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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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MARÍA CECILIA PERNA [18.600]

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MARÍA CECILIA PERNA

María Cecilia Perna nació en Zárate, Buenos Aires, en 1979. Es profesora  y poeta. Publicó los libros: La boca de Mercurio (Siesta, 2003), Libro Chino (Gog y Magog, 2009), el libro-álbum Vísperas (Zorra/poesía, 2009) con los dibujos de Alfonso Piantini y su reedición ampliada, Otra Víspera, (Buenos Aires Poetry, 2016) . Estudió larga y formalmente Letras en la UBA y sigue una maestría en Literatura latinoamericana en UNTREF. Para compensar, toma clases de danza, teatro y pintura por aquí y por allá. Hace ya largo tiempo que escribe en la web reseñas de teatro y cine para la Revista Ruleta China, además de actualizar cada dos por tres su blog www.unababeldecristal.wordpress.com. Traduce poesía y da talleres de escritura imaginativa en su casa de Palermo, donde vive con sus dos gatas Mandala y Pugliese.

Contacto: ceciliaperna@gmail.com




Por el camino del desierto
los ángeles simulan su alimento
su procedencia celeste
la esconden detrás
de los ojos — son de luz
apenas ellos
lo admiten — su cuerpo se transforma
nadie lo comprende pero abren
una fuente donde antes sólo hubo
— duras piedras.



Libro Chino


Pero volvamos los ojos al Dragón
panza de fuego
amarillo
rojo fuerte
en los pequeños pies
de la doncella.

*

Y tratemos aún de imaginar
el sable del guerrero
que no mata,
sabiamente
nada más mide sus fuerzas
respecto del Guardián.

*

Porque si ella se dignara
a reconocer sin miedo
la protección caliente
y dulce
del Guardián de aquella puerta
tomaría todo el fuego
sagrado de su boca
adentro
en el centro de su cuerpo
lo retendría apenas
con la punta de la lengua
pegada al paladar. 

(fragmento de Libro Chino)



De  LA BOCA DE MERCURIO Buenos Aires: Siesta, 2003 ISBN 987-9348-24-9


de misteriosas gamas cristalinas

rescato
entre viajes
transparente
                   el naufragio

cuando su furia
me arroja
en la playa
                   toda la luz.




Viste el mar de terciopelo

se arropa
en la mirada
un verde botella

y el mensaje
desintegra
entre las manos
húmedas.




Una abeja en el crepúsculo

Con el rayo final
pierdo el camino
y ya ciega
reclamo
mi propio veneno
para darme fuerzas.




quedó de un sonoro marfil

es el eco
         que rueda
escaleras abajo.

Cae
con altura de faro
claridad
en palabras

repetidas.


Última metáfora sobre la realidad

La realidad es un mazo
de cartas de Tarot
dispuestas en hilera
boca abajo
aguardando la mano 
que destape finalmente
su verdad.

Pero no hay que elegir 
una cantidad preestablecida
de cartas al azar
y ordenarlas según
figuras ancestrales
que algún otro
muy lejos de mí — o de vos
previó para leer
nuestro destino.

No.

Lo que hay que hacer
es darlas vuelta 
a todas
desparramarlas
en un caos alborozado sobre el paño
y mirarlas fijamente
fijamente
hasta que cada figura
se alce de su lecho de cartón 
y comience a despertar
en una danza propia.

Que muestren 
todas su verdad 
en la precisión 
de cada movimiento 
y podamos ver así
las figuras combinarse
unas con otras
por afinidad
por propia voluntad 
combinarse
también con el paño, con el aire,
con la mano que ahora elige 
ciertas cartas
— viendo lo que elige
y entonces, 
no es el azar sino
la necesidad
precisa de cada movimiento
la que nos fabrica 
en su combinatoria 
mágica y real 
la actualidad de un destino
convincente.



Realidad 

Esa sensación
de entrar en el vacío
al despertar de un sueño
entre las sábanas de siempre
adentro de tan sólo nuestro cuerpo
y encontrarse
la mañana pelada de encanto;
despegar los ojos
en la aridez
de la luz que atraviesa la ventana
— la vigilia
ese vacío.

Esa sensación
de lámina sutil
de celofán de nada,
que todas las mañanas nos envuelve
— aísla un sí,
compacta un interior
cada mañana contra el límite del cuerpo —
finísima frontera
que nos hunde hacia adentro
nos distingue
del mundo y se extiende
igual que un horizonte
— infinitamente leve al infinito
todo se vuelve
inalcanzable.

Eso. Un celofán
de nada nos divide
la vida en interiores — cada quien
adentro de su sí
-empaquetado-
moviéndose en la grilla cotidiana
del medio al que llamamos
realidad.

Hoy
a la tarde estaba sola
en mi departamento
y decidí salir
al encuentro del último rayo
de luz de otoño. En la vereda
sentí el calor
del sol atravesar la lana de la ropa
que avanzó hasta tocarme
el centro del hueso.
Al instante supe
que el rayo
que se hundía adentro mío
era un camino en reversa
por el cual podía yo
salir al universo. Podía hacer correr
por la luz y el calor
de ese rayo que fluía
mi pensamiento
mi amor
mi furia de vivir
y las palabras. Todo
estaba conectado.
La realidad
era un sostén interminable
desde el cual
podía convocar
sin pudor
todas las cosas.


Amorío

En la facultad me enseñaron 
que en griego
es posible arrancar
del corazón de las cosas
un atributo puntual
y ubicarlo 
en forma de adjetivo
en posición especial
junto al nombre
que apunta como flecha a la sustancia. 

A eso se le llama 
“posición atributiva”.

Así
encontramos en Homero 
construcciones tales como 
“altivo Néstor”
“deiforme Alejandro” o 
“melenudos aqueos”. 
El hecho de que venga
en primer lugar
el adjetivo
significa
que todo aqueo es 
persona melenuda y que los griegos
lo han dado así 
por sentado
a través de los siglos. 
Tan sólo la palabra
“aqueo”
 alcanza a representar 
en la mente de un griego 
un hombre de cabellos 
abundantes. Sin embargo, a veces
es necesario 
mencionar también 
el atributo. Resaltarlo 
especialmente
en ocasión en que el contexto
de la acción así lo pida.
A veces
Por ejemplo, un héroe 
tiene más de un atributo: 
“divino Odiseo”
“ingenioso Odiseo”
 y  es lindo resaltar 
los atributos 
de los héroes y  las cosas:
las palabras 
están allí para exaltar 
la belleza infinita
de todo lo que pasa. 

Esta noche me volvía
de una lectura
de poesía en un bondi 
que me tomé equivocado 
en Villa Urquiza,
en la parada adyacente
a otra parada de la que supe alguna vez
volver a casa con la luz 
rutilante y divina del amanecer.

Y en el bondi equivocado 
me quedé pensando en el error
gramatical
histórico
en la irreparable injusticia
que se ha cometido al mencionar 
durante todo el siglo 20
al Amor. 

“Amor libre” — pensé
es dicho así
la más desencantada
tautología:
es como decir
“mar inmenso”
“espuma blanca”
“noche oscura”
pero mil veces
 peor
porque la libertad del amor
no tiene en absoluto
matices. 

Pensé  — la libertad
es del amor
un atributo intrínseco
¿Cómo ha podido usarse
la expresión “amor libre” 
como propuesta vital, consigna
política o causa
de revisión permanente? 

Tratar de encauzar 
al amor
prever su curso
 —como quien fuera a seguir
con la yema del dedo
la línea azul de un río
por encima de un mapa,
es tan absurdo como usar
el adjetivo “libre”
después del sustantivo.
Como si hubiera alguna cosa
que contrastar
con su libertad
intrínseca,
como si fuera posible
decir
“amor rehén”
“amor tirano” o “amor 
forzado”.

Si el amor se parece
a un río
no es
porque tenga un cauce 
sino
porque es imposible volver
a pasar dos veces por su misma
sustancia fluida:
si toco 
por azar en la mitad 
de un cuarto lleno
de gente,
casualmente la mano
que una vez
sirvió a mi mejilla 
de almohada, 
esa mano ya no es
la que fue ni tampoco
mi mano es ya la misma. Pero fluye
la caricia en el amor
río en su milagro
sin causa.

“Libre amor” deberíamos decir
cuando 
la poesía del contexto
nos pida destacar 
semejante atributo 

— y si no
como los griegos
que sabían muy bien 
la esencia que contiene 
una palabra
ya con decir
simplemente Amor
alcanza.




.

SARA COHEN [18.601]

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Sara Cohen

Nací en Buenos Aires en 1955. Mi cotidianidad está marcada por el desempeño de mi profesión de psicoanalista y psiquiatra infantojuvenil. Mi escritura, con eje en la poesía, corre por un margen paralelo siempre presente con un carácter intermitente, a mi parecer propio de la literatura. He publicado los libros de poesía El poema que insiste (1992), Puertas de París (2000), Escena con cartas (2003), Poemas venecianos (2003), Casas turbulentas (2004), El murmullo y la incertidumbre (2009), La oportunidad (2012) y Una conversación que no tuvo lugar (2015); de ensayo El silencio de los poetas (2002), La frontera de la lengua (2006) y La niñez cautiva (2015); y la novela Veintinueve días de junio (2006). Hago traducciones de poesía de lengua francesa. He traducido, entre otros, a Henri Michaux, Bernard Noël, Claude Esteban, Nicole Brossard y Gaston Miron. 

saracohe@yahoo.com.ar


La escritura para mí siempre surge de pequeñas anotaciones efectuadas en libretitas. Ellas corresponden a registros de recorridos de los más diversos. Pueden ser de viajes, de una muestra en una exposición, de cosas que disparan algunas lecturas, de películas, de conversaciones, etc.  
Soy muy urbana y mi curiosidad en el recorrido por ciudades es insistente y determinante en mi poesía. Por otra parte, mi madre nos hablaba a mi hermana y a mí en francés en la infancia. Ella había llegado a la Argentina en su adolescencia con su familia, huyendo de Francia ocupada por los nazis. Mi escritura en castellano, no es sin el horizonte del francés, y mi ciudad, Buenos Aires, no es sino el horizonte de ciudades europeas. Eso me ocurre al escribir.

Me dedico también a traducir poetas de lengua francesa, lo que depara una experiencia muy interesante respecto de las diferencias en una misma lengua. He traducido muchos poetas de Quebec y me he interesado por el francés de Quebec, distinto al de los franceses. La poesía supone un mundo inagotable a explorar, es más bien una posición en el mundo la del poeta. 
El cuerpo de la poesía es un cuerpo en movimiento ya que requiere recorrido. Aunque muchas sean las horas de trabajo con los textos, no hay en mi caso materia prima que no requiera recorrido que de algún modo ponga en juego al cuerpo.  Me interesa mucho el vínculo entre lo onírico  y la vigilia, es un fenómeno que indago permanentemente en los textos.


(de Casas turbulentas, Colección César Vallejo, La Bohemia, 2004)

EL SUEÑO

Hay un cuarto más
invisible a los ojos de los otros

entro
con la sorpresa de una primera vez
y la sabiduría de quien ya estuvo allí

alguien
que se me adelanta
ya leyó cada línea
de aquellos libros
diseñó de esa alfombra el dibujo
y de esos muebles las curvas

si él no existe
a los ojos de los demás
y sin embargo insiste
en que yo lo descubra
debe ser porque ese cuarto
es más real que ningún otro
ese cuarto es mi futuro.



(de La oportunidad, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2012)

LA MAGNOLIA

Días atrás
él me había regalado
una magnolia

Cuando dos personas
recuerdan una conversación
piensan en distintos fragmentos
de la misma, o al mismo
lo interpretan de modo
muy diferente

Estábamos él y yo frente
a un barranco, vegetación
invisibilidad del río
y a mis espaldas
una conversación
de desconocidos

Fui a la pescadería
con la magnolia
La vendedora me preguntó
qué flor era
respondí
que era una gardenia
-error-
era una magnolia
Otro vendedor dijo
de ésas queremos
en nuestro jardín
¿Ustedes son pareja?
pregunté
Ella respondió
“por ahora”
Cuando salí
de la pescadería
pensé que me había
equivocado
no era una gardenia
sino una magnolia

Si yo hubiese visto
el río detrás
del barranco, hubiese
imaginado mejor
estoy presa
de la invisibilidad
del río
que según dicen
existe

Es como el tema del amor
¿el río está o no está?
No se puede decir que exista
el amor, ahí donde no se siente
Tampoco se puede negar
el amor, ahí donde
aún perdura

Volví a la pescadería
al día siguiente,
por si de mí
no se acordaban,
dije -yo soy la de la magnolia
-gardenia-dijo ella
y sonreía y
su amor también sonreía
-qué lindo jardín
tienen ustedes- dije, y me alejé
con el salmón.
Lo único cierto es la ficción.



Instalaciones

Una barca expuesta entre
columnas grises y piedras blancas

Al superponer los planos
se cambia la historia
Hay un espacio
que lo determina 
a ese objeto

Muchos años atrás 
vos tenías una habitación
abandonada con cosas
apiladas en el piso
entre ellas
muchos diarios viejos
Me dijiste con humor
es mi archivo
nos reímos
Éramos jóvenes novios

Ahora frente a la instalación
me acuerdo de esos diarios
Corda di giornali
El artista hizo cuerdas
con los diarios
y son muchas y
entremezcladas
o más bien puede
que sea una sola
larga y con múltiples
vueltas

También decías
que escribir en un diario
era estar destinado 
a que envolviesen algo 
con la nota 
que habías escrito
o que la tirasen
Ya ves el artista hizo 
cuerdas y las vemos
en un museo

Me da miedo
atravesar el tiempo
temo caer
No es claro
si existe un puente
entre aquello 
que fuimos
y lo que somos

Lo objetos viven
historias paralelas
en este museo
La propuesta es 
que nos extraviemos
momentáneamente 
durante el recorrido
que dudemos
de nuestras percepciones

Mi mirada queda
capturada por una obra
de pliegues y cráteres
¿es de cuero?
le pregunta el uno
al otro, no sé 
le responde 
el otro
pero nos sucede

Buena respuesta
es nuestro retrato
en presente
es el tiempo
de nuestra
propia
construcción

Pero llego
a un ventanal inmenso
el principal del museo
veo Piazza Mancini
por fuera pasa un tram
y adentro metros
y metros de plástico
de colores
con agujeros
de cortina de baño
ocupan la gran sala
como si fuese una
cascada que cae
hacia el gran
ventanal luminoso
es de Piero Golia
quien estudió
la relación existente
entre museo y público
entre espacio 
y obra de arte

Por eso, quizá, me quedo
sentada aquí en el piso
más alto del museo
con el gran ventanal
frente a mí
Se trata del interrogante
que deja el espacio
en uno
Habitarlo como 
el espacio más íntimo
siendo que
se trata
de un lugar público
en el que no estoy sola
ni estoy por desaparecer

(del libro La oportunidad, Ediciones del Dock, 2012)



VI

hablamos de poesía
con mi padre
con él justamente
que nunca habló 
de poesía

tampoco hablaba
mucho pero conmigo
ese día sí

se nos escapaba
la noción del tiempo
habíamos dejado
la ciudad
para festejar 
el fin de un año
y el fin se esfumaba

un padre es lo mejor
que te puede pasar

si era mudo y te habla
ese día te ganaste el cielo

me preguntó acerca
de la traducción 
le dije que no era mío
el paisaje de la nieve
pero que las palabras
en mi lengua eran tan
verdaderas como aquellas 
originales lejanas
y la nieve también lo era

me dijo que él 
no sabía nada 
de aquellas palabras 
en búlgaro que se debían
haber pronunciado 
cuando él era bebé
me preguntó si sabía
dónde quedaban
esas palabras

no contesté

él dijo que tal vez
se deslizaban  
en algún poema
anónim

(de Una conversación que no tuvo lugar, Ediciones en Danza, 2015)



XXV

empecé a hacer escultura
por ser el dominio
que menos
                 comprendía
como sigo sin comprender
debo seguir haciendo

estamos en la Rue Hippolyte-Maidron
en su estudio

seres
         cabezas
                       ojos

mientras conversamos
se pone a dibujar en el periódico
que minutos antes leía
con un bolígrafo

vivo su extrañeza
respecto del mundo
como mía

para mí
            los árboles
                             siempre
fueron humanos

me señala las cabezas
este es mi modo de saber
acerca de mi visión
del mundo exterior
y aun más del rostro
y del conjunto
del ser
humano

Diego
          Annette
                        Caroline

yo le digo que 
un objeto es
un sujeto que se ausentó

yo trabajo de memoria
me dice
lo mío es una pregunta 
que conduce a otra
mi obsesión por la cabeza
humana me valió
la expulsión del grupo
surrealista

le digo que Jean Genet piensa
que las esculturas de Giacometti
se han retirado
han desertado de la playa
a ese recóndito secreto
que hace a cada
hombre

él me responde 
cuando
Jean sale de mi atelier
a la calle 
lo que lo rodea
pierde su carácter 
de realidad

por eso yo no quiero irme
le digo

yo le conté a Jean
me dice 
que en otro tiempo
tuve la idea de hacer 
una estatua y enterrarla

entonces yo recuerdo 
lo que me balbuceara 
Jean Genet a mí 
                          al oído
que él titularía
la obra de Giacometti como
el objeto invisible
también recuerdo entonces
que Sartre le dijo
Giacometti sueña
con desaparecer
detrás de 
su obra

pero no digo
todo esto
que pertenece
a otras 
conversaciones

vivo con pesar
el no poder evitar 
que empiece a extraviarse
mi presencia y ese instante 
en la Rue Hippolyte-Maidron

para bien
              o para mal
las cosas 
me suceden así
a través del tiempo


(de Una conversación que no tuvo lugar, Ediciones en Danza, 2015)



Silencio

Mi madre me legó
la lengua francesa
y el silencio

Vivía temerosa
y yo no vislumbré
la infinita variedad que proponía su decir.

Tampoco sabía que el verso de Rimbaud
Toute lune est atroce et tout soleil amer
no tiene traducción.

Después de su muerte
caminé con mi hija por París
Un universo secreto de
pérdida y silencio.

Me pregunté por qué
cuando yo tenía diez años
(como mi hija en nuestros recorridos)
mi madre no me llevó de la mano
por esas mismas calles.
Por qué no me señaló
el cirque d´hiver al que le gustaba ir
en el Boulevard Beaumarchais.
Ir con ella a Deauville, donde veraneaban,
y que me cuente, me cuente, me hubiese gustado.
La guerra nunca arrastra todo
La lengua francesa
es tan generosa en matices...


Amor

Si yo pudiera recuperar las sillas
las primeras del juego de comedor
aquellas cuando se casaron
antes de que se rompan
antes del descuido
Sus dos varillas curvas separadas
por un medallón de madera
labrado en el respaldo.

Incompetente el amor.

Un libro no es más que parte
del pago de una deuda.







WILLIAM KECKLER [18.602]

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William Keckler

Nacido el año 1966 en Harrisburg, Pennsylvania, EE.UU., es un poeta americano y traductor.

La poesía de Keckler ha aparecido en numerosas antologías, incluyendo Isn't It Romantic: 100 Love Poems by Younger American Poets (Wave Books, NYC), In the Criminal's Cabinet (nth position, London) and poem, home: An Ars Poetica (Paper Kite Press, 2009).

Premios - Awards

2002 National Poetry Series, for Sanskrit of the Body
1994-1995 Gertrude Stein Award in Innovative American Poetry, for "One Poem"
1997 Fellowship in Poetry from the National Endowment on the Arts

Obras - Works

"Snow Wok", Shampoo 17
"Spring Poem," Coconut 14
"Two Poems," Free Verse
"Holding Holding" and other poems, Gut Cult
Sanskrit of the Body (2002, ISBN 978-0-14-200303-9),
Ants Dissolve in Moonlight (1995, ISBN 978-1-879193-04-8)
You name it: poehms. Logodaedalus Press. 1998. ISBN 978-0-9651401-2-6.

Traducciones - Translations

The Kingdom of Farfelu, With Paper Moons. Fugue State Press. 2005. ISBN 978-1-879193-13-0. - André Malraux's early works Royaume-Farfelu and Lunes en Papier


Los poemas han sido seleccionados por mi amigo William Keckler, para esta antología Siglo XXI. Contacto:icestationpoetry@aol.com


TWELVE POEMS  /  WILLIAM KECKLER




      from Ants Dissolve in Moonlight (1995, Fugue State Press)


      MOUNTAIN UNDER SEA

Surveying the mitered light
facing ocean

It's chiseled
calling off seconds

A mountain, its vertex
touches the reflective cloud surface

in a single point
(seems more a dream)

of dark thrust
up to break

an illusion
with solidity

a ruse
a bone

a lien



     SONAR

Because our dogs
smelled something

we followed
an olfactory trail

deep into “nowhere,”
past a ruined mill

and farmhouse
that exists only

as bounced sound
to denizen bats.

I wonder:
“Is there a trace

of intonation
to this place,

any twang of home
or dear dialect

of geometry
to these walls?”



                A  CHILD

              equilibrium of colors stationary, above a void, nets
behind the eyes, slow to turn, physical disintegration of images
in the world,           spent extravagantly metaphors
of spun gold
launched a whole field of birds
to reasonless flight


                                    to hear his voice




    from Recombinant Image Day (Broken Boulder Press, 1998)


             ANIMAL

Braced against a smudge of world

she forms phosphenes that dangle
a real game of catch

the mouth as a center

grows all the other senses
frostlike around sleep

later, we are found staring
at collisions of appetites

driver without

sounds calling
out to matter's

wry ventriloquism.



      A  BRIEF HISTORY OF US

The way the elements contain all futures

Yet all the features of the story
Diverge in synthesis
As bird songs of the Mesozoic

But where is music in the food chain?

You say this isn't a question
It is
A doorpost by which you stand
To watch the city rise

I wanted it to be vegetative
With the fuzzy logic of a field
Where we used to walk

To shape or dress our minds with images
divide the day by thousandths or millionths

This is the current belief that drives the wheel
Of resemblings you said you were
Only the last in a series

That saw form as a custom of appetite

Money as an adaptation of the eye
Death as some trader-god's commodity

All these people lying, afraid on the floor

The human exchange




   from Sanskrit of the Body (Penguin, 2003)



      JUST WATCHING AS

The clothing of the mind
dropped off. Irrefutable
is the body's boredom, before touch

asleep to the cryptic meaning
of the anatomical, it is all
colorless.
                                      Hardening,

         light strikes the object
until it swells
     full of likeness. Blood's

gorging
             of the mind. The skin,
                             a glove.
The sponge of images
   squeezes the world
                   until it oozes  Out of self

                                                 is beauty.



                   VARIANT

In the Beginning, the Garden
lay under the sea.

And it suckled space,
oh boundless
                                           forgetfulness

cold-nippled
as itself. The Snake

had no words
to grip like hands

and like Desire
it ate itself

to feel rooted,
like a Tree. Silly

seminal allegory,
semen-tasting fruit,

Death milky with fellowship
Sky welcomed then.

Yes, to feel rooted
like a tree.     Afterwords,

                    desire's brevity.



               YOU WERE THINKING HOW

Does a shell secrete mathematics

Or vice versa?

The way my sentences compose a world

Your gestures are the most creative thing
About your life you can't shape

Without language there are too many senses

And yet you don't think of yourself this way
As afraid

The business of the thing absorbs you

But, rarely, there are clots

Some we call pictures and some we don't

The way the brain curls on itself, the body

A nautilus coils like a dream

Spiraling the sounds of traffic inwards

To the still, central point

Where the sentence disappears




               THE HAND

The endlessness has nothing to do with us.
But something we can say touches it somehow,
and the gods appear for a half-life.
Soon they are gone. Only stone niches left.
Have we changed somehow a distant place?
We know our gesture ripples off.
Whether it is forever we cannot say.
Why do we wish for strangeness to be touched
when we will never know it, or it us?



                    (untitled)

A familiar voice may be parsed to infinite particles of sound
which is the hologram of thinking (as the bow of the arrow
bent back so far sensation cannot be explained by one's efforts
any longer, but seems the gift of a remote ancestor, pushing out
of bone and flesh and eye, until your thinking breaks up in the dusk
of a road without any figure, early dark of a February evening).
The sense of legend is constant time, a sacred chamber of thought
which invents meanings for differing velocities: the thickness of breathing
through the spectra of a chip of coal, for instance, in a bedroom
which is modified to fit my prehistoric modes of looking into lifelessness
that still twitches with energy, a dragonfly wing or trilobite fossil
or sudden shadow of your hand over my face, the segments of your image...



                           (untitled)

               Is it because of this, a candle's flickering,
that the room only half commits to existence, or commits
to half-existence, the way color in winter pines
still requires a hundred knife scrapes? We could continue
here, in this unheated atelier, or watch this lover purloin
color from that glass eyeball of an outdated mannequin.
She showed him a dead yellow butterfly the size
of his thumbnail, at her purse bottom, but the painter
was absorbed in grey fields beside the studio, seen 
through cracks in dirty glass, a hundred knives. Her lips
when he condemns himself to describe, and not merely
exist in monochrome, were something painful.
It reminded her that snakes could open up out of fire
the way children trample a grey paper cobra head...



                 (untitled)

And then you divide again, as water poured from a Roman aquamanile
does, or breathing on the high mesas. Extracting the thought
can be like closing a distance by sewing, as in certain old pictures,
or the boy who contemplates an x-ray of his hand side by side
with old drawings of a whale's fin, an ibis's wing, a leaf.
The word for this is homology and dreams, like water, do recycle
in nature, which we see has a rhythmic underlay so ghosts
can finger the holes. Even a single flute can shift a galaxy obliquely

                                so that all the copies come out wrong...





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LEANDRO ALVA [18.603]

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LEANDRO ALVA

Nació en Temperley, Argentina a fines de 1975. Vive allí desde entonces. Estudió Letras en las Universidades de Lomas de Zamora y Praga. Coordinó talleres literarios y es crítico de arte. Editó un libro de poemas en 2011 (TUNDRA) Formó parte de un proyecto de Tango Kafkiano: METANGORFOSIS.




Barquitos de papel

El intento de justificar naufragios mediante la filosofía
es un consuelo equívoco;
archivar el fracaso
ver qué opinan Platón o Schopenhauer,
rastrear esbozos biográficos
de artistas impares
para comprobar sus angustias
y decirnos:
a Tchaikovsky también le pasó...
Nada de eso sirve,
en la noche del ateísmo fatigado
sabemos que no somos ellos,
que no tenemos nada en común
excepto ese fracaso
tan impersonal
como la fauna
de un quirófano.

Tundra, Araucaria Editora, Buenos Aires, 2011



AND THEN

Alguien espera sobre el andén, 
que es un iceberg
cuando el tren se aparta. 
Pero al sol de la distancia 
quién se derrite?
A la deriva de quién flota la sed?



Catódico apostólico

En la tele 
hay una mujer con las manos vendadas.
En las vendas 
hay manchas de sangre;
ella dice que tiene
los estigmas de Jesucristo,
y en su pueblo
la veneran como si fuera una santa.
Cambio de canal,
una boa se traga un animal indiscernible
un bocado demasiado grande; 
entonces, mi espanto 
busca otra vez
las manos sangrantes
pero se topa con el culo de una modelo.

Animales 
voraces como culos
y estigmas sin calvario
desfilan hacia el acantilado.
No encuentro el control remoto.



El nudo corredizo

ajusta la incontinencia de la vida,
para que nadie se resigne
a sacudir la mortaja de la noche.
Del polvo venimos
a yuxtaponer las ínsulas
que secreta la nariz de dios.



MI ÁNGEL DE LA GUARDA TIENE HIPO...

Mi ángel de la guarda tiene hipo. Ya le tapé la nariz y conté hasta 10, pero nada. Después, aunque le pedí que apurara varios sorbos de agua, el alivio no llegó. Fui un poco más allá, y creo que logré asustarlo con mis costumbres de reptil y mi penuria celestial. Pero el hipo sigue.
Ahora lo guío frente a un espejo, porque él no se conoce. Sin embargo, la sorpresa de descubrirse tampoco derrota a las ruidosas contracciones de su diafragma, y se queda hechizado, como Narciso frente a Narciso. Se mira y se mira. En ese momento, pienso en el ojo de un cirujano que examina el filo antes de la incisión.
HIP! HIP! Mi ángel de la guarda tiene hipo. Tal vez anda borracho para olvidarse de mí. ¿Qué pasa cuando un ángel pierde la memoria?
Parece que está oscureciendo. Presiento que la noche será larga...



SÉ QUE LAS CONSECUENCIAS PRÁCTICAS 
DE LA DESESPERACIÓN...

Sé que las consecuencias prácticas de la desesperación
a menudo resultan un equívoco muy pálido.
La voz de alguien 
silabea nuestro nombre desde la cima de un faro
mientras navegamos en un carguero de lata
y soñamos con valor de sandokanes.
Trato de escribir su signo, apenas  
la espesura y la espera 
demasiado nunca.

El nieto del vecino
muerto sobre una calle de la niñez,
la boca como una propaganda de dentífrico
y el mensaje, los bandoneones aperrunados
que le gruñen a la inocencia;
no se puede bajar el barrilete 
se enredó en los cables,
algún tironeo produce chispas
que se apagan mucho antes de llegar a nosotros.





El mundo se baña de sangre,
diariamente salpica al menos advertido
para que Dios conserve la higiene.
Hablo del mismo dios que creó a Pilatos
y a los jabones del Reich.
Somos menos que burbujas
globitos de carnaval
sobre un alambre de púas.





La palabra sed
contradictoriamente
parece contener cierta
secreta secreción.
Esa letra ESE del principio
succiona, sorbe, suplica
y si se estira lo suficiente
semeja el sonido
acuoso e inevitable 
de un chorro 
de soda.

Entonces, 
uno puede comprender
la liquidez
de la sequía 
y ya no sabe sudar
y solo queda un sedimento
seco en la sombra
de la inminencia
de la nube
que pasa de largo
como un pejerrey
de gas.





Los hijos del leñador

Marcar las huellas con miga de pan?
Ya vendrán las cornejas a comerse tus pasos,
a decirte la verdad. 
El sendero no existe
somos nosotros
muriendo.





Rosa, oh, pura contradicción
voluptuosidad de no ser
el sueño de nadie
bajo tantos párpados.
(Epitafio de Rainer Maria Rilke)

De incógnito,
escondida tras el barullo de los pétalos
duerme la espina
que va a matar a Rilke.
Pura contradicción
que nadie sueña,
la estatura de la muerte
fulgura en el jardín.
La más profunda voluptuosidad
en el pozo callado
de los párpados,
del silencio;
la rosa.




TETAS

Las tetas de Moria Casán
fueron una obsesión durante años
se me inflamaban los globos
oculares
cada vez que las meneaba
en cámara.
También
las de la Coca Sarli
esas películas berreta
que proyectaban en “Función Privada”,
siempre caliente la Coca
en la patagonia
en la selva misionera
la única geografía que contaba
era su cuerpo.
Tal vez por eso
muchas veces
mi sed busca la vía láctea
o alucina
con la nodriza de Willendorf
sus pezones de piedra caliza
me apretujan los labios
contra el recuerdo de Afrodita
la novia de Mazinger Z
y sus mejores armas.







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CLAUDIA RANKINE [18.604]

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CLAUDIA RANKINE

Claudia Rankine (Jamaica, 1963), se graduó en el Williams College y cursó un MFA (Máster en Creación Artística) en Columbia. Ha publicado varias colecciones de poesía, entre ellas Citizen (Ciudadanx), que fue finalista del National Book Award y obtuvo el National Book Critics Circle Award de poesía, el PEN Center Usa Poetry Award y el Forward poetry prize.

Es un libro fácil de encontrar, pero una lectura difícil (también de traducir), por lo que la cantidad de lectores que ha atraído encarna un síntoma. Al mezclar poesía, ensayo, autobiografía y arte conceptual hace una “puesta en escena” de la cuestión racial de una potencia que no se daba, tal vez, desde Ojos azules de Toni Morrison (aunque sea fácil pensar en salvedades a esa hipérbole, como Prelude to Bruise de Saeed Jones). Cada reedición aumenta la lista que aparece en sus últimas páginas, en la que recuerda a las víctimas afroamericanas de violencia policial.






SEGMENTOS DE SU LIBRO CITIZEN

Cuando llegas a la entrada de tu casa y apagas el auto, te quedas tras el volante otros diez minutos. Temes que la noche se esté cerrando y codificando a nivel de la células y necesita tiempo para funcionar como un lavado a presión. Sentada allí contemplando la puerta del garaje cerrada te acuerdas una vez que un amigo te dijo que existía un término médico – John Henryism – para personas que han sufrido stress causado por el racismo. Logran morirse eludiendo la acumulación de olvido. Sherman James, el científico que acuñó el término, afirmaba que el costo fisiológico era elevado. Esperas que al sentarte en silencio lucharás contra la tendencia.

*


Cuando el desconocido te preguntó, #A tí que te importa? Tú simplemente te quedaste ahí mirándolo. Él acababa de llamar niggers a los adolescentes bulliciosos en Starbucks.  Mira, yo estoy aquí, respondiste, sin necesariamente esperar que volteara a mirarte. Él tiene una vaso de cartón con tapa en una mano, y en la otra una pequeña bolsa de papel. Sólo están comportándose como niños. A ver, no es necesario llamar al KKK, dijiste.


Ah, bueno, ahí vas! Te respondió.


La gente a tu alrededor levantó la cabeza de sus pantallas.  Los adolescentes se han calmado.  #Ahí voy? Preguntas. Sintiendo como te llenabas de cólera. Sí, y algo sobre escucharte a ti misma repitiendo la acusación del desconocido en una voz que usualmente guardas para tu compañero, te hace sonreír.


*



Un hombre derriba a su hijo en el metro. Sientes tu propio cuerpo doblarse de dolor. Él está bien, pero el hijo de perra sigue caminando como si nada. Ella cuenta que agarró al desconocido por el brazo y le dijo que se disculpara: Le dije que mirara al niño y se disculpara. Y sí, tú quieres que eso no vuelva a suceder, tú quieres que el niño negro tirado al piso sea visto, que lo ayuden a levantarse y a reponerse,  no ignorado por la persona que no lo vio, que nunca lo ha visto y tal vez nunca ha visto a nadie que no sea una reflexión de sí mismo. 

Lo más hermoso de todo es que un grupo de hombres comenzaron a respaldarme como un bloque de guardaespaldas, ella cuenta, como tíos y hermanos recién encontrados.


Traducción: Carolina Iribarren.
http://www.lamajadesnuda.com/portal/index.php?option=com_content&view=article&id=1101:claudia-rankine&catid=53:noticias


When you arrive in your driveway and turn off the car, you remain behind the wheel another ten minutes. You fear the night is being locked in and coded on a cellular level and want time to function as a power wash. Sitting there staring at the closed garage door you are reminded that a friend once told you there exists a medical term — John Henryism — for people exposed to stresses stemming from racism. They achieve themselves to death trying to dodge the build up of erasure. Sherman James, the researcher who came up with the term, claimed the physiological costs were high. You hope by sitting in 
silence you are bucking the trend.



*


When the stranger asks, Why do you care? you just stand there staring at him. He has just referred to the boisterous teenagers in Starbucks as niggers. Hey, I am standing right here, you responded, not necessarily expecting him to turn to you.

He is holding the lidded paper cup in one hand and a small paper bag in the other. They are just being kids. Come on, no need to get all KKK on them, you say.

Now there you go, he responds.

The people around you have turned away from their screens. The teenagers are on pause. There I go? you ask, feeling irritation begin to rain down. Yes, and something about hearing yourself repeating this stranger’s accusation in a voice usually reserved for your partner makes you smile.



*


A man knocked over her son in the subway. You feel your own body wince. He’s okay, but the son of a bitch kept walking. She says she grabbed the stranger’s arm and told him to apologize: I told him to look at the boy and apologize. And yes, you want it to stop, you want the black child pushed to the ground to be seen, to be helped to his feet and be brushed off, not brushed off  by the person that did not see him, has never seen him, has perhaps never seen anyone who is not a reflection of himself.

The beautiful thing is that a group of men began to stand behind me like a fleet of  bodyguards, she says, like newly found uncles and brothers.


29 Julio – 18 Agosto 2014   Haciendo sitio

Guión para una ficción pública en el Hammer Museum

En el tren la mujer que está de pie te hace pensar que no hay asientos libres. Y en realidad hay uno. ¿La mujer va a bajarse en la siguiente parada? No, preferiría estar de pie todo el trayecto hasta Union Station.

El espacio que hay junto al hombre es la pausa en una conversación que de pronto sientes la urgencia de llenar. Pasas rápido por encima del miedo de la mujer, un miedo que comparte con el resto. Dejas que se lo quede.

Conforme te sientas el hombre no se da por enterado porque el hombre sabe mucho más del sitio vacío que tú. Para él, imaginas, es como respirar, no le sorprende; se ha visto empujado a pensar tanto en ello que no lo llamarías pensamiento.

Cuando, al abandonar su asiento un pasajero, se sienta la mujer, le echas un vistazo al hombre. Hunde la mirada más allá de la ventana, en lo que parece oscuridad.

Te sientas al lado del hombre en el tren, autobús, el avión, sala de espera, en cualquier lugar en el que pueda estar maldito. Pones tu cuerpo ahí en su inmediación, adyacente, a lo largo, dentro.

No hablas de no ser interpelada y tu cuerpo le habla al espacio que llenas y te obcecas en llenarlo salvo que el espacio le pertenece al cuerpo del hombre que está junto a ti, no a ti.

Adonde él va, va el espacio. Si el hombre dejara su asiento antes de Union Station tú no serías más que una persona en un asiento del tren. Y dejarías de debatirte con el asiento sin ocupar cuándo dónde por qué el espacio no quiere perder su significado.

Imaginas que si el hombre hablara contigo diría: no pasa nada, estoy bien, no tienes que sentarte ahí. No tienes por qué sentarte y te sientas y miras más allá de él hacia la oscuridad que el tren se encuentra atravesando. Un túnel.

La oscuridad te permite, entretanto, mirar hacia él. ¿Nota que le miras? Lo sospechas. ¿Qué significado tiene la sospecha? ¿Qué hace la sospecha?

El gris verdoso suave de tu abrigo de algodón toca su manga. Estáis hombro con hombro aunque si fuerais de pie te sentirías empequeñecida. Te sientas en reparación de lo que ha hecho ¿quién a quién? Borras el pensamiento. Y demasiado tarde, a lo mejor.

Puede que sea siempre demasiado tarde o demasiado pronto. El tren se mueve demasiado rápido como para que tus ojos se acostumbren a nada que esté más allá del hombre, la ventana, el tunel embaldosado, su resbaladiza oscuridad. De vez en cuando pasa una luz blanca y centellea como un sonido fuera de lugar.

Más allá del pasillo vías habitáculo puerto mundo una mujer le pregunta a un hombre en las filas de adelante si le importaría que intercambiaran los sitios. Desea sentarse junto a su hija o su hijo. Oyes, pero no oyes. No puedes ver.

Es entonces cuando, el hombre que se sienta junto a ti, se gira hacia ti. Y, como asintiendo desde el interior de tu cabeza, convienes que si alguien te pide que te muevas le dirás viajamos en familia.

July 29–August 18, 2014 / Making Room

Script for Public Fiction at Hammer Museum

On the train the woman standing makes you understand there are no seats available. And, in fact, there is one. Is the woman getting off at the next stop? No, she would rather stand all the way to Union Station.

The space next to the man is the pause in a conversation you are suddenly rushing to fill. You step quickly over the woman’s fear, a fear she shares. You let her have it.

The man doesn’t acknowledge you as you sit down because the man knows more about the unoccupied seat than you do. For him, you imagine, it is more like breath than wonder; he has had to think about it so much you wouldn’t call it thought.

When another passenger leaves his seat and the standing woman sits, you glance over at the man. He is gazing out the window into what looks like darkness.

You sit next to the man on the train, bus, in the plane, waiting room, anywhere he could be forsaken. You put your body there in proximity to, adjacent to, alongside, within.

You don’t speak unless you are spoken to and your body speaks to the space you fill and you keep trying to fill it except the space belongs to the body of the man next to you, not to you.

Where he goes the space follows him. If the man left his seat before Union Station you would simply be a person in a seat on the train. You would cease to struggle against the unoccupied seat when where why the space won’t lose its meaning.

You imagine if the man spoke to you he would say, it’s okay, I’m okay, you don’t need to sit here. You don’t need to sit and you sit and look past him into the darkness the train is moving through. A tunnel.

All the while the darkness allows you to look at him. Does he feel you looking at him? You suspect so. What does suspicion mean? What does suspicion do?

The soft gray-green of your cotton coat touches the sleeve of him. You are shoulder to shoulder though standing you could feel shadowed. You sit to repair whom who? You erase that thought. And it might be too late for that.

It might forever be too late or too early. The train moves too fast for your eyes to adjust to anything beyond the man, the window, the tiled tunnel, its slick darkness. Occasionally, a white light flickers by like a displaced sound.

From across the aisle tracks room harbor world a woman asks a man in the rows ahead if he would mind switching seats. She wishes to sit with her daughter or son. You hear but you don’t hear. You can’t see.

It’s then the man next to you turns to you. And as if from inside your own head you agree that if anyone asks you to move, you’ll tell them we are traveling as a family.

*

[Extractos sin título intercalados entre los poemas-ensayo ]

Cuando la mujer con la que trabajas te llama por el nombre de otra mujer con la que trabajas, todo se convierte en un cliché demasiado grande como para no reírte con la amiga que está junto a ti que dice, no me lo puedo creer. Aun así, al final, ¿qué más da?, ¿a quién le importa?, tenía el cincuenta por ciento de opciones de acertar.

Sí, y en el email de disculpas que te envía se refiere a “nuestro error”. Parece que tu propia invisibilidad es el verdadero problema, lo que le produce confusión. Así es como el dispositivo dentro del cual te empuja empieza a multiplicar sus significados.

¿Qué decías?



When a woman you work with calls you by the name of another woman you work with, it is too much of a cliché not to laugh out loud with the friend beside you who says, oh no she didn’t. Still, in the end, so what, who cares? She had a fifty-fifty chance of getting it right.

Yes, and in your mail the apology note appears referring to “our mistake.” Apparently your own invisibility is the real problem causing her confusion. This is how the apparatus she propels you into begins to multiply its meaning.

What did you say?


*

Al término de una breve conversación telefónica, le dices al encargado con el que has estado hablando que te pasarás por su oficina para firmar el formulario. Al llegar y presentarte, suelta de sopetón ¡no sabía que eras negra!

No quería decir eso, dice acto seguido.

En voz alta, dices.

¿Qué?, pregunta.

No querías decirlo en voz alta.

A partir de ahí la conversación va como la seda.



At the end of a brief phone conversation, you tell the manager you are speaking with that you will come by his office to sign the form. When you arrive and announce yourself, he blurts out, I didn’t know you were black!

I didn’t mean to say that, he then says.

Aloud, you say.

What? he asks.

You didn’t mean to say that aloud.

Your transaction goes swiftly after that.


*

Un amigo te cuenta que ha visto una foto tuya en internet y quiere saber por qué sales tan enfadada. Tú y el fotógrafo elegisteis la fotografía que menciona tras decidir ambos que era en la que salías más relajada. ¿Pareces enfadada? No se te hubiera ocurrido. Es evidente que esa imagen tuya sin sonrisa le hace sentir incómodo, y necesita que se lo justifiques.

Si aparecieras sonriendo, ¿qué despertaría en su imaginación, qué le diría tu manera de estar?

A friend tells you he has seen a photograph of you on the Internet and he wants to know why you look so angry. You and the photographer chose the photograph he refers to because you both decided it looked the most relaxed. Do you look angry? You wouldn’t have said so. Obviously this unsmiling image of you makes him uncomfortable, and he needs you to account for that.

If you were smiling, what would that tell him about your composure in his imagination?


*

Poco tiempo atrás te encuentras en una habitación en la que alguien le pregunta a la filósofa Judith Butler qué es lo que hace dañino al lenguaje. Notas cómo todo el mundo hace el gesto de acercarse. Es el mero hecho de existir lo que nos expone a ser interpeladas por el otro, contesta. Padecemos nuestro ser interpelables. Nuestra susceptibilidad de ser interpeladas lleva en sí nuestra apertura emocional, añade. El lenguaje se las ha con esto.

Pensabas, desde hacía tanto tiempo, que el propósito del lenguaje racista estaba en denigrarte y suprimirte como persona. Tras meditar las reflexiones de Butler, empiezas a comprender que tales actos de lenguaje lo que hacen es volverte hipervisible. El lenguaje que te hace sentirte dañada busca aprovechar todas las maneras que tienes de hacerte presente. Tu estado de alerta, tu apertura, tu deseo de involucrarte, en realidad requieren tu presencia, tu alzar la vista, tu decirle algo como contestación y, siendo una locura, decirle por favor.

Not long ago you are in a room where someone asks the philosopher Judith Butler what makes language hurtful. You can feel everyone lean in. Our very being exposes us to the address of another, she answers. We suffer from the condition of being addressable. Our emotional openness, she adds, is carried by our addressability. Language navigates this.

For so long you thought the ambition of racist language was to denigrate and erase you as a person. After considering Butler’s remarks, you begin to understand yourself as rendered hypervisible in the face of such language acts. Language that feels hurtful is intended to exploit all the ways that you are present. Your alertness, your openness, and your desire to engage actually demand your presence, your looking up, your talking back, and, as insane as it is, saying please.


*

Mientras haces cola en la farmacia, por fin llega tu turno, y de pronto no llega conforme él pasa de largo y pone sus cosas sobre el mostrador. El cajero dice, señor, era el turno de ella. Cuando se gira hacia ti se lleva una sorpresa genuina.

Ay dios, no te había visto.

Seguro que tenías prisa, le ayudas.

No, no, es que de verdad que no te he visto.



In line at the drugstore it’s finally your turn, and then it’s not as he walks in front of you and puts his things on the counter. The cashier says, Sir, she was next. When he turns to you he is truly surprised.

Oh my God, I didn’t see you.

You must be in a hurry, you offer.

No, no, no, I really didn’t see you.


*

Esperas a un amigo en el bar del restaurante en el que un hombre, por crear conversación, gestando algo, saca su móvil para enseñarte la foto de su mujer. La miras, como un puente que ha tendido, y dices que es hermosa. Lo es, dice, es una negra hermosa, como tú.

You wait at the bar of the restaurant for a friend, and a man, wanting to make conversation, nursing something, takes out his phone to show you a picture of his wife. You say, bridge that she is, that she is beautiful. She is, he says, beautiful and black, like you.

*

Cuando la camarera le da tu tarjeta de crédito a tu amiga, te ríes y le preguntas qué más va a conseguirle el privilegio de ser blanca. Oh, la vida perfecta que llevo, contesta. Y entonces las dos os ponéis a reír tan fuerte que todo el mundo en el restaurante acaba sonriendo.


When the waitress hands your friend the card she took from you, you laugh and ask what else her privilege gets her? Oh, my perfect life, she answers. Then you both are laughing so hard, everyone in the restaurant smiles.

TRADUCCIÓN:   FERNANDO PÉREZ FERNÁNDEZ
http://latribudefrida.com/poesia/poemas-de-claudia-rankine/


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TANNIA E. RODRÍGUEZ [18.605]

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Tannia E. Rodríguez

Tannia Edith Rodríguez Rodríguez nació en Ambato, Ecuador en 1978. Es licenciada en Ciencias de la Educación en la Especialidad de Lingüística, Literatura y Lenguajes Audiovisuales y Máster en Filosofía y Teoría del Arte por la Universidad de Cuenca. Tiene un Diploma Superior en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Cuenca y es Máster en Filología Hispánica por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid. Actualmente, cursa el Doctorado en Historia de los Andes en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Ecuador). En el año 2005 publicó el poemario conjunto Salmodia a la derrota. El mismo año, su poema el  “Canto de la Hégira” obtuvo el segundo premio en el Concurso Nacional de Poesía Universitaria “Efraín Jara Idrovo” y fue publicado por el Encuentro de Literatura Ecuatoriana “Alfonso Carrasco Vintimilla” en 2007. Ha publicado también otros textos de crítica y creación en revistas y antologías.



El fruto del paraíso

Colección Líneas. El Ángel Editor. Quito, junio 2015



La poesía: Refugio y adhesión primera

Por Jorge Luis Bustamante A.


Alguien ha depositado,
sobre la herrumbre de este tiempo,
la palabra
y en ella es fácil tropezar
porque hemos aprendido
a significarla en los actos

Tannia E. Rodríguez


A lo largo de nuestra vida el logro más grande del ser humano, en su desarrollo ontogenético, es la entrada a lo simbólico, al lenguaje (en todo su amplio espectro). Y con la llegada de lo simbólico llega también la entrada a la falta, a lo ominoso, a lo innombrable, que siempre muta, que corroe y busca una palabra para no ser solamente “cosa”.

El fruto del paraíso, libro de la poeta cuencana Tannia Rodríguez, tiene la suerte de ser un breviario de la entrada a lo simbólico, al refugio de la palabra en la poesía, a la adhesión primera de lo incierto en el lenguaje.

Este libro, dividido en tres cuadernos (El fruto del paraíso, Presagio y muerte de Absalón y El canto de la hégira), recorre una voz poética mítica, que envuelve al lector entre imágenes antiguas y un presente discontinuo, que todos lo vivimos. Un canto fundamental hacia la trasgresión en la poesía, hoy un tanto necesaria, que no hace uso de artilugios ni raros experimentos semánticos, el logro de la poesía de Rodríguez radica en acercar al lector hacia un mundo simbólico que rompe la continuidad del ser, ahí su trasgresión.

Cada sección deja un diferente sentir, un distinto pensar y sobre todo se trasforma un refugio de historia personal. La soledad se riega en el vientre del tiempo / y nos engaña cuando funde su aroma con la palabra, nos dice Rodríguez, mientras se acerca sutilmente al concepto de la soledad como algo más que palabra, como un lenguaje, por sí mismo.

La poesía de Rodríguez, y particularmente este libro, se vuelve una especie de credo, ya que esta palabra, como afirmaría Kristeva, es una de las más enigmáticas, dada su variación de definiciones, una de las que más se apegaría a este libro de poemas es poner el corazón en alguna cosa. Esa necesidad del humano, sobre todo del poeta, de depositarlo todo en esa cosa que es el lenguaje, ese alcance simbólico, ese refugio que siempre está, esa suerte de resiliencia y redención, que el poeta la sufre como condena.

Este libro se queda impregnado en la piel del recuerdo y de la eterna discontinuidad del ser, transgrediendo y arrebatando preceptos, se queda como imagen, como tatuaje, como sed, que en cada página busca su agua.


LA GRAN OSADÍA

I

Y
el mar se durmió
sobre ese tiempo
y fue la primera vez que no pude escapar
y tropecé con la derrota,
definitiva,
limpiamente fulminante

y tú,
prendido sobre mi carne crispada

Y yo
escapando por siempre a tu deseo.



Y
me niego al abismo,
porque sabes bien que daría lo que me sobra de eternidad
para salvarte del mar en que sucumbes.

Pero nuestro fruto está muerto:
ya detuvo su carrera.



II

Extendió la mano hacia las sombras
y arrancó el fruto
que pendía del silencio.

Ahora sé que nos abandonó la inocente indiferencia,
que nuestros pasos se han fraguado en la semilla de un fruto
cuyo brillo esconde el sufrimiento
de por fin pensarnos y sabernos

-como pensamos y sabemos los secretos de otros seres
que también han de caer con nuestro oprobio -,

y ya nunca faltará un dolor para abrazarlo
a las cosas que heredamos;
porque son ahora frágiles
se han inscrito ya en el tiempo,
y su memoria se acuña en las palabras
disfrazando la muerte
con la ansiosa apetencia de la vida.

Mas,
detrás de su cariz se esconde la sentencia
y nada importa lo que digan
–ni aun de la belleza-,
para mí,
solo existe el destierro
levantando el polvo del caído
y solo la tristeza de estar enfermo
me acompaña
a rememorar el esmeralda color de los ramajes
en donde se enreda, una vez más,
el brazo de mi Eva.

Pero,
ignora que somos muerte,
vuélcate al sabor de lo que, al caer del día, nos aguarda,
cuando con las sombras busquemos disimular el fruto
que ha engendrado este destierro.



CANTO DE DAVID
O CANTO A LA INMORTALIDAD PERDIDA

I

Indolentes otra vez,
-o solo, descubiertos por la muerteno
somos más que territorio
del que se escapan los latidos del cansancio.

hoy
soy quien nunca fui

y,
aunque intente detener este invierno,
nunca encontraré
a quien fuera.



II

Porque no somos
sino, territorio del que se exilia la vida
aunque sonreímos con el hábito de amarnos
–el hábito de la seguridad y del refugiosolo
estamos quemando,
ingenuamente,
nuestros frutos
en tributo
a los ídolos que amamos.

mientras sentimos
que se agiganta el mundo con los sueños
gota a gota, como él mar herido por las olas,
nos huye la vida.



III

Pero,
¿te has fijado, Absalón,

que los hombres que atestiguan esta guerra ocultan la incertidumbre
de la gloria y la derrota?

Y tú,
¿Aun intentas simular que,
bajo nuestras pisadas,
el mundo y sus esmeros no han seguido
inmutables su marcha?



IV

Y si se repiten los días
¿podrás evadir la espada fementida de Joab
y escapar abrazado a tu corcel?

Yo te digo que no
porque
antes que fructificara el rencor
ya habías muerto,
como otros hombres que no hallaron su indulto
entre la guerra y la esperanza,
como todos los que entregaron sus armas
frente a una sola amenaza



V

Sé que la felicidad es un mar imposible,
que el hijo de hombre disfraza el presente con los rostros
de la ventura ofrendada a sus fantasmas.

Sé que el hijo de hombre incinera su vida;
que sus fuerzas están ancladas a sus caricias
ayer embalsamadas con el miedo.

Pero tú,
también hijo de hombre,
que conoces las lenguas de los dioses y las bestias;

tú,

dejado en prenda
mientras dura la ceguera de estos años,

has visto a lo lejos incendiarse los bosques
con el fragor de la luna
sometiendo el aroma de otro cuerpo
hecho de barro como tú



VI

Tras la cortina de la tarde,
como un monte de duda,
se divisa el sitio donde yace tu cuerpo
royéndose,
también,
por la fatiga

Y no me inquieta la atracción de lo yerto
aunque dore, amoroso, el sol
-filtrándose
por las estrías de las rocas-
tus huesos.

Ayer
¿Quién se negaría
ante la húmeda seducción de tu mirada,
aunque la convocatoria fuese
en pos de estas jornadas de injuria?

Y no me atrae el dominio quieto de lo muerto.

A esta hora
-aunque otra vez golpea el olor del desamparose
ha impuesto un tiempo que alienta la huida

La herida apunta al sitio donde,
remisamente, el sol
va despertándose.

_________________________________
Jorge Luis Bustamante Álvarez (Quito, 1994). Estudiante de Psicología Clínica en la Universidad Politécnica Salesiana. Colaborador de la revista Utopía. Cofundador del grupo poético «El tornillo» y autor de Histeria y otros delirios (El ángel editor, 2014).

http://circulodepoesia.com/2016/05/la-poesia-refugio-y-adhesion-primera-el-fruto-del-paraiso-de-tannia-e-rodriguez/




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NOVELLA MATVÉYEVA [18.606]

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Novella Matvéyeva

Novella Nikoláievna Matvéyeva (ruso: Новелла Николаевна Матвеева) (Nacido el 7 de octubre de 1934, en Detskoye Selo, Rusia) es una cantante y compositora, poeta, escritora, guionista, y dramaturga. 

Su primer libro de poemas fue publicado en 1961, el mismo año en que fue admitida en la Unión de Escritores Soviética. 

Desde finales de la década de 1950, Matvéyeva ha estado componiendo canciones para su poesía acompañándose con una guitarra de siete cuerdas.

En 1998, Matvéyeva recibió el Premio Estatal Pushkin de poesía en Rusia, y en 2002, recibió el Premio Estatal de la Federación Rusa en Literatura y Artes por su poemario Jasmine.

Libros 

Swallow's School «Ласточкина школа» (1973)
River «Река» (1978)
The Law of Songs «Закон песен» (1983)
Land of the Tide «Страна прибоя» (1983)
Rabbit Village «Кроличья деревня» (1984)
Selected «Избранное» (1986)
Praise to Work «Хвала работе» (1987)
Unbreakable Circle «Нерасторжимый круг» (1991)
A Melody for the Guitar «Мелодия для гитары» (1998)
Cassette of Dreams «Кассета снов» (1998)
Sonnets «Сонеты» (1999)
Caravan «Караван» (2000)
Jasmine «Жасмин»(2011).




LAS PRIMERAS HOJAS DE LA COL

Las primeras hojas de la col
son gruesas como suelas nuevas,
más rotundas que las blasfemias,
más compactas que las corazas,
con fibras como las maromas.

Como rústico regimiento 
de plurales armaduras,
protegen el cogollo
-suave como la seda-
de toda suerte de infortunios,
de toda suerte de tormentas.

Para poder ver el cogollo,
arranqué la primera hoja.
Y en seguida se derramaron
unas lágrimas de rocío.
Fui quitando nuevas hojas
como quien se quita las vendas.
Y se  me abrió de repente
un curioso laberinto.

Se enterneció el repollo
y lloró como un ser vivo,
hundiendo al punto entre mis manos
su afligida cabeza.

Traducción de José Santacreu
https://es.scribd.com/doc/119446885/Antologia-de-La-Poesia-Sovietica



Фокусник

Ах ты, фокусник, фокусник-чудак!
Ты чудесен, но хватит с нас чудес.
Перестань! Мы поверили и так
В поросенка, упавшего с небес.

Да и вниз головой на потолке
Не сиди - не расходуй время зря!
Мы ведь верим, что у тебя в руке
В трубку свернуты страны и моря.

Не играй с носорогом в домино
И не ешь растолченное стекло,
Но втолкуй нам, что черное - черно,
Растолкуй нам, что белое - бело.

А ночь над цирком такая, что ни зги;
Точно двести взятых вместе ночей...
А в глазах от усталости круги
Покрупнее жонглерских обручей.

Ах ты, фокусник, фокусник-чудак,
Поджигатель бенгальского огня!
Сделай чудное чудо; сделай так,
Сделай так, чтобы поняли меня!

1962




Акула

Акула быстрая, с бездушной парой глаз -
Идея голода без мантий и прикрас!
С полуразинутым, как при вдыханье мухи,
Ртом-полумесяцем, прорезанным на брюхе,
Ртом, перевернутым тоской, концами вниз...

Промозгла и сыра, как мраморный карниз.
Но преисполнена убийственного пыла,
Тяжеловесная как скачущее мыло, -
Неутолимая акула южных вод!

В огромный мир морей ты заслонила вход.
Секуще проносясь над полушарьем ярким,
Ты строишь из прыжков зеркальных арки, арки...
Из блеска - без конца ворота создаешь,
Но ни в одни из них проникнуть не даешь.

Чтоб, выбившись из сил, мы крикнули: "Природа -
Храм в тысячу дверей без выхода и входа"?
Но мерзко хлопанье скачков твоих: ты лжешь!



Рожь

Страшно мне за рожь перед грозою!
Вот уж пополудни скоро шесть,
В ней же и разгневанному зною,
И дневному блеску место есть.

     В красной мгле ее сухих разливов
     Будто шерсть горящая трещит,
     Будто электрический загривок
     Медных кошек...Будто медный щит
     Собранного к битве полководца,
     Рдеет поле с трещиной межи:
     Искры неба ждет - не дозовется
     Искра, затаенная во ржи.

Но безвредней капли застучали,
Благодушней, чем земля ждала.
В каждой капле тлел заряд печали,
Но угрозу ночь превозмогла.

     Сломанные, смятые плюмажи
     Тихо уронив за край земли,
     Навзничь, как подкупленные стражи,
     Пьяные колосья полегли...

Подобрался низенький туманец,
Упаковку блеска разорвал,
Затаенный в воздухе румянец,
Как живую розу, своровал...

     Не боюсь огней небесной боли!
     Мне не страшно искры той сухой.
     Поскучнев, межа уходит с поля
     И, намокнув, гаснет за ольхой.



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OLEG DMÍTRIEV [18.607]

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Catedral de Omsk


Oleg Dmítriev 

(1 de julio, 1937 Omsk, Rusia - 9 diciembre 1993 Moscú) - poeta y traductor ruso. 

Se graduó en la Facultad de Periodismo (1959). Trabajó en la revista de poesía "Youth" i "Literary Gazette". "Juventud" y "Gaceta Literaria". Sus primeros poemas fueron publicados en el libro colectivo "Hostel" en 1962. Su primer poemario publicado fue "Arbat Sybiraków" - en 1965. 

Premios y títulos: "Insignia de honor" honrado trabajador de la Cultura de Autonomiczna Socjalistyczna Republika Radziecka.


Obra: Broszury i polany. M., 1963; Arbat Syberii. M., 1965; Ł»e wyścigi żółwi! Śmieszne i smutne wiersze o zwierzętach. M., 1967; Uderz krzemień. M., 1967; Wybrane teksty. M., 1968; W lecie, na ziemi. M., 1970; Powrót do miasta. M., 1971; Biały godziny świtu. M., 1973; Jesienne spacery. M., 1975; Zapraszanie znajomego. M., 1976; Były konto. M., 1978; Czas Moskwa. M., 1979; Ulubione. M., 1980; Latanie profil. M., 1981; Ptaki nad miastem. M., 1981; Dawną i współczesną. M., "Sov. Rosja ", 1986; Ulubione. Moskwa, 1987 (Przedmowa E.Sidorova). 




DOS

Jamás el hombre está tranquilo.
Sin cesar prueba destinos muy distintos;
bajo el agua, tras de peces carnívoros,
bajo la tierra, recorriendo laberintos.
La espesura de la taiga atraviesa,
vive meses en témpanos lejanos
o se traslada sobre una balsa
bajo las velas a través del océano.
Mientras otro, frente al televisor sentado,
toma su té con galletitas
y casi en desafío mira
este tipo de aventuras;
cuando el espectador vecino
detiene la respiración ante el espanto,
él grita: "¡Niñerías!"
despectivo.
Siempre tuvo miedo a la palabra
"valentía".

Traducción de Elva Macías y Eraclio Zepeda.
https://es.scribd.com/doc/119446885/Antologia-de-La-Poesia-Sovietica




Comprehension

To those long and covered with sands shores
My soul’s gratitude is one sincere and endless.
When waves were crawling to my feet in wrath,
And slowly returning home, breathless...
I understood the goal of high tides,
And the eternal work of tides, called low…
When after hiding bottom from my sight,
The sea again was ready it to show, --
The two great truths were given me by waves,
Reflecting light, the husky one and grayish:
“All vanishes in world without trace.”
“It is impossible without trace to vanish.”

Translated by Yevgeny Bonver, July, 2001




My Friends Again

(From Isaac Borisov)

My friends again
Go into darkness,
Indifferently, leaving us…
There, blows its silent trumpet silence
And failed a fire of all times.

Translated by Yevgeny Bonver, June, 2001




The Sunsets Are Still Left

The sunsets are still left for old people,
They look strictly at scarlet of height,
As if somewhere to skies’ easy ripple
All young men had directed their flight.

Once in year or, may be, more seldom,
With their head that’s uncovered and gray,
They would sit, looking sadly in trace them, 
Who are driving in their cars away.

And they sit as the eastern old bonzes
Changing not their usual poses,
Only slightly declining back-ward,
And the sunset copiously bronzes
Their faces, reflecting the world.

If a path rises up to a mount,
The young ones would still catch in a sight
The old men, sitting on their ground,
In the warmth of the perishing light.

Life is ending. The day’s in last rapture,
But the distance is so soft and bright,
So graceful is still country’s nature,
That the sadness isn’t pressing a heart.

Translated by Yevgeny Bonver, May, 2001







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ARNALDO JIMÉNEZ [18.608]

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Arnaldo Jiménez 

Nació en La Guaira, Venezuela en 1963. Poeta, narrador y ensayista. Es licenciado en educación en la especialidad de Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo. Maestro de aula desde el 1991. Es miembro del equipo de redacción de la Revista internacional de poesía y teoría poética: Poesía del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida, de la misma Universidad.

En poesía ha publicado: Zumos (2002). El silencio del agua (Recopilación y notas. Poemas y dibujos creados por niños y niñas, 2007) Tramos de lluvia (2007) y Caballo de escoba (2011). En narrativa ha publicado: Chismarangá (2005), El nombre del frío, cuento infantil ilustrado por Coralia López Gómez (Editorial Vilatana CB, Cataluña, España, 2007),  con el cual representa a Venezuela en la colección Cercamón de la mencionada editorial. Orejada (2012) y El silencio del mar (2012). En ensayo ha publicado: La raíz en las ramas (2007), La honda superficie de los espejos (2007), y el libro de aforismos Cáliz de intemperie (2009).

Primer premio en el concurso nacional de cuentos Fantasmas y aparecidos clásicos de la llanura en el 2002. Premio nacional de las artes mayores 2005. Obtuvo dos premios nacionales del libro región centro occidental por El silencio del agua y La honda superficie de los espejos en el 2008.  Recibió la orden Juan Antonio Segrestaa en el 2008. Mención especial en el concurso nacional de cuentos Salvador Garmendia 2010. Finalista en el concurso nacional de microficción Los desiertos del ángel 2010. Finalista en el concurso nacional de cuentos Guillermo Meneses 2011. Mención especial en el concurso nacional de poesía Festival mundial de poesía 2011. Segundo Lugar en el concurso nacional de cuentos Por una Venezuela literaria, 2012. Finalista en el concurso de microcuentos, Cada loco con su tema, México,2012. Premio nacional de poesía Rafael María Baralt 2012. Premio nacional de poesía Stefanía Mosca 2013. 



UNA CASA PARA MIS HIJAS

construí una casa que no llora por dentro
un despertar de golondrinas funda sus paredes
no tiene puertas nadie vuelve nadie sale
y las muñecas juegan con nosotros
nos limpian las amarguras y nos acuestan
esta es una casa sin caminos hacia otra parte
con mesas que hablan del éxtasis compartido
y matas que nacen en las camas y ríos que desembocan
en las sonrisas
¿cuántos toboganes necesito
para que mis hijas se acostumbren a las caídas?
esta casa tiene payasos que abren los rincones
y algodones de azúcar para arreglar los problemas
no hay explosiones de ira en sus cortinas
cómo podría haberlas si esta casa no tiene paredes
y muchas rondas para ir cantando hasta la comida
aquí es donde llegan las migraciones de los pájaros
y las cobijas nos resguardan de las sombras
en esta casa no hay apuro en el reloj
ni se escucha el grito que rompe los juegos
está diagramada
con el cristal de mis médulas
batí la mezcla con los alientos del aire
y del fuego
arcos que la protegen para que no se destruya
el día que ellas ya no quieran vivir
dentro de mi cuerpo




EL SUDOR DE LAS PARTIDAS

Padre
no dejaste olvidado
sobre mi cara
ningún gesto
y en mis pies no consigo
una huella tuya
para medir mi camino
sólo te veo de espalda
yéndote
por el espejo
de los días
sin dividir el pez que muere
en tus manos
no arrojes más
tus respiros
desde los restos de tus fotos
no hundas tu lejanía
dentro del temor que siento
de tropezarme
con tus ropas
y no poder quitarme
el sudor de las partidas




LA VIDA CABE EN UNA TAZA

de la marejada del café
quedan esas figuras
en el fondo de la taza
tanto llenar la vida con recorridos
y asomarme por las ventanas de las insistencias
y agazaparme entre nieblas
en los rincones del cansancio
es preciso que quede fuerte el café
amargo    bien oscuro
para que nazca su luz
y pocas palabras definan lo que he sido
y se demarquen las líneas
de los signos que sentencian el porvenir
es tan profunda la taza
cuánta extensión mansa a los ojos
cuántas puertas entreabiertas
y los problemas que han elevado sus velas
y los problemas que están anclados en mi orilla
hay que mover la taza  darle vueltas por el aire
para que surjan nuevos episodios
y los espíritus guíen a la mirada
tantas pasiones llevadas como equipaje
tanto creer que la vida es una larga escena
y cabe toda en una taza
una llegada y una salida
un breve lavar con agua




VELONES

la muerte enciende un hilo dentro 
de nuestros cuerpos
lo sostiene 
y vamos gastando su llama
sopla el tiempo
las velocidades de sus aires
y se nos va abriendo un hueco
en el pecho
y destilamos el aceite de vida
y recibimos las ilusiones
como mariposas de salvación
el presente cubre
con su palma
las cortezas secas
y comenzamos a mostrar las formas
del desgaste
lentamente la llama deja
de quemar lo que vive 
y la muerte suelta 
el hilo chamuscado




EL ALMA DE MI CASA

el alma de mi casa
quiere un juguete
que no palidezca 
arriba del techo
una gotera de pájaros
que hunda su canto
en el pasillo
y vuele con sus llamas
y desaparezca el rumor
de los meses que la atravesaron
y dejaron caer la costumbre
en nuestras miradas
los comienzos y los finales
le pesan como viejas lámparas
curaremos el dolor
que la hace girar
y volverán a saltar los grillos
encantados en sus rincones
y con los muertos de la familia
ondularán las cortinas inesperadamente
y nos daremos compañía
para ahuyentar el miedo
el alma de mi casa quiere
sentarse a la mesa y comer
sin que las migajas del pan
alumbren el gesto del egoísmo




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RIGOBERTA MENCHÚ [18.609]

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RIGOBERTA MENCHÚ

Guatemala, año 1958 
Lo que se dice una heroína nacional, cuyo admirable afán fue reconocido internacionalmente con el Premio Nobel de la Paz en 1992. Rigoberta Menchú Tum es un símbolo de esperanza y constancia: una mujer indígena k’iché que se ha destacado por su liderazgo al frente de las luchas sociales en el ámbito nacional e internacional –es, además, la persona más joven en recibir Nobel de la Paz. Ya desde muy joven se involucró en las luchas reivindicativas de los pueblos indígenas y los campesinos, lo que le valió persecución política y el exilio. Ha recibido decenas de reconocimientos, entre los que destacan el premio de la UNESCO Educación para la Paz (1990), la condecoración Legión de Honor en el máximo grado de Comandante, recibida de manos del presidente francés Jacques Chirac (1996) y el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional (1998). Se ha hecho acreedora de más de treinta doctorados Honoris Causa en distintas universidades del mundo. Ha publicado decenas de libros, entre ellos Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, obra testimonial publicada en 1983 y que ha sido traducido a más de doce idiomas.


Rigoberta Menchú: 
por la paz y los derechos humanos

Escrito por  Lucia Prade

Rigoberta Menchú Tum es activista de los derechos humanos de Guatemala. Nació en el año 1958 en una numerosa familia campesina de la etnia indígena maya-quiché. Tras haber pasado una dura infancia y juventud, en medio de la lucha contra la guerrilla, la pobreza y la represión, ha podido dar solidez a su discurso y ser reconocida mundialmente por su activismo por los derechos indígenas.

Rigoberta Menchú es autora de muchos libros, entre ellos Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, donde cuenta su experiencia de vida en las aldeas indígenas, los problemas entre las comunidades y la forma como ha podido salir adelante y llegar adonde está hoy, siendo una de las principales portavoces de esa realidad local. “Los niños tenían que ser como gentes adultas” –cuenta–, nunca han tenido contacto con juguetes de plástico, pero sí jugaban con la naturaleza, con los animales, con los árboles. Era una cultura diferente, de profundo respeto hacia la tierra.

Con la represión de las clases dominantes guatemaltecas, las familias indígenas empezaron a unirse para reivindicar sus derechos, y ya de joven Rigoberta comenzó a relacionarse con la lucha en pro de su pueblo,objetivo que más tarde le costó la persecución y el exilio. Rigoberta cuenta que la extrema discriminación ha llevado a los pueblos indígenas a ocultar poco a poco su identidad, ya que el régimen trataba de quitar todo lo relacionado con la cultura y la religión propias de las aldeas. En esta época se dedicó a aprender el castellano y otros idiomas indígenas para poder trabajar como un eslabón que uniese a los pueblos que tenían una cultura en común y que, debido a su independencia, estaban destinados a desaparecer bajo la fuerte represión que estaban soportando. Más adelante empezaron a sufrir persecuciones, torturas y la muerte de muchos indígenas en plazas públicas, como en el caso de su hermano mayor.

Ante esa situación, Rigoberta decidió no rebelarse contra la guerrilla, como muchos de sus hermanos, sino empezar una campaña pacífica de denuncia del régimen guatemalteco y de la violación de los derechos humanos que ha vivido ella misma, su familia y muchas comunidades indígenas. Para escapar de la represión, se exilió, y en el año 1988 regresó a Guatemala, con protección internacional de las Naciones Unidas, y siguió su trabajo de denuncia contra las injusticias.

GQHEB-rigobertaEn 1992 la labor de Rigoberta Menchú fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz. Su posición le permitió actuar como mediadora en el proceso de paz entre el Gobierno y la guerrilla iniciado en los años siguientes. Rigoberta cree que todavía la población de Guatemala vive con miedo de que vuelva la represión, el militarismo y la dictadura, y que los principales problemas que enfrenta hoy su país son el analfabetismo, la pobreza y el hambre. “Se han idealizado mucho los acuerdos de paz, pero (...) la paz debe consistir también en tener qué comer y tener trabajo y oportunidades”, comenta en una entrevista.

Aun así, afirma que también hay logros positivos desde aquella época, como por ejemplo, que la espiritualidad maya ya no se practica en secreto, los idiomas mayas son oficiales, se ha rescatado el manejo del calendario maya (como guía de futuro), y que, por lo tanto, su historia también empieza a ser oficial. También considera que el ambiente de hoy es más libre para los jóvenes, lo que les genera más posibilidades de tener conciencia y aprendizaje.

Recientemente, Rigoberta ha sido una de las fundadoras del partido político Wianq, formado fundamentalmente por personas de origen maya, y que trabaja para defender los intereses de las poblaciones indígenas en Guatemala. Este hecho le ha generado muchas críticas, ya que la política está relacionada con la corrupción en muchos países del mundo, y en Guatemala no es diferente. Aun así, cree que lo más importante es que haya una representación de estos pueblos en el sistema de gobierno actual, pues ya es inviable vivir aislados. Para Rigoberta, “un líder no es el que se autonombra, es el que sabe escuchar a la gente”, y “lo más importante es que seamos capaces de crear autoestima en la gente y generar una población más sana, más armoniosa, que empiece a buscar la armonía en lugar de la victimización”. Por eso sus esfuerzos son en pro de buscar la calidad humana, más allá de los cargos o puestos.

También ha creado la Fundación Rigoberta Menchú Tum a raíz de recibir su Premio Nobel, y se dedica fundamentalmente a realizar acciones de educación e iniciativas de autodesarrollo, con el objetivo de defender los derechos humanos y contribuir a la construcción de una ética de paz mundial. El código de ética para una era de paz de la fundación es:



“No hay paz sin justicia,
no hay justicia sin equidad,
no hay equidad sin desarrollo,
no hay desarrollo sin democracia,
no hay democracia sin respeto a la identidad y
dignidad de las culturas y los pueblos”.



Rigoberta Menchú es un personaje importante de lucha y reivindicación pacífica, que nos puede servir como ejemplo para tiempos difíciles como el que estamos viviendo actualmente. Su reconocimiento internacional la ha llevado a recibir numerosos premios y reconocimientos, pero también a dar la vuelta al mundo con un mensaje de paz, igualdad y justicia.



Crucé la frontera amor

Crucé la frontera amor
no sé cuando volveré.
Tal vez cuando sea verano,
cuando abuelita luna y padre sol
se saluden otra vez,
en una madrugada esclareciente,
festejados por todas las estrellas.
Anunciarán las primeras lluvias,
retoñarán los ayotes que sembró Víctor
en esa tarde que fue mutilado por militares,
florecerán los duraznales y florecerán nuestros campos.
Sembraremos mucho maíz.
Maíz para todos los hijos de nuestra tierra.
Regresearán los enjambres de abejas que huyeron
por tantas masacres y tanto terror.
Saldrán de nuevo de las manos callosas tinajas,
y más tinajas para cosechar la miel.

Crucé la frontera empapada de tristeza.
Siento inmenso dolor de esa madrugada
lluviosa y oscura, que va más allá de mi existencia.
Lloran los mapaches, lloran los saraguates,
los coyotes y sensontles totalmente silenciosos,
los caracoles y los jutes desean hablar.
La tierra madre está de luto, empañada de sangre.
Llora día y noche de tanta tristeza.
Le faltarán los arrullos de los azadones,
los arrullos de los machetes,
los arrullos de las piedras de moler.
En cada amanecer estará ansiosa de escuchar
risas y cantos de sus gloriosos hijos.

Crucé la frontera cargada de dignidad.
Llevo el costal lleno de tantas cosas de esta tierra lluviosa
llevo los recuerdos milenarios de Patrocinio,
los caites que nacieron conmigo, el olor de la
primavera, olor de los musgos, las caricias de la milpa
y los gloriosos callos de la infancia.
Llevo el güipil colorial para la fiesta cuando regrese.
Llevo los huesos y el resto del maíz. ¡Pues sí!
Este costal volverá a donde salió, pase lo que pase.

Crucé la frontera amor.
Volveré mañana, cuando mamá torturada
teja otro güipil multicolor,
cuando papá quemado vivo madrugue otra vez,
para saludar el sol desde las cuatro esquinas
de nuestro ranchito.
Entonces habrá cuxa para todos, habrá pom,
la risa de los patojos, habrá marimbas alegres.
Harán lumbres en cada ranchito, en cada río para
lavar el nixtamal en la madrugada.
Se encenderán los ocotes, alumbrarán las veredas,
los barrancos, las rocas y los campos




Nostalgia

Es ella, la que cruzó fronteras y no le dio
tiempo de despedir el novio desaparecido,
la que gritó la verdad por el mundo,
dijo un discurso frente a militares asesinos
y no se le terminó la voz.
Es la que venció su miedo, aceptó ser acompañada
por la soledad de lejanas tierras, cruzando
fronteras esperando un avión
de allá pa ca, de acá pa allá.
Es la hija, la nieta de los mayas.
Es la que nació bajo el cielo azul.
Es la memoria de Chimel.
Es para ti hermosa mujer de mi tierra.

 


Ella (fragmento)

Arquitectura y belleza multicolor de la naturaleza
silueta del universo, rostro pecoso y marchitado de tanto cortar
algodón, café, y caña de azúcar, manos tiernas, creadoras, ásperas
y callosas por rajar la leña bajo el temascal ardiente del padre sol.
 Pies grandes, tiesos como las rocas cruzando veredas,
... charralera y caminitos de la madre tierra, por donde sólo pasan monos, ardillas, hormigas, bichos raros y pájaros nunca vistos.
Quetzal en verdecidad de esperanza y futuro.
Quetzal de pecho rojo, rojo ardiente de lucha y de coraje por tanta sangre y tristeza que han visto tus ojos. Es ella, es la Juanita que conoce el más allá de una muerte, es la xiba, la comadre, la tejedora del mañana.
Es la marimba frágil de mi tierra. Es la Mariíta la tojona de doña Marta Zacarías. Es la compañera que encendió fuego por donde pasó …



Mi tierra 
                                  
Madre tierra, madre patria,                                                                                        tus manojos de lluvia,                                                               
tus ríos transparentes,
tu aire libre y cariñoso,
tus verdes montañas y
calor ardiente de tu sol
hicieron crecer y multiplicar
el sagrado maíz y formaron los
huesos de esta tierra.

Aquí reposan los huesos y
memorias de mis antepasados
en tus espaldas se enterraron
los abuelos, los nietos y los hijos.

Aquí se amontonaron huesos tras huesos
de los tuyos, de los huesos de las
lindas patojas de esta tierra
abonaron el maíz, la yuca,
las málagas, los chilacayotes.
Los oyotes, los güicoyes y los güiquiles.
Aquí se formaron mis huesos.
Aquí me enterraron el ombligo
y por eso me quedé aquí
año tras año
generaciones tras generaciones.

Tierra mi  tierra de mis abuelos
tus manojos de lluvia,
tus ríos transparentes,
tu aire libre y cariñoso,
tus verdes montañas y
calor ardiente de tu sol
hicieron crecer y multiplicar
el sagrado maíz y formaron los
huesos de esta tierra.

Tierra mía, madre de mis abuelos,
Quisiera acariciar tu belleza
Contemplar tu serenidad y acompañar tu silencio,
quisiera calmar tu dolor.
Llorar tu lágrima al ver
tus hijos dispersos por el mundo
regateando posada en tierras
lejanas sin alegría, sin paz,
sin madre, sin nada.


CARTA DE RIGOBERTA MENCHÚ A GEORGE W. BUSH


Al señor George W. Bush
Presidente de los Estados Unidos de América
Washington, D.C. - E.U.A.

Excelentísimo señor presidente:

Deseo, en primer lugar, reiterar a Ud. la solidaridad y condolencia que expresé a todo su pueblo el martes 11 pasado, luego de conocer los dolorosos sucesos ocurridos en su país, así como compartir mi indignación y condena a las amenazas que entrañan esos actos de terrorismo. En los últimos días he estado pendiente de la evolución de los acontecimientos, empeñando mis mejores oficios en que la respuesta a dichos sucesos sea la reflexión, no la obsecación; la cordura, no la ira; la búsqueda de justicia, no la revancha. He invocado la conciencia de los pueblos del mundo, a los medios de comunicación, a las personalidades eminentes con las que comparto un compromiso ético con la paz, a los jefes de Estado y los líderes de los organismos internacionales, para que la cordura ilumine nuestros actos. Sin embargo, señor presidente, al escuchar anoche el mensaje que dirigió al Congreso de su país, no he podido reprimir una sensación de temor por lo que puede desprenderse de sus palabras. Llama Ud. a su pueblo a prepararse para "una larga campaña como no hemos visto ninguna otra jamás", y a sus militares a salvar su orgullo, marchando a una guerra de la que pretende hacernos parte a todos los pueblos del mundo.

A nombre del progreso, el pluralismo, la tolerancia y la libertad, usted no deja ninguna opción a quienes no contamos con la dicha de compartir la sensación de libertad y los frutos de la civilización que desea Ud. defender para su pueblo, y a quienes nunca tuvimos simpatía alguna con el terrorismo ya que fuimos sus víctimas. Quienes somos expresiones orgullosas de otras civilizaciones; quienes vivimos día a día con la esperanza de convertir la discriminación y el despojo en reconocimiento y respeto; quienes llevamos en el alma el dolor del genocidio perpetrado en contra de nuestros pueblos; quienes, en fin, estamos hartos de poner los muertos en guerras ajenas, no podemos compartir la arrogancia de su infalibilidad ni el camino unívoco al que Ud. desea empujarnos cuando afirma que "Todas las naciones en todas las regiones deben tomar ahora una decisión: o están con nosotros o están con los terroristas".

Al empezar este año, invité a los hombres y mujeres del planeta a compartir un Código de Ética para un Milenio de Paz reclamando que:

No habrá Paz si no hay Justicia
No habrá Justicia si no hay Equidad
No habrá Equidad si no hay Desarrollo
No habrá Desarrollo si no hay Democracia
No habrá Democracia si no hay respeto por la Identidad y la Dignidad de los Pueblos y las Culturas

En el mundo de hoy, todos estos son valores y prácticas muy escasas, sin embargo, la desigual manera en que están distribuidos no hace más que alimentar la impotencia, la desesperanza y el odio. El papel de su país en el actual orden mundial está lejos de ser neutral. Anoche esperábamos un mensaje sensato, reflexivo y autocrítico pero lo que escuchamos fue una amenaza inaceptable. Comparto con Ud. que "el curso de este conflicto no se conoce", pero cuando sentencia que "su resultado es cierto", la única certeza que me invade es la de un nuevo y gigantesco sacrificio inútil, la de una nueva mentira colosal.
Antes de que dé Ud. la voz de "fuego", me gustaría invitarlo a pensar en un liderazgo mundial diferente, en el que no necesite vencer sino convencer; en el que la especie humana pueda demostrar que en los últimos mil años hemos superado el sentido de "ojo por ojo" que tenía la justicia para los bárbaros que sumieron a la humanidad en el oscurantismo medieval; en el que no hagan falta nuevas cruzadas para aprender a respetar a quienes tienen una idea distinta de Dios y la obra de su creación; en el que compartamos solidariamente los frutos del progreso, cuidemos mejor los recursos que aún quedan en el planeta y a ningún niño le falte un pan y una escuela.
Con la esperanza en un hilo, lo saluda atentamente

Rigoberta Menchú Tum
Premio Nobel de la Paz
Septiembre de 2001





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JOHN GREENLEAF WHITTIER [18.610]

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John Greenleaf Whittier    

(1807-1892). Poeta, periodista y director de publicaciones norteamericano, nacido en East Haverhill (Massachusetts) el 17 de septiembre de 1807 y fallecido en Hampton Falls (New Hamshire) el 7 de septiembre de 1892.

John Greenleaf Whittier nació en el seno de una familia de campesinos cuáqueros y se crió en la granja que sus padres poseían en East Haverhill, donde, desde su tierna infancia, se familiarizó con la poesía de Burns. Whittier recibió una instrucción muy limitada y fue hasta cierto punto una persona autodidacta, pues si bien su padre era un modesto terrateniente, no poseía los medios económicos necesarios para que sus hijos recibieran una completa formación intelectual. Pero el joven Whittier, que sentía un enorme placer con la lectura, se dedicó a estudiar a través de los textos clásicos de poesía inglesa que aparecían en la New England Weekly Review en Hartford, y dio prontamente verdaderas muestras de su vocación por la poesía. De esta manera, su hermana Mary, convencida del ingenio poético de su hermano, hizo llegar una de sus poesías al director de The Free Press, un periódico de Newburyport. Garrison, el director, no sólo publicó el poema en el periódico, sino que quiso conocer al joven poeta, que contaba entonces con diecinueve años. Garrison reafirmó las ambiciones literarias de Whittier y sus aptitudes como poeta, y le animó a continuar en sus estudios. Whittier, decidido a dedicarse por completo a la poesía, comenzó a asistir a la “Haverhill Academy”, donde estudió durante algún tiempo, y se comprometió con A. Thayer, el director de The Gazette de Haverhill, a escribir semanalmente algunos versos para este periódico.

Al año siguiente, cuando Whittier ya había cumplido los veinte años, emprendió la empresa de componer un volumen de versos que finalmente no llegaría a completar, The poems of Adrian (1828, Los poemas de Adriano). En 1929, Whittier fue nombrado director de The Gazette y, un año más tarde, en 1830, ocupaba este mismo puesto en The New England Weekly Review de Hartford (Connecticut). Mientras se ocupaba de la dirección de este periódico, dio a la imprenta su primer volumen de versos, Legends of New England in Prose and Verse (1831, Leyendas de Nueva Inglaterra en prosa y verso), y un poco más tarde publicó Moll Pitcher (1832). En 1883, movido por la lectura de la obra de Garrison Thoughts on Colonization (Pensamientos sobre la colonización), Whittier se comprometió políticamente con el movimiento de emancipación de los negros, del que se convirtió no sólo en partidario sino en portavoz. Desde esa fecha hasta 1865, cuando se produjo la emancipación de los negros con el final de la Guerra Civil, Whittier se dedicó por completo a realizar una labor política junto a quienes defendían los derechos de los esclavos negros, si bien mantuvo una actitud conservadora como político, exceptuando los problemas sociales y económicos; contribuyó asimismo en la fundación del partido republicano y, aunque fue elector presidencial en 1865, abandonó la política tras la guerra civil. Whittier se apoyó en su cargo de director y editor de numerosos periódicos para promover la abolición de la esclavitud, labor que fue especialmente intensa entre 1833 y 1840. Se enfrentó como periodista a todos aquellos que defendían la esclavitud a través de sus artículos y sus versos, lo que provocó más de un incidente en las oficinas de sus periódicos, tal como sucedió durante la campaña de prensa que llevó a cabo entre 1838 y 1839 en Filadelfia, cuando los partidarios de la esclavitud de los negros saquearon e incendiaron la imprenta del periódico antiesclavista The Pennsylvania Freeman. A pesar de estas contrariedades, Whittier nunca abandonó la defensa de sus ideas y la lucha por la libertad, por lo que continuó publicando sus argumentaciones en forma de versos en distintos periódicos, en los que también ejercía función de director, como en el famoso diario abolicionista The National Era.

Aunque nunca abandonó el periodismo, después de 1840 se aplicó más de lleno a su primera vocación literaria, la poesía. Rápidamente apareció un volumen de poemas con el título de Lays of my Home and Other Poems (1843, Cantos de mi patria y otras poesías), gracias al cual consiguió su primer gran éxito literario, lo que le supuso igualmente una relativa tranquilidad económica. Después de este primer triunfo literario apareció Voices of Freedom (1846, Voces de libertad), volumen donde Whittier recogió sus poemas contra la esclavitud, a través de los cuales intentó justificarse como poeta por su intensa preocupación por la libertad y la fraternidad entre los humanos, inquietudes que se originaban en su educación en las creencias cuáqueras; en este libro se incluye el famoso poema “Massachusetts to Virginia”. De entre sus trabajos anteriores a la Guerra Civil destacan títulos como Leaves from Margaret Smith’s Journal (1849, Hojas del diario de Margaret Smith), una obra escrita en prosa en la que Whittier retrató la sociedad del Massachusetts de finales del siglo XVII; Old Portraits and Modern Sketches (1850, Viejos retratos y esbozos modernos), Songs of Labor (1850, Canciones del trabajo), seguramente su mejor obra; The Panorama (1856), donde destacan poemas de la talla de “Maud Muller” y “Barefoot Boy”; Home ballads (1860, Las baladas del hogar) y In War Time (1864, En tiempo de guerra), donde se recoge el célebre poema “Barbara Frechtie”, o el titulado “Marguerite”.

Después de la Guerra Civil, Whittier se dedicó completamente al cultivo de la poesía, con obras como Snow-bound (1866, Prisioneros de la nieve), donde se recoge el célebre poema escrito a la muerte de su querida hermana Elizabeth, en el que el autor rememora su infancia, y con el que consiguió hacer del libro un rotundo gran éxito. En esta misma época Whittier publicó The tent on the beach (1867, La tienda en la playa), un sorprendente documento donde se retratan la vida y las antiguas costumbres rurales de Nueva Inglaterra, haciendo referencia a su historia y sus leyendas. Destacan también Among the Hills and Other Poems (1869-71, Entre las colinas y otras poesías) o Miriam and Other Poems (1871, Miriam y otras poesías), entre otros. Su entera producción literaria fue recogida más tarde en sus Complete Works (Obras Completas), en ediciones realizadas entre 1888 y 1889, cuando el autor todavía vivía.

Whittier estuvo considerado entre los críticos de su mismo siglo como un importante poeta, al que colocaron a la altura de autores de la categoría de Longfellow, y su obra tuvo gran trascendencia en Inglaterra mientras Whittier seguía escribiendo. Su reconocimiento se hizo patente en el momento en que fue objeto de un homenaje de carácter nacional, precisamente cuando Whittier celebraba su septuagésimo aniversario. Falleció mientras realizaba una excursión a las cascadas de Hampton a causa de una hemorragia cerebral.

Si bien sus primeras obras, como Voices of freedom, reflejan toda la energía, el vigor y la pasión de su poesía en oposición a la esclavitud, Whittier ha sido popularmente conocido por sus nostálgicos poemas sobre Nueva Inglaterra, lo que le supuso una valiosa reputación como poeta regionalista. No obstante, gran parte de lo mejor de su poesía se origina a partir de la Guerra Civil, cuando Whittier muestra en sus poemas el interés que sentía por su tierra natal, especialmente preocupado por retratar la belleza de las costumbres rurales y el folclore de Nueva Inglaterra, lo que le llevó a cultivar lo que él mismo denominó la “pastoral yanqui”. Sus famosos poemas, así como los cerca de cien himnos que compuso, le han supuesto a Whittier disfrutar de ser tenido por uno de los poetas más populares de su tiempo, una reputación que no le ha sobrevivido, aunque su obra puede encontrarse en las numerosas ediciones antiguas existentes.



Poesía de John Greenleaf Whittier
Escogida y traducida por Benigno Sánchez-Eppler y Susan Furry



Amado Señor, Padre de todos 

Amado Señor, Padre de todos,
¡Perdónanos nuestras necedades!
Revístenos en mente buena y justa.
Que con vidas más puras te sirvamos,
y con más honda humildad te adoremos.
Que oigamos el llamado de tu gracia
con la llana confianza de los pescadores.
Y al igual que aquellos,
sin palabras, levantémonos
y sigamos en pos de ti. 

En el descanso del séptimo día,
en la calma de las colinas galileas
Jesús se arrodilló compenetrándose
con tu silencio eterno
y con tu amor.

Con tu profunda quietud ven y avasalla
todas esas palabras y obras nuestras
que ensordecen el delicado silbo del llamado,
y haz que en silencio tu bendición,
como el maná, nos caiga.  

Esparce tu rocío de sosiego
hasta que cesen todas nuestras luchas.
Quita de nuestras almas la fiebre y el bullicio;
y haz que nuestras vidas ordenadas
confiesen lo bello de tu paz.

Sopla por entre los ardores del deseo
 tu frescura y tu bálsamo;
enmudece los sentidos, aquieta la carne;
y por entre el terremoto, el viento, el fuego,
 habla tú, oh voz apacible de calma.  
_______________________________________________________________
1. Aquí traducimos las últimas seis estrofas del poema titulado “Haciendo Soma” porque sólo éstas sirven de letra a un himno muy querido por los cuáqueros de habla inglesa. Existe una traducción de N. Martínez y G.P. Simmonds, con rima y métrica cantable En nuestra traducción, libre de la necesidad de adaptarnos a la música, hemos podido ofrecer una versión más cerca al texto original.
2. Mateo 4:18-22, Marcos 1:16-20
3. Éxodo 16
4. 1 Reyes 19:11-12. La frase hebrea traducida en Reina-Valera como “un silbo apacible y delicado” aparece en la versión de King James con una frase que corresponde literalmente a “una voz sosegada y pequeña.”




Dear Lord and Father  

Dear Lord and Father of mankind,
Forgive our foolish ways!
Reclothe us in our rightful mind,
In purer lives Thy service find,
In deeper reverence, praise.

In simple trust like theirs who heard
Beside the Syrian sea
The gracious calling of the Lord,
Let us, like them, without a word,
Rise up and follow Thee. 

O Sabbath rest by Galilee!
O calm of hills above,
Where Jesus knelt to share with Thee
The silence of eternity
Interpreted by love!
With that deep hush subduing all
Our words and works that drown
The tender whisper of Thy call,
As noiseless let Thy blessing fall
As fell Thy manna down. 3

Drop Thy still dews of quietness,
Till all our strivings cease;
Take from our souls the strain and stress,
And let our ordered lives confess
The beauty of Thy peace.

Breath through the heats of our desire
Thy coolnesss and Thy balm;
Let sense be dumb, let flesh retire;
Speak through the earthquake, wind, and fire,
O still small voice of calm! 4


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1. These are the last six stanzas of “The Brewing of Soma,” which serve as the text of a hymn that is very dear to English-speaking Quakers. It has been translated previously into a singable version, but in our translation, which is not intended to be sung, we have been able to stay closer to the original text.
2. Matthew 4:18-22, Mark 1:16-20
3. Exodus 16
4. 1 Kings 19:11-12. The Hebrew phrase translated as “a still small voice” in the
King James Version is translated in Reina-Valera with a phrase that literally
means “a peaceful and delicate whisper.” One modern English translation calls it “a sound of sheer silence.”




Nuestro Maestro

Amor sin muerte y siempre pleno
rebosando libérrimo y sin límite,
un eterno compartir, un todo entero,
pleamar sin reflujo, agua de vida.

Nuestros labios lo confiesan supremo
por sobre todo nombre que se nombra;
sólo el Amor sabe de donde vino,
sólo el Amor al mismo amor comprende.

¡Soplen, vientos de Dios! ¡Despierten
y dispersen las nieblas de la tierra!
Irradia Luz Divina, y muestra a nuestros ojos
cuan perdidos estamos de la más recta senda.

¡Cállense los labios y ciérrense los libros!
¡Sosiéguese la pugna entre las lenguas!
¿Por qué afanarse buscando hacia delante o hacia atrás
ese amor que como el aire siempre nos abraza?

No podemos subir hasta los cielos
para hacer descender a Jesucristo;
y en vano rebuscamos en lo hondo
por quien ningún abismo ahogaría. 

Ni el santo pan, ni las sangrantes uvas
pueden rehacernos ese rostro anhelado
de Quien ya no tenemos
ni en forma externa ni en su humana carne.

Él no viene para sentarse en tronos, 
y la esperanza del mundo se adelgaza;
los siglos pasan su agobiante espera
oteando y buscándolo en las nubes del cielo. 

Viene la muerte y la vida se va;
no reciben respuesta ni el ojo ni el oído;
la sepultura es muda,
y el hueco cielo, silente y triste.

La letra fracasa, los sistemas caen,
todo símbolo mengua;
mas el Espíritu todo lo empolla bajo sus alas
y Eterno Amor siempre presente queda.

Si como Juan sentimos su sonrisa de amor,
si como Pedro, el peso de su reprimenda,
ya no buscamos señas de su presencia
ni cielo arriba ni tierra abajo.

En el gozo de la paz interior,
o en la tristeza bajo el pecado,
Él mismo brinda su mejor evidencia;
su testigo está adentro.

Ni fábula antigua, ni cuento de mito,
ni sueño de poetas o profetas,
ni un hecho muerto varado
a orillas de los años inconscientes; –

sino consuelo presente es Él,
cálido, dulce, tierno;
y la fe todavía tiene su Olivar,
y el amor su Galilea.

Tu vestimenta sin costura
 riega salud
ahí mismo, a la vera del lecho adolorido.
Muy dentro del gentío y bullicio la tocamos
Y nos rehace enteros, vivos, sanos.

Por Él mismo se eleva la confiada plegaria
que tan tierna pronuncian los labios de la infancia,
y el susurro final de nuestros muertos
sosegado resuena con Su nombre.

Amo y Maestro de nosotros todos,
sea cual fuere nuestro nombre y signo,
oímos Tu llamado, afirmamos por siempre Tu dominio,
mesuramos nuestra vida por la Tuya.

Tú nos juzgas, Tu pureza condena
todo el pecado en nuestra desmesura;
la ira que lo abrasa y lo calcina
es ese mismo Amor que a Ti nos lleva.

Abierta queda a Tu mirar la mente:
nuestro pecar secreto está desnudo
en la luz blanca
de Tu rostro puro.

Tierna, tu Luz irradia en la aflicción
penetrando con un dolor que sana;
Tu dulzura es lo amargo del pecado,
Tu gracia, la dentellada del remordimiento.

Aunque seamos débiles y ciegos,
Tú reconocerás nuestro servicio;
variadas son nuestras ofrendas
y por amor, ninguna nos rechazas.

Con todos sus gozos y dolores,
nuestra natura a Ti Te pertenece;
el agravio que un hombre le hace a otro,
hace una herida en Ti mucho más honda.

El que odia, Te odia a Ti;
el que ama, a Ti se apega;
todos los dulces frutos del pecho y del hogar
son el multiplicar de Tu semilla.

Métanse Tus raíces en las profundidades
del polvo nuestro que Tu amor fecunda,O Vid celeste:
humano total, divino todo;
Flor de hombre y de Dios.

¡Amor! ¡Vida! Tu presencia hace una
nuestra fe y nuestra vista; y así,
trasfigurando lo blanco de las nubes
vislumbramos el sol de mediodía.

Así, atenuado, más tierno para ojos mortales,
recubierto con Tu velo de carne,
nos enseñas en Ti muy revelado
el desnudo corazón del Padre.

Escuchamos confusos susurros,
vemos oscuramente por espejos,
y a Ti nos dirigimos con frases incoherentes.
Sin embargo, ya sea en confusión o nitidez,
en Ti reconocemos Luz, Verdad, y Camino.

El Padre también goza
de toda reverencia que a Ti rendimos;
ningún celo ni envidia separa
la cruz del Hijo y el trono del Altísimo.

Hacer Tu voluntad es mejor que alabarte,
lo dicho vale menos que lo hecho;
sólo la fe sencilla discierne Tu camino
extraviado por la cartografía de los credos.

En Tu servicio no cabe nuestro orgullo;
no hay lugar para el yo ni lo mío.
Nuestras fuerzas humanas son flaquezas
y nuestra vida es muerte aparte de la Tuya.

Apartados de Ti, toda ganancia es pérdida,
toda labor por vanidad se hace,
y la sombra solemne de Tu cruz
nos da más luz que el sol del mediodía.

¡Amor innominable,
sólo tu nombre salva!
Descarriarnos de Ti ya es el infierno,
Y caminar contigo, paraíso.

Tú estás tan firme en todo lo que eres –
¡cuan vano es defenderte con clamores!
El suspiro de un pecho arrepentido
mucho más vale que el batir de labios.

La petición de los intolerantes, no es para Ti;
ni es Tuya la condena que asestan los fanáticos;
no Te hace falta ningún amor por Ti
que desemboque en odio contra el hombre.

Amigo nuestro, nuestro Hermano y Señor,
¿qué servicio podemos ofrecerte?
Nada de nombres, nada de ritos,
nada más que escucharte para seguir Tus sendas.

No Te damos ofrenda de holocausto;
no amontonamos lápidas ni altares;
quien más Te sirve es el que más ama
a sus hermanos, que también son Tuyos.

El tierno oficio de amor y gratitud
es tu letanía,
y hacer el bien con gozo
es la mejor liturgia y sacramento.

En vano se dispersan los humos del incienso
por la vacía bóveda;
en vano se enaltece el ruido de los bronces
desmelenados desde la espadaña.

Repica el corazón campanas del Nacido,
y alza en sus entrañas Tus altares;
su fe y su esperanza son Tus cánticos,
y su obediencia fiel es alabanza.





Our Master

Immortal Love, forever full,
Forever flowing free,
Forever shared, forever whole,
A never-ebbing sea!

Our outward lips confess the name
All other names above; 
Love only knoweth whence it came
and comprehendeth love.

Blow, winds of God, awake and blow
The mists of earth away!
Shine out, O Light Divine, and show
How wide and far we stray! 

Hush every lip, close every book,
The strife of tongues forbear;
Why forward reach, or backward look,
For love that clasps like air?

We may not climb the heavenly steeps
To bring the Lord Christ down: 
In vain we search the lowest deeps,
For Him no depths can drown. 

Nor holy bread, nor blood of grape,
The lineaments restore
Of Him we know in outward shape
And in the flesh no more.

He cometh not a king to reign; 
The world’s long hope is dim;
The weary centuries watch in vain
The clouds of heaven for Him. 

Death comes, life goes; the asking eye
And ear are answerless;
The grave is dumb, the hollow sky
Is sad with silentness.

The letter fails, and systems fall,
And every symbol wanes;
The Spirit over-brooding all
Eternal Love remains.

And not for signs in heaven above
Or earth below they look,
Who know with John His smile of love
With Peter His rebuke.

In joy of inward peace, or sense
Of sorrow over sin,
He is His own best evidence,
His witness is within.

No fable old, nor mythic lore,
Nor dream of bards and seers,
No dead fact stranded on the shore
Of the oblivious years; –

But warm, sweet, tender, even yet
A present help is He;
And faith has still its Olivet,
And love its Galilee.

The healing of His seamless dress
Is by our beds of pain;
We touch Him in life’s throng and press,
And we are whole again.

Through Him the first fond prayers are said
Our lips of childhood frame,
The last low whispers of our dead
Are burdened with His name.

Our Lord and Master of us all!
Whate’er our name or sign,
We own Thy sway, we hear Thy call,
We test our lives by Thine.

Thou judgest us; Thy purity
Doth all our lusts condemn;
The love that draws us nearer Thee
Is hot with wrath to them.

Our thoughts lie open to Thy sight;
And, naked to Thy glance,
Our secret sins are in the light
Of Thy pure Countenance.

Thy healing pains, a keen distress
Thy tender light shines in;
Thy sweetness is the bitterness,
Thy grace the pang of sin.

Yet, weak and blinded though we be,
Thou dost our service own;
We bring our varying gifts to Thee,
And Thou rejectest none.

To Thee our full humanity,
Its joys and pains, belong;
The wrong of man to man on Thee
Inflicts a deeper wrong.

Who hates, hates Thee, who loves becomes
Therein to Thee allied;
All sweet accords of hearts and homes
In Thee are multiplied.

Deep strike Thy roots, O heavenly Vine,
Within our earthly sod,
Most human and yet most divine,
The flower of man and God!

O Love! O Life! Our faith and sight
Thy presence maketh one,
As through transfigured clouds of white
We trace the noon-day sun.

So, to our mortal eyes subdued,
Flesh-veiled, but not concealed,
We know in Thee the fatherhood
And heart of God revealed.

We faintly hear, we dimly see,
In differing phrase we pray;
But, dim or clear, we own in Thee
The Light, the Truth, the Way!

The homage that we render Thee
Is still our Father’s own;
No jealous claim or rivalry
Divides the Cross and Throne.

To do Thy will is more than praise,
As words are less than deeds,
And simple trust can find Thy ways
We miss with chart of creeds.

No pride of self Thy service hath,
No place for me and mine;
Our human strength is weakness, death
Our life, apart from Thine.

Apart from Thee all gain is loss,
All labor vainly done;
The solemn shadow of Thy Cross
Is better than the sun.

Alone, O Love ineffable!
Thy saving name is given;
To turn aside from Thee is hell,
To walk with Thee is heaven!

How vain, secure in all Thou art
Our noisy championship!
The sighing of the contrite heart
Is more than flattering lip.

Not Thine the bigot’s partial plea,
Nor Thine the zealot’s ban;
Thou well canst spare a love of Thee
Which ends in hate of man.

Our Friend, our Brother, and our Lord,
What may Thy service be? –
Nor name, nor form, nor ritual word,
But simply following Thee.

We bring no ghastly holocaust,
We pile no graven stone;
He serves Thee best who loveth most
His brothers and Thy own.

Thy litanies, sweet offices
Of love and gratitude;
Thy sacramental liturgies
The joy of doing good.

In vain shall waves of incense drift
The vaulted nave around,
In vain the minster turret lift
Its brazen weights of sound.

The heart must ring Thy Christmas bells,
Thy inward altars raise;
Its faith and hope Thy canticles,
And its obedience praise!



La cruz

Ricardo Dillingham, joven miembro de la Sociedad de Amigos, murió
en la prisión de Nashville, donde fue encarcelado por haber ayudado en
la fuga de esclavos.

"Si bien la llevas, la cruz no es carga, sino sostén."
Kempis
lo dijo así hace ya tiempo.
Y tú, joven generoso, valiente y fiel
buen testimonio de esta verdad nos diste.

En ti pusieron carga de martirio,
y ese madero de dolor y vergüenza
se convirtió en cayado entre tus manos
por aquellos senderos donde sólo con fe
pudiste ver los pasos del Maestro.

No yace olvidada la semilla
de ningún sacrificio generoso,
y aunque parezca echada en el desierto,
en flor y fruto brotará por fin.

Tuya fue la siembra;
sólo Dios sabe el fin de lo plantado.
Ciegos somos, la siega es de Él.



The Cross

RichardDillingham, a young memberoftheSociety ofFriends, died in the
Nashville penitentiary, where hewasconfined for aiding in theescapeof
fugitiveslaves.

“The cross, if rightly borne, shall be
No burden, but support to thee;”
So, moved of old time for our sake,
The holy monk of Kempen spake.

Thou brave and true one! upon whom
Was laid the cross of martyrdom,
How didst thou, in thy generous youth,
Bear witness to this blessed truth!

Thy cross of suffering and of shame
A staff within thy hands became,
In paths where faith alone could see
The Master’s steps supporting thee.

Thine was the seed-time; God alone
Beholds the end of what is sown;
Beyond our vision, weak and dim,
The harvest-time is hid with Him.

Yet, unforgotten where it lies,
That seed of generous sacrifice
Though seeming on the desert cast,
Shall rise with bloom and fruit at last





Por obras

No le tildes de hereje a quien, sin credo,
confiesa su fe en la bondad con obras.
Todo lo que se haga en nombre del amor,
librar al preso, alzar al caído,
se le hace a Cristo. Quien de hechos y palabras
no es contra el Señor, por Él obra.
Triste y agotado, anhelando febril
el dulce consuelo del amor,
Jesús buscó la puerta de las dos hermanas;
Una vio al hombre celestial, la otra al humano.
¿Alguien podría decir quién amó más al Maestro?



By Their Works

Call him not heretic whose works attest
His faith in goodness by no creed confessed.
Whatever in love’s name is truly done
To free the bound and lift the fallen one
Is done to Christ. Whoso in deed and word
Is not against Him labors for our Lord.
When He, who, sad and weary, longing sore
For love’s sweet service, sought the sisters’ door,
One saw the heavenly, one the human guest,
But who shall say which loved the Master best?




Requerimiento

Vivimos por la Fe;
mas la Fe no es esclava de texto ni leyenda.
La voz de la Razón, la voz de Dios,
las voces del Deber y la Naturaleza
jamás entran en pugna.
¿Qué pide nuestro Padre de sus hijos?
Nada más que humildad y piedad y justicia:
la cosecha fecunda de algunas buenas obras,
una vida sin mancha, y el pecho tierno
alerta al menester del prójimo,
reverencia, confianza, y oración
por la luz que ilumina las huellas del Maestro
en la vía nuestra de cada día.
Ningún azote de penitente,
ni filo ni ascua de sacrificio,
sólo la paz preciosa de una vida ordenada,
en la que el respirar eleva soplos que alaban sin palabras.
Una vida como todas las vidas verdaderas,
arraigada en la fe que Dios es Bueno.



Requirement

We live by Faith; but Faith is not the slave
Of text and legend. Reason’s voice and God’s,
Nature’s and Duty’s, never are at odds.
What asks our Father of His children, save
Justice and mercy and humility,
A reasonable service of good deeds,
Pure living, tenderness to human needs,
Reverence and trust, and prayer for light to see
The Master’s footprints in our daily ways?
No knotted scourge nor sacrificial knife,
But the calm beauty of an ordered life
Whose very breathing is unworded praise! –
A life that stands as all true lives have stood,
Firm-rooted in the faith that God is Good.




En Voz Alta

¿Y de qué sirven las flacas palabras
para alcanzar de la Verdad el seno?
¿Quién, ciego y débil, será capaz de señalar la vía,
de captar el misterio en lenguaje corriente?
Mas, si acaso entrara por tu mente indigna
algo no tuyo – alguna sombra de aquel Pensar
del cual nuestros esquemas, credos, religiones, ritos,
son sólo sueños tenues – no te es permitido esconder
lo que tampoco has de atreverte a pronunciar a la ligera,
para que en tu boca lo real no suene falso,
ni la hermosura menos que divina.
Y así, sopesando el deber en balanza de oración,
da lo que tú sientas haber recibido –
quizás una semilla de bondad
echada en suelo barbecho, tierra necesitada.




Utterance

But what avail inadequate words to reach
The innermost of Truth? Who shall essay,
Blinded and weak, to point and lead the way,
Or solve the mystery in familiar speech?
Yet, if it be that something not thy own,
Some shadow of the Thought to which our schemes,
Creeds, cult, and ritual are at best but dreams,
Is even to thy unworthiness made known,
Thou mayst not hide what yet thou shouldst not dare
To utter lightly, lest on lips of thine
The real seem false, the beauty undivine.
So, weighing duty in the scale of prayer,
Give what seems given thee. It may prove a seed
Of goodness dropped in fallow-grounds of need.



La bondad eternal

Oh amigos, con los que he caminado
por sosegados pasillos de oración,
gozoso afirmo vuestro ardor por Dios
y vuestro amor al prójimo.
Bosquejo el trazo de vuestro argumento,
la concatenación de lógica y razón;
lo sopeso como quien teme a la discordia,
y le huye al error de la duda.
Sin embargo mis manos son muy débiles
para empuñar los férreos credos vuestros:
contra lo que me mandáis a decir,
el corazón dentro de mí suplica.
¿Quién sondea el Pensamiento Eterno?
¿Cómo hablar de orden y designios?
¡El Señor es Dios! No le hace falta
ningún baladí artificio del hombre.
Ando con pies descalzos y callados
sobre la tierra que pisáis audaces.
No me atrevo a tasar con ningún límite
ni el amor ni el poder de Dios.
Alabáis Su justicia;
igual estimo yo Su amor clemente.
Vosotros buscáis rey; yo anhelo tocar
la orla de Su manto sin costura.
Vosotros veis la maldición que nubla y amenaza
un mundo de dolor y pérdida;
yo siento las bienaventuranzas del Señor,
y Su ruego en la cruz.

¡Ay! – yo mismo reconozco muy adentro
algo peor de lo que el escolástico adoctrina:
no podéis pintar ni el pecado tan negro,
ni el mérito tan ínfimo como yo los siento.
Rindo mi frente al polvo,
ciego mis ojos de vergüenza.
Desde lo trémulo de mi autodesconfianza
elevo una oración falta de mérito.
Veo el mal que me cerca,
siento la culpa adentro,
escucho los aullidos y el gemir
con los que el mundo su pecar confiesa.
Mas, dentro del loco laberinto,
sacudido y anegado por tormentas,
mi espíritu se aferra a una confianza firme:
¡Yo sé que Dios es bueno!
Aunque no estoy para mirar visión
que serafín
 ni querubín
 aguanta,
sí sé que lo malo en mí
no puede ser bueno en Él.
El mal que me atormenta el alma aquí en la tierra,
no me atrevo a achacárselo a Dios allá en su trono.
No conozco Su odio.
sólo conozco Su bondad y amor.
De los dones recibidos
vislumbro más que no he visto.
Al igual que el salmista castigado,
confieso lo recto de Su juicio.
Anhelo aquellas voces que del hogar se han ido;
las sonrisas borradas anhelo.
Los amados que Dios me dió, también me los quitó,
y lo que Él hace no puede ser agravio.
No sé qué guarda el futuro
de sorpresa o maravilla.
Sólo sé que Su misericordia
cimienta vida y muerte.
Si débil es mi corazón para aguantar
insólitos dolores, si débil es mi carne,
no quebrará el Señor la caña cascada,
la fortalecerá y mantendrá erguida.
No tengo ofrenda ni obra propia
como prueba de fe;
sólo puedo dar lo que Él me ha dado;
todo amor que de mí brote es Suyo.
A la vera del Mar Silencioso
espero el remo fúnebre;
sea en tierra o en océano
ningún daño me viene de Su mano.
No sé donde Sus islas alcen
las frondas de palmas al aire;
sólo sé que ni aun a la deriva
me saldré de Su amor y Su ternura.
¡Oh hermanos! si mi fe es vana,
si estas esperanzas me traicionan,
orad por mí, pedid que mis pasos alcancen
el camino recto y seguro.
¡Y Tú, Señor! que ves tal como son
a todas Tus criaturas, perdona
si me excedo al apoyar tanto en Ti
mi frágil corazón humano.



The God And love

Oh friends! with whom my feet have trod
The quiet aisles of prayer,
Glad witness to your zeal for God
And love of man I bear.

I trace your lines of argument;
Your logic linked and strong
I weigh as one who dreads dissent,
And fears a doubt as wrong.

But still my human hands are weak
To hold your iron creeds:
Against the words ye bid me speak
My heart within me pleads.

Who fathoms the Eternal Thought?
Who talks of scheme and plan?
The Lord is God! He needeth not
The poor device of man.

I walk with bare, hushed feet the ground
Ye tread with boldness shod;
I dare not fix with mete and bound
The love and power of God.

Ye praise His justice; even such
His pitying love I deem:
Ye seek a king; I fain would touch
The robe that hath no seam.

Ye see the curse which overbroods
A world of pain and loss;
I hear our Lord’s beatitudes
And prayer upon the cross.

More than your schoolmen teach, within
Myself, alas! I know:
Too dark ye cannot paint the sin,
Too small the merit show.

I bow my forehead to the dust,
I veil mine eyes for shame,
And urge, in trembling self-distrust
A prayer without a claim.

I see the wrong that round me lies,
I feel the guilt within;
I hear, with groan and travail-cries,
The world confess its sin.

Yet in the maddening maze of things,
And tossed by storm and flood,
To one fixed trust my spirit clings;
I know that God is good!

Not mine to look where cherubim3
And seraphs
4 may not see,
But nothing can be good in Him

Which evil is in me.
The wrong that pains my soul below
I dare not throne above,
I know not of His hate, – I know

His goodness and His love.
I dimly guess from blessings known
Of greater out of sight,
And, with the chastened Psalmist, own




His judgments too are right.
I long for household voices gone,
For vanished smiles I long,

But God hath led my dear ones on,
And He can do no wrong.
I know not what the future hath
Of marvel or surprise,
Assured alone that life and death
His mercy underlies.

And if my heart and flesh are weak
To bear an untried pain,
The bruisëd reed He will not break
But strengthen and sustain.
No offering of my own I have,
Nor works my faith to prove;
I can but give the gifts He gave,
And plead His love for love.

And so beside the Silent Sea
I wait the muffled oar;
No harm from Him can come to me
On ocean or on shore.

I know not where His islands lift
Their fronded palms in air;
I only know I cannot drift
Beyond His love and care.

O brothers! if my faith is vain,
If hopes like these betray,
Pray for me that my feet may gain
The sure and safer way.

And Thou, O Lord! by whom are seen
Thy creatures as they be,
Forgive me if too close I lean
My human heart on Thee!




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.

FRANCISCO ÁLVAREZ KOKI [18.611]

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Francisco Álvarez Koki

Nació en A Guarda,  Galicia (España), en 1957 
Reside en Nueva York desde 1984 - Autor bilingüe (gallego – castellano).

Sus títulos más recientes en lengua gallega son:

MAIS ALO DE FISTERRE, (Diputación de Pontevedra, 1991)
ALÉN DA FRONTEIRA, (ediciones Egasur poesía, 1999)
PARA ABRIL E AMANTES, (Diputación de Pontevedra, colección Tambo de poesía, 2003)
RATAS EN MANHATTAN, (ediciones Sotelo Blanco,  narrativa 2007)
MARUXIA, (Diputación de Pontevedra, colección Cies, 2010)
UN NENO NA EMIGRACION, (edicions do cumio, 2014)
            
En  lengua castellana.

Sombra de Luna, (Editorial Pigmalion Madrid, 2015)
Geometría y angustia, (Poetas españoles en Nueva York)
Edición de Julio Neira.  (Fundación José Manuel Lara)
Ratas en Manhattan,  (Chiado editora, Madrid 2013)
ESCRITORES ESPAÑOLES EN LOS ESTADOS UNIDOS, edición de Gerardo Piña Rosales Academia Norteamericana de la lengua española (New York 2007)
ENTRE TU CUERPO Y MI CUERPO, antología amorosa del autor 1980 - 1996 “(Diputación  provincial de Pontevedra, 2006)
SEIS NARRADORES ESPAÑOLES EN NUEVA YORK (ediciones Dauro Granada España 2006)
PIEL PALABRA “muestra de la poesía española en Nueva York“ (edición del Consulado general de España en Nueva York,  2003)
AL FIN DEL SIGLO, 20 POETAS “antología de poetas hispanos en Nueva York“ (Ollantay press Nueva York, 2000)
ENTRE DOS AGUAS, (Latino press Nueva York, 1995)

E: lolakoki1@gmail.com.
Dossier remitido por el autor para esta antología Siglo XXI




DE: Sombra de Luna, (Editorial Pigmalion Madrid, 2015)



CIRCUNFERENCIA DEL RECUERDO

Esas risas, como cuchillos que hieren,
son los recuerdos, Madre.
El recuerdo es como una puerta abierta
donde uno nunca sabe si entra o sale.
¡Quiero cantar, Madre!
¡Quiero cantar llorando!
¡Quiero sentarme esta tarde
al lado de ese abismo lleno de nostalgias.
Abre las ventanas, Madre,
que al otro lado, donde no cantan los grillos ni hay alma,
te estoy mirando.
Las penas, Madre, las penas que van y vuelven,
y vuelven y vuelven, Madre.
Qué consejo me darías esta tarde que lejos de ti lloro
palabras.
Bajo por las sombras que me acechan, por las ruinas
de los recuerdos.
Madre, acurrucado entre páginas en blanco, te construyo.
Escucha, escucha, escucha, Madre, tras el hueco sonido
de tus pasos se arrastra mi memoria,
desde el principio, tal vez desde las entrañas,
donde sólo nos conocíamos interiormente.
Qué tiempos, Madre, pan y queso, el azul
siempre puro de aquel cielo. Me río mucho, me enseñaste
a reír, pero también lloro, llorar es bueno, Madre,
aunque no lo creas.
La sabiduría, Madre, es como el silencio que se siente
pero no se escucha, y yo he venido desde el silencio,
desde un hueco
profundo de la tierra,
como un recuerdo resucitado.
Hasta el perro se me ha muerto, Madre,
hasta el perro,
mientras yo aquí, a lo lejos,
cultivo su memoria.
Ahora cuando regrese, Madre,
en medio del atrio de los muertos,
cuando recorra esos caminos,
llorando nostalgias,
cuando te abracé, Madre,
despertaré soñando…



HUERTA DE SAN VICENTE

Sobre la mesa tuya
he visto iluminarse tus ojos,
como luces de almendro.
Tus ojos amarillos, tus ojos de niebla.
Tu corazón de cachiporra,
brincando por las paredes todas,
desangrándose en versos,
que guardan luto bajo tu sombra.
Tu sonrisa de infancia,
asesinada a dientes, se sienta en tu alcoba.
Sobre la mesa tuya
hay llantos que brotan,
lágrimas de querubines,
en nubes de hojas,
donde una sábana blanca
envuelve tu boca,
que se atrinchera en tu muerte
de dientes y de horas,
y las campanas todas
tocan a muerto en el viento
donde las nubes lloran.
Tu suspiro en San Vicente
es una noche de ronda,
que cantan por las cigarras
y viaja en las norias,
donde el agua de las acequias
todos tus versos nombra.
En la alacena descansa
tu corazón de mariposa.
En la almohada de tu cuarto
te acecha la mano loca.
Es la envidia de tu alegría,
que como una saeta te ahoga.




AUSENCIAS

                A las Madres de la Plaza de Mayo

El grito de las Madres de la Plaza de Mayo
es una circunferencia estrangulada
entre el terror y la palabra,
son los rincones vacíos de los paisajes perdidos,
los silencios fríos que calientan el alma.
Hay un gorrión
colgado del viento,
con la cabeza cortada y sangre en las alas.
No sé con qué palabras cerrar esta esquela,
ni sé con qué llanto gritar esta vida.




DE: Para abril y amantes

En "Para abril y amantes", Francisco Álvarez Koki, navega entre la poesía social y amorosa. 

Sobre el autor, el escritor Antonio Muñoz Molina ha dicho lo siguiente: “Como un músico que tocara con soltura varios instrumentos, Francisco Álvarez Koki se mueve igual de ágilmente por los más variados tonos de la expresión poética, que son todos, al fin y al cabo, partes de un mismo arrebato. Leer los poemas en el orden en que se publican es como seguir el trazo sostenido y cambiante de los estados de una pasión, en la que nada está seguro, en la que no hay más certeza que la propia entrega”.


Una mujer me espera

Una mujer me espera
cada mañana al alba
con su pelo suelto
como la palabra
y sus ojos negros
como lunas claras.
Una mujer me espera
hecha abecedario
con su sonrisa inmensa
y su trágico llanto.
Voy como las esferas
silencioso y girando
dormido en tus dos pechos
de limones y dardos.
Te beso entre tu vida,
siempre en tránsito,
y me muero contigo
en cada orgasmo.


Un cuarto

A Lola

                                                        Y si la muerte es la muerte
                                                          ¿qué será de los poetas,
                                                          y de las cosas dormidas
                                                          que ya nadie las recuerda?
                                                                           —Federico García Lorca


Nadie mejor que tú, Lola,
para comprender cuatro paredes de un cuarto.
Tu nombre, Lola,
apagado en las arrugas de la almohada.
Lola, nuestra vida.
Nuestra vida fue siempre un cuarto.
Nuestras tristezas, nuestras alegrías,
siempre en un cuarto.
Cabe tanto en un cuarto, cabe tanta vida
y tanto dolor.
En Galicia un cuarto, en América un cuarto.
Nuestra vida un cuarto.
Mi voz de sed de aliento y de labios
es esta noche un cuarto.
Lola, para dibujarte entre cuatro paredes
Tendría esta noche que pintar un cuarto.




DE: ALEN DA FRONTEIRA, (ediciones Egasur poesía, 1999)


Sinfonía da Lembranza

Juan Sebastián Bach tocaba,
mentres eu bañábame no Ganxes
e a miňa sangue volvíase escuma
para chegar a cabalo de Neptuno
ata a praia da Area Grande
no confίn do paraíso de A Guarda.
Deiteime sobor dos teus beizos de area
e o sol reflexaba a sal dos meus ollos
polas túas pedras.
Lembreime dos amores tolos de Delmira Augustina;
e das fermosas cancións de Bod Dilan, que resucitaban o amor.
Tamén me lembro das mañás ledas,
que ollaba dende a véntana da mina casa da Estivada,
namentres no eido, nas maceiras e nas figueiras,
cantaban os xílgaros e os merlos o seu concerto cotián.
Agora camiño por Broadway, e penso que somos sombras
De tódolos camiños


            
CHOVIA EN BOSTON

Chovía en Boston aquela tarde.
Anais Nin escribía unha paxina do seu diario
Nun rincón do Village.
Unha pomba matábase en Park Avenue,
e no tren un tolo falaba solo.
En Elmhurst outro tolo escribía versos.
No apartamento 3- B da 125 street, Manhattan,
Unha parella fodía, ensaiando o Kama Sutra.
Din que os norteamericanos son os mais civilizados, 
e senón pregúntenlle a bomba atómica.
A lembranza e unha pequena doenza,
Que non fai mais que fodernos a paciencia.









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COURTNEY SINA MEREDITH [18.612]

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Photo: Jane Ussher


Courtney Sina Meredith 

Nació en 1986 en Samoa, Mueva Zelanda. Es poeta, dramaturga, narradora y música. Su obra Rushing Dolls (2010) ha sido merecedora de una variedad de premios y fue publicada por Playmarket en 2012. Publicó su primer libro de poesía Brown Girls in Bright Red Lipstick (Beatnik), en la Feria del Libro de Frankfurt de 2012. Su poesía y prosa han sido traducidas al italiano, alemán, holandés, francés y bahasa indonesio. Es Licenciada en Inglés y Estudios Políticos de la Universidad de Auckland, donde estudió también Derecho y coeditó Spectrum 5 (Penguin).





A veces el verso me despierta, y tengo sueños en que hablo con miembros de mi familia que han partido y discutimos sobre la vida, la muerte, el amor- debatimos, nos ponemos de acuerdo, en desacuerdo, y así. Mi madre me dijo “Tienes que vivir para escribir”, y es cierto.

-Courtney Sina Meredith  



Chicas morenas en brillante labial rojo

Las has visto
con sus lindos novios blancos
bufandas de cachemir sobre los hombros con cicatrices
buscando sus alas

Chicas morenas en brillante labial rojo
dónde demonios están es sábado
conduciendo un Opel ochentero
con las rodillas colgando de los bancos de cocina

Chicas morenas en brillante labial rojo
las has visto
con sus lindas amigas blancas
leyendo a Pablo Neruda
en los suburbios con la entrepierna en fuego

Qué hay dentro de ella
dedos Jesús pene
el antiguo testamento
está comprometida con un herrero tongano
o un clavadista aterciopelado

Chicas morenas en brillante labial rojo
las has visto en las playas
ahogadas en aceite de oliva virgen
arrastrando su cabello en el suelo
Chicas morenas en brillante labial rojo
ordenadas en el escenario
haciendo a tus débiles hermanos
correr hacia mamá con un hogar roto

las has visto bañadas en la luz del crepúsculo
golpeadas por las horas y los colores
corriendo como rímel
tomando aún a otro amante
ella no puede dormir ella es un trueno andante

Chicas morenas en brillante labial rojo
las has visto en la cocina
pelando mejillones cortando pollo
provocando en el solitario horizonte

sus oscuros ciempiés están escondidos
el encaje brillante de Manu Sina
son sus venas o azules veredas
llevadas al punto más rojo.

Traducción de Javier Gutiérrez Lozano
http://circulodepoesia.com/2015/11/courtney-sina-meredith-encuentro-internacional-de-poesia-cdmx/




Ielusalema

Elijah plants a tree, thinks he sees mum 
his dead mum moving like seaweed in bloom 
in front of his house there a palm-like tomb 
is open for all hands and wings to come 
praise his mother in tapa, like a nun. 
She has no children no burgeoning swoon 
of flies and men to brush like morning dew 
from shoots too small underfoot where blood runs. 
Lately the sun has set the garden pink 
when he pulls in from work with his girlfriend 
the backyard dirt feels like grains of concrete 
no water, beer, or piss the soil will drink. 
They make love in the kitchen and deaden 
his mother’s voice, so drowned by lives complete.

— Courtney Sina Meredith, 2013.





Don't trust a Samoan girl 
she'll eat your heart while you sleep 
until you are silt in the corners of pink state houses 

— “Don't Trust a Samoan Girl”



It isn't like an Island nipple nup 
no breezing trees and caramel sand 
no coconut truths spilling over woven fans 
no plans of making love to the land.

— “No Motorbikes, No Golf”





I miss being back at Law 
only because 
you used to kiss me in the toilets at Rakinos 
and say I aimed sky-high sitting on roots in Albert 
park 

— “Jam Sandwich on the Lawn”




I want to be an activist but my country is sleeping 
I thought I'd be an actress but my ethnicity's hungry 
me versus the monkeys on how to beat the junkies 
I'm not a 'luck' advocate but I'm sick of fate 
or — faith in the new world with its old name.

I'm a girl in a girl in a girl in a girl 
I'm a Rushing Doll. 

— From the play Rushing Dolls




Brown girls in bright red lipstick 
have you seen them 
with their nice white girlfriends 
reading Pablo Neruda 
on fire the crotch of suburbia” 

— Brown Girls in Bright Red Lipstick





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MIRIAM LUZ TORRES MILLÁN [18.613]

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MIRIAM LUZ TORRES MILLÁN


Nació en Queilen – Chiloé, Chile . Poeta mapuche.
Entre 1986-1990, integró el Taller Literario Liceo Politécnico de Castro-Chiloé, a cargo de los poetas Carlos Trujillo y Mario García. Entre 1987-1990, fue integrante del Taller Literario Aumen


AYÜN

Dibujo camawetos para ti
para tus ojos verdes

lo siento
mi pincel los dibujó en el aire


*


En tiempos de aguas turbias
busco tu vertiente
alimento tus mallines

te doy permiso
para humedecer este desierto


*


Déjame leer tu vientre
revivir tus aletargados pezones
subir tus mareas
en este cambio de luna


*


En esta noche
ñuke alen nos muestra
sus pechos abultados

quizás al amanecer
vea la espalda del chauanti

mientras recorto tu sombra
con dedos de madre




MEMORIAS

gracias a chau dios
recuerdo a cada hombre que besé
en algún lugar poco vistoso
entre cementos y maderas
no recuerdo ningún suspiro entrecortado
o tu sonrisa nerviosa
olvidé algún rose indiscreto
de media mañana
creo que algunos lunes de nubes gordas
me sorprendí frente a un vidrio
con mi respiración
a-gi-ta-da



*

No puedo faltar
a cada reparto de tu mirada
créeme
los grillos no entran en mi casa
por equivocación
saben que mis ojos
están ahí....también
buscándote



CUADRO

En este punto
mi boca se detiene
lenta en tu pared
mientras desfilan imágenes turbulentas
ahí están negras empapadas de luz
ocultando cada desnivel profundo de tu cuerpo
jugando con la imaginación nocturna
de un excitado espectador



*


Te envío estas gotas de lluvia
en un sobre mojado



Leyendo a Quevedo

Cenaron y cenamos todos
y no cenó ninguno.
Francisco de Quevedo



Bajo el umbral de la noche
con el estómago en el cerebro
jugando a comer aire
una noche nos comieron los ojos
luego la lengua
y al despertar
solo nuestras manos miraban y sentían.
Nos dijeron que era bueno
y nos acordamos de Dios.
Pero ÉL trabajó y descansó.
Nosotros no sabemos de domingos
solo de esa noche cuando nos dijeron que era bueno.
Desde entonces andamos a tropezones con nuestra ignorancia.

en La memoria iluminada: poesía mapuche contemporánea, 2007






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DANIELA REY SERRATA [18.614]

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Daniela Rey Serrata 

Coatzacoalcos, Veracruz, México 1993. Estudia Creación Literaria en la Universidad Autó­noma de la Ciudad de México. En 2007 ganó la etapa estatal de poesía coral del Estado de México. En 2011 se le otorgó una mención especial en los XXVI Juegos Florales de Coatzacoalcos con el poemario Perspectiva a Quetzalcóatl. Ha participado en antologías como Letras por Coatzacoalcos (Ateneo Puerto México, A.C., 2011), Letras lascivas (Bajo las tardes rojas, 2011) y Singamia (Circo Literario, 2012). 

Ha escrito los libros: Espora de Venus (2011) Singamia (2012), AEEOOOen coautoría con Víctor Ibarra (2013), Wi-Fi (2013), TYRRHENIA (2014) y Mundo abisal (2014) 





El librero atascado en los rieles /
           Rocoso el monte de las crisálidas 
                          [Formulaciones y lomos gruesos
             Poems for the millenium
La caída precipita el derrumbe de un semicuerpo cornado.
Acaba el toque de queda y los alambres de púas se zambullen a la mirada del cerro.

Belleza exigua
                                Belleza bicéfala
                                                                Cráter de mi pecho con parvadas de auras
Cinco kilogramos de párpado robado del bolsillo, la baba en la vitrina 
Siempre / eterna niña triste remendando camisas para los muñecos de barro
Cueva en cual eremita con el rostro carcomido se halla hojeando madrugadas
Hasta que conocí mis pies que fueron alas / que fueron picos  y después un par de higos en la hierba 
Miro cansado el guiño de todos los soles, y los cánceres que brotan en mí como azahares bellísimos 




Treinta y nueve

Escribo. En tu diócesis me planto como una idea vanamente
fundada y la hiel de tu mirada se convierte, se convierte en vapor
al mirar las flores marchitas del mundo.
Me cose la piel esta acidia de mirarte mientras bailas y seduces
faros en la playa.
Tomo el mástil de lo desconocido y lo exhibo en cada rincón de
mi metrópoli.
Estoy declinando el espíritu. Estos trapos no sirven de nada. Esta
fe que se quebranta con cualquier soplo de colina.
He vanagloriado al cielo cada noche, sólo por creer que las
estrellas son lunares en la espalda de cristo.
Caigo rápido y lento al huerco de tus labios. Esos labios adictos
que son los labios del cielo.
Y sin más resabio no querré quedarme en casa. Conseguiré
adelina que me conduzca a ningún lado, para vivir en el viaje,
donde yazgamos nuestros cuerpos y colmados de la muerte
sofoquemos nuestras letras.

De La espora de Venus




A Antonio Vega Macotela

En la posición inadecuada / el dique entre una casualidad y un intento de suicidio
Todavía alguien reza por ti y suspira la ausencia
Quizá en tu ceniza un hombro-cyborg irrumpa / Ser la que mira y palidece
Tu nombre. Epidermis
Tu nombre. Rododendro
Tu nombre. Antonio
Dibujar en tu contorno el costado de un pulsar
Perforar el mural sin asumir la cuenta de los niños dentro / inhalar el hemisferio norte con sus picos y mares de sangre
No cargues tu corazón para poder charlar sobre devaluaciones y básculas artificiosas
Desde aquí tuve miedo a acercarme y lo mismo me atrae / Yo soy uno de esos espejos
Antonio / volver a las estepas para quejarnos de los días que arriben con el sol amargo
Si me acogiera el interior de tu codo y la esclava dejara de fundirse en mi muñeca / Todavía existe los dragones y las flores que deshojan crías
El tablero es más cómodo cuando llevamos las blancas
[Jalar la escotilla / Estado de negación]
[Habitantes de cajas / Puñado de arena bioluminiscente]
Pender de tus mechas                                               
El chorro de vinil en el traje
La mueca de disgusto                  
Oh! Antonio / Ámsterdam no me es indiferente / si conocieras este lado del sofá otra dicha sería de tus noches
Tintas que fluyen de ti / desde mi choza en el sur de tu paso /en el sur de una espina que corre sin tropiezo por la aorta

El muchacho menudo se tira de las prendas

Un faro guiña / ni siquiera te conozco pero a algo la creación se aferra
Si las rebabas de la luz fenecen en tu pecho y los años no te indulten / recorrerás los días lúcidos en la dorsal de cualquier mina / Aquí sollozante se halla el cristal
Nunca elocuente
Marchito
Tus cejas pobladas de estragos
Tú /el rayo que no cesa
La imagen nunca inerte
Tú / la moneda sin talla
El color en sí
Tú / el rayo que no cesa




Cuarenta y cuatro

Jamás quise palpar tu corazón vagabundo y sin embargo lo
sostuve largo tiempo.
No quise quererte y la membrana de mi pecho se abrió para que
entraras.
Estoy colmada de tu silueta con forma de laberinto.
Ojos que ven lo real y no más allá del sol horizonte.
Sólo pedía encajarme en tu alma como lo hiciste en la mía, no
pude.
Mi ser cabizbajo se ha quedado, contemplando la huella que se
borra con las olas.
Y el tiempo mal empleado.
El césped que crece y muere.
Lágrimas que no son lágrimas sino pequeños espíritus de sal
jugando en mi mejilla.
Hoy sólo me sustenta el viento con su complexión transparente,
el amor invisible, las falsas memorias, unas manos que no
sienten y estas ganas de convertirme en arena.

De La espora de Venus



Treinta y uno

La pesadilla se presenta… yo la escucho desde la montaña… regresa
el monstruo del fracaso, el sueño trunco de mi futuro, de un
futuro que viene en tren; cuyo tren no llega ni lo hará. Estoy hundido
en el núcleo de la raíz del cedro.
Reburbujeo una gota de petróleo, tropiezo, caigo… la cerilla de
mis oídos intenta retener los sonidos pero éstos se cuelan.
Y quiero llorar, gritar, morder la piel de Dios y hacerle ver mi dolor.
Tomar una roca volcánica de luna y cortarme los brazos…
viajar… viajar al cosmos… viajar al cosmos de un cometa y construir
en él mis sueños sin brazos.

De La espora de Venus




Veinticinco

Los pianos de David caen sobre mis pies, son miles y no siento
nada.
Mi padre trae por llavero mi oreja izquierda.
Mi madre trae por llavero mi lengua.
Mi hermano trae por llavero mi ojo derecho.
Mi abuelo trae por llavero mi cerebro.
Mi tía trae por llavero el esófago de mi perro.
Mi perro lleva en su esófago mi corazón latente.

De La espora de Venus





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MARIANA RODRÍGUEZ ESPINOZA [18.615]

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Mariana Rodríguez Espinoza

Cuernavaca, Morelos, México 1988. Es Licenciada en Lengua y Literatura Hispanoamericanas por la Universidad Autónoma de Chiapas. Como parte del proyecto universitario "UVD Proyecto Cincuenta" realizó las guías de lectura de Mariano Azuela,
Emilio Rabasa y el Marqués de Sade. Es autora de uno de los cuentos que integran el libro ¡Empatamos Pilar! (Editorial Terracota, 2009). Ha participado en diversas revistas estatales y nacionales con cuentos y poemas. Ha acudido y coordinado diversos talleres de creación literaria y de elaboración de libros cartoneros. Fue becaria del Programa Jóvenes de Intercambio México-Argentina (jima) en 2010. Actualmente es editora de la editorial independiente Cohuiná Cartonera en San Cristóbal de las Casas. 


El deseo del caballo

Caballo carbono 14
es un recuerdo que galopa por Salasoledad
no hay relincho
no hay relincho
se ahogó entre sabanas.

La Niña de la Pradera incendiaria
escucha al Grillo perdido
se da cuenta que algún día morirá
tiembla de miedo
y Grillo deja de cantar.

Suena el teléfono, nadie contesta.
Salasoledad se ha quedado con faldas oaxaqueñas
de las faldas surge un hilo idea
jirón de camisa campesina.

Una pezuña sobre el fango
devuelve las entradas del juego de pelota
 y una piedra labrada forma la frente de la Niña.

Para comprobar la edad de Niña perdida
Caballo carbono 14 mide las entradas de su frente
cuenta las patitas del Grillo perdido
y rellena las grietas del suelo
con maderas podridas.

De Jornadas interminables




Camino a ninguna parte

Voy a quedarme aquí hasta que me sangren las encías, frente a los
maniquíes y el frío viento que no cura ninguna herida. Me levantaré
cuando todo esto termine, cuando los niños poetas dejen de
estar sucios de lodo y cuando las serpientes dejen de apretarme
los tobillos.
Desde hace tiempo estoy hinchada, en el comienzo del viaje noté
que un viejo insecto se estrellaba en mi pecho. Es posible que esto
ya lo haya sentido antes, como una libélula ciega adentro de mí,
dictando la emoción del desencanto y las ganas de embriagarse
desde lo alto de ese rascacielos.
Aquí las emociones se confunden, es un país extraño que no te
deja mover, este lugar es una maqueta hecha por esos niños que no
paran de verme y desnudarme con sus manitas delgadas. Ellos
han estado construyendo este maldito lugar.

Tengo que levantarme. Esos cinturones comienzan a parecerse
a las serpientes venenosas que siempre encuentro a la hora de
la cena.

Nota aclaratoria:

Comenzaste a hablar en primera persona, porque al finalizar los
rituales del texto, el lenguaje se invirtió. Cargas a tus espaldas
ese terrible Grillocadáver. Te reconociste como Niña perdida,
sin ojos, sin esperanza, con Salasoledad
esperando en Casa.

De Jornadas interminables




Dibujando a Checoslovaquia

El mapa nunca mencionó que las capas de la tierra se invierten
con las capas de la atmósfera en el Reino burgués. Al parecer todo
tiende a ser un mal entendido entre nosotros. Al parecer el país
sin dividir está lleno de recuerdos incompletos. Así la búsqueda
se torna imposible. Comienzo a recorrer la corteza de la atmósfera,
el manto superior se llena de ozono, la respiración se dificulta no
tengo ojos para ver las auroras boreales hechas de magma solar.

Los habitantes de este Reino no pueden verme. No podemos hablar
ni en ésta ni en otra lengua, las fronteras y los bordes se han
fabricado con finos encajes, siento que Salasoledad no me abandona,
no del todo, porque esos encajes son tan parecidos a ella.

Las grietas de una ciudad se repiten en otra dando como resultado
la siguiente ecuación: En cada C (ciudad cualquiera) se encuentra
una grieta (representada por la letra G), la cual se repetirá
en otra C distinta. G en C, G en C1, G en C2, G en C3, ad infinitum.
Como puede observarse, la G es la constante aunque C cambie
de latitud.

Cuando veo a mi madre repetida en mi padre es como
ver las grietas de las ciudades repetidas en los genes
de los paseantes.

De Jornadas interminables





Mary Flora Bell

Te llamarás
Mary Flora Bell
tendrás los ojos más bellos del mundo
campos de trigo enterrados en
tus manitas manchadas de dolor

Mary Flora Bell
te voy a parir tantas veces
que nunca nacerás

Mary Flora Bell
todos te perdonarán
cuando se enteren
que el demonio en tu carita de muñeca
te besó en lugares prohibidos

Mary Flora Bell

cada que te nombro
no hay miedo
ni tristeza
sólo una piedad tan grande
que no cabe en este poema.





Ian Curtis

Tratado único sobre la epilepsia

La epilepsia no es romper frasquitos de formol
La epilepsia es derramar toda la leche dentro del ser que amas
   esperar el daño inmediato entre lo ácido y lo albino
La epilepsia es un pez fuera del agua
en el cerebro de una niña que orina en la cama
La epilepsia es perder el control
de nuevo

Sobre su cadáver

El suicida es necesario
para que la horda de gatos no entren por la ventana

Paisaje en Macclesfield

El sol de Berlín, cielo niebla y una guitarra queriendo estallar sobre nuestras cabezas rapadas y en nuestro cariño desgastado

Objetos perdidos

Tenemos una banda de rock
la garganta de una histérica
los trastes abandonados de Chernobyl
y un niño epiléptico
No tenemos el espíritu ni el sentimiento

El amor nos separará

El amor no me separa de ti
es esta epilepsia padecida por años que ningún suicida sabe controlar
Ella es epilepsia y está dentro y está fuera  está dentro y está fuera  está dentro y está fuera  está  dentro está fuera  está dentro y está fuera  estádentro estáfuera adentro y afuera está dentro y está fuera.

De Kill Your Idols




María Antonieta

Todas tus amadas son Mariantonietas
blancas como los cirios de una iglesia
tiernitas
casi recién nacidas
con las piernas enfermas de polio
los labios rosados
finas y lánguidas
algas marinas simulando bailarinas de ballet
ojitos miel que parecen
que saben fumar y cocinar

María Antonieta pasea en su carruaje
baja de él
guantes para ocultar la belleza de sus manos
que ensombrecen la belleza de la divina Francia
María Antonieta
sabe hacer el amor como
se lo enseñaron en la corte del Rey:
            pechos de ángel
            lengua endiablada
Lo curioso
      es
que escogiste a la morena sin modales
la que no puede ver a los ojos
a la reina
ni pisar el mismo suelo que ella toca
porque su cabeza rueda por las sabanas
y sus gotitas de sangre son más brillantes que la mía
           
            Lo curioso es
que escogiste lo contrario a
esas dulces maneras de decir las cosas.




la santísima trinidad

1.    Greta
la sonrisa redonda rueda de la fortuna que nunca se dobla  hierro y metal rictus que no se funde con nada sombras en los ojos como hojas enredadas en la reja de un orfanato encerrando los misterios mudos de una película sin estrenar

Great Greta: Bendigo cada uno de tus movimientos de gatita bajo la lluvia

te bendigo niña linda porque la mujer gato nunca ha podido tener siete vidas y sin embargo sigue saltando del balcón y
salta
como si la gravedad no existiera
salta
con un manto oscuro sobre esa sonrisa de roble puerta sin llave porque todo se oxida hasta el anuncio bisexual de

H  O  L  L  Y  W  O  O  D


2.    Marlene, por siempre Marlene
Marlene, arrulla con tu voz a los huérfanos
a los ciegos que no pudieron verte
a los hijos de la clase media                    [marineros]
a los hijos de la clase baja                        [piratas]
a niños con ojos rasgados y boca de pescado por el síndrome que les come la lengua
  pero no el corazón
Arrúllame Marlene
tengo sueño y no me puedo dormir
porque la oscuridad es vaga
un fantasma que le gusta decirme
debajo de las sabanas
que las vírgenes y los santos son demonios con mantas oscuras
demonios sordos con piernas de santos
Arrúllame Marlene y duerme a mi lado


3.    Dolores
De parto de cuello de espalda
dolores que han venido en olas sin espuma
regalo del pez encallado
sobre los cabellos negros
petróleo de la chica mexicana
cuyo nombre decía mucho de su país
México es el país de los
Dolores le había dicho mi secreto al mar:
María tiene veneno
envidia como sal
Dolores no es envidia es un extraño
pez
diva
ven a mi nido manto negro de aves marinas
donde todos los días piden al pez veneno de
María para dejar de pensar en Dolores




Charly
enterraste un cuchillo
en nuestras gargantas latinoamericanas
para que dejara de llover
Usaste tus garritas afiladas
contra el piano
entonces todos los animales fankys
fueron liberados
de su prisión bicolor
Moriste y al tercer día resucitaste
en un ángel rebelde
para fundar el ejercito del caos:
Saynomore
Charly
en tu funeral
no habrá promesas sobre el ataúd
ni conciertos subacuáticos
sólo existirá una avenida enorme
que atravesará tu rostro
tangos rabiosos
milongas neón
y nosotros los perros
que velarán tu sepultura porteña
Tu epitafio tendrá este tatuaje:                            ¡Tiráte del precipicio, boludo!



Mamá Magda

Mamá aria
ojitos de esvástica rojanegra
recuerdas cuando
juntas escuchábamos
al viejo Wagner
para recrear
en nuestro cine mental
las historias del pasado
esplendor gloria
del reino que tío Adolf
nos contaba antes de irnos a dormir
Magda hermosa
¿recuerdas como
con la energía de una hiena
hambrienta
defendías la lucha de nuestro creador
protegiendo el espíritu
limpio puro
del gran Estado
que crecía como una extraña enfermedad?
Madre
cianuro terciopelo
nosotros tus rubios alemanes
cantamos sobre tu cadáver calcinado
madre peste/madre muerte/madre nazi/madre nación
porque siempre viviremos
atados a tus cabellos de oro
en la matriz del tercer reich.



Espejo

 Para Silvia y Juana

Soy dorada e inexacta. No tengo prejuicios.
Lo que veo lo devoro
no de manera inmediata
sino pausada, tranquila.
Lo salvaje nunca será un oasis.
Soy cruel y verdadera.
Ranurita cuadrada del ojo de una diosa cualquiera.
Parte de mi tiempo me dedico a oponerme a los demás.
Todo es negro con fulguras futuras.
Mi corazón brilla
no late.
Ahora soy un vano artificio del cuidado
una necia diligencia errada
un afán caduco y, bien mirado.
Un hombre se inclina sobre mí.
Una mujer se inclina sobre mí.
Cada mañana
el rostro de Tiresias reemplaza la oscuridad.
Ambos vienen y van vanitas vanitatum
día tras día
con falsos silogismos de colores
cauteloso engaño del sentido
el reflejo fiel
de un temible pez.




Recuerdas

recuerdas
recuerdas
cuando visitamos las rocas
hechas de humo
y me dijiste
de tu boca bajó el cielo
una horda de caballos amarillos
en ese instante
una atlántida nació de mi espalda
multitud de pirámides submarinas
engendraron seres luminosos
ahí nació la sangre de dios
era color ámbar
el temblor comenzó en mis costados
el venado de fuego habló
desde el interior de mis cavidades
leche leche leche 
y ganas de llorar
entusiasmados 
por tanta belleza
decidimos dibujarla 
crear un nuevo lenguaje
hecho de manchas
pero mis manos ya no servían
eran medusas 
aguasmalas
malas malas malas 
mala
mala por quemarte la cara 
ahora una hermosa cicatriz marina te adorna
¿te parece bien si grabo todo esto con mi tercer ojo?
¿te parece bien si reproduzco esta escena una y mil galaxias?
no no no
no querías testigos de las flores milagro
no querías brotar no
peces peces peces
y ganas de llorar
en mi próxima vida seré negra 
y sangre púrpura
en mi próxima vida seré una hiena
vacía y muda
en mi próxima vida la nada
salvajes nadas
salvajes espumas
de ejércitos emplumados
pero ante todo amorosos
¿recuerdas?
esa fue la primera vez que me animé a nadar
esafue
esa
la
tesla
esa
mesa
esaesa
y te dije
love me or leave me love me or leave me love me 
sangre sangre sangre
ganas de morir
correrme en tu boca de pescado
pescado cualquiera
pescado en cualquiera
sin falda me llenaste 
con tu puño 
abortos golpecitos abortos 
¿recuerdas?
comenzamos a flotar
abejas reinas nos acompañaban
miles reinas abejas
porque los dos chorreábamos
leche miel amarilla 
orina de amor 
luz luz luz
¿por qué tenías tanto miedo?
tu madre no tenía miedo
sólo miel miel reina madre miel reina abeja
ganas de reír 
ganas de abordar el matadero
de oler a carne
azotarla
carne suave
carne 
tener la misma visión en la carne 
una vez más
un tornado de gargantas
un tornado de tornados
¿recuerdas? apagaste el fuego que nacía debajo de mis uñas
con un sólo golpe de plumas
desprendiste las conchas y las plumas
apagaste el sonido
¿recuerdas?
dolor dolor dolor
ganas de existir
ganas de vivir
en la cueva odio 
cueva ira
¿recuerdas el día de tu nacimiento?
el girasol estaba en tu signo zodiacal
los pastos recorrían la luna 
aires en aries
agua en tauro
géminis en géminis 
astros desaliñados
descomposición genética 
genes genes genes
ganas de volver a nacer
renacer en la noche universo
universo ángel 
yo yo yo 
el ángel primitivo nos tomó 
en sus manos madera
metió todas las cosas adentro de nosotros
la música y la lengua 
las fiestas paganas 
y el firmamento único comenzó a apagarse 
oscuro 
negro
el fade out del diablo
el silencio de la cosecha 
la conquista del viento
el ángel nos hizo dormir
amarga amarga sola
tierna sola
doblamos nuestras vidas 
las forzamos 
las vidas de aquel lugar las vidas
mordimos 
morimos secos y jadeantes 
salimos 
sobre ave cuerpo vacío
la falsa boca nos expulsó 
hoy sólo el olor
formol  formol formol
y un museo en llamas
aullamos 
y hoy sólo ladridos
ladridos nada más
ladridos milagros milagro nacer renacer
hoy universo tú y yo
cuando seamos grandes recordaremos 
hoy no 
hoy no 

hoy no





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REYES ISVEN [18.616]

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Reyes Isven

Xalapa, Veracruz, México 1987. Estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Veracruzana. Ha publicado en las revistas Punto de partida y Trifulca. Es autor de los poemarios Vendrá un día (Eme ediciones, 2011) y Una casa, un día (inédito). En 2009 fue seleccionado para participar en el primer curso de creación literaria para jóvenes convocado por la Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Veracruzana; en 2010 asistió al taller poético impartido por José Luis Rivas en Xalapa. Fue beneficiario del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Veracruz en
la categoría de jóvenes creadores durante 2011.




Una casa un día

Toda la madera de los árboles para una casa un día:
algo que se parte algo que se hace para siempre




La seguridad de los árboles

Construyamos una casa aquí
enterremos árboles en el jardín
pensemos además del nuestro
en el futuro de los árboles
y la naturaleza sus frutos
creciendo junto a nosotros
y pensemos también
en nuestros frutos
que aunque ácidos
dulces o amargos
serán finalmente nuestros.



Preocupaciones sobre la casa donde vivimos

se deteriora la casa
y así vivimos
quiero decir, un poco preocupados por estas paredes
que no se caerán pero que ya no son blancas
Se deteriora la casa
pero limpio cuando vienes
limpio hasta donde puedo
y me baño
también me baño
y riego las plantas
quiero decir, la de mis pies
para que vengas.




Los caminos desaparecen en primavera

Olvida la casa la pista de hielo olvida olvidalo todo
los amigos que no fueron que se quedaron deshaciendo mariposas en sus estómagos
hurgándose los ombligos que se quedaron que no dijeron nada no dijeron:
no vamos no nos gusta el mar ni las pistas de hielo ni nos gusta tu casa
y la playa se erosiona el mar se erosiona olvidalo todo la casa se está metiendo al mar
el mar todo las gaviotas los caminos desaparecen en primavera
¿sabremos a caso llegar?




Fuera de mi cabeza perra

Muerto al fondo
de la memoria
el día
el año
que conocimos un día
como si otoño
una piedra
una madera
preciosa
piedra 
piedra
hubiera querido ser
y Dios
de agua
para que lloraras
entonces de mí
perra.




Apuntes

Tomamos una carta al azar
y apuntamos los límites de un barco
frágil como los primeros versos

-Arquimedes dijo que si flota 
es por la poesía.

//////////////////////////

Un techo de dos aguas
la construcción elemental
para comenzar la vida.




El renacimiento

vendrá un día un día vendrá un día
Edgar Bayley


I

Un día todo se abandona

Desalojan los amores miserables
las palmas de las manos duras

Lo que hago mal se pudre para siempre siempre mal
y siempre es mucho tiempo 
para un muchacho confundido del ahora después será.


II

Trazan próximos futuros los muchachos
Permanecer tranquilos es una cuestión de principios

alguien tiene que encender el mundo.





Para la vida estar vivos

A mis amigos, lo de siempre.

Todoalgo (nada)
nace en los interminables
sembradíos de cebollas

que se abren de los días
sin una perla de consuelo

con polvo se hacen versos insdestructibles.





Piedra & puente

Piedra piedra 
pasto   puente

tuve un día 
tanto sueño 
y temí 
el fondo 
del cansancio

un recuerdo 
insistente 
el karma 
el calor 
la juventud

polvo a la distancia 
agria juventud

karma caluroso 
agria juventud

piedra puente




Fuera de mi cabeza perra

Muerto al fondo 
de la memoria 
el día y el año 
que conocimos un día 
como si otoño 
una piedra 
una madera preciosa 
piedra piedra 
hubiera querido ser 
y Dios 
de agua 
para que lloraras 
entonces de mí perra




Los días y los árboles

Tenso oficio de años 
de ramas 
que no nacen 
y no alcanzan 
sus puntas aromadas 
vislumbrar
el placer de la paciencia
de una mesa terminada
se parece tanto
a este momento
para llegar a un sitio cómodo
libre y tenso
sobre una mesa
de árbol joven 






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ADEL PEREIRA [18.617]

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Adel Pereira 

Nació en Sagua la Grande, Cuba, en 1973.

Poeta «raso» y artista visual. Poemas suyos aparecen en diversas publicaciones. «La letra del escriba», «El caimán barbudo», La Habana, Cuba. «Ariel», revista cultural de Cienfuegos, Cuba. «Opción», revista literaria de la ITAM, México. «Ordint la trama», Sabadell, Barcelona; y en la antología de poetas cubanos «Los parques» (Ediciones Mecenas y Reina del mar editores), Cuba, 2001.

Tiene publicado «Homilía del fuego» (Reina del mar editores), Cuba, 2001 con el que obtuvo el premio a la beca de creación literaria «El girasol sediento», «Poeta sentado en el ombligo del mundo», premio José Ma. Valverde de Poesía, Barcelona, 2005 y Elogio a la ceguera (Paralelo, 2015) es una demostración del compromiso del autor con la experimentación visual en la poesía..

Ha participado en diferentes eventos literarios y realizado varias exposiciones de poesía visual y experimental.

Su actividad creativa gira, indaga, vuela, se desbarranca y renace en torno a la poesía. Su credo (como todo poeta fundamentalista): la poesía es Materia, y además de lengua, tiene dientes y muerde.


«MICRO Y VISUAL


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aquí tendido SIN otras ropas
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Texto de presentación de «Elogio a la ceguera», de Adel Pereira

Por Munir (Madrid 1989)

Antes de empezar a aburrirlos, voy a explicar brevemente qué es Elogio a la ceguera, para que entiendan lo que voy a contar. Como verán en los libros que se están pasando de mano en mano, se puede decir que estamos ante un poemario que se divide en seis partes más un exergo y un epílogo. El poemario lleva adherida una lupa: un instrumento necesario para poder leerlo a no ser que uno sea piloto de cazas o que lleve las gafas muy mal graduadas. Esto es así porque la primera parte –«Al lente de un salmo aparente»– y la última –«Vocalidades horizontales y verticales»– combinan los tamaños de letra 13 y 4 para crear una impresión gráfica en primera instancia, y producir un significado en segunda, cuando el lector que no es piloto de caza y sí lleva las gafas bien graduadas acerca la lupita y se inclina para ver qué es lo que dicen los poemas de este libro. Pienso en ello como pienso en los mapas. Los miramos desde arriba y nos apropiamos de la imagen de un territorio; eso sería una visión de estado. Pero luego recorremos esos territorios desde adentro, ignorando la existencia de cualquier mapa, de cualquier demarcación o cualquier frontera; eso es seguir la tierra, y sería la visión del nómada. Adel nos obliga a mirar el mapa y después a recorrer el territorio con la mirada. Además, Elogio a la ceguera juega con 16 tipografías. Esto proporciona al lector una experiencia de lectura íntima y minuciosa, y al maquetador, que soy yo, y al autor, que es Adel, un intercambio de un mínimo de sesenta correos electrónicos y mucho dolor de cabeza.

Elogio a la ceguera es, en cierto modo, el último libro de Ediciones Paralelo. Hasta ahora hemos tenido tres colecciones: una de poesía, una de relato y otra de novela. Tras una dura asamblea, decidimos que así no íbamos a ninguna parte, y que tal vez para no ir a ninguna parte era mejor hacerlo de otra manera: ir a ninguna parte en línea recta, en lugar de haciendo eses. Nos refundamos: nos dimos cuenta de que los géneros literarios son invisibles, como la economía y como el sentido común, y por lo tanto muy peligrosos. Nos dimos cuenta de que habíamos seguido nuestra intuición más elemental al estructural Ediciones Paralelo en función de criterios de género, y nosotras y nosotros nos jactamos de luchar sin cuartel contra nuestra intuición. Buscamos otro criterio, y nuestras tres colecciones ahora son La máquina de guerra, para textos de orden más reivindicativo, Samurai, para experimentos con el lenguaje, y Caballo de Troya, para aquellos más canónicos —todo esto es una gran simplificación. En realidad, ya no evaluamos textos sino propuestas; pero basta de hablar de nosotras y volvamos a hablar de Adel. Si quieren saber más (si quieren entender de qué va este rompecabezas, o desean enviarnos una propuesta) visiten nuestra página web y lean la sección Qué somos.

Si les he contado esto es porque Elogio a la ceguera es el libro que mejor podía funcionar como resorte, como rito de paso de lo que éramos a lo que somos: Elogio a la ceguera encaja a la perfección en dos de nuestras nuevas colecciones. Casi lo olvido: en nuestro nuevo sistema, un libro puede pertenecer a la vez a una, dos, o a nuestras tres colecciones. Admitimos el solapamiento e incluso lo promovemos. Si no me equivoco, explicarles por qué Elogio a la ceguera pertenecería a Samurai y a La máquina de guerra puede ser una buena presentación del libro.

Comencemos por Samurai. La colección Samurai toma su nombre de una cita de otro gran escritor latinoamericano que vivió en Girona y también en Barcelona. Roberto Bolaño escribía que «la literatura se parece mucho a la pelea de los samuráis, pero un samurái no pelea contra otro samurái: pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura». Del modo en que nosotras entendemos la cita de Bolaño, entonces, la colección Samurai debe acercarse a propuestas literarias que cumplan tres características. A saber: ser valientes en algún sentido, tener ganas de pelear, y ser suicidas o casi suicidas. Por eso, reservamos la colección Samurai para aquellas propuestas que asumieran un riesgo en el terreno de lo formal; a saber: propuestas valientes porque indagan en lo desconocido, con ganas de pelear porque se enfrentan a lo establecido, y suicidas o casi suicidas porque es casi imposible que al final resulten ser rentables. Nadie dudará, entonces, de que Elogio a la ceguera es una propuesta (propuesta para ustedes, los lectores) samurai.

En 1931 Vicente Huidobro publicaba su Altazor, todo un golpe en el tablero literario latinoamericano, que cambiaría para siempre el lugar de las piezas, su valor, sus colores, e incluso el nombre del juego. Me atreveré, sin embargo, a afirmar que escribir una poesía tan lúdica como aquella no constituía ninguna clase de revolución. Muchos de ustedes ya habrán pensado en los famosos caligramas de Apollinaire, claro, pero podemos remontarnos mucho más atrás y citar los caligramas árabes, dibujos hechos con las letras del alifato con los que muchos consiguieron sortear la prohibición islámica de representar personas y animales –porque sólo Allah tiene derecho a crear vida y –claro– para ponérselo difícil a los idólatras–. En rigor, cualquier manifestación del arte de la caligrafía árabe sería una forma de caligrama, ya que en la mayoría de los casos se utilizó para decorar –no pocas veces espacios públicos– y muchas veces resulta ilegible, o repite sentencias de sobra conocidas por quien las lee. El autor de un famoso cuento de Borges quiso desgastar una moneda a fuerza de pensarla; del mismo modo, el contenido de aquellas sentencias habría sido desgastado a fuerza de repetirlo, y sólo quedarían sus formas. No puede dejar de sorprender que las culturas orientales hayan utilizado las letras como elementos decorativos, mientras que en occidente no se tiene ningún registro arqueológico de esa práctica (no, al menos, de forma generalizada). Quizá en este lado del mundo el significado goce de un respeto que tal vez no merece, y que sólo es eclipsado por el significante en destellos culturales como el graffiti, el trabalenguas o, por supuesto, la poesía de vanguardia.



Ejemplo caligrama árabe

Claro que hay más. En los conjuros, por ejemplo, lo que se dice no es tan importante como el acto performativo del momento de enunciación. En este poema Quevedo –en cuya calle, no por casualidad, vive Adel– se ríe de Góngora, y no podemos decir que aquí el contenido se imponga a la forma. Leo sólo dos cuartetos:

¿Qué captas, noturnal, en tus canciones,
Góngora bobo, con crepusculallas,
si cuando anhelas más garcivolallas,
las reptilizas más y subterpones?

Microcósmote Dios de inquiridiones,
y quieres te investiguen por medallas
como priscos, estigmas o antiguallas,
por desitinerar vates tirones.



Alguien podría aducir que el poema busca ironizar sobre un estilo del que descree, y yo no tendría nada que responder. Este otro poema de Lope de Vega, sin embargo, ha sido citado no pocas veces, y pareciera que en él el poeta madrileño ya estuviera figurándose una Latinoamérica futura donde nuestro español se liberaría de sus cadenas.



Piraguamonte, piragua,
piragua, jevizarizagua.
Bío, Bío,
mi tambo le tengo en el río.
Yo me era niña pequeña,
y enviáronme un domingo
a mariscar por la playa
del río del Bío Bío;
cestillo al brazo llevaba
de plata y oro tejido.
Bío, Bío,
que mi tambo le tengo en el río.
Piraguamonte, piragua
piragua, jevizarizagua.
Bío, Bío,
que mi tambo le tengo en el río.



La serie de ejemplos es infinita. Por ejemplo, podemos pensar en aquellos nobles japoneses que escribían en caracteres chinos sus poemas y luego los leían en japonés para ver qué decían, o en el canto infantil que muchos, como yo, habréis entonado alguna vez mientras saltabais a la comba: «una dola / tela catola / quina quinete / estaba la reina / en su gabinete…».

Pero basta ya de divagar. Volvamos a Adel, que les prometo que no voy a extenderme mucho más. Lo que yo venía a querer decir con todo lo anterior es que lo que hace que el texto de Adel sea valiente no es el texto en sí, no es el hecho de escribirlo ni de divertirse escribiéndolo, como podemos imaginar que Adel se divirtió: lo que hace que Elogio a la ceguera sea una propuesta samurai es lo mismo que hizo en su día que los gestos de Huidobro o Apollinaire fueran revolucionarios: el hecho de que se inserten, como parásitos, en un dispositivo de saber / poder como es el libro en la cultura occidental. Antes hemos visto que en esta parte del mundo el signo lingüístico se decanta más hacia el lado del significado que hacia el del significante: la moneda de Saussure siempre cae de cara. No extrañará a nadie, por lo tanto, que nuestra forma de entender el mundo se sostenga sobre un Libro, o mejor, sobre unos libros, sobre unos Βιβλία. El libro nos impone su forma sagrada y terrible: un libro es como un tatuaje –ya Platón utilizó la metáfora del cuerpo humano para hablar del texto–; una vez se inscribe en un cuerpo, no se puede borrar. Es, por eso, el medio perfecto para vehicular una religión y una cultura y llevarla hasta los confines del mundo; el transporte perfecto para esa forma de expansión que se ha venido a llamar imperialismo. Lo escrito permanece, es inmutable, y la eternidad es uno de los atributos de lo necesario: de Dios. Por eso el libro de Adel es valiente, y por eso también tiene ganas de pelear: porque escribe –frente a los «libros graves» en los que hundía la cabeza José Martí, otro cubano– «para ver», como en el póker: para ver qué ocurre, para ver si gana –aunque sepa que probablemente perderá–. Elogio a la ceguera no «está escrito» (مكتوب), sino que se está escribiendo, es un work in progress que se reescribe y se actualiza cada vez que unos ojos lo recorren. Hay más: el libro de Adel no sólo pelea con los textos canónicos, sino también con sus «padres» vanguardistas. La sexta y última parte de Elogio a la ceguera abre con una cita del último canto de Altazor, el opus magnum de Vicente Huidobro. Dice así:

Io ia
i i i o
Ai a i aia i
i i i o ia

Adel Pereira, en un gesto de genialidad que muchos poetas por venir querrán robarle y que algunos incluso le robarán, toma esos versos de Huidobro y les enmienda la plana; como si el chileno quisiera decir algo que no atinó a expresar, como si hubiera escrito las consonantes, pero tan pequeñas que nadie hasta Pereira había podido verlas, nuestro autor les añade a esas vocales las letras invisibles que les hacían falta: toma al padre de la vanguardia latinoamericana y le da una genial vuelta de tuerca.

Termino con Samurai. No es el texto de Elogio a la ceguera lo que sale al ring a batirse con quien haga falta, sino lo que nos propone a sus lectores, su propuesta; por eso es la perfecta transición del viejo Ediciones Paralelo al nuevo Ediciones Paralelo.

Ya he explicado por qué Elogio a la ceguera es un libro valiente, y también por qué es un libro con ganas de pelea con el lector. Explicaré en una línea por qué es un libro suicida. En general, en este momento, en la literatura española cualquier poemario que no lleve la firma de un titán como Luis García Montero o de un icono pop como Luna Miguel viene a ser un suicidio económico. Por si ser un libro de poesía fuera poco suicida, Elogio a la ceguera es, además, poesía visual y experimental. Y por si eso fuera poco, se vende con una lupa y plastificado por el mismo precio por el que se venden todos los libros de Paralelo: 10 euros. Adel Pereira es, como Bolaño, un samurai en toda regla.

Como soy medio verborrágico y me he extendido ya más de lo que quería, no voy a explicar por qué la propuesta de Elogio a la ceguera también pertenecería a nuestra Máquina de guerra. Tendrán que leerlo ustedes mismas y buscar qué hay en este libro que diagnostique cuáles son las grietas de nuestro sistema, y que se esfuerce por ahondar en ellas, por ensancharlas. Recuerdo el primer contacto que tuve con Adel y con Elogio a la ceguera. A Ediciones Paralelo llegó un email que proponía publicar un manuscrito que «tiene dos partes que deben ser leídas con lupa». Entendí que el autor de ese manuscrito estaba indicándome que había algo oculto en esos pasajes, que debíamos leerlos con atención. Lo primero que hice al abrir el PDF unas semanas después fue, como podrán imaginar, soltar una carcajada. Con el tiempo pude descubrir que otras partes sí deben ser leídas, esta vez metafóricamente, con lupa: son aquellas que hablan del Sistema y de las derivas de un cubano en España. No me dilato más: muchas gracias por escucharme.

http://munir.xyz/texto-de-presentacion-de-elogio-a-la-ceguera-de-adel-pereira/






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GAYO JULIO FEDRO [18.618]

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Gayo Julio Fedro

Gayo Julio Fedro (en lat. Gaius Iulius Phaedrus) (ca. 15 a. C. – ca. 55 d. C.) fue un escritor de fábulas romanas.

Fedro fue un esclavo originario de Macedonia. Recibió la libertad de manos de Augusto y desarrolló su actividad literaria durante los reinados de Tiberio, Calígula y Claudio.

Publicaciones

Publicó en cinco libros su colección de fábulas latinas en verso. Muchos de los temas de estas composiciones están tomados de Esopo; otros, sin embargo, proceden de su experiencia personal o se inspiran en la sociedad de la época romana.

Rana rupta et bos (Fabula I, 24)

Como él mismo declara en el prólogo de su obra, la fábula fue inventada porque los esclavos, temerosos del castigo si osaban decir lo que sentían, enmascararon sus ideas expresándolas en forma de fábulas para evitar con bromas fingidas las reacciones violentas de sus señores.

Sea o no real esta afirmación, lo cierto es que en las 101 fábulas de Fedro que se han conservado se aprecia con claridad la intención didáctica y moralizante que introduce el breve relato, protagonizado preferentemente por animales. En ellas se desarrolla el concepto de protesta social, adaptándolo al contenido y a las costumbres de su época. Altivo y ambicioso, quiso conferir al apólogo moralista popular la elegancia y el garbo de la poesía.

Sin embargo, aunque Fedro confiesa que sólo se limita a representar de forma genérica la vida y las costumbres de los hombres de su tiempo (ipsam vitam et mores hominum ostendere), lo cierto es que las veladas alusiones críticas a personajes contemporáneos le valieron un proceso por parte de Sejano, el poderoso prefecto del pretorio y favorito del emperador Tiberio.


Sócrates

Muy corriente es el nombre de amigo, pero escasa la fidelidad.
Como se estuviese construyendo una casita Sócrates
(cuya muerte yo no desdeñaría con tal de alcanzar su fama
y aceptaría la envidia, si quedasen libres de ella mis cenizas),
un cualquiera del pueblo, como suele pasar, le preguntó:
«¿Cómo? ¿Tan pequeña vivienda te levantas tú, tan importante?»
«¡Ojalá», respondió, «pueda llenarla de amigos verdaderos!»

Fedro en Lib. III, incluido en Antología de la poesía latina (Alianza editorial, Madrid, 2010, selec. y trad. de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar).



FABULAS DE FEDRO

PRÓLOGO

He llevado a la perfección, poniendo en versos senarlos estas ficciones de las que Esopo fué el creador.  Dos son las prendas que avaloran el libro: regocijar el ánimo y mostrar saludables consejos que enseñen a bien vivir.  Si alguien quisiero motejarnos porque no sólo los animales, sino hasta los misms árboles hablan y discurren, no olvide que nuestro propósito tira y se encamina a dar esparcimiento al ánimo con meras invenciones de la fantasía.


Un piloto y un marinero.

Lamentábase uno de su negra fortuna, y Esopo imagina esta
fábula para consolarlo.

Estaba una nave a merced de los varios y encontrados, vientos de alterado mar, y la tripulación con las lágrimas, temor y congojas de cercana muerte; serenóse de súbito el furioso temporal; continuaron bogando con próspero viento, y al punto se vió a los pasajeros., henchidos de gozo, solazarse con inusitada alegría.
Mas el piloto, aleccionado con la experiencia del pasado peligro, dijo así. «Puesto qup en la tierra andan siempre asidos de la mano el placer y la pena, mostrémonos.tan prudentes antes de llegar al deseado puerto, que tanto las expansiones como las quejas sean siempre moderadas.»
En la prosperidad teme; en la adversidad espera.




Una vieja a un cántaro.

Yacía en tierra un cántaro vacío, y ya fuese por las heces del vino o ya por lo exquisito de su barro, es lo cierto que despedía suavísima fragancia.  Viólo una vieja, y después de haberle olido, dijo así: « ¡ Oh suave licor ! ¿.En qué alabanzas no me desharé al ponderar lo que antes fuiste, mostrando todavía tales reliquias?»
Lo que ahora escribo (dice Fedro) declara cuál debió ser el vigor y elegancia de lo que escribí en mejores días.
De las cosas buenas, aun sus vestigios nos deleitan y cautivan.




Las dos perras.

Suelen envolver una asechanza las caricias de los malos, y para no caer en ella, nos conviene tener muy presente lo que diremos a continuación.
Una perra solicitó de otra permiso para echar en su choza la cría, favor que le fué otorgado sin dificultad alguna; pero es el caso que iba pasando el tiempo, y nunca llegaba el momento de abandonar la choza que tan generosamente se le había cedido, alegando, como razón de esta demora, que era preciso esperar a que los cachorrillos tuviesen fuerzas para andar por sí solos.
Como se le hiciesen nuevas instancias, pasado el último plazo que ella misma había fijado, contestó arrogantemente : «Me saldré de aquí, si tienes valor para luchar conmigo y con mi turba.»
Si dais entrada al malo en vuestra casa, os echará de ella.




Un cazador y un perro.

No teniendo éste nada de cobarde, se había hecho digno de las complacencias y agasajos de su amo, por el ardor que desplegaba en la lucha contra toda suerte de fieras, aun las más feroces; pero aquella naturaleza robusta y vigorosa comenzó a declinar, sin dura con el peso de los años.  Echósele a reñir en tal sazón con un jabalí, y bien pronto hizo presa en una oreja; mas hubo de soltarla, por tener los dientes ya cariados.
Sentido de ello el cazador, increpaba al perro; y él, aunque viejo, respondió valientemente: «No me falta empuje, sino fuerzas.  Alabábasme en otro tiempo por lo que valía; y ahora me desprecias, porque no soy ni aún sombra de lo que fui.»
Bien entiendes tu, Fíleto, a donde tiran y se encaminan estas cosas que yo escribo.
El tiempo todo lo acabe y consuma.



   
Dos calvos

     Uno se encontró por casualidad en medio de la calle un peine; llegóselo otro, tan calvo como él, y dijo:
«A la parte, a la parte.» Mostrando el primero su hallazgo, añadió después. «Está visto, los dioses han querido favorecernos; mas por nuestra mala ventura hemos hallado, como se dice, carbones en lugar de un tesoro.»




El caballo y el jabalí

Todos los días el caballo salvaje saciaba su sed en un río poco profundo.
Allí también acudía un jabalí que, al remover el barro del fondo con la trompa y las patas, enturbiaba el agua.
El caballo le pidió que tuviera más cuidado, pero el jabalí se ofendió y lo trató de loco.
Terminaron mirándose con odio, como los peores enemigos.
Entonces el caballo salvaje, lleno de ira, fue a buscar al hombre y le pidió ayuda.
-Yo enfrentaré a esa bestia -dijo el hombre- pero debes permitirme montar sobre tu lomo.
El caballo estuvo de acuerdo y allá fueron, en busca del enemigo.
Lo encontraron cerca del bosque y, antes de que pudiera ocultarse en la espesura, el hombre lanzó su jabalina y le dio muerte.
Libre ya del jabalí, el caballo enfiló hacia el río para beber en sus aguas claras, seguro de que no volvería a ser molestado.
Pero el hombre no pensaba desmontar.
-Me alegro de haberte ayudado -le dijo-. No sólo maté a esa bestia, sino que capturé a un espléndido caballo.
Y, aunque el animal se resistió, lo obligó a hacer su voluntad y le puso rienda y montura.
Él, que siempre había sido libre como el viento, por primera vez en su vida tuvo que obedecer a un amo.
Aunque su suerte estaba echada, desde entonces se lamentó noche y día:
-¡Tonto de mí! ¡Las molestias que me causaba el jabalí no eran nada comparadas con esto! ¡Por magnificar un asunto sin importancia, terminé siendo esclavo!

A veces, con el afán de castigar el daño que nos hacen, nos aliamos con quien sólo tiene interés en dominarnos.




El lobo y la cabra.

Encontró un lobo a una cabra que pastaba a la orilla de un precipicio.
Como no podía llegar a donde estaba ella le dijo:
− Oye amiga, mejor baja pues ahí te puedes caer. Además, mira este prado donde estoy yo, está bien verde y
crecido.
Pero la cabra le dijo:
− Bien sé que no me invitas a comer a mí, sino a ti mismo, siendo yo tu plato.
Conoce siempre a los malvados, para que no te atrapen con sus engaños.




El lobo y el caballo

Pasaba un lobo por un sembrado de cebada, pero como no era comida de su gusto, la dejó y siguió su camino.
Encontró al rato a un caballo y le llevó al campo, comentándole la gran cantidad de cebada que había hallado,
pero que en vez de comérsela él, mejor se la había dejado porque le agradaba más oír el ruido de sus dientes al
masticarla.
Pero el caballo le repuso:
− ¡Amigo, si los lobos comieran cebada, no hubieras preferido complacer a tus oídos sino a tu estómago!

A todo malvado, aunque parezca actuar como bueno, no debe de creérsele.




El lobo y el cordero

A un mismo riachuelo un lobo y un cordero habían llegado,
por la sed impulsados. En la parte de arriba estaba el lobo,
y bastante más abajo el cordero. Entonces, excitado por su voracidad,

el cazador un motivo de pelea introdujo;
“¿Por qué", dijo, "me enturbiaste el agua a mí, que estoy bebiendo?”
A su vez, el cordero, teniendo miedo:
“¿Cómo puedo, te pregunto, hacer eso de lo que te quejas, lobo?
El agua discurre de ti hacia mis sorbos".
Aquel, rechazado por la fuerza de la verdad,
"Seis meses antes" dijo "hablaste mal de mí".
Responde el cordero: "Ciertamente no había nacido".
" Tu propio padre,¡Por Hércules!" dijo aquél, "habló mal de mí";
y, agarrado de tal manera, lo descuartizó en una muerte injusta.


Esta fábula fue escrita a causa de aquellos hombres
que oprimen a los inocentes con causas ficticias.




Los perros hambrientos

Vieron unos perros hambrientos en el fondo de un arroyo unas pieles que estaban puestas para limpiarlas; pero
como debido al agua que se interponía no podían alcanzarlas decidieron beberse primero el agua para así
llegar fácilmente a las pieles.
Pero sucedió que de tanto beber y beber, reventaron antes de llegar a las pieles.

Ten siempre cuidado con los caminos rápidos, pues no siempre son los más seguros.




El lobo y la grulla

Como quedara clavado un hueso, al tragarlo, en la garganta de un lobo,  vencido por el gran dolor empezó a seducir a todos  con un premio para que le extrajeran aquel mal.  Finalmente, fue persuadida por el juramento una grulla,  que entregando la longitud de su cuello a la garganta  hizo la peligrosa cirugía al lobo.  Como por esto solicitara insistentemente el premio pactado,  "Ingrata eres" dijo" porque sacaste incólume tu cabeza  de mi boca y pides recompensa".

Quien premio por su servicio de los malvados desea,  dos veces se equivoca:
 primero, porque ayuda a indignos,
 luego porque ya no puede escapar impunemente.




La zorra y el cuervo

 Como de una ventana un cuervo un queso robado
 quisiera comerse, sentándose en un alto árbol,
 lo envidió una zorra, luego así empezó a hablar:
 "¡Oh cómo es, cuervo, el brillo de tus plumas!
 ¡Qué gran belleza llevas en tu cuerpo y en tu rostro!
 Si voz tuvieras, ningún ave superior habría".
 Y aquél, mientras quiere también su voz mostrar,
 de su boca abierta soltó el queso; rápidamente
 la astuta zorra lo arrebató con sus ávidos dientes.
 Sólo entonces gimió el cuervo, burlado por su estupidez.

Quienes se alegran al ser alabados por palabras engañosas,
 sufren, tarde, castigos de vergonzosa penitencia.





 La rana rota y el buey

 En un prado, cierta vez, una rana vio a un buey,
 y, tocada por la envidia de tanta grandeza,
 su rugosa piel infló. Entonces a sus hijos
 preguntó si era más grande que el buey.
 Ellos dijeron que no. De nuevo tensó su piel
 con mayor esfuerzo, y de similar modo preguntó
 quién era mayor. Ellos dijeron: "el buey".
 Nuevamente indignada, mientras quiere más fuertemente
 inflarse, con su cuerpo roto yació.

El pobre, mientras quiere imitar al poderoso, perece.









MARCO VALERIO MARCIAL [18.619]

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Marcial

Marco Valerio Marcial (en latín, Marcus Valerius Martialis; Bílbilis, actual Calatayud, 1 de marzo de 40-ibídem, 104) fue un poeta latino.

Procedía de Bílbilis (Calatayud), en la Hispania Tarraconense. Alrededor del año 64 d. C. marchó a Roma para terminar sus estudios jurídicos con la protección de Séneca, pero la caída en desgracia de éste y su suicidio le dejaron desamparado y su pobreza le obligó a sobrevivir de forma bohemia e itinerante como cliente de diversos patronos la mayor parte de los 35 años que pasó allí. Se ganó sin embargo la amistad de los mayores escritores de ese tiempo, Plinio el Joven, Silio Itálico, el también satírico Juvenal y el gran rétor Marco Fabio Quintiliano, que también era hispanorromano. De la misma manera trabó amistad con el poeta gaditano Canio Rufo, un temperamento afín al suyo. Poco a poco favorecido por los emperadores Tito y Domiciano, a quienes dedicó interesados elogios, estos le nombraron miembro del orden ecuestre y ganó diversos honores, entre ellos la exención de los impuestos que habían de pagar los que no tenían hijos, esto es, el ius trium liberorum. Sin embargo, sus sucesores Nerva y Trajano se olvidaron de él y hubo de retornar a Bílbilis y aceptar allí el regalo de una propiedad campestre por parte de una admiradora; la vuelta a la vida rural era uno de sus grandes sueños. Allí marchó el año 98 d. C. para pasar su vejez y murió seis años después. Era la vida que ansiaba, como escribió en unos celebérrimos versos muy citados a su amigo Julio Marcial:

Las cosas que hacen feliz, / amigo Marcial, la vida, / son: el caudal heredado, / no adquirido con fatiga; / tierra al cultivo no ingrata; / hogar con lumbre continua; / ningún pleito, poca corte; / la mente siempre tranquila; / sobradas fuerzas, salud; / prudencia, pero sencilla; / igualdad en los amigos; / mesa sin arte, exquisita; / noche libre de tristezas; / sin exceso en la bebida; / mujer casta, alegre, y sueño / que acorte la noche fría; / contentarse con su suerte, / sin aspirar a la dicha; / finalmente, no temer / ni anhelar el postrer día.
Lib. X, ep. 47.

Obra




Incunable de los Epigramas de Marcial, editado en 1490 en Milán por Udalricus Scinzenzeler. Archivo del Gobierno de Aragón.

Su obra, que ha sobrevivido prácticamente íntegra, se compone de quince libros de versos, con prólogo en verso o en prosa, en diversos metros (sobre todo dístico elegiaco, pero también endecasílabos catulianos, hexámetros falecios y yambos catalécticos), un total de unos mil quinientos poemas pertenecientes a un solo género literario, el epigrama, en el que no tuvo en su tiempo rival y en el que superó a sus antecesores y modelos, Catulo y la Cicuta de Domicio Marso. En cierto modo el epigrama representaba el correlato en verso a la concisión de la prosa aforística del también hispanorromano Séneca el Joven.

El primer libro es el Liber spectaculorum, también primero cronológicamente hablando, ya que fue compuesto en el año 80 d. C. y celebra la construcción del Anfiteatro Flavio, actualmente conocido como Coliseo, por el emperador Tito.

Los Xenia (libro XIII) y los Apophoreta (Libro XIV) son dísticos compuestos para los regalos que hacían a los patronos los clientes en la fiesta de las Saturnales.

Los libros I y XII poseen un contenido vario: literatura, sociedad y temas personales. Llama la atención el silencio del autor sobre el historiador Tácito y el poeta Estacio, sus contemporáneos; si al segundo pudo considerarlo un rival, la falta de alusiones al primero es más difícil de explicar.

La fama de Marcial deriva principalmente de su ingenio satírico; pero, si bien fue un observador penetrante de la sociedad de su tiempo, su visión está afectada por la más absoluta indiferencia moral, por lo que no se le puede tener estrictamente por satírico. El tono de sus piezas oscila de la más pura lírica a la obscenidad más abyecta. Sus epigramas son también importantes por su valor documental, por la información que aportan sobre la sociedad romana de la época, que refleja con una gran vitalidad. Hace gala de un ingenio agudísimo y de una extrema concisión, que ha hecho a veces considerarlo el primero de los conceptistas españoles; también sabe encontrar hábilmente la parte miserable y oculta de las aparentes grandezas humanas. Los aprovechados, los sinvergüenzas, los degenerados, los hipócritas, la dama semimundana que envejece, el cinedo y toda la comedia humana de la gran metrópoli que era Roma en aquel tiempo aparecen vistosamente atacados y descritos en sus poemas. Pero si bien se burla siempre, a veces hiriendo, jamás lo hace con irritación moral. Se queja calculadamente de su pobreza y dedica lisonjas arrastradas e indignas al emperador Domiciano.

En el cuadro renacentista Retrato de Giovanna Tornabuoni (1488) de Domenico Ghirlandaio, podemos leer uno de sus epigramas en el fondo de la escena, que dice: "ARS VTINAM MORES ANIMVMQUE EFFINGERE POSSES PVLCHRIOR IN TERRIS NVLLA TABELLA FORET" (Arte, ojalá pudieras plasmar la conducta y el espíritu, no habría en la tierra pintura más hermosa).

Traductores y comentaristas de Marcial

El canónigo de Huesca Manuel de Salinas y Lizana hizo una traducción de los Epigramas de Marcial que puede encontrarse en la Agudeza y arte de ingenio de Baltasar Gracián; Juan de Iriarte hizo otra ya en el siglo XVIII, que se halla en el primer tomo de sus Obras sueltas, (Madrid, Francisco Manuel de Mena, 1774). Víctor Suárez Capalleja hizo otra en tres tomos para la Biblioteca Clásica de la Casa Editorial Hernando.

Las agudezas de Marcial suscitaron frecuentemente, al par que admiración, también el comentario erudito o moral de los humanistas desde el Renacimiento. Entre los escoliastas españoles destacan Baltasar de Céspedes por su Comentario a los Epigramas de Marco Valerio Marcial; Lorenzo Ramírez de Prado, por los suyos de 1607; el deán de Alcoy, Manuel Martí; el jesuita P. Tomás Serrano, que discutió con Girolamo Tiraboschi acerca de los méritos de Marcial en su singular libro Super iudicium Hieronymi Tiraboschi de Marco Valerio Martiale, Roma, ¿1786?; otros comentaristas fueron Víctor Suárez Capalleja, Marcelino Menéndez Pelayo y Arturo Masriera.




Los placeres del campo

Si quieres saber en pocas palabras lo que te desea tu Marco,
amigo Frontón, gloria del ejército, honor de la ciudad,
esto es: gusta el labriego de un campo propio y no grande
y pasar en negocios de poca monta sus ocios triviales.
¿Quién prefiere pasear por los fríos pórticos decorados con mosaicos
y llevar, como un inútil, el matutino «¡Ave!»,
si puede, feliz con el botín que ofrecen bosque y campiña,
extender ante su hogar las redes repletas
y sacar el pez que se cimbrea en el trémulo sedal
o hacer salir del rojizo cántaro la miel rubia?
¿Y si una buena moza le llena las mesas desiguales,
mientras uno prepara en las cenizas huevos que no necesita comprar?
Que no ame esta vida quien no me ama, eso es lo que pido,
y que viva, vestido de toga, en medio de los ajetreos de la ciudad.

Marcial en I 55, incluido en Antología de la poesía latina (Alianza editorial, Madrid, 2010, selec. y trad. de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar).




Queda la vuelta

Que caiga enfermo, Deciano, si no es cierto que me gustaría
estar contigo todos los días y todas las noches.
Pero resulta que nos separan dos mil pasos,
y son cuatro mil, cuando regreso a casa.
A menudo no estás en la tuya y, si estás, a menudo lo niegas:
o estás ocupado en tus negocios o estás descansando.
Para verte, a pesar de todo, no me molesta andar dos millas;
para no verte, me molestan las cuatro.

Marcial en II 5, incluido en Antología de la poesía latina (Alianza editorial, Madrid, 2010, selec. y trad. de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar).




Un encanto

Isa es más pilla que el pájaro de Catulo,
Isa es más pura que el beso de la paloma,
Isa es más delicada que todas las niñas,
Isa es más valiosa que las gemas indias,
Isa es una perrita, delicias de Publio.
Y tú, si llora, creerás que habla;
siente la tristeza y el gozo.
Apoyada en el cuello, se recuesta y duerme,
hasta no percibirse ni un suspiro;
si se ve apremiada por el deseo de vientre,
no ensucia con gota alguna las colchas,
sino que llama con su tierna pata, pide
bajar del lecho y ruega desahogarse.
Es tan pudorosa esta casta perrita
que ignora a Venus, y no encontramos
macho digno de tan delicada niña.
Para que la luz suprema no se la llevase,
Publio la retrató en una tabla pintada,
y en ella la verás tan igual a Isa
que ni ella se parece tanto a sí misma.
Pon a Isa, si quieres, junto al cuadro:
ni sabrás cuál de las dos es la verdadera,
ni sabrás cuál de las dos es la pintada.

Marcial en I 109, incluido en Antología de la poesía latina (Alianza editorial, Madrid, 2010, selec. y trad. de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar).




Vida dichosa

Nota: Traducción de Miguel Antonio Caro incluída en el libro Traducciones poéticas (1889).


Oye lo que la vida
 Hacer dichosa puede:
No con sudor ganados,
 Sino heredados bienes;

Campo no ingrato: lumbre
 En el hogar perenne;
Con fáciles manjares
 Mesa, no rica, alegre;

Amigos de tu esfera,
 Costumbres inocentes,
Sencillo trato y porte,
 Prudencia sin dobleces;

Jamás litigio ó riña,
 Negocios no frecuentes;
El ánimo no inquieto
 Y la salud no endeble;

Exento de zozobras
 Y de báquica fiebre,
Sueño que las nocturnas
 Tinieblas manso abrevie;

No triste, mas honesto
 El lecho; ser cual eres
Sin ambición; ni susto
 Ni anhelo de la muerte.




EPIGRAMAS DE MARCO VALERIO MARCIAL


Texto, introducción y notas de JOSÉ GUILLÉN
Revisión de FIDEL ARGUDO



LIBRO DE LOS EPIGRAMAS  276


I

La maravilla del anfiteatro 277

No mencione la bárbara Menfis las maravillas de sus pirámides, ni el trabajo asirio se jacte de Babilonia; no se alaben los afeminados jonios con el templo de Diana, que el ara abundante en cuernos deje olvidar a Delos 278, y que los carios cesen de ensalzar con elogios inmoderados hasta los mismos cielos el Mausoleo colgado en el aire vacío. Toda obra humana debe ceder al anfiteatro del César, la fama celebrará únicamente ésta por todas.


II

Roma ha sido devuelta a Roma

Aquí en donde el coloso sidéreo contempla muy de cerca las estrellas 279 y se elevan en mitad de la vía altos andamiajes, irradiaban los atrios soberbios del fiero tirano y había ya una sola casa en toda Roma. Aquí en donde se eleva la augusta mole del hermoso anfiteatro estaban los estanques de Nerón. Aquí en donde admiramos las termas 280, obra prontamente acabada, un campo inmenso había expropiado las casas de los míseros ciudadanos. En donde el pórtico de Claudio proyecta sus amplias sombras, venían a terminar las últimas construcciones del palacio imperial. Roma ha sido devuelta a sí misma y, contigo en el trono, César, hace las delicias del pueblo lo que las hacía de su señor 281
_______________________________

276 Publicado el 80 d. C. Para distinguirlo de los otros, se llama Libro de los Espectáculos. 
277 Los títulos de cada poema son nuestros. El poeta no tituló más que los poemitas de los libros XIII y XIV; cf. 13, 3. Para abreviar las notas de Marcial (Mart.) suprimiremos el nombre e indicaremos únicamente el libro, el epigrama y el verso (5, 3, 7); y en el contexto de cada capítulo, el epigrama y el
verso (7, 6). 278 Apolo construyó un altar con los cuernos de los animales cazados por su hermana Diana.
279 La estatua de Nerón de cien pies de alta que se había erigido en la Domus Aurea (cf. 8, 60: Palatinus Colossus). Vespasiano cambió la cabeza y puso la del dios Sol, rodeada de siete rayos o potencias. Adriano la situó en la entrada del anfiteatro de los Flavios, que desde entonces se llamó el Coloseo > Coliseo, cf. 1, 70, 7-8.
280 Las termas de Tito.
281 “De su señor”, así por odio, porque Nerón trataba a los romanos como un dueño a sus esclavos.





III

Todo el mundo viene a Roma

¿Qué pueblo hay tan apartado, qué gente tan bárbara, César, de la que no haya espectadores en tu ciudad? Ha llegado el labrador tracio desde el Hemo de Orfeo; ha venido también el sármata alimentado con la sangre de sus caballos 282; y el que bebe las primeras aguas del Nilo conocido, y aquél a quien zarandean las olas del Océano más remoto 283. Se apresuran a llegar los árabes, vienen precipitadamente los sabeos, y los cilicios se empapan aquí con sus propias lluvias de azafrán. Llegan los sicambros con sus cabellos recogidos en un nudo284, y los etíopes con sus cabellos recogidos de otra suerte. Las lenguas de estos pueblos suenan diversas, pero no hay más que una cuando proclaman que eres el verdadero padre de la patria.



IV

Paz y tranquilidad sin delatores

La turba molesta para la paz y enemiga del sosiego tranquilo, la que siempre iba buscando sórdidas riquezas, ha sido deportada a los getulos y el circo no ha podido dar cabida a todos los culpables: el delator sufre el destierro que él imponía. El delator está en el destierro, habiendo huido de la ciudad ausonia. Esto puedes añadirlo a los gastos del emperador 285.


__________________________________
282 Cf. Plin. N. H. 18, 100.
283 El mar de Britania.
284 Cf. Tac. Germ. 38; Juven. 13, 164.
285 Al suprimirse la delación, tan frecuente con otros príncipes, el tesoro imperial dejaba de recibir las haciendas de los que eran condenados o desterrados.




V

Verismo en los espectáculos

Podéis creer que Pasífae se ha unido al toro de Creta: lo hemos visto nosotros, la antigua fábula ha recibido su confirmación. Que no se admire de sí misma, César, la longeva antigüedad: lo que la fama canta, lo presenta la arena ante tus ojos 286.



VI

Los dioses al servicio del emperador

Marte, el dios de la guerra, está a tus órdenes con sus armas invictas; pero hay
más: Venus misma está también a tu servicio.



VI b

Hércules superado por las mujeres

La fama ensalzaba un trabajo famoso y propio de Hércules: que el león había sido abatido en el vasto valle de Nemea. Calle la leyenda, porque después de tus juegos, oh César, declaramos que esto lo hace ya **un Marte femenino 287.



VII

Reproducción de un mito en el teatro

Lo mismo que Prometeo, atado en las rocas de Escitia, alimentó con su hígado potente al águila puntual a su cita, así Lauréolo, colgado realmente en una cruz 288, presentó sus entrañas desnudas al oso de Caledonia. Sus músculos desgarrados palpitaban en sus miembros sangrantes, y en todo su cuerpo no había cuerpo por ninguna parte 289. Por fin recibió un castigo digno: él había clavado cruelmente el cuchillo en el cuello de su padre o de su dueño; había robado locamente el oro sagrado de los templos; te había aplicado a ti, Roma, las teas incendiarias; había superado el criminal las atrocidades referidas por la antigua leyenda, y por ello lo que era hasta entonces pura imaginación, se cumple en él realmente.

_____________________________
286 Vrbs Roma, II, 387-394. Dispensará el lector que cite con frecuencia esta obra mía. Lo hago con el fin de evitar largos comentarios indispensables para entender bien a Marcial.
287 Bücheler completó la última frase: ... femineo **Marte fatemur agi** , por las noticias de Dión y de Suetonio, que comentan que de las nueve mil fieras que se mataron en la inauguración del anfiteatro, un buen número fue abatido por mujeres, cf. L. Bruno, Le donne nella poesia di Marziale, Salerno, 1965; Suet. Nero 4; Tac. Ann. 15, 32.
288 Cf. Vrbs Roma, II, 365-368; Juven. 8, 187; Suet. Calig. 57, 4.
289 El cuerpo no era cuerpo, sino una herida continua.




VIII

¡Quién las tuviera!

Dédalo, al sentirte devorado por el oso de Lucania, ¡cómo desearías haber tenido ahora tus alas!



IX

El rinoceronte

Exhibido el rinoceronte por toda la arena, te ofreció, César, un espectáculo que no prometió. ¡Oh con qué bravura se enfureció incoerciblemente! ¡Qué grande era el toro 290, para quien un toro era un pelele! 291



X

El león y el domador

Un león traicionero hirió con su boca desagradecida a su cuidador, atreviéndose a lastimar las manos que le eran tan conocidas. Pero ha recibido el castigo merecido por tan gran crimen, y él, que no aguantó el látigo, ha sentido los venablos. ¡Qué costumbres habrán de practicar los humanos bajo este príncipe, que desea que hasta las fieras amansen su furor natural!

_______________________________
290 Da el nombre de taurus al rinoceronte, bos Aethiopius. También al elefante se le llamaba “toro”, Luca bos, cf. Plin. N. H. 8, 16.
291 Cf., infra, 22, 6; 2, 43, 5-6; 10, 86, 4; 14, 53, 2, donde repite a la letra este final del pentámetro: cui pila taurus erat.




XI

La caza del oso

Mientras un oso, cayendo de cabeza, rueda sobre sí por la ensangrentada arena, no pudo huir al ser atrapado por el vesque. Cesen ya los relucientes venablos de hierro disimulado y no se arroje la lanza balanceada por la sacudida del brazo. Que el cazador atrape su presa en el vacío del aire, si gusta cazar fieras con el arte del pajarero.



XII

El espectáculo de una cerda preñada

Entre las crueles peripecias de la caza de fieras ofrecida por el César, habiéndose clavado una ligera asta en una cerda preñada, salió un cerdito por la herida de la desgraciada madre. ¡Oh feroz Lucina!, ¿fue eso un parto? Ella hubiera querido morir herida por más dardos, para que todos sus cachorrillos encontraran expedita una triste salida. ¿Quién puede negar que Baco nació por la muerte de su madre? 292 Creed que un dios nació así, porque también ha nacido un animalito.



XIII

El mismo asunto

Una cerda madre, herida gravemente por un dardo y abierta por una brecha, perdió y dio a un tiempo la vida. ¡Oh qué certera fue la mano que lanzó aquel dardo!

Según yo creo fue la mano de Lucina. Muriendo experimentó la divinidad las dos Dianas: la una hace parir a una madre, la otra acaba con una fiera 293.

________________________________
292 Semele, la madre de Baco murió antes de nacer el niño. Júpiter se apiadó del hijo y lo recogió, poniéndolo al calor de su pierna hasta que llegara el tiempo natural del nacimiento; cf. 5, 72.
293 Diana, diosa de la caza y de los partos; cf. Vrbs Roma, III, 355 ss.




XIV

El mismo asunto

Una hembra de jabalí, ya muy pesada por la carga de su vientre maduro, echó un cerdito haciéndose madre por una herida; y no quedó inerte la cría, sino que al morir su madre, echó a correr. ¡Qué gran ingenio se manifiesta en los acontecimientos imprevistos! 294.



XV

Proezas de Carpóforo

Junta toda la gloria que tuvo, Meleagro, tu fama, ¡qué pequeña parte es de la de Carpóforo! ¡Un jabalí abatido! 295 Él, además, clavó sus dardos a un oso que le acometía, el mayor que hubo en la acrópolis ártica, y derribó un león asombroso por su tamaño nunca visto, que pudo ser digno de las manos de Hércules 296, y de un golpe, lanzado de lejos, abatió a un veloz leopardo. Pues cuando recogía sus premios, ¡todavía le quedaban fuerzas!

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294 Estos tres epigramas describen el mismo episodio extravagante de los juegos del circo: una lanza, que mata a la cerda preñada, abre el camino para que salga un cerdito del vientre de la madre. Un análisis profundo de los elementos estéticos, lingüísticos, sobre todos los sonidos manifiesta el arte con que Marcial ha triunfado en esta dura prueba poética, cf. B. Campbell, Martial’s slain sow poems. An esthetic analysis: C&M 30 (1969), 347-382.
295 El jabalí abatido por Meleagro es el de Calidón, su patria, ciudad etolia a la entrada del golfo de Patras o de Lepanto; cf. 1, 104, 6; 7, 2, 3; 27, 2; 9, 48, 5-6; 11, 69, 10; 13, 41, 2; 93; Ovid. Met. 8, 260-444; Hom. Il. 9, 527-549. Pero Carpóforo, además de un jabalí, abate varias fieras más. Cf., infra, 23 y 27.
296 Como el león de Nemea, cuya caza y muerte fue el primer trabajo de Hércules.



XVI

Un toro “divinizado”

El que el toro arrebatado del medio de la arena se fuera a las estrellas, no fue
cosa del arte, sino de la piedad 297.



XVI b

Un toro en el anfiteatro

Un toro había transportado a Europa por los mares, reino de su hermano 298, pero ahora otro toro ha llevado a Hércules hasta los astros 299. Compara ahora, oh fama, los toros del César y de Júpiter: ambos tomaron un peso igual, mas el primero lo llevó más alto 300.



XVII

Los animales reconocen la divinidad del emperador

Esto de que, piadoso y suplicante, te adore, César, un elefante, éste que poco ha era tan temible para un toro, esto no lo hace mandado ni por amaestramiento de ningún domador; créeme, también él reconoce a nuestro dios.



XVIII

Tigre y león

Habituado a lamer la mano de su despreocupado domador, un tigre, gloria suprema de los montes de Hircania, ha despedazado cruelmente con sus rabiosos colmillos a un feroz león. Cosa inaudita y sin parangón en todos los siglos pasados.

Nunca intentó nada igual mientras vivía en el interior de las selvas: ha acrecentado su ferocidad desde que está con nosotros 301.

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297 Arte, quizás se trate de alguna máquina del teatro. Piedad de Júpiter para con Domiciano.
298 Neptuno, dios del mar, era hermano de Europa.
299 Un bestiarius, que hacía en la arena el papel de Hércules.
300 En 7, 1 se compara de nuevo a Júpiter con Domiciano.
301 Ha cogido fuerza al vivir entre los romanos, cuya norma es: parcere subiectis et debellare superbos (Verg. Aen. 6, 853).




XIX

Toro y elefante

Un toro estimulado con fuego iba por toda la arena lanzando los peleles hasta las estrellas. Sucumbió al fin, no pudiendo resistir a otro cuerno más potente, por creer así de fácil quitar de en medio a un elefante.



XX

Bondad del emperador

Como una parte [del anfiteatro] reclamaba a Mirino y la otra parte a Triunfo, el César hizo la señal con ambas manos a la par. No pudo solucionar mejor el jocoso conflicto. ¡Qué gran bondad la de nuestro invicto príncipe! 302



XXI

Orfeo despedazado por un oso

La arena te ofreció, oh César, todo lo que se dice que Ródope 303 contempló en el espectáculo de Orfeo. Reptaron las rocas y corrió un bosque maravilloso, como se cree que fue el bosque de las Hespérides. Había animales salvajes de toda especie mezclados con el ganado y sobre el poeta planeaban muchas aves, pero él quedó despedazado por un oso ingrato. Solamente esto sucedió contra la historia 304.

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302 La habilidad, más que bondad, del príncipe consiste en declarar vencedores a los dos contendientes. Cf., infra, 29, un episodio muy similar.
303 Ródope, cadena de montañas en Tracia, que forma los valles del Hebro y del Nesto, morada de Orfeo, cf. Virg. Egl. 6, 30; Georg. 4, 460-463; Ovid. Met. 10, 11.
304 En un número de los juegos se representó la escena mítica de Orfeo con su lira, amansando a las fieras y atrayendo a las selvas. Pero un oso lo devoró contra lo que se decía en el mito y, posiblemente, contra lo previsto en la representación. De ahí la oscura explicación del suceso en el epigrama siguiente. Cf. Ovid. Met. 10, 1-105; 11, 1-66.




XXI b

El mismo tema

El que la tierra echara súbitamente por una grieta a la osa que iba a devorar a
Orfeo, fue disposición de Eurídice 305.



XXII

Rinoceronte y oso

Mientras los domadores provocaban asustados a un rinoceronte y se iba reconcentrando durante largo tiempo la furia de la terrible fiera, desesperaban de conseguir el combate anunciado. Pero por fin volvió el furor que se le conocía de antes 306. Con su doble cuerno levantó a un pesado oso igual que un toro lanza hasta las estrellas los monigotes que le echan.



XXIII

Un rinoceronte tan certero como Carpóforo

Con un golpe así de certero dirige la fuerte diestra del todavía joven Carpóforo los dardos del Nórico 307. Aquél levantó fácilmente con su cerviz un par de novillos y  ante él se rindieron un feroz búfalo y un bisonte; y un león, huyendo de él, vino a caer de bruces sobre las armas. Anda ahora, populacho, quéjate de que daba largas.
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305 El texto no está claro. Eurídice ansiosa de unirse a su marido, y no siéndole posible subir ya a la tierra, procura que baje su marido a donde ella se encuentra.
306 Cf., supra, 9, 2-3.
307 El Nórico (más o menos, la actual Austria) era famoso por la buena cualidad de sus hierros, cf. Plin. N. H. 34, 145; Hor. Od. 1, 16, 9-10; Mart. 4, 55, 12 Por lo demás, los poemas XXII y XXIII parece que son uno solo. Los dos versos de la referencia a Carpóforo serían una interpolación procedente de otro poema o, en todo caso, una comparación: Las acometidas del rinoceronte son tan certeras como la mano de Carpóforo lanzando sus dardos.




XXIV

Naumaquia

Si hay algún espectador retrasado, llegado de lejos, para el que éste ha sido su primer día de este sagrado espectáculo308, que no lo engañe la Enío 309 naval con sus barcos, y las olas idénticas a las del mar: esto, hace poco, era tierra seca. ¿No me crees? Mira el espectáculo mientras los combates marinos cansan a Marte: a no mucho tardar, dirás: “esto hace poco era mar” 310.



XXV

Una ola compasiva

No te admires, Leandro, de que la ola de anoche haya tenido consideración
contigo: era una ola del césar 311.



XXV b

Leandro sobre las olas

Dirigiéndose el audaz Leandro hacia sus dulces amores y, cansado, viéndose apurado por lo encrespado de las aguas, se dice que el desgraciado dirigió esta súplica a las amenazantes olas: “Perdonadme cuando tengo prisa por llegar, sumergidme cuando vuelva” 312.

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308 El espectáculo era sagrado porque estaba dedicado al dios de las aguas, Neptuno. Y porque asistía el emperador.
309 Una de las tres Greas, hermanas de las Gorgonas, identificada por los romanos con Belona, diosa de la guerra.
310 Ovid. Met. 2, 262-264.
311 La escena se repetía en el anfiteatro iluminado.
312 Cf. 14, 181. Cuenta el mito que Leandro, residente en Abidos, en la Tróade, hoy Abydus (provincia de Çanakkale, Turquía), estaba enamorado de Hero, que vivía en la otra orilla del Helesponto, en Sestos. Leandro cruzaba todas las noches el estrecho a nado para verse con su amada; pero una noche la tempestad apagó la lámpara con la que Hero lo guiaba y Leandro pereció ahogado. Cf. Serv. Ad Georg. 1, 207; 3, 258; Stat. Theb. 6, 542-548; Virg. Georg. 3, 258-263; Ovid. Her. 18 y 19.




XXVI

Danza de las Nereidas

Un entrenado coro de Nereidas se puso a jugar por toda la superficie del mar y decoró las plácidas aguas con variadas tablas. Hubo un amenazador tridente de dientes rectos y una áncora de diente curvo: nos imaginamos los remos y nos imaginamos una barca y que brillaba la constelación de los Laconios 313, grata a los navegantes, y que se henchían las amplias velas con un seno bien visible. ¿Quién vio jamás tantas maravillas en las aguas transparentes? O Tetis enseñó estos juegos o los aprendió 314.



XXVII

De nuevo Carpóforo

Si la antigüedad hubiera producido un Carpóforo, César, la tierra bárbara no hubiera temido a la fiera partaonia 315, ni Maratón al toro, ni la frondosa Nemea al león, ni Arcadia al jabalí menalio316. Armando éste sus manos, la Hidra hubiera muerto de una sola vez y un solo golpe le hubiera bastado para abatir por entero a la Quimera 317.
Él hubiera uñido a los toros que respiraban fuego, sin la ayuda de la Cólquide 318, y hubiera triunfado de las dos fieras de Pasífae 319. Si se quiere recordar el viejo mito del monstruo marino, él solo podría liberar a Hesíone y a Andrómeda320. Recordemos las glorias de las empresas de Hércules: más es haber abatido veinte fieras de una vez.

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313 Los Dióscuros: Cástor y Pólux, que dan nombre a la constelación de Géminis.
314 El espectáculo se dio en el anfiteatro iluminado; o se lo enseñó Tetis a Tito, o Tito a Tetis.
315 De Partaón, rey de Calidonia y Etolia. Se refiere, por tanto al jabalí de Calidón, abatido por Meleagro; cf., supra, 15, 2, con la nota.
316 Del monte Ménalo, en el corazón de Arcadia, cuyo jabalí famoso es el del monte Erimanto, otro monte de Arcadia, aunque al norte, lindando con Acaya. La caza de este monstruo constituyó el cuarto trabajo de Hércules o el tercero, según otras versiones. Era tan monstruoso que, cuando Hércules se lo presentó a Euristeo, éste se escondió despavorido en un tonel. Cf. 5, 65, 2; 9, 106, 6; 11, 69, 10; Hygin. Fab. 30; Virg. Aen. 6, 802; Serv. ad Ecl. 10, 69.
317 La Hidra de Lerna tenía cien cabezas, que había que cortar de un solo golpe; lo consiguió Hércules. La Quimera, tenía tres, una de león, otra de cabra y otra de dragón; con ella acabó Belerofonte.
318 Medea.
319 El toro y el minotauro.
320 La primera fue liberada por Hércules, la segunda por Perseo.



XXVIII

Naumaquias

Fue empresa de Augusto el enfrentar aquí las escuadras y poner en movimiento los mares con la trompeta naval 321. ¿Qué parte corresponde a nuestro César? Tetis y Galatea han visto en las aguas fieras desconocidas, Tritón ha visto sobre las espumas del mar carros [con ruedas] chispeantes y ha pensado que pasaban los caballos de su señor; y mientras Nereo prepara los enconados combates con los navíos enfurecidos, se ha horrorizado al ir a pie por las limpias aguas. Todo lo que se contempla en el circo y en el anfiteatro, esto lo ha presentado en tu honor, oh César, el agua rica [en portentos]. Que no se hable ya de Fucino ni de los estanques del †siniestro† Nerón: que los siglos venideros no conozcan más que esta naumaquia 322.



XXIX

Vencedores ambos

Prolongando el combate Prisco, prolongándolo Vero y estando igualado el valor de ambos durante mucho tiempo, se pidió reiteradamente y a grandes voces que se licenciase a los dos combatientes; pero el César mismo se atuvo a su propia norma: la norma era luchar, dejando los escudos, hasta que uno de ellos levantase el dedo.
Hizo lo permitido: les dio varias veces fuentes [de alimentos] y regalos 323. Sin embargo se llegó al fin de un combate igualado: lucharon iguales, se rindieron a la par. El César envió a uno y a otro el bastón [de la licencia] y a uno y otro las palmas [de la victoria].
Tal fue el premio de su valor denodado. Un hecho semejante no se había visto sino en tu reinado, oh César: que luchando dos, quedaron vencedores ambos 324.

___________________________
321 Sobre las representaciones de las naumaquias, cf. mi Vrbs Roma, II, 373 376.
322 Claudio había ofrecido un espectáculo maravilloso en el lago Fucino (cf. Vrbs Roma, II, 374), y Nerón en el mismo estanque de Augusto, en la Domus aurea; Tito, en el anfiteatro, en el año 80, y Domiciano después (Vrbs Roma, ib., 375).
323 Fuentes con diversos alimentos, para que repusieran sus fuerzas, y regalos para estimularlos a la lucha.
324 Cf., supra, 20.




XXX

Las fieras ante el emperador

Huyendo rápido un gamo de unos veloces molosos y usando de mil estrategias para retardar su captura, se detuvo a los pies de César, suplicante y en actitud del que ruega, y los perros no tocaron su presa 325... Este favor lo obtuvo por reconocer al emperador. César es dios, sagrado es su poder, creedlo, sagrado: las fieras no saben mentir 326.



XXXI

Halagos improvisados

Perdona, César, estas improvisaciones: no merece desagradarte quien tiene prisa por agradarte.



XXXII

La dulce derrota y la victoria insoportable

El ceder ante uno más fuerte es conseguir el segundo puesto del valor; la victoria insoportable es la que logra uno más débil [que tú].

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325 Aquí hay una laguna en el texto.
326 Cf., supra, 17, 4.




SPECTACULORUM LIBER


Epigr. I Dist.

 Barbara pyramidum sileat miracula Memphis,
 Assyrius iactet nec Babylona labor;
 nec Triviae templo molles laudentur Iones,
 dissimulet Delon cornibus ara frequens;
 aere nec vacuo pendentia Mausolea
 laudibus immodicis Cares in astra ferant.
 Omnis Caesareo cedit labor Amphitheatro,
 unum pro cunctis fama loquetur opus.



Epigr. II Dist.

 Hic ubi sidereus propius videt astra colossus
 et crescunt media pegmata celsa via,
 invidiosa feri radiabant atria regis
 unaque iam tota stabat in urbe domus.
 Hic ubi conspicui venerabilis Amphitheatri
 erigitur moles, stagna Neronis erant.
 Hic ubi miramur velocia munera thermas,
 abstulerat miseris tecta superbus ager.
 Claudia diffusas ubi porticus explicat umbras,
 ultima pars aulae deficientis erat.
 Reddita Roma sibi est et sunt te praeside, Caesar,
 deliciae populi, quae fuerant domini.



Epigr. III Dist.

 Quae tam seposita est, quae gens tam barbara, Caesar,
 ex qua spectator non sit in urbe tua?
 Venit ab Orpheo cultor Rhodopeius Haemo,
 venit et epoto Sarmata pastus equo,
 et qui prima bibit deprensi flumina Nili,
 et quem supremae Tethyos unda ferit;
 festinavit Arabs, festinavere Sabaei,
 et Cilices nimbis hic maduere suis.
 Crinibus in nodum torti venere Sicambri, 
 atque aliter tortis crinibus Aethiopes.
 Vox diversa sonat populorum, tum tamen una est,
 cum verus patriae diceris esse pater.



Epigr. IV Dist.

 Turba gravis paci placidaeque inimica quieti,
 quae semper miseras sollicitabat opes,
 traducta est +getulis+ nec cepit harena nocentis:
 et delator habet quod dabat exilium.
 Exulat Ausonia profugus delator ab urbe:
 haec licet impensis principis annumeres.



Epigr. V Dist.

 Iunctam Pasiphaen Dictaeo credite tauro:
 vidimus, accepit fabula prisca fidem.
 Nec se miretur, Caesar, longaeva vetustas:
 quidquid fama canit, praestat harena tibi.



Epigr. VI Dist.

 Belliger invictis quod Mars tibi servit in armis,
 non satis est, Caesar; servit et ipsa Venus.
 Prostratum vasta Nemees in valle leonem
 nobile et Herculeum fama canebat opus. 
 Prisca fides taceat: nam post tua munera, Caesar,
 hoc iam femineo ... 



Epigr. VII Dist.

 Qualiter in Scythica religatus rupe Prometheus
 assiduam nimio pectore pavit avem,
 nuda Caledonio sic viscera praebuit urso
 non falsa pendens in cruce Laureolus.
 Vivebant laceri membris stillantibus artus
 inque omni nusquam corpore corpus erat.
 Denique supplicium ... ++
 Vel domini iugulum foderat ense nocens,
 templa vel arcano demens spoliaverat auro,
 subdiderat saevas vel tibi, Roma, faces.
 Vicerat antiquae sceleratus crimina famae,
 in quo, quae fuerat fabula, poena fuit.



Epigr. VIII Dist.

 Daedale, Lucano cum sic lacereris ab urso,
 quam cuperes pinnas nunc habuisse tuas!



Epigr. IX Dist.

 Praestitit exhibitus tota tibi, Caesar, harena
 quae non promisit proelia rhinoceros.
 O quam terribilis exarsit pronus in iras!
 quantus erat taurus, cui pila taurus erat!



Epigr. X Dist.

 Laeserat ingrato leo perfidus ore magistrum,
 ausus tam notas contemerare manus,
 sed dignas tanto persolvit crimine poenas,
 et qui non tulerat verbera, tela tulit.
 Quos decet esse hominum tali sub principe mores,
 qui iubet ingenium mitius esse feris!



Epigr. XI Dist.

 Praeceps sanguinea dum se rotat ursus harena,
 implicitam visco perdidit ille fugam.
 Splendida iam tecto cessent venabula ferro,
 nec volet excussa lancea torta manu;
 deprendat vacuo venator in aere praedam,
 si captare feras aucupis arte placet.



Epigr. XII Dist.

 Inter Caesareae discrimina saeva Dianae
 fixisset gravidam cum levis hasta suem,
 exiluit partus miserae de vulnere matris.
 O Lucina ferox, hoc peperisse fuit?
 Pluribus illa mori voluisset saucia telis,
 omnibus ut natis triste pateret iter.
 Quis negat esse satum materno funere Bacchum?
 Sic genitum numen credite: nata fera est.



Epigr. XIII Dist.

 Icta gravi telo confossaque vulnere mater
 sus pariter vitam perdidit atque dedit.
 O quam certa fuit librato dextera ferro!
 hanc ego Lucinae credo fuisse manum.
 Experta est numen moriens utriusque Dianae,
 quaque soluta parens quaque perempta fera est.



Epigr. XIV Dist.

 Sus fera iam gravior maturi pignore ventris 
 emisit fetum, vulnere facta parens;
 nec iacuit partus, sed matre cadente cucurrit.
 O quantum est subitis casibus ingenium!



Epigr. XV Dist.

 Summa tuae, Meleagre, fuit quae gloria famae,
 quanta est Carpophori portio, fusus aper!
 ille et praecipiti venabula condidit urso,
 primus in Arctoi qui fuit arce poli,
 stravit et ignota spectandum mole leonem,
 Herculeas potuit qui decuisse manus,
 et volucrem longo porrexit vulnere pardum.
 Praemia cum laudem ferre adhuc poteram. 



Epigr. XVI Dist.

 Raptus abit media quod ad aethera taurus harena,
 non fuit hoc artis, sed pietatis opus.
 Vexerat Europen fraterna per aequora taurus:
 at nunc Alciden taurus in astra tulit.
 Caesaris atque Iovis confer nunc, fama, iuvencos:
 par onus ut tulerint, altius iste tulit.



Epigr. XVII Dist.

 Quod pius et supplex elephas te, Caesar, adorat
 hic modo qui tauro tam metuendus erat,
 non facit hoc iussus, nulloque docente magistro:
 crede mihi, nostrum sentit et ille deum.



Epigr. XVIII Dist.

 Lambere securi dextram consueta magistri
 tigris, ab Hyrcano gloria rara iugo,
 saeva ferum rabido laceravit dente leonem:
 res nova, non ullis cognita temporibus.
 Ausa est tale nihil, silvis dum vixit in altis:
 postquam inter nos est, plus feritatis habet.



Epigr. XIX Dist.

 Qui modo per totam flammis stimulatus harenam
 sustulerat raptas taurus in astra pilas,
 occubuit tandem cornuto +adore+ petitus ,
 dum facilem tolli sic elephanta putat.



Epigr. XX Dist.

 Cum peteret pars haec Myrinum, pars illa Triumphum,
 promisit pariter Caesar utraque manu.
 Non potuit melius litem finire iocosam.
 O dulce invicti principis ingenium!



Epigr. XXI Dist.

 Quidquid in Orpheo Rhodope spectasse theatro
 dicitur, exhibuit, Caesar, harena tibi.
 Repserunt scopuli mirandaque silva cucurrit,
 quale fuisse nemus creditur Hesperidum.
 Affuit immixtum pecori genus omne ferarum
 et supra vatem multa pependit avis,
 ipse sed ingrato iacuit laceratus ab urso.
 Haec tantum res est facta par historían. 
 Orphea quod subito tellus emisit hiatu
 10 mersa -miramur?,- venit ab Eurydice. 




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