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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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CARLES MARTÍN GAITE [12.470]

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CARLES MARTÍN GAITE LUCENA 

Nació en Barcelona, España, en 1954, pero pasó su infancia en Sevilla y vivió varios años fuera de la península por razones de familia. Se licenció en Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid. Ha dictado cátedras y conferencias en varias universidades españolas y ha sido lector de español en el Reino Unido y Alemania. Ha conducido programas literarios en radio y actualmente ejerce la docencia en Barcelona. Además de numerosos trabajos críticos sobre autores españoles e hispanoamericanos, y en especial sobre Pere Gimferrer, Manuel Caballero Bonald y Luis García Montero.

Ha escrito libros de poesía en castellano y en catalán: Textos para un curso de verano (1985); Palau d’Hivern (1992); Llum de tardor (1994); L’alt amor (1999); y Poesía 1985-2000 (2001). 

En 2011 integró el jurado del Premio Internacional “Federico García Lorca” en representación de la Cátedra Libre de Cultura Andaluza de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, y en 2012 el jurado del Premio Internacional “Hespérides” de narrativa. 

Es también consultor del Consejo Argentino para las Relaciones con Andalucía. Director del Instituto Iberoamericano de Estudios Andalusíes y Hermano Mayor de la Hermandad Literaria Generación del 27. 

Ha dedicado sus últimos trabajos a la obra del escritor argentino "Guillermo Pilía: Guillermo Pilía en la poesía española" (2009), "Tren de la mañana a Talavera. Una visión poética del tema de los toros en la narrativa" (2010) y "Lo andaluz en la obra de Guillermo Pilía" (2012).





SENTADO EN LA CENIZA



I

el día en que nací
la noche en que mis padres me engendraron
que los dos se conviertan en tinieblas
y se borren del cómputo del año

por qué no me morí en mi nacimiento
y en cambio me acunaron y me dieron
por alimento la leche de mi madre

ahora yacería sin conciencia,
dormiría en el polvo, igual que duermen
los que no conocieron la desdicha

bajo la hierba descansa el malvado
y los presos ya no escuchan los gritos
que dan los carceleros, y el sirviente
no sufre las insolencias de su dueño

para qué ven la luz los infelices
los que ansían la tumba como un bien

ahora los gemidos son mi pan
son agua mis lamentos



II

si pudiera pesarse tu dolor
si pudiera ponerse tu desdicha
como se pone el trigo en una báscula
entonces comprobarías que son
más gravosos que la arena del mundo

llegaste hasta este día 
desmenuzado como un pan, 
como una sábana que el viento
arrancó de sus cordeles

las saetas de dios están clavadas
en tu carne y destilan un veneno
que corrompe tu espíritu

si al menos
de una vez te aplastase, si soltara
su mano y te partiera, si tus labios
cosiera antes de que puedan maldecirlo



III

no soy yo quien podría consolarte
mi alma está asqueada de la vida

por qué dios te recrimina, acaso ve las cosas
como las vemos los hombres, son sus años
igual que nuestros días, por qué acecha 
tu culpa, por qué busca tu pecado

sus manos te moldearon y luego
cambiando de parecer te destruyen

ya no se acuerda que te hizo de arcilla
y en poco tiempo volverás al polvo

por qué no lo maldices de una vez
y te echas a morir en la ceniza




MAHADEVI VARMA [12.471]

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Mahadevi Varma

Mahadevi Varma ( Hindi : महादेवी वर्मा).

Nacida el 26 de marzo 1907 en Farrukhabad, Uttar Pradesh, la India británica.
Murió el 11 de septiembre 1987 (80 años) en Allahabad, Uttar Pradesh, India.
Conocida como una destacada poeta hindi, fue una luchadora por la libertad, activista de la mujer y especialista en educación de la India. Es ampliamente considerada como el "moderno Meera". Era una gran poeta de la Chhayavaad generación, un período de romanticismo en la moderna poesía Hindi de 1914-1938. Con el paso del tiempo, su limitada pero excelente prosa ha sido reconocida como única en la Literatura Hindi

OBRA POÉTICA:

Neehar (1930)
Rashmi (1932)
Neeraja (1934)
Sandhyageet
Deepshikha (1939)
Agnirekha (1990, published after her death)



Mahadevi Varma, Poeta en Allahabad

Por María Helena Barrera-Agarwal

La poesía india del siglo veinte no es un tema que se haya estudiado o difundido a fondo dentro de la esfera hispanoamericana. La variedad de sus estilos y escuelas líricas, la compleja e interesante historia de su desarrollo, las características que la tornan única entre las corrientes poéticas mundiales, son aspectos en su mayor parte fuera del alcance del lector de habla castellana. Las razones son muchas, incluyendo el difícil acceso a textos originalmente escritos en multitud de lenguas como el hindi, el bengalí o el punjabi.

El ejemplo de lo sucedido con el único gran poeta indio usualmente reconocido en nuestro medio, ilustra tal problema. Parte de la obra de Rabindranath Tagore se convirtió en referente esencial del acontecer literario en castellano por intermedio de las traducciones efectuadas por Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí. Sin embargo, ello solo fue posible gracias a que el mismo Tagore había traducido originalmente sus poemas del original bengalí al inglés. Fue de esa lengua que Jiménez y Camprubí lo vertieron al español.

Tal escenario, improbable y único, no se ha repetido en el caso de otros poetas indios. Notable es, por ejemplo, la casi total oscuridad en la que se mantiene la figura del también bengalí Jibanananda Das.  A pesar de ser autor de una obra tan remarcable como la de Tagore, el suyo es un nombre contrastantemente desconocido. Sucede lo mismo con Harivansh Rai Bachchan, alta cifra de las letras en hindi y creador de Madhushala (La Casa del Vino), cuya exquisita vena lírica evoca la de Omar Jayyam.  O con Faiz Ahmed Faiz, maestro de la versificación en urdu, celebrado por su admirable Naqsh-E-Faryadi (Impresiones).

Entre esos ausentes, y particularmente interesante por su eclecticismo creativo, se halla la escritora Mahadevi Varma (1907-1987). Varma es considerada la poeta más importante del siglo veinte en lengua hindi. Prosista de mérito, exploró la autobiografía, el ensayo y el artículo de costumbres. Pedagoga y filósofa de la educación, su actividad en tal campo impactó las vidas de incontables discípulos. Su contribución al feminismo de la India, expresada tanto en sus creaciones poéticas como en sus acciones desde el magisterio y la prensa, dejó una huella innegable. El explorar su vida y obra puede ser un punto de partida para profundizar en la historia de la literatura en hindi.

Orígenes y Estudios

Los nativos de Uttar Pradesh (UP), estado localizado al centro mismo de la India, usualmente se precian de hablar el hindi de mayor pureza sintáctica y estilística. Ese orgullo es aún mayor entre quienes nacieron en Allahabad,  uno de los mayores centros urbanos de UP. Tal ciudad ha sido desde siempre un centro religioso y político de importancia. Situada en la confluencia de los ríos Ganges y Yamuna con el mítico Sarasvati, cada diez años es escenario de la celebración del Kumbh Mela, ocasión en la que millones de personas celebran el río sagrado de la India.  Políticamente, Allahabad está estrechamente relacionada al movimiento de independencia indio, siendo cuna de la dinastía de los Nehru y de numerosos héroes de la resistencia anti británica.

Desde un punto de vista literario, el prestigio de Allahabad ha sido también sustancial. Su renombrada universidad ha sido vórtice de generaciones de intelectuales, que dieron impulso al renacimiento del hindi como lengua culta. A principios y mediados del siglo veinte, en tal ambiente, Allahabad fue el epicentro de un renacimiento esencial dentro de los anales de la literatura en hindi.

Mahadevi Varma nació en Farukhabad, UP, ciudad cercana a Allahabad. Varma pertenecía a la casta kayashta, la de los escribas.  La suya era una familia ortodoxa y, de acuerdo a sus creencias y a las costumbres de su tiempo, su abuelo ordenó su matrimonio cuando apenas contaba con nueve años de edad. También de acuerdo a la tradición, luego de la ceremonia, Varma regresó de inmediato a su hogar, donde viviría hasta alcanzar la pubertad. Se esperaba que entonces fuese enviada a casa de su esposo para iniciar su vida conyugal.

El padre de Varma, maestro de inglés, era hombre distinto a aquellos de su medio. Al percatarse del ansia de su hija por aprender, le concedió la oportunidad de instruirse, inicialmente por medio de tutores y luego formalmente.  Varma asistiría a la escuela de niñas Crosthwaite, en Allahabad. Tal institución, establecida originalmente en Lucknow en 1895, ofrecía una educación moderna bajo condiciones aceptables a la mentalidad ortodoxa: todo su personal estaba conformado por mujeres. Fue tal vez en Crosthwaite que la extraordinaria personalidad de Varma empezó a formarse. Lo cierto es que, llegado el momento de reunirse con su esposo, se negó terminantemente a hacerlo.

Lo revolucionario de tal negativa bien puede imaginarse, yendo como iba en contra de todos los preceptos sociales y religiosos de su era. La determinación de Varma, sin embargo, prevaleció sobre los mismos. Con la continua ayuda de su progenitor se dedicó entonces de lleno a sus estudios, siendo aceptada en la Universidad de Allahabad. Allí, en 1933, obtendría una maestría. Luego de graduarse enseñaría en pequeñas escuelas rurales, en un paralelismo que recuerda a Gabriela Mistral al lector de habla hispana. Eventualmente sería nombrada maestra y luego directora de la escuela Prayag Mahila Vidyapith, en Allahabad, institución creada en 1915 en Bombay y dedicada desde sus inicios al fomento de la educación de la mujer.


Un enigma

¡Amada, yo también soy un enigma!
De todas las dulzuras, de todas las sonrisas,
de todo el hechizo de tus ojos,
de todo el llanto, de todo el hastío,
de todo el veneno del pulso del mundo,
              he participado como un devoto,
              siempre sediento de pena.
¡Y también me divierto en el río del júbilo!

De todo mi ser simultáneamente fluye
un fuego que quema y un manantial que refresca
atracción y aversión que buscándose entre sí
mantienen el fluir de mi aliento.
              ¡Amada, mi educación
              fue limitada
y sin embargo juego con lo infinito!

Traducción de Alberto Girri





Otro de sus poemas: 


Tú eres el dibujo perfecto, yo un esbozo apenas 

Tú la dulce melodía, yo tan sólo unas pocas notas
Tú eres ilimitado, yo una ilusión de límites 

En el secreto de la verdadera imagen-reflexión, 

¿por qué decretar nuestra pasión? 

Si eres parte de mí, no precisamos conocernos.






La Poética de Varma

La sensibilidad poética de Mahadevi Varma está caracterizada por multiplicidad de niveles de significado. Los mismos se encarnan en un lenguaje elegante, que se sirve del khari boli como de un instrumento al mismo tiempo estilizado y cercano a la usanza diaria. Buen ejemplo de ello es su famoso poema La Lámpara del Templo (“Ya Mandir Ka Dip”), incluido en su colección de poemas Dipsika (La Cúspide de la Flama, 1942), del que siguen algunos extractos:




La lámpara del templo, ¡déjenla que arda sola!
Ayer mismo el sonido del caracol plateado,
De los címbalos, de la flauta dorada y de la vina,
llenaban el momento del aarti con sus notas
en medio de la multitud de voces que cantaban.
La pétrea oscuridad retoza hoy complacida,
aquel que es venerado está solo en su templo.
¡Dejen pues que la flama se consuma a si misma!
y aniquile con ella el vacío del patio! (…)

Desapareció el viento, perdido entre las vías
y la noche ha caído en un sopor profundo
dejen que este esplendente, mínimo centinela
por hoy oficie entonces, fulgurando con fe.
Mantendrá él cada momento despierto
hasta el retorno mismo del fragor mañanero.
Bien sé que es mensajero de la noche,
¡pero déjenlo que arda hasta el rezo del día!




Las imágenes incluidas en el poema son tomadas de la experiencia diaria de las ceremonias en un templo hindú. Están presentes los cantos rituales acompañados de instrumentos tradicionales como la vina y el caracol, y se indica específicamente su clímax en el momento del aarti, el más sacro y comparable con la elevación en el ritual católico. La “pétrea oscuridad” alude a la clásica arquitectura del templo hindú, que favorece la roca como materia prima. Incluso los íconos de las divinidades están hechos de ese material. La presencia de Dios, magnificada por la ausencia de la acostumbrada multitud y contrastada por la pequeña flama, sugiere sin embargo algo que va más allá de rituales y religión formal: es la simple perseverancia del devoto, frágil en su intención y a veces ciega en su empuje, buscando acercarse a lo divino.

La imagen de la lámpara es utilizada por Varma en otros poemas, con resultados intimistas:



Arde completamente, lámpara mía
a través de los siglos, cada día, cada minuto,
cada segundo;
ilumina el camino de mi amado. (…)

De éste reino de soledad
Soy la reina gozosa
Como una lámpara de aceite
Ofrezco mi vida por un divali sin fin


El uso de la palabra divali, el nombre del festival de las luces que constituye la fiesta religiosa más respetada de la India, sugiere tantas resonancias que es imposible no leer y releer la estrofa sin agotar sus posibles alcances. Lo mismo sucede cuando la dualidad trascendente entre devoto y divinidad es más obviamente tratada:



Tú eres el dibujo perfecto, yo un esbozo apenas
Tú la dulce melodía, yo tan solo unas pocas notas
Tú eres ilimitado, yo una ilusión de límites
En el secreto de la verdadera imagen-reflexión,
¡por qué decretar nuestra pasión!
Si eres parte de mí, no precisamos conocernos.



Las enseñanzas de la poética de Mahadevi Varma son de una magnitud que no puede ser considerada ni siquiera superficialmente en el presente artículo. Sea suficiente el esperar que ojalá y un día, al menos parte de su obra halle su camino a una popularización dentro del ámbito castellano. Hasta entonces, baste este atisbo sobre una obra y vida fascinantes.










ARTURO BORDA [12.472]

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Arturo Borda

Arturo Calixto Borda Gozálvez, (La Paz, Bolivia 14 octubre de 1883 - 17 junio de 1953): pintor, retratista, paisajista, escritor y activista boliviano. Sus obras pictóricas se encuadran en el movimiento simbólico prevaleciente a principios del siglo XX; la creación literaria suya vierte una pócima frenética de poemas, narraciones y ensayos; Borda participó activamente en la vida sindical obrera del país guiado por el credo anarquista y socialista.

—Aquí, en este caos, siembro la colecta de mi existencia. (El Loco, pág. 26)

Borda comenzó a pintar a los 16 años siendo un autodidacta; sus primeras obras son retratos y paisajes de estilo modernista y ecléctico.

Arturo Borda tenía una preocupación e interés por los temas sociales, lo que lo llevó a fundar la sociedad Obreros del Porvenir. Su interés por los temas sociales lo motivó a desarrollar obras en los que incluía al indígena, en forma conjunta con una crítica a la sociedad a la que acusaba de hipócrita e insensible.

Su arte se entronca en el simbolismo siendo un excelente retratista; como se puede apreciar en los retratos de su hermano Héctor y de su madre regando plantas. El retrato de sus padres, está considerado una de las obras más destacadas del género en América, al respecto John Canaday del The New York Times uno de los críticos más importantes de la época, la calificó como “una de las obras más significativas del arte latinoamericano”.

El escritor paceño Jaime Sáenz evoca así la corrosiva muerte de Borda:

"Una noche, en lo más crudo del invierno, vagando por los barrios altos, a los setenta años de edad y nada menos, y caminando por las calles en busca de una copa, perdidamente borracho, se acercó a una tienda y pidió pisco; sólo que en la tienda no había pisco.

La tienda en cuestión era mitad alcoholería y mitad hojalatería; y ante la insistencia del cliente, que por nada del mundo quería irse sin antes haber bebido una copa, le dijeron que sólo tenían ácido muriático, y que sólo eso podían ofrecerle, si tanto insistía.

Arturo Borda declaró que lo único que él quería era una copa, y que no le importaba que le diesen ácido o lo que fuese, con tal que se lo diesen --y por enésima vez, pidió una copa, y siguió insistiendo--.

La tendera lanzó una maldición; y confiada en que no bebería, le lanzó una copa de ácido muriático.

Arturo Borda agarró la copa, y bebió sin asco."

El Yatiri (1918)


Obra

Pintura

La galería de sus lienzos comprende cerca a cinco mil cuadros y dibujos, que podrían clasificarse en cuatro salas: paisajes, retratos, obras simbólicas y bodegones. Borda es reconocido por la expresividad y simbolismo con los que expresó sus particulares ideas sobre el arte y la vanguardia, cuestionando la sociedad de La Paz en su época y por su aproximación existencial hacia el oficio artístico en Bolivia.

En cuanto a su obra simbolista la misma está influenciada por elementos locales como el Illimani, la kantuta y la estética en La Paz a principios del siglo XX.


Descuellan entre sus lienzos:

El Yatiri (1918)
La Madre del Pintor (1930)
Leonor Gozálvez y José Borda (1943)
El Despertar de la Naturaleza (1943 - 1950)
Illimani (1943)
El Triunfo del Arte (1948)





El triunfo del arte (1948)

El Loco

Es la suma de los únicos pliegos literarios de Borda, redactados durante 50 años, desde 1901 hasta 1950. El Loco es una confesión interior del artista en un cúmulo de tres tomos y 1659 páginas. Emplea variados géneros, como narración, diálogo, poesía y ensayo, para abordar abundancia de temas de de observación social, psicología íntima, meditaciones filosóficas y ,en especial la congoja en la búsqueda de la belleza. Sin embargo, La expresión de los pensamientos no logra factura uniforme, por lo cual alternan en las páginas pasajes de alucinante imaginación con tediosa palabrería.


Líbrame, Señor, de mi alma:
he oído pasar en la noche profunda
los arpegios de una armonía lejana. (El Loco, pág. 185)


III

Más tarde noté que de mi corazón saltaba silbando un hilillo de sangre y que al caer en la arena se tornaba en hierro, del que durante milenios mi espíritu forjó en soledad, en el yunque de mi cerebro, el cañón y el trípode de un telescopio gigantesco, cuyos lentes eran mis ojos; visto de arriba era microscopio. Terminado que fue, quedé con el ansia en mis órbitas vacías, contemplando la eternidad, como en sueño, á través del extraño instrumento, anotando de siglo en siglo alguna que otra observación. Pero todo me parecía complicado aun, aunque yo adivinaba simple en sí la verdad. (El Loco, pág. 11)


Necesito una hembra linda, de pura sangre, salvaje y fuerte, para fabricarle un hijo que sea capaz de vengarme sangrientamente de los usos y de las leyes humanas, un hijo que pueda con su potencia dinámica y explosiva atravesar los huesos y el espíritu: un hijo monstruo, física, moral e intelectualmente, más que Iscariote, que Nerón, que Caín, más que Maquiavelo, que Torquemada, que Borgia, que Gil de Retz y el Marqués de Sade, un hijo hercúleo y proteico en las reconditeces más absolutas del odio en la fe y en el amor. En fin, un hijo capaz de romper su luto o baba en el sol mismo. El soplaría entre carcajadas la melancolía de las impotencias y el ansia de las ambiciones imposibles: hurgaría arteramente el amor, la gloria y el bienestar, dejando en ellos la suciedad de sus uñas; luego -¡Oh, tedio, divino tedio!- ahuecaría el alma, los nervios y la médula de cada individuo, tornándolos en un organismo estoico, en el que irían resonando de modo inextinguible las tristezas del fondo de mi alma. (El Loco, pág. 27) 




Pero de pronto, extrañamente sorprendido, me hago cargo de que el patio está vacío y silencioso; la sombra del edificio avanza lentamente a mis pies, temblando en sus extremos y que la tristeza del recuerdo ha caído en mi alma. 
La paz del ambiente es enorme. La gallina ha vuelto a cacarear en el otro patio. 
El silencio parece que pasara en un soplo. (El Loco, pág. 68) 




He de morir 
y en la tierra quedarán 
sólo el hedor y la pudre: 
daré al olvido el amor 
en la sidérea inmensidad; 
pero si es un alarido de la nada 
¿quién me comprenderá? 

Sin embargo canta, pues, corazón, 
en las desolaciones del espíritu; 
canta en el silencio de la muerte. 
Canta, canta, corazón; 
canta sin causa, alma mía, 
canta sin esperanza y sin fin: 
canta el himno de un viento negro. 
Canta, canta sin cesar: 
canta en tu tedio 
esperanza, odio y amor.
 
Canta, canta tu requiem 
en esta inquietud 
sin objeto ni por qué 
de este maldito corazón 
y este cerebro no menos maldito. 
Canta, canta tu requiem, alma mía. 

(El Loco, pág. 153) 






Pag. 801 

Pero si esa bella y buena mujer fuese mi madre 
¡oh qué alegría! Cómo le arrancaba los pechos 
y, rompiéndole el tórax, 
hundía mi cabeza en sus entrañas, 
allá donde me quemó con el abortivo. 
Así, ahogándome en su sangre, 
le mascaba el corazón hasta rechinar las muelas. 



La Vela (Pag. 1437) 

Enciéndeme, amo mío, amigo mío: no quiero alumbrar otra existencia que la tuya; ansío inmaterializarme en tu servicio en estas tus últimas horas; quiero que el agónico parpadeo de mi luz ilumine tu postrera inspiración; quiero alumbrar tus profundas pupilas y luego morir envolviéndote y besando tus labios. 





Inquietando el cielo
tras los inmensos Andes,
algo anuncia en el alba
ese trágico reverbero.


*

Del punto en donde nace el sol,
tramontando los sempiternos hielos,
llega el ignoto soplo,
oscuro, denso y vasto,
opacando la aurora,
cual si fuese un indómito huracán.

De esa suerte calígeno,
arrollando todo, avanza veloz,
dilatándose de horizonte a horizonte,
por lo que huyen los reptiles,
las aves y las fieras,
a sus antros o a sus nidos y cubiles.


*

Más tarde,
eclipsado en su orto,
al través del negro ventarrón,
está rojo ya el sol
y los mares se estremecen,
rezongan los montes,
el aire se quiebra y suspira
cual si fuese hielo o cristal.








De esa suerte, saturándolo todo, seres y cosas,
en el mundo se esparce y dilata
una inquietud febril, de angustia mortal:
que, pues, por la terca incomprensión
del avaro egoísmo guía,
ya no se presiente, ni lejano siquiera,
ni alivio ni remedio, a ese recóndito mal;
porque alzándose amarga, lenta y severa,
la tierra buena, árida y dura ya,
encrespa y arma las almas
en son sigiloso y abierto de lucha larga y cruenta
aunadas en fuerza de la urgencia propia,
orientadas, por instinto, sin credo ni doctrina, ni guía,
a su único norte, su salvación

Tal trasuda el mundo, al fin,
queriendo y sin querer,
sabiendo y sin saber,
la honda revolución social,
en la que de onda en onda,
la humanidad proletaria
va entonando de polo a polo
el grito del hambre.

Así se halló enlutada la luz,
desde la mañana al anochecer,
con el viento negro que cruzara bramando
hacia donde se pone el sol.

Y en la noche helada y larga,
llena de tinieblas,
incierto vacila el orbe
y un secreto horror,
que entenébrese la razón,
aterra a los hombres

porque en el abejeo de los silencios neuróticos aún
(se oye el cantar lejano:

"Arriba los pobres del mundo,
de pie los esclavos sin pan..."

…………………..



Todo parecía adormecerse en un vago sopor en la
vasta pedregosa pampa; sólo el viento salmodiaba secuencias,
larga, melancólicamente.

Tal era el aspecto de la naturaleza, cuando salimos
de la sombra.

En el horizonte el cielo rayaba una difusa claridad.

Yo vacilaba, desviándome a cada momento, porque
de tiempo en tiempo pasaban unas rachas de niebla muy
densa.







Ojalá yo no hubiese aprendido ni a respirar. ¿Para
qué me sirve la existencia, si allá donde pose mi corazón
he de sentir una espina?

Ahora la tristeza me invade y acuden a mi recuerdo
las imágenes vagas en los días grises. Por ejemplo

La ramera era niña aún,
atrayente y encantadora:
y tenía la altivez
de quien no vende su carne.
Su voz era dulce y segura.
Nos miramos
y fue un silencioso dúo de atracción,

—¿…. … … …

—No; yo no vendo mi cuerpo.

—Y yo no compro el amor.-

……………………..

-¿Adiós, eh!
Adiós.-

………………………

Y no hubo más
que un simultáneo mirarnos a cuchilladas.
Fue un instante rudo y severo,
hundido ya en el pasado;
pero en nuestros corazones
germinó un amor aleve,
recóndito y silencioso
¿acaso una pasión?
Hoy que he recibido su retrato,
en el que por firma lleva:
—Amor,
—siento en la melancolía del alma
el grito indocto de una canción bárbara,
el ingenuo canto del amor:
—¡Oh amor, amor.







CARLOS MEDINACELI [12.473]

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Carlos Medinaceli 

Carlos Medinaceli (Sucre, 30 de enero de 1902 - La Paz, 11 de mayo de 1949) fue un escritor y crítico literario boliviano.

Estudió la secundaria en el Colegio Nacional Pichincha y derecho en la Universidad Autónoma Tomás Frías de Potosí, y fue profesor en esta ciudad y La Paz. Su hermano menor, Emilio (1920), fue poeta y educador.

Fue uno de los fundadores, en 1918, del grupo y revista potosina Gesta Bárbara, que agrupó a buena parte de los integrantes de su generación y desde la que ejerció un importante liderazgo crítico, así como también de los periódicos El Diario, La Propaganda, La Razón y La Democracia de Potosí.

Se dio a conocer en su juventud como poeta modernista, pero, a partir de 1921, no volvió a cultivar este género y se decantó luego por la crítica literaria en obras como Estudios críticos (1938) y La educación del gusto estético (1942), que denotan su vasta formación humanista, su aguda capacidad de observación y su interés por la literatura indigenista.

En 1947 publicó su célebre novela La chaskañawi (la de los ojos de estrella), que aborda uno de los temas más caros a la corriente indigenista hispanoamericana: el encholamiento. Adolfo Reyes, un señorito perteneciente a la poderosa oligarquía terrateniente, regresa a San Javier de la Chirca para acompañar a su madre, que acaba de enviudar. Allí cae rendidamente enamorado de Claudina, una bellísima chola que regenta una chichería (o despacho de bebidas alcohólicas como la chicha) en la que son frecuentes las fiestas y los escarceos eróticos. El contraste entre la vida de los indios y la de los blancos, el ambiente libertino y marginal de las chicherías, el mestizaje y la decadencia de la oligarquía terrateniente son temas destacados de la obra. Aunque vio la luz solo dos años antes de su muerte, fue escrita a finales de los años 1920, en el transcurso de una crisis del autor "que acentuó el contraste entre la plenitud que iban cobrando sus protagonistas y su propio vacío existencial". Esta obra sería llevada al cine con el mismo nombre por los hermanos José y Hugo Cuellar Urizar, bolivianos residentes en el Brasil, y estrenada en 1976.

Muchos de sus ensayos y artículos quedaron dispersos en multitud de periódicos y revistas, o editados solamente en cortas tiradas condenadas a una inmediata desaparición. En 1955, su amigo Armando Alba dio a la imprenta Páginas de vida. Constantemente reivindicado desde entonces, gran parte de sus obras se recuperaron y publicaron a partir de esa fecha.

Incursionó en la política como senador entre 1936 y 1939.

Obras

Estudios críticos, Charcas, Sucre, 1938
La educación del gusto estético, Universidad Mayor de San Xavier, Sucre, 1942
La chaskañawi, Fundación Universitaria Simón I. Patiño, Buenos Aires, 1947
Adela, Fénix, La Paz, 1955
Páginas de vida, Colección de Cultura Boliviana, Potosí, 1955
Diálogos. Cuentos de mi paisaje, Universo, La Paz, 1963
Medinaceli escoge. Antología, Los Amigos del Libro, Cochabamba/La Paz, 1967
Apuntes sobre el arte de la biografía, Camarlinghi, La Paz, 1968
La inactualidad de Alcides Arguedas, Los Amigos del Libro, Cochabamba/La Paz, 1972
El huayralevismo, Los Amigos del Libro, Cochabamba/La Paz, 1972
La reivindicación de la cultura americana, Los Amigos del Libro, Cochabamba/La Paz, 1975
Chaupi Punchaypi Tutayarka, Los Amigos del libro, Cochabamba/La Paz, 1978
La alegría de vivir, COMSUR, La Paz, 1988



Crepúsculo campesino (Fragmento)

 “Esta tarde no sé qué oro de ensueño tiene el ocaso 
y todo en la vega canta la cultura de una endecha; 
estamos alegres todos porque es rubia la cosecha 
y están floridas las sendas que se abren a nuestro paso. 
Tiene sabor de sembrados a égloga de Gracilazo 
y un lirismo de zorzales de la fronda nos acecha, 
en el sendero espinoso de la parda ruta estrecha 
el molle con el riacho se dan un íntimo abrazo”.



Carlos Medinaceli nos ha dejado obras de un valor extraordinario como: "La Educación del Gusto Estético", la novela “La Chascañawi” (la de los ojos de estrella), "Adela", "Estudios Críticos", "Páginas de Vida", "Diálogos", "Cuentos Bolivianos", "El Cuento en Bolivia", "Historia de la Literatura Boliviana", "Algunas observaciones acerca de la personalidad y obra de Arturo Borda", "Temple de la Montaña" y otras. Fue fundador también de la revista Gesta Bárbara (1918), cuyo último número se publicó en 1925. Rompió los moldes de la moda de su época, escribió parte de su obra a la mujer del pueblo, a la chola. En 1988 se editaron sus "Obras completas". 


En su poema amoroso "Signo" dice:


He llegado por fin 
a tu país de silencio
de llovizna
y de soles remoto

He llegado a las puertas
de la palabra sin nombre, 
a la vera de tu nombre: 
mariposa azul en noche clara!

Acaso fuimos
algún día de brumas 
dos sombras en la pena de los campos?

Di:
fuiste tú
o fui tan sólo yo?






MARÍA VIRGINIA ESTENSSORO [12.474]

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MARÍA VIRGINIA ESTENSSORO ROMECÍN

(La Paz, Bolivia, 1903 - San Pablo, Brasil, 1970).- Poeta, cuentista y educadora. Casada con el noble europeo Juan Antonio de Vallentsits, viajo por casi todo el mundo. Radicó en París (1929-1932). De retorno en Bolivia, se desempeñó como profesora de francés y periodista, relacionándose con medios como ‘La Nación’, ‘El Diario’ y ‘La Razón’. Luego actuó como funcionaria pública. Docente del Conservatorio Nacional de Música (1943-1957). Directora de la Biblioteca del Congreso (1950-1957).

En 1942 Saturnino Rodrigo escribió sobre la autora: "es, en estos momentos, la única mujer inteligente que escribe en Bolivia". En otra parte de la misma presentación anotó: "Escribe con admirable facilidad y fluidez, con gracia y con audacia; en sus escritos asoma el gusto francés endulzado y poniendo un tono mundano y amable sobre la realidad dura de los argumentos".

Uno de sus poemas -cit. M. Quiroga-, dedicado a sus dos hijos, dice: 



"Me nacieron dos alas a lo 
largo  del cuerpo, 
alas largas y blancas del 
Ángel de la Guarda, 
diferentes al ala 
potente, ancha y tendida  
para los grandes vuelos, 
las mías se cerraban 
encerrándote dentro".

LIBROS

Poesía: Ego Inútil (1971).
Cuento: El Occiso (1937); Memorias de Villa Rosa (1976); Cuentos y otras páginas (1988).
Biografía: Criptograma del escándalo y la rosa (s/ Lygia Freitas Valle, 1996).





Notas a la poesía de María Virginia Estenssoro

La ruptura del vínculo, hablando en rigor, consiste no en haber muerto, sino en la conciencia de estar muerto….Jaime Saenz, La piedra imán

Por Eduardo Mitre - poeta y ensayista

Autora de Memorias de Villa Rosa (1976), libro de cuentos digno de ser considerado un clásico de la literatura hispanoamericana, María Virginia Estenssoro practicó asimismo la poesía: Ego inútil (1971) recoge selectivamente sus composiciones en un arco cronológico que va de 1921 a 1970. Pese a esa amplitud, el breve libro no alcanza la treintena de poemas, incluidos los dos primeros cuya autoría, según Estenssoro, corresponde a sus hijos Guido e Irene. En la misma nota preliminar que acompaña la selección, la autora manifiesta su desdén por sus propios poemas, calificándolos (o descalificándolos) como “fárrago de absurdos”. La razón de esa autocrítica nos la ofrece pocas líneas después: “Nada vale esta colección, pues el ego de María Virginia Estenssoro fue, hasta los 50 años, egoísta, parasitario, indiferente a los grandes problemas de los humanos, y los resultados no podían ser sino éstos que están a la muestra, limitados y estériles”. Es al margen de esta severa autodenegación que van estas notas sobre un puñado de poemas de un conjunto adscrito en su mayor parte al modernismo decimonónico.

El carácter subjetivo, egotista, por el cual objeta sus poemas (meros “paisajes interiores”, según ella) es desmentido por el primero del libro: “El mirador”, el cual proyecta una mirada al mundo exterior, urbano. En un lenguaje regido por un espíritu lúdico y un tono irónico, a la manera de Hilda Mundy, Estenssoro escribe:        Desde acá, la ciudad se ve como una ciudad de juguetería, pasa la gente, muñequería seda y estopa; hay soldaditos de plomo y marineros turquí que enamoran los Kiss Me. En las calles, coches, coches llevados por los fantoches. Arlequines de monóculos conducen automóviles soberbios que relucen.

Esta acuarela guiñolesca de la ciudad es una excepción en el breve libro. La experiencia predominante de la urbe en Estenssoro se corresponde con la de su modelo más claro: Gregorio Reynolds, a quien dedica un poema en el cual, con maestría, imita el ritmo, las imágenes y otros rasgos como la enumeración de personajes bíblicos y políticos que distinguen al autor de Horas turbias.

“En la telefónica”, otro poema notable en el conjunto, escrito en San Paulo, inscribe los signos de la modernidad como la cabina de teléfono, escenario sonoro y visual de los dramas de las personas que hablan en ella. Así, la poeta pasante no es sólo una voyeuse o fisgona sino una oyente o lissener: En las cabinas de teléfono entran y salen mensajes: Amor, dolor, dinero, viajes. Las casillas de maderason jaulas de palomas mensajeras.Es más: la cabina es un escenario de transfiguraciones de acuerdo al diálogo o las conversaciones sostenidas entre los interlocutores: En la cabina próxima, tras el vidrio indiscreto, una niña con ojos de ángel que tiene boca de tigre, es una figura asiria, mitad monstruo, mitad querubín orjada por el hombre a quien dice "aló". En las líneas iniciales del mismo poema alternan los signos tradicionales con los de una modernidad naciente: 


“Tumulto de la ciudad vertical:  
El Cadillac y el caballejo 
del lechero viejo; 
el pregón de maní 
el tranvía que pasa”; 


instantáneas verbales que nos recuerdan o remiten a la misma convergencia que se da en el poema de Reynolds dedicado a la ciudad de La Paz: “templos, cinemas, ricos automóviles, bestias de carga miserables”. Con todo, el poema más intenso y sombrío de estas estampas urbanas es “Las calles”, en el cual un vocabulario patológico figura la ciudad como un espacio de la alienación y del vicio. Baste una estrofa del poema para ilustrar esta otra afinidad entre la visión de ambos: Sinuosas, serpenteantes, tortuosas como sierpes tornasol van las calles ondulantes hasta el mar. Y se ahogan en la arena, sus pupilas de batracio, sus ojeras de penumbra, y sus muecas de alcohol. La tercera y última parte del poemario es la que, según la autora, expresa su “auténtico sentido vital… Es el sentido humano que me conduce a toda raza, a toda ideología, a todo clamor para ayudarlos a su más libre expresión”. Estas palabras y los títulos de los poemas (“Madame Lumumba”, “Yo también tuve un hijo preso”) explicitan de entrada ese compromiso social de la palabra poética con la historia y la acción política.

Entre esas composiciones, destaco “Confiteor Deo”, mea culpa de la autora, acto de contrición por una doble falta: una, digamos estética, por su ceguera o insensibilidad hacia la belleza dramática del paisaje natal; y la segunda, de orden ético, social, por 

“haber dormido entre edredones, 
sin importarme el desgraciado pongo 
acostado a las puertas de la calle”; 

es decir, por la falta de una solidaridad hacia los oprimidos y por una arrogancia de clase.

Pero, en mi opinión, el aporte mayor y, en verdad, original, de Estenssoro a la poesía boliviana radica en “El occiso”, primer texto del libro homónimo publicado en 1937, el cual comprende otras dos narraciones: “El cascote” y “El hijo que nunca fue”, conformando así un tríptico (1). Similitudes entre los tres textos: los títulos de signo descendente y, sobre todo, una escritura en tercera persona. Diferencias: “El Cascote” y “El hijo que nunca fue” tienen una trama acorde con el cuento, la narrativa, en tanto que “El occiso” (sea prosa poética, poema narrativo o poema en prosa) comporta más bien una trama metafísica, ontológica, por así decirlo. De ahí el vocabulario filosófico, abstracto, que en gran parte lo distingue. Este rasgo y su estructura hecha de líneas o versos cortos y breves, tejida a la manera de los versículos bíblicos, hacen de este texto un preludio o antecedente de la poesía de Jaime Saenz, tanto de la escritura expansiva de El escalpelo como de la concentrada de Recorrer esta distancia.

Un par de líneas, suerte de oxímoron formidable, cifra el primer movimiento del poema en prosa de Estenssoro: Despertó muerto. Estaba muerto sin voz, sin movimiento, sin vista, sin calor. Terrible amanecer del sujeto a su nuevo estado, en el cual la conciencia angustiosa, hipertrofiada, es cárcel e instrumento de tortura, causando, borgeanamente, un terror a la inmortalidad. Sin embargo, como si el oxímoron rigiera el movimiento del poema, el occiso experimenta un cambio de la inmovilidad inicial al desplazamiento vertiginoso: Galopó sobre el Tiempo y bebió la Distancia. Fue más allá de lo Eterno y Absoluto.Y el pensamiento se le quebró de espanto, se le trizó de miedo.Poco más luego, se ve nuevamente confinado en el ataúd, en el cual vuelve a sentir el terror de estar y verse interminablemente muerto. Y es entonces cuando el suplicio y la agonía se acrecientan en la contemplación indefensa, inmóvil, del implacable y atroz proceso de descomposición del propio cuerpo. La frase “Eran los gusanos” inicia, como una fúnebre letanía, los cuatro versos o versículos siguientes. En ellos, lo abominable y lo macabro se expresan con una crudeza rotunda como posteriormente lo hará la poesía de Edmundo Camargo.

Sin embargo, el poema da una nueva vuelta de tuerca, un cambio radical que va de la desesperación al júbilo, del extremo dolor al intenso placer de la cópula y su culminación: “El último gusano... el último gusano... debía ser de luz, de una luz verde... Y el grito del occiso al terminar fue un grito de espasmo, una convulsión de placer. Fue como la postrera eyaculación”. De este modo, Eros y Thanatos, antes que principios antinómicos, serían complementarios. El final del primer movimiento no podía ser más exultante: “Y el occiso, todo espíritu, se bañaba en luz”. Disolución, pues, o mejor fusión del sujeto en el gran Todo.

Sin embargo, apenas iniciada la segunda parte, otro giro: el retorno del sujeto a los despojos de su cuerpo ya devastado por la labor de los gusanos: “Era un esqueleto pelado, mondo, extendido en la cripta húmeda, sin un rezago de carne”. Desencarnado, el sujeto deviene un espectro, errante, por un espacio ignoto, amenazador, como si asistiera a una visión apocalíptica: “Países de alas de murciélagos donde pájaros de largos picos duros y animales montaraces dormían pesados sueños seculares” Pasaje por un paisaje que bien puede evocarnos ciertos fragmentos de Los cantos de Maldoror de Lautreamont.

A la densidad o pesadez material del pasaje citado, le sigue otro en el que la única realidad es la incorpórea e ingrávida de la música, “una música melódica, con modulaciones de infinita suavidad, una música que no tenía arpegios ni acordes, ni armonía”. Es decir, se trataría, para emplear el oxímoron de San Juan de la Cruz, de una “música callada”, acorde con un movimiento ascendente y místico. Sin embargo, cabe apuntar que tal música proviene justamente de las criaturas monstruosas mencionadas líneas arriba. De modo que ella propiciaría una fusión del todo más allá de las distinciones éticas entre el bien y el mal. Disolución, pues, de la identidad en la materia primigenia, la cual, en el tercer y último movimiento no es sino agua y ruido.

Presente al inicio como en el desarrollo del texto, el oxímoron elabora asimismo el desenlace en el cual el vacío y la plenitud, la nada y el ser, el principio y el fin, se entrelazan: “el vacío no se hinchaba de nociones, de ideas, de conceptos, de retazos de fuerza; sino que estaba combado en una preñez gigante, de siglos de agua y de ruido”. ¿Contienen estas líneas un anuncio de un nuevo Génesis o de un Apocalipsis? Ni lo uno ni lo otro, pues ambos son dialécticamente complementarios.

En esa dimensión cosmogónica, el poema en prosa de Estenssoro tiene su correlato objetivo, o mejor, poético, en De el mar y la ceniza y La danza de Yolanda Bedregal, y en el tríptico sobre los ángeles de Del tiempo de la muerte de Edmundo Camargo. Los tres poetas marcan momentos álgidos de la poesía metafísica en Bolivia.

(1) Para un estudio de la narrativa de María Virginia Estenssoro, y concretamente de los tres relatos de El occiso, ver los ensayos de Alba María Paz Soldán, “La femme fatale: María Virginia Estenssoro”, en Hacia una historia critica de la literatura en Bolivia Tomo II (la Paz: PIEB, 2003). Asimismo, los ensayos de Ana Rebeca Prada “Nuestra caníbal” versión en PDF, y los trabajos anteriores de Cecilia Olivares y de Virginia Aylllón incluidos en Diálogos y escritura de mujeres. Memoria (La Paz: editorial Sierpe, 1999). En el mismo volumen, mi ensayo: “María Virginia Estenssoro: La canción de la distancia”.









FERNANDO ROSSO OROZCO [12.475]

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FERNANDO ROSSO OROZCO

(Sucre, Bolivia, 1945).- Poeta.
Estudió derecho pero no ejerce. Radica en Tarija. Alberto Guerra G. comentó el poemario Parte de Copas al decir que los mismo reflejan "la constatación de la cotidianidad en la existencia del hombre, en la extensión de los anhelos y esperanzas, de su alegría de vivir y de sus mudanzas puesto que, en la medida en que late una delicada chispa de divinidad en cada hombre, en el poeta, que es un visionario, se manifiesta Dios mismo en todo su esplendor multidimensional y eterno".
Para Yolanda Bedregal lo escrito por Rosso es "Poesía auténtica, sutil y sugerente en estricto lenguaje".

Uno de esos poemas dice: 


“A secas por la noche  
seguro el corazón de oro 
los reyes queman augurios 
donde pasa el tiempo 
¡Beben! 
y cantan 
la suerte del día. 
Lanzados al campo o navegando 
 ¡Copa! 
te tomamos malamada”.



LIBROS

Poesía: El danzante y la muerte (1983); El Aire Hereje (1986); Parte de copas (1989).




Fernando Rosso Orozco es otra de las voces fundamentales de la poética boliviana. Hay varios rasgos en esta escritura que hacen que se la distinga de manera especial: la palabra breve y precisa, como un sol de mediodía, ilumina la luz. Piensa. Es una poesía que más que preguntar, escucha y mira. Tiene más de instalación que de búsqueda. Sus movimientos reposan en el sosiego, de ahí que leer a Fernando Rosso Orozco reconforta el alma, cosa rara, excepcional en estos días.






De EL DANZANTE Y LA MUERTE

1

Sólo quiero mantenerme entre mis manos
y decir algo después de oír y de ver
Que nunca me queje de faltas
ni de ausencias
que no ponga en duda la faz dorada
de mis días
y que no me vaya con la mirada solamente
defendiendo mi ley y mis costumbres



Hablar de enigmas cuando todo está
a la vista
el viento que ríe de nosotros y todo
lo que mira
¿Dónde están los ecos que escuchamos
y los pasos que pasaron
corriendo como si supieran dónde iban?
Recojo distancias
de la memoria
y la presencia de lo desconocido


3

Al frente al lado
en las oficinas y los bares
en las casas sorprendidas por la lluvia
y los aludes
discurre la vida antigua
alguien nos está llamando siempre
y nos espera
Lo que está dado no nos pertenece
hay que hacer el mundo con nuestro pulso
acompasado y certero
para pisar la tierra hasta no tener sombra






De LOS DÍAS

A Jesús Urzagasti

A Sulma Montero

1

Esplendor de la vida
segado a mano limpia
entre tanta sombra
la amistad del tiempo
repite la hora de siempre
sobre la tierra
Camino del río siento la arboleda
y el agua que aclara inútil
donde el sol no se detiene
ni por amor


2

Los días toman vuelo de la tarde
y el color del tiempo brilla en tinta
libre de frutos la rama
avellana hojas y avecina
No importa si no amanece
donde todo queda en pie


3

Noche
mata trenzada
perfume del sueño amado
la aurora en lentos dedos
aclara su cabellera dormida
cielo donde extremada anida
y asegura tu paso dondequiera
la mañana adormece
de una altura
la invisible huella del sol
y mueve su clave de oro
tiempo en punto
como el pensamiento


4

Veré durar y anochecer
la víspera que define
el hilo que gobierna
Alegra saber del mediodía


5

Los días llevan nombres
deshora y armonía
nunca faltó nada
para dormir amando
matorrales inundados
Lejos vivo mi constancia calma
sólo tengo nudo pleno
atado a riesgo de fiar
alta sombra tu muralla


6

El tiempo deja su atadura
al tino de la vida
suerte que adivina
vilo que ama
temblor que ajusta
ámbar la muerte alumbre
y pase de dueño a dueño
vara de luz
la memoria emprende
andar aleja
y tiene sitio lo perdido





De EL EJE DE LAS HORAS

1

Practicar todo el tiempo 
andar el día
hacerse atleta
jugar como el mejor
llevarse bien hasta la noche
tener la vida
perderse con ella
sin presumir
con presentimiento
al término de la distancia


2

Atender el campo entonces
la resonancia
el buen trato del tiempo
hacerse de regalos
en medio de las horas
sin estorbar a nadie
orillando sin remedio
al paso del presente


3

Llegado a mi apostadero
primero atiendo
conocidos augurios
templo la hora
esa parte del tiempo
paseo y reposo


4

El mediodía
declara el orden de las cosas
devuelve su aura al tiempo
y tiene sitio lo perdido


5

Bendigo la tierra
capeando el temporal
bajo los árboles
donde todo pasa

*Siga el alma/ Por más que la redada sea/ De sueño plena/ Tome la sombra al cielo/ Leve como el sino (De Parte de copas, 1989)






EDGAR ARANDIA QUIROGA [12.476]

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EDGAR ARANDIA QUIROGA

(La Paz, Bolivia, 1950).- Poeta y pintor. Fue alumno libre de la Escuela de Artes ‘Hernando Siles’ y estudió en el Taller de grabado del Centro Boliviano-Brasileño de La Paz. Licenciado de la carrera de antropología de la UCB de Cochabamba (2002). Tiene un diplomado en Educación Superior del CIDES de la UMSA (2005). Docente (desde 1983) y director de la carrera de artes de la UMSA (1992-1995). Miembro de ‘Los Beneméritos de la Utopía’. Tiene su propia galería de arte en La Paz denominada ‘Jiwitaqui’. Viceministro de Cultura (2006-2007). Actual director del Museo Nacional de Arte en La Paz desde el 2008. "Yo con la poesía -explica el autor- no pretendo dar ningún mensaje fundamentalista religioso, ni político, yo creo que más es una necesidad de decir cosas, que cuando alguien las lea a veces le puede ser útil en algún momento de su vida". 

En su poema ‘Oración clandestina’ expresa: 

"Gracias alma por perdonar a los delatores 
que estrangularon mi almohada blanca, yo 
sigo soñando 
y ellos siguen huyendo de sus cuervos 
sedientos 
que los asedian cada día, cada noche". 


Sobre su actitud en torno a la pintura, afirma: "Lo primero: pasión, pasión desmedida. Porque si uno empieza a calcular hasta dónde va a ser pintor, hasta dónde va a ser 'ser humano' ahí está perdido; porque el artista es un ser completo, global, es una pasión total: no puede dejar de ser los fines de semana artista para convertirse en otra cosa".

PREMIOS: Primer Premio en dibujo del Salón Murillo con la obra ‘El ciento y las naranjas’ (LP, 1971); Mención Honrosa en pintura del Salón Murillo con la obra ‘Bombas y napalm’ (LP, 1972); Segundo Premio en pintura del Salón Murillo con la obra ‘Fábula de conspirador’ (LP, 1974); Primer Premio en pintura y el dibujo del Salón Murillo con las obras ‘C… !’ y ‘El vendedor ciego’ (LP, 1975); Primer Premio en dibujo del Salón Murillo con la obra ‘Niños jugando con la muerte’ (LP, 1976); Premio Especial de la Bienal Latinoamericana de dibujo de Maldonado (Uruguay, 1977); Primer Premio en dibujo del Salón Murillo con ‘Estructuras de un loco’ (LP, 1977); Primer Premio en pintura del Salón Murillo con la obra ‘La nueva pasión’ (LP, 1984); Premio Único en pintura del Salón Murillo con la obra ‘La perversa luz de invierno’ (LP, 1989); Mención Especial de la Bienal de dibujo de Santo Domingo (1998); Tercer Premio del concurso de Arte Sacro convocado por esART (LP, 2000); Mención Especial en pintura del II Salón SIART con la obra ‘Falocracia o los allupekes’ (LP, 2001).

LIBROS

Poesía: Chuquiago Blues (1994); El paisaje en los ojos de la iguana (Premio ‘José Vásquez Machicado’ de SC 1998, ed. 1999).
Ensayo: La otra muerte (2006).




II

La primera vez que estuve en una chichería
la soledad se posó en mi cabeza como un
dragón emplumado. El abuelo Severo me
había dejado como prenda por los singanis
y picantes como soldaditos uniformados
para la guerra. Cuando regresó la luz,
de su sombrero me enceguecía y me di
cuenta que el piano sonaba desde cada tejo,
que un enano tocaba la trompeta elevándose
en el aire de las retamas. El abuelo ordenaba
cerrar la chichería y largaba su alma
al ruedo que giraba en su pañuelo de seda y
sus tacos de cuero. Él me dijo que estábamos
en un templo donde se cobijan las penas y las alegrías.
Donde se defiende la vida.
Eso me enseño, Señor Comisario.





TÚ YO

Yo que ya no tengo sueños Tú que todavía tienes sueños
cuando despierto cuando despiertas
todavía estás yo no existo
ahí
Entonces yo soy tuyo
y tú eres mía
pero somos sólo
el espejismo de un sueño






Amor plural

Guardemos hoy y hasta mañana
el piano y sus ratones
los cajones oscuros
Amémonos en singular tú y yo
tú y yo somos nosotros: somos tú
Hablemos de nuestras pequeñas desgracias
juntándolas con las grandes para ver
como siendo una son muchas
y cada una es parte nuestra
Hay que empezar todo de nuevo
Destruir el orden de los clavos
la posición de los planetas
Inventar un fuego que no queme
una quemadura que suene
¡Acabemos de una vez por todas
con su fiesta y su orquesta!
Pongamos de cabeza su festín
que ya cansa de tanto repetirlo
y mentirnos día y noche noche y día
Transgredamos la conjugación
y así sucesivamente:
Yo amamos
Tú amamos
Él amamos
Nosotros amo
Vosotros amo
Ellos amo
Cuando hables contigo mismo
te responderá un coro
cuando hables a una multitud
escucharás tu voz
Plural será tu sueño
plural tu vida
singular tu cuerpo universal
plural tu singular






Putita angel face

Putita angel face
ya voló mi cabeza
el dragón emplumado
ya mis ojos miopes descolorieron
las cosas
Yo no puedo darte calor
putita no puedo darte
dinero y ni siquiera sueños
Sólo mi cuerpo/viejo cacurro
viejo cacharro/con cicatrices
de aquel dragón emplumado
de aquellos adoquines como
hombres muertos
mis huesos
de armazón desvencijado
Sólo eso carita de ángel sólo eso
un poco de mi muerte
un poco de la tuya
para robarles la vida
a los otros






Día de muertos

Un día como ayer estuve muerto
Desde entonces cargo mi comida
y salgo a buscar quien rece
por mi alma perdida
en el tumulto
Busco a mi mejor amigo
que agoniza y no está
en su casa
Busco a mi amante
pero no la encuentro
Busco a mi hermano
y no aparece
Busco a mi hijo
que está enfermo
y su madre es un muro
Llego a mi cuarto
y mastico la comida
con mi sombra
Cargo mi escalera
sin piso ni apoyadura
Bebo la chicha morada
frente al espejo
y devoro el pan
con mi rostro
en el yeso




ARIEL PÉREZ ROSAS [12.477]

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Ariel Pérez Rosas 

Nace en Santiago de Chile el 8 de febrero de 1960. Reside en Bolivia desde el año 1983. Ha publicado "¿Quién cortó las araucarias?" (1985), "El último apaga la luz" (1991), "Decían los encuentros" (1994), "Muerte irregular" (1995), "Al sur de las nubes" (1998) y "Cantos de agua" (2003). Formó parte del grupo literario Club del Café y del Ajenjo junto a Juan Carlos Ramiro Quiroga y Gary Daher Canedo, con quienes publicó "Errores Compartidos" (1995) y la revista de poesía "Mal menor" (1996).




Ariel Pérez: el poeta chileno exiliado en la altura

Por Juan Carlos Ramiro Quiroga


1.- Cuando llegó al país en 1983, Ariel Pérez Rosas sólo tenía 50 dólares en el bolsillo y un territorio totalmente desconocido ante sí: Un país, Bolivia, que empezaba a vivir los beneficios de la democracia que había recuperado en el año 1982. Ignoro si su arribo fue en La Paz; pero el santiaguino radicó los primeros años en la ciudad de Cochabamba donde publicó su primer libro de poesía “¿Quién cortó las araucarias?” (1985).

2.- Después de seis años de silencio y de estudios universitarios, Ariel Pérez vuelve a la arena con un segundo libro denominado “El último apaga la luz” que fue publicado por la Universidad Mayor de San Simón en 1991. El libro alberga 74 poemas breves cuyo mayor atributo es la ironía que afila contra el mundo y contra sí mismo. En el prólogo de dicho libro, Antonio Peredo Leigue, actual parlamentario nacional, ensaya una primera aproximación a la obra inicial del autor: “Sus poemas parecen no responder a ningún propósito, sino a una urgencia". Sin embargo, abren sistemáticamente una interioridad que se nos revela tan nuestra como dice Peredo Leigue. Más arriba inclusive dice aún más del poeta: “En su nostalgia, sus rebeliones, sus desesperanzas, sus sueños, sus temores y temeridades, sus credos y descreimientos, hay un constante ejercicio de afilador que, con su chirrido, nos machaca la urgencia de esa disección que siempre postergamos”.

3.- La tercera referencia poética de Ariel Pérez, “Decían los encuentros” (Cochabamba, 1993) busca una nueva experiencia a través de la imagen poética que logra captar un grupo de fotografías en blanco y negro. Tanto la imagen poética como la fotografía intentan explicar los espacios y seres otorgados por el mundo. Así, desprovistos de énfasis, los poemas se tornan en una línea reflexiva sin pasión y sustraídos de la tiranía del yo. “Decían los encuentros” es una obra cuyos síntomas emocionales están desplazados por planos fotográficos y una escritura coloquial. Diría más, ese texto opta por una escritura que se define a través de un desplazamiento entre la imagen y las fotografías, entre la intimidad de la mirada y lo abierto del mundo. La fotografía y la poesía se dan la mano mientras Ariel Pérez experimenta con dichos ámbitos.

4.- A inicios de 1994, ya en la ciudad de La Paz, Ariel Pérez conoce a los poetas Gary Daher Canedo y Juan Carlos Ramiro Quiroga, con quienes congenia a primera vista. Pasarán unos meses hasta que en mayo del mismo año crean, accidentalmente, el “Club del Café y del Ajenjo”, que un año después producirá su primera esencia verbal “Errores Compartidos” (La Paz, 1995) y el Encuentro Boliviano-Chileno de Escritores y Poetas en Santiago de Chile en junio de 1995. “Errores Compartidos” reúne los primeros síntomas de una poesía escrita a seis manos o de manera colectiva en un taller de poesía muy personal que fue rechazado por Los Jinetes del Apocalipsis, un cuarteto poético del que había huido Juan Carlos Ramiro Quiroga. “Errores Compartidos” es al mismo tiempo una bitácora del taller de poesía que fue y una antología de lo que se produjo en hermandad. Se trataba de anular la dictadura del yo y de liberar los poderes verbales del tu. Mal que bien, los poetas sólo recogieron agravios, pesares, críticas furibundas y el odio de los poetas de esa época.

5.- Pasada esa tormenta y ya cuando el “Club del Café y del Ajenjo” había dado su último estertor con la publicación de la revista de poesía “Mal Menor”, Ariel Pérez produjo su quinto libro de poesía “Muerte Irregular” (La Paz, Plural Editores, 1995). Roberto Echazú, el poeta de la brevedad, dijo que “Muerte Irregular” nos revela una poesía llena de imágenes en un mundo atormentado por su propio destino. El libro guarda cuatro de los mejores poemas que ha escrito Ariel Pérez hasta el momento: Origen, En este reino, Muerte Irregular y La Despedida.

6.- En 1998, Ariel Pérez da a conocer en la sede de gobierno boliviano “Al sur de las nubes” que fue publicado en la legendaria editorial “Ediciones del Hombrecito Sentado”. El libro es sólido y preciso, tan preciso que su poesía arranca nubes del cielo para hacerlos desplazar por las páginas. “Tal vez sean los poderes del amor los más perfectos para emprender las rutas de las grandes transformaciones. Sobre las figuras del viento y de la nube, que imaginan a su vez hombre y mujer, el poema Al Sur de las Nubes se construye como una metamorfosis buscada para llegar al secreto que es uno mismo”, anota Blanca Wiethüchter, poeta que prologó y cuidó la edición.





CANTOS DE AGUA 
(2003) 
tres poemas sin títulos:


Noche en medio de la noche 
La voz de un achachila* en la distancia:
mira me dice -en cuerpo sereno-
hay un mensaje de fuego en tu adentro 
un planeta que gira sobre el agua

Reposo mi sombra sobre tu costilla Mururata** 
territorio febril
de vértigo infinito

Aquí estoy -te digo- 
latido tras latido 
piedra sobre piedra 

Ahora puedo abrir mis ojos y mis manos en silencio 
dejarme llevar por el espejismo de la luna
y flotar cual leño en un océano que no es de agua

Alguien me mira desde el otro lado de tus ojos
hay allí una forma que se me parece
De pronto una luz 
Es tu mirada -pienso-
que viene a mirar las mismas cosas que yo veo 

Aún queda luz en el paisaje
Sobre tu espalda de cuchillo yo estoy tranquilo Mururata

Pero los otros 
prefieren la muerte

*Voz Aymara: Antepasado; anciano sabio.
** Nevado andino que junto al Illimani y el Wayna Potosí conforman una trilogía de montañas míticas en la cultura Aymara.





Imagino al Illimani* jugando con el agua

Sentir desde su cuerpo
el viento 
el río

Me hago andino
-me dice-
andino como tú
junto a los ocres
los verdes
y los grises de esta tierra
En el lado oscuro de la erguida roca
las huellas: 
el vértigo solar de un imperio
la doble osamenta de la luna

Respiro hondo para sentir la brisa
Bajo mi piel
un antiguo invierno me da la bienvenida

* Nevado andino que junto al Mururata y el Wayna Potosí conforman una trilogía de montañas míticas en la cultura Aymara. El Illimani es el símbolo de la ciudad de La Paz.



Aguamuerte
inmensidad donde descansa el río

Terminado su viaje de retorno
la vida
transforma su caudal
en un sereno lago




AL SUR DE LAS NUBES 
(1998)



1

Cuando el origen se hizo piedra
yo también me hice piedra
Así conocí lo profundo
conocí también la vastedad de la montaña
Acaso la impaciencia me transforme en río
y me lance incontenible tras el rayo de Mercurio
Yo
el río
apenas la neblina que baja por mis manos
Uno al final
La pasión del Orfeo contenida en mi cuerpo
Un mínimo vacío allá en el fondo


20

Ahora, mujer de nubes
en este largo viaje sobre el agua
De barro y plata es la razón que nos une
Te toco en silencio
ecuatorial y distante
Te ordeno abrirte y te abres como constelación de Tania
Vuelo y vuelas en este lenguaje
de ir y venir por el vértigo de la luz
Arriba
tú y yo juntos, trasformándonos
arrebatando nuestra génesis a la lujuria del viento
Abajo es distinto, pienso
Desde mi interior contemplo tu figura de océano
moverse incontenible en el reino de Tritón
Veo la línea que marca el final de tu sombra
y el comienzo de la noche...
y no me digas que no sabes el motivo del oleaje
También de agua es la Venus que se esconde en tu forma
Tu desnudez es suficiente
para hacerme volver al vientre
y arrastrarme hasta mi lecho
con un pedazo de muerte más entre mis manos


27

Si pudiera tener una lupa, vería con ella los clavos del Cristo,
sus pupilas perdidas y una espina incrustada en el madero.

Si pudiera tener una gubia, tallaría un hombre en el madero,
sin clavos, sin corona, sin espinas.

Si pudiera pintar al Cristo, no sabría cómo pintarlo,
si de carne, ocre o madera, blanco, negro o de un color imaginario.

Si pudiera inventar un color, para pintar al Cristo,
inventaría de nuevo el rojo, el mismo que brota de sus manos.

Todos los Cristos son el Cristo, todos los Cristos el hombre,
todos los hombres el Cristo, todos los hombres el mismo hombre.

Toda la sangre es la misma sangre, toda la sangre el rojo,
todos los rojos la sangre, todos los rojos el mismo rojo.



29

El violeta es distinto, mujer de nubes
Entra y sale de las cosas 
Nos pinta los labios 
Nos cubre con el velo de su templo 
A veces entra en mí 
y un bosque de rosas brota del camino 
Entonces comprendo el misterio que esconde la serpiente 
El embrujo de mis manos 
En el embrujo de tu cuerpo 
Una cruz levanta vuelo; 
desde mi cuerpo 
me habla con su lenguaje de fuego





MUERTE IRREGULAR
(1995)



ORIGEN

Un remolino de flores limpia la calle desde la esquina
pequeñas gotas de agua caen del gris que cubre la tarde
me pregunto entonces:
¿el mundo que yo habito es la tierra que otro sueña?

Una sirena se prostituye en el horóscopo
La palabra azufre se desangra entre mis dedos

Quiero sacarme la corbata de verdugo
despojarme de la carne que cubre mi cuerpo
romper mis huesos de mármol
tirarlos por la ventana
cortarme un brazo y dárselo a los perros

Me he roto en mil pedazos de plomo
soy parte de algo que no entiendo
¿reflejo de tus ojos vieja ramera?

Dame el viento que hace falta para morir en este infierno
y derribar el muro que separa mi nicho de tu alcoba

¿Del origen?
nada
Un alfiler será mi cruz
clavarán este poema como a un insecto





MUERTE IRREGULAR

A Darío Pérez
quien en vida no fue
y que en muerte
se transformó en mi padre

Mírate
mirando tu sombra desde allá lejos
atrapado en el silencio de las formas
en la superficie opaca de la fotografía

Mira mis manos
ya no te sueñan pintando un rebaño de estrellas
Alcánzalas para alcanzar con ellas el leve resplandor
de tu recuerdo

Un viento frío calcina las flores que ayer te escribí
y que hoy adornan tu cuerpo

Si no pude ser carne de tu carne
seré carroña de tu carroña
polvo y semilla
seré tu dios
colgaré tu retrato

Por tu cansados huesos recorre el negro
por mis venas
la muerte irregular de mi infancia




MARÍA DEL SOCORRO SOTO ALANÍS [12.497]

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María del Socorro Soto Alanís 

(Durango, México, 1957). Ingeniera con estudios de maestría en Ciencias Políticas en la UNAM. Entre sus libros figuran: En el día tercero se hizo el agua, 2005; Fin de milenio, 2001; Desnuda en el viento, 1998; En estos días, cinco ensayos, 1994. Es Fundadora y colaboradora de las revistas literarias: Revuelta, Cordillera y Contraseña. También es editorialista en El Sol de Durango, con la columna semanal titulada “Palabra de Mujer”. Ha publicado en La Jornada Semanal y El Sol de México, como también en los periódicos locales El Sol de Durango y El Siglo de Durango. Tiene una Mención Honorífica en Concurso Nacional de Ensayo sobre la Mujer y una Mención Honorífica en el Premio Estatal de Poesía “Olga Arias.” Ha realizado lecturas de su obra poética en las ciudades de Colima, Guanajuato, Durango, Zamora, en las Ferias del Libro de Aguascalientes, Ciudad de México, Montreal y Ottawa. Participa en el Seminario de Cultura Mexicana, donde presentó su tesis de ingreso sobre la pintora mexicana Frida Kahlo, y en la Sociedad de Escritores de Durango, de la cual fue presidenta en el período 2000-2002, con una amplia participación política de la izquierda mexicana.




AURELIANO BUENDÍA

A Gabriel García Márquez, amorosamente

Cuando Aureliano Buendía conoció el hielo
era la tarde de su fusilamiento
vio una sábana congelada
que tenía la virtud de desaparecer
ante la magia de Melquíades

Todos patinamos en la pista de agua
desde entonces
trepando al carrusel de las gitanas
laberinto que gira y gira entre mil colores

Mientras, cierto olor a guayaba
juega a la tómbola
un imán nos reacomoda y nos voltea
es la fatalidad
destino misterioso

La orfandad de este continente de naufragios
dura ya cien años

Sobre el hielo
todavía los Aurelianos
 c
  a
   e
    n

fusilados








¿Y quién dijo que amar fuera la dicha?

Amar es llorar a mares sin que te vean
Es sufrir intensamente sin que lo sepan
Pensar en ti, creer en ti, vivir por ti

Amar es querer estar contigo veinticinco horas al día
Es tenerte junto a mí los cuatrocientos días del año
Amarte es la dicha, el placer, la angustia, la osadía

Para amarte quiero amanecer contigo
para amarte quiero atardecer contigo
correr bajo la lluvia
llevarte al verde de mis bosques
tomar contigo un café y disfrutar la sobremesa

Desde que te amo,
no se si vivo en lunes o en abril, no duermo y en la plaza te sueño
Desde que te amo vivo una especie de locura, apenas si respiro
al hacerlo es para que entres en mí, como pequeña partícula de viento

Y deseo mi cuarto lleno de rosas guindas
Y quiero mi estudio impregnado de claveles bugambilia
Y veo mi tiempo inundado de amapolas libres

Te amo hasta el fondo del océano, hasta el último planeta
Te deseo con vehemencia, con locura, con impaciencia, hasta la risa

Te siento en el chorro de la regadera
Te palpo en el agua tibia de mi alberca
Te sufro en las olas de angustia, que arrastran mi cuerpo con su fuerza

Te quise en la rama de ayer, arco y flecha del ahora
Amor, esto es para siempre, por siempre. Amén





Guerrero Solitario

Me apuntaste con lo mejor que tienes
Dardo saturno del amor

Y encontraste en mi cueva profunda y submarina
el regazo tibio que buscabas

Llegaste erguido y valiente
Guerrero solitario
hasta el final de la batalla

Tocaste el blanco rosado que anhelabas
Emprendiste de nuevo la conquista de mi valle húmedo
de mi oscura sierra durangueña
de mi llano seco . . . 
y lo mojaste
con tu líquido vital
claro de espuma
juego transparente
tierra de sal

Regaste mis campos íntimos de maíz
Perfume de membrillo
Y mis caminos de pino se te abrieron

De mis entrañas brotó un manantial que olía a durazno

Y ahí estamos . . . 
Perdidos en el cosmos
Libres
Sobrecogidos e infinitos

Vacíos e irreverentes
Húmedos en la revolución milenaria del amor

Y te amo
Guerrero solitario





Piso tu orilla con mis pies descalzos

Piso tu orilla con mis pies descalzos
el comal de tu vientre se asolea
vistes de barro tu espalda
corredores y surcos encendidos
senos de miel y ambrosías
si abres tus piernas el trigo germina
tierra roja
seca
donde la campesina entregó su rebozo
puso su deseo en el membrillo
y la golondrina se tapó los ojos

El crepúsculo sangra por la herida
fuego que reza al amanecer
desiertas las alondras
el llano descalzo se santigua

Yo, silenciosa contemplo tu santuario
¡Buenos siglos!
canta la mañana

Los huesos de la tierra están de fiesta
el vino de Baco las chorrea
hojas de eternidad
granos de ausencia
Eurínome y las frutas del paraíso
bailan con cada árbol que de noche llega
y ahí engendran la sandía,
el durazno





El mundo empezó cuando tú lo quisiste

El tiempo es una máquina que guarda los recuerdos
La memoria detiene al tiempo
Todo es un sinsentido, no puedo alcanzarte tiempo
Pedimos tiempo para parar el juego

En el estanque quisiéramos atraparte

El pasado nos dice que vendrás, te has ido
Hoy, eres apenas un vacío

El mundo empezó cuando tu lo quisiste
Desde entonces, todos subimos la escalera

¡Hágase la luz! Dijiste
y el sol encendió los focos del universo

Eres como un inmenso espejo
donde todas las mañanas, busco mi imagen para saber si vivo
o muero

Navegamos mar adentro
hasta que se te ocurra romper el cristal de mi reloj
y llevarme a otro tiempo, donde la risa no exista
ni tengamos prisa

Cuando la hora no importe me quedaré quieta
tu seguirás
ahí estaré . . .
será mi tiempo





Tejedora de sueños

Verbo:
tu palabra me hace libre
terca
valiente con la ele y la te como escuderos,
sensible
racional
amante
tejedora de sueños
hacedora de interrogantes
con tus signos juego
junto sílabas
conjugo todos los verbos
he cantado desde niña:
“a la víbora víbora de la mar
de la mar
mar mar mar . . . ”
para después con frenesí
buscar lo profundo en tus océanos
descifrar tus designios quiero
y cada madrugada sucumbo ante el intento

El día que se acaben las palabras
Ahí me quedo.




La troca de Juana la loca

Hay una herida que sangra cada treinta días
y un volcán de sal explota en el abrazo
Platón tenías razón
Hasta que encuentras a tu OTRO
te completas a ti mismo
¿por qué nos castigaste Zeus?
Cuando el diluvio vuelva 
sólo los brazos de mi otro me consolarán
¿cómo recuperar el tiempo perdido?

Siglo vuélveme a parir
déjame juntar la leña en el bosque
en la cabaña queda luz
el fuego paciente espera todavía

No puedo concentrarme
un tic tac rebota en el cerebro
locura ¿estás ahí?
Déjame volar,
arrastrarme en el charco del gusano
que el rumor reviente los oídos
“ . . . Juana la loca tiene una troca . . .”
gritábamos de niñas
y una estrafalaria figura nos escupía

Hoy que todos vamos en la troca
extraño a Juana y su mirada





AMAZONA

Soy mujer,
porque así se acomodaron mis hormonas
Desde entonces,
una cicatriz traigo en el ombligo
y una herida se abre
cada treinta días

Jugué a amamantar a mis muñecas
a volar como amazona,
igual que la gaviota
levanto mi estructura curvilínea

Mis sueños de muchacha
chorrearon mes a mes
mientras crecía,
la luna se colgó de mis ventanas
y cuando desnuda salí del río
fluyó el deseo
la soledad
el miedo

Los libros son ahora mis amantes
y un beso enciende las ideas

Después de nueve meses
mis caderas se abrieron
Soldadera de la vida
De las montañas azules
salió una savia blanca
con la cual soñaba desde niña

Soy tierra
madre
raíz
mujer
luna nueva
pequeño instante del planeta

A veces juego
siempre sueño,
Soy transgresora de las reglas
Valentina con el rebozo de mi abuela
Al templo de mi madre cansada regreso,
entro en su cama
para sentirme en su matriz,
madona

Quiero la libertad como bandera
El amor por catecismo
Una estirpe de guerreras me protege
En el manto de la luna
acurruco los anhelos cada noche
Vuelvo a esa posición fetal
mi favorita
para soñar
creer
volar desnuda en el viento

Metamorfosis entra por mi entraña
¿Quién soy yo?
¿Soy yo?
¿Soy?





CORDILLERA AMERICANA 

Porque juntos habremos de formar
la Nueva Arcadia
donde los ríos acaudalados
cubran a nuestro hijos

Para que la patria se extienda
desde la cordillera chilena
hasta el Valle del Anáhuac
y el canto del cóndor
inunde al mundo

Hay una nostalgia marina
que recorre el continente
murmullo andino que canta:
¡sobrevive!
¡levántate y resiste!

Deja atrás la pesadilla
el horror sembrado por las botas
recuerda tan sólo al esmeralda
que cubre tus montañas

Cuando te expulsaron de tu propia tierra
no previeron
que el nomeolvides
se vendría en el bolsillo
la madreselva en los zapatos
y la poesía de Neruda en cada célula

Desde Mesoamérica
le canto a Allende
salvador de nuestra Patria Americana
fue inútil que las balas te cruzaran
porque el fuego incendia las nostalgias

Una quena toca no sé donde
por su herida brotan los recuerdos
un olor a bosque invade el hemisferio
utopías, luchas cotidianas

¡Malditos!
Cuando metieron a la cárcel las ideas
ellas se revelaron ante el acero
le rompieron la cara al miedo
y de entre los barrotes
surgió la resistencia

No pudieron matarlos con los tanques
porque su corazón lo escondieron en la mina
y a todo el continente
nos cubrió su angustia

Hermanos del salitre
de la uva
del charango
os quiero dejar hoy estas palabras











DANIELA MARTÍN HIDALGO [12.498]

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Esta foto es de Juan Marqués y está realizada en la Residencia de Estudiantes





Daniela Martín Hidalgo

Daniela Martín Hidalgo (n. Lanzarote, 1980) es una escritora española en lengua castellana.

Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Entre 2007 y 2009, disfrutó de una beca de creación del Ayuntamiento de Madrid en la Residencia de Estudiantes. En la actualidad reside en los Países Bajos, donde trabaja como profesora de español.

Publicaciones

Poesía

Desolación. Destierro (Litoral Elguinaguaria, 1997)
Memorial para una casa (La Palma, 2003).
La ciudad circular (Litorial Elguinaguaria, 2003).

Prosa

Ludmilla (Caja General de Ahorros de Canarias, 2003).
En el jardín botánico (Interseptem, 2005).





Última contemplación del mar

Bajo la incisión de las estrellas
una hoguera extendida que se apaga,
este mar apretado de la noche
en el agua constante.

Si cuando una manta de tiempo pase
mirarán otros como estoy mirando.


(Este poema pertenece a la serie Cosas venidas del mar, con la que Daniela Martín Hidalgo ganó el primer premio de la edición de 2oo6 del Certamen de Jóvenes Creadores del Ayuntamiento de Madrid). 





Desolación y destierro

Soy un minuto interrupto sin ternura
una oquedad de paredes encerradas
siento que todo me baña y no lo entiendo

Dependo de las mordeduras de serpientes
de los rechazos y la luna
de mis mentiras perdidas en el barro

Tiembla el suelo...
(habrá un alma escuchando,
un alguien estrangulado desde la multitud de mis estantes.)

Apuro en mi paño el tiempo terminado,
bebo escalofríos y pervierto mis razones tengo el frío que mancha el alma de las cosas





Lugar sin tiempo

La casa muerta:
un reloj de arena mudo,
en espera del tiempo
cristal vacío.

El mismo segundo inagotable
siempre retomado.

Principios posibles, 
vetas imaginadas.
Sin pasos.

Sólo entonces el comienzo:
un gesto curvo,
el círculo casual de unas llaves
tanteando el hierro.
La firmeza furiosa en un brazo de luz
hiriendo.

(De Memorial para una casa, 2003)







Retrato

Mi hermana Elena

Envejecerá tu vida.
Vendrás a la vejez que imaginabas,
al rostro que espera
tras el espejo.
Te ceñirás la máscara del hueso.

Como no es posible adivinarte:
dando a la tierra el cuerpo sostenido, 
paciente y sentada,
ya serena en su músculo la risa.
Serás sedimento,
la carne rebañada en arañazos.

Y sin embargo allí la mirada,
igual intacta siempre,
salvada,
pálpito constante amado
esperando volver a ser reconocido.

(De Memorial para una casa, 2003) 






Beethoven o La frustración

Mentre che’ l vento, come fa, ci tace. 
(Inferno, Canto V)

Vibran igual los cristales al ruido
o la música; quisieran ser ciegos.
Lloran niños, alguien grita mi nombre.
Vibran los cristales: sólo en la lengua 
será posible oír la vibración.
Con odio calla para mí la música.

Giran los aplausos como bandadas
de pájaros densos pero invisibles.
En mi interior cada golpe de sangre
estalla sordo para enloquecerme.
Y grito, pero es sólo una garganta
que se desagarra, no guarda aire dentro.

Sueño sonidos de la ciudad, golpes,
pasos que me despiertan avanzando.
Hay otras veces también una música
que oigo y que lejanamente recuerdo
y que para poder dormir escribo.

(De La ciudad circular, 2003)






Últimas visitas al museo

A veces
no puedo levantarme, dices

despertadores, el cuerpo una
boya vacía.
A veces no logro confiar
en las palabras,
líquida la realidad, espesa
su baba,
este modo de decir
que está cansado.

Creí que la vida
acabaría por ilusionarme.

Pero se acaba el verano, hay días
en que repto incapaz
como un animal de erguirme.
Hoy me despertó el teléfono, entré
en el herbolario:
después de todo, los invernaderos
por dentro iluminados, el mecanismo
de ciertos interruptores, la sed.
Deberíamos visitar ya sólo
las obras del pasado.

Pero se acaba el verano,
la luz en los días se agota:
nos desangramos de esta lenta
enfermedad del bienestar.
Quedan cuencos,
sólo representaciones vacías.

Sin tensión,
pronuncio este idioma
que nada significa, la comida
cae cicatrizándose
hacia el final de la garganta.







Penélope
(Epigramas para una la espera)





Te espero. Pertenezco
desde siempre al tiempo que es esta
espera.





(Minotauro)

Se oyen los pasos en el laberinto.
Es un temblor que inclina la vergüenza
de carnes desgarradas.
Se han cumplido nueve años:
es tiempo de tributos.
Voces siete otras siete
midiendo la ilusión de los pasillos
que a veces dan retorno.
Está caliente el vértice del hueco
en que el monstruo se ha apoyado
a esperar.






Me he detenido en mitad de una
espera.
Soy circular o eterna.
Siempre la misma ráfaga de viento,
siempre el golpear después de una puerta,
la cáscara del óxido en los goznes.
No existe la llegada: habré poblado
las vísceras secas de una clepsidra.







CESARE PAVESE

Cree llegas, con torpeza,
Cree en ese olor dulce que
sólo es aire.
No sabe que el sol derritió la
cera
y en el mar de los cantos
nacen piedras.
No sabe que Calipso hoy va a
tenerte.





Entra lana el ilota,
trae confuso un olor que nunca es
suyo.
Oscurezco la habitación.
Amarrada a sus piernas ya comprendo:
tampoco él guarda sabores cercados.
Mi brazo lo aparta para llorar.











OSKAR MARIA GRAF [12.499]

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OSKAR MARIA GRAF

Oskar Maria Graf (22 julio 1894 a 28 junio 1967) fue un escritor alemán.
Escritor alemán nacido en Berg (Starnberger See) en 1894 y fallecido en Nueva York (Estados Unidos de América) en 1967. Fue el noveno de los once hijos de un panadero y una campesina; tras la temprana muerte de su padre, Graf aprendió el oficio de éste. Llevó una vida bastante bohemia hasta que fue llamado para hacer el servicio militar, del que fue liberado al poco tiempo tras hacerse pasar por loco. Se unió a los círculos revolucionarios y participó en la Revolución de noviembre de 1918. Fue arrestado en diversas ocasiones y, a pesar de ello, consiguió abrirse camino como dramaturgo del Teatro Laboral de Múnich.

Desde 1933 vivió fuera de Alemania; primero estuvo en Viena, donde participó en el levantamiento de febrero, por lo que tuvo que trasladarse de nuevo, en este caso a Brünn, en la antigua Checoslovaquia. En mayo de 1933 publicó en el periódico de los trabajadores vieneses su artículo Verbrennt mich! (¡Quemadme!), su protesta contra la prohibición de su obra por parte de los nacionalsocialistas. En 1938 consiguió huir a Nueva York; en 1958 obtuvo la nacionalidad americana.

A pesar de su mordaz crítica social, Graf fue sobre todo un escritor popular; su obra destila un profundo amor a la humanidad. Sus novelas presentan rasgos muy típicos de la novela regional en la línea de Luis Thoma y Johan P. Hebel. Su amor a la tierra bávara no se queda sólo en la descripción idílica de las montañas, sino que se compromete con las personas, con los habitantes de los Alpes, buscando la justicia por encima de todas las cosas. Su lenguaje está marcado por el dialecto, para él un recurso estilístico natural.

Sus primeros intentos literarios tuvieron lugar en el marco de la lírica (Die Revolutionäre, Los revolucionarios, 1917); sin embargo, fue su novela autobiográfica Wir sind Gefangene (Somos prisioneros, 1927) la que le hizo famoso. En ella presenta un cuadro de Múnich antes de la I Guerra Mundial, una imagen de Baviera totalmente desconocida, a través de la cual se puede explicar el ascenso de Hitler. También su Notizbuch des Provinzschriftstellers Oskar Maria Graf (Libro de notas del escritor provinciano Oskar Maria Graf, 1931), escrito con una gran dosis de humor, es una buena contribución a su autobiografía, que concluyó con Das Leben meiner Mutter (La vida de mi madre, 1940 versión inglesa; 1956 versión alemana).

Con sus Kalendergeschichten (Historias de calendario, 1929), impregnadas de puro dialecto bávaro, consiguió dotar de nuevo significado a este género tan antiguo y apreciado en las letras alemanas. Su colección de narraciones Das bayerische Dekameron (El Decamerón bávaro, 1928) y su Bayerisches Lesebücherl (Librito de lectura bávaro, 1924) aumentaron su fama entre las más diversas clases sociales. La figura del oportunista quedó perfectamente reflejada en sus dos novelas Bolwieser (1931) y Anton Sittinger (1937). Contemporáneos como Th. Mann, C. Zuckmayer o L. Feuchtwanger reconocieron su obra como una de las más importantes del siglo. Aún en el exilio, Graf permaneció siempre fiel a su lengua y a su Baviera natal, a pesar de que su obra no fue reconocida por la crítica alemana hasta el redescubrimiento de la literatura alemana escrita en el exilio, donde Graf ocupó una posición destacada en su lucha constante contra el nacionalsocialismo.


Obras 

Publicaciones alemanas

Die Revolutionäre (1918), Gedichte
Amen und Anfang (1919), Gedichte
Frühzeit (1922), Jugenderlebnisse
Ua-Pua (1921), Indianerdichtungen
Zur freundlichen Erinnerung (1922), soziale Novellen
Bayrisches Lesebücherl (1924), Kulturbilder
Die Traumdeuter (1924), Erzählungen
Die Chronik von Flechting (1925), Roman
Finsternis (1926), Sechs Dorfgeschichten
Wunderbare Menschen (1927), Chronik und Autobiographie
Wir sind Gefangene (1927), Autobiographisches ISBN 3-423-01612-4
Licht und Schatten (1927), soziale Märchen
Bayrisches Dekameron (1928), Erzählungen ISBN 3-548-60345-9
Die Heimsuchung (1925), Roman
Im Winkel des Lebens (1927), Erzählungen
Kalendergeschichten (1929) Geschichten aus Stadt und Tierra ISBN 3-423-11434-7
Notizbuch des Provinzschriftstellers Oskar Maria Graf (1932), sátira ISBN 3-935877-49-8
Bolwieser (1931), Roman; Neuausgabe 1964 Unter dem Titel Die Ehe des Herrn Bolwieser ISBN 3-442-72253-5
Alle gegen Einer (1932), Roman
Dorfbanditen (1932), Jugenderinnerungen
Der harte Handel (1935), Bauernroman ISBN 3-423-11480-0
Der Abgrund (1936), Roman (überarbeiteten Fassung "Die gezählten Jahre" (1976)
Anton Sittinger (originalmente Sittinger bleibt Obenauf) (1937), Roman ISBN 3-423-12453-9
Der Quasterl (1938), Dorf-und Jugendgeschichten
Das Leben meiner Mutter (1940 en englischer Sprache, 1946 in deutscher Fassung) ISBN 3-423-10044-3
Unruhe um einen Friedfertigen (1947), Roman, Nueva York, Aurora-Verlag ISBN 3-471-77264-2
Mitmenschen (1948), Erzählungen
Die Welt der Eroberung (1949), Roman; Neuauflage 1959 Unter dem Titel Die Erben des Untergangs ISBN 3-423-11880-6
Menschen aus meiner Jugend auf dem Dorfe (1953), Erzählungen
Der ewige Kalender (1954), Gedichte
Die Flucht ins Mittelmäßige (1959), Roman
Un Manchen Tagen. Reden, Gedanken und Zeitbetrachtungen (1961)
Der Grosse Bauernspiegel (1962), Erzählungen
Größtenteils schimpflich (1962), Jugenderinnerungen
Altmodische Gedichte eines Dutzendmenschen (1962)
Er nannte sich Banscho (1964), Roman
Gelächter von außen. Aus meinem Leben 1918-1933 (1966)
Reise in die Sowjetunion 1934 (1974)





Palabras para uno.
OSKAR MARIA GRAF
Traducido del alemán por Carlos Chávez





SOBRE EL FERVOR Y LA PLEGARIA

Y llega una hora que se enarca sobre todos nosotros:  al instante reconocemos en lo más hondo que somos algo menor.

Sobre el pozo de nuestro dolor ajeno braman los trombones este acorde: ¡un coloso se ha levantado! ¡Uno que es grande por su puro ser!

Así debe tomarte el fervor, donante del mundo. Tu redención de la cárcel de las cosas solo brilla en tu impotencia.

Desnudo e insignificante –seas rey o mendigo- te quiere a ti el poderoso.

Y por tu plegaria se sabe si perteneces a los de arriba o a los de abajo.

El de abajo implora satisfacción. Ayuda es lo que espera, compensación, limosna. Su creencia es un mendigo malhumorado y se extingue, viene a menos cuando falta ese dono.

El de arriba reza al todopoderoso. De su boca no sale ni una súplica. No es el exhausto quien grita sino un iniciado estupefacto que saca fuerzas de esa consciencia y el motivo último de su hacer. El fervor es para él perpetuo recuerdo de la gracia.

Mira:
Aquí se hace visible lo intangible de la vida humana:
Siervo y señor.

Ni el curso del mundo ni las transfiguraciones de los poderes visibles ni la pobreza o el imperio muestran las diferencias. El gesto del fervor, la manera de creer, los quehaceres del alma, sí.

Por el poderoso reza el señor. A él le reza.

La suerte del siervo es pedir. Mendigar algo. Timarle algo a lo eterno es para él el fervor.

Sabiendo esto y las bondades de ser todos iguales ante ti, dios, ¡no me dejes en paz, hundirme en la tierra!

Todo lo finito arde en las llamas de tu infinitud.

Se desmorona horrorizado mi pensamiento.






SOBRE ALGO

Queremos dejar la sabiduría a la forma, el poetizar al poeta, el hablar al hablante, el construir al constructor y el trabajo en el todo a cada una de las partes incontables que se desprenden de la eternidad, y que tengan la misma suerte, es decir: que sean por medio de quien comprende un paso más allá.

Atentos, queremos quedarnos al margen de las horas que van y vienen, diferentes a un lastre, y que se revelan tan solo a quien sufre por ellas.

A ti te queremos, único, tocar en nuestro acaso. Y buscamos en nuestro fervor y en la esperanza tu chispa y la eterna semilla de todo ser y acontecer.

Los poetas están para que tu innombrable secreto se haga a voces. La forma, para desenredarlo. En la cadencia del hablante se balancea tu ubicuidad y no hay piedra en el mundo entero que fuera puesta sin el soplo de tu designio fatal.

Hubo pueblos cuyo completo discurrir fue solo un parpadeo tuyo y otros que, como oasis ya dados, se embriagaron con tu perfume a través de los siglos.

Muertos están, dispersos, malogrados y sus restos son hoy llamados nación o masa.

Si no fuera por tu indulgencia, no habría más que niebla y cieno. Pero cogiste de las multitudes, que antes eran una, los ojos y los trajiste al ahora. Solos e incomprendidos por su vecindad, son odiados, perseguidos y burlados, esos ojos. No hay nombre permanente para ellos como tampoco lo hay para ti.

La distinción del ahora es el desamparo. Su presencia es cambiante, su ser fluido y su manera depende de miles de obligaciones.

Pero tu heraldo y tú sois tan reales que todo lo viviente se asusta al otro lado de vuestra irrealidad.

Entonces quien lea esto dirá : ¿Para qué?

Y lo angustioso es que nunca podrá recibir respuesta.

Lo inquietante es que todo intento de aclararos cesa de ser vuestro.

Ni “ente” ni “dios”. Más unitario aún es considerado tu ser. Y la palabra, esa que lleva cada uno en la boca, te mata por su imposible cuadratura.

Pero como la palabra es nuestro castigo y tanteo nuestro eterno desasosiego, lo más ajeno y desdeñable te resulta lo más cercano y siempre llega de las profundidades de la verdad incognoscible, y así nos atrevemos a nombrarte “ALGO”.

“Dame algo” dice el hambriento al que come.

“Que seas algo” dice la madre al hijo.

“Me suenas de algo” dice quien reconoce a un amigo.

“Va a pasar algo” dicen muchos cuando el tiempo está comprimido y el aire cargado de decisión.

Las innumerables conversaciones que hacen del día ruido inservible están entretejidas por esta palabrita desapercibida, como de miga de pan, “ALGO”.

Cuando la vida nos vapulea, cuando, insoportable, la necesidad nos llega o la fortuna bendice a un hombre y le confunde con su afán de posesiones, cuando frente a frente se abisman los amantes en un solo ser y extrañamente tienden con caricias un puente de barro, ahí detrás de todo estás tú, como una sombra, y calculas aquello que es bueno y robustece cada uno de tus átomos.

“Siempre hay algo que no pende de un solo lado”, leí una vez en la puerta de la casa de un campesino y sobre la inscripción había pesadas y huidizas nubes a un lado que dejaban entrever el sol al otro. Así en continua suspensión, el fino polvo de la comprensión cayó sobre mi alma.

Me pregunta un amigo: “¿Así que pensadores, profetas y estilos iniciaron la traición al querer arrojar luz a ese secreto y levantar sobre su base visible, con la tenacidad y concisión de toda una vida, el edificio de su doctrina?”

Y dolorido yo digo: “Sí”.

“Y ¿quién nos va a conducir entonces?”, me suelta.

Y más dolorido aún me sale: “Nadie”.

“Pero tú dices que alguien es el más próximo a ese algo”.
y respondo: “El tartamudo ignorante”.

Me mira mi amigo y pregunta: “¿Por qué?”

“Porque él lleva en el resplandor de sus ojos desamparados el secreto intacto y completo, sin que lo pueda manosear con palabras confusas”.

Mi amigo mueve la cabeza.

Una sensación nos rodea como si estuviéramos en el espacio exterior.

“Dijiste una vez que el poeta deja que el secreto se haga a voces”.

“A voces – nada más”.

“¿Y la forma lo desenreda?” pregunta el amigo y entonces me mira a los ojos.

“Esa es la maldición: al inicio de la obra suya, el estilo encuentra una chispa, pero al empezar a aclararla mata él mismo su creación”.

“¿El reconocimiento no cuenta nada?” pregunta el amigo.

Y yo: “Solo como cosa que se deshace del uso para el mundo fugaz de los vivos, un camino que lleva mejor hacia el bosque, pero jamás un sublime y funcional hacerse-más-fuerte de nuestra certidumbre, restablecida, de ser más ricos en eternidad”.

Y mi amigo: “¿No es así todo absurdo?”

Ahí está de nuevo el árbol, nos rodea cada día, vívido. Están ahí los muros. La luz, los recuerdos de calles, mañana y cómo seguirá.

Al dejar a mi amigo me sobreviene un dolor de solitario ser. Permanezco en la escalera, miro al cielo y quisiera maldecir al dios que nos ve desde los astros y nos separa cuando queremos tocarlo.

ALGO gotea ingente y doloroso en mi alma.






SOBRE EL ALMA

De lo incierto resulta seguro que la personificación aún mantiene despierto lo profundo en cada ser viviente. Todo ente es una reja alrededor del sentido y, sin embargo, lo último no es el sentido. Está todavía por ser encontrado. Puede aclararse y aquellos que viven merodeando la vida envejecen al poseerlo. Cuánto recuerdan de pronto henchidos a esponjas repletas de agua.

Un movimiento, un solo roce tuyo les escurre unas gotas, y si es demasiado brusco, su relleno se va y mueren, vacías.

Entonces arrastra con ellas su juego el viento caprichoso y las lleva a la nada de la cantidad.

Los expertos acuñaron para estos procesos la palabra “destino” y los hermanos del vacío callan satisfechos, pues les resulta como si a través de la muerte de una de esas esponjas conservaran a un compañero.

En su corrillo vive el odio contra lo inmutable, contra lo apasionado y desamparado, en cuya más honda profundidad arde la dolorosa incomprensión.

Esa incomprensión victima y resquebraja, alza al alto júbilo en instantes tambaleantes los corazones de los despreciados, es su abismo y su radiante cúspide, cuyas brillantes superficies glaciares reflejan la sonrisa de ALGO.

Reflejar y permanentemente reconocer que hay una inconcebible vastedad hasta la gracia de la concepción.

Y en el éxodo del suplicio, en el camino por cosas y bosques de lo real aparente,  se encuentran con los portadores del dolor los arrogantes salteadores de la seducción. No son violentos.

Ríen y reparten perlas de alivio a los caminantes. Se comportan con reverencia y aparentan poder conjurar de sus astutos ojos todo lo bueno del mundo.

Y el sediento, el atormentado, el herido, sigue sus tentaciones sin ira, sin saber que encuentran con los portadores del dolor los arrogantes salteadores de la seducción. No son violentos.

Ríen y reparten perlas de alivio a los caminantes. Se comportan con reverencia y aparentan poder conjurar de sus astutos ojos todo lo bueno del mundo.

Y el sediento, el atormentado, el herido, sigue sus tentaciones sin ira, sin saber que en todos esos regalos, en un lecho de paz, en la comida y bebida acechan poderosas gotas para el dolorido.

En el prolongado éxodo, en algún recodo, está la figura lastimosa del mendigo de  reconocimiento, que expirando gimotea: “Te equivocaste, amigo”.

Pero cuando se inclina su destinatario, halla una piedra desmoronada.

Claro está el día en el cielo. Pasa de largo el vacío y sonríe. Quema el sol. A lo lejos ninguna sombra se asoma. El cuerpo cansado duele. Polvo bebe el aliento.
Y como no hay lugar que ofrezca reposo, el agotado va a un campo a descansar. Se busca un trocito de suelo mullido, se tumba y duerme.

Lo despiertan el alboroto y la bronca y lo sacan de allí. Y tras él, la maldición de un vacío le da caza.

Abandonados, dejados solos, hambrientos: así quiere el ALGO a sus niños del dolor.

A menudo entre dudas, grita un torturado en el calabozo de la desesperación: “¿Por qué solo yo? ¡Yo!”

Maldice sin saber que si obtuviera respuesta, el viento lo cogería como a una esponja escurrida...

Así de dura es la amistad del padre hacia sus destellos perdidos.

Otros saben. Otros respiran. Otros beben el zumo de la satisfacción. Otros viven reglados de año en año y siempre están rodeados de sus semejantes. Tú, sin embargo – tú, el tú que como semilla de trigo desperdigada te desprendiste, tú has sido separado de los semejantes a ti, por los siglos. Y mirar sobre las puertas de lo pretérito no te es permitido. Apático y descontento te dejas llevar por los callejones de lo visible, golpeado y atormentado por lo nunca reconocible en ti.

Tu alma es la pira sobre la que ardes lentamente. Y cuando el humo de la quema sube de las casas de los años – solo un instante – miras por encima de la curvatura del todo y ves cómo también se alzan de otras profundidades lejanas, olvidadas, postreras columnas de humo...

Esta es tu suerte en la hora de tu delito.

Pues el alma está solo en aquel que es nada en la cuadratura de lo vario, y todo llega a ser al ser olvidado.






HEIMAT ÜBERALL

So grün hab' ich das Gras noch nie gesehen,
noch nie den See so blau.
Ich muss verwundert stehen bleiben
Und frage mich:"Was ist geschehen?"
Ich kenn doch die Gegend so genau
und könnte blind das kleinste Ding beschreiben.
Ich denke nicht ans Weitergehen
und schaue nur in dieses Grün und Blau ...

Mir ist, als stünde ich wie in den Kindertagen
erstaunt und dennoch tief bekannt
vor diesem fremden Wasser und den Wiesenstreifen
und ich vermag es nicht zu sagen,
wie mich dieses Wiedersehen übermannt 
mit diesem Gras, mit jedem Wellenschlagen,
als würde meine Heimat eine Welt umgreifen,
als wär' ich nicht mehr fremd in diesem Land ...





MEIN ZIMMER

Was ich im Lauf der Zeiten liebgewann,
das hängt verstreut an meinen Zimmerwänden:
Tolstoi und Goethe, Lincoln und Lenin,
Ein Bild von Marx, von Masaryk und Thomas Mann,
drei Aquarelle (Wiesen, Berge, Wolken drüberhin)
dazwischen, werktäglich und ohne Drum und Dran
und dennoch wie das Krönende schlechthin,
hängt meine alte Mutter, und mir vollenden
sich gleichsam nach geheimnisvollem Sinn
Zusammenhänge, die mir erst nach schweren Jahren
und wie durch einen Zufall offenbar geworden sind.-
Denn manchmal, wenn ich grübelnd oder sehr zerfahren
in meinem Zimmer auf und nieder gehe und zerquält
nach Worten ringe, eine klare Ordnung im Geschehen suche,
wird das, was ich bisher für einen Wandschmuck hielt,
zu einer in sich ruhenden und beispielhaften Welt,
aus der mein Herz den größten Trost gewinnt.-
Mein Blick fällt unverhofft auf so ein Bild,
und langsam rührt mich eines Menschen Leben an,
in seinem Glück, in seiner Lust und seinem Fluche,
und wenn es sich zutiefst entblättert und entschält,
erglänzt es als ein Gleichnis aller Menschenmühen.-
Doch nie erschöpft es sich in einem Werk, in einem Buche,
weil es zu vielgesichtig ist und unaussprechlich bleibt.
Es mag wohl sein, daß manchmal einer es erfühlt
und überwältig zittert wie in innerstem Erglühen,
wenn er sein Denken bis zum Grund der Gründe treibt,
wie ich in manchem Anflug starker Freudigkeit.
Dann wird es mir erst ganz bewußt: Nicht hohle Schemen
und bildgewordne Zeugen der Unsterblichkeit
sind all die Männer, die von meinen Wänden schauen.
Ihr tiefstes Wesen ist dem Leben einverleibt
wie jede Wiese, jeder Berg, die Wolken hoch im Blauen.
Und auferlegt ist jedem jene schwere Fruchtbarkeit
der Mutter, die nur geben kann und niemals nehmen
und sich erfüllt als das Verschenkende in jeder Zeit.-
In solchen Augenblicken will mir manchmal scheinen,
als sei in meinem Zimmer etwas von dem reinen
Zusammenklang von Menschensein und hoher Ewigkeit.

© Paul List Verlag
Ullstein Heyne List GmbH & Co. KG, München
Jahrbuch der Oskar Maria Graf-Gesellschaft e .V. 1996, Ausgewählte Gedichte“ , S. 54 ff.











GUIDO CERONETTI [12.500]

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Guido Ceronetti

Guido Ceronetti (Turín, 24 de agosto de 1927) es un escritor, periodista, poeta, titiritero y traductor italiano.

Dotado de una amplísima cultura y de una profunda sensibilidad humanísitica, Ceronetti comenzó a escribir en 1945. Su colaboración con el periódico La Stampa, iniciada en 1972, continúa hasta hoy. Destaca especialmente como cronista desencantado de la sociedad moderna. Histriónico y carismático, ha utilizado su amplia erudición y una espontánea teatralidad para transmitir al público la magia de la poesía y la literatura en general. Su obra en prosa, constituida fundamentalmente por textos breves y aforísticos, ha sido comparada con la del escritor rumano Emile Cioran.

Como traductor, Ceronetti ha sido el responsable de llevar al italiano tanto de clásicos latinos y textos bíblicos como de poetas modernos.

En 1970 creó, junto a su mujer, Erica Tedeschi, un teatro de marionetas conocido como Teatro dei sensibili.

En 1994 se incorporó a los Archivos de la Biblioteca Cantonal de Lugano, el fondo Guido Ceronetti, que el escritor denominó jocosamente "el fondo sin fondo", en el que se recogen obras publicadas e inéditas, manuscritos, cuadernos de poesía y traducciones, cartas, guiones para cine y radio, dibujos y obra gráfica, mosaicos y postales. Con éstas se preparó en 2000 la exposición Dalla buca del tempo: la cartolina racconta.

Algunas obras

El Cantar de los Cantares (Cantico dei cantici, Traducción al italiano y ensayo sobre el mismo; traducción española, El Acantilado, 2001).
El silencio del cuerpo (Il silenzio dei corpi, 1994; traducción española: El Acantilado, 2006).
Los pensamientos del té (Pensieri del te, 1994, traducción española: Muchnik Editores, 1997).
La linterna del filósofo (La lanterna del filosofo, 2005; traducción española: El Acantilado, 2010).
El monóculo melancólico (L´occhiale malinconico, 1984; traducción española: Acantilado, 2013).




Traducción contra la crueldad 

[GUIDO CERONETTI, aforismos]



El hombre no puede cambiar, ni tomar otro camino, sólo puede acabar mal.

El optimismo es como el monóxido de carbono: mata dejando en su cadáver una huella de rosa.

Mientras tengan ganas de matar, no perderán el gusto de crear.

Todo lo que no se come, hace bien a la salud.

El hombre aún se atreve a darse el lujo de la crueldad, cuando ya comete tranquila y repetidamente el acto más cruel de todos: crear, dar a los horrores de la vida seres que no son y no sufren dolor.

Un necrófilo moderado puede contentarse muy bien de una mujer muy frígida.

Para no ver en las fuerzas activas de la destrucción al Dios que buscamos y amamos, es muy útil la ficción de Satán, que nos enmascara la verdad intolerable.

Ir por los campos, hoy, es como pasar por un viejo barrio en demolición.

Dice un viejo médico: “La salud es un estado precario del hombre, que no promete nada bueno”.

Es extraño que no suceda. Creo, doctor, que resultaría muy normal si una mujer embarazada abortase después de echar un vistazo a un periódico cotidiano.

El arma más peligrosa que ha sido inventada es el hombre.

Quien tolera los rumores ya es un cadáver.

Si el aborto es homicidio, tendrá al menos la atenuante de la defensa propia.

Es mejor morir vaciándose que llenándose, y mejor de hambre que de indigestión.

En la actualidad, un hombre que, en voz alta, lea versos o textos espirituales, en completa soledad, pasa por desequilibrado.

El terremoto, que no ha cesado de correr en todos los sentidos de la tierra, es una especie de alivio (¡finalmente un miedo distinto!, ¡un miedo sin rostro humano!) para las ciudades enfermas de hombres.

¡Y hablan de haber abolido los sacrificios animales! Sólo el ritual han abolido: los exterminan ininterrumpidamente, ilimitadamente, sin necesidad.

El diluvio de carne sacrificada que cae cada día sobre las ciudades de Occidente anuncia masacres, enfermedad, locura colectiva, pérdida del alma, oscurecimiento y suciedad mental. Más energías insanas para cabezas por golpear en la sombra. Lleva dentro la maldición de las codornices a las tumbas de la codicia.

Quien permanece en silencio o no sonríe después del amor, degrada a Eros.

El desastre más profundo no es la destrucción de la ciudad con más millones de habitantes, sino su existencia.

La misoginia es hija del misterio. Por el contrario, la misantropía es hija del conocimiento: cuanto más se conoce a los hombres, más misántropo se es. Mas el buen misántropo no hace distinciones de sexo: el ser humano, en las dos versiones propuestas por el Creador, no le place.

El alma en descomposición es mucho peor que la carne.

La pregunta más indiscreta, más insolente, más insufrible, e incluso la más común, la más políglota, la más persecutora, al teléfono y cara a cara, la pregunta que tortura a quien ama la verdad porque si la formula tendrá como respuesta una miserable mentira es: “¿cómo estás?”


[Versiones en español de Daniela Camacho Jiménez, hechas a partir de las originales en italiano].
Aforismos de Il silenzio del corpo y La fragilità del pensare.







Los dátiles secos provocan jaquecas, dice Maimónides, pero el placer de un dátil regocija el corazón.

O escépticos, o sépticos.

El optimismo es como el óxido de carbono: mata dejando sobre los cadáveres una impronta de rosa.

Mientras tengan ganas de matar, no perderán el gusto de engendra.

Observa Pascal que si Platón y Aristóteles escribieron de política, no fue sino para dar una regla a un hospital de locos.

Todo lo que no se come hace bien a la salud.

Es mejor morir vaciándose que llenándose, y mejor de hambre que de indigestión.

La enfermedad que impide vaciarse es peor que la que impide llenarse.

Un caso de omnivorismo  indiscriminado es el del lobo de Perrault, que devora indistintamente niñas y viejas. El hombre elige.

Proverbio yiddish: “hay que gustarse bien de una agua silenciosa, de un perro silencioso y de un enemigo silenciosos”

Un hombre al que se le alaba es un hombre al que se le encadena.

Desacralizar es un oficio fácil; por eso debe repugnarnos.

Con más fuerza que Pascal, Gadda dice que el Yo es el más cochambroso de todos los pronombres. Bonita guía tenemos.

Es extraño que no ocurra. Me parecería normalísimo que una mujer embarazada abortara después de haber ojeado un periódico.

Si el Mal ha creado el mundo, el Bien tendría que deshacerlo.

El arte está acabado desde que los artistas ya no tienen enfermedades venéreas.

Con el triunfo de la dentadura postiza, pierde fuerza la historia de Berenice de Poe.

El hombre es un demonio venido a menos.

El hombre ya no puede cambiar, ni tomar otro camino; sólo puede acabar mal.

Hay un construir que es mucho más perjudicial que cualquier destruir.

Una Sofía que pasa, una Luz que sufre: vivir con este secreto.

Quien tolera los ruidos es ya un cadáver.

Si el aborto es un homicidio, habrá al menos la atenuante de la legítima defensa.

La elección profunda del hombre será siempre un infierno apasionado, antes que un paraíso inerte.

No tuve nunca un dolor tan grande, decía Montesquieu, que no me lo quitara una hora de lectura. He ahí al verdadero literato.

Quien calla y no sonríe después del amor degrada a Eros.

Suprimidos los combates de los gladiadores, los cristianos instituyeron la vida conyugal.

La autoridad, dice Moses Mendelssohn, sólo puede humillar, no enseñar.





El silencio del cuerpo, de Guido Ceronetti

Incluso la vida más pobre y sórdida es un drama de Esquilo si pensamos en la tragedia de las funciones, en los susurros de las secreciones, en los silencios de los órganos, en los esfuerzos de la memoria, en los tanteos de la voz, la sangre que circula, los miasmas mortales, las peleas entre microorganismos, las guerras espermáticas, las erupciones celulares, las calamidades de los nervios, las predestinaciones bioquímicas, el sino que poco a poco te introduce en el morbo final, las plagas, los granos reventados, las serpientes de la locura, y las furiosas perras del Hambre.

**

Una amiga enferma de cáncer nos cuenta lo que es quedarse sola, ante la máquina que irradia sobre su pecho el Cobalto 60. Es una máquina que habla: un zumbido extraño que a veces se alza, a veces cesa. En un aislamiento completo, con una puerta pesadísima a la espalda, surge ese compañero ambiguo, que se sabe mortífero, rehuido y temido por todos, que contigo debiera siempre mostrarse lleno de benevolencia y, a cambio de dinero, curarte. ¿Pero qué lengua habla ese monstruo? ¿Qué advertencias murmura? ¿Qué cuenta? Tal vez habla de otros que han pasado por allí, y que han muerto, y te recomienda que no te hagas ilusiones, honestamente te ruega: “No me creas capaz de vencer a la muerte”.

**

En la fase gaseosa de la putrefacción todo hombre blanco se convierte en negroide, e incluso un enano tiene su momento de gigantismo.

**

Marañón asesta un buen golpe al mito de la juventud: la función sexual en el hombre no está verdaderamente madura más que a partir de los treinta y cinco años (la edad del héroe de Senectud), la vida afectiva alcanza su apogeo incluso más tarde: “La verdadera plenitud del corazón del hombre, para el amor y para toda suerte de sentimientos delicados o apasionados, no se adquiere sino entre los cuarenta y los cincuenta años”. Creyendo lo contrario, supersticiosamente los hombres se ponen a amar a los veinte o a los treinta, repartiendo a manos llenas la desilusión y la infelicidad.

**

Una alteración en el riesgo de oxígeno produce anomalías en las células, las hace anárquicas y blanco inmediato del cáncer. Se ha observado una analogía entre las degeneraciones de estas células y las metamorfosis de las extraídas de los cadáveres, donde los fenómenos respiratorios han cesado. El cáncer, cuyo germen es (suponemos) el metabolismo alterado del oxígeno, trabaja para reducir todavía más la oxigenación celular, hasta la muerte del enfermo, ya en parte un retrato de cadáver debido a la invasión de las células alteradas y vampíricas (cadáveres que al morder las células sanas las hacen iguales a ellos). La relación medular entre industria y cáncer está tal vez ahí, en el inexorable saqueo de oxígeno que lleva a cabo la fábrica, en perjuicio de quien trabaja allí o de quien vive cerca, y la irresistible, e infinitamente maléfica, proliferación industrial del mundo.

[Traducción de J. A. González Sainz]






Guido Ceronetti. El silencio del cuerpo. Acantilado. Traducción de J. A. González Sainz.


“Dice un viejo médico: la salud es un estado precario del hombre, que no promete nada bueno.”

“Si el aborto es un asesinato, habrá al menos el atenuante de la legítima defensa.”

“La mujer tenía su pálida felicidad segura: abandonar completamente su improbable ser a los intentos del hombre de construir el suyo propio, convertirse en material de éste; desde que se esfuerza por construirse con sus solas fuerzas va a pescar en los grandes mares de la infelicidad del hombre, hombre agujereado, que se hunde inmediatamente.”

“No tuve nunca un dolor tan grande, decía Montesquieu, que no me lo quitara una hora de lectura. He ahí al verdadero literato.”

“Un curandero de Turín ha vivido con una sifilítica sin que ésta llegara a contagiarle nunca, asegura que si hay amor no se adquiere el contagio. La mujer contagiada es mortífera sólo para quien no la ama.”

“Si el Mal ha creado el mundo, el Bien tendrá que deshacerlo.”

“La pierna que te lavas esta mañana puede ser la que te corten mañana. (Pero que al menos el cirujano diga: vaya pierna más limpia.)

“Susan Atkins asegura que Sharon Tate, de tanto implorar y suplicar que no la mataran, parecía una máquina de la IBM: “Cansada de oírla, la apuñalé.” Ludismo.”

“Atila murió en una boda, después de una buena cogorza, a consecuencia de una hemorragia de nariz durante la noche.”

“Si un niño maltrata a un animal, aunque éste sea grande, hay que pegarle, porque el más fuerte y el más malo es él.”

“El hombre se atreve a permitirse todavía crueldades, cuando comete ya tranquilamente y repetidamente el acto más cruel de todos: engendrar, dar a los horrores de la vida seres que no son y no padecen dolores.”

“Llevamos doscientos años en los que, con todos los medios posibles, se airean ante las muchedumbres imágenes de sufrimiento para desencadenar sus capacidades para producir otros peores.”

“Un deportado en Mauthausen cuenta que los deportados que en sueños se veían camino del regreso, o ya llegados, no sobrevivieron.”

“No sólo el fantasioso Platón, sino también Hipócrates, creían en la migración del útero, animal ávido de engendrar, que por deseo de semen se pone a viajar de un sitio a otro provocando la Histeria; pero es una forma para significar que todo el cuerpo femenino está afectado por el útero.”

“Una mujer que tiene un perro muy grande, que la ama y es extremadamente celoso de ella, trae a casa a unos gatitos a los que colma de caricias: el perro, después de una breve y difícil coexistencia, los destroza. Así tiene ella la prueba del amor de su perro, porque ha hecho de él un asesino.”

“Contarle un sueño al retrete es purgarse de él, descargar la mente, como se descarga el cuerpo, en el lugar idóneo. Desde hace muchos años practico este método y se lo aconsejo a quien no sea supersticioso. El retrete es un médico honesto y un amigo fiel.”

“El hombre es más complicado que la mosca, que devora excrementos allá donde los encuentra. El hombre coprófago los busca en el cuerpo y los quiere recibir del cuerpo, como parte viviente de ese cuerpo deseado, manoseado en su intimidad alquímica más oscura.”




Aforismi di Guido Ceronetti


L'ottimismo è come l'ossido di carbonio: uccide lasciando sui cadaveri un'impronta di rosa.


Da molti anni sono vegetariano e posso dire di averci guadagnato in salute fisica e mentale. Non ho perduto che le macabre catene del conformismo onnivorista.


L'utero, come la ruota, è un'invenzione molto semplice e non povera di conseguenze.


Sotto l’ala sgualcita del lenzuolo | Aspettavamo lo sterminatore | La voce era di medico e di amico | La favola remava senza riva | Il buio urlante dell’Occupatore | Finestre dov’è un lume ha tutte in mira | Voragine dell’Unità infinita | Che cosa sai di due piccole vite? (L’angelo sterminatore)


Dati i prezzi del mercato delle carni, una famiglia volontariamente vegetariana galleggia meglio, può spendere in raffinatezze quel che risparmia in pezzi di cadavere, ha un bilancio meno pesante e lo stomaco meno guasto.


Meglio sia un'intera famiglia a nutrirsi vegetarianamente, e non un solo componente, perché così non c'è separazione a tavola, tutti unisce in un magico circolo l'ideale comune.


Portada El Cantar de los Cantares

El cantar de los cantares (fragmentos)

" Amor carnal, amor místico, amor entre puras hipóstasis son el Amor, tricéfalo y uno. En el Cantar este misterio triádico pasa con el resplandor del relámpago. En su interior se desconocen las distinciones de valor. Los grados de realidad y de emanación de las tres especies son diversos; pero el lenguaje erótico no tiene más que un modo de expresarlos. El trabajo de la qinah petrificado, el amor de un día eternizado es lo que imploran los amantes en su miseria. No salimos del círculo cuando, para volver a tener y plasmar de nuevo lo que ha ocurrido, querríamos que el amor recomenzase y volviera a encontrar su principio en el tiempo, porque querríamos hacer palpable la ausencia de fin, que para nosotros consiste únicamente en un doloroso recomenzar. Para romper ese círculo es necesario ver como figura de otro el amor que no recomenzará. La qinah mueve también los amores de los pléromas, los amores cabalísticos y sufitas, los amores entre el que no tiene relación con los sentidos humanos y los silencios, los abismos: amores de los que es imposible negar el aspecto obsceno. Y no hay más morbosidad y demencia que en cualquier otro amor carnal en el amor intensamente carnal, espasmódico, transverberante, vivido y sufrido intramuros y en las calles, humano y más que humano, entre un ser humano y una figura sagrada. 
La base de todas nuestras imágenes es carnal; porque aquél (el hombre) es carne (Gén 6,3) proyectamos en los cielos las sombras gigantescas de nuestros enanos cuerpos de muerte. Una doble sombra sobre el muro, que choca y choca como una mariposa enorme, ¿qué hay de más verdadero que una pareja mística fugitiva? El amor es un interminable encaje de sombras amorosas que se alargan desde los muros hasta las constelaciones. Y cada especie de amor tiene en sí su sal, su azufre, su mercurio: hay qinah, emociones y espíritu en los amores por una revelación de la mente, por el temblequeo de un arquetipo. El amor espiritual está presente hasta en la atmósfera de los burdeles: es un clandestino escondido debajo de los lechos, que trasforma en fuegos celestes las impresiones que recibe. Desde cualquier punto de un amor cualquiera son visibles sus proyecciones divinas y sus antepasados hipostáticos como rostros enormes. A hombres de un amor, las multiplicaciones intelectivas y las visiones del infinito son, en su interior, como las complicaciones psicológicas y morales. Si el hombre no estuviera hecho para vivir y representar todos los grados de realidad del amor, no habría tantas interpretaciones del Cantar de los Cantares. "



El silencio del cuerpo (fragmento)

" Si nos fuese dada la posibilidad de elegir: estar en el Hospital de Siena, con enfermedades y curas (y aguante físico) del siglo XIV, asistidos cada tarde por santa Catalina, criatura única, alto imán espiritual, o bien, en una moderna clínica con aire acondicionado, con enfermedades y tratamientos químicos y mecánicos de finales del siglo XX, limpiamente asistidos por dos o tres enfermeras lo suficientemente bien pagadas para no ser santas, pero carentes de fluido y oración, no alcanzo a adivinar quién puede elegir a Catalina. Ni siquiera el papa, por supuesto, preferiría el hospital de peregrinos a su equipada cliniquilla vaticana. "



Portada La linterna del filósofo

La linterna del filósofo (fragmento)

" Sí; acuérdate de nosotros, después de haber desaparecido, acuérdate de nosotros, filosofía.
Acuérdate de nosotros porque te hemos amado.
Te hemos amado como a una mujer—y más que a una mujer—, hemos tratado de asirte en los recorridos nocturnos por caminos solitarios, hemos tratado de abrazarte, de convencerte, tras un espasmo fugaz, de que no nos dejaras tan pronto.
Te hemos amado como a la voz humana, como a la más humana de las voces.
Te hemos amado porque nos ayudabas, sin que tal responsabilidad te afectara, a soportar la vida; te hemos amado porque sabiéndonos mortales, mucho más de lo que nosotros mismos nos sabíamos—boticaria provista de fármacos que sin ser venenosos estaban elaborados con los jugos vitales de la muerte—, nos alojabas en un Nirvana tuyo, superior a la decadencia de nuestra materia y de toda materia, superior a las peregrinaciones de todos los Libros de los Muertos, superior incluso a las visiones estáticas de las reunificaciones al final del torneo, en el seno sin brazos del Transcendente, y a tus huéspedes más desesperados les mostrabas, velada, en una hornacina, la Gema de la Perennidad.
Te hemos amado en los terrores cotidianos y en las migraciones por los rumbos de los sueños: tú has sido remedio y despertar. Hemos sido tus animales querúbicos, te hemos contemplado con veneración en tus francas, sabias, incalculables prostituciones. Te hemos arrojado nuestros embudos de sombra y tú nos has regado con arroyos de luz. "







MIRON C. IZAKSON [12.505]

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Miron C. Izakson 

Miron C. Izakson nació en 1956 en una familia que se encontraba entre los primeros productores de naranjas de Israel pre-estatal. Estudió derecho y filosofía judía en la Universidad Hebrea de Jerusalén y en la Universidad de Tel Aviv, y fue presidente de la literatura sobre la Cultura y las Artes Consejo Israel. En la actualidad, Izakson conferencias sobre literatura en la Universidad Bar-Ilan y él es un miembro del consejo de allí. También es Cónsul Honorario de Luxemburgo en Israel. Izakson ha publicado numerosos libros de poesía y una serie de novelas, con gran éxito literario generalizada. Cuatro colecciones de sus poemas han sido puesto en música por varios músicos y lanzado como CD. Izakson ha sido galardonado con el Premio del Presidente (2001), el Premio de Poesía Natan Yonatan (2012) y el Premio de Poesía Brenner para This Time (2013). 

Libros Publicados en hebreo

POESÍA

Poemas, Shiri, 1976 [Shachar neginati]
Poemas, Traklin, 1978 [Ve-Hanefesh Lo Temale]
Tiempo para preguntar, Hakibbutz Hameuchad, 1989 [Et Levakesh]
La atracción del Tajo, Hakibbutz Hameuchad, 1994 [Meshichat Ha-Katze]
Sonidos de inicio, Hakibbutz Hameuchad, 1998 [Raashim Uchlei Bait]
Poemas, Hakibbutz Hameuchad, 2001 [Barachti Ve-Damiti]
La prohibición de su caricia, Hakibbutz Hameuchad, 2003 [Bitul Ha-Ha-Lituf Nashi]
Selected Poems (poesía), Hakibbutz Hameuchad, 2007 [Mivchar Ve-Shirim Chadashim]
Esta vez, Hakibbutz Hameuchad, 2011 [Ba-Paam Ha-Zot]
Junto al mar grande, Keshev, 2013 [Leyad Ha-Yam Ha-Gadol]

FICCIÓN

Vida Familiar (novela), Maariv, 1995 [Hayei Mishpaha]
Nate & Company (novela), Hakibbutz Hameuchad / Yedioth Ahronoth, 1998 [Nashotav Shel Natan]
El Flat on King Solomon Street (novela), Hakibbutz Hameuchad, 2004 [Ha-Dira Be-Shlomo Ha-Melej]
Aliza con el Niño (novela), Hakibbutz Hameuchad 2009 [Heryona Shel Aliza]


NIÑOS

Prioridades - Carta a un maestro (jóvenes), Hakibbutz Hameuchad, 2013 [Ha-Ha-Reshima Kovaat (O Michtav La-Mora)]

Libros en Traducción

Selected Poems

Norwegian: Oslo, Solum Forlag, 2004 
French: Paris, Ed. Caracteres, 2008 
English: New York & London, Toby Press, 2011 

Selected Poems , with Na'im Araidy 

French: Paris, Stavit, 2003
Nate & Company
French: Paris, Stavit, 2001 
English: Syracuse, USA, Syracuse University Press, 2003 
Russian: Moscow, Kniga-Sefer, 2006

The Flat on King Solomon Street

French: Paris, Stavit/Mangeclous, 2009


Crear en Salamanca se complace en publicar cinco poemas del reconocido poeta israelí Miron C. Izakson (1956), textos absolutamente inéditos en español, traducidos en Salamanca por  el poeta chileno José Ben-Kotel, profesor de literatura en Estados Unidos. Izakson estudió derecho y filosofía judía en la Universidad Hebrea de Jerusalén y en la Universidad de Tel Aviv, y fue presidente del Consejo Israelí de la Cultura y las Artes. Actualmente es profesor de Literatura literatura en la Universidad Bar-Ilan. También es Cónsul Honorario de Luxemburgo en Israel. Ha publicado ocho poemarios y cuatro novelas con especial repercusión de crítica y ventas. Además, cuatro colecciones de sus poemas han sido musicados y editados en CD. Izakson ha sido galardonado con el Premio Literario del Primer Ministro(2001), el Premio de Poesía Natan Yonatan (2012) y el Premio de Poesía Brenner (2013).

Las traducciones se han hecho desde la edición norteamericana de su libro ‘A different sourse’, una selección de poemas suyos publicados en Estados Unidos. Dicho libro fue obsequiado por el autor al poeta Alfredo Pérez Alencart, durante el Encuentro Internacional Nisan de Poesía, celebrado en Galilea el pasado mes de abril.


                                                            Portada de la antología

Poder de Hoy

El poder del soñador, Josef
el negador, el poder del manso
héroe que conquista memoria.

Y qué prevalece, el silencio del profeta
o el vino del Nazarita
cayendo por sus cabellos, peculiar degustación.

El poder de un vagabundo que podría haber quedado
pero por la picazón en sus huesos,
como el peso de mi cuerpo
se cambia a mirarme desde la silla.

El poder de hoy día, siempre
En progreso: como la rabia
De leche rechazada, nacida en tu pensamiento,
Desaliñando tu corpiño, secándose en tu seno.


Might of  Today

The might of the dreamer, Josef
of the naysayer, the might of the meek,
the hero conquering memory.

And what prevails, the silence of the prophet
or the wine of the Nazarite
spilling over his locks, peculiar to the taste.

The might of a wanderer who would have stayed
but for the itching in his bones,
like the weight of my body
shifting to watch me from the chair.

The might of today, always
In progress: like the rage
Of milk rejected, born in your mind,
Disheveling your bodice, drying on your breast.






La Atracción del Abismo

Yo vengo atraído por el abismo
qué agradable ser el último, pero aún ser,
y practicar con el instrumento musical
tocándolo casi sin melodía
y yo preguntando por un destino, casi sin poder estar de pie.

Un hombre toca en el borde de una cuerda
y traza desde ésta una nota,
después de ello entrega su cuerpo al límite de su salud
pero aún objeta ser controlado por la enfermedad.

Dando un ligero paso pero aún sin volar,
las palabras se volvieron locas, sin locura,
confusión de la moral, mientras guarda de cerca,
cuán placentero es el abismo de la existencia
cuán temerosos somos ante su dimensión.



The Attraction of the Edge

I come attracted to the edge
how pleasant to be the last, but still to be,
trying a musical instrument
playing on it almost without melody
and me asking for a fate, almost without a standing.

A man plays on the edge of a string
and draws from it a note,
afterwards he brings his body to the edge of health
and still objects to being controlled by sickness.

Stepping lightly but still not flying,
the words went crazy, without madness,
confusion of morals, while guarding closeness,
how pleasant the edge for existence
how fearful its dimension.






Un Hombre Allí

He allí un hombre que está llorando
hay por ahí una voz para su llanto
¿puede alguien saber desde un llanto
el lenguaje del hombre?

De seguro un hombre también ríe
ahora llega hasta mí
a lo mejor desde la risa de ese hombre
uno puede conocer su lenguaje.

Yo escuché a un hombre
ríe y llora ambos
y llegué a conocer su sabiduría del suelo-
pero aún no conozco la voz de su palabra.

Después a lo mejor yo veré al hombre
yo no serré capaz de identificar su rostro
ciertamente no su nombre, su niñez,
su tipo de manos, el ser de sus hijos.


A Man There

There a man is crying
there’s a voice to his cry
can one know from a cry
the language of man.

Surely a man also laughs
now it reaches me
perhaps from man’s laughter
one can know his language.

I heard one man
both cry and laugh
and so got to know his wisdom’s floor —
but still didn’t know his speaking voice.

Later maybe I’ll see the man
I won’t be able to identify his face,
surely not his name, his childhood,
his kind of hands, the being of his sons.





Cuando yo muera

Cuando yo muera yo llegaré en lágrimas,
llorando frente al umbral de toda una vida
transformando la gota pútrida en una lágrima.

Llevaré conmigo la quebrada copa de Jerusalén
envuelta en una servilleta y puesta como yo en una mesa cercana
mi prepucio después del pacto,
una terca mancha de sangre después de la cirugía
la sábana enamorada de mi esposa en lugar de mí.

Cuando yo muera llegaré en completa retirada
ya que nada difícil de reemplazar en la vida
está de acuerdo conmigo.

Cuando yo muera llegaré respirando:
Yo he aprendido a llevar mi cuerpo quebradizo
para inhalar el aire.

Y quién sabe cuán profundo curvo la rodilla
apresuro mi desaparición
al igual que la extremidad elegida y
su ejercicio definitivo.



When I Die

When I die I will arrive in tears,
weeping on the limens of a lifetime
transforming the putrid drop into a tear.

I will take with me the shattered cup of Jerusalem
wrapped in a napkin and displaced like me to a nearby table,
my foreskin after the covenant,
a stubborn bloodstain after surgery
the bed-sheet enamored of my wife instead of me.

When I die I will arrive in full retreat,
since nothing difficult to displace in life
agrees with me.

When I die I will arrive breathing:
I’ve learned to pull my body up crisply
for an intake of air.

And who knows which deep knee-bend
Will hasten my demise
Like the chosen limb and
Its ultimate exercise.




Silencio

Dónde están las palabras de Lot:
fue llevado a Canaán y nada dijo.
En Haran permanece en absoluto silencio.
Después, cuando Abraham
Se lo lleva con él
Incluso entonces, no emite sonido alguno.

Ni las carpas, tampoco las ovejas o las vacas
se unen a él
no es que él apele
a su herencia o a las disputas de pastores.
Después de dejar a su tío
sus ojos advierten a su boca en contra
de cualquier signo de querer irse de allí.

Vino la guerra y a ella fue llevado -
su cara se volvió taciturna
mandó a un mensajero
a reportar su difícil situación,
después, en la fiesta de regreso,
no hubo oración.

Tuvo que haber sido la visita de los ángeles
o el alzamiento de Sodoma
lo que restauró a Lot el poder del discurso,
como cuando un niño balbucea hasta que su mente comienza a cantar.
Toda su vida pensó que podría ser silencioso como Noé
que promulgó sus primeras palabras cuando
separó a sus hijos tontos del Bendito,
sin embargo ni la inundación ni la paloma ni incluso su esposa
lo habían escuchado hablar antes.

Y por qué alguien como yo
Gasta un día entero buscando la Biblia para
Hombres de mérito que estuvieron en silencio toda su vida.



Silence

Where are Lot’s words:
He’s led off to Canaan and says nothing.
And later when Abraham
takes him in
even then, not a sound.

No tents, no sheep or cattle
commune with him
nor does he appeal
to his chattel or his wrangling shepherds.
After leaving his uncle
his eyes caution his mouth against
any note of decampment.

Comes the war and he is taken —
his face is taciturn
dispatching a substitute
to report his plight,
and then at the welcoming feast
there is no oration.

It must have been the visit of the angels
or the upheaval of Sodom
that restored to Lot the power of speech,
like a child who stammers till his mind begins to sing.
All his life he thought he would be Silent as Noah
whose first words issued when he
sorted out his sons the damned and the blessed,
though neither the flood nor the dove nor even his wife
had heard him speak before.

And why should someone like me
Spend a whole day searching the Bible for
Men of merit who were silent all their life.





Naim Araidi y Miron C. Izakson



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JUAN MARES [12.506]

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Juan Mares 

(Guatapé, Antioquia, Colombia   1951. Seudónimo de Juan Carmelo Martínez Restrepo). Licenciado en Español y Literatura por la Universidad de Antioquia. Desde 1968 vive en Apartadó, donde fue profesor y director de la Casa de la Cultura. Actualmente es profesor  de cátedra en la Universidad de Antioquía (sede Urabá). Entre sus libros publicados están: Poteas y pirantes (1987); Voy a ver pantalla chica (1989); El árbol de la centuria (la ed. 1996, 2a ed. 2004, 3a ed. 2011). Es coautor de Entre la savia y la sangre (recopilación poética de Apartadó, 1996), Kalugrafías del instante (2009), Ritmos del equilibrista (2011); Hojas de caladio (2013) y Policromías literarias (2013). Ha participado en diversos encuentros literarios, como  la Feria Internacional del Libro (Bogotá) o el III Festival de Poesía Salvador Díaz Mirón (México, 2013).



ARS VERBA

Escribir para escritores
Es joderte la vida.

Escribir para artistas
Es contar con muy pocos.

Escribir para el pueblo
Es volverte monótono.

¡Escribe para ti,
y que te lean los otros!






BÁLSAMO CANIME

                                     A Rufino Vargas
                                     -en sus 98 años-

No se miraba en los espejos
Sólo en el agua para ver su rostro de hombre
Para lavarse el sudor y las gotas de sangre
Que las espinas le infringían a sus brazos.

-Qué carajos, se puede ser feo y llegar a viejo-

El mundo andaba en bombas
Bajo el estruendo de la dinamita y de la pólvora
Cada año sembraba, para los vecinos que no sembraban,
Para los loros, los micos y el guacho
Y para que le quedara algo con que llegar hasta mayo.

-Se puede ser feo, campesino y llegar a viejo-

Cuando un médico quedaba a tres meses de distancia
-en dinero y en kilómetros-. Se purgaba con leche de higuerón,
Con cedrón raspado mataba las fiebres y la tarambana
Y con bálsamo canime se curaba las heridas.

Se puede ser campesino, pobre y feo
Y haber enterrado siete papas,
Otros tantos jefes Made in USA,
Haber visto levantar y luego desaparecer
La ‘Cortina de hierro’ y sus mandamases,
A unos cuantos chino rojos,
A siete y más jefes por cada Estado del mundo,
A varias estrellas del celuloide,
A Picasso, a Hirohito, a Dalí
y seguir comiendo palmito,
huevos de iguana y chicha de borojó

Se puede ser iletrado, campesino, pobre y feo y llegar a viejo.





LATIDOS QUE MEDRAN

Rondan los perros, vigilantes
En noches de solemne luna.

Aúllan ante las sombras de la noche
y los sonidos de las profundidades.
Baten la cola y enloquecen en la penumbra
cuando el silencio es cómplice.

En otros momentos son alegres
en su latir campaneado
tras la presa de monte.

Tibios, goteantes y de mirada humana
Cuando velan un mendrugo.
Temámosle a la noche sin ladridos de perro
Digamos un ruego,
porque esté alerta, del ladrón y los presagios.





ALAS DEL ALMA

A Marta Quiñónez

Somos el caos sin el significado
(Briosa Jitanjáfora saltando a gritos)
Preludio de la forma de los contenidos
Anuncio de la presencia llana.
Sustitutas de la imagen somos.
Como la flor del diente de león
Nos multiplicamos
Con el secreto de los vientos cardinales.
Somos dardo, mota de algodón
Y tenue soplo que susurra, llora, grita y canta.
Somos soporte de la pasión humana
Según el timbre de la campana glótica
Según la onda telúrica en el rostro
Tal el ademán que sazone su armonía
Tal la esencia que digite la memoria.
Somos valor incuestionable de la historia
Puente entre el ciego y el mundo
Entre lo real y lo imaginario
Línea eléctrica entre el pasado y el futuro.
(Argonautas son: como sombra y como eco.)
Alas del alma somos
Síntoma veraz de la pasión humana.





LA VOZ DEL MIGRANTE

Ir y venir de transmigración de siglos,
Rostros, actos y celajes;
Todo eso que envuelve y suelta,
Que grita y que silencia.

No todos se han ido.

Este es mi día como el tuyo,
El mismo día distinto encada uno,
El de alguien viajero sin su fiambre
Ese mínimo sabor de avituallamiento;
De alguno viajando bajo nubes de polvo
Y otro sobre nubes con el corazón  a diastólicos retumbos
Y otro sin alas y sin ruedas, deslizado apenas sobre el barro
Se suelta y se despeja y ni una queja amedranta su faena.

La nube llega  y es el agua gota a gota repetida y se humedeció la arena.

Atarraya inmensa, abierta. Y las horas,
Diminutos peces  que se agrupan  y se ciernen
Por entre los ojales del siglo, adentro al mundo.
Entre matarratones,  jobos y guácimos coposos
Como saeta se filtra un yolofo;  pico blanco de  cantos fugitivos
Y estridulos, croares y ululares y así el aullido, el pujo y el silbido
Y una lluvia persistente entre las hojas.

Grande noche albergue de sonidos y de algunos fantasmas tutelares.

Imperturbable, una leve noción de los que se han ido,
Les veo presentes y brindo  con ellos bullicio y soledades.

Mariposa amarilla de rayas rojas y tú, mariposa simétrica 89 y 98
Sincronizas tu vuelo y planeas delicada tras tu ronda
Sobre la espiga de grama blanca, igualmente simétrica.
Aire de viento del rio y de las sombras, aire que nombra
Y que renombra esa es tu boca, viento de salitre.

Brindo por ellos, planetas de mi memoria, canto con ellos
Desde la danza de las libélulas fucsias
Al son de las almádanas de los forjadores en el yunque
De la estridencia del silencio.
Amables viajeros, canten: la noche sueña sus cantos
Y ya el día es una canción  como un revuelo de alas y mecer de espigas.





COMPENETRACIÓN

                          “Cuando el silencio es duro como la roca,
                         El grito tiene punta de diamante.”
J.M.R

Voy a coger la palabra para burilarla
Para pincelarla en gotas de fuego.

Voy a tomar la palabra para burilarla
Como se burila el diamante para penetrar la roca,
Para penetrar un silencio.

Dejemos, pues, aquí, desde mi garganta,
La palabra: GRITO.

Démonos el grito de boca en boca
Como una hostia de mano a ella.





JUAN MARES, 
UN POTEA QUE ESCRIVIVE LA PEISOA


Hacía bastante tiempo no perdía el tiempo tan deliberada y oficiosamente. Lo hice leyendo a este potea de Juan Mares que no sé por qué siempre he pronunciado Marés. Yo leía e iba leyendo sin saber por qué, una sarta de haikús, galimatías, brincos, onomatopeyas, jitanjáforas, retahílas, relajos, ensayos, figuras, atrevimientos, bromas, irrespetos al lenguaje; poblados de pájaros, árboles, gente, ríos, frutas, animales de todo tipo… un hervidero de vida y de lenguaje rebosante y sin linderos; una selva remolina con los vientos enloquecidos por el descuido de Pandora. Y yo que soy tan racional a la hora de leer, que exijo rigurosidad y pulimento, sentido y mensaje, estructura y respeto, ¿qué hago leyendo esto que no va a ninguna parte porque conduce a todos lados? Pues, por el simple gozo de leer y jugar a encontrar por dónde va la cosa que en realidad viene y se zambulle.

Entre tanto me voy imaginando cómo será la charla de un tipo como éste, de un individuo que escribe de semejante manera tan frenética y sin frenos; cómo serán sus amigos, cómo lo verán sus detractores; y cómo enfrentará semejante extraño la cotidianidad más plana del desmanador de bananos que debe ser (vive en el Golfo de Urabá); y cómo será su mujer que se aguanta y goza (tiene que gozar para no suicidarse) a este loco sin madrina, transeúnte de la vida sobre el filo del desmadre.


Pero no va dando palos de ciego el muy ladino: vaya que si escribe y dice cosas, y hace descubrimientos, y teje el caos con simetría, y potea con la persistencia de un picapedrero que cincela con sus herramientas de agua, de pluma, de viento, puliendo la misma vida en sus textos que se salen de las posibilidades del lenguaje; porque, sí señores, aunque usted no lo crea porque no lo ha leído, a este tipo nuestro glorioso y multipremiado idioma con numerosos nobeles de literatura, le queda chiquito; sí, señor, no consigue aguantarle el paso este castellano o español demasiado enclenque y encalambrado (como dicen los antioqueños viejos), y entonces lo pone a enjaretafrasear; y como aun así no le da la talla, entonces hace un Poema para Pitágoras, todo en números (que no son castillanos sino indios, que no arábigos como nos enseñaron): un poema hecho con puros números… ¡habrase visto!

Definitivamente este tipo es su Masato del lenguaje: un personaje entrañable parido en sus textos, un niño real al que lo está matando una moto imaginaria. Aunque, pensándolo bien, este Juan Marés ya no tiene qué escalabrarse ya que perdió la cabeza de tanto luchar con la cordura para escrivivir su poesía en la que cada cola es una cabeza, pues tira piedras para todos lados sin dejar una sola palabra extraviada en su aparente sinrazón.

O quizá este Juan Mares no sea más que un tipo bonachón, común y corriente como cualquier Correa de apellido, al que a lo mejor ni volteamos a mirar si pasa a nuestro lado.

Alfredo Pérez Alencart
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POEMAS AL AZAR 


A falta de sabanas 
Nos amábamos sobre la blancura
De las cartas.


*


Una campanita
Tiembla en el fondo de tu boca
Cuando ríes, eso me alegra más.


*


Los jóvenes surfistas
Se comportan como dioses, pero su gloria es prestada.
Cuando caen de sus tablas, la gracia 
Prosigue magnifica, coronada de espumas;
Mientras ellos flotan imperfectos, 
Torpes como albatros: hermosos en el cielo 
Y renqueando en el suelo.


*


Con el viento
Pestañean, coquetas,
Las palmeras. 

*

Escribo cartas 
Para que la noche 
No crezca en mí.


*


Cómo rema de bien
En las aguas embravecidas,
El niño sobre su botecito manco.


*


El canto de un solo grillo, 
Le hace contrapeso
A todo el mar.



ANDRÉS CASTRO RÍOS [12.507]

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Andrés Castro Ríos

Andrés Castro Ríos (nació en Santurce, Puerto Rico, 4 de octubre de 1942 - falleció el 13 de septiembre de 2006), fue un poeta portorriqueño y uno de los fundadores de la revista Guajana. Graduado en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico. Es conocido por haber escrito junto a Miguel Ángel Hidalgo Vega (con su seudónimo "Guraionex Hidalgo Africano") y a Francisco Matos Paoli, la letra de "¡Coño, Despierta Boricua!", una famosa canción patriótica puertorriqueña relacionada al Grito de Lares, reconocido como el primer intento organizado para lograr la independencia de Puerto Rico.

Castro Ríos obtuvo galardones en certámenes del Ateneo Puertorriqueño. Era amante de la música popular; en especial la música de Carlos Gardel.

En 1998 publicó “Crónicas escritas para ser cantadas”, escrito que destaca la aportación musical de figuras como: Felipe Rodríguez, Gilberto Monroig, Pedro Ortiz Dávila (Davilita), Los Panchos y Gardel, entre otros.

Es autor de los poemarios: “Muerte Fundada” (1967); “Estos poemas” (1967); “Don de la poesía” (1974); “Libro de glosas” (1980); “Convicciones para armar a la ternura” (1988); “Transeúnte de niebla” (1991); “Receta de mujer” (1994); “La noche y la poesía tienen algo que decir” (1996); y libro del “Cuerpo y el Alma” (2000).

Fue maestro de español de los grados 4.º a 6.º por más de treinta y cinco años en la Escuela Elemental Santiago Iglesias Pantín en Barrio Obrero.

Legado

Según el Director del Instituto de Cultura puertorriqueña, José Luis Vega:

"Andrés Castro Ríos es uno de los poetas esenciales de la revista Guajana, publicación fundamental en el desarrollo de la poesía puertorriqueña contemporánea. Respeto y admiro en la obra de Andrés su fuerza moral, el dominio de las formas clásicas del verso y, al mismo tiempo, el manejo fluido del tono conversacional en la poesía. Su libro inicial, aquellos magníficos y quevedianos Sonetos de la muerte, resuena en esta hora con acento especial".
El Grupo Guajana constituye uno de los movimientos literarios más importantes de la isla de Puerto Rico, y la crítica lo ha destacado como un hito en el desarrollo de la poesía nacional portorriqueña, el más tenaz y persistente en su historia literaria.

En cumplimiento de su misión de preservar, enriquecer y difundir los valores de la cultura puertorriqueña, en el año 2004 la Editorial del ICP, en colaboración con Guajana, publicó “Flor de Lumbre”; un valioso testimonio del renacer poético en la Isla.




EL HOMBRE

El hombre con su muerte proyectada
en el rígido espejo de la ciencia,
dobla la tempestad de su existencia
a fuerza de haber sido sombra o nada.

A fuerza de que fue carne imantada,
hueso gris en el pulso de la ausencia,
lleva su muerte en flor, su no-conciencia
por corona de dichas una espada.

Por corona de dichas un tormento,
una angustia de sal y un pensamiento
perdido sin razón, nunca pensado.

Perdido sin razón el hombre calla,
porque sabe, al final de la batalla,
que es un poco de polvo desatado.





UN DESTELLO DE LUZ…

Un destello de luz y una medalla
en el camino de un hermoso cuello,
era de pronto un celestial destello
cantando al alma por donde ella vaya.

Una herida mortal que no se calla
andaba a ciegas tras el cuerpo bello
y de los pies subiendo hasta el cabello
era una dulce y musical batalla.

Pasando por la lluvia y por el viento
comenzar a querer desde el final
pensando que lo eterno es un momento.

Ese amor que es celeste y es mortal
duerme en el pecho con el sufrimiento
guardado como un mismo madrigal.





OTRO PADRE NUESTRO

                                        a la memoria de Rosa Collazo


Padre nuestro que estás en el fuego,
en el agua, en el llanto, en las manos crispadas,
iluminado sea tu pulso, tu puño decidido, tu magia antigua,
venga a la sangre el reino de tus ojos ,
la luz de tu palabra, el paladar del tiempo,
hágase la voluntad de tu alegría,
el rostro de tu aurora, el pan de tu sonrisa
así en la carne como en el recuerdo,
en el coraje como en la justicia.
El pan puro de cada día bríndalo a los oprimidos,
olvida nuestra ira y entiende nuestra cólera
así como nosotros juzgaremos a nuestros opresores,
no nos dejes caer en la traición,
acuérdate de los judas y sus redes
y ampáranos de sombras de tortura,
de burócratas, hipócritas, tecnócratas
de los cerdos que nos hablan en tu nombre
y ahora y en la hora del amor de tu fuego,
escúchanos, abre bien tus oídos
y líbranos de los gringos.

Amén.





27 AÑOS

Despechadamente, tener 27 años
equivale a seguir en el círculo vicioso
que los más llamamos vida.
Saber que 26 años atrás la patria era un martirio
y hubo grandes acciones y manotazos serios
y Albizu le abrió los ojos a nuestros asesinos
y todo no fue la primera color de rosa
ni los horrores de juventud,
ni la niña que nos abrió los brazos
e imagínese, otra cosa que por hombre,
que por un hombre se cumplen 27 años
cuando suena el teléfono y preguntan por Andrés
y toda la nostalgia y la alegría
se apresuran a decirnos felicidades
y entonces despechadamente tener 27 años
rompe su círculo vicioso,
el rostro amargo saca su bandera
y hace su juicio por los que no volvieron.




PALABRAS PARA SANDRO BOTICELLI

Porque la imagen que de ti tengo
es la de todos: libros te muestran,
figuras que nos saltan en los ojos,
para ti mi saludo, puño de rabia,
palabras que te muestran cómo vivo.
Para mí la trastada de tu arte,
tu corazón de hombre arrodillado ante la muerte
y el recuerdo de tu infancia,
porque veo con los ojos del pasado
la dicha que no tuve de seguirte los pasos,
echarte sobre el hombro este cansancio mío
para sentir que no eres
solamente unas páginas,
el puro recuerdo que te hace la memoria.
Y ahora la imagen que guardo de tus años
es ésta que me dicta el don de tus pinceles,
la misma de los libros
que nos pone la hora en que viviste,
porque ya no hay de ti sino miles de párrafos.
Por eso mi saludo, puño se rabia,
unas pocas palabras para darte mi apoyo
y la certeza de que Sandro Boticelli
se murió en nuestros brazos.






ANDANDO POR TU PIERL

Andando por tu piel perdí la cuenta
y me encontré de nuevo en la mañana
y toqué su corazón mil veces vivo,
besé tu infancia
y así como los huesos que se visten
con carne y con palabras,
vestí tus labios con fuego de hace siglos
hasta que el polvo de amor se durmió en tu mirada.
Pájaros de tus ojos gimieron cielo arriba
escribiendo en el vuelo de tus alas,
terrible corazón que tengo tras tu lengua
y detrás el fragor de tu garganta.
Todo lo eres cuando estás conmigo
y yo contigo pulso noche y alba:
canción que se enternece en nuestros dedos
si la roza el fulgor de la nostalgia.
Todo se nos presenta en aire y tierra,
se nos da cara a cara
y es el sol del paraíso sangre adentro
con la propia maravilla que es el alma.
Porque andando por tu piel supe del tiempo,
de toda alegría y su sustancia:
otoño y primavera que retornan a los brazos
sabiamente y con ansias,
luz de luna que rasga con tu cuerpo
cada página que pasa
y andando por tu piel perdí la cuenta
y entendí que a la vida me llamabas.






Estoy asesorando el abandono
de verme en cada calle con espanto,
como canta en el hombre todo el llanto
la muerte canta en mí, al mismo tono.

Ser hombre como yo, ser un encono
de fuerza dirigida hacia el quebranto,
no se oficia el amor.  Oh, tanto y tanto
asombro en cada pecho yo presiono.

Miro con estos ojos de amargura
la soledad terrible de este mundo
circundadora de las voluntades.

A un hombre como yo le es cosa dura
vivir sin el amor: sí, yo me hundo
en el terror de las mortalidades.






Si mi sangre cantaba humanamente
para todos los hombres a un momento,
sería que el espanto, el sufrimiento
no acosaban su rostro ni su frente.

Si mi sangre cantó su rito ardiente
entre todos los hombres y en el viento,
sería porque el torso de su aliento
no llevaba esta herida permanente

que ahora lleva y respira y le atormenta.
Si mi sangre, oh mundo, ya se escuda
en la muerte fatal, en la ceniza,

será porque la duda que la alienta
dejó con todo horror la boca muda
hundida en el abismo de la brisa.






LLÓRALA, PIEDRA

III

¿Quién habrá de incendiarse con tu llanto de mármol?
¿A quién elegirás partícipe del gozo?
Debes saber que ella por su tierra gemía,
debió partir sus lágrimas desde remotos años
por no verla doblar la cerviz ante el mal y su influjo.
Me debes eso, piedra.  Que en su vientre comencé a gritar por la justicia
y por cambiar los colores oscuros que ponían al pan;
por ella y desde ella, rojo e insobornable paseo ante el rocío,
el rostro contra el cielo de tantos dioses cogidos por el miedo
y el puño apretado de palomas, pero también familia de la cólera.
Ella la imagen, piedra, el vertical espejo amoroso y cotidiano
desvelando los párpados para subir con la sangre a un mundo nuevo.
Llórala con fervor, sustancia-hermana.
Tienes más luz porque tienes su espacio, su día despejado,
casi a ratos se vislumbra su ternura flotando por tu piel,
y sospecho que gimes de entusiasmo aunque evitas
que vean la emoción tentando el esplendor de tu dureza.
Tu llanto de mármol es tu símbolo constante,
el mismo material de la espuma nunca fue tan sincero
al guardar en su pecho una dicha querida, como tú,
espanto de lo frágil, pulso terrible a despecho del tiempo.
Incendiarás el monumento de la vida, para cegar la vigilia de la muerte.






CUANDO DECIMOS QUE ES DURO EL SUFRIMIENTO

                        Felices los normales, esos seres extraños.
                                    Roberto Fernández Retamar

Para matar las manos es casi necesario
desvincularnos del remordimiento,
perder ese sagrado  horror
que se presenta cuando amamos la vida.
Cuando decimos que es duro el sufrimiento,
cuando casi de sobra se mete la agonía
para matarnos a cuchillo de palo,
y la sombra maldita de la muerte
nos muerde el corazón, porque así es ella,
estamos juntos, sabes, dispuestos a dar
la forma de las manos
para alcanzar las llaves de la dicha.
Por este pecho, por ese amoroso instrumento
del cariño que ha conocido los golpes de la ira,
por este desgraciado y mal querido pecho
estoy diciéndoles a todos de la vida,
lo que puede costarle a un hombre
el impacto de la sangre rebelándose en los dedos.
¿Qué viene a hacer la muerte con sus flechas?
¿Para qué esa maldita piedad
del polvo que aún somos?
Es doloroso, horriblemente doloroso,
desvincularnos de esta roja alegría,
que no sabe decir que no al cariño,
apenas si es visible a la mueca de los ojos
porque no puede creer,
en momento alguno ha creído
que por gracia de un dio se nos diera la vida.








JUAN SÁEZ BURGOS [12.508]

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Juan Sáez Burgos

Juan Sáez Burgos (San Juan, Puerto Rico, 1943-2006). 
Fue miembro fundador del Grupo Guajana. Licenciado en Derecho, fue cofundador del Teatro del Sesenta. Publicó: Un hombre para el llanto (1969, Premiado por el Ateneo Puertorriqueño), Selección de poemas (1976), La palabra y los magos (2000),  Los poemas portátiles, y póstumamente, El gato y su violín (2012).

De acuerdo con su homólogo y compañero en las lides  literarias Vicente Rodríguez Nietzsche, el poeta Juan Sáez Burgos (n. en Río Piedras, agosto 2, 1943 – m. en Ceiba, septiembre 19, 2006), “había heredado la sensibilidad y la transparencia en el decir poético de su tía Julia de Burgos, lo cual lo convirtió en uno de los poetas más importantes de nuestra generación”.

Sáez Burgos y Rodríguez Nietzsche formaron parte del grupo de universitarios que, en septiembre de 1962, fundaron la revista Guajana, órgano oficial del movimiento literario más influyente que ha surgido en nuestro país durante el último medio siglo. A este círculo también pertenecen José Manuel Torres Santiago, Wenceslao Serra Deliz, Antonio Cabán Vale «El Topo» y los fallecidos Andrés Castro Ríos, Edwin Reyes Berríos, Marina Arzola y Anjelamaría Dávila, entre otros.

Luego de obtener Bachillerato en Artes en la Universidad de Puerto Rico, ingresó a la Universidad de Granada, España, donde cursó la carrera de abogado, que siempre ejercería a favor de los menesterosos. Simultáneamente, se mantuvo activo en la lucha por la Independencia de su patria. Además de su fructífera labor jurídica y su militancia  política, se le acredita haber sido uno de los fundadores de la compañía Teatro del ‘60.

Además de colaborar en Guajana desde el principio, nuestro biografiado también trabajó, junto a José Manuel Torres Santiago, en Lumbre y Prometeo, revistas vinculadas a la Universidad de Puerto Rico. Su poesía fue premiada por el Departamento de Estudios Hispánicos de esta institución, así como por el Ateneo Puertorriqueño. Además, ha sido recogida en diversas antologías, entre ellas la titular Hasta el final del  fuego / Guajana 30 años de poesía, de Marcos Reyes Dávila, así como en sus libros Un hombre para el llanto (1969); Selección de poemas (1976) y La palabra y sus magos (2000).

“La característica primordial de su poesía es la velocidad. Sus poemas son muy rápidos y así fue su vida, muy rápida. Todo lo realizó con una velocidad que casi no entendíamos. Su poesía es, también, corta, sintética y cotidiana”, señala Rodríguez Nietzsche refiriéndose al legado literario su entrañable amigo y colega.

Juan Sáez Burgos a consecuencia de un infarto cardíaco en el hogar que compartía con su esposa Carmiña Cintrón, en Ceiba,  falleció el 19 de septiembre de 2006, a la edad de 63 años. Sus restos fueron velados el jueves 21 y viernes 22 en la Funeraria Ehret, en Río Piedras, desde donde fueron trasladados a su morada final en el Cementerio María Magdalena de Pazziz en el Viejo San Juan. 




OTRA VEZ

Otra vez esta noche en que te llamo
y otra vez esta noche en que me asomo
dentro del sueño tuyo

otra vez esta noche en que levanto
mensajes y dibujos
animales que juegan a buscarte

otra vez esta noche cuando nadie
otra vez cuando tú
cuando nosotros
otra noche perdida separados

otra vez esta noche
y todavía vivir vivir
vivir sin encontrarnos




PIRUETA

Por acá no hay rutina
aunque viva entre horas.
Me respiro al espacio y lo distraigo
al tiempo.
Desayuno lo mismo de noche
que al amanecer
y me detengo a solas
para escribirte.
Escribo.
Me alimento
y te envío un poema de amor.





CONTEXTO DE LA ESTRATEGIA

Fragmento del prólogo más amplio de el Relato del encantador,
tres prólogos, brújula y guía para traductores.

Puede filtrarse la poesía
puede
y ahuecarse también
como aquel caracol en que escuchaste
el sonido del mar
y lo entendiste
y supiste que ya
que una vez viste
viste y volviste a ver la manera de entrar
y entraste a caminar por dentro de un poema.

La fantasía entera
el encanto agraciado de crear regiones
las del alma donde puedas
serena
mente
andar.
Y es simple ante la luz
que esta manera
le da la vuelta al Mundo
la serena.





JORGE VARGAS MÉNDEZ [12.509]

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Jorge Vargas Méndez   

Nació en la ciudad de San Salvador, el 10 de mayo de 1961. Licenciado en Ciencias de la Educación. Fue cofundador del Taller Literario Xibalbá y del grupo cultural Segunda Quincena. Obra publicada: Cantos breves para una mujer exacta y otros poemas (Ediciones Atisba, 1988), Ceremonial de cuervos (Editorial Criterio, 1990), Concertación nacional y otras confesiones (Ediciones Atisba, 2ª. edición, 1991), De tórsalos y hombres (Editorial Universitaria, Guatemala, 1995), Cuscatlán no te me mueras (Ediciones Venado del Bosque, 1995), Desde este animal bulle la ternura (Editorial Universitaria, Guatemala, 1996), todos en el género de poesía. En 1998 incursiona en el ensayo y obtiene el Primer Lugar en los Juegos Florales de San Salvador, con el libro Historia de San Salvador (Impresos Mazatli, 2000); el mismo año aparece su libro Para oírte y mirarte mejor: La industria radial y televisiva en El Salvador (1926-2000); en mayo de 2006 publica el ensayo histórico-lingüístico La mujer invisible: reflexiones sobre el lenguaje androcéntrico (Ediciones Venado del Bosque); en diciembre del mismo año publica El Salvador: sus hablantes (Ediciones Venado del Bosque), en 2007 aparecen: Tierra mágica del venado, San Pedro Masahuat, monografía (Editado por la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA); y Cerro de los cusucos, Ayutuxtepeque, monografía (Ediciones Venado del Bosque). En prensa: Milenaria tierra de tradiciones, Olocuilta, monografía. Inéditos: Algo que quiero contarte mirándote a los ojos (cuentos), SOS Sonoro ocio silencioso (antología poética). Actualmente es director de El Periódico Nuevo Enfoque, de circulación quincenal.



POST MORTEM

Cuando yo haya muerto, quizás 
de alguna mordida de cucaracha 
o de una caída de la cama 
o de una comida bien aseada, 
muchos vendrán a mi vela con sus ojillos grises bajo la lluvia, 
leerán mi poema mejor logrado, 
mi madre pensará un “se lo dije”, 
llorarán las mujeres con mi nombre apretado a sus pechos 
y sembrarán mi palabra en algún libro. 
Será pequeñaza noche para decir tantas cosas, 
pero tú no dirás nada, 
bajarás la vista, no llorarás 
y te irás conmigo, 
 de alguna manera. 

(Del libro Ceremonial de Cuervos, 1989) 





CONDENADO A MUERTE 

 A Salman Rushide 

Ya ves viejo, ya ves. 
Y lo mismo no pasa a nosotros 
por blasfemar 
contra la injusticia que hay en los ojos de los cuervos. 

(Del libro Ceremonial de Cuervos, 1989) 







POR QUÉ TE TUVE QUE QUERER TANTO 

A veces, no quiero ser yo. 
Me veo frente al espejo temeroso de no conocerme 
deseoso de no tener nombre 
 apellido 
 nacionalidad 
y echarme a caminar desnudo sobre las calles, huérfano de vergüenza 

Pero es demasiado tarde para mis hojas de tule 
para mi jade eterno 
para mi límpida obsidiana. 
Han caído cuatrocientas noventa y ocho estaciones y huyó el tecolote 
el quetzal 
 la culebra zumbadora 
 el ancestro 
yo mismo junto a mis dioses. 
A veces uno quisiera reventar de un solo tirón los relojes 
los calendarios 
y darse una lavativa con perestroika, pero no 
se reiría Adam Smith como un loco 
y seríamos el hazmerreír de la historia. 
Latinoamérica, ayy 
 por qué te tuve que querer tanto. 

 (Del libro Concertación nacional y otras confesiones, 1990) 






Y VINO UN DÍA MI PRIMERA MUERTE 

Pero vino al fin la muerte a desatar sus aves agoreras, 
en Paxaco las desató 
y volaron hasta mí los cantos de bruñidos puñales, 
en corceles malignos los vi llegar 
con oleadas de muerte sucesiva al filo del disparo.
Muerte mía ya cundida de plumas, 
toda tupida de cenizas, toda plétora de dolor. 
Estoy de luto, debo estarlo, 
muerto acaso. 

Mi sangre se ha prendido a las sementeras, 
tiembla mi corazón dentro de los niños 
y lloran las mujeres con una lengua que casi desconozco. 
Una sola mueca de cadáver soy: 
una muerte plural en nombre del Santo Oficio. 

Mi sangre corre en campanas que tañen en distintos ecos: 
pokomán es mi primera queja, 
lenca la mirada que cayó sin órbita, 
chorti mi angustiada mano, 
jinca la cadena futura que pesa sobre mi testa, 
matagalpa mi siguiente herida 
y náhuat este puño que alzo frente a la ballesta. 
¡Cuscatlán, Cuscatlán, no te me mueras! 

(Del libro Cuscatlán no te me mueras, 1991) 






UNA MUTILACIÓN LLAMADA ENCOMIENDA 

Una medusa horrenda se tragó los despojos 
del ancestral ocaso. 
Se tragó el sudor que manaba de cada frente, 
la constelación sagrada del cacao 
y el llanto multicolor que goteaba del xiquilite. 

Y con el yatagán punzándonos el orgullo 
látigo a látigo 
nos repartieron como bestias 
nos tatuaron nombres con fierros de Castilla 
y fueron muchos los amos las espadas las cadenas 
la muerte. 

Todo era sombra caminando la tierra, 
garfios humanos mutilando nuestro universo, acabándolo 
chupándonos la sangre. 

Luego de varias lunas y soles inopinados 
con torvo silencio fuimos brotando grises, míseros 
huérfanos de milpas de flechas de obsidianas 
como hojas secas empujadas al viento, como parias 
con muérdagos oscuros en la palma de la mano 
y con una tristeza líquida prolongada, 
pálidamente pálida, gimiendo ya moribunda 
en naja que era yo 
en el taja que eras tú 
en tejemet que éramos nosotros, 
 nosotros. 

(Del libro Cuscatlán no te me mueras, 1991) 




LOS ALQUIMISTAS 

Mezclan la tarde con la noche, 
bordean los colores sin teñirse, 
abren sus fauces, miran alrededor, 
se aplauden 
y vociferan una llama que nace ciega. 

Así son ellos, así han sido 
y hoy más que nunca.

Pero es fácil no confundirlos, 
siempre están situados 
 al otro lado de la luz. 

(Del libro De tórsalos y hombres, 1995) 








SOLEDADES 

El mundo puede creer lo que quiera, 
está en su derecho. 
Yo afirmo que solitario quepo en mi santuario. 

Solo eso de estar a solas 
con mi rostro es ya un milagro, 
una osadía o quizás 
una bendición de dioses en embestida. 
Aquí floto, me sumerjo, no fluye el hastío 
donde la noche inerme se erosiona 
y se confunde con el asco. 
Tampoco la carcoma acude. 

Terror es la tertulia donde se apoltronan los saurios, 
Mágico es el tiempo que no sabe de déspotas, 
luminaria cegada iniciándose en luz inaudita 
es este instante que de tanto ansiar 
no existe todavía. 
Mi calcio por fin se renueva en este alfiler 
que es la muerte en otros, 
y sé que de un cadáver como este 
la luz se prolonga, que aquí 
un relámpago estalla, nacen otras estrellas 
mientras una guitarra engendra una partitura 
donde mi rostro se siente a salvo de tanta plaga. 

¡Légamo detente, pues! ¿A dónde iría tu humedad 
si de mi cuerpo se fuga el aliento? 

(Del libro Desde este animal bulle la ternura, 
1996) 



MACARENA NIEVES CÁCERES [12.510]

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Macarena Nieves Cáceres

M. Nieves Cáceres nace en las Islas Canarias. Lanzarote. 1968. Vive y trabaja en Las Palmas de Gran Canaria. Escritora y Artista Visual vinculada a la acción feminista.
Pertenece al equipo promotor y editor de la revista Al-harafish  desde 1997. Coordina la edición poética al-harafishedita desde  2004.
Ha dirigido distintos proyectos artísticos y algunos de sus  trabajos visuales han sido expuestos en el Centro de Arte  Moderno de Quilmes. Argentina. 2001, y en la 6ª Bienal de  Vídeo y Nuevos Medios de Santiago. Chile. 2003.
Destacar algunas intervenciones en el CAAM, (Centro Atlántico  de Arte Moderno), como en la que habla de su trabajo creativo:  Del Sentimiento Trágico del Arte. 2004; o su participación en el  proyecto “Leer la colección”, interpretando la serie Siluetas, de  Ana Mendieta. 2006.

Libros de poemas editados

- Me declaro difunta. Litoral Elguinaguaria. 2002.
- La prueba Vital, como libro-objeto. 2003.
- De amor y Locura, al-harafishedita. 2004. 
- Fluidos de jade, alharafishedita. Poesía erótica. 2005.
- Hablo Jable, ediciones Idea. 2008.
- Lo que la tierra alberga, Gas Editions. 2008

Libros de acción visual

- Esclavas para María. Instituto Canario de la Mujer 2002.
- Soy la Isla. Instituto Canario de la Mujer. 2004.





instintivo y liviano
como porciones de cielo.

astrologías


I

trocitos de vidrios descoloridos
de otro tiempo ayer
hoy tradición de luz
rozando el vacío
fragmentos de signos
indescifrables
incapaces de salir de sus labios
por dejar hablar a los astros


II

aún paralizados por la gruta
nos empaña el derredor de estupor
que se difumina
afianzándonos al cosmos
al rastrear la astróloga
úteros celestes
y polvorientos cristales
en saber de otras estirpes:
quebrantadas las palabras de la ciencia
sólo la herencia del cielo nos queda
M. Nieves Cáceres

(del poemario inédito “Gravitan Agujas”)






¿ Quién acecha tu memoria ?


                Tras la carne oscura, el dolor agazapado irrumpe en detonaciones identitarias;  a modo de ínsulas sangrantes. Para nacer. Siempre. Para morir, la mayoría de las veces. La identidad, ya se sabe, impura e incierta, adolece de posturas quietas. En la invención de estar todo se vuelve impostura. En la de ser el hallazgo resulta impostergable, aunque, tan a menudo, sus propósitos se confundan. Desmorecida la memoria, próxima al desvanecimiento, como viento viejo de tenaz resistencia en tu recuerdo, jadea instantes, que son tu historia. Si estás aquí conformas mi obra, donde la temporalidad corpórea de la escritura me convierte en otra. Y asumes mi ausencia a la par que allanas distancias con tu olvido. En cuerpo de aguja me des-visto, des-cosiéndome del revés. A sabiendas que todo desnudo, próximo a cualquier exhibicionismo, no revela de sí más que la carne. Que muta, envejece y olvida. Pese a las cicatrices. Despojar la intimidad del cuerpo es un designio inescrutable, que ni tan siquiera la palabra consigue. A ratos la memoria. A veces la sangre. Cualquier desnudo, aparte de dejar al descubierto, a la vista de todos, al sujeto; no hace más que mostrar la envoltura del cadáver que nos condiciona. La máscara que nos clasifica. Quizá, por ello, quien mucho se destape, poco desvele de sí. Por no decir (casi) nada. Equívocas las acechanzas del mundo, nos sobran razones para desentumecer el cuerpo.

Macarena Nieves Cáceres




La voz del llanto

El sueño detenido en el dormir
de las criaturas, silencia el cansancio
de los párpados.

No hay sosiego en esta quietud.
Solo quejumbre.
No hay fuerza en esta hora.
Solo bostezos.

Ni empuje.

Porque los hijos pesan como los libros;
para alimentar a la muerte.

Del Poemario (inédito) La voz del llanto







Escritora y artista visual vinculada a la crítica y a la acción feminista. Interrelaciona la performance con la poesía y las artes plásticas en trabajos donde el texto, el cuerpo y la identidad, son elementos protagonistas. Desde el ámbito literario, desde 1992 viene publicando poemas, relatos y fragmentos de video-acciones en revistas literarias y en suplementos culturales canarios diversos. Como artista plástica, trabaja la poesía visual, la acción fotográfica, la instalación y la performance.






Ubicaciones

La gente esperando
donde los semáforos
entre el palacio de
cristal y la sede
de gobierno,
en la gritería
sin anémonas.

La hija del agua
donde el barranco,
escalera arriba
hacia lo invisible
al pie de la
montaña,
esparciendo ungüentos.

(Del poemario Me declaro difunta, editado por Litoral Elguinaguaria.  2002)







I

envenenada la memoria
repite el castigo del olvido
sin (dientes) saber del placer
de amamantar a la bestia

si me salgo de las cosas (desnuda)
me des-visto de otras


II

aúllan paréntesis que ensombrecen
formas sin sentido voces
que no cesan (lloran)

distraída del paisaje de Atocha
con ahínco ella escribe
mientras nieva en Londres

aún no siendo primavera
se atiene al saber de las flores
                                                   du mal
de la ínsula

                         (Del poemario Decir solo. Inédito. 2009)




Inter_acciones (alas)





lo in-cierto 

subo donde la cuerda floja 
a sujetar palabras 
con mondadientes 
agarrada a la duda 
sin interés particular 
que delatar al tiempo 

y cuando rozo 
lo cierto me lanzo 
al vacío 

por aprender 
de lo in-cierto 






Se aburrió el nido

pájaros de plumas 
desgastadas cruzando 
estrechos y cielos 

donde se deshielan almas 
y deslían besos 
con estertor de corazones 

conteniendo alas de cicatrices 
perpetuas entre los dientes 
las que Ícaro legara 
a la humanidad 

 por siempre 






Inter_acciones (comida)




Un llanto 

quise pensar el calor 
pero no había color 
que se asemejara 
saber de un territorio fijo 
pero no alcanzaba a llegar 
pese al esfuerzo 

el cuerpo despertaba 
herido y el dolor 
era vencido 
por el sueño 
hasta protegerlo 
en duermevela 

mientras

el mundo sangra 
se recoge en carencias 
 ¡y llora! 





FERMÍN LÓPEZ COSTERO [12.511]

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FERMÍN LÓPEZ COSTERO


Fermín López Costero (Cacabelos, León, 1962) ha publicado poesía (Memorial de las piedras, 2009. Premio Joaquín Benito de Lucas) y "La fatalidad" (Editorial Nazarí, 2014), cuentos (Pequeño catálogo de historias breves, 2003), microrrelatos (La soledad del farero y otras historias fulgurantes, 2009) y numerosos artículos y estudios sobre temas artísticos e históricos referidos a la comarca leonesa del Bierzo. Suyo es también Catálogo bibliográfico de Antonio Pereira (2006), un libro sobre los libros de este gran narrador y poeta, con quien mantuvo una buena amistad. Como autor de microrrelatos, también figura en importantes antologías y ha recibido premios.







LA VIDA SECRETA DE LAS PIEDRAS

CUANDO las miro, noto que me devuelven la mirada.
        Cuando las toco también ellas me tocan. Cuando les hablo, estoy seguro de que me escuchan y me comprenden.

A pesar de todo, nunca he considerado a las piedras como objetos inanimados. Siempre he apreciado en ellas las cualidades de los seres vivos.

Por eso me fascina la visión de estos capiteles esculpidos.

La vida siempre es evidente y eterna en ellos.

[del libro Memorial de las piedras, Premio Joaquín Benito de Lucas 2008.]






DESCUBRIMIENTO

POR fin llega el día en que uno se da cuenta
de que no todas las piedras ruedan.
El día de echarse a rodar
pendiente abajo,
como una piedra que rueda,
como la piedra que algún día serás.

(del libro Memorial de las piedras )







ALAS

Un día también fui joven,
como esas muchachas que hoy recelan
de mi aspecto
y evitan cruzarse conmigo
echando a volar como libélulas.

Un día, yo también lucí alas espléndidas,
capaces de elevar mi espíritu
por encima del filo homicida
de las cordilleras.

Pero hoy, aquellas alas está desnutridas
y su plumaje se encuentra sucio y ajado.
Inservibles están
para emprender ningún vuelo.

Recogidas sobre mi espalda,
pronto se desplegarán por última vez
cuando hayan de servirme de mortaja.

"La fatalidad" 







La Fatalidad

La fatalidad me visita todas las noches.
Transfigurada en un individuo idéntico a mí,
se sienta a los pies de mi lecho de cartón
y trastorna mi mente con los sones de una flauta
fabricada con la tibia de un ahorcado.
De nada me sirve entonces tapar los oídos,
cerrar los ojos o salir corriendo,
calle abajo, como un orate andrajoso,
detrás del último camión de la basura.
La fatalidad también es mi sombra
y la sombra de mis actos.

"La fatalidad" 










JULIA CONEJO ALONSO [12.512]

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JULIA CONEJO ALONSO

Nacida en Tarrasa (Barcelona). Ha residido prácticamente toda su vida en León. Trabaja como profesora de Lengua y Literatura en un Instituto de Secundaria de León.
En 2011, la obtención del premio Joaquín Benito de Lucas que convoca el ayuntamiento de Talavera de la Reina permitió a Julia publicar su primer poemario Muñecas recortables, que fue publicado en la colección Melibea y supuso el principio de un nuevo y singular cauce poético. En el año 2012, de nuevo Julia Conejo vio premiado su buen hacer literario, obtuvo el prestigioso premio que organiza la institución Alfonso el Magnánimo de Valencia, su poemario, Peces transparentes, era publicado en la editorial Hiperión y en 2013, la editorial gaditana Origami, publica en el número 36 de la colección La Casa del pintor, el nuevo poemario de Julia Conejo, ¿Para qué sirve el frío?.



POÉTICA

No soy, como Celaya,
artesana del verso.
No busco plenitud en las palabras
ni la inmortalidad.

Soy egoísta y manipuladora:
Utilizo el lenguaje
cuando lo necesito,
cuando me falta el aire,
cuando noto que ha dejado de trotarme
la sangre por las venas.

Igual que los diabéticos
se inyectan insulina.

No es arte, ni altruismo.
No es conciencia social,
ni egolatría.

Es solo instinto de supervivencia.

de "¿Para qué sirve el frío?".





EN UN ATASCO

Me insulta una mujer desde la acera
porque he invadido
-perdida en un atasco-
su derecho al paso de peatones.

Tengo el tiempo contado
y el pelo sin peinar.

La dependienta, que observa mi retraso,
me mira mal
y me hace una advertencia.

Mi cabello se va enredando más
mientras la escucho.

Y se me olvida, otra vez,
en que año estoy
de mis muchas infancias superpuestas.

de "¿Para qué sirve el frío?".




MEDALLAS QUE PERDIMOS

Todos somos enanos malcrecidos
arrastrando a paladas decepciones
de hierro
que pesan en la espalda
como tres universos infinitos.

Nadie ha ganado el premio.
Ni recordamos ya con qué medallas
Soñábamos
cuando veníamos corriend

Todos llegamos a la meta
en el último puesto.

"de Muñecas recortables"






HAY EN MI PIEL UN EXCESO DE TERNURA 

Se me escapa el cariño a borbotones. 

No puedo sujetarlo. 

Se me cae de los ojos, 
de los labios. 

Como se cae la miel de una tostada 
cuando no se ha distribuido bien. 

Siento deseos de besar las palabras 
que se apoyan casualmente 
en mis oídos. 

El impulso inaudito 
de acariciar con suavidad furiosa 
cualquier objeto que caiga 
entre mis manos: 
un sacacorchos, 
un libro de poemas, 
una factura del banco, 
una mirada. 

Hay en mi piel un exceso de ternura. 
Una acumulación exagerada 
de abrazos contenidos
que podrían -si fueran exportables- 
erradicar las carencias afectivas 
que oscurecen 
en decenas de países 
el mapa de la infancia. 

"de Muñecas recortables"




EL HAMBRE DE ESTAR VIVO

Algún arroyo ha tenido
que brotarte del pecho
en las tibias mañanas de verano
que peinaron tus sueños.

Algún sordo rencor
has debido de escupir
entre los pliegues absurdos que el dolor
ha dibujado
a la orilla del río
en el que agonizaban
docenas de cangrejos.

No hay oración que te hayamos escuchado,
ni recuento de imágenes amables
que alivien el avance
implacable de las llamas.

Y no te hemos oído gritar
que estás aquí, 
como siempre, 
despejando las hierbas del camino,
aunque tu silueta
sea sólo una sombra que se va desgastando 
poco a poco
al rozar las paredes.

No te hemos visto mordiéndote las uñas
hasta arrancarte los dedos
uno a uno.

Ni hemos sentido tu piel erosionada
con los zarpazos
del hambre
de estar vivo.

de "Muñecas recortables"





PAISAJE CON NIÑAS

Esther y yo.

Escondidas dentro de una llanura interminable.

El suelo es ocre,
a juego con los gorros.

Los abrigos abrochados hasta arriba.

Lo mismo que los labios,
que no recuerdan ya cuántas palabras
van a tener que guardarse entre los dientes
algún día lejano.

Los ojos no aparecen en la foto,
porque están recorriendo no se sabe
qué países de piel de caramelo.

Esther y yo.

Dentro de una llanura interminable.

de "Peces transparentes"





HERIDAS

Ya sabes,
no es sencillo
caminar todo el día con las heridas puestas.

Donde acaba el dolor
-si es que termina-
nace el cansancio de arrastrar las cicatrices
a la vista de todos.

Pero no aceptes nunca
la ofrenda fraudulenta
de aliviarte del peso
que te harán muchas veces.

Nadie quiere cargarse con heridas extrañas.

Guárdalas en bolsillos,
tápalas con sonrisas
o exhíbelas, si las piernas te respaldan,
con sus muescas
y con sus desniveles.
Sin esconder ni un solo palmo de fracaso.

Ya lo sé, es complicado
moverse por el mundo con las heridas puestas.

Aún así, 
no te las quieras despegar  como si fueran
una calcomanía.

Algún día, te pasarás la mano por la piel
y no sabrás distinguir lo que está liso 
de lo que está mordido.

de "Peces transparentes"




HAMBRE

No me preguntes por qué no tengo hambre.

Pregúntale al cerezo,
al granjero que cuida las gallinas,
a las migas que caen desde el mantel
al suelo
y se arrepienten en el último segundo.

Pregúntales a las cajeras del supermercado,
al repartidor de pizzas,
al temporero que viaja cada año
a recoger tomates
a Almería.

A mi no me preguntes.

Si el hambre se me escurre
entre las comisuras de los labios,
no es por falta de ganas de comerme
tres veces
el centro de la tierra.

Es que desde hace tiempo,
todo me sabe a miel de alcantarilla
y al agua que remueven
en los charcos
las ruedas de los coches.

A mi no me preguntes.

Mi lengua sigue viva. 

de "Peces transparentes"








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