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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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ALFONSO MARTÍNEZ GALILEA [19.365]

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Alfonso Martínez Galilea

Alfonso Martínez Galilea (Logroño, 1959) es poeta, editor, traductor y librero. Entre 2000 y 2010 dirigió las Jornadas de Poesía en Español, cita ineludible para conocer de primera mano la obra de muchos de los poetas más importantes del último medio siglo, a este y el otro lado del Atlántico. Ha publicado Teatro en llamas (Serie B, 1981) y 5 Poemas para dibujos de Tito Inchaurralde (Creator, 2004); las antologías Poetas hispanoamericanos en las Jornadas de Poesía en Español (Cultural Rioja, 2011) y 14 Poetas Riojanos (Cultural Rioja, 2012) y una edición de la poesía erótica de Samaniego, Veintidós cuentos picantes (Pepitas de Calabaza, 2012). Asimismo, suyas son las ediciones del poemario Por una mata de Pascua de Rafael Alcides (Fulgencio Pimentel, 2011) y el relato autobiográfico Días felices en el infierno de György Faludy (Fulgencio Pimentel/ Pepitas de calabaza, 2014), del que fue también traductor. En el intervalo de 1991 a 2011, como AMG Editor, publicó medio centenar de libros, entre los que se cuentan obras de Manuel de las Rivas, José Ramo, Carlos Mastronardi, Fernando Quiñones, Lorenzo Martín del Burgo, José Ignacio Foronda, Raúl Rivero, Manuel Díaz Martínez, Rafael Alcides, Paulino Lorenzo, Alejandro Bekes, Pablo Anadón, Eduardo Halfon y otros.


Edad de oro

Hubo una vida para mí dorada
en un reino arrasado;
un sucederse calmo y caprichoso
de la fiebre y la nada.(Viajes a las comarcas inclementes 
de mi imaginación: reír de fuentes,
extrañas flores cercenadas
por la fértil guadaña de la lengua,
ritos de estío, escucha y escapada.)

Una sombra siniestra
parece que me canta:
"Feliz sin tacha o mengua
aquél que vanamente viaja
y repetidamente a su querencia
retorna."

                          (Por la plaza
pasean jubilados sesteantes,
por la ligera, aérea plaza,
feraz cuando lo fue de bullanguera
mocedad asombrada.)

Hubo una vida al fondo de mi vida,
una vida granada,
venero inagotable de prodigios,
oro engastado en fábulas.



La ventana

La ventana es un cuadro que no ha sido pintado
todavía: unas lomas, unos riscos al fondo,
las nubes divagando por los cielos más hondos,
cuatro buitres lejanos girando endomingados
y la luz... Esa luz que se instala en las cosas,
en sus perfiles graves, dotándolas de gracia:
cambiante y poderosa por los tejados, lacia
cuando el sol se disipa, floja y muriente rosa.

Temprano he decidido anotar estas cosas,
estas cosas inciertas, que morirán conmigo
sin remisión posible, de las que soy testigo
humilde. Muy adentro, por la densa maleza
del miniado horizonte, pondero en la mañana
el boceto imposible que enmarca la ventana:
cuatro lomas oscuras, luz, olvido y belleza.



Paisaje ojos adentro

Pienso en mi loco amor de juventud, pienso en mi patria:
una oscura heredad en lo profundo
de una tierra perdida.

En sus muros de piedras aplicadas,
en sus calmos, primaverales días,
verdes como el presagio primerizo
de la feracidad del alma amiga.

(Tentar allí la fruta de las tardes
olvidado de Dios, entre los perros
y las cabras amables,
cercenando de modo concluyente
y "en forma incontrastable"
—como suelen decir los catedráticos—
mi memoria bastarda con los sables
de las primeras puras apariciones:
pedregales y rubicundos árboles,
barrancas que dejé, sedientas y hondas,
antes de todas las edades
y que estarán allí, seguramente,
con nidos en sus grietas esperándome).

Pienso en las ralas eras, y en el río
seco que tanto de muchacho amaba.
El apacible (y raro)
concurso de sus aguas
suena en mi oído y en mi corazón
como una misteriosa llamada.

Para nadie más suena, de tan cauta.



La formación profesional de Pako Ibernia

Juro que me he acordado de su nombre
esta tarde de farra con Alfonso,
mi colega, y con Pepe Ramo, mientras
un buen litro de cava me instruía
sobre aspectos oscuros de la historia
sentimental que todos arrastramos
como el cadáver de un pariente próximo,
muy próximo a pudrirse.
"Generosa"... ¡La leche que me dieron!
¡Si es que es un nombre que parece hecho
a mi justa medida! ¡Y yo olvidado
de aquella generosidad andante
que hoy será -por lo menos- directora
de museo euscaldún o de ikastola!

Pues eso, que en la época que digo,
época en todo aspecto promisoria,
algunas tardes de verano tórrido
cuando apretaba el sol y parecía
que iba uno aceitado como un turco
de esos que ponen calentorro a Jon
Goytisolo (otro amigo), me iba yo
a dar un voltio por el Bocho infecto
y llamaba a un colega para echar
un txikito de fanta o de mirinda
(bebía poco entonces yo, ¡qué tiempos!)
y que, como quien no quiere la cosa,
nos íbamos dejando ir los dos
(alguna fuerza sobrenatural
nos empujaba, sin lugar a dudas)
por callejas, en fin, reconocibles
hacia aquel piso musical y triste
que compartía Generosa con
su amiga Desprendida, que estudiaba
Lenguas, creo, y que era especialista
-según mi amigo- en lemosín y griego.
Al timbre no llamábamos, llamaba
una mano invisible y ectoplásmica,
la genérica mano de la especie
o de la raza... (No lo tengo claro...
De hecho, ¿somos los vascos subespecie
diferenciada en el humano tronco?...
Ahí queda la pregunta...)
Y que una voz
algo atiplada nos decía: "¿Qué,
subís un rato...?""Bueno", respondíamos,
no nosotros, quiero decir, nosotros
no respondíamos, respondía el Ello,
nosotros simplemente nos dejábamos
subir, como en volandas, al altillo,
desmadejados, sudorosos y
algo dubitativos ("¿Habrá plan
esta tarde?", decía mi colega...
"¿Habrá jabón?", decía yo, que he sido
siempre algo tiquismiquis con la higiene...)
Y en estas nos plantábamos arriba
como dos pensionistas coronando
la cima del Artxanda.
Abría Generosa
con petito vaquero y de sandalias
y entrábamos, repito que empujados,
impelidos al trance, al rapto, al caso,
iluminados, órficos, pneumáticos,
trascendentales, adventistas, serbios,
entrábamos con ojos como platos,
como estadios de fútbol brasileños,
ojos devoradores en la escura
turbiedad, oteando por doquier:
cestas de macramé, estanterías
de ladrillos y tablas, estampitas
lujuriosas de un Cristo jipi, libros
con títulos como ¿Qué es el anarquismo?,
Diario del Che en Bolivia, Sexus, El amante
de Lady Chaterley, y uno que a mí en concreto
me gustaba bastante, Sodomitas,
de don Mauricio Carlavilla, un lince.

A la primera vez que penetramos
(en el altillo digo, por supuesto)
había un poster de Camilo Sesto
que al poco tiempo fue sustituido
por otro de la Orquesta Platería.
(¡Qué lamentable cambio, dicho sea entre paréntesis!)
"Cada día que pasa estás más Cáncer,
Javi", me comentaba Generosa,
que había transmutado en Escorpión
-tras ser Virgo desde su nacimiento-
al poco de que fuimos presentados.
Yo hacía en general por defenderme
de las lucubraciones horoscópicas
que solían al cabo derivar
en sangrantes palizas con la Virgen de Umbe
como protagonista principal.
"Este... ¿Has leído el libro que te traje,
ése sobre los metafísicos ingleses
donde está aquel poema que describe
los éxtasis sublimes de Teresa de Ávila?..."
-preguntaba con intención mi menda.
"Sí, joder... ¡Qué coñazo!... ¿Cómo puedes
ponerte tú cachondo con tal bodrio?",
respondía mi generosa Gene.
"Pues porque yo, cariño, me emociono
hasta contando piedras". "Eso, Javi,
es normal", añadía Desprendida,
"porque eres vasco y desde siempre al vasco
le han gustado las piedras, oyes...""Sí,
pero, ¿y por qué me gustan los gusanos,
las cochinillas y los cortapichas?..."
"Buena pregunta, y vete tú a saber",
concluia mi Gene.
"Ven un poco",
añadía después, "ven a mi cuarto,
que te voy a enseñar un corazón..."
Y después de la esgrima verbal ésta,
esgrima que nos daba algo de grima,
pasábamos adentro, a un cuchitril
abuhardillado de uno treinta al fono,
sobre la cabecera de la cama.
Creo haber dicho en algún otro lado
que aquel cuarto era en verdad del todo
una cama, o que me lo parecía
a mí, que era miope. Lo que es cierto
es que no se cabía en posición
erecta, y Generosa se tumbaba
desparramadamente generosa
y encendía un cigarro... ¿He dicho "erecta"
hace dos o tres versos? ¿Sí? Pues eso.
...y enchufaba un casete algo ruin...
por el que inmediatamente aparecían
Urko, Imanol, Itoiz y Patxi Andión.
¡Qué sudores me entraban! ¡Yo que apenas
sabía en euscaldún decir "bokata"!

Lo que más me ha quedado en la memoria
de aquellas tardes es un cierto aroma
a sudor o a humedad, no sé muy bien,
un cierto olor a almeja del Cantábrico
y a cabrito de Gredos en fresquera.

¡Juventud, juventud, tesoro fino!
¡Qué no descubriríamos los dos
mano a mano, y a muslo y a entrepierna!
Pues, un montón de cosas, amiguitos:
dinámica de émbolos, lubricación de piezas,
atornillado, enrosque, cuencas de deyección,
espeleología, culturas aborígenes...
¡Una academia alternativa (y gratis)
de sana formación profesional!
¿He dicho "gratis"?... Bueno, gratis total no,
pero casi, porque esta Generosa
no me pidió jamás un duro, en serio.
Solamente una vez, cuando en la ducha
nos desprendíamos los dos del polvo
de la dehesa, aún entre mordiscos
y arrumacos, un segundo antes
de que a mí me invadiera inevitable
la sangrante idiotez agustiniana
ésa del homo post coitum tristis,
me dijo: "Javi, majo, cuando seas
poeta, y lo serás, no tengas duda,
escríbeme un poema, corazón..."
"¿Poeta yo?", repuse algo aturdido,
"antes peón de albañil... Pero si llega
el caso, Generosa, no lo dudes,
te escribiré un poema de la hostia,
algo así como el Prufrock eliotiano
pero algo más marrano..."
Y esto dicho
salí de allí dejando a mi colega
enredado con ambas en un diálogo
(tenue, evasivo, gris, languideciente)
sobre Oteiza y Chillida
salpicado de citas de Heidegger
e interrumpido a veces
por el revoloteo de las moscas.

De Amigos y otros animales
Data incierta



Noche oscura

(2004)

Qué tibia placidez
navegar bajo la espesa y rara luz
del otro lado del espejo.
Enhiestas sombras
naufragamos
en los hirvientes estuarios de lo oscuro.
La opacidad desvela
lo impreciso de nuestros límites
y el tumulto soñoliento de los bultos
nos saluda, invitándonos al goce.
Tocamos ávidos
el rastro fluido y cálido
de sombras pasajeras que nos hablan
en el extraño idioma de los sueños
y sentimos gotear nuestra sangre
sobre el bruñido cauce de la noche.
Estamos y no estamos, no sabemos,
nos dejamos llevar por el confuso océano
de sopor y de furia

donde somos tan sólo
una ola agónica, un flujo retenido.

De La otra vida
(1999-200...)



Fingimientos

(1991)

En un confuso estilo octubrescente
yo comencé a escribir sin mucho tino
y, aunque el invierno me escupió dañino
alguna vez, no salgo de ese cante.

Un tartamudo especialista en plantos
pateando la linde del camino,
esquivando ora sierpes ora espinos
y náufrago en un mar de espeso tinto.

No enmudecí jamas, como insolente,
ni tuve a mal al tiempo coruscante,
ni abandoné, cobarde, ningún plinto.

Más bien me fui dejando lentamente
perder entre aligustres, entre acantos,
adúltero, pendón, rico y boyante.



El tiempo en vano

(1999)

El tiempo en vano pasa: soy el mismo
de hace casi treinta años, el muchacho
que empedraba las calles de su abismo
con presunción patética de macho.

El joven que con Dios comunicaba
a los catorce años va conmigo.
Tengo su misma cara y soy testigo
de sus alardes de tonto de baba.

Me conmueven las mismas pesadillas,
me acompañan idénticos presagios.
es verdad que no entono ya trisagios
por remotas ermitas de Castilla...

Pero yo soy el mismo: aquí lo advierto,
un muerto que conversa con sus muertos.

De Vaga estrofa
(1990-1999)



UNA MUJER

Reparad un momento en esta adolescente
Que roza los cincuenta. Es hermosa. Sus formas
Se han ido acentuando, sin recurso ni estrago.
Vive ausente en el pozo claro de su belleza.
Sueña con días jubilosos
En paraísos clausurados.

En paraísos tibios de hoteles de una noche.

Reparad en el timbre de su voz cantarina.
En su perfil amable.
En su gracia risueña.
En sus gestos, bordados

Como trazos bordados en un tejido rígido,
En el tejido de la muerte.

La muerte la acompaña. Va con ella a la plaza.
Juntamente con ella se distrae y se admira.
Y las dos pasan juntas, mientras hombres atónitos
Las piropean, tontos.

Que no os deslumbre su belleza intacta,
Tontos hombres que andáis piropeándola,
Su belleza, que crece como una flor, al lado
-Reparad, por favor-
De la flor deslumbrante de la muerte.


ABBA

Padre ¿qué tal estás? ¿Nada quieres decirme?
¿No hay cosa que lo valga, no hay nada que te traiga
A decirme esas cosas que no dirías nunca
A nadie? Padre, escúchame: ¿Nada quieres decirme?

¿No te vendría bien contarme de esas cosas
Que no dirías nunca a nadie?… Padre, atiéndeme.
También yo te contara, si pudiera, esas cosas
Que a nadie contaría que pudiera escucharlas.

Háblame, Padre, escúchame: yo también voy a hablarte.
Vamos a hablar los dos como dos contertulios
Y que el sueño nos venza mientras hablamos quedo
Como a dos contertulios a los que el sueño vence.

Hablamos… por hablar. Hablamos porque se habla.
Conjuramos la muerte hablando quedamente.
Y la muerte se sienta a charlar con nosotros
Y nosotros hablamos y hablamos quedamente

Y la muerte nos habla en una lengua oscura
Que no acabamos de entender.



KALEL

Adolescente errante, tu vida es sólo un sueño
vanidoso y feliz del que nunca despiertas.
Ante ti van abriéndose las silenciosas puertas
y los hondos recintos que conoces pequeños.

Tus pasos son ligeros, audaces sin empeño.
Cruzas por vagas sendas carreteras desiertas,
páramos soñolientos, abandonadas huertas,
pedregales estériles y regatos risueños.

Paras buscando albergue, bullicioso o sombrío.
Mides con buen sentido el rastro de tus pasos.
Te alejas solitario por la orilla del río.
Nadie te sigue en esos rumorosos ocasos.

También el horizonte se te antoja pequeño.

Tras este largo sueño te espera el otro sueño.




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ÁNGEL MARÍA FERNÁNDEZ [19.366]

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Elvira Valgañón y Angel Mª Fernández

Ángel María Fernández

Ángel María Fernández (Arnedo, La Rioja  1973) es profesor de lengua y literatura española. Cursó sus estudios en las Universidades de La Rioja, Málaga y Salerno (Italia). Dirige desde 1999 las Jornadas de Poesía Aqueteleo en su ciudad natal. Ha publicado cuentos, artículos y poemas en diferentes revistas. Colabora con el festival de cine Octubre Corto para el que estuvo al cuidado de la edición del guión de Rafael Azcona La paella (Ed. Aborigen, 2006). En 2007 firmó el libro-entrevista Roberto Bodegas: El oficio de la vida, los oficios del cine (Ed. Aborigen). Algunos de sus poemas pueden encontrarse aún en los cuadernos Pájaro en llamas (CIA & cía., 2007), Poemas de la época B (Diosloscría, 2008), 8 poemas para leer con la ele puesta (Jara Carrillo, 2009) y en la antología 14 poetas riojanos en las Jornadas de Poesía en Español (Cultural Rioja, 2008).



DE "Manzanas traigo", se ha dicho:

"Ángel Mª Fernández llega a su primera publicación de manera poco ingenua, lleno de ironía, humor y reflexión sobre el poeta y la poesía. [Su obra exhibe] una utilización de la métrica y los ritmos clásicos que roza lo magistral, especialmente porque ‘estando, no están’".

JULIO ESPINOSA GUERRA

"Como subido a lomos de una mula escribe Ángel María sus versos. Dormido al trantrán del motor de la bestia, súbitamente despierta y se pregunta: ¿dónde estoy? Y al divisar en lontananza el skyline de un cementerio se vuelve a dormir".

ARTUR SOIGNÉE PILON

Poeta periférico, felizmente acomodado en su libre albedrío, en la producción de Ángel María Fernández laten, unas veces con ánimo cubista, otras prerrafaelita, ecos de Nicanor Parra, Rudyard Kipling, Guido Gozzano, Paulino Lorenzo, pero permanece siempre Ángel Mari como tambor millefiori. Allá donde crea escuchar las voces de José Watanabe, de César Vallejo, de Jaime Gil, no se equivoque: son los píos de un gorrión, el chaschás de los charcos, el crujido de las barras de pan. Fernández prepara bocadillos con los cadáveres. Si es verdad que la vanguardia apenas puede más que jugar a tararear con las formas (los temas son siempre los mismos), Ángel María respeta los esqueletos formales para bailar alborozado con los temas.



HACIA ELLOS

¿Por qué la infancia es más que la verdad?
LORENZO PLANA


Agua y día, el alfil rejuvenece.
Mi corazón es agua y también día.

El ajedrez es el deporte de los muertos,
yo trazo una diagonal de vida.

La belleza del mundo aumentará
mientras derroto a los peones de la muerte.
Será el aperitivo del amor.

Podré saltar como un caballo
haciendo sietes allá en la infancia,
asimilar las reglas del juego.

La belleza del mundo aumentará
y tan solo en el centro de los lechos
tendrán sentido, recién nacidas, las cosas.

¿Por qué la infancia es más que la verdad?

El alfil rejuvenece como un crío
rejuvenece a sus abuelos.

Esa es la forma de premiar al hombre.

No más belleza. No más verdad. ¡Basta!

Recién nacidos, nietos como alfiles,
camino diagonal infinito a sus abuelos.

Una belleza mucho más que la belleza.
Una verdad que es mucho más que una verdad.

La infancia, alfil, quiere saciarte.





Manzanas traigo

Por Juan Soros

“El ingenio y el humor, como todas las sustancias corrosivas, tienen que ser utilizados con cuidado.” Sentencia Lichtenberg sin sentenciar a nadie. Con ese cuidado nos escribe Ángel María Fernández (Arnedo, 1973) sus poemas y se cuida, también. No hay ocurrencias en sus poemas. Sí ocurre mucho. Lo anecdótico, la experiencia, no en busca de sentido ni por sí misma sino como epifanía, a la manera en que Joyce entendía esta palabra tan cargada. Un casi diario, recuerda la escritura de Ana Cristina Cesar dispersa en cartas y postales enviadas, la dificultad de encontrarla reunida, de leerla sin conocer a un tú concreto o identificarse con él, donde la mirada irónica nunca es desenfadada o ramplona sino que esconde su cuidado. Esconde una mirada profunda que se oculta y que se cuida, ante todo, de tomarse demasiado en serio, tomándose la vida muy en serio. Así, el último poema del libro titulado “Vivir” concluye: “si se trata simplemente de morir”. Usaríamos la palabra cínico si no estuviera desvirtuada en nuestra lengua hacia un sentido peyorativo. Habría que hablar de una objetividad dolorosa como la de la escuela de Diógenes donde lo cínico es una mirada honesta y valiente. Ingenua (es decir originaria, vista por primera vez) y hermosa. Cuidada pero en la publicación, donada. No es fácil encontrar la poesía anterior de Ángel María Fernández, distribuida en cuadernos o libros de difícil acceso pasados de mano en mano y de ciudad en ciudad, como un contrabando. Es un gesto notable que rompa ese cuidado círculo para entregar un libro, además bellamente editado, de amplia difusión. No es contradictorio con su práctica anterior, es simple lentitud. Ha llegado el momento, sin reivindicaciones, sin aspavientos.
            
Eva Chinchilla ha dicho que la lectura de Manzanas traigo recuerda a Nicanor Parra y es cierto. Recuerda a muchos poetas, muchas lecturas, pero el tono de Parra, no referido, no citado (como sí aparecen desde san Juan de la Cruz hasta Borges, Machado o Gil de Biedma, hasta José Watanabe o Chus Arellano). Aparece el eco de Parra como si se dijera: “entre broma y broma la muerte asoma”. La muerte como conciencia extrema de la vida y de sus pequeñeces y grandezas. En “la disco”, el paseo a orillas del Cidacos, la estación de autobuses o el aeropuerto. En la subversión de los signos como es pasar de la “Carta al padre” de Kafka a un poema titulado “Mi padre se parece un poco a Kafka”. ¿Cómo llegar a ser hijo de Kafka? Cinismo (del bueno) e ironía que nos ponen ante los ojos la inocencia perdida. No la nostalgia aurática de la inocencia perdida. Su aparecer, epifanía. Sin infancia ideal. Es, por el contrario, “La que vuelve y vuelve / extraña y dulce vuelve / lo mismo que una fiesta con un solo invitado / disfrazada de otro tú / que ya no eres tú; / inocencia de la fue tu inocencia, / carné de tu carne, plagio, tradición.” La broma desactiva el patetismo, reactiva la memoria. La broma desactiva lo reaccionario, activa una conciencia crítica. Por ejemplo, con lucidez, en el poema titulado “La gente” que en paralelo con su discurso usa el ritmo para hacer una seria broma sobre los usos métricos (actuales) y su valor simbólico. Comienza con rimas bobas, repitiendo las palabras completas, para terminar con una estrofa de cinco versos rimada en “gente” cuyos dos últimos versos son “la gente entonces desparece gente, / y gente que era gente ya no es gente.” Así llevando los mecanismos de rima y aliteración del endecasílabo (el “saber hacer versos”) hasta su límite absurdo. ¿A favor o en contra del ritmo? No viene masticado. Esta poesía no da respuestas, plantea preguntas. Como una buena broma. Da cuenta de una perplejidad ante el mundo y ante el poema mismo. La última de las tres secciones que forman el libro se titula “Gimnasia rítmica”, ¿por el ritmo?

Quizás más difícil que la poesía “difícil” es leer esta poesía en su aparente facilidad. Y caer en la trampa. Una trampa cuidada, amable. Una poesía que disimula su dificultad. Por delicadeza, por sobriedad, por reírse un poco del personal, también. Pero nunca lo mira por encima del hombro. Siempre está a su lado, hay un pozo humano, emocionado, asombrado pero también consiente del medio que usa. No reduccionista sino crítico. Otra vez, resuena Nicanor Parra, en su extendido trabajo para bajar a los poetas del “Olimpo”, también Eduardo Milán cuando habla de cuidarse de “el lírico” o la ironía de José-Miguel Ullán, resuenen. Pero Fernández trabaja de contrabando. No es mala estrategia. No se enfrenta de manera directa al lírico ni al popular, resiste en las virtualidades de la palabra poética sólo comprometida consigo misma. Con su particular visión del mundo, compleja, contradictoria, entre eufórica y triste. Cuidada. Lenta. Como su producción poética, lenta y desperdigada pero cuidada. Lo que se agradece. No la lentitud cancina y autocomplaciente del acomodado en versiones dosificadas, edulcoradas, simplificadas de lo poético sino la lentitud del que se lo piensa dos veces antes de decir cualquier cosa. Se lo piensa dos veces y ante la disyuntiva –el silencio o el tópico– hace una broma. Una broma seria, donde lo que está en juego es darle forma a la experiencia. No complacerse en ella y en sus presupuestos. No darla masticada por una hermenéutica ramplona, del consenso. Darle forma de epifanía. Cotidiana pero ritmada, que nos muestra lo excepcional, la nuda vida, que nos hace volver a mirar, que se sorprende y nos sorprende, con cuidado. Así los frutos, los dones que indica el título y que quizá también se leen como el don del poema que nos ha dado Ángel María Fernández: “De donde vienes traes un hatillo con todas las cosas / que piensas que necesito: / Silencio, misterio, ritmo, vino, gracia, caricias, animosidad // Yo tengo manzanas.”






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GUILLAUME DÉCOURT [19.367]

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Guillaume Decourt

Guillaume Decourt es un poeta y pianista clásico francés nacido en 1985. Pasó su infancia en Israel, en Alemania y en Bélgica; su adolescencia en las montañas de Forez; a continuación, largas estancias en Mayotte y Nueva Caledonia. Ahora divide su tiempo entre París y Atenas.

Da conferencias públicas en diversos festivales de poesía y otros lugares. En 2014, participó en el 17º Festival de Poesía Lodeve (La Voz del Mediterráneo) del 16 al 20 de julio en el departamento de Hérault.

Ha publicado seis libros de poesía y también está involucrado en numerosas revistas como L'Atelier du Roman, Nunc, Diérèse, Phoenix, Place de la Sorbonne, Passage d'encres, Verso, Remue.net, Décharge.

OBRA:

La Termitière, poèmes, (préface de Frédéric Musso), Polder 151, Gros Textes, 2011 (repris et réédité dans A l'approche, Le Coudrier, 2015 )
Le Chef-d'œuvre sur la tempe , poèmes, Le Coudrier, 2013
Un ciel soupape , poèmes, Sac à Mots, 2013
Diplomatiques , poèmes, Passage d'encres, 2014
A l'approche , poèmes, (préface de Guillaume Métayer) , Le Coudrier, 2015
Les Heures grecques , poèmes, Lanskine, 2015.



En el marco de nuestro Dossier de poesía francófona reciente preparado por Gustavo Osorio de Ita y Sergio Eduardo Cruz, presentamos una muestra de Guillaume Decourt, un poeta y pianista clásico nacido en 1985. Durante su infancia vivió en Israel, Alemania y Bélgica; actualmente reparte su tiempo entre París y Atenas. Las traducciones corren a cargo de Ilse Campos.

http://circulodepoesia.com/2016/10/veinte-poetas-francofonos-recientes-guillaume-decourt/



Hábito

Lo pintoresco en reversa no le importaba ya*. Tez rigurosa; torso quemarropa; ojos hechos para las las bocallaves, él salmodiaba sobre una oscilación de fortuna: “El poema es un sifón de plegaria”. Nosotros notamos que tenía el rostro grave de un hombre de fiesta.



Arrullo

No hay que amonestar a un mártir
Lo hace muy bien él sólo

Y se flagela y se molesta
Y se desvirtúa y lo quiere
Por no sé qué motivo

Antes
En la noche roía
Las luces del vencejo

Ciertamente
Mi subterfugio era sin duda
Un poco ingenuo

Sin embargo, llevo un estilo de vida
Bien particular
Un estilo de vida de boxeador
Y puedo cobrar, créanme

Me seco los juegos sucios
En las trampas
Y los golpes
Por debajo del cinturón

Pero todo eso no me alcanza ya
Porque desde hace tiempo
Me impulsa un par de defensas
Abominables y gigantescas

Se podría suspender incluso una hamaca
Y dejarse mecer
indefinidamente, por mi aliento
Bajo mi propia sombra



Tratado de la desesperanza

Por mucho pensar
Nos hallamos con un braguero
Y los labios de hidra de aguardiente
Es bien sabido
La práctica excesiva de la trifecta
Puede tener efectos devastadores
Latitud vegetativa
Hay días así
En los que el barógrafo está mojado
Deciframos el etrusco en un bar
Cualquiera
Podría usted indicarme, por favor
Todos los caminos que llevan al ron
Los peces no son solubles




Posible

Alegremente tuyo
Cuando ella, como adornada de ella misma,
Habla del tiempo
En el que los emperadores aprendían
Aún el amor y la música
Viene esta hora del verde
De pinos definitivos
De corredores sobre el mar ronco
La intersección del sol
Larga como un pie de mujer




Habitude

Le pittoresque à rebours ne lui importait plus. Teint rigoureux ; torse brûle-pourpoint ; des yeux faits pour les trous de serrures il psalmodiait sur une escarpolette de fortune : « Le poème est un siphon à prière. » Nous nous aperçûmes qu’il avait le visage grave d’un homme en fête.



Berceuse

Il ne faut pas admonester un martyr
Il s’en sort à peu près bien tout seul

Et se flagelle et se moleste
Et se frelate et s’en veut
Pour je ne sais quelle raison

Jadis
Il m’arrivait la nuit de ronger
Les lumières du martinet

Certes
Mon subterfuge était sans doute
Un peu niais

Cependant je mène un train de vie
Bien particulier
Un train de vie de boxeur
Et j’en encaisse croyez-moi

J’essuie des entourloupes
Des crocs-en-jambe
Et des coups
Au-dessous de la ceinture

Mais tout cela ne m’atteint plus
Car depuis quelque temps
Il me pousse une paire de défenses
Abominables et gigantesques

On pourrait même y suspendre un hamac
Et s’y laisser bercer
Indéfiniment par mon souffle
À l’ombre de moi-même



Traité du désespoir

À trop penser
On se retrouve avec un bandage herniaire
Et les lèvres d’une hydre d’eau-de-vie
C’est bien connu
La pratique excessive du tiercé
Peut avoir des effets ravageurs
Latitude végétative
Il y a des jours comme ça
Où le barographe est mouillé
On défriche l’étrusque dans un bistrot
Quelconque
Pourriez-vous m’indiquer s’il vous plaît
Tous les chemins qui mènent au rhum
Les poissons ne sont pas solubles



Possible

Heureusement de toi
Quand elle comme parée d’elle-même
Parle du temps
Que les empereurs apprenaient
Encore l’amour et la musique
Vient  cette heure du vert
Des pins définitifs
Des corridors sur la mer rauque
L’intercession du soleil
Large comme  un pied de femme








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ALEJANDRA MÉNDEZ BUJONOK [19.368]

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ALEJANDRA MÉNDEZ BUJONOK 

Alejandra Méndez Bujonok (1979) San Cristóbal (Santa Fe), Argentina, reside en Rosario. Es guionista y productora cultural. Curadora de importantes encuentros literarios en su provincia. Coordinó los ciclos de lecturas: “Poesía en los Bares” organizado por Secretaría de Cultura y Educación de la ciudad de Rosario, “Poetas que leen a otros Poetas”, “Poetas del Tercer Mundo”, y los trasnoches del Festival Internacional de Poesía de Rosario (ed. 2010-2011) entre otros. Ha participado en diversos encuentros o festivales de Poesía nacionales e internacionales. Figura en antologías nacionales y latinoamericanas. Ha publicado: Tarde abedul (poesía) editorial La Pulga Renga, Rosario (primera edición 2013 – segunda edición 2015).


La fuente

Pensamientos de dentro, de todos,
flotan y se mezclan
los peces en el aire.
Sospecho que el limón me mira
en su sol amargo
¿o soy yo quien lo mide
en la distancia de ácidos
con cierto recelo lagrimal?
No sé qué es la fuente de luz
que nombran
los merecidos del cielo.
Tanto tuve que andar
para acertar en el agua
el accidente de la sombra,
para aprender a llorar. 



Rhizanthella

Por los caminos del agua en busca del silencio
las máquinas son máquinas secretas.
Como una Rhizanthella, sin romper
jamás la superficie de la tierra,
florecen por lo bajo aquellos rayos. 



Contrapunto

Para cubrirme del desamparo virtuosista
de la fantasía en un lunes con luz tenue,
luz ínfima de pared cualquiera del mundo,
de la vergüenza cromática en la fuga
no vista ni aceptada,
creo el contrapunto
que es ese fino oficio en el origen.
Como un triste dios pequeño
a tientas sufro
practicando mi libertad.



Caracola

Tenían quietudes azules/sus ojos
cantábrica profundidad/marítima su alma
inaccesa/toda alma todo cielo toda vida/
caracola en movimiento.
Tenían la ductilidad de los vientos/sus vientos.
Me miraba su historia -abuela- como queriendo
salirse de usted.
De niña entendí/solo viéndola mirar/que todo
es un acantilado lejano.



De la manera en que me salvo

No uso reloj en la muñeca
(es triste el mundo de los ajustados)

No uso gafas oscuras de sol
(es triste el mundo de los escondidos)

No uso paraguas de la lluvia
(es triste el mundo de los protegidos)

Me salvo así
(o eso creo)

De pensar el control de los objetos.
De pensar la distancia de los otros.
De pensar que la lluvia es una maldición.



En coro

El puño de la tarde se abre
en semillas de luz multiplicada.

El sonido no es
solo una constante.

Bajan de a una las lianas liláceas
como lágrimas
en coro de los pájaros.

Cardenal amarillo en mi pecho
es el campo

Un animal sediento,
un dios,
un amante.



CRIATURA

El color de la tierra húmeda criatura corva
del verde olor a mujeres derramadas.
Un pueblo que huele a lluvia de verano.
La lumbre, el horizonte como flecha
Que lanza el viento. No sentir otro ritmo sino
el del azaroso camino a los álamos.
Esa fe en la tibieza de un tiempo
haciendo pan o torneando materia
que luego olvidamos. La estación final:
que detiene al mundo,
que nos recuerda lo que somos.

(de Tarde Abedul, La pulga renga, Rosario, 2013)



El reloj de esta mujer
le anda como un galgo
con rabia a veces
me quedo mirándola
y me recuerda a su madre,
mi abuela lejana
como el acantilado. No es
de ahora que está enferma
su soledad viene
de siglos pasados. A veces
 me quedo mirándola
y me recuerda a ese verso
de Katherine donde ruega
a dios para que sea él
quien endurezca su corazón.

(de la serie: las tías, en Rapsodia de los descontentos, -inédito-)



Cómo estás, dónde, Jeremías, te escondes de las escaleras en reversa 
miento si declaro ser luz para tu sombra.
Cuestabajo, claro, Jeremías, te comprendo. Cual amor fundado
en prematríz y en desgobierno.
“Mira que he puesto mis palabras en tu boca”
y no hay liberación.
Derruir para plantar, Jeremías, sí, un vástago de almendro. Pero muros de cobre y viento norte ceñirán tus caderas.
Una vid roja selecta abrirá tus ojos y tu boca, sed de calma y de corona, hablarán palabras de los otros.
Como estás, dónde, Jeremías, te escapas de la tierra de los hombres, que traicionan por clara pasión. Del horizonte
Por qué causa dondequiera que brille, la angustia de tu espada, Jeremías, rompiste la escarlata mismísima del sueño hecho culpa y desengaño.
Qué oscura luna hizo noche tu rostro más duro que un peñasco.
“levántate y subamos” Jeremías, por la noche esta que  fue dada sobre el campo santo por compasión y niño del tiempo.
Como estás , dónde, Jeremías, te entristeces del lucerío de los ranchos y caminos.
Miento si declaro ser luz para tu sombra.

(De la serie: las lamentaciones, en Rapsodia de los descontentos – inédito)






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EUGENIA SIMIONATO [19.369]

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EUGENIA SIMIONATO

María Eugenia Simionato nació en 1987 en Mendoza, Argentina. Se licenció de psicóloga en la Universidad del Aconcagua.

Soy psicóloga y escribo poesía. Publiqué mi primer libro La noche crece como un río solitario en el año 2015. Participé en el año 2014 de una lectura que organizó APOA (Asociación de poetas argentinos) en Buenos Aires. También fui invitada para leer en el canal Acequia de Mendoza. Me han publicado poemas en revistas digitales (El Sigma: Revista de psicoanálisis; Op.cit poesía, “Reportaje Haiku”, Revista El Desaguadero creado por los poetas mendocinos Fernando G. Toledo y Hernán Schillagi) y en papel (Un hilo rojo: revista mendocina de psicoanálisis y Revista Qu literatura); y en distintos blogs, como el de la poeta Valeria Cervero: Mordiscos, de la poeta Irene Gruss: El mundo incompleto, y participé de la entrevista: 1 poeta 10 preguntas creada por el poeta y editor Pablo Gabo Moreno. 




UN HOMBRE DESCONOCIDO ME ACARICIA

Un hombre desconocido me acaricia.
Sus manos hipnotizan. No consigo huir.
Huelo a flores recién cortadas
de un jardín que nunca tuve.
Canto una melodía que ignoro.
Ni siquiera el suelo que ahora piso
es el suelo que alguna vez pisé.
Tanta suavidad me lastima.
¿Cuánto tarda en separarse un cuerpo
de otro cuerpo?
¿Cuántos temblores hacen falta
para expulsar la ternura de unas manos
que se han ido?
Mis piernas desobedecen.
No camino. Doy saltos prematuros
como si la permanencia en la tierra
me quemara.




EL POLVO ACUMULADO ENTRE TUS COSAS

Guardo tus poemas
como si acaso pudiera liberarme
del polvo acumulado entre tus cosas.
¿Qué hago ahora con estos
restos que tiemblan como insectos
aplastados en la intensidad de lo breve?.
Los libros que acariciaste
pronuncian tu nombre,
gimen como mujeres que te amaron
y que la distancia
vuelve aún más feroces.




ESCARBO EN LOS OJOS DE MI MADRE

Recuerdo aquella foto
en la que estoy en brazos de mi madre
con una flor en la mano.
Algo resplandece en el cielo.
Aunque no lo sabemos
tenemos las dos el mismo gesto.
Pienso que mi madre 
tuvo que alzar su infancia
para enseñarme que es posible
encontrar la belleza
en el liviano movimiento de una hoja.
Todavía escarbo en los ojos de mi madre,
como si pudiera, a través de ellos, 
volver a aquel jardín
y contemplar de nuevo
el breve parpadeo de la dicha.




SOBRE MI NOMBRE 

No entiendo el lenguaje de mi cuerpo.
He cabalgado años sobre mi nombre 
y ahora soy un jinete ciego
recostado en un jardín envejecido.
Se escucha un chirrido, como un coro de ramas
movidas por el viento.
Mi nombre es demasiado veloz
para mi cuerpo innombrable.




LA NOCHE CRECE COMO UN RÍO SOLITARIO

Voy a acomodarme
en el exacto espacio que separa
tu palabra de la mía.
La noche crece como un río solitario
y me pregunto:
¿Quién podría asegurar si no es tu ojo o el mío
el pez valiente saltando
al otro lado del insomnio?




ESCRIBIR

No lo vas a saber nunca, dijo, 
y se fue. 
La plaza absorbía mi silencio.
Yo escribía
Para mirar 
lo que a los ojos se resiste
para acercarme a la parte oculta de la flor.
Aprender
cuándo se detiene
cuándo se adelanta.
Dejar partir
Lo que nunca ha venido
Dejar que regrese
lo que siempre estuvo. 





EN ESTE MUNDO

Los días caen sobre mis piernas
como la ceniza que salta agujereando
la tela del vestido
y no alcanzan las manos para detener el pequeño incendio,
basta un mínimo error
para que el mundo se deshaga en una chispa
Ya no importa el peso,
la densidad con que una mano entra en un cuerpo y lo transforma
Veo las caras de los transeúntes
apenas conmovidas por el primer gesto
¿Cuántos han dormido y soñado
sin que una pregunta interrumpa el fragmento oscuro 
que se escribe entre las horas?
Debo tener en mis ojos
el sonido de esta lluvia que baja en la noche,
y yo no sé si existe alguien capaz de oír
el golpe de mis ojos cuando caen.




TENÍAS MI EDAD CUANDO NACÍ

Todavía recuerdo las palabras que me trajeron al mundo:
"Casi no te movías. Te gustaba esa oscuridad. Nunca te acomodaste del todo al ruido".
Casi no hablaba. Nunca sentí del todo mi voz. 
Tenía un hueso sobresalido en cada hombro
y no podía dejar de tocarlos, 
contemplar esas formas de la muerte 
era un juego, tocar la dureza.
Me dabas un regalo
como el gato que te regala un ratón o un pájaro orgulloso. 
Envuelta en tu pelo, 
las ondas de tu pelo y el perfume, siempre tu perfume
el maquillaje intacto, 
el sonido de los tacos, tu extraña presencia
llegando, sin ningún paisaje, sin nada del mundo
para contar.
Tenía sed, y me pasabas un espejo.
Era otro el vidrio, otro el continente,
pero daba lo mismo. Algo calmabas.
mi voz indefinida
hija de tu oscura y delicada carne.





Aún

Aún escucho los pasos de mi madre
regresando.
El clamor del taco inconfundible.
El perfume,
como una espada de aire en el estómago.
Recuerdo la sangre de las hojas
arrancadas,
el miedo girando como una luz
en la tierra del insomnio.
Lo que va y viene,
el aroma
impregnando el hueso
de lo que ya no existe.





No hundiré mi júbilo en el agua endurecida de la muerte
Hay un tiempo en que el rosal existe
desasido de su nombre.
Pero más tarde
la contemplación del nombre lo reemplaza.
Aunque me obliguen
no hundiré mi júbilo en el agua endurecida de la muerte,
ni remendaré este tallo
que todavía se retuerce
ante el féretro entreabierto de mi ojo.




Árbol

En el temblor de la raíz sobrevive
la verdad de una hoja
y en la última rama comienza
la ausencia del árbol.
Pero del árbol
sólo puedo sentir el hueco
por donde asoma la luz.




Silencio

Recuerdo las gotas
cayendo como nubes.
Mirábamos el silencio
y lo arrojábamos al río
como se arroja
lo que no desaparece.
Los ojos y los peces,
acurrucados en la luz
eran un sólo temblor
en el agua.




Caminar

Pisar un pozo
un declive imprevisible.
Mezclar el pie con el hueco.
No saber si es el pozo o el pie
lo que nos hunde.



El perfume imaginario de la lluvia

Una pregunta, como una gota
cae y se desliza
en el centro indescifrable de tu mano:
¿No es éste el modo en que un milagro
reverdece?
No hay señales ni signos
y si los hay
es porque tu olfato se adelanta
y dibuja en el aire
el perfume imaginario de la lluvia.



Una paz insostenible

Hemos caminado y hemos visto el movimiento del lago
en la quietud de las piedras,
y en las antiguas cenizas que cubrían la tierra
en medio del bosque,
sentimos el olor de los senderos oscuros.
No sé si lo recordarás, pero esa tarde te miré,
mientras el sol estallaba en nuestras manos,
como si deseara la aparición de un animal feroz.
Todavía me pregunto entre la inmensa sombra del alerce
y el polvo que dejan los caminos en el aire:
¿Quién no ha deseado un aullido,
algo que erice la piel del agua,
un viento desordenando la claridad del paisaje?
Porque en el fondo sabemos, que detrás de toda calma,
hay una paz insostenible.



Ni siquiera la muerte

Nunca antes como ahora
la noche fue tan larga.
Cierro los ojos
y el dormir se abre hasta llegar a la ventana de mi cuarto.
Estás parado junto a mí,
vemos el río que jamás hicimos
la orilla se levanta y como una sirena
entra en tu boca;
pero no hay silencio,
el mar se entrega ya muerto a tu lenguaje
ni una cicatriz, ni un signo rojo
que diga que hay vida
en el planeta de tu lengua.
Ni siquiera la muerte debe ser así de inconmovible
como para no sacudirse ante un temblor inesperado,
hasta la misma muerte viene y rompe los cristales del tiempo,
o las rocas en sus pasos quietos
se dejan tocar por las aves.
Sólo dios podrá vivir en la no existencia
y aun así permanecer
como si todas las cosas del mundo
lo esperaran
en un perfecto silencio.




Usamos diferentes máscaras para llegar a lo desnudo

¿Existe un río, en algún lugar del mundo,
al que sea posible llegar
sin haber cruzado antes
un camino de tierra?
Usamos diferentes máscaras
para llegar a lo desnudo
sin embargo,
hay acercamientos vacíos:
una palabra fracasa
y lo dice todo,
como si el deseo no fuera, acaso,
un pez que salta en lo oscuro
cuando todos duermen.



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CARLOS VALLEJO [19.370]

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CARLOS VALLEJO

Carlos Vallejo nació en Mendoza, Argentina en 1967. Se graduó de abogado en la Universidad Nacional de Córdoba. En 1984 obtuvo el Premio a la Literatura Juvenil Latinoamericana (Fundación Givré, Buenos Aires). En 1985, ganó el Primer Certamen Provincial de Poesía (Provincia de Mendoza). En 1990 recibió el Premio Arte Joven de Mendoza. En 1991 fue ganador, entre miles de trabajos, de la Nueva Bienal de Arte Joven de la Ciudad de Buenos Aires. En 1992 fue premiado con el mayor premio de la Región Cuyana, el Certamen Literario Vendimia, que obtuvo nuevamente en el año 2000. En 1993 recibió el premio Aleph.

Fue uno de los miembros del grupo “Las Malas Lenguas”, referente indiscutido de las nuevas generaciones literarias mendocinas.
En 1987 publicó el libro Amores insepultos, en 1998 el libro Postal en movimiento, y en el año 2008 el libro El vientre que danza.  Sus trabajos han sido publicados en numerosas revistas y diarios argentinos y extranjeros.

También participó en las antologías Arte Joven 90, El ins/dulto y el libro de texto Las Provincias y su literatura: Mendoza.
En julio del año 2000, fue elegido por escritores de todo el mundo, para cerrar el encuentro internacional de escritores que se realiza todos los años en Santiago de Cuba. En el año 2016 sus trabajos fueron publicados en la Antología Federal de Poesía, Región Cuyo Andino.



UNO (I)

El epicentro de la tela es una acción del pensamiento
abriéndose en círculos concéntricos,
como una escala que se expande en la mitología del infierno.
Con su lengua viscosa la araña teje el cosmos.
Todo sueño es un paso al vacío.
La sustancia del anhelo ferviente es la madera
donde se crucifica el corazón latiendo.
El reposo es la muerte, pero el reposo del guerrero es un impulso.
Al vértigo, lo sucede el vuelo o el naufragio.
No me desvelo intentando ensamblar el movimiento
en el espacio eterno. Ya no.
Antes, me abstraía en la tristeza de los días con cúpula de plomo.
Pero el tiempo de aquellas gotas cristalinas, de aquella luz,
fue devorado por el eclipse de la certeza.
Ya no sé qué pensar, si es mejor esta frivolidad o aquel baile
de perro mordiéndose la cola.
He aspirado demasiada neblina en estos años.
El niño solitario que jugaba a ser dios
sigue rasgando grietas en la muralla del bullicio.
Para fundar una ciudad, exploro el territorio más alejado de la Meca.
Amo el calor desenfrenado que la pasión incita.
Poco me importa la distancia aprisionada en un ovillo.
Presagios y respuestas murmuran los cadáveres.
Quien pregunta está vivo.
El símbolo de la ola sonora es una caricia sobre un punto.
Del  futuro sólo espero la persistencia del asombro.
La huída y el encuentro son fracciones de un mismo recorrido.
¿Entonces por qué huyo?. ¿De qué sombra me aparto?.
¿Por qué corro, si estoy anclado siempre en el mismo lugar?
Quien corre, se aloja en muchos cuerpos en forma sucesiva.
Por eso, abrazo al paranoico que duerme entre las llamas,
y al incauto que se contenta con visiones etéreas, lo detesto.
Desde que trastabillo, busco vivir como la nieve, que prefiere la muerte a la prisión.
Igual, la gravedad me transforma en estaca cada vez que logro desatarme.  
Cada momento tiene una huella irrepetible, como las manos de los hombres.
El silencio me socava la frente, abre la tumba del sopor,
rescata soles enterrados.
No espero el abordaje de un salvador. No espero tampoco un paraíso en mi azotea.
Cuando me incendie, quiero habitar el ardiente verano que las raíces buscan como serpientes escapando de una prisión con espinas de hielo.
Alrededor hay mucho sedimento y pocos fósiles con el vientre ocupado.
Caminar es más importante que llegar.
Por eso, el que espera tiene los pies de barro, y el que encuentra
queda petrificado como estatua de hierro.
Es invierno, el frío le arrebata las lágrimas al sauce.
En la ciudad, el cemento contrae su músculo desnudo.
La campana invisible sacude los escritorios que sostienen
el peso enorme del hastío.
A deshora, el día termina y resucita.
La multitud se derrama en la calle.
Me siento en la vereda a contemplar los universos falsos.





CINCO (V)

Los recuerdos se adhieren a los ojos
como la estela abrasadora que persigue al cometa.
Engendramos imágenes que se desprenden
de la materia creadora para seguir naciendo
en un tiempo y en un espacio singular.
Los recuerdos son hijos.
Cada hombre proyecta una sombra de fuego que lo escolta.
Sin saberlo siquiera,
formamos una trama inagotable.
Estamos incrustados en los otros.
Como magnolias nos abrimos al sol para que vengan
los pájaros hambrientos a esparcir las semillas.
Dios es una araña que no duerme.
Tal vez, un enjambre de arañas.
Lo cierto es que la daga del reloj  no se detiene.
El camino trazado se desovilla como la lengua de un reptil.
Cuando era niño, jugaba al fútbol con mi padre en el parque.
De vez en cuando gira el balón resplandeciente
en la planicie de mis huesos.
Guardo la conmoción de la primer metáfora
explotando en mis manos bajo un pupitre gris.
El eco de muchísimos besos brillan como luciérnagas.
Siempre me seguirán casas quebradas.
La casita donde nací y la mansión que construí para llenar un cráter.
 Cuando se extinguen las burbujas
y nos llevan al sótano,
seguimos resonando.
La emoción es un látigo que vibra sobre las ruinas del silencio.
¿Por qué nos obstinamos en repetir pasajes de la guerra?.
Es difícil matar. Es aún más complejo arrancarnos de cuajo
la cizaña y el semen venenoso que se esparce en la matriz del bosque.
Encerramos una partícula del tiempo en el confín etéreo
de la atmósfera.
Cuando menos pensamos, emerge el resplandor de las cenizas
que son despojos de un incendio.  
El cristal es perforado por los restos de una explosión que no termina.
En el fin del océano, barcos roídos pulen el filo de sus proas
porque el impulso de su fatalidad es avanzar.  
Carne y vapor nos constituyen.
El líquido que corre también  nos alimenta.
La evolución arrastra experiencias remotas.
Para seguir la marcha, es necesario recopilar algunos pasos.
No podemos olvidar.
El disco guarda hasta las impresiones más sutiles.
Rodamos en círculos concéntricos.
Todo gira.
Somos únicos, a partir de la unidad que enlaza los fragmentos dispersos.
Si quedáramos blancos, sin una letra en la textura,
volveríamos al instante preciso en que nos sumergimos en el agua,
cuando terminan de copular el esperma y el óvulo,
y una vida se inflama en el nudo que enlaza el sudor de los cuerpos.






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FABIÁN ALMONACID [19.371]

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FABIÁN ALMONACID 

Fabián Almonacid, nacido en 1972 en Mendoza. Licenciado en Letras de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Nacional de Cuyo. Ha publicado tres libros de poesía: La culpa y la traición (1996), Cada nueva noche (2002) y Trampas de la noche (2006). Se dedica a la corrección de textos y la coordinación de talleres literarios desde el 2006.


14

Descansa en el viento
una blanca presencia de luna.

Anzuelos de sombras
penetran el sueño de los hombres.

Duerme solo 
ajeno al poema. 



23

El asombro del niño
perdido en la noche.

Sin hombros
padres
aplausos
ni mar.



30

En la profundidad de la noche
se deja adivinar
la sorda lucha

–peso muerto
apagado eco–

Careces de todo lo que nombras.

de Trampas de la noche (2005)



Fugacidad / variación Arrieta

Contrafiguras a través de un espejo:
bruma del sueño indolente y firme
que despierta al tumultuoso día
como un raso cerrar de malogrados ojos.

Es la noche sin astros, una túnica
de invisible desdén, de compás mudo.
Duplicado abrazo, imagen fugitiva:
noches doradas armonizan en la ventana.

¿Vive aquel? ¿Vivo yo? ¿Vivimos?
Renace el tenebroso trueno de la soledad:
ser dos en uno, uno mismo dividido en dos,
la improbable unidad de la lucidez.
  


Estepario y las ovejas / variación Hesse

Lobo perdido entre nosotros
que yerra en las ciudades
hacinadas de rebaños.

Lobo que no se sabe lobo
sosegado instinto que se afana
con violencia hacia adelante.

Lobo sin arma ni grito de combate,
altivo, procaz, procesión en pos
de una redentora materia humana.

Aunque una noche impostergable,
cegado de plata, reclamos y celo,
nos dedique una única mirada primitiva.

de Variaciones (inédito)




CLASIFICADO

Permuto vida en pésimo estado 
-modelo 2015,
sin más puertas que abrir,
lleno de papeles sin regla ni razón
e impecablemente impresentable de chasis y pintura-.

Acepto cualquier auto viejo de la infancia,
cuando reír no era un delito, 
cuando mi hermana inventaba canciones en el asiento trasero 
y nadie conocía aún el reverso de lo que brilla.



MUERTE ADOPTIVA

Según el apartado 13 del contrato
de locación, 
no me está permitido mantener mascotas
en estas cuatro paredes que me alojan y me alejan.
Por eso me decidí a adoptar
una pequeña muerte 
(no es animal ni ser vivo). 
La encontré en la puerta de mi casa
al volver de la noche, 
el sábado más frío del año.

La rescaté de la acequia donde había caído
o se refugiaba de la vida…
Desde un primer momento 
hizo buenas migas con mi silencio, 
entablando diálogos sostenidos.

La joven muerte fue entrando en confianza, 
a los pocos días empezó a comer
de mis entrañas
y a beber de mis llantos.

Se acurrucó en sillas vacías, 
en la cama deshecha, 
en los libros cerrados, 
en las luces apagadas, 
en las cartas inconclusas, 
en la música que ya no puedo escuchar.

Pasadas algunas semanas, 
empezó a enroscarse en mis pies
cuando se disponía a dormir.
Hoy cumplimos cuatro meses
de estar juntos
e intuyo que ya no me abandonará, 
a pesar de que nos rehuimos las miradas 
y es imposible dudar del engaño mutuo.

“El amor y la enfermedad son incompatibles”, 
acaba de murmurar, 
mientras prepara una cena fría 
y no se deja acariciar aún.



Adiós

Los viajeros no mienten,
sólo lo hacen los establecidos,
los que hacen viajes cortos
y deben ver a las mismas personas,
a sí mismos,
todos los días.



Certezas

Después de tantas noches sin escribir
sin encontrar la gracia prometida,
ni la semilla de la calma,
ni la raíz de la indolencia,
sólo oyes el despertar ocioso de las cosas.

Y tiendes a creer que en este río sin márgenes,
revuelto de camalotes sin sentido,
no queda nada,
nada encontrarás,
desvanecido a fuerza de ir a tientas…

Pero, como siempre, estás errado.
  





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JOSÉ RAMO [19.372]

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José Ramo

José Ramo Gómez nació el 1 de marzo de 1945 en Bañón (Teruel) - Falleció en Agosto 2014. Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Zaragoza, y afincado en Logroño desde 1977, entre ese año y 1993 trabajó como profesor de Lengua y Literatura españolas en distintos institutos de La Rioja, principalmente en la Universidad Laboral, de la que fue un tiempo director y en la que formó a varias promociones de alumnos, entre los que se cuentan los escritores Bernardo Sánchez y Andrés Pascual, el periodista Pablo García Mancha o el diseñador gráfico Jorge Elías Palacios. Profesor muy querido por quienes pasaron por sus clases, sus antiguos alumnos han evocado siempre con respeto y gratitud su figura y su ejemplo. Entre 1993 y 1999 trabajó en al Cité Scolaire Internationale de Lyon, adscrito a los servicios de Educación Exterior del Ministerio de Educación. Concluyó su carrera profesional en el Instituto Francisco Tomás y Valiente de Fuenmayor (La Rioja).

A mediados de los años ochenta dirigió en Logroño la revista Calle Mayor (1985-1989) y participó, junto a Manuel de las Rivas, Pedro Santana y otros, en la creación de la Biblioteca Riojana, dos de las más destacadas iniciativas de la cultura riojana de esos años. Como poeta y como traductor colaboró también en la mayoría de las revistas literarias riojanas (L´Anguilla, Fábula, Mangolele) y en jornadas y congresos literarios como el Primer Congreso de Escritores de las Autonomías, que tuvo lugar en Hervás (Cáceres) en mayo de 1987. Publicó un estudio sobre la pintura de Enrique Blanco Lac y traducciones de poetas como Tristan Corbière y Jules Supervielle. Fue colaborador de la revista bonaerense Hablar de poesía, dirigida por su amigo Ricardo Herrera y mantuvo una estrecha amistad con dos generaciones de poetas riojanos, que lo hemos tenido por maestro y hermano mayor.

Cinco libros –Estrategias (La Torre de los Panoramas, 1981), Aparte (AMG Editor, 1991), Arte de cámara (AMG Editor, 1995), El oro de la edad (AMG Editor, 1997) y Para cantar a solas (Ángeles Sancha Libros / Fulgencio Pimentel, 2015)–, tercamente organizados a la manera algo “ingenieril” del autor, es decir con secciones, subsecciones, series numeradas, lemas y epígrafes, son la obra toda de José Ramo, que ronda los doscientos poemas. No es improbable que entre sus papeles puedan hallarse todavía esas notas volanderas de uno, dos, cuatro o cinco versos, escritas con trazo elegante y resuelto sobre fichas blancas, que solían derivar al cabo del tiempo en sus bien perfilados textos. Puede decirse, además, que, si hacemos excepción del póstumo Para cantar a solas, José Ramo editó sus libros cuando y como quiso editarlos, materializando en cada ocasión proyectos que lo acompañaban durante un tiempo, para aparecérsenos a los amigos, una vez superado el largo proceso de maduración, con ese aire rotundo de cosa pensada y repensada que tienen sus libros.

Más allá de sus episódicas inquietudes de “hombre de letras”, José Ramo fue un poeta: intenso, riguroso, enigmático a veces. He antologado su poesía en dos ocasiones antes de ahora, y en cada caso he sentido la poderosa atracción de algunos textos que, desgajados de la estructura del libro que les da cobijo, adquieren condición de “artefactos perfectos”: poemas inolvidables donde con solemnidad casi siempre irónica el personaje poético reflexiona, invoca, se mira escribir o disecciona una figuración, con muy raras concesiones al sentimentalismo o a la melopea de los buenos propósitos y las bellas palabras. 

Texto de Alfonso Martínez Galilea


Bibliografía. Obras de José Ramo Gómez

Libros de poesía:

Estrategias. La Torre de los Panoramas. Logroño, 1981.
Aparte. AMG Editor. Cuadernos de la Selva Profunda, 4.Logroño, 1991.
Arte de cámara. Gobierno de La Rioja. Chapiteles, 5. Logroño, 1995.
El oro de la edad. AMG Editor. Cuadernos de la Selva Profunda, 17. Logroño, 1997.
Para cantar a solas (En preparación). Ángeles Sancha Libros. Logroño, 2015.

Relato:

Hasta dejarlo todo atrás. V Premio De Buena Fuente de Relato. Ayuntamiento de Logroño. Colección De Buena Fuente, 5. Logroño, 1990.
Centauro. En Relatos riojanos. 1995. La Rioja. Logroño, 1995.

Antologías:

-Poetas en La Rioja. Manuel de las Rivas, Ramón Irigoyen, Roberto Iglesias Hevia, José Ramo, Francisco Ibernia, Alfonso Martínez Galilea, Pedro Santana. Fundación Pablo Iglesias. Logroño, 1984.
-Antología de Poesía en La Rioja (1960-1986). Manuel de las Rivas, Emilio Sagasti, Ramón Irigoyen, Roberto Iglesias Hevia, José Ramo Gómez, Ángel Compairé, Luis Martínez de Mingo, Javier Pérez-Escohotado, Francisco Ibernia, Raúl Eguizábal, Miguel Fernández Cid, José Ángel Escuín, Alfonso Martínez Galilea, Pedro Santana, Juan Manuel González Zapatero, Fco. José Quintana. Gobierno de La Rioja. Logroño, 1986.
-Un día en la vida de Logroño. Edición de Alfonso Martínez Galilea. Manuel de las Rivas, Emilio Sagasti, Roberto Iglesias, José Ramo, Francisco Ibernia. Pedro Santana, José Ignacio Foronda, Juan Manuel González Zapatero, Paulino Lorenzo. Ayuntamiento de Logroño. Logroño, 1995.
-14 poetas riojanos en las Jornadas de Poesía en Español. Edición de Alfonso Martínez Galilea. Manuel de las Rivas, Roberto Iglesias, José Ramo, Luis Martínez de Mingo, Javier Pérez Escohotado, Francisco Ibernia, Raúl Eguizábal, Desiderio C. Morga, Pedro Santana, Juan Manuel González Zapatero, José Ignacio Foronda, Ángel María Fernández, Rafael Pérez Foncea, Paulino Lorenzo. Cultural Rioja. Logroño, 2008.

Ensayo:

“El escritor en las autonomías: La Rioja”. Ponencia presentada al Congreso de Escritores de las Autonomías. Hervás (Cáceres), Mayo de 1987. “Blanco Lac: la pintura como invención”. Cultural Rioja. Logroño, 1992. 2ª edición: Museo Camón Aznar. Zaragoza, 1994.
“El origen de Logroño”. En Logroño, en miles de colores. Ayuntamiento de Logroño. Logroño, 2001.

Traducción: 

“Dos versiones de Tristan Corbière”. Traducción de José Ramo. AMG Editor. Sueltos de la Selva Profunda, 6. Logroño, 1997.
“5 Poemas de Alfonso Martínez Galilea” (Traducidos al francés). En Dibujos de Tito Inchaurralde. Creator Book. Barcelona, 2004.
“Tristan Corbière: Diez poemas”. Nota y traducción de José Ramo. Hablar de Poesía. Nº 16. Buenos Aires, 2006.
El forzado inocente, de Jules Supervielle. Traducción, introducción y notas de José Ramo. Pre-Textos. La Cruz del Sur. Valencia, 2014.
Brassens, la libertad, de Joan Sfar. Traducción de José Ramo. Fulgencio Pimentel. Logroño, 2014




“Si en campos de Teruel,
en altas sierras
veis mi cuerpo tendido
bajo el sol,
quebrado
y solitario,
no lo cubráis de tierra.
Tened misericordia
de los buitres
y las hienas”.




José Ramo diez poemas
Selección de Alfonso Martínez Galilea


De Estrategias



FINAL DEL CERCO

No importa que la música
se levante desde las murallas
anunciando el final del asedio.
Cuestiones de estrategia.
Un día espadas, muros, hombres
cederán al óxido y al cardo,
definitivamente la memoria
se inclinará por las laderas
y lo que quede aquí será
un asunto de nombres
bajo el rigor de notas eruditas
y monedas.



DE LAS MÁXIMAS

De aquellos apotegmas que hicieron mi fervor
iluminando por un instante día o carne
he aprendido precarias nociones
de manual y verdades exiguas.
Cae el amor, el éxtasis altísimo.
Ni siquiera su luz fue suficiente.
El mar se fatiga en los acantilados.
Elegir algún modo de vida improcedente.





De Arte de cámara


PENSEMOS EN ULISES QUE VUELVE

Pensemos en Ulises que vuelve:
entraba con la oscuridad
quien no podrá ser conocido,
no por años
o la ausencia abolida en las telas,
sino porque hay muchas vidas en el rostro del héroe,
una múltiple concurrencia de ulises en Ulises
y un silencio que se aproxima a la verdad.



IMAGO MUNDI, IX

Fueron ciertos algunos atardeceres en campos de Teruel,
ciertas las voces que perdí,
cierto el furor de los machos en el aguadero,
y la Rambla, y la Umbría de las Acederas.
Acerco la carrera a Cosa
por la que subo y me declino
y no espero que los dioses se apiaden de mí.
En blancas tierras se confunden los huesos de las gentes que amé.
Suma de cuerpos, sombras y palabras son
los días que regresan.
No regresan.



FUNDAMOS NUESTRAS ESPERANZAS…

Fundamos nuestras esperanzas
en los días
arrebatados a la eternidad.
De un expolio arrancamos
oficios y saberes.
Pero no hemos sabido olvidar a los dioses.




De El oro de la edad


DISCURSO

Durante muchos años las estaciones fueron
semejantes a la eternidad, discurrían
inmunes al acoso del viento y la nieve
sin tregua hasta final de abril,
o al estallido de la primavera, a la luz
más terrible de agosto, al caer de la mies.

De un puro sucederse, a veces, ya en las altas horas,
la palabra que insiste incendia todavía
los antiguos pasajes que inventó la memoria.

En el orden vagamente dichoso
que requiere un sentido a la vida y las cosas
he buscado que todo terminase
con algún episodio feliz o sagaz.
Finalmente,
he aceptado una verdad más simple
y dolorosa: el tiempo
acabó con el Tiempo.




OBRA DEL TIEMPO

Desde la galería abierta al sur
avanzo por el largo pasillo
hasta los altos ventanales
que buscan la Redonda
y la costumbre de los soportales.
Palomas y cigüeñas cortan
la leve luz ecuánime
y las torres de piedra.

Alguien repetirá estos pasos
en apariencia igual que yo.

Quizá un invierno largo
haya sido su herencia
y la distancia y otra latitud.

O una suma de versos postergados,
el olor imperioso de un libro
que se ofrece y se cierra igual que una mujer.

Las armas oxidadas para aquel que regresa
y escucha, ya vencido,
los pasos que deben sucederle
desde la galería abierta al sur
hasta la luz inhóspita del norte
por el mismo pasillo.




De Para cantar a solas


EN UN OSCURO VIAJE

Una mano ominosa ciega las salidas,
rompe el Tiempo en el tiempo, y la vida
es sombra ya de un sueño que no termina nunca,
es una vasta eternidad desasistida en que las furias
nos azotan insomnes sin piedad y sin tregua
como la luz a Edipo en su ceguera.




CORTINA

Niebla densa y silente
habrá cubierto la fotografía
que te acompañó.
La que marcó las páginas de un libro y te sostuvo
en las noches de insomnio, entrado ya el invierno,
cuando todo iba de mal en peor.
Con ansiedad la seguirás buscando
entre los libros de tu biblioteca.
Tal vez algún contorno leve,
un poco más oscuro,
te permita recordar la instantánea:
el rostro en primer plano
y la luz azulenca, en el fondo,
que venía del mar o era el mar.
El tiempo habrá borrado
la fiebre que animaba una boca precisa
y esa melancolía de los ojos
que siempre parecían estar diciendo adiós.
Este es, amiga mía, el viaje a los infiernos:
la memoria abolida,
un silencio sin luz
por el que avanzas solitaria y ciega
y el regreso imposible a la carne que amaste,
al cuerpo que te amó.




VOCES CONSENTIDAS

¿Qué hicimos de las voces que una vez florecieron
-nombre y boca ofrecidos al temblor de la espera,
canto abierto incansable en el mar del oído?
¿En qué pliegue del cuerpo nos hemos refugiado
-sombras de otras hogueras-,
en la costumbre diurna de qué ciego redil?

Para que nuestras palabras se acordasen
en el plácido reino al que se entra con fe,
una cháchara fútil dispersó nuestras voces
y la risa cobarde nos alimentó.
Fuimos menos que nada en la puja final de los deseos
y dóciles nos dimos al primer impostor.

Conocimos la noche y en la carne humillada
el estigma del fuego: marca oscura del Padre
desvaneciendo un sueño de altas velas henchidas
y vientos favorables abriéndonos al mar.

¿Muere aquí lo vivido? ¿Estamos escribiendo
el final de una historia antes del fin?

Háblame todavía del común abandono
en las desvanecidas tardes de la adolescencia.
Recuérdame que entonces las voces confundidas
se abrían hacia campos de soles o azafrán,
que en las blandas arcillas de una balsa en la sierra
modelamos los labios sin culpa en un juego consentido y veraz.

Dime que aún hubo noches en que la luz temprana nos reconoció
-viajeros que han amado para siempre la boca y la semilla.

Dímelo una vez y otra vez para que en adelante no seamos
el eco de unos nombres que se desvanecen.







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HENDRIK MARSMAN [19.373]

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Hendrik Marsman

Hendrik Marsman (Zeist, 30 de september 1899 - Golf van Biskaje, 21 de de junio de 1940) fue un poeta holandés, traductor y crítico literario.

El padre de Hendrik era librero en Zeist, su madre era maestra antes de su matrimonio. En su sexto año visitó la escuela primaria de los Hermanos moravos, asentados desde el siglo 18 en Zeist), pero se crió en conformidad con la tradición familiar reformada holandesa. Su mala salud (padecía de pulmón y también fue ligeramente epiléptico) supuso durante tres años de pérdidas de estudio y, además, le impidió la formación oficial a seguir.

Premios 

1927 - Prijs van Amsterdam voor Paradise regained
1936 - CW van der Hoogtprijs voor Porta Nigra

Bibliografía 

1923 - Verzen (gedichten)
1925 - Penthesileia (gedichten)
1926 - De anatomische les (essay)
1927 - De vliegende Hollander
1927 - Gerard Bruning. Nagelaten werk
1927 - Nagelaten werk (essay)
1927 - Paradise Regained
1928 - De lamp van Diogenes
1929 - De vijf vingers
1930 - Witte vrouwen (gedichten)
1931 - Kort geding (essay)
1931 - Voorpost (gedichten)
1933 - De dood van Angèle Degroux (roman)
1933 - Tegenonderzoek
1934 - Porta Nigra (gedichten)
1935 - De immoralist (van André Gide ) (vertaling)
1936 - Heden ik, morgen gij (met Simon Vestdijk ) (roman)
1937 - Herman Gorter (essay)
1938 - Critisch proza
1938-1947 - Verzameld werk
1939 - Menno ter Braak (essay)
1939 - Hieronymus, de dichter der vriendschap (van Teixeira de Pascoaes) (vertaling, samen met Albert Vigoleis Thelen )
1939 - Paulus de dichter Gods (van Teixeira de Pascoaes) (vertaling, samen met Albert Vigoleis Thelen)
1940 - Tempel en kruis (gedichten)
1941 - Aldus sprak Zarathoestra (van Friedrich Nietzsche ) (vertaling, samen met Ed. Coenraads (pseudoniem van Pieter Endt (1883-1936), directeur van de Wereldbibliotheek )
1945 - Brieven over literatuur (met Simon Vestdijk)
1946 - Verbum obscurum (van Teixeira de Pascoaes) (vertaling, samen met Albert Vigoleis Thelen)
1979 - Verzameld werk (poëzie, proza en critisch proza)


Traducción de M. Negrón


Llama

Mañana espumosa

 y mi risa de fuego
bebe de fuentes infinitas
de aire y arcilla
el día opalino


Vlam

Schuimende morgen 

 en mijn vuren lach
drinkt uit ontzaggelijke schalen
van lucht en aarde
de opalen dag.



Berlín

El cielo de la mañana es una manta sucia
una página con un pliegue

una mancha

la ciudad
una mujer medio despintada

sin embargo salta a sacudidas volando hacia arriba
como un caballo azul de Marc a rienda suelta por el cielo

Berlín

el sol es amarillo



Berlijn

De morgenlucht is een bezoedeld kleed
een bladzij met een ezelsoor

een vlek

de stad
een half ontverfde vrouw

maar schokkend steigert zij de hemel in
als een blauw paard van Marc in 't luchtgareel

Berlijn

de zon is geel




Delft

Muerte durmiente

oscuridad
inundada
con lentitud

noche

muerte verde
sumergida
en el canal

monja ciega
la locura
hilaba
un fulgor
suave
en los ojos

negrura

esplendor



Delft

Sluimer dood

zacht 
verdronken 
donker

nacht

groene dood 
in de gracht 
verzonken

blinde non
waanzin 
spon 
zacht 
geflonker 
in de ogen

donker

pracht




Floración

Infinitos son los suelos de la noche –
y soñando una paz marrón, balancea, oh, tierra de labranza,
este oscuro país nocturno en tus entrañas tibias

¡oh, gotas de luz!

en los lindes suaves de la oscuridad
un árbol solitario está sosteniendo 
el arco vacilante de la noche.

cuando pliegas el anochecer sobre tus hombros,
figura, grabada de marfil nocturno,
cuando tiendes el sueño de las pestañas
por el cielo y pasas oscureciendo 

azulean tus ojos en flor
e irrumpen los campos con su blanco aroma y vid
adornando como preciosidades tus pasos ensoñados;
y susurran los firmamentos flores estelares
que tu tiento cubre de rocío crepuscular.

y por nuestros pasos cálidos pasan los pies de la noche.
pero escucha, ¡cómo suena el flamear de su manta gris 
sobre el paso perezoso de la eternidad! 



Bloesem

Oneindig zijn de vloeren van de nacht - 
en dromend bruine vrede, deint, o akkeraarde, 
dit donkere nachtland in uw warme schoot

 o, parellicht

aan donkers zachte zomen 
schoort een verlaten boom 
de wankelende boog der nacht.

als gij de avond om uw schouders plooit, 
figuur, gekerfd uit nachtelijk ivoor, 
de droom der wimpers langs de luchten spant 
en schemerend schrijdt 

blauwen uw ogen bloei 
en slaan de velden witte geur en wijn, 
die uw omdroomde schreden kostbaar siert; 
en firmamenten ruisen sterrenbloesems, 
die uwer handen tasten schemerend dauwt.

en door ons warme schrijden schrijdt de nacht.
maar hoor, het wapperen van haar grijze mantel
over de lome stap der eeuwigheid.


Despertar

Todavía estoy en la cama en la mañana resplandeciente
y escucho dentro y fuera de mi corazón el parlero del nuevo
mar:
sonidos alegres y aromas;
las fragancias florales de las hierbas 
traídas por el viento
se esfuman como espuma en la luz solar.

ahora hay paz y un gran espacio lleno de fuerza joven;
para mi desespero y mi sueño audaz
un universo insondable:

agua, luz y glaciares
e incluso en la noche los cristales
de las relucientes nieves eternas. 

y aquí – a mi lado – el valle:
como la ribera ligeramente arqueada de un pequeño
lago ensoñador:
mira como ella se dobla
en la curva de su delicado 
sueño sin fin.


Ontwaken

Ik lig nog te bed in den blinkende morgen 
en hoor in mijn hart en daarbuiten het ruisen der nieuwe zee, 
reuken en blijde geluiden 
en de bloeiende geuren der kruiden 
vervliegend als schuim in het zonlicht 
en op den wind drijft het mee.

nu is er rust en een wijdheid vol nieuwe kracht; 
voor mijn vertwijfeling en mijn stoutmoedige droom 
een onpeilbaar heelal:

water, zonlicht en gletsjers 
en ook bij nacht de kristallen 
der glinsterende eeuwige sneeuw.

en hier - aan mijn zijde - het dal: 
als de zachte gebogen kust van een klein en sluimerend meer; 
zie hoe zij zich vouwt 
in de bocht van een tere 
en onuitputtelijke droom.



Precepto

Entra en el desierto,
deja a la caravana
la riqueza verde de los oasis,
el océano seco de arena
es para ti; no guardes
ni oro ni topacios,
esos son para tu amiga
la reina de Saba;
deja al torero la corrida,
al tribuno
el aullido masivo
de las hienas
que por turno vociferan
‘¡a la cruz!’ y ‘¡hosanna!’;
cede el saltamontes y el pelo de camello.
al profeta en su penitencia.

labra la tierra donde nadie
sospecha la fertilidad,
cualquier desierto tiene su manantial;
no dudes nunca:
aquí debe de haber agua;
que tu único apoyo 
sea la palabra:
‘¡oh, baluarte!, ¡oh, ciudadela!,
vísteme 
en una túnica nueva,
deja que el firmamento
sea mi casa;
guárdame el anonimato.’ 

cada día tienes que rogar
una piedra de toque blanca
y el poder sin par
de otro nombre.



Voorschrift

Trek de woestijn in, 
laat de karavaan 
de groene rijkdom der oasen, 
u zij de dorre oceaan 
van zand; goud en topazen 
bewaart ge niet, 
die zijn voor uw vriendin, 
de koningin van Sheba; 
den stierenvechter laat ge de arena, 
den volkstribuun 
het duizendvoudige gehuil 
van de hyena's 
die beurtelings ‘kruist hem’ 
en ‘hosanna’ roepen; 
gij gunt de boetprofeet 
zijn sprinkhaan en zijn kemelshaar.

ontgin, waar niemand 
vruchtbaarheid vermoedt, 
elke woestijn heeft zijn wel; 
geloof onafgebroken: 
hier móet water zijn; 
uw enige toeverlaat 
zij het woord: 
‘o, bolwerk, o, citadel, 
bekleed mij met 
een nieuwe mantel, 
laat het firmament 
mijn huis zijn, 
zorg, dat mij niemand kent.’

vraag elke dag
een witte keursteen 
en het onbeperkt gezag 
van een nieuwe naam.


Mallorca

Oasis en medio del mar 

campanadas africanas

bajo el azul de un sol abrasador los pueblos
con sus casas de corazón blanqueado
forman bloques grises y dispersos en los valles,
áridos y jadeantes en el calor seco.

una cadena de montañas entre Andraitx y Formentor –
casi por completo cubierta por árboles, encinas y olivos,
con los que juega el claroscuro de unas manchas rojizas.

más abajo aparecen de repente los bancales
que bajan en escalones abruptos por las cuestas
con el apoyo precario de viejas tapias. 

cereales, cipreses y naranjales,
las tiras plateadas de las pequeñas ensenadas,
donde el agua rizada asalta la quietud de los cabos
y bajo el verde milenario de las encinas 
la madura terracota de la tierra espera.

campanadas africanas –
oasis en medio del mar.




Mallorca

Oase in zee

afrikaans klokgelui 

dorpen met huizen, die van binnen wit zijn 
liggen in grijze blokken in de dalen, 
onder het blauw van een verterend zonlicht, 
dor en amechtig in de droge gloed.

tussen Andraitx en Formentor een bergrug - 
tot aan de top begroeid met steeneik en olijven 
en door een duister gloeiend rood doorvlekt.

lager ontspringen dan de bergterrassen 
die trapsgewijs langs de helling dalen, 
door lage muren zorgelijk gestut. 

koren, cipressen, sinaasappelgaarden, 
de zilverstroken van de kleine baaien, 
die schuimend breken op de stille kapen 
en onder duizendjarig loof van eiken 
het rijpe terracotta van de grond.

afrikaans klokgelui -
oase in zee.



XLVI

‘El amor duerme en su corazón
como la primavera en el suelo invernal
que en la profunda oscuridad del frío
espera como una mariposa en la crisálida.
¡en el pueblo donde ahora pernocto
mañana seguro un sol espumoso lucirá
las palmas con la bandera en lo más alto!

ninguna lluvia, sombra o nieve,
ningún deshielo crepuscular
que igual que un sol sulfúrico
pende del tiempo deshilachado,
me hace volver al fuego
de su casa, a su chimenea roja

dormita, amor, hiberna 
en tu hibernación solitaria, 
y cuando pasa el sol temblante 
por el ecuador primaveral, despierta
como una mariposa de su capullo,
como el fuego en tu oscuro hogar.’


XLIV

‘De liefde slaapt in haar hart 
als de lente in de winterse grond 
die in koude en duisternis wacht 
als een vlinder in haar cocon. 
in het dorp waar ik nu overnacht 
schijnt morgen een schuimende zon 
in een hemel met palmen bevlagd!

geen regen geen schaduw, geen sneeuw, 
geen dooiende schemering 
die als een zwavelen zon 
in de rafels hangt van het weer, 
drijft mij terug naar het vuur 
van haar kamer, haar rode haard. 

sluimer, liefste, en slaap 
uw eenzame winterslaap, 
en ontwaak als de bevende zon 
door de lentelijke evening gaat, 
als een vlinder uit haar cocon, 
als het vuur in uw donkere haard.’


L

El sol estaba bajo.
entre las paredes blancas
desangraba en oro y negro
la luz crepuscular.

él, desde su terraza alta,
siguió las líneas alargadas,
la estela fugaz
de naves nunca vistas
nunca soñadas 
trazadas por la plata
marmórea del mar.

los estremecimientos
del metal escamoso,
ondulante en la luz
de la luna recién salida,
eran esa noche
el único signo en el mar
de que veinte siglos
pasaban sin notar
y que en su corazón
una paz antigua.
había descendido.


L

De zon hing laag. 
tussen de witte muren 
verbloedde goud en zwart 
het avondrood.

hij, van zijn hoog terras, 
volgde de lange strepen, 
het vluchtig zog 
van nooit geziene
nooit gedroomde schepen 
door het gemarmerd 
zilver van de zee.

de huiveringen 
van 't geschubd metaal, 
door 't stijgend maanlicht 
rimpelend beschenen, 
waren die nacht op zee 
het enige teken, 
dat twintig eeuwen 
ademloos verstreken 
en in zijn hart 
antieke vrede 
was gedaald.


______________________________________
Sobre el traductor, M. Negrón

Negrón publica como traductor, poeta, aforista y ensayista, tanto en holandés como en castellano. Es de procedencia holandesa y reside desde 1998 en España. En 2012 publicó La piedra (pedirlapiedra@outlook.com) que forma la primera parte de una pentalogía aforística-ensayística en progreso, titulada La ciudad eléctrica.






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ANNA GOLUBKOVA [19.374]

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Anna Golubkova 

(de nombre literario Anna Sapegina) nació en 1973 en la antigua ciudad rusa de Tver (Kalinin, según el nombre bastardo de la época soviética), en su tiempo Gran Principado rival de Moscú. 


La poesía de Anna Golubkova

Reseña biográfica de Anna Golubkova, por Milagrosa Romero Samper

Anna Golubkova (de nombre literario Anna Sapegina) nació en 1973 en la antigua ciudad rusa de Tver (Kalinin, según el nombre bastardo de la época soviética), en su tiempo Gran Principado rival de Moscú. Como señal y recuerdo de la victoria de Moscú y la sumisión de Tver, la calle principal de la capital rusa se llama Tverskaia.

El hecho de nacer en una ciudad que en tiempos antiguos perdió su libertad y en otros más recientes incluso su nombre, no es baladí a la hora de comprender la personalidad y la obra poética de Anna Golubkova.

Estudia Historia en la universidad de su ciudad natal, para trasladarse a Moscú donde reinicia sus estudios, esta vez de Filología.

Publica libros de cuentos y poemas, e incluso escribe dos novelas. Como filóloga es conocida sobre todo como autora del libro dedicado a la obra crítico-literaria del filósofo ruso R. R. Rozanov, uno de los personajes más enigmáticos y extraños de la Edad de Plata, un periodo muy breve de 10-15 años interrumpido violentamente por la Gran Guerra y sepultado de forma definitiva por la revolución.


Anna Golubkova con Mikhael Evzlin


Si queremos hablar en términos generacionales, cosa no indiferente en el caso de un poeta, Anna Golubkova termina la enseñanza media y empieza sus estudios universitarios en una ciudad de provincias exactamente cuando se desploma un sistema soviético totalmente podrido, con todos sus “valores”, esquemas mentales y costumbres sociales.

Todo cambio, incluso el aparentemente más insignificante, es percibido por las personas que lo viven como la destrucción de un mundo, aunque se trate de un mundo que odian. Ahora ya no existe ningún mundo, ni siquiera el odiado. Es la infinita soledad del hombre que se queda sin mundo, ante un vacío poblado de espectros que solo en apariencia son seres humanos. Podríamos preguntarnos si es posible la poesía en este vacío donde solo viven sombras. Odiseo desciende al Hades y habla con los espíritus de los muertos, pero ellos hablan de la vida, y solo la vida tiene valor absoluto para ellos, aunque estén cerrados en el oscuro vacío del abismo.

Las sombras que pueblan el mundo de Anna Golubkova no hablan de la vida ni de la muerte. Solo se escucha una voz, indomable y clara, la del Poeta. Y esta voz es en si misma un mundo, vivo y real. A fin de cuentas, si muere el mundo, el Poeta no muere nunca.




“Misantropía” (selección de de poemas)

El libro Misantropía, publicado por Ediciones del Hebreo Errante




la vida huye
gotea
entre los muros
cae del techo
plop-plop-plop
sobre el suelo
sobre los viejos libros
sobre las mantas polvorientas
sobre el peluche negro
del buen osito olímpico
es fría
sabe a cal
pongo debajo las manos
intento recoger un poco al menos
pero huye
incluso entre
los dedos unidos
la vida huye
fluye
escapa
hacia el mártir de turno
que vive más abajo






Quiero gritar mas la garganta
sellada por cera
las sirenas de piedra
se ríen desde lo alto de sus columnas
malvados pájaros de piedra
yo no quería
escuchar vuestra voz
yo no quería
conocer vuestros cantos
dejadme gritaba
dejadme en mi isla
no me toquéis
no necesito
vuestras tierras
vuestras llanuras verdes
vuestros largos ríos
vuestro tiempo lento
y sin embargo me han seducido
me han obligado a cambiar
la nada bella
el vacío magnifico
por las masas sudorosas
las falsas sonrisas
la carrera por una felicidad innecesaria
pero en mi isla
no había nada superfluo…





virginia woolf va hacia el río
piedra tras piedra
piedra tras piedra
su habitación no la ha ayudado
más allá del muro el mundo lleno de hostilidad y de locura
y ahora está dentro
dentro de tu habitación
dentro de tu cráneo
la puerta cerrada con llave
la ventana cerrada
ahora no se puede respirar
el espacio cerrado
lleno de horror y desesperación
piedra tras piedra
piedra tras piedra
tierra y aire
el espacio abierto
lleno de muerte
que mira desde cada arbusto
que cae del cielo
con enormes bolas de fuego
y solo la suave y tierna
acariciante agua
parecida al toque
de los ligeros dedos femeninos
salva de la muerte
y de la locura eterna
virginia woolf
va hacia el río…






De la verdadera filantropía

Diga, monsieur Guillotin,
de qué le sirve al hombre la cabeza
esa cosa extraña e inútil
que duele por las mañanas
tiene fiebre
inventa pensamientos vacíos
compone largas cadenas
que llevan siempre a lo mismo
moriremos en cualquier caso
moriremos en cualquier caso
a pesar de estas nubes y
el mal tiempo
a pesar del dolor de cabeza
las náuseas matutinas
la garganta seca
el perpetuo resfriado
esa extraña inútil
cosa
causa a todos
una molestia superflua
usted lo sabía, monsieur Guillotin,
al hacer su
filantrópica
propuesta






Epístola a Tania Zima

en esta ciudad siempre está oscuro
siempre hace frío siempre cae la nieve
y se transforma en fango líquido
el asfalto resbaladizo las sombras en las aceras
el espacio infinito lleno de fango
que chapotea tristemente bajo los pies
las miradas desgastadas de los peatones
las ventanas frías de los nuevos edificios
detrás de cada una pasa
la vida completamente igual
en el metro las caras que alguien ha llevado
y pasado a otro a continuación
la complicidad de las sonrisitas
y de las cejas levantadas interrogantes
el hielo delgado no tiene nada que hacer
ante el oscilante paso de la policía
las cuidadas filas de las señales de tráfico
el brillo de los escudos y las porras
y sobre todo esto – el señor dios
con su antidisturbios celestial
que exige con urgencia el cumplimiento
de la constitución bajada de lo alto
y nosotros debemos vivir aquí en algún modo Tania
ser seres humanos tender la mano uno al otro
intentar sacar al menos un minuto
libre del odio
que hace apretar los dientes
que está como un nudo en la garganta
absolutamente insoportable
para siempre encallado en el corazón
puro y bello
que crece continuamente






Blues misantrópico

demasiada gente
en esta ciudad hay demasiada gente
sí demasiada gente
llena las calles
obstruye con sus cuerpos el metro
en esta ciudad no queda un sitio libre
simplemente desborda
de masa humana
en esta ciudad hay demasiada gente
sí, sí, demasiada gente
y toda esta gente quiere algo
la ciudad henchida de deseos humanos
la ciudad se marchita de deseos humanos
en esta ciudad hay demasiada gente
aquí no se puede respirar
aquí hay demasiada gente
y todos son tan iguales
todos son tan parecidos
todos quieren lo mismo
que aquí no hubiera nadie
excepto ellos que aquí no hubiera nadie
en esta ciudad hay demasiada gente
sí, sí, demasiada gente
por eso aquí falta un ser humano
sí justo un ser humano falta aquí
nos salvará solo la misantropía
nos salvará solo la distancia
entre las unidades humanas
en esta ciudad hay demasiada gente
sí, sí, demasiada gente
y para esto no hay salvación
para esto no hay salida
en esta ciudad hay demasiada gente
tanta que hasta la misantropía
resulta casi inútil
pero solo ella es capaz de salvarnos
solo ella da esperanza
en un futuro mejor
en un espacio vacío sin hombres
sí, sí, solo la misantropía
solo la misantropía
mi-san-tro-pí-a



____________________________________

Sobre la traductora, Milagrosa Romero Samper
Milagrosa Romero Samper es doctora en Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesora durante diez años en las universidades de Trento, Católica de Milán (sede de Brescia) y L’Aquila (Italia). Actualmente enseña Historia Contemporánea de España en la Universidad San Pablo-CEU y es responsable de numerosos trabajos y publicaciones en este campo.

 Además es autora literaria y traductora. Entre sus libros de literatura se encuentran títulos como Diario Fiorentino (2001), Lisboa. Saudades (2008) y Unicornio (2009). La revista Journal Poetov de Moscú ha publicado una selección de Unicornio, así como el poema «Dafne», en versión rusa de Denis Beznosov.

Como traductora se ha encargado de la obra de Michael Yevzlin (El jardín de los monstruos, 1999), Alexander Pushkin (La dama de picas, 2001), Pierre Garnier (Livre d´École. Poésie Spatiale, 2002; Une nativité. Poésie Spatial, 2004; Poemas de Saisseval, 2003; Le Poète Yu, 2004), Sergei Birjukov (Sphinx, 2010), Konstantin Kedrov y Arsen Mirzaev. Es además autora del blog de cultura rusa A orillas de la Fontanka: http://fontankii.wordpress.com/


PETER MACSOVSZKY [19.375]

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Peter Macsovszky

Macsovszky es un poeta, escritor y ensayista.
Nació el 4 de noviembre de 1966 en Nueva Zámky, Eslovaquia. Asistió a la escuela secundaria en Nove Zamky (1981 - 1985) y la Facultad de Educación en el Departamento de lengua eslovaca de Nitra - Arte (1986 - 1991) e Inglés (1989-1992). Trabajó como enfermero, editor  y profesor, se empleó en el Instituto Enciclopédico, como redactor en los anuncios de televisión privados y redactor en una agencia de publicidad. Dentro del Programa Internacional de Escritores completó una beca de tres meses en los EE.UU. (1997). Sus trabajos han sido publicados en revistas traducidos al Inglés, checo, húngaro, polaco y esloveno.

Fue editor de la revista literaria Dotyky y un profesor de la Universidad de Constantino el Filósofo en Nitra, donde fue profesor de estética y crítica literaria; también trabajó en la enciclopedia Beliana en la Academia de Ciencias de Eslovaquia.

Con Miedo a la utopía (Strach z utópie, 1994), su primer libro de poemas, sorprendió por su ruptura con el canon literario establecido. Su poesía es mitificadora aunque estéticamente estéril. Hace crítica del lenguaje pomposo y enrevesado adoptando expresiones propias del mundo científico, pseudointelectual y metafísico. Sus ansias de experimentación le llevan a publicar el libro El crepúsculo de la castidad (Súmrak cudnosti, 1996) bajo el pseudónimo femenino Petra Malúchová en un intento de crear “una poesía asexual”, no reconocible según el sexo del autor. Su enfoque resulta único dentro de la literatura eslovaca contemporánea (también escribe prosa) y su poética radicalmente analítica y autorreferencial sirve de inspiración a las nuevas generaciones de poetas.

Poesía

Strach z utópie, Drewo a srd, 1994, reed. 2000
Ambit, Drewo a srd, 1995
Amnézia, Nitrianska štátna galéria, 1995
Súmrak cudnosti, Proxima, 1996
Cvi?ná pitva, Drewo a srd, 1997
Álbonctan, Kalligram Könyvkiadó, 1998 (en húngaro)
Sangaku, Solitudo, 1998
Generator X: Hmlovina, Drewo a srd, 1999 (junto con A. Hablák, M. Habaj, P. Šulej)
Hálás anyag, Plectrum, 2009 (en húngaro)
Súmra?ná re?, Drewo a srd, 1999
Kivéve, Kalligram Könyvkiadó, 2000 (en húngaro)
Gestika, Tichá voda, 2001
Hamis csapdák könyve, Kalligram Könyvkiadó, 2002 (en húngaro)
Klišémantra, F. R. & G., 2005
Tovar, F. R. & G., 2006
Príbytok cudzieho ?asu, Ars poetica, 2008
Márnivé bubliny, Ars poetica, 2010, CD con poemas de varios autores
Pohodlná mníška, Artforum, 2011
Pä? krát pä?. Antológia sú?asnej slovenskej poézie, 2012
Generator x_2: Nové kódexy, Drewo a srd, 2013

Prosa

Frustraeón, Drewo a srd, 2000
Fabrikóma, Kalligram, 2002
Tanec pochybností, Eugenika, 2003
Klebetromán, Kalligram, 2004 (junto con D. Fulmeková)
Lešenie a laná, Kalligram, 2004
Hromozvonár, Kalligram, 2008
Myka? kostlivcami, Ob?ianske združenie Vlna, 2010
Želáte si novú kúpe??u?, Drewo a srd, 2012



7 SITUACIONES COTIDIANAS

La idea de que alguien haya escuchado nuestra voz
y al mismo tiempo la puerta estuviese cerrada,
ciertamente, nos llena de emociones
de inseguridad. Imaginémoslo.

Imaginémoslo de tal manera que el que
lo afirma, oyó voces en nuestro cuarto,
le parecía que nos reconocía,
pero no está seguro de, si por casualidad,
la radio estaba puesta.

También es posible que no estuviésemos,
pero nuestra radio estuviese puesta:
alguien diferente la habría encendido.

Tampoco es imposible
que hubiéramos estado allí, sin embargo la radio no estaría puesta.

Entonces, esa tarde estuvimos
en el lugar acordado,
en dicho espacio cerrado.
O la radio estaba puesta.

Si no estábamos allí y ni siquiera la radio estaba puesta,
entonces andan perdidos,
no es verdad que alguien nos haya oído.
Esperemos que esa tarde fuéramos.

Incluso en ese momento, si alguien realmente hubiera hablado
en nuestro cuarto, pero nosotros no hubiéramos estado allí
y la radio hubiera estado apagada.

Miedo a la utopía, Hevi, 1994



7 VŠEDNÝCH SITUÁCIÍ 

Predstava, že niekto po?ul náš hlas,
a dvere boli pritom zavreté,
nás, pravdupovediac, nap??a pocitmi
neistoty. Predstavme si to.

Predstavme si to tak, že ten, kto
to tvrdí, po?ul hlasy z našej izby,
zdalo sa mu, že nás poznáva,
ale nie si je istý, ?i nám náhodou
nehralo rádio.

Aj to je možné, že sme tam neboli,
ale naše rádio hralo:
niekto iný ho zapol.

Ale ani to nie je vylú?ené,
že sme boli tam, no rádio nehralo.

V ten ve?er sme teda boli
na dohovorenom mieste,
v danom uzavretom priestore.
Alebo nám hralo rádio.

Ak sme tam neboli a ani rádio nehralo,
tak sú na falošnej stope,
nie je pravda, že nás niekto po?ul.
Dúfajme, že v ten ve?er sme boli.

Ešte aj vtedy, ak naozaj niekto hovoril
v našej izbe, ale my sme tam neboli
a rádio bolo vypnuté.

 Strach z utópie, Hevi, 1994




AETORNEL

Ese es ministro. Fue niño. Y ese es
cantero. Hace mucho él también. Fue niño.
Ese es ladrón. Él también sólo fue. Un niño.

Una niña. Ella será madre. La madre
tendrá un niño. El niño será padre. Al padre
le dirá la madre. Cada uno fue niño una vez.

Al padre le dice. Niño. Él será ese.
Ese es político. Fue niño. La niña será
madre. Ese es ajedrecista. Fue niño.

La madre le dice. Cuando levante la mano.
Le digo que fue niño. Ese es padre.
Seguirá o no seguirá siendo niño.

Ese es maestro. Seguirá o no seguirá siendo.
Y ese es funcionario. Él también fue niño.
El niño será asesino. Cada uno fue una vez.

Cada vez fue cualquier cosa. Lo será
también más veces. Ese es un niño. Fue niño.
Ese es un niño. Será niño. Fue una vez.

El que aún no ha sido niño. Alce la mano.
Que. Mano. Enseguida. El que aún no ha sido. Esto
es una mano. Una vez fue niña. Será madre.

Que alce la mano. Dar un golpe. Estar de acuerdo.
Levantar la mano. El que aún no ha sido. Padre de sí mismo.
La madre de su padre. Ese es un delincuente. Fue.

Ese es verdugo y también condenado. Ese es político y su
víctima. Quién no ha sido aún. Todos serán niños.
Fueron. Un rato eso, un rato aquello. Un niño.

Afable y repulsivo. A la vez. Una vez. Cada uno.
Abrazar a un político. Abrazar a un asesino. Fue
verdugo. Será niño. Será madre.

Qué niño no sería verdugo. Alce
la mano. Dar un golpe y estar de acuerdo. Abrazar, ejecutar.
Que. Mano. Enseguida. Ejecutar, abrazar.

La monja comodona, Ars poetica, 2011




AETORNEL

To je minister. Bol die?a?om. A to je
kamenár. Kedysi aj on. Bol die?a?om.
To je zlodej. Aj on len bol. Die?a?om.

Die?a. Bude z neho matka. Matka bude
ma? die?a. Die?a bude otcom. Otcovi
matka povie. Každý raz bol die?a?om.

Otcovi povie. Die?a. Bude z neho to.
To je politik. Bol die?a?om. Die?a bude
matkou. To je šachista. Bol die?a?om.

Matka mu povie. Ke? zdvihne ruku.
Poviem mu, že bol die?a?om. To je otec.
Zostane alebo nezostane die?a?om.

To je u?ite?. Zostane alebo nezostane.
A to je úradník. Aj on bol die?a?om.
Die?a bude vrahom. Každý raz bol.

?ímko?vek bol každý raz. Bude ním
aj viackrát. To je die?a. Bolo die?a?om.
To je die?a. Bude die?a?om. Bolo raz.

Kto ešte nebol die?a?om. Zdvihne ruku.
Nech. Ruku. Hne?. Kto ešte nebol. To
je ruka. Bola raz die?a?om. Bude matkou.

Nech zdvihne ruku. Udrie?. Súhlasi?.
Prihlási? sa. Kto ešte nebol. Otcom seba.
Matkou svojho otca. To je zlo?inec. Bol.

To je kat aj odsúdenec. To je politik a jeho
obe?. Kto ešte nebol. Všetci budú de?mi.
Boli. Chví?u toto, chví?u tamto. Die?a.

V?údny a hnusný. Zárove?. Raz. Každý.
Pritúli? si politika. Pritúli? si vraha. Bol
katom. Bude z neho die?a. Bude matkou.

Ktoré die?a by nebolo katom. Zdvihne
ruku. Udrie? a súhlasi?. Pritúli?, popravi?.
Nech. Ruku. Hne?. Popravi?, pritúli?.

Pohodlná mníška, Ars poetica, 2011



Steril Suicidal

mi lenguaje poético 
tras la esterilización 
descendió 
a las ciénagas viscosas

de los pronombres
demostrativos, 
posesivos
e indefinidos. 

lo mantienen a flote
sólo las extremidades 
de los verbos auxiliares 

entre los que 
el verbo auxiliar
ser 
en presente de indicativo 
Es 

el más devastador, 
el más tedioso 
y el más muerto...

Ambit, Drewo a srd, 1995



Steril Suicidal

môj básnický jazyk
po sterilizácii
poklesol
do slizkých barín

ukazovacích,
privlast?ovacích
a neur?itých
zámen.

nad Vodou ho držia
už iba hnáty
pomocných slovies,

spomedzi ktorých
pomocné sloveso
by?
v prítomnom ?ase
a tretej osobe
Je

najubíjajúcejšie,
najnudnejšie
a najm?tvejšie…

Ambit, Drewo a srd, 1995


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Sobre la traductora Petra Pappová (1980)

Petra Pappová es doctora en Estética y profesora titular de Literatura Española en la Universidad Constantino el Filósofo en Nitra (UKF, Eslovaquia). Fue profesora visitante en la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Granada. Actualmente ocupa el puesto de Directora de la Sección de Lengua y Literatura Españolas y Vicedirectora del Departamento de Romanística de la UKF. Enseña Literatura española contemporánea, Traducción literaria y Análisis de textos literarios.

Además trabaja como traductora e intérprete. Es autora de diferentes publicaciones sobre literatura española clásica y contemporánea. Tradujo El arte nuevo de hacer comedias en este tiempo de Lope de Vega al igual que el monólogo dramático Salmo por una Reina Roja de Sergio Espinosa. Su principal interés es acercar la literatura española actual a los lectores eslovacos, así como mostrar la riqueza de la poesía de su país de origen a los españoles. Organiza varios eventos relacionados con el intercambio cultural hispanoeslovaco.




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LUIS RAMONEDA MOLINS [19.376]

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Luis Ramoneda Molins 

(Cervera, 1954) es licenciado en Filología Románica por la Universidad de Zaragoza. Es autor de tres poemarios: Vientos que jamás ha roto nadie (1985); Tiempo de elegías (1995) y Rosal en la niebla (2006); de tres novelas juveniles: Las aventuras del comisario Cattus (2002), Nuevas aventuras del comisario Cattus (2003) y Carolina en el país de las estaciones (2009); y de una colección de relatos cortos: El siglo de Rembrandt y otras historias (2004) y “Diario de un idealista, 1970” (2015).

Varios de sus relatos han sido premiados. 
Es miembro de la Asociación Española de Críticos Literarios y de la Asociación Colegial de Escritores Españoles. Es colaborador en diversas revistas culturales (Cristal, Númenor, Nueva Revista...) y crítico de libros en Aceprensa y en www.clubdellector.com. Imparte cursos de redacción a estudiantes universitarios y edita cada mes el “Boletín de ayuda al redactor”, de amplia difusión. Reside en Madrid.


La casa azul

¿Te acuerdas? 
Era una casa grande pintada de azul, 
casi violeta; un viejo caserón 
junto a la carretera de las montañas de la infancia... 
Ayer, tantos años después, 
volví a pasar por la carretera de las montañas de la infancia 
y casi no reconocí la casa azul, 
más bien violeta: 
la fachada blancuzca y desconchada, 
alabeadas puertas y ventanas rotas, 
lugar de nadie y de la nada... 
Cuando me di cuenta, 
volví la cara atrás: 
fue como contemplar mi propia calavera.


*


Soy lector y hombre andariego y elegíaco al que le gusta más escuchar que hablar. Los poemas y las narraciones que escribo suelen surgir de contemplar la naturaleza, fijarme en las personas con las que me topo y sus historias, observar alguna obra de arte...; y, con bastante frecuencia, a raíz de alguna audición musical. El asunto unas veces llega a puerto y otras se queda en silencioso naufragio. Hay periodos largos de silencio y momentos en que llega alguna luz, sobre todo en otoño (¡ah los hayedos!), invierno o primavera. Los veranos me anulan con tanto calor y zafiedad.

Luis Ramoneda 


Corren malos tiempos para la lírica
(una historia real)


Son las cinco y veinte de la tarde del martes santo, un hombre —rostro enjuto, pelo escaso y lacio— guarda cola en la dársena número 3 del intercambiador de Moncloa, que podría ser escenario de la Divina Comedia, de un cuadro del Bosco o quizá del juicio final. Al cabo de unos minutos, llega el autobús que cubre el trayecto entre Madrid y El Escorial por Galapagar. El hombre escuálido, que lee un libro encuadernado en tono marfil, deja una señal en una página, lo cierra y monta en el vehículo verde.

—¿Ha subido el precio, verdad? ¿Cuánto es?

—Uno con noventa.

El hombre entrega dos euros y el conductor le devuelve diez céntimos.

—¡Muchas gracias!

—¡A usted!— contesta el chófer.

Mientras busca un asiento vacío, el hombre piensa que da gusto encontrarse con gente educada. Se acomoda en el lado por el que se verá mejor la sierra, abre el libro y vuelve a la lectura:


Entro en templos sombríos,
Oficio un pobre rito.
En el centelleo de las rojas lamparillas
Espero a la Bella Dama.
En la penumbra, junto a una alta columna,
El crujido de una puerta me hace temblar.
La mera imagen, el sueño de Ella
Me mira a la cara, llena de luz…


El autobús se va llenando, faltan pocos minutos para las cinco y media de la tarde y quedan pocos asientos disponibles.

En el que el hombre tiene delante, una mujer bastante joven saca el móvil.

—¿Viky? Estoy en el autobús, hay mucha circulación, no sé qué pasa, llegaré hacia las seis, ten todo preparado.

De uno de los asientos posteriores al suyo, le llega la voz de alguien, a quien el hombre del libro no ve, que habla también por un móvil; por sus expresiones, debe de ser bastante joven. El hombre intenta concentrarse en la lectura.

El autobús ha arrancado y se dirige hacia la rampa de salida del intercambiador, al final de la calle de la Princesa.

La voz del móvil sigue imperturbable. Al hombre del libro, le invaden ráfagas de la conversación: algo de horarios de trabajo, algo que al parecer el hablador ha compuesto...

La mujer que tiene delante llama de nuevo. El autobús circula sin problemas por el «bus-bao» de la carretera de La Coruña. La Ciudad Universitaria está vacía, en algunos árboles se intuyen los primeros brotes y se presiente el brillo de las hojas nuevas.

—¡Paula! Estoy en el autobús, es que tenemos atasco, habrá habido un accidente o algo así, por eso llegaré tarde.

El hombre interrumpe la lectura, porque no da crédito a lo que oye: la circulación es de lo más fluida. El autobús se encamina veloz hacia la cuesta de las Perdices y el hombre del libro levanta los ojos y mira por la ventanilla hacia la sierra.

Oscuros nubarrones la cubren, aunque no impiden ver unos brochazos de nieve entre la Bola del Mundo y las Cabezas de Hierro, como en un paisaje de Aureliano de Beruete. El hombre enjuto vuelve a la lectura:


Nacida en la alta noche,
Pálida compañera de la tierra,
Envuelta en el manto terrestre.
Tú brillabas argéntea en la lejanía.
Yo me dirigía al norte inhóspito,
Yo me dirigía al polvo helado,
Oí tu voz misteriosa.
Tú brillabas argéntea en la lejanía.
Nacida en la alta noche,
Tú brillabas argéntea en la lejanía.
Y mi alma abatida devino
El manto de la tierra helada…

Al lector, le cuesta sustraerse de la voz del hombre del móvil, que sigue con la misma conversación. Parece que corren malos tiempos para la lírica, habla con una chica, intenta leerle algo de lo que ha compuesto, luego inicia otra historia sobre sus relaciones con una mujer rubia, al parecer muy rarita. El hombre del libro relee varias veces el mismo poema y maldice los móviles y la mala educación, que le impiden concentrarse en la lectura.

La mujer del asiento delantero vuelve a la carga:

—¿Eres Begoña? ¿Sabes si va a llover mañana? Estoy en un atasco, ha habido un accidente y esto no se mueve, llegaré hacia las seis.

El autobús circula ya a la altura de Casa Quemada, no hay ningún problema con el tráfico, «¿por qué miente?», piensa el hombre del libro. Vuelve a los poemas, detrás sigue la voz del joven sin rostro, que ahora trata de justificar sus relaciones con la rubia rara y cuenta algo de cuando le ayudó a arreglarse las uñas. El hombre del libro ha estado a punto de levantarse para pedir al incansable hablador que se calle de una vez. Al llegar a Las Rozas, el autobús deja la autopista de La Coruña
y toma la carretera del Escorial. El hombre del libro intenta concentrarse en la lectura. Se para ante unos versos de Alexander Blok, como si los degustara:

…Desde las almenadas alturas del bosque
Despunta un alba nupcial.

El hombre del móvil sigue, «¿qué pensará su interlocutora?

Tendrá más paciencia que Job, porque no hay diálogo, es un monólogo estúpido y sin fin». La mujer del asiento delantero vuelve a marcar:

—¿Vicky? Dile a Rafa que ha habido un accidente, esto no se mueve, llegaré tarde. Me ha dicho Begoña que mañana no lloverá, por favor, que llame para que vayan sin falta a llevarse el contenedor.

El hombre del libro interrumpe la lectura, «¿por qué miente?», vuelve a preguntarse. «Esto daría pie para un relato de intriga», piensa. El autobús se detiene junto a la entrada de una urbanización, se bajan dos mujeres, por sus rasgos deben de ser eslavas. El autobús reemprende la
marcha. El chico del móvil sigue en sus trece y para colmo dice que tendría que hablar menos; sin embargo, sigue con la historia de la rubia rara sin parar un segundo, como si quisiera justificarse ante su interlocutora.

El hombre del libro deja una señal en la página, lo cierra, se levanta y aprieta el botón de solicitud de parada. Varias personas se preparan también para apearse. El autobús frena al llegar a la rotonda de la entrada a Molino de la Hoz y se detiene. El hombre deja salir a los demás. La mujer joven está hablando con alguien y sigue con la mentira del atasco.

Antes de apearse, el hombre del libro mira hacia atrás y ve agazapado a su enemigo del móvil, que sigue monologando, aunque dice que se le está acabando la batería. Es joven y larguirucho, y o tiene la barba más cerrada que un portugués o probablemente lleva varios días sin afeitarse. Siente deseos de estrangularlo, pero se baja. El autobús parte. «¡Dichosos móviles, menuda pandemia!», piensa el hombre del libro mientras anda hacia una residencia de ancianos en la que vive un viejo profesor suyo: «Hablad, hablad, mentid, contaos estupideces, yo me quedo con Alexander Blok y con esta indescriptible nube velazqueña que ahora cubre el cielo de los alrededores de Madrid y con la pincelada de Beruete en la sierra». ■




LA VISITACIÓN

Virgen–Madre del Hijo y de los hijos,
dichosa por alcores y por valles,
con premura de Amor que nadie aún sabe.
Guía andariega y del alba posada,
templo de nuestro Dios anonadado,
dichosa por alcores y por valles,
con premura de Amor que nadie aún sabe.

Tú en las quebradas y ásperos caminos,
Tú entrañable nidal de la Palabra,
brisa del mar que vuela a los collados:
¡Oh Madre del Amor desconocido!
(soñábamos con pompas imperiales,
y Tú en silente soledad corrías
como esclava de Dios y de los hombres.)

Esperándote hay nieve en los almendros
y violetas que adornan los veriles;
te aplauden las mimosas estrelladas,
despliega sus aromas el espliego
y alegra la retama los barrancos:
por ti, ya abril muy pronto ha madrugado,
que en premio el Padre–Dios así lo quiso.

El coro de la mies en los umbrales,
dintel de tus pisadas ruiseñores;
y olivos cenicientos que presagian
aquel lejano huerto de dolores:
Virgen–Madre del Hijo y de los hijos,
sagrario de la Luz en los eriales,
con premura de Amor que nadie aún sabe.

Espadaña del gozo y del consuelo,
hollaste con fatiga los caminos.
Ante el Hijo abogada de los hijos,
besaste tolvaneras de pesares:
doncella venturosa, enamorada,
sanaste las heridas de los siglos,
con premura de Amor que nadie aún sabe.

 Luis Ramoneda






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ÁNGEL DE LA TORRE [19.377]

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Ángel de la Torre 

(Lucena, Córdoba 1991). Es licenciado en Filología Árabe y escribe poesía. 

Ha publicado los poemarios Uno partido (Vertical Ediciones, 2011) y El río es un decir, La Bella Varsovia, 2015 y "Las fisuras del género", obra que ha resultado ganadora del Certamen Andaluz de Poesía Villa de Peligros (Granada), 2016. 

Ha aparecido en diversas antologías como Tenían veinte años y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011) y La vida por delante. Antología de jóvenes poetas andaluces (Ediciones en Huida, 2012) o La poesía posnoventista española en 15 voces (Online). En 2014 participó en el Festival de Poesía Cosmopoética. 


I

La pavesa que gotea de la herida
y enciende casas, plazas, ciudades, y el personaje tan único
como cualquiera: negar afirmar ser golpeado; las pupilas
la piel el cabello o todas las latitudes que
como si deshacerse, como si de súbito qué niebla qué mensaje 
exhausto desolase desde la garganta hasta el brote más joven.

Y asomarse a observar, tan breve,  que anocheciese dentro
del espectáculo entonces ya un hierro candente
una multitud coagulada que huye sin prisa
un cuerpo inflamable una revuelta algo que vuela y tiñe
rojo-vivo
las voces: intenten mojar el dedo en la hoguera (y dense
la mano que existe el miedo)


II

Y si
fuera la esclerótica
de tus ojos el pañuelo blanco
o una invitación al naufragio, la resaca
que nos sacudiera hacia orillas opuestas,
lejanas
quizá, de ayer-tú-yo, o quizá
el iris como suvenir del último aliento
antes de derramar los pies entre
tus huellas,
húmedas todavía sobre el asfalto.


III

Vestirse de frío.

(la gasolina comenzaba lentamente a cubrir nuestros cuerpos)

Ya era hora.

(un lamento desesperado,
el fósforo que cae sobre todos nosotros)

Las frutas de invierno.

(a cualquier fuego llamas
esperanza).



HORAS PÓSTUMAS

He aprendido a decir
algo más que aquí estoy
he venido
para quedarme.
Por ejemplo, a decir
tus ojos son amanecer
si me preguntas si pregunto.
Por ejemplo, a decir de nuevo aquí estoy
cuando los pies están al borde
y solo se discierne la caída.

O por ejemplo, a vacilar, titubear, finalmente
impactar cara a cara contra el suelo y entonces
preguntar la hora
como si subsistiera algo de ti en el tiempo.

(de El río es un decir)



V

Diciembre dice
cubrir distancias insalvables
entre poro y poro. Sin embargo, antes buscar
la fuente de calor, la cercanía de las
cuerdas vocales.
Diciembre dice
hace frío aquí en el norte.
Ahí, en el norte.
Allí, repite. Diciembre. Dice.
Diciembre es invierno,
pero quién sabe.



EN UNA PLAZA PÚBLICA

Al fin 
y al cabo, ¿no era todo esto 
una forma de iluminación?,
quiero decir, el descubrimiento fue la luz 
y después el calor, 
o primero el calor y luego la luz, 
pero qué importa, si no se trataba de descubrir, 
más bien era despertar y, así –sin más–, encontrar 
ceniza, por ejemplo, y tiznar el dedo,

alzarlo bien alto, que se viera, 
y sentirse un iluminado mientras arde el hombre.



DESPUÉS

Qué sabemos de la muerte. Se desprende
como la fruta del hueso o más bien 
como una rama vencida por la nieve. 
La ciudad permanece el calma. El grito, 
no obstante, cuelga de la garganta. A veces
la costumbre hace de piel, ata la ficción, siembra
alguna tragedia. Me pareció oír algo.
Algo no.
Algo tal vez se oye desde la rama.



BELLADONNA

El deseo del hombre
y la circunferencia de la boca,
lejana como un cuerpo que se tumba.
Derramada en colores sonrojantes
desperezas la fe,
la acción.
El cuerpo contraído.
La oscuridad revela todo.
No lo hagas.
No lo vuelvas a hacer.
Vergüenza de palabras cotidianas
y el éxtasis marchita
sin pompa.




Uno partido, de Ángel de la Torre

El jovencísimo poeta Ángel de la Torre acaba de publicar su primera obra poética con el interesante título Uno partido. Se trata de un poemario cuyos poemas nos hablan en un tono sorprendentemente maduro para su edad pues en ellos se pondera sobre los aspectos que preocupan al poeta. Son poemas interesantes también porque reflexionan sobre el acontecer de una manera filosófica. Y además están escritos concisamente, pero usando un lenguaje nuevo que expresa la forma de escribir de las nuevas generaciones que comienzan. Ángel de la Torre con este poemario nos da a conocer una forma de ver el mundo y de interpretarlo. En verdad para ser su primer poemario y por la rabiosa juventud del poeta nos da pruebas de ser un autor preocupado por los conceptos y su definición. Por lo tanto estamos ante un poeta que ha leído mucha poesía y que desde muy niño ya tenía un gran interés por el mundo poético.
Ángel de la Torre ya apareció en la antología de La Bella Varsovia Tenian veinte años y estaban locos, 2011.

El libro está publicado por la editorial Vertical Ediciones en la Colección Poétaneos. [Por FERNANDO SÁNCHEZ MAYO]



Zanahorias heladas. Café frío.
La fracción llega al mínimo
y aún no es simple.

La piel es un fragmento del instante
el corazón recuerda que es un órgano
que se recicla azul.

Habla uno y alguien oye.
La paradoja de algo
sin otro.
Uno partido
por espejos que dudan de su imagen.





Otras voces

Por Angélica Morales

En Ángel de la Torre hay dos pesos en una misma balanza. Una es la pluma de la juventud que vuela y trepa hacia horizontes poéticos que han de venir, y otra es el zinc de la experiencia, una suerte de baúl antiguo que viaja a la deriva del talento.

Ángel de la Torre = a poeta que ha venido para quedarse = a joven sabio = a viejo que nace a la insolencia de la juventud.

Hay algo en la poesía de Ángel de la Torre que aún está por madurar, pero presiento una rosa bellísima e imperecedera. No le falta ni el talento ni  la seriedad en el trabajo. Su porpuesta poética es firme, hermosa y de un elegante vanguardismo.



EL HOMBRE

Y sobre los campanarios, el hombre pone
huevos de tortuga
que van a dar al mar pero qué género
de hombres, uno que es agua contenida o uno que ve
la humanidad y se reconoce como barro, como boca
cocida en un horno
lamentándose de escasa pulpa

las grietas demuestran la inoperancia del tejido
las fisuras del género
ayer tenía un puñado de hombres y hoy mi mano es pasto

fluir dentro, estrangular la palabra una vez en la arteria
a veces
la marea desata el contagio y el hombre aumenta
humano.

*

Qué sabrá
el hombre de amargura
si ni siquiera se atreve a probar
su propia pulpa.




LA SIMETRÍA DE LA CENIZA / AL CONTEMPLAR /
CÓMO AGITA / LA PIEL ROJIZA

Jamás ocurrió la simetría de los cuerpos
cuando ceniza
tumbados sobre la arena
y el viento arengando
para que la arena fuera otra arena
el cuerpo otro cuerpo
y unirse a la simetría que seríamos
si el sol no deslumbrara
las gafas las dejé en casa
era un instante
salir y ver cómo te deshacías.



VII

Anochecer,
si y solo si
después viene la lengua a tatuar la llama.
Anochecer,
sí y solo sí.



LAS EDADES DEL DESIERTO

¡Mira! Éste es un lugar donde no se puede tocar el violín.
León Felipe

Un vientre quemado
de la helada de ayer queda
al aire o voz abrazada en la arena.
En la orilla, mojar el labio se multiplica
en desiertos. Ahogarse es calmar
el agua. Al tiempo
un cosquilleo en la garganta 
pone nombres de insectos a algunas tragedias
atragantadas en la sed.

Todos los desiertos tienen la misma edad,
todas las pieles.
Tantas partículas.
Nunca una ola.





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ISABEL GONZÁLEZ GIL [19.378]

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Isabel González Gil 

Isabel González Gil (Salamanca, 1982). Doctora en Estudios interculturales y literarios por la Universidad Complutense de Madrid, actualmente vive en Niza. Ha publicado algunos poemas y artículos en revistas, pero la mayor parte de su obra es inédita. También escribe con el seudónimo de Isabela Grave.

Por su libro ‘Piedra de Tarsis’ quedó entre los veinte finalistas del II Premio Internacional de Poesía ‘Pilar Fernández Labrador’ 2015, fallado en Salamanca.

Los textos forman parte de “He muerto… y he resucitado”, Antología del XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, coordinada por Alfredo Pérez Alencart, poeta y profesor de la Universidad de Salamanca.



[PÁJARO: QUE ANTES DE ATRAVESAR EL CRISTAL…]

Pájaro: que antes de atravesar el cristal
descender el hielo
tocar el manto cálido y áspero que nos sostiene
en órbita, en el enigma
besar su mano oscura
Pájaro, que antes de perder la vertical
por el imán de la despedida,
antes de la huida, fresco y salvaje
deseas ver el sol de la mañana
el sol de la medianoche
anegar una vez más tu mirada
en las turbias aguas
dar y recibir la moneda ultima.




LA RUECA

He visto a una palabra caer en el poema
vencida de no sé qué perdido huso
pues arrastraba desvanes de telas
velos de araña con injurias de
torvos brahmanes, harapos de nobles
confines y arreos de esclavo

He visto a una palabra caer y caminar
por el poema
bajo la mirada atenta de los transeúntes
que creen que no me atañe
y quieren archivarla en el baúl
junto a sotanas y cirios
A Ella de quien todos los poemas nacen

La he visto caer y he amado su extrañeza
su hilar extemporáneo.




PRESENTE AUSENTE

El te dice
el tiempo está cambiando
es magnífica esta luz se acerca la primavera
No te dice
que se ha desfigurado la cara en sueños la última noche
que teme que le crezcan las arpías
como a otros las unas de los pies o las ganas de viajar.
Te dice
con este tiempo no puedo dar clase
estoy buscando trabajo de lo mío
Te explica
los proyectos que anota para mañana tal vez
el ribera que compro en el supermercado
y se queja del tiempo esperando
y de los precios que suben.
No menciona
que confía y no confía
que ha sentido
al enfermo y al cobarde y al frustrado
asomando por su boca
No, él te dice
veo opciones
el presidente de turno
No te dice
que cuenta solo en su piel trece fantasmas
que hoy desayuna en brazos de otra mientras te dice
es magnífica esta luz
No, no te dice
Y las palabras nos ensombrecen como barcos vacios
que dejan siluetas blancas en esta orilla.




ARCHE

Yo te digo que antes de la creación
de la tierra y de los cielos
solo había agua

Que hubo agua antes del Dios
Una sima en el gran parpado

Tú me dices que no
que en el principio era la palabra
de la que todos fuimos añicos
que los cantos inmortales de Océano
son fantasmas que traen de alta mar
los pescadores
que el agua es el espejo
de las esferas celestes que orbitan
de amor al verbo

yo me callo y escondo por rutina
el anzuelo dorado que me surca el pecho
desde el día en que entre en el Océano
deseando aquella palabra primera.




LA GEOMETRÍA OCULTA DE LAS CIUDADES

Los gatos, los niños y ciertos locos conocen la geometría oculta de
las ciudades. Los he visto: siguen rastros invisibles, órbitas, siluetas
y perfiles de un orden arbitrario, difuso; figuras en las alcantarillas,
bordes, trazos, señales. No buscan el arriba con la mirada, por
terrazas y azoteas, como los paseantes solitarios. En sus vuelos de
aire les resulta indiferente el mundo de azoteas y ventanas.
Con su deriva antojadiza, involuntaria, de pájaro listo, rumian
la suciedad de las calles, sienten crecer los arboles, pasean sus
manos por la textura de las farolas y disfrutan del parloteo con
estatuas. Saben que la belleza es asunto de la piel y que las pisadas
se ensanchan al quedarse quietos. En los barrios mas antiguos se
convierten en arcángeles y a ratos mueren atravesados por una
vertical aguda.
Hoy una lluvia medular, fortuita, cae como dádiva a los rastreadores.
Que irrupción súbita del cielo, que urgencia de lo mínimo, cuanta
nostalgia de ayeres inventados, de avances por una Madrid
imaginaria.




[MEDUSE, DE JAWLENSKY]

Tu rostro es una máscara
a través de la cual veo
entre cuadros opacos

Gracias a ese mal que te atraviesa
que se infiltra
sin modo conocido
de ser a ser
en el enigma de la pura superficie

Arte como signo de otra guerra
Arte selvático y quieto
del sin
fondo humano y mortal
sacudes
el ápice mudo
encendido
mi médula de bronce

Expuesta como estas en la sala al merodeo
desatento de un grupo
me acerco y pudiera traspasarte
no en forma de paloma o lección de teodicea
sino de monstruo mítico

Y en este instante que no perturba
tu quietud de obra
doncella madre y anciana
ya me sobrevives.




.

MIGUEL FERRANDO [19.379]

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MIGUEL FERRANDO

Nació en Valencia. Cantante clásico, escritor y poeta.

Libros: Las Soledades del Monstruo, Iliria, Enemigos del Viento, Lejanías. 
WEB:  https://sites.google.com/site/miguelferrando22/




     
El Mirlo Azul

Sólo ya recitar mi despedida,
   como el mirlo que canta desde el suelo
      sin poder respirar, preso en el duelo
          de una miga de pan desconocida.                                                                        
                Preso en su soledad y de por vida,
                   lejos de la razón, lejos del cielo,
                        como ese mirlo azul del desconsuelo
                            me consagro y me encierro en mi partida.

Como nadar en nubes de amapola,
      a rastras, por buscar, por desangrarme.
           Como el hijo de un viento que me inmola,

                   si me quedo a dormir amortajadme,
                          inscribid mi epitafio en cada ola;
                                  mi destino es seguir y atragantarme. 
                                                                                                           
(LAS SOLEDADES DEL MONSTRUO)

  

Las coplas del ruido                                                                                                                                                
Por las venas de mi alma
     fluye el silencio,
          cuando pincho mis versos
               acallo al tiempo.

Acordeonista que vienes de fuera
        córtame la hemorragia,
              improvisa a un millón de pesetas
                    la cantinela de mi nostalgia,
                         toca, yo te la pago,
                             que he vendido una Virgen llorando
                                       y un ángel descabezado.

Por forzar la garganta
     perdí una vida,
            quien se muera gritando
                   que me lo diga

Camposanto del cielo de Liria
     destitúyeme al guarda, 
           que hay un vivo tan vivo que envidia
                 la muerte de las cigarras.
                     Padre dame un respiro,  
                          en cuanto firme estos versos
                                 me voy contigo.

El camino del alma
       no se revela
             se descubre muriendo
                    muertes de seda.       

(LAS SOLEDADES DEL MONSTRUO)                                                                                                                                                                                                                                                                                                             

MUJER                                                                                                                                                                                                                           
Se apacigua la lluvia
todo el valle descansa en la humedad templada   de los cuerpos.
Como caminar por las venas de un gigante,
los prados son de esponja,
las ventoleras de espasmos

Amada Gaya,
este mojado atardecer me pertenece,
a mí y a la ilusión de una vida húmeda,
de amores viscosos, caricias lánguidas,
de orgasmos como corolas de nenúfar,
como gotas de aguamiel, que lentas resbalan, infinitas,
como caricias desmayadas y suavísimas.
El destello de este ocaso se descompone,
eternidad, eternidad íntima, mujer.

Acógeme en la negrura final, igual que un vientre,
y rézale al ombligo, con mi nombre, suspira mujer,
suspira como el tifón adolescente,
cuando te busque, cuando me hunda,
cuando me encierre para siempre
en tu templada humedad de cuerpo.

En tu laberinto, mujer.
En tu laberinto de pétalos cayentes
y esponjas de aguamiel. 

(ILIRIA)



CUANDO TODO HIERVA    

Cuando todo hierva,
de aceite o de brea (una ciudad de nube),
habrá que caminar sobre las ampollas del suelo,
y que el suelo nos trague, cuando todo hierva,
seremos del vaho
o del fuego que crepita.

De burbujas, de espuma,
se disfraza el poeta, cuando el agua tiembla
se figura un puente de metales transparentes,
un vehículo, ignífugo, de cristal,
se imagina una argolla celeste a que agarrarse.
Y palacios de amor, avenidas y ciénagas.

Cuando hierven las calles,
el poeta se queda,
y chapotea por los charcos hirvientes,
al poeta le bulle su sangre
a menos de un grado de la congelación.
Vive hirviendo, evaporándose entre magmas y flexos.

¡Ah, la argolla celeste del amor!
Sólo un grado de vida, de abrazos,
un grado de excursiones y músicas.

Poeta, gacela,
entre la hierba y la zarpa,
y el amor cuelga, gaviota, más allá
de las blandas torres, que queman, que bullen
(dicen que el amor es también la lumbre que cuece
que todo es un reflejo).
                                                                    
Cuando el mundo hierva
nos colgaremos de la argolla del amor,
contemplaremos las lanchas de extranjeros,
las lanchas enemigas, juramentadas.
Serán muy pocas,
será imposible convencer al navegante,
con su piel de granito, con sus costumbres tan puras.
(Habrá que colgar para siempre de la argolla del amor.)

Cuando todo hierve,
de humo o de agua,
sólo queda un camino. 

(ILIRIA)


De mi silencio

Correrá mi voz,
como el musgo corre por las rocas.
Y quedará mi voz,
como queda del invierno el barranco socavado.
Surgirá lo demás de mi silencio.

Oscuro manantial, fértil pradera,
quiero adiestrar mi mano en tu cultivo,
quiero aprender las reglas de tu arte
y enmudecer las fauces del titán.

Como la lengua y la lengua que se acallan,
quiero rimar el blanco de un papel
con el grifo cerrado de la fuente.
Silencios en síncopa, cadencias de muralla.
Volcaré mi voz
en otra idéntica que la desmienta.

Cada grito de amor es una queja.
Cada canción una prisión de corcho.
Cada aullido de monstruo
una cascada intermitente de mercurio.

Hoy desconfío del silencio de los muertos recientes,
de las simientes aún no germinadas,
el silencio no rima con la nada, con la nada reciente,
con la nada que presencio entre mis quejas.

Es un acorde de ruidos, el silencio.
Tan perfecto, tan clásico, tan puro.
Tan fácil de perder, tan deshojado.
Armónico absoluto que a todos nos reflejas
y a todos nos soportas.

Yo sé que existe un tono primordial
de siete silencios que gravitan entre sí
y alrededor del alma.
Vivir es escucharlo. Callar, enloquecer de vida.
Sagrados poetas de la Atlántida,
hoy agradezco vuestros versos mojados,
vuestros oboes de vinos y burbujas
me refrescan los labios y me calman la furia.


Lluvia, lluvia

La lluvia, entre la fachada y yo,
desde abajo, un desagüe que traga,
una garganta muda, una cúpula que revive,
una pátina de cobre, la ciudad asciende,
el vendaval que aúna, un pelo de mujer que seca,
limpia, ahoga, el diluvio interior, una suela
encharcada, un corazón que cae,
el cuerpo que baja con las gotas, la respuesta más franca
es la del jíbaro, aguacero jíbaro
no me mojes la frente, rompimiento de euforia,
se deshace la fiesta, la soledad tiene excusa,
los amantes jíbaros se protegen los cráneos,
la garganta de luz, la saliva
es de humo, guerreros encogidos,
hermandades atlánticas, gime, sacia, socava,
el refugio más franco es la desnudez,
desertar de la lluvia es ya desertar, empaparte de gotas
que se anulan entre sí, que te disolverían,
como se disuelve el apocalipsis cotidiano
del regreso.

Como bruñe los arrozales, con el metal metafísico,
abajo el fermento, arriba Dios,
el espejo del agua refleja un volcán invertido,
una ciudad cayendo, volando, repoblando
los arrozales, las águilas y el perro cadáver,
no hay dolor tan franco como el del niño
o el egoísta, letanía alba de araucarias y tracas,
abajo un Dios, arriba la tormenta.
Volverán las gotas a inscribirse en su nube.
Volverá el poeta a celebrar la metáfora.
No hay entrega tan franca
como la del sagrado puerco.
Las hordas, las naciones jíbaras dominarán la tierra,
alboradas, se recogen, tempestades, urbes,
una biblia de comas y paréntesis.
La lluvia entre la facha y yo,
un desagüe que traga, una garganta muda,
desciende la ciudad y yo me siento desnudo,
un pelo de mujer, ahogo, el diluvio interior, limpia,
el corazón que sube, arriba Dios, abajo las anguilas,
la respuesta más franca es la del jíbaro.


Compañero

Todo sigue en Ti, todo te explica,
la mirada vuelta, buscándome tan mía.
Tú eres, por fin, mi Dios, la compañía,
un mar de mí, un magma que salpica
desde el fondo de mí, desde mi centro.

Te enseñé la soledad yo a Ti,
los juegos del olvido, el gesto mediante,
el miedo de ser menos que Tú,
tan de Dios, el pánico arrogante,
confundido. Y Tú, tan de mí,
me acompañaste.

Oleadas de Dioses, como cisnes,
vuelan a un país de lagos transparentes,
yo por mirar, yo por buscar la fuente
de las transparencias, cierro mis alas.
Y esa nación de Dioses como balas
De amor, rectifica su vuelo.

Rectifico la curva de mi sangre.
Dios de mis Dioses compañeros.
Rectifico de hombre y me hundo en tu mirada.
Con las alas de la tierra, a mi tierra dorada
de profetas y monstruos,
hoy os guío, yo el primero,
entre los Dioses, mi Dios, abro el camino.

Todo está en Ti, la mirada vuelta,
esperándome, la voz multiplicante y firme,
la alameda constante, el cristal traslúcido,
la suave voluntad,
la nostalgia de ser.
  


«Las soledades del monstruo». Una performance de Miguel Ferrando
http://www.edicionesencuentro.com/ibioculus/numero-08/



FOTO: Juan Zamora Lamas

Propongo el juego de las ucronías poéticas.

Propongo discutir el asombro del mundo antiguo si  Baudlaire  hubiese compuesto sus Flores del Mal en los tiempos en que Píndaro componía sus odas. Igual el griego no cantaría ya nunca los triunfos de ningún atleta, o quizás las Odas Píticas hubiesen sido poco menos que hermosas disculpas por el destino glorioso de héroes o semidioses, no lo sé.  ¿Se imaginan que no supiésemos de ningún Quevedo del XVI y que de pronto apareciesen sus Sonetos auto publicados en alguna editorial casposa del Mexico o del Miami moderno, que a un crítico snob, estelar, de los Estados Unidos de los años setenta, se le ocurriese alabar su fatalismo senequista, su afilada hipersensibilidad, que lo promocionase como canon de modernidad y que usara sus versos para arrasar con toda sensiblería política, con las formas infantiloides y novísimas, los realismos sucios, con los versos de la experiencia, los versos de la insustancia y la autosatisfacción? ¿Se lo imaginan?

Desconozco qué pasaría si Rumi se levantase de su turístico descanso y volviese con los suyos a hablar de pájaros y profetas, habría que preguntarle a algún personaje de Borges si conoce la historia de un poeta afgano medieval acostumbrado a pasear por el mundo con su AK-47, claro que no. Puede que el juego sea siempre una sandez, porque los versos nacen donde tienen que nacer, cuando tienen que nacer y, quizás, porque tienen que nacer, por eso es tan ingenuo jugar con la historia de la poesía, es tan estúpido como jugar como el alma diminuta de una mosca, necesitarías una religión demasiado sofisticada, el juego quedaría en nada, y habría que inventar músicas con melodías desiertas, sin ritmo, sin tempo, sin fijeza.

Hubiera sido muy emocionante para mí que Robert Schumann, o el bueno de Schubert, conociesen mis poemas de Las Soledades del Monstruo, claro que tendrían que haber sabido español, y yo tendría que haber nacido hace ciento cincuenta años, y me hubiese gustado que Schumann hubiese encontrado esa melodía perfecta leyendo mi soneto, y hubiese compuesto su gran Diechterliebe con mis versos, o su Frau Liebe und Lebe, y me conformaría con menos, con mucho menos, a Heinrich Heine no le importaría tanto, y a mí sí, yo ya sé que nunca se volverá a componer un Winterrreise o un Diechterliebe, nunca, y ya sé que el tiempo no perdona, la música degenera y mis poemas deberían sentirse plenamente sublimados si a un cantante greñudo le placiese cantarlos  mientras raspa en la guitarra sus acordes de tónica, dominante y séptima, qué remedio, quién se atreve a decir que no es bello aquello que se interpreta con una sonrisa. ¿Usted?

 Eso mismo, el esperpento de las ucronías poéticas, se me aparece cada vez que a una melodía de Schumann le contrapongo un poema escrito por mí mismo. Y cuando el piano, por obra y genio de del gran intérprete, mi amigo Francisco Sánchez, establece la melodía primera de las Goldberg de Johan Sebastian Bach, el embrión de esa trama de prodigios que son las Variaciones, y me atrevo a recitar mis versos, entonces siento que mis sonetos «Todo» y «Nada» desactivan el discurso de Bach, como notas a pie de página que confunden más que aclaran, pero que añaden una vida diferente a la obra, y en un instante te acercan al momento justo en que el gran músico componía esas notas, aunque sólo sea porque te imaginas la cabeza empelucada del genio turingués frunciendo el ceño, mirándome con desesperación, con ira quizás.

FOTO: Juan Zamora Lamas


«El poeta escribe por que no puede cantar». Se lo leí a T. S Elliot en algún ensayo poco optimista. Yo llevo años, toda una vida, estudiando canto clásico, su técnica, estudiando a los cantantes, sus estilos, ensañando la forma de cantar, cantando óperas, oratorios, lieder, canciones de guitarra y mantel, y llevo una vida (no sé si la misma)  emborronando versos, completando cuentos, deshaciendo novelas, y puedo jurar que hay un momento en que cuando me dispongo a completar una estrofa, cuando necesito solucionar un enigma lírico, mi instinto me lleva a vocalizar, a calentar la voz, tengo que despertar el diafragma y emitir un agudo con forma de rima asonante y ya hacerle caso a mi garganta hasta el final. Hay también conciertos en que más que cantar tengo que solucionar ese verso que nunca conseguiré acabar, y es por eso que huyo de los clichés, necesito que cada recital, cada representación, sea de algún modo un experimento, un juego, una búsqueda, necesito que sirva para dialogar con el público, obtener, de alguna forma, algo de sentido a la canción, al poema, a la ceremonia de la música clásica, a la alegría inexplicable, casi infantil, de la voz cantada, al antiguo misterio de los versos tristes que, de alguna forma, te devuelven la esperanza.

Cuando Francisco y yo comenzamos a diseñar este programa considerábamos dos posibilidades; una era la del recital de canto con unos pocos versos de mi último libro Las Soledades del Monstruo, la otra la de una lectura extensa del libro ilustrada con canciones, lieder y fragmentos pianísticos, pero cuando empezó el ensayo quisimos intercalar mis poemas «Soledad» e «Isla», con algún lieder del Dichterliebe, recitándolos sobre el mismo acompañamiento, comprendimos que se podía llegar a otro estadio de interpretación, la música del alemán de alguna manera nos abría los oídos para hacer los versos extrañamente persuasivos, más que un recital aquello se convertía en una conversación, todo se comprendía, hasta lo que yo llamaba ucronías parecían sonar bien…, y Falla, y Ravel, y Rachmaninoff y hasta la introspección de Malher con su poema de Rückert, «Yo me he perdido para el mundo», iluminaban mis propios versos del soneto «Hacia el Silencio», y los tangos de Gardel, y la bossa nova de Vinicius…

Los recitales fueron recibidos con ese mismo talante de búsqueda, el público se acomodó al diálogo con naturalidad y el resultado fue tan inesperado como feliz, sorprendido, pienso, no sé si por la combinación, por los poemas, por la brillante interpretación de Francisco, o por todo junto.

Y, no obstante, bendigo y respeto la ley severa que impide que Malher o Schumann levanten la cabeza y se encuentren con todo esto, mis escrúpulos de poeta perfeccionista me obligan a cuestionar cada una de las interpretaciones, todavía se me aparece la imagen del gran Rumi, el Mawlana, el poeta de la mística más humana, eligiendo la palabra perfecta con su kalasnikov al hombro, siempre me ataca esa ucronía, esa idea de la disonancia que nunca se resolverá, pero cada vez me gustan más las disonancias, supongo que porque aún tengo confianza en resolverla con un acorde perfecto, o con un pequeño verso que explique la mitad de mi vida, o con un silencio, una respiración, tan perfecta, que distinga, entre dos compases, la verdadera naturaleza del tiempo que nunca vuelve, o de mi voz.

FOTO: Juan Zamora Lamas


TODO

Alumbrado de ti todo me sobra.
Arrancado de ti todo se mueve
hacia la nube que gira y no llueve,
desde la bruma del sol que da sombra.

El silencio del alma siempre me nombra,
siempre gritándome que me renueve.
Tuerce los surcos, fraguará la nieve.
Elegido por ti nada me asombra.

Todo me empuja a un barranco redondo.
Todo me estrecha en un hilo de espino.
Todo en la tierra descuaja mi fondo.

Y entre dos estrellas cuelgo el destino.
Entre dos amores, preso, me escondo.
Entre dos abismos, libre, camino.



NADA

Cuánto aire, amor, en tu cuerpo caído,
qué escondido en la luz cuando te veo.
Qué implacable alma mía mi deseo.
Qué afilado el metal del sinsentido.

Es la nada que llora, convencido
de ti, cuánta oración, ¡cuánto te creo!
Qué callada unidad y qué apogeo
de amor, y qué aire desde ti nacido.

¡Cuánto sobran, amada, los colores!
Si supieran mirarte, si entendieran,
si supiesen reírse de tu nada

y vagar al infierno de las flores.
¡Cuánto sobro entre ti! Si descubrieran
lo que pesa mi voz desesperada.



CANTO DEL CAMINANTE

Canto a la fragilidad de un día
que a miradas y vientos me construye.
Canto a la levísima noche
que callando me disuelve.
Canto al fuelle de los tiempos
que alegró mi pulmón con alamedas.
Canto al ahogo del recién nacido
y al concierto fraternal de los desesperados,
su pulso, enroquecido, me renueva.
Canto al vuelo del avión que nunca baja,
que perenne me miente, humilde, ennubecido.
A la negra mar de puertos y tormentas,
hundidora implacable, madre,
en tu mortal vitrina me reflejo.
Canto al silencio milenario de una roca
que inmóvil levantó los continentes
Canto a la eterna sinrazón que contamina
y extingue las verdades blancas.
Canto a la explosión futura,
a la nada leal que nos acoge.
Canto a un gesto escondido, canto de amor,
cayendo en mí, a mi voz, como la nieve.
Y al verso que no entiendo, canto de vida,
que arrope con su acento mi furia caminante.

Canto al príncipe de los desiertos,
tuya es la raza, el fuego y el poema,
tu soledad alienta las naciones
y una negra visión de multitudes
te desgarra la espalda con sus uñas.
Para ti son las notas más altas de mi voz,
más allá del rugir del monstruo humano.


ILUSTRACIÓN: María Isabel Zoya Cerrudo




EL MIRLO AZUL

Sólo ya recitar mi despedida,
como el mirlo que canta desde el suelo
sin poder respirar, preso en el duelo
de una miga de pan desconocida.

Preso en su soledad y de por vida,
lejos de la razón, lejos del cielo,
como ese mirlo azul del desconsuelo
me consagro y me encierro en mi partida.

Como nadar en nubes de amapola,
a rastras, por buscar, por desangrarme.
Como el hijo de un viento que me inmola,

si me quedo a dormir amortajadme,
inscribid mi epitafio en cada ola;
mi destino es seguir y atragantarme.

ILUSTRACIÓN: María Isabel Zoya Cerrudo


LAS COPLAS DEL RUIDO

Por las venas de mi alma
fluye el silencio,
cuando pincho mis versos
acallo al tiempo.

Acordeonista que vienes de fuera
córtame la hemorragia,
improvisa a un millón de pesetas
la cantinela de mi nostalgia,
toca, yo te la pago,
que he vendido una Virgen llorando
y un ángel descabezado.

Por forzar la garganta
perdí una vida,
quien se muera gritando
que me lo diga.

Camposanto del cielo de Liria
destitúyeme al guarda,
que hay un vivo tan vivo que envidia
la muerte de las cigarras.
Padre dame un respiro,
en cuanto firme estos versos
me voy contigo.

El camino del alma
no se revela,
se descubre muriendo
muertes de seda.



SOLEDAD

Como el agua del mar entre mis manos
forzada a liberarse, gota a gota,
mi perezoso andar nunca se agota,
ni se agota el silencio, ni el secano.

Sagrada soledad, dulce pantano
que alimentas de amores mi derrota,
desentierra el cristal por donde brota
el constante rumor, el trueno humano.

Como el agua del mar que descoyunta
la mañana, la flor o el continente,
secreta relación, oscura fuente,

hacia ti desenvuelvo mi pregunta,
hacia ti, soledad que me consiente,
brújula del corazón, ángel ausente.







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TAŤJANA LEHENOVÁ [19.380]

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TAŤJANA LEHENOVÁ 

Nació el 23. 1. 1961 en Bratislava, Eslovaquia.

Su poesía se dio a conocer por su enfoque provocativo y explícito que no rehúye de tratar los temas más controvertidos del momento. Debutó con el poemario Para la alta sociedad (Pre vybranú spolo?nos?, 1989). Se trata de una rara avis dentro de la literatura postrevolucionaria. Sus versos directos y llenos de erotismo agitaron la escena crítica literaria de su época. Construye subversivas metáforas a partir de frases hechas muy arraigadas en la tradición eslovaca. Al igual que Peter Macsovszky critica el exhibicionismo intelectual. Su poesía está plagada de juegos del lenguaje y exportó este aspecto lúdico a su faceta como creadora de libros infantiles. Actualmente vive en Praga y trabaja como abogada.

Poesía

Pre vybranú spoločnosť (1989)
Cigánsky tábor (1991)
Medzi dvoma domovmi 1. Antológia slovenskej poézie v zahrani?í, Vydavate?stvo Matice slovenskej, 2008 (colaboradora)

Literatura infantil

Je Miška myška? (1991)
lehenova_pre_vybranu_spolocnost



Traductora Petra Pappová 
http://www.edicionesencuentro.com/ibioculus/numero-07




PERROS CALLEJEROS

Empiezo a entender a los perros callejeros.
No son culpables
de estar sucios y sin pelo, antipáticos. 
Empiezo a fijarme en los viejos solitarios.
Tampoco son culpables 
de ser unos gruñones y unos borrachos, unos dejados. 
Empiezo a ver no sólo las hojas frescas 
en los árboles, 
sino también su corteza quebrada. 

Algo me ocurre 
y no profetiza nada bueno.
Para la alta sociedad, Slovenský spisovate?, 1989




TÚLAVÍ PSI

Za?ínam chápa? túlavých psov. 
Nemôžu za to, 
ke? sú špinaví a vyp?znutí a nesympatickí. 
Za?ínam si všíma? osamelých starcov. 
Tiež nemôžu za to, 
že sú hundroši a pijani a spustlíci. 
Za?ínam vidie? okrem mladého lístia
                                          na stromoch 
aj popraskanú kôru. 
Nie?o sa so mnou deje, 
a neveští to ni? dobrého.
Pre vybranú spolo?nos?, Slovenský spisovate?, 1989




LA ALTA SOCIEDAD

Me han entrado ganas  
de una pequeña tarde social; 
sólo para la alta sociedad. 
En la puerta cuelgo carteles: 
¡No molestar!
No estamos en casa,  
¡estamos durmiendo y pintando!
¡Cerrado para todos!

Ya deseo encender la vela, 
poner la música muy bajito, 
llenar un vaso de tinto 
y con un libro tirado de cualquier manera junto a mi mano,
empiezo el diálogo con los invitados – 
vuelta hacia mí misma.
Para la alta sociedad, Slovenský spisovate?, 1989



VYBRANÁ SPOLO?NOS?

Dostala som chu? 
na malý spolo?enský ve?er; 
len pre vybranú spolo?nos?. 
Na dvere vešiam cedu?ky: 
Neruši?!
Nie sme doma,  
spíme a ma?ujeme!
Zatvorené pre všetkých!

Už sa teším, ako si zapálim svie?ku, 
pustím hudbu celkom tichú?ko, 
nalejem pohár ?erveného 
a s knižkou, položenou len tak ledabolo pri ruke, 
za?nem rozhovor s pozvanými – 
obrátená do seba.
Pre vybranú spolo?nos?, Slovenský spisovate?, 1989



Respiración de un recién nacido

...la resurrección pacífica, 
personal: el hedor 
del aburrimiento – omnipresente, incluso entre las rodillas, 
en el orinal, huella de un sue?o detenido;
las ma?anas son como la mirada 
de un santo: sosiegan, 
anestesian toda la mezquindad asfixiante 
con la premeditada locura de la juventud: la Niebla envuelve dulcemente 
al demonio, le lame la cara con lengua templada y 
devora su cabeza...

Los ácidos serpentinos que me tienen en jaque como 
al cordero de Dios, ovejita – cada palabra mía es sólo 
un blanco: “Bééé...” 

Aquí aprendo a percibir también el vacío 
entre las partículas del aire, 
el vacío autónomo; no ése que sigue luchando 
por mí dentro de mí.
No hay lugar para la feminidad, opulencia sin sentido, 
trasto, bazofia – la puedo dejar tranquilamente 
dentro del espejo. No me van a ayudar 
las garzas en los ojos, se?aladas por la sal, delante de la majestuosidad 
del mar, tan espantadas, no me va a ayudar 
ni la capacidad de escuchar – el silencio absolutamente trillado
de la casa se ríe desalmadamente de mí...
¿Qué es lo que quiero en realidad? ¿Qué es lo que deseo absorber? 
(¿Acaso tú lo tienes y yo no?)

Nubes grises – tempo calmado – comen el cielo
que pese a eso perdura... La pleamar incesante
del talante de un tiburón, la tentación como un instante 
de maldad, la viga en el ojo súbitamente alejado, 
cieno – miedo – reproche...
Estoy aquí sólo por estar (dice una peque?a nube), 
ejecuto una idea corta: ser. 
No es nada, ni es todo, 
sólo ir, ir, ir... eso me parece.
Cigánsky tábor, Slovenský spisovate?, 1991



Nádych novorodenca

...nenásilné súkromné
zm?tvychvstanie: zápach
nudy – všade, aj medzi kolenami,
v no?níku stopa stopnutého sna;
rána sú tu ako poh?ad
svätca: upokojujú,
vyštípavajú všetku dusivú úbohos?
zámerným ošia?om sviežosti: Hmla sladko obalí
démona, prejde mu vlažným jazykom po tvári a
odhryzne mu hlavu...

Hadie kyseliny ma držia v šachu ako božie
hoviadko, ove?ku – každé moje slovo je iba
biele: „Bééé...“

Tu sa nau?ím vníma? aj prázdno
medzi ?asticami vzduchu,
nezávislé prázdno; nie to, ktoré stále
vo mne o m?a bojuje.
So ženskos?ou je amen, nezmyselný prepych,
haraburda, brak – môžem ju pokojne necha?
v zrkadle. Nepomôžu mi
volavky v o?iach, slano pozna?ené, pred majestátom
mora, také splašené, nepomôže mi
ani schopnos? po?úva? – totálne opo?úvané ticho
domu sa mi bezcitne vysmeje...
?o to vlastne chcem? ?o túžim vstreba??
(Ty to možno máš, a ja nie?)

Sivé mraky – pokojné tempá – jedia oblohu,
ktorá aj tak zostane... Neustály príliv
žralo?ej nálady, pokušenie ako moment
zla, strmina v oku náhle vzdialenom,
kal – strach – vý?itka...
Som tu len preto, aby som bol (hovorí malý mrak),
realizujem krátky nápad: by?.
Nie je to ni?, nie je to ani všetko,
iba pohyb, pohyb, pohyb... zdá sa mi.
Cigánsky tábor, Slovenský spisovate?, 1991








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IVAN KOLENIČ [19.381]

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IVAN KOLENIČ

Ivan Kolenič (Nació el 22 Enero 1965 en Zvolen, Eslovaquia), es un escritor, poeta y artista eslovaco.

OBRA:

Prinesené búrkou (1986, poézia )
Rock and roll (1990, poézia)
Pôvabné hry aristokracie (1991, poézia)
Mlčať (1992, román )
Porušenie raja (1993, trojnovela)
Slasti anarchie (1993, poézia)
Korienky neviditeľnosti (1994, poézia)
Ako z cigariet dym (1996, román)
Nespíš a nežne zapieraš (1997, poézia)
Jeden úsmev stačí (1999, novela )
Na výslní (2003, poézia)
Daj zbohom básneniu (2004, román)
Putovný blázinec (2004, básnická skladba)
Nožnice (2005, román)
Zuzana povedala (2007, poézia)
Morálne pohodlie (2013, román)
Až do nirvány (2014, román)
Krajšie ako hriech (2015, štyri prózy)


Traducción: Petra Pappovà



El primer libro de poemas de Ivan Kolenič, Traído por la tormenta (Prinesené búrkou, 1986), supuso un soplo de aire fresco en el panorama literario de la poesía joven de la Eslovaquia de los años ochenta. Sus versos destacan por su espíritu intimista, espontáneo y bohemio. Se trata de un personaje individualista que siempre pretende evitar las convenciones. Algunos de sus más directos referentes son la generación beat y el surrealismo. Su poética se detiene en lo aberrante, lo bárbaro y lo decadente. Sin embargo, bajo esta fachada de estética corrupta se esconde un delicado estudio del comportamiento humano en el que una caricia puede dar sentido al mundo.




¿POR QUÉ ME CALLO?

Aguardar, esperar ansioso...
Cualquiera tiene ganas de volverse perfectamente loco, 
crujirse la lengua sin parpadear, 
encerrarse en el baño. 
Estamos condenados a la espera... 
¿Por qué me callo cuando sé 
que necesitas escuchar mi voz pecaminosa, 
lo que sea, una nota, la quiebra del corazón? 
¿Por qué por lo menos no digo lo siento 
si ayer te hice tanto daño?

En el apogeo, Ikar, 2003



PRE?O ML?ÍM?

Úzkostné vy?kávanie, ?akanie... 
Hocikto má dnes chu? zblázni? sa dokonale, 
bez mihnutia oka pochrúma? si jazyk, 
zamknú? sa v kúpe?ni. 
Sme odsúdení na ?akanie... 
Pre?o ml?ím, ke? viem, 
že potrebuješ po?u? môj hriešny hlas, 
hoci?o, notu, srdcový krach? 
Pre?o nepoviem aspo? prepá?, 
ke? som ti v?era tak ve?mi ublížil?

Na výslní, Ikar, 2003




LOS LAMEDORES OBSERVANDO EL HORMIGUEO DE LA PIEL

Con sus propios ojos venosos 
husmean en casas ajenas 
los agujeros intangibles 
de las almas blandas de los simpatizantes. 
Sospechan algo...
Les cautiva la tosca pureza 
de los bichos irresponsables
en los escupitajos escarpados y mudos 
de los escondrijos abuhardillados...
Y son más sensuales que yo; 
soplan sobre pezones de corteza, 
untados ligeramente en confitura de diente de león. 
Sí, sospechan algo...
Con la uña sacan hormigas negras del suelo, 
desmiembran a las hembras 
y observan el hormigueo de la piel  
en el resto de sus cuerpos ardientes.

Traído por la tormenta, Slovenský spisovate?, 1986




LÍZA?I SLEDUJÚ MRAV?IE ZIMOMRIAVKY

Vlastnými žilnatými o?ami 
v cudzích bytoch sliedia 
po nedotknute?ných otvoroch 
v mäkkých dušiach prívržencov. 
?osi šípia...
Opantáva ich hrubá ?istotnos? 
nezodpovedných chrobákov 
na hrbatých nemých p?uvancoch 
podkrovných skrýší...
A sú zmyselnejší ako ja; 
fúkajú na kôrnaté bradavky, 
?ahko potreté lekvárom z púpav. 
Áno, ?osi šípia...
Nechtom vyberajú z podlahy ?iernych mravcov, 
odnožujú sami?ky 
a sledujú zimomriavky 
na zvyškoch ich horúcich tiel.

Prinesené búrkou, Slovenský spisovate?, 1986



TRAS LA FIESTA

La fiesta no salió bien. Bebida como ántrax, 
a las mujeres se les disipó el perfume antes que las burbujas. 
Despedidas, bienvenidas, cambios, repeticiones, 
no sé, siempre ha sido así – 
como en un mal poema, al contrario, escabrosamente, 
y no me apetece hablar sobre necios accidentes.
El alarido del reloj corrige el momento 
del día naufragado, 
cualquiera tiene tiempo y voluntad para llegar hasta el final, 
yo no, no importa, 
¡pero de repente ya ni tengo miedo!
En el apogeo, Ikar, 2003




PO VE?IERKU

Oslava nevyšla. Drink ako antrax, 
parfum ženám vyprchal skôr ako bubliny. 
Rozchody, vítania, zmeny, kolobeh, 
ja neviem, vždy to tak bolo – 
ako v zlej básni, naopak, hrbo?ato, 
a nechce sa mi vravie? o pochabých úrazoch. 
Vreskot hodín opravuje chví?u 
stroskotaného d?a, 
hocikto má ?as a vô?u dospie? ku koncu, 
ja nie, nevadí, 
ale nemám už zrazu ani strach!
Na výslní, Ikar, 2003


http://www.edicionesencuentro.com/ibioculus/numero-07/









ARSEN MIRZAEV [19.382]

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Arsen Mirzaev

Arsen Mirzaev nace en 1960 en Leningrado, Rusia. En años 1989–92 frecuenta la Universidad Libre de Leningrado (cátedra de poesía). Desde principios de los años 80 estudia teoría y práctica de la vanguardia literaria rusa del primer tercio del siglo XX. Sus poesías, ensayos y artículos se publican en revistas y antologías en Rusia y el extranjero. Autor de 15 libros de poesía, sus poemas han sido traducidos a las principales lenguas europeas y también al rumano, finlandés, checo, polaco y chuvache. Laureado en los festivales moscovitas de verso libre (1991 y 1993), obtiene el premio internacional David Burliuk (2006) y el premio Avanmart Parni. Es miembro del consejo de redacción de las revistas literarias Zinziver, Futurum Art y Deti RA.

Animador de la escena cultural de San Petersburgo, organiza semanalmente la tertulia literaria del café Vieja Viena, a dos pasos de la avenida Nevski, lugar de encuentro histórico de la generación vanguardista anterior a la revolución.


Arsen Mirzaev: reseña biográfica y traducción poemas, por Milagrosa Romero Samper

Esta es la primera traducción al español de una selección de poemas elegidos por  el autor mismo para esta edición.
http://www.edicionesencuentro.com/ibioculus/numero-06/





Arsen Mirzaev (dcha.) y Milagrosa Romero (centro) junto a algunos amigos comunes en el café Vieja Viena de San Petersburgo
FUENTE: Milagrosa Romero


Arsen Mirzaev
Otro respiro (selección de poemas)


FE DE VIDA LABORAL

el hombre
que tiene todo de los otros:
el paso de un aparejador
la sonrisa de un descargador
las costumbres de un empleado de museo
la habilidad de un auxiliar de laboratorio
el horizonte de un fogonero
el encanto de un barrendero universitario
la complacencia de un bombero
la timidez de un ingeniero
la arrogancia de un cartero

y sólo el alma
es mía




LA SOCIEDAD Y YO

en el alma soy un artista
me exhibo
cada segundo-cada momento
ante los más diferentes
auditorios
la reacción
cada vez
es inmediata
un fuerte aplauso
con una sola mano




*


nos arraigamos en la muerte gradualmente
tú lo llamabas vida…


*


… y el cuarto
esta llenísimo
de ti
de tu respiración
de tu voz
de tus pasos



*


corto susurro agudo
– es la lagartija
largo y redondo
– la serpiente
mi voz la reconozco
sólo por el timbre
del silencio



*


páginas quemadas
hojea el viento
el corazón blanquinegro
de alguien
humea



*



es infantil
todo lo que se hace eterno:
el recuerdo
la muerte
la esperanza



*


vuela y se deshace vuela
se deshace vuela y se deshace
y de nuevo emprende el vuelo 
y florece
a mi mismo




NADA

(novela en letras)

1

no hay
nada
más

2

no hay nada
más 
que tú

3

más que tú
nada
hay

4

que tú
más
no hay

5

más
nada




*

salgo de un crepúsculo
caigo en otro
exactamente igual
no distinguir

el día antes del alba del ocaso
es bueno
para
los suicidas
poetas
amantes de la masturbación

así
el blanquecino
crepúsculo de Petersburgo
vulgar
como los zapatos
de la fábrica “Pies veloces”
elemental
como el As

antesala de la vida
que pasa en
a n t e m u e r t e …




TIEMPO PARA-LLEGAR

dentro de un año
mi madre
será más vieja
que mi abuela
que murió en el 59

dentro de un año
mi hermana
será más vieja
que Mozart Rimbaud
y Alexander Sergueivich
Pushkin

dentro de un año
yo 
seré más viejo
que Jesucristo…
si pudiera sobrevivir
hasta mañana

Verano 1992




LA VIDA

viene
se va
existe en forma
de muerte infinita




LA MUERTE

la ausencia
del vacío
en el vacío




SILENCIOS

a Ghennadij Ajghi

u n o

las palabras fluyen
como un río
el alma calla

d e   n u e v o   u n o

las palabras
como la última gota se desprenderán
y caerán
ella hablará

o t r o

la otra alma
vivirá
en silencio
grande
en el río
en la última
gota

1991




INTERPELACIÓN

decido
tutear 
al árbol
y le digo
¡eh, tú, árbol!

y él
sale de si mismo
y viene a mi
con su lento
paso de olmo

tiene una sonrisa
algo enigmática
de Mona Lisa





VOCES

a Oleg Osipov

1

dicen
que los poetas
inspiran oxígeno
expiran
poesías poemas y guirnaldas de sonetos
¿por qué hay tan pocos
poetas buenos y originales?
¿carencia de oxígeno?

2

dicen
que los poemas nacen
de la nada
cuánto vacío hay alrededor
sobre todo
alrededor de los poetas


*


¡ahí está sentado, alto, ruidoso!
(D.H. Lawrence)


él sigue sentado ahí
alto y ruidoso:
muy alto –
entre la tierra y el cielo
no encuentra sitio
demasiado ruidoso – 
junto a la orquesta de percusión
estallan los tímpanos

yo sigo caminando y caminando
por la tierra – con piernas
con argollas de piedra – por el agua
con mirada pálida
de ojos quemados por el sol –
por la bóveda celeste
como por la nariz gris-azulado de un borracho
la mosca de Sísifo

así es nuestro destino

el de él – estar sentado AHÍ
hasta el final de los tiempos
alto y ruidoso
con el signo de exclamación

el mío – enrollar
mis terrenos marinos y celestes
kilómetros
vuelta tras vuelta
mientras sigue sentado
alto-y-ruidoso! –
el símbolo de la salvación
de la pequeña
silenciosa
muerte


*


las arrugas
en la piel del nonagenario
Robert Frost
en la maleta
granos de agitación
de frío
de perplejidad
de desesperación
la imagen en relieve
de los latidos del corazón



*

se agita
el Ponto Euxino
se encabalgan
sus olas plomizas
bajo su piel de goma
como los músculos
bajo mis pómulos.
vivimos con el Ponto
en sinusoide
más – menos 
vuelo – caída
alegría – dolor
vida – muerte





ÉXODO

la cara en tres cuartos
a la luz
hacia el vuelo
de la mariposa

la vida en tres cuartos
de la mariposa
la ligereza que vuela rápido

después de ella
empieza
la ascensión
con la velocidad
d e l   o t r o
mundo




NO-ENCUENTRO

esto no es sólo la muerte
y la espera
de su inicio

esto no es sólo la vida
y la espera
de su fin

cada vez
esta es la vida y la muerte
de la fe
del amor
y de la esperanza
en el nuevo
único
más bello del mundo
no-encuentro




ENTONCES…

a M.I.G.

cuando entienda
como aprendí
a no tener miedo de esta vida
te mandaré un telegrama:
estoy muerto

*



solo había:
el silencio de las palabras
la quietud de los sonidos
d e   l a   m u e r t e
la respiración sagrada


*


a Nikolai Dronnikov


1

aprendo
a hablar
en la escuela
de los mudos

2

me sumerjo
en silencio
profundo –
no por soberbia
por humildad
ante
el Señor Palabra









.





ROXANA JÉSICA MOLINELLI [19.383]

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ROXANA JÉSICA MOLINELLI

Roxana Jésica Molinelli nació en agosto de 1983 en Quilmes, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Es socióloga y  trabaja en el Ministerio de Trabajo y en la Universidad de Bs. As. en temas de género y  estudios sociolaborales. Desde 2014 participa en talleres de escritura creativa. En junio de 2016 publicó su primer libro “las mañanas, el deshielo” por el Sello Editorial El Ojo del Mármol.




Del libro “las mañanas, el deshielo”,  Ed. El Ojo del Mármol, 2016



Remiserías con dos horas de espera     
y ningún colectivo a la redonda.
Sólo queda caminar.

Respiro aire
de chalecitos de tejas
quiero la casa grande con patio
y mesa de piedra
sobre ella un frasco de mermelada
con agua lleno de flores
de esas doradas y púrpuras
que crecen
silvestres al ras del suelo
mate pan casero
olor a pasto recién cortado.
Pero si la tuviera ya
¿sería  el hogar
de chimenea y ventanas abiertas
con caminito
y dos árboles en la vereda?
¿O las flores
 sólo serían yuyos amarillos y violetas
traídos por algún chico
en un domingo familiar
tiradas por ahí
como una ofrenda fingidamente consentida?

Camino
tengo que seguir.

Ahí crían y venden plantas, es un vivero, al fondo hay una casa.
El lugar es un vivero con casa en el fondo.
Eso allá no se ve,
no se huele a palo santo 
de hornillos de cobre
colgados en galerías de tardecita.

Media hora caminando
al fin subo a un colectivo.

Tengo miedo de verlo. Si lo cruzo
darle un abrazo agradecido y suave
callar y entendernos
dejarlo ir.
Sé que no podría
si hoy subiera al colectivo
verlo de frente,
el mundo muerto.

Ya pasó
ya pasé por la puerta
y nada pasó.


Cruzo el puente
el verano
no era sólo calor quieto
de las dos de la tarde
era también un vértigo
matar o morir
en el fondo lo sabía
lo supe en un tren bajo tierra
en la constancia sin paisaje
vidrio y aire sin flor

subo

existís.

*



La única foto que tenemos
de nosotros
la imprimí en casa
en una hoja común,
quedó bien sin marco debajo del potus 
y según cómo le da el sol
se trasparenta el jardín de raíces acuáticas.
Es hermosa de papel
todavía.   
(De una serie inédita)




El gran árbol lamenta

No es fácil hacer bonsáis
de baobabs, lo sé.
Quisiera ser bonsái
pero no puedo
crezco abrupto sin remedio, mi corazón
es un planeta diminuto
conquistado
por raíces salvajes.



Desierto

Ahora este mar seco
esta conformidad.
Supe ser
selva, remolinos,
 y a veces una barca
o un aljibe emergen
como una botella lanzada al océano
para que alguien comprenda.

Tempestades marinas
o tormentas de arena, el viento
siempre es el mismo. 




Un asteroide entiende

Creí que no era necesario buscar 
el calor de otro,
creí en la fuerza
de generar la propia luz.
Pero aunque floten los planetas
todo tiene una raíz,
incluso la pureza
necesita
descomponerse en algo.



*



Por los costados la cordillera envuelve
un valle de acequias,
sin tele
ni señal
ni costumbres de tumulto.
En la cabaña
limpiamos el polvo de un baúl viejo
y lo abrimos.
Llegan criaturas que hablan de lo simple.
De la mano humana
un par de casas
y el camino que sale largo
a una ruta a otra provincia.



*



De chico te obsesionaba la altura de los ríos
¿Qué tan lejos está el fondo, a mí me tapa?
Vamos en taxi y el chófer explica
que el Paraná del Chaco
tiene laderas blandas
la tierra se desliza
por eso no hay balneario ni costanera
afirma él que sabe y yo siento
que algo esconde o desconoce
el río.
Al cruzar el puente dice ¿ven?
Y lo que vemos son rocas
ya no hay barro, atardece
el río intuye una distancia
la lejanía del mar
la extensión de su cuerpo
que dos profundidades pueden tocarse
y no hay ahogo
que el mar está ahí
aunque no lo vea.


*



¿Y si pudiéramos convertirnos en luciérnagas?
Soles minúsculos
brotando
en coloraciones nocturnas.
¿Se puede perdonar el abandono
o somos una herida que va y vuelve?
¿Y si pudiéramos convertirnos en luciérnagas?
Amar lo que nos deja
que los recuerdos sean desfiles
donde las formas que el mundo toma
pasen
desentendidas de este centro.
Admirar la tierra
como una magia desvaneciente,
como augurios
titilantes
en el aire.








.

AMALIA MERCEDES ABARIA [19.384]

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AMALIA MERCEDES ABARIA

Nací y vivo en Buenos Aires, a la que amo. También amo Córdoba, Mendoza, Santa Fé, Mar del Plata…y tantos otros lugares…(Roma, Barcelona, Segovia, Ceé…)
Licenciada en Sociología (UBA)
Estudié Análisis Transaccional y Grupos Operativos, entre otros estudios. En el ámbito profesional me especialicé en Prevención de la Salud Coordiné y coordino Talleres para Dejar de Fumar.
Estudié Italiano en la Dante Alighieri .
Siempre fue lectora y desde joven escribí, fundamentalmente poesía.
También amo la pintura y tardíamente concurro al Taller de Jorge Mansueto (M . Sívori)

CAMPO LITERARIO:

Obras publicadas (Poemas)

1984: “DEL LADO DE LA VIDA” (prologado por el poeta Atilio Castelpoggi)
2009. “CAMINOS” Botella al Mar.(Comentarios:Graciela Capacci y presentación Alejandrina Devescovi y Adalberto Polti.
2013, “EL MUSGO Y LA CALMA”

Participé activamente de los talleres literarios del poeta Atilio Castellpoggi (SADE)
En el año 1985 integré los encuentros de Poesía Joven, dirigidos por Daniel Giribaldi.
Primer premio de Certamen de Poesía, nivel nacional, organizado por el Club Argentino de Merlo (1984, jurado Antonio Aliberti)
Mención especial a autores extranjeros otorgado por la Associazione siciliana per le Lettere e le Arti por mi Poema: Intimidad oculta, ( traducido al italiano )
Dirigí el Taller de Poesía de la Casa de Cultura de Merlo (Bs. As.) (1984-1986)
Integré el Jurado de poesía en el Certamen organizado por la Municipalidad de Merlo (1985)
Publiqué en varios suplementos de diarios del interior (El Litoral, Azul, etc.)




Camminiamo una sera sul fianco di un colle,
                        in silenzo. Nell’ombra del tardo crepuscolo…
                                                                                  Cesare Pavese

MONTEGIORDANO

Subimos por la colina hacia Montegiordano.
Y estamos en silencio.

Subimos por la colina y la lluvia cae
                                               en nuestro pequeño mundo.

Arriba duerme una nostalgia de los que no están,
de los que lloran este rumor,
el triste espacio de la tierra viva,
las infinitas estrellas de un cielo perdido para siempre.

Si fueran campanas o un Angel,
pero son las cabras, tibias en la montaña sola,
y uno evoca al campesino que lloró hace tiempo
                                               también solo.

Si fuera la muerte la que avanza
o el despiadado silencio que no cesa,
pero es un hombre
buscando algo que fue sangre, algo que fue tiempo,
algo de su corazón perdido.

Y el polvo se levanta alrededor.

Pero ya llegamos, suelo, madre, punto.

Se descubre un poco de muerte, lejana…

Y pensamos en los otros, en los que no están



ECLIPSE

Es noche afuera, todos miran el eclipse
y la luna se esconde, se agazapa
se aniquila .

La hora exacta, precisa, fue proclamada,
anunciada, publicada,
con una estridencia de agujas
saliendo del televisor
y todos quieren ver, ver,
olvidar un poco los restos de martillo
de un día interminable.

Los perros de la noche, los que ambulan todavía
en el fondo de un hueso desolado
no ven , no saben que un velo, un pedazo de luna
cubre su perfecta soledad.

Noche de vértigo hacia la nada,
la cornisa donde los gatos también miran  la luna
la misma noche entera se evapora y cae
en un absurdo pecho de los que lloran.

Qué hay más allá?
Quién escucha las lejanías tristes,
 el pasado que aparece antes de dormir
una pared o un techo abriéndose a la memoria,
quién sigue mirando el recorrido de una luz que no fue?

Oigo tus pasos que se arrastran,
(estás cansado)
y vamos a dormir.



PARA NADA

Los perros vagabundos llevan una máscara
para que nadie los asuste.

Vuelven de la noche, con algo de quebranto.

Y van hacia la noche
con sus pasos de piedra, como fugándose.

En una estación cualquiera, se derrumban

                        Y miserables, partirán hacia un sueño pegado a la basura.



SOLO, SUS HUESOS

Sin sucesos, ahora, y nada
tiende su superficie desplazada
hacia abajo, irregular apoyo
de sus manos, piernas, todo
lo que antes fue
ahora, tristemente apoyado.

Y con esa expresión inexistente
de amapola triste,
de visaje ausente
siente que el cielo es para él.
Es su descanso.
Casi en la tierra, a la deriva,
las viejas clavículas duermen
porosamente frías.
Todo el andamiaje del antiguo pecho
en latitud horizontal
plana, desolada.

Cada partícula fue sueño,
luz, arrojo.
Luego, la transformación, sequía.
Quién vería estas sustancias,
firmes estacas, extendidas
en un letargo óseo y blanco.

Si en su dolor apareciese algo
un gesto, un movimiento
o toda su gran pena
sepultada,
 pero el silencio avanza
y no hay forma de leer el epitafio. 



Dedicado al Aguaribay

Con tu caudal de copa espesa,
con tus bordes de delicadas plumas pendulares,
con tu enorme curva de copa que cae,
llegas al perfecto mundo de la espera.

Como un manto de pequeñas cascadas, las breves hojas,
penden su silencio de árbol cóncavo,
como la sombra,
la sombra que abajo se derrama
y nutre la fina alfombra del suelo seco.

Si el pájaro busca su refugio
o cuando la lluvia late su honda transparencia
en las pequeñas ramas,
apenas la inmóvil forma se desplaza,
desgajándose apenas.

Sólo el viento hamaca definitivamente
su multitud infinita
y parece, entonces,
un muelle solo y perdido.




NECESIDAD DEL SILENCIO

La mansedumbre de ayer,
mira en la intemperie
un espacio ajeno
que también fue mío
(y no te escucho).

No son susurros
ni restos de un  orden  humano
llegando o caminando
o dando voces,
no,
son agujas, hienas
chillidos girando sin paciencia
motores
despertando a mordeduras.

Las sirenas, son aullidos,
penas?

Avanzan
con su cuchillo  negro
y no hay sobrevivientes.

Como agujas, sí,
en esta atmósfera triste
de papel quemado
y estos ganchos,
estos ganchos
sobre la serenidad,
(y no te escucho).

Así fue temprano
en la mañana
y se aproximan ahora
nuevos arpones:
llegarán a tiempo
de cerrar todas las capas,
los oídos, las cerraduras
los niveles todos,
casi, de la serenidad.




ALREDEDORES

También amo el entorno cercano a la tumba de mi padre,
la avenida, las casas sencillas
los árboles que cercan la muralla donde se esconde
el tibio cielo donde vives.

Siento que caminamos cómodos por aquí
¿no somos muerte, también?

Tierra, futura tierra que ahora yace plácida,
amorosamente cansada,
sin embates, sin un dolor que sí hay afuera,
un dolor caído y vencido
como el de las rosas que acompañan tu morada.

Pero amo este pequeño banco de cemento,
la piedra gris que cubre el inmóvil corazón
el anónimo pájaro que canta en una noche lejana.

Y no hay más que ésto,
aquí, cansados.





INVOCACIÓN ÚLTIMA 

Qué es amarte sino esta necesidad de destruir fronteras
(o sentir esta tristeza de las horas)

Hasta cuándo tendré mi piel ausente
(mi cuerpo abriéndose en lentos pedazos)

Quemo mi soledad en este grito de tu nombre,
donde el plural es una espera sola.

Para el adiós,
invoco el rostro de los fantasmas
                y la fuerza. 




A un perro muerto al costado de una ruta

A Alejandro Drewes

Sobre un costado y dócil
lomo, seco de aliento
esfumado en pastos
y lombrices
cede hacia el surco
su sedimento gris.

¡Oh, vida! pulso olvidado,
del cielo cae una brisa
sobre tu quietud lenta
y tus ojos miran
los ojos de la muerte.

Pero mi corazón me 
lleva hacia ti
y no quiero ver
el semblante ocre 
de alguien sin cruz.

Caminaría
en esta tristeza
buscando en las estrellas
una túnica, una pequeña nube 
para tus ojos de pena.

Dejen que duerma,
tranquilo,
entre los cardos y los pastos,
tranquilo, el pequeño
hermano.

Poemas del libro El Musgo y la Calma. Ediciones Botella al Mar, 2013




Al Guernica de Picasso * 

Estruendo de dragón, llamas de piedra
astillas de un diluvio oscuro,
sobre dóciles cuerpos,
               sobre el espanto equino.

Hijo, desgarro mis ojos
                mirando en el cielo
esta ceguera negra
             sobre mi sueño frío,
tan azul, azul, azul.

Noche, no busques la mano más tierna

Lloren en el polvo
      huérfanos,
            lloren en el humo.

¿Todo es un instante,
desesperación?
Así, con escombros
hacia una penumbra pálida
y cruel.
               
Y luego, lobos en las pieles,
llanura de una carne
    informe y apagada.

Oh fuego, no busques la mano más tierna

Paloma, 
incandescente pluma
Paloma
si alguien tomara tu desgajado cuello
si alguien llorara de verdad
sobre tu cuello roto.

Oh Dios, es mi súplica un árbol seco
que navega por el río donde los muertos
entierran a otros muertos?

Este alud de sangre, basta, basta.

Señor, la mano más tierna
la mano más tierna, no, no,
                                            No

* Este poema obtuvo mención en el concurso Gente de Letras del 2013  




Alma de desierto 

                          A una piedra de Córdoba

Ah, silenciosa 
y circunspecta,
gris, con alma de desierto.

En mi extrañeza humana
cae tu firme soledad
hacia el instante de luz,
como de plata.

Y veo allí secretos
de pájaros antiguos
y el silencio de hombres
rompiendo minerales,
buscando tu belleza 
de cuarzo, tu fragmento
de estrella.

Resplandeciente 
y oscura,
sigilosa, 
raíz de la montaña.

Sólo los puros amarán
tu abatido magma 
disuelto,
el cristal apagado.

         Rigurosa piel, quebrada y viva




El musgo y la calma 
  
Solo, en la penumbra,
el sobreviviente del mar
tiende su planicie verde
sobre la larga pétrea
y descansa

Cómodo en el muro
instala sus vegetaciones
                         de orden
                         y constancia
y como el antiguo reptil
que lo horadaba,
ama la húmeda
                colonia de la sombra.

En espera silente,
                busca en el cielo
el ángel de la lluvia
y su médula seca, entonces,
bebe el diminuto manantial
pasivamente

Es bueno sentir
              su presencia
compañía de la calma
y el silencio.

Pisadas ausentes, a veces
lastiman ese pequeño, gran mundo
                               esparcido

o un caballo, también,
                                       
roza la frágil, fina capa
                         de verde, verde musgo
¿Hay lágrimas?


Todos hemos pisado,
                         alguna vez,
el tendido musgo,
                         nuestra calma.

Poemas anteriores pertenecen al libro El Musgo y la calma, Ed. Botella al Mar, 2013




La finitud
  
Es un muro que nos espera 
o la sombra de ese horizonte 
que aún lejanamente vislumbramos. 
  
Se encuentra entre la luz y las cenizas 
entre el alba y la noche 
entre la vida y la muerte. 
  
Queremos olvidarla, 
hacerla desaparecer 
taparla con una túnica verde 
con árboles a los costados. 
  
Pero está, 
muda y remota, 
invencible, 
como una bella roca, 
esperando en el final del camino. 

          Último poema pertenece a Caminos. Ed. Botella al Mar, 2009


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