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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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ANDREA LÓPEZ KOSAK [10.370]

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Andrea López Kosak 
(1976, Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina)




De: "Le dan hueso", Cinargo Ediciones, 2012)






Las raíces flotan
apretadas
adentro del jarrón de vidrio
¿qué jarrón?
se retuercen poseídas por el mismo
diablo, ¿lo ves?
ahí arriba
una reacción
provocada por la dosis que previene del contagio
flotan adentro apretadas por el mismo jarrón las raíces








Hay una distancia contada en pasos  
corta y pincha lo que infló todo mi aliento  
todo  
el otoño de ronda sin preguntar si está listo  
el ojo animal que me contiene invertida 








Presas de la misma intriga se inmutan  
las vacas  

voy automática por la llanura  
¿no ven que soy yo  
el sacrificio?  

hay un cartel  
con todos esos presagios  
se burlan  

voy hacia fosforescencias  
hacia alambres de púas  
¿del brazo de quién  
para ser ofrecida?  

magra   
y con la sangre en el blanco   
del ojo siniestro me miran 








Pero es así de grave, un niño solo en el recreo. Sueña con saltar.
El arco de fútbol cae sobre él a la altura de la garganta.
Pasan la noticia en la televisión.
El mundo es un lugar muy peligroso. Nos concentramos en contra.
De lo seco.
De lo austero, de lo pobre.
La maleza del monte es descubierta, en la hoja del machete, reflejada.
Soy la protagonista. Estoy a favor. Lucho.
En lo denso. En lo oscuro. Montan el sueño y su desenlace fatal.
Y en la carretera interceptan un camión de ganado. La gente tironea, descuartiza. El
taxista lo recuerda bien.
El hambre, me dice.

Hay que ser salvaje como una flor amarilla.






En el bosque
mientras tanto
juguemos
a qué
jugamos
en el bosque
todavía

juguemos en el bosque
aquel
a que todavía jugamos a que no
está listo

en el bosque mientras está
el que todavía
no
qué bosque, a qué
jugamos







El taxista lo recuerda bien.
Soñaba con el sol triturándome el pellejo, animales con
[cabeza de animal.
Nos rodean.
Miro desde el colectivo.
El pez necesitaba vivir en el muelle y el tipo en el agua.
¿Alguno se atrevió?
No. Porque es un chiste.
Nos inmola la ciudad. Nos anima la ciudad.


MARÍA CRISTINA RAMOS [10.371]

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María Cristina Ramos

María Cristina Ramos (nació en San Rafael, provincia de Mendoza, Argentina, en 1952) es una escritora y editora argentina, dedicada a la literatura infantil.

Desde 1978 que vive en Neuquén, Argentina. Es Profesora de Literatura y capacitadora docente.
Realizó varias tareas de promoción de la lectura en la provincia donde radica. Tuvo a su cargo el programa "Formación de Coordinadores de Talleres Literarios Infantiles" del Consejo Provincial de Educación neuquino. Entre 1982 y 1990 se desempeñó en la Dirección Provincial de Cultura de Neuquén, coordinando el Taller Literario para niños, jóvenes y adultos. Actualmente sólo coordina talleres para adultos. En 1987 y 1988 se desempeñó como coordinadora del Plan de Lectura y Escritura provincial.1 Este trabajo influyó activamente en su labor literaria, ya que al ver como los chicos escriben y la relación que los mismos establecen con los libros que les gustan, se siente movilizada a escribir.
Desde 2002 posee un emprendimiento editorial propio, llamado Editorial Ruedamares, que coordina desde la ciudad de Neuquén.3 Este proyecto editorial surgió por la dificultad que tuvo la autora para conseguir publicar libros de poesía para pequeños lectores, según relata:
(...)no conseguí que en Argentina aceptaran mi propuesta de un libro muy ilustrado de poesía para pequeños lectores. Así surgió Maíces de silencio, editado por nuestra Ruedamares, y esto generó el espacio y el deseo de seguir editando también a otros autores.
Entre sus preferencias literarias menciona las obras de Di Benedetto, Rulfo, Cortázar, Borges, Carver y en poesía los poetas españoles de la generación del 98, Martí, Gelman, Orozco, y otros.

Obras

1988 - Un sol para tu sombrero (poesía)
1991 - Cuentos de la Buena Suerte (narrativa)
1991 - De papel de te espero (poesía)
1993 - El árbol de la lluvia (narrativa)
1995 - El libro de Ratonio. Informe confidencial sobre su vida (autorizado por el personaje) (narrativa)
1995 - Azul la cordillera (narrativa)
1997 - Un bosque en cada esquina (poesía)
1997 - De barrio somos (narrativa)
1997 - Ruedamares, Pirata de la mar bravía
1997 - El árbol de la lluvia
1998 - Del amor nacen los ríos (narrativa)
1999 - Belisario y el violín (narrativa)
2001 - Cuentos del bosque (narrativa)
2001 - Las lagartijas no vuelan (narrativa)
2002 - Las sombras del Gato (poesía)
2002 - Maíces del silencio (poesía)
2003 - Belisario y los espejos de agua (narrativa)
2003 - La secreta sílaba del beso (narrativa para adultos)
2004 - Eleazar y el río (narrativa)
2004 - La rama de azúcar (narrativa)
2005 - Papelitos (narrativa)
2005 - La luna lleva un silencio (poesía)

Premios

Primer premio de poesía en el "Concurso Cuyano Leopoldo Marechal"
1991 Premio al mejor texto en el "Concurso Latinoamericano Antonio Robles" (organizado por IBBY México), por el cuento De coronas y galeras.
1991 Lista de honor de ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina) por el libro Un sol para tu sombrero.
1997 Finalista del Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y juvenil Norma-Fundalectura por el libro De barrio somos.
1997 Premio Nacional Fantasía Infantil por Un bosque en cada esquina.
2000 Lista de Honor de ALIJA por Del amor nacen los ríos (en el rubro Recreación de relatos orales).
2002 Premio Pregonero de la Fundación El Libro, por su labor de difusión de la literatura infantil y juvenil.




Música

Corté su azul como un hilo de encanto,
como un racimo que ya no prospera.
Como un cauce donde tal vez había
el cristal que el agua alumbra de la nada.
Corté su escaso cielo por lo sano,
ya no más la suavidad del escondite,
música donde bebía mi silencio.
Suele pasar con retoños tardíos
que brotan, indefensos,
de la rama quebrada.
                              




Viaje

Ha traído un baúl lleno de historia en pena
y está en la galería posado su silencio.
A su lado es el hombre el que viaja y no llega
desde su origen al puerto inesperado.
Madera descubierta con metal afligido,
el baúl guarda en celo su búsqueda viajante.
El hombre está parado a orillas de este cielo
que ajeno se desborda de estrellas ignoradas.
El baúl toca tierra de rincones esquivos,
él se pliega en el hondo recelar de sus años.
Las aves migratorias siempre son extranjeras;
nunca se vuelve al cielo que una vez se ha dejado.






La que huye

Tengo que hablar seriamente con la liebre.
No sé por qué me busca con un rabo de sombra,
la he visto complacerse en la hierba,
alumbrar su pelaje en escondites.

La he visto con sus largas alertas
detenerse y mirarme,
                   como quien esgrime una pregunta
y después esfumarse en hebras de desierto.

Tiene que haber un modo
                   de entender su mirada,
con razonable pausa alcanzar su carrera.
Llevo siglos en esto, ya no aparto la alfalfa,
                   me tomo este sosiego
de esperar que algo cambie
                   en un claro del mundo.

De: "En un claro del mundo", Editorial Ruedamares, 2012






El gallo azul

El gallo azul quiere casarse
pero no sabe como hacer.
No hay novia azul ni hay una casa
que lo pudiera complacer.

Pica maíces de silencio,
porque no sabe contestar
a las preguntas que le hacen
las gallinitas del corral.

Entonces, se sube al techo,
se pone un traje de metal
y se convierte en la veleta
que marca un punto cardinal.





El color de los flamencos

Perdido estaba en el cielo
el color de los flamencos,
y ellos andaban de Blanco
en un lago de silencio.

Lentas patas, largo andar
duda en los ojos abiertos
En el agua se miraban,
con un blanco desconcierto.








La luna lleva un silencio


Fantasmita

Un fantasma pequeño,
colgadito de un hilo,
se mueve entre las sombras,
un rumor, un suspiro.
No es fantasma de nadie,
solo del mundo mío;
tiene su cielo propio
adentro de un racimo.






Las sombras del Gato


Cielo


La luna se llena
con agua sin pena
que saca del mar.

Ángeles de nube
tienen sed y suben
todos a tomar.

Después se pasean
con las panzas llenas
de brillo lunar.







De papel te espero


¿Y el botón?


Se me ha perdido un botón
y el ojal está asustado.
¿Alguien ha visto pasar
a un gordito nacarado?

Dicen que rodó esta tarde
despeinado y en hilachas,
con aire de distraído
algo dudosa su facha.

Se comenta que llevaba
un atadito de ropa,
un sombrero de papel
y un cuenco para la sopa.

Bolsillos del vecindario
revisan sus callejones,
y algunas mangas chismosas
sospechan por los rincones.

Hasta que llega de noche
el botoncito canchero,
nácar de luz la sonrisa,
media flor en el sombrero.

Y todos quieren saber
qué riesgos ha desafiado,
qué monstruos lo han perseguido,
¡pobre botón extraviado!

Pero el botón, calladito,
se sonríe de costado,
como suele sonreír
un botón enamorado.

Y se columpia en un hilo,
y se acomoda la flor,
y sube a ocupar su puesto
silbando un silbo de amor.




ZELDA [10.372]

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Zelda  
Poeta israelí.
(20 de junio 1914 - 30 de abril 1984 ) 
Su nombre completo era Zelda Shnierson. Nació en Rusia, en el seno de una familia jasídica, descendiente de importantes rabinos. La dualidad entre la cultura rusa y la religiosa marcó su poética desde temprana edad. En 1926 su familia se instala en Jerusalén. En 1950 contrae matrimonio con con Arieh Mishkovsky. No tuvieron hijos.

Sus poemas se difunden a cuentagotas a través de diferentes medios. Edita su primer poemario a la edad de 53 años, luego de 35 años de escritura: Pnai (Vacante) que pasaría a tener más de 15 reediciones con miles de ejemplares.

Es notoria la influencia jasídica en el espíritu y en los motivos de sus poemas. La cantante Java Alberstein interpretó varios de sus poemas, entre ellos el famoso Le jol ish iesh shem (toda persona tiene un nombre).
En el calendario hebreo, Zelda nació el 25 de Sivan 5674, en la ciudad Ekaterinoslav del Imperio ruso, hoy Dnepropetrovsk en Ucrania, hija del rabino Schneerson Shalom Shlomo, y de Raquel. Creció en un ambiente religioso tradicionalista.
En 1925, cuando Zelda tenía 9 años de edad, la familia salió de la Unión Soviética y emigró a Palestina bajo el mandato británico. 
Municipalidad de Jerusalén dio su nombre a la calle en el barrio de Ramot. Uno de sus alumnos fue el escritor Amos Oz 

Logros

1971 - El Premio Brenner
1978 - Premio Bialik de Literatura Hebrea
1982 - Premio Wertheim

Las obras publicadas 

Ha-ha-yi Nireh Carmel (Carmel invisible) (1971)
El Tirhak (No los quite) (1975)
Har Halo Halo Esh ('s sin duda una montaña, es un seguro de incendio) (1977)
El ha-ha-Marham Shona (Sobre la diferencia espectacular) (1981)
Mikola Shenivdelu Merhaq (particularmente a cualquier distancia) (1984)





La sombra del monte blanquecino...

La sombra del monte blanquecino
ocultó mis manos y mi rostro
Creí ser un alma libre,
como un muerto.

Un crepúsculo triste cubrió la casa,
las hojas de la parra,
y sin embargo
cuando en ese mundo ajeno
- la calle donde vivo - 
sonó un violín

salí hacia el goce del novio y de la novia

los vi
entramados de sutil esperanza
los vi
trazados de anhelos verdaderos

y así, secretamente, pedí:

Oh, Creador.
Que los demonios y los males no golpeen
sus sueños
Que haya entre ambos
una casa por siempre

Mi plegaria creció
desplegando hojas verdes

Me senté a la sombra del tártago
y ya no supe 
el nombre de la estación
a la que había arribado mi vida.

Traducción: Gerardo Lewin







Cada rosa

Cada rosa es isla de la paz prometida,
de la perpetua paz.

En cada rosa habita
un pájaro celeste
cuyo nombre es “y tornaron...” (1)

Tan cercana
se ve
la luz de la rosa,
tan cercano
su aroma,
tan cercana
la paz de su follaje,
tan cercana
la isla

-súbete a un barco
y cruza
incendiados océanos-.

Traducción: Gerardo Lewin


(1) Referencia a Isaías, 2; la visión en la que las naciones abandonan la guerra “y tornaron sus espadas en arados y sus lanzas en hoces”.




ODED PELED [10.373]

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Oded Peled 

Nació en la ciudad costera de Haifa, ISRAEL en 1949. Es poeta, editor y traductor, actividad que le proporcionó cierto renombre por sus versiones de los poetas beat Allen Ginzberg y Jack Kerouac. Actualmente reside en el kibutz Kfar Hanassí. En 1990 recibió el premio Primer Ministro por su labor como traductor.






Veo una montaña

Veo un bosque
Digo: Dios,
hazme alarido de pájaros,
viento en el ramaje

Veo la lluvia
y digo: hazme claro, líquido

Veo una montaña
Digo: Dios,
hazme montaña.

Traducción: Gerardo Lewin





p

Dzień w dzień pracuję w kawiarni Carmel przy kuchennym zlewie
i słyszę brzęk kieliszków marząc o twej smukłej postaci w blasku świec w mym pokoiku
z Van Goghiem na ścianie i brzmiącymi w powietrzu wierszami Cocteau -
Przez całą noc słuchałem pieśni Joan Baez i własnego głosu z taśmy, gdy
czytałem "Urodziny", zagubione słowa, język zapomniany -
Cóż to za życie? - ulewa w połowie maja, lecz słońce
blaskiem w twarz mnie uderza, gdy wychodząc z metra na ostatniej stacji
nurzam się w świetle w wyblakłych dżinsach młodego poety - słońce
jawi się w mych snach, blade, w rozdartym wnętrzu chmur -
Przez całą noc słuchałem Joan Baez przez całą noc do zapomnienia
o samotnej śmierci w ten jeszcze jeden stracony dzień -

O zmierzchu (najlepsza pora rozmyślań) siedziałem przy
swym okrągłym biurku i otwartych drzwiach - śledząc swój ruchomy cień
na ścianie, pojąłem świętość czasu -
"Czas przeszły i czas przyszły jeden kres wskazują
który jest wiecznie teraźniejszy" - pisał Eliot, tak, potęgę czasu
uchwyciłem przez chwilę, bowiem w chwilę potem jej cząstki płynęły
ku następnej chwili napełniając kocioł czasu
który nigdy nie jest ani pusty, ani przepełniony.

Siwy-siwy wiatr siecze mnie, mgła przenika żywe ciało, wiatr
przewiewa skroś trzy pnie przydrożne tchnąc nadzieję trawie -
cóż to za życie?
O północy wracam do mego pokoju, zapalam świecę i słucham
Koncertów Branderburskich
samotny, ćwicząc wariacje wewnętrznego spokoju, a moje serce bije
głośno, solo, jak blady wiersz świecący w ciemności.

Traducción: Leszek Elektorowicz

KAROLINE VON GÜNDERRODE [10.374]

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Karoline von Günderrode

Karlsruhe Alemania 1780- 1806. Víctima de una pasión incontrolable, se quitó la vida cuando sólo contaba con 26 años de edad.

La filósofia no solo ha sido escrita por hombres, también han habido mujeres filósofas, solo que el hombre siempre las ha marginado mirando de ocultar sus pensamientos, desvalorizando a la mujer considerándola inferior a ellos.  ¿Acaso las mujeres no tienen la misma capacidad de pensar y de poder exteriorizar sus reflexiones sobre las cosas de la vida, y sobre ellas mismas ? Pocos textos escritos por mujeres filósofas se han conservado a través de los siglos, sin embargo la mujer ha ido subiendo peldaños, unos peldaños costosos de subir, pero su veracidad, su constancia y su inteligencia ha triunfado a pesar de las oposiciones en su contra.

Me cansaría de enumerar mujeres filósofas que han estado y estan en todos los ámbitos, por lo que en recuerdo de todas ellas, he escogido a una mujer que estuvo entre los niveles medios sociales de su época, Karoline von Günderrode, nació en Karlsruhe Alemania 1780- 1806 de muy tierna infancia se tuvo que hacer cargo de sus hermanos más pequeños, su padre había muerto y su madre se tuvo que poner a trabajar para tirar adelante.

Su infancia no fué infancia, una niña tan pequeña se enfrentaba a una vida que desconocía, pues apenas empezaba a vivir y la vida y ya le tenía reservada muchas incógnitas.

Los juegos eran sus quehaceres domésticos, su carita solo reflejaba candidez y cansancio, en vez de reír estaba triste, sus pequeñas manitas parecían grandes,  rojizas e infladas por el trabajo que tenía que hacer; sus ojos azules todavía más grandes brillaban en la penumbra de la casa, solo ilumidada por un candíl de aceite. Karoline a pesar de su corta edad ya comprendía que tenía que ayudar a su madre.

Karoline era una niña precoz  que entendió lo que significaba la muerte de su  padre, pero como niña que era  lo que más encontraba a faltar eran las caricias de su madre; y así pasaron unos años, hasta que en 1797 con 17 años fue internada en una institución de damas donde acogían a las mujeres solteras y sin recursos. Allí se formo intelectualmente, fue muy duro pero Karoline cumplió su deseo, el deseo de escribir sobre la filosofía de la vida, tenía mucho que decir. Publicó sus obras con un  seudónimo masculino” Tian” se podría decir, que Karoline fue una mujer que supo desarrollar una filosofía pura y directa del pensamiento, muchas veces a costa de sus mismas experiencias.

Sus estudios le abrieron la puerta para filosofar sobre el espíritu de la filosofía. Su vida tuvo alguna alegría, en 1804 Friedrich Creuzer, hombre casado, que a pesar de estar enamorado de Karoline, no fue capaz de abandonar a su esposa, Friedrich de 26 años se apuñaló, los rumores eran que se mató por un amor no correspondido, sin embargo no fue así. Karoline, volvía a sufrir otra vez ; el amor y el cariño que tanto necesitaba  le había abandonado, se sentía vacía, duró poco la alegría de tener a alguien que la quisiera,  salvo por su trabajo que la reconfortaba.

La vida la volvía a golpear de nuevo. Karoline realizó estudios filosóficos, y se puso a escribir poemas , prosa, etc.  Karoline, decía que la filosofía era la conciencia humana y de la vida en busca de la reflexión de la sabiduría entre lo real y lo irreal,  interpretar y ver el sentido de las cosas.  La importancia del ” Yo ” entendido como una realidad, previa al sujeto y al objeto para el conocimiento. Es decir, las leyes que creíamos observar en estas determinaciones, están en nuestro propio pensamiento. Esta mujer supo buscar la manera de instruirse y escribir sus pensamientos filosóficos para el mundo que le rodeaba.

Fue criticada por los hombres de su época, sin embargo ella no desistió haciendo caso omiso de dichas críticas que no lograron silenciarla.

Lo único que le importó por encima de todo, fue poder ser igual en el intelecto a los hombres, demostrando que la mujer siendo capaz de desarrollar intelectualmente e inteligentemente al hombre,  podía ser comparada de  igual a igual.

Karoline, murió a los 26 años, su vida fue un reflejo de otras muchas mujeres que a pesar de su desventurada vida, demostro tener la capacidad de rehacer una y otra vez su vida, dejando su legado a otras mujeres para que ellas siguieran haciéndose respetar por los hombres en todos los sentidos. Lo que ella no podría imaginar  es que esta batalla continuaría hasta nuestros días,  aunque no de la misma manera, y aún está por acabar, cosa que no permitiremos que eso pase.

Neus Navarro




Dedicatoria

Para ti, en horas graves y calladas,
reflexiva, en sagrada soledad,
con flores de ésta y de pasada edad,
para mí abiertas, tejí una guirnalda.

Por ti, lo sé, es el sentido captado,
que en la reserva del cáliz, tan sólo
visible es al que halló, iniciado ojo
en el iris, espíritu callado.

Así trenzan muchachas en Oriente
la guirnalda en color; para que encante
a muchos pugnan entre sí las flores.

Y Uno es del hondo sentido consciente,
para él son sólo un símbolo, exteriores
signos, que le hablan y callan, no obstante.

(Traducción: Héctor A. Piccoli)




Zueignung

Ich habe Dir in ernsten stillen Stunden,
Betrachtungsvoll in heil'ger Einsamkeit,
Die Blumen dieser und vergangner Zeit,
Die mir erblüht, zu einem Kranz gewunden.

Von Dir, ich weiß es, wird der Sinn empfunden,
Der in des Blüthenkelchs Verschwiegenheit
Nur sichtbar wird dem Auge, das geweiht
Im Farbenspiel den stillen Geist gefunden.

Es flechten Mädchen so im Orient
Den bunten Kranz; daß vielen er gefalle,
Wetteifern unter sich die Blumen alle.

Doch Einer ihren tiefern Sinn erkennt,
Ihm sind Symbole sie nur, äußre Zeichen;
Sie reden ihm, obgleich sie alle schweigen.



el suicidio (XXVI): morir de amor. Karoline von Günderrode

“Todo vacío, todo mudo está,
ya nada me contenta;
ni aroman los perfumes
ni los aires refrescan;
¡mi corazón está tan melancólico!”


¿Puedo en mi corazón guardar tan cálidos deseos? Contemplar las coronas de flores de la vida, y pasar frente a ellas sin llevar yo corona alguna, ¿y no debo, además, triste despertar?

¿Renunciaré, altanera, al deseo más querido? ¿Debo, valiente, entrar al reino de las sombras, implorar a otros dioses otros gozos, pedir nuevos placeres acaso a los muertos?

Descendí, pero incluso en el reino de Plutón, en el seno de las noches la pasión arde tal que, anhelantes, las sombras se inclinan a otras sombras.

Pues perdido está aquel sin fortuna en el amor, e incluso aunque bajara a la laguna Estigia, en el fulgor del cielo, seguiría sin éxtasis”.

Del poema “Amor En Todas Partes” (dedicado, antes de suicidarse, a Friedrich Creuzer, su amor imposible)





"Cuando llegamos a Geisenheim, donde pernoctamos, estuve echada en la ventana contemplando el agua que reflejaba la luna; mi cuñada estaba sentada junto a la ventana. La criada que ponía la mesa dijo: Ayer se suicidó en Winkel una hermosa dama joven que ya llevaba aquí seis semanas; estuvo paseando por la orilla del Rin, luego volvió a casa, cogió una toalla; al atardecer la buscamos en vano; a la mañana siguiente la encontraron en la orilla, debajo de unas mimbreras; había metido piedras en la toalla y se la había colgado alrededor del cuello, probablemente porque quería hundirse en el Rin, pero como se clavó el cuchillo en el corazón, se cayó de espaldas, y así la encontró un campesino, tumbada junto al Rin debajo de unos sauces en un lugar que es muy profundo. Él le arrancó el puñal del corazón y lo arrojó lleno de espanto al Rin. Los barqueros le vieron volar, entonces se acercaron y la llevaron a la ciudad.
Al principio no había escuchado, pero oí el final y exclamé: ¡Esa es la Günderrode!".
Escrito por Bettina Brentano.(1)



"...¿Dónde están tus amigos? Ninguno ha recogido para la posteridad las huellas de tu vida y de tu entusiasmo."
Achim von Arnim (2)



"Ayer leía Dartula de Ossian, y la impresión que dejó en mí fue tan placentera que sentí revivir con fuerza el viejo anhelo de morir como un héroe; se me hacía intolerable seguir viviendo, pero más intolerable aún morir de una muerte común y tranquila. Muchas veces he experimentado el poco femenino deseo de lanzarme a una feroz batalla, de morir. (...) Sólo me atrae lo salvaje, lo grande, lo esplendoroso."
Karoline von Günderrode (3)


La Günderrode yace enterrada en Winkel, junto al muro del cementerio. El lugar donde se suicidió fue más tarde arrastrado por el río. Ella misma escribió las palabras que debían figurar sobre su tumba; es un pasaje de un poeta indio, en el que ella misma introdujo leves variaciones.

"Tierra, madre mía, y tú, mi aliento, brisa,
Fuego sagrado, amigo, y tú, oh hermano, torrente,
Y tú padre mío, éter, os doy a todos con respeto
Las gracias más fervientes; con vosotros aquí abajo he vivido
Y me encamino al otro mundo, y os dejo de buen grado.
Adiós, hermano, amigo, padre y madre, adiós."


(1) Tres Mujeres, de Frederik Hetmann
(2)Vengo de lejos esta madrugada, de Helena Golanó
(3)En ningún lugar, en parte alguna, de Christa Wolf

http://casadorada-say.blogspot.com.es/2010/03/karoline-von-gunderrode.html

DOROTHY LIVESAY [10.375]

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Dorothy Livesay, (1909-1996)

Ensayista y poetisa canadiense en lengua inglesa, nacida en Winnipeg en 1909.

Se trasladó con su familia a Toronto en 1920. Estudió en el colegio privado para señoritas Glen Mawr, en la Universidad de Toronto y en la Sorbona de París. De 1960 a 1963 enseñó inglés para la Unesco en Zambia. Trabajó como profesora de lengua inglesa en algunas universidades canadienses. En 1975 fundó una importante revista sobre poesía titulada CV/II. Le otorgaron dos premios del Governor General por Day and night (1944) y Poems for people (1947).

A la edad de dieciocho años, publicó su primera colección de poemas bajo el título de Green pitcher (1928); le siguen Signpost (1932), Selected poems (1956), The unquiet bed (1967), Plainsongs (1969), Collected poems: the two seasons (1972), Ice age (1975) y The woman I am (1977). Además, editó una antología con el título de Forty women poets of Canada (1972) y publicó una colección de ensayos, poemas y cartas bajo el título Right hand left hand (1977).





(versiones en castellano: Hugo Zonáglez)

The woman I am (1977)
Editorial: Press Porcepic, Ontario, Canada.







La cama inquieta

La mujer que soy
no es lo que ves
No soy sólo huesos
y porcelana

la mujer que soy
conoció el amor y el odio
odiando las cadenas
que los padres crean 

deseando que el amor
pueda liberar a los hombres
aunque los aprisionan
a la lealtad

la mujer que soy
no es lo que ves
movete amor hacé
espacio para mí




Eva

A un costado de la autopista
en la puerta del motel
         hay raíces
los últimos sobrevivientes de una vieja
         huerta
milagrosamente   aún
         soportando

Un ruido sordo otra manzana cae
         me detengo   y Oh
ese perfume, retorcido, jugoso
         soleado,
esa pulpa leñosa
         para los dientes y la lengua
         al morder y recorrerla
ese chorro de jugos
         ¡dulce tierra!

En cincuenta segundos, cincuenta veranos pasan
         y me sacuden -
¡estoy viva!   puedo estar
         de pie aún
atesorando esta manzana en mi mano.




La diferencia

Tu manera de amar es demasiada lenta para mí
Para vos, pienso, debés conocer un árbol de memoria
A través de las cuatro estaciones, advertir cada hoja
Con mirada microscópica antes de que caiga -
Y después de observar seriamente el cambio
De otoño a invierno y el despertar
Otra vez lento, el ascenso de la savia
Después solamente gritarás: "¡Amo este árbol!"

Como si la belleza misma pudiera ser
Más hermosa o estropeada por cualquier humor
Del viento, o por el capricho del sol; como si
Toda la belleza no surgiera con la semilla -
Con tales maneras lentas no encontrás tiempo para amar
Una llama apagándose, la brevedad de una flor.




Tiempo

Lo que pensaban de vos es como un guante,
Que había escondido en un cajón;
Pero cuando lo saco otra vez,
Se adapta; tan parecido a años anteriores.




El contacto

I

Acariciame
refugiame ya
      del temblor
del alba
"la hora más fría"

perforame otra vez
      suavemente
así el pene me
      completa
reposa en la abertura
      vibra
y su pulso constante
      ahí
es mi segundo corazón
      latiendo


II

La luz pellizca la oscuridad
              una escarcha
     se quiebra en ondas
              sobre un suelo oscuro
     como la luz tus besos se asoman
              tocando mis pezones
     bajo el abrigo


III

Cada vez que venís
     a acariciar-
me
     nazco de nuevo
         sorda   muda
cada vez
     arremolino
         parte de algún misterio
no lo invento o merezco
se apodera de mí
      cada vez
me ahogo
     en tu identidad
no soy yo
     sino la raíz
            la coraza
               el fuego
cada vez acabás
desgarro el espacio del vientre
      doy a luz
y sin embargo  sola
      profunda en la tierra
      oscura
soy la única     luchando
el elemento renace.





Después del dolor

La muerte nos reduce a la mitad:
Cada pérdida
Divide
Nuestra estrechez
Y somos reducidos.

Además:
cada pérdida es una repetición
de aplausos
soñándonos;
la misma escena una vez más
deseándonos más grandes de lo que
fuimos:
no enanos medievales
pero sí reyes y reinas.

y aún así, algunos dicen
que la muerte asciende
reúne los miembros fuertes del alma
por encima de la marea común
para echar un vistazo
(sobre el muro de los gemidos del mundo)
de un campo exultante.





Viuda

Ya no cualquier hombre me necesita
tampoco es la noche oscura del amor
acoplada
Pero el cuerpo es implacable, sabe
lo que necesita
debe satisfacerse a sí mismo sin la semilla
debe estremecerse en los sueños, volar subiendo escaleras
retroceder.

En la caja abierta en el ático
la cabeza tirada, a un costado.
Esta cabeza de este cuerpo está cortada.





Paternidad

Mi hijo es como una piedra
en el desierto
lo levanto y lo froto en la mejilla
no hay reacción
o movimiento...
sólo un sonido hueco
pero lo sostengo en la mano
un poquito
se abriga, se curva
suavemente en la palma:
incluso una piedra tiene un pulso
en un lugar caluroso.




Lluvia verde

Recuerdo velos largos de lluvia verde
Emplumados como el chal de mi abuela-
Verdes de la mitad verde de los árboles de primavera
Ondeando en el valle.

Recuerdo el camino
Como el que llega a la casa de mi abuela,
Una casa cálida, con alfombras verdes,
Geranios, un canario silbando
Y sillas de pelo de caballo brillantes;
Y el silencio, lleno de lluvia cayendo
Era como la sala de mi abuela
Viva con ella y su voz, subiendo y bajando-
La lluvia y el viento entremezclados.

Recuerdo ese día
yo sólo pensaba en mi amor
Y la casa de mi amor.
Pero ahora recuerdo el día
Como recuerdo a mi abuela.
Recuerdo la lluvia como la franja de plumas de su chal.





Camarada

Era la primera vez, y una flor no pudo
Haber sido más abiertamente suave, desplegada.
Tus manos eran firmes sobre mí: sin temor
Me quedé detenida en un placer inmóvil -
Hasta que de pronto la fuente en mí despertó.
Mi querido, los años desde entonces, nos hicieron crecer rápidamente
Cada uno de forma diferente, esforzándose por sí mismo.
Te veo ahora como un hombre gris sin sueños.
Sin una vida, o un abrigo;
Pero sellado ahora en la pelea, somos más cercanos
Que si nuestros cuerpos aún se sellaran enamorados.






Para el año nuevo

El canto de los pájaros
estampado en la garganta
Los biólogos dicen
que es inevitable
como ese pico ese ojo
esa ala roja
no se aprende
nace con el pájaro.

Quizás después hay otra
dimensión detrás de nuestro aprendizaje
patrones de palabras...
quizás una canción infinita
titubea en nuestras gargantas
¿aún no la escuchamos?





Clímax

Mi corazón se estira en los cables,
Tirante, tirante
Incluso el viento más débil, aún el más ligero,
No puede determinar que está temblando -
Y una simple palabra tuya,
Aún la más suave,
Puede quebrarlo.





Matemáticas

Quiero jugar el gran juego, querido
pero sólo vos podés jugarlo a la perfección:
Demasiada charla... sin cama. Alguna charla... alguna cama
sin charla... todo cama;  y charlan mañana.

Quería jugar el gran juego, querido
Y abrazar tus huesos profundamente hasta el fondo
Quería jugar el gran juego, querido
pero el corazón para ello        no está.





Interrogatorio

Si vengo sin invitación
¿Te importaría?
¿Estarías ahí
Listo?

Si vengo sin invitación
¿Serías amable,
Tu mirada fija y
Justa?






Mi balada


I

Descabellada
nací torpe
los pies estallando primero
después patas arriba
cayendo escaleras abajo;
el temor de
la alegría de
caer.
Dedos de manteca
el padre la llamó
lanzando la pelota
que atrapo como puedo
No pude.
¿Fue culpa de los ojos
ver la red de tenis
en dos lugares?
¿la pelota volando, cayendo
el espacio y tiempo en conjunto?
Lo que ocurrió fue:
el mundo, riéndose
me arrojó
me dejó sacada
pisando el aire
para atraparla.


II

Todos esperan la culpa
incluso yo -
el dolor era esto:
no sentir nada.
¿Culpa? ¿por el abortista
que agregó una línea más
a su perspectiva plana
una nube de polvo más
para su cara de sueño?
¿Por el sólo progenitor
del chico?
¿Él hará otro.
Por la chica misma
la bailarina frustrada?
No, no por ella
sin lágrimas.
Sostuve la luna en mi vientre
durante nueve meses
entonces ella estalló
una protesta de poemas.


III

¿Y qué fantasías tenés?
preguntó el psiquiatra
cuando yo estaba huyendo de mi marido.
¿Fantasías? ¿fantasías?
¿Por qué sin duda (podría haberlo dicho)
todo esto de vivir
es sólo eso
todos los días deslumbrada
las monedas de oro cayendo
a través de los dedos.
Así que vacié mi bolso para el doctor
¡Vea! nada en él
excepto deseos.
Él me envió de vuelta a casa
a lavar platos.


IV

Volviendo ahora
a las Arboledas de la infancia
voy de incógnita
en sandalias, pantalón de vestir
un viejo suéter
y mi pelo
teñido
Voy desordenada
mis fantasías
giran en mis brazos
rizan mi pelo
Voy cautelosa
temiendo asustar
a la gente
Nadie se acuerda de Dorothy
que estuvo alguna vez acá.






The unquiet bed

The woman I am
is not what you see
I'm not just bones
and crockery

the woman I am
knew love and hate
hating the chains
that parents make

longing that love
might set men free
yet hold them fast
in loyalty

the woman I am
is not what you see
move over love
make room for me





Eve

Beside the highway
at the motel door
        its roots
the last survivor of a pioneer
        orchard
miraculously    still
        bearing

A thud another apple falls
        I stop     and O
that scent, gnarled, ciderish
        with sun it
that woody pulp
        for teeth and tongue
        to bite and curl around
that spurting juice
        earth-sweet!

In fifty seconds, fifty summers sweep
        and shake me-
I an alive!      can stand
        up still
hoarding this apple in my hand.





The difference

Your way of loving is too slow for me
For you, I think, must know a tree by heart
Four seasons through, and note each single leaf
With microscopic glance before it falls --
And after watching soberly the turn
Of autumn into winter and the slow
Awakening again, the rise of sap
Then only will you cry: "I love this tree!"

As if the beauty of the thing could be
Made lovelier or marred by any mood
Of wind, or by the sun's caprice; as if
All beauty had not sprung up with the seed --
With such slow ways you find no time to love
A falling flame, a flower's brevity.





Time

The thought of you is like a glove,
That I had hidden in a drawer; 
But when I take it out again, 
It fits; as close as years before.





The touching 

I

Caress me 
shelter me now
     from the shiver
of dawn
"the coldest hour"

pierce me again
     gently 
so the penis completing
     me
rests in the opening
     throbs
and its steady pulse
     down there
is my second heart
     beating


II

Light nips the darkness
              a white frost 
    breaking in ripples 
              on a dark ground 
    like light your kisses hover 
              touching my nipples 
    under the cover


III

Each time you come
    to touch caress
me 
    I'm born again 
        deaf     dumb 
each time 
    I whirl 
        part of some mystery 
I did not make or earn 
that seizes me
     each time
I drown 
    in your identity 
I am not I 
    but root 
          shell 
               fire 
each time you come 
I tear through the womb's room 
     give birth 
and yet       alone 
     deep in the dark 
     earth 
I am the one       wrestling 
the element re-born.





After grief

Death halves us:
Every loss
Divides
Our narrowness
And we are less.

But more:
each losing’s an encore
of clapping hands
dreaming us on;
the same scene played once more
willing us grander than
we were:
no dwarf menines
but kings and queens.

and still, some say
death raises up
gathers the soul strong-limbed
above the common tide
to catch a glimpse
(over world’s wailing wall)
of an exultant countryside.





Widow

No longer any man needs me 
nor is the dark night of love 
coupled 
But the body is relentless, knows 
its need 
must satisfy itself without the seed 
must shake in dreams, fly up the stairs 
backwards. 

In the open box in the attic 
a head lies, set sideways. 
This head from this body is severed. 






Parenthood

My child is like a stone
in wilderness
pick it up and rub it on the cheek
there's no response
or toss it down...
only a hollow sound
but hold it in the hand
a little time
it warms, it curves
softly into the palm:
even a stone takes on a pulse
in a warm hold.





Green rain

I remember long veils of green rain
Feathered like the shawl of my grandmother-
Green from the half-green of the spring trees
Waving in the valley.

I remember the road
Like the one which leads to my grandmother’s house,
A warm house, with green carpets,
Geraniums, a trilling canary
And shining horse-hair chairs;
And the silence, full of the rain’s falling
Was like my grandmother’s parlour
Alive with herself and her voice, rising and falling-
Rain and wind intermingled.

I remember on that day
I was thinking only of my love
And of my love’s house.
But now I remember the day
As I remember my grandmother.
I remember the rain as the feathery fringe of her shawl.





Comrade

It was the first time; and a flower could not 
Have been more softly opened, folded out. 
Your hands were firm upon me: without fear 
I lay arrested in a still delight - 
Till suddenly the fountain in me woke. 
My dear, it's years between; we've grown up fast 
Each differently, each striving by itself. 
I see you now a grey man without dreams.
Without a living, or an overcoat; 
But sealed in struggle now, we are more close 
Than if our bodies still were sealed in love.






For the new year 

Stamped in the throat
bird song
biologists say
is inevitable 
as that beak that eye
that red wing
is not learned
is born with the bird.

Perhaps then there’s another
dimension behind our learned 
word patterns...
perhaps an infinite song
sways in our throats
yet to be heard?





Climax

My heart is stretched on wires, 
Tight, tight
Even the smallest wind, however light, 
Can't set it quivering -
And simply a word of yours, 
However slight, 
Could make it snap.





Mathematics

I want to play the great game, darling
but only you can play it to perfection: 
Much talk... no bed. Some talk... some bed 
no talk... all bed;  and talk tomorrow.

I meant to play the great game, darling
and hold your bones deep to the root of one
I meant to play the great game, darling
but the heart for it     is gone.





Interrogation

If I come unasked
Will you mind?
Will you be there
Ready?

If I come unasked
Will you be kind, 
Your look fair
Steady?






Ballad of me


I

Misbegotten
born clumsy
bursting feet first
then topsy turvy
falling downstairs;
the fear of 
joy of
falling.
Butterfingers
father called it
throwing the ball
which catch as catch can
I couldn’t.
Was it the eyes’ fault
seeing the tennis net
in two places?
the ball flying, falling
space-time team-up?
What happened was:
the world, chuckling sideways
tossed me off
left me wildly
treading air
to catch up.


II

Everyone expected guilt
even I —
the pain was this: 
to feel nothing.
Guilt? for the abortionist
who added one more line
to his flat perspective
one more cloud of dust
to his bleary eye?
For the child’s 
‘onlie begetter?
He’ll make another.
For the child herself
the abortive dancer?
No, not for her
no tears.
I held the moon in my belly
nine month’s duration
then she burst forth
an outcry of poems.


III

And what fantasies do you have?
asked the psychiatrist
when I was running away from my husband.
Fantasies? fantasies?
Why surely (I might have told him)
all this living
is just that 
every day dazzled
gold coins falling
through fingers.
So I emptied my purse for the doctor
See! nothing in it
but wishes.
He sent me back home
to wash dishes.


IV

Returning further now
to childhood’s Woodlot
I go incognito
in sandals, slacks
old sweater
and my dyed
hair
I go disarrayed 
my fantasies
twist in my arms
ruffle my hair
I go wary
fearing to scare
the crow
No one remembers Dorothy 
was ever here.

[http://huellasenlacienaga.blogspot.com.es/]

DARYL HINE [10.376]

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Daryl Hine 

CANADÁ, 1936-2012

Poeta, editor y traductor Daryl Hine nació en 1936 en la Columbia Británica y creció en New Westminster. La muerte de su madre cuando aún era un adolescente tuvo una profunda influencia sobre él. Cursó estudios clásicos y de filosofía en la Universidad de McGill, y obtuvo su doctorado en literatura comparada en la Universidad de Chicago. El editor de la Poesía 1968-78, Hine fue también traductor de gran prestigio de los escritores clásicos como Homero, Hesíodo y Ovidio, entre otros, la traducción de Hine de obras de Hesíodo y los himnos homéricos (2005) ganó el Harold Morton Landon Traducción Premio de la Academia de Poetas Americanos. Sus numerosos otros honores y premios incluyen becas de la Fundación Guggenheim y la Fundación MacArthur, así como una medalla de la Academia Americana de las Artes y las Letras. También recibió tres subvenciones del Consejo de Canadá, y su Y: A Poem serie (2010) fue preseleccionada para el Premio del Gobernador General de la Poesía. Los jueces del premio describe el libro como "una reflexión sobre la civilización en su conjunto", declarando que "el resumen de una vida en particular, sopesar la eternidad." 

CARRERA

Poeta, novelista, traductor, dramaturgo. Profesor adjunto de Inglés de la Universidad de Chicago, 1967-1969, profesor visitante de 1978.

BIBLIOGRAFÍA

POESÍA

Five Poems, Emblem Books, 1955.
The Carnal and the Crane, Contact Press, 1957.
The Devil's Picture Book, Abelard, 1960.
Heroics: Five Poems, Grosswiller (France), 1961.
The Wooden Horse, Atheneum, 1965.
Minutes, Atheneum, 1968.
Resident Alien, Atheneum, 1975.
In and Out, privately printed, 1975, revised edition, 1989.
Daylight Saving, Atheneum, 1978.
Selected Poems, Oxford University Press (Toronto), 1980, Atheneum, 1981.
Academic Festival Overtures, Atheneum, 1985.
In and Out: A Confessional Poem, Knopf, 1989.
Arrondissements, Porcupine's Quill (Erin, ON), 1989.
Postscripts, Random House, 1990, Knopf, 1991.
Recollected Poems: 1951-2004, Fitzhenry and Whiteside (Markham, ON), 2009.
&: A Serial Poem, Fitzhenry and Whiteside, 2010.

TRADUCTOR

The Homeric Hymns and the Battle of the Frogs and Mice, Atheneum, 1972.
(And author of commentary) Theocritus: Idylls and Epigrams, Atheneum, 1982.
Ovid's Heroines: A Verse Translation of the Heroides, Yale University Press, 1991.
Puerilities: Erotic Epigrams of The Greek Anthology, Princeton University Press, 2001.
Works of Hesiod and the Homeric Hymns, University of Chicago Press, 2005.

OTROS

The Prince of Darkness & Co. (novel), Abelard-Schuman, 1961.
Polish Subtitles: Impressions from a Journey (nonfiction), Abelard-Schuman, 1962.
(Editor with Joseph Parisi) The "Poetry" Anthology, 1912-1977, Houghton, 1978.
Contributor of poems to the New Yorker and other magazines. Editor, Poetry, 1968-78.









Últimas palabras


I

El teléfono no para de hablarse a sí mismo:
Basura en las calles, una mariposa,
Una balsa de goma abandonada, flotando en el mar,
Y entrada la noche no muy lejos, un conflicto-
Si supieras la mitad de los secretos que puedo decir,
Los accidentes, las amenazas, las promesas,
Todo el anonimato, y las voces
Que, como un endemoniado, tengo:
Una rima difícil, un grito de ayuda,
Una orden para una libra de estofado de carne
Y alguien rogando a alguien que vuelva-
Todos proceden de mi boca negra,
Todos y más están encerrados en mi corazón negro,
Información, largas distancias, números equivocados.


II

El reloj en un principio corría rápido y ahora se detuvo
Eso mantiene toda nuestra vida útil en sus manos.


III

"Dormimos y despertamos observados por máquinas. ¿Son estos
objetos inteligentes simplemente nuestros servidores? ¿Es
el placard nuestro amo, quizás? ¿Seremos cómplices e
iguales algún día?"

                                          Manual de Herramientas y Troqueles 
                                                      Recién revisado, 1964


IV

El arma, la pimienta, el gramófono,
La abeja, la salamandra y el cisne-
Para ser explícito, ¿qué tienen en común?

El sacacorchos, el estetoscopio, la lavandería,
El pájaro lira, el pitón y el wombat,
¿Cómo se diferencian de los gatos domésticos?
¿Es una cuestión suya y nuestra o de esto y aquello?

¿Qué reconcilian la radio y la ballena?
¿Él que creó el cordero inventa la rueda?
¿Y qué sabiduría se hace todo el tiempo?
Una catástrofe y una categoría tragará 
Sardinas y supermercados enteros.


V

Pero vos o mejor dicho tú, para ser arcaico,
Siempre exigiendo, nunca aburrido pero a veces enfermo,
Maquinaria íntima, mi cuerpo!
Cuya única razón de ser es ser:
Tus placeres y tus dolores son asuntos tuyos;
No me pidas por un sabor o una caricia,
¿Quién, cuando lloro, llora lágrimas de vidrio,
Vueltas y quebradizo. Tus apetitos avergüenzan
Yo. Mío te cansa. Cosa vieja,
La moraleja es que la moraleja es, Sigue adelante,
Y quizás nos volveremos a ver en la resurrección-
La pregunta es, ¿qué me pongo?





Last Words



The telephone keeps talking to itself:   
Garbage in the streets, a butterfly, 
A rubber raft abandoned, floating out to sea,   
And late last night nearby, a conflagration— 
If you knew half the secrets I can tell,   
The accidents, the threats, the promises,   
All anonymous, and the voices 
That, like a demoniac, I have: 
An unwilling rhyme, a cry for help,   
An order for a pound of stewing beef 
And someone begging someone to come back— 
All of these proceed from my black mouth,   
All and more are locked in my black heart,   
Information, long distances, wrong numbers. 


II 

The clock at first was fast and now has stopped   
That holds all of our lifetimes in its hands. 


III 

“We sleep and wake watched over by machines. Are these   
intelligent objects our servants merely? Are they 
our closet masters, maybe? Will we be accomplices and 
equals one day?” 

                                                  Tool-and-Die Makers’ Manual 
                                                      Newly revised, 1964


IV 

The gun, the peppermill, the gramophone,   
The bee, the salamander and the swan— 
To be explicit, what have they in common? 

The corkscrew, the stethoscope, the laundromat,   
The lyre bird, the python and the wombat,   
How do these differ from the domestic cat? 
Is it a question of theirs and ours or this and that? 

What reconciles the wireless and the whale?   
Did he who made the lamb invent the wheel?   
And what was wisdom doing all the while?   
A catastrophe and a category will 
Swallow sardines and supermarkets whole. 



But you or rather thou, to be archaic, 
Always demanding, never dull but sometimes sick,   
Intimate machinery, my body! 
Whose only raison d’etre is to be: 
Your pleasures and your pains are your own business;   
Don’t ask me for a taste or a caress, 
Who, when I weep, weep tear of glass, 
Round and brittle. Your appetites embarrass 
Me. Mine tire you. Old Thing, 
The moral is, the moral is, Keep going, 
And perhaps we shall meet again at the Resurrection— 
The wonder is, what then I shall put on?


(versiones en castellano de Hugo Zonáglez)
http://huellasenlacienaga.blogspot.com.es/


MALCOLM DE CHAZAL [10.377]

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Malcolm de Chazal 

(Isla Mauricio, 1902-1981) podría considerarse el más marginal de los escritores secretos: desterrado del seno familiar por su vocación literaria, fue venerado en Francia por Bataille y los surrealistas. Sin embargo, mantuvo su obra en una suerte de limbo. confabulario ofrece un ensayo, a cargo de Daniel González Dueñas, sobre la vida y la obra de este personaje místico del siglo XX, así como una selección de sus aforismos.

Ciudad de México. México. Domingo 15 de enero de 2006. (El Universal) Si una de las acepciones posibles del término “escritor secreto” es la insularidad (secreto significa ante todo aislado), muy pocos podrán asumir ese concepto como Malcolm de Chazal (1902-1981), tanto en lo literal como en lo metafórico. Examinemos primero lo literal y lo genealógico. Chazal nació en la isla Mauricio, situada en el Océano Índico, al este de Madagascar. En 1763, esta remota ínsula de 1,865 kilómetros cuadrados era posesión de Francia; ese año se estableció ahí el integrante de una aristocrática familia francesa, el conde François de Chazal de la Genesté, un ocultista a quien se atribuye la creación de los Rosacruces. Años más tarde el gran esoterista René Guénon afirmará que Chazal de la Genesté era el último depositario de los secretos de su maestro, el misterioso y legendario conde de St. Germain.

Se dice que François de Chazal se instaló en Mauricio en busca de fortuna, pero esto, aunque posible, resulta secundario; sin duda en su migración hubo razones esotéricas ligadas con un mito muy vivo en esa zona: el de la primigenia tierra llamada Lemuria (en la India referida como Gondwana), gemela de la Atlántida platónica o del Mu en el Extremo Oriente. Se trata de aquel continente arcaico que, alrededor de 250 millones de años atrás, habría contenido lo que es hoy la América meridional, África, Madagascar, la India, Ceilán, Egipto, Australia y la Antártida. Por su situación, la isla Mauricio (al igual que la isla de la Reunión) sería uno de los remanentes más puros tanto de la cuna del hombre como de los restos de la primera y más desarrollada raza humana.

Otro miembro de esa dinastía, Antoine Toussaint de Chazal de Chamarel, comprará una enorme extensión de tierras en Mauricio (zona que aún hoy es conocida como Chamarel) para el establecimiento de un emporio azucarero. En 1810 la isla pasó a ser posesión británica, pero ahí continuó habitando la dinastía de terratenientes fundada por François de Chazal. Hacia 1860, un descendiente de éste, Edmond de Chazal, reformador social y economista, no sólo influyó en su familia para abandonar la Iglesia católica a favor de las doctrinas de Emmanuel Swedenborg, sino fundó en la isla la “Nueva Jerusalén”, institución religiosa contestataria de inspiración swedenborgiana. Se recuerda a este Edmond por haber mejorado las condiciones laborales de los innumerables lugareños que trabajaban en sus fábricas y plantaciones de azúcar; con ello aumentó la ya tremenda prosperidad de la familia en la isla.

Con tales antecedentes, en 1902 nació en esta isla Malcolm de Chazal, decimotercero y último hijo de Edgar de Chazal y Emma Kellman. Su destino estaba tan predeterminado como los de sus hermanos, y así fue enviado a la Universidad de Louisiana en Baton Rouge para estudiar ingeniería química; de camino hacia Estados Unidos visitó Sumatra y Java, y cruzó Canadá por tren. Luego de graduarse en 1925, visitó Cuba para aprender de la industria azucarera, viajó por Francia y regresó a Mauricio, en donde habitaría el resto de su vida. Tiempo más tarde comenzó lo que sería una larga costumbre: costear sus ediciones de autor en pequeñas imprentas de Port-Louis, la capital de Mauricio, en tirajes de cien ejemplares. Los tres primeros libros fueron ensayos económicos amparados bajo el pseudónimo Médec en 1935 y 1936. Estos títulos escandalizaron a su familia, puesto que en ellos Chazal atacaba crudamente los métodos y la base económica de la industria azucarera en Mauricio. El escándalo aumentó cuando Chazal declaró su independencia del clan y su propósito de dedicarse por completo a la escritura. Nunca trabajó propiamente como agrónomo y sólo aceptó un modesto empleo como funcionario en la oficina de telecomunicaciones de Port-Louis, cargo del que se jubiló en 1957.
En los años sesenta Chazal vive, soltero y solitario, en un ático que le ha cedido uno de sus hermanos en una zona de Mauricio llamada Curepipe, a mitad de un periodo de silencio literario (aunque no periodístico: Chazal da a las revistas de la isla artículos audaces y provocadores). Por esta época Chazal comentó a Edmée que no le sorprendería recibir el Premio Nobel y, en efecto, estuvo cerca sin haber hecho ninguna campaña para obtenerlo: el presidente de Senegal, Léopold Sédar Senghor, poeta de renombre internacional, lo nominó al Nobel de Literatura ante todo por considerarlo un escritor-pintor “africano” que celebraba “la refulgencia oceánica y las intensidades tropicales” de la parte del mundo que ambos compartían.

En 1968 se da el advenimiento de una breve plaqueta publicada en París, Poèmes; es la primera vez que Chazal utiliza en un título esta palabra que ya había explicado en La Vie filtrée: “La poesía no es otra cosa, para mí, que el arte de describir lo invisible, con imágenes de ángel”. En 1972 aparece en Estados Unidos la traducción de un fragmento de Sens-Plastique realizada por Irving Weiss, Plastic Sense, con un prefacio de W. H. Auden, en el que este autor afirma que Chazal es el “más original e interesante escritor francés surgido desde el final de la Segunda Guerra Mundial”. En 1973 aparecen dos plaquetas, una parisina (L’Homme et la Connaissance) y otra mauriciana (Sens unique). El último libro que Chazal da a la imprenta es La Bouche ne s’endort jamais, aparecido en Saint-Germain-des-Prés en 1976. Chazal fallece en 1981 y de modo póstumo aparecen Ma Révolution, lettre à Alexandrian (1983), La Vie derrière les choses (1985), un volumen de la correspondencia entre Chazal y Jean Paulhan (1987) y una entrevista larga: L’ombre d’une île. Entretiens avec Bernard Violet (1994). En 2004 una editorial parisina, Éditions Léo Scheer, a cargo de Jean-Paul Curnier y Éric Meunié, comienza el ambicioso proyecto de reunir su obra en cerca de veinte volúmenes.

Chazal explica en Sens-Plastique cómo llegó a su base filosófica panteísta y animista: “Nunca habría podido lograr esto por medio de la razón. Tuve que confiar en el pensamiento subconsciente, el único recurso intuitivo disponible a los seres humanos, que pocos de nosotros usamos a lo largo de la vida. [...] Debo añadir que nunca habría podido aprender a pensar subconscientemente sin años de retiro ascético, privando a mi cuerpo, aislándome, concentrando mi mente y espíritu [...] hasta que, por etapas, pude perfeccionar lo que considero una forma totalmente nueva de escritura”. Esta forma desconcierta, puesto que Chazal no tiene el rigor de un Antonio Porchia; sus aforismos contienen a veces un humor agrio, desentonado. Así, en Sens-magique poemas de meridiana belleza como: 

La luz
No está verdaderamente 
Desnuda 
Sino al borde del agua

o

El agua
Nunca está
Desnuda
Cuando la contemplamos 



Todo
Pájaro
Tiene el color 
De su canto 

conviven con desplantes como este: 

Los Colores
Nada tienen
De mestizos 


El vinagre
Tiene
Mal de vientre
Por haber
Bebido
Demasiado aceite 


Mas la constante es la extrañeza: 

La rosa es los dientes de leche del sol 

O bien: 

La noche
Se
Mete
En la cama
Siempre
En presencia
De
La luz




La electricidad 
Es histérica
Y el neón
Es seco de corazón 


A veces el unismo es casi palpable en su escritura, con objetividad zen: 

La mano
Se hizo
Nido
Para atrapar
Al pájaro


En unos poemas el científico se funde con el místico: 


Si la luz
Sobrepasara
Su velocidad, 
Se resumiría
A la noche


En otros textos dialogan el naturalista y el filósofo: 


El invierno no tiene frío
Sino cuando se aproxima
La primavera. 


A veces el matemático toma la palabra: 


El cero
Es culpable
De aquello
Que no
Tiene. 


Pero es el místico el que coordina a todas las demás voces: 


El hombre que no pegara
A una imagen
Alguna idea,
Conocería
El espíritu puro. 


En ciertos fragmentos, la ruptura alienta tras una aparente calma: 


El fruto es
Masculino
En el plato
Y femenino en el árbol. 


Algunos más son deslumbramiento puro: 


La cosa 
Que fuera 
Perfectamente
Virgen
No tendría
Forma. 


Otros condescienden con la moralidad: 


El vicio
Es el más
Obediente
De nuestros 
Instintos. 


O bien: 


Los hombres,
Ay,
No quieren 
La felicidad,
Sino
Su felicidad.





Las formas
De
Su cuerpo
Eran
Su Catecismo.



Les formes
De 
Son corps
Etaient
Son 
Catéchisme.






Cuando
Se 
Presiona
El vientre
Del fuego
La luz
Se ríe



Quand
On 
Presse
Le ventre
Du feu
La lumière
Rit.








El gris
Hipnotizado
Por 
El blanco
Se durmió.



Le gris
Hypnotisé
Par
Le blanc
S’endormit.








Toda
Piedra
En 
El 
Muro
Se 
Siente
Enterrada
Viva.



Toute 
Pierre
Dans
Le 
Mur
Se
Sent
Enterrée
Vive.








El ojo
Duerme
Cuando 
La boca
Habla
Demasiado.



L’œil
Dort
Quand
La bouche
Parle
Trop.








El ojo
Sustrae
Y
La boca
Agrega
En 
El aburrimiento.



L’œil
Soustrait
Et
La bouche
Additionne
Dans 
L’ennui.








El agua
Mordida
Por 
La ola
Pegó
Un grito.



L’eau
Mordue
Par
La vague
Poussa
Un cri.








Es
Para
Que 
Todo
Tenga 
Un peso
Que
El espacio
No lo
Tiene.



C’est
Afin
Que
Tout
Ait
Un poids
Que
L’espace
N’en/A pas.








Sólo
El fuego
Tiene 
El poder
De 
Lamerse
Los ojos.



Seul
Le feu
A
Le pouvoir
De
Se lécher
Les yeux.

Poèmes extraits de Contes et poèmes, 
éd. PatriceThierry-L'Éther Vague, 1994.




LILVIA SOTO [10.378]

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Lilvia Soto, poeta mexicana

La Universidad de Harvard es el lugar más sui generis del planeta. Como todos los centros del pensamiento humano, concentra lo mejor del ingenio, la cultura, el arte, la historia y la ciencia. Uno camina sus pasillos encontrándose con profesores, investigadores y estudiantes del mundo entero que han venido a estudiar de día y de noche, hacer experimentos que cambiarán la vida de las nuevas generaciones, analizar objetos artísticos cuyo origen se remonta al principio de los tiempos, y a vivir cada día con una energía inenarrable.

Su entorno, la ciudad de Cambridge, Massachusetts, es un laberinto de callejas estilo inglés, con casas victorianas y edificios contemporáneos donde las librerías son espacios concurridos que cierran a la medianoche; en la estación del metro tocan cuartetos de cuerdas formados por músicos excepcionales, y en el quiosco de periódicos hay publicaciones en todos los idiomas. Los restaurantes ofrecen especialidades orientales, europeas o sudamericanas, y en ellos trabajan meseros que por la noche actúan en obras de Shakespeare o escriben sus tesis de doctorado, mientras afuera hay taxistas políglotas que pergeñan guiones de cine, y científicos que están a punto de encontrar la fórmula milagrosa que cure dolencias de siglos.

En la Facultad de Lenguas Romances, en aulas de madera venerables y viejísimas, a mediados de la década de los ochenta se encontraban dos mexicanos excepcionales: Carlos Fuentes el novelista, y Lilvia Soto, profesora que daba clases de Literatura Hispanoamericana y estudiaba la obra del novelista.

Lilvia Soto, tengo que decirlo, brillaba con luz propia entre los premios Nobel y las leyendas vivientes que eran sus colegas. Además, estaba desprovista de esa arrogancia y en algunos casos amarga visión del mundo que caracteriza a los genios. Son seres solitarios, celosos de su sabiduría, condescendientes ante los demás, que éramos simples mortales sin su fama y profundidad. Muchos profesores causan un efecto similar al que debieron haber provocado los santos y profetas de la Antigüedad. En algunas de sus clases no comparten sus hallazgos con sus alumnos, sino hasta haberlos publicado en un libro de su autoría, o patentado en la oficina de registros.

Sin embargo, la doctora Soto, bella mujer de cuarenta y tantos, era generosa y tenía una mirada resplandeciente. Se presentaba a clases vestida con elegancia y propiedad, toda ella revestida de dignidad. Nos invitaba a comer al Faculty Club, el comedor exclusivo donde los académicos se envolvían en un halo, nimbados por su prestigio.
Lilvia Soto nos llevaba a sus estudiantes a ese pequeño Olimpo, sin tanta faramalla.

Más tarde, estudió un post doctorado en Cambridge, Inglaterra, y fue profesora de otras universidades, y también directora fundadora de La Casa Latina, un centro de excelencia para estudiantes hispanos de la Universidad de Pennsylvania.

Hoy, la poeta Soto ha regresado a su país, México, a su estado, Chihuahua, y vive en Casas Grandes, raíz de su tronco familiar.

Lilvia Soto escribe sobre sus querencias y su tierra, y lo que dicen sus versos nos llega a todos al alma:




II

El  no conoció las tuyas,
tus sandías rojo sangre
irrigadas de los pozos que tu padre cavó,
maduradas en el calor del desierto,
saboreadas con tus hermanos
en el patio trasero,
sus semillas escupidas sobre la tierra desnuda,
pedazo tras pedazo de jugoso sol de Chihuahua
que te corría por la barbilla
consagrando la tierra de tu padre,
el trabajo de tu padre.

 (Del poema “Mi madre y Tamayo”).




La autora ha publicado cuento, poesía, crítica y traducción literaria en México, España, Chile, Canadá, Perú, Venezuela, Estados Unidos. Acaba de terminar dos colecciones de poemas sobre las guerras estadounidenses en Irak y prepara una sobre su regreso a México.


Sobre una de sus estancias en España, escribió:



es abril
es abril y Andalucía
con su túnica azul violeta
que es azul aura y azul llama
luciérnaga
y vuelco del corazón
que es jacaranda en flor
y primavera en el paraíso
porque el árbol del paraíso
no es el manzano
no, el manzano es invento
de los escribas que ocultan la verdad
los escribas y los exégetas
que quieren secreto y sólo para ellos
el árbol de la tentación
el árbol que es costilla, nervio y médula
el árbol que es piel y arteria
y brazos que claman al cielo
y bocas que iluminan la noche
labios y lenguas y dientes que susurran
y tiemblan
y son las mil bocas del árbol-deseo
que es el color lila y azul lavanda
y todos los azules
del jacaranda de Andalucía.







«y todos los tzotziles de la tierra...»


I

De mañana, la comunidad reza.
Piden justicia. Piden respeto.
Y las balas son su respuesta.
Y las balas expansivas y los machetes son su respuesta.

De hinojos está el pueblo cuando suenan los tiros.
Con sus machetes los hieren, con sus rifles los matan, 
con sus metralletas los masacran.

A tajos abren a una mujer, del vientre le arranca a su hijo.
Una bala expansiva destroza el cráneo de un niño. 
Al lodo, dispersos, caen sus sesos.
A machetes matan a Susana, 
roban sus enaguas blancas y su hermoso huipil. 
Por el lodo arrastran su cinturón bordado de rojo.

Descalzos, empapados, resbalando en el lodo de sangre
los tzotziles huyen por el monte.
El hedor de la sangre llena la barranca.
Las entrañas abandonadas en el lodo alimentan a las moscas. 

El llanto de los Tzotziles suena todo el día.
Alrededor de la tierra se oye su lamentación por los muertos.
En la barranca anochecen los helechos 
salpicados de coágulos y de lágrimas de luna.

Mariano llora a su mujer y reparte crisantemos blancos.
En terreno sagrado reúnen a sus muertos.
Mariano llora a sus tres hijas y reparte crisantemos blancos.
En terreno sagrado los entierran,
en cuarenta y cinco ataúdes cubiertos de moscas y de sangre.

Mariano, con su único hijo, llora a su mujer. 
Llora a su mujer y a sus tres hijas y reparte crisantemos blancos.
En dos fosas comunitarias los entierran, 
en cuarenta y cinco ataúdes cubiertos de moscas y de crisantemos blancos.

El llanto de los tzotziles suena toda la noche.
Alrededor de la tierra se oye la lamentación por sus muertos.

En la barranca amanecen los helechos 
salpicados de coágulos y de lágrimas de luna.


II

Los choles, los zoques, los chamulas, 
los tojolabales, los tzeltales:
los indígenas de Chiapas
lloran a sus tzotziles.

Los toltecas, los mixtecos, los nahuas, los huicholes, 
los zapotecas, los yaquis, los mayas, los rarámuris:
los indígenas de México
lloran a sus tzotziles. 

Los taínos, los mapuches, los araucanos, 
los nazcas, los aymarás, los incas, los guaranís:
los indígenas de Latinoamérica
lloran a sus tzotziles.

Los cheyennes, los pueblos, los hopis, los inuits, 
los pimas, los navajos, los cherokees, los apaches:
los indígenas de América
lloran a sus tzotziles.

Los indígenas de Quebec, Los Ángeles, Roma, Coímbra,
Tokio, Bagdad, Moscú, Atenas, Sevilla y Perth:
los indígenas de todos los pueblos de la tierra 
lloran a sus tzotziles.

Los indígenas piel roja, los piel amarilla, los piel negra, 
los piel blanca,
los indígenas de los maizales, los ríos, las montañas, 
los desiertos y los mares: 
los indígenas de todos los rincones de la tierra 
lloramos a nuestros tzotziles.

Y aún hoy 
en la barranca de Acteal
anochecen los helechos salpicados de coágulos
y de lágrimas de luna.

Acteal, San Pedro de Chenalhó, 22 de diciembre de 1997







«Rojo en la arena»

Con el resplandor en los ojos
al son del paso doble
das vuelta al redondel
sereno, despides a tu cuadrilla
contra su aliento de fuego
lucharás a rojo vivo.

El ascua en sus ojos
te llama
tu onda de rojo lo atrae 
y en su noble cuello
con maestría
clavas
buenos pares de fuego.

Gotas de furia
siembran la arena
con el rojo amargo
olfateas
para acallar su bramido
con muestras de arrojo
alanceas, indagas, revuelves.

Con rojo ciego te mira
sigue tu mano encarnada.
La cadera doblada
cargas la suerte
y entrelazados, sin aliento
fijan 
el sol en el firmamento.

Sobre la Torre de Oro
la luna 
desnudez de plata
fulgura
se derrite
fluye.

Tu espada de fuego 
incierta
tiembla
corta.
Su espuma insumisa
florece
alumbra el Guadalquivir.

Sus fieras astas
duras como el amor
suaves como el amor
mugen las tinieblas
cantan el corazón del olvido.
Tu estocada certera
te salpica de rojo ceniza.

Con mirada de lentejuela
y labios al rojo vivo, sonríes
has cortado la flor de la vida.
El cielo se cubre de negro
porque en Sevilla
las golondrinas lloran
al rojo toro de amor.

Ufano
limpias tu estoque caliente
y raspas los claveles
de tu traje carmesí
mientras a él lo arrastra
el tiro enjaezado
resonante de cascabeles.

Al son de los vítores
arqueas la espalda
con gesto bravío
pisas las amapolas en la arena
y alto, muy alto
enarbolas su oreja.







«Chanates y buganvilias»

Al abrir mi puerta
veo los chanates 
que nadan en la brillante franja de luz que corre frente a mi casa. 

Cuando comprendo que son sombras 
de los que vuelan sobre mi techo, 
en la transparencia del aire veo 
el negro azabache de su plumaje 
con su iridiscencia azul violeta 
y escucho su ronca y desafinada voz 
decir que, milagroso, ha llegado otro día, 
que todavía late 
vida en el pueblo. 

Junto a mi puerta florece 
el rosa violeta de la buganvilia 
y el aire fresco de la mañana no arrastra 
el iridiscente olor de la sangre que se derrama
 en las noches negro azabache. 
No hay nubes grises que oculten 
la luz del nuevo día
y los chanates carraspean
que puedo guardar 
mis preocupaciones de anoche, 
que tal vez no lleguen hoy 
noticias de nuevas muertes, 
de padres que lloran a sus hijos ajusticiados
 por los soldados del narcotráfico 
o los del gobierno que, casi niños, 
cometen también nefastos errores. 

Tal vez esta tarde no tañan 
las roncas campanas de San Antonio, 
quizá el señor cura no tenga que consolar hoy
 a la madre de un joven de quince años, 
como hizo hace tres días. 

Su tumba fresca aguarda una cruz nueva
y el carpintero jura que no volverá 
a defraudar a jóvenes padres, 
que está ya listo con nueva madera, 
con pintura blanca y finos pinceles 
para escribir con letra negra 
el nombre y la fecha. 

Las beatas saben que aunque ha pasado 
el Día de Difuntos 
no habrá este año descanso para sus viejas manos 
y todas las tardes se juntan 
con tijeras y pegadura
para confeccionar coronas, cruces, guirnaldas, 
de rosas blancas, moradas y rojas 
para las nuevas tumbas. 

Al sepulturero, 
hombre ya viejo, 
le duele la espalda,
algunos días son siete las tumbas. 
Sus manos sangran de tanta tierra, 
y de las ampollas de la pala y del azadón. 

Esto va para largo, dice, 
y yo solo no puedo, 
con más de tres no puedo. 
Pide que le contraten un ayudante, 
un hombre maduro 
sin grandes ambiciones,
alguien que no se aloque 
con el poder del revólver, 
con el oropel de la droga, 
alguien que le dure,
pues esto va para largo.

Un padre de hijas prefiere, 
hasta un joven abuelo,
asegura que no quiere
 un hombre que tenga un hijo, 
no quiere tener que ayudar a cavar 
el sepulcro de un hijo. 

En el ocaso, 
la iridiscencia de los chanates 
adquiere reflejos cobrizos, 
como de brasas, como rescoldo, 
como cenizas. 

Como drogados, 
dan vueltas sobre el panteón, 
como si tropezaran,
como si les faltara el aire, 
como cortejo fúnebre
 que no quiere fijar la mirada 
en el hoyo doble 
que escarba el sepulturero. 

SIGFRIDO RADAELLI [10.379]

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Sigfrido Radaelli 

Morón, Buenos Aires, Argentina   (1909-1982)


Guillermo Ara hizo el prólogo del Libro  POESIA TOTAL (1965-1975) de Sigfrido Radaelli . Después de Banchs – dice Ara – no había hallado tanta nobleza en la poesía argentina. Los primeros cuatro libros de poemas de Sigfrido Radaelli constituían en realidad uno solo.  Sus libros se agotaron tan rápidamente que era necesario que se reunieran en un solo volumen. Por lo tanto Poesía Total comprende los libros: “Hombre callado”, “Los rostros y el amor”, “El paraíso” y “Tiempo Sombrío”, distinguido con el Primer Premio Municipal.





El hombre callado

Cuando miro las nubes
lentamente viajeras por el cielo
oigo, en su deslizarse, un canto.
cuando piso las hojas muertas por el otoño
y voy dejando atrás los árboles que empiezan a guardar
                                      con decoro sus fríos
oigo también el canto fuerte de los troncos y el canto
                suave de las ramas y el canto triste de las hojas.
Cuando abro la ventana del cuarto, y la luz entra
de golpe y alumbra todo con su alegría
oigo en esa alegría el canto de la luz.

¿Y tú hombre, qué haces con tu silencio?
La pregunta es en vano, porque tu silencio persiste,
grave, alejado, hostil
Podría ser el signo de una negación o de un desafío,
pero tus manos tan cándidas y tus ojos tranquilos lo desmienten.
Lo que ocurre es que tu silencio en realidad no existe,
como no existe silencio en el fondo de una caracola
cuyo rumor profundo podemos escuchar al apoyarla junto al oído.

Lo que ocurre
es que detrás de tu silencio,
para quién sepa acercarse a tu corazón
y escucharlo, hay un canto.







La extraña sed

Nuevo, distinto Edipo,
reconocible extranjero,
violentamente
te arrojas sobre tu propia sangre joven.
No hay justificación,
ni malentendido,
ni secretos que se apiaden de vosotros.
La máscara sobre tu rostro es tuya.

¡Oh, los sedientos
bebiendo de sí mismos!

Tan idéntico a ti ese otro ardor,
esa otra sangre.
Es justo que  te confundas con ella,
la cuides como a ti mismo,
la adores como a un dios.
Es extraño, pero ésta es la ley.
Soporta la inicua expiación,
El rostro detrás de la máscara.







El comienzo

Es dulce comparar esta noble perfección de todo
Con los recuerdos.
Memorias de gestos, rostros, palabras;
Memorias de caminos,
Memorias de fervores cálidos
Y de nostalgias tranquilas.
Memorias de querer en las cosas
Gozos, indiferencias.
Memorias de memorias.

Detrás queda la espera
Y la angustia;
Detrás, la duda y el remordimiento
Y el cálculo.
Ya llegamos por fin al comienzo,
donde principia la razón,
el equilibrio y el fundamento de las cosas.





Tiempo sombrío, 1975
editorial Losada




La Ausencia

Ya sé, los dos sabemos
que si te alejás hoy es para volver mañana.
O sea que mañana te veré nuevamente.
Está bien.
Pero si hoy te alejás para volver sin plazo, 
si es eso lo que ocurre, 
o sea que ya no sé si te veré mañana
o en un mes
o en un año, 
ya no sé entonces si nunca volveré a verte.
¿Y entonces, Dios mío, hoy es la última vez que 
           te veo
y esta tarde la última, 
son estos minutos los últimos?
Ahora sé qué es no saber nada de nada.
Todo ha cambiado de golpe. Enfrente de mi
un agujero inmenso y negro, y en mis oídos
           resonando
un eco lastimero y largo.
Hablo y me detengo, 
vuelvo a hablar solitario, escucho asombrado
           mi voz
y vuelvo al silencio.
¿Qué sentido tienen ya las palabras
o los murmullos o el recuerdo o las pruebas 
           del amor?






El hombre del casco de oro

    Homenaje a Rembrandt

Supongamos que soy un espejo.
Me miras. Solo un instante.
Tu mirada cae, los ojos entreabiertos, 
cansados.
Una sombra orgullosa sobre tus labios.
Aprietas la boca. no es desdén, 
es una infinita tristeza.
Arriba, enérgico, el casco brillante, 
el airón de plumas, los colores.
Debajo, sujetando tu barba, 
la cinta de metal.
Miro de nuevo en tus ojos entrecerrados, 
estremecidos.
¿Qué más da? ¿Cumpliste tu vida?
¿Todo lo que anhelabas, 
tus sueños, 
son ya la sombra de tu casco?
De todos los espejos en que te miraste año por año, 
joven, sonriente, 
fuerte, dominador, 
es éste el que contempla tu rostro definitivo.
Aquí estoy, pareces decirme.
Siempre era yo mismo. Y ahora soy yo mismo
este comienzo de ruina dorada
que aún resplandece.






La envidia

Un corazón alimentado de pesadumbre, 
una sucia y lívida columna de fuego, 
una gesticulación alevosa, 
una mano devorada por monstruos
y otra vacía.
Tengo que retratarte así
mientras rumias tu propia aridez, 
mientras tus ojos se cubren de melancolía
porque el bien de tu prójimo
brilla inocente.







La adulación

Has escuchado la caricia de un canto, 
un canto insidioso
que te halaga, te hace feliz.
Tus oídos se acostumbran a la mentira
y exigen, insaciables, su cuota de alabanza.
El deleite
sigue creciendo.
Te encumbras un poco más
y él desciende, sin temor, obsecuente.
La boca que te hablaba servil
ahora destila una miel asquerosa, 
pero la recibes, 
llegas por extraño conducto hasta tu entraña
y sientes un goce altísimo y secreto.
Ignoras quizás
que este placer está reservado a los necios. 
nada te importe, 
oh cínico
porque eres al fin el complice.








Los amantes

Como un predicador iluminado
me aproximo a ti, 
me voy aproximando.
Los ojos abiertos, 
devoradores, 
para que nada quede fuera de la mirada.
El soplo y la respiración: ya no hay distancia.
Ahora el tacto, 
la múltiple, la repetida caricia de los dedos
que se curvan , exploran, reconocen.
La piel contra la piel.
¡Eternidad, instante fugitivo
guardado en la memoria!
Después la chispa, la explosión, el fuego, 
las voces, las palabras, el silencio.








El verdugo

Todo está oscuro. Voy bajando escalones duros, 
           irregulares, 
tanteando paredes húmedas.
¿Cuántas mañanas, cuántas noches?
Algunas veces escuché yo mismo mi propio aullido.
¿Es así la tortura
y es así el dolor que aparece de pronto y se niega
          a desaparecer.
que me acosa por un lado y en seguida por otro, 
finalmente por todos los lados al mismo tiempo?
No hay que doblegarse, de lo contrario estoy
          perdido
¿Y la humillación de ser torturado sin defensa
          posible, 
irse mutilando de a poco?
Quiero darme vuelta, 
moverme, levantarme.
Agazapado, fulmíneo, 
el dolor regresa .
Es inútil, estoy atrapado.
huyo de todo esto desvaneciéndome.
Busco a tientas el reloj, prendo la luz.
Estuve dormido algunos minutos. He descansado
           un poco, lo suficiente.
Ahora puedo volver a pensar. No importa ya cómo
ni por qué, 
pero yo soy el torturado, la víctima.
Mi defensa es imposible, lo sé también, 
y es esto lo que me ultraja.
Después de un largo día, de nuevo la noche.
Cumplo sus etapas conocidas de memoria:
un poco de radio, un poco de televisión, 
un poco de lectura.
Tomo los remedios, bebo agua,
apago la luz.
La escalera es circular, interminable, siempre hacia
           abajo.
Tanteo los costados, 
de vez en cuando me detengo para levantar la vista.
Entre los recovecos, la escasa luz del comienzo
           ha desaparecido
Siempre hay un escalón debajo del último.
Sigo bajando.
Al volver a mirar hacia arriba
distingola luz de un relámpago. 
De nuevo la oscuridad total.
Las paredes me acosan, 
se hunden en mí.
Siento golpes por todas partes.
Arriba otra luz. Rápidamente distingo una mano, 
Me tomo de esa mano
que al parecer está cómoda conmigo.
Todo es tan fugaz. De nuevo el acoso, 
el dolor.
Indefenso, me hundo en esta tortura.
¿Es una represión dirigida a mí, un castigo
una injuria, un espanto?
Lejos, lejísimo, creo escuchar una serie de truenos.
¿Me llaman?
Quedo detenido en el fondo un buen rato. Me doy
           vuelta, 
intento regresar.
Subo despacio. Cuento los escalones,
Las paredes se alejan.
Todo a mí alrededor está vacío.
Estoy solo. Solo con mi terror.
Subo por un desfiladero, entre ciénagas.
Arriba, lejos, nuevamente una luz.
Cruza e vuelo de un ave.
Silencio total.
Hay que seguir subiendo, poco a poco, 
despacio.
En alguna parte alguien sabe lo que está 
           ocurriendo.
¿Juzga, condena?
Siento una enorme tristeza. Sé que toda 
           subversión es inútil.
Sé que estoy resignado para siempre.



RUTH STONE [10.380]

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RUTH STONE 

USA (1915–2011)
Nació en Roanoke, Virginia, en 1915 y estudió en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Vivió en una granja rural en Vermont durante gran parte de su vida y recibió un amplio reconocimiento relativamente tarde con la publicación de Ordinary Words (1999). 

OBRA:

What Love Comes To: New and Selected Poems, Bloodaxe Books, UK edition, 2009, ISBN 978-1-85224-841-3
What Love Comes To: New and Selected Poems. Copper Canyon Press. 2008. ISBN 978-1-55659-327-7. —finalist for the 2009 Pulitzer Prize[13]
In the Dark. Copper Canyon Press. 2004. ISBN 978-1-55659-210-2.; Copper Canyon Press, 2007, ISBN 978-1-55659-250-8
In the Next Galaxy. Copper Canyon Press. 2002. ISBN 978-1-55659-207-2. winner of the National Book Award[7]
Ordinary Words, Paris Press, 2000, ISBN 978-0-9638183-8-6
Simplicity, Paris Press, 1996, ISBN 978-0-9638183-1-7
Who is the Widow’s Muse?, Yellow Moon Press, 1991, ISBN 978-0-938756-32-3
The Solution Alembic Press, Ltd., 1989, ISBN 978-0-9621666-3-1
Second Hand Coat: Poems New and Selected 1987; Yellow Moon Press, 1991, ISBN 978-0-938756-33-0
American Milk, From Here Press, 1986, ISBN 978-0-89120-027-7
Unknown Messages Nemesis Press (1973)
Cheap: New Poems and Ballads, Harcourt Brace Jovanovich, 1975, ISBN 978-0-15-117034-0
Topography and Other Poems Harcourt Brace Jovanovich, 1971, ISBN 978-0-15-190495-2
In an Iridescent Time, Harcourt, Brace, 1959





El repollo 

Alquilaste un departamento.
Llegás a este recinto con alivio físico,
tu cuerpo pesado subiendo las escaleras en la oscuridad,
la bombita del hall quemada, el casero
de ascendencia griega y posiblemente un fatalista.
En el departamento acostada sobre una pared,
la pintura de tu hija de un gran repollo con voladitos
contra un cielo oscuro con puntitos de estrellas.
El vegetal deseoso, abriéndose
como si fuera a comerse el aire, o a hablar en idioma
repollo de los significados dentro de los significados;
mientras que los puntito de estrellas esconden su masiva
violencia en la oscura mitad superior de la pintura.
Podés vivir con esto.




The Cabbage 

You have rented an apartment.
You come to this enclosure with physical relief,
your heavy body climbing the stairs in the dark,
the hall bulb burned out, the landlord 
of Greek extraction and possibly a fatalist.
In the apartment leaning against one wall,
your daughter's painting of a large frilled cabbage
against a dark sky with pinpoints of stars.
The eager vegetable, opening itself 
as if to eat the air, or speak in cabbage
language of the meanings within meanings;
while the points of stars hide their massive
violence in the dark upper half of the painting.
You can live with this. 

en In the Next Galaxy, Copper Canyon Press, 2004 
http://mitakuyeoyasinn.blogspot.com.es/






Another Feeling

Once you saw a drove of young pigs
crossing the highway. One of them
pulling his body by the front feet,
the hind legs dragging flat.
Without thinking,
you called the Humane Society.
They came with a net and went for him.
They were matter of fact, uniformed;
there were two of them,
their truck ominous, with a cage.
He was hiding in the weeds. It was then
you saw his eyes. He understood.
He was trembling.
After they took him, you began to suffer regret.
Years later, you remember his misfit body
scrambling to reach the others.
Even at this moment, your heart
is going too fast; your hands sweat.





Ruth Stone, Galardonada Poeta
Ruth Stone, una poeta galardonada para quien la tragedia se detuvo, y luego inspiró una carrera que comenzó en la edad media y prosperó a finales de la vida como su visión aguda en el amor, la muerte y la naturaleza recibió el aplauso cada vez mayor, murió en Vermont. Tenía 96 años.

Stone, que durante décadas vivió en una granja en Goshen, murió de causas naturales en su casa en Ripton rodeada de sus hijas, nietos y bisnietos.

Viuda por unos 40 años y poco conocida hasta años después, Ruth Stone se convirtió en una de los poetas más honradas del país en sus 80 y 90 años, ganadora del National Book Award en 2002 

En el poema “Vuelve tus ojos lejos”, recuerda ver a su cuerpo “, en la puerta de una habitación alquilada / como un abrigo, / como un albornoz / colgado de un gancho.” Que se repita, como fantasmas, en el poema tras poema. “En realidad, la viuda cree que él / ella puede ser / en otro país en el encubrimiento”, escribe en “todo el tiempo es tiempo pasado.” En “Canción de la viuda”, se pregunta “si la veía ahora / se casó con ella? / La viuda pellizca grasa / sobre su abdomen.”

Su primera colección, “en un tiempo iridiscente,” salió en 1959. Pero Stone, deprimida por criar a tres hijos sola, moviéndose por todo el país a cualquier lugar al que pudiera encontrar un trabajo de enseñanza, no publicó su siguiente libro, “Topografía y otros poemas”, hasta 1971. Otra brecha década de 1986 precedió a su liberación “Milk Estados Unidos”.

Su vida se estabilizó en 1990 cuando se convirtió en profesora de Inglés en la Universidad Estatal de Nueva York en Binghamton. La mayoría de sus trabajos publicados, entre ellos “La leche de América”,”La Solución “y” la simplicidad “, salió después de cumplir 70 años.

Sus poemas son breves, su infinita curiosidad, sus versos una catalogación de lo que llamó “esa biblioteca inmensa / confuso, la mente femenina.” Ella consideraba el embotellado de la leche, el pelo de su abuela, “hacia atrás para un pan”, los pensamientos al azar, mientras colgaba de lavandería (con bigote de Einstein, la vista de las hormigas).

“Creo que mi trabajo es una respuesta natural a mi vida”, dijo una vez. “Lo que vemos y sentimos los cambios como un prisma, un momento a otro;. Un poema sostiene e ilumina Se trata de un pequeño drama creo, también, mis poemas son una liberación, una risa en el ridículo y canciones de duelo, el matrimonio celebrando. y la pérdida, todo el bagaje triste de nuestras vidas. Es tan abrumador, tan complejo “.


Stone no era piadosa – “Yo no soy algo / que Dios puede esperar para salvar al morir dos veces” -, sino que adoraba el mundo y contó sus bendiciones. En “Sí, piensa,” se imagina una oruga lástima su pequeño lugar en el universo y “hacer aún más pequeña.” La propia naturaleza sonríe y responde:

___

“Ustedes son un eslabón precioso
en la gran cadena del ser
Piense en lo afortunado que va a nacer. “






JUDITH WRIGHT [10.381]

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Judith Wright 
Judith Arundell Wright (31 mayo 1915 a 25 junio 2000) fue una poeta australiana, ecologista y defensora de los derechos territoriales de los aborígenes . 

Judith Wright nació en Armidale, Nueva Gales del Sur, Australia, hija mayor de Phillip Wright y su primera esposa Ethel, pero pasó la mayor parte de sus años formativos en Brisbane y Sydney. 
Empezó a perder la audición a mediados de los años 20, y se convirtió en completamente sordo en 1992. 

Bibliografía:

Poesía:

The Moving Image , 1946; The Meanjin Press, 1953
Woman to Man (1949)
Woman to Child (1949)
The Gateway (1953)
Hunting Snake
The Two Fires (1955)
Australian Bird Poems (1961)
Birds: Poems , Angus and Robertson, 1962; Birds: Poems . National Library Australia. 2003. ISBN 978-0-642-10774-9 . 
Five Senses: Selected Poems (1963)
Selected Poems (1963)
Tentacles: A tribute to those lovely things (1964)
Sportsfield
City Sunrise (1964)
The Other Half (1966)
Alive: Poems 1971-72 (1973)
Fourth Quarter and Other Poems (1976)
Train Journey (1978)
The Double Tree: Selected Poems 1942-76 (1978)
Phantom Dwelling (1985)
A Human Pattern: Selected Poems (1990) ISBN 1-875892-17-6
The Flame Tree (1993)
Bullocky
Collected poems, 1942-1985 , Angus & Robertson, 1994, ISBN 978-0-207-18135-1

Crítica:

William Baylebridge and the modern problem (Canberra University College, 1955)
Charles Harpur (1963)
Preoccupations in Australian Poetry (1965)
Henry Lawson (1967)
Collected Poems (1971)
Because I was Invited (1975)
Going on Talking (1991) ISBN 0-947333-43-6

Otras Obras:

The Generations of Men (1959) ISBN 1-875892-16-8
Range the Mountains High (1962)
The Battle of the Biosphere ('Outlook' Magazine article 1970) http://bushwalk.com/forum/viewtopic.php?f=5&t=11053&sid=d938c6b9001459eaa87fa60fb5bc7fc4
The Coral Battleground (1977)
The Cry for the Dead (1981)
We Call for a Treaty (1985)
Born of the Conquerors: Selected Essays . Aboriginal Studies Press. 1991. ISBN 978-0-85575-217-0 .
Half a Lifetime (Text, 2001) ISBN 1-876485-78-7 Review

Cartas:

The Equal Heart and Mind: Letters between Judith Wright and Jack McKinney . Edited by Patricia Clarke and Meredith McKinney (UQP, 2004) ISBN 0-7022-3441-9
With Love and Fury: Selected letters of Judith Wright , edited by Patricia Clarke and Meredith McKinney ( National Library of Australia , 2006) ISBN 978-0-642-27625-4
Portrait of a friendship: the letters of Barbara Blackman and Judith Wright, 1950-2000 , edited by Bryony Cosgrove (Miegunyah Press, 2007) ISBN 978-0-522-85355-1 , ISBN 0-





Mujer a Niña

Eras oscuridad y calentaste mi carne
donde de la oscuridad surgió la semilla.
Y todo un mundo hice en mí;
todo el mundo que oís y ves
pendía de mi sangre que soñaba.

Ahí se movían las multitudes de estrellas,
y pájaros y peces de colores se movían.
Ahí nadaban los continentes deslizantes.
Todo el tiempo estaba enrollado en mí, y el sentido,
y el amor que no conocía a su ser amado.

Oh nodo y foco del mundo;
te contengo en lo profundo de ese pozo
del que escaparás y no escaparás-- 
que sigue reflejando tu forma durmiente;
que sigue nutriendo tu célula creciente.

Me marchito y te soltás de mí;
y aunque bailás en la luz viva
yo soy la tierra, yo soy la raíz,
yo soy el tallo que alimentó la fruta,
el eslabón que te une a la noche.






Woman To Child 

You who were darkness warmed my flesh 
where out of darkness rose the seed. 
Then all a world I made in me; 
all the world you hear and see 
hung upon my dreaming blood. 

There moved the multitudinous stars, 
and coloured birds and fishes moved. 
There swam the sliding continents. 
All time lay rolled in me, and sense, 
and love that knew not its beloved. 

O node and focus of the world; 
I hold you deep within that well 
you shall escape and not escape-- 
that mirrors still your sleeping shape; 
that nurtures still your crescent cell. 

I wither and you break from me; 
yet though you dance in living light 
I am the earth, I am the root, 
I am the stem that fed the fruit, 
the link that joins you to the night. 

en The Penguin Book of Women Poets, edited by Carol Cosman, 
Joan Keefe and Kathleen Weaver, Penguin Books, 1978, pp. 379-380

http://mitakuyeoyasinn.blogspot.com.es/




All things conspire

All things conspire to hold me from you –
even my love,
since that would mask you and unname you
till merely woman and man we live.
All men wear arms against the rebel –
and they are wise,
since the sound world they know and stable
is eaten away by lovers’ eyes.
All things conspire to stand between us –
even you and I,
who still command us, still unjoin us,
and drive us forward till we die.
Not till those fiery ghosts are laid
shall we be one.
Till then, they whet our double blade
and use the turning world for stone.





Legend

The blacksmith's boy went out with a rifle
and a black dog running behind.
Cobwebs snatched at his feet,
rivers hindered him,
thorn branches caught at his eyes to make him blind
and the sky turned into an unlucky opal,
but he didn't mind.
I can break branches, I can swim rivers, I can stare out 
any spider I meet,
said he to his dog and his rifle.

The blacksmith's boy went over the paddocks
with his old black hat on his head.
Mountains jumped in his way,
rocks rolled down on him,
and the old crow cried, You'll soon be dead.
And the rain came down like mattocks.
But he only said,
I can climb mountains, I can dodge rocks, I can shoot an old crow any day,
and he went on over the paddocks.

When he came to the end of the day, the sun began falling,
Up came the night ready to swallow him,
like the barrel of a gun,
like an old black hat,
like a black dog hungry to follow him.
Then the pigeon, the magpie and the dove began wailing
and the grass lay down to pillow him.
His rifle broke, his hat blew away and his dog was gone and the sun was falling.

But in front of the night, the rainbow stood on the mountain,
just as his heart foretold.
He ran like a hare, 
he climbed like a fox;
he caught it in his hands, the colours and the cold - 
like a bar of ice, like the column of a fountain,
like a ring of gold.
The pigeon, the magpie and the dove flew up to stare,
and the grass stood up again on the mountain.

The blacksmith's boy hung the rainbow on his shoulder
instead of his broken gun.
Lizards ran out to see, snakes made way for him,
and the rainbow shone as brightly as the sun.
All the world said, Nobody is braver, nobody is bolder,
nobody else has done
anything equal to it. He went home as easy as could be
with the swinging rainbow on his shoulder. 





Naked Girl And Mirror

This is not I. I had no body once-
only what served my need to laugh and run
and stare at stars and tentatively dance
on the fringe of foam and wave and sand and sun.
Eyes loved, hands reached for me, but I was gone
on my own currents, quicksilver, thistledown.
Can I be trapped at last in that soft face?

I stare at you in fear, dark brimming eyes.
Why do you watch me with that immoderate plea-
'Look under these curled lashes, recognize
that you were always here; know me-be me.'
Smooth once-hermaphrodite shoulders, too tenderly
your long slope runs, above those sudden shy
curves furred with light that spring below your space.

No, I have been betrayed. If I had known
that this girl waited between a year and a year,
I'd not have chosen her bough to dance upon.
Betrayed, by that little darkness here, and here
this swelling softness and that frightened stare
from eyes I will not answer; shut out here
from my own self, by its new body's grace-

for I am betrayed by someone lovely. Yes,
I see you are lovely, hateful naked girl.
Your lips in the mirror tremble as I refuse
to know or claim you. Let me go-let me be gone.
You are half of some other who may never come.
Why should I tend you? You are not my own;
you seek that other-he will be your home.

Yet I pity your eyes in the mirror, misted with tears;
I lean to your kiss. I must serve you; I will obey.
Some day we may love. I may miss your going, some day,
though I shall always resent your dumb and fruitful years.
Your lovers shall learn better, and bitterly too,
if their arrogance dares to think I am part of you. 






NEIL HILBORN [10.382]

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Neil Hilborn (St. Louis, EE.UU.)


El norteamericano dedica su vida a la literatura y poesía, pero, detrás de esta pasión, existe algo que rige su día a día: el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

El trastorno obsesivo-compulsivo (OCD, por sus siglas en inglés) es una enfermedad que hace que las personas tengan pensamientos no deseados (obsesiones) y que repitan determinadas conductas (compulsiones) una y otra vez. Todos tenemos hábitos y rutinas en nuestra vida diaria, como cepillarnos los dientes antes de acostarnos. Sin embargo, para las personas con OCD, los patrones de conducta interfieren en su vida diaria.

La mayoría de las personas con OCD saben que sus obsesiones y compulsiones no tienen sentido, pero no pueden ignorarlas ni frenarlas.

Esta enfermedad condiciona a las personas que la sufren a ciertas manías obsesivas y, obviamente, las relaciones que desarrollan a su alrededor.

Neil se enamoró, y, siendo el poeta que es, y además, paciente de TOC, escribió un poema que se ha vuelto viral por su conmovedora prosa y manera de recitar.

Neil Hilborn conmovió, en la final de concurso “2013 Rustbelt Regional Poetry Slam”, con su poema de amor, donde a través de la repetición y la teatralidad representa una imagen dolorosa y al mismo tiempo hermosa de su padecimiento.

Gracias a Reddit (un sitio web de marcadores sociales y agregador de noticias) muchos internautas felicitaron al singular artista, llegando a calificar de inspiradora a su propuesta. Hilborn explicó que escribió el poema en 2011 y que si bien la mayoría de los tics que se ven durante su exposición son intencionales, algunos también son reales.






“OCD” (TOC, Trastorno Obsesivo Compulsivo)

La primera vez que la vi…
Todo en mi cabeza se silenció
Todos los ticks, las imágenes constantes desaparecieron.
Cuando tienes trastorno obsesivo compulsivo en realidad no tienes momentos callados.
Inclusive en la cama estoy pensando:
¿Cerré las puertas? Sí
¿Me lavé las manos? Sí
¿Cerré las puertas? Sí
¿Me lavé las manos? Sí
Pero cuando la vi, la única cosa en la que pude pensar fue en la curva de la horquilla de sus labios.
O la pestaña en su mejilla–
La pestaña en su mejilla–
La pestaña en su mejilla.
Sabía que debía hablar con ella
La invité a salir seis veces en treinta segundos.
Ella dijo que sí después de la tercera,
pero ninguna de las veces que pregunté se sintió bien así que tenía que seguir haciéndolo.
En nuestra primera cita,
pasé más tiempo organizando mi comida por colores de lo que pasé comiéndola o hablando con ella.
Pero le encantó.
Le encantaba que tuviera que besarla para despedirme 16 veces, o 24 si era miércoles.
Le encantaba que me tomaba todo el tiempo caminar hacia casa porque había muchas grietas en la banqueta.
Cuando nos mudamos juntos ella dijo que se sentía segura,
como si nadie nos fuera a robar porque definitivamente había cerrado la puerta 18 veces.
Yo siempre veía su boca cuando hablaba–
Cuando hablaba–
Cuando hablaba–
Cuando hablaba–
Cuando hablaba;
Cuando me dijo que me amaba, su boca se curveaba hacia arriba en los bordes.
En la noche ella se acostaba en la cama y me veía apagar todas las luces, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas.
Ella cerraba los ojos y se imaginaba que los días y las noches pasaban frente a ella.
Algunas mañanas empezaba a besarla para despedirme y ella sólo se iba porque estaba haciéndola llegar tarde al trabajo.
Cuando me detenía en las grietas de la banqueta ella seguía caminando.
Cuando me decía que me amaba su boca era una línea recta.
Me dijo que estaba tomando mucho de su tiempo.
La semana pasada empezó a dormir en casa de su madre.
Me dijo que nunca debió dejarme apegarme tanto a ella; que todo esto fue un error,

pero… ¡¿Cómo podría ser un error que no tenga que lavarme las manos después de tocarla?!
El amor no es un error y me está matando que ella pueda salirse de esto y yo no.
No puedo–
No puedo salir y encontrar a alguien nuevo porque siempre pienso en ella.
Usualmente, cuando me obsesiono con algo, veo gérmenes escabulléndose en mi piel.
Me veo a mí mismo siendo atropellado por una infinita línea de coches.
Y ella fue la primera cosa hermosa en la que alguna vez me he estancado.
Quiero despertar todas las mañanas pensando en la manera en la que agarra el volante.
Cómo mueve las manijas de la regadera como si estuviera abriendo una caja fuerte.
En cómo sopla las velas–
cómo sopla las velas–
cómo sopla las velas–
cómo sopla las velas–
cómo sopla…
Ahora sólo pienso en quién más está besándola.
No puedo respirar porque él sólo la besa una vez­– ¡No le importa si es perfecto!
La quiero de regreso tanto que…
Dejo la puerta sin cerrar.
Dejo las luces prendidas”.





“OCD”

The first time I saw her...
Everything in my head went quiet.
All the tics, all the constantly refreshing images just disappeared.
When you have Obsessive Compulsive Disorder, you don’t really get quiet moments.
Even in bed, I’m thinking:
Did I lock the doors? Yes.
Did I wash my hands? Yes.
Did I lock the doors? Yes.
Did I wash my hands? Yes.
But when I saw her, the only thing I could think about was the hairpin curve of her lips..
Or the eyelash on her cheek—
the eyelash on her cheek—
the eyelash on her cheek.
I knew I had to talk to her.
I asked her out six times in thirty seconds.
She said yes after the third one, but none of them felt right, so I had to keep going.
On our first date, I spent more time organizing my meal by color than I did eating it, or fucking talking to her...
But she loved it.
She loved that I had to kiss her goodbye sixteen times or twenty-four times or if it was Wednesday.
She loved that it took me forever to walk home because there are lots of cracks on our sidewalk.
When we moved in together, she said she felt safe, like no one would ever rob us because I definitely locked the door eighteen times.
I’d always watch her mouth when she talked—
when she talked—
when she talked—
when she talked
when she talked;
when she said she loved me, her mouth would curl up at the edges.
At night, she’d lay in bed and watch me turn all the lights off.. And on, and off, and on, and off, and on, and off, and on, and off, and on, and off, and on, and off, and on, and off, and on, and off, and on, and off, and on, and off, and on, and off.
She’d close her eyes and imagine that the days and nights were passing in front of her.
Some mornings I’d start kissing her goodbye but she’d just leave cause I was
just making her late for work...
When I stopped in front of a crack in the sidewalk, she just kept walking...
When she said she loved me her mouth was a straight line.
She told me that I was taking up too much of her time.
Last week she started sleeping at her mother’s place.
She told me that she shouldn’t have let me get so attached to her; that this whole thing was a mistake, but...
How can it be a mistake that I don’t have to wash my hands after I touched her?
Love is not a mistake, and it’s killing me that she can run away from this and I just can’t.
I can’t – I can’t go out and find someone new because I always think of her.
Usually, when I obsess over things, I see germs sneaking into my skin.
I see myself crushed by an endless succession of cars...
And she was the first beautiful thing I ever got stuck on.
I want to wake up every morning thinking about the way she holds her steering wheel..
How she turns shower knobs like she's opening a safe.
How she blows out candles—
blows out candles—
blows out candles—
blows out candles—
blows out candles—
blows out…
Now, I just think about who else is kissing her.
I can’t breathe because he only kisses her once — he doesn’t care if it’s perfect!
I want her back so bad...
I leave the door unlocked.

I leave the lights on.







LIDIJA DIMKOVSKA [10.383]

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Lidija Dimkovska

(Macedonia, 1971) 
Lidija Dimkovska nació en Skopje en 1971. Además de poesía escribe ensayos, trabajos como traductora y edita la macedonia literaria revista Blesok / Shine en internet. Dimkovska estudió literatura general y comparada en Skopje y tomó un Ph.D. en la Universidad de Bucarest, donde impartió clases de lengua macedonia y literatura. Vive en la capital de Eslovenia, Liubliana.

Poemarios de Dimkovska: 

The Offspring from the East (1992), The Fire of Letters (1994) and Bitten Nails (1998). In Rumania she published a collection of translated poems, Meta Hanging on Meta Lime Tree (2001).





BUSCADORES DE ASILO

El más grande centro de buscadores de asilo está bajo tierra.
Son los suicidas, los emigrantes al otro mundo,
inaceptados, reprimidos y torturados en este.
El centro de buscadores de asilo subterráneo ofrece libertad de movimiento
desde la periferia hacia el centro y viceversa,
tres comidas al día y un permiso diario para dar una caminada.
Los buscadores de asilo tienen una etiqueta de tamaño estándar en sus pulseras.
Pero mira, los muertos normales inician una huelga de hambre
contra el exceso de suicidios que les rodean.
Ellos no quieren a los buscadores de asilo cerca de sus pulcras casas,
no quieren sogas en todas partes, frascos vacíos de pastillas,
huesos rotos de caerse y vientres hinchados por ahogamiento.
En lugar de espantapájaros ellos siembran cruces en sus verdes jardines 
para aquellos que murieron contra la voluntad de Dios. Los buscadores de asilo
están confundidos y enojados, con un pie arrastrando todo el tiempo.
Algunos han olvidado dejar un mensaje, otros besar a su hija,
algunos han dejado un traje en la lavandería, otros no han hecho sus testamentos,
algunos no han cancelado sus viajes, otros no hicieron una cita con la muerte.
Y ahora están aquí. Con intérpretes en el pasillo
y carpetas en las manos, esperan ser vistos por el oficial del asilo.
Nacionalidad, sexo, religión. Muchos tienen padres,
pero no patria. Algunos son alérgicos a la tierra arada,
y sin poder besar su suelo, tuvieron que partir bajo tierra.
Algunos fueron fugitivos toda la vida de ellos mismos,
sin nadie que pagara las pastillas para dejar de envejecer.
Algunos han malgastado su desgracia también, no sólo su buena fortuna.
Otros no han hecho el amor con el amor de su vida por años.
Algunos han sido asesinados por sus cercanos y más querido no con 
un cuchillo, sino con aguja o fórceps.
Entre ellos hay personas que están vivas sólo después de su muerte.
El centro para buscadores de asilo está lleno, cercado con alambre de púas en el mundo de los muertos corrientes.
Llegué ayer. Obtuve dos entradas.
Durante el día, estaré en el centro de los buscadores de asilo,
y por la noche en la casa de los muertos comunes.
No sé de cuál de los dos no voy a volver.

Traducción de H. G. Leogena, a partir de la traducción inglesa
de Ljubica Arsovska y Margaret Reid.




THE POEM AT THE BEGINNING

Brodsky got scared, he got scared he might be hit
by a bomb, a watermelon or the evil eye of a Struga maiden,
and back then we still didn’t have e-mail
for him to ask me in the Subject line: Is there a war going on in Macedonia?
so he didn’t come. And those four days, they say,
the University of Michigan was being painted,
and at home the cleaning lady, Sevda from Bosnia,
had spilled some bleach in the living room and a terrible stench
spread all over the place.
Brodsky opened the windows and went out into the night
and had nowhere to go until the apartment was aired,
until the Department of Literature was painted.
For four days Brodsky wandered through Michigan, he went from church to church
(and when sad, they say, entered only the Orthodox)
and suddenly he came across the small Macedonian church
raised by old man Ilija in memory of his mother Petkana of Struga,
and just then it was Vespers, and two singers chanted in Macedonian:
Mother of God, rejoice, birthgiving Maria.
Brodsky listened and his hands got sweaty on his trousers
and every time they made the cross he choked
as if swimming in the waters of Genesis.
The Mother of God saw the collar on his shirt start crying,
then an old woman approached him with boiled wheat and told him:
Take some son, this is in memory of my mother-in-law Petkana from Struga,
God bless her soul, she brought up my children.
Brodsky then searched his back pocket and took out the letter
about the Golden Wreath for Poetry ’91. But the old woman
just kept on offering: Have some, son, have some of this wheat,
you’re pale, take care you don’t get sick, and as for wreaths —
God forbid, it’s too early for you!
We the old must have our turn fi rst!
Brodsky ate and cried, gulped and choked,
and on Monday, when the University opened again,
gave his literature students the following topic for their essays:
“What percentage of a man lives when he’s alive
and what percentage dies when he dies?”
And for two hours he read and re-read
Marina Tsvetaeva’s “Poem of the End.”







DECENT GIRL

I took my perspective of the future to a thrift store
but nobody would buy it. The net is prickly
and there are no more heroes. Sorrow is purely physical pain.
If there’s no water, let the eye-fl uid hanging on the glasses drop.
If you wear no glasses, pretend you are Chinese
(one eye looking eastward and one looking westward
equals écriture féminine in a male society).
The fashion of the Orientals
comes back in a package of diet food.
And bless me while I’m still a decent girl.
Tomorrow or the next day I’ll lose my sinful ways,
I’ll wear embroidered blouses from the Ethnographic Museum
of Macedonia, and someone will have to pay for them.
To survive, we’d best turn the lector’s apartment
into a gallery. We shall exhibit
varicose veins, dried umbilici, retinas
and broken hearts in direct proportion
to South American soap operas
(tell me why you left me and married my sister),
and sorrow is purely physical pain
cured in my country by surgical operation.
Here I recognize it by the pain in my index fi nger,
crucial in the expansion of mobile phone networks.
I don’t know why my uncle didn’t beat me in a sack.
At this age it’s best if somebody else
cuts your umbilical cord,
and I am not afraid of Virginia Woolf,
I fear Lidija Dimkovska. Have you heard of her?
A woman not wholly christened,
whose friends have all taken the vow,
the bodiless woman and all those she’s loved remain unmarried.
That almost completely non-woman of yours
(likely sponsored by Soros to become tender?)
almost to the negation of the idea of Medea, of Judea, of her.
No, I’m not afraid of the numbers 1, 4, 7 in the eye clinic,
or of mortgages on religious holidays,
what I’m afraid of is the existing attitude of God,
the God who does not exist, and I’m afraid of his great eyes.
Alas, what a multitude of words! Dictionaries are a lucrative job.
You sit at home and play: Something beginning with ...!
From now on I shall speak in onomatopoeia,
Or better, in metaonomatopeia.
Be that as it may, it was nice meeting you, Father.
Were I not a woman you could’ve taken my confession.
But I don’t mind this either.
We’re having tea, biting each other’s nails
and licking our lips. Chirp chirp! Metachirp metachirp!







NAIL CLIPPERS

Since I took their nail clippers abroad with me by mistake,
my family’s nails have been growing out of control and unevenly,
their toes and fi ngers are lengthening rampantly
and breaking out through their shoes and handshakes with strangers,
and the horrifi ed neighbors no longer try to eavesdrop.
I call them from far away wishing, between two surges of shouting,
to mollify them, singing them popular newly-written folk songs,
begging their forgiveness with the great thoughts of small nations.
So what are long nails compared with my thirst for the truth,
don’t you see you’re becoming immortal already?
But you take it so hard.
The nail clippers gape at me from the bedside table,
just as unhappy with the change of environment.
This is madness, I scream, I’ll mail them to you,
but then they all shriek on this and that end of the line:
“No way! Customs confi scates nail clippers!”
When crossing the border, I hid them in my right sneaker.
My family threatened to cut their nails with the kitchen scissors.
No matter what, they weigh on my conscience like a plaster collar.
All night I dream of them with bleeding fi ngers and fainting.
The next morning I woke up with hemorrhoids,
and desperation plugged my spirit.
Claustrophobia is more powerful between a nail clipper’s blades
than among people who have forgotten God.
The rainbow colored peacock on the clippers
murmured in a human voice:
“Life is the choice of nails, hair and skin,
but manicuring, that’s the choice of divinity.
You’ve been biting your nails all your life,
but brought me here just to spite me. Get me back.
I don’t care how, you godless no-nail, or get your family here
to trim their nails like human beings.” And come they did,
and never even looked at me, but settled cozily on the bed
and trimmed and manicured their nails with the clippers,
throwing the parings on the fl oor and smiling contentedly at the peacock:
“A little while, and we’ll be going home.”

Translations from the Macedonian by
Ljubica Arsovska and Peggy Reid





GERVASIO MONCHIETTI [10.384]

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Gervasio Monchietti

Nació en Rosario, ARGENTINA   en noviembre 1979. 
Poeta, editor, encuadernador, gestor cultural nacido en Rosario y residente en esta ciudad. Fue encuadernador y editor de la editorial Tropofonia; actualmente dirige junto a Lucas Collosa el sello Erizo Editora. Es colaborador del Festival Internacional de Poesía de Rosario. Organiza, con Daiana Henderson, el ciclo de lecturas Virósico.

Obra Poética

Trincheta, Tropofonia, Rosario, 2010
3 cilindros, Diatriba, Santo Tomé, Santa Fe, 2011

En antologías

Código urbano. Una muestra de la nueva poesía rosarina. Ebook. comp.: Osvaldo Aguirre, poesiaargentina.com, Buenos Aires, 2013.





(Santa Fe). "Trincheta".

Somos
algo que pasa
entre el agua y la llovizna
el grano de las voces
las veredas  los cuerpos
quedan
pequeños lugares
       de certeza
ladrillos
        de una casa
inacabada.







Río
canal de olvido
donde me sumerjo
licuo
universo
de cáscara de nuez
donde uno más uno
desaprendo.
Terco tronco
que a fuerza de nombrarse
desconoce
la corteza y la raíz
las hojas en que destilo
el intento de tomar
la dirección del viento.







Escribo en las rendijas de la ventana
con cuidado de no abrir de par en par
las cortinas
una sombra se detiene
veo el filo de la navaja.


     de "Trincheta"




I



Padre
         he empezado a cultivar un pequeño jardín.
         El cuidado diario hace que crezca.
         Sorprende ver el efecto de un poco de agua
         cambian, de inmediato –si vieras–,
         la consistencia de las ramas, 
         el vigor de las hojas.
        
         ¿Hace calor allí?
         Aquí, el sol calcina las plantas.
         También he visto cómo derrite el nylon.
         Antes no percibía eso.
         Parece que el año próximo
         se acaba el mundo. 




IX


Señor paciente
colóquese la bata
puede haber un cuerpo extraño
en su ropa

La frase apareció en una sala de rayos
y atravesó los borradores.

Costó ubicar, hallar un lugar donde dejarla. 
Pero es una advertencia que hecha luz
cada vez que se lee, sobre los huesos.

De 3 cilindros, Ediciones Diatriba.








Hay que saber pasar las noches
Gabriela Massud


I

de las pocas experiencias como vendedora 
—han sido demasiadas—
lo que más me ha sorprendido es la idea
de que siempre es posible cambiar 
la opinión del que dice que no

—deberían haberme pegado varias veces—

como aquella vez que vendí un libro
a novecientos pesos
en una casa de ladrillos sin revoque
con split 
en cómodas cuotas de 90

pesos —eran doce—

la obstinación en cambiar la opinión
tiene una filosofía aplicada

no hay inocencia
entonces no sé cómo funciona 
el cliente siempre tiene la razón





II

Él 
siempre tiene la razón

dicta duro
lo que debes hacer

pone el ojo
en la contradicción.

Una vez le arruinamos el cumpleaños a un cliente
por no mandarle la vela con la torta.

Fue terrible, las tías mirándose espantadas
por la falta.






III

en el 2001 las tortas no tenían salida
y conseguí laburo vendiendo cursos
de computación

no podías usar la palabra venta
ni tampoco podías decir vendedor

la gente de la ciudad ya no abre 
la puerta a extraños conocidos

:sos lo que decís que sos:
durante un mes, llegué a ser 
asesora educativa en informática

en el instituto no usaban 
folletería y no por ecología

vos sos el folleto —te decía
el morocho que capacitaba

le faltaba un diente
y el traje le quedaba re grande
—para mí se lo habían bajado de una piña—

Aquí ofrecemos cursos de Word Excel 
Windows Explorador de internet
y auxiliar de Maestra Jardinera.






IV

Donde más me bardearon fue en la empresa de grúas.
Trabajaba de 22 a 6 y la gente llamaba desesperada.

Perdían rápidamente las fórmulas de cortesía. 
Las barbaridades eran mutuas.






V

Lo mejor de la empresa de grúas 
era mi alto consumo de pornografía. 
Michel de Certeau estaría orgulloso.
El placer que me quitan lo cobro a la noche.
Luego debía recordar: ir a herramientas y
borrar el historial.

Muchas veces me fui con dudas.
Imaginaba a mi supervisora viendo
las fotos de una orgía. Pero 
la rutina se cumple involuntaria 
se olvida. En todo caso,
me hubiese quedado la negación.

Conservo una foto del último día de trabajo:
en blanco y negro,  recostada sobre dos sillas,
con una mano sujetando mi cabeza.
La luz tenue de un velador. La luz del monitor.
La luz de la calle que asoma entre las cortinas. 
En otra, miro de frente a la cámara
las ojeras marcan una sombra fina.  
Feliz.  Sentada en el 107. No sé si se nota. 
Ese día una piedra rompió una ventana. 
Me asusté.  Por muy poco no fue la mía.




RITA KRATSMAN [10.385]

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Rita Kratsman

Nació en Buenos Aires, ARGENTINA. Poeta y traductora de  poesía italiana. Publicó El hoyo de este grito, poesía, (Último Reino, 1991); Color y Sepia, poesía (Libros de Tierra Firme, 1998); El Cuaderno de Amanda-Señora Mariposa, poesía (Último Reino, 2005) y Aria con Variaciones, poesía, (Último Reino, 2006), El Lugar, poesía (El Mono Armado, 2009).

Publicó en revistas y diarios de poesía. Es autora e integrante del staff de procedimiento.blogspot.com Con un espacio personal www.eldesvanderitakratsman.blogspot.com

Una hora existe, traducción de una antología de Franco Fortini, poeta italiano de posguerra (Ediciones Dante Alighieri, 2007, trabajo introducido y seleccionado junto a  Susana Anfossi y Andrea Calabró. 





Hojas chillonas en el piso,
el día, igual de ocre

y las palabras hacen nido
como si acá estuviera el mundo.

Pero da vueltas por la casa
un tono dominante que marea

nada, asegura el próximo paso
lo más deseado

está en el silencio de la noche.






¿Qué hay que oír?
¿Qué armonía
con algo de suciedad?

Un estilo expresa su censura
desde la mañana, aunque
cada pensamiento
está lleno de puertas.

Batir de alas confusas.

Ese "lo hablamos en otro momento
porque ahora llueve"...?
Si las hojas intensifican su verde
con la lluvia.

De El cuaderno de Amanda / Señora mariposa, Ediciones Último Reino, 2005.




                          
El lugar  
(fragmentos)   

                                
a la verdad
para Marina, Iván, Lucas, Guido y Facu

Que quede bien claro: el alma, como le dicen,
es, pareciera, no cristalina sino pantanosa.
Juan José Saer, Glosa

Si nos batiésemos a duelo
los huevos
que están en la heladera
elevarían
sus espíritus santos
cada uno desde su trinchera
hasta transformarse
y hacernos ver
Los Molinos del Último sueño*.
Selva Dipasquale, Camaleón

* Los Sueños, de Akira Kurosawa: la violencia de lo calmo y lo cristalino.



             
las ramas
                                   
pasó la lluvia
por acá?

qué dejó?
qué quiso
que viéramos
en los
espejos
de las hojas?

escuchen
eso que
llega desde
esa rama
si no parece
un trino
con sus notas
todas juntas:

un collar 
de hermanos

pareciera
¿no?

        
     

                        
                             
la melodía
primera conversación

a Pablo

que la música
no se deje llenar la cabeza por nadie

de las grandes cuestiones 
sólo quedará una estela de notas

pero es ahí donde nos detenemos ahora, en ésta 
que un diapasón haría sonar
igual que una caja de resonancia

tal vez otros delirios terminen disipándose 

digamos que    nunca una melodía es del todo nueva
o nacemos sabios?

y toda la música 
como un modo de hablar aun en los días 
con picos de calor 

la placidez es la eficacia de una forma
como no es eficaz el arrebato  
queda claro que un segundo puede ser interminable

hubo entonces como dicen los que dicen saber, al principio 
algo 
y habrá como pretenden, fin en el mismo lugar?

y además no sé, digo, el lugar, no es finalmente 
un lugar con cielo y su arañazo de azul 
sobre una alfombra verde?

las ramas bajo todos los esfuerzos de la luz 

proclama de voces débilmente moduladas 
aun así viajando por el aire sobre la lunga riga 
tu afán restallaba como un gesto 

cuando tu cuerpo atravesó en un crawl  tres largos al hilo 
para asombro de los que te miraban

sólo como afán no como capricho 
el capricho flota en otras aguas

querés que te diga 

en la actitud cerrada hay espacios 
tocados por algo de  brisa








también esas otras sílabas 
fueron rodando con tu cuerpo por las dunas
¿qué ocurriría sin palabras?

y las manos arrugadas por el agua de mar 

nada de lo que pude pensar en ese momento 
explicaría mi extrañeza de hoy cuando hablamos de notas 
de melodía

qué diminuta aventura la vida y sin embargo un día
un solo día se puede encrespar como una tormenta   

dicho de otro modo, se tienden lianas de feudo 
y pensar que en otros lugares 
se respira un aire diferente

no nos engañemos 
en todo dominio se instala una pantomima fabulosa

pulpas indecisas, la naturaleza también 
quiere que la piel esté a punto

pero cada gajo

se descuelga en una mañana demacrada








esos pinos, testigos del sol y de la lluvia, las mil caras falsas
del relente, es así?

le podríamos pedir a las hojas caídas que vuelvan al árbol?

es así…muchas cosas tuvimos que saberlas por las ramas
y hasta por ahí nomás, no por tener lazos estamos más cerca
ni somos tan claros

pero en el dulce de ciruelas está todavía el árbol
está el dulce?

nadie pide claridad para los tréboles 
y la transparencia se desespera como una madre

cuántas mandarinas contaste la última vez, cuántos limones
agriaron ese atardecer?    perdimos algo acaso 
con los chaparrones imprevistos?

el rocío no saciaba la sed de la gramilla en la mañana, por eso 
la lluvia, esa delicia con que el agua festeja

es que el agua da también luz





silencio de pared y la lluvia se arrima
que nos aupe la higuera
hoy no
parece que Hoy no iremos a jugar ahí donde
hacen ruido las abejas el calor nos derrite
es preferible quedarse junto a las mujeres
enredadas en hilos y rafias mientras
rumorean la receta del dulce
y los higos que revientan

*
aleteo de mariposas antiguas una cadencia
que todo siga como está
Amanda miente
dice que la muerte es una pájara con Manto de moaré
en las macetas crecen unos Paraguas alilados
que parecen flores




SEÑORA MARIPOSA

Cuanto más me acerco más me alejo
pero ahí está el patio
donde cayeron las mayúsculas,
el aire trae
del coro de los sueños,
el sueño de más tarde
lo imprevisto
emerge sin embargo
de una rama.
Esa hilera de hormigas se dirige
hacia una zona firme
pero marca la hora un reloj blando.
Jugo dulzón de las uvas
cada racimo contenía un momento.
*
Todavía ruedan tus ojos sangrantes
pero ahora por estas otras escaleras
también de terror.
Padre, te lavo, en un baño de hospital
con cucarachas
pero tu sonrisa está en la madera y en
la ferretería
de los goznes aceitados.
No me importa si es poco
sólo quiero ver que algo comas.
Por qué no nos sentamos uno
frente al otro, así
admirando el resplandor que llega, así...




ARIA CON VARIACIONES

Aurora tiende el mantel con la gracia de una figura de lienzo, nos acordamos del pasado, el vino y la noche buscan a toda costa una censura. Afuera es vibración el zigzag de las ramas, pero nada, nada más allá sino estos arpones de luna en la mesa:

ondas y círculos

círculos y ondas

voces, bermellones,

"estas hembras no son dulces no" pero algo saben y les digo "somos jóvenes, jóvenes, ninguna falta de amor nos hará viejas".

De vez en cuando una lanza se dirige hacia la madre quien luce una fibra sublime de laurel, y el registro afelpado, y el andar de sándalo, (siempre admiré su estatura).

*

Destello magenta en los retozos del insomnio: la sordera del mundo crece con su avidez y qué de una palabra sin censura.

Amores entregados al cáncer del silencio y el mar de junio respira en los cuartos de la casa, la noche, qué raro, tiene brazos de hombre.

Y la montaña en el bosque y el bosque en ese mar Próspero y la luna hinchándose sobre el azúcar de las dunas como un repollo ardiente.

Pero de tanto silencio se oye el arrastre de las lagartijas, no hay mayor seguridad que estar en el sueño de un amante, pero no hay sueño, no hay amante y el mundo... librado a la explicación del mundo.


*

La finura se interrumpe en el ángelus, plenitud que empezaba a emerger de lo sublime. El aire, que también estaba lleno de adoración invita a morir; la tierra se arruga bajo el alero, sobrio, por vacío de nidos.

Suena Bach pero entra esta vez en el útero cansado.

Incisión repentina en un pentagrama, aunque vibra igual ese andante con movimiento, vibra y hablamos de cosas de mujeres para lavar un poco los sentidos.

El castaño, por momentos se compadece como quien se conmueve ante una astromelia pisoteada.


Desde una piedra sobre otra, nos llega el coro de unas ranas, no la lluvia.




DELFINA GOLDARACENA [10.386]

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Delfina Goldaracena (1990-2006)

ARGENTINA

Quería ser poeta. Fue víctima de las rutas de la muerte

Tenía 16 años. Era alumna de la Colegio Ecos de Villa Crespo. Con sus compañeros había viajado al Chaco para ayudar a una escuela rural. Un chofer ebrio y un camión zigzagueante embistieron al micro donde viajaba y terminaron con sus sueños, con su vida y la de nueve de sus compañeros. Escritora prolífica desde los siete años, su familia editó un libro con sus poesías y lo recaudado será destinado a la Escuela rural 375 El Paraisal, de Quitilipi.

DELFINA GOLDARACENA: TIEMPO EFÍMERO

Una poética que abocándose a lo más cercano nos confiere una visión del universo. Dinamismo en tiempo vertical que transpone un instante inmovilizado.



Manuscrito pensado (tal vez) para una entrevista en la radio:

Xq empezaste a escribir?
(Fuera de nada)
X la conexión que tenía en mi casa. En casa siempre había escritores que leían poesía

pensás en la escritura como tu futuro, pensás seguir siendo escritora?
creo que la poesía no se deja así nomás
a veces termina siendo una necesidad
creo que a uno lo mantiene -la poesía- (en el buen sentido)

¿En qué momentos te sentás a escribir?
Ningún tiempo y en cualquier lugar


DATOS BIOGRÁFICOS

Nació el 21 de septiembre de 1990. Desde muy chica se advirtió en ella una sensibilidad muy especial. Era la hermana menor de una familia de cuatro hermanos. Siempre se destacó por su bondad y creatividad. Tocaba el piano pero además era una excelente deportista.
Comenzó a escribir desde muy chiquita, ya entonces se perfilaba la mirada poética que no la abandonaría jamás. Movilizada por las desigualdades del mundo participó, también desde muy chica, en proyectos solidarios.
Trabajó con chicos sordomudos, aprendió el lenguaje de las manos. A los 6 años compuso una pequeña pieza para piano. A los 11 años tuvo un accidente en la montaña cuando practicaba ski lo que la dejó amnésica y con una paresia en el lado izquierdo que superó con su habitual empeño pero por sobre todas las cosas, con esa pasión que tenía por la vida.
Ya algo más grande se apasionó por el rock y su historia y más de una vez añoraba haber "vivido los 60". Lectora selectiva, a los 14 años declaró su amor por Kawabata y la literatura japonesa. Inquieta, apasionada, llena de amigos, muy querida, decidió abandonar su colegio en zona norte para seguir buscando el sentido de su vida en el colegio Ecos.
Murió el 10 de octubre del 2006.



TIEMPO EFÍMERO

PRÓLOGO

Cuando la conocí Delfina Goldaracena miraba y sonreía como si recién hubiera aparecido. Donde ella estaba era como si se hubiera abierto de golpe una ventana, un espacio sorprendido. Y es que su criatura era pura luz inteligente.
Desde muy niña escribía poemas asombrados y asombrosos. A los seis años decía: La flores que gritan el silencio/como los áboles que tiran/los gritos al silencio.
Los poemas que aquí van a leer son todos los que escribió en su vida. Murió a los dieciséis años en un accidente de tránsito junto a otros adolescentes que venían del Chaco, de una escuelita donde compartieron los dones de la tierra. Cuatro años antes la muerte la buscó en la nieve. Pero no pudo verla. Delfina tenía demasiada claridad.
Ella sabía de esa acechanza cuando escribió: Cuando quise/prender mi/luz negra/ya no existía/ ya no era la de antes y/ ahora soy el árbol. Y en muchos versos más. Y es que lo oscuro engendra tanto como quiere exterminar el prodigio.
Su biología entera era la poesía. Tal vez por eso tuvo la extensión pequeña y la duración inolvidable que tiene una canción.
De Juan, su padre, había heredado la emoción por los campos y los caminos. De su madre, Cristina Domenech, poeta también, el ardor por las palabras.
No le dio tiempo el tiempo a salir del misterio de ellas. Recién venida del caos ardió dentro de su enigma, hechizada. Y se fue naciendo.
Aquí quedan fragmentos de esa insolación maravillosa. Un iluminado arrebato al sueño del mundo.
Ha muerto una niña poeta. Nos dejó tristes. Nos dejó cantando.

Leopoldo Castilla





Cuando quise
prender mi
luz negra
ya no existía
ya no era la
de antes y
ahora soy el árbol

1997


El sol del atardecer
hacer creer
más vegetal a mi corazón




Necochea, julio 1997






La flores que gritan el silencio
como los árboles que tiran
los gritos al silencio






Delfi y sus poemas


Los sapos que viven en mi pileta
que viven en el pasto de mi casa
Cuánto amor tienen al vivir
en mi casa los sapos







Mientras amanece


Los ronroneos de los gatos
la lluvia que cae del cielo
el pan del amanecer
y las alas del picaflor
que no se ven







La luz del teatro


La luz de la noche apunta el espacio
las abuelas con dientes juegan
conmigo a la pelota
el sol es negro como la tinta
los anteojos caminan hacia el público


1998


Dulce es el que maneja el viento
el que fusila el carbón
el que mata la naranja de la fuerte juventud
de la gloria del sueño
pero es más dulce el caramelo de la vida






Un campo donde
los pájaros cantan
y las gaviotas callan
Que aquel pez
de aguas azules escuche
un sol por la noche y una
luna por el día.
Que nadie sea olvidado para sacarse
las ganas de correr a un conejo







Sólo una vez

sólo una vez lo hice
por debajo del agua
con el romance
desnuda
y el palacio del mar
acusándome de un robo
los caracoles
los peces
las aguas frías

(mi alma no resiste
a tal belleza)

me matan
me entierran
pero mi alma sigue viva






Leyendo la vida es papel
la sombra del viento ya
no mueve las olas del mar
Y escribiendo la vida es corta
como una nube de agua






La paloma alza el ala
y se cubre de viento
su alma no resiste
se echa a volar
su piel se vuelve tibia
su mano regresa
mira el lejano horizonte
siente el dolor
algo se desprende de su cuerpo
cae
las olas la cubren

el rayo del sol
quema su frente

(sus piernas atadas al agua)

cae al fondo de unas aguas secas de tristeza







La muerte

La luna va detrás de mí
impidiendo la muerte
que se realizará mañana a primera hora
Quiero ver la primera hoja que cae
despertar
aliviar
morir
nacer
perder
ganar

yo no se cuál de ellas
yo no se cuál
yo no se el día
yo no se la noche
pero hay algo que sé

cuántos días pasaron







La calva noche
el día luminoso
un cuarto sin alas
un beso sin boca
un beso fuerte de amor
Madre ¿dónde está el día de la noche calva?







1999

Viento


El viento volaba
en aquellas rocas se oía
el viento era fuerte, astuto, rencoroso
y con forma de caballo manchado por tinta roja






Un mundo soñado 

Una uva que me mira
con sus pies amarillos
El espejo que me mira
ya no es mi mundo

Te haremos un cumpleaños mi niño
en la uva:
mojada
rota
flor
flor de uva
flor vida
flor que cuando
las nubes se hicieron para mirar
el agua que no soporta

Mi uva mira la nube
Mi uva es el mundo
ya no es vida
es muerte.

09/07/99







El tiempo

La mano que un día fue tuya
la mano que tuviste aquel día en esa noche
la noche que tuviste la mano del tiempo
la mano que tuviste en el regreso de la noche
fue en el día de la sombra
Tu mano era firme
Tu mano fue única
Tu mano murió esa noche
La noche fue solitaria sin mi mano
porque mi mano hace la escritura
y la escritura hace la vida.
Tu mano tenía letras.
Tu mano tenía voz.
Yo no hice la escritura
la hizo mi mano con su mente
Porque la mano tiene tierra en su pecho.

Rosario, 14/10/99. Presentación del libro Tierra Negra, de Cristina Doménech






El silencio

Nunca un mensaje silencioso que abra
una ventana
Mientras el cielo azul arrulla mis ojos
las estrellitas lavan mis pecados
de las mentiras
¿Por qué se cae mi ventana?
¿Por qué mensajes silenciosos?

El pincel se desliza sobre la tinta negra.






El día y la noche

El sueño de una estrella es el que se cuenta
cuando el cielo lo decide
el día de sol no es un día de aventuras de cuento
son días que
ya saben
que el rostro puede sentir aire mojado
seco
o
ya saben
aquel bosque que conocí era raro
no tenía
árboles
claro
tenía árboles pero eran
ya saben
los árboles comunes
del sueño son
rosa el tronco y azul la copa






Atracción*

Agua gris por la vida pasa
con olas negras y acompañada por tormentas
¿qué día terminará el temor del miedo que ahuyenta el sol?

Las hojas que caen son eternas
son pájaros sin canto
sin voz
sin vida

¿Tienen las hojas el aroma de las flores por el amanecer del canto sin voz?

El paisaje brilla por el sol
atrayendo la brisa del cielo.
¿Puede el paisaje atraer la luna con su belleza?

El pez que nadó ayer hoy no lo vi
el pez tenía canto
tenía ausencia
tenía un sol en sus manos de acelga


¿Por qué uso esas extrañas palabras del olvido negro?

¿por qué no podré tocar mis manos de ángel otra vez?


*Agua, hoja, costas, fruta, paisaje, luna, pez, pescador, nave, llanto, brujas, aleteo
(alas de pájaro)



Me arranco las sombras
me arranco lo que fui
me arranco el pecho y con él se va el alma
saco la tierra
mi cara se cubre de polvo
mi mano se desvanece como la sangre
mis pies se queman como arena
pierdo la mirada
y con ella el olfato y la gracia
mi ser se va por los caminos desnudos
me arranco el lápiz y con el se va mi vida


Primer premio de poesía, Club Náutico San Isidro “Nuestros Socios Escriben VIII”, 1999






Madre

No me dejes solo la noche
en que la música canta su canción
el fuego
la sangre
la luz
la vida
la muerte
extraña
misteriosa

pero lo único que queda son las hojas
de cada libro

Madre no me dejes solo esta noche







La mano

Era una mano tan sólo lo que se me acercó
no era el monstruo que pensaba mi cabeza
tampoco era esa pluma verde que el vecino me advertía tocar
Tan sólo era una mano







La mano que desliza amor y poemas de antes






La frontera negra

Las sierras de Egipto que van más allá del horizonte
las lagunas calientes
los caminos desnudos vestidos de gris
(es la frontera la inquieta)
los pájaros acabados
las radios calladas
mi mano ya se muere
¿Qué haré sin mi vida?

2/1/99



2000


Reflexiones de un niño

Maleficiar la luna cada noche
para no ser atrapado por las ventanas cerradas

Javier Villafañe 


Cuando uno aprende algo pronto
-a deslizarse en un campo para sobrevivir
al maleficio de una voz cercana-
o a humillar una puerta lejos del sol pero cerca del tiempo
Cuando uno aprende algo no deseado
quiere que los pedazos de piel salgan a pelear la batalla
o quedarse en el cuerpo sin tener que levantarse de su lecho
o podría ser al revés
-sobrevivir al maleficio de un campo
para deslizar una voz cercana-
lejos del tiempo
y cerca del sol humillar una puerta






Mi mundo es una hoja
de árbol que ha caído de su mundo
¿Cómo comprende la hoja que ya es tiempo de vivir?
¿Cómo canta el pájaro antes de cenar?
¿Cuál es el viento que sorprende a las nubes?
¿Es ese el sonido que vuela por mi vida?
El mundo se gasta y luego descansa con la hoja a su lado
y con un poema dentro








Un niño nuevo es una hoja en el aire
que luego se vuela y pasa a ser la vida.
Un niño creciendo es la esencial nube en el cielo
que rodea la luna llena.
Un niño da sus primeros pasos
esta es la estrella de una luna de un pequeño
universo lleno de lunas y lleno de estrellas
El niño del que hablábamos tanto
ya no es un niño
Es tan sólo unos huesos
juntos unidos por carne que sostiene los brazos.
Ese niño lejano de su mundo
envejece con el dragón de seda que lo acompaña
en su lecho mientras descansa







Tu palabra es de pájaro
pero tu mundo es silencio
y tu aire es nube
Nos besamos
en el hueco de la sombra
Ya el símbolo no es la sombra
es la memoria de un campo lejano

Junio 2000







a Julio Llinás

Cuando quise prender mi luz negra
ya no existía
Ya no era la de antes y ahora
es el árbol quien la tiene
Ya no soy yo
Yo no soy la persona que se bajó los pantalones en el teatro
Yo no soy la persona que le mostraba mi flor muerta a los vecinos
Yo no soy yo
Yo no soy la persona que mató a ese perro insoportable
Yo no soy la persona que actuó con un mal papel en TV
Yo no soy y cuando quise prender mi luz negra
Ya no existía

24/4/2000







Las frutas de aquella noche llovieron
las sombras de tu universo son mágicas
ese plato, el que nunca
me di cuenta de que era una rama sin flor
noche sin luna
e incluso
hojas de geranio que derramaban tu petróleo
el petróleo de tu mirada
el que no me deja respirar tu voz
El sufrimiento resulta ser un acto
telón, escenografía e incluso mi gato
quiso ser protagonista
Pero no
nadie en el escenario
porque el reglamento dice así:
ceniceros en llamas
flores sin tallo que soporten su deslumbrancia
una sorpresa de madre
nuevos intentos
de los que nadie podría escapar

Este poema se lo dedico a Cristina Doménech (mi mamá), 17/11/2000







a papá

La vida pasa alumbrando el sol
conquistando las aguas grises
y sin que la luz roja atrape tus sentimientos

Siempre que te sientes a leer es el principio de una nueva vida

7/5/2000






La verdad parece un sueño
y el sueño parece verdad







a Pili y sus amigas

La injusticia de la vida ha sido probada
el camino corto es el sabio
el ignorado
La injusticia es potente contra el viento
y el camino destruido por la lluvia
Un campo a lo lejos vi ayer
el campo no tenía hora
solamente tenía furia por dentro
¿por qué no hubo hora terminada?
Y ¿por qué no tuvo fuerzas para evitarlo?

7/5/2000







El mundo no es sólido
como esas nubes del desierto
donde siempre hay agua y nunca escasea
El sol no es frío
como el humo cerrado por el fuego
que quemó ese bosque precioso
donde los caballos montaban grandes jinetes
y doncellas de cuento
juegan a mirarse mientras juegan naipes
sino es caliente
como un toro español
Las muñecas no son muñecas
sino la realidad
y tomaron el mando
y así sacarnos adelante
y el aire no es hermoso
como las aves de cuento







El grito del hombre ahuyentado fue angelical
fue fuerte de tal manera
fue una brújula perdida en el sur y en el norte
fue un gato verdeazul
fue como una bota metida en una media
fue como un anteojo ciego
y un reloj de cartón
pero siempre siguió siendo un grito ahuyentado de hombre

29/5/2000






LAURA ALONSO [10.387]

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Laura Alonso 
(Montevideo, URUGUAY    1970)

Docente de arquitectura, poeta. En narrativa fue premiada en el concurso de cuentos Eróticamente, organizado por el semanario La República de las Mujeres (diario La República), y publicó los relatos Tres Tristes Trinidades (Artefato). Desde el año 2008 ha recibido varios premios por su obra, una Mención en el concurso de cuentos Paco Espínola, el Segundo Premio en el Premio Anual de Literatura 2008 del Ministerio de Educación y Cultura con su libro de poemas Tratado sobre huecos (Estuario, 2009), y la Primera Mención con su obra “Poesía rota” (inédita) en el “Concurso Literario Municipal” –ed.2009- de la Intendencia de Montevideo. Editó a fines de 2010 la plaqueta “pero todo volvió de golpe y no pude sino escupir sobre estas calles” -ó: diáspora la lengua-” (ed. Yaugurú), desprendida de la “trama” de “Espejismo en reiteración real” (ed. Paréntesis- abril 2011). Algunos de sus poemas ya forman parte de recopilaciones y selecciones de poesía joven femenina.
sitio web:  http://depalabranofunciona.blogspot.com/








SUCCIONADOR

no contienes.
eres desparramo de juguetes
y cajitas musicales precintadas.

un nicho en la cara de la tía
que cabalgaba en pelo la morfina,
la metástasis.

tragas luz a lo insondable,
donde la palabra
no es arco voltaico.

no eres
             cántaro
                        vaso
                                 boca

te insistes sanguijuela
en el plato vacío de la sopa.

arrojo unas piedras planas
y no suenan
porque no contienes
y sin embargo,
eres toda la hondura impensable
sorbedora,
blanquecina de hospital,
grisura humana revolviendo basurales,
amor mal curado con grageas.

precipicio imperturbable.








DESDE ABAJO

en el fondo de un pozo
alguien
hamaca un rosario.
despliega en el ritual
un código de hilos.

se encorva,

estremece.

hilvana un fragmento de cielo amordazado.








OFTALMOLOGÍA POÉTICA

el párpado del hueco
obra la duplicación de su disfraz.
el velo. Veladura, voladura
nunca hacia la urdimbre.

un cartel intermitente:
no intro
no exit

el párpado del hueco
sombrero
cofia
burka. Perímetro horca del poeta

topógrafo

enfrentado al parpadeo
con aparatos pobres. Precario
abridor de huecos.
maquillador
de lo insondable. Mecánico
incompleto.

el párpado del hueco.
el ojo del hueco.
el hueco ojo.

el ojo tembloroso del poeta
cuando el párpado del hueco

se abre.








DECORRIDO

te caes por una palabra y te trepas
escalerilla enredadera
te rompes te cuarteas
fragmentito faro entre las rocas
y la boca se sangra y se come
servida entre mudos te calcinas
roja iridiscente
te salvas y no
te pierdes y no
bosque bosquejo preámbulo
cruz de los caminos en una superficie
te deslizas te chocas sin sentido
con todo
te deshaces por decir y decirme
sortilegio válvula llave
y la compuerta no retiene al río que se seca
en la ropa los libros los hechos de la historia
el contorno de la muerte en una tumba
anónima
palabra la locura
te haces doble espectro sin un fuego
de proyectos te disuelves en la broma







AUTOFAGIA

una planta carnívora pide mi nombre
mis pájaros de niebla se hunden en el bosque
todas las condensaciones del hueco cometen un estupro

es inútil llorar
frente a la fosa
desde donde vendré
en silencio

una planta carnívora pide mis labios
quiere colgarlos a su hambre dentada
y sacrificar mis pobres muertos en su digestión
como si fueran moscas

es inútil llorar
decir llorando
decir y arremeter
en el vacío

mis pájaros de niebla durmieron para siempre en la hojarasca
y ya no sueño porque me pasta la vagina vegetal
de paladar mohoso

mi otra boca
la innombrable
salpica en el mantel todas las ausencias
mientras mastica palabras coaguladas
que en su dorso cargan sombras
y partes de mi cuerpo







de su libro "Tratado sobre huecos" (Estuario, Montevideo, 2009).


Sin asidero

no te sostienes
exacto
poema. A ningún hilo
te sostienes. A la lengua
de intentos. De aproximación
resbalas
por planos inclinados
del cielo. No te sostienes
al árbol,
al pájaro.
y te abres
a la madrugada desértica
del cuerpo. Desovas
puertas y más puertas
palabras
que se van cerrando
circulares. Espacios
redundantes. Ecos
del vacío.
y te caes. En caída
libre. Esfera
a la esfera. Espiral
insomnio.
y te cierras. Sin aire
no te sostienes
exacto
poema
del morir.






Sin territorio

no puedo decirte. No
puedo decirlo. No
araño el garguero
abismo,
lo que tiene forma de palabra
y No.

niña del lastre
que carga sus años. No
puedo decirla. No
tengo vocablo. No.

el hueco la traga,
me traga.
¿a dónde?

viene desde lejos. Lejanía,
coordenada antigua. Aparato móvil,
negador.

¿pie plano hunde plano?
Ortopedia para la palabra. Ortopedia
la palabra. Lengua cercenada.

rasgo-hiero-sangro-verbo.

todo nómade
se huye cóncavo. Se abate
perturbado.
el caracol come de sí,
la boca autofagocita el cuerpo,
los objetos se desinflan hacia su interior,
lunar invisible ahueca el papel.

todo se disipa en región que no acaba. No
puedo decirlo. No será lugar.




HUMBERTO MEGGET [10.388]

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Humberto Megget
Humberto Megget (Paysandú, 1 de mayo de 1926 - Montevideo, 5 de abril de 1951) poeta uruguayo integrante de la Generación del 45.

Parte de su infancia transcurrió en Paysandú donde su tía, la maestra Victoria Megget se encargó de su educación y crianza.
Fundó la revista "Letras" a los diecisiete años, de la cual edita un solo número. Posteriormente hace lo mismo con las revistas "No" y "Sin Zona", con similares resultados.
En 1949 edita su único libro de poemas, llamado "Nuevo sol partido" que tiene una escasa difusión y tiraje.
Fallece en Montevideo a la edad de veinticuatro años luego padecer una larga tuberculosis, siendo prácticamente un desconocido del público y la crítica. Luego de la muerte del poeta, Idea Vilariño la cual fue una pieza central de la Generación del 45 escribiría:
Ahora, demasiado tarde, como siempre, sólo podemos declarar el valor de sus versos, mostrar un poema, dejar constancia del paso del joven poeta que desoímos.

Legado

Mario Benedetti, también integrante de la Generación del 45, en ocasión del décimo aniversario de la muerte del poeta, escribiría:
El 5 de abril se cumplieron diez años de la muerte de Humberto Megget, y en este caso son diez años que se parecen mucho al olvido. Los críticos de poesía rara vez se acuerdan de él, los antólogos no lo incluyen en sus selecciones, los actores no lo tienen en cuenta en sus recitales. Se trata de un olvido que no hace honor a los contemporáneos de Megget, ya que éste, como todo auténtico poeta, está destinado a sobrevivir, no importa en qué lejano o cercano futuro; cuando otras generaciones de críticos o antólogos lo reintegren al sitial que su obra merece, seguramente se asombrarán de que poemas de tanta inspiración y originalidad hayan pasado sin pena ni gloria entre quienes compartieron su tiempo y su mundo.1
[...] Su único libro de poemas se llamó ‘Nuevo sol partido’ y fue publicado en 1949, pero el tiraje de edición fue tan limitado que, aparte del círculo de sus amigos, cuando murió en 1951 era prácticamente un desconocido del público y la crítica. En 1952 el grupo de escritores que reunía la revista ‘Número’ consiguió una serie de materiales inéditos, en su mayor parte poemas escritos por Megget en los últimos años de su enfermedad, y encargó a Idea Vilariño la selección y edición de los mismos. Este volumen, ahora totalmente agotado incluía los siete poemas del único libro publicado en vida de Megget y conservaba el título ‘Nuevo sol partido. Agregaba además, 30 poemas de su última época".
En 1991, cuarenta años después de su muerte, se edita un volumen conteniendo sus obras, fruto de una investigación y revisión a cargo de Pablo Rocca. Esta obra, publicada por Ediciones de la Banda Oriental, tiene el mérito de recuperar este poeta para los lectores y la institucionalidad cultural.




"Ahora, demasiado tarde, como siempre, sólo podemos declarar el valor de sus versos, mostrar un poema, dejar constancia del paso del joven poeta que desoímos".
Idea Vilariño, después de la muy prematura muerte de Megget.

I.

TENGO GANAS DE RISAS RAQUEL

tengo ganas de risas raquel
ganas de ir al cine a ver aquella película
ganas de ver las rosas y no ver las rosas
tengo ganás de tomar el café con leche
y beber
beber
beber
beber aquello y esto
y lo que tú das
y lo que yo ofrezco
ganas de ir y no ver aquella película
tengo ganas de ti y de aquél
pero más que de ti y de aquél
tengo ganas de coca y de raquel





II.

VA A DORMIRSE UNA LUZ

Va a dormirse una luz sobre mi frente
una luz en el cuarto este que toco
en el cuarto este de aguas que no bebo
de hojas mal impresas
y de estufas calientes.
Va a dormirse una luz
una luz que se estira en varias líneas
que no tiene
ni boca
ni estornudos
ni dedos para pies
ni pies sin dedos
sobre mis dientes mordiendo una manzana.
Va a dormirse una luz
hasta mañana.






III.

YO MI SOBRETODO VERDE

Yo mi sobretodo verde
yo mi cáscara de nuez
yo mi gota de agua
mi río
mi árbol
yo corcel galopando en una orilla
brazos del viento descansando en los árboles
me acostaré tal vez quién sabe en dónde
en el polvo o en un mosquito
para ser el grito de un cocodrilo
o las manos abrazadas al fondo de un ríoy
o en una hoja caído
en una gota de agua envuelto
para no volver nunca
puedo seguir mucho tiempo deambulando en los aires
tal vez tenga la forma invisible de un microbio
o quizá esté en el aletear del vuelo de una mosca
hay tanto
tanto espacio para volar mi cuerpo inútil
tanto manantial donde poner mis pies frágiles
tantos redondeles blancos en los ojos cerrados
que en mi inconsciente voluntad de estar, así
no estoy solo.




HUMBETO MEGGET, EL POETA OLVIDADO

Aunque muchos conocen algunos de sus textos musicalizados por artistas del canto popular, probablemente la mayoría desconoce el nombre del autor de esos versos e incluso ignoran su peripecia vital. Humberto Megget, nació en Paysandú el 1º de mayo de 1926 y es considerado el poeta “olvidado” de la “Generación del ‘45”.
Un rincón de Paysandú, mi ciudad, lleva su nombre. Es un lugar que propone al transeúnte un alto en el camino y cuyo origen responde a la iniciativa de un grupo de vecinos que proponía hace algunos años la creación de un paseo cultural que partiendo de la esquina de Sarandí y 19 de Abril pasara por el teatro Florencio Sánchez llegando hasta la calle principal de la ciudad, 18 de Julio.
De aquél proyecto, sólo se concretó el paseo Humberto Megget, justo homenaje a un sanducero dignísimo exponente de la poesía uruguaya.


Pasó parte de su infancia en Paysandú y concurrió a la Escuela Nº 24, situada en  Costas de Sacra a poca distancia de la actual Ruta 3.
Hace un tiempo tuve el placer de conocer a uno de sus compañeros de juegos escolares Luis Peculio, quien falleció hace algo más de un año. El me dijo que en 1934 Humberto  Megget vivía en la misma escuela junto a su tía, la maestra Victoria Megget, responsable de su crianza y educación en aquellos años.
Tal ver recordando aquella época fue que escribió:



Cuando yo tenía tantos años como menos de la mitad de los que tengo
Iba de blanco vestido
En la mano derecha yo llevaba bolitas para jugarle a los niños
Y en la izquierda una disposición a acariciar las cabezas que me
                                                                   Gustasen por el camino
Era una época de deseos
Una época de desear tener un caballito
De caminar por el surco descalzo con las manos llenas de semilla
Cuando yo tenía tantos años como deseos
Las niñas rezaban el catecismo
Y yo las esperaba en las noches a lo oscuro para darles un susto
Era una época claro en que los vestidos se usaban por las rodillas
Una época en que dar un beso era un gran sacrificio
Yo vivía descansando mis tobillos sobre el barro
Y después de mediodía cuando todos dormían
Me escapaba a la cocina a hacer tortillas con huevos de pajaritos
Era una época claro de tomar al sol por las puntas de sus dedos
Y de calentarnos los pies con la luna
Era una época claro de grandes sacrificios
Cuando debíamos juntar la leña seca para amontonarla en la cocina
O cuando debíamos por la noche bañarnos con el agua no muy tibia
Era una época claro de tantos sacrificios como horas yo tenía
Y en que uno no se olvidaba de la primera niña vista desnuda
Del primer golpe dado o recibido en el rostro del amigo.



“Alto, como de un metro ochenta, delgado, tez muy blanca y renegridos cabellos. Algo ceceoso. Una especie de alegría melancólica lo envolvía como un aura. Así lo conocí en el Sorocabana de la Plaza Libertad, en 1945, y allí nos hicimos amigos.

Profundo admirador de Joaquín Torres García y, a través suyo, del arte incaico, de cuya temática ilustran sus primeros poemas. Tenía ese extraño don de ser sencillo y complejo en sus poemas, donde una dulce musicalidad los dejaba ir en nuestros oídos en armoniosas cadencias. (…)”.Así lo recuerda su amigo Carlos Brandy en 1988.

Y en 1961, en el décimo aniversario de la muerte del poeta sanducero, Mario Benedetti –también integrante de la Generación del ’45—escribió: “Cuando  murió Humberto Megget tenía solo veinticuatro años y había padecido una larga tuberculosis. Nació en Paysandú el 1º de mayo de 1926. A los diecisiete años fundó la revista ‘Letras’, pero esta aventura no conoció el segundo número. Insistió sin embargo con las revistas, pero tanto una denominada ‘No’, como otra titulada ‘Sin Zona’ tuvieron brevísima trayectoria.

Su único libro de poemas se llamó ‘Nuevo sol partido’ y fue publicado en 1949, pero el tiraje de edición fue tan limitado que, aparte del círculo de sus amigos, cuando murió en 1951 era prácticamente un desconocido del público y la crítica. En 1952 el grupo de escritores que reunía la revista ‘Número’ consiguió una serie de materiales inéditos, en su mayor parte poemas escritos por Megget en los últimos años de su enfermedad, y encargó a Idea Vilariño la selección y edición de los mismos. Este volumen, ahora totalmente agotado incluía los siete poemas del único libro publicado en vida de Megget y conservaba  el título ‘Nuevo sol partido. Agregaba además, 30 poemas de su última época”.

Sostiene Mario Benedetti que “el de Humberto Megget  es, por varias razones, un caso comparable al de Carlos Federico Saéz, el notable pintor mercedario. No solo por venir ambos del Interior, o por haber sido derrotados por la misma enfermedad, o haber vivido exactamente la misma cantidad de años; también, y principalmente, por tratarse de dos artistas formidablemente dotados que, a causa de una muerte prematura, no pudieron extraer de sí mismos la obra plena y decisiva que seguramente habrían logrado en su madurez” y que “aún en su inevitable envase juvenil, la obra de Megget es lo suficientemente original y valiosa como para ser incorporada a lo mejor de nuestra poesía. Poemas como el que comienza “Cuando descalzo recién salí…”, de su primera época o “Tengo ganas de risas de Raquel” y “Dile a las nueces que se partan solas” entre los últimos, sintetizan las mejores virtudes de Megget y garantizan que su poesía ha de ser dentro de cincuenta años tan original como ahora”.

Poesía pesimista en versos optimistas

En lucha constante con la rutina, las formas establecidas y convencionales, Megget llegó a concretar, pese a su prematura muerte, una poesía rupturista y original, en una obra que no llega al centenar de textos.

Afirma Benedetti que en su poesía sorprende y atrae la rara mezcla, la constante oposición entre temas y estilo, entre la intención y el lenguaje. “Es difícil encontrar otro ejemplo tan palpable de poesía pesimista en versos optimistas”, asegura.

El verso de Megget es casi siempre alegre, juguetón, ágil de ritmo, autosatisfecho de las novedades formales que descubre. Sin embargo, lo que dice, o más bien lo que sugiere, toca a veces un punto clave de desolación:



Y salí con alegría puesta en mi rostro
Y saludando al río saqué de él
Aguas con formas de mi cuerpo blanco
Y deposité mis pies en la playa que recogí tras mío
Y cuando mis ojos se vaciaron de estrellas
Entregué piernas mías al viento para que las llevase


Las palabras de Megget son las comunes, las de todos los días pero gracias al ritmo y a las otras palabras comunes que andan en su vecindad, adquiere una resonancia que las hace nuevas, que les otorga una bienhumorada dimensión del lirismo. “Megget nunca deja de ser un poeta serio, un preocupado de sí mismo y de su mundo, peor usa en cambio el buen humor como una inédita manera de cantar, de cambiar, de decir simplemente su tristeza”, concluye Benedetti.

Y Carlos Brandy agrega que “su poesía, si bien tiene la testimonial presencia de la sombra que ya lo cercaba, también tiene el goce de la sublimación de los sentidos y los sentimientos”.


Dile a las nueces que se partan solas
No me quedan fuerzas
Llama al médico
Dile a las nueces que se pongan tristes
No me quedan risas
Llama al médico
Dile a las nueces que no tengo verbos
Ya no tengo verbos
Llama al médico
Dile a las nueces que me quieran siempre                               
……………………..
dile a las nueces
llama al médico
dile a las nueces que ahora tengo versos
dile a las nueces que ahora tengo versos
dile a las nueces que ahora tengo versos
no llames al médico.



El joven poeta que desoímos

La crítica actual coincide en señalar que la poesía de Humberto Megget no tuvo eco en su generación sino hasta después de muerto.
Fue Benedetti, precisamente uno de los pocos que lo reivindicó siempre. En 1961 escribió:  “El 5 de abril se cumplieron diez años de la muerte de Humberto Megget, y en este caso son diez años que se parecen mucho al olvido. Los críticos de poesía rara vez se acuerdan de él, los antólogos no lo incluyen en sus selecciones, los actores no lo tienen en cuenta en sus recitales. Se trata de un olvido que no hace honor a los contemporáneos de Megget, ya que éste, como todo auténtico poeta, está destinado a sobrevivir, no importa en qué lejano o cercano futuro; cuando otras generaciones de críticos o antólogos lo reintegren al sitial que su obra merece, seguramente se asombrarán de que poemas de tanta inspiración y originalidad hayan pasado sin pena ni gloria entre quienes compartieron su tiempo y su mundo”.

También Idea Vilariño se refirió al olvido de este poeta: “Ahora, demasiado tarde, como siempre, sólo podemos declarar el valor de sus versos, mostrar un poema, dejar constancia del paso del joven poeta que desoímos”.

A principios de la década del ‘90 Rafael Courtoise aplaudió la publicación de la “Obra Completa” de Humberto Megget, realizada por Banda Oriental luego de una rigurosa investigación y revisión de Pablo Rocca, a quien le asignó el mérito de recuperar “para los lectores y la institucionalidad cultural”.

Lo cierto es que aunque miles de uruguayos han disfrutado y hasta saben de memoria algunos de sus textos musicalizados por artistas del canto popular, tales como “Ahora que todo gira” (por Dino) y “Tengo ganas de Coca y Raquel” (por Darnauchans) solo algunos de ellos desconocen el nombre del autor de los versos que tararean, y muchos ignoran su peripecia vital. 

Humberto Megget es el nombre que –por iniciativa de un grupo de vecinos—lleva una pequeña placita –pensada como paseo cultural—de mi ciudad. Un justo homenaje que pretende rescatar al poeta del olvido y señalarlo con luces de neón en la memoria colectiva sanducera.

En base a un artículo publicado por Carol Guilleminot en la revista Quinto Día.

ELIZABETH SIDDAL [10.389]

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Elizabeth Siddal
Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti (25 de julio de 1829 - 11 de febrero de 1862) fue una modelo británica, retratada extensivamente por los artistas de la Hermandad Prerrafaelita, desempeñándose también como poeta y artista. Esposa del pintor, poeta, traductor e ilustrador inglés Dante Gabriel Rossetti, fue su modelo en múltiples ocasiones. Fallece en 1862 por suicidio con láudano.

Llamada Elizabeth Eleanor Siddall por su madre, Lizzie nació el 25 de julio de 1829 en el hogar de su familia, en 7 Charles Street, Hatton Garden. Sus padres fueron Charles Crooke Siddall, quien afirmaba que su familia descendía de la nobleza, y Eleanor Evans.
En los tiempos en que Elizabeth nació, no estaban sumidos en la pobreza debido a que su padre tenía su propio negocio. Alrededor de 1831, los Siddall se mudaron al municipio de Southwark, en el sur de Londres, una zona menos saludable que Hatton Garden. Allí, en Southwark, nacieron el resto de sus hermanos: Lydia (a la que Lizzie era particularmente cercana), María, Clara, James y Henry. Aunque no existe constancia de que haya asistido a la escuela, Lizzie era capaz de leer y escribir, suponiéndose que sus padres le enseñaron. Desarrolló un amor por la poesía a una temprana edad, luego de descubrir un poema de Alfred Tennyson en un trozo de papel de periódico que había sido utilizado para envolver una porción de mantequilla; este descubrimiento inspiró a Lizzie para comenzar a escribir.

Vida como modelo de los prerrafaelistas

Siddal, cuyo nombre era originalmente escrito Siddall (fue Rossetti quien eliminó la segunda "l"), fue descubierta por Deverell en 1849 mientras trabajaba como modista de sombreros en Cranbourne Alley, Londres. Ni ella ni su familia tenían aspiraciones o intereses artísticos. Fue empleada como modelo por Deverell y a través de él fue presentada a los prerrafaelistas. Sus veinte años, su alto y delgado cuerpo y su cobrizo cabello la convirtieron en una de las primeras modelos "despampanantes" prerrafaelistas. William Michael Rossetti, su cuñado, la describió como "una de las criaturas más bellas, con un aire entre dignidad y dulzura con algo que excedía la modestia y la autoestima y poseía una desdeñosa reserva; alta, finamente formada con un cuello suave y regular, con algunas características poco comunes, ojos verde-azulados y poco brillantes, grandes y perfectos párpados, una tez brillante y un espléndido, grueso y abundante cabello oro-cobrizo."
El inicio del Lizzie en el mundo del modelaje fue un comienzo extremadamente placentero en lo que podría haber sido un mundo sórdido. En el principio de su carrera como modelo, se le permitía seguir trabajando en la sombrería de la señora Tozer's a medio tiempo, asegurándose así un salario regular incluso si el modelaje no funcionaba. Esta era una oportunidad inusual para una mujer de su tiempo.
Mientras posaba para el cuadro Ophelia de John Everett Millais (1852), Siddal flotaba en una bañera llena de agua para representar el ahogamiento de Ofelia. Millais la pintó diariamente durante el invierno. Puso velas debajo de la bañera para entibiar el agua. En una ocasión, las velas se apagaron y el agua se volvió lentamente helada. Millais estaba tan concentrado en su pintura que no lo notó y Siddal no se quejó. Después de esa sesión ella se enfermó gravemente de neumonía, o tal vez de un resfriado. Su padre creía que Millais era responsable y lo forzó a pagar una indemnización para pagar al doctor. Se pensó que sufría de tuberculosis, pero algunos historiadores actualmente creen que es más probable que haya sido un malestar intestinal. Otros han sugerido que ella podría ser anoréxica, mientras otros atribuyen su pobre salud a una adicción al láudano o una combinación de alimentos.
Elizabeth Siddal fue la principal musa de Dante Gabriel Rossetti en la mayor parte de su juventud. Después de conocerla, él la pintó constantemente, excluyendo así a casi todas las otras modelos y evitando que ella modelara para los otros prerrafaelistas. Estos dibujos y pinturas culminaron con Beata Beatrix, pintada en 1863, un año después de la muerte de Elizabeth. Ella fue la modelo para dicho cuadro, que muestra a la Beatriz de Dante Alighieri orando.

En drama y ficción

La novela de misterio de Fiona Mountain del año 2002, "Pálida como la muerte", centra un misterio genealógico alrededor de los descendientes de Elizabeth Siddal y Dante Gabriel Rossetti. En la novela, la hija recién nacida de la pareja no estaba muerta, sino que fue robada por la familia del doctor, que estaba enamorado de Elizabeth. Las enfermedades misteriosas de Elizabeth son explicadas como un defecto genético del corazón, que son heredados por su tatara-tatara nieta Bethany, una joven mujer que modela para fotógrafos que se inspiran en las pinturas pre-rafaelistas.
Mollie Hardwick (la autora de Arriba y Abajo) escribió una novela de misterio titulada "La Doncella Soñadora" en 1990. El argumento se centra en Doran Fairweather, una anticuaria que está encantada por haber encontrado un pequeño óleo que cree que fue pintado por Elizabeth Siddal. Pero luego se sorprende cuando encuentra el cuerpo de una joven, flotando muerta en un estanque. La escena de muerte imita la pintura Ophelia de Millais, para la que Elizabeth posó. Doran se entusiasma tanto por la coincidencia y el misterio que ignora el concejo de su marido, Rodney, quien le advierte que la historia de Rossetti y Siddal estaba plagada de infelicidad. Él siente que el involucrarse en este misterio les traerá problemas y peligros. Pero Doran rápidamente se obsesiona con la saga Rossetti/Siddal y comienza a hacer nuevos e interesantes amigos. No puede ver la trampa que está lista para atraparla.
La relación de Rossetti con Siddal fue objeto de numerosos dramas de televisión, en particular El Infierno de Dante (1967), de Ken Russell, en donde ella fue interpretada por Judith Paris; La Escuela de Amor (1975), en donde ella fue caracterizada por Patricia Quinn; y Románticos Desesperados (2009), en donde fue interpretada por Amy Manson.






Un Año y un Día.

Lentos días han pasado haciendo un año,
Lentas horas que hacen un día,
Desde que tomé a mi dulce primer amor
Y lo besé a la manera antigua;
Las verdes hojas acariciaron mis mejillas,
Querido Cristo, en este mes de mayo.

Reposo entre la erguida y húmeda hierba
Que se arquea encima de mi cabeza,
Cubriendo mi rostro perdido,
Cobijándome en ese lecho
Con ternura y amor,
Como la hierba sobre los muertos.

Oscuros espectros de un mal desconocido
Flotan sobre mi mente cansada;
Las informes visiones de mi vida
Pasan como un tren fantasmal;
Algunas corren por mis mejillas,
Penosas lágrimas que caen como rocío.

Una sombra descansa sobre la hierba
Y se posa a mis pies;
Un nuevo rostro aparece entre mis manos.
Querido Cristo, si pudiese llorar mi desdicha
Para que el silencio caiga sobre las hojas de estío
Mientras saludo a este nuevo rostro mío.

Sin embargo, no es sino la memoria
De algo que he visto
En un verano de ensueño,
Entre los verdes tallos pequeños:
El rostro de aquel dulce amor,
Que extraño y lejano parece.

El río siempre corre
Entre mis sábanas de césped,
Las voces de un millar de aves
Que cantan sobre mi cabeza,
Me traerán un triste sueño
Cuando este sueño triste haya muerto.

El silencio cae sobre mi corazón
Y agita todo su dolor.
Estiro mis brazos en el pasto largo
Y vuelvo a dormir,
Vacía de todo amor, de vida,
Como una espiga vencida.




Fragmento de una balada.

Muchas millas sobre el campo y el mar
Hasta que mi amor pudo retornar,
De sus palabras no tengo recuerdos,
Sólo el de los árboles y el gemido del viento.

Y arribó listo para tomar sin daño
La cruz que he cargado por años,
Pero las palabras llegaron lentas
De aquellos fríos y mudos labios.

¿Cómo sonaban mis palabras lentas y plenas,
En aquel gran corazón que me amó en la pena,
Venido a salvarme del odio y el dolor
Y a confortarme con su delicado amor?

Sentí al viento golpeando frío, gélido,
Y a la bruma roja acariciar la puerta;
Sentí que el hechizo que sostenía mi aliento
Se quebraba, viviendo siempre muerta.



Fragment of a ballad.

Many a mile over land and sea
Unsummoned my love returned to me;
I remember not the words he said
But only the trees moaning overhead.

And he came ready to take and bear
The cross I had carried for many a year,
But words came slowly one by one
From frozen lips shut still and dumb.

How sounded my words so still and slow
To the great strong heart that loved me so,
Who came to save me from pain and wrong
And to comfort me with his love so strong?

I felt the wind strike chill and cold
And vapours rise from the red-brown mould;
I felt the spell that held my breath
Bending me down to a living death.





Amor sincero

Adiós, noble Richard,
Tierno y valiente;
De rodillas beso
El polvo de tu tumba.

Ruega por mí, Richard,
Yaciendo solo
Con manos sinceras,
Hechas de piedra blanca.

Pronto debo abandonar
Esta dulce marea del estío;
Otro aguarda reclamar
La presencia de su pálida novia.

Pronto retornaré hasta ti,
Sincero y valiente,
Cuando las hojas muertas
Vuelen sobre tu tumba.

Entonces me encontrarán
Cerca de tu rostro,
Viendo o desmayada,
Dormida o muerta.








Perdido.

Tocar el guante sobre su mano suave,
Mirar la joya brillando en su anillo,
Elevó mi corazón hacia un castillo
Como la súbita canción de las aves.

Tocar su sombra sobre la hierba soleada,
Quebrando su camino por el bosque oscuro,
Llenó mi vida con un tembloroso orgullo,
Lágrimas silenciosas en la tarde agotada.

Observé a las sombras reunirse en el olvido,
Y sólo vivo para saber que la he perdido,
Pues se ha ido, perdida eternamente sin marcas,
Como la tierna paloma que abandonó el arca.






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