo que guardo en los bolsillos 
levantarme otra vez temprano para silabear 
entonces el final de amontonar palabras 
colores / sentidos / emociones / instintos 
la última pregunta donde entra todo 

TODO 

es -quizá- aquella que siempre estuvo dando vueltas 
apuntando el reloj echando azúcar - tres cucharitas - 
porque cuando me despierte mañana 
porque cuando despierte mañana 
… no lo sé






Otoño 

Neblina de la mujer que es un anónimo 
no pensé tuviera que escribir ahora esto 
tantas veces anhelo regresar al génesis 
porque debo encontrar sentido 
neblina 
unir fragmentos de historias incompletas 
hojas no se arrugan 
arden poco a poco y la mujer de estas líneas 
se arrastra 
intenta formar una palabra 
ella es el otoño se sostiene de una letra 
fragmentos 
sabes una cosa 
frío





NELSON TRABA [12.591]

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NELSON TRABA

 (Campodónico, Uruguay, 1967)
Su libro Los Elogios, obtuvo el Primer Premio de Poesía inédita en los Premios Nacionales de Literatura, MEC, 1989, aunque permanece inédito.
En 2007 publicó Agua Antigua (Ed. Voces) y posteriormente participó en las ediciones colectivas Seis de Copas (Ed. Voces, 2008) e Invasión (Ed. Voces, 2010).
En 2012 publicó Agua de los Ahogados (Estuario Editora)





XIV DE UNO

Déjame entonces reír una risa de hierbas
Que me quite el cansancio
El sueño atrasado, el sueño atrasado.
El sueño atrasado.
El sueño.







XII DE UNO

Quien no escucha, ¿tampoco ve?
Tan poco, y nuestras vidas son los ríos
Y los azules también son azules,
aquí y ahora, y en la necrópolis.
Los que no llegaron.
Los que saltaron al vacío.
Cuando la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.

Déjame olvidar, entonces.
Déjame soñar un sueño de agua,
Un azul reflejado en el agua que cura el hormigón para que resista.

Para evitar la deshidratación repentina.
Y las pieles también se deshidratan,
en esta cotidianidad sin sorpresas.






I DE TRES

En verano
devolvimos los pasos
pedidos a la primavera.
Fuimos a lo desconocido
Como el ave nocturna
a cualquier ventana, 
y los barcos trajeron legiones
y se perdió el arcoíris
y una nube como sagrada
nos persiguió por la playa.
Para no suplicar destinos,
Más que el destino del agua,
nos abrazamos a la hierba
como un herido

descansando de la batalla.





Estos textos pertenecen al libro Agua de los Ahogados, Estuario Editora, Uruguay, 2012

Azora trigésima primera

Hoy la luz llega vertical a la palma de mi mano como una lluvia que nunca termina de suceder    1. 
Viajé a los infiernos y estuve en el cielo, y escuché por primera vez el masculino sonido del océano Pacífico, fumé marihuana en un templo inca y me contuve para no besar los fémures ordenados en las catapultas del Convento San Francisco. Yo fui fornicado entre los escalones de una escalera en Miraflores. La pólvora en la cabeza de un fósforo, la pólvora en la hoja de los cigarros, fuimos varones hermanándonos y comulgamos como hermanos del agua.

-------------------
1 Enrique Solinas: «Rutina». Los poetas interiores. Buenos Aires, Editorial Amargord, 2006.






Azora vigésima novena

Querido René, hay una luz vertical que ingresa por mi ventana, y yo no soy ella, tampoco soy el renacuajo que te presentaron en Lima. Tengo un conocido que cayó de la higuera cuando el pánico terminó en la lengua del sereno en un vitral contiguo.     2
Tengo tanto para hacer y deshacer que me hice extraer los dientes y los molares para evitar futuras mordeduras. Como un lactante consagraré mi boca a la succión ya que la gramática es un lamento (entre paréntesis).   3


_______________
2  René Silva Catalán: «Matutina». Anatemas. Bolivia, Editorial LIBROS DEL TATA SANTIAGO, 2012.

3Loc. cit.










FELIPE RUIZ [12.592]

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Felipe Ruiz Valencia

(Coronel, CHILE    1979). Ha participado en diversos talleres literarios de Balmaceda 1215, en el taller de José Ángel Cuevas durante el año 2000 y Lila Calderón en el mismo año. Organizador del Primer Encuentro de Jóvenes Poetas, Poquita Fe. Participante del Foro de Escritores. Ha sido invitado a eventos literarios en Chile y el extranjero.  Poemas suyos han aparecido en revistas de Guatemala, México, Perú. Ha recibido el Premio Armando Rubio Chile Poesía por su obra, además de la mención honrosa del concurso de poesía de la Feria Internacional del Libro de Santiago.

Ha publicado los libros: 

Cobijo (LOM Ediciones 2005) 
Arquero (Editorial Fuga 2008)
Fosa Común (Editorial Fuga 2009)  
Trenes (2010). 
Magnolia (Ajiaco Ediciones, 2012)



ARQUERO 
Editorial Fuga Valparaíso 2008 


 TIRANTES EN LA NOCHE 

 Y tirando con su norte en la cola se puso todo de comisión el cielo 
 y vistos así parecían estrellas azules en el Olimpo 

 Pero era el cielo de Valparaíso el que los recibía 

 Y con todos sus mundos de celofán se hicieron oír los estruendosos 
 vientos en su hondear y eran banderas las que ninguneaban las 
 atadas muertes de los perros que ladrando se perdían 

 Porque si eran esos los bastidores que miró en su vuelo cuando el 
 azul se hunde en las olas y queda sumergido la comisión demencial 
 de estas ñeclas





LA MALA SED 

 Como si supiese qué rival le tienen en su mirada la noche se hizo 
 lunar y el sol dibujo en esa estela un brío magnánimo 

 En los torrentes de Valparaíso se escuchó venir el porvenir en el 
 megáfono de un payaso pero no quedó tiempo antes de volver a 
 mirar el rostro petrificado de la luna 

 Si yo pudiese ir sería elegante pero no hay por qué 





LUDO 

 Un paisaje irreconocible cruzaba su mirada como si sus papeles 
 llenos de antecedentes arrojados al mar le dijesen que los bancos no 
 lo esperan 

 Y en ese baile le dijeran que los mimos disfrazados de historietas le 
 reciben el desocupado esplendor de Casa Blanca como una latitud 
 horizontal del paraíso de Chile 





PAVA 

 Porque lo vieron escucharse esas matrices del mar mostraron sus 
 paños al aire girando sobre el estancado puerto 

 Y si lo vieron muerto al razante mariposa quién lo haría ver esas 
 guirnaldas alzadas en lo alto como pavas sin cola en el día de la 
 Patria 

 Y si lo vieran alzado raspando se iría con ellos 

 Pero sólo un bello instante antes de la pura muerte que los viene a 
 levantar de su mal rato 



PENAL (Ediciones Tienda Vendas, Santiago 2011)
Por Felipe Ruiz


Penal

Suena el silbato y todos salen
Al patio


Comodín

Escoba



Talcahuano

Después de una guerra
La paz si puerto, sin rumbo
Después de una guerra
Un trofeo de puerto
El guano de Talca

Morros y morrales



Poema de Amor a Japón

Sepultadas bajo toneladas de arena/ 
                                              las plantas



Roma es amor

Amor es Roma
Roma es Amor

Amor, Roma
Como el llanto de Remo
Como el canto deja que decante el poema
Como el verso al revés

La leche

Canta el amor
Canta Honesto
Como Justo, el Justo

Sabia plena
En los monumentos de la gracia

la belleza de las estatuas
En las gestas de esos héroes
monumentales 
sin brazos ni cabeza

Cuando suena el son
Y Roma Canta
Y el Amor Canta

Cuna del Canto



Papa

Purita Nido
Nido de purita
Leche que te doy en brazos

Nido de ramas

Niña purita, dice
Cuando sostiene él la niña en brazos
Dice agú, dice guagua, dice agua

Dice:
                        Papá



Mundo extraño

Las porristas son porras



La cartera del trabajo

Prudentes son los carteristas
Pocos dados a los juegos de azar



Colores sustantivos

Lila, Violeta, Rosa, son colores sustantivos
Como la pintura Cereza

Tu tono



Olivia

Olivia, 
tu llanto lo guardan 
en una cantimplora en los frentes, 
y canta, implora, 
por un refugio donde esconderte. 
Es como si tus mantas 
fueran gasas 
y vendas que cubren 
las heridas de tus hijos, 
Oh Libia 
Bolivia
Olivia.



Pecho

Mi corazón
Su pecho
La leche



A los jóvenes de Chile

Me quiebro la cabeza pensando
Y me quiebro



Puerto varas

Nunca vares en ese puerto



Mi amor

En una pensión
Nació mi hijo
Ahora
Mi deber
Es darle mes a mes
Una pensión


La de lengua suelta

Suéltala



Los clavados

Primer remate
Segundo remate
Tercer remate
Y muere



Recolector
                        A Aedo

Recolector de pinceles



Servicios

En la mesa los servicios
Están 
Como los servicios
Que uno presta a la vida
Un tenedor y una cuchara
Bajo una servilleta
Sírvase
Tenga la bondad
De prestar a la vida un servicio
Como prestado es el servicio
Que a Ud. ofrecieron



Mundo mágico

Un pequeño
País
Destruido
En las puertas
De  la batalla de Maipú
Un pequeño país
Destruido
como después
De un golpe



Mi dolor es real

No aparece en las correcciones de la Rae
La falla
En el nombre de los países muertos
Los que emergen de la guerra
Guerra tras guerra
Nueva Guineas
Nuevos países
Nuevas colonias
Pero la misma muerte


Sorpresa

Hay niños
Cuyos
Únicos
Juguetes
Son 
Los que vienen
En las sorpresas
De los cumpleaños
Donde los invitan
A ver al cumpleañero
Abriendo
Sus regalos
De todas formas
De felicidad
Deben ser los más sorprendidos


Hilar

Hilar sin pausas
Hilar es hilar
Dar una vuelta sobre lo mismo

Hilar sin pausas y abordar el poema



Bombón

- uno dulce

- uno dulce como un bombón

- un poema que hable de cosas dulces, cosita.


Corrector

Corregido con Liquid Paper



Líder

Presto
Préstamos
Presta plata
Rápido
Como si fuese fácil
Pagar después
Cuando ya no tienen apuro
En que recorras
El supermercado


Monos 

Todos los monos
Son animados
Y se animan
Con los que tampoco
Saben leer ni escribir




Centella

Yo creí dejar Coronel para siempre
Porque aquí me prometieron pepas de oro
En vez de carbón y pescado

Pero tú siempre fuiste más rápido que los trenes
Centella
Amigo mío
Y volabas como el viento dispuesto a todo

Te perdí la pista de recortar hace más de veinte años
Pero guardo de ti la memoria incauta
De mi cada vez mayor deseo de volver
Porque los años en que posé mi vista sobre las “custiones”
Del mundo parecen no tener fin

Centella mío aún caminas por el patio de mi casa
Sobre el barro de las lluvias
Y un charco en el fondo me estremece
Al verte reflejado
Siempre fuiste más veloz que el resto 
Y te encantaba correr descalzo
He llegado a preguntarme por tu suerte
Tierno centella
Si fuiste campeón de alguna Olimpiada
O si te hiciste uno más de las estadísticas
De desempleo en la región
Sea como sea un paso de esta historia
Ha sido dada por ti amigo y no somos los que nacemos unidos
En el látigo quienes debemos padecer el sufrimiento encarnizado
No
Que se liberen tus pies y sigas corriendo 
Por las calles de Coronel y que libertas las arenas te saluden el trote
Que en sus marcas las olas corras a la orilla para rozar tus pies de carbón
Centellante y negro







Dedicado a mi Hijo. 
Y a todos sus hermanos.



I

ELLA LO AMA PERO NO ESTÁ ENAMORADA
ÉL OMITE ESO DE SER MEJOR AMIGO Y CONFIDENTE
OMITE ESO DE QUE LOS PADRES NO PREÑAN A SUS HIJAS

porque hay un tabú de amor
en todos los contratos proscritos en la ceniza
una ley en la primera piedra
la rosa nupcial abrió su botón,
y de allí brotaron las novias de América
los niños colitas de cerdo
en el sur de sures cobijé el espíritu de los sin patria

la madre abuela
el padre amante

los hijos de malva en la choza primigenia

preñada de luz
mi niña
rompió su botón
a fuerza de force
abrieron sus pétalos
alguien dijo

qué casa la nuestra

pero no
bruta farsa

allá lejos
llora
donde vive
no hay vida
pero tampoco acá cerca
allá lejos
no hay
nido ni sombra

en cuclillas aguardó 
que el ritmo de su pecho le dijera cuándo
la respiración y la yema en llanto 
se aleja su cuerda umbilical del lago de los dioses

abrazando la lengua madre tierra
lengua muerta madre

su pecho le dijo:

ahora de prisa!
al que madruga Dios no ayuda
aquí te espera
la madrastra
aquí los amigastros
aquí la esposastra
los hijastros

porque nadie es para nadie

primavera aún no
rosa sin genitales
rosa no 
todavía roja

pétalos abiertos con forces
botón sin polen
donde una víscera 
vena 
masculla sangre

puede el corazón de la antropóloga sentir en el erótico roce de las madres desnudas, las erógenas tetillas perforadas y pezones lactantes, en vírgenes sacrificadas al Dios Padre, en los cuervos y los piscos derramados, una incesta comunión de piel y de amor, 
en que la noche de las minorías y los márgenes sea cantón y no barranca de cadáveres?

en mi pecho palpita mi niño alado

su boca lechosa
beso sin arcás 
ni hastío
no huele a tabaco
no huele a ruch barato

en el camarote
duermen
cruzados
cadáveres
cruzados
cadáveres
helados
en mi cara
los pies
de mi cuñado

en la noche
nos amamos
sin sexo
estamos juntos
antes de que se ahombre

porque mi ogrillo
lleva mi lunar de cáncer
lleva mi punto de carne
y mañana venderá mi alma por la diosa blanca
mas ora
no pagará el precio de estas velas 
ni el mantel en la ventana
el frío
y la noche
de su padre
que es mío

que es el mío

mío el corazón en la rosa cenicienta
mío escarmiento de raza perdida en santa satán inquisición
mío el descaro del hambre en las bocas lechosas
rosal ceniza cerezo cesa

empolladora
triste de cuervos
el deseo
vuelto un animalillo
hambrío
busca manar de su seno

el crío viene de vuelta del asombro

y de pronto

todo es luminoso
de entraña a entraña
dentro de ella
para que la mujer
sea al fin mujer





NO SERÁS PACHA
- NO PACHA NÁ MAMITA -
COMIDA DE CUERVOS EN NEGRA CUENCA





II


NO DESEARÁS A TU MADRE

NO DESEARÁS A TU HIJO

pequeña sombra
la noche de nadie
crece
la flema
en la boca del niño
frío
esos óvulos
no tienen
derecho a quitarnos el pan
qué sería de la sangre
sin ser derramada
y su pequeño ser
padecía
un campo de exterminio
padecía un campo de exterminio!

quién pagará la culpa de nadie

cuando su crisálida estiró
como una tripa
el seso en sangre contrajo
unas madrigueras óseas


y ella pensó en la noche junto al hombre que pasó de bebé a padre
ella pasó la noche en vela llorando su hermana hija





III

UN CHALEQUITO AGUJEREADO DONDE IBA EL NOMBRE
UN N.N EN LISTA DE ESPERA DE LOS APARECIDOS
PURITA EN LECHE PARA SUS CRÍOS

pujó la sangre con uñas
brotar
en la piel como rasguño
las alas asomaron
un ángel caído no!
un mosco verde
la pestaña paralela abrió
la cabeza arrancaron
de cuajo
con un rastrillo removieron
la tierra
y lo enterraron

el niño
se desnudo frente
a su madre entre las piernas
un aire sopló fresco
hacia adentro
y trepo su pecho
impúber para mascarlo

punto a punto
crece mi chalequillo celeste
en la barriga
las manguillas de lana y manitas
el pecho que respira
y repita que no que sí
que no
que sí
el tejido crece
le bordaré su nombre
en el pecho
para que no se olvide

ya no recuerdo
el nombre que iban a ponerme
antes que me rasgaran
de los pies a la cabeza

qué camino seguirán las cigüeñas
con nuestros bastardos en sus garras
los arrojan
abajo los esperan
cunas de bronce
de mimbre
pesebres
y tiestos de basura

orfelinatos y perreras

su hijo es su hermano
un niño
que sus palillos tejieron
en otoño
tiene sus ojos puestos
por ellos verá un día los suyos sin vida
tiene la boca del padre
que es de ella también

bastartillo
crecerá con la mala leche
y el pan frío
aquí bienvenido no es nadie
todos patos feos
todos cisnes de zanjón

y nunca - escúchame bien, hijo - nunca
las Erinias serán Euménides

sólo crías guardadas
en formalina
una muerte
in vitro
sin vanagloria
al servicio de la ciencia y de la vida

padre y madre
abuelo y abuela
cuando vengas
trae mis cuadernos de poemas

todavía están guardados
lo sé
porque te he visto planchar mis camisas 
cambiar el agua de mis frascos


humedece mi boca y bésame hasta que crujan estos labios que cantaron
hasta que crujan estos labios estos labios que te cantaron

recuerdo nuestros soldados trabados en la muralla china
recuerdo nuestras barcas de papel por la canaleta viento en popa
el sol reflejado en el charco de un grifo abierto
un sol como una uretra roja
un sol a barlovento que me dijo:

NUESTROS DÍAS PERVIVEN EN LA MEMORIA

                      QUE CANTEN LOS LABIOS CANTEN




Magnolia de Felipe Ruiz. Ajiaco Ediciones 2012


Las espinas de la Magnolia

Por Marcelo Guajardo Thomas

Son tiempos ingratos para la poesía. El poeta está asediado por el intercambio masivo y muchas veces irritante de contenidos de lenguaje. Arrecia la palabrería y en este exceso el lenguaje termina devorándose a sí mismo. Arrecia la palabrería pero la palabra se vacía de sentido, en la mentada era de las comunicaciones, cada vez estamos más sordos y más mudos. Qué puede hacer la poesía en este momento, o más bien, hacia dónde. El libro que tenemos al frente no es sino una respuesta a esta hostilidad. Quienes hemos leído a Felipe Ruiz durante esta década nos daremos cuenta que Magnolia es la puerta de salida de una zalagarda agobiante. A pesar de la desesperanza que cruza el poemario la sola publicación de este nos habla de un caudal que continúa a pesar del ruido ambiente. Sucede con la poesía lo mismo que con la naturaleza devastada. Consigue retomar su curso, se reconstituye y vuelve a decirnos algo. En Magnolia noto un nuevo ocultamiento. A la aridez del contexto Felipe Ruiz opone un deslumbramiento silencioso del fenómeno. Versos miméticos en el follaje de escrituras, disonantes, de ritmo personalísimo, la torpeza como estrategia de lucha. Porque cobijo / no hay / en esta cuna / de tildes / comas / arrancadas de raíz / para que tiemble el llanto / de su pequeño / de quién / del dolor. De modo contradictorio, la presencia dolorosa del lenguaje es al mismo tiempo la única salida del atolladero. El mismo poemario se encarga de marcarnos la ruta de salida. De la construcción oblicua de los acontecimientos hasta el escape retórico final, montado en un verso de mayor amplitud y respiración, pasando por la fábula rítmica de la vida cotidiana. Un ejercicio razonable es tomar los títulos de las tres secciones del libro e intentar un análisis desde allí. De antemano me parece que funcionan como un mini sistema de referencias y son un poema en sí mismos, pero veamos. Guarda en este frasco tu pequeño Olimpo, Hortensia, Morimos como los unicornios. La primera afirmación deja en claro el camino de repliegue que impondrá en texto. Al pequeño frasco transparente dónde la poesía se conserva para el futuro. En su Olimpo almibarado de lenguaje fundido a altas temperaturas. En ese verso que asume su rol de título está la declaración de principios que anima al poemario. Más tarde, en Hortensia, el llamado a la cotidianeidad y su contorno sagrado. Sí, sagrado. En esta parte del texto Felipe Ruiz parece convertir el fenómeno diario en sacramento, su relato se aproxima con parsimonia y algo de furia su verso la interpela a ella, al recién nacido, a ambos, en la agridulce esfera de la vida conyugal. Desprendido del habla, el verso encuentra el esqueje en su tallo y brota a la luz. Tiene la mollera blanda dice él / y ella piensa en su fragilidad / en su delicado corazón / su trigo / que es como un grano / mil brazos / en el cereal de la mañana. Con este capítulo, el primer soliloquio de inicios del poemario, adquiere la forma de los eventos. Como una primera huella de agua que escarba la piedra, el mismo torrente suma la sustancia al siguiente compartimento. Lo que era relato se vuelve diálogo, lo que era diálogo se vuelve épica. Me refiero a la tercera sección del poemario.Morimos como los unicornios, que completa el camino hacia la salida a través de un pasadizo encontrado en el follaje de los acontecimientos. Así pues, recibimos el ritmo trepidante de los últimos poemas como una declaración de esperanza en la poesía. Un despliegue en la palabra que escaseaba en las secciones anteriores pero que a la luz de la naturaleza rítmica del poemario está plenamente justificado. Un molto vivace que con habilidad y siguiendo el mismo dictum consigue la articulación razonable de sus sentencias. Como en La vida moderna.- Te puedes morir con el televisor prendido. Te puedes / hacer añicos la cabeza contra las murallas de un edificio. / Si es preciso, tu sed, la calmará una vertiente de plástico / afuera del restaurante. La esperanza de Magnolia está cifrada en la palabra poética, no en el mundo que nos rodea.
Santiago, octubre 2012.















BORIS IVÁN LAVÍN FIGUEROA [12.604]

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Boris Iván Lavín Figueroa 

(Santiago, Chile, 1966). Poeta y docente universitario. Vive en México desde los siete años. Estudió Actuaría en la facultad de Ciencias de la UNAM y una maestría en Ciencias de Ingeniería en La Universidad Anahuac del Sur. Ha participado en varios talleres de literatura entre los que destaca el que realizó durante cuatro años con el poeta Oscar Oliva.



Boris Iván Lavín Figueroa

muestra poética 



La lluvia

El espejo en el que se mira el ojo de Dios
es la lluvia que cae en la boca del mundo,
el consejo antiguo del agua a las piedras
lo entrega la lluvia
con su trote lento en la piel del Unicornio

De albatros y montañas
están hechas las gotas de la lluvia
y el ojo transparente que se posa en las flores
les devuelve la respiración de las nubes.

En el cielo palpitante de la madera
el aguacero pinta un rostro
que se vuelve mirada en la frescura del horizonte
y sonrisa de aire en los tejados del pensamiento.



La hoja

El misterio del bosque y del fuego
la anónima y pequeña hoja
que del árbol vuela a un cometa.

En humo verde se disuelve tu cuerpo
en el ojo que te mira desde los barcos de la tristeza
y en la tarde que te aguarda
con sus hilos de ángeles.

Leve como el parpadeo de Dios
delgada como la cintura del amanecer
solitaria como el barco antes del naufragio

Asciende la luz en tus tardes de agua
Y palpita la noche en tu boca suspendida
en el túnel del horizonte.

De soledades tiembla el aire que te envuelve
y en espirales de gaviotas germina tu amanecer

Nadie te mira cuando te conviertes en los huesos del invierno
Nadie te sostiene cuando regresas al silencio del  bosque.



La libélula

Entre el parpadeo de las alas
tiemblan los universos de la mañana.
La libélula derrama soles con su vuelo,
levanta las ciudades de la muerte,
toca los violines del tiempo,
adelgaza la cintura del sueño
que los amantes dejaron en la hierba.

La libélula suspendida en el aire
vibra como el diapasón que girando decide
la creación de las aguas y las estrellas
y el temblor de la rosa que contempla su desnudez.

La libélula nos recuerda con su lluvia interminable
el mar contenido en el ojo
el infinito que desea salir de la manzana,
la noche que se hace flor
para recibir al Sol multiplicado en el viento.



Las flores

El arcoiris sostenido en el horizonte
cede al sueño de la tarde
y se recuesta en la hierba,
pero luego palpita con el avance del Sol
y fluye entre las piedras y la sombra,
llega al vientre de la tierra,
se levanta en espigas azules,
en rojos hilos de luz,
en amarillas columnas estelares,
y se hace tallo de un tulipán
o de una rosa encendida,
o de un clavel de aire.

Y del tallo brotan alas de agua
cubiertas con la piel de Dios
que al vibrar tocan el piano del aire.

Son los pétalos que suben a mis ojos
cuando los miro desplegando sus coronas blancas
sus caracoles azules,
sus resplandores púrpuras.

Y así de flores se construye
el esqueleto del día,
el libro de las galaxias,
la sonrisa de la eternidad.



El mar

Hay un mar germinando en mi cuerpo
baña las riberas de la luz
se vuelve una perla en mi ojo
y miro los secretos de la piedra
y el temblor de la estrella  en la luciérnaga.

Construye un caracol en mi oreja
un acantilado en la casa de mi alegría
una ola que humedece mi espera
un pez azul nadando en las cuevas de mi garganta
una playa en las arenas de mi piel.

Es el mismo mar que aguarda en la montaña
para escribir el nuevo libro del mundo
y es el mar cristalizado del diamante
el que palpita en la serpiente
el del verde que fluye en la hoja
o salta en el grillo del atardecer.

Y también es el mar que levanta
las ciudades de tus senos dorados
en los que descansa el amor de la tierra.



El árbol

El árbol crece tierra adentro
llegando a la luz de su savia
Iluminada  por las lagunas de la tarde.

Con horas lentas hace el árbol sus duraznos;
con lluvia de águilas
corona el árbol sus ramas de fuego.

En espirales de rocío
se dibuja la noche en el árbol
y los ojos del búho
son el túnel por donde cae hacia las estrellas.



La golondrina

De las alas brota el aire y la piel del infinito
del aleteo nacen los dedos que sostienen al día
nace el manto del rocío y el asombro del cielo.

No es el vuelo lo que descubro
sino aquel  segundo  suspendido,
la expectación de la rama,
el  horizonte que dibujan las plumas,
el temblor de la nube ,
y el agua que germina en la rosa 
hasta volverse atardecer.



El agua

Los hilos invisibles del  agua
abrazan el Sol y el invierno
Los cajones del agua
Se abren en la lluvia y la luciérnaga
La nuez del agua
Crece en el átomo y la montaña
La pera y la Luna
Se visten con la seda del agua
Y el mar y la ventana
Se encierran en la espalda del agua.

El agua germina en el tallo del día
En las gotas de una almendra
En el canto de una ballena 
En las nebulosas de un pájaro.

De agua son los ojos de Saturno
Las alas de la montaña
Las ternuras de un árbol
Las canciones del Unicornio

El agua es la estación final 
Del tren de la luz
La muerte en la que todos nos miramos
La mano invisible del cerebro.
Que todos estrechamos alguna vez.



Viento de agua

No hay fronteras en la tarde
La mano es el mar
La flor es el ojo
En cada rama un pájaro respira
En cada nube estalla un halcón
En cada halcón una noche se detiene
En cada insecto una flor se construye
Las mariposas son de polvo y son de piedra
Germinan en el agua
Se hunden en la tierra
El águila se eleva entre las nubes 
Llevando a los soles con su vuelo
Dejando en su caída una estela de rocas
Porque el águila es la respiración de las montañas.
Insectos, manantiales, heliotropos
Paisajes en las flores y en el viento
Ese viento de agua, absoluto, indiviso 
Que se extiende como la sombra de un planeta.  



La línea

La línea trata de alcanzar el círculo
Doblarse sobre si  misma
Caer en el hueco de su espalda
Dejar su cárcel sin alas
Abrir su corazón de espiga

El círculo quiere alcanzar la esfera
Abrir la grieta del aire
Entrar en la boca del viento
Soltar las amarras del mundo

Y nosotros queremos abrir nuestro cuerpo
Y lanzar nuestros ojos a la eternidad



El  Círculo

La línea se pliega sobre su cuerpo
Y amanece el círculo
Donde el ojo se contempla  a sí mismo
La lluvia cae sobre su espalda
Y el silencio se levanta y se endurece.

El círculo es la hora que se cierra en el ojo
La mano que dibuja sus propios dedos
El primer día y el último
Reunidos en el abrazo de la eternidad

El círculo pone a rodar a las constelaciones
Y crece en la nuez del fuego
En la desnudez del agua
En la Luna de mi corazón
En la boca de una nube.
Solo en el viento de la eternidad
Delgado en las alas del polvo
Suspendido en la cima de una mirada
El círculo se derrama en flores y en luz
Y se hace voz que nos llama desde lejos
Recordando el origen del mundo.



El triángulo

Con un abrazo  hagamos un triángulo
Dos montañas y en medio un águila
Dos ojos y encima un manantial
Dos nubes suspendidas en el río de Dios
Dos soles coronados por una rosa
Dos pegasos sosteniendo un árbol
Dos mañanas cayendo en el mar
Dos unicornios abriendo la nuez del aire.

Un triángulo de cielos que tiemblan como tambores del verano
Triángulo de atardeceres en el cofre de la noche
Triángulo de campanas que mueven a las nebulosas

Delgado en el sueño de las golondrinas
Solitario en el horizonte antes del Sol
Azul en el aire que te sueña
Eres el triángulo con que inicia el tiempo.



Recuerdo del Mediterráneo

Desde el temblor que amanece en los ojos del Búho
Desde la sombra de una nebulosa
Cayendo en la espalda de un hueso
Viene el mar y sus relojes de arena
El mar que juega con los caballos del cielo
El mar que abre el vientre de la nostalgia
El mar que abre las alas de la piedra
Y que gotea en las cascadas del ojo.

Del oleaje lento como el pulmón de la mañana
Nace el silencio que tiembla en el ruiseñor
Nace la cordillera de un caracol
Y los valles de los peces
Que se mecen en la luz de tu frente.



Sirio

La estrella de la que venimos
La que brota del ojo del enfermo
O florece en las águilas del agua
O llueve con gotas de oro
En la piel de los planetas.

Del abrazo del  hidrógeno
Del beso azul de dos átomos
Viene el fuego primordial 
La llamarada que hace los labios de la rosa
El canto de la amapola
El baile del hielo
La madera de la ternura
El horizonte en la selva
El cofre del ojo.

Del polvo cósmico
Traspasado por el amor de Dios
Proviene el agua que cae 
En la cascada de las estrellas
Y Que termina en la espalda del mar
O en la noche que tiembla
En el vientre de los amantes.

Estrella que te deslizas en mí
Desde antes de mi nacimiento
Cuando la luz crecía en los ríos de mi cerebro
Y mi mirada florecía en tu caballo de oro.



El aire

El aire abre las manos del círculo
Toca la espalda de la muerte
Canta en el tronco de una galaxia
Abraza la ausencia de los pingüinos

Está solo, mirándose a sí mismo
Cayendo en el hueco de su propia luz
Cerrando el ojo que Dios olvidó
Llorando el desamor de un planeta prisionero

Todo lo que dejó de hacer la sombra
Lo hace el aire con los pájaros de la eternidad
Con las lágrimas que dejó el tiempo en la madera
Con el cansancio de las manzanas  suspendidas en el invierno.



Memoria del aire

Desde las arterias del aire
He caído al río que soy
He llegado al hueco de mi lengua
Donde están ocultas las palabras del Unicornio
Y he hablado con el Sol que se multiplica
Y crece en las flores suspendidas
En el agua lenta  del atardecer.

De golondrinas y nebulosas
Palpita el aire de la esmeralda
el aire del árbol  que asciende a Dios
y el aire que vibra suspendido
en la noche que brota de la araña.

El aire gira como el horizonte en las islas
Como el trompo del tiempo
Como la cima de un tulipán.

Desde el diamante del sueño
Le ha brotado el aire al tallo del día
Y ha germinado en el pez del Universo
Sostenido por tortugas interminables
Como  lluvia de  luciérnagas.

Cuando toco la puerta de mi cuerpo
encuentro este aire lejano
Solo en su propia desnudez.



Memoria del fuego

Abierto en el capullo de una supernova
Suspendido en los caracoles del amanecer 
Delgado en la cintura del cielo
Azul en el infinito de una codorniz
Aparece la perla del fuego
Y su abrazo deslumbra en las alas del ojo.

El fuego que abre la camisa del miedo
Comienza el resplandor del desierto
Inventa la voz que arde en la madera
Levanta atardeceres en el  espejo
Y nos dice lo que la sombra calla
Asciende a donde la muerte no llega
Rompe el candado de las flores.

El fuego que abre el cajón del vientre
Pero cierra la almeja de la tristeza
El fuego germinando en el hueco que somos
La llama que gotea en la sangre del Sol
El grito de la noche que nace en el murciélago
Y en la lluvia que brota en los grillos de la eternidad.

El fuego del silencio palpitando en el aire
Generando  el agua del amor multiplicado.
Ese silencio que se mira las manos de sal
Y nos lleva a la cima del sueño
Donde alcanzamos  la cúpula  del asombro
Que ha estado ahí desde el principio del tiempo.



El Espejo

El espejo aparecido en el agua de una mano
O en la plata del amanecer
O el espejo de la lluvia en el colibrí
O el espejo que hace el mar en la sombra
Nos devuelven lo que la luz esconde
El hueco donde desayuna la muerte
La flama de la piel que se disuelve en el humo
El horizonte del ojo que se mira sí mismo
La repetición de la eternidad
El abismo de la Luna multiplicada.

Y ya no sabemos qué sucede
Si somos el espejo inmóvil parpadeando en la sangre
O si el espejo nos ha tomado por sorpresa
Entrando en los huesos como un huésped imprevisto
Tomando el rocío de la mirada
Las ramas de la memoria
Para crecer así en la frente que palpita
Y Entregar sus aguas en los jardines del asombro.

Cae el ojo en mitad de Neptuno
Y ya no sabemos si nos reflejamos en el espejo
O el espejo se refleja en  nosotros.



El viaje de las aves

Vengo de islas extrañas como la música de la vida
Donde los insectos se llenan de flores blancas 
Y cae el agua de las estatuas 
En el corazón de los relojes de la noche

Vengo de islas donde la soledad es pesada
Y florece en las manos del maíz
Que se abren en mitad de las nubes
Depositando un diamante de la tierra 
En el vientre del cielo.

Vengo de islas donde las ballenas
Se vuelven delgadas como espigas de arena
Y luego se desgranan en el viento
Que sopla lento en las agujas de la eternidad.

Vengo de islas donde uno se viste con hidras y tulipanes
Y se pone un sombrero de estrellas bendecidas
Con el  rocío que tiembla en los ojos del cielo.

Y cuando los ojos se desnudan de luz,
Se llenan de constelaciones
De cifras misteriosas como navíos interminables
De perlas de luz lenta
De largas filas de auroras boreales
De infinitos reducidos a polvo.

Entonces yo me abro
Y me entrego como el fuego a la piedra
Como el águila a las montañas.

Ahora ya silueta, ya línea fría
Ya ausencia disuelta en la sangre del tiempo
Soy solo un suspiro en las agujas del mundo
Una era perdida en el silencio de Dios

Una nada que se pliega sobre si misma 
Para volverse un todo.



Las tardes lentas

Me gustan las tardes lentas
En las que la lluvia abre sus cofres secretos
Y brotan insectos  estelares

En esta tarde larga como un reloj de arena
El agua limpia la cara de la eternidad
Y el silencio de los árboles se mira en mis ojos
Por donde se abre una puerta
Que conduce al vaso del Universo
Donde uno bebe el asombro de la muerte.

El tiempo se pone a bailar
Gira sobre sí mismo
Y se divide en miles de flores instantáneas
Que se abren en el reverso de las galaxias
Y se agrupan entre mi frente y el día



Tocata y Fuga

Llueven pensamientos en la savia del árbol
Piensan planetas en el ojo del Sol
Vuelan pájaros en las ramas del asombro
Crecen ramas en el árbol del mar
Llueven mares en los soles de tu costilla
Arden costillas en los arbustos de la nostalgia
Crecen nostalgias en los pájaros del tiempo
Maduran tiempos en los jardines de los huesos
Vuelan huesos en las alas del amanecer
Emergen amaneceres en la sombra de los barcos
Caen barcos en la nuez de la ternura
Se encienden ternuras en los esqueletos de la lluvia
Amanecen lluvias en los ojos de un planeta
Arden planetas en el vientre de la duda
Vuelan dudas en los  pétalos de las nebulosas
Se pintan nebulosas en el lienzo de la espera
Florecen esperas en los cofres del agua
Arden aguas en las alas del árbol
Piensan árboles en la matemática del Sol
Llueven Soles en la tristeza del escarabajo
Brillan escarabajos en la sangre del manantial
Caminan manantiales en la geometría del horizonte
Tiemblan horizontes en la manzana del día

Naufragan días en el ojo de la golondrina
Pintan golondrinas  en el lienzo del verano
Vuelan veranos en los manantiales del Durazno
Caen duraznos en las ciudades del Crisantemo
Arden crisantemos en las nueces de tu cuerpo
Maduran cuerpos en la leche del invierno
Emergen inviernos en las ramas de una boca
Caen bocas en la ternura de un barco
Emergen barcos en la sombra de una espalda
Llueven espaldas en los horizontes de la leche
Piensan leches en el cerebro del fuego
Se pintan fuegos en el tulipán de una lágrima
Brillan lágrimas en el cofre de la ternura
Vuelan cofres en la piña de la alegría
Cantan piñas en el túnel de una nube
Florecen nubes en las venas de un piano
Llueven pianos en el atardece r del  ojo
Retornan ojos a las manos de una galaxia
Tejen galaxias el esqueleto del día
Nadan esqueletos en las aguas de una gaviota
Florecen gaviotas en la semilla de un tulipán
Piensan tulipanes en la espera del pájaro
Llueven pensamientos en la savia del árbol.



Tocata y Fuga 2

Se balancean mosquitos en la piel de la aurora
Se inauguran auroras en el desfile del Sol
Cuelgan soles de la uña del desierto
Cabalgan desiertos en la noche de una nariz
Se siembran narices en los campos de un brazo
Florecen brazos en las playas del ojo
Cantan los ojos en la garganta de la Luna
Se desprenden Lunas de la flauta del amanecer
Emergen flautas de la manzana del agua
Se balancea el agua en el beso de una brújula
Se inauguran brújulas en el desfile de la ausencia
Cuelga la ausencia de la uña de Saturno
Cabalgan Saturnos en la noche de una flor
Se siembran flores en los jardines de una caricia
Florecen caricias en los mares de la muerte
Cantan muertes en la garganta de un círculo
Se desprenden círculos del pétalo de una pirámide
Emergen pirámides de la piña de la tristeza
Ríen piñas en la aurora de un Dios que despierta
Se dibujan auroras en el lienzo de un diente
Llueven dientes en el crepúsculo de una zanahoria
Brotan zanahorias de la semilla de una montaña
Se balancean montañas en la piel de una salamandra
Caminan salamandras en los hilos de una nube
Se inauguran nubes en el castillo de la duda.



Galileo

No te detuvo la rosa del palacio
Ni la miel del oro
Ni la alfombra de los aduladores
Ni el circo de cristal
Ni las espinas de la hoguera

Escuchabas el temblor del planeta
Y sus ríos eran tus neuronas
Sus labios eran tu música
Y su danza tus ojos abiertos en mitad del asombro.

Permaneciste en el vuelo de la flor
En la montaña de la luz en el mar
En el baile del Sol sobre el agua
En la ciencia que amanece  desde el cerebro de Dios.



El Cristo del Sol

Alto en la cruz del atardecer 
Solitario en el ojo del Universo
Solar como la espiga de un recuerdo
Cargado de faisanes de luz
Abres tu pecho y comienzas la Vía Láctea

De montañas tiembla tu cuerpo
En gotas de oro
Se funden tus manos
Y tu sangre de auroras boreales
Limpia las ciudades de mis lágrimas
Alimenta los caballos de mi corazón
Ocupa la luz de los gorriones que disueltos en la altura
Encienden el fuego de mi frente.

De tus palabras cuelgan las nubes
Y los hilos de la araña
De tus soles nace la hormiga
Los castillos de la flor
El libro de las llanuras
El horizonte en la mirada del venado
La rosa en la abeja.
De tu mirada cuelgan las murallas del misterio
El piano que suspendido entre los planetas
Ensaya  la música de las esferas.



LA GEMA DE LOS VIENTOS

I

Tus ojos abren grietas en las cuevas del asombro
Y Tus manos vuelan en los barcos de la piedra
Que solitaria crece hacia dentro de la luz
Y se hace árbol en las tierras de la frente.

La esmeralda de tu sangre
Se esconde en un cajón de tus manzanas  solares
Que maduran volviéndose lluvia de caballos
Galopando hacia la respiración de las montañas.

Tu espalda gotea luz en los mares de mis pulmones
Y tus huesos son el templo del alma de mis ballenas

Has venido desde la memoria de las luciérnagas
A fecundar la música de las banderas
A escuchar el canto de las galaxias
Que son flores de agua en tus barcos infinitos.
II

Tu cuerpo de geometrías azules
Ha ascendido a las montañas de la lluvia
Y girando se desgrana en un surtidor de águilas

De naranjas  interminables tiembla tu ombligo
Ojo de las rocas, boca de las uvas

Tus piernas se han extendido para tocar la nostalgia de las ballenas
Y tus manos caen hacia dentro de si mismas
Hacia ciudades que respiran como serpientes temblando
Entre las semillas de infinitos que le cantan a la luna.

Solar en la cumbre de un abrazo
Marítima en tus pies donde las piedras tejen barcos de luz
Te haces geometría, resplandor de la nebulosa que arde en mi costilla.

Te espero desde antes de esperarte 
Cuando era una esfera de mi mismo
Cuando te escribía en los libros de la eternidad
Y tú cantabas con tu deseo sinfonías para las mariposas.
III

En mitad de la noche y el lago de tus ojos
Tu cuerpo se abre paso en las colinas del sueño
Y se transforma en una golondrina
Que emprende el vuelo en los vientos de mi nariz

Delgada y sinuosa 
Te elevas en el ascenso de las plantas
Y te disuelves en el agua que canta
Oculta en el pecho del día.

Amada de la lluvia en que me disuelvo
Tus labios rojos son la antorcha de Saturno
Que se enciende y baila dentro del fuego primordial
Donde los magos contemplan el parpadeo del Universo
IV

Entre las montañas encendidas de la tarde
Encontré tu sombra desnuda
Flor de caoba, madera de los mares
Grano de trigo sumergido en la tierra del ojo.

De pronto tu piel empezó a fluir
Como  las aguas del Nilo
Y se llenó de raíces y de palomas
De peces que crecían en los corales de mi sangre
De sangres altas como el sueño de la Luna
De Lunas ascendiendo como el humo de una rosa
De rosas dibujadas por el invierno de una lágrima
De inviernos que abrían su camisa
Y se ofrecían en la llanura de mis manos de madera
Que tocaban el árbol de tu cuerpo.

Y la montaña de tu cerebro creció en las nubes que suavemente
Se mezclaban con los vientos azules de mis pulmones.
Y tus brazos de aire me llevaron  flotando 
Al  durazno  que vive en las estrellas.
V

Los poetas le han escrito 
A los ojos de la mujer
En los que Dios contempla el amanecer del trigo
La perla de la noche
La caída del  cielo en la piel de las cosas.

Hoy le canto a tus orejas
En las que escucho la geometría del mar
Las lágrimas del Unicornio cayendo en las nubes
Las nubes ardiendo en las manos de la Luna

Soy como un hijo de tus orejas 
Flores misteriosas del agua
Que guardan en sus pétalos los secretos del venado.

Por el túnel de tus orejas
Atravieso el velo de las nebulosas
Desafío el parpadeo de la luz
Me abro paso entre águilas y ballenas
Y caigo en el segundo de tu cuerpo.



VI

De tu lluvia de planetas
Se descuelga la flor del trigo
En cada filamento nace un Sol
Un barco de nebulosas
Una mañana de arena.

En tu pelo se teje la llanura de mis ojos
Se descuelgan los acróbatas de mi corazón
Y gotea  el polvo de oro de mis huesos.

De algas celestiales
Y árboles de leche
Palpita tu pecho de ninfa suspendida
En la galaxia de mi frente
Y en  la cintura del atardecer.



VII

No sabes nada de tus ojos
Yo los miro nacer dentro de mí
Y sé que hay algo silencioso
Esperando, germinando
En tus pupilas altas como el fuego
Algo como un número secreto
O el nuevo beso de Dios al rocío
O el nervio de otro Universo

Pero tú,
Inocente de los bosques que te habitan
Crees que sólo llevas unos ojos en el rostro
Cotidianos como una oficina o un zapato

No sabes que de ese lago profundo
Como un violín en una flor
Podría brotar lo que nadie espera:
Una nueva geometría,
Una noche con Auroras boreales
Un gato astronauta
Un piano lloviendo en mitad de los huesos
Un anciano con la sonrisa de un tulipán

Una fuente en medio de mi mesa 
Un oso tratando de salvar a las nubes.



VIII

No el agua que mueve a la serpiente
Ni la que sostiene el tallo de la rosa
Ni el agua que llueve en la telaraña
O el agua de la desnudez que tiembla en la manzana
O la lluvia que abre sus ojos en la soledad de los trenes
O el agua de la estatua o de la sombra
O el agua que camina en el musgo.

Más allá de todas las raíces del espacio
Y de las semillas que germinan
En las arterias de la eternidad
Me encuentro el agua de tus huesos
Que recorre despacio las ciudades de mis pulmones
Y hace una naranja que amanece en mi boca.
El agua que es el maíz de las estrellas
Y es el polvo que suspendido brilla
En el atardecer del hielo
Y es la miel congelada de la espera

El agua que brota y gira
Desde el surtidor de  tu Ombligo
Que es el vértice de todas las geometrías
Ojo que mira las sombras de los planetas
Ojo que espera la señal de un átomo
Tu ombligo de palomas en llamas
Ombligo de flores con pétalos de amatista
Ombligo de tulipanes que le cantan a las playas
Ombligo de águilas que derraman Universos
Ombligo de nubes como esmeraldas
Ombligo violín del infinito.
IX

Mírame en el desierto de tu sombra
En el aire que no alcanzaste a respirar
o en el silencio de una ventana luminosa
o en la abeja con la que haces tus recuerdos

Tócame en el tambor del aire
O en  el agua que te duele,
O en la madera donde me aguardas
O en la luciérnaga de tu ombligo

Dibújame volando en tus pulmones 
como una geometría secreta
Hazme con el viento de tu pelo
Con el río que fluye cuando cantas

Y yo estaré ahí
En la grieta del aire
En la nuez del fuego
Para amanecer en ti
Como la luz en la gota del Mundo.
X

Del ojo de Dios 
Del vacío replegado en sí mismo
Del silencio duro como una calle sin Luna
Brotaron los hilos del agua
El galope de la luz
La lluvia de caballos
El polvo de la eternidad
Que cayó en espiral 
Sobre los mares del águila.

Y del  segundo que pones a volar en mi cuerpo
De tu espera vuelta sobre sí misma
Brotó la nuez de mi respiración
La paloma que vuela en mi pie
La espiga de tu abrazo
El río que eres cuando me miras
El tambor del fuego en tu nariz
El vientre de la soledad
Aparecida  en la manzana de tu mano.



XI

Ayer  escuche tu voz ascendiendo en el tallo de la Luna
De tus labios brotaban gaviotas de luz.

Delgada la seda de tu canto
Alcanzaba el cielo de las Pléyades
Y entraba en los cajones de una luciérnaga.

Azul como un caracol de delfines
Se iba llenando del nervio de una nebulosa
De las memorias del cántaro y la nube
De la sal de las islas
De la sonrisa de los pingüinos recibiendo a un cometa
Del  jugo de la noche goteando en el murciélago

Y entonces tu voz se volvió un castillo de incienso
Brillando en medio del ojo de la muerte
Y miré el río del Universo fluyendo sobre sí mismo
Y la sombra de la línea volviéndose un círculo
Una pirámide de luz
La espalda de una ballena sosteniendo galaxias

Y las sirenas tejían las lluvias que lentamente
Germinaban en la  uva de la frescura



XII

NO es el aceite de la ternura
Ni la miel de un pétalo
Ni un pensamiento lloviendo en medio de una arteria
Ni la alegría secreta de un durazno
Ni el aire que descansa en la abeja

Tu voz es un estruendo de pianos en la aurora
Una cascada de perdices
Abriendo la piel de la mañana
Y levantando en vuelo a las Lunas de mi frente.

Tu voz es un túnel para viajar al cielo del colibrí
Y es viento de agua en las ramas de mis pulmones
Tu voz levanta las ciudades de la sombra
Y se vuelve  un árbol en la selva de mis dientes.



XIII

Pasas como una tormenta
En las palmeras Lunares de mis huesos
Y te llevas los colibríes de mi cerebro.

De amaneceres brillan tus pies
Tus brazos largos como el canto de las ballenas
Tus senos donde respiran las avestruces del asombro
Tus manos, dos  lunas en el cielo de mi costilla

Cuando sonríes nace un pingüino azul
en la montaña de un recuerdo
y crece una guitarra
en la sonata de mi soledad
vuela una mariposa
en la lágrima de un cometa
y crecen luciérnagas en el lago de una piedra.
Amanecen soles en las cuevas de un diamante
Se disuelven diamantes en el horizonte de un tigre
Arden tigres en la estepa de un beso.



XIV

Me disuelvo por ti,
Soy el humo de tu espalda
Un túnel  en el venado de tu oído
Un polvo de plata en tu lluvia de mariposas

Muero en las abejas de tu cintura
Caigo en los atardeceres de tus piernas
Lloro en los aviones de tu ombligo
Transformado en una pirámide de águilas
Atravesado por el  Sol de tus dientes
Lleno de flores pintadas con el polvo de Neptuno

¿Desde donde llegaron tus huesos navegando
En los barcos de humo de la sed y el fuego?

¿Cuántas palomas se levantaron de la noche de tu pelo
Y se volvieron tiempo vibrando en la piel del durazno?  

¿Cuántos delfines salieron del agua de tu nacimiento?



XV

Te busco en el mapa de un alfiler
En la almeja del mar
En la tripulación del escarabajo
En el violín del sueño

Nadas en el temblor de un Pegaso que solitario
Se eleva  a las cumbres de la amatista
Llueves como un Unicornio en las islas de la madera
Y amaneces en el vientre de la estrella
En las manos del incienso que delgado
Aparece  en las torres de tu  ojo.

Y me miras a donde ya no alcanzo a ver
Tocas el humo que habité antes de mi nacimiento
Y Me disuelvo en el verano de la ciruela
Que crece en el cofre de tus dientes.

Me fundo en la gota de tu piel
En la sonata de tu ombligo
En la nube de tu nariz.

Nada soy sino tu alma de grillos
La rama de tu oído
Las ciudades perdidas de tus uñas
El viento que desnudo 
Habita el venado  de tu corazón



XVI

Mujer de codornices infinitas
Que llueven en tus arterias
Blancas como el bostezo de Dios.

Mujer que se abre en los escarabajos  del Sol
Se entrega en la telaraña de un cometa
Y despliega las flores de su cerebro 
Que lentamente crecen en el reloj de una mariposa

Lenta en la humedad del azul primordial
Caes en el suspiro de un templo derramado en un tulipán
Y te sumerges en los arrecifes del albatros.

Entre lagos de luz giran tus huesos
Escritos con las letras del Desierto

Te has vestido para el desfile de la eternidad
Que oculta en el colibrí asciende al río de la Luna.



XVII

Eres la piedra misteriosa del amor
Estás en mí más que yo mismo
Te siento nacer en la fuente que soy
Abres tu cuerpo de crisantemos
En la espalda  que deja la luz dentro de la ausencia
Te haces remolino de pelícanos
Túnel de espejos azules
Resplandor de delfines en mi vientre desnudo.

Abres tus manos en el trigo de la eternidad
Tus ojos en la noche del búho
Tu viento en la boca del Unicornio 
Tu lluvia en el río de las águilas
Tu ciruela en las manos del cielo
Tus raíces en la costilla del fuego.

Te amo en el rincón del sueño en que me faltas 
En la soledad madura que tiembla
En tu llanto de ninfa suspendida
Te amo en tus pies diminutos como luciérnagas  
En tu pecho de gaviota en ascenso
En tus labios pulidos por el viento  
Donde yo te alcanzo secretamente
En un tiempo primordial donde la luz palpita
Y cae sobre sí misma  hasta tocar la eternidad.

Deseo hacer contigo
Lo que el amanecer hace con los almendros
La ternura hace con los ancianos
Y el agua con la tristeza de las piedras.

Mujer de palomas estelares
Árbol de la frescura
Espiga  del Sol
Galaxia del ojo
Lluvia de la rosa.

Eres una constelación en el infinito de mi ombligo
Cántaro que me baña de galaxias
Voz  de peces que me lleva al temblor y al asombro.



XVIII

Esperaba tus ojos donde naufragan mis barcos
Y la cascada de tu cuerpo 
Transformada en  el templo de las codornices
Tus manos en las que germina el tallo de un violín
Tus orejas donde los peces crecen  hasta las estrellas 
Tus piernas donde se sostiene la espalda del mar

Y entonces te vi en el Diamante que se abría en mi sueño
En la sombra que salía de la sombra de un cometa
En la constelación de tus pies interminables

Y venías del agua a la flor de una brújula
De la luciérnaga a la tarde del trigo
De la Abeja  a la Luna de mis labios.



XIX

Te busqué en las lejanías del piano
Pero sólo encontré una rosa de hielo
Te busqué en la lluvia de un violín
Pero sólo encontré un Pegaso de arena

Te dibujé con el púrpura de Saturno
Te modelé con la polilla de la eternidad
Te soñé en el río de plata donde me disuelvo
Pero seguías en otra nebulosa

Y entonces deje de esperarte
Me senté en el río de la luz
Y me puse a flotar con la música de las esferas
Y entonces apareciste en el origen del tiempo.



XX

¿Cuántas veces nos habremos encontrado?
La vida es un trompo que gira
Regresan los rostros y las casas
Volvemos a oír la misma canción

Pero más allá del tiempo
Dios nos espera.



Epílogo

Cuando uno permanece
Realmente callado
La caída de un alfiler
Puede ser un grito de Dios.








La voz de afrodita

Tu voz es tan delgada en sus pájaros
Tan fina en su brisa de nebulosas
Tan simple como el hueco de un abrazo

Tu voz llega hasta los barcos de mi corazón
Y coloca una flor sencilla y sola
En el amanecer de mi boca.

Tu voz tan larga y tan corta
Desgarra y limpia mi oído
Inaugura la luz de un niño en mitad del mar
Lanza estrellas al universo de mi nariz



Es lenta y dulce
Como  el vientre de una madre
Es sola y profunda
Como la lluvia de las despedidas
Es el primer y el último soplo del mundo

Tu voz tan sencilla como el trigo
Pero tan alta como una caricia
Cuando la escucho ya no soy
Mi cuerpo se adelgaza
Hasta volverse un murmullo
Y todo se hace transparente
Como una mirada detenida en la eternidad.





Una fiesta en tu oído

Las alas de mis labios
Se despliegan en el cielo
Suspendido en tu ojo.

Las gaviotas de un recuerdo tuyo
Crecen en el horizonte de mis manos
Y luego vuelan a las estrellas de mi  frente

Tu alma es lenta y profunda
Como el horizonte del albatros
Tu respiración abre los túneles de la alegría
Y tu boca germina en los peces del amanecer.

Cada uña tuya 
Es una columna que sostiene planetas
Cada ojo tuyo 
Es una galaxia floreciendo en mi frente
Cada mano tuya
Es una tormenta de arena
Que construye pirámides en el desierto.

Cada cielo que lanzas en una flor
Cada pensamiento que cuelgas en las nubes
Cada Sol que colocas en las ventanas del infinito
Son fiestas en la cumbre de mis pestañas.

Cada lágrima tuya es transforma en un hilo
Que teje mi alma con polvo de luciérnagas

Quisiera ponerme un collar con las perlas de tu sangre
Quisiera ponerme el sombrero en el que sueñas
 los pies que caminaron tus noches interminables
y los anteojos que miraron las abejas de tu cintura.

Tu corazón es un águila que estalla en la boca de un cometa.





El sonido misterioso

La caída lenta de la Luna en los mares del Artico
La lluvia tan sola en las llanuras del ojo
Los laberintos de la arena del desierto
Los muros interminables de la Alhambra
El Sol floreciendo en los jardines del Cairo
Las noches altas de Venecia
El temblor de una lágrima en un violín
El viento que sopla en el abrazo de los amantes
Las ciudades que coloca la luz en el trigo
Nada es tan bello como tu voz que no puedo comprender
Que no alcanzo a comprender.





La casa del búho

Quisiera tomar tu corazón en mis manos
Llenarlo de murciélagos y barcos
Llevarlo a un jardín
Sembrarlo, regarlo con el polvo de la  Luna
Con la lluvia de mis uñas
Con los soles de mis ojos.

Y crecería lleno de estrellas
Sus frutos serían gaviotas de luz
Las águilas descansarían en sus ramas
Los ancianos dormirían bajo su sombra
Los búhos que conocen el tiempo
Tendrían su casa en tu corazón

Y yo lo vería cada mañana 
Crecer en el jardín de mis pulmones.





La nariz

Hoy vino tu nariz a visitarme
Se sentó a la mesa
A comer junto a mí
Y me dijo que venía 
A llevarse los olores de mi casa
Tomó el aroma del fuego
El de los tulipanes de mi nacimiento
El de la lluvia germinando en los tejados
El de la Luna temblando en mi vaso
El de mis pies flotando en el tiempo
El del azul del verano vibrando en las uvas.

Todo se lo llevó,
Hasta el perfume de la vida
Y tu nariz sonreía y volaba enamorada
Oliendo los árboles de mi alma.





La campana

Tu cerebro es una campana 
Que golpea lentamente
Suave y sencillamente
Dentro de mi cerebro

El primer golpe y brota una flecha de trigo
El segundo golpe y aparece un durazno azul
El tercero y vuela un albatros de agua
El cuarto y se forman galaxias alrededor de una abeja
El quinto y tiemblan soles en el fondo de una lágrima
El sexto y sube la lluvia a las cumbres de un limón
El séptimo y la nada se voltea sobre sí misma
Y aparece el ojo de la Luna
El octavo y vuelan fantasmas alrededor de una manzana
El noveno: tu y yo nos fundimos en un grano de arena.





Tus ojos

En tus ojos se inaugura el mundo
Yo nazco en ellos
En tu ojo izquierdo me salió el primer diente
En tu ojo derecho me crecieron los pies

Son tan altos como el Sol en una paloma
Tan vibrantes como un vaso en la boca de Dios

El túnel de tus ojos
Se extiende hasta las playas de la luz
Hasta las águilas donde floreció la eternidad.

Yo entro en ese túnel 
Y mi cuerpo se disuelve
Transformándose en un viento de flores
En un río de barcos incandescentes.





Tu rostro en el humo

Vi tu rostro en el humo del horizonte
Giraba, ascendía lento
Como el viento en la rosa.

Veo tu rostro en el tiempo suave del limón
En la luz que teje la Luna sobre los tejados
En el mar de un escarabajo
En los barcos de una araña.

Siempre está ahí,
Profundo y solo como un naufragio
Entregándose a mis labios
Como una montaña a las nubes.

Es un pingüino de la mañana
Un grano de arena transformado en un albatros
Un piano que suena como un cometa
Una lágrima que cae en el desierto.





Tu risa      (Dedicado a Pablo Neruda)

Quítame la arena lenta de una caricia
La luz aleteando en el colibrí
La espuma detenida en la manzana
La cascada de estrellas en tu alegría
La aguja solitaria de la espera
El mar diminuto de una abeja
La sombra de un cóndor en medio del mar.

Quítame la lluvia de tu piel
El silencio de una araña frente a la Luna
La estrella detenida en el mosquito
El sol de oro de tus pestañas
Pero no me quites tu risa
Las alas interminables de tu risa
Que crearon los ríos de la paloma
Y el reloj eterno de las nubes.





La montaña

Ascendí la profunda montaña
Y encontré tu nariz en el aire
Baje al río de mi niñez 
Y encontré la espuma de tus labios

Entre las piedras apareció tu reposo
En la espalda del amanecer
Se dibujó tu cintura y tu respiración

El temblor de una hoja
En el árbol más antiguo
Era el temblor de tu mirada

Frente al mar amaneció en tu pelo
Frente al Sol germinó tu rostro
Junto a la lluvia se disolvió tu piel.





Tu ausencia

Hoy ha llegado tu ausencia
Y ha tomado la casa.
El hueco de tus manos 
Palpita en todas partes
En el humo de un colibrí,
En el fuego del atardecer,
En la Luna del espejo
o el viento de las corbatas.

Tu ausencia es una boca negra
Vacía y sola
Que se ha bebido toda la vida
Y ha dejado desnudo a mi esqueleto.
Ha entrado
En el silencio suave de las uvas
Ha terminado
Con el Sol lento de mis pies.

Soy absorbido por tu ausencia
Reducido al polvo de tus uñas
Elevado a las nubes de tu frente
Transformado en el hueso de tu alegría.





La espera

Aquí estoy, palpitando
Sintiendo el aire delgado de tu cuerpo
Esperando el barco de tu abrazo.

Aquí estoy, germinando
Entre tus cartas y una paloma
En medio de la muerte que se dilata en mi cama
En medio del agua de tu espalda.

Sigo esperándote
Aguardando tu río de semillas
Creciendo en el mar de tus párpados.

Yo no sé cuando llegarás
En qué estación de la luz
En qué lago de miradas 
En qué águila de tu pelo.





El místico

Te hablo a ti
El de los ojos que se multiplican como navíos
El de la lengua de estrellas
El de manos de polvo y sombra.

Miro como depositas el Sol en un durazno
Como cantas en una supernova
Abres los brazos en una paloma
Te detienes en la roca
Brillas en el trigo
Asciendes en la explosión del capullo.

Los ríos de tu sangre hicieron las uvas
Que crecieron en las cumbres del insomnio
Las gotas de tu rostro se congelaron en el tiempo
Que extendió su cuerpo en medio del mar



La lluvia abrió sus cajones
Para que el hombre colocara sus recuerdos.

El pasto puso a ondear sus banderas
Para que el Sol desfilara hasta el infinito.

En el vientre del agua depositaste la semilla 
De una gaviota y una galaxia

En la flor del horizonte pusiste la eternidad
Y las ciudades de la espuma.

En las arenas del desierto
Cantaron las salamandras y las cigarras
Los dedos de una nube
Tocaron el piano de la luz

En la cruz germinó la flor de la eternidad
Y en la sábana santa apareció la sangre de un colibrí.





La tarde de Mixcoac

A la tarde le ha nacido un durazno
Y a la nube le ha nacido un geranio.

Los días se caen en los tejados
Que germinan como montañas
Con el agua de una avispa
Se baña el horizonte

La calle asombrada se asoma y respira
En los pies del moribundo.
Las panaderías brillan como el océano
Que tiembla en las manos del poeta.

Las largas filas de pasajeros
Esperan la  caída de una estrella
Los gatos abren la boca
Para comerse la noche.



A una mosca le ha brotado la Luna
Una ventana ha dado a luz al crepúsculo
De un mosquito cuelga la telaraña de la lluvia

Solitario en la cumbre del mundo
Un colibrí se viste con las estrellas.





Desde el avión

Ha salido de la Luna un pájaro
Y de la nube una llanura.

Ha subido desde el mar una flor
Y el cielo ha caído desde un colibrí.

A una araña le ha nacido  la noche
A una cigarra le ha brotado el desierto.

La lluvia es la pupila de Dios
La montaña es la sangre del Sol

Hay llanuras en la piel de un lagarto
Estrellas en el pelo de un durazno.

La muerte teje los hilos de la piedra
Un barco navega en los ojos de un gato.





La noche de la Isla

Lento y profundo
Cae el horizonte en los tejados
Y cae la noche en la araña.

Gotea la Luna desde un campanario
Y al caer se vuelve un escarabajo.

El cielo abre las puertas de la piedra
Que reposa solitaria en el origen del tiempo.

Un perro corre en mitad de un recuerdo
Y una estrella se pone a vivir en una ciruela.

Una calle vibra en una avispa suspendida
En las banderas del aire.

A un grillo le ha salido una tormenta
Que sacude las horas del insomnio.



Abre las alas una sombra en el muro
Y asciende al cristal de la muerte.





El mar

Cada persona que lleva el horizonte en los ojos
Recuerda alguna vez el mar

Si te sientas lo haces en el mar
Cuando escribes lo haces en el mar
Cuando sueñas o lloras,
Si caminas en el bosque,
 O miras una luciérnaga,
o  arrullas un niño,
O tocas la llanura de una mujer
Siempre está el mar presente
De algún modo, en algún latido del mundo
En alguna oreja de las estrellas.





La clase de geometría

¿Qué es un círculo?
Algo que empieza y termina en sí mismo
Siempre está empezando
Siempre concluyendo.
Sube y baja sin moverse
Sencillo, limpio y solo
Como un cometa en el ojo.

Vacío y lleno
Como un vaso atravesado por las estrellas

Solitario  y total
Como una puesta de Sol antes de morir.

Se explica a sí mismo
Se mira a sí mismo
Se consume a sí mismo
Se abraza a si mismo.



Está y no está simultáneamente
Es y no es ante mi mano
Habla y se calla frente al mar.





El viaje

¿qué es una línea?

El profesor la  dibuja en el pizarrón
Y no sabe que esa línea
Rebasó los umbrales del tiempo
Viajó al final de la lluvia
Visitó las cuevas de una hormiga
Subió con el Sol del mar rojo
Atravesó la mirada de Egipto
Sopló en las cumbres de Siberia
Bajó a las llanuras de una mariposa
Abrió los cofres de la frescura
Colocó un grano de luz en la uña de un anciano
Y finalmente regresó al salón de clases.

ABELARDO SÁNCHEZ LEÓN [12.640]

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Abelardo Sánchez León

Abelardo José Carlos Sánchez-León Ledgard (Lima, 17 de febrero de 1947), sociólogo, poeta y escritor peruano.

Sus padres fueron Abelardo Sánchez León y Sara María Ledgard Jiménez, hija del banquero Carlos Ledgard Neuhaus. Estudió secundaria en el Markham College y, luego ingresó a la Pontificia Universidad Católica del Perú, de la que obtuvo el grado de bachiller en Ciencias Sociales, en 1972, y de licenciado, en 1979. En 1974, hizo una maestría en la Universidad de París X Nanterre.
En 1966, obtuvo el primer premio de los Juegos Florales de la Universidad Católica. En 1980, obtuvo la Beca Guggenheim otorgada por la John Simon Guggenheim Memorial Foundation y, en 1989, la Fulbright del Programa Fulbright.
Fue vice-presidente de Desco y es director de la revista Quehacer y profesor principal del Departamento de Comunicaciones de la Universidad Católica.

Publicaciones

El hombre de la azotea. 2008
El viaje del salmón. 2005
El tartamudo. 2000
El mundo en una gota de rocío. 2000
La balada del gol perdido: Lima, la seducción de la nostalgia. 1998
Fútbol: identidad, violencia & racionalidad. 1997
La soledad del nadador. 1996
Oh túnel de la herradura. 1995
Historia del voleybol femenino peruano. 1992
Por la puerta falsa. 1991
El laberinto de la ciudad: Políticas urbanas del Estado, 1950-1979 (junto a Julio Calderón Cockburn). 1987
Antiguos papeles. 1987
Risa y cultura en la televisión peruana. 1984
Buen lugar para morir. 1984
Oficio de sobreviviente. 1980
Tugurización en Lima metropolitana. 1979
Peru, the new poetry. 1977
Estos 13. 1973
Habitaciones Contiguas. 1972
Poesía peruana 1970. 1970
Poemas y ventanas cerradas. 1969
Nueva poesía. 1985



LOS TRISTES EFECTOS

Adónde he caído con estos sentimientos
adónde han caído
(sí, mis sentimientos, esa palabra sin contenido
preciso, usada, desprovista de dignidad).
No puedo creer, nunca creí, que el amor es puro miedo,
espanto a lo desconocido, apego a la gente en busca
de protección llenos de amabilidad y encanto:
...pero quien a solas vive se desliza como las
gotas de agua
en una masa sin forma, licuosa, sin percibir una real
y auténtica relación con ése
el llamado mundo exterior que nos rodea y separa,
segrega y atormenta.
Mi soledad no es la de un pordiosero
aunque mendigando me las pasaba sin propiciar burla
ni atractivo.
Esa soledad ya familiar, la del que vive en este mundo
ajeno a los elementos que lo componen.

(Poder reconocerse en la relación establecida
que nos aleje de nosotros,
internándonos en una vastedad que otra persona
encierra bajo su piel como la lluvia en la tierra,
e ingresar sin tosquedades a un silencio nuevo y
desconocido,
así, juntarnos unos a otros, perfectamente diseñados:
dejar, en total abandono, las proporciones y las simetrías,
organizadas tan maquiavélicamente como divinas:
una destreza sin igual para vincular cuerpos y ánimas,
pues el cuerpo posee el ciego lenguaje de los objetos
que se reconocen en el tacto).

¡Malditas sean las leyes de la vida!
Pareciera que se elaboran en una continuidad dada,
en un orden irreversible,
en una complementación sucesiva donde lo que hago
se vincula a lo que hice,
del diseño al boceto terminando en la versión final:
cada tiempo poseía sus condiciones para
—Obedeciéndolas—
juntarnos en una relación que los cuerpos como dos
soles rodean al vacío sobrepasándonos más allá del
cielo y el horizonte.
El ordenamiento del tiempo,
cotidiano y cronológicamente bien distribuido
evitando errar sin punto preciso / sin vergüenza...
Porque qué hago aquí, adónde me han llevado,
qué he hecho de mi persona,
yo que no tuve nada y no podía soportarlo
o lo tuve mal, en el caos, desesperadamente por unirme
a alguien,
he convertido mi vida en ésas que dan rondas a la noche,
buscando huir y negar lo último que nos queda:
las llamas apagándose y consumidas vemos las cenizas
de una existencia donde nada, sólo las dulces mentiras,
las despiadadas, las piadosas — y allí la desgracia —
alteraban los contenidos y las formas espantándola,
aunque también cobarde, humana, impía, amargamente.
Soy pues el anciano, la vieja, el abuelo de nadie,
ya que éste que me llama papá no es mi hijo,
y el muchacho que viene es el muchacho y no
mi esposa...




Abelardo Sánchez León está considerado, junto con José Watanabe y Enrique Verástegui, como una de las voces más originales y valiosas surgidas de la eclosión poética  de los años 70. Sin dejar de lado este género literario, Sánchez León ha incursionado desde  principios de los 90 en la narrativa, con tres novelas que han sido bien recibidas por la crítica peruana.

Libros de Sánchez León comentados por Javier Agreda en esta página:

- Oh túnel de la herradura (poesía, 1995)
- La soledad del nadador (novela, 1996)
- El mundo en una gota de rocío (poesía, 2000)
- El tartamudo (novela, 2002)
- El viaje del salmón (crónicas, 2005)





Oh túnel de la herradura
   
Son constantes en la poesía de Sánchez León el cuestionamiento de las relaciones humanas, el tono entre nostálgico y sarcástico, la precisión de las imágenes y el empleo de una norma coloquial del lenguaje. En cuanto a evolución podríamos distinguir claramente dos etapas. Una es la de los poemarios de juventud, en la que el hablante poético se confundía con el autor, predominando los versos de largo aliento y también los referentes citadinos. En la segunda etapa, que se inicia con Oficio de sobreviviente (1980), se da más importancia a la estructura y al trabajo de ficcionalización, mientras que la amargura y el pesimismo se vuelven dominantes. El más reciente libro de Abelardo Sánchez León, Oh túnel de la herradura (Madrid, 1995), nos llega desde España como parte de la prestigiosa colección Visor de Poesía, confirmando la calidad de esta lírica y presentando además algunas interesantes novedades.

Oh túnel de la herradura se presenta desde esta perspectiva como una síntesis y balance de la segunda etapa. El túnel del título, que sirve de conexión del balneario de La Herradura –uno de los preferidos de los jóvenes limeños- con el popular distrito de Chorrillos (“... casuchas/ arrechísimas/ a juzgar por el furor de sus materiales” p. 13) enfatiza la idea de dejar atrás las luminosas actividades juveniles para enfrentar (“sacando pecho, con la cabeza/ la que tropieza en tinieblas” p. 16) los múltiples problemas de la adultez.

El libro está dividido en cuatro partes. En la primera encontramos planteado explícitamente el motivo del fin de la juventud: “Qué penosa es la adultez en estos lares, historia,/ risible, portentosa, latosa, una asquerosa vaciada de frenos” p. 17). Una visión irónica del hogar y la familia es predominante: “mi padre yace de espaldas bajo la yerba,/ y yo no les he dicho nada de nada a estos seres” (p. 30). Y la destrucción de la casa familiar, algo que el poeta relacionó antes con la muerte del abuelo en Poemas y ventanas cerradas (1969) aquí es vinculado a su propia muerte: “... nadie me dará una moneda cuando me marche./ El suelo, la tierra, eso sí, cobra un valor extraño"”(p. 22).

La segunda parte del libro recoge el viejo tópico literario del viaje como búsqueda del propio destino: “trepé a la embarcación/ esperando fallecer en una tierra/ que no guarde dolor rencor ni recompensa” (p. 35). Pero este viaje resulta un fracaso: “De paso en esta tierra rica –tan de paso-/ ni mis botines dejarán huella entre las familias de granjeros” (p. 39). Y la deteriorada máquina del barco sólo consigue hacerlo pensar en su propio deteriorado cuerpo (Máquinas, p. 44).

La tercera parte trata del amor, pero visto como una expresión órfica, un descenso al abismo de la vida en común: “Mi amor es mi infierno/.../ Un departamento. Una vivienda./ Un infierno, qué concha, si exagero!” (p. 47). La erosión de la vida doméstica es apenas compensada por el goce sexual (p. 48) y el amor va muriendo irreversiblemente: “Por más que voltee y revuelva a mi amor/ encontraré las cenizas convertidas en hollín” (p. 56). El final del amor, la vuelta a la soledad, son vistos como aproximaciones a la muerte, el otro túnel que está esperándolo (p. 58).

El mes de abril, mes de las letras y del final del verano, le permite reconocer a Sánchez león en la última parte de su libro que la poesía es, de alguna manera, una evasión. “Un día, a mediados de abril –sucio y soleado- yo podría... escoger un rubicundo nombre literario: Charlie Melnik, Jonathan Brake, Alousius Acker...” (p. 61). Se describe además en esta sección el aislamiento de tres poetas peruanos (¿Bendezú, Sologuren y Delgado?), las peculiares casas de otros (...reductos de piedra enclavados en el trasfondo de su hígado” p. 66). Y, por su puesto, su muerte (p. 67).

Son las secciones segunda y cuarta las que nos sorprenden no poco. La alegoría del viaje y la reflexión sobre la poesía son temas poco usuales en la obra de Sánchez León, temas demasiado cercanos a la “poesía escueta, lírica y ficticia” que el autor ha rehuido desde los inicios de su carrera. Y, agregamos, demasiado lejanos de la crítica de las instituciones formadoras de la ideología, uno de los constantes objetivos del poeta y también sociólogo. Esto, sumado a una menor presencia de imágenes y símiles, además de un manejo más tradicional del lenguaje, nos lleva a concluir que un cierto agotamiento, tanto temático como formal, comienza a sentirse en la poesía de Sánchez León.

Oh túnel de la herradura es, sin lugar a dudas, un poemario destacable, uno de os mejores que ha dado la poesía peruana en el último año. Pero es también, en la obra de su autor, un libro de transición de una poética –que alcanzó acaso su mejor expresión en Buen lugar para morir (1984)- hacia otra nueva. Abelardo Sánchez león parece estar a punto de “sumergirse en la boca del túnel” (p. 57) que debe conducirlo a una nueva etapa en su poesía. O, quizás, al silencio.



La soledad del nadador

El antiguo y siempre latente conflicto entre lo personal y lo social es el tema principal de La soledad del nadador (Peisa, 1996) segunda novela de Abelardo Sánchez León (Lima, 1947). Una temática que el autor –muy conocido por sus trabajos como sociólogo, poeta y cronista- ya había abordado en su primera novela, Por la puerta falsa (1991), pero que recién en esta oportunidad parece haber encontrado los personajes y situaciones apropiadas para su planteamiento literario.

La soledad del nadador narra los años finales de la vida de Benjamín Hassler, una nadador que formó parte de nuestro equipo olímpico en Berlín y que por el retiro del Perú se quedó sin competir en las finales, suceso que lo marcaría para siempre. A los 74 años, Hassler es una especie de Sísifo anciano, que vive aislado de su familia, entrenando y viajando constantemente para participar en todos los torneos para nadadores veteranos que se realizan en el mundo. Sus relaciones personales se reducen a unos cuantos amigos y a una joven amante que lo abandona al quedar embarazada.

La novela nos cuenta además, a través de extensos racontos, momentos claves de la vida de Hassler, especialmente sus años de juventud y las difíciles relaciones con las mujeres de su vida: Maruja Montenegro, Clara Hamann (su esposa), Ruth Ostolaza (mujer por la que abandonó a su esposa), Sonia Valverde, etc. Estos personajes permiten al autor hacer una verdadera galería de las ideologías (en la acepción lukacsiana del término) más características en el Perú, a través del tiempo y de los diversos estratos sociales. Así aparece claramente reflejada la forma de pensar de una familia de banqueros (los Hassler), la de las empleaditas de tiendas comerciales, la de los nuevos ricos que se van a vivir a Miami, etc.

Todos los personajes son funcionales, pero a diferencia de Por la puerta falsa, donde los vertiginosos procesos descritos (la vuelta a la democracia al final de la dictadura militar, el surgimiento del terrorismo) era compensado con personajes estáticos y sin profundidad, aquí sí llegan a expresar la riqueza y vitalidad de los verdaderos seres humanos.

Son funcionales también los diversos ambientes y sucesos que se presentan en la novela. Sánchez León parece privilegiar en su narrativa el arte de la composición, el trabajo con elementos complementarios, opuestos o simétricos. Si el personaje principal es un deportista, sus opiniones están equilibradas con las de varios intelectuales (su hermano Alfonso, su hijo Benny o el mismo Jorge Basadre, con quien sostiene largas conversaciones). La descripción de Alemania en los años 30 es contrapuesta a la de la Alemania actual, el estilo de vida de los ricos de Miami con el de los jóvenes diplomáticos en Europa, etc.

Esta arquitectura reposa sobre la figura de Benjamín Hassler, una especie de extranjero en su propia patria; no sólo por sus constantes viajes, sino también por el origen alemán de sus padres. Y también por las múltiples similitudes con el Mersault de Camus (el protagonista de El extranjero): ambos son personajes simples, sin grandes ideas ni pensamientos, ambos son capaces de sacrificar cualquier vínculo afectivo o convención social para mantener su libertad individual, y ambos reaccionas con sorprendente frialdad ante la muerte de parientes cercanos (Mersault ante la de su madre, Hassler ante la de su sobrino). Hassler, a pesar de su sinceridad, es un antisocial y no un rebelde, pues prefiere los logros individuales a los afectos y responsabilidades. Al final es sólo un viejo a punto de morir, abrazando obsesivamente a una bolsa que contiene sus medallas deportivas.

La novela está narrada desde el punto de vista de Benny, pero este punto de vista se diluye casi siempre para dejar a cada personaje contar su propia historia. Esta metamorfosis del narrador es un recurso que el autor emplea para hacer más dinámica una novela que por estar centrada en la figura de un anciano (sus manías, obsesiones y enfermedades) tiende a ser demasiado lenta y tediosa. Otros recursos son la simplificación de las descripciones y la agilidad de los diálogos; pero a pesar de ellos estamos ante un libro arduo y oscuro, especialmente en su primera mitad.

La soledad del nadador es una novela que dejando las tendencia dominantes a lo superficial y explícito impulsadas por la literatura light se sitúa a contracorriente, apostando por una literatura rica en contenidos pero que requiere de lectores activos e inteligentes, capaces de reflexionar y cuestionar la peculiar actitud vital de su personaje central Una obra que, por lo mismo, se inscribe dentro de lo mejor de nuestra novelística actual.



El mundo en una gota de rocío

Reconocido sociólogo y escritor, Abelardo Sánchez León (Lima, 1947) es, junto con José Watanabe y Enrique Verástegui, una de las voces más originales y valiosas surgidas de la eclosión poética de los años 70. Desde su primer libro Poemas y ventanas cerradas (1969), hasta Oh túnel de La Herradura (1995), su obra se ha caracterizado por unir opuestos como el lenguaje coloquial limeño y la retórica literaria, o la más dura crítica con un cierto tono nostálgico. Esta versatilidad le ha permitido afrontar en su más reciente poemario, El mundo en una gota de rocío (Peisa/Arango, 2000) uno de los más difíciles temas, el de la muerte de su hijo adolescente.

Todo el dolor y el sufrimiento que significó para el autor tan trágico acontecimiento están presentes en el libro, especialmente en su primera parte, pero evitando lo dramático o elegíaco. Sánchez León prefiere delegar a otros, a sus propios amigos escritores, la expresión de aquello que para el yo poético resulta imposible formular con palabras. Así van apareciendo conversaciones con Alfredo Bryce, José Watanabe, Blanca Varela; y también citas de escritores que antes han abordado este tema, como el norteamericano John Gunther, quien en 1949 publicó Death be not proud, un libro sobre su hijo muerto también a los 17 años.

Pero no es sabiduría lo que el autor busca en las palabras y textos de otros: “Entender no trae consuelo. Consuelo: conocimiento pasivo, abierto, resquebrajado, que consiste en recibir de rodillas lo que la vida nos envía”. Se trata solamente de partir de este encuentro con la muerte (“He visto con mis propios ojos su mentón de fierro cuando viene a raptar a los míos...”) para plantearse en forma directa y sin concesiones, el viejo problema del sentido de la existencia humana, “La inmensa pregunta celeste”, cisneriano título de uno de los poemas del libro. No se ofrecen respuestas a esta pregunta, salvo la certeza de que “la vida muere para vivir”.

La oposición entre el hijo que muere en la plenitud de su vitalidad (“magníficamente hermoso en su juventud”) y el padre viejo y en decadencia física, pero aún vivo, se convierte en uno de los ejes del libro. Se hace un descarnado retrato de la vejez: “A mi edad he subido de peso, debo admitirlo, me desplazo con dificultad... tengo una hemorroides que sangran en el momento menos pensado y la ingrata sensación de haberlo escrito todo”. Sin embargo, la juventud también es vista de una manera crítica e imparcial, como una multiplicidad de posibilidades que la vida misma impide realizarse. Ése parece ser el sentido de aquellos poemas (“Instante literario”, “Antes y después”) que recuerdan los inicios literarios del autor, las animadas tertulias de los jóvenes poetas –perteneciente a Hora Zero o Estación Reunida- en bares del centro de Lima.

Un logro especial del libro es que ni lo personal ni lo sombrío del tema afecten el tono general de la poesía de Sánchez León. Las imágenes mantienen la fuerza y claridad de anteriores poemarios, aunque esta vez estén más centradas en elementos como el viento, el rocío, o las estaciones del año, que siempre han ayudado a los escritores a expresar la fugacidad de lo humano frente a lo eterno de los ciclos naturales. Esto se equilibra con el lenguaje coloquial y urbano ya característico en el autor, y que en algunos poemas puede llegar a ser sumamente agresivo, como en “Pluma y cuchillo”: “Meses que me ven como el cojudo pinche cornudo/... Pinga que me van a venir a mí como si fuese un niñito,/ un atrasado”.

En el primer poema del libro, Sánchez León recuerda unas palabras que le dijera Alfredo Bryce: “Sin pena ni olvido”. El mundo en una gota de rocío parece ceñirse a esas palabras, pues a pesar de estar dedicado a la memoria del hijo ausente, el autor no ha dejado de lado aspectos como la ironía o el rigor poético. En suma, un muy buen poemario que confirma la madurez y calidad de la obra de Sánchez León.



El tartamudo

Reconocido sociólogo y escritor, Abelardo Sánchez León (Lima, 1947) es autor de ocho poemarios –desde Poemas y ventanas cerradas (1969) hasta El mundo en una gota de rocío (2001)-  que lo califican como uno de los más talentosos y perseverantes poetas de nuestra generación del 70. No obstante, desde hace algunos años Sánchez León parece estar más interesado en la novela,  género en el que debutó con Por la puerta falsa (1991), un relato “sociológico”, y en el que insistió con La soledad del nadador (1996), historia de la vida de un personaje basado en la figura del conocido Walter Ledgard. Igual de interesante y peculiar es el personaje central de su más reciente novela, El tartamudo (Alfaguara, 2002), un libro que muestra los evidentes progresos de Sánchez León en este género.

Ernesto Montoya (Monty) es el protagonista y narrador de El tartamudo. Él mismo nos cuenta la historia de su vida a través de una serie de episodios, empezando por su infancia feliz en el Ancón de fines de los 50 -la época de mayor esplendor del balneario-, en compañía de sus primos y amigos pertenecientes a las más importantes familias del país. Monty, además de tartamudo, es un pariente pobre, casi un marginal en ese mundo de poderosos. La historia continúa con su adolescencia en Los Cóndores, una exclusivo barrio en los alrededores de Chosica, en la que sus sentimientos de marginación y no-pertenencia al entorno social se radicalizan y lo conducen al exilio de París a mediados de los 70, una verdadera temporada en el infierno en que el protagonista llega al extremo del envilecimiento.

Tratándose de un tartamudo, de alguien que tiene serios problemas para relacionarse con los demás, uno de los temas principales de la novela es inevitablemente el de la incomunicación. Monty nunca llega a establecer verdaderos vínculos con sus amigos o parientes -ni siquiera con sus padres- y sólo en los juegos infantiles logra sentirse parte de un grupo de amigos casi tan marginales como él: el paralítico Pedro Ganoza; el homosexual Pepo Gulliver, y Alicia, enamorada a sus once años del silencioso Monty. A partir de entonces, la incomunicación lo lleva a una degradación progresiva en todos los aspectos, desde el económico hasta el moral, que el autor objetiva a través de las relaciones de Monty con las mujeres. De tener en Alicia a una enamorada casi normal, pasa a convertirse en asiduo concurrente de prostíbulos, después en proxeneta de la mujer que ama, y por último a trabajar en París en una red de tratantes de blancas.

El mayor acierto de Sánchez León en esta novela es haber hecho de Monty no sólo un personaje completo y sumamente humano sino también un símbolo de su generación y clase social, la clase llamada a heredar el liderazgo de un país del que, sin embargo, se mantenía completamente aislada e incomunicada. La potencia de la voz y seguridad del primo Julián (personaje opuesto y complementario de Monty) no le sirven de nada, y lo encontramos a mediados de los 80 convertido en un empobrecido alcohólico que solamente espera recibir su parte de la herencia familiar. La tesis del sociólogo es que así como la tartamudez y el aislamiento envilecieron a Monty, fueron la tartamudez y el aislamiento de nuestra clase dirigente los que condujeron al país a la gran crisis de las décadas del 80 y 90.

La estructura episódica de la novela permite que la presentación de esos procesos de degradación (el individual y el colectivo) se realice sin mermar la verosimilitud ni el interés de los personajes o las situaciones narradas en general. Los lectores pueden por eso sintonizar fácilmente con la inseguridad, marginalidad y necesidades afectivas de Monty, Alicia, Pepo y hasta el mismo Julián. A pesar de una cierta falta de unidad (producida por los cambios en el ritmo y puntos de vista narrativos en cada uno de los episodios) El tartamudo es una buena novela, la más lograda de las que hasta ahora ha publicado Sánchez León.



Viajes de la memoria

El sociólogo y escritor Abelardo Sánchez León (Lima, 1945) ha reunido en El viaje del salmón (Peisa, 2005) una treintena de crónicas que abarcan cuatro décadas de viajes personales. Figuran, en orden cronológico, desde su experiencia adolescente (inicios de los 60) en Iowa como estudiante de intercambio, hasta un visita a Cartagena de Indias (Colombia) en el año 2002 en compañía de su esposa Marcia. Pero la parte más importante del libro es aquella en que el autor cuenta su experiencia en Europa, especialmente su periodo de bohemia parisina, en el que compartió pobrezas e ideales con un interesante grupo de escritores latinoamericanos, entre ellos nada menos que Alfredo Bryce y Julio R. Ribeyro.

Al tratarse de crónicas escritas por un poeta y sociólogo, resulta natural que el mayor énfasis esté puesto no en la descripción de paisajes o ciudades sino en la recreación de los vínculos y relaciones del autor con las personas que va encontrando en sus diferentes viajes. "Uno viaja a los lugares donde están los amigos", ha dicho ASL en una reciente entrevista, y cada uno de estos textos parece estar dedicado a alguno de esos amigos, descritos con admiración y afecto: desde el gigante bonachón Paul de Iowa, una amistad de muchos años, hasta una joven mesera por la que el autor siente un amor platónico y fugaz; sin dejar de lado al africano Joseph o al cura Michel de la Croix, entre otros.

El libro puede ser visto entonces como un nostálgico homenaje a esos amigos y especialmente a Marcia, la paciente compañera de toda la vida. La vemos viajar sola a Europa (contra la voluntad de su padre) para encontrarse con ASL y apoyarlo en su bohemia parisina trabajando de niñera o en las más duras faenas agrícolas. Y también la vemos regresar sola (las circunstancias no se explican bien) y resignada al Perú. El propio autor reconoce en uno de los textos más breves (La fiesta que nos sigue, una especie de arte poética) que este libro "está centrado en Marcia, mi esposa por treinta años, con quien he gozado, sufrido, viajado, construido una casa y formado un hogar".

Ese aspecto de homenaje personal lleva a estas memorias más cerca del modelo amable y agradecido del libro Vivir para contarla de García Márquez que de lo polémico de El pez en el agua de Mario Vargas Llosa. Una opción que, por otra parte, no es del todo consecuente con la propia obra de ASL, cuyas novelas y poemarios se han caracterizado por su visión crítica y pesimista con respecto a las relaciones humanas en general. Incluso a los temas centrales de El viaje del salmón -el viaje y la convivencia conyugal- el escritor ya les dedicó secciones completas de su poemario Oh túnel de la Herradura (1995). Pero entonces sus opiniones eran mucho más ásperas. Sobre la convivencia de pareja decía, por ejemplo:

"Mi amor es mi infierno...
Un departamento. Una vivienda.
Un infierno, qué concha, si exagero!"

Son varios los pasajes en los que la emotividad y el arrepentimiento por los errores del pasado se desbordan. Después de todo en estos relatos, como el propio autor reconoce en el ya citado texto, hay bastante de lamento y afán por lograr que ese pasado sea "digerido de una forma más amable... y que no atormente tanto mi presente". Sin embargo, no faltan las páginas severas con respecto a ciertos personas que traicionaron o no supieron mantener la amistad. Uno de los textos más largos del libro, y que seguramente generará polémica, es Dos escritores consagrados, sobre la amistad entre ASL y el escritor Carlos Calderón Fajardo, compañeros de estudios universitarios.

Como en sus más reciente libros –el poemario El mundo en una gota de rocío (2000) y la novela El tartamudo (2002)- ASL emplea esta vez un lenguaje en el que se combinan acertadamente elementos "librescos" (una cierta complejidad gramatical) con otros propios del habla coloquial urbana limeña y un cierto. Es uno de los aspectos más logrados del libro, que sumado a un sentido del humor contenido pero eficaz, hacen de El viaje del salmón, no obstante los excesos de emotividad, una lectura entretenida y agradable.





MIA LEONIN [12.641]

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MIA LEONIN

Florida,  EE.UU. 
BIOGRAFÍA: Mia Leonin autora de dos libros de poesía, Braid (Anhinga Press) and Unraveling the Bed (de próxima publicación por Anhinga Press). Ha sido galardonada con el Premio de la Academia de Poetas Americanos y sus poemas han sido nominados para el Premio Pushcart. La poesía de Leonin ha sido publicada en New Letters, Indiana Review, Prairie Schooner, Chelsea and Witness. Ha recibido subvención por el Fondo en Memoria de Barbara Deming y Florida Artista individual Fellowship 2005. Extractos de su libro de memorias Padre Hambre han sido publicados en New Letters and the North American Review y fueron nominados para un premio Pushcart. Leonin ha estado escribiendo sobre teatro, danza y la actuación en Miami desde 2000. Fue crítica de teatro para el Miami New Times por dos años y destinataria de un premio Green Eyeshade para la crítica teatral. Escribe con frecuencia sobre danza, performance y el teatro en español para el Miami Herald. En 2007, fue seleccionada para ser miembro de la Fundación Nacional para el Instituto de Arte / Annenberg de Teatro y Teatro Musical. Leonin es a tiempo completo instructor de escritura creativa en la Universidad de Miami.
WEBSITE: www.mialeonin.com 


Mia Leonin is the author of two books of poetry, Braid and Unraveling the Bed (Anhinga Press), and the memoir, Havana and Other Missing Fathers (University of Arizona Press). She has been awarded an Academy of American Poets Prize, two Florida Individual Artist Fellowships, and her poetry and creative nonfiction have been nominated for the Pushcart Prize. Leonin’s poetry has been published in New Letters, Prairie Schooner, Alaska Quarterly Review, Indiana Review, Witness, River Styx, Chelsea, and others. She frequently writes about Spanish-language theater for the Miami Herald. Leonin creative writing at the University of Miami. www.mialeonin.com



COMO MÚSICA Y OTROS POEMAS. Mia Leonin
Like Music


(Baghdad 2003)

Rain beneath the cypress canopy: you were this voice,
this natural wish for water – leaf-girl

waiting for rain, winding inside your mother’s burka,
wrists waving, strings of hair lisping in the wind.

Each morning the dream showers woke to flowers of grain,
sifting from your mother’s fingers to the metal pan in her lap.

Until they came with their thunder, roar, shock, and awe –
white clouds crackling, sandals and ankles exploding.

Carpets and leather bodies washed away
in a rubber-tire, death-metal, Humvee riff.

A rivulet of blood trickles toward your jawline–
you raise a finger to your ear and tilt your head

to begin the search for listening.





Como Música

(Bagdad 2003)

Llueve bajo la copa del ciprés: tú fuiste esta voz,
este anhelo natural por el agua – niña-hoja

esperando la lluvia, enroscada dentro de la burka de tu madre
muñecas ondulantes, cabellos ceceando al viento.

Cada mañana las regaderas de ensueño despertaban las flores de grano,
cernidas desde los dedos de tu madre a la cacerola de metal en su regazo.

Hasta que llegaban con sus truenos, rugidos, golpes y  temores-
nubes blancas crepitantes, sandalias y tobillos explotando.

Alfombras y cuerpos de piel arrastrados´
al son  de llantas, muerte metálica, acordes de Humvee.

Un riachuelo de sangre desciende por tu quijada-
llevas uno de tus dedos a la altura de la oreja inclinando la cabeza

cómo quien comienza la búsqueda por ser escuchado.





My Father in a Fourth of July Public Radio Spot

A voice shoots like a javelin from my radio.
It is the whine and pull, the stammer

of my father trying to speak English.
I love this country. His voice trudges

toward meaning through his thick,
sludgy immigration –

past the women whose cunts he thought smelled rotten,
past the patients for whom he prescribed

thorazine, electric shock, and other brain-splintering
cures to loneliness,

past the unclaimed children, now middle-aged,
almost-success stories

who sometimes hear him speaking through walls.
By the time he has finished,

the paradise of this country has wilted into paraíso.
Of course it has. It always does.

All of this on the radio
and me having never met him.






Mi padre en una emisión de Radio Pública 
durante un Cuatro de Julio

Una voz se dispara como jabalina en mi radio.
Es la queja y jaleo, el tartamudeo

de mi padre tratando de hablar Inglés.
I love this country. Su voz se arrastra

hacia el sentido de su densa,
cenagosa migración-

más allá de los coños de la mujeres que a él le parecía que apestaban,
más allá de los pacientes a quienes recetó

thorazine, electroshocks y otras formas de perforar el cerebro
como remedios contra la soledad,

más allá de los niños de quien nadie se responsabilizó, ahora cuarentones,
casi historias de éxito

quienes a veces lo escuchaban hablar a través de las paredes.
Para cuando el haya terminado,

El paradise de este país se habrá marchitado en paraíso.
Claro que así será. Siempre ha sido así.

Todo esto en la radio
y Yo que nunca lo he conocido.







A poet alludes to the poet of the people in hopes of justifying the existence of a poem about a woman whose life and death mattered to very few. 

(after Pablo Neruda)


Who took my mother from me? Where has she gone?
A lizard grips the screen, his pulsating throat jeers at the word “door.”

Which drop of rain can decipher the soil’s thirst?
Something stirs in the forest. Under a spear, a stalking sound.

What will make this room stop spinning?
Not song, but sound, a singe at the word’s edge.

What can be forgiven?
The final vowel of sympathy, hurled like a shot-put.

Between love and memory, what will prevail? When beauty
no longer has the final say, what remains?
Would that I were an abundant table set with feasts and flowers.

Why don’t I dream of her anymore?

Monday is no longer the anniversary of her death.
Next month, it will be Thursday
and next year, Sunday.





Un poeta alude al poeta del pueblo en espera de justificar la existencia de un poema acerca de una mujer cuya vida y muerte importó a muy pocos.

(a Pablo Neruda)

¿Quién se ha llevado a mi madre? ¿A dónde se ha ido?
Una lagartija se agarra de la malla, su garganta pulsante se mofa de la palabra “puerta.”

¿Cuál gota de lluvia puede descifrar la sed de la tierra?
Algo se agita en el bosque. Bajo una lanza, un sonido acechante.
¿Qué conseguirá que esta habitación deje de girar?
No una canción, sino un sonido, una quemazón al filo de la palabra.

¿Qué puede perdonarse?
La última vocal del pésame, como lanzamiento de bala.

Entre el amor y el recuerdo ¿qué triunfará? Cuando la belleza
no tenga más la última palabra ¿qué quedará?
Ojalá yo fuese una mesa con abundantes obsequios y flores.

¿Por qué no sueño más con ella?

El Lunes ya no es el aniversario de la muerte.
el próximo mes, caerá en Martes
y el año próximo, en Domingo.



 (versión al español Omar Villasana)










LAUREL NAKANISHI [12.642]

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Laurel Nakanishi 

(Honolulu, Hawai, EE.UU.). Se graduó con una Licenciatura en Artes en el Lewis & Clark College y completó una Maestría en Bellas Artes (MFA) en la Universidad de Montana.  La poesía de Laurel Nakanishi ha sido premiada con una beca de la Fundación Fullbright, la beca Richard Lugo y el premio Greta Wrolstad.  Laurel ha publicado en numerosas revistas literarias, y en 2013 ganó el premio de las ediciones en plaquette Epiphany por su libro Manoa Makai.  Ha sido instructora y directora-fundadora de Nicaragua Artists-in-Schools, una organización internacional sin fines de lucro que promueve la alfabetización, creatividad y apreciación artística a través de clases de teatro y poesía a los niños de Nicaragua.   Antes de vivir en ese país, Laurel enseñó inglés y literatura en Japón, Ecuador, Portland, Oregon y Honolulu, Hawai.  Actualmente Laurel enseña como escritor-residente en el Missoula Writing Cooperative de Montana y en el Pacific Writers’ Connection en Hawai.

Laurel Nakanishi is a writer and a teacher.  She is the recipient of the Richard Hugo memorial scholarship, the Greta Wrolstad travel award and a Fulbright scholarship.  Last year, her poetry collection, Manoa Makai, was chosen for the Epiphany Editions chapbook award by Kimiko Hahn.  She has taught in numerous writers-in-schools programs and in 2012 founded the community organization Nicaragua artists-in-schools (www.nicaarts.org).  Born and raised in Honolulu, Hawaii, Laurel received her B.A. at Lewis & Clark College and M.F.A. at the University of Montana.







CRUZANDO LOS ANDES CUANDO TERMINA LA TARDE
por: Laurel Nakanishi traducido por: Eduardo Chirinos

Un santo se balancea frenéticamente desde el retrovisor
lanzando sus bendiciones por todo el bus.

Pregunto a la señora que viaja a mi lado
sobre las hogazas de pan que lleva

y ella cree que se las quiero comprar.
El ganado le roba su color a las colinas.

¿Qué pasó aquí?
Mi nariz sangró.

¿Y luego?
La embriaguez de una fiesta de bodas.

El anfitrión y la botella circulan,
empujan la copita a nuestros labios.

Durante toda esa noche en la casa de ladrillos rojos,
en las colinas gastadas por el ganado, me preguntaron

¿Ha visto tanto pobreza?
Lo entendí como un tipo de disculpa.



CROSSING THE ANDES IN EARLY EVENING

A saint swings frantically from the rearview,

flinging her blessings across the bus.

I ask the woman next to me

about the loaves she carries

and she thinks I want to buy them.

Cattle wear the hills down to brown.

What happened here?

My nose bled.
And then?

A drunken wedding party.

The host and bottle circling,

pushing the shot glass to our lips.

Throughout that night in the red adobe house,

in the cow-worn hills, they asked me
Have you ever seen such poverty?

I took it as a kind of apology.



EL PACÍFICO NALUAKA

por: Laurel Nakanishi      traducido por: Francisco Larios



Día ocho: isla de perdigones

Apenas es mañana y las largas cavernas gimen.   He tenido otra visión.  La madre emergió primero, empujada por la orillera.  Parecía nadar con más aletas que las que vi el martes.  Al arrastrarse hacia la playa, su piel parecía tiritar, relajarse y saltar de nuevo con cada movimiento.  Avanzó una buena distancia y posó su delicado rostro (con pico de loro) en la arena.  El viento sacudió su cola y su aleta e hizo ondear y erizar su piel como una ondícula.

Día doce: jueves

He contado tres bebés. Son muy pequeños, más o menos como mi mano. Los encontré acurrucados en el solar de la piedra negra.  La madre no estaba cerca, así que aproximé mi cara justo al borde de sus cuerpos (tan quietos como el agua en una poza) para aspirar su irresistible aroma.

Día diecinueve: coro

He notado siete llamados distintos, cada uno con su propia función.  Gutural bajo—la madre sale del agua, sus fosas nasales se dilatan y resuellan.  Gruñido agudo—apartándose de la madre donde ella toma el sol, llamando a sus críos.  Bufido (vacilación).  Chillido de furia—salen reptando del agua blanca.  Ladrido – y chasquido entre ellos.  Su piel tirita- -ronroneo—como si una criatura se moviera bajo su superficie.  Silbido—el aire moviéndose en su cuerpo (corriendo por tubos y cámaras).

Día veintitrés: contando

Sus aletas se multiplican o encogen proporcionalmente a su felicidad.  La piel devuelve la luz en escamas centelleantes, cada una de las cuales punza un minúsculo orificio.

Día veintinueve: hambre

Los bebés no se han movido de su exigua sombra.  No han entrado al agua o desempolvado de sus espaldas la arena (ahora seca y melosa).  Tienen pocas aletas. La madre se ausenta varios días a la vez. 

Día treintaidós: tempestad

Esta mañana desperté en medio del rugir de un gran oleaje.  Vanamente corrí hacia donde se habían apiñado contra unas raíces.  Dos cuerpos temblorosos.  Di un vistazo a la costa, la espuma empujaba, adentrándose, el reflujo jalaba mis rodillas hasta doblarlas.  Busqué un destello de piel, un brote, algo que resaltara del azul.

Día treintaisiete: el este necesario

Ella ha vuelto con una multitud de tiburones muertos.  Los vi ondulando sobre la orillera, completos a excepción de los ojos, y la madre (con su filoso pico) sacaba entrañas en listones.  Me uní a ellos,  arrancando los trozos más blandos para los bebés que escarbaban y caían al suelo, abriendo sus picos a la espera de más.

Día cuarenta: la pausa

Duermen a todas horas, especialmente en la tarde.  A los bebés les ha dado por dormir sobre mis botas.  La madre se tumba bajo mi toldo, maracaná.

Día cuarentaicuatro: un sueño

Que lo había encontrado apenas flotando en la marisma.  Tomé su cuerpo translúcido en mis manos y soplé suavemente su cara.  Se llenó de aletas.



THE PACIFIC NALUAKA

Day eight : birdshot island

Just morning and the long caves are groaning.  I’ve had another sighting.  The mother emerged first, buoyed by the shore break.  She appeared to be paddling with more flippers than noted on Tuesday. As she hauled her body up onto the beach, her skin seemed to slosh and soothe and leap up again with each movement.  She scooted a comfortable distance and lay down her delicate face (with parrot-mouth) into the sand.  Her tail and dorsal fin caught the wind, sending her skin rippling and peaking in wavelets.

Day twelve : thursday

I’ve counted three babies.  They are quite small, about the size of my hand.  I found them nestled in the black rock yard.  The mother was nowhere near, so I pressed my face right up to their bodies (as still as tide pools) to take in their sticky scent.

Day nineteen : chorus

I’ve noted seven distinct calls, each with its specific function.  Low guttural – the mother’s head emerges from the water, nostrils dilate and gasp.  Sharp grunt – backing away from the mother where she suns, calling her babies – High wheeze (wavering).  Huffed squeaks – they clamber from the white water.  Yap – and snapping at one another.  Her skin shivers – rolling mur – as if some creature passed beneath its surface.   Whistle – the air at work in her body (running through the pipes and chambers).

Day twenty-three : counting

Their fins multiply or retract in ratio to their contentment. Skin throws back the light in glimmering scales, each burning a tiny hole.

Day twenty-nine : hunger

The babies have not moved from their meager shade.  They have not entered the water or rolled the sand from their backs (now dried syrupy).  Their fins are few.  The mother leaves for days at a time.

Day thirty-two : tempest

This morning I woke to roaring, the piling of waves.  Bootless, I ran to where they were huddled against some roots.  Two shivering bodies. I scanned the shoreline, the foam pushing high, the backlap pulling my knees bent.  I looked for the glimmer of skin, the surfacing, something to stand out against the blue.

Day thirty-seven : due east

She’s returned with a crowd of dead sharks.  I saw them rolling in the shore break, whole but for the eyes, and the mother (with her razored beak) picking out ribbons of entrails.  I joined them, plucking the tender-most bits for the babies who scrabbled and flopped, opening their beaks for more.

Day forty : we linger

They sleep at all hours, especially in the afternoon.  The babies have taken to napping in my boots.  The mother sprawls under my canopy shade, thrush.

Day forty-four : a dream

That I had found it swimming weakly in a tide pool.  I took its translucent body in my hands and blew gently into its face.  It burst with fins.









LUIS VEA [12.662]

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Luis Vea 

(1966)
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Estudió también Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Barcelona, aunque pronto se decantó por la escritura. Ha escrito los siguientes libros:  Petroglifos, Ed.Baile del Sol, Santa Cruz de Tenerife, 2014 (poemario), Hachazo de metrónomo, Islavaria ediciones, Granada, 2011 (poemario), Cotidianos, Islavaria ediciones, Huelva, 2008 (relatos). Su poesía se ha ido acercando a la llamada poesía de la conciencia, hecho que ha concluído con su participación en el encuentro Voces del extremo 2014.



AMANECE EN VERSOS DE JUVENAL

Se diría que el cielo arde,
 y las llamas, que son de luz,
transmiten la monotonía
 de un metrónomo.

Leo unos versos de Juvenal
y concluyo que la palabra no es eterna,
quizá una mácula en el papel.

Lucescit, amanece,
y las brumas de la mente se desperezan
en el compás del día que principia.

La retórica, siempre repetitiva,
lleva la batuta del inicio
y un ángel exterminador
sonríe con una mueca extraña.

Se diría que la vida arde,
que la luz concluye,
que la muerte lleva el diapasón
ligeramente adelantado.

De Hachazo de metrónomo, Isla Varia ed, 2011.




LÁGRIMAS UNIVERSALES

Se repliega la luz

sobre el costado materno   
                                de la vida,
sobre las curvas matizadas
                                del tiempo,
alcanzando la sabiduría
                                del metrónomo.

 Queda la bruma   
                                del desdén,
el hachazo breve       
                                   de la hormona,
el insulto larvado
                                tras la espalda,

la pujanza de la sangre agarrotada.

Resta el silencio vacío
                                   del cadáver,
y las lágrimas

que son siempre universales.
   
De Hachazo de metrónomo, Isla Varia, 2011.






ALMA DE BATRACIO

Intento calmar la locura
pero adolezco de puentes
desde donde suicidarme.

Tanteo el callejón obscuro
y se me derrama el destino.

Agoto los espacios,
declaro desierta la infancia,
me empecino en volver al agua,
líquido materno que me acogió,
no en vano
tengo alma de batracio.

De Petroglifos, Baile del sol, 2014






PETROGLIFO

La mano curva el trazo,
hunde el dedo
en la herida de piedra.

El surco austero
trasciende
y no busca
ser completado.

De Petroglifos, Baile del sol, 2014



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