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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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LUDOVICO DOLCE [18.360]

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Le prime imprese del conte Orlando, de Lodovico Dolce.


Ludovico Dolce

Ludovico Dolce o Lodovico Dolce (Venecia, 1508 o 1510-Venecia, 1568), fue un gramático, editor y escritor polemista italiano.

Dolce nació en el seno de una antigua familia veneciana. Tuvo que dedicarse a la edición (con Gabriele Giolito), por tradición familiar. Asimismo se dedicó al teatro.

Se casó con una actriz teatral, Polonia, y tuvo dos hijos. Mantuvo relaciones con los escritores de su tiempo y se vinculó a las academias de entonces. Así estuvo en el círculo de Pietro Aretino, con el literato Niccolò Franco y con Girolamo Ruscelli. Tuvo cierto éxito con sus libros, aunque sin alcanzar a vivir de sus ventas.

Fue un polígrafo que trabajó a lo largo de su vida en 358 ediciones, muchas de ellas con textos traducidos por él. Destacan el Decamerón de Boccaccio (1552), el Canzoniere de Petrarca, y la Divina Commedia. De los recientes, es destacable su edición de Orlando Furioso.

Su Osservationi nella volgar lingua (1550), es uno de los tratados de gramática italiana del siglo XVII, que retoma y reorienta la famosa Prose della volgar lingua de Pietro Bembo (1525).

Obras

Sogno di Parnaso con alcune rime d'amore (1532)
Il ragazzo (1541), comedia
Hecuba (1543), tragedia
Thyeste/Thieste (1543 y 1547)
L'Istituzione delle donne {1545}
Fabritia (1549), , comedia bajo influjo de Plauto.
Giocasta (1549), tragedia
Libri delle osservationi nella volgar lingua (1550), en línea con las ideas de Bembo.
Le trasformazioni (1553)
Medea (1557)
L'Aretino o Dialogo della pittura (1557)
Dialogo dei colori (1565)
L'Enea (1568).



ELEGÍA DE LA PULGA 

Señor compadre, el vulgo de envidioso
Dice que Ovidio escribe una elegía
De la pulga, animal tan enojoso,
Y miente, que no fué, ni es, sino mía;
No toda de invención, más traducida
De cierta veneciana fantasía.
Va, mutatis mutandis, añadida;
Porque la traducción muy limitada
Suele ser enfadosa y desabrida.

¡Oh pulga esquiva, fiera y porfiada,
Enemiga de damas delicadas,
Tú que puedes saltar cuando te agrada,
Quién tuviese palabras tan limadas,
Bastantes á decir de tus maldades,
Fierezas memorables, señaladas!
Tú haces pruebas grandes y crueldades,
Y aun creo que tú sola, entre animales,
Sabes más que la mona de ruindades.

Haces atrevimientos, y qué tales;
Dejas amancillada una persona,
Que parecen de lepra tus señales. 
Por tí el más cuerdo, en fin, se desentona;
Vives de humana sangre y siempre quieres
Comer á misa, á vísperas y á nona.
Entre nosotros vas, y eres quien eres,
Siempre á nuestro pesar, y no hay ninguno
Que se pueda guardar cuando le hieres.

No sabemos de tí lugar alguno;
No eres fraile, ni abad, ni monacillo,
Ni hembra, ni varón, ni apenas uno.
Eres una monada, eres coquillo,
Eres un punto negro, y haces cosas
Que no osaran hacerse en Peralvillo. 
Das tenazadas ásperas, rabiosas,
Al rey como al pastor, al pobre, al rico,
Y al príncipe mayor enojar osas.

Picas, no sé con qué, que todo es chico:
Dejarnos has al menos en picando,
Como deja el abeja, el cabo y pico.
Está el hombre durmiendo, está velando,
Tú sin temor y sin vergüenza alguna,
Le vas con tus picadas molestando.
El simplecillo niño allá en la cuna,
La delicada monja alia en el coro,
A todos tratas sin piedad ninguna.

No buscas cetro, reino, ni tesoro;
Mas hartaste de sangre de cristianos,
Que no lo hace un perro, un tureo, un moro.
Derritiéndose están los cortesanos,
Mostrando el pecho abierto ante, las damas,
Los hígados ardiendo y los livianos,
Y tú, malvada, en medio de sus llamas,
Los haces renegar y retorcerse,
Pudiéndolos tomar allá en sus camas. 

¿Hay hazaña mayor que pueda verse,
Que ver al más galán, si tu le cargas,
Perdiendo gravedad, descomponerse?
Traidora, si te agradan faldas largas,
¿Por qué dejas los frailes religiosos?
¿Por qué no los molestas y te alargas?
Aquellos son bocados más sabrosos,
Allí me las den todas; tus denuedos
Allí pueden hacer tiros donosos.

Si por tomarte van los hombres quedos,
Cuando piensan que estás dentro en la mano,
Con un salto te vas de entre los dedos.
El que piensa engañarte es muy liviano,
Porque vuelas sin alas más ligera
Que el pensamiento de algún hombre vano.
Una razón, una palabra entera
Sueles interrumpir, mientras durmiendo
Te muestras insolente, airada y fiera.

¡Ay pulga! á los alanos te encomiendo,
Que aun esto que decir de tí me resta,
A bocados me vas interrumpiendo.
Pues no os he dicho nada de la fiesta
Que pasa, si se os entra en una oreja;
Allí es el renegar, mas poco presta
Allí va susurrando como abeja;
Méteos en el cerebro una tormenta,
Cual debéis ya saber, que es cosa vieja.

Mas entremos ¡oh pulga! en otra cuenta,
Y no te maravilles si me ensaño,
Que no es mucho que el hombre se resienta.
Dime falsa cruel, llena de engaño,
¿Cómo osas tú llegar á aquel hermoso
Cuerpo de mi Señora, á hacer daño?
Mientra el sueño le da dulce reposo,
Presuntuosa, tú le estás mordiendo,
O vas por do pensallo apenas oso. 

¡Qué libremente vas gozando y viendo
Aquellos bellos miembros delicados,
Y por do nadie fue, vas discurriendo!
La cuitada se tuerce á tus bocados;
Mas tú, que vas sin calzas y sin bragas,
Entras do no entrarán los más osados.
No puede ser, malvada, que no hagas
Que ser pulga desee el que sintiere
De cuál envidia el corazón me llagas.

Parezca mal á aquel que pareciere;
Yo querría pulga ser, pero con esto,
Que me torne á mi ser cuando quisiere.
Porque en aquella forma, ni era honesto,
Ni pudiera agradar á mi Señora,
Ni á mí, y me quedaría hecho un cesto.
Lo que fuera de mí, contemplo agora,
Y siento de dulzura deshacerme,
Y aun tal parte hay en mí que se mejora.

Lo primero seria luego asconderme
Debajo de sus ropas, y en tal parte,
Que me sintiese y no pudiese haberme.
Allí me estaría quedo, y con gran arte
Miraría aquel cuerpo delicado,
Que de rosas y nieve se reparte.
¡Qué falso estaría yo y disimulado
Gozando, ora del cuello, ora del pecho,
Andando sin temor por lo vedado!

Un Sátiro, un Priapo estoy ya hecho,
Pensando en aquel bien que gozaría,
Viéndola desnudar para irse al lecho.
¡Cuan libremente, qué á placer vería
Todas aquellas partes, que pensando
Me enderezan allá la fantasía!
Pero quien tanto bien fuese mirando,
¿Cómo pudiera estar secreto y quedo
Que aun agora, sin serla, estoy saltando? 

Mas pusiérame seso al fin el miedo,
Hasta que se saliesen las criadas,
Que aun esperar, pensándolo, no puedo.
En sintiendo las puertas bien cerradas,
Dejando aquella forma odiosa y fiera,
Siguiera del amor otras pisadas.
Tornárame luego hombre, y no cualquiera,
Mas un mozo hermoso y bien dispuesto,
Robusto dentro, y muy galán de fuera.

Llegara muy humilde ante ella presto,
La boca seca, la color perdida,
Ojos llorosos y alterado el gesto.
Dijérale: mi alma, entrañas, vida,
Mi corazón, redaños y asadura.
Y mi ¿cómo se dice? mi querida.
Vos estáis sola, y si queréis á escuras;
Yo me muero por vos más ha de cuanto;
No dejemos pasar estas venturas.

Pero por no causarla algún espanto,
Antes que la hablara alguna cosa,
Escupiera ó tosiera allí entre tanto.
Ella más avisada y maliciosa
Que muía de alquiler entendería
Por las señas, y el texto por la glosa.
Allí era el desgarrar la parlería,
Y el afirmar con treinta juramentos
Que era todo verdad, cuanto diría.

Pintárale mayores mis tormentos
Que la torre que el asno de Nembrote
Comenzó con tan vanos fundamentos.
No le hablaría con furor ni al trote,
Antes grave, piadoso y afligido,
Porque no me tuviese por virote.
Dijérale: «Señora, yo he venido
Aquí; solos estamos, sin que alguno
Lo vea, ni jamás será, sabido. 

Yo soy mozo, vos moza, y no hay ninguno
Que nos pueda estorbar que nos holguemos;
El tiempo y el lugar es oportuno.»
Mostrara gran pasión, hiciera extremos,
Suspiros, pasmos, lágrimas, cosillas,
Con que suelen vencerse como vemos.
Si la viera sufrir tales cosquillas,
Y callando mostrar que lo otorgaba,
Allí fuera el hacer las maravillas.

Mas si airada la viera, ó que gritaba,
Tornándome á ser pulga en un momento,
Del peligro mayor me aseguraba.
Allí fuera de ver su desatiento,
Cuando acudiera gente á socorrella,
Sin hallar de mí rastro ó sentimiento.
Mas siendo, como es, sabia, moza y bella,
Antes quiero creer que tan segura
Ocasión no quisiera así perdella.

Que no es honestidad, sino locura,
No gozar hombre el bien que está en la mano
Sin poner honra y vida en aventura.
Pero yo os voto á Dios, compadre hermano,
Que si la seftoreta no callara
Que no fuera el dar voces lo más sano.
Porque ya podéis ver si recelara,
Tornándome á ser pulga, y si pudiera
Asentarle diez higas en la cara.

Siendo pulga, volando, me metiera
Debajo de la ropa, y como un fiero
León, toda á bocados la comiera.
Entrárale en la oreja, lo primero,
Hiciérala rabiar, y por nonada
Entrara en parte do pensallo muero.
Tuviérala despierta y develada;
Y apenas hay en ella alguna cosa
Donde no la asentara una picada. 

Y ella que es tan soberbia y enojosa,
Mal sufrida, colérica, impaciente,
Fuera harto de verla así rabiosa,
Viendo que tuvo una ocasión presente,
No habiendo de dormir, para holgarse,
Y que así la perdió súbitamente.
¡Qué hiciera de torcese y de quejarse!
Pues ¿quizá que dejara de picarla?
Ni por verla llorar ni lamentarse.

Hallarme por el rastro, ni esperarla
Si viniera á tomarme, era excusado:
Yo bien sé cómo habia de molestarla.
Mas, compadre, ¿no veis do me ha llevado
El cuento de la pulga, y lo que ofrece
Un pensamiento á un triste enamorado?
Esta contemplación, que así parece
Al tesoro que el duende á veces muestra,
Ó riqueza que en sueños se aparece.

No por eso penséis, por vida vuestra,
Que estoy fuera de mí, ni desvarío,
Porque seria opinión harto siniestra.
La corriente me trujo, y como el río
Sigo tras el furor que así me fuerza,
Como quiere el perverso hado mío,
Haciendo que á una parte y á otra tuerza. 


Traducción: Diego Hurtado de Mendoza 







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LUIGI TANSILLO [18.361]

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Luigi Tansillo

Luigi Tansillo (Venosa, 1510 - Téano, 1568) fue un poeta italiano.

Amigo de Garcilaso de la Vega, alcanzó notoriedad en España por su poema Las lágrimas de san Pedro, traducido en quintillas por Luis Gálvez de Montalvo (Toledo, 1587).

Introdujo en la lírica una flexibilidad pasional, una acentuación tonal y un sentimiento idílico que preludian los modelos barrocos.

Obras: Égloga Los dos peregrinos, El vendimiador, Capitoli, Las estancias a Bernardino Martirano, los poemas pedagógicos El dominio y La hacienda y, publicadas póstumamente, Las lágrimas de san Pedro y Cancionero.




EL LLANTO DE SAN PEDRO

Habiendo Pedro jurado
Con esfuerzo y osadía
Que, de mil lanzas cercado,
A su señor seguiría
Hasta morir á su lado.

De la gran falta que ha hecho,
Vergüenza y lástima junto,
De le ver en tal estrecho,
De mil puntas en un punto
Le traspasaron el pecho.

Las más bravas y derechas,
Que en el corazón le dieron,
Por el Señor fueron hechas,
Cuyos ojos arcos fueron,
Y cuyo mirar, las flechas; 

Y siguiendo los despojos
Hasta el alma penetraron,
Cuyas heridas y enojos
Ungir siempre le obligaron
Con el licor de sus ojos.

Tres veces jurado había
A la moza, al siervo, al bando,
Que al Señor no conocía,
Cuando el gallo, despertando,
Llamó en testimonio el día;

Y hecho Pedro bienquisto
Del mal pueblo (sin mirar
Su yerro, de todos visto),
Dejó venir á encontrar
Sus ojos con los de Cristo.

Decir lo que en él pasó
Es excusada fatiga,
Cuando el Señor le miró,
Porque no hay lengua que diga
Lo que allí Pedro entendió.

Parecía que, olvidado
Del mal que pasaba allí,
Dijese Cristo, admirado:
«¡Cuán verdadero salí,
Discípulo mal mirado!»

No ve su rostro mejor
En el cristalino espejo
La doncella, que su error
Vido el miserable viejo
En los ojos del Señor;

Ni oído jamás atento
Pudiera oír ni escuchar
Tanto en diez años ni en ciento,
Cuanto con solo mirar
Oyó Pedro aquel momento.

Aunque es injusto mezclarse
Lo profano y lo sagrado,
Así suelen, sin hablarse,
Dos heridos de un cuidado
Entenderse con mirarse;

Y lo que puede asconderse
Dentro de una alma amorosa,
Sin escribirse ó leerse,
Con la vista es fácil cosa
Escucharse y entenderse.

Cada ojo parecía
De Pedro un atento y listo
Oído que recibía,
Y cada ojo de Cristo
Lengua que así le decía:

«Mas fieros vienen á serme
Tus ojos que los tiranos
Que en cruz tienen que ponerme,
Pues no han podido sus manos
Como tu lengua ofenderme.

Ninguno cortés he hallado
De cuantos habia escogido;
Mas tú, Pedro, me has dejado
Más que todos ofendido
Por ser de mí más amado.

Si me huyeron aquellos,
Negóme en estos tu boca,
Y están tus ojos con ellos
Atentos, como á quien toca
Parte del contento de ellos.»

¡Quién las palabras diría,
De desdén y de amor llenas,
Que á Pedro le parecía
Que en las dos luces serenas
De Cristo impresas veía! 

Morir sería más llano,
Mas si mortal ojo es diño
De efecto tan soberano,
¿Que hará un mirar divino
En un sentimiento humano?

Como nieve que, caída
En selva cerrada y fiera,
Del invierno empedernida,
Con el sol de primavera
Sale en agua convertida;

Así el temor y el espanto
Que en Pedro causó el herror,
El resplandor vivo y santo
De los ojos del Señor
Le hizo salir en llanto.

No fué como arroyo ó fuente
Su llanto, que se agotaba
Por tiempo ó sazón ardiente,
Pues el Señor, que le amaba,
Le volvió la gracia ausente.

Siempre lloraba velando,
Siempre al gallo matutino
Recordaba sollozando,
Nuevas lágrimas contino
A la vieja culpa dando.

El rostro, que habia quedado
Mortal y despavorido,
De color desamparado,
Por haber la sangre ido
Al corazón salteado;

Tocado del resplandor
De aquel sumo Sol sin fin,
Tornó su hielo en ardor,
Hizo púrpura el jazmín
y vergüenza su temor. 

Viéndose cuan diferente
Del primer estado estaba,
Y viendo tan firmemente
Ofendido al que le amaba,
No pudo estar más presente.

La sentencia no atendiendo
Que el pueblo falso daría,
De aquel lugar triste horrendo,
Donde el Señor padecía,
Salió llorando y gimiendo.

Deseando algún extraño
Que la merecida pena
Le diese de error tamaño,
Su propia mano refrena,
Con miedo de mayor daño;

Pero gritando salía
Por el nocturno destierro,
Como quien aborrecía
Ya, como causa del yerro,
La vista que antes quería.

«Vete, vida; vete, digo,
Clamaba, pues te deshecho,
No es razón irte conmigo,
Ni, pues tanto mal me has hecho,
Yo debo quedar contigo;

Vete, vida, vete á mal,
Sin más mostrarme en que yerre;
Que por la vida mortal
No es justo que se destierre
El alma de la eternal.

Vida falsa y sin consuelo,
Que, porque no te ofendiese
La breve guerra del suelo,
Ordenaste que perdiese
La paz eterna del cielo; 

A aquel que contento das
Quieres que poco te vea,
Y continuamente estás
Con el que morir desea.
Por atormentarle más.

¡Oh cuántos de tu salud
Vinieron á estar quejosos,
Que en próspera juventud
Acabaron venturosos,
Sin llegar á senectud!

Porque la prosperidad
Mejor menos aseguras,
Y yo lloro esta verdad,
Porque no duraste y duras
Tan contra mi voluntad.

Si no anduvieras tras mí
Tantos años, no hallara
Mi fe tal tropiezo en tí,
Ni el largo tiempo llevara
Seso y memoria tras si;

Y acordárame cuan cierto
Al cojo vi estarse en pié,
Al ciego el mirar despierto,
Lengua al mudo, y lo que fué
Sobre todo, vida al muerto.

Obras de tanto valor
Trujéranme á la memoria
Que su ilustre Hacedor
Era fuente de victoria
Para lavar mi temor;

Mas ya del largo vivir
La memoria consumida,
Desmayó mi resistir,
Y viene á anegar la vida
Con el temor de morir; 

Aquella vida sin par,
Do la vida toma el ser,
Y á do quien sabe arribar
No tiene de qué temer
Ni le queda qué esperar;

Y pues que de tal manera
Le dejé, justicia es llana
Que mi triste vida muera;
Vete, vida ó sombra vana,
Pues negué la verdadera.

¡Oh cuan venturosa suerte
Fue la de los niños santos
Cuando aquel tirano fuerte
Quitó las vidas á tantos
Por dar á uno solo muerte!

Pues primero que en el suelo
Pecar pudiesen murieron;
Flores dignas, que en el cielo
Primero traspuestas fueron
Que las ofendiese el hielo.

Cuanto á aquellos les valió
Su niñez cuando acabaron,
La edad á mi me dañó,
Porque á su Dios no negaron
Por no morir como yo;

Y si les faltó aceptar
Su muerte en voces despiertas,
Por no poderlas formar,
Por sus gargantas abiertas
Su sangre supo hablar.

No por las lenguas de aquellos
Recien nacidos infantes,
Pero por su muerte de ellos
Tuvieron coronas antes
Que les naciesen cabellos. 

¡Suerte digna de memoria!
Sin saber qué cosa es guerra
Merecieron la victoria,
Y sin tocar en la tierra
Gozan en el cielo gloria.

¡Con cuánta solemnidad
Fueron todos asentados
En la misma dignidad
Que perdieron los pasados
Por soberbia y vanidad;

Debajo de la bandera,
Como gente de valor,
La gloriosa escuadra entera
En el triunfo del Señor
Entró puesta en delantera.

¡Oh dignidad admirable!
Pues que viniendo á la tierra
Encubierto el Inefable,
A librarnos de la guerra
Del tirano miserable,

Estos primeros lucharon
En la batalla cruel,
Estos su sangre dejaron
Por ejemplo y guía fiel
De cuantos la derramaron.

Madres que los muy queridos
Hijos os visteis quitar,
De vuestros pechos asidos,
Como se suelen robar
Los pájaros de los nidos;

Y de la mano homicida
Su pura sangre quedó
Por los suelos esparcida,
No lloréis su muerte, no;
Dejadme llorar mi vida. 

Si os pudiera ser mostrado
El fruto que salir debe
Deste licor derramado,
Que aunque la tierra le bebe,
En el cielo está guardado,

No fuérades lastimosas,
Sino de las más felices,
Pues solas sois las dichosas,
Por haber sido raíces
De flores tan generosas;

Mas yo, pecador cuitado,
Debo, si, llorar mi suerte,
Refrenando mi cuidado
Por no darme yo la muerte,
Como hombre desesperado.

Sin lazo, hierro ó bebida,
A no faltarme el vigor,
Con la culpa cometida
Bastar debiera el dolor
Para quitarme la vida.

Alma, ¿cómo puede ser
Tan pequeña la pasión
En culpa tan de temer?
Llama cuantas almas son
Sujetas á padecer,

Y diles que su tormento
Cada cual te preste y dé;
Dales en tu pecho asiento,
Y donde es poca la fe,
Supla el mucho sentimiento.

Haz, si es posible, en el suelo
Igual al yerro el quebranto
A fuerza de amargo duelo:
Mas ¿dónde puede haber llanto
Que iguale á mi desconsuelo? 

Si te pusieren delante
Cuantas penas tiene en sí
El infierno, no te espante;
Que mirando al que ofendí
No son castigo bastante.»

Así el cuitado llorando
Cuanto sus ojos bastaban,
Sus culpas siempre acusando,
Donde los pies le llevaban,
Cabizbajo caminando;

O fuese acaso ó destino
Soberano, en su jornada
A aquel mismo huerto vino,
De á do la tarde pasada
Partió tras el Rey divino.

Como el que con ansia fuerte
Su hijo entierra y se parte,
Y es su cuidado de suerte,
Que le vuelve por la parte
Donde le dieron la muerte;

Viendo la tierra teñida
Con la sangre del cuitado,
Renuévase la herida,
Y crece tanto el cuidado,
Que pone á riesgo la vida;

Así el viejo, que excedía
A mil padres en amor,
Viendo el huerto do aquel día
Le quitaron su Señor,
Con más dolor se afligía.

La compasión acrecienta
Cuando sus pisadas mira,
Y las lágrimas aumenta,
Y de vergüenza y de ira
Solloza y casi revienta. 

Cual si le fueran cortadas
Entrambas piernas, cayó,
Y besando las pisadas
De su Señor, las dejó
Con sus lágrimas bañadas,

Si antes de esto no las viera,
No hubiera andado tras ellas,
Aunque en confusa carrera,
El olor divino dellas
A conocer se las diera.

«Si de tu gracia, decía,
Que perdí, me quedó tanto,
Que la tierra que oprimía,
Rey del cielo, tu pié santo
Toque yo por .suerte mía;

Ya que mi dolor no baste
Para que merezca verte,
Si en algún tiempo me amaste,
Haz que me tome la muerte
En la tierra que pisaste.

Pisadas santas, aquí
Impresas, del Rey sin par,
Que os subieron sobre sí
Las estrellas en la mar,
Como en este suelo vi.

Y adonde otros se hundían,
Siguiéndoos ubre pasé
Las veces que lo querían,
Porque debajo del pie
Las aguas se endurecían.

¡Quién viera sin rostro triste
El poco amparo y abrigo
Que de los doce tuviste,
Que para vivir contigo
Entre todos escogiste!

Cuando tu aflicción se entiende,
Los diez se te van por pies,
Otro al mal pueblo te vende,
Otro te niega, y este es
Quien más que todos te ofende.

¿Quién sufrirá que descienda
Sobre sí el hierro cruel,
Sin que el débil brazo extienda,
Y aunque á gran costa de él,
La cabeza se defienda?

Siendo pues cabeza fuerte
Tú, y nosotros miembros de ella,
Viendo llevarte á la muerte,
Debiéramos hasta ella
Ponernos á defenderte.»

La sombra, á los malhechores
Amiga, se iba apartando,
La aurora con mil temblores
Salia del mar, derramando
Lágrimas en vez de flores,

Triste el rostro, sin consuelo
De terrestre humor manchado,
Y aquel cabello que el cielo
Suele mostrar sonrosado,
Envuelto en un negro velo,

El sol tras ella venía
Como persona llevada
Por fuerza á do no quería;
Su claridad olvidada,
Los celajes no rompía;

Tristes las nubes divinas,
Y padeciendo desmayos,
Juzgó sus sienes indinas
De la corona de rayos,
Teniéndola Dios de espinas. 

Estaban los aires graves
Con una niebla inhumana,
Y las avezadas aves
A saludar la mañana,
Con sus cantos tan suaves,

Tristes callando en sus nidos
Su desconsuelo mostraban,
Y en sus cuevas escondidos,
Los buhos se querellaban,
Los lobos daban aullidos.

Sintió Pedro con el día
Su gran vergüenza crecer,
Que, aunque está sin compañía
De quien la pueda tener,
De si mismo la tenía;

Que si el magnánimo yerra,
Lo ha de mostrar en la frente,
Si en mil cavernas se encierra,
Y si sólo ve presente
En su culpa cielo y tierra,

Traducción: Luis Gálvez de Montalvo 







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JOSÉ FIANSÓN [18.362]

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José Fiansón

José Fiansón, (Lima, 20 de mayo de 1870-Chosica, 24 de febrero de 1952) fue un poeta peruano. Uno de los representantes del modernismo de su país.

Hijo de Julio César Fiansón y María Julia Schmidt. Cursó su educación primaria en el Liceo Peruano, la Escuela Superior de Comercio y el Colegio de Pedro Barrós; y la secundaria en el Instituto de Lima, el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe y el Convictorio Peruano. Sus estudios superiores los inició en 1902, en la Universidad Mayor de San Marcos.

Literariamente se dio a conocer publicando sus creaciones poéticas en diarios y revistas de Lima, en los años 1890 y 1900. Con el auspicio de los literatos José Santos Chocano y Clemente Palma ingresó al Ateneo de Lima en 1899.

En 1908 se estableció en Chosica, poblado situado a 40 km al este de la ciudad de Lima, donde permaneció por el resto de su vida. Llegó a ser sucesivamente gobernador, juez de paz y secretario de la municipalidad local. A partir de 1911 ofició de corresponsal del diario El Comercio de Lima.

Cantó el paisaje de Chosica, a la que llamó Villa del Sol. Pocos años antes de su muerte, el concejo municipal le rindió homenaje, coronándole como el Poeta de la Villa del Sol (29 de julio de 1948).

Obra

Su obra poética se halla dispersa en diarios y revistas de Lima: El Perú Ilustrado (1890-1891), La Idea (1891-1892), El Iris (1893), El Perú Artístico (1894), La Neblina (1896-1897), La Gran Revista (1897-1898), Lima Ilustrada (1899-1902) y El Modernismo (1900).

Algunas de sus composiciones fueron compiladas por Francisco E. Ruiz Alarco:

Antología de José Fiansón (Homenaje al poeta coronado… el “Poeta de la Villa del Sol” (1948).

Valoración

Fiansón fue de la misma generación de José Santos Chocano, el “cantor de América” considerado como la cumbre del modernismo peruano. Sin embargo, a decir del crítico Manuel Beltroy, Fiansón sería el exponente más avanzado de dicha tendencia en el Perú, pues fue quien mejor realizó en sus versos la doctrina plástica y musical del parnasianismo. Su poema Foederis Arca es considerado como uno de los mejores, sino el mejor, del modernismo peruano.

Dice Luis Alberto Sánchez: «Fiansón es un poeta del amor. Perseguido por la inacabable obsesión erótica, empezó escribiendo magníficas composiciones de corte modernista, las más auténticamente rubendaríacas de su tiempo (Foederis Arca, Hacia Damasco, etc.).» Sus creaciones aparecían en las más importantes revistas de Lima. Esa primera etapa de su obra se prolongó hasta 1910. Luego, a decir de Sánchez, decayó su calidad y se limitó a publicar sonetos galantes en el diario El Comercio. Tampoco sería de interés literario sus prosas de cronista de la Villa del Sol, como llamaba a Chosica, donde vivió sus últimos años.



LA NEBLINA

PARA JOSÉ S. CHOCANO

La neblina es la virgen entumecida de formas pálidas,
hechas de vahos níveos, pavor de mares, polvo de estrellas,
que va dejando pura, nerviosa y triste sus finas huellas
en mañanas sombrías, en tardes de oro y en noches cálidas.
Ella es la rica veste con que se cubren de las Castálidas,
cuerpos en que se mezclan con alabastros rosas doncellas,
o estremecida gasa con la que esfuman sus tintas bellas
grupos de mariposas que alegres surgen de sus crisálidas.
Los brillantes matices sinfonizados en primaveras,
los sutiles aromas embebecidos en esperanzas,
que se desvanecieron sobre las ondas de mis dolores.



Dos fragmentos de sus poemas publicados en El Comercio: el primero, el 6 de diciembre de 1936, titulado “La buena nueva”, y el segundo, el 19 de junio de 1938, “Dios y Patria”.

“La buena nueva”

(….) 
Y en mi tebaida oscura de triste anacoreta, 
No veía yo el alba del rostro de Jesús 
Mas la cruz y la espada forjan las reconquistas, 
Y, en columnas cerradas, requetes, falangistas, 
Van de Francisco Franco -el nuevo Cid- en pos. 
Y el corazón hoy sabe, veedor de tanta hazaña, 
Que mientras haya un hombre, mientras haya España 
Habrá en el mundo Patria y habrá en la tierra Dios.




“Dios y Patria”

Cuán grande la que fue antaño dueña y señora de un mundo 
(…) 
La del más alto pensar, la del sentir más profundo 
La de mártires patriotas hoy en Toledo y Oviedo. 
Gloria y honor a cadetes y a jefes que son estrellas: 
Franco, Moscardó, Aranda, Millán Astral, Cabanellas, 
Queipo del Llano, Varela, Mola, Yagüe, Castejón, Ascencio… 
Arrasando al más rojo comunismo 
Y a España haciendo escalar las cumbres del heroísmo, 
Están forjando otro mundo y otra civilización.






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KHIABET LÓPEZ MORALES [18.363]

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Khiabet López Morales

México, 1993. Estudiante de Lengua y literatura de Hispanoamérica en la UniversidadAutónoma de Baja California. Campus Tijuana.  Ha colaborado en diversas revistas locales de la ciudad, entre ellas: Tijuana poética y revista Simulacro. Recientemente participó en el Congreso Nacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura en Monterrey, Nuevo León.



Melancolía

Según la definición de la RAE la melancolía:
es una tristeza vaga, 
profunda, 
sosegada y
permanente.

Para mí, melancolía es estar triste por decisión propia, 
es escuchar caer la lluvia mientras observo por la ventana 
y recuerdo cada uno de tus gestos, 
el olor de tu cabello recién cortado 
tu sonrisa mal acomodada.

Melancolía para mí es recordar y volver a vivir, 
es pensarte y traerte de regreso 
aunque en el proceso haya pedido que te fueras.
Melancolía para mí es sentir que los sentimientos
revolotean dentro y me llenan de tremendo desasosiego.

La lluvia hoy no cesa
parece estar enfurecida conmigo o contigo.
o tal vez sólo está llorando como yo: por dentro.

Tu voz retumba desde el epicentro de la tierra
tu seseo desata en mí ondas sísmicas 
mi cuerpo se convierte en temblor 7.5 escala Richter
tu mirada desata en mí el huracán que lleva mi nombre.

Melancolía para mí es verte sonreír y que no sea más por mí.

 =

Entre la muchedumbre de la zona Norte
espero a que el taxi se llene,
putas y vagabundos pasan,
los miro por la ventana.

La panadería de enfrente vende pan frío
y café sabor a desilusión.

El congal de alado tiene putas en promoción:
500 pesos con hotel incluido.

Puedo sentir como todas bacterias de este chancro social
se pegan a las suelas de los transeúntes
personas que sólo pasan por aquí
y personas que se la viven aquí.

La tienda El Águila está vacía, quebró
como quiebran las cosas que aspiran a más
quebró como quiebran las esperanzas de las putas baratas
mujeres con el anhelo pegado al pecho.
con ausencia estallando en los ojos
con rabia en los dientes.

Hotel Sol a 300 la noche, incluye ETS.

Afuera de un bar que está en contra esquina 
duerme un señor que alguna vez fue un buen hombre
con mujer e hijos
hoy sólo las ratas y el hambre lo acompañan

El taxi por fin arrancó,
voy rumbo a mi cama a soñar que no me pudro junto con esta sociedad.

=

El pájaro que vive en mí está rabiando
en el amor nadie sabe nada
yo incluso estoy consciente que en la nada lo soy todo.

Es inútil querer hacer eterno lo efímero 
es inútil escribir poemas para quién no nos quiso.
esos en donde sólo el grito ahogado respira.

Yo he amado y no me han amado
                                             a todos alguna vez nos toca perder.

El pájaro que vive en mí está rabiando
quiere salirse de mi pecho y echarse a volar 
                                                      lo intenta pero fracasa

Es inútil querer hacer una vida con alguien
es inútil hacer cosas en nombre del amor
la vida en sí no vale nada
                                              y al amor le valemos madres.

El pájaro que vive en mí está rabiando
quiere volar, quiere irse lejos, 
a la chingada
no puede…. se ha roto una ala.

=

Las ganas de hacer se pudren dentro de mí
tengo aquí todas las intenciones de ser otra
ya no ser ésta que no sabe ser.
Se me pudren en la boca las palabras que no digo
Tengo un corazón que se cree pájaro,
cree saber volar pero sólo es fan de las alturas.
Tengo en las piernas andares fracasados
 mis pies llevan marcas de tierra caliente.
No aprendo de mis pasos ni entiendo mi caminar
he caminado chueco toda la vida.
Pienso que tropezar es mi mejor pasatiempo.





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JOHAN LUDVIG RUNEBERG [18.364]

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Johan Ludvig Runeberg

Johan Ludvig Runeberg, poeta finlandés, nació el 5 de febrero de 1804 en Jakobstad y falleció el 6 de mayo de 1877 en Porvoo. Es el poeta nacional de Finlandia y uno de los más importantes poetas de toda Escandinavia.
El día de su nacimiento, el 5 de febrero, es una fiesta en que Finlandia se engalana con banderas nacionales en su honor y conmemoración. Además existe un pastelillo o pequeña tarta que lleva su nombre, Runebergintorttu ("Tarta de Runeberg"), que suele degustarse en ocasión de su aniversario.




La hija vuelve del encuentro con su amante,
vuelve con las manos rojas.  La madre dice:
"¿Por qué tienes las manos rojas, hija?"
La hija dice:  "Estuve recogiendo rosas
y me pinché las manos con las espinas."

Otra vez vuelve del encuentro con su amante,
vuelve con los labios rojos.  La madre dice:
"¿Por qué están rojos tus labios, hija?"
La hija dice:  "He comido frambuesas
y he manchado mis labios con su zumo."

Otra vez vuelve del encuentro con su amante,
vuelve con las mejillas pálidas.  La madre dice:
"¿Por qué tienes las mejillas tan pálidas, hija?"
La hija dice:  "¡Oh madre! cava una tumba para mi,
Entiérrame en ella y pon una cruz encima,
y escribe en la cruz lo que te voy a decir:

"Una vez ella regresó con las manos rojas,
se habían vuelto rojas entre las manos de su amante.
Una vez regresó con los labios rojos,
se habían vuelto rojos bajo los labios de su amante.
Al final regresó con las mejillas pálidas,
habían palidecido por la traición de su amante." 

Johan Ludvig Runeberg
Traducción de Manuel Aguila, a partir de una versión en inglés. 



Flickan kom ifrån sin älsklings möte,
kom med röda händer. Modern sade:
"Varav rodna dina händer, flicka?"
Flickan sade: "Jag har plockat rosor
och på törnen stungit mina händer."

Åter kom hon från sin älsklings möte,
kom med röda läppar. Modern sade:
"Varav rodna dina läppar, flicka?"
Flickan sade: "Jag har ätit hallon
och med saften målat mina läppar."

Åter kom hon från sin älsklings möte,
kom med bleka kinder. Modern sade:
"Varav blekna dina kinder, flicka?"
Flickan sade: "Red en grav, o moder!
Göm mig där och ställ ett kors däröver,
och på korset rista, som jag säger:

En gång kom hon hem med röda händer,
ty de rodnat mellan älskarns händer.
En gång kom hon hem med röda läppar,
ty de rodnat under älskarns läppar.
Senast kom hon hem med bleka kinder,
ty de bleknat genom älskarns otro."




El poeta Johan Ludvig Runeberg (1804-1877)


A quien le hayan dado el viento de la sabiduría,
prestado al aire el habla tan ligeramente,
su discurso estará listo para remar en los jardines,
y los pequeños pájaros volarán en tierna bandada.

"Todos parecían estar hablando, hablando", de "Odas literarias"


Runeberg es el poeta romántico más importante de la Finlandia romántica, probablemente el más estimado de toda su historia lírica. Su aniversario, el 5 de febrero, constituye toda una celebración nacional (de una manera muy lejos de la que nosotros podemos conmemorar el "Día Cervantes", nuestro Día del Libro, el 23 de abril). No en vano uno de sus poemas se convirtió en el texto del himno oficial de la República Finlandesa tras su independencia, "Vårt land" ("Mi tierra").

Aparte del carácter patriótico de buena parte de su producción, Runeberg es un poeta intensamente romántico, con una estética de sencillez casi folclórica - lo popular es un tema fundamental en su poesía -, y siempre de una gran sentimentalidad e intensa melancolía, a veces incluso con tintes intensamente pesimistas y existenciales. Breves y directos, sus poemas describen sentimientos subjetivos, aunque en multitud de ocasiones se pongan en boca de otros, como puede ser una prototípica muchacha finlandesa. Ese "yo", ya sea real o proyectado, reflexiona sobre los sueños y ensoñaciones, las fantasías en vigilia... Lo fantástico, dentro de la línea general tanto romántica como especialmente el romanticismo nórdico, constituye también un asunto habitual de sus composiciones.

Su lengua materna y el de sus escritos es la minoritaria del país, el sueco. Después de todo, la alta cultura del siglo XIX finlandés está escrita, con la excepción notable de las obras de Elias Lönnrot, el "Kalevala" y el "Kanteletar", principalmente en sueco. Era la lengua de la élite socio-económica, la de las reuniones en los salones... Hoy en día, precisamente gracias a figuras como la de Runeberg, el sueco sigue teniendo un gran prestigio cultural, aunque quienes no conocen la lengua lo suficientemente suelen recurrir a las abundantes traducciones en finés. A cambio, son muchos los que en Suecia también estiman al poeta.

Nos acercamos a esta gran escritor no sólo por su importante significado dentro de la cultura finlandesa, sino porque también es uno de los poetas más amados por Sibelius. Sus versos son la fuente de numerosas obras vocales de nuestros autor, en especial canciones. Por ello era de rigor dedicarle un pequeño artículo dentro de nuestro blog.

Biografía

Johan Ludvig Runeberg nació el 5 de febrero de 1804 en Jakobstad, una importante ciudad de Ostrobothnia, el oeste de Finlandia (precisamente en la zona, aun hoy en día, de mayor número de suecoparlantes del país).

Fue uno de los nueve hijos de Lorens Ulrik Runeberg y de Anna Maria Malm. Su padre, un capitán de barco - que había estudiado algo de teología en Åbo (Turku) -, estaba en alta mar cuando Johan Ludvig nació, y de hecho aún no lo conocería hasta cumplidos los tres años.

Cuando nació, Finlandia era parte de Suecia, situación que cambió en 1809. En esa fecha el territorio pasó a formar parte del Imperio Ruso, situación que sufrió toda su vida.

Tras estudiar en Vaasa y Oulu, se incorporó a la Academia de Åbo. Esta prestigiosa institución, tras el incendio de 1827 y el traslado de la capital del Gran Ducado se convertiría en la actual Universidad de Helsinki. Allí se matriculó en "filosofía", que consistía principalmente en estudios de griego clásico y latín. Era un momento de la historia cultural clave: pudo coincidir con otras dos de las figuras más destacadas de la época, el filósofo y político Johan Vilhelm Snellman (1804-1881), el historiador y también poeta Zacharias Topelius (1818-1898) y el folclorista compilador-autor del Kalevala, Elias Lönnrot (1802-1884). Runeberg se licenció justo el último curso completo de existencia de la Academia, en 1827.

Ese verano da clases a los hijos del arzobispo de Åbo, Jakob Tengström. Cuatro años se casará con Fredrika Tengström, su sobrina, por la que sintió una auténtica pasión. Tal amor dio como resultado ocho hijos (dos de ellos muertos en edad temprana).

En esos primeros meses precisamente su ocupación principal fue la de tutor privado en la región de Saarijärvi, de donde obtendría gran parte de la inspiración para "Boden Paavo". En 1828 se traslada a Helsinki, donde impartiría clases de latín y griego en la recién fundada (refundada en realidad) Universidad, de 1830 a 1837. También desde 1832 sería editor y articulista ocasional del "Helsingfors Morgonblad" ("Diario de la mañana de Helsinki").

A pesar de sus esfuerzos, no consigue la cátedra, por lo que decide trasladarse al Liceo de Porvoo, donde logra el puesto de Lector de Literatura Latina. En dicha ciudad, al sur del país, se establecería hasta el fin de sus días.



Casa de Runeberg en Porvoo, en la actualidad un museo dedicado al autor

Sus tareas de profesor también las compaginó un tiempo con la redacción de la revista "Borgå Tidning", aunque se centró en la poesía fundamentalmente desde su traslado a la ciudad costera. Tras su retiro como profesor, en 1857, se dedicará en exclusiva en la creación.

Por desgracia sólo pudo disfrutar de unos años de libertad absoluta para su arte. En 1863 sufre una hemorragia cerebral, que le mantendrá en la cama hasta el día de su muerte, el 6 de mayo de 1877.

Muere sin embargo ya siendo un auténtico mito, el más laureado de los poetas de la tierra de los mil lagos.

Obra

Runeberg fue el primer poeta finlandés en ver impresa una colección lírica en su país, llamada simplemente "Dikter" ("Poemas"), en 1830. Otros dos tomos de estos "Dikter" individuales vinieron en 1833 y 1843.






Sus conocimientos de la vida y la mentalidad campesina se plasman en "Bonden Paavo" ("Paavo el granjero", 1830), donde el protagonista muestra su "sisu" (palabra finesa), su terca fuerza de voluntad y su fe en la Providencia para superar los rigores de su vida. En finés la obra es conocida como "Saarijärven Paavo" ("Paavo de Saarijärvi").

En dos tomos (1848 y 1860) se publicó "Fänrik Ståhls Sägner" ("Relatos del alférez Acero"), considerada la obra más importante del autor y sin duda la que más proyección ha conocido. Constituida por 35 amplios cantos (lejos del habitual poema corto del autor), narra de forma épica acontecimientos de la guerra entre Suecia y Rusia en la que ésta última tomó Finlandia. Durante toda la obra se destacan las acciones heroicas del pueblo finlandés, aunque la visión humanística del autor llega a dulcificar incluso a sus enemigos.

El poema de entrada a esta obra es precisamente "Vårt land", al que el músico Pacius convirtió años después en un coro patriótico de pronta fama. Otro poema ha adquirido también un estatus oficial: "Björneborgarnas marscha" ("Marcha de los habitantes de Björneborg"), cantado con la música de una antigua marcha militar, y con este título ha pasado a ser la marcha que acompaña al Presidente de la República en los actos públicos.

Una curiosa obra fue publicada póstumamente, "Simningen" ("Natación") trabajo de intenso corte erótico. Aunque tal grado de erotismo era desconocido hasta entonces por sus lectores, no hay duda de que este juega un papel subliminal muy importante en muchas de los poemas sentimentales del autor. La lucha por la libertad en Finlandia no era sólo política, y soterradamente en muchas obras del escritor se puede descubrir también una tensión entre la moral tradicional y el amor, sobre todo expresado en muchachas que descubrían el primer y trágico contacto con el hombre.

Otros títulos del autor incluyen su ensayo "Algunas palabras concernientes al distrito, el espíritu de la gente, y la forma de vida en la parroquia de Saarijärvi" (1832), "El hermano de la nube" (1835), "Hanna" (1836), "Rey Fjalar" (1844) y numerosos himnos para el cantoral luterano.

Trascendencia y curiosidades

Runeberg convirtió en figura nacional ya en vida, encarnando la figura del romanticismo patriótico y a la vez el sentimiento íntimo de los finlandeses. Aunque el himno nacional hoy en día se cante habitualmente en finés ("Maamme"), sus palabras siguen ocupando un puesto muy importante en la mentalidad del país. El día Runeberg es una fiesta patriótica (también es el Día de la Bandera) y no sólo literaria.


Estatua de Runeberg en el Parque de la Explanada, en el centro de Helsinki. Foto propia.

Muy gustoso de dulces, se cuenta que fue el gusto por el azúcar del poeta lo que dio origen a la Tarta o Pastel de Runeberg, receta creada, según la tradición, por su esposa. Además de un anillo de azúcar, el postre lleva mermelada de frambuesa y se acompaña de un licor, ron o coñac. Este pastel es típico de las semanas anteriores al Día Runeberg, fecha en la que se comen miles y miles de unidades.

El nombre del poeta está asociado también a una importante iniciativa de literatura nórdica en la red, el Proyecto Runeberg, que incluye textos libres de derechos de autor de los principales autores nórdicos. En nuestro idioma parece casi imposible conseguir textos del poeta, por lo que los interesados hemos de recurrir a traducciones en otros idiomas. Una verdadera lástima, ya que la grandeza de su arte no deja lugar a la duda.

Sibelius y Runeberg

Jean Sibelius sintió admiración ya desde su infancia. El músico relató como llegó a visitar, aún en la escuela, la tumba del escritor, y sintió como el espíritu del poeta entraba en su propio cuerpo.

El compositor sin duda sintió una especial afinidad personal por los versos de poeta. Por una parte el Runeberg patriótico y popular está próximo al nacionalismo sin estridencias de Sibelius. Pero muy especialmente ese romanticismo nórdico, melancólico y pesimista, conecta muy intensamente a ambos artistas.

En sus primeros años como compositor, antes de iniciar lecturas de autores contemporáneos, los versos de Runeberg fueron los más veces puestos en música, desde una de sus primerísimas canciones,"Serenad" ("Serenata") JS.167. También su primera colección de canciones, la que llevaría el número de opus 13 (sången escritas entre 1891 y 1892), estaba basada en textos del poeta.

Esa pasión inicial fue disminuyendo con los años, si bien nunca faltaron poemas de Runeberg en el resto de su trayectoria, incluso uno extraído de "Fänrik Ståhls Sägner", "Sandels", que se convirtió en cantata en 1898. Curiosamente, su última colección de canciones, el opus 90, también estuvo íntegramente dedicada a sus versos. Muchas de las canciones se encuentran entre las mejores composiciones de Sibelius, como el ciclo opus 13, "El primer beso", "La muchacha que regresa de su encuentro con su amante" (un texto famosísimo también), la mística "El norte"... No hay duda que el más grande poeta del romanticismo finlandés otorgó al más grande músico del país una gran inspiración. De alguna forma puede ser cierto que el espíritu de Runeberg entrara en Sibelius...

A continuación tienen ustedes un listado de todas las obras de Sibelius con texto de Johan Ludvig Runeberg. Más de treinta títulos (algunos de ellos obras diferentes pero que utilizan los mismos versos) atestiguan la importancia del poeta para el músico (canciones para voz y piano si no se indica):

- "Serenad" ("Serenata") JS.167 (1888)
- "När sig våren åter föder" ("Cuando la primavera viene una vez más a la vida") JS.139 para coro mixto a capella (1888),
- "Tanke, se hur fågeln svingar" ("Imagina cómo el pájaro baja en picado") para coro mixto a capella JS.191 (1888) [mismo texto que el dueto JS.192]
- "Hur blekt är allt" ("Qué pálido está todo") (Johan Ludvig Runeberg) para coro mixto a capella JS.96 (1888),
-"Vi kysser du fader min fästö här?" ("¿Por qué besarte, padre, corazón mío?") para coro mixto y piano JS.218 (1889-90)
- "Likhet" ["Semejanza"] JS.120 (1890) [mismo texto que el coro JS.121]
- "Löjet var utan hem" ("La sonrisa estaba sin hogar") [fragmento] (1890-91)
- "Drömmen" ("El sueño") opus 13 nº5 (1891)
- "Hjärtats morgon" ("La mañana del corazón") opus 13 nº3 (1891)
- "Våren flyktar hastigt" ("La primavera está huyendo") opus 13 nº4 (1891)
- "Jägargossen" ("El joven cazador") opus 13 nº7 (1891)
- "Flickan gick en vintermorgon" ("La muchacha salió una mañana de invierno") [fragmento] (1890-92) [mismo texto que "Arioso" opus 3]
- "Den första kyssen" ("El primer beso") JS.57 [fragmento] (1891-92) [mismo texto que opus 37 nº1]
- "Se'n har jag ej frågat mera" ("Desde que yo no pregunté nada más") opus 17 nº1 (1891-92)
- "Under strandens granar ["Bajo los pinos"] opus 13 nº1 (1892)
- "Kyssens hopp" ["Esperanza del beso"] opus 13 nº2 (1892)
- "Till Frigga" ["A Frigga"]opus 13 nº6 (1892)
- "Svartsjukans nätter" ["Noches de celos"], melodrama para recitador, piano, violín y violoncello JS.125 (1893)
- "Sandels", impromptu para coro masculino y orquesta opus 28 (1898)
- "Men min fågel märks dock icke" ["Pero mi pájaro aún no vuelve a casa"] opus 36 nº2 (1899)
- "Den första kyssen" ("El primer beso") opus 37 nº1 (1900) [mismo texto que JS.57]
- "Flickan kom ifrån sin älsklings möte" ["La muchacha que regresa de su encuentro con su amante"] opus 37 nº5 (1901)
- "Ej med klagan" ["No con lamentos"] para coro mixto a capella JS.69 (1905)
- "Hundra vägar" ["Mil caminos"] , opus 72 nº6 (1907)
- "Fåfäng önskan" ["El holgazán desea"] opus 61 nº7 (1910)
- "Arioso" para soprano y cuerda o piano opus 3 (1911)
- "Tanken" ["El pensamiento"] para dos sopranos y piano JS.192 (1915) [mismo texto que el coro JS.191]
- "Sippan" ["La anémona"] opus 88 nº4 (1917)
- "Törnet" ["El espino"], opus 88 nº5 (1917)
- "Blommans öde" ["El destino de la flor"] opus 88 nº6 (1917)
- "Morgonen" ["La mañana"] opus 90 nº3 (1917)
- "Sommarnatten" ["Noche de verano"] opus 90 nº5 (1917)
- "Norden" ["El norte"] opus 90 nº1 (1917)
- "Fågelfängaren" ["El cazador de pájaros"] opus 90 nº4 (1917)
- "Vem styrde hit din väg?" ["¿Quién te ha traído aquí""] opus 90 nº6 (1917)
- "Hennes budskap" ["Su mensaje"] opus 90 nº2 (1917)
- "Likhet" ["Semejanza"] para coro mixto a capella JS.121 (1922) [mismo texto que la canción JS.120]


http://sibeliusencastellano.blogspot.com.es/2009/12/el-poeta-johan-ludvig-runeberg-1804.html



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MIGUEL MÉNDEZ M. [18.365]

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Miguel Méndez M.

(Bisbee, Arizona, 15 de junio de 1930-Tucson, Arizona, 31 de mayo de 2013) fue un escritor estadounidense en lengua española. Autor de la novela Peregrinos de Aztlán, obra clave de la literatura chicana.

Nace en Bisbee, Arizona. Sus padres fueron emigrantes mexicanos del estado de Sonora. Durante la Gran Depresión, la familia vuelve a México, y se instalan en El Claro donde cursa estudios primarios. Sin embargo, las necesidades económicas por las que pasa la familia obligan a Méndez a ponerse a trabajar con su padre de jornalero y albañil.

En 1944 vuelve a Arizona, instalándose en Tucson, trabajando de día de albañil y formándose de manera autodidacta por las noches, leyendo muchísima literatura. Así, a mediados de los 60, comienza a escribir relatos cortos que publica en distintas revistas hispanas. Escribe en español, al considerarse mexicano indio, espalda mojada y chicano.

En 1968 publica Tata Casehua con éxito y en 1970, se examina de profesor de español, comenzando a trabajar en Pima Communitary College. En 1974, empieza a dar clases en la Universidad de Arizona, jubilándose en 2000, y siendo nombrado profesor emérito.

Falleció en Tucson en 2013.

Legado literario

Miguel Méndez ha escrito su obra, dentro de la literatura chicana, íntegramente en español. Adopta una corriente indigenista y su obra cumbre Peregrinos de Aztlán trata sobre la gente marginada en la zona fronteriza. Ha escrito varias novelas y cuentos para niños, como la refundición chicana del Libro de Calila y Dimna, llamada Cuentos para niños traviesos.

En 1996, publicó Entre letras y ladrillos (1996), novela autobiografiada.

Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares en 1991. También ha sido propuesto para el Premio Nobel.

Obras

Ha publicado las siguientes novelas: Peregrinos de Aztlán (1974, Era 1989), El sueño de Santa María de las piedras (1986, Diana 1993), Los muertos también cuentan (Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 1992), y El circo qué se perdió en el desierto de Sonora (Fondo de Cultura Económica, 2002). 

Los libros de cuentos: Tata Casehua y otros cuentos (1980), Cuentos y ensayos para reír y aprender (1988), Cuento para niños precoces (1980), Que no mueran los sueños (Era, 1991) y Río Santa Cruz (Ediciones Osuna, 1997). 

De poesía: Los criaderos humanos: épica de los desamparados (Universidad de Sonora, 2006). De la vida y del folclore de la frontera (University of Arizona, 1986) 

Un libro de ensayos y breves ejemplos literarios: Afina tu vocación literaria (Editorial Al Alba, 2002). Su autobiografía Entre letras y ladrillos (Bilingual Press, 1996) Y el libro de crónica: Camilo José Cela ente sahuaros y nopaleras (2002). 

Entre sus reconocimientos se cuenta el nombramiento de Doctor en Literatura por la Universidad de Arizona en 1984, Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares en 1991 y a partir del 2001 su nombre aparece en el diccionario Pequeño Larousse. En octubre del 2004 Miguel Méndez fue homenajeado con la quinta edición de la Feria del libro Hermosillo.



Génesis de la palabra
(Fragmentos)


University of Arizona


El insomnio resbala por la cauda de palabras de un cometa
etéreo que arrastra esqueletos de pensamientos
voces que ensayaron un destino humano en las grutas y salientes afilados
bocas burdas de granito
rincones guturales lúgubres susurros
gritos parturientos de un planeta preñado de huracanes
ayes de antros aterrorizados
grietas que se dolían
hendidas a flor de tierra
desde antes que hubiera lenguas ya hablaba el viento
en las gargantas de las quebradas
vagaba el rugido Buscando alojo de fieras
el trágico alarido de pavor rodó en peñascos errantes
desde las cumbres del rayo y del retumbo
hasta la hondura ávida de las cañadas.




- I -

Oyes el rastro húmedo de mi voz
que baña las espinas de los nopales
mi aliento secreteando amores
huérfanos de espacios
tropel de chubascos mojando piedras y animales
cuánto lloran los árboles
antros encendidos de relámpagos
cómo braman las sierras
cuna de mis primeros llantos.
[...]




- VIII -

El semen inunda los aires primaverales
multiplicando el verbo de excitantes infinitos
los cuerpos inundados de aurora se retuercen enlazados
con un pincel romo y materia blanda Surgen esculpidas figuritas tibias Llorando sin lágrimas.
[...]




- XII -

Ojos redondos Miradas circulares Hombres rotando horas fijas
Fuera del tropel del globo revolucionario
esperan las voces
invocan las palabras
armonía de los astros
melodía de estrellas
voces sublimes
tañen la belleza perenne
[...]




- XV -

Adiós es la palabra que al final de la cauda
cierra los párpados del insomnio
musitan rezos las cuevas solitarias
mientras que los mustios callan obligados
el viento sobre los llanos
esculpe nuberíos
igual que si fueran mármol.
[...]




Los criaderos humanos
(Épica de los desamparados)

Dedico esta obra a El Claro, Sonora, México, pueblecito ejidal donde pasé mis primeros quince años; a Bisbee, Arizona, pueblo minero que fue mi cuna; también a mis compañeros de labor en los campos agrícolas y en la industria de la construcción. Al lado de ellos supe de alegrías y aprendí del dolor.



¿Cómo he llegado hasta aquí?
No sé.
Quizá la perennidad
me envolvió en las rotaciones
de este globo
que gasta su materia vana
siempre rodando
contra un espacio
sin ayer
ni mañana.... 

Por muchos años
he caminado
viendo
buscando mis raíces
mi rumbo 
mi esencia.

Sólo sé
que he llegado
a donde la tristeza es reina
y soberana la miseria. 

¡Dios mío!
¿Qué mundo es éste
que oprime y lacera el alma?

Letanías de cigarras secas
chillan estridencias que se apagan. 
Vana crucifixión
sin sangre
sin agua.
Riveras y milpas
ansían el torrente 
cual hembras olvidadas.

Tejen la atmósfera
sollozos secreteados
ruido de arroyos
ramajes rezando
desde parajes perdidos
en las entrañas de antaño.

Siluetas de ataúdes
andan el filo del alba.
Cubren los sombreros 
los rebozos guardan
dolor petrificado
llanto de estatuas.
Allá va la procesión.
Pisa campos cadavéricos 
al son de cánticos
humillados.
La tierra
se traga a la tierra.

¿Qué mundo es éste 
que entierra a sus niños en la alborada?
¿No hay pájaros aquí?
¿Nadie canta?

Voces superficiales
de arena 
me golpean con la fiebre
negra
de palabras
hundidas en la tierra.
Solamente los búhos
con su lenguaje nocturno
sondean la madrugada
sin el cristal del río
ni ecos de la luna
florecidos en campanadas. 

¡Qué tierra tan lúgubre
Los ojos de sus seres son luciérnagas disecadas
sin fosforescencia verde de ilusiones.

Continuación de la tierra los jacales empolvados.
Polvo los dientes que no ríen
polvo la huella de los pasos...
Lengua de sol murianciano
áurea agonía de otoño
remolineo cascabelero de risas pretéritas.
El viento de la tarde
arrastra trinos
corazones de alamedas.
Alas secas
flotan
ruedan.
¿Qué pueblo es éste?
Me hace llorar
sólo con ver sus calles solitarias.
Tal escenario trágico
poblado de actores sin alma 
sin obra
ni drama literarios.

¡Señor caminante!
¡Este es un criadero humano!

Yo 
hace años trato de huir de sus murallas de cristal.
¡Mírame!
No puedo
estoy aferrado.

¡Dios! 
¿Quién es este ser
que responde a mi llamado?

Tenía los pies hundidos en el suelo.
Inútil jaloneo.
Sus dedos eran garfios enraizados.
Un tono verde le coloreaba el pelo.
Rezumaban savia los labios.
Flores marchitas eran
de sedientos geranios.

¡Deténgase señor!
Vuelva sus pasos.
Aquí
solamente la resurrección de la clorofila
es esperanza de vida.

Dolor de humanidad 
es reconocer la propia culpa
y aceptar la acusación de la conciencia.

Quise penetrar al pueblo raro
caminar por sus callejas
para sentir muy dentro
si la conmiseración puede brotar de la vergüenza.
Me estremeció un lloro horrible y aullidos desaforados.

¡Detén tu brazo injusto
hombre sin misericordia!

Volteó soltando el látigo
sabedor en su propia carne
que abusar de la fuerza
es propio de cobardes.

Señor,
martirizamos a nuestras mujeres
azotamos a los pequeñuelos
y torturamos a estas bestezuelas.

Son frágiles.
No pueden defenderse.
No podemos maltratar a otros hombres
porque somos nosotros
los más débiles.

Cayó el hombre
tal el árbol derribado.
Sus cabellos
ramas de sauces dolidos
caían flotando en reverencia al llanto.
El perro torturado lamió las manos del amo.

Hay que comprender,
señor,
para perdonar.
Yo amo y he perdonado.
¡Veme!
Yo como ustedes
también fui fiera.
Ya soy manso.

Se alejó humillado.
Caminaba replegando la cabeza a los cuadriles
torcido el lomo
como arco.
Tenía la tristeza y la inocencia
de los que han pagado grandes culpas con dolor
moneda de los redimidos
el mirar húmedo
profundo 
como han mirado los santos.

Yo seguía caminando.
Algo me lastimaba ya
aún sin confrontarlo.
Escudriñé las distancias
hasta diluir la visión
en las paredes de la nada.
Contemplé mi derredor.
Millones de mariposillas
cristalinas
flotaban en la atmósfera
aleteando.
Habían perdido sus colores.
Revoloteaban
buscando
desesperadas.
Fugaces sombras de murciélagos
cruzábanse en pena
añorantes de tinieblas.

Yo proseguía mi caminata
sorteando lagunas luminosas
que el hada de los espejismos
dibujaba con su magia.
De trecho en trecho
cubría mis ojos
cegado por resplandecientes espejos
los tales
tendían su luna
a lo argo y a lo ancho
tal alfombra que cubriera suelos. 

El sol arriba
tenía potestad en los desiertos.
Como un dios arbitrario y asesino
arrojaba a mansalva
agudos reflejos de cuchillos. 
¿Qué veo?
¿Son verdad estos seres?
Fieros y rabiosos aparentan
ambos.

Quise averiguar todo 
lo de aquel pueblo hambriento
por eso me acerqué a ellos
atrevido pero temblando.
¡Dios mío!
¿Me matarán?
El padre nuestro seguiré rezando....

Por favor
quisiera saber la vida
y la historia de estos campos.

Habló con voz de niño desnutrido:

Dicen que todo esto era un gran pueblo
habitado por seres de clorofila.
Los Rapiña les hicieron la guerra
desde los remotos tiempos de la piedra.
Derribaban a muchos
pero los brotes tenían tiempo de crecer.

Un día
aparecieron los Rapiña
con guillotinas eléctricas.
Decapitaron los árboles
con máquinas trompudas.
Arrancaban de raíz sus cuerpos.
Arrasaron con todo.
Donde hubo arboledas
quedaron oquedades y lamentos.
No restó sombra
ni alimento.

Alborear de los yermos agua inexistente.
Reptaba la fauna.
Se tendía a morir
perezosamente.
Llanto de pájaros
huérfanos de atalayas
caía sobre el polvo
en lluvia inerte.
Verdes lodazales
se iban destiñendo.
La tierra desmayaba
sin vida
pálida. 

¡Crueles!
Asesinos de pájaros
de fuentes y venados.

¡Los Rapiña!
Cebados en su saña
inventaron aparatos voladores
que tenían forma de cruces.
Herían la atmósfera arrancándole bramidos de monstruo enrabiado.

De güeveras diabólicas arrojaban óvulos repletos de odio.
Hacían tremar a la madre tierra.
Tan horribles las explosiones
que sangraban con el estruendo las orejas.
Arroyos y ríos fueron como tripas rotas.
Debajo de los cadáveres
de añosos árboles 
niños
mujeres
ancianos
y animales inocentes
víctimas de los viles 
se pudrían en la muerte.

De la cumbre orgullosa de las montañas
brotaban chorreras de pus.
Aullaban de dolor las cavernas.
Ya no rió el viento entre la hojarasca
ni halló a las plantas para jugar con ellas.
Bajaba llorando
pegado a las heridas del suelo
buscando a la vida
para darle aliento.

¡Nunca!, Señor,
reinaron tanto la maldad y la indolencia.

Pasados los años
llegamos muchos seres de sangre
enamorados de la tierra.
La amábamos
atendíamos su preñez.
Ella nos premiaba con el fruto de su natural pródigo.
Pero nos descubrieron los Rapiña
los hombres de las jeringas succionadoras de sangre.
Imagínese, señor,
la convierten en oro.
Somos un pueblo anémico.
Veneros bermejos de metal líquido
recorren nuestras vetas.
La voz era de ternerito
pero su cuerpo era de toro.
A pesar de sus enormes corpachones y de sus cuernos de cimitarras
no eran temibles.

El otro ser permaneció inclinado soñoliento
Se notaban cansados
mansos.

Me dominó la curiosidad.

¿Qué clase de toros son ustedes?
Bajaron la cabeza sonriendo con mucha timidez.
Se uncieron a la yunta
empezaron a tirar del arado
voltearon denotando pena y humillación
sin brillo en los ojos.
Me dijeron con la mirada:
perdónenos por favor
este sufrir tan grande.
Ya ye.
Lo aceptamos.
Nosotros, 
señor,
somos los Humillados.

El arado egipcio removía la tierra seca
como entraña de mujer
paridora de escuálidos enanos
sin la voluntad y energía
que dan los mantos de los fresnos
los álamos
y el don gracioso de los verdores enérgicos.
Epopeyas grandiosas
techos estrellados
brisas de ternura
pasión que es fuego
yunque
hierro
aletargados en servidumbre.
Aberración de güevos pisoteados
tronar de cáscaras frágiles
zapatos de lujo calzados por ateos
botas aplanadoras de soldados.

Yo había caminado por parajes desnudos.
Sólo la huella de las sombras
pude entrever de la antigua floresta
que no era ya más
que no volvería a ser. 
Mal podía importarme mi destino
si buscaba mi origen perdido...

Así
por azar
tropecé un día
con uno de los infames criaderos.

Raro... un hombre de aspecto repulsivo
que parecía cucaracha
me hacía señas
para que me acercara al árbol
a cuyo copo estaba encaramado.
Sentí miedo y algo eléctrico en el espinazo.

Acércate tú
le sugerí.

Contestó que no
oscilando la cabeza
repetidamente
lo mismo que hacen las serpientes.
Pensé:
¿Será de la especie de los changos? 

Caminaba discerniendo
a qué tipo de humanos
pertenecían los Humillados.

Una voz me volvió de mi letargo.
¡Ay señor!
Son bueyes mansos.
Son de la misma especie de los oledores de pan.
Así permanecen por años
millones de éstos
recluidos en los aledaños de la muerte 
sin más alimento que el olfato.

El gobierno manda peritos a descifrarlos.
Por mucho tiempo quedan arrumbados
confundidos con hierros
carbón 
petróleo.

Un científico aseguraba que eran hongos
pues se mecían ligeramente con el viento.
Los zopilotes descubrieron el misterio.
Ya muertos los Humillados
hedía la carroña
igual que la de cristianos.
Eran de sangre
poseídos de pavorosa epidemia.

¡Hambre!

Los sirvientes de los Rapiña
temerosos del contagio
acusaron a los Humillados
de asaltantes y revolucionarios.
El gobierno es perdonó la vida.
A cambio
serían esclavos.
A los tercos que pugnaban por justicia
se les sellaba como malhechores
para así eliminarlos.
La sangre
siempre ha rebozado la huella de los redentores.

Los más grandes explotadores de criaderos humanos
son los Hombres de Cristal.

¿Qué cosa me está contando?
¿Hay hombres de cristal acaso?

Sí, los hay.
Tienen ojos
tal lagos azules muy hermosos.

Le suplico que me siga platicando.

Con mucho gusto señor...

Los Hombres de Cristal
ya habían sojuzgado a los tintos de azabache
que son de carbón y de chapopote.
Los Rapiña de mucho pueblos
son tributarios de los de Cristal.
Estos
tienen la regia prestancia
majestad y belleza de las águilas
tremenda fuerza
agudas y filosas garras.
Vuelan tan alto
tan alto
que tienen nidos en la luna
y rayos del sol prisioneros. 
A los pueblos que les niegan sus tributos
cubren los cielos de puñales
y arrasan a fuego.
¡Ay de aquéllos que disputen sus posesiones
o toquen sus imperios!

¿Usted quién es buen anciano?

Un veterano
tan viejo soy
que me confunden con sabio.
He visto al terror ofuscado
correr con piedras en las manos
también manos peludas
cuando empuñaban armas de fierro templado.
Cuando joven
fui mecido por la risa de los niños 
los seres felices
y los enamorados.
He visto a la muerte
montada en piafantes corceles
en tierra 
en maquinaria funesta.
En los cielos
navegando la vi
como una estrella.
Conozco desde la cuna 
la tragedia del ingenio humano.

El viejo
¿Milenario?
estaba desnudo.
Tenía un cuerpo extraño 
cubierto de cicatrices.

Me dijo
desde la gruta de su laringe:

¡Mire!
Estas son huellas de pedradas.
Esto
un colazo de iguanodonte.
Me han herido con cuchillo de piedra.
Tengo además
señales de serrucho eléctrico.

Su voz gruesa
fue adelgazando
hasta terminar en hebra
luego en flotante pelusa
que fue yéndose dispersa. 

De pronto ya no habló.
Emitía el mismo chiflido del viento
cuando es prisionero de botellas abandonadas.
Me fijé que tenía los genitales petrificados.
El rostro se perfiló en relieve cascaroso. 
Era el culo como ventana de barco.
Quise despertarlo
palmeándole la espalda.
Se me rebosó la mano con puñados de escamas.

Deduje: 
seguramente es un pez antediluviano.

No le haga caso, señor.

¡Dios Santo!
Esto parece un fantasma.

La vieja llegó por la retaguardia.
Tan largo tenía el pelo
que le arrastraba.
Le cubría el cuerpo todo
también la cara.

Habló con voz hueca y acampanada: 

Este viejo hablantín es un árbol milenario
embustero y fantasioso.
Cierto que desvaría con el saber de los siglos.

Cayó cuando la gran batida de los clorofilarios.
Porque ha de saber usted
que todo esto era un bosque frondoso.
A los Rapiña no les basta la sangre.
Aquí derramaron la clorofila
talaron todo
chicuelos y renuevos
sin dejar semilla.
Los pocos que usted ve
quedaron de milagro
testigos del pasado.
¿Nota usted el vientre arrugado de la madre tierra?
A este pobre lo dejaron muy mal herido
con hachazos en todo el cuerpo.
Le quedó una raíz.
Renace
platica una vez al año
llora en otoño de verse enjuto y calvo
añora el amor de las abejas y sus labios.
Ya no tiene semilla
ni flores ni polen
sólo recuerdos
y un tronco que se seca
pleno de ilusos resabios.
Los segundos enfilados van tejiendo su mortaja
¡Mirelo!
Está hueco.
En la noche se llena de pájaros.
No lo han hecho leña
porque yo lo cubro con mi greñero.
Luego
todo fue gorjeos y trinos
de volátiles
que llegaban en parvadas
sumiéndose en el vientre sin entrañas.

La señora Enredadera
cesó su parloteo
a tiempo que cubría a su abuelo.
El reacomodo de pajarillos
sonó como triperío pedigüeño
de estómagos exigentes e indiscretos.

¡Otra vez el hombre extraño! Me dio miedo. 
Caminaba tan agachado
que semejaban sus pies a las mismas manos.

Tenía mirada torva
boca pronunciada.
Lo nimbaba una extraña aureola de hilillos iluminados.
Desde las chozas de ocotillo y barro
me llegó una advertencia:

¡Cuídese!
no se acerque a ése
es de la especie venenosa de los intrigantes.
Comercia con la traición.
El engaño es su arte
vende a sus hermanos
sin omitir a la madre.

Caía la tarde. 
El sol en el ocaso aún hacia daño.
Huía el maldito
cual rufián sádico
que va dejando a su paso
un mundo de cadáveres.
Llegué a donde las chozas.
Me asombró la rara artesanía con que hacían a los niños.

¿Son piñatas de cuero,
señora?

Tenían vientres como vejigas
brazos y piernas de cañajotes
nalguitas del tamaño de aguacates
caritas arrugadas de viejos nonagenarios.
Me rodearon riendo.
Pelaban los dientitos como topos ahogados.

Señor,
éstos casi no son de sangre.
¿Sabia usted que este pueblo
es criadero de los hombres Rapiña?
Estos ancianos en realidad son niños
hijos de madres muertas de hambre.
A nosotras antes de parirlos
se nos seca y se nos pega el ombligo
como no le pasa nada...
Los Rapiña... 
vienen cada semana
a sacarnos la sangre
con sus pavorosas jeringas.

Ya ve que la usan para fabricar oro.
Ellos tienen mucho.
A nosotros
ya sólo nos escurre clarita de huevo.

¿Son ustedes de pura albúmina?

¡Ay, señor de mi alma!
Anhelamos tanto ser de savia de clorofila.
¡Si pudiéramos ser plantas!

De pronto
vi que se introducía la mano en el vientre
que era como el de los canguros.
De entre una docena de hijuelos
sacaba uno
retorciéndose encogido
extraña apariencia
entre raíz y entre niño.
¡Fíjese!
exclamó emocionada
a tiempo que lo sacudía.

Percibí que la caca
los mocos y la saliva
eran de un verde babosiento.
Lo abrazaba llorosa
vehemente.

¡Las venas de la tierra
están henchidas de savia!

Queremos huir.
Ya no queremos ser de sangre.
En los trópicos
trepando montañas
sobre lomeríos
a lo largo de los ríos
coronando las lagunas
doquiera el ramerío
pregona la vida.
Con el hierro y por el oro
nos explotan y asesinan.
¡Queremos que nuestros hijos se vuelvan vegetales!
Devuélvase, señor.
Los Rapiña no tardan.

Huya de aquí
no vuelva nunca.
¡Sálvese!
Los Aguijón torturan y matan.

Una anciana que daba la espalda al cielo
y a la tierra la cara
habló con tenue vocecilla
amarga y dulce sonrisa desdentada.

Afigúrese que aquí ni cae agüita, señor.
Ni tan sólo los pajaritos cantan.
Este río está sordo.
Ni el cielo siquiera
se acuerda de nosotros.
Aquí la humedad,
señor, solamente de las lágrimas.

Un niño rompió a llorar
asustado.
Se le puso que yo escondía una jeringa.

¡Mamá!
Ese homble es un Lapiña.

La madre espantada me preguntó.
¿Usted quién es, señor?

Soy maestro.
A la juventud doy consejo y amo.
Soy un poeta
un hermano.

Examinaron mi traje viejo
polvoso y harapiento.
Además iba descalzo.
Tiene dulzura y tristeza
donde otros guardan la furia.

¡Vengan es un poeta!

Alegres propagaban la noticia:
Es un maestro del campo.

De las bolsas de los vientres de los jacales
y no sé de dónde
empezaron a surgir muchísimos chamacos.
Me rodearon disputándose mi proximidad.
Se paraban en sus patitas traseras
mostrándome los dientes triangulares.
¡Empezaron a roer la tela podrida de mis pantalones!
Estuve a punto de correr asustado.
¿Serán pirañas?
¡Los terribles caribes!
Sentí que replegaban a mis piernas
las caritas huesudas.
Sus cuerpecillos manaban inocencia
tibia ternura
reclamos de amparo.
Me besaban la mano
de cuyos dedos escurría saliva.
Sentí angustia.
Me invadió una tristeza profunda.
Cerré los ojos.
Quería ignorarlo todo:
los mares de hiel
el miedo
los sollozos
el hambre de los seres desdichados
la amenaza continua.
Quería borrar
todo aquel mundo sombrío
que animaba mis retinas.
Sentí que mis sienes
eran débiles paredes
que la fiebre golpeaba
con sus puños de fuego.

Desde la lejanía
presentí las bestias
resonar sus patas
contra la tierra.
Crecía un murmullo
de ríos mal heridos
montañas moribundas
árboles degollado
vientos enloquecidos.
Ya no eran susurros.
Eran voces altas
las que llegaban
en viaje de siglos.

¡Aaaay aay ay!

Un grito filoso rasgó la atmósfera
tal la piel de un ser humano.
El pánico rojo
prendió terror primitivo en ojos desorbitados.

¡Los Rapiña!
¡Ya vienen los Rapiña! 

La desesperación y el miedo arrancaban alaridos.

¡A morir peleando!
gritó un esquelético.

Algunos harapientos le siguieron.
Un dedo de acero señaló a los renuentes.

¡Aaay aay ayaayayay!

Las puntas de las cañas amargas
y las crueles granizadas con su traqueteo.
Pechos de mancebos
oradados 
boquetes exangües de jóvenes bellas:
Vil muerte impune que dan los déspotas.

Corrí aterrorizado a replegarme al Milenario
tras la vieja Enredadera.
Los hombres Rapiña en realidad eran muy pocos
pero venían flanqueados por legiones
que marchaban en cuadros
vestidos con trajes de un verde oscuro.

Eran los insensibles hombres Aguijón.

Esporádicamente
se rebelaban los del criadero.
Entonces
los Aguijón perpetraban matazones
para que los hambreados tomaran escarmiento.

Eran los hombres Aguijón
a ratos humanos
en sus misiones perversas
cual si hubieran sido hipnotizados.

Se volvían fieras carniceras
con la consigna de no dejar vida a su paso
ni cosa que se moviera.
Con garras
dientes puñales y rifles
desollaban la carne de los rebeldes
que osaban levantar los puños cerrados.

Los Aguijón
eran también esclavos de los Rapiña.
Ya estaba en acción la misión sanguinaria.

Vi a un Aguijón que succionaba la sangre de un anciano.
Reía luciendo la jeringa
a medias vacía la mitad con sangre.
Como leña seca
tornábase el viejo en su agonía.

Con la sangre de los jóvenes
rebozaban las jeringas
y por jóvenes les restaba aún
la gracia de un hálito de vida.

Tampoco perdonaban a los niños
pues de la sangre inocente de los infantes
fabricábanse joyas 
las más graciosas y brillantes.

Con la sangre extraída de los criaderos
se ornaban las aristocracias.
Pulseras
anillos
collares
brillaban adornando a caballeros y damas.
Eran los tales ornamentos
lágrimas y sangre de los seres de los criaderos.
Con el mismo oro hecho de la misma sangre
lucían rutilantes los templos religiosos.
Los seres que se cubrían del metal maldito
pregonaban con brillo
la complacencia en el genocidio.
Vi que los Aguijón
húmedos de rojo
descargaban sus jeringas en grandes depósitos.
El aire se teñía de espumarajos.

Al ver los Rapiña regocijados
el éxito del comercio sangriento
acariciaban a los hombres Aguijón
y los premiaban con el mismo metal
que rendía el asesinato.

Reían los hombres Rapiña con malicioso alarde
a tiempo que los serviles Aguijón
cantaban himnos al deber cumplido
y a la disciplina criminal y cobarde.
Lloraban los indefensos seres de los criaderos
con el son monocorde de la música de sus ancestros.
Con lágrimas añoraban al mar
dolor de la vida
nostalgia del nacimiento.

En un tiempo pasado había sucedido algo extraordinario:
un criadero se había rebelado.
Tras un lucha cruenta
los hambrientos derrotaron a los Rapiña.
Los ejecutaron.
Tras la venganza
pareció haber llegado la justicia.
Entonces 
se operó una metamorfosis rarísima:
los caudillos del movimiento revolucionario
se transformaron a su vez en Rapiñas
olvidando su origen.
Desde mi refugio podía identificarlos:
chapeados de oro
sañosos
eran los más crueles
los más ostentosos
más avorazados.
Torturaban
envilecían a las mujeres
que antes fueron sus hermanas
soldaderas
y causa de sus nacencias.
A los niños sin signos en las manos
de risas asesinadas
los mecían en brazos.
Las huellas de la barbarie en la anemia de sus caras
desangrados
como muñecos de hilacho.

Los Rapiña ensayaban su oratoria cotidiana:
los niños son el porvenir de la patria.

¡Oh las madres hambrientas!
Cabelleras de pasto marchito
fuga de vida por los ombligos
fuentes de leche
senos de canastos vacíos
prados de flores silvestres
rosarios de lágrimas.
¡Pobrecillas! Poesías amargas.
Vida que se moldea en sus vientres de barro
industria dolorosa
sin sueño
ni descanso
instintiva ternura desde los tiempos primarios
celo de recién paridas
defensivo empeño de bestezuelas.
¡Pobres madres hambrientas!
Hechas de mar y de tierra.

Un viejo enclenque
hambriento y enfermo
se acercó hasta un Rapiña
de alegre dentadura.
Abriendo los brazos imploró:

No es de ley,
señor,
ni es de justicia.
Este crimen no puede estar en la letra
de las leyes humanas y divinas. 

Mira, viejo,
las verdaderas razones son las únicas que pesan.
No te fíes de la ley escrita
la que se impone la trae la hembra desde la matriz
y se pasea en el semen del macho
antes de que los seres se forjen
de la carne que se unifica.

Sobre colinas y sierras
sobre toda pradera
sin que abarcara la vista
contempló el viejo las matas
reverdecidas y erectas.

Vio prados de maíz creciendo
si bien inermes en su prematura
crecidos espigando bayonetas.

Los Aguijón seguían su horrenda tarea
sordos a los gritos de clemencia.
Sus ojos enrojecidos soles eran
sanguinolenta lluvia las manos
los corazones cuchillos de piedra.
¡Cuánto placer a los Rapiña!
¡Cómo crecía la riqueza!
Piedra filosofal que no falla:
ambición
barbarie
vileza.

¡Este es un criadero humano!
Aquí la vergüenza del género
aberración del universo.
Aquí brota el dolor como esencia 
gesta al arte
en sus formas groseras.
De los veneros de la amargura
se nutre el genio del espíritu
que labra en bruto la materia.
Aquí el rencor y el odio crecen como el coral.
Aquí la tara biológica arma a los crueles
que aun siendo victimas y explotados
fustigan a niños y mujeres
sin más motivo que estar frustrados
y el ser más fuertes.
Aquí el hambre que fustiga
que barrena las tripas
que desespera en rugir
casi en bramar de bestias.
Aquí el dolor desesperado
aquí la degollina.

¡Este es un criadero humano!

Ayes hirientes
lenguas hambrientas
lamían la tierra sin verdores
plateando la erosión con la baba trágica.
Era el chillar desgarrante
de mujeres sin consuelo
y lapsos pétreos de los hombres
sin palabras ni lamentos,
cenizas y llamarada.

El hambre les atrofiaba el don del pensamiento
aún punzando la mente.
Eran como trozos de tierra
que se están pudriendo fétidos.
Hedía la carne de los vivos
como la carroña de los muertos.
Los lamentos y el lloro
como el viento y el polvo
se untaban ondulantes en la tierra
hundiéndose en sus grietas
en un coro que oradaba las piedras.

Yo contemplaba mimetizado entre mis hermanos de savia.
Un tremor sacudía al árbol viejo
hasta donde los siglos habían hundido las raíces
que los mismos siglos secaban.
Murmuraba ahogado y reticente
tal el habla de quien se embriaga
o como quien solloza inundando las palabras.

El Milenario trataba de decir algo:

Malditos los que fingen ternura
los huérfanos de humanidad malditos.
Mil veces malditos quienes instigan las guerras.
Malditos los que pronuncian en falso
el nombre del Bendito
que expiró en la madera de mis brazos.

El viejo Milenario
con voz estropajeada
maldijo a sabiendas
que sus voces acusativas
se repetían por siglos
igual que hojarascas vencidas.

Sentí que mi amiga Enredadera se cimbraba.
Un goterío perlado
cual brisa del abismo oceánico
inundaba mi cara
escurría mis manos.
Mojaba mis labios apenas
el sabor amargo
y un espeso salado.

¡De pronto!
¿Qué veo en el fondo de tan terrible cuadro?
Entre bárbaros y masacrados
mis abuelos y biznietos
en uno y en otro bando.
Yo mismo me miraba
agonizando desangrado.
Pero al instante
puñal en mano 
hería a mis propios hijos.
¡Dios mío!
Por un momento
sentí pena de haber nacido.
Pensé en otro mundo distante.
¿Marte?
Poblado de volcanes y cráteres.
¿La luna?
Inútil misterio del espacio.
Venus en hervor continuo.
¿A dónde ir?
Si todos los mundos están vacíos sin seres vivos
ni siquiera vegetales.
¿Qué son los mundos en el tiempo cósmico?
Efímera trayectoria que arde.
¿Y la vida del hombre qué?
Sólo un fugaz instante.

Salí de mi escondite
contemplé el rojo del crimen
y el agónico amarillento de las anemias múltiples.
En los oídos se me clavaban los ayes
alfileres, aleznas y puñales.
Invocaciones de la esencia dolorosa
que arranca de la entraña del sufrir humano.
Sentí pena
por mi parte tributaria
a la culpa universal
de tan enorme infamia.
Lloré minutos fugaces de arrepentimiento
renegué de la impotencia
de no anular dentro de mí mismo
la maligna condición que nos convierte
tal como son las bestias.

Cruzaba entre las víctimas.
Me llamó la atención algo:
mocetones con plantas exóticas
semi cubiertas de tierra.
Me acerqué con curiosidad de botánico.
¡Eran niños!
Casi plantas.
¡Empezaban a brotarles espinas en las manos!
Huí.
Miraba las cabelleras de los muertos
tendidas.
Trigales marchitos
parecían
entre los dedos del viento.
Se alejaban los verdugos
hartos de crueldad.

Lejos
se iba licuando el crepúsculo
llorando sobre la mar.
Ya el fondo de los ríos
se plagaba de estrellas.
Viaje de plata y de murmullos.
Búhos
campesinos
pabomas
grillos
y nostálgicos aullidos
coreaban las notas fosforescentes
de un nocturno de lágrimas.

Triunfo sempiterno de los poderosos.
Con sangre construían lujos:
abrigos de pieles 
automóviles
cuantiosos caudales en los bancos
y la soberbia de sus palacios.

Volvían los Rapiña a sus hogares
bien custodiados.
Los hombres Aguijón
cumplían su deber
guardias tenebrosos
inconscientes y bárbaros.

Los verdugos se marchaban cantando: 
somos los libertadores
la emancipación de los pobres.

Había dolor en el eco de sus voces.
Parecía que el mecanismo de sus mentes
no vencía el olvido
que sepulta lo no deseable.
Tal un presente perenne
que guarda épocas y episodios
pese a tiempos ya pasados.

Emergían insistentes los recuerdos:
Un niño que lleva a cuestas
el doloroso heroísmo de los harapos
un joven bravío
pleno de arrestos redentores
y hondos ideales humanitarios
yacían recluidos
al fondo de sus almas aceradas.
Lloraban a solas
añorantes.
Pisoteaban con egoísmo fatalizado
un pasado vuelto maraña
de la felicidad
entretejida en selva laberíntica
de lianas de oro y plata.
Les dolía la entraña
dolor de hombre que acuchilla su niñez
estrangula su juventud
embarca su senilidad ciega de ideales
en las cañadas turbulentas
que bajan a los abismos oscuros 
de la subconciencia.
Cataratas de agujas y alacranes
roedores hambrientos
¡Insensatos!
Corruptores de su propia historia.
¡Cuántas veces acercaron la noche
al balcón de sus mansiones áureas!
¡Cuántas veces lloraban remembranzas
ancestros inoportunos
fantasmas tercos
genealogía tesonera
que hinca sus garras en el alma!

¡El abuelo albañil!
encorvado y reumático
el mismo
que con millones de ladrillos
se construía una prisión a diario.

¡La abuela!
Pobrecita vieja
atada al fuego de una hornilla
lavando ropa ajena
a cose y cose en horas de sueño
condenada a la miseria
por cada día que amaneciera.

Aquel adorado viejo
campesino
el que antes de morir ya era tierra.
¡Hermoso antepasado!
Humillado
caminaba mirando el ras del suelo
de donde brotan las plantas.

¡El padre!
De manos y rostro siempre sucios.
Limpia la mirada
bondadoso
recto
justiciero.
El que murió ajeno a los trapecios de la aristocracia
consumido como topo ciego
en las entrañas de la tierra.
En las cavernas mineras
arañaba el metal con que se hacen monedas.

¡Y ellos!
Enriquecidos y poderosos
ignoraban el dolor de su especie 
¡Qué vergüenza!

Pero una ráfaga de viento
doblaba la página añorante.
La meditación
la nostalgia
pasaban como las ánimas.
Entretenían a sus hijos
contándoles heroicas hazañas
fabulosos episodios revolucionarios
justificaciones falsas.

Estos
avezados y listos
fingían creer.
Empezaba a crecer el cinismo
lodo que cubre y arrasa.... 

Me fui alejando
en pos de un abril con primavera.

Ya estaba el sol ausente
concedía una tregua.
Brillaba la luna indiferente 
fingiéndose soberana de las estrellas.
Inexplicable dualidad de los humanos
con la misma ilusión que animan la esperanza
alimentan al buitre que los devora.
A un lado de la vereda 
donde iba sembrando mis huellas
como a semilla estéril
vi el esqueleto de un árbol gigantesco
que hermoso en su mocedad
lucia aún airosa muerte.
Me alegró la idea de su fronda.
Iba a tenderme a su amparo.
Ensueños de ramas verdes
tejíanseme en la frente.

De pronto
me detuvo un presagio.
Arriba
coronando de infamia el árbol
estaba el hombre extraño.
Tenía el labio inferior caído.
Pensé:
Es taciturno.
¿Búho?
Torció medio labio alargándolo.
No.
Es rencoroso vengativo.
¡Está acechando!
¿Felino?
Sonrió fingiéndose dormido.
Lo denunció la lengua y su resuello zumbante.

¡Sentí cascabeles en los oídos!
¿Será víbora el desgraciado?
Desde aquí estoy a salvo,
grité,
maldito intrigante.
¡Un chispazo!
Me aterrorizó ver que se lanzaba al vacío
directo al espacio
que violaba con mi cuerpo.
Bajaba balanceándose
acróbata maligno.
En un trapecio brillante
hacía de su baba un hilo.
¡Arácnido!

Huí lleno de pánico. 
Curioso
tejían los arácnidos
a la luz de todo el mundo
con tan fina y abundante baba
que a sabiendas de la perfidia
que los embargaba
no escaseaban los crédulos.
Estos se enredaban estúpidamente
en sus trágicas redes
y aún los había que sucumbían
víctimas
creyendo redentores
a quienes siendo falsarios
son criminales
ladrones
bribones armados de labia
crueles
mentirosos.

Quise conciliarme de las visiones horrendas.
Contemplé en los campos
la sal y la ceniza.
Gestos de niños inocentes:
las piedras y la arena sonreían
la brisa
la plata
la luna
el mar
y los rosarios de nácar.

Me interné sin rumbo en los parajes semidesérticos
burlando la caricia de los cactos. 
Meditaba:
¡qué paradójico
los seres de los criaderos!
Son en realidad los que semejan buitres
tan flacos y agudos los rostros
casi pura osamenta.
En cambio los Rapiña
son rechonchos
gordinflones
muy pulcros 
siempre rasurados
con algo maternal en el aspecto.
Parecen pollos recién pelados
listos para hornearse.

Oí risas por todos lados. 
Sin darme cuenta
había ido monologando en voz alta.
Se carcajeaban de contento los cactos
comunicándose a risa y risa
el motivo de hilaridad tan sonora.
Yo caminaba riendo.

Un sahuaro
al que se le miraban las costillas
me dijo resoplando.

¿Conque pollos pelones rostizados?
No, señor,
Yo dije que pollos pelones
listos para el horno.
Volvieron a reír todos
con júbilo escandaloso
porque el sahuaro se había equivocado.
Las nopaleras torteaban las pencas colmadas de alegría.
Una biznaga chistosa
obvia su preñez
se inflaba y se inflaba de la risa.
Se festejaron hasta las calabacillas silvestres.
Tanto se sacudían
que remedaban arroyos
en rastra de campanillas.
Me senté cabizbajo ensimismado.

¿Estás enfermo hijo?
Susurró una cholla.
No madrecita
estoy muy cansado...
Duérmete junto a nosotros.
Te cuidaremos de los bichos malos.
Yo te guardaré de las fieras
agregó un sahuaro.

Con los cactos me ligaba
particularmente
una amistad entrañable
desde la infancia.

Agradecido les contesté:
seres de clorofila
¡Cuánto los amo! 
Me despertaron en la madrugada
para no mojarme
a la hora en que beben agua los cactos.
Un cielo tiernecito
nacía brando serenamente. 
Sentí muchas ansias de volver a mi casa.
Me fui llorando
como un niño extraviado
con la pesadumbre
que la soledad y la ausencia 
nos hace sonar alguna vez.
que llegamos a casa
llamando con desesperación
sin quién nos conteste
ni nadie en el mundo
que abra aquella puerta...

No podía acordarme
de dónde había partido.
Quería esclarecer el presente
y el rumbo que seguía
en busca de un destino
que el misterio parecía
ocultar para siempre.
Preguntaba a todos por mi hogar.
Quién sabe... 
Me contestaban como única respuesta.
¿Vendré del mar?
¿De los desiertos habré emergido?

Quizá de las montañas
o de alguna nave
que antaño descendiera de lo ignorado.
Caminaba llorando
abstraído.

Cuando salió el sol
me di cuenta 
que eran mis pasos sobre las aguas de un río.
¡Contra la corriente!
La tierra de mi nacencia.
¡Dios mío!
Me espera al fin de mi camino.
No quiero
que mi tumba sea dentellada del infierno
ni sea mi sepultura
zaguán de la inexistencia.
Quiero que bajo la tierra
mi cuerpo sin alma
se convierta
de la podredumbre nauseabunda
de fosa alfombrada de gusanos
con su terrible parto a la inversa 
en la semilla de un árbol hermoso
que crezca con algarabía de hojas risueñas
y armonioso cántico del viento.
Un susurro suave
melodioso
brote de su follaje
y consuele a los seres que se duelen
con la eterna canción que inspira Dios:
amor
universo. 
Quisiera ser un hermano de savia y de clorofila
que alegre y amigo
ofrende su sombra
en los cementerios.
¡Oh ciudad encantada!
Eres tú
la ruta de mi destino....




Sahuaros

Pósase el firmamento sobre el suelo.

De lejos
parece agua lo que solamente es azul.

El páramo luce claro
como una cripta transparente. 

Los desiertos calvos
arrugados
semejan
cadáveres de viejos derruidos por los años.

Brillo del agua ausente 
sed milenaria de los arenales
baba de caballos afiebrados.

Trasciende un sol llameante desde cristales subterráneos.

Lejos
trotando por los caminos del instinto
una procesión de camellos fantasmales
a beber va de ciegos oasis
inundados con sed de mortales.

Bramar remoto de anfibios.

Verde 
mar
lujuria
dolor
sangre.

Ciénegas verdirrojas 
se retuercen y paren.
Rocas resquebrajadas
remolidas
polvoreadas.

Quietud pálida. 
Eco sin humedad.

Huesos.
Vitrina del oriente.
Irradiantes marfiles de nívea albura.
Rebelión de la tierra estéril
furia en las tolvaneras
terregales
fuego
viento.
Van furiosas contra el sol
las muy densas polvaredas.
Odio van remolineando
cubriéndolo de alas negras.
Beatitud frustrada:
rabia en las miradas verticales de los reptiles heroicos.
Viento horizontal:
baberío de norias interestelares.
Redes de arácnidos plateros
brillosas agujas de obsidiana
instantes de flamas negras.

¡Crepúsculo!

Humillación de los instintos
ungidos por áurea melancolía.
Granada encendida
troca su vida por la negación tenebrosa de los colores.
Los gallos perforan los techos de tinieblas
cuelgan hileras de universo
entretejiendo destellos:
trenzas de luz y fuego.

Las miradas saltan
se trapecian por los cielos enjoyados.
El alma es la placenta del ánima.
Cielo de parras simula
el candil de las estrellas.
¡Qué lindos se ven los astros! 
Prendidos a fuer de perlas.
Dios intuyendo estrellas y pupilas
crea universo y vida.
Finitud presa en la redondez del tiempo.

La luna
golpea a las piedras con su llanto.
Riñe con espejos a cuchilladas.
En los estanques de hielo
besa ranas
moscas 
culebras.
Magia de luceros
diamantes y esmeraldas.

Las sábanas del alba
se crispan de rosas
espuma y púrpura.
Llora la madrugada
perlas efímeras.
Aroma de azahar
nimba a las margaritas.
Hunden púas los cardos.
La flor del geranio se ilumina.
Trinos y sonrisas.
Alados pianos y arpas.

Amanecer:
piel de vírgenes ruborizadas.
¡Enrojeced!
Faz de la tierra
hembra fogosa.
¡Loor a Tonatiuh!
Garañón que cubre a la naturaleza.
En el inmenso lecho azul
dos amantes se recrean.
Entre bramidos y truenos
llueve semen.
Tonatiuh
preña a la tierra.
Ella se retuerce
gotea leucocitos
ululante de ombligos verdes.
Génesis de la savia y de la sangre.
Orgasmos cósmicos.
Potestad del rey supremo.

Se yerguen de la tierra los gigantes erectos.
... Nacen los sahuaros
hijos de Tonatiuh.
Tonatiuh: padre de los aztecas.
Aztlán:
caballeros verdes
hermanos del Anáhuac
guardan tus linderos.

¡Los espíritus de Huitzilopochtli te contemplan!
Aztlán
vergel triunfante
contra el afán voraz del desierto.
¡Ay! el fuego que tuesta
lame los campos y los seres.
Quiere teñir los pálidos arenales
con el verde de las plantas
y el rojo de la sangre.
De tarde en tarde
ríos y arroyos enchocolatados
zumban poseídos
de voces arrollantes.
Amenazan con su instante de muerte
a los que confían en el largo silencio de sus cauces.

Tucson:
azul con horizontes de leyenda
posta de golondrinas alegres
saludo cordial en español y en inglés,
¡Buenos días, mi amigo!
Good morning, my friend!

Mira, extranjero:
sígueme a los caminos del ensueño,
no temas a la risa trágica de los cascabeles
mientras tus pies no horaden sus nidos morados
hinchados de rabia y de ponzoña.

¿Ves ese cerro de barbas amarillentas?
Viejo cavernario
duerme
petrificado 
tembloroso de pájaros
lagartijas y liebres
al reventar la alborada
y cuando la tarde muere 
coronada de grillos
coyotes
búhos
y aves que graznan.
Si lo contemplas cuando es de día 
chispea de microsoles
que hunden espolones en los ojos
y tornan oscura la vista.

Brilla en la atmósfera
el canto de las cigarras
como un tejido de cuerdas
que con el fuego vibrara.
Las chicharras hincan sus manecitas.
Se abrazan a las ramas
llore y llore
sin lágrimas
los designios de un destino sin agua.

Bajando desde las cimas
fincándose sobre los planos
viven los seres hermosos. 

¡Sahuaros!

Cuadro ocre pintado de bastos.
Místicos verdes
pericos extasiados
meditando.
En las tardes ensangrentadas
caramelos fosforescentes.
En las noches
monarcas indios encantados.
Nobles caballeros
naturales de estos lares.
Antigua estirpe sobreviviente
que no desalojaron de su espacio
ni la ambición
la indolencia
ni la infamia.

¡Míralos!

¡Qué dignos!
Rectos y valientes.
¿Te gustaría platicar con ellos?
Hablan el lenguaje universal.
Son esculturas de pensamientos
o pensamientos cincelados.
La elocuencia de los siglos
ellos la cuentan callando.

Sígueme,
turista hermano.
Entremos al país de los sahuaros.

Visten surcados de espinas.
Tócalos con Carrión. 
Así, con cuidado.
Son de savia generosa
y de corazones blandos.
Adivínalos a la hora en que los oídos y las voces
se topan en las encrucijadas
de los caminos muertos.
¡Qué majestad de seres tan callados!
Luna
sombras
siluetas.

¿Oyes el silencio sacro?
Selene prendió en las piedras
la luz que brilla en los astros.
Mientras que las piedras duermen...
¡Dios mío!
Se oye el sueño de los pájaros...
Rezan los sahuaros
tal feligreses devotos
enlutados.
Espejos con luz de arenas.
La montaña iglesia
el cielo altar
tremando de cirios universales
que brillan y se apagan como promesas.

Hermano:
¿No te sientes montado sobre la fluidez del tiempo?
No es otra cosa que el lomo de la muerte.
Sus pasos suenan latiendo dentro
como si volvieran de muy lejos...

Los sahuaros prendidos a la vida
se aferran a lo profundo
contra la sequía que los cerca.
Beben historia para crecer soberbios
desafiando enardecidos
la negación de la existencia.
¡Qué sabio arquitecto
quien diseño a estos seres orgullosos!
¡Qué artista prodigioso!
¡Tal maravilla de cuadro!
¡Cuán soberbios y elegantes!
¡Cuánta hermosura de los sahuaros!

Mira, extranjero.
Observa la ternura de ese amante enamorado
flaco anguloso
porta lanza
ciñe espada.
Desfacedor de agravios.
Se oprime el corazón amante.
Mientras le escurren los sesos como requesón
los ojos se le tornan de espaldas al paisaje.
Loco hecho de ira y de filosofía.
Saco de huesos
cual espadas braveras
rompen su mismo cuero.
Gritos agudos de rabia apostólica.
¡Conmigo sois en batalla
malandrines y fulleros!
¡Aquí!

Mira éste.
Señala el horizonte
tal vigía
que se apresta a descubrir un continente
hendiendo el grito de
¡Tierra! ¡América India y España!
Que rodara por los siglos rotantes
que el espacio se traga.

¡Dios santo!
Un crucificado.
Esencia de color para teñir el arte trágico.
Cruz hecha de siglos infames.
Mercado del dolor.
Verónicas industriales.
Clavos
martillos
clavos.
Ternura del cordero agonizante.
Afrenta de los ríos de labiosa perjura
asquerosa baba de los hipócritas
mancha la pureza de la sangre martirizada.
¡Ahorcan palomas!
Incendian pueblos
asesinan nonatos.
No saben lo que hacen, padre...
perdonadlos.

¡Fíjate!
Aquel sahuaro
mira por las cuencas.
Le sacaron los ojos
los pájaros que visten de prisioneros escapados.
¡Diablo de pareja!
¡Que no vean las niñas!
Están llamando a la cigüeña.
Quieren poblar a los campos
para que la tierra no perezca.

¡Vea!
Dos sahuaros de la mano
tal enemigos reconciliados.
Perdieron la sangre en un albur de puñales y plomo
para hermanarse en la clorofila.

Aquel ciego juglar
contémplalo
al lado de noble lazarillo.
Tiende humilde los hilos de los años que se mueren
y de los que no han nacido.
Contó historias de cuando el mundo era niño.
Ahora calla y escucha al viento
que es el telégrafo de los muertos.

Caminemos hacia allá.
Aquel descarnado
luce a medias su esqueleto.
Seguirá, señor, de pie
después de muerto
cual un Cid victorioso
sin calor y sin alientos.
¿Dónde la pulpa que modeló su figura?
¿La savia que lo vivificó, dónde?
¿Qué de la clorofila verde vida?
¿De las espinas que lo ornaban, qué?
Sólo los proyectiles vanos de la lluvia
y el viento que le arranca sollozos añorantes.

Algún búho anacrónico
desde su cúspide
augura a la media noche
irónico
el exterminio de los indios...

Te sonríses, forastero...
¿Algo descubres?
¡Que se volteen las damas!
¡Vaya!
Ese pícaro sin rubor
vive clamando su virilidad
apuntando a los arenales
con el símbolo erecto.
Clamando corajudo contra el desierto impío
sin mengua de ser obsceno.

¿Divisas acullá
a la distancia?
Son aquellos platónicos amantes
estirando los brazos para unirse,
pero la muralla del espacio transparente
convierte sus horas paralelas
en lago dibujado
como anhelos sin cristal
o lágrimas sin llanto.

¡Contemplad a los sahuaros!

Verde ejército encantado;
Simulan procesión de hombres de palo
estáticos y contemplativos.
Quieren que los paisajes trasciendan alma
para saber de una tierra amada.
Lloran con guitarras que afina el abandono.
Rezan con palabras de abuelos sepultos.
Un Díaz de Vivar les demanda hazañas.
Un Cuauhtémoc irredento los constriñe y los estruja
mientras el embrión de Huitzilopochtli
gesta sueños de venganza en sus entrañas.

¡Ey, tu!
Joaquín Murrieta.
No, no es él.
Es un sahuaro que remeda hombre a caballo
un puño cerrado
en la otra mano un látigo,
¿No adivinas por ventura
al mentado Gerónimo?
Arroyos broncos bramando
espumarajos
tierra remota
y el eco de un rayo.

¡Mira allá!
Aquel que parece cruzar...
El santo Eusebio tan esforzado y manso.
Halo de palomas lucientes de cantos amorosos.
Jinete sembrador de rosarios.
Constelación de palabras alumbrando.
¿Vas a San Xavier del Bac?
Dulce padrecito blanco.
¿Qué hacen estos seres enclavados?
¿Son acaso jeroglíficos vivos?
¿La historia de los humanos
se cifrará en estos signos?
¿No sientes ante la majestad de estos cactos
algo del ayer antiguo
miradas y pensamientos
otras voces y otros cantos?
¿Un paisaje
que recorrió los luengos caminos de la genealogía
para entrar a tus ojos
con las retinas de ignotos progenitores?
Misterio universal
el contemplar lo remoto y reconocerlo
sin haberlo vivido.

¡Sahuaros!
hermanos míos
hemos nacido en el mismo lugar
hace siglos
bajo el mismo signo.
Sois vosotros de Tucson,
del padre Tonatiuh hijos.
Lo soy también yo lo mismo.
Esta tierra
este paisaje
todo es Aztlán
con el alma universal del indio.

¿Decías?
Sí,
tienes razón.
También parecen soldados que han vuelto de la guerra
hastiados de la barbarie y de las vilezas
sin saber qué es triunfo
qué es derrota
ni cuál la justicia verdadera.

Los sahuaros se van secando
cavan los días y los años vencidos.
Se extinguen.
En los anales de mañana se leerá: 
fueron.
No pueden preservar la vida
contra el designio que llevan en la entraña.
Los vence y los domina.
¡Temporalidad!
Doblega y mata
fabricando recuerdos a cada instante de su marcha.

Sahuaros.
¡Os amo tanto!
¡Sois los seres más dignos!
¡Qué hermosos y cuán derechos!
¿Quiénes más honrados?
¿Cuáles más hidalgos?

Monologa con los sahuaros, visitante.
¡Un museo en vivo!
¡Qué multiplicidad de figuras
ideas, sentimientos y sugerencias!
Cada quien que los admire
encarnará fantasmas en su conciencia.

Dime, caminante,
¿Dónde has visto tantas estatuas
esculpidas por otro maestro
de tal maestría y tanta gracia?
Aquí, en Tucson, viajero.
Lindo pueblo
con la gracia de la vida
que brota como venero
del mero fondo del desierto....







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SALLY WEN MAO [18.366]

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Sally Wen Mao

Poeta. EE.UU. Sally Wen Mao es la autora de Mad Honey Symposium (Alice James Books, 2014).  Su trabajo ha sido recogido en The Best American Poetry 2013 y está publicada en Poetry, Black Warrior Review, Guernica, the Missouri Review, and Washington Square, entre otras. Obtuvo una maestría de la Universidad de Cornell y ha recibido becas de Kundiman, Hedgebrook, y la Fundación Saltonstall. Actualmente vive en Brooklyn, Nueva York y enseña en el departamento de Estudios Americanos de Asia en el Hunter College.


ANNA MAY WONG

En el futuro, hay un oráculo
donde se puede buscar
a dónde perteneces. Se lo pregunto a esta máquina
y responde: ¿eliminas las escenas en las que te quedas muda?
En el futuro, soy joven
y pobre, así que me convierto en una chica webcam.
Frente a la cámara leo pasajes
de las novelas rusas.
Internautas curiosos se suscriben a mi página web
a continuación la cancelan, despotricando en los foros
sobre mi mojigatería, porque nadie quiere
ver a una chica postrarse ante
un grueso libro y jadear.
Después de que me convierto en viral, cierro mi página web.
Circulan imágenes por el ciberespacio—
Anna, vestida como un panda púrpura,
Anna, tomando un trago de una taza de café.
Colecciono todas las contraseñas de mis plataformas.
Las pirateo, crece el hábito
de Photoshoppiing manchas de hiena en
mi propia piel y descargo mi estropeado rostro en Instagram.
Mi cutis tiene el moteado
de huevos rancios. Mis bigotes crecen
como mechones de plumas. Sustituyo las lentejuelas
en mis vestidos por escalas.
Recientemente, sobre la alfombra roja, me pongo vestidos
hechos de algas, respiro
a través de falsas agallas y acarreo sacos de plástico
llenos de agua salada.
Pronto una cosecha de chicas jóvenes se unirá a mí,
renunciando a sus ropas para experimentar
la emoción de ser un animal.

Versión de Carlos Alcorta



The Toll of the Sea
                
The first Technicolor feature in Hollywood, a retelling of  Madame Butterfly,
 starring Anna May Wong

green means go, so run — now — 
green the color of the siren sea, whose favors are a mortgage upon the soul
red means stop, before the cliffs jag downward
red the color of the shore that welcomes
white the color of the man washed ashore, from his shirt to his pants to his brittle shoes
white the color of the screen before Technicolor
white the color of the master narrative
green the color of the ocean, so kind, not leaving a stain on the white shirt
green the color of the girl, so kind — but why?
She speaks: Alone in my garden I heard the cry of wind and wave
In the green girl’s garden, the stranger clamps her, asks:
How would you like to go to America?                A lie, soaked in the
red of the chokecherries that turn brown in the heat
red the color of the roses that spy
red the color of their fake marriage
white the color of the white man’s frown
She asks: Is it great lark or great sparrow you call those good times in America?
green the color of his departure
white the color of the counterfeit letters she sends to herself
white the color of their son
white the color of erasure
red the color of the lost footage
red the sea that swallows our stories
red the color of the girl who believed the roses
red the color of the ocean that drowns the girl
red the color of the final restoration
In every story, there is a Technicolor screen: black / white / red  / green
In every story, there is a chance to restore the color
If we recover the flotsam, can we rewrite the script?
Alone in a stranger’s garden, I run — I forge a desert with my own arms
blue the color of our recovered narrative
blue the color of the siren sea, which refuses to keep a white shirt spotless
blue the color of our reclaimed Pacific
blue the ocean that drowns the liars
blue the shore where the girl keeps living
There she rises, on the opposite shore
There she awakens — prismatic, childless, free — 
Shorn of the story that keeps her kneeling
blue is the opposite of sacrifice

Source: Poetry (February 2015).




A Sally Wen Mao en "La chica de pelo blanco" - "The White-haired Girl"


The White-Haired Girl


1945

I will return your spurn with a curtsy
whipped in boiling water.
Cut the red ribbon from my hair,
what's left of my youth. Lotus seeds slide
down your throat—does it taste chaste?
The fugue of winter casts shadows
on the furnace—how it glowers
like the limpets buried in my hair,                              
handfuls of which you pull
towards shore, toward stagnation.
My destination is not this village,
where boars shear off bad skin
in the river, dung and alderflies
thirsting for flesh. Am I maid
or mendicant? The unwrinkled bed
is not what sky aches for. I am no swooning
debt. Next I say escape and small gullies
bloom before me—dendriform paradise:
mountain, grotto, kindling. The lightning
in my temple wards off wolves. I bow
only to pick the ticks off my shoes,
brand them clean across your cheekbones.



2011 redux

I stirred five bullets
into your burned porridge,
stole the money you sewed
into the mattress and took a bus south
of my sorrow, approaching sand,
approaching steel. I couldn't stay
another weekend, peeling roaches
from their graves. Out on the highway
to Half Moon Bay, I saw a power
line detonate a flock of geese.
Another lonely city emerges
from their sooty feathers,
and across the magnetic fields,
taxonomy of aurochs run west
of their extinction. Should I be
embarrassed for trying to survive?
I turn inside out between
motel sheets, prisoner
of altitude. A child mistakes
a strand of hair for lightning
and the signals of far satellites
question your penance. I won't go
to bed hungry. I wait for your footsteps,
slicing an apple with a borrowed knife.




Sally Wen Mao on ""The White-haired Girl"

The inspiration for this poem, "The White-haired Girl", grew out of my fascination with tales about wayward women. The poem is named after a Chinese opera and film based on real-life stories from the 1920s and 1930s—it's about a girl, Xi'er,who was forced into marriage with her father's vindictive landlord and flees her captor by escaping into the mountain. There, she finds a cave and settles, getting food from a nearby temple, and at night the lightning strikes and her hair turns white. She becomes feral, returning to the wild, only trusting the sacred silence of the landscape. There is a magnitude to that silence.This speechlessness grows more intensely as she merges and adapts to her natural surroundings. The landscape, in turn, has marked her with white hair, a change in her appearance that reflects her transformation.

I've always been fascinated by the transgression inherent in this story. It centers the girl's plight, and it's not a tragic heroine that we see in so many of these narratives. Instead of suffering, she chooses to escape. There is a defiance and loneliness to that act, and that's perhaps the reason this tale fueled the revolutionary narrative that was brewing in China at the time. However, revolutionary China was pushing toward a new social order, and I interpret the tale differently, not as propaganda. Instead of attempting to fit into a social order that exploits and mistreats her, or joining a different order, Xi'er chooses to forgo social order altogether and forge her own feral order, in the mountains and the temple, surrounded by wilderness and lightning.

In my poem "The White-haired Girl", I wanted to capture her voice as she defies her oppressors and is transformed. She refuses to be disciplined and controlled: therefore, her body removes itself from its surroundings. In the poem, I decided to write two versions of her tale: one based on the original story, and one "redux", a modern-time version. In the "2011 redux", the white-haired girl is still on the run. She's still rejecting the narrative that chains her to sorrow. Instead of running away on foot, she's taking busses, hitchhiking, witnessing the sky above the highway. In a sense, to be feral is to not obey, to fail categorization, to fail to surrender, to reject discipline. I'm not quite sure what will happen to her, because I'm still writing her journey into existence. Xi'er's story can be reincarnated and rewritten for every generation.  




Mud

This is where I hang out
between a muck pond and a well,
where years before, gravediggers shoveled
out the skin & bones of a forest witch.
She weighed maybe eighty-two,
& having wallowed inside the well for two months,
wrote a hive of riddles on her shrinking body.

Her skirt yawned with mayflies, snail shells,
pennies. In that darkness she dreamed
about toys, gongs, & concert halls
about September, its fantasia
of wind & half-digested crumbs, she dreamed
& thought: How gorgeous
is this taciturnity
when suddenly our silly little memories
fossilize. How we hobbled
in them, dumb & graceless.

It's fall and I'm laughing with a ghost,
Saddened by silence, sighs & spittle
on my lips. I offer her my basket
of Sapporos & sandwiches. With mud
on my fingertips, I tear grass, plowing
white moss.

It's September and friends are naming
their babies after months — July, August,
October. In the lily-wet earth, millipedes cry.
Against the sun's pink eyelid,
an egret bends to drink the mud.





Cloud Study

After watching Chungking Express,
I weep into a plate of tomato ketchup
& eggs, then open a can of pineapples
with a Dec 1st expiration date. Sleet pours
over the window as trains rattle
along the chain-linked fence. I throw a bottle
into the mist, while hapless cats
fuck under a chandelier of maple seeds.
Wandering out, I look up at the clouds.
I ask them where they're going, and they tell me:
Madrid. Rome. Moscow. Shanghai. Hong Kong.
Join us, they say, but I cannot. This blister
of rotting leaves in my palms hasn't healed yet.
The clouds tell me to get on a train.
I'm always waiting for impossible trains.
I walk past the Children's Blind Hospital,
the Natural History Museum. It's December 2nd,
& my love, my love has expired.





The Boy Who Grew Old

My heart's made of crayons. Here's how I know:
In Virginia my father owns a crayon factory
and at night it's haunted with ghosts. They stir
yellow sulfur with the oxides. Every
morning their warm breath
heats the barren hundred-year cold.

My heart contains a reptile, with strange and cold
blood. I wish I could have known
sooner. Last summer I took shorter breaths
as I biked from the toxic swimming hole to the factory.
Day to night I worked myself brittle, and every
time my mother touched me, I did not stir.

I took home strange girls who stirred
hot dreams in my adolescent brothers, and woke up cold,
braided in their pink limbs. Every
girl's name I'd forget by morning. I didn't know
how fast the rotary factories
of their hearts beat against my chest, or if their breath

smelled like rotten mangoes. But my breath
was always stale, leaden, my dead young flesh stirred
with fantasy & undoing. I rode to the factory
in the mornings, with the girl's cold
hands wrapped around my waist. I know
how much they wanted to remember every

passing memory, every kiss, every bone, every
rush of blood into the atrium, every lazy breath.
But summer turned into ashes, before we knew,
and I waited for the calamity, for ghosts to stir
me awake again. My grandfather's phantom pursues my cold
footsteps, his shrill echoes shaking the empty factory.

My heart's no good. My heart belongs to the factory.
In its blank gaze, I search every
particle for a sign of life. I only sneeze in the cold
dust, the caked colors, drawing a long breath.
The lapis lazuli crumbles as it stirs
with water. I imagine what I'd forgotten, or never knew:

I didn't know what stirred the stunned glance of every
passing stranger, what paused their breath for a second, still and cold.
I didn't know what face I dreamt of last night inside the factory.





Roadkill

Somehow you still gallop against me.
In the background I hear a Cantonese love song about a goat.
I'm in no mood for such songs be it for goat,
amoeba, or human; in Cantonese, sign language, or English.

Night after night, I press my nail to my lip
for signs of the kerosene you left on my teeth. I am a wild bird's
tropical insanity. The night is filled with hopeless accordions
wheezing in sync, reminding me that numbness, too, is a feeling.

Somehow I tell myself to evacuate. I'm on the boat now,
sailing alone. Now I am shoveling pieces of other people's shoes.
Now I am addicted to roasted seaweed laver.
Now I could never get to sleep, with my ashes in the spigot.




The following poems by Sally Wen Mao are from her debut poetry collection Mad Honey Symposium, published by Alice James Books this May.



Apiology, With Stigma

Stigma, n. (in flowers) the female part of the pistil
that receives pollen during pollination

For Melissa W.

There is no real love in the apiary.
Hive mentality: 1. Fatten until you reign

your country on a throne of propolis.
2. Copulate until you explode

with larval broods. Honey makes me sick,
and so does the Queen Bee. Even

in sleep, I see the arrows point at drones
stuck to the ceiling, sparkling spastically

like the sequins on a girl’s yellow prom
dress. Some girls pray to be Queen.

They think: wouldn’t it be terrific, to be
wanted like that. Wouldn’t it be terrific

to be stroked and adored, to lose your virginity
in the glorious aftermath of royal jelly.

Wouldn’t be terrific to roost, rest, be the envy
and the mother of all. But one girl turns

the other way. At lunch she eats green tea mochi
on the edge of the field, scouts unpopulated

places—a lemon tree, a barberry bush.
Dreading assemblies and cafeterias, she ducks

under the library’s front steps, smuggling
field guides or National Geographics

with covers of jewel beetles and capybaras,
counting the minutes until recess is over

and biology begins. The price of sincerity:
when the honeybee shucks the anthers

from the camellia, an anthem begins.
It’s a slow soprano. An anathema. It screams

from deep inside its ribs. It’s a blues,
an aria, an index of heartbreaks. It may break

a thousand mirrors before the pollen descends,
ashes over caldera. Split gorge. Fever. Finally,

the bee pollinates the stigma. The girl curse
sounds like that—a drone of flaws announcing

each maladaptive limb, freckle, admittance
of shame. How to battle this monster?

It is known that Japanese honeybees grow
immune to the vicious Asian giant hornet

by laying a trap: 1. Lure him into the threshold
of an open hive. 2. Besiege him—surround

the saboteur with a wall of impenetrable
bodies. 3. Vibrate until the temperature

reaches 115°F. 4. He will die from the heat
and carbon dioxide. His husk will break,

his heft will plummet. I don’t teach my girls
to brave the violence of sun, sons, or stings.

When resources run out, don’t sit there and behave.
Abandon hive. If the hornet breaks the heat net,

save yourself. Abandon yen. Abandon majesty.
Spit the light out because it sears you so.



Mad Honey Soliloquies

Case Study: Kayseri, Turkey, September 2008

1             [Patient: Husband]

My wife spread-eagles in a quiet room.
One teaspoon each morning of red
honey, incarnadine gamble.

A bid to bury our compulsions—
for our bed to open up and swallow us, hard
into its gullet. Each night one head

stampedes the other, twin eagles shot
in this province. The missives,
misgivings, spill our sheets afoul.

Is this pulse worth saving
in 2008? Friends cautioned
against the honey. Histories chimed in:

entire armies murdered. Remember Pompey?
Remember Xenophon? How the warnings purr
gently on that bed. Instead, it grows moist

with hives, spears of laurel. Yellow splendor
pumping water into the mouths that need it.
The promise of voltage, always enough.



2             [Patient: Wife]

We were certain it would lift
us from our sagging sheets.

After enough teaspoons, that first
week we finally reached

for each other’s bodies. Did I expect
electricity? A charge to elucidate

the fitful nerves on our fingers?
My seams, all splitting?

Something about the sealed
jar, the black market. He spoon-fed

me the sweetness. It felt ecstatic.
Like I was infant, sucking

up sticky milk. Sick, as if we were wrecking
some sanctified memory.

We guzzled tea afterwards
and its bitter burn scraped

our insides. Ancient pain—
the ruin of votive gods rusting.

Emergency: blades began spading
our chests. Our hearts split, shut

down. When the ambulance
came, my husband was already another

color. His tongue slipped out.
In its shade I saw a golden dart frog.



3             [Cardiologist]

That morning, a middle-aged couple checked in for chest
pain, dazed as schoolchildren. What we found: bradycardia.
Their heart rates, nadirs at 35, 45 beats per minute.
Between tests, they mouthed the word honey, and the nurses

thought that it was romance—that this pitiable union
of arrhythmias could brace their connubial nest.
But then we found traces of mad honey they’d ingested
to revive desire, as if poison answered all the questions

about their bodies. In my life, many patients
have asked about the heart.How to hush its palpitations.
I have no easy answer for why the wishes that charge
angina pectoris will endanger it, put it to sleep.




When I was a child, helplessness ruled.

Home alone, braving anything, the stain

on the telescope, a bravura of halogen.

inventory of fear: God, juggernauts,
giant roaches, mummies,
stews boiling over, CO,
bandits snaking up brick—

Unarmed, I wore a nightgown made of paper.

Silt fell from walls. A maelstrom dragged my mama’s

dinghy away. Spumes stole the oars, toothed

bangles clamped my ankles. Of course I was curious

about the ingredients of insecticides, the fatal white

powder my father sprinkled against each wall

like sugar. How I tiptoed past it holding my breath

as the roaches died monotonous deaths. Strychnine

adorned their wings. On my mattress, an invisible

dance party. I was always invited, never acknowledged.

Bedbugs writhed across my wrists. An avocado pit

broke my milk teeth. Nerve after nerve, my face was lifted.



_

I’m the dunce in my dance class. Can’t do a split
if you hold a gun to my head. So I’m shedding that tutu.
Thanks to you, Mentor, I’ll do a backflip.

My place is here, in the dojo. Show me acumen.
Train me to crack a body with these Glow-chucks.
Give me plywood. Teach me how to break it down.


Let’s grow braver together, I said to no one.

So I grew up. Nails thickened until I couldn’t

tear without wincing.

inventory of fear: driving on freeways
at night. Infidels. Shucking
a mussel. Shadow of muscle.
Horoscopes. A man’s gaze.

The slime trail followed me onto the street.

In this lightless prefecture, only one dance

hall survived. All evening I stared hypnotized

by the acupuncture chart. Listened to 90’s

R&B. My heroines had died. Left Eye, Aaliyah

taught me not to beg for love. Demand! Pose

like a boy, wear a hood, they said. I imagined

them as scissor sisters, denuded of flesh,

two beautiful skeletons spinning on the floor.

I wanted to dance with them, feast on genes

and star fruit. If I could do girlhood again, I’d ask

to be scarier. Less whimpering—more pyromaniac

urges, more flirting with kerosene.


A four-day flash flood, and already there’s carrion
in this dojo. Mentor, why too exhausted
to pick up all the drowned blackbirds?

With each comes a trail of skinks.
Don’t let me learn your secrets for nothing.
Fight for them. Charge a price.


The first time something snapped inside me,
I found a crowbar in the woods. My emotions
stunk of excess, so pure they could only belong
in the gutter. Later, I happened upon a young
spruce—saw myself in its sprigs. Swung once
and missed. Swung twice and needles shook,
left a scar on the bark. How I shuddered
afterward, remembering my only childhood
friend whose name was Shiva, after the destroyer.
That day I adopted her name, picked ticks
out of my hair, punched stone until my knuckles
bled chalk.

inventory of fear: bones,
breaking. Tenderness
of skin. Falling off trees.


In this rooster sunrise, let me believe all fantasies.
Outside our dojo, the sun lifts the landscape, a blindfold
of gauze. The yew trees have eyes.

Mentor, don’t let me give up, no matter how
frightened I sound. Teach me ambush, how to mercy
kill, how to cut with my hands clean.


If only my father could have seen me then—beating
the shit out of thugs like the son he never had.

It was so easy to deflect their bulk, to dart, shoot,
set traps for their behemoth shapes, boulders
that would crush me if not for my girl’s grace.

inventory of fear:
Memory. Disturbance.
The speed of blood
when the skin is cut.

To think that the first time I opened a physiology
textbook, I was met with an image of a cow’s red,
pulpy heart. I didn’t sleep—my trauma lasted for days,
afraid that such an organ could also beat inside me.


Today I am struck by how delicate the mountains seem
when months ago, they looked so indestructible.

Mentor, don’t give up on me yet. My superhuman self
emerges from the geyser – ready to tackle, ready to defend.


One day, the force I was running from cornered
me, caught me in its arms. My ribs broke, my mouth
gorged in. Maybe these bones were cherry twigs
after all! There I was, knife-plunge, coughing red
on hands and knees, everything woozy, as if in
love, the taste of almonds flooding my mouth.

Skunks found my blood
in the snow. You followed one,

found me, took me to the dojo
where the light danced
all days and evenings,
dressing my wounds.


My scooter. My celerity. My roach home.
My beloved dojo. My centrifugal drop-kick.

If I were more than a string of spit across the eyes.
If I were more than mote, nail bed, bug.

If only my inventory of fear looked like this:

Atomic threat. Flying buttress
collapse. Biological
warfare. Apocalypse.
Pretty girl, unsaved.

On the street with whale-lights and trembling marimbas,
Watch me break it down.

Excerpted from Mad Honey Symposium with permission of Alice James Books. Copyright © 2014 by Sally Wen Mao.






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MARY MERIAM [18.367]

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Mary Meriam 

Poeta EE.UU.  Nacida y criada en Nueva Jersey, Mary Meriam obtuvo un BA de la Universidad de Bennington y MFA de la Universidad de Columbia. Es la autora de cinco libros de poemas, entre ellos Conjuring My Leafy Muse (Headmistress Press, 2013) and Girlie Calendar (Headmistress Press, 2014) y los Chapbooks The Countess of Flatbroke (Modern Metrics/Exot Books, 2006), The Poet’s Zodiac (Seven Kitchens Press, 2011), and Word Hot (Headmistress Press, 2013).

Editó la antología, Irresistible Sonnets (Headmistress Press, 2014), and Lady of the Moon (with Amy Lowell and Lillian Faderman) (Headmistress Press, 2015). 

Sus poemas han aparecido en 12 antologías, incluyendo más recientemente, Measure for Measure: An Anthology of Poetic Meters (Penguin Random House, 2015). Her poetry, prose, and reviews have appeared in Adrienne, American Arts Quarterly, American Life in Poetry, Angle, Autumn Sky Poetry Daily, Bridges, Cimarron Review, Eyewear, Journal of Lesbian Studies, KIN, Light, Literary Imagination, Measure, Mezzo Cammin, Ms. Magazine, North Dakota Quarterly, OCHO, Poetry Northeast, Rattle, Sentence: A Journal of Prose Poetics, The Critical Flame, The Evansville Review, The Gay & Lesbian Review, and The New York Times. New poems are forthcoming in Prelude and The Women's Review of Books. A new chapbook of poems, The Lesbian, is forthcoming from Seven Kitchens Press.



ROMANCE DE LA EDAD MEDIA

Ahora que tengo cincuenta años, déjame ducharme
por la noche, sin luz, con los ojos cerrados. Y déjame nadar
furtivamente. Mi piel está tatuada con horas
y días y décadas, de cabeza a los pies, de tan fina
es sólo una fotografía descolorida. Es extraño
cómo la gente mira hacia otro lado a quien antes admiraba.
No sabía que me sometería a este cambio
para ser la cubierta invisible de un libro
cuyo argumento, aunque banal, le proporciona más volumen.
Por los placeres de la mente y el corazón
se llega a contrarrestar más rápido la pérdida
de conocimiento. Uno siente que reviven antiguas urgencias,
aunque todavía me arranco los pelos de la barbilla con una pinza,
en el caso de que pudiera llamar la atención de otro anciano.

Versión de Carlos Alcorta




The Romance of Middle Age

Now that I’m fifty, let me take my showers
at night, no light, eyes closed. And let me swim
in cover-ups. My skin’s tattooed with hours
and days and decades, head to foot, and slim
is just a faded photograph. It’s strange
how people look away who once would look.
I didn’t know I’d undergo this change
and be the unseen cover of a book
whose plot, though swift, just keeps on getting thicker.
One reaches for the pleasures of the mind
and heart to counteract the loss of quicker
knowledge. One feels old urgencies unwind,
although I still pluck chin hairs with a tweezer,
in case I might attract another geezer.




Plaintive Note Motel

Mother, are you lonely? I hear you sigh, then
moan in steady beats while you sleep beside me,
wounded moans, some tragedy never told me
               strangling your song-pipe.

Breath by breath, the moaning of Mother reddens,
death by drugs, flushed fugue, how she suffers sigh-sick
groans, while I, as always her daughter-stranger,
               ride my red wagons,

twist and trickle down on my twin slim bed in
Plaintive Note Motel, where we stay to witness
Kenny’s wedding. Marriage, was that the trouble?
               Moaning, my mother’s

stone unturned; a shot in the dark, my guesses.
Burned is Mother’s everyday state, her fury
blackness brushes by on my rising nowhere,
               faster and faster.




Beginning with a Line by Robert Frost 

They spoke to the fugitive in my heart as if it were leaf to leaf.
They spoke to me one windy day from the copse nearby my house.
Low in the night they rustled to thief and owl and addict and mouse.
Let me be deaf to the crash of trouble and the mighty underworld.
The pile of rotten branches and gold leaves lies there dead and swirled.
It would take every court in the countryside to count the fallen leaves.
The judges must number themselves among the dirt-thirsty thieves.
I live in a room of cold-toed winter glowing with no relief.
Wandering silent, muttered about, I move from grief to grief.





Wolf 

Mother, a wolf is wolfing me
Down. I thought I had a mother
But now I'm being wolfed. See?
Mother, a wolf is wolfing me
Down, your baby one sweet pea
Bit by hot teeth. I want another
Mother. A wolf is wolfing me
Down. I thought I had a mother.




Thought in a Heat Wave

The words, the books, the strain,
the loneliness, the pain,

the beast of woe, the lion roar,
it doesn't matter anymore

because I have a thought,
tamed, soothed, caught:

the poetry I said to you,
the lines that led to you,

the arteries around my heart,
the words I read to you,

the breath and rhymes, the breathing in,
the us not dead to you,

the dancing of you in my dreams;
I could be wed to you;

my loveline veering off my palm
could go, instead, to you;

your jewel burning in my mind,
your brilliant cry, so kind,

your evening sky of cobalt blue,
yes, I think of you

and I together in one place,
with time and room to sigh,

and moved by magic to embrace
the body, you and I.




Three Crowns of Misfortune


I. Stripper

Down the tawny, blood-red, and orange cast-offs
fall, like fairies tossing their crinkled clothing,
party-worn and faded in golden slants of
           earth-sinking sunlight;

all the Loves undone with her frock come falling,
dress undresssed, unbuttoned, unzipped, Misfortune,
barefoot, rootless, stripped of her silver tree bark,
           shivers for strangers.

Not for strangers! Pitiless Love with velvet
gloves demands this stripping of leaf and costume,
downward dancing, falling forever, falling,
               falling forever.
 

II. Sweatshop

Wait for nothing, wait for the Loves, what matter
night that gallops, tramples her roses, horses,
wildmares, slung here fruitless and starved, Misfortune
           slips on the cliff’s edge,

falls and falls with no one to catch her, over
rock face, street lamp, oceans apart from comfort,
mother, sister, lover; she sighs now, listen:
           love is unlikely.

Melancholic silkiness, cobalt, Loves hum
blue, the sidewalk saddens in Spanish Harlem
drums at dusk, at midnight, then morning traffic
           trumpets her shortfall.
 

III. Hack

Through the elms and ginkgos, alert to all her
listing, shrinking, deviance, sunk tomorrow,
no tomorrow ever, for sorrow’s lonely
           arrows transfix her.

This is dark desertion, and silent, bitter
cold. She sits alone in the automobile,
waiting. Danger shoots her. The Loves go quickly
           somewhere without her.

Now the wheel is seized by some force outside her.
Death will drop her over the bridge. Misfortune,
desperate, poisoned, jinxed, a forgotten fire,
           fights like a soldier.





Somewhere Along the Spectrum

(for Tiffany Krupa)

I take a class in feminine approach.
I hold my breath about my boyish clothes.
There is a subject I’m afraid to broach,
and for this fear I’m granted one red rose.
She smells so good, I wonder what she knows.
We leave the class together, go downtown
and dance. The beat goes fast and then it slows
until the slowness seeps inside and down.
Down to the dancing floor I fall and drown.
The dancers strip me clean of every shred
of gown and every penny in my crown.
I leave the Duchess, bleeding from the head,
naked and blind to nakedness, a mist
below the radar of the feminist.






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LAURA MAYRON [18.368]

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Laura Mayron

Poeta, EE.UU. Laura Mayron es una estudiante de la Universidad de Wellesley, nació y se crió en Maui Hawaii. Cuando no está estudiando literatura española e inglesa, trabaja como editora de poesía para The Wellesley Review. Ha ganado el Premio  Wellesley College's Florence Annette Wing Prize for Poetry y ya ha sido publicada en Vagabond City y Fractal. Si pudiera volver atrás en el tiempo, tomaría una copa con los surrealistas españoles.


SI UNA NOCHE DE INVIERNO UN VIAJERO

La miel cayó en mi té como la sangre
silencioso, balbuciente por la viscosidad,
último temblor de gotas deslizándose
dentro del abismo de un lago en miniatura.
Fuera, en una noche de invierno
agrietada por un frío temprano
llegó el tren, un rugido de las tinieblas
que pensé que sería el viento
impulsándose sin parar en la oscuridad.
Botella invertida, esperando un goteo de dulzura,
pensé en ti,
tiritando, un prodigio,
viajando a través de tu propia noche
de invierno corriendo tan rápido
que sólo tú podrías ser sangre,
sólo tú podrías ser el viento.

Versión de Carlos Alcorta.



IF ON A WINTER’S NIGHT A TRAVELER

The honey fell into my tea like blood
Silent, humming with viscosity,
last shaking drops sliding
into an abyss of miniature lake.
Outside, in a winter night
that cracked with early cold
came the train,
a roar of darkness
that I thought must be the wind
endlessly exhaling
into the blackness.
Bottle inverted, waiting for dripping sweetness,
I thought of you,
shivering, golden,
traveling through your own winter’s night
streaming by so fast
that you could only be blood
could only be the wind.

Publicado en Fractal, December 2015



Clementine 

“We're going to be man slayers,” 
you told me, fox eyes glimmering. 
We were nine, on the playground. 
I knew you would be, 
with your sharp, fast grin 
and trickster ways. 
Already you were revolutionary. 
You moved through the woods like a sprite 
daring and limber among the sweet-smelling eucalyptus 
as we searched for fairies among the leaves. 
You were already one of them, 
leaving me, all gangly limbs and confusion, 
to worship your glow.

Six years later, 
and you're smoking out your bedroom window 
beautiful in the late night, 
long thin fingers and the sharp curve 
of your shoulders 
cutting into the blackness. 
I, uneasy child, 
sat on the carpet watching you 
amidst your magazine clippings 
and The Pixies playing quietly, 
listening to your tales of sexual awakening 
and blurry drug highs. 
I thought that Clementine, 
the name that was supposed to be yours, 
would have suited you better. 
You, in your mystery 
were lost to me, gone to where I couldn't follow.

You found the cigarette on the ground 
as we walked in the cool dusk. 
“Smell it,” you said, “it's cloves.” 
We walked 
and you told me of your latest writing. 
You wrote these stunning, raw stories 
that spoke from your veins 
about people like you, 
rough and in love among pills 
and smoke. 
I always wondered, though, why 
you wrote about those sad lonely boys 
when you should write of 
spiraling, iridescent you. 
You were a thousand stories. 
Even craving a high you were still like magic.

I don't see you much these days. 
But every time I paint my lips 
red like blood, 
ready to slay, 
I think of you 
and your scattered pages. 
I'm dangerous now, like you taught me. 
I smell eucalyptus and cloves 
and think of us together 
as I walk into the dusk, alone, 
war paint on, 
fox eyes glimmering.



Bruised Fruits of the Holy Spirit

I’d never been dissected before,
but that night I learned
how to peel myself apart
under a bruised and yellow moon.

I’d been too young to know
the exposed bellies of fruit
            pits glistening raw
            with juice and sorrow,
but I became a woman
with a pomegranate heart.

Set me out alone on the streets
            as I bleed ruby seeds
and I’ll tell you what it’s like to be consumed.
It feels like thunder shaking the apple tree
            skins shivering
like eyes waiting for your flesh to ripen,
open hungry stares dripping dark.

They pluck out the seeds of my heart
            one by one
and under a false sun I sour 
in profane communion. 





Migrating Bird

I’m not sure where my home is anymore. Growing up it was waves moaning in the dark, salt digging into my tender lips, over-ripe lilikoi falling onto the driveway. I was too pale, watching the dark radiance of exposed legs and breasts soft and round as mangoes, sprouted like magic on a sweet sixteen. I was never a yell-out-the-window girl, catcalls crashing onto sun-bleached and cracked pavement, a bitter symphony among the reggae and ninety-degree heat. I drove and drove under skies so thick with stars you could barely see the moon. Everything was so green I felt my tongue rotting. Mold crept over my shoes, the salt in my hair drove me to madness. Now my second home is four seasons. Fall, electrically cool, winter silent and trembling over the lake, spring like I’ve never seen it, shocking me into tempestuous frenzy. I go running back to warm, back to bare feet on burning roads. I watch billowing clouds of burning cane sugar settling, breathless as hope, on the horizon. The tsunami sirens wail, and I sweat fruit juices, crown myself with orchids and tears—it’s time to cross the ocean now.




Little Girl Lover

Loving you was like waiting for rain.
If we had loved each other,
I know exactly how it would have been:
sharpened kisses, sharpened loss.
You, taking to the sea,
I, too young, too wanting,
tongue riddled with bee stings
over your smile.
I used to think it would be
            a jacaranda tree love,
            baptized in purple flowers,
set to the thickening air
of a late-May Sunday,
storm clouds gathering like a blessing.

I thought it would be breathless
and blue--
how beautiful it was that you could never be mine,
as distant as the moon,
filling my head with spring longing.
I cast myself 
as the patron saint of missing you
            in the hot dusk
            of early summer
sang hymns to your eyes,
your absence,
your breathless hope of rain.

I have different loves now,
loves like honey,
sweet and bleeding,
            up-against-the-wall-
            on-a-Tuesday-loves.
I’m a bit less of a child now,
smarter lover, a better sinner,
perusing the raw taste of lightning
bright and hungry,
on my parched lips.
My love is gold and melting on my tongue,
electric on my fingertips.
I’ve left my saintly waiting behind,
now I’m a witch to burn,
heretic, my soul on fire.

I’m still afraid that one day I’ll kiss you,
            if only to taste the ocean,
            if only to taste the rain in your eyes,
let you extinguish me,
carve out a space in my skull again
and send me back to my altar. 
The end is coming, I know,
and even though I don’t pray anymore,
I beg God that when we say goodbye,
you will not peel me back to my core,
and smile. 






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ESAÍAS TEGNÉR [18.369]

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Esaías Tegnér

Esaias Tegnér (13 de noviembre de 1782 – 2 de noviembre de 1846) fue un escritor, profesor de griego y obispo sueco. Durante el siglo XIX, fue considerado el padre de la poesía moderna en Suecia, en especial, por la saga legendaria Frithiofs saga (basada en el original medieval islandés Friðþjófs saga hins frœkna, "La historia de Fritiof el Audaz"). Ha sido denominado el primer hombre moderno de Suecia.

Su padre fue un pastor y sus abuelos por ambas líneas fueron campesinos. Su padre, Esaias Lucasson, adoptó el apellido Tegnérus (alterado por su quinto hijo como Tegnér) del pueblo de Tegnaby en la provincia de Småland, donde había nacido.

En 1799, Esaias Tegnér, hasta entonces educado en casa, ingresó a la Universidad de Lund, donde siguió estudios de filosofía y se graduó en 1902. Continuó como tutor hasta 1810 cuando fue elegido como docente de griego. En 1806, se casó con Anna Maria Gustava Myhrman, con quien había estado ligado desde su juventud temprana. En 1812, fue nombrado profesor y continuó su trabajo en Lund hasta 1824, cuando fue nombrado obispo de Växjö. Permaneció en Växjö hasta su muerte acaecida veintidós años más tarde.

Su primer éxito como escritor fue una canción de guerra ditirámbica para el ejército de 1808. En 1811, su poema patriótico Svea ganó el reconocimiento de la Academia Sueca y lo hizo famoso. El mismo año, se fundó en Estocolmo la Liga Gótica (Götiska förbundet), una suerte de club de jóvenes y patriotas hombres de letras, del cual Tegnér se hizo pronto director. El club publicó una revista titulada Iduna, en la cual publicó gran cantidad de poesía, así como sus puntos de vista, en particular, con respecto al estudio de la historia y la literatura islandesa antigua. Tegnér, Geijer, Afzelius, y Nicander se convirtieron en los miembros más famosos de la Liga Gótica.

Al final de su vida, Tegnér fue enviado a un hospital psiquiátrico en Schleswig y, a inicios de 1841, fue dado de alta y regresó a Växjö. Durante su convalecencia en Schleswig, compuso Kronbruden. No escribió nada más de importancia y, en 1843, tuvo un ataque cerebrovascular y falleció el 2 de noviembre de 1846 en Växjö.

Poemas

La mayoría de los poemas de Tegnér de su época en Lund son cortos, pero algunos están en líricas. Su celebrada Canción al sol data de 1817. Completó tres poemas de un carácter más ambicioso, en los cuales descansa su fama. De estos, el romance de Axel (1822) y el idilio de Nattvardsbarnen ("La primera comunión", 1820) toman un rol secundario en comparación con la obra maestra de Tegnér de fama mundial.

En 1819, se convirtió en miembro de la distinguida Academia Sueca.

En 1820, publicó en Iduna fragmentos de un poema épico en el que estaba trabajando: Frithiofs saga (La historia de Frithiof). En 1822, publicó cinco cantos más y, en 1825, el poema entero. Ya antes de esta publicación, era famoso en toda Europa. Así, Johann Wolfgang von Goethe sugirió a Amalie von Imhoof que tradujera su obra al alemán. Esta paráfrasis romántica de una saga antigua fue compuesta en 24 cantos, todos los cuales diferían en la forma de versos, sobre la base de una obra maestra danesa previa, la Helga de Oehlenschläger.

Durante el siglo XIX, la saga de Frithjof fue la mejor conocida de todas las producciones suecas y fue traducida 22 veces al inglés, 20 veces en alemán y, por lo menos, una vez en las principales lenguas europeas.

Tegnér empezó, pero dejó inacabadas, dos poemas épicos adicionales: Gerda y Kronbruden.



Los triunfos de la violencia y de la iniquidad son pasajeros: pero la verdad y la justicia se imponen al fin y duran eternamente. Isaías Tegnér, poeta sueco (1782-1846). glosa tan hermoso pensamiento en la siguiente composición.

Bien puede al mundo subyugar el hombre
Que es justo y esforzado;
Bien puede su renombre
Del águila tomar el vuelo osado;
Mas la espada tal vez mirase rota,
Y herida se ve el águila potente:
La violencia es fugaz; su fin incierto
Y mudable, y su esfuerzo en breve agota
Y pasa cual la ráfaga rugiente
De airada tempestad sobre el desierto.

Mas vive la verdad... Junto al acero 
De los combates aparece en calma,
Y en el rostro severo
Mostrando el vivo resplandor del alma.
Por un mundo camina
Oscuro y tenebroso:
Tornando va con expresión divina
Su vista hacia otro mundo más hermoso. 
Eterna es la verdad. En tierra y cielo 
Su gloria se sucede 
De un siglo en otro, y sin cesar resuenan 
Sus palabras. Eterna es la justicia. 
Pudiera socavar acaso el suelo 
En que apoya su planta, la malicia; 
Mas arrancarla de raíz no puede. 
Si la verdad del mundo se apodera, 
El bien puedes ansiar, y si a tu lado 
Por la fuerza brutal o astucia artera 
Perseguida la ves, aun en tu seno 
El conservarla incólume te es dado.

La voluntad es fuerte 
Si en corazón enérgico reposa; 
La Justicia en temible se convierte,
Y un pueblo al fin se cambia y regenera.
Los sacrificios que prudente hiciste,
De la virtud el generoso empleo. 
Los riesgos que corriste. 
Serán nítidos astros que aparecen 
Sobre las turbias aguas del Leteo.

No es igual a la flor que dura un dia 
Con su plácido aroma. 
Ni al iris que fugaz súbito asoma 
Tras de la nube umbría. 
Cuanto bello por ti fuera creado. 
No es materia, en verdad perecedera; 
El tiempo que transcurre 
Su mérito y valor acrecentado 
Ofrecerá a la gente venidera. 
Sus arenas de oro,
Con las olas del tiempo que discurre, 
Con ansiedad ardiente recogemos,
Y un preciado tesoro
Legado a nuestra edad en ellas vemos.

Vive, pues, siempre a la verdad unido; 
La Justicia defiende y la venera; 
Goza en lo bello: tan divinos dones 
Del mundo nunca habrán desparecido. 
Lo que del tiempo vive, raudo el tiempo 
También lo recupera
A su paso por cien generaciones.
Lo que es eterno quedará por siempre
Conservado en los buenos corazones.



FROM THE SWEDISH AND DANIS
PASSAGES FROM FRITHIOF'S SAGA

Traducción de Henry Wadsworth Longfellow.

I

FRITHIOF'S HOMESTEAD

Three miles extended around the fields of the homestead, on three sides 
Valleys and mountains and hills, but on the fourth side was the ocean. 
Birch woods crowned the summits, but down the slope of the hillsides 
Flourished the golden corn, and man-high was waving the rye-field. 
Lakes, full many in number, their mirror held up for the mountains, 
Held for the forests up, in whose depths the high-horned reindeers 
Had their kingly walk, and drank of a hundred brooklets. 
But in the valleys widely around, there fed on the greensward 
Herds with shining hides and udders that longed for the milk-pail. 
'Mid these scattered, now here and now there, were numberless flocks of 
Sheep with fleeces white, as thou seest the white-looking stray clouds, 
Flock-wise spread o'er the heavenly vault when it bloweth in springtime. 
Coursers two times twelve, all mettlesome, fast fettered storm-winds, 
Stamping stood in the line of stalls, and tugged at their fodder. 
Knotted with red were their manes, and their hoofs all white with steel shoes. 
Th' banquet-hall, a house by itself, was timbered of hard fir. 
Not five hundred men (at ten times twelve to the hundred) 
Filled up the roomy hall, when assembled for drinking, at Yule-tide. 
Through the hall, as long as it was, went a table of holm-oak, 
Polished and white, as of steel; the columns twain of the High-seat 
Stood at the end thereof, two gods carved out of an elm-tree: 
Odin with lordly look, and Frey with the sun on his frontlet. 
Lately between the two, on a bear-skin (the skin it was coal-black, 
Scarlet-red was the throat, but the paws were shodden with silver), 
Thorsten sat with his friends, Hospitality sitting with Gladness. 
Oft, when the moon through the cloudrack flew, related the old man 
Wonders from distant lands he had seen, and cruises of Vikings 
Far away on the Baltic, and Sea of the West and the White Sea. 
Hushed sat the listening bench, and their glances hung on the graybeard's 
Lips, as a bee on the rose; but the Scald was thinking of Brage, 
Where, with his silver beard, and runes on his tongue, he is seated 
Under the leafy beech, and tells a tradition by Mimer's 
Ever-murmuring wave, himself a living tradition. 
Midway the floor (with thatch was it strewn) burned ever the fire-flame 
Glad on its stone-built hearth; and thorough the wide-mouthed smoke-flue 
Looked the stars, those heavenly friends, down into the great hall. 
Round the walls, upon nails of steel, were hanging in order 
Breastplate and helmet together, and here and there among them 
Downward lightened a sword, as in winter evening a star shoots. 
More than helmets and swords the shields in the hall were resplendent, 
White as the orb of the sun, or white as the moon's disk of silver. 
Ever and anon went a maid round the hoard, and filled up the drink-horns, 
Ever she cast down her eyes and blushed; in the shield her reflection 
Blushed, too, even as she; this gladdened the drinking champions.


II

A SLEDGE-RIDE ON THE ICE

King Ring with his queen to the banquet did fare, 
On the lake stood the ice so mirror-clear,

"Fare not o'er the ice," the stranger cries; 
"It will burst, and full deep the cold bath lies."

The king drowns not easily," Ring outspake; 
"He who's afraid may go round the lake."

Threatening and dark looked the stranger round, 
His steel shoes with haste on his feet he bound,

The sledge-horse starts forth strong and free; 
He snorteth flames, so glad is he.

"Strike out," screamed the king, "my trotter good, 
Let us see if thou art of Sleipner's blood."

They go as a storm goes over the lake. 
No heed to his queen doth the old man take.

But the steel-shod champion standeth not still, 
He passeth them by as swift as he will.

He carves many runes in the frozen tide, 
Fair Ingeborg o'er her own name doth glide.


III

FRITHIOF'S TEMPTATION

Spring is coming, birds are twittering, forests leaf, and smiles the sun, 
And the loosened torrents downward, singing, to the ocean run; 
Glowing like the cheek of Freya, peeping rosebuds 'gin to ope, 
And in human hearts awaken love of life, and joy, and hope.

Now will hunt the ancient monarch, and the queen shall join the sport: 
Swarming in its gorgeous splendor, is assembled all the Court; 
Bows ring loud, and quivers rattle, stallions paw the ground alway, 
And, with hoods upon their eyelids, scream the falcons for their prey.

See, the Queen of the Chase advances! Frithiof, gaze not at the sight! 
Like a star upon a spring-cloud sits she on her palfrey white. 
Half of Freya, half of Rota, yet more beauteous than these two, 
And from her light hat of purple wave aloft the feathers blue.

Gaze not at her eyes' blue heaven, gaze not at her golden hair! 
Oh beware! her waist is slender, full her bosom is, beware! 
Look not at the rose and lily on her cheek that shifting play, 
List not to the voice beloved, whispering like the wind of May.

Now the huntsman's band is ready. Hurrah! over hill and dale! 
Horns ring, and the hawks right upward to the hall of Odin sail. 
All the dwellers in the forest seek in fear their cavern homes, 
But, with spear outstretched before her, after them the Valkyr comes.

                 . . . . . . . . . .

Then threw Frithiof down his mantle, and upon the greensward spread, 
And the ancient king so trustful laid on Frithiof's knee his head, 
Slept as calmly as the hero sleepeth, after war's alarm, 
On his shield, or as an infant sleeps upon its mother's arm.

As he slumbers, hark! there sings a coal-black bird upon the bough; 
"Hasten, Frithiof, slay the old man, end your quarrel at a blow: 
Take his queen, for she is thine, and once the bridal kiss she gave, 
Now no human eye beholds thee, deep and silent is the grave,"

Frithiof listens; hark! there sings a snow-white bird upon the bough: 
"Though no human eye beholds thee, Odin's eye beholds thee now. 
Coward! wilt thou murder sleep, and a defenceless old man slay! 
Whatsoe'er thou winn'st, thou canst not win a hero's fame this way."

Thus the two wood-birds did warble: Frithiof took his war-sword good, 
With a shudder hurled it from him, far into the gloomy wood. 
Coal-black bird flies down to Nastrand, but on light, unfolded wings, 
Like the tone of harps, the other, sounding towards the sun, upsprings.

Straight the ancient king awakens. "Sweet has been my sleep," he said; 
"Pleasantly sleeps one in the shadow, guarded by a brave man's blade. 
But where is thy sword, O stranger? Lightning's brother, where is he? 
Who thus parts you, who should never from each other parted be?"

"It avails not," Frithiof answered; "in the North are other swords: 
Sharp, O monarch! is the sword's tongue, and it speaks not peaceful words; 
Murky spirits dwell in steel blades, spirits from the Niffelhem; 
Slumber is not safe before them, silver locks but anger them."


IV

FRITHIOF'S FAREWELL

No more shall I see 
In its upward motion 
The smoke of the Northland. Man is a slave: 
The fates decree. 
On the waste of the ocean 
There is my fatherland, there is my grave.


Go not to the strand, 
Ring, with thy bride, 
After the stars spread their light through the sky. 
Perhaps in the sand, 
Washed up by the tide, 
The bones of the outlawed Viking may lie.


Then, quoth the king, 
"'T is mournful to hear 
A man like a whimpering maiden cry. 
The death-song they sing 
Even now in mine ear, 
What avails it? He who is born must die."




THE CHILDREN OF THE LORD'S SUPPER

Pentecost, day of rejoicing, had come. The church of the village 
Gleaming stood in the morning's sheen. 
   On the spire of the bell 
Decked with a brazen cock, the friendly flames of the Spring-sun 
Glanced like the tongues of fire, beheld by Apostles aforetime. 
Clear was the heaven and blue, and May, with her cap crowned with roses, 
Stood in her holiday dress in the fields, and the wind and the brooklet 
Murmured gladness and peace, God's-peace! with lips rosy-tinted 
Whispered the race of the flowers, and merry on balancing branches 
Birds were singing their carol, a jubilant hymn to the Highest. 
Swept and clean was the churchyard. Adorned like a leaf-woven arbor 
Stood its old-fashioned gate; and within upon each cross of iron 
Hung was a fragrant garland, new twined by the hands of affection. 
Even the dial, that stood on a mound among the departed, 
(There full a hundred years had it stood,) was embellished with blossoms 
Like to the patriarch hoary, the sage of his kith and the hamlet, 
Who on his birthday is crowned by children and children's children, 
So stood the ancient prophet, and mute with his pencil of iron 
Marked on the tablet of stone, and measured the time and its changes, 
While all around at his feet, an eternity slumbered in quiet. 
Also the church within was adorned, for this was the season 
When the young, their parents' hope, and the loved-ones of heaven, 
Should at the foot of the altar renew the vows of their baptism. 
Therefore each nook and corner was swept and cleaned, and the dust was 
Blown from the walls and ceiling, and from the oil-painted benches. 
There stood the church like a garden; the Feast of the Leafy Pavilions 
Saw we in living presentment. From noble arms on the church wall 
Grew forth a cluster of leaves, and the preacher's pulpit of oak-wood 
Budded once more anew, as aforetime the rod before Aaron. 
Wreathed thereon was the Bible with leaves, and the dove, washed with silver 
Under its canopy fastened, had on it a necklace of wind-flowers. 
But in front of the choir, round the altar-piece painted by Horberg, 
Crept a garland gigantic; and bright-curling tresses of angels 
Peeped, like the sun from a cloud, from out of the shadowy leaf-work. 
Likewise the lustre of brass, new-polished, blinked from the ceiling, 
And for lights there were lilies of Pentecost set in the sockets.

   Loud rang the bells already; the thronging crowd was assembled 
Far from valleys and hills, to list to the holy preaching. 
Hark! then roll forth at once the mighty tones of the organ, 
Hover like voices from God, aloft like invisible spirits. 
Like as Elias in heaven, when he cast from off him his mantle, 
So cast off the soul its garments of earth; and with one voice 
Chimed in the congregation, and sang an anthem immortal 
Of the sublime Wallin, of David's harp in the North-land 
Tuned to the choral of Luther; the song on its mighty pinions 
Took every living soul, and lifted it gently to heaven, 
And each face did shine like the Holy One's face upon Tabor. 
Lo! there entered then into the church the Reverend Teacher. 
Father he hight and he was in the parish; a Christianly plainness 
Clothed from his head to his feet the old man of seventy winters. 
Friendly was he to behold, and glad as the heralding angel 
Walked he among the crowds, but still a contemplative grandeur 
Lay on his forehead as clear as on moss-covered gravestone a sunbeam. 
As in his inspiration (an evening twilight that faintly 
Gleams in the human soul, even now, from the day of creation) 
Th' Artist, the friend of heaven, imagines Saint John when in Patmos, 
Gray, with his eyes uplifted to heaven, so seemed then the old man: 
Such was the glance of his eye, and such were his tresses of silver. 
All the congregation arose in the pews that were numbered. 
But with a cordial look, to the right and the left hand, the old man 
Nodding all hail and peace, disappeared in the innermost chancel.

   Simply and solemnly now proceeded the Christian service, 
Singing and prayer, and at last an ardent discourse from the old man. 
Many a moving word and warning, that out of the heart came, 
Fell like the dew of the morning, like manna on those in the desert. 
Then, when all was finished, the Teacher re-entered the chancel 
Followed therein by the young. The boys on the right had their places, 
Delicate figures, with close-curling hair and cheeks rosy-blooming. 
But on the left of these there stood the tremulous lilies, 
Tinged with the blushing light of the dawn, the diffident maidens,-- 
Folding their hands in prayer, and their eyes cast down on the pavement 
Now came, with question and answer, the catechism. In the beginning 
Answered the children with troubled and faltering voice, but the old man's 
Glances of kindness encouraged them soon, and the doctrines eternal 
Flowed, like the waters of fountains, so clear from lips unpolluted. 
Each time the answer was closed, and as oft as they named the Redeemer, 
Lowly louted the boys, and lowly the maidens all courtesied. 
Friendly the Teacher stood, like an angel of light there among them. 
And to the children explained the holy, the highest, in few words, 
Thorough, yet simple and clear, for sublimity always is simple, 
Both in sermon and song, a child can seize on its meaning. 
E'en as the green-growing bud unfolds when Springtide approaches. 
Leaf by leaf puts forth, and wanued, by the radiant sunshine, 
Blushes with purple and gold, till at last the perfected blossom 
Opens its odorous chalice, and rocks with its crown in the breezes, 
So was unfolded here the Christian lore of salvation, 
Line by line from the soul of childhood. The fathers and mothers 
Stood behind them in tears, and were glad at the well-worded answer.

   Now went the old man up to the altar;--and straightway transfigured 
(So did it seem unto me) was then the affectionate Teacher. 
Like the Lord's Prophet sublime, and awful as Death and as Judgment 
Stood he, the God-commissioned, the soul-searcher, earthward descending 
Glances, sharp as a sword, into hearts that to him were transparent 
Shot he; his voice was deep, was low like the thunder afar off. 
So on a sudden transfigured he stood there, lie spake and he questioned.

   "This is the faith of the Fathers, the faith the Apostles delivered, 
This is moreover the faith whereunto I baptized you, while still ye 
Lay on your mothers' breasts, and nearer the portals of heaven, 
Slumbering received you then the Holy Church in its bosom; 
Wakened from sleep are ye now, and the light in its radiant splendor 
Downward rains from the heaven;--to-day on the threshold of childhood 
Kindly she frees you again, to examine and make your election, 
For she knows naught of compulsion, and only conviction desireth. 
This is the hour of your trial, the turning-point of existence, 
Seed for the coming days; without revocation departeth 
Now from your lips the confession; Bethink ye, before ye make answer! 
Think not, O think not with guile to deceive the questioning Teacher. 
Sharp is his eye to-day, and a curse ever rests upon falsehood. 
Enter not with a lie on Life's journey; the multitude hears you, 
Brothers and sisters and parents, what dear upon earth is and holy 
Standeth before your sight as a witness; the Judge everlasting 
Looks from the sun down upon you, and angels in waiting beside him 
Grave your confession in letters of fire upon tablets eternal. 
Thus, then,--believe ye in God, in the Father who this world created ? 
Him who redeemed it, the Son, and the Spirit where both are united? 
Will ye promise me here, (a holy promise!) to cherish 
God more than all things earthly, and every man as a brother? 
Will ye promise me here, to confirm your faith by your living, 
Th' heavenly faith of affection! to hope, to forgive, and to suffer, 
Be what it may your condition, and walk before God in uprightness? 
Will ye promise me this before God and man?"--With a clear voice 
Answered the young men Yes! and Yes! with lips softly-breathing 
Answered the maidens eke. Then dissolved from the brow of the Teacher 
Clouds with the lightnings therein, and lie spake in accents more gentle, 
Soft as the evening's breath, as harps by Babylon's rivers.

   "Hail, then, hail to you all! To the heirdom of heaven be ye welcome! 
Children no more from this day, but by covenant brothers and sisters! 
Yet,--for what reason not children? Of such is the kingdom of heaven. 
Here upon earth an assemblage of children, in heaven one Father, 
Ruling them all as his household,--forgiving in turn and chastising, 
That is of human life a picture, as Scripture has taught us. 
Blest are the pure before God! Upon purity and upon virtue 
Resteth the Christian Faith: she herself from on high is descended. 
Strong as a man and pure as a child, is the sum of the doctrine, 
Which the Divine One taught, and suffered and died on the cross for 
Oh, as ye wander this day from childhood's sacred asylum 
Downward and ever downward, and deeper in Age's chill valley, 
Oh, how soon will ye come,--too soon!--and long to turn backward 
Up to its hill-tops again, to the sun-illumined, where Judgment 
Stood like a father before you, and Pardon, clad like a mother, 
Gave you her hand to kiss, and the loving heart was for given 
Life was a play and your hands grasped after the roses of heaven! 
Seventy years have I lived already; the Father eternal 
Gave rue gladness and care; but the loveliest hours of existence, 
When I have steadfastly gazed in their eyes, I have instantly known them, 
Known them all again;--the were my childhood's acquaintance. 
Therefore take from henceforth, as guides in the paths of existence, 
Prayer, with her eyes raised to heaven, and. Innocence, bride of man's childhood 
Innocence, child beloved, is a guest from the world of the blessed, 
Beautiful, and in her hand a lily; on life's roaring billows 
Swings she in safety, she heedeth them not in the ship she is sleeping. 
Calmly she gazes around in the turmoil of men; in the desert 
Angels descend and minister unto her; she herself knoweth 
Naught of her glorious attendance; but follows faithful and humble, 
Follows so long as she may her friend; oh do not reject her, 
For she cometh from God and she holdeth the keys of the heavens. 
Prayer is Innocence' friend; and willingly flieth incessant 
'Twixt rhe earth and the sky, the carrier-pigeon of heaven, 
Son of Eternity, fettered in Time, and an exile, the Spirit 
Tugs at his chains evermore, and struggles like flame ever upward. 
Still he recalls with emotion his Father's manifold mansions, 
Thinks of the land of his fathers, where blossomed more freshly the flowerets, 
Shone a more beautiful sun, and he played with the wingM angels. 
Then grows the earth too narrow, too close; and homesick for heaven 
Longs the wanderer again; and the Spirit's longings are worship; 
Worship is called his most beautiful hour, and its tongue is entreaty. 
Aid when the infinite burden of life descendeth upon us, 
Crushes to earth our hope, and, under the earth, in the graveyard, 
Then it is good to pray unto God; for his sorrowiug children 
Turns he ne'er from his door, but he heals and helps and consoles them, 
Yet is it better to pray when all things are prosperous with us, 
Pray in fortunate days, for life's most beautiful Fortune 
Kneels before the Eternal's throne; and with hands interfolded, 
Praises thankful and moved the only giver of blessings. 
Or do ye know, ye children, one blessing that comes not from Heaven? 
What has mankind forsooth, the poor! that it has not received? 
Therefore, fall in the dust and pray! The seraphs adoring 
Cover with pinions six their face in the glory of him who 
Hung his masonry pendent on naught, when the world be created. 
Earth declareth his might, and the firmament utters his glory. 
Races blossom and die, and stars fall downward from heaven, 
Downward like withered leaves; at the last stroke of midnight, millenniums 
Lay themselves down at his feet, and he sees them, but counts them as nothing 
Who shall stand in his presence? The wrath of the judge is terrific, 
Casting the insolent down at a glance. When he speaks in his anger 
Hillocks skip like the kid, and mountains leap like the roebuck. 
Yet,--why are ye afraid, ye children? This awful avenger, 
Ah! is a merciful God! God's voice was not in the earthquake, 
Not in the fire, nor the storm, but it was in the whispering breezes. 
Love is the root of creation; God's essence; worlds without number 
Lie in his bosom like children; he made them for this purpose only. 
Only to love and to be loved again, he breathed forth his spirit 
Into the slumbering dust, and upright standing, it laid its 
Hand on its heart, and felt it was warm with a flame out of heaven. 
Quench, oh quench not that flame! It is the breath of your being. 
Love is life, but hatred is death. Not father, nor mother 
Loved you, as God has loved you; for 't was that you may be happy 
Gave he his only Son. When he bowed down his head in the death-hour 
Solemnized Love its triumph; the sacrifice then was completed. 
Lo! then was rent on a sudden the veil of the temple, dividing 
Earth and heaven apart, and the dead from their sepulchres rising 
Whispered with pallid lips and low in the ears of each other 
Th' answer, but dreamed of before, to creation's enigma,--Atonement! 
Depths of Love are Atonement's depths, for Love is Atonement. 
Therefore, child of mortality, love thou the merciful Father; 
Wish what the Holy One wishes, and not from fear, but affection 
Fear is the virtue of slaves ; but the heart that loveth is willing 
Perfect was before God, and perfect is Love, and Love only. 
Lovest thou God as thou oughtest, then lovest thou likewise thy brethren: 
One is the sun in heaven, and one, only one, is Love also. 
Bears not each human figure the godlike stamp on his forehead 
Readest thou not in his face thou origin? Is he not sailing 
Lost like thyself on an ocean unknown, and is he not guided 
By the same stars that guide thee? Why shouldst thou hate then thy brother? 
Hateth he thee, forgive! For 't is sweet to stammer one letter 
Of the Eternal's language;--on earth it is called Forgiveness! 
Knowest thou Him, who forgave, with the crown of thorns on his temples? 
Earnestly prayed for his foes, for his murderers? Say, dost thou know him? 
Ah! thou confessest his name, so follow likewise his example, 
Think of thy brother no ill, but throw a veil over his failings, 
Guide the erring aright; for the good, the heavenly shepherd 
Took the lost lamb in his arms, and bore it back to its mother. 
This is the fruit of Love, and it is by its fruits that we know it. 
Love is the creature's welfare, with God; but Love among mortals 
Is but an endless sigh! He longs, and endures, and stands waiting, 
Suffers and yet rejoices, and smiles with tears on his eyelids. 
Hope,--so is called upon earth, his recompense, Hope, the befriending, 
Does what she can, for she points evermore up to heaven, and faithful 
Plunges her anchor's peak in the depths of the grave, and beneath it 
Paints a more beautiful world, a dim, but a sweet play of shadows! 
Races, better than we, have leaned on her wavering promise, 
Having naught else but Hope. Then praise we our Father in heaven, 
Him, who has given us more; for to us has Hope been transfigured, 
Groping no longer in night; she is Faith, she is living assurance. 
Faith is enlightened Hope; she is light, is the eye of affection, 
Dreams of the longing interprets, and carves their visions in marble. 
Faith is the sun of life ; and her countenance shines like the Hebrew's, 
For she has looked upon God; the heaven on its stable foundation 
Draws she with chains down to earth, and the New Jerusalem sinketh 
Splendid with portals twelve in golden vapors descending. 
There enraptured she wanders. and looks at the figures majestic, 
Fears not the winged crowd, in the midst of them all is her homestead. 
Therefore love and believe; for works will follow spontaneous 
Even as day does the sun; the Right from the Good is an offspring, 
Love in a bodily shape; and Christian works are no more than 
Animate Love and faith, as flowers are the animate Springtide. 
Works do follow us all unto God; there stand and bear witness 
Not what they seemed,--but what they were only. Blessed is he who 
Hears their confession secure; they are mute upon earth until death's hand 
Opens the mouth of the silent. Ye children, does Death e'er alarm you? 
Death is the brother of Love, twin-brother is he, and is only 
More austere to behold. With a kiss upon lips that are fading 
Takes he the soul and departs, and, rocked in the arms of affection, 
Places the ransomed child, new born, 'fore the face of its father. 
Sounds of his coming already I hear,--see dimly his pinions, 
Swart as the night, but with stars strewn upon them! I fear not before him. 
Death is only release, and in mercy is mute. On his bosom 
Freer breathes, in its coolness, my breast; and face to face standing 
Look I on God as he is, a sun unpolluted by vapors; 
Look on the light of the ages I loved, the spirits majestic, 
Nobler, better than I; they stand by the throne all transfigured, 
Vested in white, and with harps of gold, and are singing an anthem, 
Writ in the climate of heaven, in the language spoken by angels. 
You, in like manner, ye children beloved, he one day shall gather, 
Never forgets he the weary;--then welcome, ye loved ones, hereafter! 
Meanwhile forget not the keeping of vows, forget not the promise, 
Wander from holiness onward to holiness; earth shall ye heed not 
Earth is but dust and heaven is light; I have pledged you to heaven. 
God of the universe, hear me! thou fountain of Love everlasting, 
Hark to the voice of thy servant! I send up my prayer to thy heaven! 
Let me hereafter not miss at thy throne one spirit of all these, 
Whom thou hast given me here! I have loved them all like a father. 
May they bear witness for me, that I taught them the way of salvation, 
Faithful, so far as I knew, of thy word; again may they know me, 
Fall on their Teacher's breast, and before thy face may I place them, 
Pure as they now are, but only more tried, and exclaiming with gladness, 
Father, lo! I am here, and the children, whom thou hast given me!"

   Weeping he spake in these words; and now at the beck of the old man 
Knee against knee they knitted a wreath round the altar's enclosure. 
Kneeling he read then the prayers of the consecration, and softly 
With him the children read; at the close, with tremulous accents, 
Asked he the peace of Heaven, a benediction upon them. 
Now should have ended his task for the day; the following Sunday 
Was for the young appointed to eat of the Lord's holy Supper. 
Sudden, as struck from the clouds, stood the Teacher silent and laid his 
Hand on his forehead, and cast his looks upward; while thoughts high and holy, 
Flew through the midst of his soul, and his eyes glanced with wonderful brightness. 
"On the next Sunday, who knows! perhaps I shall rest in the graveyard! 
Some one perhaps of yourselves, a lily broken untimely, 
Bow down his head to the earth; why delay I? the hour is accomplished, 
Warm is the heart;--I will! for to-day grows the harvest of heaven. 
What I began accomplish I now; what failing therein is 
I, the old man, will answer to God and the reverend father. 
Say to me only, ye children, ye denizens new-come in heaven, 
Are ye ready this day to eat of the bread of Atonement? 
What it denoteth, that know ye full well, I have told it you often. 
Of the new covenant symbol it is, of Atonement a token, 
Stablished between earth and heaven. Man by his sins and transgressions 
Far has wandered from God, from his essence. 'T was in the beginning 
Fast by the Tree of Knowledge he fell, and it hangs its crown o'er the 
Fall to this day; in the Thought is the Fall; in the Heart the Atonement. 
Infinite is the fall,--the Atonement infinite likewise. 
See! behind me, as far as the old man remembers, and forward, 
Far as Hope in her flight can reach with her wearied pinions, 
Sin and Atonement incessant go through the lifetime of mortals. 
Sin is brought forth full-grown; but Atonement sleeps in our bosoms 
Still as the cradled babe; and dreams of heaven and of angels, 
Cannot awake to sensation; is like the tones in the harp's strings, 
Spirits imprisoned, that wait evermore the deliverer's finger. 
Therefore, ye children beloved, descended the Prince of Atonement, 
Woke the slumberer from sleep, and she stands now with eyes all resplendent. 
Bright as the vault of the sky, and battles with Sin and o'ercomes her. 
Downward to earth he came and, transfigured, thence reascended, 
Not from the heart in like wise, for there he still lives in the Spirit, 
Loves and atones evermore. So long as Time is, is Atonement. 
Therefore with reverence take this day her visible token. 
Tokens are dead if the things live not. The light everlasting 
Unto the blind is not, but is born of the eye that has vision. 
Neither in bread nor in wine, but in the heart that is hallowed 
Lieth forgiveness enshrined; the intention alone of amendment 
Fruits of the earth ennobles to heavenly things, and removes all 
Sin and the guerdon of sin. Only Love with his arms wide extended, 
Penitence wee ping and praying; the Will that is tried, and whose gold flows 
Purified forth from the flames; in a word, mankind by Atonement 
Breaketh Atonement's bread, and drinketh Atonement's wine-cup. 
But he who cometh up hither, unworthy, with hate in his bosom, 
Scoffing at men and at God, is guilty of Christ's blessed body, 
And the Redeemer's blood! To himself he eateth and drinketh 
Death and doom ! And from this, preserve us, thou heavenly Father! 
Are ye ready, ye children, to eat of the bread of Atonement? 
Thus with emotion he asked, and together answered the children, 
"Yes!" with deep sobs interrupted. Then read he the due supplications, 
Read the Form of Communion, and in chimed the organ and anthem: 
"O Holy Lamb of God, who takest away our transgressions, 
Hear us! give us thy peace! have mercy, have mercy upon us!" 
Th' old man, with trembling hand, and heavenly pearls on his eyelids, 
Filled now the chalice and paten, and dealt round the mystical symbols. 
Oh, then seemed it to me as if God, with the broad eye of midday, 
Clearer looked in at the windows, and all the trees in the church yard 
Bowed down their summits of green, and the grass on the graves 'gan to shiver 
But in the children (I noted it well ; I knew it) there ran a 
Tremor of holy rapture along through their ice-cold members. 
Decked like an altar before them, there stood the green earth, and above it 
Heaven opened itself, as of old before Stephen; they saw there 
Radiant in glory the Father, and on his right hand the Redeemer. 
Under them hear they the clang of harpstrings, and angels from gold clouds 
Beckon to them like brothers, and fan with their pinions of purple.

  Closed was the Teacher's task, and with heaven in their hearts and their faces, 
Up rose the children all, and each bowed him, weeping full sorely, 
Downward to kiss that reverend hand, but all of them pressed he 
Moved to his bosom, and laid, with a prayer, his hands full of blessings, 
Now on the holy breast, and now on the innocent tresses.




KING CHRISTIAN
A NATIONAL SONG OF DENMARK


King Christian stood by the lofty mast 
   In mist and smoke; 
His sword was hammering so fast, 
Through Gothic helm and brain it passed; 
Then sank each hostile hulk and mast, 
   In mist and smoke. 
"Fly!" shouted they, "fly, he who can! 
Who braves of Denmark's Christian 
   The stroke?"

Nils Juel gave heed to the tempest's roar, 
   Now is the hour! 
He hoisted his blood-red flag once more, 
And smote upon the foe full sore, 
And shouted Loud, through the tempest's roar, 
   "Now is the hour!" 
"Fly!" shouted they, "for shelter fly! 
Of Denmark's Juel who can defy 
   The power?"

North Sea! a glimpse of Wessel rent 
   Thy murky sky! 
Then champions to thine arms were sent; 
Terror and Death glared where he went; 
From the waves was heard a wail, that 
    rent 
   Thy murky sky! 
From Denmark, thunders Tordenskiol', 
Let each to Heaven commend his soul, 
    And fly!

Path of the Dane to fame and might! 
   Dark-rolling wave! 
Receive thy friend, who, scorning flight 
Goes to meet danger with despite, 
Proudly as thou the tempest's might 
   Dark-rolling wave! 
And amid pleasures and alarm; 
And war and victory, be thine arms 
   My grave!



THE ELECTED KNIGHT

Sir Oluf he rideth over the plain, 
  Full seven miles broad and seven miles wide, 
But never, ah never can meet with the man 
 A tilt with him dare ride.

He saw under the hillside 
 A Knight full well equipped; 
His steed was black, his helm was barred; 
  He was riding at full speed.

He wore upon his spurs 
  Twelve little golden birds; 
Anon he spurred his steed with a clang, 
  And there sat all the birds and sang.

He wore upon his mail 
  Twelve little golden wheels; 
Anon in eddies the wild wind blew, 
  And round and round the wheels they flew.

He wore before his breast 
  A lance that was poised in rest; 
And it was sharper than diamond-stone, 
  It made Sir Oluf's heart to groan.

He wore upon his helm 
  A wreath of ruddy gold; 
And that gave him the Maidens Three, 
  The youngest was fair to behold.

Sir Oluf questioned the Knight eftsoon 
 If he were come from heaven down; 
"Art thou Christ of Heaven," quoth he, 
 "So will I yield me unto thee."

"I am not Christ the Great, 
 Thou shalt not yield thee yet; 
I am an Unknown Knight, 
  Three modest Maidens have me bedight."

"Art thou a Knight elected, 
  And have three Maidens thee bedight 
So shalt thou ride a tilt this day, 
  For all the Maidens' honor!"

The first tilt they together rode 
  They put their steeds to the test, 
The second tilt they together rode, 
  They proved their manhood best.

The third tilt they together rode, 
  Neither of them would yield; 
The fourth tilt they together rode, 
  They both fell on the field.

Now lie the lords upon the plain, 
  And their blood runs unto death; 
Now sit the Maidens in the high tower, 
  The youngest sorrows till death.



CHILDHOOD

BY JENS IMMANUEL BAGGESEN

There was a time when I was very small, 
  When my whole frame was but an ell in height; 
Sweetly, as I recall it, tears do fall, 
  And therefore I recall it with delight.

I sported in my tender mother's arms, 
  And rode a-horseback on best father's knee; 
Alike were sorrows, passions and alarms, 
  And gold, and Greek, and love, unknown to me,

Then seemed to me this world far less in size, 
  Likewise it seemed to me less wicked far; 
Like points in heaven, I saw the stars arise, 
  And longed for wings that I might catch a star.

I saw the moon behind the island fade, 
  And thought, "Oh, were I on that island there, 
I could find out of what the moon is made, 
  Find out how large it is, how round, how fair!"

Wondering, I saw God's sun, through western skies, 
  Sink in the ocean's golden lap at night, 
And yet upon the morrow early rise, 
  And paint the eastern heaven with crimson light;

And thought of God, the gracious Heavenly Father, 
  Who made me, and that lovely sun on high, 
And all those pearls of heaven thick-strung together, 
  Dropped, clustering, from his hand o'er all the sky.

With childish reverence, my young lips did say 
  The prayer my pious mother taught to me: 
"O gentle God! oh, let me strive alway 
  Still to be wise, and good, and follow Thee!"

So prayed I for my father and my mother, 
  And for my sister, and for all the town; 
The king I knew not, and the beggar-brother, 
  Who, bent with age, went, sighing, up and down.

They perished, the blithe days of boyhood perished, 
  And all the gladness, all the peace I knew! 
Now have I but their memory, fondly cherished;-- 
  God! may I never lose that too!






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SOCORRO CARRANCO [18.370]

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SOCORRO CARRANCO

Nació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Mèxico. Desde sus primeros años radicó en la Ciudad de Mèxico, donde realizó estudios Comerciales y Bancarios en el Instituto Washinton de la Ciudad de México .Participó como Actriz radiofónica en la WEW, fotonovelas y doblajes. Como escritora  ha participado en diversos encuentros, recitales y presentaciones. Ha colaborado en revistas y periódicos. Ediciones   recientes ” Hay días en que…,” coautora   con    la poeta chilena Patricia Gómez, “La otra piel”    poemario que fue presentado     en Santiago de Chile. Tiene en su haber varias antologías nacionales e internacionales, y Cds. con diversos autores y de la propia escritora. Pertenece
a la Asociación de escritores   y  poetas     de Chiapas, A.C. Al  Grupo  Literario Décima Musa,    A  los   Poetas   del   Mundo,  al Grupo Abrace(Uruguay), y a la Agrupación Literaria Puerta Abierta Chile México.



POEMA 1

Es el grito que fulmina
tener sus manos
ataviadas de sudor
sobre tu cuerpo.
Es la bocanada agria
que sale del beso
sin testimonio de amor.
Es la hora de cerrar tus puños
volver a la razón
recuperar el corazón
romper la noche en el desierto.


Después de las doce del día

Alguien me mira sentada en el parque a las doce del día
como si yo fuera una más y estuviera después del sol
como si viera el sol ausente, muriendo a la hora exacta.

Esté yo donde quiera estar, seré la misma fiel
con la edad creciendo desde mi tiempo resarcido
con la búsqueda y la respuesta después del infinito.

Esté como esté y si me dejan estar, seré la misma
no tengo tiempo, ver el vacío apoderarse del mundo.
Ahora, miro quien me mira después de la doce del día.




Horas Nuevas”(1990)

Es un día irrepetible todo es real
sobre mis mejillas resbalan solas
No se como detenerles
se quieren morir en mis labios
por un amor desleal
que se cree…¡Dios!

-

No quiero un hombre que sea un sueño
sino a quien amar
y que me ame sin ser mi dueño.

-

Amo a reservas de vivir una dicha fugaz
para mi…un instante es una eternidad.

-

Los recuerdos provocan horas nuevas
ahí,donde la cintura se dobla,sucumbir desaforada
y mirar el sueño de una ola enamorada.



EL VIENTO DE DOLORES

Para Dolores castro


El viento 
descubre tu palabra
dulce ventura
para cantar y cantar.
Hablan tus manos
el siseo de tu cuerpo
que trae consigo
su carga
su recarga
y amanece cortejando
el río de milagros.
Lo invade un parentesco
le da lo mismo
ser brisa o aguanorte.
El viento
se despide de sus hojas
y muere
resucitando en otoño.


ll

Imagino...
la sombra
y otra,
cubrir tu sombra
que de soledades
tu alma entiende.
Imagino...
una vez y otra
tus ojos prendidos en el agua
que miran el fondo de un vaso
y el vuelo del pájaro caído.
Van
mis sueños girando
quieren llegar
con los tuyos
descubrir 
tu inmensa palabra
y hablar de ti
con todo el mundo.


lll

Sólo quiero que mis dedos
se muevan alegres
y ahuyenten la nostalgia.
Que hable del mar mi boca
sin orilla orillado.
Sólo quiero
por la lucidez del agua
por la justa libertad
y por el amor limpio.
Sólo quiero
quedar exánime
mirar el viento
cuando no esta contigo.
Hay tanto
que decir del sol niño
de su mirada afable
y del pájaro
que era luz
luz cayendo
en la colina de tus pies.
Hay tanto
que decir de tu palabra
obediente
danzarina
con olor 
a mazorca
que desgrana
la sepultura circe.
Hay tanto 
que decir
que invariable queda
la conversación pendiente
y la que viene y la otra...
Entre pensar
traer
mis pensamientos
me veo sepultada
en la noche
de luna vieja
despertar
lejos
tan lejos
donde nadie 
alcanza
mi lámpara
mojada.


lV

A veces...
te digo cosas
cosas
como
quédate
quedito
junto a mi
Dolores.




Ignoras mi  Destino

Hacemos el sexo
mis venas ordeñas a tu voluntad.
Te deslizas tranquilo después
entre las almohadas
ignorando mi destino.
Te acuñas en el sueño
y sigue ahí mi soledad
embriagándose de mi.
Ahuyentas mi deseo
y no te apiadas de mi.
Forma torpe de montarme
te puedes perder ahora
tu mundo fauno
te reclama.




Poemas cortos en idioma Tsotsil y español.
de Socorro Carranco
Antología: Voz de los Vientos



Tuk'il be (1)


Ma´uk ta k´opojel
ti bu chlok´jc' ichele
ja' ta jun lekil busts' el
ti ja' chbat ta lajebal.



Inverso 
(Traducción 1)

No es a través del verso
donde mi sangre se desliza
sino en el dulce beso
que la muerte emana.


Yak´el xch´unibil (2)

La jlok' ta jun bi' il xchi' uk jun vinik.
Ta sti' Ko' onton ti bi´ile í pas ta kora-il
Li vinike ikom ta jkuxlejal.


Penitencia
(Traducción 2)

Dibujé un nombre y un hombre en mi pecho
el nombre se volvió mis horas
y el hombre se quedo en mi lecho.


Cha' tek' bil(3)


Oy k´usi xai-o ya' yeluk
Abex' tale tsjik´ubtasun
Jnukulile tstsanesot
Va´i -un ch´ab xa chi batel
Muyuk K´usi jna'oj.


Pasos Repetidos
(Traducción 3)

Parecía tener significado
tu cuerpo me ahogaba
mi piel te ardía
después...un adiós inesperado.






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AGUSTÍN RAMÓN SERRANO SANTIESTEBAN [18.371]

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Agustín Ramón Serrano Santiesteban

(7 de octubre de 1958. El Cerro de Uñas. Velasco. Holguín, Cuba) 

Poeta, narrador, escritor para niños. Ingeniero Pecuario. Master en Dirección. Profesor Auxiliar. Trabaja como Subdirector Docente en la Escuela Provincial del Ministerio de la Agricultura de Holguín. 

Ha obtenido diversos premios y menciones en la actividad literaria: Mención especial del jurado en Certamen Internacional de Poesía “Noviembre” en Toledo. España. Diciembre del 2015; Finalista en el  Cuarto Concurso Internacional de Poesía Atiniense. Atina Argentina. 2013; Segundo Premio VII Certamen de Poesia del Colectivo ATAECINA en Terrassa, Barcelona; España. Noviembre de 2010. Tercer Premio del II CONCURSO INTERNACIONAL DE POESÍA “EL MUNDO LLEVA ALAS” de la Editorial Voces de Hoy. Julio de 2010. Estados Unidos; Premio Finalista en poesía del Premio Platero de Cuento y Poesía del Club del Libro en Español de las Naciones Unidas en Ginebra. Junio de 2010. Suiza; Premio del Concurso Carta Lírica de poesía 2000. USA; Mención honorífica en el VII Premio de Poesía Azahar del Ayuntamiento de Conill en España, 1999; Accésit en el Concurso Internacional de Poesía Bustarviejo de Madrid, España, 1999; Primer Premio en poesía y décima del Concurso Nacional XX Aniversario del taller Literario “Nicolás Guillén” de la Universidad de Camagüey. Noviembre de 2009; Primer Premio de Décima en el Concurso Nacional Rubén Martínez Villena de la CTC del 2007; Premio Nacional del Grupo Aladécima del Concurso Regino Pedroso  de la CTC en el 2006; Premio de Poesía del Concurso Nacional Rubén Martínez Villena de la CTC. 2004; Mención en poesía infantil del Concurso Nacional de la CTC Rubén Martínez Villena 2000; Premio Especial Cucalambé en Décimas. Las Tunas 1997; Premio Nacional Cucalambé en Décimas. Las Tunas 1996; Premio Vicente Espinel en Décimas. Holguín 1995; Mención Concurso Cucalambé. Las Tunas.  1994; Mención Concurso Hnos. Loynaz en Décima. Pinar del Río 1993; Premio del Concurso Inicios. Poesía.  Revista Somos Jóvenes.1986; Mención Premio de la Ciudad Poesía Infantil. Holguín. 1997; Mención Adelaida del Mármol. Poesía. Holguín. 1996; Mención Premio de la Ciudad Décima 1994; Holguín. Mención Premio de la Ciudad Poesía 1993. Holguín; Mención Adelaida del Mármol Poesía 1990. Holguín; entre otros.

Ha publicado los cuadernos: Instantes en la Memoria. Cuaderno de Décimas. Holguín. 1995; Sitios de la Voz. 1997. Cuaderno de Décimas. Premio Cucalambé. 1996. Las Tunas; Había otra vez. Enero del 2001. Cuaderno de Literatura infantil. Cuento y Poesía; Confesiones del Inocente. Cuaderno de poesía. Ediciones Holguín. Colección Comunidad. 2003. Poesía en Versos Libres; A corazón abierto. Cuaderno de décimas. Ediciones Holguín. 2012 y La extraña brevedad. Selección de decimistas velasqueños. Ediciones Holguín 2014. 

Poemas suyos han sido recogidos en diversas antologías de Cuba y el extranjero: Antología Anual de Poetas del Mundo 2015; Antología Anual de Poetas del Mundo 2014. Primera Edición; Antología del IV Concurso Internacional de Poesía Atiniense 2013. Argentina; Antología de la décima cósmica en Holguín. Frente de Afirmación Hispanista A.C.  México 2002; Antología de la Poesía Cósmica Cubana. Segundo Tomo. Frente de Afirmación Hispanista A.C.  México  2001; Antología de Ámbito.1993. Poesía; Libro Homenaje a Celia Sánchez. Antología Poetas del Mediodía. 1995. Las Tunas. Décimas; Navegas isla de oro. Literatura Infantil. Editorial gente Nueva y Esta cárcel de aire puro. Décimas. Ediciones Unión; Mínima Noticia. Antología de poetas holguineros. Octubre del 2000 Ediciones Holguín; El breve puente. Ediciones Holguín.2007; Ciudad con nosotros. Poesía. Holguín. 2010. Entre otros. 

También en revistas y publicaciones de Cuba y el extranjero tales como: Revista Ámbito; Revista Serranía; Revista Quehacer; Somos Jóvenes; Verde Olivo; Revista Casa de las Américas; Revista Vitral; Revista de Agricultura Orgánica; Periódico Ahora y Trabajadores, en Cuba; Carta Lírica USA; Diario argentino La Palabra; Revista Sensación de Cultura de Argentina; Diario La Noticia. Tucumán. Argentina; Aguamarina; Revista ALALUZ;  Revista Azahar; Revista MAMBI;  Revista Arboleda y El Ateneo Norte de España.

Es miembro del Grupo Nacional de Escritores Rurales, del Grupo Aladécima; del Grupo Espinel Cucalambé; del Grupo Poetas del Mundo; de la Red Mundial de Escritores en Español y del Registro del Creador Literario en Cuba.

Divulga el quehacer cultural desde Velasco, Holguín en sus blogs: aserrano.cubava.cu y aserranoss.wordpress.com


POEMAS

LA VIDA SE ME VA CON LO QUE ESCRIBO
                                              Joaquín Sabina


La muerte es una puerta que el azar 
dejó sin llave y tiene libre acceso,
dice llevar un nombre, un sitio impreso,
una fecha que no puedes evitar

La muerte no se afana en perseguirte,
no importa si es otoño o primavera;
no falla su elección, tan solo espera
la hora precisa para recibirte.

Puede venir la muerte por los años
a dejarme sin luz, solo y cautivo,
donde Hades fomenta sus rebaños.

No me preocupo ahora, sobrevivo,
más sé perfectamente sin engaños:
la vida se me va con lo que escribo.



VISIONES DEL PEREGRINO

Estas vísperas son las de después.
 Joaquín Sabina

Esta semana tiene veinte días
Esta tristeza un  Tera de razones
Esta llovizna empapa corazones
Esta noticia es pobre en alegrías

Estos pasajes son de otras historias
Este boleto nunca tuvo avión
Estas palabras huelen a traición
Estos soldados morirán sin glorias

Este sinsonte perderá su trino
Esta arboleda puede ser fatal
Esta sombra cansada es el destino
Este abuelo que pasa es un chaval    
Estos pasos no encontrarán camino
Este hombre sigue siendo un animal.



REFLEXIONES EN SOLEDAD

Esta huella que sorbo lentamente,
sombra de tanto insomnio pasajero,
es un resquicio del pasado fiero
detenido en mis ojos del presente.

De nuevo estoy a solas y la gente
me olvida en la penumbra del sendero,
después de tanto tiempo nada espero,
sólo mi soledad, pacto inclemente. 

Quizás a solas sea más seguro
partir entre las sombras sin aviso, 
deshecho del más pérfido conjuro.

Soy una sombra más, un indeciso
ser que atraviesa el tiempo sin apuro
sabiendo que no existe el paraíso. 



CONSEJO PARA LOS QUE NO TIENEN 
UNA CIUDAD

Para  Záimar

Hoy la ciudad va a perderse
en el mar, falso remedio
para luchar contra el tedio 
que la sitia. Quién ejerce
tanto influjo; quien retuerce
sus calles, su cruz, su emblema;
quién coloca su dilema
en los rostros taciturnos
de caminantes nocturnos.

La ciudad es un problema
si la insensatez la arruina;
la ciudad pierde su sello 
y el parque es solo un destello
de luces en una esquina. 
Si la ciudad determina
perderse, huir a la mar, 
de nada vale llorar;
es inútil detenerla,
resignarnos a perderla.
Nos corresponde aceptar
su decisión sin chistar.
Somos culpables. Por tanto
nada de invocar el llanto.
Dejadla que llegue al mar,
ojalá pueda olvidar 
en el agua su tristeza

Si la ciudad vuelve ilesa, 
cuando vuelva, por favor,
bríndenle un poco de amor,
saluden con la cabeza.
Y no olviden: la ciudad
no es un montón de basura
aunque la vida sea dura
y más dura la verdad.

Aprueben su libertad,
sin burlas, sin sobrenombres;
pongan a sus calles nombres,
no intenten otra salida.
En una ciudad perdida
no valen nada los hombres.



LOS INOCENTES YA NO ESCRIBEN 
PALABRAS EN LA ARENA

Los inocentes se sientan en el parque
bajo una corona de alcohol y sombras
                                             que vacilan
intercambian billetes   asienten
                             y disienten sin descanso
los abrumo un número    una chapa
el velo de la suerte
               que ellos mismos quiebran
Los inocentes tienden su lazo
entre latones de basura olvidados
y decenas de hombres - máquinas - dinero
que esparcen sus bazares en cada rincón
                                                 de esta ciudad

Los inocentes ya no escriben palabras
                                                  en la arena
justo cuando los bañistas abandonan la playa
Ellos fabrican la gloria a su  manera
y le prodigan un cantar de gesta
a quienes traspasan los límites del lodo
Los inocentes le niegan su mano
                                           a la miseria  
Pobres hombres diablos
jineteros de la otra calle
donde un hombre acaba de colgarse
             en el campanario de una iglesia.




DESDE UN ALMIAR PERDIDO EN LA DISTANCIA

Una ciudad puede amanecer a oscuras
en un día cualquiera de invierno
aunque los iracundos y los débiles
maldigan una y mil veces todos los símbolos
Una calle puede amanecer vacía
anegada por charcos de silencio
habitada tan sólo por las sombras
de un viejo campanario y sus estatuas
Un hombre puede amanecer con hambre
olvidar su cita con los sueños
y a la hora precisa abandonar
                el último tren hacia la noche
Todo le es permitido a quien no tiene dios
al que con la sonrisa deshace los augurios
Yo voy tejiendo el sueño
                de los que no regresan
Desde un almiar perdido en la distancia
voy acopiando el trigo para aquellos
que tarde o temprano han de llegar.




PERMANENCIA DE SUEÑOS Y PELIGROS

Detrás de los cristales el mundo 
                            traza su reverencia
humo y silencio entre los árboles
huellas que demuestran
la permanencia de sueños   y peligros
El polvo desenvuelve su algarabía
la estación se detiene
esparce sus milagros
                 restos de sangre      piel
ideas que murieron desconociendo
                          la blancura del tiempo

Detrás de los cristales
el exterminio       la locura
el pozo del infierno que despide 
                               sus fétidos olores
las maldiciones de las hordas salvajes

Un ave advierte el rumbo
manso aleteo sobre el resplandor

Todavía las piedras negras son intocables
y yacen en la cripta donde el hombre
                   no acepta los horóscopos
Vuela polvo hacia el sueño
Rehaz los milagros y las huellas
rompe las esferas del equilibrio
quiebra las leyes inexactas
y no dejes que se pierda
                              ese espacio
esa luz que vacila
                  detrás de los cristales.



AHORA

Ahora que el calendario
se deshace en un minuto,
que la flor se ha vuelto fruto
y yo sigo solitario.
Ahora que en el diario
vuelven a hablar de la guerra,
ahora que el planeta tierra
tiembla ante el cambio climático,
no me resulta simpático
morir, y todo me aterra.
Ahora que los valientes
extrañan el tibio hogar,
que disentir y emigrar
son vocablos recurrentes.
Ahora que los ingredientes
de la vida son tan caros.
Ahora que los disparos
van más allá de los hombres;
ahora que se borran nombres
y abundan los desamparos.
Ahora que los huracanes
nos muestran su lado oscuro,
que nos vuelven a dar duro
con un palo los truhanes.
Ahora que los alemanes
rediseñan la eugenesia,
ahora que vivir en Grecia
es solo cuestión de “amores”;
ahora que faltan colores
y la soledad arrecia.
Ahora que la verdad
es agnóstica y risible,
ahora que es imposible
encontrar la realidad.
Ahora que la maldad
gobierna en el universo.
Ahora que duele el verso
en las manos del soldado,
ahora que todo ha cambiado
en este mundo disperso.
Ahora que no importa el sexo
y el género nos engaña,
ahora que la guadaña
del hambre tiende su plexo.
Ahora que no existe nexo
entre el mendigo y la suerte.
Ahora que de nuevo el fuerte
acomoda el ajedrez,
descubres que la niñez
está condenada a muerte.
Ahora que los generales
deciden quien morirá,
que Prometeo no está
de ejemplo ante los mortales.
Ahora que si tienes vales,
que no te alcanza el dinero.
Ahora que es falso un te quiero
porque el amor está ausente,
hay un rostro adolescente
que se pierde en Varadero.
Ahora que hablar de la gloria
es pecado capital,
que le han cambiado el final
al libro de nuestra historia.
Ahora que la memoria
se borra y no halla salida.
Ahora que arremete el sida,
ahora hermano,  no te asombres,
es que hacen falta los hombres
que luchan toda la vida.



DIÁLOGO PARA LOS INCRÉDULOS

Jesús, dame una señal,
un evangelio sin dudas
donde la mano de Judas
no me traicione al final.
Arde la noche, el cristal
del Apocalipsis vuela;
el tiempo clava su espuela
en los ojos del vidente.
Jesús, nadie se arrepiente
del pecado.
                     La gacela
de la noche se disfraza,
hay una cruz que vacila,
un arcángel que vigila
cada rincón de la casa.
Voy a morir en la escasa
soledad de mi inocencia;
el sol hace penitencia
en el altar del ocaso;
Jesús, peco en cada paso,
no soporto la obediencia.
Me detengo ante la puerta,
busco los peces, el pan;
pero veo que no están
donde los creí. Desierta
queda la calle. Despierta
mi sombra y a contraluz
escapo solo con tus
discípulos a la gloria.
Jesús, cámbiame la historia,
cédeme un puesto en tu cruz.






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PILAR SASTRE TARDUCHY [18.372]

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Pilar Sastre Tarduchy  

Nace en Madrid.
                                                                  
Es Licenciada en Psicoenergética y directora de El Búho Búcaro “Poesía y Danza Española” desde el año 2007.

Ha publicado poemas en diversas revistas y antologías en España, Uruguay e Italia.Está  incluida en la  antología XXV del Certamen de poesía, selección Voces Nuevas (Torremozas 2012).
Obtuvo Mención de Honor, en el Concurso Internacional de Poesía Revista Letra Nueva-Ediciones Botella al Mar (Uruguay 2014) y la distinción: “Justino Zabala Muñiz” en Punta del Este, Uruguay, por Gestión Cultural.

Ha publicado los siguientes poemarios: 

2008 Doctora del Alma.
2013 Aman-ecer vs Atar- decer, en colaboración con Óscar Rodrigáñez Flores.
2014 Antología ( L’Amore dalla A dalla Z) de Italia.
2015 Elementos para un Pensamiento Homogéneo. Publicaciones CERSA-Búho Búcaro.
2015 Publica su último poemario Los Gestos del Mundo, Torremozas, presentado  en la Feria Internacional del Libro de Madrid.

Participa en los talleres de la Fundación Centro de Poesía José Hierro de Getafe (Madrid).




Del Libro:
“Elementos para un pensamiento homogéneo”



Somos lápidas solitarias 
engalanadas
con paraguas y sombrero.
Los meridianos del tiempo
escupen
solo amargas nebulosas.
Camino entre el ciprés y el ocaso
vagando 
por el Universo de la indiferencia.
Las briznas de la tarde 
y la lluvia,
hoy beben las voces 
del silencio.




Buscando el bien de nuestros semejantes,
encontramos el nuestro.

Platón

CIUDAD JUÁREZ

El eco entre mis manos
me devuelve todo sin preguntar.

El eco frio desgarra la luz de mi mente.

El eco en su interior guarda todo el dolor
y rompe la piel de mis deseos.

El eco vive, salpica con dureza mis sábanas,
despacio me sujeto en el umbral de espejos.

El eco de la luna acaricia
hoy mi voz quebrada.



EL SUEÑO

El sueño es imprescindible, descanso 
de emociones 
y del alma que no habla,
puntos y comas que no ponemos 
en el texto.

La cola del gato baila
un vals sin saber nosotros
dar un paso para abrazar el aire.
Sujetar las piernas después
de unos licores es difícil para
callar el alma que pide
y no recoge.

Mirar el espejo de los cristales
que hablan solos,
dicen esperar un poco más.
No hay concordia entre cuerpo
y pensamientos nuevos.

Ahora queda entre sombras
buscar una y otra vez
ese hálito que palpita.


*

DESCALZA

"Estos días azules y este sol de la infancia",
Llamas hoy a mi puerta, pides pero no das
entrega de presencia, solo estás. Creo sentir tus
pisadas en mi casa.
Descalza sobre el suelo de terracota danzo
e invoco sabores de tréboles y laurel, círculos
y luz de antorcha te dan el pasa-manos de mi escalera.

¿Austeridad ó magia de Morgana y Cuza?

Tu amor recorre mi ser, mientras mi gata
Luna juega a mis pies. Tu cuerpo me da sombra
y calor. En mi cocina llenas de frutos mi loza
de barro. Tus brazos protectores y recios dan
cálida luz a mis deseos y desengaños en un minuto.



"Los gestos del mundo" Torremozas


La piel dormida es una caligrafía,
no sabe cuándo ni dónde
se ubica el primer paso
que deja una huella diferente.



-Puerta Esperanza

V

Eres nexo vacío y sombra de neón,
tus huellas sin figura sobre el asfalto
ahogan cada paso hasta mi puerta.

Ahora un cuerpo desnudo
deja al descubierto el dorso,
y al pasar levemente el tacto
de unos dedos,
dibuja y traduce los símbolos
reflejados sobre la piel dormida.

La alquimia de las manos
extrae a la superficie
los pilares de una vida sin aliento,
que aun siendo inconsciente
aprueba las palabras
y el salitre de unas lágrimas mudas.

Cada tarde las gemas en silencio y acompañadas
de una luz de sal,
absorben con sutileza
hasta la última gota llena de olvido.



-Puerta circunstancial

VI

El sol como el amor
me devuelve
la fragilidad.

El instinto
lleva lejos cada paso
y rescato mi certeza.

Vibro y regreso.
Suelta ya tus espinas.




-Puerta dolor de aprendizaje

VI

Los tarantos
son negrura en tus ojos
porque en el abismo
de la muerte no amanece.

Tu voz deja huellas
en los pasos de lluvia
que mece hoy el cielo gris.

No tienes tierra ni campos,
el polvo se astilla en tus manos
y agrieta el sudario que no ves.

La ceguera de una alegría
huidiza e insensata
hoy escarcha
la voz de mis ojos
y no puedo hacer nada.






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PACO RAMOS TORREJÓN [18.373]

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Paco Ramos Torrejón 

Nace en Cádiz en 1981. Estudia filología hispánica en la Universidad de Cádiz y la UNED. Ha publicado en algunas revistas literarias como Speculum, dirigida por el catedrático emérito de la Universidad de Cádiz José Antonio Hernández Guerrero, Voladas, El ático de los gatos, o Aprender a pensar, de Ediciones de la Torre. Ha sido miembro de diversas tertulias literarias, como el Club de Letras de la Universidad de Cádiz, el grupo Ámbito, el grupo Rayuela o el Colectivo de letras libres de Chiclana. Actualmente imparte talleres literarios de narrativa y poesía por toda la provincia de Cádiz y Madrid. Es organizador de Versalados, festival poético de la provincia de Cádiz que se celebra cada año durante el mes de agosto. Estuvo al frente de la programación poética del Café Gadir en Madrid y organiza durante el año los recitales de poesía Versalando en San Fernando.  En enero de 2016 publica con Lápices de Luna Editorial su primer poemario, El aprendizaje del miedo. En febrero de 2016 participa en la antología poética Amor fou. Ebrio desván de amores locos, de la editorial Pigmalión, coordinada por Antonino Nieto Rodríguez, junto a otros autores como Carlos Marzal, Luis Eduardo Aute, Pura Salceda o Guillermina Royo-Villanova; y en marzo de 2016 en la antología Poesía y narrativa hispanoamericana del siglo XXI, publicada por Lord Byron Ediciones y coordinada por el poeta peruano Leo Zelada. Anteriormente había autopublicado dos libros de relatos, El fontanero del mar (2008) y Onironáutico (2010), y una novela, El viaje del héroe (2012).  También es colaborador del diario digital SevillaActualidad.com donde mantiene una columna quincenal y ha participado ocasionalmente en las tertulias radiofónicas de Radio La Isla Coloquios de la bahía y A vueltas con la literatura. Ha sido jurado en varios certámenes como el escolar nacional de San Juan de la Cruz, promovido por el colegio Liceo Sagrado Corazón, o el premio Ortiz del Barco, convocado por el Círculo de artes y oficios de San Fernando.




OFICIO DE POETA

El miedo lancea los costados.

La muerte es una ecuación 
que no reparte dividendos.
Adherida a las leyes de las matemáticas,
se hace presencia para siempre,
     exacta
     eterna.

Las escorrentías alimentan
                     el arroyo de la memoria,
                           la tortura del goteo.
La vida no enseña a sobrevivir
ni el dolor se calcula por sí mismo.

Lo ortodoxo es aprender 
                            a convivir
                                 con la desgracia.

Sólo los poetas exorcizan las ausencias.



DERROTADOS

Ahora,
que aún es demasiado pronto para todo,
Caronte comienza a surcar la Estigia. 

Vencidos los aurigas 
que embridaban los caballos de la guerra,
absortos en la fatal ceremonia,
rodean la laguna como meros espectadores. 
Hechos para la lucha,
la derrota los consagra en el fracaso
y los eleva al infortunio de los no-muertos.

La última tabla del embarcadero 
marca el destino de Alfonsina. 

Es la Estigia. 

Allí, 
no podéis acompañarla.


LO DIFÍCIL

Lo difícil no es estar sin ti
en esta ausencia que llena la casa. 
Lo difícil son las mañanas sin café,
el móvil que ya no suena en los viajes,
los guisos salados o insípidos,
nunca a punto. 

Difícil será 
el teléfono de casa mudo
sin recibir llamadas 
que pregunten por ti. 

El desorden de las vidas que cuidabas,
los geranios
marchitándose sobre el alféizar.

Lo difícil es el silencio pétreo de las cenizas,
la costumbre de que tu vida sólo sea un recuerdo. 


EL APRENDIZAJE DEL MIEDO

El miedo no requiere aprendizaje
Felipe Benítez Reyes


La noche afila sus cuchillos
cuando la madrugada yace entre tinieblas.

El silencio tiene eco de muerte.

La promesa de cadáver tras el cristal
agrieta los costados de los sueños,
y es por las grietas por donde el viento reza sus miserias. 

Abril sin sangre es un enero en el que no crecen las flores. 

El dolor es ciego en la profundidad de los abismos abisales
cuando el descanso de Edipo es ajeno al asesino.
La jauría de lobos ahoga sus aullidos al amanecer,
entonces el amor teme tocar un cuerpo frío.

El miedo no requiere aprendizaje.



UN CANGREJO

Un cangrejo.
Un cangrejo es cáncer en el zodiaco.
Los tumores tienen forma de cangrejo.
Un cangrejo pinza, devora las entrañas
mientras el cuerpo no hace nada por defenderse.
Se inmolan las células,
se alimentan de sí mismas. 
El cangrejo es cáncer.

Suero.
Quimioterapia.
Napalm.
Una clepsidra bombeando gotas de napalm.
El napalm se abre paso por las venas
cada 21 días.
Las destroza,
envenena el cuerpo,
enferma,
resiste,
las dosis se amplían,
más napalm,
más lucha.
El cangrejo sigue royendo.
La piel se hace tumor. 

Flaquean las piernas,
el cuerpo se degrada,
merma,
encoge, 
la piel es un folio,
una fina película que apenas protege,
se tocan, se palpan los huesos
y los días son mecánicos, 
dolientes,
aguardando el final,
sabiéndolo cerca.

El cangrejo sigue a lo suyo.
Nada nos separa de la muerte.






HUMO Y CENIZA

La placenta arroja el líquido amniótico
del embarazo de tumor 
en el estómago de Electra.

Agoniza el sol en el simétrico horizonte.
La arena cumple la faena de las horas,
grano a grano se ha vaciado la clepsidra.
El miedo ya es libre,
la desesperación lo ha hecho valentía.
Las almas habitan eternas 
en los corazones rotos por la ausencia. 

Quisiera saber cómo es el mundo de lo eterno.

Todos somos humo y ceniza. 


MITOLOGÍA

El vuelo de la alondra
ha quebrado su garganta. 
Sobreviven los barrotes 
que encarcelan al suicida
detrás de una ventana
por donde no pasa la luz. 

El hambre de los Dioses
coarta la libertad del gozo eterno.

El vulnerable Odiseo,
          frágil,
          descuidado,
          desnudo
sobre el lecho de Penélope,
ve partir la flota.
Pero la medusa ya no está
sobre una isla del océano:
Anticlea ha sucumbido a su mirada.

Penélope
teje con hilo de lágrimas
la pena de su amante. 



DESPEDIDA

Ayer te despedimos en la playa
y a tu cuerpo 
se lo llevó el levante mar adentro.
Tu cuerpo, 
podrido de cangrejos, 
ahora es alimento de peces,
presencia etérea que todo lo abarca.

Tu ser corpóreo es vacío en infinito,
horizonte trágico confundido con el cielo.
La duna hace de frontera 
separando a lo vivos de los muertos
y a este lado quedamos 
con los pies mojados ateridos de frío.

Habremos de cuidar los geranios que regabas del balcón.

Acaso la muerte es la gran madre:
nadie le conoce huérfanos.



FIN

Habremos de ventilar las orillas del dolor.

Limpiar la casa 
y atrancar las ventanas.
Dejar
que el fantasma de las casas antiguas
habite la nuestra para siempre.

Cauterizar los destrozos 
de dos años
en el horno de los cuerpos quemados.

Que se trague la tierra
lo que no ha de quedarse entre nosotros.



OFICIO DE POETA II

La sepsis del dolor 
ha infectado la baranda de verde musgo,
enredaderas verdes.

La memoria vive manchada 
como la soga del suicida
y en algún rincón
un niño juega a la pelota
o se adentra en el mar
entre paisajes de rojo sangre.

Hordas de golondrinas 
tiñen el cielo de negro luto.

Pobre
          poeta
                    insatisfecho.
                                        No
                                   lo
                         sigas
       intentando.

La muerte es tan precisa
que no requiere de metáforas.



EL SILENCIO DE LOS BOSQUES

Sopla el aire sobre los famélicos desiertos del sexo,
laberintos del deseo panteísta de la carne. 
Un hombre esconde su figura de niño
guarecido bajo la mesa familiar de una casa incestuosa. 
Ha traído el desconsuelo al útero del bosque.
Allí la vida es lenta,
todo está viviendo;
late el musgo, la laurisilva, los helechos laten.
Pero el corazón es piedra, frío e inerte. 
El animal es ajeno al daño,
no conoce la inquina de cazador alguno.
Ha visto a jóvenes desafiar a la muerte
entre caricias furtivas que conceden el diluvio a los vientres secos.
Allí el silencio se hace idioma
y no existen dogmas ni censores que castiguen el paraíso en otras pieles.
El amarillento pasto eyaculado en los albores de la primavera adelantada
luce su capa de reverbero y anticipa las heridas del amor. 
El sexo es un desierto que siempre esconde alguna trampa.
Formará el aire la ventisca y será la duna tormenta de arena
de la que no podrá resguardarse.  
No conozco oasis para el descanso de los muertos 
ni estaciones de trenes donde no se profesen las leyes del amor. 
Pero hay niños escondidos en la figura de los hombres
que en el sepulcral silencio de los bosques
lloran la angustiosa ausencia de la madre. 





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SVETOZAR GUEORGUÍEV -GHOSTDOG- [18.374]

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Svetozar Gueorguíev   -Ghostdog-

Físico. Dramaturgo. Poeta.

Svetozar Georgiev, (1976, Bulgaria), es conocido bajo el apodo Ghostdog, que ha estado utilizando desde 2007 para firmar su poesía abstracta. Junto con sus colaboradores de AST - Asociación para el teatro libre - está trabajando para la escena teatral contemporánea búlgara independiente. Svetozar ha trabajado con directores como Ida Daniel y Mladen Aleksiev, y ha escrito los textos de “The dead Dagmar”, “Butterflies are actually fighters”, “Astronaut”, etc.

El lenguaje que usa para su obra, es el que ha utilizado en una vida en la que ha trabajado en el aeropuerto (por Bulgaria Air), en un hospital (Doverie) y en un montón de otros lugares interesantes. De lo contrario, Svetozar puede hablar con usted en un lenguaje muy agradable y la comprensión acerca del isomorfismo de grupos (estudió física), lo que sucede entre dos fronteras de la homogeneidad, el problema de Fermi, el (primer) teorema de Gödel sobre el carácter incompleto, sobre conquistadores, libros (de todo tipo y temas) y sobre el lenguaje como un sistema de coordenadas.

Por cierto, Svetlio también puede pedir comida, agua y cigarrillos en la lengua romaní. Svetlio cree que el lenguaje es un instrumento para la creación de nuevos mundos y para salir de su propio sistema de coordenadas.


Traducción de Neva Mícheva


марина цветаева freestyle

през ноември, препъвайки се в дългата си рокля,
вървях, подложила ръка,
за да не капят от кървящата ми буза
малини по влажните листа.
всички ме целуваха до кръв.



marina tsvetáyeva freestyle

en noviembre, tropezando con mi vestido largo,
yo caminaba haciendo cuenco con la mano
para que de mi mejilla goteante no cayeran
frambuesas en la húmeda hojarasca.
todo el mundo al besarme me sacaba sangre.

(2007)




ъ стар ис борн (жизнен цикъл на звездите)

нощем от тези локви се раждат звездите
пълзят по плочките, снасят под колите
яйцата им на гроздове по броните
а ларвите им дебнат по транспортите
от първите ни спирки до последните
с хитрост побеждават враговете си
гледат филмите в главите ни
през ръбестите дупки на очите ни
усилват студовете в нас до изкривяване
принудени да се покланяме, поглеждаме
към локвите и блясъка им как изяжда тротоарите


a star is born (el ciclo vital de las estrellas)

de noche de estos charcos nacen las estrellas
pululan por los adoquines
ponen sus huevos debajo de los coches 
racimos que cuelgan de los parachoques
son larvas que acechan en los transportes
desde nuestras primeras paradas hasta las últimas
vencen con astucia a sus enemigos
ven las películas en nuestras cabezas
por los huecos mellados de nuestros ojos
refuerzan nuestros fríos hasta retorcernos
y obligados a la reverencia miramos
el brillo de los charcos comerse las aceras

(2009)



хората

хората не са листа през есента,
независимо какво говорят или пишат чувствителните натури,
хората са чували с пясък пред картечниците.
хората не са звезди и острови,
не са самотни или пък общителни,
хората са чували с пясък,
струпани около реките, за да не преливат.
хората не са и мисли,
които се стрелкат през вселената,
независимо какво им казват врачките.
чували с пясък пред картечниците,
за да не прелеят там реките, са хората.
подредени.


los humanos

los humanos no son hojas otoñales,
a pesar de lo que dicen o escriben las almas sensibles.
los humanos son costales de arena delante de las ametralladoras.
no son estrellas los humanos ni son islas,
no son ni solitarios ni sociables.
son costales de arena amontonados
a lo largo de los ríos para que no se desborden.
tampoco son ideas que centellan por el universo
y da igual lo que les digan las videntes.
costales de arena delante de las ametralladoras
y de los ríos, para que no se desborden,
son los humanos.
apilados.

(2011)



исках да кажа

внимателно в редичка изречения,
според мен в чудесно настроение
ги пуснах, те пък скачат хората да хапят.
подреждах ги във форма за любов,
отварям им вратата и те тичат,
в движение заемат форма
на стрела и брадва, чук, греда
и едва успявам да отскоча
да не ме прегазят.
блъскат се в дървета и приятели.
стой така – ми вика фотографът –
ей това като удари, падат всичките листа,
стой отдолу да те снимам
както падат върху тебе, че стои добре.
листа и паднали от хората неща
като обувки, целувки, малки извинения с надписче
шалове и ръкавици и още от листата
и чанти, запалки, общи неща,
а аз не знам какво да правя
стоя си


quería decir...

solté con cuidado y en fila unas frases
según yo, de un humor fantástico,
pero las vi echarse encima de la gente a morder.
en forma de amor yo las ordeno, pero basta
abrir la puerta y ellas corren y corriendo
se hacen flechas, hachas, martillos, vigas,
apenas tengo tiempo de hacerme a un lado
para que no me arollen.
chocan contra árboles y amigos.
no te muevas – dice el fotógrafo –
mira, caen las hojas como golpes,
quédate ahí abajo mientras
te caen encima, queda súper bien.
hojas, y cosas que pierde la gente:
zapatos, besos, disculpas diminutas con etiquetita,
bufandas, guantes, otras hojas,
encendedores, bolsas, cosas generales.
y yo no sé qué puedo hacer, me quedo 
ahí parado

(2012)



целувкимилувки

докато не й извадиш шплента,
целувката прилича на най-обикновено нещо.
нещо по-скоро уютно. може даже извинително.
после дърпаш шплента, нещо щраква и всичко излита.
зъбите се трошат като захарни бучки,
премяташ ги из устата си бели и сладки.
и ти, и ти, не се прави...
устните си режеш на острите им краища.
не е за шубета тая работа.


besosyapapachos

hasta que no le arranques la espoleta
un beso parece una cosa de lo más corriente.
parece algo más bien cómodo. inlcuso perdonable.
luego tiras de la espoleta, se oye un clic y todo vuela.
los dientes se te rompen como terrones de azúcar –
los revuelves en tu boca blancos y dulces.
tú también, tú también, no te hagas...
cortas tus labios con sus puntas agudas.
esto no es para collones.

(2013)



езерата

а на спирката кой седи на спирката в дъжда
кой седи и гледа на спирката
как минават колите без чадър
кой седи на спирката без дъждобран
кой пуши не пуши щото е мокра цигарата
и гледа трамваите гледа файтони
няма файтони не лъжи гледа алфи пасати голфове
гледа пежа и откъслечни мустанги от спирката
шкоди гледа капките дъжд и те му се смеят
и той им се смее на спирката все по-бързо се смее
няма къде да ходи
трамваят е далече спирката е тука
идва голяма вълна пази се
гледай гледай отгоре ще дойде още една
не е вълна това, а езеро е
а кой гледа езерата и ги пасе по планините
и храни спирките с трамваи
кой гледа асфалтът колко е гладък
30000000 пъти се случва да пропусне понеделник
втори път вторник
без нищо между дъжда и целта седи
и нищо нищо не може да прави
нищо никога не е могло само дъжд
снимки трамваи малко завои мигачи дъжд асфалт
и някакви земноводни пешеходци
лигави от усилието кой да предположи
а на спирката се седи фанфари тромпети туби
и едни малки сребристи инструменти
не помня как се казваха
издават звук и обявиха
че трамваи днес не вървят заради дъжда



los lagos

quién está en la parada
quién espera ahí en la lluvia 
quén mira el paso de los coches sin paragüas
quién es el que sin gabardina está parado y fuma
pues no no fuma porque se le mojó el cigarro
y ve pasar tranvías y carruajes
¿pero qué carruajes, mentiroso?
y ve pasar alfa romeos golfs passats
peugeots y algún que otro mustang
y škodas desde la parada ve las gotas de lluvia
de él se ríen y él se ríe de las gotas en la parada
se ríe cada vez más rápido no hay escape
el tranvía está lejos la parada está aquí
¡aguas! viene una ola grande mira mira
viene otra y no es ola sino un lago
pero ¿y a los lagos quién los cuida
y quén los pastorea en las montañas
quién alimenta las paradas con tranvías
quién mira qué suave es el asfalto?
30 000 000 de veces se ha saltado el lunes
y es la segunda vez que lo hace el martes
sin nada entre la lluvia y su objetivo nada
nada puede hacer y jamás se ha podido
tan sólo lluvia tranvías fotos
un par de curvas e intermitentes
asfalto y algunos peatones anfibios
escurridizos por el esfuerzo
¿quién, quién hubiera dicho?
de repente en la parada fanfarrias
trompetas tubas y unos instrumentos
pequeños, como plateados
que no recuerdo cómo se llamaban
emiten sus sonidos anunciando
que por lo de la lluvia hoy no habrá tranvías

(2014)



долу на улицата когато поглеждаш 
към прозореца и си мислиш

по стъклото лазят парни гущери
дъхът ти по стъклото дращи
до стъклото устните ти изработват "чакай ме"без звук
ме гледаш те гледам без звук "отивам си, ще купя хляб"
енергоспестява крушката зад тебе и е бледа
ти пращам целувка защото ми липсваш
толкова бледа и аз се смалявам като пчела
и не ме виждаш вече си толкова бледа
целуни ме ще купя хляб
и ще изчезна съвсем зад стъклото
през устните ти и дъха ти


abajo, en la calle, cuando miras 
hacia la ventana y piensas

por el cristal trepan lagartijas de vaho
tu aliento araña el cristal
tus labios forman un “espérame” sin sonido
me miras te miro sin sonido “me voy por pan”
brilla ahorradora la lámpara detrás de ti
qué pálida
te tiro un beso porque te extraño
y no me ves ya y estás tan pálida
y yo como una abeja cada vez más lejos
tú bésame, voy a comprar el pan
a desaparecer completamente al otro lado del cristal
y de tus labios de tu aliento

(2015)





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PETR BORKOVEC [18.375]

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Petr Borkovec

Petr Borkovec (Nacido el 17 de abril de 1970 en Louňovice vaina Blaníkem, República Checa) es poeta, traductor y periodista. 

Estudió lengua y literatura checas en la Facultad de Filosofía de la Universidad Carolina, pero no terminó sus estudios.

Sus poemas han sido traducidos a casi todos los idiomas europeos. Sus libros han sido publicados en Austria y en Italia. Borkovec traduce poesía rusa del siglo XX en su mayoría.

Petr Borkovec nació en 1970 en Louňovice pero creció en Praga. Estudió Filología Checa, aunque no llegó a licenciarse. Trabajó en varios periódicos checos. En la actualidad se dedica a la traducción y el periodismo, es redactor jefe de la revista Rukopis, da clases de escritura creativa en la Academia Literaria de Praga y colabora con la editorial y café Fra, en el que organiza lecturas dramatizadas.

Empezó a publicar en 1990, sobre todo versos y traducciones de poetas rusos. Sus primeras colecciones de poemas se centran principalmente en la naturaleza, las canciones populares y la tradición cristiana. Poco a poco Borkovec busca su propio lenguaje poético caracterizado por neologismos, eufonías y juegos de palabras. En los últimos años abandona sin embargo los experimentos lingüísticos y tiende a la lírica en reportajes en los que capta temas y motivos vividos durante sus residencias como becario en el extranjero.

Obras 

Poesía 

Prostírání do tichého , Pražská imaginace, 1990
Poustevna, věštírna, loutkárna , Mladá fronta, 1991
Ochoz , Mladá fronta, 1994
Ze tří knih = Aus drei Büchern , Buchwerkstatt Thanhäuser, 1995 ( German translation)
Mezi oknem, stolem a postelí , Český spisovatel, 1996
Polní práce , Mladá fronta, 1998
Feldarbeit: Gedichte , Edition Korrespondenzen, 2001 ( German translation)
ABAF , Opus, 2002
Needle-book , Paseka, 2003
Nadelbuch: Gedichte , Edition Korrespondenzen, 2004 ( German translation)
Vnitrozemí , Fra, 2005
Amselfassade. Berlin-Notate , Friedenauer Presse, 2006 ( German translation)
Berlínský sešit / Zápisky ze Saint-Nazaire , Fra, 2008
From the Interior: Poems 1995-2005 , Seren, 2008 ( English translation)
Jedna věta , Revolver Revue, 2011
Milostné básně , Fra, 2012 [3]
Liebesgedichte , Edition Korrespondenzen, 2014 ( German translation)

Antologías 

Krajiny milosti. Antologie české duchovní lyriky XX. století , 1994
Sborník k pětasedmdesátinám Ivana Slavíka , 1995.

Traducciones 

U řek babylónských , Torst, 1996 - anthology of Russian emigrant poetry
Sophocles : Král Oidipús , premiered at HaDivadlo in 1998, in print by Větrné mlýny in 1999 — translated with Matyáš Havrda
Jasná luna v prázdných horách , Paseka, 2001 — anthology of classical Korean poetry, with Vladimír Pucek
Aischylos : Oresteia , premiered a published by the National Theatre June 18, 2002 — translated with Matyáš Havrda
Vladimir Nabokov : Ut pictura poesis , Triáda, 2002) — translated with Jaroslav Kabíček
Vladislav Khodasevich : Těžká lyra , Opus, 2004 — poems translated by Petr Borkovec, esseys translated by Miluše Zadražilová
Yuri Odartschenko: Verše do alba , Fra, 2005
Yevgeny Rein : Bylo, byli, byla, byl… , Opus, 2005
His translations of poems by authors such as Zinaida Gippius , Georgi Ivanov , Joseph Brodsky were published in magazines.

Premios 

1995 — Cena Jiřího Ortena ( Jiří Orten Award) in 1994 for his book Ochoz [4]
2001 — Hubert-Burda-Preis and Norbert-C.-Kaser-Preis for the German translation of his book Polní práce
2002 — Prémie Tomáše Hrácha for his translation of Oresteia (with Matyáš Havrda )
2004 — Cena Josefa Jungmanna (main creative award) for his translation of a part of Heavy Lyre by Vladislav Khodasevich



Traducción de Tereza Vitkova


Vchod

Vchod do jeskyně byl jak obří                      
napůl otevřená slávka jedlá.                        
„Ověřil sis to?“ zeptal ses mě                        
a na rameni se ti rozklepal můj fialový stín.           
„Budeš proti,“ odpověděl jsem,                    
„ale já už nechci psát básně.                               
Chci být omluven, jsem nemocný, budu příště.              
Co chci – je vlézt tam. A jestli verše,            
tak takové jako ty skvrny,                          
co se ti plácají u pusy.“                               
Slávka zívla. Věděl jsem, co vidíš.            


La entrada                                                                                                     

La entrada a la cueva era como un gigante
mejillón azul medio abierto. 
“¿Lo has comprobado?”
me preguntaste 
y en el hombro te empezó a temblar mi sombra violeta.
“No estarás de acuerdo” te respondí,
“pero ya no quiero escribir poemas.
Quiero que me disculpen, estoy enfermo, lo haré luego.
Lo que quiero – es entrar ahí. Y los versos,
nada más como esas manchas
brincoteando en tu boca”.
El mejillón bostezó. Yo sabía que lo estabas viendo.




V únoru      
                                            
„Táta umíral, v tašce                                  
jsem měl čtyři pstruhy.                               
Ryby na ledu, když táta umřel.                     
Vyběhl jsem do mrazu,                               
vrátil se, hodil tu smrt pod maso,                  
rostou z toho šedý houby,                           
vypadají jako václavky.                              
Moje chytrá žena pálí bordel                        
po mámě, říká, vem to benzínem,                        
ještě tenhle měsíc, prosím tě,                              
nebo to sněz; všichni říkaj,                          
sněz to, přežer se, zastav se o to.                 
Prostě se nějak doprav zpátky.“               




En febrero

“Mi papá moría, en la bolsa
yo tenía cuatro truchas.
Pescados sobre el hielo, al morir mi padre.
Salí corriendo al frío,
regresé, arrojé la muerte bajo la carne,
donde crecen los hongos grises,
que parecen champiñones.
Mi mujer, tan lista, quemaba cachivaches
de mamá y decía, báñalos en gasolina,
todavía este mes, te lo pido, 
o cómetelos; todos dicen, 
cómetelos, atáscate, frénate con eso.
Nada más regrésate”.




Comboio Suburbano, 0:05

Fórmica azul-celeste, cilindros florescentes.
Os céus abrem, dilúvios de luz: pai
com filha adulta, peles ao pescoço, eu, com o cheiro
das roupas suadas,  alguns lugares atrás de uns soldados.

O apito. As lâmpadas queimam. Depois o escuro. As janelas
seguram as nossas caras desoladas e pálidas. Os soldados
jogam às cartas no colo. A mulher, fechada,
escarros de jaspe branco nas orelhas balançando.

Pai e filha não conseguem cair no sono
Enquanto relembram aquele jovem coração que sangra e arde
Na mão do bêbado da pequena loja do cais de embarque.

Ela é esbelta e alta. O programa do Cimbelino
escorrega limpo do seu colo em direcção ao bêbado.
De branco, ela inclina-se, como o faria para um beijo.

(Tradução: Luís Filipe Cristóvão)




Doma

Západ. Keř po keři plál.
Vždy jeden tón. Vysoký. Podrážděný.
Vzduch kolem silnice. Sytý jak stěny.
Hrušně se leskly. Stál jsem. Pak
tma jako fistule trnula nad krajinou,
vylétl reflektor, bleskové kino:
osiky byly jak z alpaky.

Silnice – černé vlny, profily a desky,
a promítání černobílé humoresky,
nic nechci, jen se dívat, dívat, dívat,
stržen – ale jen jako divák.

Ztratit se věcem, ztratit věci.
Ztratit se krajině, ztratit krajinu.
Psát oči.



[Tak brzy podzim ...]

Tak brzy podzim. Nečas, čina.
Sedřená záda slunečnic.
A podlitiny psího vína
na chatách, v žebrech okenic.

Vodnaté zahrady, ty kysny
s napitou růží v záňadří,
si minutový srpen vysní,
si ještě léto opatří,

ale pak ztěžka, dýchavičně
zabalí stůl do černých plen
a plachta na promoklé pryčně
to všechno tiše odmávne.

                          září 1995




Gauč

Když jsem se dozvěděla, že Jiří umřel
(z Karlových Varů přišly dva telegramy,
jeden, že nežije, druhý, že je po pitvě),
nevím jak, sedla jsem si v pokoji na křeslo
a zírala na gauč před sebou a viděla,
že je modrý, viděla, že je evidentně modrý,
a pro sebe si opakovala: Je modrý,
modrý, to přece každý vidí –
neboť ode dne, kdy jsme ho přivezli,
o jeho barvě jsme se nikdy nedohodli,
Jiří vždycky mluvil o zvláštní zelené.
Seděla jsem jako hloupá v pokoji
a říkala si dokola: jak jsi mohl být tak slepý,
vždyť ten gauč je modrý jako modř,
to jsi neměl, to jsi tedy neměl,
říkat mi, že je zelený. Pak jsem s hrůzou
uslyšela sama sebe, a jako bych se byla probudila,
dala jsem se do strašného pláče.

                                  1997



Volně ze Lva Loseva

Kalné zrcadlo duše
nikomu nic neříká.
Spíš mi dopis napsat můžeš –
popláču si, zanaříkám.

Jak je dnes u nás v zahradě?
Bezbarvé slunce v mračné jámě.
Poznamenej to do kalendáře a raděj
vrať se, podívej se na mě.

Spatříš člověka bez tváře, jak sedí,
čte, chleba se šunkou v ruce,
knihu, v níž vůbec nic není,
krom konce.

                       1996



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REG SANER [18.376]

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REG SANER

Nació en Jacksonville, Illinois, EE.UU., en 1931. Después de su servicio militar durante la guerra de Korea, estudió Filosofía y Cultura Renacentista en la Universidad de Illinois y en Italia. 

PREMIOS:

1975 Walt Whitman Award
1981 National Poetry Series open competition
1983 Governor’s Award for Excellence in the Arts
1998 Wallace Stegner award
1999 Boulder, Colorado city's first poet laureate

OBRA  

POESÍA:

Climbing into the roots: poems. Harper & Row. 1976. ISBN 978-0-06-013762-5.
So This Is the Map. Random House. 1981. ISBN 978-0-394-51668-4.
Essay On Air. Ohio Review. 1984. ISBN 978-0-942148-03-9.
Red Letters (1981)

NO FICCIÓN:

"Soldier Poets, a Gadfly, and the Long-Haired Persian" (PDF). WLA Journal. Fall–Winter 2000. Archived from the original (PDF) on November 12, 2006.
The Four-Cornered Falcon: Essays on the Interior West and the Natural Scene. Johns Hopkins. 1993. ISBN 978-0-8018-4449-2. (Kodansha paperback, 1994)
Reaching Keet Seel: Ruin’s Echo & the Anasazi (University Press of Utah, 1998)
The Dawn Collector: On My Way to the Natural World Center for American Places 2005

ANTOLOGÍAS:

Lorrie Goldensohn, ed. (2006). American war poetry: an anthology. Columbia University Press. ISBN 978-0-231-13310-4.
Short Takes (Norton, 2005)
Old Glory: American War Poems from the Revolutionary War to the War on Terrorism (Persea, 2004)
Poetry Comes Up Where It Can (University of Utah Press, 2000)
Orpheus & Company (University Press of New England, 1999)
Generations. Penguin. 1998. ISBN 978-0-14-058784-5.



La traducción de los poemas al español es de Tania Márquez Aragón.
http://circulodepoesia.com/2016/04/american-poetry-reg-saner/


Eve & After

No sooner had the apple tasted Eve
than the whole garden fell in love
with her frailties,
improvising faults of its own
as if hoping thereby to grow
that mortally beautiful.

And Adam? From the low simplicity
of sleep he entered Eden for real
only as he woke to light
and was told her name, whose touch
became his favorite surrender.

Though the garden’s been dust
such a long while now
that none of it’s true any more,
Adam still loves daydreaming back
to his every imagined perfection
last seen alive in her smile.



Eva & después

Apenas Eva había probado la manzana
cuando el jardín entero se enamoró
de sus fragilidades,
improvisando fallas hacia sí mismo
como si esperara de ese modo que
creciera mortalmente bello.

Y ¿Adán? Desde la simplicidad
del sueño entró al Edén de verdad
tan pronto como  despertó a la luz
y fue dicho el nombre de cuyo tacto
se convirtió en su entrega favorita.

Aunque el jardín se ha hecho polvo
desde hace tanto
que ya nada de esto es verdad
Adán todavía sueña despierto
volviendo a cada perfección imaginada
última vez vista en la viva sonrisa de Eva.




Sod Huts on the Plains near Aurora, Colorado

In our eyes a workhorse wind
blurs the winter sun, makes the far
slope one mousey spillway of weeds.
The ashen growth curls thin
as whittlings underfoot. What’ll we plant?

Talking up crops we pay no mind
to the loud air of Stapleton Field
or the unraveled atmosphere
heavy with brief machines. Like good
movie extras we’re lost in our parts
behind clodhopper Bible names
and high rawbone cheeks. Calling out
to Rebecca, Abel, Ephraim,
Zebadiah, we let our Adam’s apples bob.
But inside? What’ll we do
about wall dirt crumbling off sod
stacked up like a closed book?
We hold it with whitewash we’ve learnt
to stroke broom-thick. We ignore
3 fighter jets fresh up
from their Buckley strip, hustling
the horizon lean level and fast.
We’ve grown steady as this weather
riding the land, and barely flinch
at hearing the sky get blown
in half. How lumber’s skimpy!

We’ll have to wagon-haul
each plank two weeks
from the mountains west. Without bushes
or trees we find ourselves stooped
to gathering buffalo dung
that’ll heat and bake.

Before driving away
we cramp into a final hut, go through
scarlet fever, childbirth in a mud box.
On the turnpike we can’t get over
how recently life out here
was like that, and worse. And how
gain means loss. And how
none of it is us.



Chozas de tierra en las llanuras 
cerca de Aurora, Colorado

En nuestros ojos un viento bestia de carga
difumina el sol invernal, hace de la lejana
cuesta un pardusco canal de hierbas.
El cenizo crecimiento se enrosca finamente
como tallado bajo el pie. ¿Qué plantaremos?

Hablando a la cosecha sin prestar atención
al ruidoso aire del campo de Stapleton
o a la pesada atmósfera deshilachada
con máquinas breves. Como
buenos extras de película estamos perdidos en nuestra parte
detrás de nombres de patanes en la biblia
y pómulos huesudos. Llamando a
Rebeca, Abel, Efraín,
Zebadiah, dejamos que nuestras manzanas de Adán se muevan
pero ¿Por dentro? ¿Qué haremos con la suciedad de la pared que se desmorona,
apilándose como un libro cerrado?
La cubrimos con cal que aprendimos
a aplicar con una escobilla. Ignoramos
tres aviones de combate restaurados
de su banda Buckley, ladeándose
rápidamente en el horizonte.
Hemos crecido resistentes a este clima
montando la tierra, y apenas estremeciéndonos
al escuchar que el cielo se troza
a la mitad. ¡Qué raquítico leño!
Tendremos que acarrear en el vagón
una viga cada dos semana
desde las montañas del poniente. Sin arbustos
o árboles, nos detenemos
a reunir estiércol de búfalo
para calentarnos y cocinar.

Antes de marcharnos
nos acalambramos dentro de la última choza,
a través de la fiebre púrpura hacia un parto de barro.
En la  autopista, no podemos comprender
cómo recién la vida aquí
era como allá y aún peor. Y cómo
ganar significa perder. Y cómo
nada de esto es nosotros.





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LAURA GILPIN [18.377]

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Laura Gilpin 

(Alabama, EE.UU., 1950-2007). Ganadora del Walt Whitman Award en 1976 por su libro The Hocus Pocus of the Universe (Doubleday, 1977). Después de ganar el prestigioso premio Whitman, Laura Gilpin se convirtió en enfermera de tiempo completo y trabajo en el servicio médico hasta su muerte ocurrida en 2007. 


Las versiones al español son de Roberto Amézquita.
http://circulodepoesia.com/2016/04/american-poetry-laura-gilpin/



The Two-Headed Calf

Tomorrow when the farm boys find this
freak of nature, they will wrap his body
in newspaper and carry him to the museum.

But tonight he is alive and in the north
field with his mother. It is a perfect
summer evening: the moon rising over
the orchard, the wind in the grass. And
as he stares into the sky, there are
twice as many stars as usual.



Becerro de dos cabezas

Mañana cuando los chicos
de la granja encuentren este  fenómeno
de la naturaleza envolverán su cuerpo
en papel periódico lo llevarán al museo.

Pero esta noche está vivo y en el campo
norte con su madre es una perfecta
tarde de verano se alza la luna sobre
la huerta el viento  en la hierba y
mientras contempla el cielo hay
el doble de estrellas
que de costumbre




The Bath

I stand here bathing her
while she sleeps
in a far place beyond my reaching.

I bathe her
as I have been taught to do:
first the eyes, then the forehead,
the face, the neck.

And as I work
I talk to her–in case she hears me
(believing that hearing is the last to go).

I tell her–I don’t know why
but I tell her the time, the day,
the season, what the weather is doing,

lifting each arm to wash and dry it,
laying it down again at her side,
then the chest, the abdomen, each leg.

She offers no resistance,
except that of gravity,
the earth pulling her
down while I lift,
as though something between us
is being weighed.

Then I turn her to wash her back
talking to her about what seems to matter
in this life–though I make no promises.

Only this morning
the promise of spring was in the air
and I tell her that.





El baño

Estoy aquí bañándola
mientras ella duerme
en un lugar más allá de mi alcance.

Yo la baño
como me han enseñado a hacerlo
primero los ojos después la frente;
la cara, el cuello.

Y mientras trabajo
hablo con ella —en caso que me escuche
(la creencia de que el oído es lo último en irse).

Yo le digo —No sé por qué
pero le digo la hora, el día,
la estación, la temporada, el clima.

Levantando cada brazo para lavar, para secar,
la pongo de nuevo sobre su costado,
luego el pecho el abdomen cada pierna

Ella no ofrece resistencia
salvo la gravedad
la tierra jalándola
hacia abajo mientras yo elevo
como si algo entre nosotras
estuviera siendo pesado.

Entonces la volteo para lavar su espalda
hablando de lo que parece importar
en este vida —aunque yo no hago promesas.

Sólo esta mañana
la promesa de la primavera estuvo en el aire:
y eso le dije a ella.








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JUÇARA VALVERDE [18.378]

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JUÇARA VALVERDE

(Cruz Alta- Rio Grande do Sul, Brasil, 1948)


JUÇARA VALVERDE - Juçara Regina Viégas Valverde, 29/05/48, gaúcha de Cruz Alta, residente no Rio de Janeiro; pintora, escultora e médica no HUPE UERJ e do Hospital dos Servidores do Estado/ MS; Mestre em Endocrinologia FCM UERJ. Coordenadora da Semana das Artes nos Hospitais, de Humanização em Saúde e Cultural do Centro de Estudos do HSE MS; membro da APPERJ; Coordenadora e Apresentadora de Poesia "Poesia na Amendoeira/HSE MS" e do I Concurso de Poesia do CEA HSE MS-2006. Menção Honrosa, Agosto/ 06, 8º Lugar na categoria Poesia Livre no 5º Concurso Nacional "Nelson Fachinelli" de Efeméride, Casa do Poeta Riograndense - Porto Alegre/ RS; "Mordaça", outubro/ 06, Menção Honrosa na categoria Poesia Livre no XVII Concurso Nacional de Poesia da ALAP/2006 - Academia de Letras e Artes de Paranapuã/RJ; "Corpo desconhecido", novembro/06, 2° Lugar, no Concurso de Poesia da Sociedade Brasileira de Médicos Escritores - Regional do Rio de Janeiro - 2006; "Remissão", poema classificado no Concurso de Poesia Francisco Igreja/ APPERJ, agosto/06. Participação no "XIV Congresso de Poesia de Bento Gonçalves/ RS" e nas Coletâneas: "Poesia nos Arcos", "Poesia Simplesmente", "Clube Literário do Forte De Copacabana", "Casa do Poeta Riograndense", "ALAP", "Revista Literária Plural /APPERJ", "Perfil/ APPERJ", "Agenda da APPERJ". Participação na Antologia on-line “Saciedade dos Poetas Vivos”- Memórias-2006. Participações em 2007 nos eventos “Poetas sem Fronteiras” AABB, “Fórum de Poesia UFRJ - Campus universitário, Faculdade de Literatura; FLIP - Roda de Poesia”. Publicações: “Espírito do Tempo” livro de Poesia publicado em maio de 2007, Coletânea do I Concurso de Poesia do CEA HSE MS 2006, julho de 2007.


DIAGONAL – PUNTEANDO EL CORAZÓN

                                      Para Heitor Villa-Lobos

Íntimamente paseo por las aventuras
diagonales de Villa-Lobos
Bachianas, Trenzinho caipira, entre otras.

Como él también nací a los siete meses
y amo a los indios; de ellos desciendo.
¡Ah! Poder oír el pacífico canto del Uirapuru.

Reflexionar: ¿existe vida sin música o poesía?
Necesito hacerme sentimiento, yendo más allá de las palabras.
Masa o pueblo, ¿para quién escribir?
Tener más que patatas y libros
y sentir la importancia de la flor que florece.
¿Qué vale más que un Río Doce?

¿Qué poseer más allá de la familia?
Tener esto y todo lo demás
por amores filiales.
Es Pascua, resurrección.
Ser amor,
vivir el perdón.
y al sonido de la tarde, compartir la puesta del sol.




DIAGONAL – RASGANDO O CORAÇÃO

                                      Para Heitor Villa Lobos     

Passeio com intimidade pelas aventuras
musicais diagonais de Villa Lobos:
Bachianas, Trenzinho caipira, entre tantas.

Como Villa sou nascida de sete meses
e amo os índios, sou descendente.

Ah! Poder ouvir o canto de paz do Uirapuru.

Refletir: há vida sem música ou poesia?
Necessito ir além das palavras sendo sentimento.
Massa ou povo, para quem escrever?

Ter além de batatas e livros
e sentir a importância da flor que desabrocha.
O que vale mais do que um Rio Doce?

O que possuir além da família?
Ter isto e tudo mais
por amores filiais.
É Páscoa, ressurreição.
Ser amor
viver o perdão.
E ao som da tarde compartilhar o pôr-do-sol.

24/3/2016.



Véus

Vestida de véus em seu devaneio 
ora cigana ou cavaleira 
em busca de desejos. 
A procura de cama ou feno, 
por mais uma noite,
por mais um amor.
Repleta de ardor,
satisfeita, 
vai de partida. 
Despedida cheia de vida 
Despida.




Desejos na boca da noite 

Lua cheia de desejos, 
úmidas bocas, 
corpos perdidos nos lençóis, 
música embalando prazeres, 
ter mais que o concreto. 
Reter o momento 
na quietude da boca da noite.



Noite 

Na penumbra da noite, 
desfio lembranças. 
Escondidos sonhos afloram, 
Despertam-me, 
insone percebo a amplidão. 

O cheiro da noite que a brisa trás 
suavemente embala a vida. 
Acalento recordações, 
fantasias deliram 
no passar das horas. 

Surge a manhã. 
Anunciado, vem o sol, 
afaga as montanhas, 
acaricia o mar 
e me desperta. 

Sigo dia adentro 
entre bruma e sol, 
fantasmas em despedida. 
E a cada novo momento,
dispo-me 
e livre 
vou desfrutar o dia.





Sensações 

Nos porões da esperança 
brinco como criança 
na busca de meus tesouros; 
           memórias esquecidas. 

Entre sombras e baús, 
meus fantasmas imaginários 
rodopiam seus mágicos bailados, 
                                    desengonçados. 

Participo da festa. 
Deixo a espera vadia, 
entraves e outros porquês 
                     do lado de fora. 

Recolho pó, teias e cacos. 
Limpo, organizo, 
desentulho... 
                      Libero espaços. 

Desbravo o sombrio. 
Rompo, 
abro janelas. 
Feixes de luz bem-vindos. 

Espaço readequado, 
conquistado. 
Aurora?
         Liberto a alma.





Encontros 

Quando a noite vem? 
Espero:
a música do vento, 
a janela do tempo, 
as entrelinhas. 

Quando a madrugada chega? 
Encontro:
as lembranças de ontem, 
as músicas que envolvem, 
os anseios confessos. 

Quando a noite dorme? 
Permanecem:
sabores libertos, 
perfumes na brisa, 
desejos amadurados.





Pedinte

Venço fronteiras, 
saio da linha. 
Paixão ou amor? 
Boca pedinte, 
lábios a roçar. 
Corpo assanhado. 
Vibro. 
Agito bandeiras. 
Hemisférios polares em antagonia, 
definem despedida. 
Fugidio, escapa. 
Eu? 
Volto pra mim, 
é fim da noite.








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MARÍA MAGDALENA [18.379]

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María Magdalena 

(Buenos Aires, 1984). Es escritora y poeta. Estudia Psicología. Su primer libro, Spleen, fue editado en diciembre de 2013 por editorial Letra Viva. En 2015 publicó la plaquette La pequeña muerte. Recientemente ha publicado el poemario Los nombres del padre, por la editorial Buenos Aires Poetry. Fue seleccionada para integrar la antología de poesía 2015 de APOA La Juntada (Asociación de Poetas Argentinos). Junto a Flor Codagnone forma el proyecto poético Trémulas, que pone a dialogar a mujeres poetas alrededor de la escritura y la feminidad. Realiza trabajos de edición y corrección para la editorial Letra Viva.



Spleen (2013)
Editorial: Letra Viva



La tarotista me habló de vos
 ​
La tarotista me habló de vos
él es así, te quiere pero es así,
cogito ergo sum el amor
lo estira como
un chicle.

No sé si lagos verdes o montañas decapitadas,
no sé si París con sus caminos hechos de rayuelas o
el pueblo olvidado de Italia donde me espera Doménico
para comer soppressata y hablar de cómo Norma le rompió el corazón.

Sí algún lugar donde el amor 
no se estire.
Porque soy la que desea 
en silencio 
que alguna vez puedas 
escupir el chicle
y decirme 
no me dejes,
nunca,
jamás
te dejaría.

Pequeña monja en retiro mojándose los pies
en el agua verde del río de algún sur, iluminándome y expandiéndome
bajo un cielo en el que las estrellas son fugaces y forman constelaciones.
La que no pertenece a tu fauna, sino que elije sumergirse
en un agua donde pueda
ser hipocampo
y respirar

No quiero ser
tu infancia ni tu crisis navideña.
Como un globo inflado 
a punto de brillar esperaba.  
Miramos hacia otro lado y solo quedó 
el llamado número 172
que sabemos cómo va a terminar.
Con la única vibración posible
tu lengua buceando en mi boca,
tu cuerpo hundiéndose entre mis piernas,
te eleva y te sacude y te provoca 
lo que nunca antes,
para después olvidarte en el sueño de la 
indiferencia.

El amor no tiene que ser magia y me querés igual,
dulce cogito ergo sum, cómo te gusta
quererme así.

Pero yo me voy
no sé vos
porque querer así no se quiere,
más bien se finge querer 
mientras por dentro 
se tiembla
de puro
miedo. 


RESEÑA SPLEEN Por Adrián Rocha 

Spleen es el primer trabajo de María Magdalena, poeta de 29 años de formación psicoanalítica, quien inicia así su carrera literaria con este brillante conjunto de textos. El libro fue publicado por Editorial Letra Viva, como parte de su Colección Narrativa, prologado por el escritor y psicoanalista argentino Luciano Lutereau. La portada del mismo corresponde a una pintura de la artista plástica Carolina Ferrari.

En toda creación inicial hay infinitas potencialidades que pueden percibirse cuando se registra en ella el talante de quien escribe desde la afección pasional. Como un disco debut, que desde el vamos logra conquistarnos con excelentes composiciones, o como algunas iniciáticas narraciones de escritos infantiles, en donde las cualidades en potencia connotan la figuración de algo más detrás del mero discurso, Spleen expone una belleza primigenia que revela el talento de su creadora: el erotismo, la pasión airada, el absurdo que implica la morigeración, la pulsión desorbitada; el vacío en y de las palabras que pretenden decir, que significan sin alcanzar la representación, que simplemente no-todo. Desde esa ausencia intimidante escribe María Magdalena, con una prosa agresiva y nostálgica.

Los retazos que constituyen las imágenes de Spleen encuentran una continuidad -aún en la fragmentación- que afinca en su disposición temporal: el presente como escenario primordial, único y posible del amor. “Las historias de amor no serían de amor si contemplaran el futuro”, afirma la autora en una entrevista, agregando, “nos enamoramos porque el único futuro que podemos contemplar es tan ilusorio como el mismo enamoramiento. Así como proyectamos un ideal en el otro que luego se esfuma estrepitosamente, también proyectamos un futuro ideal imposible. El amor es otra cosa”.

Pero Spleen no es una obra sobre el amor, o una poética del amor. Spleen se emplaza en otra dimensión, que insoslayablemente contempla al amor, pero desde la falta, desde la ausencia que éste ilusoriamente permite suplir insinuando la posteridad, vislumbrando un porvenir que no es otra cosa que un placebo existencial.

Las historias extraídas de los cahiers de María Magdalena hacen de Spleen un camino reconstruido, una retrospectiva que se desfonda en esa temporalidad que posee la poética del presente, de un pasado narrado afectivamente como presente:


“Cansada de hablar de ausencias. Cansada de hablar de la espera. Cansada de lo remediable que no logro remediar. Me tiembla la piel, la comisura de la boca, tiembla, y no sé cuál es el paso siguiente. Caer. Continuar la caída. Resignificarme. Resignarme. Resolverme. Volver”.


Asumir la falta y el vacío para desde allí emprender el camino de la creación es sin dudas un ejercicio de autonomía, como también una vocación estética. Introducir, además, la temporalidad del presente como principal superficie sobre la cual discurre la ausencia perenne teñida de eso que llamamos amor, permite ubicar a Spleen en una tradición que no es ajena a su nombre.

Sabemos que en “El pintor de la vida moderna” Baudelaire estableció las bases para la comprensión el arte moderno (augurando también la posmodernidad). Invocando la inocencia del niño como característica distintiva del artista, del hombre de mundo, quien al no cargar con los condicionamientos culturales se encontraría por eso en un estado de embriaguez, el presente pasaba de ese modo a ocupar un lugar privilegiado en la “belleza fugaz y pasajera de la vida actual”. Ese elemento “relativo y circunstancial”, que según Baudelaire es uno de los dos constituyentes del arte moderno y de la moda, también se podría endilgar al amor. Pues entendido así, el otro elemento (invariable y eterno) pasaría a estar constituido por la ausencia.

El Spleen de María Magdalena es precisamente un trabajo sobre lo efímero pero al mismo tiempo ubicuo de la pasión amorosa; sobre la “sensación de eternidad” que ella suscita, como pasión y como ilusión. Es una historia que se narra a sí misma, que se permite escribir acerca de ese particular fenómeno que atraviesa la vida de su autora, sin ocupar el papel principal; una poética sobre la vivencia efusiva de esos vínculos que se tornan fugaces por el inevitable devenir del tiempo histórico, que trae consigo el retorno de la angustia como condición inherente al ser humano: lo eterno de la incompletud, porque la ausencia y la carencia son constitutivas; porque en ellas orbita el presente, aunque sentimientos como el amor posibiliten encubrir esa falta de sentido que conlleva el ahora:


“Momento de redención y luminosidad cuando ya no tenga que buscar qué decir, no con qué voz. Mientras, decime algo para que deje de tener miedo”.

“El más puro silencio. Me escucho llorar. En el más puro silencio. Acá estoy, decime. Decime algo para que deje de tener miedo. Una luz me distrae, tiemblo por dentro, una sacudida fugaz. Sí, acá estoy. Creo que podría morir de esto, de soledad. El viento afuera, algo acecha contra la ventana, un sonido hipnótico que paraliza. Estiro una mano y no te toco. No, no estiro una mano, estoy quieta. No hay forma de llegar. Estás deshumanizado, yo estoy deshumanizada”.


Spleen narra la experiencia del duelo con una vitalidad densa y estremecedora; erige a la ausencia como protagonista, y por eso el único signo de completitud que puede hallarse en sus sesenta y cinco páginas es la vívida recreación de la falta, la transmutación del dolor en letra, efectuada con esa particular sensibilidad que el dolor imprime sólo a los melancólicos.




María Magdalena (Buenos Aires), Los nombres del padre, Buenos Aires Poetry, Buenos Aires, 2016.


Fragmento del prólogo de Javier Galarza

¿Qué cuerpos veló la poeta? ¿En cuántas vigilias? ¿Qué testimonios debió dar y a qué precio hasta alumbrar su palabra?

Me voy desvestida, nunca desnuda escribe María, porque cualquier verdad o ficción debe conservar un velo, eso que la poesía descorre o desoculta para darle a la palabra un nuevo poder. Es la autora misma quien nos proporciona, a través de uno de sus versos, la clave de lectura para Los nombres del padre: un recorrido tembloroso pero exacto.



2

Estamos caminando en círculos, María.

Es domingo y despierto
arrasada, nada queda
de la ciudad desértica
donde me invocabas.

Conjuro los nombres,
el lugar donde me dejo
caer cuando no tengo de dónde
sostenerme.

Cómo desaparecer completamente.

Cortamos el último hilo
que nos unía como un mapa
extraviado, dos puntos invisibles
llamándose al encuentro.

Se dicen las palabras del amor y nunca
las del final.

El final es siempre
silencioso.




12

Una lengua me repulsa,
la mía o la tuya o ambas cuando se tocan.
Recibo tus restos con devoción,
esperando que me salve.

¿Podrás fingir?

Que puedo concebir mi nombre,
un nacimiento o algún dios,
que puedo bautizar los placeres
inventados para morir menos.

Pero digo no, y quiero ser
sólo esa voz que dice no.

Cuánto entregaría
por unas manos que sepan tocar.

Me voy desvestida, nunca desnuda.


Murió mi padre y yo acabé. Con el goce infantil y la búsqueda de su
contrario. Le di la bienvenida a la reconciliación y comencé a morir como una mujer.



14

Hay una palabra al borde
de ser pronunciada, un hombre
que se sabe incompleto y calla,

una angustia que estremece
como una caricia,
un éxtasis que no da miedo,
esta entrega, religiosa.

Hay fuegos artificiales,
la algarabía del tango,
una alegría obscena,
y una mujer ausente.

Soy yo, en silencio y hablando
con una palabra
muda.


¿Qué es un padre? Un desayuno, la radio de fondo, la mueca en el rostro, un libro necesario a tiempo. El rasgo definitivo.




16

Un duelo perpetuo de
mujeres sin nombre,

lloran niños no nacidos,

con el agua roja,
y el sexo mutilado,

la palabra callada,
la carne de fuego,

la memoria robada,
y el espanto mudo

de llorar sin voz.

Somos un canto inconcluso.

Hubiese deseado un “ha muerto tu padre” con gestos discretos y ánimo mortuorio. El anuncio de mi orfandad. Sin embargo, fue un “se murió” tembloroso mientras me sacudía en la penumbra, en el intento de hacerme despertar. El anuncio de mi vigilia.



17

Dieciocho años
de vos.

El retorno de
una caricia,
y saber que no hay
más allá del padre.

Dieciocho años
sin vos.

Me ocupé de matarte
en la ausencia del llamado
que significaba
morir en tu nombre.

Morir de tu muerte.

Y yo morí de un orgasmo
celebrando haberte
perdido. Quise vivir.

Dieciocho años
sabiendo que no hay
María que alcance
ni Madre que pueda
sobrevivir a la tragedia
de tu imposibilidad.

No hubo perdón
y de todos los cuerpos
posibles fue el mío
virgen, una vez más.

Y son tantas las vidas
que vivimos, y tantas
las muertes que celebramos,
que ahora podemos descansar.

Dieciocho años
y nunca más.


Fuiste tan romántico que quisiste morir bebiendo un perfume barato como si fuese un elixir. Aprendí de vos.





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