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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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FERNANDO DURÁN AYANEGUI [19.345]

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Fernando Durán Ayanegui

Fernando Durán Ayanegui (Alajuela, Costa Rica, 3 de agosto de 1939) es un escritor, académico y químico costarricense, rector de la Universidad de Costa Rica en tres periodos y autor de varias novelas, cuentos, poemas, cuadros de humorismo, ensayos, artículos académicos y obras de teatro. Ha sido ganador en varias ocasiones del Premio Nacional Aquileo J. Echeverría.

Nació en la ciudad de Alajuela en 1939, hijo de padres artesanos. Durante su infancia viajó a varios países, permaneciendo seis años en Cuba. En 1956, obtuvo el título de Ingeniero Químico Industrial del Centro Tecnológico Superior de La Habana. De regreso a Costa Rica, sus títulos no fueron reconocidos, por lo que ingresó en la Universidad de Costa Rica, donde se graduó de bachiller en Química en 1964. Posteriormente obtuvo postgrados en química en la Universidad de Lovaina, Bélgica, además de un doctorado de Ciencias en 1971, y un postdoctorado en la Universidad de Harvard, Massachusetts.

Fue dirigente estudiantil universitario y posteriormente profesor asociado e invitado de la Escuela de Química de la Universidad de Costa Rica. Posteriormente, fue coordinador del estudio de postgrados del Sistema de Estudios de Postgrado, decano de la Facultad de Ciencias y vicerrector de Docencia. Participó en diversos estudios de investigación, entre ellos uno sobre la síntesis total de la vitamina B12 durante su estadía en la Universidad de Lovaina.

En 1981 asumió la Rectoría de la Universidad de Costa Rica, teniendo que enfrentar la crisis económica de 1982 que amenazó el inicio del curso lectivo de dicha universidad. Fue rector de la Universidad en tres periodos: entre agosto y septiembre de 1981, entre 1981 y 1985, y entre 1985 y 1988. Durante su gestión, se realizaron diversas obras de infraestructura en la Universidad de Costa Rica y sus sedes a distancia, así como se inauguró el Sistema Universitario de Televisión Canal 15.

Entre 2003 y 2015, fue miembro de la Academia Costarricense de la Lengua, ocupando la silla "O".

Obra literaria

Desde 1959 ha publicado diversos ensayos, cuentos, artículos de opinión, humorismo, novelas, poemas y artículos académicos. Sus principales obras, principalmente cuentos, se enmarcan en la temática de la crítica social, el humor, lo fantástico y la ciencia ficción. Su novela más conocida, Las estirpes de Montánchez (1993), englobada dentro de las obras los escritores de la llamada Generación del desencanto o Postmodernidad (1980 en adelante), es un texto complejo que desarrolla dos historias paralelas, con personajes que se desdoblan y cambian de identidad, saltos espacio-temporales, anacronismos, y mistificación constante de datos históricos y fechas, ofreciendo la imagen de Costa Rica como un país latinoamericano cuya historia está marcada por la enajenación, el enmascaramiento de las identidades, y el hundimiento en una violencia autodestructora.

Novelas

Retorno al Kilimanjaro (1988).
Las estirpes de Montánchez (1993).
Cuando desaparecieron los topos (1994).
La joya manchada (1995).
El lugar común en la sonrisa (1997).
Tienes nombre de arcángel (1998).
La maldición del Réquiem (2015)
Un par de clavos (2015)
Los Buitres (2015)
La desconocida (2015)
Portada, ilustración Lara Anderson.
La desconocida. Autor Fernando Durán, ilustración Lara Anderson.

Cuentos

Dos reales y otros y otros cuentos (1971).
El último que se duerma (1976).
Salgamos al campo (1977).
El benefactor y otros relatos (1981).
Diga que me vio aquí (1981).
Cuentos para Laura (1986).
El rey que se apoderó de la luna (1986).
Las aventuras de Camote (1986).
El viaje de la familia Hueco (1988).
Opus 13 para cimarrona (1989).
Dos reales y el puntito curioso (1993).
El fin de la historia (1993).
Y yo jamás veré Marsella (2000).
Una macedonia (2000).
Microrrelatos (2004)
Relatos (2004).
Animalarriba y Animalabajo (2015).
Animalarriba y Animalabajo. Autor Fernando Durán, ilustración Lara Anderson.

Obras de teatro

Billy come back (1994)
La poca ejemplar historia de Julio César Pérez y el escuadrón de la muerte (1994)

Poesías

Hojas en el viento (1993).
Haikus (2004).



Haikus de Fernando Durán Ayanegui


1
Quiere vivir
y en su primer vagido
habla la muerte.

2
De su hermosura
le hablaba tiernamente
su amigo ciego.


3
"Serenamente
cerraré mi sarcófago"
piensa el suicida.

4
Ella sentía
que la cubría la tierra
mientras soñaba.


5
Buscas la luz
y cuando al fin te llega
viene la noche.

6
Por fin el limo
convertido en Adán
es barro inútil.

7
Sobran las misas
si en los prados del limbo
plantamos flores.

8
Los buenos días
para el hermano pobre
no son el pan.

9
Hasta las moscas
presentirán la muerte
este verano.

10
Hacia la noche
lleva al agonizante
la eterna luna.

11
No ser un héroe
anhelaba el soldado
desconocido.

12
Para la vida
la mano del obstetra
sube el telón.
13
Dios no es de vino.
Mi barriga vacía
dormirá triste.

14
Bien que desea
fallecer en su lecho
el general.

15
Ensimismado
y hurgando su nariz
reza el filósofo.

16
Siempre sabrás
que el centro del poder
se halla en un banco.

17
Muero agotado.
Levantadme el sudario
hasta la frente

18
Calma su sed
con la primera gota
el padre Noé.

19
Al yerto Abel
un beso fraternal
roba Caín.

20
Honda es la ira
que blandirá David
frente a Goliat.

21
Duerme Sansón
y con afiladores
sueña Dalila.

22
Grito de ¡tierra!
voz de gloria y de muerte
para Colón.

23
“Amado Edipo
para ti soy yo casta”
gime Yocasta.

24
Cesó la lluvia.
Ya sobre el empedrado
marcha el gendarme.

25
Viaja despacio
este viejo soldado
hacia la muerte.

26
"Brilla una estrella"
exclama Augusto César
"cesad el censo"

27
Voltea el cuello
y asombrado descubre
la guillotina.

28
Profeta honesto
profetizas que nunca
serás profeta.

29
Vieron venir
la mansa nube blanca
hacia el Titanic.

30
Te absolverán
querido Galileo.
Vueltas da el mundo.

31
“Mi heredero
parece oler a cabra”
pensaba Isaac.

32
Intuye Adolfo
que habrá de reencarnar
con nombre hebreo.

33
La voz del piano
surge y nos solicita
que la dancemos.

34
En Waterloo
sediento Bonaparte
murió tu sed.

35
Ruega el soldado
que sean todas las guerras
vegetarianas.

36
Porque las guerras
no son vegetarianas
se alegra el bosque.

37
Sin tus imágenes
es un espejo roto
la soledad

38
Baila la lluvia
sobre mi sepultura
en el otoño.

39
A campanadas
un sudario vacío
teje la noche

40
Libro del sabio
vivirás empolvado
en su sarcófago.

41
Veo centellear
la mirada de Dios
en la tormenta.

42
Toro imposible
mas colmado señor
se sueña el buey.

43
Memoria cíclica
de todos sus fracasos
era su vida.

44
La marcha fúnebre
de toda la semana
toca el domingo.

45
Cuando hayas muerto
ignorarás las nubes
eternamente.

46
También la araña
sepulta al faraón
en el desierto.

47
Dios se conjuga
en primera persona
en cada muerte.

48
Miman los sapos
monederos de limo
en el verano.

49
Las ranas cantan
en alfabeto Morse
desafinado.

50
Locomotora
amado dinosaurio
de mi niñez.

51
En el fogón
crepitan los adioses
del bosque muerto

52
Latoso amigo
contándonos tus penas
nos torturabas.

53
Si estás alerta
lograrás respirar
mientras no mueras.

54
Muestran tus ojos
lagunas congeladas
bajo la niebla.

55
Le sueña el perro
sus ladridos al amo
cuando ha partido.

56
Oléis a veces
patrias embanderadas
a podredumbre.

57
En el discurso
de los aduladores
fluye la baba.

58
Sed compasivos
dejad en paz a Dios
mientras exista.

59
Ni suicidándote
te podrás liberar
de la otra muerte.

60
Eran esclavos
pero comían dos veces
todos los días.

61
Libres los pobres
diez veces al día
sueñan que comen.

62
En armonía
viven su tensa paz
algunos muertos.

63
Tuve en la vida
una insignificante
y corta fuga.

64
Llamamos vida
a un error que la muerte
nos rectifica.

65
Simios patéticos
nos medimos el tiempo
como gusanos.

66
Solo amanece
con las primeras voces
de las mujeres.

67
Piensa que existes
pero eres solo parte
de un simulacro.

68
Lleva el político
un crimen embozado
en su bastón.

69
No ladra el perro
mientras duerme la siesta
el amo ausente

70
Siempre lo mismo
si cenas con amigos
comes amigos.

71
Joven ardiente
el aire que respiras
mide tus días.

72
Llanto natal
anuncio de agonía
desgarrador.

73
Lo profetizan
las viejas galaxias:
morirá el sol.

74
¿Se llama Dios
la nada o es la nada
el nombre de todo?

75
Aspira bien
porque todo camino
tiene su aroma.

76
Llamad al tiempo
de solidaridad
tiempo perdido.

77
Cesad los rezos.
Los dioses quedaron sordos
desde el big bang.

78
Al son del viento
su tierna zarabanda
danza la lumbre.

79
Por una fruta
Adán nos convirtió
en dioses vanos.

80
Nos profetiza
que no habrá profecías
el buen profeta.

81
Juan Sebastián
escapan tus tocatas
tras de tus fugas.

82
Si de un político
sueles ser el apóstol
niega cien veces.

83
Hace flamear
las más turbias banderas
el huracán.

84
Ciegas banderas
himno inglés o bantú
canto inhumano.

85
"Mi libertad"
grita el soldado y muere
en soledad.

86
"Matadme ahora"
ruega el hambriento y vive
en libertad.

87
Del matadero
republicano somos
mansos borregos.

88
Os lo aseguro:
poned, pobres, la mesa
y esperaréis.

89
Lamentarás
gentil republicano
tus elecciones.

90
Hombre pequeño
existes porque sueñas
no porque vives.

91
Con burda prisa
bordó la evolución
al elefante.

92
El dromedario
aspiró desde siempre
a ser montaña.

93
Toda montaña
pretende ser la espalda
de un camello.

94
Al pescador
el mar siempre querría
llevarlo lejos.

95
En las estrellas
congelaron sus llantos
las cuatro lunas.

96
No fue el final
de mi largo camino
una llegada.

97
Olvidadizos
te dirán algún día
que fuiste hermosa.

98
Oigo aletear
ángeles silenciosos
en el maizal.

99
No oirás después
del último suspiro
la marcha fúnebre.

100
No lo dudéis:
olvidarán tus besos
todos tus hijos.

101
De nuestros sueños
te hablará mi fantasma
en el futuro.

102
Somos la vida
precursora de muerte
somos la nada.

103
Eran las nubes
los suspiros de Dios
abandonado.

104
Breves las rosas
y eternas las espinas
en el jardín.

105
Me ha liberado
la promesa incumplida
de eternidad.

106
Aun si volaras
no serías superior
al ave efímera.

107
Es un neurótico
el político honrado.
Encarceladle.

108
Voces del pueblo
callados prisioneros
en mil discursos.

109
No matarás.
Dejarás que gobiernen
los asesinos.

110
La libertad
podría ser el infierno
de los esclavos.

111
Hiede también
político corrupto
tu mausoleo.

112
El alba era
ladrona inexorable
de mis sueños.

113
También son duros
los sueños de los pobres.
Interrumpidlos.

114
No llames más
pues es ineludible
tu soledad.

115
Desheredados
lameréis de la sal
vertida en tierra.

116
Ten la certeza
de que el tiempo no cesa
de aniquilarte.

117
Diluviaría
si protegiera al pobre
una alta nubes.

118
Hay en la muerte
incierta, lenta y sorda
un horizonte.

119
En el verano
el olor de las flores
quiere marcharse.

120
Pobre mi sombra.
Busca desamparada
la oscuridad.

121
Un día vendrá
tu sueño más perfecto:
la eternidad.

122
Éramos niños
y en el aire escuchábamos
solo campanas.

123
Gracias al viento
entona mil canciones
el campo abierto.

124
Hoy sopla el viento.
Quiero gurdar la noche
bajo mi techo.

125
Lentos navíos
surcaban los domingos
de mi niñez.

126
Entonces éramos
los jóvenes heraldos
de la inocencia.

127
En mi ciudad
arcángeles sin alas
cuidan del pobre.

128
Fábricas tristes
estornudan al aire
polvo y suspiros.

129
Con la resaca
de agotados rugidos
descansa el mar.

130
En esta tarde
muda de golondrinas
duerme el verano.

131
Dentro de un siglo
tus nietos vivirán
sin conocerte.

132
En nuestra tierra
los árboles ignoran
cuándo es otoño.

133
Danza nuclear
cien mil monstruos ocultos
le diste al aire.

134
Éramos jóvenes.
Fingíamos ignorar
lo que es la muerte.

135
Nos medirán
los gusanos reptantes
bajo la lápida.

136
Oled la sangre.
El holocausto sigue
sin descansar.

137
En su silencio
acunaba mis sueños
la medianoche.

138
El fin del tiempo:
cuando brille en el cielo
solo una estrella.

139
Aún lo recuerdo.
Hablábamos la vida
en el camino.

140
¿Qué más, ahítos,
queréis acaparar
de este planeta?

141
En nuestros sueños
se deslizan las noches
bajo la alfombra.

142
Vuelvo a tu vientre
es mi hora de dormir
querida tierra

143
Fantasma amigo
de la olvidada infancia
tu voz escucho.

144
Me serenaba
cada noche una luz
en mi ventana.

145
A fin de cuentas
si Dios nos respondiera
¡vaya sorpresa!

146
Trepida el órgano.
Ruge Bach en la iglesia
al Dios airado.

147
Cuando estás lejos
quisiera preguntarte
si aún existes.

148
El río fluye
para escapar de Heráclito
y del remanso.

149
Conquistadores,
desde donde vinisteis
vino la muerte.

150
Es tu condena:
no correrán los niños
tras tus milagros.

151
En su ambición
sueña alas el águila
blancas y abiertas.

152
Sueña y revive
sus ágapes atávicos
el gavilán.

153
En las espinas
se expresa la tristeza
de los rosales.

154
Te asombrará
descubrirte viviente
cada mañana.

155
Hiende la luna
una herida en el cielo
que sangra estrellas.

156
No es vano intento
tu vuelo de semillas
diente de león.

157
Vendrá la muerte
a librarnos del tiempo
y sus cadenas.

158
Tuve aquel sueño:
primero fuiste tú
luego la noche.

159
El rudo paso
de un hombre armado anuncia
tumbas abiertas.

160
Hijos del sol
paren las estaciones
entre las nubes.

161
Masacre eterna:
la vida te alimenta
de moribundos.

162
Guardo el recuerdo
de mil tardes urdidas
por los celajes.

163
Desamparados
descansa la justicia
tened paciencia.

164
En cada amigo
te lo advierte la historia
dormita un cardo.

165
Cuna del odio:
nació como palabra
la idea de raza.

166
Huelen los nardos
y a golpe de guadaña
muere el zarzal.

167
Aun sin alarma
si ves flamear banderas
busca refugio.

168
A su placer
alcanzan el infierno
los sicofantes.
169
Grandes gobiernan:
consérvate pequeño
hombre pequeño.

170
No escuchan, huelen
los oídos del juez
que juzga al rico.

171
Ante el espejo
visiones de mis sueños
más escondidos.

172
En Nicaragua
hay lagos coagulados
de antigua sangre.

173
Me dio el pasado
paredes demolidas
libres del eco.

174
Palabra ángel
¿de cuántos alfileres
estás compuesta?
175
Un pan escaso
torturadas reparten
algunas madres.

176
Fermenta y crece
como panza de niño
la blanca hogaza.

177
No al modo antiguo
dóciles ciudadanos
mas sois esclavos

178
Silencio pobres
que Dios piensa dormir
el nuevo siglo.

179
Eternidad:
el río de tus sueños
desde esta noche.

180
Si por aquí
logra pasar la historia
apestaremos.

181
Estaba escrito
construyen el imperio
ellos los bárbaros.

182
"Pudo haber sido"
dijo dolidamente
Simón Bolívar.

183
"No pudo ser"
lamentó tristemente
José Martí.

184
"Fue como fue"
exclamó triunfalmente
el señor Bush.

185
Queridos rambos
no pudisteis ser ghandis
sentíos mal.

186
¿Dónde os fuisteis
cuando os abandonamos
viejas palabras?

187
Tal vez los bárbaros
que deseamos destruir
somos nosotros.

188
Brazos abiertos
¿una crucifixión
o un abrazo?

189
Solo un segundo
del minuto final
el paraíso.

190
Con un lamento
las noches deshojadas
cantan los grillos.

191
En mi ciudad
la seguridad única
es la prisión.

192
Un privilegio
para los moribundos
está en la muerte.

193
Cuando vencido
enano genuflexo
es el gigante.

194
Es nuestra suerte
la imposibilidad
de la esperanza.

195
Vano milagro
si inventamos palabras
que no se nombran.

196
Revelación:
tu fe no trae la luz
marchas a ciegas.

197
Como el verdugo
se sienten los políticos
predestinados.

198
Después del éxtasis
del arrepentimiento
tal vez la paz.

199
Corre en tu sangre
el río interminable
del viejo Heráclito.

200
Virtud se llama
al crimen aceptable
del poderoso.

201
Vida y muerte
funde la eternidad
del universo.

102
Roba a la muerte
su vocación de tumba
la madrugada.

203
Va la tormenta
fotografiando truenos
en cuanto estallan.

204
Réquiem neumático
por las horas perdidas
son los suspiros.
205
Asnos alados
los juristas corruptos
ahogan la luz.

206
Callan los jueces
fallecen las palabras
y la justicia.

207
En los estrados
la ley priva de luz
a los más débiles.

208
Temblor de hojas
diurnas imitaciones
de las estrellas.

209
Las hecatombes
fueron presagios griegos
del Holocausto.

210
Campana rota
un sudario vacío
para el silencio.

211
Dios no madruga
en el rocío silente
de la justicia.

212
Volcán en calma
el sueño efímero
de un Dios dormido.

213
La madre teje
y el padre duerme al niño
en el umbral.

214
Mes de diciembre
a duras penas repto
tus noches frías.

215
Se desmorona
astro desgañitado
el campanario.

216
Cañón del cielo
y mortaja de bronce
en la campana.

217
Sorda crepita
perforada de estrellas
la clara noche.

218
Diáspora son
los nardos matutinos
de mil aromas.

219
Lanza un bostezo
la clara madrugada
de luna llena.

220
El moscardón
motor oscuro y grave
del barrizal.

221
Vierte el barbero
su polen de carbón
sobre el mosaico.

222
Peripatético
señor del retroceso
vano cangrejo.

223
Vieja tortuga
eres la evolución
del tapa ollas.

224
Si el justo duerme
posponed la tortura
guardadle el sueño.

225
Lenta tortuga
le llamarás tortura
a tu camino.

226
Correcaminos
explorador del cielo
graso abejón.

227
Rayo nocturno
ángel resplandeciente
de la tormenta.

228
Invierno nórdico
largas noches veteadas
de ébano y mármol.

229
Rastro fugaz
saludo del meteoro
grito de luz.

230
Se han enojado
las montañas nocturnas
salta el relámpago.

231
Hubo una vez
un cansado universo
que hizo ¡big bang!

232
Humanizar
la guerra ¿civiliza
al animal?

233
Oye el político
el llanto de los niños
mientras perora.

234
"Querido Yorick,
perdiste el mal aliento",
suspira Hamlet.

235
Mirad bien Sancho
los gigantes vencidos
sangran harina.

236
Hoy en el circo
Daniel de Babilonia
es domador.

237
Ave Pilatos
inventor de la asepsia
en los estrados.

238
Doblad campanas
cuando las flores rotas
desaparezcan.

239
Como un presagio
cuando pasan las nubes
borran mi sombra.

240
Amo la vasta
pequeñez de los años
que hemos vivido.

241
Clamando a Dios
le respondió el milagro
de un gran silencio.

242
De la corbata
silencioso el verdugo
retuerce el nudo.

243
Aves de plomo
del Báltico enlutado
sobre Estocolmo.

244
Pobres venid
y ayudémosle a Dios
para que exista.

245
Desde la sopa
los ojos del aceite
nos interrogan.

246
Tal vez conserva
el alma de las uvas
el vino tinto.

247
Disimulado
sudario del viñedo
el vino blanco.

248
Dentro del Arca
dos calafateadores
asiló Noé.

249
Sonríe el piano:
recorren el teclado
dedos de niño.

250
La desolada
noche encinta de estrellas
llora a la luna.

251
Desde la noche
agitando sus alas
llega el insomnio.

252
Viene el invierno
a escondernos la luna
sobre las nubes.

253
Canción de cuna
bajo la enramada
duermen los niños.

254
Echo raíces
esta tarde estival
nació mi nieto.

255
La carretera
vaga cinta tendida
hacia el océano.

256
En el panteón
debajo de las piedras
un héroe ausente.

257
Bajo las nubes
ronronea sus motores
una torcaz.

258
Entre la arena
blancos trozos de uñas
van hacia el mar.

259
Cama vacía
siempre guardas los cantos
de mis amadas.

260
Cuando hay mujeres
al borde del aljibe
el agua canta.

261
Globos nocturnos
sobrevuelan la aldea
y nadie mira.

262
Detonaciones
revuelos en el bosque
un ave muere.

263
Vela el invierno
el sordo funeral
de cada hoja.

264
El estudiante
escucha al viejo sabio
bajo un nogal.

265
Como en un hijo
marcha apoyado el viejo
en su bastón.

266
A cuentagotas
rememora el avaro
a su hijo muerto.

267
La chimenea
les describe a los bosques
el más allá.

268
Mientras viajamos
en cada nube blanca
hay un recuerdo.

269
En la pecera
un tenue pececillo
surca la luz.

270
Se posa el cuervo
cual negro magistrado
en un alambre.

271
Sueña el poeta
y olvidada descansa
su lapicera.

272
Él que no viaja
en el embarcadero
empuja el bote.

273
En la mañana
encuentra el moribundo
una muralla.

274
Sobre la estatua
del gobernante dejan
manchas las aves.

275
Las altas torres
de mi patria serán
siempre volcanes

276
La voz de África
resucitó en la sangre
de mis abuelos.

277
Aborrecedme
ordena el poderoso
en su arrogancia.

278
Esas montañas
que crecen en mi tierra
¿nos pertenecen?

279
Tenues jinetes
galopan en mis noches
de pesadillas.

280
Vieja maestra
aún llevo en mis huesos
tus mil preguntas.

281
Ya nos aguarda
en un lugar del tiempo
la mensajera.

282
Vuela el cuclillo.
en el bosque retumba
la voz del hacha.

283
Bajo el paraguas
un par de enamorados
burla a la lluvia.

284
Marcan la arena
los pasos inaudibles
de los cangrejos.

285
En un destello
arde en el horizonte
el sol vernal.

286
Sueñan los patos
alas de primavera
en el invierno.

287
Desde un zarzal
ilesa y deslumbrante
surge la luna.

288
Temblad batracios.
Faros de un automóvil
rompen la noche.

289
Abre la noche
sus esponjas de luz
en la espesura.

290
Su alta montaña
desciende el caracol
desde una piedra.

291
Gozan los sapos
el abrazo del agua
en el aljibe.

292
Sobre la luna
se dibujan las alas
de los murciélagos.

293
Sueñan el fondo
del pozo abandonado
aves sedientas

294
Alto es su vuelo
mas nació el gavilán
en la yacija.

295
Al templo llega
la carroña del réprobo
en caja de oro.

296
Escucho el canto
de la alondra perdida
en otro sueño.

297
Sus uñas pálidas
retrata el mal pintor
en vez de garzas.

298
Quizás el cielo
estuvo despejado
en el diluvio.

299
Dicen adiós
en medio de la noche
las campanadas.

300
Vive en sordina
entre pliegues y sombras
la vieja criada.

301
En las cortinas
de mi cuarto natal
estaba el cielo.

302
Mango amarillo
en el mantel de nieve
sobre la mesa.

303
Me protegían
los ojos de mi madre
en la penumbra.

304
Primera luz.
Detrás de las persianas
se asoma el sol.

305
Arden mis sueños
al final de la calle
en un farol.

306
La azucarera
ingurgita el desfile
de las hormigas.

307
Ríe en la noche
bajo un claro de luna
el horizonte.

308
El rodapié
es la muralla china
de las hormigas

309
Oran los veinte
enanos de las manos
frente al espejo.

310
En la ceniza
el gato vigilante
sueña ratones.

311
Sueñan las garzas
que en el aire ligero
vuelan sin alas.

312
Oigo en la radio
el desbocado tráfago
de un noticiero.

313
Tour de verano.
Maizales asustados
por los ciclistas.

314
Miman la lluvia
las chicharras de abril
mientras crepitan.

315
Voces profundas
se escuchan en la iglesia
del palomar.

316
Quien se despierta
más temprano en la casa
es el reloj.

317
Frente al espejo
eres triste pintor
de lo efímero

318
¿A qué fantasmas
toda la madrugada
ladran los perros?

319
Mi pobre sombra
ansía encontrar la paz
bajo un alero.

320
Una moneda
compra las bendiciones
de la mendiga.

321
Bajo el oleaje
feroz de la tormenta
descansa el mar.

322
Salvo si han muerto
de la guerra los hombres
vuelven cansados.

323
Para todo hombre
habrá una madrugada
seca de amor.

324
La madre sabe
que no todos sus hijos
duermen tranquilos,

325
El rico lleva
pobres bienes de pobre
al funeral.

326
En la ventana
del cuarto de mi infancia
hay telarañas.

327
Vive el que mira
la momia apolillada
de un faraón.

328
Arde el infierno.
Nombra nuevos ministros
el presidente.

329
Su cresta grana
sobre la empalizada
ostenta el gallo.

330
Tienes poder
si te hace invulnerable
la soledad.

331
Hay en la muerte
indefectiblemente
un horizonte.

332
De aquellas nubes
son malagradecidas
las que se marchan.

333
La eternidad
el sueño más perfecto
será tu premio.

334
Cuidan del pobre
los ángeles sin alas
de la desdicha.

335
El río fluye
mas nunca estuvo ahí
solo pasaba.

336
Desgrana el grillo
la humedad de la noche
con su serrucho.






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CARLOS DE LA TORRE REYES [19.346]

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Esferográfico azul: Carlos de la Torre Reyes - Óleo de Guayasamín



CARLOS DE LA TORRE REYES 

(Quito, Ecuador 1928-1997)
Poeta, narrador, ensayista, periodista, historiador y catedrático universitario. Fundador y director de los diarios El Tiempo y La Hora de Quito. Su obra se ha hecho merecedora a los siguientes reconocimientos: Premio Unico, Concurso Hispanoamericano de Historia, 1960; Premio Tobar -de biografía- Quito, 1962; Premio SIP-Merghentaler -periodismo- 1975, y Premio Internacional de Periodismo "Miguel de Cervantes", España, 1976. Respecto a su poesía, Galo René Pérez, destaca: "Para él no hay una cabal profesión de lo lírico si el lenguaje más imaginativo, o más incoercible por su oriundez subjetiva, no experimenta una celosa adecuación bajo la luz de la conciencia". Diego Araujo, respecto a la novela El reino de los suelos, observa: "(...) a través de la presentación de una familia, expone los hilos del poder, los juicios y prejuicios sociales y la red de intereses en las que se mezclan la política, la religión, la ideología y que operan en la realidad ecuatoriana".

Nacido el 23 de diciembre de 1928, hijo del Dr. Luis María de la Torre Nieto y de la Sra. Lucila Reyes.

Realizó sus estudios en su ciudad natal, y los culminó en la Pontificia Universidad Católica de Quito, donde en 1954 obtuvo el título de Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales.

Fue uno de los más destacados y sobresalientes escritores ecuatorianos de la época, y su extensa producción literaria repartida en libros, folletos y artículos periodísticos suma miles de páginas en las que hace gala de su erudición literaria, conocimiento de la historia y dominio del idioma. Desempeñó importantes cargos públicos y privados como Secretario del H. Consejo Provincial de Pichincha, Secretario General del Instituto de Colonización, Director General de Educación y Cultura Popular del I. Municipio de Quito, Director del Departamento de Cultura del Ministerio de Relaciones Exteriores, profesor de Historia del Derecho de la Universidad Católica de Quito y Miembro de la Junta Consultiva del Ministerio de Relaciones Exteriores. Desarrolló además una intensa actividad periodística, habiendo sido Director de los diarios «El Tiempo» y «La Hora», de Quito.

En el campo de la diplomacia fue Ministro Plenipotenciario adjunto a la misión del Vaticano en la transmisión del mando, en 1956; Embajador del Ecuador para la transmisión del mando en Bogotá, en 1966 y 1978; Embajador del Ecuador ante la XI Reunión de Consulta de Cancilleres, en Washington, en 1967; Embajador Adjunto al Presidente de Venezuela Luís Herrera Campíns durante su visita al Ecuador en 1980; Embajador Adjunto al Presidente de Colombia Belisario Betancur durante su visita al Ecuador en 1984; funciones desde las cuales supo dejar siempre en alto sitial el nombre de nuestro país.

Su extensa producción literaria abarca obras de carácter histórico, poético y novelas, entre las que se destacan «Primavera» (poesía, 1945), «El Plagio» (apuntes para la novela, 1954), «El Delito Político: Su Contenido Jurídico y Proyectos Sociales» (1955), «La Tentación de San Antonio y el Diálogo del Intelectual con la Mujer» (Ensayo, 1959), «La Revolución de Quito» (Histórica, 1960), «La Espada Sin Mancha» (histórica sobre la vida del Gral. Julio Andrade, 1962), «La Máscara» (cuentos, 1963), «Piedrahita: un Emigrado de su Tiempo» (histórica-biográfica, 1967), «Quito: Albores del Siglo XIX» (ensayo, 1963), «Una Visión Histórica de González Suárez» (1970), «Guayasamín o la Parábola de Prometeo» (1972), «El Minotauro» (poemas, 1975) y «Los Dioses se Volvieron Hombres» (novela, 1981).

En reconocimiento a su gran labor fue llamado a integrar importantes instituciones literarias nacionales y extranjeras: Fue Miembro de la Unión Internacional de Escritores; de la Casa de la Cultura Ecuatoriana; de la Academia El Mundo Latino, de París; del Instituto Panamericano de Historia; de la Unión Nacional de Periodistas; Miembro Correspondiente de la Real Academia de Historia, de Madrid; de la Academia Colombiana de Historia; de la Academia Nariñense de Historia; de la Real Academia de la Lengua, de España; y Miembro de Número de la Academia Nacional de Historia; de la Academia Ecuatoriana de la Lengua; y de muchas más.

Muerte

Víctima de una grave infección pulmonar, el Dr. Carlos de la Torre Reyes murió en la ciudad de Quito el 17 de enero de 1996. Su impronta ha quedado grabada para siempre en el periodismo, la literatura, la historia y la diplomacia.

Obras

Primavera (poesía, 1945)
El Plagio (apuntes para la novela, 1954),
El Delito Político: Su Contenido Jurídico y Proyectos Sociales (1955)
La Tentación de San Antonio y el Diálogo del Intelectual con la Mujer (Ensayo, 1959)
La Revolución de Quito (Histórica, 1960)
La Espada Sin Mancha (histórica sobre la vida del Gral. Julio Andrade, 1962)
La Máscara (cuentos, 1963)
Piedrahita: un Emigrado de su Tiempo (histórica-biográfica, 1967)
Quito: Albores del Siglo XIX (ensayo, 1963)
Una Visión Histórica de González Suárez (1970)
Guayasamín o la Parábola de Prometeo (1972)
El Minotauro (poemas, 1975)
Los Dioses se Volvieron Hombres (novela, 1981).

Premios

Diploma al Mérito Cultural otorgado por la Asamblea Nacional de Costa Rica, en 1955.
Premio Único del Concurso Hispanoamericano de Historia por La Revolución de Quito de 1809.
Premio Tobar por La Espada sin Mancha.
Preseas Eugenio Espejo.
Juan Montalvo de la Asociación de Periodistas de Guayaquil.
Premio Hispanoamericano de Periodismo Miguel de Cervantes, de Madrid.
Premio de la U.N.P.; Premio Carabela de Plata: Asociación de Periodistas Extranjeros, de Madrid.



EL OLIMPO VACÍO 
(fragmentos)

Los dioses ¿expulsados? del Olimpo 
¿dejaron de existir
en el orgullo incauto de los hombres
y en la memoria insomne de los dioses?

Se extravió el búho de la sabiduría 
por ser fiel a la nuca de Atenea, 
actualmente heroína
de casi todas las telenovelas.

Apolo hipotecó a plazos su lira: 
ahora toca la guitarra eléctrica 
en festivales de beneficencia
y muy poco convence a las matronas.

Pandora ya vendió su cofre abierto 
en pública subasta sin postores:
la esperanza fugó desvanecida
y sólo nos quedaron los remedios 
para curar los males que no existen.

Afrodita -salvada de las olas-
naufragó en la rutina y en las deudas... 
Dionisios -encerrado en un convento-
se consume de gota y de cirrosis 
añorando a Esculapio
que -antes de ser chulquero-
le curaba de agudas blenorragias.

Circe regenta una salchichería:
sus amantes -convertidos en cerdos-
son la materia prima
de una próspera industria de enlatados. 
Se disolvió entre grasa y celulitis
su hechicera belleza
que al más sutil placer crucificara
entre vicios inéditos y dolorosos éxtasis.

Poseidón -marinero retirado-
para jamás dejar de ser pirata, 
una flota atunera
dirige a base de computadoras.

Orfeo se ha dormido en los espejos 
que reflejan la ausencia de las horas 
y la atenta mirada de la muerte,
y el strip-tease de Eurídice
a los huéspedes ricos del infierno 
les transporta a un extraño paraíso.

Pigmalión no pudo ser maestro, 
de todos y de nadie,
porque su obra sublime (Galatea)
posa para revistas pornográficas

Después de quince cirugías plástica 
Narciso abandonó los hospitales
y esconde el duro paso de los años 
con afeites, condones y pelucas.

Leda, quien no ha encontrado nuevos cisnes, 
cría pollos -pero en incubadoras-,
los despluma y los vende por centenas 
a casi todos los supermercados.

...

Hermes -monopolista de estampillas 
tiránico patrón de los carteros,
de los choferes y de los aviadores 
se divierte perdiendo los mensajes 
que los dioses envían a los hombres.

Calipso se ha olvidado ya de Ulises 
porque se le ha escapado del recuerdo, 
y desfiles de moda organiza
con sus once modistos maricones...

Penélope fabrica ropa en serie... 
Ulises es agente de turismo
y hasta Helena alimenta con alfalfa 
a un caballo de Troya imaginario.

...

Heracles fue noqueado por un negro 
antes de terminar el primer round, 
y Deyanira cayó en adulterio
con el perro que guarda los infiernos.

Cupido a nadie hiere con sus flechas, 
la vejez le llegó sin puntería,
ya ni siquiera apuesta al tiro al blanco 
pues cada vez le tiembla más la mano.

...

Al Olimpo visitan los turistas
y ni siquiera necesitan guías, 
pues a nadie le interesa descifrar 
el eterno lenguaje de las ruinas.






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OSWALDO RIVERA VILLAVICENCIO [19.347]

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OSWALDO RIVERA VILLAVICENCIO

(Ambato, Ecuador, 1930 - 2013)
Escritor Latacungueño, que con tan solo nueve años ganó el concurso nacional de redacción en la escuela de los Hermanos Cristianos. Se graduó con buenos honores en el colegio Vicente León.
Ya en Quito, se graduó en la Facultad de Filosofía. Así volvió a Latacunga para dedicarse a la docencia. Fue rector del colegio Vicente León.
Trabajó 20 años en el Ministerio de Educación y Cultura, llegando a ser incluso tercero en jerarquía, porque ocupó el cargo de Director de Planeamiento.

Datos adicionales:

– Oswaldo Rivera estuvo casado con María Robayo. Tuvo cinco hijos, 18 nietos y 9 biznietos.
– Ha escrito 35 libros sobre varios temas, especialmente historia, literatura, filosofía, educación, poesía, etc.



DESOLACIÓN

Sobre el camino del pueblo 
duro tiembla la esperanza ... 
Nadie comprende esos gritos 
amarillos de azadones.

El pueblo está en la colina. 
El cielo no es cielo, sufre
la distancia de los ríos... 
Los árboles sitibundos 
miran entre el aire gris
la angustia de las cisternas. 
Sentado está en la colina 
junto a su soledad
pero llenito de efélides.



ÉXODO

Mañana te vas del campo 
Carmelina Chuquitarco;
la ciudad te espera alegre 
para que sirvas a gritos. 
Llévate en tus ojos negros 
mi cántaro campesino 
de donde bebiste tanto. 
Y si no vuelves recoge 
esta poquedad de tierra 
en mi pañuelo.
Y llévalo hasta tus labios 
cuando sufras, cuando llores.

Nuestras cosas. Tantas cosas: 
el fogón, las sementeras
los "chugchis" y aquellos bueyes 
que trazaron nuestros surcos. 
Tantas cosas... nuestras cosas 
aullarán en tus oídos. 
¿Volverás? Y si es que vuelves 
con un niño entre los brazos 
encontrarás un rebozo
bordado con barro negro 
esperándote en tu casa.

Nuestra tierra, Carmelina, 
es el lecho irrenunciable. 
Sentirla, abrir su cuerpo 
para amándola dejar
en su desnudez diversa 
aunque estas pocas semillas. . . 
¡Qué faena Carmelina! ¡Qué faena! 
insaciable y más completa.



ECOS CONNUBIALES

Hoy he andado solo con un plato vacío 
midiendo el ofertorio del amor. 
Esperemos esposa -eterna limpidez-
bebamos la misma agua, la de ayer... 
No entremos, espera que amanezca 
para desayunar;
me da miedo ese barro 
fresco de tu dulzor
por ser el más querido.
No entremos, espera, ya han volado 
el puente
y por el río están pasando 
todos a quienes les debemos 
el alquiler del favor.

Esposa,
y ahora en qué yema del dedo
podremos recibir lo que nunca nos dieron 
después de haber sufrido.
Se acabará algún día este extraño minuto, 
iremos por el mundo afanosos... regresaremos 
no llores, no habrá quién nos aguarde;
el tiempo es el pintor de nuestros cuerpos, 
él nos hará más viejos. Y cada día al llegar 
la muerte estará lista, nos pedirá la cuenta 
del alquiler del cuarto de la vida.

No llores... tanto te quiero.
Y nos levantaremos cuando el deseo 
se agarre de nosotros
e iremos por la vida mordiendo 
la avidez de las cosas.
Ten fuerte tu carácter y tus manos,
este mundo es la mesa vacía para él solo.

Esposa,
meditemos abrazados del dolor,
o mejor salgamos... vístete pronto 
ponte la blusa de sonrisa altiva,
yo el gabán del cansancio desterrado. 
Pero espera, han volado el puente, 
toma la mano, ponte el corpiño de la resignación, 
que por el río pasan a quienes les debemos
el alquiler del cuarto de la vida. 
Espera, quiero planchar aquel pañuelo 
mojado por tus lágrimas
con la plancha del sol de los esfuerzos. 
Toma la mano, arrímate a la vida,
la vida es un vientre transparente 
y nosotros los fetos angustiados. 
¡Ven! ayúdame a reír porque sonrío, 
avúdame a vivir que mucho he muerto 
remendando la ropa del desvelo
con la aguja de todos los combates.



ENTUSIASMO CÓSMlCO

Regresaste cansado entre dolidas tardes 
con un peso de intemperie;
tanto habías hecho que las provisiones 
de calor y de esperanza
fermentaban llagadas en el borde del alma.

Comenzar apagando las llamas del dolor 
cuando ninguno terminó su designio, 
cuando estaban adultos de esperar lo que nunca 
modelaron para alcanzar el sueño,
era aprender a vivir.

Entusiasmo,
volviste al espanto, repasando sus huellas. 
Y acariciaste las insignias de las mismas
sonrisas
que anhelantes buscaban en el fondo 
del arroyo las imágenes
de sus propias caras,
y viste deteriorados ímpetus
queriendo la paz para empezar la guerra.



SANGRE SOBRE LA LUZ

Sangre sobre la luz,
Allende Salvador, Neruda Pablo:

Por los árboles coposos de esta América, 
en las lloviznas blancas de los Andes,
por nuestros ríos verdes y colinas, 
en el fuego gentil de los volcanes, 
por la raíz de nuestros vegetales, 
por vuestros propios huesos unitarios, 
porque la luz del sol nunca es inválida, 
llegará vuestra sangre, vuestras voces, 
cual cortezas
adheridas al pecho de los pobres, 
v ascenderán al azul horizonte 
donde esperan los tigres y las águilas.



ESFUERZO CAMPESINO

La tarde transcurría
entre frondas, cáscaras y huesos. 
Los hombres purulentos. Sólo el aire 
reponía las cosas acechadas. 
Sacudíanse las hierbas, los papales. 
Los cuerpos encogidos en las mesas 
se servían la cena del descanso 
depositando el dolor en la misma 
huella cavando sus congojas.

Las manos ampolladas, 
la sangre con espinos
y sus pies confundidos 
atravesando la ruta del sopor 
corren a rescatar neveras
de los días idénticos.

¿No fuiste tú pequeño agricultor 
que descalzo subiste a la esperanza?
¿En dónde está el salario presentido? 
Fue la primera vez que a tu esfuerzo 
condecoráronle con pedazos
de cansancios rotos en sus rodillas.

Soldados de la tierra a cuyo o borde 
transitan los pies heridos.
Su empeño hizo el pan,
el aceite, las barajas, los hijos,

Y más aún su olor a penca madurada 
pudo escoger el sueño.
Por eso cuando siento su coraje de bronce, 
su grito sonreído golpeándose en los mirtos, 
comprendo que la Patria
es el mejor altar 
que pudo modelarse 
con su oración perenne.



Balada prima


Oswaldo Rivera Villavicencio, poeta mayor de las letras locales.

Por Miguel Angel Rengifo Robayo 


Nació en Latacunga un 13 junio de 1930. Hijo de Rómulo Rivera (quien fuera Secretario del Municipio de Ambato) y de Ana María Villavicencio Toro, es Licenciado en Ciencias de la Educación, especializado en Filosofía. Escritor y columnista de varios diarios y revistas nacionales y extranjeros. Educador en las provincias de Cotopaxi y Pichincha, Presidente de la Casa de la Cultura de Cotopaxi, funcionario y Director Nacional de Planeamiento de la Educación del Ministerio respectivo. Poeta. Ha publicado varias obras de filosofía, biografía, literatura, historia, cultura popular, ensayos y crítica literaria que pasan de una treintena. Algunas de ellas: Reflexiones filosóficas y comentarios, Juventud y Angustia, Pensamiento Filosófico de Juan Montalvo, Etica Profesional, Vibraciones del Tiempo, Rostros Americanos, Relatistas de Cotopaxi, Percepciones Lingüísticas Populares, Simón Rodríguez: pensador y maestro, Pensamiento Educativo de Bolívar, Vibraciones del tiempo, Escritores de Cotopaxi, La literatura en el pasillo ecuatoriano, Leyendas tradiciones y otros cuentos, etc.


“Caminando”

Nada ahora permite conjugar en pretérito; al parecer se nos vino una fuerza inevitable de querer componerlo todo sobre el caos, un día le pregunté que significaba ser “latacungueño”: “nunca es irse a pesar de la ausencia, o del desarraigo, una suerte de cosmopolita” me refirió mientras paladeábamos sobre Ortega y Gasset y algo parecido a empatar el tema del pasillo en la literatura ecuatoriana.

Que el hombre es él y sus consecuencias, que la razón ética del latacungueño sabe a la condescendencia antes que a su propia confianza, porque únicamente los íntimos se pueden brindar este valor, el de la solidaridad y la hospitalidad: hacer un favor sin mirar a quién, guiar.

Es una suerte dialéctica, ese lugar donde procuramos al fin ser contemporáneos de todos los hombres; el latacungueño no es único, no es irrepetible, no es una esencia, es una historia y esa historia sigue en movimiento y uno de esos episodios ha sido escrito, en sentido más semántico, por el intelectual Oswaldo Rivera Villavicencio (1930-2013).

En mitad de esa construcción significante, tuve la oportunidad del finísimo arte de la amistad, a pesar de la zancada generacional coincidimos en una respuesta que me diese a la tesis de cuál posición política tenía él: “la ideología no es filosofía, creo firmemente en la democracia”  fue siempre su atino y convicción.

Dedique hace más de un año en esta misma columna un afanoso perfil sobre Rivera Villavicencio como el apóstol mayúsculo de la intelectualidad local, sin empacho me acercó un agradecimiento más bien alentador pues su gesto tenía tanto de humildad como de sabiduría, el de colegas, el de prójimos.

Habría de recordar entonces la pasión puesta por un tema recurrente sobre el poeta modernista Valencia, algunos apuntes sueltos y la férrea tesis defensiva de incluirlo en los anales de la antología latinoamericana con regios argumentos y estudios contundentes para erradicarlo de las fauces de la marginalidad a la que ha sido injustamente heredado.

No hemos tenido tiempo para despedirnos, los más cercanos hemos apiado la rutina, referido al silencio, homenajeado la amistad y más avezados aún conspiramos contra el olvido. El significado profundo de decir adiós es volver hacia la esencia; mis sentidas condolencias a la familia de tan valeroso ser humano, Oswaldo Rivera V.

En su última línea ante la inquietud y afirmación de que si Latacunga es un laberinto le dije alguna vez:  ¿y cómo se sale de tremendo laberinto? y me contestó “caminando”.
  








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EDUARDO VILLACÍS MEYTHALER [19.348]

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Eduardo Villacís Meythaler

El Doctor Eduardo Villacís Meythaler fue un médico cardiólogo y poeta ecuatoriano galardonado en 2008 por la República del Ecuador con el Premio Eugenio Espejo por su destacada actividad científica. Desde 1967 hasta 2011 dedicó su carrera médica a trabajar para el Hospital Carlos Andrade Marín3 de Quito, primero como Jefe del Laboratorio de Hemodinámica y después como Jefe del Servicio de Cardiología.

Fue Miembro de Número de la Academia Ecuatoriana de Medicina Anexo:Academia Ecuatoriana de Medicina

Actividad literaria

Frente al fallecimiento del Doctor Eduardo Villacís Meythaler, el Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador expresó "Médico de profesión, se mantuvo por fuera de los ambientes literarios. Y desde allí, desde el silencio, construyó una poética sencilla, íntima, caracterizada por la pureza de la escritura. Sus obras se publicaron de forma ocasional, después de largos lapsos de tiempo. Su último libro reúne lo mejor de su poesía, ‘Ajuar de Cal’ (2006)."

Poesía Latitud Unánime, 19536 Con colaboración de Alfonso Barrera Valverde
Poesía Dieta sin sol, 1981
Poesía Documental sobre un conspirador, 1994
Poesía Ajuar de cal, 20068
El mejor poema del siglo XX. 1988. Revista Diners. 9(73): 28-30.



PUERTA CLAUSURADA

Magdalena:
venía el viento
como alguien que pregunta 
por mujeres,
venía la primavera 
preguntando por ti 
a todos los árboles.

Los hombres del pueblo 
bajaban a tu cuerpo 
como a un sótano 
donde aullar boca abajo 
y oían sobre tus pechos 
cómo la sangre te golpeaba con saña 
hasta tumbarte el alma.

Tu alcoba humilde, abierta, 
como un galpón de reses 
que han de morir mañana. 
Tu cama hecha de tablas 
de naufragio y patíbulo, 
de grandes clavos negros 
salvados del Diluvio.

Acorrralada por el cura
y los notables de la aldea,
una banda de ancianas te acechaba 
en el río, en la plaza,
con la primera piedra preparada.

Las paredes de tu casa 
tendrán humedad de mujer 
cuando una madrugada
te haga el amor la muerte 
con la violencia del rufián 
que te raptó en la infancia.

Te irás del pueblo.
Oirás la calle sin nadie, 
algún ladrido.
Se quedará preso el hombre 
que amabas, entre ladrones, 
como hace veinte siglos.



DIETA SIN SOL

2

El boxeador del reservado,
apoyado en las cuerdas de su sangre, 
oía la cuenta de sus días.

La noche del sábado,
al sonar la campana del hospital, 
ya no pudo salir
desde su nombre.


4

Durante la semana
repasamos los números, los días 
para poder decir: los dos,
en algún sábado.

Y amamos las mujeres, 
sus secretas vendimias. 
Su recuerdo, como los huesos rotos 
nos duele nuevamente
en las noches de luna.

El día de licencia,
el aire huele
como una plaza despejada a sable 
No existe en los teléfonos
el mal aliento de la muerte.
En la niebla toda ciudad es bella. 
Las ambulancias gimen . 
lejos de mi frente.


5

Ese niño enyesado 
como un ángel 
todavía con cáscara 
o armadura de una guerra 
que llegó hasta los huesos. 
Los compañeros de clase 
le escribieron sus nombres 
sobre el yeso
y yo falsifiqué la firma 
de su madre
que murió en otra sala.


6

Guardabas los centavos 
que te daban los domingos
para tener el muñeco 
que yo obtuve en la rifa 
niño muerto en la tarde 
de mi último internado.

El primer premio era Dios 
y lo ganaste.
Yo seguiré guardando, 
hasta alcanzarlo,
mis pequeños domingos.


7

A veces, la noche se llena 
de heridos y blasfemias, 
luego, todo queda en silencio 
y los viejos porteros
oyen el cambio de guardia 
de las monjas difuntas
en el alba.

Es tarde. Las tijeras 
tienen el vuelo sesgo 
de la lluvia en los patios. 
Bajo nuestras solapas 
hay hilvanes de sangre. 
Tufo de entraña y de tristeza, 
húmeda tos madura, seco adiós. 
Aquí dice mi nombre el altavoz.



AJUAR DE CAL: LA INDUMENTARIA DE LA MUERTE

Por Cristian Avecillas *

"porque dormir es pasar un fin de semana con la muerte"
Eduardo Villacís Meythaler


Comenzó el reptil del corazón a demostrar su disonancia, tuve que rendirle calma y esperanza al cuerpo para merecerme su toráxico dolor y asistí al consultorio de Eduardo Villacís Meythaler, cardiólogo (1933).

El diagnóstico, ostentoso en el oído pero nimio en consecuencias, fue benigno: arritmia -extra sístole supraventricular, puro estrés y puro espanto-, por lo que la recuperación fue paulatinamente cierta: solo medicina de reposo y dosis diarias de Cordarone y Fluoexitina bastaron para darle al nervio la salud de otro futuro. Sin embargo, el músculo que me condujo por tercera ocasión a la presencia de Eduardo Villacís, fue el corazón.

La primera de estas ocasiones, por razones laborales, me permitió constatar la sencilla generosidad de su talante, la elocuencia sanadora de su voz gentil:

EV: “Cuando cursaba el primer año de Medicina en la Universidad Central me contaron que había un señor, Alfonso Barrera, a quien también le gustaba hacer versos. Nos pusimos en contacto; luego, Alfonso, fue una tarde al anfiteatro para hablar conmigo y acordamos reunirnos en su casa cada viernes por la noche, en la calle Ponce, próxima al Palacio Legislativo. Fundamos así el Grupo Umbral -en ese tiempo era muy importante el trabajo en grupo; recuerdo que había otro en la Universidad Católica que se llamaba Presencia, donde estaban Francisco Tobar García, Filoteo Samaniego, Jaramillo, con quienes más bien rivalizábamos ideológicamente-. Trabajamos durísimo durante muchos años. En nuestras reuniones cuando alguno leía sus poemas los oyentes los “descueraban”. Después comenzamos a invitar a gente importante: Rumazo González, Jorge Adoum, César Dávila Andrade, para que escuchen nuestros versos y para que nos lean los suyos. Y aunque ellos, los grandes, no nos hacían una crítica dura, nosotros, miembros de Umbral, nos despellejábamos.”

La segunda, la lectura de su obra:

Latitud Unánime, 1953; libro publicado en Medellín en equilibrada colaboración con Alfonso Barrera Valverde; en cuyo prólogo, Benjamín Carrión dice: “En los poemas de Barrera Valverde y Villacís Meythaler, hay aire y tierra nuestros, que es lo que yo reclamo sin tregua.”

Dieta sin sol, 1981, libro contundentemente dolorido surcado de una voz poética de serena sabiduría, donde la muerte ofrece sus terrones para transformar las amarguras de la vida, donde la tierra iguala -“como un río desviste a los cadáveres”[1]- a los hombres que han gritado ¡Aquí nacimos!, donde la madre, es un ofrecimiento universal para todos, un poema que merece ser leído con ojos de social justicia: “Yo he de llevar tus huesos a podrirse en el campo / para que de ellos nazca / el pan para mañana”.[2]

Documental sobre un conspirador, 1994, entendida obra que descubre a un libertador, a un “vencedor de la muerte” en épico cantar: Eugenio Espejo -el quiteño e inequívoco precursor de las independencias sudamericanas- que solo encuentra antecedente en la obra realizada por otro médico, el Dr. Enrique Garcés. Se trata de un poema inmenso, no solo por extensión sino también por minuciosidad, que ofrece el retrato de un hombre que la patria ecuatoriana todavía necesita.

EV: Llevo 4 libros: Latitud Unánime, con Barrera, Dieta sin sol, Documental sobre un conspirador y Las puertas del mundo. Ahora voy a publicar uno que se llama Ajuar de cal. Esos pocos libros reúnen toda mi obra poética.

CA: ¡Lindo título!

EV: Me gusta. Lo he pensado siempre; y a los editores les pareció muy bueno.

CA: O sea, que lo había pensado hace años.

EV: Hace unos diez años. Todos sus poemas guardados desde hace unos diez años han sido revisados y revirados. Primero leo un poema y digo: “con este me toca el Premio Nóbel”, pero después lo veo escrito en imprenta y digo: “cómo pude escribir semejante barbaridad”.

Un sentido axial aúna a las tres ocasiones en que conocí a Eduardo Villacís: poesía. Como entrevistador, su decir cadente y reflexionado trasluce plena conciencia del valor expresivo de cada palabra. Como lector, se establece un convencimiento lúcido de participar en su poesía, puesto que “se advierte la decisión del poeta de ser, más que confidente, testigo y, en vez de exhibir sus desgarrones personales, dar testimonio sobre nosotros, los otros, para quienes «el pañal y la mortaja / son las únicas ropas tradicionales»”[3]. Como paciente, una literal consulta poética se instaura, se suceden indistintamente verso y receta, verso y mejoría, y Eduardo Villacís, levanta al muerto repitiendo el verso de Vallejo: “Perdóname señor que poco he muerto”, o festejando con delicado humor el diagnóstico positivo: “Usted está muy bien, puede morirse completamente sano.”

Testigo y partícipe he sido de la sobria erudición de sus conocimientos médicos, he celebrado alborozado la convicción del corazón restablecido con poesía, he compartido con asombro la versada memoria con que rememora voces tan distintas como las de Juan Ramón Jiménez o Whitman, García Montero o Shimose, Eliot o Carrera Andrade; Digo, en definitiva, que he estado ante un hombre serenamente sabio; pero el verso de Eduardo Villacís es humilde, con modestia triste de pausado crecimiento, pues la lírica de la que emergen sus imágenes poéticas es, como dijo el Profesor Edmundo Ribadeneira, “una limpia voz literaria, siempre arraigada al retrato más conflictivo de nuestra sociedad.”

Por eso octubre 2006 ha deparado a la historia de la poesía latinoamericana la evidencia indispensable del último libro de Eduardo Villacís Meythaler. Ajuar de cal, cuyo nombre, otorga una acepción estética al esqueleto, y por ende, quizás sea posible reemplazar el nombre de la muerte.

Ajuar de cal, es otro libro edificado sobre la convicción de las vocaciones de Eduardo Villacís, por un lado, la vocación de cantarle al vulnerable país de hombres impasibles “si fue nuestro el gran río / se nos fue como un hijo / que ya estaba crecido, / permanecemos solos, / como fue en el principio.”[4], a la ciudad “donde es incierto el tiempo, inmutable la piedra”; la vocación de festejar al hombre ya sea insomne al filo de la Cordillera, ya sea al santo; vocación del encuentro lírico con la mujer fecunda, con la mujer sola, con la mujer amante en su “butaca de la pelvis / donde se acomodaron la gracia y el génesis.”[5] Porque las vocaciones de Eduardo Villacís, la Cardiología y la poesía son el mismo extremo de la cuerda de la muerte; sobre esto, en conversación afable, Eduardo Villacís me dijo un día: “La Cardiología es matemática pues el corazón es una bomba hidráulica, como la poesía.”

Valiente libro, segura su hora. Ajuar de Cal es un sincero esqueleto de nombres para llenar un lírico ataúd; se empeña en darle metáfora a lo terrible, de darle nombre a los hombres: “Piojos de Dios” llama a algunos sacerdotes, “gente que escupió en la plaza” a algunos turistas, “empresario en voz alta / de cruceros celestes, / fanático, impoluto como un hongo sin sangre” llama a algún pastor de un ganado ingenuo, en clara acusación del celeste negocio de la catarsis del evangelio utilizado.

Toda la poesía de Eduardo Villacís Meythaler es desgarrador festejo humano, por eso muerte, por eso patria. “Toda la tierra es una piel partida, / es una costra al sol / que el mar se rasca, / la lluvia, en las ciudades, / va retirando puntos, / sale una procesión, / pero ya es tarde / para que pueda Dios / verte los ojos.”[6]

Estamos, ahora, ante la obra de un poeta sosegado, riguroso en la paciencia constructiva de sus versos necesarios como arterias. El tiempo ya pedía otro libro de creación de Eduardo Villacís Meythaler, que ha publicado en las últimas cinco décadas cinco libros, lo que atestigua la severidad de su trabajo. Acierto de Ediciones Archipiélago es entregarnos este Ajuar de cal, con el que una de las voces desatendidas de la lírica ecuatoriana cobrará el comentario y la vigencia que merece.

A continuación una sucinta muestra:



De Dieta sin sol

III

Ella tenía en los ojos
el verde solitario
del jardín de un hospicio.

Cuando le extrajeron
un tumor de la lengua,
me regaló su anillo
como una garganta hueca.

Después se entendió,
por señas, con la muerte.


VIII

(Infarto)

Grieta de los ladrillos
de la sangre,
yunque hundido en el pecho
donde se dobla el esternón
como una espada.

Crucifixión sin cruz,
solo en los brazos,
última bocanada
con limallas de vida,
poderoso sudor
para adobar el cuerpo
en el mantel estrecho
de una sábana.

La muerte separa las costillas,
como un atado de leña,
hasta encontrar la sangre
hecha resina.




Las puertas del mundo

I

La ciudad es así:
con edificios apolillados de luces,
sucia de postes,
como un embarcadero hacia la noche.

Yo soy el forastero.
Cuando venía, el avión se detuvo
una hora en la tristeza.

Yo soy el forastero:
no sé los nombres propios,
no conozco las calles,
detrás de cada puerta
están los otros,
yo estoy solo
detrás de toda mi alma.

Arriendo una pieza
con sus cuatro pasos
de la cama a los recuerdos,
un sitio para escribir
y una ventana donde,
acodado como en un bar,
cada tarde pido
las mismas lágrimas.

Yo no sabía:
cuarto del corredor,
ayer, ahora, nos dieron la cena
con café, con silencio,
y a mí una carta de mi madre,
era la ausencia.

Los sábados pongo en orden
la ropa, los recuerdos,
me tiendo a esperar la hora
en que desocupan el silencio
y vivo
hasta que sean las doce de la noche,
porque dormir
es pasar un fin de semana
con la muerte.



De Documental sobre un conspirador[7]

II

Hombre de soledad, la espera
le fue larga e inútil
y la hembra solo
anfitriona salobre,
angosto holgar y destemplanza
de la medianoche.

Solo la Medicina: matrona
que controla los amores sin nombre,
solo la noche, como mulata esbelta
que se pegó a tu cuerpo
con fiebre alta en los ojos.
Mancebo de la patria:
criolla de agua dulce,
ancha para los hombres,
la acechabas desde el arco
de un hospital antiguo
reteniendo tu aliento
de alcanfor y trasnoche.

Venían las postradas
de trajes negros y de aliento seco,
las beatas llenas de alucinaciones
de sangre y brotes en el cuerpo,
venía la muerte a la que llamaban
la Dueña, como a una regente clandestina
de un negocio de lechos
y tú estabas lejano, pensativo,
recordando que la libertad estaba de días,
que la patria ya venía a lo lejos
resonando a poblada, a retreta
y al amor cuerpo a cuerpo.

Al final, tu ataúd sería
como una mujer ajustada de raso
donde caíste extasiado
de una vez en la noche.


[1] Eduardo Villacís Meythaler, Dieta sin sol, Ataúd de piedra
[2] Eduardo Villacís Meythaler, Dieta sin sol, El fogón apagado
[3] Jorge Enrique Adoum, prólogo Ajuar de Cal
[4] Eduardo Villacís Meythaler, Feriado largo, Ajuar de cal, Quito, 2006
[5] Eduardo Villacís Meythaler, Ajuar de Cal, Pretérito perfecto
[6] Eduardo Villacís Meythaler, Despedida a un viejo médico, Dieta sin sol, Quito, 1981
[7] Sobre Documental sobre un conspirador, Eduardo Villacís ha dicho lo siguiente: “Para el poema de Espejo trabajé mucho, reuní muchos datos. Además conocí el ambiente en el que se desenvolvió porque mi padre era médico en el Hospital San Juan de Dios y yo, que fui con él desde que tenía siete años, me metía en las carretas, en las lavanderías, en cada de ese escenario primitivo en el que trabajó Eugenio Espejo.

* Del Proyecto Cultural Casa de las Iguanas



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LEONARDO BARRIGA LÓPEZ [19.349]

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LEONARDO BARRIGA LÓPEZ 

Abogado, periodista y escritor nacido en Salcedo, provincia de Cotopaxi, Ecuador el 17 de junio de 1936, hijo del Sr. Jorge Barriga León y de la Sra. Dolores López.

Dentro del campo del periodismo ha desarrollado una intensa labor a través de diferentes cargos como: Jefe de Información y Redacción del diario Cotopaxi, de Latacunga; Subdirector del semanario Barricada, de la misma ciudad; Miembro Fundador y Director del Grupo Literario “Galaxia”, Presidente de la Asociación de Escritores y Artistas Jóvenes del Ecuador, y Director de las revistas “Gaceta Municipal”, “Letras de Cotopaxi” y “Voces”.

Ha sido Representante por la Educación Secundaria a la Unión Nacional de Educadores de Cotopaxi, Presidente de la Casa de la Cultura, núcleo de Cotopaxi, Director del Departamento de Educación y Cultura Municipal de Latacunga, Presidente Honorario de la Cámara del Libro Ecuatoriano, y Miembro de la Unión Nacional de Periodistas, núcleo de Cotopaxi.

Sus artículos periodísticos se han publicado en El Comercio de Quito, El Universo y El Telégrafo de Guayaquil, El Mercurio de Cuenca y Letras de Cotopaxi de Latacunga. Además, en El Tiempo, El Espectador, La República y El Siglo de Bogotá; La Patria de Manizales, y Vanguardia Liberal de Bucaramanga; éstos, en la República de Colombia.

Su obra literaria es muy extensa y entre otras, ha publicado, en el campo de la poesía: “Páginas”, “Las Raíces de Viento” y “Canto Final”; en el relato: “Llacta Runa” e “Higar”; en el campo histórico: “Bajo el Pabellón de Colombia”, y junto a su hermano Franklin, el importantísimo “Diccionario de la Literatura Ecuatoriana”.



PÚSTULA

Este es el alarido de mi Patria 
que os va a templar los nervios. 
No lloréis de vergüenza. ¡Aún quedan fusiles! 

Ayer,

un niño se murió comiendo ratas 
mientras en Palacio
se empachaban de buitres los políticos. 

Hoy,

un hombre ha violado a sus dos hijas,
otro ha empacado el cadáver de su amante 
como si fuese arroz.

Esta es la Patria, en síntesis, 
de todos y de nadie.

A veces, se hace urgente sacrificar un perro 
para dar de comer;
Y el agua se ha ahuyentado de los ojos, 
nadie quiere llorar.
Todo está seco y duro.
En detergente están cociendo el pan. 

Esta es la Patria, en síntesis,
de todos y de nadie. 
Otro hombre,
con el rostro en pellejo e irritado 
se tuerce en su miseria.
Le han hecho un basurero su esperanza, 
no puede sonreír.

Mientras tanto,
con cinismo foetean la conciencia
y un miedo endemoniado se levanta 
traficando el dolor.

Al heladero se le ha enfriado el alma, 
al Sindicato le han trasquilado el Código 
y la tierra sangrante como lirio
ha perdido el verdor.
Esta es la Patria, es cierto, 
de todos y de nadie.

Todo crece en desorden:
el hampa es infamia colectiva
que siembra de cadáveres las calles; 
la nostalgia es un pueblo que camina 
enterrando la risa y floreciendo en llanto. 
Esta es la Patria, hermanos,
¡Salvémosla, por Dios! 




BOLETÍN AL CIELO 

Señor,
te hablo frente a frente, como hacemos los hombres, 
porque tú has olvidado
la espera inútil de tanto hermano pobre. 
Traigo la voz, Señor,
del padre de familia útil para sus hijos
e inútil para ti, porque ya no le quieres. 
Traigo la voz, Señor,
del maestro que vive ametrallado por las ingratitudes 
y de pobres mujeres que viven del pecado.
Tus palabras, Señor, tu música, tu historia, 
son recuerdos terriblemente ausentes. 
Tienes que perdonarme
pero todo esto pasa porque tú estás de espaldas. 
Señor
Con el latir de una ciudad en llamas 
concentrada de llanto,
-porque no hay fusil para matar tu miedo-;
con este paraíso de infancia retorcido en andrajos;
con los ojos desprovistos de amor que todavía auscultan; 
con este INRI de hastío y de miseria,
te hablo frente a frente, Señor, para que escuches, 
estas quejas humanas y silentes.
Ya sé que tu presencia, totalmente perdida, 
sirve como amenaza constante a los mortales
y no encuentro resquicio de esa voz temblorosa 
que me hizo escuchar tus divinos milagros. 
Aquí en mi Patria, Señor.
en esta Patria plagada de caínes,
donde condecoraste mi amor con las dolencias, 
tú me has puesto en el alma un extraño cariño 
para los niños pobres.
Hay soledad, hay muerte, hay despojos, hay tumbas. 
Señor
Quiero llorar de rabia; quiero alcanzar mi sombra, 
huir de tu amenaza, ensangrentar mi aurora, 
para que el cielo oscuro vuelque toda su furia
y transforme otro mundo, quizá no con poetas 
sino con las delicias de inertes sombras blancas. 




TRAJÍN

Con furia se abalanza el día a las ciudades 
a ensuciarlas de sol y de hojarasca.
Mientras tanto
Se ha desflecado el hambre;
se han desflorado niñas curiosas por ser madres; 
se ha matado, se ha carcomido el llanto;
han peleado en la ONU, en el Congo, 
en Viet Nam;
se han concebido cohetes que hieran a la luna 
para que nadie cante su pétalo redondo. 
¡Todo se ha vuelto caos!
Tengo una angustia que invade mi cerebro, 
sin embargo ... duermo tranquilamente. 
A veces me despierta el recuerdo
de mis cosas frustradas
y me invade un cansancio que no puedo aguantarlo. 
Mi barba en el espejo ha crecido muy pronto;
mi madre se ha agravado;
mis hermanos con hambre quieren alimentarse
y revivir el sueño, con bostezos de pan, cada mañana. 
Nací como un mal diestro en esta feria inmunda 
recibiendo embestidas hasta del ser que amo.
Cuando noté, y esto no lo perdono, 
que me sentía un hombre
con sed de hacerme trizas,
me habían registrado, como carro de fábrica, 
en la tremenda lista donde anotan la marca 
de la vida y sus cosas.
Todo era tan extraño;
hasta el recurso inmenso que tenemos los hombres 
cuando escribimos algo
lo noté diferente.
Sin embargo, hay veces que me asalta 
el deseo de morir en las calles 
patrocinando huelgas.
Apenas un suspiro sarcástico me invade.
Yo sigo las doctrinas de no sé quién o quiénes, 
y no puedo pensar ... Me dicen enemigo. 
Quieren ensimismarme con ideas ajenas
y que posea otra alma. 
En lugar de juntarnos 
ponen diez precipicios de cerebro a cerebro. 
Mejor cuento mis cuitas
y me llevo el trajín como zorro en mi vida.








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DIEGO OQUENDO SILVA [19.350]

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DIEGO OQUENDO SILVA

(Quito, Ecuador  1938)

Vivir 
es mirarse en un espejo
que cambia constantemente de rostro.

("Diógenes")

Poeta y periodista. Ha colaborado en importantes periódicos del medio, así como en distintos noticieros de radio y televsión. En 1967 con el poemario Asomado a las gentes obtuvo el Premio Nacional de Poesia "Ismael Pérez Pazmiño" que otorga Diario El Universo de Guayaquil, del que actualmente es editorialista. Según el escritor Francisco Tobar García, "(...) su poesía es algo profundo, subterráneo. !Oquendo, minero de la Poesía, buscando afanosamente entre los escombros de un mundo lastimoso la estrella de papel brillante, esa estrella que no sirve para nada... porque, ¿qué otra cosa son los versos sino 'cosas inútiles'?"

BIBLIOGRAFÍA

Poesía: Fuga (Quito, 1961); Apenas 6 (Quito, 1963); Pierre Blanche (Niza, 1964); Mi amor se parece al de los pájaros (Caracas, 1967); Después, los muros (Quito, 1968); Alguien (Quito, 1970); El recuerdo, piedra a piedra (Quito, 1971); Asomado a las gentes (Quito, 1974); Del amor por sobre todas las cosas -selección- (Guayaquil, 1981). Ensayo: Frente a frente (Quito, 1977); Alegato por la prensa y sus libertades (Quito, 1987); Julio César, el niño de San Vicente -Premio "José Peralta", Municipio del Distrito Metropolitano de Quito- (Quito, 1997). Consta en las antologías: Antología ecuatoriana (Caracas, 1965); Poesía de un tiempo (Guayaquil, 1974); Poesía ecuatoriana del siglo XX (Guayaquil, 1976); Antología poética de Quito (Quito, 1977); Lírica ecutoriana contemporánea (Bogotá, 1979).



"EQUIPAJE NO ACOMPAÑADO"

La pobre se volvió gorda, arrugada, fea. 
Me había entregado la existencia
con fidelidad de perro.
juntos salimos buscando la esperanza. 
Nos enteramos que dura un instante. 
Que se enciende y se apaga,
igual que las luciérnagas.
Y que hay que seguirle los pasos, 
mientras se vive, para vivir.

Sobre el lecho de hotel, descorrí su cierre. 
Retiré las pijamas, las camisas, los trajes.
Aquello que abriga el cuerpo 
y desampara la sombra interior. 
Retiré los pañuelos que desnudan la pupila para recibirla luz.

Los zapatos que gastamos huyendo. . ., cuando vamos allá, 
donde nos aguardan con infinita paciencia.

De par en par, sobre el lecho, destelló su alma. 
Profunda y limpia. Ventana de una casa de campo. 
En silencio la maniaté. Le pegué una etiqueta. 
Se iría por mar, viajando.
No faltaría un ojo de buey en la bodega. 
Y afuera, las olas y las nubes, agitándose.
Proclamando que la libertad no acaba, así estemos atados. 
Que vejez y muerte son formas de liberarse.
Y que es justo cantar lo que nos redime. 

Se iría por mar, viajando.
Yo estaría en el puerto a recibirla, 
como se recibe a los seres amados. 

Viena



LA JAULA

En la calle de las vitrinas 
el frío está encerrado
entre portones de hierro sucio. 

La lujuria, el dolor, el asco, 
allí están encerrados.
Sólo el cielo nocturno es libre. 
Cruelmente lejano.

Las mujeres invitan a los turistas 
bajo las luces rojas.

Las viejas se exhiben 
en las ventanas
que dan a los zaguanes. 
Sus lágrimas se agotaron 
limpiando los cristales.

Los adolescentes desfilan, 
husmeando con ojos enfermos. 
Desdeñan las estrellas.

Hay piedras en la calle. 
Tantas como pecados vivos, 
como ilusiones muertas. 

En esa calle
no se encienden luces verdes.

Sankt Pauli (Hamburgo)



EL PARAÍSO PERDIDO

Escucho, a los tiempos, el canto de los pájaros.
Y redescubro la partitura del rocío sobre la tez de las hojas. 
Mi espíritu se despereza. ¡Cómo mata ganarse la vida!
El aire transporta mariposas a bordo de sus naves. 
Incansable discurre la procesión del río.
Se dibuja en el horizonte el esbelto silencio de los troncos. 
Ahora soy el de siempre, el que jamás quisiera que se pierda; 
pupilas que se dilatan con el paisaje del mundo,
voz que aprendió el lenguaje de las cosas sencillas, 
incluso el del torrente, inventor de escalas musicales. 

La verdad sea dicha, me cuesta recobrarme:
el espejo del alma se empaña fatalmente.
Y es que el pan de cada día es cada día más duro 
y hay que beber el amor en una sola copa,
aunque el corazón se derrame por los cuatro costados. 
La angustia nos taladra,
tal si la piel y los huesos estuvieran revestidos de piedra 
Una cometa se abandona a celestiales sueños.
Las palomas dejan caer, al picotear las nubes, 
semillas de paz entre los surcos.
Alguien ríe. Hermosa manera de anunciar la Primavera. 
Pienso en Dios con la ilusión de Mayo.

Reuthe (Austria)



FÁBULA

Atravesemos el bosque, creyendo con firmeza, 
que sobran manos cálidas para fundir
la nieve que arroja la tormenta. 
Extasiémonos con los prodigios cotidianos. 
Andemos en la certeza de que se tocará 
un punto, de modo inevitable.
Y que las pausas convienen, 
para llegar enteros y contentos. 
Cultivemos la felicidad en el huerto propio, 
mirando despojados de envidia
la que cosechan en el vecino.
Pongamos alas al corazón y soltémoslo. . . , simplemente. 

No es mayor problema vivir en paz.

Reuthe (Austria)



PRUEBA PLENA

Antes de llegar,
supuse que la Primavera no tardaría. 
En la carretera, un ciervo miraba 
con el rocío del bosque vecino.

—¿Y el celeste de sus ojos, Andrea? 
Los ha vendado con el arco iris. 

Cualquier duda desapareció en la ciudad.
En la punta de las torres había flores azules,
que en vano picoteaban, entre danza y danza, las palomas. 

Lübeck




Misiva para un buzón vacío
—simples poemas de amor— 



Horizonte lunar

Pese a la ansiedad del oleaje
te muestras imperturbable,
desdeñosa, fría.



Siempreviva

Deshojo margaritas.
Averiguo si seré tu raíz,
Flor Perenne.




Sokyu

Noche alta,
cerca de una Estrella.




Cenit

Brilla un sol desconocido
cuando enjugo mis ojos
con tu primer recuerdo.




Saalam

Colonizaste mi territorio
sin derramar una gota de sangre.




Fatwa

Acataré las leyes que tú dictes.
Y pagaré, cumplidamente,
el tributo que me dará derecho a tu sonrisa.



Angélica

Viniste a nutrir un pozo insondable, profundo,
repleto de pasajes muy míos,
memorias tejidas con distintas edades.




No man’s land

Creo haber conquistado toda la extensión de tu alma.
Sospecho, sin embargo, que permanece libre
un paraje misterioso que vigilas con empeño.




Edén

Flotamos en medio de una vegetación dulcísima.
La realidad pierde su filuda apariencia:
se muestra lejana, equívoca, casi inexistente.




Plenilunio

Yo amanezco con la risa que olvidas, cada noche,
en el rincón más tibio de mi carne.




Musgo

Anudar tu cuerpo con el mío...
Sentirlos así, tatuados por el fuego.
Y saber que solo la ternura es capaz de desatarlos.




Poema con levedad de tallo

Como el surco a la semilla te ciño:
serás libre cuando fructifiques.



Isha

Sonríes y se conmueve el infinito.
Gravitas con la majestuosidad de una galaxia.

Pero abajo, en la magnífica extensión del globo,
representas el día y la noche de mi vida,
la tarde inundada de presagios, ansiosa de susurros.
El amanecer que me sorprende con los ojos abiertos.




Garuda

Bates las alas dulcemente,
procuras no enredarte en las barandas...




Maa

La lluvia inunda tus ojos con líquenes oscuros,
te baña sin agitar tu pelo.




Hadji

A partir de tus ojos se bifurcan los caminos del orbe.




Paradoja

Te reservo olas en mares que permanecerán en calma,
nubes en cielos agitados que deben conmoverte.




Partitura

Hay una sola música atendible:
la que interpretan el corazón
y su doble cadencia.




Papel carbón

Siete días gregorianos despacha la semana.
Y otros siete clandestinos,
para el recuerdo que no descansa.




Cavadura

Se ahonda esta grieta
que me torturó desde siempre.



Inscripción

El amor sobrevive porque la sed modela su destino.
Gracias al martirio enriquece su canto,
se agigantan las lenguas de su fuego.



Iris

El cielo bendice la soberanía del amor.



Aguaje

Ella reaparece con sabor a sal, densa miel,
de extrañas tonalidades, luminosa, mágica,
fría en ocasiones, cálida otras veces.
Y yo, en la orilla, inmóvil, esperándola,
como un ancla que goza con hundirse,
fervorosamente, en la arena.

2 de junio de 1966, San Clemente, Manabí.




Mi corazón cayó en tus redes para siempre
(Apunte)

El océano se turba ante la sola idea
de acariciarte el cuerpo con sus manos de espuma.

Las velas permanecen plegadas, solitarias, en la playa.
Nosotros suspiramos con el alma despejada y la brújula dispuesta.

Alrededor del peñón vuelan los alcatraces.
Símbolo de una alianza que desafía las tormentas del mar y de la tierra.

Las palmeras perfeccionan el rito de la entrega.
Anuncian una vendimia abundante, generosa.

Nuestros besos atesoran el secreto de la vida,
acumulan sal en sus entrañas.

El océano quiere enaltecer tu desnudez:
desempaca finos encajes de su cofre verde.

17 de agosto de 1968, Súa, Esmeraldas.




Baiyun

Entre la tarde y sus señales nos contemplan,
absortas, las palomas.

12 de abril de 1972




Tz’unun

Cuando escasea el azúcar, acudo a tu sonrisa:
miel purísima me entregas, cucharada a cucharada.

12 de abril de 1972




Pub

-UNO-

Coloca
esta servilleta y su mensaje
a salvo de quienes averiguan, incluso,
en qué jardín se cortan los capullos que luces cada día.


-DOS-

Deben agasajarnos por perfumar el ambiente;
por colgar, con clavos invisibles, cuadros de ternura.

Han apagado las luces del fondo.
Deseo un lugar silencioso, en la penumbra,
que musicalice los ruidos de la calle.
Una ventana por la que descienda el firmamento.

Un sitio que celebre, convencido, la eternidad de lo nuestro.


-TRES-

La pared forma parte de nosotros.
Conoce los más íntimos secretos,
por eso sensibiliza su entraña y suspira.

La pared experimenta una soledad idéntica a la nuestra.
En mis ausencias, sin embargo, te sirve de consuelo,
se obstina en cubrir mi retirada.
Y a la inversa, si te liberas una tarde de hastío,
apoyado en su argamasa reivindico tus palabras, actualizo tu promesa.

La pared podría referir muchas historias...
Prefiere una muy simple y bella, ardiente,
escrita con los mismos argumentos, con iguales sueños. Única.

Cuando las confidencias sufren un repentino silencio
la pared indaga en su memoria,
desempolva capítulos que no han perdido brillo,
recupera una serie de voces interiores.

Gracias a la pared hemos edificado una casa en el aire.
Ella nos detendrá si nos atrevemos a bajar a la tierra.

12, 13, 14 de abril de 1972




Casey

Se enriquece quien entrega el corazón,
mientras el otro mezquina sus latidos.

Nos saciamos con el alimento ajeno,
pero somos incapaces de amasar un pan con levadura propia.

Miércoles 12 de julio de 1973




Misiva para un buzón vacío

Dejaste de pegar tus tiernas estampillas.
Ya no franqueas tus sueños por correo expreso.
Cuánto daría hoy por una simple tarjeta.
La casilla se empolva con el paso de los días.
Y aunque nunca leerás estas palabras tuyas,
me descargo de las respuestas que te debo.

Jueves 13 de julio de 1973




Al Hijara

Recuerdo, exactamente, dónde faltan
piedras en la calle de mi casa...

Trini Do.


En tu memoria constan, todavía,
las piedras que faltaban
en la calle de tu casa.

La mía comienza con tu imagen,
y crecerá al pisar las piedras
que me conducirán a tu presencia.

 23 de enero de 1974




Carrillón

Hoy repicaste, Campana.
Mi corazón, un monasterio sumido en el silencio,
echó a vuelo su propia melodía,
embelleció los claustros y el jardín vecino con pedazos de verano
y hasta las montañas estrenaron uniformes verdes 
con adornos de agua.

Tu canción ensancha el horizonte,
regresa transformada en sinfonía celestial.
 (Una bandada de pájaros ha fundado un orfeón).

Llámame sin falta, amor,
descorre mis cortinas con tu voz armoniosa,
cierra mis ojos con tu dulce compás.

3 de mayo de 1974




Invernadero

Ajadas, en apariencia,
me llegan tus flores de cerezo.

Los pétalos despiden un fulgor extraño.
La humedad se escapa del esbelto tallo.
Se esparce, jubiloso, un aroma a bosque.
¡Ah, la primavera!, la estación que yo inventé para tu deleite.

7 de mayo de 1974 







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ANTONIO C. TOLEDO SÁNCHEZ [19.351]

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Imagen de La Mariscal ubicado en Quito Ecuador, en el siglo XIX


ANTONIO C. TOLEDO SÁNCHEZ

(Ecuador, 1868-1903)

Se le incorpora entre los imitadores de Bécquer, pero su manera es tan personal que -salvo el molde en que vació su sentir tan nuestro- su originalidad luce libre de los lugares comunes de escuela.

Porque fue, más que ningún otro, el tipo del poeta quiteño: un bohemio triste en el fondo y alegre y bonviveur en apariencia; lo que decimos un chulla, pero un chulla reformado que acertó a ser un funcionario cumplido; un chulla que había aprendido a disimular su pobreza y a tragarse sus lágrimas y, sobre todo, que no quería dejar creer que era poeta sino por humorada, ocultando su recóndita sensibilidad con el pudor instintivo con que la ostra oculta la perla que crece en sus entrañas, sólo para mitigar su dolor de vivir, de otro modo intolerable.

Cuando se supo su fallecimiento, un periódico de la ciudad de Ibarra comentó el suceso en los siguientes términos:

«Honores, placeres... ¡chocheces de antaño!
Se sufre, se sufre... ¿Por qué? -Por que sí.
Se sufre, se sufre... y así pasa un año
y otro año ¡qué diablos! la vida es así.


»Y así fue la vida del poeta. ¡Cómo mueren los poetas!, comenta un colega. Cómo viven, debiera lamentar...

»Refiere un joven escritor, que trató íntimamente a Toledo, haberle dicho un día: -Escríbanos algo, compañero; escríbanos versos tristes sobre esta vida que matamos; y que él, con su irónica y amarga sonrisa habitual, mostrándole el papel en que redactaba una nota oficial, le contestó: -Mi vida está muerta, y hace tiempos la tengo enterrada, compañero».

Toledo Sánchez nació en diciembre de 1868. Quedó huérfano a temprana y con sacrificio terminó su secundaria. Se caracterizó por ser un excelente lector, bohemio e intelectual; sus contemporáneos y otros estudiosos afirman que era un hombre bueno y apacible.

Por ello, quizás, su obra poética triste, apasionada y tierna, al estilo del español Gustavo A. Bécquer, pero con su propia manera de expresar las cosas. Colaboró con La Revista Ecuatoriana y entre sus libros constan Primeros versos, Versos de circunstancias, Brumas y Poesías, que se publicó en 1915 después de su muerte. Trabajó como funcionario del Ministerio de Instrucción Pública; su poema Brumas fue musicalizado en ritmo de pasillo.



Es el hombre un aprendiz
y su maestro el dolor;
y no sabe lo que vida
quien penas no padeció.


Brumas

Traspuse el bosque, la llanura, el río,
el agrio monte, en pos de una ilusión;
y desencanto, indiferencia, hastío,
encontró mi cansado corazón.

    Probé a llorar, que el corazón humano
siempre en el lloro su dolor ahogó.
Y lancé un grito... ¡si el pesar temprano
la fuente de mis lágrimas heló!

Vaporosa, detrás de esa cortina
       te alcanzaron mis ojos
por vez primera, aparición divina,
      causa de mis enojos.

Desde entonces no puede el alma mía
      olvidar tu hermosura,
desde entonces mi pecho sólo ansia
      gustar de tu ternura.

Si solloza la brisa en la alborada,
      en ella va un suspiro
que te envía mi alma enamorada
      cuando en sueños te miro.

Como sube a los cielos en el viento
      de la flor la fragancia,
así en la tarde va mi pensamiento 
      a tu tranquila estancia.

Si lanza el huracán hondos rugidos
      en tempestad bravía,
él lleva de mi pecho los latidos
      en la noche sombría.

Bien sabes que te amo, que te adoro.
      Mas, siempre indiferente,
dejas que muera entre su amargo lloro
      mi corazón doliente.

¡Hasta cuándo será que desdeñosa
      al mirarme te escondas!
¡Cuándo será que tierna y cariñosa
      a mi amor correspondas!

Como serpea en tormentosa nube
      relámpago fugaz,
en sus pupilas negras, de continuo
llamaradas de amor saliendo están.

¡Ah! si esos ojos penetrar pudieran
       mi secreto dolor...
Tal vez se disiparan estas brumas
donde ignorado muere el corazón.

Por qué, si junto al mío latir siento
      tu amante corazón,
resistir no me es dado tu mirada
      y se embarga mi voz?

¿Por qué, cuando tu mano entre las mías
      estrecho, de emoción
tiemblas como la flor de la montaña
      que el viento acarició?

¿La nieve de tu tez por qué se torna
      de vívido color, 
si me hablas al oído con palabras
      de lenta vibración?

¿Por qué dos seres que juntó el destino,
      cual lo somos tú y yo,
apenas si se miran luego tienen
      que darse eterno adiós?

Las olas de la mar tienen sus cantos,
      su rugido el león;
la flor aroma, sombras el crepúsculo,
      ¡sus misterios Amor!

    Nunca le interrogué si me quería,
jamás le confesé que la adoraba;
y suspirando ausentes, en secreto
guardábamos intacta la esperanza.

   Sólo una vez, a la hora del ocaso,
cambiamos una rápida mirada
que saturó de luz nuestro silencio...
¡y es la luz el lenguaje de las almas!

   Tengo hambre de contarte mis afanes,
      mis dudas, mi pesar;
mas, cercada de innúmeros galanes
siempre te encuentro y tengo que callar.

    Al fin, la turba que mi angustia labra
      se ausenta, y ¿no lo ves?
ya no acierto a decirte una palabra
y me postro de hinojos a tus pies.

   Es inútil, mi bien, que delirantes
de tu amor ni del mío hablemos más;
que, al cabo de la plática, tan sólo
      tendremos que llorar.

    Cuanto es de breve el plazo de la vida,
inmensa es la distancia de ti a mí.
¡Hablemos del amor de los extraños
       que nos hará reír!

¡Ah! No puedes ser mía. Desistamos
   de la pactada unión;
tu honor y mi altivez así lo exigen
   con imperiosa voz.

¡Ah! ¡no puedes ser mía! Tú posees
   pingües rentas y yo...
yo no consentiré que el mundo diga
   que has comprado mi amor.

   No temas si mis ojos
con los tuyos se encuentran como ayer;
como si extraña fueras, sin enojos,
callando, sin mirarte, te veré.

    Filósofo no soy, mas se me alcanza
de ciertos raros hechos la razón.
No temas, pues, que penas ni venganza
abrigue, por tu culpa, el corazón.

    No temas si de nuevo
nuestros ojos se encuentran como ayer;
cual si un extraño fueras, yo impasible
callando, sin mirarte te veré.

    Teme, sí, cuando a solas
intentes por la noche descansar,
las mágicas visiones de alas negras
que implacables tu sueño turbarán.

   No temas si mi mano
tiene un día las tuyas que estrechar;
no cual antes por ellas las magnéticas
corrientes del deseo pasarán.

    No temas que el desvío
logre mis esperanzas marchitar;
planta que el cierzo arrebató a la orilla,
en playa más fecunda arraigará.

    No temas que la risa
o el lloro descubran nuestro afán;
mis lágrimas, tiempo ha que se estancaron.
Sarcasmos son mis risas del pesar.

    No temas que sucumba
a los tiros del odio el corazón;
en las luchas del mundo envejecido
soldado soy que aleccionó el dolor.




En la muerte de Julio Arboleda Armero

Bullen los negros pensamientos míos,
pueblan mi soledad.
Y me trae recuerdos la memoria
que invitan a llorar.
Oh, sí, ¡quiero llorar! aunque las lágrimas
nunca restañarán
la herida que en mi pecho abrió la ausencia
del amigo leal.

    Temprano, de la vida en los eriales,
nos juntó la orfandad,
y desde entonces, entre él y yo partimos
del pan de extraño hogar;
pero él adelantose en la jornada...
y le saludan ya
del imperio de Véspero las sombras
con cariñoso afán,
y ya es feliz ¡pues sabe que en su tumba
vigila la piedad,
y que sus huesos la viciosa ortiga
no puede profanar!

    Bullan mis negros pensamientos, corra
de mi lloro el raudal,
hasta que al lado del amigo ausente
yo llegue a descansar.

    Llora, sí, pobre niña, que en la vida,
cuando ya se ha perdido la esperanza,
sólo un raudal de lágrimas alcanza
a restañar la sangre de la herida.



A una guayaquileña

Cuando la hora del bochorno avanza
me instalo en la cercana nevería
y, sorbetes y hielo machacado
      ingiero, sin medida.

Mas, ¡vano afán! mis males recrudecen
en seguida, porque hay unas pupilas
negras, en cuya lumbre soberana
       se incendia el alma mía.

¡Pupilas de la hermosa que me sirve
los vasos, en silencio y distraída,
que sufrir ya no puedo, a vuestra dueña
      decidla compasivas!

    Es el hombre un aprendiz
y su maestro el dolor;
y no sabe lo que es vida 15
quien penas no padeció.








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ZAIDA LETTY CASTILLO DE SAAVEDRA [19.352]

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ZAIDA LETTY CASTILLO DE SAAVEDRA 

(1890-1977,Guayaquil, Ecuador). Poeta


1

Entre mis manos temblorosas, un tesoro: tu cabeza
Tus ojos, tus labios.  Acaricio vehemente ternura
La seda briosa de tus cabellos.  Entretejo mis frágiles
Manos y entorno los párpados.  Me inclino a mirar mi faz
Más pálida por la emoción de lo inalcanzable
En ese fondo de tus ojos esmaltados.  Un instante más
Y me hundiría en el abismo tenebroso de tus pupilas.
Quedamente, en delicioso aletargamiento, exangüe,
Mis labios cual mariposa de amor se han posado en tu boca,
Flor de opio que da embriaguez, voluptuosidad, olvido.
En mis manos temblorosas, mi tesoro: tu cabeza, tus ojos, tus labios.



2

Cuando me lanzo a un viaje fatigoso e incesante.
Cuando tras un día de desencanto viene una noche
De tempestad, cuando comprendo que la vida es
Dolor y es pasión, no quiero que me hables, tu
Voz me daría un sufrimiento excesivamente intenso.
Deja tus manos, las temblorosas. Reclina tu frente
sobre mi seno y oyendo el rítmico latir de mi
corazón, calla.  Así sentiré la plenitud del silencio.
Así sentirás la emoción de la soledad.




Protesta

No. ¡No quiero que me entierren en un cofre
a mí, que amé la luz, el sol, el aire!
¡No quiero sombras!
No quiero hundirme
bajo la tierra...

¡No quiero me sepulten!
¡Déjenme lejos
bajo las frondas,
sobre las hierbas,
junto a las flores
de cara al cielo!

¡No quiero que me cubran con pesada lápida
que aprisione mi cuerpo con su losa!
Yo quiero que me velen los luceros,
que enciendan sus fanales las luciérnagas
y que me llore el viento en su alarido...

Déjenme libre bajo los cielos,
que no me opriman
que no me cerquen,
¡que no me hundan
bajo la tierra!

Si me sepultan,
de entre las sombras,
por un resquicio
he de fugarme...
Como un meteoro.
Como un destello.
Como una ráfaga...






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VALERIA DE VITO [19.353]

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VALERIA DE VITO

Valeria de Vito. Nació en diciembre de 1977 en Buenos Aires. Poeta y Editora. Estudió Castellano, Literatura y Latín en el profesorado Joaquín V. González (CABA). Coordina espacios de lectura y escritura creativa. Trabaja como docente de lengua y literatura.  Es Directora del Sello Editorial El ojo del mármol que, desde su creación, lleva editados más de diez títulos.
Participó en las  antologías:  "Veni, Vidi, Vici" 42 canciones de Madonna reinventadas en poesía, obra visual;  y de "Taco aguja" (ed. Pelos de Punta, 2016), una antología de cuentos de escritoras argentinas contemporáneas.

Ha publicado:

-Colección de fantasmas. (El ojo del mármol 2014 / reeditado por Ediones 27 Pulqui en 2015).
-Un ramillete de rocío. El ojo del mármol. Buenos Aires. 2016.




De “Colección de fantasmas” (El ojo del mármol 2014)


"LA TORMENTA ARRASÓ CON LOS PAREDONES
DEL CEMENTERIO ISRAELÍ, UBICADO EN LA TABLADA.
EL AGUA LEVANTÓ CADÁVERES."

A metros de la Avenida Crovara,
el cementerio Israelí frente al legendario hotel Gloria.
En la otra esquina, lo que quedó del cine Güemes
fue transformado en una confitería que ofrece
el servicio de lunch más barato de la zona.

En ese cine vimos Jurasik Park 3D y
Tanguito la misma semana que estrenó.
Las películas en el Güemes
Llegaban más tarde
que a las carteleras del microcentro.

Esta madrugada, la tormenta
arrasó con los paredones del cementerio;
el agua levantó cadáveres.

Los okupas de la ex fábrica de bicicletas
se llevaron los ladrillos caídos,
mientras patearon brujerías como si nada
gallos acribillados sobre un colchón de cintas rojas,
velas negras, maíz.
Desde acá se oyen,
por las noches
tambores y cantos elevados.
El viento nos suele traer estas cosas.

A mi me impresiona
el paso abierto a las tumbas,
los nombres de los muertos
en lo pétreo del mármol,
sus fotos y lo que perece
al tiempo del sol. 



Caño de escape

No puedo tomar un avión
sufro de espasmos en el vuelo;
sufro de dios en la religión y
en la estación
del ruido al tren.

Pero puedo escuchar
soplar al viento
su silbido divino que
hurga en el polen
cuando decido ser
transparente en mi espacio.

Dibujar contornos de aire,
vaciar de hielo el agua hirviente o
en la desesperación, amanecer.


Asueto

Hoy no trabajo.
Aún así, estoy sentada sobre el andén.
Me gusta escuchar el momento exacto en el que llega el tren
mientras suena la campana.
Los vagones flotan sobre un sinfín de acordes
los rieles chillan y una sirena de policía
tapa la sinfonía que diariamente me acompaña.
Esto es el oeste:
cualquier día es todos
y muchos no hacen uno.
Día es respirar sol,
perros,
helados de crema a tres pesos,
la calesita de la plaza.
Vos corrés
acelerás el paso
y a mi me toca ir detrás.

Llego a la primera avenida después
de dos horas de viaje en hora pico
un poco más y estaría en la playa.
Esto es el oeste:
cualquier día es todos
y muchos no hacen uno.
Día es ver la playa con vos
mate,
agua helada en los pies,
primaveraverano,
nadie me pregunta qué hago.
Me cuelgo mirando a través de la ventanilla
y escucho tu mensaje:
"No me esperes, estoy cansado."
Es la llamada perdida que nunca sonó.
¿Por qué no suena el celular?
Abono fijo, abono intuición.
Si existiera,
bajaría el ringtone de la campana
que anuncia que el tren llega.

Vuelvo acá.
Ayer mataron a un vecino,
quien le disparó tenía veintidós
igual que él.
"No entiendo cómo pasó"
La mujer policía explicó en el noticiero.
Mi abuelo siempre me decía:
"Poné el noticioso a ver qué pasa" y a mi
me daba fiaca
levantarme de la otra punta de la mesa
para prenderle la tele que
no tenía control remoto
y sobrevivía a varios ataques de él.
Una vez vi cómo le revoleó un sifón a la pantalla
enojado por algo que le pasó;
mi abuela lloraba, mientras limpiaba el piso.

Antes yo quería ser
la mujer maravilla
defender del mal a las personas,
perseguir el crimen;
ahora no sé cómo cuidarme
de quien tiene miedo, igual que yo.



SIN LUZ

Las escenas que te dejan días sin luz:
te volvés simple,
comprás  lo necesario,
ahorrás tiempo y cultivás paciencia;
te sumergís en el silencio
que aunque solía ser habitual 
no terminaba de resultarte pleno.

Confirmás que se puede vivir con menos.
Aprendés los códigos de la luz solar,
sabés que la tarde alarga la noche
y te dormís temprano.



NECESIDADES BÁSICAS

El frío quiebra todo,
te hace perder oxígeno,
te hace sentir solo.
Empieza el otoño y con él la angustia 
de la tierra reseca  y las hojas amarillas. 

Bien temprano
se oyen los tacos de las chicas del barrio
que van a trabajar.
La neblina no deja distinguir más allá de la vía
¿La cajita feliz o la caja del pan?
Contemos calorías y saquemos conclusiones.

El kilo de yerba a $46.
Me queda la fe y notar
cómo va creciendo tu pelo o
cómo  servís el té
llenando mi taza de  ideas.

El noticiero de las seis AM
no muestra 
cuando nosotros
nos besamos en el furgón del Belgrano Sur,
ni que te cepillás los dientes 
con el dentífrico de Spider-man,
das risa.

Mientras tanto,
me crecen alas.
No sé muy bien si para volar o para levitar el tiempo.
A veces,  las alas son como los párpados
suben y bajan 
lentamente 
al compás de la respiración.
Cubro las necesidades básicas
para no perder el ritmo.


ESTRELLA POP

La primera noche del campamento en las Sierras,
chicas y chicos
arrimamos nuestras bolsas de dormir.
Llovía a cántaros y nos juntamos todos bajo el tejado
de un quincho.
A los pocos minutos de apagarse la luz
alguien empezó a silbar
y cada vez más,  intensamente…
El  cura se levantó, prendió la luz y nos gritó:
“A ver si la cortan malparidos”.
Y al apagar la luz,
otra vez ese sonido encendió al cura.

A la mañana siguiente, vos y yo
nos besamos detrás del baño que escondía el ombú.
Fui la estrella pop del fogón 
guitarreando cada noche
algunos salmos clásicos y 
otras de Faby Cantilo.

A la hora de bañarse, conocí 
los cuerpos perfectos de las chicas de la iglesia,
que se paseaban  en tetas
de ducha en ducha 
para prestarse el jabón.
Era la primera en salir.
Quería terminar rápido para que 
toquemos las de Led Zeppelin.

Volvimos juntos  de Tandil a Retiro
y de Retiro a la villa
con nuestras guitarras en la mano.
“Y ahora qué”  preguntaste
nunca respondí.

Después de tantos días  al aire libre,
de compartir las historias de  amigos y la misa de las siete,
de las estrellas en la noche, 
las caminatas y el campamento,
aprendimos  a tocar juntos “Escalera al cielo”.

Nunca entendí tu forma,
no la conocí.
Las historias de los pobres
son milagro
ahora
si las cuenta el Papa por TV.



PRIMER MUNDO

Hay un lugar que me gusta especialmente: el patio de mi abuela
donde la parra explota la primavera con  uvas moradas,
donde los racimos caen en verano contra el piso.

Extraño esa casa y
la habitación
donde escribí en las paredes
fragmentos de salmos y canciones de Calamaro.

Quedan lejos los goles de Argentina
en el mundial noventa,
las figus del pájaro Caniggia,
séptimo grado;
mi escritorio y rasguñar la guitarra,
más cerca.

Desde temprano
pico y pala para preparar la tierra
sembrar y esperar
que la semilla crezca.
De dos arbustos de flores fucsias
se enaltece la vereda.

En ese patio, el primer amor:
Bruno, el inquilino.
Los domingos, a escondidas de mi familia,
nos besábamos  en el pasillo;
dios me castigó
por eso
nunca me salieron las cuentas, 
siempre fui mala con las matemáticas.

En verano,
la pelopincho y la luz
que dejaba entrar la sombra
entre el parral.
Las uvas,
el agua,
la malla de Batichica
y la chocolatada,  a las seis.

Jugar  fue  componer el mundo.




Un ramillete de rocío. El ojo del mármol. Buenos Aires. 2016.


Pensar no da para más.
Quiero escribir
solo si llueve.

Traje varios cuadernos;
quiero escribir fotografías
quiero escribir todo.

El agua del río es marrón.
No hay más tiempo.

Quiero escribir todo
todo es amar
y desarmar
una bomba de tiempo.

/

Cocinar nos sale bien,
mezclar la harina,
los huevos,
la espinaca,
las papas
y amasar,
entrelazar nuestros dedos.
Los ñoquis.

La forma la das vos
porque tenés el don
de que te salgan parejitos.

Luego, la siesta
con la persiana baja,
calor y mosquitos
que buscan la sangre
dulce;
yo busco tu almíbar.
No quiero esconderme más.
No te escondas vos
ahora,
por favor.

Hablar ya fue, 

el archivo se reseteó.



Viento en la ruta

Tomo té,
escribo.
Es el viento
o el corazón,
el que galopa.

El coche nos dejó.
Sin decir una palabra
regresamos acá.

Anduvimos como briznas de viento
contra la corriente,
hasta llegar a este hotel
lleno de frío,
rodeado de caballos y jabalíes.

Aunque en un rato amanezca,
acá no habrá música,
apenas tus ronquidos.

Estamos lejos de todo,
lejos de darnos un beso
lejos de imaginar la paz.




Noche de furia

Anoche, hubo furia de estrellas.

Pronosticaron lágrimas,
intentos de robo,
alarmas,
granizo,
incendio,
y se olvidaron
de la furia de estrellas.

Nos sumergimos
en una ficción:
Imagino un pronóstico nuevo:
el sol cierra
en un cielo rojizo.
Nosotros,
sentados 
sobre la orilla
del río.
Cada junco tiene su color.
Los juncos y yuyos, 
las manzanillas y el cardo,
los grillos que se hacen oír
desmienten un pronóstico vencido,
actualizan el amor,
lo vuelven parte de lo natural.
Hacen brillantes los sentidos.

Estamos acá.
Donde el cielo,
el agua,
las plantas y los animales
nos comprenden,
haciéndonos  parte 
de un todo original.

A varios metros,
sombrillas de paja
sacuden oscuridad.
Una tormenta de polvo amenaza.



Un mosquito filoso

Llovía
cuando
estábamos juntos,
y juntos caminábamos 
no sé adónde 
o dónde
llovía,
no sé.

No sé
si escribo
para vos
o para mí;
por qué escribo
si sé
que
me pasa.

Son muecas, gestos
partes de un todo
que se está yendo.

Lamento, lamento, lo lamento,
mientras un mosquito filoso
me pica el antebrazo
y paro de escribir para matarlo.

Quiero volver a verte
o empezar a verte,
a comprender
qué  pasa,
qué escribo,
para qué escribo.

¿Para nada
o para vos?

Quiero volver a verte
o renunciar
a verte,
a aceptar
qué pasa,
qué pasaba,
por qué el odio
es un amor tan grande
que se esparce por el cuerpo.





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PABLO DEMA [19.354]

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Pablo Dema

Nací en General Cabrera, Córdoba, Argentina en 1979. Desde 1998 vivo en Río Cuarto, ciudad a la que vine a estudiar la carrera de letras en la UNRC . Después seguí estudiando a la vez que me iniciaba en la docencia, tarea a la que me dediqué siempre. En 2004 creamos con José Di Marco una revista sobre la literatura de Río Cuarto que devino editorial y difusora de escritores locales y, últimamente, de autores de otras latitudes. www.editorialcartografias.com.

En cuanto a la escritura, desde la adolescencia desarrollé proyectos en distintos géneros con resultados dispares. Escribí relatos, novela, guiones de audiovisuales, crítica, poesía. Esa producción se publicó parcialmente. Los relatos en antologías grupales, las más importantes son Diez bajistas. Antología de la nueva narrativa cordobesa (Alejo Carbonell Comp., EDUVIM, Villa María) y Es lo que hay. Antología de la nueva narrativa en Córdoba (Lilia Lardone Comp., Babel Editora, Córdoba). Otros cuentos se agruparon en cuatro libros: Fotos (Cartografías, Río Cuarto, 2005), Si nada permanece (Ed. Fundación Octubre, Buenos Aires, 2007), Hoteles (Cartografías, 2010) y La canción de las máquinas (Editorial Recovecos, Córdoba, 2014). Y está, también, publicada la novela breve: De piedra o de fuego (Editorial de la UNRC, Río Cuarto, 2009). En poesía la producción es más errática, hay cosas que salieron en revistas o antologías grupales (muchas perdidas, creo que bastante ilegibles hoy por hoy). En los últimos años sentí la necesidad de volver a incursionar con alguna continuidad en ese género. La buena fortuna quiso que diera con Griselda García en un momento dado y de allí salió mi único libro publicado en ese género: Filos (Ediciones Del Dock, Buenos Aires, 2014).



Filos. Ediciones Del Dock. Buenos Aires. 2014.

Colecho
                                                               para Virginia

Sin despertar veo surgir el día.
En la cama de al lado
una sombra dormida solloza.

Aprendí una cosa durmiendo
en albergues y pensiones.

Intentamos en vano
que nuestro niño duerma solo.
No puede ser ya un hombre
porque un hombre es un niño
que ha perdido a su madre
y la persigue a ciegas
en sueños
para siempre.


Toneladas de barro había en mi corazón

No te dedico un poema
porque todo lo que sale de mí
está sucio de mí.

Ninguna palabra en la noche,
solo mis manos
edificando la muralla muda
por donde nadie pasa.
Y vos dormida al otro lado,
mitad materna del nido que somos.

No te dedico un poema
porque todo lo que sale de mí
está sucio de mí.
Toneladas de barro había en mi corazón.


Un amigo
                                                                              
No hay flechazo de la amistad, sino más bien
un hacerse paso a paso,
una lenta labor del tiempo. 
Éramos amigos y no lo sabíamos.

                          Maurice Blanchot


1

Hablamos, hablamos,
pasan los días
y no nos hacemos amigos.
La llama del mechero
nos guarda en su círculo de luz,
cuando el sol agrande la cocina
no tendremos ya el mismo centro,
cada uno lo será
de un mundo grande
donde los dos estaremos solos.



2

Aparecen las manchas de humedad
en los altos muros de los diques interiores;
es la amistad que se filtra,
impregna la mampostería, hace olor,
crecen líquenes y hongos,
seres que viven en la felpa de la materia necrosada.

Hablamos, bebemos, reímos
y nos vamos haciendo amigos.


3

Hacer amigos
Hacerse amigos.

Un chico descubre que hay otro en el recinto,
de repente corre mirando al desconocido de soslayo,
el otro lo persigue,
ríen al mirarse de frente por primera vez:
son amigos
y vuelven a correr.

Fácil amistad,
tierna y dulce, pura amistad
que empieza de la nada
y termina sin dolor.


Una amiga

I

Pasé frente a tu edificio esta mañana
y vi la ventana del departamento
en el que solíamos estudiar.

Si vivieras allí todavía,
si te hubieras quedado,
serías una autora
con un par de poemarios buenos;
pasarías frío en el invierno,
trabajarías de cualquier cosa
porque te cuesta dar las últimas materias,
ganarías poco
y no mucho más que eso
sería tu vida.

Pero te fuiste como todas
las estudiantes pueblerinas
para habitar una casa
con calefacción central,
un marido algo recio pero bueno
y unos niños que son
la luz de tus ojos.

Notarás que no abro juicios
ni hablo de chatura.
La aplanadora del tiempo
nos pasa por encima a todos,
a los que somos
y a los que quisimos ser.


II

Querías ser Alejandra
pero el furor lírico
te duró dos cuatrimestres.

Si escribieras todavía
serías
la loca de la familia,
pasarías con tu estampa etérea,
un buzo arratonado demasiado largo
y el pelo cortado a lo garçon.
Serías invisible en la calle
y un par de críticos distantes
te habrían dedicado
una reseña favorable.
Nos veríamos de vez en cuando
comentaríamos con amargura el estado
calamitoso de la nueva poesía
aunque no sabríamos ni por asomo
de qué estamos hablando.

Serías ella,
serías por fin vos misma,
no serías nadie
y estarías sola
con la poesía.


III

Al llegar, un poco de Satie o Leonard Cohen,
un par de tomates, naranjas
y una botella de agua bebida del pico.

Tu flacura blanca
desparramada en la cama,
el cigarrillo y un libro de poemas.

Toda la noche
haciendo la noche,
sólo vos
y tu cuaderno de notas;
a veces
una amante furtiva
despedida al poco tiempo
para producirte una llaga que lamer
en los días siguientes.

Harías
        una literatura salvaje
que haría
        estallar tu antigua furia
contra los paredones del mundo.
Si fueras así,
fotofóbica y neurótica,
adicta al café y a Emily Dickinson
tendrías tal vez
noticias mías.


"Filos", poemario de Pablo Dema: una propuesta diferente

Por Luis Benítez

Breve pero conciso, Filos, de Pablo Dema, posee una fuerte impronta narrativa (recordemos que el autor también cultiva esta categoría literaria), corroborando, por una parte, el borroso límite actual entre géneros, así como la destreza del autor para contar hechos y circunstancias desde su propia sensibilidad, mostrándose tan distante de la concreta prosa como de lo que se da en llamar “poemas en prosa”. La conciencia de lo poético en Pablo Dema va más allá de las formalidades de género, pues sabe introducir al lector en el meollo de una visión inefable –terreno por lo habitual estrictamente abordado por la poesía- haciendo buen uso de lo que aparentemente está contando: una historia breve, una instancia situada en lo temporal y espacial, para proyectarnos hacia otras realidades donde el hecho exterior establece nexos palpables con el universo propio del autor. Así, a lo largo de Filos, empleando imágenes directas y un lenguaje engañosamente simple, sutilmente Dema desliza las claves que le permiten al lector acceder a otras posibilidades del texto. Sin abusar del minimalismo que tantos estragos ha hecho antes en la poesía argentina, por mal leído y peor interpretado, Dema combina en sus versos lo mejor de una y otra ribera –lo real y lo imaginario, así como lo objetivo y lo sensible- para darnos un poemario sólido y bien vertebrado, con una estructura que sale airosa después de varias relecturas, confirmando las llamativas posibilidades del estilo que ha elegido. Un autor para seguir leyendo, en su progreso dentro de una variante del abordaje poético que configura una propuesta original e interesante.



En el aire

Nos contaste que en Nantes
una chica te sirvió un crêpe de naranja.
Cuando lo dejó sobre la mesa,
le acercó una chispa con su encendedor
y la golosina ardió un instante ante tus ojos.
Brillaba, comenzando a derramarse, el almíbar tibio.
Fue tan hermoso, dijiste,
que no pude contener las lágrimas.

Estabas solo.
Tu esposa en un continente,
tu madre enferma en otro
y tu padre ya en ninguno.

En los días que compartimos
varias veces hablaste de la soledad.
Al despedirnos nos dimos un abrazo
y dijiste la palabra amigo.

A todo esto lo escribo en el aire,
ese lugar donde las cosas se vuelven
más intensas, más hermosas, más frágiles.


Nacimiento

para Ana y Eva

Dos corazones
del tamaño de una almendra
imitan, en su latido,
el sonido de la nieve
cayendo sobre un lago nocturno.

Lo que acontece en secreto
siempre adquiere el ropaje del milagro,
como un paisaje nevado
descubierto en la mañana
como las dos almendras rosadas
titilando calladas en la noche.

Lo demás,
las cosas, el mundo, nosotros,
¿cómo saldremos del asombro
de sentirnos engendrados por lo que nace?
El universo confluye, de repente,
en esa doble hendija de luz
que son las recién nacidas;
y todo lo que de ellas viene, a su vez,
queda teñido del brillo inaugural
todavía difuso pero esplendoroso
de su mirada.



Poemas (inéditos)

Prendas

1

No las conservo por nostalgia
ni las oculté por temor a que se volviesen alimento
de una memoria amenazante.
Estaban en el estante y se mudaron conmigo porque las usé siempre,
porque me gustan, porque me sirven y por costumbre. 

Estás lejos, acaso sos feliz o perdiste cosas no sé, no lo pienso tanto.
Te habrá mojado como a todos la lluvia de la vida; 
habrás visto tu risa en otro cuerpo, en tu palma casi,
para hacerte inmortalmente feliz en un instante;
te habrá quemado ya el rayo de la muerte
no del todo todavía como a los tuyos, los primeros.
De verdad que no lo sé, no pienso tanto en eso,
solo uso tus prendas viejas, estiradas,
suavizadas por el tiempo,
llevo algo tuyo en el cuerpo 
cada día en la piel después de todo.


2

       É muito difícil esconder o amor 
         Murilo Mendes

En medio de la noche me despierta el sonido de una sirena.
Enciendo el televisor y aparece un hombre respondiendo una pregunta.
No sé qué pregunta le hicieron, no sé quién es el periodista ni conozco al entrevistado.
El hombre estaba diciendo: 
Y yo quedé prendado, era como si tuviera encendido un fuego en la cavidad del tórax. Una hoguera que nunca se extinguía. Entonces a la noche (era invierno), yo salía de la parroquia y bajaba al río.

El director ha abierto el plano un instante. 
Se ve al periodista de traje azul, anteojos de montura al aire y un bolígrafo en la mano.
El entrevistado tiene un pullover marrón de lana que se ve muy pesado, tal vez porque le queda grande. Se notan sus infantiles incisivos separados cuando vuelven a hacerle un primer plano. 
El pelo ralo. La mirada humedecida de emoción.

Bajaba al río y entraba desnudo en el agua, sigue diciendo. 
Me ponía contra la corriente y tomaba el agua helada sumergiendo todo el cuerpo. Y allá abajo gritaba sacudiendo la cabeza. 
¿Lloraba?, pregunta el periodista.
Sí, la llamaba a ella en realidad.
Sonaría como el último estertor de una turbina muerta.


Los poemas de William Grove

Hell

No es la enfermedad terminal
ni la ruina económica
ni la guerra que se avecina.

Es descubrirte cada noche pensando
que tu vida sería mejor 
si alguien que has amado
-y no me refiero a cualquiera:
hablo de tu padre, tu hermano, tu hijo-
estuviera por fin muerto.


Conduciendo en medio de la noche

Ahora que el coche comienza a hacer un ruido raro
y el agua está llegando a la altura de las luces que vacilan
comprendo cuántos errores he cometido en las últimas horas.

No presté atención al alerta que daban en la radio cuando partí por la mañana.
No le hice caso a mi amante
cuando me dijo que no me largara a la ruta con esta tormenta. 
(Ella ya no quiere saber nada conmigo,
pero hubiera preferido que pasara la noche en el  sofá).
No quiero recibir un llamado a medianoche avisando que te hiciste papilla, dijo.

Pero hasta un cobarde como yo es temerario cuando se siente despechado.
Ahora la lluvia arrecia 
y sólo circulan de frente los camiones de gran porte.
Lejos de mejorar, la situación empeora cuando bajo la cuesta
y después de un último parpadeo las luces se apagan.
Alrededor todo es oscuridad y agua que golpea.

Salir fue un error,
volver fue un error,
seguir fue un error.

Me pregunto si esta evaluación 
no se aplica también a lo que hice en el día de ayer,
a la última semana,
al mes, al año entero
y al resto
de mi vida.










.

MAGDALENA GAŁKOWSKA [19.355]

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Magdalena Gałkowska

Magdalena Gałkowska (Nacida el 3 de mayo de 1975 en Poznan) - Poeta polaca. Ganadora de la decimocuarta edición del Concurso Nacional de Poesía Ogólnopolskiego Konkursu Poetyckiego im. del Jack Berezin (2008) y XIV Tychy invierno Poesía (2014). 

Ha publicado en varias revistas literarias, incluyendo en el Odrze, Pograniczach, Pro Arte, Tyglu Kultury, Kozimrynku, Czasie Arteriach, Zamoyski del general y Helena Modjeska en Poznan. Junto con James Sajkowskim es organizadora de la serie de encuentros de poesía en Poznan, incluyendo con Teresa Radziewicz, Edward Pasewicz si Maciej Gierszewskim.

Premios 

laureatka XIV edycji OKP im. Jacka Bierezina (2008) [1]
III nagroda w Turnieju Jednego Wiersza o Czekan Jacka Bierezina (2011)
laureatka XIV edycji OKP "Tyska Zima Poetycka" (2014)

Poesía 

Fabryka tanich butów (Łódź, Kwadratura 2009 )
Toca (Gniezno, Zeszyty Poetyckie 2012)
Fantom (Tychy, Teatr Mały 2014)

Antologías

Solistki. Antologia poezji kobiet 1989-2009 (Warszawa, Staromiejski Dom Kultury 2009 )
Dzikie dzieci. Antologia laureatów konkursu im. Jacka Bierezina (Łodź, Dom Literatury, Stowarzyszenie Pisarzy Polskich Oddział w Łodzi 2014) - red. Zdzisław Jaskuła , Andrzej Strąk



A RH+

y si aún no has devuelto todo
y no tienes marcas arañadas en el cuerpo.
y si la noche duele y no se puede robar
o pegar al cristal los labios.
eso se espesa, gira como la sangre.
tienes una alternativa que corta la respiración.
y no estarás solo. no
sabrás por qué, únicamente cómo.
y si eliges, grita.
vendré a lamer las heridas.


A RH+

a jeśli nie oddałeś jeszcze wszystkiego
i nie masz znamion, wydrapanych na ciele.
jeśli noc boli i nie można kraść
albo przywierać ustami do szkła.
to gęstnieje, krąży jak krew.
masz wybór, który zabiera oddech.
i nie będziesz sam. nie będziesz
wiedział dlaczego, tylko jak.
a jeśli wybierzesz, krzycz.
przyjdę lizać rany.


de Fábrica de calzado barato / Fabryka tanich butów, 
Łódź, Kwadratura 2009
Traducción de Abel Murcia






Magdalena Gałkowska, ur. 1975. Publikowała m. in. w „Odrze”, „Pograniczach”, „Pro Arte” i „Tyglu Kultury”. Wyróżniona w kilku konkursach literackich. Laureatka nagrody głównej XIV Ogólnopolskiego Konkursu Poetyckiego im. Jacka Bierezina w 2008 roku. Przygotowuje do druku swój debiutancki tom wierszy „Fabryka Tanich Butów”. Mieszka i pracuje w Poznaniu.


stygmaty

módl się – mówiła matka. dobry mąż,
zdrowe dzieci, wino własnej produkcji.
ściągany przez rurkę mętny płyn,
brałam do ust. grzesząc uczyłam się przełykać.

masz w sobie światło – szeptałeś, a we mnie
oszalałe ptaki biły skrzydłami o szyby.
mam obtarte nadgarstki i kocham ten ból,
wyssany z palca nieznany smak.

nosimy w sobie boski pierwiastek. napisany
pod dyktando bezbłędny harmonogram zdarzeń, 
bunt i sofię nabitą w butelkę. w naszym języku 
gwoździe przemieniają metal w krew.



wróble

nie tracisz ostrości, bo to tylko film,
urwany jak historia nad Tamizą.
do piątku nie pijesz, obiecałeś żałobę
bardziej sobie niż tym, co nie będą wracać.

bez nocy na kwasie i balonów nad miastem,
z poranną kawą w tekturowym kubku,
parujesz wszystkie ciosy i opuszczasz miejsca,
które można zobaczyć z dachu kamienicy.

mógłbyś rzucić wszystko jak kostkę w tej grze,
zwiększyć dystans i czekać, aż zostanie za progiem
żar z papierosa, co podpali trawnik,
pospolite ruszenie szarych jak dym wróbli.



boysband

"baby I don't understand just why we can't be lovers?"
N'Sync

matka ostrzega, mówi, że poetki to suki, 
wszystko przerobią na wiersz i zostaniesz synku
odpadem z produkcji. zamiast serca
mają twarde dyski pełne plików, metafor

na każdą okazję. niewinni chłopcy są potrzebni
jak Alka Seltzer: wchodzą w reakcję
z odrobiną wilgoci, musują i łapczywie połykani
kończą jako osad na dnie. leczą

kaca po nieudanych próbach.



litania

matko boska z t-shirtu dziewczyny
w pociągu, módl się za nami jedno 
miasto. przed nami kolejny szkic
w notatniku, zarys twarzy, złudzenie

w plastikowych oknach falowca, w ciszy
módl się za nami. królowo skosztowanych 
owoców. przyczyń się za nami, którzy 
uciekamy, byśmy byli ostatni.



luz y entendimiento*

jestem tym, czego szukam, czego nie chcę
znaleźć. mogłabym uzdrawiać dotykiem
jak meksykańskie brujas kuchennym nożem
rozciąć klatkę, wyciągnąć i naprawić

zepsute serce. o ósmej rano budzi mnie
natrętna myśl o tym, ile dzisiaj stracę 
mililitrów, gramów? mogłabym uzdrawiać 
słowem,jak niemieccy poeci, albo włoscy

święci. przychodzą, odchodzą i tak jest
od zawsze. od dziecka bawię się
kuchennym nożem filetuję drób, nie jadam
ryb, pamiętasz? nienawidzę ryb. 

* hiszp. światło i pojmowanie



mam twarz Grzegorza Ciechowskiego

a mogłabym wyglądać jak dziewczyna
z naprzeciwka, z nieścieralną warstwą
skupionych poranków przed lustrem. 
nauczyć się, że barwy wojenne, to dzisiaj

tylko agresywnie zorientowane kosmetyki.
wygląda na przekonaną, że wszystko jest proste,
jak jej rzut oka na trzymaną przeze mnie

książkę. czytam wiersze laleczko, czasem
nawet je piszę, nakładam warstwa po warstwie
z nie mniejszą wprawą, bo nie godzę się na to,
że różnimy się jedynie rodzajami masek.


ostatni list Vivienne Eliot do męża

piszę uważnie i panuję nad sobą, 
mam wszystko, czego mi nie potrzeba
jeśli chodzi o twój umysł Tom, to ja 
jestem twoim umysłem, ta wiedza
narzuca wzór i fałszuje, gdyż schemat jest

nowy w każdej chwili. mieszka tutaj strach,
o którym się nie mówi, więc pieprz mnie
Tom i to moje pisanie tak, jak nigdy
tego nie umiałeś. twój bóg to tylko próba
ucieczki, personifikacja panicznego lęku.

nie potrafię wczytać się w stare słowa,
potrzeba nowych, nietkniętych czasem. nawet
jeżeli jesteś tym, który potrafi nazwać
wszystko, śmierdzisz jak inni, jak równy
z równym spotkamy się jeszcze. poza kratami

w oknach psychiatryków istnieją twarze
z wymalowanym życiem, permanentny makijaż 
- efekt wprawnej ręki tanatoplastyka.


wiersz dla ministra Gowina

internetowe sklepy pełne są takich
gadżetów. dla nie do końca jasnych
panienek, fanek gazowych piecyków,
jestem poetką tradycyjną. doskonale

znam swoje miejsce. z dala od kuchenki
palę, piszę, a tyłek nadstawiam jedynie 
tym, którzy wydają się być choć trochę
interesujący. zbieg okoliczności, to wszystko

z nieuświadomionego do tej chwili braku
męża i tradycyjnego podejścia do roli;
dorastam z wiekiem. wracam po czterech
dniach, po nocach grzebię w żarze

pomiędzy nogami kochanków. nazwijmy to
po imieniu: Magdalena,
lat trzydzieści siedem,
nieustannie po debiucie.







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PABLO MÜLLER [19.356]

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Pablo Müller 

(Javier Bermúdez, Bilbao, 1961). Licenciado en Filosofía y Letras en la Universidad de Deusto. Ha vivido en Getxo desde niño. Estudió en colegio Azkorri, donde fue profesor durante unos años. Es poeta. 

Autor del poemario Contra el miedo (2015) y de las obras colectivas Las noches de Lupi en Bilbao (2014) y Ni una más (Poemas por Ciudad Juárez) (2014). El libro Los cuadernos del duelo de Pablo Müller está publicado en el blog http://poemasdepablo.blogspot.com.es.

"Una mujer solitaria da de comer a las palomas sentada en un banco en el parque. Se le para el corazón. Un mendigo se sienta junto a ella y le ofrece su vino y su palabra. El silencio anuncia la muerte. El mendigo es Pablo Müller. Las palabras que en ocasiones dicta pretende le alejen de ese olvido. Otras sus palabras se hacen fotografías".



EN EL MAL SUEÑO DE PABLO MÜLLER

En el mal sueño de Pablo Müller
su padre y a su madre están frente a él,
con las miradas juntas
en su mismo semblante.

Pablo Müller sólo mira a su padre
y las voces de todas las mujeres le reclaman
la mirada de su madre, llena de ruego,
en la súplica de la ayuda,
una mirada que descansa en el desierto de la ceguera:
es de noche.

Pablo Müller cree que duerme,
pero en el mal sueño de Pablo Müller
se alivian las palabras de leche caliente y sal,
las palabras de vinagre y amanecer,
porque, en la familia de Pablo Müller,
la mujer se levanta siempre
antes que el hombre.

Pablo Müller no puede mover su vista,
enquistada en la rabia y en el desafío,
ocupada en hacer crecer la ira y el abismo,
roturando la tierra de la herencia
así el rencor encuentre su sitio,
y las mujeres gritan,
ahora con el viento que seca las sábanas,
ahora con la lluvia que moja la ropa lavada,
ahora con la sangre de las aves muertas,
ahora con el fuego de la leña y la congoja.

No queda sitio para mirar a la madre
mientras dure la pelea con el padre.

En el mal sueño de Pablo Müller,
el padre se marcha con su estela de carcajadas,
la madre cae con la palabra ayuda en la boca,
rompiéndose los dientes con las sílabas que siempre sobran

y Pablo Müller le da la espalda
para buscar los argumentos de su rabia,
ahí depositados, desde el principio,
sin sacar de su envoltorio,
porque la mirada es muda como los niños asustados.

En el murmullo del mal sueño de Pablo Müller, se oye: «madre, aquí tengo mi dolor y mi jornada,
padre dice que no tengo permiso para mirarte,
que soy pequeño,
que antes debe golpearme una vez más».

Algunos días no despierta abrazado de temor.


LA HORA DE SEPTIEMBRE DE PABLO MÜLLER

La hora del septiembre de Pablo Müller camina ahora distinta, en su desfase
acumula el retraso que acaparan los guardianes de la arena
cuando llegan los finales con verano.

Ha desaparecido la palabra para el pan,
el musgo no muestra resistencia,
la nación para la incertidumbre ha sido invadida
por sus vecinos, nadie
ha escrito la fecha de los daños
y la llave de la intemperie ha caído
de su bolsillo.

Pablo Müller no se levanta si amanece un sol de piedra verde,
y terco se sienta en la orilla equivocada
del silencio
si por un casual llueve en el sur de su cuerpo,
no es agua sino días lo que le empapa
el olvido.

La ciencia oficial es la mejor pagada,
— dice Pablo Müller —
la edad de la persona es la suma
de las edades de sus enemigos,
— dice Enrique Falcón —
la ciencia mejor pagada prospera lejos, muy lejos
de los problemas de las personas,
— dice Isidoro Reguera —

La hora del septiembre de Pablo Müller
tiene menos minutos de lo convenido,
el pan no tiene voz y se aprende
antes la palabra hambre en la escuela hecha esquina.
No fechan los daños los biógrafos
y las llaves se esconden lejos de los dedos delgados.
La ciencia lo llama “anomalías”,
la mujer que habla a las nueve lo llama “incidentes”,
y la hora del septiembre pierde más minutos
a cada minuto que pasa: dos por uno,
por cada dos un tercero de regalo:
— gangrena para la iglesia,
paga extra para la policía —

Una hora de septiembre que revienta
bajo la rueda de nuestra excavadora,
removiendo los cadáveres en las zonas verdes
de los hospitales.



EN EL DESPERTAR DE PABLO MÜLLER

En el despertar de Pablo Müller,
a su cama cansada,
se le abren diminutas grietas por donde
escapan los insectos.

En el despertar fatiga de Pablo Müller,
a la vieja alfombra de la habitación refugio
le nacen luces de mañana tan hirientes
como la verdad aun gastada.

En el despertar espanto de Pablo Müller
a su lado, se le instala, un cuerpo ingrato y roto,
situado en la memoria de su estirpe,
incapaz de encontrar el suelo que le sostenga.

En el despertar indigno de Pablo Müller
se pudre una palabra guardada,
una cucaracha recoge las aristas del reposo,
y a la casa que ocupan Pablo, palabra y cucaracha
se le honda la áspera locura
y le disputa la prudencia al sueño interrumpido.

Tiene Pablo Müller esos días el despertar
de los suicidas.




PABLO MÜLLER TE TRAE EL DOLOR

Pablo Müller te trae el dolor,
lo coloca sobre tu pecho,
con la indolencia con que deja las llaves
encima de un mueble.

Y cuando el dolor te atrapa
y te atraganta la garganta
y te llena las manos de hormigas
voraces
y se arrastra por tus ojos
con la lentitud de los cristales…

Pablo Müller mira ese dolor
y lo llama pequeño.

El dolor se ríe con el sarcasmo
de los que se crecen en la inquina.

Debe Pablo Müller hacerse más grande
que tu dolor para, al menos, mirarlo a los ojos
y reconocerlo.




HA MUERTO MI HERMANO: DOS MOMENTOS

Uno.

Ha muerto mi hermano,
dice Pablo Müller,
ha muerto el uno de marzo
de 1986,
dice Pablo Müller,
ha muerto hoy
y ha muerto ayer
y se muere cada mediodía
— así se reparte el dolor que me corresponde
en la tolerable dosis —
y no ser sepultado.


Dos.

Ha muerto mi hermano,
ha muerto el uno de marzo
de 1986,
ha muerto hoy
y ha muerto ayer
y se muere cada mediodía, cada día
y así reparto el dolor
cada mediodía, cada día,
cada mañana al levantarme,
cada noche al acostarme
para que no me tumbe.



PABLO MÜLLER LEE LOS CUADERNOS DEL HERMANO

Pablo Müller lee los cuadernos del hermano
muerto — madre ha pedido que los tire —
lamentos por el amor que se escapa,
huidizo, reptil y húmedo
y a pesar de la muerte se siente indiscreto.

Alivia destruir los papeles,
se queda la tristeza entre ellos,
piensa Pablo Müller que el azar es
una forma de vida que se alimenta de palabras
y tiene sus madrigueras en los bordes de los cementerios.





Pablo Müller. Contra el miedo. Ed. Amargord, 2015


«Los bolsillos de los abrigos
se comunican
con los inviernos anteriores.»
José María Cumbreño


El invierno pasado vivían más en la familia:
no había comenzado la estación de los funerales.
Las lluvias sí, una noche de marzo en la ciudad del norte,
las lluvias sí, una mañana de abril fría en la ciudad junto al río,
en el invierno pasado se iban las iras entre bolsillos rotos.

El invierno pasado vivían más en la familia,
y a la espera de la estación de los nacidos,
recojo las palabras en la corteza de los piesapos,
las risas de los niños que llenan los agujeros negros
de la memoria.

      
             
*


«brindo
por los hombres y mujeres
que van soltando lastre»
Gsús Bonilla

Las mujeres en la familia hablaban después y despacio,
y el lugar de sus palabras era la despensa,
los hombres bebían vino,
tomaban café solo y fumaban cigarrillos,
iban a las guerras — las de dentro, las de fuera —
con las voces de las mujeres fabricaban las postas,
— devueltas en los cuerpos de los pichones —

Las mujeres en la familia hablaban
en los funerales, bajito, de los hombres muertos,
antes del tiempo de la palabra a la tarde,
y en aquellos duelos, noches, llegaban las sonrisas despacio,
después, para quedarse.


*



«Todos los aguijones dulces que salen de las manos,
todo ese afán de cerrar párpados, de echar obscuridad o sueño,»
Vicente Aleixandre

De niño quería ser soldado,
como otros hombres de la familia,
— que disparaban los domingos a las palomas —
Capitán Trueno, El Jabato,
hasta que en una librería encontré
Espadas como Labios.
Le dije a mi padre que quería ser poeta
y me dio una paliza,
— un golpe en el labio, un golpe en la mejilla, un golpe
en la nariz y sangre, y  otra vez en el labio,
— al ritmo de quien golpea pelota con pala en el frontón,
—, un golpe, labio, un golpe, mejilla, un golpe, nariz
y miedo.

Mi madre me llevó al baño y la sangre en la loza
escribió los versos, — recuerdo el ritmo de los golpes,
con el sonido alivio del agua corriendo,
con el sabor a sal de lágrima y sangre,
como un mar.

                 
*

«Tú ya estabas en mí
por eso fue tan fácil
reconocerte sobre el tapete verde del mundo,»
Antonio Orihuela

Estoy a punto de quedarme sin batería en el teléfono móvil y una angustia remota y conocida se instala en su lugar en el bolsillo. Hace frío. Hace noche. Vengo desde lejos, unos cien kilómetros de pérdida y busco algo para cenar.
Estoy a punto de quedarme sin tardenoche en la ciudad donde nací y es enero y este mes me cruza los colores del rojo para un paseo hambriento: «Tú ya estabas en mí, por eso fue tan fácil reconocerte…»
Estoy a punto de quedarme sin saldo de lenguaje, porque alrededor del retraso y de la lluvia con coches hay lenguaje con perro. Temo tanto a los perros. Y tú lejos.
Estoy a punto de quedarme sin voz, afónico en una madrugada de nieve en Gornji Vakuf, afónico en una madrugada de ginebra frente a la playa negra de marzo. Amo el asfalto de las ciudades contigo, el recuerdo de sus hoteles y tu palabra exacta.
Estoy a punto de quedarme sin noche, sin la respuesta de los escaparates, sin batería, con el fuego de las cancelaciones, sin libro que echarme al entendimiento, encontrada esta idea justo antes de la conciencia, defendiéndome de los perros del lenguaje con una cámara de fotos, esperando diligente el cambio del color de los semáforos, retratando la lluvia para que entre en nuestro idioma y empapar la alimaña que nos asusta.


                 
*

«Enamorado otra vez
del amor que llevo dentro»
Lois Pereiro

A José Carlos Valencia Lozano

Tenemos el amor dentro y en ocasiones,
sin saber qué hacer con él, hasta que se nos sale
como el reflujo y la botella que nos abre
y creíamos fiesta…
Tenemos marzo.
Para la ausencia tenemos el verano y el mar tranquilo del este,
para la presencia una construcción de la memoria esquiva,
en el centro espíritu, ese lugar sin materia y con el brío de los niños
que dejan de serlo:
una mariposa en un día de lluvia  con las alas mordidas
¿qué dentadura es capaz de tal mordisco?
¿qué puerta se abre para salir de la vida?
¿y cuándo salimos?
¿qué pasa cuando escucho todas las presencias?
— familia que entra en la vida y la habita —,
un cristal en medio que escucha nuestras muertes,
una muerte a mi alrededor tan física, tan áspera en su mano, tan sorda en su ruido, en las respiraciones, tan liviana de luz
— cortinas al amanecer en los hoteles —,
rompernos la casa, la vida,
mi pan y mi tocino,
mis fotografías,
en las que salís vosotros,
en los trozos de libro que escribo,
en los que salís vosotros, testigos, 
algo así como, pasaba por aquí
y decidí hacerte una vista,
tanto tiempo,
qué nos ha pasado…



UNA NOCHE DE AMOR HACE UNIVERSO

miedo.(Del lat. metus).

1. m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.

2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.



«Una noche
de amor hace universo»
Aurora Luque

A Conchi

He visto un árbol grande y frondoso hecho de palabras,
tú me has traído,
he visto a mi ancestro delante de ese árbol,
tú me lo has mostrado,
he visto su deseo de llenarlo de palabras,
tú me has traído, no las tenía,
he visto palabras que unen árboles
y personas que caminan entre ellos, tú y yo,
sin palabras, no faltan, tranquilas, con silencio,
he visto mi corazón y era el mar grande
llegando a la playa, tú me has traído,
contigo contando la arena,
he visto mis pulmones y eran los robles grandes de niño,
del tiempo de helechos y pájaros,
tú has traído ese canto,
he visto un aeropuerto y alguien que decía adiós
y os he visto a todos y he llorado de alegría,
soy un lugar de paso,
soy el rastro del agua de enero en algunos bosques,
soy la piedra del fondo del arroyo
y pregunto si soy agua
y tú las manos que la remansa.
Una noche de amor hace universo,
tú haces universo.





M-30 Sur. Lateral. Salida Vicálvaro.

«Quien quiera poner arte en su vida
deberá cambiar de vida,»
Antonio Orihuela


No tengo más hijos, creo, hijo, para que no tengas un
                                                    — M-30 Sur, Lateral —
hermano, que muera joven, y que
                                                       — Salida Vicálvaro —
asombre de muerte tu juventud y la destroce
                                                                         — Túnel —
el pensamiento piedra tiene
                             — Salida Arroyo de la Media Legua —
el inconveniente de su peso
     — Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena —
y su insultante pertenencia
                             — Puerta de O’Donnell, Crematorio —
no tengo más hijos, creo, hijo, para que
                                   — Salida por el cementerio civil —
no tengas más hermanos que se mueran y te doblen con el dolor y la culpa.
 — calle Salvador de Madariaga, nº 11, 28077 Madrid —







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SANTIAGO ELSO TORRALBA [19.357]

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Santiago Elso Torralba

Santiago Elso Torralba nació en Pamplona en 1965. Es psicólogo, poeta y miembro del grupo de poesía "Ángel Urrutia" del Ateneo Navarro. Desde hace años elabora el blog "Ut pictura poesis" (poesia-pintura.blogspot.com). Ha colaborado en las revistas "Luces y sombras", "Río Arga", "Constantes vitales", "Una vez en Pamplona" y "Piedra del Molino", así como en la antología "Bilaketa de Poesía" y en el programa radiofónico de poesía "La Luciérnaga" en Radio Navarra. Resultó ganador del III Premio de Poesía "Amigos de La Herradura" en Almuñécar, Granada. Ha publicado el poemario: "Descripción de cuadros para Guillermo"



NOCHE DE LUNA EN EL DNIEPER 

Cuando cae la noche
y se abre el gran telón de nubes sobre el mundo,
yo bajo hasta ese río.

En la orilla del Dnieper me espera
la vieja barca de madera que me legaron.
Lo que se oye es sólo el chapoteo de mis remos,
y yo me siento como un poeta antiguo.

Silenciosamente
me deslizo por las aguas negras.
Mejor de espaldas para contemplar el cielo.
Saco mis pies por un costado
y los hundo en la pintura de un gran maestro.



Noche de luna en el Dnieper, 1880
Arkhip Kuindzhi
San Petersbugo, Museo Estatal Ruso 




HORIZONTE BOSCOSO

Llenan con su perfume los senderos de sombra
que los pinos te ofrecen, y así pueden vengarse,
pues la alquimia del bosque maduró sus venenos
y en sus ásperos troncos rezuman ya resinas
que marean y embriagan y aturden los sentidos.
¿Quién eres tú – te dicen– ascendiendo a los montes
en un alba de estío? ¡Cómo odiamos la escarcha
que humedece tu piel, o la roja tormenta
en tu pecho bramando, la luz de sus relámpagos!
Cuando exhausto te apoyas en sus duras cortezas,
el ámbar que destilan se te pega en las manos;
su resina dorada de soles y de siglos
se licua entre tus dedos y emboscado en su aroma
hay un hechizo cruel que siempre te devuelve
a la infancia. Así quieren que sepas lo fugaz
de tu vida los pinos que sin tregua te odian.
Te envidian, sí, pues viven sin entender que viven
y mueren sin saber que mueren para siempre.
Y nada sienten ellos, ni el agua que los cala,
ni el rayo que los hiere, ni el viento que los comba.
No saben cómo amar, ni como oír al pájaro
que canta entre sus ramas, o cómo huir del bosque
o alguna vez subir a la nevada cumbre.
Por eso es el olor de los pinos tan recio.
Llenan con su rencor los senderos sombríos
que te ofrecen, y en ti se vengan de los hombres:
recordándote el tiempo, confundiendo tus pasos.


De una tela de Ivan Shishkin








UN POETA CONTEMPLANDO EL DESHIELO DE LOS MONTES

Dulce arroyuelo de la nieve fría,
bajaba mudamente desatado
de Luis de Góngora


Aquí las cumbres, las laderas frente
a frente, aquí la noche que se embebe,
sucumbe, corre o cae por el relieve
hacia el profundo bosque; aquí el naciente
día, la luz que llega de repente
con un pianísimo gorjeo leve;
aquí el rosado mármol de la nieve
que el sol deshace y vuelve transparente;
aquí el arroyo anónimo que baja
por las vaguadas que el azar baraja
para él. Y tú, poeta, entre estas peñas
milenarias, aquí estás tú que sueñas
con comparar –de otros es la ideael
tiempo con el hielo que gotea.

Mas no, no escribas nada, sé modesto,
pues qué, sino silencio, frente al gran
deshielo puedes ofrecer. Tu afán
de describirlo es noble, por supuesto,
pero vano. Mejor tu mudo gesto,
tu rostro ensimismado y tu ademán
de asombro que unos versos nos dirán
que no hubo ni hay palabras para esto.
Y entiende que un poema enturbiaría
la límpida y solar caligrafía
que la nieve redacta con sus mil
regachos y cascadas en abril.
Abriste el gran cuaderno de este valle:
que lo dejes en blanco, es un detalle.


“Cascadas de Staubbach, cerca
de Lauterbrunnen, Suiza”
de Albert Bierstadt



HABITACIÓN AL MAR 

¿Pero qué lugar es este, señor Hopper,
qué refugio, qué frontera, qué dos mundos
enfrentados, por qué nos trajo aquí?

Qué desolación tan grande, señor Hopper,
esta habitación al mar
que con sus manos, que con sus botes de colores
ha pintado alrededor de nuestros pies.

Diga, ¿de pura lástima omitió ponernos?,
¿de pura compasión no quiso retratar
nuestra mirada absorta en el vacío?
¿Fue por piedad que puso un día luminoso?
Y esa cómoda, el sofá, ese cuadro,
¿fue para hacer más tolerable nuestro tedio?

En verdad, señor pintor, no es usted tan compasivo.
¿Qué puerta se abrirá sin que aparezca
la vasta latitud del mar; qué ventana
no dará a su calma sin mesura?
Por más que derribemos los muros 
de esta casa, faro, último recinto,
nada encontraremos que no sea
su azul indiferencia, su abrumador silencio.
No lo quiero, Señor Hopper,
renuncio a este lugar, a este espacio soleado,
a su quietud, a su espera resignada.

¿No es usted artista, no es un demiurgo?
Pues cree, invente, mienta,
pinte algo que no existe o que no está.

Ponga usted un puerto, un buque ultramarino,
un petrolero en lontananza,
para que podamos decir:
aún escucho de noche sus sirenas.

Ponga alguna costa, una gaviota,
algún bañista, las velas de un pesquero,
la estela de una nave, alguna arena
con las huellas de unos pasos,
para que podamos pensar:
no estuve solo.

Ponga un capitán en el bauprés
frente a una salva de cañones;
ponga una tormenta, un arrecife,
algún naufragio, al tripulante que nos cuenta
arrepentido la infame muerte del albatros;
ponga la balada del viejo marinero,
para que podamos sentir
que nuestro encierro no es en vano.

Ponga, haga el favor, sobre las olas
una botella de cristal con un mensaje dentro,
para que podamos creer, siquiera,
que alguien nos buscaba.

Ponga un viento de infortunio, se lo ruego,
un velero que desgarre este lienzo con su quilla.



Habitación al mar (1951)
Edward Hopper
Yale University Art Gallery. New Haven




EL FALSO ESPEJO -El milagro de tu pupila-

La luna ignora que es tranquila y clara,
y ni siquiera sabe que es la luna;
la arena que es la arena.
J.L. Borges


¡Contempla el cielo! Como si flotara,
más leve, más ligera va la luna
hacia tu íntima pupila, que una
brizna meciéndose en el agua clara.

Y piensa que la luna, que desfila
enorme y blanca, tiene ya una dueña
que la encierra: la oscura, la pequeña
y rara luna que es una pupila,

ese círculo escaso que captura
la forma, los contornos y colores
de los líquidos, cuerpos y vapores,
la endeble sombra y la materia dura

del pie, la mano, el hombro, el fino y terso
cuello amante, del árbol y la piedra,
de un muro inerte y de su viva hiedra,
de todo lo que ofrece el universo.

Se arremolina el mundo en su insaciable
negro centro que todo lo devora,
y en ella caen igual la inmensa aurora,
el monte ensangrentado por un sable

de luz, que la menuda y dócil rosa
que tinta algún jardín con su color.
En ella es una rama no menor
que un bosque entero con su numerosa

agitación, y alcanzarán un mismo,
un único destino hoja y fronda,
pues todo, enorme o párvulo, se ahonda
y se sumerge en el voraz abismo

sin fondo ni confín que es tu pupila.
Todo le pertenece: el amarillo,
el blanco y el azul, tamaño, brillo
y ser de cada objeto que vigila.

Un caudaloso río de despojos,
un fuego de sustancias ardorosas,
un corrimiento, un vendaval de cosas
desgobernadas entran por tus ojos; 

y allí, esas cosas, hallan a su orfebre:
tú, que unes cada una a su perfecto
nombre y les das su singular aspecto,
su molde, su razón, su afán, su fiebre.

No es en la tarde en donde el sol declina,
no es en la fuente en donde el agua mana,
no es en el aire en donde el ave gana
altura, sino en ti y en tu retina.

El mundo es tu mirada; así resulta
que tuyos son el mar, la flor, la roca,
la clara luz y aquello que ella toca,
y la sombra con todo lo que oculta.

En tu interior, el mundo sabe que es
el mundo, pues de selvas y de arenas,
de luna están tus dos pupilas llenas,
que son espejos para cuanto ves.

Tus ojos son de agua y son de fuego,
tus ojos son de tierra y son de viento,
ha recalado en ti cada elemento
para poder mirarse y no estar ciego.

Y no eres tú el que mira las estrellas,
el cielo, las mareas o la hierba;
cada cosa, a través de ti, se observa
y se contempla. No eres tú. Son ellas.



El falso espejo
René Magritte, 1928
Museum of Modern Art, New York, USA




SECO DE CARNES, COMO ESCRIBIÓ CERVANTES, PINTÓ
DORÉ A DON QUIJOTE VELANDO ARMAS

No de metal, ni de materia alguna,
sino del alma misma del hidalgo
copió la lanza. Flaco como un galgo,
a Alonso lo pintó bajo la luna.
Él no la ve, pues mira con empeño
-más alto, más arriba- otra cosa
más clara que la esfera luminosa
de ese cielo. Está mirando un sueño,
que estira y adelgaza su postura:
el de vivir, no aquello que el destino
y la rutina nos imponen, sino
la vida que uno inventa o se figura.
Un mozo, dos rameras y un ventero
le nombrarán, al alba, Caballero.




Quijote velando armas
(Ilustración de Gustave Doré)



LA CALUMNIA DE APELES

Para mi hijo Guillermo

 ¿Sabes, Guillermo, por qué admiro tanto esta pintura y la estimo muy por encima de otras que son más famosas incluso? Déjame –y así comprenderás el motivo- contarte su historia.

Un tal Antifilos, rival y envidioso de Apeles, el afamado pintor de Grecia, acusó a éste falsamente de conspiración ante el rey Ptolomeo. Cuando todo se hubo aclarado, Apeles pintó -para que quedara memoria de aquella maledicencia- un cuadro muy semejante a éste que ves. Aquella obra se perdió, pero de algún modo se conservó con la descripción minuciosa que de ella hizo Luciano en uno de sus admirables ensayos.
Siglos después leyó Botticelli ese texto y reprodujo fielmente aquella pintura según las palabras del escritor. No sabemos por qué lo hizo; quizás quiso así emular al maestro,  ya que también él fue blanco de críticas, como las del cruel Savonarola, un colérico fraile que, desde su púlpito, condenaba la sensualidad que emanaba de sus lienzos.

Ya ves que dos parecidas maldades ocurridas en siglos diferentes fueron la causa de tres obras distintas, aunque de alguna manera las tres fueran la misma; que, lo que fue una vez una pintura en Grecia, se convirtiera con el paso del tiempo en un libro de Roma, y éste, más tarde, en una tabla renacentista. La historia de Apeles iba y venía del cuadro al papel y del papel al cuadro a través de los siglos y, aunque las obras variaran en el material con que fueron creadas -pinturas, palabras, de nuevo pinturas-, concordaban en algo: su mensaje. Las tres tuvieron un mismo significado: “que no debe creerse con presteza en la calumnia”. Que eso se pueda ver pintado en un lienzo o se pueda leer en un libro, qué más da, Guillermo, qué importa que lo haya expresado un pintor o un poeta, si, gracias al uno, gracias al otro o a ambos, podemos al fin comprenderlo.

¿Quieres que vuelva otra vez la pintura a ser texto?, ¿que, como hiciera Luciano, describa de nuevo este cuadro para ti? ¿Quieres, Guillermo, que aquí nos detengamos y, como casuales testigos, contemplemos con calma este litigio? Lo que acontece bajo los tres arcos abovedados de esta logia merecerá tu atención y no ha de ser poco lo que aprendas. Atiende, pues, a mis palabras.

Esas que ves a un lado y otro del rey, susurrándole en sus orejas de burro, son la Ignorancia y la Sospecha. Acaso no alcances a oír qué le dicen y sólo escuches palabras entrecortadas. No importa, lo que ves aclarará lo que sólo percibes a medias. Tú mira el rostro de la primera, cuyas facciones denotan poca inteligencia; tú mira el amplio vestido de la segunda, que, pese a su holgura, no logra ocultar su retorcida figura; mira cómo ambas se inclinan sobre los hombros del rey y le atosigan, y cómo éste, aturdido, con la mirada perdida, extiende su brazo como queriendo huir de las dos consejeras.

¿Quién ha venido, quién solicita con ahínco justicia a este hombre enajenado? ¿Quién es, pensarás, ése cubierto con una capucha, vestido con ropas raídas, pálido y flaco, de torvo gesto y mirada espantosa con las cejas cargadas de astucia? Es Envidia la tenebrosa figura. Pisan sus pies la alfombra que llega hasta el trono del rey, y pareciera que asciende, igual que una sombra, su insidia, su negra intención por la regia túnica. Trae Envidia, cogida del brazo, a la Calumnia, cuyas ropas son, en cambio, suntuosas; y es en verdad muy hermosa la del fino cuello adornado con una gargantilla.
Te preguntas cómo puede ser bella la inicua Calumnia. Ay, hijo mío, ¿cómo conseguiría su mezquino propósito si no es atractiva a los ojos de otros? Sabe que pocos son los que no sucumben a los encantos de la belleza. Dos sirvientas, la Traición y el Engaño, engalanan su pelo con flores y cintas, ennoblecen el aspecto de la malintencionada. Pero observa que no hay compasión en su rostro cuando mira al joven que trae arrastrándolo del pelo, y advierte cuán engañosamente le acusa, pues que nada alumbra el fuego de la antorcha que lleva en la mano. Comprueba, Guillermo, qué vulnerable es la inocencia, que no se rebela, no lucha, sino que sólo junta sus manos como en una plegaria. Nada es más contrario a ella que el burdo aspaviento, ni siquiera cuando es tratada sin ninguna indulgencia. Dos mujeres cierran el cortejo, y dice Luciano que la negra figura es la Contrición o el Remordimiento. Más bien me parece a mí la Mentira: por su edad –es vieja como el mundo-, por su aspecto –muy ruin-, y por la recelosa mirada que lanza a la dulcísima presencia que cierra el séquito: su veraz, su esbelta, su deslumbrante adversaria.

Acércate, Guillermo, hasta el joven reo y aligera la carga de su pesar, y dile que esta aparición última no es un sueño, es real y verdadera; que desnuda y casi ingrávida ha acudido la Verdad a su rescate y sin mirar desafiante a las demás figuras, sino alzando sólo un dedo y la mirada hacia lo alto, aclara que siempre le ha vencido a la Mentira.

Me preguntas, hijo, dónde estamos, en qué lugar sucede lo que vemos. No es fácil ubicarlo. Bajo el cielo azul que se vislumbra entre la arcada, sólo hay -no amaba el pintor los paisajes- una tierra yerma, un espacio inconcreto. No obstante, nos lo dicen las columnas, los capiteles, los copiosos relieves. Tú mira cuán ricamente ornamentados están con guerreros, santos, poetas, filósofos y mitos. ¿No ves a Apolo desollando a Marsias o, más allá, persiguiendo a Dafne; no ves a Minerva y los centauros, o a Aquiles recibiendo las enseñanzas de Quirón? A muchos otros de la historia y de la fantasía de los hombres aquí hallarás. Atiende, pues, a mis palabras. Esta logia no se encuentra en un desierto, ni en ningún otro sitio, a decir verdad. Esta logia representa lo
que somos; es nuestra alma, hijo, pues estos son nuestros sueños, aspiraciones, deseos, pecados y esperanzas, nuestro afán, el desconsuelo, el odio o el amor que sentimos; este logia está en cada uno de nosotros. Esta galería con sus arcos abovedados, hijo, es nuestro corazón; y, lo que ves, no ocurre fuera, sino en nuestro interior.

Oh Guillermo, porque en tu vida muchos serán los talentos que de otros tendrás que admirar -y no han de ser pocos los tuyos que merezcan los mismo de ellos-, haz que en tu corazón haya siempre un juicio justo. Sé noble, sé digno cuando te toque ser rey; sélo también si eres el reo. No permitas la sospecha en tu oído, no toleres la calumnia en tu boca, no dejes anidar el odio en tus ojos. Ni envidies ni ames ser envidiado. Sé noble, se justo cuando te toque juzgar; sélo también cuando seas juzgado.

Del poemario "Descripción de cuadros para Guillermo"



La calumnia de Apeles, 1495
Galería Uffizi, Florencia
Sandro Botticelli






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FEDERICO MAYOR ZARAGOZA [19.358]

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Federico Mayor Zaragoza

Federico Mayor Zaragoza (Barcelona, 27 de enero de 1934) es un profesor, político y alto funcionario internacional español. Fue director general de la Unesco entre 1987 y 1999.

Mayor Zaragoza es doctor en Farmacia por la Facultad de Farmacia de la Universidad de Madrid (1958). Inició su carrera profesional en el mundo académico, alcanzando el puesto de catedrático de Bioquímica de la facultad de Farmacia de la Universidad de Granada en 1963, y de Rector de dicha Universidad entre 1968 y 1972. Ese mismo año obtuvo la Cátedra de Bioquímica de la Universidad Autónoma de Madrid, cargo que ha ocupado hasta 2004. Fue nombrado Vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en 1971 y posteriormente Presidente en Funciones (1972-1973). Cofundador en 1974 del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), y director del mismo hasta 1978.

Desempeñó cargos políticos: subsecretario de Educación y Ciencia del gobierno español 1974-1975, presidido por Carlos Arias Navarro en tiempos de la Dictadura de Francisco Franco, diputado en el Parlamento de España (1977-1978) por UCD, ya en la Transición política, consejero del presidente del gobierno (1977-1978), ministro de Educación y Ciencia (1981-1982) y diputado en el Parlamento Europeo por el Centro Democrático y Social (1987).

En 1978 fue nombrado director general adjunto de la Unesco, puesto que desempeñó hasta su regreso a España en 1981.

En 1987, la 24ª Conferencia General de la UNESCO lo eligió como director general, cargo en el que permaneció hasta 1999.

Desde el año 2000 preside la Fundación Cultura de paz. Es presidente del Consejo Científico de la Fundación Ramón Areces desde 1993. En 2005 fue designado copresidente del Grupo de Alto Nivel para la Alianza de Civilizaciones, por el secretario general de las Naciones Unidas. En junio de 2008 fue nombrado presidente del Consejo Directivo de la Agencia de Noticias Inter Press Service (IPS). Actualmente preside la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, nombrado por el Gobierno español en octubre de 2010, presidido por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero

Es miembro de múltiples organizaciones, academias y asociaciones nacionales e internacionales, entre otras: Sociedad Española de Bioquímica (1964) de la que fue presidente (1970-1974), Asociación Americana para el Fomento de la Ciencia (1965), Sociedad de Bioquímica del Reino Unido (1966), Real Academia Nacional de Farmacia (1975), Club de Roma (1981), Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1994), Academia China de Ciencias (1994), Academia Rusa de Ciencias (1999), Real Academia Nacional de Medicina (2002) y de la Academia Europea de Ciencias y Artes.

Ha recibido condecoraciones y distinciones de diferentes países y ha sido nombrado Doctor Honoris Causa por numerosas universidades nacionales e internacionales.

En 2007 fue premiado con el reconocimiento Madre Terra de los Premios ONES Mediterránia por su trayectoria en la lucha por la igualdad, la justicia social y la defensa medio ambiental.

En el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía celebrado el 19 de febrero de 2008 fue nombrado Hijo Predilecto de la comunidad. Recibe esta condecoración en un acto celebrado el 28 de febrero del mismo año en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, dentro de los actos del Día de Andalucía.

En las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011 apoyó públicamente la candidatura del PSOE encabezada por Alfredo Perez Rubalcaba; asimismo, en enero de 2013 fue una de las personalidades que apoyaron una manifestación en Bilbao a favor del acercamiento al País Vasco de los presos terroristas de la banda ETA.

Además de sus numerosas publicaciones científicas, el Profesor Federico Mayor ha publicado poemarios: A contraviento (1985), Aguafuertes (1991), El fuego y la esperanza (1996), Terral (1997), Voz de vida, voz debida (2007), Alzaré mi voz (2007), En pie de paz (2008) y varios libros de ensayos: Un mundo nuevo (en inglés The World Ahead: Our Future in the Making) (1999), Los nudos gordianos (1999), Mañana siempre es tarde (1987), La nueva página (1994), Memoria del futuro (1994), La paix demain? (1995), Science and Power (1995); UNESCO: un idéal en action (1996); La palabra y la espada (2002); La fuerza de la palabra (2005) y Un diálogo ibérico: en el marco europeo y mundial (2006), Enfermedades metabólicas (2006), Tiempo de acción (2008)3 . Poemas suyos han sido incluidos también en las obras Mi Extremadura (2012) y Mamaeña, relatos extremeños (2015).






del libro " Alzaré mi voz "



Siento dejar este vacío
esta inmensa oquedad,
esta costa sin sentido.

Pero me voy...
¡ Y el mar se va conmigo !

Salobreña.


...




Amar
es descubrir,
redescubrir,inventar
cada mañana.
Es sentirse
pobre de otros,
es dar la mano
con mayor largueza
cada día,
prestar oído,
ceder espacio,
dar cabida.

Paris.


***


¿Y después?
Intuimos,
pensamos,
hacemos proyecciones,
razonables…
Pero lo cierto
es nuestro tiempo
aquí.
Lo cierto son
las huellas
de errores y de aciertos…
lo que se abre, lo que se cierra,
lo que se crea…
lo que queda en el camino.
Lo que seguro
permanece
son las huellas
de amor
sobre la Tierra…

Madrid, 21 de enero de 2012.



Cuando
mi voz
se apague,
alzad
la vuestra.
Si me queréis,
no desfallezcáis
ni un sólo
instante.
No perdáis
el tiempo
en homenajes.
Defended
las causas
que han dado vida
a mi existencia.
Que vuestro grito,
se una
a un gran clamor
popular,
en favor de todos
los moradores
de la Tierra.
Mi legado
es la palabra.
Es lo único que os doy.
Es lo único que os pido.

Tortosa, 30 de octubre de 2013.



Lo más precioso
es el tiempo
que me queda
todavía…
Es cada instante
por-vivir
por-venir.
Existir
y saber
y crear…
¡Qué maravilla!
¡Qué misterio!

Madrid, 12 de mayo de 2012.



¿Radical?
Sí, porque he visto.
Sí, porque he presenciado.
Sí, porque he vivido…
Sí porque no olvido,
porque no puedo distraerme.
Sí, porque no quiero
que mis hijos
 nietos
 allegados
 amigos
 enemigos…
vean lo que yo vi,
sientan lo que he sentido…
ante la muerte,
 el hambre,
 la miseria,
 el sufrimiento…
¿Radical?
Sí, porque creo
que sólo así
se forja el temple.
Sólo así la acción.
Sólo así, la conciencia.
Sólo así, la constancia.
Sólo así, la vigilia.
Sólo así los brazos
abiertos.
Sólo así la palabra,
al fin,
esclareciendo
los horizontes
y los caminos
del mañana.

Sevilla, 6 de noviembre de 2008.




“Cortarán todas las rosas. Pero la primavera
llegará puntualmente”.
Pablo Neruda

Siguieron
cerrando
puertas y ventanas
y cortando las flores
y cosechando los frutos
de las semillas
que con tanto esfuerzo
habíamos plantado
en suelos agrestes,
en eriales
que nadie
pretendía,
en tiempo hosco
y frío.
Pero ahora
hemos perdido el miedo
que nos atenazaba
y el tiempo
del silencio
ha concluido.
Hemos dejado
de ser invisibles,
de no ser,
y enarbolamos
la palabra.
Se avecinan
cambios profundos,
radicales.
Por fin, la gente
tomando en mano
las riendas
del destino.
Por fin
amanece
el nuevo mundo
que soñamos
tantas noches
de vigilia.
Por fin, la esperanza
y no la espera
inacabable y triste.

La Haya, 3 de septiembre de 2013.



Estamos rodeados
de artificios
y día a día
es mayor el espesor
del cerco
que nos aísla.
¿Tendremos que salir
por lóbregos pasadizos
subterráneos?
No. Saldremos
con alas
indomables
gracias al viento
del espíritu.

París, 29 de septiembre de 2013.



SE VEN POR DOQUIER

los arañazos terribles
de la guerra,
que traslucen sangre y muerte.
Poco a poco
se recubren de tierra
y de olvido
los surcos
que araron obuses
y metralla.
Sólo en el alma
quedan para siempre
las heridas,
sólo en el alma
las huellas permanecen.

Beirut, 1 de marzo de 1998





QUE LA TIERRA
hable o calle
de ti depende.
De ti depende
que ría o llore
el viento,
que la mar
entone
canciones de vida
o muerte.
De ti dependen
día y noche
la luz
o la sombra.
Todo está dentro
de cada uno.
Esta es nuestra grandeza.
Y nuestra espera
esperanzada.

Santander, 13 de noviembre de
1998.





Al Prof. Carlos Tünnermann
Bernheim,
que trabaja incansablemente en
favor de la paz, la concordia y la
justicia.

HOY DÍA 15 DE FEBRERO
DEL AÑO 2003,
clamor mundial, por fin,
de voces de la gente.
Por fin,
la democracia entera.
Por fin,
el pueblo,
en las carteleras
de todos los diarios
de la Tierra.
Por fin,
la esperanza
de paz y de justicia.
La palabra, al fin, y no la espada.
(aunque, después de oírnos,
no escucharon nuestras súplicas
y estalló la guerra
basada en la mentira …).
Pronto seremos muchos más,
y prevalecerá la voz
sobre la fuerza.

Madrid, 15 de febrero de 2003




NO, NO QUIERO EL ESPEJO.

Yo quiero la ventana.
El espejo ha causado
tantos daños,
cerró tantas cancelas,
impidió tanta mirada
hacia el futuro…
No. No quiero el espejo.
Yo quiero la ventana:
Mirar hacia fuera
Y hacia el otro…

Washington, 29 de septiembre de
1998




DESDE SUS POLTRONAS
ordeno y mando
envían a la guerra
a morir luchando.
Todo el que atente
contra la vida,
sea quien sea,
un día
será juzgado.
(Hoy ya lo es
por un clamor de voces
intenso, grave,
permanente,
que emerge
en el mundo entero)…

Madrid, 30 de abril de 2004




Fue
Inesperado
que el que el Todopoderoso
naciera
en un establo
Aquí el pozo,
aquí el pesebre
para la hierba;
aquí el regazo.
Aquí la herida
profunda de desamor
y desamparo.

Belén, 26 de mayo de 1997




HABÍAN QUEDADO
grabados
en mi iris.
Y, en mi mete
hace años
de forma indeleble
anidaron
estos pájaros negros
removiendo
la basura de las calles…
Para siempre
se fijaron las imágenes
de las gentes
paupérrimas y pulcras
transitando por las calles
polvorientas
flanqueadas por tiendas de víveres
y habitáculos de latón…
Este es el milagro
de la India…
el mejor augurio
del otro mundo posible

que soñamos.

Bombay, con ocasión del Cuarto
Foro Social Mundial,
17 de enero de 2004




TODO LO HEMOS PERDIDO
menos los brazos
para abrazar,
menos los labios
para sonreír,
menos los ojos
para contemplar
el vigor de las alas
de las aves,
menos los oídos
 para escuchar su canto…
Y así, la vida vuelve
a su ritmo.
Como si nada
hubiera
acaecido.
Como si nadie
hubiera
muerto.

París, 14 de junio de 1997




Me voy
con muchas cosas hechas
y muchas por hacer…
Seguiré
todo el tiempo que me quede…
recordando
siempre..
que sólo importa
vivir
si se vive libre.

París, 17 de noviembre de 1999.




Y LOS HERREROS,
¿DÓNDE ESTÁN?

El yunque, el fuego…
todo está a punto.
Las espadas sobran
y faltan los arados.
Todo espera.
Todos esperan.
Y los herreros, ¿dónde están?
¿Qué les detiene?
¿Quién les detiene?

Paris, 27 de agosto de 1998.




DECIDIDO
A no tolerar
que nadie
imponga
a mi vida
condiciones,
límites,
supuestos.
Proclamo
mi libertad
Y sé el precio
de permanecer
independiente.
Seguiré
como he llegado
hasta aquí:
dispuesto
siempre
al diálogo
pero nunca
al sometimiento.

Madrid, 21 de diciembre de 2002




Pensé en hablar
pero el tiempo
se escapó
por las rendijas.
PAULA ANDREA VELÁSQUEZ,
en Tribulaciones, 1997

HOY,
a pesar de tanta luz,
y del mar azul,
y del tiempo apacible,
estoy por dentro,
oscuro y triste.
Me siento mínimo
como cuando el mar
y el viento proclaman
su fuerza arrolladora.
Rodeado de tanta claridad
estoy en la penumbra
porque arden los bosques
y seguimos preparados
para encender la guerra
pero no para prevenir
y apagar los fuegos;
porque la droga
sigue desgarrando
mentes juveniles
y familias enteras
mientras seguimos
mirando hacia otro lado;
porque hasta aquí mismo
llegan pateras
con hermanos nuestros
de tierras empobrecidas
a los que tantas veces
prometimos manos tendidas;
porque gobernantes
y deportistas
nos hacen trampas…
Y nadie se revela y grita.
Y nada pasa.
Y sólo hoy cuenta.

Salobreña, 8 de agosto de 1998







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ENCARNACIÓN SÁNCHEZ ARENAS [19.359]

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Encarnación Sánchez Arenas

Encarnación Sánchez Arenas, poeta, nace en Fuensanta de Martos (Jaén) el 19 de octubre de 1964. Licenciada en filología árabe por la Universidad de Granada, estudió los tres primeros años de su carrera universitaria las asignaturas de lengua y literatura españolas. Con motivo de sus cursos de doctorado en filología árabe llevó a cabo el trabajo de investigación, presentado en un congreso internacional, titulado Para quién escribir según Taha Husayn y Raif Juri: una polémica sobre la función y el compromiso del escritor en la literatura árabe moderna, trabajo de investigación que ha sido publicado en la revista del Instituto Egipcio de Estudios Islámicos de Madrid y que se encuentra presente, al completo, en su blog literario, donde ha publicado un libro de poemas titulado Luz nítida y Caleidoscopio, además publicar el cuaderno poético de la revista Senda de los Huertos 69-70. También ha visto la luz en su blog su poemario Pasamos por la vida.

Encarnación Sánchez posee título de Máster Universitario en formación de especialistas en fondos documentales árabes, lo que le permitió ser becada para trabajar en la catalogación de manuscritos árabes, durante un mes en Londres, por al-Furqan Islamic Heritage Foundation.

Ha sido igualmente becada por la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía, durante un año, para organizar los fondos y documentos bibliográficos árabes del Departamento de Estudios Semíticos de la Universidad de Granada. También ha sido becaria del Ayuntamiento de Jaén para trabajar durante un año en sus bibliotecas.

Ha completado su formación con el Módulo de Formación Profesional Nivel III en Biblioteconomía, Documentación y Archivística, trabajando durante ocho años como auxiliar de instituciones culturales de la Junta de Andalucía. Dos años de ellos en la Biblioteca Pública Provincial de Jaén, y seis años en la biblioteca del Museo Arqueológico de Linares.

Dentro de su currículum como traductora hay que destacar su especialización en un curso de lengua árabe, durante un mes, en el Centro Cultural Español de Tetuán. Además ha sido becaria del Ministerio de Asuntos Exteriores, durante los veranos de tres años en Egipto, Túnez y Marruecos, habiendo cursado estudios de lengua árabe durante estos veranos en el Collège St. Marc, Chatby – Alejandría (Egipto), en el Instituto de lenguas Bourguiba (Túnez), y en la Universidad Mohamed V de Rabat (Marruecos).

Ha trabajado además como docente de lengua árabe en la Escuela Oficial de Idiomas de Granada y en 2002 obtuvo el V Premio Provincial Federico Mayor Zaragoza de poesía, por su libro de poemas titulado Preguntas.

Encarnación Sánchez ha realizado los cursos de métrica española en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) con el Dr. José Domínguez Caparrós, y en la Universidad de Barcelona con el Dr. José Víctor Llatse.

Ha participado en el boletín virtual de la revista Claustro Poético con reseñas literarias, poemas creativos y análisis métricos del libro de Luis García Montero La poesía señor hidalgo: antología de poemas cervantinos, es decir, análisis métricos sobre poetas españoles e hispanoamericanos que han escrito poemas al Quijote de Cervantes.

También participó en la revista La Tregua, y en la redacción cultural de “Paisajes” del Diario Jaén y en el Diario Digital Linares28.

Pertenece al circuito literario andaluz y ha participado en un recital poético en los Villares de Jaén, sobre la poesía de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. Ha realizado dos cursos en la Universidad Internacional de Andalucía, con sede Baeza, sobre Antonio Machado. Además durante el mes de agosto de 2013 en la UNIA de Baeza realiza el curso: “Poesía española contemporánea: diálogo entre generaciones” siendo sus directores Juan Carlos Abril y Luis García Montero, y durante el mes de agosto de 2014 también participa en la UNIA de Baeza en el curso “Cómo se hace un poema”, cuyos directores son otra vez Luis García Montero y Juan Carlos Abril. Ha efectuado el curso de prosa poética con escritores.org dirigido por la profesora y escritora Begoña Callejón.

Participa de forma asidua en los recitales de poesía giennenses que convoca y organiza Sergio Franco en el bar Tijuana de Jaén, dentro de su programa titulado La caja de Lot y en las reuniones y recitales que tiene la Asociación literaria Wallada, en el Círculo de la Amistad y en la Biblioteca Viva de al-Ándalus, en Córdoba. Con la misma asociación ha participado recitando sus poemas en Cosmopoética 2013.

Participa también en las reuniones poéticas y recitales que organiza Antonio Orihuela en Moguer a través de “Voces del extremo” en las instalaciones museísticas dedicadas a Juan Ramón Jiménez y Zenobia Campubrí.

Por otra parte, organiza conferencias sobre poesía española y poesía árabe en los pueblos de la provincia de Jaén, como la conferencia en la biblioteca pública municipal de Alcaudete, titulada “Poesía femenina y sociedad: antología poética marroquí”. Asimismo colabora con la Concejalía de cultura de su pueblo natal, organizando conferencias y cursos sobre métrica española, como por ejemplo la conferencia de agosto de 2013, dentro de la semana cultural de Fuensanta de Martos, sobre un soneto de Quevedo.

Asimismo es fundadora y directora de la revista literaria virtual sobre poesía, narrativa breve, traducciones y textos críticos, titulada Penélope: evolución histórica y literaria desde la antigüedad, revista que ha sido subvencionada con su logotipo por la Diputación Provincial de Jaén.

Ha estudiado el curso de haiku on-line en el taller de escritores de Barcelona con el profesor César Sánchez Ruiz.

Es socia del Ateneo de Córdoba en cuya Enciclopedia-Web va a dirigir un curso de métrica española con la colaboración del escritor Manolo Ortas.

Encarnación Sánchez pertenece a la Asociación Colegial de Escritores ACE-Andalucía, que en Jaén dirige la Dra. Genara Pulido Tirado, profesora en la Universidad de Jaén. En la misma ciudad es socia de la Asociación Literaria Café de Palabras y de la Generación Subway de literatura, que promueve la Editorial Playa de Ákaba.

Forma parte del Movimiento de Poetas del Mundo (Chile) con la que participará, en la Agenda 2016 y en las convocatorias de su Antología Trilingüe (Español-Inglés-Chino) con Apostrophes Ediciones, además de participar, entre otros, en los encuentros de sus festivales.

Es socia del Ateneo Blasco Ibáñez de Valencia y de su Movimiento de Escritores pro Derechos Humanos, en el que no sólo se integra como escritora, sino también como investigadora dentro de los Congresos que promueve este ateneo junto a la Universidad de Valencia. Tiene en proyecto participar en el 2015 en un estudio o conferencia sobre los refugiados palestinos de Yarmuk en Siria, integrándose como colaboradora externa en la web del Instituto para la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada dentro de su apartado sobre Derechos Humanos.

Pertenece como escritora al Grupo de Investigación Escritoras y Escrituras, que dirige Mercedes Arriaga en la Universidad de Sevilla, grupo al que aspira también a participar como investigadora a través del primer estudio que va a presentar sobre Mayy Ziyadah dentro del congreso que celebrará este grupo de investigación en diciembre de 2015 sobre escritoras locas.

Además es la coordinadora en Jaén del Festival Internacional de Poesía y Arte Grito de Mujer que promueve, dirige y coordina Jael Uribe desde la República Dominicana.

Tiene pendiente en su faceta de traductora, traducir los libros de poesía de la poetisa marroquí Widad Ben Musa, que servirán para su tesis doctoral, y que presentará como proyectos de traducción al Ministerio, a través de la editorial Playa de Ákaba.

Tiene en proyecto traducir libros de poemas monográficos de cada uno de las poetisas y poetas marroquíes o árabes contemporáneos.

En la revista literaria que dirije Penélope publicará los resultados creativos de conferencias, talleres o cursos sobre cuestiones métricas, como el verso libre de Juan Ramón Jiménez, o el verso libre de base tradicional de Alberti, Lorca o Salinas, o el versículo mayor en Clamor de Jorge Guillén, etcétera, además de resultados creativos sobre talleres de haikus.

Publicaciones

-Para quién escribir según TĀHĀ HUSAYN Y RA'ĪF JŪRĪ. 
-Pasamos por la vida, Mandala Ediciones. Madrid, 2014. ISBN: 978-84-835-2504-3.
-Generación Subway: poesía. Playa de Ákaba. Madrid, 2014. ISBN: 978-84-16216-33-8.
-Preguntas, Institución Literaria Federico Mayor Zaragoza. Jaén, 2002. ISBN: 84-95154-35-8.
-Preguntas, Publicatuslibros.com. Jaén, 2011. 27 páginas. ISBN: 978-84-694-3097-2. 
-Luz nítida, Publicatuslibros.com. Jaén, 2011. 25 páginas. ISBN: 978-84-606-8414-5. 
-Caleidoscopio, Publicatuslibros.com: Jaén, 2011. 84 páginas. ISBN: 978-84-606-8415-2 
-Cuaderno poético “Tres morillas, senda de los Huertos. Revista Cultural de la provincia de Jaén. Año 1969-70. ISSN: 1137-035.




Écfrasis de la "Araña Sonriente" de Odilon Redon*

La telaraña
Teje
Nuestra visibilidad,
Teje
La lucha contra la soledad,
Teje
El fraude de la insolidaridad,
Teje
Los segundos de la actualidad,
Teje
Los parámetros de la igualdad,
Y me pregunto:
¿estoy enredada
en los hilos de la araña
 de mi liber-tinaje
 o de mi liber-alidad?
Ven Odilon Redon
Y pinta tu araña sonriente,
Dale a “Los Negros” de tus dibujos al carbón
Un fondo matizado de color postimpresionista.
Estoy presa en internet,
La gran telaraña mundial
Y quiero saber si mis tentáculos,
Dentro del autismo internáutico,
Serán legado de inmortalidad,
Serán legado de la humanidad.
Ven Odilon Redon,
Estoy atrapada en la red
Y me mitiga la soledad
Incluso hasta recibir spams que también recibo como comunicativos.
Internet, ese archivo biográfico mundial de nuestras vidas,
Con sus webs, con sus blogs,
Ese archivo ¡que no sucumba a un cataclismo!
De documentos word´s y pdf´s.
Ven Odilon Redon,
Estoy atrapada en tu araña
¿para qué?




Compañía nocturna de tu cuerpo*

Compañía nocturna de tu cuerpo,
Luna de calcio, sol de tu alabastro.
Ya duermen con tu paz interior de cristal,
Donde ya no hay pedazos, donde ya no hay añicos.

Coral de piedras, rocas marinas flotan,
Todo emerge entre tus sábanas de seda.
Vive arqueología y así te reconstruyes
Como tantos diamantes de tus dientes de plata.

Morir antes que tú, ni siquiera vivir
No estando arrojada a tu vacío, como aire sin tus nubes.
Yo no quiero que me quede aliento
Sino el que ahora te respira empapando tu almohada.




Écfrasis de "Lluvia, vapor y velocidad. El gran ferrocarril del Oeste" de Willian Turner*

Silva libre impar de Rain, Steam, and Speed – The Great Western Railway
William Turner. Rain_Steam_and_Speed_the_Great_Western_Railway.jpg

Luz muy intensa,
Más la emoción
Que la realidad
Objetiva.
Con los empastes
Se logra reflejar
El humo del ferrocarril
Y el aire mismo.
El tren, el puente
Maidenhead Railway Bridge,
Y el río Támesis
Desaparecen en la neblinosa atmósfera.
Se difumina y mezcla
La neblina
Que exhala el agua.
Se difumina y mezcla
La lluvia que recrea un velo
Ante el cielo,
Ante el vapor
De la locomotora.
Los efectos lumínicos
Son cambiantes,
¡pincelada
de los impresionistas!
Rasca el color
Y surgen
Formas figurativas.
Lluvia, vapor, velocidad
(Rain, Steam and Speed)
El gran ferrocarril del ala oeste
(The Great Western Railway)




Écfrasis del cuadro "Dolor (Sorrow) de Vicent Van Gogh*

Vincent_van_Gogh_-_Sorrow.jpgSien Hoornik
Modelo de Van Gogh,
Te bebes la sed de la vida
sumida en el alcohol.
Tu cuerpo no escala
el diario del amor.
Tus decepciones,
siempre a solas,
son diarias
como lo es tu prostitución.
Por unos días feliz
junto a Van Gogh,
que pinta y escribe en tu cuadro:
“Comment se fait-il qu´il y ait sur la terre une femme seule?”
(“¿cómo puede existir sobre la tierra una mujer sola?”)
Pese a tus dos hijos
la soledad te invadió
y en la aguas del río Escalda,
en Rotterdam,
¡clama tu suicidio devastador…!




LA VEGA

I

ALAMOS: aquí baño
 mi cuerpo en el agua
 solitaria.

En la vereda infantil
 el río marca su vega,
 los alamos son de plata
 ante reflejos del sol.

Dancemos,
 dancemos alrededor,
 que son de plata y no de oro
 por los destellos del sol.

Por si acaso,
 a cantar mejor que hablar
 ante la soledad…


II

 Que no inunde la tormenta
la vega de mi alma,
 y venga con mansedumbre
 la lluvia
blanca.

Que nadie lea
de mi soledad, el memorial,
 historia mimada
-mujerentre
las parcas.



LA VEJEZ

Me ha pintado un dibujillo,
el árbol de la alameda
y en la vereda piedras.
Tronco inclinado y cortito.

Dijo que lo había pintado
espontáneamente
para mí.

…Inclinado tronco.
Son sus manos
como ramas,
como corcho agrietado.

¡Ojalá
Ojalá.
¡Con tu vejez
de adolescente!




LUNA ESTAMPADA

Está estampada la luna
como un cromo infantil,
que no sabe ni de geografía,
ni de mapas.

Mírala cómo llora
¡tan brava!
-colegiala
castigada en la esquina.

Tiene las manos teñidas
por la tiza
de la pizarra.

¿Ya queremos callarla?
¡A la una,
a las dos
y…
a…
las tres!
Ya se muerde la lengua,
la zagala, ¡tan clara!




NIÑA,
Llora por la cerámica partida.

¡Pega tantos añicos
en suelo, rotos!
¡Pega los caracoles y sus casas
de verdes ojos!

Llora por la cerámica partida,
niña.




SENDERO VIEJO
VAGABUNDO viejo
del sendero nuevo
viejo.

Una ardilla trepa los tejados
de los edificios viejos
y la teja de uralita reposa
sobre el ventanal
nuevo.

Vagabundo nuevo
del sendero viejo
nuevo.

Un sauce llorón y viejo
llora un muerto
nuevo,
tiene los dedos blandos
no está todavía tieso
ni viejo.

Pueblos de discursos infinitos.
Un águila de mármol
viejo
pierde su brillo,
tiene el pico hincado a su cuerpo
nuevo.

Los misiles no quieren volar
sobre el águila y su campanario
viejo.



Del amor a otras mujeres
  
Te canto seguidilla:
mi amor confieso
rompiendo los silencios
de amor supremo.

Te canto siendo sana
si no me quieres
yo prometo querer
a quien sirvieres.

Tú que eres indulgente
a quien veneras
yo prometo querer
a quien alegras.

Te ruego seguidilla
que me dé el tiempo
ya con tus oraciones
otro arriero.




Viuda

Cristal de mi ventana se quebró
y pongo otro a color que me quedó
sin verte a ti desnuda
y estando tu viuda
cristal de color ve como un obstáculo
tu desnudez al serme cual mi oráculo



"Soy la música que bajo tantos cabellos
hace el mundo en su vuelo misterioso..."
Vicente Aleixandre     Soy el destino

SOY EL DESTINO

Sí, te amé errática; pero no soportaste el peso de la autogestión
que en tensión claudica la paz y calma del agotamiento...
No iba a ser laboral...
¿Por qué besé tus labios y tus párpados de un errático padre, amante,
amigo que no discierne ternura constante,
y entre salvaje sexo no sabe succionar o morder unos pechos maternales?
¡Desterrado del pasado, te falta presente y futuro!
¡Ya respiro al compás del tictac... !
entre la convulsión de una aspiración y espiración
me persigue la muerte y la vida.
Me veo en mis tres dimensiones con la verdad que te quiero
y con la miopía de los demás
que no disciernen mi inmensa realidad.
Quiero vivir, vivir entre flores que me evocan recuerdos,
como el ave o la escarcha, como ceniza que abona...
como tu amante con libido y donde Dios no abandona los cuerpos.
Soy la música de tu tempo que descubre los acentos rítmicos de tus
palabras y bajo tus cabellos acaricio las cuerdas del violín o la guitarra.
En tu lecho soy un cachorro tierno que no quiere abandonarse a su
suerte.
Soy el caballo que aletea un ritmo con sus patas,
tu pez perdido desde tu desembocadura a tu nacimiento,
el agresivo tigre que abona la tierra en un ciclo biológico,
una luciérnaga entre tu ceguera.
Soy el destino que convoca a todos los amantes
en medio de un mar donde la gravedad navega
que busca su orilla entre rosas y girasoles
que giran en torno de la luz.



EL TEMPO

¿Tiene la verdad números?
Te cuento las silabas matemáticamente
y el álgebra de mi vida vive un tempo.
Soy una caña sin dueño, decrépita y no pararé de buscarte:
lo difícil es encontrarte,
¿te hallé?, ¡te he hallado!
La caña en el rio muerto y vivo
¿llora o sonríe?
Quiero escalar tus dos orillas
buceando tus dos aires.
Pez con cauce,
agua y sauce.
Tempo con brisa concisa o incisa
¿Tempo con tiempo?
¿Tiempo sin tempo?
¡Eres el tempo de mi tiempo!
mi ritmo, mi compás.
Desde la aurora al ocaso
y tú marcando paso a paso.
No hago caso al tiempo sino al tempo.




VESTIGIO

No he visto
mirilla,
ni fisgo
tu vida,
ni vibro
tu fibra.
Contigo
tan fría
no vivo.
Aviva
tu pico
la miga,
vestigio
prodigas
que fío
en vida



¿HUECO 0 VACÍO?

A mis sueños
clara noche
di alegría,
luz de empeños
hueco trecho
¿poesía?
Ribereños
os cosecho
maestría.
A Machado
lo profeso
como guía,
el arado
me confieso,
me temía
es hilado
cual expreso
siniestría.




SOLEDAD

En usual albedrío busco y busco,
no comprende el gentío ¡soledad!
Estando de mi hastió enferma pendo
de tu muerte
de mi culpa
¡campo umbrío!
Pendo
de tu clarinete,
de tu compás,
de tu tempo
¡sin lio!
Pendo
así disoluta
de tu compás
de tu tempo
¡mi brío!
Enferma por tu muerte busco la paz en casa.
En el albedrío hado te busqué y encontré.
Soledad fue su nombre que el pasado me cura,
no eres impío, brío, ¡extravió borré!
¡Soledad implora!
enferma te necesito,
la muerte me acompaña en mi diario atavío
y rechazo los demonios superiores de las lenguas
¿Seré yo una de ellos...?



VERSOS

Versos, versos, más versos,
versos
con palabras que riman,
llenas de ironía para los perversos.
Son tus pechos todavía tersos
y las caricias todo lo llenan
por anversos
y reversos
en una ternura sin pecado
que toca la piel de un niño inmerso.
Versos, versos, más versos,
versos
con palabras que riman,
mezcladas de libres versos
con palabras que riman,
mezcladas con blancos versos
con palabras que riman.
Desiguales versos
tal vez sin igual número de silabas.
Os deis la vuelta o no en la cama
espero con vuestros versos diversos
con vuestras palabras diversas
que seáis acaso conversos,
conversas
de mis anversos y reversos
¿sentimientos o pensamientos?
¿inversos?
¿transversos?
Versos,
versos,
más versos,
versos,
versos
y versos
siempre palabras con versos.



NO BASTA

Pero no basta, no basta
la aurora con y sin crepúsculo derrotado.
No basta que la luz bermeja de una tarde pálida
se erija sobre heridas fraudulentas
donde tan solo quedan el referente
de los demás.
No basta que cuentes a otro sin otra
y que los multipliques solos...
¿y las otras? ¿y los demás?
La luz del iris se contrae ante tu falta de naturalidad
y paseas lánguidas barcas sin agua en su base.
Un rayo de sol ilumina mi frente
y no me siento loca, sola
en medio de un absurdo universal
que niega polémicas e intenciones.
Mis labios y los tuyos se erigen
como olas bravas
que se cierran en la playa.
Las ondas no me nombran,
ni aceptan parejas de hecho,
dando por hechos otros cuerpos sin alma.
No puedo atrapar las ondas,
ni la luz invisible,
ni la oscuridad invisible.
Mi luz aleja tu noche.
Me he convertido en una dama de noche
donde es perpetua la opacidad de los ciegos.
Piso el ala de tu espejo
y el néctar de tu polen etéreo
derramado en aquel vuelo.
Tu cálido aliento difumina el vaho de los cristales
y piso el ala de tu espejo imaginado
de imágenes que imaginan con imaginación
y te revelan ante el caos del pasado,
ante un orden de un presente poético.
Tu mirada es un misterio
porque cabalgan sobre ti pensamientos con sentimientos
y la hipocresía aparece, congénita.



NOCTURNO

Hiciste del pecado una virtud
así de rectilínea,
tan erguida y derecha
es tu vida
siendo frágil y mística
ante las tentaciones.
Tu obsesión:
líneas paralelas son dos rectas,
semáforos y calles,
las aceras.
Tales son las ventanas paralelas,
tan perpendiculares
¿Espera el infinito
en un punto?
¿cuántos son nuestros puntos?
¿cuántos los infinitos?
¿acaso uno?
No nos encontraremos en mi senda...
ni acaso en tu vereda...
Busco obsesiva un punto de infinito
donde confluyan orillas y mi acera.
Son los cables, los posters
paralelos...
Me volví mi farola
que perpendicular tiene tu luz,
un punto arcano de luz
¿Me cruce en tu vida ebria?
Tal es punto de luz
tan perpendicular
así de paralela
¿Naufragaré en el aire, sin tragedia?
Suena caer el golpe de la etérea...
cual manzana
que gravita dolor
¿Es tu poema un humo?




.

RAFAEL PÉREZ FONCEA [19.360]

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Rafael Pérez Foncea 

(Logroño, España, 1974). Obra poética: 12 Poemas (2005) y Los ojos grandes (2014). Aparece en la antología Catorce poetas riojanos en las Jornadas de Poesía en Español (festival de poesía que se celebra anualmente en Logroño, auspiciado por el Ayuntamiento de la ciudad).



EL VASO VACÍO

The wine of life is drawn, and the mere lees
Is left this vault to breg of.
Macbeth, W. Shakespeare

Un sabor agridulce,
de vino trasnochado,
me subirá a la boca
desde el vaso vacío.

Será un sabor a nada,
a empresas imposibles,

cuando el reloj de arena
se rompa por la base
y se me escape el tiempo
como un animal libre.




DESCONSUELO

Cómo no echar de menos para siempre
todo lo que tal vez nunca pasó.




EL URZAGAL

Mirad, en estos campos, entre el pueblo y el río,
junto a las verdes huertas de alcachofas
y a unos pluscuampoéticos almendros
tengo yo algunos muertos esperando
la llegada puntual de las cosechas.




COCINA DE MADRE

Vuelve a tu casa en paz, cúbrela de cuidados,
pule tus ollas para que sean soles,
y piensa que nunca acabarás aunque te mueras.
Manuel Díaz Martínez

Hay humos de azafrán en la cocina
donde mi buena madre aún tragina,

a pesar de los años y las penas.
Disimula las lágrimas serenas

de unos ojos que vieron arder Troya,
en el efecto de picar cebolla.

Y aún dice su oración, agradecida
por el milagro incierto de la vida.



CRISIS DE IDENTIDAD

Yo que me desbarato y ardo entre los papeles
buscando la cadencia, la relación, el nombre,
un ejemplar cualquiera de nuestra especie, un hombre
que piensa, duerme y sufre su trama de babeles.

Yo que me subo en lentos autobuses y trenes
plagados de congéneres que habitualmente ignoro,
yo que escribo poemas, que dilapido el oro,
yo que ensalivo tanto cuando ando entre sartenes.

Yo que soy en fin todo lo que tengo en el mundo
esta noche de invierno y muchas otras noches
de insomnio como esta, pobladas de fantoches

y de electrodomésticos de zumbido iracundo
resulta que no existo, soy moléculas, cosas
que funcionan sin mí, no “yo”, como las rosas.

(publicado en Mangolele, 2008)




(de Los ojos grandes, 2014)


POÉTICA

Era también, si no principalmente,
mantener la mirada curiosa de un chiquillo,
la ilusión de accionar un picaporte
hasta el que casi, casi no llegaba.
Y era el sonido mágico
que hacían las palabras en su oído
(a veces repetía una hasta que perdía
todo significado).
Era hablar con el mundo como nunca
le era posible hablar con las personas.
Hablar con una voz, un ritmo y un discurso
más libre, más cabal, más meditado.
Su forma de saber lo que decía...



KAIKUS

Cantamañanas
como aquí el que subscribe
no sé de otro.



Tras la perdiz
corren los perdigones
de todo tipo.



A la perdiz
le sienta el vino tinto
mejor que a muchos.



Los sacramentos
de la fabe en Asturias
llaman compango.



Tomarse en serio
requiere algunas veces
tomarse en broma.



Donde haya pera
Conferencia se callen
los gimferreres.



Para el lumbago
fajas y mantas térmicas
no vienen mal.



Tiendo a olvidar
cuando el peque da guerra
que soy su padre.



Juana de Arco,
como buena heroína,
tenía un peligro...



Ver el molino
con la luz del cigarro
es mucho ver.



Al ruiseñor
no me le hagas parodias
que es muy poético.



Cuanto se diga
sobre el ornitorrinco
no será nada.



La codorniz
se escapa con andares
patidifusos.



Pesca con mosca
a la orilla del río
cagüen sus muelas.



Llueve en el campo,
quién me manda probarlo
paseando al perro.



Zumba la abeja
parabrisas adentro:
- Frena, Manolo.



Ladra en la noche
el perro del vecino,
lo mato un día.



Carta de ajuste,
aquello sí que era
un late night show.



Éramos pocos
cuando parió la abuela
a los trillizos.



GUARDERÍA

Hoy, jueves 27 de marzo de dos mil
catorce he ido a llevarte yo, por primera vez,
a la guarde y he visto deslizándose un pez
de plata en tu carita, la Biblia en un atril

del hall de las monjitas, cuando nos despedíamos.
Y, mientras te decía, que volvería pronto
a por ti se me ha puesto una cara de tonto
que la hermana, en la puerta, viendo que no movíamos,

se te ha llevado adentro, no sin cierto desdén
hacia mi incertidumbre de padre primerizo.
He articulado entonces un resignado amén

y he salido a la calle, pero no me espabila
ni el trajín del trabajo ni nada de este hechizo
y veo en todas partes tu bata y tu mochila.



Desconcierto por Lázaro y América

No es la resurrección de Jesucristo
la que me tiene en vilo. Al fin y al cabo,
Jesucristo era Dios, un pasaporte
válido para el tránsito entre vida
y muerte que, además, nunca caduca.

Es la resurrección de Lázaro, su amigo,
la que me desconcierta
porque ¿qué amigo es ese que lo despierta a uno
en medio de la siesta o de la muerte?

Yo, por lo menos, no soportaría
la cara de Paulino recortada
a contraluz abriendo la tapa de mi tumba
y pronunciando aquello de levántate y anda.

Para morir de nuevo en un mes o en un año
mejor que se levante cualquier otro,
pensaría; no sé, tu puta madre.

Eso me desconcierta, pobre Lázaro,
y que no revelase, siendo Dios,
a sus seres queridos por lo menos
que más allá del mar hay otra tierra
habitada por gentes, América, América.



Kaikus 

Es Little Richard
con su a wamba buluba
balam bambú.



El onanismo
se perfecciona mucho
con uno mismo.



Ninfomanía,
parece el premio gordo
y luego cansa. 



Corre la liebre
y el galgo, detrás de ella,
aun corre más.



Dejé mi vida
cuando salí de Cuba,
dejé mi amor.



También dejé,
cuando salí de Cuba,
de tener miedo.







.

JUAN MANUEL GONZÁLEZ ZAPATERO [19.361]

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JUAN MANUEL GONZÁLEZ ZAPATERO 

(Pamplona, 1962) con la disculpa de terminar sus estudios de Filología se trasladó a Granada, ciudad en la que fatigó, con admirable fortuna, colmados y figones. Regresó a Logroño para continuar con sus inquisiciones tabernarias, ejerciendo de paso de profesor de literatura en la Universidad Popular y de autor de los libros de poemas Sonetos de la piedra negra (1992), Grandes Inéditos (1997) y Sea de ello lo que fuere (2008), todos ellos leídos con fruición por un público devoto y escogido. Es también prosista de excelente factura, como demuestra el ceñido manual El conferenciante mudo (2002).

Juan Manuel González Zapatero pertenece a lo que el crítico literario José Luis García Martín denominó en su día 'Escuela de Logroño': el grupo de autores nacido alrededor de los primeros sesenta y del que formarían parte Desiderio C. Morga, Alfonso Martínez Galilea, Pedro Santana, Francisco José Quintana o José Ignacio Foronda.

"Poeta de acendrado intimismo ("mis poemas son como un paisaje interior") y de fuerte inclinación por la expresión sentimental, es sin embargo respetuoso practicante de una poesía de sólida factura formal, en la que dominan los temas vinculados a la identidad y a la escritura", apuntan desde la organización de las jornadas.

"La poesía debería hacernos más reales", ha dicho en alguna ocasión el autor, e igualmente: "No escribimos, sino que somos escritos".

Profesor de literatura en los talleres de la Universidad Popular de Logroño desde hace quince años, Juan Manuel González Zapatero, nacido en Pamplona en 1961, pero logroñés de siempre, ha participado en prácticamente todas las iniciativas literarias riojanas de los últimos treinta años.

Con notoria precocidad publicó sus primeros poemas en las revistas Generación 61 y Oja, para colaborar luego en Calle Mayor, Logroño Ciudad, Fábula, Mangolele, etc. Igualmente fue el más joven autor recogido en la Antología de Poesía en La Rioja, publicada por el Gobierno regional en 1986.






(Poemas del libro Sea de ello lo que fuere.)


EL VADO

Han pasado los patos junto al río.
El viento silba su canción precisa.
Los juncos han crecido muy deprisa
y la memoria nada en el vacío.

No sé lo que me trae a este lugar
una vez más, a verme en tu corriente.
La tarde cae cansada sobre el puente.
Creí que era posible recordar.

En esta orilla en forma de paseo,
ebrio tan sólo de mi propio sueño,
me pierdo por senderos de otra edad.

Todo ha cambiado, menos mi deseo.
Murmura el río. Cae rodando un leño.
Más arriba se enciende la ciudad.




LA LECTURA

Abro un libro, y en la santa lectura
la tarde me parece otra figura:
el cuarto humilde, la cortina grana,
el río de palabras, la ventana,
el cielo gris, la nube que destella,
el campo de color verde botella…

E imperceptiblemente (es un decir)
me gana la locura de escribir:
tomo un papel, ensayo una postura,
releo el libro, miro en mi alma oscura…
Pero apenas encuentro la manera,
pues la luz (ay, la luz) viene de fuera:

Lo que mi voz en un susurro nombra
con igual rapidez vuelve a la sombra.
Las cosas huyen como de la quema
dejándome el vacío y no el poema.
Y yo mismo me busco y no me hallo
hasta que al fin, cerrando el libro, callo.




DESAZONADA ESTAMPA

Desazonada estampa de los días
en que todo parece diminuto:
el vecino, la calle, ese minuto
que tardamos en dar los buenos días.

Desazonada estampa de los días
en que todo parece gigantesco:
el vecino, la calle, el arabesco
de otra voz que nos da los buenos días.

Sólo a veces parece que el paisaje,
girando mudo y fiel sobre sus gonces,
abre una puerta y nos invita al viaje.

Quisiéramos cruzarla. Pero entonces
nos sacan de esas vagas fantasías
el vecino, la calle, buenos días.




AQUÍ Y AHORA

Estos son, no son otros
los días y los pasos despistados.
Cuando me paro y nada se me ocurre
digo: “Estos son y no otros”.

No otros días, por más que los recuerde
ahora transformados,
como si hubieran sido
lo que estos son, o yo no veo.

Porque puede que sean
días tranquilos, dulces como un sueño,
y que les falte solo
haber pasado, estar en el recuerdo,
para sentir que fueron
los días más felices de mi vida.







.

ERACLIO ZEPEDA [19.362]

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Eraclio Zepeda

Eraclio Zepeda Ramos (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 24 de marzo de 1937–Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 17 de septiembre de 2015) fue un escritor, poeta y político mexicano.

Cursó el bachillerato en la Universidad Militarizada Latinoamericana (UMLA), donde formó un círculo de estudios marxistas con Jaime Labastida, Jaime Augusto Shelley y Nils Castro. Estudió Antropología Social en la Universidad Veracruzana, lo que le hizo unirse a grupos políticos de izquierda, lo que se refleja sus obras literarias.

En 1960 asistió al 1.er Congreso Latinoamericano de Juventudes en Cuba y, cuando la invasión de Bahía de Cochinos, al igual que Lázaro Cárdenas del Río, se alistó como soldado junto con Carlos Jurado, Nils Castro y Roque Dalton, designándosele oficial responsable de la Compañía Especial de Combate.

Profesor

Fue profesor de la Escuela Preparatoria de San Cristóbal de las Casas en 1957, de la Escuela de Derecho de esa misma ciudad, de la Universidad Veracruzana de 1958 a 1960, de la Universidad de Oriente, en Cuba en 1961 y un año más tarde de la Universidad de La Habana, de la Escuela de Instructores de Arte de La Habana, del Instituto de Lenguas Extranjeras de Pekín.

Eraclio Zepeda fue creador del grupo de orientación campesina de la CONASUPO en 1967, fundando el Teatro de Orientación Campesina, donde habría de producir la radionovela San Martín de la Piedra y fundado el periódico mural El Correo Campesino.

Política

Participó en una serie de movimientos en contra del gobernador de Chiapas Efraín Aranda Osorio pues éste había aplicado el delito de disolución social. De 1958 a 1959, fue militante del Partido Obrero Campesino, para luego pasar al Partido Comunista Mexicano, partido en que sería militante de 1969 a 1981. En el PCM fue miembro del comité central y de la comisión política y corresponsal en Moscú del órgano La Voz de México.

Fue cofundador y miembro del Comité Central del Partido Socialista Unificado de México y del Partido Mexicano Socialista, siendo precandidato a la Presidencia y candidato a senador por Chiapas. Fue diputado federal por el PSUM en la LIII Legislatura del Congreso de la Unión de México. En 1989 fue cofundador y miembro de la Comisión de Garantías del Partido de la Revolución Democrática. Entre diciembre de 1994 y abril de 1997, fue secretario de gobierno del estado de Chiapas, con los gobernadores Eduardo Robledo Rincón y Julio César Ruiz Ferro.

Premios y distinciones

Medalla Conmemorativa del Instituto Nacional Indigenista en 1980.
Premio Xavier Villaurrutia por Andando el tiempo en 1982.
Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, desde 1994.
Medalla Belisario Domínguez, 2014.
Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura otorgado por la Secretaría de Educación Pública en 2014.
Doctor Honoris Causa por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas y la Universidad Intercultural de Chiapas, 2015.

Obras

Cuentos

Benzulul (1959)
Asalto nocturno (1979)
No se asombre, sargento
Ratón-que-vuela (1989)
Horas de vuelo (2001)
Quien dice la verdad

Novelas

Las grandes lluvias (2005)
Tocar el fuego (2007)
Sobre esta tierra
Viento del siglo

Teatro

El tiempo y el agua (1960)

Poemas

La espiga amotinada (1960)
Ocupación de la palabra (1965)
Elegía a Rubén Jaramillo (1963)





Soy un hombre que vive con el viento,
con el pájaro, con la nube, con la noche.

Vivo con todo lo que busca
un espacio preciso, en donde
anidar el espíritu lleno de gritos.

Tengo un espíritu ancho de universo,
y a la luna enredada entre mis nervios.

Soy libre:
leopardo encuevado en las mañanas;
jabalí que se pierde en el crepúsculo.

Viento soy



De “Laco”, dice Octavio Paz: “La primera y única vez que vi a Eraclio Zepeda me pareció una montaña. Si se reía la casa temblaba, si se quedaba quieto veía nueves sobre su cabeza, es la quietud, no la inmovilidad un signo fuerte. La tierra áspera que esconde tesoros y dragones, el lugar donde viven los muertos y los vivos guerrean”.

De “Laco”, dice Juan Rulfo: “Quien lee a Eraclio Zepeda siente la ternura que él lleva en su corazón, un hombre que expresa ternura, que sabe desarrollar y desenvolver, y sobre todo expresar la ternura tiene que crear ternura”.

De “Laco”, dice Rosario Castellanos: “En su literatura hay una conciencia vigilante que no quiere quedarse las meras imágenes de las cosas, que quiere tocar raíces, que quiere tocar su testimonio en el sitio que le corresponde dentro del conjunto de datos, que sobre Chiapas se han ido reuniendo”.

De “Laco”, dice Emmanuel Carballo: “Es un joven, bueno, lo dijo en 1961, es un joven que ve con amor y solidaridad los problemas humanos, sus cuentos, además de arte, son documentos”.

De “Laco” Zepeda, dice Vicente Quirarte: “Cuando se lo ha exigido México ha ocupado cargos de responsabilidad pública y ha enfrentado esperezas de quienes no recuerdan con la frecuencia y con la intensidad de vidas una frase lapidaria de José Martí: “Quienes no tienen el valor de sacrificarse han de tener al menos el pudor de callarse frente a los que se sacrifican”.

De “Laco”, dice Federico Reyes Heroles:“Como mexicano qué orgullo que Eraclio Zepeda, el poeta, el cuentero, el cuentista, el antropólogo, el historiador, el hombre de compromisos reciba el merecido honor, de la presea de su paisano Belisario Domínguez. Don Belisario estaría muy contento”.



ASELA

Eres la mar profunda habitada de sorpresas: hay peces extraños en tu vientre, sueños de marina en la baranda, viejos navíos sepultados en el fondo.

En el centro que vibra con las olas guardadas, un nido brutal de tiburones, una perla que se agita entre mis labios, un banco de coral bajo el delirio.

Tú eres el mar con alegres bocanadas, arenas que me cubren en la playa y algas que en mis puños se derraman.

Tú eres la mar: me hundo en tus regiones, adentro, construyo, te alabo,

                  Hosanna! ¡Hosanna!

Sobre el puente me instalo con un salto,
me lanzo a la aventura por poniente,
transformo este paisaje con abrazos,
sé de océanos ayer tan sólo presentidos,
capeo temporales que muerden a la borda,
la fanfarria de tu falda izo en el mástil.

Sobre tu cuerpo navego lontananzas.
Silba un viento extraño en tu cabello.
Tus senos tienen un lejano sabor a continente.

Me hablas de lugares: por tus dientes
me entero de archipiélagos que se allegan
al discurso del mar, como vocales.
Cartógrafo del sueño y la vigilia
en tus pezones trazo la deriva.
Rosa alborotada de los vientos
calculas derroteros al sextante.
Baja estrella polar que me conduce.
Constelación de Tauro entre los muslos
te descubro religioso a cada noche.

Los límpidos rastros del compás
te marcan círculos negros en las ingles,
tinta china en las axilas,
arcos perfectos en los ojos profundos.
Atlas universal del gozo eres, amada:
te poseo en forma semejante a la del potro.

Forma planetaria el cuerpo: la tierra
es alta y esbelta, con abras de cobre
en los dédalos polares y una cálida ternura
en el capricornio acariciado.
Visión que se levanta de las olas,
el grito jubiloso del vigía,
continente anunciado por un ave,
las palmeras reventando una bengala,
un olor costanero en las narinas.
Viene el viento terral que hincha el velamen.

Espuma a punto de ser piedra,
has emergido como una isla
que hiciera hervir la sal del mar.

Tierra para fundar la casa,
piedra sobre la cual edificarme,
traza de una ciudad futura
llevas en los flancos,
anuncio de un pueblo por venir.

Ya no puedes partir, eres la tierra.
En ti todo misterio tiene acomodo.
Al idioma son inhóspitas tus eras,
a tu corazón se me queda amarrada la sintaxis.

Por tus ojos me lanzo en pos de los sucesos.
Inicio una observancia de prodigios,
una común visión de los metales
y una clara embriaguez me sube al punto.

De tus ojos planetarios vengo y voy a los asombros.
A través de tu mirada contemplo el silbo
que del árbol se desprende.

Toda tú eres a mi cuerpo la pupila.
Alegría vendaval en tu cintura
me señalas territorios y marismas,
días que se granan en próximas mazorcas.

En ti poseo a todas las criaturas.
Te me tornas en figuras y animales.
Creo que eres el barro original
del que emergieron todos los objetos.
Me derrumbo en tu vientre de líquidos soportes.

Me enamoro de tus pies y tus cabellos,
de tus flancos marinos me enamoro.
Mi nombre es inquilino de tu boca
y tu boca se me queda entre los dientes.
La furia del amor yo te derramo, me derramas.

Entre mis manos tu entraña se madura,
te rompe las medidas el verano,
te crece la cintura como Junio.
Me obligas a crecer también con esto.
Me acostumbras al mundo cuando callas;
cuando callas me entregas continentes.
Con la cabeza descansando entre tus senos
esparzo la mirada por ciudades,
por talleres distantes a las manos,
por campos encarnados de trigos y pezuñas,
por altos picos de soleados pinos,
por el valle extenso
bajo el ala en vuelo del milano.

Recluta del prodigio
me ofreces con tus pechos el planeta.
Mi estatura por tu valle reverdece y se despliega,
por tu talle hasta el sol se desarrolla.

Déjame crecer los frutos sementales,
las constelaciones vibrantes como hormigas:
inicio un rotar de oníricas elipses,
una palada de cal que me duplica,
un cometa de luz en que me ovillo.
Tiempo de barbecho es tu costado,
aclaración de voz y grito extenso, tu garganta.
Hay algo en ti que no es de nadie,
que te marca y te anuncia en las esquinas.

Hay algo en ti que se derrama por tu falda
y siembra siemprevivas en la acera.
Hay algo en ti que hace deletrear tu nombre,
que me lanza por las calles a buscarle de repente.
Hay algo en ti que yo me aprendo.

Llenándole la casa, abriéndome los ojos
vas y vienes por el día.
Me colmo de quietud
con tu presencia de alegres ventanales.
Te amo sencillamente y una piel de marejadas
me revienta entre los dedos.
La soledad entonces no es más que una palabra rota.

Sé de una paz que viene a aletearte en las axilas.
Te mueves por mis cuartos alumbrado pequeñas pertenencias,
me acomodas los libros por edades,
la mesa que tengo tan llena de caballos;
orientas la finalidad de mis papeles,
restiras las praderas de mi lecho,
me llamas para el pan y la sal que me has dispuesto. 
Alada, aleteas alrededor de la casa
y alrededor de la mesa.
Me entusiasma tu presencia en mis lugares,
tus descubrimientos de mi ropa vieja,
el retrato de un perro que murió
a los ocho años de mi edad,
una piedra que recogí no podría explicar por qué
y mi asombro de niño por las más leves
movimientos del fuego.

Todo lo contemplas y asimilas,
me hurgas por adentro y yo te entiendo.
Calculo tus pisadas por mis venas,
por la sala, mis pupilas,
el calor estival de tus espaldas
y la cálida sobra de tu vientre.
Te recuero antigua, desde siempre, desde allá
donde una vaca muge en los olanes del alba.
Contigo, amada, vengo y voy
del calendario a tu cintura.
Dormir a tu lado es ponerse a masticar augurios,
levantar la persiana que ciega el equinoccio,
convertirse en ala mucho antes de ser pluma.

Dormir a tu lado es desandar lo conocido,
regresar hacia lo hondo,
ir encontrando las señales dejadas en los meses,
hacia el viento que sostuvo mi interés del árbol.
En mis brazos te construyo y te derribo.
Te invento aptitudes y problemas.
Te habito los ojos en la risa y la risa
te habito con sucesos.
Te abono los nocturnos con semillas.
Eres pila bautismal de mis encuentros.
Te entrego diariamente un nombre nuevo.
Nos hundimos en la sal de las olas sucesivas
y aparezco ante tus muslos transformado.
¡Qué proyecto de asombro constituyes!

Este amor tiene más furias que el mar.

    [Relación de Travesía]



Benzulul (fragmento)

" En estos lomeríos hay de todo. Todo es testigo de algo. Desde que yo era de este tamaño, ya eran sabidos de ocurrencias estos lados.

La misma caminata. Siempre el mismo rumbo. De Tenepaja al aserradero, del aserradero a Tenepaja. Las mismas señas. Los mismos pinos. En este árbol colgaron al Martín Tzotzoc para que no le fuera a comer el ansia, y empezara a contar cómo fue que los Salvatierra se robaron aquel torote grande, semental fino, propiedad del ejido. Este árbol, sí, este mismo, fue el final de Martín Tzotzoc.

El camino lo ve todo lo que pasa. Y el que vive en el camino sabe mucho. Yo averiguo cada huella, cada casa, cada bestia, cada muerte. Eso sí, por nada platico lo que encuentro. Es de mucho peligro. Capaz quedo en algún roble igual que un judas, pa alegración de los zopilotes. El Martín Tzotzoc tuvo mala suerte. ¡Si no va a ser mala suerte irse a topar con un trabajo de los Salvatierra! Todo lo vio. Desde que se lo pusieron al toro la gaza, hasta que se lo fueron llevando jalandito. Luego, el Encarnación Salvatierra regresó para borrar las señas, y allí se lo encontró. El Martín dijo que no iba a decir nada pero el Encarnación no muy le quiso hacer caso. ¡Nomás se lo pepenó del pescuezo y se lo llevó pal roble! Allí lo encontraron columpiándose, con un mosquero que ni dejaba echar la bendición siquiera. Mala suerte del Martín Tzotzoc. Yo desde ese ínter, me hice la obligación de no decir nada. "



LA REBELIÓN ZAPATISTA EN LA VOZ 
DE ERACLIO ZEPEDA

Viene de lejos es el único texto que Zepeda escribió sobre la rebelión, pero es un acercamiento bastante acertado y completo a ella, de manera que conviene transcribirlo aquí íntegro. En él está hablando un verdadero maestro, capaz de tocar, con muy pocas palabras, el meollo del drama que significó la toma zapatista de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, en aquella memorable madrugada fría del 1 de enero de 1994. Escuchémosle primero, antes de someterle a nuestras preguntas y miradas críticas. Escribe Zepeda:


Cuando las aguas de la creciente derrumban las casas, y el río se desborda arrastrando todo, quiere decir que hace muchos días que empezó a llover en la sierra, aunque no nos diéramos cuenta, me dijo don Valentín Espinosa.
Estábamos hablando de cómo fue que de pronto vino la guerra a caer en
estas tierras.
Y nos pusimos a platicar de tantas maldades que les han y les hemos hecho a la indiada. Es que desde el principio de los tiempos, cuando empezamos a hablar en castilla, fuimos a darles duro, al palo y sin zacate. Si tenían tierras buenas, a quitárselas íbamos. Que si el río lamía sus tierras y bien se navegaba en sus aguas, nuestras eran. Para ellos el cerro y los pedregales. ¿Que sus abuelos se las heredaron? ¡Pues nuestros padres se las quitaron!

–La poca tierra que les dejamos sirvió para que sembraran lo que a nosotros nos hacía falta, para pagárselas, cuando se les pagaba, a como nosotros queríamos…

–Pero eso fue hace mucho tiempo, don Valentín…

–Mucho para nosotros, para ellos fue ayer, y la cicatriz no cierra todavía.

Y me quedé viendo la iglesia, y los palacios y la plaza, todo de piedra
labrada. Y pensé en las manos que labraron.

–En todo están sus manos. No te equivoques, dijo don Valentín.

Y me quedé pensando en todo lo que había conocido desde niño: los caminos, los puentes, las presas, los aljibes, los pozos, los cimientos, las casas. Y en todo advertí la mano de los indios.

–¿Y dónde viven?, preguntó don Valentín.

–Fuera de todo lo que hicieron, contesté.

–¿Y dónde mueren?

–En cualquier parte. De cualquier cosa.

–¿Y de qué te sorprendes?, volvió a preguntar.

–¿Sorprender?

–De lo que estás mirando… y don Valentín extendió el brazo para que su
mano describiera el mundo.

Y fue entonces cuando vimos las botas de hule nuevecitas hasta abajo y las gorras nuevas hasta arriba, y las mochilas en la espalda, y los uniformes ciñendo el cuerpo, y las escopetas en las manos, y las lanzas en las manos del otro compañero, y las miradas dispuestas debajo de las gorras.

–¿A dónde van?, les preguntó una mujer.

–A la guerra, contestó un niño arreglando su mochila.

–¿Contra quien?

–Contra el tiempo, contestó un viejo que amarraba la punta de su lanza.

–¿Por qué a la guerra, don Valentín?, quise saber.

–Esto viene de lejos. Cuando el río crece quiere decir que desde hace
tiempo se están preparando en la sierra los torrentes.

No cabe duda que estas líneas fueron escritas poco tiempo después de la toma de San Cristóbal de Las Casas, antigua capital de Chiapas, por los zapatistas, aquel 1 de enero de 1994. Dos mestizos, uno joven y el otro adulto, ven e interpretan la llegada de los rebeldes indígenas desde la acera de una calle de la ciudad. Los soldados que les contestan también son dos e igualmente de edad diferente: un niño y un viejo. A través de unas pocas preguntas nos enteramos de la centenaria explotación de la población indígena por parte de españoles y criollos. El viejo mestizo tiene el valor de identificarse con aquellos opresores; así lo indica el plural que aparece en sus respuestas: “cuando empezamos a hablar castilla, fuimos a darles duro”. Es admirable la manera concisa pero sugerente en que el autor evoca la enajenación de bienes y personas que la población indígena sufrió a manos de sus amos mestizos. Aún más admirable es la manera en la cual introduce sutilmente el cambio de posición en el diálogo de los dos
mestizos: primero es el viejo que da las repuestas, después es el joven, vencido y convencido por las evidencias que ve. Así el lector es llevado con verdadera maestría a la conclusión inevitable: la herida recibida por la población indígena es muy vieja y la cicatriz aún no cierra; a los rebeldes les sobran razones para tomar las armas e ir a la guerra.
Muchos en Chiapas admiraban a Zepeda, en primer lugar por su extraordinario talento de cuentero y cuentista, pero también por su cercanía a la población indígena y su larga trayectoria de luchador en movimientos y partidos de izquierda. Pero poco tiempo después de haber publicado Viene de lejos, el autor tomó la decisión —inconcebible para la mayoría de sus amigos y compañeros de lucha— de entrar a formar parte del gobierno chiapaneco en una coyuntura de abierta represión contra el movimiento zapatista y sus bases de apoyo. Durante
los dos años en que estuvo de secretario de Gobernación, se le derrumbó la imagen que había construido a lo largo de toda una vida. Después de retirarse anticipadamente de aquel cargo ominoso, entró en un silencio prolongado, tanto a nivel privado como público. Dedicó ese largo retiro a un proyecto muy ambicioso: la escritura de una tetralogía histórica, de la cual dos tomos ya han sido publicados: Las grandes lluvias (México: Fondo de Cultura Económica, 2006) y Tocar el fuego (México: Fondo de Cultura Económica, 2007). En imitación de Marguerite Yourcenar, autora de la famosa trilogía Le labyrinthe du monde (Paris: Gallimard, 1974, 1977 y 1988), combina la historia familiar propia con la del entorno social y político de Chiapas durante los últimos dos siglos.
El texto Viene de lejos es, pues, una avis rara en el conjunto de la obra de Zepeda: es un cuento, sí, pero también una clara toma de posición en favor de la liberación de los indígenas enarbolada por las tropas zapatistas. Y todo esto puesto en un contexto histórico de larga duración, utilizando con gran maestría el diálogo como herramienta de expresión literaria. El texto brilla con una luz muy propia, si lo comparamos con el resto de la obra del autor y tomamos en cuenta su negativa de ser identificado como “escritor indigenista”. Al contestar a los críticos que querían calificarlo como tal después de la publicación de
Benzulul, Zepeda había afirmado entonces: “Escribí sobre indios porque eran las personas que mejor conocía. Si hubiera conocido cosmonautas hubiera escrito sobre cosmonautas”. Es decir que no existía en él nunca la identificación con la llamada “causa indígena”. Recordar aquella puntada podría ayudar a entender la facilidad con la cual Zepeda pudo olvidar lo escrito en 1994, dándole un valor puramente circunstancial.




Eraclio Zepeda en Poesía en movimiento

MÉXICO, D.F. (apro).- En el prólogo a Poesía en movimiento (1966), la antología preparada por Octavio Paz, Alí Chumacero, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis (Siglo XXI Editores, 1966), el poeta Octavio Paz explica cómo aplicó el I Ching o libro de las mutaciones a la obra de los poetas más representativos. El siguiente es un fragmento acerca del grupo “La espiga amotinada”, conformada por los chiapanecos Juan Bañuelos, Jaime Labastida, Oscar Oliva, Jaime Augusto Shelley y Eraclio Zepeda, y se reproduce en ocasión del fallecimiento de este último, ocurrido el jueves 17, cuando el autor de Benzulul tenía 78 años.

Juego

En 1960 apareció un libro, La espiga amotinada, que era la presentación colectiva de cinco jóvenes: Juan Bañuelos, Oscar Oliva, Jaime Augusto Shelley, Eraclio Zepeda y Jaime Labastida. El prólogo lo firmaba el poeta catalán Agustí Bartra, guía y amigo de estos muchachos. El título del libro era romántico y un poco retórico. Los poemas también lo eran. La actitud del grupo pareció exagerada. Paso por alto la retórica y me quedo con el romanticismo y la exageración.

A este libro siguió otro: Ocupación de la palabra (1965). Sin someterse a los necios preceptos del “realismo socialista”, los cinco han declarado que para ellos el ejercicio de la poesía es inseparable del cambio de la sociedad. Esta pretensión, en la segunda mitad del siglo XX, puede hacer sonreír. Por mi parte creo que, inclusive si se estrellan contra el famoso muro de la historia, pensar y obrar así es un punto de honra para cualquier poeta y más si es joven. Al proclamar su voluntad de unir el acto y la palabra, el grupo volvió a la actitud de Taller, sólo que con mayor lucidez y osadía poética.

Este regreso fue, además y sobre todo, un retorno al verdadero origen del movimiento poético moderno. Doble tradición: una va del surrealismo, por la vía de Rimbaud, hasta los románticos alemanes y Blake; la otra va de Marx por el puente de Fourier, hasta Rousseau y su complemento contradictorio: Sade. Es la tradición del comienzo, el principio del principio que ha inspirado a la poesía moderna desde el fin del siglo XVIII: la ambición de construir una “sociedad poética” (comunista y libertaria) y una “poesía práctica” (como los ritos, los juegos y las fiestas).

Así pues, el modelo que refleja la situación de este grupo dentro de la joven poesía mexicana, es el Primer cielo u Orden primordial. Como el grupo está compuesto por cinco poetas, la simetría parece romperse. No es así. Al leerlos advertí que en Jaime Augusto Shelley –sin que esto implique el menor juicio sobre sus lealtades políticas y amistosas– el gusto por la experimentación es mayor que la voluntad del testimonio. No repruebo esa inclinación (la aplaudo) pero creo que esto separa un poco a Jaime Augusto de sus compañeros.

El signo que corresponde a Bañuelos es el Trueno, sólo que ahora en relación de antagonismo complementario con el Viento: Oliva. Otra diferencia: aquí el Trueno no nace arriba: brota de la tierra. Es una protesta de abajo. El Viento la recoge y la extiende. La unión de estos dos signos produce el de Aumento. Este último encierra la idea de crecimiento, progenie, propagación (palabra que se codea con propaganda). Trueno y Viento: la imagen de la violencia con que irrumpió el grupo y, asimismo, advertencia contra las facilidades del proselitismo y la elocuencia. Como la de Montes de Oca, la poesía de Bañuelos es poderosa pero su peligro no es la dispersión sino el ruido: la retórica de la fuerza. La poesía de Oliva me recuerda a veces la de Éluard, no por el erotismo sino por la limpidez: edificios verbales hechos de aire. Si Bañuelos tiende al énfasis, Oliva en ocasiones se evapora. Trueno y Viento se complementan y se oponen: el primeo es movimiento que se difunde; el segundo es movimiento que penetra. Uno es un círculo en expansión; el otro, una flecha que se aguza.

La otra pareja es Montaña y Lago. La primera y única vez que vi a Eraclio Zepeda me pareció, en efecto, una montaña. Si se reía, la casa temblaba; si se quedaba quieto veía nubes sobre su cabeza. Es la quietud, no la inmovilidad. Un signo fuerte: la tierra áspera que esconde tesoros y dragones. El lugar donde viven los muertos y los vivos guerrean. Uno de los mejores poemas de Zepeda es Asela: el hombre que mira a la mujer tendida, el monte frente al mar extendido. Labastida es el Lago, el depósito de agua: en su fondo se encuentran muchas cosas –quizás las que perdimos en la infancia–. El Trueno proclama, el Viento propaga, la Montaña defiende: el Lago recoge a los elementos. Aunque la poesía de Labastida no es reflexiva como la de Pacheco, sí tiende a verterse en formas estables. Montaña y Lago se unen en un signo contrario al de Bañuelos y Oliva: Disminución. El Lago mina a la Montaña y ésta inmoviliza al Lago. Los riesgos: desmoronarse y estancarse. El remedio: que el agua corra, que el monte se levante. Doble movimiento: el agua, horizontal; el cerro, hacia arriba. Disminución no es un signo malo (no hay signos malos ni buenos): es lo contrario de Aumento. La influencia de Disminución corregiría los inútiles excesos de Aumento y éste fortalecería a aquél.

El movimiento está representado por Bañuelos y Oliva; el elemento estático por Zepeda y Labastida. Bañuelos tiende a las formas fijas (extraña nostalgia del ocelote por la jaula); Oliva, el más inventivo y amante de la experimentación entre los cuatro, aún no encuentra una forma; la tentación de Zepeda es la fuerza inmóvil, la pesadez; Labastida puede secarse. Los cuatro, al lado de muchos gritos y puñetazos, han dado a nuestra poesía joven algo que le faltaba: la rabia.





Eraclio Zepeda (1937-2015)
22 Sep 2015

Necesario, un estudio riguroso de los poetas de La espiga amotinada. Fotografía: archivo Siempre!

Carmen Galindo

Una pareja muy atractiva formaban Eraclio Zepeda y Elba Macías. Lo eran por la razón más bien frívola, pero inapelable de que los dos eran guapos. Él, ya se sabe, participó como actor en dos filmes memorables México Insurgente, de Paul Leduc, y en Campanas rojas; de Serguei Bondarchuk; la primera basada en la obra homónima de John Reed, la segunda, en la biografía del periodista norteamericano. En ambas, Eraclio interpretaba a Pancho Villa, ya que le daba un aire de familia, por más que Eraclio era chiapaneco y mejor parecido que el héroe legendario.

            Los reconocimientos se le acumulan. Menciono algunos: el Premio Chiapas, el Villaurrutia, aunque notoriamente tardío el Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura, algún otro por sus cuentos para niños, miembro de la Academia de la Lengua. A lo que hay que sumar la Medalla Conmemorativa del Instituto Nacional Indigenista y la Belisario Domínguez. Entre los puestos notables, diputado del PRD, Director de Radio UNAM, y Embajador de México ante la Unesco.

La espiga amotinada

De modo muy similar a como el grupo Contemporáneos guerreó e impidió ver a los Estridentistas, el que en algún lugar leí llaman el Cuadrilátero de los sesentas, integrado por Pacheco, Zaid, Montes de Oca y Aridjis, hizo a un lado a los de la Espiga amotinada. Esos pleitos literarios, no me cabe duda, tienen siempre un motivo ideológico.

            
La antología La espiga amotinada estaba formada por cinco poetas: Juan Bañuelos, Óscar Oliva, Jaime Labastida, Jaime Augusto Shelley y, por supuesto, Eraclio Zepeda. No estoy muy segura, pero todos ellos, o la mayoría, formaron parte de la Liga Leninista Espartaco, el grupo político que encabezaba José Revueltas. Naturalmente, pues se trataba de crear un partido político, los espartaquistas eran más, recuerdo entre ellos otros nombres, el de Andrea, la hija de Revueltas, y el de otros dos poetas: Enrique González Rojo, el más radical, y el de Enrique Lizalde, quien habría de sumarse a las huestes de Octavio Paz y pasarse a las filas del anticomunismo. Es obvio que los de la Espiga amotinada no sólo mantenían una estética diferente, sino profundas diferencias ideológicas. Sin embargo, por lo que lo menciono aquí es que apenas alguien echa un vistazo a esta antología, y a la siguiente, que se tituló Ocupación de la palabra, y observa que se trata de una poesía completamente diferente, otros temas (Elegía a Rubén Jaramillo, por decir lo más obvio), pero sobre todo otra estética, otra forma de concebir la poesía. Al leerlos, me hizo falta, mucha falta, un estudio riguroso que valore a estos grandes poetas y no por razones ideológicas, que no niego existan, sino porque de algún modo tuve la sensación de que esta poesía se encaminaba por rumbos innovadores, distintos por completo; de modo paradójico, más que enraizar en la tradición, esta poesía abre brecha, se aventura.

Los poetas de Chiapas

Si, por un lado, a Eraclio se le agrupa con estos poetas, también, y con toda razón, se le reconoce como parte de los escritores de su región, Chiapas. Ahí, unos nombres coinciden, (Juan Bañuelos, Óscar Oliva) y otros se suman, Elva Macías, su compañera, y principalmente, dos celebridades, Jaime Sabines y Rosario Castellanos. A Eraclio se le suele caracterizar como realista latinoamericano, pero sobre todo se le hace descender, con toda razón, de la literatura oral y en particular de la chiapaneca. (Rulfo, se dice, proviene también de la literatura oral, pero la del sur de Jalisco). Soy una de las pocas personas que nunca tuve la suerte de escuchar a Eraclio como cuentero, una tarde tuve el privilegio de escuchar, gracias a Luis Terán, al Chu Castañón contando sobre las aventuras teatrales del padre del propio Chu y del padre de Eraclio, en donde el motivo cómico era que el rubio padre del Chu interpretaba a un indio, y el de Eraclio, al finquero alemán. Como ya dije nunca escuché a Eraclio, pero en sus textos se advierte, a las claras, el origen oral de su literatura. Escuche, usted, esto:

—Resulta que nací con pata de vago. Pie de chucho como dicen por allí. Me gusta andar de arriba pa abajo por todas estas tierras del diablo. Desde chiquito era ya muy dado a pepenar el rumbo; nomás agarraba mi morralito y patas pa qué te quiero.

Patrocinio Tipá conoció tierras. Las cañadas y los valles se le fueron acomodando detrás de los ojos.

Su trayectoria en la izquierda

Ya dije que fue espartaquista, también perteneció al Partido Comunista y conforme la izquierda fue sufriendo avatares Eraclio acompañó el proceso: fue del Partido Obrero Campesino, del Partido Socialista Unificado de México, luego del Partido de la Revolución Democrática y en casi todos los casos, si no es que en todos, fue de la comisión política, vale decir de la dirección. Sí, ya sé que fue Secretario de Gobierno de Chiapas cuando la masacre de Acteal lo que casi acaba con el prestigio del escritor, pero yo creo más en el movimiento general, en la corriente que acompañó, que, por ejemplo, estuvo en la Batalla de Playa Girón en defensa de la Revolución Cubana. Fue corresponsal de prensa en la Unión Soviética y maestro de español en el Instituto de Lenguas Extranjeras en China. Impulsó y dirigió el Festival Internacional de Cultura del Caribe.
       
Su obra literaria, ya que practicó novela, cuento, teatro y desde luego poesía, tiene un horizonte oral y sobre todo, la audacia del aliento lírico.




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JOSÉ MANUEL SANJURJO [19.363]

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Manuel Díaz Martínez, José Manuel Sanjurjo y la poetisa cubana Ana Núñez Machín en La Habana, 1956.



José Manuel Sanjurjo

Poeta. (1911 - 1973). Nació en Villa de Arés, La Coruña, España. Cuando contaba tres años de edad fue traído por sus familiares a Cuba y en 1918 se estableció en la Habana. Desde joven comenzó a escribir para la radio; fue actor de teatro y administrador de algunas colonias azucareras. Se desempeñó como funcionario del Departamento de Cultura de la Embajada de España Republicana en Cuba. Fue Presidente de la Institución Nacional de Escritores, Poetas y Amigos del Arte (1954-58). En el Ateneo de La Habana, en el Club Rotario y en la Asociación de Repórters ofreció conferencias. Durante varios años trabajó como agente de firmas comerciales. Colaboró en El Mundo, Mañana, Noticias de Hoy, Souvenir, Diario de la Marina, Bohemia, Diario Libre, Revista de la Biblioteca Nacional, Carteles, Archipiélago (Caibarién), Orto (Manzanillo), así como en España Libre(Estados Unidos) y en las publicaciones mexicanas Norte, El Nacional, Excelsior y Novedades. Viajó por los Estados Unidos, México y Centroamérica. Después del triunfo revolucionario de 1959 colaboró esporádicamente en la prensa y en unión de Rafael Enrique Marrero compuso la antología Poetas(1963). Dejó varios libros de poesía inéditos.

Premios y Distinciones:

Su obra Canto de eternidad y sueño, dedicado a la poetisa gallega Rosalía de Castro, recibió en 1945 el segundo premio en los Juegos Florales de La Habana y años después el premio "Antonio Machado" ofrecido por la revista mexicana Las Españas.
En 1947 obtuvo primer premio de teatro breve, otorgado por la Junta de Intelectuales Exiliados en Francia, con Monólogo de la guitarra herida y segundo premio en el concurso "Pedro Salinas", convocado por el Ateneo Español en México, con su Canto de eternidad y alas.
En 1953 su ensayo Interpretación del pensamiento laicista de Martí mereció el segundo premio en el certamen convocado por el Ateneo Liberal de Argentina.
En 1958 su libro Tiempo afuera del aire y otros poemas se alzó con el primer premio en el certamen literario internacional organizado por el Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos en Estados Unidos.
En varias ocasiones se llevó el premio del concurso "Canto a las Madres".

Bibliografía:

Romancero del alba(poesía), 1942, s.p.
El amor nuestro de cada día(poesía), 1945, s.p.
Sangre enamorada. Cantares para recitar(poesía), México, 1946, 120 pp.
Un canto de eternidad-elegía a toda luz- para David Whilmaish de muerte clara(poesía), 1950, s.p.
Guateque a Alfonso Camín en décima de batey(poesía), 1953, s.p.
Tiempo afuera del aire (poesía), EEUU, 1959.
Canto de eternidad y guerra(poesía), 1961, 27 pp.
Sonetos del momento de la rosa (poesía), 1960, 56 pp.


Un poeta olvidado

Por Manuel Díaz Martínez. 2 junio 2016.

El pasado mes de abril se cumplieron 105 años del nacimiento de José Manuel Sanjurjo, un poeta injustamente olvidado. Nació en 1911 en el pueblo gallego de Villa de Arés (La Coruña). Los padres lo llevaron a La Habana con sólo 3 años y allí vivió, vendiendo víveres, haciendo radio, escribiendo artículos para los periódicos y componiendo poemas, hasta su muerte, ocurrida en 1973. En tiempos de la Segunda República fue funcionario del Departamento de Cultura de la Embajada de España. En los años 50 lo conocí en una de las tertulias que hacía en su casa de Centro Habana, en la cual radicaba la Institución Naciona de Escritores, Poetas y Amigos del Arte –la INEPAA–, fundada por él, a la que pertenecí y que dejó de existir en los convulsos días que precedieron a la caída del dictador Fulgencio Batista. Fue amigo de Pablo de Rokha y Alfonso Camín y ganó importantes premios internacionales de poesía y teatro. Recuerdo a Pepe Sanjurjo y a su mujer, la poetisa mexicana María del Refugio Segón, con gratitud y nostalgia. No he conocido a nadie que amara la poesía con tanto entusiasmo y erudición como ellos.

Cuando Pepe falleció, lo despedí con este poema:

MUERTE DEL POETA JOSÉ SANJURJO

Mi amigo murió por la mañana.
Dijo tan sólo: tengo sueño, mucho sueño,
y se hundió en la blancura de las sábanas
con los párpados cerrados y los brazos muy abiertos.
La luz de mayo, que es tan clara,
palidecía sobre su cuerpo.
La Muerte cerró sin prisa la ventana
y se fue en puntillas, pidiéndonos silencio.

MDM


Poemas de José Manuel Sanjurjo


CANTO EN TI…

Yo canto en ti la antigüedad del heno
y la fábula bíblica del lino,
la nube desgarrada por el trueno
y el árbol que da sombra en el camino.

Por tu dolor de rostro nazareno,
yo canto en ti la rueca y el molino,
los arroyos dormidos en su seno
y la virtud sacramental del vino.

Yo canto en ti la navidad del horno
y la presencia eterna del retorno
del alba por colmenas y ventanas.

Yo canto en ti los cielos estrellados,
la alegría del sol en las campanas
y la gloriosa paz de los sembrados.




COMPAÑERA DE SUEÑOS Y DE LUCHAS

Compañera de sueños y de luchas,
resplandeciente espiga de mi grito,
parece que me escucha el infinito
cuando canto al amor y tú me escuchas.

Te debo este aire de alegría y muchas
cosas que tengo cuando resucito
de esta muerte recóndita que habito,
compañera de sueños y de luchas.

Tú vienes de las piedras milenarias,
de la ternura del maíz dorado,
del agua larga de los largos ríos.

Escóndeme en tus manos necesarias
y nunca se dirá que me ha mirado
la muerte con sus viejos ojos fríos.






Reina del reino de oro de la espiga,
patria de mis abrazos y mis besos,
encontrarán de mí más que los huesos
cuando la muerte me desnude y siga…

Encontrarán de mí, luciente amiga,
la voz de amor, porque han de quedar presos
a tu nombre querido todos esos
cantares que el sol quiere que te diga.

Encontrarán de mí el rumor creciente
de mi amoroso corazón que siente
crecer en ti las alas de la rosa.

¡Qué importa luego esa distancia fría
de sombra y polvo, y sombra y lejanía,
si yo te quiero inmortalmente, esposa!




Guateque

El mar en el manatí
canta su canción del alma,
canta la brisa en la palma,
canta la rosa en Martí,
canta el viento en el jiquí,
el oro canta en la caña,
canta el bronce en La Cabaña
y en el bronce canta el negro,
y en mí, que al verte me alegro,
canta Cuba y canta España.
(...)

Ya no es Cuba una muchacha
y el negrito patizambo
dejó el bembé por el mambo,
y por el libro, la bacha.
El relajo y la guaracha
están serios en el corte
y como por un resorte
bayamés se alza el guajiro
pidiendo más por el tiro
para el ingenio del Norte.

Anda en el cañaveral,
negro Cristo de la caña,
la visión dulce y extraña
de Jesús Menéndez, mal.
Jesús fue un muerto inmortal,
lo fue por querer que sus
hombres fueran más que pus
y hambre. Así, en voz que no muere,
cuando la caña lo hiere,
exclama el negro: ¡Ay Jesús!...
(...)

Tú que de Cuba y España
eres cantor y canción
y el sonido del cañón,
del cañón de la montaña,
cabruña bien la guadaña,
coge el trillo y suelta el perro
y, bajando por el Cerro,
échale aguardiente al gallo,
monta otra vez a caballo,
descuelga otra vez el hierro!

Ven a nosotros cantando
tu canción de mar y viento
con ese rebelde acento
de carreta rechinando.
¡Deja cruzar aquel bando
de palomas hacia el mar,
ven y vamos a picar
al buey con nuevas garrochas
para que sepan las mochas
la caña que hay que cortar!

De su libro Guateque a Alfonso Camín en décimas de batey (1953) 
en homenaje al gran poeta amigo que llega y pasa cantando

Arique. No. 9, Julio-Septiembre de 2002








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PAULINO LORENZO [19.364]

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Paulino Lorenzo

Paulino Lorenzo Zárate (Logroño, 1975) ha publicado la plaquette Ganas de hablar (AMG, 1997) y los libros Devoción privada (II Premio de Poesía Antonio Carvajal. Hiperión, 1999) y Monedas en el agua (Pre-Textos, 2007). Acerca de su última colección de poemas, Las manzanas de oro (Fulgencio Pimentel, 2014), ha declarado: "No sabría decir si es mi segunda plaquette o mi tercer libro. Tengo la creencia de que mis libros, aparte de malos, no son libros, sino una sucesión de disparates y extravagancias". Colaboró desde su fundación en las Jornadas de Poesía en Español –evento que ha reunido a algunos de los mejores poetas de España e Hispanoamérica– y fue su coordinador durante seis años. Actualmente colabora en la revista Mangolele y se dedica profesionalmente a la producción musical. Posee un par de amplias almohadillas en los pies y un saco gular bien desarrollado con el que emite grandes alaridos que reprimen el frenesí de sus dos hijos, Manuela y Darío. A ellos va dedicado Las manzanas de oro, escrito bajo la sombra protectora de Cristina, el árbol de la familia.





Devoción privada

II Premio de Poesía Joven "Antonio Carvajal".
poesía Hiperión,

Devoción privada, con el que ganó por unanimidad el II Premio de Poesía Joven "Antonio Carvajal" del Ayuntamiento de Albolote (Granada) es su primer libro de poemas.



NAVIDAD EN ALCAMPO 

Llegan malas noticias, las presagia este polvo 
mezquino del invierno, de modo que me alejo 
consternado y astuto de mi cuaderno viejo, 
agarro un taxi en marcha (un taxi marca Volvo) 
y me voy a enterar de lo que vale un peine. 
La calle está con sueño de alquitrán y de lluvia. 
Entro al mercado: un hombre con una chica rubia grita 
que no ha nacido la mujer que le reine. 
Algarabía. Ruido. La fruta es una extraña 
musculatura esférica que se desmaya en rojos. 
Un tendero sureño con perlas en los ojos 
retira de un barril la bandera de España. 
Sueña la vida, asciende la vida a la locura 
por la gran superficie del centro comercial. 
Sigue la vida, rueda la vida artificial. 
Aún retengo su olor, la enigmática anchura 
de la melancolía, una gran soledad 
que no acompaña a nadie, con enormes pasillos, 
una melancolía de trapos y visillos 
que disfraza de luces la insulsa navidad.



Estás un poco plof anímate

Recuerda bien las máximas de este tránsito inútil
que es la vida. Se honesto mientras puedas,
da limosna y apiádate
de los desamparados.
De ropa cómprate lo justo
para no repetirte los fines de semana
no explotes a tus padres, mas recuerda
que ellos diéronte el don de la vivencia,
así que no te cortes, pídeles los esquís,
una guitarra nueva (eres un melancólico,
un artista, ya sabes, la vida es una mierda).
Pon el disco de Elástica en tu compact disc nuevo,
que no te coja el toro del Derecho Penal
con sus cuernos retóricos.
Llama a nacho y a estos, queda en el Bariloche
(los abogados hablan y la ciudad descansa).
Charlaréis de lo utópica que resulta la izquierda
(las ideas os molan pero es un imposible,
papá empresario dice, papá empresario sabe
algo más que nosotros).
Las patillas de Jorge quedan muy desfasadas,
ahora pega el estilo del último britt pop.
No tires, por favor esa chupa vaquera,
déjala en el portal, que la recogerán
y dentro de unos meses algún somalí enfermo
la llevará. ¡Qué gracia! ¿Te lo imaginas Proty?
Fuma muchos canutos, ese punto rebelde
no te lo quita nadie, además, ya me entiendes,
saludar a los moros cuando vas con las chicas
te da ese aire intocable, oscuro, melancólico
(la ciudad se utiliza rara vez a sí misma).
Sabes del laberinto concéntrico del mundo.,
alguna canción tienes hablando de estas cosas.
Eres un buen chaval el espejo te dice,
mientras frotas dos gotas de Carolina Herrera
detrás de tus orejas, tan graciosas, en pico.
Exprime, no te cortes, este mísero viaje,
vulcánico presente, vertiginosos azar.
Exprime, saca jugo, no te delates nunca,
se siempre un chico listo, no sigas la corriente
(mas tampoco te pases, asegúrate).
Corre bien la carrera, aprovecha la vida
y luego muérete pijo de mierda.

en La Ratilla fanzine nº.: 8 (Planeta Clandestino, 1996).





(De Las manzanas de oro.)


REINOS DE AGUA

Yo era un niño feliz y lo sabían
las llamas del verano,
las nubes finas y los trenes lentos,
la explosión de los ríos al atardecer
cuando reinaba un viento alegre
que agitaba el letargo de astros y bicicletas
mansamente apartadas. Las estrellas
me instruyeron acerca de regarles la hierba.
El frío era un asunto maternal,
casi un azul riendo en la mitad del campo..
Todo una turbación que en desatadas ondas
me ponía ante el sol,
el sol de las piscinas,
y eran todos los númenes amigos
excepto algún imaginario mono
que conocía con profunda audacia
el aroma de mis debilidades.
Algo leve y piadoso me mueve a la extrañeza
al ver aquel paisaje ahora arrodillado.
Mi hijo me da la mano. Me la aprieta.
Sus ojos miran este nuevo mundo
y no se agotan nunca de mirarlo.
Súbitamente ahora
se encienden las farolas, como entonces.




SUSPIROS SEMANALES

Humean en tu frente rigurosas ideas
que alumbran, con la tarde, muy temibles misterios
y casi con desgana, con ademanes serios,
inicias con tu charla una larga pelea

que tan sólo tú entiendes, y tus osos, y Blas
adorador, como es, de tus brotes de gas,
y acudimos parientes con posturas obtusas
a gozar con tu cháchara de alegres semifusas

cuando apenas ya alumbra un rústico candil
tu mirada, posando su curvatura añil
en la marimba ardiente de esa risa de huerta.

Y repentinamente, tras profunda impresión,
hacia tu padre arrojas tu modesto camión
y le invitas a irse, y a que cierre la puerta.




SAIL ON SILVER GIRL

Al ver tu mano encima de la mía
quise que bajo el cielo con peces de tu cuarto
se detuviera el tiempo
con su manada de sonido y luces
y hundirme en ese bello lago
donde siempre estaríamos juntos.
Pero como en un sueño con canciones remotas
sentía el apacible fluido de la vida
discurrir lentamente
obedeciendo a una sagrada ley:
nada de lo que amamos
permanece sino en una escondida
fuente, cuyos hilos de agua
el corazón escucha
y en él calladamente reverberan.



‘Monedas en el agua’ es el título del poeta riojano Paulino Lorenzo, que supone una selección de poemas escritos a lo largo de los últimos seis años. El título ha sido publicado en la editorial valenciana Pre-textos. 

ERES ASÍ

Siempre dice lo mismo
si lo escuchas, calmado, el corazón.

A él que siempre vuelve
al mismo decorado
y a similar canción
¿cómo no serle fiel?

Parece que regresan
los días para siempre
mas recuerdas un tiempo
que perdido y si dulce
para los labios, frágil
y quebradizo fue
para la avara ciénaga
donde abreva la dicha.

Tardes idas, limones
del imposible patio,
escarcha que perdiendo
su color es más bella.

Y al cansado guardián,
el corazón, tú déjalo que arda
siempre en los mismos días
junto a los mismos pájaros.



PASEO POR EL EBRO

Paseo por el Ebro,
dulce rumor del agua,
musarañas…

Cómo lloran los patos,
cómo silba la noche
por las cañas.

Traigo las zapatillas
manchadas en el río
y en el barro.

Delante de mí pasan
docenas de gitanos
en un carro,

y sonríe la mula
como una mujercita
que comulga,

mientras con una oreja
se alivia los picores
de una pulga.

Hoy ha llovido un poco
y están las hojas húmedas
del sauce,

como puños sombríos
se sumergen los sapos
por el cauce

del río. El corazón
siente con la tristeza
de otros años

cómo pasa la vida
cómo llega el rocío
a los castaños.



INVENCIÓN DE LA ALDEA

Cuando limpian las pistas de tenis
y la luz de la tarde se acaba,
por el agua barquitas menudas
regresan a casa.

Con el tono menor del ocaso
los barqueros, que son taciturnos,
descomponen el aire de marzo
grávido y oscuro.

Ya se encienden las plazas secretas
y el café, con sus tristes neones,
va cubriendo de fiebre la tarde,
de piedad, de olores.

Hay indicios de un cobre lejano
cuyo rastro vulgar el minuto
enviudece y apaga. El estío
festeja su luto.

Ya es la hora. Los perros se marchan
a esperar, por las húmedas sendas
que conducen al mar, forasteros
que del bosque llegan.

Partiremos, como ellos, un día
a buscar en perdidas comarcas
una aldea como esta, tranquila,
con pistas de tenis, con barcas…

En los restos de errantes estrellas
nuestra vida parece brillar:
callejuelas alegres y ríos
alegres, sombríos
que llevan al mar.

(De Monedas en el agua.)




Aprendiendo a gatear

El gato vuelve en sí, se ha despertado;
abre un ojo y la vida le sonríe.
Quiebro la puerta para que me espíe,
y me espía y camina y juega con un dado

Un insecto le tiene atolondrado
mas al cabo le ignora y se endereza
preso de algún afán, se oculta en la maleza
sideral de un magnolio, se tumba con cuidado,
come una flor, me mira emocionado
buscando culpas jubilosamente,
le miro y me sonrié con un diente
(será que sabe hacerlo como un actor, de lado).

Hay en la habitación cierto viciado
aire de aliento de bibliotecaria
y el gato corre tras la imaginaria
princesa a quien se debe. ¿le habrá dado

un mal aire de gato enamorado
o es que le contagie la vena amarga
que me hace estar colgado de esta larga
sombra que desconozco, sin nombre ni costado?

Gato, pupila pura, infiel irreverente,
ojalá goce siempre de tu amistad silente.








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