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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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DANIEL AGUILERA CAMACHO [19.445]

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Daniel Aguilera Camacho

Daniel Aguilera Camacho, periodista, nace en 1877 en Baena (Córdoba) y fallece en abril de 1955 en Córdoba.

Fue el principal representante del periodismo católico en Córdoba en la primera mitad del siglo XX, siendo redactor de El Español en 1888, de El Heraldo de Baena en 1899 y 1900 y localmente conocido como director y propietario de El Defensor de Córdoba desde 1900 a 1902 del que llega a ser director y propietario hasta su extinción en 1938.

Entre 1899 y 1904 escribió poemas y algún relato en "El defensor de Córdoba" bajo los pseudónimos Morsamor y Aureliano G. Chaced.

Director de Vida y Arte en 1901, también fue director y propietario de El Cruzado de la Prensa, entre 1922 y 1927 y de la Revista Mariana entre 1923 y 1936.

Fue miembro numerario de la Real Academia de Córdoba

Obras

La Inmaculada y Córdoba.
San Eulogio. Su vida y obras.
La prensa católica.
Impresiones de un peregrino de la peregrinación de Osio en el Año Santo.
De mis excursiones.
Sin ritmo (libro de poemas) (1901)



SIN RITMO
ENSAYOS POÉTICOS DE DANIEL AGUILERA
1900.- Imprenta La Verdad.-




YO  

           A Francisco de Borja Pavón

Yo soy igual que mariposa inquieta:
ella de flor en flor vá con su vuelo,
mas nunca sacia su voluble anhelo,
cual sucede á mis sueños de poeta.

Mi loca fantasía, no sujeta,
cree á veces encontrarse con un cielo
y llora con amargo desconsuelo
al ver que aquí la dicha no es completa.

La fé, de inspiración rico tesoro,
junta á la forma que ferviente adoro,
constituyen mi culto, mis delicias.

Mas no adoro en la forma la materia;
aunque el alma esté llena de miseria
huye cuanto es posible de inmundicias. 



PREGUNTAS

Si al mirar bella escultura
siéntese viva emoción,
¿qué sentirá el corazón
al contemplar tu hermosura?

Si hábil hipnotizador
con su mirada fascina,
con tu mirada divina
¿no has de hacerme soñador?

Si las aves con su canto
dan á la selva alegría,
derrochando tú armonía
¿por qué no has de ser mi encanto?

Si una sonrisa enagena,
aun la de venal criatura,
siendo la tuya más pura,
¿no estará de encantos llena?

Si en los pétalos rosados
de una flor la abeja liba, 
siendo tus labios flor viva
¿por qué no han de ser besados?

Si te adora quien te vé,
pues lo exige tu belleza,
de mi alma en la grandeza
¿sabes cuál te adoraré?

Si tras confusa ilusión
corro triste y silencioso,
¿he de alcanzar el reposo
queriéndote con pasión?



ANHELOS 

Quisiera ser el aire que respiras
por mezclarme á tu aliento regalado
y después de besarte y ser besado
ir en torno del sitio donde giras.

Aire quisiera ser cuando suspiras,
al ver que tu ilusión se lia disipado,
y el hombre que te quiso enamorado,
no se inspira en lo mismo que te inspiras.

Aire quisiera ser, y los aromas
que dejan escapar de sí las flores
con la rica fragancia de las pomas
en tributo ofrecerte, y la armonía
de instrumentos y pájaros cantores
en mis alas á tí la llevaría. 



RIMA

Era mi único encanto, mi alegría,
mi ilusión, mi esperanza,
y al morir para mí con sus amores
se ha llevado pedazos de mi alma.

Ha muerto para mí como el sol muere
y deja el mundo que en tinieblas caiga;
así insensible el corazón me deja
sin que alimente una ilusión dorada.

Ha muerto para mí. ¿De qué me sirve,
sin querer, esta vida tan amarga?
Sin amor y sin sueños de ventura
¡oh qué larga es la vida y qué pesada! 




HEINIANA

Si alguna vez á tu oído
llega un eco lastimero,
que resuena lisonjero
en tu mismo corazón,
bien sabes, amada mía,
de dónde sale el suspiro:
es que tus recuerdos miro
y renace mi pasión.

Si como el simoun, que abrasa,
quema un hálito tu frente,
nacido de un beso ardiente
de aquel que te quiere bien,
recógele tú amorosa,
que ese beso se ha escapado
y más que yo afortunado
llega á rozarte la sien.

Si, cual leve mariposa,
tu mente revolotea
tras una confusa idea, 
que no sabes explicar;
si al mismo tiempo recuerdas
hechos de pasados días,
que fueron delicias mías,
es que me vuelves á amar.

Si en sueños miras que en torno
de tu corpórea escultura
de un espíritu figura
(si figura puede ser)
se ven las emanaciones
fugaces del pensamiento
sin forma ó delineamiento
que no los pueden tener;

ese espíritu es el mío,
que del cuerpo se separa
y corre y vuela y no para
hasta llegar junto á tí,
pues como el cuerpo no tiene
con el alma subsistencia,
aquélla busca tu esencia,
que es la vida para mí. 


BRUMA

No es mentido decir ¡ojalá fuera!
que tengo el alma como losa fría,
sin anhelos de amor ni de alegría,
que han sido para mí vana quimera.

He dejado de ser lo que antes era.
Mi corazón no late cual latía.
La realidad venciendo la poesía
terminó mi risueña primavera.

Se fueron mis instantes soñadores
y quedan de mis últimos amores
cartas con un perfume evaporado.

Recuerdos en el fondo de mi alma,
pero paso con ellos vida en calma
y todo es preferible á tal estado. 




TÚ Y YO

Yo he querido añadir á tu belleza
encantos aun mayores
y á tu espíritu dotes de pureza
arrojándole flores.

Me engañaron tu rostro, tus miradas,
tu modo de expresarte
y lloré tus desgracias continuadas
pensando que pudieras malograrte.

Guardabas para mí gratas sonrisas,
para otros desdenes;
pero pagué con creces esas risas
defendiendo virtudes que no tienes.

Como á un ángel te amé con amor puro
creyéndote más buena,
pero hoy mi corazón late inseguro
por tu acción, que mis dichas envenena. 




MEMORIA TRISTE

El tiempo era frío,
muy frío, lo recuerdo,
el día en que mi madre se fué de este mundo
en busca del cielo.

Entonces ¡Dios mío!
estaba pequeño
y no pude medir mi desgracia
cuando el rostro niveo le cubrí de besos.

Vi allí mucha gente
vestida de negro,
que hablaba muy bajo, como si estuviera
un niño durmiendo.

Las luces movidas
al soplo del viento
alumbraban la estancia, en que había
cercanos parientes mascullando rezos.

Vi llegar muy graves
cantando los clérigos, 
y momentos después se quedaba
la casa en silencio.

¡Ay se fué mi madre del ingrato mundo
cuando no apreciaba su cariño inmenso,
cuando no sabía
lo que vale el amparo materno!

¡Maldita mañana
la de aquel invierno
en el que mi madre muriendo dejóme
en el mundo huérfano! 




DECLARACIÓN

Yo soy el paladín de las mujeres:
con delicia contemplo su figura
y hace tiempo buscaba una criatura
tal como eres.

¡Objeto de mi amor y mis placeres
y causa de mi dicha y mi ventura!
pues aspiro á gozar de tu hermosura,
di si me quieres.

Díme, mi vida, si te causo enojos
ó si puedo esperar de tí contento
dulces favores.

Si esas miradas de tus lindos ojos
y esas sonrisas, que me dan aliento,
hablan de amores. 




MI ESPÍRITU

Siento frío en el alma: parece
que ya soy un viejo.
Parece que vivo senil y achacoso,
recordando días que hoy están muy lejos.

Yo aspiro en la vida
á un amor como aquel que hoy no tengo:
un amor de pureza inefable,
pero aquél ha muerto.

Y así vivo sin él vegetando,
como vive el huérfano
á quien sólo el calor de su madre
le tuvo contento. 



DESPECHO

No me mires como me mirabas
en aquellos tiempos dichosos ¿te acuerdas?
No me digas palabras de alecto
que ya te conozco y no he de creerlas.

No voy á reñirte,
ni te pido cuentas;
no se piden razones á un loco
ni amor á coquetas.

Pero sí te diré, recordando
las alegres horas que quizás no vuelvan,
para tí, porque ya te conocen,
para mí, porque no tengo fuerzas,
que un amor como aquél no mereces,
ni hallarás otro igual que te quiera.

No te lo repito porque quiero odiarte
hasta que me muera,
y aborrezco me miren tus ojos
como en tiempos felices ¿te acuerdas? 



CANTARES

I
Como sale el sol y alegra
con su luz al mundo entero,
sobra alegría en la calle
cuando sales de paseo.


II

Cuando yo agonice
vé á mi cabecera:
que si llegan á verte mis ojos
quizás no me muera.


III

Deja que te mire,
deja que te quiera,
que ventura cual la de quererte
no la hay en la tierra. 


IV

Eres como el comerciante
que vende al mejor postor;
por eso á quien fué más rico
le diste tu corazón.


V

Las dos niñas de tus ojos
las quisiera por espejo,
para gustar al mirarme
de las delicias del cielo.


VI

Deja que te bese
una vez siquiera,
que el besar á una joven tan linda
es gloria en la tierra.


VII

No busques comparación,
que no hay una que le cuadre
al cariño de una madre
que nos quiere con pasión. 


VIII

Tengo aquí en el alma
tu nombre grabado
con carácter de fuego y no puede
el tiempo borrarlo.


IX

No me figuré en la vida
que fueras tal como eres:
pones tu amor en la feria,
te lo compran y lo vendes.


X

Cuando me veas en la calle
no me digas nunca «adiós»,
porque saltando de gozo
se romperá el corazón.


XI

Soñé que no me querías
y pensé morir de pena,
que no hay dolor que se iguale
al de que tú no me quieras. 


XII

Eres en cuestión de amores
lo mismo que una veleta,
que según te sopla el aire
así empiezas á dar vueltas.


XIII

El amor de una morena
sabe en este mundo á gloria;
por eso cuando te veo
todo mi ser se trastorna.


XIV

Lástima que tu hermosura
la estés echando á perder
por usar tanta pintura.


XV

Fueron tus promesas
y tus juramentos
cual las hojas ya secas del árbol,
que se lleva el viento. 





RIMA

I

Es de un ángel su rostro,
y su sonrisa alegre
contiene los melódicos acordes
de los cantos celestes.

Ella transforma el rostro al dibujarse
y su boquita mueve
como el capullo al convertirse en rosa
de las hojas del cáliz se desprende.


II

Cuando en mis horas tristes suspirando,
cual relámpago cruzan por mi mente
satánicas imágenes de olvido,
que el corazón no quiere,

me acuerdo de su angélica hermosura,
de su sonrisa alegre 
y de los pies minúsculos
que aquel cuerpo sostienen;

y su amor, que en mí vive con mi esencia,
y sólo con la vida ha de perderse,
se solaza, cual nunca, manteniendo
su imagen en mi mente. 





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ÁNGEL DEL ARCO Y MOLINERO [19.446]

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Ángel del Arco y Molinero

Ángel del Arco y Molinero (Granada, 1862 - 1925), poeta, historiador, arqueólogo y escritor español.

Era funcionario del Cuerpo de Archiveros y fue trasladado al Museo Arqueológico de Tarragona. Palau anota más de veinte obras de todo género escritas por este autor. Narrativas son La algarada de Lucena, leyenda histórica (Málaga, 1886), Andrea (Granada, 1886) y Juana la Violetera (Granada, 1892). Como arqueólogo e historiador se consagró principalmente a las ciudades y provincias de Granada, Málaga y Tarragona, y publicó informes en el Boletín de la Real Academia de la Historia sobre epigrafía romana y el teatro romano de Tarragona, entre otros. También estudió la universidad, la introducción de la imprenta y la bibliografía de esta ciudad y participó en la confección del Catálogo del Museo Arqueológico de Tarragona (1894). Participó en el Primer Congreso Español de Africanistas, celebrado en Granada en 1894. Sus poemas están reunidos en Laureles: obras poéticas (2008).

Obras

Ediciones

Romancero de la conquista de Granada, (1889).

Estudios

Estudios de Arqueología. Disertaciones sobre las principales colecciones de objetos del Museo arqueológico de Tarragona. Tarragona, 1894.
La imprenta en Tarragona: apuntes para su historia y bibliografía, Impr. de J. Pijoán, 1916.
Siluetas Granadinas, Granada: imp. de M. Alonso, 1892.
La antigua Universidad de Tarragona: apuntes y documentos para su historia (Tarragona: Tip. de F. Sugrañes, 1918.
Glorias de la nobleza española: reseña histórica acerca de los caballeros principales que concurrieron a la conquista de Granada, bienes y honores que recibieron de los Reyes Católicos y casas ilustres españolas que descienden de aquellos conquistadores, Tarragona: Arís, 1899.
La reconquista de Málaga, 1888.
Estudio biográfico del Eminentísimo Señor Cardenal D. Luis Belluga, 1891.
Restos Artísticos e Inscripciones Sepulcrales del Monasterio de Poblet, (Barcelona, 1897).

Teatro

Sólo para hombres, juguete cómico. 1891.

Poemas

Hojas y flores. Poesías originales, 1884.
Dos poesías, 1896.
Laureles: obras poéticas, 2008.

Narrativa

La algarada de Lucena, leyenda histórica (Málaga, 1886)
Andrea (Granada, 1886)
Juana la Violetera (Granada, 1892).




ÁNGEL DEL ARCO Y MOLINERO.

LA RECONQUISTA DE MÁLAGA

CANTO ÉPICO 

GRANADA
TÍP. DE «LA PUBLICIDAD»
AÑO 1888




I -

En el nombre de Dios, el soberano,
El grande, el fuerte, el sabio, el justiciero;
En el nombre de Dios, que dió al cristiano
La fé bendita que esgrimió el acero
Para humillar al pueblo mahometano
De siete siglos vencedor artero;
En el nombre de Dios canto la hazaña
Quo honra los fastos de la noble España. 

Y tú, Estrella del mar, reina del cielo,
Dulce patrona de la patria mia:
Para tan alto remontar el vuelo
Préstame inspiración, mis pasos guia.
Infúndeme la Fe y el santo anhelo
Que al guerrero cristiano enardecía,
Y yo con ansia beberé en la Historia
Claro raudal de inmarcesible gloria. 

¡Venid á mí: Fernando, gran Fernando,
Noble Isabel, guerreros sin mancilla;
Raza de Cides que aún estáis flotando
En la enseña brillante de Castilla:
A todos en mi mente retornando,
Os contemplo, postrada la rodilla.
Ante aquella Ciudad tan deseada
Que duerme por las olas arrullada.

Reina cautiva de la raza mora,
Cristiana por amor, hoy agarena;
Perla nacida al beso de la aurora
Dejada por el mar sobre la arena;
Málaga, la Damasco encantadora
De cielo de cristal, de playa amena:
También el vate con el alma muda
Descubierta la frente, te saluda.

A tí llegan los héroes castellanos;
A tí llega Isabel, que por tí sueña;
Ellos ván á vencer á tus tiranos
La hermosa Cruz llevando por enseña.
Con ellos vá Pulgar en cuyas manos
Flota el pendón que al árabe domeña;
Ellos mermaron porque al cielo plugo
Palmo á palmo la tierra á tu verdugo. 

Mira á Fernando que se humilla y reza,
Mira á Isabel que se arrodilla y llora;
Míralos, destocada la cabeza.
Jurando tu conquista seductora.
Noble es la hazaña, grande la proeza,
Mas no cejan; su espada vencedora
Es aquella forjada con un rayo
En las rocas de Asturias por Pelayo.

Su indómito valor no encontró vayas
Ante el placer de conquistarse glorias;
Si libraron por cientos las batallas.
Contaron las batallas por victorias:
Ellos, sufriendo nubes de metrallas,
Realizaron empresas meritorias.
Señalando con sangre castellana
Cada palmo de tierra musulmana.

Ellos fueron los héroes del Salado,
De las Navas los bravos campeones;
Para humillar del árabe un reinado
Bastó con un puñado de leones.
Ellos, llevando su pendón alzado.
Fueron admiración de las naciones,
Y dignos siempre á el árabe postraron
Y por su patria y por su Fé triunfaron. 

Jamás fué su valor escarnecido;
Luchan hasta morir con ardimiento,
Y por cada cristiano que es vencido
Para vengarlo se adelantan ciento.
De los combates el fragor temido,
Antes qne anonadarles, les dá aliento;
Los enardece, anima y arrebata,
Y acomete su acero, rinde y mata.

Estos, los héroes de la patria fueron:
Atletas de la fé, rayos de Marte,
Que, ebrios de gloria, recobrar supieron
Del moro hasta el postrero baluarte.
Raza leal de bravos que siguieron
Con ciego fanatismo el estandarte
De aquella Santa Reina sin segundo.
Pasmo de España, admiración del mundo.


II .

Duerme Isabel: la noche está serena;
Nada turba la paz del campamento.
Las mansas olas al besar la arena
Fingen rumores que repite el viento.
Blanco destello de la luna llena
Llegando de Isabel al aposento,
¡Se acerca á acariciarla dulcemente
Realzando más la nácar de su frente. 

Mórbido el brazo sobre el blanco lino,
Suelto sobre los hombros el cabello,
Parece más gentil y alabastrino
Al rayo de la luz su ebúrneo cuello.
Sus labios, entreabiertos de contino,
Semejan de un clavel el cáliz bello,
Dibujando suavísima sonrisa
Al sentir los halagos de la brisa.

Duerme y sueña: su rítmico latido
El seno agita con impulso leve,
Modulando suavísimo gemido
Que el albo cútis de su cuello embebe.
Y su rostro animando, poseído
Del éxtasis vital que la conmueve.
Vé desfilar cien formas peregrinas
Impalpables, quiméricas, divinas.

Rico en virtudes, grande en bizarría.
El cetro firme en la robusta mano.
En corcel que los vientos desafia
Cruza el primer Alfonso castellano.
La Fé cristiana sus empresas guia
En contra el poderoso mahometano,
Y dando al cabo á sus victorias fama
La Religión católico lo aclama. 

Síguenle Alfonso el Casto, á quien rendidos
Ofrecen párias agarenos reyes,
Y el Grande Alfonso que los vio, vencidos,
En treinta lides acatar sus leyes.
¡Oh! pléyade de Alfonsos escogidos!
¡Si es de justicia que en honor descuelles,
Basta á probarlo la verdad notoria
Del ancho libro de la patria historia.

Su corcel, en pos déllos, refrenando,
Va el quinto Alfonso, aquel que derrotara
Al soberbio Almanzor y su impío bando
En noble lid que su poder declara.
Siguen sus huellas el primer Fernando
Que en su mano dos cetros recabara,
Y aquel Rey Santo que llevó á Sevilla
El glorioso estandarte de Castilla.

Católico y leal, piadoso y bravo,
La cruz alzando, enseña victoriosa.
Sobre todos descuella Alfonso octavo
El héroe de la Navas de Tolosa;
Aquel, que haciendo al agareno esclavo
En una sola lid grande y honrosa.
Trocó en fatal la próspera fortuna
Que diera alientos á la Media-luna. 

Y luego, como mágicas visiones,
En larga procesión van discurriendo
Cien y cien invencibles campeones
Las aureolas del honor ciñendo,
Y estandartes y cruces y pendones
Que prelados y prestes van luciendo,
Héroes todos del solio castellano.
Raza noble, terror del africano,

Míralos Isabel, y en su alma brota
Envidia noble, generoso empeño;
Siente nacer emulación ignota
Y pugna en vano por dejar el sueño.
Divina imagen que entre nubes flota
Infúndele otra vez grato beleño,
Y oye una voz de célica armonía
Que de nuevo su espíritu extasía.

— «Las armas de la Fé que van contigo
Llevan el triunfo, siempre lo tuvieron:
Yo, tu entusiasmo y tu valor bendigo
Nieta de Reyes que por Mí vencieron.
Lucha y vence también; el enemigo
Pugna en vano; sus armas se rompieron;
Invoca en el combate mi memoria.
Yo estoy contigo, tuya es la victoria, 

Dijo y calló. La Reina estremecida
Abre del sueño los cansados ojos,
Y vé á la hermosa imagen, circuida
Por el rayo de luz, que siente enojas.
Y de santo temor sobrecogida
En el lecho postrándose de hinojos.
No acierta á hablar, su labio balbucea,
Y en la Imagen divina se recrea.

Hiende los aires el clarín sonoro;
Aturde el Real confusa gritería;
La Iglesia entona religioso coro
Y el entusiasmo cunde y la alegría.
— ¡Al árma! al arma! y á humillar al moro;
La Virgen nos proteje, ella nos guia! —
Así exclaman fervientes los soldados
Y emprenden el ataque denodados.



III .

Cuatro veces las huestes castellanas
Batieron las murallas con coraje:
Cuatro veces las tropas musulmanas
Resistieron con ímpetu salvaje...
Con entereza y altivez troyanas?
Pagándonos ultraje con ultraje.
La muralla defienden, ya deshecha,
Cerrando con cadáveres la brecha! 

Allí fué de Pulgar la valentía,
De Hamet Zegrí la indómita fiereza,
Del Conde de Cifuentes la osadía,
De Ibraím el Zenete la nobleza; 
De Ramirez Madrid la bizarría.
De Dordúx la altivez y la entereza;
Todos fueron en uno y otro bando
Famélicos leones peleando.

Allí fué donde un moro traicionero
Puso en intento la menguada hazaña
De asesinar fanático y artero
A los Reyes Católicos de España. 
Allí fué donde Hamet terrible y fiero
Juzgando ya perdida la campaña
Quiso imitar con fiero patriotismo 
De antigua Troya el trágico heroísmo.

Irrita á los cansados sitiadores
Del sitiado la fiera altanería;
De ambas partes sucumben los mejores
¡Sin que ceda de entrambos la osadía.
Y decidiendo hacer los moradores
Un esfuerzo supremo en la agonía,
Cargan sobre la hueste sitiadora
Como enorme avalancha asoladora. 

Tal chocan con hirviente remolino
En alta mar inmensas oleadas,
Cuando impelidas por ciclón marino
Van en opuesta dirección lanzadas.
Las huestes en revuelto torbellino
Cargan ó cejan ya desordenadas,
Y el árabe más pugna y más se aferra
Sembrando de cadáveres la tierra.

La lucha es imponente, porfiada:
De las bombardas el fragor retumba;
Quien intenta ganar una pulgada
Halla en el polvo necesaria tumba;
Y allá, desde la mar alborotada
De nuestras naves la metralla zumba,
Almenajes y cúpulas batiendo
Que se van derrumbando con estruendo.

Nuestros bravos se animan y recargan;
Ellos responden ya desesperados,
Y cada cañonazo que descargan
Nos merma centenares de soldados.
Con la lucha los ánimos se embargan,
Y los que quieren avanzar osados
Ruedan desfallecidos ó impotentes
Al pié de una muralla de valientes. 

Entre el fragor de la espantosa lucha
Vese al Zegrí blandir la cimitarra;
Grita animoso, el árabe lo escucha
Y avanza un pelotón de la Alpujarra.
Nuestra vanguardia, en la defensa lucha,
Con ímpetu acomete y los desbarra,
Y al fin de miedo y de vergüenza llenas
Retroceden las hordas agarenas.

¡Santiago y cierra!!  gritan los peones;
Repite el grito el eco de la sierra,
Y avanzando otra vez nuestros leones
Vuelve á temblar bajo sus pies la tierra.
Dejando atrás heridos y pendones
Huye el moro cobarde que se aterra;
Y no se cuenta fuerte ni seguro
Hasta que logra repasar el muro.

Nobles guerreros de la pátria mía:
Al viento dad los himnos de victoria;
Venció la Fé, que vuestros pasos guía;
Vuestro es el triunfo yá, vuestra la gloria.
Vuestro acero humilló la altanería
Del árabe procaz que era ilusoria;
Ya, por tantos reveses combatida.
Abre sus puertas la ciudad vencida. 

¡Bendigamos á Dios: estaba escrito!
Dios solo es vencendor, él es el fuerte:
Su omnímodo poder es infinito;
Él los desastres y los triunfos vierte.
El premia la virtud y hunde el delito,
El alienta la vida y dá la muerte;
El puede, en sus altísimos misterios
Alzar reinados y abatir imperios.

Ya sobre los altivos torreones
Flota al viento la enseña de Castilla:
Al verla los cansados campeones
Doblan con entusiasmo la rodilla.
La Iglesia canta, rugen los cañones,
Y al acercarse á la anhelada orilla
Meciéndose al impulso de las olas
La saludan las naves españolas.

¡Cayó Málaga! ¡Ay de los vencidos!
¡Ay! de la raza de Mahomet cuitada!
Ya de sus baluartes más queridos
Solo les resta la gentil Granada.
Pronto nuestros monarcas aguerridos
Llevando allí su hueste denodada,
Pondrán la enseña de la cruz divina
Sobre la hermosa Alhambra granadina. 

¡Cantemos al Señor! suya es la empresa:
El, armando potente nuestro brazo;
Libró á la pátria que lloraba opresa
Para tornarla de su Fé al regazo,
Por él triunfó la religión ilesa
Uniendo á España en cariñoso abrazo:
Unos serán los pueblos y los Reyes,
Una la religión, unas las leyes.

¡Cantemos al Señor! Su exelsa mano
Dió el supremo laurel de la victoria
A los héroes del trono castellano,
Flor de Reyes, asombro de la Historia
¡Claros monarcas del honor hispano:
Dormid en paz el sueño de la gloria;
Que, ébria de orgullo, grande, ennoblecida.
Os bendice la pátria agradecida!

FIN 








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BERNARDO LÓPEZ GARCÍA [19.447]

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Bernardo López García 

(Jaén, 11 de noviembre de 1838 - Madrid, 15 de noviembre de 1870), poeta español.



Fue el segundo de seis hermanos en una familia dedicada al comercio. Inició sus estudios en el Instituto de la calle Compañía de Jaén (actual edificio del Conservatorio de Música), pero en 1850 se trasladó a Granada e ingresó en el Colegio de San Bartolomé y Santiago para proseguir con el bachillerato y la carrera de Derecho; no hay datos sin embargo que confirmen que terminó el bachillerato o inició la carrera. Publicó sus primeros trabajos en Recreo de la Juventud (1857) de Jaén y a finales de 1858 se encuentra en Madrid, donde publica su oda "Asia" en el periódico republicano La Discusión (1859), así como la oda "Europa y Siria" en La América (1860). Pasa sin embargo desapercibido hasta que en 1866 publicó en El Eco del País, donde era redactor, su celebérrima oda patriótica "El dos de mayo", que obtuvo tan formidable éxito, difusión y popularidad que desde entonces Bernardo López García fue conocido como "El cantor del Dos de Mayo", oscureciéndose injustamente toda su obra anterior y posterior, llegando a ser proverbial el recitado de su primera estrofa:


Oigo, patria, tu aflicción
y escucho el triste concierto
que forman, tocando a muerto,
la campana y el cañón...

Antimonárquico y de tendencias revolucionarias, participó en los sucesos de Loja, lo que le valió ser apartado del Romancero de Jaén que se preparó con motivo de la visita de Isabel II. No perdió contacto con Jaén, donde a primeros de 1860 mantuvo relaciones amorosas con Patrocinio Padilla, joven jiennense, con la que tiene una hija, María de la Aurora. En 1861 pronunció su Discurso sobre la poesía en la Real Sociedad de Amigos del País de Jaén. En 1865 se casa con Patrocinio, que fallece tres años más tarde. Meses después Bernardo se enamora apasionadamente de Concha López, hija de su amigo y editor el impresor Francisco López, que se opuso frontalmente al casamiento por la indigencia del pretendiente. En 1867 publicó en Jaén a su costa la primera edición de sus Poesías, que apenas se vendió; la miseria y las privaciones arruinan su salud. A mediados de 1868 marchará a Madrid pero su activismo político le lleva a desplazarse por tierras andaluzas, particularmente por las provincias de Jaén, Córdoba y Sevilla. Y fallece en Madrid el 15 de noviembre de 1870.

La segunda edición, póstuma, apareció en 1880 con diez poesías más; la tercera, de 1908, es prácticamente una reedición de la segunda. Al frente de las tres ediciones figura un prólogo de su amigo, el poeta coterráneo suyo Juan Antonio Viedma, donde la amistad prevalece sobre la imparcialidad crítica e incluso el rigor biográfico. Juan Jiménez Fernández ha reunido catorce poemas más, extraídos de publicaciones periódicas y antologías. Los restos del poeta jiennense fueron trasladados a su ciudad natal en 1899 tras largos e infructuosos intentos previos que chocaron con tibiezas, rechazos e incomprensiones según las circunstancias políticas del momento. Fue el general Primo de Rivera quien organizó un homenaje nacional a su memoria.

Obras

Poesías, Jaén, 1867, 1880, 1908.
"Quien nace en un alcázar...", en Obsequios poéticos a la Virgen de la Capìlla, 1860.

Bibliografía

Juan Jiménez Fernández (1988). Instituto de Estudios Giennenses. ed. Bernardo López y su obra poética. Jaén.
Felipe Molina Verdejo (1959). Instituto de Estudios Giennenses. ed. JAÉN EN LA POESÍA DE BERNARDO LÓPEZ GARCÍA. Nº. 20. Jaén. pp. 9-16. ISSN 0561-3590. Consultado el 28 de septiembre de 2010.
Alfonso Sancho Sáez, María Isabel Sancho Rodríguez (1991). Diputación Provincial. ed. Poesía giennense del Siglo XIX. Jaén.
Manuel María Morales Cuesta (1997). Viejos Poetas Giennenses. Jaén: Jabacuz. ISBN 84-922496-1-7. Consultado el 28 de septiembre de 2010.


Libertad

ODA

Sagrada libertad; a tus altares 
llega el cantor; su fatigada frente 
tímida no ambiciona 

el sagrado laurel resplandeciente 
que del genio feliz la sien corona:
a ti van mis cantares 
siguiendo su destino 
como rueda el torrente hacia los mares: 
pues fiel a ti, sin que el poder me asombre, 
bendigo a Dios al bendecir tu nombre.
Sagrada libertad, tuyo es mi canto; 
feliz mi pensamiento, te adoraba 
aun antes de nacer; que el alma mía 
libre ya se llamaba 
cuando del cielo al mundo descendía:
llegué a la tierra, al borde de mi cuna 
tronó el cañón; la sangre de tus hijos 
desde la guerra salpicó mi frente; 
y al despotismo fiero 
levantarse hacia ti, como la nube 
se levanta hacia Dios, y arrebatado 
lloré, porque aprendí trémulo al verte 
en medio de la guerra, 
que tu amor en la tierra 
se paga con sepulcros a la muerte.
Hombre después, los anhelantes ojos 
volví al pasado, y te miré dormida 
de la nada en el seno, 
esperando el momento de la vida. 
Te vi elevarte al SEA,
padre de la creación; te vi con brío 
revolverte en la idea 
que llenaba de mundos el vacío; 
te vi con raudo vuelo 
cruzar los montes, agitar los mares,
cabalgar en los soles, 
que rodaban hirvientes por el cielo; 
te vi sobre la ola 
levantarte y flotar, besar la nube, 
y en raudo torbellino 
cruzar por el espacio, 
do la creación al tiempo aparecía, 
dejando con amor santo y fecundo, 
un beso en cada mundo 
que del aliento del Creador nacía.
Después abrí la historia; vi a los siglos 
cuan inmensos gigantes, 
dejar sus tumbas, agitar sus mantos 
y volver a la vida; ante mis ojos 
libres aparecieron 
las mil generaciones 
que las olas del tiempo sumergieron; 
vi razas y ciudades 
aparecer, pasar; miré al pecado 
sobre el trono del mundo, y a los hombres
sin conciencia de Dios, y escuché el grito 
del ángel que lloraba, 
al ver con duelo eterno 
fija en la frente de la raza esclava 
la sombra del infierno.
Volví a mirar, y con dolor y espanto 
vi a la nube crecer, rugir el viento 
al soplo de la cólera divina; 
miré alzarse la ola en son de guerra 
sobre el borde del mar; la vi lanzarse
con la muerte en el seno 
rugiendo de furor sobre la tierra: 
vi la última figura 
sobre el último monte maldiciendo; 
y el agua se elevaba
en remolinos rápidos hirviendo, 
y al fin llegó; con cántico profundo 
se extendió en el vacío; 
a los ojos del sol se borró el mundo, 
y aún la muerte buscaba,
y aún el terrible mar, ronco y bravío 
por cima de los montes se empujaba. 
Y vi después en el espacio errante 
al silencio vagar; miré a las sombras 
irse extendiendo en pabellón flotante;
vi la luna cual lámpara sombría, 
dejar vagos reflejos 
sobre los velos de la noche umbría, 
y a su rayo de luz descolorido 
miré al ángel llorando,
y al supremo Jehová triste mirando 
el cadáver del mundo sumergido. 
Después la luz del día 
trémula apareció; nave valiente 
agitaba su vela 
sobre el Ponto magnífico y rugiente; 
el árbol de la vida 
volaba allí llevando la esperanza 
sobre el mástil tendida; 
y allí te vi flotar sobre las olas,
como una aparición de dulce nombre 
que llevaba en su vuelo 
la bendición del cielo 
al nuevo mundo que esperaba al hombre. 
Volvió a nacer la historia; vi a los pueblos 
sin conciencia de sí; razas feroces 
sobre la faz del mundo se empujaban; 
el grito de la guerra 
ocupaba el espacio; un mar de sangre 
levantaba su faz sobre la tierra;
la barca funeral del despotismo, 
agobiada de crímenes, flotaba 
sobre el sangriento mar; el sacerdote 
con la frente sombría, 
en la sangre inocente
empapaba su manto; torpe y fría, 
la plebe ante sus pies se prosternaba 
sin comprender en su delirio ciego 
aquella religión hija del fuego 
que en sangre como el tigre se bañaba.
Vi al esclavo infeliz dejar la cuna, 
y con frente serena 
tender al viento las impuras manos 
buscando una cadena; 
lo vi sin pensamiento
agitarse y temblar al pie del trono 
del iracundo déspota al aliento, 
y comprendí sin calma 
ante aquel cuadro de dolor y guerra, 
que el esclavo es la tumba de su alma,
y el negro despotismo 
la maldición de Dios sobre la tierra. 
Y percibí tu acento 
¡Hijos!... diciendo con amor doliente... 
y vi al mundo agitado
seguir en su cadena indiferente 
al duro pie del despotismo atado: 
y la guerra seguía; 
y las razas impuras atizaban 
el fuego vil que sobre el ara ardía;
y pueblos y naciones 
rodaban entre lágrimas y llanto: 
las tumbas se apiñaban; 
la muerte y el espanto 
sobre el mundo sangriento cabalgaban;
y nadie a tus acentos respondía, 
ni escuchaba la voz de tu cariño, 
porque era el mundo niño, 
y a su madre infeliz no conocía... 
Y vinieron más siglos; en las tumbas
en ceniza quedaron 
las míseras naciones; de tu lumbre 
los rayos reflejaron 
en la frente del hombre; alzó los ojos, 
y con ardiente anhelo
al fin te divisó radiante y pura, 
brindando al mundo con tu amor un cielo. 
Y rodaron coronas 
de libertad al sacrosanto grito; 
y el déspota iracundo
por el Señor maldito 
alzó sobre tu altar su brazo fiero, 
sin comprender en su brutal violencia 
que para herir tu nombre 
es necesario arrebatar al hombre
en pedazos del alma la conciencia. 
Mas tu nombre brilló; Grecia gigante, 
lo fijó en su bandera; al Ganges frío 
y al Nilo turbulento 
llegó tu luz sagrada; el sacerdote
dejó el hacha terrible 
sobre el impuro altar, y oyó espantado 
los ayes que brotaban 
al herirse los mundos que chocaban. 
Y se alzaron los déspotas sombríos
otra vez contra ti; tu aliento puro 
se refugió llorando 
en el mundo del arte 
que en las alas del genio se iba alzando, 
y hasta allí el despotismo
llegó con el puñal; pero fue en vano; 
que el brazo de Dios mismo 
se lo arrancó sangriento de la mano. 
Aquel tu mundo fue; tu lumbre pura 
dio brillo a las creaciones
del artista inmortal; bañó los muros 
del alto Partenón; tiñó en su lumbre 
la frente del poeta 
que cantaba los cielos y los mares, 
osando arrebatar con mano inquieta
el fuego criminal de los altares. 
A tu divino aliento 
la roca endurecida 
calló sobre los pórticos de Atenas, 
guardando un pensamiento;
el genio alzó sus alas: 
Píndaro hirió el laúd; agitó Apeles  
su mágico pincel; Fidias divino 
envolvió sus creaciones 
en montes de laureles,
y Homero arrebatado 
por el hirviente carro de la gloria 
a tu carro magnífico enlazado, 
cantó libre y profundo 
con el arpa de Dios trovas al mundo.
Después Grecia cayó; blanca paloma, 
tu genio peregrino 
llevó el arma del arte 
a los muros magníficos de Roma; 
tu nombre se fijó en el estandarte
del pueblo Rey; al rayo de tu frente 
dilató sus banderas, 
imponiendo su ley a las esferas. 
Y vinieron más reyes; 
y la guerra extendió su brazo impío 
por montes y por mares; 
creció en el trono el despotismo frío 
arrancando las hojas de tus leyes; 
vi grupos de tiranos 
estremecer la tierra
al ronco son de guerra; 
vi al pueblo rey crecer sobre las tumbas 
de los pueblos vencidos; lo vi grande 
soñar tras sus victorias, 
más esclavos, más tronos y más glorias;
y en vano te busqué: despedazada 
por las ruedas veloces 
del carro de los déspotas, apenas 
respondiste a mis voces 
con el doliente son de tus cadenas.

.........................

¡Cuántos, sagrada libertad, murieron 
víctimas de tu amor; cuántos sepulcros 
a tus plantas se abrieron!... 
Por ti el héroe espartano 
asombra al persa al levantar su tumba 
por muro entre la patria y el tirano. 
Por ti con arrogancia 
en ceniza y en humo se convierten 
los hijos de Numancia. 
Por ti eleva Sagunto sus hogueras
hasta el trono del sol, dando en su gloria 
orgullo a las esferas, 
mártires al Señor, luz a la historia. 
Por ti trémulo Bruto 
levanta sobre el trono del guerrero
la muerte en el puñal; por ti valiente 
el indómito ibero, 
en el cántabro mar sepulta impío 
de Roma la gigante el poderío. 
Por ti el mártir cristiano
del circo en la ancha arena 
bendice a Dios, entre el rumor salvaje 
del tigre y de la hiena. 
Por ti ruedan los Gracos 
al pie del Capitolio; por ti nacen
para eterno blasón de las naciones, 
Pompeyos y Espartacos, 
Pelayos, Viriatos y Catones: 
y por ti con amor cuan grande fuerte 
Jesús desciende, se transforma en hombre,
y con sangre divina escribe un nombre 
en el libro terrible de la muerte. 

.........................

¿Y ha de ser siempre así? ¿Será el martirio 
la corona del libre? ¿Acaso el mundo 
es el hacha terrible de la idea? 
¿No es bastante la cruz, para que el río 
que entre espumas de sangre va profundo 
al insondable mar, ceda en su brío? 
¿Será acaso la negra tiranía 
el fruto de la tierra? ¿Será en vano
ese rojo Océano 
que devora un sepulcro cada día? 
No: lo dice Jesús; de polo a polo, 
la humanidad entera 
debe ser sobre el mundo un hombre solo.
¿Lo escuchasteis, tiranos?... 
Lo manda Dios; el cetro de la tierra 
por momentos se escapa a vuestras manos. 
En vano las cadenas 
apretáis con furor; el pensamiento
rebosa en el espacio; él está escrito 
en el seno profundo de los mares; 
en el sol, en el viento, 
en la cruz, en la tumba, en los altares. 
Él ocupa la gloria
bajo el manto del mártir; reverbera 
en el libro gigante de la historia: 
él flota en la bandera 
del libre porvenir; llena el vacío, 
y se dilata con pujante vuelo,
desde el hombre hasta Dios, del mundo al cielo. 
Es la nube gigante 
que recibió en sus alas 
el llanto funeral de las naciones, 
y que al romper su seno
levantará las olas poderosas 
de cien y de otras cien revoluciones; 
es la luz, es el aura, es el ambiente, 
es el eco de Dios, que doquier zumba, 
levantando clemente, 
nuevo Lázaro, el mundo de su tumba. 

.........................

Pasad, pasad; en vano 
lucháis sobre el sepulcro; de la arena 
en breve rodará el último grano, 
y llegará ese día, 
que el bueno espera, y que os arranca asombros, 
en que todos los libres a porfía 
al levantarse a Dios, del mundo en hombros, 
dirán llorando: «A ti te lo debemos; 
bendito siempre tu poder profundo;
libre, sin guerra ni ambición el mundo, 
por pedestal, Señor, te lo ofrecemos.» 



¡Stabat mater!

I

¡Pobre Madre! está llorando 
al pie del santo madero; 
el pueblo murmura fiero, 
por la montaña girando, 
y la luz muere en la sombra; 
y el nublado se agiganta, 
y la creación llora y canta 
con voz que aturde y asombra. 
¡Pobre Madre!... ante los sones 
de sus dolientes afanes,
alzan truenos y volcanes 
sus más terribles canciones. 
Y el ángel llora... y se arredra, 
rugen los mares inquietos, 
y se alzan los esqueletos 
sobre sus tumbas de piedra. 
Porque es tan hondo el pesar 
de la Madre del amor, 
que llora el mismo dolor 
al contemplarla llorar!


II

Ella vio al hijo nacer 
su esperanza realizando; 
ella le durmió cantando 
las endechas del placer, 
ella, con ansia divina 
dejó sus plácidos lares; 
cruzó de Judá los mares, 
las cumbres de Palestina; 
y siempre del Hijo en pos 
le siguió amante y serena,
¡como sigue el alma buena 
la sombra santa de Dios!... 
Hoy... pobre Madre... lo mira 
sobre el Gólgota sangriento, 
suspiros lanzando al viento
que en torno del árbol gira. 
Lo mira triste, llorando 
por el pueblo su asesino; 
oye su acento divino 
¡perdón!... ¡perdón!... murmurando.
Ve sus sienes desgarradas 
por las espinas crueles; 
ve marcados los cordeles 
en sus manos venerandas: 
y si oye de su ansia en pos,
del pueblo el acento fijo, 
ve... ¡que le matan al Hijo 
por el crimen de ser Dios!... 


III

Pura... mística azucena 
del desierto de la vida;
lámpara siempre encendida 
para templar nuestra pena: 
¡celeste y eterno lirio 
por los ángeles cuidado; 
puro clavel perfumado
Yo vengo, Madre, a besar 
las estrellas de tu manto: 
vengo a regar con mi llanto 
los mármoles del altar: 
yo padezco a tu dolor; 
lloro al mirar tu agonía; 
yo tengo por ti, María, 
rico manantial de amor. 

.........................

Del relámpago a la luz
que la tormenta anunciaba, 
yo vi a Dios que vacilaba 
bajo el peso de la cruz. 
Lo vi triste ante el desdén 
del pueblo vil y asesino;
lo vi con llanto divino 
llorar por Jerusalén. 
Vi su cabeza sangrienta 
tocar en la dura roca; 
vi un insulto en cada boca,
y en cada grupo una afrenta. 
Y al verte a su lado ir 
dije con llanto de amor:
¡pobre Madre del dolor, 
cuánto deberá sufrir...!


IV

Pueblo... con llanto profundo 
ve a contemplar su agonía; 
hoy es la fecha, es el día 
de la redención del mundo. 
Do quiera se oye el concierto
de la más honda tristeza; 
hasta la naturaleza 
parece que toca a muerto. 
El templo, todo es dolor; 
negra el ara, poca luz;
sobre el sacro altar, la Cruz 
sosteniendo al Redentor. 
Al pie de la Cruz, María... 
cerca, el sacerdote implora; 
allá en las tinieblas, llora
el órgano una armonía. 
De las campanas el son 
no se mezcla en el lamento, 
por no turbar en el viento 
los ecos de la oración;
y la luz que ante el altar, 
mal a la sombra resiste, 
está tan triste... tan triste, 
que no se atreve a alumbrar...! 
Todo es llanto, y es dolor; 
mujeres, niños, ancianos, 
venid, venid de las manos 
a llorar al Redentor...! 
Venid ante el que se inmola 
por calmar vuestra alegría; 
venid a ver a María 
que está sollozando, y sola...! 
Llegad de vuestros hogares 
con ofrenda a sus dolores; 
dejad los campos sin flores
para adornar sus altares, 
y no deis al corazón 
hoy consuelo a su quebranto, 
porque será vuestro llanto 
la segunda Redención...! 



El día de difuntos

CANTO

I

Silencio... las campanas... 
¡Ay del hombre mortal! ¡ay del doliente! 
de la noche en el seno 
sin pena dormirá sueño tirano, 
y su entusiasmo ardiente,  
como lienzo fecundo 
que borra el tiempo con impura mano, 
se borrará del mundo... 
¡Ah! en el solemne día 
en que los muertos abren sus ciudades 
vacila la razón: ¡sombras humanas! 
¡ilusión del placer! ¡santo delirio 
de un amor inmortal...! ¡glorias del arte! 
volad lejos de aquí... todo termina 
al borde del sepulcro; loco empeño 
formará de la vida la quimera, 
por dejar una flor, una siquiera, 
sobre la leve realidad de un sueño. 
Mentira es el placer; mentira el fuerte 
alto destino de la gloria humana; 
mentira la ilusión; ¡verdad la muerte!... 

.........................

¡Torpe dolor!... ¡estéril amargura! 
¿por qué prensar al corazón que llora 
del hombre la continua desventura? 
Sorda la tierra al ruego, 
mata la forma; despedaza fiera 
la belleza del mundo sin sosiego: 
agentes de su cólera indomable 
son las materias que en tropel inmundo 
la cruzan por do quier; su boca impura, 
las tumbas nobles, míseras o extrañas, 
que amenazando al ánima oprimida, 
esperan los escombros de la vida 
para nutrir con ellos sus entrañas: 
el labio delicado; 
la azul pupila inquieta; 
el pecho de la hermosa, altar sagrado 
donde ofició el amor; la del poeta 
libre cabeza que con noble anhelo 
sintió latir la inspiración gloriosa, 
y se alzó poderosa, 
Colón del arte a descubrir el cielo, 
todo termina aquí. La madre tierra, 
¡ay! es la sola madre 
sin entrañas de amor; en vano un día 
la cubrirá la primavera ufana 
de flores y armonía; 
en vano sus verdores 
dará a los prados, a las huertas frutos, 
purísimos colores 
al pálido rosal; en vano, en vano, 
dará gentil rumor a la corriente 
y aroma y luz al céfiro liviano: 
al pie de esa belleza, 
vive la destrucción. Sordo usurero, 
la tierra mata si a vivir empieza; 
asienta en los despojos 
su esfuerzo colosal; traga, devora, 
y cuando altiva en su poder se engríe, 
hipócrita y traidora,  
¡con jugo de sus víctimas sonríe!... 
Y la muerte también... ¿Quién ha parado 
su carrera triunfal? Sobre ruinas 
la ve el presente y la miró el pasado, 
el inútil dolor no la contiene; 
atleta destructor, fiel mensajero 
con porte a las orillas del profundo, 
continuamente se retira o viene, 
secos sus ojos al dolor del mundo... 
En lucha con la vida 
trabaja sin cesar; el universo 
es su circo gigante; espectadores 
de sus rudas hazañas, 
los que esperan morir: ¡madres! ¡hermanos! 
no busquéis la piedad en sus entrañas, 
ni tendáis a sus huesos vuestras manos; 
esqueleto fatal, forma sin vida, 
no escucha vuestra mísera tarea; 
y si llora la madre al hijo bueno, 
arrancando el cadáver de su seno, 
el charco de sus lágrimas vadea...! 


II

Mas, ¿por qué ese dolor? En otros días, 
cuando el viento oreaba 
la sangre de Jesús; cuando el Calvario 
recordando divinas agonías 
bajo la sombra de la Cruz temblaba, 
yo vi al circo romano, 
arcada colosal, timbre del arte, 
vacilar en su altiva pesadumbre 
al peso impuro del furor pagano:  
miré a la muchedumbre 
ebria de sangre; percibí en la altura 
bajo el arco del César, al soberbio 
Pontífice y señor, símbolo vivo 
de aquel pueblo sin fe; lo vi arrogante 
sobre varas de lictores altivo 
despreciar a las turbas, y opulento 
tender el cetro que aun el orbe doma, 
sobre el circo sangriento 
de la materia altar, templo de Roma,  
patíbulo brutal del pensamiento. 
Vi a la señal terrible 
la arena retemblar; miré la puerta 
moverse, vacilar, girar incierta, 
y percibí espantado  
la bárbara armonía 
que en el espacio ardiente se enlazaba, 
del tigre que a las turbas saludaba, 
y del pueblo que al tigre respondía. 
Y... allí, sola, en el seno 
de la plebe romana; 
alta la frente, el corazón sereno; 
la túnica cristiana 
sobre el hombro robusto, y en los brazos 
la imagen de Jesús, noble y tranquila, 
miré a la Fe: su santa cabellera 
flotaba el aire vagorosa y pura 
cual si el ala del ángel la moviera; 
asidos a su blanca vestidura 
los mártires cristianos, 
¡Salem! gritaban en pujante coro, 
esperando el dulcísimo tesoro 
con la oliva de amor entre las manos: 
y las turbas hirvientes 
cantaban y rugían; 
y Nerón, ostentando la corona 
de PONTÍFICE y DIOS, la alta cabeza 
levantaba en el circo; y vacilaba 
la columnata ruda 
del vasto coliseo 
al continuo aplaudir; y en tanto humilde, 
excitando del pueblo el ansia fiera, 
la Virgen del Señor se arrodillaba, 
se enclavaba en la cruz con alma entera, 
y su pecho divino, 
que la fiera mordía, 
palpitaba de amor, moviendo el lino 
que sus formas castísimas cubría... 
¡Cuadro consolador! ¡lienzo sublime! 
Detén, fantasma impío  
de la duda fatal tu voz potente: 
ya el espíritu gime 
con tranquilo dolor, y el alma inquieta, 
rompiendo la terrena vestidura, 
se alza a Jesús con incansable vuelo; 
desgarra la materia, al dolor doma, 
y arrollando a Palmira y a Sodoma, 
torna a Jerusalén, remonta el cielo. 
La fe vuelve a lucir; su luz me ayuda. 
¡Vírgenes del Señor...! ¡santos atletas, 
columnas de la Cruz...! ¡dulces cantores... 
indómitos profetas 
cuyos plectros de oro 
templó en sus manos Dios...! ¡legisladores 
que disteis vuestras leyes 
al pueblo ungido que cruzó el desierto 
nutriendo con ilotas y con Reyes 
la estirpe de David...! ¡Arpas sonoras 
de Daniel e Isaías...! 
¡Mártires sobrehumanos 
que hicisteis, agitando las enseñas 
de destinos fecundos, 
rodar los muros, palpitar las peñas, 
temblar las aras y oscilar los mundos...! 
¡sustentar ya mi fe!... ¡Que yo la mire 
romper en las conciencias 
de la duda los bárbaros altares, 
y asentar en fortísimos pilares 
la santa catedral de las creencias! 
¡que mi espíritu ciego 
en claridad gloriosa se ilumine! 
¡Que vacile la sombra al claro fuego, 
timbre de la verdad! ¡Que monte y río 
deponga su grandeza 
del amor al inmenso poderío! 
¡Que la luz inmortal deje su rayo 
sobre la niebla inerte! 
¡Que la divina idea 
domine al universo! ¡Que la muerte, 
Tabor glorioso de los hombres sea!


III

¿Qué es la materia ya? Con fe y sin pena 
la destrucción admiro; 
pasto seré de su brutal faena, 
¡y por morir suspiro...! 
Ni espigas ni colores 
nutrirá con mi fe; de mi amor santo, 
no brotarán ni líquenes ni flores. 
Altivo en mi poder, ya la contemplo 
romper la forma con augusta calma; 
¡el sepulcro, es el templo
de donde nace el alma...! 
¿Y la muerte, qué es ya? ¡Madre amorosa, 
arca de libertad; fiel peregrino 
de la Canaán dichosa, 
donde la vid purísima, cargada  
de racimos de amor, mece su tallo 
de Dios enamorada; 
mensajero del bien; pórtico augusto 
de la eterna región; titán sombrío 
de atlético poder, que audaz vadea 
el piélago insondable 
que hay entre Dios y el hombre; dulce aurora 
de paz y de alegría; 
límite del dolor que nos devora; 
mañana del saber; puerta del día! 

.........................

Pequeño el mundo, dilatado el cielo, 
infinito el amor que tras la tumba 
sube al Eterno con potente vuelo, 
la muerte no es verdad; en otras horas 
sus fúnebres regiones 
decoraba el dolor; la negra duda 
cruzaba sin piedad los panteones, 
y con falaz violencia 
las lágrimas del mundo 
rebosando sin dique en la conciencia, 
ocultaban a Dios. Mas desde el día 
en que la cruz triunfal, sobre los hombros 
de la colina agreste alzó sus brazos 
por montes y por mares, 
trasformando en pirámides de escombros [
los ídolos de Roma y sus altares, 
el dolor tiene fin; la tumba es foco 
de claridad divina: Dios al yugo 
de la muerte cedió; sufrió su imperio, 
la aceptó por verdugo; 
mas al alzarse del Eterno y Fuerte 
sobre el cadáver santo, 
para consuelo del amor y el llanto, 
¡enclavada en la Cruz murió la muerte...! 


IV

Dejad que las campanas 
repitan su canción: ¡niños, ancianos, 
huérfanos sin hogar, madres dolientes, 
que del dolor en las terribles sañas 
con lágrimas sin fin lloráis al hijo 
que tuvo por altar vuestras entrañas... 
¡empezad la oración!... ¡ese sonoro 
rumor triste de bronce; esa armonía, 
forma sentida del mundano lloro; 
ese gemido que el espacio llena 
y a Dios el eco que los mundos lanza, 
no es acento de duda o de rencores, 
que si llora en su voz nuestros dolores, 
acompaña también nuestra esperanza...!  



Arte

Arte, palabra divina 
que gloria al talento augura; 
plácida luz que fulgura 
sobre una santa colina; 
pura fuente cristalina; 5 
águila de eterno vuelo; 
ángel que canta en el suelo 
melancólicos amores, 
brindando al talento flores 
de los jardines del cielo. 

Por él, titán soberano 
Miguel Ángel se agiganta, 
y hasta los cielos levanta 
la cruz del templo cristiano; 
por él, arranca Ticiano 
al cielo su luz hirviente, 
y por él, Osián potente, 
dando formas a la idea 
como Dios, al gritar SEA 
lanza un mundo de su frente. 

Por él, el gran Cicerón, 
águila de la elocuencia, 
sube al templo de la ciencia 
escalón por escalón: 
por él, con mística unción 
canta David sus creaciones; 
y por ceñir sus blasones 
le dan a su gloria fieles, 
Cano y Van Dijk, sus pinceles; 
Lope y Dante sus canciones. 

Por él, el genio sediento 
que eternos templos se labra, 
da seres a la palabra 
y a las rocas pensamiento; 
ante su potente aliento, 
la tierra cede sin tino; 
pues el mar, el torbellino, 
la luz, el monte, la aurora, 
son una creación sonora 
que hizo un Artista Divino. 

Por él, la mente se agita; 
por él, vive la esperanza; 
por él, la dicha se alcanza; 
por él, la conciencia grita; 
su luz es siempre bendita, 
y su poder tan profundo, 
que un rey, Felipe segundo, 
porque el Orbe no le viera, 
arrojó el arte de Herrera 
entre su tumba y el mundo. 

A los ecos de su nombre 
que aromas de gloria lleva, 
el hombre hasta Dios se eleva, 
y Dios desciende hasta el hombre; 
a nadie su altura asombre  
teniendo fuerza y aliento, 
pues a ese alcázar que el viento 
arrulla sobre alto muro, 
se llega con pie seguro 
por la escala del talento. 

Genio que a la altiva cumbre 
te vas alzando valiente, 
ansiando ceñir tu frente 
con un rayo de su lumbre; 
sigue... y si en la muchedumbre 
protesta algún ser artero 
contra el arte que venero, 
dile con desdén profundo, 
que es la primera obra, el mundo, 
Dios, el artista primero. 



Napoleón y los héroes del 2 de mayo


SONETO

Ellos murieron con la frente erguida; 
también la tumba devoró al coloso 
que humilló con su brazo poderoso 
la cabeza de Europa enardecida. 

Ellos cedieron con afán su vida 
por el patrio blasón, noble y hermoso; 
él, por regir con cetro belicoso 
segundo Dios la humanidad vencida. 

Una corona altiva y esplendente, 
del tercer Bonaparte el culto abona  
regia brillando en su blasón potente; 

de ellos la tumba la virtud pregona; 
¡héroes... dormid en paz...! para el que siente, 
vuestra tumba es mejor que su corona...!  


El poema de la vida

I

En brazos de la inocencia 
cruzando voy candoroso 
ese crepúsculo hermoso 
preludio de la existencia. 
Del valle la flor galana 
me da sus limpios colores; 
el bosque sus ruiseñores, 
y sus tintas la mañana: 
y el astro consolador 
que al mundo su luz envía, 
me manda al nacer el día 
la sonrisa del Señor. 
Mi madre en dulce ansiedad 
sencilla, pura y amante, 
tras la bóveda gigante 
me muestra la eternidad: 
y escuchando su lección 
lleno de dulce embeleso, 
entre el murmullo de un beso 
recibo su religión. 


II

Ya llegó la juventud, 
y el alma a sus resplandores 
se duerme en otros amores 
con dulcísima inquietud. 
Mi adorada frenesí 
en la esperanza se agita; 
mundana gloria me grita 
¡qué es el mundo para mí! 
Y en mi ardiente corazón 
que se consume anhelando,  
gigante se va elevando 
la hoguera de la ambición. 
Cuanto miro, todo es mío; 
la mar, la arboleda, el monte, 
la nube y el horizonte 
que se duerme en el vacío; 
porque en su albor matinal 
el alma ardiente ambiciona, 
tener al sol por corona, 
y al mundo por pedestal. 


III

El sueño de mi ilusión 
la realidad lo ha deshecho; 
apenas hallo en el pecho 
cenizas del corazón. 
La mujer que tanto amé, 
mató mi esperanza hermosa: 
al pie de una misma losa 
están mi madre, y mi fe; 
tuve un hijo... y me olvidó; 
la gloria mató mi encanto; 
me arrojé en brazos del llanto 
¡y hasta el llanto me dejó!... 
Y corro sin ver jamás 
el consuelo en lontananza; 
porque sé que la esperanza  
¡es una mentira más! 
Toda ventura se aleja 
por el árido desierto; 
¡la humanidad es un muerto, 
que en su sepulcro se queja!  


IV

En la triste senectud 
penetro con paso fijo, 
en la mano el crucifijo 
y a los pies el ataúd. 
La fe me vuelve a alumbrar 
en mi lóbrega carrera; 
¡DIOS! murmura la pradera; 
¡DIOS! el cielo; ¡DIOS! el mar. 
Y de la esperanza en pos 
corro al sepulcro llorando, 
porque en él me está esperando 
la sombra santa de Dios. 
Del ánima dolorida 
ya se acabó el desconsuelo; 
sobre la tumba, está el cielo 
que es más grande que la vida.  



Polonia

ODA

¿De quién es? ¿De quién es esa corona 
que en la orilla del Vístula sangriento 
rota se ve? ¿De quién esos gemidos 
que lleva el ronco viento 
por la inmensa región? ¿De quién la lira,  
que entre secos manojos de laureles 
ni canta, ni suspira? 

.........................

Un pueblo fue lo que se ve en escombros; 
del fondo sepulcral de esas ruinas 
eterna maldición sobre la tierra,  
gritos de amor y libertad brotaron; 
y salieron cantores; 
y el aura de la paz, besó las flores 
que las hoces del déspota segaron. 
Un pueblo fue; Polonia se llamaba...; 
en venturosos días, 
con la fuerza del simoun arrojaba 
sus tercios a vencer; ellos hollaron 
de Tiro las ruinas 
que palacios y templos coronaron; 
el turbio Niemen apartó sus olas 
para verlos marchar; en los jardines 
de la Persia abrasada, 
desplegaron sus blancas banderolas 
al grito de la lid arrebatada; 
del Éufrates y el Nilo turbulentos, 
fieros herir; las frentes altaneras 
del Cáucaso y el Atlas se doblaron 
al peso de sus huestes, y temblaron 
los árabes vencidos 
bajo el ancho crespón de sus banderas. 
Del Apenino azul por las vertientes 
la sangre de sus hijos 
al mar de Italia se lanzó en torrentes;
y sus águilas libres se extendieron 
por los anchos espacios 
y cruzaron los montes y los mares, 
e indómitas se irguieron 
de la torpe Estambul en los palacios, 
y de Roma la vieja en los altares. 

.........................

Un pueblo fue... y envilecido ahora, 
mira expirantes a sus tercios bravos; 
el águila señora 
pendón de libres en gloriosos días, 
arrastrada se ve por los esclavos;
altivo el extranjero 
duerme en su hogar; las hojas de sus leyes 
de escarnio sirven a menguados reyes; 
sollozando sin paz, yerta de ira, 
imagen del dolor al mundo mira;  
y al verlo contemplando 
con torpe duelo su dolor profundo, 
sacude sus sepulcros, protestando 
contra la inútil compasión del mundo... 
¡Mísera humanidad!... desde su cuna 
el crimen tiraniza su existencia; 
del justo Abel la ensangrentada fosa 
es el primer calvario 
que levanta la saña a la inocencia: 
de allí brota el pesar; de allí el encono, 
y pasan luego razas y ciudades, 
y un trono se hunde, y se levanta un trono, 
y en lucha horrible y fuerte 
se arrastran pueblos, razas y tiranos, 
y ruedan por las puertas de la muerte 
con el puñal sangriento entre las manos. 
Y Dios se enoja; con furor profundo 
a su placer levanta 
el mar soberbio hasta su regia planta,  
y el hombre muere, y se desquicia el mundo. 
Y vienen otras razas y otros hombres; 
y apenas en la tierra, 
levantan a la voz de sus enconos 
altares a la guerra, 
templos al vicio, al despotismo tronos: 
y pasan los señores 
agitando a los pueblos espantados; 
y van los pueblos viles, 
lo mismo que reptiles 
al carro de los CÉSARES atados. 
El mundo tiembla; Dios desde su trono 
siente a sus pies el crimen, y en su anhelo 
porque su voz al pecador asombre 
baja a la tierra; en su brutal encono 
sigue la humanidad, y ardiendo en ira 
en verdugo de Dios se trueca el hombre, 
y hace al Calvario sanguinaria pira. 
Desde entonces radiante centellea 
sobre la cruz la libertad del mundo; 
la sombra de Luzbel, siente en su seno 
desgarrador puñal; entre el rugido 
del pueblo que en el Circo clamorea 
al latir el león, se oye el gemido 
del cristiano expirante 
que bendice a Jesús; y ante este ejemplo 
de la fe vencedora de la muerte, 
el Circo se convierte 
de la doctrina de Jesús en templo. 
A través de borrascas y Nerones 
la barca hiende el mar; rompe la ola 
pujante del error que la conmueve, 
y vuela ansiosa al codiciado puerto 
en alas de la fe; sus velas mueve 
celeste brisa; el huracán furioso 
del rudo fanatismo 
la quiere detener... pero es en vano... 
que el brazo de Dios mismo 
la impulsa por el férvido Oceano. 
La indómita corriente de las horas 
su pujanza aumentó sobre la tierra... 
Polonia desgraciada 
despojo de la saña y de la guerra... 
¿Quieres ser libre? Calma tu delirio; 
desciñe de tu frente  
la bárbara corona del martirio, 
y coge con bravura 
el caballo, la lanza y la armadura. 
¿Oyes ese rumor? La nave llega; 
la libertad sobre su mástil flota 
y la empuja la fe; raudo navega 
sobre mares de tumbas; ya se agita; 
ya salva el Apenino, 
y por medio de rocas y torrentes 
cual indómito alud se precipita: 
de sus velas blanquísimas el lino 
sangriento va: su infatigable vuelo 
aterra al crimen, y a la voz de guerra 
fija una escala en la espantada tierra 
por donde van los mártires al cielo: 
los déspotas la ven, y en sus enconos 
sus brazos tienden... pero esfuerzo vano: 
que si a domarla se levantan tronos, 
los arrastra bramando al Oceano. 
¿Escuchas ese acento, 
imagen bienhechora 
de Kociusko infeliz? ¡Santas cenizas 
de los héroes de ayer!... la patria entera 
levanta ya la espada vengadora 
ante el bélico altar de su bandera; 
romped las urnas, sombras solitarias; 
de ese recinto estrecho 
al cielo levantad vuestras plegarias, 
o sacudiendo los eternos lazos 
que ligan a la tierra el tronco inerte,
venid desde los brazos de la muerte 
a luchar por la patria en nuestros brazos. 
¡Venid!... ¡Venid!... la lucha gigantesca 
en breve va a empezar; ¡guerra! murmurarán 
los derechos altísimos hollados; 
¡guerra! los pueblos viles 
al pie de los cadalsos amarrados; 
¡guerra! con voz doliente 
suspira el porvenir, clama el presente, 
y rompiendo sus sábanas de tierra,  
se abren las tumbas murmurando ¡guerra! 
Y la guerra será... ¡ronca la lira 
sobre las alas del delirio suena!... 
El mundo ensangrentado 
navega por el seno del vacío 
como un sepulcro; sobre su ancha frente 
la humanidad luchando arrebatada, 
escribe con la espada 
su epitafio sangriento y elocuente: 
y el bueno llora; y la razón se aterra... 
¿Cuándo, Señor, aunque a mi voz te asombres, 
arrancarás del libro de los hombres 
el sangriento vocablo de la guerra? 
¿No basta el sacrificio 
de cien razas y cien? ¿Aún no es bastante  
para que el nublo del error sucumba, 
ese doliente osario 
que hace del globo dilatada tumba, 
y a cada pueblo levantó un Calvario? 
Aún no es bastante, no; mirad al mundo; 
la altiva humanidad de polo a polo 
por volar a la lucha se levanta 
como un fantasma solo: 
el grito de la lid do quier resuena... 
¡alzad, generaciones, 
y entre el polvo veréis de las naciones 
del drama criminal la última escena! 
Los pueblos se apresuran al combate 
por la postrera vez; «Vamos», murmuran... 
«la lid nos llama con sus ecos roncos; 
a la lucha volemos; y mañana, 
gigante se alzará de nuestros troncos 
el árbol santo de la dicha humana. 
Y daremos cumplida 
nuestra hermosa misión»; ¡Corred, Naciones, 
las que movéis con impotente saña 
de la cadena vil los eslabones! 
¡Apréstate a la lucha, pueblo bravo, 
que en la orilla del Vístula sangriento 
te arrastras de dolor; ¡despierta, Atenas, 
tú que miras rodar entre cadenas 
magníficos pedazos de tu solio...! 
¡Alza la frente, Hungría... 
y tú, Roma, que apuras la agonía 
amarrada a los pies del Capitolio...! 
A la lucha corred... la hora bendita 
se va acercando; a su rumor profundo, 
la santa libertad arma a los bravos; 
¡corred, pueblos esclavos, 
con vuestra sangre a redimir el Mundo! 
Corred... para que un día 
vuestros hijos llorando ante la fosa 
a que os arrastra la corriente impía, 
triste murmuren con dolor eterno... 
«Luchar a nuestros padres fue preciso; 
sus padres les legaron un infierno, 
y nos dan por herencia un Paraíso.» 


Al asesino de Abrahán Lincoln

SONETO

De asombro y de dolor el alma llena, 
severa juzga al que en el mal camina; 
al bárbaro Nerón en la colina, 
juez sin piedad la humanidad condena; 

Lucrecia que el pudor desencadena; 
Calígula, Tiberio, Mesalina, 
cuantos hollaron la verdad divina, 
afrenta son de la mundana escena. 

Pero al llegar a Boot, los corazones 
se estremecen y tiemblan; agitados
tiran la sonda, miden las pasiones, 

y solo aprenden de dolor prensados, 
que han de estar los Tiberios y Nerones 
de tan vil criminal avergonzados.




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JOSÉ CARLOS BRUNA SANTIESTEBAN [19.448]

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JOSÉ CARLOS BRUNA SANTIESTEBAN

Periodista y cronista malagueño, nacido en 1840 y fallecido en 1927.
Catedrático numerario, vice-consul de Italia.

Obra:

Impresiones de un viaje á Andalucía con S.M. el rey Don Alfonso XII, por Inocencio Esperanza (José C. Bruna). Aribau. Madrid, 1877.



Visitó dos bodegas, la primera la del Sr. D. Manuel Misa, conde de Bayona, la recepción fue digna del altísimo personaje a quien el Sr. Misa esperaba. Arcos y adornos del mejor gusto. En el espléndido buffet probó el regio invitado algunos vinos. Poco después salimos de esta bodega para entrar en las del Sr.D. Manuel María González Byass y compañía, cuya visita hacía S.M. el Rey quince años después de haber estado en ellas su augusta Madre. Este magnífico establecimiento ocupa seis y media hectáreas cuenta con existencias permanentes de 20.000 botas de vino, seis máquinas de vapor, tiene 240 empleados y ocupa por término medio 400 operarios de media al día...

S.M. visitó también en Jerez el nacimiento de aguas llamado de Tempul, magnífica edificación, bajo cuyas extensas galerías duerme un, al parecer, tranquilo lago, cuyas aguas son la vida de la ciudad.

Altamente complacido y altamente disgustado se aleja S.M. de este encantado suelo; altamente complacido de la población, y altamente disgustado de no haber podido permanecer en ella más que cuatro horas.


La sección de Bruna

Por ALDO DURÁN

José Carlos Bruna Santiesteban (1840-1927) fue un polifacético personaje nacido en Cádiz, educado en Italia (su padre era genovés) y establecido en Málaga. Escritor, poeta, dramaturgo, cronista, profesor de idiomas y vicecónsul de Italia en nuestra ciudad. Estuvo muy integrado en la vida local malagueña, participando en numerosos eventos, entre ellos el carnaval, instaurando La asociación (Sociedad del Carnaval) que organizó la fiesta en 1887.

Este liberal moderado mantuvo estrecha amistad con Salvador Rueda y Narciso Díaz de Escovar. Este último afirmaba que Bruna era muy caritativo, aunque matizaba que sus caridades las hacía secretamente, por entender que era lo verdaderamente cristiano. Caridad a la que Bruna dedicó multitud de artículos, apelando a la caridad pública o denunciando la desidia de los poderes públicos. Personaje interesante, como lo era su sección en el diario La Unión Mercantil, dejando comentarios jugosos sobre diversos temas como, en lo que aquí nos ocupa, la Semana Santa. Son muy ilustrativos.

Para cerrar su sección, la publicada el sábado 6 de abril de 1895, escribió que en la Semana Santa que estaba a punto de comenzar "rindo a los tristísimos recuerdos que se conmemoran el profundo respeto que se merecen. ¡Cuántos lo harán inducidos por los sermones, o la imposición, o el bien parecer! ¡Cuántos buscarán una distracción social en la visita a los templos y en las funciones de culto!"


Exaltación ya en la década de los 20

El Lunes Santo de 1897 hablaba sobre las procesiones, a las que no consideraba necesarias para el fervoroso sostenimiento del culto. "Sin embargo, no las combato, porque tales exhibiciones hechas con el respeto que se merecen, influyen beneficiosamente en el ánimo del pueblo, más inclinado a creer lo que le entra por los ojos que lo que le penetra por los oídos". Pero era necesario, insistía, que el respeto se imponga y que los asistentes a esos actos religiosos guarden toda la debida compostura, absteniéndose de cuanto pueda, en cualquier sentido, desvirtuarlo.

"Los penitentes, pues, deben ser hombres con hábito y no individuos cualesquiera, vestidos de máscara. Si en las procesiones van con respeto y con orden, ambas cosas se reflejarán en los espectadores. Pero si dan bromas a las mujeres que forman calle, o fuman, aunque sea a hurtadillas, o faltan, en una palabra, a ese orden y a ese respeto, mucho más beneficioso para el culto sería dejar a las imágenes en sus respectivas iglesias".

Tras la Semana Santa de 1898 realizaba, después de algunos apuntes sobre las cofradías que salieron ese año, una serie de observaciones "que es lo que nos compete, y en lo que puedo servir de complemento a las descripciones del reporterismo". Éstas las centró en los penitentes: "Yo creía, ingenuamente lo digo (...) que muchos de los "penitentes" van pagados, y esto me recuerda lo de las lloronas en los antiguos duelos de familia. Pero siquiera aquellas asalariadas mujeres cumplían, aunque automáticamente, la misión que les estaba confiada, mientras que muchos de estos hombres van a desprestigiar ese culto religioso que las cofradías proponen enaltecer".

A continuación, apuntaba a las que salieron de San Juan, diciendo que el cura exhortó desde el púlpito a los acompañantes de las que de allí salieron y estos no hicieron mucho caso por lo que después se vio en la calle. "Pues bien, para sacar al público efigies con el carácter de exhibición carnavalesca, vale más dejarlas en sus respectivos templos, ahorrándose a un tiempo mismo el dinero de los hermanos y la reprobación de las personas sensatas".

Vio en calle Nueva a un "señor bastonero" mandar enérgicamente a muchos "nazarenos" que se echasen abajo los velillos, "y hacían aquellos falsos penitentes como las máscaras cuando los municipales les hacían levantar la careta. Solamente que en sentido inverso, ya que los de la procesión se descubrían apenas perdían de vista al bastonero". Concluyó su artículo señalando que la cofradía que carezca de hermanos para sacar en procesión la imagen que venera, debe dejarla donde se halla todo el año, antes que exponerla a escarnio en vez de a veneración.

En cuanto al público que veía las procesiones, decía: "Respeto la libertad de conciencia hasta el punto de no censurar lo más mínimo al individuo que al ver pasar una imagen se queda con el sombrero puesto. Júzgolo una falta de cortesía, y nada más".

La agresión sufrida en su propia casa en 1901, por un neocatólico, estuvo a punto de costarle la vida, ya que llegó a ser apuntado con un arma cuando yacía en el suelo. El mismo Bruna afirmó en uno de sus artículos: "porque ni sabio soy, según parece, ni se ha hecho para mí el descanso, ni las escondidas sendas han sido de mi gusto".

En 1903 señalaba que el Domingo de Ramos nos recordaba a los mortales cuan fácilmente las exaltaciones populares lo mismo elevan que menosprecian, cuando el entusiasmo y no la razón guía sus pasos. "Procuremos no parecernos a ellas, y seguir las verdaderas máximas del Redentor, con laudable constancia, pero sin caer jamás en el fanatismo".





CANTARES AFRICANOS  

Por JOSÉ CARLOS BRUNA

MÁLAGA
Establecimiento Tipográfico de Pooh, y Creixell
1893 

DOS PALABRAS

El popular cuanto ilustrado Semanario de Madrid LA GRAN VÍA, empezó á publicar hace tiempo algunos de estos cantares que reprodujeron enseguida otros periódicos de apreciadísima reputación.
No había pensado coleccionarlos por ser pocos, y nada buenos. Pero muchos amigos han deseado tenerlos reunidos, y por complacerles me arriesgo á perder la cantidad de una pequeña edición.

He procurado en ellos que hablen los sentimientos y la verdad hasta donde es posible, mezclando la historia de lo sucedido hasta el dia, ya con amargas reflexiones, ya con ese humorismo que nunca falta al soldado español aún en los más apurados trances de la vida.
Juzgue el sensato lector de mi buen deseo ya que á un verdadero juicio crítico no puede someterse un tan modesto to trabajo. 

El Autor


Cantares Africanos


CON CORRESPONDENCIA

LOS DE ALLÁ

Cristiano: dame una tregua;
déjame hacer mi comercio;
déjame parapetarme;
y después... que te haga fuego.

*

-No os asustéis de los barcos
que con su luz nos deslumhran.
Es que desde allí nos miran
los ojos de una andaluza.

*

-¿Sabéis lo que es ese cable
que habla debajo del mar?
Un pez muy largo... muy largo...
aún más largo que el Sultán. 

*

Cantares Africanos

CON CORRESPONDENCIA
LOS DE ACÁ

Yo no sé lo que DISIRTE;
no quieren que pegue tiros.
PAESCO un pájaro EMBRAGAO
al que le tiran del JILO.

*

—No os importen las fogatas
que los riffedos encienden.
Esos son los fuegos fátuos
con que asustarnos pretenden.

*

El cable que costeamos
todos con nuestro dinero,
no se digna hablar con nadie...
que no tenga un alto puesto. 

*

El Corán tener, nos manda
caridad y compasion;
mas, contra perros cristianos
no reza esa proscripción.

*

La media luna es el signo
de mi religión bendita.
Antes de entrar en batalla
pidamos que nos asista.

*

Allá por los aduares
andan gritando las moras:
—«Querer paz con españoles
«y guerra con españolas.

*

—No temer, Fátima hermosa:
que yo estar FARRUCO bueno.
—Mira, Alí, que á los FARRUCOS,
les retuercen el pescuezo.

*

—Siendo nosotros FARRUCOS,
Ser gallinas los de allá.
Y ¿que hacer esas gallinas?
Poner huevos nada mas. 

*

¡Fé, Esperanza y Caridad!
¡Fé y Esperanza!... Muy buenas.
Mas, ¿quien, con estos salvajes
puede tener la tercera?

*

Deja de MIRÁ la luna
si se presenta con cuernos;
que la media luna es
la que adoran estos perros.
         


—¿Por que me hablas de las moras?
¿Tienes celos? Pues... ¡Megusta!
¿Piensas que comer se dejan
lo MESMO que las de fruta? 

*

—Yo atravieso con un Máüser
lo menos sesenta moros.
—Ten valor; mas no exageres;
que todo extremo es vicioso.

*

Gallinas suelen llamarnos.
Mas no olviden las kabilas
que son de hierro los huevos
que ponen estas gallinas. 

*

Una mora muy hermosa
dice:—«Quiero á un español
«solo porque en su serrallo
no haya mas mujer que yo.

*

Esos fuertes vomitar
envenenada metralla;
y por eso morir tantos
al reventar las granadas.

*

Un solapado Santón
así le dice á los suyos:
—«Adelantad, si son pocos;
»retiraos, si son muchos.»

*

El Sultán cortar cabezas
como pliegos de papel.
Pero ¿ha olvidado el Sultán
que también la tiene él?

*

Mas que la luz de la luna
vale la de las hogueras;
que aquella invita al descanso
y estas llaman á la guerra. 

*

—Si ya para Navidad,
no nos hallamos aquí,
¡que Noche Buena... tan buena,
he de pasar junto á tí!

*

Cerdos envenan estos
descendientes del demonio;
pero no han de envenarnos
los marranos de los moros.

*

Dice un bizarro oficial
á sus valientes soldados:
—«Es la hora de combatirlos;
no es la hora de contarlos.»

*

E1 Sultán dice que viene;
el sultán dice que vá;
y yo creo que no quiere
ni ir ni venir el Sultán.

*

La misma luna á los dos
ahora nos está alumbrando;
á mí, cantando tus penas;
á tí, mis penas llorando. 

*

De las cartas del Sultán
los españoles se ríen;
y nosotros hacer tacos
para cargar los fusiles.

*

--Prepara halajas, Zelinda;
y despídete de aquí;
que nos van á dar la Alhambra
sin tenerla que pedir.

*

Dos cosas querer riffeño
fundando en ellas su bien;
el matar perros cristianos
y mutilarlos despues.

*

Nosotros saber el número
de las fuerzas enemigas.
Y generales ignoran
las que hay en nuestras kabilas.

*

—Cenizas hace al cristiano
el fuego de mi mirada;
y ese no es mas que el reflejo
del que te guardo en el alma.

*

Esto PARESE un TREAT0.
Se ensaya á mas y MEJÓ.
Y unos á otros se preguntan:
—¿Cuando EMPIESA la FUNCIÓN?

*

—¿Pedir Granada morito?
—Si, español! Pedir Granada.
¡PHUM!... Ahí te mando una.
Mas no va dentro la Alhambra.

*

Dos cosas quiere el soldado,
y con ellas es feliz:
para cantar, su guitarra;
para luchar, su fusil.

*

¿Puedes tú contar los granos
de arena que hay en el mar?
Pues contarlos es mas fácil,
que á los riffefños contar

*

El fuerte SIDI-AGUARRÁS
hemos VENIO á JASÉ.
MÍA tú, si el que JASE un fuerte
será fuerte en el QUERÉ. 

*

Aquí recibimos,
tercos é impasibles,
por delante, balas;
por detrás, fusiles.

*

¡Que no os espante la sed,
invencibles mahometanos;
que pronto os la quitará
la sangre de los cristianos!

*

Por la querida memoria
del sagrado Zancarrón,
jurad que cuantos mas mueran
mas será vuestro valor.

*

Con los cristianos quisiera,
ser tigre colosal;
devorarlos, y después...
volverlos á devorar.

*

¡Alláh es grande! No lo niego
Mas ¿con cuales intenciones
á los fieles dá fusiles
y á los infieles cañones? 

*

¡Que desigual lucha
es la lucha esta.
¡O hombre con hombres;
ó fieras con fieras!

*

En ese fuerte estuvimos
sin beber ni agua, siquiera.
En cambio ha sobrado sangre,
que se ha bebido... la tierra!

*

Del Zancarrón de Mahoma
yo tan solamente sé,
que es un hueso; pero un hueso
muy difícil de roer.

*

Quisiera por un momento
ser paloma mensajera;
llegar, verte y abrazarte,
y volver á la pelea.

*

¡Virgen de la CONSESIÓN!
Vela por nuestra SALÚ
Y pónnos la media luna
en donde la YEVAS tú. 

*

Soñar, morito, anoche
que estar Sevilla
ganada, y sus iglesias
vueltas mezquitas.
Mas, despertando,
vió, morito, las suyas
vueltas abajo.

*


Cantinera ser soldado;
cantinera ser mujer.
Quererla hacer prisionera
para saber lo que es.

*

Tú, parapetos subir;
yo, parapetos bajar.
Y si un Bajá se opusiera
iría abajo el Bajá.

*

Moro: si te haces cristiano,
ya sabes lo que te espera
mal gobierno, poca plata,
y una sola compañera. 

*

Anoche tuve un sueño
que no lo digo.
Soñé estar en Sevilla...
y estar contigo.
Desperté, luego,
y al fuego de tus ojos,
siguió otro fuego.

*

—No te pongas nunca á tiro,
cantinerita del alma;
que esos apuntan, y ponen
en donde el ojo, la bala.

*

Que los Bajás llevan cola
dicen, y bien podrá ser.
Mas la cuestión de Melilla
mas larga la vá á traer.

*

Si prisionero te hacen
no abrigues mas esperanza
que la que dá la pantera
al que coje entre sue garras» 

*

Yo combatir ciegamente;
vida ó muerte me es lo mismo;
si vivo, gano la gloria;
y si muero, el paraíso.

*

Esos maldecidos barcos
tirar pelotas de hierro,
que parir, al reventar,
los diablos, que llevan dentro.

*

Son todos esos cañones
ruidosos MATA-CHUMBERAS;
y como no somos chumbos,
no es con nosotros la fiesta.

*

Yo estar mucho mas delgado,
y la causa conocer;
cuando tropas acercarse,
huir las ganas de comer.

*

—Cómo jefe de la tribu,
demostraré mi fiereza:
amarrad á esos cien moros
y cortadles la cabeza. 

*

YEVO aqui el escapulario
por esas manitas JECHO.
Y antes me arrancan la vida
que arrancármelo del pecho.

*

Esos maldecidos moros
disparan de una manera,
que parece que las balas
brotan solas de la tierra.

*

—Pide fuerzas al Profeta,
si de él las recibes tú,
ó té canto el GORI-GORI
encima del GURUGÚ.

*

Ayer, por causa del rancho
nos pusimos malos TÓOS.
Guisáronlo con JUDÍAS,
y... se nos endigestó.

*

—Soldados: cerrad los ojos,
y á matad, ya que es preciso;
herid á quien os ataque;
mas no atacad al herido. 

*
Las balas que al enemigo,
en el campo recojemos,
como no somos ladrones,
devolvérselas queremos.

*

—Al ver vuestros uniformes
con esas formas tan feas,
me entusiasmo de las mias
que no pueden ser mas bellas.

*

Angeles de Mahoma
ser mora y moro;
mas cristiano y cristiana
ser dos demonios.
Con eso basta
para ver que la nuestra
es guerra santa.

*

—Pide al Profeta que pronto
una bala te atraviese,
que vírgenes mahometanas
recojen á los que mueren. 

*

Devuélvannos esas balas,
que se pierden por ahí
y verán, que generosos,
les damos, por una, mil.

*

A la vista de estos moros
tan EMPORCAOS y negros,
mas me entusiasma lo blanco
y limpio de tu PEYEJO.

*

Estos abren las alas
cual gaviotas;
luego, como alacránes
la tierra alfombran.
Y puerco-espines
se vuelven cuando lanzan
sus proyectiles.

*

—Repite á mi PROBESITA
querida madre del alma,
pida á la Virgen del Cármen,
no me atraviese una bala. 

*
¡Lástima de municiones
las que aquí estamos gastando!
¡Cuánto mas valor no tiene
una bala que un cristiano!

*

Un riffeño y un soldado
abrazados caen al suelo.
Ir el soldado sin armas,
y darle muerte el riffeño. 

*
¡Lástima de municiones,
por esos aires perdidas!
Para perros tan rabiosos
fuera mejor la extricnina.

*

Un ros y un turbante caen.
Y, al ver en tierra á los dos,
recoje el diablo el turbante
y un ángel recoje el ros. 



CANTARES AISLADOS
RIFFEÑOS

I

Morir pocos, morir muchos
de nosotros, es igual.
Ser lo mismo que las plantas;
mas podarse, mas brotar.


II

—Acostúmbrate, morito
á luchar con españoles;
y tira, con preferencia
al que lleve mas galones.


III

—Arrástrate por el suelo,
imitando á los reptiles.
Dá el picotazo, y escóndete,
á fin de que no te pisen. 

IV

Bella Zoráida, esta es
la cabeza de un cristiano,
que, á no tenerla cortada,
yo se la hubiera cortado.


V

Llorando dice un eunuco:
—Si aquí llegan los de allí,
y suprimen el serrallo,
¿que es lo que vá á ser de mí?


VI

—Alí-Ben-Asen, ha muerto.
Es verdad lo que os han dicho.
Yo lo vi volar ayer...
y entrar en el paraiso.


VII

El Conde de BERNARDITO
tener mala educación;
pues habla siempre gritando
por la boca de un cañón.


VIII

Morito que fuerzas tiene, 
gusta mucho pelear; 
morito, sin tener fuerzas,
ser amigo y pedir paz.


IX

Dice una mora á su amante:
—De promesa no te fies,
has por vivir, que quien sabe
si existirán las huríes.


X

Yo saber que de cristianos
se han reunido treinta mil.
¡Cuánta gente tener ganas
en España, de morir!


XI

A seguir estos combates
mucho tiempo, y fácil es,
no vá á quedar en Marruecos,
mas que el Sultán y el harén.


XII

—El hermano del Sultán
ha venido á ver que hacemos,
á conferenciar, y á hacer...
nada malo y nada bueno.


XIII

—Si nos hallamos perdidos
llamemos á la Inglaterra.
—Y estando perdidos, ¿crées
que nos abrirá sus puertas? 


XIV

Aunque termine la guerra
no firmaremos la paz...
porque no hay entre nosotros
nadie que sepa firmar.


XV

El Sultán nos amenaza
con darnos su maldición.
Nos la da; no la tomamos,
y se acabó la función.


XVI

Si está todo, todo escrito,
¿Cómo Alláh pudo escribir
que viniesen los infieles
mezquitas á destruir?


XVII

Mal tiro den á Mahoma
si los cristianos nos pegan;
y si despues de pegados,
nos toca pagar la cuenta 



CANTARES AISLADOS
ESPAÑOLES

I

—Di á tu primo que no vaya
á darte ya mas noticias.
Yo te las daré TOAS juntas,
cuando GÜERVA de Melilla.


II

¿Será el fuerte resistente?
¿No ha de serlo, ¡vive Dios!
an asado con la sangre,
del ejército español?


III

Yo le daría á los moros
cigarros de á perro-chico;
y agradeciendo el regalo
reventarían lo mismo. 

VI

Fija el riffeño en dos cosas,
corazon y pensamiento:
pensamiento, en no pensar;
corazon, en no tenerlo.


IV

Pensamiento y corazon
fija el soldado en dos cosas:
el corazon, en su madre;
el pensamiento, en su novia.


VI

La pantera y el león
están midiendo TUS fuerzas.
La pantera, con la astucia;
el león con la nobleza.


VII

Hoy corre aquí una noticia
que no puede ser mas buena.
Dícese que hará el Gobierno
reclutamiento de suegras.
Y al confirmarse lo dicho,
miles de voces exclaman:
—«¡Que viva Martínez Campos,
si las pone á la vanguardia!» 


VIII

—El que yo sea monárquico
Y tú federal ¿qué importa?
¿Acaso hay color político
en la bandera española?


IX

—Viendo moverse en el suelo
un jáique, le pegué un tiro,
y otro, y otro, y hasta seis,
y siguió andando lo mismo.
Acerquéme con cautela;
y ¡cuál sería mi asombro!
al ver el jáique en el suelo,
sin nadie, y andando sólo.


X

—Que le saque las entrañas
á un moro, dices. No puedo.
¿Imaginas que la tiene
el que mutila á los muertos?


XI

—Contemplo el cielo; está hermoso.
Pálida luna menguante
compite con las estrellas,
-que parecen de brillantes.
Aquí, á la menguante luna,
las ESTRELLAS vencerán. 
Pero volverá á nacer
y se volverá á luchar.


XII

—Como deseo tirar,
mi capitan, dia y noche,
cuando á los moros no tiro,
tiro de la oreja á Jorge.


XIII

—Un camello sobre otro
he visto yo esta mañana.
Con cuatro piés el de abajo
y el de encima con dos patas.
Y, aunque llevan igual nombre,
se diferencian en todo.
Fiero animal es el uno;
noble animal es el otro.


XIV

Tres cruces aquí tenemos.
La cristiana, es perdonar;
la Roja, ejercer el bien;
la del soldado... luchar.


XV

—He visto lo que es el mundo,
madre, por este agujero:
subir y subir los grandes
á costa de los pequeños. 

XVI

Con tres EMES, hasta ahora,
nos venimos gobernando,
Margallo, luego Macías,
y luego, Martínez Campos.


XVII

Sobre la tierra, los vivos
luchan con ansia voráz.
Y bajo esa misma tierra,
firman los muertos la paz! 






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VÍCTOR CABALLERO Y VALERO [19.449]

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VÍCTOR CABALLERO Y VALERO

(Cádiz, 1838-1874)
Poeta, autor dramático y periodista. Fue director y editor de La revista gaditana a partir de 1867 y de Sancho Panza, revista satírico-burlesca de literatura, costumbres, artes y teatros a partir de 1864.
Muchas de sus composiciones poéticas aparecieron publicadas en la prensa local; varias fueron recopiladas en un volumen, Poesías Líricas, (Prólogo de D. T. Guerrero, 1862, La    Habana).
Intervino con numerosos poemas originales en el homenaje que dedicó Cádiz a los marineros de la Fragata "Villa de Madrid" tras su regreso del combate de El Callao: Homenaje al heroísmo, (1866, Cádiz, Tip. La Marina).
Escribió "Última Ofrenda" (Elegía, 1871, Cádiz, Imprenta de la Revista Médica))   

LA SOLEDAD

A mi estimada amiga La dulce y célebre poetisa 
Doña Luisa Pérez de Zambrana. 

Es la tarde y encapotan 
Densas tinieblas el cielo, 
Y se estremece la tierra 
Arde el rayo, zumba el trueno 
Y en la cumbre del Calvario 
De una cruz, pende Dios muerto. 
Una mujer afligida 
Al pié del santo madero 
Las blancas manos cruzadas 
Sobre el dolorido pecho, 
Flotante sobre los hombros 
El empolvado cabello, 
Al hijo amado contempla 
Y en sus dolores acerbos 
No tienen llanto sus ojos 
Que de llorar están secos
La misma naturaleza 
En los brazos del silencio 
De espanto sobrecogida 
Calla ante el lúgubre aspecto 
Del Gólgota, contemplando 
Cuadro de tan triste duelo; 
El sonido solamente 
Se apercibe, breve y lento, 
De la sangre que destila 
De la honda herida del pecho 
Del Salvador, salpicando 
Gota á gota el duro suelo. 

HABANA, 1862


EN EL ÁLBUM 

De la Sra. Doña Concepción Domínguez Coba. 

El genio de los amores 
Me dice que eres muy bella. 
Y ya me tiene encantado 
Con las cosas que me cuenta, 
Cuando por tí le pregunto 
Me dice que eres discreta 
Que son muy negros tus ojos. 
Que es negra tu cabellera 
Y que eres el orgullo 
De la hermosura modesta. 
Yo entonces suspiro triste 
Y cuando voy á la selva, 
A la juguetona brisa 
Que con tus cabellos juega 
Por tí, Concha, le pregunto, 
Y aguardando su respuesta. 
La miro que bulliciosa 
Dice que eres linda y vuela; 
Eres pues sin conocerte 
El ensueño de un poeta. 

HABANA, 1861



EPITALAMIO

A mi querido amigo el célebre literato D. Teodoro Guerrero. 

Dormid, que el Dios alado, 
De vuestras almas dueño, 
Con el dedo en la boca os guarda el sueño. 
GÓNGORA. 

I. 

Duerme intranquilo el hombre 
A la sombra dé un álamo frondoso 
En el plácido edén; sobre una nube 
Que sostienen alados querubines 
Contemplábalo Dios, y su mirada 
Penetrando en el pecho vigoroso 
Del felice mortal, encendió el fuego 
Del bendecido amor; huyó la calma. 
El joven corazón perdió su brío. 
Que el amor generoso 
Es flor que nace en el vergel del alma. 
Siendo las ilusiones su rocío.


II. 

Con inefable acento 
Al hombre dijo Dios:—vive y espera, 
Y en tanto que benigna la esperanza 
Aumente de tu amor el sentimiento 
Cese tu soledad, y en el instante 
Dio vida á la mujer, dulce, hechicera. 
De blanca frente y seductores ojos, 
Pura como la rosa en primavera. 
Reflejaba en su cándido semblante 
La luz de la piedad; sus labios rojos 
Pronunciaron un nombre 
Con casta timidez, pero al sonido 
De su angélica voz, despertó el hombre, 
Sintió su corazón de fuego henchido. 
Admiró á la mujer y delirante 
Bendijo á Dios que desde el alto cielo 
Dejábale de amor las almas llenas; 
Por las hinchadas venas 
Sintió correr la savia de la vida. 
Lloró gozando y con- ferviente anhelo 
Cayó á los pies de la mujer querida. 


III 

¡Ah! ¿qué fuera del triste 
A quien la pena el corazón devora 
Sin la amada mujer? Benigna ella. 
Enjuga el llanto cuando el hombre llora
Y el tormento resiste 
De amarga ingratitud; piadosa y bella, 
Vela en la cuna al candoroso infante, 
Vuelve la paz al corazón herido 
Y le otorga consuelos al amante. 
Los ágenos pesares adivina 
Antes que los comprenda quien los siente, 
Que en su pecho inocente 
La virtud adorable y peregrina 
Se oculta con placer, su amor profundo 
Conduce al hombre al templo de la gloria; 
Por ella el hombre descubriera un mundo: 
Por ella el hombre vivirá en la historia; 
Ella le inspira al bardo sus ideas: 
¡Ángel de salvación, bendita seas! 


IV 

Cuando el árido hastío 
Iba á tender sus inflecsibles alas 
Sobre tu noble sien, cuando la duda 
Con su horrible poder tu mente inquieta 
Intentó destrozar, ángel alado, 
Mensajero de Dios, cruzó las salas 
Del alto cielo para darle ayuda 
A tu indecisa fé; tú contemplaste 
En tus últimos sueños de poeta 
A la hermosa visión y la adoraste 
Con firme voluntad; ¡oh! ¡cuan gozoso 
Latió tu corazón, cuando ella oia 
El suspiro de un alma enamorada. 
Que en el azul del cielo se perdía!


V. 

Radiante de ventura 
Contemplas á la virgen candorosa 
Que el fuego santo del amor te inspira; 
Abandonando el nido en la espesura 
El ruiseñor suspira 
Lamentando la ausencia de la hermosa; 
Calla por verla el armonioso rio. 
La persigue la alegre mariposa, 
Las matutinas flores 
Reciben los perfumes de su aliento. 
Y tras ella caminan los amores; 
Ciñen feliz su ruborosa frente 
Purpureas rosas y amorosos mirtos, 
Y el tímido pudor sus ojos bellos 
Cubre gracioso y se contempla en ellos. 
La adorada esperanza 
Preside bondadosa el grato sueño 
De vuestro puro amor; la bienandanza 
Penetra en vuestro hogar, mas ¡ay! que en tanto 
Rápidas corren las risueñas horas 
Que presta á los amantes el encanto; 
Exento de pesares 
Templa de vuestras almas el deseo, 
Al pié de los altares, 
El dulcísimo lazo de himeneo. 

HABANA, 1860. 




Libros
La azucena del valle: narración popular
Caballero y Valero, Victor, 
Copia digital (color, 83.6 MB) (application/pdf)
Cádiz : [s.n.], 1865 : Imp. y Lit. de Arjona)



A MI QUERIDO Y RESPETABLE AMIGO EL EXCMO. É ILMO. SEÑOR D. ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO,
Ex-ministro de la Gobernación del Reino.

En mi espinosa carrera, pocos han sido, querido amigo, los que como V. me han ofrecido á la vez con la bondad, la franqueza y la lealtad que tanto le caracteriza la protección de un padre y el cariño de un hermano.
Pobre, solo, huérfano, abandonado, sin mas caudal que mi afán por aprender y luchando con las dificultades que ofrece el mundo á los que por él vagan inciertos, sin timón ni rumbo en el proceloso mar de la vida, V. me ha servido de benéfico faro marcándome la ruta de un puerto de salvación.
Deseo que se me presente una ocasión para dar á conocer el cariño y la gratitud que por V. guardo en lo mas íntimo de mi corazón.
Mientras tanto, tengo que contentarme con recordar sus favores y abrigo la esperanza de que V. que sabe animar el buen deseo del laborioso y olvida mi incapacidad para estimular mi aplicación, V. que ama á las letras y es al mismo tiempo el apoyo de los hombres que algo quieren valer, aceptará mi pobre Azucena del Valle como un humilde tributo de mi admiración y de mi respeto.
Feliz yo si consigo que la primera edición que hago en España de mi Azucena del Valle lleve al frente el nombre de una persona como V., con cuya amistad y protección me honro.

Si V. la admite, será eterna mi gratitud.

Víctor Caballero y Valero. 



Sr, D. Víctor Caballero y Valero.

Madrid 30 de Noviembre de 1864.

MUY SEÑOR MÍO Y ESTIMADO AMIGO: Acepto con sumo gusto el ofrecimiento que V. me hace de honrar mi nombre poniéndolo al frente de su libro: deseo conocerle por la idea ventajosa que tengo de V. y la que me hacen formar de su obra el Prólogo del Sr. Flores Arenas y el juicio del Sr. Ariza; ambos son antiguos y buenos amigos mios y personas de las mas competentes en la materia. Con este motivo tengo mucho gusto en ofrecerme á V. de nuevo, que es suyo afectísimo amigo y S. S.
Q. s. M. B.

Antonio Cánovas del Castillo. 



INTRODUCCIÓN.

Es la tarde: ya el sol rojo
Hacia Occidente declina,
Dorando el azul del cielo
Con mil caprichosas tintas.
Es la hora en que el arroyo
Mansamente se desliza,
Y sus azuladas ondas,
Besan la arenosa orilla.
En que la naturaleza
Muestra sus galas magníficas,
Y al anhelado reposo,
A los pastores convida.
En el trasparente cielo
Dudosas estrellas brillan,
Y una rutilante nube
Al ocaso se retira.
¡Qué calma! no gime el viento,
Y las bulliciosas brisas
Los cálices de las flores
Con sus alas acarician.



LA AZUCENA

Vierte sus perlas la fuente
Y los pajarillos trinan,
Y en la enramada frondosa
Arrulla la tortolilla.
Con dulces trinos las aves
Dan al sol la despedida,
Y tra s la cumbre del monte
Se oculta el astro del dia,
Y las hojas de los árboles
Por Favonio sacudidas,
Mueven sus ramage s frescos
Con deliciosa armonía.
El zagal con su ganado
Al aprisco se retira,
Cantando de su zagala
El amor que lo cautiva.
El labrador con sus bueyes
Hacia su choza camina,
Y en sus amorosos brazos
Lleva durmiendo á su hija.

Con un cestillo en la mano
Lo sigue su esposa linda,
Y á un perro que alegre salta,
Con la derecha, acaricia.
Con ronca voz la campana
De Iglesia pobre y antigua,
Anuncia á los labradores
Que la oración se aproxima.
La errante luna amedrenta
A la nube fugitiva,
Y con sus blancos reflejos
Al valle hojoso ilumina. 
A los halagos del aura
Matizadas florecillas,
De sus delicados cálices
Gratos perfumes destilan.
En el estrellado cielo
La argentada luna brilla:
Todo es silencio, la noche
Al grato sueño convida. 


I.

Amor de padre.

No ama mucho quien lo dice
Sino quien mucho padece,
Que amor sin penas ni obras
De amor solo el nombre tiene.
Como del cielo el rocío
Caiga en tí mi bendición,
Y nacerán las virtudes
Como en el campo la flor.
Coplas populares.

EN un delicioso valle,
Sito entre Málaga y Mijas,
Grata soledad de amores
Por sus benéficas brisas
Por su hermosísimo cielo
Y sus fértiles campiñas,
Que adornan frondosos árboles,
Y embellecen las colinas
Cuando la naturaleza
Con sus galas se atavia,
Y cuando el risueño Mayo,
A la llanura matiza,
Y engalana la pradera
Con diversas florecillas,
Allí, al costado de un cerro,
Aun existe una casita,
Que adornan frondosos álamos
Y á quien la parra benigna
Le presta sombra: su aspecto
No es el de lujosa quinta,
Ni en sus modestos contornos
El arte de Herrera brilla:
Por el honrado Lorenzo,
Conocen al que la habita,
Y es dechado de virtudes
Su fiel esposa María.
Celebran los campesinos
La hermosura de una niña
Que tiene por nombre Blanca
Y es como la rosa linda.

Por La Azucena del Valle,
Es de todos conocida,
Y en verdad que la azucena
Su rara hermosura envidia.
El buen Lorenzo la llama
Su consuelo y su delicia,
Virgen, inocente y bella,
Por ella el padre suspira,
Que es la hermosura una rosa
Que el desengaño marchita.
Blanca sentada á la puerta
De su modesta casita,
Apoya la nivea frente
Sobre su mano blanquísima,
Y dos silenciosas lágrimas
Por su rostro se deslizan.
Está el buen padre á su lado
En aptitud pensativa,
Y á la sombra de la parra
Cuyo ramage se inclina
Como si enjugar quisiera
Las lágrimas de la niña. 
La oración reza en voz baja
La noble y buena María;
Interrumpen el silencio
Los rumores de las brisas;
Y el dulce y lejano cante,
De la errante golondrina
Que cruza la azul esfera
Buscando oculta guarida,
Después de breves instantes
El buen padre se aproxima
A Blanca, y un beso imprime
Sobre su frente purísima .
Con inefable mirada
Le dá las gracias la niña,
Y Lorenzo con voz grave
De aqueste modo se esplica:

—Estás muy triste?
—No padre,
Mi pecho no siente pena.
—No olvides que una hija buena
No miente!
—Diga usted, madre,
si sufro?
—Líbreme Dios
Que tú sufras, hija mia,
Si sufrieras la alegría
Nos faltaría á los dos.
—Tú nos hace padecer,
Tú estás siempre silenciosa,
Tú sientes alguna cosa
Que no puedes comprender.
—Tú estás triste y es preciso
Que algo te tenga afligida.
—No lo estoy, madre querida.
El Valle es un paraíso. 
En mi enredadera hermosa
Y en usted mi dicha ciño,
Yo padre con su cariño
Me conceptuó dichosa.
Que ustedes me afligen veo
Y es mucha tenacidad...
Les diré al fin la verdad...
Tengo en el alma un deseo...
Yo quiero tender mis alas,
Padre, por otras regiones,
Quiero ver esos salones
Y esos trage s y esas galas.
Y esa tierra bulliciosa
De encantos y de placeres,
Quiero que entre las mugeres
Me llamen la mas hermosa.
Quiero en fin, dejar el prado
Me aburre esta soledad;
Quiero ver á la ciudad
Cuya belleza he soñado.
En ella quiero gozar
Y en ella quiero vivir...
—Me estás haciendo sufrir...
—Me estás haciendo llorar...
Oh! no! no puedo escucharte..
¿Quién ha sido el hombre impio
—No llore usted, padre mió,
Que no iré á ninguna parte.
—¡Hija, ¿dónde quieres ir?
¿Por qué buscas falsa gloria?
Conserva en tu fiel memoria 

Lo que te voy á decir.
Ya tengo sesenta años
Y temo por t u inocencia,
Me defiende la esperiencia
De pérfidos desengaños.
Tú jamá s lias advertido
Al gavilán tra s la loma,
Tú eres, Blanca, una paloma
Que nunca ha dejado el nido.
Tu alma, cual la flor cerrada,
Duerme del aura al arrullo,
Presto vá abrir su capullo
Ay! esa flor delicada.
Cuidar mucho es mi deber
Aquesa flor esquisita/..
Cuando esa flor se marchita
No vuelve nunca á nacer.
Yo vigilo por mi nombre
Y por tí Blanca hechizera;
Te amo mucho y yo quisiera
Que no te engañar a un hombre.
Llega el alma á entusiasmarse
Cuando en ser feliz se empeña,
Hija lo que un padre enseña
No debe nunc a olvidarse.
Hoy le cumple á mi experiencia
Librarte de un precipicio,
Pues siempre camina el vicio
Tras la candida inocencia.
Ya mi pecho no desecha  
Esta incertidumbre impia,
Ah! ¿será cierto, hija mia,
Que ya el milano te acecha?
Tal vez será un hombre ingrato
Y lo tendré por amigo,
Pongo al cielo por testigo
Que sea quien fuere lo mato.
Blanca, paloma inocente,
La lisonja te envenena,
Créeme, sí, pura Azucena,
Mira que un padre no miente.
Te amo con amor profundo.

—No quiero que usted se aflija...
—No-quiero que luches, hija,
Con las miserias del mundo.
Sí, Blanca, breve es la vida.
¡Cuan poco en ella se alcanza
Cuando huy e la esperanza
Que á no sufrir nos convida.
Van las soberbias pasiones
Aniquilando los años,
Porque entre los desengaños
Se ocultan las ilusiones.
Hija, el hombre seductor
Llama martirio al placer,
Y presunción al saber,
Y una mentira al amor.
A la virtud con desden
Airado luego condena;
Hija, la vida es mu y buena
Si somos buenos también. 

¿Dónde hallarás, hija mia,
Mas felicidad que aquí?
¿Dónde mas cariño, di,
Ni mas placer y alegría?
¿Dónde hallarás otra madre?
¿Dónde un amor mas profundo?
¿Y quién t e querrá en el mundo
Como te quiere tu padre?
Mi ansiedad no se destierra,
Porque de un padre el amor
Es el cariño mayor
Que Dios ha puesto en la tierra.
Te adoro con frenesí,
En mi amor no habrá mudanza,
Mis glorias y mi esperanza
Fundadas las tengo en tí.
Haria mil veces pedazos
Al hombre que te engañara;
Cien mil veces lo matara ,
Ven, Blanca, ven, á mis brazos.
Abrió los suyos Lorenzo,
Se arrojó en ellos la niña,
Y dos lágrimas ardientes
Brillaron en sus pupilas.
Levantóse de su asiento
La silenciosa María,
Y con el llanto en los ojos
Y en los labios la sonrisa,
Besó repetidas veces
A su encantadora hija.
Lorenzo contempla á Blanca
Con orgullo y faz tranquila,
Y sentándola á su lado 
Amoroso la acaricia
Y vuelve á empezar de nuevo
La plática interrumpida.
—Sí, Blanca, se van los años
Y se van las ilusiones,
Se gastan nuestras pasiones
Y quedan los desengaños.
Luego el mortal llega á ver
Tristemente en su amargura,
Tras un dia de ventur a
Un siglo de padecer.

No olvides, Blanca querida,
Que en el mundo adulador,
Son el placer y el dolor
Satélites de la vida.
Se ahuyent a la dulce calma:
Hija, no llegues á amar,
Haz siempre por conservar
Las puras flores del alma.
Yo te adoro, pobre viejo,
Veo on tí el sostén de mi vida,
No olvides, Blanca querida,
Que por tu bien te aconsejo.
Blanca escuchaba á su padre
Con ansiedad infinita;
Tornó el rostro hacia otro lado,
Elevó al cielo la vista,
Después la fijó en el valle,
Rápidamente suspira,
Y tra s una breve pausa
Respondió con voz purísima: 

—En vano es que usted se aflija,
No sé, padre, por qué llora,
Cuando mi pecho lo adora
Cual nunca adoró una hija,
Madre y usted son los dos,
Que quieren á la Azucena;
Padre del alma soy buena,
No se aflija usted por Dios.
Dige que queria salir
Sin saber en qué me fundo,
A ver las cosas del mundo,
Ya no lo vuelvo á decir.
—Me causa curiosidad,
Tu intempestivo deseo...
—¿No me llevó usted á paseo
Hace un año á la ciudad?
¿Cuando fuimos á una fiesta...
No me digeron hermosa...
Linda, adorable, graciosa?...
—Yo quiero que seas modesta.
Nunca prestes atención
A esos caducos cumplidos,
Que pasan por los oidos
Y llegan al corazón.
¿Ves esa flor primorosa
Que se oculta entre las flores
Y que esparce sus olores
Entre la yerba?...
—¡Qué hermosa!
—Hija, violeta se llama.
Se oculta porque es modesta, 
Y nunca se manifiesta,
Y siempre ha odiado la fama.
Con su gratísimo olor
Embalsama á las campiñas,
Y Dios quiere que las niñas
Imiten siempre á esa flor.
Rióse Blanca, y el buen padre
Volvió á abrazar á su hija,
Reinó un profundo silencio,
Ambos contentos se miran,
Y con magestad y gracia
Dijo la buena Maria:
—Tiene tu padre razón
Porque es mucha su experiencia,
Dios conserve la inocencia
De tu virgen corazón.
¡Ay! t ú empiezas á vivir
Y no te es dado pensar,
Que ha y muy poco que gozar
Y que ha y mucho que sufrir.
Sí, Blanca, goza t u calma,
Conserva tus ilusiones,
Que no venga n las pasiones
A martirizar t u alma.
Ignoras que ha y padecer,
Que existe un dolor que hiere...
Lo que tu padre te quiere
No lo puedes comprender...
Las pisadas de un caballo
Interrumpen á María,
Levantóse el buen Lorenzo,
Inquieta tembló la niña,
Porque un nuevo personage
Hacia la casa camina. 



II.

El desconocido.

Si fueres á buscar novia
Que no sea en romería,
Si no en casa de sus padres
Con ropita de aquel dia.
Un rosal cria una rosa,
Y una maceta un clavel,
Y un padre cria una hija
Sin saber para quie'n es.
Coplas populares.
ADELANTÓSE Lorenzo,
Y volvió á oir las pisadas
De un caballo, y no vio á nadie
Dirigirse hacia su casa.
Oyó una voz seductora,
Limpia, flexible, y mu y clara
Que cantó de esta manera:
Vente á mi lado, serrana,
Dame la manita, iremos
Al sitio donde lloraste,
Y entre los dos cogeremos
Las perlas que derramaste.
Siguió adelante Lorenzo
Y dijo alegre: 

—El que marcha
De fijo tiene un canario
Encerrado en la garganta .
Quiso seguirlo Azucena
Y el padre volvió la cara
Diciendo:
—No vengas, niña,
Queda con tu madre, Blanca.
La joven que al oir el canto
Se puso de pronto pálida,
Al ver que Lorenzo astuto
Que se detenga le manda,
Sentóse junto á su madre
Confusa y avergonzada.
Volvió á cantar el viajero
Y exhaló un suspiro Blanca.
Ya se me murió mi madre,
Y una camisa que tengo
No tengo quien me la lave.
Examinemos lectores,
Ya que la noche está clara,
Al cantador de los Valles
Que es mozo de mucha gracia.
Sobre un potro jerezano
Brioso, de buena estampa,
De altiva y noble cabeza,
Ancho de pecho y de ancas,
De orejas cortas, é iguales,
Ojos vivos, cola larga,
Animoso y engreido,
Casco negro y nariz ancha,
El recien llegado mozo
Con aire andaluz cabalga,
Unos veinte y cuatro años
A lo mas representaba.
Rasgados y negros ojos,
Tez morena y sonrosada,
Dulce y graciosa sonrisa 
Por sus rojos labios vaga.
Tiene el cabello rizado,
Un lunar en la garganta ,
Y prestan sombra á su rostro
Patillas negras y anchas.
Adorna su airoso cuerpo
Una vistosa zamarra,
Con graciosos alamares
Y con gra n primor bordada.
Lleva envuelta á la cintura
Moruna y lujosa faja,
Y dos seguras pistolas
Pendientes de la canana.
Calzón ajustado y corto
Con dos primorosas franjas
Y un magnífico chaleco
Con cien botones de plata.
Bordados son los botines,
Y además lleva una mant a
De caprichosos colores,
Sobre los hombros terciada,
En el arzón de la silla,
Casi tocando en el anca,
Cuelga un lujoso trabuco
Naranjero, de seis balas.
Corto calañés terciado
Sobre la ceja con gracia,
Dá á conocer que el mancebo
Es hombre de rompe y rasga.
Adelantóse Lorenzo
Y sorprendido se para
Ante un mozo ta n bizarro,
Mirando cuál manejaba
Las riendas del noble bruto,
Cuya hermosísima estampa
Contempla el buen campesino
Con atónitas miradas.
Agita la suelta cola 
La altiva frente levanta
Y á la voz de su ginete
Suspende el trote y piafa.

—¿Qué busca? Preguntó el padre
De la candorosa Blanca.
A lo cual contestó el otro
Con voz melodiosa y clara:
—Señor, yo vengo cansado
De correr seis leguas largas,
Y le ruego me permita
Por Cristo y su madre santa
Que descanse un rato y luego,
Si molestia no le causa,
Le eche un pienso á mi caballo,
Que en verdad que le hace falta.
—Pase adelante el buen hombre,
Yo á nadie niego mi casa.
— ¡Ole! viva el rumbo! ¡bravo!
No hay tierra como la España
Para estas cosas... ¡Canelo!
Sóóó... y con arrogancia
Apeóse incontinenti,
Echó al caballo la mant a
Y acariciándole el cuello
Con afectuosas palmadas,
Lo despojó de las bridas
Y lo dejó que pastara
La yerba que sembró el padre
Alrededor de la casa;
Siguió á Lorenzo, y sentóse
A la derecha de Blanca.
Y Lorenzo con voz grav e
Le dijo:
—Buen hombre, vaya
Y siéntese en otra silla,
Ese es mi sitio.
—Mil gracias,
Contestó el mozo cortado 
Pues le gustó la muchacha.
Fijó los ojos Maña
En la persona bizarra
Del joven desconocido,
Cuya visita extrañaba;
Bajó los suyos la niña,
Y en extremo preocupada
En meditación profunda
Sumergida observa y calla.
Contempla el mozo extasiado
El lindo rostro de Blanca,
Y una sorda y lenta lucha
Dentro su pecho se traba .
Hay un misterioso encanto
Que se apodera del alma,
Que muchos no lo comprenden
Y que simpatías se llama.
Lorenzo, como hombre ducho,
En observar se ocupaba
Al huésped desconocido;
Después tomó la palabra,
Exclamando:

—Diga el mozo,
¿Era usted el que cantaba?
Vuelve el joven la cabeza,
Sin saber lo que le pasa,
Y así responde á Lorenzo
Con la voz entre cortada.
—Sí, señor, como ando solo
La paciencia se me gast a
Y cantando, alguna s veces
Viene el fastidio y se larga .
—Canta usted bien.
—Hombre! hombre!
Le gusta á usted; mucha s gracias.
—Esos cantares del pueblo
Le juro á usted que me encantan.
—Así, así, yo sé coplas 
Tan tristes y bien sacadas,
Que harian llorar, si pudiera,
Hasta la misma giralda
De Sevilla...
— ¡Qué chistoso!
—Diga usted, ¿cómo se llama?
—Yo, Juan Antonio.
—¿De veras?
—¿Y el nombre de usted, mi alma?
—Me llaman aquí Azucena,
Pero yo me llamo Blanca.
—Pues aquí, niña, le ha n puesto
El nombre que á usted le cuadra.
Al punto comprendió el padre
Que la hermosura de Blanca
Habia afectado al mancebo
Impresionando su alma.
Hizo un gesto de impaciencia
Y dijo:
—Buen camarada,
¿Vive usted lejos?
—Dos leguas
Habrá desde aquí á mi casa,
Contestó el mozo sacando
Un puro de la petaca.
¿Usted quiere un puro bueno?
—Hombre, no fumo, mil gracias.
—Mire usted que se la pierde;
Mi tabaco es una ganga ,
Porque mejor no lo fuma
Ni el general de la Habana.
—Nunca me gustó el tabaco.
—Pues hombre, es una desgracia:
A mí sí, porque hecho humo
Que hasta los cielos se larga ,
Como se van los amores,
Las dichas y la esperanza.
El hombre que se enamora 
Cuenta al cigarro sus ansias,
Con el humo se entretiene;
Y como el querer se acaba
Como el cigarro, paz Christi,
Se fuma otro nuevo y basta.
—Estará usted enamorado
De alguna linda muchacha.
—Señora, no tiene amores
Quien de dia y noche trabaja.
Al oir esta respuesta
Miró fijamente Blanca
Al bizarro forastero,
Y en sus audaces miradas
Parecia que la niña
Le daba al joven las gracias.
Comprendió el padre el efecto
Que hizo la respuesta en Blanca,
Y enfadado dijo al mozo
Que conmovido se hallaba:
—¿Es usted hijo de Utrera?
—No señor, nací en Granada.
—¿Qué es usted?
—Contrabandista
Y ando como todos andan
Huyendo de los lebreles,
Que si alguna vez me agarran...
—Lo persigue á usted el resguar
—¿Que si me persigue? aguarda..
No crea usted que se persigue
El contrabando en España.
En llevando usted levita
Se guarda usted veinte cajas,
Las pasa usted por las puertas
Aunque sean de la aduana,
Y ni el mismo Sunsumcorda
Le dice á usté una palabra.
Pero como sea usté un pobre
De calañés y de faja, 

Aunque tenga usted mas gente
Que mantener que Juan Lanas,
Lo persigue á usted el resguardo
Y lo ahorcan si lo agarran.
Yo no me meto con nadie,
Pero al meterme en jarana
Pienso en la madre que tengo.
En mi madre y en mi hermami,
Que son, créalo usted señora,
Son las dueñas de mi alma.
Pero cuando me persiguen,
Ni cien tiros me acobardan,
A este quiero, á este no quiero
Pin! pun, pan, ¡qué zaragata!
Y siempre quedo triunfante
Como Espartero en Luchana.
—¡Jesús! ¡Qué vida, Lorenzo!
¡Hija, que vida ta n mala.
—No se apure usted, señora,
Peor está Muley-el-Abbas,
Que no le queda ni un cuarto
Para pagarle á la España.
Tiene el gobierno unas cosas...
¿Hay una poca de agua?
Dispense usted la franqueza,
Tengo seca la garganta .
Iba el padre á levantarse
Pero anticipóse Blanca,
Y trajo á Juan con presteza
Un búcaro:
—Juyü sentrañas!
Dijo el mozo.—No quisiera,
Que por mí se molestara.
Con seductora sonrisa
Le dio la joven las gracias
Por el andaluz piropo.
Y rióse á carcajadas
La madre; pero Lorenzo, 
Que puca paciencia gasta,
Cruzó severo los brazos
Y una intranquila mirada
Dirigió á la alegre niña
Como diciéndole—Blanca,
Hija, lo que estás haciendo
De castaño oscuro pasa.
—Buenas noches, dijo un mozo
De ojos negros y tez pálida,
Que se presentó mu y triste
En la puerta de la casa.
No es airosa su presencia,
Ni sus modales encantan,
Pero cualquiera que atento
Un instante lo mirara,
Veria en su rostro las huellas
Que van dejando las lágrimas.
Unos veinte y cuatro años
A lo mas representaba,
Y ya revelan sus ojos
Las penas que sufre el alma.
Besó la mano á Lorenzo,
Miró con desconfianza
A Juan Antonio, y con ira
Le volvió brusco ia espalda.
Saludó á la buena madre
Y se sentó junto á Blanca.
—Siempre así! dijo Lorenzo
Mirando al joven con lástima,
Narciso, díme, ¿qué tienes?
—Señor Lorenzo... ¿yo?... nada!
¿Quién será este mozo cruof
San Caralampio y qué facha.
Está oliendo á Campo Santo;
Replicó Juan en voz baja
Fijando siempre los ojos
En la joven.
—¿Por qué callas? 

Vamos, hombre, si padeces
Narciso, ¿por qué no hablas?
¿No sabes t ú que se alivian
Las penas comunicadas?
—Hay una pena, Lorenzo,
Que poco á poco nos mata ,
Y esta pena con los años
Se disipa ó nos acaba.
—¿Qué pena es esa?
—La ignoro...
(Corazón revienta y calla.)
Quedó Lorenzo admirado
Al escuchar las palabras
De Narciso, miró atento
El contrabandista á Blanca
Y se dijo:
—Ese es el novio,
Sin duda, de esta muchacha ,
Ea, señores, me retiro.
Buenas noches y mil gracias
Por su...
—Calle usted la boca,
No tiene usted por qué darlas.
—Señor, es usted mu y bueno;
Si algú n dia le hago á usted falta,
Hasta la pared de en frente
Soy suyo; voy que me aguardan.
Dirigióse hacia María
Y la saludó con gracia,
Pero al quitarse el sombrero
Y al despedirse de Blanca,
Brillaron sus negros ojos,
Sintió oprimírsele el alma
Y no pudieron sus labios
Pronunciar una palabra.
Observando que Narciso
Con fijeza lo miraba,
Sacó fuerza de flaqueza 

Y dijo:
—Me pongo en marcha,
No olvide usté, hermosa niña,
Que soy su esclavo:
—Mil gracias,
Contestó alegre la joven.
—Vale usté un millón de plata.
He visto muchas mugeres,
Entre ellas muchas mu y guapas,
Pero todas en un saco
Por usté las cambiaba.
Dijo, y alzóse Lorenzo,
Y Narciso se levanta
En aptitud ofensiva
Lívido el rostro de rabia.
En pié se puso la madre,
Abrazó á Lorenzo Blanca
Y Juan sosegadamente
Dijo:
—Señores, no es falta
Decirle á una niña hermosa
Que es linda y que tiene gracia,
En fin, ustedes perdonen
Y se acabó:
— Que lo aguardan,
Dijo impaciente Lorenzo.
—Ya me largo, llevo el alma...
Con que salud, buenas noches,
Volvió á saludar á Blanca
Y lanzó sobre Narciso
Despreciativa mirada.
—Queman mas que el hierro ardiendo
Los ojos de esa zagala.
Dijo saliendo con garbo,
Corre al caballo, lo agarra ,
Y montándose de un salto
En la silla jerezana
Exhaló un hondo suspiro, 
Después se embozó en la manta
Echó el caballo al galope
Y partió como una bala,
Dejando á Maria suspensa,
Triste y pensativa á Blanca,
Inquieto al anciano padre,
Y de Narciso en el alma
La inquietud y la zozobra
Y de los celos la rabia.
Cruzó los brazos Lorenzo
Diciendo:
—Tengo desgracia,
Todo el que la vé la quiere,
Y el que la oye se encanta.
Volvió el buen padre los ojos
Al sitio dó su hija estaba,
Observó al joven Narciso
Inmóvil como una estatua,
Y vio que por sus mejillas
Se deslizaron dos lágrimas;
También ignora Lorenzo
De su padecer la causa,
Y sufre porque á Narciso
Como á un buen hijo idolatra.
En extremo pensativa
Su inquietud demuestra Blanca;
Aplica atent a el oido,
Triste escucha lo que hablan,
Duda, teme, se extremece,
Velozmente se levanta,
Fija la vista en el valle
Con la ansiedad del que aguarda
Y de su agitado pecho
Hondo suspiro se exhala.
Otro nuevo personage
Embozado en negra capa
Rápidamente atraviesa
Por la puerta de la casa. 

Tembló un momento la joven,
Volvió á otro lado la cara
Y reflejó su semblante
La honda angustia de su alma.
Fijó los ojos Narciso
En la linda faz de Blanca,
Y sin dar las buenas noches,
Que horribles celos lo abrasan,
En pos del desconocido
A toda prisa se lanza.
No comprendió el buen Lorenzo
Por qué el joven se marchara .
Tomó la mano á su madre
La niña trémul a y pálida,
Que al fin habia comprendido
Lo que su padre ignoraba .
Anunció lenta las once
Con ronca voz la campana,
Entró la niña en su cuarto
Que así el padre lo mandara.
Y después entró la madre
Que en vano á su esposo aguard
Y este quedó pensativo
En la puerta de la casa. 



III.

Ayes del alma.

Son tan grandes mis fatigas
Que casi me van ahogar,
Pe siguen unas á otras
Como las olas del mar.
¿A quién le contare' yo
Lo que á mí me está pasando?
Se lo contaré á la tierra
Cuando me estén enterrando.
Coplas populares.
EN el lejano azul del horizonte
Gallarda brilla la argentina luna,
Y al verde prado y la llanur a amena
Con sus rayos blanquísimos alumbra.
Las azuladas bóvedas del cielo
Tímida estrella solitaria cruza;
De su esplendor la nube avergonzada
Hacia el ocaso se retira augusta .
Noche grata , magnífica y serena,
De esas que el triste con anhelo busca
Y en las que cuenta á las errantes brisas
Su grave pena y su mortal tristura. 
Lorenzo inclina la cabeza cana
Sobre su pecho, por su frente cruzan
Tristísimos y negros pensamientos
Que su alma llenan de mortal angustia .
Dolor intenso, incomprensible, agudo,
Que allá en su fondo el corazón oculta,
Y que revela el pálido semblante
En el silencio de la noche augusta .
¿Quién causa su dolor? ¿Por qué suspir
Y un lenitivo á su aflicción no busca?
¿Por qué derraman sus dolientes ojos
Lágrimas abundantes de amargura ?
Su pobre corazón es un arcano
Y cada fibra un sentimiento oculta,
Y airado invade su abrasada frente
El negro pensamiento de la duda.
Diez lustros ha cumplido el buen Lore
Y es esbelta y gallarda su apostura;
Sus huellas el pesar dejó en su rostro
Y en su espaciosa frente las arrugas.
Blancos cabellos y mirada altiva,
Su grav e rostro la tristeza anuncia;
Por su honradez el vulgo lo respeta
Y con bienes brindóle la fortuna.
Si á las fiestas del valle lo convidan
Con corteses palabras se disculpa,
Y jamás se separa de su esposa,
Ni á su adorada hija deja nunca.
Si alguna vez un pensamiento aleve
El mar revuelto de su frente surca,
Brillan siniestros sus azules ojos 
Y entre sus manos la cabeza oculta.
No puede el hombre ni las ciencias pueden,
Endulzar del dolor las amarguras:
Cuando la pena el corazón desgarra,
¿Quién dá el consuelo que el que sufre busca?
A la voz de Narciso que llegaba
Lorenzo levantó la faz adusta,
Y un suspiro exhaló, triste, doliente,
Grave presagio de la pena suya.

Por el moreno rostro del mancebo
Lágrima lenta y silenciosa cruza,
Y el anciano y el joven se comprenden
Que en ambos pechos el dolor se oculta.
El alma que á sufrir es condenada
Por la mano cruel de la fortuna,
En la escabrosa senda de la vida
Otra alma noble con anhelo busca.
Y otra alma encuentra que su mal consuela,
Ambas placeres y dolor disfrutan,
Ambas sufren, se hablan, se comprenden;
¡Almas que el cielo convirtiera en una!
Sentóse el triste joven y el anciano
Sobre el pecho inclinó la frente mustia;
Poco después al abatido joven
Con voz entrecortada le pregunta :
—Narciso, ¿por qué al salir
No distes algún consuelo
A mi aflicción?
—Vive el cielo
Que iba á matar ó á morir! 
¿Consuelo me pide? á fé
Que mi ciencia es infinita:
Hoy Narciso necesita
De los consuelos de usté .
—Hablas y no te comprendo...
Mis angustia s son mayores...
— ¡Dios mió! ¿son sus dolores
Como los que estoy sufriendo?
¿Usted no vio á un hombre...
—Sí.
—Pues bien, á Blanca miró
Y Blanca palideció.
—¿Y qué hicistes?
—Lo seguí.
Le juro á usted por mi nombre
Que atrás el rostro volvía
Cuando vio que lo seguía...
—¿Y amará Blanca á ese hombre?
—Lo ama, sí, ya lo he observado
Y ese hombre me provoca...
— ¡Mientes!
—¿Cuándo se equivoca
Un celoso enamorado?
—Tú la amas?
—Yo la adoro,
Y con ciega idolatría:
Por ella el alma daria;
Yo no tengo otro tesoro.
La triste idea de perderla
Destroza mi corazón,
La amo, Lorenzo, perdón,
Pero déjeme usted verla. 
Me debe usté perdonar
Si este amor le causa enojos,
¿Tengo culpa en tener ojos?
¿Es un delito el amar?
Ya no puede mi alma herida
Soportar mi amor profundo.
¿No hay médico en este mundo
Que cure de amor la herida?
Perdón, Lorenzo, perdón,
Si adorarla me he atrevido,
No es mi culpa haber nacido
Con tan grande corazón.
—Narciso, á mis brazos ven,
Sé lo que quema esa llama;
Sé como vive el que ama.
¡Ay yo he querido también!
Nuestro destino es fatal,
Y al cabo ha querido Dios
Que en este mundo á los dos
Nos hiera el mismo puñal.
—Sus penas cuénteme usted,
También desgraciado soy,
Diga usted sus penas hoy
Y yo lo consolaré.
He visto que usté ha llorado,
Mucho debe usted sufrir,
No me quiere usted decir
Sus penas, y me he callado.
Jamás la ventura hallé,
No sé si alguno la halló:
Una vida tengo yo 
Y aquesta vida es de usté.
Al huir las alegrias
Se van las horas serenas:
Vamos, cuente usted sus penas
Que yo le diré las mias.
Dijo el joven, y Lorenzo
Los ojos al cielo alza,
Y por su agraciado rostro
Corren abundantes lágrimas.
Vá á revelar al mancebo
Los secretos de su alma.
Y trascurrido un instant e
Así se expresó en voz baja:
—Tengo un pensamiento eterno
Que atosiga mi memoria,
Fué lo pasado mi gloria,
Y lo presente mi infierno.
El amor brinda ventur a
Y todo en él es placer,
Y luego nos dá á beber
La copa de la amargura .
Joven, llorar y sufrir,
Y ver su dicha perdida,
Y aborrecer á esta vida.
Es el todo del vivir.
—¿Usted no cree en la esperanza
¿En qué funda usté ese empeño?
—En que la esperanza es sueño
Y de ella poco se alcanza.
Es una loca ilusión
Que mucho al hombre promete, 
Nada cumple, es un juguete
Que entretiene al corazón.
—Tal vez en su triste duelo
Loco la maldice el hombre,
¡La esperanza! dulce nombre,
La esperanza es don del cielo.
—Cuando es adversa la suerte
Y cuando el ma l nos persigue
El bien que el hombre consigue
Es el placer de la muerte.
—Lorenzo, ¿hay mayor dolor
En esta efímera vida
Que ver su dicha perdida,
Vivir muriendo de amor?
—Son horribles desventuras
Las que en el mundo has sufrido,
Pero á mí me han afligido
Otras mayores torturas.
Tanibien en mi juventud
Edad de dichas y flores,
Tuve plácidos amores
Que disfrutara en quietud.
¡Tiempo que no ha de volver!
Breve y llorada alegría!...
Impresionó el alma mia
El amor de una muger.
Cual la ilusión era bella
Y envidiable su fortuna,
Mas era humilde mi cuna
Y de hidalga cuna ella. 
Nuestro amor descubrió el pad
Y en mi amargo desconsuelo
Amparo le pedí al cielo:
¡Mi bella llegó á ser madre!
Y después cuando imploraba
Perdón á su amor violento,
En un lejano convento
El padre la sepultaba.
Tomó el honor por escusa,
Dando mi pena al olvido,
Y al hijo tierno y querido
Depositó en un a inclusa.
Mis ilusiones divinas
Marchitas las encontré,
Y desde entonces marché
Por un sendero de espinas.
Mucho tiempo trascurrió,
Y encerrada en el convento
Víctima de su tormento
Mi adorada sucumbió.
Murió la que amaba tanto;
Mi único bien y mi gloria;
Hoy me queda su memoria,
Sí, su memoria y mi llanto.
De los ojos de Lorenzo
Brotaron copiosas lágrimas,
Y reveló su semblant e
Las angustia s de su alma.
Narciso pálido y trist e
Conmovido lo escuchaba.
Y el desventurado padre
Después de una breve pausa 

Con acento dolorido
Volvió á tomar la palabra.
—Tal vez me maldecirá
Ese hijo desgraciado,
Creyendo que me he olvidado
De su existencia.
—Hallará...
—Tal vez en su triste suerte
Y cansado de sufrir,
Trueque el dolor de vivir
Por el goce de la muerte .
Si comprendieras mi duelo,
Mi amargura , y mi ansiedad...
Tal vez en triste orfandad
Gima en extrangero suelo.
La pena me parte el alma
Y por su suerte me aflijo:
Cuando el Señor nos dá un hijo
Se lleva en cambio la calma.
Mi reposo sacrifico
Y tras de la pena voy.
¿Se creerán que feliz soy
Siendo honrado y siendo rico?
No enjuga el oro en verdad
Estas lágrimas que lloro;
Miente quien diga que el oro
Nos dá la felicidad.
Solo ha logrado vencer
En tan reñida batalla,
María, que ha puesto una valla
Entre el amor y el deber. 

María, ángel de candor,
Destello puro y divino
Que colocó en mi camino
Para salvarme el Señor.
Ella es mas afortunada,
No sabe que siempre lucho
Con el dolor, la amo mucho
Para hacerla desgraciada.
Y si alguna vez se inquieta
Al comprender mi dolor,
Como es inmenso su amor,
Sufre mucho y lo respeta.
Y triste la veo llorar,
Y triste me vé sufrir;
No me es posible vivir,
Porque no puedo olvidar.
Ni mi esperanza se trunca ,
Ni cesa mi padecer,
Si se ama á una muger
No puede olvidarse nunca.
Y cuando en eterna gloria
Busca el alma su consuelo,
El que ama en este suelo
Nunca olvida su memoria.
El primer amor enciende
El santuario del alma,
Nos dá la ilusión su palma
Y el hombre no lo comprende.
Después se suele encontrar
Otra muger que admiramos,
Nos creemos que la amamos 
Porque nos suele halagar.
Pero ese amor no es el mismo
Que nos robó nuestra calma
Y engaña el hombre á su alma
Engañándose á sí mismo.
No he olvidado en mi vejez
El amor que mi alma encierra,
Una vez se ama en la tierra...
—Yo estoy amando esa vez.
Dijo Narciso ocultando
Entre sus manos la cara,
Porque en su emoción sublime
Sintió oprimírsele el alma.
Pura, inefable, elocuente
Bañó su faz una lágrima
Que elabora el sentimiento
Y por los ojos se escapa,
Presagiando los pesares
Que en nuestro pecho batallan.
Cruzó el buen padre los brazos
Y el triste joven aguarda
Poder hablar, que en su pecho
Arde del amor la llama:
Ambos guardaron silencio:
Satisfecho de su causa,
El buen Narciso se atreve
A entrar con Lorenzo en plática.
—Cuando á impulsos del dolor
Iba á dar fin á mi vida,
Me quitó el arma homicida
La mano de usted, señor.
Yo le dige, buen anciano,
Amparo por caridad, 
No me niegue su amistad;
Y usted me tendió su mano.
Usted me enseñó á vivir
Y mi destino á llorar,
Mi suerte me enseñó amar,
Blanca me enseñó á sentir.
Yo sé que es una locura
Abrigar esta pasión,
¡No puede mi corazón
Poseer tanta hermosura!
Señor, con lenguaje extraño
Dice mi madre afligida,
Que las flores de la vida
Las marchita el desengaño.
Que la muge r brinda amor,
Que prodiga sus favores
Y que después dá entre flores
La copa del sinsabor.
Que es un delirio el placer
Y el amor que el alma encierra,
Que solo existe en la tierra
La muerte y el padecer.
lilla dice con empeño,
Rebosando el pecho ira,
Que la amistad es mentira
Y que el amor es un sueño.
Dice que amar con delirio
Es horrible padecer,
Que el hombre dice placer
En vez de decir: martirio. 
Yo nunca quiero escuchar
Ese lenguaje iracundo,
Porque creo que en el mundo
Hay necesidad de amar.
Y es tan bendito el amor
Que se apodera del'alma ,
Que á mí me quitan la calma
Un pájaro y una flor.
—De este valle á la maleza
No llega el torpe sarcasmo,
Y el hombre con entusiasmo
Ama á la naturaleza.
Aquí de la dicha en pos,
Siempre para el bien propicio,
El hombre aborrece al vicio
Y adora rendido á Dios.
Las fugaces ilusiones
Enjendran al pactecer.
¡Si el hombre pudiera ser
Superior á sus pasiones!
—Lo quiero á usted como á un padre,
Y sus consejos escucho,
Y Lorenzo, extraño mucho
Que no conozca á mi madre.
Niño á mi padre perdí
Y me quedó sin consuelo,
Lorenzo, bien sabe el cielo
Cuanto en mi infancia sufrí.
Le cuento lo que me pasa,
Mis penas, mis desengaños,
Y van pasando los años 
Y usted sin ir á mi casa.
—Escucharte me dá pena
Y tu razón considero,
Mas no puede el jardinero
Descuidar á su Azucena.
Existen hombres traidores
Por estas verdes campiñas,
Y no olvides que las niñas
Son lo mismo que las flores.
Cual las flores son hermosas,
Cuidarlas mucho es preciso;
Si no se cuidan, Narciso,
Se ajan como las rosas.
—Es verdad, yo considero
La razón que á usted le asiste;
Yo soy una adelfa triste
Y como la adelfa muero.
A usted entrega un desdichado
Su bien, su vida, su suerte,
Usted me dará la muerte,
Ó usted me har á afortunado.
Lorenzo escucha á Narciso
Que con tanto fuego habla,
Y conmovido lo mira;
La adusta frente levanta,
Lleva la mano á su pecho,
Y creyendo en las palabras
Del infortunado joven
Que en amor puro se abrasa,
Le- dice solemnemente
Con grave acento, voz clara: 

—Blanca es de mi "bien la flor,
Y en sus albores tempranos
La cultivaron mis manos
Con el esmero mayor.
Tu inocente amor respeto,
Porque sincero ha de ser:
Blanca será tu muger.
— ¡¡De veras!!l
—Te lo prometo.
La faz del triste Narciso
Púsose de pronto pálida,
La estrecha cárcel del pecho
Intentó romper su alma,
Latió el corazón con fuerza,
Bendijo el nombre de Blanca,
Besó las manos al padre
De la muge r que adoraba,
Alzó los ojos al cielo,
Derramó copiosas lágrimas,
Intentó hablar y no pudo
Pronunciar una palabra.
Hay en la vida emociones
Incomprensibles y santas,
Que bruscamente conmueven
Y que algunas veces matan.
Despidióse el buen Narciso,
Entró Lorenzo en su casa
Y se retiró la luna
Ante el resplandor del alba.




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SOFÍA RODRÍGUEZ GARCÍA [19.450]

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SOFÍA RODRÍGUEZ GARCÍA

Bucaramanga, Colombia, 1976.
Escritora, editora y artista colombiana.

Se desempeñó como coordinadora de espacios organizativos como el POECP (Proyecto Organizativo de Educación y Cultura popular), Defensora de Derechos Humanos y de Género, educadora popular, tallerista de literatura y activista en  comunidades desplazadas por la Violencia e indígenas. Ex detenida política, años 2003- 2009 donde se desempeñó como presidenta mesa de trabajo, DDHH y docente.
Su obra se encuentra publicada en varias antologías colombianas y de otros países y revistas, principalmente de Rumania (de  la asociación de escritores rumanos y en la editorial de la biblioteca metropolitana de Bucarest) Colombia, España, Argentina, Portugal, El Salvador, Chile e Italia.

Publicó “Cada vez que cobija el fuego” de ambivalente editorial y actualmente edita el libro de poemas “El bar de la avenida 33”, una novela, un libro de relatos eróticos (parte de una investigación que viene desarrollando desde el año 2007), producciones audiovisuales y de fotografía enmarcados en lo que ha denominado como “proceso poético, un licor de meu: expresiones sin texto”.
Ha sido invitada a diferentes festivales internacionales de poesía en Argentina y Colombia. Su obra como artista visual y escritora ha sido referenciada en diferentes periódicos del mundo. Su obra ha sido traducida al italiano, rumano, catalán y portugués.


"Quiero hacerte un hijo silencioso
de colores tan oscuros como este sol que se ha vuelto llanto
cuando me grito las puertas cerradas"



MIRADA

Más allá de las lógicas y aventuras
me puedes agarrar del cuello y respirarme.
Huir de mí en un triángulo de manos
y osar de especulador de trinos

Tu vista es igual desde la luz
y aquí: lugar de los espejos,
donde el repudio te cubre parte del rostro




LLAMADA

Se despiden transparentes
con crema de manos para despedazar el cuerpo
(Para esa limpieza no está de más el trapito)

Cada quien se viste con mantas recientes:
pareciera algunas veces que el tiempo
retomara las caricias y los cueros en la ceguera.

Él , acostumbrado a los escampaderos,
vibra los textos con gritos de fugas.
Ella arranca las paredes que sin ventanas observan.

Se abandonan en el caminar de cuerdas invisibles,
lazos que la tierra escupe con motivos

Ella arma ríos y cascadas de párpados.
Él, como escapista de las sienes, se los bebe:
etílico lápiz acordona en sus pesares

No son buenos para los nudos aquellos
que enroscan concentrados y lavan sus cortinas de piel.

de Cada Vez que cobija el fuego




CACTUS

Te veo a través de la pintura que recrean mis ojos,
el estómago domina mi espalda que se encorva
con un dolor creciente y piernas en escala.

Revientan lapiceros con desechos
¿Y qué más queda?
Esa luz me enferma.

Están tus brazos y la patita blanca de un gato
cactus interruptus en un tobogán de carnes,
un encanto de funerales que otros advierten
(virgen de narices y párrafos infectados)
Mis zapatos aletas nadan cerquita de tus barcos
permanecen alertas de sombreros y un armario abierto
(solo en uve se visualizan, cantan su desahogo)

En el pasillo de fotos que reviven los sitios fantásticos
vuelan arrastrados los honores por esa tierra que yace.

Mejor durar parte del tiempo entre los pájaros y el paraíso,
los plátanos son vestidos como muñecos de historieta
y es ahí donde su temible cuello no permanece tendido.

Ya veré cómo se van lejos de mí los fantasmas de la sangre
ya advertiré sus mojados sueños ir detrás de otros
socorriendo los suicidios que tiñen los carbones secos.




CANTO

Corazón pecaminoso,
¿Qué haré sin vos cuando me entre el arrepentimiento
con las cobijas de la culpa agobiadas en sus puños?
bárbaros llantos de trenes
pecho arrancado a mordiscos

¿Qué haré cuando ya no resista tus gritos y la hipocresía?
bálsamos de semen que cincelan tus arterias y tu andar
bonito
un tun tun que desprecio en mi angustia

¿Para qué me esperas?
Reventadas las lenguas en tu hielo
soñaré otra vez contigo,
agrio corazón de rabias

Entrégame la histeria de un regalo,
sueños tragados y colillas arañadas,
haré una almohada de plumas
y hojas crujientes de otoños.
Corazón pecaminoso,
quiero lunas en ventarrones
y fastidiosos cráteres del odio.

Corazón pecaminoso,
arróllate que irritas
de la prisa
la línea
y la blanca mano.



CUEVA DE FUEGO

Todo sábado es esperma
de lamentos y recuentos
Todo sábado es el martirio de obsequios
con residuos de sorpresas
aventajadas

Limito recogerme en tres pasos
viéndose los índices corriendo
como hacendosos sudorosos
No abordan ni el nivel asesino
de llagas puestas en equívocos

Mal día para trotar: llueve
y mis medias se han ido en los charcos
y días recorridos saltando

No renacen cuevas
ni otros dolientes
se objetan nimiedades
próximas.

Como ramas en sucesión
con besos de sol
van de helechos cruzados
en un jardín bonito

Retumbando peleas de gavilleros
revelando memorias
mirando rostro estallando de ardor

El tiempo y su desplome
en un abismo lento,
como vicio amando
su extremada delgadez,
sus rocas de rabia,
sus lacayos prometedores

Ahorro soberbia respondiendo relatos
recogidos en una cueva de fuego
que limpia tu nombre,
llama un segundo el camino rebotado
con sus nubes frotando mejillas
de terror con parlantes,
cortejando en su horizonte
sandez que referencio




TRANSEÚNTES ELECTOS

Amanecen extraños nadando
como si su piel
fuera una cortina de barcos

De noche todo se exhibe
en un santiamén de oráculos
por una corrida de exóticos

Reinician redundancias
en correos insulsos
y un asco premonitorio

Concupiscencia en texto
que oprime pechos
y espaldas magulladas

Se amanece con un grabado,
un rostro perfecto de luces
sonrisas, sudor,
noticias fascistas,
rabia de un país incierto

El cansancio que escarban
permanece inmóvil
en una lamentación de huesos,
hospitales de inyecciones
contundentes y abrazados

Se les amerita
como siempre y sin disculpa
abono,
tierra,
cal de huesos

Se duchan
con cuchilla de estiércol
y una pomada de callos




LETAL

Descárgame de risas absurdas
dulces besos y textos mordaces.
Ven y hurta
las mordeduras del aliento

Cuando puedas grítame los demonios
que con afanes abrazamos.
Ven y tira las ropas de segunda mano,
agóbiame para verte
ayúdame como enferma terminal
a este buen morir que quiere contar tu piel.

Haz del mundo
el resto del vacío
el poro de brasas
el desperdicio que nos cubre
todo eso a lo que recurrentemente llegamos.




LOCA

Me han llamado loca
la loca de la luciérnaga en la lengua

Me tiran lluvia en tejados transparentes
piedras de pintados suplicios

Lavan mi rostro con sables
me arrojan los trapos, la mierda
mis piernas se recogen
las voces ahogan mis pulmones

La loca de la luciérnaga en la lengua
tiene algo que contarles:
Se han pronunciado los remiendos de los callos
parapetos de las uñas cortadas por la mitad

Los Puños en las tráqueas
son los amantes de mi morfina
pero ni los codos del odio
vacilan en mi garganta
lejanos están ellos
con sus decanas máscaras
que se oxidan en los venenos del día




ABRAZO

Ellos se abrazan en un surco de líneas entrecruzadas,
con su mochila de perdigones acarician el pecho de heridas.
Se lapidan, lamen y desvanecen como si la noche sanara
la ceniza que habita en el desdoblamiento de las rosas.

A la vuelta se les ocurre mutar en un desencuentro,
vacilantes observan los edificios que trituran sus cabezas,
huelen el cuello de olores de sábanas, el espejo y la raja,
se escuchan atropellados lejanos con síntomas en los dedos.

Nuevamente las espigas del aliento existen bajo ellos,
la lluvia de los ojos -intrusa de las mejillas- es piel de calle.
Se laceran los forros, acarician de sí la vida del recuerdo,
los sueños ya no los visten, orugas del alba,
las desapariciones de llagas parten en las venas




SILENCIO

El amor que me brota en las pupilas
hace alianzas con mi muerte
se aferra a las uñas
al alcohol
a la sinfonía de las voces
a los estiramientos del otro día

Se llenan de escamas
las piezas del tiempo
lamen las carencias de las córneas
las ausencias
los disparos de despedidas
y sus atrevidas entregas
del amor escapista

Tu música de pecho
permanece en mi pómulos
escupe sus ahogos
en los ángulos de mi boca

Los brindis ya están exhaustos
se han quedado entrelazados
con lenguas parcas





.

PETRE STOICA [19.451]

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Petre Stoica 

Petre Stoica (Nació el 15 de febrero de 1931, en Peciu Nou, Timis County (Rumanía) - Falleció el 21 de marzo de 2009, en Jimbolia, condado Timis) fue poeta, traductor, periodista y bibliófilo escritor rumano. Fue uno de los fundadores de la "Generación del 60" espiritual junto a Nikita Stanescu, Calinescu, Mircea Ivănescu, Cezar Baltag, Modest Morariu, Vasile Gordu.

POESÍA:

"Poeme" (1957),
"Pietre kilometrice" (1963),
"Miracole" (1966),
"Alte poeme" (1968),
"Arheologie blânda" (1968),
"Melancolii inocente" (1969),
"O casetă cu șerpi" (1970),
"Orologiu" (1970),
"Bunica se așeaza în fotoliu" (1971),
"Sufletul obiectelor" (1972),
"Trecatorul de demult" (1975),
"Iepuri și anotimpuri" (1976),
"O nuntă de cenușa" (1977),
"Un potop de simpatii" (1978),
"Copleșit de glorie" (1980),
"Prognoza meteorologică" (1981),
"Amintirile unui fost corector" (1982),
"Întrebare retorică" (1983),
"Caligrafii și culori" (1984),
"Numai dulceața porumbelor" (1985),
"Suvenir" (1986),
"Viața mea la țară" (1988),
"Tango și alte poeme" (1989),
"Piața Tien An Men II" (1990),
"Visul vine pe scara de serviciu" (1991),
"Fabule și epigrame" (1995),
"Manevre de toamna" (1996),
"Marea pururi marea" (1996),
"Zicale și reflecții actuale" (1996),
"Uitat printre lucruri uitate" (1997),
"Insem-nările cultivatorului de mărar" (1998),
"Șambelan la curtea coniacului" (1999),
"La scufundarea vasului Titanic ,I-II" (1999-2000),
"Manevrele de toamna" (1996),
"Insomniile bătrânului" (2000),
"Vizita maestrului de vânatoare" (2002),
"Veșnic absentă veșnic prezentă" (2002),
"Carnavalul prenocturn" (2004),
"Pipa lui Magritte" (2005),
"Ultimul spectacol – 101 poeme" (2007),
"O nuntă de cenușă" (2008), și altele.
A tradus în limba româna operele unor importanți scriitori germani, fiind autorul antologiilor ”Poezia germana modernă” (1967) si ”Poezia austriaca moderna” (în colaborare cu Maria Banuș - 1968).

DISTINCIONES Y PREMIOS:

Premiul Festivalului George Bacovia, Bacău (1971);
Premiul Asociatiei Scriitorilor din Bucuresti (1971, 1974),
Premiul Asociatiei Scriitorilor din Sibiu (1985);
Premiul Uniunii Scriitorilor (1976, 1980, 1991),
Premiul “Serile de poezie Vânători", Piatra Neamț (1992);
Premiul National de Poezie “Mihai Eminescu”, Botoșani (1994),
Marele Premiu „Ion Vinea" pentru poezie (1996);
Premiul Uniunii Scriitorilor, Filiala Timișoara (1996);
Premiul de excelență culturală acordat de Austrian Airlines (1999);
Premiul Festivalului de poezie București (2000),
Marele Premiu al Uniunii Scriitorilor (2001),
Marele premiu al Traducătorilor acordat de APLER, București (2005),
Ordinul National “Pentru Merit” în grad de Cavaler.




CON TUS SOMBRAS

Es tan bueno no tener oro premios literarios hierbas secas
nadie te invita a las recepciónes de lujo así que
puedes dormir tranquilo con tus sombras y continuamente
las penas se transforman en nubes que van hacia la muerte
a mi me gusta escuchar por la noche el tictac oculto
de los gramófonos rotos aromas valiosos
salen de mis flores de immortelle tenidas
sobre un libro antiguo es tan bueno vivir
olvidado entre las cosas olvidadas

Traducido por Andrei Langa


CU UMBRELE TALE

E atât de bine să nu ai aur premii literare herbare
nimeni nu te cheamă la recepţii pluşate astfel
dormi liniştit cu umbrele tale şi pururea parcă
regretele iau forma norilor ce pleacă spre moarte
mie îmi place noaptea să ascult ticăitul ascuns
din inima gramofoanelor sparte miresme scumpe
se ridică discret din imortelele mele dispuse
pe o carte veche e atât de bine să trăieşti
uitat printre lucruri uitate




Tras la separación

Tras la separación
queda la tristeza del sable oxidado
la sal del pan se obscurece
la luz de la flor se pudre
y queda un espacio ilimitado
lleno de espejos que te engulle siempre
y siempre queda la tristeza de sable oxidado



După despărțire 

După despărțire 
rămâne o tristețe de sabie ruginită
sarea din pâine se întunecă
lumina din floare putrezește
și rămâne un spațiu nemărginit
plin de oglinzi care te înghit mereu și mereu
rămâne o tristețe de sabie ruginită
Després de la separació



Deprés de la separació

roman la tristesa del sabre oxidat
la sal del pa s’enfosqueix
la llum de la flor es podreix
i resta un espai il·limitat
ple d’espills que t’engoleix sempre
i sempre roman la tristesa de sabre oxidat
  


El poema

La hormiga atravesando indiferente
el filo del hacha.



Poemul

O furnică traversând nepăsătoare
tăişul securii.



El poema

La formiga travessant indiferent
el tall de la destral.

Traducción de Pere Bessó



Registre

Nasterea mea e trecuta-n registru
botezul meu e caligrafiat si el în registru
diagrama sârguintei si lenei mele -
urmarita în munti de registre scolare
furând cândva un trandafir pentru tine
am fost pedepsit si trecut în registru
între file cu rubrici grosolane
sta parafata cuminte
eterna mea dragoste pentru tine
fiul nostru: trecut si el în registru
mereu si mereu Petre Stoica prezent în registre:
pentru boli pentru gânduri pentru atâtea si-atâtea
datorii neachitate la timp
pâna-n ziua când capacul de sicriu al registrului gros
va cadea în sfârsit pentru ultima data
peste numele meu de om plecat dintre vii 





Sfaturi pentru cel care vrea sa-şi schimbe modul de viața

Taie-ți unghiile ca în nopțile de germinație sa nu zgârii chipul soției
daca suferi de podagra aşteapta revizuirea manualelor de botanica
fierbe ceai de sunatoare pentru orele când sosesc în vizita fantomele
reteaza capul curcanului ca acest mareşal senil sa nu mai întreprinda niciodata nimic construieşte-ți un sicriu cu motor sa poți ajunge la înhumare în condiții optime
fii familiar cu viespile care te înțeapa şi nu le fura dreptul la opțiune
sparge oglinzile moştenite întrucât în adâncul lor viermuiesc imagini meschine pe drumul încercarii înfrațeşte-te cu morile de vânt ele croşeteaza şi iarna în fața îndepartarii fii curajos exista ceritutdini şi în burta rechinilor în toate împrejurarile vieții considera mararul drept planta universala nu te lasa la cheremul lampii cu acetilena şi goleşte-ți singur buzunarele descalța-te fara teama şi danseaza polca pe covorul de maracini
aduna ban cu ban şi plin de încredere cumpara operele mele complete
asculta-mi sfaturile cu înflacararea specifica plopilor în vânt
iar încântatoarea ta tradare sa aiba loc pe vreme de ploaie autentica 






.

HERNÁN VALLADARES ÁLVAREZ [19.452]

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HERNÁN VALLADARES ÁLVAREZ

Hernán Valladares Álvarez nace en Madrid en 1970, lugar en el que se instalaron sus padres en los años 50 procedentes de México. Se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid.  Ya casado, se trasladó a Estados Unidos, donde impartió durante un curso lectivo clases de Literatura y Lengua Española como profesor visitante en la universidad de Darmouth College, estado de New Hampshire. Tras su regreso a España vivió en Salamanca, donde compuso su tercer poemario, Las horas y los hombres y escribió una novela, Dioses y mosquitos. Un año después, su mujer y él pudieron trasladarse a Asturias, lugar de origen de buena parte de sus ancestros. En Oviedo nacerían sus dos únicos hijos (años 2002 y 2006). Cuando parecía que había fijado su residencia en una pequeña casa cerca de Las Caldas, a 9 km de Oviedo, la más pura supervivencia le obliga a dejar Asturias, después de 13 años viviendo en ella, e irse con toda la familia a tierras mexicanas, pareciendo cerrar así un extraño ciclo genético de emigración, pues de allí habían retornado en los años 50 sus progenitores. Pero ningún ciclo se había cerrado todavía. Si se dice en la reseña biográfica de su novela El hombre diminuto que un accidente de moto a los veinte años (año 1991) le había hecho caer en brazos de la literatura, después de un año viviendo en la ciudad de Querétaro, México (año 2013), un nuevo accidente de motocicleta aún más grave, esta vez a los cuarenta y dos años de edad, lo obliga a ser trasladado de nuevo a España e ingresado en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, en el que estuvo nueve meses y del cual fue dado de alta el 14 de febrero del año 2014, con tetraplejia hasta el momento irreversible.  
Durante algunos años dirigió la sección de reseñas literarias de la revista de literatura profesional Voz y Letras. 

El autor ha dado algún recital poético y presentado sus poemas en público, por ejemplo en el Instituto Jovellanos de Gijón, dentro de la celebración de la 9ª edición del Salón del Libro. Algunos de sus poemas están publicados en revistas literarias, tales como El invisible anillo, que publica la editorial Eneida. 

Cuenta con varios libros escritos de carácter ensayístico, algunos sobre aspectos filológicos y otros más bien filosóficos, como Ser optimista o pesimista. 

Cuenta con cinco poemarios, El juglar del Apocalipsis, Vidrieras, el ya citado Las horas y los hombres, La sombra luminosa y En honor de la verdad (publicado en México por la editorial Praxis, 2012). También ha escrito varios libros narrativos, como las novelas Dioses y mosquitos y Tres domingos, o los cuentos Narraciones de la carpeta larga. 

Su novela El hombre diminuto fue editada por la editorial Bohodón en el año 2011. Novela de antropología ficción y marcado carácter psicológico, ha tenido muy buena acogida entre sus lectores y ha cosechado alguna que otra crítica muy laudatoria. Bien ameritaba una reedición en alguna editorial más potente y a la que apoye algún tipo de publicidad.

Recientemente (diciembre de 2015) ha publicado el cuento "El poder del subsuelo" en el libro antológico Mina de palabras, editado en Asturias y entre cuyos autores antologados se encuentra el poeta Antonio Gamoneda.

Cuenta con un blog, Diarius Interruptus.

Como consecuencia de su accidente y la subsiguiente lesión medular a la altura de la quinta cervical (C5), el autor reside con su familia (mujer y dos hijos) en Madrid, donde ha podido encontrar el mayor apoyo estructural —vivienda adaptada, apoyo familiar y médico—. Otros proyectos literarios se han visto interrumpidos para dedicarse a escribir un libro entre lo ensayístico y lo autobiográfico referente a todo lo vivido después de su accidente y durante los primeros meses y años postraumáticos. 

El trabajo intelectual, la retroalimentación de lecturas-escrituras, la Literatura es su mejor escafandra para poder sobrevivir en una inmersión perpetua, la constante aguadilla de la tetraplejia. Un buen puñado de proyectos literarios aguardan ser reemprendidos.


ALGUNOS POEMAS DEL LIBRO EN COMPOSICIÓN DESDE EL ABISMO, VERSOS INVÁLIDOS


PERMANENCIAS

Llamera, norte de León, verano de 2015

Entre este cielo azul de Castilla del norte,
las verdades se funden con los gases más nobles
del espacio total; bajo un claro fenómeno,
al tiempo que desciendo entre pequeños robles
trazando cada curva mi cuerpo paralítico,
doblada la cerviz, extremidades muertas.
Un lamentable icono. Naturaleza muerta
sin la gracia del lienzo, este árbol sincopado 
(poeta sin belleza). Bebo a través de un plástico,
meo a través de un plástico, he usurpado una concha
de dolor no más feo que su cuerpo de plástico,
sus ruedas ortopédicas. Todo resulta horrendo.
Ser más condescendiente, mi pródiga indulgencia,
funciona exactamente contra la ley divina,
tormentas o ciclones: es aplicable al otro,
mas nunca me resulta eficaz frente al espejo. 
Y en tanta claridad lo mineral me llama.
Tetrapléjico y solo recuerdo a mis dos hijos
que a tantos pocos metros, acaso algún kilómetro,
saltan, juegan y se ríen, la plenitud los dota
de inextinguibles llamas, tan lejos de mí mismo.
Como un muñeco roto me inclino hacia los lados
en este carricoche donde mendiga el cuerpo,
la escueta carretera, al fondo recortadas
verdiazules laderas, descendiendo hacia el río.
Vuelvo a pensar en ellos. Quiero legarles algo.
Antes de que la noche me derrumbe por siempre
o la profundidad del río amado y frío.
Y con temor del verso y de su arquitectura
quiero atreverme y lo hago, con osada abstracción
obstinadas proclamas en segunda persona
pronunciar desde el pecho todavía cargado
de esta temeridad inarrancable y mía:
criaturas nuestras, Blanca y Guzmán ¿en qué momento,
por qué instante azaroso surgisteis de la nada
y en este centro roto permanecéis invictos
con la sonrisa plena clavando permanencias?
Sin milagros, trompetas, sin misterios ni mitos
que os permitan, llegáis como llega la aurora
preñada de futuro y no hay otra razón
ni otro sentido dado; pero hacéis anidar
el imposible sueño de conceder la vida
y habernos hecho dioses creadores de otros dioses.
Buscad sólo la dicha mientras dure el milagro,
que os colmen los azares de esta gloria cautiva
en cada punto, en cada valle, bajo este cielo
donde os fundís vosotros con los gases más nobles.
No se puede querer como yo os quiero. Tanto.
En el fondo del río mi corazón se quiebra,
vuestro latir me nace. Lo mineral me espera.



ENTRE RESCOLDOS

Una mota de polvo que se adhiere,
mimética, invisible, sin matices
en la ruina infinita de la historia,
que quiere estar unida indivisible
al dolor, las torturas, a la guerra,
a tantos sinsabores en un cosmos
en cuya dimensión no se computan
las miserias del hombre, sus desdichas. 
En ese inmenso túmulo de mierda
donde se hacinan mudos los cadáveres
sin nombre, aterriza mi cuerpo exhausto
y su condena, y la insignificancia
de todo aquello que se ignora siempre
para poder seguir viviendo. Luz
que nunca advierte en esta otra ribera
de tinieblas resquicios que ensombrezcan
su hermosura, la hermética hermosura
de lo vivo. Y aunque este pesar tan hondo
presida mis instantes, aunque engrose
tan ligero la sórdida distancia
de la dicha y el plomo que me invade
emita sin cesar sus alaridos,
ciego optimista, miserable, sordo,
le seré infiel a toda metafísica
e insistiré en arder por cada aurora,
le miraré a los ojos al amor
aunque esté hueco, agotaré la vida
que aún me queda furtiva entre rescoldos.



LIRA A LA PARCA

                                            Qué descansada vida
                                            la del que huye del mundanal rüido
                                            y sigue la escondida 
                                            senda por donde han ido
                                            los pocos sabios que en el mundo han sido.
                                            […]
                                                                                      Fray Luis de León

Supongo que es sencillo
pensar que todo cuanto nos sucede
en este tiempecillo,
mirando atrás tan breve,
en pilares de arena se sostiene.

Que es todo un sinsentido
y en el regalo oculta su condena
la vida y todo el ruido
que se alberga y suena
en cada esquina es para darnos pena.

Si miramos de frente
torvo el rostro aparente de la parca
veremos que nos miente
y es hermosa su marca
cuando toca, nos besa y nos embarca.

Sólo dolor confiere
cuando ha llegado el día y nos esquiva;
lacera, daña, hiere,
es mucho más altiva
si te ve, devasta y deja el alma viva.



HABÍA APRENDIDO

Por fin, cuando sabía lo que era
el placer de vivir sin más complicación
que el día a día y aliado con un carácter inconstante
evadí los vicios más inmoderados
y me bastaba la jam session de mi reproductor,
un vaso de whisky y un cigarro
para satisfacer mis más recalcitrantes hedonismos,
cuando por fin había aprendido 
que también los placeres se domeñan
como dóciles animalitos indefensos
y retozar con mi mujer era bastante
y hacer buñuelos los domingos
a mis hijos
era una ofrenda máxima
y miraba con desdén la conquista de los reyes,
los oros, las glorias imprudentes
de una historia trufada de patanes,
cuando invité a Benjamín Franklin a mi escritorio
y me compuse trece leyes propias
como un pueril y envanecido Rudyard Kipling,
y Montaigne y yo nos arreglamos
para reconocer en cada acto cotidiano
un pretexto para el goce,
cuando Epicuro se hizo norma
y el viento de la vida empujaba la embarcación a mis antojos,
llegó el azar avieso
y a la vuelta de un cruce de caminos
me hirió sin el lujo de la muerte con sus cuernos de metal
Satanás, o algún sicario de los dioses,
y me tiró del caballo como a un Saulo
sin fe ni fatuidad ni designios improbables,
y me robó casi todo en la vida,
agarrotó mi cuerpo,
me asexó definitivamente,
privó de la caricia a mis dos manos
y me dejó la inteligencia sola
en una isla donde habita náufraga sin alas
y mis amigos me visitan
condenado a vivir con el enigma.
Le vendo el alma a quien la quiera.




Hernán Valladares Álvarez
En honor de la verdad

Diseño/Retoque de cubierta: Javier Muñoz Nájera
Editor digital: Titivillus


«He querido usar la impersonalidad en esta nota, porque de egotistas, egocéntricos, engreídos y fatuos está el mundo lleno y es raro encontrar alguien que se crea artista o intelectual que no tenga metástasis de egolatría», afirma Valladares Álvarez en la nota de En honor de la verdad. No logra —en sus poemas— huir del yo (como quiere el budismo) porque «no se ha podido hacer otra cosa», pero también porque —se pregunta— «¿con quién mejor vamos a estar que con nuestro yo?» Esa «cortesía gramatical», como dice Pierre Klossowski, llamada yo es, sin embargo, el punto de partida desde donde, gracias a un lenguaje colectivo, surge un mundo a la vez individual, subjetivo y universal: el mundo que el sujeto poetiza a partir de sus experiencias y de su tradición cultural (llámese Quevedo, Pessoa, Da Vinci, Ezra Pound, el mito de Jesucristo, entre muchos autores citados o evocados —directa o indirectamente— por Valladares).

Desde el primer poema, «Adivinación del poeta», se advierte un ojo involucrado en el mundo humano que rodea al yo, y no en la interioridad desgarrada del romántico. A la vez apocalíptico y jocoso, optimista y lúdico, la postura del poema que abre el libro es conocida: «El hombre [...] fragua la extinción» de su especie. Esta poesía le da prioridad al mensaje y en eso nos recuerda un poco a Enrique González Martínez, en quien yace un mundo profundo por descubrir en un lenguaje alejado de malabarismos verbales y del mero culto a la forma. Lo anterior es claro en «Asidero». Allí las imágenes se subordinan a las ideas y no al revés. Los poemas de Valladares son de ideas y conceptos. Hay hondo contenido que transita por estancias como el miedo y otras sensaciones, así como por el transcurso del tiempo, lo efímero de la banalidad, la juventud, el erotismo y la ciudad. Hay también a veces hallazgos como éste: «la prisa se diluía en el vacío/ como un Redoxon en tu sexo mojado/ y éramos magos de la noche y de la carretera,/ áfrodos guiados por los faros del coche/ hasta la sierra de Madrid». En otro poema, «Contra la (vana)gloria», las oraciones condicionales nos hacen descender hasta un decir «incontinente» de «improperios».

A veces irreverente, siempre risueño ante las verdades absolutas, el verso se percibe escéptico a pesar del a menudo barroquismo lleno de adjetivación. Tal vez uno de los mejores poemas sea «La verdad absoluta», definida como «puta barata». A ella se dirige el poeta: «te vendes al ingenuo, al inseguro,/ al hambriento, al rico, al persuadido,/ al idiota, al fiel a no sé qué, a nadie,/ a aquel que necesita sopa boba». Se trata de un poema contra los esquemas, dogmas y doctrinas; arremete contra esa peste de la humanidad llamada «verdad»: «¿Dónde estás, cobarde infame?» Y concluye: «Vete a la mierda./ Maldigo tus mil huestes fluorescentes/ y me quedo con mi luz entre las sombras».

JUAN ANTONIO ROSADO ZACARÍAS.


A Luis Martínez de Mingo;
Luisón: ¡las cosas que hemos visto!


Vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis horas a los muertos
FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS



El tiempo pasa y las aficiones literarias persisten contra la implacable realidad de los días. Uno, por puro transcurso de las estaciones, va madurando; sí, nos vamos poniendo viejos. Por pudor o dejadez nunca se ha intentado con demasiado ahínco publicar los versos y las prosas que, gota a gota, se van produciendo; se sigue escribiendo casi exclusivamente para el propio coleto. Ni siquiera para los amigos, o para muy pocos. Y llega un momento en que la crisálida decide ser quebrada para liberar quién sabe qué tipo de lepidóptero.
He querido usar la impersonalidad en esta nota, porque de egotistas, egocéntricos, engreídos y fatuos está el mundo lleno y es raro encontrar alguien que se crea artista o intelectual que no tenga metástasis de egolatría. Cierto catedrático de metafísica (metido más tarde a ministro) me dijo un día en la cafetería de la Universidad Autónoma de Madrid que hay que huir del yo en los textos. Más allá de esto, para nuestro equilibrio y para el equilibrio del universo el yo es un tumor que debemos extirparnos con el bisturí de la sabiduría (Buda, v. gr.). Si estos poemas aún lo contienen, es porque todavía no se ha podido hacer otra cosa. Y, a fin de cuentas, ¿con quién mejor vamos a estar que con nuestro yo?

Quiero agradecer a Carlos López, editor, poeta, ensayista y profesor de la UNAM, la publicación de este libro.


Adivinación del poeta

Las dotes adivinatorias del poeta
no se fundan en esqueléticos argumentos.
La gran bola del mundo gira en sus manos
declarando frágil
su verdad y su futuro cristalinos.
El hombre —os diré persuadido por esta antigua ciencia
del vate— fragua la extinción de su
e
  s
    p
      e
        c
          i
            e.

Pero me muestro optimista porque
—también os digo—
siempre de la ceniza
                          brotes
                 nuevos
      yerguen
se


Asidero

La vida de los hombres,
en fin, este monótono
golpeo de cadencias
y ritos más o menos laborales
no tiene otro asidero
que destrazar cualquier arquitectura
trascendente, más allá de donde llega
un proyecto, una idea, un horizonte.

Quedarse aquí asumiendo que del cielo
irán cayendo guirnaldas y limones,
y no hacerlo como el trompo que vira
con obsesiva vocación de centro,
sino como la roca,
rodeada de mar
y se permite sol,
musgos, olas, cubierta su arrugada
frente; quietud, depósito del aire.
Como único asidero
—y no está mal la cosa en absoluto—
llevamos en los hombros para el gozo
esta casa de sombras y de luces.


El miedo

A Kristina Zollinger, quien dijo que 
este poema le recordaba a
«La pantera» de Rainer Maria 
Rilke; será por lo del felino.


No teme a las estrellas el león
con sus ojos valientes
y ambarinos. No codicia su instinto
ni concede el vigor
sino la alternativa de la gloria.
Su poder es tan grande
que en la sombra nocturna amenazante
deambula con sus lomos
dorados por la luna
entre la selva y la sabana ocultos
torneando sus pasos con sigilo
inmaterial y ¡ay de quien se tope
con el regio barbado,
entre las sombras sombra
de luz dorada y noble!
Por nadie va al combate infiel felino,
noble infidelidad que lo enaltece,
más honroso que todas
las causas de este mundo,
pues es por sí por quien trabaja y vive
y no comete mal cuando devora,
que son leyes escritas
desde que vino al mundo.
Cuando perdona peca.
Como si no cortara
la hoz en el sembrado,
o no alumbrara el sol
o el hombre no gozara.
Es noble, es fuerte, pero yo lo he visto
huir de otros leones
o de un sonido extraño
o de un rifle que asoma entre los juncos
su desigual traición. El león, magnánimo de crueldad,
siente también el miedo,
y no hay grandeza alguna en quien no teme
sino en quien sabe aquilatar la fuerza
arcana del temor.


No descuidar la alegría

A quien nada conceden
los dioses, ése es libre.
FERNANDO PESSOA


Debemos evitar cualquier incuria,
pues el azar, naturaleza o dios
no importa, nos han puesto el mantel sobre la mesa
y los años persiguen el delito
de no asistir a la convocatoria.

Divisarás como un enigma leve
sobre tu sien, en la orilla del ojo,
la espuma de la edad. Y es imposible
hallar un vaticinio diferente.

Ellos, quienes persiguen tu delito,
canes son de obligada cetrería,
canes que infatigables alcanzar pretenden
tu paz, tus alegrías y tu gozo.

Por eso arrójate de tus dominios,
expúlsate de ese pequeño infierno
de caminar zancadas ignorantes
sacudido por un concepto horrible
e innombrable en el planto de un poema:
responsabilidad.
Es veneno contra la plenitud.
Sacúdete ese mal y sé consciente.
No pierdas el momento, que es precioso.


El miedo II (el león)

Destaca en la mitad del descampado,
calmo y solo, dignidad ambarina,
cicatrices en la piel, barba intonsa.
No ruge a la maleza.
Su grey está de caza.
Pero la paz se rompe proveniente
de la lejana madriguera humana.
Y un cortejo letal
se ha asomado cobarde
cargado de metal y de asechanzas.
Al descubrir a sus perseguidores
ha mirado de lado,
ha elevado su rostro
y está exento de miedo el contorneo
con que mide sus pies hasta la selva.
Simulará desdén en el umbral;
tornando lento el rostro
habrá de comprobar que no lo miran,
que los ojos oscuros de la muerte,
hediondos de pólvora asesina,
se apresuran cegados por la ira
cruzando el raso en pos de su trofeo.

Mas la espesura amable de la selva
cierra el telón para este primer acto.
¡Corre!, ¡salta!, es el momento
en que el instinto de supervivencia
—cuando nadie lo ve, fuera del claro—
lo impele como a un ciervo o una gacela,
indistinto el dolor que nos iguala,
huyente de un final definitivo.
Qué será si algún día el descampado
se extiende más allá de lo visible.
Pues conoce el león por sus bemoles
que antepondrá al temor siempre su orgullo.


La última cena

—Cómo estará provista nuestra mesa,
dime tú, Parvo, qué viandas, mantel,
qué servilletas son las que pondremos;
si son las copas finas de cristal
las más propicias hoy para el banquete
o si sacamos brillo a las de plata,
dime. Ubérrimo supongo que deseas
ver el festín. Cumplida está la hora
de este convite alegre y tremebundo
con que celebraremos entre risas
y acibarados llantos esta súbita
consumación del mundo, este final
del tiempo y de la historia, largamente
advertido por signos en el cielo,
sabiamente anunciado por los vates.
Dime también el vino y las botellas
que ordenas disponer sobre oropaño,
ya que ocasión tan triste lo merece,
tan triste y tan alegre al mismo tiempo,
pues se sabe que al fin no hay nada nuevo
sin extinción primera. Dime, Parvo,
con cuánta exquisitez lo disponemos
todo: la mesa, el ágape, la sala.
—Es bien sencillo, escucha: has de poner
en la madera tosca de la mesa
tres hogazas de pan sobre sus cuencos,
y el vino has de verter en sendas jarras
del más elemental barro sudado.
Cinco tasajos magros de cordero,
un queso y un cuchillo dispondrás.
Son bastantes las manos para el rito
completo de comer y de limpiarse.
La sala habrá de estar desnuda toda.
Sólo quiero en la hora de esa noche
vuestros ojos, amigos, y gozar
en la boca la verdadera fiesta
de un banquete final, sin más futuro,
de un banquete final ante la gloria.


La verdad absoluta

Verdad absoluta, puta barata,
te vendes al ingenuo, al inseguro,
al hambriento, al rico, al persuadido,
al idiota, al fiel a no sé qué, a nadie,
a aquel que necesita sopa boba;
a un precio de saldo te los ganas.
Quieren bandera fija,
un traje que ponerse,
un esquema seguro,
una doctrina
y hallan en ti la zanja en que sepultan.

Sepultan su propia libertad,
su mejor instrumento,
la dotación más alta de la naturaleza,
su inteligencia, su imaginación, su miedo.
O al enemigo.

Dijo Lawrence de Arabia
que la duda era la corona de espinas de Occidente.
Pero tú les ofreces la corona
de un rey estulto y poderoso.
Sal. ¿Dónde estás, cobarde infame?
Infame en su étimo sentido.
Inconcreta, absurda, contradictoria.
En estos tiempos en que campas a tus anchas
reinas con gloria laureada
y habrán de morir muchos hombres,
sufrir derrota inmunda la ternura,
granjear muerte y peste a medio mundo
hasta que las huestes de tus adoctrinados
sangren en el campo de batalla
toda la sangre absurda;
hasta que enfrenten con cuernos afilados
las hachas, las banderas y los dogmas.

Ellos te traen de Oriente;
aquí tienes también tus fueros;
cada uno te nombra
sin poder tocarte,
putrefacto tesoro, fantasma envenenado.
Qué tiempo tan feraz
para tus hijos.
El agua es verdad.
El pan es verdad.
El amor es verdad.
Todos los quieren y ante ellos
nadie discute sus esencias:
la beben,
lo comen,
lo ejercen.
Vete a la mierda.
Maldigo tus mil huestes fluorescentes
y me quedo con mi luz entre las sombras.


Infecundidad vital

Sí. Que pase la vida, simplemente.
Por asistir a la convocatoria
que no quede, y aceptar el misterio
de los otros y su comportamiento,
el misterio completo de la vida.
Que pase, simplemente, con sus pocas
declaraciones de cordura. Vamos
concediendo, implacables, la salud,
y dejando que el tiempo nos demuestre
esa impertérrita infecundidad.


Resumen hasta el descubrimiento

Me recuerdo de niño
hondo como un abismo,
solo entre paredes de papel con flores amarillas
y entre muebles.
Hondura, concentración
de un misterio
que oía lejanas
las voces de una madre
y de una abuela
y de una tata
(divinas las mujeres),
y el ocasional cacharreo
en la cocina.
De niño: presente puro,
Bondad tan honda.

Mi adolescencia
—me redimo—:
algún chispazo de alegría,
el despertar de la carne,
el temor del futuro
y algún que otro cristal roto.

La encrucijada de la vida
es ahora,
madurando,
renacido en mis hijos.
Procurando ascender de las profundidades
a la real liviandad
de cuanto nos rodea;
a un amor puro de presente,
a un mirar puro ya sin cristales,
sin pureza,
sin mirada,
sólo el descubrimiento.


Grecia, canto político

Papademos desborda a los sofistas,
Epicuro no quiere dar su opinión,
dado el estado lamentable de El Jardín,
y el SPA (Sócrates, Platón y Aristóteles)
renuncia a competir con troikas y las siglas
de la globalización (FMI, BCE y SUPUTAMADRE).
Demócrito se muestra renuente ante genomas y otras aprendedurías de brujo.
A quien debemos todo (y dicen que ellos deben, es de burla),
donde nació la verdadera luz,
el camastro donde Zeus encarnado en toro violó a Merkel-Sarkozy,
tú que nos diste el pensamiento, repiénsanos ahora,
destruye a la diosa Monedaúnica,
rompe las reglas, islandiza,
preña el vientre de esta crisis de goma
con tus hijos de hierro y de madera,
y presenta el regalo en Occidente;
allí en Iberia te regalaron Rosas como entrada,
expedito está el camino a tus huestes
cargadas de vino, aceite y terracota;
que las ruinas de la Acrópolis nos invadan
y el mundo retroceda dos mil quinientos años.



Los cinco sentidos y su peor 
privación

Quien no ama la vida, no la merece.
LEONARDO DA VINCI


Cinco son los sentidos de los hombres
—diez tiene la mujer, si dos se juntan—,
no hay carretera de cinco sentidos
—que yo sepa—, y su carencia —digo,
la de alguno de estos cinco sentidos—
deviene siempre en cinco privaciones.

Quien no ve es ciego, como el amor,
como el que sigue alguna ideología,
como el que sólo piensa y sueña en sí;
quien no oye es sordo, como el que escucha
«dolor» y no hace nada, el político,
el poderoso, indolente y cobarde.

Pero nos encontramos tres sentidos
cuya privación carece de nombre
(al menos entre el pueblo).
¿Cómo se dicen estas privaciones?:

Quien no toca, ¿es pues el intocón?
Y quien no huele, ¿es el inodoro?
¿O es un desodorante?
Pero aún es más confuso,
más patético e inefable el gusto,
porque quien no tiene gusto tampoco
tiene sabor. No gusta.
Así que ¿es degustado?
¿Está disgustado?
Sin gusto, no sabe…
…es tonto.
No sabe.
Por eso el mundo va igual que siempre
—no digo bien o mal, digo igual—,
porque
no sabíamos hasta hoy
que tonto —que hay tantos—
es aquel a quien la vida
no le sabe a nada.


Tres de julio

Hay días como batallas,
donde los ojos parece
que han llorado. Donde, oculto,
aguardabas el deseo ignorado de la noche;
anhelabas que el día terminara.
Es julio y es invierno tibio,
gris uniforme, plomo, vientre de ballena o petrolero muerto.
La noche al menos, amiga y aliada,
ha escondido la inmundicia de un cielo taponado.
Aquí en el norte hay días
—y está mal que lo diga un optimista—
en que es mejor no haber nacido.
Te hace inferior tan poca luz,
marchita tu amor propio,
y no es la cantidad tal vez, es su naturaleza,
esta fealdad de arriba,
esta sauna de estaño,
este agujero junto al mar, pero sin mar,
este taladro oscuro junto al pecho,
esta ignominia celeste,
esta maldita putrefacción de los fotones.


Me dirijo al hombre

Hiló Fortuna su red con nuestro ombligo
y nos puso sin más entre los otros,
desnudos a la sombra de la muerte,
entre el placer y la duda, entre el dolor y el goce.
Con el lógico tributo que nos toca
pagar por la firmeza de los huesos,
hemos optado por la dicha,
jugamos al azul todas las cartas.
Pero aun así: dios, mundo, hombre,
¿qué hemos hecho para que oprimas nuestro goce,
para que sigas pertinaz la encarnizada
consumición de nuestros semejantes?
Detesto la interrogación en el poema,
pero: ¿qué negra flor prende en tu alma,
qué vileza no aguardas para el cosmos,
por qué te afanas en el mal,
y no comprendes, ni aun soportas,
la idea de que el bien es la única moneda de cambio para el hombre



El hombre se empeña en el
progreso: lo maldigo

Ser hombres no destructores.
                                                 EZRA POUND


Baboseas y aumentas tus desvelos,
concatenas silbidos en la noche
y centelleas el hálito con farolas y cemento.
Pretendes conjurar tus medallones,
tus horrores, tus infiernos, tus infinitas faltas lamentables,
sembrando confusión en el concierto.

Volverás al polvo desde el polvo
a solventar las luces de los muertos.



Parábola a partir de la derrota de
Rafael Nadal ante Soderling

Ni siquiera era junio en la arena de París.
Espada en mano brincó frente al gélido adversario
y el juez de la batalla dio comienzo.
Frente al bárbaro engreído,
el broncíneo y delicado hombre del Mediterráneo,
donde se junta la esencia cultural de griegos y romanos
con el aire libre de las islas.
La osadía del hielo y el golpe estulto y asesino del dios Thor
se aliaron con las horas más bajas de Aquiles manacorí
y se dio el desastre inopinado
de la belleza, la más noble espada, el arte de la lucha, la gloria del laurel.
Y cayó sangrante hasta tocar su hombro contra el lodo.
Así, grotesco, áspero, antipático y pertinaz
se ha ido imponiendo el mundo de los bárbaros
al Mare Nostrum.


Decálogo personal

                              Un mandamiento nuevo os doy.
                                               JESUCRISTO

Amarás lo animado hasta el trémulo respeto.
Amarás incluso al ser humano.
Respetarás la vida de la mosca, la ortiga y el mosquito.
No cortarás un árbol y sembrarás alguno cuando puedas.
Cumplirás con la naturaleza que te han dado.
Gozarás de tus días plenamente.
No juzgarás.
Te reirás valiente ante mezquinos y melindres.
Incumplirás las leyes y las normas.
Serás sencillo y recto sin que ningún ladino te lo imponga.


En contra de mis antecesores

¡Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
JAIME GIL DE BIEDMA

He practicado la eutrapelia, amigo,
a riesgo de perder algunos trenes.
Cierto que al degüello de la noche
no está llamado quien detesta los neones.
Ni la barras ni el deambule
están a mi alcance, compañero,
ni me atraen los trópicos
de psicocapricornio.
No me seducen ni deslumbran
los panegíricos de tantos perdedores;
acepta las disculpas de un tipo que se ama,
que no precisa de absorber olvidos,
ni teme en los espejos las efigies del tiempo
galopando en sus ojos.
No me busques al pairo de esos troches,
que prefiero plácidamente conversar con los difuntos,
que mi noche es la noche del mar y de los bosques.



Cuándo, noble eclosión

Cueva nocturna, música
emborronada, opaco
embate agreste de la luz, herrumbre
de adjetivos que rondan
el marasmo, ¿con qué herida
coincidirán por fin los bordes del silencio?
MANUEL CABALLERO BONALD


Remedio a desalientos
y vestigios de sombra,
se apociman las palabras
en caldo resurrector de ambages y cimientos;
borbotea dentro un ser distinto
—como el príncipe Jenri,
crisálida gamberra y luminosa
para la regia eclosión de ser al fin Enrique IV—,
pero no halla nunca el punto de inflexión,
la gravedad postrera
que rompa el cascarón de
la sutilidad.
¿Qué decepción final nos hará mudos?


Razón literaria

Si escribiera estos versos, como dicen,
para que alguien se apiade de mi alma,
para que cuando algún incauto lea
me diga que descubre a un hombre nuevo;
si escribiera mi prosa, como dicen,
para hacerme querer, por descubrirme,
entonces no lo haría estimulado
por la sombra del árbol en el bosque,
por el silente ardor de primavera,
por el aroma tibio de los plátanos,
por el agua que bulle entre los tilos.
Ni siquiera una línea he dedicado
a la opinión de un mundo que aborrezco.



Contra la (vana)gloria

Si transitas la selva de debacle
con ese gesto inconfundible
de póker bluf perdonavidas
afrentando sutilezas
dominando el universo con lugares comunes
refocilante fascista de gaveta
franquistilla del lujo maniqueo
pretendedor de cabronadas a los pobres
pero garante predicador profeta
de no sé qué morales elevadas
si sigues por la senda del disgusto inmoderado
y púbero de ideas te sigues aferrando
a la descalcificación del húmero genérico
finalmente no te extrañe
que proclive a la verdad no te castigue
con mi fusta preñada de improperios
y termine por decirte incontinencias
menuda puta mierda irreflexiva.


Soneto existencial

No sé exactamente en qué sazón me hallo.
El otoño se pasa inadvertido,
aunque quisiera ser— ya no he podido—
vigilante perpetuo de sus cambios.

Que el vivir es joderse y un mal rayo
te parta, tiempo. Vocación u olvido.
Ésta es la diatriba en la que vivo,
esta fugacidad es cuanto ensayo.

No adivino el propósito de tanto
devaneo, ignoro si es dinero
lo que busco, si es gloria o fama o nada

lo que quiero; mas sé que me decanto
por la sabiduría. Desespero:
tanto vivir sin descansar me enfada.


La ciudad

La ciudad contiene su belleza en aristas y espejos,
pero también en parques sublevados;
somete al ciudadano a sus dictados,
apabulla con materiales cancerígenos
y es siempre émula de una señora distante y altanera
donde nacieron los gigantes de hielo
derretidos por Mahoma.
Detrás de tanta ostentación,
remota, escondida y enfaunada,
el Madrid de los Austrias
sigue guardando los huesos de Cervantes.





Epílogo de amor con tres sonetos



Y como ya otra vez tengo que levantarme,
cariño,
como fetiche contra la oficina
dame un pelito de tu culo azul.
RAMÓN IRIGOYEN


Cuando éramos jóvenes

Cuando éramos jóvenes
y tu vientre en verano
era un deseo de pandereta tostada,
una playa donde comulgar
la hostia de la veneración,
te iba a recoger hasta tu casa y después de unas copas
la prisa se diluía en el vacío
como un Redoxon en tu sexo mojado
y éramos magos de la noche y de la carretera,
Áfrodos guiados por los faros del coche
hasta la sierra de Madrid.
No importaba que el cable del acelerador
se hubiera roto a cachos
porque yo era un tirano de azares nebulosos
y conjuraba con fe ciega
los achaques de fortuna,
abría la portezuela del motor
ataba una cuerda al carburador
la introducía por la ventana de estribor (o del conductor)
(ardía de amor)
la mordía y aceleraba con los dientes,
pero ni Dios nos paraba hasta llegar a aquel pinar oscuro
donde arrancaba tu camisa de flores
surtidas por la sangre
y horadaba la noche con la sed de tu amor inagotable.
¿A quién le importaba entonces
que no tuviera carnet de conducir?


Las diez naves

Con sevicias granadas en mis dedos
he blandido esta tarde
la albúmina redonda
de la parte de abajo de tus senos.

Tus costas descendí
en estas mis diez naves
hasta escuchar el canto de sirenas
de un más allá perlado
donde aguardo esperando mi derrota.


Prolongación más allá de la noche

Candelabras la arena como un hueso de esquirlas
sobre tersuras sedientas de caretas.
No apeteces, sobria de espumas aún,
las turgencias peludas, mis urgencias.
Detienes madrugadas,
sorbes sueños,
mi asta claveleas
hasta topar de bruces en mi sombra.
El surtidor de tus columnas
no llega leve a darme espumas,
sino en tropel arremolina mi desdicha.
Date prisa, amor, porque hoy,
bajo este sol de siesta en las ventanas,
tras las naves batidas en la noche,
ansío hacerme lengua de tus plazas,
y absolver higadillos y rezumes.


Someto de anor

A tramontana pones tus penumbras
sobre la arena sangrienta de la cama.
Déjame que a palmadas te desgaje
y arrecie el ariete en tu dovela.

Tu redivivo tulipán oscuro
¿no pretende regueros en la sombra
calientes que derritan tus espumas?
Coloca los dos pies en las almohadas.

Belicosas te ciñen mis dos manos
tu matinal granada suspendida
marejando narices y relumbres.

Abre, anor, tus candeleros,
que viene de metal esta batalla
y ya tecleo el fondo de tu piano.


La muerte se aparece en mitad de la
madrugada y queda conjurada por 
la
intervención de Venus Príapo

Meditabundo y ebrio como un topo
renazco entre algodones y azucenas,
entre tules angostos, entre penas,
entre venas de amor a desafuero.

A deshora me envaro y me desvelo
y pongo en vilo y lid al triunvirato,
mayores son hazañas que a rebato,
más sonoras campanas que en el cielo.

¡Despierta, aurora, tus azumbres!
¡A desgranar babosas te declaro!
¡A ordeñar sinsabores y sospechas!

Blandamos por igual nuestras panoplias
para el ardor lebrel incandescente,
podremos juntos retorcer la muerte.


Legiones suicidas

Ennegrecido por la luz del día,
por la vulgaridad de sus quejidos,
ya salen por braguetas los tejidos,
mis glándulas de amor ya se porfían.

Arremete cegata y nunca fría
a pecar convocada por balidos
hasta que doy la cara, arrepentido,
de temblor lleno ante tu celosía.

Funámbulas creciendo mis legiones
acorralan recintos y laderas,
escalando, impávidas de suerte,

negros desiertos, surcos y algodones,
y en las cumbres guardando las maneras
no remedian toparse con la muerte.






.


JULIÁN PORTILLO [19.453]

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JULIÁN PORTILLO

Julián Portillo Barrios (Olivenza, Badajoz 1984)

La obra de Julián Portillo Barrios (Olivenza, 1984) se encuentra dispersa en un número creciente de antologías y revistas, destacando entre otras “Tropos” y “Quijote de papel” (Buenos Aires, 2009), “Bukowski Club” (Ediciones Escalera, 2008), o más recientemente “Per-versos Dehesarios” (Cuadern@ Maestr@, 2013). 

Le han sido otorgados los premios Manuel Pacheco (2004) y San Isidoro de Sevilla (2011) ambos en la modalidad de poesía. En el blog  Aullido recoge textos breves en prosa y artículos de opinión.

Poemarios: 

Ligero como una tumba (Cuadern@ Maestr@, 2014) ilustrado por Carmelo Vera para la colección Wahrnehmen de poesía e imagen, es una pieza editorial realizada en tres actos. Tres épocas diferentes de un mismo periplo vital documentado sistemáticamente con la morfología gráfica del poema escrito.

De RESISTENCIA AL FUEGO (Próxima publicación con Zoográfico Ediciones).

Julián Portillo asegura que escribe exclusivamente cuando las musas, siempre caprichosas, le tocan las castañuelas, o se le incrusta de pronto una tuerca en los intestinos. Afirma sin tapujos que no lo hace para nadie y que no tiene en absoluto pretensiones literarias, pero tal vez, los hechos dejen en evidencia la vaguedad de tales declaraciones. ¿Acaso no somos todos el producto resultante de nuestras propias contradicciones? 




*De LIGERO COMO UNA TUMBA (Cuadern@ Mestr@, 2014).


MARCHA FÚNEBRE

Allí donde habitan los muertos
suena sin tregua
una orquesta distante.

 al oeste
la llanura es como un atrio
donde los cuerpos danzan
andan, copulan, se desgarran
firman manifiestos, escrituras
defunciones arbitrarias.

asisten a fiestas infames
funerales clamorosos

ocupan las calles
en su rutina de muertos
saludan, se desairan
se mesan los ralos cabellos
con sus manos de muertos

pretéritos cadáveres
procesionan estandartes oscuros
con lemas indescifrables

cierran los bares
los clubes de alterne
las góticas catedrales

toman drogas oscuras
que marean y envilecen

conducen automóviles inciertos
conspiran entre ellos crímenes píos
delitos inconfesados

saben o presienten
que están muertos
que llevan instalada la muerte
en las entrañas

difuntos perfectos
vagan penando por la villa
trasiegan el valle

la villa y el valle
como un mausoleo inmenso
de escombros ancestrales

saben o presienten
que están muertos

pero la música no cesa
y los muertos que no paran
porque la muerte no pesa.


PANDÉMICA & MARRÓN

Ahí van, como fantasmas
como perseguidos
envueltos en una aura mortecina
inmersos en sus propias nieblas
siempre corriendo
de un lado para otro
perseguidos, siempre perseguidos
por sus propias ansias o el demonio.

Se les ve por la medina de Tánger
Casal Ventoso, callejones inmundos
de Granada
que huelen a ripio y orín.

Alucinados, destruidos
haciendo ostentación  de su cadáver
en las plazas públicas
en los centros comerciales, jactanciosos
en la miseria de su abandono, devorados
por la enfermedad y la abstinencia.

Muchachos que fueron bellos
vagan por laberintos insanos
con las piernas cansadas
y la psique hecha cristal molido.

Cruzando las fronteras del mundo
viendo atardecer intoxicados
a bordo de coches deplorables.

Ajenos a todo, incluso a ellos mismos
viven olvidando los nombres
y los cumpleaños familiares
durmiendo al sol en los parques de Manhattan
en los duros escalones del Alto Paceño
con el hígado reventado y sangrando por la nariz.

Negros de Brooklyn que tocan y no negro jazz
hijos impolutos de Lords Británicos
estudiantes de las clases medias europeas
bajo el influjo de la calavera
odiando al mundo por una u otra razón

padeciendo de frío, de soledad, de incomprensión
sudando la fiebre del pony amarillo, van
cargando la cruz de su martirio entre los edificios
arrastrando sanguinolentas llagas
por inmensas avenidas de hormigón.

Desastrados, repugnantes
temerosos siempre del mono y de la bofia
sabiéndose sin futuro, sin pasado, sin esperanza
buscan sólo unas monedas
que poder convertir en arena.


III.

Los grillos afónicos
de recitar plegaria
no pudieron teñirme de luto.

Era suficiente con el negro
de las noches de plutonio
al refugio luminosos de los bares
contra los dientes afilados de la nada.

Pero hace ya semanas
que no escucho el clarinete
la fiebre del sábado noche
se ha convertido en una tarde tranquila
de domingo, que se repite.

Entre el resto de habitantes de la ciudad
y yo, existe un espeso cristal blindado
que nos separa.

Sus conversaciones son para mí
un murmullo lejano, estéril.

Palabras sin más que se intercambian
y que no significan nada.

Sus miradas juiciosas, vacías de pasión
disparan continuas incomprensiones
sobre mi daguerrotipo de poeta.

Los espejos se han empeñado
en reflejar de mí tan solo el esqueleto.

Los libros releídos de mi pequeña estantería
bostezan estruendosamente
al mínimo contacto de mis dedos.

Una cantidad de seres inanimados
me señalan constantemente la salida:

como si yo no desease emigrar al sur en invierno
desde una vista de pájaro
o compartir el calor de una madriguera
bajo la tierra.



"LIGERO COMO UNA TUMBA" de JULIÁN PORTILLO

Por Samuel Jara 
http://www.lagallaciencia.com/2014/10/ligero-como-una-tumba-de-julian-portillo.html

Cuando vi el libro de Julián Portillo, la portada negra captó toda mi atención. La silueta de un ataúd con una calavera dibujada por un finísimo hilo. El hilo entra por el lateral derecho de la portada, dibuja su calavera y termina enhebrado en una púa, un hilo gris que apenas se ve sobre el fondo negro. La portada oscura, siniestra, gótica y romántica a la vez no tiene desperdicio. Abro el libro y me dedico a pasar las hojas contemplando las ilustraciones y detalles de cada página sin darme cuenta de que  hay palabras escritas junto a las imágenes. Por eso, lo primero que quiero hacer es quitarme el sombrero ante Carmelo Vera Trujillo por el trabajo de diseño, maquetación y sus ilustraciones que casan y se fusionan de una manera genial con los poemas de Julián Portillo. Quien tenga la suerte de tener el libro en sus manos podrá comprobar que el libro es una unión perfecta entre poesía e ilustración, donde cada una participa al cincuenta por ciento sobre la obra final. La ilustración no ocupa un segundo plano con respecto al texto, sino que consigue estar al mismo nivel y enriquecerlo como en pocas ediciones ilustradas he visto. De tal modo que el libro no sería lo mismo sin la parte gráfica, así como las ilustraciones se quedarían cojas sin el texto. 
            
El oscuro poemario se divide en tres partes. Tres partes de un viaje que comienza en la tumba (Ligero como una tumba) con poemas escritos entre 2006 y 2009.  En este inicio del viaje hay algunos poemas geniales como Fiesta Rave

[…]
he olvidado 
las normas básicas 
del habla 
y la geometría


veo la danza
de los cuerpos 
que se elevan sobre el polvo 


unos punk´s vendiendo anfetas
y bailando como apaches 
del infierno


no queremos escuchar
necios sermones
la vida de afuera
ya poco nos importa


aquí flotamos como helio 
en una atmósfera más densa.

o el caso del número VII, un poema negro sobre fondo negro:


Delirios de Grandeza es un poema con una fina ironía, no puedo evitar reírme cada vez que lo veo y la risa es una de las cosas que más admiro en literatura porque siempre me sorprenderá que un escritor me arranque una carcajada. La primera parte termina con una Canción para el fin del Mundo (Poema interpretable o performativo).
La siguiente parte se titula Poemas desde el otro lado (poemas entre el 2009 y 2010). Desde el otro lado de la tumba vienen poemas más variados en cuanto a temática y composición. El hilo de la portada continúa dibujando sombras y algún que otro perro que orina sobre un poema lo suficientemente vertical como parecer una farola.



VII

¡Perros!
Nos llaman perros
porque dicen
que rabiamos
que en las noches sin luna
aullamos solitarios
en colinas
alejadas
Perros nos llaman
¡Perros!
porque dicen
que mordemos
Que vagamos 
por las calles 
irredentos
ahuyentamos
a los amos
entre dientes
y a nuestro paso 
lastimero
ensuciamos 
sus ciudades 
con orines 
y excremento
Perros
nos gritan
desde lejos 
los cobardes
y nosotros
como perros 
aguardamos 
a que pasen.


Julián Portillo también es músico y se nota. Maneja muy bien el ritmo en todos los poemas y la rima aparece sin chirriar. Parece que no tengo nada malo que decir del libro, pero es la verdad. Me gusta tanto el contenido como el continente y todos los poemas me parecen muy buenos y muy acertados. No hay ninguna falla que destacar, aunque supongo que no todo el mundo coincidirá conmigo. Se puede apreciar que estamos ante un poemario realizado a lo largo de 7 años (no sé quién dijo que la media para realizar un buen poemario es 5 años) al que se le ha aplicado la lima necesaria, que elimine las asperezas y los poemas más rudos. El buen trabajo requiere su tiempo, especialmente en poesía.

La tercera parte se llama Los Restos de la Exhumación, con poemas en su mayoría numerados y más breves que los anteriores, (supongo que tras la exhumación los poetas son más parcos en palabras). Escritos entre el 2011 y 2013 muestran la reflexión y la duda que muchas veces nos asalta. El poemario cierra con uno de los mejores poemas y una ilustración que choca con el resto porque está llena de color. No quiero poner en esta reseña el último poema porque no me gustan los spoilers, pero para terminar dejo aquél que da nombre a esta parte:


Los restos de la exhumación

Algún día vendrás
pálida y hermosa
en b

usca de consuelo
a sacarme del cajón


Pero allí sólo hallarás
mis huesos
y el vacío de los días 
que nos restaron por vivir.



*De RESISTENCIA AL FUEGO (Próxima publicación con Zoográfico Ediciones).


CALL CENTER

Sentados en largas filas
de mesas contiguas 
separados por cristales

como adosados 
en pequeñas cabinas 
a un ordenador
con micrófono
y auriculares

te obligan 
durante ocho horas
a vender mierdas
que la gente no necesita
y que en muchos casos
ni siquiera 
puede pagar

pero eso da lo mismo
aquí
de nada valen 
tus buenos sentimientos
ni tus títulos

esto no es una ONG
ni la puta universidad 

hay que pagar el piso
y meter 
alguna cosa
comestible
en la nevera

si pescas a un jubilado 
tanto mejor
son una víctima
propiciatoria 
para estos fines

ya sabes
tienes que alcanzar 
los objetivos 
no sé cuántas 
líneas telefónicas
cuatro o cinco aparatejos 
conexiones fraudulentas 
a internet...

puedes hacerlo 
como quieras
pero no te salgas
del guión

pon mucho cuidado
en pronunciar 
las palabras 
prohibidas

nunca cuelgues
el primero
y jamás, jamás
se te ocurra
dejar mal
a la empresa

hay otros tipos
expiando
tus llamadas
y están tan desesperados
como tú.


PORNO

Una colcha
de horrendos
estampados florales
algunas botellas
a medio beber
junto a la cama
una absurda tabla
de planchar
en una esquina

debe ser
un vídeo de esos
que llaman
amateur
la habitación
es tan patética 
que no puede ser 
un decorado

hay una mujer
que a todas luces
está borracha 
o ciega
porque es imposible
fingir 
esa manera
de entrecerrar
los ojos
esa forma 
de empujar
buscando el roce
como un animal
en celo...

sí, los enfermos
de este mundo
gozamos
con su escuálida figura
a ratos desenfocada
nos corremos
con su dignidad
hecha pedazos
filmada 
con un iPhone

mientras todos
esos cerdos
de diabólicas sonrisas
le rellenan los orificios
y ella gime inmóvil
pálida y ausente.



PUNTO DE INFLEXIÓN

A veces es necesario
llegar hasta el fondo
y besar el cieno
para alcanzar
ese punto de inflexión
en el que ya solo es posible
asumir el fracaso
consumar
de una vez por todas
la derrota

o apretar los dientes
reunir las fuerzas
por pocas
que te queden
e intentar emerger
obstinadamente
de nuevo
hacia la vida.







.

CONRADO SANTAMARÍA [19.454]

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CONRADO SANTAMARÍA

Conrado Santamaría Bastida (Haro, La Rioja, 1962). Licenciado en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca. Ha colaborado en revistas digitales y de papel como MLRS, Al margen, Rojo y Negro y Zoozobra Magazine. 

Entre sus publicaciones están Canciones y revuelos de Pillín Pilluelos (poemario infantil inédito) y La noche ardida (también
inédito). Cancionero de escombros con hoguera (Trabuco ediciones, 2014) y De vivos es nuestro juego (Ruleta Rusa Ediciones, 2015).

Es militante de CGT. Ha participado en el libro /CD Voces del extremo:
Poesía y dignidad (Ateneo Riojano, Logroño, 2011) y en el poemario 65 Salvocheas (Editorial Quorum, 2011) y en diversas revistas digitales y de papel (Libre Pensamiento, Caleidoscopio, MLRS, El Perdigón...


La noche ardida
En Revista Viento Sur nº 120


Hoy la luz de la tarde
comunica a las cosas
un palpitar extraño,
un lento escalofrío,
como si el eco inconfundible
de un grito no emitido
persistiera en el aire,
ahondándose y ahondándonos.
Las ramas de los árboles crispadas,
la sombra de las nubes en el valle
como un reptil herido, los jirones
de niebla en la distancia,
el vuelo de los pájaros suspenso…
Y así todo parece
replegarse en sí mismo,
querer ir abreviando
su pulso y nuestro pulso,
la llama de una vela
que ya presiente su último latido.


Y podría haber sido aún más difícil.

La disciplina recta
del cuarto de las ratas siempre a punto
con razonables dientes. O la raya
de luz bajo la puerta a medianoche
con llanto en el pasillo.
O la sangre más cruda
de un padre acribillado en la cuneta
de una guerra perdida para todo.
O el hambre ya sin dioses
y sin sendas, como otro surco abierto
a la nueva semilla que se pudre
lentamente sin germen
en mitad de la ciénaga.
Sin embargo, todo fue más sencillo
y más indescifrable.
Las calles a finales de un septiembre
recién oscurecido y ya sin gente.
Y el doblar de campanas escindiendo
las huellas y filtrando
en todas las paredes humedades
que el tiempo afianzaba.
Y los olores viejos. Y el silencio
que abría cicatrices y cerraba
bajo una llave muerta la despensa.
Y volando por el cielo
la picaraza izquierda inexorable.



Y es un instante todo.

Humo
que en la distancia surge
y se deshace
como ofrenda a la nada.
Y en este altar,
que parecía eterno,
de golpe ya no queda
ni víctima, verdugo, ni testigo,
tan sólo una ceniza
sobre la ausencia de las cosas
y de los nombres muertos.
Liturgia del vacío.
Un humo en la distancia,
que en este instante es todavía y nunca.
Ya de regreso en casa me detengo
junto a la puerta.
Escucho.
Un vacío sin ecos me conforma.



LA CASA CERRADA

Esta casa cerrada tantos años
donde el aire no corre y huele a moho
y a fermento y a estrago,
y es el polvo la flor de la carcoma,
y tan viciado y tan enrarecido
está el eco en tinieblas
de las voces que alguna vez sonaron
que es muy duro, sangriento, el respirar.
Esta casa en derrumbe y habitada
por el rencor sin fraude
en cada cuarto, en cada
hondo rincón, en cada desconchado,
donde supura el agrio
afán de la inocencia y su materia
gastada por el miedo y los despojos
de la vergüenza herida.
Esta casa sin camino ni altar
ni tiempo ni esperanza,
puesta en abismo en medio de este pueblo
donde nada se cría, salvo el dócil
estertor de la piedra y el sudario
de la bruma en suspenso.
¿Qué vendaval, qué noche enfurecida
de qué próximo año,
arrancará de golpe
la herrumbre de los goznes
y abatirá las tablas
antiguas que condenan
las puertas y ventanas? ¿Qué aire vivo
aventará por fin el polvo muerto,
tanta miseria indigna,
y tanto hedor de tanta podredumbre?



Se me caen de las manos las palabras,
el sentido, la vida,
esta tarde de marzo en que las cosas
se muestran como ajenas,
sin aroma ni flor,
sin poros y sin fondo
ni caridad ni amparo. Yo camino
descabalado y solo
junto a un río que solamente es río,
bajo un cielo que no me corresponde,
entre piedras y álamos
que apenas si son álamos y piedras.
Los signos ¿dónde han ido?
El aire se enrarece y lentamente
se me enturbian los gestos en las aguas
de un mundo enmudecido.



PRIMERA APROXIMACIÓN

Este verso es verdad porque emociona,
porque arrastra a la sombra y al abismo,
si nombra luz y muestra una baraja
con seis ases de espadas que son copas;
este verso es verdad porque es un fuego
que incendia trampantojos y postizos,
mientras la lluvia cae dentro de casa
y tú me lees con tu piel mojada;
este verso es verdad porque es espejo,
porque es semilla, búho, aurora y fiesta;
este verso es verdad porque la muerte
se agazapa también tras cada acento;
este verso es verdad porque me miente.



ME OFRECES SIEMPRE DUDAS

Quizás no quede nadie más allá de la noche,
quizás las vestiduras se rasgan en silencio,
quizás las amapolas han sido siempre sangre.
Me ofreces siempre dudas como quien da un abrazo,
un abrazo tendido en el andén desierto,
el tren en la distancia, la maleta olvidada.
Me ofreces siempre dudas como si fuera un ramo
de flores luminosas en la niebla del puerto,
el barco en la distancia, la sirena sonando.
Me ofreces siempre dudas,
y yo te lo agradezco
y me quedo contigo a construir la casa
e hincar nuestra bandera cuando cubramos aguas,
para que el viento tenga colores donde asirse.
Me ofreces siempre dudas como quien da sustento,
como quien da horizonte al viajero esperado



CON BARRO OTRA ESPERANZA

Cuando el cálculo ha muerto
tras una vida en nada,
y la geometría del amor,
triste conciencia,
se hizo rota veranda donde asoma
el pánico su rostro extraviado
-a lo lejos, un páramo en ceniza,
derribadas estrellas, derrelictos,
duras migas de pan como palabras
olvidadas del tiempo, ya sin uso,
que no llevan a casa-, ¿qué nos queda,
mi amor, salvo este adobe
en ruinas, que ahora toco y se deshace
crujiendo entre mis manos, aventando
la pureza de tantas lluvias idas,
de tantos soles nuestros? ¿Qué nos queda
salvo esta tarde
penúltima de invierno ya sin nieve
y sin fábula?
Alárgame tu mano,
compañera,
y, en silencio y sin queja,
acaricia esta arena con tu arena,
tu agua con mi agua,
hasta formar de nuevo con barro otra esperanza,
antes que el vendaval del olvido nos disperse.





De vivos es nuestro juego. Ed. La Baragaña, 2015


A VECES UNO PIENSA

A veces uno piensa,
                                   y se debate
entre el amor al látigo y el precio
en crudo del pesebre
y el desprecio sangrante
de sí mismo, del yugo y del estigma.

A veces uno piensa,
                                   y se percata
de la carrera atroz trampa adelante,
de la voraz subasta
con muerto en las vitrinas,
del púrpura antifaz de la impostura.

A veces uno piensa,
                                   y se deshace
la carne del temor con su harapienta
mortaja de silencio,
la ceniza sin fe,
el templo de la muerte y sus cimientos.



CARNE DE PROCESIÓN

Fueron tiempos de hechizos y deslocalizaciones,
de estiércol y fuegos artificiales.
No sé si os acordáis.

Nosotros,

encorvados y alegres,

procesionábamos delante de las oficinas del paro vestidos de nazarenos,
procesionábamos por la mañana y por la tarde,
entre el redoble de los tambores y el estruendo de las cornetas,
procesionábamos por las noches también,
cuando las puertas de las oficinas habían sido clausuradas
y en sueños sudorosos nos empeñábamos en procesionar.

Bajo la lluvia, bajo la nieve, bajo los arduos rayos del sol
procesionábamos.

Procesionábamos
con nuestros propios pies, que descalzos arrastraban las cadenas,
procesionábamos
con nuestras propias manos, que ensangrentadas manejaban la disciplina,
procesionábamos
con nuestra propia canción, que silenciada se adhería a la polvareda.

Éramos carne de procesión.
           
Nuestros capirotes señalaban arrogantes el cielo,
mas la luz les huía,
nuestros cirios encendidos apenas iluminaban,
nuestros sambenitos devolvían su amarillo festivo a los ojos agradecidos de los espectadores,
que deslumbrados apartaban la mirada.

Procesionábamos interminablemente,

delante de las oficinas del paro,
delante de los estadios,
delante de los cuarteles,
delante de las catedrales,
delante de los patíbulos,
delante de las grandes superficies,
delante de los cementerios,
delante de los concesionarios,
delante de los parlamentos,
delante de las fundaciones,
delante de los hospitales,
delante de las cajas de ahorro,
delante de las cárceles,
delante de las administraciones de lotería,
delante de las escuelas,
delante de los parques temáticos,
delante de los manicomios,
delante de las redacciones,
delante de los urinarios,
delante de los zoológicos,
delante de los paraninfos,
delante de las comisarías,
delante de los solares en construcción.

Y procesionábamos delante de nosotros mismos
que nos mirábamos galvanizados y sonrientes por debajo del capirote
sin querer comprender.

Sonámbulos durante el día
y durante la noche sonámbulos.

Procesionábamos y procesionábamos
y a nuestras espaldas
no se derrumbaban edificios en llamas,
ni las nubes descargaban torrentes de sangre,
ni surgían del fondo del mar serpientes emplumadas,
ni las mujeres parían entre gritos niños decapitados.

Éramos carne de procesión.

Aquellos tiempos
de  verbenas y capitulaciones.

No sé si os acordáis.



YO ME CAGO EN BOTÍN TODOS LOS VIERNES

Yo me cago en Botín todos los viernes,
y los lunes también, cuando amanecen
los números en rojo, la quincalla,
los muertos robacueros y chinchetas.

Yo me cago en Botín por las mañanas,
por las noches también y al mediodía,
lluevan hostias, granicen pelotones,
capen a escuadra el rabo de mi boina.

Yo me cago en Botín sin calendario,
en cuclillas, boca arriba, al tresbolillo,
en público, en privado, con soltura,
luego me voy silbando, y ahí queda eso.

Yo me cago en Botín con beneficio,
yo me cago en Botín puerta por puerta,
yo me cago en Botín ciento por ciento,
yo me cago en Botín diente por ojo.


PREGUNTAS DE UNA MUJER QUE LEE
                                                          
Para Bertolt Brecht

¿Quién amasó el pan de los que edificaron Tebas, la de las siete puertas?
En los libros no se menciona el nombre de ninguna.
¿Acaso reyes y canteros madrugaron por leña para encender el fuego?
Y en Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién acarreó el agua para los que la levantaron otras tantas?
Y en Lima, resplandeciente de oro, ¿quién limpió las chabolas donde vivían los albañiles?
¿Quién les hizo la cena a los obreros la noche que terminaron la Muralla china?
La gran Roma está llena de arcos de triunfo.
¿Quién curó las heridas de quienes los erigieron?
¿Quiénes amortajaron a los vencidos por los soldados de los césares?
Bizancio, tan enaltecida,
¿acaso no tenía lavaderos para hacer la colada?
Incluso en la legendaria Atlántida, la noche que fue devorada por el mar,
hasta los esclavos que se ahogaban clamaban llamando a sus mujeres.

El joven Alejandro conquistó la India.
¿Quién amamantó y crio a sus soldados?
César venció a los galos.
¿No llevaba tras sus legiones siquiera unas prostitutas?
Felipe de España lloró cuando se hundió su flota.
¿Nadie más lloró la muerte de los marineros?
Federico II venció en la Guerra de los Siete Años.
¿Por qué siempre la guerra para resolver conflictos?

Cada página una victoria.
¿Quién fregó la vajilla del banquete del triunfo?
Cada diez años un gran hombre entre hombres.
¿Quién pagó los platos rotos?

Tantas historias,
tantas preguntas.



EL PRODIGIO DEL PAN

Y sin que ya esperáramos colores
después de tanto oscuro u otro gusto
distinto a la ceniza,
después de tanta hambruna a las espaldas,
¿quién nos iba a decir que esta mañana,
con palabras corrientes,
con los gestos más simples,
con los mismos pigmentos que antes despreciáramos,
íbamos a alcanzar lo que ahora toco?
¿Os acordáis? Un día
sacamos el mortero
y majamos al fin nuestra ceguera
hasta mudarla en harina de luz,
y la amasamos,
y de nuevo encendimos el horno de la plaza
para cocer alegres este asombro
de pan que ahora
compartimos,
compañeros sin más, al mediodía.



Rendijas las palabras

Se nos dice va y viene
el viento desde siempre ay enredando
las nubes los mercados
de su peso que caen
como manzanas
y se alzan se nos dice
los córneos armadillos consejeros
de natural necrófagos y el ciclo
de la lucha se nos dice por la vida
los muertos tan motores de la historia
entre ruinas de un muro de un cortijo
confuso se nos dice la paciencia
y no hay otra baraja
ni más vueltas
se nos dice no hay tutía
                                 y nosotros decimos
el viento desde dentro desde siempre
ay enredando nubes
manzanas y armadillos
muñecos y ventrílocuos decimos
el mismo mandamiento y a la espera
del milagro decimos del esclavo
en el solar en venta insostenible
con miedo en la garganta
y obedientes decimos consumada
la condición humana
tal y como
si no hubiera hendiduras
si no hubiera rendijas las palabras
los hallazgos
si no hubiera un adentro más adentro
con una voz distinta más genuina.



CIE

Con motivo de la reciente muerte de una inmigrante en el CEI de Aluche. Un auténtico crimen legal.

Sé que no abriré esta puerta impunemente,
mis papeles en regla
contra el azul en púas,
mi frente y mi perfil contra las cifras,
contra el plástico atroz,
impunemente,
contra el cristal tatuado de labios como llagas.
Esta puerta que reza
iniquidades
en las lenguas más cultas de la jungla,
que se extiende en el tiempo
como un hilo de sangre
hasta los hornos,
hasta la sucia arena
de playas que recuerdan,
hasta el cerco primero que acotó la vergüenza.
Un oscuro consuelo
supura la costumbre si se mata
sordamente el escrúpulo.
¿Qué le importa al salario
cuánto aprieta el grillete?
¿Qué le importa al testigo la mordaza?
¿Qué le importa al usuario
el color de la sangre?
No hay tristeza o refugio en el pecho del fuerte,
que se lava las manos y pasea
bien limpia su justicia.
Impunemente.
Yo sé que no abriré esta puerta impunemente.



Tardes de circo

Se acabó la fanfarria y de repente,
sostenido en el aire,
un redoble marcial con pantomimas 
organiza el fervor entre las gradas.

Crece y crece el tambor sin memoria o mañana, 
crece a jugos la sombra, 
la entrega de los pulsos, 
el fatal estandarte de la pista.

Bajo la luz del foco 
el domador 
ordena, disfruta, se atusa los bigotes.

Nunca sabrás,
oh, respetable,
oh, público sin tacha,
desde dónde te aprontan el instinto,
desde dónde consientes con el aro y la fusta.


Justo al borde

Justo al borde, 
ahora que hemos llegado justo al borde
Y los hechizos todos

(el nacar de las uñas y el teléfono
móvil y la casa perdida 
en la montaña y el desmayo 
violeta de una nube como espejos 
guiñándonos un ojo)

                               han sido clausurados,
justo al borde,

sentimos en la cara el viento cómo 
azota, cómo el vértigo 
aúlla en nuestro oído,
cómo retuerce el miedo, mientras

justo al borde, 

el pie tantea y se desprende
como un adiós la piedra 
en el vacío y nuestra mano,

justo al borde,

busca otra mano, otra 
en que ampararse, 

justo al borde 


y no hay lugar.




.

IVÁN RAFAEL [19.455]

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IVÁN RAFAEL

Iván Rafael (Oviedo, 1976).
Ha publicado: Monótonos golpes de Estado. Ed. Amargord, 2015



Trileros

A la vuelta de la esquina
sobre una caja de cartón
tres vasos del revés.

En cada uno de los vasos
un letrero rotulado con edding:

Políticos.
Banqueros.
Inversores.

¿Dónde está la bolita?

¡Tiempo!

Han gritado “agua”. 



Las cuatro estaciones

Que si en abril aguas mil.
Que si en agosto se hace el mosto.
Que si en octubre la hoja se pudre.
Que si en diciembre la tierra se duerme.

Y llegas tú.

Con las cuatro estaciones
en un solo día. 




Ya vienen

Ya vienen los agentes borrachos en su nombre.
Ya vienen los hampones abstemios en persona.
Ya vienen a derramar el vino que les compramos por el suelo
y a romper sus propias botellas de licores.

Ya vienen a decretar la Ley Seca
y a abrir sus bares clandestinos legalmente.

Si llegan,
esta misma noche quizá,
para confiscar los alambiques que ellos mismos fabricaron

esperaremos
con los labios brindando sin su alcohol
justo
antes
de destilarnos





Amanecer en crisis

La cisterna del baño corriendo.
La luz del pasillo encendida.
Y la cama sin hacer.

Los pétalos sobre la moqueta.
Sobre la mesilla una nota:
Ha sido todo un placer.

Una nevera vacía.
Una maleta helada.
Una factura de hotel.

En la boca el eco de tu semen.
En las tripas un para siempre
que pronunciaste / ayer. 





Desobedeceré

Cuando me hayan talado el brazo
desobedeceré.
Plantaré un árbol entre las losas de granito de la plaza.
Lo regaré.
Me sentaré a su sombra aunque caiga en la zona de estacionamiento.
Recogeré sus frutos sin códigos de barras.
Los comeré.
Me encadenaré a él cuando vengan las máquinas.
Me levantaré para verlo caer.
Y sujetando una navaja en la boca
grabaré un corazón con tu nombre
en el otro brazo.



Un poema de amor y veinte versos de mierda

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
(Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Pablo Neruda)


No puedo escribir un poema de amor esta noche
y recitarlo luego como un balance de cuentas.

Las cifras tiritan en los paneles de la Bolsa
alumbrando una noche con las estrellas en venta.

Los pretendientes pujan debajo de los balcones
cantando serenatas en la jerga financiera.

No puedo escribir un poema de amor esta noche.
No puedo escribir que me siento como una cartera

donde tu eres un valor repartiendo dividendos
con un saldo positivo entre ganancias y pérdidas.

Que tus manos dan rentabilidad a mi producto
aumentando el rendimiento del flujo por mis venas.

Que tus labios son una oportunidad de negocio
si amplias tu demanda para colocar mi oferta.

No puedo escribir un poema de amor esta noche
aunque abras tu sesión y repunte mi tendencia.

Aunque nos fusionemos y coticemos al alza
y mi capital de beneficios entre tus piernas.

No quiero escribir un poema de amor esta noche
sino veinte versos de mierda. 




Alarma general

El cielo se desplomó de repente
pero apañaron cajas de cartón.

Con un cordón le ataron la cintura
pero el mundo se fue partiendo en dos.

Fue entonces que sonaron las alarmas:
¡Gol! 




Voz de tiza

A Olga y los docentes en lucha

Te quiero por tu voz de tiza
tan polvorienta y gastada,
que no deja de ser blanca
partida.

Te quiero por tu voz de tiza
que a cada frase borrada
vuelve sobre la pizarra
y grita. 



Monótonos golpes de Estado. Ed. Amargord, 2015




ANÁLISIS DE LA REFORMA DEL CÓDIGO PENAL

Usted tiene una bomba.
Tipo penal del delito:
Tenencia ilícita de armas
junto a tráfico sanguíneo.

Usted tiene una bomba.
Procedimiento del juicio:
Será declarado culpable
siguiendo su propio ritmo.

Usted tiene una bomba.
Efectos del veredicto:
Le serán paralizadas
aurículas y ventrículos.

Usted tiene una bomba.
Atenuante admitido:
Que usted tenga una bomba
y nunca le haya latido.



Solicitud de ayuno al Congreso de los Diputados

Señor Presidente del Congreso de los Diputados,

En ejercicio de mi derecho de petición
contemplado en la legislación vigente
solicito,

sea tenida en cuenta y sometida a trámite
propuesta de
reforma del Reglamento de la cámara que usted preside
con objeto de incluir en su articulado
obligación expresa para sus señorías
de comparecer
a las sesiones parlamentarias
en ayunas

en virtud de las normas de conducta y decoro
a las que quedan sometidas
en el desempeño de sus cargos públicos

y a fin
de evitar
que cuando salga de sus bocas la palabra
democracia
se deba
a un eructo.




LA POESIA MATA

Ya sé 
que cuando sacan petróleo de una guerra 
no están pensando en metáforas. 

Sin embargo fíjate, 
ahora que quedó claro que el capitalismo salvaje 
es un epíteto, 
como los mercaderes hacen con el libre mercado 
prosopopeya 
y convierten la democracia en una hipérbole, 
y convierten la democracia en una anáfora, 
y toman el gobierno del pueblo en antítesis 
y administran su intereses con un símil 
y gestionan los países como empresas 
y exhortan a las naciones con un apóstrofe 
y se dirigen a electores y votantes 
y arengan a consumidores y clientes 
y reclutan mano de obra 
y alistan todas las metonimias 
y las llaman cascos azules 
y las llaman boinas verdes 
y decretan el comienzo de las perífrasis 
y declaran 
el envío de tropas para el inicio 
de operaciones defensivas en prevención de un ataque 
y dicen eufemismos 
y disparan 
eufemismos 
que provocan daños colaterales 
y causan bajas. 

Ya sé 
que cuando sacan petróleo de una guerra 
no están pensando en metáforas. 

Ya sé que ratatatatá 
no es más que una onomatopeya 
sin embargo fíjate 
que suena como un oxímoron 
de labor humanitaria 
en una misión de paz. 

Ya sé. 

Sin embargo 
fíjate ahora en nosotros 
recitando 
con una paloma como único símbolo 
mientras 
la poesía 
mata. 




ESTADISTICAS

Dos tercios de las tripas de una niña de seis años 
aparecieron esparcidas 
entre las bolsas de basura que recogía 
en un vertedero de Bogotá. 

Ocho de cada diez partes de la piel 
de un trabajador del turno de noche del taller textil 
que ardió en llamas en el centro de Delhi 
quedaron calcinadas 
tras el incendio. 

El noventa por ciento del labio superior 
del joven que abandonó Rabat para cruzar el Estrecho a nado 
se tornaron de color morado tras ahogarse en el mar. 

Varones de entre treinta y cinco y setenta años 
de más de cinco nacionalidades distintas 
sabrían decir el color de las bragas que llevaba 
aquella niña de Bangkok 
la noche que fue degollada. 

Entre cuatro y seis cajas de cartón protegían 
a la anciana que murió congelada 
en una calle de Moscú. 

Se considera estadísticamente despreciable 
el número de personas que advirtió este mismo suceso 
en una avenida de Washington. 

El hombre ahorcado en su piso de Madrid 
se asfixió 
de media 
ciento treinta y cinco minutos antes 
de que llamase a la puerta 
el secretario judicial. 

En el noventa y nueve 
coma nueve 
por ciento 
de los casos 
las autopsias 
revelaron 
restos de Big Mac en el estómago. 





DICES

Y dices que sin interés particular 
nada se habría inventado? 

Y dices que sin ánimo de lucro 
nada se llevaría a la práctica? 

Y dices que si no existiese competencia 
nada podría evolucionar? 

Y dices que sin las leyes del mercado 
nada de nada sería viable? 

Y dónde dices que compraste el idioma 
con el que me lo dices? 



EFECTO MARIPOSA

Aletea
una estilográfica por un despacho de Washington DC
y en la plaza Sintagma de Atenas
un anciano
se vuela
la tapa de los sesos.




.

CUAUHTÉMOC MÉNDEZ [19.456]

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CUAUHTÉMOC MÉNDEZ ESTRADA

(México, 1956 - Morelia, 2004). Actor de Uso y abuso. Fundador del Movimiento Infrarrealista. Ponchador y estilista a la vez. Turbas de colegialas podrían escribir tomos acerca de sus turbios enamoramientos. Considerado por algún camarada infrarrealista como uno de los poetas jóvenes más cercanos al aliento del jaguar.


LA BALADA DEL VIUDO 
(¿VERSOS ADOLESCENTES?)

Pensar que entre tu cuerpo y el mío
sólo hubo algunas cartas,
música de Rolling Stones entre cigarros de mariguana,
visitas dominicales al panteón,
besos cháfaros,
cachondeos musgosos bajo un árbol a mediodía,
recorridos a museos polvosos,
sonrisas estúpidas junto a una fuente
mientras las caricias envejecían hasta el tope,
conversaciones con tu madre
haciéndole ver las propiedades de la mariguana,
convencerla de que ahí no estaba la trampa.
Después,
algunas cartas espaciadas --pláticas almidonadas--,
lejanas visitas,
hasta que aquellas cosas
se van olvidando.

(Extraído de "Diez poemas y once poetas infrarrealistas", Cuauhtémoc Méndez Estrada -compilador-, El interpretador -literatura, arte y pensamiento-, nº 31, julio 2007).



Análisis

1

Dándose la espalda a sí misma,
la clase obrera internacional
expone las vértebras cervicales de sus conquistas
el apetito de las transnacionales y el capital.
Todos los gobiernos del orbe
-desde la remota China Popular hasta el Tío Sam-
copatrocinan esa carnicería:
la venta individual de la fuerza de trabajo.


2

El que no quiere ver,
ni con colirio limpiará sus ojos;
quien no quiere oír,
ni destapando sus oídos escuchará,
así fuera la voz misma de Dios
o el susurro del Diablo lo que hablase.


3

Arrebatados por la animalidad,
con gozo poblamos el planeta,
cultivando las artes del amor y la guerra.
Sobre nuestras cabezas elevamos dioses y demonios;
y placeres sin número practicamos.
Se queja el individuo de su efimeridad.

en Peso Neto (La Ratona Cartonera), 2016




SIGO CANTANDO CANCIONES DE ALEGRÍA
aunque Nostalgia atraviese mi médula espinal
y Deseo haga cosquillas en mi uréter.
La Soledad se raspa con mi pubis
y bailo con ella un bolero chingón
de a cartoncito de cerveza.
Austeridad palmea mi espalda
Y desflora mis vírgenes bolsillos.
Salgo a rolar con Tristeza.
Y en cada malecón del metro,
las naves de mis ojos parten
a hacer su travesía
sobre el mar de la gente.





CONDENADO
por mí mismo,
acá ataré la sentencia:
Portarse culero con los culeros;
ojete, con los ojetes;
decidor, con los decidores;
denunciante, con los denunciantes;
gobernante, con los gobernantes…
Reducirse a unos cuantos espacios,
en unos cuantos medios,
en pocas cuartillas,
menos palabras,
economía de letras…
hasta llegar a un simple
SI o NO
¡Sí! ¡Vivo!
¡No!, ya muerto.
Pero NO
endulzaré sus oídos con mis cantos
Ni a sus ¡Oh! ¡Idos!:
Ensalzaré con mi silencio…
Mucho menos les voy a dar el 
SI.




Noche blanda

Entre jazz, aproximaciones de blues, rock,
NADA.
Afuera la noche no es blanda.
Por Insurgentes corre un auto hacia el norte de la ciudad.
Un auto de caramelo como una oblea deshaciéndose
en las lámparas de la Coca Cola,
en los focos de neón,
a lo largo de la avenida.
El pecho es un venero de angustia
y la noche no se reduce a este cuarto.
En el periférico hay una colonia de cartón,
es Pueblo Quieto.
Todo el país es esta noche Pueblo Quieto
y no nos permite hablar como en confesionario.
La purificación se adquiere por el cuerpo.
Jazz. Jazz.
Angustia:
acompáñame a fumar un cigarro.
Luego uno más y otro
hasta que te canses y los dedos se me pongan amarillos
repitiendo como si estuviera programado:
FUMO. BEBO. COMPRO.
¡COMPRO!
Nunca he creído en el Paraíso.
Las uvas no se dan como peras,
del tamaño de las peras,
sino apenas como un pezón.
Creo que en esta noche no hay Luna,
sólo luz de
PHILIPS, S.A., 60 WATTS
y mal rock en el radio.
Esta música es insustancial,
inmaterial,
como vaniloquios entre magnates
o
NADA.

Publicado en Uso y abuso (1974-1976)






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MIGUEL MARTÍNEZ LÓPEZ [19.457]

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MIGUEL MARTÍNEZ LÓPEZ

Miguel Martínez López, Madrid, 1982. Profesor de Filosofía en Bachillerato. Ha participado en antologías y festivales como la del III Día Internacional de la poesía en Segovia o Voces del extremo 2014: Poesía y Resistencia. En 2014 ha publicado Mis pies de mono, su primer poemario, con la editorial Baile del sol. Reside en Madrid e intenta, como usted, ser feliz un rato largo, si es posible.



Nietszche estaba equivocado

Dios está mayor
Dios no ha muerto todavía.
Dios lleva unos cuantos siglos
jubilado
Baja todas las mañanas
con su chándal de estrellitas
y sus manos a la espalda 
a contemplar el mundo.

Primero hace un poco de ejercicio
en una de esas bicicletas estáticas
que ponen en los parques
Dios se monta, pedalea
y lentamente van girando las galaxias.

Luego se sienta en un banco
a ver cómo el sol riega las calles
con su manguera de fotones
hasta que se cansa y se dedica
a alguno de sus pasatiempos favoritos:
incendiar algún arbusto
separar las aguas de los charcos
multiplicar salmones y baguettes
convertir el agua mineral en vino tinto
todas esas cosas que le gustaba hacer
en sus buenos tiempos.

Los domingos por la tarde
Dios juega a la petanca
con sistemas planetarios muy lejanos.
Los lunes madruga,
baja andando al bar de siempre
y se toma un carajillo
luego se gasta en una tragaperras 
algunas trayectorias de los átomos. 

Dios está mayor,
se aburre
a veces se queda dormido
en cualquier parte
la última vez mientras roncaba
en su sillón de nubes
aquí abajo pasamos
dos guerras mundiales
veinticinco terremotos
y algunos genocidios.

El pobre ya no habla con nadie
y cuando la gente reza
sube el volumen de la lluvia.
Cada vez recuerda menos cosas
y ya no es tan omnisciente
como cuando era joven.

Son las cataratas del Niágara
las que tapan sus pupilas
los bosques nevados de Siberia
las canas que le han salido en la cabeza
el cambio climático
sus problemas de la próstata.

Él, que puso en pie la gravedad
que alicató el solito la Vía Láctea
que en su divina juventud
fue un Dios salvaje
de esos que por un pequeño enfado
desataban sin pensar El Gran Diluvio
y ahora, pobre
ya no le quedan fuerzas
para tanta omnipotencia.

Dios está muy pero que muy mayor
cada vez que sale de la ducha
y se mira en el espejo
se vuelve un poco más ateo.

El día que Dios se muera
no habrá grandes funerales
ni un coro de alondras y cigarras
entonando un réquiem
ni una bella explosión de supernovas

Dios se apagará despacio
en un tímido rincón de su universo
con la misma sencillez
con que se apaga la luz de la cocina 
sin hacer apenas ruido
lentamente
como se apagan siempre
las grandes ilusiones.


Las cosas son las cosas

Las cosas son las cosas
y no hay mucho más misterio
la piedra
cada mañana se coloca su disfraz de piedra
y sigue el guión a rajatabla
no improvisa
pero es imposible hacer tan bien de piedra
como lo hace ella.

Las paredes de esta casa
no echan de menos a los inquilinos antiguos
el cuchillo duerme a pierna suelta en el cajón
y no sueña con bañarse desnudo
en la sopa de verduras.

No esconde dudas existenciales mi zapato
y la silla no se siente abandonada cuando me levanto.
El paraguas negro
no tiene complejo de pingüino
y el pingüino
se conforma con vivir apingüinado.

Las cosas son lo que son
y están tranquilas en ese límite
sólo yo de entre todos los seres de este pequeño mundo
me muero por salir de mi frontera
por ser algo más que yo. 

Solamente yo estaría dispuesto a dar un brazo
una pierna, un par de primaveras
cualquier cosa 
por saber en este mismo instante
qué será de mí cuando yo no sea
qué comienza donde yo me acabo
qué demonios se siente
siendo tú.


Las muelas del juicio final

Nos encerraron en un círculo cuadrado
y nos pusieron a pensar en el futuro
Nos regalaron una zanahoria de plástico
nos llenaron el tiempo de peajes 
y resistimos con tres muelas del juicio.

Nos pusieron a vivir en la afueras de la vida
en las afueras del amor
en las afueras…

Nos regalaban las sábanas
para que pariéramos tornillos.
Nos alimentaron con pienso
nos explicaron
la mecánica del éxito
y resistimos con dos muelas del juicio.

Nos redujeron la alegría y la llamaron hobby
nos ensancharon el deseo
y lo llamaron grandes almacenes
nos precintaron las lágrimas
las más nuestras y tremendas…
Nos indicaron , nos contraindicaron
y resistía el juicio de una sola muela.

Brindaron con nosotros
por la fugacidad del tiempo
nos forraron el útero de hielo
Nos ordenaron los sueños
y a cambio nos devolvieron
un catálogo de muebles
Nos ocultaron la vida
pero nos compraron un poni
Nos sacaron los ojos y los echaron al cesto
nos sonrieron
en el idioma de las hienas
nos acariciaron
en el idioma de los perros
.
Nos dejaron, al cabo
provistos de todo
y desprovistos de muelas.

Cuando quisimos salir corriendo
ya era tarde
caminábamos tristes y correctos
desdentados 
con el estómago lleno de todos los escombros
y nadie mordió a nadie
y nadie mordió nada
y todos mordimos el estúpido polvo
de la nada.


Las palabras y las cosas

Yo no lo recuerdo
pero mi madre me cargaba en brazos
cogía entre las suyas
mis dos pequeñas manos
que no eran manos todavía
que eran ruiseñores mudos y ni eso
que eran cabos sueltos
y me obligaba a tocar los objetos de la casa
uno a uno.
Me presentaba el mundo,
consciente supongo,
de que el mundo se conquista con las manos.
Naranja, cuchara, libro, nariz, hermana,
inaugurando los sonidos
me ofrecía sus texturas y sus formas,
para que yo ensamblara mentalmente
las palabras y las cosas,
para que yo tendiera esa cuerda necesaria
entre vivir y pensar,
para enseñarme en fin…
la piel de las palabras.

Mi madre, al final nunca lo supo,
logró lo que quería
yo terminé más o menos
llamando a las naranjas por su nombre.

Pero aunque el mundo hasta hoy
me siga pareciendo incomprensible
y aquella cuerda se deshaga con la lluvia
lo que de verdad le agradezco
en noches inflamadas como ésta
desde aquí
desde el oro azul de sus palabras
es este afán incorregible
por tocarlo
todo.


El viaje

Qué hartura de  narices y de manos
son las  siete y veinticinco  de la tarde
y qué cansancio de pestañas y de boca
de palabras que ahora me chirrían
como grillos despistados en la lengua.

Ojalá pudiera al menos una vez al año
hacer turismo metafísico
cambiarme el antifaz de ser humano
salir de la oficina de mí mismo
y pegarme unas buenas vacaciones
por el resto inhumano de las cosas.

Meterme en una piedra por ejemplo
pasar la noche allí
los pies petrificados, las lombrices pasajeras
los húmedos ronquidos de la tierra.

Despertarme feliz como una roca
pero ya con las maletas hechas
y entrar tranquilamente en una higuera
pasear un rato por su tronco
subir en ascensor hasta la copa
y una vez allí tumbarme al sol
como la más despreocupada de sus hojas.

Quiero que organicen viajes a una fresa
estoy dispuesto a pagar tres años de mi sueldo
por convertirme un sólo día
en la pulga que cabalga a lomos de tu perro.

Reivindico mi derecho inalienable a ser un meteorito
quiero conocer otros objetos que también habitan  este mundo
temblar  en un violín
pasar el fin de semana en un erizo
acampar al raso dentro de una caracola.

Así después del viaje
cuando regrese a esto
a mis pies, a mis costillas,
a mi recobrada lengua,
a mi asimétrica sonrisa,
lo haré  con esa mezcla renovada de ternura, deseo e incertidumbre
con  la que el viajero vuelve de muy lejos
y abre despacito
la puerta de su casa. 

 
Masaje

A principios del siglo XXI un fantasma recorre Europa
es el fantasma del método Pilates
media Europa se abandona al menos dos veces al mes
en las manos blancas y veloces de su fisioterapeuta
el viejo mundo se ha convertido en un spa.
hoy se puede ir de Cádiz a Estocolmo
parando cada día en un centro de masajes
se reproducen como conejos las clínicas de osteopatía

Será por eso
cada vez nos duele más el cuello
de tanto mirar para otro lado.


Desobediencia

Obedeciendo se extienden los imperios
se construyen ejércitos,
aviones supersónicos,
se levantan catedrales.
Demos gracias a la bendita obediencia
porque ella es la verdad y la cuadrícula del mundo
porque ella nos ha abierto este camino de progreso
en la selva cerrada de los siglos.

Por eso la enseñamos en el cole
Porque la recta es la distancia
más corta y aburrida entre dos puntos.
Por eso  nos prohíben seguir con la mirada
la espiral en vuelo de las moscas
y nos hacen amarrar en un establo del cerebro 
los caballos azules de los sueños.
Y nos aconsejan :
es mejor un solo pájaro en la mano
que una desbandada en la cabeza,
renuncia a tu trébol de diecisiete hojas
asesina al dinosaurio que duerme
al otro lado de tu frente. 

Y sin embargo de la maldita desobediencia
no nos dicen ni mú
porque no se necesitan soldados desertores
ni conductores de autobús con inquietudes.
No hacen falta jardineros que rieguen con ternura
todas nuestras interrogaciones
y por eso matamos a los perros
que siguen suspirando como lobos
y suicidamos a los oficinistas
enamorados de la fotocopiadora.

Nos olvidamos, sin embargo, de que esta historia,
la nuestra,
comenzó desobedeciendo:
aquel intrépido homo loquefuera
que regresó de las llamas del primer árbol ardiente
con un trocito de trueno entre las manos
con una rama de fuego doméstica y minúscula
es el padre de todos los que estáis leyendo esto

Somos el animal desobediente
el hijo protestón de mamá Naturaleza.

La desobediencia
no construye autopistas
es cierto,
pero nos ha hecho surcar el universo
con el pequeño cohete de nuestro dedo índice
Sacarle la lengua al pasado
y su negra procesión de nosepuedes.
Pintarle un ridículo bigote
a todas las verdades absolutas.

La maldita desobediencia
nos hizo cambiar el jardín del paraíso
por esta pensión llena de goteras y palabras
por esta pequeña habitación con vistas a la nada 

Y quizá no vaya a salvarnos del incendio
pero mientras el miedo se empeñe en que callemos
habrá que seguir arriesgando la garganta
aunque solo sea
para que el obediente silencio
no llegue a tener nunca
la última palabra.


Teatro del absurdo

En el segundo exacto en que aterrizó la bomba de Hiroshima
hubo alguien en algún lugar del mundo
que no podía abrir un bote de guisantes.
Mientras caen los cuerpos desde la planta 65 de las torres gemelas
en la planta 18 una mujer sale del baño y sonríe aliviada ante el espejo.
En el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau
se eleva cada jueves una columna de humo negro
mientras en el roble más cercano es primavera
dos mariposas amarillas hacen el amor y son felices
El mismísimo día del fin del mundo
se seguirán rompiendo los calcetines por el dedo gordo.

Pero bajemos a tu vida:
¿Recuerdas el momento en que comprendiste
que habían dejado de quererte?
La noche interminable
bajo el cielo intoxicado de septiembre
y aquel sabor a wiski y aquella horrible telaraña,
pues al día siguiente aunque ya no lo recuerdes
el sol saltó del horizonte como un niño de la cama
te cepillaste los dientes como siempre
y luego pisaste un chicle de camino al metro.

Después de tu muerte o de la mía,
ojalá que sea dentro de muchos años,
ese mismo día por la noche
seguirá estando rica la tortilla de patata
alguien que nos quiso con locura volverá del tanatorio
se rascará la espalda y encenderá la tele a ver qué ponen.

Detrás de cada aquíyahora
siempre hay un allídespués agazapado
unos metros más allá de lo terrible
habrá alguien que silbe
dé una patada a alguna piedra
y siga caminando.

Empezamos a intuirlo
la gran tragedia humana
no es que echemos de menos un guión bien construido
ni un teatro mejor iluminado
ni siquiera que nos falte el Director de escena
la verdadera gran tragedia es sencillamente eso
que no hay tragedia.

En Voces del Viento Sur. Surada poética 2014/2015. 30 poetas de la conciencia crítica. Ed. El Desvelo. Santander, 2016



Las muelas del juicio final

Nos encerraron en un círculo cuadrado
y nos pusieron a pensar en el futuro
Nos regalaron una zanahoria de plástico
nos llenaron el tiempo de peajes 
 y resistimos con tres muelas del juicio.

Nos pusieron a vivir en la afueras de la vida
en las afueras del amor
en las afueras…

Nos regalaban las sábanas
para que pariéramos tornillos.
Nos alimentaron  con pienso
nos explicaron
la  mecánica del éxito
y resistimos con dos muelas del juicio.

Nos redujeron la alegría y la llamaron hobby
nos ensancharon el deseo
y lo llamaron grandes almacenes
nos precintaron las lágrimas
las más nuestras y tremendas…
Nos indicaron , nos contraindicaron
y resistía el juicio de una sola muela.

Brindaron con  nosotros
por la fugacidad del tiempo
nos forraron el útero de hielo
Nos ordenaron  los sueños
y a cambio nos devolvieron
un catálogo de muebles
Nos ocultaron  la vida
pero nos compraron un poni
Nos sacaron los ojos y los echaron al cesto
nos sonrieron
en el idioma de las hienas
nos acariciaron
en el idioma de los perros

Nos dejaron, al cabo
provistos de todo
y desprovistos de muelas.

Cuando quisimos salir corriendo
ya era tarde
caminábamos tristes y correctos
desdentados 
con el estómago lleno de todos los escombros
y nadie mordió a nadie
y nadie mordió nada
y todos mordimos el estúpido polvo
de la nada.



Pequeño consejo de convivencia felina

Hay un tigre debajo de tu almohada
hay un tigre azul océano
que salta a tu pijama desde fuera de las cosas
hay un tigre colmillo de pregunta.

Apagadas las luces de la casa
una vez hecho el repaso cotidiano
de facturas con el mundo.
cuando ya has pensado en fulanito
cuando has pintado de trece colores  el techo
entonces te quedas solo
muy solo
y piensas en eso
que yo no sé lo que es
que tú no sabes lo que es
que nadie sabe.

Hay un tigre debajo de tu almohada
Hay un tigre de ternura sin retorno
Hay un tigre salvajemente humano
debajo de tu almohada y de la mía.

Es para siempre
puedes conversar con él
aprende a soportarlo
 no lo domestiques. 



El amor es un terrorista suicida

El amor es un niño, 
el amor es un niño …deforme
un tomate que habla
un engendro.

Con todo lo que cuesta  alimentarlo
mantenerlo en equilibrio,
y de repente sin venir a cuento
se hunde, se hunde…
y uno ve salir las ratas por debajo de la cama
despaciosas
con un cigarro de hielo entre los dientes
Y se te pasan la horas y las nubes
buscando un trozo de pan al que agarrarte,
buscando las gafas o una monda de palabra
que lo vuelva a pegar todo.
Pero sólo  vienen escapadas rurales y toses y cojines.

El amor es subnormal,
de repente sin venir a cuento
se jubila anticipadamente
y a vuestro sábado le crece ese tumor de los domingos
compras el periódico y te descubres llorando los deportes
y sus labios…
que eran canela  y cocaína,
-antes-,
ahora  la estación de servicio de una autovía de peaje.

El amor es imbécil,
de repente sin venir a cuento
se  larga, no te dice dónde
pero  te deja arrasado y luminoso
lleno de fantasmas
como una aldea indígena cuando el imperio ha pasado
como un  caimán en el desierto más desierto
y sus verdes y tus rojos y tus casas incendiadas
y  tus mujeres violadas en la luna.

El amor es un terrorista suicida
que un buen día  busca el mando de la bomba…
Y en este restaurante nadie sabe nada de nosotros
nadie nos mira,
los dos hincamos la cabeza
en la estúpida carta de los postres
como quien lee los planos de evacuación
en el centro mismo del incendio.
Mientras el amor pulsa el botón
y nadie alrededor escucha la bomba...

Salvo nosotros
porque después de la explosión cambia el silencio
y de pronto ya no nos miramos a los ojos
y ahora  nos queremos mucho
pero nos evitamos  los ojos
como se evitan siempre
los ojos de los muertos.

En. Voces del Extremo. Poesía y resistencia. Ed. Amargord, 2013




Mis pies de mono

[Por Jorge García Torrego]

La primera vez que vi a Miguel Martínez López fue un martes cualquiera, hace ya unos años, en los Diablos Azules. Recuerdo que no es que me gustara su poesía, es que me sorprendió. Fue rápido el paso de la risa de alguno de sus poemas al frío de la angustia existencial y luego alguna de sus imágenes poéticas me remató. Joder. Le pedí su nombre y lo busqué por Internet. Descubrí que tenía un blog, Mis pies de mono, donde publicaba sus poemas. Ahí quedó la cosa porque tampoco le volví a ver, o si le vi no lo recuerdo. Y hace unos meses, en este zoco digital que es facebook, descubrí que alguien iba a ir a la presentación del libro Mis pies de mono, de Miguel, en esa semana. No pude ir, pero sabía que ese poemario iba a ser un atlas del dolor, de la alegría, de la angustia humana.

Y no me equivocaba porque en este libro publicado por Bailedel sol encuentras la agujeta enorme que supone hacerse mayor, como en el poema que inaugura el libro Cambio de asiento,

(...)
Guapos y valientes,
en el futuro atravesaremos
los campos, las ciudades,
sujetos a las crines de nuestro
caballo de acero.
(...)
Cómo imaginar
el asiento de delante
las mañanas de clínex y bostezos
la primavera gris de los semáforos.
(...)

Se puede decir que Miguel, desde la rutina y lo más opaco que te venga a la cabeza (hacer la compra, filosofar en la taza del váter, las axilas, los mosquitos del verano, el deambular mirando una manzana o al cielo) sabe desenrollar y multiplicar un paisaje rico y exacto. Digamos que pone la cantidad exacta de cocodrilo y de despertador, de risa y de muerte.

¿Y cómo no se va a admirar la poesía de un tío que escribe el poema Las palabras y las cosas? Ese poema que por supuesto quise, quiero y querré escribir porque consigue la magia de los poemas buenos y venenosos, que al leerlos crees que te han salido de dentro, que lo de fuera solo ha vuelto:

Yo no lo recuerdo
pero mi madre cargaba en brazos
cogía entre las suyas
mis dos pequeñas manos
que no eran manos todavía
que eran ruiseñores mudos y ni eso
que eran cabos sueltos
y me obligaba a tocar los objetos de la casa
uno a uno.
(...)

http://mispiesdemono.blogspot.com.es/


Y así te quedas, con cara de tonto y solo llevas treinta páginas del libro. La verdad es que es un libro currado, en el que aparece todo el mundo, incluido el currela (en el poema El extraordinario caso del hombre normal) que toma el café a tu lado cualquier mañana y que no leerá (creo) ningún libro de poesía porque no se siente identificado. (Pero en este si). También Miguel Martínez tiene la precisión o la alquimia o yo que sé de poder hacer imágenes poéticas como estas,

Llueve y es una catedral gótica/puesta boca abajo,
era tiernamente difícil/como el centro de un sudoku
Hoy el cielo limpio/como un portal recién fregado

Y ya veis, qué ojo tan normal y tan extraño tiene Miguel, qué dualidad (de puta madre) para seguir madrugando, desayunando, comiendo y viviendo y por otro lado, todo lo demás. El libro publicado por Baile del sol vale mucho menos dinero de lo que debería así que, antes de que alguien se de cuenta y se chive y suban el precio y a Miguel Martínez López lo pongan en altares y esas cosas y le regalen bolígrafos y cuadernos por las calles, id a comprarlo. Si no os gusta, leedlo de nuevo.

Aquí os dejo mi poema favorito de este librazo, que además me recuerda a mi poema preferido de tooooodos, el de La masa de Vallejo:

El poeta impuntual

El poeta vio una
puesta de sol
dulcemente hemorrágica
afiló sus lápices
muy rápido
y se sentó a escribirlo.

El poeta vio
a una mujer desnuda
siniestramente blanca
afiló sus lápices
muy rápido
y se sentó a escribirlo.

El poeta vio
a un niño devorando una chocolatina
despiadadamente puro
afiló sus lápices
muy rápido
y se sentó a escribirlo.

Por más que lo intentase
siempre llegaba tarde,
Siempre tarde
y la poesía de allí
se marchaba antes.

Cansado
el poeta se miró al espejo
afiló sus lápices
muy rápido
y se sentó a escribirnos.



.

JORGE GARCÍA TORREGO [19.458]

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JORGE GARCÍA TORREGO 

Nací en septiembre de 1986 y he vivido la mayoría de mi vida entre Miraflores de la sierra y Torrelaguna, dos pueblos ubicados al norte de Madrid. También ha vivido en Santiago de Chile, Otavalo en Ecuador, Madrid capital y Götemburgo, Suecia. Actualmente vivo en el barrio de Lavapiés, Madrid. Soy licenciado en periodismo por la universidad San Pablo CEU de Madrid y la Universidad del Desarrollo de Santiago de Chile y tengo un máster en Investigación y formación en literatura y teatro en el contexto europeo en la UNED. 

En el colegio aprendí a juntar palabras y la poesía a llenarlas de gente. Llevo veintinueve años buscando en qué hogar terminan todos mis caminos. Uso el trabajo para sobrevivir, la poesía para vivir. Soy el minero que desaparece en el abecedario y vuelve manchado de lágrimas. De tanto escribirme en la mano se me ha metido la tinta dentro.

Menciones literarias:

Ganador del XVI Premio Internacional de relato Hiperbreve Círculo Cultural Faroni, con sede en Madrid, España, con el relato “Volver a casa”, en 2008.
Ganador del primer premio de adultos del concurso literario de cuento Juan de Mena de Torrelaguna (Madrid).
Finalista del 1er Certamen THElunes, en las categorías de relato corto y relato de humor.
Finalista en el III Premio Criptshow, festival de relato de terror, fantasía y ciencia ficción, con el relato, “Hasta arriba de pasta”.
Ganador del VII Concurso de Literario Vicente Aleixandre Miraflores de la Sierra 2012 en la categoría de poesía 
Finalista en VIII Concurso de microrrelatos UAM-Sant Louis University 2014. 

Publicaciones varias:

2016: Cercanías, libro publicado por Baile del Sol, (poesía)
2015: El fenómeno poético de las Jams Session de poesía en el Madrid del siglo XXI (ensayo)
2014: Ojo y ventana, libro publicado por Canalla Ediciones, (poesía)
2014: Revista Conjetura, Puerto Rico, (poesía)
2013: Antología Erosionados, edición de Adriana Bañares, editorial Origami. (poesía)
2013: Antología Revista Esencial número 1 (poesía)
2013: El racismo en las novelas "Escupiré sobre vuestra tumba" de Boris Vian y en "Los príncipes nubios" de Juan Bonilla. (ensayo)
2013: Antología en revista Corrientes, revista franco-argentina (relato)
2012: Antología El camino del corazón solidario (poesía)
2012: Zombie Journal (poesía y relato)
2011: Publicación de relato en antología El rapidín, micorrelatos iberoamericanos 2011, con la editorial Cascada de palabras Cartonera de Mónica Gameros. (relato)
2010:Publicación de poemas en el libro “Selección de poemas de 10 autores” de la editorial KIT-BOOK con ISBN: 978-84-92808-29-8 (poesía)
2010: Publicación de relato Hombre lobo 2.0 en el libro cuentos alígeros de la editorial HIPÁLAGE con ISBN: 978-84-96919-26-6. (relato)
2009: Actualización del concepto Aura de Walter Benjamin (ensayo)



España

Un país apretado entre los cables mojados del expolio
una casa sucia más allá de los turistas,
el gris de la resaca de vino barato,
la soledad de las mujeres multiplicada en las cocinas.

Yo no soy futbolista
no soy emprendedor ni entiendo vuestro idioma de luces y maquillaje
intento el lenguaje a ciegas de la carne pero en España un poeta sirve para calzar una mesa
para decorar una casa
o para hacer agujeros en el hígado de la noche.

Que alguien me diga dónde
en qué esquina podré hacer espirales con las vocales
cuántos escalones hacen falta para partirme la columna
cuántos amigos perderé por el camino
y cuántos metros le quedan a este cable de esperanza
que me corta las manos.


Ébola

Recemos al Dios de fuego y palo que nos curó de la peste
ya llega el odio
el aullido del miedo golpea los vagones de metro
guarden sus lenguas y la piel en la primavera del recuerdo.

Montemos las hogueras higiénicas que nos limpien
que nos alejen de las brujas y los negros
dos vueltas a la llave
tres contraseñas 

afilemos el ojo que nunca fue compasivo
seamos peores que el ébola
rompamos la palabra acunada en el cuerpo con tanta caricia
seamos salvajes
bestias un paso detrás de la locura
ya llega la señora Mato a nuestra puerta. 


*


Tu lengua como venganza dulce de la cueva
algún tipo de oleaje
quién sabe qué raíz o qué riachuelo.

La silueta más borracha se desabrocha azúcar en la punta
risa y equilibrio pata coja
mi lengua no se olvida de tu olor
tu lengua no se olvida del desmayo.



18

Se hace un moño y lo convierte en asterisco, en punto de atracción, en desagüe de todas mis dudas. Un moño que libera la pista de aterrizaje que es su nuca, huerto de perfume aún sin cultivar. Nuca que encierra un siempre, un temblor, un acantilado circular y caliente.

Invoca el misterio de las tormentas y ahí está la contraseña del mundo, como el nudo donde coge fuerza la madera o preparar la hoguera para la noche. El malabarismo de sus dedos escondidos en su pelo, despejando el cuello de melocotón en curva.

Yo miro su cuello. Su sinceridad abierta como granada, igual de fresca. Algo escondido se escapa cuando quiere estudiar, o ver una película, o ponerse cómoda. Atrapa algo con ese juego de manos, enrollada la goma en su muñeca prepara el anzuelo,

el centro del mundo,

la piscina de todos mis trampolines. 



Hoy

Hoy un chino se comía las manos
para no dárselas al ogro del dinero.

Un hombre pantera se revolcaba en cal muerta,
celebrando el progreso.

Cada vez más leña y menos colibrí
cada herida más costra y menos latido.

Nos quedan tres dedos fuera de la ciudad
tres nada más para pedir auxilio y ya se escucha la risa
de las hienas de traje impoluto.



19

Internet este ruido en la cabeza y este agujero que gira y gira lavadora eterna. 
La realidad machacada y diluida en cianuro para que nada se me atragante,
papilla de mundos diminutos y mentirosos.   

Internet las voces que me agregan al facebook y me dicen me gusta tu poema.

Rajoy no existe, ni todos esos gatos graciosos. Solo sois la multiplicación de mi soledad, mi silencio que sale a correr por los caminos frescos de mi cerebro.

No existen las mujeres desnudas de internet, mentira su cuerpo en exclamación,
no hay nada detrás de la pantalla, en su piel naufragan los ojos que la miran desde la nada.

Este teatro de fantasmas se come la realidad con vídeos HD, con altavoces para el ruido. Montañas de polvo virtual llenando las habitaciones y las casas. Encerrando a personas en la pantalla del móvil, haciendo blandos sus cuerpos, desgajando su presente en mil ventanas por todo el mundo.

Páginas webs de puertas vacías y ojos rojos. Todo es un juego de mi cabeza, esas voces que me dicen no estás solo, aquí estamos para contarte la triste historia del mundo. 


Cementerio

Muchos pájaros se mueren de tierra en mi pecho,
mis piernas nunca serán cerezos y me sangra la boca
cuando pienso en verano.  

Ningún 15-M en tobogán me salvará los ojos
tengo serrín en el futuro
y solo me queda una pregunta

¿Cuánto pesa mi muerto
que aún resiste?



El hombre transparente

Mi patria es el aeropuerto
nunca he visto un árbol
soy el hombre acero sin mancha
el extranjero de emociones
me llamo velocidad y horizonte repetido.

He visto mujeres llorar derrota con todos sus músculos
hombres reír con fiesta de brazos y labios
pero yo soy mueble
soy ejecutivo y empresa
necesito ganar dinero para comprar nada
tengo prisa por no hacer nada
mataría por coger este avión donde no
va
nadie
y donde no me encontraré
con nadie
nunca.




Cercanías
Poesía
Baile del Sol
Tenerife, Islas Canarias (España), 2016



Tengo una herida que no me duele
que no me sangra,
y que no sé dónde,
ni cuándo,
pero me quitará la vida.


*


Te tengo cerca, cerca,
como se tiene el hambre.
En tu orilla descubrí el olor mineral del silencio:
huele a tomar el sol en la hamaca de tu risa.

Camino cerca de ti como quien encontró un fuego en
medio de la nieve.
Supervivencia.
Cosecho el rocío caliente de la mañana en tus labios,
ese es mi trabajo,
acumular trozos líquidos de la batalla.

Construimos laberintos de almohada y lengua,
escapando al fondo del día,
al fondo hemos corrido como niños,
con las bocas llenas de golosinas.


*

Nosotros no hacemos el amor,
            hacemos solo un trozo, una hamaca, un refugio contra
la lluvia y el frío.
El amor entero es tan rápido que nadie lo ve, que
que nadie puede despeinarse con su viento.




Cercanías: el nuevo poemario 
de Jorge García Torrego

Por Beatriz Pérez Sánchez

“Que alguien me saque todos estos libros de la cabeza, no aguanto más sus gritos”.

Puedes atravesar la vida superficialmente desmarcándote de lo que ocurre a tu alrededor, pero también puedes estudiar periodismo, una de las primeras decisiones importantes que tomó Jorge García Torrego, y denunciar las injusticias bellamente mediante la poesía. En Cercanías este mundo se nos muestra irreverente, sórdido y repleto de causas por las que todavía creer y luchar. De manera totalmente elegante y singular este poeta nos transmite su angustia con respecto a la devastación simbólica y real de nuestro entorno más lejano y cercano: el capitalismo salvaje, España y su historia, el movimiento 15M, la explotación laboral, las circunstancias de las generaciones jóvenes, las frustraciones de la clase trabajadora o la ansiedad que genera un futuro gris son algunos de los temas que García Torrego trata en su poemario.

La jerarquía apunta a tu cuello improductivo,
tu cuello sin civilizar,
amor bajo la mesa de los lunes,
buscar animales nuevos en los huecos verdes del calendario…

¿Poesía como denuncia? Sin contemplaciones, sí. Como decía al principio, el periodismo y querer cambiar aquello que daña han marcado a García Torrego. Su imaginario está inundado de desasosiego y melancolía con tal belleza que duele menos. Se ha salvado de ser irreverente, inocuo, vacío, populista y radical. Y eso es de agradecer porque el trasfondo de las cuestiones que trata hacía que corriera un riesgo importante de colocarse en un lugar burdo, hipócrita y agresivo. Al contrario, sus versos te acercan a llorar a las madres separadas de sus hijos que acuden al locutorio semanalmente o querer sentarte a tomar una cerveza con aquellos que necesitan evadirse de la cruda realidad de la esclavitud. En Cercanías te dolerán los niños de futuro incierto y los pensionistas tristes. Aun así, la sensibilidad con la que se presentan las crueldades llega con tal sinceridad que son un revulsivo para la conciencia individual del lector.

En tu isla hay grutas submarinas que llevan tu nombre y donde gotea el sudor del chico que fui antes de conocerte.

Porque Cercanías está estructurado en seis partes y si bien la aproximación al otro para considerarlo y hacerlo existir es una constante, tres de ellas están dedicadas al amor. Y nuevamente hay que agradecer a este poeta que sus palabras mezclen acercamientos ligados a su intimidad separándolo de la cuestión colectiva. Esas palabras que son añoradas y escritas por mujeres, García Torrego las nombra. En un momento histórico en el cual el amor ha quedado desplazado por la inmediatez y la fragilidad de los vínculos, este poeta nos recuerda la importancia de los anhelos, la pasión, el misterio, el erotismo o la gran angustia de sentirse enamorado como lugares alternativos al salvajismo en las relaciones humanas.

Puede que con este poeta llegues a odiar la mediocridad de la televisión, llorar por las miserias y la devastación local y global, pero podrás querer a García Torrego por su honestidad cuando te recita la realidad social y por la ternura cuando ama. Cercanías te arrima al deseo de cambiar desde una mirada muy especial sobre el amor, el mundo y la vida. Cercanías te acerca, no te separa.



ARCADA Y EXILIO

Somos la España que no termina de abrirse, los jóvenes que levantan su voz tres escalones y en la punta un almendro y luego nos llega el miedo pesado a los talones.
Hemos estudiado los idiomas del progreso, el ángulo perfecto para el corte de los bosques, el círculo de humo en los motores más potentes y aún no cavamos un pozo en nuestra frente para sacarnos provecho.

Les hicimos caso. Estudiamos y no bebimos más fuego de la cuenta. Os hicimos caso. Nos prometisteis esclavitud ocho horas al día y cuarenta años de soga y ni siquiera.
¡Qué vergüenza las canas de vuestros bigotes!
¡Qué pena vuestra plegaria en contra del aborto y a favor del látigo del trabajo!
¡Qué pena que seamos tan limpios, que no sepamos lanzarnos,
ningún libro llega para tanto!

Somos los más listos, los que aprendimos todo, los que leímos los periódicos y tuvimos arcadas. Los profetas de ojo transparente y pelo largo, los dueños del futuro que quema y nos lame la cara. Míranos, los más europeos aplastados por Europa y por los kilos de grasa del euro.

Los mejores camareros del mundo aquí estoy para servirle, qué bien el exilio,
vagabundos españoles por el mundo que nadie os ponga voz, sirve bien a la patria y escóndete,
que nadie conozca el sabor amargo de la basura alemana
que tu madre no tenga vergüenza cuando salgas en la tele
que tu padre pueda seguir riendo en el bar, con los colegas, la derrota de siempre.

Un sillón dura tres generaciones y a nosotros no nos llega,
nos toca exilio o arcada fría en el suelo del salón.

Alguien dejó una puerta abierta pero fue una trampa
allí estaba la hostia del policía
la libertad en España huele a podrido como los escondites de las iglesias
se murió el dictador y os entró miedo,
y viva la movida
y viva la droga
y viva la teta que antes no podías ver
todo esto es un escaparate de libertad
un pañuelo usado del vuelo
el señuelo para los que no levantan la vista y guardan palabras en la boca.

Ya llegamos al año dos mil y las cadenas nos divierten
hay prostitutas y toros y parques de atracciones y la playa y tabaco pero no tenemos trabajo
todos queremos ser esclavos
¡que alguien me pisotee, que quiero ver un Madrí Barsa!
¡que alguien me traiga una cerveza fresquita que ya no aguanto la miseria que me rodea!
unas bravas para el cobarde de la mesa 3, que nunca recibiré la hostia del amo
no hace falta
quiero la borrachera más grande del mundo para que no me duela tu hambre
la pantalla plana con la final del mundial cuatro metros de ancho y tres de alto y tres centímetros de lobotomía,
que alguien me saque todos estos libros de la cabeza,
no aguanto sus gritos.



8 de marzo, día de la mujer trabajora

¿Qué estamos celebrando?
Mujeres trabajadoras que no son nada más que eso, trabajo.
Mujeres sepultadas en talleres manchados de olvido, los pulgares llenos de agujas y callos.

Mujeres trabajadoras como muebles de cocina, que importan menos que el mando a distancia, pero que también son apretadas.

Mujeres como dianas del miedo de sus maridos,
percheros donde aparcar los hijos gritones que también son su trabajo, sus horas extra.

Mujeres que son bombas de relojería con sus cosas, con sus embarazos,
estorbo cuando Cristiano Ronaldo apunta a gol en la tele de casa,  
mujeres que cuidan a sus padres con las manos gastadas e invisibles. 

Mujeres enfermeras, conductoras, profesoras, cocineras, psicólogas que no saben nada y miran a su marido para que le pregunte al mecánico qué le pasa a su coche.

Mujeres con falda y tacones que se rompen los tobillos en oficinas como junglas, donde nunca llegan al estante más alto aunque se pongan de puntillas,
mujeres limpias, sin pelos, peinadas, afeitadas, maquilladas, ocultas tras el barro de lo cosmético.

Mujeres que van a clase sin que lo sepan sus maridos.
Mujeres silenciosas como cimientos de la casa.
Mujeres que nunca beben vino,
que hablan bajito en el trueno de su marido,
mujeres que tienen hijos y no saben por qué, en qué lugar ponerlos de la casa.

8 de marzo no es un día isla, es un día pantano que dura todo el año.

Mujeres como animales de carga, de trabajo a todas horas,
ordenando la ropa de sus hijos en sueños,
cuentan las gotas de café que le gustan a su marido en el café con leche, mujeres trabajando el doble, trabajando el triple, mujeres locas por no aceptar cumplidos, por no aceptar el molde,
por no saber que están provocando y que es suya la culpa.  

Mujer como sinónimo de follar,  
mujer cordero que se deja manchar y penetrar y colonizar.
Mujer mía, mujer tuya,
mujer de todos, del que la quiera, del que llegue primero y ponga el cerco de los celos.
Mujer detrás del hombre, debajo, al margen de las cosas importantes ellas también mueren en el día de la mujer trabajadora,
pero mueren poco, en silencio

algo habrían hecho.





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JAVIER G.M. [19.459]

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Javier G.M.

(Valencia, Mil novecientos y pico). Poeta, activista, persona.
Ha publicado en poesía Caldo de Cultivo (ACAVM, 2006), Homorragias (Pliegos de la Palabra, Ed. Babilonia, 2012), El Tirachinas (Ed. Babilonia, 2012), Estorbar de/Gusto (Pliegos de la Palabra, Ed. Babilonia, 2013), Nada es lo que Parece (Pliegos de la Palabra, Ed. Babilonia, 2015), DESPRENDIMIENTO DE RUTINA (Tenerife, 2016) y varias colaboraciones en Antologías poéticas.
Inquieto, travieso, ha sido actor, mimo, camarero de poemas, fundador del Club de lecturas poéticas Carpe Diem Valencia (2008 - 2013) y autor-director de la obra teatral Viaje a Infinitum (Teatro Flumen, 2010)
Actualmente disfruta clamando por bares y escenarios junto al cantante y compositor Fernando Burgos "Burguitos" con el espectáculo NADA ES LO QUE PARECE 

Leer a Javier Gm es lo más parecido que hay, en poesía, a una traca final.


POLVO CÓSMICO 

Toda la vida creyendo que eran estrellas y resulta que son restos de polvo cósmico que entran en contacto con la atmósfera. Qué desilusión. Borro todos los deseos que pedí y me los guardo solamente para ti, ya buscaremos un sitio oscuro donde formulemos otras cosas más carnales en menos espacio, donde cometa venga del verbo cometer, donde polvo sea barrer para casa de estranjis, donde estrellas sean el verdiazul de tus ojos, donde firmamento sea lo que firmemos a partir del primer roce de labios, donde la lluvia nos pille desnudos mirando el cielo.

Javier GM


Escaparán
a hacer cielos detrás de las pesadillas
tejiendo su pájaro destino, separados
por un biombo de nácar transparente,
pasarán
volando como las hojas amarillas
de todos los otoños a fuerza de creer
en ser mil trenes cruzando veloces
sin parada en ninguna estación de alivio,
emigrarán
del recuerdo de los juncales mojados
por la lluvia cenagosa, memorias
y trastiendas de voz a palabras
llenando de nocturnos los relámpagos,
así andarán
al lomo de los diablos que vienen a romperse
contra los sonidos de la espuma blanca,
mares,
donde finalicen los pasos del sortilegio
y traguen estos maniquíes muertos
sobre las piedras bien amadas,
mares,
sin vientos, sin venenos, sin hazañas,
vendrán a gemir el sueño de los vencidos,
vendrán
escritos en la paz que dan las agonías.

Encontrarán un hogar
los ácidos,
los poetas.


*

Una niña y un niño se miran y sonríen
sentados uno frente al otro
sonríen, no saben a qué juegan,
se vuelven a mirar y sonríen
se les cae un trozo de tela,
un bote de cola, un pedazo de cuero
y sonríen y no saben a qué juegan,
se pinchan los dedos con las agujas,
se mean encima, se les hinchan los ojos,
se vuelven a mirar y no saben a qué juegan,
una niña y un niño,
niñas y niños,
obligados a jugar a no saber a qué juegan,
una niña y un niño en la planta sexta
se derrumban con las etiquetas,
con las marcas, con los precios,
el polvo, cascotes, con las piedras,
con el techo y las máquinas,
una niña y un niño mueren
debajo de los espantos del diseño,
yacen debajo del plástico de una tarjeta,
dos niños mueren mirándose, de la mano,
absortos, apercibidos de ternura, lindos,
sin saber de juegos, sin conocer inocencia,
una niña y un niño trabajan en la muerte,
la mayor de las empresas del sistema,
una niña y un niño se miraban,
torturados, arrasados en una sombra
sin saber a qué jugaban,
han muerto.

Amancio Ortega, de rositas.
Zara & Mango abren nuevas tiendas.


*

Eso sí hijo,
ya sabes lo que es una batalla
porque en en casa ocurren en periodos de paz,
y sobre lo que me preguntas de la guerra química
y todo el pollo ese que no entiendes
te lo resumo brevemente: Cash.

Han de hacer caja, vender armas, medicamentos,
destruir para reconstruir y tener a mano el petróleo.
Y sangre, mucha sangre, eso que tanto les gusta.

De todos modos si sigues sin entenderlo
te voy a pasar un par de libros de un tal Enrique Falcón
y si con ello aún no lo comprendes

bueno,
no hagas que dude de mi paternidad.

En: Voces del Extremo. Poesía y resistencia. Ed. Amargord, 2013



Taxidermista

Me llevo un día de casualidad
y al abrirlo en casa
me convengo a esperar que salga,
agarro una silla
y me siento junto a su boca
y aguardo a que respire
y hable una noticia de amor
fluya el olor del aliento que amanece
y sea vaho oloroso del jazminero,
que encuentre en su misterio
el gran humo del hambre por los sueños,
los bellos sueños
que tranquilicen
a los hombres inocentes,
que tiren por la proa
a los taxidermistas del optimismo,
a los héroes de la desolación,
que hable el día
que aquí permanezco,
con el culo pegado sobre la anea
intentando
abrirle los labios
con un beso distraído
que vuela como una alondra
desgarbada y paciente,
para que hable, ya dije,
que hable
y me conceda permiso
para los periplos.
Oírle,
traficar con el sol
desde la fogata del corazón
que traen
los desesperados
que intentan vivir
ya no felices,
tan solo
pónganle:
alegres.


LEY

La ley,
la que conocemos 
es una auténtica porquería,
y la del silencio,
la del tiempo,
la de murphy.
la de la calle,
la de talión,
la del espejo,
la del embudo,
la del más fuerte,
la de la selva,
la de la gravedad,
la de las armas,
la de la relatividad,
y la ley que te dé la gana,
la ley que sea,
me la paso por el forro.

Pero la del deseo
y la atracción, no,
ahí me declaro sumiso.


NADA ES LO QUE PARECE

Los que se autodenominan buenos son muy malos
Los malos que dicen los buenos se proclaman buenos
Estos buenos no dejan de ser muy malos para los otros buenos
Los buenos venden armas a los otros buenos pero les llaman malos
Los malos que son buenos utilizan las armas vendidas por los 
que se autodenominan buenos para disparar con sus propias armas
Pero estos buenos responden a sus clientes malos con ataques
para que los malos que dicen ser buenos les sigan comprando armas 
a los que ellos llaman enemigos malos
Cuando venden y compran armas no hay buenos ni malos
Sólo amigos
Las víctimas qué son?... queridos buenos y malos?


*

Y tú también acabas de verlo.
Es así.
La tarde se resiste a desaparecer.

En esa rabia los malvas, los naranjas, los alberos,
y los desesperados cobrizos por bandera.

Nosotros, apetitosos,
en los sótanos de este abismo
aguardando la justicia guarda de las amapolas,
que regresen a cantar los gallos,
y vuelvan algún día
a tener hambre de tertulia las luciernagas.

Que la sangre, de nuevo,
se olvide de los anales.

Así sea.


*


Me están robando, nos están robando.
asumo ser una de esas víctimas.
pero me importa un rábano.
porque nadie -por muy farrucos que se pongan-
ninguno de ellos
podrá nunca despojarme
de la ingenuidad
y del terrible y hermoso deseo
de querer seguir
siendo
un

niño.


*


Papá y Mamá dicen
que mi cuerpo está fabricando
una cosa muy rara que me deja calvo,
pero que estoy muy guapo.

Mis amigos que vienen a verme
a este sitio tan blanco
me miran raro y tristes,
y yo les hago reír.

Mis médicos me hacen carantoñas,
me ponen tubitos,George Lemmen - Little Pierre
me pinchan en la carne,
unas veces más arriba
otras más abajo,
y muchas en el brazo.

Y cada día
me duermo
en esta cama
pensando en ellos

Y sé que algún día
me dormiré para siempre
pensando en ellos.

Pero mientras,
jugaremos
a policías
y ladrones.

Vale, ya sé lo que me ha tocado,
haré de víctima.

De un niño inocente al le roban algo.


*


Tienes la edad
inmutable
del corazón.

¿Qué en maduro?
¿Qué en brote?

Flor y leña.

Lo que gusta,
lo que arde

a lo que sabe
el atún marinado
con rayos de sol.





Estorbar de/GUSTO Babilonia ediciones (Pliegos de la palabran nº 08), Navarrés (V), 2013

Por Roberto Farona 

El enigma de poetizar la realidad se encuentra en su propio lenguaje. La expresión poética transciende del propio lenguaje cuando es creativo y sencillo, teniendo entonces frescor y dinamismo y este es el caso de los poemas de Javier Gm quien, desde una modulación directa y coloquial, infunde a sus poemas diversos significados estéticos dentro de una intención reivindicativa en contra de los roles asociados a nuestro entorno social, un lenguaje que en ocasiones se ve abocado a subvertir, desenmascarándolo, en diversos juegos fonéticos y versales, con clara intención sarcástica.

El poemario se estructura en tres partes temáticas que recorren los diversos estadios del conflicto vital en torno del poeta:  el libro arranca en una sección centrada sobre el sentimiento amoroso como diálogo por los amantes, que sucumben a su deseo, lo que infunde a los poemas un aire elegíaco:


Portamos en la piel los símbolos premonitorios
De lo que aún hoy sigue siendo
Una de las mayores derrotas

(página 23)


El conflicto interno va a tomar una dimensión social en la segunda parte de la obra que reivindica el aparato ideológico de un sistema deshumano que adultera nuestra mente haciendo legitimar las injusticias, asumiéndolas en nuestra conciencia como hecho cotidiano.


Pero que nunca se te venga abajo la dignidad,
porque a esa no puedes permitírselo,
aunque estén tratando de tumbarla,
de robártela, tienes que mantenerla firme.

(página 36)


Finalmente la tercera parte del poemario gravita en torno a la dimensión existencial del yo lírico y en la memoria proyectada sobre su entorno más próximo de un tono reflexivo en donde el poeta recobra su identidad que ha sido con-fundida hasta ahora debido a la lucha interna sostenida frente a las variables anteriores y del que sale restablecido, consciente de su condición humana para afrontar un nuevo horizonte, un proceso depurativo de la revolución social en tres etapas (al igual que la mística a la que se iguala), al que podemos sumarnos, tras el cual, despojado de cegueras y fingimientos, un nuevo y más honesto horizonte se ofrecerá a nuestros ojos.



Desprendimiento de rutina. Ediciones de Baile del Sol, 2016.


Esas olas que llegan,
nietas
de aquellos jóvenes
que nos amábamos
desnudísimos
en todas las orillas.


*


Te pongo al corriente:
ni dulce ni salado.

Tú,
en crudo,
como los buenos animales,
salvajes.


*


Intente golpearme con un puñado de ramas de junco
sepa herirme con las escamas del ciprés
unte con la resina, unte,
y déjeme morir con la niebla en gránulos
cuando la noche ostente el embarazo de la tinta,
tíreme, como un tocón de haya vieja
al frío suelo
donde me pueda iluminar el polvo de las estrellas

soy fácil de satisfacer.



*


Observo al perro comer de su plato
beber de su cacharro con agua
sin poder utilizar nada que no sea su lengua,
todo con una claridad nítida.
Observo al ser humano comer del ser humano
beber de la tierra en la que habita
sin poder utilizar nada que no sea su codicia,
todo con una claridad nítida.
Observo un huertecito mimado por unos jóvenes
en la periferia de una ciudad de follajes grises,
en la periferia, donde todo se ve con una claridad nóitida.
Observo sentado, la discontinuidad del derrumbamiento,
con una claridad borrosa.




_____


Lo que me piden es un voto
que no es un ejército de árboles y pájaros rodeando el invierno
ni ese mar que hoy me atravesó cuando lo bordeaba con el coche
ni tampoco una escritura que hable de latidos como tarea honda
lo que me piden es un voto
es decir una ficción no unos nardos blancos amarilleando al sol
tras la reja y el cristal que da al revoloteo de las personas
no un recreo de niños saltando en los pequeños charcos en barro
no unos cuantos relámpagos floreciendo al fondo de la laguna
lo que me piden es un voto
aquello que nada tiene que ver con la poesía
aquello que tal vez sea el colofón de los tristes
el resplandor de los terminados
un papel encorvado encerrado que mira siempre al suelo.





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LILY GREENHAM [19.460]

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Lily Greenham

De origen danés, la polifacética artista Lily Greenham (1924-2001) residió en distintas ciudades europeas hasta 1972, año en el que llega a Londres para establecerse definitivamente junto a su esposo, el músico y poeta británico Peter Greenham. A finales de los años cincuenta formó parte del conocido Grupo Vienés con el que realizó diversas producciones de teatro experimental y recitó poesía de jóvenes artistas como Gerhard Rhüm, Konrad Bayer y A.C. Hartmann. Posteriormente, en París, se especializó en arte óptico y estuvo vinculada al llamado Groupe de Recherche d’Art Visuel. Una vez en Londres, lleva a cabo una importante actividad compositiva centrada especialmente en la creación de piezas text-sound. Utilizando la palabra como elemento básico y sirviéndose de diversas herramientas electrónicas, Greenham desarrolla complejas y densas estructuras musicales a las que denomina genéricamente como lingual music. También durante esos años, Lily impulsa una destacada trayectoria interpretativa que la lleva a colaborar con los músicos John Tchicai, Wolfgang Dauner, Bob Downes, Barry Guy, Hugh Davies, Max Eastley y Peter Cusack.



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Ficción
Ciencia Ficción

Lily Greenham-1970


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JOSÉ LUIS MELGAREJO VIVANCO [19.461]

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JOSÉ LUIS MELGAREJO VIVANCO

Profesor  José Luis Melgarejo Vivanco, 1914-2003.
Profesor normalista, historiador, antropólogo, poeta, político y hombre de campo, José Luis Melgarejo Vivanco nació el 19 de agosto de 1914 en la congregación de Palmas de Abajo, municipio de Actopan.
Se graduó como profesor en la Escuela Normal Veracruzana en 1936; de ese título siempre se sintió orgulloso. Fue uno de los iniciadores de los estudios antropológicos en Veracruz, decano de los investigadores del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana. Consagró su vida a la investigación, la docencia y a servir a la sociedad con honestidad y acendrada pasión.

Melgarejo Vivanco nació en la época en que los constitucionalistas habían derrotado al ejército federal de Victoriano Huerta, y en el año de la ocupación del puerto de Veracruz por las fuerzas intervencionistas norteamericanas, una etapa en que el mundo experimentaba los inicios de la Primera Guerra Mundial. Fue hijo de don Eduardo Melgarejo, comerciante y pequeño propietario dedicado a las labores del campo, y de doña Luisa Vivanco. Tuvo nueve hermanos: Pedro, David, Eduardo, Ariel, Dina, Nicomedes, Amparo, Petra y Lilia. En 1950 contrajo matrimonio con la profesora Guadalupe Cruz García; tuvieron dos hijas: Luisa y Sonia Melgarejo Cruz. 

El Profesor José Luis Melgarejo Vivanco, nace  Palmas de Abajo, que perteneció a la hacienda de La Mancha del municipio de Actopan, el 19 de agosto de 1914. Fueron sus padres: Eduardo Melgarejo, y la señora Luisa Vivanco. Procrearon a Darío, Piedad, Nicomedes, Dina, Petra, Amparo, David, Lilia, Pedro, Eduardo y Ariel.  José Luis se casó en 1950, con la profesora Guadalupe Cruz García y nacieron sus hijas: Luisa y Sonia. Fallece en la Xalapa, el 23 de enero de 2003.

José Luis Melgarejo Vivanco,  egresado de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”; durante la segunda gubernatura del coronel Adalberto Tejeda Olivares, quien encabezó un proyecto socialista a la veracruzana.

Fue funcionario público del Estado de Veracruz, en el gobierno de Jorge Cerdán Lara,  como Director de la Sección de Asuntos Indígenas de Veracruz. En el  gobierno  de Veracruz de don Adolfo Ruiz Cortines, fue director del Departamento de Antropología. También fue el director general de los Asuntos Indígenas en el gobierno federal entre 1953-1957; el Gobernador Antonio M. Quirasco, le encomienda  la Subsecretaría de Gobierno del Estado de Veracruz, desde ahí hace una interesante mancuerna con el Rector de la Universidad Veracruzana, el Dr. Gonzalo Aguirre Beltrán 1908-1996.  Fue  Diputado Federal al Congreso de la Unión por el distrito de Xalapa de 1973-1976. El gobernador Rafael Hernández Ochoa, lo designó como coordinador de zonas indígenas y deprimidas  de Veracruz. Fernando Gutiérrez Barrios lo designa director del museo de Antropología Diputado local en el gobierno de Patricio Chirino Calero. Miembro de la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana.

La obra de Melgarejo Vivanco es abundante: Totonacapan (1943); Historia antigua de Veracruz (1949); Toponimia de los municipios veracruzanos (1950); La provincia de Tzicoac (1949); Los lienzos de Tuxpan (1970); Breve historia de Veracruz (1950); Antigua historia de México (1975); Historia de Boca del Río (1984); Historia de Cotaxtla; Tamiahua, un historia huaxteca (1981); Antropología (1973); Antigua Ecología indígena en Veracruz (1980); Los jarochos (1979); Juárez en Veracruz (1972); Historia de la ganadería en Veracruz (1980); La Constitución Federal de 1824; La enseñanza Lancasteriana (1975); Boquilla de Piedras, el puerto de la insurgencia (1976); Raíces del municipio mexicano; Adolfo Ruiz Cortines (1980); América descubre al Viejo Mundo; Las revelaciones del Tajín; El problema olmeca (1975); Huasteca veracruzana; Época antigua; La peregrinación mexica; Los totonaca y su cultura; Historia de Coatzacoalcos hasta 1599; La escritura y calendario de los Mayas; La piedra del calendario; El Códice Vindobonensis (1980); El Códice Nuttal (1991); El Códice Chapultepec (1982); El Códice Coacoatzintla (1984); El Códice Actopan (1981); El Códice Misantla (1984); Declaración de amor a Veracruz (1965); Juan Pirulero; Jimbaña (1944); Vieja rima (1964), y Metrópoli (1961). También fue colaborador de la revista universitaria de La Palabra y el Hombre. En marco del centenario de su natalicio, su extensa obra ha sido digitalizada por Universidad Veracruzana, y se puede consultar en línea: http://www.uv.mx/colecciones/melgarejovivanco/



SELECCIÓN DE POEMAS
JOSÉ LUIS MELGAREJO VIVANCO

En el 2008, un grupo de académicos e investigadores —Ricardo Corzo Ramírez, Adalberto Tejeda, Mario Navarrete Hernández, Gilberto Bermúdez Gorrochotegui, Raúl Hernández Viveros y Carlo Antonio Castro— decidieron reunir en un solo volumen una serie de ensa-yos sobre la vida, la trayectoria y la obra de Melgarejo Vivanco, así como una selección de ensayos de carácter antropológico del propio autor de Los lienzos de Tuxpan. Entre estos últimos se encuentran “En torno a la mexicanidad”, “Navegación prehispánica en América”, “La Estela 1 de Piedra Labrada, Veracruz”, “Los petroglifos de Atzalan” y “Los relieves del Juego de Pelota Sur, en El Tajín”. Editado por el Gobierno del Estado de Veracruz, Selección de ensayos y poemas es un buen y atinado volumen introductorio a la vasta y va-riada obra de Melgarejo Vivanco.


La obra del profesor José Luis Melgarejo Vivanco es amplia, trascendente y diversificada. Desde cualquier ángulo que se la mire, es una fuente de conocimiento, de novedosas y bien cimentadas teorías. Enemigo de lugares comunes, incansable investigador, historiador, humanista profundo y convencido. Transitó desde la documentación y explicación del hecho local hasta su inserción en un contexto ecuménico.

Los textos que ahora se presentan son apenas unos cuantos de su fértil producción. Debe decirse que no fue una tarea sencilla escogerlos; más todavía, fue necesario buscar entre diversos trabajos que correspondieran con cada una de sus facetas como investigador: son ensayos que van más allá de lo estrictamente regional, incluso lo nacional, que insertan deidades, mitos y leyendas mesoamericanas en la compleja historia universal.

Aun su poesía dista de ser sentimentalista, por el contrario, es verdaderamente intelectual, asequible y comprometida, sin dejar de expresar a través de sus versos el amor al terruño, a la patria, a la humanidad; por eso en su poema Los Húngaros, como primer ejemplo, siente y reflexiona sobre el devenir histórico de ese grupo humano incomprendido, tan antiguo como las tradiciones que de manera trashumante lleva a cuestas como un fardo más en su caminata sin final. Lejos de la geografía de García Lorca, dedica a los gitanos en México, en Veracruz, unos versos cargados de comprensión y de humanismo. Cosmopolita y provinciano a la vez, maneja la Geografía y laç Historia en torno a la gitanería y viaja con ellos unas cuantas jornadas, para quedarse estático en familiar compañía y, por fin, dejarlos que prosigan su camino.


Lumumba

Patricio:

Estás hoy más lejano
pero acaso más próximo.

Un día, llegaste a nuestras lámparas
y principiamos a saber de aquel tu mundo
tan ignorado y bello;
torturado;
sin luz.

Los amos han escrito la historia del esclavo,
el que, bajando por las cataratas del Nilo,
fecundó con su esperma vigoroso
las disolutas dinastías
del cenagoso delta;
y otra vez, por la estría
del áspero desierto,
con su placenta ensangrentada,
Balkis llevó la indómita lumbre de su Etiopía

Esta fragante América despertó a cañonazos
en brutales conquistas y al infame revés.
Comprendimos tu angustia, Patricio;
nuestros héroes, con tozuda insurgencia,
escupieron la hez.

Nuestra mano, tan tuya,
como nuestro el pigmento de tus ríos africanos
—uno solo el sudor—
desquebraja las pértigas de los viejos trapiches,
en la copa de ron.

Por los campos de Texas, ya se pizca tu albura;
en Bahía, va tu fardo, de sudor a sudor.
Patricio, estás más dentro de la tierra,
del hombre,
del uranio,
y la voz.

No eres polvo, Patricio,
que los pueblos no mueren,
ni se agosta el coraje, ni arrodillan la luz;
hoy te miro más íntimo de las grandes victorias,
con la urgida proclama de rescoldos en cruz.

San Patricio, te digan en el África entera,
y en mi México, el Yanga, con su grito tenaz.
Que tu coágulo mártir lleve alivio a los ojos,
libertad al opreso y al infante la paz.




Prometeo

Prometeo,
vengo a la roca de tu Tártaro,
buitre desgarrador de las entrañas,
para burlarme de tu luz,
de tu fuego anacrónico
que tan sólo servía para quemar follajes
y hacer más llevadera la siembra de cereales.
Tonto fuego el robado por tu mano
para inflamar la hornaza del templo de Vulcano
sazonando alimentos en el hogar,
fundiendo los metales,
o alumbrando los deltas de todos los naufragios
en el cóncavo mar.

Vencido Prometeo,
cacharro del cerámico de Atenas,
qué insulso fue tu fuego, comparado
con el que a orillas del Yang Tsé Kiang
prendiera el pueblo
dulce como la tierna espiga del arroz;
pirotecnia celeste, rumor de los luceros,
inocencia en la voz,
credo en el ala
propalando fulgores en los puertos
del Golfo de Bengala.

Tú aconsejaste, vengativo, el robo
para rendir los pueblos, temerosos
del “fuego griego”, y que tu Bajo Imperio
pudiera trasmitirlo a los ingleses
en la batalla de Crécy, matanza
de cien años en todas las campiñas.
Tumba del feudalismo el estampido
de las artillerías;
así pudiste retornar en triunfo
con el Renacimiento,
develador de mármoles pentélicos,
y en el corsario arrojo de viejas carabelas
arrasar con los pueblos de América,
del África, del Asia, y la Oceanía.
Países coloniales;
pobres, débiles pueblos, náufragos en su llanto
y en los charcos de sangre de la fusilería.

Tremendo forjador de hombres de barro;
Nobel quiso imitarte la intención primigenia
y encadenó una fuerza que hoy resulta pueril;
sin embargo, espantado de sus propios encuentros,
lleno de contrición,
sigue legando al mundo
preciado galardón.

Sin Esquilo,
cuán mezquina tu industria, comparada
con la invención satánica del hombre:
Dos guerras. La primera, diez millones de cruces.
La segunda...
no alcanzan los guarismos;
tan sólo la ceniza de Hiroshima,
voz del Apocalipsis,
fin del género humano;
el ideal hecho náusea en la sentina.

Prometeo, me das lástima
queriendo pervivir en el espíritu
de una legión de sabios pisoteados,
que como tú,
llegaron a robarle sus misterios al sol
y a desatar las fuerzas más tremendas
de todo el universo
para ponerlas, con ingenuo aliño,
en las manos de Marte vestido de Pandora,
cuando que tú soñabas, pobre y simple,
hacer la dicha de los hombres todos
y tan sólo has logrado
que unos cuantos
tengan amedrentado al mundo entero,
que vuelva por las calles la fanfarria guerrera,
se pudran las palabras abortadas,
que se cambien las risas de los niños
por las amargas muecas del espanto,
que no haya la fecunda lluvia de primavera
ni madure los frutos el verano,
que hasta lo más recóndito del hombre
se vuelva lobo en vez de hacerse hermano.

Mitológico dios, héroe caído,
en garganta de océanidas,
no habrá sedante coro,
ni abrirán su perfume los caminos de Asís,
hasta que todo el fuego de tu entraña
no libre de temores a la transida humanidad,
y en el amargo cáliz del angustiado mundo,
sea la paz con los hombres de buena voluntad.


Canto al país de Yucatán

I

Así se filtra el sol en el cenote de Valladolid.
Así trasmina el agua sus carencias
en poros de caliza.
No la sacra impureza donde las doncellas
fueron inmoladas; no el bárbaro
saqueo del tesoro de los itzaes,
ni el crótalo a cercén.

Hoy se levantan voces de futuro
en la cóncava orilla del Caribe,
con su brisa impregnada de marisma,
con sus nubes repletas de color;
mediterráneo mar, espejo nuestro,
virginal y epopéyico,
esa cuna del verbo americano
que fue luz, y maíz cultivado,
y palafito, y greda
en el pulso del árbol calcinado.

Bajo la ceiba prócer del consejo de ancianos,
por el camino blanco de nuestra teogonía,
en la orilla quebrada,
clava el rejón del llanto su porfía.

No más buscar,
en esas clorofilas de la onda,
las atlánticas quillas de piraguas
que ya no tienen sombra de tus noches,
ni rumores de bosque,
ni jugo de cortezas remolidas,
ni alquitrán de tu mar;
deja mejor que aborten luceros las auroras;
el equinoccio viene con brasas precursoras
batiendo una esperanza, desbrozando un cantar.


II

No me hablen de los ortos, que se guarden
las tumultuosas aguas del Caribe
sus raíces de yodo y de poesía;
prefiero el Occidente, viento negro,
negros faisanes, negra profecía.
Que se quede Chichén, para el azoro
de todas las estéticas del mundo;
no quiero Uxmal, de fino churriguera;
no me hablen de Palenque, la más imantada
tesitura de América;
yo prefiero seguir en esta piedra,
restregando su lágrima.
No quiero el Kankabal, sangre de siglos,
tierra fecunda, ubérrima cosecha;
quiero mejor la roca silicosa,
sudario de avaricia desbocada,
bilis del indio, linfa destilada.

No me traigan vinagres evangélicos
en cuya esponja sin tocar, la nube
deslustra sus luceros;
quiero morir de sed, gritando en vano
la ocultada tragedia del hermano.
Que amortajen con flores aromáticas
los jardines cautivos;
prefiero el henequén, como infamante
marca de nuestros yerros colectivos.


III

Selva de los maya,
tórrida planicie
acunadora de cervatillos tímidos;
madre de los crepúsculos,
colmena de cereales,
primera luz;
imperio de la sombra,
vienes desde los légamos del Petén;
por el ojo ciclópeo de Tulum, te asomaste
a la rica paleta del Mar de las Antillas,
para volverte flora marinera
en las caldeadas aguas de Campeche.

Selva del estupor,
sepulcro de los dioses
talados bajo la palabra: maíz;
engendradora de las esmeraldas,
y de Kukulcán;
incensario del viento,
cenote del silencio,
templo de los misterios de la tribu, 
cómputo de los astros,
oración.

Selva en derrota,
selva calcinada,
ceniza de los trinos,
polvo de la esperanza, consunción
en la tierra macerada de granos;
vieja selva,
perdón.


IV

Mérida, tan sólo Mérida,
única flor en el páramo.

Réquiem al obispo Landa
trastornado de razón.
Las Escrituras oprimen
credos de crucifixión.

Arden los códices mayas
en el auto de Maní.
Pobres de los pueblos pobres,
¿pobre santo?, a Tizimín.

Flores de piedra en el rostro
seco de la catedral.
Paga tu boato, Emérita,
la penuria en Yucatán.

Casa del Adelantado,
cenote del tulipán,
bello paseo de Montejo
tan sólo en la capital.

Traza del cordel hispano,
blanca, limpia, señorial.
Mérida, tan sólo Mérida,
bajo el sol de Yucatán.


V

Yo vi otro Yucatán en el Oriente.
Me lo enseñaron las abejas
que colectaban miel 
en las flores del xtabentún;
me lo dijo en la grama,
la huella de unos pies, hacia Levante;
lo encontré manifiesto
en la opulencia túmida de los frutos maduros,
en la fronda cuajada de plumajes y trinos,
en la mazorca henchida, en los pastales,
y en la luciente piel de sus vacunos.
Yo vi otro Yucatán, que se trasmina
del cenote a los mares
por el cordón de sangre,
como un himno a los dioses tutelares.

Hermano:
bajo tu planta de caliza,
pasan los ríos de México,
apretados de gérmenes fecundos
y al displicente alcance de tu mano;
el cielo prodigioso de tu tierra
llueve torrentes de pastura y grano.
Vuelve tu rostro hacia la ruta nueva
por donde brota el sol, viene la lluvia,
y el génesis del hombre americano.
Derriba el muro de lamento inútil,
borra las maldiciones que trasuda tu piel;
pueblos muy parias, la aventura hicieron
sobre tierras más pobres, bajo un cielo más cruel.

La Palabra y el Hombre
(1964, enero-marzo, núm. 29)



Declaración de amor a Veracruz (1965)

En 57 poemas de Norte a Sur, da cuenta de su Declaración de Amor a Veracruz. Se le mira recorriendo toda la geografía veracruzana: la montaña, la llanura, los barrancos, ríos y lagunas, todo su litoral y todos sus caminos; platicando y preguntando con los hombres de cada región, de cada lugar, con su propia gente. Tarea larga y comprometida. Nos lo imaginamos anotando en rugoso papel sus líneas y sus rimas. Él mismo nos dice de su obra: “estos versos fueron escritos en muy distintas y lejanas épocas. Han pasado muchos años para llegar a constituir este conjunto que acaso podrá crecer con el tiempo, si todavía queda.” “No se pretendió remozar a los más antiguos para dejarles aquel primitivo impulso emocional. Brotado al imperativo de un cariño entrañable llevaron su provincialismo con lealtad, no como vergüenza, y en su anacrónico destiempo encontrarán la penitencia justa.”



Caminos

Caminos de Veracruz,
los conocí al nacer, cuando mi madre
subía por los cantiles del Bernalillo
llevándome, igual que la plegaria
del hacha de mi padre.
Los conocí mientras las mujeres enlutadas
bajaban de los árboles, a los ahorcados
en la revolución, y rescataban a mi tío.
Me aprendí las veredas de todos los potreroa
y las pozas, donde, para lavar ajenas ropas,
ibamos en estío. 

De niño, aprendí a conocer los caminos
del agua y del viento;
a orilla de la playa, suspiraba mirando
en lontananza, los barcos de un cuento
de Calleja, y en las tardes tranquilas
de mi valle, cuando ya no se oía
el tambor de los húngaros,
con qué melancolía
lloraba en lo interior, por conocer
los lugares aquellos de que hablaba
la muchacha del circo:
Nautla, Zamora, Tuxpan, y Tampico,
Minatitlán y Puerto México;
mágicos nombres, rutas imposibles
de las Mil y Una Noches,
girando como trompo jalapeño
en la cuerda del aire,
o flotando en las pompas de jabón,
ágatas finas a mi ansia de canicas
y en mi pueril desilusión.

Conocí los caminos de las arrierías
envuelto en la sonata del herraje y la piedra
o en el tumulto de los torrentes, despeñados
igual a una jauría
de truenos, y los caminos de los tremedales
y de los esteros. Desde niño,
supe los vados de los ríos y de las barras,
el peligro de las bajadas en carretas de mulas
y las llagas del sol en las pesadas
carretas de los bueyes;
aprendí a viajar en troncos ahuecados,
en balsas, y aparejo,
a librar el camino,
y sufrir la insolencia del jinete
bajo la polvareda de su ruido. 

Más tarde, conocí los caminos de acero
resoplando vapores, trepé a la taquicardia
de los viejos fotingos y a las carcomidas
barcazas de nuestro cabotaje;
por entonces, ya soñaba una novia
esperando en el puerto, con su pañuelo blanco
y una lágrima en busca de abordaje.

Después, vi transformarse al viejo camino
de los virreyes;
en la hornaza de fragua donde todos unidos
arrojaron su esfuerzo para un mismo crisol,
vi caer las mazorcas de las trojes más parias,
los rebaños lustrosos, el telar incansable,
y romper las pintadas alcancías de los niños
con la misma sonrisa de los rayos de sol.
A partir de aquel día, desde
las veredas de la tierra, hubo un clamor de caminos
al paso profético del sembrador de ideales
y de realizaciones. Hasta mi pueblo,
el olvidado siempre, vio romper las entrañas
de su fecundo valle con las terracerías,
y por todos los puntos cardinales
fueron las carreteras con el diamantino
mensaje del progreso. Yo vi
cómo se abrieron las dunas movedizas
y se consolidaron las lagunas a lo largo
de los ríos impetuosos,
vi cruzar las barrancas donde temblaba el ave,
y desgajar los cerros,
y en un salto brutal,
ir hasta los lugares pensados imposibles;
yo vi la carretera colgada en el abismo,
vencer las tembladeras, y con sudor y sangre,
la suerte de los hombres ponerse a edificar. 

Por eso, porque tuve la fragancia exquisita
de la selva talada, de la tierra que se abre,
de la eterna explosión
en las rocas tenaces, yo levanto mi voz,
y desgrano mi canto, por el claro cerebro
que planeó los caminos y los hizo verdad,
por el técnico nuestro que luchó con porfía
cuando todos dudaban,
y mi ofrenda se queda temblorosa de amor,
por el peón caminero que sufrió lo increible,
por sus bravas mujeres y sus hijos en cruz,
por el pueblo, que supo entregarse completo
a la magna epopeya que soñó Veracruz. 




Otontepec

Sierra de Otontepec, yo te saludo
en el trono imperial de la Huaxteca.

Te pago mi tributo de admiración desde
Chontla, con el xochipitzahua que hoy va
de Tepetzintla rumbo a Santa María,
y en burdo jarro de Citlaltépetl, bebo
el agua fresca de tus manantiales
cual si fuese ambrosía. 

Soberana de Azul, con el rupestre
decálogo de amor, deja tenderme
sobre la sabana municipal de Tantima;
deja que sueñe leyendas en Tamalín, por los
fantásticos pocitos de ceniza cantarina,
y sosegar la grima
de Chinampa la rica que hoy agoniza pobre.

Paisaje de Amatlán,
crucificado,
a las plantas del ídolo.

Sierra de Otontepec, si con mis versos
tu compasión provoco,
haz que al rodearme de silencio el mundo,
me arrullen las palomas de Tancoco. 




Las rimas del cerebro (1934)

Dedicado a “los luchadores en el campo de la idea” y siguiendo las huellas de Rebeldía, Las rimas del cerebro continúa reflexionando, desde el campo de la poesía, sobre la realidad que vive el ser humano, una realidad que le impide acceder a una vida en la que, como que-ría Rosario Castellanos, la justicia se siente entre nosotros. En un acercamiento original a la figura de Jesús, “ecce homo” da cuenta de la preocupación del poeta: “escrito estaba ya, y tú debías cumplir la profecía/ que te daba al calvario como meta,/ tu llegada era el verbo de Isaías/ y anatema del último profeta// y prodigaste un mundo de venturas/ para que disfruta-ran tus secuaces,/ y apurando tu cáliz de amargura,/ amaste junto a Pedro al traidor Judas./ Y entre el bien y entre el mal formaste enlaces,// creíste que los hombres se redimen/ y fuiste tú, el cordero de expiación,/ y al hablar por vez última ante el crimen, ‘no sabes lo que dices’, te repetía un ladrón.”




la vida

la vida es el producto de un fuego de artificio
que traza panoramas de engaño y de traición,
la vida es la quimera que llega al frontispicio
de un mausoleo que guarda cenizas de ilusión,

los seres solo ansían vivir más y mejor,
es su única divisa. su sempiterno ideal,
lo demás, es veneno oculto en una flor
que finge mil perfumes para poder matar,

(al maestre eduardo, r. coronel,) 




desconsuelo

mientras todos alegres van pasando sonrientes
y se embriagan de dichas, de perfume y de miel.
yo he visto consumirse mi juventud doliente
a manera de lirio que muere en una fuente
sin saber de alegrías, sin saber del placer.

sufro y callo, es acaso mi suplicio el dolor,
y en las horas terribles de esta lucha fatal,
busco y llamo a la muerte y al deseo de perdón,
mas, apuro la copa con tristeza y valor
y prosigo mi vida, sin reír ni llorar,

(al dr. genaro ángeles,
cariñosamente,) 



hermandad

tú que vendes los momentos placenteros de tu vida
comprender sabrás porqué un eterno soñador,
va escribiendo sus miserias con la sangre de la herida
que consuele lo inconciente en su frágil corazón.

tú qne vendes tus placeres y tus besos y tu cuerpo,
y él que vende sus desvelos, sus ideales y su fe,
son hermanos del suplicio, son hermanos de los muertos,
y se entregan al verdugo, sin futuro y sin ayer.

(para los amígos
francisco ramos salas
y pedro a. romero.) 



Música sideral (1935)

De este poemario, el contemporáneo de Melgarejo en la escuela Normal Veracruzana, escribió:“… Música sideral toda entera se diría una adoración estética de hostias de plata fulgurante ante el mutismo orfébrico de un sagrario pulido en rosetones vírgenes de oros lustrados en el que el capricho de las incrustaciones se bañan de clamor de siringas de seda i de cristal. iBellezas! iBellezas! rumorosas y plenas de un mágico encanto sonoro como una arábiga sobre un escudo céltico que fuese de estrellas i fundido en el sol, o como si el timbre de una citara se hubiese hecho un ornamento de organdí…”.



Madame de Pompadour

Ya rocinante camina
allá voy con lanza en ristre
por la promesa que diste
mi Elena, mi Colombina,
voy porque sé que me anima
un nuevo astro del azul
de la Osa a la Cruz del Sur
y desde el mar a la tierra,
astro que es la cabellera
de Madame de Pompadour.

Voy aunque Orlando Furioso
detenga mi paso altivo,
yo soy el gran Don Rodrigo
que me paseo victorioso,
llegaré hasta tí glorioso
si es que a traves de la Historia
puedo apropiarme la gloria
de otro triunfo primoroso.

Alia voy cual Lanzarote
por Dios, mi Rey y mi dama,
te cantaré, soberana
lo que de mi pecho brote,
allá voy cual Don Quijote
tras su Dulcinea argentina,
espera hermosa y divina
mirar mi entrada triunfal
desde tu albo ventanal
mi princesa marfilina. 

Ahora sí siga la fiesta
con su música armoniosa,
siga la fiesta, mi diosa,
que ejecute un vals la orquesta
como si allá en la floresta
se escuchara una canción.
o como si una oración
vibrara en el campanario,
como en la tarde el rosario
que brota del corazón.

Que ejecute una gavota
o una pavana feliz
y entre tanto que la toca
quiero dejar en tu boca
la heráldica flor de lis.

Mientras se baila el minué
y con gracia te abanicas,
estrecharé tu corsé
con la pasión de mi sed
por tus gracias exquisitas.

Asi, muy juntos los dos
vayamos por el jardín
el uno del otro en pos
y ante los ojos de Dios
gocemos de nuestro abril.

En tu talle perfumada
quiero poner otra flor
que te diga mi pecado:
porque si un rey es "Estado "
yo soy, señora, el amor.

Decid si podéis brindarme
vuestra pasión de mujer
aunque, señora, al amarme
no os olvidéis de acordarme
que amáis a Luis y a Voltaire.

Señora he gozado tus dulces pasiones,
señora he tenido tu fuego también,
deja que desflore mis viejas canciones
y sueñe por siempre tu amor de mujer.

Con los violoncellos y con los violines
guardaré el recuerdo de tu gran fragancia,
tú, guarda en tu alma lo que mis clarines
como despedida le dicen a Francia.

Yo llevo por siempre calor de tu cuerpo
que landas y estepas nunca apagarán,
conservo en mis labios tus besos inciertos
que al mirar un fiord me perfumarán.

Yo sigo hacia el norte desfaciando agravios,
subiré a las cumbres, bajaré a los valles
llevando por siempre sellados los labios
con tu alma que tuve cautiva en Versalles.


P
a
r
a
el poeta de las elegancias,
José de J. Nuñez y Domínguez.. 




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MAR DOMÍNGUEZ [19.462]

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Mar Dominguez y Jose A. Garrido.



Mar Domínguez 

(Huelva, 1971) 

Es un referente en la poesía actual onubense que poco a poco va ganando espacios en otros territorios nacionales. 

Libros:


-Dame mi alma y déjame en paz, (Niebla, 2015). Mar Domínguez y José Ángel Garrido Cárdeno unen sus voces en una serie de poemas de estirpe realista. Confidencias de dos seres heridos, testimonios de primera mano de la aflicción y la maravilla de vivir con los ojos abiertos, cada uno de los poemas de Dame mi alma y déjame en paz contiene al menos una revelación, una intención, una oración pagana. El mundo duele. No soy digno. Me perdono.
-Adán y Eva no se adaptan al frío (Ediciones Vitruvio, 2016), de Mar Domínguez y José Ángel Garrido.

-Paraíso Bacuta, (Versátiles, 2016)




La Luna en mi tejado

Tengo un bolígrafo tartamudo
mucha paciencia
un lagrimal que está en huelga
un hambre voraz de verbos mal sonantes
un poema que quiere nacer para ser verdugo 
y un destierro al olvido.

dos gatos huérfanos maullando a la luna
y una luna en mi tejado.

Tengo una guitarra sorda de dos cuerdas
un grillo condenado sin última voluntad
 un insulto en el bolsillo a punto de saltar
una persiana que se cree frontera
 una canción clavada en la garganta 
y un beso sin estrenar.

Tengo una mochila sin cremallera
dos veranos en una caja de zapatos
un portazo que guarda la mentira en la que me suicidé
una silla con tres patas
las varillas de un paraguas cansado
y una cicatriz en la palabra.

Tengo una verdad que no abriga
un secreto que robé en una habitación de hotel media estrella
un hombro prestado
unas botas nuevas con agujeros en las suelas
un reloj adicto a los ansiolíticos
muchos días y pocas acuarelas

dos gatos huérfanos maullando a la luna,
y una luna en mi tejado



PIEDRAS CONTRA EL CRISTAL.

El filo de la falda clavado en el muslo
la aguja del tacón haciendo pespuntes a la acera
y marcas de los días en la piel, 
… Pero por dentro.

La ocasión invita
a robarle las babas a la noche neonatal,
y acude
preñada de miedo y asco,
torpe, como pájaro ciego

lleva las caderas con alforjas cargadas de hambre 
y una boca sedienta de mentiras blancas

poeta con pocos versos que llevar a la mesa 
y escasa elección para decidir muerte
una barata...como ella.
lenta como un reloj en mitad de la guerra
agónica como bando de peces en aire.

El filo de la falda marcada en su alma muda
una mentira en la que puedes derramarte
cuerpo cálido donde clavar tus miedos
un saco para egos instantáneos y voraces.

- Treinta y la cama guapo.
el amor tiene horario comercial en esta parte de la calle.
El mundo es más ingrato con los bolsillos vacíos,
y las almohadas están malditas desde que el sueño se vende en farmacias

tres ayunos cotidianos le abren las piernas
el hambre ajeno hace todo lo demás y casi no duele 

la carne al limite del consumo preferente
tiene un precio de saldo.

¡Id poniendo la mesa!




"Dame mi alma y déjame en paz" (Editorial Niebla, 2015).


CRÓNICA DE LA VERGÜENZA

¿Sabes?
aquí, el frío abraza los tejados
besa cada grieta
y trae canciones silbadas
que calan hasta los huesos.

¿Sabes que pasa?
Que en el mercado
las cestas diagnostican falsas anorexias
y se retuercen desnudas, frágiles.
Desprovistas de razón de ser.

Que los días hacen eco en la sopa
que en la calle no quedan bancos libres.
Que la fragilidad se ha vuelto cotidiana
y adiestrar la mirada haci otra parte
el prozac de los felices.

Que los cuentos con moraleja
ya solo son para hijos pobres.

¿Los veis?
Hay pequeños grupos de críos
apretando las manos a sus madres
que se arremolinan al lado de los columpios
hoy,
las palomas dan de comer a los niños 
migas de pan duro,
en el comedor de la vergüenza.

Vergüenza!
de los que miráis con los pies calientes.

Sabes que pasa?
que no nos quedan fuerzas para cargar más cruces,
ni panes
ni peces
ni mejillas por poner.

Que los gatos viejos y cansados
ahora duermen sobre cartones mojados
tiritan fiebre y vidas en ruinas
pequeñas muertes vacías de paz.

No quedan recetas para una muerte genérica.

¿Acaso no escucháis las voces buscando refugio?
No hay trigo para hacer trincheras
salimos a pecho descubierto
desprotegidos como niños huérfanos.

Vergüenza.
Por los que os quedáis mirando el holocausto
ignorando el hedor en la montaña de cuerpos. 

¿Sabes que coño pasa?
Que salimos a la calle
a gritar futuros contra ventanas cerradas
a la guerra perdida de orgullos pisados
a dar puñetazos al aire que abandera costumbre.

Mientras,
en el foro
de los listos con los pies calientes
arregláis el mundo
hablando de no sé que mierdas
dejando a mis hijos sin libros
y firmando desahucios.

¿Sabes lo que a mi me pasa?

Que tengo helados los pies
que me duele la boca de decir no se puede
que estoy cansada.

Y que cada día
este puto camino
que dibuja la cuesta hasta casa
es más cuesta
y menos casa.


AGORAFÓBIA.

Te prometo.

Que no fui yo
quien rompió el ala del vencejo,
ni achicó el mar
para que cupiese en esta habitación.

Que no fui yo
quién manchó de sombras la calle,
ni amputó las cuerdas de la guitarra,
ni me tracé el cuerpo
con bordes negros.

No fui yo,
quién cubrió la puerta de arañas,
ni inyectó de vértigo las aceras
ni adornó con ojos los árboles.

Yo no.
¡Mírame!

Yo solo soy
la que pasea de puntillas
por el otro lado,
el error que te espera siempre en casa.
La coleccionista de espinas. 

La presa adicta,
del eclipse en el umbral.

Mar Domínguez de “Dame mi alma y déjame en paz”.


(DES)AMOR COTIDIANO
(Critica de Dame mi alma y déjame en paz)

Y las palabras que
soltamos antes de que podamos dudar
de su rareza/belleza son puentes flotantes
D. Levertov


Reseña por Santiago Aguaded Landero

ES NORMAL que un(a) poeta joven no haya encontrado aún su voz (salvo raras excepciones). Es insólito que dos poetas maduros (de edad) que escriben su primer libro tengan la misma voz. A mi modesto modo de ver, hay pequeñas diferencias entre los dos y no creo necesario que haya que cortar vínculos e ir buscando una voz propia (como dice el prologuista). Eso si se ha de producir se producirá y nadie es adivino. Supongo que compartir la vida o vivencias comunes y leerse mutuamente contribuye a pueda producirse ese fenómeno. Creo sin embargo que la poesía de Mar y José Ángel es lo bastante madura como para merecer la atención de los lectores y de los propios escritores. ¿Cuáles son mis razones? Como ya apunta el prologuista del libro su poesía está asentada en la realidad (de la mayoría de la gente): por eso tiene tintes sociales y para ello usa un arma infalible cuando está bien escrita: la ironía y el sarcasmo. Pero a mi modo de ver la mayor virtud del libro es que la poesía es concebida como diálogo, como pregunta. Se ve muy bien el poema último (Tu y yo) o en el poema de Mar “Lobito” pero también a todo lo largo del libro donde la pregunta y el dialogo es predominante, a veces,  oración que no espera respuesta, porque el poeta se halla en soledad y solo se tiene él mismo. Al final el poeta debe comprender que la soledad es necesaria para el escritor y debe buscarla fuera de halagos y contemplaciones.  De los 17 poemas de Mar destacan algunas diferencias con su compañero José Ángel. Ella tiene cierta preferencia a la poesía narrativa (Por amor, Crónica de la vergüenza, A mi madre) que a la lírica, cosa que ni es buena ni mala, solo depende. Tiene intuiciones importantes como considerar que el poeta es un coleccionista de instantes/espinas y por eso valora tanto el dolor de la eternidad. Para ello véase el poema “Masoquista” con el que me identifico totalmente (aunque sólo sea por mis queridas muletas): No podre sentir/la frustración/del dolor.// Ahora toca elegir /eutanasia o usar muletas/ No sé/ no es fácil decidir con este corazón/. Según mi opinión esos poemas cortos son más intensos que los largos. Como muestra uno de los poemas que más me ha gustado es “Insomnio” donde la poeta se confiesa oveja con piel de lobo, aunque solo sea como mecanismo de defensa.

Por otro lado, la poesía de José Ángel es más elaborada. Aunque comparte con Mar ese fracaso profundo del poeta que representa al ciudadano ante el mundo, es un fracaso fecundo. Creo que también sabe que la poesía es conjugar palabras por primera vez, palabras que nunca han estado unidas (según Gamoneda). Creo que se ve en algunas metáforas como “masticar el silencio” o “suicidio de utopías” o en el verso “pintar de amarillo la suerte/muerte” tan próximo al pensamiento de Frida Kahlo o Emily Dickinson. También es más hábil en el sarcasmo/ironía. Una vez dicho lo interesante de este libro, espero con ansiedad  los próximos poemas de ambos autores pues considero necesario alguna evolución (juntos o separados) de manera que esa verdad que no abriga se desarrolle, que ese himno a la noche (como Rilke) muestre ese espacio habitado por ángeles y demonios que es la barra de un bar, en definitiva el mundo que arde en la fértil penumbra del fracaso.

© SAL, 28 Junio 2015





Paraíso Bacuta, es un homenaje poético a su niñez y al entorno de una isla que la marcó posteriormente para el resto de su vida. Paisajes, flora y fauna y juegos en el cuerpo de una niña que crece a la misma vez que una ciudad de la que sólo es espectadora.

“Su nombre, Mar, la hace esclava para siempre de un pasado salvaje e inocente a la vez. Descalza aún por el barro y sin prisa por dejar de sentir la crecida de la marea en los tobillos para pisar el duro asfalto. La autora, en este libro, se niega a crecer. A abandonar esa orilla del río donde la poesía le irá curtiendo la piel como la sal y el barro.” Son algunas de las palabras que utiliza el prologuista para definir una obra que, sin duda, marcará un antes y un después en la vida literaria y personal de la autora.




CEMENTERIO DE BARCOS

      - Mamá, ¿Por qué hay barcos rotos en la orilla?

         Cuando nacen los elefantes, les salen 4 muelas gigantes. Durante toda su vida van mudando esas muelas, se les caen igual que a ti. Pero les vuelven a salir hasta que son muy muy viejos. Cuando una muela se cae y ya no nace, el elefante se alimenta con tres muelas. Cuando se le cae la segunda, el animal ya sabe que está haciéndose viejo y come mucho más despacio con las dos que le quedan, pero cuando pierde la tercera…

         Ahí es cuando el elefante sabe que es viejo y que va a morir porque ya no podrá comer más, así que empieza  a caminar para morir tranquilo, camina con su único molar hasta que encuentra el sitio.

-          ¿Y como sabe cual es su sitio?

           - Porque siente paz y no le da miedo morir. Sabe que ha encontrado el sitio más  bello,  su lugar en el mundo y quiere permanecer en él para siempre. Esos barcos también buscaron su lugar.




Reseña por
Rafael Núñez Rodríguez

Mar Domínguez es una autora todavía por descubrir para la gran mayoría de lectores, aunque su trayectoria ya comienza a ser notable, su voz poética ha comenzado a levantar el vuelo poético. Tanto Dame mi alma y déjame en paz (Niebla, 2015) como Adan y Eva no se adaptan al frio (Vitrubio: 2016), presentaban una autora con una voz atormentada. El primer poemario estaba apegado al asfalto y el sufrimiento, el dolor y la rabia. Mientras que el segundo poemario reflexionaba sobre el tránsito entre edades. La vida adulta tiene sus riesgos y desgracias, aunque a veces estas se ceben con unos más que con otros.

Su voz lírica ya es una escultura exenta. Decimos esto porque los dos poemarios que había escrito con José Ángel Garrido, presentaban las huellas que el transcurso de la vida deja en nuestros más íntimos rincones. Sin embargo, una vez alejada de esa tonalidad, nos encontramos con una poeta que sube dos escalones. El primer escalón supone saltar sola a la imprenta. Ello requiere un cambio de registro, forma y contenido. El registro se ve obligado a cambiar por el tema. De la corte a la aldea, de la ciudad al paraíso, de la madurez a la infancia. Saltos infinitos cargados de finitud humana. Mar Domínguez decidió escoger un molde nuevo para este poemario. La prosa poética sirve para acercarnos a otra forma de entender la lírica, de una autora que sigue  avanzando. El contenido marca todo el libro. Lo urbano se pierde, comienza a quitarse la ropa de los años hasta que quedarse desnuda como una recién nacida.

Paraíso Bacuta es un nuevo comienzo y nos cuenta cómo se hizo la persona íntima de Mar.  Esa voz que nos habla describe una niñez privilegiada, una niñez sublimada por el recuerdo sin caer en una exagerada idealización. Recuerda que fue feliz y recuerda los misterios que la llevaban a la plenitud. El lector debe jugar con los símbolos que puede ir encontrándose a lo largo del relato. Mar, en una entrevista en La Arcadia Onubense, que en los próximos meses será emitida, confesaba que su poemario era puramente evocativo. No por ello, el lector puede dejar de jugar con una lectura simbólica. Bacuta es la belleza de la juventud perdida, todo aquello que tuvo y que le devuelve la serena satisfacción de lo vivido.

Don Francisco Ruano decía, en una reseña de este mismo poemario, que los niños son seres ilimitados. Efectivamente, el poemario habla de los límites de la vida. Al menos de uno de ellos. La infancia, la juventud y todo aquello que permanece incorruptible en nuestro recuerdo mientras vivimos. Luego se transforma, muta y se convierte en el recuerdo virgen de un paraíso vivido y cerrado por el paso de los años.

Este libro de Mar Domínguez es un delicado reloj suizo. Su mecánica solo responde ante ojos que sepan ver las finuras. Nos presenta un jardín del Edén perdido, a través de unos ojos vírgenes e inocentes. Aunque no podemos dejar de evidenciar que quizá un mayor cuidado y algo de tiempo habría dado un resultado mucho más brillante. Según creo, este poemario necesitaba un mayor tiempo de depuración y haber refinado aún más las formas. Pese a todo, lector curioso, es sólo una opinión y te corresponde a ti disfrutar la plenitud de Mar Domínguez. Buena lectura.


*


Quiero dedicar este poema a mi amigo Jose Angel Garrido Cárdeno, darle las gracias públicamente por su paciencia , su infinita amistad y por tantas y tantas veces que presta su hombro a esta puta loca. GRACIAS, de tus idas y venidas al infierno.


INFARTO CEREBRAL.

Ha vuelto a venir
con los dientes afilados

tu pequeña muerte ha llegado
caprichosa y reincidente 
tu insaciable amante carnívora
te descuaja la consciencia
a mordiscos.

sé que te duele,
tu dolor
y el mio

ella te tiene abrazado
tan fuerte que te falta el aire
tan suyo eres ahora 
como nunca fuiste de nadie
ni siquiera de ti mismo.

miro,
te miro
a los pies de la cama 
en la que os amáis
con una mezcla de miedo y celos

nunca tuve a nadie así 
nadie me tuvo así nunca.

testigo de tu entrega
os observo sin hacer nada

ella te arranca la piel
te sacude la carne en danza primitiva
tu cierras los ojos 
como se cierran en los primeros besos

y es tu cuerpo azote
de olas encrespadas 
que rompen una tras otra
en incesante embate.

te inocua el veneno
haciéndote sentir minúsculo ser,
te derramas,
entre delirios
miserable y exhausto.

bebiendo aire
en tragos cortos.

ante mis ojos.

tu pequeña muerte vuelve a escupirte en la cara.
tranquilo,
te susurro aún excitada,
con el miedo en la garganta
beso tu frente.
hoy tampoco serás suyo del todo.

ahora no te dejas abrazar
por estos brazos nuevos,desconocidos, 
que esperan tu regreso

me convierto en intrusa
a los pies de tu cama
invocando recuerdos esquivos
de la memoria prestada.

y es la mía , la mano cleptómana 
que te acaricia el cuerpo extraño 
la que implora tu vuelta
y llora tu sangre derramada

la que te ve partido en mitad exacta
sin voz, sin consuelo ...

reclamo el hogar de tus manos.

eres el judas que me niega
mientras ando en equilibrios
por el borde de tu memoria

venga cariño, 
vuelve.

otra vez 
te devuelve a mi
después de haberte tenido

otra vez 
te desecha
como desechamos las horas
en las que fuiste suyo...

y vuelve con su huida
poco a poco
tu mirada.

vuelve cariño
te estoy esperando
vuelve , 
aquí... somos casi felices.

farfullas:
...eres la más guapa.
y siento un orgasmo que no es mio.

otra vez estás aquí,
y seguimos viviendo.

desechando las horas
en las que fuiste suyo...

o tal vez de nadie.




.

JOSÉ ÁNGEL GARRIDO CÁRDENO [19.463]

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JOSÉ ÁNGEL GARRIDO CÁRDENO

Huelva, 1971.

Libros:

-Dame mi alma y déjame en paz, (Niebla, 2015). Mar Domínguez y José Ángel Garrido Cárdeno unen sus voces en una serie de poemas de estirpe realista. Confidencias de dos seres heridos, testimonios de primera mano de la aflicción y la maravilla de vivir con los ojos abiertos, cada uno de los poemas de Dame mi alma y déjame en paz contiene al menos una revelación, una intención, una oración pagana. El mundo duele. No soy digno. Me perdono.
-SUPERCHOCO, (Niebla, 2015).
-Adán y Eva no se adaptan al frío (Ediciones Vitruvio, 201,6), de Mar Domínguez y José Ángel Garrido.
-El armario del loco, (Versátiles Editorial, 2016).


Llueve

Y llueve.
Quizás no lo oigas porque la química te insonoriza cada noche.
Pero llueve.
Como en el otoño de hace dos otoños.
Te hablo de cuando decidimos arrancar las etiquetas a los impermeables. 
Hablo del acoso del miedo,  de tardes contempladoras en las que se giran los gestos y la esperanza siempre nos miraba de reojo.
Llueve.
Pero no nos asombra.
Como tampoco lo hace la suerte cuando se empeña en teñirse las canas (y las ganas) para salir a incomodar.
De nuevo buscaremos un refugio a esperar que escampe otra vez.
He leído que mejorará.
Y que vienen claros por Portugal.
Pero mientras,  abre coño, que estoy llamando a tu puerta y gritando que llueve.



ESCASEZ

Contigo en la cama
me gusta que reine
la escasez.
Que falte el tiempo
y el sentido común.



Errores

Envuelto entre sábanas de pasado
ordeno borradores
y repaso apuntes de nostalgia.
Tacho.

Lo erróneo lo tacho.
La prudencia en mi mesita de noche,
los dos dedos de más en el vaso del orgullo,
el recibo devuelto por el banco de tu aprecio,
La sopa caliente de miradas
en el agosto de tu cuerpo.
Los tacho.

La voluntad cobarde de disparar
frases de fogueo.
Tacho la primera persona del plural
en cada página de lo vivido.
La mancha de humedad en el techo
con tu cara mirándome.
Lo absurdo lo tacho.

El subir las escaleras al revés
para simular que me marcho.
Esperar que sople el viento de poniente
en el trastero y que navegue tu recuerdo.
Escuchar detrás de la puerta
una canción muda y no gemida.
Lo reincidente lo tacho.

El trueque de relojes,
la sacarina en tus besos,
los platos de compasión,
el vertido tóxico de tu risa,
el desierto por cruzar de tus caderas,
la pasión andando descalza y de puntillas.
Las treinta y dos canciones dedicadas
y este poema.
Los tacho.

José Ángel Garrido “Dáme mi alma y déjame en paz” 



Te lo juro

No te manches las manos conmigo,
que destiño desencanto.

Huelo a rancio.
A domingo por la tarde.
Sueno como el violín del manco.
No busques amarre en el puerto.

Hallarás al bocazas endeble
rugiendo promesas de quita y pon,
al insensato blanqueado de neuronas
que vuelve a perder las llaves de casa.

Y la casa.
Solo tengo en los bolsillos,
pensamientos sueltos para comprar el pan.
Y una colección de manías
en el cajón de los calcetines.

No seas la viuda de mi sombra.
No abraces la Biblia de mi locura.
Advertida quedas.
Si lo haces, corres el riesgo
de que te haga feliz.
Lo juro por la copla que me mató.




(DES)AMOR COTIDIANO



Reseñas por Santiago Aguaded Landero
(Critica de Dame mi alma y déjame en paz)

Y las palabras que
soltamos antes de que podamos dudar
de su rareza/belleza son puentes flotantes
D. Levertov


ES NORMAL que un(a) poeta joven no haya encontrado aún su voz (salvo raras excepciones). Es insólito que dos poetas maduros (de edad) que escriben su primer libro tengan la misma voz. A mi modesto modo de ver, hay pequeñas diferencias entre los dos y no creo necesario que haya que cortar vínculos e ir buscando una voz propia (como dice el prologuista). Eso si se ha de producir se producirá y nadie es adivino. Supongo que compartir la vida o vivencias comunes y leerse mutuamente contribuye a pueda producirse ese fenómeno. Creo sin embargo que la poesía de Mar y José Ángel es lo bastante madura como para merecer la atención de los lectores y de los propios escritores. ¿Cuáles son mis razones? Como ya apunta el prologuista del libro su poesía está asentada en la realidad (de la mayoría de la gente): por eso tiene tintes sociales y para ello usa un arma infalible cuando está bien escrita: la ironía y el sarcasmo. Pero a mi modo de ver la mayor virtud del libro es que la poesía es concebida como diálogo, como pregunta. Se ve muy bien el poema último (Tu y yo) o en el poema de Mar “Lobito” pero también a todo lo largo del libro donde la pregunta y el dialogo es predominante, a veces,  oración que no espera respuesta, porque el poeta se halla en soledad y solo se tiene él mismo. Al final el poeta debe comprender que la soledad es necesaria para el escritor y debe buscarla fuera de halagos y contemplaciones.  De los 17 poemas de Mar destacan algunas diferencias con su compañero José Ángel. Ella tiene cierta preferencia a la poesía narrativa (Por amor, Crónica de la vergüenza, A mi madre) que a la lírica, cosa que ni es buena ni mala, solo depende. Tiene intuiciones importantes como considerar que el poeta es un coleccionista de instantes/espinas y por eso valora tanto el dolor de la eternidad. Para ello véase el poema “Masoquista” con el que me identifico totalmente (aunque sólo sea por mis queridas muletas): No podre sentir/la frustración/del dolor.// Ahora toca elegir /eutanasia o usar muletas/ No sé/ no es fácil decidir con este corazón/. Según mi opinión esos poemas cortos son más intensos que los largos. Como muestra uno de los poemas que más me ha gustado es “Insomnio” donde la poeta se confiesa oveja con piel de lobo, aunque solo sea como mecanismo de defensa.

Por otro lado, la poesía de José Ángel es más elaborada. Aunque comparte con Mar ese fracaso profundo del poeta que representa al ciudadano ante el mundo, es un fracaso fecundo. Creo que también sabe que la poesía es conjugar palabras por primera vez, palabras que nunca han estado unidas (según Gamoneda). Creo que se ve en algunas metáforas como “masticar el silencio” o “suicidio de utopías” o en el verso “pintar de amarillo la suerte/muerte” tan próximo al pensamiento de Frida Kahlo o Emily Dickinson. También es más hábil en el sarcasmo/ironía. Una vez dicho lo interesante de este libro, espero con ansiedad  los próximos poemas de ambos autores pues considero necesario alguna evolución (juntos o separados) de manera que esa verdad que no abriga se desarrolle, que ese himno a la noche (como Rilke) muestre ese espacio habitado por ángeles y demonios que es la barra de un bar, en definitiva el mundo que arde en la fértil penumbra del fracaso.


EL TIEMPO EN LOS BOLSILLOS

No me caben más noches en los bolsillos, 
ahora tendré que llevar la misericordia 
sobre las palmas de las manos 
con riesgo a tropezar 
y esparcir toda mi fragilidad en cualquier sitio.

He de tener cuidado 
porque tengo cierto pudor a morir en público, 
a viajar al norte de un mal recuerdo 
a los dolores que insisten en quedarse 
y a tragarme los motivos sin masticarlos.

Me gustaría caminar
por el lado seguro de la calle, 
dónde los pasos no piden permiso 
y el miedo lo llevan los demás a la espalda. 
Andar con el único alegato posible 
de esperar una caricia tuya 
que dure lo suficiente
para que el día amanezca en mis bolsillos.



GARABATOS

Mil veces prefiero 
que pierdan los buenos, 
que ganen los indios. 
ZENET


Ya nadie escribe con la uña del dedo 
en la espalda del otro. 
Parece que el mundo se inunda, 
que blasfema entre los árboles del parque.
Incrédulos 
como parte de una broma preparada.
Todos van vestidos con traje de infelicidad 
y llevan las coderas desgastadas 
de esperar en la barra del bar 
a que el mármol se convierta 
en lápida con sus propias iniciales 
grabadas con tipografía Bookman. 
Hacen gestos rápidos 
con los dedos y los ojos fijados 
en la pantalla del móvil.
A mí, en cambio, 
me gusta fumar en la cama 
esperando a que el domingo 
dibuje tu nombre.





.

TONY LEUZZI [19.464]

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TONY LEUZZI 

Tony Leuzzi. Poeta. EE.UU.  Ha publicado los libros de poesía Tongue-Tied and Singing (Foothills, 2004), Radiant Losses (ganador del New Sins Editorial Prize en 2009 y publicado al año siguiente) y The Burning Door (Tiger Bark Press, 2014). Es autor también del libro Passwords Primeval (Boa Editions, 2012), una colección de entrevistas con 20 poetas americanos que tuvo una gran acogida de crítica y público. Trabaja como profesor en el Monroe Community College de Rochester (Nueva York).




Tres poemas de TONY LEUZZI de LA PUERTA EN LLAMAS

Hoy queremos compartir con vosotros tres poemas de TONY LEUZZI, del poemario The Burning Door (Rochester, NY, 2014), traducidos por Jorge Rodríguez Miralles y Mario Murgia en nuestra sección de TRADUCCIONES.
http://www.lagallaciencia.com/2016/09/tres-poemas-de-tony-leuzzi-de-la-puerta.html



For every
book
I have read     there

are

more than a million
I haven’t     including those I bought
thinking
a wise man should at least

own if not read them

possession
being the nine-tenths
of something and nearness the tenth
not thinking they’d roost like silent birds
on tall shelves that were once trees.


*


Por cada
libro
que he leído

hay más

de un millón
que no, incluyendo ésos
que compré pensando que un hombre sabio
no debe por lo menos poseerlos,

sino leerlos,

la posesión siendo nueve décimas de algo
y la cercanía la décima,
sin esperar que ellos fueran a posarse
como pájaros silenciosos en los estantes altos
que alguna vez fueron árboles.


*   

                                          

Things stay green
for
such a short time.

Time

is a lousy word
for poems that are all about it
and most
poems certainly are.

Let’s try this again:

Things stay green
for such a short while
then turn disappear and return
in abundance as if “everywhere”
distracts the eye from “ever.”


*


Las cosas permanecen verdes
muy poco
tiempo.

Tiempo

es una palabra inútil
para los poemas sobre el tema
y la mayoría de los poemas
casi siempre lo son.

Intentemos otra vez:

Las cosas permanecen verdes
muy poco tiempo
y después desaparecen y regresan
en abundancia como si "a todos lados"
distrajera el ojo del "siempre."

                                        

*



Report

Welter of feather, absence of wing: from this we find
matter effusive, spirit
elusive—
    as told by the body it left behind.

In other words, nothing new.

What did you expect? Some vertiginous theory
of essence? Or a black claw
stained bright red from tearing apart the gold bird of Form?



*



Relato

Agitación de pluma, ausencia de ala: por esto encontramos
la materia efusiva, el espíritu
elusivo---

como relatado por el cuerpo abandonado.

En otras palabras, nada nuevo.

¿Qué esperabas? ¿Alguna teoría vertiginosa de la esencia? ¿O una garra negra
manchada de rojo brillante
por destrozar el pájaro dorado de la Forma?


(Del poemario The Burning Door. Rochester, NY, 2014) 

*Traducción de Jorge Rodríguez Miralles & Mario Murgia



___________________________________________________
Jorge Rodríguez Miralles (Miami, 1977) es poeta, crítico literario, traductor y activista por la paz y el medio ambiente. Se graduó en escritura creativa por la Jack Kerouac School of Disembodied Poetics de la Universidad de Naropa (Colorado) y ha publicado sus trabajos en importantes revistas como Ragazine, The Cimarron Review, Danse Macabre, TheThePoetry, Bombay Gin, Big Bridge o Metropolis. Algunos de sus poemas, traducidos por él mismo al español, fueron publicados por El coloquio de los perros en 2015. Actualmente ejerce la docencia en un instituto de educación secundaria, en el Miami Dade College y en la Universidad de St. Thomas (Florida). En 2014 apareció su libro de poemas Everything/Nothing.

Mario Murgia es traductor, poeta y crítico literario. Imparte clases de literatura inglesa en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde actualmente dirige la Cátedra Extraordinaria Virginia Woolf. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y entre sus más reciente proyectos editoriales se encuentra la publicación del libro Versos escritos en agua: la influencia de El paraíso perdidoen la poesía de Byron, Keats y Shelley. Colaboró con la traducción de tres relatos para la nueva edición de Dublineses, de James Joyce (Nuestros Clásicos, UNAM, 2014).



Cuando se le preguntó sobre el contenido gay de sus poemas, Tony Leuzzi respondió: 

"Cualquier hombre que admita su atracción por otro hombre se encuentra en una posición marginal en la sociedad. Es 2010 y todavía me encuentro con editores que no publicarán algunos de mis poemas porque son demasiado "explícitos". Una vez escribí un soneto que un editor rechazó basado en su contenido homosexual. Recuerdo las palabras exactas: "Tu soneto es muy impresionante. Pero estamos tratando de que nuestra publicación sea recogida por las bibliotecas universitarias. Lo siento.'¡¿Qué?! ¿Estás bromeando con esto? Supongo que lo que estoy diciendo es que las representaciones del homoerotismo masculino siguen siendo bastante duras en los círculos de lectura principales. El hecho de que casi un tercio de esta nueva colección de poemas se ocupe directamente del deseo masculino gay es un riesgo. Es político." [ENTREVISTADO POR NOAH MICHELSON]


"Any man who admits his attraction to another man finds himself in a marginal position in the patriarchy. It’s 2010 and I still come across editors who won’t publish some of my poems because they are too ‘explicit.’ I once wrote a sonnet that an editor rejected based upon its homosexual content. I remember the exact words: ‘Your sonnet is very impressive. But we’re trying to get our publication picked up by university libraries. Sorry.’ What?! Are you kidding me with this? I guess what I’m saying is, representations of male homoeroticism are still pretty edgy in mainstream reading circles. The fact that almost one-third of this new collection of poems deals squarely with gay male desire is a risk. It’s political.”


Illumination (from Radiant Losses)

I

climbed
the stairs
to his room
and found him naked,
as promised, lying silently
upon the bed, and the bed itself quite promising.


I

stripped
quickly
and joined him
in the soft, semi-
darkness lit by two thin candles,
where our pale skin flickered in the flickering shadows.

But
when
flame ceased,
and he turned
on the lights so I
could gather back my clothes, I saw
before me, posed like gods, a pair of tall bronze statues.


THE MAN WITH THREE NOSES 

I

would
not have
believed it
had I not seen him
for myself in a small café
along one of the persistently fashionable


streets
of
Paris
where women
wrapped in velvet scarves
and a cool air of elegance
pass like the still but extended wings of silent birds


and
svelte
boys in
close fitting
clothes gaze above their
steaming cups of coffee at a
distant thing—or nothing at all—their red lips parted.



POINT OF VIEW 

A
bald
man in
an over-
sized army jacket
settles upon the scarred surface
of a bench in the park, then sinks slowly into sleep.


A
tall
boy with
tangled hair
bends before the man,
tweaks the lens of his thirty-five
millimeter, steps in once more, is about to shoot


when
he
and the
man are caught—
quickly—by the frame
of another man’s camera
for the “Living” section of the local newspaper.



APOLOGY 

I
am
sorry
I woke you
before you finished
your dream in which you were a goat
and I the blue, luxuriant grass you nibbled on

all
day
and night
each day of
your life in a state
of perpetual contentment
because, apparently, some enzyme in me (the grass)


made
you
restful—
forgetful,
even, of the time
and life’s pressures and absences—
but I am hungry and it’s your turn to cook dinner.




ON RIBERA’S “LA MUJER BARBUDA" 

She
is
not some
frightful hag
with a heavy beard
but a stout man with sturdy hands
and one enormous breast suspended from the center


of
his
chest like
a swollen
gourd soon to be plucked
and hollowed, then carefully strung
with gut for the lyre, on which a bard might weave weird tales—


a
breast
so soft
it startles
the infant at its
nipple into a deep, timeless
silence which resembles (but is not) awe or worship.



SPRING 

One
day
in spring
when the brown
grass was hard beneath
our boots and every breath brought forth
a stream of brief but rolling cloud, we walked the train tracks


past
the
edge of
town. Brian
handed out the beer
and Jorge allotted each three smokes.
Tommy brought his lighter and a guy we didn’t know


named
Pete.
I brought
the silence—
which was needed when
we stopped to stare at gutted cars
and Pete for who knows what yelled “Look!” and started dancing.


from Cadae: The Pi Poems

1

The music
stopped
for a moment

then—

when we began
to savor in its absence silence—
started
again, maybe a bit

louder than before

or maybe
we only heard it
as such, a sudden intrusion
we had previously not noticed
and this is what disturbed us.


2

No matter
where
the city gays

there

confess their scene is
a sad huddle of hopeless bottoms
each one
wishing for some dream top

to plough him senseless—

an Eden
understood only
by those first barred who with an air
of almost tragic boredom insist
their loss is epidemic.


3

Imagine
some
body you would

love

to fuck then try to
find this body somewhere in the world
and while
you look and encounter

as you are bound to

encounter
one disappointment
after another imagine
just how thin and stripped of incident
your life would be otherwise

________________________________________________
Tony Leuzzi is a writer and teacher living in Rochester, NY. His second book of poems, Radiant Losses, won the New Sins Editors’ Prize. In November 2012, BOA Editions will release Passwords Primeval, a book of interviews with twenty American poets.




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