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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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MARÍA CABEZUDO CHALONS [19.525]

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Badajoz

María Cabezudo Chalons

María Cabezudo Chalons (Badajoz, 1821-1902), excepto por su leve incursión en los periódicos dependientes de El Liceo de Badajoz y un poema que vio la luz en El Álbum de las Bellas, en 1849, no le conocemos ninguna otra composición publicada en la prensa, ni editó jamás libro de poesía alguno. No obstante, unen a María con la de Campanario, Vicenta García Miranda, dos hechos significativos: ambas iniciaron la andadura en la asociación cultural capitaneada por los Coronado Romero en Badajoz, El Liceo, y ambas recibieron el estímulo de Carolina; ambas iban en pos de ella.

Fiel e íntima amiga de la Coronado, quién sabe si pudo propiciar tan estrechos lazos entre ambas el que la abuela de María Cabezudo, Juana Pachón, fuera natural de Almendralejo. Puede incluso que en la villa de Tierra de Barros hubiera estado en algunas ocasiones María; al menos su “mejor amigo”, tal como calificó en un poema a Luis Fernández Golfín, era natural y vecino de Almendralejo, nieto del diputado liberal, trágicamente asesinado en 1831, Francisco Fernández Golfín.

Sea como fuere, María Cabezudo (o Cavezudo, como ella firmaba) nació en Badajoz el día 10 de febrero de 1821. Su padre era palentino, natural de Baltanás, y la familia de su madre, los Chalons, oriundos de Francia, residían en Badajoz al menos desde el siglo XVIII. Su partida de nacimiento dice así:

“En la ciudad de Badajoz y febrero trece de mil ochocientos veinte y uno, yo Don Juan Ramírez, cura del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral del Distrito de Nuestra Señora de la Concepción, bauticé solemnemente a María de la Purificación Escolástica, que nació el diez del corriente mes y año, hija legítima de Bernardo Cavezudo García, natural de la villa de Baltanás, obispado de Palencia, y de Manuela Chalón Pachón, natural de esta ciudad; nieta por línea paterna de Manuel Cavezudo y de Bernardina García, y por la materna de Pedro Chalón, de esta ciudad, y de Juana Pachón, natural de Almendralejo. Fue su madrina Juana Pachón, a quien amonesté el parentesco espiritual y demás obligaciones de su cargo. Fueron testigos Juan Carvallo y Joaquín José”.

Esta mujer, a la que Carolina Coronado retrató como “una jovencita esbelta, de cabello rubio y rizado y con ojos brillantísimos”, fue miembro de la sección literaria del Liceo, como ya hemos reflejado en la noticia sobre la inauguración de las clases que organizó la institución en 1846. En El Liceo compartió con Carolina ilusiones y amistades, sea la del escritor Gabino Tejado, maestro y promotor de la de Almendralejo, o la de Carolina Villar y Aldana, fallecida tempranamente, en 1849, a la que ambas, la Coronado y la Cabezudo, dirigieron sendos poemas tras su óbito.

Los poemas de Cabezudo se han conservado en un manuscrito autógrafo, que fue propiedad de Antonio Rodríguez-Moñino y del que ya dio noticias Manzano Garías. Está formado por 32 composiciones, si bien la dedicada a Gabino Tejado fue copiada por duplicado (“Acento sonoro de tierna poesía”). La mayor parte de los poemas fueron compuestos durante la época de esplendor de El Liceo, entre 1845 y 1849. Hay un par datados en 1850 en Badajoz; algunos de 1851 y 1852 escritos durante sus estancias en agosto en el Balneario de Baños de Montemayor; un conjunto fechado en 1867 y dirigidos casi todos a la Virgen de Bótoa, y un par muy tardío, de 1890 y 1898. De ellos sólo dos nos consta que fueron publicados en El Pensamiento, el periódico dependiente de El Liceo de Badajoz: “A la primavera”, el 18 de abril de 1845 y “Al joven poeta don Gavino Tejado”.

En sus poemas, por desgracia de escaso valor literario, se percibe el influjo de Carolina Coronado, a la que debió admirar profundamente y cuyas ausencias pareció sufrir con verdadera nostalgia, sobre todo, la definitiva, una vez se estableció en Madrid. De hecho, María Cabezudo principió un diario, íntimo y recogido, que dedicó a su amiga ya casada y que nos ha llegado incompleto, veintitrés hojas que son testimonio de aquella hermandad lírica que propició Carolina y de la impronta que su coraje e inteligencia dejaron entre sus compañeras de generación. Es imposible no percibir el estímulo de la Coronado en composiciones tales como “A la primavera”, “A la flor de un día”, “En la soledad”, pero sobre todo en “A las poetisas” (que debió componer con motivo del nombramiento de varias poetas como socias honorarias del Liceo en febrero de 1846) o “A la juventud de Extremadura”, este último publicado en El Álbum de las Bellas (Sevilla), en 184.

No conocemos dato biográfico más, excepto que debió permanecer soltera, acaso al cuidado de su madre (“modelo de heroísmo para su madre”, la llamó Carolina Coronado) y que falleció el 19 de julio de 1902 en el Hospital Provincial de Badajoz. El Nuevo Diario de Badajoz publicó una necrológica, que daba noticia de la prodigiosa memoria de la octogenaria escritora, olvidada de todos, sola.

Decía:

“El sábado último falleció en esta población a los ochenta y un años de edad la inspirada poetisa doña María Cabezudo Chalons, amiga íntima de nuestra insigne Carolina Coronado […] Su entierro, verificado ayer, fue modestísimo… No hubo ni una corona, ni una flor, ni un solo recuerdo de aquellos que la ensalzaron y admiraron en otra época. Verdad es que pocos por desgracia han sobrevivido. Nuestra insigne poetisa Carolina Coronado, cuando tenga noticia del fin de la ilustre escritora que tantos aplausos obtuvo y tan buena posiciónç alcanzó en la sociedad literaria de su tiempo, dedicará una lágrima piadosa a su memoria, compensando así el abandono a que la injusticia de este pueblo la redujo en los últimos años de su vida”.

Y según parece, Carolina Coronado escribió una carta de pésame para los parientes de aquella amiga, “rara virtud destinada a quedar obscura en este pícaro mundo”.

Con mucha distancia respecto a estas precursoras, en la segunda mitad del siglo XIX, surgen otros empeños poéticos, casi todos de escasa calidad literaria.
Son las voces de algunas mujeres, que nacen (excepto dos de ellas: de la Flecha y Chacón) después de 1850, casi todas maestras, a las que quizás la propia condición de docentes y el cierto estatus e independencia que ello concedía facilitó la senda para ingresar en periódicos y revistas de diversa índole, y propició la inquietud de dedicarse a la poesía. 


Poetas extremeñas del siglo XIX
CARMEN FERNÁNDEZ-DAZA ÁLVAREZ
Centro Universitario Santa Ana
Almendralejo.


María Cabezudo Chalons


                          A mi querida amiga Carolina Coronado y Romero

Brillante luna que extasiada miro,
recoge mi suspiro
y llévalo a la hermosa Andalucía,
donde a la amiga mía,
mi Carolina amada,
parece que la tienen encantada. 

Y cuando en ti fije sus ojos tan hermosos,
triste y lloroso,
no obscurezca tu luz, y sé brillante.

Ilumina constante
aquella frente en el que candor rebosa,
y cuando inspirada está
¡ay! más hermosa.

Dile que venga, que el otoño ya ha pasado
y el invierno nevado,
y que al llegar la florida primavera
el Guadiana en su ribera
le guarda juncos mil de aroma pura
que ofrecen orgullosos su hermosura.

Dile que a sus amigos, siempre tan amados,
los tiene ya olvidados;
que por ella lloran
y su venida imploran.

Que venga, que venga ya a abrazarnos
para nunca volver a separarnos


[Badajoz], 1848.






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MARÍA BALBINA DE LA FLECHA [19.526]

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María Balbina de la Flecha

Almendralejo (Badajoz), 1832-1915.


Doce años de diferencia distancian a María Balbina de la Flecha (1832-1915) de Carolina Coronado. El día 31 de marzo de 1832 nacía la paisana de la célebre escritora en Almendralejo. Era nieta de un fino platero del XVIII bajo extremeño, Juan de la Flecha, discípulo de Álvarez Lajas, quien, por cierto, intervino en ciertas restauraciones de piezas de plata en la parroquia de Almendralejo en colaboración con los ascendientes y parientes maternos de Carolina Coronado, los Peralta.  

Según Díaz y Pérez, Balbina obtuvo muy joven el título de maestra elemental y anduvo unos años ejerciendo su profesión en Badajoz, un hecho que no hemos podido documentar56. Tuvo al menos tres hermanos: María Pascasia (1830), Mateo Francisco y Atanasia (1838).

Casó en Almendralejo el 22 de febrero de 1855 con José Francisco Mejía, labrador, natural de La Calera, y vecino de Puebla de Pallares. Nos consta que en 1879 María Balbina de la Flecha regentaba una escuela privada de niñas en su pueblo, una de las cinco existentes, que, al parecer, funcionaban con gran aprovechamiento, pues en 1886 el gobernador remitió una carta a todas las maestras felicitándolas por el exitoso resultado que sus alumnas habían obtenido en los exámenes.


Aunque Nicolás Díaz y Pérez y Ramón de la Huerta mencionan colaboraciones de Flecha en otros periódicos de la provincia de Badajoz
60, sólo he alcanzado el que editó en El Sur de Extremadura de Llerena (sólo uno “A María” el 20 de julio de 1979) y en La Revista de Almendralejo, la empresa editorial de Ricardo Romero y Massa, primo de Carolina Coronado. De manera ocasional entregó algunos poemas a la conocida revista madrileña, de tan larga vida, El Correo de la Moda (1851-1893), que dirigió Ángela Grassi entre 1867 y 1883 y en una segunda época Joaquina García Balmaseda, hasta su muerte y con ella el cierre de la revista en 1893. Se cita también a Balbina de la Flecha como colaboradora en la publicación malagueña El Amigo del Hogar, que fundó y del que era propietaria la prolífica extremeña Ana María Solo de Zaldívar y que en 1895 dirigía María Ducha, un hecho que no hemos podido verificar.

En la Revista de Almendralejo Balbina de la Flecha compartió la sección literaria con un conjunto de voces femeninas que, de cuando en cuando, editaron en el periódico. Es bien sabido que Carolina Coronado publicó en la revista su novela Harnina que (ignoramos las razones) no finalizó y es igualmente sabido que a ella entregó tres poemas el año de 1884: “A Emilio Castelar. El Fantasma Rojo” (3-II-1884), “Vaticinios” dedicada a su primo Ricardo Romero Massa (21-XII-1884) y “Carta a Pedro”, encaminada a un hermano de Ricardo y por tanto primo también de la Coronado, Pedro Romero Massa (21-XII-1884), en la que recordaba la estancia en Sevilla junto a él, niño, en 1847. Pero además de Carolina, hallamos en la Revista de Almendralejo a su hija, Matilde Perry Coronado (“Luz”), a Faustina Sáenz de Melgar y a Carmen Solana de Gazul.

Una buena parte de las composiciones de María Balbina de la Flecha son de asunto religioso o vienen motivadas por acontecimientos destacados en Almendralejo, poemas de ocasión, de mera circunstancia, balbuceos faltos de aciertos literarios que deban destacarse. Junto a los temas locales no escasean las “Charadas”, que salpicaban la prensa de finales del XIX como entretenimiento entre los suscriptores, acertijos poéticos que en nuestro caso tienen como objeto distintas ciudades de la geografía universal. Los poemas editados en la Revista de Almendralejo son: “En las márgenes del Vístula potente” (5-I-1879); “Al nuevo año” (“Ano setenta y nueve te saludo”, 12-I-1879), “A la Revista” (“Paso a paso la Revista”, 19-I-1879); “¡Oh, Ebro! que naciendo allá en Reinosa” (26-I-1879); “A la madre del Redentor” (“Salve, salve, divina Madre…”, 2-III-1879); “A la memoria de mi querida sobrina Ana de Campomanes” (“Oh candorosa paloma…”, 23-III-1879); “Discurso pronunciado en el acto de la visita de inspección por la niña Balbina Álvarez de la Flecha, de seis años de edad, y compuesto por su profesora” (“Salud, mis dignos señores”, 6-IV-1879); “Al Creador” (¡Oh Padre Omnipotente, Eterno e Increado!, 20-IV-1879); “Dos de mayo” (“Cuando Francia inhumana a sus reyes”, 18-V-1879); “¡Oh Betis undoso que el sur de la España…” (8-VI-1879); “¡Oh reina de los mares, bella Tiro…!” (22-VI-1879); “Una humilde aficionada” (28-IX-1879); “En la conmemoración de los difuntos” (“De gran congoja el corazón henchido”, 2-XI-1879); “En el Nacimiento de Jesús” (“¡Oh Belén de Judá, patria insigne!”, 28-XII-1879); “A mi querida ciudad de Almendralejo” (“Perdona, ¡oh patria mía!, si a ti mi voz dirijo”, 15-VIII-1880); “Pensamiento” (“Goza el que es virtuoso”, 15-V-1881); “Al Omnipotente” (“¡Oh Ser inmenso que los mundos riges”, 15-V-1881); “A la fe divina” (“Hermoso rayo que el eterno envía”, 2-X-1881); “En el día de la inauguración del templo después de su recomposición por donativo de Don Fernando Villalobos y Rivera” (“¿Por qué corres así, pueblo querido...?”, 2-VII-1882); “En la Resurrección de Jesús” (“¿Por qué de gozo el corazón henchido…?, 20-IV-1884).

Balbina de la Flecha murió en Almendralejo, en la calle Harnina, a la edad de ochenta y tres años, el 4 de julio de 191562, y allí reposa, en el Cementerio Municipal de la ciudad, junto a su marido, José Francisco Mejía, que fallecía el 17 de febrero de 1917.

Poetas extremeñas del siglo XIX
CARMEN FERNÁNDEZ-DAZA ÁLVAREZ
Centro Universitario Santa Ana
Almendralejo.







María Balbina de la Flecha


LA REVISTA

Paso, paso a la Revista
fundada en Almendralejo
que con sus claros reflejos
ya los afectos conquista;

y que con gran valentía
enarbola sus pendones
ganando en otras naciones
suscripciones cada día.

¡Loores y glorias a quien
el pensamiento iniciando
y a Gutemberg secundando
nos trajo tan grato bien!

Ciudadanos, a porfía
vuestro óbolo ofreced
y la virtud y el saber
haced que triunfen un día.

En sus páginas rientes
derramad con grande tino
ese destello divino
que germina en vuestra frente;

esa llama celestial
que del Eterno emanando
cual mágica luz brillando
ahuyenta la oscuridad;

ese tan sublime don
que sólo el hombre obtuviera
y por el cual mereciera
ser el rey de la creación.

Elevad la ciudad digna
do vuestra cuna mecieran,
y que ya célebre hicieran
Espronceda y Carolina.


[Almendralejo, 1879]




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PILAR ARANDA [19.527]

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Pilar Aranda López

Nacida el 3 de marzo de 1947 su afición por la poesía le viene desde muy temprana edad. 

Ha publicado diferentes libros de poesía y en la actualidad es coordinadora de la Revista de Creación Literaria "Oleaje", elaborada por la Tertulia Literaria “Buero Vallejo”.



El tiempo aquel

Aquellas calles anchas, el coro de pájaros;
los árboles gigantes, la luna troceada
detrás de las esquinas; los pasos de la noche
en la voz de mi madre. La claridad del día...
El tiempo estaba quieto, atento a la inocencia,
se deshizo de todo, nada tenía precio.
Ahora baja por calles, cada vez más estrechas,
a algún lugar, sabiendo que le sigo los pasos.



Ahora

Por las calles estrechas de altas estructuras,
los pájaros se cuelan, quedan saltos de hierba;
hay balcones abiertos con cestillos de flores;
la luz se cuaja a tientas si el sol no se incorpora.
Apuesto a cada invierno a que llego primero.
Me vuelvo generosa por un poco de escarcha.
No dejo a las heridas un camino de vuelta,
Mi boca se mantiene ávida de cerezas.
Cuando llego a la lluvia me recibe temblando,
y aun me busca el amor, se apresura la risa.
De este tanto que tengo no dejaré ni un poco
por más que se me pida por más que se me ofrezca.



La memoria

La vida solo tiene
un camino de vuelta:
la Memoria.
Después que pase el tiempo,
muchos años,
que bueno sería
que tu memoria y la mía
coincidieran
alguna que otra vez,
en el mismo lugar ,el mismo día,
a la misma hora.


EL ESTANQUE

El tiempo no consigue 
borrarse de aquel
estanque.
Ahora el hueco de la piedra 
está vacío, pero entonces 
rebosaba de agua.
Ensordecía la lluvia al caer
a golpes. 
Las gotas, de cien en cien,
como en una cantera de locos.


SIN TÍTULO

Donde había dolor huracanado
ha encallado el tiempo. Ahora
la pena es un lago en paz.
De día,
en el agua de triste azul
descansan pesadas montañas.


DESPEDIDA 

Aquella hora última quedó
como un sudario en mi boca,
la imagen (disfrazada) de sus labios,
los míos tan dolidos
de tan amargos besos.


DESCANSO DEL PENITENTE

(Procesión de Viernes Santo)

Como uno más, 
él va detrás igual que un vacío,
un asterisco sin mensaje,
su pecho es un lago soltando azufre,
bajo los pies le estallan lágrimas secas.
La noche está cayendo
con olor a azul marino.
Su boca es nido de sabor amargo.
En el descanso
del peso de la Cruz sobre la carne,
levanta la cabeza, en una esquina,
locuaz, una mirada irresistible,
una vela en la mano, como una rosa frágil
que ardiera después que le cortaran las espinas.
Han callado los tambores.
El desnuda sus oídos, 
va buscando la voz de los ausentes.
La reconoce
llamando a tierra en mares amarillos,
sin saber que el cielo de la noche es una trampa.
Y cuando la campana levanta el trono,
hierve de nuevo la luz de la cera,
y a compás se avanza, con música dolida,
él se queda. 
El corazón le encorva viendo
que la fe pierde a su imagen,
igual que a un barco entrando en alta mar
con la frente alzada y sin cabos de esperanza.



SIN TÍTULO

Inmensa luna, hambrienta y fría
la de esta noche,
mirando fijamente al mar.
Y el mar hipnotizado.
.
Reconozco este momento,
esta mirada 
que a mí una noche
también me cayó entera,
y vivo desde entonces 
en un lugar y un tiempo 
equivocado.

Tengo que darme prisa.
He de avisar al mar,
no sabe lo que está pasando.


INSPIRACIÓN

(Para mis amigos que hoy tienen asuntos importantes)
El pájaro invisible 
aplaude con sus alas 
en el borde de la pila cuadrada, 
'se ha dado el día "


LA TERRAZA

(A Miguel Llanos)

Muestra el mismo abandono
que una vieja estación de tren clausurada,
el oscuro escenario
de mil años atrás, si los tuviera.
Sospecho
de algún libro arrinconado dentro,
páginas rotas,
vuelo de palabras sueltas, sin registro,
en torno a una luz ilusoria, de pasillo.
No sería extraño
que perdure algún olor en el espacio,
como vino que ha entrado en la madera.
Es la misma, lo sé,
la que veía entonces y veo ahora,
pero aseguro,
definitivamente, en ella
ha callado la música.
Esquinada, en lo alto,
en el vacío,
tristemente oscura, la terraza.



Las uvas amarillas, de Pilar Aranda
                                        


Las uvas amarillas, de Pilar Aranda.
Un luminoso y maduro racimo de poesía verdadera.

La poesía debería ser un punto de apoyo no una mano que te empuje al precipicio.

La poesía no es solo una cuestión de rima, musicalidad, estructura, elección del tema, del título del poema o la precisión en escoger la palabra exacta, la metáfora más afortunada y el fondo que vaya paralelo con la forma y sirva de ropaje para lo que se dice.

La poesía es, también, un estado mental, una postura espiritual y una conexión con la formación intelectual del poeta. La poesía es, sobre todo, una sed y una sequía de adjetivos.
         
Las uvas amarillas (Editorial Corona del Sur, 2016), de Pilar Aranda, es mucho más que un punto de apoyo. Es un libro que te abraza, que te protege, que es madre y padre a la vez, un libro juicioso, abierto, espléndido como una fruta llena de sabor, que alimenta al espíritu y sacia tu sed de buena poesía. Es, también, el primer libro que publica la poeta, que no quiere decir que sea lo primero que escribe. Aranda es una poeta de siempre.

Las uvas amarillas lleva citas de Sábato, Gamoneda y Auden que van ilustradas con tres preciosos y delicados dibujos de la artista Regina Maillo. Dividido en tres partes, la primera, Fragmentos, es un tapiz sin acabar donde el mundo aparece en invierno, con el mar, los tejados rojos, el sol. Es un espacio abierto con dos caminos que se bifurcan: el de la razón, con poemas como “Descenso” o “La vida a veces”, y el del corazón, que es el más ancho y transitado, con poemas  como “Los tejados negros” o “El estanque”. Abre esta primera parte “Conversaciones con el mar”, un 28 de octubre, que más que una conversacion es un soliloquio “de fin de temporada”: “Tú y yo sabemos / que está al caer noviembre”. A uno le gusta, por su brevedad, esta preciosa cancioncilla que bien podría ser de algun poeta anónimo del XIV o de Alberti (que a su vez imitó el estilo de los poetas “populares”).


Qué tiene hoy el arroyo
que no quiere mirarme.
Le canto
y apenas me salpica.
¡Qué le contaste anoche
después que me marchara!

La segunda, que da nombre al libro, es la sección más uniforme y temática, el corazón del texto, con poemas narrativos y con “argumento”, escasos en imágenes huecas o metáforas “que no se puedan explicar”. Poemas “humanos”, poemas vividos, con un ramalazo social, de sabor a cotidianidad, cálidamente fríos. Poemas para leer, sentir y meditar. “Nosotras” y “Rosa, ama de casa, 53 años”, (título que a uno le recuerda a Hierro o a Otero o a Celaya), son dos muestras del alto nivel de la poesía de Pilar Aranda.

Cierra el libro “Canto del agua” que contiene seis poemas de temática familiar algunos dedicados “Al pequeño Félix”, “A mi madre”, “A Félix” y “A Carla”. Si el libro comienza con un monólogo con el mar termina con un “Inmenso abrazo. (Al viejo árbol de nuestra casa”).

Y quedamos así, árbol y alma,
con mi mejilla hundida en tu madera.
Yo desnuda de tiempo, de memoria,
me cobijé en tu templo,
tú me ofreciste la savia de la vida.
       !Qué inmenso abrazo!
Se desprendieron solos mis alambres,
encontraron raíces mis quejidos. El aire
me devolvió el aliento.
El sol detrás, retenía las horas.
        Y mirando Dios,
        llenó mis ojos,
        y nos cubrió  de lluvia.
  

Anatole France decía que una obra de arte nunca se acaba, que está siempre creciendo y en movimiento, con una dinámica creadora y reflexiva. Ante la imposibilidad de terminarla y hacerla perfecta se la deja aunque a los ojos del creador todavía esté necesitada de su protección. Abandonada, llega a otros ojos, a otras manos, a otro corazón y estos la acogen y la hacen suya. Y, a su manera, la vuelven a adaptar a sus necesidades, a sus deseos, a sus esperanzas, a sus miedos y a sus sombras. Pero la obra sigue creciendo en ellos y, aunque sea la misma que salió del corazón del escritor, ya no es la misma.

Así es Las uvas amarillas, un libro meditado, que derrocha sentido común, paz, alegría. Un libro que se nos entrega para que su mensaje siga creciendo en nosotros y lo hagamos nuestro y así que perdure. Un libro que llega justo a tiempo, reposado, hecho sin prisas y con mano artesana y corazón de poeta, con sabor a vino y a tiempo de cosecha Un libro como un luminoso, dorado, y maduro racimo de uvas amarillas.
Publicado por H. Barrero 




LES HABLO

Les hablo de un tiempo inconcluso,
en retaguardia,
adiestrado, nocturno,
que asalta y atiza la misma bofetada
que a un niño
que no sabe y le preguntan.
Les hablo de una luz aparente, en retroceso,
que sigo confiada como un cordero,
y en el lugar exacto de la farsa
me abandona.
Reconozco esa tierra
que me fuerza y desnuda, ojos
anónimos en troncos gigantes,
avergonzados al verme.
Luego todo se esfuma en un bosque de niebla,
y otra vez de vuelta, completamente sola,
una lágrima.
Les hablo de un dolor añejo,
de una pregunta, ¿dónde fueron
los que apuntalaron en un lugar del alma?








LA VIDA A VECES

No sé que tiene el sol esta mañana.
No sé,
porque no pasa.
Tampoco escucho el mar,
está tan quieto...
          ¡...Aire!
¡No es lo que quiero!
Duele un miedo huérfano,
atrincherado bajo mis párpados.
Se me va el corazón y me regresa
arrepentido, golpeando la puerta.
A veces,
después del sueño,
¡Cuánto le cuesta arrancar a la vida!




ALGUNAS COSAS

(Esperando a África)

ALGO me hace creer que al hombre aquel
tantas horas sentado en la roca,
con el anzuelo dentro del mar,
le está convenciendo la víctima.

ALGO me hace creer que Hoy
el sol se irá de aquí
sin dejar una sombra de duda.

Que en brazos del Dragón
querrán dormir los niños esta Noche.

             Hay signos en el corazón
             que te hacen creer
             algunas cosas.





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RAÚL PIZARRO [19.528]

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RAÚL PIZARRO

(Jerez de la Frontera, 1973). Licenciado en Magisterio y Pedagogía, trabaja como animador sociocultural en un grupo de teatro, habiendo realizado trabajos como actor para teatro y televisión. Sus primeros poemas aparecieron en la revista "Nadie Parecía". 

Es incluido en la antología 11 inicial. Última poesía en Cádiz (Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz, 2002). 

Su debut literario se produce con la publicación del cuaderno Refugio (Tertulia de La Chancillería, 2004). Gana el Premio Antonio Machado en 2005 con el poemario Tiempo adverso (..., 2006). Dos años después obtiene el Premio Florentino Pérez-Embid con su obra Caída hacia la luz (notas de un diario) (Rialp, 2008).

LIBROS PUBLICADOS:

Tiempo adverso (Premio de Poesía Antonio Machado, 2006).
Caída hacia la luz. Notas de un diario (Adonais, Premio Florentino Pérez Embid, Colección Adonais, 2008).
Lo único que importa, (La Isla de Siltolá, 2012). 
Estar aquí (Colección DKV Poesía)




de Caída hacia la luz (notas de un diario) Colección Adonáis. Ediciones Rialp, 2008. 



27 DE ENERO 

El viento de esta noche 
Anuncia otra mañana desoladora y turbia 
Brindando con dolores silenciados 
Por el paso del tiempo. 

El viento de esta noche, 
                        de todas estas noches, 
escupe 
       miedo        y frío       y lluvia 
El viento de esta noche se arrastra por el parque 
y traspasa estos versos. 




15 DE FEBRERO 

Huir a tu lado, 
celebrando la casa, 
                           protegido, 
a cubierto del viento riguroso 
que abraza las aceras y los bloques. 

Dejarme en cualquier libro las horas 
                                          y borrarme. 
Leerte los poemas. 




24 DE ABRIL 

El pincel distinguido de cualquier golondrina, 
su acrobacia veloz, ágil, resuelta, 
sobre las viejas tejas 
de un casco de bodega abandonado, 
bosqueja lo innombrable. 

Incorpora su estela al final de este mes 
Desconcertante y seco 
                       que se retira ya.




2 DE MAYO 

CUANDO dentro de algunos meses vuelva a pasear 
buscando algún sosiego 
por este mismo parque, 
pisaré el primerizo brote del jabonero, 
esa hoja imperceptible, 
luminosa, radiante, 
que ahora, en este instante, me deslumbra. 

El otoño la habrá sometido y tirado 
para alfombrar mi paso, 
y quizás no recuerde su belleza, 

Por eso escribo, 
porque quizás, algún día, no recuerde 
la fugaz impresión de su belleza. 




15 DE MAYO 

COMPARTIR las tormentas de diciembre 
y el cielo de cristal azul de mayo 
que hoy se nos ofrece. 

Compartir los objetos, 
las cosas cotidianas, 
las rutinas calladas de los días, 
descifrando unos códigos cálidos y cercanos. 

Escuchar mientras se hace la comida 
el llanto, esa canción 
que inunda el viejo bloque de pisos que habitamos, 
con la vida imponiéndose, 
renovándose siempre, 
discutiendo con pobres, quejumbrosas 
cañerías de plomo 
-antes fueron corazas y escudos de unos héroes-. 

Y renacer de nuevo todas las estaciones 
que el calendario cruzan, 
año tras año 
dejándonos la piel en el camino. 



10 de agosto

Un rastro de migajas en la arena
que caen entre mis dedos.
El pan de cada día:
cielo claro entre brumas.

Dios viviendo en los ojos de aquel niño
que pregunta el camino, no importa qué camino,
y se marcha silbando.
Y da las gracias.



15 DE AGOSTO 

LADEA un alcornoque su tristeza 
sobre una senda umbría. 

Son sus hojas las lágrimas del mundo 
que la brisa derrama y el sol mece. 

¿Fragmentos de la luz que entierra sus destellos 
(hasta alcanzar el musgo, la piedra, la hojarasca) 
Para ordenar la vida? 

                          No tengo esta respuesta. 




10 DE SEPTIEMBRE 

UNAS farolas secas 
alumbran estas calles sucias y represivas, 
hermosas a su modo. 

Altas, sobre los bloques, 
Perfilando este oscuro decorado, 
una luna retórica descarga su distancia, 
su amable intrascendencia 
                           y el arte de su música. 
Conserva algún engaño, 
hace aullar a los perros. 

(Ando inquieto, sin rumbo, 
royendo un hueso amargo). 




30 DE DICIEMBRE 

HAY abismos, 
profundidades 
que no se ven. 

Hay pasos que se cubren 
con la dulce hojarasca, el estiércol 
de lo cotidiano. 

Y germinan. 

Hay caídas 
             hacia la luz. 




2 DE OCTUBRE

Las azaleas
que transplantamos
todavía resisten, languidecen
en la terraza,
recibiendo unas pocas atenciones.

Sus pétalos pequeños me reprenden
con piedad.

Caída hacia la luz. Notas de un diario (Adonais, Premio Florentino Pérez Embid, Colección Adonais, 2008).

La Real Academia Sevillana de Buenas Letras, ha concedido su prestigioso Premio Florentinio Pérez-Embid 2008 al libro titulado 'Caída hacia la Luz', del nuevo poeta jerezano Raúl Pizarro, lo que supone un éxito para la poesía actual de nuestra tierra. Nacido en mil novecientos setenta y tres, Raúl Pizarro ha estudiado Magisterio y Pedagogía y hasta la fecha solamente había publicado otro poemario, igualmente en la capital andaluza, pues mereció en dos mil seis el importante Premio de Poesía Antonio Machado del Ayuntamiento hispalense, titulado 'Tiempo adverso'. Dos triunfos continuados en tan consagrados certámenes, consignan la calidad del poeta jerezano. En esta ocasión, 'Caída hacia la luz' aparece editado en una de las colecciones más significativas de la lírica española, la trascendente Colección Adonaís, de la madrileña Ediciones Rialp, S.A., que data de mil novecientos cuarenta y tres y alcanza actualmente los seis centenares de títulos, por lo que está considerada la más importante de las colecciones de poesía españolas y en la que mediante su premio anual y sus respectivos accésits, ha descubierto las más valiosas voces de nuestra poesía coetánea, desde José Hierro a Claudio Rodríguez, pasando por nuestros comprovicianos Julio Mariscal, Pilar Paz Pasamar, Carlos y Antonio Murciano, Rafael Soto Vergés, José Manuel Caballero Bonal, Fernando Quiñones, José Luis Tejada, Angel García López y Antonio Hernández, entre otros. Se ha afirmado, más de una vez, que estar en la Colección Adonaís es una garantía de presencia en la historia actual y venidera de la lírica española. Y en ese lugar se encuentra ya el jerezano Raúl Pizarro, gracias a un libro originalísimo. Y no porque responda su planteamiento aun diario, sino por lo que cada página de ese diario poético desvela y engloria sensaciones. El poeta cada día que registra su voz inspirada va por la sugerencia a la belleza, extrayendo de la contemplación conclusiones y sentimientos, inmerso en la naturaleza viva. Leamos, por ejemplo, el poema '18 de Junio': "Un gorrión… Aparece suavemente/ y pasea por las ramas fuertes del limonero./La mañana se anuncia también suave,/ en cadencias, silencios/ rotos por las chicharras, detrás de las montaña./ Y el trinar de los pájaros./ Estoy en cualquier sitio/ sentado junto a Alguien siempre ausente./ Firme roca sostiene mi desvela./ ¿Quién puede hacerme daño?/ Aquí sigo, aquí estoy." Raúl Pizarro, realmente define su actitud poética en los versos en cursiva que abren 'Caída hacia la luz''(Notas de un diario)', diciéndole al lector: "Una pregunta, un lápiz, un cuaderno./ Unas pocas palabras,/ y en ellas, lo sentido./ lo viviente,/ lo oculto,/ los contornos./ Y esperar, esperar, lo que dice el silencio./ Y aquello que persiste;/ algunas hojas sueltas, apuntes de los días." Nos congratula que la tradición poética jerezana, cuente con un nuevo valor en alza, con un poeta incardinado en las tendencias líricas de su tiempo, que promete la continuación de una obra con matices y reverberaciones personales en las que la ilusión es también un súbito don: "Me alegra haber vivido tantas vidas./ Me alegro, como entonces,/ de una manera extraña,/ por las vidas que aún estoy viviendo".




Lo único que importa. Ediciones de La Isla de Siltolá, Sevilla, 2012. 


Para ti 

Para ti el sol, la luna, las estrellas. 

Las altas torres, tronos y murallas. 
La palabra precisa, ajustada, cordial. 
La ternura del agua, de los besos, 
el oro de los días, su milagro. 
De la rosa, su abierta inteligencia. 
Los encuentros, los dones. 
La amplia celebración del desayuno 
cada mañana, en torno al fuego de la casa. 
El descanso. El comienzo. 

Y nada para mí. 
Tan solo el mismo día 
tras otro día gris y sin salida. 

Y tus pequeños pasos en la casa. 




La lluvia 

Alborotas, ríes, gritas, con el agua que cae 
sobre las empedradas calles de esta ciudad. 

Aún la lluvia no ha roto, 
una tarde cualquiera, tu vida, las ventanas 
que protegen los sueños. Su rabia no ha batido 
furiosa los recuerdos de cristal que atesoras 
poblando tu nostalgia de nombres y de fango. 

Es para ti la lluvia 
como un regalo inédito que mima tu burbuja, 
llenándote los ojos de asombro y alegría. 
No es tiempo, ni pasado. 

                             Ni te pone 
tonta, rara y huraña. 


Cuando te pregunten 

Cuando alguien te pregunte: ¿qué es lo que 
hacía tu padre, 
taciturno, encerrado, 
con el ceño en tensión, la sonrisa distante, 
tanto tiempo perdido calculando, midiendo 
entre dudas y sombras y papeles, 
bajo el tenue fulgor de aquella vieja lámpara? 

Respóndele: 
«Son luz, en el silencio, las palabras 
para quien las recibe con las manos abiertas.» 

O cállate y camina. 
Sigue con tus asuntos. Vete a tu corazón 
y a la alegría. 


Caminante 

En la profundidad de la montaña, donde 
los brazos de un arroyo se alargan entre peñas, 
el tiempo permanece aplazado en sí mismo. 
Honda y calladamente le da forma al paisaje, 
como cuando el amor se enreda en nuestras horas. 

Lejos de esta ciudad, 
el viento silabea su frescor a los árboles: 
apenas un murmullo imperceptible 
que esparce por el aire el sosegado 
bálsamo del hinojo, el tomillo y la melisa. 
Se conforta el pinzón: juega, se esconde, salta 
trascendiendo mis culpas su alegre desenfado. 

Derramada a sus anchas, allí siento 
toda la plenitud de un Dios que habla 
en colores impuros 

e interviene en mi historia sin apenas notarse. 



La alegre algarabía 

¿Quién te cita? ¿Qué Dios o qué Nada dibuja 
en la calle el catálogo exhaustivo de luz 
de esta encendida y alta primavera? 
¿Quién conduce las alas de aquellas golondrinas 
que van dejando surcos en el aire, 
en tu mirada, en tus incertidumbres? 
¿Quién proyecta ese mapa de precisión y vuelo 
que creías olvidado?




Estar aquí

Como casi todos los libros que he leído de esa colección, la de Pizarro es una poesía sencilla y amable, muy cercana a la realidad, de tono autobiográfico, que busca la sobriedad y la armonía. La música callada. Y la consigue, siquiera en forma de versos que uno escucha al oído como si de una íntima conversación se tratara. El amor, los sucesos cotidianos, sus hijas ("Autorretrato con niñas" es el primer poema del libro), lo que le pasa en el parque o en la playa, sensaciones y sentimientos que lleva al poema como leemos al final de "La piel gris": 

Pero vuelvo a casa,  
al lápiz y al cuaderno,  
e intento retenerlos". 

¿Qué? Lo que acaba de ver: una nube, unas rocas, el reflejo del sol,

 "los detalles pequeños  
-detalles de detalles-  
me dejan sin palabras.  
Y no las necesito". 

Pero que al final anota. Porque la poesía es, entre otras muchas cosas, eso: una manera de retener el tiempo. Un consuelo contra el injusto olvido. 
Se plantea muchas preguntas. Como "¿Cuántas vidas dan forma a nuestra vida?", o "Por qué me cuesta tanto perdonarme?"
La segunda parte del libro es de tema romano. "Apartamento en Roma" se titula. Allí, la ciudad eterna y la belleza y el amor, no menos eterno. Y poemas tan logrados como "En la intemperie", que empieza: "Yo sé que existo porque espero". 
Luminosa y tranquila me ha parecido la poesía de Pizarro, la de alguien que escribe: 

"Mientras se pierde el hombre en vaguedades  
ver correr unas nubes  
que cantan lo que soy". 

PUBLICADO POR ÁLVARO VALVERDE 






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KATE GALE [19.529]

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KATE GALE 

(Binghamton, Nueva York, 1965). Es la jefa de redacción de la editorial Red Hen Press y la editora de Los Ángeles Review. Tiene publicados seis poemarios, una novela, Lake of fire, y varios libretos de ópera, algunas de las cuales fueron estrenadas en el New York City Opera VOX. Entre 2005 y 2006 fue presidenta del Pen American Center. Es profesora en la Univerdad de Omaha y en el programa de escritura creativa de la Universidad de San Diego.  

Kate Gale is the author of several poetry collections, including Mating Season (2004) and Fishers of Men (2000), as well as the novels Lake of Fire (2000) and Water Moccasins (1994). She is the founder and managing editor of Red Hen Press and editor of the Los Angeles Review.

Gale is the author of four librettos: Rio de Sangre with composer Don Davis which was performed in part at Disney Hall in 2005; Paradises Lost, co-authored with Ursula K. LeGuin and composer Stephen Andrew Taylor, and performed in part at the New York City Opera in 2006; Kindred, adapted from the novel by Octavia Butler, with composer Billy Childs; and Inner Circle, adapted from the novel by T.C. Boyle, with composer Daniel Felsenfeld. She lives in Los Angeles.



Los poemas de Kate Gale que presentamos a continuación pertenecen al libro The Goldilocks zone (University of New Mexico Press, 2014) y son bastante representativos de su poética. Escenas cotidianas que adquieren dimensiones de fábula, espacios habitados como la casa de cristal que se hacen míticos y se transforman, pequeños retratos de personajes históricos desde su lado más humano y frágil. El lenguaje en aparencia sencillo de la autora, entre narrativo y lírico, tiene un ritmo propio y un gran dominio de la sintaxis y las elipsis.


LA CASA QUE CONSTRUYÓ JACK

Construimos una casa de cristal en los bosques; entraba la lluvia.
Entraba la lluvia por la claraboya abierta de par en par.

Impermeabilizamos la casa; el agua se filtraba bajo los cimientos.
Construimos canoas para navegar por el arroyo desde la cocina al dormitorio.

Todas las estanterías estaban altas. El suelo de cemento se desgastó hasta hacerse grava.
Vivimos en el lecho de un arroyo hasta que salió el sol.

Se hizo calurosa, húmeda; las orquídeas llenaron el lugar, sus zarcillos de anhelo por todas partes. 
Las visitas decían que nuestra casa no era normal, pero a nosotros nos parecía perfectamente normal.

Los niños se tropezaban con orquídeas en verano, chapoteaban en arroyos durante el invierno. La electricidad no era posible, pero no la queríamos. La electricidad nos hubiera forzado a salir de la casa de cristal.

Aún estamos aquí en el cristal y el barro, los talonarios de cheques inestables, poemas y silencio.
Oímos agua, respiración, la casa dejando pasar la luz.



THE HOUSE THAT JACK BUILT

We built a house of glass in the woods; the rain came in.
The rain came in through the skylight, the open windows.
We sealed the house; water seeped under the foundation.
We built canoes to navigate the stream from kitchen to bedroom.
All the bookshelves were up high. The cement floor wore away to gravel.
We lived in a stream bed in a glass house until the sun came out.
It became hot, humid; orchids filled the place, their tendrils of longing everywhere. Visitors said our house was unnatural, but it seemed perfectly natural to us. 
The children tumbled amid orchids in summer, paddled streams in winter. Electricity not possible, but we didn’t want it. Electricity would have forced us out of the glass house. 
We’re still here in the glass and mud, the unbalanced checkbooks, the poems and silence.
We hear water, breath, the house letting in light.



LOU ANDREAS SALOMÉ

Amó a Rainer María Rilke, quince años más joven que ella.
Le enseñó el amor ruso. Preguntó a su piel lo que quería,
lo mantuvo hasta que él la quiso por esposa, después partió.
Lou Andreas Salomé, amante de tres genios.

La querían como musa, como compañera de cama y puente
al futuro, los tres: Freud, Nietzsche, Rilke.
Su nombre era Lou cuando Freud la conoció,
cuando Nietzsche besó sus labios hasta que su hermana se lo prohibió.

El matrimonio de Rilke con Klara duró un año; nació Ruth.
El resto de su vida fueron amoríos, escribir sobre la alienación, soledad
en castillos por toda Europa. En su lecho de muerte, llamó a Lou,
tendido en el crepúsculo del Sanatorio Valmont de leucemia en Suiza.

A medida que caía el día, estaba seguro de que podría verla.
Apareciendo en la habitación. Su pelo, su aroma, sus muslos preparados.
Allí para sujetarlo contra la soledad. Él mismo levantándose desnudo para saludarla.
Y ella: bondad contra las sábanas, un beso contra la oscuridad. 


LOU ANDREAS SALOMÉ

She loved Rainer Maria Rilke, fifteen years her junior.
Taught him Russian love. Asked his skin what it wanted,
held him until he wanted her for his wife, then left.
Lou Andreas Salome, lover of three geniuses.

They wanted her as muse, as bedfellow bridge
to the future, all three of them: Freud, Nietzsche, Rilke.
Her name was Lou when Freud knew her,
when Nietzsche kissed her lips til his sister forbade it.

Rilke’s marriage to Klara lasted a year; Ruth born.
The rest of his life was affairs, writing of alienation, loneliness
in castles throughout Europe. Dying, he called for Lou,
lying in twilight in the Valmont Sanitarium in Switzerland of leukemia.

As the day disappeared, he was sure he could see her.
Emerging into the bedroom. Her hair, smell, ready thighs.
There to hold him against loneliness. Himself rising naked to greet her.
And she- kindness against the sheets, a kiss against darkness.
                                                                           
© Kate Gale                                                                              
© Traducción: Verónica Aranda



Sphere 

You can’t imagine the goats
who were my only friends as a child
how they tore at my underwear,
hitting their heads into my legs,
playfully throwing me into the air.
How their snores rattled the night.
How their milk tasted sweet
and thick and altogether wild.
How they followed me through the orchard
and up into the rocky fields above
and ate blueberries through the afternoon.
How at twilight I’d walk down,
a hand on two goats’ backs
and they’d talk me all the way down.
How many times I was beaten
about the face and shoulders and back.
How the goat smell kept me
from properly experiencing food.
How I crept out to the goats in the night
and slept very well there
the goats licking my bruises as though I
were sacred and wounded and divine.

from Mating Season. 



Crying in Front of a Man 

To my first love, I wept profusely.
These tears confused the boy, and he would act.
Generally, he took me out to eat.
I grew fat, sobbing my way into some of the best
restaurants in Richmond.

My first husband ignored the initial shattering of tears.
But if I went on grovelling, wailing long enough
he’d collect me from the floor
give me a bit more grocery money, wipe my eyes
tell me it would be okay by and by.

My second husband despised my tears.
He’d seen women crawl and shake enough,
said the vipers can enter a trance at will
and let their best sobs heave ho to twist a man
and bend him into shape.

I trouble not this third man with my tears.
Have in fact forgotten how to cry
and in forgetting have grown steel eyes,
a molten core like mad Vesuvius, am held in check
by nothing but the weather and the whims of fate.

from Mating Season





The Emperor’s New Clothes 

Gertrude Stein.
We could end there.
But we won’t.
Because we want to make meaning.
Of something.
to say something.
Of value.
In order that.
It’s absolutely.
The professor said.
Wiggling his ears.
In a satisfied way.
And the students all said, Amen.
That’s the way with critical acclaim.
Absolutely.
There are rooms.
There are builders.
There is a clock.
There is a cake.
There is a rope.
There is a sounding to depths.
But when she dies, what then?
Who knew what it all meant?
And when all the modernists are dead?
The critics will babble and frenzy
forever to find the nouns she never wrote
between the crowded verbs and adverbs.

from Fishers of Men. 



Everyone Has a House

What I like about your country
she tells me is the toilets
I wouldn’t mind bringing one home
but it wouldn’t do much good
she says she likes the bathtubs
and the refrigerators
but she is not so crazy
about the tortillas
which are not made properly
or the cilantro which tastes like soap
Also the freeways ruin the landscape
and the children watch television
when they could be playing soccer
and the teenagers stare at their parents
with bare faces that say
give it to me
and the abuelitos are like dogs
to the children
the children walk by with no respect
mangoes here are not so good
not enough rain
and the women here have so many clothes
I think your country has the most wonderful bathrooms
and everyone has a house
although tents would be nicer
I think or boats
or even just sleeping in a tree
My family has a tree
we live under
but the tree has no toilet
I grant you that.

from Fishers of Men. 



Tuesdays 

Today is a Tuesday, one of many.
He has a girl he loves every Tuesday,
her day off. He burns
at the fine fire of her conscience,

tells her they’ll be married
someday. He has a wife,
Doreen, a freckle-faced fat thing
who harbors resentment that during her Tuesday

at her mother’s, he insists on going to the movies.
Rose petals he picks up in the neighbor’s yard
end up at Tuesday’s feet and
sprinkled through the sheets.

Of course they must make love,
since he sees her only once a week.
Doreen requires sex after seeing her mother.
He feels like an ox on Tuesday, powerful and massive.

He tells this to Tuesday
and to Doreen.
Doreen tells him he is an ox
a brute master of the air and his rightful bed.

But Tuesday, who knows oxen
are slow moving, dim witted,
and castrated at birth,
follows him home instead of playing her dulcimer,

climbs the wall, watches him mounting his wife,
leaves rose petals on his doorstep,
takes the train to cornfields, steers and heifers
watches the city disappear in rain.

Thinks briefly of how tenderly
he rose in her fingers
while the remains of their breakfast,
eggs and potatoes

cooled on the wooden table
with the tattered tablecloth.

from Fishers of Men. 





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FIRAS SULAIMAN [19.530]

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Firas Sulaiman

Es un poeta sirio, nacido en Tartus en 1969. Tiene siete colecciones de poesía y ha vivido en Nueva York durante los últimos siete años. 

En breve se publicará en España un poemario completo de Firas Sulaiman. De la edición se hará cargo Nuria Ruiz de Viñaspre. Una gran iniciativa para dar a conocer en nuestro país la potente poética de Firas, que actualmente reside en Nueva York.

Firas Sulaiman is a Syrian poet with multiple publications in Arabic including six volumes of poetry and two newly released collections in English translation. He has also published a collection of short stories, experimental fiction, a book of aphorisms and numerous articles, in addition to appearing in several anthologies. His work has appeared in English in Banipal, The Wolf, The Manhattan Review, 22 Magazine and Washington Square, as well as being translated into French, Romanian, Spanish, Swedish and Croatian. He currently lives with his wife in New York City.



Different  Chasm 

He  doesn’t  want  his  poems  to  go  to  college 
He  wants  them  on  the  shipboards 
the  lying  sailors  recomposing  them 
He  wants  them  just  a  few  meters  behind  nature 
foolish  lovers  misunderstanding  them; 
He  wants  them  in  the  bars  crushed  like  a  small  piece  of  air  between  two 
toasting  glasses 
He  wants  them  scared  and  dumbfounded 
on  the  edge  dividing  the  two  chasms  of  memory  and  forgetting 
He  wants  them  in  a  different  chasm 



Abismo diferente

No quiere que sus poemas vayan a la universidad
Los quiere a bordo
los marineros mentirosos recomponiéndolos
Los quiere solo unos metros por detrás de la naturaleza
los amantes ingenuos malinterpretándolos;
Los quiere en los bares aplastados como un trocito de aire entre el brindis
de dos copas
Los quiere asustados y perplejos
al filo que divide los dos abismos de la memoria y olvidando
Los quiere en un abismo diferente



Untitled 2

Because  I'm  bored  I  play  with  the 
corpse  of  the  future  in  the  ill  lit 
language  room  and  because  I  am 
more  depressed  than  dust  after  a 
massacre  I  can  imagine  myself  in 
the  vegetable  market,  a  wing  of 
emerald  lettuce  in  my  hand  a 
sentence  no  one  can  use   

   

Sin título 2

Porque estoy aburrido juego con el
cadáver del futuro en la habitación
mal iluminada del lenguaje y porque estoy
más deprimido que el polvo después de una
masacre puedo verme en el
mercado de hortalizas, en mi mano
un ala de lechuga esmeralda una
frase que nadie puede usar.



Untitled 5

What's left for the gypsy man when
they've imprisoned him in the city, 
killed his horse, stolen
his dagger and his
woman, except to
make a horseshoe of
words, reins of rotting
air
for his new head




Sin título 5

Qué le queda al gitano cuando
le han encarcelado en la ciudad,
han matado a su caballo, le han robado
el puñal y la mujer,
sino hacer una herradura de
palabras, riendas de aire
podrido
para su nueva cabeza
                            
Poemas: Firas Sulaiman
Traducción del inglés: Verónica Aranda







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ÁNGEL MARÍA DE PABLOS [19.531]

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Ángel María de Pablos

Ángel María de Pablos (Valladolid, 24 de noviembre de 1942) es un periodista, poeta y escritor español, presidente de la Asociación de Amigos del Teatro de Valladolid. Fue presidente del Ateneo de Valladolid, institución cultural fundada en 1872 que tiene como objetivo recuperar el prestigio que hizo del ateneo vallisoletano una referencia fundamental para el estudio y la promoción de la cultura que se fomenta en la ciudad.

Hijo del también poeta y periodista Ángel de Pablos Chapado, desde pequeño estuvo muy ligado tanto al periodismo como a la poesía. Su padre comenzó a enseñarle, desde que tenía ocho años, las primeras nociones sobre poesía, cómo construir versos y hacer la métrica. A los 14 años comenzó su carrera periodística escribiendo artículos en el diario El Norte de Castilla, en donde su padre era el redactor-jefe. Posteriormente trabajó en el diario El Mundo donde fue jefe en el área de cultura y deportes.

En el área del periodismo De Pablos es conocido por su trabajo como comentarista de las retransmisiones ciclistas en Televisión Española. Al área deportiva, sobre todo el ciclismo, le dedicó más de diez años; su trabajo y dedicación fueron reconocidos por diferentes organizaciones que lo premiaron destacando su labor como cronista deportivo, así la Real Federación Española de Ciclismo le otorgó la insignia de oro y brillantes, y en 1988 el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Seúl le entregó un diploma de honor. Recibió el premio Manuel Ricol en 2011 por su larga trayectoria dentro del periodismo ciclista.

Su dedicación a la poesía ha sido constante a lo largo de su vida. Como gran tarea completó la Guía Lírica de la Semana Santa, obra iniciada por su padre. Autor de las obras poéticas Medina en el corazón y de Los niños del basurero, lleva más de 50 años escribiendo poesía. En junio de 2013 anunció que estaba trabajando en un nuevo proyecto, un romancero urbano:

«Estoy escribiendo un romancero urbano sobre historias de las calles que tienen historia en Valladolid, y unos cuentos vacceos para sacar a la luz a través de pequeñas historias las costumbres de nuestros primeros pobladores»

Obras

Bassano del Grappa y de los mártires
Epístola Apócrifa
Los niños del basurero y otros lamentos
A la rueda, rueda
Historia de la Vuelta Ciclista a España8
Historia de una carrera
Ciento diez años de ciclismo en Valladolid
La palabra boca abajo
La mirada reflejada: Encuentros con el paisaje vallisoletano
600 años de Procesiones Penitenciales en Medina del Campo. Ilustraciones de Miguel Ángel Soria. (2011)
Narraciones, guiones radiofónicos y teatro. Obra de teatro.

Premios

Premio “García Lorca” que concede la Casa de España en California
2009: VI Premio Lázaro Gumiel a la iniciativa cofrade
2011: Premio Manuel Ricol de Ciclismo
Premio del Véneto, en Italia, donde el Jurado destacó la belleza de su lenguaje poético
En 2013 obtuvo el VI Premio "Fermín Limorte" de poesía.




HOMENAJE A FRAY LUIS DE LEÓN. 
POEMAS DE ÁNGEL MARÍA DE PABLOS


Crear en Salamanca se complace publicar estos cuatro poemas inéditos, escritos por el poeta y periodista Ángel María de Pablos (Valladolid, 1942) y dedicados a Fray Luis de León en el 425 aniversario de su muerte en Madrigal de las Altas Torres. 

I.- EN LA UNIVERSIDAD

El Aula Magna hierve y se abarrota
cuando dicta clase Luis de León
que es fraile agustino, y muy cabezota,
de fuerte carácter, como el ciclón.

Fray Luis pone el alma en cada lección
y el sutil genio de gran humanista
desgrana su ciencia, sesión a sesión,
con la pulcritud del buen alquimista.

No existe en su verbo ninguna arista
y su palabra, que es la teología,
mientras detalla la regla tomista
es un ejemplo de pedagogía.

Habla, comenta, debate y porfía
de Dios como fuente y Dios como fin…
Enseña, cuenta y hace apología,

dice en castellano, escribe en latín,
que la Vulgata no es la verdad franca,
que la Biblia es otra y tiene otro fin…

La Universidad luce un aura blanca,
una aura apacible que, gota a gota,
derrama erudición por Salamanca.



II.- EN LA CELDA

En la celda, soledad y vacío…
En el corazón, tristeza y ciencia…
En el alma frío, tan solo frío
para llenar las noches de impaciencia…

Un viejo catre, la reminiscencia
de lo que fue, alguna vez, una cama…
Ni recado de escribir, por sentencia,
ni libro bajo la luz de una llama…

Pero, en silencio, la oración se inflama
cuando amanece con la aurora el día
y es el sol, que a raudales se derrama,
quien baña la prisión con alegría…

Y al morirse la tarde en romería
y asomarse la luz a su ventana
y trocar la tristeza en fantasía,

el silencio se vuelve filigrana
para que dicte Fray Luis su lección
a una audiencia de estrellas con sotana

en un aula alfombrada de algodón…
La teología es su desafío,
el Cantar de Cantares su oración…



III.- EN SU OBRA

Pocos los sabios que en el mundo han sido,
muchos los que ensalzan sangre y dinero,
muy pocos huyen del mundanal ruido,
muchos usan del verbo lisonjero…

Por ello Fray Luis, que es de estado austero
y pobre, con solo Dios se acompasa
y quiere convertirse en pregonero
de quien, a solas, su vida traspasa…

Por ello Fray Luis, que es hoguera y brasa,
producidor eterno de consuelo,
nos incendia en el fuego que le abrasa
buscando su morada allá en el Cielo…

Por ello, vuela libre sobre el suelo
y puede, con el trazo de su pluma,
contemplar la verdad pura, sin velo,

mostrarnos el camino entre la bruma
repartiendo su voz y su tesoro
del monte en la ladera que perfuma…

Da rienda suelta largamente al lloro
en luz resplandeciente convertido
Fray Luis, que es padre de los siglos de oro.



IV.- EN LA MUERTE

El sol de agosto quema la Moraña
y bajo el fuego se arde la campiña
dorando por igual trigo y cizaña,
engordando las uvas en la viña.

El sol de agosto otea y escudriña
las piedras del convento de agustinos
y, a través de las piedras, se encariña
con las rosas que adornan los caminos.

Se prenda de las aves y sus trinos,
se asoma por los cubos del castillo,
se baña en los estanques cristalinos,
derrite los adobes con su brillo.

La vida le entra por el ventanillo
a Fray Luis, que reposa sobre un lecho
vestido por el hilo más sencillo.

Su cuerpo, una piltrafa, ya maltrecho,
comprueba que la vida se le escapa,
comprueba que la muerte está al acecho

y piensa que ha cumplido ya su etapa.
Se muere en Madrigal la luz de España
y el sol pierde su cenit y su mapa.


*

EL DUELO DE SANTA FE

(De cómo la Reina fió en Medina y Medina respondió)

El sol enciende las nieves
y la nieve es un espejo…
Un espejo es el Genil,
húmedo de sangre y sueños…
Y el Dilar… Y la llanura
salpicada de reflejos
es un espejo de alinde
que agiganta los objetos…
Un espejo es la montaña
azotada por el viento…
La sierra de Parapanda,
la fortaleza… y el cielo,
azul turquesa y cobalto, 
limpio de nubes y versos,
es una hoja de talco,
un cristal de cuerpo entero
en que se mira la luna
y se miran los luceros…

En la ruta de Granada,
de Montefrío no lejos,
a la vera de Iznalloz
y de Órgiva al acecho, 
las piedras de la muralla
relucen como un espejo
contra quien choca el valor,
la bravura y el aliento
de las huestes castellanas,
de los cristianos guerreros.

Más de cien veces probaron
los sitiadores su empeño
y más de mil los hidalgos 
que en la porfía cayeron.
Cuanto más y más cerraban
sobre la torre su cerco,
más seguros respondían
los sitiados al asedio
y, si es que alguno caía,
diez ocupaban su puesto.

Una barda de saetas
lanzaban los saeteros,
pero ninguna encontraba
del enemigo su pecho…

Las catapultas hacían
de la batalla un infierno,
una desigual pelea,
una tortura, un tormento,
una lluvia de cantiles
que no lograba provecho
pues el muro se aguantaba,
sobre su firme, derecho…

Como una marea inquieta,
como un flujo sin remedio,
las católicas mesnadas
van y vienen al deseo
de una victoria imposible,
fuerzan un ataque intenso,
chocan contra las defensas
situadas en el quiebro
de la colina y el foso
y, tras el fallido encuentro,
recuperan posiciones
con el alma en desaliento…

Fiados de su firmeza, 
con osado atrevimiento,
hubo incluso quien lanzó
a los aires del desprecio,
con voz acerada, horrible,
las notas de un simpar reto.
Ibrahim ben Al-Muqaffa,
moro imponente y soberbio,
tan ancho como la vega,
tan alto como el Aneto,
de mirada torva y fría,
con ademanes sangrientos
y todas las venas portas
atravesándole el cuello,
al concluir la jornada
abandona el parapeto 
y, asiendo con una mano
el estandarte agareno, 
su cimitarra en la otra,
bien resplandeciente el yelmo,
en nombre de Alá clama
por un rival con arrestos
que arroje sobre sus hombros,
en un singular torneo,
la suerte de la campaña,
el honor de su ejército,
la conquista de Granada
y el final de aquel proceso…

"el que pierda se retira;
para el que gane, el empeño",
reza la proclama altiva,
dictan las reglas del duelo.

El rey don Fernando escucha
con semblante muy severo
la opinión que le transmiten
sus más fieles consejeros.
Algunos son tan prudentes
que rechazan cualquier riesgo
y otros, por el contrario,
hierven de ansiedad y fuego.

- Caídas Alhama y Padul
todo es cuestión de tiempo,
dicen los más mesurados,
los más parcos y serenos.

- Con Guadix en nuestras manos
y conquistada Loreto
y conseguida Viznar
no podemos estar quietos
ni detener nuestro avance…
¡Este es nuestro momento!,
presionan los impacientes,
los más nerviosos e inquietos.
El Rey duda, titubea
entre consejo y consejo
porque también tiene prisa,
mas no es de su prisa dueño…

- Es preciso tener fe…
Los frutos que ofrece el huerto
necesitan de prudencia,
han de regarse con tiento…
La reina doña Isabel,
entrecruzados los dedos,
una sonrisa en los labios,
en las manos un pañuelo,
el rubor en sus mejillas,
tocada de un suave velo
que la nace en catarata
confundido con el pelo,
es quien ha entrado en la tienda
oliendo a flor de romero.
Don Fernando se adelanta,
la recibe con un beso
mientras se humillan, de hinojos,
al verla sus caballeros.

- Es, Señora, la impaciencia
colosal desasosiego
que hace dudar a la fe
y recelar del esfuerzo…

- Pues no seáis impaciente…
Sed más paciente… y más terco…

No suele la reina santa
mezclarse en tales secretos
ni intervenir en las guerras
ni inmiscuirse en lo dispuesto
por el Rey y sus capitanes,
ni la agradan estos hechos.
Pero sabe la zozobra
que a todos tiene en suspenso
y, sobre todo, conoce
la llegada del invierno
y el daño que puede hacer,
con sus fríos y sus hielos,
en la moral de unas tropas
y en su ánimo maltrecho.

- Si la manzana madura
se niega a caer al suelo
¿no la cogéis de la rama
arrancándola sin miedo?...
Pues del árbol de esta guerra,
usando mano de hierro,
como manzana madura
y sin ningún titubeo
arrancad de vuestro paso
ese obstáculo concreto…

Y, si es preciso fiar
en la suerte de un torneo,
fiad en vuestra fortuna,
fiad en los caballeros
que os han demostrado siempre
su intrepidez y su genio.
Tened fe, señor esposo,
tened fe que, antes de enero,
el lábaro de la cruz,
el pendón de nuestros reinos
y la enseña de Castilla
ondearán, altaneros,
en la torre más airosa,
en el palacio más bello,
en el mástil más esquivo
de Granada… en su centro…

Aquella mujer menuda,
toda gracia y todo nervio,
contagia con su entusiasmo,
con su decisión y acento
a los curtidos soldados
que la escucharon crédulos
y, como una sola voz,
todos reclaman derecho
para enfrentarse a Almocafa,
moro imponente y violento
que lanzó su desafío
a los aires del desprecio.

Don Fernando, esposo y rey,
indaga en tono certero:
- Santa es la fe que os alienta
y santos son los conceptos
que nos habéis presentado
con tal aplomo y acierto…
O yo os conozco muy poco,
o me apuesto cuanto tengo
a que ya habéis decidido
el nombre del predilecto
para defender la estrella
que ha de brillar sin remedio
por los confines del mundo
en los siglos venideros…

Isabel, reina y mujer, 
lanza un suspiro coqueto,
muestra sus dientes de nácar
en un ademán risueño
y, reclamando el perdón
con un infantil puchero,
expone su decisión
que es, también, su privilegio.

- ¿Recordáis a Alonso Polo
que se defendió sin miedo
en la torre de Canillas
cuando le asaltaron cientos
de los más crueles omeyas?...

- Recuerdo bien el suceso.
¿Se trata del elegido
según vuestro buen criterio?

- Dignos que es de Medina
de campos al descubierto,
de campos rudos y agraces,
de hombres sufridos y recios…
Del hidalgo Juan de Ortega
¿os acordáis de su empeño
en el asalto de Alhama,
de su bravura y mérito
para cruzar la muralla
despreciando tanto riesgo,
abriendo brecha en el muro
y sembrando el desconcierto
hasta lograr la victoria?...

- Sí que lo evoco y recuerdo.
¿Será, acaso, el designado
para luchar en el duelo?...

- Digo que también Medina
fue cuna y fue su predio
y que en Medina del Campo
nacen hombres con arrestos,
listos a apagar de un soplo
el más brillante destello…
¿no es evoca la memoria
los nombres y los ejemplos
de don Diego de Mayorga,
adelantado de Huétor;
Esteban de Salmerón,
azote de Montenegro;
o de don Juan de Viana,
conquistador de El Cañuelo?...

- Decidme vuestro partido,
por el mismo Dios lo ruego…

- Hay un leal servidor
dedicado en alma y cuerpo
a vigilar mi persona,
destinado a mi custodia
y al que tenéis en barbecho
por haber dado la muerte
en lance tan violento
como noble, franco y bravo
al capitán de los tercios
reales, Juan de Navarro…
Es hombre sagaz, ligero,
testarudo y ambicioso;
durante el combate, fiero;
imbatible con la lanza
es con la espada el más diestro,
un diablo con el mazo,
con la ballesta, puntero…
En las fiestas de Medina
no hay más seguro lancero
ni más gallardo jinete
cuando recupera, al quiebro,
el toro que se retrasa,
el toro de los encierros…
Pertenece a la cuadrilla
que da diezmos en San Pedro
y, en los bosques de la Mota,
en Zofraga y Cervillego
tuvo a orgullo haber cazado,
sin galgos, sin aparejos,
en compañía del Rey
y en calidad de pechero…
Si acaso Su Majestad
Le ofreciera por decreto
el perdón de su pecado,
algunos pagos y un sexmo,
este paladín bizarro
nos sumaría otro Reino
batiendo al moro Almocafa,
tan alto como el Aneto,
tan ancho como la vega…
Tened fe en lo que Os ofrezco…

- ¿Cuál es su nombre?...

- Rui Vázquez.

- Hágase así… Yo lo ordeno.

Ibrahim ben Al-Muqaffa
fue derrotado en el duelo
y, ganada la alcazaba
en tan extraño suceso,
se la llamó Santa Fe
como santo fue el aliento
que determinó a la Reina…

Un hombre valió por ciento
y salvó cien vidas más
dejando el camino abierto
de Granada y sus jardines,
de la Alambra y su misterio…

Así fue como Medina, 
la de santos y conventos,
la del trabajo y las ferias,
la de los campos inmensos,
rindió con amor servicio
al amor del que fue objeto.

            Medina escribió la historia
            y la historia es un espejo…




ROMANCE DE LAS CARRERAS DE GALGOS
O DEL TERCER VIAJE

Alonso de Quintanilla,
a la grupa del caballo,
contempla con atención
cómo se entregan los galgos
en manos del soltador.
En uno, barcino y blanco.
Negro tormenta es el otro. 
Los dos animales, machos,
se sostienen la mirada
como si fuesen dos gallos
cuando forman la collera
según lo que está mandado:
el de número menor,
con distintivo encarnado,
se situará a la izquierda
y ocupará el otro lado
aquel de mayor número
con un pañuelo anudado
alrededor de su cuello
donde destaque el pálido
color del amanecer
sobresaliendo, a lo ancho,
nunca más de varios dedos.

Sujetos están entrambos,
sujetos a la traílla
y todo listo en el campo
para iniciar la carrera.
Con un tahalí bordado
del hombro hasta la cintura
y enjaezados con nardos
las crines de su montura,
el juez levanta su brazo
y alienta a la comitiva.
Por detrás, los comisarios,
jinetes y caballeros
con estribos plateados,
en perfecta formación,
guardan su turno esperando…

Espera también el sol,
de primaveras borracho,
jugando a inventar la luz
que oscurece cada árbol…

Espera el surco y el pino,
los trigos y el verde manto
en flor de las remolachas…
Esperan los pueblos pardos
y las torres de Medina…
Esperan los hijosdalgo
que se apiñan en el monte,
que se sientan en lo alto
del alcor y se resbalan
por su ladera hacia abajo
invadiendo el cazadero
y hasta el terreno vedado
que marcan con sus albardas
un batallón de soldados.

Alonso de Quintanilla,
a la grupa del caballo,
hace sonar los clarines
que dan salida a la mano…

Mandan aviso de sextas
las campanas de Santiago
y se suman, como un eco
de campana en campanario,
los repiques del Convento
de Carmelitas Descalzos…

La collera, inquieta y viva,
ensancha camino al paso.
Olfatea, busca y tira
ora deprisa y despacio,
ora nerviosa e inquieta,
sin concederse descanso…

En el Camino Real,
el que conduce al mercado
y viene de Madrigal
dominando todo el llano,
se ha detenido un carruaje.
Escondido tras el palio
de unas cortinas de seda
y tras ella relegado,
se adivina a un personaje
extranjero y carilargo,
bermejo, pecoso y triste,
taciturno, de ojos garzos,
pelo rubio y tez cuidada.
Está allí, junto al vedado,
pero más parece ausente 
en pensamientos turbado
y por sueños perseguido.

"Yo me parezco a esos galgos
acosando a un ideal,
luchando por alcanzarlo
sin reparar sacrificios,
creyendo que no es en vano
y, a veces, que es imposible"…

Sufre el desdén y el quebranto
de los torpes y los necios,
la envidia de los ingratos,
la codicia y la ambición,
los rumores cortesanos
que prenden hasta en la Reina
y que encuentran en Fernando
un valedor entusiasta.

"¡El camino de Cipango
y la ruta de Catay!...
¡Ay, si yo fuese pájaro
y volar, volar pudiera!...
¡Te diría, Soberano,
quién conoce la verdad!"…

Pidió a Isabel nuevos barcos
que la Reina le negó
al despedirse en el patio
tras concederla una audiencia
en sus salones privados
del Castillo de la Mota.
Las cartas de Juan de Aguado,
las lanzas de Díez de Pisa,
las dudas que fray Bernardo
de Boil, Pedro Margarit
y muchos otros sembraron,
pueden más que sus hazañas.

"Señora, son mis regalos
las islas de Guadalupe,
Marigalante y el lazo
de las Antillas, San Juan,
la Isabela y su poblado,
las costas de la Española
vergel de espuma y peñascos,
fuerte de Santo Tomás,
Dominica y tantos astros
de aquel firmamento inmenso,
tantos y tantos estados,
tantas y tantas estrellas
que añadir a su reinado"…

Isabel, mujer y reina,
titubea entre el rechazo
que le dicta la prudencia
y el perdón que de sus labios
quiere arrancar la confianza.
Se vuelve a su Secretario
y no le pregunta nada…
Enfrente tiene al prelado
Juan Rodríguez de Fonseca,
en Villena consiliario
y de Córdoba arzobispo,
tan prudente como sabio
para no ofrecer consejo
a quien no suele aceptarlos…
Isabel, reina y mujer,
no busca vocabulario
sino el tono que emplear
para hablar con su vasallo.

"Para qué recibir dones,
tierras que a contar no alcanzo,
frutos de vuestra pericia,
de vuestro genio pedazos,
si no sabéis gobernar
con buen tino y mejor tacto
aquello que os devolvemos
Nos por voluntad del cargo
y por mayor honra y gloria
de quien así ha otorgado…
Para qué daros prebendas
que convertís en agravios…

Vuelve de sus pensamientos
a las carreras de galgos
cuando ven liebre los perros.
Sorprendido en su encamado
busca el animal querencias,
porque se siente acosado,
siempre páramo hacia arriba,
nunca terreno hacia abajo.
Dominando la collera
de los dos encollarados,
el soltador corre listo
y lucha por engalgarlos
hasta que el juez da la orden
y puede, por fin, soltarlos…

Un huracán de jadeos,
un viento de soplo amargo
se derrama por el coto
y atraviesa los vedados.
Los galgos, tras de su presa,
apenas dejan un rastro
de aliento sobre el tamujo
con sus pezuñas de estaño…
La liebre se les escapa
por los surcos del sembrado,
juguetona y casquivana,
como un ideal soñado,
como una obsesión absurda…
Rápidos, como dos rayos,
ponen la liebre a su alcance,
recortan tanto el espacio
entre un pase por derecho
y una guiñada al regazo
que salpican con su baba
el cuello aleonado
de quien fuerza la carrera
como si viese al diablo…

Escapa otra vez la liebre,
La adelantan los dos galgos
por el círculo exterior…
En gesto desesperado,
zigzaguea la víctima
con el miedo por penacho,
entre colmillo y hocico
mientras ruge, emocionado,
el alcor y la ladera…

Tras de las sedas velado,
el almirante repite:
"yo me parezco a esos galgos
acosando a una ilusión"…

No puede darse el milagro.
Tienen tal velocidad,
de resistencia tal grado
que la huída al perdedero,
corre que vuela, cazando,
han impedido a la liebre.
El perro barcino y blanco
Presiona hacia su derecha
Y le pone a su contrario,
el negro, negro tormenta,
zahíno, cuatralbo y macho,
en bandeja de brillantes
el trofeo capturado…

Aplauden los ayudantes,
esperan los propietarios
entre apuestas y esperanza
el fallo de los jurados.
Los mozos llaman a gritos
a los dos desafiados,
caballeros sin traílla,
sin collar encollarados…

Las liebres de la dehesa
lloran su pena de mármol
y se esconden de la muerte
tras las cárcavas de barro…

En el Camino Real,
el que conduce al mercado
y viene de Madrigal
dominando todo el llano,
el personaje bermejo,
extranjero y carilargo,
de pronto ordena al cochero
con un gesto iluminado
que regrese atrás de nuevo,
que vuelva sobre sus pasos
otra vez hacia Medina
y no detenga su tranco
hasta encontrarse a la sombra
del castillo amurallado
donde le espera la Reina
con el perdón preparado.

"Cristóbal Colón no puede
ser menos que cualquier galgo"…

El sol de la atardecida
enciende en fuego los trapos
que muestran los caballeros.
Flamean verdes al viento,
junto a blancos y encarnados,
como pendones de paz
en el trinquete amarrados.

Para nadie es la victoria.
Nadie en el coto ha ganado
que tanto empujó el barcino
como el zahíno ha guiñado.
Alonso de Quintanilla,
que es el juez, ha sentenciado…

Castillos de carmesí
y leones maragatos
ondean meses después
de las cuatro naves, cuatro,
y de las dos carabelas
que surcan el Atlántico
a la busca de otro Oriente
por caminos ignorados…

Colores verdes al viento,
rojos, amarillos, blancos,
en el mástil de mesana
encienden al sol los paños
que descubren Trinidad,
el Orinoco y sus brazos
y un paraíso de miel
y un jardín de guacamayos…

Medina espera el regreso,
la Medina de los campos,
la de sus torres al cielo,
la de San José, Santiago
y el hospital Simón Ruiz…

La Medina de los arcos,
la Medina de las ferias,
la Medina del trabajo
se distrae, mientras espera, 
viendo correr a los galgos... 




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JÓZEF BAKA [19.532]

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Józef Baka

Fecha de nacimiento: 18 de marzo de 1707, Minsk, Bielorrusia
Fecha de la muerte: 1780, Varsovia, Polonia

Józef Baka o Joseph Bak, SJ: Poeta polaco de finales del barroco, misionero jesuita, predicador, panegirista y biógrafo. Además de Benedict Chmielowskiego, Elizabeth Drużbackiej y Jędrzeja Kitowicz es uno de los más famosos representantes de la cultura en los tiempos sajones y principios del periodo del reinado de Estanislao II Poniatowski.

En la Compañía de Jesús, entró el 16 de de julio de 1723, en 1735 fue ordenado sacerdote, en la fiesta de la Asunción de la Virgen María (15 de agosto) en 1740 hizo los votos. Antes de los votos fue educado en la Universidad de Vilnius - poco se sabe sobre el período de sus estudios, excepto que el 7 de mayo de 1736 aprobó el examen en la teología. Después de los votos, durante cinco años enseñó en varias universidades jesuitas. En los años 1735-1739 fue profesor de retórica en la Universidad de Vilnius.

Luego se dedicó a la obra misionera - inicialmente en la misión duksztańskiej fundada por Joseph Rudominę, rector de la universidad jesuita en Minsk, Bielorrusia. Quizás en el año 1736 estaba en Missio Platería en Krasławiu y Indrycy. Esta misión inicialmente modesta, en funcionamiento desde 1676, cuando Kraslavas pasó a ser propiedad del gobernador dyneburskiego Ene Ludwig Plater, gracias a la generosa donación de su esposa. A partir de este período viene la primera obra literaria del P. Baka - comicios ... honorum Ioannis Ludovici Plater, panegírico constituye una expresión de agradecimiento al donante. Desde entonces, la actividad literaria Baka se asoció estrechamente con sus actividades misioneras - su trabajo es de naturaleza práctica, bueno para su misión y afirmando la fe en general.

Murió repentinamente el 2 de junio, 1780, durante una visita a Varsovia, donde llegó por un corto tiempo. No sabemos lo que lo llevó allí - según fuentes nunca había salido de Lituania. La muerte y el entierro del P. Baka informó " Gazeta Warszawska " (1780, n. 46), especificando su muerte como "piadosa y ejemplar". Está enterrado en Varsovia, en la iglesia jesuita de Nuestra Señora de Gracia Calle Świętojańska (en el sótano; tumba sin nombre en la actualidad).

Libros: Poezje, Uwagi


Advertencia a los ancianos

El mundo, mi señor, mucho alborota
antes de detenerse para siempre:
              no erremos
              y aprendamos
              de su bullicio,
              de sus conversaciones.

Puede el joven, debe el viejo
saltar, pues lo asfixia la tos:
              las medicinas
              de la botica
              nada ayudan;
              más, incluso
              perjudican,
              así que son en vano,
              mi viejecito,
              tus infusiones.
              Nada ayuda
              la cerveza,
              aunque lleve
              una ciruela.
              Empeorarás,
              no sigas
              los consejos.

Disculpa que te moleste
en el camino común:
              lo que tu capa
              protege y cubre,
              se esfumará
              arrastrándose.
              En lugar de un caballo,
              la muerte te persigue.
              Con un palo en la mano,
              sin silla de montar,
              a la grupa,
              te precipitarás
              hacia tu cielo.
              Tus sucesores
              se alegrarán,
              no sin motivo.
              El cabello dorado
              arrastrará el rocío plateado,
              te perderán
              como carroña,
              te despedazarán.
              Una vez llorarán,
              cien veces brincarán.
              Una casa respetable
              no muestra un cadáver
              porque afea.
              «¡Fuera, estiércol,
              de esta casa!»
              Es todo el pago.
              Al verdugo con él
              a las setas añejas,
              que los peces lo devoren,
              que lo golpeen
              y hagan sonar las escamas;
              ya no brilla.
              Una red dorada
              es su madre
              y su tía.
              ¡Fuera abuelita!
              La bolsa de su hermano
              con Eufrates.
              El dinerito
              es el ídolo.
              Señor calvo,
              fuera del plato,
              el primero a la tumba,
              al funeral:
              la peluca
              engaña;
              para el pelo
              una guadaña.
              Sombra en los ojos,
              gafas
              se ponen los osados,
              pero esto no les salva.
              Dentro de poco
              a la tierra,
              te harás menudito,
              enmohecerás.
              ¡Gime la ancianidad
              porque sufre sin parar!
              La papilla, el maná.
              Aunque mastica,
              no siente
              la comida
              al final de la vida.

Gesto tétrico y amargo,
el viejo no se mueve sin bastón:
              la muerte le saluda,
              se acabaron los años
              y la pala
              te encuentra.

El viejo ciego y sordo ya no asusta
ni a las moscas que se posan en su nariz:
              aunque quiera,
              no puede.
              Cuando salta,
              grita: «¡Violencia!».
              No aguanta
              las lágrimas.
              Le teme el ratón,
              aunque con el tiempo
              tendrá un gato
              de oro
              de repuesto.
              El viejo a las jorobas
              las llama «tesoros».
              La muerte en las jorobas
              tiene sus cicatrices
              sin límite,
              sin gracia.
              Recoge,
              amontona.

Anda retorcido, la joroba lo desequilibra,
que todos miren por dónde anda,
              escuchen:
              un desfile
              de ratas y ratones
              para el viejo.
              Todos sabéis
              que es el viejo
              como un niño,
              la muerte es una ramera
              la sepultura una cuna;
              lo cubrirán
              abriguitos
              de pañales.

El anciano estará bien en la tumba
porque se acabarán todos los males:
              no hay sufrimiento,
              no gime,
              no está mal,
              duerme en silencio.

Józef Baka, incluido en Antología de la poesía polaca desde sus orígenes hasta la Primera Guerra Mundial (Editorial Gredos, Madrid, 2006, ed. y trad. de Fernando Presa González).



Bogaczom ciemnym oświecenie

O bogaczu!
Godnyś płaczu!
Masz sepety
I kalety,
Masz gody,
Wygody
I futra
Do jutra.
Skarbiec pełny
Ziotcj wctny,
Złote runo,
Lecz że z (runa.
Twe juki
Dokuki,
Sobole
Są bole.
Bogacz Boga miałby chwalić
I ofiary z bogactw palić. 
Bóg w niebie:
U ciebie
Bez wróżek
Skarb bożek.
Jemu serce, kłopot życia
Jest oddany, dla nabycia 
Zysk cały
Niemały,
Kłopoty,
Suchoty!
Wszak zwiędniałeś,
Olysiaieś
Jak skorupa,
Liczykrupa:
Twa mina
Więdlina
Dla szczurów
Spod murów.
Wysuszyło złote żniwo,
Abrahama czeka piwo:

Po chwili
Posili
Śmierć łzami,
Konwiami.
Twoje złoto
Jako błoto
I zapasy
We złe czasy
Z lat stratą
Łopatą
Śmierć z chuci
Wyrzuci.
Mości Panie,
Z gliny dzbanie
Poliwany,
Pozłacany:
Nie głucho,
Ze ucho,
Urwie się,
Stłucze się.
Ma świat cały cię w respekcie:
A ty wszystkich w tym despekcie, 
Że czyste,
Wieczyste
Wsi liczysz,
Dziedziczysz.
Lecz ta wada,
Ze świat zdrada.
Co się wznieci,
Krótko świeci:
Świat burka,
Twa skórka
Niech zważa,
Poważa.
Dbasz w brygady,
Dbasz w parady.
W zlocie chodzisz,
W złościach brodzisz.
Ta fama
Jest plama.
Trup w szatach,
Duch w łatach.
Wszak karmazyn w małej cenie,
Gdy w paklaku złe sumienie. 
Grzbiet lśni się,
Duch ćmi się
Sirota,
Hołota.
Masz tytuły
I szkatuły,
W kieskach złoto,
W sercu błoto
Niecnota,
Hołota,
Przemaga
Zniewaga!
Masz parepy, spasłe cugi,
Choć nad włosy większe długi, 
Parady,
Bez rady
Przychodów,
Rozchodów.
Masz rządziki
Kapelijki,
Menwet skaczesz,
Nim zapłaczesz.
Źle żyjesz,
Zawyjesz!
Śmierć nie śmiech,
Dudy w miech.
Teraz w rusa
Rwie pokusa,
A w tryszaku
Smak jak w raku
Grasz tęgo
Z przysięgą.
Bez chluby
Rad w czuby.
Karty, szachy
Niszczą gmachy.
Z faraona
Dobra strona
Faluje,
Czatuje
Odmiana,
Przegrana.
Mości Panie,
Moje zdanie!
ej minuty
Do pokuty.
Z pieniędzy
Daj nędzy,
Płać myto
Kalitą.


The Song

My sweetheart, my heart love,
My sweetheart, my heart love,
   Jesus, Jesus, Mary, Joseph,
   Jesus, Jesus, Mary, Joseph,

My sincere hope is safe,
My sincere hope is safe,
   Jesus, Jesus, Mary, Joseph,
   Jesus, Jesus, Mary, Joseph,

I will go to Paradise,
I will go to Paradise,
   Jesus, Jesus, Mary, Joseph,
   Jesus, Jesus, Mary, Joseph,

Fame in life beyond the grave.
Fame in life beyond the grave.
   Jesus, Jesus, Mary, Joseph,
   Jesus, Jesus, Mary, Joseph,






Cudzoziemcom

Witam gości w naszym kraju,
Z wami chętnie jakby w raju 
Żyć chcemy,
Będziemy
Społecznie,
Statecznie.
Wasze strony
Jak Dodony,
Cudze kraje
Mównc gaje.
Was pytać,
Was witać
Pragniemy,
Życzemy.
Miły gościu. Mości Panie,
Prosim, dajże serca zdanie, 
O co chodzi?
Co szkodzi?
W tych krajach
Czy rajach.
Słyszę, mówisz: Polskie kraje
Co dzień mają śliczne maje, 
Wesoło
l czoło
Pogodne,
Swobodne.
Jeno marce
Złe na starce.
W zimne stycznie
Niezbyt ślicznie:
Tam groby,
Choroby
Dość gęste
I częste.
Liczą w lutych
Z lat wyzutych.
Z listopady
Jako grady
Padają,
Chwytają
Całuny
Do truny.
Mości Panie!
Myli zdanie:
"Nie baj baju,
Umrzesz w maju".
Przysłowie
Opowie.
Tak uczy:
Śmierć kluczy.
Więc ostrożnie, panie Włochu:
Nie truj zdrowia w polskim grochu. 
Bo krzyknie
I ryknie
"Och!" pan Włoch
"Zły tu groch!"
Kwaśno, słono ktoś nie jada,
W przaśnym, w słodkim siada zdrada: 
Oszuka,
Dokuka.
Dość jedna
Śmierć biedna.
Mój Francuzie!
Wierzaj Muzie:
Ruskie kwasy
Wszystkie czasy
Dość psują,
Dość trują
Bez soli,
Śmierć boli.
Ej, Francuzie!
Mor w kapuzie
Oślep chwyta,
Ani pyta,
Czy ty "La"?
Czy "de La"?
Czy ty Franc?
Czy ty Hanc?
Śmierć Francuza
Jak kobuza,
A Niemczyka
Jak kulika
Kusego,
Tłustego
Osiecze,
Opiecze.
Panie Niemcze,
Cudzoziemcze!
Przy defektach
Nic po fektach,
Nic "Was, was!
Der, die, das".
Śmierć rauz! rauz!
Kumerauz!
Nic tesaczki,
Nic kruhlaczki!
Miej ochotę
Bronić cnotę:
Przez szpady,
Układy
Dość szparka
Pchnie Parka.
Cnót się chwytaj bez odmiany,
Szacuj parol Bogu dany: 
Z parolu
Bez bólu
Schodź z placu
Bez płaczu.
W modnym kroju,
W krótkim stroju
Język długi,
Złe zasługi
Odbiera,
Zawiera.
Precz kusa,
Pokusa!



Do czytelnika

Panuj świecie! nim straszna grobów pani
Aktem tragicznym twoje serce zrani.
Nietrudno, wierszów prawda dowieść może,
Kserksesów perskich śmierć zmogła i zmoże
Aleksandrów, by nowych Pompejuszów,
Wielkich Datisów, Belizaryjuszów,
Emilijanów lub Milcyjadesów,
Rzymskich Fabijów, w taż dzielnych Narsesów.
Jej moc, wielmożność bez granic panuje!
Silna potęga śmiało rozkazuje.
Ta szybko płynie za bystre Sekwany,
Elby, Aluty, Sabaudy, Rodany.
Fortuny z życiem wydziera na wschodzie,
Atlantów łamie silnych na zachodzie,
Najdzie każdego w odległej Afryce,
Jedna państwami włada w Ameryce.
Cale widocznie jej rząd despotyczny
Musi podlegać prostak, polityczny
Nie trafi z nią się doktor dysputować,
Ani filozof w kontr argumentować,
Niech się nie schroni w Sardyńskich Turynach.
Ani się skryje Węgrzyn w Waradynach,
Francuz w Paryżu, a Hiszpan w Madrycie,
Wszędy doścignie śmierć jawna, choć skrycie.
Zblednieje orzeł dość czarny, dwugłowny,
Harpokratesem stanie, kto wymowny.
Nie skryjesz się, najmilszy Polaku,
Na wyższych Tatrach, na górnym Krępaku,
Wszędy doleci śmierć bez skrzydeł ptaka,
Chwyci w swe spony Litwina, Polaka.
Ta prawda wierszem tu jest wyrażona,
Na dusz pożytek światu otworzona.
Czytajże chętnie, miły czytelniku,
A śmierć uprzedzaj cnotą, katoliku.


Dworskiej młodzi

Pożegnał się ten z rozumem,
Kto dwór zwał łask wielkich tłumem:
Tam łaski
Jak trzaski
Latają,
W łeb dają.
W obietnicach złote góry,
W skutku kruche łask farfury:
Pan dworski
Kot morski,
Choć mowny
Nie łowny.
Z domu wiedzie dość paradnie,
Lecz wyjedzie oklep snadnie:
Stół chiński
Koń fiński.
Zakaty
Strokaty!
Ty dworaku
Nieboraku,
Kręcipięto,
By nie wzięto,
Patrz nieba:
Coć trzeba?
Uważaj,
Poważaj.
Ten wiek tracić młodym fama,
Lecz w sumnieniu znaczna plama:
Gdy młodzi,
Co szkodzi,
To dbają,
Chwytają.
Dworskie mody, polityki
Łacno łamią cnoty szyki.
W nich smaku
Jak w raku:
Bez cnót nic!
Będziesz fryc.
Złych kompanów straszne roty,
Z nich się bierze grzech w obroty.
Niecnota
Hołota,
Kolega
Dolega.
Ze złym liga w długim czasie
Trzyma serce jako w prasie
W niedoli,
Swywoli.
Złe kluby
Do zguby!
Nie dasz danku farbie z kretą:
Dwór bez cnoty nie zaletą.
Maniery,
Cnót cery
Są próbą,
Ozdobą.
Własnych fortun dwór podszewką
Być mienisz: lecz tą polewką
Choć żyjesz,
Nie styjesz.
Wszak długi
W zasługi!
Kręci wirem świata morze,
Paliwoda tyś we dworze,
Szeptami,
Plotkami
Dość sprawny
I jawny.
Latasz wszędy, gdzie nie proszą,
Szczęścia skrzydła cię unoszą:
Ktoś mydłem,
Ty skrzydłem
Cię zdradzisz:
Źle radzisz.
Z fortun kołem mózg się kręci,
Fatów obrót nie w pamięci.
O kołku,
Być w dołku!
Z fortuny
Do truny.
Nie nasycą tany dworów,
Milsze tony świętych chórów:
Tak wiecznie
Bezpiecznie.
Ta rada
Nie zdrada!
Więc co żywo skocz ochoczo,
Za instynktem szłapio, kroczo,
W niebie dwór,
Świat plew wór:
Ta meta
Zaleta!
Na dworskiego polityka
Nie igraszka jest motyka!
Łopata,
Gdzie chata,
Pokaże
I skaże.


UWAGI RZECZY OSTATECZNYCH I ZŁOŚCI 
GRZECHOWEJ DO CZYTELNIKA

Jeden grzech setnych bied świata jest przyczyną!
Patrz, czytelniku: jak z wielką dusz ruiną!
Atrament żaden na karcie nie wyrazi,
Nie opisze, jak złość grzechowa nas kazi.
O grzechów złości pisząc, pióro tępieje
Na jedne wzmiankę, serce z ręką martwieje.
Umierać, a nie życie ciągnąć, potrzeba
Feralną widząc w grzechu postać Ereba!
Raróg, straszydło grzech i plemię piekielne,
Jaszczur, jaszczurka tym sroższa, że subtelne
Monstrum, padalec, w płaszczyk dobra uwity
Je, gryzie, rani robak sumnienia skryty.
Nocą i we dnie, w domu, tak też w gościnie
Katuje, szarpie, nie da w wesołej minie
Jadła, napoju użyć przy balach, godach.
Ej! nie przebaczy, by w największych wygodach.
Wędrowny kompan, nigdy cię nie odbieży.
Jedzie i płynie, z tobą siedzi i leży.
Choćbyś onego myślił alijenować,
Zelżyć, znieważyć lub ściśle sekwestrować,
Wiernie trzyma się. Jedna mu straszna skrucha,
Oczu łzy, na słów Boskich ciekawość ucha.
Jemu trucizną spowiedź pokorna, odważna
Trudów i krzyżów dła Boga chęć poważna.
Wraz ginie, niknie z serc, z myśłi jak kamfora,
Jak cień od słońca, ponury zmrok wieczora.
Serca kołatać wraz przestaje, turbować
Idzie precz, ani śmie nas więcej weksować.
Każdyż z nas grzechem nad wszystko niech się brzydzi,
Mając w pomocy Boga niech złość ohydzi.

2. Uwaga kary niezliczonej grzechów
Jezus Maryja! co się to dzieje?
Na dno piekielne kwapiąc się śmieję
Śmiechem serdecznym.
Z góry w dół lecąc, lotów nie ściskam.
Na dardy, miecze skwapnie się ciskam,
Zguba w ochocie!
Haki, tortury i kołowroty
Na kratach, resztach wieczne obroty,
Ogniste stosy.
Siarki, żywice, żarzyste spiże
Dość mile, gdy mi grzech serce liże,
Ślepota wieczna!
Śmiechu serdeczny, tyś mi chorobą
Że już po życiu! żywaś jest proba,
Rana śmiertelna.
Recepty zmyślić nie trafią leki,
Choćby pożarły setne apteki,
Tu kres nadziei!
Ciężkiś mój grzechu nader w sumnieniu
Nielekka plama z ciebie w imieniu
Z dawna szlachetnym.
Sto herbów sławy nie kontentuje,
Piątno niecnoty gdy pieczętuje.
Złość nie do twarzy!
Choćby cię skrucha stłukła, stłoczyła,
Przecie pamiątka: złość w sercu była!
Skaza na wieki!
Tak są szkodliwe twe brudy, glozy.
Łyka zdarte, jak świeże powrozy
Serce krępują.
Co moment, z pola dzień życia schodzi,
Przecie ma dusza w ekscesach brodzi
Złość z wodą pijąc.
Choć tonie, ginie, „gwałtu” nie woła,
Moment, jak okręt pędzi wesoła
W piekło styrując.

Oprócz dusz klęski wszędy ruiny
Wałem się sypią, z grzechu przyczyny
Wędrowne kary,
Zań latem upał, tuż srogość mrozów,
Bez koni, wozów dojdą obozów
W szyku stawając.
Tam ludziom szyje podgolą Parki,
Potym nadęte wież, zamków karki
Na łeb strącają.
Wnet się rozbłyszczą w murach wyloty,
Gdy grzech wypali kule i groty
Z pomsty możdżerzów.
Z Marsem w kontr chodzi na bakier z pokojem,
On trzęsie zgodą, on rządzi bojem,
Wietrznik na wszystko.
Niech pakta będą z kim chcąc zawarte,
Wraz dokumenta staną podarte
Za płytkim mieczem.
On trwoży dwory, trzęsie pałace,
Gdy mściwa pomsta we drzwi kolące,
Trwoga w pokojach.
Za stół zasiada, rwie kęsy z gęby,
Dożuć nie dadzą latając zęby.
Febra w jelitach.
Choć się wiwaty zaczną po stole,
Kielich z nóg spada, a oschłe wole
Dręczy pragnieniem.
Nie kontentują tam krotofile,
Gdzie się przylepka rozgości niemile,
Wszytko wywrotem.
Niech się sonaty kapel wydadzą,
Lub serenady, gale zgromadzą
Wdzięczne opery,
Niech się wysila metr kapelista,
Zerwie myśl dobrą grzech kompanista
Trenem wewnętrznym.
Latem ogrody, oranżeryje.
Flory, tulipy, róże, lilije
Nie uweselą.

Zimą przejazdki, brygad parady,
W zapust kuliki, miłe szlichtady
Czoło zakwaszą.
Wszędy się wścibi ścisły kolega,
Ból serce ściśnie, gdzie grzech dolega
W parze z frasunkiem.
Próżno myśl suszyć, nic nie rozbije
Melancholiji, póki grzech żyje
W wnętrznym pokoju.
Kto by zamyślał siły stargane
Na betach spowić w sny pożądane
W bezspnne nocy,
Sen o mil tysiąc oczu odbiega,
Gdy na sumnienie trwoga nalega,
Grzech jawny nie śpi.
A któraż grzechu złość zliczy karta?
Gdy i anioła zamienił w czarta
A królów w wołu.
Wielkie bo w niebie grzechu rodziny,
A pogrzeb w piekle, z pychy ruiny:
Tak zawsze kończy!
Ten łotr i tyran niebo skołatał.
Ani swej dziury wiecznie załatał,
Którą Luciper
Rozdarł dość twardej buty rogami
W dół na łeb lecąc z adherentami,
Tak profitował.
Dośćże już w grzechach śmiechu, szaleństwa,
Doda łaskawie niebo zwycięstwa,
Vale bez zwrotu.
Boska obraza brzydka maszkara,
W której konwoju plaga i kara:
Jezus Maryja!
Pod cetnarami duszę stroskaną
Złości towarem naładowaną
Na szlakach łaski
W niebo winduje moc nieustanna,
Maryja, Józef, Joachim, Anna,
Jezus Maryja!

3. Uwaga. Jedyny profit, wszelkie złe w skutkach grzechowych
Nota: jak W pielgrzymstwie świat ten etc.
Jezus Maryja! ach zawrót głowy!
W złym dobra szukać, zamęt gotowy,
Gorycz do smaku!
Kto palcem sięgnął gwiazd bez zamiaru,
Kto w kwasie szukał, w żółci kanaru,
Płonne zamysły.
Prędzej z skał, z opok prysną kanały,
Lody krzes dadzą ogniów zapały
W egipskie nocy.
Dyjaną staną brzydkie poczwary,
Nim złość z dobrocią będzie do pary
Na licach serca.
Żądam usilnie serca pokoju,
A grzech się bierze z Bogiem do boju,
Wabiąc pioruny.
Ten znalazł dobroć w szkaradnym grzechu,
Kto morze zawarł w jednym orzechu,
Lub garścią objął.
Ach głupstwo moje! kroplą napawać
Wielkie pragnienie, a nie ustawać
W żądzach tysiącznych.
Tysiączne skarby lichym fenikiem
Ten zakupił, kto słońce z promykiem
W równi postawił.
W jednym morgu niewielkie granice,
Bez krwi żywej martwieją lice,
Trup żywy w oczach.
Cóż bez zbawienia, bez Boskiej łaski?
Miłe mnie wióry i zgniłe trzaski
W skarbie niecnoty.
Jezu Maryja! przetrzyj wzrok piaskiem
Bliskiego grobu, złość łudzi blaskiem
Próżnej ozdoby.
Będąc jedyną malarską kretą
Wzrok wabi błotem złota podnietą,
Ciągnie obłudą.

Jak obrzydłego grób tai trupa,
List węże kryje, ropę skorupa,
Tak grzech swe lico
Głaszcze rozkoszą niby z profitem,
Jak już dogodzi, wraz puszcza z kwitem
Dobra wiecznego.
Nie widząc zdrady w lot złości chwytam
Pastki, wądoły, gdzie są, nie pytam,
W bród idąc tonę.
Widzą swą nędzę ciemni ubodzy,
Ja gorszy ślepak w życiu bez wodzy
Silno nie zważam,
Że wyuzdane chuci jak szkapy
Wkrótce rozniosą: piekielne rapy
Już już otworem.
W ostatniej toni nurtów grzechowych
Serce w areszcie ekscesów nowych
Jęczy bez ulgi.
Leci kamieniem, dna nie dosięże
Dusza, z niebem się wiecznie rozprzęże
W pługu niecnoty.
Smutna godzina na serc zegarze,
Póki w sumnieniu grzech z życiem w parze
Ligi nie zerwie.
Cień złości bije na mym kompasie
Skazując, wkrótce będzie po czasie,
Świta już zachód.
Złość nie zna miary ani strychulca,
Chyba jak dozna fatów hamulca,
Stanie w zapędach.
Jezus Maryja! wszak lament nowy:
Śmierć pod nosem, grób w ziemi gotowy,
Wisi motyka.
Czekam, nim siwa zima mnie zrosi,
A śmierć dość rano swe żniwa kosi:
To nie przenika!
Rwie się co moment życia osnowa,
Co grzech, to brama w piekło gotowa
We dnie i w nocy.

Raz złość cieszy, wraz trapi po chwili
Raniąc wnętrzności, jak sztylet szpili,
Śmiercią dobija.
Jezus Maryja! kiedyż przybędzie
Rozum i cnota? złe w sercu wszędzie,
Grzech wnętrznym katem.
Niebo zamyka, piekło otwiera
Łotr wierutny, z cnót, z zasług odziera,
O strato wieczna.
Gwałtem przynagla w tym pisać kwity,
Co Boski zrządził respekt obfity
Z wieków przeciągiem.
Co wieków trudem w niebo zbieramy,
W jednej minucie to utrącamy
Z głupiej ochoty.
W grzechu szperamy śmiechu, wesela:
A oto wiecznie z niebem rozdziela
Z stratą łask Boskich.
Salve mu da jem, a on nam vale
Hak w serce wbiwszy, od nas odstaje
Z figlów waleta.
O nierozumie zapamiętały!
Gorszyś, twardszyś nad Sykulskie skały
Bez łez strumienia.
Jakże już dalej bez wstydu grzeszyć?
A z płaczem własnym figlarza śmieszyć
W zdradzie powabnej.
Wzdrygam się z dzikiem zasiadać wieże,
Drży skóra widząc pale, pręgierze,
Ze wstydu, bólu.
Fraszką być sądzę wieczną katuszę,
Tam psotą topiąc najdroższą duszę
W śmieszki obracam.
Straszny mnie tygrys, lwy i lamparty.
Z niebem certować, jedyne żarty.
Piorun ni w głowie.
Dość śmiało lecę w czartów paszczęki,
Z grzechu w grzech skacząc nie czuję męki,
O nierozumie!

Lękam się stosów, huty pożarów,
Kłów wilczych, wściekłych psów lub ogarów,
Ba! żab i szczurów.
Brzydzę się wężem, padalców cerą,
Grzech łechce serce chociaż megierą
Nad bazyliszki.
Któż strachów, bólów żrzódłem i matką?
Jeśli nie wina z korzyścią rzadką
Chciwie szukana?
Jedne mnie miłe grzechowe lepy,
Gdzie utajone dzidy, oszczepy
Serca raniące.
Jezus Maryja! gdzie umysł stały?
Na stoły, pale, na puginały
Grzech duszę miota!
Dośćże już głupstwa, dosyć ślepoty,
Dziś już na zawsze inne kłopoty
Z daru Bożego.
Odtąd świat psu brat, grzech kanalija!
Jedna ma miłość Jezus, Maryja
Stała na wieki.
Już vale światu, już ciału vale,
Przy jednej cnocie trwać żądam stale,
Bóg mi nadzieją.
Precz już swywola na łeb poleci,
Gdy lepszy promyk łask Boskich świeci
W cieniach sumnienia.
Widzę złe, szukam w grzechu swobody
Jak w błocie złota, w słocie pogody,
Pereł w śmiecisku.
Nad blask brylantów, pereł miganie
Bóg klejnot jeden za wszystko stanie:
Bóg mój i wszystko.
Wieczność jest kanak w niebios pierścieniu
Bóg mi koroną będzie w zbawieniu,
Dobro jedyne.
Jezus Maryja! w Tobie nadzieja,
Że mnie uskromisz łotra, złodzieja
Twego honoru.

Mogąc pomścić się, długo cierpiałeś,
A ni na zgubę wieczną skazałeś:
Dajże fryszt łaski.

4. Uwaga o wieczności
W pielgrzymstwie świat ten ustawnie krążę
Nie wiedząc dokąd. Atoli dążę
Każdej minuty.
Lata, miesiące, dni i godziny
Mijając dają znać, że terminy
Tuż tuż zbliżają,
Do których zmierzam, których dojść muszę.
Jednak nie dojdę, chociaż wysuszę
Myśl mą o onych.
W następującej co też wieczności
Czeka mię w onej nieprzeżytości?
Co mam rokować?
Bóg mię upewnia i uczy wiara,
Przykłady twierdzą, nie sen, nie mara,
Wierzyć należy,
Że są dwie drogi do niej nam dane,
Ale na której ja się zostanę?
To utajono!
Szczęśliwość wieczna, trwałe wesele,
Nienasycone aniołów trele
W dziedzictwie nieba.
A nade wszytkie uszczęśliwienia,
Zyski rozkoszy i dobre mienia
Bóg serca meta.
Czyli też owa, ach! co nie wiecie,
Straszliwa cząstka, przez wiek przeklęcie
Przebywać w piekle?
Zawsze umierać w mękach i głodzie,
Żyć jednak w ogniu także o chłodzie,
Nie mieć nadziei.
A nade wszytkie męczarnia sroga
Utrata Stwórcy własnego, Boga,
Ach bez rewanżu.
Nieszczęśliwości! kto w cię ugodzi?
Rozum nie zważy, myśl nie dochodzi,
Jakeś nieznośna.
Złorzeczyć Stwórcy i tak wiekować,
Któremu służyć jest to królować.
Stanie feralny!
Przytomność tego i pamięć straty
Dwaj to tyrani bez alternaty
Wiecznie dręczące.
Tych dwóch terminów we mnie uwaga,
Nadzieję bojażń tuż razem wzmaga,
Umysł utrapienia.
Drżeli od strachu mając w pamięci
I myśląc o tym w swym życiu święci,
Cóż mnie grzesznemu?
Uczynków dobrych świadek sumnienie
Cieszyło onych przez utwierdzenie
W dobrej nadziei.
Mnie gdy przeciwnie przeświadczą, dręczy
Strofuje o złe, katuje, męczy,
W rozpacz wprowadza.
Cóż tak stroskany pocznę w tej mierze?
Izali wdam się w tę, co mię bierze:
Rozpacz i trwogę?
Stój tak myśl sroga! ustąpcie trwogi!
Chociaż dwoiste wieczności drogi,
Ujdę nieszczęsnej.
Wszak miłosierdzie grzesznemu torem.
Jego się chwycę i tym to wzorem
Idąc nie zmylę.
Krwawe ran znamię Jezusa w błędzie
Prostować tor mi niechybny będzie
W wiecznej podróży.
Przy krzyżu w drodze na prawo pójdę,
Tej mety co łotr niechybnie dojdę
A nie lewicy.
Tylko Ty, Jezu, krwi Twej z szacunku
Nie broń na okup i mnie z szafunku,
Przynajmniej kropli
O tę kropelkę Twoja przyczyna
Niech mi niebronna będzie u Syna,
Matko Najświętsza!
Pełna litości przyjmi wzdychanie,
Synowi oddaj na ubłaganie
Serca boleści,
Któraś pod krzyżem stojąca zniosła,
By ta ofiarą dla mnie przyniosła
Pewność zbawienia.
O to Cię, Jezu, przez Matki łkanie,
O to przez Syna Matki skonanie
Ze łzami proszę.
Patrz glino prochu czyli źdźbło jedno,
Dokąd twa dąży złość z duszą biedną.
Jezus Maryja.
Niechże twym piaskiem przeczyści oczy,
Wnętrzna ślepota z serca wyskoczy.
Maryja, Józef. Amen,

5. O wolności sumnienia
Nota: jak Postrzeż się w rozumie obrany
Boska dobroć wolność mi dała,
A złość jedyna skrępowała.
Nie ma waloru wolność złota,
Gdy w sumnieniu grzechów jak błota.
Nie znam pokoju w mych pokojach.
Bez wojny strach skrzypi w podwojach,
Grzech dzień i noc na trwogę bije
Złe larum, póki w sercu żyje.
Boże umarłych i żyjących,
Jedyna nadziejo grzeszących,
Daj sumnieniu widzieć zginienie,
Strzec nad honor, złoto zbawienie.
Daj zważać, że niebo zawarte
W górze, w dole piekło otwarte,
Śmierć z kosą przed oczyma skacze,
W dzień Sądu przegrawszy zapłaczę.
Oto ginę i tracę siebie
Codziennie obrażając Ciebie.
Jawnie, skrycie, grzesznik mizerny
W mych parolach Bogu niewierny,
Niestały jak księżyc na nowiu,
W pełni grzechu ufając zdrowiu
Wraz stawam, choć życia kwadranse
Mówią: niepewne lat wakanse.
O cero twarzy! do Cerery
Podobnaś kwiatu z maniery,
Lud wdziękiem łudzisz, zwodzisz wiele
Ust rumieńce grzebiąc w popiele.
Trwałaś jak trawa, jak śnieg nikniesz,
Nad młodym i starym wykrzykniesz:
„Tuś mi grzybie i czerstwy rydzu,
Idź w grobu krobkę ślepowidzu.”
Głupie wspieram się jak na trzcinie
Świata machinie, bo w godzinie
Wiek bieg życia chorągiew zwinie,
Sto lat jak jeden moment minie.
Gwałtem fata popchną do truny
Z fałszywie wieczystej fortuny,
A ja wieczny nędznik ubogi
W niebo nie wścibię ani nogi.
Cieszę się słysząc „Rycerz z ciebie”,
A nie dojadę kresu w niebie.
Czart zajeździł me animusze,
Gdy tak dzielną osiodłał duszę.
Cofnąć się w niebo sił nie stanie,
Bies silno trzyma na arkanie
Złych nałogów: trudno przestawię,
W co przewrotną naturę wprawię.
Nie ochrona oręż przy boku,
Gdy ja u Boga jak sól w oku,
Układ niepewny, płytkie szable
Przytnie sumnienie jak półdiablę.
Jęczeć musi w złościach zacięta
Wolność, nim zleczy skrucha święta,
Stęka pod grzechów cetnarami
Wewnątrz brząkając kajdanami.
Wszędy i wszystkim zdrowo radzę,
Przy talentach jestem w powadze,
W mym domu ślepy idy jota
Nie trafię poprawić żywota.
Głowa innym, sobiem półgłówek,
Śpię w zginieniu jak od makówek,
Choć trwoży w boju i w pokoju
Grzech, ciągnący pomstę w konwoju.
Cóż mi czynić? co mam wykonać,
Nim pewnie wkrótce przydzie skonać?
Nim śmierć wyda hasło czy pozew,
Krzyknę: Jezu! Maryja! Józef!
Ratujcie nędznego grzesznika,
Bo Wasza dobroć Was przenika,
Z Waszej łaski i sił ramienia
Dojdę pokoju i zbawienia.

6. Żądza większej chwały Boskiej
Nota: jak W pielgrzymstwie świat ten
Boże wcielony z Maryi dany,
Od nieba, ziemi bądź na przemiany
Wiecznie kochany.
Jezu maleńki, Boże nasz wielki!
Przez Twej dobroci dokument wszelki
Bądź nam miłościw.
Królom, pasterzom majestat tajnie
Zjawił, za nieba żeś obrał stajnię,
Chlew też me serce.
Masz we mnie jednym osła i wołu,
Mieszkajże, mieszkaj w sercu pospołu,
A wyrzuć śmiecie.
Ach! sprowadziłem ekscesów trzody,
Żmije, padalce, ropsko i wrzody
W moje sumnienie.
Widzisz w mej duszy biesów bestyje,
Brudy, szkarady, niechże wymyje
Twa krew najdroższa.
Uczyń mię gębką czy miotłą Twoją,
Niech z Tobą spoinie, z ochotą moją
Z dusz skazy zmiatam.
Niech ziemię, piekło żywo musztruję
W Twej czci i sławie, niech Cię miłuję
Z wszelkim stworzeniem.
Uczyń Twej chwały mnie instrumentem,
Niech Cię wynaszam każdym momentem
W całej wieczności.
Uczyń mię celem wszelkiej Twej woli,
By najtrudniejszej, choć tej, co boli,
Z reszty łask kwita.
Jezu po pracach krzyżem zemdlony,
U słupa srodze za mnie zsieczony
Udziel mi bólów,
Daj znać, że w krzyżach dukt w niebo prosty,
Bym się nie zbraniał wszelakiej chłosty
Z ręki ojcowskiej.
Jezu do krzyża przyćwiekowany,
Zbity, skrwawiony, zamordowany,
Pozwól łaskawie:
Niech w życiu, w zgonie najświętsze Imię
Twoje, Twej Matki będzie w estymie.
Jezus Maryja.

7. Uwaga poranna
Dobry dzień! dobry dzień! Jezu, Maryja, Józef.
Gdy ze snu powstaję.
Wam serdecznie życia sprawy wiecznością oddaję,
Dobry dzień! dobry dzień! Jezu, Maryja, Józef,
Nim bieg życia spłynie,
Niech od wschodu do zachodu Wasze Imię słynie
Dobry dzień! dobry dzień! Jezu, Maryja, Józef,
Ziem, niebios kochanie.
Wasza miłość w ludzkich sercach niechaj nie ustanie.
Dobry dzień! dobry dzień! Jezu, Maryja, Józef.
Was witam serdecznie,
Was wychwalać, Was ogłaszać przyrzekam statecznie.
Dobry dzień! dobry dzień! Jezu, Maryja, Józef,
Do stóp Waszych padam.
Biedną duszę, twarde serce pod podnóżek składam.
Dobry dzień! dobry dzień! Jezu, Maryja, Józef,
Twe nóżki całuję,
A za zbrodnie niezliczone rzewliwie żałuję.
Dobry dzień! dobry dzień! Jezu, Maryja, Józef.
Upadam do nóżek
Z serca prosząc, niechaj będę Wasz wieczny podnóżek.
Dobry dzień! dobry dzień! Jezu, Maryja, Józef.
Ścielę się pod nogi,
Niech mię depcą i tratują za grzech nader mnogi.
Dobry dzień! dobry dzień! Jezu, Maryja, Józef.
Z wstydu oczy kryję,
Przez Was samych jednam, błagam a w piersi się biję.
Dobry dzień! dobry dzień! Jezu, Maryja, Józef.
Na twarz padam grzeszny.
Niech za zbrodnie i swywole mam odpust pocieszny.
Jezus, Maryja, Józef, Joachim i Anna,
Wam oddaję duszę i ciało moje grzeszne.

8. Uwaga wieczorna
Dobranoc o Jezu! o miłości moja!
Niech w Twych ręku usnę ]a lepianka Twoja,
Niechaj mi się śni zawsze o Tobie,
Niechaj rozmawiam z Tobą dziś sobie.
O Jezu me kochanie!
Dobranoc o Jezu! o moja miłości!
Boże serca mego, niech Twej Opatrzności
Dzisiaj i zawsze pewien doznawam,
Tobie się wszystek cale oddawam
Z duszą i z ciałem grzesznym.
Jezu, pod Twe nogi składam głowę moje.
Racz mię wziąć w opiekę i obronę swoje,
Niech się zanurzę w Twe święte rany,
Mój Zbawicielu Jezu kochany,
Niech w nich dzisiaj zasypiam.
Dobranoc, spraw Jezu dla samego siebie,
Byś w mym sercu mieszkał jako w drugim niebie
Tobie wszechmocny wszech rzeczy Panie
Niech się ma dusza dziś niebem stanie,
O Jezu mój i Boże!
Dobranoc, dobranoc, o moje kochanie,
Jezu mój i Boże, mój dziedziczny Panie,
Przy Tobie wszelkich słodkości zdroju
Niechaj zasypiam, Jezu, w pokoju
Teraz i na czas wszelki.
Matko Boga mego i Stróżu Aniele,
Miejcież o mej pieczą duszy i mym ciele,
Patronie święty imienia mego,
Broń mię tej nocy od wszego złego,
Bądź mi strażą, obroną.

9. Akty do powtarzania w dzień, w południu i w wieczór
[...]
8. Przez krew i śmierć Jezusa mojego, Boże,
bądź miłościw nam grzesznym, duszom w czyscu
będącym i konającym dziś albo tej nocy.
9. Przez krew i śmierć Jezusa mojego
wieczne odpocznienie racz im dać Panie etc.
3 razy zmów.
10. Przez wnętrzności Miłosierdzia Twego
Jezu konający na krzyżu zmiłuj się nade mną
konającym. Niech ostatnie tchnienie Twoje
bolesne będzie życiem naszym na wieki.
[...]
34. O Maryja! przedwiecznie przejrzana,
wybrana, ulubiona od Boga, i od Adamowej
skazy wyłączona przez Boga: błagaj za nas
grzesznych Boga, którego Miłosierdzie
nad wszytkie dzieła Jego.
O Maryja! Tyś stworzona miłość Boga,
Tyś wiecznie widząca, poznawająca, wielbiąca,
kochająca Boga: dla miłości Boga bądź za nas
błagająca Boga.
O Maryja! Tyś wiecznie złączona z Bogiem,
najbliższa Boga, najmilsza Bogu, zatopiona,
zanurzona w Bogu, cała Boska, cała w Bogu,
cała dla Boga, Tyś Matka Boska:
bądżże nam Panią i Matką, dla Boga.
O Maryja! Tyś ogarniona Bogiem,
umocniona Bogiem, uzbrojona Bogiem,
zbogacona, oświecona Bogiem, nasycona Bogiem:
uproszę nam ochotę do cnót i Boskich rzeczy.

10. Suplika pokutującego
Witaj Jezu, vale świecie,
Precz już z serca ziemskie śmiecie!
Już pragnę statkować,
Grzech cnotą wetować.
Boże w Trójcy nasz jedyny!
Śmierć, Sąd, piekło trwoży z winy.
Zmiłuj się! zlituj się!
Zmiłuj się nad nami!
Święty, święty nad świętymi,
Pokaż litość nad grzesznymi!
Zmiłuj się! zlituj się!
Zmiłuj się nad nami!
Któryś zlepił człeka z gliny
Bez najmniejszej swej przyczyny,
Wołamy ze łzami:
Zmiłuj się nad nami!
Któryś śmiercią świat odkupił,
Gdy grzech z niebios prawa złupił,
Śpiewamy ze łzami:
Zmiłuj się nad nami!
Któryś z wiarą chrztem oświecił,
Łask Twych promień w sercach wzniecił!
Wołamy, wzdychamy:
Zmiłuj się! zlituj się!
Przez samego Cię błagamy,
Przez okienka ran wołamy,
Płaczemy, jęczemy:
Zmiłuj się! zginiemy!
O Maryja! Tyś nadzieja,
Błagaj Pana, Dobrodzieja,
Przyczyń się, przyczyń się
Za nami grzesznymi!
Dla Jezusa Matko Boża
Tyś bez cierni śliczna róża,
Przyczyń się, przyczyń się
Za nami grzesznymi!
Ej, dla Boga duchów chory!
Niezliczone świętych dwory,
Módlcie się, módlcie się
Za nami grzesznymi!

11. Uwaga nędzy ludzkiej
Człek póki żyje na świecie, prawdziwy
Bied jest i nędzy wszelkiej wizerunek.
Głos, gdy się rodzi, wypuszcza płaczliwy,
Jakby swój przyszły przeczuwał frasunek.
W dzieciństwie płacze częste i sowite,
Groźny dozorca przykrzy się bez miary,
Tudzież nauki, księgi rozmaite,
Niemniej gatunku rozlicznego kary.
Nadchodzi wiosna kwitnącej młodości,
Lecz i w tej jego stan jest opłakany.
Srogi kredytor, szalone miłości
Jak niewolnika trapią na przemiany.
W nowe go wprzęga prace wiek dojrzały,
Chciwość go trudów nabawia i znoju,
Bogactw, honorów blask go okazały
Wabiąc słodkiego broni mu pokoju.
Stary u wszystkich bywa w pogardzeniu.
Bóle, choroby jego pozostałe
Siły targają i jak w oblężeniu
Zewsząd trzymają dni jego zgrzybiałe.
Co gorsza znowu pod rządcą zostaje
I w jarzmie musi jak z lat młodych chodzić,
Na koniec śmierci zdobyczą się staje!
Ach! miałżeś po co na ten świat się rodzić.

12. Uwaga skruszonego serca
Boże niezmierny w przedwiecznej dobroci,
Gdy się me życie i bieg wieku kroci,
Choć późno, wołam: Boże, bądź miłościw.
Żebrzę z Dawidem: Boże, bądź litosciw.
Rano i w wieczór wzdycham z Dyzmasami,
Z Twą Magdaleną, jęczę z Taidami:
Boże, bądź miłościw.
Twoje wnętrzności do Ciebie wołają,
Ciebie przez Ciebie serdecznie błagają
Przez Miłosierdzie Twoje nieskończone
W Ojcowskim sercu wiecznie osadzone,
Przez Jezusowe rozgożdżone rany,
Przez Krzyż i Mękę wołam na przemiany:
Boże, bądź miłościw.
Na Krzyż rozpięty Zbawicielu drogi,
Deszcz krwawy z ran Twych, pot w Ogrójcu mnogi,
Dusz kąpiel niech się zmyje i wybieli,
Nim okrzepnę na śmiertelnej pościeli,
Bym Cię oglądał, choć w tysiączne wieki
Od tronu nie od miłości daleki:
Boże, bądź miłościw.
Żal mi, żem zgrzeszył, lecz nie z straty nieba,
Barziej niż nieba Ciebie mi potrzeba.
Dla Twej miłości jedynie żałuję,
Tysiączne nieba nie aprehenduję,
Tyś jeden, Boże, nad wszytkie stworzenia,
Nad życie, honor i obszerne mienia
U serca mojego.
Dość sprośnym życiem Twe serce raniłem;
Ach, bezrozumnie Ojca obraziłem!
Dość Jezusowe rany odnawiałem,
Grzesząc ból nowy bólom zadawałem:
Niech miłość mści się w mej pokucie wiecznej,
Niechaj pokuta w miłości statecznej
Daje dowód żalu.
Proszę z Twej łaski, Boże miłosierny,
Niech to otrzymam ja grzesznik mizerny.
Uczyń mię celem wszelkiej Twojej woli,
Niech pokutuję, wiecznie, żem z swejwoli
Zelżył, znieważył Twój Majestat wielki
Lecąc bez wstydu z grzechu w eksces wszelki.
To moje żądanie.
Weź mię z dobroci na procę miłości
W tysiączne druzgi z ciałem miotaj kości,
Gdzie chcąc rzuć, rzucaj w piorunów możdżerze
Na haki, pale, bo kocham Cię szczerze.
Załóż w mym sercu hutę, niech goreję
W ogniach miłością, niech wiecznie boleję:
To moje zbawienie.
Cierpisz mię, Boże, tak długo na świecie,
Bronisz, Maryjo, te obrzydłe śmiecie.
Czym Warn zawdzięczę, ja grzesznik ubogi!
Godzien już dawno w piekła ogień srogi,
Kwituje z nieba dusza ukorzona:
Osadź, gdzie miłość z karą skojarzona,
Jezu i Maryja.
Pijawka w ludzką, ja do Jezusowej
Krwi się przypajam, obrony gotowej,
Chwytam się, Jezu, Twych nóg z Magdaleną,
Chwytam się Krzyża z rzewliwą Heleną,
Wołam dziś, zawsze i całą wiecznością
Tobie właściwym aktem i mądrością:
Boże bądź miłościw.

13. Suplika o miłość Boga, Jezusa i Maryi
Boże, Boże, Stwórco nasz!
Kiedy Twoje miłość dasz,
Kiedy Ciebie szacować
I nad wszystko miłować
Zaczniem wszyscy statecznie
Prawa pełniąc skutecznie?
Jezu, Jezu, Panie nasz!
Ty na twardym Krzyżu trwasz
Zbyt zbity, skatowany!
Srodze zamordowany,
Nie gwoździe, Cię trzymają
Więzy miłości, dają
Znaki ran oczywiste
Sącząc krople krwi czyste,
Żeś siebie wyniszczywszy,
Wnętrzności wyiskrzywszy
Twoją śmiercią nas zbawił,
Eksces litości zjawił.
Jezu, Jezu, Ojcze nasz!
Kiedy Matki miłość dasz?
Twojej, Twojej Maryi,
Najśliczniejszej liliji,
Naszej obronicielki,
We łzach pocieszycielki?
Ona gniew mityguje,
Niebios groty wstrzymuje,
Pod swój płaszcz przygarnywa,
A łaskami okrywa
Błagając Stworzyciela,
Sędziego Zbawiciela.
Ach, tych trzech kochać mamy!
A jedno serce mamy.
Więcej, więcej serc trzeba!
Wspomagajcież nas nieba,
Boga, Jezusa, Matkę,
Byśmy nie wpadli w płatkę.
Trzeba lepiej i więcej
Kochać oraz goręcej.
Oni nasza nadzieja,
Nie znamy Dobrodzieja
Innego jako Poga
Ani Matki, gdy trwoga.
O święci aniołowie,
Wielcy serafinowie,
Wyznawcy, męczennicy
Z męczeńskiej ran krynicy
Dajcie, lejcie potoki,
By serc afekt stooki
Widział, kochał na wieki
Boga topiąc powieki
W Jego dziwnej piękności,
Słodyczy i wdzięczności:
On jeden wszystko może,
Nas wiecznie zapomoże.
Niebiosa, o nas dbajcie,
Z nami spoinie kochajcie
Jezusa i Maryją
Wszech wieczności liliją,
Za nasze, Wasze dajem
My serca Bogu wzajem,
Na wieki.

14. Tekst o miłości Bożej
Boże mój! Boże, Tyś dobro najwyższe.
Wielbię Cię, chwalę, stworzenie najliższe,
Kocham Cię, Boże, kocham całym sobą,
Kocham Cię, Boże, kocham całym Tobą,
Twą wszechmocnością, przedwieczną mądrością,
Wolą, pamięcią, Twą kocham miłością
Jedynie dla Ciebie.
Boże i wszystko, królów, sędziów Panie,
Tyś jest, któryś jest! zastępów Hetmanie,
Kocham Cię sercem, a sercem Maryi
I wszystkich świętych w niebios kompaniji
Śpiewam Ci „Święty, święty” z aniołami,
Kłaniam się z księstwy i z cherubinami,
Boś Pan nad Panami.
Boże, Tyś Ociec i Pan miłościwy,
Na dobrych hojny, a na złych nie mściwy.
Twe miłosierdzie wszystko opasało,
Twojej litości i piekło doznało:
Bo i tam winy nie z całej Twej siły
Karzesz. Twą głoszą podziemne mogiły
Dobroć nieskończoną.
Pełne niebiosa i ziemia szczodroty,
W nędznych sierotach fortunne obroty,
Zwierzęta, ptastwo żywisz i żywioły,
Mrówki, robaczki są to nasze szkoły,
W których się uczym Twego zmiłowania,
Z onych konserwy i pieczolowania
Twa dobroć jaśnieje.
Trosk alternaty i krzyżów krzyżyki,
Gromy, pioruny, chorób komuniki,
Śmierć, czyściec, piekło i wieczność bezdenn,
Na firmamencie rozkosznie odmienna
Na nas wołają prośbą, groźbą dają
Impet miłości. Niech serca pałają
Ku Stwórcy swojemu.
Kocham Cię, Boże, boś mię wprzód miłował,
Kiedyś z niczego człekiem uformował,
Twój obraz na mię, jakże Cię obrażać!
Bez zasług łaski jak tego nie zważać!
Tyś ze mną, we mnie, a ja w Twoich ręku,
Mam wszystko w jednym Twej piękności wdziękul
Boś Ty jeden wszystko.
Nic mi po niebie, jeślibym tam Ciebie
Nie miał miłować, bo nie szukam siebie.
Obieram piekło, gdzie się ból rozwarzył,
Bylebym razem z serca afekt żarzył
Ogniem miłości wiecznej, to zbawienie!
Bez Twej miłości wszędy potępienie,
Boże, me kochanie.
Nie odrzucajże, co moc Twa zrządziła,
Łaskawość można ze mną uczyniła,
Odbierz wiek, życie, zdrowie i fortuny,
Honor i sławę, dziś mię rzuć do truny”.
Twoje to wszystko. Me serce gotowe
Życia lub śmierci przyjmować osnowę,
Jedne daj mi miłość.
Jezu mój Boże, co ja grzeszny widzę!
Za grzech żałuję, a złości się wstydzę.
Za mnie nędznego łzy leją Twe oczy.
Ach! z boku woda, z ciała krew się toczy,
Jak Cię nie kochać! Tyś śmiercią ratował,
W otwartych ranach drzwi, oknaś zgotował
Do ucieczki grzesznych.
Cierpisz nas, Boże, cierpisz nasze winy,
Niechże ja cierpię wiecznie bez ruiny
Miłości. Jezu, wiecznie nosisz znaki
Ran pięciorakich, obieram żyć taki:
Umrzeć i cierpieć wolę, a być wiecznie,
Gdzie Ciebie będę miłował statecznie,
Niż grzeszyć na świecie.
Boże mój, niechże ja Twój będę wiecznie
Cale i cały, niech kocham serdecznie.
A żem był krnąbrny, nie rzutki w usługach
Głupie ciesząc się w setnych grzechów długach,
Ciebie samego Tobie ofiaruję,
Przez Ciebie błagam, rany prezentuję
Jezusa mojego.
Wlepiam me usta w Jezusowe rany,
O miłosierdzie, na piekło skazany
Grzesznik wołając przez Twe rozwaliny:
W rozdartych cząstkach dla mojej przyczyny
Zmiłuj się, Boże! dla Twojego Syna
Daruj, co moja zasłużyła wina,
On nadto wypłacił.
Spojrzy na Jego, a oddal gniew srogi,
Zaciętość serca odbierz, daj żal mnogi,
Niech trupem padnę u nóg Jezusowych,
Ani się wracam do ekscesów nowych:
Pozwól pokucie frysztu, łask godziny
Nie skracaj, a dla Maryi przyczyny
Boże, bądź miłościw.
Dziwny Bóg wszędy, we mnie najdziwniejszy,
Mocny, cudowny, najmiłosierniejszy.
Na Boga we mnie spojrzy, o Maryja!
I święci Pańscy, niech życia linija
Prosty dukt bierze do wieczności świętej,
Broń od lewicy w dzień Sądu przeklętej,
Jezu i Maryja.
Boże miłości, serc jedyny celu,
Zebrzem uznając Twą litość nad wielu,
Tysiąc tysięcy daj serc, miły Panie,
Milijon niebios mało na kochanie
Ciebie, zmiłuj się! Kochaj za nas siebie,
Nadgródź niezdolność, pozwól widzieć w niebie
I kochać na wieki.

15. Tekst o Najświętszym Sakramencie przy elewacyi lub w procesyi
Zniżcie się nieba z aniołów pułkami,
Rzuć się nikczemna ziemio z narodami
Pod nóg podnóżek, oto Pan zakryty,
Oto Bóg prawy, oto skarb obfity.
Padajmy na twarz Bogu w Sakramencie
Całą wiecznością i w każdym momencie
Z wiarą serca żywą.
Mitry, korony i najwyższe trony
Zginajcie głowy w najgłębsze pokłony,
Żywi, umarli, podziemne wądoły,
Wszelkie stworzenia i świata padoły.
Padajmy na twarz Bogu w Sakramencie
Całą wiecznością i w każdym momencie
Z wiarą serca żywą.
Oto Król Niebios na krzyżowym tronie
Lud swój piastując na serdecznym łonie
Majestat zaćmił, by nas nie przerażał,
A śmielej ludzkich serc miłość pomnażał.
Padajmy na twarz Bogu w Sakramencie
Całą wiecznością i w każdym momencie
Z wiarą serca żywą.
Tu Bóg łaskawy, święty nad świętem!,
Tu Miłosierdzie nad nami grzesznemi,
Morze litości brzegów nie znające,
Za co śpiewajcie serca pałające
Ze wszystkim niebem i z całym padołem.
Bijem Ci sercem, bijem oraz czołem,
Boże utajony.
Oko nie widzi, serce prawda dojmie,
Więcej Bóg może, niż wzrok, rozum pojmie.
Nie widzisz Bóstwa, nie patrz i natury
Ludzkiej w Chrystusie, Hostyi figury
Zakryły: skłoń się Bogu w Sakramencie
Całą wiecznością i w każdym momencie
Z wiarą serca żywą.
Cud manny dusznej przeistacza wino
I chleb w swe Ciało z istoty ruiną,
Krwią się z człowiekiem spokrewnią Bóg tenże,
Co Mojżeszowe laski mienił w węże.
Jak z wody wino, tak z wina Krew mieni,
Który wywodził potoki z kamieni
Bóg nasz wszechmogący.
My przepaść złości, a tu przepaść łaski.
Gniew Boży trwoży za grzechów niesnaski,
Boguśmy winni, a czym się zasłonim?
Chyba mąk i ran ofiarą obronim.
Spłacajmy długi Jezusa ranami
Przez nie wołając sercem i ustami,
Boże, bądź miłościw.
Jezu, Tyś Ociec synom marnotrawnym,
Których był otruł grzech jabłkiem niestrawnym.
Ożywiasz oraz tak pańsko traktujesz,
Otwarte stoły gód godnym gotujesz
W tym Sakramencie na posiłek wieczny,
By dusze brały swój koniec bezpieczny
Z daru ojcowskiego.
Jezu, Tyś Matką, nas śmiercią rodzący
Niebu, sam Ciałem, Krwi mlekiem karmiący.
Usta i serce w Twe piersi przebite
Na pokarm duszom łaknącym odkryte
Wlepiam zgłodniały szukając posiłku,
Abym nie słabiał przy bliskim lat schyłku
W drodze mej wieczności.

16. Westchnienie do Pana Jezusa
Przez cierniową koronę Twoje Jezu Zbawicielu
Panie odpuść grzechy myśli moich.
Przez zawarte oczy Twoje na Krzyżu
odpuść grzechy widzenia mego.
Przez upoliczkowaną twarz Twoje i usta
Twoje śmiertelnemi bólami zamknione, Jezu mój!
daruj winy języka mego, a niech odtąd o Tobie
najczęściej rozmawiam i na chwałę Twoje.
Przez przybite ręce Twoje odpuść winy rąk moich,
a wstrzymaj je od złego dotknienia.
Przez otwarty bok Twój włócznią odpuść winy
żądz moich, a uczyń mnie sługą podług serca Twego.
Przez przybite nogi Twoje do Krzyża
odpuść grzechy nóg moich, a prostuj je
na drogę zbawienną, abym oglądał Cię na wieki
i seraficzną miłością kochał wiecznie.





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PEDRO OLIVEIRA TAVARES [19.533]

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PEDRO OLIVEIRA TAVARES 

Nació en Angola, 1973. Licenciado en Estudios Portugueses. Vive en Vila Real de Santo Antonio donde trabaja como profesor bibliotecario. Urbanidades (2012) es el título de su primer libro, en co-autoría con Antonio Cabrita. Ha participado en las antologías Foz do Guadiana (2012 y 2014) y Apontamentos da Margem (2015). En 2016 ha publicado Lugar sinónimo, a cuatro manos con Joao Miguel Pereira.




Aquellos

Aquellos que resisten
en una plaza
donde el calor humano
derrota al frío dictatorial
son aquellos
de los que brotan pétalos
donde existía alambre dorado en astillas
y transforman la noche
en un día recién nacido, especial.
También nacen y mueren
lloran y ríen
e incluso sufren
por quienes les desean el mal
(al fin y al cabo)
no
están hechos de cemento
están hechos de sangre
están hechos de flor
son
frutos en crecimiento.

Es primavera
rumor inquieto
la pregunta ya se respondió
una docena de hombres
se buscan, se miran.
Únicamente confían en todo
cuando ya lo han visto muchas veces
siempre hay fantasmas
floreciendo en la duda
renacida.
Son
aquellos a quien agrada
ver las venas de la tierra
nada es casualidad
ni durante siglos ha sido una causa perdida.
Ellos conocen
la lengua de las horas
en la que el tiempo de la sangre nueva
del recuperable
mundo dentro de una mirada.



Aqueles

Aqueles que resistem 
numa praça
onde o calor humano 
derrota o frio ditatorial 
são aqueles 
que brotam pétalas 
onde existia arame chorado em farpas 
e transformam a noite 
num dia recém-nascido, especial. 
Também nascem e morrem 
choram e riem 
e até sofrem 
por quem lhes quer mal 
(ao fim e ao cabo) 
não 
são feitos de cimento 
são feitos de sangue 
são feitos de flor 
são 
frutos em crescimento. 

É primavera 
rumor inquieto 
a pergunta foi respondida 
uma dúzia de homens 
procuram-se, olham-se. 
Só confiam em tudo 
quando tudo é visto muitas vezes  
há sempre fantasmas 
a florir na dúvida 
renascida. 
São 
aqueles a quem agrada 
ver as veias da terra 
nada é casual 
nem os séculos são uma causa perdida.
Eles percebem 
a linguagem da hora 
em que é tempo do novo sangue  
do recuperável  
mundo dentro de um olhar.

De Lugar sinónimo (lorem ipsum), 2016
Cal, revista de poesía, número 2



NOS CALMAMOS

El tiempo parece pasar de forma diferente.
Tengo (también) mis historias de Mar
y de Tierra.
En el mar, el agua es una cadena que nos prende
como un reloj. Me gustaría poder vivir
mi propia onda, pero nunca se aprende.
En tierra, corre lenta la incertidumbre por la garganta.
La simpática sonrisa hecha de pintalabios rojo
se desvanece…
En ella, expuesta desnuda sobre bellos labios,
resiste el paso del tiempo, no sorprende
que aquí se evoque el rito antiguo
de despertar más temprano de lo habitual...
(más valdría no salir de la cama)
Aún desnuda, así dormías los días de verano,
te pasaste la mano por el pelo edificado de caracoles,
callaron los corazones…
Levantamos los cuerpos desnudos, cansados de fingir
y caminamos sin norte por el pequeño cuarto.
La respiración cambió dentro de nosotros.
Nos calmamos. Partimos en diferentes direcciones.
Nuestro tiempo se acabó sin una despedida.

*Traducción de Pedro S. Sanz
http://traducciones.lagallaciencia.com/




ACALMAMO-NOS

O tempo parece passar de forma diferente
Tenho (também) as minhas histórias de Mar
E de Terra
No mar, a água é um grilhão que nos prende
Como um relógio. Gostaria de permitir-me viver
A minha própria onda, mas nunca se aprende.
Em terra, corre vagarosa a incerteza pela garganta.
O simpático sorriso feito de batom vermelho
Desvanece-se…
Nem ele, exposto nu sobre belos lábios,
Resiste à passagem do tempo, não surpreende
Que aqui se evoque o ritual antigo
De acordar mais cedo do que o habitual…
(mais valia não sair da cama)
Ainda nua, era assim que dormias nos dias de verão,
Passaste a mão pelo cabelo arquitetado de caracóis
Calaram-se os corações…
Levantamos os corpos despidos, irritados de fingir
E caminhamos sem norte no pequeno quarto.
A respiração mudou dentro de nós.
Acalmamo-nos. Partimos em diferentes direções.
O nosso tempo acabou sem se despedir.




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JOÃO MIGUEL PEREIRA [19.534]

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JOÃO MIGUEL PEREIRA 

Nació en Vila Real de Santo Antonio, Portugal en 1973. Licenciado en Historia por la Universidad de Évora. Es docente. Coordinador del Club de Lectura en lengua portuguesa en Biblioteca Provincial de Huelva.
Ha participado en las antologías Foz do Guadiana (2012 y 2014) y Apontamentos da Margem (2015). En 2016 ha publicado Lugar sinónimo, a cuatro manos con Pedro Oliveira Tavares.



LA CAÍDA DE BIZANCIO

Otra ciudad que despierta en la noche.
Los rostros se transforman en el desasosiego
de buscar cuerpos transeúntes que sugieran
la emoción de neones lascivos. Son el azote
del puritanismo burgués del día soleado. Ciego.

En los pliegues de la calle asoman demonios.
Por la ventana abierta, una pareja se ama ardientemente
y la alba cama es una carta que se va escribiendo
con sudor y otros fluidos mudos.

Y en la distancia,
los fantasmas de la soledad se disipan. El remitente
de la mañana son los amantes, los gemidos nocturnos
lanzándose al abismo de la memoria, mutuamente.

Más allá suenan pasos en el asfalto de la vida,
son almas hambrientas. Bizancio cayó estrepitosamente
y las bailarinas de vientre desnudo apenas son remedio
de un recetario de turgencia consumida.

Y los rostros que se desconocen obvian las convenciones,
nadie sabe el nombre que tiene ni la persona que fue.

                   *Traducción de Pedro S. Sanz
http://traducciones.lagallaciencia.com/2016/11/joao-miguel-pereira.html




A QUEDA DE BIZÂNCIO

Uma outra cidade desperta à noite.
Os rostos transfiguram-se no desassossego
da procura de corpos transeuntes que sugiram
o frémito dos neons lascivos. São o açoite
do puritanismo burguês do dia soalheiro. Cego.

Na dobra das ruas, os demónios assomam.
Por entre a janela aberta, um casal ama-se ardentemente,
e a cama alva é uma carta que se vai escrevendo
com suor e outros fluídos mudos.

E, distantemente,
os fantasmas da solidão dissipam-se. O remetente
da manhã são dos amantes, os gemidos nocturnos
lançando-se ao abismo da memória, mutuamente.

Lá em baixo os passos soam no asfalto da vida,
são almas famintas. Bizâncio caiu estrondosamente
e as bailarinas de ventre despido são agora apenas cura
de um receituário de turgidez consumida. 
E os rostos que se desconhecem obviam as convenções, 
ninguém sabe o nome que tem ou a pessoa que foi.




Silencios 

No hay poemas de almas inmensas,
ni vuelos rasantes con las alas extendidas.
Morirán las palabras ilesas y las extensas
esperanzas de silencio hendidas.

No busques en las grietas de la acera
los pasos del tiempo que se derramó,
de los relojes de la hora anunciada,
de la mañana tardía que atardeció…

No temas el grito intacto
de la bondad pura madurada,
ni la voz ebria o el fuego fatuo.

No cuelgues de las cuerdas de la esperanza
el etéreo sueño murmurado
en las páginas de un poema… así, después… silenciado.



Silêncios

Não há poemas de almas imensas,  
nem voos rasantes nas asas estendidas. 
Morreram as palavras ilesas e as extensas 
esperanças de silêncio fendidas.  

Não procures nas fendas da calçada  
os passos do tempo que se verteu, 
dos relógios da hora anunciada, 
da manhã tardia que entardeceu… 

Não temas o grito intacto 
da vontade pura amadurecida, 
nem da voz ébria ou o fogo fato. 

Não suspendas das cordas da esperança, 
o etéreo sonho ciciado 
nas páginas de um poema… assim, pois… silenciado.

De Lugar sinónimo (lorem ipsum), 2016









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LENNARD SJÖGREN [19.535]

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Lennard Sjögren

(Suecia, 1930) 
Lennart Sjögren nació en el pueblo de Böda, en la isla sueca de Öland, en el Báltico, y hasta el día de hoy vive en la antigua granja de sus padres, junto a la costa. Durante la década de 1950, estudió un tiempo en la Academia de Arte de Gotemburgo, donde conoció a su esposa, la artista Eva Forsberg, quien ha ilustrado gran parte de su trabajo. En 1959, hizo su debut como poeta. Además de la poesía, Sjögren también ha escrito cuentos. A pesar de que nunca se ha considerado a sí mismo como un verdadero artista, Sjögren, sin embargo, tiene un ojo de pintor típico. Sus poemas están llenos de imágenes compactas y "PAISAJES".

Publicaciones

Dikter ur landet (1969) 
Köttets hus (1971) 
Havet (1974) 
Stockholms central (1980) 
Dagen före plöjarens kväll (1984) 
Deras ögon (1994) 
Sent, tidigt. (2001) 
Dikter 1982-2004 ett urval (2004) 



LA HIERBA

No es la guadaña la que muerde a la hierba
es la hierba la que al final
devora a la guadaña convirtiéndola en una hoja finísima sin acero
-anestesiada hasta el óxido
duerme luego
en la hierba crecida.


Soñé bastante tiempo
que viajaba entre beduinos
caminábamos de la mañana a la mañana
de la noche a la noche

los espejismos nos rodeaban

de rezar a algún dios
era al grano de arena
el que pone los desiertos en movimiento.

Lennard Sjögren. Poesía Nórdica. Ediciones de la Torre, 1999. 
Traducción de Francisco J. Uriz.


I don't say that life is good

Jag säger inte att livet är gott 
hellre ville jag säga att det är ont 
men jag säger inte det heller. 

Jag önskar mig bara tre verktyg: 
vinkelhaken, saxen, knivbladet 

så att jag kan mäta upp och skära till 
det som går att mäta 
och det som går att skära till. 

Det andra får natten mäta 
och de varelser som kommer fram den tiden 
på dygnet.


I don't say that life is good

I don't say that life is good 
I would rather say that it is evil 
but I don't say that either. 

I wish for only three tools: 
the setsquare, the scissors, the knife-blade 

so I can measure and cut out 
what can be measured 
and what can be cut out. 

The rest the night must measure 
and those creatures that emerge 
at that late hour. 

Translation: 2007, David McDuff 


LÄRODIKT OM NATUREN

Vill du verkligen lära känna naturen 
och naturens hemligheter 
gå då inte till skogstjärnen 

men skrapa med handen mot ett reveterat hus 
i vilken stad som helst 
och känn sanden under naglarna 

ryser du då inte 
när du bränns av öknens eld. 


DIDACTIC POEM ABOUT NATURE

If you really want to get to know nature 
and nature's secrets 
don't go to the tarn in the forest 

but scrape your hand against a roughcast house 
in any town at all 
and feel the sand beneath your nails 

don't you shiver then 
as you're burned by the desert's fire. 

Translation: 2007, David McDuff 


Peel my heart clean

Skala mitt hjärta rent 
på tvivel 
och skrapa det rent på tro 
något kärnhus finner du ändå inte 
i en sådan kropp 
skala det rent 
tills bara en torkad muskel 
återstår. 


Peel my heart clean

Peel my heart clean 
of doubt 
and peel it clean of faith 
you won't find any core 
in such a body 
peel it clean 
until only a dried-up muscle 
remains. 

Translation: 2007, David McDuff 



ÖGAT

Tag det döda djurets huvud 
i din hand 
uttag ur ditt eget huvud 
ögat. 
Sätt in djurets öga (eller din fiendes) 
i det tomma hålet 
någon skillnad skall du inte 
se. 
Ögonen är sig lika 
bara infattningen är det 
som skiljer. 


THE EYE

Take the dead creature's head 
in your hand 
from your own head take out 
the eye. 
Put the creature's eye (or your enemy's) 
in the empty socket 
you won't see any 
difference. 
The eyes are the same 
it's just the mounting 
that is different. 

Translation: 2007, David McDuff 




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VIVIAN SANCHBRAJ [19.536]

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Vivian Sanchbraj 

(Mexicali, Baja California, México, 1978)
Es una poeta mexico-americana. Estudiante de la Maestría en Poesía por parte de Spalding University. Ha cursado diplomados y estudios poéticos en Yale University, UCLA y The Writer’s Studio. Ha publicado poemas y ensayos en México, España, Colombia y Estados Unidos. Actualmente vive en Praga, República Checa y está trabajando en su primer libro de poemas bilingües.




B O R D E R L I N E   A R S   P O É T I C A

Nací en un desierto, debajo del nivel del mar
púrpura y calva. La maestra de tercero
me hizo dibujar el mismo árbol siete veces.
Mis compañeros de clase escondieron
un conjunto de lápices de Care Bears
bajo mi escritorio. Me llamaron mentirosa y ladrona.
Una vez me creí Superman y mi mejor
amiga era tan fea que evité la parte del beso.
Me gustaría poder robar versos de Keats,
Hughes, Pizarnik y salirme con la mía.
Un tipo griego me llamó versión femenina
de Bukowski, yo prefiero ser Ritsos,
Sabines, Zbigniew, Lorca o Catulo.
A los 37 años todo el mundo es consciente
de mi locura y creo saber el por qué.
Llamada telefónica de larga distancia con mi madre:
Recuerda que estás vieja y no has hecho
nada con tú vida. No te cases, sólo ten un bebé,
te vas a arrepentir por el resto de tu vida si no lo haces.
Colgué lo más rápido que pude. Desasosiego
en mi torrente sanguíneo, lo que me mata, me dió la vida.
Si la brujería funciona, tengo que felicitar a
mi primer novio machista. Cuatro años de tempestad,
el primer amor terminó con una maldición:
ella no va a ser ni para el diablo ni para ningún hombre.
Escribo poemas como si tejiera laceraciones.
Universidades americanas rechazaron mis poemas,
y escribo poemas con agallas y con todo mi corazón
Nací en la frontera norte de México y tengo acento,
pero escribo en inglés y mi pasaporte es azul oscuro.
El invierno pasado tomé la decisión de dedicar
el resto de mi frenética y libertina vida a la poesía.
Mis poemas asustan a mis amantes,
aún así, quiero fornicar con los poetas muertos,
porque lo único que puedo dar a luz es poesía.
Por mis poemas este verano viajé a una patética
conferencia de poesía en Italia, y acabé con mis ahorros.
A veces puedo reemplazar escribir poemas
por mi consolador, me toma no más de 10 minutos.
Luego vuelvo a leer y escribir poesía.
Quiero beber poemas, orinar y beberlos de nuevo.
Quiero tatuar todo mi cuerpo con mis versos favoritos.
En lugar de hablar con la gente, me encantaría recitarles poemas.
Mi furia no es diferente a la de los refugiados Sirios,
y no hay nada romántico sobre mí.
Siento el miedo de los demás, la radiación de las emociones
viajando a la velocidad de la luz dentro de mí,
imposible escribirlo en papel.
¡Ay! Me falta lo que a las poetas gringas les sobra.
Amigos, autógrafos y falsedad.
Al igual que cuando mi madre me dice: mírate la cara de desquiciada
y mis acciones dicen soy tú esclava.
Lo siento, pero no tengo un espejo a mano, los detesto.
Madre te encuentras a miles de millas de distancia
mientras más lejos estás, más cerca estoy
de mi poesía y de lo que queda de mi persona.



B U E N A S   A C C I O N E S

Tú me das unas palmadas suaves en la cara.
Adoro tu cuerpo y tú boca en mi vulva.

Una vez más, voy soportando
tu peso en odio sobre mí. Qué tiene de racional mi vagina.

Dialogar contigo, es como una conversación
entre un loco de manicomio y el mundo.

Me asfixias con cuidado, estoy por alcanzar la petite mort.
De inmediato colocas una mano en mi boca,

para evitar que una de nuestras madres
escuche mis gemidos y mis orgasmos.

Como mujer, la Sirenita, en la madrugada
se arrojó en el mar. Esa es la historia de mis amoríos.

El antiguo médico Galeno, dijo que todos los animales,
después del coito, se ponen tristes, excepto las mujeres y el gallo.

Duermes a mi lado, con la postura y los ojos hundidos de un cadáver.
Tú siempre tan maquiavélico, sin chispa,

cómo cuando dices que me quieres, mi corazón se vuelca
como un gallo negro de pelea entumecido.



E L   S A L M O   D E L   O N A N I S T A

En la belleza libre y colosal de la web
alguien está sentado o acostado
ellos y su melancolía están ahí!

Sus ojos fastidiados
las bocas pueriles sin sentido
y los Adidas y el esmalte de uñas cereza
golpeando arco iris.

La mezcolanza de
dolores y gritos en su timbre de voz
el fortalecimiento de la soledad en la extraña era
de las relaciones desechables
ellos, los que están ahí.

Las selfies de sus genitales
en el baño, frente al espejo
adulan sus fotografías al desnudo
skype ó facetime aislados patios de recreo,

juego de egos, llantos en el manicomio,
es aquí cuando la nínfula
se sobresalta y cierra la sesión.



U N    P O E M A   T R E S   X

Manejando en Mexicali,
un deseo psicoactivo
endemoniado de mescalina
se apoderó de mi.
Mi cuerpo enloquecía
por tener un orgasmo.
Recordé que mis dildos
estaban en la casa
de mi madre, en Calexico.
              
Me negué a hacer fila
para cruzar al otro lado.
Sin refrigeración, en súbito
las nalgas sudan y se calientan
en el asiento de plástico.

En Calexico hace 120 grados Fahrenheit,
y en Mexicali 48 grados Centígrados.

No quise esperar quince minutos en la línea,
y mucho menos una o dos horas.
Desde niña, el aire acondicionado,
tiene la magia de ponerme cachonda.

Llegando a la Calzada Aviación,
el semáforo se puso en rojo.
La circulación vial y el tiempo
como en las películas,
transcurrieron en cámara lenta.

Un camión de carga frenó
a mi izquierda, ocultando
la preparatoria y a los estudiantes
que salían de clases.
A mi derecha el carril quedó desolado. 
Nadie caminaba por ese lado de la banqueta.                                    
Nadie, ni siquiera un limpia vidrios
apareció por sorpresa regando mi ventana.
Metí la mano derecha en mis leggings.   
Dedo medio siguiendo las manecillas
del reloj al revés, presionó el clitoris,
dibujando agitados círculos.
Resbaló por labia menor y se hundió
en los fluidos de mi carne vaginal, junto al índice,
Entraban y salían. En menos
de dos minutos, grité cuando vino el orgasmo.
Trance de sangre y ensueño. 
Cegada solo ví lucecitas
que nacen cuando apretamos fuerte los ojos,
como galaxias en el cosmos.

Abrí los ojos, saqué mi mano
la coloqué sobre el volante,
pisé el acelerador y sin prisa
Seguí hacia adelante.



E L   C A B A L L O   D E   T U R Í N

En 1889 Nietzsche, estaba viviendo en Turín, Italia con su madre. Ese año, atestiguó un evento crucial de un caballo y su amo, que marcó el principion de los últimos días del filósofo.

I

Madre dice que soy una idiota
por jugar mal el juego de la seducción.
Madre, estúpida soy,
Madre, estúpida soy;
Mutter Ich bin dumm,
dijo Nietzche
a su madre también.


II

Madre, aquí están mis fracasos.
Al final de mis errancias inútiles,
como un caballo que se derrumba,
repetidamente llego a tus pies.
Bajo el sol escarlata y la luna picada de viruela
soy transparente; el hombre mira mi tristeza
y no quiere hacer pareja conmigo.
He vivido el ardor de mi soltería pero,
en mi corazón, la soledad se adivina.
No tengo secretos o remordimientos de un aborto
ni la pena de haber enterrado a un ser amado.


III

Mi más querido deseo es haber sido el Caballo de Turin.
Pongo palabras en la belfa del caballo, como si fuera yo.
!Escúchenme!
Nietzche abrazó mi cuello para protegerme
de los azotes; sus manos sudaron,
se arrugaron las yemas de sus dedos. Yo ni parpadeé;
sus lamentos me estremecieron y permanecí en la misma postura.
Él miró las heridas abiertas en mi rostro y más allá,
y yo ni parpadeé.
Nietzche lloró una hora,
o dos. Resbaló de mi cuello y cayó
a tierra en Piazza Carlo Alberto.
Él caminó a casa de su madre.
Ella abrió la puerta,
y él le dijo: Mutter Ich bin dumm.



UNA ELEGÍA PARA SUSANA CHÁVEZ

Despierto en el silencio de un lugar abandonado,
obscuridad y calor de un horno de estufa.
Ambos tobillos entumecidos, las muñecas detrás de la espalda,
todas mis extremidades atadas. Sé muy bien que no habrá escape.
Los reconozco por sus torsos arrugados de escuincle,
por el corte de cabello y sus pelos de nopal. 
Me han desnudado con risas sádicas y un machete.

Dios pone ojos de paloma a medio morir con mis historias,
su respiración es jadeante. Dios, te estoy hablando,
atrévete a echar un vistazo a mi último minuto en este circo.
Dios me ha llenado de cenzontles el útero y la garganta,
explotan en la bolsa de basura negra y mi pelo está en desorden.

En las calles, las sombras de las gigantes cruces rosas
y pancartas con fotos de chicas humildes de nombres irascibles.
O, vaginas en llamas! Miles quedaron atrapadas
en el desierto de piedra caliza. Tumbas invisibles
en las que sus madres caen de rodillas.
Sollozos luego aullidos, y corazones machacados.

En mi funeral Dios está cerrando mis ojos,
me dice que ha perdido la cuenta
de las muertas de Ciudad Juárez.
Le recuerdo que yo fui una más.
Dios se aleja , y veo que se ha guardado
mi mano izquierda en el bolsillo del pantalón.
El lugar predilecto del abyecto.



EL CANTO DE ÍCARO

I

Porque no soy nada, si sonrío
mi corazón sonríe conmigo.
Mi corazón es un ovillo de hilo
quien raudo y torpe regresa a mi costillar.
Porque continúo siendo un don nadie
ojalá mis reminiscencias serán
libros de poesía que la gente leerá
y tal vez unas fotografías
de los años noventa cuando fui
un poeta adolescente con futuro.
Trastornos, alti-bajos y éxtasis,
el laberinto ya existía en mi mente.


II

El mar siempre está en otra parte.
Pobre Ícaro descendió en espejismos
en el desierto de Sonora
y arde perenne en llamas.

Dentro de la pesadilla
de estar desnudo en público
Ícaro muere y renace.

En actos de heroísmo y amor
Ícaro dió su ovillo de hilo a sus amantes,
y terminó despreciado y mal entendido
incluso por las visitas de la muerte misma.

Durante quince años, todos los días
ese fue el estado anémico de Ícaro.


III

Por suerte el verano pasado escapé.
Mi cuerpo tiene quemaduras de tercer grado
y llevo puesta una gabardina impermeable.
Es viernes por la noche en Praga,
el invierno es gentil y deprecatorio,
cómo los mendigos en la pose de yoga
de niño. Mudos e inmóviles,
como las hipócritas y bellas estatuas
de los santos en el Puente Charles.


HANK, EL FEO VULGARIS

Viviste como un hombre
al que la gente consideraba feo.
Te sabías, te reconocías y te odiabas.
No tenías nada de guapo, nada galante.
Te acostumbraste a tu fealdad
así como se vuelve costumbre
ver inodoros toda una vida.
Yo he visto muchos inodoros
europeos, latinoamericanos, americanos
porque he viajado mucho más que tú Hank.
El acné conglobata te infectó en la adolescencia.
En mis veintes, el vulgaris severo me invadió la cara.  
Acné tristitia, acné despiadado de nódulos y puntos negros.
Acné generacional y corrosivo como nuestros padres,
como nuestros abuelos. Nos dejó cicatrices y hoyuelos.

Alas! Hank tal vez tú no lo sabes
pero en tús últimos instantes,
en la cama del hospital.
Te convertiste en el hombre más guapo de L.A.
La muerte te eliminó el acné,
te dió piel de Tiziano y sonriendo
te nos fuiste dulcemente.




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FERNANDO CORONA [19.537]

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Fernando Corona 

(Ciudad de México, 1978). Licenciado en Letras Clásicas y Maestro en Letras Latinoamericanas por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Se ha desempeñado en la Biblioteca Nacional de México y El Colegio de México como investigador. Ha enseñado griego y latín en la UNAM y ha publicado más de una docena de títulos, entre los que destacan: (en poesía) Cantos de silencio, 2000; Ángela, 2002; Canto sobre la muerte del Menor Sabines, 2003; Los trenos de la iglesia de piedra 2004; Letras de sombra, 2005; Oscuros laberintos, 2006; Amatorio, 2006, (en cuento) El roble, 2004; El libro de los libros, 2015, y la edición crítica de la Antología poética de Alicia Reyes, Fondo de Cultura Económica, 2014. También ha sido secretario general y actualmente vicepresidente de la Asociación de Escritores de México, A. C. (AEMAC).



Amatorio, México, Generación Espontánea, 2006

A

A donde vamos, amor, a donde vamos
sólo hay una región de intensidades.
Si te caes de mi brazo, no me culpes;
si te vence el hastío, no me observes
como auscultando una paloma herida;
si se cansan tus pies, no continúes
pues continuar sería como un pacto
cuya exigencia nos lacera el gesto;
si me fallas, amor, pues qué le hacemos,
ni modo de andar juntos para odiarnos;
pero si llegas conmigo adonde vamos
recuerda que el amor lo hizo el camino.




Letras de sombra, Buenos Aires, Tres Haches, 2005


Instigación a Dafne

Si nunca han de juntarse nuestros labios,
no importa, caminemos río arriba,
cada cual su ribera, su silencio,
fingiendo que es lejano el mutuo olvido.
Iremos siempre juntos por la ruta:
tú en la huida tenaz, yo en cacería;
al fin el manantial arriba aguarda.
Cortemos esta flor, en ti la beso.





Los trenos de la iglesia de piedra, México, Del lirio, 2004


IV

Las puertas se han abierto para el hombre
en esta iglesia muerta con sus piedras.
Del templo salen sombras y murmullos,
afuera llueven hojas y silencio:
la casa de quietud se desmorona.

Por la tarde los árboles se expresan.
Lanzan de súbito un sonido muerto,
un eco sólo audible en estas brumas
repletas del color del camposanto.

Este reino jamás tendrá un ocaso.
Piedras fijas en una sola fila
conducen a la torre que se muere
la columna de roca solitaria
en medio de los árboles que tiemblan.
Todo camino llega a la columna,
todos llevan a la piedra cuadrada
que sufre de quietud en este prado.

Los hombres todos van al oratorio
y el altar solitario es ignorado.
La piedra se levanta de la tierra
sobre tres escaleras bien labradas.
Tres años han tardado los obreros
para alzar esa torre en la penumbra.

Los obreros han muerto y se han llevado
los cinceles, martillos y el esfuerzo.
La piedra se ha quedado bien erguida,
bien labrada en el centro del olvido.

Los hombres todos van al oratorio,
la piedra es ignorada entre las sombras.
Una música de ángeles con arpa,
un batir de alas bellas y radiantes,
una marcha de rey sobre la alfombra,
una voz de concordia y bendiciones
parecen escapar del viejo templo,
de la Casa de Dios entre los hombres.

Nada de eso se escucha en estas sombras,
en su piedra alguien muere de abandono. 
Aquí hay música de ángeles caídos
y las alas se pierden en un fuego
que las mira caer como el otoño,
la marcha de este rey es de rodillas,
con sangre, con dolor y no hay alfombra
sino el polvo olvidado en el sendero.
Los gritos del cantor están furiosos:
las maldiciones caen sobre el sendero
y los árboles tiemblan de escucharlas.

Los hombres todos mueren en la casa
con la lenta frialdad de los pedruscos
que no reciben nunca la jornada
de un golpe de cincel con el martillo.

La Casa del Señor es esta piedra,
la columna cuadrada que se yergue
sobre el firme subir de tres peldaños.
Tres años han cumplido los obreros
en jornadas sufridas de martillo. 
Abrieron su labor al mediodía
cuando el sol resplandece en el oriente.

Medianoche es en punto y es clausura.
La piedra fue acabada en esa hora.
Los obreros han muerto sin recuerdo
y el Señor les compensa en el olvido.
Los hombres todos van al oratorio,
brindan gloria a su dios en las alturas
y en la sombra se muere con su piedra
el cantor que combate su silencio.


VI

La mano del Señor está trazando
los planos de su templo en esta tierra.
No es la casa de roca, no es de musgo,
no es la torre ni el muro ni la tabla…

La mano del Señor traza un silencio.
Nadie escucha, ninguno se interesa.
La dicha de los sordos es eímera:
construyen con estrépito un santuario
y se meten a rezar en el vacío
contentos por sus obras de concreto.

¡A la gloria del templo de los sordos,
eríjanse más casas a los huéranos!
¡Mirad que necesitan un hospicio
para decirse hermanos por un rato!

La mano del Señor traza sin tregua
los planos de una piedra en nuestros cuerpos.
Nos toca construir y nos negamos:
Él brinda la herramienta, no queremos,
tiramos el martillo por la borda,
miramos el cincel para arrumbarlo.

¡Vayamos a buscar al orfanato
al Señor que es honrado por los ciegos,
al hogar de los hijos que se juntan
y se sienten hermanos un instante!
No es ugaz la ventura del dichoso,
el que erige los templos en su cuerpo:
que la mano de Dios brinde los planos,
que la mano del hombre talle piedras.


XVII

De noche todas las flores son negras.
El mundo es un icono abigarrado,
signo de las múltiples formas de la vida,
curva eterna con todos los colores,
mosaico de diversos trazados de arquitecto.
Por eso hay un severo revés de la apariencia:
la noche muestra al hombre vislumbres de la muerte.

De noche las flores y las piedras,
los rostros y las aguas a mitad del narciso
son parte de la muerte que amenaza de súbito.
Por eso acuden siempre mis pies al camposanto,
por eso son las noches las que escuchan
el canto lastimero que surge de mi boca.
Espero a que se enciendan los silencios,
a que se abra el hocico de la oscura giganta.
Entonces los senderos se arrojan al abismo,
los verdes pastizales se vuelven abandono,
las fuentes se hacen pozos, las hojas negro llanto.
Las flores son las piedras de la noche,
el cúmulo de sangre cuajada por los siglos.
Mi voz aguarda siempre la noche para henchirse,
espera en los rincones el regreso de la muerte.
En mitad de la negra interrupción de los ciclos
el tiempo se contiene y los muros sucumben.
En el punto geométrico infinito e inmóvil,
alrededor del giratorio anillo de los días
una espiral invisible va tañendo la vida.




Canto sobre la muerte del Menor Sabines, México, Letras Vivas, 2003


El amor es el silencio, no sé si puro
o escondido, si alfiler o navaja, si quieto o soportable.
Tal vez la muerte es el silencio de algo seco,
de un golpe, de una página, de un grito,
algo que deja de ser y entonces duele,
un silencio convencido de hacer llaga,
el silencio de algo duro y arrancado:
no el del ojo y del terco, ése es ceguera;
no el del sol, no el del parque, ése es noche;
no el del que besa y se despide, ése es nostalgia;
no el de la tierra y la semilla, ése es germen;
no el del gusano ilusionado, ése es capullo;
no el del que llora tras la celda, ése es conciencia;
no el del poeta que calla, ése es poesía.
Tal vez la muerte es el silencio del amor
y entonces duele. En el reposo, en la gruta
entre dos vidas vuelve a formarse la crisálida
y entonces duele no haber estado preparado
para el sueño que nos hace mariposas.



*


Tenemos una dueña intimidante,
la gran casera de esta mansión de encrucijadas.
Parece que está lejos todo el tiempo,
que nos deja retozar en nuestros patios.
Así pasamos los días, los segundos,
dejando que envejezcan de polvo nuestros pasos,
y cuando entra la señora a pedirnos la quincena,
la quincena existencia, la quincena vida,
gruñimos con espanto porque el tiempo no es nuestro,
porque jamás le preguntamos si el reloj en el muro
era para adornar el paisaje o gozar el presente.
Cuando entra la casera a saludar con su sombra
también nos olvidamos de su anfitriona causa:
nos pide abandonar nuestra mansión de espejos
no como el que exige marcharse al inquilino
sino como el que invita a ver el sol de la mañana.
Esta señora que maneja a los hombres como esclavos
en realidad se sienta afuera de la casa
con su silla de cuero y maderones viejos;
y está ahí todas las noches sonriendo por nosotros,
sonriendo porque deja vivir sin perturbarnos
y porque cuando quiere enseñarnos a andar fuera de casa
le decimos tirana y nos vamos a esconder en cualquier tumba.




Ángela, México, Fundación de Trabajadores de Pascual y del Arte, A. C., 2002


XIV

Yo soy aquel rufián del cuento triste
que por no mantener frente a la amada
la tímida sonrisa y la mirada
sepultó un tulipán cuando te fuiste.

La frialdad de tus pétalos consiste
simplemente en callar que estás callada,
y el dolor en tu espina reventada
¿no es acaso el temblor que en mi piel viste?

No sé sino mirarte y ser pionero
del antiguo espectáculo de hogueras
con que ofrendan los hombres su carnero.

No sabré desde ahora, en tus orillas,
sino ver la extensión y las laderas
incendiadas de pronto en tus mejillas.


POEMA XIX

De pronto hay un jilguero que desciende a mis pies,
la noche se ha tornado decisiva y remota.

Los árboles repiten su fronda en cada prado,
los pájaros renuevan partidas en sus plumas.

Presido un abandono de hojas consumadas.
Presenta la llovizna su versión del otoño.

El ave es tan antigua como un ala del cielo,
como un ángel marchito, como un atrio olvidado.

De pronto hay un jilguero que desciende a mis pies,
la noche es quizá un trazo de su breve plumaje.

De abismo, paz y cárcel ha enfermado el jardín,
las rutas hoy concurren en un patio de piedra.

Los trinos ―¡qué de veces he ensayado su canto!,
¡cuán vanas las palabras, los labios!― ya comienzan.

¿Por qué será que el tiempo nos convence en su ruta,
si es cifra que transcurre, si las cifras no existen?

Un rostro de paloma persevera por siempre
prendido de una estrella, conservado en los charcos.

He visto tus caderas, tus pechos revelados:
perviven desde siempre para siempre en la tierra.

Las formas de tu cuerpo, de tus ojos desnudos,
se ocultan con frecuencia tras las rejas del campo.

De pronto hay un jilguero que desciende a mis pies,
tu voz de ángela pura, sin palabras, emite.

Entonces hay tus ojos tras cortinas y brumas,
tus piernas delirantes bajo manta de arbustos.

Entonces son tus manos dos gaviotas o incendios
o llamas que calcinan a un guardián de las playas.

Entonces todo aspecto de las cosas del mundo
te guarda y te traduce, te examina y te imita.

Las hojas, los caminos, los rituales, los siglos
no son sino un recuento de tu nombre y tu sombra.

No hay momento que nazca, no hay instante que muera:
nihil novum sub sole, cada piedra es tu rostro.

De súbito una lluvia repercute en mi olvido:
las gotas son tus dedos sobre el labio y... silencio.

De pronto hay un jilguero que desciende a mis pies,
junto al charco y la piedra manifiesta su canto.




Del libro Descenso a Mitla
México, Emergente Gestión y Promoción Cultural, 2016


DESCENSO A MITLA

(fragmento)

Conócete a ti mismo en estas redes
de paz, de sombra, de quietud, de piedra.
¡Silencio en este sueño solitario!
En estos suelos en que todo acaba
apenas el rumor se arrastra lento.
Debajo hay una sábana en que duermen
la luz remota, nuestros simples trajes
de vivas escafandras obstinadas
en su constante paso de extraviado.
Y todos nuestros ecos también callan,
aquí se construyó un tenaz sosiego.
La muerte vive como sol de otoño
filtrándose despacio entre las hojas
hasta verlas morir en esta tierra
donde el mínimo vuelo estacionado
vuelve a nacer con un plumaje nuevo.
Sepulcro que no muere es esta ruina.
Debajo de esta arena hay más arena
formando renovados laberintos:
los pies, los pasos vuelven a extraviarse
porque ningún mortal conoce el tramo
donde no existen puertas ni senderos.
Al sitio primordial sólo se llega
sin rastro mortecino en las pisadas.
En estas galerías va la muerte
(la sombra que llevamos en la sangre)
clamando su pregón en las paredes:
los muertos son la voz que se ha apagado.
Llego a esta soledad a reencontrarme,
a ser lo que no fui en otros caminos,
a ver la grieta que se abrió en mis venas,
a oír la voz que siempre fue silencio.
Desciendo y cubro de ansia mis temores,
de aire mi prisión, de ojos mi ceguera;
aquí es donde mi piel se vuelve sombra.
No hay muro que al contacto no se caiga
partícula a partícula en escombros,
ésa es la ley: se acaba la existencia,
mas no de golpe, sino en la caricia
sutil como pañuelo al despedirse.
Vengo a escuchar el eco de mí mismo;
tanto esperar los días y las noches,
las caminatas firmes y los viajes,
cigarros, tragos, ascetismos y años,
cadenas de verdad y de mentira,
las largas compañías, las ausencias,
los besos, el amor, la sed, el odio,
tanta conversación, tantos silencios,
para llegar al antro de la ruina
y ver que no hay más rostro que mi imagen
distorsionada y tenue por el polvo
y por el paso desgastado y sucio.
No hay más, estoy yo solo en esta cueva,
mi corazón no pesa más que el aire
o que esta pluma que olvidó el cenzontle.
Puedo iniciar mi condición de escriba,
de tinta destinada al largo aliento
como también a los registros mudos.
Hay pasillos aquí que están vacíos
y no murieron pese a tanta huella
cansada ya desde antes de ser paso;
hay ruidos de prisiones clausuradas,
de metales, de voces extinguidas,
del hombre insuperable en su abandono
como una piedra nunca descubierta
detrás de las canteras de la noche.
¿Qué puedo yo saber aquí debajo
cuando apenas bajar es enfrentarme
al toro de mi ser y de mis nervios
desesperado y torpe en el olvido?
El que llegue a beber de estos aljibes
debe saber abrirse a la intemperie
de la desnuda piel bajo el espíritu;
no se apaga la sed con esos sorbos,
pero alcanza tal vez para el espejo.
De pronto este descenso es un fantasma,
un merodear a solas por pasillos,
un quedarse escondido a ver las puertas
y saber que murieron hace mucho
o acaban de caer sobre sus goznes
o quizá no existieron más que en sueños
y uno sigue incapaz de dar el paso
hacia un afuera siempre amenazante.
Los vivos vienen a tocar los muros
con tacto emocionado de extranjero,
vienen y parten con la misma risa,
sus ojos ven tan sólo viejas piedras
aún en pie como reloj sin horas.
Mi pulso tiene el ritmo del silencio,
antes sonaba como suela exhausta,
a veces como voz, otras como ave
y casi siempre como rueda herida.
Aquí vine a callar con las paredes,
a hincarme, a maldecirme, a ver si el polvo
no es otra historia que un itinerario
ya reducido al patio del olvido.
Me quedo como un sordo a media fila
de un concierto de acordes impalpables,
oscuro como un poro en sus raíces,
oscuro como sangre a media noche,
oscuro como túnel pasajero,
oscuro como informe de tinieblas.
Y de repente voy al mismo inicio,
a la entrada de este árido inframundo,
a ver si puedo convocar marchantes,
ponerme en el vestíbulo, incitarlos:
“¡pasen, pasen al antro del hastío,
donde todo ya fue, donde hay ceniza,
donde la ruina es el respiradero
para no ahogarse en miedo ante la nada!”.
Pero conozco bien estas cavernas,
no hay sombra en este mundo que no viva
duplicada en escala en mis silencios.
No hay entrada siquiera, ni un resquicio
por donde hacer salir o entrar el paso.
No soy sino el ayer de un hoy que vuelve.




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JULIA PIASTRO [19.538]

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JULIA PIASTRO

Julia Piastro (Ciudad de México, 1989)
Poeta y traductora. Estudió Letras Francesas en la UNAM. Ha editado los fanzines Antojitos, Fricciones urbanas y En esta esquina fanzine. En 2013 publicó la plaquette de poesía Agua sucia, y en 2016 el poemario Pies en la tierra (Editorial Literal). Ha participado en el Festival Subterráneo de Poesía y en el festival Poesía por Primavera. Actualmente cursa la maestría de Letras Latinoamericanas en la UNAM.



Obra negra

sobre los cuerpos corren gotas como hormigas
sobre los cuerpos pequeños y tostados
aquí arriba del techo sopla el viento
nunca se acaba este plantío de varillas
diario venimos a cultivar los frutos
jugosos como las horas que se escapan
y nuestras manos se endurecen
se hieren y se llenan de tierra y de pintura
traemos la noche encima
untada en nuestras pieles de chapopote
en nuestras pieles de oaxaca de guerrero y veracruz
y bajo el sol ardiente trabajamos
al ritmo de la radio

las bromas son un silencio acolchonado
qué podemos decirnos los hombres para no delatarnos
en esta casa que lo enseña todo sin vergüenza
qué albures usar para pintar un poco
la tarde circular y gris como columna de concreto
no escondas los andamios de las palabras
déjalos ahí para que los niños jueguen
si tú no te caes ellos tampoco

vamos abajo
junto a los tapancos y los postes de madera
catedral sin vidrios donde se desparrama el sol
huesos y vértebras de un animal dormido
acueducto secreto que será desmontado
cuando termine de secarse el cemento
hay algo sagrado en este esqueleto momentáneo
cuyo fantasma habitará otra casa muy distinta
donde muy pronto ya nadie pensará
en cimbras ni estribos ni albañiles
serruchando los alambres
gritando riendo murmurando
durmiendo en la covacha
porque la casa está muy lejos

ahora escucha
pon la oreja en el suelo y escucha
este vientre oscuro y profundo
como una cisterna llena de agua subterránea
escucha los gritos que abrigan los cimientos
el festejo y la danza
no sabes por qué lo haces
por qué edificas una y otra y otra vez
tu interior es la casa que construyó un desconocido
voces antiguas te habitan
te empujan y te mueven
dan y te agotante besan y acarician

trabajo esclavo es hacer un poema
y no poder habitarlo



Primero de julio

Ya se oye el gruñido del monstruo
Ya se escuchan sus pasos
desgarrando el cemento
Encondidos bajo sábanas blancas
empuñamos un par de flores
enterramos nuestro llanto bajo la almohada
Ya no tarda en llegar el monstruo
y no queremos imaginar
porque sabemos
Reconocemos las cabezas
que penden de sus manos
Cuando su garra levante la tela
y descubra nuestros cuerpos de pollo
en su ojo derecho
veremos un triste sol negro
y en el izquierdo
nuestro ávido reflejo



Rojo y blanco

El rojo es puro como una flor sobre un cactus
El blanco es perverso como un anuncio de crema anti-imperfecciones
El rojo es limpio como una sandía embarrada en tu rostro
El blanco es sucio como las paredes impecables de los bancos
El rojo es inocente como el sexo entre dos enamorados
El blanco es culpable como la castidad de un cura
El rojo es frágil como la tierra
El blanco es resistente como la indiferencia



Chiles en nogada

Cuando éramos nacionalistas
luchamos por olvidar
todas nuestras lenguas
uniéndolas en un sólo sabor.
Erigimos un platillo
así como erigimos iglesias
barrocas e imponentes
palabras mayores
que callan a las voces pequeñas.



LA FIESTA

Pollo mordido
en el plato de plástico
sobre la resbaladilla
En el vaso de refresco
un poco de pasto
Cubierta de diamantina
mi rodilla ensangrentada
y el polvo en mis manos
pegado con caramelo
Regados por los escalones
los vestiditos
los zapatitos
y el cepillo
de la muñeca
Tomamos la foto
con una cámara desechable



GATO

Bello tigre de bolsillo
frágil como un volcán
visto desde el satélite
te estrecho en mi interior
buscando un ronrroneo
antes de que escapes
a recorrer
caminos que no conozco



NUBES

Las nubes
se acuestan a ratos
a ver las manchas urbanas
e imaginan que son nubes
que llueven ruido
y humo




.

KATHARINA SCHULTENS [19.539]

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Katharina Schultens

Katharina Schultens. Nacida en el año 1980 en Kirchen (Sieg), es una escritora alemana.

Katharina Schultens estudió Estudios Culturales en Hildesheim, San Luis y Bolonia y desde 2006 trabaja en la Universidad Humboldt de Berlín. Allí es desde 2012 directora general de la Facultad de Ciencias de analítica Adlershof (SALSA). Ha publicado desde 1998 Poesía y poética textos en revistas y antologías. Desde 2004, ha publicado tres volúmenes de poesía y ensayos. De 2007 a 2009 fue miembro del Foro de los 13. Sus obras se han traducido al Inglés, ruso y español. Schultens vive en Berlín-Kreuzberg.

Premios 

2005 Martha-Saalfeld-Förderpreis
2007 Förderpreis zum Georg-K.-Glaser-Preis
2009 Förderpreis zum Kunstpreis Rheinland-Pfalz
2013 Leonce-und-Lena-Preis im Rahmen des Literarischen März 2013
2014 Zweite Preisträgerin beim lauter niemand-Preis für politische Lyrik IV
2015 Preisträgerin des Spycher: Literaturpreis Leuk

Publicaciones 

Aufbrüche. Gedichte. Rhein-Mosel-Verlag, Zell/ Mosel 2004, ISBN 978-3-89801-202-7
gierstabil. Gedichte. Luxbooks, Wiesbaden 2011, ISBN 978-3-939557-95-1
gorgos portfolio. Gedichte. kookbooks, Berlin 2014, ISBN 978-3937445618
Geld. Eine Abrechnung mit privaten Ressourcen. Verlagshaus Berlin, Edition poeticon, Berlin 2015, ISBN 978-3945832042
So oder so, an der Naht entlang. Zu Marina Zwetajewa. Verlag Das Wunderhorn, Heidelberg 2016, ISBN 978-3-88423-542-3


TERROR

se necesitarían contraseñas para una reacción
si escribiera ahora: función trampa. o: certificado. o
si enumerara elementos químicos potencialmente peligrosos
si no abriera este mensaje. si tan sólo nos comunicáramos
a través de borradores. si no habláramos más por celular
y en vez de ello fuéramos expertos en tirarnos monedas
por las ranuras de teléfonos públicos. si cumpliera
con lo que me propuse. si tan sólo se tratara de ser político.
si tan sólo se tratara de ignorar la política como hasta ahora.
si te entendiera. si tan sólo supiera lo que querés decir
cuando me decís que querés decir lo que dijiste
si tuviera una clave pública y a pesar de todo secreta
nada de eso funciona. ni esto funcionó al final.

(Traducción: Cynthia Erica Quirós)



HIDDEN LIQUIDITY

en principio esta mesa está abierta a infinitas posibilidades
y siempre se filtra por las grietas un fluido
cuando algo no está (o no del todo) sellado, quizás
se acumula sin querer hasta que se diluye 
como soledad: su carácter es gotear.
en qué momento exacto comerciar se vuelve líquido.¿tengo que comerciar
para ser líquida? ¿son ser líquida y el comercio
lo que me sostienen?: un detalle. es -por regla- sólo
un detalle el que nos separa. suspenso ineludible:
decir que necesito algo. tengo que tener: esa única mirada sobre mis
botas. curva. temblar. delirio. nuestro ojo tiene
que palpar cuero imaginario sobre lo que después fijamos
lo que deseamos. importante: nunca sepas el precio
si sabés el precio se pierde la tensión. vos también jugás.
vos también gastás. vos apostás como si en esa mesa.
(estoy sentada debajo: te alcanzo las pieles de conejo)
tampoco conocemos nuestro volumen.eso se determina
al final. en qué moneda, da lo mismo, mientras uno cuente. 

(Traducción: Cynthia Erica Quirós)



TERROR

es bräuchte schlüsselwörter für eine reaktion
wenn ich jetzt schriebe: falltürfunktion. oder: zertifikat. oder
chemische elemente aufzählte die potenziell gefährlich sind

wenn ich diese nachricht nicht öffnete. wenn wir nur noch
über entwürfe kommunizierten. wenn wir nicht mehr mobil
telefonierten und stattdessen vor wechselnden telefonzellen
meisterschaft entwickelten im münzeinwurf an einander

wenn ich mich an das hielte was ich mir vorgenommen hatte
wenn es nur darum ginge politisch zu sein. wenn es nur darum ginge
politik wie bisher zu ignorieren. wenn ich dich verstünde. wenn ich nur
wüsste was du meinst wenn du mir sagst dass du meinst was du sagtest

wenn ich einen schlüssel hätte der öffentlich wäre und trotzdem geheim
nichts davon funktioniert. auch das hier hat es schließlich nicht



HIDDEN LIQUIDITY

prinzipiell bleibt dieser tisch nach allen seiten offen
und immer sickert aus den ritzen wenn etwas nicht
bzw. nicht ganz dicht ist eine flüssigkeit. vielleicht
sammelt sie sich versehentlich bis sie verloren geht
als einsamkeit: deren eigenschaft ist tropfen

wann genau wird handeln liquide. muss ich handeln
um liquide zu sein. sind liquide sein und der handel denn
was mich eigentlich hält: ein detail. es ist – regel – stets nur
ein detail das uns trennt. unausweichliche schwebe:

zu sagen ich brauche etwas. ich muss haben: diesen einen blick
auf meine stiefel. kurve. zittern. wahn. das auge muss für uns
imaginäres leder abtasten an dem wir nachher festmachen
was wir begehren. wichtig: kenne dabei nie den preis

wenn du den preis kennst setzt die spannung aus. du spielst
doch auch. du gibst doch aus. du wirfst als ob an jenem tisch.
(ich sitze drunter: reiche dir kaninchenfelle hoch.)
auch kennen wir unser volumen nicht. das wird im nachhinein
bestimmt. in welcher währung – gleich. solange einer zählt



projekt

mein projektleiter stützt abends den kopf in die hände reibt
seine wimpern: er habe mich tagsüber verbrannt ohne not
mein projektleiter erklärt mich zu lots weib. gibt losungen aus
sucht nach definitionen im firmennetz für mein tun

mein projektleiter benötigt ein weiteres l an seinem namen
zum rennstandard. die grundempathie meines projektleiters
wird an der amerikanischen pazifikküste produziert. abends
telefoniert mein projektleiter: streichelt leise meine stiefel

der bonus meines projektleiters fällt geringer aus als geplant
sein anteil an der finanzierung unserer stallungen steht
zur disposition. er geht aus samt team er hinterlässt
handgezeichnete folien für unsere morgige dressur

ich rufe in neuseeland an. hallo. neuseeland ist bei euch
morgen. neuseeland ich sorge mich um die präsentation
von morgen ich faxe euch etwas. das gesetzte kapital
neu allokiert mit zarten verweisen. entlehnt daraus
ein maß. evtl. dem tun: ein teilprojekt des seins



massive attack

der taxifahrer entließ mich
er fuhr die treppenstufen ab
ich schlief mit nassem haar ein
er klingelte als ich nicht träumte

er hatte seine klimaanlage umgestellt
sie war nun meine trockenhaube morgens
ich schminkte mich im aufzug in den 12. stock

dort hatten wir einen kühlraum
mit leder ausgekleidete flure
die bürowände reine screens
und nichts wurde vergessen

ich blieb und sendete ihm jeden abend
mein spiegelbild im bodentiefen fensterglas
das wetter variierte mein ausdruck aber nicht
ich hatte diese filmdramaturgie perfektioniert

morgens wenn es dämmerte ging ich gewöhnlich tanzen
es gab einen club der wechselte die treppenhäuser
ich tanzte mit einem kollegen in bärenkostüm
ich trug die stiefel aus meinem büro

wenn ich mich drehte bohrte ich den absatz
immer genau zwischen die zehen seiner tatzen
ich war fast sicher er war unabsichtlich barfuß

wenn die drehung dann vollendet war öffnete ich
meine lider schließlich war ich noch im praktikum
man hatte mir zwei schlangen zugestanden

ich hob die arme fuhr mit allen fingern tief ins haar
und aktivierte probehalber diesen einen blick
die zungen blitzten auf: brillantreflex.
denn das genügte



Hidden Liquidity

Essentially this board exists without strict boundaries, yet
inconsequential rivulets escape through unseen rifts;
as if its edges had not been well sealed; its sides: all split;
where a fluid forms through seepage; an open possibility
of unintended self-accumulation, let out
as loneliness: reveals its oily presence drop by drop.

There must be a point where a single drop is destined
to become full fluid. Is this new liquidity a trade-off
with the fractional factor triggering the change? something
as small as a full-stop to hold us hovering, in limbo,

suggesting I desire some thing. I must take: this one glimpse
at my boots, bend, shiver, collapse; the eye must, for us,
stroke the supple suede on which in hindsight we may ascertain
desires. Although the price stays hid throughout the process.

To know cost stunts excitement in the game. Still you play
too. You dish out from this board indiscriminately, indifferently;
(while I crouch, crooked, underneath  –  posting up your magic rabbit skins)
neither can you tell its length, breadth, depth. All that gets sorted later.
Later, every body counts. The nature of the coins? irrelevant. Some one must pay.

Translated by J.O. Morgan



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ROSARIO BLÉFARI [19.540]

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Rosario Bléfari

Rosario Bléfari. Nació en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina el 24 de diciembre de 1965. Es una cantante, actriz, y escritora argentina. Es considerada un emblema del rock independiente desde la década del 90, cuando lideraba el grupo de rock alternativo y pop experimental, Suárez, hasta nuestros días como artista solista. También es conocida por su labor actoral, destacándose su participación en la película Silvia Prieto de Martín Rejtman.

Lideró por diez años la banda rock Suárez con la que grabó cuatro discos de estudio. El debut se produjo en diciembre de 1989 en el Bar Bolivia del barrio de San Telmo. De la primera etapa (1988/1989) sólo existe un registro en video realizado por Erika Escoda de la canción "Para amarte" (nunca editada en ningún álbum del grupo). Durante principios de los noventa (1990-1991) se consolida la propuesta y luego de la edición de algunos temas en compilados durante 1992 (Ruido Cassette) y 1993 (CD Ruido), en 1994 editan su primer trabajo. En 2001 durante el verano dan sus últimos conciertos y a finales del mismo Rosario comienza su etapa solista, en la cual lleva editados cuatro álbumes y un EP. Actualmente lidera su nueva banda Sué Mon Mont con la cuál recientemente editó el primer disco.

Cine, teatro, letras

Ha participado en 11 filmes, dos telefilms, y varias obras de teatro y perfomances con algunos directores como Martin Rejtman, Raúl de la Torre, María Luisa Bemberg, Gustavo Mosquera, Mariano Galperin, Albertina Carri y otros. También ha editado un libro de poemas y dos obras de teatro, además de numerosos artículos y ensayos en revistas y diarios.

Literatura

Poemas

Poemas en prosa (2002)
La Música Equivocada (2009 - Editorial Mansalva)

Obras de teatro

Somos nuestros genes (2005)
Somos nuestro cerebro (2003) - Editado por Eudeba




NOGAL

Yo tuve un nogal amigo que era un elefante
sus hojas eran ojos que vibraban con el viento
y el estuche verde de sus nueces teñía las manos
su corteza se desprendía en anillos
era mi hermano gris
generoso y suave

era fácil treparlo
abrazarlo
acariciarlo
llegar muy alto
esconderse entre sus brazos
mis ojos latiendo entre sus ojos
sintiendo el perfume de las cercanas cerezas maduras

debería haber llorado sobre las marcas
cuando la soga de la hamaca fue retirada
porque ya era la despedida

ahora él sigue en el mismo lugar
tal vez más gruesos sus brazos más finos
tal vez haya sobrepasado el tejado
y sigan cerca los frutales vecinos 
y cuando yo ya no esté en este mundo
él seguirá creciendo y reconstruyéndose
y no seré más la que lo abandonó para seguir su camino 
sino parte de todo lo que él deja atrás

en el transcurrir de su larga vida enraizada.




ESCRIBÍS DORMIDO

Todos mis pensamientos duermen a tu lado
y copian la forma de la letra de tu cuerpo tan liviano
Así es como se van volviendo palabras que cambian
a medida que cambia la posición de tus brazos y tus piernas
me desespero porque no entiendo lo que dicen
en la oscuridad el reloj que te sacaste sobre la mesa de luz
el libro que siempre estás leyendo
no te molestes
no me des ningún regalo
me alcanza saber que te dormías sobre las letras
y no te despedías hasta que yo no lo hiciera.




SERENITO 

Entro en su baño y me pongo su perfume
y en secreto apoyo mi cabeza en su almohada desnuda
para dejarla impregnada de mí y que no pueda preferir no hacerlo

la lapicera estalla en el bolsillo y mancha todo el interior

siempre dando vueltas por el barrio
pelo corto y zapatillas gastadas
chupando caramelos que duran menos de media hora

hay hechizos, gualichos, trampas de todo tipo
para encadenar, para atrapar y domesticar
anunciándose en los postes

marcame ubicame avisame
cuáles van a ser tus siguientes pasos
y mostrame la carpeta que bajaste de allá arriba
y regalame la campera que trajiste desde tu casa
y pedime que te de lo que te iba a dar de todos modos:
atención, atención y más atención.




QUERIDA

Franjas de estados. Torta, pastel, capas de tierra, eras geológicas.
Así, querida amiga, voy.
Un instante y llueve con gotas espaciadas
un hombre ya abrió su paraguas negro y sonríe.
El barrendero saluda a alguien a la distancia
y detrás mío un teléfono anuncia la llegada de un mensaje para otra persona,
con el mismo sonido que me llegan a mí.
Todavía me duele cuando giro el cuello.
La tensión de los últimos días fue como un acto suicida.
Franjas, decía de estados,
porque aún a costa de traicionar a alguien
tengo que decir que no estoy muy contenta que digamos
por no decir que me cuesta sonreír.
En extremo vulnerable me pongo severa,
trato mal a los demás, me irritan,
los culpo de mis penas, me fastidian sus sugerencias,
o simplemente siento que me distraen.

Leí por casualidad sobre la curva de crecimiento de la sensación,
no hay variación si la excitación no aumenta en grado suficiente
pero si la causa excitante es demasiado pronunciada,
la sensación deja de aumentar, por saturación.

Me pregunto si nuestros caminos que son tan diferentes
pero durante tanto tiempo fueron paralelos
se volverán a acercar, a cruzar o si jamás se separaron.




Nogal

Yo tuve un nogal amigo que era un elefante
sus hojas eran ojos que vibraban con el viento
y el estuche verde de sus nueces teñía las manos
su corteza se desprendía en anillos
era mi hermano gris
generoso y suave

era fácil treparlo
abrazarlo
acariciarlo
llegar muy alto
esconderse entre sus brazos
mis ojos latiendo entre sus ojos
sintiendo el perfume de las cercanas cerezas maduras

debería haber llorado sobre las marcas
cuando la soga de la hamaca fue retirada
porque ya era la despedida

ahora él sigue en el mismo lugar
tal vez más gruesos sus brazos más finos
tal vez haya sobrepasado el tejado
y sigan cerca los frutales vecinos 
y cuando yo ya no esté en este mundo
él seguirá creciendo y reconstruyéndose
y no seré más la que lo abandonó para seguir su camino 
sino parte de todo lo que él deja atrás

en el transcurrir de su larga vida enraizada.





A la altura

Una brisa suave esta mañana de agosto
mueve las únicas hojas que le quedaron al árbol de la esquina
y aunque el aire todavía es frío 
la transparencia y la luminosidad anuncian días mejores

vendrá otra vez la arena a juntarse en la puerta
cuando el viento empiece a soplar 
y en el surco abierto quedó la semilla equivocada

por mi altura emocional no puedo renegar
sigo empezando en todos lados
curso materias arriba de un tren que recorre la orilla

apenas la noche es temprana 
aparece la inquieta sensatez de cualquier cosa
porque siempre necesita de una guía impecable

el granizó tiró la primera piedra





No se me puede decir nada 
-3-

Esta noche las sombras se funden en la sombra mayor
lo inmenso nos resguarda
-mencionó un cielo examinador, qué bien-
un hombre silencioso nos conduce velozmente
y yo pongo en suspenso mi vida para probar que está a mi lado
su sabor es distinto y no me acostumbro
palpo la electricidad recorriendo sus vasos
reclina la cabeza hacia atrás
como una entrega

no te puedo llevar
no te van a dejar entrar 
esta es una escena que sostengo sola 
escudero
agradezco en el frío que no hayas venido
sería demasiado para estos corazones que palpitan y avanzan
con las riendas muy cortas y anteojeras

lo que es natural para otros no lo es para vos
por eso te siento así
como la memoria de una boca que reverbera
en la ciudad de la tenue luz 
de las caras iluminadas por las sombras más cálidas
la ciudad del frío en la nariz
del cielo imprevisible
de los malos recuerdos alejándose en el tiempo
de las bebidas calientes en la calle y el humo ascendiendo
de los gorros tejidos y las manos con guantes sosteniendo las tazas
olor a leña ardiendo
a carbón en el otro barrio

la ciudad de las botas altas
de los pájaros negros durmiendo como sustitutos de hojas 
en las ramas de los árboles

la ciudad de naranja, canela, vainilla y clavo de olor
de las panaderías ofreciendo exquisiteces
de las guirnaldas y los hombres altos y las mujeres fuertes
de las mejillas rojas 
del empedrado asomando bajo las burbujas gigantes 
en la plaza del mercado
donde me sirven el arenque en un pan

caminar y caminar y dejarse marear por tantos aromas 
que se mezclan en las fronteras de los barrios

la ciudad, era la ciudad de todos los tiempos
donde una bailarina y un cocinero se pueden enamorar
a orillas del canal
en medio de una reconstrucción constante 
y donde los pasos de los soldados 
son como un eco interminable

te quiero contemplando el canal de invierno 
imaginando cómo será en verano cuando ponen las mesas y las sillas


EXPECTATIVAS: LA POESÍA DE ROSARIO BLÉFARI

Fuente: Nexos

Rosario Bléfari (1965) es una poeta argentina. Su obra corresponde por completo a los tiempos modernos del fin del arte; ella es también una cantante y una actriz, una compositora de rock experimental y canción pop de después de Warhol y Duchamp.

Ingresó al orden del espectáculo con la banda Suárez (algo análogo a Santa Sabina, pero en Buenos Aires y para gente más allá de lo darketo y lo pówzer, con efectivos experimentos musicales y un dominio instrumental de músicos de conservatorio efectivo). La fuerza de sus canciones ya perfectamente concentrada y balanceada en los planteos de la escritura de Bléfari, poesía conceptual de un fuerte contenido lírico, sin aspavientos. Son letras de poesía pura, un poetizar entre Alejandra Pizarnik y Marosa di Giorgio, con la simpleza y la contundencia de Oliverio Girondo, en la novedad del habla de lo cotidiano inmediato, sin conceptualismos manifiestos.

Un relato manifiestamente metafísico, libre entre los pliegues del tiempo y el espacio, transmitido mediante un sistema musical de calidad excepcional en la melodía y las armonías, en el juego del instrumental eléctrico clásico: guitarras, bajo y batería. Rock poderoso y situado más allá del progresivo y el de tesis. Fuera de los esquemas de la época en que emerge, al final del milenio, en lengua castellana y con recursos muy ingleses y ya post-grunge. Lo que expresa la ópera prima de Suárez, Hora de no ver (1994), un álbum en el que la gente de alma talibana en el rock puede comenzar ya por la canción “Nuestro amigo asiático”, en la que lucen las guitarras en flujo libre del más allá del blues al acompañar la letra de Rosario Bléfari.

Después de la desaparición de Suárez como banda, Bléfari ha operado como solista, cada vez más dentro de la situación conceptual. Siempre en el borde experimental, siempre desde el ejercicio de su plena subjetividad estética; cada vez sus letras son más sintéticas y abstractas, multívocas. La música no sigue modelos externos, corresponde al planteamiento del verbo, no lo reproduce, lo potencia. Su poesía habla de lo esencial: amor y angustia existencial, vida urbana, los hábitos de lo cotidiano general. La vivencia de todo ello en femenino, desde la subjetividad de una mujer emancipada.

Relatos completos y despliegue de música del cuatro por cuatro transgredido. Rock argentino, rock hispanoamericano. Baladas funk. Y siempre la poesía sintética de Rosario Bléfari. Todo lo que deja escuchar y ver el video de “El Refugio”, donde es acompañada únicamente con la guitarra acústica de Fabio Suárez, y en “Viento helado”, tal como lo ejecutan en el video de la terraza. Libertad imaginativa para quienes piden la fuerza del grupo instrumental de la guitarra, la percusión y el contrabajo. La voz de ella, su modo de entregar sus versos. Música de lo íntimo, nada que ver con grandes estadios y mucho espectáculo. Lo auténtico. Lo que se gana de una vez.

Melancolía negra, tristeza existencialista, de acuerdo al relato jovial de Zaratustra después de Zaratustra. Una música que tiene por centro la vida ciudadana de Buenos Aires. Nuestra América. Cuando es tiempo de reconocer con fuerza que nuestro Norte es El Sur.



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JUAN SEBASTIÁN ROJAS MIRANDA [19.541]

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JUAN SEBASTIÁN ROJAS MIRANDA

(Bogotá, Colombia, 7 de abril de 1988): Egresado del Liceo Francés Paul Valéry de Cali en el 2007. Cursó desde entonces estudios literarios en la universidad Paris Ouest Nanterre La Défense, hasta obtener el título de doctor en Literatura Comparada en abril del 2016. Su tesis, escrita en francés y dirigida por Camille Dumoulié. Se intitula “Littérature mineure et paralittérature chez Cortázar, Eco, Tchak, Volodine, Bolaño, Mussa et Fforde” [“Literatura menor y paraliteratura en Cortázar, Eco, Tchak, Volodine, Bolaño, Mussa y Fforde”]. Es miembro de la asociación Teje (Francia) y director de Pluralis, revista sobre la diáspora colombiana. 

A la edad de quince años, su ensayo poético “El hueco” fue seleccionado para publicación en un inter colegiado. Ha escrito desde entonces sobre todo en el ámbito del cuento. En un taller de escritura en el 2010, escribió una novela corta en francés intitulada L’obsédé ou La Puta Ciudad. Hoy es miembro activo de la asociación TEJE, la cual se encarga de promover actividades sociales y culturales entre Colombia y Francia. Cuatro poemas suyos, “El Edén y la Tierra”, “Viejitos hacia Oberkampt”, “Por la Grande Armée” y “A la cajera del Franprix” aparecen en la revista Clave de Poesía (Colombia) del mes de junio del 2011. El mafioso que amaba la literatura (2011) es su primer libro de relatos cuya versión ampliada, corregida y comentada es Mafioso con alas (2014).

El inmortal (Editorial Verbum, 2016) es su primera novela. 


El poeta patriota

Dice que tiene veintiocho años. La dinamita de la universidad 
Sigue impregnando su espíritu.
Una melancolía fría en su mirada, quita las ganas de hablarle, 
Lo pone a andar cojeando.
Una mano en su tableta, ama suspirar:
Compadézcanlo, buenos amigos, aquel aparato es su Sancho;
No ha podido encontrar, en su tierra fría,
Más que una felicidad: confirmar que está solo. 

Llora frente a todos nosotros, moderno Segismundo;
Se lamenta por no creer en Dios ni en el destino, ni en el amor,
Y ustedes temen que desee, en una ciudad extranjera,
Dejar su última escansión lanzando al abismo sus huesos.
No; él ama palabrear de la muerte y dar saltos sin alas,
Pero no quiere morir. Cuando posa su teléfono en la barra,
Le dice a la mesera: "Díme, mujer, cuánto te debo 
"Y mírame a ver si existo."

Y ustedes la pasan diciendo: "La poesía es un oficio menor;
"Nada nos dice su vanguardia: "Dios, protégelo del temporal,
Ya que al menos no es peligroso."
Luego les sorprende verlo, enérgico,
Jurando que llegó antes que Jesucristo, sin la llave del porvenir:
Poeta, se nutre de lo asquiento y los desechos;
Hombre, se endeuda y tiene amantes. 

Porque se aprendió de memoria su teatro;
Tras las bambalinas ríe, se embriaga de entusiasmo, 
Y cuando aparece en el escenario ante nosotros,
Es la sombra de un perro. 
Este triste bien alimentado acaricia su puñal. 
Es iconoclasta, odia la existencia:
Si se le acerca una chica atractiva (lo que adora)
¡Da igual, dirá que es Olafo El Amargado!

¡Oh! Es un tipo raro un poeta patriota,
Sueña con valquirias y sirenas;
Con carnavales interminables,
Y los Bernie Sanders al menos posibles.
Lleva en su mochila ropa deportiva y tragedias griegas;
Mezcla de soldado y hombre de letras,
Golpea la mesa con el puñal para darle ritmo a sus palabras
Ya sea en París o en cualquier parte.


A la cajera del Franprix

¿Que no sabes por qué tu cola es más larga?
La vida te consiente, salvo en tu trabajo.
Mientras, tu insípida colega
mirando hacia el abre y cierre, desocupada.
No te distraigas un solo segundo: todos deseamos
que nos mires a los ojos y sonrías.
Un uno y tantos euros,
y me probarás que existo.


Viajecitos hacia Oberkampt

Crees que el bus
es un museo ambulante:
Se aferran los viejitos a las estacas plateadas.
La gente dice que refunfuñan mucho.
Me tocaron los que se divierten.
Quizá es porque aceptaron aprender
un tanto de árabe, serbio o taiwanés,
para contarles de las Guerras,
a quienes se ocupan de ellos.
Pero quizás solamente es porque
el bus ha frenado de improviso,
y han salido los viejitos a volar,
encontrando cada uno su pareja de baile.
Sales, y afuera llueve frio.
Las hojas caen.
Te hará falta verlos,
son los únicos troncos
que te sonríen.


Por la Grande Armée

Y
salgo al sol,
notando que el aire ya no abraza
frío,
y,
a brasa tenue,
se te va pegando
al cuerpo.
Y ya han salido las hojas
mientras
saco los recuerdos a
correr en la acera,
como niños jugando Lleva.
Camino a la casa en el aire,
no son los pasantes seres humanos:
son más recuerdos
que van en sentido contrario.
Estoy sólo yo, mis reminiscencias y la avenida.
Y tú.
Tu pelo es la Grande Armée larga, larga,
florida,
que atravieso
con
un paso lento,
y mi nariz
mirando al cielo con mi desearte vivo que tiñe
el viento, mis recuerdos pasantes y mis recuerdos como niños,
del color de la tarde



El Edén y la Tierra

Está el Árbol del Conocimiento y arriba, Dios Padre.
Solo uno da sombra, a pesar de la serpiente
con la que conversaban Adán y Eva.
Hoy, del tronco se han hecho pupitres;
de las hojas, hojas sobre las cuales los niños
ponen a hablar a sus serpientes de tinta.
Las manzanas siguen costando un duro,
y las madres prefieren sacar a sus hijos al sol
para que bailen, canten y hagan malabares.



Insommio

Por Juán Sebastián Rojas.

El trabajo es ese humo que sale de una moto mientras arranca. Y como esta, no más se terminó mi jornada, salí disparado abriendo puertas con el hombro, imaginándome que me cargaba a alguien, imaginándome, digo, sin mucha fuerza, no voy a dañar la salida a la libertad.

Agarré mi moto, la verdadera, no la metafórica y busqué la autopista hacia Rozo para atravesarla esta vez sin cuidado. El miedo te impide estar a la altura de la vida. La Vida con mayúscula. Sacándole provecho al río de sangre que fluye en nosotros, sacándolo a pasear afuera, como un perro, a que conozca el sol, el campo y la ciudad, con sus mujeres. Nuestra sangre tiene que imitar la regla por lo menos una vez al mes, si es posible más. Sino no nos fecundamos, no estamos listos para recibir la vida, el exterior se vuelve extranjero a nuestros ojos, nos quedamos con un feto asfixiado dentro: nosotros que por querer conservar un ilusorio yo dejamos escapar las peculiaridades, las sorpresas, los encuentros, quintaesencias de la Vida, que exigen riesgo. Por eso le pido a la muerte que no deje de acordarme que ya todo está perdido, que tierra segura no existe, tampoco la familia, el amor, menos. Me convenzo que hoy mismo muero. Obviamente toca darle reposo al cuerpo que es un guiñapo para la muerte, pero no mucho. Entonces como venía diciendo, agarré la moto y me llevé al que me llevé, dañé lo que dañé, me persiguieron los policías que me persiguieron y llegué a la casa a acostarme a dormir. Con todo el humo que me tragué de la moto no tenía para más.

Amaneció y me quedé dibujando una tira cómica que llevo haciendo desde hace un mes. La idea estaba lista: antes pensaba contar la historia de un grupo de ciudadanos en una Cali apocalíptica que arma una armada paramilitar para limpiar las calles de todo tipo de escoria: mendigos, homosexuales, drogadictos, inmigrantes. A medida que fui dándole al dibujo cambié de opinión y se me ocurrió hablar de un grupo de inmigrantes, drogadictos y homosexuales que violaban a un grupo paramilitar que parían (en el futuro cualquiera podía parir) niños entre los cuales algunos sobrevivían a la autodestrucción del planeta huyendo a Marte donde vivían unos humanos que participaban en un reality antes de ser violados por los niños, pequeños pero fuertes. Estos mataban a algunos participantes (entre otras, ciertos chiquillos tenían sida) y creaban una nueva raza que viviría por siglos y siglos gracias a las cámaras de videos y estudios de grabación que sus ancestros dieron a unos extraterrestres a cambio de unas judías idóneas para plantar en Marte.
Los diálogos también estaban listos. Lo que tomaba más tiempo era dibujar. Trabajaba un promedio de dos horas al día, no más porque no soy bueno para concentrarme. Cuando terminé mis dos horas fui a la casa de mi novia, Nekuia, sin avisarle. La puerta estaba abierta, las ventanas también, afuera ella le había quitado la cerca al jardín, de privado había pasado a ser público. “Cuando se dé cuenta el propietario que vuelva a poner la valla”, dijo. Todo estaba abierto y ella seguramente en piyama, es decir, desnuda: su vestimenta para la noche y el amor. Había vecinos que la veían. Era un barrio periférico, la gente estaba acostumbrada a vivir entre la locura y con locura sin necesidad de que se la mostrasen en la pantalla. “No pasa nada, mija”, le dijo un abuelo la primera vez que la vio desnuda. Le habló desde un segundo piso, asomado a una ventana del lado del jardín. “No pasa nada”, le decían los niños. Le sonreían camino al colegio montándose una última vez  en el columpio que ella había hecho conmigo. “No pasa nada”, le decían las mamás con sus esposos peludos y barbados cogiéndoles no las manos sino las nalgas sudorosas. Partían a dejar a los niños a estudiar. Pero había violadores en la zona, no se podía dar papaya tan libremente… Cuando llegué a la casa, fui a la cocina, fui al baño, me asomé en el armario y de ahí ella salió a saltar sobre mis brazos, en los que por suerte ese día no portaba tacheras. Mordiéndome la nariz, sin querer o adrede, me estalló un grano y yo la llevé a algún lugar de la casa a que me estallara mi berenjena.  

Partí como un ladrón, nada de despedidas. “Tiene que ser un sueño para ella, sino la pierdo”, pienso. Desde chiquito me decían: “Si quiere ese gato no lo acaricié mucho que se vuelve arisco”. Para mí es lo contrario. O, más bien, a veces sí, a veces, no… Al final, hago como se me da la gana y si no le gustó, de malas, después me las arreglo, no me voy a partir el coco pensando cómo le gusta más a la señorita y en qué momento. La dejé, punto. Hasta la vista, baby.

En la carretera a Palmira llegando a Cali, metí mi moto por un senderito que dos minutos después me ocultó entre unos matorrales. Allí me encontré a mis amigos, Pablo y Eclesio. El último estaba triste porque lo acababa de botar la novia a la basura y literalmente estaba ahí, metiendo droga, el imbécil. Un bazuco que compró saliendo del estadio con Pablo. Nunca va al estadio ni mete droga. Se debió decir: “Todo está perdido, improvisemos”. Un perfecto idiota. No hay que improvisar, hay que avistar el momento en el aire, desplegando sus alas y darle con la escopeta. Pero, como digo, no dijo “Improvisar”, eso me lo imagino. Nos dijo: “Todas las mujeres son así. No hay una sola diferente bajo el sol”. Pablo que es bastante religioso le respondió “Amor Fati. Amor Fati, llavería”. O Amor a Paty o Amor Pa’Ti o Amor Mami, ni idea. Luego explicó que eso significaba que todo es lo mismo pero qué bueno es repetirlo. “¿Una culeadita o qué?”, propuso Pablo acabándose una cerveza y sacando otras para nosotros del capó de su pichirilo nuevo. Estaba recién pintado de rojo, con dos sirenas como llamas flameantes recostadas en ambos lados a lo largo y en la parte de atrás, arriba del logo de la marca, el logo del deportivo América y encima una calcomanía que decía: “Soy pobre pero tengo tremendo pipí”. ¿Si era pobre, porqué había pintado el carro y comprado una elegante radio anti-robo? ¿No será porque carecía de un « tremendo pipi »? ¿Era una manera de suplantarlo? La Bestia, se llamaba el pichirilo. 

Creíamos que nos íbamos a servir de él para escapar luego de atracar una buseta de esas que vienen de Medellín o Bogotá, pero la pregunta de Pablo por la culeada nos hizo cambiar de parecer. La estrategia era la misma que con la buseta: entre las cuatro y cinco de la madrugada, cuando no hay mucho tráfico, Eclesio y yo nos ponemos en medio de la carretera obligando al carro a frenar… No es muy fácil, si uno no está avispa, el carro puede estrellarlo a uno con tal de no frenar. Una vez se detiene hay que seguir despierto por si sacan un arma. Y disparar con la ayuda de Pablo apuntando desde la Bestia a un lado de la carretera, por si se nos anticipan.

Nos quedamos escuchando el tórrido reguetón que a Pablo y Eclesio les encanta, escuchando los grillos y chicharras de los matorrales y asegurando que así como estos últimos sería la víctima que íbamos a parar en la carretera. Nos quedamos imaginando cómo sería… Después hablamos de mujeres y negocios. Pablo me preguntó por mis tacheras nuevas y le dije que eran un regalo de mi padre. –– ¿Lo has visto, Catábasis? ––No. –– ¿Escuchado? ¿Escrito? ––Tampoco. –– ¿Cómo sabes entonces que es tu padre?
No quise responder. Les dije: –– ¿Porqué si Eclesio no quiere contar qué le pasó con su novia, yo tengo que contar lo mío? ––No pues, tan discretos, los güevones. ––nos toreó Pablo. Y miró la hora: las tres AM. ––Hermanos, ya no espero más. Estoy cansado de hablarles. Siempre es el mismo cuento. Hablar de negocios y mujeres. Bajemos a la que esté en el primer carro que veamos, la violamos y la matamos. –– ¿Llevamos el carro hasta aquí con el cuerpo y los quemamos? ––le pregunté. ––Sí. –– ¿Tenés los guantes? ––Sí. ––Listo. Es bueno revisar. –– ¿Qué hacemos con Eclesio que está muy ido? Tiene los ojos en el culo y no para de decir que todas son iguales. ––Tocó entre los dos. Dejémoslo acá.
Y lo hicimos los dos.

Nos salió un maldito hippie. Tenía el pelo largo, gafas y una camiseta rosada. La cagamos por borrachos. Una vez nos vio, intentó frenar y su carro se desvió a una orilla de la carretera, entonces lo tiramos al asfalto y lo molimos a patadas hasta que Eclesio nos sorprendió por detrás y nos disparó. Pablo cayó de un tiro en la nuca.  A mí me dio en el brazo, en donde tenía una tachera, pero me hice el muerto. Abrí ligeramente los ojos cuando vi que se había parado frente al hippie. Le disparó en alguna parte de la cabeza (como me daba la espalda no supe bien) y le bajó los pantalones al cadáver, intentando encularlo. Éramos dos pobres ladrones acostados cerca Cali, con sus edificios todavía iluminados. Eclesio intentó darle al Jesús pero no podía, no se le paraba. Y lloraba y lloraba hasta que se puso a vomitar sobre él y se desmayó. Poco tiempo después pasó un carro y espichó a los tres (yo me había hecho a un lado). El conductor que frenó y me escuchó gritándole, me quiso llevar al hospital. “Mataron a mi padre, le dije. Puso su cuerpo para protegerme, ahí está con su camiseta rosada preferida. Era un tipo con grandes valores humanos”. “Lo siento”, respondió reservado. “No me lleve al hospital porque me rematan”, le imploré. Él entendió.

––Eres un idiota. ––me increpó mi novia, yo acostado en la cama de ella–– :Dibuja, lee, ve a cine. Trabaja en algo que te apasione para que sientas que no trabajas. Ve a un estadio y grita con la multitud. Lucha por el pueblo: vos. O hagamos el amor todo el día. ––Sabes que no es posible. ––le dije–– Después te aburres y te me vas. ––Vaya que eres gallina––se rio por primera vez. Desde que me recibió había estado enfadada como nunca la había visto. ––: No le tienes miedo a nada menos a hacerme el amor. Te da miedo a que sea insaciable y por eso llenas tu vida de peligros sin nombre. Todo para escaparte de mí. ––Sí, creo que sí. Pero nadie es perfecto––le contesté. Y desde entonces estoy en la casa de mi novia con el jardincito, los columpios y todas esas pendejadas. Esperando a que se repose el cuerpo. Esperando.













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NATALIA ARIAS OLAVE [19.542]

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Natalia Arias Olave

Nacida en Cali, Colombia el 17 de Agosto de 1993, actualmente tiene 22 años. Escribe poesía desde los siete años, en español, inglés y francés y estudia música desde los seis. Es cantautora, toca la guitarra, la flauta traversa, el piano y la percusión. Durante tres años fue la directora del Taller de Poesía de la Universidad Santiago de Cali; también ha dictado talleres de Poesía para niños en el marco del Festival Internacional de Poesía de Cali en el año 2015. Actualmente hace parte del Comité Conceptual del Festival, representando a los jóvenes escritores en él. En el año 2010 ganó el concurso del Festival Internacional de Poesía de Cali y posteriormente, en los años 2011, 2012, 2013, 2014 y 2016, ha ganado el Concurso Escritores Autónomos en las categorías Poesía en Español y Poesía en Inglés, cuyos poemas ganadores están publicados en las Antología Poética Escritores Autónomos de cada año. En el año 2014 le publicaron un poema en francés, en la Antología Poética de la Alianza Francesa. Y en el 2013, le publicaron dos poemas en la Antología Poética de la Universidad Santiago de Cali. Actualmente, realiza su trabajo de investigación en Derechos Culturales para graduarse en Derecho y está finalizando sus estudios de Francés en la Alianza Colombo Francesa, sigue escribiendo y trabajando para publicar su primer libro de poemas.



Ancestros

Fluye en mi sangre
la canción de las voces negras
que gritaron a través de los mares.

Retumba también
Una melodía de vientos
Plumas y achiote:
Mis taitas indígenas
Se pronuncian.

Pero...
No puedo negar
El legado español
(Aunque a veces quiera).

Se ilumina el pasado
Y me reconforto:
Mis ancestros blancos
No eran reyecitos ni caballeros.

Eran gitanos.

Cantan, sollozan y peregrinan
En mi sangre
Las corrientes y el valor
de tres continentes.

¡Me apellido Resistencia,
Y somos nosotros,
la nueva raza de la fuerza!




El tiempo

Los días se diluyen en la invisibilidad
Como el humo
Que enciendo para armonizar
Y que fumo
Para también ser invisible
Diáfana
Etérea
Eterna.

Los días se diluyen.

Pero no se diluye el tejido,
Imposible disipar los nudos trenzados
Las líneas escritas
Los llantos sembrados
Las risas cosechadas
Las canciones
Innatas marinas
Navegantes de aguas taciturnas
E insomnes.

Todo ello se queda,
Sus ondas se transforman
Y traspasan la atmósfera,
Lo sé,
Me lo recuerda el firmamento
En su variación:
A veces nube
A veces bote
O pájaro
O elefante
A veces,
Muchas veces,
Estrella inestática
Destello interferente
Gota pesada
Gota ligera
Fuego
Trueno
Luz, luz.

El paso de capítulos narrados por el cielo
No se borra.
Denotados quedan como pincelada
En la corteza del sauce.

La ciencia del movimiento
Se sumerge en estas letras y sus curvaturas
Como aprehensión prodigiosa.

No le creamos más a Gregoriano
En calendarios, los días no se encasillan.
Propongo entonces de vuelta
La otrora ciencia Maya:
“El tiempo es arte”,
Como hábito y profecía.


La tormenta se anuncia con viento

El viento, es el suspiro
que el mar le causa a la montaña.

A veces es feroz
-como ahora-
A veces trae desventura,
El remolino envuelve
Y se cierran los ojos ante el horizonte. (Y se cierran…)

Por fortuna,
Me recuerda la mañana
Que oscuridad es preámbulo de luz.

Cae en mi cabeza
La primera gota de la tormenta,
No me preocupo:
El cielo está
Un poco más cerca.



Memoria

El abuelo fuego
Marca en su humo
Todas las historias
Narradas en su rededor.

La laguna
Conserva también
Una enciclopedia de memoria.

Su recorrido por los ríos
Y el cielo
La convierten en dueña
De todos los mensajes.

Los escucho en su silencio,
Sinfonías de junglas
Valles y altiplanos,
Relatos de antaño
Resuenan en código secreto.

Código que no entendería
Si mi sangre no fuera de agua
Código que no entendería
Si mi espíritu no fuera de fuego.





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ABEL GONZÁLEZ MELO [19.543]

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Abel González Melo

Abel González Melo. Profesor cubano de dramaturgia y teatro, escritor que ha publicado varios libros de cuentos, poesía, crónicas y teatro.

Nacido en La Habana el 14 de enero de 1980. Licenciado en teatrología en el Instituto Superior de Arte. Es profesor de dramaturgia y Teatro Latinoamericano y Caribeño en el ISA. Ha publicado varios libros de cuentos, poesía, crónicas y teatro.

Como dramaturgo ha visto representadas sus obras Chamaco y Por Gusto, ambas con gran éxito de público. Dentro de su producción dramática se destacan además Ubú sin cuernos, Adentro y Nevada. Es editor de la revista cubana de artes escénicas Tablas. Ha trabajado como asesor dramático de Teatro El público y Origami Teatro y es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Trabajos suyos han aparecido en numerosas publicaciones culturales cubanas como Tablas, Revista Revolución y Cultura, El Caimán Barbudo, La Gaceta de Cuba, La Mojiganga, Manita en el suelo, Extramuros, Gestus, Perro huevero, Cúpulas, La Jiribilla, Cubaliteraria, Actualidad Escénica Cubana, así como en la revista española Encuentro de la cultura cubana.

Premios y reconocimientos

Ha sido reconocido por el público y la crítica en teatro, narrativa y poesía mediante los premios que atesora:

Premio Primer Concurso de Dramaturgia de la Embajada de España (2005) por Chamaco, la cual es considerada su producción dramatúrgica más sobresaliente.
Premio Alejandro Carpentier de Ensayo (2009)
Premio Calendario por su obra El hábito y la virtud (2005)
Premio Calendario por su obra Temor del que contempla (2002)
Premio Calendario por su obra Memorias de cera (1998)
Premio Nacional José Jacinto Milanés por su obra Adentro (2005)
Premio Nacional por su obra Ubú sin cuernos (2002)
Premio de crítica Teatral Mario Rodríguez Alemán de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), (2004)
Premio Dador otorgado por el Instituto Cubano del Libro por Ubú sin cuernos (2003)
Premio Luis Rogelio Nogueras por Perderás la tierra (2004)
Premio Yorich (2001) Ensayo por El teatro que nos falta

Libros publicados

Chamaco. Teatro. Ñaque Editora. Ciudad Real. España, 2006
Cada vez que te digo lo que siento. Cercanías con Abelardo Estorino. Crónica y ensayo. Ediciones Reina del Mar, Cuba, 2005.
La casa del herrero. Cuento. Editorial Letras Cubanas, 2004.
Temor del que contempla. Poesía. Casa Editora Abril, Cuba, 2004.
Perderás la tierra. Cuento. Ediciones Extramuros, Cuba, 2002.
La gansa de plata. Teatro. Ediciones Extramuros, 2000.
Memorias de cera. Cuento. Casa Editora Abril, Cuba, 2000.
Vendré mañana a despedirte. Cinco juegos de traición. Teatro. Editorial Letras Cubanas, 2014.


Emancipación del ego

Ese sol que en los siglos clamaba por mi ausencia
hoy departe con nubes de antiguos alaridos.
Las nubes no me aman.

En el último estrato de este cuento
nada es válido
ni se encuentra en mí un recodo de real valía.

Los que gritan que me han visto
          y que en mis valles descubrieron algas
          y que ante el cielo expusieron mis ovejas,
aún no existen.

Desaparecieron los de pecho torpe,
los que adoraban mi pulgar por un centavo,
los que fluían por mis grietas
          y engordaban en mi celda favorita.

No sé por qué sólo los pobres se resguardan en mí
o dicen que la imagen de mi engaño es descarnada
cuando hace lustros pernoctaban en su espera.

No sé en qué aroma
          o de qué coágulo
nace la idea de esta visión aciaga:
lo cierto es que el perfume me adormece
         y es carmín el ardor de mis mejillas.

Veo sensato apenas lo que escucho ahora,
         lo que pruebo,
lo que mis dientes cortan con furor de abeja.

Extraño aquel sitio aunque lo note lejos:
la adquisición de espacios era allí espada y ópalo
y este día,
        el de ahora,
                  trae el suspiro del escaso rincón
que surte la guarida.

No soy viejo.
No quiero ser viejo.

A duras penas hiedo en las horas que no escucho
        un trinar o no siento el viento,
        viento más que otra cosa,
        viento que me devuelve al campanario
        y tañe la melodía del regreso.
Del espacio añorado.
Del vivir otra vez.
De eso que susurra mientras hierve.


Como debe ser 
(Antes diría: C'EST ÇA QU'IL FAUT)

Cae mi imagen al fondo
de un precipicio de piel
y se mezcla con la hiel
del patíbulo. No escondo
lo que sucede en lo hondo.
No estoy bien, mas no me asusto.
Quiero atascar mi disgusto
con un grito: ¡Estoy abajo!
Pero el impecable tajo
me ha dejado un mudo gusto.
Ahora conozco el momento
que presumí acaso antaño
de recibir el regaño
y el insulto y el tormento
del pueblo. No me arrepiento:
 de vivir muerta me ufano.
El cuchillo que profano
desde mi indócil postura
no advierte bañera impura
para aferrarse a mi mano.
Con una abrupta mirada
mi horizonte se envanece
y mientras lo atacan, crece.
 Avanza, Carlota. Espada
de la tarde es la perlada                      
luz que me impele. La edad
me escupe. La levedad
se aja en mi brazo heresiarca
y me maja. Guardo el arca
de mi éxito. Contemplad:
de algún modo soy eterna
discípula de Rousseau.
Cuánto de mí se extravío…
Cuánto de mi alma eviterna
fue al cadalso, esa caverna
de dogmas para eludir
y no arder. ¡Dejadme huir,
loas de la destemplanza!
Venga Dios. Nada me cansa:
ya no ceso de reír.


Expiación y respuesta

І

A la cautiva:

Quizás te perturbe la manera viscosa (inerme quimera) en
que se impone mi faz a tu rostro: en antifaz he de convertirlo
luego. Ceniza virgen el fuego hará del alma que toco. Al es-
panto te convoco.
Comienza tu tibio juego entre mis dedos eternos. Recordar-
me será fútil dentro de la vida inútil que llevarás. Mil Avernos
se sucederán.
Sin vernos, otros te hablarán de suerte blanca. De compro-
meterte con ellos, nunca renuncies a mi vanidad, ni anuncies
estos placeres,
La muerte


ІІ

A la muerte:
(dibujando junto a la flor que quedó en la tumba)

Me extasió palpar tu voz a mi lado. Pedí un milagro amañado
con desdén e incertidumbre, hasta que por la costumbre de oírte
entendí que eras la más blanda de las fieras amadas.
La tibia lumbre que predicas, me distrae tanto como el velo casto
con que me cubriste. Pasto soy de un Luzbel que contrae tridente
y alas. Me atrae, no obstante, su afán de escriba: me calca, me
copia. Diva dice que soy. Nada más.
Ah, gracias por el disfraz.
Te recuerda,
La cautiva



Ingenuidad del teniente

Yo tengo una galería
de olimpos y estratagemas
donde encierro mis problemas.

Yo tengo una celosía
que contiene noche y día
como un consorcio esplendente.

Yo tengo un alga naciente
dentro de un pomo elegante
cuidado por mi elefante.

Yo tengo un tul reluciente
que corto con agrado
para asistir a la misa.

Yo tengo un arca de risa
recubierta en el condado,
destapada en el mercado.

Yo tengo una mano espía
ceñida a mí con manía
y dialogante en la noche.

Yo tengo un grimoso broche
que se abre en la algarabía
y se cierra en el silencio.

Yo tengo toga y arete
y hasta un curioso membrete:
con ellos tres me sentencio.

Yo tengo un farol que agencio
a mi Musa y a mi Arpía
para aplacar mi agonía.

Yo tengo un amante fiero
que me atosiga: a él prefiero
si cierro mi galería.



Vendré mañana a despedirte

En macerados colchones
de plumas descansa el sino:
un muchacho campesino
con breves dubitaciones
y botas sucias. Sus dones
son el agua y la premura
por conquistarla. Depura
con su avidez la garganta
del público, y se levanta
temprano. La noche apura.
Sin excitación diluye
sobre la tierra del monte
su instinto: en sano horizonte
de ideas, la suya fluye
y una nueva farsa intuye
como presagio del beso.
El muchacho queda preso
por hablar de lo perdido:
rugoso prodigio ha sido
la frialdad del travieso
paradigma que se impone.
¿De qué modo, en qué ordalía
desdibujó su grafía
por trascender? ¿Cómo opone
la vida a Dios? ¿Qué propone
cual cautiverio o destino
de Dorian Gray, Celestino
o Clov? ¿Qué escaño lujoso
languidece ante el reposo
del muchacho campesino?





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CARLOS ENRIQUE RIVERÓN RODRÍGUEZ [19.544]

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Carlos Enrique Riverón Rodríguez

Villa Clara, Cuba  1979. Actor y escritor publicado de poesía, y docente de voz y actuación. Su carrera comienza con sus estudios de actuación en Santa Clara, para luego perfeccionarse como actor en más de 20 seminarios, talleres y conferencias con profesores nacionales e internacionales, entre 1998 y 2007. Premiado como Actor en el Festival Territorial de Artistas Aficionados de las FAR, 1998; actúa en el performance ¡Oh, Tierra!, Mención en el evento «Ecochurre», 1999; actúa en la obra Voz en Martí que obtiene el Premio Villanueva de la Crítica Teatral, 2004 y actúa en el mediometraje de ficción Gracias por elegirnos que alcanzó siete premios en el Festival Nacional de Invierno del Cine Club Cubanacán, 2005. Como aficionado, entre 1990 y 1993, actúa en numerosos sketch con el grupo “De Todo un Poco” y para Tele Cubanacán Villa Clara. Como actor profesional, fué miembro del Grupo Teatro Escambray desde 1999 hasta el 2010. También participa en numerosas puestas en escena y lecturas dramatizadas en instituciones culturales en Cuba y Festivales en Camagüey, Santa Clara, La Habana, Venezuela, y otros. Actualmente trabaja en el grupo de Teatro El Público, dirigido por Carlos Diaz en la ciudad de La Habana.  Ha participado en obras cinematográficas de medio y cortometraje, para escuelas de Cine como el ISA y EICTV y ha trabajado como asistente de arte y como productor de campo en los largometrajes Las jirafas y Mejunje, de ficción y documental respectivamente. Desde 2010 es miembro de la UNEAC, en la sección de artes escénicas.

Obras: 

Antología de poesía, Faz de tierra conocida, Antología de poetas villaclareños. Editorial Letras Cubanas. La Habana, Cuba, 2011
Antología de poesia,Viajando al sur. Editorial,Reina del Mar. Cienfuegos,Cuba. 2007
Esta será la Vispera. Editorial,Sed de belleza. Santa Clara.Cuba. 2005

Premios y distinciones: 

• Actor en mediometraje de ficción Gracias por elegirnos. 2005. La pieza obtiene 7 premios en Festival Nacional de Invierno del Cine Club Cubanacán.
• Actor en lectura dramatizada de Voz en Martí, 2004. La pieza obtiene Premio Villanueva de la Crítica Teatral.
• Actor en el performance ¡Oh, Tierra!. 1998. Mención en el evento «Ecochurre».
• Primera mención en poesía. 1998. Encuentro Territorial de Talleres Literarios de las FAR, Cienfuegos.
• Puesta en escena y actuación en la obra Mi socio Manolo. 1998. Primer Premio en el Festival Territorial de Artistas Aficionados de las FAR.


Adentro

Algunos versos no caben en el pecho,
y por eso salen sin pedirle
permiso a las palabras.

Otros nunca salen, y quedan
como lágrimas mezcladas en la sangre.

Como antídoto certero ante el vacío.



Como los perros

Hoy vi morir un perro,
Casi ciego por la luz:
Por los azules rayos del destino.

Los perros tienen el recuerdo
Del hombre tan oculto en su olfato
Que la sal no los confunde en su nobleza.

Aun ante la muerte ciega:
Como un saco blanco fijo por la boca
O como una mordaz llovizna tumbándoles
Las patas traseras hasta caer, de cuerpo entero,
Sabiéndose culpables por el aire.






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