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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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EMILIO PEDRO GÓMEZ [19.685]

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EMILIO PEDRO GÓMEZ

Emilio Pedro Gómez nació en Astorga (León) a finales del 51. Su temprana opción por la docencia de las matemáticas le llevó a Zaragoza a los 17 años. A partir de la obtención de su licenciatura (1973), ha ejercido como profesor de secundaria por la tierras de Aragón . Como tal ha intervenido en diversas publicaciones educativas, que van del libro “¿Queréis la escuela?” (Colectivo del Martes) editado por Zero-Zyx en el 77, a “Bloqueos en los umbrales de la Resolución de Problemas” (1997), pasando por “Aportaciones desde la práctica educativa” (Aula Libre), en el que firma un original capítulo titulado “Poesía en Matemáticas”.

Entre uno y otro libro, no ha cesado de colaborar en diversas revistas sindicales y pedagógicas: “Sigma”, “Al recreo”, “Aula libre”, “Suma”, “Libre pensamiento”, “Cuadernos de Pedagogía”…

Su primer libro de poemas “Heridario”, publicado por Endymión, significó el alumbramiento de una poesía certeramente emocional, cuya edición se agotó pocos meses después de salir a la venta.

En su segundo libro de poemas “Solamor” (Endymión), nos mostró una visión lírica de la vivencia amorosa, confirmando un avance en el proceso de maduración -en lo vital y en lo literario-del poeta.

Su tercera entrega “Álbum de rotos” (Huerga y Fierro editores), recoge poemas a modo de instantáneas retrospectivas e introspectivas, configurando un amplio paisaje que añoranza y misterio, infancia y muerte, delimitan.

Posteriormente obtuvo el premio “Isabel de Portugal” (Diputación de Zaragoza) por su poemario “La nieve horizontal de los vilanos”, en el que, a través de la blanca mirada de su madre, se adentra de puntillas en los parajes desolados de la demencia senil.

“Me acuerdos” (Huerga y Fierro editores) es un libro que recupera setecientos instantes aparentemente banales, pero que al ser comunes para la gente cuya infancia y adolescencia transcurrió en las décadas del 50 y 60, configura –tal vez sin pretenderlo- un lírico paisaje de la educación sentimental de una generación.

En “Sílabas blancas” (Lola Editorial), fiel a su expresivo manantial de emociones, retorna al misterio de su madre invadida de olvido.

Su apuesta por la expresión breve e insinuadora, iniciada en “Me acuerdos” se encarna en la honda sencillez de su último libro: ”Haikus de la casa” (Editorial Eclipsados, 2010).

Ha sido incluido en las antologías “Entonces, Ahora”, “Enseñar-Ensoñar”, “Desde aquí”, “Aldea poética III”, “20 poetas aragoneses expuestos” y “La luz escondida”. Así mismo ha publicado poemas y artículos en diversas revistas literarias como “Trébede”, “La nevera portátil”, “Papeles del martes”, “Laberintos”….



Tras el crepúsculo amanezco
a un ángel que pretende ser mi yo.
Empeñado en cobrar la plenitud
que el día en sus albores prometía
hurga en su brasas con inecuaciones
que implacable me invita a resolver:

¿Sospechas de ti mismo?

¿Huyes del radar solidario?

¿Qué ión del universo
has dejado de amar
cuál cosecha de luz sin recoger?

¿Has cumplido tus gramos de utopía
de erotismo, de canto, de creación...?

No me deja olvidar
¡cómo se lo agradezco!
que al fondo de uno mismo se parte a ese lugar
donde se funden las fronteras
en conciencia común.




Me acuerdo del olor a gasolina que desprendía el rito de poner en acción un chisquero.

Me acuerdo de que la mano derecha de Franco, durante los sermones que nos echaba en Navidad, parecía trasplantada de un títere.

Me acuerdo de los paquetes de “Ideales” y “Bisonte” que nunca me atreví a desprecintar.

Me acuerdo de que el latín no era una lengua muerta. Se amontonaba en la liturgia, se sufría en las clases, se rezaba.

Me acuerdo de una vibración verde aquella vez que miré a Imelda.

Me acuerdo del reclamo penetrante del afilador. Animaba la calle su música, y el desnudo quehacer de su trabajo.

Me acuerdo de las peleas con espigas verdes de trigo haciendo diana en los jerseys.

Me acuerdo de la cansina tarea de quitarle las piedrecillas a una bolsa de lentejas.

Me acuerdo de que cualquier torero que se preciara tenía su pasodoble y película particulares.

Me acuerdo de que todo parecía preparado para encerrarnos a cal y canto en el catolicismo.

Me acuerdo de los baches, como volcanes naturales del asfalto.

Me acuerdo de las historietas de "Zipi y Zape". Los envidiaba. Sabían ser cobardes de una forma mucho más ingeniosa de cómo lo era yo.

Me acuerdo de que las niñas eran ángeles de carne y miedo.

Me acuerdo de que antes de recitar una poesía para Radio Popular de Astorga, tuve que hacer propaganda del “Chocolate Milagritos”.



POETA ADENTRO

Sumido en la belleza de las sílabas
-inaccesibles confidencias interiores
a la luz más oblicua del lenguaje-
nunca sudó mi mano

el sudor colectivo de otras manos,
jamás nombré “exterminio”, “Sarajevo”, “tortura”.....

¿Es genocida mi silencio?
¿Acaso las víctimas
no son mis acreedores?

Si gané la palabra
he perdido la voz.
Ahora lo siento.






TUVE AMANTES
que confundían el amor
con la pasta de dientes.
Las hubo que albergaban
fragmentos de cilicio
o una mueca románica en el sexo.

Mas conocí también
la autoridad de un cuerpo hermoso
independiente
silencios de una piel tumultuosa.
Amantes que sabían duplicar 
la juventud
y el sida
(con alguna de hurañas apariencias
rocé el Adán del paraíso).

Pero tú estabas honda
y siempre.






Ascensión pirenaica
MOCHILA AL HOMBRO
remontas paso a paso
la vertical audacia del sendero.
Abandonas la sombra edificante
de bojes y avellanos
(lágrimas de sudor
sin su cobijo).
Funde su trasparencia
el azul venoso del acónito,
el vibrar del silencio en las campanas
púrpuras-rosadas de la digital,
la amarilla pupila de las nomeolvides.

Dejas atrás las bayas rojas del serbal
el acebo esplendente
las alas protectoras del hayedo,
y un sarrio parpadeante
como el pasar la página de un libro.
Despide el rododendro al pino negro
a la herbosa pendiente la pedriza.
El avanzar te asciende
como un beso.
Asoma la implacable
nitidez de los vértices
las formas más osadas en su abismo.

Al alcanzar la cumbre
atónito de cielo
transparece de cuajo la alegría
arrullando el supremo silencio 
de la cresta.
Sacias la sed de soledad
bendices el esfuerzo
(qué lejano el dolor
y las muecas hurañas del camino)
inauguras la piel de confidencias
inéditas al viento....
Lento de gozo arribas
al poema imposible:
el lenguaje más aéreo de la piedra.
la escritura sin fondo de las águilas.....
vuelas adentro
accedes a tu propia lejanía.

Y sabes que jamás fue tan íntima
tan extensa ni plena, tan hermosa
nunca fue tan eterna
-roza la piel del tiempo-
tu mirada.

(las palabras en cursiva pertenecen a Leopoldo Panero)





Para mi madre, vulnerada por el mal del alzheimer

Los enfermos son pacíficos monstruos inocentes
que saben recordar el porvenir.

Carlos Marzal



ÁLAMO BLANCO 
en una celda.
¡Qué extraña la belleza
tan densa
de un cuerpo contraído!

Puro estado de pétalo
desnudos los surcos del alma.

Transita de una mirada indescifrable
réplica en el cristal
de su honda sombra
a unos ojos sobreiluminados.
La luz desengañada de la luz.

Salvo la desposesión
nada posee.
Sólo le quedan dos objetos preciosos 
que ofrecer:
sus besos (a veces ya no acierta
le salen hacia adentro
o se rompen sin llegar a tu mejilla)
el virgen resplandor con que sonríe
y –sin pretenderlo-
te desarma.

Es lo que queda de ella.
Nada más.
Un mínimo belén de
gestos desvalidos.

Me hago un harén 
con sus miradas:
un incendio de pájaros 
perdidos
a los que doy cobijo
-le acaricio- en su cara.

Cuando nadie me ve
uso sus gestos:
me estremece
un pasado futuro
a flor de aire.

Investigo en su ausencia
de nostalgia
la raíz del perdón.

Ahora que no estás
nunca me faltas.

Sucedes a través
de lo desconocido:
el átomo infinito
la dulzura sin dueño.....

Has dejado en mis manos
un hueco de paloma
que respira.




Motivos de horizonte. Ed. Enkuadres, 2015



La espuma de los sueños
que escapa legañosa
al subir la persiana

los silencios prohibidos
en las intrusas ondas de la radio

el cuerpo sumergido en la bañera
de la palabra “exilio”

el translúcido vaho
que en los espejos del azar
deja tu ausencia

la forma cóncava que irisa
el duende de la luz…

Todo lo que no está
conspira a tientas
su modo de volver.


*


PASOS COMUNICANTES

Lo fecundo de la debilidad
las bondades del miedo.

Escuchar a distancia lo más íntimo

desvelar en los labios
la insurrección de un beso.


Da a luz la soledad
de quien sabe estar solo

la erosión al restar
talla la vida.


*


           Cada día un poco menos             
poder…                                    
Pedro Provencio

Este abedul tan joven
¿conseguirá escalar
el cielo herido?

La curva de la senda
rompe el viento
anidado en sus ramas. 

“Huye
antes de ser talado.”

Cada árbol
comienza a ser
un disidente.     


*


Desierto de certezas soy más cierto
ocupo menos luz
más necesaria.

Crece la plenitud
en el libre paisaje de mi mano
a otras manos.

Lo que queda
después de darlo todo
es siempre más.


*


Sólo debiera
acudir
a los saciados.

Si vivir es buscar
perseguir un fulgor
saber quién eres
¿será la muerte darse alcance?


_



El poema que escriben
las huellas de las aves en la nieve
se reitera
 tan nuevo
  e indistinto.
Lo leo sin mirar
lo miro sin leer
como acaricio
  sin rozar
el signo indescifrable de este día.



_



Quedo suspenso
  en su aura.

Toda palabra es tacto
   divisorio
con su dosis de vértigo

dardo de impunidad
al centro de uno mismo.


_



El silencio de un libro
  no es silencio,
solo el falso letargo de la nieve
en su deshielo oculto.

Despertará a unos ojos
con voluntad de réplica
a todo lo que muere.

No se hace el ver
sino escuchando.

El silencio del libro:
   pura espera.


_


Despejad las palabras.

Como un puente
 o un río
el idioma es de paso.

Despejad las palabras.

Hasta que todas clamen
con sus patrias en blanco
los huecos de su voz.



**


Edad tardía

vibración de las pérdidas

la memoria varada
muy cerca de la fuga

toboganes cruzados 
al abismo

instantes que no queman
en el tiempo encendido de las sobras.



*


Una infancia de musgo
que la oculta

el mañana
    más breve cada vez…

sólo poros a un grito de descarga.

Si nos ha de salvar 
lo que salvemos
arda mi voz en el dolor del mundo

contra el miedo

por la metamorfosis
        ¿ imposible?
en ala colectiva
   del poder.



*


Pasión vertiginosa
cariño lento

ahora el fruto
como aroma el ayer.

Indagar en el tiempo
y su caja de ritmos

descubrir claros
en la desesperanza
indicios, trasparencias …

por si vuelven los sueños
que no pudieron ser.





.


RAFAEL YAMASATO [19.686]

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RAFAEL YAMASATO

Nació en Ferreñafe, Perú el día 6 de agosto de l945 y falleció el 27 de octubre de 1975, en el Ecuador.

Poeta. Estudio Ciencias económicas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, no se sabe si terminó sus estudios. Obtuvo el Premio José María Arguedas del Concurso Nacional de Poesía (1973). Su identidad es un misterio, y para varios poetas y críticos literarios se trata de un seudónimo del escritor Hildebrando Pérez Grande. Publicó en poesía Estambre (1981).


BIBLIOGRAFÍA 

-YAMASATO, Rafael: Estambres.- Lima. Cuadernos del Hipocampo. Serie de las Primicias. Taller de Gráfica Leyton. 1981. 
-DEXTRE, Max: Poetas representativos de Lambayeque. 1900 — 1989".- Lima. CONCYTEC pp. 106-109. 
-REVISTA PUENTE: "Malicia Angelical de Yamasato". Artículo de Hildebrando Pérez. Lima, edición de Puente de diciembre 1980. N° 1. año 1 p.3. 
-THORNDIKE, Guillermo: "Los lmperios del Sol". Una historia de Japoneses en el Perú. Lima, Editorial Brasa S.A. p. 18 ver "A manera de prólogo" de Juan José Vega. 
-"EPIGRAMAS": En "Haravi", Lima. Año XII. N° 43, Mayo de 1975 (citado en prólogo "Estambre"). 206 


UTOPIA NORTEÑA 
SELECCIÓN DE POEMAS DE YAMASATO 
SECCIÓN "ESTAMBRE" 


FLOR DE LOTO 

(A la manera de Ono No Komachi) 

Tendida como un arco 
iris, vuelves 
a mis predios. Y 
sin trabajo 
te adaptas 
a mi silvestre, 
alocado ritmo. 



LOS ABUELOS 

Nuestros abuelos hablan del Fuyi 
                 como nosotros de ellos, 
sin entusiasmo. Por eso toco tu mano, 
                 aliso tu pelo, beso 
tu vientre desesperadamente. No vaya a ser 
que mañana, 
mucho antes de lo que imaginamos, 
otros amantes 
hablen de nosotros y del Fuyi 
sin el menor entusiasmo. 




LA NIEVE Y EL ESTAMBRE 

Yo nunca he visto la nieve 
     que arde bajo la luna 
en las comarcas más oscuras de la tierra. 
     Y si me preguntan 
que flores he recogido en esta primavera 
     les —diría sin tristeza- que ninguna. 
Yo nunca he visto la nieve 
     ni te he llevado flores 
en esta primavera, 
     sin embargo cada tarde 
          cada noche 
reconozco la sed interminable de su vellocino 
     y me convierto cada tarde 
          cada noche 
en el estambre más rojo de la tierra. 




HAIKU 

Herida como estás 
vuelas y vuelas: 
son tus alas el olvido. 




SECCIÓN EPIGRAMAS 

II

Si das un paso más tropezarás 
con tu memoria. Y no digas 
que estás ciega: bien que corrías 
por bosques y avenidas 
para llegar primero que la otra. 



IV 

Los bares más pobres de la tierra 
poseen cicatrices que relampaguean 
en las noches, dices 
mientras dulcemente ocultas 
la tuya con la sábana.



IX 

Hace un año que no te veo. Y me llegan noticias tuyas: 
Escuchas a Joan Báez, la quena te apasiona. Blow Up 
la has visto dos veces y subrepticiamente repartes 
cuadernillos sindicales entre tus compañeros. 
Lejos del mundanal, sólo Gardel: 
bañandonos de luz y algo que no llega a ser 
melancolía. 




Más claro no canta un gallo: 
gracias por los servicios prestados..




EL ENIGMA YAMASATO 

Por  Luís Rocca Torres 

Del poeta Rafael Yamasato se conoce un libro de poemas titulado "Es- tambre", publicado el año 1981 en la ciudad de Lima. En dicha obra se presentan dos datos puntuales y concretos sobre el autor. 

l) Nació en Ferreñafe el día 6 de agosto de l945; y 2) falleció el 27 de octubre de 1975, en el Ecuador. 

Sobre la vida y obra del poeta se han difundido diversos artículos especializados. Uno de ellos fue publicado por el destacado literato Hildebrando Pérez en el primer número de la revista nisei "PUENTE", en diciembre de 1980 con el título de "Malicia Angelical de Yamasato". 

Otro comentario importante apareció en una obra de Max Dextre titulado "Poetas Representativos de Lambayeque", del año 1989; en esta antología Rafael Yamasato, aparece al final en la página 106. En una reciente obra titulada “Los imperios del Sol", cuyo autor es el conocido escritor Guillermo Thorndike (1996218), también se menciona a Rafael Yamasato. Pero además de las publicaciones sobre Yamasato, existen diversidad de versiones orales sobre el poeta. La mayoría de los relatos presentan misterios y enigmas sobre el personaje. 

En el departamento de Lambayeque se ha convertido en un personaje legendario. 



El misterio de Rafael Yamasato, 
por Diego Alonso Sánchez

Vallejo & Co. reproduce esta estupenda investigación realizada por el poeta Diego Alonso Sánchez sobre el misterioso vate peruano Rafael Yamasato, de cuya identidad poco se sabe y muchos dudan de su real existencia. ¿Se trata de un seudónimo, un juego literario de varios poetas, un mito? Lo que no cabe duda, es que ahora es una leyenda en su ¿tierra natal? La primera versión de este artículo, que ha sido pertinentemente actualizado por su autor, fue publicada en la revista Kaikan, Nº 104, para los meses mayo-junio de 2016.


Por: Diego Alonso Sánchez
Crédito de la foto: (Izq.) Ed. Cuaderno del Hipocampo
(der.) retrato de Yamasato por Alejandro Tamashiro


El misterio de Rafael Yamasato*

Cuando la Asociación Universitaria Nissei del Perú entregó el primer lugar del Concurso Nacional de Poesía, Premio José María Arguedas, de 1973, a Rafael Yamasato, no estimó que con este hecho daba origen a un enigma literario poco común en nuestro país: la duda frente a la existencia del poeta galardonado. Hasta el día de hoy, no pocos estudiosos y escritores apuntan que el referido escritor nikkei no es una persona real sino un heterónimo o el producto de un juego literario. Otros, en cambio, aseguran que lo conocieron personalmente y que lo estimaron, reconociendo en él a un verdadero iconoclasta. Contemos un poco su historia.


El testimonio Pérez Grande

Los pocos datos biográficos que se conocen del vate apuntan a que nació en Ferreñafe, Lambayeque, el 6 de agosto de 1945. La mayoría de estas noticias provienen de su libro Estambre (1981, Cuadernos del Hipocampo), en donde también se adjuntó una carta escrita por el poeta, con motivo de haber ganado el premio en 1973, en la que anuncia que no podrá asistir a la premiación por encontrarse muy enfermo. Otro dato que se conoce y aparece en el libro es que falleció el 27 de octubre de 1975, en una casa de reposo ubicada en Santo Domingo de los Colorados, Ecuador. Así mismo, en la revista HARAUI, número 43, de mayo de 1945, se consigna que fue estudiante de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En realidad, esta información es muy escueta para un personaje que transitó por las plazas públicas de nuestra literatura de un día para el otro.

Entonces, examinemos los testimonios que aparecen en el libro ganador. La edición de 1981 tiene especial relevancia no solo por las cualidades líricas de los poemas o porque aparece la carta que escribiera el poeta disculpándose por no asistir a la premiación, sino porque también hay un breve texto titulado «Malicia angelical de Rafael Yamasato», en donde se narra con afecto algunos datos de los últimos días del autor y otras curiosidades relacionadas con su personalidad. Hildebrando Pérez Grande fue quien escribió esta nota, señalando que fue confeso amigo de Yamasato. Este testimonio es quizá el único texto conocido que discurre con familiaridad sobre el poeta nikkei, asunto que ha vinculado a su autor con diferentes historias de enigmas y conspiraciones literarias.

En dicho testimonio se cuenta que la familia del poeta, luego de su muerte, permitió a Pérez Grande entrar en su habitación y revisar entre sus objetos personales, pero que un «silencio proverbial» hizo casi imposible obtener datos más exactos sobre el escritor nissei. Allí Hildebrando encontró poemas escritos a mano y otras pertenencias que vislumbran algo de la personalidad reservada de Yamasato: discos de Gardel y varios libros, como el Antiguo Testamento y el poemario Simple Canción, del poeta Juan Gonzalo Rose. Podría haber bastado este testimonio para confirmar la existencia del vate lambayecano, pero poco después aparecieron otras voces que pusieron en duda tal cosa, surgiendo en torno suyo varias incongruencias que alimentaron una  leyenda fantástica.

Muchos escritores, como José Rosas Ribeyro y Gustavo Armijos, entre otros que no tratan el tema abiertamente, aseguran que Rafael Yamasato es un invento de Hildebrando Pérez, un juego literario que era, hasta cierto punto, común en los años 60. Varios heterónimos tenían apariciones fugaces, según cuentan, en distintas revistas de la época, como Hipócrita Lector o Caballo Rojo. Nombres como Diego López, Márgara Sáenz y Julio Masías resonaron entonces, como poetas que aparecieron y desaparecieron fantasmalmente de la escena local y que por eso fueron tildados de «invenciones» de distintos poetas consagrados, como Antonio Cisneros, Washington Delgado, Marco Martos y el mismo Hildebrando Pérez. Vale apuntar que estas aseveraciones no están acompañadas por ninguna prueba fehaciente que las esclarezca.

La investigación Rocca

Más allá del varieté de cafetín entre los escritores de los 60’s que se acusaban constantemente de inventar heterónimos, se puede tomar como una fuente muy documentada la investigación de Luis Rocca Torres (ex director del INC de Lambayeque), quien en 1996 presentó en Chiclayo, para el Congreso Internacional de Escritores, el ensayo «El enigma Yamasato», en donde afirma que no existe ninguna partida de nacimiento con el nombre del poeta, en Ferreñafe, en el año 1945. Incluso refiere también que entre los apellidos de los migrantes japoneses que residieron en la zona, durante esos años, no existe ningún Yamasato.

Finalmente, el investigador cuenta que tampoco pudo encontrar ningún acta de fallecimiento o alguna lápida en el Cementerio General de Chiclayo, o en otros lugares de Lambayeque, que certifique la muerte o el entierro del vate en esas tierras.

Luis Rocca es un estudioso muy reputado sobre la migración japonesa al Perú y el estilo de vida de los primeros japoneses en nuestras tierras. Mencionar su libro Los japoneses bajo el sol de Lambayeque (Universidad Pedro Ruiz Gallo, 1997) no es poca cosa, porque en sus más de 400 páginas abundan datos y referencias muy precisas sobre los nipones que llegaron a esa región. Bastaría decir que Rocca es quien esgrime con mayor autoridad, bajo la luz de su investigación, que Rafael Yamasato nunca existió y que, según concluye, el autor de Estambre debe ser el heterónimo de algún escritor.

Pareciera que el único documento que podría refutar este estudio y verificar la existencia del poeta Yamasato es, precisamente, Estambre. Como es de entender, esto ha generado más suspicacias.



Noriko, Estambre y Epigramas

La primera edición de Estambre, que reúne casi toda la obra poética conocida de Yamasato, se estructura en tres partes donde, a simple lectura, se distinguen tres registros. En la primera sección, titulada «Noriko», nos encontramos con dos poemas que hacen gala de un lenguaje bastante coloquial y sensual. El primero de estos poemas hace referencia a una mujer, llamada Noriko, a quien se celebra con elevado erotismo. Noriko, como se puede entender, es un nombre de origen japonés. Aquí un fragmento del poema:

Todo esto suena a vals,
                                         querida
y eso somos:
                          un vals en 78 rpm.
cuando hacemos el amor / hacemos
el amor / el amor que se raya
como un disco después de cada polvo,
es decir, temiendo
que mañana uno de los dos
tire la esponja / ponja
cuando vea que pierde el paso,
mejor dicho, el compás, el tres
por cuatro y con vueltita y todo
de nuestras nobles cabalgatas sobre esta sucia,
esplendorosa y tres veces coronada cama.



Algunos estudiosos de la obra de Yamasato han subrayado que el desenfado erótico desplegado en este poema no se ajusta a lo esperado por un miembro de la colectividad nikkei, a quienes se distingue más por su discreto modo de amar. Este pudor, como característica social —comentan—, contrasta con lo explícito de los poemas de Rafael. Recordemos que todavía no se había establecido en nuestra literatura la figura del nissei y que el referente más cercano, que por esos años también empezaba a brillar, era José Watanabe (1945-2007), quien justamente fue jurado del concurso que premió a Yamasato (junto a Marco Martos y Víctor Mazzi) y que para entonces, en su primer libro Álbum de familia (Premio joven poeta del Perú, 1970), no mostraba dicha voluptuosidad.

La segunda parte del poemario, y que da nombre al libro, se titula Estambre. Son nueve textos que muestran a un escritor que maneja distintos referentes de la cultura japonesa y, también, lecturas de autores clásicos nipones. Si bien el coloquialismo se mantiene como principal herramienta de trabajo lingüístico, en estos poemas también se hace presente un espíritu contemplativo muy orientalista, que despliega un juego lírico bastante afín al de José Watanabe. Incluso, en esta sección del poemario, aparece un texto que se titula «Imitación de Watanabe», que llama poderosamente la atención no solo por el homenaje a su contemporáneo, sino porque evidencia una exploración poética similar, cercana a la condición parabólica (y afín a la filosofía zen) que luego el poeta de Laredo usaría con mayor lucidez.

Si bien Yamasato, en esta segunda parte, celebra a sus antepasados japoneses, también se da la libertad de reinventar estrategias poéticas oriundas del País del Sol Naciente. El primer texto de este conjunto se titula «Flor de loto» y se dice que es «a la manera de Ono no Komachi». Ono no Komachi (825-900) fue una poetisa japonesa del periodo Heian que destacó por sus versos plenos de amor, lo que la llevó a ser considerada entre los seis más altos referentes del tanka o waka, poemas de celebración cortesana del Japón medieval. El texto en cuestión reza así:

Tendida como un arco
iris, vuelves
a mis predios. Y
sin trabajo
te adaptas
a mi silvestre,
alocado ritmo.



Si bien el estilo de este breve poema tiene reminiscencias orientales, no cumple con ser formalmente un tanka, ni mucho menos un haiku. Incluso, la tensión lírica sobrepasa la esencia de la poesía japonesa de la que Ono no Komachi fue ejemplo y guía.

La última parte del poemario se titula «Epigramas» y es un conjunto de nueve textos que, a diferencia de los anteriores segmentos, no presenta ninguna alusión cultural a Japón. Más bien, este último conjunto de poemas es un delicado homenaje al amor que podría empatar con una sensibilidad más popular, ligada a los valses y boleros criollos. Según dice Hildebrando Pérez en el texto que sirve de prólogo al libro, estos «Epigramas» fueron encontrados en la habitación del poeta, escritos a mano con «una letra pequeña, uniforme, con trazos más bien enérgicos, sobre unas páginas azul cobalto» y especula que fueron posteriores a la factura final de Estambre.

Si bien la temática de todos los poemas del libro respeta la secuencia «amor-desamor», estos epigramas son más categóricos en mostrar la aflicción pasional. Aquí un ejemplo:


III

Mi saliva que ahora es tu quebranto,
brilla en el monte más dulce de la noche.
Ya quisieras trocar el frío que te envuelve
por la dicha que perdiste por capricho.



El repaso de estos poemas nos permite saber más sobre el imaginario creativo de Yamasato, porque responden a una mente muy original para la época, ya que el estilo mostrado en tan breve obra pertenece a una persona con una cultura amplia y refinada.



Único retrato de Yamasato, dibujado por Alejandro Tamashiro, que acompañó la edición de 1981 de “Estambre”.


¿Caso cerrado?

Rafael Yamasato seguirá siendo un personaje mítico para nuestra literatura, no solo por sus cualidades poéticas, sino por los abismos biográficos que presenta. Según el profesor Hildebrando Pérez, Rafael era muy cercano a los hermanos Enrique y Alejandro Tamashiro, destacados gestores culturales de la época, e incluso en la revista nissei Puente, que conducían, aparecen algunas notas sobre el vate lambayecano. Los hermanos Tamashiro ya no están entre nosotros, lo que echa más polvo sobre los pocos datos que tenemos.

Se conoce un único retrato de Yamasato, dibujado por Alejandro Tamashiro, precisamente, y que acompañó la edición de 1981 de Estambre; sin embargo, no existe ninguna foto que pueda descubrirnos su rostro real.

Incluso en el ciberespacio aparecen algunas notas y testimonios que hablan del caso, pero ninguna cursa algún dato adicional o una investigación puntillosa que brinde mayores noticias sobre el poeta Yamasato (la mayoría son acusaciones o desagravios para con Pérez Grande, sin mayores argumentos o pruebas).

Bajo esta sombra, propicia para las leyendas, quizá sería correcto quedarnos solo con la poesía que aparece en Estambre, sin pretensiones de perito fiscal o detective. Estos poemas marcan el inicio de un camino muy importante que evidencia la influencia japonesa en la literatura peruana, y también son el cimiento de lo que podemos llamar el discurso nikkei en la poesía peruana, lo que le otorga, sea quien sea el autor, un valor superlativo:



LOS ABUELOS 

Nuestros abuelos hablan del Fuyi 
                 como nosotros de ellos, 
sin entusiasmo. Por eso toco tu mano, 
                 aliso tu pelo, beso 
tu vientre desesperadamente. No vaya a ser 
que mañana, 
mucho antes de lo que imaginamos, 
otros amantes 
hablen de nosotros y del Fuyi 
sin el menor entusiasmo. 




Hildebrando Pérez


YAMASATO: "LA RESPUESTA ESTÁ FLOTANDO EN EL VIENTO"


El revuelo que ha provocado el artículo sobre Rafael Yamasato ha motivado este comentario del poeta Hildebrando Pérez quien ha sido mencionado en el mismo. Publicamos su nota que tiene particular relevancia por cuanto es un protagonista central de esta historia.


YAMASATO: "LA RESPUESTA ESTA FLOTANDO EN EL VIENTO"
Por Hildebrando Pérez Grande

Acabo de regresar de un viaje relámpago por mis paisajes interiores y me doy con la sorpresa de que, vía Vallejo & co. y esta vez con la autoría de un poeta que aprecio muchísimo como Diego Alonso Sánchez, nuevamente me halagan con la sospecha de que Rafael Yamasato, el autor de "Estambre", libro que obtuviera el premio de poesía "José María Arguedas" -creo que en 1973-,  es una suerte de heterónimo mío.

Lo he dicho y lo repito: cuánto quisiera yo tener el intenso lirismo, el manejo del lenguaje ya no sé si decir del hotel o de la esquina tan sensual y tan vital, y ese leve back round nijon que subyace en la poética de Yamasato, tono que, por lo demás, lo distancia del quehacer fino de Watanabe. No está en mi dicción aquella maravilla sonora que dice "Es mi paso / que pasa con su peso entre puñales" ( Pozo de los deseos) o "Yo nunca he visto la nieve / que arde bajo la luna / en las comarcas más oscuras de la tierra" (La nieve y el estambre). En verdad, lo envidio. Qué manera de erotizar las palabras. Y no me explico por qué alguna editorial no se anima a editarlo nuevamente. Y sus epigramas, acaso algo parrianos o exterioristas al estilo de Cardenal, ahora que los releo constato que no han perdido ni  la frescura ni la irreverencia que les signó Yamasato, mi amigo, al parecer, inconfesable (como diría otro player de la poesía: Luis Hernández).

Para aquellos que aún siguen investigando los supuestos vasos comunicantes o canales subterráneos entre Yamasato y yo, tan sólo les recordaré un verso de Bob Dylan, tan de moda hoy en día: "la respuesta está flotando en el viento".






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BILLY CHILDISH [19.687]

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Billy Childish

Steven John Hamper (1 de diciembre de 1959, Kent, Inglaterra) más conocido por su nombre artístico Billy Childish es un músico, autor, poeta, pintor, fotógrafo y productor musical constante.

Historía

Es un pintor, poeta, cantante y guitarrista proveniente de Chatham, en el condado de Kent, Inglaterra, Reino Unido.

Se trata de un artista muy prolífico, con más de cien discos y de seiscientas canciones a su nombre. También ha publicado más de 40 libros de poemas, escrito tres novelas y ha pintado más de 250 cuadros.

Billy Childish empezó como un poeta del punk en el Medway Art College en 1978, inmediatamente creó los Pop Rivets, en ocasiones escrito Pop Rivits (junto a Bruce Brand, Russell Wilkins and Russell Lax). Después lideró The Milkshakes, Thee Mighty Caesars, The Del Monas and Thee Headcoats, con su grupo paralelo Thee Headcoatees. En el año 2001 formó The Buff Medways, nombre que origina de Friends Of The Buff Medway Fancier's Association, una asociación de protección de un tipo de especie de pollo criada en los alrededores del lugar de origen de Billy. Tras la desaparición de The Buff Medways en septiembre de 2006 creó con los mismos componentes The Musicians of the British Empire.

Es un constante defensor de la inmediatez, amateurismo y expresión emocional básica. Fundador del movimiento artístico del Stuckism junto a Charles Thomson, en parte como una reacción a lo que percibían como un excesivo énfasis en la sofisticación y teoría en el arte británico contemporáneo. Ha dejado el movimiento desde entonces. Cabe reseñar que Billy Childish fue compañero sentimental y artístico durante varios años de la destacada artista inglesa Tracey Emin, una de las figuras más importantes del antes nombrado arte británico contemporáneo.



Billy Childish – En carne viva –  traducción. Santiago Juan Navarro.



TODOS ELLOS

Mi padre
me hablaba del éxito
mi madre hacía lo mismo
pero no tan a menudo
mi hermano habla
del éxito
con una patética expresión
estampada en su rostro.

Me hablaban del éxito en los colegios
en el astillero
en la fábrica
en la escuela de arte
en el manicomio

los pintores
los poetas
los músicos
los profesores
los estibadores
los locos
los desempleados

todos hablan del
mismo dios
y se ponen furiosos
cuando apartas la mirada.


poema 4 años tarde

por qué la gente
no se vuelve loca de remate
por qué no hay más
hambre e inundaciones
por qué los coches no
chocan entre sí
y las praderas llueven
del cielo

los barcos deberían hundirse
las puertas salirse de sus
goznes
las tazas y las jarras volcarse
las patas desprenderse de las sillas
las alas de las moscas
las patas de los perros

por qué más gente no
comete asesinato-violación e
infelicidad
y luego salta por
ventanas envueltas en llamas

cómo puedes
abandonarme sin más
y que afuera
el cielo no quiera llover



niña de 5 años en el autobús

niña       ¿cuál es la tumba del abuelito?
madre    no lo sé
n            ¿esa o aquella?
m           no lo sé     no tengo ni idea
n            ¿aquella de ahí?
m           la verdad es que no sé cuál es
              su tumba
n            todos se mueren
m           sí   al final todos lo hacen pero…
n            mira  la gente muere
              por todo el país
m           no hay ninguna necesidad de alegrarse
              por ello
n            pero me gusta hablar de eso –
              aquella tiene flores
              y esa otra tiene un gran pájaro negro
m           probablemente aún piense en
              ti aunque esté muerto



se sientan y mueren

hay personas
en esta ciudad
y en todas las ciudades
10 cada día que deciden
poner fin a sus vidas sentadas
en
coches con el tubo de escape
conectado a la ventanilla
mediante un trozo de manguera
y
se sientan
y
mueren
y yo no sé si el motor acaba por pararse
o qué cara tienen
por la mañana

pero
hay otras personas
en esta ciudad
y en todas las ciudades
que ganan dinero
llenan sus depósitos de gasolina
empujan carros de compra cargados de comida
describiendo pequeños círculos alrededor de
habitaciones
sin ventanas

y si les preguntas
te dirán
que no pasa nada


la bestia noble

sé que escribir esto
no significa nada
ni cambia nada
la poesía la escriben imbéciles
para consumo de imbéciles
en el mejor de los casos es imperfecta y un poco
ingeniosa
y en el peor un pretencioso
juego de palabras
pero tampoco
echar medio paquete de azúcar
en una taza de café con leche
aguado y comer un montón de
patatas fritas recalentadas con media
botella de ketchup es ninguna proeza
espiritual
ni lo es
cortar el césped o preocuparse acerca de
la gente equivocada fumando los
cigarrillos equivocados en el lugar equivocado
o la subida de la bolsa
o la bajada de la bolsa
o la bolsa yéndose a tomar
por el culo
o hacer la rutinaria compra semanal
o los cohes nuevos
o las lavadoras
o esas manchas invisibles
o clavarle un boli en la oreja izquierda
a un viejo de 63 años
o vender inmuebles
o aparatos de alta fidelidad
o enjaular animales o seres humanos
o vaciar la basura de otros
o certificar que están locos
y llenar sus brazos con detergente
o vender desodorantes vaginales
o mondadientes
o lavar coches
o cazar perros
o asfixiarlos con gas

nadie puede convencerme
de que ninguna de estas cosas esté
revestida precisamente de la menor
nobleza o dignidad



mi problema es
que me enamoro
de chicas en los super-
mercados…
en las colas de los autobuses…

mi triste cara
blanca…
mis grandes manos
blancas…
la luz septentrional…
azul…
gris…

las escolares
suben al vehículo…

las piernas de una muchacha bailan…
una pantorrilla sobre el peldaño
ahí tienes
la poesía…
¿y en las bibliotecas?
¿nuestras magníficas
sedes del conocimiento?
no creo…

  

De Poems of Laugther & Violence

POEMAS DE RISA Y VIOLENCIA

Pese a llevar ya dos décadas siendo uno de los más activos y prolíficos creadores de Gran Bretaña, en campos como la música, la pintura y el grabado o la poesía, Billy Childish no es conocido sino en círculos alternativos, y aún en ellos más por su faceta de músico de rock que por las restantes. No es de extrañar que esto sea así, si tenemos en cuenta que Billy ha sido el principal componente de bandas tan renombradas en la escena del garage como los Milkshakes, Mighty Caesars o los Headcoats, y que ha grabado más de 80 LPs. Pero su obra poética es también abundante: más de 30 publicaciones desde 1981, y a ella queremos prestarle atención ofreciendo una pequeña selección de algunos de sus poemas, tomados de la antología «Poems of Laughter & Violence», que abarca los años 1981 a 1986. Precisamente a poemas de esta década (de 1984 a 1988) se dedica también «En carne viva», el único libro de Childish traducido al castellano (y a cualquier otro idioma), publicado en 1989 por Stultifera Navis, y hoy día del todo inencontrable.

Billy nació en 1959 en Chatham (Kent, sur de Inglaterra), y tras dejar la escuela a los 16 años, pasó por cursos de albañilería, la Escuela de Arte, varios empleos precarios, y el paro. La eclosión del punk en 1977 le impulsó a entrar en el mundo de la música, y no ha parado en su actividad creativa desde entonces, siempre fiel a la ética del «hazlo tú mismo». Durante muchos años publicó sus libros en su propia editorial, Hangman Books (Los libros del verdugo), y autoeditó también muchos de los discos de sus grupos, que han aparecido también en diversos sellos independientes.

La poesía de Childish es dura, desencantada ante la vida y el género humano, sobria, lacónica, cortante. No carece sin embargo de un cierto humor, de una cualidad juguetona que se ve tal vez acentuada por el hecho de que es disléxico y no lo disimula, con lo que la peculiar ortografía que tiene su escritura en inglés da lugar a asociaciones de palabras e ideas sorprendentes y a veces casi surrealistas. La familia, el aburrimiento, el alcohol, el sexo, la falta de sentido de la vida, la muerte son temas frecuentes. Ecos de autores como Jack London o, sobre todo, Louis-Ferdinand Céline se dejan oir en sus palabras de desencanto, aunque él mismo se declare analfabeto e inculto. Una voz, en definitiva, salida de las tripas, del sufrimiento, pero que es capaz de encontrar en ellos algún rastro de belleza que de sentido a todo lo demás.

(Selección, traducción e introducción: CBM)
http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article181




monjes sin dios

caminamos solos
por tanto pensamos
solos
egoístas
aterrados
sólo nos aferramos 
unos a otros 
por miedo y
desesperación
no conociendo nuestras
propias mentes
desesperadamente buscamos
a otros
suspirando por
la aprobación
discutimos por
placer

gastamos nuestro tiempo
como monedas
hasta que llegamos a descansar
en ese hundido
valle



culpable 

lo admito
lo admito todo
estos pequeños poemas
tristes
y
admito que no
todos son ciertos
y que los inteligentes
no son realmente
tan inteligentes
ni tampoco tan inteligentes
y
me preocupo por ellos
quiero decir que me preocupo
por todo ello
como una vieja
hablando del precio
de la espuma del jabón
me preocupo por
mi cuerpo
mi salud
mis manos
mis ojos
mi polla
mis pies
todo ello

me preocupo por
todos estos
pequeños poemas tristes


partir esta vida en pedazos

un hombre debería tallar poemas
como corta madera
y partir esta vida en pedazos

debería buscar la verdad
y romper la verdad
y partir esta vida en pedazos

un hombre debería contarle a
su propio corazón
su historia 
su vida
y partirse en pedazos
hasta que no quede nada

la vida está llena de pequeñas victorias
muchas traiciones y derrota final
el hombre debe aprender a soportar toda clase
de terribles golpes

debería cortar madera
como bebe
debeía beber
como folla
y debería follar
como ama

si encontrase el amor
debería 
partirla a ella en pedazos
también



la belleza terrible

todo el mundo es egoísta
todo el mundo es racista
y todo el mundo tiene 2 caras
dejemos eso bien claro
para empezar
entonces podemos empezar a hablar
acerca de qué es bello
y quién está escribiendo los 
mejores versos
las bellas artes 
la poesía y el
bla
bla
bla

lo que no necesitamos
es que los poetas nos reafirmen
con su suave jabón
que nos sorprendan con su
precioso estilo

sólo necesitas mirar
por la ventana
caminar por las calles
para saber que la naturaleza es a la vez
terrible y bella
y que el hombre es la más
singularmente fea de todas
las criaturas




los creyentes

los creyentes creen
creen en 
los policías
el poder de las radios
los coches nuevos
las hipotecas
la escritura 
la pintura
(sé que a veces algo
ocurre)
los creyentes creen en
dios - o la ausencia de él

mi padre cree en
la familia real
y en abrillantar las almas de sus
zapatos

los creyentes creen
creen en los dientes rectos y limpios
creen en 
las mujeres
y
el dinero
y en las alfombras a medida

los creyentes creen
creen en 
los trabajos de día la seguridad
y los ratones de chocolate

creo
creo en la 
completa ausencia de todo




poesía y madera

habrá un tiempo en que
no estés aquí para leer esto
habrá un tiempo en que esta
tierra explote para volver al
gas a partir del cual se formó

habrá un tiempo
años y años de incontables 
segundos
este mundo ha vivido sin
nosotros antes y vivirá
sin nosotros de nuevo
esto es tan seguro y
tan importante como la muerte de una
babosa

habrá un tiempo
lo sé
cuando no habrá estas
mujeres que he acumulado
haciendo cola para ser folladas
habrá años secos
largos años secos

nosotros antes y vivirá
sin nosotros de nuevo
esto es tan seguro y
tan importante como la muerte de una
babosa

habrá un tiempo
lo sé
cuando no habrá estas
mujeres que he acumulado
haciendo cola para ser folladas
habrá años secos
largos años secos y una muerte
que sólo puedo conjeturar

habrá un tiempo en el que no 
estaré conduciendo a través de esta noche
sobre una bicicleta sin luces
sin aire en las ruedas
borracho de
sidra y grosella
guines
wisky 
y
ron
con una bolsa
llena de bloques de madera representando
una vida




the strangest thing
today dolli isn't hard and arrogant
she isn't puffed up and bitter
i can hear tiredness and a tremour
in her voice

she wants to know
if she can
come and visit me
things aren't working out between her and her
new boyfriend

-ive been in margate
visiting my mum
it reminds me of when we were together
you were the first great love
of my life
now theres M
youre the same in lots of ways
hes fucking these stupid little art sluts
theyre fucking nobodys!
i tell him
theyre fucking
nothing compared to me!
but he still does it
i need to talk to you
if it tell my friends in
london
that I want to kill myself
theyre not interested
they don't want to know about that part of me
its really doing my fucking head in!
you know
my mum said the strangest thing to me last night
she said that it doesn't matter if things don't work out
between me and M
because you can get back together again with billy
i said -
but mum what about kyra? He's still with kyra mum
and she said that that dint matter
we arrange a tiome to meet and I replace the receiver

no
this girl isn't hard and arrogant
she is lost and alone
and somehow
i wish I could have been kinder to her



*


a terrible thing
when keerah was 22
she found that she was 12 weeks pregnant
she looked at me with fear in her eyes
-what shall I do?
-She asked me
-- its up to you I said
-ile support you in whatever dessision you make

I looked out of the garden window
i thought I was being so holy
so decent
so understanding
but I didn't stop to look inside
and to treat her with enough respect
to make the demands of what I wanted

i was to bissy being (understanding?)
in truth I was too young
too drunk
and too tied into my own dream
of hell
to know my own heart

i failed myself
i failed keerah
and I faild our unborn child
who I kiss now
with this poem



*


i am the strange hero of hunger
my girlfriend lives
on the other side of the world
and
has
started 
reading
crime and punishment
by fydor dostoyevski

do you recognise the main characicter?
i ask her excitedly
-doesn't he remind you of me?

-ive only just begun
she ansewers
whats his name?

-rodya
but all the characters 
have about 3 different names
i always get confused
and
cant tell who is who
because im dislexic and don't make sounds for the names
but rodya is for short
and
his sister is called dunya
isn't dunya a butiful name?
if little huddie had been born a girl
we would of named her
Dunya
when I talk of the buti
of girls names
or the strange bravery
of artists
or see
the lite change
over sea
and sky
every second impossible showers of
gold
turning to terrible hues of purple
and 
black
and
my
hart rate quickens
because
i am amongst
my
own
people

i am
the hero of all my favourite novels
i live in them
and they
live in me
i am Arturo bandini
on angels flight
swearing at a butiful dark haired girl
in tattered shoes
i am rodya
guilty of a terrible and senceless murder
on the streets of st peterersburg
i am the strange hero of hunger
starving to spite myself in christiana
i am johan nagel
tormentor of the midget
and suiside
i am ishmail
knocker off of tall hats
i am every novelist
and 
every character ever dreamed
i am everyone of my favorite artists
and
i feel myself not one jot less
but equell to all of them
Turner
Munch
Holbine
and
Hokusi

naturally I have no heros
i am my heros
i am my brothers
and sisters
i feel myself joined by the soul
with all buti
my hart sings with every brave endevor
with the strange wings of impossible butterflys
with every rock that breaths life into the world

i stand shoulder to shoulder with 
all denouncers of meaness
i honour spirit and faith
and I uphold the glorious amiture
i am in love with desperate men
with desperate hands
walking in 2nd hand shoes
serching for god
and
hearing god
and hating god
i am a desperate man buckled with fear
i am a desperate man who demands to be listend to
who demands to connect
i am a desperate man who denounces the dullness of
money
and status
i am a desperate man will not bow down to acolayed or
success
i am a desperate man who loves the simplicity of painting
and hates gallarys and white walls and the dealers in art
who loves unreasonableness
and hot headedness
who loves contradiction
hates publishing houses
and
also I am Vincent van gogh
hiroshige
and every living breathing artist
who dares to draw god
on this planet







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DAN BELLM [19.688]

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DAN BELLM 

(1952)
Poeta, editor y traductor que reside en Berkeley, California, EE.UU.

-Practice. San Francisco: Sixteen Rivers Press, 2008.
-Buried Treasure. Cleveland State University Poetry Center. Cleveland: Cleveland State University, 1999.
-One Hand on the Wheel. The California Poetry Series. Berkeley: Roundhouse Press, 1999.
-Terrain. With Molly Fisk and Forrest Hamer. New California Voices Series. Book 2. Orinda: Hip Pocket Press, 1998.



Morning, Beijing

Arena del desierto del norte
Y finos granos de carbón en nuestros ojos;

Dejan una delgada capa
Sobre los caminos y los puestos de mercado.

Negra y dorada lluvia de la prosperidad:
La llevamos en nuestros pulmones.

En el límite del pequeño parque,
Los Minás colgados desde ramas bajas en estrechas jaulas

Se encuentran privados de cantar.
Tomo un giro en el camino para buscar un refugio,

Paso por encima de un umbral de la misma forma que uno ahuyenta
A un inquieto fantasma. No hay pájaro alguno

En el cielo.
Ni siquiera en el jardín del Emperador.

Las casas y los autos de los banqueros y jefes políticos,
Están cubiertos de este polvo.




Morning, Beijing

Desert sand from the north
And fine coal-grit blow into our eyes;

They leave a fine layer
Over the market stalls and walks.

Gold-black rain of prosperity:
We take it into our lungs.

At the edge of the little park,
The mynahs hung in tight cages from low branches

Refrain from song.
I take a turn in the path to find shelter,

Step over a threshold the way one wards off
An unquiet ghost. No birds at all

In the upper air.
Even the Emperor’s garden,

The houses and cars of the bankers and party bosses,
Are covered in this dust.

Extraído de Dan BELLM, “Morning, Beijing” in Friends of the Ballona Wetlands, Los Angeles. Traducción de Juan Arabia, 2016. 





Foto: Yoel Kahn
 
Dan Bellm is a writer, editor, and translator living in Berkeley, California. He has published three books of poetry, most recently Practice (Sixteen Rivers Press), winner of a 2009 California Book Award and named one of the Top Ten Poetry Books of 2008 by the Virginia Quarterly Review. He is also co-editor of the newly released anthology from Sixteen Rivers Press, The Place That Inhabits Us: Poems of the San Francisco Bay Watershed (2010). He has been awarded fellowships from the National Endowment for the Arts and the California Arts Council, and poetry residencies at Yaddo and Dorset Colony House.
Dan’s first book of poems, One Hand on the Wheel, launched the California Poetry Series from Roundhouse Press; his second, Buried Treasure, won the Poetry Society of America’s Alice Fay DiCastagnola Award and the Cleveland State University Poetry Center Prize. Terrain, a collaboration with poets MollyFisk and Forrest Hamer, was published by Hip Pocket Press.

His poems have appeared in such journals and anthologies as Poetry, Ploughshares, The Threepenny Review, Best American Spiritual Writing, Word of Mouth: An Anthology of Gay American Poetry, Beyond Forgetting: Poetry and Prose About Alzheimer’s Disease, Bearing the Mystery: Twenty Years of Image, and Feathers from the Angel’s Wing: Poems Inspired by the Paintings of Piero della Francesca.

Dan is also a widely published translator of poetry and fiction from Spanish and French, including Sun on the Ceiling (Au soleil du plafond) by Pierre Reverdy (The American Poetry Review, July/August 2009), and Angel’s Kite (La estrella de Angel), by Alberto Blanco (Children’s Book Press, 1994). His translation of Laura Gallego García’s novel, The Legend of the Wandering King (La leyenda del Rey Errante) (Arthur A. Levine/Scholastic, Inc., 2005) made the American Library Association’s Notable Books for Children list and the School Library Journal’s Outstanding International Books list for 2006. Other translations of poetry and fiction have appeared in Reverdy (New York Review Books/NYRB Poets, 2013),  The Ecco Anthology of International Poetry (HarperCollins, 2010), Clamor of Innocence: Stories from Central America (City Lights), Out of the Mirrored Garden: New Fiction by Latin American Women (Anchor Books), and such journals as Circumference, the Kenyon Review, Nimrod International Journal, Poetry International Poetry Northwest, Two Lines, and The Village Voice. He is also a consultant on Spanish-language books for children and youth for Scholastic, Inc.

Dan is available for poetry readings, teaching, and poetry manuscript consultation and critique. He currently teaches The Art of Translation for the Antioch University Los Angeles M.F.A. in Creative Writing Program. For more information, view the Teaching and Readings page.

Dan also works as a freelance writer and editor, with over 20 years of experience in the fields of early childhood education and social services, and is available for a variety of writing and editorial services. For more information, view the Writing and Editing page.

Psalm (Mikveh)

does a person     a soul in
a body     ever become
new     can this be     like in the
infinite small hour of an
evening in which there is no
line between the day and night

yet we discern a crossing
over     impossible to
say just when     and it’s done     I
enter the water that springs
from a cleft in the rock     here

between myself and you not
even the distance of the
name I wore on my right hand

and as for my eyes     what was
visible through a glass I
remove to see     do you then
all near to my narrow place
hear me     should I call out     and
answer from the wide expanse
motion of spirit and breath

voice over the face of the

soundless water     saying I
am who I will be     can I
rise up reborn     will you reach
across the fearful twilight
hour to me     reaching for you




Counting

What
if I
this moment
were only prayer,
not a thought or word
of one, nor even an
intention; sunlight on grass,
nothing of itself but what it
shows, or a bird that has called out, filled
with purest hearing; well, I have the prayers
in the book, and once again I have lost my
place, dreaming even past the prayer that calls on me
to listen up; must I start it all over, and where
would I begin; how far into the past would I unwind,
how far would a self have to cast itself out before it flew
beyond its reaches, to live, instead of being only lived in;
oh it’s like asking to stop breathing; in the time I’ve spent worrying
the sun turned all to shadow, it began to rain, the scent of the mown grass
lifted into the trees, and now the light and shade have returned to their places
a little further on, in accordance with the number of moments that have passed.
Rabbi Hiyyah, called the Great, once said, I have never in my life prayed with intention.
One time I tried to intend, but only wondered in my heart whether I would be received
before the king, or sent into exile. How was I to know? This, of course, started the other
rabbis talking; Rabbi Samuel admitted, with a shrug, I have been counting chickens; Rabbi
Bun the son of Hiyyah said, I have been counting the layers of stone in the wall, and his eyes lit up
with this woeful confession; Rabbi Mattaniah sighed, since there is always one who feels responsible
for the prayers of all the rest, Then let there be blessings on our heads, for I have noticed that whenever we come
to the last of the benedictions, at which we are commanded to bow down, our heads are bowed of their own accord.
But look, I must have nodded off again, enumerating, losing track of what I meant to praise, drool on my shirt, or
else have had a dream, with none to interpret it; will You not look away from me awhile, as Job cried out, and let me be,
whilst I swallow my own spit? The rain has started falling again, even in the path of the sun, as if there’s no reason to
decide which will be first or last, and a great round of song is circling among the uppermost branches of the spruces. Return to
me, O God, and I’ll return, letting the day begin again even if it’s halfway gone, extolling the One who removes the sleep from
my eyes, the slumber from my eyelids, and gives the rooster discernment to tell day from night; let me count the threads of You that I might tug at,
complicated by being many, simple by being one, and if not to arrive at wanting nothing, which is another desire, then to
yearn for what is given, including the dust and the ash, and the last moment You have counted up for me, wherefore I clap my hand unto my mouth.




de Practice Paperback – March 1, 2008
by Dan Bellm 

Jacob's Ladder 

The young man and woman waiting for the trolley 
turn, and spy me treading the Stairmaster 
two flights up, and exchange a smile, or really
a smirk, at the man who's climbing nowhere, faster 
and faster as the machine demands, death 
written on his face, and vanity, and folly.

I remember their effortless scorn—ideally 
proportioned as their bodies, gone in a breath—
both of them indestructible, both of them smoking—
but do not admire it, and they want to be admired. 
I myself was deathless; now, provoking-
ly, I'm fifty-seven, flabby, easily tired

yet easily grateful, burning calories like prayers 
to heaven, climbing the unending stairs.

                                        Vayetze, GENESIS 28:10-32:3



Practice

Every seventh year you shall practice remission of debts.
Deuteronomy 15:1

How simple it ought to be, to practice compassion
on someone gone, even love him, long as he’s not
right there in front of me, for I turned to address him,
as I do, and saw that no one’s lived in that spot
for quite some time. O turner-away of prayer—
not much of a God, but he was never meant to be.
For the seventh time I light him a candle; an entire
evening and morning it burns; not a light to see
by, more a reminder of light, a remainder, in a glass
with a prayer on the label and a bar code from the store.
How can he go on? He can’t. Then let him pass
away; he gave what light he could. What more
will I claim, what debt of grace he doesn’t owe?
If I forgive him, he is free to go.

Re’eh, Deuteronomy 11:16–16:17





First evening prayer

It is possible
even in the darkness—

no, it is
more possible—

that is when your messenger
comes to me,

who has walked unappearing beside me
like starlight in the day,

angel that lives in the dust
of the earth, and knows

the distance of time, and the terrible
space between one human

and another,
that can hardly be crossed—

in the dark the messenger
cries, lift

your eyes up—
what I am dreaming I am seeing,

it is coming to be—
and climbs a coil, a rope,

a spinning ladder
that is the way

into day
in the night,

a place of God I didn’t know,
here at the foot of it,

the root of the tree,
not for me to ascend

but to pray to you in the  dark,
that you have brought down

the infinite to me
when my head lay on a stone,

one earth wheeling
among the millions of your stars.

Vayetze, Genesis 28:10–32:3







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MICHAEL SYMMONS ROBERTS [19.689]

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Michael Symmons Roberts 

(Preston, Lancashire, 1963) es un poeta británico y profesor de poesía en la Universidad Metropolitana de Manchester.

Publicó más de seis libros de poesía, todos con Cape (Random House), y obtuvo los siguientes premios: Foward Prize, Costa Book Award y Whitbread Prize of Poetry. Además, fue preseleccionado para el T. S. Eliot Prize, Griffin Prize y Ondaatje Prize. 



Symmons Roberts, Michael (2013) Drysalter. London: Cape Poetry. Traducción de ©Carlos Llaza, 2016



ABRID NUESTROS LABIOS

Porque hay una palabra que no debemos decir,
la oímos en todas partes.

El perro solo en el patio frío la canta.
Teléfonos sin contestar en casas bajo llave

están desesperados por proferirla, locutores
de intercambio de divisas la respiran

entre el yen y el dólar. Como otros tan
afligidos yo voy y vengo sobre las tablas

desnudas de mi cuarto y escucho la voz
en mi cabeza entonarla como letanía.

Parte de mí tiene la tentación de largarla
ya que nadie va a escucharme, además aliviaría

un peso de mi lengua, pero cuando abro
la ventana el mundo irrumpe presuroso:

luna-lujuria, humo-de-olmo, sirenas, todo.



AZOTADOS

Los enemigos: nos disgusta el corte
de sus trajes, de hecho, la tela misma
—lino grueso como lona, blanco,
pero rugoso como naranja—
con adornos de acero y cuero raspado.

Nos disgustan sus chistes,
oclusivas labiales, su café tan
dulce y caliente. Nos disgusta
lo que se hospeda en los hilos de sus botas,
y la lengua áspera de sus correas.

Los enemigos: nos disgusta el corte
de sus noches, la forma en que miran
con alcohol fuerte las montañas cinceladas,
en resistencia contra el cielo.
Mientras nuestros aliados duermen.



ANIMAL DE LUZ

Aquel instante, en el Hotel Splendide, cuando
jalaste el cordón para dejar que el ventanal
te ayude a buscar los aretes, abotonarte el vestido,
liberaste en el cuarto un animal de luz,
un filamento fino, tan veloz que no lo viste.

Un guiño a destiempo y yo también lo perdí.
Sé que vino a inspeccionar y revelarnos
lo que mantuvimos a oscuras, el puño herido
del corazón, el arte rupestre en sus paredes internas
registro de las bestias que nos hacen cazadores, presas.

Como una angula se deslizó bajo mi piel, desvalijó
los recovecos de mis pulmones. Tosí, pero no,
no me dejaba. A varios mundos de éste,
un perro espera en un salón frío, encuentra el único
recuadro soleado en los azulejos, y en él duerme.



OPEN THOU OUR LIPS

Because there is a word we must not say,
of course we hear it everywhere.

The dog left in a cold yard sings it.
Unanswered phones in locked houses

are desperate to utter it, newsreaders
with currency updates breathe it

between yen and dollar. Like many so
afflicted I pace the bare boards

of my room and listen to the voice
inside my skull intone it as a litany.

A bit of me is tempted to come out with it,
since none would hear and it would be

a weight off my tongue, but when I open
my window the world rushes in:

moon-lust, elm-smoke, sirens, everything.



SMITTEN

Our enemies: we do not like the cut
of their suits, in fact, their very fabric
—linen thick as sail-cloth, white,
but pock-marked as an orange—
accessorised with steel and scuffed leather.

We do not like their taste in jokes,
their labial plosives, their coffee too
sweet and too hot. We do not like
what is lodged in the threads of their boots,
nor the rough tongue of their belts.

Our enemies: we do not like the cut
of their nights, the way they look out
over strong drinks at the chiselled mountains,
holding their line against the sky.
And all while our friends are asleep.



ANIMAL OF LIGHT

That instant, in the Hotel Splendide, when you
pulled the cord to let the high window
help you find your earrings, button up your dress,
you loosed into our room an animal of light,
a filament so fine and quick you never saw it.

One blink, ill-timed, and I had lost it too.
I know it came to search us, and to show
us what we kept unlit, the bruised fist
of the heart, its inner walls a cave-art
record of the beasts that make us hunter, hunted.

Elver-slim it slid beneath my skin, rifled through
the pockets of my lungs. I coughed, but no,
it would not let me be. Worlds away from this,
a dog waits in a cold hall, finds the one bright
square of sun on tiles, and sleeps in it.












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JANE DRAYCOTT [19.690]

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Jane Draycott 

(Londres, 1954) es una poeta británica. Su última colección de poesía (editada por Carcanet) fue finalista del premio T. S. Eliot de 2009. Entre sus libros se destacan Prince Rupert´s Drop y The Night Tree (editados por Carcanet / OxfordPoets). 



Extraído de Draycott, Jane (2004) Prince Rupert’s Drop. Manchester: Carcanet. Traducción de ©Carlos Llaza.


La gota del Príncipe Rupert

el enfriamiento rápido de esta extraordinaria gota de vidrio
la deja en un estado de tensión enorme…

Es deslumbrante. Es una lágrima que soporta
un auto, el desprecio del candelabro
presto a romper en llanto como niño, un nacimiento
extraño, frío antes de tiempo. Es una oreja
de vidrio sembrada por accidente en el agua más fría,
la gota trasparente, dura como piedra excepto por la cola
o el cuello que estallará como azúcar, pateará como un mortero
con sólo el roce infalible de una uña.

Es la perla en el fuego fatuo, farol dormido
en el hielo, lumbre de San Telmo en tus ojos.
Es la explosión de un collar en ruleta, el crac
de huesos en un carámbano, el clic de tu alicate
sobre el cuello de mi corazón, el dedo frotando el punto
que dice ‘estás acá,’ hasta que de pronto ya no.



El Túnel

Pregúntame cómo fue todo al final del túnel,
si blanco como la uña del cirujano de la luna,
ligero como el agua que salpica de la rueda,
como pecho de lechuza, muy blanco para entrar,
muy ajustado, casi, a la puerta del camposanto,
entonces ahí estás, una novia en el jardín de Sissinghurst,
sobre la cima del Everest, sin un paso más
qué dar, blanca como nevada de morfina,
el descenso terroso a la casa en que naciste,
una sábana, la espalda rota corregida, ¿al tercer día, como las rosas?

¿O tal vez negro, otro túnel oscuro
metido por el culo o la boca del primero,
tu propio pozo minero o manicomio de los que no
dejaron rastro, sin cara alguna en el sudario
para hablar de o discutir sobre, negro como el bocado
que la tierra muerde de la luna, como un hachazo
de estiércol, una bocanada de silencio, el corazón
de la escoria, tan hambriento, sin qué hacer,
sin esperanza de entonar palabra alguna,
tu propio nombre en el olvido, ya devorado?



Prince Rupert’s Drop

the rapid cooling of this extraordinary glass drop
leaves it in a state of enormous tension…

It’s brilliant. It’s a tear you can stand a car
on, the hard eye of a chandelier
ready to break down and cry like a baby, a rare
birth, cooled before its time. It’s an ear
of glass accidentally sown in the coldest of water,
that sheer drop, rock solid except for the tail
or neck which will snap like sugar, kick like a mortar
under the surefire touch of your fingernail.

It’s the pearl in a will-o’-the-wisp, the lantern asleep
in the ice, the light of St Elmo’s fire in your eyes.
It’s the roulette burst of a necklace, the snap
of bones in an icicle’s finger, the snip of your pliers
at the neck of my heart, the fingertip working the spot
which says ‘you are here’ until you are suddenly not.



The Tunnel

Ask me what it was like at the end of the tunnel,
if it was white as a moon surgeon’s fingernail,
light as the water out from the crush of the wheel,
as the breast of an owl, too white to enter,
too tight a fit at the lych gate almost,
then there you are, a bride in the garden at Sissinghurst,
up at the summit of Everest, not one step further
to go, white as the snowfall of morphine,
the chalky descent to the house you were born in,
a sheet, a broken back mended, the third day, as roses?

Or was it black, another dark tunnel
crammed in the arse or mouth of the first,
your very own mine-shaft or mad-house of lost
without trace, of no trace left on the shroud
to speak of or talk about, black as the bite
the earth takes out of the moon, as an axefall
of slurry, a mouthful of silence, the heart
of the slag-heap, as hungry, as no chance,
as no hope of getting a word out,
your own name forgotten, as eaten already?










MARCOS WEVER ARAÚZ [19.691]

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MARCOS WEVER ARAÚZ

Nace en Panamá en septiembre de 1946.

Se gradúa en el Colegio de Artes y Oficios Melchor Lasso de la Vega en la rama de Electrónica. Posteriormente culmina sus estudios universitarios con honores en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Panamá en donde recibe su título de Periodismo. Más tarde se titula como Magister en Educación en LousvilleUniversity.

Ha ejercido por más de 25 años la carrera de Relaciones Públicas en diversas instituciones panameñas. Es escritor, poeta y artista plástico con una gran cantidad de premios obtenidos en estas ramas tanto en Panamá como en el ámbito internacional. 

Es capitán voluntario en el Benemérito Cuerpo de Bomberos de la República de Panamá y ha participado además como periodista de opinión en diversos programas radiales. 

Sus escritos están recopilados en publicaciones del Instituto Panameño de Estudios Laborales (IPEL) y el Instituto Nacional de Cultura (INAC) entre otros.

Ha publicado Bajo la sombra del árbol de las ilusiones, Paraíso de madera, Cara a cara, Anatomía de un pensamiento a través de un cristal roto.

Pertenece a la Red mundial de artistas, Asociación Panameña de Artistas Plásticos (APAP) y al Directorio de Escritores Vivos de la República de Panamá.



ANTE EL DESEO DE ESCRIBIR UN POEMA

Las cosas que hay que decir

el papel,
el lápiz casi sin punta,
el periódico sobre la mesa,
la tele,
el vendedor de pescado,
el cobrador que toca a la puerta,
el limosnero de la esquina,
la vecina que saluda,
la mano dispuesta a dar el gran brinco,
los trabajadores que sudan en un armario,
los bolsillos casi vacíos,
el pensamiento perdido;
y el papel
y el papel aguardando,
sin una jota,
una tilde,
un punto y coma,
una sangría,
una sangría, un pensamiento;
y el papel sin un borrón,
sin "mañana continúo"
totalmente en blanco
totalmente en blanco
totalmente en blanco.


Y es cuando nos saltan a la vista

los grandes titulares en negro:
robo a mano armada,
niños se mueren de hambre,
protesta por los altos costos,
suben el precio hasta del aire,
matan a cinco negros por ser negros,
prostitución y venérea en la niñez,
puede surgir otra guerra,
estalla bomba,
la carrera del domingo,
el horóscopo de hoy,
raptan a cuatro que son,
              pueden / mandan / usan lentes de lujo /
              tienen con qué comer / defecan sobre otros /
              pagan por su libertad,
              alzan la voz,
              administran,
              emplean,
              despiden,
              dictan memorándums,
              concurren a los almuerzos,
              pueden dormir la siesta,
              y germinan en otras frutas iguales
              a ellos.


Entonces el pensamiento

se pregunta
¿El porqué?
¿Cómo?
¿Cuándo?
¿Dónde?
¿A qué hora?
¿De qué manera?
Se van perdiendo:
los valores, las cosas,
los minutos,
el calor del hogar,
el canto de un ruiseñor,
el saludo de un niño,
la mano amiga,
la floración de un árbol,
el canto de la primavera,
las cosas bellas,
las bellas cosas,
el amor al prójimo...
El amor a Dios.


Y se piensa en escribir

en gritar,
en decir:
Ya está bueno
¡Paren la mano!
¡Acaben de destruirlo todo!
Decídanse en acabar
de joder al mundo
o a reconstruirlo de una vez,
de matar lo poco bueno
que nos resta
o a levantar de las ruinas
una vida mejor;
De matar lo poco bueno
o de finalizar las guerras, guerritas
o guerrillas,
los monopolios, el capitalismo,
la diferencia de clases,
el ateísmo,
las ratas en los arrabales,
los "una limosna por el amor a Dios";
Y se piensa
y se piensa
y se piensa.


Pero la mano tiembla

y el corazón palpita,
y los ojos se nublan
y las axilas comienzan a sudar
y la razón se pregunta:
¿Cuántos? ¿Quiénes?
Nosotros,
ellos, ellas,
ustedes...
¿Quién?
¿Quién vendrá,
será, opine,
pida,
les diga a los demás:
             vengan, vamos,
              yo, tú, él, nosotros, vosotros,
              todos,
              todos,
              en pos de un mundo mejor;
              De una sonrisa amiga,
              de la primavera,
              del verdor del campo,
              de la sencillez de un niño;
              De un Te Adoramos Señor,
              de un Te Alabamos Señor?


Mientras tanto

en muchos lugares
se vocifera,
se hacen manifestaciones,
se planifican golpes de estado,
se designan nuevos jefes,
se pagan bajos salarios,
se matan los anhelos,
se realizan sabotajes,
se prostituye,
se asesina,
se comercia con las drogas,
se engaña,
se compran votos,
se juega con la humanidad,
se acaba con la humanidad.


Se quiere hacer

pero no se hace;
Se quiere gritar,
pero no se grita;
Se quiere decir:
              Voy,
               vamos,
               ven,
               de frente,
dejemos nuestras cruces,
seamos libres,
amigos,
hermanos,
cristianos,
digamos, digo,
dicen:
Salvemos al mundo
de la destrucción;
hacemos, hagamos, hago,
hago, hacemos, haremos
pero... no hacemos nada


Eso nace al temor

de un carcelazo,
de un exilio,
de que nos manden
lejos de casa, de la familia,
de pensar que nos pueden sacar
                         hasta los ojos,
de que nos partan en pedazos
                         las costillas,
de que nos digan: fuera / están sin trabajo /
                         sin plata / sin comida,
de que ya no podemos tomar ron con soda,
de que no tienes nada
porque nada vales,
de que eres uno,
                    medio
                    poco,
                    casi nada en el montón;
De que eres medio,
                    poco,
                    nada
                    y que ni tan siquiera
                    en el montón existes.


Al final

se deja todo allí,
el lápiz sobre la mesa,
las noticias sobre el montón
                                de basura,
los pensamientos
en un rincón del cerebro,
la tele sin las novelas,
el cobrador sin su cuenta,
los trabajadores que sudan, miran, callan;
Las ganas de tener
y no tener nada,
las ansias de comer
y no comer nada;
Y el papel otra vez...
Arrugado,
sin un punto suspensivo;
Una palabra,
un verso,
un pensamiento,
un punto y aparte,
una plegaria,
una plegaria,
un punto final...




CON LOS SEGUNDOS RECORTADOS

8:00 pm
lánguido momento
para escuálidas quimeras...
a esta hora
en que el crepúsculo
cierra sus ojos
negándole a la oscuridad
blancas esperanzas
en un rincón de América
alguien bajo un farol
redacta un poema de avanzada;
alguien con pasos de silencio
añora en el exilio
a la patria idolatrada.

A esta hora,
hora en que el murmullo
se vuelve como un grito,
en un rincón de América
alguna voz entona
cantares de protesta;
a esta hora, lapso de descanso
en que la meditación se vuelve solapada
en un rincón de América
oh tierra de mis musas vírgenes,
en las calles cuajadas de indigencia,
uno que otro niño
tirita de frío,
hurta,
se muere en el olvido,
recoge la mano que recogió... vacío.

A esta hora
en que la polifagia
embota los sentidos del hombre,
alguien en un rincón de mi América
se hunde
en confines de basura putrefacta,
tratando de arrancarle a la vida
el pan suyo de este día,
mientras que un poeta que come
escribe sobre el hambre...

A esta hora,
en un rincón de esta niña
cuyos pechos empiezan a florecer:
nace un hijo sin padre,
sin cuenta de ahorro navideño,
sin hada madrina,
sin angelito guardián,
sin yo creo en el mañana,
sin ni tan siquiera un creo...

A esta hora
en miles de rincones de mi América boba,
el proletariado vilmente es
explotado,
el negro como siempre es
humillado,
las ratas se babean de risa
en los arrabales,
los arrabales se atoran
engulléndose a las ratas.

Y a esta hora
en que mi América niña
menstrúa la sangre de sus hijos,
a esta hora,
hora distinta para distintos lugares,
en un rincón de América,
alguien ríe,
solloza,
canta,
sueña,
se lamenta,
clama,
clama,
gime,
aguarda;
y con el alma en el mutismo,
alimenta la esperanza.


Minuto a minuto

como un rosario de oraciones
emergen de los cataclismos
voces de taciturnos infantes
(las balas hacen decir adiós
a cualquiera)

Una limosna por lo que más quiera.
infantes sin padres... sin madres,
sin historias de caperucitas
sin comida...
infantes que dicen,
ahogan sus vocecitas,
reclaman una migaja de pan,
mas...
Todo es inútil;
El mundo
está
quedando
sordo.



Con la cuerda del reloj

cada lunes,
cada martes,
cada miércoles,
cada jueves,
cada viernes,
cada sábado:
Muchos
exprimen sus intestinos
contra las cabezas de muchos,
pero, oh bendito domingo;
Unos dólares,
tres Avemarías
creo en dios
y tus pecados te son perdonados...



Todo fue porque en la hora cero

sin contar con tu consentimiento
te inyectaron
en un óvulo
y te pusieron a luchar
contra más de mil
(para poder subsistir)
y te parieron
y te pegaron
(para poder subsistir),
y creciste
y te trataron de hacer
a la manera de ellos...
los otros,
los que se creyeron tus dueños.
Y trataste de ser como te mandaron
(para poder subsistir).
Y eres,
y vuelves a ser
y sigues toda tu vida,
en cada esquina de mi América pobre
luchando contra más de mil,
muchos más,
muchos más...
(para poder subsistir).



Con los segundos recortados

Aún en la consumación de nuestras vidas
con la fatiga a cuestas,
reflejo gris
de cada ojo,
conjunción de forma/
existencia/
verso;
lasitud del alma
de las facultades,
de los ideales;
Con la fatiga a cuestas,
lamentaciones de brazos en la bruma,
salvaje fruto
de las frustraciones,
bacteria en flor
de nuestra fantasía;
con la fatiga a cuestas,
óbice azul
de las metas ya trazadas;
con la fatiga a cuestas
abecedario banal
de toda nuestra vida;
con la fatiga a cuestas,
caemos y caemos
más aun a rastras
con la fatiga a cuestas,
en pos de la tierra prometida
continuamos avanzando.



10:00 en punto

Y la brisa cantará
su mejor canción.
Y por todas las montañas de la tierra
se escucharán nuestros pasos,
e iremos bajando lentamente,
ya sin guerras,
sin guerrillas,
sin complots subversivos,
ya sin lágrimas en los ojos.
Y estará para siempre
atada la miseria;
Y arriba
y abajo,
en el mar
y sobre todo el globo del mundo
no tendremos más Dios que uno:
Aquél que de verdad nos amó,
aquél que nos libró
de la esclavitud,
de nuestro propio miedo;
Aquél que nos señaló
que habíamos dejado de ser
nosotros mismos
para convertirnos
en anónimos destinos.

Y juraremos con firmeza,
pues no será falso cuanto digamos,
y ya ni el blanco humillará
al negro,
ni el negro herirá al blanco;
Y juntos, color con color,
por toda la sangre derramada,
santificaremos cada día,
cada minuto, cada fracción de segundo.
Y nuestros padres,
y nuestras madres,
y aquellas que nos hicieron padres
y a las cuales hicimos parir
nueva vida,
se honrarán con nosotros.
Y ya no habrá más matanza.
y la mujer del hermano
será nuestra hermana.
Y la tierra del labriego
será para el labriego.
Y el pan de cada uno,
será para su dueño.
Y nuestros dedos
no señalarán en falso testimonio,
y la mujer y la hacienda
y las bestias del extraño
serán sagradas
a nuestros deseos.
Y Dios reinará
entre los hombres
y los hombres
conocerán a Dios.
Entonces,
en ese momento exacto,
en ese minuto clave
para toda la existencia,
habrá paz... habrá amor...
habrá libertad.
Y entonces yo humilde poeta
y tú sapiente sastre
de la justicia social,
hermano Martin Luther King,
con el arco iris
impregnado en cada ángulo
de nuestras pupilas,
habremos alcanzado
a divisar por fin,
el otro lado
de la cima azul...


ERASE UNA VEZ UNA TIERRA

tan pequeña como un grano de arroz en una isla de corales.
una tierra sin sombras de twitter mañanero
sin web ni google tocando las puertas del silencio
una tierra de peces y mariposas
de regios árboles, de monos 
y madreselvas fecundando sus espacios

Una tierra de pies 
agrietados en los caminos
tierra de sudor, de lucha
de lunas llenas sin mártires clavados 
a cruces inclementes 
ni esclavos de pecados fantasmales.

Una tierra de hombres y mujeres
que quizás no existían
que tal vez nunca fueron
que quizás o tal vez nunca eran
pues sus nombres no se registraron
 en las páginas amarillas de ninguna guía telefónica
y erase una vez una tierra… erase una vez …

(Del poemario “EL CANAL DE PANAMÁ: 100 AÑOS SIRVIENDO AL MUNDO”)




SABRÁS QUE VIVO EN TÍ

Sabrás que vivo en ti
cuando en medio de tus noches
embaraces de sueños tiernos
tus nostálgicos pesares

Sabrás que vivo en ti
cuando en la gélida distancia
acaricies con tu beso
la piel de mis palabras

Sabrás que vivo en ti 
cuando tu corazón despierte
al soplo de mi verso
cuando en medio de cualquier
oscuridad incierta
ese abrazo callejero
o el furtivo beso que nos dimos
ilumine lo difuso del camino

Sabrás que vivo en ti
cuando el murmullo
de un pequeño clavel
en el recuerdo
se agigante majestuosamente 
en el jardín 
de tus herméticas memorias
Sabrás que vivo en ti
cuando las campanas 
de adormecidas sensaciones
resurjan en la taberna
de románticas canciones

Sabrás que vivo en ti
cuando tus noches se vuelvan
días
de sol y primavera
tus madrugadas esperanzas
y la frialdad de tu almohada
la cálida sensación de mi cuerpo
y de mi alma

(Del poemario Dulces versos dulces para Wiwi)



PUNTO CONTRA PUNTO

Por si acaso

nadie dice tu nombre,
ni mano alguna se te tiende
y solo
en las sombras te encuentras
enclaustrado.
es tiempo entonces
de gritar,
de atreverte a alzar la voz,
de discutir,
de hablar de política internacional,
de discernir sobre los viajes a la luna,
de filosofar en torno a las grandes potencias,
de escribir,
de dramatizar,
de escuchar al oprimido,
de almorzar con el que tiene,
de escupir,
de pisotear,
de hacer que tu foto
aparezca en las sociales,
de estrechar
dos,
tres,
cuatro manos
(las que sean necesarias)
y así, sólo así,
es cuando sin saberlo
comenzarás a ser importante
y todos hablarán de ti.


A veces

no basta
con gritar,
con desangrarnos
los nudillos
tras cada golpe de soberbia.
A veces
no basta
con decir
yo existo,
yo soy un ser humano,
yo creo tener valor.
A veces no basta
todo eso.
A veces más vale 
empuñar las armas
abrirse la camisa
y mostrar el pecho 
en señal de rebeldía,
gritar ¡Asesinos¡
explotadores del hombre
matadme,
perforad mi cuerpo
con mil perdigones,
tratad de acallar mi idea,
pero por piedad,
burgueses del mundo...
dejad de estrangular
al pobre...


Al final

¿Qué ganarás
con tantas joyas finas?
¿Qué ganarás
con hablar y hablar
y decir tanta mentira?
Con engañar a base
de falsas promesas,
con presumir que tienes
mientras muchos de hambrese mueren en las esquinas.
Y al final
¿Qué ganarás?
Si llegará el día 
en que te rellenen 
de algodón la boca,
en que aprisionen 
sin piedad tu cuerpo,
en que la tierra te cubra
y sobre ti
se vuelva fango,
en que ni el perfume
ni el alcanfor te sirvan,
porque al final,
porque al final,
como vil basura
te llenarás de gusanos.


Y es cuando nos preguntamos

¿Hasta dónde vale
reír sin tener
ganas de hacerlo?
Hasta dónde vale
decir: yo creo,
estoy convencido 
de lo que usted dice,
ha sido la mejor decisión
tomada;
usted
rara veces
se equivoca;
tiene
toda 
la razón,
si no fuera por usted
no séqué haríamos
nosotros;
me halaga estrechar su mano,
me place pensar
que no vale un comino,
pero no se lo digo.
¡Oh Dios!
Hasta dónde vale
por seguir viviendo...
ser uno más en la inmundicia. 


Ya para entonces

Cuando muchos
sepamos el valor
de una mirada,
cuando muchos
midamos el tiempo
y la distancia,
cuando comprendamos
que para recibir 
hay que dar,
cuando el dolor
sea menos importante
que la fe,
cuando aprendamos
a mantener nuestra esencia,
cuando no permitamos
que la demagogia,
ni la tiranía,
ni la burguesía
corrompan nuestro ser.
Ya para entonces,
cuando muchos aprendamos
a alzar la frente
en franca rebeldía,
cuando estemos dispuestos
a no un paso atrás
para decir ¡basta!
cuando no desfallezcamos
ante el temor a cualquier
fracaso,
cuando seamos firmes
en nuestros ideales
podremos con orgullo
mirar hacia el cielo;
y sólo entonces
habremos aprendido
lo que es 
llegar a ser hombre


Lo malo es

Cuando queremos
mirar para adentro,
cuando nuestra conciencia
nos pone un balance
ente el bien
y el mal,
cuando le queremos decir calla
¿No ves que haciendo bien el mal
mal me puede dejar de ir bien?
y ella sigue fastidiando una y otra vez
y nos rinde y nos atormenta,
pero al final, cuando todo pasa,
cuando abrimos los ojos
frente a nuestro yo,
nos damos cuenta que...
Lo malo es
ser malo
y no querer 
dejar de serlo.



POEMA 8

La mano infantil
trata en vano
de atrapar los jinetes de la lluvia,
ellos se desprenden
en loca travesía
hacia el ocaso de su vida.
Nosotros sabemos
que el arrugado techo viejo,
--viejo porque ya no puede
ocultar que lo es--
recoge todo el aguacero
que baña su espalda
para luego lanzárnoslo
de manera juguetona
gotita tras gotita;
como ríe el descarado,
alguien comentó que cuando llueve
su voz es como un quejido bajo el agua;
pero bien sabemos
que el viejo techo viejo
aún tiene alma de muchacho
y que su murmullo
es por estarse
riendo de nosotros.

(Del poemario PARAISO DE MADERA)



POEMA 9

La campana repica a misa
tercer toque de entrada.
Ave María Purísima,
mejor no confesarse
aunque no se gane el cielo
din-din-din-dan
din-din-din-dan
El cura con su acento de español
nos hablará de otras tierras
de otra vida mejor
din-din-din-dan
din-din-din-dan
El cura come a saciarse
para nosotros está duro el pan
din-din-din-dan
din-din-din-dan

 (Del Poemario  Paraíso de madera)




POEMA 11

Ya hasta el colchón
se murió.
Elba Elisa...
dos, tres
varias botellas de ron.
Y los hombres se jumaban
-dos, tres ¿cuántos serían?-
no con el sudor de tu alma
sino con el quemar de tu cuerpo.

(Del poemario Paraíso de madera)



INSONMNIO

Insomnio
recurrente excusa
para agolpar las palabras
Tiempo de relojes 
con minuteros disecados
en la quietud de la noche
que se torna fiera
Paladear de pensamientos
abstractos
cuerpo sin cabeza
que alimenta la fatiga
Y las horas
y las horas detenidas
como tren sin despedida
como mástil sin bandera
ni caminos
ni veredas recorridas
Sudor que se pega
en las axilas
de una moribunda luna
que se niega a dar su brillo
Oh de las tinieblas de esta noche
¿En que estrellas se miraran los ojos
de lo amado?
¿En qué silencio
se romperán 
los gritos de los sueños amarrados?
¿Adonde los caracoles de la espera
empollarán las voces de sus mares?
Insomnio
en tus cansados brazos
la noche ahoga
la timidez de un te quiero
adormecido
mientras el eco en lo remoto
le rasca el vientre 
a lo insensible de la espera



DOS MAS DOS IGUAL...

Dos más dos
y tomarse un vaso de café

Dos más dos
y comerse un pedazo de viejo pan
y dejar algunos reales
para la comida.

Dos más dos
y ponerse la misma ropa
del día anterior.

Dos más dos
y salir a tirar pico y pala
y maldecir a los ricos
porque tienen
y defecar mentalmente
sobre la memoria de los Santos
y de la Hostia
ante los golpes del trabajo.

Dos más dos
y regresar al oscuro cuarto
sin un beso o una caricia
y leer un periódico viejo
ante la tenue luz
de una guaricha.

Dos más dos
y mentarle la madre
a los chicos
porque hacen ruido.

Dos más dos
y comer arroz casi con nada
y decir que la comida
es mala
y maldecir a los ricos
porque tienen
y luego cohabitar salvajemente
sin un beso ni una caricia.

Dos más dos
y seguir las mismas cosas
los mismos días
y ver nuevamente un vientre
cuarteado de preñez.

Dos más dos
y variar el sábado
en que el jornal se gasta
en las cantinas
en que se cohabita con prostitutas
con besos y con caricias.

Dos más dos
y regresar al hogar
a golpear a la mujer
y pasar el domingo durmiendo
mientras los hijos aguardan
mientras los ojos se cansan
mientras la pobreza corroe el amor
y dos más dos
y dos más dos
igual...RUTINA




TÚ RÍES EN MEDIO DE LA LLUVIA

Estoy encadenado a mirar
a la lluvia mientras te acaricia entera
estoy condenado a querer ser ella
para besar, tus pestañas, tus párpados
tus labios de sirena
y cada poro de tu piel…
Tú ríes y yo suspiro
y la lluviasonriendoex profesamente
se resbala sobre ti, me mira
me desafía, te lame y de ti se adueña.
Y tú como envuelta en una nube de alegría
elevas los brazos, le das tu mejor sonrisa a la vida
mientras que en silencio te miro, suspiro, 
suspiro
murmuro
y envidio a la lluvia
y envidio a la lluvia
y envidio a la lluvia
que sin importar mi delirio
te va poseyendo indiferente
ante mi acongojada  presencia…



NADIE

Nadie dijo su nombre
pero se sabe que fue hijo
de mujer planchadora
y padre borracho
y como la plancha 
no daba para pan y hospital
y el alcohol se llevaba lo mejor del hogar
fue parido en hospital de caridad.
Y nadie dijo su nombre
y sus pañales fueron 
pedazos de sábanas viejas
u su madre le daba leche
donada por los gringos
pues la plancha no daba tiempo
para que le dieran de mamar.
y los senos le chorreaban de leche
y nadie la tomaba, ni mencionaban su nombre
y ya dos de sus hermanos, que eran ocho
habían muerto de desnutrición
pero él no murió y vivió junto a
sus otros seis hermanos
que se vestían también 
con ropa vieja, regalada
y dormían en el suelo
y a veces no comían
pues el alcohol se llevaba 
lo mejor de su hogar.
Y su padre que vivía en los garitos
en la trampa y las cantinas
y que atesoraba gonococos y bacterias
tampoco mencionaba su nombre
Y crecía, casi sin ver
a su hermano el primogénito
que la mayor parte del tiempo
era hijo del tutelar
y que no era bueno
y se parecía a su padre
que era borracho
y que tampoco mencionaba su nombre

Y llegó el día 
en que tuvo que robar
y también se pareció
a su hermano el primogénito
y comió de las sobras
de los platos en los restaurantes
de los barrios bajos y del mercado,
y limpió zapatos
y dormía en los zaguanes
para poder vender La Estrella
y en tiempo de navidades
aplastaba su naricita
contra los fríos vidrios
de los almacenes
y dejaba correr su imaginación
ante los caros juguetes,
y nadie que lo vio
mencionó su nombre
aunque comentaran que era un pobre
perro nunca llegó a tener 
juguetes.

Cuando no robó, ni vendió periódicos,
ni limpió zapatos,
pidió plata en los cafetines
y recogió sobras en los platos
y de noche rebuscó
las cajetas de los almacenes
pues la plancha no daba
para comida y amor
y el alcohol se llevaba lo mejor del
hogar

Y fue expulsado de la escuela
y no volvió a comer el queso
ni a tomar la leche
que donaban los gringos
y creció más
y pudo ver seguidamente 
a su hermano el mayor,
y durmió junto con él 
en el tutelar
y aprendió a golpear con los puños
y aprendió a robar mejor
y ya decía palabras sucias
y en los baños, aprendió a masturbarse.

En alguna ocasión soñó con ser poeta
pero no lo fue por miedo a la burla
y salió del tutelar, alguna vez
sin que nadie mencionara su nombre
y vio a su madre envejecer
sin que envejeciera
y la vio llorar por él
y por sus hermanos,
que fueron a vivir a la cárcel
y conoció la preñez de su hermana
a la que no le conoció marido
pero a la que quería, aunque
tampoco mencionara su nombre.

Su madre que antes planchaba
se convirtió en prostituta
pues ya la plancha no daba
ni para pan, ni para comida
y el alcohol se había llevado todo
lo bueno que pudo haber existido
en aquel hogar. 
Y nadie mencionó su nombre
pero tuvo un alias
y su foto fue apareciendo 
en los mismos periódicos 
que antes vendiera
y que ahora vendían otros.
Y le retrataron de frente
y de perfil
y ya sabía fumar marihuana
y enseñaba a otros a fumarla.
Y le aprehendían, no por soñar
en los escaparates
si no por robar los mismos.
Y nadie mencionaba su nombre
todos mencionaban su alias
pues el alcohol y la plancha
se llevaron lo mejor del hogar.

En una ocasión, volvió a soñar
con ser poeta
y quiso cantar y ser libre como los pájaros
y poder mirar de frente
y no dejar que ni el robo, ni el alcohol
ni la marihuana, ni la plancha,
le quitaran lo mejor de sí
y quería ser bueno
y tener buenos hijos
que mencionaran su nombre
y tocó puertas en busca de trabajo
y llamó a los hombre buenos
y les dijo hermanos
y llegó hasta llorar
y suplicó también
porque en el fondo era bueno
y bueno quería ser, 
pero los hombre buenos
vieron su Curriculum Vitae
y repararon en lo oscuro
y no en la luz.
Y vieron sin ver
y creyendo sin pensar
dijeron que el pasado del hombre
no se borra jamás.
Y como nadie mencionaba su nombre
ni contestaba su voz
volvió a pecar una y otra vez.
Y llegó a parecerse a su padre
que era borracho
se pareció mucho más
que su hermano el primogénito
hasta caer un día para no
levantarse jamás
Y aquel a quien nadie mencionó
hijo de mujer planchadora 
y padre borracho
tuvo por fin un nombre
un nombre para siempre
sobre rústica cruz
AUNQUE EL ALCOHOL Y LA PLANCHA
LE NEGARON UN HOGAR FELIZ
AUNQUE EL ALCOHOL Y LA PLANCHA
LE QUITARON LO MEJOR DE SÍ



EXCELENTE SOMBRA DEL RECUERDO

Excelente sombra del recuerdo
tu voz
el sudoroso polvo del camino
las mañanas platinadas de llovizna
tu voz en medio de la nada y de mi todo
tu voz apretándome la mano en el camino
y en silencio
tu voz como retumbar de bandolinas
en noches de serenatas 
y cantatas bajo el farol de la luna

Excelente sombra del recuerdo
el calor de tu voz
que aletargada en el arrullo del amor
susurraba un te quiero
tras lamer en la ternura
los espacios de mi ser

Excelente sombra del recuerdo
el agónico temblar
de tu voz entre mis brazos
tras el mágico frenesí
del éxtasis glorioso

Excelente sombra del recuerdo
tu voz, reviviendo postradas ilusiones
un abatido corazón
de pañuelos incoloros…
de horas inconclusas
y de clausulada espera….

Excelente sombra del recuerdo
tu voz
inyectando vida nueva
lluvia nueva
en medio el desierto
 de una nave rota

(Del poemario Dulces versos dulces para Wiwi)



UN PÁJARO GRAZNÓ

Ayer 
un pájaro negro
sobre la línea caliente
de la energía eléctrica
graznó
Lo vi
era negro
Otro pájaro negro
a su lado se posó
El del lado izquierdo 
era el que había graznado
Después llegaron cuatro más
cuatro pájaros negros más
todos graznaron consecuentemente
Ayer se me explotó el cerebro
tratando de adivinar
cuál era aquel que graznó
primero
Hoy ya dejé de pensar
Ahora solo escribo
como un robot
Soy un robot ahora
viendo a cuatro
pájaros negros graznar

(Del poemario Poemas de la irrealidad)






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VALENTÍN CHACÁRTEGUI SULLIVAN [19.692]

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VALENTÍN CHACÁRTEGUI SULLIVAN 

Poeta. Nació en Palma de Mallorca el 10 de diciembre de 1983 y falleció el 13 de Febrero de 2014.

¿Sabían volar nuestros hijos?» dice el primer verso de uno de los poemas de Valentín Chacártegui Sullivan recopilados en el último número de La Bolsa de Pipas. Las palabras adquieren una resonancia siniestra cuando uno cae en la cuenta de que el poeta se suicidó el año pasado arrojándose desde un quinto piso. Padecía esquizofrenia, que es un sustantivo inexacto para describir una visión dislocada de la realidad, nada más que una etiqueta para tranquilizarnos a nosotros, los cuerdos.

El verbo, sin embargo, es asombrosamente exacto, como bien saben los familiares y amigos de los enfermos y, sobre todo, los propios enfermos. El sufrimiento pavoroso de una dolencia mental no tiene nada que ver con los tormentos portátiles y más o menos autoinflingidos que provoca una vocación literaria o artística. Por eso resulta asombroso cuando alguien decide expresar su dolor a través de un conjunto de signos, ya sean letras, colores o sonidos. La red de túneles entre la locura y la creatividad, sus conexiones secretas, han sido estudiadas desde diversos ángulos, pero en esa bibliografía no dejan de asustarnos las manchas de sangre. La oreja cortada de Van Gogh. La ansiedad de Hemingway cuando buscaba frenéticamente una pistola en las guanteras de los automóviles aparcados en un aeropuerto. Los largos cortes que encontró el forense en los antebrazos del cadáver de Rothko.

En algunas culturas primitivas el poeta, el pintor o el músico se igualaba al chamán; se creía que a través de su voz o sus manos hablaba un dios. Ese diálogo con la divinidad a menudo comportaba un precio terrible: la razón, la tranquilidad, la misma vida. Los vecinos de Rávena murmuraban, cuando Dante paseaba por la calle, que en verdad aquel hombre había bajado a los infiernos. En medio de su borrachera mortal, Dylan Thomas murmuró antes de derrumbarse: «Dieciocho whiskies seguidos, creo que es todo un récord».En el hermoso texto que Román Piña dedica a Valentín Chacártegui se lee: «En el instituto no veía compañeros adolescentes, sino demonios. De su cabeza salía fuego». En los grabados de William Blake no suele haber mucha diferencia entre ángeles y demonios.

El año pasado una amiga ya fallecida me pidió que ayudara a un paciente suyo, Daniel, en el oficio de la escritura. Cuando le advertí sobre la mezquindad y las rencillas del mundillo literario, Daniel me respondió: «Siempre me dicen que no puedo hacer esto o lo otro. No saben que llevo toda la vida luchando con un monstruo». [DAVID TORRES / El Mundo]



Besar,
Arder
Y consumirse.
Qué espontánea
Sucesión de milagros.
¡pero, besar!
¿no habéis nacido nunca
Tras un beso otorgado
En sueños? 
               

¤ 

Eres el instante,
La deceleración 
De los astros,
Eres luz que emite luz
-Nunca precaria-
Eres lo que atisbo 
En el espejo
Cuando desnudo mi cuerpo 
De inútiles aparejos
Y dejo sólo
El rastro de mi corazón.
Mantén así tu sonrisa
Al despertar entre terrores
Mantenla así, tan concisa
Y clara que no puedan las sombras
Llegarte hasta el centro,
El centro de ti misma
Cuando sonríes.


¤ 


Busco el hogar de mi infancia,
Ayúdame mar que interpelas
Con la saciedad de tus espumas
A salir a la verdad en su lactancia.
De dientes tengo el alma llena,
Contráeme dolor de las mañanas
Dolor que reza: no te desangres, no te desangres.
La sed me puede.
He abandonado ya por siempre
Las lindes de mi infancia.
               


¤ 


No olvido
A las olas batiéndose
Contra las rocas
-¿Las oyes?
¿Ves aquella ave lejana
Emancipada de la oscuridad?-
No olvido tu sentencia,
El nombramiento
De nuestro pacto.
Si, lo sé,
A menudo es difícil
Sostenerse en pie
Entre los frágiles
Álamos de la niebla.
               

¤


Desprenderos de las mascaras
Que acentúan vuestras miradas.
Huid de la normativa
Y asestad el hachazo al verbo.
Dividid el amor para que llegue
Más allá del límite 
Que imponen vuestros cuerpos.
               

¤ 


Navegábamos inútilmente
Entre las voces de las montañas
Nos arrancábamos los pétalos 
Esperanzados.
Era tu voz entre los juncos
Y la arena de los meandros
Un pico amarillo
Y mi cuerpo, una danza
Que celebra todas tus canciones.



La pluralidad de los jardines. Insomnus. Poesía, 2011


Hemos recibido 
la tristeza
como don de masas.
Nos han educado 
en el mundo 
de las lenguas con alfileres,
de los corazones
detenidos,
de la fe en la moneda.
Nos faltaría el grito
la rabia vital
la protesta.
En fin,
el absoluto y su negrura.



*


Es duro el exilio
Que me aleja de tu voz
Y tu mirada.
Me dicen que es vana
La ilusoriedad
Que es más justa
La soledad.
Y ahora, desde la soledad
Me pregunto:
A qué tanta herida
De sueños,
Tanta mordedura
De vendavales
Cuando lo único que cabe ya
Es la migración del éxodo,
La decapitación
De todos los sentidos.



*


Entre el aliento
Y la montaña
Siete abismos
Y mi alma.


*


Ese instante de ti que no se agota,
Esa fosa común donde paren
Con frenesí tus besos enlutados.
Esa memoria que reitera
En la necesidad de ahogarnos,
Para no repetirnos, para amarnos
Sin descanso. Y es que todo es así,
Voluntad de ti sobre las charcas,
Esa voluntad que hace chocar
Los cantos rodados en la línea
De la sangre. Justo donde golpea
El canto de las ranas a medianoche,
Justo donde iniciamos los pasos
De la madrugada.
En el agua, a pesar de todo,
Ese instante de ti que no se agota.



El lento vals de las bestias
Bradbury ediciones, 2013



El loco

Qué muertos me traes
bajo qué mansa podredumbre te deshaces
viejo loco de horas, días, meses, años
qué rabia es tu certeza
de qué fuerza sobrehumana te dotan las correas
que te postran.
Un manto de cielo azul sobre las paredes verdes
y tú temblando lloroso
mordiéndote el puño
volviendo a la niñez.

      



El suicida

Hay un silencio infinito,
nada quiebra el más leve obstáculo del agua.
Llueve.
Un ventanal abierto, un cuchillo,
un fusil hendido en la boca
todo son pretextos
para negar que valió la pena
para afirmar que te vencieron
los albatros grises de la madrugada.
Ven muchacho, hombre, anciano
estrecha mi mano profundísima
levántate del suelo y
amamanta una esperanza.

        

*



Una niña ríe bajo una cascada de luz.
Madres nadan desnudas en un claro del bosque.
Los hombres madrugan para cazar patos
frente al río.
Desde Tu Fu nadie había sido natural.
La bestia ruge en la montaña
de cumbres nevadas
y el agua desciende ligera
por arroyos menudos.



*



Allí donde crían agujeros
las hojas de la morera;
se transforma el capullo
en alas y sombra.
El niño caza mariposas
con su red.
Luego les clava alfileres
en las avenidas de la libertad.
¿De nuevo la bestia?


*


Abierta la ventana.
El hombre de alma desnuda y herida.
Están muy lejos los años y las cavernas,
la naturaleza oscura de brazos
y perfiles afilados.
Lejos están los años en que uno concibe
con la pasión en lugar de con los sesos.
A lo lejos se oyen las sirenas.
Bajo la ventana,
una sombra,
una bestia.


*


En los nidos antiguos reposa
la esencia del trino.
Abro la ventana
y respiro el aire de la mañana
y veo al mirlo de pico aderezado.
Nubes como montañas
oscuras y amenazantes.
De nuevo siento el aliento de la bestia,
sus garras en mi vientre.
De la tierra brota
un jardín de alas y rosas.



*


¡gritadla!
No os la arrebate
el aliento de la tierra
cuarteada,
la sequía y la desidia.
Amad.
Sólo el ser amante
privará de azul
a las alturas


*


¡Besaos hombres del mundo!
Es el silencio de la unión
lo que despertará a la bestia.
Dejad que os arranque
los rostros.
Sé que amáis con el corazón.




.


PACO GÓMEZ NADAL [19.693]

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Paco Gómez Nadal

Nació en 1971, en Murcia. Es periodista independiente y ensayista especializado en derechos humanos, con una larga trayectoria en América Latina y el Caribe. Ha trabajado y publicado en los principales medios de España, Colombia, Panamá y Nicaragua, y colaborado en redacciones periodísticas de Venezuela, Bolivia y Brasil. Su relación con la región comenzó en 1996, con el cubrimiento del conflicto armado de Colombia en el Urabá antioqueño. Ha vivido un total de quince de estos veinte años en diferentes países de la zona. En la actualidad, es colaborador independiente de La Prensa (Panamá) y de FronteraD y ElDiario.es (España), y coordina el nodo de América Latina y el Caribe de Human Rights Everywhere (HREV), organización dedicada a la defensa territorial de pueblos indígenas y afrodescendientes. Este es su sexto libro, después de Los muertos no hablan (Aguilar, 2002; Otramérica, 2012), El malcontento (Otramérica, 2010), Dos años de locura (CEE-Panamá, 2011), Terca resistencia (Amargord, 2014) e Indios, negros y otros indeseables (Milrazones, 2015; Icono Editorial, 2016). 



Fórmula para la gestión proporcional de la vida

Dedíquese un tercio de la vida al sueño
Un tercio del salario a la vivienda
Un tercio del amor a la sospecha
Un tercio de las emociones al zapping
Un tercio de las erecciones al suicidio
Un tercio de las ojeras al miedo
Un tercio del miedo a los otros
Un tercio del sueño a las pesadillas
Un tercio de cada tercio al banco
Un tercio del destino a lo improbable
Y la mitad, solo la mitad de cada tercio de lo que somos, a tratar de parecernos a lo que deberíamos ser.




Lo que somos

Solo seremos lo que hayamos luchado. Cada una en su medida, en su trinchera, en su incómodo espacio de resistencia. Solo somos lo que ya hemos dejado de ser: la renuncia a lo adquirido, el desaprendizaje de lo adherido a nuestras pieles, la pelea cotidiana con un espejo al que nos enfrentamos sin saber. Solo podemos ser lo que anhelamos sin miedo: la apuesta por la vida, la defensa de la dignidad ajena, el cuidado delicado de la propia, la búsqueda incesante de la colectiva. Somos más de lo que creemos y menos de lo que tenemos. Somos. Y, al ser conscientes de que ser no es suficiente, andamos acomodando una forma de estar en este mundo cada día más estrecho, más violento, más imprescindiblemente cambiable. No somos hijos de nuestro tiempo, sino padres del porvenir. La siembra comenzó hace siglos y nosotros apenas continuamos aireando la tierra y regando la simiente. No es poco.




Día de elecciones

Cuando es día de votaciones me encierro en los armarios. Los recorro en busca de alguna certeza con alma de polilla. La oscuridad me ayuda a abrir los ojos. Miro con el intestino justo en las zonas donde los abrigos me recuerdan que ya es verano. Hace frío. Nada encaja en el armazón de mis convicciones. Tampoco pasa nada. Flexiono las rodillas para hacer (me) un ovillo con las (mis) preguntas. Al hacerlo, siento que estoy desnudo: no hay otra explicación para sentir mis gemelos rozando la piel de mis nalgas. Pienso en algo desagradable y me masturbo sin ganas para que la jornada dé sus frutos. Ya está, he botado parte del limpio pesar que cuelga de las perchas. Espero la señal para salir, pero los corifeos de la democracia andan silentes: la voz la empeñaron en las mentiras de campaña. Mi voz, la mía, también se queda muda en la noche de las constancias.




Jueves (10:06 a.m.)

La vida me arrolla algunos jueves. Comprender a la humanidad, evitar mi derrumbe, gestionar la tarifa infinita del móvil, convivir con la indolencia, sobrevivir a la torpe manía de sobrevivir, romper la monotonía, aprender a cocinar sin trigo, llamar a las cosas por su nombre sin que invocarlas hiera a los iguales, sacar la basura humeante por mi falta de cuidado, cuidar de las dos tristes plantas que flanquean el regalo del reposo… Demasiadas cosas insignificantes como para no gastar tres minutos en recordar que esta mañana olvidaste tu aliento en mi nuca y que, por tanto, tendré que lidiar el resto de la jornada con tu ausencia.



Mi ruidoso silencio

Así de callado paso los días.
Grito a cada instante para instalar el silencio 
en estas calles tan atestadas, 
tan estancadas, tan obstinadas en no reventar. 

Callo para no contarle a la vecina que vende prendas de otro tiempo que nuestro tiempo es el de la revuelta. Callo para no tener que confesar ante ese calvo de pestañas que la vista cansada es mal que solo aqueja a quien no sabe mirar.
Callo para poder ocupar mi boca en tus menesteres. Callo para no caer en el abismo de los mudos días de mi gente. Callo sin dejar de hablar, ni debajo del agua –dicen los poco observadores-, porque hablar es privilegio de pájaros (Mariano dixit) y callar, delito de humanos.

Paso los días callado para despertar todas las sospechas y para levantar las liebres que se esconden bajo la túnica de los complacientes. Callo porque me sale del alma el grito, el llanto, la voz común, el gorjeo de los corderos, el aullido de los colibríes que no acuden a beber a mi ventana. Callo porque me da la gana. 

Y de esta forma, 
ruidosa, 
irreverente, 
desvergonzada, 
inútil, 
terapéutica 
                           paso mis días.




Lista

La libertad, se compra.
El amor, se agota.
La grasa de cerdo, se deshidrata.
La calidad de vida, se tasa.
La cantidad de vida, se aplaza.
El agua, se cobra cada dos meses.
Los muertos, se cuelgan de los puentes.
Los puentes, se levantan sobre nuestras derrotas.
El hambre, se democratiza.
El deseo, se resume en pornhub.
La nube, se hace lluvia virtual.
Las pastillas, se cotizan al alza.
La poesía, se bate en los duelos de slam.
Las fiestas, se organizan en las comisarías.
Las comisarías, se declaran autónomas.
Las resistencias, se multiplican en fueguitos.
Los fuegos, se autorizan en la ventanilla número cinco.
Los silencios, se temen.
Las manos, se desconocen.
Los labios, se pintan calvos.
Los calvos, se buscan las trenzas.
Mis listas, se agotan en la primera línea.
Estas líneas, se consumen en la ceniza de este cigarrillo.
Fuffffffff.




La pluma

La pluma juega con mi vientre. Cuando está dichosa, suele encaramarse sobre mi, acaricia con sus bárbulas con huellas mi torso encalado por el tiempo. Su liviandad ocupa todo el espacio. La miro juguetear. Hay alguna lágrima que pide abismo. Mejor sonrío. Me recompongo y trato de sujetar a la pluma con mis manos. La verdad es que se deja... se deja rozar, contonea su cálamo adolorido con la alegría de quien en su interior siente la savia de la libertad y,
                                                                                       como
                                                                                          distraída,
deja que yo atrape el contorno de su alma sin vergüenza.
La pluma se hizo pluma al mismo tiempo que yo me hice agua. El mismo día en que yo encontré el cauce para ser caudal que fluye en vez de avenida tormentosa. Mi camino ayuda la pluma a suspenderse con referentes; su liviandad me permite huir sin mapa de la lacerante gravedad que domina en este planeta anémico ocupado por seres esperpénticos.




Va a ser esto...

Me parece entender que lo que nos estamos jugando en Siria es algo así como la tercera guerra mundial de baja intensidad…
Intuyo que el golpe de estado financiero en el Norte va a dejar millones de víctimas tan alienadas que no levantarán la voz para exigir sus derechos…
Aprendo en Estados Unidos que hay violaciones buenas y violaciones malas y que las mujeres que sí saben bloquean sus cuerpos de forma espontánea ante los espermatozoides de un cabrón violador…
Me huele que lo de Grecia es una venganza de los dioses contra Platón por aquello de negar el mundo de las sensaciones y condenarnos a la puta razón. Ahora, son razones de Estado las que le imponen a los griegos para condenarlos a no sentir ni el hambre…
No sé cómo interpretar la derretida temporada en el Ártico, la muerte de los bosques, el que hayamos tenido que pedir una hipoteca ambiental para seguir respirando…
Y yo, mientras, con esta piel conmovida…
Y en mi, todo es nascencia no planificada…
Y a mi alrededor… se conmueve el planeta de placer y alados pétalos de aliento…
Y es que, a mi, se me escapa esta sonrisilla cada vez que pienso en vos y se me duplica el alma cada vez que estoy en vos…
Va a ser eso…




Nada más

No tengo más para regalarte a cambio de la fuerza de tu mirada, del brutal impulso de tu sonrisa, de la caricia infinita de las yemas de tus dedos. No tengo nada más porque parezco un aprendiz en este universo hostil; un adolescente en un mundo de adultos grises; un extranjero entre los nacionales de este país de hombres de éxito; un salvaje para esta civilización de plata y futuros.
No tengo nada más que regalarte que las palabras que moldeo con torpeza, nada más que los besos con los que te aguardo o los adjetivos con los que te desvisto. Espero que sea suficiente para retribuirte el don del amor, el regalo de tu alma, la dádiva permanente en la que navegamos sin tormenta.

Es verdad, amor. No tengo nada más, pero tampoco sé si lo quiero. Parecías feliz esta mañana, al despertar adormecido del día. También lo parecías a medio día, en el tiempo comprimido de la libertad condicional. Espero que esta noche, al reposar en la libertad sin condiciones de mis palabras, de mis apenas abrazos, justo antes de abandonar tus párpados al ensueño de la penumbra, lo sigas siendo. Yo, a cambio, te daré todo lo que tengo. Nada más.




(I) realidad

Todo es irreal cuando al llegar la noche no puedo relatarte este lento acontecer apoyado en tu pecho. Todo parece ficción contaminada cuando no eres tú la que respiras a mi lado. Todo es mentira... excepto que existes; que me haces existir.

Las sirenas suenan desacompasadas,

hay siempre helicópteros cubriendo a la ciudad con piruetas aéreas

obscenas,

las frutas parecen de cera y se niegan a pretarme su olor

no encuentro en mi pasos el ritmo de la vida que suele acompañarme

Voy a cerrar los ojos, lentito, como si no hubiera tiempo que contemplar, para acercarme a ti, para ser, como mínimo el sueño que te acompañe en este amanecer lejano.





.


ALAN SMITH SOTO [19.694]

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Alan Smith Soto

Poeta nacido en Costa Rica. Ha publicado Fragmentos de alcancía (1998), Libro del lago - Ediciones Árdora Exprés (2015) y editado Vida y muerte: poesía de Robert Creeley (2000). Dirige actualmente la revista Anales Galdosianos y es Profesor de Literatura Española y Comparada en Boston University.



[Dos ambulancias]

Dos ambulancias
en la calle estrecha:
a unas pocas casas,
un viejo
mira la escena,
se cubre la cara
con una bolsa de papel
como para una compra pequeña.



[Olivo sin cruz] 

Olivo sin cruz
tuerce su siglo;
en sus ramas grises
cada verde sílaba
de carne y semilla
guarda su derrame.

Olivo sin cruz
testigo
del espanto
del disparo
alguno fallido
hallo en tu nervio.

¿No es tu tallo
símbolo de paz?
¿Y qué de
tu bálsamo?
Derrámalo
olivo, sobre 
el suelo;
tu salud antigua
bendiga este campo.

Cuando los olivos
eran jóvenes,
antes del primer
moho en algún pan,
y de la tira rota
en la sandalia,
tendían en sus ramas
blancos linos
aún sin empaparse
de nada más
que agua.

Entre el olivo y el torso
con labio
no media ni un palmo
recibe y no produce
violencia
puja jugo dichoso
subyuga al que
se acerca
descalzo,
con el cántaro
de la necesidad.


Allí donde está el cuerpo, 
allí se juntarán las águilas (Lucas 17,37)

Yo no soy un hombre de posibles
tampoco soy un hombre
de probables,
sino del caminar
marimba a cuestas,
sino de la cadera en los lagares,
sino de cuando
estruja el justo
el negro,
o da el penúltimo
en el valor
del blanco.
Cuando el papel
ardió
fuera del útero,
y se supo ajena
la rodilla,
parecía la tarde
ocurrir fuera,
cuando la cueva entera
hería su piedra
a una cierta distancia de la madre,
y ya no fue posible
la mentira
en una sola gota de madera.



Cueva con sábana

Adonde llegó
corriendo
en cal alada,
ya se había desnudado
de su muerte,
y colocado,
doblándola,
la paz en un rincón
doméstico de piedra,
antes de que
la ausencia allí presente
fuera una blanca sábana de tiempo.
Lo sé,
que estuve en esa cueva
por donde la montaña ululara.




Fragmentos de alcancía (1998)


Tempo

No está mal, me comentan, los sonetos
¿pero a quién se le ocurre, hijo mío,
pisándole los pies al nuevo siglo
encerrar en tercetos y cuartetos

el estruendo angular de estos momentos,
en los que, desde el pan al amorío
(si por suerte hay casa para el frío)
se encuentran en los abismos cibernéticos?

Basta, basta, muchacho, de antiguallas.
Recordarás las ametralladoras
a lo largo del siglo que se acaba

que con cacofonías desgarradoras
pies trocaicos y cuerpos destrozaban
¡Cómo escribir con sangre de palomas!



En el fondo del mar de arena fina

En el fondo del mar de arena fina
una ostra entreabierta es lastimada
y con su salivilla irisada
al grano intruso con dolor lamina.

Es ámbar en su muerte la resina
que del pino era sangre derramada,
antes espesa savia alborotada
hoy temperada piedra cristalina.

Con ejemplos de natural belleza
de callados orígenes heridos
quiero reconocer a mi poesía

por estos balbuceos que su destreza
labra de mis recuerdos doloridos
monedas y fragmentos de alcancía.



La hiena, en cuyo cuello

La hiena, en cuyo cuello
meto la navaja,
la que, con otros perros,
atacó la casa
mal restaurada
donde murieron padre y madre
antes de meterse en sus sábanas
de pabellón perdido en hospitales
muchos años antes
de su pelo rapado
y su hombro vulnerable. 



La muerte tiene de miel

La muerte tiene de miel
ojos de gato,
y sonríe su hambre
tapada infantilmente por mi mano.
Ningún abrazo es el último
si no
el de su manto.



Esta mañana a las diez

Esta mañana a las diez
bajé al mar, y estaba
poblada la playa de sombrillas,
y su frágil amparo
las familias;
el hombre y su barriga
la madre desdoblando una toalla
y la niña que llena
de sus sueños el cubo con la pala. 



El hombrón

Despatarrado, rojo, calvo, grande
tumbado al sol, al lado de su esposa
que sentadita bajo la sombrilla
parece velarlo con cansancio,
el hombre chuletón duerme o finge
y apartado, está solo en el silencio
invadido de la pequeña caverna de su cráneo. 



En la playa

La niña quinceañera
desnudó sus tetas;
eran, probablemente, las más bellas
del mundo;
un niño de cinco años, de espaldas a la mar,
paralizó su juego ante el brillo dorado;
abrió los ojos grandes, y su boca pequeña,
y una sandalia colgaba
de su mano;
mirándola, mirándola,
alcanzó sus talones
la punta de saliva
de una ola brillante.

Leyó esa tarde:
y las calles de la ciudad
serán llenas de muchachos y muchachas
que jugarán en las calles (Zacarías, 8, 5). 




Libro del lago - Ediciones Árdora Exprés.


Segundo día del año

Allí está el halcón
bajando en diagonal sereno.
Y tú, ardilla en la rama de este arbusto,
mirándome,
comiendo a dos carrillos,
mordisqueando el manjar
que sujetas con tus manos
pasmosamente humanas.




El Lago

Apenas sin brisa,
palíndromo de cielo y
cielo



Coser y Cantar

El cormorán está
en el agua
sin cormorán
el agua está con cormorán
sin cormorán




Atardecer en el lago

Del agua oscura
verde negra y ciruela
cerca de la orilla
al centro, de rosado
oro
pasó el cisne blanco
azul.




Ouroboros

El círculo
me va dando su
luminoso hombro
en el paseo.




.

FELIPE ORTEGA-REGALADO [19.695]

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Felipe Ortega-Regalado

Felipe Ortega-Regalado, Cáceres 1972.
Licenciado en Bellas Artes por la universidad de Sevilla. Especialista en Mindfulness, Universidad de Almería.

Vive y trabaja en Sevilla. Actualmente se dedica a investigar las posibilidades del mundo plástico dentro de un paradigma eminentemente poético, enlazando a sus imágenes textos que abren puertas de reflexión personal, con ánimo de resolver cuestiones enlazadas a la emoción y a lo metafísico.

El intento de su obra es hacer de ella una catapulta que impulse al espectador hacia su propia observación. La materialización del arte como puerta de acceso hacia la experiencia creativa del Ser.

Su vocación como artista y poeta se conjuga con la labor pedagógica y didáctica, a la que se dedica desde el 2005, impartiendo charlas, talleres y conferencias sobre la expansión de la creatividad, la meditación y la libertad que esta otorga.



En ese ámbito de la creación multidisciplinar y en la simbiosis entre su obra gráfica y poética, Felipe Ortega-Regalado ha publicado hasta el momento los siguientes libros:

– Quiero, como tú. El toreador de pájaros. Sevilla. 2012
– Nada nos separa. Ediciones Arma poética. Sevilla. 2014
– Yo lo hago así. Ediciones Vitruvio. Madrid. 2014
– Fanzine. Pordandy. Ediciones GMB. Madrid. 2015.
– Adivinanzas. Ediciones Albareda11. Sevilla. 2015
– En realidad. Ediciones Musa Ebria. Granada. 2015

En 2015 publica Buenas noticias en Ediciones Tigres de Papel, que incluye en sus páginas 16 ilustraciones del propio autor.




Yo lo hago así - Ediciones Virtuvio



HE VISTO

He visto a pájaros haciendo nidos
con los despojos de un hombre libre.






QUIETUD

Quietud.

La sombra de una idea.
El descanso de la memoria.




ESA PARTE DE MÍ

Esa parte de mí. Esa parte que tú.
Esa parte toda.

Esa parte también.

Parte de la muerte entera.

Esa muerte.

Esa muerte de mí. Esa muerte que tú.
Esa muerte toda.

Esa muerte también.

Muerte de la parte entera.

Esa parte.





DE  BUENAS NOTICIAS


QUE NO TE IMPORTE EL OLVIDO
que ese perfume
también se evapora.

Que lo vivido es piedra sin rostro
flor derramada
pan recién hecho.

Que nada impida a tu cuerpo
el regocijo del reencuentro.



FELIPE ORTEGA REGALADO: EL ARTE PROTECTOR

por Daniel López García

        
Conozco a Felipe primero como dibujante, como imaginero de grandes proezas gráficas, poemas sin palabras. Pre-escritura. Estas son algunas de las palabras que el también artista, Guillermo Martín Bermejo, utiliza para presentarnos en el prólogo de este libro la poesía de Felipe Ortega Regalado. Y quizá, así sea como la mayoría conozcamos la obra de este artista, primero como dibujante, luego como poeta. Pero, ¿tiene la poesía un cauce de expresión propio?; ¿Han de ser las palabras su vehículo para mostrarse?; ¿Hasta qué punto es necesario y funcional separar al pintor del poeta, la pintura de la poesía, la naturaleza de la creación?; ¿Existe alguna ley natural por la que el artista haya de desarrollar su pulsión creativa a través de un único cauce?. La respuesta a todo ello es tan compleja como simple: Felipe Ortega Regalado.
    
Buenas noticias anuncia la llegada de la belleza, de la misma forma que lo hace el conjunto de la obra de este artista, y en ese sentido, Felipe nunca engaña. Pero el artista sí nos advierte, nos previene, desde su primer poema, el pórtico de entrada a esta obra:


Buenas noticias.
No eres lo que te han contado. 
Siento decírtelo. 
Pero no eres menos que todo eso.

      Cuando te pares.


        
La concepción del arte en la obra de Felipe viene a ser como el escudo de Perseo frente a la Medusa. La belleza para Felipe lo es un sentido casi borgiano: enfrentarse a su verdad puede dejarnos ciegos. Por eso el artista acude al artificio, a la creación de artefactos que se sostengan por su pretensión de mostrar lo bello al espectador, y ahora también al lector. La audacia y la grandeza de Felipe se encuentran acaso en que el artista no pretende maquillar su sentido con ese intento, sino que nos llama para que estemos atentos, y está empeñado en anunciarnos que la belleza perturba y contagia, y crece de una manera caótica y descontrolada como de si una enfermedad se tratase. Y entonces, es cuando Felipe con si creación trata de salvaguardar armonizándola, porque nos quiere conscientes, sin llegar a complacernos frente a su hermosura. Felipe quiere ser para sernos a nosotros bellos, pero nunca posesos de una idea. 
        
Ahora yo vuelvo al otro poeta, Martín Bermejo, cuando dialoga con Felipe y le exhorta: ¡Llévanos Felipe a tu bosque a jugar al escondite, guíanos por tus caminos de tierra mojada! ¡Acarícianos y pon tus manos en nuestra cintura y cantemos bajo los atardeceres de las laderas más hermosas por ti dibujadas! Porque Felipe es el artista que como un demiurgo utiliza su creación como un escudo protector frente al mundo. “La verdad no es posible enfrentarla sin cedazo”, parece decirnos, “toma estos poemas y estos dibujos y acércate a ella, enfrenta al caos con esta armonía y, quizá al menos, serás consciente de lo que te rodea”. Porque, como plantea en su: <<La poesía que intento / es conciencia y destello>>.



        
Considero de justicia no cesar en el anhelo de apuntar la vinculación de la obra de Felipe con la naturaleza porque en su canto se encuentra nuestra memoria. Nos dice el poeta en uno de sus versos <<Un bosque es todo a la vez>>; nos previene en otros de otros poemas <<Deja de dividir al Todo que eres, / y reconcíliate / desde la gratitud / que recompone>>.
        
Con su alabanza a la naturaleza Felipe nos llama a la reflexión sobre las coordenadas en torno a las que establecemos nuestro actual devenir: seres desmemoriados que ya no sólo hacemos invisible parte de nuestra condición, sino que la observamos desde la arrogancia y el orgullo de sentirnos seres individuales y absolutos. Por eso, Felipe canta que la unidad no está en el ser sino en el bosque que es y conecta todo a la vez; y por eso anuncia que:


Cuando seas capaz 
de no ver tu historia 
en aquello que miras, 
        verás.


Pero Felipe no es sólo el artífice de un escudo de formas y estructuras armónicas que nos permite acercarnos a la perturbación de lo bello sin dejarnos ciegos. Felipe -quizá movido por esa reflexión del ser, de la limitada experiencia del individuo, de su actual atomización y su deseo de enfrentarlo a una conciencia que lo desborda y a la que pertenece- crea un camino de ida y vuelta que va de lo complejo a la sencillez, para luego devolver nuestro pensamiento a la complejidad de la que hemos huido por sobrevalorar el deseo de ser únicos y divisibles.



        
En ese sentido, en su poesía Felipe transita por el difícil tema del tiempo, al igual que lo ha hecho en su obra plástica (en algunos de sus poemas está el referente de su serie de plisados). Frente a la consideración de la sucesión del tiempo como una línea cronológica plana y continua, el artista propone una idea del este concepto basado en la superposición de planos, de dobleces y de estratos que nos componen. Porque el tiempo no es tu desarrollo como átomo en una línea que avanza; el tiempo es la acumulación genética de generación tras generación, la filtración de lo otro sobre uno mismo, como un pañuelo que se dobla en un cajón contiene en cada doblez los aromas de quienes lo poseyeron, o una foto en el bolsillo muestra en cada grieta la fractura de quienes la observaron. 
        
Su poesía, y quiero decir ya el conjunto de la obra de Felipe Ortega Regalado, es una invitación a ser besados y abrazados, a que nos dejemos hacer cosquillas, a alzarnos como a un bebé, como muestras de que en la sencillez de estas acciones se encuentra lo más necesario para poder celebrar la vida con todo lo que esta significa.






*

Buscamos

Buscamos
cada día.

Tan desconocidos
cada día.

Brillamos
y los ojos brillan
tan poco
cada día.

Recordar
cada día
la vida que hemos decidido.

Estar y ser
cada momento
despiertos
aún soñando
cada día.

Aventurarnos.





Siendo yo

Siendo yo
todo lo hago bien.

Siendo lo que quieren que sea
todo se me cae de las manos.

Siendo
bien
soy
yo.











.

PAULA ENSENYAT [19.696]

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Paula Ensenyat

Hay en Palma de Mallorca, ciudad en la que nació, una poeta joven que hilvana poemas breves y tristes pero en cuyos versos subyace una honda y cálida ternura. Se llama Paula Ensenyat.



Regresar
a los caminos
de la infancia
con los pies desnudos
sobre llagas abiertas.
Caminar
sin hacer ruido
bajo estrellas
que ya no valen nada.
Buscar
el lugar exacto
en el que perdí
la aguja y el hilo
que remienda errores.
Y sentir
una vez más,
que no es el frío
quien congela
mis entrañas.


*


¡Como canta el grillo
bajo la escalera de la noche!
Ajeno a lo tangible
y a la soledad.
Carece de pretensiones,
engulle el silencio
y surge la pregunta:
¿Dónde el inicio,
dónde el fin,
del amor
en su canto?


*


¿Ave o mujer,
arena o fuego?
Viento de otoño
entre sus dedos.


*


Intento la fe.
Busco el pétalo
en la palabra y
encuentro la espina.
Devuelvo la fantasía
a la fantasía.
Hojas y ocres,
ocres y silencio;
la única melodía.


*


No sé explicar
cuánto duele el silencio,
Miles de palabras
se agolpan en mi garganta
arrebatándome el aire
y las fuerzas para hablar.
Dudo de todas las certezas
que he defendido,
repudio cada beso,
cada gota de sal,
cada caricia y sueño.
Creo que ya nada es posible,
que no hay clemencia en la soledad
ni melodía en el llanto,
que tan solo el hambre
acompaña al pan
y que el amor, es un velero
abandonado entre las hojas
que velan tu ausencia
y mi incertidumbre.


*


Arañar el aire,
esquivar
los embistes,
jugar a mato
con los besos

ese dolor.


*


Ante el deseo de la roca
el mar
no conoce pecado


*


No debiste
dejarme abandonar
aquel prado.
Debiste dejarme,
entre nubes.
En ese mar,
De azúcar
en el que
el sol
era tu obligo


*


Madre

La imagino
desperezándose
entre sus sábanas
de vainilla;

la miel se vuelve amarga,

y mi cama

aún más fría.



*



Qué felicidad
ver
cómo desaparece
tu mirada
en el pozo
de la mía.
Qué felicidad
desaparecer
en tu mirada
mientras te miro.


*



Un sitio vacío
en la mesa familiar.
La mitad de la cama
callada y fría.
Manos buscando
manos tibias.
Labios que besan
fantasmas y pasado.
Esa hermosa tristeza.



*



Intento encontrar
la belleza del frío;
los ojos recorren
las montañas
vestidas de blanco,
los dormidos troncos
de los árboles y
sus ramas desnudas.
El viento que fue cálido
trae el hielo
de tu mirada esquiva;
montañas, árboles
y viento
desaparecen:
ya no hay diferencia
entre belleza
y frío.




LAS MANOS DE MI PADRE

Mientras vareamos las almendras,
todos tenemos calor,
pero yo siento cómo el sol se va adentrando en mi cabeza
trato de buscar un poco de aire desprendido de alguna rama,

no lo hay.

Tan solo puedo ver las manos de mi padre
sujetando su vara de madera maciza
y siento más calor
y una sed insaciable que me devora por dentro.
Mi padre suelta la vara
y sus manos desaparecen de mi vista;
puedo sentirlas sobre mi rostro
mientras pronuncia mi nombre
y trato con todas mis fuerzas
de abrir los ojos para verlas de nuevo.

Ahí están:

esas manos fuertes,

miniatura de lo que fueron,

intento ver debilidad en ellas,

no la encuentro.




Enquanto varejamos as amêndoas,
temos todos muito calor,
mas eu sinto o sol a entrar-me na cabeça
e busco um pouco de vento a desprender-se dos ramos,

mas nada.

Só consigo ver as mãos de meu pai
a segurar a vara maciça
e fico com mais calor
e com uma sede insaciável a devorar-me por dentro.
Meu pai solta a vara
e as mãos saem da minha vista;
posso senti-las na cara,
com ele a dizer o meu nome,
e trato com toda a força
de abrir os olhos e vê-las de novo.

Aí estão:

aquelas mãos fortes,

amostra do que já foram,

tento ver debilidade nelas,

não vejo nada.


*



És caricia allò que neix aquí dintre,
o és el desig el que la fa carícia?
Perduda en l’anar i tornar del dubte
S’esmicolen les respostes.
Com no ser una incògnita,
si sols conec l’interrogant?
Intent escoltar el vent
i em deman quin,
escolt un gemec llunyà
i em deman quin,
i si observo els ametllers,
tornen les preguntes:
Com es convertiren
les arrels en ales?



*



Abandonar l’abraçada
i contemplar-me nua
sota la pell que se’n va



*



Renta la cara al sol.
S’aixeca,
corre,
em reinventa
i sóc.
Els seus ulls contemplen
cada present
com si fos l’únic.
De sobte,
tot s’atura
i esclata la tempesta:
“Per què he de créixer, mare?”








.

FRANCISCO JAVIER SOLÉ RIBAS [19.697]

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Francisco Javier Solé Ribas

Francisco Javier Solé Ribas (Barcelona, 1961) Nací en Barcelona y vivo en L’Hospitalet de Llobregat (Catalunya).

Creo que he partido y sé que todavía no he llegado.
No sé si busco o huyo. Es probable que ni tan siquiera me esté moviendo (y permanezca agazapado en el borde de los caminos).
Es normal. Pateixo una bicefalía que es debat constantment entre anar a la babalà i lligar caps. En qualsevol cas, li poso fil a l’agulla.

Obsesionado siempre por no equivocarme he evitado tener que lamentarme de los errores pero sólo he conseguido así dejar de hacer muchas cosas que ahora añoro.
Me sobran algunos kilos y me falta muncha experiencia.
Conozco mucha gente pero tengo menos amigos de los que quisiera.

Va néixer a un barri obrer, quan  en els camps de cultiu s’aixecaven habitatges menuts pels treballadors immigrants. 

Va estudiar dret laboral i és tècnic superior en PRL especialitat  Ergonomia/Psicosociologia. Viu a la ciutat de l' Hospitalet, al barri de Bellvitge, amb la dona i dues filles des de l’any de les Olimpíades. 

La seva primera publicació  Rehén de la memoria (2013) és un llibre de relats, on combina realitat i ficció amb un to autobiogràfic. La seva darrera publicació, el poemari El cementerio que habitan los vivos (2014) és un  recull de  versos socials i polítics, d'amor i de mort, sense oblidar el territori i la gent del seu  barri que  pot veure cada dia  des de la finestra del seu pis de L’Hospitalet. 

A  Bombyx mori  (2014) poemes i relats del pare que perd una filla després d'una curta però devastadora malaltia donen lloc, juntament amb altres testimonis, a un llibre homenatge a Laia però també una reflexió sobre la pèrdua d'una filla adolescent.

L'any 2014 posa en marxa juntament amb un grup d'amics el racó poètic l'Hospitalet projecte que programa amb regularitat esdeveniments de format diferent en llocs diferents on les sales, els poetes, els artistes i el públic guanyin sempre.



BAR ALEGRÍA

“…si no fos que un de nosaltres
encara respira
i l’altre ja no”

(Gemma Gorga)

Una tarde en la taberna
escribiendo tres cuartillas
repletas de tachaduras.

Un vaso vacío,
los ojos verdes de una mujer,
descubro en la ventana
sentido a la palabra

retorno.


La algarabía de los niños

Festejarán nuestros cuerpos
afrontando cada encuentro
como si fuese el último
y recuerde el primero.

Y el júbilo de nuestro orgasmo mudo
será largo e intenso
como la algarabía
de los niños en el parque,
aunque la mañana
-y el despertador que olvidamos apagar-
nos devolverá al mundo,
a la miseria de vivir sin tu amor.


NAUFRAGIO OTOÑAL

Despojada de la vida
anhela
el viento o el sol

huir o renacer
lo aprendió de los vencejos
cuando era sólo lecho
donde preparan el vuelo.



LOS SAUCES ESTABAN TRISTES, 
LOS OLMOS TAMBIÉN

La sombra de la colina
reflejada en la alcoba,
los platos desordenados
los recuerdos alineados.

Hay árboles doblegados
que tienen las manos tristes
sus lágrimas una manta
incuban un cuerpo yermo.

Un ovillo infecundo
espera la primavera.



EL VUELO DE LOS PÁJAROS

En las naves de los polígonos
los pájaros anidan
a salvo
de las piedras de los operarios.

la fábrica deja de bombear
humo negro,
entre los escombros
esparcidos en el suelo
brillan sortijas
de un botín mal repartido,

Con la primavera
cientos de pájaros
sobrevuelan la metrópolis
a la caza
de los pocos asalariados
que deambulan
camino del trabajo,
la mirada triste,
la sonrisa helada.



VIENTRE HUECO

Aquella mujer
mira distante
durante horas
el vaivén de la marea
abrazando
un útero negro
mientras un pescador
recoge las redes vacías.

Esta mujer
en la vigilia
puede enseñarte
a caminar erguido
sobre la desolación,
con la templanza
de un equilibrista
en el filamento
que anuda dos cornisas
de una próspera ciudad
unidas por el uranio.



Hablas tan bajito

Hay un hombre infeliz
que traza una panorámica
en la ciudad donde viviste
desde el lugar más alto del cementerio.

Es un día cualquiera, a una hora inoportuna
cuando los jóvenes de tu edad asisten a clase.
No estás riendo con tus amigos a la hora del recreo.
Permaneces callada,
haciendo compañía
al hombre infeliz.

Le hablas tan bajito
que casi no te oye.

Me temo hija
que has heredado demasiado pronto,
y de la peor de las maneras,
mi gusto por el silencio.




de El cementerio que habitan los vivos


PLEAMAR

Un instante
fugaz
con las olas
de pleamar
que escriben
la nada.

En las manos
la arena
que dibujaba
tus sueños.



AVES MIGRATORIAS

Cada vez que
las aves migratorias
sobrevuelan
el tejado
de la casa
del pescador
el viejo es más joven.

Ninguna de las
nubes negras
pintadas en el cielo
podrán devolverle
la tristeza de la senectud.



LA SOLEDAD DEL MUNDO

El oráculo
de Delfos
predijo
que en el desolado paraje
en el que te encuentras
serás condenado
Irremediable
-y definitivamente-
si persistes
en tu inmisericorde
soledad.




EL REGRESO DEL HIJO

El vuelo del albatros
precede a los buques.
El hijo no regresa
en ese barcovictor-peryakin
que entra en la ensenada.

Es un buen augurio,
mujer e hijos en tierra extraña.

En el camposanto
de la iglesia
de la colina
vela el padre
la llegada de Ulises,
su nuera Penélope
-a la que nunca vio-,
y la riada de nietos
a los que no acunará.




de La casa del silencio


EL COLUMPIO

columpio vacíoNunca imaginaste
acabarías escuchando
el ruido de los goznes
del columpio
mientras los niños
asisten atónitos
la protesta silenciada
por sus padres
al ver como
empujas un columpio
que se balancea
vacío
durante horas.



A ESTE PUZZLE LE FALTA UNA PIEZA

Me ha parecido ver tu sonrisa
aunque todo está oscuro
ninguna luz ilumina la estancia.

Creo oír tu voz
pero todo permanece en silencio
ningún ruido mutila este sigilo.

Regresamos de la playa
con un helado de fresa,
el verano comienza a declinar
mas este año el curso no comenzará en septiembre.

Hay
una coreografía que espera bailarina
una novela sin lector
un rostro que aguarda ser besado.

Hay
una casa vacía
un puzzle sin terminar.



CAPERUCITA NO QUIERE TRABAJAR 
EN LA OFICINA

La mujer recoge
los objetos personales
de la mesa de trabajo.
la sentencia es firme,
no cabe ya recurso alguno.

A la euforia del cándido abogado
que ha ganado la demanda
ella superpone la experiencia
de saber ciertas
sus peores pesadillas.

La asediada se va,
la cuantía con la que la empresa
le indemniza es inmensa,
pero el hostigador sonríe
desde su despacho
antes de reclamar
a la joven secretaria
para el dictado de una carta.

En los ojos del acosador
se refleja la ignorancia
de la inexperta nueva víctima.



CAUSAS

Un operario
en lo alto del andamio
vigila a los vecinos,
hormigas inquietas,
que mueren sepultadas
por el cuerpo que cae.

El informe
refiere
las medidas no adoptadas
la calculada avaricia del empresario
la tutela vaga del mayoral.

Una línea no escrita
bien pudiera
descubrir
de una puta vez
que el hombre estaba triste,
que en toda tragedia
hay más de una causa.

El interior del hombre
esparcido en el asfalto
es lamido por un perro.


EL POETA SUICIDA MIRA DE FRENTE 
LA MUERTE

La sala
medio llena
donde los acólitos
del poeta suicida
asisten a la presentación
del último poemario
de este excelso trovador.

Una madre colérica
irrumpe en el auditorio
descargando
todas las balas
del mismo revólver
con el que su hijo
se despojo ayer de la vida
enamorado del rapsoda
y embelesado por sus
elegías fúnebres.

En la mueca
del cuerpo sin pulso
del poeta suicida
no se dibuja gozo alguno
en su deseado encuentro con la Muerte,
sólo la desazón de saberse exánime
descubriendo ahora
lo falso que fueron todos sus poemas.




***


EUROPA

Lacrad la puerta principal

Que no sea atendida,

La tristeza de los hombres.
La fatiga del exilio.
La soledad de las madres.

Cerrad la ventana al mundo.

Que no se escuchado,

El dolor de los heridos.
El llanto de los huérfanos.
El silencio de los muertos

Sólo
oír la sinfonía
del nuevo mísero mundo.



CRUCES

En todos los pueblos hay cruces.

una por cada desaparecida
dos si fue asesinada
tres en los casos de tortura
cinco si acabó descuartizada.

Demasiadas cruces y poca justicia.

Bosques enteros talados hasta la médula.

Las cruces veladas por familiares y amigos.

Las exequias, misas y homilías
sufragadas por los culpables.


,
VADÉMECUM

Una madre mexicana
sigue llorando a su hijo
sobre las páginas del libro
que el estudiante olvidó en casa
antes de encarar la Nada.

No viajaba solo.
Iba con cuarenta y dos compañeros
y los asesinos se reían.



UN DÍA LOS POEMAS DE BUKOWSKI 
ONDEARÁN EN TODA LA CALLE

Viví en la Verneda
-rebautizado Sant Marti
por los acomplejados-
con dos referencias ineludibles.

La primera,
las chabolas de la Perona
-el hambre y la pobreza-.
La segunda,
el cuartel de la policía nacional
-el orden y el miedo-.
A los chabolistas
el mago Maragall los hizo desaparecer
unos meses antes de las Olimpiadas.
A los polis
no pudieron
-o no quisieron-
y sólo les cambiaron
nombre y objetivo
de cuartel a comisaría
de obreros a inmigrantes.

Los maderos no son perros
ladra un ministro en funciones
-familiar de un concejal
a quien le disgustan las parodias religiosas-.

Molesta un poema a los policías,
la alcaldesa obediente lo retira.

En el resto de los versos
instalados en la calle
los perros levantan la pierna
y orinan.
Sus amos ríen la gracia.
Son viejos militares mutilados
-del bando sublevado, aclaro-
padres de los policías
a los que la lírica irrita.

Bukowski bebe y sonríe
indiferente a la ignorancia
de estos guardias.

Pero alguna vez tendremos
que poner firmes a estas bestias de uniforme.




Poemas que se incluyen en el libro de relatos “Golondrinas suicidas” 


ESTAMPAS DEL BARRIO

I

A las cuatro de la madrugada,
la luz en la casa del poeta
redactando un poema
como si fuera el testamento,
el aroma del café
que prepara una puta
de regreso a casa sin dinero,
el tintineo que produce asesinar
los polluelos del almuerzo
del último obrero con empleo.


II

Viejas vestidas de luto
por unos muertos
fallecidos hace lustros
la mayoría ancianos, unos pocos demasiado pronto
conversan con apatía
junto a los columpios
en un terraplén
donde la infancia
simula estar a salvo de la pobreza y de la muerte.

Una de ellas
que no habla nunca
con nadie
escondida en el banco
más lejano
con las manos temblorosas
por el vino no bebido
desmenuza una barra de pan duro
que palomas grises enfermas
picotean en una disputa callera fratricida
contemplada desde su garita
por el ciego que vende lotería
consumido en horas siempre iguales
de una jornada casi idéntica a las anteriores
salvo quizás algo distinta por esa nube
que reconoce quieta
en la azotea desde la que
un hombre sin futuro
con una montaña de facturas sin pagar
se lanza hasta el suelo
donde el charco formado con las lluvias de anteayer
lo abraza en silencio
ofreciendo al desdichado un consuelo póstumo
tan hermoso como inútil.


III

Una pareja joven
de inmigrantes
a los que la crisis
no les ha obligado a regresar
en el escaparate de la pastelería
eligen la cigüeña
con la que celebrarán
el nacimiento de su primer hijo
ignorando que la chabola donde viven
será asaltado unos años más tarde
por una turba de fascistas desocupados.

Golpearán al padre
abofetearán a la madre
el hijo morirá en el hospital tras el incendio
la cigüeña ennegrecida derramará una lágrima de fuego.




ESCALERA DE SERVICIO

Desciende

por estas escaleras
una peruana
que piensa mientras labora en sus hijos
limpiando el dormitorio
de la cita clandestina
entre un político corrupto
y una mujer sin escrúpulos;
hacen una pareja perfecta
y follan tan bien acoplados.

Asciende

por las mismas escaleras
una prostituta
con el sexo todavía sucio
violada por un ejecutivo
que carga los gastos
de su fiesta
en la tarjeta de la empresa;
habla por teléfono
regaña a los hijos por las notas de la escuela
confiesa a la esposa lo mucho que le añora
recibe instrucciones de las oficinas
desayuna en el buffet antes de firmar mil despidos.

Si te asomas al interior
en las habitaciones del hotel
todo es diáfano
pero que la deliberada doblez
del arquitecto no te aleje
de la realidad.

Un fantasma recorre Europa…

No podrán salir indemnes los culpables.

Tampoco ninguno de sus cómplices.





Del libro “Bombyx mori” 


CANCIÓN DE CUNA 

El sonido de la acequia
que acompaña la voz ronca
del padre
susurrando saetas andaluces
que inundan de azahar
las montañas blancas del Pirineo
escuchadas con los ojos bien abiertos
por la niña en su regazo.

Los versos de Lorca
que la niña maestra recita
a los piojos mudos de la escuela
embelesados por el romancero gitano
bajo el claro sol de la luna
en un barrio de gente humilde y triste.

Canciones de cuna
mil veces repetidas
a las dos hijas,
la misma melodía
que alentaba entonces el sueño
reclama ahora despertar.

Saetas, canciones y versos
que murmura
una niña maestra anciana
con la certeza amarga
de que el suero hospitalario
no reemplaza –nunca-
la leche materna.







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VÍCTOR SALAZAR YERÉN [19.698]

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Víctor Salazar Yerén 

(Lima, Perú    1981)
Es Magíster en Educación. Ha publicado los libros de poesía Frívola Musa (Cascahuesos editores, 2007), Sobre la aldea (Lustra editores, 2011) y la antología mínima Cuando al fin tu voz toque mi nombre (Nictálope editores, 2014). Además de la antología poética El festín del Jaguar, Cien años de Poesía en Chincha (Biblioteca Abraham Valdelomar, 2014) y La sinfonía Inconclusa, selección de textos sobre la vida y obra de Carola Bermúdez de Castro (Nictálope editores, 2014).

Ha participado en diversos festivales poéticos en el país.
Actualmente radica en las alturas de Lircay, en Huancavelica, dondedirige la colección Anqara, como una campaña en favor del libro y la lectura.



“SOBRE LA ALDEA” DE VÍCTOR SALAZAR YERÉN



VINE AQUÍ
a despintarme de las manos las ciudades,
a reconocer lo primigenio de nosotros en cada cierto
hombre…
y ser parte
de los nacimientos asombrosos que a los ojos nos
llegan enlatados.

Vine,
pero aún no he olvidado de donde vengo…

Por ello borroneo este camino.
Dejo abandonados mis zapatos.




(Última visión y llanto sobre la aldea)

LA CASCADA de piedra palidece ante mis ojos.
Imágenes de mi vida como nubes
van pasando. Entre el surco y el risco una ciudad
boscosa y danzante me retiene
ya que fui a ese pueblo que a dos años de sonrisas
entre lágrimas se ha forjado.

                       Ahora nos dejas.

Y solo me queda seguir creciendo como las
amapolas o los ríos atragantando los pastos.
No conozco otro camino…

O tal vez lo conozco y por eso escribo.





“FRÍVOLA MUSA de Víctor Salazar” 

Escribe: Paolo Astorga

Frívola Musa (Cascahuesos Editores, 2008) del poeta peruano Víctor Salazar (Lima, 1981) es el canto apasionado y a la vez infinito del poeta a su amada desde las formas más sencillas y sublimes de la palabra, esa “musa” que él nos presenta no es más que un simple pretexto para mostrarnos la profundidad del deseo a través de la sensualidad de los cuerpos:



Déjame ser en tu boca
aire libre que flota en el silbido más alegre de la mañana,
silbido que baila “Tersa hoja blanca” mientras llueven
silbidos
que a nada se parecen
sino a silbidos
divagando en la mañana.



El poeta en este viaje por la geografía femenina, intenta crear su mundo a través de la contemplación del ser amado, pero siempre desde un hálito de ensueño. Aquí lo corpóreo toma matices de misticismo más que de mera aseveración erótica o carnal. Para el poeta el cuerpo de mujer es indispensable, pero no para el disfrute, sino para la misma creación en sí, la aprehensión de la belleza:



La ronda secreta que frutece tu palabra
naufraga en mi voz:
Sueña que soy mar y que puedo tocarte.

Mujer tobogán…

MUJER TOBOGÁN,
Reconoce este beso como parte indispensable de tu cuerpo.



Las palabras configuran a la mujer, el amor a las imágenes poéticas sistemáticamente buscarán la atención de aquello que se ama con desesperación, aunque a veces las palabras ya no basten para figurar lo amado:



Y qué pasará cuando se resistan los poemas…

(…)
Dime que será siempre
con la misma plenitud de tu dulce oído.



Hay un sentido en estos poemas, hay un fin: preservar lo amado como si de esto dependiera el equilibrio del sujeto y de todo el universo que lo rodea. La angustia, el deseo de por lo menos saber que existe lo amado, absorben en su totalidad al poeta que no deja de cantar esa posibilidad de unión efímera o no, allí, la poesía:



Deja que te vea una vez más
aunque esta vez sólo sea con los ojos.



El poeta juega con lo sutil y sublime, con lo cotidiano. Sus palabras cargadas de simpleza, su fuerza lírica radica más en el deseo que en las circunstancias donde el amor intenta gestarse:



Quiero decir Te quiero pero no de la manera como se quiere un chocolate; quiero decir Te extraño hoy porque tal vez no lo haré mañana.
Quiero que me escribas y me instruyas de pronto —así— en estos temas de los cuales hace mucho no comprendo.
De seguro sabes a cielo y tienes la gordura del infinito y eres tan horrible como el clásico noctámbulo dolor de muerte.
Y de seguro que tus pasos son negros, muy negros como deben ser para que estés conmigo, y huérfana de luz y tiempo, de amor y miedo.



Con una gran carga de sutil erotismo y apasionado desvelo y angustia, Frívola musa, se integra como un nuevo y fresco aroma lírico en las letras de la nueva poesía peruana, donde los temas, las formas, los nombres, lo clásico y lo nuevo, no son más que la trascendencia de ese cuerpo amado universalmente desde la individualidad o la colectividad; es en suma la concatenación de sentimientos amorosos que aunque imperfectos o frustrantes por algunos momentos, crean en el lector una sensibilidad que alimenta esperanzas para fundirse en ese otro cuerpo tan nuestro y tan ajeno:



Frívola musa
tu cuerpo pequeño
era tan sólo la prolongación de mi reino,
el retorno a la imagen que esgrimía
silenciosa en el
t i e m p o.








.

VÍCTOR SALAZAR [19.699]

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VÍCTOR SALAZAR

Víctor Salazar nace en Barcelona (Anzoátegui), Venezuela el día 23 de abril de 1940, muere en Cabimas (Zulia) el 23 de febrero de 1983, ya para cumplir 43 años de edad. 


VÍCTOR SALAZAR POR GRACIELA TORRES

Hablar del poeta Víctor Salazar es hablar del mar, de la Isla de Coche, piraguas, oleajes, redes, atarrayas; marejadas y más aún poesía auténtica, esa poesía que se padece, poesía escrita desde el fondo del ser mismo.

Víctor Salazar nace en Barcelona (Anzoátegui), el día 23 de abril de 1940, muere en Cabimas (Zulia) el 23 de febrero de 1983, ya para cumplir 43 años de edad. La mayor parte de su infancia y adolescencia transcurrieron en la Isla de Coche, es por eso que en ocasiones se le ha considerado como un poeta margariteño. Termina sus estudios de bachillerato en Maiquetía, en los liceos Vargas, Chávez y Academia Simón Bolívar; ya más tarde a los veinte años de edad llega a Caracas, donde ingresa a la Academia de Teatro Juana Sujo, trae también para esa época su primer poemario Piragua escrito a los 16 años de edad y publicado a los veinte años. Con Piragua se inicia Víctor en el mundo de la poesía, su palabra es limpia, clara, de alto contenido lírico y grandes resonancias marinas. En 1961 publica Sequía de las Palabras donde el mar, el amor, la tristeza y la angustia existencial se evidencian en un brillante trabajo poético.

A partir de esa fecha publica: Semejante al principio (1965) Primer Premio del Tercer Concurso de Poesía de la Universidad del Zulia (1966), continúa su creación lírica y así nace El Desterrado, Cartas de la Calle Victoria, una elegía para Rosalba (1967), Rebelde y cotidiano (1969), Tengo algo que decir a ese Río Bolívar (1960), Poema al Libertador, Ese Tropel de Luces (1973) y Travesía (1982). De estos dos últimos, el primero logró el premio Gabriela Mistral (1978) y el segundo Premio del Banco del Libro (1982) con derecho a publicación y aún no publicado.

Como periodista colaboró en Venezuela en La Esfera, El Universal, El Nacional, Revista Nacional de Cultura, Revista Imagen, Lírica Hispana, Poesía de Venezuela, Tricolor y las ediciones Vez y Poesía; en el exterior publica en Espiral (Bogotá), Nivel (México) y Barrilete (Buenos Aires).

Dejó inconclusa una novela: Los papeles de Leandro.

En el terreno poético Víctor Salazar una de las mejores voces de los años 60, murió cuando tenía mucho que dar a nuestro país como lo que verdaderamente era: un poeta de gran sensibilidad, verdadero y auténtico con la poesía, consigo mismo, con los amigos y con las verdades que encontraba a su paso.

Rendimos un homenaje a su palabra poética.

Texto tomado de la Revista Nacional de Cultura Nº 301, Junio 1996.

Graciela Torres. Poeta, ensayista y médica venezolana.



SELECCIÓN POÉTICA

I

El hombre se internaba en el amanecer de los escombros
mientras una goleta de cuyo corazón emergían tempestades
inclinaba su rumbo entre ramas.

Este es el fuego de la noche que sube en su moneda de sangre,
la destrucción y el miedo de piélagos dormidos, la húmeda
travesía donde la sed de los bauprés descubre el acendrado
impulso del asombro.

Aquí, golpe de mar, afluencia, botavara de lluvia, eres siempre
un asedio de arena, un paso atado al vértigo, un sueño contra
el ímpetu azul de las embarcaciones.

Aquí, desconocida en medio de las llamas, sea un huracán de
soledad en los ojos, alce la voz tras el dolor su espera, concluya
sangre el vendaval, y abra en la tarde el caracol su norte.

¡Oh brújulas nacidas para el color del llanto! Insensible es el
cuerpo de las islas. Salobre, mar, la marcha que precede los
vestigios del humo.

¿Qué pájaros vinieron a levantar la huella de las grandes
linternas sobre la incitación de los veleros?

No, no podemos contemplar el cruce de las rutas donde el niño
se cubre en papagayos entre una hora que mantiene aún la
frase de los labios no atados al silencio.

De: Sequía de las palabras





I

Ando descalzo
con ciertas ganas de violentar mi situación
y comprender
que no me perteneces
que te amé desde una imagen lejana
desde lo que no tiene sitio ni momento preciso

La forma que conozco no me permite asirte
pero sé que te opones
que te abandonas al gozo inexplicable de caminar conmigo
que me amas vencido
y solitario
y solo
que no siempre me encuentras  y abandonas
Cuerpo mío:
a veces la manera de hallarte no es la misma
pero me perteneces
Mucho más ancho  y verdadero
más necesario  en lo que eres y en lo que puedes ser
Mucho más necesario
Y
sin embargo mucho más al acecho de mi muerte.

De: Tropel de Luces





I

He ido al fondo de mí. He puesto en evidencia la sangre de los que permanecen bajo tierra. He roto los impulsos y apartado los días. Pero nada ha cambiado. La ciudad permanece a mis espaldas. La edad se ha reducido a la violencia, a la sangre de algo inevitable. En el contorno de mi generación los asesinos mutilan y combaten a sus víctimas. Yo el habitante solitario. El exiliado múltiple. Debajo de mis ojos está el mañana de un sobresalto taladrado. Empiezo aquí. Sobre las sombras, detrás de las ventanas. Sólo podré alcanzar los restos de una historia distinta. Otro silencio, y otra voz saturarán los puentes, las violaciones, los pantanos, otro silencio y otra voz treparan al cuelo de las tempestades. Y, aún más, con todos los dominios de la sed velaremos el último cadáver.


*

Empiezo a despertenecerme, a despojarme de gestos habituales, a triturarme entre los desperdicios.  Alrededor el mediodía de una miseria incontrolable se prolonga. Llego a mirarme como una antigua soledad de calles. Por ellas trepa el incendio de noches recién engendradas. Dos fechas resucitan. Una espera sin voces recomienza. A partir de aquí la memoria recorre muchos años. Se reavivan señales, fiebres atrincheradas, cercanías apenas entrevistas.

Desde ahora confluyo hacia el olvido. Ignoro la protesta. Ni un solo sitio donde afrontar la edad descuartizada. Desterrado a otro tiempo.

Ahogado al paso de los trenes.

De: El Desterrado






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RAÚL JURADO PÁRRAGA [19.700]

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RAÚL JURADO PÁRRAGA

Raúl Jurado Párraga (Jauja, Perú  1962), realizó estudios de literatura en la Universidad Nacional de Educación La Cantuta,donde actualmente ejerce la docencia universitaria. 

Ha publicado: 

El sol partido de los sueños (Lluvia Editores), Poesía del 70 (Antología y notas) y La música violeta (2014). Además de poseer varios trabajos inéditos y próximos a publicarse.


GRILLOS DE VERANO

En tanto, mi boca
se detenga en el filo
de tus brillantes y rugosos pliegues
los grillos cantarán
canciones de primavera.
Ahora la noche
es una mano
que recorre sabiamente
la boca de tu cuerpo
mientras mi ardiente
sello se imprime en tus muslos
para encender capullos
y ramas puras en tus cabellos.
En tanto, tu boca
inunde de saliva mi boca
los grillos cantarán
canciones de verano.
Ahora voy quitándote
las últimas nubes de tu cuerpo.

El árbol se queda desnudo
y la rama se hace grande
tu ventana se hace vasta
como las barbas del mar en el espejo
transparente de rnis venas.
En el barro
llegan a estamparse los grillos
y las marcas pequeñas
de dos amantes
que han paseado
sus dedos y sudores
por el filo del goce que beatifica.
Ahora en humedad de sus cuerpos
la electricidad mueve temblores
en tanto, los grillos cantan
la luz de las pasiones.
El barro ahí, los grillos ahí,
luego un cántaro
cocido en el fuego
del abrazo

donde duerme la araña cansada
que alimentó mis ojos.
Ahora veo tu lengua
clavada en mi cuello.
El cuarto es el cielo
que se abre
cuando amoldo tu cuerpo cansado
en el barro de mis deseos
mientras los grillos cantan
canciones de arco iris.



Bote de luz

Sobre tu piel navega un bote
y un delfín se da a contraluz
en tus ojos abismales y suicidas
con ese delirio de naufragar
en cada puerto entre tanto amor.
Gitana de anillos ebrios.
Gitana de luces
cintura hermosa de arena
cabellos de algas y granizos.
Mujer donde nace la niebla
mariposa inmensa de luz
conjunción del mar y la tarde
fundidos en el coito
de la tarde.
Por todo ello he aprendido a graficar
el cielo como un jinete con espuelas
silenciosamente cabalgando
de piel a piel.
ahota tu entrega es un bote de luz
en el linaje torrentoso de mi cuerpo.




Amarte en oración

Quiero amarte
de la forma más ruin posible
penetrando la oscura gruta
con mis dedos de viudez eterna
Quiero amarte
acariciando tu piel, tus senos,
buscando tus pezones electrizados
a punta de sueño.
Quiero amarte con temblores y arrebatos
sin importarme los curiosos
que miran cómo te tomo la cintura,
cómo mis manos navegan tus muslos,
tus glúteos preciosos.
Así, quiero amarte
destrozando las hierbas de un parque
revolcándome como un loco sobre tu cuerpo
llenándote de besos.
Así amo y quiero amarte
en la profundidad del éxtasis
con mi locura,
y mi sinceridad que todo borra.
Así quiero amarte
desnudándote bajo la sombra
cabalgando grácil en tus gemidos
arrancándote a amar como amo.
Ama como se ama lo ínfimo
y entrégate con todo
a mi espalda de deseo.
Amémonos así
Tú, mordiendo mis labios
y yo acariciando tus cabellos de diosa
amémonos así sin prohibiciones
hasta crear el universo en nuestros ombligos
como oración eterna.



UNIVERSO DE TU CUERPO

Algunos aprenden a tocar melodías hermosas en el piano
pero a mi me basta tocar tu cuerpo
y arrancarle el fuego dormido a tu edad.
Algunos se vuelven sabios de tanto leer el cielo infinito
pero a mi me basta explorar la geografía pálida de tus latidos.
Algunos escriben cartas de pasión
mirando las tardes pobladas de gorriones y estrellas
a mi me basta dibujar con mi lengua los pliegues de tu saliva de azúcar y vino
y así, estrellarme de puro gozo en la profundidad de tus gemidos.
Algunos dicen sentir la felicidad
cuando cogen gotas de agua de un cuerpo
y recorren las calles abrazando la misma sombra del deseo y la locura
a mi sólo me basta dormirme en tu cuerpo de duna
sentir tu olor a algas
atizar tu boca encendida
silenciar mi voz con tu risa
aprender la lección de tu limpieza
recorrer de punta a punta tus venas
ahogarme de música con tus murmullos
dibujarme en el lunar secreto de tus músculos
esculpir tu cuello de humo con el cristal de mis dedos
beberme el sudor del surtidor de tu ombligo
respirar tus palabras de agua y tierra
adornar de hormigas ebrias tu cintura
vivir infinitamente sobre tu bóveda de paraíso
sólo eso me basta para entenderte.



SONIDO

Tocan tu ventana
Y no abres
Por que el viento
Puede dañar tus cabellos
Tocan tu puerta
Y no abres
Por que un hombre
Viene a cobrarte una deuda
Tocan la casa
Y levantas la mirada
Al cielo
Sabes que no podrás
Negarte a abrir
Pues un ventarrón
Te elevará al aire
Y tu negativa
No servirá para nada
Pues junto a ti
Esta el hombre
El viento
Que ahora abrazas
Y te elevan a cumplir
Con tu deuda



INCENDIO

Se que incendio tu cuerpo y la sombra de tu alma
te conozco tanto
que las torres inventadas en tu nombre
me saben a dulce melancolía de viejo
que ante ti mi memoria
esta hecha para el silencio
como ahora
que miro como nacen los caracoles bajo la lluvia
cuando incendio la pradera eléctrica de tu lengua.



DESEO

No voy a morir
sin tocar tu piel
sin saber que olor tiene tu boca
sin saber que paloma se ha escondido
en tu pecho,
sin haber olfateado tus muslos
sin saber a que sabe tu cuello
cortado por mis dientes
No voy a morir
pero ya vez mis palabras
me van demostrando lo contrario
estoy muriendo por ti bajo la luna
Hechicera.



RECUERDO

De ti me queda una gota
un pedazo de carne y un caballo de aire.
Hoy estoy juntando los fragmentos de tu risa
esa risa de iglesia infernal
esa mueca marina que me ahoga
en el vino rojo de mi pasión.
De ti me queda esa noche larga de lejanía
ese mar inmenso de locura
ya vez, algún día me agradecerás
haberte recordado en este poema.



LA MÚSICA VIOLETA (poesía) / RAÚL JURADO PÁRRAGA

El escritor y docente universitario, Raúl Jurado Párraga después de varios años nos entrega un nuevo poemario titulado “La música violeta”. Poesía que toca la parte más íntima, sensual y erótica de la mujer.  El hombre está ahí para contar esos tal vez furtivos sueños o sólo son historias que nuestra mente nos sirve en aquella mesa sublime y fresca del amor. Podríamos hacer un estudio riguroso de este libro, pero qué más si el mismo lector con una lectura minuciosa, puede disfrutar del encanto,de lo más secreto de su poesía.  Raúl Jurado y sus versos atraparán hasta el más sensible o tenaz lector, al final jugará con sus sueños y sus actos carnales.  (W.G.P)



ABANICO

Como abanico
de rosa blanca
tu cuerpo prohibido
se me pega como filigrana
de agua
después de las oraciones
de una desnuda comunión
entre la suavidad de tu piel
y la aspereza de mis movimientos.






Del libro “21 poetas del XXI”

Caldo de cabeza

Fueron los wankas los guerreros que se comían
la cabeza de sus enemigos bajo la luz de la luna
fueron los hispanos los antiguerreros que se comían
sus miserias escondidos bajo la sombra de sus miedos
oliendo el oro de sus sueños
pero esto es parte de la historia que nunca se escribirá 
lo que quiero en todo caso es referir la crónica del caldo de cabeza 
tomar en todo caso apunte de lo que aquí se cuenta prender el fogón 
con bostas, pedazos de madera 
y atizar hasta llegar a la misma puerta del infierno  
colocar una gran olla, verter el mote limpio 
aumentar el fuego hasta rechinar la furia de la candela 
agregar la cabeza, patas del merino 
y dejar que paguen sus culpas hasta hacerse suaves como  
la pulpa de la chirimoya, 
más adelante aumentar mondongo, tripas y carne cocinar por horas, horas, 
horas buscar un poco de sal, 
picar rápido perejil, cebolla china y limón  
¡ay caray! Verán lo que pasa.





-

JORGE LUIS RONCAL [19.701]

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JORGE LUIS RONCAL

Nació en Perú en 1955. Escritor, editor y periodista. Estudió en la Universidad Mayor de San Marcos entre 1976 y 1982, en donde ejerció la docencia desde 1983 hasta 1985. Publicó los libros de poesía Discurso de las Intenciones puras )1ra Ed., 1976, y 2da. Ed., 1984,  Cuadernos del hipocampo, 3ra. Ed., Lluvia editores, 2001; Canción de la esperanza (Arte idea editores, 1999) y Patria de la ternura (Arteidea editores, 1991). En 2007 publicó Hojas de hierba. Reflexiones sobre el libro y la lectura en el Perú (Arteidea). En 1976 obtuvo con la primera versión Discurso... el premio de poesía José María Arguedas que organizó la Asociación Universitaria Nisei del Perú. Codirigió las revistas Disturbios y Alma matinal. Actualmente dirige el proyecto editorial Arteidea, es coeditor de la revista de cultura del mismo nombre y prepara la edición de un libro de textos críticos sobre literatura y cultura. Integra el Gremio de Escritores del Perú



Redoble de amor por la poesía y la belleza

Te mirarán como a un bicho raro, un duende, un aparecido
como a un desquiciado sin nombre y sin memoria

Pretenderán que le cantes al ruiseñor, las libélulas, los lirios
a la inmaculada concepción
a la bondad de las inversiones extranjeras
al crecimiento sostenido de la economía

Te ofrecerán el oro y el moro
un cheque en blanco
el premio nóbel de la paz (de los cementerios)
la mujer más bella de la tierra
el varón más hermoso del planeta
la presidencia del congreso

Te guiñarán el ojo
te contarán el cuento
te pasarán la mano, te susurrarán al oído,
te aplaudirán afiebrados antes de escucharte
dirán que eres lo máximo, lo ya no ya, el despelote

Prometerán coronarte en la explanada de Palacio
otorgarte el laurel de oro de los vates
el premio mundial de poesía
la beca más sabrosa de por vida
llenarte de medallas y diplomas 
y el honoris causa de Harvard 

Desearán que desconozcas a Mariátegui y Vallejo
que te olvides de Oquendo, Arguedas y Churata
que te enemistes con Romualdo, Rose, Scorza y Valcárcel
que consideres aventureros e ilusos a Heraud y al Che Guevara
piezas de museo al Grupo Intelectual Primero de Mayo
y al Grupo Narración
y huacos inservibles a Mazzi, Huanay y Bacacorzo

Querrán expropiarte el ritmo y la cadencia
confiscarte la métrica, las imágenes, la magia y la sorpresa 
hurtarte la alegría de río turbulento
arrebarte la frescura, rebeldía y desenfado de tu pueblo
extirparte la insurgencia 
arrancarte de cuajo el manantial de palabras que deslumbran

Te expulsarán de los parques, las plazas y las calles
y brotarás danzando en las montañas

Arruinarán tus poemas clandestinos 
tus versos de amor en servilletas
y tú, obstinada, digna, irreverente
esculpirás tus graffitis en cerros y paredes

Te expulsarán del viento y volverás como tormenta
te arrojarán del cielo y crecerá tu incendio
te impondrán la última versión de la mordaza, el grillete, la capucha
y tu música se escuchará hasta en la luna

Querrán mutilarte los sueños
matar tus ilusiones
enterrar tu júbilo, tu risa, tu jarana

Violarán el cuarto del poeta
causarán destrozos, romperán la única mesa de escritura
sembrarán dinamita, propaganda, manuscritos
para encerrarte de por vida en Piedras Gordas

Te enseñarán sus fauces, sus colmillos, sus metracas
te harán una pasantía por las torturas más horrendas
te mostrarán el rincón donde mueren los presos olvidados
buscarán trabajarte al susto con las fosas de la guerra

Te reventarán el pecho a culatazos
te colgarán de las uñas
te aplicarán el submarino
y crecerá tu sonrisa de muchacha enamorada 

Querrán romperte y corromperte

Querrán silenciarte y mancillarte

Querrán desaparecerte del mapa para siempre

Querrán quebrarte y no podrán quebrarte

Querrán comprarte y no podrán comprarte

¡Querrán callarte y no podrán callarte!




DISCURSO DE LAS INTENSIONES PURAS

1

CONTIGO las desgracias no son ciertas y las dudas
son fugaces cuando tu rostro despierta brillante
entre la multitud callan los pájaros oscuros
de la tarde no son ciertos los suicidios suaves
de la risa y estás más allá del mundo de los vivos
de las formas de vivir que es despedirse
pausadamente de la infancia o tirar al mar
los sentimientos y volver sin sobresaltos a regar
las rosas muertas
contigo no hay apuro por llegar a la ternura
sin nostalgias y sin besos que despidan las
nostalgias y llegas inmensa como las aves
silvestres a controlar mis emociones introduciendo
tus ojos en mi piel a destruir
el jardín de sombras que florece en la rutina
a armarte de canciones que desordenen
la soledad del lugar que albergó tu ausencia



2

Permíteme entrar en ti como cualquier mortal
dispersarme en tu piel como la luz
que ilumina la hermosura de la ciudad destruida
confesar mis sentimientos ahora que todos pasean
con su exacta y justa manera de ver las cosas
recíbeme bien en tu refugio de carne empedrada
no escuchemos ya el griterío de las calles que es
mirada o frase que se esconde o huye de su tiempo
déjame definir en tus ojos las intenciones puras
reposar en ti como la sombra de las aves que cae sobre el mar
después de besar tu pueblo más lejano



3

Para qué he de buscar conquistar
ecuaciones distintas al privilegio de permanecer
por encima de las sombras
que amenazaran destrozar el optimismo
en tu mundo
en tu ciudad sin fronteras ni custodios del orden
habitarte
inaugurarte
ser la suave bulla que hiere tu calma
como las avenidas desiertas que hieren mis ojos
a la condición de feliz desvalido
que hurgara en tus pechos
la algarabía total o la muerte del silencio
una rama de donde colgarse y contemplar la euforia
si tu cuerpo es la brújula
explendor de mercurio en mi ruta
para qué recurrir a estaciones falsas
o flores que adornen la celebración del olvido.



4

No son nuestros los bienes heredados de la época
hay espinas en el camino pero hay también rosas
en los riscos y los desfiladeros y todo el amor
que se dice en un saludo es el bote o canoa repleto
de corazones que invadiera de margaritas
el corazón de los seres tiernos
y te pido desesperadamente que no seas más la luz
efímera que yace calcinada debajo de los astros
y aunque hayamos visto sonreír fugazmente a la
historia no busquemos explicaciones en las batallas
sin sangre bajo el sol de la paz
o en las siluetas fugaces de los héroes porque
sólo queda embellecer el paisaje de los siglos
como el suspiro de gozo que embellece tu vientre
cuando desciendes como lluvia en la noche
como una cosa sencilla o suave
más allá de los desastres
sin nombrar las batallas ni los símbolos envuelta
en la única bandera inviolale que es el vacío



CANCIÓN DESESPERADA

¡DETENTE en mi llanura con tus ojos que descubren precipicios
que filman emociones
y como un navío vespertino que interrumpe el sueño de los mares
la paz de los estíos
emerge en medio del silencio airada cual si fueras la única
tripulante de la niebla
incendia la soledad clávate como una pira entre mi cuerpo
y sus derrotas
y ríe errante solitaria trotando de canto a canto igual
que la última soberana de un sol que se desangra!

¡Que me azote tu larga cabellera como crin anochecida
o huracán que asola los sembríos
viento que organiza los disturbios tu cabellera que enuncia la lluvia!
He soñado con su fulgor de topacio en las calles inciertas
o en los bares noctámbulos
que me hiera frenéticamente en el rostro en el pecho
tu pelo altivo y victorioso
que me envuelva en su torrente de música eléctrica
en su cólera de río desbocado.

¡Déjame morir muchacha en el vértigo sensual de tu mirada
Déjame arañar desesperado tu cuerpo o la sombra de tu cuerpo
caudaloso
déjame morder como un suicida tus labios de ámbar no flor artificial
sino pozo de agua magnética!
¡déjame trepar hasta tu cuello aferrarme a tus hombros
cual si fuesen imanes o polvos de la vida
Y después caer ruidosamente hasta besar tus pies y reposar
desfallecido con mi cuerpo ausente pero tuyo!



El Discurso de Roncal
Lluvia editores, 2011


CUESTION PREVIA


4

Oh Realidad
hasta ahora
sólo hemos alcanzado tu desprestigio
pero nuestras sonrisas
son antorchas de flores incendiando la bruma
y los recuerdos
paja quemada en la memoria joven
y nos queda mucho tiempo
para hacer el amor y la guerra
para montar en el potro salvaje de la alegría
porque es nuestra definitivamente la belleza
y cada noche que descifro tu cuerpo
ya no hallo misterio en tus ojos
en tus labios solo existe el idioma del gusto
y son doradas las gotas de lluvia
que llegan a bañar tu cabello
a renovar la energía para la fase final
y en este campo de batallas y rosas
le daremos forma a la única luz
al sol
que florece en los brazos olvidados
aun cuando nos esperen los días del odio
o nostalgia
nuestros cuerpos confundidos en la oscuridad
serán dardos azules
que exterminen las sombras.



Contrapoética. Balada urbana por el prodigio de tus ojos
Arteidea Grupo Editorial, 2016


CONTRAPOÉTICA 2

Como en el vals “Chola linda”
de Acosta Ojeda
en mis labios vives tú
en tus ojos muero yo
por ello
respírame
arómame
entupiélame
oloréame
entuentráñame
enturaízame
entiérname
enamoarómame
finalmente
enlapídame
en tu mirada

Este poema dedicado a su señora esposa, con quien lleva 25 años de casado.


CONTRAPOÉTICA 3

No voy a prometerte nada
nada que no se mire, ni se toque ni se pueda acariciar
y que, por lo mismo, se haría polvo en el viento de tu aroma

No, ninguna promesa que pueda hundirse
como arena movediza
y con ella los sueños que rozamos desde siempre

No voy a ofrecerte el cielo
menos la luna
ni el puñado de estrellas que desde lo alto
brillan en las manos de la aurora

No las flores 
ni los paseos nocturnos de la mano 
una sombra, un solo cuerpo, un rumor
de yerba, de riachuelo, de hojas desmayadas

No voy a dedicarte los versos de amor 
que alguna vez sorprendieron tus sentidos
y lapidaron con ternura la nostalgia

Ninguna terapia de signos o de gestos o recetas
que no sea besarte cada milímetro de herida
porque finalmente el prodigio, la fortaleza
el mar y el sol de la gran definición 
anida en el filo implacable de los ojos 
que ahora me miran y encarcelan para siempre…



CONTRAPOÉTICA 4

Podría amancerme buscando en yutu la canción que te apasiona, el tema que pueda encender tu rubor hasta el incendio

Podría poner"me gusta" a todo lo que cuelgues en el feis, a ciegas, sin leer, y compartirlo afiebrado como quien gana puntos en tu registro del querer

Podría buscar el ramo de rosas mas bonito y hacerte un meme full corazón, pura sorpresa, pegarlo e tu biografía y esperar, esperar...

Podría navegar (navegar sentado, qué paradoja) alucinado, webear a forro, hasta arruinarme para siempre las yemas de los dedos, en pos del texto inolvidable, de la imagen milagrosa...

O tal vez caminar por Wilson, ir y venir, extraviarme en ese mar de gentes y procurar el ciberhallazgo que capture tu atención y te ilusione

Podría desafiar a la tombería gritando a los cuatro vientos los crímenes de Ollanta y re refilón al soplonaje que se embosca disparando el flash de la miseria y ganar así una primera plana en la mula o el útero de marita

Podría hacer mil cosas en la net pero nada, absolutamente nada podría transmitirte el nervio de estos versos temblorosos que apuestan la vida por instalarse para siempre en el prodigio de tus ojos









.

ANNE SIMPSON [19.702]

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ANNE SIMPSON

Anne Simpson (1956) Toronto, Canadá. Poeta, novelista y educadora. Universidad de St. Francis Xavier, Antigonish, Nueva Escocia, Canadá, coordinador del centro de la escritura. Universidad de New Brunswick, Fredericton, New Brunswick, Canadá, escritor en residencia, 2002-03.Miembro de la Federación de Escritores de Nueva Escocia.

PREMIOS, HONORES:

Lina Chartrand Award, 1997; Journey Prize (shared with Gabriella Goliger), 1997, for "Dreaming Snow"; Chapters/Robertson Davies Prize finalist, 1999, for unpublished manuscript of Canterbury Beach; Bliss Carman Poetry Award, 1999, for "Little Stories"; Gerald Lampert Award, League of Canadian Poets, 2001, Atlantic Poetry Prize, Writers' Federation of Nova Scotia, 2001, and Pat Lowther Poetry Award finalist, all for Light Falls through You; Thomas Head Raddall Atlantic Fiction Award shortlist, 2002, for Canterbury Beach; Governor General's Literary Award nominee, for Loop.

LIBROS:

Light Falls through You (poetry), McClelland & Stewart (Toronto, Ontario, Canada), 2000.
Canterbury Beach, Penguin Canada (Toronto, Ontario, Canada), 2001.
Loop (poetry), McClelland & Stewart (Toronto, Ontario, Canada), 2003.
Quick - 2007 McClelland and Stewart






Quick - 2007 McClelland and Stewart



Mano 

Él tenía seis pies de altura, más o menos. Su cuerpo estaba envuelto en blanco, como una gasa alrededor de una torta de Navidad, impidiendo que el ron se derrame. Sólo su mano amarilla se había desenvuelto, y la tomé en la mía, pesando su peso. Sus uñas, que deben haber crecido después de muerto, debían ser cortadas. No me dejo ir. Me aferré como si estuviéramos a punto de tomar la palabra. 



Corazón 

La mujer abrió la caja torácica de él como si se tratara de una puerta y extrajo su corazón. Debería haber brillado. Debería habernos hecho gritar. Giró el pequeño mango, lo metió dentro. Me acordé del martín pescador que golpeó la ventana: los pies rizados, el impacto de las plumas azules desbordando su cabeza, un ojo negro, brillando. ¿Si lo hubiera matado? Eso no era el punto era la tranquilidad. 



Cabeza 

Estaba tan cerca como para tocar su oído, con los ojos fuertemente cerrados. Sus cejas podrían haber sido cepilladas con oro. Si hubiera sido griego, le hubieran dado una corona de hojas. Las mujeres se han lavado su cuerpo con agua de mar, y después, los dolientes contratados habrían cantado el kommoi. Había un mapa exquisitamente dibujado en el interior de su cráneo, con largos zarcillos de río desembocando en el mar. Había llegado tan lejos ya. Mas tarde iría a deslizarse río abajo en la balsa orgulloso de su cuerpo. 



Palas 

Al lado de la catedral los hombres están cavando duro. Ella se pregunta qué están buscando. Ella está haciendo las cosas de siempre, espolvoreando y etiquetando. Ella estuvo ordenando los platos chicos de hielo, en una punta del río, nieve de la última ventisca. Además, ella estuvo prestando atención al viento, que no es más que un anhelo de tocar. Los hombres pasan su tiempo sabiamente, memorizando cómo las palas se reflejan en el sol. Ella estudia la forma en que cavan. Pronto terminarán. Tienen un agujero de buen tamaño, y luego volverán para ver dentro. Ella está esperando al cuervo negro, la forma en que atenta el cielo, haciendo un sonido pedernal. 



Fuego 

Él se está acostumbrando. Cada mañana cuando se despierta, ve fuego en las palmas de sus manos. Las llamas son pequeñas pero distraen. Todo lo que toca inicia el fuego: la silla, la mesa, incluso el espejo. Ahora él está aprendiendo por su cuenta a levantar una cosa a la vez, cuidadosamente. Él sabe que es un regalo de los dioses, pero a veces desea que ellos vuelvan. Pronto será capaz de poner dentro de sus costillas y sacarlo cuando lo necesite. 



Luz 

La luz se desliza a través de su piel cuando ella se mueve sus brazos. Fluye sobre ella y se precipita. Hay días cuando se vierte a través de ella. Piensa en el verano en que Matisse trabajó en Collioure. Él comenzaba a pintar antes del amanecer y trabajaba todo el día, hora tras hora. Trabajaba hasta que sus manos estaban cansadas, pero aun así no se detuvo. A veces había tanta luz en el océano que pensó que quedaría ciego. 



Entre ellas 

La bola de estiércol estaba incrustada en una ramita: el escarabajo pelotero tuvo que resolver el problema. Primero lo empujó, después se fue por debajo. Finalmente liberó el estiércol de la rama y siguió su camino. Sísifo trabajó tan duro como esto - trabajando, trabajando. Después de un tiempo empezó a amar a la roca. Amaba las colinas. Podía sentir a sí mismo entre ellas. 



Lirio 

Se abren. Ayer estaban enrolladas, apretadas. Ahora las alfombras ceremoniales han sido desenrolladas. Pronto un Papa en miniatura vendrá a situarse en el balcón. Nadie será capaz de oír lo que dice. Escuchar con atención las pequeñas campanas, para observar el destello de algo dorado. Después de las oraciones, las hojas del pasto serán bendecidas. Dentro de cada cosa vos podés ver la amplitud de las catedrales. 



Playa 

Bajo sus dedos hay marras, de hoja fina, y un rezago de guisante de playa. Un poco más lejos: el cráneo de un ciervo o un perro, medio enterrado en la arena. La placa plateada - donde está descansando su cabeza - no es más que un hueso blanqueado. No se sabe que es lo que la hace llorar. Mira todas esas mujeres, vistiendo saris azules profundos, inclinándose de un lado a otro, en el océano. Miles, fila tras fila. ¿Están gimiendo o rezando? Escuchá. Seguro que están tratando de decirle algo. 



Sabios 

Hay pagodas blanco rosáceas en el árbol de la castaña. En cada pagoda hay un sabio, con los brazos envueltos en seda. Ella pasa el árbol, escuchando. Al principio, ella no oye nada. ¿Qué es lo que estás buscando? pregunta uno. Hay susurros, suaves, lentos. Se están moviendo a través de los pisos pulidos de las pagodas en los pies calzados con zapatillas. Tenés el poder de matar, dice otro. Hace una pausa, pero sólo hay viento, un velo de lluvia después de otro. ¿No sabías esto? 

(versiones en castellano: Hugo Zonáglez) 



Hand 

He was six feet tall, give or take. His body was wrapped in white, like cheesecloth around Christmas cake, keeping the rum from leaking away. Only his yellow hand had been unwrapped, and I took  it in mine, weighing its heaviness. His fingernails, which must have grown after death, needed to be clipped. I didn't let go. I held on as if we were about to take the floor. 



Heart  

The woman opened his rib cage as if it were a door and removed his heart. It should have glowed. It should have made us cry out. She turned the small mango around, tucked it back inside. I recalled the kingfisher that hit the window: curled feet, shock of blue feathers cresting its head, a black eye, shining. Had I killed it? That wasn't the point was the stillness. 



Head 

I was close enough to touch his ear, his heavily lidded eyes. His brows might have been brushed with gold. If he'd been Greek, they'd have given him a wreath of leaves. Women would have washed his  body with sea water, and afterwards, hired mourners would have sung the kommoi. There was an exquisitely drawn map on the inside of his skull, with long tendrils of river ending at the sea. He'd come so far already. Later he would glide downriver in the proud raft of his body. 



Shovels 

Beside the cathedral men are digging hard. She wonders what they're looking for. She's doing the usual things, dusting and labelling. She's been arranging small platters of ice, a bend in the river, snow from the last blizzard. Also, she's been paying attention to wind, which is merely a longing to touch. The men spend their time wisely, memorizing how shovels glint in the sun. She studies the way they dig. Soon they'll come to an end. They'll have a good-sized hole, and then they'll stand back to look into it. She's waiting for the black crow, the way it strikes sky, making a flinty sound. 



Fire 

He's getting used to it. Each morning when he wakes, he sees fire on the palms of his hands. The flames are small but distracting. Whatever he touches starts on fire: the chair, the table, even the mirror. Now he's teaching himself to pick up one thing at a time, carefully. He knows it's a gift from the gods, but sometimes he wishes they'd take it back. Soon he'll be able to put it inside his ribs and take it out whenever he needs it. 



Light 

The light glides across her skin when she moves her arms. It streams over her and rushes away. There are days when it pours right through her. She thinks of the summer Matisse worked at Collioure. He began painting before dawn and worked through the day, hour after hour. He worked until his hands were tired, but even then he didn't stop. Sometimes there was so much light on the ocean he thought it would blind him. 



Between 

The ball of dung was impaled on a twig: the dung beetle had to solve  the problem. First it pushed, then it went underneath. Finally it freed the dung from the twig and kept going. Sisyphus worked as hard as this - toiling, toiling. After a while he began to love the rock. He loved the hill. He could feel himself between them. 



Iris 

It opens. Yesterday it was furled, tight. Now the ceremonial carpets have been unrolled. Soon a miniature pope will come to stand at the balcony. No one will be able to hear what he's saying. Listen closely for the tiny bells, watch for the flicker of something gold. After the prayers, the blades of grass will be blessed. Inside each thing you can see the spaciousness of cathedrals. 



Beach 

Under her fingers there's marram grass, blade-thin, and a straggle of beach pea. Further away: the skull of a deer or a dog, half-buried in sand. The silvery log - where she's resting her head - is nothing more than a bleached bone. There's no telling what makes her cry. Look at all those women, wearing deep blue saris, leaning this way and that, in the ocean. Thousands, row on row. Are they moaning or praying? Listen. Surely they're trying to tell her something. 



Sages 

There are pinkish-white pagodas on the chestnut tree. In each pagoda is a sage, his arms folded in silk. She passes the tree, listening. At first she doesn't hear anything. What is it you're seeking? asks one. There are whispers, soft shufflings. They're moving across the polished floors of the pagodas on slippered feet. You have the power to kill, says another. She pauses, but there is only wind, one veil of rain after another. Didn't you know this? 

Anne Simpson (1956) Toronto, Canadá Quick - 2007 McClelland and Stewart






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EMILIO LASCANO TEGUI [19.703]

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Emilio Lascano Tegui

Emilio Lascano Tegui, o Vizconde de Lascano Tegui, (Concepción del Uruguay, Entre Ríos, 1887 - Buenos Aires, 23 de abril de 1966) fue un escritor, pintor y diplomático argentino.

Fue hijo de padre argentino y madre uruguaya. El político radical Juan José Frugoni lo inició en la poesía al enseñarle métrica. Al poco tiempo, entre 1905 y 1907, compuso sus primeros discursos públicos en octosílabos rimados provocando la risa de quienes lo oían.

En 1908 viajó a Europa como traductor de la Oficina Internacional de Correos y se dedicó a recorrer a pie Francia, Italia y el norte de África. Durante esa etapa, en compañía de Fernán Félix de Amador, se dedicó a la poesía mientras se aficionaba a los viajes. Fue entonces cuando decidió modificar su apellido de origen vasco y transformarlo en uno compuesto y, en el año 1909 aproximadamente, le antepuso el título de vizconde con el que firmaría su primer libro: La sombra de la Empusa, publicado en mayo de 1910.

Fue en 1914 cuando decidió establecerse en París, donde se hizo amigo de Picasso y Apollinaire, y ejerció de mecánico dental durante la Primera Guerra Mundial. A lo largo de su vida tuvo diversos trabajos. Fue pintor muralista, cocinero y conservador de museo. En 1923 fue designado cónsul en Caracas y en 1940 en Los Ángeles donde permaneció hasta 1944.

Vivió sus últimos años en Buenos Aires, donde falleció el 23 de abril de 1966.

BIBLIOGRAFÍA

La sombra de la Empusa, poemas (1910); Blanco..., poemas (1911); El árbol que canta, poemas (1912); Al fragor de la revolución, prosa (1922); De la elegancia mientras se duerme, novela (1925); Les bannières d’Obligado, prosa (1930); El libro celeste, prosa (1936); Album de familia, prosa (1936); Venezuela adentro, ensayo (1940); La paradoja del campo venezolano, ensayo (1940); Muchacho de San Telmo, poemas (1944).




AL AQUELARRE

Viejas caducas, sumisas,
polvo de congregaciones,
que numeran los sermones
y las peregrinaciones;
y que han perdido sus risas
a la sombra de las misas:
hostia!
Viejas sátrapas, espionas;
aroma de los santuarios,
riqueza de los osarios,
viejas corvas, dromedarios,
viejas feas, solteronas,
viejas viudas y lloronas;
esencia de mezquindad,
doctas en cosas prohibidas,
que van de negro vestidas
pues deben luto a las vidas
de los pobres de orfandad
que mató su caridad:
hostia!
Carne de las disciplinas,
coguelmo de los errores;
que en los solos corredores
dejan a sus confesores
la carne de sus sobrinas,
viejas sacras celestinas,
que hablan bajo de Jesús
en las frías catedrales
y sienten rabias sexuales:
comprendiendo los misales
y admirando a media luz
al Cristo que está en la cruz:
rezad, cuando hoy todo muere,
y es escoria lo que fuere
premisa del mundo antiguo.
Por vosotras, en exiguo,
el diablo reza un ambiguo
miserere.

Robinson-Seaux. 1909.
(De La sombra de la Empusa, París (Buenos Aires), 1910)



TRAGEDIA ANTIGUA

In memoriam para Alfonsina Storni

Salió de noche para ver la Luna.
Dejó la casa, el mueble y el recuerdo,
y entró en la sombra como en una urna.

Miró hacia el mar, ese enemigo nuestro
—que somos barro y vanidad solubles—
y opuso al fiero mar, su frágil cuerpo.

Su cabeza plateada por la gloria
pensó —ya tarde— en sonreír al cielo
yendo en los anchos brazos de la ola.

El mar que lleva el cuerpo de la Atlántida
y sabe de amarguras infinitas,
sorbió la más salobre de sus lágrimas.

Por desafiar la mar, grano de arena,
las aguas la llevaron a la playa
vacía de alma, la pupila ciega.

Y fue una noche de temible angustia
en que olvidó la casa y el recuerdo
y las alas, quebradas, de su musa.

(Nosotros, segunda época, año 4,
vol. 9, n° 37, abril de 1939)



MUCHACHO DE SAN TELMO 

Pongo menudos recuerdos
en el pecho de este libro,
de un barrio que fue el juguete
que la ciudad diera al niño;
de una infancia que se aleja
las manos en los bolsillos,
escribiendo en las paredes
con las tizas del silbido.
Su escenario, fue algo chato,
—sus horizontes, baldíos—
pero a las cuestas del viento
trepó con patas de chivo
y sus barriletes fueron
a abrirle a Dios un postigo.
No supo de amor, que nunca
en mujer gastó suspiros,
que no conoció amarguras,
sino dulce de membrillo. 
Libro que escribe un muchacho
por vagabundo y perdido .
siguiendo, de cerca, el humo
de su primer cigarrillo.
**
Cuando estoy hilando versos
y mirando hacia mi barrio,
color, distancia, perfume,
le dan relieves al cuadro
y oigo una pobre guitarra,
como en la casa de al Iado...
Es música misteriosa
y me penetra su encanto.
Tiene el sello de la infancia.
Yo la oí siendo muchacho.
Hoy, me llega desde lejos.
¿Es el arrorró del árbol?
De las palabras humildes,
viene tomada del brazo,
musiquita de percal
que cosió la hebra del llanto.
Yo la entendí siendo niño.
Alguien sufría en el barrio.
No le conocí la cara
y nunca le di la mano.
Era un músico. Organillo,
guitarra; ocarina, piano,
tocó con igual empeño,
pero sin salir del cuarto

Su destino fue hacer música
para llenar el espacio,
acompañando la pena
que flota en los barrios bajos
cuando sufren las mujeres
y lloran sus desencantos;
cuando se llevan las manos
hacia Dios que está en lo alto;
cuando se cierran las puertas
y cuando parten los barcos
y cuando los hombres ponen
dudas en sus relicarios...

Yo no hago versos. Escribo
con tinta color del tiempo,
el cronicón de la infancia
de mi barrio con recuerdos
algo salidos de foco.
Soy fotógrafo inexperto,
con las placas desveladas
y el bromuro, amarillento.
Son las pruebas de un pasado
muy pobrecito, por cierto.
Álbum de fotografías
borrosas, ojos de ciego,
que no ven ya para afuera
y que espían hacia dentro.

iImágenes de la infancia!
—aplastadas en los álbumes—
cómo estáis descoloridas,
escenas y personajes!...
El paisaje de esa época,
era bien pobre en detalles:
un banco, una silla, piedras,
una avenida de palmas
y una columna raquítica
que no sostenía a nadie.
E! cielo, no tuvo nubes.
Sólo el aire es importante.
y son tan duros los héroes
que usan ropas impermeables.
Siempre están en primer plano.
El resto, de nada vale.
No diafragmaban los lentes
de la Casa de Lepage
(hoy Max Glusman). Eran rígidos
con amor propio de alambre.
No había profundidad,
ni retratando en la calle
y, corrigiendo defectos,
el fotógrafo alabable
colocó en fondos postizos,
columnas y ojivas árabes,
perdidas entre palmeras
y hora única, la tarde.
Yo me retraté en San Telmo,
y se creería que en Nápoles
porque se ve, a mis espaldas,
al Vesuvio detonante
con una mecha de humo.
¿Detrás mío?... ¡Qué desaire!

Fotógrafos errabundos
por el puerto, la Avenida,
la Recoleta, el Zoológico
y, en el camino de misa,
andaban pescando clientes,
niños, sirvientes y misias,
con un armatoste a cuestas
y sus modelos en ristra.
Con unas manos muy sucias
—siempre de luto vestidas¬—
después de muchos esfuerzos,
contratiempos y fatigas,
tomando actitudes sabias
—y otras no menos fingidas—
era el parto de los montes:
sólo una prueba obtenían.
Y, para hacerla brillante,
sólo un barniz: la saliva.
El cáncer profesional
llevó la lengua al artista.
i Lengua con hiposulfito,
y amarga como la quina!


*


Fue tan ruda la paliza
que recibí de mi madre
—con el lomo de un cepillo¬—
que decidí suicidarme.
Con lágrimas en los ojos
que no eran de cobarde,
me eché escaleras abajo
y seguí calle adelante.
En pocos minutos hice
toda la calle Balcarce.
A medida que corría,
el espíritu calmábase
y, del suicida, saqué
un niño con ojos grandes
que descubría comarcas
y almacenaba paisajes.

Se paraba en las esquinas,
y era el dueño de la calle.
Así nació un vagabundo
cuando pensé suicidarme,
rehuyendo el hogar injusto
y el cepillo de mi madre.
Así nació un argonauta,
y así yo monté las naves,
que el crepúsculo prepara
nubes con formas amables
y me llevan, desde entonces,
sobre la tierra y los mares.
¡Alabado sea el cepillo;
y alabada sea mi madre!

(1895)
De Muchacho de San Telmo (1895), Buenos Aires, Editorial Guillermo Kraft Ltda., 1944



MISTERIOSA...

A la sombra pálida
de Josefina H. P.


Misteriosa,
sensitiva del Silencio....
Tú que hiciste de la espera
sortijas para tus dedos.
La triste,
la pálida del endeble cuerpo;
la que viene de los barrios bajos
costeando los cercos,
"la viuda"
la aparecida,
de las callejas y huecos;
Misteriosa,
sensitiva del Silencio...
oye:

¿Por qué huyes y rehuyes 
mi encuentro? 
Indecible,
ilusa hermana del Tiempo, 
tú la demacrada 
y aquel siempre Viejo. 
¿Qué tienes, que quieres ser 
sólo la sombra del cuerpo
en el zaguán inconcluible 
del enigmático espejo? 
Misteriosa,
sensitiva del Silencio...
oye:
Mis pómulos flacos,
mis sienes de enfermo,
amarillos en la esencia
de tu ensueño,
¿no debieron merecerte?;
¿qué te he hecho
que el vampiro
del eterno
femenino por la nuca
va chupándome el cerebro?
Misteriosa,
sensitiva del Silencio...
oye:

No quiero tu carne. 
Amo tu esqueleto 
sólo, y allá en las mandíbulas
un nervio
o algo en que pondrían 
mis labios sus besos. 
Quiérote, vieja ó muerta; 
(siempre has de tener los huesos) 
Misteriosa,
sensitiva del Silencio...
oye:

Que soy hombre malo?
Que poeta perverso?
Yo soy Inocente
de mi alma de perro.
Dadme tu bondad,
que para mi son tus huesos.
Que si tú eres buena,
yo malvado y feo,
¿di, por qué no quieres
que justifiquemos,
el amor de una paloma,
por un gato negro?

(De Blanco, Rubén Darío, hijo;
París-Bs.As., 1911)



Los inconvenientes

Hasta la muerte vamos tropezando con algo. 
Alguien nos pone piedras en todos los caminos, 
Y aunque triunfamos como el ingenioso hidalgo, 
Molidos y maltrechos nos dejan los molinos.

Siempre es un inconveniente... Se desgarrarán los tules 
En la danza de Anitra bajo el pie que las cela 
—Por un hombre que tiene tan sólo ojos azules, 
las niñas de mi pueblo llegan tarde a la escuela.

De las tres iglesias que en el sitio de Candia,
Alzábanse celosas a las estrellas, la de los 
Cordeleros era la más alta de ella, 
Y servía de observatorio 
A la tropa sitiada.




LA YERBA LLEGABA EN TERCIOS

-dos tercios, era una carga-.
Como en los tiempos de recua,
sacos en cuero de vaca,
con el palo para afuera
y en cada tercio una marca
de hacienda. El cuero bravo
del animal muerto a lanza
era curtido en el suelo
tendido, entre cuatro estacas,
bajo los soles heroicos
de la tierra paraguaya.
Y, mañero, de encogerse
iba perdiendo las mañas.
Lo doblaban a fuerza.
Lo convertían en panza.
Lo cosían con un tiento
sobado que rea una guasca
ablandada con "pacencia"
y sebo de riñonada.
Los tercios de yerba mate
se quedaban a la entrada
del almacén donde orinan
los perros, que huelen, pasan,
y vuelven a cerciorarse 
que les es propia la fragancia.
Para extraérseles la yerba
le abrían una ventana,
y por la herida del tercio
salíase a bocanadas
el aroma de los campos
empañados en el alba.
¡Perfume amargo de yerba,
tuyo es el olor a patria!
En medio de Buenos Aires,
hueles a frescor de planta
húmeda, a caldén y a flores
de Iberá, desmesuradas.
Es tu perfume de macho,
todo el olor de mi raza
que arrastró bota de potro
y las lloronas de plata;
la que una estrella tenía,
igual que los malacara
en el medio de la frete,
y era una estrella gitana.
Los indios nos entregaron,
virgen guaraní, tu planta.
No supieron de escorbuto
los que bebieron tu savia.
Soldados y montoneros
si comían, mateaban;
que hacía hombres amargos
la yerbita paraguaya.
Y en sus labios despectivos
que los barbijos cruzaban,
el dolor fue cosa dulce
curtidos con yerba amarga!
No hay en mi infancia, en San Telmo,
mujer, por pobre o por dama,
que no la vea cebando
su mate, con elegancia,
y no nos ofrezca "un dulce"
con una sonrisa en dádiva.
Veo a mi madre feliz,
y la veo desgraciada,
cebando el mate con versos,
o cebándolo con lágrimas.
Y ese mate, su ladero,
junto a mi madre lloraba,
junto a mi madre sonreía,
y entre sus manos ancianas,
los dos subían la cuesta
de los años, empinada.
Labios febriles y verdes
teñidos con yerba amarga,
¿cuántos ríos se bebieron
desde que llegaba el alba
-que iba en el flete del día,
como invitada, en el anca-
hasta que caía la noche
a beber en las cañadas?...
Si Dios, pensando en el mate,
que es sólo perfume y agua,
sembró de arroyos mi tierra
e hizo el Río de la Plata.




El Vizconde Lascano Tegui: una gloria argentina

Emilio Lascanotegui fue, ante todo, escritor (novelista, poeta, ensayista), y uno de los más originales que ha dado la Argentina, pero también ha sido periodista, artista plástico, viajero impenitente, político, traductor, dentista, vendedor ambulante, diplomático y maestro cocinero.

Nacido en 1887 en Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, Argentina, su infancia transcurre en el barrio de San Telmo. Como casi todos los grandes escritores argentinos del siglo XIX y de comienzos del XX, su vínculo inicial con la literatura se da a través de la política.  El dirigente radical Juan José Frugoni lo inicia en la poesía, enseñándole el arte de la métrica y la rima en un viejo almacén. Poco después, entre 1905 y 1907, ya como político del partido radical, Lascano compone sus discursos públicos en octosílabos rimados, cosa que provoca sorprendidas risotadas a sus ocasionales oyentes en la plaza Lavalle o ante el monumento a los caídos de la Revolución del 90. Fue, sin embargo, durante un viaje - ¡A pie! - por África y Europa en compañía de Fernán Félix de Amador, emprendido en 1908, que Lascano afirma su vocación poética. Durante este extenso viaje decide modificar su apellido de origen vasco (Lascanotegui), transformándolo en uno doble (Lascano Tegui) y, hacia 1909, le antepone el apócrifo título de Vizconde con que firmará, ya de regreso en Argentina, su primer libro: 

La sombra de la Empusa. 

Impreso en Buenos Aires en mayo de 1910, con un pie de imprenta falso de París, La sombra de la Empusa le prodiga el mote de “loco" y provoca escándalo en los amanerados círculos literarios que aún se muestran esquivos a la renovación literaria que propone, por ejemplo, el Lunario sentimental de Leopoldo Lugones. La experimentación poética del Vizconde redobla la apuesta ante las audacias formales del modernismo local. Su impronta provocadora es verdaderamente precursora de la obra de su amigo personal Oliverio Girondo, que recién una década después, enarbolará las mismas banderas en pleno auge martinfierrista.

Aprovechando la visita que Darío hace la Argentina en 1911, Lascano Tegui publica, pocos meses después de La sombra de la Empusa, un nuevo conjunto de poemas que tituló Blanco y firmó con el seudónimo de “Rubén Darío (hijo)”. El libro, que reeditará al año siguiente con firma y título verdaderos, El árbol que canta, es su estratégica respuesta a la mala recepción del poemario inicial y una venganza literaria que descubre el poder, al momento de ser valorado un escrito, del contexto mediático. En efecto, ya que mientras Blanco es Blanco y Lascano "Rubén Darío (hijo)", el mundo literario acepta la novedad, y los augurios acreditados celebran el hecho de que la sucesión del gran poeta quedaría en familia. Lascano Tegui guardaba un dossier con recortes periodísticos que elogiaban al hijo del maestro, con cartas de eminencias literarias de América, que alentaban al joven bardo y que le rogaban transmitiera saludos a su papá.

Parece que Darío se quejó, pero no por la cuestión literaria ni porque considerara a ese súbito hijo un fraude, sino por las complicaciones domésticas y sentimentales que esta genial paternidad le trajo.

Para 1913, este bon vivant se afinca en Francia, precisamente en Montparnasse, donde participa no sólo del ambiente cultural de París sino también de los debates y movimientos que prorrumpen en el ambiente literario porteño. Tercia, por ejemplo, en la canonización del Martín Fierro que por ese entonces gestaban Ricardo Rojas y Leopoldo Lugones. Y mientras ejerce el periodismo como corresponsal de varias publicaciones argentinas, extenúa incontables oficios: es decorador del salón de lectura que el diario La Nación abre en París en el número 3 de la rue Edouard III; vendedor de ropa vieja; comisionista y exportador entre 1919 y 1922 y, entre otras curiosidades, ejerce como dentista y mecánico dental, profesión que, aparentemente, estudia en la École d’Odontologie de la Universidad de París entre 1917 y 1919.

Unos de los puntos centrales de reunión de los artistas de Montparnasse, entre los que hay que contar al Vizconde, ya dedicado a la pintura y las letras, es, durante la segunda década del siglo, el Cafe de la Rotonde. Entre sus concurrentes más asiduos se puede encontrar junto al Vizconde a Pablo Picasso, Amedeo Modigliani, Jean Cocteau, Marie Vassilieff, Moisés Kisling, Kiki, André Salmon y otros.

En 1923, el presidente argentino Marcelo T. de Alvear decreta el ingreso del Vizconde al servico diplomático del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Este empleo le da cierta estabilidad económica que no desaprovecha. Dos años después publica su obra maestra, la estupenda e inclasificable novela De la elegancia mientras se duerme.

La novela fue presuntamente escrita entre 1910 y 1914 y es de una modernidad pasmosa: bajo la forma del diario íntimo, el narrador fragmenta la estructura del relato con breves historias independientes articuladas por la realización de un crimen gratuito que vehiculiza la sugerente poética del autor. El tono elegantemente salvaje de casi todo el texto, le vale el epíteto de inmoral por parte de la crítica que, sin embargo, le da una favorable bienvenida. Uno de los hallazgos que potencian esta obra de Lascano Tegui, radica en el lugar privilegiado que ocupan en la ficción las manos y otras partes del cuerpo, como el cabello. .

El comienzo de la novela es memorable:

"El primer día en que confié mi mano a una manicura fue porque iría en la noche al “Moulin Rouge”. La antigua enfermera me recortó los padrastros y esmeriló las uñas. Luego les dio una forma lanceolada y al concluir su tarea las envolvió en barniz. Mis manos no parecían pertenecerme. Las coloqué sobre la mesa, frente al espejo, cambiando de postura y de luz. Tomé una lapicera con esa falta de soltura con que se toman las cosas ante un fotógrafo y escribí. Así comencé este libro. A la noche fui al “Moulin Rouge” y oí decir en español a una dama que tenía cerca, refiriéndose a mis extremidades: —Se ha cuidado las manos como si fuera a cometer un asesinato."

Cuando leí esta novela sentí que estaba ante un texto que abría un espacio no frecuentado por ningún escritor argentino, y no sólo por el modo en que reformula el género del diario íntimo, interpolando un sinfín de pequeñas historias, sino y más aún por las temáticas y el tono delicadamente siniestros de las mismas, sesgos que se conjugan a la perfección con la asistematicidad de los tiempos narrativos, enviciando el decurso de la ficción en el diario íntimo. La transformación del tiempo en la novela, tiene su correspondencia en las metamorfosis que el narrador despliega en diversos pasajes de oscilación genérica (humano/animal -Kafka-; masculino/femenino - Puig, Lamborghini), desconocidos hasta entonces en nuestras letras: así, por ejemplo, la percepción humanizada de una cabra alienta una platónica historia de amor y la figura masculina del narrador se confunde en vaporoso travestismo ante la presencia varonil de un pasajero en el compartimento de un tren.

En febrero de 1924 aparece en Buenos Aires una nueva revista literaria, editada por Evar Méndez y Samuel Glusberg, Martín Fierro (Segunda época) que aúna las expresiones más modernas del ambiente artístico con la sátira política. El grupo inicial, reunido en las confiterías “Richmond”, de la calle Florida, y “La Cosechera”, de Avenida de Mayo, está integrado por Conrado Nalé Roxlo, Ernesto Palacio, Pablo Rojas Paz, Luis Franco y Cayetano Córdoba Iturburu, pero no es sino hasta la aparición estelar de Oliverio Girondo como figura central del proyecto —con la inclusión de su Manifiesto en el cuarto número— que la revista puede definir su carácter netamente vanguardista. Emilio Lascano Tegui aparece en el suelto “¿Quién es ‘Martín Fierro’?”, entre el núcleo de colaboradores adherentes al programa de la publicación, acompañado por Enrique Amorim, Luis Cané, Jorge Luis Borges, Pedro Figari, Eduardo González Lanuza, Leopoldo Marechal, René Zapata Quesada y otros.

Con excepción de una pequeña separata publicada en francés en 1935, Les bannières d’Obligado (Une Revendication Argentine), Lascano Tegui no vuelve a publicar libro alguno hasta 1936 cuando, de regreso a la Argentina, antes de trasladarse a Venezuela en calidad de Cónsul de tercera clase, da a la prensa El libro celeste y Álbum de familia.

El libro celeste, estructurado en numerosos capítulos breves, retoma el estilo atomizado de De la elegancia mientras se duerme, pero con un radical giro de color y tono, ya que abandona la tradición francesa por una ferviente argentinidad. Este libro no es, por cierto, un simple ejercicio de patriotismo; es un volumen de bruñida prosa, mezcla irreductible de autobiografía lírica, atractiva sátira, análisis sociológico, etimologías provenientes de Isidoro de Sevilla y enciclopedismo medieval, conformando un extraño universo, cuya órbita tiene por eje la participación de las letras locales en la cultura universal. Presentado como geografía abstracta, bestiario, herbario y lapidario argentinos, la novela del Vizconde reclama la ayuda de la imaginación como camino hacia la plenitud.  A continuación un párrafo notable:

"El animal mayor de la República sería el dragón, pero no existe. Ha sido reemplazado por la estatua ecuestre. Es un animal fabuloso. Es de piedra y de bronce. Recuerda a los héroes de la Independencia que resolvieron a caballo nuestra libertad política. Desde 1810 a 1860 no bajaron del corcel. Las dificultades que les creaba su posición ecuestre les impedían adaptar como cosa suya los principios liberales de Voltaire y Montesquieu, a esa asociación fundamental y que parecía eterna (antes de la invención del vapor) entre el héroe y la bestia, y que no cesó sino con la degeneración del héroe en montonero y en la disminución notable del valor del caballo criollo como elemento civilizador frente al ferrocarril."

Mezcla de géneros y tradiciones, El libro celeste reformula la línea de experimentación híbrida que, noventa años antes, había inaugurado en el Facundo, Domingo Faustino Sarmiento.

La otra novela editada en 1936, Álbum de familia con retratos de desconocidos, es un texto más extenso, precedido de un breve prólogo y con un primer episodio narrativo que funciona como marco introductorio de los textos que le siguen. A diferencia de El libro celeste, cuya escritura le habría llevado pocas semanas, esta obra le requirió varios años de labor. Colección de biografías imaginarias que muestran la influencia de Marcel Schwob, la novela se plantea como una extravagante galería escrita por Miguel Bingham, un inspector de dos compañías de seguro inglesas para las que trata de descubrir, mediante la minuciosa investigación genealógica de los víctimas de una catástrofe ferroviaria de 1900, una razón actuarial, demora su paciente tarea más de veinte años y, cuando intenta presentar el informe definitivo, halla que las empresas aseguradoras quebraron hace ya largo tiempo y su trabajo es inútil. Sátira del realismo documentalista y de la novela como espejo del mundo, la tarea fútil de Bingham anticipa los devaneos poéticos que Carlos Argentino Daneri, en el célebre cuento de Borges, emprende ante la visión total del Aleph:

"Veinte años de pena, de búsquedas ingratas, de tesón, de fe, de soledad moral, de olvido de la realidad, pasaron ante sus ojos desparramando libros, palimpsestos, armoriales, testamentarías, tachando pruebas, rellenando lagunas, fallando, a frío, juicios contradictorios, leyendo gacetas, revisando memorias, moviendo diccionarios, sacudiendo infolios del derecho de costumbre, polvo y polillas. Veinte años de consulta a los correos sin estampilla de los diarios buscando ayuda, pidiendo explicaciones e impulsando a otros tantos archivistas en su mismo camino detrás de la verdad, o de sus aspariencias; veinte años dirigiéndose a los coleccionistas de estampillas para cambiarles, por sellos obliterados que compraba al kilo, la descripción de ciertos sitios geográficos, pidiéndoles precisiones sobre paisajes y panoramas hasta los que no le fuera posible transportarse y que explicaban las actitudes de los héroes que historiaba, y a los que no podía abandonar a los hechos tan sólo. A medida que se alejaba en el tiempo, iba entrando en la fantasía y la leyenda. Sin la parcela de realidad que les echaban encima el medio, el escenario de la tierra, la sombra del campanario, o el puente en ruina de la localidad rural, esos personajes carecían de relieve, y el informe, a fuerza de ser extenso, se achataba como las enumeraciones bíblicas y sus genealogías."

Promovido por Agustín P. Justo y Carlos Saavedra Lamas al Consulado de Caracas el 14 de julio de 1936, Lascano Tegui viaja a Venezuela con su esposa, Sofía Simone Zahrli, de origen suizo, y se domicilia en el barrio de Sarría, donde sus tertulias y hospitalarias cenas serán rápidamente famosas. Su figura se difunde por el ambiente intelectual y artístico, y sus ensayos y colaboraciones literarias hallan prensa receptiva en los principales diarios, El Universal y El Heraldo, entre otras publicaciones del país y de la región caribeña.

A fines de octubre de 1940 lo trasladan al consulado de Los Ángeles, cuya misión finaliza el 2 de mayo de 1944, cuando una resolución del ministerio le solicita que formalice su jubilación en Argentina. De regreso en barco a Buenos Aires, donde debe tramitar su expediente jubilatorio, sufre un percance que sumerge en la incógnita buena parte de su obra. Un incendio en el camarote que compartía con su esposa le hace perder los originales de varios libros inéditos que venía a publicar en cumplimiento tardío de una promesa. Con excepción de Muchacho de San Telmo (1895), impreso por Guillermo Kraft ese mismo año, todos los demás libros se perdieron. Algunos de los libros perdidos (Daguerrotipos, Mujeres detrás de un vidrio, El círculo de la carroña, Filosofía de mi esqueleto) corresponden a volúmenes ya anunciados en espera de editor; de Mis queridas se murieron, novela terminada a comienzos de la década del treinta, se conserva hoy un anticipo de pocos capítulos aparecido en el único número de Imán, la lujosa revista que Elvira de Alvear editó en París con la colaboración —como secretario de redacción— de Alejo Carpentier.

Ya en Buenos Aires, el Vizconde cierra su vínculo laboral con el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto e inicia en abril de 1945 un largo ciclo de notas en Patoruzú, la popular revista de historietas de Dante Quinterno, donde mantiene una columna semanal que, por su tono e intereses, podría compararse con la de “Aguafuertes Porteñas” de Roberto Arlt en el diario El Mundo o con las que, mucho tiempo antes y sin mayor regularidad, él mismo había ofrecido en las páginas de La Mañana. La reconstrucción nostálgica del pasado, centro emotivo de muchas de estas viñetas, es también el núcleo que —en clave poética— desarrolla en Muchacho de San Telmo (1895). 

Sus últimos años en Buenos Aires lo encuentran bastante activo. Hacia mediados de la década del cincuenta prologa Reflejos, de Enver Mehmedagiè, y participa de las tertulias de “El Mangrullo” en casa del eminente coleccionista Federico Vogelius, donde se reúnen poetas y artistas plásticos de renombre: Ricardo E. Molinari, Santiago Cogorno, Jorge Luis Borges y otros. Un catálogo de la galería de Samuel Jahbes (4 al 18 de noviembre de 1963) nos confirma que, hasta poco antes de su muerte, Lascano Tegui seguía integrando activamente los círculos artísticos de la ciudad; entre las obras expuestas se cuentan vistas de Washington, París, Punta del Este, Boulogne-sur-Mer y Córdoba, una marina de la costa de Santa Bárbara y dos naturalezas muertas. 

Emilio Lascano Tegui fallece a los setenta y nueve años en Buenos Aires, el 13 de abril de 1966.

[Publicado por Enrique Pagella. 
http://enriquepagella.blogspot.com.es/2012/11/el-vizconde-lascano-tegui-una-gloria.html]





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GUILLERMO SARAVÍ [19.704]

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Guillermo Saraví 

Paraná-Entre Ríos (Argentina) 1899-1965. 
Nació en Paraná, Argentina el 11 de agosto de 1899. Durante los primeros años de su vida, por motivos familiares, vivió en Buenos Aires. Volviendo a Paraná en 1905. Aquí desarrolló sus estudios en la Escuela Normal “José María Torres”. De hecho, se sabe que algunas de sus publicaciones juveniles se dieron dentro del contexto de esta escuela. Continúo luego sus estudios en Filosofía y Letras.

Según refiere su hija, el espíritu de Saraví fue “rebelde y heroico”. Conjugó en su vida su trabajo como historiador (y trabajador de archivo) con su oficio de poeta. Tuvo a su cargo el Archivo Histórico de la Provincia.

En 1925 publicó Hierro, Seda y Cristal que reunía sus primeros poemas de entre 1916 y 1925. Le seguirían Numen Montaraz (1928), El supremo entrerriano(1929), Carne de sueño (1930), Selva sonora (1932), La lágrima de plata (1947). En 1941 publicó su estudio histórico El escudo de Entre Ríos. La mayoría de estos textos serían reeditados. A través de ellos, podemos conocer referencias a múltiples textos "en preparación", de cuyo destino no tenemos noticia. En 1999, se publicó en la Colección Homenajes de la Editorial de Entre Ríos su libro Tarde antigua. Y en 2010, esta misma editorial, publica una antología llamada La voz eterna.

Durante su vida desempeñó diferentes funciones públicas y también enseñó en distintos establecimientos educativos. Pueden consultarse datos más específicos sobre su vida en el sitio http://www.guillermosaravi.com.ar

Más allá de lo que el racconto cronológico nos permita ver de la vida de Saraví, recuperar algo de su figura resulta una tarea compleja por la distancia natural. Además de los problemas de archivo que la obra de Saraví presenta. Sus obras editas fueron sometidas a varios cambios a través de las ediciones; ya a su vez cada una estas ediciones abunda en referencias a libros ‘’en preparación’’. Libros de los que no alcanzamos a tener noticia.

Más allá del corpus al que no se tiene acceso, se puede rastrear en las obras editadas en vida de Saraví las fluctuaciones que el mismo autor genera en la construcción de un comienzo. Su obra parece buscar una voz monolítica, cercana al intento épico que sus libros harán desde Numen Montaraz.

A su vez, al tratar de estudiar esta obra nos encontramos con el fuerte contraste entre la imagen que proyecta Saraví mientras está en su época, y la hipotética cartografía supuesta con que siempre se lee una ‘’posible’’ literatura entrerriana nos da de él: ¿Es Saraví un poeta menor?

Responder a tal pregunta implica tratar de reconstruir una imagen y a partir de ella un nombre en esa cartografía.

Un primer aporte lo pueden dar los libros en tanto materialidades. En 1962 se realiza la tercera edición de Hierro, seda y cristal. 

Se trata del primer poemario de Saraví. A su vez existen varias ediciones de Numen montaraz (1928).Carne de sueño es editado en 1932 por primera vez, y en 1933 por segunda vez. Evidentemente, existía un público lector de Saraví. A tal punto de que en la edición de 1962 ya mencionada, se proyecta la edición de las obras completas de Saraví bajo una comisión editora de sus obras.

En la edición de 1962 encontramos también una participación activa de la voz del autor, podríamos afirmar hasta ahora que es la primera vez que Saraví decide interrumpir la ‘’voz poética’’, lo hace una forma breve (la nota se titula ‘’Dos palabras’’), que afirma aún más la procedencia ‘’poética’’ de su voz. Dos prólogos, de Pedro E. Martínez y Juan José de Soiza Reilly  en Selva sonora (1932) y Hierro, seda y cristal (1925) colaboran para ubicar la voz de Saraví en otro orden de cosas. ‘’He aquí un poeta’’ comienza uno de ellos. En este sentido, la figura de poeta que se crea no puede separarse de estos usos de la voz, donde el Canto comienza a connotar rasgos incluso sagrados.



Carne de sueño (poesías)
-Guillermo Saraví-
(1932)



Alma adentro

I

Nada tenemos que buscar afuera;
sonámbulos, marchamos al encuentro
de una remota isla de quimera
en los vastos océanos de adentro.

Bajo nocturnos cielos constelados
(frondas negras con astros como flores)
irá la ensoñación de piés alados
sobre los asfódelos interiores.

En esta soledad casi divina
que con su propia beatitud e escuda,
tu espíritu de etsrella se ilumina,
mi corazón de estatua se desnuda.

Y mientras de la tierra que anochece,
nuestro amor infinito se substrae,
seré como el ciprés que crece y crece
porque una estrella con su imán lo atrae.


II

En busca de las playas fabulosas
(Eldorados o Cólquides o Thules)
partirán nuestras naves silenciosas
rumbo a los archipiélagos azules.

Y hasta el mismo recuerdo fatigado
llegando tus arrobos y a los míos,
será como un albatros rezagado
sobre la estela de los dos navíos.


III

Guíe las almas en su absurdo viaje
la insigne diosa de los ojos claros
y nuestra arcilla vil tendrá el linaje
del propio mármol florecido en Paros.

Mi barro entre tus dedos sobrehumanos
asumirá sagradas palideces
y yo a mi vez decoraré mis manos
con el radiante limo que me ofreces.

Proyectaremos al cruzar por este
mundo de cosas trises y grotescas,
con la luz de un amor casi celeste
la sombra de dos alas gigantescas.


IV

Filomela en el ámbito callado
suavizará su cuita en el gorjeo
y cantará mejor porque ha velado
sobre la losa sepulcral de Orfeo.

El dulce canto que te alaba y nombra
toda mi vida espiritual resume,
y te sigue mi amor como una sombra
y te envuelve mi voz como un perfume…


V

Pecamos por ilusos en la vida
 y así la adversidad nos ha dejado
la dicha de gozar con nuestra herida
y acercarnos a Dios por el pecado.

Apurando la angustia sin medida
que torna los espíritus serenos,
quedaremos más solos a medida
 que seamos más justos y más buenos.

Y en espera del alba prometida
también el corazón se hará más fuerte,
por encima del asco de la vida
y la resignación ante la muerte.


VI

Con la frente en mis hombros reclinada
olvidando penurias y reveses,
yo te invito a bajar alucinada
al extraño jardín de los Cipreses…


VII

Dáme con tu clemencia milagrosa
virgen tu sueño y tu fervor intacto,
mientras mi obscura carne dolorosa
se vuelve transparente a tu contacto.

¿Qué otra venganza al corazón le toca
tras el dolor del cotidiano estrago,
que ser un ala vagabunda y loca
sobre la inmunda feria de Cartago?

Alivio de tristezas y fatigas
será oponer, desde la oculta pena,
al trajín inferior de las hormigas
la dignidad de la cigarra helena.


VIII

Bajemos al Jardín de los Cipreses
en cuya soledad triste y serena,
a mi callado asombro te apareces
como una realidad ultraterrena.

Allí, junto a los mármoles, en una
plática del alma a alma serás mía
y con el terciopelo de la luna
te haré un blanco tocado de agonía!


IX

Ven a mí. En las penumbras del poniente
un gigantesco pebetero arde
y elevan su clamor largo y doliente
los almuédanos ciegos de la tarde.

Hipnotiza la hora solitaria
del mar interno las tremendas olas,
y nuestras almas, flores de plegaria,
abren enormemente sus corolas…


X

¿Adónde están las ensoñadas Thules?
¿Qué día fijó Dios para su encuentro?
¡Rumbo a los archipiélagos azules
en viaje vamos por el mar de adentro!

Que el sueño es un despojo de despojos,
jaramago entre mármoles derruidos?...
La absoluta verdad no es de los ojos
ni se percibe a Dios con los sentidos.


XI

En ser más rico el corazón se empeña
con el coro imposible que posee,
por el sexto sentido del que sueña,
por el sexto sentido del que cree.

Afile para siegas más copiosas
la realidad su bárbaro rasero:
hay hachas que se rinden a las rosas
y pétalos que humillan el acero…

Así, más que el tetrarca pavoroso
que salpicó de sangre las edades,
pudo un humilde acento quejumbroso
resonando en el mar de Tiberiades…

¡Oh, nuestro sueño, nuestro sueño!... Sea
su inextinguible luz la orientadora,
como vislumbre pálida que otea
y anticipa el prodigio de la aurora.


XII

Cuando de este tormento que nos cierra
en un dantesco círculo horroroso,
vayamos a dormir bajo la tierra
en la almohada del postrer reposo,

que la deshecha arcilla a ras del suelo
en renovados pétalos levante
como queriendo devolver al cielo
cuando tuvo de alado y de fragante,

y ese póstumo cáliz quede inmune
del trance aciago y el supremo espanto:
¡que él te resarcirá con su perfume
por la ausencia sin término del canto!



Gitana

Mi vida fue la vida del pájaro dichoso,
sin otro nido para las horas de reposo
que el árbol colocado
como una gracia de Dios en el camino.

No tuve para el viaje ni zurrón ni cayado,
pero en cambio, contaba como buen peregrino,
con los ojos despiertos y el ensueño sellado:
dos virtudes que el cielo sin cesar me ha otorgado
para bien de mi corto ministerio divino…

Yo era pájaro errante… De mi espíritu atento
al correr de las nubes y a las voces del viento
y al temblor de la estrella y al ligero arrebol,
no quedó en el hastío de la senda violada
nada más que una nube contra el sol disipada,
una nube de polvo y una chispa de sol…

Me peinó la intemperie de las rutas abiertas,
me llamaron bohemio, me creyeron gandul.
(Para mí los caminos eran sólo las puertas
en que el mundo acababa y empezaba lo azul).

Hoy no sé lo que siento… Me parece mentira
tener toldo y un poco más de repleto el zurrón.
Y aunque está siempre tensa, siempre tensa la lira,
mi maleta bohemia se durmió en un rincón.

Ya era justo –me digo.- Demasiados senderos
conoció mi cansancio… Como a muchos viajeros
los caminos me hastían y me llama el
hogar.

Tres cabezas se juntan en la misma almohada.
Soy feliz… Vivo un sueño… Ya no pido más nada…

(Que los cielos protejan nuestra flor de azahar).




Lienzo litúrgico

I

Amo tu cabellera perfumada
de brisa llena de nocturno cielo,
cuando se inmoviliza en la almohada
como si fuera un negro terciopelo.

Viene a poner en ella mi desvelo
su lánguida caricia fatigada…
Si yo llego a caer en la jornada
ya tienes un crespón para tu duelo.

Deja que mientras duermes yo la bese
con esa enorme devoción. con ese
fervor con que pudiera un moribundo

-agrandando la boa de su herida,-
rendir la frente en el umbral del mundo
para besar la sombra de la Vida!


II

Amo también tu frente despejada
que tu rizo más lóbrego sombrea
y que traduce en su amplitud amada
la frecuencia celeste de la idea.

En ella a veces mi dolor golpea
con su ala vespertina y enlutada
y mi sueño la inviste por sagrada
con el casco de Palas Atenea.

Marfil radiante que me tiene obseso
y que después de recibir mi beso
con una luz tan fúlgida se aclara,

que en un rapto de olímpica insanía
creo que el sol en torno se apagara
y que ella sola iluminara el día.


III

Amo tus grandes ojos hechiceros
que al asestarme al corazón sus dardos,
abaten el rencor de mis leopardos
y alzan el humo de mis pebeteros.

Se abren en mi dolor como luceros
o soles melancólicos y tardos
a cuya luz se ensanchan mis senderos
florecidos de lirios y de nardos.

Ojos como dos ébanos nocturnos;
ojos como dos lagos taciturnos
en que a modo de un sauce, mi tristeza

su negra copa de abstracción inclina…
Ojos que recamaron de nobleza
mis medallones de inquietud divina!


IV

Amo tu boca, el calíz embriagante
que entre todos los cálices elijo
porque alterna mi beso torturante
con el beso purísimo del hijo.

Lacre de gloria del laurel brillante,
sello supremo que de Dios exijo
para este camafeo fulgurante
en que tu nombre como en oro fijo…

Amo tu boca cuyo beso eterno
confundió el Paraíso y el Infierno;
querida boca que a mi ser devuelve

mientras el alma calla y se emociona,
el amor de la madre que me absuelve,
que le sonríe ante el mal y lo perdona…


V

Alumbra mi ansiedad con su sonrisa
que es más irradiación que movimiento
y dá a tu rostro una expresión que frisa
entre el asombro y el encantamiento…

Capullo imperceptible de la risa
que de tan interior, por un momento
la beatitud de tu perfil irisa
con un ninbo de intenso arrobamiento.

Ella es la gloria que en mi vida apunta
y en que la dicha del hogar trasunta
 la espiritual verdad que lo decora.

Cuando ella falta la inquietud me abrasa
y en el rincón más solo de la casa
mi corazón sin que lo sepas llora…


VI

Amo la palidez como de cera
que tiene algunas veces tu mejilla
y hace que el monje de mi amor te quiera.
doblando sobre el polvo la rodilla.

Por esa extraña palidez que humilla
la crispación sensual de mi pantera,
mi alma es tierra feraz a la semilla
de la inextinta ingenuidad primera.

Palidez inefable que delata
la pura idealidad que se recata
en actitud de místico embeleso:

sabe mi ardiente corazón por ella
que en el fondo de tu alma hay una estrella
adonde nunca llegará mi beso.


VII

Tiene su fina mano que amo tanto
el prestigio de aquello que en la vida
hará una venda para atar la herida
con el pañuelo en que se enjuga el llanto.

Mano que unge mi amor en óleo santo,
mano de luz y de ilusión tendida
como una generosa bienvenida
a los catorce heraldos de mi canto.

Mano, pequeña mano bondadosa
-cisne, marfil, estrella, lirio, rosa,-
que me indica en las sombras el camino;

santa mano entre todas elegida
para quitar al libro de mi vida
cuantos errores cometió el destino!


VIII

Espíritu

Te amo con ese amor enloquecido
que tiene algo de trágico y horrendo
y que cuando ya todo lo ha perdido
se santifica de vivir sufriendo.

Mi verso, llama que en tu altar enciendo
y ex-voto que en tu nombre he suspendido,
es como una oración hecha gemido
o un sacro lienzo que a tus piés extiendo.

Bendita seas, compañera mía,
que humedeces en llanto mi alegría
y una sonrisa das a mi tristeza…

En nombre de este altísimo cariño,
mi corazón como si fuera un niño
se siente puro y todavía reza.





Numen Montaraz
Guillermo Saraví
-1928-




Numen Montaraz

I

Solar de los matreros
que tienes en el alma
un andrajo de poncho
y una astilla de lanza:

la cuchilla y el monte
todavía resguardan
viejas cosas que quieren marcharse de la tierra
yo no sé por qué rutas ignoradas.

Para los que llevamos en la sangre
los huraños motivos de la raza,
el pasado está vivo como nunca
y el agrio numen de los bosques habla.

Para las gentes nuevas
tal vez no diga nada
la musa que se ajusta los cabellos
con vincha colorada
y que en vez de una túnica de seda
viste un ropaje tosco de zaraza.

Tierra que se amansó trágicamente
y rindió sus tacuaras
que la bravía tradición lavaron
sirviendo de picanas…

Mientras la selva se abre,
el cielo azul de las llanuras baja
con los linos que vistos desde lejos
fingen lagunas de dormidas aguas;

pero el zorzal nativo permanece
fiel al recuerdo de la edad pasada
y a modo de un alivio quejumbroso
en la agonía de la selva canta.


II

Como hay ceniza de héroes
en los terrones de las sendas ásperas,
brotan a veces sobre la llanura
pequeñas margaritas encarnadas.

Y cuando el fuerte ventarrón se azota
contra los algarrobos y los talas,
la soledad se llena
de conmoción extraña,
y por el campo azul de las visiones
pasa Jordán con las falanges blancas.

Arde el rojo crepúsculo siniestro
como una quemazón a la distancia.
Todas las tardes la leyenda vuelve
como si en ese resplandor hallara
algo de los fogones legendarios
que extinguieron sus brasas.

Y aunque los hombres mueren
y aunque las cosas cambian,
y nuevas inquietudes nos absorben
y nuevos ideales nos arrastran,
la patria chica guardará por siempre
en el fondo de su alma
la tela burda del antiguo poncho
y el guayacán quebrado de la lanza.


III

Arbol nativo: préstanos tu sombra,
dános la fortaleza de tu savia
para que el tiempo nuevo nos encuentre
dignos de otra patriada.

Hoy viene a sollozar sobre tu copa
que al cielo tiende las floridas ramas
en una gran aspiración de cielo,
el dolor de las últimas calandrias.

Nos abrazamos a tu tronco erguido
como el orgullo de la estirpe brava
que ayer fué un heroísmo en la pelea
y hoy es un heroísmo que trabaja.

Y contra el viento de ultramar que llega
de las distantes urbes afiebradas,
desatarás tu viento formidable
cuyas tremendas rachas
les dirán como rugen tus jaguares
y de qué modo tus jilgueros cantan.

Arbol nativo: préstanos tu sombra,
dános la fortaleza de tu savia!


IV

Tierra donde mi cuna se meciera
a la sombra del seibo florecido
y en la que vuelvo a reconstruir el nido
feliz y tibio de la edad primera:

curado ya de su inquietud viajera
en tí mi corazón ha revivido
y aunque sin tregua el sinsabor le ha herido
canta y se alegra en tu dichosa vera.

Vuelven de sus románticas andanzas
todos mis sueños y mis esperanzas
que destrozar la adversidad no pudo.

Y el alma viene, en oblación suprema,
a deshojar la flor de su poema
sobre el metal sin mancha de tu escudo.





Heráldica nativa

Me obsede la presencia de los antepasados
animada al conjuro de la reencarnación.
Para mi marcha eterna con rumbos ensoñados
llevo un cacique nómade dentro del corazón.

Mis toldos en la tierra solar están clavados.
Un gavilán oscuro campea en mi blasón.
Al través de mis versos rendidos o erizados
se asoma muchas veces la punta del rejón.

Magüer lo que sugieren mis pulcros ademanes,
mi sangre está mezclada con sangre de minuanes
y hay algo de charrúa fundido en mi metal.

Y en mi alma, lo mismo que en el denso boscaje,
su guarida de sombra tiene el jaguar salvaje
a la vera del árbol donde anida el zorzal.




La Vincha

Vincha mugrienta, vincha desteñida
bajo los soles fuertes y las aguas,
que fuiste en otros tiempos de leyenda
como un retazo de bandera patria
-símbolo de coraje romancescosobre
las sienes de la estirpe gaucha…

Altiva hermana de la banderola
que cimbró su entusiasmo con la lanza
en el estruendo de los entreveros…
Con tu diadema bárbara
la reyerta civil ciñó a sus héroes
y los lanzó después a la patriada.

Ajustaste en el drama doloroso
cabezas torvas y pelambres lacias
hechas como a propósito, sin duda,
para la horrenda intensidad del drama.

Vincha mugrienta, vincha desteñida
bajo los soles fuertes y las aguas:
¡tú eres la única venda que podría
cerrar la boca trágica
con que hablan a la Historia las heridas
abiertas en el alma de la Raza!




El Degüello

Ya dio el áspero clarín
su mandato sanguinario
y en el oscuro escenario
la lucha toca a su fin.
Se estremece el paladín
al oír el toque fiero
y desnudando el acero
o enarbolando la lanza,
pregusta ya la matanza
como un tigre carnicero.

El arma gaucha describe
un círculo de locura
que rubrica la bravura
de los lanceros de Oribe.
El vencido que percibe
su fatídico destello,
cree sentir en el cuello
la hoja de los facones
en que abdican los rejones
cuando se toca a degüello.

Un recio bote le alcanza
y por la espalda le cruza
con la frialdad de su chuza
ensangrentada una lanza.
Un federal se abalanza
sobre el cuerpo del caído
y entre el salvaje alarido
que suelta al viento el montón,
busca el mellado facón
la garganta del vencido.

Enarbolada como una
siniestra y roja presea,
la testa trunca chorrea
clavada en la media luna.
La torva expresión hombruna
infunde cruel desconcierto,
hay en el ojo entreabierto
fantasmagórico brillo
y espanta el tono amarillo
que cubre la faz del muerto.

Cual protesta humanitaria
el cielo al naciente queda
casi azul como la seda
de una golilla unitaria;
mas la visión sanguinaria,
inexorable y brutal
surge en el ocaso tal
como si en el bárbaro arresto
la tarde se hubiera puesto
un gran moño federal.

Como un vasto matadero
queda el campo ensangrentado.
El degüello ha epilogado
ferozmente al entrevero.
Va llevando el montonero
su abominable presea,
el despojo que gotea
sangre negra en la moharra…
Si parece que la garra
de la muerte lo pasea.




Matrero

A Daniel Elías

Zorzal de mi monte,
pájaro sin nido,
voy como atraído
por el horizonte.

Viajo sin destino
y a veces me amargo
pensando que es largo,
muy largo el camino.

Acaso mi huella
se apaga o rutila…
Llevo la pupila
fija en una estrella.

No sé de mi vida
sino lo que cuenta
la hora sangrienta
de una vieja herida.

Para mi cabeza
pesada y sombría
no hay sabiduría
como mi tristeza.

Cuando el desconsuelo
me da su quebranto,
suspiro y levanto
los ojos al cielo.

Si de una campana
me llega el repique,
mi alma de cacique
se siente cristiana.

Me ofrecen los talas
la sombra del nido
y el pájaro herido
descansa sus alas…

Y así, dolorido,
voy dando mi canto,
con algo de santo
y algo de bandido.

¡Oh, mi linda selva,
mi selva querida,
cúrame esta herida
mortal cuando vuelva!

Dura pesadilla
del rodar en vano…
¡Cuánta maravilla
lejos de mi mano!
Mi patria cuchilla,
mi monte entrerriano!





La lanza de tacuara

Recia lanza de tacuara que aprendió a cortarse sola
entre el humo del combate, con su roja banderola,
no bien daba sus agudas estridencias el clarín,
cuando al viento huracanado que barría la cuchilla
desataban en la carga su romántica golilla
el soldado de Guarumba y el matrero de Crispín…

Recia lanza de tacuara que los indios de mi tierra
empuñaban al conjuro de las músicas de guerra
que los vientos arrastraban por los toldos de Montiel;
voces ásperas que el alma de la raza huraña y fuerte
recibió como un llamado de la vida o de la muerte
para alzar una divisa y alistarse en un tropel…

Esa lanza es la Edad Media de estos pagos; esa lanza
que nos habla de entrevero, de degüello y de matanza,
-como el bárbaro trofeo de una época brutal,-
tiene el timbre de Romance, tiene lustre de Epopeya
y en su trapo de combate se abrigó la clara estrella
que rutila los cuarteles del escudo federal.

Entre una agria voz de mando y un aullido de corneta,
con las crines desatadas y los ponchos de bayeta,
afirmando en el estribo de algún tape el regatón,
inició una tarde ardiente su cruzada aventurera
y cumpliéndose el anhelo de la hirsuta montonera
un andrajo del poniente se colgó de su rejón.

Y fué andando por mi tierra, como loca, desde entonces.
La tacuara cimbradora se estrelló contra los bronces,
los aceros no lograron deshacer su fibra audaz,
y en los días implacables del desastre y la conjoga
se tiñó de sangre mártir y salió mucha más roja
a esconder entre la selva su despecho montaraz.

Los selváticos misterios exaltaron su coraje
y volvió de la espesura con su ímpetu salvaje
a imponer en el desquite su fantástico valor;
pero al fin, en un arranque prodigioso se hizo astillas,
y quebrada, sin historia, se perdió por las cuchillas,
para entrar en la leyenda como un signo de terror.

Recia lanza de tacuara que por fiera y primitiva
tienes mucho del arresto de la pléyade nativa
hecho astillas contra el tempo, para siempre, como tú:
es preciso que tu sombra, por lo menos, se levante
a imponer en el recuerdo, como emblema fulgurante,
el escudo de Ramírez con la pluma de ñandú!





Al Río Paraná

I

A pesar del bautismo católico romano
todavía conservar el nombre guaraní.
Con tu agua me impusieron el sello del cristiano
y el indio que tú guardas también palpita en mí.

De tarde en tarde encrespas el lomo sobrehumano
como si pretendieras recordarnos así
que siempre te debemos trato de soberano
y que rendidamente hay que llegar a ti.

¡Oh, Padre Río, arteria de América que trazas
el rumbo del futuro magnífico a las razas
que a tu arrullo se funden en el nuevo crisol!...

Hoy tu numen soberbio quiere hablar en mi acento
y mi musa desgreña sus crines en tu viento
y un destello del bronce le anticipa tu sol.


II

Sauce que en ti desploma la undosa cabellera
y aferra las raigambres en tu playa feraz,
mi alma es como un árbol hijo de tu ribera,
lira salvaje y triste del Numen Montaraz.

Por eso, Padre Río, pido que cuando muera
me traigan a tu vera para dormir en paz.
Que en la muerte me acune tu corriente viajera,
que me aduerma tu canto para siempre jamás.

Rendiré mis despojos a la tierra que besas
y me cabrá el destino de revivir en esas
frondas que se extasían con tu voz familiar.

Transmigrado a tus verdes ramajes musicales,
te enviaré el harmonioso trino de los zorzales
y desde la otra vida te volveré a cantar!


III

Eres como un remedo gigante de la raza
plasmada en tu bravío molde de inmensidad;
tienes su mismo aspecto, tienes su misma traza,
su invencible tristeza, su agresiva hosquedad.

Rendida mansedumbre tus ímpetus disfraza
con una espesa sombra de taciturnidad,
pero hay en tu aparente quietud una amenaza
y un selvático instinto duerme en tu majestad.

Que el viento no concite tu cólera dormida,
porque bajo ts golpes, con una sacudida
brutal, u rebeldía se va a poner de pié,

y en ese arranque sordo, feroz y repentino,
desatarás tu furia siniestra de felino
y rugirás al viento como un yaguareté!


IV

Más bien que agite apenas sobre los renovales
un viento bonancible sus alas al pasar,
y sigan mansamente rodando tus caudales
con suave monorritmo camino hacia la mar…

Que lentas lunas blancas rielen en tus cristales
y estrellas milagrosas te vengan a hechizar;
que bajen a tus árboles calandrias y zorzales
y que tus arboledas se pongan a vibrar…

No agites, Padre Río, la bárbara melena
de olas y bramidos… Sabemos cómo suena
tu voz áspera y ronca, cuando la tempestad.

Y mientras en la vasta quietud te reverencio,
yo siento que te agrandas de tarde y de silencio,
mil veces más enorme con la inmovilidad.





Cinta Colorada

Te pasearon los tropeles
de Don Justo por las pampas
y los gauchos de Ramírez
te anudaron a sus lanzas.

De Vences y Arroyo Grande
las épicas resonancias
a tu visita se despiertan,
a tu sombre se levantan.

¡Cinta roja, la más linda!
¡Cinta roja, la más santa!
Yo no sé de qué manera
te adueñaste de mi alma,

que unas veces, por tu culpa,
aquí dentro llevo lanzas
y siniestras medias lunas
y banderas coloradas!

¡Cinta roja, cinta roja!
Con tu seda legendaria
la romántica Delfina
se ajustó las crenchas lacias.

Fuiste vinchas de los héroes
en las ásperas jornadas;
himnos roncos te cantaron
los clarines con voz agria
y los toques a degüello
tu victoria presagiaban.

Por tu símbolo glorioso
se batió la tropa gaucha
y afiláronse los corvos
de las huestes entrerrianas.

Fuiste la única divisa
que lucieron las solapas;
fuiste flor sobre los senos
de la china bien plantada
y a manera de madroño
te colgaste en las guitarras.

Tú nos dices de otro tiempo
las grandezas olvidadas,
cinta ilustre que el abuelo
con Mansilla levantaba
en la Vuelta de Obligado
contra Albión y contra Francia.

Tú nos dices del Supremo
de Entre Ríos la arrogancia,
y en su nombre nos obligas
a tener la sangre cálida,
siempre listos a verterla
por los fueros de la dama…

¡Cinta roja!... Cuando el ave
vagabunda y solitaria
pueda hacer un nuevo nido
de Montiel entre los talas;
cuando el lírico matrero
pueda alzar en sus comarcas
algún rancho donde quepan
sus venturas o desgracias,
y una moza de Entre Ríos,
fiel y linda, noble y guapa,
como todas las mujeres
que han nacido en estas playas,
se me acerque sin recelos
para darme vida y alma,
no querremos lazos de oro
ni tampoco cintas blancas,
y el cariño que nos ate
frente a Dios, sin una mancha,
será el nudo eterno y fuerte
de la cinta colorada.





Con Tabaré

¿No ves que tengo sangre aborigen?
¿No ves que está el americano origen
hablando en mí, de una manera extraña
en la esquivez huraña
que de excesiva palidez me viste?
Esta mirada triste
que con frecuencia de dolor se empaña
y a mi propia sonrisa contradice:
¿con elocuencia fiel no te lo dice?

En este amor celoso
que entre versos y lágrimas te entrego,
arde el intenso fuego
pasional de un cacique doloroso,
y magüer las porfías
de la inquietud neurótica y moderna,
la sombra torva de las tolderías
está en mi ser como una cosa eterna.

Vestigios de mi río y mi barranca
imborrable atavismo perpetúa
en el amor del corazón charrúa
hacia la virgen delicada y blanca.






Alma Fiel

Se abrieron en la noche de mi vida,
como selvas profundas
anhelantes de estrellas,
nostálgicas de luna,
mis pobres sueños, mis quimeras rotas,
mis afanes de altura.

Tus astros irradiaron en mis cielos
a manera de lámparas absurdas
¡ oh pálida hermanita
en toda idealidad celeste y pura !

Cuando llegaste,
mi alma de cisterna taciturna
llena de inmensa soledad y noche,
no reflejaba ni una
débil fulguración y se dormía
con el pesado sueño de sus aguas
y de su piedras húmedas.

Al asomarse a ella
tu astral blancura,
tu aureola de milagro,
tu luminosa túnica,
subió por su silencio
una plegaria muda:

-Te seguiré en la sombra del camino,
mi hermanita menor;
te seguirá en silencio adonde vayas
mi corazón.

Si abre una flor en el camino tuyo.
si abre una flor,
piensa sin miedo a equivocarte nunca
que he sido yo…

Si miras una luz a la distancia,
una luz,
piensa que mis nostalgias alimentan
su llama azul.

Si en el árbol que es caja de harmonías
oyes cantar
un ave triste, piensa que te canta
mi zorzal.

Yo quedaré en las selvas de Entre Ríos
quizás,
y sólo porque tú llegaste a ellas
las querré más.

En el grato solar de mis mayores
no tuve hogar.
Viví como los pájaros del bosque,
solo con mi tristeza montaraz…

Cuando te vayas, no me olvides nunca
porque se hará
más amarga, mil veces más amarga
mi soledad.

Si vuelves a mi pueblo,
yo estaré aquí
para hacer más alegres tus veladas
y para hacer tu vida más feliz.

Y si lejos te encuentro alguna tarde,
te volveré a decir:
Mi amiga en Arte, mi hermanita buena,
lirio, estrellita, en fin…
Para quererte, de niñez muy blanca
mi trabajado corazón vestí.

Y el día que mis párpados se cierren
para no abrirse más,
guardadita en el fondo de mis ojos
siempre estarás!






Reza

Reza
conmigo
por esa sombra buena del amigo
que muere abandonado en su tristeza…
Levanta
con la mía
tu corazón, por el alma blanca y pía
del hermano que canta,
que canta y sueña todavía.

Ora
conmigo,
por el mendigo
que en el ruidoso bulevar implora
pan y abrigo.
Reza ¡oh, mi santa!
por el que llora,
por el que canta,
por el que sueña,
por el que se ilusiona y desvaría
y en una obra de ideal se empeña
sobre la tierra fría
para la multitud mucho más yerma
y más indiferente todavía…

Reza por tu hermana enferma
que sobre un florilegio perfumado
se está las horas y las horas… Ella
vela el sueño de un cisne ensangrentado
y el neurótico insomnio de una estrella.

Hermana mía, no abandones nunca
tu oración alta y bella.
No dejes nunca tu plegaria trunca,
que tus ardientes súplicas no mueran
porque en el fondo de la noche vasta
todos los tristes tu oración esperan.
Abre como una flor de tu alma casta
en la profunda noche solitaria
el lirio azul de tu plegaria.

En la callada soledad escucho
la rítmica ascensión de tu querella…
Por el descanso de mi muerta estrella,
reza, mi santa hermana, ¡reza mucho!


.


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