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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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LUIS DE HERRERA Y ROBLES [19.084]

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Luis de Herrera y Robles

Don Luis Herrera y Robles nació en Sevilla el 21 de mayo de 1838. Cuentan que en su infancia tuvo la fortuna de conocer al poeta, erudito y religioso sevillano Alberto Lista (1775-1848). Con sólo 12 años Herrera, fue nombrado Ayudante de los Maestros las Escuelas Pías de la Purísima Concepción de Sevilla, en atención a su buena conducta y adelanto. En los exámenes extraordinarios celebrados en Sevilla en enero-febrero de 1852 entre todos los alumnos de 1ª enseñanza, obtuvo la nota de Sobresaliente y elegido por el tribunal para el Primer Premio, que le fue entregado por el Rector de la Universidad de Sevilla.

Desde 1855 a 1862, cursará todas las materias de 2º enseñanza en el Instituto histórico de Sevilla (que después se llamaría San Isidoro), obteniendo el grado de Bachiller en Artes con la calificación de Sobresaliente.

En esos años, también cursó en la Universidad Literaria de Sevilla estudios de Filosofía y Letras (con obtención de Sobresaliente en las asignaturas de Prosistas Griegos, Literatura general y Española, Literatura clásica Griega y Latina, Poetas Griegos, Geografía, Historia de España, 1º y 2º curso de Hebreo, y Literatura Española) y los estudios de Sagrada Teología (con nota de Sobresaliente en todas las asignaturas de los 4 años del bachillerato).

Así entre 1864 y 1867, obtendrá el grado de Bachiller en Filosofía y Letras y el grado en Bachiller en Teología en la Universidad Literaria de Sevilla. 

Ese mismo año de 1867 accederá por oposición directa al cuerpo de Catedráticos Numerarios de Instituto.

En 1868, fue ordenado sacerdote y después de estar vinculado provisionalmente al Instituto de Osuna y al de Cáceres, llegaría definitivamente al Instituto de Cabra, como catedrático por oposición de Retórica y Poética.

En 1869, terminará la licenciatura en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla con la nota de Sobresaliente y en 1873 culminaría sus estudios con el grado de Doctor.

Durante 25 años estaría vinculado como docente al Instituto de Cabra, siendo Director del centro educativo y Rector de su Colegio durante en tres ocasiones. De 1875 a 1883, de 1884 hasta 1886, y de 1891 a 1892.

Como Director, además de potenciar el Solemne Acto Académico de Apertura de Curso, introdujo como otra actividad pública de gran éxito la llamada “Academia Literaria”, en el que participaban los alumnos con discursos, poesías y florilegios literarios, amenizados con música. 

Por su iniciativa, secundado por el Claustro, la Junta de Patronato del Real Colegio y la Diputación Provincial, consiguió de manos de S.M. Alfonso XII en 1877 la declaración del Instituto de Cabra como “Instituto Provincial” incorporándose al mismo varios colegios de la comarca: Lucena, Baena, Aguilar de la Frontera, Montilla, Puente Genil…

En la Memoria del Curso escolar 1872-1873 se dice que de los 63 institutos existentes entonces en España, sólo 25 tiene mayor número de alumnos que el de Cabra.

Como alumno destacado de esta época, se encuentra Niceto Alcalá Zamora y Torres, alumno del Instituto de Cabra entre 1887 y 1891, que cursó sus estudios con un expediente brillante.

La gestión de don Luis Herrera elevó al Instituto-Colegio a uno de los periodos más importantes de su historia.

Durante su mandato como Director, llevaría a cabo importantes reformas y ampliaciones del Instituto. Así en 1878, se adquirieron parte de dos casas contiguas y se construyó la fachada a la calle del Instituto (hoy Pepita Jiménez) con grandes ventanales y rejas de forma que pudiera verse a través de ellos el Jardín Botánico que allí se instaló. El levantamiento de un cuerpo de tres pisos, a continuación del antiguo comedor: destinándose el bajo a comedor y cocina, el primero a gabinetes de Física, Química e Historia natural, y el segundo, para dormitorio de colegiales.

En estos años es cuando también se dota a la Biblioteca Histórica y a los Gabinetes con sus lujosos armarios-estanterías y un material revolucionario para su tiempo.

Su llegada al cargo coincidió con la visita comentada de Valera al Instituto con motivo de la Apertura de Curso, y en la que se conocieron. Don Juan Valera estuvo siempre al tanto de las mejoras pedagógicas y materiales introducidas por el doctor Herrera y Robles. Y el prestigio del Centro fue tal que don Juan, al regreso de uno de sus viajes a Francia, donde visitó varios Liceos, dice en su correspondencia que ninguno llega “al estado brillantísimo en que se encuentra el de Cabra”.

Casualmente Valera, también asistirá a la Apertura de curso del curso 1883-1884, que cerraría la 1ª etapa de D. Luis Herrera como director. Con estas palabras le informaba a don Marcelino Menéndez Pelayo: “Mañana volvemos a Cabra donde asistiremos a la solemne apertura del curso en el Colegio, gran fiesta que celebra don Luis Herrera con notable pompa y concurrencia de señorío, no solo de cabreño, sino baenero y lucentino”.

En una época en la que la situación política se caracterizaba por la pugna de conservadores y liberales, D. Luis Herrera no quedaría al margen. Su rival político en la dirección del Instituto sería D. Antonio José Domínguez de la Fuente, que ejercería como Director durante 12 años aproximadamente desde 1862 hasta 1875, que le sucedería en el cargo Herrera, el protegido de Valera.

D. Juan Valera apadrinaba a Herrera, según sus propias palabras: porque era su amigo, porque era un buen director, que había nacido para ello, porque el colegio está en un estado brillantísimo, porque es de la Academia y amigo de sus amigos…

D. Martín Belda, figura relevante del partido conservador también apoyaba a Herrera, como el liberal Valera, que lo hacía independientemente de sus ideas políticas, en reconocimiento a su labor y valía personal. A principios de aquel curso de 1883-1884, los liberales maniobran políticamente y destituyen a Herrera. En aquella contienda, Juan Valera toma partido por Herrera, así como otro de sus buenos amigos, Marcelino Menéndez Pelayo. La correspondencia entre los dos escritores por esas fechas, como señala Galera, se ocupa frecuentemente del caso y comentan las gestiones que ambos llevaron a cabo para apoyarlo. Incluso desde Washington Valera escribe al ministro de Fomento don Alejandro Pidal y pide al mismo don Marcelino, que le insista sobre este tema: “Dígale –escribe en enero de 1884- que restablezca en Cabra de Director de aquel instituto a don Luis Herrera, que nació para ello, y a quien fue un acto de mi primo Juan Ulloa el dejar cesante”

Las gestiones de Valera, dieron su fruto, y Herrera sería nombrado de nuevo director en junio de aquel año, cargo del que cesó en 1886. En una tercera ocasión, entre otra fuerte controversia política, Herrera volverá a ocupar la dirección, desde julio 1891 hasta su renuncia en 1892.

Así que cuando ese año se traslada a Sevilla para ocupar la cátedra de Retórica y Poesía del Instituto de Sevilla y años más tarde, dar clase de Historia General de la Literatura y Castellano, el propio Valera escribirá: “Ya se largó a Sevilla D. Luis Herrera y se largó para no volver, y convienen que ya cesen las guerras en el Instituto”. 

Plenamente integrado en los foros artísticos e intelectuales de la capital andaluza, Herrera tuvo una singular presencia en la Academia Literaria sevillana. Continuó escribiendo versos; tradujo con esmero una de las obras universales de la Antigüedad clásica greco-latina: La Eneida de Virgilio, y se entregó entusiasmado a la escritura teatral, género en el que logró el reconocimiento gracias a la pieza titulada “La elección de estado”, una comedia compuesta de tres actos, de clara filiación moratiniana, en la que abordaba el espinoso asunto del casamiento por conveniencia.

En la Memoria del curso 1907-1908, del Instituto San Isidoro de Sevilla (señala la profesora Núñez en un artículo publicado en la Revista “El Paseo Cultural”) se informa del fallecimiento del doctor D. Luis Herrera y Robles. Y como elogio se transcribe un párrafo leído por D. Luis Montoto en la Academia sevillana de las Buenas Letras: “D. Luis Herrera y Robles fue el último y glorioso resto de la antigua Escuela poética sevillana. Sus libros de poesía y su magistral traducción de la Eneida serán modelo dignos de imitación, mientras gustemos del habla de Castilla, de la pompa y majestad de esta, limpia como el oro y sonora como la plata, de la rotundidad del período y del ritmo musical del verso, que no es sino un eco débil de los cielos y los mundos.”



Un triunfo más, de Luis de Herrera 

Pero no sólo hay cartas y artículos. Precisamente en el mismo volumen encontramos el primer testimonio poético, en este caso no directamente relacionado con la persona de Juan B. Cabrera pero sí con el secretario de su iglesia, Francisco Rodríguez. 

El poema surge con motivo de su conversión al credo católico el 15 de agosto de 1869 según data la protesta de fe firmada al efecto. Con tal motivo el polemista Gago envió una carta al director del periódico sevillano El Oriente del 17 de agosto dando cuenta de la abjura- ción de este protestante. A sus palabras añadía Gago el texto literal de la protesta de fe, una carta a Cabrera y la composición "del joven Luis Herrera'", el cual la fecha el día siguiente al de la abjuración de Francisco Rodríguez, es decir, el 16 de agosto; y, como vemos por las fechas, en seguida obra en poder de Gago. 
En las palabras que dirige a Cabrera, el catolicista Gago nos da unos datos sobre el converso y la relación con la iglesia de aquél. Lo hace así, ponderando el significado que tiene este cambio de fe: "[...]¡Convertirse al catolicismo un hombre afiliado desde hace quince años en esa reunión de comparsas que llamáis iglesia evangélica! ¡Un hombre a quien confiasteis un cargo importante en esa santa hermandad; un hombre de un tesón diabólico en la propaganda contra el Papa, contra el clero, contra toda idea y práctica de la Iglesia católica; un hombre con un hijo en colegio protestante extranjero, y cuyas hijas componían el coro de cantoras en la cabreriza; un hombre, en fin, a cuya petición se atribuye el que el padre Cabrera haya venido a fijar entre nosotros su ridículo apostolado...! Oh qué horror!" (p. 145)


El poema, titulado "Un triunfo más", muestra la rivalidad que entonces existía entre estos dos credos cristianos en España. Lo integran nueve octavillas agudas en versos heptasilábicos y con gran sonoridad. Las rimas agudas de los versos cuarto y octavo, ya de por sí sonoras, refuerzan su ritmo con los versos esdrújulos que van en primero y quinto lugar. El contenido se ditribuye en dos partes. Las cuatro primeras estrofas proclaman la gloria y el júbilo por la liberación que el omnipotente Dios ha hecho del alma subyuga- da por el despótico e infernal protestantismo. El resto del poema es una exhortación para que ese "nefando error inmundo" se recluya en su infierno y no mancille ni menoscabe el honor del católico pueblo español, acreditado defensor de su patria y de su religión, y de honda devoción mariana. El contraste entre el catolicismo y el protestantismo es bien notable según Herrera: siendo el primero la verdad y la luz, el protestantismo es el error que pretende eclipsar la luz que brota del árbol de la cruz. 


Un triunfo más 

Con motivo de la conversión al catolicismo en Sevilla de Don Francisco Rodríguez, secretario de la Iglesia reformada en esta provincia. En el día en que abjuró de sus errores y recibió la Sagrada Comunión, 15 de Agosto de 1869. 


Resuenen dulces cánticos 
De bendición y gloria, 
Y al firmamento suban 
Con eco celestial: 
Que el Dios de los ejércitos 
En singular victoria 
Hoy la cerviz quebranta 
Del déspota infernal. 

¿No veis de pueblo innúmero 
Pintada en los semblantes 
La célica alegría 
Que inunda el corazón? 
¿Y mil y mil espíritus, 
Que coros rutilantes 
Sacros himnos repiten

De gloria y bendición? 
Sí: tras el velo candido 
La eterna Omnipotencia, 
En el misterio augusto 
De humilde Magestad [sic], 
Trono sagrado erígese, 
De amor y de clemencia. 
En alma que oprimía 
La sórdida impiedad. 

Alma, que al yugo pérfido 
Del necio error impío, 
Su noble cuello incauta, 
En mal hora humilló; 
Mas hoy la arroja férvida 
Con valeroso brío: 
Que la verdad divina 
Su mente iluminó. 

Verdad santa y benéfica. 
Del necio perseguida. 
Del necio, que sus ojos 
Cierra a la luz del sol: 
Y entre tinieblas lóbregas 
Sin luz, calor ni vida, 
Mentida dicha ofrece 
Al ínclito español. 

Al español católico 
Que el orbe siempre ha visto. 
Su Religión y Patria 
Constante defender. 
Y con su celo en alas 
La Santa Fe de Cristo 
Tras los inmensos mares 
Con júbilo extender. 

Al Español, que lágrimas 
Ante la Virgen pura. 
Ante la Virgen Madre 
Derrama con fervor: 
Su Santo nombre invoca
Con gozo y con ternura, 
Y siente en sus entrañas 
La llama de su amor. 

Huye al horrible báratro, 
Nefando error inmundo. 
No eclipses de mi patria 
La esplendorosa luz: 
La luz que brilló fúlgida 
Sobre la faz del mundo, 
Luz santa desprendida 
Del árbol de la Cruz. 

Huye, que el pueblo intrépido 
De Otumba y de Lepanto, 
Aún siente hervir su sangre 
Con religioso ardor: 
Tu faz horrenda mira 
Con odio y con espanto, 
Y oprobio no consiente. 
Ni más mengua en su honor. 

Luis Herrera 
Sevilla 16 de Agosto, 1869. 
(pp. 148-150)





"Poesías" del licenciado D. Luis Herrera y Robles (Sevilla, 1872)
23.12.15 - Escrito por: Biblioteca histórica Aguilar y Eslava

Cuando el presbítero D. Luis Herrera y Robles publicó sus Poesías (Sevilla, Imprenta de Francisco Álvarez y C.ª, 1872) era catedrático propietario por oposición de Retórica y Poética en el Instituto de 2.ª Enseñanza de Cabra. El ejemplar que forma parte de la Biblioteca Histórica Aguilar y Eslava, y que traemos como Libro de la Semana, contiene manuscrita una dedicatoria del autor: "A mi querido amigo D. Rafael Lama y Leña, Licenciado en Filosofía y Letras, en testimonio de verdadero aprecio", por lo que imaginamos que sería el Sr. Lama quien donó la obra de Herrera a la Biblioteca.

En sus primeras páginas encontramos un prólogo o juicio crítico de estas poesías realizado por el ilustrísimo señor doctor José Fernández-Espino, catedrático por oposición de Literatura en la Universidad de Sevilla, director de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y exdirector general de Instrucción pública. Fernández-Espino (1816-1875) fue discípulo y colaborador de Alberto Lista en el Colegio de Humanidades de San Diego, donde explicó lógica y metafísica. La faceta poética del prologuista se decantaría progresivamente por el cultivo de la crítica desde su cátedra de estética en la Universidad de Sevilla. Los últimos años de su vida estuvieron consagrados en la redacción de un extenso y ambicioso "Curso histórico-crítico de la literatura española", cuyo único volumen publicado (Sevilla, 1871) comprende hasta la novelística cervantina. Así, pues, sus comentarios resultan altamente significativos para apreciar la calidad literaria del poeta.

Para Fernández-Espino, el espíritu dominante en los versos es el religioso, justificándolo en que D. Luis Herrera ha sido "amamantado en las sublimes y consoladoras doctrinas de la religión católica, a ellas debe su principal inspiración: su corazón, su inteligencia, su fantasía viven en las hermosas regiones de la fe, y ésta arranca a su plectro torrentes de poéticas armonías". Abre su poemario un soneto a la Santísima Virgen, en el que queda de manifiesto que a Ella, "Reina de vírgenes sagrada", dedica los cantos que salen de su humilde cítara; así se deja traslucir en los tercetos del soneto:

"A Ti consagro con ferviente anhelo 
humilde el eco de mi pobre lira, 
errante peregrino de este suelo:

Tú eres el numen que mi canto inspira, 
Tú mi amparo y dulcísimo consuelo, 
por quien mi amante corazón suspira".

La Virgen es para Herrera, como dice su crítico, el "faro luminoso que le guía en el proceloso mar de la vida, y el aliento que le inspira en sus creaciones", añadiendo que el misticismo del vate se dirige, en su oda "El alma en la soledad", a imitaciones del Cantar de los Cantares de San Juan de la Cruz, precisando que esta composición es una preciosa muestra de la poesía que trata de la vida espiritual y contemplativa y del conocimiento. Fernández-Espino indica que debemos ver en ella "a la Esposa, no en el campo, no buscando al Esposo por montes y collados, como en el poeta santo referido, sino en el retiro del claustro, unida a su Dios, pensando en Él, gozando en eterna primavera de ventura sus castos y purísimos amores: así, lleno el espíritu del poeta de ese ideal contenido, exclama:

¡Oh soledad dichosa, 
dulce refugio para el alma pura, 
do en calma deliciosa, 
la paz y la ventura 
a torrentes derraman su dulzura!

Feliz la que apartada 
del mundanal bullicio licencioso, 
en tu amable morada, 
con su adorado Esposo, 
vive en éxtasis puro y misterioso".

Desde luego, los ecos del patrono de los poetas en lengua española y cofundador de la Orden de los Carmelitas Descalzos junto a Teresa de Cepeda y Ahumada (Santa Teresa de Jesús) resultan evidentes; pero igualmente suenan a influencias de los escritores, religiosos agustinos, fray Luis de León y fray Pedro Malón de Chaide. Además de la llama mística, arde en el corazón de Herrera la llama del patriotismo. Así lo hace ostensible en A España el 22 de junio de 1866, una oda de 200 versos fechada en Sevilla el mismo mes y año de referencia. Estaríamos, por tanto, ante el hecho ocurrido cuando un grupo de sargentos del cuartel de San Gil intentaron una sublevación fallida contra la monarquía de Isabel II. La exaltación lírica se inicia con una cita de Manuel José Quintana y finaliza con la siguiente estrofa:

"¡Oh!, si del patrio amor la llama pura 
arde en vuestras entrañas, españoles, 
y ansiáis salvar nuestra querida Patria 
de eterno oprobio y servidumbre dura, 
que el lazo fraternal, que invictos hace 
en su defensa a los heroicos pueblos, 
vuestras almas magnánimas enlace:
Que unidos siempre el universo os vea, 
y "Patria y Religión" el grito sea".

La sublevación del cuartel de San Gil o "sargentada" fue un preludio de la "La Gloriosa", el movimiento revolucionario que expulsó de España a la reina Isabel II en 1868. Precisamente con el título de La Gloriosa localizamos un soneto en la colección, que termina con el endecasílabo: "Ese monstruo infernal es La Gloriosa"; verso que declara su pensamiento sobre este hecho histórico.

Hay un poema titulado A Silio, Marcio y Ennio, fechado en Cabra en 1867, el mismo año que ocupa su cátedra por oposición de Retórica y Poética en el Instituto, en el que sus octosílabos están impregnados de una gran melancolía por su tierra. Aquí, en la ilustre villa de Egabro parece que se encuentra desterrado. El cambio de Sevilla a Cabra debió estar colmado de añoranzas. Unas añoranzas que nos recuerda el soneto A Córdoba de Góngora, escrito desde Granada, donde se trasluce con mucha fuerza su sentimiento personal lleno de nostalgia. 

Herrera súplica diversas cosas a los poetas latinos: A Silio, que lleve su voz a la orilla del mar de Gades; a Marcio, que cante "a la Virgen sin mancilla", y a Ennio, que salude a la patria suya, "a Sevilla la gloriosa, / a mi adorada Sevilla". En esta situación emotiva pide su última voluntad en la estrofa que cierra el poema:

"Dile que si en tierra extraña 
se extingue mi triste vida, 
conceda en su patrio suelo 
tumba humilde a mis cenizas".

Otros títulos son la oda premiada con la lira de plata en el Certamen Poético celebrado en Lérida en 1867, titulada A Nuestra Señora de la Antigua en Sevilla, ofrendado a su madre. Su crítico y prologuista, Fernández-Espino, es el destinatario de un soneto elogioso. También pone un epitafio al sepulcro del licenciado D. Juan Valdelvira, catedrático que fue del Instituto de Cabra, en el que implora "el galardón del cielo" a su virtud. 

Un apartado de poesías latinas reflejan la educación literaria del presbítero en los clásicos. Antes de su lectura se justifica: "Bien conozco que serán muchos los lectores que, no versados en el idioma del Lacio, no podrán entender estas poesías; por lo cual inserto a continuación de cada una su traducción en verso castellano".

El tomo termina con un ensayo dramático: "La elección de estado", una comedia original, en tres actos y en verso, cuya acción transcurre en Sevilla en casa de D. Tomas. Trata sobre la necesidad de que los padres tengan en cuenta la vocación y deseos de los hijos, evitando los matrimonios de conveniencia que pueden marcar un destino infeliz en sus vidas. Bastante crítico es Fernández-Espino con el texto teatral: "El autor no asiste a las representaciones escénicas, y esto trae la dificultad, tal vez invencible, de no conocerse con seguridad los medios que pueden emplearse acertadamente, para interesar y mover el corazón", aunque si el lector no encuentra los efectos de la experiencia, señala, "aparecen a cada paso los del gusto, la sensibilidad y el ingenio". La decoración donde se desarrolla la acción es igual para los tres actos: "Salón lujosamente amueblado: puerta en el foro, que comunica con la de la calle, y laterales de las habitaciones interiores", según la acotación.

En la producción literaria de Herrera Robles destaca su traducción en verso castellano de La Eneida de Publio Virgilio Marón, la epopeya latina escrita en el siglo I aC. por encargo del emperador Augusto con el fin de glorificar el Imperio, atribuyéndole un origen mítico. Virgilio elaboró una reescritura, más que una continuación, de los poemas homéricos tomando como punto de partida la guerra de Troya y la destrucción de esa ciudad, y presentando la fundación de Roma a la manera de los mitos griegos. La traducción cuenta con un prólogo de don Juan Valera en el que alaba el trabajo del presbítero. Está editada en Sevilla en 1898. 

De la figura de D. Luis Herrera y Robles puede deducirse que atendió más a su vocación lírica que a la llamada del ministerio religioso. De ella se hacen eco Ramona Núñez Quintana en un artículo que publica en El Paseo Cultural (Ayuntamiento de Cabra y Diputación de Córdoba, junio 2004), y la Fundación Aguilar y Eslava, en su página web. El pasado 11 de diciembre, y dentro de los actos del Día de la Purísima programados por el Patronato de la Fundación Aguilar y Eslava, hubo un reconocimiento a su labor en el acto académico celebrado, esbozando el presidente del Patronato, Salvador Guzmán Moral, una semblanza del antiguo director del Centro educativo. Del discurso entresacamos estos datos biográficos:

Nació el 21 de mayo de 1838 en Sevilla. Desde 1855 a 1862, cursa todas las materias de 2.ª enseñanza en el Instituto de Sevilla, que después se llamaría San Isidoro, obteniendo el grado de Bachiller en Artes. Entre 1864 y 1867 alcanzará el grado de Bachiller en Filosofía y Letras y el grado en Bachiller en Teología en la Universidad Literaria de Sevilla. Ese mismo año de 1867 accederá por oposición directa al cuerpo de Catedráticos Numerarios de Instituto. En 1868 se ordena sacerdote y, después de estar vinculado provisionalmente al Instituto de Osuna y al de Cáceres, llegaría definitivamente al Instituto de Cabra, como catedrático por oposición de Retórica y Poética. En 1869 termina la licenciatura en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla y en 1873 culmina sus estudios con el grado de Doctor. Durante 25 años está vinculado como docente al Instituto de Cabra, siendo director del Centro educativo y rector de su Colegio en tres ocasiones: de 1875 a 1883, de 1884 a 1886, y de 1891 a 1892. La gestión de don Luis Herrera elevó al Instituto-Colegio a uno de los periodos más importantes de su historia.

Es en 1892 cuando se traslada a Sevilla para ocupar la cátedra de Retórica y Poesía del Instituto de Sevilla y años más tarde, dar clase de Historia General de Literatura y Castellano. En la Memoria del curso 1907-1908 del Instituto San Isidoro de Sevilla (según la profesora Núñez en el artículo que hemos aludido anteriormente) se informa del fallecimiento del doctor D. Luis Herrera y Robles (27 de diciembre de 1907), y como elogio se transcribe un párrafo leído por D. Luis Montoto en la Academia Sevillana de las Buenas Letras: "D. Luis Herrera y Robles fue el último y glorioso resto de la antigua Escuela poética sevillana. Sus libros de poesía y su magistral traducción de la Eneida serán modelo dignos de imitación, mientras gustemos del habla de Castilla, de la pompa y majestad de esta, limpia como el oro y sonora como la plata, de la rotundidad del período y del ritmo musical del verso, que no es sino un eco débil de los cielos y los mundos".

Hemos localizado un ejemplar de "Poesías", de la misma edición que comentamos, en la Biblioteca Pública Municipal Juan Soca, con un sello de caucho que pone: "Donativo del Ayuntamiento a la Biblioteca Municipal".

BIBLIOTECA HISTÓRICA AGUILAR Y ESLAVA
Libro de la Semana:

Herrera y Robles, Luis (1838-1907)

Poesías del licenciado Luis Herrera y Robles.-- Sevilla : [s.n.], 1872 (Imp. de Francisco Alvarez y Cª)

XXXV, 280 p., [1] h. de lám. ; 21,00 x 15,00 cm.
Manuscrito: "A mi querido amigo D. Rafael Lama y Leña, Licenciado en Filosofía y Letras, en testimonio de verdadero aprecio. El autor"
XXXV (Prólogo José Fernández-Espino)
Hoja ilustración figura Luis Herrera
Enc. plasta blanda

Lugar: España -- Sevilla

Sig. Top.: 2768





Poesías del licenciado D. Luis Herrera y Robles (Sevilla, 1872) - FOTO: Antonio Suárez Cabello





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ANDRÉS FERNÁNDEZ DE ANDRADA [19.085]

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Andrés Fernández de Andrada 

(Sevilla, 1575 - México, 1648) fue un poeta y militar español.
Fue capitán del ejército español y estuvo en México, donde murió en la más absoluta pobreza, e ignorado de todos. Se le conoce fundamentalmente como autor de una obra que figura en todas las antologías de poesía clásica española por su perfección, la Epístola moral a Fabio, cumbre de la epístola horaciana en España. Sus fuentes literarias vienen del Antiguo Testamento, Séneca y Horacio y representa el espíritu de tradición senequista y de ascetismo cristiano en España, invitando a la resignación de una vida en aurea mediocritas o "dorada medianía" y reflexionando sobre la brevedad de la vida y la condición humana.

La autoría del poema ha sido demostrada modernamente, por más que se atribuyera en principio a otros poetas de la época como Bartolomé Leonardo de Argensola o Francisco de Rioja. El primero en atinar con el verdadero escritor del poema fue Adolfo de Castro en un trabajo publicado en 1875, y Dámaso Alonso lo confirmó muchos años después con nuevos datos.
El destinatario del poema en tercetos encadenados fue el corregidor de la ciudad de México Alonso Tello de Guzmán, deseoso de pretender cargos en la Corte, y le invita a la búsqueda de la virtud, la resignación y el "áureo equlilibrio", cantado ya por Horacio y Fray Luis de León en sus poesías. El poema se desarrolla con un visible ritmo bimembre, recurriendo al artificio del braquistiquio para destacar el significado de las palabras importantes.



Epístola moral a Fabio

Fabio, las esperanzas cortesanas
prisiones son do el ambicioso muere
y donde al más activo nacen canas.

El que no las limare o las rompiere,
ni el nombre de varón ha merecido,
ni subir al honor que pretendiere.

El ánimo plebeyo y abatido
elija, en sus intentos temeroso,
primero estar suspenso que caído;

que el corazón entero y generoso
al caso adverso inclinará la frente
antes que la rodilla al poderoso.

Más triunfos, más coronas dio al prudente
que supo retirarse, la fortuna,
que al que esperó obstinada y locamente.

Esta invasión terrible e importuna
de contrarios sucesos nos espera
desde el primer sollozo de la cuna.

Dejémosla pasar como a la fiera
corriente del gran Betis, cuando airado
dilata hasta los montes su ribera.

Aquel entre los héroes es contado
que el premio mereció, no quien le alcanza
por vanas consecuencias del estado.

Peculio propio es ya de la privanza
cuanto de Astrea fue, cuanto regía
con su temida espada y su balanza.

El oro, la maldad, la tiranía
del inicuo, precede, y pasa al bueno:
¿qué espera la virtud o qué confía?

Ven y reposa en el materno seno
de la antigua Romúlea, cuyo clima
te será más humano y más sereno;

adonde, por lo menos, cuando oprima
nuestro cuerpo la tierra, dirá alguno
«¡Blanda le sea!», al derramarla encima;

donde no dejarás la mesa ayuno,
cuando en ella te falte el pece raro
o cuando su pavón nos niegue Juno.

Busca, pues, el sosiego dulce y caro,
como en la oscura noche del Egeo
busca el piloto el eminente faro;

que si acortas y ciñes tu deseo,
dirás: «Lo que desprecio he conseguido,
que la opinión vulgar es devaneo».

Más quiere el ruiseñor su pobre nido
de pluma y leves pajas, más sus quejas
en el bosque repuesto y escondido,

que agradar lisonjero las orejas
de algún príncipe insigne, aprisionado
en el metal de las doradas rejas.

Triste de aquel que vive destinado
a esa antigua colonia de los vicios,
augur de los semblantes del privado.

Cese el ansia y la sed de los oficios,
que acepta el don, y burla del intento,
el ídolo a quien haces sacrificios.

Iguala con la vida el pensamiento,
y no le pasarás de hoy a mañana,
ni quizá de un momento a otro momento.

Casi no tienes ni una sombra vana
de nuestra grande Itálica, ¿y esperas?
¡Oh error perpetuo de la suerte humana!

Las enseñas grecianas, las banderas
del senado y romana monarquía,
murieron, y pasaron sus carreras.

¿Qué es nuestra vida más que un breve día,
do apenas sale el sol, cuando se pierde
en las tinieblas de la noche fría?

¿Qué más que el heno, a la mañana verde,
seco a la tarde? ¡Oh ciego desvarío!
¿Será que de este sueño se recuerde?

¿Será que pueda ver que me desvío
de la vida, viviendo, y que está unida
la cauta muerte al simple vivir mío?

Como los ríos, que en veloz corrida
se llevan a la mar, tal soy llevado
al último suspiro de mi vida.

De la pasada edad ¿qué me ha quedado?
O ¿qué tengo yo, a dicha, en la que espero,
sin alguna noticia de mi hado?

¡Oh si acabase, viendo cómo muero,
de aprender a morir antes que llegue
aquel forzoso término postrero:

antes que aquesta mies inútil siegue
de la severa muerte dura mano,
y a la común materia se la entregue!

Pasáronse las flores del verano,
el otoño pasó con sus racimos,
pasó el invierno con sus nieves cano;

las hojas que en las altas selvas vimos
cayeron, ¡y nosotros a porfía
en nuestro engaño inmóviles vivimos!

Temamos al Señor, que nos envía
las espigas del año y la hartura,
y la temprana pluvia y la tardía.

No imitemos la tierra siempre dura
a las aguas del cielo y al arado,
ni la vid cuyo fruto no madura.

¿Piensas acaso tú que fue criado
el varón para el rayo de la guerra,
para sulcar el piélago salado,

para medir el orbe de la tierra
y el cerco por do el sol siempre camina?
¡Oh, quien así lo entiende, cuánto yerra!

Esta nuestra porción alta y divina
a mayores acciones es llamada
y en más nobles objetos se termina.

Así aquella que sólo al hombre es dada
sacra razón y pura me despierta,
de esplendor y de rayos coronada;

y en la fría región, dura y desierta,
de aqueste pecho enciende nueva llama,
y la luz vuelve a arder que estaba muerta.

Quiero, Fabio, seguir a quien me llama,
y callado pasar entre la gente,
que no afecto los nombres ni la fama.

El soberbio tirano del Oriente,
que maciza las torres de cien codos,
del cándido metal puro y luciente,

apenas puede ya comprar los modos
del pecar. La virtud es más barata:
ella consigo misma ruega a todos.

¡Mísero aquél que corre y se dilata
por cuantos son los climas y los mares,
perseguidor del oro y de la plata!

Un ángulo me basta entre mis lares,
un libro y un amigo, un sueño breve
que no perturben deudas ni pesares.

Esto tan solamente es cuanto debe
naturaleza al parco y al discreto,
y algún manjar común, honesto y leve.

No, porque así te escribo, hagas conceto
que pongo la virtud en ejercicio:
que aun esto fue difícil a Epicteto.

Basta, al que empieza, aborrecer el vicio
y el ánimo enseñar a ser modesto;
después le será el cielo más propicio.

Despreciar el deleite no es supuesto
de sólida virtud, que aun el vicioso
en sí propio le nota de molesto.

Mas no podrás negarme cuán forzoso
este camino sea al alto asiento,
morada de la paz y del reposo.

No sazona la fruta en un momento
aquella inteligencia que mensura
la duración de todo a su talento:

flor la vimos primero, hermosa y pura;
luego, materia acerba y desabrida;
y perfecta después, dulce y madura.

Tal la humana prudencia es bien que mida
y comparta y dispense las acciones
que han de ser compañeras de la vida.

No quiera Dios que siga los varones
que moran nuestras plazas, macilentos,
de la virtud infames histrïones;

esos inmundos trágicos y atentos
al aplauso común, cuyas entrañas
son infaustos y oscuros monumentos.

¡Cuán callada que pasa las montañas
el aura, respirando mansamente!
¡Qué gárrula y sonante por las cañas!

¡Qué muda la virtud por el prudente!
¡Qué redundante y llena de rüido
por el vano, ambicioso y aparente!

Quiero imitar al pueblo en el vestido,
en las costumbres sólo a los mejores,
sin presumir de roto y mal ceñido.

No resplandezca el oro y los colores
en nuestro traje, ni tampoco sea
igual al de los dóricos cantores.

Una mediana vida yo posea,
un estilo común y moderado,
que no le note nadie que le vea.

En el plebeyo barro mal tostado,
hubo ya quien bebió tan ambicioso
como en el vaso múrrino preciado;

y alguno tan ilustre y generoso
que usó como si fuera vil gaveta,
del cristal transparente y luminoso.

Sin la templanza ¿viste tú perfeta
alguna cosa? ¡Oh muerte!, ven callada
como sueles venir en la saeta;

no en la tonante máquina preñada
de fuego y de rumor, que no es mi puerta
de doblados metales fabricada.

Así, Fabio, me muestra descubierta
su esencia la verdad, y mi albedrío
con ella se compone y se concierta.

No te burles de ver cuánto confío,
ni al arte de decir, vana y pomposa,
el ardor atribuyas de este brío.

¿Es por ventura menos poderosa
que el vicio la virtud, o menos fuerte?
No la arguyas de flaca y temerosa.

La codicia en las manos de la suerte
se arroja al mar, la ira a las espadas,
y la ambición se ríe de la muerte.

¿Y no serán siquiera tan osadas
las opuestas acciones, si las miro
de más ilustres genios ayudadas?

Ya, dulce amigo, huyo y me retiro
de cuanto simple amé: rompí los lazos.
Ven y sabrás al grande fin que aspiro,
antes que el tiempo muera en nuestros brazos.



Silva a la toma de Larache

La entrega de Larache al Re[y] Nuestro Señor don Phelippe III.
La muerte del Rey de Francia Enrique [IV].
La expulsión de los moriscos de estos Reinos de España.



SILVA

...que hoy ves en tus castillos y riberas,
ni el oprimir tus olas
las naves y galeras españolas,
y por el precio vil el Africano
entregar el imperio
del soberbio oceano
a estraña religión, a estraña gente,
no con pavor detenga tu corriente.

Luco, famoso río,
prevén un nuevo espanto,
prevén admiración a un caso mío.
Bien sé toda la historia;
no me relates el antiguo llanto,
ni aquel oscuro día
en que perdió su príncipe y su gloria
la ilustre Lusitania,
ni me digas que mire a Mauritania,
que ya venció, vendida
por una avara mano fementida;
oye mayor suceso, escucha el cuento
desigual al humano pensamiento.

Luteria, tú que con dolor sospiras,
suelto el cabello y sin la antigua pompa,
¿por qué te maravillas
que cuando se enlazaba las hebillas
del grabado y luciente coselete,
y cuando ya el penacho en el almete
lozano ventilaba,
y agudos filos a su espada daba
ese tu rey guerrero,
amenazando a España,
a Italia y a Alemaña,
una plebeya mano y un cuchillo
quitase a las falanges su caudillo,
apagase la antorcha, el triste fuego
que había de abrasar nuestro sosiego?

Enrico yace muerto...



Por desgracia, se trata de un fragmento sin principio y sin final. De los tres temas anunciados en el título, es en medio del primero (la entrega de Larache) donde comienza el fragmento; y termina cuando aún faltaban versos del segundo tema (asesinato de Enrique IV).

Es curioso que en un poema serio, como éste (muy distinto de la habitual sátira política), se hable, sin rebozo, del carácter de compra, y no de victoria guerrera, que tuvo la adquisición de Larache por España:


…por el precio vil el Africano
entregar el imperio
del soberbio oceano
a estraña religión, a estraña gente
E insiste aún:
ni me digas que mire a Mauritania,
que ya venció, vendida
por una avara mano fementida


En el título del fragmento se dice «la entrega de Larache». En Madrid, en cambio, la adulación cortesana cantó «la toma de Larache».

Así, Góngora, en su famosa Oda (Obras completas, núm. 396). Claro que ni el más adulador cortesano podría convertir en hazaña guerrera lo que fue trato; y en la misma canción de Góngora se ve bien patente: España eleva al cielo sus oraciones de gracias, a la alta de Dios, sí, no a la de un moro bárbara majestad, reconocida … (vv. 38-39)

Y más adelante le dice el poeta a Felipe III:


…si a las armas no, si no al funesto
son de las trompas (que no aguardó a esto),
Abila su coluna
a vuestros pies rindió, a vuestra fortuna… (vv. 74-77)


El tono de áulica lisonja es, sin embargo, evidente; y más aún en un soneto que Góngora dedicó también al tema de Larache (Obras completas, núm. 316). 







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BRENDA MARTÍNEZ [19.086]

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BRENDA MARTÍNEZ 

Brenda Martínez Saravia, nació en Managua (Nicaragüa), un 14 de Julio.

Es una de las fundadoras del Instituto Nicaragüense del Cine (INCINE). Convirtiéndose en la primera productora de Cine Nacional. Actualmente se desempeña como asesora en el ramo asegurador.

En dos ocasiones ha ganado concursos literarios promovidos por el INISER, uno de poesía y otro de ensayos, cuya temática fue la vida y obra de Rubén Darío.




Su primer poemario publicado, "Desnuda", muestra los poemas escritos por Brenda a lo largo de muchos años y que por fin decidió sacar a la luz.




AGUA QUE CURA

Soy Brenda
la del país pequeño
hermoso
verdeazul
en forma de triángulo
mujer-agua curativa
que vive todos los días
entre mi todo
y tu nada.



MUJER SECRETO

Soy una mujer llena de secretos
tiznados de rincones heridos
y recuerdos
que me cortan a tajos.

Algunos secretos
se refugian en sobres lacrados
arrinconados al fondo
de un túnel sin salida
vestidos de años y situaciones
rodeados del agresivo silencio
y el desabrigo.

Los más toman lugar en primera fila
bellos
son como un trino
acomodado en el pétalo de una cala
forman un binomio inseparable
con mi vida
llenos de bandoleras
con colores felices
que cruzan el pecho
de mi combatiente sonrisa.

Acurrucados, amados
huelen a dulce, son deliciosos
parecen una caja musical
llena de galletas
que llegan a lo esencial
de mi quintaesencia.

Otros, se diluyen atolondrados
en el deshabitado espacio
de mis penas.

Mis secretos gravitan en el aire
golpeando quedito
el polvazal agónico
dejado por las felices marionetas
vestidas de Domingo
abrazadas por siempre
al patio de mis recuerdos.



PETICIÓN

Regalame tus sueños amor
los más dulces, los más sagrados
los más atrevidos
cubrilos con papel de china
enviámelos en una nube celeste
brillante y suave
aquí los espero
los voy a besar, abrazar
a enredarme en ellos
apretándolos, acurrucándolos
así se quedarán conmigo
para siempre.

Voy a descubrirlos, uno a uno
despacito, lentamente
a ver si encuentro mi figura
en uno de ellos
y así continuar
viviendo esta utopía.



TUYA

Invadime
colonizame
sembrá mojones
establecé fronteras
levantá tu bandera
así
nada ni nadie
ingresará a tu territorio.



MUJER DE BRAZOS ROTOS

Me hicieron de brasas, hielo
y un toque de sal marina
mujer biofilia, amotinada, cacao
paridora eterna
de sueños imposibles
buscadora incansable
de astillas repletas de ternura.

Entretejo tonadas
y lágrimas felices
cultivo caricias y besos límpidos
soy coleccionista de verdades
dueña del arcano once
mujer emplumada
con brazos de abrazo
piel exaltada
labios pródigos y pelo bizarro.

Ahora
soy una mujer vestida de siglos
con las emociones fracturadas
mujer con los brazos rotos
de cargar por tanto tiempo
el peso de tu olvido.



HOMBRE PÁJARO

Hoy sentí sobre mi cuerpo
las plumas de tus alas
que se movían lentamente
percibí la cadencia de tu vuelo
tus idas y venidas
tu murmullo celestial
tu olor a lluvia.

Quise levantarme
y ataviarte de gardenias
confiarte mis aguas, mis pasos, mi sí.

No pude hacerlo
y me arropé en mi mundo
y en el lloro de tu sonrisa
para luego tristemente
bordar tu nombre en mi vientre
con una virtuosa aguja
de nácar y agua.



TU RETRATO

Diocesillo de intenciones
y amores truncos
alter ego disfrazado de ángel
narcisista empedernido
novelesco personaje
protagonista de naufragios
pérdidas
y actos de contricción tardíos.



AL PÁJARO ETERNO

Me gustás mucho pájaro carpintero
me gustás todito
de norte a sur, de este a oeste.

Me gusta tu pelo negro, fuerte
saludable
tus ojos que nunca se asustan
y me desnudan rápidamente.

Me gustan tus labios
perfectos para un beso
tu piel fresca, suave
con olor a musgo acuático
me provoca olerla, besarla.

Me gusta tu cuerpo imperfecto
ese cuerpo en el que me quiero perder
acomodarme en él.

Me gustan tus manos para besarlas
y sueño con ellas envolviendo las mías.

Me gustás por dentro y por fuera
hermoso pájaro carpintero
me gusta tu alma, tu vida
en la que quiero anclar.



DOLOR

Me duele mucho
el adiós prematuro
la ceremonia de vela
de mis alegrías muertas
el funeral clandestino
de promesas y sueños.

Me duele el desplome
de mi techo de mármol
que feliz y aturdida construí
en doscientos veinticinco días
y nueve horas y media
con pedacitos de asombro
cocuyos incandescentes
Las Siete Cabritas
y los paisajes de Versalles.

Me duele el agua que sale de mis ojos
esta ingrata lluvia
el caos que toma cuerpo en mi cuerpo
el pájaro negro
que ensucia mis manos
la caída del fruto y la flor
el polvo que se cuela por las grietas
de mi noctámbulo cuerpo.

Me duele esa puerta cerrada
que perfora mis ojos
esta herida sangrante
que me lanza al vacío
y el acoso constante
de mi condena diaria.



COLOR SEPHIA

¿A qué saben los recuerdos?

A sonrisa grabada en la memoria
a iglesia
a conjunto musical
a tertulias antiguas
a primeros besos
a canción de aquellos tiempos
a baile de boleros.

Los recuerdos, los recuerdos
tienen sabor a vos.




TRISTEZA

Estoy como ave sin alas
en desamparo
me siento ocaso
tatuada, oxidada, opaca
reducida
desintegrándome poco a poco
acorralada por tu recuerdo.

Soy mujer fragmento
que espera el agua y no viene.



DUELO

Sé que debo soltarte pronto
asumir mi duelo de ángel caído
sin edén
desafiar al sarcófago.

Necesito levantarme, reverdecer
ya palpé tu frialdad
tus fauces que me hicieron añicos
y me dejaron insomne
con miedo
derrochando lloro.



MI SUEÑO

¿ Volveré a verte amor?
Volverán las hojas a reverdecer
en la colina de mis emociones
y mis ojos a cambiar de color
ante la esperanza
de un nuevo encuentro
volverá mi pelo a caer sobre tu pecho
volverás a decirme
te quiero, te extraño.

Volveré a entonarle canciones al sol
y a enviar telegramas al cielo
rogando a Dios por tu regreso
volveré a explotar de amor junto a vos
rodeándote con mi onda expansiva
y el deseo pétreo, profundo
de recibir tu cuerpo
en el centro del mío
armonizando cadencias.

Volveré a inventariar tu cuerpo
anotando en mi piel
todos tus accidentes geográficos
y a acurrucar tus sueños
oprimiéndolos contra mi pecho
para protegerlos y que nada los dañe.

Volverás a ser mío, completo
hombre-tormenta
fuerza-ternura
huracán-calma
mar-lago
sol-luna.

Volveré a crear para vos
cosas imposibles como
un sol en forma de triángulo
una luna cuadrada
un río de aguas saladas
un lago con olas
una flor verde
una hoja celeste
un arcoiris de cinco colores.

Volveré a besar tus labios
y a colonizar tu corazón
caminando con paso ligero
en pos de una quimera.


¿Volveré a verte amor, volveré?







PRESENTACIÓN

El título “Desnuda” del poemario de Brenda Martínez me remite a una conversación sostenida –allá por los años setenta– con el entonces embajador de España en Nicaragua, don Ernesto de la Orden. Comentaba, luego de leer unos poemas míos publicados por Pablo Antonio Cuadra en la Prensa Literaria, que no podría escribir poesía por temor a quedar desnudo ante todos los lectores.

En su primer libro, Brenda retoma esta manera de concebir la poesía, el quehacer poético como un oficio y ritual íntimo y a puertas cerradas. Pese a que ella es una celebridad por ser la primera productora en la historia del cine nacional, su canto se había expresado en el espacio doméstico, en compañía de sus seres amados y sin pretensiones de figurar en los primeros planos; sin embargo, al ser empujada y alentada por los hijos a publicar, dice en el título esa sensación de haber abierto puertas y ventanas y quedar desnuda o desnudada en la escritura.

Hemingway le dijo una vez a su amigo Scott Fitzgerald: “Si algo te hiere duramente, debes encontrar algún modo de emplearlo en lo que escribes. Haría mejor no estar gimiendo o lamentándote acerca de las dificultades (…)
En vez de eso emplea tus desventuras como materiales para la literatura.”

Es fácil comprobar la existencia de sustratos biográficos que afloran en algunas novelas de Hemingway pero también lo es constatar que son materiales que se transforman en literatura, con sus métodos y recursos propios, incluyendo el juego lúdico en el proceso creativo.

En “Desnuda”, la mera alusión de datos biográficos no hubieran logrado una obra literaria. Brenda no quiere contar sino cantar, no confesar su vida sino darle a su escritura la gracia de saber decir las cosas con los recursos y artificios propios del placer poético.

El amor es el eje temático que cruza toda la poesía de Brenda, en sus diversos afluentes: el amor de la pareja, que alcanza altura e intensidad en los poemas a Ramón, el esposo muerto (léanse “Dolor”, “Mi poponjoche”, “Gracias”, “Hombre Pájaro”. “No retornes” y ese hermoso poema que cierra el libro, “El candor de Ramón”).

En esta poesía con valencia de hogar destacan también las dedicadas a sus hijos y nieta. Pero igual son notables esos pequeños textos de sorprendente claridad, decisivos, epigramáticos:

TU RETRATO

Diocesillo de intenciones
y amores truncos
alter ego disfrazado de ángel
narcisista empedernido
novelesco personaje
protagonista de naufragios
pérdidas
y actos de contricción tardíos.

TE OLVIDÉ

Mi cuerpo
territorio liberado
sospechosamente gozoso

AGUA QUE CURA

Soy Brenda
la del país pequeño
hermoso
verdeazul
en forma de triángulo
mujer-agua curativa
que vive todos los días
entre mi todo
y tu nada.

Ha sido un agradable hallazgo la lectura de este breve poemario y no dudo que Brenda encontrará con su poesía a sus lectores cómplices. Ya soy uno de ellos.

Álvaro Gutiérrez






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GINO ROLDÁN [19.087]

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GINO ROLDÁN   

(Trujillo, Perú  1983).
Licenciado en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Perteneció al grupo poético El Club de la Serpiente y con ellos publicó el libro grupal Club de la Serpiente. Muestra poética (Hipocampo editores, 2007); esta publicación trae notas de Róger Santivañez, Ricardo González Vigil y José Pancorvo. En el 2014 se licenció con la tesis La poética del desborde: análisis de Pastor de perros (1993) de Domingo de Ramos. Ha sido incluido en varias antologías de poesía y reseñas suyas aparecen en algunos medios físicos y electrónicos. Una versión preliminar de su poemario Apostrophe obtuvo la “Rosa de Plata”, distinción otorgada por obtener el segundo lugar en los juegos florales “Juan Parra del Riego”(2013), concurso de poesía organizado por la Municipalidad de Barranco, la revista Caretas, la Embajada de Uruguay y el centro cultural Juan Parra del Riego. En la actualidad se dedica a la docencia.


LIMA – CITY

I

Sol amarillo Kodak

Bajo el cielo enjoyado
Lima se extiende como un gran res
a mediodía.

Lima extensa hondura de cielo
Ciudad de Reyes y altos oficios
de hombres cerros costras

que desprenden humor
a escamas platos calientes
a tekno punk rock.

(Soberbiamante un vaso espumoso y transparente como un cuerpo enaecado tras la cópula como el vapor de la ollas su olorosa desprendida cabellera)

Brillan cáscaras de naranja en el asfalto.

LimA:
Un vaso de emoliente al amanecer.



Mensaje de la Salamandra

'Hombre de negro
Que tras la puerta
Te escondes
No observes
A la niña
DarseLas primeras
Caricias.'
                 -Sobre el campo de rosas el asesino
                                           Se consumó.




ON THE ROAD

Un hombre de sienes plateadas
Una mujer de voluptuoso plástico cuerpo rojo
Un revolver
Un auto que visto desde un helicóptero se desplaza
a lo largo de la carretera
                         y atraviesa /
puentes /
                         avisos luminosos /
y a una morena Pin-up que divinamente fuma un cigarro
                                                Marlboro.
Un cielo alumínico sobre tus ojos tus espaldas
Un túnel y su boca ancha y las nubes que se alejan
Algunas percepciones y comentarios
El perderse y reencontrarse
                                                como un astro luminoso y rodante
sobre la carretera
A medio camino entre las sustancias /
                                                la lucidez
                                 o simplemente
Un desplazarse libre / con el aliento /
                          el corazón entre las manos /
                                                y brillar
Soportar el paso la embestida de los siglos
Ser consciente de tu cuerpo tu peso la velocidad
El desvanecerse y renacer entre hojas de fuego
Y entonces un hombre
                                 una mujer
                                                un auto
y un revolver
Bajo los cables de luz tan brillantes
                                                los cercos eléctricos
y las estrellas.



Apostrophe de Gino Roldán

ESTA ES

La obertura en medio del silencio
El muro, la piedra ajada por el tiempo

La piedra 
Y la densidad del aire, la transparencia
Del árbol y su ramaje pétreo.

                                   Es el Verbo del aire.

Y es
Un ojo hiriente que hurga en la niebla
E  ilumina un cráneo abierto.

El Verbo que se anuda a una roca calcinada

                                                      Es, a su vez,
Un hueso roído, brillante en su descomposición,
Que terco, irremediablemente terco,
Permanece.

 —Ásperos los metales filtrados por el viento—

Diversas son las manifestaciones de lo permanente:
Las  órbitas descritas por los astros, el movimiento acompasado
de la marea, la acústica de las altas esferas.

Mas
Un caparazón flotando sobre las aguas 
También es un símbolo
Y permanece

                                        Es el Verbo un signo
Del sentido y la ausencia
Que brota difuso sobre la página

                                       Y habita
Entre la Nada y su pálido reflejo
—La Nada y sus ribas de oro
Iluminadas por centenares de objetos—

                                                 Mas el Verbo no es siempre preciso

Rueda imperceptible sobre lo Real
Difumina el espacio, precisa el sentido
Ausculta, dilata

El Verbo y su diafragma de luz
Flotando invariable sobre un trapecio

Esta es

La obertura en medio del silencio
Los signos, sus tránsitos y figuraciones,
Las celdas abiertas y el vuelo
Del Verbo, su ramaje disperso.

 —Ásperos los metales filtrados por el viento—


ALEGORÍA DEL OBJETO II 
(Bodegón)

Escancia luz sobre madura boca
El surco henchido que resplandece

Del cántaro los frutos rebosantes
Las peras y duraznos, los racimos

En bucólica imagen de natura
El cuerpo es fragmento, dividido

Las vides cual colgantes cabelleras
Cáscara, la piel; la pulpa brillante

Como un sexo espinoso y abierto

Ebriedad propicia, desnuda la hembra
No es sentido, ni proyección mayor
Solo plena forma que gobierna.


Apostrophe de Gino Roldán, por Miguel Ildefonso

Gino Roldán (Trujillo, 1983) a inicios del 2000 perteneció al grupo poético El Club de la Serpiente. Suele suceder que la década donde el poeta surge en el quehacer poético, o sea, la “generación” al cual a uno lo insertan o se inserta solo, queda como una marca identitaria y, a veces, como un karma.

En todo caso no debería ser un aprisionamiento, un encasillamiento perpetuo, el estandarizar una estética o una propuesta poética. Hay poetas que gustan encorsetarse y no salir nunca del rótulo; pero la poesía, más aun ahora que vivimos la globalización, significa liberación. La creación artística es libertad, experimentación y aventura. Eso de sentirse asido a tal época resulta castrante y más aun, como decíamos, para estos tiempos en que todo cambia y fluye rápidamente.

Si un poeta queda en la marginalidad es, primeramente, porque la poesía es marginal. No se escriben libros de poesía para complacer y conseguir el fácil aplauso del auditorio o la feria. Digamos que esta es la marginalidad obligada, del cual solo se sale por un reconocimiento temprano no usual. Sin embargo, existe la otra: la marginación. Esta exclusión se entiende cuando está referida a los grupos o argollas que se forman en base a camaraderías, intereses, pactos o políticas. Y es cierto, entonces, que puede existir la marginación cuando uno no pertenece a estos enclaves de poder.

Digo todo esto, porque estamos ante un joven poeta que apuesta por una voz peculiar en Apostrophe (Hipocampo editores, 2016). “Escribir no sin cierta presunción/ Consciente de los siglos y sedimentos acumulados bajo la lengua/ Las diversas placas que forman tu desgastada gramática”, nos dice en uno de los poemas últimos del libro. Y es que el libro que se presenta ahora es una vuelta a los avatares ontológicos, órficos, de Stéphane Mallarmé. Con Un golpe de dados, con Igitur, el poeta simbolista, llegó a extremos adonde la poesía no pudo llegar antes, a donde la palabra pudo ir sin perder su contenido, su basamento. Es por eso que el papel, incluso, o la página en blanco, quedó desmoronada ante la escritura demoledora, hiperconsciente, del poeta de La tarde de un fauno.

Desde entonces la poesía ha señalado su crisis, su fractura, incluso su fracaso. Y hay poetas que indagan en la fenomenología, en observar y discurrir en la escritura de lo poético, para llegar, o circundar, a la verdad del ser. Mallarmé buscaba llegar a escribir el Libro, concebir una escritura que sea un Absoluto, al igual que la idea de Dios. Luego tenemos en la tradición universal a poetas como Francis Ponge o Roberto Juarroz, quienes hablan desde dentro de la poesía, desde la conciencia poética previa a la construcción de los significados. Ellos no dicen, construyen un lenguaje para decir algo que se dirá en otro lenguaje, en ese otro lenguaje que solo se termina de formar en la conciencia del lector.

Es así que Roldán en el pie de página del poema Tres estadíos del objeto, señala: “El Objeto no es la realización concreta sino un elemento más dentro de una posible taxonomía. El orden, la jerarquía así como la disposición de los términos dependerán, en ese sentido, de cada juicio particular. (…) No es este un sistema cerrado sino semeja más bien fragmentos dispersos, cual placas flotantes que se vislumbran en el horizonte y que se van diluyendo conforme adquieren peso y textura. El sentido y el completar los ramajes y dispersiones de esta trama inconclusa, corresponde a ti, lector.”

Lo que era el Libro o lo Absoluto en Mallarmé, es en Apostrophe el Objeto o el Verbo. Pero no es algo en lo cual indagar, auscultar, para luego demoler, sino es el canto y la épica del vacío, es lo que vivimos en esta época en donde no es posible mirar más allá, entre devaluados paradigmas, en medio de la fragmentación. Lo dice en el poema final: “Ahora el verbo es ausencia:// Solo restan los escombros de un Imperio/  extinto, antes bañado por la marea y el sueño/ Solo restan los escombros de un Imperio antes habitado por signos que inalterables celebran su dicha.”

Por eso se apela a la estética de Odiseas Elitis, o igualmente, y sutilmente, a la de Rodolfo Hinostroza. No es una poesía abstracta, sino hay imágenes, hay materialidad. E, incluso, dramatis personae.

Decíamos que la poesía es marginal, en cuanto a su discurso, a su lenguaje, y sus reflexiones, que atañen más a lo individual; a diferencia de la historia o la filosofía. En este caso, estamos abocados a tener la experiencia, como dice José Antonio Mazzotti en la contratapa, de “uno de esos libros especiales dedicados al enigma de la poesía, de su génesis, su desarrollo y su parto final en el poema”.

Es importante destacar, finalmente, el riesgo de apelar a la alta y más sublime poesía, que demuestra la trascendencia y la coherencia de la propuesta de Gino Roldán, tanto para ser fiel a la creación misma, como para mandar al tacho los mandatos de las modas literarias. El poeta vale por sus libros, por el grado experimentación y cumplimiento de sus propuestas. El resto es secundario.

Saludamos entonces la publicación de esta ópera prima, Apostrophe, un libro que corrobora el rumor de que en Perú está sino la mejor poesía de Hispanoamérica, una de las mejores. Y eso que aquí se ningunea a los poetas, y no se cuenta con el apoyo cultural como hay en España, México, Chile, Argentina o Ecuador.

Miguel Ildefonso







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LIZARDO CRUZADO [19.088]

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LIZARDO CRUZADO

Lizardo Cruzado. Nació en Trujillo (Perú) en 1975. A pesar de su juventud se le considera uno de los poetas peruanos con más importancia en los últimos años. En 1990 y en 1993 ganó el premio liteario "Lundero" que convoca el diario de Trujillo La industria. 

Médico y poeta. Publicó a mediados de los noventa (siglo XX) un poemario sorprendente: Este es mi cuerpo. Tal fue el impacto que causó en el cotarro literario local (léase limeño), que algunos se aventuraron a afirmar que Cruzado había inventado un nuevo discurso poético denominado "realismo chistoso" (afirmación errada pues el creador del "realismo chistoso" es el poeta Jorge Pimentel). Poemas suyos han aparecido en hueso húmero nº 31 y la sección cultural del diario El Comercio. Se ignora si el vate continúa "sacándole punta" al lápiz.

Conocemos sus composiciones porque han aparecido en alguna antología de poesía hispanoamericana de los últimos años, en revistas literarias, y, sobre todo, en muchos blogs y páginas de Internet dedicadas a la poesía. Y es que ganarse la vida como poeta, en este mundo caracterizado por las prisas y la falta de reflexión sobre lo lque nos rodea, resulta casi imposible.

Os dejo con este poema que Cruzado dedica a M.M. , ¿su madre o Marilyn Monroe? En el que la desmitificación de un ídolo cinematográfico le sirve para plasmar la cruda realidad de la vida de su madre.



PARA M.M.

(O sea, para Marylin Monroe; para Mi Madre)

Decir que Marilyn Monroe no fue Mi Madre
no es lo mismo
que decir que Mi Madre no fue Marilyn Monroe.
Fijo que suena confuso como un sofisma;
pero viendo bien, viéndola bien,
viéndolas,
ambas tiene -aparte del esqueleto
lentísimo y el erizado pellejo celeste-
el mismo parque de atardecer quebrado,
unos cuantos sueños hechos mierda,
fotografías amarillentas
-cual marchitas magnolias-
olvidadas bajo el colchón o los párpados,
y unas ardientes ganas de ser amadas
mordidas lamidas y apretadas
como maduras chirimoyas o como higos.
Aunque fuera el viento neoyorquino el que
alzó a Marilyn las faldas
y a Mi Madre las ropas oprimiesen
las resacas
brisas del arenal,
ambas han llorado desnudas al menos una vez
extraviadas entre ortigas y sedas.
Y si Mi Madre no hubiera
abandonado el cine oscuro donde su juventud aullaba
con la última butaca clavada
en pleno pecho,
tal vez estaría ella ahora escribiendo sus memorias;
y por otro lado -o por el mismo-
se hallaría Marilyn pelando legumbres y patatas
o hirviendo sopa y calcetines
cuando muere la tarde.
Ambas
fueron desgarradamente felices
e infelices también -desgarradoramente-
La única
y pequeña diferencia es que Marilyn reventó
al tomarse cincuenta cápsulas de nembutal
y que Mi Madre
me parió a mí.
Lo cual
verdaderamente es casi lo mismo.

Lizardo Cruzado Hueso húmero, n. 31, diciembre de 1994.





Javier Sologuren escribe sobre Lizardo Cruzado

Nota aparecida por primera vez el 24 de mayo de 1991 en el diario El Peruano, cinco años antes de la publicación de Este es mi cuerpo (Camión Editores), único poemario de Lizardo Cruzado (1975). La referencia bibliográfica al final del texto.


SEÑAS DE UN POETA ADOLESCENTE


A un siglo de la muerte de Rimbaud, un adolescente (de quince años para ser exactos), en la provincia peruana, desata con extraña fuerza los negros, los furiosos vientos del desorden lujoso y de la libertad sin recortes. Su nombre: Lizardo Cruzado Díaz; sus libros —aún inéditos—: El hombligo del hombre (escrito así con caprichosa y conciente ortografía) y Retorno a la lejanía.

¿Cómo es que sabemos de él? Lo sé con Blanca Varela y Antonio Cisneros, pues fuimos miembros del jurado del Sexto Concurso Infantil, Juvenil y Mayores de Cuento y Poesía del Norte Peruano, convocado por el Suplemento Cultural Lundero del diario La Industria. Leímos, no hace mucho, las cien páginas largas (pues sus poemas discurren por el viejo formato de papel de oficio) y sembradas de singulares y felices sorpresas.

Pero Lizardo no era un desconocido para nosotros. En el concurso anterior, de 1990, obtuvo el primer premio de poesía. Ya desde entonces se destacaba notablemente. Ahora ya no se trata de un talento en ciernes; sus poemas últimos revelan a un poeta cuya madurez podrá llevarlo a creaciones difíciles de imaginar. Pero evitemos los ditirambos por más merecidos que sean, pues pueden ser más dañinos que provechosos.

Una sensibilidad muy alerta le permite tocar temas y maneras que la literatura posee en sus registros, los cuales, a través de su lenguaje suelto y desenfadado, reciben nuevas iluminaciones.

Las múltiples referencias poéticas, todas de primer orden (fáciles de advertir y explicables en un poeta en quien, dada su corta edad, pueden contar más las lecturas que su propia experiencia), no hacen sino, por contraste, acreditar la ascendente inspiración y el sesgo personal de su escritura, en la que obran los resortes oníricos y sexuales, el desajuste con una realidad deficitaria y un travieso humor que la subvierte. Todo lo cual dice a coro de su rara y precoz lucidez.

Transcribo estos versos de su poema «rastros de rostro»:

Ah vivir dentro de la ropa
sobre los zapatos
entre las estrellas y el cosmos
continúo
aún soñando

* SOLOGUREN, Javier. (2005). Obras completas. Vol. X. Hojas de herbolario. Lima: PUCP. pp. 202 - 203.




ANTIGUOS POEMAS DE LIZARDO CRUZADO

Las flores

Mi infancia tenía un florero
Lleno de flores de plástico
Que no tenían raíces
Ni daban fruto
Y cuya primavera era el día en
Que las limpiaban con un trapo
Todos los días florecían y
También todas las noches
Hasta que se agrietaron amarillas
Y sus almas de oxidado alambre
Asomaron por los tallos
Entonces mamá las mudó
Del florero al basurero
Donde por última vez florecieron
Y entonces me di cuenta que ellas
No eran flores de verdad
Pero tampoco eran de plástico
Simplemente 
Eran 
Flores. 

Publicado en El Men, 13.07.2006.



Un día

No veo desesperanza ni esperanza
En las moscas que cubrirán 
Mi cadáver
Cómo sentir soledad entre tantos
Seres alados que
No fingirán mi ascensión
Sólo atisbo una ternura grande
Que no cabe en mis ojos
Tan grande que ya
Ni a mi cadáver distingo
Sino únicamente miles de patitas
Y de alitas
Sobre mí
Cubriéndome con un manto más oscuro
Y dulce que la noche.

En diario Ajá, año 2008. 



Una rosa

Una rosa que sangra puede
diluir la poesía en el mar de una gota
o puede apagar el incendio
del mundo antes que llegue a encenderse
y hasta con infinita ternura
ahogar puede a la Muerte

Pero no puede dejar de sangrar.

Publicado en El Trome, año 2007.



La noche

Era mentira que uno enloqueciera 
Y terminase arrancando chispas sin pedernal 
Con la mano crispada 
O que el pecador se consumiera 
Acariciando soledades 
En su palma repleta de pelos 
Era mentira 
Pues tras tantas lunas 
La masturbación 
No ha agrandado ni 
Empequeñecido 
Mi tristeza 
Sólo a veces me 
Despierta en 
La oscuridad 
La certidumbre de unas 
Manchas azules 
Que dejé afuera 
Y aún resplandecen 
En la noche.



Los héroes

Declamo el heroísmo 
De los héroes
Que se dejaron matar
Hace siglos
Para que hoy sea feriado

Cuando bajo del proscenio
Ahogados aplausos y cae al olvido
Mi heroísmo de niño

Por la tarde mamá nos decía
Su papá segurito ya
Se quedó tomando

Pero yo sabía que no era cierto
Papá andaba enfrascado
En solitarias batallas
Y cuando volvía a casa
Tambaleándose por las noches
Desde mi lecho lo oía tropezar y
Arrojar cansado sus armas
Pero no me atreví nunca a saltar
A su encuentro
Y preguntarle si había ganado.

(En Umbral No. 15. Trujillo, Perú. 2003.)



Las estrellas

Hoy encontré varios retazos de papel plateado
Bien prensados en un libro viejo
De mi infancia

Con ese papel plateado que envolvía
Cigarrillos y los chocolates tipo cuzco
Podían recortarse estrellas y
Cometas
Estrellas fugaces

El placer consistía en guardarlo y nunca usarlo
Nunca supe porqué

(En: Metrópolis No. 16. México D.F. 2009)




VOY A escribir un poema

Por eso me marcho de esta
Hoja de papel endeble
Y quebradiza

Por eso arranco y
Me despojo
De esotras páginas que vendaban
Mis heridas
Y dejo que de éstas
Ríos de luminosa tinta
Broten
Salpicando el firmamento las paredes
Y el asfalto

Voy a dejar mi corazón
Como un pollito enfurecido picoteando
El maíz mezquino de la urbe
Voy a entregarme al viento
Y a los hombres
Como una prostituta buscando Amor
O sino tal vez algo más humilde
El semen de la Vida apenas
O la huella de la Vida
Entre miles de huellas de ciervos y de lobos
Confundida

Voy a comerme una nube
Para vomitar una lluvia
Voy a fornicar una orquídea
No añoraré más al otoño
Con su hojarasca de densos
Párpados cubriéndome
Ni soñaré con la Vida
Al final entregaré todo lo que tengo
Y quedaré totalmente
Desnudo
Vistiendo a un poema

Por eso me marcho de aquí
Alado cual rata mitológica
Sin importarme si en la mitología
Hay ratas voladoras
Pues aunque yo no sepa nada
Sé que estoy escribiendo
Si lo supiera todo
No sabría qué estoy escribiendo
Y a pesar de que todo yo lo ignore
Sé que he de vivir
Aunque decida escribir que
He muerto

Por eso he intentado
Escribir un poema hasta
Aquí.



Balada urbana

Salto al día cual escudo
De mi sombra
Y un matamoscas cual adarga entre los brazos
Caballero voy en osamentas arrugadas de automóviles
Jinete entristecido sobre perros apaleados
Gentil y gallardo canto
Bizarro adalid soy
Y altivo enamorado
Pues ciertamente defiendo y amo a ignota dama
De pezones pequeños como taxis
Que aferrada duerme a un rascacielos de peluche
Con una autopista introducida en su boca diminuta
Y en densa neblina envuelta cual enaguas humeante
Que yo arranco y arrojo desnudándola
Para entonces airado cabalgar en su abrupto pubis que
Cual oscuro trailer peludo escapa por la carretera
Al norte
Hacia sus senos

Soy un caballero azul oculto en verdes colectivos
Y mi corazón a la vista de todos
Es a no dudarlo convincente credencial
Que me hace anónimo
Y donde el sol puede encender su cigarrillo
Lame mi dama agora un helado de frambuesa
Que es mi corazón casi derretido en el pecho mío
Mi corazón omnipresente como afiche de
Concierto subterráneo de latiods y de sangre
En todas las paredes
Mi corazón tan rojo como foco de prostíbulo
Mi corazón digo tranquilo surtidor de sangre
Ignorado trivial en esquina de callejuela de mi cuerpo
Hasta que de vida estalla incendio
Y en mi corazón conectan todos mangueras y cuchillos

Mi dama es como tierno infante que aún se orina en cama
Y micciona el océano amarillo
Donde nado
Y donde canto su belleza lamentando sus desaires
Juglares homosexuales entonan
Himnos patrióticos y blues para su goce
Mientras yo masturbo a un poste que
Eyacula un chorro de luz bajo el cual
Me veo solo y vil y enamorado
Así a mi dama yo amo
Escupo en sus mejillas su piel con mis pisadas acaricio
Y poséola luego ferozmente
Penetrando al húmedo y lascivo sexo de una alcantarilla
A la muerte no le temo sino a su amor terrible
Atronador y pavoroso como un centro comercial
A su beso pesado como un pájaro muerto y
También a su oscuro veneno de luciérnaga
Aquí está sin embargo ardiendo
Mi corazón escudo de su honra
Y la heráldica de mis vísceras certifica la alcurnia de mis heces
Y mi alma
Extendida como un manto de basura a su paso majestuoso

Yo desfago entuertos venzo en lides reto
A la la Noche
Exijo el Santo Grial en las cantinas
Y dejo correr el amor como pus de mis feridas
Con el corazón manando baba contemplo a mi señora
La recuerdo feroz como un abismo
Ordeñando mi corazón con sus arteros besos
Y hasta el delirio adoro sus caderas de asfalto
Sus labios de flexiglás sus tiernos ojos de neón
Y su amada silueta que fantasmal aparece en los mapas
Con largo río de lágrimas surcan su su pecho
Pero a mi corazón le pertenece
Por completo
Entre estos endriagos y súper ofertas y quimeras
Yo soy su caballero
Y mi corazón es piedra en la honda de mi cuerpo
Para derribar a Goliat
Aquel agigantado rascacielo



Amor de familia

Papá
está en mamá

porque
Mamá
tiene
papada.



Poiesis

El
acto
de
magia
no es
tragar
filosos
y
afilados
sables
sin sufrir
herida
alguna
sino
que
el acto
de magia
consiste
en
tragar
delicadas
y
pálidas
florecillas
sufriendo
horribles
desgarraduras
y
desgarramientos.




Poiesis

La
Poesía
es
como aquellos actos que
hacemos de noche cuando yacemos
en el lecho profundamente
dormidos
-verbigracia:
esconder el aterido pie
bajo la sábana, sosegar un álgido escozor
ventral o
dar la espalda a una
impertinente luz-.

La
Poesía es
semejante a tales acciones, diferentes a
los sueños, pero
igualmente maravillosas,
realizadas
con toda exactitud y
precisión,
aún a ciegas,
como si estuviésemos despiertos
de algún misterioso modo en
medio de los sueños,
o dirigidos por alguien que
habita en nosotros
pero que es mucho más fuerte
y también más sabio.

Actos que
al despertar no recordaremos
ni podremos concebir,
mas
gracias a los cuales
dormimos plácidamente toda la noche
y podemos también
soñar...

Como esos actos,
la Poesía
es.



Una hormiga en la barriga

Sí,
verdaderamente quien ríe al último
ríe mejor.

Sí,
y esto aunque
la Muerte
no tenga dientes.



Copla

Tengo el corazón tan cerca del piso
que es una oscura piedra atravesada en mi camino
o un grillete atado a los tobillos
o un fruto podrido que ha caído

Tengo el corazón tan cerca del piso
que todos pueden pisotearlo
inadvertidamente mientras pasan
o llevarlo el cierzo hacia la nada
mezclado en la hojarasca
para nunca más verlo

Lo tengo tan abajo
que las cucarachas han llegado a considerarlo
de su tribu
y mis pies no sienten más el frío
al calor de su abrigo

Tengo el corazón tan cerca del piso
que se halla mas bien hundido
en el profundo pozo negro de mi cuerpo
cantando
tan cerca del piso
que mi corazón no es más
que este arrugado par de calcetines que
en mis pies tengo
agujereados
y apestando.




ai lov

Amo el tiempo que pasa
Amo el éter donde los ángeles
son pederastas y felices
Amo la manera como cacarean los perros
al amanecer
Amo tu cuerpo blindado y abierto
tus nalgas neumáticas y firmes
tus senos por los que asciendo a la luz de la ciudad
y de donde lo contemplo todo
como desde un edificio de veinte o veintidós pisos
Amo el odio con que me amas
Amo las suelas de tus zapatos ebrias
preñadas de polvo y sol urbanos
Amo a mi prójimo a mis testículos y al Complejo de Edipo
Amo la ONU la OEA la OTAN todas las sociedades
anónimas
Amo los hipogrifos y los tréboles de cuatro hojas
Y amo el sol
Amo la Vida
Amo el champú anticaspa que no irrita los ojos.


Poema a la paloma de la paz

Sólo quiero
que
la paloma de la paz
se haga el dos
sobre mi pecho.



Poema azul

Azul y solo
sin saber
cómo
ni para qué
tampoco.

Azul y solo
sin desnudez y sin
veste
sin olvido ni recuerdos
yo
el amargo el ajado el zarrapastroso
el mudo
azul siempre
y siempre solo.

Aquí
-solo y azul-
apagado y agrio
mirando lo más grandioso y lo más
libre
lo que no comienza
y no termina
lo que sólo
existe
cantando y siempre
redivive

el mar

el cielo

el mar 

también azules
también solos.




Reptil

Cual tiernísimo prepucio
el firmamento nos cubre.

Ha de velar abierta alguna exorbitante bragueta
entre los altos edificios y la noche.

Un enorme falo
que micciona los espacios siderales.

Chorro de astros
entre la flora de los hombres y la fauna.

La luna
desvaído testículo de naftalina que
le han puesto al cielo
para que no
se lo coman las polillas.

La luna
eclipses eyacula
y hombres-lobo
sobre todas mis escamas azules.

Libidinoso ha de ser el falo pues
enorme chancro estalla el ocaso fétidamente cercano.

En Lima
un eufórico salsero grita
¡SABOOOORRR...!
y yo
me muerdo la lengua
tristemente.



Las ciudades también lloran

Como
un insecto fatal y oscuro
La Ciudad posee millares de ojos.

Pero de igual modo
La Urbe
es ciega
como vieja decrépita
que trata de contemplar 
las estrellas
a la hora de la siesta.

Por 
la mañana
el insecto abre los ojos e
inicia su metamorfosis:
escupe en sus alas.
Al anochecer, adherido
con sus viscosas patas al cielo,
un siniestro brillo
entre sus párpados brota.

Pero La Ciudad sí puede llorar
pese a su altivo corazón
de chatarra y roca.

Son sus lágrimas, amargas, ácidas,
saladas; 
a la luz del sol refulgen
con descaro
y al final de su caída
ensucian los oídos
con su asqueroso eco.

Ciertamente 
son escasas...

Apenas desprendidas, 
los ojos de La Ciudad
se secan.

Entonces 
alguien vendrá a cubrir
con periódicos
las lágrimas.

Y después las confundirán
con los suicidas.



Poema

Hoy
alguien me llamó por la
espalda con una palmada:
mi mundo se agolpó de alegría,
sentí que mi vida
tomaba nuevo rumbo.
Después de años de vivir
arrinconado mirando pasar
a la gente,
alguien en
había reconocido a alguien.
En ese instante olvidé todo
lo malo que había sucedido,
la dicha subió de mis uñas
al corazón,
la felicidad me embriagó hasta
las orejas.
Cuando
volteé para abrazar al sin duda,
mi amigo
-cuando giré abrasado
de amor-
aquél balbuceó con rostro
extraño y
grave:
- Disculpe, lo confundí con un amigo.

Y se alejó.



Vosotros sois

Vosotros sois mis padres:

El hombre que con ávidas manos buscaba las nalgas
maternas en noches estrelladas.
La mujer que fascinada contempló las dimensiones
del paterno falo en una noche sin estrellas.

Ese hombre cuya mirada ante
la felicidad y la desdicha es como la mía: tiernísima y
estúpida.
Esa mujer cuyos pezones
no mordí inútilmente aferrándome a la vida.

Mis padres vosotros sois:

Aquel que me sacó de la boca todos los dientes
de leche, y cuya herencia es
el idéntico perfume en los calcetines y en los huesos.

Aquella a la que desgarraron el cordón umbilical que nos
unía
mientras lloraba yo
y despernancada ella sonreía.

Sois vosotros:

Un hombre y una mujer miserables, simples,
maravillosos y banales, a quienes
amo miserablemente, simplemente, maravillosa
y banalmente, 
y de quienes heredé la sangre oscura, la lengua
viperina,
la bilis abundante también, y esta mueca de sonrisa
bárbara y siniestra.
Un par de seres extraños entre sí,
extraños ante mí
y a quienes conozco y odio y quiero mucho más
que a un simple par de extraños.

Vosotros sois:
El hombre cuyo pubis se arrugará junto a los flácidos muslos
de mamá y pese a ello
seguirá buscando con manos ávidas aquellos paraísos
desolados.
La mujer que asombrada contemplará al paterno falo cuando
éste llegue a ser tan
tímido y ridículo como el de un niño.

Ese hombre.
Ese hombre de redondo vientre y calvicie dulce, al que
ebrio en el sofá yo vi dormir
y despierto vi soñar y entre sus sueños oí cantar,
balbucear
y eructar.

Esa mujer.
Esa mujer cuyos guisos hirvientes y amorosos han
construido
mi pecho, y cuyos
ojos arrugados, indestructibles quedan en mi recuerdo.

Papá
y mamá:
Dos espíritus que unieron sus ilusiones para formar
una sola gran desilusión.
Dos cuerpos amarillos y decrépitos, entrelazados como la
lejana noche en que se cruzaron
en mi camino para darme estos testículos y esta alma
y estos
recuerdos salobres que jamás podré olvidar.

Papi y mami:
dos seres que cenaron y defecaron y copularon como
cualquier
pareja de hermosos animales salvajes o domésticos.
Un hombre triste. Una mujer sin dientes.
Huérfanos. Quebradizos. Enamorados.
Aguafiestas.

Vosotros sois.



Poema

Amo
La Vida
Y
También
La Muerte:
Amo
Lo irremediable.

Amo
A la Vida
Y amo a
La Muerte:
Amo
Lo innecesario.

La Vida
Como la Muerte
Irremediablemente
Innecesarias
Innecesariamente
Irremediables.

Pero a veces...

No 
Es cierto:
Siempre las amo.



Elegía II

Con la punta del lápiz
acaricio tu imagen que
brota lentamente de mí
como después
de un punto acápite o
de un beso apasionado.

De un punto acápite
mejor,
pues yo nunca te besé,
ni te hablé tampoco nunca
a pesar de haberte creado.

Porque yo te
diseñé perfecta
-como a partir de un puñado de légamo-
en el sexto día de mi adolescencia, 
y te puse en el mundo impoluto de las ideas, 
hermosa como un celeste trozo
de carne abstracta tomada de mi propio costado
de animal prosaico, material y negro.

Y fuiste tan alta
y tan lejana y
pura,
que ni te fijaste en el árbol cuyo
fruto pudiste haber comido,
para así darme ocasión de entablar la cháchara o
al menos preguntarte tu teléfono,
y al final de la metáfora simplemente perdonarte
pues yo no era más que un hombre enamorado.

Pero de modo tal 
no sucedió,
y entonces hube de amarte cubriéndome con hojas,
escondido de tu presencia y
huyendo avergonzado
por los bosques,
expulsado del Edén donde te
había colocado,
dándome cuenta que estaba desnudo
y enamorado,
que de ahora en adelante el amor sería
parido con dolor
y que las mujeres amadas estarían hechas de polvo
y en polvo finalmente serían convertidas.

Y en el séptimo día de mi adolescencia
me puse a contemplar mi obra.

Y vi que era buena y perfecta
y agradable a mis ojos
pero también fútil, irreal e inútil.
Y santifiqué el sétimo día.
Y entonces me dio pereza corregir o destruir mi obra, 
como también el seguir amándola y recordándola
porque ese era el día de reposo y descanso de mi obra.

Y desde entonces han pasado los siglos de los siglos.

Hasta que ahora -habiéndote ya olvidado por completo-
no sé porqué me puse a escribir esto sobre ti.



Ars

No me gusta escribir.

Prefiero
tener
la palabra
en la
punta
de
la lengua
para así
descaradamente
poder
enseñársela
a
la
gente.




Arena

(para los lagartos del desierto de Paracas)


Se levanta la arena con el viento
No sucede nada

Ni un turista con una videocámara
para detener el torbellino en el espacio
ni siquiera
alguien con una polaroid
bajo el sol o una simple kodak

Pocos caminantes
se detienen en cada punto de arena
O los caminantes acaso son un espejismo

Pero bajo la arena
las momias buscan sus sexos resecos
y se unen
Cada día de marzo es una piedra

Mentí
Sucede algo
Las tormentas de arena ahora nacen de mis ojos.



El amor y la pértiga

Hacer el amor es hermoso
como un salto con pértiga.
Tan hermoso cual eterno primer salto
sin saber si al otro lado nos esperan
las piernas abiertas del vacío
o un titular efímero en la página deportiva
de algún vespertino diario de provincia.
Pues el amor es este salto y no
porque el órgano de mi deseo posea
exorbitantes dimensiones de garrocha es obvio
no presumo de tal cosa
Entiendo que en este salto no habrá varilla
que derribar amor mío
sino la soledad del atleta
y la garrocha tu vientre
el estadio vacío
y este fuego que hace de la pértiga una torre
por la que asciendo
y en la que despiertas
aferrando mi grito con los dedos.
Corro entonces por tu cuerpo pista de atletismo
ahora incrusto la garrocha
me elevo cinco metros seis
hexámetros
hasta rozar la dentadura de los ángeles y
batir la marca sin saber cuál marca
mientras la pista suspira victoriosa y derrotada
dormida cae la pértiga
y atleta ebrio rasguño por última vez
estas alturas descendiendo
hasta rebotar vencedor en la olímpica colchoneta 
de tus senos.

Por cierto
ningún representante de Guinness vendrá
por este asunto de los records.



Elegía I

Te recuerdo como eras en la última hamburguesa
tenueceleste y leve
como el humo de un cigarrillo sin nicotina
y tus cabellos enredados como tallarines
bajo la luz salada de al luna
preñada de mar y silencio
tu dedo tu hipo de sirena

bajo el sol
el ketchup y las nubes era tuyos
ah tus senos tornasoles como palomas radiactivas
suave perenne
extendida
como una enorme hoja de plátano
o temblando pálida y frágil
como gallina
antes del estofado

de entre los accidentes de tránsito
brotabas líquida
y eras el verde estornudo de un semáforo
o de un pájaro
tambien flotabas
sobre la infraestructura precaria del atardecer
pequeño girasol asísmico

-ah tan distante
como mujer desnuda en calendario de peluquería 
eras-

y recuerdo
que al abrir la refrigeradora te salpicaban los
escabeches
pequeña soltera y muda como una pequeña
fotografía muda

yo te recuerdo como eras en la última hamburguesa
porque a ti no te gustaba el hot-dog.




Bodegón

Todo igual sin respirar inmóvil:

El fosforescente perejil junto a las zanahorias tímidas.
Los asexuados tomates
brillando más quizá
que los racimos de uva semiebrios
no tanto como la antigua
panzuda
panzona garrafa
azul
armoniosamente desordenados todos al ojo
de algún pintor flamenco
del siglo XVII o XVI.

O una pulpería
feraz y roja:
El ventrudo melón dorándose
tibiamente
al lado de
las manzanas impúberes
y la luz
hiriendo suave
los senos
de las peras.

Entre dos o tres siglos o dos o tres horas o
dos o tres azules
humeantes y pletóricos
lenguados...

Pero esto es más que una naturaleza muerta.

Más que una pintura pulcra, limpia y congelada.

Todo diferente respirando móvil.

Un bodegón hermosamente salpicado por las moscas.



Canción del feo

Me 
Gustaría
Morir
Decapitado
Para así
Sentir
Aunque fuese por un instante
Fugaz
Que
Ni mi nariz
Ni mi sonrisa ni
Mi 
Rostro
Me pertenecen
Sino
Solamente
Mis manos
Mi
Corazón.



Papá

Hace 40 años
cada mañana mi padre despertaba
para cambiar el mundo.

Ahora,
mi padre se levanta todas las mañanas
para regar en su jardín las rosas.

Ahora él ya no tiene fuerzas
para golpearnos, y tampoco las tiene
para
amarnos.
Pero un tiempo él nos amó hasta
el hartazgo. También nos castigó.
Silenciosamente sonreía
-incluso hablaba algunas veces-
e hizo muchas cosas en vano
y por nosotros.

Por todo esto,
seguramente cree él que yo
alguna vez
llevaré hasta su tumba
las flores que ahora cuida.

Pero
se equivoca.

Esas rosas son un sueño de viejo
simplemente.
Un delirio senil de pétalos tiernos
e idiotas que
de maleza
inunda
la maceta rota
donde su
vida se marchita.

Si creo que hasta se
ha quedado ciego.
Porque lo he visto penetrar en los jardines de la Muerte
con una tijera de podar inútil
en la mano.

Y ya no espera casi nada;
sólo aguarda que el sueño de sus rosas
florezca antes de
que él
se muera.
Hace
cuarenta años
-ya casi
cincuenta-
cada mañana
mi padre despertaba para cambiar
al mundo.
Ahora
-en cambio- él todos los días se levanta
para regar en su jardín
las rosas.

Algo ha cambiado en el mundo, por lo tanto.

Aunque tal vez nunca en el jardín
lleguen a florecer las rosas.




Palmas para la Vida

El Maestro de Ceremonias
anunció que la ceremonia
sería sencilla
pero significativa

Y la ceremonia
sencillamente
no 
significó nada.




Indigestión contemplando el ocaso

Para Beto Ortiz

-de FM a AM repentinamente-

la tarde y
su asombrosa soledad de huevos fritos

mujeres robustas cuelgan calzoncillos rojos
embanderando la ciuddad
cualquiera imaginaría al viento
soplando
bajo la cola de los burros
despertando a los ángeles en lo profundo de las tabernas
pero es sólo quizá
un peatón desprevenido
a punto de ser arrollado por un chevrolet
viejísimo
una tenue ssensación de piojos
y cansancio
el día que se alarga
infinitamente mordido por los perros

claramente puedo ver el incendio de las rosas en
el laberinto
entre viejos poemas y
preservativos usados
pateando latas besando latas copulando
ratas
y aquellas campanas condenadas
a resonar en un olvidado campanario
y morirse siempre
tristemente
como el largo y
lancinante alarido de una bolsa vacía

Marilyn tropieza levemente en la penumbra
el viento deja ver sus muslos
mientras innumerables muchachos
se masturban
-y un suave olor a genitales inunda
el ambiente-
hastiados de lamer senos insípidos
o soñando mientras el tiempo transcurre
bajo peludas axilas sudorosas
la cosa es despertar de repente
con el cuepo torpemente deambulando
entre sábanas sangrantes
o bajo el retórico andamiaje de un firmamento desteñido
que se refleja en
el hedor de una negra alcantarilla

es el momento preciso
para ponerle cuernos al marido
patear un niño en La Parada
firmar el testamento legando todo
a una fundación de lagartijas
armarse caballero en cualquier kilómetro
de cualquier carretera
y velar las armas dignamente
en el miserable patio de un burdel barato

y mientras el mondongo se enfría
en una cacerola
y un empate cero a cero motiva el enésimo
vaso de cerveza
no hay nada qué hacer
sino quizá pellizcar
en el trasero a la mujer robusta
guiñar el ojo también a la cuñada
comentar el sarpullido de las monjas
soltar el humor negro de día domingo
mientras alrededor de los pies siempre mal lavados
el sol proyecta sus fantasmas y
entra en frenesí el aquelarre

-la tarde y su asombrosa soledad
de huevos fritos-

-de AM a FM nuevamente-



Poema

Morir
es
ponerse a dormir
y
empezar a podrirse.

Vivir
es
ponerse a despertar
y
empezar
a
podrirse.






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AJ ASTÁJOVA [19.089]

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AJ ASTÁJOVA 

Irina Astájova (seudónimo: Aj Astájova),  es el nombre de una joven poetisa de Moscú, conocida en los círculos de la literatura contemporánea. Sus obras recojen los auditorios completos por múltiples ciudades de Rusia, Ucrania, Bielorrusia e, incluso, Francia, Alemania, República Checa, España e Italia.

Entre los años 2013-2014 tuvo más de 120 conciertos en 53 ciudades y 8 países, a los que acudieron más de 35.000 personas. Asimismo, Irina se convierte en una de las poetisas más demandadas por el público en el espacio rusoparlante.

La poesía de Astájova muchas veces narra los temas de relaciones acomplejadas. Le encanta escribir sobre viajes, la búsqueda del camino de la vida y reconocimiento, superación propia, la lucha con los pecados y muchos otros temas. Su poesía tiene múltiples caras. No es menos notoria su forma de hablar en público. Esta ligereza casi intransmisible combinada con el acompañamiento musical en directo, crea un ambiente inolvidable durante sus conciertos. Parece que Irina es capaz de comunicar con el alma de cada oyente y toca en las cuerdas más sagradas de cada uno de ellos.

Actualmente se ha publicado la antología poética de Irina. Su primera antología «Мужская лирика / Женская лирика»  (Lírica masculina / lírica femenina) constituye dos poemarios que recogen los poemas de dos contrapartes, que conviven en un mismo poeta: los poemas directos, serios y rigurosos, escritos de parte del protagonista-rompecorazones; y los poemas delicados, tiernos, llenos de sentimentalismo de un alma femenino.



Si está vacía el alma,
Entonces, es la hora de cambiar la ruta.

Si está vacía el alma,
Entonces, es la hora de cambiar la ruta.
En tu cabeza apunta con claridad,
sin tinta:
si te quieren,
te esperarán,
si llega la felicidad
entonces, la has merecido.

Sin importar la edad que tengas,
sé jóven en tu interior,
no pienses en averiguar
dónde y cuándo será tu final.
los que no te quieren,
deja que se vayan con otros.
en tu alma busca el reflejo,
pues, no lo mostrarán los espejos.

Si tu casa está vacía
no tengas miedo en abandonar tu hogar.
¡si la ciudad no es la correcta,
atrévete a marchar de allí!
todo se consigue con el esfuerzo
nadie nunca
te podrá ayudar.

si tienes un enemigo,
deséale lo mejor.
por cada detalle que ocurre en la vida
acepta y alégrate por que la hay.
si te piden marchar,
entonces, es la hora de irse,
que no se te ocurra nunca
mirar para atrás con reproche.

¡no tengas miedo a buscar,
tan solo siendo así encontrarás!
¡no tengas miedo a perder,
no se gastan en ello ni años ni fuerzas!
si te quieren,
te esperarán,
si llega la felicidad
entonces, la has merecido.




Если пусто в душе –
значит, время сменить маршрут.

Если пусто в душе –
значит, время сменить маршрут.
запиши в голове разборчиво,
без чернил:
если любят тебя
— обязательно подождут,
если счастье придет
— значит, ты его заслужил.

сколько ни было б лет
— душою будь молодым
и не думай, когда
и где будет твой финал.
не любя́щих тебя
— спокойно отдай другим.
отраженье ищи в душе,
а не у зеркал.

если дом опустел
— не бойся покинуть дом.
если город не тот
— решайся и двигай прочь!
если ленишься ты
— все дастся с трудом,
и никто и ничем
не сможет тебе помочь.

если враг у тебя
— врагу пожелай добра.
к каждой мелочи в жизни
всегда будь открыт и рад.
если просят уйти
— то, значит, тебе пора,
и не смей никогда
с укором смотреть назад.

и не бойся искать
— такие свое найдут!
и не бойся терять
на это ни лет, ни сил!
если любят тебя
— обязательно подождут,
если счастье придет –
то, значит, ты заслужил.



Publicado por Kseniya Tokareva

https://revistaplumaroja.wordpress.com/2016/08/25/poesia-contemporanea-aj-astajova-2015







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LEONÍD FILÁTOV [19.090]

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Leoníd Filátov 

(1946-2003)

Nació en Kazán, Federación rusa,  el 24 de diciembre de 1946.

Actor de teatro y cine, director de cine, poeta, escritor, guionista y presentador de televisión.

Su padre fue radiotelegrafísta, y en virtud de su profesión se encontraba constantemente de viajes; para seguir juntos, la familia tuvo que mudarse en múltiples ocasiones, lo que ocasionó una brecha en la relación de los padres de Leoníd Filátov, y estos pronto se divorciaron, cuando el chico tenía 7 años. Entonces, se trasladó con su madre a Asjaban (la capital y la ciudad más importante de Turkmenistán), dónde Leoníd terminó la escuela. En aquel momento en la prensa nacional se publican sus primeras obras, siendo él todavía un escolar.

En 1965 Filátov se dirige a Moscú, porque su deseo es entrar en la Universidad Panrusa Guerásimov de Cinematografía. Sueña con ser director de cine. Desgraciadamente, no consigué acceder y prueba sus fuerzas en la Academia Teatral en nombre de Borís Shchúkin por el consejo de su compañero de clase. Entre 1965 y 1969 recibe formación en dicha Academia. A partir de 1969 empieza su obrar creativo en el Taganka Teatro de Moscú. Obtiene papeles en muchas piezas teatrales conocidas: «Maestro y Margarita» de Bulgákov, «El jardín de los cerezos» de Chéjov, «La casa del muelle» de Trifónov, entre otras.

En 1970 se estrena la primera película con su participación, «La ciudad del primer amor» (Город первой любви). La fama le alcanzó en los años 80. Protagoniza películas, tales como «Экипаж» (Equipaje), «Женщины шутят всерьез» (Las mujeres bromean seriamente),  «Грачи» (Los grajos); «Избранные» (Los elegidos); «Успех» (El triunfo), etc.

A partir de 1989, Filátov recibe el cargo del Secretario de los Cinematografistas de la Unión Soviética.

En los años 70, además, se hicieron muy populares las canciones compuestas sobre las poesías de Leoníd Filátov. En 1996 salió el primer disco con estas canciones, titulado «Оранжевый кот» (El gato naranja).

En 1994 empieza a trabajar de presentador de televisión en el canal ORT, la 1 Rusia actualmente, donde se dedica su programa a los artistas olvidados.

El corazón de Leoníd Filátov dejó de latir el 26 de octubre de 2003.


Las lágrimas son agua

— ¿Dice usted que las lágrimas son agua?
—  Sí.

— ¿Todos los cataclismos no le influyen?
— Sí.

— ¿Disparate son Che Guevara, Robespierre y Jesucristo?
— Sí.

—¿Le da igual que alguien tiene problemas?
— Sí.

—¿Y qué importa si en algún lugar están en fuego ciudades?
— Sí.

—¿Las heridas de Vietnam tampoco le interesan?
—  Sí.

—¿Le remuerde, en ocasiones, la conciencia?
— Sí…

—¿La consigue calmar fácilmente, verdad?
— Sí.

—¿Y si destruido está el hogar creado con vuestras propias manos?
—Y…

—¿Cruelmente reprimieron a sus familiares?
—¿Y..?

—¿Y usted mismo recibió una bala en el pecho?
—¡Qué horror!

—¿Entonces, me habría dicho usted que «sí»?
—¡No!

—¿Y dice usted que las lágrimas son agua?
—¡No!

—¿Y todos los cataclismos no le influyen?
—¡No!

—¿Entonces, aún algo le inquieta, a veces, verdad?
—Sí, sí, sí..

1972.




Слёзы людские

— Вот вы говорите, что слезы людские — вода?
— Да.

— И все катаклизмы проходят для вас без следа?
— Да.

— Христос, Робеспьер, Че Гевара для вас — лабуда?
— Да.

— И вам все равно, что кого-то постигла беда?
— Да.

— И вам наплевать, если где-то горят города?
— Да.

— И боли Вьетнама не трогали вас никогда?
— Да.

— А совесть, скажите, тревожит ли вас иногда?
— Да…

— Но вам удается ее усмирить без труда?
— Да.

— А если разрушили созданный вами семейный очаг?
— Так…

— Жестоко расправились с членами вашей семьи?
— И?..

— И вам самому продырявили пулею грудь?
— Жуть!

— Неужто бы вы и тогда мне ответили «да»?
— Нет!

— А вы говорите, что слезы людские вода?
— Нет!

— Все катаклизмы проходят для вас без следа?
— Нет!

— Так, значит, вас что-то тревожит еще иногда?
— Да, Да, Да…

1972

Por Ksenya Tokareva

https://revistaplumaroja.wordpress.com/2016/07/20/leonid-filatov-1946-2003-poema-








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NIKOLÁY RUBTSÓV [19.091]

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NIKOLÁY RUBTSÓV

Fecha de nacimiento: 3 de enero de 1936, Emeck, Rusia
Fecha de la muerte: 19 de enero de 1971, Vólogda, Rusia

Análisis del poema «По вечерам»

La edad siniestra para muchos de los poetas rusos oscila entre los 35 y 37 años. ¿Por qué? Realmente, es muy difícil de contestar a esta pregunta. Lo que sí sabemos, es que esta etapa de la vida de Nikoláy Rubtsóv también ha resultado ser trágica. Falleció a los 35 años de edad.

Para que podáis comprender mejor cuáles son los temas principales de la poesía de Rubstóv y cómo él elegía la temática, primero hay que conocer los hechos que marcaron el camino de la vida del poeta, que no fue nada fácil. Su camino fue espinoso, con baches, múltiples inquietudes y la continua búsqueda. Cuando el pequeño Nikoláy tenía tan solo 6 años, falleció su madre; el mismo año su padre fue alistado al ejército y, entonces, el niño fue ingresado en el orfanato. Era un chico muy tierno y muy tímido. El padre, tras haber vuelto del frente, no pudo volver con su hijo, ya que para aquel entonces ya tenía una nueva familia. Era tan solo una de las múltiples heridas de las que sufrió el alma del poeta. Hasta cierto punto, incluso, su apellido es simbólico: Rubtsov, del verbo ruso «рубить» – cortar. Después de haber terminado 7 grados del colegio (en Rusia se estudia a lo largo de los 11 años), no obtuvo ninguna formación, aunque probó entrar en varias instituciones educativas (Escuela de economía forestal o el Instituto de la Literatura).

Las primeras publicaciones del poeta les llegaron al corazón a los lectores, pero sus colegas no le apoyaban en ningún momento, pensaban que Rubtsóv no tenía mucho talento. De ahí que surge el poema «По вечерам» (Por las tardes), escrito por el poeta en 1970, uno de los poemas más tardíos. En aquella etapa de su vida tuvo que mudarse al pueblo junto con su familia, no tenía trabajo, por lo tanto, tampoco tenía mucho dinero. En ocasiones, tuvo que dormir en las estaciones de trenes. La angustia le llenaba y se reflejaba en sus poesías. Ni la ciudad, ni el pueblo le recibieron con los brazos bien extendidos. Se sentía rechazado en todos los sentidos. Se consideraba ateísta, aunque, en realidad, quizás no haya personas completamente ateístas. La gente tiene fe o, simplemente, no sabe que tiene fe. En este preciso poema Rubtsóv vuelve al tema de la religión, subrayando que su abolición, prácticamente tacha el futuro de Rusia y le quita el apoyo a la población, la fuerza de la cual desde siempre se ha encontrado en la fe. El poeta describe una catedral que se encuentra en ruinas y la asocia con el derrumbe del potente Estado soberano que desde siempre fue Rusia. Sin embargo, la Rus no murió, tan solo se quedó dormida, permaneciendo en espera de mejores tiempos, cuando las nuevas generaciones por fin podrán resucitar su fama y su poderío de antaño.

A pesar de que este poema fue escrito 10 años más tarde, después de la finalización del gran conflicto bélico, la Gran Guerra Patria, Nikoláy Rubtsóv seguía pensando que todo el mérito de esta gran victoria se debería haber atribuido a la antigua Rus, a aquella otra forma de pensar y educar que se enseñaba a los futuros defensores de la patria desde pequeños. El patriotismo de los ciudadanos soviéticos, desde el punto de vista de Rubtsóv, fue alimentado en «aquellos años || Cuando en nuestro pecho || Fue amamantada la efigie de la libertad, || Que siempre refulgía adelante». El amor a la libertad, piensa el poeta ruso, es precisamente aquella parte inseparable de la fe rusa que jamás había sido destruida y pisoteada por completo.

El soñador

El poema empieza con un verso muy metafórico… Hay un camino que se dirige hacia arriba, hacia la montaña en la cima de la cual yacen las ruinas de una catedral. El poeta añora la recreación de la Rus patriarcal. Observando las ruinas, Nikoláy Rubtsóv sigue teniendo fe en que algún día, la catedral será reconstruida; encima, no como un monumento arquitectónico, sino como el refugio para el rebelde alma eslava, que aunque perdió la fe, no perdió muchas de sus virtudes.

«И все ж я слышу с перевала, как веет здесь, чем Русь жила»
Aunque sigo escuchando desde el paso || Que aquí es donde una vez vivía esta Rus

El poeta enfatiza que, a pesar de que la sociedad había experimentado grandes cambios después de la revolución, el pueblo ruso sigue viviendo al son de sus días, aún conservando las tradiciones y las costumbres precedentes.

«Все также весело и властно здесь парни ладят стремена»
Aún con misma alegría y fuerza || Arreglan los chavales los estribos

Escribe el poeta, aunque la segunda mitad del siglo XX se considera la época de la modernización y la industrialización. Tampoco había cambiado la reservada naturaleza rusa, y es por eso que en los pueblos «por las tardes se mantiene el calor y claridad || Como en aquellos tiempos de antaño». Entonces, resulta que se puede hacer que la historia retroceda y vuelva sobre sus pasos, y devolver a la población lo que ésta perdió contra su propia voluntad.

El amor por la patria, la vuelta a las raíces, al pasado irrecobrable de la Rus, pues, estas eran unas de las preocupaciones que atormentaban a Rubtsóv. El poeta transmite delicadamente en cada verso del poema «Por las tardes» su nostalgia por aquellos tiempos míticos. No se da cuenta de que la reconstrucción de la catedral no volverá aquellos tiempos de claridad, la vida corre demasiado de prisa. ¿Qué tradiciones se conservarán en los pueblos que están a punto de desaparecer? ¿Qué pasará con el pueblo dentro de 15 o 20 años? Las casas abandonadas con las ventanas cerradas con las tablas de madera, la hierba que cubre los patios con su alteza, allí es donde en el pasado resonaban las voces, expedían humo las chimeneas… El poeta prefiere no pensar en ello. Le pesaría demasiado este pensamiento en el alma tan tierna y cálida, llena de tristeza, pero la que alberga la vida, como si de un cuento se tratase, con un final feliz.


Por las tardes

Se alza el camino desde puente hacia el monte.
¡Qué lástima!, justo en la cima…
Yacen las ruinas de la catedral,
Como si la Rus se echara a dormir hace un rato.

¡La antigua Rus! ¡Acaso no son aquellos años
Cuando en nuestro pecho
Fue amamantada la efigie de la libertad,
Que siempre refulgía adelante!

¡Qué vida se acaba de exultar,
afligir y pasar!
Aunque sigo escuchando desde el paso
Que aquí es donde una vez vivía esta Rus!

Aún con misma alegría y fuerza
Arreglan los chavales los estribos,
Y por las tardes se mantiene el calor y claridad,
Como en aquellos tiempos de antaño…




По вечерам

С моста идет дорога в гору.
А на горе – какая грусть!-
Лежат развалины собора,
Как будто спит былая Русь.

Былая Русь! Не в те ли годы
Наш день, как будто у груди,
Был вскормлен образом свободы,
Всегда мелькавшей впереди!

Какая жизнь отликовала,
Отгоревала, отошла!
И все ж я слышу с перевала,
Как веет здесь, чем Русь жила.

Все так же весело и властно
Здесь парни ладят стремена,
По вечерам тепло и ясно,
Как в те былые времена…

Por Kseniya Tokareva
https://revistaplumaroja.wordpress.com/2016/02/09/nikolay-rubtsov-1936-1971-analisis-del-poema-




Nikoláy Rubtsóv: «La mirada fija de tus ojos…»

Жизнь и творчество рубцова презинтация
Новогоднее путешествие по Русскому Северу - Тусовка,поиск др…


Monumento a Rubtsóv en Vólogda. Desde el punto de vista de la estilística y temática de la lírica de Rubtsóv, esta es simple y está relacionada en gran parte con su querida Vólogda (en 1940 muda junto con su familia a Vólogda, la ciudad de la región de Vólogda, situada a 450 km de Moscú, y pasa allí toda su juventud); además, posee gran originalidad artística, grandeza de los contenidos y  estructura figurada de los versos muy elaborada. 



LA MIRADA FIJA DE TUS OJOS…

La mirada fija,
de tus ojos,
Conserva alguna
Respuesta distraída…
Con descuidado
Para vestimenta veraniega
Eliges hoy
El amarillo.
Oigo una voz
Un tanto agotada,
Creo poco
En un brillante anillo…
No sé, que tal
El blanco o el verde,
¡Pero que bien
te sienta amarillo!
Hasta llorar
Precisas de muros natales,
¿Pero cómo conseguir
La deseada meta?
Aunque, realmente, quizá,
El ego es el color de la traición
Y el amarillo es
El que te sienta bien…




В ТВОИХ ГЛАЗАХ…

В твоих глазах
Для пристального взгляда
Какой-то есть
Рассеянный ответ…
Небрежно так
Для летнего наряда
Ты выбираешь нынче
Желтый цвет.
Я слышу голос
Как бы утомленный,
Я мало верю
Яркому кольцу…
Не знаю, как там
Белый и зеленый,
Но желтый цвет
Как раз тебе к лицу!
До слез тебе
Нужны родные стены,
Но как прийти
К желанному концу?
И впрямь, быть может,
Эго цвет измены,
А желтый цвет
Как раз тебе к лицу…


Para citar como un blog:
Tokareva, Kseniya [Blog Internet]. Traducimos la poesía rusa al español, entrada de 4 de mayo de 2015. 
Disponible en: https://transruspoetry.wordpress.com/ 





NIKOLÁY RUBTSÓV 

Poet

The Russian poet Nikolai Rubtsov is one of the most tragic figures in Soviet literature. His place in Russian poetry was compared with those of Alexander Blok and Sergei Yesenin.

Nikolai was born on January 3, 1936 in Vologda. N.Rubtsov's mother gave birth to six children. During the Great Patriotic War (1941-1945) mother of the future poet and his two sisters passed away. His father got mislaid. Nikolai spent his childhood in a children's home in the settlement of Nikolskoye, Tot'ma District, Vologda Oblast.

Rubtsov rose from humble beginnings and spent his younger days in hard work which, although hardening him both morally and physically, still left Nikolai without proper education. After leaving secondary school in 1950, he studied in a technical school, then another one. But he did not finish any of them. In the ten years he spent out of children's home, Nikolai Rubtsov changed many jobs, worked at factories and served in the navy. As a 23 year-old young man, Rubtsov abandoned his northern hometown of Vologda heading for the great Russian city Leningrad in 1959. There, he immediately became involved in literary life of the city. There Rubtsov's first collection of poems, titled Waves and Rocks, was published.

In 1962 Nikolai entered the Institute of Literature in Moscow. Later he returned to Vologda. His fame rose after a second collection of his work The Star of Fields was published in 1967 in Moscow. All in all three more collections of Rubtsov's poems were released: Lyrics (1965), Saved by Soul (1969), Rustle of Pines (1970).

His poetry was inspired by Russian folklore. Through his collections of poignant poetry about simple life and the meaning of life, he became one of the most popular poets of the day.

Nikolai Rubtsov was a leading representative of "village" poetry. His gloomy, unsociable temper doomed him to live in obscurity, but after his tragic death, neo-Slavophile critics like Vadim Kozhinov proclaimed his poetry to be the embodiment of the Russian national character.


I will die in Epiphany cold

I will die in Epiphany cold
I will die when birch trees creak and moan.
But in spring it will make blood run cold
River waves will make the graveyard flow!
From my flooded grave so rudely opened
Dull forgotten coffin will be floating,
It will crack and crash and in the twilight
Awful remnants will be coming off sight.
What is it - I hardly ever know
Do not trust eternal peaceful flow!

Translated by Irina Kulikova


The oak tree's tall. The water's running deep.

The restful shadows round begin to steal.
And there's such silence up on you to creep
As though the nature here knew no ordeal!
And there's such silence up on you to creep
As though no roof heard any tell of thunder!
No wind along the pond will break its sleep,
No farmyard straw will rustle somewhere under,
Nor often is a drowsy crake's cry sung...
I'm back — the past will not return again!
It's just as well; let this at least remain,
Let this short moment last, at least stay young,
When there's no woe your soul has got to weep,
And it's so restful as the shadows reel,
And there's such silence up on you to creep
As though in life there should be no ordeal,
And your own heart which you will not repent
Of having all drowned in a mystic probe,
Is taken hold of with the bright lament
Like moonlight takes hold of the earthly globe...

Translated by Irina Kulikova



The poet died on January 19, 1971 in Vologda. The Russian nation cherishes Nikolai Rubtsov. There are monuments to Rubtsov in Vologda, Tot'ma, Cherepovets and Emetsk. The house in Yashin Street, Vologda City where Nikolai lived and spent the last years of his life, now boasts a memorial plaque.

The Rubsov Museum was set up in the settlement of Nikolskoye, Tot'ma District. The first exposition about the life and works of the renowned Russian poet Nikolai Rubtsov was opened in 1990 in the village of Nikolskoye located 90 km off Tot'ma. Every hall of the exposition tells the poet's life - story. The village of Nikolskoye became second home for Nikolai who was brought up in an orphanage. It is not by chance that a local orphanage housed the museum.

One of the expositions of the museum contains photographs of the local dynasties who remember the poet pretty well. Another hall shows documents and photographs of Nikolai Rubtsov, the lines from Rubtsov's poems glisten like silver all over walls.

Today, Nikolai's poems are still being memorized by school children and many have been set to music, recorded as popular songs. One of the planetoids bears the name of Nikolai Rubtsov. The renowned poet made a great contribution to the Russian cultural betterment.



TRADUCCIONES DE RUBTSÓV AL RUMANO


Au zburat frunzele 

Adăugat de: bragagiu
Frunzele din plopi toate-au zburat
Și fatalu-n lume se repetă,
Nu jeli de ce s-a scuturat
Dragostea-mi mai bine o regretă!

Steie goi copacii-n timp anost
Nu mai blestema vântul de-afară!
Oare cineva de vină-a fost
Frunzele din arbori că zburară?

1964

Traducere V. Bragagiu




Dimineață 

Adăugat de: bragagiu
Când se trezesc pădurile de pini
Și trece prin copaci arzânda zare
Iar umbre împreună cu lumini
Aleargă de pe râu în hudicioare.

Râzând când întâlnesc la gardul strâmb
Zorii de zi copiii și bătrânii
M-oi ridica cu duhu-ntreg pe dâmb
Să am în jur privirile luminii.

Printre copaci căsuțe se străvăd,
Caii pe lunci - ce dor mi-a fost odată!
Această frumusețe de-am s-o pierd
Nicicând nu voi putea crea o altă!

1965

Traducere V. Bragagiu




E minunat pământul deșteptat 

E minunat pământul deșteptat -
Ca-n râu eu sar în dimineața vie
Cu aurul din zare înălțat
Căzut ușor pe apa argintie.

Pe drum încet, molatec rătăcesc
Încă pitite-s umbre în dumbravă,
Iar roua-n curcubeu dumnezeiesc
Pe ierburi strălucește-așa suavă!

Ce bine e! Aici nu s-a cosit!
Se auresc drăguțe romanițe
În așa zori tot omu-i înflorit
Și eu sunt plin de neobișnuințe.

Umbra mea zboară peste câmp prelung...
Minunea vieții simplu-așa erupe -
Alături văi cu albăstrime curg
De parcă-i un parfum turnat prin cupe.

Totul în jur e proaspăt și-nțelept,
În suflet un vers lin mi se compune,
Nu cred că undeva și într-un piept
Un rău în zorii-aceștea să răsune.

Arunc cu palme pline bucurii,
M-aș închina spre orișicare floare...
Țăranii ies pe câmpuri azurii
Să-mpodobească-n muncă-așa splendoare!

Traducere V. Bragagiu









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NIKOLÁY OGARIÓV [19.092]

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Nikoláy Ogarióv 

(1813-1877)
Nikoláy Ogarióv figura en la historia de la literatura rusa como uno de los revolucionarios más conocidos que en los años estudiantiles organizó un circuto político y se ocupaba activamente de la propaganda antiestatal entre sus amigos. A lo largo de muchos años el papel del poeta que desempeñaba Ogarióv se subestimaba, pero este hecho trajo sus frutos. Ogarióv se hizo conocido, en primer lugar, por sus trabajos publicísticos atrevidos y despiadados, además de la crítica abierta y la ridiculización del régimen zarista.

En cuanto a su poesía, esta se diferenciaba por su especial romanticismo y lirismo, compuestos de acuerdo con los canónes clásicos y tradicionales que seguían famosos poetas y escritores rusos tales como Púshkin o Lérmontov. El poema «Дорога» (El camino) es un gran ejemplo de este tipo de poemas de Ogarióv que el poeta escribió en 1841 durante su estancia en el extranjero, donde el poeta pasó casi siete años de su vida. Aunque antes de que se fuera al extranjero, el poeta supo de su propia experiencia que significaba ser un hidalgo exiliado. Precisamente estos recuerdos se acentaron la base del poema «El camino». Además, cabe mencionar que esta obra se puede considerar en pleno derecho la ilustración de la vida de Rusia patriarcal.

El lustramiento y el bienestar europeo le impresionaron mucho a Ogarióv. El poeta se preguntaba el porqué, en ocasiones, los países, que no eran demasiado ricos, sabían vivir a gran escala y eran capaces de restablecer el orden, incluso, en puebluchos más pequeños. En cambio, Rusia, un país célebre por su vasto territorio, estepas y bosques sin fin, hasta el momento seguía siendo necesitada y su pueblo tan solo podía contar con una comida y zuecos de corteza de tilo (zapatos tradicionales de la época, rus.: лапти [lápti]). Le invadían los recuerdos cuando pensaba en su viaje en kibitka (carruaje o trineo ruso cubierto) por las llanuras de la guberniya de Penza (rus.: provincia o unidad territorial en los tiempos de Rusia imperial y la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, que existió desde 1796-1797 y 1801-1928). El poeta rendía merecido tributo a la naturaleza de sus tierras natales, dedicándoles los siguientes versos: «И лежит печальной снежная поляна» | Y tristemente se extiende la tierra campa todo nevosa; el poeta resalta los abedules blaquizos que «тянутся рядами вдоль дороги» (en filas por camino se extienden) e intentan calentarse las hojas bajo voluminosos gorros de nieve. A pesar de la impresión abrumadora que causa este poema y que está presente a lo largo de todo el viaje del poeta, percibimos unos matices románticos, el poeta no puede contener su admiración ante «la troica (En Rusia, trineo tirado por tres caballos) que deja atrás los vientos virtuosamente, tintinéando con las campanillas» y hace que los lectores también aprecien esta belleza.

El poeta experimenta otro sentimiento más que se le hace insuperable y es la angustia. Entiende que, incluso, dentro de 100 años, probablemente, habrán pocos cambios en Rusia, ya que el modo de vida consuetudinario envuelve en su remolino tanto a los simples campesinos como a la nobleza. Asimismo, estos dejan de aspirar a una vida mejor y dejan de intentar llenarla con la felicidad y el profundo sentido. Es por esto que Ogarióv termina su poema con el siguiente verso: 

«Скучно мне да жалко сторону родную» | Me aburro y me apeno por mi tierra natal.



El camino

En la lejanía se desprende
la pálida luz de media luna en la niebla.
Y tristemente allí se tiende
la tierra campa todo nevosa.
Blaquizos por helada,
En filas por camino
Se extienden abedules
Y desnudez de sus ramitas.
La troica deja atrás los vientos virtuosamente,
Tintinéando con las campanillas;
Entona silenciosamente
El cochero medio dormido.
Y en el trineo yo voy abatido,
Comido por angustia:
Me aburro y me apeno por mi tierra natal.




Дорога

Тускло месяц дальний
Светит сквозь тумана,
И лежит печально
Снежная поляна.
Белые с морозу
Вдоль пути рядами
Тянутся березы
С голыми сучками.
Тройка мчится лихо,
Колокольчик звонок;
Напевает тихо
Мой ямщик спросонок.
Я в кибитке валкой
Еду да тоскую:
Скучно мне да жалко
Сторону родную.


Por Kseniya Tokareva
https://revistaplumaroja.wordpress.com/2016/01/01/poesia-rusa-del-siglo-xix-nikolay-ogariov-1813-1877/





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NIKITA SUNGATOV [19.093]

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NIKITA SUNGATOV

Nacido el 15 de agosto de 1992, en Prokopevsk, Kemerovo, Rusia.

Se graduó en el Instituto Literario de Moscú. Ha publicado poemas y artículos en revistas como "Воздух", "Новое литературное обозрение", "Транслит", así como en Internet. En 2015 se publicó el primer libro de poemas.



Presentamos, en versión de Indira Díaz, en el marco del dossier de nueva poesía rusa, un texto de Nikita Sungatov.
http://circulodepoesia.com/2016/08/nueva-poesia-rusa-nikita-sungatov/


1

el héroe del poema
Yuri Kuznetsov
como escenario el país natal
un aroma fuerte a shashlik
que recuerda
aquello que sucedió
el doce de mayo
en la densidad del bosque
en el área de la estación Anikeevka

(sonido de disparo)

él pregunta
a un niño que va pasando
de forma absolutamente accidental
– ¿eres político?
– no
yo soy un ladrón

después el niño crece
y ejecuta
un gesto
que no es lírico
y definitivamente tampoco es sentimental
sino un gesto
claramente conceptual



2

El héroe del poema
Dmitri Prigov
Visionario y demiurgo
Encorvado realiza el dibujo
Del personaje sots-art
Más adecuado al chico
El héroe de la entrevista
Dmitri Prigov
En aquella estación de la que no puedo acordarme
No lejos de Kazán

(¿por qué me preocupa tanto la figura
de este niño? ¿por qué resulta tan apropiada
una óptica necroinfantil
para hablar sobre este mundo?)

se aleja de la estación
ignorando que sucederá con él después



3

el héroe del poema
Kirill Medvedev
seis de mayo
(casi una semana antes
del misterioso suceso
de la primera parte de este poema)

resulta que dentro del auto policial
donde la chica
con las expansiones en las orejas
y el cabello rojo seduce

ellos cantan juntos-
vamos a destruir esta prisión

asociado a esto
un recuerdo infantil
leído
en el paradigma marxista -freudista

publicado
recientemente en un libro
de un joven poeta de la serie kraft



1

герой стихотворения
юрия кузнецова
на фоне родины
запахом шашлыка
напоминает о
том что случилось
двенадцатого мая
в глухом лесу
в районе станции аникеевка

[звук выстрела]

он спрашивает
проходящего мимо мальчика
совершенно случайного
– ты политик?
– нет,
я разбойник.
потом мальчик вырастает
совершает
не лирический
совершенно не сентиментальный
а чисто концептуальный
жест



2

герой стихотворения
дмитрия пригова
визионер и демиург
горбатый выполненный в графике
персонаж соц. арта
подходит к мальчику
герою интервью
дмитрия пригова
на незапомнившейся станции
недалеко от казани

(почему меня так волнует этот образ
этого мальчика? почему некроинфантильная оптика
оказывается столь подходящей
для разговора об этом мире?)

он уводит его со станции
неизвестно что происходит с ним дальше



3

герой стихотворения
кирилла медведева
шестого мая
(почти за неделю
до таинственного события
из первой части этого стихотворения)
оказывается в автозаке
где соблазняет девушку
с тоннелями в ушах
и красными волосами

давай – поют они вместе –
разрушим эту тюрьму

с этим связано
одно его детское воспоминание
прочитанное
в марксистско-фрейдистской парадигме

опубликованное
в недавно вышедшей книге
одного молодого поэта
в серии kraft






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RAÚL BUENO CHÁVEZ [19.094]

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RAÚL BUENO CHÁVEZ

Raúl Bueno Chávez (Arequipa, Perú  1944). Poeta, crítico y profesor universitario. Doctor en Letras por la Universidad de San Agustín, posdoctorado en semiótica por L’Ecole des Hautes Études en Sciences Sociales, de París. Enseña literatura hispanoamericana en Dartmouth College y es Profesor Emérito de las universidades Mayor de San Marcos y Nacional de San Agustín, así como Profesor Honorario de la Ricardo Palma. Fue director de la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana y Presidente del New England Council of Latin American Studies. Es autor, además, de los poemarios Viaje a Argos y otros poemas (1964), De la Voz y el Estío (1966), Lengua de Vigía & Memorando Europeo (1986), así como de Poesía hispanomericana de vanguardia. Procedimientos de interpretación textual (1985), Escribir en Hispanoamérica. Ensayos Sobre Teoría y Crítica Literarias (1991), Antonio Cornejo Polar y los Avatares de la Cultura en América Latina (2004) y La falacia de las metáforas de cultura en la literatura latinoamericana (2010) que en 2012 mereció el premio de ensayo Ezequiel Martínez Estrada de Casa de las Américas. y Ensayo General (poesía reunida 1964-2014, publicado por Hipocampo, 2015).

Ha sido objeto del homenaje internacional Argos Arequipensis, “festschrift” editado por J. A. Mazzotti (Boston, 2014) en reconocimiento a su labor crítica, poética y docente.



Ensayo General (poesía reunida 1964-2014). Raúl Bueno Chávez

EXCURSO: Lección de anatomía


Hay las manos curvadas sobre tiernos ladrillos
de lentos sueños rojos y actitud de coral.
Edgar Guzmán


1

Hoy he visto unas manos completas
realizadas, seguras.

Manos
tal vez de lento silabario
de aritmética simple, digital
y desnuda maniobra alimentaria, pero
manos precisas, firmes, sensitivas
en lo suyo.

Manos
de piel severa y fuerte, acostumbrada
a luchar con materias adversas, a discutir
con serios elementos

  y debajo de la piel
una zoología terciaria, acechante, membruda
y sin embargo tocada de bondad

   y más adentro
resistentes sustancias minerales
(obedientes, enérgicas, atentas)
ensayadas en hondas galerías
en bosques de profuso maderaje
en aguas de súbita soberbia
en renuentes piedras vengativas
en metales que ya no se resisten
a la perseverante mano
del hombre.

2

Hoy he visto unas manos completas
y vi en ellas las manos verdaderas.

Vi las manos que engruesan su epidermis
y aquellas que la mudan en otoños veloces
vi las manos que disponen sus uñas a modo de corazas
y las manos anfibias que luchan bajo el agua
vi las manos que echarían raíces en el suelo
y aquellas que transvasan su sangre a la madera
vi las manos de comba y argamasa
las del arpón, la red, la manivela
las manos refractarias
las que parten la piedra y se hunden
en densos minerales
vi

también las manos primigenias
las que hicieron el fuego y concibieron
la semilla
las que aguzaron huesos y láminas de sílice
esas manos
de cuya estirpe son las nobles manos de hoy
que he visto.


3

Vi manos que nacen y ya crecen
ensayando su arcilla, su cemento
su madera, su tierra, su metal
su aguja, su jabón, su aceite hirviendo.

Vi manos que serán
(sonrientes, robustas, bendecidas)
las manos de mañana.

Y las de ayer, las que se fueron
y hacen una legión de manos que orientan el presente.

También he visto
las que han perdido un dedo
o dos
y que suplen las faltas con dedos ambidiestros.

Vi manos enviudadas que guardan
el espacio cerrado de la ausente
y man
os a punto de caer (y no lo saben).


4

He visto la corteza del membrillo
las raíces de oscuros algarrobos
la piel insobornable de densos paquidermos

la materia del limo
el dorso mate de los grande quelonios
el color de la arcilla cocida
la textura de la madera
la fuerza ciega del tornillo
la insistencia de obstinados cangrejos
el poder minador del agua

la violencia del mar
el trabajo de hormigas en los poros del hueso
el salto calculado de la araña de ocho ojos
la paciencia del embrión del huevo del nido del gorrión
he visto

manos, solamente manos.


5

No pude ver
las manos que hablaba la poesía
de ayer.


6

Vi manos en reposo anidando herramientas.

Licenciadas, prematuras, desocupadas
urgidas, jubiladas, impedidas
sobrantes, devaluadas, requirientes
rechazadas, ambulantes, insultadas.

Vi las manos crispadas
las que anudan su cólera en dedos apretados
y enfrentan y reclaman
y exigen y se paran
y dialogan y vuelven a parar
y se abren y se ayudan
se cierran y golpean
se tranquilizan y hablan
y acuerdan y retoman
por fin sus herramientas, su madera
su metal, sus semillas, su género, su aceite
hirviendo.


7

Vi manos, tantas manos de igual fisonomía

que ya no pude ver mis propias manos
(que ya no quise ver mis pobres manos)
en su afán de lograr esta escritura
que pueda subsanarlas
que pueda defenderlas.



* Bajo el título de “Zurcidores del alma” este texto de Beatriz Pastor fue publicado en el volumen editado por José Antonio Mazzotti: Argos Arequipensis. Libro de homenaje a Raúl Bueno Chávez. Boston: Latinoamericana Editores / CELACP / Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, 2014. 297-310. Aquí la autora añade algunas secuencias y hace los ajustes necesarios para esta función prologal.

Beatriz Pastor
Dartmouth College


Me he quedado un instante suspendido,
intentando zurcir los cristalillos del alma

Raúl Bueno

Leemos en un cuento de Luisa Valenzuela: “La muchacha vio los ojos de su agresor. Pero no sintió la herida. No supo de la mancha. Sólo más tarde, ya en la penumbra del zaguán de su piso, sintió el dolor agudo de la desgarradura al sacarse el tapado, arrancando con él el puñal que el agresor le había clavado, minutos antes, en la espalda. Más tarde, averiguamos que en la tintorería borraron la mancha de sangre, y que un zurcidor retejió las fibras del tapado, remendando el tremendo desgarrón” (116). Él fue quien “suturó la herida del tapado y supo de la mancha”. Él fue el “zurcidor invisible” que “le dejó el tapado como nuevo” a la muchacha herida.
Pero no estaba en la mano de ese zurcidor maravilloso el suturar la herida misma, el terrible desgarrón dejado por el puñal en la carne y en la conciencia de la muchacha. Esa es tarea que comparten en el cuento de Valenzuela las tres líneas maestras del relato: la narración de la maestra, el relato oral de la muchacha, el breve texto escrito que entrega la estudiante al final del taller de escritura. Como hilos mágicos, las tres líneas se entrelazan formando el tejido reparador de un texto que duplica, por analogía, el trabajo del zurcidor invisible. Ni hilo ni aguja aquí: sólo la imagen y la palabra pueden aproximarse a la herida, suturando sus bordes en un intento –inútil– de dejar a la muchacha “como nueva”, haciendo “un zurcido no invisible… tratándose como se trata de letras negras sobre la blanca página” (ibid. 113).
La herida del cuento de Luisa Valenzuela nos remite a la agresión y a la violencia. A un mundo de verdugos y de víctimas ordenado por el miedo. A la literatura como exorcismo. “Escribí el miedo” le dice la maestra a la estudiante. “No sé escribirlo, no sé decirlo, el miedo no tiene palabras” contesta la muchacha. “Todas las palabras son del miedo. Todas. Y no hay nada que no pueda ser escrito. Ahuyentá ese miedo escribiéndolo”, sentencia la maestra (ibid. 113). Aquí, el texto exorciza el miedo, suturando la herida.
Pero el epígrafe de Raúl Bueno nos recuerda que hay otras historias y otros cuentos. Hay otras heridas. Y hay otros zurcidores que tejen otros textos, prolongando la labor del zurcidor invisible, de la maestra zurcidora, y de su aprendiz herida. 

1. 

Nada parece prepararnos para esa minuciosa y dolorosa labor de Raúl, el poeta, al inicio de su trayectoria. En los distintos poemarios que integran este Ensayo general (1962-1994), su mirada descubridora se acerca al mundo como a un festín, buscando en los signos de la naturaleza y en las modulaciones de la emoción vivida las claves de un orden poético y de una subjetividad creadora. Se esbozan las líneas maestras de una poética que prolonga ecos de la visión de “Arte poética” de Huidobro. Aquí también el verso es “una llave/ que abra mil puertas”, y el poeta renueva la fe sin fisuras en el poder de la poesía y en la centralidad del sujeto en el universo que afirmaba Huidobro: “cuanto miren los ojos creado sea/ y el alma del oyente quede temblando/…Sólo para nosotros/ viven todas las cosas bajo el sol” (Huidobro, “Arte poética”). 
Pero, al contrario de lo que sucedía en “Arte poética”, el sujeto poético no es, en la poesía de Raúl Bueno, un dios. Es un viajero. Un movimiento doble de exploración y búsqueda recorre las colecciones de Ensayo general. Viaje y recorrido como metáfora de expansión del sujeto y exploración de su lugar en el mundo, y del lugar del mundo en la propia conciencia. Y la mirada que recorre e ilumina el mundo y la propia subjetividad es una mirada plenamente consciente de su propia fragilidad y aún, a veces, escéptica.
Recorridos incesantes, con las palabras como arma y única compañía; palabras que “salen al acecho de las cosas/ …a orientar los peces y las aguas/ los vientos y las alas” (“Las palabras”). Recorridos de la búsqueda como quehacer renovado y como amuleto: “¿Qué fuerza, qué destino/ de vegetal pujante nos urge hacia la luz?” nos pregunta el poeta desde “Phylacterion”. Todo el poema se afana por capturar el sentido de esa búsqueda ineludible: “con ansiedad buscamos un destino y un orden”, declara. Es búsqueda de una luz que “abraza la tierra”, de una luz que no es ya metáfora heredada del iluminismo donde razón y entendimiento nos revelan el mundo y la verdad. Esta, por el contrario, es luz “…donde todo sentido/ –la voluntad de amar, el fuego/ en que se empeñan las pasiones, la memoria/ que otorga filacterias al tiempo–/ se confunde.” La claridad y la verdad residen aquí en un ámbito “donde todo sentido se confunde”, y en esa paradoja se ancla una poética que conjuga el anhelo de permanencia:
Así
con ansiedad buscamos un destino
y un orden  perseguimos
lo fugaz de lo eterno y la perennidad 
del pasajero  anhelamos
adherirnos a formas, signos, verbos

con la lucidez de un balance desolador frente a la amenaza ineludible del paso del tiempo: “…conseguimos/ la nobleza del mico en su efímera butaca/ el grito del delfín cuando acechan las orcas/ la sonrisa clavada de marfiles/ de aún el franciscano lobo.” (Crónica de Babel, “Phylacterion”).
Recorridos de voces, de diálogos interminables, escuchando otras voces, delineando en búsqueda renovada las modulaciones de una voz propia: “Id al Sur…/ O al Norte…/ Mas id buscando una forma adecuada/ para un labio continuo/ para la súbita violencia de la voz.” Voz propia que es única –“Tu voz es regalada al viento”– o compartida: “Nuestra voz es pertenencia del viento”. Voz que se afirma en la conciencia de su propia fragilidad: “Nuestras voces son apenas el viento/ o son/ la más débil arteria del verano (De la voz y el estío, VIII ). Voz cálida y tierna. Voz de cuerpo y de vida: “Porque/ puedo existir bajo este cielo que a veces oscurece;/ porque/ puedo encender el labio a voluntad/ y puedo modularlo conteniendo su grito y su calor”. Voz que resuena como la piel en la caricia y que, como ella, se quiere: “…todavía sonorosa y permeable/ como vivos tambores de acústica nativa (De la voz y el estío, IX ). Voz en donde convergen todas las otras voces, “la diaria, simple, llana voz del hombre” con “la duradera suave y violenta voz” en un gran estallido de alegría: 

Todas las voces ahora 
realizan su concierto
y elevan brazos como redes lanzadas
o zarzas jubilosas…
Todas las voces danzan
un pentagrama de nuevos apetitos
y sentidos despiertos. 

Convergen en canto y danza, donde se funden y confunden el éxtasis amoroso con la pasión de la creación, deshaciendo cadenas, abriendo corredores, invirtiendo el paso del tiempo, alumbrando una voz poética, ahora ya sí, única, que es simultáneamente origen de la vida y de la creación: “Todas las voces ahora/ en una sola voz:/ en esta sola voz que las enreda. (Mester de aprendizaje, “Voces” ).
Al filo de esos recorridos, las amenazas insoslayables: el olvido que “asciende como lento escarabajo/ escarabajo calmo o luminoso”; el poder corrosivo del “ácido del tiempo” (Mester de aprendizaje, “Música del olvido”, “Confín”), las múltiples derrotas inevitables. Pero también el amor. El primer amor, apenas descubierto en “Cantiga del amor”, donde la estructura dialogada crea un juego de distancias y acercamientos que ahonda en la ternura. El uso de “usted” y “ustedes” para hablar de los amantes crea como un desdoblamiento en el que el poeta es, a la vez, sujeto y espectador del milagro del amor. 

Y ahora gentilmente
usted toma su mano.
Usted le habla.
Ama sus manos apretadas y
finas.

Usted le habla:
Este es el amor que se alza y canta.
El uso del “tú” para interpelar a la amada, por otra parte, rompe esa distancia, anulando el espacio, suspendiendo el tiempo y convocando el milagro del encuentro: “Espera, tomaré tu otra mano./ Te estoy amando (Viaje de Argos, “Cantiga del amor”). Y el amor que triunfa calladamente del paso del tiempo en “Carta” donde, a la luz de una vida compartida –“Vives…/ bajo la misma luz con que yo vivo/ bajo la misma luz con que yo muero”– el paso de los años ahonda y enriquece el amor, como un buen vino: “enciende, apaga, aviva/ siempre esta cara hoguera/ lograda con el lento/ o presuroso/ alcohol de los años.” (Lengua de Vigía, “Carta”).
Quizá el poema que mejor ilumina las vueltas y revueltas de la trayectoria poética de Raúl Bueno anterior a Misivas de la Nueva Albión (2014) es “Lección de anatomía”, sin duda uno de sus mejores poemas. Con una narración directa y sencilla el poeta va enumerando la serie interminable de manos que ha contemplado. Manos “completas”, “realizadas”, “seguras”. Manos “de piel severa y fuerte”, manos “que nacen y ya crecen”, “manos que han perdido un dedo/ o dos; “manos enviudadas”. Cada mano es una puerta que remite a un ámbito de la experiencia, a un recorrido posible, a formas de plenitud, o de carencia. Es metáfora del modo de hacer de un sujeto creador. Pero toda la estructura dramática del poema se apoya en un contraste fundamental: el que contrapone el recorrido maravilloso por la serie interminable de manos y la visión que inicia la primera y la segunda estrofa: “Hoy he visto unas manos completas/ realizadas, seguras// y vi en ellas las manos verdaderas”, con la estrofa que cierra el poema:

Vi manos, tantas manos de igual fisonomía

que ya no pude ver mis propias manos
(que ya no quise ver mis propias manos)
en su afán de lograr esta escritura
que pueda subsanarlas
que pueda defenderlas.
En el espacio que a la vez une y separa los dos términos del contraste se inscribe todo el oficio del poeta enmarcado por la convergencia angustiada de identidad y creación.

2.

No concluye aquí la trayectoria poética de Raúl Bueno. Amplificando la línea de exploración creadora que inicia Viaje de Argos (1963-64), el viaje —a la vez experiencia y metáfora—, el “aguzado, lento y riguroso mirar sobre el mundo” que, según Antonio Cornejo Polar,1 define la voz poética de aquel primer ciclo de poemas, se fija en un nuevo ámbito existencial. La aventura del viaje, que alentaba en poemas de Memorando Europeo (1974-79), y Crónica de Babel (1984-94), se difumina y borra ahora ante la intensidad de la toma de conciencia paulatina de una pérdida radical. Ya desde los epígrafes, se anuncian en Misivas de la Nueva Albión (2014) algunas de las claves temáticas de una nueva poesía. El dolor: “en el tórax, un óxido profundo de tristeza” (Vallejo), y el desdoblamiento del sujeto poético: “camino/ sin mis pasos, con otros, allá lejos” (Salinas) como estrategia de neutralización de una pérdida radical, nos remiten a la herida interminable que recorre de punta a cabo este nuevo poemario. Es la herida del exilio que Edward Said describe, acota, y recorre minuciosamente en sus propios escritos: “La herida incurable que separa a un ser humano de su lugar natal, la escisión que arranca de forma irreparable al yo de su verdadero hogar” (49). Y es la herida que funda, dentro de la trayectoria de la poesía de Raúl Bueno, una nueva poética: una poética del exilio. 
Se inicia con un juego de cotejos e inversiones. El paseo matinal de los vecinos de la calle Lowe –austeros, virtuosos, puritanos– delinea entre los rododendros y las lilas un paisaje de orden perfecto. Estampa fiel de una comunidad académica y bien pensante. Pero la voluntad del sujeto poético borra esa estampa de un plumazo, dando entrada a la memoria de una realidad alternativa: “Yo los olvido. Es decir/ yo no doy mi memoria a torcer. Es decir/ yo me empeño en llevarlos a un futuro pasado/ para abrazar estas viejas imágenes que estaban ahí/ aquí adentro, aguardando esta hora. (Misivas, “Los vecinos de la calle Lowe” 23). Y entran, desde otras geografías, Domitila y Genaro, los vecinos de la calle de Arces, arreando sus burros y sus vacas, seguidos de sus perros, recorriendo quién sabe qué caminos. Y el contrapunto del olvido y del recuerdo inscriben frente a la pérdida y la ausencia la voluntad de hacer ingresar el pasado en un presente que se vive como carencia, dando vida a las viejas imágenes. También “La noche de los pequeños aprendices de brujo” muestra la pugna interminable entre aquí y allí, el vaivén renovado entre el ritual de acá y el de allá, la fiesta infantil de Halloween y el ritual del Día de los muertos. El balance está claro: no se quiere aceptar la celebración prestada, no se puede “tallar impunemente los grandes zapallos”. De hecho, los grandes zapallos que intentan desde este ámbito cultural diferente desplazar “las guaguas de bizcocho”, las “ceremonias de hojaldre y mazapán” se vuelven figuras inquietantes de la propia ansiedad con sus “horrendas oquedades/ como bocas desdentadas y fieros ojos” y acaban transformándose en horrendos zapallos pudriéndose a la puerta/ por todas sus heridas” (Misivas, “La noche de los pequeños aprendices de brujo” 40-42). En “Memorias del porvenir”, el contrapunto de las “ventanas al sueño o al olvido” de las estampas de almanaque que adornaban el taller del peluquero del barrio de la Antiquilla en Arequipa, con escenas de flora y fauna nórdica, prefiguran la ventana de la “habitación boreal” desde la cual el sujeto contempla la naturaleza de Nueva Inglaterra. Pero las imágenes de las ventanas del sueño se desvanecen ante una realidad destructora, donde lobos y cazadores amenazan al ciervo, hermoso en las estampas pero destinado aquí a las balas o el colmillo. Y el poeta intenta, inútilmente, conjurar el destino de quien pasa del otro lado del espejo con una súplica: “No vengas, te lo pido/ desde aquella antigua ventana/ hacia esta/ mi tardía ventana de otoño.” (Misivas, “Memorias del porvenir”).
El ciervo dramatiza, por analogía, el destino del propio poeta, trasplantado como él del ámbito del recuerdo y las imágenes de la peluquería a la realidad del norte frígido e inhóspito, inscribiendo la amenaza de la propia destrucción en el marco de “esta pastoral Nueva Inglaterra”. Al igual que el oso adolescente capturado y enviado “en viaje hacia los bosques inhóspitos del Norte” duplica el viaje análogo del poeta y su alejamiento vertiginoso del origen:

no entendía [el oso] nada. Es decir, habría intentado entender…
pero todo se alejaba sin sentido
esfumándose como una patria sin retorno.

Como cuando en mi juventud, Isabella,
vi una fuga de volcanes y desiertos 
y montañas de afilada piedra y turbulentos 
ríos (Misivas, “La jaula del oso adolescente”).

Y prefigura tal vez, como una pesadilla, su triste destino de animal disecado.
Es hermosa la naturaleza de Nueva Inglaterra en la poesía de Raúl Bueno. En Misivas de la Nueva Albión el poeta captura con lirismo exacto el ritmo de las estaciones, el deshielo, la sombra de sus bosques, el rumor de prados y de helechos. Despliega panoramas de colinas. Sabe del pino, el arce, el rododendro, la lila y el arándano. Observa el paso cauteloso de los ciervos y el ondular sedoso de la oruga. Escucha el canto de los grillos y las ranas y atisba la llegada de los gansos. 
Es hermosa, sí, pero nunca un hogar, nunca una patria. Como en una visión de David Lynch, algo horroroso se esconde bajo la apariencia amable de jardines y céspedes. Los topos, “inocentes bestezuelas del césped” al inicio de “La noche de los topos”, se metamorfosean de pronto en “espantosas alimañas del sueño” que con “Gubias de acero y navajas de obsidiana/ le han perforado túneles a la memoria/ o al olvido.” El paisaje exterior se funde con el interior, y la destrucción de las alimañas del suelo no es aquí, como era en Lynch, metáfora de una realidad atroz escamoteada por fachadas convencionales, sino signo de la destrucción del mundo interior, del alma del poeta: “Toda la noche han minado la noche/ los implacables topos del alma.” (Misivas, “La noche de los topos”)
En “Hablando de resurrección”, primera secuencia de “Alimañas de afuera y de adentro”, toda la celebración del rito cíclico de regeneración de la primavera se vuelve campo de batalla donde se juega la supervivencia misma de ese mundo interior, el triunfo improbable de una presencia que sólo la memoria puede ya convocar, sobre las fuerzas de la rabia y del olvido que inscriben en el poema la vivencia atormentada del exilio. No es dulce aquí la primavera. La hierba que retorna es “la hierba de la rabia”. El bosque, amenazador, “se regenera… con un vértigo de infierno”, y “exhala una respiración profunda/ de animal prehistórico”. Vuelven las alimañas a socavar el césped y los cimientos del mundo del poeta en infatigable trajín de destrucción. Aquí, la primavera es minuciosa escenificación de la destrucción implacable: “Alimañas de toda catadura resucitan/ alentadas por una convocación maligna.” Hay que hacerle la guerra, quién lo duda, y así lo hace el poeta. Como un nuevo Don Quijote sale a librar su “inútil y anacrónica guerra” armado de herramientas de jardín. Guerra renovada y feroz, guerra implacable contra el exilio y la pérdida: “Tú sabes que es la guerra contra las huestes de la rabia/ y del olvido/ impuesto por la agenda del día.” Guerra que va a intentar desesperadamente recuperar la vida anterior a la escisión del exilio, la de allá, la de otro espacio y tiempo –luna redonda, pata de conejo, libros y cuadernos de la suerte– derrotando de una vez por todas la presencia de esta realidad, la de acá, que no es otro hogar, ni otra vida, ni escenario posible de una historia y vida alternativas, sino sólo un estorbo que el poeta vive y rechaza como una “nueva invasión de mi vida” (Misivas, “Alimañas de afuera y de adentro”)2. Pero guerra que encierra, al igual que sucedía con los ciclos de destrucción y renovación de la naturaleza, la promesa de nueva generación y nuevos rumbos en la labor incesante del poeta.
Escindido entre dos mundos, el sujeto se desdobla, interpela, dialoga consigo mismo entre Arequipa y Lyme, entre Hanover y Puno. Es la escisión elemental de la conciencia del exiliado. La misma que capturan las palabras de Mahmoud Darwish, el gran poeta palestino:

El diálogo que entablo conmigo mismo en este lugar —dice Darwish—es un diálogo con la parte ausente de mí mismo. Veo la ausencia con tanta claridad que podría tocarla. Podría abrazarla, o mantenerla a distancia, como si estuviera allí. Como si desde aquí, desde este lado, mi propia sombra interpelara a mi esencia allá, en el otro lado (Mahmoud Darwish, en el documental As the Land is the Language, dirigido por Simone Bitton, 2000).

El sujeto apresta sus armas y herramientas, refina estrategias para detener la invasión de la realidad destructora. El jardinero de “Alimañas de adentro y afuera” tiene sus armas de contraataque: “Acudo a mi armadura y me aplico/ ungüentos contra el mal (y los mosquitos)./ Provisto de mis máquinas de ataque (sierra mecánica,/ podadora de gas, desyerbadora eléctrica y otros/ artilugios de muerte)” (Misivas, “Alimañas…”: “Molinos interiores”).
Y el poeta zurcidor tiene las suyas para neutralizar distancias y borrar escisiones, suturando los bordes de la herida. En primer lugar, el juego de vaivenes y desplazamientos entre espacios de allá y de acá. Se puede, tal vez, abolir el espacio, como en “Bolas de nieve en Puno, o los huesos del alma”. Aquí, de nuevo, la visión, desde la ventana, de los niños que se tiran bolas de nieve esperando el autobús amarillo que ha de llevarlos a la escuela desde la calle Lowe, convoca otra ventana, la de Puno, y otra realidad: la de otros niños, grises y sin escuela. La intensidad de la evocación de la memoria refuerza el sentimiento de separación radical, la alienación ineludible: el yo aislado detrás de su ventana, reducido desde la óptica de los bien pensantes vecinos, a la categoría de extranjero incomprensible, y hasta peligroso. Pero un mismo dolor incurable tiende un puente entre los dos espacios, aboliendo la distancia que los separa: “me duelen mucho los huesos, madre”, se queja el niño en Puno; “me duelen mucho los huesos del alma, últimamente”, reitera el poeta desde su ventana.
O se puede, tal vez, abolir el tiempo, como intenta el poema “Nosotros los de ahora” para borrar distancias y neutralizar “el destierro” cotidiano. Aquí es el amor el arma de elección, la fuerza prodigiosa que derrota a Neruda –“y no cuenta Neruda, nunca cuenta”– y desafía el poder destructor del tiempo y la distancia: “Nunca cuenta/ entre nosotros el tiempo o la distancia”, declara el poeta, “pero por sobre todo/ entre nosotros nunca cuenta el tiempo transcurrido/ (sean veinte años los años transcurridos)/ porque somos los mismos, porque/ nosotros los de entonces siempre somos los mismos” reitera enfáticamente. Sólo el amor es aquí arma capaz de abolir el tiempo, de afirmar una permanencia que convierte ilusoriamente el paso del tiempo en simples “trampas del continuo movimiento”. Sólo el amor logra, ilusoriamente, abolir el tiempo y la distancia, haciendo que el poeta vuelva a tener veinte años y una camisa azul y un suéter verde, su amada dieciocho y un camisero azul, logra que el juramento de amor eterno de entonces, de allá, se funda con el mismo juramento triunfal de ahora, acá: “y estamos junto al fuego/ diciéndonos lo mismo/ (triunfalmente lo mismo)/ del inicio.” Pero dos imágenes simétricas cuestionan un triunfo que, más que triunfo, es tregua: la lluvia que cae durante el primer juramento de amor, la nieve que cae durante el segundo: “no contaba la lluvia/ y ahora si que cuenta para siempre/ […]/ no contaba la nieve y sin embargo/ sí que cuenta la nieve para siempre”. (Misivas, “Nosotros, los de ahora”). Ambas socavan sutilmente la aritmética del poeta y afirman, frente a su voluntad de que no cuenten, la realidad irreductible del tiempo y la distancia.
Todo el arte sutil del zurcidor, todas las estrategias del poeta, convergen en el poema que admite la escisión desde su mismo título: “Albores de primavera en Lyme (o los cristalillos del alma en Arequipa)”. Todo el arte de ambos se conjuga en un zurcido magistral que, fibra a fibra, hilo a hilo, verso a verso, intenta, una vez más, suturar la herida del exilio. Desde la casa de Lyme, una ventana, sólo una, se abre esta vez hacia los dos espacios:

La ventana es más amplia que nunca y a ella
se asoman todas las colinas de Vermont.
Beatrix:
¿podrías figurar aquí mismo un cerco de volcanes tropicales
y un aire azul, de altura
y un cielo de tenues respiraciones?

La elección reiterada del condicional del verbo –podrías, podrían, tendrías– abre un espacio de posibilidad nueva. No es este un condicional de duda, sino de esperanza. Indica como un dedo un ámbito imaginario donde sí que sería posible juntar esos dos mundos, reparar el tejido, juntar, de una vez y para siempre, los bordes de la herida. El mundo perdido se instala firmemente en el presente, el frío de la infancia, el calor de sus hogazas de pan recién horneado son ya de aquí, de ahora; los personajes que poblaban el mundo de Arequipa desfilan por el paisaje del valle de Nueva Inglaterra que se despliega más allá de la amplia ventana:
Mas aún es temprano, no han cruzado
en sus burros las rosadas lecheras de Thetford
con sus raídos mitones y sus dedos rojos y gordos
ni ha venido el triciclo pedal de Orford
oliendo a panadería reciente, falta mucho
para que el tranvía colorado de Lyme Center aporte
sus campesinas cargadas de canastos y verduras. Esperar.

Cruzan los niños que marchan a la escuela
Forrados de bayetas y crudas chaquetas de oveja.

Sólo hay que esperar tantito, y el zurcido milagroso verificará la realidad deseada: ya no dos mundos, sino uno solo, ya no separación, ya no distancia, ya no mundo perdido, ya no escisión de sujeto ante la ausencia. La herida, finalmente, suturada.
Pero la última parte del poema es inequívoca: “He salido por fin al prado. Nada/ recuerda aquí desnudas geografías lunares/ ni mínimos huertos arrancados con uñas/ a la vasta tierra sequiza.” Se ha roto el sortilegio. La dura realidad del exilio se impone nuevamente, con sus niños otros, su “denso aire vegetal que emana de los bosques”. Se impone, una vez más, el fracaso del zurcidor invisible, volcado en su tarea imposible de suturar la herida, intentando “zurcir los cristalillos del alma”.
Yo conozco esa casa: es la casa que habito. Y conozco sus prados, su jardín y su bosque, el cielo luminoso de su invierno, las noches de verano. También, como Raúl, me asomo a sus ventanas. Pero veo otra cosa. No veo la Arequipa de su infancia, sus niños, sus volcanes, sus calles pedregosas. Veo otros pueblos, calles, montañas escarpadas del verde Pirineo, el río que recorre un valle interminable de prados y manzanos. Veo el Cadí, la cresta de la ola de piedra milenaria que el tiempo allá detuvo. Veo también mis manos, rojas, congeladitas, de jugar en la nieve con los niños del pueblo.
Paisaje diferente pero… ¿es el dolor el mismo?
Como Raúl y Gladys me siento en mi terraza a mirar el otoño.
¿Siento la misma herida?
Como Raúl y Gladys veo, al fondo del valle, el río, sus prados y sus granjas, las nieves del invierno, y la llegada de los gansos salvajes, que traen la primavera.
Y más allá veo aún, igual que ellos, aquel otro paisaje, semejante y distinto, cercano y tan remoto: el siempre doloroso paisaje del exilio.

     Lyme, 24 de junio, 2014 

Bibliografía citada
Bueno, Raúl: Viaje a Argos. Arequipa: Editorial e Imprenta Acosta, 1964.
Said, Edward. The Mind of the Winter. September issue of Harper Magazine, 1984.
Valenzuela, Luisa. “El zurcidor invisible”. En Prisma: Análisis critico de textos en español. Antonio Sobejano, ed. Wilkes Bare, PA: Panda Publications, 2008. 105-120.

Roger Santiváñez
Temple University

Raúl Bueno es un prestigioso crítico y estudioso de la literatura hispanoamericana. Nacido en la sureña ciudad peruana de Arequipa en 1944, es también un magnífico poeta. Miembro de la llamada generación del 60, integró en su ciudad natal el grupo Poesía 64, año en el que justamente dio a conocer su primer libro denominado Viaje de Argos y otros poemas, el cual incluye un breve pero muy sugerente prólogo del maestro Antonio Cornejo Polar. En efecto, empecemos este viaje por el conjunto de su obra poética publicada, con una incursión en la ópera prima, tomando en cuenta –junto a nuestra lectura– las observaciones del entonces joven crítico. 
Lo primero que resalta Cornejo Polar es la precocidad de nuestro autor: “Extraña poesía la de Raúl Bueno, hermosa sin duda, tal vez de fría corteza, esmeradísima e increíblemente madura para los veinte años del poeta” (3). Este aspecto –nuevamente sostenido por el crítico al final de su nota– nos parece de vital importancia. Veamos en qué consiste la madurez del joven poeta Raúl Bueno de mediados de los 60. Todo parece indicar que dicha señalada característica está basada en la elusividad de esta poesía: “escapa como pocas a los siempre toscos instrumentos de la crítica” (4) afirma sagaz y modestamente Cornejo Polar. Pero observemos –en close reading digamos– lo difícil de esta forma.
Se trataría de una poética de la atmósfera o del “clima” como dice Cornejo, que se plasma “mediante una palabra adelgazada, tenida más como un instrumento mágico de sugestión que de mención enunciativa; palabra de sutil timbre, esbozadora rápida de matices tenues” (7). Citemos los versos iniciales de la sección a) de la parte primera del poema que da título al libro y verifiquemos pertinencias: “(Aves, flora, verdiazul, fauna)/…/ Árbol de plata, oh sacudida lenta./ Oh insistencia de algas, raros redobles./ Gorriones secos, oh la pintura china./ Ágiles movimientos fijados en la hierba/ así/ hacia el árbol acuden las mariposas” (13). Descripción de la naturaleza –incluyendo el mar– en su secreto esplendor, lograda en finos trazos instantáneos, celebratorios, producto de una meditada contemplación. Sugerencia sutil que pronto alude al tiempo y a la poesía misma: “Y el anciano sentóse/ extendió la barba sobre sus blancas/ aún altas rodillas/ y cantó” (14). Aparentemente próxima a la llamada poesía pura; leamos estos versos: “(Nube, lluvia, splendor del agua/ ¡Tímidas gacelas detenidas sobre el cristal!)” (14), nos encontramos con una tríada cuyo sabor campesino arequipeño es indudable en su dicción étnica: “pasa el anciano fatigando su asno/ pasa cantando/ ‘fauna, faunita, azulverde, flora’” (14).
Otro aspecto interesante en relación con lo señalado por Cornejo Polar en su prólogo es que en nuestro poeta “tal vez pudiera encontrarse la huella de Eliot” (8), pero acota inmediatamente: “Estos temas, en todo caso, no han encontrado en Raúl Bueno su más eficaz modo de expresión al requerir una plasmación lingüística tal vez más directa y más emocional” (8). Notable acierto del gran crítico que fue Cornejo ya que –en un momento tan temprano como 1964– nos está anunciando el pronto arribo de la poesía conversacional mediante la asimilación del denominado británico modo en nuestra lírica. Recordemos que es el año de Comentarios Reales de Antonio Cisneros y de la póstuma Estación Reunida de Javier Heraud, libros donde ya está sembrada la semilla coloquial proveniente del gran creador de The Waste Land. Sin embargo son detectables –en Viaje de Argos– ciertas marcas, diremos modernas: “una vaga flor/ eterizada” (16) por ejemplo, o también “negras golondrinas huyendo electrizadas” (18), lo cual no es óbice para el imperio de un tono general –como queda dicho– de índole mallarmeana: “juncos suaves al soplar el viento” (15) o la tersura plástica de esta muy visual y refrescante imagen clásica para el tema: “Esta es la playa./ Aquí finaliza el viaje del mar/ en una débil onda que humedece la arena” (19).
Antes de pasar a De la voz y el estío (1966), su segundo poemario, quisiera incidir en algún rasgo del estilo de Raúl Bueno: su sentido del ritmo, por ejemplo. Cito estos versos para demostrar su capacidad de encabalgamiento prosódico, sobre todo en el remate: “Este es el mar/ sacudiendo feroz las suaves ostras/ los encendidos peces/ las medusas” (20). También su particularidad metafórica: “El cielo extenso de amarillas aves/ cuyos ojos son vidrios fijados en el viento” (18). Finalmente, un no escondido hermetismo, para tratar el tema del ser humano en tanto rey y señor de la creación y la naturaleza: “Y es entonces que el hombre/ vive aquí entre milagros celulares/ entre corpúsculos de plata,/ entre furiosos toques/ aquí/ donde briznas de lodo son músculos ardientes” (22).
De la voz y el estío, publicado –como queda dicho– en Lima en 1966, bajo el entonces muy prestigioso sello Ediciones de La Rama Florida creado y dirigido por el poeta Javier Sologuren, consiste en un solo poema de nueve cantos. O –si se quiere– nueve poemas que conforman un libro breve, pero –como veremos– de conseguida factura. Al parecer, construido a la sombra de una atenta lectura de Rainer María Rilke –dicho esto no sólo por el epígrafe que abre el conjunto sino por el tono imperante– el texto linda con el autorretrato de un yo que sobrevive en el adverso mundo que nos rodea. Los primeros versos del poema I rezan: “Puedo subsistir bajo este cielo que a veces oscurece/ y bajo el que mi mano es/ una constelación apenas perceptible” (s. n.). El cuerpo y sus manifestaciones se hacen presentes aquí a través de menciones a las extremidades, el efluvio natural, la dermis, la boca y la cara; planteando así una poética de nuestra materialidad física cuya finalidad sería la expresión vocal: “También mi labio atiza nuevas voces/ cual otro corazón que a veces despertara” (s. n.). Estaríamos ante la voz adquirida de la que habla Francine Massiello –siguiendo a Adorno– al señalar que “la lírica representa la transformación de la materia hasta que la materia adquiere una voz y, al mismo tiempo, transforma la materia dentro del cuerpo y el alma del lector dado que al descubrir la voz del poema, estamos en condiciones de escuchar la nuestra” (12). La voz –la poesía– que Bueno atiza ocurre en dos corazones simultáneos: el del propio poeta y el nuestro en tanto lectores.
Un profundo estupor ante la existencia nos transmite la voz poética. El Yo se autodescribe alucinado, sorprendido, perdido, remoto; y sin embargo tonante –por no decir cantante o cantor– quien “descubre el sol/ diseminado en su epidermis” (s. n.), es decir sumido en la contemplación del cuerpo (del ser) atento al “voluntario movimiento de su mano” (s. n.); referencia a la escritura quizá, y al “susurro de su corazón” (s. n.), o sea, otra vez y siempre la voz, pero en este caso convertida en una suave expresión brotada desde el centro de los sentimientos y al mismo tiempo nido latente de nuestra respiración, músculo de la existencia corporal. La contraposición es el olvido que campea en el poema III, en el que la mano, la voz, los oídos desaparecen “como el aire que muere tras zumbar en la viola” (s. n.), según escribe Bueno con singular belleza en este verso. La secuencia continúa aludiendo a los sentidos, principalmente el oído, y su escucha y –como ya estamos notificados– la presencia de la voz, o voces en este caso, que cunden “en la expansión del aire/ como una hinchada espuma de convulsos fulgores,/ cual esta sucesión de obstinadas vocales” (s. n.). Bordeando el hermetismo, el poeta juega con el verbo y la naturaleza dotándola de raras características, ya que como afirma Pierre Reverdy 
La naturaleza no es bella ni fea, ni triste ni alegre –sólo aquello que, por carambola, ponemos en ella–. Somos nosotros los que nos sentimos alegres o tristes ante tal o cual espectáculo; a lo sumo podría decirse que un paisaje es o no entristecedor, y es el sentido de lo bello cultivado en nosotros el que concuerda o no con tal espectáculo natural que tenemos bajo los ojos (14). 

Así entendemos la plasmación poética de Bueno en su contemplación del mundo exterior. Elaboración verbal que conecta los sentimientos con lo físico del cuerpo: “Corazón, mi corazón/ aquel renuevo/ iluminando a diario el movimiento de mi mano” (s/n).
La mano adquiere entonces un lugar central en esta poesía: el sentido del tacto, vía para el mejor conocimiento de las cosas. Esto quedará claro en el poema VI, en el que tras una veloz travesía histórica –entre gladiadores y amantes medievales– son nuevamente los sentidos –ojos y oídos– y el cuerpo en sí –los brazos– “aquellos miembros que aún ceñíanse a una naturaleza” (s. n.) los que le permiten afirmar al poeta que, después de todo aquello, “nos ha quedado, persistiendo, una extraña virtud: Ubicamos nuestros dedos o los perdemos en la bruma” (s. n.). Clarísimo: el tacto. Se trataría de una de las “respuestas biológicas” (Massiello 10) que nos exige la poesía, según dicha estudiosa, en su reciente e interesante libro El cuerpo de la voz (poesía, ética y cultura). Del pasado no queda casi nada, y es sólo la memoria la que nos confiere la posibilidad de “sustentar un ser exterior” (s. n.) leemos al final del poema ya que “somos tan pálidos en los puertos que algunos pájaros/ quizá no logren descubrirnos” (s. n.) escribe Raúl Bueno con rítmica dicción que lo emparenta a sus pares generacionales: Hernández, Cisneros o Calvo.
El poema VII de la secuencia presenta una novedad: las deidades desconcertadas. En efecto, estamos ante una relación entre nosotros y los dioses; aunque no sabemos cuáles ni quienes. Pero entendemos que el texto plantea una vinculación anterior y primordial con estas deidades (como se les nombra) que interceptaban “nuestros gritos” (s. n.) y estaban “prohibidas de escucharnos” (s. n.). Vale decir, no había comunicación con ellas y dicha situación permanece tal cual hasta la actualidad del poema. Estamos pues abandonados por los dioses, como sostiene una teoría clásica. Esa es la desgracia y tragedia del hombre moderno; pensamiento al que Bueno parece remitirse. Y en medio de esta desolación el poema VIII nos insta a caminar, a buscar –por el Norte y por el Sur– “una forma adecuada/ para un labio continuo” (s. n.), sin duda la poesía que mejor nos exprese: a nosotros y al tiempo que nos ha tocado vivir. Esto parece nítido en el reclamo de una forma “para la súbita violencia de la voz” (s. n.) alusión posible a las guerrillas guevaristas de 1965 que impactaron hondamente a la generación poética peruana de los 60. Y también en el pedido de “establecer la luz que inicia el hundimiento/ de aquellas cosas propias que olvidan equilibrios” (s. n.). Es decir el principio de la decadencia de un sistema que no posee un equilibrio –en el sentido de lucidez y verdad– y que precisamente requiere luz; o sea la instauración de una etapa histórica más justa y más luminosa.
El resto del poema es interesante porque alude al título del libro De la voz y el estío. La voz aparece como el tema esencial, y en íntima relación con el viento, símbolo de la poesía desde tiempo inmemorial. Aquí la voz es obsequiada al viento aunque –paradójicamente– es también pertenencia de él. Y el estío –nombrado ahora con un más cotidiano verano– cobra mayor sentido al tener la capacidad de suprimir con su fuego aquella voz. Pero al mismo tiempo es “algo de la brisa del inmenso verano” (s. n.). Dominio de la contradicción, “Nuestras voces son apenas el viento/ o son/ la más débil arteria del verano” (s. n.) con lo cual sólo sabemos que el sonido humano que emitimos es un hecho de nuestra respiración, vale decir un ritmo que implica la sangre circulando por el cuerpo y así el latido del corazón, aunque ese incógnito verano sea también nuestro indescifrable hábitat. El libro termina con el poema IX, que es una suerte de respuesta al primer poema del conjunto. Si allá el poeta difícilmente subsistía, aquí afirma rotundo la vida: “Porque/ puedo existir bajo este cielo que a veces oscurece;” (s. n.) y reivindica la voz a través de los labios así como –otra vez y siempre– la mano, con la que puede “en un vaivén de primitivo intento/ digamos, trizar las rosas, decir/ anonadados ¿qué es esto?, ¿qué es?, ¿qué?” (s. n.). Interrogación metafísica, meollo de toda verdadera poesía; Raúl Bueno la responde acudiendo a un sesgo étnico que se complementa y cierra con la proposición del amor: “la piel es todavía sonorosa y permeable/ como vivos tambores de acústica nativa: Amo” (s. n.). Apostando por un neologismo que implica al sonido, queda el sentimiento más alto de que es capaz el ser humano y celebrado por una percusión terrígena. Aunque la muerte finalmente nos derrote, podemos “brillar un instante, con ese brillo astral/ que sorprende a los ojos más tenaces” (s. n.) sobre todo porque –a tono con la esperanza política de su generación– “intentamos surgir de intensas muchedumbres” (s. n.), dice el poeta en un verso cercano a Wáshington Delgado, maestro de la generación poética peruana anterior.
De la voz y el estío constituye “una poesía de corte filosófico, meditativo” (O’Hara 240) y que “gana en construcción verbal (IX textos unitarios)” (240) habiendo sido “concebida como un discurso racional e incluso demostrativo, la poesía de Raúl Bueno se despoja de lo declarativo y cotidiano para ofrecer, a cambio, la enseñanza de la parábola” (López Degregori 241). Adecuada esta última cita para entrar al volumen doble Lengua de vigía & Memorando europeo, tercer libro de nuestro poeta, publicado veinte años después, en 1986, en el que como veremos lo cotidiano y la narratividad, elementos puntuales de la poesía conversacional aparecerán con renovado frescor.
Al abrir la primera página de la sección inicial de Lengua de vigía denominada “Principios y finales” nos encontramos con el poema nombrado Diariamente –cuya aparición original fue en la revista TEXTOS del Centro de estudiantes de Literatura de San Marcos en 1973– y que enlaza directamente con su primer verso: “pierdes un poco el nombre, algo de juventud. Entras/ pobre de voluntad al remolino donde/ animales y cosas se vuelven una especie tratable/ doméstica, paciente: vuelves/ por el mismo canal con su agua poderosa/ que revuelve destinos como envuelve semáforos/ vitrinas sucesivas, anuncios parpadeantes” (11). Como señalamos en el párrafo anterior, aquí está la ciudad, la vida de todos los días y la sensación de irse volviendo viejo en un mundo que se torna un poco más amable que el retratado en los dos libros primigenios de Raúl Bueno. En efecto, se ha producido un notable cambio: de un tono cercano al de la poesía pura y hermético-metafísica se ha pasado al modo coloquial imperante en la poesía latinoamericana desde mediados –y en adelante– de la década de 1960. Los versos finales del poema leen: “Arden/ brújulas infinitas, dípteros de neón, el tacto de otra noche/ naufragada no bien es percibida. La próxima/ es tu esquina; el ómnibus vacila/ se detiene” (11). Como escribió Jorge Cornejo Polar en su reseña por la aparición del volumen: “Temas recurrentes en la poesía actual son estos, sin duda, pero pocas veces dichos en este temple suavemente reflexivo y melancólico y con un lenguaje de tan preciso rigor, de tan reiterada belleza” (21).
Todo el poemario gira en torno a la vida cotidiana de la clase media en nuestra América , y junto a ello el absurdo y sinsentido de la existencia. El día domingo, por ejemplo, único rescoldo a salvo de la alienación del trabajo de todos los días, es escenario de varios poemas, aunque de todos modos posea “esa paz que a sí misma se tortura” (12). Desesperada y desesperante situación que lleva al poeta hasta a burlarse de la cultura y del arte. El paso del tiempo es retratado como una suerte de condena ineludible, con singular prosodia como aquí “Así un día/ y otro día/ y luego/ y entonces y después y entre tanto/ y otro día” (14). El tono se vuelve narrativo y los poemas están escritos en un lenguaje común –caro al conversacionalismo imperante– casi prosaico, en el que sentimos la lección de Eliot: “Primavera/ con su intensa esmeralda de fragancias/ y recuerdos/ se instala blandamente en el parque” (16). Y en el mismo poema más adelante: “donde la tarde se hunde como una brisa inerte” (17). La ciudad atenazante –tópico de la lírica moderna– también aparece en Lengua de vigía con lograda aliteración: “Hora de pervertir sentidos, ensayar extravío/ entre la fácil fiesta de tiendas sucesivas,/ en aquella floresta de neón/ que ya tiende su red,/ su preciosa celada” (26).
La segunda parte del libro, “Campos redondos”, principia con Los motivos del canto, especie de ars poética que, a despecho de su tono coloquial, indaga con metafísico interés en el destino humano y el de la poesía: “todavía/ reunida luz nos tienta desde una suerte ciega,/ desde un tiempo sin tiempo que cifra a lo impalpable,/ desde una voz sin voz detrás de los sentidos” (31). Dicha indagación metafísica continúa en el poema hamletianamente titulado “Ser y no ser” y que lee: “¿Qué culpa, qué delito se esconde y pesa/ como el enorme buey en la lengua reclusa del vigía?” (33). No sólo comprendemos mejor el nombre del poemario, sino que somos notificados de la reclusión de que es objeto el poeta y su instrumento lírico. He aquí las razones de su detención: “Así soy asesino y traidor y tirano/ y destruyo y construyo sin posibilidad/ alguna de perdón o regreso/ al momento en que pude y no pude” (33). Entendemos entonces que la poesía es una lengua prohibida y el poeta una contradicción permanente, gesto en el que Raúl Bueno se entronca con la gran tradición romántica y maldita de Occidente. Dominio de la “interior región” (40) que es el espacio de esta poesía.
Siguiendo en esta onda, nuestro poeta profundiza su visión en un texto llamado “La semana del búho”, que cierra con una memoria adolescente del despertar de Eros: “(Se llamaban Christiane, Elena, Margarita, Brigitte, Susana, Gladys, Rhonda, Glenda… ¡Muchachas inventadas, entrevistas, abrazadas, soñadas, confundidas, reales, trastocadas! Una cantaba su voz pequeña, velar, ubicua: Judas, eres un Judas…” (42) aludiendo a la ansiedad del descubrimiento del sexo opuesto y a la sensación de una inminencia que no se concreta, quedando –al final– resonando en su interior región la invectiva negativa que en el ámbito ideológico cristiano tiene esta cadencia: “Eres un Judas,/ eres un Judas,/ eres un Judas” (42). Completa el poemario una serie dedicada a la familia: el padre, la madre, los abuelos; la condición de ser profesor, y una “Carta” dirigida a la esposa, compañera de todos los avatares –cuyo título prefigura las misivas–, palabra que años más tarde usará Bueno para el último libro de su creación hasta el momento. La poesía ocupa los textos finales del Vigía y también el tiempo y/o la interrogación ontológica aun cuando la realidad cotidiana está rodeando al poeta: “Aquí y ahora,/ (mientras el radio esfuerza sus anuncios de vida y juventud)” (47) se autointerpela ante el estupor de la existencia: “¿A dónde voy?/ (exactamente/ las cuatro y un minuto/ de la tarde)” (47). Queda claro que la única certeza que poseemos es el inexorable andar de las horas ininterrumpidas. Hasta la hora final –In fact– que nos interrumpe para siempre.
Memorando europeo es el conjunto que completa el volumen publicado por el Instituto Nacional de Cultura en 1986. Al respecto conviene señalar que nuestro poeta viajó a París en uso de una beca para estudiar semiótica, permaneciendo en la Ciudad Luz de 1974 a 1976. Al volver de Francia, Raúl Bueno retomó su cátedra en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, destacándose como uno de los principales doctos de la materia en el Perú. Pero volvamos al poemario que nos ocupa. Como su nombre lo sugiere, el Memorando reúne poemas de viaje –recordándonos Poesía de paso (1966) de Enrique Lihn o Canto ceremonial contra un oso hormiguero (1969) y Como higuera en un campo de golf (1972) de Antonio Cisneros– es decir, textos que dan cuenta de su experiencia vital en Europa. Diversos lugares de París o de Francia –el Parc de Montsouris, el Port de Gentilly, Saclay, o el castillo medieval de Gaillard– así como del continente europeo –Flandes, Andalucía, Sagunto, Pisa, Florencia, Venecia, Londres– desfilan ante nuestros ojos. Su lenguaje adquiere un tono asordinado: “alguien/ silba por el camino a lyon/ evita las sorpresas del viento/ hace crujir las voces del otoño” (54) en el que –de súbito– una memoria lejana asalta al poeta: “alguien/ que se acuerda de lima/ la casa a la deriva/ y los hijos” (54). 
Es el exilio el tema que campea por estos catorce poemas. Lo interesante es que podemos encontrarnos aquí con textos en los que no hay una “narrativa más o menos lineal de la vida diaria” (Palmer 4), sino el “desplazamiento a organizaciones alternativas de espacio y tiempo” (4) que conlleva “toda poesía lírica exploratoria y significativa” (4). Se trata de una “condición del exilio” (4) diseñada para “alcanzar una mayor intimidad con ese desplazamiento en el corazón” (4) que este tipo de expresividad entraña, incluyendo la experimentación con neologismos. Así leemos en atalaya de sagunto: “pendulante/ abando-/ lento/ vacila/ gira-/ cae/ sorprerido/ incontinútil/ grita/ que no sabe/ que no cae/ que no grita” (Bueno 61). O unas voces de alguien o algunos no nombrados que en el chateau gaillard: “llaman/ resuellan soplan/ gimen/ apagados/ inaudibles/ invisibles/ sin voz/ sin saberlo/ sin quererlo/ sin ser” (57). Estos versos nos remiten a una entrevista que Raúl Bueno concedió a Dalmacia Ruiz-Rosas, José Antonio Mazzotti y quien redacta estas líneas, para el suplemento cultural Asalto al Cielo de El Nuevo Diario (1986) inmediatamente después de la publicación del volumen doble Lengua de vigía & Memorando europeo, en la que ante la pregunta ¿Qué es la poesía? el poeta respondió: “Lenguaje, un lenguaje concentrado. La poesía es condensación semántica. Es hacer revivir en un mínimo de palabras un máximo de contenido. Para decirlo de otro modo: es una clave que contiene múltiples y diferentes posibilidades de sentirla” (10).
Por los días de la edición de este libro, el crítico Jorge Cornejo Polar escribió en la reseña atrás mencionada, a propósito de los veinte años de silencio que separan la obra de su producción anterior, que “se trata de un poeta auténtico para el que esta larga etapa ha sido de maduración personal y decantamiento de sus medios expresivos” (21). Efectivamente, lo fue. Con la perspectiva del tiempo transcurrido y la fidelidad de Raúl Bueno a su primordial vocación poética, podemos afirmar que su obra es una estrella fija en el firmamento de la poesía peruana y latinoamericana; prueba de esto –por lo demás– es el hecho que un libro suyo denominado Concierto fuera uno de los cinco finalistas del famoso Premio Maldoror que conovocó Barral Editores para todo el ámbito hispánico en 1970. En relación con su silencio editorial, nuestro poeta le confesó a Guillermo Niño de Guzmán, quien lo entrevistó para la revista Oiga de Lima: “Dejé de publicar porque me di cuenta que este tipo de poesía [el suyo original] no era precisamente el que se hacía en los 60s y 70s, ligada a lo conversacional, a lo cotidiano” (61). Hemos visto, sin embargo, que el tono coloquial entró en sus versos, aunque ciertamente de manera sintética y concisa, así como siempre interesada en la dimensión ontológica del ser humano y su devenir en la inasible historia; como es nítido en esta autorreflexiva estrofa que culmina el Memorando: “al fondo/ en la humedad del tiempo/ un hongo –tú–/ (la chaqueta colgada/ flojos el cuello y los zapatos)/ proyecta en la pantalla/ sus sueños/ y no sueños/ su imprecisa esperanza/ de algún día/ tener una esperanza” (69). Creemos que el día de aquella esperanza ha llegado para el genuino poeta –hondo y sincero– que es Raúl Bueno.

Bibliografía citada

Bueno, Raúl.  Viaje de Argos y otros poemas. Arequipa: Editorial Acosta, 1964.
—––––. De la voz y el estío. Lima: Ediciones de la Rama Florida, 1966.
—––––. Lengua de vigía & Memorando europeo. Lima: Instituto Nacional de Cultura, 1986.
Cornejo Polar, Antonio. “Prólogo”. En Bueno, Viaje de Argos y otros poemas [v. supra]. 3-8.
Cornejo Polar, Jorge. “La vuelta de un poeta”. Hipocampo 30 (Lima, agosto de 1986): 21.
López Degregori, Carlos. “Nota”. En Generación poética peruana del 60. Estudio y muestra de Carlos Lopez Degregori y Edgar O’Hara. Lima: Universidad de Lima, 1998. 240-241.
Massiello, Francine. El cuerpo de la voz (poesía, ética y cultura). Rosario: Beatriz Viterbo Editora, 2013.
Niño de Guzmán, Guillermo. “La vuelta de un poeta”. Oiga (Lima, junio de 1986): 61-62.
O’Hara, Edgar. “Nota”. En Generación poética peruana del 60. Estudio y muestra de Carlos Lopez Degregori y Edgar O’Hara. Lima: Universidad de Lima, 1998. 240.
Palmer, Michael. “Sobre Bei Dao”. El poeta y su trabajo 5 (México, DF, otoño 2001): 3-6. Traducción de José Luis Bobadilla.
Reverdy, Paul. “Esa emoción llamada poesía”. El poeta y su trabajo 3 (México, DF, primavera  2001): 11-24. Traducción de Néstor Leal.

VV.AA. “Raúl Bueno: Poeta insular”. Asalto al Cielo, suplemento cultural de El Nuevo Diario (Lima, junio de 1986): 10.




ENSAYO GENERAL

Casi un Arte Poética

Ha huido la nieve, se ha llevado
trechos de sombra y hielo
que obstinaban las brechas.

Tibios ahora son los mediodías, traen
un viento suave como
respiración de novia sobre entregado cuello
o vaporoso aliento sobre ahuecadas manos, traen
una urgencia de prolongaciones en todas
las esqueletizadas ramas de los árboles
y una orquesta de vegetales grillos
sobre el césped. Porque

como un inverso otoño
las hojas secas han vuelto a poblar el camino a la casa
el patio, la fuente, la explanada de hierba
esperando una voz que ordene su retorno a las ramas.

Hay un error de mundo, las cosas
o los sentidos se enrevesan
se pierde el musgo entre el tacto o las sombras
se curva la línea de los pinos hacia el olfato
o las ranas
una fronda de rojos helechos se instala
entre los tímpanos o la roca
(la roca que inmutable dormita bajo un manto
de greda y sustancias en constante
putrefacción, en constante
renovación)
se atropellan imágenes y estas líneas, al fin
se curvan
bajo su propio peso, hacia su propia voz
en acordeones de miel y juventud
en acuarelas de parejos dientes nuevos y robusta
sed de piel, de olfato, de miradas, de latidos
esperanzados. Entonces vienes

poesía
lumbre de la memoria
grito del tiempo, agua de sed eterna
vienes
como un relámpago de pupilas y médulas
a tallar la enmudecida piedra.




Crónica de Indias

Con más de cinquenta mil pesos se uan 
a Castilla, que lo e uisto a uista de ojos.
 Y ací otros muchos están en la dotrina y
 tienen hijos mesticillos y mesticillas 
y esos niños tu madre les criará.

Guamán Poma, Nueva Corónica



Uno

Se ha corrido la voz
de tierra ultramarina llega
un canto de sirenas que no quieres
ahogar con encerado esparto:
hay una patria nueva como
enjoyado circuito de dioses o quimeras
donde aun el aliento muda
a delicada escarcha de oro
y resplandecen templos como frutos
o flores del perenne paraíso.

Se ha corrido la voz:
allí regio metal despeñan
los cantiles de inmensas geografías
–inútil desafío al hombre y a la bestia
asegura el coro de sirenas–
y no hay modo de retener el grito
que ya explota
en el ámbito más arrojado
de tu resuelto corazón.



Dos

Se parte ahora, ya corrieron el grito
y soltaron las velas
que ahora el viento preña.
Se parte con la mirada clava
en un signo del mar, que el mar retiene
como un ardiente enigma sin saberlo.

Se parte ahora
–mitad luz, mitad silencio–
y no vuelves los ojos.
Y sí vuelves los ojos
y quieres divisar el punto
donde aquel corazón galopa dudas
como besos y besos como adioses
y adioses como aves migratorias
sin posible retorno.



Tres

Y una vez más Penélope rediviva y eterna
hilvanará esperanzas y dudas y temores.
Y sorda a la caterva
de halagos y de ofertas
esperará ovillando su corazón aliado
y destejiendo el nudo laborioso
de los días.

Porque tú
ebrio de mundos
visionario de cósmicas pupilas
prometiste volver con los abrazos
rebosantes de líquenes dorados
y especias, sedas, joyas
arrebatadas al cuerno sin final
de la abundancia.



Cuatro

Un mar depositado en horizontes.
Otro mar confinado a recintos interiores.
Un vasto frasco de luces y formas huidizas
que abruman el memorioso viento.
Un océano de horas o minutos o segundos
mordiéndose las colas sin mella ni ruptura.
Una brusca tormenta que bailotea las naves
como nueces a la deriva.
El súbito sosiego de la noche
que resiembra luceros o escamas de sirenas.
Y ¡tierra! han dicho tierra ¡al fin!
cuando arriba una grita de cotorras
y ranas desde los cocoteros.



Cinco

La lluvia anoche jugó con los soldados
a oxidarles corazas
a herrumbrarles alientos
y el sol esta mañana, tibio y ligero
levantó olores, vapores de heno
que aligeraron cabalgaduras.

Ahora niebla y el frío
enerva y afila las espadas.

Hace ya tantas lunas
que entramos al poblado
y arrancamos mujeres y otros frutos
como gallinas de la tierra.
Hace ya tantas leguas que sus hombres
nos siguen con ojos y rejones de acechar
y matar. Y aunque sin perros
tienen olfato de sabuesos
y piernas de caballo.
Algunos de nosotros
ya no somos habidos. Las mujeres
ralean –la mía, doña Inés
que así la llamo, permanece–.

Hemos subido al monte
escapando el asedio
–somos hombres de altura–.
Nada se escucha, nada
pero hay un viento que atrae
las contiendas con presentida
sangre y sangre incontenida.
En un instante, pronto
comenzará la lucha.



Seis

Hubo una Penélope buena
y confiada
que ahuecaba las manos
para anidar proyectos
como una habitación nueva en la casa paterna
y otra para los niños y aún quizá
una cocina independiente. Hubo.
Aquí ahora, Inesilla
que tanto y dócilmente me ha seguido
este año del señor
no sé qué espera, si espera
no sé qué guarda entre las mangas, si guarda
ni qué oculta debajo de las faldas
si es que algo mío oculta.



Siete

Un grito de lechuza, quizá un aullido
o el viento nuevamente, o quizá nada.
Pero estamos atentos a la lucha
–otra de tantas
no dichas por el coro de sirenas–
esta noche con luces de santelmo
en las corazas y en los bronces
que mal guarnecen cráneos
destinados al mazo
o la macana.

Una floresta de gritos, sí
y de venablos, ya. Brazos que agitan
buscan, sueltan tundentes golpes
de piedra articulada, caballos
caen, aúllan malheridos los mastines
¡Santiago, aquí, tu espada!
despliego mis mandobles
en deslumbrada ronda de sangre
y de blasfemias. Inesilla
como loba que aguarda
sigilosa su momento
me hinca un grito de reconcentrada rabia
en las costillas: su largo tupu de bronce.
Busco darle un sablazo pero ya muestra
la barriga a la luz de la luna: mi barriga
la nuestra: yo soy su autor.



Ocho

Ahora el sendero busca las nubes
donde sólo las águilas de la tierra
moran. Los caballos, ya pocos
han sembrado de estiércol
los glaciares, pero no huelen hierba.
Descabalgamos para arrancar fogatas
que el granizo desdeña.
Los caballos siguen su marcha solos
cuesta abajo, se llevan las alforjas
–las últimas cecinas y galletas–
corren tras ellos los compañeros ¡pronto!
y yo me quedo solo
mordiendo el vacuo pasto de las horas
calculando el ardor que ya es grueso
y pedregoso en el costado
atando cabos en la noria de los días:
Inés, si oíste bien, allí donde te encuentres:
quiero ese crío Diego como el abuelo
y si prefieres
también Túpac como tu padre
penosamente muerto al acero
en la toma del templo.

Crece el ardor ahora debajo de la nuez.
Pesa la sangre en la garganta, como pesan
la sed, la malla, el peto de oxidados alambres
los párpados que declinan
la mano que intenta descorrerlos, el recuerdo
de una tal Penélope que ha de perdonar
si dios lo quiere, tantos besos sin retorno.

Ya es hora. Se aligeran
la fatiga, el ardor, la sed
la deslumbrada noción de dios
que si lo quiere…

y de una tal Inés de mis pesares
que ha de perdonar las noches de ataduras
y voluntad y tallo quebrantados
como cañas de mayo allá en las vegas
de la patria.

http://hipocampoedit.blogspot.com.es/2015/04/ensayo-general-poesia-reunida-1964-2014.html







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RODOLFO SÁNCHEZ GARRAFA [19.095]

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RODOLFO SÁNCHEZ GARRAFA  

(Vilcabamba-Apurímac, Perú   1945)
Antropólogo por la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cuzco, Magíster en Antropología por la Pontificia Universidad Católica del Perú, Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue alumno de los colegios La Salle y Ciencias del Cuzco. En 1961 recibió primer premio y diploma del Club de Leones por haber ganado el Concurso Literario Interescolar en Homenaje al Día de la Madre. A los 25 años de edad publicó su primer libro Amaru: mito y realidad del hombre (P. L. Villanueva, Lima 1970), desde entonces su producción bibliográfica antropológica y poética ha sido constante. Fue becario del Gobierno Español en el INCIE de Madrid y Visitante del British Council en Londres. Formó parte de la representación peruana en la Conferencia Mundial «Educación para Todos» de Jomtien-Tailandia. Ha sido distinguido como «Amauta del Perú Eterno» por la Asociación «Capulí, Vallejo y su Tierra». Como investigador social, enfoca su interés en temas de pensamiento andino, etnolingüística e interculturalidad. Ha hecho docencia en la Unidad de Postgrado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Su fascinación actual es la antropología simbólica y llena sus horas con lecturas sobre poesía antigua y contemporánea, especialmente lo producido por aves raras de la poesía peruana. Como animador cultural dirige Markapacha.blogspot y Markapacha.com, en la idea de promover formas que hagan posible construir un mundo solidario y sin exclusiones. 


Libros de poesía de Rodolfo Sánchez Garrafa

Por las calles del Sol. 1995 
Por las calles del Sol. 2012
Iris de los sueños. 2012 
Paralelo 70.  2013 
Séptima columna. 2013 
Al di là.  2014 
Helio-tropos. 2014
El hombre retirado, Lima, Pájaros en los Cables Editores, 2015



UKUMARI
            
Soy oso de redonda cabeza e hirsuto pelo    
Oso de faz desconocida y andar trashumante         
En cumbres de alta montaña habité más allá
                                              Del Sol.         
Cosí el día y la noche con mis manos
El rayo fue mi aguja y los ríos mis hilos
                                              De color.
Mi primer vagido estremeció la tierra
Mi primera palabra explotó en la boca
                                              De un volcán.
Algo de humano alborota mis venas
Estrellas refulgen en mis ojos de semidiós
En mis brazos potentes despiertan cantos
                                              De libertad.




Nueva publicación: Helio-tropos, poesía de Rodolfo Sánchez Garrafa


Soñar se me hace difícil

Cada vez se me hace más difícil
soñar en las noches.

Ya casi no te sueño al cerrar los ojos
Ya casi no te veo
siquiera diciendo adiós.

Me preocupa caer en sopor
y olvidar lo pensado.

Tras el colapso de la vigilia
hoy olvido desde lo inolvidable
hasta las cosas menudas.

Temo que un día caiga
sobre mí la noche total.

Temo que un día se borren
para siempre
tus huellas inconfundibles.

Hace tiempo ya que los sueños
huían de mí al cerrar el día.

Por eso me abracé
a tu memoria
aún antes de tu partida.





Ojos de capulí

Tus ojos de capulí
descuelgan estrellas rojas
en pleno día para mí

Me dicen palabras dulces
que suelo saborear en silencio
ahora que me hallo frente
al ancho mar

No escapo
a ti me dirijo
atrevido
travieso
y no me canso de ver tus lunares
en lo alto de las olas
que agitan el cielo estival.
Agitadas olas danzan para mí

Frente al mar de Chorrillos
a chorros saltan luces de colores
Mi corazón también salta
por miles de razones
por gusto
por gratitud
por nostalgia mi corazón
se lanza por entre la espuma de las olas
y al par se cuela por los cantos
de los verdes acantilados.
El mar con sus brillos argénteos
ilumina poco a poco la vista nocturna
Las almas están quedas y están calladas
en este puerto de pescadores
que mis ojos vieron crecer en treinta años
De cara al mar
todos los antojos posibles
se agolpan y de pronto estoy solo
en la extensa playa de agua dulce
Las agitadas olas danzan para mí
Yo las miro
ellas me miran
por un momento nos amamos.
Las olas van vuelven y a su paso
envuelven
en apasionado abrazo
De pie no puedo menos que besarlas
una y otra vez
a ellas que al irme
se quedan también solas.




El girasol en el florero

El girasol
a
tu
lado
no gira
late y late de prisa
Se
acurruca
como hacen
las semillas
como hacen
los paraguas
en días de lluvia
exuberante
luego bate
sus alas amarillas.

El girasol
se prende
de
tu
mano 
De las sillas
se sujeta
como hacen
los niños
que temen
quedarse
solos
No pasa nada
–Les dicen–.





Metido en un campo de girasoles

Pocas veces
me
he
sentido
así
como metido en un campo de girasoles
Me ocurrió un día mientras veía una película
ya clásica de Vittorio De Sica
Me sucedió también al conocer un maestro
sapiente y diestro en el arte del magisterio
y la i luz i on.

Entre tanto la luna atraía mis inflorescencias con
su
canto
tan
especial
de paloma enamorada y en pleno día
arrebatábame hacia los predios encantados
de la noche.

Pero no hay quien se resista a
los
rayos
del
sol
de madrugada de esos que te jalan la pita
de marioneta o te aplican una soberana patada
sin contemplación alguna.

El amor sin medida ni aderezo está en todo lado
en el latido de sístoles y diástoles de apóstoles
y mirones
sino no se explica por qué giramos de
unos
a
otros
ojos
por qué vamos de unas a otras bocas
de unos a otros pelos
de unos a otros nombres.

Cuando la luna se oculta desespero por el amanecer
es que al romperse los conjuros vuelvo otra vez
a soportar la prisa vascular mientras
un corro de grillos en un campo de girasoles canta:
¡Oh soles!
¡Oh soles!
¡Oh soles míos que giráis y giráis
y a vuestro morro sin falta tornáis!
El morro de marras el morro aquel de los girasoles
que lleno de antenas se dobla en mi espalda
sin querer.


La virtud de este libro es ponerle sabiduría a las palabras para entender con nitidez el devenir del hombre, aquí la poesía recorre los recovecos más diversos de la humanidad, respira la música del tiempo absoluto, exalta la luz solar en la cuenca de los ojos de nuestra contemporaneidad, aún en las más diversas peripecias humanas donde ausculta lo infinito: esa sombra del quid divinum, que viene desde la tradición clásica, brilla; el poeta Rodolfo Sánchez Garrafa sabe hacer brillar lo opaco de las cosas, ponerle transparencia a lo oscuro, explicar la aurora a la finalidad de la vida. El portus del siglo de las luces no se ha cerrado todavía.
Armando Arteaga


LA LUZ EN MOVIMIENTO

Víctor Vimos

I

También es una sustancia, la poesía. Gobernada por una ley exenta al entendimiento, fluye sin prisa, dejando una serie de pistas que dan fe de su paso. El poema es apenas una de ellas. Un objeto tallado por el inagotable murmullo de los astros. 

II

El poeta es un escultor del misterioso mineral del lenguaje. Va del signo a la cosa significada queriendo profundizar en el mundo, como sugiriera André Malraux. Pero no lo logra. Por eso debe conformarse con la resonancia que sobre la nada –esa nada sagrada– produce su fracaso. Todo intento por condensar la realidad en palabras es una sumatoria de esfuerzos desvanecidos. 

III

Entonces:
¿Para qué sirve un poeta?

IV

Se trata –gran tristeza– de responder con palabras. A menos que adquiera una nueva visión de la vida, a menos que esté dispuesto a sacrificar su vida para imponer la verdad y esplendor de su visión, dice Miller, el poeta no sirve para nada. Por eso su oficio, lejos de envanecer las grafías y las hojas en que estas encontrarán la vejez, yace más cercano al silencio, a la familiaridad con que la vida erosiona toda lengua hasta convertirla apenas en un cántaro que recuerda el aroma de la sed. El poeta pronuncia con total entusiasmo un canto que sabe adquirido como pago del dolor. Por ello, su mayor logro consiste en preñar la memoria todos los días con las huellas de su experiencia. Así, la vida se hará raíz de la metáfora; el corazón la tinta con que mañana edificará nuevamente los rostros, nuevamente los nombres,
los colores nuevamente, solo para recordarnos que aquello que amamos ya no está más, pues también para los poetas el tiempo es una traición. 

V

Pero de nada sirve esa experiencia sino es visitada por la sustancia poética. Si no sirve, como creía Lucrecio, para verter el claro de los cantos en el más oscuro de los temas. Solo de ese modo, la poesía condiciona su unidad con el poema. Todo lo demás es polvo y estruendo.
VI
Este poemario tiene a su favor la luz y el movimiento, dos sustancias que encierran poesía. Su autor, el poeta Rodolfo Sánchez Garrafa, se ha esmerado porque esas cualidades dejen sospechar apenas el rumor de sus presencias en cada uno de los versos de este libro. No es extraña esa decisión. Desde hace algún tiempo, la búsqueda de este poeta parece concentrarse en el misterio de lo que se dice y también de lo que se calla, como si su recuerdo, materia espiritual y verbal de sus versos, huyera por momentos solo para dejar sentado sobre el lenguaje el invariable sentido del viaje. Un desplazamiento que se vuelve incesante sobre la forma y que, con cada nueva entrega, adquiere eso que en edad humana puede llamarse madurez. Pero en edad poética la madurez es sospechosa. Puede decir, por ejemplo, que uno ha encontrado una veta y que no cesa hasta desgastarla, repitiendo en cada verso una suerte de molde aprendido. Este, por suerte, no es el caso. Estamos ante un poeta que sabe que el riesgo es la mejor forma de no envejecer. 

VII

Divido en cuatro estaciones, este libro encierra un ciclo concretamente definido. Empieza por el final, es decir, evoca la muerte como punto de partida.
En Parasoles, la primera estación, dice: “Al irse el día pieza por pieza/ se arman las sombras”. Usa el sentido primordial que tiene que ver con el reemplazo que esa ausencia amerita. Dice “el día es de los hijos/ la noche… de los abuelos”. Y su orientación lleva a la voz del poeta a utilizar metáforas literarias que en el fondo esconden el vientre. Dice “cavernas”, dice ”semillas”, dice “Yo Adán soy Adán”, y espera con ello remarcar la idea de que desde aquí parte, liberado por completo de cualquier peso o vanidad, pero extraviado por el innegable dominio de la luz. No es gratuita la referencia al vientre: para iniciar un viaje es necesario el desprendimiento de lo vital.
Crisoles, la segunda estación, apunta a una voz que acelera su mansedumbre hasta confundirse con la furia. Tal vez, como indicaba Reverdy, la imagen, en este caso, sí es hija directa del espíritu del poeta. Dice “Muerte preludio de vida”, como si en esa inversión del sentido simbólico encontrase la mejor manera de extender su temor al olvido. Pero también en este verso se pudiera condensar parte importante la intención del poeta en este poemario: se trata de hablar del cambio pues se supone inconforme con lo real. Ese cambio, lo demuestra, tiene que ser en todo nivel. En este caso, va desde el lenguaje hasta el significado que atañe a la vida.
Considero, a riesgo de equivocarme, que estos dos cuerpos permiten una mirada autoreferencial al poeta Sánchez Garrafa. No solamente porque en ellos los versos se muestran métricamente más extensos que en el resto del cuerpo, lo que habla de una necesidad por contarse, sino también porque la experiencia, por momentos, huye de la sustancia poética y da vueltas alrededor de sentencias o reflexiones que suponen una forma de integración con lo real. Esto sin embargo no es un pecado. Es una elección que en este poemario se ve justificada en la tercera y cuarta estaciones, pues en ellas parece que el poeta hablara para el futuro. 
En Tornasoles, la penúltima estación, dice “El amor que se extraña suele /dejar una huella/ de silencio”, y compone un viaje a través de la pasión, de su pasión, capaz de acumular esperanza e ilusión. Probablemente aquí el amor no es visto como una realidad, sino como un fruto esperado y ajeno, y por eso su presencia se vuelve deslumbrante. 
En la estación final, Girasoles, el poeta Sánchez Garrafa, se encarga de cerrar el ciclo, ofreciendo su propia incertidumbre como una nueva vida, acaso inventando una forma propia de empezar a caminar. Dice “Aquí empieza seguramente el infinito/ y es curioso que me venga a la memoria/ el número de los traga fuegos circenses”. Ese sentido de vacío anunciado al inicio, se llena ahora por la promesa de lo inacabable, de lo inabarcable, como si por medio de esa desmesura que es la inmortalidad se pudiera aspirar a rozar apenas de nuevo la infancia.

VIII

Nada hay que pueda oponerse a la fuerza del canto. El poeta Sánchez Garrafa ha entendido bien este principio poético y sabe que el verso no sirve para expresar idea o comunicar sentimiento, sino que su mayor logro es testimoniar el paso de la creación por entre las huellas del lenguaje. Y lo demuestra manejando una serie de símbolos que, como en trabajos anteriores, dejan sentada una atmósfera andina en sus poemas, en la que el frío, la montaña y los astros parecen elevar al unísono un solo himno emparentado con la libertad. Además, el poco uso de puntuación parece tener un empate con la visión que el poeta nos comparte: no se trata de trabajar un poemario para ordenar un mundo en ruinas, sino de hacerlo para testimoniar ese caos de la única forma que un poeta puede lograrlo, siendo honesto y transparente. 
Wallace Fowlie decía que el poeta no existe solamente en lo que escribe, sino también en la pausa, en el espacio en blanco que queda en la página. Este poemario apuesta porque, en gran medida, sea esa pausa la que hable, una decantación sonora del verso que solo cuando es pronunciado –como cuando un pecado es cometido– permite el gozo total de su significado.   

IX

Enfrentado a la decisión poética Rodolfo Sánchez Garrafa parece intuir la claridad de la revelación que el verso alcanza, haciendo que quien escribe no deba –no pueda– volver los ojos a la realidad cotidiana para contentarse con su verdad. Por eso la invención que permite el lenguaje termina por convertir a su trabajo en una muestra especialmente lograda de lo que la experiencia vital puede causar en su encuentro con la sustancia poética. Desde ese punto la presencia del poeta si alcanza la certidumbre de la utilidad: se es poeta, como decía Vallejo, hasta el punto de dejar de serlo.

X

También la poesía es una sustancia. Y también, tras esa sustancia los signos arman procesiones, anhelando encontrar el resplandor de su forma en el inagotable murmullo de los astros.    

Lima/ Año de Manuela
¿Qués es poesía heliotrópica?
Rodolfo Sánchez Garrafa

Como estudioso de los símbolos, me siento atraído por la aplicación simbólica del «heliotropismo» en la poesía y, en particular, por su virtualidad arquitectónica, propicia para construir formas en parte misteriosas y en parte mágicas que se estructuran y luego fluyen en el uso de la palabra.
Sabemos que heliotropo es un vocablo compuesto que proviene del griego helios, sol, y de trepein, girar o cambiar de dirección. Los heliotropos son hierbas anuales o perennes, inflorescencias, caracterizadas por desarrollar un movimiento mediante el cual sus hojas y flores se ponen siempre de cara al sol, girando de este a oeste durante el día, y realizando movimientos de reversión para inclinarse hacia el oriente al amanecer, conducta que exhibe, por ejemplo, el girasol, planta cuyas células motoras del lado sombrío se estiran, haciendo que un segmento especializado de su tallo se flexione debajo de la flor en dirección al sol, para luego invertir su orientación en la oscuridad nocturna. 
En mineralogía el sustantivo heliotropo se aplica a una variedad de calcedonia que en su forma típica es de color verde con inclusiones rojas de óxido de hierro o jaspe rojo y, a veces, con inclusiones amarillas. La designación de este mineral deriva de antiguas nociones que hacen referencia a la forma en que este cuarzo refleja la luz. 
Para explicar algo más el título de este libro, conviene agregar que en literatura y, consiguientemente, en poesía, un tropo es un recurso retórico de expresión, que implica la sustitución de un término por otro cuyo sentido es figurado. Las voces trópos y tropus (del griego y el latín respectivamente), de donde proviene tropo, significaban «dirección». Un tropo hace que un término o vocablo cambie de dirección, y se desvíe de su sentido original para adoptar otro sentido diferente. Aquí los poemas, en su conjunto, son tropos o variaciones sobre la alternancia de luces y sombras en el curso de nuestras vidas, una alternancia caleidoscópica, por la que las mismas piezas se configuran de formas familiares y, a la vez, inusitadas.
Consecuente con los sentidos antes dichos, el propósito que le asigno a los manojos de poemas que conforman este libro es responder a la luz, asimilarla, dejarse llevar por ella o simplemente reflejarla, ora como plantas en movimiento perceptible desde la cámara lenta del escrito, ora como calcedonias que aportan sus gotas de sangre a la paleta de natura y quizá, aunque en menor medida, a las cuitas de Salamanca.
Apelo a la fuerza del lenguaje simbólico para enrolar, en lo posible, al eventual o comprometido lector, escucha o vidente. Aspiro –humano anhelo– que la experiencia plasmada en el escrito sea no solo compartida sino co-interpretada por otro u otra, mediante la concurrencia de imaginarios tal vez disímiles y distantes, pero unidos por un cordón umbilical sublime, con ecos afectivos, como aquellos que en los Andes se dejan sentir de montaña a montaña.
Procuro que los versos dancen por igual en torno a la razón y la intuición, que canten sublimaciones y susurren, pero que llegado el caso se insinúen también, y quizá seduzcan, mediante señales y emanaciones hormonales. Ser visitado por Hermes el dios del lenguaje, el mediador de toda competencia simbólica, de la lectura y entendimiento profundos, juega a favor de la recepción y procesamiento de una multiplicidad de sentimientos y pulsiones interiores en la cadena horaria ordenada por luces y sombras. Los versos animados por un impulso heliotrópico tienen así su dosis hermética, en cuya base se halla, en lo posible, la hospitalidad generosa a la belleza, pero también a los desarreglos que juegan del lado opuesto a la musicalidad perfecta.
Desde mi limitado conocimiento, entiendo que la poesía puede considerarse heliotrópica en cuanto le sea posible exhibir el resultado de una metafórica transparencia sensible a la luz del día, así fuese solo a la que se proyecta en pálidas tardes o en la impronta que permanece en el curso de la noche. En el heliotropismo no siempre estará el alarde de cromatismo sino que, a veces, la languidez de los colores fríos aportará irradiaciones inmortales gracias a sus ecos estelares y su comunión con el mundo de los sueños. La morriña y la tristeza existencial, los versos elongados, se aferran asimismo, en su monocromatismo, a la fuente de luz y de vida. Es posible que los elongamientos de ausencia sean tropismos enfermizos de esta poesía que traduce mi esmero por proveer luz para eludir la extinción del ser.
Suelo pensar que todos los mundos son heliotrópicos y que se mueven en torno de sus respectivos soles, con la diferencia que a escala sideral operan fuerzas de atracción y re-pulsión que actúan sobre caravanas de seres celestes o azules que cumplen sus respectivos circuitos de ida y vuelta, de la luz hacia la obscuridad y de esta otra vez hacia la luz.






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ELKA NIAGOLOVA [19.096]

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ELKA NIAGOLOVA

Elka Niagolova es una poeta búlgara, autora de 19  libros poéticos publicados en Bulgaria y 7 países más - Rusia, Francia, Ucrania, Serbia, Macedonia, Polonia, Croacia.

Ganadora de premios literarios nacionales: "Primavera del sur", "El poso de la chica de pies blancos"/ Bulgaria /por su obra completa; El Gran Premio  Dora Gabe( Bulgaria); Laureada del Gran Premio de Literatura Nacional de Polonia " El ángel blanco de la poesía"; laureada de la medalla de Pushkin (Rusia).

Su poesía esta traducida en mas de 15 idiomas. Ella misma traduce de 5 idiomas poetas clásicos y autores contemporáneos del mundo eslavo.

Presidenta de la Academia Literaria Eslava artística.
Directora en los Balkanes de la Asociación Internacional de los escritores.
Directora General de la revista " Signos" ("Znaci") 
Miembro de la Asociación  de los escritores Búlgaros.
Miembro honorifico de la Asociación de la Academia de la lengua rusa. 


Елка Няголова e aвторка на 19 книги, в България и в още 7 държави – Русия, Франция, Украйна, Сърбия, Македония, Полша, Хърватия. Носителка на национални литературни награди, сред които: „Южна пролет“, „Изворът на Белоногата“ (за цялостно творчество) и Голямата награда „Дора Габе“; лауреат е на учредената в Полша Международна литературна награда „Белият ангел на поезията“. Лауреат на Пушкински медал. Поезията ѝ е превеждана на повече от 15 езика. Самата тя превежда от 5 езика, поети-класици и съвременни автори от славянския свят. Председател на Славянска литературна и артистична академия. Директор за Балканите на Международната асоциация на писателите. Главен редактор на сп. „Знаци“. Член на СБП и на Академията за руска словесност.



Traducciones al castellano de Magdalena Boyadjieva- Koycheva


EL RÍO

A vida y muerte era este amor!
Y se desbordó el río. Y cubrió todas las heridas.
Y la ribera cercana esta hurgada...
¿Pero qué, si el río se queda?

A vida y muerte era este amor!
El cielo va sobre zancos delante de mi.
Y es tan inaccesible. Y elevado de nuevo...
Solo los pájaros mantienen la guardia.

A vida y muerte...Domingos ciegos.
Al almendro se sientan, para darles luz.
Y el almendro florece como si fuera...por última vez.
¿Y por qué mis rodillas se doblan?

A vida y muerte...Dragón pesado es el río.
Lleva sombras y sol y amores dementes.             
Largo fue el día, y la vida tan corta.                
Sólo el camino de vuelta es conocido.                     

A vida y muerte! El amor es un puerto.
Todos somos estibadores y la carga llevamos.
Al final el río lavará las heridas
y con flor de almendro nos llorará ...



РЕКАТА

На живот и на смърт беше тази любов!
И разля се реката. И заля всички рани.
И отсамният бряг е опасно изровен…
Но какво от това, щом реката остана?!

На живот и на смърт беше тази любов!
Днес небето върви на кокили пред мене.
И е тъй недостъпно! И високо отново…
Само птиците там са на вахта несменна.

На живот и на смърт… Ослепели недели
край бадема присядат, ей така, да им свети.
А бадемът цъфти! Сякаш че за последно.
Но защо ми омекват и на мен коленете?...

На живот и на смърт… Тежък змей е реката.
Носи слънце и сенки, и любови несвестни.
Дълга беше неделята, а животът бе кратък.
Само Пътят обратен предизвестен е.

На живот и на смърт! Любовта е пристанище.
Всички ние сме докери и товара си влачим.
А накрая реката ще измие раните ни.
И със цвят от бадеми ще ни оплаче




De mi papá quien hoy debería celebrar 
su cumpleaños ...

Quizás los ángeles arriba, han roto
la almohada blanca del Señor.
Dos horas ya que cae la nevada
y alguien pide algo, pero sin palabras.
Quizás mi padre en el cielo
se pone calcetines calientes blancos.
La nieve susurra. ¿O así me parece?
O alguien delante de mi me observa...
Si sigo sus pasos con fe,
o mis ojos se tropiezan en el cielo?
Si subo escaleras invisibles hacia mi espíritu
¿y si brilla dentro de mi?
Está nevando... En el buzón celeste
una mano conocida ordena las letras -
una carta de nieve sobre hoja celeste:
"La vida es una esperanza, mi niña! 
Y alguien delante de mi camina 
en calcetines de lana blanca... ¿O así me parece?
Está nevando...En la decoración discreta
suena solo una única cuerda blanca.
Suena y suena ... Un recuerdo espléndido 
aquel que alcanzo ...

Me equivoqué. Con la nieve mi padre 
me manda su perdón de arriba.  



На моя татко, който днес
трябваше да има Рожден ден...

Навярно ангелите горе са разпрали
на дядо Господ бялата възглавница.
Два часа вече сипят се парцали
и някой там ме моли, но безгласно.
Навярно горе татко ми обува
чорапи от дебела бяла прежда.
Снегът шепти. Дали тъй ми се струва,
или пред мене някой се оглежда:
дали със вяра следвам го по стъпките;
дали очите ми препъват се в небето;
изкачвам ли невидимата стълба
към своя дух; и вътре в мене свети ли...
Снегът вали... Във пощата небесна
ръка позната буквите подрежда –
писмо от сняг по страница отвесна:
„Детето ми, животът е надежда!”
Пред мене някой ходи по чорапи
от бяла вълна. Или ми се струва?
Снегът вали... В декора ненатрапчив
звъни една-едничка бяла струна.
Звъни. Не отзвънява. А разкошен
е споменът, към който се присягам...

Сгреших. Сега отгоре татко прошка
ми праща с този сняг.



MARZO

El cielo es lavado -  tan limpio 
como la  lágrima de un elfo 
entre el moho silvestre. 
El cielo es como ropa tendida en marzo, 
y ahí en lo alto, encima del firmamento,
Dios sueña que es un niño, se esconde 
y le busca como enfadada su madre María.
Se fija en nuestro reino terrenal
con mano en la cintura y cuenca a los pies.
Y por sus ojos se ilumina la tierra entera
y cada rincón de amor se llena.
Sonríe y se derrite la nieve...
Y veo a mi padre de rodillas
escribiendo una carta en la nieve para mi
y luego coge las primeras campanillas de invierno ...
Yo sé perfectamente que es imposible,
pero esta luz los ojos ciega ...
y oigo con la piel y no con el oído,
como crece una semilla dorada.
Bosteza y se rompe con un suspiro,
con un rayo de luz atado al cielo -
una patita verde sobre la tecla del piano. 


  
MAРТ

Небето е изпрано – толкоз чисто –
като сълза на елф сред горски мъх.
Небето е през март простряна риза
и там, високо горе, над простира,
сънува Господ, че е малък, крие се
и търси го, сърдита, уж, Мария.
Тя взира се във земното ни царство,
с ръка на кръста и с леген в нозете,
а от очите и земята светва цяла
и обич всяко ъгълче превзема.
Усмихва се, та чак снегът топи се...
И виждам татко, че е коленичил
писмо до мен върху снега дописва,
а после къса първите кокичета...
Прекрасно зная, че е невъзможно,
но тази светлина очите взема...
И чувам – не с ушите си, а с кожата,
как никне долу едно златно семенце.
Прозява се, разпуква се с въздишка,
с невидим лъч завързано с небето,
краче зелено спуска на клавиша. 


***

Entre estas tumbas, 
en esta costa de piedra,
me gustaría levantar 
una casa blanca.
Un puerto en el que, 
con las flotas destrozadas huiré
y un sueño en el que volver,
porque todos los capitanes,
sí, todos, 
habrán hecho de sus lonas
camisas saladas.
Y solo tú a mi lado quedarás
para poder 
como un descubridor antiguo
de tierra prometida, 
entrar en esta casa.
Moras rebeldes -
gitanas jóvenes felices,
madurarán en septiembre
en mi puerta...
Y se amarán - 
a pesar de la muerte los grillos,
llorarán de amor,
hasta que se convierta la costa
en un montículo en general  
hasta la colina de enfrente.


*

Сред тези гробници
на този каменен бряг,
бих искала да си издигна 
бяла къща.
Едно пристанище, в което
с разбитите флотилии ще бягам,
и сън един, във който да се връщам.
Защото всички капитани,
да, всички капитани
ще са направили  от своите платна
солени ризи.
А ти до мен
един единствен ще останеш,
за да можеш
подобно древен откривател
на обетовани земи
във къщата да влизаш.
Къпини непокорни -
щастливи млади циганки,
ще зреят през септември
край прага ми.
И ще се любят -
на пук на тази смърт
наоколо щурците!
Ще плачат от любов,
додето се превърне 
в могила обща 
чак отсреща хълма.




Elka Niagolova con el gran poeta ruso Evgenii Evtushenko en Rusia



Elka Niagolova recibe el gran premio con el nombre de Aleksandar Pushkin



Elka Niagolova con Fernando Sabido Sánchez compartiendo recitales de poesía en Croacia








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KHALIL MUTRAN [19.097]

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Khalil Mutran 

Khalil Mutran (Baalbek, Líbano, 1 de julio de 1872 - El Cairo, Egipto 30 de junio de 1949), (en árabe: خليل مطران , transliterado en otros idiomas como Jalil Mutran o Khalil Motran), apodado "El Poeta de los dos países" (Sha’ir al Qutrayn شاعر القطرين), fue un reconocido poeta en lengua árabe, de nacionalidad libanesa y egipcia. El profundo sentido de su poesía es una mezcla entre la tradición de la poesía árabe y los conceptos y estructuras de la poesía occidental, considerándosele estéticamente cercano al modernismo. También escribió libros de historia y tradujo obras literarias internacionales.

Motran defendió la modernización de la literatura y poesía árabe, y fue un pionero en la creación de nuevas tendencias de la poesía fuera de los patrones beduinos tradicionales. Reflejó los tiempos modernos sin comprometer la fuerza de la lengua ni sus expresiones. Fue políticamente nacionalista y participó en los movimientos que se orientaban hacia la independencia de los países árabes (panarabismo), primero frente al Imperio otomano y luego frente al colonialismo francés y británico.

Era hijo de Jalil Abdu Yusuf Mutran (pariente del pachá de Baalbek) y de Malaka Sabbag (procedente de una importante familia palestina de Haifa, su padre había sido consejero del pachá de San Juan de Acre durante el asedio napoleónico).

Estudió en la Escuela del Patriarcado de Beirut (una institución greco-católica). Sus profesores de lengua árabe y literatura árabes fueron los famosos hermanos Khalil Yazigi e Ibrahim Yazigi (Nasif al-Yaziji). En 1890 Mutran emigró a París, donde se influenció por la literatura francesa.

En 1892 se trasladó a Egipto, donde trabajó como periodista en el diario Al Ahram por muchos años. En 1900 publicó su propia revista Al Majalah Al Masriah (La revista de Egipto) y en 1903 el diario Al Jawaneb Al Masriah (Las fronteras de Egipto), desde los que defendió firmemente el movimiento nacionalista de Mustafa Kamil. Además de sus propios poemas, también publicó los de Mahmoud Sami el-Baroudi, importante poeta y político (rab alseif wel qalam رب السيف و القلم , "el señor de la espada y de la pluma"). Durante este período tradujo al árabe mucha literatura internacional, especialmente francesa (Corneille, Racine, Victor Hugo, Paul Bourget) además de varias obras de Shakespeare (no directamente del inglés, sino desde el francés). En 1924 realizó un largo viaje por Siria y Palestina, tras el cual se definió a sí mismo como "un poeta de los países árabes" (شاعر الأقطار العربية).

Intervino de una manera destacada en la vida económica egipcia, ocupando la secretaría de la patronal agraria y contribuyendo en 1920 a la fundación del Banco de Egipto (Banco Misr بنك مصر ). Tras la muerte de Ahmed Shawqi en 1932, lideró el grupo literario "Apolo". Tuvo gran influencia en la creación del Teatro Nacional de Egipto (Al-Firqa al-Qawmiyya), que dirigió desde 1935. Su papel en la cultura egipcia fue reconocido por el gobierno de ese país al incluirlo en las celebraciones de los grandes pensadores de Egipto junto a literatos como Taha Hussein y Hafez Ibrahim.

Obra y estilo

Una antología de sus poemas, el Diwan-al-Khalil fue publicada en cuatro volúmenes durante su vida (el primer volumen en 1908).

Su estilo influyó sobre otros poetas de su época, como Ibrahim Al Yazigi, Abo Shadi y los poetas árabes en el oeste.

Mutran fue un pionero de la modernización de la poesía y la prosa árabes. Sus poemas se caracterizan por una genuina expresión intrapersonal y una sensitiva resonancia musical. Su prosa se alejó de la composición tradicional para crear un nuevo tipo de cuentos árabes con el estilo de los tiempos modernos.

Después de iniciarse bajo el estilo de la poesía tradicional, con el que abarcó gran variedad de temas, sus poemas se centraron posteriormente en temas románticos llenos de imaginación. Además de los temas románticos, Motran aplicó su creatividad a la descripción de la naturaleza, mezclando sus sentimientos y su sensibilidad humanista en sus poemas.

Albert Hourani percibe en sus poemas cómo "las formas y el lenguaje tradicionales no se usan por sí mismos, sino para dar una precisa expresión a la realidad, sea en el mundo externo o en los sentimientos del autor".



Las pirámides

Erigió, levantó, construyó, consolidó
no en bien de la grandeza, ni tampoco en el suyo propio,
sino en aras de la misma tumba,
haciendo para ello esclavo a su pueblo coetáneo
y entregando a las cadenas a sus hijos
para darlos a sus enemigos el día de mañana.
Veo aquí mismo seres infinitos como granos de arena
demasiado numerosos para ser contados,
amarillo el rostro, húmedas las cejas,
como un forraje seco perlado de rocío,
corcovadas las espaldas, mudo el paso,
hormigas reptando, eternamente humilladas,
como mares confluyendo, como ríos divergiendo,
descendiendo, subiendo.
¿Es que todas estas almas que han de morir mañana mismo
edifican para un ser mortal un sepulcro sempiterno?
¡Ah de los difuntos! ¿No os ha hecho aguzar el oído
la voz del heraldo, que lanza su llamada una y otra vez?
¡Levantaos! ¡Contemplad a la plebe que os rodea
y pisotea cogotes de reyes disecados!
¡Levantaos! ¡Contemplad a vuestros enemigos
que ocupan vuestros lares
y gobiernan desde ellos, déspotas, todopoderosos!
¡En pie! ¡Contemplad vuestros cuerpos,
expuestos a la vista de todo aquel que guste de mirar!
Es la vuestra una resurrección en la que
cualquiera de nosotros, vaya o venga,
os pide cuentas de vuestras acciones ya pasadas.
No os libró que construyeseis alto,
que expoliaseis la tierra
o hicieseis esclavos a los reyes.
Más os valiera, en cambio, la buena memoria,
si hubierais humillado vuestra tumba a ras de tierra
y perseverado en el buen camino.
Yerra quien imagina que la tumba ha de serle fortaleza
y se protege de la muerte con la misma muerte.

Incluido en Treinta poemas árabes en su contexto (Ediciones Hiperión, Madrid, 2006, selec. y trad. de Jaime Sánchez Ratia).





Nero 

That people which bestowed victory upon Nero
is more deserving of shame than he.
What was that Nero whom they worshipped?
He was coarse and ignorant,
A dwarf whom they raised on hight.
They crawled before him and he grew in arrogance.
They glorified him and extended his shadow
untill it filled the earth with crime.
They gave him of their power, so he
became a tyrant over them, and worse.
The ruler oppresses only when he has no fear
of the ruled revolting.
Some denounce Nero, But I, the nation;
had it defied him, retreat would have been his lot.
every nation creates its own Nero,
be he called '' Caesar'' or '' Chosroes''. 





A Rose That Died 

O questing birds, what seek you in your wanderings?
They made answere:
We are the hopes of youth; and here our beloved
lived and suffered.
She was the rose in our garden, reigning
justly with the submission of all therein.
Yet all too soon we saw her fall from her throne,
then disappear.
And so you see us ever searching for some trace of her,
Or flocking where once she was wont to be. 

Khalil Mutran








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JOSÉ LUIS SAMPEDRO [19.098]

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José Luis Sampedro

José Luis Sampedro Sáez (Barcelona, 1 de febrero de 1917-Madrid, 8 de abril de 2013) fue un escritor, humanista y economista español que abogó por una economía «más humana, más solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos». En 2010 el Consejo de Ministros le otorgó la Orden de las Artes y las Letras de España por «su sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo». En 2011 se le concedió el Premio Nacional de las Letras Españolas.

Al año de nacer, su familia se trasladó a Tánger (Marruecos), donde vivió hasta los trece años. En 1936 fue movilizado por el ejército republicano en la Guerra Civil Española, combatiendo en un batallón anarquista. Pasa la guerra en Cataluña, Guadalajara y Huete (Cuenca). Acabada la guerra, fue de nuevo llamado a filas y sirvió en la guarnición de Melilla.

Tras obtener una plaza de funcionario de aduanas en Santander se traslada a Madrid, donde, en 1944, contrae matrimonio con Isabel Pellicer y realiza sus estudios universitarios de Ciencias Económicas, que finaliza en 1947 con Premio Extraordinario.

Comienza a trabajar en el Banco Exterior de España, además de dar clases en la universidad. En 1955 se convierte en catedrático de Estructura Económica por la Universidad Complutense de Madrid, puesto que ocupará hasta 1969, compaginándolo con diversos puestos en el Banco Exterior de España, alcanzando el nivel de subdirector general. Por entonces escribe Un sitio para vivir (teatro). Publica Realidad económica y análisis estructural y El futuro europeo de España.

Entre 1965 y 1966, ante las destituciones de los catedráticos en la universidad española Aranguren y Tierno Galván, decide hacerse profesor visitante en las universidades de Salford y Liverpool. Unido a ellos, junto con otros profesores, crean el Centro de Estudios e Investigaciones (CEISA), que sería cerrado por el Gobierno tres años después. En 1968 fue designado Ann Howard Shaw Lecturer en la universidad norteamericana Bryn Mawr College.

A su vuelta a España pide la excedencia en la Universidad Complutense y publica El caballo desnudo, una sátira que le permitirá desahogar sus frustraciones ante la situación del país. En 1976 vuelve al Banco Exterior de España como economista asesor. En 1977 fue nombrado senador por designación real, en las primeras Cortes democráticas, puesto que ocuparía hasta 1979.

En paralelo a su actividad profesional como economista, publica diversas novelas y tras su jubilación continúa dedicado a escribir, consiguiendo grandes éxitos con obras como Octubre, octubre, La sonrisa etrusca o La vieja sirena. Sus éxitos literarios coinciden con la trágica noticia de la muerte de su esposa, Isabel Pellicer, en 1986.

En 1990 fue nombrado miembro de la Real Academia Española, donde su heterodoxo discurso de ingreso, Desde la frontera, tiene mucho que ver con el tema de su obra La vieja sirena, publicada ese mismo año, considerada un canto a la vida, al amor y a la tolerancia.

Se casa en Alhama de Aragón (Zaragoza), en 2003, con la escritora, poetisa y traductora Olga Lucas. Desde hacía tiempo pasaba parte del año en Tenerife, una tierra cuyos símbolos, el drago y el Teide, le sirvieron para componer La senda del drago.

Ejerció su humanismo crítico acerca de la decadencia moral y social de Occidente, del neoliberalismo y las brutalidades del capitalismo. En referencia a esto, puso su grano de arena en las protestas en España de mayo de 2011 escribiendo el prólogo a la edición española del libro ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel.

Falleció el 8 de abril de 2013, en Madrid, a los 96 años de edad.

Distinciones

Sampedro fue presidente honorario no ejecutivo de la empresa Sintratel, junto con José Saramago. En 2008, fue condecorado con la Medalla de la Orden de Carlomagno del Principado de Andorra. En abril de 2009 fue investido como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Sevilla. El 2 de junio de 2010 se le concedió el XXIV Premio Internacional Menéndez Pelayo por sus «múltiples aportaciones al pensamiento humano» desde sus facetas de economista, escritor y profesor, recibiendo el galardón el 22 de julio de 2010.

El Consejo de Ministros de 12 de noviembre de 2010 le otorgó la Orden de las Artes y las Letras de España por «su sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo».
En 2011, recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas .

El 24 de mayo de 2012 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alcalá.





Los primeros coqueteos con la escritura se remontan a su infancia en Tánger donde con solo ocho años compuso los primeros versos, inspirados según él mismo ha recordado en la noticia de un robo:

“Vino la Guardia Civil
y se los llevó a los cuatro
a un huerto con perejil”.




Triunfo

Así quiero mi premio y mi victoria:
Que una tarde, al leerme,
necesites buscar entre las páginas
una rosa olvidada que no existe.
Y al no encontrarla, silenciosamente,
te asomes angustiada a la ciudad,
y veas por vez primera
que el acero y los hombres son ceniza.
Que la calle es un río de palabras marchitas.
Que siempre que se mira bien el mundo
se asiste al acabar de alguna cosa.
Y a pesar de todo,
muy en el fondo, inexplicablemente,
es hermoso ser hombre hacia la muerte.





CREDO PERSONAL 

Creo en la Vida, Madre Omnipotente,
Creadora de los cielos y de la tierra.
Creo en el Hombre, su hijo,
Concebido en creciente evolución,
Progresando a pesar de los Pilatos
Que inventaron sus dogmas reaccionarios
Para aplastar la Vida y sepultarla.
Pero la Vida siempre resucita
Y el Hombre sigue en marcha hacia el futuro.
Creo en los horizontes del Espíritu
Y en la energía cósmica del mundo,
Creo en la Humanidad siempre adelante,
Creo en la Vida perdurable.

Amén.





Sólo tengo la calle.
El asfalto. Los escaparates.
Espero en las esquinas
a nadie.

Sólo tengo los árboles.
Las nubes. Los estanques.
Paseo en los jardines
con nadie.

Sólo me queda el aire.
Los mapas. Las ciudades.
Escribo. Escribo cartas
a nadie.

Escribir es vivir (2005)




EN LA VIEJA SIRENA ... SI NUNCA DESPERTASTE EN SOBRESALTO FEBRIL..

 Si nunca despertaste en sobresalto
febril, precipitándote hacia el lado
vacío de tu lecho, tanteándolo
con manos que se obstinan vanamente
contra implacable ausencia.

    Si no sentiste entonces la muerte
desgarrándote en vida y agrandando
el vacío entre tus venas inflamado,
el vano apartamiento de tus muslos,
el ansia de tu sexo.

    Si no rompió tu voz ese gemido
que acuchilla la turbia madrugada...
es que en tu corazón no ardía la hoguera
que llamamos amor.

    En ella me consumo y es mi grito
tu nombre: a ti me abro en carne viva.
Mi piel muere en espera de la tuya,
mi sexo late con ansiosa boca
de pez en la agonía.

    Y al no llegar tus labios con tu bálsamo
ni el fuego sosegante de tu lengua
mi mano se fatiga inútilmente
en estéril caricia...

    Porque tan sólo tú tienes las alas
para el vuelo que mata y da la vida.


En La vieja sirena encontramos un relato repleto de magia y pasión, ambientado en la Alejandría del siglo III, donde se dan cita realidad y mitología. Surge así una novela que en el fondo gira en torno a dos de las grandes preocupaciones que siempre han guiado a la humanidad: el amor y el poder.




25 frases de José Luis Sampedro:


1.- Desde la infancia nos enseñan; primero a creer lo que nos dicen las autoridades, los curas, los padres... Y luego a razonar sobre lo que hemos creído. La libertad de pensamiento es al revés, lo primero es razonar y luego creeremos lo que nos ha parecido bien de lo que razonamos.

2.- El día que se nace uno se empieza un poco a morir. Estamos acostumbrados a ver la muerte como algo negativo, y yo estoy tan cerca que no puedo dejar de pensar en este asunto, pero pienso con alegría vital. Lo que no nos enseñan es que el día que se nace se empieza uno a morir, y la muerte nos acompaña cada día.

3.- Siempre tengo un cuaderno abierto, donde anoto lo que voy pensando, pero no lo hago a diario. No todos los días suceden cosas dignas de ser anotadas. Si fuerzas esa tarea y la haces con cotidianidad, te expones a escribir textos que no son importantes.

4.- No me interesa la felicidad y no creo que dependa de mayor o menor inteligencia. Pero desde luego no exigir demasiado hace más fácil llevarse bien con uno mismo, que es mi sustituto de la felicidad.

5.- Porque es tocando fondo, aunque sea en la amargura y la degradación, donde uno llega a saber quién es, y donde entonces empieza a pisar firme.

6.- Estamos en un momento en el que se está hablando de muchos problemas. Pues el más grave hoy es el Ministerio de Educación. Con sus recortes e insensibilidad se priva a los niños menos favorecidos de oportunidades, de horas de estudio, de clases, de aulas y profesores de apoyo. Se está castrando la inteligencia de esos chicos cerrándoles las puertas para el futuro mientras se favorece la enseñanza religiosa con dinero laico.

7.- Hay dos tipos de economistas: los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que trabajamos para hacer menos pobres a los pobres.

8.- Lo que más me ha impresionado de este siglo XX que finaliza es la estupidez y brutalidad humanas.

9.- Deberíamos vivir tantas veces como los árboles, que pasado un año malo echan nuevas hojas y vuelven a empezar.

10.- Siempre se puede, cuando se quiere.

11.- El tiempo es invencible porque él mismo se destruye a cada instante.

12.- La libertad es como una cometa. Vuela porque está atada.

13.- Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe.

14.- ¿La gente está loca? No, la gente está manipulada.


15.- Yo no digo que lo pasado sea lo mejor. Digo que el capitalismo en su momento fue naciente, pero ahora es insostenible. La mejor definición de su decadencia la dio Bush. Dijo: "He suspendido las reglas del mercado para salvar al mercado". Es decir, el mercado es incompatible con sus propias reglas.

16.- Es asombroso que la Humanidad todavía no sepa vivir en paz, que palabras como 'competitividad' sean las que mandan frente a palabras como 'convivencia'.

17.- Europa es como un jefe que nunca se pone al teléfono.


18.- El sistema ha organizado un casino para que ganen siempre los mismos.

19.- Nos educan para ser productores y consumidores, no para ser hombres libres.

20.- Uno escribe a base de ser un minero de si mismo.

21.- El tiempo no es oro; el tiempo es vida.

22.- Qué importa mi boca cerrada, ¡cuando piensas con el alma te oyen!

23.- La vida es una navegación difícil sin una buena brújula.

24.- El niño siempre anda buscando. Entonces, si no se siente buscado, por fuerza pensará que el mundo falla y le rechaza.

25.- La vida es un arder y el que no arde no vive






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SILENZA LIES [19.099]

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SILENZA LIES 


Poeta de Perú.




NIÑA INMORTAL

Recostaba la cabeza entre sueños
y me sabia inmortal.
Mis brazos  eran tenazas que abrazan el infierno
En mi cuerpo de niña
mis senos fértiles florecían escondidos
entre mis piernas peregrinas y  mi vagina pudorosa.
Brazos desarmados
tiempos de almohada tibia
niña inmortal
recostaba la cabeza entre sueños
que al crecer descubrí que no eran míos
nunca más míos

no lo serán




HERIDA INVISIBLE

Soy feliz cuando la sangre corre libre
presurosa, sinuosa, serpenteante
-desde una herida invisible-

Puedo verla recorrer entre los letreros fosforescentes
y los avisos luminosos de la noche
en calles de cuerpos anónimos y salvajes
que se prodigan en trozos desmembrados de las horas y los calendarios

Entonces apresuro el paso 
y miro  las calles, los cuerpos y los letreros
pienso que lo único real
ha muerto…
y entonces soy un globo sin mano de niño que lo ate a la Tierra
y me elevo sobre la noche
para siempre
para nunca
para nada
porque la herida invisible sigue siendo herida
aunque la noche haya dejado de ser noche
y los cuerpos se hayan vestido al amanecer
con nombres y retazos de conciencia que recogieron entre los restos de comida
y continúe siendo la misma de la noche anterior
en otra calle...
Y no haya aprendido la lección impartida por el tiempo.




AMOR ENFERMO

Si tal vez comprendieras que el universo arde en mis botones
y que la teoría del bing bang se comprueba cada segundo en mis ojos
solo tal vez comprendieras este amor enfermo
que se relame las heridas
que se lesiona genital y orgánico
que  se explaya en mis dedos y se bifurca en alguna calle desconocida
si comprendieras a las moscas  que giran sobre mi cuerpo esperando el momento ansiado de su muerte
solo tal vez comprenderías este amor enfermo
que se duele de ser silla, se de ser polvo, de ser mierda, de ser nada, de ser inútil en tus costillas
donde no  le aguarda la nada
si comprendieras cada uno de los pelos de mi gata gris
si escucharas cada uno de sus maullidos fálicos
solo tal vez comprendieras este amor enfermo que se relame el estiércol aderezado en  sus poros
donde tu cara es el póster que cuelga de la única pared decente de esta habitación
donde la luz solo llega para insultar las heridas de las tazas rotas  y  los restos de comida en mis senos.
si comprendieras al ser humano que yace en mí
mi locura entraría en razón
y desprendería de mi cuerpo como pétalos estás oscuras horas que transcurren sin ti
si comprendieras las hojas, el viento, el silencio, las heces fecales, las vaginas vorágines, los ebrios en las cantinas, las risas con dientes podridos, los estómagos vacíos, los llantos contenidos, las palomas en los parques, los penes ateridos, las sombras sin dueño, las manos desasidas
solo tal vez comprenderías este amor enfermo
que se relame las heridas.
Aquí estoy
siendo un sueño de carne y estiércol.

Me amas…me amas?




SEÑORITA MISERIA

Llega la noche
llega la noche
de otro viernes noctámbulo
de otro viernes noctámbulo
recorreré calles
hiriendo al deseo en su trompa
hiriendo al deseo en su trompa
desnudaré mi cuerpo debajo de manos desconocidas
desnudaré mi cuerpo debajo de manos desconocidas
despertaré en camas alquiladas
despertaré en camas alquiladas
envolviéndome en el excitante humo
negaré mi nombre dos tres cuatro…mil veces antes del amanecer
volveré a casa y dormiré
soñaré que todo fue un sueño
y el lunes me veré al espejo
dentro de  mi  rutina
pintaré mi cara de vida
y saldré a cumplir las horas establecidas
creeré que no he muerto
dejaré transcurrir las horas y los días sobre mi cuerpo
señorita miseria
Prenderé otro cigarrillo
Y pintaré mi cara de vida




VENGAN POR MIS HUESOS

Vengan por mis huesos
estoy descansando deliciosamente
como polvo sumergido
en las olas

Vengan por mí
dejé de amarme hace tiempo
no me declaren intrusa ni terrorista
solo estoy desamándome
y acomodando mis huesos
en el ataúd de la vida

Vengan por mí
mis caderas se mueven al son
del silencio
y soy solo un sueño amarillo
entre los dientes de un anciano
sentado a la mesa de una carretilla
vengan por mí
solo los estoy esperando no sé hacer otra cosa




ESTILO FÚNEBRE

Estilo fúnebre
¿Dónde estás?
Tibio e inerte
Dócil y apagado
Fuerza extraña
Mar abismo brutal
Piedras esferas de luz
Solísima, más cerca de lo que no soy
Las rodillas tiemblan
Sentada de perfil
En un sueño de niña me encuentro
Las paredes son de hielo
Y no puedo escapar porque no hay cárcel
Porque no hay puertas
Porque soy yo…
Todas las voces que pronunciaron mi nombre
Ahora están muertas.
A menudo me nacen laberintos  verdes
Estados catalépticos
No sé adónde se escondió la brújula
Encontrar mi centro azul
En este nido de avispas

(Señalo mi corazón)



FOREVER YOUNG

A orillas de tu impenetrable carne de zafiro
Existo…
Soy la carne  pútrea, soy la hiel terrestre
Soy el átomo efímero
Y tú la imperecedera forma habitable de todas la eras
Tú, fuego de sazón que relame la piel simétrica del vientre universo
y sacia su sed, sin apuro, sin nostalgia, sin dolor
Sin necesidad…
Y mi cuerpo escorpión va declinando en las horas, mientras el tuyo se regodea de  la formas en tu piel escarlata
En tu sonrisa carmesí
En tu callada palabra
En tus embriagadores ojos de primavera

Y mis huesos de otoño no resisten tu mirar y caen, van rodando por las calles en una danza bruja, fértil y bendita




VOLÁTIL DESEO

Estampados de lirios
Nuestros cuerpos
Profetizaban un sueño
Entre nuestras costillas de ébano el volátil deseo hechizaba la razón
En el castillo de tropeles
Mordía su lengua el viento
Y mis canaceres regurgitaban el incesto
Dormir…
Dormir…
Dormir…
-el cuerpo es solo un breve aletear-
Un eterno espasmo
…Y las vaginas orientales
En las risas de nuestro propio infierno
Hecho hueso
Hecho carne

Hecho voz




Extraña digestión

Me recuesto en la rutina /de las 24 horas
la cuchara penetra en mis cuencas y se sirve de mis ojos                                     
se marcha hacia la cocina… 

-me ofrezco en la mesa de la Nochebuena- 
dejo mi vientre abierto evaporándose en las certidumbres de mi nombre
de mi edad, de mi olfato, del color de mi piel, de reconocer mi izquierda y mi derecha sin titubeos

Mi cuerpo y la mesa
la mesa y mi cuerpo
las cucharas y mi cuerpo
mi cuerpo y las cucharas
los platos y mi cuerpo 
mi cuerpo y los platos
los invitados y mi cuerpo 
mi cuerpo y los invitados
-extraña digestión entre mesas, platos y cucharas- 
entre dientes, molares, bolo alimenticio, incisivos, salivación, esófago, intestino delgado serpenteante e intestino grueso voraz, un duodeno lastimado y un ano falaz.  

Se sirven de mi cuerpo los invitados de la Nochebuena, entre cordiales y prolongados saludos devoran cabizbajos los dedos, las rodillas,  las alegrías, los temblores y las primeras emociones; se sacan con los dedos los restos de carne de sus dientes, eructan, se desean feliz Nochebuena y luego, se marchan. 

Los ojos retornan a mis cuencas y me escondo para renovarme cada noche en la cena de mi cuerpo.    




Una mujer recostada en la cama mira 
a su amante y dice:

Una mujer recostada en la cama mira a su amante y dice:
Solo son manos
     Solo son pies
          Solo es una boca
               Solo es un beso
                       Y por qué muero

Solo es tu abdomen pérfido
Solo es tu columna cimbreante
Y mis innobles ganas las que nos empujan a este encuentro

Solo somos dos  cuerpos y por qué te extraño
Pienso en tus intestinos
En tu hígado
En tus venas y articulaciones
Tus pulmones inflamándose una y otra vez, cada vez más rápido
Pienso en tus uñas, en tus cabellos, en tus pestañas
En tu iris, en tus párpados,
Pienso en tus púpilas dilatándose
Hasta ser agujeros negros en mis deseos
Pienso en tu digestión
En tus molares destruyendo mis  palabras cuando  entran en tu boca
Pienso en tu sudor evaporándose en la habitación junto a mis sueños

Pienso en tus zapatos que se llevarán tus pasos
 En tus pasadores abrazándose como amantes
Y quiero unirme a ellos para no sentir  frío
Pienso en tu ropa, pero, más en tu cuerpo aunque entre ambos no exista ya diferencia
Eres solo el cuerpo que se irá cuando termine de vestirse
Y me pregunto por qué muero

Por qué te extraño





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GUILLERMO PIZARRO VEGA [19.100]

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GUILLERMO PIZARRO VEGA

Nació en Ovalle (Chile) en 1948 - Falleció en Ovalle, el 30 de Agosto 2016. Dibujante Técnico; artista plástico, investigador de historia regional, poeta. Colaboró con el Suplemento La Hoja Literaria, del diario La Provincia (1985 a 1989). Autor de los libros: Familias Fundadoras del Limarí (1997); Formación de la Sociedad Ovallina (1999); El Valle del Limarí y sus Pueblos (2001); La Villa San Antonio del Mar de Barraza (2005), entre otros. Numerario del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas. Su obra poética aparece en “El Burro del Diablo, Arqueo de la poesía contemporánea de la Región de Coquimbo". En el prólogo del texto denominado: “Toponimia Indígena del Limari" señala y demuestra muchos de sus intereses patrimoniales y literarios, que lo hacían un intelectual imprescindible en los debates y seminarios del Norte Chileno.
[Por Arturo Volantines] 




Barraza

El viento de la tarde adormece la lejanía gris de los árboles,
Y un aleteo lejano de pájaros encumbra sus sueños de playas;
El paisaje es el de siempre: la desnuda primavera de verdes,
La longitud creciente de las impenitentes sombras,
Y un peregrinar eterno de voces tras los muros derruidos.

Hay que poner atento el oído, viajero del tiempo.
Esperar paciente la música silente de las caídas hojas,
Y cuando la quebrada tarde se marche tras los eternos cerros,
Mirar en el espejo del río la danza de plata que nos habla,
Y ver ahí... la nuestra historia, que pasa fugaz por sus márgenes.

Y de nuevo sentir en la cara el aroma dulce de los álamos,
El calor que nos sube ascendiendo de la tierra amada
Hasta cubrir de verdad y nostalgia los rincones del alma;
Y dejar después nuestros pasos libres...dejar que sean ellos avances
Para que en la página azul del agua se vuelvan a escribir nuestros nombres.



San Julián

San Julián de los vientos,
De recodos y nudos te vistes
Y luego te escondes tras las sombras de los árboles.
Más pronto te estiras como una serpiente perezosa
Y sales a tomar el dorado sol que te abriga la esperanza.

San Julián de los pesares,
Tu historia duerme colgada en los perennes cactus;
Esperando ser contada desde el nudo del silencio.
Silba aún el látigo en la penumbra de los tiempos
Cuando la noche trae un lamento desde los álamos,
Y una joven novia llora pintada de luna.

San Julián de los brujos y el encanto,
Cuánta leyenda guardas en tus arcas profundas
Y no hay testigos sino susurros que nos hablan.
Vuelan aves negras graznando al viento
Y el cielo se puebla de mensajeros del pasado
Así, hasta mañana cuando volvamos a vernos.

San Julián de los recuerdos,
De los idilios que esperaron arrobados tras las puertas
Cuando la noche fuera cómplice de secretas alianzas.
Y hoy, cuando salga la luna tras los silentes cerros,
Volverán translúcidos los amantes prohibidos,
Y una carroza tirada por dos caballos blancos
Irá dejando una estela de sueños por tus caminos desiertos.




La trampa del espejo

El espejo me devuelve una imagen quebrada,
Los reflejos me ciegan entrecruzándose
Cambiando los colores y luces como una caja de sorpresas,
Y como si nada...
Flotando desnuda aparece una mariposa encantada;
Una translúcida pompa inocente que se esfuma
Agitando sus falsas alas en el hueco del alma.

¿Cómo poder atrapar el eco azul del viento?
¿Cómo asir la sombra gris de un sueño?
Se derrama floreciendo una espuma de nieve
Y un arcoiris se desliza oscilando...trémulo
Como un solitario y lejano barco de flores.

Los pañuelos de colores juegan entrelazándose en
Una orgía cromática,
Desplegándose como una cascada,
Una dorada luz otoñal
Que quiebra con sus haces la sombra
Vil de la desesperanza,
Y antes que pueda recuperarme,
Como un desilusionante fin de cinema,
El prestidigitador guarda
La miel de su magia y se marcha.









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RIA MASAE [19.101]

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RIA MASAE

Ria Masae, nació en Nueva Zelanda y se crió en Samoa, con una pizca de sangre china. Estudiante del BCA (Bachelor in Computer Application) en el Manukau Institute of Technology en Auckland. Masae Ganó en 2015 el premio New Voices: Emerging Poets Competition, y en 2016 el Cooney Insurance Short Story Competition. Hay contribuido con trabajos en publicaciones de Australia y Nueva Zelanda, incluyendo Landfall (#230, 2015); Otoliths (#36, 2015); y Blackmail Press (#37, 2014). Ria Masae disfruta siendo miembro del Colectivo de Poetas del Sur de Auckland, cuyo trabajo incluye facilitar talleres de poesía para organizaciones y escuelas.



Dossier de poesía actual de Nueva Zelanda, preparado y traducido por Andrea Rivas. 
http://circulodepoesia.com/2016/09/poesia-de-nueva-zelanda-ria-masae/


Noughts and Crosses[1]

Adán
Nunca fui tu anochecer en Eva.
Tus costillas patriarcales
construyeron la caja de mi pecho
pero el tambor de mis latidos
siempre ha sido mi propio himno.

Dios
nunca fui tu caída.
Tus viejos testamentos
no conocían razón para ser
tallados como profecías en piedra
en los pozos de mis palmas.

Demonios
nunca fui su campo de batalla.
Así que tiré mi espada y escudo
y me arrodillé con el círculo
de su Legión
con corazón y brazos abiertos.

Porque pertenezco entera.
Pertenezco preciosa.
Pertenezco viva.
Pertenezco.

Siempre lo he hecho.




Apretando arena

Mis pies se hunden en la arena
mientras vago a través de las costas curtidas
del pueblo de mi abuela en Samoa.
Las olas no se precipitan a saludarme
he estado fuera demasiado tiempo y
este pedazo del Océano Pacífico
no olvida fácilmente.

Me detengo y miro hacia el mar
prístino como en los folletos de viajes
no hay necesidad de Photoshop
no hay planes de desarrollo del gobierno
no hay colonización

Cierro los ojos y espero

El viento mensajero sopla
saladas palabras en mis oídos –
Puede que hayas tomado tu primer respiro
en la fauna de mi gente, Aotearoa
pero has descuidado el ombligo de las arenas y las aguas
donde la génesis de tu
existencia tiene sus raíces.
La brisa fresca me deja entonces
para ser golpeada por los rayos del sol.

No me percaté de que apretaba la arena
hasta que sentí los granos de seda regándose desde
el espacio[2] entre mis dedos;

granos de anhelos pasados
deslizándose hacia un pasado perdido.



Moviéndonos aún

Nos mareamos hasta las náuseas en las
ruedas de la calamidad
vuelta tras vuelta tras vuelta
hay gula en nuestra adicción al sufrimiento.
Nos lavaron el cerebro para creer
que la salvación explota solo desde el caos
-La belleza salpicó del Big Bang.

Pero yo he encontrado
que la lucha perpetua solo crece
un corazón en las piedras
desde donde no puedo
probar los colores de esta tierra
o escuchar las contracciones de mi pulso
o ver palabras danzar en una voz
o aspirar el crepitar de un volcán apasionado
o sentir el alba de pertenecer…

solo un bulto irregular y quieto
sólo
en una pradera de suspiros.


Notas de la traductora

[1] El título refiere al juego de “gato” o “Tres en raya”.

[2] El verso original no utiliza la palabra “space” sino “Va”. El concepto de “Va” es un concepto existente en la cultura samoana, pero también en la maorí y japonesa ―donde es llamado wa―. Va es el espacio en medio, la intermediación, no espacio vacío, no espacio que separa, sino espacio que relaciona, que mantiene entidades y cosas unidas en la Unidad-que-es-Todo, el espacio que es el contexto, dando significado a las cosas. Los significados cambian cuando la relación/contexto cambia”.



Ria Masae 

New Zealand 

Mere & Child - Penny Howard 
I am a New Zealand born and raised Samoan, with a smidgen of Chinese blood. I was born a Central Auckland girl and vow (half-heartedly) to die a Central old lady. Last year I completed a Bachelor of Arts degree at the University of Auckland. Currently, I am in my second year at MIT (Manukau Institute of Technology) studying towards a Bachelor of Creative Writing degree. I favour prose writing as I want to publish a novel one day, but enjoy poetry as another creative outlet. 


Cross Religions 

He spits at the idol feet of Jesus 
and sleeps on the cathedral steps 
waiting for God to come 
and answer him Face-to-face 
cos he ain't got time for go-between mediators 
he wants to hear from the Horse's mouth 
why only the Devil's drink can burn his pain 
in his darkest hours. 
The priest told him 
he must pray to Jesus for salvation. 
He replied with a grubby middle finger, 
'I shit on your thou art thou! 
I'd rather fly to the heavens 
on Zeus' winged stallion 
to wrestle my answer from Yahweh, 
than ride economy-class 
on Mr. J's damn ass!' 


Just Another Haiku 

The Brown Paper Bag 
Kid, inhaled deeply to make 
life worthy again. 



The Artistry Effect 

The weaver proceeds 
with skill and care 
to weave a fine cloak 
of communities - of life. 

The artist carving a tree 
follows the grain 
in harmony 
with its natural character. 

These significant spells 
of kinship with all creatures 
seen as living 
in the carving or cloak. 

We cannot simply 
govern the process 
of the artist - 

what criterion we might use for 'worthiness'. 

We cannot choose 
what is going to reflect 
someone's essence. 

Look once more 
at the uses 
we might make 
of enhancing value. 

What is of importance 
is the idea 
in the abstract - 
in the impossible. 


VINYL SUNDAYS

A-Track

We genuflect.
Men dressed by their wives in their Sunday best
kneel on planks of uncross.
Women pass over bread to their children
to deposit in pass-around plate
for confessional clean slate.

Samoan choir sing praises to Jewish mythology.
Tangaloa spits an eye for an eye at our irreverence
He laughs, foreseeing
my first taste of dipsomania lust
is sipping the blood of Keriso.



B-Side

After church
men smoke rollies in the carpark  
their backs to the ‘No Smoking’ sign.
Women with backstabbing eyes
smile neon lipsticks
as if painted jujus can mask bullkaka.

I only sing at night because La envies me.
Once, it growled, Suga, stop stepping on my dick!
and tried to burn my voice.
My hymns now flicker
along Masina whispers.

Published in 'Ika 4' 2016



GRIPPING SAND

My feet sink into the sand
as I tramp across the tanned shores
of my grandmother’s village in Samoa.
Waves do not rush in to greet me
I have been away too long and
this slice of the Pacific Ocean
does not easily forget.

I stop and look out into the sea
pristine as the travel brochures portray
            no need for Photoshop
            no government development plans
            no colonisation

I close my eyes and wait...

The messenger wind breezes
salty words into my ears -
            You may have taken your first breath
            on the fanua of my kin, Aotearoa
            but you have neglected the umbilicus sands and waters
            where the kenese of your
            existence is rooted.
The cool breeze leaves me then
to be beaten by the sun’s rays.

I did not notice I was gripping the sand
until I felt silk granules spill from
the Va between my toes;
grains of  late yearning
slipping into a lost past.

Published in 'Ika 4' in May 2016



A Great Grand-daughter's Quest: Part II

Part II - Flights of Fantasy

The Time Traveller
packs her notebook and sharp-eyed pencil
into her siapo knapsack
for she is venturing on a quest
through three flights of history
in search of the noble slave
that is her great-grandfather.
She walks over “POWER”
stenciled in threshold light
out towards the wharf.


I

To secure passage on a mirror ship
sailing across milk glass in hexagon light
the Traveller slips into the shipmaster’s coat
a long-haired beauty
swaying her hips to horny sailors
from a Grimshaw tooth
- there are no milking maids
sitting on whale chairs aboard.

After twenty days and twenty nights
at sea, a boy lookout
spies Godwits puppet-strung in flight.


II

The ship lands on the island
from the Traveller’s dream.
She hacks through a forest of
goliath kauri clovers
that cough up gums of spun amber hair.
A palm sunset mutes light on funeral flowers
under a spider caught in its own clay web.
She comes to a graveyard
and shreds shark teeth across the cheeks
of a ghostly schoolmaster
demanding silence from singing dead children.
A spiral ammonite trumpets the apocalypse.

She runs!

Her pores crying sweat
she halts at a clearing
three oracles assembled in a circle.
The Traveller asks the lizard,
“Please, your Wiseness, where do I go from here?”
The four-legged serpent
tongues a forked silence in the air
its third eye senses light
but cannot see.
The lass moves on
to the wise man of the East
but an Imperial race have tainted him
with toga laws -
halo fractured; enlightenment shadowed.
The girl, feeling hopeful and hopeless
steps in front of forget-me-never eyes
a serpent trunk snorts across the Traveller’s forehead
“To me, you should have come first”
with that, the Traveller falls to the ground
from the elephant’s arsenic touch. 


III

The Traveller awakens
under a 3-D gateway carved in
700 AD Polynesian patterns.
Dragon-face turtles
swim in black pillar fires
that stand at the entrance
of a confectionary castle.
A butterfly lingers
as the Traveller beats the orient-dog handle
against the rootless tree door.

The Time Traveller steps
inside the whale jaw.
A giant’s kava bowl
floats over a dinosaur table
and welcomes manuia - drink to the skies!
while ivory royals slice a Sunday roast.
She nods at a Maori elder
backed onto a sacrilegious chair
that seated white cushions,
and side-steps
electric branches drooped over a torture chair           
beside a cylinder sink that drains blood and spit.

Up the labyrinth staircase she climbs
then tiptoes through a long dead hall
along the walls, a
cross bleeds poppies
photo faces gaze across at their fallen names
“Let these panels never be filled”…Amene.

At last, the Time Traveller
reaches the doorway to her
mother-island’s entangled histories.
A voice in native language orates memories
but she is drawn to the glass coffins
containing life in past images and words.
                        Indentured labourer great-grandfather
                        is that your solemn Chinese face in the photo?
                        are you one of the field faces hidden under those cone hats?
                        is that your bent back clawing the plantation soil?

Her quest has come to nought
for she cannot tell.  

First published in 'Snorkel #22' in January 2016










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DINO FRESCOBALDI [19.102]

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Dino Frescobaldi

Dino Frescobaldi (Florencia, 1271 - 1316, aproximadamente) fue un poeta italiano.

De carácter, muy parecido a Dante Alighieri, es considerado uno de los mayores exponentes de stilnovisti: ha sido mencionado y elogiado por Pietro Bembo y Boccaccio como muy famoso poeta stilnovisti. Hijo de Messer Lambertuccio Frescobaldi, descendiente de la familia rica florentina Frescobaldi (ocupada en el comercio).

Siendo muy apreciado por sus contemporáneos, sus sonetos y sus canciones han estado circulando en gran número.

Dino Frescobaldi fue el padre del poeta Matteo Frescobaldi.



En el lugar donde brilla la estrella

En el lugar donde brilla la estrella
que con su luz renueva los deseos,
se halla la floresta de los mártires
de quienes Amor me habla sin cesar.

Allí se hizo a mi mente esclava,
allí conviene que mire mi luz,
allí sacó mis suspiros miedosos
esta despiadada joven hermosa.

Piedad no encuentra allí a su señora,
ni humildad se librará de desdén,
si el tormento no produce la muerte.

De nada vale ya pedir socorro
a la que para mí busca martirios,
mostrando que eso poco le importa.

Incluido en Antología esencial de la poesía italiana (Editorial Espasa Calpe, Madrid, 1999, selecc. de Antonio Colinas, trad. de Carlos Alvar).




Es ésta la joven por amor guiada

Es ésta la joven por amor guiada,
que entra por la vista a cuantos la ven;
ésta es la dama llena de mercedes,
en quien se asientan todas las virtudes.

Sonriente le viene Amor delante
mostrándole el alto puesto que ocupa;
cuando llega a donde Humildad la llama,
parece que ella mata a los vicios.

Cuando Amor la induce a saludar,
honestamente mueve la mirada:
produce el deseo que al alma habla.

Su luz sólo va adonde hay nobleza
y sus contrarios se alejan huyendo
lejos de esta joven hermosa y bella.

Incluido en Antología esencial de la poesía italiana (Editorial Espasa Calpe, Madrid, 1999, selecc. de Antonio Colinas, varios trad.).




Dino Frescobaldi
Canzoni e sonetti


Edizione di riferimento
La poesia lirica del Duecento, UTET, Torino 1968
I poeti del «dolce stil novo» a cura di Carlo Salinari, classici TEA, Milano 1998


I

Quest’è la giovanetta ch’Amor guida,

ch’entra per li occhi a ciascun che la vede;
quest’è la donna piena di merzede,
in cui ogne vertù bella si fida.
Vielle dinanzi Amor, che par che rida,

mostrando ’l gran valor dov’ella siede;
e quando giunge ov’umiltà la chiede,
par che per lei ogni vizio s’uccida.
E quando a salutar Amor la ’nduce,

onestamente li occhi move alquanto,
che danno quel disio che ci favella.
Sol dov’è nobilta gira sua luce,

el su’ contraro fuggendo altrettanto,
questa pietosa giovanetta bella.


II

Un’alta stella di nova bellezza,

che del sol ci to’ l’ombra la sua luce,
nel ciel d’Amor di tanta virtù luce,
che m’innamora de la sua chiarezza.
E poi si trova di tanta ferezza,

vedendo come nel cor mi traluce,
c’ha preso, con que’ raggi ch’ella ’nduce,
nel fermamento la maggior altezza.
E come donna questa nova stella

sembianti fa che ’l mi’ viver le spiace
e per disdegno cotanto è salita.
Amor, che ne la mente mi favella,

del lume di costei saette face
e segno fa de la mia poca vita.


III

Per tanto pianger quanto li occhi fanno,

lasso!, faranno l’altra gente accorta
dell’aspra pena che lo mi’ cor porta
d’i rëi colpi che fedito l’hanno.
Ch’e’ mie’ dolenti spiriti, che vanno

pietà caendo, che per loro è morta,
fuor de la labbia sbigottita e smorta
partirsi vinti, e ritornar non sanno.
Quest’è quel pianto che fa li occhi tristi

e la mia mente paurosa e vile
per la pietà che di se stessa prende.
Oi spïetata saetta e sottile,

che per mezzo del fianco il cor m’apristi,
com’è ben morto chi ’l tu’ colpo attende!


IV

No spero di trovar giammai pietate

negli occhi di costei, tant’è leggiadra.
Questa si fece per me sottil ladra,
ché ’l cor mi tolse in sua giovane etate.
Trasse Amor poi di sua nova biltate

fere saette in disdegnosa quadra
dice la mente, che non è bugiadra,
che per mezzo del fianco son passate.
I’ non ritrovo lor, ma ’l colpo aperto,

con una boce che sovente grida:
«Merzé, donna crudel, giovane e bella!»
Amor mi dice, che per lei favella:

«Novo tormento conven che t’uccida,
poi non se’ morto per quel c’hai soferto».


V

Donna, dagli occhi tuoi par che si mova

un lume che mi passa entro la mente:
e quando egli è con lei, par che sovente
si metta nel disio ched e’ sì trova.
Di lui v’appare una figura nova

che si fa loba e trovasi possente,
e segnoria vi ten sì aspramente,
ch’ogni ferezza al cor par che vi piova.
Pietà non v’è né mercé né calere,

per che si fa crudel com’ella puote
e disdegnosa della vita mia.
Li spirti, che nol posson sofferire,

ciascun si tien d’aver maggior virtute
qual può dinanz’a le’ partirsi via.


VI

Amor, se tu se’ vago di costei,

tu segui ben la più diritta via:
ché sol per acquistar sua segnoria
ti fa’ crudel vie più ch’i’ non vorrei.
E poi, s’i’ veggio te venir con lei,

tu apri tosto un arco di Soria,
e per la fine della vita mia
ti metti a saettar per li occhi miei.
Queste saette giungor di tal forza,

che par ch’ogni mi’ spirito si doglia,
cotanto trae diritto, presto e forte.
Così di quell’ onde ’l disio mi sforza,

mi conven sofferir contra mia voglia,
tremando per paura de la morte.


VII

Tanta è l’angoscia ch’i’ nel cor mi trovo,

donde la mente tremando sospira,
che spesse volte in sul penser mi tira,
nel qual pensando assa’ lagrime piovo.

Ché quell’aversità ch’i’ allor movo
mi mostra il tempo ove morte gira,
e la vertù che la vita disira
veggio distrugger co’ martir ch’i’ provo.

Questi martiri, che nel cor passaro,
provando lor virtù naturalmente,
venner di tanta forza e sì possente,
che li miei spiriti tutti tremaro;

po’ non sostenner, ché m’abandonaro,
lasso!, fuggendo sbigottitamente.


VIII

Poscia ch’io veggio l’anima partita

di ciascheuna dolorosa asprezza,
dirò come la mia nova vaghezza
mi tiene in dolce e in soave vita.
Ché per lei m’è nella mente salita

una donna di gaia giovanezza,
che luce il lume della sua bellezza
come stella dïana o margherita.
Questa mi pon co le suo man nel core

un gentiletto spirito soave,
che piglia poi la segnoria d’Amore.
Questo ha d’ogni mi’ spirito la chiave,

accompagnato di tanto valore,
che star non pò con lui spirito grave.


IX

Questa altissima stella, che si vede

col su’ bel lume, ma’ non m’abbandona:
costei mi die’ chi del su’ ciel mi dona
quanto di grazia ’l mi’ ’ntelletto chiede.
E ’l novo dardo che ’n questa man siede

porta dolcezza a chi di me ragiona:
in altra guis’amor sa che persona
non fedì mai né fedirà né fiede.
Per ché merzé aver così mi piace

con questa nuova leggiadria ch’i’ porto,
dove mai crudeltà neuna giace.
Entro ’n quel punto’ogni vizio fu morto

ch’io tolsi lume di cotanta pace,
ed amor sa, chéd io ’l ne feci accorto.


X

In quella parte ove luce la stella

che del su’ lume dà novi disiri
si trova la foresta de’ martiri
di cui Amor cotanto mi favella.
Quivi fu la mia mente fatt’ancella,

quivi conven che la mia luce miri,
quivi trae fuor di paura sospiri
questa spietata giovanetta bella.
Pietà non vi si truova segnoria

né umiltà contra disdegno sale,
se del tormento morte non si cria.
Chiamar soccorso di merzé non vale

a questa che martiri per me tria,
mostrando che di ciò poco le cale.


XI

Deh, giovanetta! de’ begli occhi tuoi,

che mostran pace ovunque tu li giri,
come può far Amor criar martiri
sì dispietati ch’uccidan altrui?
Come che v’entri prima, e’ n’esce poi

coperto, ch’uom non è che fiso ’l miri;
di saette fasciato e di sospiri,
il cuor mi taglia co’ riei colpi suoi.
L’anima fugge, però che non crede

che nel gravoso mal ched i’ sostegno
aggi’ alcuna speranza di merzede.
Vedi a che disperato punto i’ vegno!

Ch’i’ son colui che la sua morte vede,
nata di crudeltà e di disdegno.


XII

Giovane, che così leggiadramente

mi fai di te sì ragionar d’amore,
tanto mi piace ’l tu’ gentil valore
quant’e’ mi par d’ogn’altro più possente:
ché, imaginando tua beltà sovente,

nel tempo ch’ogni mia pesanza more,
tu pigli tanta segnoria nel core,
che tu ne fai maravigliar la mente;
poi vi riposi, così come quella

che truova ferma ne la sua vaghezza
ciascuna parte nella mia persona.
Dicemi Amor: — Questa giovane bella

ti segnoreggia con tanta pianezza,
ch’ogni grave tormento t’abandona —.


XIII

La foga di quell’arco, che s’aperse

per questa donna co le man d’Amore,
si chiuse poi, ond’ io sento nel core
fitto un quadrello che Morte i scoperse:
per che di fuor la mia labbia coperse

d’oscura qualità, sì che’l dolore
si mostra ben quant’è, nel mi’ colore,
e che, giugnendo, l’anima soferse.
Ne la presta percossa di costui,

che fece allore la mente tremare,
la sconsolata fu d’angoscia involta:
come dirittamente vide trare

quel che piangendo mi consuma poi,
e volle che Pietà le fosse tolta!


XIV

Quant’e’ nel meo lamentar sento doglia

e pena molt’altrove!
Tanta, ch’io non so dove
i’ offendesse Amore, che ’l mi face.
Ancor che sua potenza a molti doglia,
i’ son quelli in cu’ piove
fere gravezze e nove,
ch’ogni pesanza in loro esser li piace.
E quel disio de l’amorosa voglia
ch’i’ porto non si move!
Dunque, le dure prove
d’Amor mi tolgon molt’ond’i’ ho pace:
ché de la mente non più ch’ella soglia
Morte mi si rimove,
la qual mia vita smove
d’ogni valor, ché lei strugg’e disface.
I’ ho per lei nel cor tanta paura

e tant’angoscia e sì grave dolore,
che la sua potestate
m’ha tolta libertate
di vedere ove la mia donna sia.
E qual de li miei spiriti la dura,
e qual per troppa gravitate more
in questa nimistate,
e qual per sua viltate
esce di me: per campar fugge via.


XV

L’alma mia trist’è seguitando ’l core

in biasimare Amore,
sforzandosi di dir la pena mia:
com’i’ son fora uscito di valore,
[merzé di quel sign]ore,
per cui servir par ched i’ nato sia;
e com’ la mente sospirando more,
vedendosi disnore
d’aver voluta mai sua compagnia.
Questo mi fa perch’i’ ’l chiamo signore
e voglio servidore
esser di lui ovunque il cor disia.
Omai vedete s’egli è cos’altera
e s’egli è cosa da sperare in lui,
e s’egli è cosa ch’abbia in sé virtute!
Io credo questo, sì come colui
che l’ha provato: ch’e’ vol sua salute
crudelemente inver’ di lui sia fera.


XVI

Poscia che dir conviemmi ciò ch’io sento

e ch’io sostegno faticosamente
per la vita dolente
che piangendo a la morte mi conduce,
qual sia e quanto il mio crudel tormento,
dirollo a voi, mia donna, solamente,
cui paurosamente
guardar disio: ch’e’ negli occhi mi luce!
Se questa doglia ch’a parlar m’induce
può sostener che non mi uccida in tanto,
comincerò ’l mio pianto:
ché so che l’ascoltar vi fia soave
udendo quel ch’Amor per voi mi face,
se non vi fosse grave
la fine, ov’io attendo d’aver pace.
Io sento piover nella mente mia

Amor quelle bellezze che ’n voi vede,
e ’l disio, che vi siede,
crescer martiri con la sua vaghezza;
ché, conoscendo che bellezza sia,
e’ s’innamora, che piacervi crede:
così nella sua fede
lo ’nganna Amore e la vostra ferezza!
Ché s’e’ ’l penser vi tragge, a mia gravezza,
questo move il dolor che vi contenta;
e sed e’ fior m’allenta
(non perch’i’ ’l senta, onde poco mi vale),
voi disdegnate, sì ch’Amor vi guata,
a cui tanto ne cale,
che mai non posa sì v’ha consolata.
Il consolar ch’e’ fa la vostra vista

è che per mezzo il fianco m’apre e fende,
e quivi tanto attende
che ’l cuor convien che rimanga scoperto;
poi si dilunga, ch’e’ valore acquista:
gridando forte un suo dur’arco ’ntende
e la saetta prende,
talché d’uccidermi e’ cred’esser certo;
ed apre verso questo fianco aperto,
dicendo: — Fuggi! — all’anima, — ché sai
che campar nol potrai —.
Ma ella attende il suo crudel fedire,
e fascia il cuor nel punto ch’e’ saetta,
di quel forte disire
cui non uccide colpo di saetta.
Poi che nel cuor la percossa m’è giunta,

ed io rimango così nella vita
com’uom da cui partita
fosse ogn’altra vertù forte e sicura,
perché dinanzi a l’affilata punta,
credendo ch’allor sia la mia finita,
ciascuna s’è fuggita:
così facesse quella ch’ancor dura!
La qual di me altressì poco cura
in consumarmi quanto faccia Amore:
ché per lo suo valore
i’ posso dir ched io or non sia morto,
che sarei fuor del male ch’io sostegno,
dove m’è fatto torto,
ché l’umiltà vi fa crescer disdegno.
Dunque, se l’aspro spirito che guida

questa spietata guerra e faticosa
vi vede disdegnosa
di quanto cheggio per aver diletto,
come così nella morte si fida?
La quale esser non può tanto gravosa,
se la vita è noiosa,
che non sia pace: ed io così l’aspetto.
Se ascolterete, nel vostro ’ntelletto
voi udirete, che sentir mi pare,
una voce chiamare
che parla con pietà, vint’e tremando,
e viene a voi per pace di colui
che la morte aspettando
vede la fine de’ martiri sui.


XVII

Per gir verso la spera, la finice

si scalda sì, che poi accende fiamma
in loco ov’ella infiamma,
sì che Natura vince vita allora.
Così per ver, ché ’l meo pensier lo dice,
mi mena Amor verso sì fatta fiamma,
che ’l cor già se ne ’nfiamma,
tanto che Morte lui prende e colora
de lo su’ frutt’ altero ch’innamora.
Tant’ è cocente, che chi ’l sente chiaro
trova radice d’ogne stato amaro.
Egli ’l mi par sentir già nella mente

venuto per vertù d’est’ ugelletta,
la quale uom non alletta
né altro, fuor ch’Amor, che·llei ’ntenda.
Ferr’ ha spicciato sì, possibilmente,
che, dentro stando, tempera saetta,
onde poi insaetta
le mie vertù, sì che ’l martìr m’aprenda.
Ed io, che temo nel finir m’offenda,
chero Pietate al cui richiamo i’ sono,
ed a costei nel mi’ finir perdono.

Di ciò che la mia vita è nimistate,

lo su’ bello sdegnar qual vuol la mira,
priegol, poi che mi tira
in su la morte, che mi renda pace:
ché mi mostra un pensier molte fïate,
il qual d’ogni altro più di dolor gira,
com’ io le sono in ira,
sì che tremando pianger me ne face.
Lo spirito d’amor che nel cor giace,
per cunfortarmi mi dice: «Tu déi
amar la morte per piacer di lei».

Allor ch’i’ odo che per su’ diletto

e’ mi convien provar quel falso punto
ov’ i’ son quasi giunto,
sì che mi mostra un doloroso affanno,
dico che mosse fuor del su’ ’ntelletto
l’ardente lancia che m’ha così punto
dritto nel fianco appunto
ed in quel loco ove’ sospiri stanno;
li quali sbigottiti or se ne vanno
davanti a quella per merzé di cui,
poi ch’io la vidi, innamorato fui.

Deh, canzonetta, i’ vo’ che tu celata

tenghi costei con le parole c’hai,
ovunque tu girai:
perché mi par ch’a torto faccia offesa,
non vo’ che tua cagion ne sia ripresa.


XVIII

Un sol penser che mi ven ne la mente

mi dà con su’ parlar tanta paura,
che ’l cor non si assicura
di volere ascoltar quant’e’ ragiona;
perch’e’ mi move, parlando sovente,
una battaglia forte, aspra e dura,
che sì crudel mi dura,
ch’io cangio vista, e ardir m’abandona.
Ché ’l primo colpo che quivi si dona
riceve il petto nella parte manca
da le parole che ’l penser saetta;
la prima de le qual si fa sì franca,
che giugne equal con virtù di saetta,
dicendo al cor: —  Tu perdi quella gioia,
onde conven che la tua vita moia —.
In questo dir truov’io tanta fermezza,

che dove nascer suol conforto in pria
or piu tosto si cria
quel che mi fa di vita sperar morte:
e quivi cresce con tanta ferezza
questa speranza, che così m’è ria,
ch’ogn’altra fugge via
vint’e tremando, e questa reman forte.
E se le mie vertù fosser accorte
a far di loro scudo di merzede,
vienvi un disdegno che lo spezza e taglia;
e questi è que’ che duramente fiede,
che dice a la seconda aspra battaglia:
— I’ tolgo pace a tutti tuoi disiri
e dò lor forza di crudel martiri —.
La terza vien così fera parlando,

e di tal crudeltà segnoria porta,
ch’assai più mi sconforta
che non faria di morir la speranza.
Questa mi dice così ragionando:
— Vedi Pietà, ch’io la ti reco scorta,
la qual fedita e morta
fu nel partir della tua bella amanza.
In te convien che cresca ogni pesanza
tanto, quanto ogni tuo ben fu ’l disio
ch’era fermato nella sua bellezza;
ché quel piacer che prima il cor t’aprio
soavemente co la sua dolcezza,
così come si mise umìle e piano,
or disdegnoso s’è fatto lontano —.
Canzon, di quello onde molto mi duole

tu porterai novella
a quella giovanetta donna bella,
che più bell’è che ’l sole.
Tu la vedrai disdegnosa ridendo
render grazia a colui
che co’ martiri suoi
mi fa così per lei morir piangendo.


XIX

Voi che piangete nello stato amaro,

dov’ ogni ben v’è caro
come la luce nella parte oscura,
e che ponete nel dir vostro chiaro
ch’oltre di voi o paro
esser non può in sì crudel vita e dura,
leggete me, se l’ardir v’assicura,
ch’io son mandata solamente a voi
da parte di colui
a cui non viene diletto di pace,
perché tanto li piace
che voi pensiate a lui, anzi ch’ei muoia,
quanto li ’ncresce della vostra noia.
E’ fu menato con un sol disire

in loco ove sentire
ognora li convien novi martiri:
non già per voglia di su’ poco ardire,
ch’ei non credea seguire
la pena ove convien ch’egli or si giri;
la qual non vuol che i dolenti sospiri
vadano in parte ove Pietà li senta,
cotanto le contenta
ch’ei provi de l’asprezze del diserto,
ov’ei morrà per certo,
ch’ell’ è foresta ove conven ch’om vada
a guida di leon fuor d’ogni strada.
Io era dentro ancor nella sua mente,

quando primieramente
gli apparve un de’ leon della foresta;
il qual, giugnendo niquitosamente,
quivi subitamente
gridando verso lui volse la testa.
Nel cuor li mise allor sì gran tempesta
quella spietata e paurosa fiera,
che di colà dov’ iera
partir lo fe’ con doloroso pianto;
e così il cacciò tanto
ch’in una torre bella e alta e forte
il mise per paura della morte.
Poi che fu giunto, credendo campare,

cominciò a chiamare:
«Aiutami, Pietà, ch’io non sia morto!»
Ma e’ si vide tosto incontro fare
tre, che ciascuno atare
volean quello che prima l’avea scorto.
Per che ciascun fu di tenerlo accorto,
tanto che di lassù scese donzella
gaia giovane bella,
dicendo: — Quel disio che ti conduce
mosse da la mia luce,
onde convien ch’io vendichi l’offesa
dove ti venne così folle intesa —.
Negli occhi suoi gittò tanto splendore,

che non ebbe valore
di ritenerlo, sì che non s’avide
come per mezzo aperto gli fue il core
per man di quel segnore
che con tormento ogni riposo uccide.
Ma poi, com’uom che d’altro secol riede,
vil di paura e di pietà pensoso,
destòssi pauroso,
e vide che costei s’era partita;
ma trovò la ferita
ove ognor cresce di lei nova amanza,
che vi conduce ogni crudel pesanza.


XX

Morte avversara, poi ch’io son contento

di tua venuta, vieni,
e non m’aver, perch’ io ti prieghi, a sdegno,
né tanto a vil perch’ io sia doloroso.
Ben vedi che di piagner non allento,
e tu mi ci pur tieni
segnato del tuo nero e scuro segno,
però che sai che ’l viver m’è noioso.
Io son sicuro, e fui già pauroso,
di doverti veder, crudele, in faccia;
ed ora, se m’abraccia
da tua parte il pensier, il bascio in bocca.
[ma più ch’ei soglia, la mia mente t]occa
Amor per quella che meco s’adorna,
e dicendo va e torna
infin che io ragioni un poco a lui;
poi ne verrà costui - insieme ed ella,
e l’un per servo e l’altra per ancella.
Morte, lo giorno ch’io gli occhi levai

a quella che’l disio
naturalmente mi formò entro al core,
compita, al mio disio, d’ogni biltate,
immantinente ch’io la risguardai,
nello ’ntelletto mio
contento fue lo spirito d’amore
sol di veder la sua nobilitate.
Ma la sua nova e salvaggia etate,
crudele e lenta contro a mia fermezza,
per la sua giovinezza
m’ha tempo, in vanità girando, tolto.
Né io mi son però a dietro vòlto;
ma con quel lume ch’io l’accesi al viso,
mi son piangendo miso
a dir sì basso a la sua grande altura,
che, s’a merzede giovinetta è fera,
i sdegni vinca l’umile manera.
Io la trovai della mia mente donna

così subitamente
come Natura mi die’ sentimento,
e canoscenza Amore ed intelletto,
poi gli occhi miei, quando la fecior donna,
sì amorosamente
guardaro in lei, veggendo a compimento
ogni beltate senza alcun difetto,
che li condusse a pianger lo diletto
sì dolcemente, che la vita aperse
e lo cor non sofferse.
Diedersi a pianger, veggendo la vista
ch’i’ ho perduta, e ciascun ora acquista
sì leggermente com’ i’ daria ’l sangue,
onde notrica l’angue
ch’alla punta del cor Amor mi tene,
e io potessi ben vedere un’ora
come la mente mia quando l’adora!
La mente mia, trafitta e dirubata

da’ ladri miei pensieri,
che m’han promesso il tempo e non atteso,
veggendosi così distrutta, piange;
e la speranza vede scapigliata
sopra ’l disio ch’ieri
d’angoscia cadde tramortito e steso,
né far li può sentire Amor che ’l tange.
E se Pietà ch’agli occhi mi ripiange
di quella natural mi contradice
.  .  .  .   .  .  .  .   .  .  .  .   .  .  .  .  
.  .  .  .   .  .  .  .   .  .  .  .   .  .  .  .  
.  .  .  .   .  .  .  .   .  .  .  .   .  .  .  .  
io sarò più possente d’ella, intanto
ch’un’ora, nel mio pianto,
mi manderò diritto al cor la spada:
ov’io sogiacerò una volta morto,
poiché vivendo ne fo mille a torto.
Morte, a cui dico? Donna mi disdegna,

né la vita mi vale,
sì m’e rivolto, ciò ch’io chieg[g]io, incontra;
e la cagion qual sia no·lla vi celo:
i’ ho seguito Amor sott’ una insegna,
provando bene e male,
e tutte cose mi son sute contra
poi ch’io vidi a madonna il bruno e ’l velo.
Par che ’nfluenza di malvagio cielo
irasse il tempo e la sua giuventute,
tollendole salute,
acciò ch’un’ora ben no·ll’incontrasse.
Ma se Natura o Dio considerasse
li sofferenti, come far solea,
beato quel sarea
ched e’ potesse tanto ben pensare
quant’ al levar - del vel mi daria ’n sorte
colui ch’è scarso sol di darmi morte.


XXI

a Verzellino

Al vostro dir, che d’amor mi favella,

rispondut’ho, perch’io ne sono preso.
Dico che, se ’l valletto è saggio e ’nteso,
lasci la donna e prenda la pulzella:
ché, s’ell’è gaia giovanetta e bella,

dé ’l core aver più caldamente acceso;
e se la donna l’ama e mira fiso,
esser può vaga, ma non sì com’ella:
perciò che la pulcella, c’ha lo core

mosso ad amare, è fatta disïosa,
ch’altro non chiede che ’l disio d’amore;
non può esser così donna ch’è sposa.

Questo mi mostra el dolce mio segnore
ch’andar mi fa con la mente pensosa.




CANZONE PROBABILMENTE AUTENTICA

Edizione di riferimento
Rimatori del Dolce stil novo, A cura di Luigi di Benedetto, Bari, Gius. Laterza & figli Tipografi-editori-librai 1939 - xvii
XXII

Amore, i’ veggio ben che tua virtute,

che m’innamora cosí coralmente,
non è tanto possente,
che faccia questa donna esser pietosa.
Ché sol per acquistare una salute,
da gli occhi suoi i’ porto nella mente
quel disio, che sovente
mi fa di morte l’anima pensosa;
e questa disdegnosa,
che porta quel ne gli occhi ond’ io son vago,
gia non mi mira si ch’ i’ possa dire
che, per lo mio disire,
ella li mova dove i raggi suoi
vegnan per pace dei martiri tuoi.
Questo non è, ch’ella non vuol sentire

de la tua gran possanza ov’ io mi trovo,
ne la vita ch’ io provo,
per te, crudele! e per lei, poca e vile.
Ché s’ tu volessi mia ragion seguire
od a’ tar cosi ben com’ io la movo,
le lagrime ch’ io piovo
la fariano esser cortese ed umile,
poi non se’ si gentile,
udendo ben com’ io l’ho per mia donna,
che tu dicessi de la sua ferezza.
O s’ell’è in tanta altezza,
ch’ ella non vuol di me la segnoria,
e tu non déi voler la morte mia.
Ch’allor che tu venisti ne la mente,

per quella segnoria che tu l’ hai data,
tu la m’avei lodata,
sí ch’ io per te la chiesi donna pui.
Or ch’ ’io veggio le mie virtú spente
e questa donna vèr me adirata,
ed è sí disdegnata
ch’ io non veggio pietá ne gli occhi sui,
tu, sí come colui
che le’ mi desti, a’tar mi déi da lei;
che per sua guida venisti nel care,
allor ch’ogni valore
mi tolse l’ombra d’una bella roba
onde venne vestita quella loba.
Canzon, tu muovi piena di paura,

come figura de la stretta mente;
isbigottitamente
ti metti per voler mia ragion dire.
Or ti piaccia di prender tanto ardire
dinanzi a quella a cui tu te ne vai,
che quando la vedrai
tu dichi: Donna, se mercé t’è ’n noia,
la vita di costui conven che moia.


Indice Biblioteca Progetto Dolce stil nuovo© 1996 - Tutti i diritti sono riservati.  Biblioteca dei Classici italiani di Giuseppe Bonghi






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YESENIA MONTILLA [19.103]

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Yesenia Montilla 

Poeta de Nueva York Afro-Latina, traductora y profesora.
Yesenia Montilla es poeta, traductora y educadora; afrolatina con raíces caribeñas que vive en la Ciudad de Nueva York. Sus poemarios son Forthe Crowns of Your Head y Pink Box. Ha publicado en las revistas literarias 5AM, Adanna, The Wide Shore y Prairie Schooner entre otras. Tiene una maestría de Drew Universiy en Poesía y Traducción Literaria. Montilla es miembro de Canto Mundo. Su poemario Pink Box es parte de la lista larga del PEN Open Book Award de 2016. 

La voz lírica de los poemas es delicada, femenina y asertiva. Esta voz revisita las raíces negras latinas. Nos lleva a las islas del Caribe para buscar los orígenes disfrazados de abuelas que celosamente guardan los secretos de familia y dan pistas que permiten reencontrar la identidad, casi difusa, en ciudades tan grandes, y racialmente diversas, como Nueva York. Hay ciudades donde se pasa gran parte del día en ir y venir en el metro, en los autobuses u otro tipo de transporte, donde el encuentro con el otro es el pan nuestro de cada día, Montilla lo sabe y lo plantea en sus versos.

Esta misma voz lírica también nos transmite una nostalgia milenaria encapsulada en el suadade brasileño, originada, en este caso particular, por la pérdida del amor. Sin prejuicios habla del dolor que se padece, de los fantasmas que se crean, y de los sabores que permanecen en la boca.

Con delicadeza casi cristalina, los poemas cuestionan la maternidad, el proceso creativo y el papel de la mujer en la sociedad actual. Estos poemas nos invitan a reflexionar sobre las expectativas que la familia o los círculos sociales, tienen de las mujeres.

Inglés es el idioma principal en que la poeta se expresa. Matiza sus líneas con vocabulario seleccionado en español o portugués que tienen una connotación emocional. Yesenia vive en Harlem y suele escribir sus mejores poemas en el metro o cuando su jefe no se da cuenta.

Para esta ocasión he traducido, “Saudade”, “El santo patrón de las abuelas perdidas” y “A mis compañeros de trabajo quienes dicen que estoy incompleta sin un bebé”. 



Por Xánath Caraza
Copatrocinado por el Smithsonian Latino Virtual Museum


Saudade

Bailo con tu sombra
& el amor se forma
como agua que golpea 
suave piedra mientras
tropieza desde lo alto
& fuiste albatros
& fuiste fuego ardiente
mano con dedos 
extendidos como 
continente en mi
abdomen & fuiste
nave que zarpa desde 
una amplia orilla & el 
deseo es un monstruo
con dientes afilados &
tus pies templos de roca
devota fui allá & dije 
esto no es amar, no es un
poema de amor. 
Venero una silueta,
tu espíritu, tu espectro,
fantasma de hombre,
barbado & desgarbado. 
Deseé un día
poder decir aleluya
mas en su lugar susurro
saudade, saudade al leer
tus poemas & las palabras
ahora son lenguas. & déjame 
ser franca, he besado a otros
la semana pasada distintos
los labios con sabor a malta
y leche condensada, huracán
dulce & mi boca se aferraba
mietras su adoración me 
engordaba, cada golpe un 
borrador limpiando la pizarra
& estoy limpia una vez más,
renovada, brillante por ahora
ante tu rostro, luna tras 
las nubes de la medianoche
como una aparición. Estoy 
harta de extrañarte, de revivir
el fervor de hace un año.  
Pasión es agujero en
el espacio-tiempo &
el anhelo, un demonio 
despreciable que ensucia
la casa cuando duermes
& sin amor equivale a
tortura& estoy cansada
de hacerme promesas a 
mí misma, no puedo dormir
porque anoche después de 
pasar el día pensando 
terminé de alegar contigo.  
Me dormí y tu caricia era 
suave almohada en mi cara
Porque el futuro es nevera
Porque la locura es todo lo que queda
Porque este poema no será el último



El santo patrón de las abuelas perdidas

Rezo al santo
de las abuelitas perdidas.
Mas cómo puedo rezar
por algo que nunca
he perdido.  Veo tu rostro
al lado de los edificios
de interés social pero 
ni una vez he sentido 
que ha ocupado 
mi casa & mis huesos.

¿Cómo eres?

Veo la corva
los hombros de mi madre
su peso no deja
saber que te sientas
en la boca de la nuca.
Quiero frotar la pena.
Dejarla convertirse en luz
como jugo de lichi, o 
coco rallado, crezca,
vuele, se entierre en
sí misma& se esfume.

¿Cómo suenas?

Basalto es como visualizo
tu piel hoy, abuela.
Cada poro una consecuencia
de tanta añoranza —
un hueco en el cual
sueño que presiono mis
dedos delgados, coagulando
la desesperada necesidad 
que puedas tener de abrazar
a mi madre con tu cuerpo.

¿Me abrazarías también?

¿Cómo te encuentro, abuelita?
Debo clavarme desde la punta
de los cayos de la Florida, mi
vestido blanco un fantasma
flotando en furiosas aguas.



A mis compañeros de trabajo quienes 
dicen que estoy incompleta sin un bebé

                                                       Para Kojo & Mike

Quiero amar un adulto.
Deseo pensar en esa posibilidad.

Quiero confiar en que él me ame
sin que piense que nada más estoy hecha

para ser madre & fornicar. Deseo creer
que la gente se puede amar

sin distracciones o deudas.
Quiero verlo a los ojos & decir sí.

A lo que me refiero es que él sea suficiente.
Cuando la gruesa sombra lunar

cubra mi espalda al anochecer
cuando los dedos del sol se extiendan

a través de mi ventana al amanecer, sí
el amor vive aquí, en la cara de

largas noches & de beber en soledad
& una quietud tan deseosa

de complacerme, que golpea 
las sienes como un suspiro

secreto de un gato en un callejón
o en aguas bajas de la promiscuidad

rosada del flamingo. Quiero paz en
esta única vida, no deseo preocuparme

por dinero o hambre.  Quiero ver
cada pulgada de esta Tierra

porque soy tan pequeña que pudiese
caber en el ojo de la aguja & esto

pudiese sonar demasiado te suplico
lee mis poemas, te mostrarán

algo de la creación & control.
Soy animal solitario

Me quebraré al suspiro de 
la tradición. Amo más el mundo

en el abrazo dulce del silencio, para hacer
de mi preciado útero una caja decorada—




Yesenia Montilla is a New York City poet with Afro-Caribbean roots. Her poetry has appeared in the chapbook For The Crowns Of Your Head, as well as the literary journals: 5 AM, OVS and Adanna. Her Manuscript “The Pink Box” was a first book award semifinalist with Crab Orchard Press, Trio House Press and most recently Alice James Books. In 2012 Notorious was nominated for a Pushcart prize.


Ode To A Dominican Breakfast

Keep your pancakes, french toast, eggs
benedict, your muffins and scones

Keep your waffles and four types of syrup
the way your eggs scramble but never sizzle

Nothing more scrumptious than mangu con queso frito

The other day I wore a white dress
with a wide skirt and a red sash

I danced merengue barefoot on my stoop. I kissed the
Dominican flag, once for each time I remembered a taino word

yuca, batata, tanama, ocama, yautia, cacique, juracan,
every bite on the plate, every morsel like a bachata tune

This can all be yours, get off the long lines at the brunch spot
Forget the grits and cheesy okra. Ring my doorbell

Five ingredients: Olive oil, onions, plantain, white cheese and flour



The Day I Realized We Were Black

my brother Hector was four hours late coming home from work
when he entered the house   He was angry I was holding his pet
rabbit in my arms watching The Godfather — which part I can’t remember
did I mention he was angry     sixteen and angry

and he said his legs ached like what the wind must feel against a tumbleweed
and he said he was tired like death seemed easy like rice and beans
and whatever meat we had that night was too hard to swallow
and he said he wished we were white
and I stood up startled my much lighter skin than his
could not wrap my coarse hair around the idea that we were not that

because my mother is Cuban with grey eyes
because my father had an afro once but I had not noticed then
because my grandfather once said “I wish I were King Kong so I could destroy Harlem and those
fucking black cockroaches”
because my godparents were Irish-American
because I had suppressed my blackness
because my brother shook me when I told him he was stupid   we were Latino
because he had missed his Jersey to Port Authority bus
because he was walking to the nearest train station and lost his way
because he was stopped by the police
because he was hit with a stick
because he was never given the right directions even though he begged
because trash was thrown at him from the police cruiser’s window as he walked
because he was never the same
because we’re black
because we’re black and I never knew       I was twenty-two



A Perfect Game

To this day I still remember sitting
on my abuelo’s lap watching                 the Yankees hit,
                 then run, a soft wind rounding the bases
every foot tap to the white pad gentle as a       kiss.

How I loved those afternoons languidly
                 eating jamón sandwiches & drinking root beer.

Later, when I knew something about                 the blue collar
man—my father who worked with his hands & tumbled
                 into the house exhausted like heat in a rainstorm—
                                    I became a Mets fan.

Something about                 their unclean                 faces
                                       their mustaches               seemed rough
to the touch. They had names like       Wally & Dyskstra.
I was certain I would                 marry a man just like them

                 that is until                      Sammy Sosa came along

with his smile a reptile that only knew about lying in the sun.
His arms were cannons and his skin burnt cinnamon
                 that glistened in my dreams.

Everyone said he was not       beautiful.

Out on the streets where the men set up shop playing dominoes
I’d hear them say between the yelling of       capicu
                                   “como juega, pero feo como el diablo.”

I knew nothing of my history
                 of the infighting on an island on which one side swore
it was only one thing: pallid, pristine.                        & I didn’t know
                 that Sammy carried this history like a                    tattoo.

That he wished everyday to be                 white.

It is a perfect game this race war, it is everywhere,       living
                                  in the American bayou as much as
                 the Dominican dirt roads.
It makes a man do something to his skin that seems unholy.
It makes that same man change               eye color like a soft
                 summer dress slipped on slowly.
It makes a grandmother ask her granddaughter

                                  if she’s suffering
                 from something feverish
because that could be the only excuse why
                                  her hair has not been straightened
like a ballerina’s back                 dyed the color of wild
                 daffodils growing in an outfield.

Sammy hit 66 home runs one year
                                  & that was still            not                  enough
                 to make him feel handsome

or worthy of that blackness that I believe a gift
even today while black churches burn & black bodies
disappear from one day to the next the same as old
pennies.

I think of him often       barely remember what he looked like

                 but I can recall his       hunched shoulders in the
dugout                 his perfect swing
                 & how maybe he spit out       something black
from his mouth                 after
every                 single                                  strike—







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