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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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ADELAIDA LÓPEZ MARCOS [10.510]

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Adelaida López Marcos

Poeta de Orihuela (Alicante). “Es de aquellas poetas que despierta con un verso, lo convierte en poesía y es la vida y el nuevo amanecer.

Ella es poesía pura, de versos sentidos, doloridos y nos los transmite, porque cada uno de nosotros nos veremos reflejados en alguno de aquellos versos. De pluma muy fina y sensible, posee una extensa producción poética”. 
(descripción del blog de Virginia Oviedo 

Una parte de su interesante producción poética, la podemos hallar en su blog http://poemasdeadelaida.blogspot.com.es y fuera de el, en libros como “El Suicidio nace del lado oscuro de tu vida” (a petición del autor Dr. Hector Ornelas Delgadillo), “Los 200 Poemas. Homenaje a Federico G. Lorca” de la editorial Artgerust, entre otros. En los próximos días será una realidad su primer poemario “Me muerdo el alma”. 




NANA DE PIEDRA

Las manos del niño caído,
velas de mantas encierran,
al cielo que lo han partido,
niño de tierra ¡te entierran!

Mis velos se han comido,
esta fuerza que desgarra,
sus brazos te han dormido,
en la nana de su piedra

No hay negro que no manche
esta piel marchita en carne
soy tierra ¡que tierra rompe!
lamiendo nanas de noche.

Manto de flora salvaje
cuna que alumbras al hombre
cubre de lunas y soles
 al hijo de tierra noble.






EL PECADO DE LOS PECADOS MORTALES

Sea en el cielo o en nuestro infierno
nos debemos de encontrar,
ni paraíso de frutas prohibidas
ni mieles de almíbar bañadas en tu champán.

¿Qué sensaciones serán las que denominan
a este cariño de eterno ritual?,
pues será en este infierno,
con los poderes del mismo Satán.

Tomaremos lo que sea nuestro,
¡amándonos por igual!,
o bendecidos por la lluvia del agua
de cualquier Sacristán.

Si hemos de entrar en el mismo cielo,
el eterno infierno se nos aparecerá,
pues amarte será más que un privilegio…
o el sacrilegio de seguir
pudiendo volverte a amar.

Pues amores como los nuestros
son un pecado de pecados, muy mortal.







EL SILENCIO DE UN ROBLE

Si alguna vez me hubiesen preguntado
cuantos idiomas soy capaz de hablar,
les diría que el materno
lo escribo con el lenguaje de mis rotas uñas,
que han demostrado ser fieles brochas de pintores.

Nunca he sido tan creativa con la madera,
tallando y rasgando mi sentencia
segundo a segundo, ¡se puede palpar entre el rojo de mis huellas!
que llevan mi latido y la rabia en una caja de madera.

¿Hay alguien ahí?
¿alguien me oye?
 ¡no!
¡Nadie puede escuchar el silencio de un roble!

Si alguien me hubiese preguntado alguna vez
cuál era el olor  que más odiaba,
le hubiese dicho inmediatamente
¡el olor del azufre mezclándose con las flores frescas!
es un olor muy amargo,
¡rancio con seda salvaje vieja y de encaje!

 ¡Cómo me pinchan estos alfileres desgarrando mi carne!
 ¡Cómo me queman estos ojos deshaciéndome por sentir llegar tarde!
 como si  me masticasen a mordiscos
¡no soy capaz de gritar con mis  labios cosidos!

¿Y mis brazos? 
¡y que decir de mis manos!
¿cuándo se han cerrado estas manos?
¡sintiendo ser buffet rodeada de madera y gusanos!
   
Soy la hija nacida del vientre robado de la vida,
ahora madre viene a buscarme
entre  losa y flores que reposan,
quedé atrapada en los patios vacíos
porque nadie ha podido escucharme entre el silencio de un roble.                 








EL MUGIDO Y EL VIENTO

Muere el toro de plata
con el mugido caído,
es vasto en su caída
como los almendros,
como los olivos caen
¡y ha caído!

Se estremecen sus huesos,
¡sus huesos de plaza!
su cemento de lomo,
su mugido de sueños
traicionando a su espalda.  

       Se han ido sus años de plata
con sus cultivos,
ya no hay almendros,
ni olivos,
ya no hay huesos que unan
a su mugido y el viento.








SIN TÍ

Aunque le griten las uñas
o le duelan las ganas
y le inunden tus gritos,
mira que sin tí,
¡sin ti le duele hasta el alma!

Aunque se rompa su alma,
memoria tienen sus manos
tallando en las noches
tu nombre con la seda del alba.







VERSO EN SILENCIO

Soy hambre de zafiro
acunada en los senos de la hiedra,
soy seda de velo,
voz y silencio del verso.

Soy el ansia madura,
que sola se va partiendo,
¡deja mi cuerpo en silencio!

Llevan mis manos la raíz,
que a tu lado se va muriendo,
soy  caída del eco,
soy partida de tu silencio.

Soy el hambre de la hiedra,
que apagándose aquí se queda,
con el ansia  que ya no esperas.
Soy la raíz sin el eco,
y ya callada sin el verso.







EL PASEO DE LOS AMARGOS

Fui aquella sombra
con el instinto del barro,
dando rienda suelta
a los charcos amargos.

Hasta los sudores se van en fila
cayendo en cuerpos apilados
amontonándose uno a uno,
me derramo haciéndome daño.

Más deshecho que esta arcilla,
patria mía ¡me has deshecho!
más muerto que un latir,
siento la cercanía de haberme muerto.

Se parte la barca, entre la madera de mis manos,
se derrama aquella arcilla 
esculpiendo mi bandera a pedazos,
allá donde quedaron mis pasos
quedaron mis paseos  amargos.





MIS CUEVAS DEL INFIERNO

Entender como son arrastrados algunos al olimpo de sus sombras,
el suyo propio, al auto olvido de existencias inexistentes.
Algunos lo llaman locura transitoria, temporal o crónica,
yo lo llamo demencia, mundo borroso, desaparecer y borrarte hasta ya no ser.

A veces es mejor dejarse atrapar, dejarse seducir en locuras.
Se dice o se comenta que los locos son los más felices…
quiero que me atrape la locura del olimpo de mis sombras.
Llegar al olvido, borrarme hasta llegar a la demencia y dejar de ser,
que por ser… seré lo que ahora no quiero ni ser.

Me he arrastrado a la cueva del infierno,
oscura, fría, helada, como los peores inviernos.
El portero con cuernos me abre la estancia que me aguardaba con tantas ansias…
todos han caído en mis mismas locuras.

Becerros que gritan en conjunto pero no se escuchan,
no se ven, creen estar solos y no lo están.
He dejado de gritar como una posesa, les he mirado y les he escuchado,
hoy me vuelvo de mi cueva y de mi infierno.




EL PODER DE LA PALABRA Y DEL POETA

Poder de poeta
yo te quisiera encontrar,
desterrar tu calma 
que me dieses tu mano y poder caminar.

Allá donde reposen tus heridas, 
yo te las quisiera arrancar.
Poder de poeta
dame tu mano y echemos a andar.

Camino de palabras
yo te quisiera inventar,
crear nuevas fronteras
y el mundo poderte enseñar.

Allá donde la vida se borra, 
yo quisiera dejar
el poder de tu palabra,
que se quede en los caminos, 
que echemos a andar.






LAS HIENAS CON SU FANGO

¡No!, mi trabajo aún no ha terminado.
Cuantas veces  he querido dejarme llevar
soltando mi manto y secarme en otro lado
o cuantas veces no le habré reflejado a la luna tu nombre
apagando mi manto de las estaciones,
¡pero me acuerdo de ti!,
¡y no!, mi trabajo aún no ha terminado.

Crujen mis cantos de hueso a media noche,
coros de lima y dientes de hiena me clavan
dejándome de un verde puerto carroñero
que va tallando su aliento en mi madera de hueso,
pudriendo mi raíz, 
¡mi raíz con sus dedos! 
que me arrancan tu nombre despacio.

Montañas y serrín de crema
que se enganchan y me aprieta con rabia su condena, 
mordiendo de mi vientre se sacian ¡y me abren de tajo!
pisando la sangre de mi raíz, que late debajo.

Agua del fango que beben mis montañas de arena
saciándose de mi vientre, me da de beber
la uña del bastardo carroñero
con su verde manto de trapo.

¡Por estos huesos flacos!
que vais cubriendo de fango
 mi vestido de Vega,
¡sois carroña de hienas!
pisando la sangre de mi raíz, que late debajo.

¡No!, mi trabajo aún no ha terminado.
Cuantas veces he querido dejarme llevar
soltando mi manto y secarme en otro lado
o cuantas veces no le habré reflejado a la luna tu nombre,
¡pero me acuerdo de ti!
¡y no!, mi trabajo aún no ha terminado.






CARLOS DUQUE [10.511]

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Carlos Duque 

Poeta venezolano. Nació en Caracas en 1977. Licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Realizó cursos de Trabajo Social en la Universidad de las Villas y Comunicación Social en la Universidad de La Habana. Ganador del “Certamen mayor de as artes y las letras” con el poemario “Al pie del origen” (2005).



Mujeres de gratos olores, de miradas intensas. 
Mujeres de manos sutiles y curiosas. 
Mujeres de voz melodiosa y palabras certeras.  
Pero para saber cómo sabe una mujer 
solo se necesita uno de los cinco sentidos. 
Y así delinear el camino hasta su boca, 
el camino que lleve hacia: 

“aquella maldad divina / 
sin la cual no es posible imaginar / 
la perfección.” 





Sabiéndote

mi lengua que recorre tu musgo
como un caracol escapando de las olas

mi lengua que llueve fértil
sobre tus muslos cuando amanecen

mi lengua que juega al equilibrista
al filo de tu sombra

mi lengua que se hunde
y te recorre como submarino desorientado

mi lengua que aprende en tu vientre
a escribir sus primero trazos

mi lengua que se detiene justo a la una
para sonar a campanadas

mi lengua que rompe a andar
como un juguete destartalado

mi lengua que muere
como un pez erizado en tu boca






Santo oficio

yo que me burlo de los templos
de los santuarios
con sus curas y monjas que huelen a polilla
yo que me persigno antes de entrar a los burdeles
y sólo ante las putas confieso mis crímenes
y convierto el vino en sangre
y leo el futuro en los muslos de aquellas dulces damas
que sueltan barbaridades de su boca
mordiendo las sábanas

escribo nuevos testamentos
reformulo los viejos
en canciones de misa
escribo mandamientos para las secretarias
que fornican en las oficinas
multiplico los pecados por todas las ciudades
y se vuelven capitales
abro círculos para que todos
quepan en este dulce infierno

si me crucifican
no me pongan entre ladrones
porque seguro no resucitaré
entre los muertos
me quedaré allá abajo sonámbulo
y en éxtasis
oliendo el perfume del entresuelo





FRANCIS COMBES [10.512]

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Francis Combes  

Nació en Marvejols, Francia en 1953. Poeta, periodista, editor, traductor, escritor de canciones y libretos de ópera. Comprometido con la vida social y política, ha sido también crítico y ensayista y ha impartido conferencias y ha sido invitado a diversos festivales de poesía en Lodève, Trois Rivieres, Québec, San Francisco, Ramallah, Naplusa, y Sarajevo. Tradujo al francés a Mayakovsky, Heine, Brecht, Jozsef Attila, Eliot Katz y Jack Hirschman.

Poesía:

Apprentis du printemps, EFR, 1980
L'Amour, la marguerite et l'ordinateur, Messidor, collection La petite Sirène, 1983
Cévennes, ou Le ciel n'est pas à vendre, Ipomée, collection Tadorne, 1986 (Prix RTL de poésie)
Les Petites leçons de choses, collection Commune, trois éditions, (1987, 1995, 1997)
La Dame de la Tour Eiffel, avec une sérigraphie de François Ferret, Contrastes, 1989
Au Vert-Galant jeté en Seine, Europe / Poésie, 1991
La Ballade du cœur insoumis, La Malle d'aurore, 1996
La Fabrique du bonheur, Les Écrits des Forges / Le dé bleu, 2000
Cause commune, Le Temps des Cerises (trois éditions) (2003, 2005, 2008)
Le Cahier bleu de Chine, collection Commune, 2005
La Ballade d'Aubervilliers, Dialectique communication / Le Temps des Cerises, 2007
La Clef du monde est dans l'entrée à gauche, Le Temps des Cerises, 2008
Le vin des hirondelles, Le Petit Pavé, 2011

Prosa:

Bal masqué sur minitel, conte moral, Messidor, 1989
Conversation avec Henri Lefebvre, (en collaboration avec Patricia Latour), Messidor, collection Libres propos, 1991
Les Apologues de Jean Lafleur, Le Temps des Cerises, 1996
La Romance de Marc et Leïla, roman-poème, Le Temps des Cerises, 2000
Les Chroniques de la barbarie, théâtre chanté, collection Commune 2002

Traducciones:

Henri Heine, le tambour de la Liberté, Le Temps des Cerises, 1997
Vladimir Maïakovski, Écoutez, si on allume les étoiles… Le Temps des Cerises, 2005

Antologías:

Les plus beaux poèmes pour la paix (en collaboration avec Patricia Latour), Messidor, 1989
101 Poèmes dans le métro, Nouveaux poèmes dans le métro et Poèmes pour voyager, (en collaboration avec Gérard Cartier), Le Temps des Cerises, (1994, 1996, 1999)
101 Poèmes sur l'amour, Le Temps des Cerises, 2002
101 Poèmes contre la guerre, Le Temps des Cerises, 2003
La poésie est dans la rue, (en collaboration avec Jean-Luc Despax), Le Temps des Cerises, 2008









Estar unidos


Hay tantas razones para vivir divididos

granos de arena erosionados por el agua y por el viento
granos de arena ignorando lo que es el cristal

Hay tantas razones para vivir divididos

Cada hoja sobre el árbol puede sentirse única

Y tenemos razón –siempre– contra los otros

Hay tantas razones para vivir divididos

asalariados regateando su piel en el mercado
como tantos átomos que se arremolinan en el vacío
idénticos y competidores

el pueblo es un mercurio líquido común
ahora bien conocemos la cifra y la fórmula
de la fusión y de la solidificación

unirse es el medio
pero es también el fin

estar juntos es ya la victoria.





El pueblo
(según un poeta de la época clásica)

Nuestra debilidad es nuestra fuerza
y lo que es sometido hoy mañana reinará
El agua no opone ninguna resistencia
fluye hacia abajo y sigue el declive del terreno
pero desplaza los valles
y lleva a cabo de los más potentes diques.
El aire es invisible
nadie le monta guardia pero nadie puede vivir sin él
y a la brisa que no cesa nunca ni siquiera la roca le resiste.
La hierba es endeble y curva la cabeza bajo el viento
bajo el paso de los caballos puede ser mil veces pisoteada
pero acaba siempre por invadir las ruinas de los palacios
y lleva a término monumentos, borra las dinastías
y recubre las tumbas de los generales
Así es el pueblo
La mayoría de las veces no cuenta, pero es innumerable
no ocupa ninguna posición, pero está en todas partes
no tiene ningún poder, pero es todo poderoso
cuando habla por los millones de bocas,
muy a menudo no toma la palabra
pero cuando está en creciente rebosa los diques
cuando se pone a soplar da voces
cuando se pone a brotar, sube sobre taludes
agranda en el corazón de las ciudades
sus briznas apretadas unas contra otras,
y en cada nueva primavera
renace más verde y más vigoroso





Optimismo científico

Hemos vencido
la peste bubónica
el cólera
el mal de los ardientes
el escorbuto
la tisis galopante
y ya hicimos retroceder mucho
la lepra, la tuberculosis y la escarlatina…
Quizá mañana
gracias al progreso de la medicina
alcanzaremos el objetivo
del cáncer financiero.







Un esfuerzo más

Dejamos el fango de los pantanos
y nos subimos sobre la tierra firme.
Dejamos de utilizar nuestras branquias
y aprendimos a respirar.
Marchábamos a cuatro patas
y nos incorporamos
Trepamos en los árboles
cogimos frutos e hicimos brotar legumbres
Vino una época incluso donde cesamos
de comer a nuestros prisioneros.
Y quemamos cada vez menos seguido
a aquellos cuya cabeza no nos es familiar…
Entonces no hay razón para desesperar
A este ritmo,
pronto
                      seremos humanos.







Sobre una idea de Propercio

                                                       A Patricia
La tierra dará sus frutos en pleno invierno
Los glaciales vendrán a refrescar los desiertos
Los ríos remontarán hasta sus fuentes
Los pájaros nadarán en el aire
Los peces volarán en el cielo
Caminaremos sobre la cima de los árboles
Las estrellas nos hablarán al oído
y el capitalismo renunciando a su provecho
se preocupará del bienestar común
antes de que mi amor
aprenda a hacer concesiones.





Imagen de la mujer occidental

Bella, delgada, eternamente joven, activa,
moderna, inteligente, deportiva,
sonriente, independiente, excitante, deseosa,
siempre libre, siempre disponible,
la imagen de la mujer occidental es en todos los puntos perfecta
tanto vestida como desnuda.
Pero una imagen, no podemos tocarla,
Conmoverla, darle placer,
hacerla sufrir, decepcionarla
ni siquiera divertirla.
La imagen de la mujer
nos puede gustar, incluso adorarla si queremos
pero no hacerse amar.
La imagen puede seducir pero no ser seducida
La imagen puede simular
puede también estimular
pero ella no puede gozar.
Las imágenes no tienen placer, ningún pudor,
tampoco verdadera audacia,
ni valentía
Las imágenes pueden hablar pero no piensan.
Las imágenes no tienen problemas,
Ni proyectos
no trabajan
no sueñan ni combaten.
Las imágenes son siempre juiciosas.
Pero yo que vivo en el mundo occidental
donde dominan las imágenes
conozco a una mujer
(una por lo menos)
que no es una imagen.


   Traducciones de Myriam Montoya y Stéphane Chaument
http://www.festivaldepoesiademedellin.org/
Revista de Poesía Prometeo




Non, la Terre n’est pas ronde

Non, la Terre n’est pas ronde
Si la Terre était ronde
Cela se verrait
Cela se saurait
Si la Terre était ronde
Il n’y aurait pas, d’un côté,
Quelques-uns tout en haut,
Et les autres, la plupart des autres,
En bas,
Souvent même tout en bas...
Si la Terre était ronde
Aucun pays
Ne pourrait se dire
Le centre de la Terre
Car tous seraient au centre.
Et tous les hommes
Tout autour de la Terre,
Seraient logés à la même enseigne.
Mais ce n’est pas le cas
Et la Terre va de travers
Parce que la Terre n’est pas ronde.
En tout cas,
Pas encore.

  

No, la tierra no es redonda

No la tierra no es redonda
Si la tierra fuera redonda
Esto se vería
Esto se sabría
Si la tierra fuera redonda
No abría de un lado,
Unos pocos bien arriba
Y los otros, la gran mayoría de los otro
Abajo
A menudo bien abajo del todo…
Si la Tierra fuera redonda
Ningún país
Podría llamarse
El centro de la tierra,
Porque todos serían el centro.
Y todos los hombres
Por todos los lados de la Tierra,
Serían alojados bajo la misma enseña
Pero no es el caso
Y la tierra está al revés
Si la Tierra fuera redonda
Porque la tierra no es redonda.
En todo caso,
No todavía.

 Traduit en espagnol par Myriam Montoya





The Achievements of Capitalism

So this system will have achieved miracles
before our very eyes:
under its reign abundance reveals itself the 
cause of poverty,
progress engenders barbarism,
the strengthening of the State, insecurity
the development of media
under-information,
the scintillating conquests of science
generalised ignorance,
economic globalisation
tribal wars,
the unification of the world market
the division of workers and peoples,
as for artists
all that remains for them
is to produce commodities
and to cultivate ugliness.




Francis Combes poeta della classe operaia. 

No, la terra non è rotonda
Se la terra fosse rotonda
Questo si vedrebbe
Questo si saprebbe
Se la terra fosse rotonda
Non ci sarebbero, da un lato,
Alcuni proprio in cima,
e gli altri, la maggior parte degli altri, in fondo,
spesso proprio del tutto in fondo…
Se la terra fosse rotonda
nessun paese
potrebbe dirsi
il centro della terra
poiché tutti sarebbero al centro.
E tutti gli uomini
tutto intorno alla terra,
sarebbero nella stessa barca.
Ma non è così
e la terra va di traverso
perché la terra non è rotonda.
In ogni caso,
non ancora.







Piccolo soldato tra gli Afgani

Il piccolo soldato
è partito per la guerra umanitaria
per liberare i bravi Afgani
con, nel suo equipaggiamento,
una cassetta farmaceutica di buoni sentimenti,
un rullo di sparatrappo democratico,
i Diritti dell'Uomo in compresse,
ed uno sciroppo per la liberazione delle donne
più qualche bomba ed alcune munizioni.

Ma ecco
che occorre inviare ancora altri piccoli soldati,
sempre più numerosi piccoli soldati,
poiché gli spregevoli Afgani non comprendono
tutto il bene che gli vogliamo con la nostra guerra umanitaria.

Gli spregevoli piccoli Afgani non vogliono che li liberiamo.

Traduzione: Giancarlo Cavallo






Tra di noi, niente politica
Generalmente
quelli che stanno in alto non gradiscono che quelli in basso
si immischino dei loro affari
e - poiché queste cose sono ben fatte –
generalmente, quelli in basso
preferiscono non immischiarsi
degli affari di quelli che stanno in alto…

Così, tutto può continuare come se nulla fosse
e l’alto e il basso possono restare al loro posto.

Traduzione: Giancarlo Cavallo







RICHARD BOHRINGER [10.513]

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Richard Bohringer

Richard Bohringer es un actor, cantante y autor francés y senegalés (desde 2002), nacido el 16 de enero de 19421 en Moulins. Es el padre de la actriz Romane Bohringer. Tiene otros tres hijos: Mathieu, Richard et Lou.
Su mentor es Antoine Blondin.

Richard Bohringer debutó en el teatro a finales de los años sesenta. Es en 1980, gracias a la película Diva cuando se da a conocer en el cine. Se convirtió en uno de los actores más destacados de los años ochenta, ganando dos Césars, por L'addition y Le Grand Chemin. Lo encontramos tanto junto a Besson (Subway (película)) que junto a Jugnot (Une époque formidable), convirtiéndose en el actor fetiche Jean-Loup Hubert, cómplice de Jean-Pierre Mocky o de su amigo Bernard Giraudeau.
Vivió un largo y difícil periodo, con problemas de drogas y de dinero, con episodios violentos. Libra muchos combates, que contó en su libro C'est beau une ville la nuit, publicado en 1988, y del cual sacó una película del mismo nombre, estrenada en 2006. Su hija Romane, con quien mantiene una relación paternal muy fuerte, interpreta su propio papel en esa película.
Después de escribir novelas, Richard Bohringer también se dedicó a la canción. Ha publicado tres álbumes entre 1990 y 2002.
Gran enamorado de África, de la que gusta cantar su música, obtuvo la nacionalidad senegalesa en 2002.
Desde comienzos del año 2009, se bate contra la hepatitis C, enfermedad que lo aleja de los platós de cine.

Filmografía

Actor

1970: La Maison, de Gérard Brach: Un amigo de Lorraine
1973: L'Italien des roses, de Charles Matton: Raymond, el italiano
1976: Les Conquistadores, de Marco Pauly: Jean-Pierre
1977: L'Animal, de Claude Zidi: Un asistente de Sergio
1979: Martin et Léa, de Alain Cavalier: Lucien
1980: Alors heureux ?, de Claude Barrois: El médico en jefe
1980: Les Sous-doués, de Claude Zidi: El vigilante
1980: Le Dernier Métro, de François Truffaut: El oficial de la Gestapo
1980: Inspecteur la Bavure, de Claude Zidi: El policía antropometrísta
1980: La Boum, de Claude Pinoteau: Un amigo de François
1981: Diva, de Jean-Jacques Beineix: Gorodish
1981: Les Uns et les Autres, de Claude Lelouch: Richard
1981: Les Babas cool, de François Leterrier: Paul
1981: Rendez-vous hier, de Gérard Marx (cortometraje de 26 minutes): Pierre
1981: El Diablo y la dama, de Ariel Zúñiga
1982: Le Grand pardon, de Alexandre Arcady: El sacristán
1982: Transit (película), de Takis Candilis: François Cremer
1982: La Nuit du Fusecki, de Léo Kaneman (cortometraje de 20 minutos)
1982: Deuil en vingt-quatre heures, de Frank Cassenti (serie de TV): Pierre Caillol
1982: Café plongeoir, de Jérôme Boivin (cortometraje de 19 minutos)
1982: J'ai épousé une ombre, de Robin Davis: Frank
1983: Cap Canaille, de Juliet Berto y Jean-Henri Roger: Robert Vergès
1983: Pablo est mort, de Philippe Lefebvre (TV): Lambert
1983: Ballade à blanc, de Bertrand Gauthier: Jean-Paul/Riquita
1983: La Bête noire, de Patrick Chaput: Yves Boissieu
1983: Les Uns et les Autres, de Claude Lelouch (serie de TV en 5 episodios de 52 minutos)
1983: Les Lièvres du vilain, de Armando Bernardi (cortometraje de 14 minutos)
1983: Le Destin de Juliette, de Aline Issermann: Marcel
1983: Debout les crabes, la mer monte !, de Jean-Jacques Grand-Jouan: Polo
1984: Quidam (telefilm), de Gérard Marx (TV): Antoine Rimbaud
1984: L'Addition, de Denis Amar: Lorca
1984: Le Juge, de Philippe Lefebvre: Lucien Inocenti
1984: Besoin d'amour à Marseille, de Bernard Bouthier (TV): El diputado Rabuteau
1984: Du sel sur la peau, de Jean-Marie Degèsves: Julien
1985: Péril en la demeure, de Michel Deville : Daniel Forest
1985: Subway, de Luc Besson: El florista
1985: Le Pactole, de Jean-Pierre Mocky: Yves Beaulieu
1985: Diesel, de Robert Kramer: Walter
1985: Folie suisse, de Christine Lipinska: Adrien Daubigny
1985: Cinéma de minuit, de Patricia Bardon (cortometraje)
1986: Les Folles années du twist, de Mahmoud Zemmouri: Gómez
1986: L'Inconnue de Vienne, de Bernard Stora (TV): Claude
1986: L'Intruse, de Bruno Gantillon: Jean Busard dit Le Mexicain
1986: Le Paltoquet, de Michel Deville: El médico
1986: Cent francs l'amour, de Jacques Richard: Maurice Mainfroy
1986: Kamikaze, de Didier Grousset: Romain
1987: Ubac, de Jean-Pierre Grasset: Lucien Granville
1987: Le Grand Chemin, de Jean-Loup Hubert: Pello
1987: Agent trouble, de Jean-Pierre Mocky: Alex
1987: Flag, de Jacques Santi: El inspector Simon
1988: Les Saisons du plaisir, de Jean-Pierre Mocky: Adam
1988: À gauche en sortant de l'ascenseur, de Edouard Molinaro: Boris
1988: Médecins des hommes, de Maroun Bagdadi (serie de TV) (episodio Liban : Le pays du miel et de l'encens): Morin
1989: El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, de Peter Greenaway: Richard Borst
1989: La Soule, de Michel Sibra: François Lemercier
1989: Marat, telefilm de Maroun Bagdadi: Marat
1989: Après la guerre, de Jean-Loup Hubert: Cabo primero Franz Joseph Burnher
1989: Ada dans la jungle, de Gérard Zingg: Ergomir Pilic
1990: Stan the Flasher, de Serge Gainsbourg: David
1990: Dames galantes, de Jean-Charles Tacchella: Brantôme
1990 : Le Petit Prince (serie) (serie TV) (le narrateur)
1991: Ragazzi, de Mama Keïta
1991: La Reine blanche, de Jean-Loup Hubert: Jean Ripoche
1991: Une époque formidable..., de Gérard Jugnot: Toubib
1991: Veraz, de Xavier Castano: Le père de Theo
1992: Ville à vendre, de Jean-Pierre Mocky: Le docteur Monnerie
1992: Confessions d'un barjo, de Jérôme Boivin: Charles
1992: L'Accompagnatrice, de Claude Miller: Chares Brice
1992: Trop près des Dieux, de Jean-Michel Roux (court-métrage de 25 minutes)
1993: Tango, de Patrice Leconte: Vincent Baraduc
1993: Deux justiciers dans la ville, de Franck Apprederis, Gérard Marx et Eric Woreth (série TV): Mathieu
1994: La Lumière des étoiles mortes, de Charles Matton: Beyerath
1994: Le Parfum d'Yvonne, de Patrice Leconte: L'oncle d'Yvonne
1994: Le Sourire, de Claude Miller: Jean-Jean
1994: Le Cri du cœur, de Idrissa Ouedraogo: Paulo
1994: L'Amour est un jeu d'enfant, de Pierre Grimblat (TV): Didier Ancelot
1995: Lulu roi de France, de Bernard Uzan (TV): Lulu Hastier
1995: Dieu, l'amant de ma mère et le fils du charcutier, de Aline Issermann: Serge
1996: Les Caprices d'un fleuve, de Bernard Giraudeau: Blanet
1996: Les Deux papas et la maman, de Jean-Marc Longval et Smaïn: L'homme de la clinique
1996: Le Montreur de Boxe (Lucky Punch), de Dominique Ladoge: Abel Ginoux
1996: Wild Animals (película) (Yaesaeng tongmul p'oho kuyok), de Kim Ki-duk: Boss
1996: Tykho Moon, de Enki Bilal: Glenbarr
1997: Saraka bô, de Denis Amar: Diamant
1997: Pondichéry, dernier comptoir des Indes, de Bernard Favre: André Charvin
1997: La Vérité si je mens !, de Thomas Gilou: Victor Benzakhem
1997-2002: Un homme en colère (série télévisée), de Didier Albert et Dominique Tabuteau (série TV): Paul Brissac
1997: Combat de fauves, de Benoît Lamy: Charles Cuvelier
1998: Les Rives du paradis, de Robin Davis (TV): Raoul
1998: Opernball, de Urs Egger (TV): Michel Reboisson
1998: Villa vanille, de Jean Sagols (TV): Capitaine Michel de Berthier
1998: Comme une bête, de Patrick Schulmann: Casimir
1998: Telle mère, telle fille, de Élisabeth Rappeneau (TV): Jean Corti
1998: Requiem pour un décor, de Pierre-François Limbosch (voix)
1998: Mona, les chiens, le désir et la mort, de Jean-François Perfetti (court-métrage de 17 minutes): Le chauffeur de taxi
1999: Les Coquelicots sont revenus, de Richard Bohringer (TV): Pierre
1999: Cinq minutes de détente, de Tomas Roméro: Docteur Lénignac
1999: Méditerranées, de Philippe Bérenger: Ramírez
1999 : Rembrandt, de Charles Matton: Le prêcheur
2001 : Une fille dans l'azur, de Jean-Pierre Vergne (TV): Sola
2001: Un Parfum de meurtre (The Cat's Meow), de Peter Bogdanovich : Le directeur des film muets
2001: Mauvais genres, de Francis Girod: Huysmans
2001 : L'Île mystérieuse, de Claude Allix (TV) (medio metraje de animación de 48 minutes) (voix)
2001: Ma folle de sœur, de Laurence Katrian
2001: L'Étoile du sud, de Claude Allix (TV) (medio-metraje de animación de 48 minutes) (voz)
2002: Libre, de Jean-Pierre Sauné (TV): El médico
2002: Total Kheops, de Alain Bévérini: Fabio Montale
2002: Au bout du rouleau, de Thierry Binisti (TV): Capitán Henri Gallien
2003: Wanted (película, 2003) (Crime spree), de Brad Mirman: Bastaldi
2003: Poil de carotte, de Richard Bohringer (TV): Monsieur Lepic
2003: Virus au paradis, de Olivier Langlois (TV): Lucas
2003: L'Outremangeur, de Thierry Binisti: Émile Lachaume
2003: Retour aux sources, de Didier Grousset (TV): Georges
2004: Docteur Dassin, généraliste, de Stéphane Kurc (serie TV) : Alexandre Dassin
2004: Les Gaous, de Igor Sekulic: François Bricard
2004 : La Petite Fadette, de Michaëla Watteaux (TV): El padre Barbeau
2005: Ennemis publics, de Karim Abbou y Kader Ayd
2005: Cavalcade, de Steve Suissa: Dr. Desmouches
2005: Capitaines des ténèbres, de Serge Moati (TV): Coronel Klobb
2006: C'est beau une ville la nuit de Richard Bohringer: Richard
2006: Pom le poulain de Olivier Ringer: El viejo Julien
2007: Bluesbreaker de Dominique Brenguier: Señor Maurice
2008-2009: Mister Mocky Présente de Jean-Pierre Mocky (serie TV, 3 episodios)
2008: Almirante de Andreï Kravtchouk: el general Maurice Janin
2010: Les Amours secrètes de Franck Phelizon: Marcel

Actor de doblaje

1999 Stuart Little: Smokey4
Director[editar · editar código]
1999: Les Coquelicots sont revenus
2003: Poil de carotte
2006: C'est beau une ville la nuit, d'après son livre publié en 1988.

Guionista

1972: Beau Masque, de Bernard Paul (co-escrito con Jean-Patrick Lebel y Bernard Paul, basado en la novela de Roger Vailland).
1973: La Punition, de Pierre-Alain Jolivet (co-escrita con Pierre-Alain Jolivet, basada en una novela de Xavière).
1975: Il pleut toujours où c'est mouillé, de Jean-Daniel Simon (co-escrita con Jean-Pierre Petrolacci y Jean-Daniel Simon).

Obras de teatro

Autor

1966: Zorglub
1967: Les Girafes, puesta en escena Philippe Rouleau, Teatro de la Gaîté-Montparnasse.
2010: Ne traîne pas trop sous la pluie

Actor

1967: Les Girafes, puesta en escena Philippe Rouleau.
1967: Zorglub, puesta en escena Richard Bohringer.
1982: Le paradis sur terre de Tennessee Williams, puesta en escena Pierre Romans.
1984 : L'Ouest, le vrai de Sam Shepard, puesta en escena de Jean-Michel Ribes y Luc Béraud, Teatro de l'Athénée, Teatro de la Madeleine en 1985.
1992: Le récit de Jacobus Coetzee de John Michael Coetzee.
2000: Richard III de Shakespeare, puesta en escena Hans Peter Cloos.
2010: Ne traîne pas trop sous la pluie, puesta en escena Richard Bohringer.


Libros

C'est beau une ville, la nuit, Gallimard, 1989.
Le Bord intime des rivières, 1994.
L'ultime conviction du désir (récits de voyage), éd. de Noyelles-France loisirs, París, 2005. 150 p., 21 cm (ISBN|2-7441-8399-7)
Carnet du Sénégal, ilustrado por Virginie Broquet.
Bouts lambeaux, 2008, Arthaud, (ISBN|978-2700301588).
Zorglub suivi de Les Girafes, teatro, re-edición Flammarion, 2009. 224 p.




El actor Richard Bohringer ha escrito varios libros, y con su hija, también actriz, Romana Bohringer, han sacado un libro con un DVD, titulado C’est beau une ville la nuit (Es hermoso una ciudad de noche). Son poemas en prosa, de los que les copiaré un fragmento.




Las palabras no serán más
que el canto de los pájaros
las muchachas flores no tendrán más
que temporadas
Mi boca salada de sus vientres
sin fondo
no murmuraría más que algunas
viejas canciones de blancos nostálgicos
Yo viviré cada día la eternidad
como amigo
un caballo que no habría jamás tomado el barco
Yo tendría muchísimas nietas
muchísimos nietos
Y cuando el champiñón atómico allá
detrás donde el mar se precipita
vendrá a iluminar sus ojos inocentes
les diría
finalmente tranquilos
En la mañana cuando las brumas sean disipadas
ellos verán correr hacia ellos amigos nuevos
deshechos felices
comiendo arena    los brazos en cruz
lanzarán sus vestimentas y entonces
viviremos todos
desnudos.




Les mots ne seraient que le chant
des oiseaux
les filles fleurs n’auraient pas
de saisons
Ma bouche salée de leur ventre
sans fond
ne marmonnerait plus que quelques
vieilles chansons de blancs nostalgiques
Je vivrais chaque jour l’éternité
avec comme ami
un cheval qui n’aurait jamais pris le bateau
J’aurais plein de petites filles
plein de petits garçons
Et lorsque le champignon atomique là-bas
derrière là où la mer se précipite
viendra illuminer leurs yeux innocents
je leur dirai
enfin tranquilles
Au matin lorsque les brumes seront dissipées
ils verront venir à eux des amis nouveaux
épuisés heureux
mangeant le sable les bras en croix
ils jetteront leurs vêtements et alors
nous vivrons tous
nus.

[DE ZOÉ VALDÉS ¡LIBERTAD Y VIDA!] 





Cómo nos daremos calor cuando estemos viejos
Cuando nuestros hijos vengan, la siesta de la tarde clara bajo el olivo
Aquella noche dormiremos como perros
Con sueños estrellados
Recuerdos de jovencitas de jovencitos lejos

Cómo nos daremos calor
Cuando se haga tarde en la vida
Para mascullar esas viejas cóleras
Les diremos cómo hemos amado
Esta puta vida con hocico de perro

¡Eh, niño! Dilo pues
Que somos viejos imbéciles
Pero ven, ven este invierno
Ven a ver los viejos indios
¡Eh, niño!
Promete que vienes, cuando tengas tu piel enferma

Verás que mis viejos Paulos son aquí remedios contra la pesadumbre
Beberemos una copa para estar locos
Tiraremos al blanco sobre los mapas bermejos

¡Eh, niño! Ven a ver los viejos desesperados

Cómo nos daremos calor cuando seamos viejos
Cuando nuestros hijos vengan, al mediodía claro bajo el olivo
Se te verá marchar adelante con la mano entre la mano
Eso te dará hambre

Se dirán algunas tonterías entre el ocaso
Se escucharán algunas campanas sonar desde el valle

¡Eh, niño! Verás como la rana del manantial está dichosa
Iremos a ver al toro que hace estallar la colina
Tanto que sufre de hastío

¡Eh, niño! Será necesario venir a casa
Será necesario dejar la vida callarse
Ven a ver los todo abrazos los nada héroes
Aquellos que tal vez nada han comprendido
Pero que aman mucho esta vida con hocico de perro

*

Nueva York. Toda blanca la ciudad. Un metro de nieve. Negros con bombas violetas en trajes de estío. Las avenidas como corredores. Los
coches de policía en cámara lenta. Dejamos la bolsa en el hotel podrido.
He abierto la ventana. He mirado afuera. Por fin, veía a Nueva York.
Caminamos por la calle 59. Mi América para mí. Una banda de pillos, de desesperados, los ojos hambreados por el color del oro y del verde
de los campos y de los juegos violentos.

Me había puesto el suéter verde que mi abuela en alguna parte de Val-d’Oise me había tejido. ¡Vaya tesoro de inmigrante! La armadura
portadora de esperanza. El suéter, cuello rodado verde que me había tejido mi abuela, me impedía ser un hombre. ¡De ello estaba seguro!
Ese suéter me impedía tener la apariencia de ser un gran viajero separado de todo. De ello le había hablado toda una noche a Régis que se había
dormido durante la primera mitad de mi admirable tesis sobre cómo-hacefalta- desembarazarse-de-los-sueters-verdes-tejidos-por-las-mamis. Ella se hallaba alejada de qué modo. De qué modo sola. Pensar en mí. Allá. Mami.

Rápidamente un golpe de blues. Porque Nueva York es grande. Es grande para un muchachito que viene de tan lejos. Sin dientes, sin dientes, con la
inmensa esperanza del viento.

Frente a nosotros dos negras. Hay una que lleva un sombrero como los gachís en Longchamp en primavera. Nos miramos. Ella me sonríe. Y luego
nos hablamos. Finalmente, comprendo que es una chica que se las arregla y que quiere dormir conmigo. ¡Pues claro! Pero yo me decido a hacerlo del modo romántico. Un blanquito soñador entre los brazos de una puta con un sombrero como las gachís en Longchamp. Yo encuentro eso locamente poético.

Yo encuentro crono eso ¡Tengo temblor en las manos desde que descubro una tierra extraña. Las muchachas para beber, las muchachas para comer, las muchachas para pagar! ¡Cállate liebre villana!

Nos encontramos sobre la acera con las dos negras. Luces suspendidas allá arriba en medio de los pisos de vidrio. Lejos. ¡Nueva York! ¡Nueva York!

Soy hijo de Jimmy Hendrix. Un poco ebrio en esta avenida tú puedes comprender por qué esta tipa nos ha hecho planear. Tiene swing, se
mueve, ondula, esta puta de Babilonia.

La mezcla del aire con las miradas cargadas de azar, lo negro que se vuelve un color, lo negro que se vuelve
verde y que danza como una gacela, lo negro que se vuelve rojo como la sirena de los bomberos que ven, en la esquina, con sus cascos que les
forman como unas greñas de plata. Y luego la música que se escapa. Yo me quedo con mi elegante. Ella tiene guantes. Yo recordé que ella los llevaba bebiendo su café. Yo tengo el intermitente que se enciende. Todo eso en la esquina de la avenida 59. ¡Ella esconde sus marcas! Adicta seguro ¡Yo me chiflo! Estoy borracho y continúo dando vuelta en el metro.

Uno cambia, uno marcha, como si ella quisiera enturbiar su pista. Yo digo que sé lo que ella esconde bajo sus guantes, yo le digo que yo también me
chuto. Ella me mira. Pequeño Blanco, leo en sus ojos, Pequeño Blanco,¿cómo puedes tú saber lo que es un negro que se chuta? ¿Cómo puedes tú
saber? Hay desprecio pero yo hago cara de comprender.

Yo estoy en Harlem al acecho. Yo intento tomarlo todo a la vez. Todos los ruidos de la noche, todas las sombras, las escalinatas que se derrumban,
idénticas a flores de piedra hacia el estribo de un taxi amarillo perdido entre la sombra.

Frío terrible en la escalera. En cada piso un bote de basura yo miro el ataúd en plano general, como si un negro terrible fuera a saltar.
Ella respiraba estos botes de basura. Yo estoy seguro de ello. Sobre uno de estos niveles ella ha llamado a Jo.

Una vieja voz de mentiroso azul ha debido decirle que estaba bien. Que lleve la masa cuando el pichón haga rurrú. Yo no hablaba inglés pero
comprendí. El instinto de supervivencia. Yo no era más que un muchachito de la barriada parisién. Perdido en pleno Harlem con una puta
horadada por todas partes y Jo que ni siquiera simulaba dormir. Que controlaba al Pequeño Blanco. Yo. Pero es demasiado tarde. Yo allá estoy
y la miro mear en su fregadero, acurrucada con su bello sombrero que le formaba ahora como un pico negro.

Hacía falta estar tranquilo con estos muros que palpitaban. Ella me ha cogido la pasta, incluso la ha cogido toda. Yo no dije nada. Tuve una ronda más. Sentí ganas de besar. Por otra parte yo bien creo que verdaderamente no he tenido ganas de besar. Ella se chuta delante de mí. Nunca había visto a una mujer chutarse. Hay mejores para hacerte creer en las hadas.

Mi bella mujer negra, yo fui tu hermano aquel día. A pesar de tu indiferencia helada. ¡Acabó la risa! La cargábamos duro.

Al diablo el corazón. ¡Nunca habías conocido la esperanza! ¡Con seguridad! Yo me sentí degollado. La bella América meaba en el fregadero.
El bello país azul chorreaba sobre los platos apilados. Yo estaba crucificado. Y te amaba. Buscaba alguna cosa qué decir, qué hacer para
probarte este amor. Este amor increíble de un Pequeño Blanco por una negra cabalgando las tinieblas del más grande país del mundo.

Tú me empujaste hacia la puerta, yo me quité el suéter verde tejido por Mami. Te lo tendí como una ofrenda, para que no me olvidaras jamás.
Como para sellar un pacto. Tú me miraste. Habrás creído tal vez que era una marrullería.

Creo que comprendiste pero que no lo has creído. Yo me enardecí. Un instante, un breve instante yo me hice grande. Mi gesto no tenía
retorno. Como si nosotros nos estuviéramos amando locamente. Negra, de vez en cuando yo te veo. Entre lo negro. Con tus grandes dientes de
humano hambreado.

Oh, yo te amo, yo te amo, yo te amaré, en mi memoria me he reencontrado sobre el borde de Harlem. Parece que no fuera necesario estar allí. Allí
estuve. Libre. En camisilla entre la nieve. Había menos veinte grados. El cielo era azul helado como las primeras mañanas. Central Park sofocaba
bajo la nieve. Yo era bello estoy seguro como Marlon Brando y James Dean.
Yo era sexi, los brazos desnudos con mi pantalón que flotaba entre el barro. Oh, yo te amé; yo te amo, mi mujer negra.

   Traducciones de Rafael Patiño Goez
http://www.festivaldepoesiademedellin.org/


MÁRLET RÍOS [10.514]

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Márlet  Ríos 

(Piura, PERÚ  1976): Estudió Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e ingeniería electrónica en una universidad privada. Ha publicado poemas en las siguientes revistas: Ónice, Bocanada, Dedo Crítico, Bosque de latidos, Socialismo y Participación, Estudios Privados, Delirium Tremens. Traduce poesía norteamericana (Snyder, Rexroth, Sandburg). Poemas suyos aparecen en la revista digital Ping Pong, de República Dominicana, y en Cinosargos (Chile). Ha publicado el poemario “La balada de Crates y otros poemas” en el 2010. Hace entrevistas y escribe textos sociopolíticos para revistas de ciencias sociales (Illarik) y publicaciones alternativas.







Las Noches Salvajes

de Cyril Collard
2am, ribera del río Sena

Y rodeado como estoy por tiernos efebos
y la tenue claridad de la noche
adónde ha de escapar mi cuerpo
cautivo como el viento
para los más exquisitos placeres.
La ciudad duerme
y tú también, mi dulce Laura;
yo sólo quiero vivir,
dilatar el tiempo de la Nada
y extraviarme en la espesura de la noche
como polilla inmolándose en la llama
                                     perpetua.

-¿Es la vida una orgía perpetua?

      No lo creo así;
la vida también es dolor, creciente dolor,
pero tú no estás conmigo, pequeña Laura;
tú duermes ahora sobre la tierna ilusión
del amor/ lejos de la voluptuosa mirada
               de las luces de neón
      tú duermes/
sobre la fresca lozanía de tus diecisiete,
implorando a los ángeles de tus sueños
que tu amor te proteja de mí.


Frente al castillo sin fantasmas

El mar se crispa como un recién nacido.
La dueña del castillo que ya no está
hacía versos en sus ratos de ocio
                        –que eran los más.
Algunos dicen que se escuchan voces,
tal vez de los antiguos habitantes
del valle de Lima, sacrificados
a los dioses después de una tranca con chicha
                                                            de jora,
o quizá de las pobres bestias sacrificadas
y convertidas en trofeos
para el deleite de la masa.

Ahora puedo ver en tus ojos
una imagen de los antiguos ritos
                                     de Venus
–hipóstasis cantada por bardos
                         y boleristas en rockolas
de Quilca donde pude salmodiar
viejas canciones para ti.
Frente al castillo el mar de Chancay
es un fular en tu cuello de alabastro
que riela bajo la Luna Llena.

Hemos estado en un sitio
donde decenas de miles de promesas
son urdidas al caer la tarde.
En el viejo castillo sin fantasmas
escanciamos de nuestros vasos
                                      plastificados,
esperando que la Noche nos dedique
sin más una de sus mejores sonatas.







Nikos

Escapa del colegio. Huye de las  matemáticas.
No permitas que te pongan uniforme.
Luis La Hoz

Mi hijo sonríe y canta como un niño feliz
Le pregunta a su abuela sobre los bailes
                                              de moda
Ella no se incomoda ni se sonroja
Los bailes indecentes y pornográficos de los
                                               adolescentes
Mi hijo les pregunta a los extraños
Y satisface su curiosidad  libremente
Se ríe y vocifera como un loco
Me llama por mi nombre de pila
Mi nombre tan común y soterrado
                                 10 000 veces
Y reemplazado por otro más musical.

“Vivir significa luchar” dijeron los estoicos
Mientras tanto mi hijo disfruta
                       de sus juegos
Y odia cumplir con sus tareas escolares
-como la gran mayoría de los niños.
El también odia alimentar a las palomas
Lo hace sólo para darme gusto:
Las dejaría morir de hambre si quisiera.
El me hace jugar como un niño de 30
Y pierdo de súbito la rigidez y la solemnidad
Y empiezo a recobrar lo que nunca debí perder.

Mi hijo canta como un niño feliz
No recuerda ni un solo verso que le enseñé
Mas recuerda nuestra canción de cuna.
Si dependiera de él, jugaría todo el
                                santo día
Y si se olvidara por un momento del Cable
Y de los vídeo-juegos
Y si bailara más gozosamente  más endiabladamente
Con todos los otros niños felices sociables y nada serios del
                                                                             Mundo
Tan diferentes a su padre.







CATS

La vi cazar palomas distraídas
en el jardín de mi casa
gata siamesa con nombre de hetaira.
La miré acicalarse un millón de veces
y luego leí en una revista:
“A ellos les gusta ser acicalados. Las caricias
mezclan el olor”.
No pudo presagiar un sueño aciago
entretenida como estaba.






Cementerio marino
(haikus)


Moscas danzan sobre
la arena que cubre
restos de un pelícano. 




Un cangrejo muerto
parece blandir
aún sus tenazas. 




La malagua muerta
no da buen aspecto
salvo a las moscas. 




Estrella agónica,
otras guardan luto
en el mar de arriba.





Haiku de otoño

(O de la condición postmoderna)

Se han escrito tantos poemas de amor
En el mundo que ya no caben más.
Poemas que comienzan con un
“Nosotros no inventamos el amor”
O llegan desde una noche primaveral con:
“I remember your cool body”.
Por otra parte, sería poco virtuoso recurrir a viejas
triquiñuelas (con el perdón de los postmodernos)
Y abrir el Antiguo Testamento en
El Cantar de los cantares(2:14), por ejemplo, y anotar:
“déjame oír tu voz,
porque tu voz es dulce
y amoroso tu semblante”
Pero la muchacha tal vez esté interesada
en temas más seculares(MBA y/o el Chat por ejemplo).
Mas siempre quedará el recurso de la criba
Para no patinar y quedar como un burdo imitador
De Bécquer o de Silvio Rodríguez.
Claro que si la muchacha es bonita y tiene nombre
De ninfa deseada/ soñada y finalmente amada
Siempre nos quedará el camino de la concisión.
¡Musa de ensueño, muéstrame el camino!
Desbórdanse sonidos, fragancias y música excelsa
Que me trae el recuerdo:
Lejos de la urbe,
el rumor del río
ahoga sus sollozos.




"La balada de Crates"

PLENILUNIO

yo tenía 20 años y un corazón latiendo
como un transformador de 220 voltios
unos brazos extendidos hacia
el cielo de novimebre penumbra pliegues
deliscuescentes para mi febril melancolía
miradas aguijoneando mi rostro con acné
y como espacio entre el cielo y el infierno
un sitio deslucido holliniento
donde nuestras vidas se cruzaron por unos
minutos en eskotosis indolente
un río de orines anegando avenidas tugurios
AIRE VICIADO para mis pulmones abrasados por
bermejas llamaradas cláxones despiadados
 semáforos hipnóticos

y en silencio tú que observas resignada el vuelo
rasante de una mosca a las 15h10m del 6 de
      noviembre de 1994






LA BALADA DE CRATES

1.

Adónde iremos hoy,
Crates de Tebas,
con la jauría
presta a provocar
& alterar el Orden.
Todos nos esquivan
y vamos dejando
nuestras huellas en sacras
estatuas y a la entrada
de templos y palacios.
Aun los ciudadanos
robots, respetables
y muy adocenados
guardan su distancia
 prudencial.
 "El pudor no es bien visto
 por los que encienden loas
 al estado natural"


2.

Caminas con un aire de desdén,
Crates de Tebas
desgarbado y sucio
escupiendo sobre Patria,
atrás quedaron
200 talentos para
pastode las vacas.
Quién fuera amigo de los caracoles
y de los saltamontes,
que comparten el mismo cielo
que los de Ática.
Quién fuera libre como tú
con tu palio mugroso
y tu jauría libertaria.


3.

Amo a esos griegos locos
que vivieron hace mucho
& encumbraron la virtud,
revolcándose en la arena
igual que los caracoles
& bestias lanudas de Ática
  Ni siglos de ciega y falsa adoración
  Ni imperios de maldad encumbrados
  por la vanidad & el poder
 hicieron olvidar su lumínica estela.
Me reclamo uno de ustedes,
orgullosos parias harapientos,
una urna llena de cenizas
dejadas volar al viento:
las riquezas del mundo...
   Aun el poder,
con toda su colosal fanfarria
no corrompió vuestro pertinaz
     talante.






UN GATO TUERTO

Un gato tuerto me mira con su único ojo sano
Desde el alfeizar, en lo alto de aquella ventana.
Como si se tratara de un oráculo posmoderno gatuno,
Contemplo la escena
Antes de partir rumbo al trabajo diario.
Los días pasan como electrones furibundos.
El tráfago de la vida actual,
Con sus tarjetas de crédito y los salarios congelados,
No da tiempo para pensar en Nada más.
Todo parece reducirse
A un ir y venir absurdo en medio de franquicias y Mega Plazas
Y discursos vacíos de funcionarios engolados.

El gato tuerto evita a los vecinos que pasan raudos a tomar
         el bus.
En medio de la indiferencia y las rejas de paranoia,
Su presencia interpela nuestra rabiosa ansiedad.




IRIS ALEJANDRA GIMÉNEZ [10.515]

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IRIS ALEJANDRA GIMÉNEZ

(Viedma, Río Negro, Argentina, 1969)
Nació un 26 de mayo, vive en Viedma y es poeta y narradora. Sus obras han recibido algunos reconocimientos y han sido publicadas en revistas de interés cultural, antologías y sitios web. Uno de sus cuentos conforma una antología con obras para niños y adolescentes. Es tallerista y coordina talleres de expresión para niños y adolescentes en vulnerabilidad social. 
Ha publicado el poemario "Lugar Necesario" Camarote Ediciones, 2006.. 




TIEMPO DE SAL


“la llama flamea
frente a los ojos de la ciega.
Es tiempo de sal”





el pensamiento
junto a la madre a quien
le mataron el hijo
arrastra los pies
de la madre / no ve
el cielo azul / no respira
el aire húmedo de este otoño






el pensamiento nunca se va,
es un duelo sin aristas.
La madre ya no es
y es pensamiento






a la madre se le secaron las lágrimas
/ no es metáfora / tiene los ojos secos
la piel seca / la sangre
le pide salir.
A un costado de su cuerpo
tiene
clavado al hijo







la sal detiene el tiempo
lo seca
hasta convertirlo en un pensamiento,
una lápida







qué hacer
qué sentir
cómo
hasta cuándo
con qué / parte del cuerpo que falta







la madre marcha en silencio.
Aturde







el pensamiento atraviesa
el cuerpo de la madre
la lleva puesta
en su pecho de pancarta.
Que todos sepan:
le mataron el hijo







En el nombre del hijo
que dejó un silencio
lleno de flores / otros hijos

Para Atahualpa Martínez. 
Asesinado en Viedma el 15 de junio de 2008.








Donde dicen que van los pobres de certidumbre


La casa que me habita
Yo soy ese fantasma





El tiempo de la mariposa

Una mariposa no se detiene a pensar
en el grave error
de detenerse
a pensar.
Hagamos lo que vinimos a hacer:
el tiempo de la mariposa se desintegra en el aire.



“Qué decir
si apenas soy una mujer 
parada en el viento”




Los días domingos son los preferidos del viento
Los días melancólicos son los preferidos del viento
Los días vulnerables son los preferidos del viento
Los días soñadores son los preferidos del viento
Los días sin esquinas son los preferidos del viento
Los días distraídos son los preferidos del viento
Los días frente al mar son los preferidos del viento
Los días sueltos son los preferidos del viento
Los días desamarrados son los preferidos del viento
Los días despejados son los preferidos del viento
Los días celestes son los preferidos del viento
Los días abiertos son los preferidos del viento
Los días incesantes son los preferidos del viento
Los días con árboles son los preferidos del viento
Los días consonantes son los preferidos del viento
Los días con caras son los preferidos del viento
Los días tangibles son los preferidos del viento
Los días probables son los preferidos del viento
Los días desordenados son los preferidos del viento
Los días irritables son los preferidos del viento
Los días despojados son los preferidos del viento
Un día cualquiera es el preferido del viento
Los días miserables son los preferidos del viento
Los días resignados son los preferidos del viento
Los días interminables son los preferidos del viento
Los días interminables son los preferidos
Los interminables








en otro lado

caen los dados batidos casi con desgano casi al descuido
como con ganas de estar
                                      en otro lado
lo mejor es dejarse llevar por la corriente
que ella sola te alcance hasta la orilla / pasa
que acá nomás está la desembocadura / la boca dura y una
hecha de barro seco a quién le va a ir a cantar si estamos todos
rodeados silenciados zenlisiados sermoneados
no me vengo
poeta como el Poeta
me vengo triste y seguiré triste unos días    tal vez
con los dados batidos por un tiempo / una
es una sensiblera una floja y se entristece
y así no hay fuerza que resista para nadar
contra la corriente y no dejarse llevar entonces
saco una brazada más que no da tregua / y una
no está hecha para esto
                                   una piensa
en el solcito de la primavera por descascarar
y en que al final todo va a seguir igual siempre lo mismo
silenciados zenlisiados insilados    sigo
tirando los dados pensando que estoy en honolulu beach que espero
sea una playa llena de cocos como imagino
y no con caimanes y tsunamis como es acá







De Cuando una tiene una duda...

cuando una tiene una duda ¿la duerme? ¿la arropa? ¿le da de comer en la boca?
la mira mirarse desnuda en el espejo
le acaricia los hombros 
le cuenta los lunares 
le mide el empacho con cinta métrica de costurera la buena la única la original 
¿o usa el cinto del vestido guardado en el ropero hace más de veinte años? 
el poder debió estar en las manos 
y en el rezo en inaudible portugués que se llevó a la tumba

cuando una tiene una duda la suelta para que se vuele y no 
para que se quede junto a las otras agazapada bajo la ventana del jardín





las dudas han empezado a echar raíces y yo no mato ni una pobre mosca 
menos voy a animarme a arrancar de cuajo florecitas nuevas






me echo a dormir a la sombra de las dudas recién florecidas 
que esta primavera vinieron tupidas y frescas 
consigo 
un lugar tan cómodo que al fin no puedo 
ni quiero volver a salir y echo raíces también y me voy con ellas a poblar 
la Eterna Duda 
donde dicen que van los pobres de certidumbre 
porque de ellos es el reino de los cielos
y de la tierra
que fecundan






Me levanto por la noche
al amparo del insomnio
refiriéndome a mí 
como quien espera encontrarse en una brújula






En forma de lluvia 
andan mis pasos por esta casa
vuelta a construir
tantas veces
en los ojos






Por la mañana
es hora de resucitar
Un poblado de fantasmas 
es dueño de la noche
donde todas las decisiones son oscuras




VICENTE RIVA PALACIO [10.516]

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VICENTE RIVA PALACIO (1832-1896)

Vicente Riva Palacio

Vicente Florencio Carlos Riva Palacio Guerrero (Ciudad de México; 16 de octubre de 1832 - Madrid, España; 22 de noviembre de 1896) fue un político, militar, jurista y escritor mexicano.

Nace en la Ciudad de México el 16 de octubre de 1832, siendo el mayor de los 6 hijos de Dolores Guerrero y Mariano Riva Palacio, el abogado defensor de Maximiliano de Habsburgo durante su captura en Querétaro y Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Nieto directo del Gral. Vicente Guerrero. Estudia para abogado en el Colegio de San Gregorio y se recibe en 1854. Diputado nacional en dos ocasiones, 1856 y 1861. El 1 de agosto de 1856 contrajo matrimonio con María Josefina Bros Villaseñor, con quien tuvo a su único hijo Federico (nacido en 1857).

Los periodos de intervención

A sus quince años, en el pleno de la invasión norteamericana, forma parte de una guerrilla en contra de los invasores. Más adelante, siendo liberal durante el siglo XIX, participa en los periódicos La Orquesta y La Chinaca, opuestos a la perspectiva conservadora. Desempeña durante 1855 como regidor, en 1856 como secretario del ayuntamiento de la ciudad de México y entre 1856 y 1857 como diputado suplente al Congreso Constituyente (mismo congreso que formulara la Constitución del 57).
Durante la Segunda Intervención Francesa en México arma una guerrilla por su propia cuenta con el fin de unirse a la lucha con el Gral. Ignacio Zaragoza. Toma parte en varias acciones militares, entre ellas, la batalla de Barranca Seca y la caída de Puebla. En 1863, sigue a Benito Juárez a San Luis Potosí y es nombrado gobernador del Estado de México, se reagrupa y reúne tropas para realizar las tomas de Tulillo y Zitácuaro. En 1865 es nombrado gobernador de Michoacán. A la muerte del general José María Arteaga se le confiere el mando de general en jefe del Ejército Republicano del Centro y al término de la campaña republicana en Michoacán, entrega las tropas a su mando al Gral. Nicolás Régules. Logra organizar una nueva brigada, con la que toma y sitia la ciudad de Toluca y con la que después participa en el sitio de Querétaro.
A la par de su actuación militar edita los periódicos El Monarca (1863) y El Pito Real. Compone los versos del himno burlesco Adiós, mamá Carlota (una paráfrasis de Adiós, oh patria mía, de Ignacio Rodríguez Galván), mismo que cantaran treinta mil chinacos en Querétaro durante el viaje de Maximiliano al fusilamiento.

La república

Con la victoria juarista, renuncia al mando de todas sus tropas y a la gubernatura del estado de Michoacán. Pide amnistía para los intervencionistas y, en la esfera política, queda derrotado por José María Iglesias en la candidatura para la vicepresidencia. Actúa como magistrado de la Suprema Corte de Justicia entre 1868 y 1870. En 1874 publica los periódicos satíricos El Ahuizote, El Constitucional y la paleta real, en los que criticara la labor del gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada.
Apoya a Porfirio Díaz en el plan de Tuxtepec y queda recompensado con el ministerio de Fomento en los dos primeros períodos de gobierno de Díaz y con Juan N. Méndez. Rescata las ruinas de Palenque, establece el Observatorio Astronómico Nacional y termina de construir el Paseo de la Reforma.
En 1883, es detenido por el gobierno y llevado a la prisión de Santiago por ir en contra del gobierno de Manuel González, en ese entonces presidente de México. En aquella prisión escribe gran parte del segundo tomo de su obra México a través de los siglos.
En 1885, tras la publicación de su libro Los ceros, se da la pérdida de su prestigio personal y desaparecen las aspiraciones presidenciales que tenía, queda desterrado "honorablemente" por Porfirio Díaz y se le nombra ministro de México en España y Portugal. Muere en Madrid el 22 de noviembre de 1896. Sus restos fueron repatriados en 1936 para ser depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres.

Carrera literaria

Periodista exitoso con una señalada y personal actitud crítica y satírica; misma que quedara marcada en periódicos como La Orquesta y El Ahuizote; Riva Palacio participa como un activo literato mexicano en los tiempos de entre guerras.
El género que más le sonríe siempre en popularidad es la novela. Realiza la mayoría de su obra novelesca entre 1868 y 1870. Tuvo a su disposición la mayoría de los archivos de la Santa Inquisición, lo que le brinda una grandísima cantidad de información que plasma en sus novelas de tema colonial. Sólo una de sus novelas (Calvario y Tambor) es de toque militar.
Junto con Juan A. Mateos coescribe zarzuelas y sketches teatrales satirizando la política mexicana. En 1870, junto con Juan A. Mateos, Rafael Martínez de la Torre y Manuel Payno publica El libro rojo, un breviario de la violencia dentro de la historia nacional mexicana. Junto con Juan de Dios Peza narra leyendas en verso en Tradiciones y leyendas mexicanas (1917) y crean a la imaginaria poetisa romántica Rosa Espino para publicar Flores del alma (1875).
Dirigió, junto con el editor Santiago Ballescá, la obra México a través de los siglos, trabajo enciclopédico; encargándose él mismo de escribir el segundo tomo, dedicado a la Colonia. En su obra Los Ceros critica y polemiza a la clase política mexicana, lo que lo identifica como un personaje virulento para el régimen porfirista. Cuentos del General (que apareciera póstumamente en Madrid en el año de su muerte), es una colección de veintiséis relatos que presentan características comunes: brevedad en el título, la acción y la descripción de los personajes. Por su obra literaria, fue designado miembro correspondiente de la Real Academia Española.

Obras

Teatro (en verso)

Las liras hermanas (obras dramáticas) coautor con Juan A. Mateos (1871), reeditado en 1997.
Odio hereditario (1861)
La politicomanía (1862)
La hija del cantero (1862)
Temporal y eterno (1862)
Borrascas de un sobretodo (1861)
Martín el demente (1862)
La catarata del Niagara (1862)
El tirano doméstico (1861)
Una tormenta y un iris (1861)
El incendio del portal (1861)
La ley del uno por ciento (1861)
Nadar y en la orilla ahogar (1862)
Un drama anónimo (1862)
La policía casera (1862)

Novelas

Monja y casada, virgen y mártir (1868, reeditada en 1986)
Martín Garatuza (1868), continuación de Monja y casada, virgen y mártir
Calvario y Tabor (1868)
Las dos emparedadas (1869)
Los piratas del golfo (1869)
La vuelta de los muertos (1870)
Memorias de un impostor, don Guillén de Lampart, rey de México (1872)
Un secreto que mata (1917)

Ensayo

El libro rojo, coautor con Manuel Payno (1871)
Historia de la administración de don Sebastián Lerdo de Tejada (1875)
Historia de la guerra de intervención en Michoacán (1896)
México a través de los siglos, tomo 2: El virreinato. Historia de la dominación española en México desde 1521 a 1808 (1884-1889)
Los Ceros: galería de contemporáneos (1882).

Cuentos

Cuentos de un loco (1875)
Cuentos del general (1896).

Poesía

Poesía completa
Flores del alma (1875, bajo el seudónimo de Rosa Espino)
Páginas en verso (1885)
Mis versos (1893)
Poemas no coleccionados
Adiós, mamá Carlota (1866)
Tradiciones y leyendas mexicanas, coautor con Juan de Dios Peza (1885)
Vicente Riva Palacio. Antología (1976)

Epistolarios

Epistolario amoroso con Josefina Bros (1853-1855)






LA VEJEZ

Mienten los que nos dicen que la vida
Es la copa dorada y engañosa
Que si de dulce néctar se rebosa
Ponzoña de dolor guarda escondida.

Que es en la juventud senda florida
Y en la vejez, pendiente que escabrosa
Va recorriendo el alma congojosa,
Sin fe, sin esperanza y desvalida.

¡Mienten! Si a la virtud sus homenajes
el corazón rindió con sus querellas
no contesta del tiempo a los ultrajes;

que tiene la vejez horas tan bellas
como tiene la tarde sus celajes,

como tiene la noche sus estrellas.







ADIÓS, MAMÁ CARLOTA


I

Alegre el marinero
Con voz pausada canta, 
Y el ancla ya levanta
Con extraño rumor.
La nave va en los mares
Botando cual pelota.
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.


II

De la remota playa
Te mira con tristeza
La estúpida nobleza
Del mocho y del traidor.
En lo hondo de su pecho
Ya sienten su derrota.
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.


III

Acábanse en Palacio
Tertulias, juegos, bailes,
Agítanse los frailes
En fuerza de dolor.
La chusma de las cruces
Gritando se alborota.
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.


IV

Murmuran sordamente
Los tristes chambelanes,
Lloran los capellanes
Y las damas de honor.
El triste Chuchu Hermosa
Canta con lira rota:
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.


V

Y en tanto los chinacos
Que ya cantan victoria,
Guardando tu memoria
Sin miedo ni rencor,
Dicen mientras el viento
Tu embarcación azota;
Adiós, mi tierno amor.






ADIÓS, MAMÁ CARLOTA

(Versión de Juan A. Mateos)

La niebla de los mares
Radiante sol aclara.
Ya cruje la "Novara!
A impulsos del vapor.
El agua embravecida
La embarcación azota.
¡Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor!

El ancla se desprende
Y la argentada espuma
Revienta entre la bruma
Con lánguido rumor.
En lo alto de la nave
El estandarte flota.
¡Adiós, mamá Carlota;
adiós, mi tierno amor!

¿Qué llevas a tus lares?
Recuerdos de esta tierra
Donde extendió la guerra
Su aliento destructor.
Las olas son de sangre
Que por doquiera brota.
¡Adiós, mamá Carlota;
adiós, mi tierno amor!

Mas pronto de los libres
Escucharás el canto,
Bajo tu regio manto
Temblando de pavor.
Te seguirán sus ecos
A la región ignota,
¡Adiós, mamá Carlota;
adiós, mi tierno amor!

Verás de tu destierro
En la azulada esfera
Flotar nuestra bandera
Con gloria y esplendor.
Y brotará laureles
La tumba del patriota.
¡Adiós, mamá Carlota;
adiós, mi tierno amor!






LA NOCHE EN EL ESCORIAL

La noche envuelve con su sombra fría
El claustro, los salones, la portada,
Y vacila la lámpara agitada
De la iglesia bóveda sombría.

Como triste presagio de agonía
Gime el viento en la lúgubre morada,
Y ondulando la yerba desecada
Vago rumor entre la noche envía.

De Felipe segundo, misterioso
Se alza el espectro del marmóreo suelo
Y vaga en el convento silencioso,

Y se le escucha en infernal desvelo
Crujiendo por el claustro pavoroso
La seda de su negro ferreruelo.





LA MUERTE DEL TIRANO

Herido está de muerte, vacilante
Y con el paso torpe y mal seguro
Apoyo busca en el cercano muro
Pero antes se desploma palpitante.

El que en rico palacio deslumbrante
Manchó el ambiente con su aliento impuro,
De ajeno hogar en el recinto oscuro
La negra eternidad mira delante.

Se extiende sin calor la corrompida
Y negra sangre que en el seno vierte 
de sus cárdenos labios la ancha herida,

y el mundo dice al contemplarte inerte:
"Escarnio a la virtud era su vida:
vindicta del derecho fue su muerte".






EN EL ESCORIAL

Resuena el marmóreo pavimento
del medroso viajero la pisada,
y repite la bóveda elevada
el gemido tristísimo del viento.

En la historia se lanza el pensamiento,
vive la vida de la edad pasada,
y se agita en el alma conturbada
supersticioso y vago sentimiento.

Palpita allí el recuerdo, que allí en vano
contra su propia hiel buscó un abrigo,
esclavo de sí mismo, un soberano
que la vida cruzó sin un amigo;
águila que vivió como un gusano,
monarca que murió como un mendigo.







AL VIENTO

Cuando era niño, con pavor te oía
en las puertas gemir de mi aposento;
doloroso, tristísimo lamento
de misteriosos seres te creía.

Cuando era joven, tu rumor decía
frases que adivino mi pensamiento,
y cruzando después el campamento,
"Patria", tu ronca voz me repetía. 

Hoy te siento azotando, en las oscuras
noches, de mi prisión las fuertes rejas;
pero hánme dicho ya mis desventuras

que eres viento, no más, cuando te quejas,
eres viento si ruges o murmuras,
viento si llegas, viento si te alejas.







A MI MADRE

¡Oh, cuán lejos están aquellos días
en que cantando alegre y placentera,
jugando con mi negra cabellera,
en tu blando regazo me dormías!

¡Con qué grato embeleso recogías 
la balbuciente frase pasajera
que, por ser de mis labios la primera,
con maternal orgullo repetías!

Hoy que de la vejez con el quebranto
mi barba se desata en blanco armiño,
y contemplo la vida sin encanto,

el recordar tu celestial cariño,
de mis cansados ojos brota el llanto,
porque pensando en ti me siento niño.


ANA TERESA FABANI [10.517]

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Ana Teresa Fabani 

Nació en Concepción del Uruguay el 6 de marzo de 1922 y falleció en Buenos Aires el 21 de junio de 1949. Cursó estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, donde se graduó de maestra. Posteriormente intentó ingresar a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, inclinándose por la diplomacia, pero la salud no le permitió concretar sus deseos. En diciembre de 1939 -año en el que se recibió de maestra- enfermó, debiendo trasladarse a Córdoba para su tratamiento. Permanece en las afueras de la ciudad, en un lugar llamado Cerro de las Rosas, ingresando posteriormente en el Sanatorio Ascochinga. La novela citada está inspirada y refleja su vida en ese sanatorio. Regresa a Buenos Aires en 1946, haciendo viajes periódicos a su ciudad natal y a Córdoba. En esta provincia permaneció un tiempo en Capilla del Monte. 

Como si se tratara de un guión cinematográfico in racconto podríamos empezar a conocer la vida de Ana Teresa Fabani por el final. Su libro póstumo, la novela Mi hogar de niebla recrea las circunstancias que rodearon su desenlace y tal vez sea una síntesis de su legado literario.

La niebla, como una metáfora de su propia vida y de su obra, la permanente incertidumbre de vivir, la fragilidad hecha carne en su cuerpo y sensibilidad, la angustia existencial que todo lo tiñe, la soledad que no da tregua a pesar de la compañía. Ese es el marco sobre el cual se recorta la figura de esta mujer valorada y querida por sus amigos y compañeros de las letras.

Una vida que cesó tempranamente y quizá por eso fue tal la intensidad de su tránsito vital y poético: su luz brilló con vehemencia a través de la poesía y del encanto personal y fue apagándose de a poco a raíz de una penosa enfermedad.

Domitila de Papetti amplía esta reseña biográfica: “Ana Teresa fue como tantas figuras de nuestras letras, casi autodidacta. Estudió en la Escuela Normal, después, los libros de la biblioteca paterna, el roce con escritores y personalidades cultivaron su espíritu. El poeta genuino había nacido en ella. Empezó a escribir desde la más tierna adolescencia en el seno de un hogar acaudalado. Y día a día fue afinando su sensibilidad en las lecturas de Rilke, de Garcilaso, de Lope de Vega, iniciándose hacia el cómo y el por qué de cuanto nos rodea, hasta que su vida toda, así enriquecida, empezó a darse, mágicamente en el canto.

Cabe destacar que Ana Teresa Fabani junto con Ana María Chouhy Aguirre y María Adela Agudo poeta esencial de Santiago del Estero conforman una trilogía dramática en cuanto a desaparición prematura dentro de la poesía del cuarenta, reconocida por su vertiente neorromántica y su herencia elegíaca. Generación querida, sembradora de melancolía y de hermosura.”

Su primera publicación la hace en la página literaria del diario “La Calle”, de Concepción del Uruguay, el 15 de noviembre de 1943, bajo el título de “Poema”. En enero de 1947 publica en el diario “Clarín” de Buenos Aires. Luego aparece un cuento suyo en “La Nación” y otras colaboraciones en diarios del país y de Montevideo.

El único libro publicado en vida de la autora es el poemario “Nada tiene nombre”, que apareció poco antes de su muerte en enero de 1949 en ediciones Botella al Mar y tuvo una reedición en 1999 a cargo de la Editorial de Entre Ríos, que dirigía entonces la poeta Marta Zamarripa, en la Colección Homenajes, a cincuenta años de su despedida terrenal y de la aparición de su primera obra. Dicha reedición incluye poemas éditos e inéditos de Ana Teresa Fabani, los poemas que le dedicaron Córdova Iturburu, Luis Alberto Ruiz, Juan L. Ortiz y Raúl González Tuñón, los textos de Leopoldo Bröll y José Portogalo, leídos en el homenaje que rindiera a la autora la Biblioteca Popular de Concepción del Uruguay. Incluye también el texto de homenaje de la SADE Filial Entrerriana del Río Uruguay publicado en 1979.

Además de este libro de poemas Fabani escribió la novela citada al principio, Mi hogar de niebla, de carácter autobiográfico y que no pudo ser corregida pues la muerte la sorprendió cuando se iba a dedicar a esa tarea. Impresa en Buenos Aires, en 1950 esta obra, que no tuvo reedición hasta la fecha, cuenta con un sentido prólogo a cargo de Ulyses Petit de Murat (ver texto) y una ilustración de Juan Carlos Castagnino en la portada. Ana Teresa falleció de tuberculosis a los 27 años.

Muchos son los contemporáneos que admiraron su obra y su fina personalidad. En una entrevista, la poeta María Meleck Vivanco (exponente del surrealismo) habla de su singular amistad con Ana Teresa Fabani y expresa: “Tendríamos que hacerle el homenaje que se merece como mínimo en la Biblioteca Nacional. Era agnóstica, pero con mucha humanidad adentro. Yo me dormía sobre su frondosa cabellera extendida a modo de cola de pavo real y de un castaño dorado fuera de serie. Era muy fácil contagiarse la tuberculosis, sin remedio, pero los jóvenes jamás piensan en el peligro. "Mi único consuelo - me decía- es que mi cuerpo no conocerá la vejez". Con su nivel de ternura tan alto y su extraña belleza, se la veía como iluminada”.

Afortunadamente su obra y su memoria permanecen y se le siguen rindiendo merecidos homenajes a quien sin dudas, ocupa un lugar de privilegio no sólo dentro de la lírica entrerriana sino de la poesía argentina.

 por Juan L. Ortiz
http://www.autoresdeconcordia.com.ar/




PISO LA NOCHE Y PARTO. NO ES OLVIDO


Piso la noche y parto. No es olvido
este silencio que en la sien, partido,
queda detrás de mí, ni es alborada
que apenas toca el borde de la almohada.
No es tampoco la estrella que ha caído
ni es el pájaro alegre que, dormido,
deja en el aire un ángulo vacío.
Este silencio que quedó, tan mío,
es mi paso y mi voz. Y una serena
garza del río cruza leve, apenas,
la noche en donde parto y mi mirada.

Piso la noche y parto. Pero alada.
Y esto quizá ni es sueño ni sea nada. 



II

Piso la tierra y parto. Me parece 
que todo este camino fue antes tumba 
y al pisarlo mi pie se desvanece.
Si en el aire me quedo se derrumba 
desde el aire mi cuerpo, y es que acaso
haya una voz llamado al oír mi paso. 
Acaso haya una mano, que, olvidada, 
ha tirado del aire, y yo enredada 
con el aire, en el aire me he caído.

Vuelvo a pisar la tierra. Ya ha nacido
una luz que me piensa, y se ha apagado
casi al nacer. Es eso inanimado
que, atrás de la razón, me desconcierta.
Piso la tierra. Ya la huella abierta
me persigue y me cansa, y sin embargo
debo seguir el pie que se hizo largo.





SI NADA TE QUEDARA, CUERPO MíO

Si nada te quedara, cuerpo mío, 
ni la sombra ni el paso... Si ni el alma 
te pudiera quedar!... Y en esa calma 
de no ser nada más, siguieras mío...

Si nada te quedara y no sintieras
más el tiempo que pasa, ni el hastío; 
si al besarte unos labios no sufrieras 
un agudo dolor… Y aún fueras mío...

Si nada te quedara y, sin embargo, 
el viento se estrellara todavía 
contra ti, como en árbol fino y largo… 
Y al dejarte te oyera decir: mía...

Si no fueras ya más, ni más yo fuera, 
y quieto este equilibrio, cuerpo mío, 
entre tu ser y yo, se nos muriera; 
¿sentirías después que has sido mío?






DESGAJADA LA RAMA. EL ALA QUIETA

Desgajada la rama. El ala quieta. 
Quebrada la palabra en el sonido, 
y en el silencio que quedó reunido 
dejó de ser la voz y ha enmudecido.

Detenido en el límite del frío 
también mi corazón, como una rosa 
que se deshoja sobre un claro río, 
siente que nada queda de las cosas. 
Y cree que ya nunca habrá otro estío.






CAVA LA LLUVIA SU PERFIL DE ARENA

Cava la lluvia su perfil de arena. 
Y, en el tul de la tarde, la azucena 
de otro recuerdo se amanece... Y calla.
Mi voz, la de antes, me penetra y habla, 
diciendo un nombre... describiendo un día… 
volviendo a repetir palabras mías...

Cava la lluvia su perfil de arena. 
Y en esta soledad que me encadena, 
entre la lluvia te presiento, y voy

por otro tiempo. Y en tu tiempo estoy.






TODO TIENE EL COLOR DE UNA ALBORADA

Todo tiene el color de una alborada... 
La sombra que en el paso se convierte 
y la flor por la lágrima mojada 
tiemblan, porque soñaron con la muerte.

Sobre el nivel que tiende la mañana 
tiembla mi corazón que no ha dormido, 
y estalla su temblor en la campana 
donde empieza el murmullo a ser sonido.

Parece que la rosa está más rosa 
y que el dolor ni fue ni se sucede, 
y el ángulo de luz que hay en la fosa 
parece un árbol en la sombra leve.






ESTÁ LA NOCHE QUIETA... ESCUCHO EL RUIDO

Está la noche quieta... escucho el ruido
de una hoja que cae, de una mirada,
de una mano que está puesta en mi almohada
y detiene en su hueco mis latidos.
Por la sombra se arrastra un paso suave,
como quien busca un rastro que ha perdido
o trae por la tierra un cuerpo de ave.
También me pareciera que ha venido
mi pequeño y lejano hermano muerto,
y en las sombras su mano me extendiera
con temor de mis ojos tan abiertos
que a pesar de mirarlo no lo vieran.
Y junto a él, apenas leve y cierto,
siento que estará aquel que tanto amara
también mirándome como si muerto
estuviera también. Y se acercara.
Siento que el grito a mi garganta sube
y una lágrima crece a mí mirada.
Todo lo que yo amara, lo que tuve,
se fue alejando así, y ya no hay nada.






MI ANGUSTIA

Los días no me llevan de la mano 
ni la nube ni el pájaro, es en vano 
llamar al aire que habla en las colinas 
o detener la sombra en la neblina. 
Ni la luz ya del sol me dará vida. 
Pero yo pensaré que estoy dormida 
por no llorar por mí si sé que ahora 
ya no veré el ocaso ni la aurora. 
En otro país, lo sé, por otro mundo, 
sin saber sí me elevo o si me hundo,
 iré sin pie, sin nombre y sin mirada, 
iré buscando qué? ¿Será la nada, 
nada más que la nada?, o todo eso 
que existirá después será un regreso 
a una casa de antes, a una orilla 
donde la flor sea pétalo y semilla? 
Pueda ser que haya voz y haya mirada, 
que haya una mano quieta o levantada, 
que haya una brisas un árbol, una rosa, 
un perfil o un fantasma de las cosas 
que al costado de mí se han conocido.
 Puede ser todo, todo, pero olvido
 que ya no podré oír. No seré nada... 
No escucharé la voz, no habrá sonido, 
no habrá silencio, no, para mi oído. 
No habrá ni ocaso en él ni habrá alborada.

                20-mayo-1949, Bs. As. 






PERDIDA EN ESTA SOMBRA ESTOY AHORA

Perdida en esta sombra estoy ahora 
sin saber donde voy ni donde he ido. 
No me acuerdo tampoco si he crecido
después de conocerme o si de ahora 
soy de esta soledad que en mí ha nacido.
Oí pasos sigilosos que han venido
por detrás de mi sombra hora por hora
y escuché llamar nombres que he querido.
Pero ahora ya sé que no es mi oído
el que escuchó ni es voz que tenue llora
la que se oyó. Es hálito perdido
que, como yo perdida en sombra ahora,
va por el aire y en el aire asido
como la cavidad rota de un nido
roza a mi soledad. Y juntos oran.






GIOVANNI RAMELLA BAGNERI [10.518]

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GIOVANNI RAMELLA BAGNERI

Giovanni Ramella Bagneri, ITALIA  nació en 1929 y murió en 2008. 
Entre otros libros, ha publicado: Armageddon e dintorni, Muro della notte y Autoritratto con gallo.
  


AUTORRETRATO CON GALLO

Después de la alegre estación del grillo,
de la cigarra, el frío
vuelve a levantar astuto la cola, se insinúa
en el agujero, ferozmente clava los colmillos:
y yo, prevista la pérfida luna
de noviembre, por ruinosas regiones
fustigadas por esvásticas vago;
un gallo rojo entre los brazos, canto,
voz de gallo con voz de búho;
castigado por dientes de rata, lámpara bajo el sombrero,
recorro lugares de locos, me enfurezco
y grito penitencia penitencia
hasta que se  haya revuelto todo el negro del cielo,
Ezequiel venido de lejos,
extenuado, pelado lobo
vestido de cordero de dos sueldos.

El tiempo miserable degollado
por rugientes fantasmas está partido en dos,
por dentro es horrendo, pútrido; el amolador
otoño afila cuchillos, aguza
cuatro garfios para mí que lamo el fondo de la cacerola
después de que me hayan arrancado las plumas y jirones de piel.
Ya no hay nada que salvar
ni aquí ni en otra parte; ha terminado,
ha terminado la guerra con el alma, la paz
es no existir, estar muertos, el lugar
del juicio es donde te abates y sueñas
dolorosos duendes que te hagan
compañía por esta última vez,
te estríen la cara, te chafen,
te desuellen como ya todo muestra
su aullante revés de miedos.
En el aire que me sacude rítmico a los
cuatro puntos yo vaciado persigo el día
de la sospecha, de la ira fría, me río
de quien aún posee
el miembro del escándalo.

Las obedientes, estúpidas palabras
ensartadas en las espinas de las acacias,
la humillación, la pena, la renuncia:
todo dura, se acostumbra a sufrir,
se hace cada vez más bello, más maduro
para un premio de cartón piedra, hojalata;
mordido por perseverantes piojos
desde la cruz gamada, el orgullo ya no se rasca,
la mente se agudiza, huye
del gran frío a la corrupción, es eterna;
la cabeza separada
del cuerpo enuncia leyes de números, de planetas;
el orden de las cosas
justifica la horca, la guillotina,
el horno crematorio, el gallo
canta tres veces en el silencio, el mundo
es perfecto, es el mejor de los posibles,
y quien no esté contento puede
elegir el modo de irse. Noche
y niebla donde tiendo
la escudilla a los paseantes.

Traducido por CARLOS VITALE




AUTORITRATTO CON GALLO

Dopo l’allegra stagione del grillo,
della cicala, il freddo
risale astuto la coda, s’insinua
nel pertugio, ferocemente azzanna:
ed io, prevista la perfida luna
di novembre, per rovinose plaghe
flagellate da svastiche mi aggiro;
un gallo rosso tra le braccia, canto,
voce di gallo con voce di gufo;
punito da denti di topo, lampada sotto il cappello,
percorro luoghi di folli, m’infurio
e grido penitenza penitenza
finché non sia travolto tutto il nero del cielo,
Ezechiele venuto da lontano,
sparuto, spelacchiato lupo
vestito di agnello da due soldi.

Il tempo miserabile scannato
da ruggenti fantasmi è scisso in due,
dentro è orrendo, putrido; l’arrotino
autunno affila coltellacci, aguzza
quattro uncini per me che lecco il fondo della pentola
dopo essermi strappate le penne e brandelli di pelle.
Ormai non c’è più nulla da salvare
né qui né altrove: è finita,
è finita la guerra con l’anima, la pace
è non esistere, esser morti, il luogo
del giudizio è dove ti abbatti e sogni
dolorosi folletti che ti tengano
compagnia per questa ultima volta,
ti striino la faccia, ti sbertuccino,
ti scuoino come già tutto mostra
il suo urlante rovescio di paure.
Nell’aria che mi sbatte ritmico ai
quattro punti io svuotato inseguo il giorno
del sospetto, dell’ira fredda, rido
di chi possiede ancora
il membro dello scandalo.

Le obbedienti, stupide parole
infilzate alle spine delle acacie,
l’umiliazione, la pena, la rinuncia:
tutto dura, si abitua a soffrire,
si fa sempre più bello, più maturo
per un premio di cartapesta, latta;
morsicato da assidui pidocchi
dalla croce uncinata, l’orgoglio più non si gratta,
la mente si fa acuta, sfugge
dal gran freddo alla corruzione, è eterna;
la testa separata
dal corpo enuncia leggi di numeri, di pianetti;
l’ordine delle cose
giustifica la forca, la mannaia,
il forno crematorio; il gallo
canta tre volte nel silenzio, il mondo
è perfetto, è il migliore dei possibili,
e chi non è contento può
scegliere il modo di andarsene. Notte
e nebbia dove tendo
la ciotola ai passanti.





STORIA DEL SOLDATO


           XII

PERCUSSIONE II

Il cavo della notte, i passi
in cerchio dove cadono domande:
chi sono? dove sono?
ma ancora niente in questo luogo
che si sdoppia, nel sogno che si sdoppia,
che si fa uno, poi mille,
o la stella che cala verso oriente,
forse l’ultimo segno del destino,
e già l’apparizione
nello spiazzo ghiaioso,
la nascita del ritmo nelle tempie.

Ha la clessidra in mano,
accenna verso oriente.
Fa nascere il tempo, lo accelera,
lo rallenta improvviso, lo sospende.
Ancora il ritmo, l’affanno.
Di nuovo il vuoto, il silenzio.
La stella cadente arde bianca,
illumina la pianura.
Il ritmo cieco rinasce,
cresce nella mente, travolge.





DON CHISCIOTTE

                 47

INCUBO DELL’ALTRO

Con la mia stessa faccia,
stessa andatura stessi gesti:
entra a casa mia, è accolto, è al caldo,
ora è alla finestra con mia moglie
e i bambini: guardano fuori e ridono,
giorno che sta finendo,
neve che piano comincia a cadere:
faccio segni: ma vedo
i loro sguardi duri, ostili, e so
che staranno a fissarmi
finché non sia scomparso.





IL CAVALIERE UBRIACO

VIII

COMMIATO

Il sole cala dietro le montagne
e non esiste già più.
L’autunno sfocia in un quieto inverno
ed è finito per sempre.
Ultimo luogo e ultimo tempo: vuoti.
Anno che si conclude nella pace,
cielo cristallo con nubi dipinte,
meravigliosa bolla iridescente
che protegge questo teatrino
del mondo: ancora per poco, per poco.
Ci muoviamo qui, forse alludiamo.
Ma perdiamo forza, consistenza,
siamo solo più ombre nel crepuscolo,
ci confondiamo con l’ombra, col freddo.
Fatica di durare,
di trattenere insieme con parole
ciò che deve sfuggire,
disperdersi nel vuoto. Il nostro sogno
resiste appena, è stentato. Ormai siamo
e non siamo. Da dove, verso dove,
mai l’abbiamo saputo. Addio, addio.





DA UN’ALTRA BABILONIA

Altrove, forse in un altro
tempo, il Libro,
nell’altro, nel doloroso
abbandonato-perduto luogo – tempo,
chi pascolava greggi
sotto segni certi, sotto caldi
occhi-finestra era
nel Libro, lui sì era
nell’albero del vento
era nel profondo! Ma qui
la Parola
vuota, il suo alone
di luce nera, da abissi
il suono
neutro, nella polvere
questa, l’altra città, perduta, il sogno
della Parola, di una
città che si cerca, si sfugge:
ma parlare del Libro
e di tombe
vuote, di una caduta, antica,
di morti, di parole
ritornanti, del loro
alone, di qualcuno
che parlava di tombe
vuote, di pietre smosse,
di tempo lacerato, del suo suono,
parlare
di profeti, di fiumi
notturni (riemergono
talvolta, rapinosi),
di stelle spente, del cielo
alto, di quello
profondo, di costellazioni apparse,
Rosa Spada Diamante
Labirinto, di una città umiliata,
estranea, dell’altra,
la città dell’anima, parlare
della tomba vuota, del dio oscuro:
trattenere l’antica lingua, il suo
suono (qualcuno, là, ha raccolto polvere,
se ne ciba tristemente, va
ora alla rupe, alla tomba, alla stanza,
apre il Libro, lo sente
perdere significato, vita),
trattenere
lo stridore del cielo
squarciato, stupefatto, la grumosa
stella rossa, il suo spegnersi, l’alone
che perdura, l’incendio del roveto
montano, clamoroso,
dell’altro, ciclico, profondo, il suo
senso e spazio: ma segni,
ora, che tramontano,
luoghi deserti, rovine,
non visitate, rupi
notturne e grotte e tombe senza offerte,
vuote da sempre, ancora
in attesa.
Lunghissime frane: profonde.
Luogo che si sgretola.
Vento spazio? Non più.
La Parola! Riempiva
della sua forza quel cielo,
si spegneva, lasciava
il suo alone. Una tomba
accoglieva l’Oscuro,
rinasceva la città dell’anima.
Qualcuno stava nella notte, aveva
radici e fronde, stormiva,
era profondo, era vasto, creava
spazi sconfinati, il loro suono.
Astri: segni. Roveti
Canori, in fiamme. Destini.
Luogo che frana: da sempre.
La città, il suo spettro. Senza suono.
La Parola? Sì, vuota.
Ritorna dal profondo, dalla
Polvere: opaca. Il dio,
come perde significato, perde
suono, alone! Non più,
ora, che un sogno stentato,
difficile. Anche il Libro, l’universo
del Libro, il suo formidabile enigma,
come noi, come tutto
qui si sgretola, frana.








ENRIQUILLO SÁNCHEZ [10.519]

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Enriquillo Sánchez

Enriquillo Sánchez Mulet (República Dominicana,  1947-2004). Reconocido poeta, narrador, articulista y publicista dominicano.

Nació el 25 de agosto en Santo Domingo. Hijo de José Aníbal Sánchez, fallecido, y Evangelina Mulet. Realizó sus primeros estudios en el Instituto Escuela que dirigía Abad Henríquez, después en los escolapios y más tarde los amplió en Puerto Rico, Canadá y Francia. Se licenció en Letras por la Universidad Autónoma de Santo Domingo, de la que fue profesor, investigador y miembro del Centro de Estudios de la Realidad Dominicana. En 1966 y 1971 ganó menciones en los concursos La Máscara. Perteneció al grupo El Puño, del que formaban parte Miguel Alfonseca y René del Risco Bermúdez.

En 1966 ganó mención honorífica en el primer concurso dominicano de cuentos, el primer premio de poesía del Movimiento Cultural Dominicano y el segundo en ambos géneros convocado por el periódico La Noticia. El 8 de noviembre de 1976 fundó junto a Guillermo Piña Conteras la revista ¡Ahora! dedicada a las letras y la cultura nacional bajo título dePalotes. Desde 1977 la dirigió solo hasta su desaparición en 1979.

En 1983 obtuvo el Premio Anual de Poesía Salomé Ureña de Henríquez y dos años después el Latinoamericano Rubén Darío, concedido en Nicaragua. Como articulista publicó numerosos trabajos en la prensa nacional recogidos en el volumen titulado Para uso oficial solamente. Murió de un paro respiratorio el 13 de julio a los 57 años de edad.

Bibliografía

Epicentro de la bruma, Santo Domingo, 1966.
Un paso adelante, dos atrás, Santo Domingo, 1968.
Teatro para una inacabable cacería, Santo Domingo, 1971.
Pájaro dentro de la lluvia, 1983.
Sherif (c)on ice cream soda, 1985.
Convicto y confeso, Santo Domingo, 1991.
Musiquito, Santo Domingo, 1993.
Memoria del azar, 1996.
Germán E. Ornes: Una vida para la libertad, 1999.
Para uso oficial solamente, 2000.
Rayada de pez como la noche: cuentos completos, Santo Domingo, 2006.





artesanía

Este hombre hacía
nísperos, manzanas de almíbar,
claveles del color de la tarde,
santos de palo cuyo único
milagro era la belleza;
palomas de espuma,
muñecas de azúcar o guarapo,
goletas de canela o cabuya
para mares de música,
llenos de barquillas,
buzos, girasoles.
Podía hacer
que el sueño de los niños
cupiera en un pétalo,
o que la tristeza concluyera
como concluye un güiro:
en danzas de flor y de acordeón.
Este hombre apareció,
cuando más leve fue la madruga,
en esta cuneta
que él pobló de enredaderas.
Con su muerte
concluyen los prodigios.



licencia sin sueldo

Azul que lima el azul,
el mar se cambia de ropas,
eleva su mástil, su velamen,
inicia una flor en la solapa,
desliza una canción,
se marcha de paseo,
listos el bastón, la leontina,
la rosa en el ramo y la tarjeta.
Encontró en su baúl más hondo
—solemnes las anclas,
verdes las arenas—
en baile nuevo.
Se lleva los arrecifes,
se lleva los perros que acostumbran
acompañarlo cuando el alba,
se lleva el coral y los recuerdos.
Parte en un corcel de sal y caracoles.
Tardará mucho en regresar.
Prefiere su viejo aire
de caballero decoroso.
No concilia con la voracidad
y la estulticia de los hombres.
Ahora el mar toma su asueto,
olvida el hambre,
ignora apetencias y premuras.
Va a descansar.
El mar ceremonioso
se inclina
—es su más reciente
galanteo—
ante una isla extraviada
en el océano,
y le besa las manos y la frente,
y se la lleva a bailar a las verbenas.



lópez de cervato

Bueno, los negros
ya están en el palenque.
Preparen los perros,
las lanzas, el fuego.
Preparen las horcas.
El látigo, pronto.
La armadura.
Nos vamos: se hace
tarde
para triturar el marfil
y la paloma.
Las mordidas, la pólvora.
Esta sangre nació encadenada.
Que nadie se precie de piadoso.
No quiero negros vivos
en el palenque que han armado,
aunque mañana mis nietos
sean sus nietos,
y recuerden que el abuelo
quemaba á los abuelos.




estuve en tu seno como una fiera muda

Estuve en tu seno como una fiera muda.
Estuve en tu seno como un ángel hambriento.

De tu seno a tu seno hay un camino.
De tu seno a tu seno hay dos delfines.

Tu seno derecho navega hacia el izquierdo.
Tu seno izquierdo navega hacia el olvido.

No tengo boca para el delfín.
Me sobran ojos sobre la rosa.

Estuve en tu seno como una lluvia rota.
Estuve en tu seno como una daga fina.

En la ribera del viento están tus senos.
A la orilla de un potro que galopa.

En mis ojos navegan y a mis ojos regresan.
Navegan desde un puerto que el agua interroga.

Son dos rincones de pez nadando hacia mi lengua.
Son dos islas de sombra con que el tigre retoza.




a buen tiempo

Está servida la comida
El potaje está servido
Están servidos el tomate                       las frituras
el pastel de queso y el bistecito con cebollas rojas
están servidos en mi mesa de pobre
o en mi mesa de rico
o en mi mesa de triste
La nostalgia está servida
El mar
con sus víboras de nieve
está servido ante mis ojos y calla
Todo el pasado está servido
Amor                       tus ojos y la lluvia
y mi pudor también está servido
La infancia está servida
(La infancia
Con sus traganíqueles la infancia
con sus indios y sus chirimoyas)
La infancia está servida
Bilita y Mamama                       estáis servidas
Pero el olvido asimismo está servido
y está servido el armario en que me entierro
Los parques
aquella bicicleta que corre en otra sangre
en otra herida
los libros
el mucílago infinito del Instituto Escuela
las primeras camisas con botones en el cuello
el muñeco de nieve que me saqué en el Jaragua
una prima noche de Navidad ante el espanto
                     de mis primos
las guaguas de dos pisos que mi padre nunca asaltó
porque era niño
el boulevard de París en que pude perder la inocencia
la esquina donde llueven todavía nuestras manos
está servido tu sí
está servido el azul
los años
está servido el amor
la brisa está servida





llovizna

Uno abre los armarios
A veces uno abre los armarios
buscando no se sabe qué cosas          qué fotografía
qué monedero roto en que no cupieron las monedas
Ya no quedan monedas          Uno sabe que ha sido pobre
durante noventa años de lluvias y golondrinas
Quizá encuentre uno polainas que no resistieron la muerte
los polvos de una abuela que nunca fue a desfiles
tijeras que recortan la tristeza
y el hábito de la tristeza
la presumible flor en las páginas de un libro
que nadie leyó porque los novios ya se fueron
trajes que están bailando un vals de naftalina
espejos de media luna y espejos de gorrión nevado
quizá una mariposa que no sabe cómo volar
dentro de las páginas de un amor que encuadernó el otoño
relojes que dan la hora y buenos días
cuadernos escritos con tinta y caramelo
que devoran diminutas hormigas cantarinas
títulos de una propiedad que el Estado no ha reconocido
los quesillos de almendra que Bilita guardaba en su gaveta
los pagarés          los recibos          las llaves
del paraíso o de la cuartería o del olvido
la infancia archivada como un expediente de la brisa
los labios de una muchacha que dijo sí toda la vida
las notas del Instituto con la conducta en rojo
castigos que uno ha perdonado
a pesar de la locura de su dueño
Uno abre los armarios
a veces uno abre los armarios
como si abriera la nostalgia
y salieran hablando los espejos





primeras letras

Le arreglas los botones del jacket
lo peinas           lo despeinas
le dibujas bigotes de carbón
sobre la boca que mejor dice mal las cosas
le compras una piñata
que está vacía porque hoy no es día quince
ni día treinta
pero que de todos modos está llena de osos y luceros
de fragatas caramelos acordeones
Le muestras la bandera
con que Dios se despide en septiembre del verano
Le pones el perfume
Guerlain o Givenchy
con que acudes todas las mañanas al patíbulo
Le lees las feroces palabras que has leído
toda la vida
Le enseñas un nudo de boy scout
que nunca aprendiste
allá
en el Calasanz de la Independencia y los naranjos
Ya escribe           ya lee           pomo puma pipa
Ya canta
Ya dirige los hábitos del alba
Ya sabe olvidar           mentir           repartir una paloma
Aprendió a crecer silenciosamente
Le colocas la estrella de sheriff en el pecho
y donde pone su nombre tú estás poniendo
la minuciosa sangre           la lluvia minuciosa
Juntos toman un tranvía
que sus bisabuelos mueven desde algún lugar
del corazón o de la tumba
Un espejo de harina le muestra a la niña dos sonrisas
La tuya
de dulce galeote
La suya
de ángel de la guarda





día de compras

De Panamá te traigo este beso
Le compré en un baratillo
a la mitad de su precio
Lo estuvimos probando
la vendedora y yo
ligeramente ruborizados
Está envuelto en el papel de plata
que la llovizna rayó con sus pestañas
El lazo es de rosa como tus labios
en la mañana dulce
Lo pagué de contado
No financian ya los besos
Imposible un adelanto y unos meses
para pagar besos o cacharros
Pero tiene garantía de un año
y clarísimas instrucciones
que tú y yo no estudiaríamos
porque echaremos al cesto los manuales
Ahora bien
hay que tener cuidado
Cuando su dueño te lo dé
porque te lo debe dar únicamente su dueño
saldrá volando hacia Panamá
o hacia la brisa
como una codorniz de humo
que regrese cantando a su ceniza
y se olvide para siempre de sus amos





No sé si bailas o si callas

No sé si bailas o si callas,
no sé si cantas bajo la lluvia de junio amanecido
o si enmudeces junto al pájaro que viaja sin retorno
hacia el final de la brisa donde bailas o callas.

No sé si cubres o desnudas
la luz que circunda tu cintura de níspero jugoso.
No sé si vistes o desvistes
las ebrias aguas que te ciñen sin tiempo ni pupilas.

No sé si apremias o retrasas
la noche en su navío de fiera y aguacero.
No sé si conservas o repartes
tu propio relámpago de fiera que divide la noche en
dos mitades.

No sé si te acercas o si huyes
de la música que dejas a tu paso,
como un pájaro menudo detrás de una guitarra
o una mano de luna suspendida de la rosa.

No sé si tomas o si dejas
el pez que en la lluvia busca tu alimento
de cedro parecido al cedro de tu pecho.
No sé si llegas. No sé si te despides.

No sé si me llamas una noche de humo
o si regresas al agua en que yo no te toco.
Nada sé de tu sombra. Nada sé de la estrella.
Porque sólo te sueño, para que nadie lo sepa.





no cejar, ceja

Después dirán que repartías
migajas de un potro muerto en la luz sin cuartel de la pobreza.

Después dirán que no diste las gracias.

Después dirán que no retornas,
lloviendo como llueves en una locomotora exhausta.

Después dirán que te comías los párpados.
Después dirán que te perdonan,
abeja labradora de colmenas que nadie habita ni el silencio.

Después dirán que la garata con puño,
que una goleta de limo hundiéndose en la tarde,
que aquel similindruño, ábreme el puño,
que la cigua se nutría de música y de polen,
que los guloyas no despiden a nadie,
que cantamos, que cantemos, que cantamos

Y cantamos, Ceja.
Concluyen los limoncillos y cantamos, Ceja.

Ve a noquear a Dios, que te espera con miedo.
Aquí te guardamos los secretos que arrancaste de a poco
Hay un retazo de ring en toda mano pobre,
en toda rosa pobre, en toda pobre cobacha de lucero.
Ella se llama algodón y él se llama no quiero,
madre, hijo, patria pequeña que no late, leve, calladita.
Hemos pactado todos los rounds imposibles de tu ceño
para pelear dondequiera con la muerte.
La campanilla breve apresa tu alegría
y nosotros cantamos por tus puños de azúcar,
Ceja que nos llegas con la guardia en alto
y el mar en alto y la mañana muerta.

Deja que un guloya enfermo diga si amaneces,
mientras convences a Dios de que pegas jugando.

Berlín, 13 de julio 2004





ARIADNA VÁSQUEZ GERMÁN [10.520]

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ARIADNA VÁSQUEZ GERMÁN 

(República Dominicana)
Ariadna Vásquez Germán (República Dominicana, 1977). Ha publicado los poemarios El Libro de las Inundaciones (Atarraya Cartonera, Puerto Rico, 2011; y Literal, México, 2012); Cantos al hogar incendiado (Praxis, México, 2009), La palabra sin habla (Tintanueva, México, 2007) y Una casa azul, (Ángeles de Fierro, República Dominicana, 2005); la novela Por el desnivel de la acera (Praxis, México, 2005) y el relato Vulnerable en voz alta y otros cuentos premiados (“Premio Nacional de Cuento Joven de la Feria del Libro 2010”, Ferilibro, 2011, República Dominicana). En el 2012, recibió el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña de la República Dominicana por su poemario inédito Debí dibujar el mar en alguna parte.

En febrero del 2012, la revista Punto de Partida de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) publicó su antología “A la garata con puño”: muestra de poesía dominicana actual, que la conforman doce poetas jóvenes de la República Dominicana. Sus poemas han sido publicados en varias antologías, las últimas: Hijas de diablo hijas de santo: Poetas hispanas actuales (Revista Latinoamérica La Raíz Invertida, 2013) 4M3R1C4: Novísima poesía latinoamericana (Ventana Abierta, Chile, 2010), y Presencias Reales: poesía dominicana actual (Revista Ping Pong, Rep. Dom., 2011). Su relato “Náufraga en Náxos” fue seleccionado para la antología El fututo no es nuestro, nueva narrativa latinoamericana, publicado en Argentina, Bolivia, Chile, Hungría y Estados Unidos de América.

Realizó la maestría en Creación Literaria en el Centro de Cultura Casa Lamm de la ciudad de México y la especialización en Literatura Mexicana del Siglo XX en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).






Cascada

(fragmentos)


I

Vine porque las aguas trazan el camino
también los astros
traigo tanta sed en la garganta.

Hace unas noches seguí las luces en el cielo
no sé si eran estrellas o guijarros elevados por la tormenta.



VI

El agua es certera
señala siempre el despeñadero, la cascada,
el río, su navegación de cuerpos perdidos.

Hay agua en los rincones de todas las cosas.
Tomemos juntos entre las manos poco a poco cualquier gota



VIII

Ningún animal ninguna cosa
nadie nunca siguió las señales 
el camino
estuve siempre solo
levanté con los ojos algunas casas.
En los sótanos envidié a las arañas.



IX

En el manglar conocí a una mujer ahogada
era morada su piel y no blanca
sobre su cuerpo las aves 
anunciaban sus últimas migraciones.

Inicié un grito por ellas canté 
todos los hombres extraviados.

X
El hombre sediento 
sabe hacer un viaje 
persigue edificios clausurados
inundaciones
ríos aparecidos
gente misteriosa que habla en otras lenguas para no mostrar las salidas.

Conoce la noche sola de los parques.



XI

Una noche vi una humareda saliendo de un templo
y me detuve.

Al menos cien palomas volaron camino hacia el incendio
recuerdo el azufre
olor a tierra estéril antigua 
aún hay plumas esparciendo sus restos calcinados.



XII

Subí y baje los puentes lanzando monedas en los ríos
era verde el agua y no cristalina

y aunque solté barquitos de papel sobre todas las aguas
nadie dio conmigo
y aunque escribí el nombre de mi padre sobre los muros
y arriba de las marcas que dejó la última subida de las aguas en las columnas
y anuncié que quería ser encontrado
nadie dio conmigo.



XIII

Yo vi incinerados los rostros de mis padres
y escuché mi nombre en sus lamentos
pero escapé al impulso de salvarlos
y me volví un hacedor de llamas en el sótano
hay quien todo lo asesina todo con el fuego.



XV

Hace siete noches tocaron a mi puerta
y me volví un hombre agradecido
ahora soy el hombre más sediento de estas tierras
soy tan digno y llego a la ciudad y tengo lumbre y pan
y el vino
y logro llegar a los arrabales
embriagarme
escuchar allí historias sobre orfandades
padres que abandonaron
ser allí un asesino silencioso
alejarme sin miedo
con el gesto de quien esconde una navaja.



XX

En todas partes algún ahogado resiste la hinchazón de su lengua
es decir 
niego todas las palabras que trae la corriente
aviso que ya no podré ser encontrado

es decir 
algo debe caerse.



XXI 

Todos tenemos un ahogado que sigue siempre su rumbo
su sangre insiste
caliente a pesar de la cascada.

Pero que no entiendo el equilibrio de las aguas y el fuego
o un flotar inmenso de la mujer ahogada
en mi memoria.



XXIII

El dolor aterriza conmigo sobre los puentes
juntos vigilamos el cuerpo de la mujer ahogada
enredado entre las algas haciendo lentamente 
su viaje de canoa hacia la cascada.

(Inédito)







1

El hombre se asoma prudente a la ciudad.
Cada año la tierra se calienta.
Mis pantorrillas cargan la sal fogosa
de la isla como una duda o un dolor pendiente.
Yo vengo siempre del calor.
Yo puedo hablar del calor como si hablara del río o de la noche.
Pero hablo del hombre que es un amante cauto,
temeroso de los puentes.
Él señala discreto en dirección a los parques
y dice que allí está el calor colgando de las esparragueras,
y pequeños nidos incinerados que caen de las ramas.
También menciona las palomas extraviadas
que van por la ciudad con la cabeza baja,
dice que andan prevenidas por el viento
y que en sus arrullos anuncian las peores fiebres,
cantan acaloradas y con migajas de pan en la boca,
y previenen a los viajeros sobre trenes
misteriosos que atraviesan las noches.

El hombre habla de incendios,
imita el sonido preciso de un insecto ardiendo.

Yo aquí espero,
espero la próxima caída,
el traspié preciso para que se rompa la cuerda
y la ciudad caiga rendida al desagüe.
Yo sé que todo tiene que ver con el hombre.
Sé que algún río se levanta con brazos y piernas,
y bocas,
y diálogos de amantes.

Ya está el hombre bien desnudo
y busca poemas en los tanques de basura.
Levanta sus manos y sus latas vacías,
Dice: el poema se queda en el contenedor,
no entra en la boca,
se queda pegado al envase
como bacterias en la saliva.
Él hace un juego con el cuerpo.
Dice que toda la memoria está en el hígado,
que todas las pérdidas se quedan en el hígado.
Yo escribo que hígado es una palabra desorientada,
un muchacho escapando de casa por las noches,
detenido en la estación de gasolina, a oscuras,
con las manos en los bolsillos, y sudor y miedo en el aliento,
un muchacho parado allí,
mirando la noche mientras en su cuerpo se yergue un faro
que alumbra el muelle más lejano.
El muelle crece en su pecho también,
y en sus brazos, el mar lo sacude,
lo vuelve un muchacho siniestro.

El hombre es cada vez más el volcán que esperábamos.
Hay cenizas en mis ojos pero no me asusto.
Le advierto que ya no tengo las manos duras, abiertas, elevadas,
y que ahora sólo escribo escenas que cuelgan de los párpados.
Escribo para que los cardos deshagan mis historias
como pies descalzos,
y ya no crea nada de los caminos.

Dicen que el sol está cada vez más cerca de la tierra.
Yo prefiero al hombre cada vez más cerca de la tierra.
Prefiero el mar que alberga muertos bajo los continentes.
Escribo que los cementerios siempre se llenan de agua,
y una larga alfombra de cadáveres rancios se tienden bajo las islas.
El agua todo lo arrastra.
Escribo que es seguro que la muerte flota,
y el calor
y el hombre.
El hombre anda con la misma canción en el cuerpo
y a veces creo que cree
a veces creo que cree en el sentido…
un sentido en la ciudad.
Dice que cada calle oculta un laberinto bajo sus alcantarillas,
y que él ha visto mujeres como sapos
tomando el camino de los subterráneos.
Dice que de allí ya no regresan,
que las mujeres navegan hacia el mar en unos barcos antiguos,
y van
al encuentro con su iceberg.
¿Qué sería de nuestra navegación
sino fuera por los iceberg?, pregunto.

El hombre habla y no responde nada.
Habla de lo más reciente en esta tarde.
Dice que el calor lo acerca
y que él sabe amar a una mujer con piedras.

Yo soy una mujer con piedras.
Aquí le espero.
Me desbordo como la ciudad cuando recuerda al río.

de Debí dibujar el mar en alguna parte








Una mujer puede perder la falda en un baño

Una mujer puede perder la falda en un baño. Puede entrar con ella puesta y antes de salir, perderla. Una mujer puede dejar ir la falda por uno de sus huecos, extender el vacío de la prenda, abrir esa puerta. Una mujer es capaz de irse, camino hacia el desagüe de su falda. Después de todo es suya la ropa, es aquello que ella puede quitarse si quiere, desprenderse sin intervenciones ajenas. La falda puede ser su narrativa negativa, su forma de demorarse. Ella puede decir: aquí me detengo. Es decir, la falda es elevada para que ocurra la orina y puede que no regrese a su sitio tras completarse el acto. Se puede, por ejemplo, integrar al cuerpo, volverse demasiado útil para las costillas. Subir y bajar la falda es una forma del tiempo; es abierta la falda, su eternidad está arriba y abajo, también en el instante de su fuga. Es que es ahuecada la falda, se escapa por ambos lados, por ello se pierde, es fácil su extravío.

(Inédito)









CASI SIEMPRE

A Frank Báez

Al principio
Cuando me salgo de la casa
Yo quiero caminar rápido
Como volando
Me dan ganas de saltar y correr delante de toda la gente
Correr hasta que detrás de mi no quede nadie
Ni los cocodrilos
Pero entonces a mis pies les da pereza
Y me pongo a pensar en las hormigas
Y en las moscas
Y en la sopa del otro día que tenía un cilantro
que parecía un pedacito de mierda verde
Así que me pongo a caminar
Mejor
Porque cuando camino es otra cosa la que late
Y sé que sólo podría correr como gacela si no me quedo mirando nada
Y empiezo a tirarle los ojos a las cosas
A alcanzarlas a todas
Y me dan ganas de quedarme parada
Esperando que los flashes se me adelanten
Para quedarme atrás de toda la gente
Y de los cocodrilos
Y mirarlos mientras sudan por pasarme
Y yo sin prisa
Porque la verdad es que no tengo nada que hacer
Más que mirarlos
Y yo no quiero tener nada que hacer







En el baño  del WTC

descubrí un dedo en el inodoro
En la puerta
una señora me había pasado el papel
y yo no lo cogí
y no había nada para secarse
y salí
Volví a la puerta
le dije a la señora que me prestara un pedazo de papel
pero ella no me lo dio
y me miro mal
Volví al baño
y mié
mié muchísimo
y me picaban los pezones
y me rasqué las tetas
y me temblaban las tetas
y no me sequé
y me sacudí
y apreté el botoncito blanco
y cuando el agua sonó
miré otra vez
y el dedo seguía allí








1

Cerca del poste de luz una piraña
me mira con los ojos bizcos
me guiña los ojos
y sus pestañas se abren se cierran se abren
Al otro lado de la calle un señor
lleva las manos en los bolsillos
lleva un llavero
con unas llaves
en una mano que lleva adentro
en un bolsillo
y un sombrero blanco en la cabeza
y cuando lo levanta
y saluda
salen pingüinos blancos
cojeando
y aplauden
cruzando la calle
hasta la otra orilla y yo
miro a los pingüinos agacharse
y envolver pirañas en funditas transparentes
que van vendiendo a los chóferes en el semáforo






2

cuando la ciudad se inunda de humo
es la una de la mañana en el reloj
mi vecina es medusa y sale
a la carretera a tomar bochos
que dicen ocupado
no fume
tengo enfisema pulmonar
cuando la ciudad se inunda
se va la luz en los baños
y las caretas se vuelven verde azul
mi vecino canta opera en su casa
mientras se corta las uñas
la ciudad se inunda
por el desagüe salen alacranes mojados
con mapas de colores
con inciensos púrpuras
con flores negras
y llaveros cool marca que chido
soplando buena vibra
a las vírgenes del Centro
que esperan paradas en las filas
botando humo por las bocas
por las pestañas
masticando monedas
encima de la ciudad






3

un poema que tiemble
un poema con siete ojos
en la boca
que mire que espíe que busque que espere nervioso
mientras se coloca ácido
en los ojos diciendo pop corn pop corn
que explote
un poema que vocee PERO PERO
pujando mientras pare un pulpo
un poema teñido
un poema con carcinoma y sobretodo
con una navaja debajo del brazo
esperando en una esquina
un poema hincado
acechando para exprimirle el cuello a una guinea
un poema con hipo
con taquicardia
derritiéndose mientras huele
cemento, pinol, aguadulce
un poema
uno






FABIO FIALLO [10.521]

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Fabio Fiallo

Fabio Fiallo

Fabio Federico Fiallo Cabral (3 de febrero de 1866 - 29 de agosto de 1942) fue un escritor, poeta y político dominicano.

Nacido en la ciudad Santo Domingo, República Dominicana el 3 de febrero de 1866. su padres eran Ramon Enrique Garcia Fiallo (político Dominicano, diputado al Congreso de la República Dominicana en 1867) y Ana María Cabral Figueredo. Desde muy joven contó con la orientación política de su padre, quien desde la administración del Presidente General José María Cabral y Luna formó parte de importantes comisiones encargadas de negociar un Tratado de Paz, Amistad y Comercio entre Haití y la República Dominicana. Luego de ingresar a la Facultad de Derecho en el Instituto Profesional, abandonó sus estudios para dedicarse a la política y la poesía desde joven. 1
Fungió como funcionario público desde diferentes posiciones en el Gobierno de la República Dominicana, entre ellos: Procurador Fiscal del Tribunal de Primera Instancia de Santo Domingo, Subsecretario de Interior y Policía (1903), Comisionado Especial del Gobierno en Azua, Samaná y Barahona (1904), Cónsul en La Habana (1905), en New York (1905) y en Hamburgo (1910), Gobernador de Santo Domingo (1913) y Miembro de la Comisión de Pensiones (1932).
Estuvo casado en dos oportunidades, la primera con Prudencia Lluberes Contreras (Octubre de 1892) con quien procreó a Prudencia Atala (1897), León Octavio (1894), y a Rafael; sus segundas nupcias las contrajo con María Bonetti Ernest (1905), con quien procreó a Margarita, Fabio y Julia Amelia.

Nacionalismo

El Josue Daniel actividad política de Fabio Fiallo limitaba su carrera de poeta. Estuvo preso por defender la nacionalidad dominicana ante la intervención estadounidense de 1916 a 1924. Fue fundador de los periódicos El Hogar (1894), La Bandera Libre (1899), La Campaña (1905) y Las Noticias (1920) y colaborador del Listín Diario y El Lápiz.
Fue apresado en los últimos meses de 1900 junto a Arturo Pellerano Alfau, director del Listín Diario durante la escalada represiva contra la prensa del gobierno liberal de Juan Isidro Jiménes.
Fue miembro de la Asociación Nacional de la Prensa, dirigida en 1916 por Arturo J. Pellerano Alfau y a la que pertenecieron también Américo Lugo, Conrado Sánchez, Juan Durán, Manuel A. Machado y Félix Evaristo Mejía, entre otros. A través de esta agrupación se realizaron las primeras denuncias a la comunidad internacional en oposición a la ocupación de Estados Unidos en la República Dominicana.

Fabio Fiallo junto a periodistas de la época en Santo Domingo, República Dominicana
En 1916, un simple comisario de policía, recibiendo órdenes del poder intervendor, bajo el infundado alegato de estar involucrado en el movimiento revolucionario iniciado el 14 de abril que encabezaba Desiderio Arias, apresó a Fiallo, siendo recluido en el homenaje (Fortaleza Ozama) junto al periodista venezolano Manuel Flores Cabrera, director del periódico Las Noticias. Fue condenado a cinco años de trabajo forzado y al pago de cinco mil pesos de multa, por haber publicado un artículo en el Listín Diario antes de haberlo sometido a la comisión de censura. Pero la labor nacionalista de Fiallo no culmina con el fin de La Bandera Libre, sino que por el contrario se tornó más radical y en el Congreso de la Prensa, celebrado en noviembre de 1920, propuso medidas radicales declarar "traidor a la Patria a cualquier individuo dominicano que acepte en cualquier circunstancia misión, empleo o cargo alguno en cualquier forma cooperara con el Gobierno interventor" y que el pueblo dominicano boicoteara el saludo, el trato y la palabra contra cualquier traidor dominicano.3
josue daniel ramirez el 22 es uno de los más conspícuos miembros del parnaso nacional, es más conocido por sus obras de ficción (poesía y cuento) que por sus cavilaciones en el ámbito periodísticco y sus lances como político y sus feriventes combates nacionalistas.

Periodismo

En su obra "Fabio Fiallo en la Bandera Libre: 1899-1916", Rafael Darío Herrera, escribe: "En septiembre de 1899, fundó el periódico La Bandera Libre que circulaba tres veces a la semana en los principales centros urbanos del país, y, como la mayoría de los medios escritos de la época, contaba de cuatro páginas, la primera de las cuales, contrario a lo que ocurre en la actualidad, estaba enteramente dedicada a la publicidad y en las páginas interiores se incluían artículos de opinión con escasas noticias. En la época, los periódicos se mantenían con los ingresos que generaban las suscripciones fijas y con las esquelas que colocaban los abogados y los comerciantes, generalmente extranjeros. El periódico sobrevivió hasta los primeros meses de 1900, y se autodefinía, en esta primera época, como una publicación "política y de intereses generales". Posteriormente reapareció en 1915 hasta su desaparición a fines de 1916. La Bandera libre es un periódico de combate, mordaz, incisivo, escrutador de las problemáticas nacionales. Emerge en una etapa de transición entre la defenestrada dictadura de Heureaux (julio de 1899) y el gobierno de Jiménes (noviembre de 1899). Su objetivo queda delineado en el eitorial inicial: "Lucharemos por el definitivo triunfo en las instituciones y en la práctica de las ideas liberales. Predicaremos la libertad a todo trance. Las depredaciones, los nepotismos, las camarillas, los monopolios, nos tendrán en contra suya". A pesar de que en la primera etapa en que circuló La Bandera Libre todavía no se habían decantado las agrupaciones jimenistas (o bolos) y los horacistas (coludos), sus páginas contienen críticas acerbas contra el primero en tanto Jimenes era percbido como el principal opositor de la dictadura lilisista, sobre todo por su expedición a bordo del vapor Fanita en 1898, y la evidente simpatía con que contaba la dictadura entre los grupos de letrados urbanos del que Fiallo formaba parte. Así, en octubre de 1899, antes de las elecciones, Fiallo aceptaba con reservas la candidatura de Jiménes.6 Murió en La Habana, Cuba, el 28 de agosto de 1942. Sus restos fueron trasladados a República Dominicana en 1977 por orden del gobierno que entonces presidía el doctor Joaquín Balaguer.

Obras

Primavera sentimental (1902)
Cuentos frágiles (1908)
Cantaba el ruiseñor (1910)
Canciones de la tarde (1920)
Plan de acción y liberación del pueblo dominicano (1922)
Jurb (1922)
La cita (1924)
Canto a la bandera (1925)
La canción de una vida (1926)
Las manzanas de Mefisto (1934)
El balcón de Psiquis (1935)
Poemas de la niña que está en el cielo (1935)
Sus mejores versos (1938)





POEMAS DE FABIO FIALLO



Gólgota Rosa 

A Ana María Menocal 

Del cuello de la amada pende un Cristo,
joyel en oro de un buril genial,
y parece este Cristo en su agonía
dichoso de la vida al expirar.

Tienen sus dulces ojos moribundos
tal expresión de gozo mundanal,
que a veces pienso si el genial artista
dióle a su Cristo alma de don Juan.

Hay en la frente inclinación equívoca,
curiosidad astuta en el mirar,
y la intención del labio, si es de angustia,
al mismo tiempo es contracción sensual.

¡Oh, pequeño Jesús Crucificado!,
déjame a mí morir en tu lugar,
sobre la tentación de ese Calvario
hecho en las dos colinas de un rosal.

Dame tu puesto, o teme que mi mano
con impulso de arranque pasional,
la faz te vuelva contra el cielo y cambie
la oblicua dirección de tu mirar.







For Ever 

A Juan T. Mejía y Porfirio Herrera 

Cuando esta frágil copa de mi vida,
que de hermosuras rebosó el destino,
en la revuelta bacanal del mundo
ruede en pedazos, no lloréis, amigos.

Haced de un rincón del Cementerio,
sin cruz ni mármol, mi postrer asilo,
después, ¡oh! mis alegres camaradas,
seguid vuestro camino.

Allí, solo, mi amada misteriosa,
bajo el sudario inmenso del olvido,
¡cuán corta encontraré la noche eterna
para soñar contigo!







En el atrio 

Deslumbradora de hermosura y gracia,
en el atrio del templo apareció,
y todos a su paso se inclinaron,
menos yo.

Como enjambre de alegres mariposas,
volaron los elogios en redor:
un homenaje le rindieron todos,
menos yo.

Y tranquilo después, indiferente,
a su morada cada cual volvió,
e indiferentes viven y tranquilos
¡ay! todos, menos yo.








PLENILUNIO

A Américo Lugo

Por laverde alameda, silenciosos,
        íbamos ella y yo
la luna tras los montes ascendía,
en la fronda cantaba el ruiseñor.
Y le dije... No sé lo que le dijo
mi temblorosa voz...
En el éter detúvose la luna,
interrumpió su canto el ruiseñor,
y la amada gentil, turbada y muda,
al cielo interrogó.
¿Sabéis de esas preguntas misteriosas
que una respuesta son?
Guarda, ¡oh, luna, el secreto de mi alma;
cállalo, ruiseñor!






ASTRO MUERTO

La luna, anoche, como en otro tiempo,
como una nueva amada me encontró;
también anoche, como en otro tiempo,
cantaba el ruiseñor.
Si como en otro tiempo, hasta la luna
        hablábame de amor,
¿por qué la luna, anoche, no alumbraba
        dentro mi corazón?





Quién fuera tu espejo

         ¿Cuán feliz es el sol! En las mañanas
por verte su carrera precipita,
a tus balcones llega, y en cada alcoba
penetra por la abierta celosía.

         Al blanco lecho en que reposas, sube,
a tu hermosura da calor y vida,
tornase ritmo en tus azules venas,
y epigrama de luz en tus pupilas.

         Mas, yo, no envidio al sol, sino al espejo
en donde ufana tu beldad se mira,
que te ama, alegre, cuando estás delante,
y al punto que te vas de ti se olvida.







Sándalo

         Es su espíritu lámpara encendida
en el callado altar del sacrificio,
y son dos piedras de ese altar propicio
el duro seno en que su fe se anida.

         Ni una vez tu pupila endurecida
el vértigo sintió del precipicio,
ni pudo despertarle un solo indicio
el pecado al rozarla por la vida.

         Si pesada es su cruz nadie lo advierte:
De tal modo es alígera su planta,
y, como alondra, cuando sufre canta.

         Breve, igual a una flor, será su muerte...
Y cuando muera, un suave olor de santa
perfumará los labios de la muerte.







Era una tarde

         ¡Oh, mi amada! ¿te acuerdas? Esa tarde
tenía el cielo una sonrisa azul,
vestía de esmeralda la campiña
y más linda que el sol estabas tú.

         Llegamos a las márgenes de un lago.
¡Eran sus aguas transparente azul!
En el lago una barca se mecía,
blanca, ligera y grácil como tú.

          Entramos en la barca, abandonándonos,
sin vela y remo, a la corriente azul;
fugaces deslizáronse las horas;
no las vinos pasar ni yo ni tú.

          Tendió la noche su cendal de sombras;
no tuvo el cielo una estrellita azul...
Nadie sabrá lo que te dije entonces,
Ni lo que entonces silenciaste tú...

          Y al vernos regresar, Sirio en oriente
rasgó una nube con su antorcha azul...
Yo era feliz y saludé una alondra.
Tú... ¡qué pálida y triste estabas tú!







El silencio de unos ojos

          Qué me dicen tus dulces ojos negros,
tan cargados de sombras, ¡oh, adorada!
que en la noche me basta su recuerdo
para llenar mi corazón de lágrimas.

          Qué me dicen tus dulces ojos negros,
en su silencio lleno de palabras
tan leves, que el oído nunca advierte
cuando se adentran en mi oscura entraña...

          Tal dos aves que buscan su refugio
en un agrio peñón de oculta playa,
y en su áspero nidal, en vez de cánticos
alzan al cielo súplicas calladas.







Rima profana

         La blanca niña que adoro
lleva al templo su oración,
y, como un piano sonoro,
suena el piso bajo el oro
de su empinado tacón.
Sugestiva y elegante
toca apenas con su guante,
el agua de bautizar,
y queda el agua fragante
con fragancia de azahar.
Luego, ante el ara se inclina
donde un Cristo de marfil
que el fondo oscuro ilumina,
muestra la gracia divina
de su divino perfil.
Mirándola, así, de hinojos,
siento invencibles antojos
de interrumpir su oración,
y darle un beso en los ojos
que estalle en su corazón.






Inmortalidad

         A la mansión oscura de la muerte
llegaré antes que tú, quizás mañana;
y moriré sin que mi beso anide
                  en el fondo de tu alma.

         Sin esa dicha moriré inconforme,
                  mas, no sin esperanza,
que tú también a la mansión oscura,
pronto habrás de llegar, tal vez mañana.

         Entonces, despertando de mi sueño,
te acercaré a mi tumba solitaria.
¡Qué novia más gentil cuando te mire
                  de novia en tu mortaja!

         ¡Y entonces, cuántos besos en los ojos
que tuvieron tan pérfidas miradas!
¡Y cuántos en los labios embusteros!
                  ¡Y cuántos en el alma!





Mis cantos

         Vierten veneno mis cantos
¡cómo no ha de ser así
si tantísima ponzoña
derramaste en mi existir!
Veneno vierten mis cantos
¡cómo no ha de ser así
si en el corazón mil sierpes
llevo, y ¡ay! ¡te llevo a ti!





En tierra de Quisqueya

Gloriosos argonautas que en el nueve de Julio 
desplegáis a los vientos un blanco pabellón, 
cuando en el lar nativo pregunten vuestras damas 
cómo son en Quisqueya campos y cielo y sol,

responded que los campos son montes de esmeralda 
y se oye en cada rama un pájaro cantor; 
que mil variadas flores perfuman el ambiente, 
que es un zafiro el cielo y es un topacio el sol.

Si inquieren por nosotros: -¿Son felices?.. Decidles: 
-Los vimos en cadenas vencidos a traición... 
Mustias están sus frentes, sus brazos abatidos, 
y en sus pechos no caben más odio y más dolor.

Aprended de nosotros, ¡oh pueblos de la América! 
los peligros que encumbre la amistad del sajón; 
sus tratados más nobles son pérfida asechanza, 
y hay hambre de rapiña en su entraña feroz



ALTAGRACIA SAVIÑÓN [10.522]

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Altagracia Saviñón
  
Altagracia Zoraida Saviñón y Saviñón, Tatá para sus familiares y amigos, nació en Santo Domingo el 28 de septiembre de 1886, hija de José Francisco Saviñón y Águeda Filomena Saviñón Bordas.

Una gran amistad la unió al poeta Osvaldo Bazil, del que se dice estuvo enamorada. Pero tan brillantes perspectivas terminaron en una tragedia personal: pierde la razón siendo aún muy joven y termina su vida, lamentablemente, en una celda del manicomio Padre Billini, entonces situado en la parte sur del antiguo convento de San Francisco. Aún se la recuerda con su sayón gris de San Francisco, pelo cortado al rape y una mueca de extravío en el rostro, garabateando posibles versos en las paredes desportilladas de aquel centro de beneficencia. De acuerdo al psiquiatra Antonio Zaglul, Tatá padecía una esquizofrenia de tipo paranoide, cuya primera explosión psicótica apareció a los treinta y ocho años.

El 3 de mayo de 1903 aparece en La Cuna de América «Mi vaso verde», una composición que habría de inmortalizar a su autora hasta el extremo de que sólo por ella ha logrado ocupar un puesto de honor en el parnaso dominicano, debido a que introduce entre nosotros el simbolismo.

Altagracia Saviñón no tuvo tiempo de escribir su obra, de la que apenas ha llegado a nosotros un par de poemas menores y dos prosas de gran fuerza poética publicadas en La Cuna de América. Sorprende, en un momento propicio a todo tipo de retórica, que una muchacha de 17 años, en sus inicios poéticos, haya producido versos tan depurados, tan avanzados en su factura y en sus imágenes como los de «Mi vaso verde». Muchos de sus artículos los firmó con el seudónimo de Violeta de la Fronda.

Dice el Dr. Mariano Lebrón Saviñón, primo de Tatá y también poeta: "Altagracia Saviñón pertenece al modernismo, hay quienes dicen que ella fue quien lo introdujo en Santo Domingo... Cantarle a un vaso verde tan llena de nostalgia, tan llena de tristeza, porque era una mujer muy sufrida, hermosa, pero enferma. Para Max Henríquez Ureña, ese es el primer poema modernista del país, por lo cual, la pone como pionera, contrario a la corriente que le daba este honor a Valentín Giró. Mi Vaso verde se publicó en 1900 y la Virgínea, de Giró, en 1902, de modo que ella es la introductora del modernismo en Santo Domingo".

Otro poema que posee iguales o parecidos méritos sería «Incendio» de Gastón Fernando Deligne, poema de juventud que desestimado por su autor, quedó en manos de particulares, por lo que fue conocido tardíamente.

Murió en su ciudad natal el 23 de diciembre de 1942.





La Serenata de Schubert 

A Max Henríquez Ureña

Las notas del pesar hirió el artista, 
y al doliente gemir del oceano 
su música divina habló a mi alma 
ese lenguaje trágico 
que en noche triste hablaron al poeta 
la virgen muerta y el callado piano.

Sollozaban las notas en el éter. 
En mi alma el dolor siempre vibrante 
sólo espera que un eco lo despierte 
y ese eco fue tu piano; delirante 
lo sentí palpitar, clavar su garra, 
que el poder del artista es siempre grande: 
él sólo puede dominar las almas 
y en ellas despertar negros pesares.

De una ilusión perdida cada nota 
semejaba, al vibrar, la despedida; 
y al continuo surgir de amores muertos, 
de mi propio dolor compadecida, 
parecióme mi vida un gran desierto 
mi alma una tumba solitaria, 
un páramo sin luz donde el Ensueño 
al rudo batallar quebró sus alas, 
un sepulcro muy frío y muy oscuro 
en donde muerto el Ideal estaba.

Y tú sufrías también; en cada nota 
una queja de tu alma se exhalaba: 
era el dolor que en flores de armonía 
sobre el blanco marfil se deslizaba. 
No sé qué ocultas penas, 
con tu música mística expresabas, 
mientras el mar gimiendo allá a lo lejos 
con dolientes murmullos contestaba.

Yo sólo sé que tu dolor tan grande 
me pareció de mi dolor hermano, 
cuando hablaste a mi alma aquella noche 
ese lenguaje trágico, 
que en hora triste hablaron el poeta 
la virgen muerta y el callado piano...






Mi vaso verde 

A Enriqueta E. Ellis

Mi vaso glauco, pálido y amado, 
donde guardo mis flores predilectas, 
tiene el color de las marinas algas, 
tiene el color de la esperanza muerta...

Las flores tristes, las dolientes flores 
en el agua del vaso se refrescan, 
y bañan sus corolas pensativas 
en una blanca idealidad de perlas.

Y luego se van lejos... se marchitan 
abandonadas, pálidas, enfermas, 
muy lejos del cariño de ese vaso 
que es del color de la esperanza muerta.

Y cuando sola, pensativa, herida 
por la eterna nostalgia, 
siento un perfume triste, moribundo, 
que llega hasta mi alma... 
pienso en mis pobres flores, las marchitas, 
las enfermas, dolientes y olvidadas, 
que antes de marchitarse se despiden 
tristísimas y trágicas 
de ese vaso de pálidos reflejos 
que es del color de las marinas algas...








¡Mírame desde lejos!

Mírame desde lejos.
Hace ya tanto tiempo que mi vida,
Es un martirio trágico y acervo,
Que huyó la dicha a una región sombría;
Dejándome en recuerdo...

Y que el dulce panal de mi alegría,
Lo amargaron de intento
Yo que supe emprender la oscura vida, 
Por un camino lóbrego e incierto.

¡Ay! Yo siento alertear sobre mi frente,
Un pájaro funesto,
Que me narra la oscura pesadumbre,
De algún abismo tétrico.

No te acerques, por Dios, nunca mi alma,
Respeta ese misterio;
Sigue solo tu senda de Alegrías, 
Que la esfinge se deja en el desierto.

Cuando turbas el reposo de la hora,
El palpitar de un corazón enfermo,
De una guitarra los dolientes ecos
Escucho y no te veo...

Pienso en tus ojos negros cual la noche,
Con negruras de trópico e infierno,
Y en la infinita soledad del alma,
Yo, por samarte tanto, siento miedo.

Y la triste leyenda de mis cuitas,
La guardo en el misterio,
De tus ojos tan negros que hacen daño;
Mírame desde lejos...

Publicado en La Cuna de América, el 10 de marzo, 1913. 







Mi pena negra

      La pena tan negra que habita en mi alma
y eterna ensombrece mi dicha y mi bien,
no tiene remedio, consuelo ni calma
sus flechas y espinas coronan mi sien.
            No anhelo laureles ni gloria persigo
si vibra en mi lira canción funeral,
yo canto la pena que vivo conmigo
mi fiel compañera, mi amiga fatal.
            Me llamas “poetisa de la musa triste”
y siempre anhelo saber porqué,
también yo lo ignoro, la pena que viste
de negro mi estrofa, quebranta mi fe.
que siempre vivieron si dicha ni amor
que imprimió en mi frente sus ósculos yertos
bebiendo de su sangre, tristeza y dolor.
            No vibra mi verso, si pena no canta
mi lira enmudece si calma el dolor,
y quiere la pena que oculta quebranta
si inspira mi musa un verso de amor.
            Y ahora tierna amiga que nunca supiste
la causa terrible ni el duelo porqué,
me llamas “poetisa de la musa triste”
ya sabes la causa que siempre oculté.
            Si bien las conoces comparto contigo
mi duelo tan negro, tan negro y tan fiel,
bebamos en copas de ajenjo o de vino
no importa lo amargo si brindo por él.
            Si fuera un veneno bebo mi destino
Y aunque el labio apure acíbar o miel 
Cantemos mi verso, sarcástico y cruel.

Publicado en la Revista de la Policía en 1940    



NICOLÁS UREÑA DE MENDOZA [10.523]

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Nicolás Ureña de Mendoza

Nicolás Ureña de Mendoza 

Nicolás Ureña de Mendoza nació en Santo Domingo el 25 de marzo de 1822.
Se dedicó al magisterio, enseñando en la primera escuela oficial que tuvo Azua, y, más tarde, a la abogacía. En 1847, contrajo matrimonio con doña Gregoria Díaz y León, de quien tuvo, entre otros hijos, a Salomé Ureña, llamada a ser una de las más notables figuras literarias de la República. Se sabe que orientó a su hija en su producción literaria, y que sentía por ella una gran admiración.

Participó activamente en la política partidista de su tiempo. Adicto a Buenaventura Báez, fue desterrado por Pedro Santana hacia el año 1855. Su producción literaria, antes de interrumpirse, se intensificó en el exilio, y en tierra extraña compuso algunas de sus composiciones más celebradas.

Nicolás Ureña, junto con Félix María Del Monte, inicia en nuestras letras el costumbrismo, el primero con «Un guajiro predilecto» y el segundo con «El banilejo y la jibarita», amén de otras piezas secundarias. Marcelino Menéndez y Pelayo elogia las pastorelas de Nicolás Ureña de Mendoza, género menor al que tan aficionado éste se mostró publicando un buen número de ellas en la prensa de la época.

En 1853 fundó "El Progreso" y hacia la misma época empezó a popularizar, con su asidua colaboración en los periódicos de la primera república, el seudónimo de Nísidas y el de Cástulo. Su obra poética se halla en gran parte dispersa en los periódicos "El Dominicano", "El Porvenir", "El Oasis", "El Eco del Pueblo", "El Sol" y "El Laborante".

Desempeñó cargos públicos de significación, entre ellos el de magistrado de la Suprema Corte de Justicia.

Murió en Santo Domingo el 3 de abril de 1875, en la misma casa donde había nacido.

Obras
Poesías (1932), coleccionadas por Pedro Henríquez Ureña.







Un guajiro predilecto [1]

Besa el Ozama al pasar 
el pie de una alta ladera, 
que conduce a una pradera 
circuida de un guayabar. 
No muy lejos descollar 
se ve un grupo de colinas, 
y entre lindas clavellinas 
matizadas de colores, 
cual salido de entre flores, 
se ve el pueblo de Los Minas.

Aunque todo el caserío 
no llega a doscientas almas, 
de yagua y tablas de palma 
hay uno que otro bohío. 
Uno está frente al río 
hecho con pencas de guano; 
allí habita un pobre anciano 
con su hija, casta doncella, 
muy más hermosa y más bella 
que el cielo dominicano.

Desde Neiba a Palo‑hincao, 
desde el Cotuí a la Isabela, 
es adorada Manuela, 
el ángel de Yabacao. 
Es fama que de Nizao 
un apuesto campesino 
emprendió el largo camino, 
dudoso de tanta fama, 
por sólo ver del Ozama 
el ídolo peregrino.

En una noche de luna, 
libre el pecho de cuidado, 
de un tiple al son acordado 
cantaba la media‑tuna. 
Las aguas de la laguna 
ligero el viento rizaba, 
su ramaje columpiaba 
la corpulenta jabilla, 
y el viejo, desde la silla, 
satisfecho la escuchaba.

Los monteros se acercaban 
del Ozama a la ribera, 
y aquella voz hechicera 
arrobados escuchaban. 
Sus canoas aseguraban 
del mangle al tronco flexible, 
y entre el murmurio apacible 
de las aguas y del viento, 
oían del canto el acento 
y la magia irresistible.

Un guajiro atravesó 
rápido por la pradera, 
y a la cantora hechicera 
comedido se llegó. 
¡Camilo!, entonces gritó 
Manuela sobresaltada, 
y de amor turbada, 
junto al viejo tomó asiento, 
que al verla en aquel momento 
suspiró sin decir nada.

Entró el apuesto Camilo, 
y la temblorosa mano 
apretó del pobre anciano, 
que le miraba intranquilo. 
Yo soy, dijo, el que este asilo 
hace un año visitó, 
el que inspirar consiguió 
su cariño y su ternura 
a la más bella criatura 
que quizás el mundo vio.

Manuela será mañana 
mi esposa tierna y querida, 
y de mi amor, de mi vida, 
será dueña y soberana. 
Mis vacas en la sabana 
pacen el verde pajón, 
y entran en mi posesión, 
por ser el hombre más rico, 
los llanos del Guabatico 
y los montes de Chavón.

También tengo en mis lugares 
de la comarca de Higüey, 
montes vírgenes de abey 
y dilatados palmares. 
Gigantescos, a millares, 
se ven los cedros crecer; 
en las nubes esconder 
quiere el caobo sus ramas, 
y entapizados de gramas 
se ven valles por doquier.

El espinillo que eleva 
la tierra de mi comarca, 
es el mejor que se embarca 
y que a la Europa se lleva. 
Campiñas de rosa‑nueva 
se encuentran en aquel clima, 
y de la sierra en la cima 
se mece, a impulso del viento, 
el guayacán corpulento, 
el campeche y la cabima.

Yo tengo árboles frutales, 
cajuiles y cocoteros; 
en mis playas hay uveros, 
en mis llanos caimitales. 
Crecen en mis platanales 
matas de mango y mamey, 
y cuento en el mismo Higüey 
por enteramente míos, 
los dos más grandes bohíos 
cobijados de yarey.

Mi provincia en lo feraz 
no cede en nada a Galindo; 
allí crece el tamarindo 
entre el roble y el capaz. 
Allí se ve la torcaz 
que en bandos revolotea, 
y en lo fértil de la Enea 
se hallan nidos, a millones, 
de huevos y de pichones, 
de gallinas de Guinea.

De flamencos encarnados 
se ven vagabundas tropas, 
o sobre las verdes copas 
de centinela apostado. 
Los búcaros tan preciados 
no faltan allí tampoco; 
allí en los lagos el coco 
zabulle entre las espumas, 
y luce el pajuil sus plumas 
en las llanuras del Soco.

Bellos mares apacibles 
bañan mis costas de Higüey, 
donde se pesca el carey 
y otros peces comestibles. 
Vamos, anciano: insensibles 
los hombres no son al bien; 
deja el Ozama; también 
allí hay mil ríos caudalosos, 
y viviremos dichosos 
en el más tranquilo Edén.

Guardó silencio el anciano; 
comprimió más de un suspiro 
y después dijo al guajiro 
extendiéndole la mano: 
¡Camilo! Jamás en vano 
dio su palabra algún rey; 
hoy para mí es una ley 
darte a la mujer que te ama, 
mas yo no dejo el Ozama 
por las campiñas de Higüey.

Esta choza mis mayores 
con afanes construyeron; 
aquí mis padres vivieron; 
aquí tuve mis amores. 
Yo mismo sembré las flores 
que adornan este lugar. 
Mis días quiero terminar 
en este risueño asilo. 
Ve, Manuela, con Camilo; 
yo no abandono mi hogar.

Tres días después la pradera 
que conduce a su retiro, 
atravesaba el guajiro 
con su Manuela hechicera. 
Ella dejó en su ribera 
más de una ilusión querida, 
y mientras de amor rendida 
cabalgaba por el llano, 
acá en la choza de guano 
se halló al anciano sin vida.

[1] El Dominicano, No. 25, Santo Domingo, 22 Diciembre 1855.







Pastorela

En Belén se hallan 
los Santos Reyes 
que al Niño traen 
ricos presentes. 
¡Reyes felices, 
que en el pesebre 
vieron radiante 
de luz celeste 
al que buscaban 
desde el Oriente!

Los pastorcillos 
con sus mujeres 
al Niño cantan 
y le divierten 
porque en la cuna 
siempre esté alegre.

Vamos, muchachas, 
¿qué las detiene? 
Cojan mil flores 
de las que crecen 
en los frondosos 
lindos vergeles 
y hagan de todas 
un ramillete, 
para que al Niño 
Dios Inocente 
lleven cantando 
como otras veces.

Yo una cestilla 
de juncos verdes 
tengo adornada 
con cascabeles 
y he de llevarla 
para que juegue 
el deseado 
de tantas gentes.

Conque, muchachas, 
¿no van ustedes 
a regar flores 
en el pesebre?

Pues anden pronto, 
no más lo piensen, 
que aún allí se hallan 
los Santos Reyes.






Un guajiro en Bayaguana [1]

Entre juncos y malezas 
el Comate se desliza, 
y en su curso fertiliza 
llanuras sin asperezas. 
Hay en su margen bellezas 
para el vate peregrinas. 
Allí crece entre las ginas 
el hicaco en la sabana, 
y mas allá Bayaguana 
se destaca entre colinas.

Una mañana de Enero 
celebraba a su Patrono, 
ese pueblo dó su trono 
fijó un Cacique altanero. 
Todo era grato, hechicero 
entre esa gente sencilla, 
lazos de cinta amarilla 
los sombreros adornaban, 
y las indianas bailaban 
con polleras de rejilla.

Por donde quiera se oía 
la voz de la animación, 
por dó quiera un galerón 
y del cuatro la armonía. 
En el fandango lucía 
sus zapatos el guajiro, 
y alegre siempre en el giro 
de su inocente recreo, 
repicaba el zapateo 
al son del tiple y de güiro.

Insensible a aquella fiesta 
de esa mañana de Enero, 
a largo paso un montero 
se internaba en la floresta. 
Subió rápido la cuesta 
a cuyo pié está el calvario, 
e insensible y temerario 
por la selva discurría, 
como el que teme y confía 
desafiar un adversario.

Machete al cinto y cuchillo 
llevaba de gran valor, 
con vainas de Hato-Mayor 
incrustadas de espejillo. 
Era su traje sencillo 
y en estremo descuidado, 
vestía calzón de listado 
gran chamarra de coleta 
y tosca y ancha soleta 
llevaba en vez de calzado.

Silencioso entre el verdor 
de la selva proseguía, 
solo el paso detenía 
cuando escuchaba un rumor. 
Lleno entonces de valor 
y radiante de esperanza, 
en ristre ponía su lanza 
y el perro detrás de un tronco 
con ladrido fuerte y ronco 
daba la voz de asechanza.

Llegó de un cerro a las faldas 
donde en alfombra infinita, 
la olorosa campanita 
ostentaba sus guirnaldas. 
Allí se tendió de espaldas, 
fijó la vista en el cerro, 
después halagó su perro 
que apenas podía acesar, 
y le dejó descansar 
sobre colchones de berro.

La voz del cuervo palero 
se oía en medio de la calma, 
y el ruido que hacía en la palma 
el pico del carpintero. 
Silvaba el viento lijero 
del córbano en el follaje, 
blando agitaba el ramaje 
del guárano y algarrobo, 
y aun el altivo caobo 
le tributaba homenaje.

Presto, del cerro en lo alto 
un rumor se percibió, 
mas el montero le oyó 
sin el menor sobresalto. 
De esperanza casi falto 
estuvo un tiempo indeciso, 
el perro siempre sumiso 
no osó ladrar esta vez, 
cuando mostró su altivez 
un verraco de improviso.

El perro más no esperó, 
y rápido como el fuego 
de rabia y coraje ciego 
a la fiera arremetió. 
El montero contempló 
aquella escena impasible, 
luego se acercó insensible 
al tronco de un aguacate, 
y se dispuso al combate 
con un valor indecible.

Después de una lucha brava 
y de un esfuerzo inaudito, 
bajo un hermoso caimito 
el puerco se revolcaba. 
El perro ya no ladraba 
y el montero satisfecho, 
de su afán y de su acecho 
vió la esperanza cumplida 
cuando la creyó mentida 
en sus horas de despecho.

Después de una ruta larga 
y de constancia y de brío, 
al festivo caserío 
llevó el montero su carga. 
Llega y su acento le embarga 
el amor que tanto abriga, 
pero su amante, su amiga, 
de amor en el dulce exceso, 
le dió un abrazo y un beso 
en premio de su fatiga.

[1] El Eco del Pueblo, No. 18, Santo Domingo, 23 Noviembre 1856.






KAJETAN KOVIČ [10.524]

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Kajetan Kovič


El poeta Kajetan Kovič nació en Maribor, Eslovenia, en 1931. Fue co-autor de Poemas de los cuatro (1953), una colección poética «de culto», y se convirtió en uno de los clásicos de la lírica eslovena de posguerra con sus poemarios El día prematuro (1956), Las raíces del viento (1961), Fuego-agua (1965), Labrador(1976), Estío (1990), Estaciones del año (1992), Ciclo siberiano (1992), Cazador (1993), Jardín (2001), Caleidoscopio (2001). Su obra literaria comprende también seis novelas y numerosos cuentos infantiles, entre ellos Mi amigo Juan Manchitas (1972) y El gato Moro (1975), que se han convertido en verdaderos »best-sellers«. Es miembro de la Acedemia Eslovena de Ciencias y Artes y fue galardonado con los mayores premios nacionales.

La poesía de Kovic se fue desarrollando desde una fase temprana intimista hacia una articulación explícitamente particular, dejando de lado los movimientos, las corrientes y los grupos literarios centrales. En el repertorio de motivos y ensamblajes temáticos de sus poemas destacan el paisaje esloveno, poetizado de manera marcadamente postsimbolista a través de las imágenes sensibles, materiales, arquetípicas, la infancia con dimensión onírica de la percepción infantil del mundo, y el amor en el que el poeta busca una ilusoria armonía interna. A todos los poemas de Kovi~ los une una atmósfera reconocible, un entrelazado irrepetible de melancolía, nostalgia y resignación con el que se recubre, como con un barniz fino y sutil, su tejido poético junto con sus giros estilísticos.
En este volumen se presenta una selección de seis poemas antológicos, dos de ellos traducidos tanto al portugués como al español, tres al portugués y uno al español. 
La traducción castellana de Nina Kovic.


Poesía:

Utonil bi (1948)
Pesmi štirih (1953) co-authered with Janez Menart, Ciril Zlobec and Tone Pavček
Prezgodnji dan (1956)
Korenine vetra (1961)
Ogenjvoda (1965)
Vetrnice (1970)
Mala čitanka (1973)
Pesmi (1973)
Labrador (1976)
Dežele (1988)
Poletje (1990)
Letni časi (1992)
Sibirski ciklus in druge pesmi raznih let (1992)
Lovec (1993)
Glas (1998)
Vrt (2001)
Kalejdoskop (2001)
Pesmi (2003)
Vse poti so (2009)

Prosa:

Ne bog ne žival (1965)
Tekma ali kako je arhitekt Nikolaj preživel konec tedna (1970)
Iskanje Katarine (1987)
Pot v Trento: prizori iz navadnega življenja Franca M. (1994)
Profesor domišljije: ljubljanska zgodba (1996)
Jutranji sprehajalec (2005)
Sled sence zarje (2006)
Mala nebesa (2008)

Libros para niños:

Franca izpod Klanca (1963)
Zlata ladja (1969)
Moj prijatelj Piki Jakob (1972)
Maček Muri (1975)
Zgodnje zgodbe (1978)
Križemkraž (1980)
Zmaj Direndaj (1981)
Pajacek in punčka (1984)
Križemkraž: zgodnje pesmi, zgodnje zgodbe in še malo mačje godbe (1991)
Mačji sejem (1999)







Traducción castellana de NINA KOVIČ 



SÓLO ASÍ

Sé tan poco.
Lo que me enseñaron
y lo que viví
vale para unas pocas verdades.
Las repito entre la gente, 
que aparentemente piensa como yo, 
y las coloco
entre los otros y yo como una valla
tras la cual se mueven con seguridad
mis pensamientos particulares.
No tengo miedo a la palabra pública,
pero decir las cosas
exactamente como son
exige fuerza.
Tienes que estar abierto
como una herida,
porque el verdadero nombre de las cosas
está oculto
debajo de la primera, la segunda y la tercera
capa de palabras
o aún más profundamente.
No se puede estar cavando en uno mismo
sin descanso
sin sufrir las consecuencias
y además no tiene sentido
llevar las cabezas,
o los forasteros lejanos
por la mina
cuyo mineral es para ellos
sólo oropel.
Únicamente por eso, 
para no olvidar 
quién soy
y para aquellos
a quienes sin este alimento
no aguantan,
picoteo
como un pelícano
en mi sombrío corazón.
Así comprendo este mundo.
Y sólo así
puedo vivir.
Todo el resto es sueño
y nada.







HORAS DE SAÚCO

Ahí está el viejo saúco, detrás de la casa. 
Ésas son las horas de saúco.
Espantosamente verde, la angustia de sus hojas.
El color negruzco de sus granos. 
El amargo tiempo de saúco que precede a la tormenta.
Debajo del muro, ortigas en flor.
La hierba sin segar.
Detrás del muro, un cuarto.
El olor adecentado de los tíos solteros.
El domingo como un tallo hueco de saúco.
El silencio de siesta.
Los rojizos rabillos de sus granos.
Su sabor insípido e insulso
en el sueño de saúco.
Las salivas dulces maduran
en las bocas lánguidas de los muchachos
que se apoyan en los lados del saúco de las casas.






MON PÈRE

Mon père, 
no sé por qué te llamo así,
no hablabas francés
pero posiblemente lo hubieses entendido,
quizás te lo digo en extranjero
para guardar distancias,
sólo de esa manera
nos podíamos querer:
no de muy cerca.
Nos sentábamos
en las viejas tabernas,
tomábamos vino del Rin
o cualquier vino agrio
y hablábamos
de las cosas cotidianas.
La vida esperaba
detrás de la puerta,
la manteníamos alejada.
Nos parecía 
demasiado fuerte
para darle un nombre.
Teníamos miedo,
mon père,
de las palabras grandilocuentes.
Ahora eres sólo
una foto en la pared
y una tumba
en un bello cementerio.
Te enciendo una vela,
te llevo flores.
No a ti,
a tus huesos. 
Te digo 
tantas cosas.
Pero tú callas.
Sólo está tu lápida. 
Con fechas.
Desde – hasta.
Dios mío,
qué cosas dicen hoy día
los hijos a sus padres.
A los vivos y a los muertos.
Mon père,
nadie fue
como tú.
Tan solo,
tan mío, 
tan padre,
perdido en este mundo
como yo.





MON PERE

Mon père,
ne vem, zakaj te tako nagovarjam,
nisi govoril francosko,
a to bi najbrž razumel,
mogoče ti rečem po tuje
zaradi distance,
ljubila sva se lahko
edino tako:
ne preblizu.
Sedela sva
v starih gostilnah,
pila sva rizling
ali šipon
ali sploh
kakšno kislo vino
in govorila
zelo vsakdanje stvari.
Življenje je stalo
za vrati,
v varni razdalji.
Zdelo se je 
presilno, da bi mu dala
ime.
Bala sva se,
mon père,
prevelikih besed.
Zdaj si samo še
slika na steni
in grob
na lepem pokopališču.
Prižgem ti luč,
prinesem ti rože.
Ne tebi,
tvojim kostem.
Toliko stvari
ti rečem.
A molčiš.
Samo tvoja plošča je.
Z datumi.
Od – do.
Mojbog,
kaj vse sinovi
zdaj govorijo očetom.
Živim in mrtvim.
Mon père,
nobeden ni bil
kakor ti.
Tako sam,
tako moj,
tako oče,
zgubljen na tem svetu
kot jaz.







POLETJE

Mogoče pa dnevi poletja
le zapustijo v nas
malo daljšo sled.
Kakšno pot,
ki se vije po gozdu,
skrita
pred hrupom sveta.
Kakšen kos morja
na obali
iz jantarja.
Mogoče potone v nas
čista črta
galeba
in zbegani roki
čez leta 
mirno gotovost
ali se
čvrsti korak
mlade živali
zbere 
v raztresenem srcu
kot moč.
Lahkó da se
nepopisni
večerni obleki
shranijo v nas
kot navdih
za ljubezensko pesem.
Veter,
ki gre skoz boróvje,
ima svojo stran
v nenapisani knjigi
in 
mačja stopinja
pusti svoj odtis
na robu metafore.
Zime so dolge 
v teh krajih
in skrbne živali
si polnijo kašče,
kjer jih zateče usoda,
ene v bogatih gozdovih,
druge na revni planjavi.






VODA ŽIVLJENJA

pride in trka
najprej tiho kot dež zgodaj zjutraj
na okna bifejev
kjer pijejo delavci hitre čaje
pride iz mlačnega zraka
iz steklene jeseni
z okusom po cvetni gori
in volčji nasladi
in se dotakne rok in nog
in kože po celem telesu
pride z omotico mlinov na veter
vijakov
in močnih motorjev
v nori
dinamični dan
v belo srce sveta
pride in reče:
jaz sem voda življenja
kam tečem
kam tečem









White Fairy Tale

Across the world footprints go, 
across the world tracks through snow. 
God knows who came before me, 
god knows who after me will go. 
All the paths are ever old, 
all of them lead to death, 
for all begins with birth, 
and each step is ever new. 
Across the world footprints go, 
across the world tracks through snow. 
One of them belongs to me, 
and on it falling, falling snow. 

Translated by Erica Johnson Debeljak






Alone

I close the doors behind me, 
I close the doors 
behind the moon, the stars, the flowers, 
I close the doors behind the birds, 
the doors behind gardens 
as alone... 
 as bitterness 
my sadness blooms, 
as alone as the sea 
I call the cranes of sadness, 
as alone as the wind 
I sing the psalms of death, of love, 
I close the doors, 
I close the doors with brittle lips, 
with hands pierced to the depths of my soul.

Translated by Herbert Kuhner






Garden of Gold

The chill and the damp under the pine tree. 
The long shadow over the dark house. 
Grapes, blue as dreams. 
In curtained rooms, 
dying fathers, 
whose punishment is sons 
left behind in wars, 
entranced by the cuckoos’ singing. 
In the garden, the yellow autumn hour, 
and under sweaters, 
the warm breasts of girls, 
as they lie down horizontal 
under the curiosity of boys, 
and as above them, blue as death, 
ripens the isabella.

Translated by Tom Ložar










LUIS PÉREZ ORAMAS [10.525]

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Luis Pérez Oramas 

(Caracas, VENEZUELA   1960)
Ensayista, poeta e historiador de las artes visuales.

Doctor en Historia del Arte, Ciencias Sociales por la Escuela de Altos Estudios de París (1994).
Profesor de Historia del Arte y de Semántica de los sistemas de representación en la Universidad de Alta Bretaña y en la Escuela de Bellas Artes de Nantes, Francia (1987-1994).
Profesor de la cátedra de Problemas de Arte Venezolano y de Historia y Teoría del Arte en el Instituto Universitario de Estudios Superiores en Artes Plásticas Armando Reverón, Caracas, Venezuela (1995-2002).

Curador de la Colección Patricia Phelps de Cisneros, Fundación Cisneros, Caracas/ Nueva York(1995-2002).
Miembro de la Junta Directiva de la Galería de Arte Nacional, Caracas (1995-2002).
Asesor de la Colección Patricia Phelps de Cisneros, Caracas/Nueva York (2002-2007).
Curador Adjunto, Departamento de Dibujos, Museo de Arte Moderno de Nueva York, Nueva York (2003-2006).
Curador de Arte Latinoamericano, Museo de Arte Moderno, Nueva York, Nueva York (2006-presente).
Director de la XXX Bienal de São Paulo (2012).

Como curador independiente de diversos proyectos expositivos entre los cuales cabe mencionar:
"Rostros de Armando Reverón. Exposición Conmemorativa del 40 aniversario del fallecimiento de Armando Reverón”, Fundación Museo Armando Reverón, Macuto, 1994; "Confrontaciones y Analogías: Arte Venezolano en las colecciones de la Galería de Arte Nacional”, Caracas, 1996; "La Invención de la Continuidad. Arte Contemporáneo Venezolano 1968-1997", Galería de Arte Nacional, Caracas, Venezuela, 1997; "Armando Reverón: Antropofagia de la Luz", Núcleo Histórico de la XXIV Bienal de São Paulo, 1998; “Abstracción Geométrica Latinoamericana en la colección Patricia Phelps de Cisneros”, Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard,Boston, 2001; “Armando Reverón: El lugar de los objetos”, Galería de Arte Nacional, Caracas, Venezuela, 2001 “MoMA at El Museo. Latin American and Caribbean Art from the Collection of The Museum of Modern Art” El Museo del Barrio, Nueva York, 2004; “Arte Contemporáneo Venezolano en la Colección Cisneros”, Museo Jesús Soto, Ciudad Bolívar, Venezuela, 2004; “Armando Reverón, la construcción de un personaje”Proyecto Armando Reverón, Caracas, 2004. “Transforming Chronologies: An Atlas of Drawings” 2006, Museo de Arte Moderno de Nueva York; Colaborador junto a John Elderfield en la retrospectiva “Armando Reverón”, Museo de Arte Moderno de Nueva York, 2007; “Tangled Alphabets: León Ferrari and Mira Schendel”, Museo de Arte Moderno de Nueva York,2009, con una recorrida debajo del título “El Alfabeto Enfurecido”, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2009, y Fundação Ibere Camargo, Porto Alegre, 2010.

Ha publicado los libros: “Armando Reverón. De los prodigios de la luz a los trabajos del arte” (Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, 1990); "La década impensable y otros escritos fechados"  (Museo Jacobo Borges, Caracas, 1996), "Mirar Furtivo" (Colección Arte y Crítica, Consejo Nacional de la Cultura, Caracas, 1997); "La Cocina de Jurassic Park y otros ensayos visuales" (Fundación Polar,  Caracas, 1998), “Gego: Anudamientos”, (Sala Mendoza, Caracas, 2004); “An Atlas of Drawings: Transforming Chronologies” (MoMA, Nueva York, 2006); “León Ferrari and Mira Schendel: Tangled Alphabets” (MoMA, Nueva York, 2009); y “Carlito Carvalhosa: Sum of Days” (MoMA, Nueva York, 2011).


Premio de Poesía Monteávila, 1983, ha publicado los poemarios: “Poemas”(Editorial Arte, Caracas, 1978);  "Salmos y boleros de la casa" (Monte Avila Editores, Caracas, 1986); "La Gana Breve" (Fondo Editorial Pequeña Venecia, Caracas, 1992); “Doble Siesta” (Sixtus, Limoges, 1994); "Gacelas y otros poemas" (Editorial Goliardos, Caracas, 1999) y “Prisionero del Aire”, (Editorial Pre-Textos, Valencia, 2008).






Cuando esté lejos añoraré las cosas.

Podré nombrarlas, hacerles inventario
y así henchir el vientre de los días
con promesas vagas, con apenas visiones.
Cuando esté lejos añoraré las cosas.
El agua del castaño, por ejemplo
paraíso cada viernes protector de la familia
señor de las cocinas
del fuego prohibido o la infusión para mañana.

Haré el inventario:

Dispondré de cariaquito sembrado antes que uno
despertando de memoria los olfatos
en cada cual, en cada grifo, en toda mano.

Añoraré las cosas:

Borra de café serán los días
pieles exprimidas de naranja
despojos de lentos desayunos
pecado original en las migajas.

Haré el inventario aunque me expulsen
y diré en aquel recinto ya sin ángel
entre aquellas losas ya con Tata o Tomasita
en aquel calor del horno abierto, aventado de comidas
esperando estuve yo con la alegría.

De su libro La gana breve







La mandarina era el olor de la merienda.

Uno podía bañarse
y ella insistía sobre el cuerpo.

Ahora busco otro olor propicio
en la comestible palidez del día.
Ahora aúllan las sirenas
tiempos de paz, los árboles desnudos.

De aquella pasión no queda
miga en mano.
Pero confieso mi fidelidad
a la alegría entrevista
en las sombras, ciertos cuerpos.

La mandarina era el olor de la merienda.
Yo me pregunto cómo era
a qué olía
nuestra pasión ingenua.

De su libro La gana breve







Segundo poema de las cosas

a Samuel Guillén

Las cosas tienen nombre
en la sombra que proyectan.
Las cosas
en su luz se sustantivan
se hacen verbo de los vientos
verbo de las lluvias
verbo encendido de los días.
Las cosas mudan, mudas
ignorando la voz que tienen en las voces
la música distinta en cada lengua
en cada sueño, en cada muerte
en cada mesa de manjar
en cada cuerpo que las nombra con su tacto.
El nombre de las cosas es helado
en la mañana incesante de su ángulo
y es tibio y quema
en el fuego donde arden en sus noches.
Hablamos
el pan, las hojas secas.
Hablamos sólo con los ojos y los gestos
abiertos
y ningún nombre vencerá la mano
tendida, el brazo tenso
que dirije nuestros pasos al deseo
en la serena certeza de los puntos cardinales.
La cosas tienen norte
en la huella que dejaron.
Las cosas 
en el sur se sustantivan
se hacen memoria de la piel
recuerdo del amor humedecido
brújula sin mar, aéreo
pretérito imperfecto en la alegría.

De: Prisionero del Aire (2008)








(rogatio)
A Phillipe Blockelet

     Las aves vuelan bajo
     la niebla pega susto en las espaldas.
     Yo vengo del Sur, de los bolsillos tibios
     del planeta.
     El Norte me ha tendido, sin embargo, sus celadas
     sus más dulces trampas.
     Yo vengo del Sur
     y no tengo en mis oídos el ruido de los trenes.
     El Norte me ha impuesto, sin embargo, sus costumbres
     sus horarios precisos, inmutables.
     Cementerio de Lillers, tres y cuarenta
     las aves vuelan bajo.
     Yo vengo del Sur y aquí desciendo
     bien pronto a tierra.
     Espero que la última estación me sea propicia.
     Que las puertas no resistan y se cierren en silencio.
     Que nadie atrás, en un vagón, me añore.
     Que nadie hable con sorpresa de mi ausencia.


De: La gana breve, 1993

OLIVIER DOMERG [10.526]

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Olivier Domerg 

Es un escritor, poeta y editor nacido en Francia en 1963 en Orleans.

Bibliografía:

Portrait de Manse en Sainte-Victoire Molle , L'Arpenteur, Gallimard, 2011
Fabrique du plus près", avec Brigitte Palaggi, textes + photographies couleur + 2CD audio, collection sonore, éditions Le Bleu du ciel, 2011
La Somme des deux , avec la photographe Brigitte Palaggi, Affiche n°51 - revue murale de poésie, Le Bleu du ciel, 2009
Le chant du hors champ , avec la photographe Brigitte Palaggi, Fage éditions, 2009.
Couleuvre , Passages, collection "Ré-apparitions", 2008.
Une Campagne , éditions Le Bleu du ciel, 2007.
Le rideau de dentelle , éditions Le Bleu du ciel, 2005.
L'articulation du visible , éditions Le mot et le reste, 2005.
Le ciel, seul , éditions Le Bleu du ciel, 2005.
Restanques , L'Atelier de l'agneau éditeur, 2003.
Treize jours à New York, voyage compris , éditions Le Bleu du ciel, 2003.
Triptyque :
1 - L'Antichambre , éditions Rafael de Surtis, 2004.
2 - La Chambre , éditions de L'Attente, collection Week-End, 2001.
3 - Dehors , éditions Rafael de Surtis, 2001.
Sas , éditions Poésie Express, 2000.
Bal(l)ade du temps immobile , éditions Encres Vives, collection "lieu", 1999.
La Crau , Les Cahiers Ephémérides, éditions Aleph, 1999.
L'île , éditions Encres Vives, collection "lieu", 1996.
Le ruisseau , éditions Derrière La Salle de Bains, 1996.
Coup(s) de pied , éditions Patin & Couffin, 1996.
Parenthèses , éditions Contre-Pied, 1995.
Delta , éditions Patin & Couffin, 1993.




Afuera 

Bajo el viejo cerezo, en medio del jardín, sentados o estirados, ellos parlotean de todo y de nada, y sobre todo de la felicidad pagana de este jardín baldío que los primeros calores de mayo despiertan.

Estaba decidido, escribirá frases. La decisión de "frases" interviene después de un tiempo sin escribir. Escribirá sobre el sitio, sobre el motivo, delante o sobre eso que lo motiva, sin marca precisa del tiempo (buscando evitar caer en la trampa - noción controvertida de "poesía-diario"), lo más próximo del hecho, en el momento en que eso pasa. ¡Verá bien adónde lo llevará eso! ¡Verás bien adónde lo llevará!

Punto focal : los largos vidrios de la cochera, rotos, agujereados, dejando ver un gran desorden a pesar de la oscuridad (¿es un basurero?). La madera de la puerta y los ladrillos del muro, comidos por un arriate de plantas verdes lujuriantes.

Fijar, varias veces seguidas los vidrios rotos, ponerlos con abandono, después volver al jardín vacío que diversos volátiles atraviesan, compañeros de M.

A eso lo llama "frases", pero sin incidencias sobre el hecho mismo de escribir. Una palabra soplada por D. al teléfono, que emplea, a falta de otra mejor, y que borrará tan pronto como encuentre otra para reemplazarla...

Fuera, es lo que caracteriza esta frase. La frase está fuera. Fuera del campo, fuera del yo, afuera. Del otro lado de la frase está la cuesta resbaladiza de la escritura. En la frase el peligro de lo real : eso que sucede en el momento en que: la frase.

Fuera, es concentrarse sobre ese punto, ese punto fuera (en tenis, el plan del golpe, centraje de la bola sobre la malla), lo que sucede en el campo abierto de la atención: de los sentidos. Es decir, el impacto, o el rastro de lo real, o del deseo de realidad, o de la imposibilidad de comprender - luego, de escribir.

Intentar la frase, fuera del punto de vista de la literatura. Y por tanto, de la poesía. En el afuera del canto; allí donde la poesía manifiestamente desencanta frente a lo extraño de la experiencia. ¡Fuera, sucede, hay, una resistencia! El resto es un señuelo.

De aquí, el jardín de Jean en Montargis, decir su desbarajuste, enumerar lo que uno encuentra, no es suficiente : esencias, especies, baldíos, pasajes de pájaros, de insectos (abejorro), tintes, cielo, color de cielo, cantidad de cenizas, macizos, rosas trepadoras, lilas, glicinas, perfumes obstinados, moscas, abejas mosquitas, mosquitos, muros de piedra, pintura escamada de los postigos y de la puerta, vidrios rotos desde la postura, etc... Mejor no decir nada. Nada más que el susurro de la lengua, nada más que el tartamudeo del escritor...

En la pequeña casa (por aquí se le llama cabaña) al fondo del jardín. El desorden es aún más inverosímil. Colgados a los muros, cerrados los unos contra los otros, los lienzos de J., bajo un amontonamiento heteróclito de objetos, de muebles, participando del desorden latente. La obra está ahí, sepultada, relegada al rango de un baratillo revelador de la humildad del pintor o de su renunciamiento.

Colina de Saint-Cyriaque: Cedros y pinos. La casa de un solo nivel, desierta en este instante (sucede raramente). Sobre la terraza, mesa de planchas rústicas, cuadernos y libros encima. El, ejercitándose en tomar lo que puede ser tomado - una brisa ligera lo atraviesa (el sentido del viento, de derecha a izquierda para él, atravesando la terraza). La vegetación más densa, hacia el pinar y las rocas. El sembrado de uvas más claro (la tierra entre las hileras de las cepas).

Precisar los primeros instantes de una estación que comienza. Decir y repetir que ese departamento es verde. Más verde que aquél en el cual vive, de paisajes pelados y rocosos. Se da cuenta cada vez que se detiene sobre esta terraza afectuosa, familiar, abierta, donde pasa en definitiva tan poco.

D. insiste. Encuentra bien estas frases. Aún anteayer al teléfono... ¡No, no y no! ¡No es suficiente, suficientemente incisivo! Se debería reducir la distancia. Dejar decantar aún, que veamos la materia, que la tengamos en las manos, en la boca. ¡Que babeemos! ¡Que la comamos! ¡Que no perdamos ni una miga! ¡Que seamos golpeados de estupor, como frente a la desnudez!

Carro, encontrar la bahía, tal cual. El agua serena o rasa hasta el paso, la pequeña playa de arena y guijarros, las rocas de ambos lados de la ribera.

Probar la totalidad de lo que resurge: frescura del agua sobre el cuerpo, ritmo del nado, firmeza de los músculos de los muslos, brazada apacible derecho hacia el mar, propulsión sorprendente de las aletas, o volver a decir el bienestar del baño.

El vuelve sobre el motivo. Quiere montar a pelo (sobre el motivo, ¡a pelo!), sentir la exasperación de lo real (sentir la duda, la dureza de la piedra de talla). Retomar el trabajo (la zapa lenta y cotidiana). No más descripción/datación del lugar o del momento, sino la inscripción de lo acaecido, lo más próximo, en el instante en que eso sucede.

Siguen algunas páginas saturadas de referencias que suprimirá en el montaje...

En Fontettes, mirando el manto de pasto para las vacas estirarse sobre tres o cuatrocientos metros, hasta el lindero donde comienza un abetal cerrado que cubre el Signon hasta su techo. El tiempo para él de registrar el contraste entre esos prados frondosos y el verde triunfante de los pinos, notando de paso que la diferencia de tonos debe ser en función de la edad del árbol.

¡De pronto, en el paisaje otra cosa se desprende! Otra vía se afirma, latente a toda observación poco seria. Otro "ver", evidente, natural, como esta imagen desplazada de un animal africano.

A fuerza de ser y de vivir allá, los ojos en el paisaje, algo cae o se rompe -cortina o vidrio-descubriendo eso que ahora escapa, aunque presente en la mirada, tan visible que te ciega.

Es necesario un poco de tiempo, acostumbrarse, para observar este fenómeno, ¡ser el involuntario sujeto! Dejar "infundir" o "decantar", la primera evidencia vuelve a comerte la vista. De nuevo verte precipitar al afuera, en el enigma de lo sensible.

De pie desde el alba, sentarse en la terraza o en el jardín empapado por el nubarrón. Ganarle a las cosas y a su vaho, el calor creciente de agosto, la capa sonora y sorda de las cigarras. Afuera, en fin, ¡convenir con los cedros y los pinos, con el cielo lavado por la lluvia y con el casi silencio del jardín!

Este breve momento de silencio donde el paisaje parece retroceder, antes de que los ruidos de la naturaleza lo revivan; y que grillos, saltamontes, pájaros y muy pronto cigarras tomen progresivamente posesión.

Un olor de humedad lo lleva a la tierra, visible a través de los claros de las matas de hierba (¡oh, difunta grama!). Ella presenta al pie una textura elástica, a veces pegajosa, de color café-naranja. Un sendero pasa por el lindero; un murito en parte recubierto de una vegetación de las más densas.

Dar, no una foto del paisaje, no una naturaleza muerta, sino su presencia violenta, obstinada. ¡Escribir y no describir! ¡Pintar y no calcar! Hay que dar el sentimiento, o más bien la sensación, de la presencia efectiva de lo real. Hacer de suerte que haya acción sobre el lector, que resienta directamente y sin ambigüedad posible los efectos de una escritura - ¡que diría el paisaje en marcha, su profundidad temblante y fija!

Llegar al dibujo de un puro condensado de realidad: ¡un precipitado!

Sale, ante en el paisaje, trepando la colina hacia la cima de rocas donde le espera el vacío de ver.



Traducción: Elkin Grimaldos.

Poesía Francesa Actual
Muestra de 40 autores, Francia
Edición digital gratuita de Muestrario de Poesía 38
Editor: Aquiles Julián, República Dominicana.




Dehors

Sous le vieux cerisier, au centre du jardin, assis ou allongés, ils devisent de tout et de rien, et surtout du bonheur païen de ce jardin en friche, que les premières chaleurs de mai réveillent. C'est décidé, il écrira des phrases. La décision des "phrases" intervient après quelques temps passés sans écrire. Il écrira des phrases in situ, sur le motif, devant ou dans ce qui les motive, sans marquage précis du temps (cherchant à éviter de tomber sous le coup du genre - notion controversée de "poésie-journal"), au plus près de ce qui se passe, au moment où cela se passe. Il verra bien où cela le mènera! Vous verrez bien où elles le mèneront!

Point focal: les longues vitres de la remise, brisées, trouées, laissent voir un grand désordre malgré l'obscurité (est-ce là un débarras?). Le bois de la porte et la brique du mur, mangés par un parterre de plantes vertes luxuriantes.

Fixer, plusieurs fois de suite, les vitres cassées, la remise à l'abandon, puis revenir sur le jardin en friche, que traversent divers volatiles, compagnons de M.

Il appelle cela "phrases" mais c'est sans incidences sur le fait même d'écrire. Un mot soufflé par D. au téléphone, qu'il emploie, faute de mieux, et qu'il effacera sitôt qu'il aura trouvé à le remplacer...

Hors, est ce qui caractérise cette phrase. La phrase est hors. Hors-champ, hors je, dehors. De l'autre côté de la phrase, il y a la pente savonneuse de l'écriture. Dans la phrase le risque du réel: ce qui se passe au moment où: la phrase.

Hors, c'est se concentrer sur ce point là, ce point hors (en tennis, le plan de frappe, centrage de la balle sur le tamis), ce qui se passe, dans le champ ouvert de l'attention; des sens. Soit l'impact, ou la trace du réel, ou du désir de réalité, ou de l'impossibilité de comprendre - et donc, d'écrire. Tenter la phrase, hors du point de vue de la littérature. Donc, de la poésie. Dans le hors chant; là où, manifestement, la poésie déchante face à l'étrangeté de l'expérience. Hors, il se passe, il y a, une résistance! Le reste est un leurre.

De là, le jardin de Jean à Montargis, dire son fouillis, énumérer ce qu'on y rencontre, ne suffit plus: essences, espèces, friche, passages d'oiseaux, d'insectes (bourdon), teintes, ciel, couleur du ciel, tas de cendres, massifs, rosiers grimpants, lilas, glycines, parfums entêtants, mouches, abeilles, moucherons, moustiques, murs de pierres, peinture écaillée des volets et de la porte, vitres brisées de la remise, etc... Autant dire rien. Rien que le bruissement de la langue, rien que le bégaiement du scripteur...

Dans la petite maison (par ici, on appelle ça un cabanon) au fond du jardin, le fouillis est encore plus invraisemblable. Accrochées aux murs, serrées les unes contre les autres, ou entassées pêle-mêle, enchâssées les unes dans les autres, les toiles de J., sous un amoncellement hétéroclite d'objets, de meubles, participent du désordre latent. L'œuvre est là, ensevelie, reléguée au rang d'un bric-à-brac révélateur de l'humilité du peintre ou de son renoncement.

Colline de Saint-Cyriaque: Chênes et pins. La maison de plain-pied, déserte à cet instant (ce qui n'arrive que rarement). Sur la terrasse, table de planches rustiques, cahiers et livres posés dessus. Lui, s'exerçant à saisir ce qui peut l'être - légère brise par le travers (le sens du vent, de droite à gauche pour lui, traversant la terrasse). La végétation plus dense, vers la pinède et les rochers. Le champ de vigne plus clair (la terre entre les rangées de ceps).

Préciser les premiers instants d'une saison qui commence. Dire et répéter que ce département est vert, bien plus vert que celui dans lequel il vit, aux paysages pelés et rocailleux. Il s'en rend compte chaque fois qu'il s'arrête sur cette terrasse conviviale, familiale, ouverte, où il séjourne en définitive si peu.

D. insiste. Il les trouve bien ces phrases. Encore avant hier, au téléphone... Non, non et non! Ce n'est pas suffisant, suffisamment incisif! Il faudrait réduire encore la distance. Laisser encore décanter, qu'on voit la matière, qu'on en ait sur les mains, dans la bouche. Qu'elle bave! Qu'on en bouffe! Qu'on n'en perdre pas une miette! Qu'on en soit frappé de stupeur, comme devant la nudité! Carro, retrouver la crique, telle quelle. L'eau plate ou rase jusqu'à la passe, la petite plage de sable et de cailloux, les rochers de part et d'autre du rivage.

Éprouver la totalité de ce qui resurgit: Fraîcheur de l'eau sur le corps, rythme de la nage, dureté des muscles des cuisses, brasse paisible droit vers le large, propulsion étonnante des palmes, ou redire le bien-être du bain.

Il revient sur le motif. Il veut monter à cru (sur le motif, à cru!), sentir l'exaspération du réel (sentir le doute, la dureté de la pierre de taille). Reprendre le travail (la sape lente et quotidienne). Non plus une description/datation du lieu ou du moment, mais l'inscription de ce qui se passe, au plus proche, dans l'instant où cela se fait.

S'ensuivent quelques pages saturées de références qu'il supprimera au montage... Aux Fontettes, regardant le plaid des prés à vaches s'étirer sur trois à quatre cent mètres, jusqu'à la lisière où commence une sapinière serrée qui couvre le Signon jusqu'à son faîte. Le temps pour lui d'enregistrer le contraste entre ces prés jaunissants et le vert triomphant des sapins, notant au passage que la différence des tons doit être fonction de l'âge de l'arbre.

Soudain, dans le paysage, autre chose se dégage! Une autre voie s'affirme, latente à toute observation un tant soit peu sérieuse. Un autre "voir", évident, naturel, comme cette image déplacée d'un animal africain.

A force d'être et de vivre là, les yeux dans le paysage, quelque chose tombe ou se casse - rideau ou vitre -, découvrant ce qui, pour l'heure, échappe; bien que que présent au regard, tellement visible que cela vous aveugle.

Suffit d'un peu de temps, d'accoutumance, pour observer ce phénomène, en être l'involontaire sujet! Laisser "infuser" ou "décanter", et l'évidence première revient vous manger la vue. A nouveau, voir vous précipite au dehors, dans l'énigme du sensible.

Debout dès l'aube, s'asseoir sur la terrasse ou dans le jardin détrempé par l'orage. Prendre de vitesse les choses et leur buée, la chaleur montante d'août, la chape bruissante et sourde des cigales. Hors, enfin, s'accorder aux chênes et aux pins, au ciel lavé par la pluie et au quasi silence du jardin!

Ce bref moment de silence où le paysage semble reculer, avant que les bruits de la nature ne la ravivent; et que grillons, criquets, oiseaux et bientôt cigales, n'en prennent progressivement possession.

Une odeur de mouillée le ramène à la terre, visible à travers les touffes d'herbe clairesemée (ô défunte pelouse!). Elle présente au pied une texture souple, parfois collante, de couleur brun-orangé. Un sentier passe sur la limite cadastrale; un muret en partie recouvert d'une végétation des plus denses.

Rendre, non une photo du paysage, non une nature morte, mais sa présence violente, entêtante. Écrire et non pas décrire! Peindre et non pas dépeindre! Il y a à donner le sentiment, ou plutôt la sensation, de la présence effective du réel. Faire en sorte qu'il y ait action sur le lecteur, qu'il ressente directement et sans ambiguïté possible, les effets d'une écriture - qui dirait le paysage en marche, sa profondeur tremblée et fixe!

Parvenir à l'épure d'un pur condensé de réalité: un précipité!

Il sort, plus avant dans le paysage, gravissant la colline vers la cime de roche où l'attend le vide de voir.




NICOLE LAURENT-CATRICE [10.527]

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Nicole Laurent-Catrice 

Nació en el norte de Francia. Su infancia transcurrió en Anjou viajando después a París. Vive en Bretagne. Secretaria de Rencontres Poétiques Internationales de Bretagne de 1983 a 1993. 
Directora de programación del Festival de Poesía de Rennes Les Tombées de la Nuit, de 1984 a 1997. 

Hispanista estudió algún tiempo idioma Breton por razones culturales y personales. 
En 1974, conoció a Angele Vannier y parte del grupo que se formó alrededor del poeta ciego. Profesora de español, y desde 1984 hasta 1997, a cargo de la programación de Poesía Festival des Tombées de la nuit de Rennes, poeta y traductora (Inglés, español, portugués), conduce talleres de escritura desde 1991.

Fue secretaria de las reuniones internacionales poéticas de Bretaña 1983-1993.

Publicaciones

Mémoire aux alouettes, Espejuelos de la memoria , bilingue franco espagnol, éd. Les penchants du roseau, 2013
Segunda antologia poetica, seconde anthologie poétique 2001 - 2011 , bilingue franco espagnol, Éd. associatives Clapàs, 2011
Le destin d'Ernestina de la Cueva , roman, éd. La Part Commune, mai 2011
L'ivre de lecture avec des sérigraphies de Marie-France Missir, éd. Carré d'encre, 2010
Les gants de velours , roman, éd. Le Petit Pavé, 2010
Cairn pour ma mère , éd. La Part Commune , 2008
Fils tiré et Fils filins fêlure avec des peintures de Marie-France Missir, éd Carré d'encre
Rituels , Éditions du petit véhicule, 2007
Tute de damas/Carré de dames anthologie de quatre poètes françaises : Hélène Cadou , Francine Caron , Ariane Dreyfus et Nicole Laurent-Catrice, éd. Université de Cadix, 2007
Autodafé du temps , avec des sérigraphies de Marie-France Missir, Éd. Carré d'encre, 2006
La Part du feu , Maison de la poésie d'Amay, L'Arbre à paroles, 2005
Angèle Vannier et la Bretagne , Blanc Silex, 2004
Table et retable , Maison de la poésie d'Amay, L'Arbre à paroles, 2003
Antología poética , bilingue, Éd. associatives Clapàs, 2002
Corps perdu , Maison de la poésie d'Amay, L'Arbre à paroles, 2001
Corps perdu , gravures Isabelle Dubrul, atelier Tugdual, 2001
La Sans visage , ERE, 1996
Liturguia za kamaka , 1995 traduction de Kiril Kadiiski
Le Peuplier , 1995 avec une gravure de Jean-Claude Le Floch
Je de cartes , 1992 HC
Liturgie des pierres , Éditions du petit véhicule, 1989
Deuil m'est seuil , Éd. Caractères, 1987
Amour-miroir , 1983
Paysages intérieurs , 1980 éd. Chambelland

Traducciones

"Jeu et enjeux", poèmes de Laszló P. Horváth, éd. L'Harmattan, 2010
Poèmes : Poems , Kiril Kadiiski, édition trilingue bulgare-français-anglais, L'Esprit des péninsules , 2007
Concerts célestes , suivi de Les Travaux de Dieu et de Mais qui , Kiril Kadiiski, Le Cherche midi, 2006
"Plume de Phénix" de Kiril Kadiiski, éd. La Librairie Bleue, 2001
La Foudre n'a de cesse (El Rayo que no cesa), Miguel Hernández, bilingue, coéd. Presses Universitaires de Rennes/ Folle avoine, 2001
Les Irlandaises avec Anne Bernard Kearney, coédition éditions des forges, éditions autres temps, 1999
"Ce lieu que j'appellerai chez moi", de Paula Meehan, avec Anne Bernard Kearney, éd. Maison de la Poésie Nord/Pas-de-Calais, 1999.
Anthologie de la poésie irlandaise du xx e siècle , sous la direction de Jean-Yves Masson , Verdier, 1996
"Poèmes" Nichita Stanescu, éd. La Librairie Bleue, 1999
Vingt Poètes lituaniens d'aujourd'hui , avec Biruté Ciplijauskait, Éditions Petit Véhicule, 1997
Paris scarabée , Tejera Nivaria, Éditions Virgile, 1995




De Métacuisine
  
Escribo en la mesa de cocina
es mi terreno.
Los hechizos culinarios
ya no tienen secretos para mi.
Hundo el cucharón
en mi caldera mágica
para serviros mi sopa.
Unos hacen mueca.
Ella debe de ser un poco fuerte para ellos.
Tienen miedo al dolor de cabeza,
es porque comen con la mente
no con el estómago.
Sin embargo os vendría bien al vientre
nutriéndoos con sus delicadas sustancias.
El arte de las especies es sutil
pero necesita también ciencia de la nutrición
mezclar cereales y leguminosas
fibras y minerales.
Probadla, saboread lentamente.
Entonces os prenderá una potente alquimia
y a vuestro turno
despedazaréis en las mesas de cocina
vuestra carne
para nutrir los hijos.

Traducción de la autora






Poesie di Nicole Laurent-Catrice tradotte in Italiano da Gina Labriola



Doglia m'è soglia


I

Quali bruciature ci hanno cerchiato
le dita e i polsi?
Quali pastoie
ci impedivano di volare
verso il rogo
di un più alto vassallaggio?
Tutto un cespuglio di spine
ci prendeva alla nuca
dove l'averla impalava i suoi uccelli.
I fuochi fatui
hanno danzato sulle mie ossa.
pesanti anelli di fuoco
mi prendono alle orecchie.


II

Una colonna di fuoco
mi ha spaccata nel mezzo.
Le gambe si flettono
non posso più reggermi davanti a te.
Sono un albero attraversato,
spaccatura buia,
che cerca di condurre
nella scorza
la linfa della più snervante primavera.


III

E' venuto il predatore.
ha fatto tre volte il giro
nell'afa di giugno.

Lei l'aspettava, rannicchiata, la bestia.

Oh, volare
negli artigli del rapimento!


IV

Tutto un lembo di silenzio
al di là del timpano.
Il mistero da penetrare
attraverso la porta dei re,
la bocca dei profeti.

Eppure
non abbiamo varcato
la soglia delle cattedrali

da "Deuil m'est seuil" Ed. Caractèrs, Parigi 1987






Dolmen di Gavrinis

Matrice della morte
che senza fine partorisce se stessa
scontro della pietra

e delle onde

sabbia rastrellata -rappresa
ove s'avvolge

e si svolge

la triplice vita

sotterranea 
terrena
e fuor d'ogni luogo

onde concentriche
sola identità:
l'essenza del tempo.

da "Liturgie des pierres", Inedito

PATRICK DUBOST [10.528]

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Patrick Dubost 

Poeta. FRANCIA. 
Ha publicado más de una veintena de colecciones (bajo el alias Armand Le Poete, un embaucador alter ego) y varios CDs. Entrenado como musicólogo y matemático, ha colaborado ampliamente con músicos, conjuntos de teatro y teatro de títeres.



Los Arqueólogos del Futuro

Se puede cortar los pedacitos y volver a pegarlos en otra parte. Se puede triturar pequeños trozos del tiempo y mañana volver a pegarlos. Se puede destrozar: mañana y pegarla en otra parte. Se puede cortar aquí y allá y no volver a pegar nada.

Se puede cortar las horas sin modificar nada. Se puede modificar las horas sin despeinar nada. Durante horas, se puede cortar, modificar, despeinar -las horas, los días, los años-sin molestar en absoluto.

El equipo de exploración había levantado su campamento la misma mañana. Ella había vuelto la mañana del mismo día. Era un equipo corriente, rápido y eficaz. El último en pasar delante de mí, da vuelta la cabeza y dice "Morrales vacíos...", me indica sus compañeros y dice: "Nosotros volvimos con los morrales vacíos... Volveremos mañana...".

Él dice "Yo parto y regreso mañana". Se va. Vuelve la misma tarde. Dice que mañana es demasiado temprano. Mientras más se aleja hoy más se aleja mañana. Y lo que se aleja hoy, se aleja también mañana y que esto o eso y que mañana es para mañana y que hoy no vale la pena.

Un hombre cava, busca señales para mañana. Un hombre que cava hoy hace trazos para mañana. Un hombre que cava hoy no sabe que él busca hoy lo que hará mañana. Cava toda la noche. Al día siguiente alguien le dice: ¿Has encontrado algo? Él dice no, no he encontrado nada. Dice: mañana, es aún para mañana. Vuelve a cavar.

A un hombre que cava siempre en el mismo sitio, pronto no se le ve más que la cabeza, luego los cabellos y después se le olvida. En orden: se olvidan los cabellos, se olvida la cabeza, se olvida al buen hombre.

Un hombre que cava al lado de su hoyo, la víspera, es un hombre para seguirlo, igual cosa si él no hace más que hoyos pequeños. Más y más hoyitos. Igual si se le olvida de arriba a abajo o de aquí o de allá. O como eso. Pscchitt...

Todo hombre que cava irregularmente con bondad, es digno de interés.

Todo hombre que se para al lado de su hoyo, pala en mano, inmóvil, es digno de interés. Todo hombre digno de interés y provisto de una pala es arqueólogo o está plantado en el futuro.

Un arqueólogo del futuro se pasea siempre sin pala, se dice sin interés. Dice: yo soy sin interés. Cava hacia el futuro con el borde de las uñas. Se hace las uñas con los pequeños fragmentos del futuro.

A un hombre que se deja fotografiar con una pala se le llama arqueólogo. La foto no tiene fecha. El hombre dice que la foto está sin fecha. Suelta la pala para decir que la foto no está fechada. Él termina de cavar un hoyo que no aparece en la foto. Este hombre es digno de interés. Es un hombre digno de interés. Y como todo hombre digno de interés está provisto de una pala y se deja tomar una foto. Un arqueólogo se inquieta por el futuro, él aparece en las fotos. No hace historia. Cava hoyos fuera del campamento pero él está en la foto con la pala. Visible. Perfectamente visible, claro y preciso. ¡Como todos los arqueólogos! ¡Vivan los arqueólogos y viva el futuro! ¡Y que todo hombre tenga su pala! ¡y su hoyo! ¡y que esté presente en la foto!

Traducción: Eugenia Larravide




Les Archéologues du Futur

On peut découper des petits bouts et les recoller ailleurs. On peut découper des petits bouts du temps et les recoller demain. On peut découper: demain, et le recoller ailleurs. On peut découper, ici et là, et ne rien recoller du tout.

On peut découper des heures sans rien modifier. On peut modifier des heures sans rien décoiffer. On peut, pendant des heures, découper, modifier, décoiffer - des heures, des jours, des années - sans rien déranger du tout.

L'équipe d'exploration avait levé le camp le matin même. Elle était revenue le matin du même jour. C'était une équipe ordinaire, rapide et efficace. le dernier en passant devant moi tourne la tête et dit: «Bredouilles...» Il me montre ses copains il dit: «Nous revenons bredouilles... On repart demain...»

Il dit: «Je pars et je reviens demain!» Il part. Il revient le soir même. Il dit que demain c'est trop tôt. Que plus on s'éloigne aujourd'hui et plus demain s'éloigne. Et que ce qui s'éloigne aujourd'hui s'éloigne aussi demain. Et que ceci-cela et que demain c'est pour demain et qu'aujourd'hui c'est pas la peine.

Un homme creuse. Il cherche des traces pour demain. Un homme qui creuse aujourd'hui fait trace pour demain. Un homme qui creuse aujourd'hui ne sait pas qu'il cherche aujourd'hui ce qui fera demain. Toute la nuit il creuse. Le lendemain quelqu'un lui dit: tu as trouvé quelque chose? Il dit: non, je n'ai rien trouvé. Il dit: demain, c'est encore pour demain. Il recommence à creuser.

Un homme qui creuse toujours au même endroit, on n'en voit bientôt plus que la tête, puis les cheveux, puis on oublie. Dans l'ordre: on oublie les cheveux, on oublie la tête, on oublie le bonhomme.

Un homme qui creuse à côté de son trou, la veille, est un homme à suivre. Même s'il ne fait que de petits trous. De plus en plus petits trous. Même si on l'oublie de haut en bas. Ou de là à là. Ou comme ça: Pschitt...

Tout homme qui creuse irrégulièrement, avec bonhomie, est digne d'intérêt.

Tout homme qui se tient debout, à côté d'un trou, la pelle à la main, immobile, est digne d'intérêt. Tout homme digne d'intérêt et muni d'une pelle est: soit archéologue, soit déjà planté dans le futur.

Un archéologue du futur se promène sans pelle, immanquablement. Il se dit sans intérêt. Il dit: je suis sans intérêt. Il creuse au futur avec le bout des ongles. Il se fait les ongles sur de petits fragments du futur.

Un homme se laisse prendre en photo avec une pelle. On le dit archéologue. La photo n'est pas datée. L'homme dit que la photo n'est pas datée. Il pose sa pelle pour dire que la photo n'est pas datée. Il vient de creuser un trou qui n'apparaît pas sur la photo. Cet homme est digne d'intérêt. C'est un homme digne d'intérêt. Et comme tout homme digne d'intérêt il est muni d'une pelle et se laisse prendre en photo. Un archéologue a le souci du futur, il apparaît sur les photos. Il ne fait pas d'histoire. Il creuse des trous en dehors du champ mais il est sur la photo. Avec la pelle. Lisible. Parfaitement lisible. Clair et précis. Comme le sont tous les archéologues! Vive les archéologues et vive le futur! Et que tout homme ait sa pelle ! Et son trou! Et qu'il soit présent sur la photo!






Algunos fragmentos del poema Lo que sé 

3. Sé que no hay verdadera coherencia excepto en la aparente incoherencia. Cada objeto se reviste a sí mismo de caos. Todo pensamiento, para tomar forma, debe manejar su propia vaguedad.

4. Entre lo obvio: Sé que cada actividad humana consiste, de una u otra forma, en darle batalla a la muerte.

6. Sé que no sé nada sobre el amor.

11. Sé que quien se halla a sí mismo se pierde un poco.

12. Sé que amo enormemente a una mujer, pero no sé a cuál.

15. Sé que todo poeta auténtico está en decadencia.

16. Leer no es necesariamente analizar, no es necesariamente "entender". En la piscina, nunca le preguntamos al nadador sobre la composición del agua, el número y distribución de los nadadores, o por qué ha escogido él este día para venir a nadar. No le pedimos que describa, mientras está braceando, la arquitectura o la acústica del lugar, o que explique el por qué de un ave atrapada bajo su techo, o que haga una mejor imitación del progreso de un escudo olímpico. No le pedimos que se aprenda de memoria las horas en que está abierta la piscina o que se joda chiflando desde la banca durante toda una carrera de nado estilo mariposa. No. Por último, no le pedimos, antes de cada zambullida, que nos traiga un significado secreto desde el fondo de la piscina. No. Dejamos que los nadadores naden. Dejamos que los nadadores naden. Y las piscinas se llenan sin más.

21. Debido a que me he subido a árboles, sé que más allá del lenguaje hay una enorme llanura, con flores oscuras y pequeños senderos laberínticos.

(Original íntegro: Poetry. Abril del 2009. pp. 54-56. Traducción del francés: Fiona Sampson. Traducción al español: G. A. Chaves.)



What I Know

1. I know that language is within the world and that, at the same time, the world is within language. I know we are at the border between language and the world. 

2. I don't like phrases such as “nothing new under the sun” or “it's all been said already.” I know that at every moment we could affirm: “everything is always new under the sun” or “almost nothing has yet been said of what could be said.” 

3. I know that there's no true coherence except in apparent incoherence. Every object clothes itself in chaos. To take shape, every thought must manage its own vagueness. 

4. Among the obvious: I know that every human activity consists, one way or another, of battling death. 

5. I know that time is bound up with space. Time is the shadow of space. Space the shadow of time. I know that we live in the shadow of a shadow and that it returns to the light. 

6. I know that I know nothing about love. 

7. I know that I live not in the world, but in the shadow of the world. I know that I go through the world the way an insect goes through its entire life in the shadow of a bank.

8. I know that nothing is simple. Or more, that what's simple is never truly, never completely, so. I know that everything adds up and that every element of this total depends on the whole. 

9. I know that everything around me is nothing but a mass of contingency. I know that every word props itself up on an immense architecture of contingency. 

10. I know that thunder comes after lightning and sometimes, in my dreams, thunder precedes lightning. I know that to see its opposite simultaneously with every phenomenon you must widen your eyes. 

11. I know that whoever finds himself loses himself a little. 

12. I know that I love a woman enormously, but I don't know which one. 

13. I know that to talk is to walk a path with emptiness to the right and emptiness to the left. I know that nothing can grasp this path with two ends. I know that writing is talking in frozen time. 

14. I know that the word “table” is like a thousand tables. That a phrase is like a thousand thousand phrases. And that thinking is a match for water sports. 

15. I know that every authentic poet is in decay. 

16. To read isn't necessarily to analyze, is not necessarily “to understand.” At the swimming pool, we don't ask the swimmer the composition of the water, the number and distribution of swimmers, or why he's picked this date to go swimming. We don't ask him to describe, in mid-crawl, the architecture or acoustics of the place, or to explain a bird trapped under its roof, or to do a better imitation of the progress of some Olympic seal. We don't ask him to memorize opening hours or screw himself up by whistling from the bench throughout an entire race in butterfly stroke. No. Finally, we don't ask him, before each dive, to bring up some secret meaning from the very bottom of the pool. No. We let swimmers swim. We let swimmers swim. And the swimming pools fill up. 

17. I know that I live and think inside a storehouse of books. Some recent, new, remarkable books, but in the great majority books which are decayed, moldy, have turned to the lightest heaps of dust. Only their metal frames and some fine particles of knowledge remain, unusable. Light from a few windows crosses the storehouse unimpeded. 

18. Having found some daguerreotypes on the floor of an attic—portraits eroded by time and light—I know that forgetting is something enormous, that forgetting is our highest destiny. 

19. I know that God doesn't exist. That's written everywhere in the storehouse—it can be made out through the portholes, too. I know that after death there's nothing but death. 

20. I know that, seen from the border between language and the world, the universe is in increasing entropy. But I no longer know what it is if I climb to the top of a tree (one of these trees on the border between language and the world), from where you can see far into language and far into the world at the same time. 

21. Because I have scaled a tree, I know that beyond language is a huge plain, with dark flowers and little mazy footpaths.

TRANSLATED BY FIONA SAMPSON 
Read the translator's notes







CHRISTOPHE TARKOS [10.529]

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Christophe Tarkos

Christophe Tarkos  nacido en Marsella en 1963 y murió el 30 de noviembre 2004, es un poeta francés.

Su poesía es parte de un proyecto global para fortalecer y defender la lengua francesa:
"Yo soy un poeta que defendió la lengua francesa contra su degeneración, soy un poeta que guarda su lengua, por lo que es el trabajo, por lo que es vivir, lo que hace que se mueva."

El poeta francés Christophe Tarkos falleció a consecuencia de un tumor cerebral. Tenía 40 años.

Nacido el 15 de septiembre de 1964 en Marsella, Christophe Tarkos era uno de los representantes más creativos de la última generación de poetas franceses. Fue el fundador de la revista Poézi Prolétèr (con Katalin Molnar) y el codirector de otra publicación, Quadermo.

En los años noventa empezó a publicar libros inclasificables que exploraban las posibilidades e irregularidades del lenguaje. Sus obras más importantes se editaron en Al Dante y en POL (Caisses, 1996; Le Signe =, 1999; PAN, 2000, y Anachronismes, 2001).

Poeta de fluidez e intensidad verbal, Tarkos se presentaba a sí mismo como "fabricante de poemas y lecturas por improvisación". Su poesía en prosa, o prosa poética, estaba saturada de todos los signos y objetos de la modernidad más prosaica y del espíritu de la geometría.-

Obras 

Oui (1996)
La Bâton (1998)
Caisses (1998)
La Valeur Sublime (1998)
Le Signe = (1999)
L'Argent (1999)
Cage (1999)
PAN (2000)
Anachronisme (2001)
Processe (2003)
Écrits poétiques , POL (2008)





cuadrado 21212155578637234251353

Es casi aquí, es, digamos, es casi bueno, a
distancia, acercarse, es bueno, casi, va hacia, eso va
hacia bueno, en lo bueno, eso no es nulo, es eso
casi, va, bien si un poco todavía va, es muy regular
pero, casi, eso es la mitad bueno pero eso va en la
buena dirección, es casi, agarra, pero, va, es si,
bueno, pero, casi eso, delante, detrás, el uno contra,
dentro, sobre la buena vía de hasta casi la mitad de
distancia tiende hacia este todo también bien.





yo barro 

Yo paso la escoba. Eso no es físico. Yo paso la 
la escoba sobre el suelo liso. La escalera sube hacia los cuartos, 
paso la escoba en la pieza. El aire está en la pieza, 
eso no es físico, lento, el silencio se hace día. Yo barro, 
el espíritu llena el aire, eso no es físico, el espíritu está 
en el aire. Paso la escoba, yo no paso la escoba sobre el 
suelo, las escaleras suben hacia los cuartos, el espíritu, 
barro, eso no es físico, ese es el espíritu, ese es el espíritu. 

traducción al español por Lidia Añaños



je balaye 

Je passe le balai. Ce n'est pas physique. Je passe le 
balai sur le sol lisse. L'escalier monte vers les chambres, 
je passe le balai dans la pièce. L'air est dans la pièce, ce 
n'est pas physique, lent, le silence se fait jour. Je balaye, 
l'esprit remplit l'air, ce n'est pas physique, l'esprit est 
dans l'air. Je passe le balai, je ne passe pas le balai sur le 
sol, les escaliers montent vers les chambres, l'esprit, je 
balaye, ce n'est pas physique, c'est l'esprit, c'est l'esprit. 





- yo me agrieto -

Yo busco, me agrieto, las manos me agrietan, es
pintoresco, yo no busco buscar por buscar, yo
averigüo en todas partes, por todas partes, eso cruje,
eso no está terminado, está también recortado
como una partenogénesis, busco todavía en las
fallas y los crujidos, eso revienta por todas partes, busco
otra vez, tengo las manos crujientes, no será fácil de atrapar, pero vale la pena
romperse los sesos para
encontrarlo en todos sus resquebrajamientos, no tiemblo, las
manos crujen, desciendo profundo, si yo desciendo tan
profundo no es por nada, atraparé eso es tan seguro
que crujo por todas partes, yo lo digo.






cuadrado 9947823411745777394584311

El dice yo estaba aquí antes de venir. Yo no había
venido todavía, después vine. El dice que él estaba aquí antes de venir. Al
comienzo yo no estaba aquí todavía porque no había venido, pero al comienzo
yo estaba ya aquí. Un lugar me espera. Mi lugar estaba presente antes de mi
llegada. Yo no venía pero
mi lugar estaba aquí. Yo existía antes de ser. El viene y toma
mi lugar. El dice mi lugar es una serie infinita. El dice yo
estoy ya en todos los lugares de la serie infinita de los lugares dispuestos desde
antes de mi llegada. El dice, yo pre-existo desde la disposición infinita de los
lugares en los cuales vengo
a deslizarme.







Textes

Tue-moi tue-moi ne me laisse pas crever de rien ne me laisse pas mourir sans que personne ne me touche par simple flocalisation ne me laisse pas finir à cause de rien je ne suis pas rien je mérite que tu me tues que tu me poignardes dans le dos que tu m’étrangles que tu m’assassines mais pas de mourir comme ça avec rien dans le dos avec rien en plus avec rien qui m’arrête dans mon élan et ma force je ne veux pas m’arrêter pour rien tue-moi je veux que tu me tues que tu m’assassines je n’ai aucun pouvoir sur ma mort je ne veux pas mourir par mourrissement je suis de la valeur à tuer je suis un élan qui ne s’arrête pas qui ne s’arrêtera pas si tu ne me tues pas dans mon élan mon combat est digne d’un assassinat je suis un combattant tue-moi que je puisse me défendre et te regarder dans les yeux te voir toi le garçon qui va avoir le dessus je me défendrai je perdrai je serai tué par toi qui vas me tuer pour ta raison parce que je suis un vaillant combattant dans son élan en trop tue-moi dans mon élan j’ai l’espoir d’être en trop qu’il faille me descendre me tuer assassine-moi dans le dos avant que rien ni personne ne me tue avant de me voir mourir par dessèchement de laissé toujours vivant pour rien enlève-moi ma vie que j’aime d’homme vaillant ne me laisse pas me dessécher abandonné comme si j’étais rien à ce point qu’aucun assassinat ne m’assassine qu’aucune personne ne m’étrangle qu’aucun garçon ne me poignarde pendant ma combattante vaillance je ne veux pas que ce soit rien je serai mort je mourrai sans raisons je mourrai par le vide.




Caisses éd. P.O.L. 1998

Tout est totalement monstrueux ma face collée à manger est monstrueuse à pommeaux à trous à volonté à s’accrocher à tout s’accrocher est monstrueuse ma bouche ouverte est dégueulasse des ronds d’yeux liquides sont monstrueux clignent la face est monstre de mes miennes narines seules mes narines les deux seules vues les deux seules narines bougeantes mes narines bougent toutes seules mes narines bougeantes sont monstrueuses ce qui sort de mes narines oreilles est monstre monstrueux ma monstrueuse bouche tout est monstrueux ce qui sort des oreilles et des yeux s’échappe dehors est dégueulasse déborde dehors c’est dehors débordé ma haleine est monstrueuse ce qui sort de mes narines qui bouge tout seul est monstrueux et irrespirable des monstres me sort par les yeux me sort par le nez déborde dehors est monstrueux et c’est dehors pense dehors qui pense tout me sort par le nez et par les oreilles dehors a débordé a tout préparé est bien installé pense tout est tout installé tout est dégueulasse débordant dehors pense monstrueusement je mange dehors monstre.





Caisses éd. P.O.L. 1998

Je soulève le couvercle de la théière. La théière est en fer peint de fleurs sur un fond blanc. La théière est en fer-blanc, a la forme d’une cafetière. Je soulève le couvercle de fer-blanc de la théière, je le pose à ses côtés sur la table en bois. Je prends la bouilloire et je verse l’eau bouillante de la bouilloire dans théière en fer ouverte. J’enlève le couvercle, je pose le couvercle, je verse l’eau, je prends le couvercle, je repose le couvercle sur la théière en fer. Je referme la théière en fer qui fume. La théière de thé tiède est pleine d’eau chaude. Le thé dans la tasse blanche a le goût du thé couleur thé. Eclaircie par la tache blanche, la vapeur d’eau et l’eau chaude versée dans la tasse blanche aux bords chauds.Une goutte de thé versée goutte sur le bec de la théière qui verse le thé dans la tasse et glisse sous la gouttière courbée de la théière puis le long de la courbe de la théière de terre et tache la table. Je prends la tasse. Je bois une gorgée de thé chaud. Le thé fait mal au coeur. Je bois une gorgée, je repose la tasse. J’oublie la tasse de thé. J’ai mal au coeur. J’ai soif, je prends la tasse, je bois une gorgée. Je repose la tasse. Le mal au coeur s’adoucit. J’oublie la tasse. Je bois une gorgée de thé, le thé est froid.







Caisses éd. P.O.L. 1998

Les nuages sont beaux, blancs les nuages sont blancs, bleus, les nuages sont beaux, immondes, les nuagent nagent, les enfants font l’amour, lèvent, soufflent, grandissent, passent, ne reculent pas, se retournent, descendent, les nuages nagent, les nuages volent, sont beaux immortels, couvrent tout le ciel, remplissent le ciel, rendent le ciel plus blanc, ne tordent pas, s’élargissent font des nuées, les nuages ne servent à rien, au-dessus de nos têtes, glissent, sont sur le ciel, sont sur les yeux, il n’y a qu’à lever les yeux pour les voir glisser au-dessus de nous les mouvements sont si lents, il n’y a pas de mouvements dans le ciel, les nuages glissent lentement, si lentement les nuages volent, s’enfoncent, il y en a partout dans le ciel, ce qui reste est du bleu, le bleu du ciel, des taches bleues, les enfants sont jeunes et blancs, les enfants sont doux, les enfants sont jolis, les enfants font l’amour, se font l’amour entre eux, sont en train de faire l’amour entre eux, sont jeunes et doux, les taches bleues sont semblables aux taches blanches des nuages les nappes blanches des nuages s’étalent, se sont étalées, sont étalées, prennent la place dans le ciel, couvrent, sont couvrantes, les mouvements sont si lents, les masses blanches changent de forme sans qu’on les voie changer de forme, on ne voit pas, dans les yeux, les nuages sont sur le voile de yeux les nuages voilent les yeux, on ne voit que des nuages, le ciel se referme, ils peuvent couvrir le ciel de nuages [ ...]

( extrait)





La poésie est la pensée humaine.

Le poète est intelligent. Il prépare la pensée difficile.
La pensée est engoncée, dure et pâteuse, le poète la masse, l’amollit, la réchauffe. Il entraîne l’intelligence à sortir de son engourdissement, il entraîne sa tête, les membres de sa cervelle, sa nuque et ses dix doigts à sortir. Il veut se désincruster. Il décortique la bouche et rogne le bras droit de son maître. Il s’entraîne à bouger la tête à l’intérieur de la pensée.





Le poète prépare sa pensée.

L’intelligence ne sort pas d’elle-même. Il masse le crâne, il entraîne sa vision de voir au-delà de ce qui, tari, se colle, séché, dans les plis de la pensée, il déchire son ventre. Il ne se lance pas sans préparation, le poète est intelligent, le poète va entrer dans la pensée difficile. Le poète, mouvant, se déplace dans l’espace, il s’entraîne d’être, pensant, il se pare à translater les images.

Le poète se prépare pour penser.

Il se laisse tomber dans les escaliers, il laisser tomber un filet de sable, un filet de riz fin, un filet de poudre de biscottes écrasées à la masse, il tombe de haut, il laisse échappe les kilos des sacs, il tombe des chaises, tombe des tables, tombe des arbres, il s’abandonne à tomber. La poésie est l’intelligence même, en train de naître.

Le poète crie





      La personne

Prendre un individu de l’espèce humaine.
L’important sera le visage (pour la photo), s’il a un sosie changer quelque peu le visage ; les doigts (pour les empreintes digitales) ; et les dents (pour le cas où l’on retrouverait que la tête)
Prendre un individu de l’espèce humaine qui a toute sa tête ;
(Cela ne se voit pas au premier coup d’œil.)

né ;
vivant ;
qui ne se suicide pas.

S’il se met à mourir
en prendre un autre
cela n’est pas grave.        





      Le destin

Le destin n’est pas notre destin, comment dissocier nous de notre destin comme si nous étions spectateurs étrangers au déroulement d’une somme dont nous serions aussi l’objet-sujet.
Nous n’avons pas de destin.
Nous sommes un destin.
Ce destin que nous sommes est baroque.
Comment le tirer : 
Voir un destin : selon quels découpages ? 
Le destin d’un homme : nous ne saurons jamais ce que de son destin passé il a gardé afin de vivre le destin qu’il vit selon sa mémoire, ses sentiments, son émotion, sa personnalité.
Ce qui se passe : À quels carrefours de flux visibles se trouve-t-il ?

Quel sera le dernier mot de ce cahier pour le cas où vous joueriez au jeu idiot de prendre le dernier mot d’un cahier quelconque pour savoir ce qu’il faut décider dans un moins moins baroque que votre tête ?  

Tarkos, le baroque (cahier), édition Al Dante, 2009, pp. 88, 99 & dos du livre.

Christophe Tarkos dans Poezibao 








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