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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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ADAM FITZGERALD [17.251] Poeta de Estados Unidos

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Adam Fitzgerald

Adam Fitzgerald (Nacido el 30 de diciembre de 1983) es un poeta americano. Es el autor de The Late Parade, y su poesía ha aparecido en las revistas Boston Review, Granta, Los Angeles Review of Books, Poesía, The Brooklyn Rail y en otros lugares. Fitzgerald es el editor fundador de la revista de poesía Maggy. Es profesor en la Universidad de Rutgers y la Universidad de Nueva York, y ha enseñado anteriormente en The New School. Además, Fitzgerald es director fundador de The Home School Ashbery.

Adam Fitzgerald recibió su licenciatura de la Universidad de Boston y su maestría de la Universidad de Boston antes de obtener su MFA de la Universidad de Columbia. Su primer libro de poesía, The Late Parade, fue publicado por WW Norton / Liveright en 2013; el libro ha recibido críticas positivas de John Ashbery y Harold Bloom, entre otras figuras notables en el mundo literario. 




POEMAS DE THE LATE PARADE, DE ADAM FITZGERALD. VERSIONADOS POR TÓMAS COHEN


CATEDRAL

Para escribir sobre una cosa tienes que escribir primero sobre otra.
Para hablar de la muerte de Carlos V
tienes que hablar primero de la Dinastía Hò Chí Minh.
Para entender los ministerios rotundos de, pongámosle, la luz lunar,
tienes que estar primero ciego, y luego saber de esgrima.
En cuanto a mí, yo entiendo la inquietud. Cae
en la luz azul temprana y transida del alba.
Hablo — a menudo y sólo si me equivoco— sobre fútbol,
clubes de tenis, y de la forma general del mundo.
Sales a tomarte un café. Vuelves otra persona.



CINE RARO

Mi oda al fracaso parte como una niña despertándose en un sueño
y se da cuenta de la superficie de su sueño sobre nubes desarregladas,
suspensa en un vago placer de duda. Continúa entonces
como un tren que sale de sus rieles, con espuma invisible a raudales
y se da cuenta de la superficie de… Su sueño sobre nubes desarregladas
me acongojaba. Ella también fracasó, el almizcle acre de su pelo
como un tren que sale de sus rieles, con espuma invisible a raudales.
Nada de esto me importa. Extraño a la persona que adentro
me acongojaba (ella también fracasó). El almizcle acre de su pelo
es todo lo que importa en el lobby donde dormí, hurgando con expresión
[ ausente.
Nada de esto me importa. Extraño a la persona que adentro
No oye más que el calco de la pérdida, una addenda menor.
¿Es todo lo que importa en el lobby donde dormí, hurgando con expresión
[ ausente
tu sombra? ¿Como fruta rosa cortada? ¿Un rayo súbito de sol?
No oír más que el calco de la pérdida, una addenda menor.
U oye algo, si quieres, de casualidad, una grieta en un nombre.
Tu sombra como fruta rosa cortada, un rayo súbito de sol.
Pero eso fue antes, cuando pudimos compartir nuestro sexo a tientas,
oyendo algo que quisimos de casualidad, una grieta en un nombre,
en un cuarto de botas perdidas, donde era amable el papel tapiz ciruela.
Pero eso fue antes, cuando pudimos compartir nuestro sexo a tientas.
Mi oda al fracaso parte como una niña despertándose en un sueño
en un cuarto de botas perdidas, donde era amable el papel tapiz ciruela.
Suspensa en un vago placer de duda, continúa entonces.



BOULEVARD RASPAIL

Te diría que no sé.
Giorgio de Chirico
Hoy también es un impostor. La fruta cortada,
la carne enrollada y oliente, el huevo vertido,
la leche evaporada, el carbón fresco, sedas flojas
de rosa acordonado— los hemos visto antes.
Aparecen y después emergen con harta naturalidad.
Así, tomándole el gusto, uno es tomado por el gusto.
A la deriva por un espacio corrugado, preguntándose,
los nervios quedan expuestos, erosionados y crudos.
Cerraron los labios fragantes del minuto agrio.
Gotas de pastilla de menta gotean en las muñecas.
Un sollozar anónimo se filtra hasta el hueso.
A la deriva sobre morillos, ventanas dan sombra,
luz metal pende que como una pastilla extranjera.
La noche refresca, se abren piscinas, va y viene.
Mi vida ha conducido a esto. Buscando dormido,
llegando a un corredor, no en bancarrota, sólo solo.



LA DISCUSIÓN

La vida que no vivimos.
La hora tibia como bronce.
La atmósfera apilada. La baranda gélida.
La gotera del verano a gotas.
La arboleda de miel, la fachada de ladrillo,
las barrancas vacías de luz a través de
Ferry Street y las hojas de abedul
donde una nube tira un calcetín.
La bóveda celeste. Las grabaciones de relojes.
Las horas de madera. Las postales del fortín.
Las salvas de papel de desayuno
expuestas en algún lado.
Las herramientas inertes. Las niñas exánimes.
La muñequita. La orilla esa de una casa,
la otra cuatro pisos de alto.
La trama de pobres cardúmenes.
Las anillas de violetas quebradizas.
La tubería de lilas en cubitos.
Las veredas del océano.
La escala sola. Las catorce patas.
Las habitaciones de poco musgo. La peineta.
Las manzanas. Las cerezas. Las plumas.
La paja. La bosta. La porquería.
Las huertas difíciles de tus ojos.
Las frutas chicas. La corbata de goma.
La voz amarga. La ninguna parte en especial.
La serie cantarina. La reina crujiente.
Las distintas variedades de almizcle de noche.
La brisa para decirnos quienes somos.
La balandra de nuestro aire. La despedida.
La confianza. Las Aefepés. Las ansias.
La amante. La micro. La dormida.
La jornada. La hora. Las tierras altas de Escocia.
Las millas liberales de hierba pantanal.
Las hojas. La toma de licencia.
La cabida. La estrella.
La sucesión de la lluvia. La lluvia.
La cantinela. La canción entera.
La pradera del viento.
La pradera al viento.
La calleja. Y ayer,
la tendida para recuperar el aliento.
La discusión. La vestimenta.
La melodía.
La herrumbre. La rendida de homenaje a tribus rendidas.
Las grandes mentes de poca fuerza.
La tempestad. La prestidigitación. La personalidad.
La depresión intermedia cubierta de estrellas.



SAMUEL TAYLOR COLERIDGE

Recuerdo la fondue de tu permanente
como un vidrio rubio y crespo al sol.
Tenía algo nortino y asociativo,
Una cualidad bien remota por estos lados.
Nos abrimos a un agache, mientras sobre rejas
un prado papagayo te espera como si
lo hubierai’ visto antes en el patio de tu
juventud. Uno, si te importa, que nunca tuviste.
El descaro te deja ‘ahí no más’, con candado
donde hay arbustos vigilando relojes templados,
lino de mentira en que despiertas cuando no hay nadie
ahí todavía para despertar de verdad a tu lado—
inocuo y remoto en cerros que maúllan nubes.
Qué endemoniado estos días de otoño tardo.
Parte de lata, parte de los tremendos brazos del sueño,
pienso en la mano de las manos, en los blandos
cartuchos salpicados, la regalía café-relente
de una hora, su intemperie con sello postal.
La mente, cierto, tiene sus puntos irritables,
absorbentes de mucha luz pero poquito calor,
pétreos y tímidos. Sabe demasiado de
algún pesar de sillas. Se abren libros
con servidumbre etrusca nevada, deslizándose
dentro y fuera de nuestros daguerrotipos.
Mientras tanto, tu garganta es un florero
que nadie intuye; sin hedor ahora pero ocaso
y brújula, que uno avienta furtivamente,
coordina el cambio, cambiado en definitiva.

Poemas de The Late Parade, de Adam Fitzgerald. Traducción de ©Tomás Cohen.


George Washington
                 
You were my gym buddy ferreting along spotty florescent ramps.
Misbegotten signals blinked out bumpkin lanes over sable grass.

We passed through many things. Peach sirens, entryway orderlies.
Mangled disposition-stations. Chief in disbelief was concrete love.

Firmer still, a melee awkwardness that showed all registrants just
how we managed to pickpocket night. Then came dark crowds.

Some doodled for the pad, debriefed what pumiced eyes meant
in multi-dotted foreign rows. Buildings like a spider’s clothes.

Later, we sped backward. A maw orchard, windless in the mind,
boomed electronic lifts. I spied you at the prow of some sensation.

I declined to call another name. Pelting noise flew off fairy citadels.
Clocks, first thought abducted, were switched. Dialogues dispelled.

My love heard a mug crash on the countertop of Long Island Sound.
Our people became as ones lost. Not many rebounded with pledge,

not many fetched familiars, stretched legs, reread white meetings.
O stream, ring your ears. Handsome tubers, go ahead and wig out.

Modern territories click like a mouse. Body becomes human body.
On a skinny avenue I hushed up pyramidal steps older than sorcery.

You know how I want to share a dust ball with misty partner.
Dance one fabled evening and hear the skylark do something.

Picnics bended over, they happen below. Swings parks rung.
I inject chlorine into my memory-parts with lady satisfaction.

Are you gay? A political campaign sanctioned a quart of moose.
So stars soon quarreled back to the travel section of the North.

I ignored that and opened my lips for a job to crunch and push
at me, seeing the flat spacey wherewithal of disconnected items.

I want a second act. What can I say but this was my second act.
Must wrangle a look-see. The sign revenging its timely laziness

in the ruffled strut of an accusing pillow. I hibernate in phrase
as perfect as the mood of the blue lotus flower. Public aspects.

The last shipment of vhs tapes left its factory on this day in 2008
or 2009. Meanwhile, delis around town don’t go like they used to.

Who cares if I can’t hose you down my you, my Newfoundland.
And George Washington, someone we can’t really know, rows

over famed waters, wondering what his face will be, not in
the future, not for the monthly book clubs. But as sovereign:

as beast with dunce cap. I will dress you down in fresh lettuce
and gobble your ear off with smutty keys principled as music.

The marching saints won’t bother in battalion to much know.
We make of him so much hackneyed affection, dress wounds

as if equivocal all need. Hunger passes through to the other side.
Entertaining pals you wouldn’t call but couldn’t not think to.

A disfigured face’s humiliated psychic debris sprawls on gussy rug.
It talks you into needing solace while cup passes from sleep to sleep.

The positional plot warps but is the same. The deluxe mattress drifts
on gravitational subtleties like the rest of us, practicing the gut’s banjo.

No, in fact, I don’t know how he ever crossed the channels or canals
from that stout city. I don’t really know if I ever really need to know.

One thing we share is worshipping the image of a person we never knew.

Source: Poetry (January 2014).



Poem with Accidental Memory
        
That we go back to life one day, the next,
Some other century where we were alive,

When music spelled itself out to us, often
Incomplete, and nothing was more vague

Than the banality of  whom to love and lose
In line, the doppelgangers in rimless snow,

Or even now, in summer, at day, by night,
When something oblivious, replete, turns

Back at us in idolatrous quiet, so we see
Who in nullified particulars we really are

At a desk of our own making, filling in for
Someone else’s life sentence, blots drying

On a silk tie having no meaning but today’s,
When the loner puts his insomnia to rest.

Source: Poetry (January 2014).



Time After Time

After Cyndi Lauper

I’m in the barricade hearing the clock thickening you.
    Autumn encircles a confusion that’s nothing new.
Flash back to warring eyes almost letting me drown.

Out of which, a picture of me walking in a foreign head.
     I can’t hear what you said. Then you say: Cold room,
the second that life unwinds. A tinctured vase returns

to grass. Secrets doled out deep inside a drum beat out
     of time. Whatever you said was ghostly slow like
a second hand unwinding by match light. Lying back

to the wheel, I shirked confusion. You already knew.
     Suitcases surround me. You picture me too far ahead.
Yet I can’t hear what you’ve said. You say: Doldrums,

some secondhand wine. Love, you knew my precincts.
     The stone house turned out black, the scenic tunics
were deep inside. Who said home? Oh, I fall behind.

That very secret height blinds. Lying like a diamond,
     the cock-thickening of you: hunchbacked arms, eyes
left behind. You’ll picture me walking far, far ahead.

I hear what you’ve done. You said: Go slow. I feebly
     bleed out. Matthew’s sermon turned out to be glass.
I wander in windows soft as Sour Patch. No rewind.

But something is out of touch and you, you’re Sinbad.
     That second date totally mine. Lying in a vacuum,
the thickening plot thinks of you. The future’s not new.

touchdown. Lights. All those celebrity behinds.
     A suitcase full of weeds. You picture me coming to.
You: too close to me to hear what you’ve already said.

Then you say: The second wind unwinds. Doves whistle,
     halving their dovely backs, watching out windows to see
if I’m okay. See it, the dulcet moment? I’m like thicket

tinkering for you. Fusion nothing you knew. Flash back
     to seagull-beguiled eyes. Sometimes talking to a barren
lad. Such music so unbearably droll. The hand is mine.

Random picture frames off the darkness. A Turing machine?
     Scotch-taping through windows, stolen from deep inside
rum-beaded thyme. You say also: Behind sequins & hinds . . .

And I’m in the barricade hearing the clock thickening you.
     Clematis enclosures, walking with news, pollinated by a
secondary grief, while something reminds you of our love.

Source: Poetry (January 2014).










JOSÉ LUIS RICO CARRILLO [17.252] Poeta de México

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José Luis Rico Carrillo

(Ciudad Juárez, Chihuahua, 1987). Poeta, traductor. Fue becario de la Fundación para las Letras Mexicanas 2010–2012. Ganador del Premio Nacional de Poesía para Jóvenes Escritores “Guillermo López Muñoz”, en 2012. Blanco, su primera plaquette, fue publicada por la editorial independiente La Dïéresis. Dunas, su primera obra publicada con la editorial Tierra Adentro en 2013. De Jabalíes (Tierra Adentro, 2015)

El poeta chihuahuense (Ciudad Juárez, 1987), José Luis Rico Carrillo, obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal 2015 que es convocado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (IQCA).

El trabajo que lo hizo merecedor al premio es el poemario “Jabalíes”, en el que –de acuerdo al jurado- apuesta al lenguaje a través de la fluidez y la cadencia de una propuesta lúdica, que no excluye el tema social ni urbano.



                                                De Jabalíes (Tierra Adentro, 2015)


Calle Mariscal

En el burdel, la alfombra bebe nuestros pasos.
Liliana avanza, displicente,
como una víbora de océano
entre un montón de olas y penumbras;
se lleva a mi amigo.
Yo los miro ascender por la escalera
como en el agua
salta un pez
y lo ataja una gaviota.

Afuera, en el teatro de las sombras,
la luna abre la calle
y la basura
fluye por las venas del mundo.
Las ciudades más grandes de la noche
ocultan en sus huesos
la dicha y los condones,
la plata quemada de mi infancia.
Lleno mis pulmones con el humo
y comprendo que somos la caída,
la lluvia de otra agua
que elige
no decirse.

Mi amigo y Liliana reaparecen. Una bailarina
se oprime el seno
y vierte leche en una copa.
Las horas pasan.

Ricardo se despide y se va.
Una mujer da un paso tambaleante
y se desploma. Otra la levanta por los hombros.
Clava sus ojos en los míos
de un modo en que sé
que una distancia inexorable nos hermana.




DENTROFUERA. MEDIODÍA NOCTURNO. 
¿CRÁNEO DEL VAQUERO?/¿DE MAX?/¿DE DIANA?

[Avistamiento. Behemoth, Bahamut, mostros posibles.]

Le dije: ven,
juega conmigo. Y lo empujé.
Las garras salieron de su pata,
colmillos le salieron del hocico.
Sus ojos de neblina se volvieron hacia mí.
Le dije: vamos a jugar
con las costillas de este arbusto.
El cedro de su cola
abanicó junto al océano.
Ven, hagamos jirones de este arbusto,
una pira en que se cuezan los caimanes.
El iris no podía reflejarme, algo mío
entraba en él y se perdía en la cueva
de poder y grasa de sus miembros,
no había modo,
yo no tenía ni rencor,
pero entonces, ahí
de una patada reventé su hocico
y él, eso, tan harto de cebarse en la familia,
se acostó otra vez,
hundiendo el rostro entre la sangre.



INTERIOR/EXTERIOR. DÍA. HABITACIÓN EN HOTEL DE LUJO

[Fractura en la vida de Matt Damon. Avistamiento del monstruo jabalí.]

Los reporteros
de una cadena de tv mexicana
se despiden de Matt Damon. Él cierra la puerta y entra al baño.
Escupe en el lavabo y la saliva es transparente. El grifo le convida
agua pura y Matt la gargarea. Baja al vestíbulo del Ritz.
Recoge su abrigo. Tose. A pesar de haber vuelto a su vida cotidiana
no se va el regusto de drenaje que le entró en la boca
cuando el helicóptero bajó para grabar a ras del suelo
y revolvió ese río de agua sucia del Distrito Federal. De regreso
al norte, Matt se purgó y pulió su dentadura. Estaba perfecto,
le decían. Le sentaba de perlas el levísimo bronceado
que a través de la nata parduzca de Xochiaca le dio el sol.
Tenía un par de historias sobre el México profundo que mataron
de risa a sus amigos. Pero la acritud, la náusea desde entonces
no ha amainado. Sale a la nevada de la West 59th Street
y camina por la acera de Central Park. Náusea que no cura
ni su hija al jugar con las púas de su pelo. Los rostros ateridos
que pasan, las estelas de vaho callejero le raspan hondamente
la idea de su vida hasta esa tarde. ¿Quién de ellos,
de todos los que pasan por lo blanco a esa hora de la nieve
tuvo mierda en la boca alguna vez?
No logra pensar nada tan abyecto a no ser lo del gordo
Philip que después de recaer en la heroína se quedó
con los platos sucios y ya no lo visita su mujer. Matt gira a la izquierda
en la 5ta Avenida, camina a resbalones sobre el frío apisonado.
Soba con su lengua los molares, seguro de que un punto
de la encía guarda un trozo de algo, algo que retoza
y se diluye aciagamente. El viento mueve los ramajes de olmos
y robles cadavéricos que hacen una bóveda alta encima.
Matt recuerda exactamente el jirón de mierda
que se disparó contra su boca. El celular suena.
Es Luciana. Lo deja de nuevo en su bolsillo. ¿A dónde va?
67th, Consulate General of France, 79th… ¿Se angustia
porque el agua negra en su mejilla y el tentáculo nacido de la caca
lo siguieron a su departamento y ahí lo aguardan? ¿Necesitabas el dinero,
idiota? ¿Realmente necesitabas el dinero? ¿Valió la pena
esos días oliendo como un ano con la armadura a cuestas, la pantalla
unida a tu nuca en pegamento corrosivo? Llega ante el Metropolitan Museum.
Caminó dos millas sin notarlo. Desde el Ritz pasó ya casi
media hora. El celular repica. Es Luciana. Suena. No contesta.
Sube la escalinata del museo. Entra al vestíbulo de ecos en el mármol.
Su párpado derecho tiembla. Una empleada le coloca
un prendedor en la solapa y lanza, como un puño adicional de tierra
en el hocico, una miradita de “sí eres,
¿verdad?”. El ojo millonésimo
que lo atosiga adonde quiera que va y que ha ido después de Good Will Hunting
está en el iris pardo de la chica. Algas se erizan en un charco.
Matt entra a paso frenético. Gusanos. De los cuatro rediles
en que nuestra amantísima especie se reparte, según el tipo de mirada
bajo la cual desea existir el hombre, los ojos de los otros, telón simbólico
que oculta la guadaña, que arropa en el decurso a través de la mansión
de la piel tras bambalinas, Matt no cae en el redil de los que anhelan
el mirar de miles de ojos átonos. El público se antoja para él
ceniza de la pira acontecida ante la cámara. (Gracias
sean dadas a Kundera por esta escala optométrica del ser.)
Matt tampoco es el eterno anfitrión de cócteles y cenas
que precisa la mirada de rostros celebérrimos o bellos.
Ni requiere ser sorbido candorosamente por la córnea
de una amante, aunque eso afirme en entrevistas de farándula.
Matthew Damon es de esos animalitos idealistas del último
taxón, que necesita la mirada imaginaria de un ausente,
una mirada que lo guía en sus actos por la sala griega,
lo hace acelerar al norte, al pabellón egipcio, pensando
en la ventosa y otras huellas del asco traducibles en palabras.
Un pequeño calamar de escombro serpea en la pared
interior de su mejilla, lo persigue con su lengua. Escupe en el suelo.
Pone el botín encima del manchón traslúcido, sigue
entre vitrinas con sarcófagos, papiros que invocan a la lluvia,
hasta The Sackler Wing, que se abre en forma de barranco. No está claro
si la mirada de un ausente que dicta los pasos de Matt es de
su padre, de quien lleva la estatura exigua, o de Ben Affleck,
a quien siempre ha resentido en su intrinque subconsciente. El templo de Dendur,
lustroso de remar a contrapelo de los siglos, ofrece su dintel de piedra
en el centro de la sala y, más allá, el habitáculo mismo de Isis
que llora y se golpea la cabeza contra el muro arcilloso con relieve
de lotos y juncales por haber sido arrancada de su Egipto.
Matt cruza el dintel, entre una pareja de franceses inquietantes,
y de súbito siente una mirada como de búsqueda feral por la ribera
de su cuna. Las aguas de Xochiaca suben por su pecho. Algazara,
rugido de enormes oleoductos. No quiere voltear.
Los años de hojarasca en Cambridge, los parques de Manhattan,
el talante en los platós horas y horas a que nazca el platino incontestable
(Tómalo, Max, para que nunca olvides tus raíces) al ver la enorme
sombra de amplio lomo, con las venas de ramajes y ojos
reflejos glifos de Dendur de sal en llamas, la nevada arrecia el ventanal
se funde como brea.



AYER

Los anuncios de neón semejan dioses en la noche
y árboles de día. La triste historia de un ranchero enamorado,
jabalíes se atragantan con su cuerpo frío de ayer.


La mañana

En mi cráneo cae espuma
que despoja de murmullos de la noche
como echando jabón a una pared
hasta verla transparente. Me espumo
solitario, quitándome lo gris y lo verdoso
a través del vidrio en nombre
del trabajo que con águilas de fierro
aguarda la luz agradecida.
Y aunque ya no huela sigo 
siendo olor mamífero,
busca mi nariz algo caliente
en los huecos de sal que me apuntalan,
me doran las arterias 
los mosaicos amarillos de otro baño,
están tatuadas rayas negras
en el surco interno de mi rostro.
Allá donde vivía
la cebolleta borrascosa
y cucarachas sacaban las antenas 
mensajeras del miedo y del pasado… Allá donde tanto 
lujo de polvo se anuló,
y mis huesos estiraron su secreto
y cómo piden que me lave
justo ahora en el establo mata-gente. Cómo si estos pelos 
son parte de los órganos famélicos 
que arrastro desde antes siendo pez 
en el mar que se poblaba.
Cómo que ya nunca, que por siempre
el camión hacia el destino
y facturas manoseadas por mis ojos. 
Tras el vidrio llueven trozos de gorrión iluminado.
Sé que es tarde, cierro el agua 
y me pongo un grillete de loción.






JOSÉ LUIS RICO MARTÍN [17.253]

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José Luis Rico Martín

José Luis Rico Martín (Cáceres, 18 de enero de 1950) es poeta, narrador y pintor español.

Miembro fundador del Grupo Algar y codirector de la revista literaria Algaria 0, desde su fundación en 1982 hasta su desaparición en 1986.

Desde el año 2014 es coordinador del aula de poesía "Verso a verso" de la Universidad Permanente de la Universidad de Alicante (UPUA).

Obra Poética

Cicatriz de Vuelo, 1981
Coartada de la mantis, 1983
En el jardín de El Bosco, 1986
Un espejo de alcohol, 2008
Misafir, antología poética, 2010
Dibujando pájaros de fuego sobre los estanques, 2013
Un niño con un reloj a cuestas, (en preparación).

Obra en prosa

Cenizas de Ícaro, (relatos cortos), 2010




Romped el horizonte 


CUANDO TE VUELVES INVISIBLE

Cuando te vuelves invisible entre las jóvenes
y no pagas en el bús,
o ya has pasado por el “Vial de los cipreses”
o has entrado directamente en la vejez.



LOS CAMINOS DEL SEÑOR SON INFINITOS

…Ahí está: facilitándonos las cosas,
como siempre.
¿No podría ser uno el camino, y ancho
y recto y bien señalizado?.



LA VIDA Y YO

Creo que sería conveniente
que ambos -la vida y yo-
tuviéramos una charla interesante.
Sé que tiene muchas cosas
que achacarme.
Y a mí, me gustaría saber
de qué ha servido su presencia
en continuo desacuerdo.



CUANDO TE VUELVES INVISIBLE

Cuando te vuelves invisible entre las jóvenes
y no pagas en el bús,
o ya has pasado por el “Vial de los cipreses”
o has entrado directamente en la vejez.


XARXA-OBSESSIÓ



LA MUERTE ES …

La muerte
es una leyenda urbana
que resultó ser cierta.



ANIVERSARIO

Catorce mil
novecientos sesenta y cinco días
hablando con tus ojos,
y aún
no me lo han dicho todo.


PERSONAJE EN EL ÓXIDO


Lamentaciones de un habitante de Sodoma

¿Por qué castigas lo que tú mismo creaste?

Eres tú quien dio sed a los dedos
y poblaste de fuentes sus alrededores;
tú quien dio hambre a los labios
en medio de un jardín de árboles frutales.
Tú pusiste en los ojos un vicio de miradas furtivas
frente al espejo desnudo, sobre la sábana dulce.
Es tuya la creación de los efebos;
la insinuante geometría de las niñas;
nuestra incapacidad manifiesta
de futuro sin sexo.
Sodoma no es culpable.

¿Qué más te da la náusea, el vaivén,
si tú no lo padeces?
¿Qué pérdidas
o qué ganancias podrían alterar tu oficio
de creador omnipotente,
si nos consientes la farsa, la ilusoria doctrina
de sentirnos completos?

Deja que las muchachas saquen a pasear
sus pájaros de fuego por las calles abiertas:
cese su sangre de empapar los terraplenes;
y el vapor de sus cuerpos salpique un limo fértil;
y los niños lo sepan;
y lo sepan los cíclopes y los jóvenes faunos;
y los ancianos cultiven en ellas
su cansada lascivia
– se han ganado el derecho,
después de tanto engaño acerca de la muerte–.

No envíes tus ángeles flamígeros
sin escuchar antes las razones:
sólo pretenden evitar la pandemia de tu nombre.
Arrasarás Sodoma,
y serás perverso
como aquellos generales invasores.

(del libro "DIBUJANDO PÁJAROS DE FUEGO SOBRE LOS ESTANQUES")





.

VALERIA ROMÁN MARROQUÍN [17.254] Poeta de Perú

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Valeria Román Marroquín 

(Perú, 1999)  Estudia en un colegio de monjitas francesas, todavía usa uniforme y paga pasaje escolar. Una vez le dijo al mundo que Vallejo no estaba muerto y casi la expulsan. Tuvo algunos blogs, pero a todos ésos los terminó asesinando. Tiene un poemario inédito que espera algún día se publique. Es capricornio, le gusta mucho las mandarinas, y Bolaño también.


postal en un techo ajeno

-Estaré sola-, dije por primera vez cuando sentí una mano tocándome la rodilla: eran las dos y diecisiete a.m. en la casa de un amigo sin nombre
Así se debe sentir el amor, pensábamos
Dejamos de hablarle a la muerte por los cráneos humeantes en búsqueda de otro vientre para acariciar
Es así: llegamos tarde
Los recuerdos se derretían uno a uno frente a la tv, 
tan silenciosos como van cayendo las aves

              Ahora solo quiero pensar en aspirar una y otra vez
              la ceniza que va dejando mi memoria, 
              mientras un muchacho rompe el asfalto en mi espalda
              Ahora solo quiero pensar en la casa
              En los recibos que no voy a pagar, 
              las tareas que no quiero hacer, 
              los años que no quiero vivir
              Esas cosas

Todo se va pareciendo mucho a cuando hablaba con dios 
y siempre me preguntaba si cambiaría algo en mi vida 
pero jamás terminé de contestar
Toqué tu puerta cuando me sangraba la nariz
Todo se va pareciendo a la copia de una copia de una copia
todo se va pareciendo a ese día
¿todavía puedo quedarme?
Voy a llenar de sangre la pista de baile/ el futuro/ el cielo
los caminos que llevan a este corazón de ciudad
los e-mails a medio escribir
los mensajes que nunca pensamos enviar
Voy a llenar de sangre todo un poema:
sentirme como en la primera/ segunda/ tercera vez
como en todos los polvos que aún no me toca probar y gritar cualquier nombre
Romper con cada uno de los ecos en tu mugre boca
junto a dios
junto a una de esas drogas nuevas que se cantan
aquí, donde todavía sigo de pie

Esta vez voy a quedarme,
y ya no quiero llorar ni recordar que estoy sola
Aquí, donde me dijeron que así de bonito 
se debe sentir el amor

Aquí, en otro techo ajeno



put me in a movie

crujo los dientes,
voy a masturbarme porque no quiero sentir mi tristeza

puedes preguntar qué es lo que más me calienta y te llevaré en un mágico viaje 
por tres poemas
uno
en la noche
dos
en el espejo

pregúntame sobre mi actriz porno favorita y te mostraré
el vídeo
de mi primera comunión
el vídeo
de todos mis cumpleaños

voy a masturbarme porque tengo mucho miedo
pero
quédate
quiero que jales mi cabello
y me digas putita
al oído

esto es justo como en las películas

cuando se acaban los veintisiete minutos y dieciséis segundos
de “polla para la zorra insaciable”
las lolitas
con el culo partido
ya no existen,
yo sí
estoy de pie
todas las cámaras apuntan a mi corazón
mientras carga otro vídeo,
y en mis ojos hay un océano que arde
y en mis ojos todo está tan claro
y en sus ojos ya no me veo

esto es justo como en las películas

pregúntame cuánto tiempo duro frente a mi teclado y te morderé los huesos:
hoy quiero contarte todas mis fantasías sexuales
hoy quiero que vean mi sexo como una constelación
a la orilla de esta tristeza
que seca mi espalda
quiero ser la observada y no el observador
la polla sin rostro
la ventana en incógnito

quiero borrar el historial y ser dios
porque si me peguntas,
lo que más me pone
lo que más me calienta
es esta culpa
inservible
tonta
que se arrastra
entre
mis
piernas



love letters are meaningless, unless you give them in person to the one you love

Why should I stay here?
Why should I stay?
  Radiohead, "Weird Fishes/Arpeggi"

me quedo porque vi miedo entre tus dientes

pensé
tontamente
que entre ellos se podría estar tan bien

me quedo porque mi corazón es una carta
de amor todas las muchachas lindas escriben cartas
de amor todas las muchachas lindas tienen en sus corazones poemas gigantescos
sobre
las cosas que perdieron

me quedo porque hubiera sido bello perderme
hubiera sido bello que fueras mi primera vez
tu nombre suena tan bien cuando se grita

ahora solo escribo
escribo tu nombre como la matriz de todos los sueños
escribo tu nombre como si fuera el mío

todas las muchachas lindas escuchan Grimes o ven algún color
triste y
piensan
en su primera vez
en cómo Disney tenía tanta razón
en la magia
en las cosas que nunca regresan
como los buses que pasan de largo
papá
la luz
cosas así

todas las muchachas lindas son princesas en cuclillas
todas

menos yo

pensé
tontamente
en mirar más de la cuenta por la ventana
en mirar más de la cuenta
tu foto
arrojarme sobre ella
arrancarte los ojos y comérmelos
en mirar más de la cuenta el espejo

quiero entender
cómo la herida cicatriza
desde la costra
cómo soy cuando no
bailo de espaldas al vacío

quiero que veas mi gran carta de amor

pensé
muchas veces

ahora solo bebo amor embotellado
y uso más que nunca los audífonos

tu nombre está en todas las estaciones de radio
y suena tan bien
tu nombre suena tan bien en silencio

ahora tengo amigos

soy buena persona

armo planes y compré una agenda

bajé de peso

he dejado de hablar sobre las cosas que perdemos

ahora solo escribo


esta muchacha
solo escribe cartas de amor al aire
y se ha quedado
a esperar

una respuesta




pequeña reunión de promesas que todavía no están en vídeo

“En la catequesis
me decían
no jures jamás
niña idiota.”

           Berta García Faet

no es ninguna novedad que mis palabras
valgan lo mismo que cinco céntimos
para los niños pobres en las latas del supermercado

llegué muy ebria a casa, y estabas tan molesta conmigo
que decías cosas como:
“cuando eras mucho más pequeña prometiste que no ibas a tomar de grande
porque el alcohol
es malo
es horrible,
debí grabarte,
ahora mírate
no tienes vergüenza”
qué peligroso es prometer
y qué triste es no tener cámaras como testigo

te digo la verdad:
me hubiera gustado mucho que me grabaran

apagaría la televisión, te prometo que sí,
pondría los videos
con todas las cosas que nunca pude cumplir
y mis nietos pensarán
-esa historia ya me la sé, vieja loca
al final todos mueren-

voy a ser la mala de la película
y no me arrepiento:
le dije a mi madre
que nunca
en toda mi vida
prendería un cigarro

dije que esperaría al correcto
dije que sería
como en las telenovelas mexicanas
dije que el hombre existe más allá
de la televisión
cuando comenzaron a brotarme las tetas dije
que solo
el amor podría verlas
cuando aprendí a mentir me olvidé de llorar

dije
muchas cosas que ahora están ahogándose en el lado vacío de mi cama
y todavía quisiera creer en ellas
pero
se siente tan bien
torcer el cuello de una paloma
se siente tan bien
pisotear una flor

digo muchas cosas porque necesito hablar conmigo,
tengo que decírtelas
porque hay demasiado miedo
acumulándose
en estas manos
o es que a veces
me da vergüenza el frío
me da susto besar al fantasma con el que duermo,
pero siento que estás aquí para matarme

será tu palabra contra la mía: no tenemos pruebas en vídeo
para ir al tribunal
todos los acusados ya se fueron de la sala:
soy la chica mala de la película,
será mi palabra contra la cámara de vídeo

hemos perdido, mamá
ya van cinco minutos con siete segundos
he cerrado la puerta con llave
he dejado de contar los días
y los nombres
y las caras
en especial, pierdo mucho tiempo tratando de mirarte a los ojos

y sí,
no tomo
no fumo
no aplasto hormigas en la pared,
yo no soy así

soy peor




(dos)

son importantes las puertas de emergencia
en un incendio
en un cuarto
en este pequeño sistema solar

no sé en qué momento mi corazón dejó de sonar como uno,
desde hace mucho tiempo solo escucho una puerta cerrándose

mi corazón quiere encerrarlos:
todavía no termina la función
y golpeamos como caballos en una de
esas tocadas
donde lo más oscurito de la ciudad
se besa y vomita
donde todos están tan aburridos
y se juega a la ruleta rusa
con cinco balas en el tambor

mi corazón todavía late, sobre todas las cosas



(cinco)

paso el tiempo jugando con el control remoto de la tv
para detenerme siempre en el canal donde pasan soft-core por las madrugadas
y he tratado de retorceme un poco
para sentirme más que muerta o menos sola,
pero es inútil:
incluso si en este poema estuviesen presentes cada una de las personas que no duermen
los viernes para sentarse al menos
diez minutos en el sofá de padre y ver porno blandito de bajo presupuesto en cinemax
para darle un poco de amor a la entrepierna,
nadie levantaría su mano para decirle a la clase cuándo se le fue la inocencia realmente
¿verdad?
porque el inferno no es una metáfora
el infierno no es esta vida que arde bajo nuestros calzones
y probablemente toda la teórica
que reunimos en nuestros vientres nunca será exacta
el infierno es un estudio de las costumbres
y los tiempos
y el porno

es así como nunca podremos saber más de él:
gritamos su nombre en nuestros sueños
y el silencio no es una opción

pasan los días y todas las películas van siendo lo mismo,
hay cosas que caerán irremediablemente sobre mí
cuando esté vencida
cuando deje de ser jovencita
y se me resequen los ojos
y me aleje
de los hombres interesantísimos tocando guitarra que
hablan efusivamente de Lou Reed o Ezra Pound
como si fueran las últimas cucarachas modernas en calle capón

cuando se acaben
las drogas que tanto me gusta esconder
en el cajón donde van las medias
las drogas que están en mi mochila,
y tú pensando
que son libros de historia
libros de biología
lapiceros de tinta altamente tóxica color neón

todo lo aprendí al pie de la letra:
el día de hoy no existe el silencio

hay puertas de emergencia que no se abrirán de nuevo
cuando me aleje
de todas las drogas que buscamos en la carne ampollada de nuestras uñas

necesito hacer una antología mundial con las navajas que cortan
esta lengua tan sucia

(de “pantone 707”)










ÉRICA ZÍNGANO [17.255] Poeta de Brasil

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ÉRICA ZÍNGANO

Nació en Fortaleza, Ceará, Brasil en 1980. Se graduó en Letras (portugués / francés / Literatura) de la Universidad Federal de Ceará, donde también realizó el Curso de Especialización en Estudios Literarios y Culturales, con una investigación sobre la escritura fragmentaria Clarice Lispector, bajo el enfoque teórico de Barthes. Se instaló durante un tiempo en São Paulo, donde asistió a una maestría en Literatura portuguesa en la USP, con una tesis sobre las rutas de los EE.UU. en el drama-poesía de la escritora portuguesa Maria Gabriela Llansol (1931 a 2008). Fue co-editora de la revista y miembro del consejo editorial de la revista Astro-Lip. 

Ha publicado poemas en la antologia XXI Poetas de Hoje em Dia (ante) (organização de Priscila Lopes e Aline Galina. Florianópolis: Letras Contemporâneas, 2009), e o livro fio, fenda, falésia (São Paulo: 2010), em conjunto com Renata Huber e Roberta Ferraz, com apoio do prêmio ProAc 2009.

problemas metafísicos

para Heitor Ferraz

1.

La Gallina anda en alza más
que el Huevo
en la disputa por el liderazgo
del ranking
sobre qué fue primero
que qué
“El huevo volvió a quedar atrás
de la Gallina”, divulgó
hace algunos días
una investigación inglesa
de la Universidad de Sheffield
Como la cáscara del Huevo
está compuesta por una proteína
(ovocledidin-17ou OC-17)
encontrada en los ovarios
de las Gallinas
quedó comprobado
LAS GALLINAS FUERON PRIMERO
Una súper computadora
apodada por los suyos como HÉCToR
fue utilizada para acompañar
las etapas de formación
de la cáscara de Huevo:
los investigadores pudieron, entonces,
constatar la presencia de OC-17
así en el inicio del proceso
Esta proteína es responsable
por la transformación
del carbonato de calcio
en cristales de calcita
–elementos que componen
la casa del Huevo–
El Dr. Colin Freeman
del Departamento de Ingeniería
de Materiales, declaró
“hace mucho tiempo se sospechaba
que el huevo hubiese sido el primero
pero ahora
tenemos la prueba científica de que
en verdad
la Gallina fue la precursora”



2.

En contraparte
el Huevo es relanzado
en el mercado
en una nueva versión
anuncia la propaganda
en media página
de periódico
HUEVO LIGHT®
del blanco
al de rancho
del gallogallina
al de granja
ahora el Huevo
también es light
La tecnología
a favor
de la salud
del consumidor:
Huevo transgénico
Huevo transfigurado
Huevo industrializado
genético
& genuinamente
transformado
para ti
no hay que preocuparse más
por los altos índices
de colesterol
Come sin culpa
nada de problemas
cardiovasculares
las calorías fueron reducidas
a más de la mitad
porque ahora el Huevo es otro
El sabor no cambia en nada
c-o-n-t-i-n-ú-a-i-g-u-a-l
(GENIAL)
Prueba también
y siente tu vida volverse
más leve, más diet
mucho más

OVO LIGHT
PROBLEMAS METAFÍSICOS. ÉRICA ZÍNGANO. 
TRADUCCIÓN DE SERGIO ERNESTO RÍOS



problemas metafísicos

para Heitor Ferraz


1.


A Galinha anda mais em alta
do que o Ovo
na disputa pela liderança
do ranking
de quem veio antes
do quê
“O Ovo voltou a ficar atrás
da Galinha”, divulgou
há alguns dias
uma pesquisa inglesa
da Universidade de Sheffield
Como a casca do Ovo
é composta por uma proteína
(ovocledidin-17ou OC-17)
encontrada nos ovários
das Galinhas
ficou comprovado
AS GALINHAS VIERAM PRIMEIRO
Um super computador
apelidado pelos seus de HECToR
foi utilizado para acompanhar
as etapas de formação
da casca do Ovo:
os pesquisadores puderam, então,
constatar a presença da OC-17
logo no início do processo
Essa proteína é responsável
pela transformação
do carbonato de cálcio
em cristais de calcita
- elementos que compõem
a casa do Ovo -
O Dr. Colin Freeman
do Departamento de Engenharia
de Materiais, declarou
“há muito tempo se suspeitava de que
o Ovo tivesse vindo primeiro
mas agora
temos a prova científica de que
na verdade
a Galinha foi a precursora”


2.

Em contrapartida
o Ovo é relançado
no mercado
em nova versão
anuncia a propaganda
em meia página
de jornal
OVO LIGHT®
do branco
ao caipira
do pé duro
ao de granja
agora o Ovo
também é light
A tecnologia
a favor
da saúde
do consumidor:
Ovo transgênico
Ovo transfigurado
Ovo industrializado
genético
& genuinamente
transformado
para você
não mais se preocupar
com os altos índices
de colesterol
Coma sem culpa
nada mais de problemas
cardiológicos
as calorias foram reduzidas
a mais da metade
porque agora o Ovo é outro
O sabor não muda nada
c-o-n-t-i-n-u-a-i-g-u-a-l
(GENIAL)
Experimente você também
e sinta sua vida se tornar
mais leve, mais diet
muito mais
OVO LIGHT®


§


fios de ovos pra viagem

para a minha avó 

a minha avó morreu antes
de me ensinar a cozinhar
ela também não ensinou
a minha mãe a cozinhar
a minha mãe é canhota
e não tinha a menor chance
de dar certo na cozinha
dizia a minha avó
repetia a minha mãe
me explicando o porquê
de ter demorado tanto
pra aprender a cozinhar
(a minha mãe não se lamenta
da minha avó porque hoje
a minha mãe já sabe cozinhar
mesmo sendo canhota)
mesmo tendo morrido antes
de me ensinar a cozinhar
a minha avó uma vez tentou
me ensinar a cozinhar
quando eu tinha mais ou menos
oito anos de idade
foi um desastre completo
porque quando eu fui pegar
a chaleira quente com um pano
pra colocar água no arroz
o pano começou a pegar fogo
e fez um pequeno incêndio
na cozinha da minha avó
coisa que ela controlou muito
rápido porque estava ali
por perto administrando tudo
coisa que a minha avó fazia
muito bem era fios de ovos
todo natal tinha fios de ovos
com frutas cristalizadas no peru
pra tomar com sidra cereser
antes da ceia era uma festa
tenho sempre essa lembrança
dela fazendo fios de ovos
na cozinha infelizmente
a minha mãe não aprendeu
a fazer fios de ovos com a minha avó
nem a minha avó teve tempo
de me ensinar a fazer fios de ovos
que são a coisa mais difícil do mundo
de fazer então todo natal
eu sempre compro pronto
peço fios de ovos pra viagem
mas eles nunca têm o sabor
dos fios de ovos da minha avó
as saudades que eu tenho
da minha avó são as saudades
dos fios de ovos da minha avó
acho que o meu irmão tem saudades
diferentes da minha avó
mas nunca conversamos sobre isso

§


teoria dos gêneros

este poema é, e não haveria como não ser, dedicado à minha mãe

Lyrika® é um remédio contra fibromialgia que a minha mãe toma todas as noites (antes de dormir) quando está em período de crise. A fibromialgia é uma espécie de reumatismo – só que dos músculos, tendões e ligamentos – e causa dor, fadiga, indisposição, dentre outros sintomas. Além de tomar o Lyrika® (todas as noites) antes de dormir, a minha mãe faz três sessões de fisioterapia por semana, o que ajuda a diminuir bastante a dor, afirma convicta. O Lyrika® é fabricado pela Pfizer™, indústria farmacêutica responsável por arrematar a maior fatia do mercado de medicamentos para o coração: o Norvasc®, que a minha mãe também toma (todas as noites antes de dormir), é, sem dúvida, o mais vendido para pressão alta. De origem norte-americana, a Pfizer™ tornou-se conhecida em todo o mundo pela fabricação do Viagra® que, por incompatibilidade de gênero, claro, a minha mãe não toma.


(esse poema foi escrito com dados retirados do Google Inc. e a poeta se exime da responsabilidade pela veiculação de quaisquer dessas informações. infelizmente, parece que está fazendo propaganda para a Pfizer™, apesar de parecer, ela garante que a intenção primeira não era a de fazer propaganda, mas a de fazer uma singela homenagem aos hábitos medicamentosos de sua mãe: se falhou em tal empreitada, pede desculpas e avisa que continuará tentando)

– publicado originalmente na portuguesa
Piolho - Revista de Poesia n° 5 (2011) –



com quantos paus se faz uma canoa?

o que esperar de um homem que
não sabe onde colocar as mãos
não sabe como usar os dedos
não sabe com que silêncio entrar
em cena na hora certa em que
o corpo pede simplesmente outro
corpo como resposta instintiva ao
estímulo imediato que é o de ter
outro corpo sobre o seu – agora
ausente – sobre a cama nua?
o médico, compreendendo que
o drama de odradek consistia
exatamente em saber como
puxar os fios dos fatos, receitou-
-lhe um par de luvas de borracha
e mandou entrar o próximo da
fila, que, como manda o figurino,
esperava em pé



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SERGUÉI AKSÁKOV [17.256] Poeta de Rusia

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Serguéi Aksákov

Serguéi Timoféevich Aksákov (ruso cirílico: Сергей Тимофеевич Аксаков; Ufá, 20 de septiembrejul./ 1 de octubre de 1791greg.- Moscú, 30 de abriljul./ 12 de mayo de 1859 greg.) fue un escritor, ensayista, crítico literario y periodista ruso del s. XIX. Fue padre de los famosos eslavófilos y escritores Konstantín Aksákov (1817-1860), Iván Aksákov (1823-1886) y Véra Aksákova.

De acuerdo al Libro de Terciopelo (Bárjatnaya kniga, 1687 - un código genealógico ruso), la familia Aksákov desciende de varego Šimon, un sobrino de Haakon El Ciego, quien se asentó en Nóvgorod en el año 1027. Serguéi Aksákov desciende de una noble familia aristocrática, aunque modesta. Su padre fue un funcionario provincial. Serguéi nació en Ufá y posteriormente llevado a la residencia familiar en Nóvo-Aksákovka y fue educado en la Universidad de Kazán de 1804 a 1807. Su niñez en Nóvo-Aksákovka fue de tiempos felices y él tuvo especial atracción por las estepas vírgenes y la naturaleza. Comenzó su experiencia como escritor a temprana edad, bajo la influencia de la literatura romántica, por lo cual sus primeros trabajos poéticos reflejan esa corriente literaria.

En 1807 se mudó a San Petersburgo y comenzó su carrera como traductor. Durante ese tiempo también se involucró en la vida literaria de la ciudad, ahí entabló amistad con Gavrila Derzhavin, un destacado poeta del reinado de Catalina II de Rusia (Catalina La Grande) y, tres años después, en 1811, se mudó a Moscú, donde también participó en la vida cultural de la capital, escribiendo reseñas críticas.

De 1812 a 1826 vivió en su propiedad en Nadézhdino (en la provincia de Oremburgo). Durante ese período su vida familiar se intensificó, ya que en 1816 contrajo matrimonio con Olga Zaplátina, quien fue su musa y secretaria. Un año más tarde nació su primer hijo, Konstantín y, seis años después, en 1823, nació Iván, el segundo hijo. También continuó escribiendo y tradujo a los dramaturgos franceses clásicos al ruso. En 1821 fue elegido miembro de la Sociedad de Amigos Rusos de las Bellas Letras, de la Universidad de Moscú.

En 1827 regresó a Moscú y trabajó como censor en el Comité Moscovita de Censura. Sus opiniones, sin embargo, no satisficieron a sus superiores y fue despedido un año después. En 1830 fue reinstalado en su trabajo, desde donde supervisó la revista literaria Moskovski Telegráf (Telégrafo de Moscú), sin embargo, nuevamente quedaron insatisfechos sus superiores por algunos de los artículos que permitió fueran publicados, por lo que en 1832 fue despedido del Comité.

En 1832 hizo amistad con Nikolái Gógol; esta relación tuvo influencia en las opiniones de Aksákov y duró hasta la muerte de Gógol.

En 1833, Aksákov obtuvo un puesto como inspector en una escuela de medición de tierras, donde trabajó duramente para que la escuela fuera transformada en una academia. Dos años más tarde, en 1835, ese objetivo fue alcanzado y Aksákov fue nombrado director. Durante ese tiempo entabló amistad con Visarión Belinski, quien más tarde se convertiría en un famoso crítico literario. Hacia 1838 la salud de Aksákov se había deteriorado mucho y renunció a su cargo.

En 1843 adquirió una propiedad en Abrámtsevo, cerca de Moscú, y continuó su trabajo literario. Escribió entonces Notas de pesca, en 1846, Notas de Caza (Notas de un cazador de la Provincia de Orenbúrg), en 1852. También escribió sus memorias acerca del famoso novelista de la época Zagóskin y de Derzhávin, La crónica familiar (un caballero ruso) en 1856, y Años de Infancia, Historias de mi niñez, acerca de la niñez de Bagróv, el nieto. Las notas de Aksákov eran inusuales y muy originales en ese tiempo. En tiempos modernos continúan siendo consideradas únicas su poesía y sus calmadas e ingeniosas descripciones de los hábitos animales.

Un caballero ruso describe la vida en Rusia desde los tiempos de Catalina La Grande hasta finales del s. XVIII. Esta obra, junto con Años de infancia, son narrativas semi-autobiográficas, sin paralelo por la descripción detallada y objetiva del mundo interior de un niño y sus procesos de crecimiento, maduración y formación mental. Años de infancia se atesora por sus descripciones poéticas de la naturaleza rusa y los pasatiempos de un niño, sus sueños y experiencias.

Aksákov también publicó un complemento de Años de infancia, el cual alcanzó fama literaria por sí mismo: La flor escarlata, una historia de Pelagía, el ama de llaves. La trama recuerda a la de La Bella y la Bestia, pero se desarrolla en un ambiente ruso. La historia se convirtió en un favorito de los niños y en 1952 fue adaptada al cine y, hasta tiempos modernos, continúa siendo una de las películas de dibujos animados predilectas entre los amantes de las historias de hadas.

Las obras más destacadas

Zapiski o ribalke - Notas de pesca, 1846
Zapiski ruzhéinogo ojótnika Orenbúrgskoi gubérnii - Notas de Caza, 1852
Seméinaia jrónika - Un caballero ruso, 1856
Détskie godi Bagrova-vnuka - Años de Infancia, Historias de mi niñez, 1858
Álenki tsvetochek (Skazka kliúchnitsi Pelaguéi) - La flor escarlata, 1858
Adaptaciones cinematográficas[editar]
Alenkiy tsvetochek - La Flor escarlata, 1952
Alenkiy tsvetochek - La Flor escarlata, 1977
Alenkiy tsvetochek - (Skazka o kupécheskoi dócheri i taínstvennom tsvetké) / La flor escarlata, en una co-producción de La Unión Soviética, Alemania y Dinamarca, en 1991. Obtuvo un premio del festival cinematográfico en El Cairo.


El cuento infantil «Аленький цветочек» (The Scarlet Flower), escrito por Serguéy Aksákov, lo conocen muchos de nosotros desde la infancia. Sin embargo, pocos saben que este gran literato, crítico y activista social, además fue un gran poeta. Lo cierto es que Aksákov recitaba muy pocos poemas en los encuentros de la nobleza de San Petersburgo. Aún así de vez en cuando se publicaban algunas de sus obras que llamaban la atención de muchos críticos y múltiples lectores.

En 1817 se publica el poema «Вот родина моя…» (Mi patria…) en el que entre versos se leen claramente las ideas de librepensamiento. En aquel momento histórico en Rusia se estaba incubando un motín. Pasarán ocho años y tendrá lugar el conocido Levantamiento Decembrista, una sublevación contra la Rusia Imperial y el ascenso al trono de Nicolás I. Muchos historiadores y críticos literarios están convencidos de que los cimientos de esta sublevación fueron propulsados por los literatos entre los que también se encontraba Serguéy Aksákov.

Este poema es un reflejo de la admiración que siente el escritor por su patria, rinde el merecido reconocimiento a sus tierras ubérrimas, que además de alimentar a la población, le concede la oportunidad de sentir la eterna felicidad, uniéndose con las dádivas de la naturaleza. Rusia es un país que posee gran riqueza natural, vastos bosques y campos, en su territorio hay montañas, ríos, estepas y lagos.


Rodeados de nómadas bashkírios
Lagos claros, lechos profundos sin fin,
Petulantes corceles, caballadas imposibles de contar,
Con admiración miran sus reflejos desde las colinas..!


Sin embargo, en estos versos se deja entrever una pregunta oculta que se hace el autor: ¿por qué no todas las personas se sienten felices y libres viviendo en un país tan precioso?

Cabe destacar que el tema de la desigualdad social de este período histórico retumba en las obras de múltiples poetas rusos, aunque pocos de ellos se atreven a reflexionar abiertamente sobre los rotundos cambios que necesita la sociedad rusa. Nos encontramos con más frecuencia con las ideas enmascaradas, el mérito indiscutible de lo cual se atribuye a la censura que no admite a la publicación ni los poemas de Púshkin, ni de Viázemskiy, Zhukóvskiy y Baratínskiy si en estos aparece la más mínima alusión a la política. No obstante, el poema de Aksákov «Mi patria…» se publica sin ningún tipo de dificultades. La razón de ello es la siguiente: los censores no prestaron la debida atención a la última estrofa en la que el poeta revela la idea esencial
de su obra.


Eternamente no serás con desdén olvidado,
Eternamente no serás criado de los mismos parroquianos.


Dichos versos indican en todo su esplendor que la hostilidad entre las clases sociales en la Rusia Imperial prácticamente llegó a su apogeo, incluso, si la nobleza admitiera la injusta escalera jerárquica que existía. 




¡Mi patria..!

¡Mi patria… Estos desiertos bravíos..!
¡Tierras gratificantes de agricultores!
¡Robledos y praderas de gramíneas,
Campos fértiles cubiertos de cosecha!

Estas montañas, con frente elevada hacia el cielo,
Jovenzuelas ramas de las antiguas montañas Rifean,
¡Ríos que espuméan entre barrancos abismales,
Se desbordan por pradales, cautivando miradas!

Rodeados de nómadas bashkírios,
Lagos claros, lechos profundos sin fin,
Petulantes corceles, caballadas imposibles de contar,
Con admiración miran sus reflejos desde las colinas..!

¡Bienvenido seas, bendito mi país!
¡El país de riquezas y tierras lujosas!
Eternamente no serás con desdén olvidado,
Eternamente no serás criado de los mismos parroquianos.


Вот родина моя…

Вот родина моя… Вот дикие пустыни!..
Вот благодарная оратаю земля!
Дубовые леса, и злачные долины,
И тучной жатвою покрытые поля!

Вот горы, до небес чело свое взносящи,
Младые отрасли Рифейских древних гор,
И реки, с пеною меж пропастей летящи,
Разливом по лугам пленяющие взор!

Вот окруженные башкирцев кочевьями
Озера светлые, бездонны глубиной,
И кони резвые, несчетны табунами
В них смотрятся с холмов, любуяся собой!..

Приветствую тебя, страна благословенна!
Страна обилия и всех земных богатств!
Не вечно будешь ты в презрении забвенна,
Не вечно для одних служить ты будешь паств



https://revistaplumaroja.files.wordpress.com/2015/10/nc2b0-30-revista-pluma-roja-octubre-20152.pdf










ROGER REEVES [17.257] Poeta de Estados Unidos

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ROGER REEVES

Roger Reeves (New Jersey, 1980). Sus poemas han sido publicados en revistas como: Poetry, Ploughshares, American Poetry Review, Boston Review, y Tin House. Su poema “Kletic of Walt Whitman” fue seleccionado para la antología Best New Poets 2009. En 2008 recibió la beca Ruth Lilly de la Poetry Foundation, y en el 2013 otra de la National Endowment for the Arts. Obtuvo su doctorado en la Universidad de Texas-Austin y es profesor asistente de poesía en la Universidad de Illinois, Chicago. Los poemas que aquí se presentan provienen de su primer libro, King Me (Copper Canyon Press, 2013). 



Las traducciones corren a cargo de Francisco Larios.


La yegua de Money

Otra yegua muerta espera
en los bancos de algún
cuerpo de agua su turno de ser carga
arrastrada hacia el mar espumoso,
donde podrá ser comida
de ballenas, o simplemente un vacío
significante—crines atadas a la ondulación del mar
como la belleza de Absalón,
enredadas en las ramas juguetonas
de un árbol que desea unidad,
amasijo, enorme confusión
–pero esta yegua no,
ella no tiene el privilegio de
una letrilla—una canción que haga nuestra ruina
o nuestra muerte, dulce incluso cuando vamos cayendo
al fuego para alzarnos como humo.
Este caballo tiene que yacer, con los ojos abiertos,
entre las piedras y los
cangrejos de río de Money, Mississippi,
oír las botas de los hombres rompiendo el agua
mientras dejan caer cerca de su cabeza el cuerpo de un muchacho negro,
lo levantan de nuevo, solo para tirarlo otra vez
en el mismo lugar: retorcido y ojo-a-ojo con la yegua,
como si la decadencia fuese algo
que requiriese testigo
–como si la yegua pudiera decir
“el martes cuando acabó de llover
el cuello del muchacho al fin colapsó
bajo el peso de la hélice del desmotador,
nunca más volvió a mirarme.”
O el muchacho pudiera decir
“Ya no más”. A partir de este momento
quedan separados—el cuerpo del muchacho
en brazos de otro hombre, que lo lleva de regreso
al pueblo, mientras el caballo no dice nada
porque los caballos no hablan, y además,
porque este caballo ya está muerto.



The Mare of Money

Another dead mare waits
in the shoals of some body
of water, waits to be burden,
borne into a foaming ocean,
where it might become food
for whales, or, simply empty
signifier—hair latched to the sea’s undulation
like Absalom’s beauty
caught in the playful branches
of a tree desiring union,
entanglement, thick confusion—
but not this mare;
she does not get the luxury
of a lyric—a song that makes our own undoing
or killing sweet even as we go down
into the fire to rise as smoke.
This horse must lie, eyes open,
amongst the stones and fresh water
crawfish in Money, Mississippi,
listen to the men’s boots break the water
as they drop a black boy’s body near her head,
pick him up, only to let him fall again
there: bent and eye-to-eye with her
as though decaying is something
that requires a witness
—as though the mare might say:
on Tuesday after the rain fell,
the boy’s neck finally snapped
from the weight of the mill fan;
he never looked at me again.
Or the boy might say:
No more. They part
here—the boy’s body found
in another man’s arms, carried back
to town, as the horse says nothing
because horses don’t speak, besides
this one’s dead.



De genocidio, o nada más sonido

Tanto callar
te sirve para ganarte un estornino o una joya.
Mete suficientes estorninos
en una caja y consigues una fábrica
de genocidio, o apenas un sonido
deshilachándose como un ala.
Junta suficientes personas
en un tren de carga
y puedes ver un país
desaparecer entre las cascarillas
de anís y la escarcha del amanecer
a la entrada de Alemania o Polonia.
No puedo hablar
por la gente enjaulada en vagones
amontonados sobre rieles
porque no he sido atravesado
ni por estrellas ni por gases ni por el hambre.
Soy de la paloma que zurce
los rayos perdidos
en el último atardecer de la Tierra
justo encima del casco de un soldado.
Soy del silencio de una granada
recién partida, cuyas rojas semillas
granizan sobre un plato blanco.
En otras palabras, soy más suicidio
que homicidio,
un pasaría que luce como un podría.
Si me permiten, les diré que
es así como comienza un genocidio.



Of Genocide, or Merely Sound

How much saying nothing
gets you a starling or a jewel.
Gather enough starlings
in a box and you have a factory
of genocide, or merely sound
unraveling like a wing.
Gather enough people
in boxes on a train
and you can watch a country
disappear into the husks of anise
seeds and the morning frost
just outside Poland or Germany.
I’m not allowed to speak
for people in boxes stacked
on boxes stacked on rails
because I have not been pierced
by stars or gas or hunger.
I belong to the pigeon
who darns the stray threads
of the last evening on earth
just above a soldier’s helmet.
I belong to the silence of a pomegranate
just cut open, the red seeds
pebbling a white plate.
In other words, I am a suicide
rather than a murder,
a could confused for a cloud.
If allowed, I might say
this is how genocide begins.



Niño espulgando

Imitando a “Ter Boch: Niño espulgando a un perro”,
por Jean Michel Basquiat

Aun los árboles tienen que actuar la tristeza. Miren,
en este momento actúan la actuación
de la tristeza. Como el Ícaro de Brueghel, por ejemplo,
porque un niño cae de una gran altura—
piernas blancas, verde chapoteo, alas de cera—
todo tiene que sufrir en carne ajena. Aun los Viejos
Maestros supieron que habrían de deshacerse
bajo los dientes y los eructos de una larva azul,
que no es posible evitar la picazón a una hermana, darle
vuelta como a un perro negro, curarla con un cerillo en llamas,
mientras las pulgas se dispersan entre los hilos de una hierba
otoñal. Su picazón debe seguir y seguir y seguir.
Pero un muchacho debe tratar, quemar lo que pueda. Quemar, quemar.



Boy Removing Fleas

—after Ter Borch: Boy Removing Fleas from a Dog
by Jean-Michel Basquiat

Even the trees must perform sorrow. Look,
now they are performing the performance
of sorrow. Like Brueghel’s Icarus, for instance,
because a boy falls from a great height—
white legs, green splash, wax wings—
everything must suffer by proxy. Even the Old
Masters understood they, too, would fray
beneath the teeth and belch of a blue maggot,
that a sister cannot be saved from an itch, turned
over like a black dog, cured with a lit match,
the fleas scattering into the threads of an autumn
lawn. Her itch must run and run and run.
But a boy must try, burn what he can. Burn. Burn.

 http://circulodepoesia.com/2015/10/poesia-norteamericana-roger-reeves/





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TATIANA ORELLANA ARANEDA [17.258]

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TATIANA ORELLANA ARANEDA 

Tatiana Orellana Araneda nació en Santiago de Chile en 1989. Estudia Licenciatura en Lengua y Literatura en la Universidad Alberto Hurtado. Ha participado, entre otros talleres: en el LEA U. de chile, 2012; Escuelas de la poesía, 2013; Taller arte poética con Astrid Fugellie, 2013. En el año 2014, publicó junto a otros seis compañeros el libro: Siete. Des-tiempos. Edición: La Palabrota. En el año 2014, recibió la Beca Fundación Pablo Neruda. 




                               “Estoy ebria de aire,
                               bebida de rocío, y voy con pie inseguro,
                               en estos largos días del verano(…)

                                     Emily Dickinson

Errante 
arrastro a mi lado
otra muerte

Camino con el amante:
dos cadáveres entrelazados
invitan  la noche  bohemia

Crece una esperanza  hambrienta
mi boca cosida
besa  los  labios
que se ocultan en el fuego

Pero
en esta noche insondable
 todo es ausencia 
 incluso el disfraz del amante




Ella

Ella tiene la mirada indolente
esconde la ira que mendiga el amor
ella crea
raíces de malezas negras
detrás de su disfraz
el cadáver consuela
la esperanza que borró el tiempo.

Sus ojos reflejan un alma
purgado por el dolor
cuando pierde el tiempo
dibuja rostros extra-volátiles
personajes que juegan
con las redes del pasado
y observan el futuro
como prisioneros.





Adiós

No queda
espacio para prostituirme
el adiós golpeó mi puerta
nuevamente  me lo bebí todo
incluso el fuego del orgullo.





Vacía                 

         (libro Siete.Des-tiempos)
                                         
               Hay el primer crepúsculo, el del verano, y no                                   
               hace falta encender la luz en el interior.
                                                                                                                  
                               Marguerite Duras


Me angustia ver el papel en blanco
siento el vacío cómo entorpece
la voz muda
tras varios intentos
para vomitar algún verso y
satisfacer el hambre poética,
me desvelo.

Noche de verano
tendida en el suelo
se desnudan sentimientos
obstruidos por la tinta
marginal.

Mi corazón enjuicia el desahogo
el desamor: prisión desolada
los recuerdos azotan la-azotea de
los miedos.

Necesito el aliento amable que
calle mis verdades.
Noche tras noche se revuelcan
los miedos
penetran en mi debilidad
como parásitos enajenados.

Estoy seca
vacía como la copa
borracha
¡olvidando desaires!.

Un verso más, pero
lo fugaz me recuerda la dependencia
vuelvo a ser la niña-tiza
ebria
identidad-fracturada.

¡Me desangro en el silencio!

Miro el reloj
pasan las horas y la hoja
sigue sin una línea.

 Mi grito es
una sepultura que nadie visita.










AMIN HADDAD [17.259] Poeta de Egipto

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Amin Haddad

Amin Haddad nació en Egipto el 16 de septiembre de 1958. En 1981 se graduó en la Universidad del Cairo, con estudios de Comunicación e Ingeniería. Ha publicado cinco libros de poesía: Esencia de los seres amados, 1990; El dulce sabor de la vida, 1998; En la muerte viviremos, 2003; Identidad sustituida, 2008; El tiempo pasa cerca de nosotros, 2010. Publicó el libro de cuentos para niños: El clima está bueno, 2007. Fundó Calle 3 grupo de poesía y performances musicales en el que participa, como director, desde el año 2000. Editor en los 90’s de Ibn 'Aroos magazine for Egyptian colloquial poetry.

Escribió guiones doblados al árabe y canciones para varias películas de Walt Disney.

Pan

Pan trasnochándose
En un estante de la panadería;
Pan que deja polvo de levadura
Sobre un mantel barato estampado a cuadros
Sobre una mesa de caridad en Ramadán
Pan esperando el desayuno del día
Pan, sólo un poquito en tu mano
O durmiendo bajo la mesa de patas enanas,
Sobre la rodilla de una chica de piernas cruzadas
Sentada entre familia y parientes,
Y sobre ellos, la fotografía
De un ausente;
Pan en el ejército
Pan de ración para soldados hambrientos
Pan tras el que corremos;
Pan que tras nosotros corre;
Pan dado a los pobres en los días de los Santos;
Pan yendo a la policía de tránsito – rompiendo el ayuno en la calle;
Pan yendo a la escuela en una bolsa de nylon
En una cartera de colegial hecha de calicó
Pan esperando el autobús,
Envuelto en un periódico manchado de aceite,
Pan la bendición con la que, reverentes,
Nos tocamos la frente,
Y que rescatamos de debajo de los pies en la calle
Llevándolo a puerto seguro junto a una pared;
Pan en el atado de Mansoura,
Que le lleva el almuerzo a su esposo en el campo;
Pan apilado en seis cestos en precario equilibrio
Sobre la cabeza de un muchacho en bicicleta;
Pan tostado y parcialmente quemado
Que va bien con queso blanco, sandía y pepino,
Pan empapado en sopa con arroz,
Pan remojado en fríjoles,
Pan fresco, pan mojado,
Pan que va al cielo,
Pan guardado en un cesto,
Envuelto en un trozo de tela,
Pan nuestra comida, nuestro dador de vida
Dando a mis padres su cena
En la época en que vivíamos en Helmeyya
Pan del que cenaban mis abuelos pobres
En la época de los bajás,
Del que cenaban los faraones
En el alba del tiempo registrado
Pan embalsamado con la momia –
Pan y sal
Llamándose uno al otro,
Llamándonos.
El cielo y la tierra tiemblan
Cae de lo alto el trigo
Una avalancha
Cubriendo el valle,
Cubriendo el Delta,
Llenando los hornos de masa y harina
Y las multitudes egipcias cantan al unísono
A la hogaza de pan.

*

Los ojos de los sapos en el jardín del hospital

El farol de la calle está encendido
Arrojando su luz sobre los mosquitos,
Sobre la humedad y los ojos quietos
El jardín del hospital se queda despierto hasta muy tarde
Y mira hacia ventanas medio cerradas

El doctor está haciendo su ronda
Hay un sabor amargo en la boca de la gente
Los ojos de los sapos sobresalen
Mirando hacia derecha, izquierda, atrás, delante y arriba

Enviando el farol de la calle a las estrellas del cielo
Enviando las estrellas al árbol de GAZWAREENA
Enviando la cena al ala de cirugía
Queso NESTO y mermelada EDFINA
Enviando el ungüento al ala de oftalmología
Los ojos de los sapos son anteojos de visión nocturna
Y el cirujano viste de verde en la sala de operaciones
Usando una máscara
Sus ojos son saltones bajo los focos de luz
Oraciones en el pasillo
El silencio empujó fuera a los susurros
El sonido de sapos entre la negrura y el azul
Serrucha el silencio de los árboles con el serrucho de la quietud

Y derrama la luz sobre la hierba
El sonido de los sapos es la llamada de la noche al alba
Y la llamada del macho a la hembra
Y un recuerdo inolvidable
Y un tiempo que siempre cae
Sobre el verde de la piel
Sobre el amarillo de las manchas
El sonido de los sapos es terco
Y el sueño es un médico de guardia
Entre pestañas y cejas
Y el cielo está bostezando
Y el sapo está saltando
Luego se detiene a respirar del inhalador
Aprieta su boca en torno a él
Su bolsa se agita/tiembla
Mira hacia un lado
Nunca sorprendido
Como si fuera un príncipe
O un cartero
Para el loco africano,
Un enamorado de las chicas que bajan del cielo para llenar sus vasijas
El sapo es secretos de los insomnes y los enfermos

Del mareo y la fatiga
Y el laboratorio de biología
Un mártir sin sangre
Anestesiado con alcohol
Clavado a una tabla
Deshonrado y humillado
Y la luz rocía mosquitos
Si te sumerges en la humedad
Encuentras los ojos de los sapos
Mirando hacia arriba junto a los pequeños charcos del jardín

*

Vida Sustituida

Érase una vez
Alguien que fue a buscar para su vida
Un reemplazo certificado:
Una copia exacta de Egipto en la década del ’60;
Hacía falta presentar una solicitud formal
Para agregar el término de sus recuerdos abandonados
A la extensión de aquellos incorporados
En la memoria nacional

Por pura suerte
El funcionario del archivo era un vecino de la infancia
Y dijo:
No todos los callejones donde se congrega la gente
Están autenticados en libros y formularios.
Podríamos encontrar algunas
Indicaciones en el polvo del estante,
Y la blanca oscuridad bajo las fotografías,
Y el reloj de pelo más blanco
Que adelanta en mi cabeza y atrasa en la tuya.
Extendió su mano –
Haciendo salir pollos hechizados de debajo de las sillas con un conjuro cantado –
Y tomó un expediente en el que estaba escrito
“Entre tú y yo”
Juntos empezaron a pescar nombres de vecinos desde las ventanas,
Escaparates y talleres
Del índice saltó un caballero
Sus ropas eran humildes,
Baratos sus muebles,
Y usaba el transporte público – él,
El líder de escolares,
Mariscal de campo de los ejércitos de hormigas y escuadrones de gaviotas.
En sus brazos un gato
Maullaba llamando a su compañera.
Él les dijo:
Esta es mi esposa
Luego de que se enamoró de mí
Me vio leyendo las Mil y Una Noches
Y por eso me dejó en un instante
Y yo la convertí en esta forma.
Luego de ellos vinieron otros caballeros
Sobre sus hombros: padres serpiente y madres gacela,
Y chicos y chicas
Cuervos y gorriones.
Se construyeron columpios, se abrieron ventanas y hablaron los colores
La Corporación Nacional
Para Archivo y Documentación
Y Microfilm
Entre la vida y el sueño
El pasado y las tonterías
Uniendo al hombre y el diablo
A un funcionario de archivo
Que seguía sentado, hojeando a través de recuerdos
Con alguien que quiere denunciar la pérdida
De la llave de su vida,
Compareciendo
En el nuevo departamento de policía municipal
Para denunciar la mueca de sus muertos en el sueño,
La desaparición del tiempo
La pérdida de la identidad
El abuso público hacia su persona en los periódicos
La mentira oficial sobre la cantidad de aquellos que lo aman
Su diaria caminata en la autopista
Hablando solo y recitando
Los poemas de su padre
La vena de la sangre esquivando la jeringa del laboratorio
El tartamudeo de su madre y sus sollozos
Y las lágrimas del Nilo
Había una vez
Alguien que hurgaba sin cesar entre detalles
Esperando hallar una pista
Sólo una –
Además del certificado de defunción que siempre lleva consigo –
De que la vi

Traducciones de Laura Chalar

*

La cola

- ¡Vamos, deprisa, que aún me queda cola!
- ¿Qué cola?
- Ésa en la que identificas al de delante pero no al de atrás.
- ¿Un acertijo?
- El de la esfinge que lleva cuatro mil seiscientos años
sin parpadear siquiera.
- ¿Y dónde empieza?
- No tiene principio ni fin
en toda la república,
en El Cairo profundo,
en el callejón de Barakat* ni en la vía de Habbaniya*,
en el cruce de calle Fatalidad con el tercer milenio,
ni en el de los rosales de la rotonda con la mirada de los enamorados.
- ¿Y eso cómo es?
- Como todas las cosas del entorno:
vive y muere despacio
y vive y muere de repente;
y, como todas las cosas normales,
del infinito ha bebido tanta contumacia
que ¡Ahí te quedas! dice a la finitud.
- ¿Y quiénes hacen cola también?
- Chavales con anemia y amoratada sien que,
subidos a los muros de los cementerios,
se pasean como gorriones,
cantando sus zafias canciones
a los difuntos de ojos desencajados,
ateridos huesos
y corazones agradecidos.
Hay también jóvenes en una estera cenando,
muchachos con pánico a los periódicos:
sobre las olas escritas ven barcos de guerra
bombardeando la patria con falsos pretextos.
También tenemos a unos jóvenes muy buenos
y una nube que semeja dibujos de Da Vinci,
un hombre operado de apendicitis que apenas se sostiene,
un amante que lleva con pudor un álbum de sellos,
un poeta que traba letras con otras
y ensarta en los dedos anillos,
camas que viajan y vuelven con un chico y una chica
y un país.
Hay lágrimas, muchas lágrimas
y un anciano a punto de ser abuelo
que mira la tele bebiendo de la nevera
con los hombros faltos de una caricia.
- No desesperes,
pues esta cola dura apenas un día,
se vuelve imágenes en la cabeza de quien la mira.
Estoy aquí desde hace cincuenta años
y, en la cola, soy todos los que esperan.

* Topónimo cairota.
** Otro topónimo.

Traducción de Mohammed Abuelata



Dust

He travelled from the far-away mountain,
On the back of Air
And kept whistling like crazy
And called himself dust
And landed on the wall
On the frames of wooden windows
On top of shelves
Under the sofas
Inside the books
Beside the side-walks
Filling cities and countryside

He told the trees; No, for the ordinary green
And take from me, the gray
And he told eyes to redden
And told life to turn yellow
He blackened the bare heels
And the pale white...covered the eye-lashes of the street-sweepers

He told the children; don’t play in the alley
My name is curfew
My name is the *‘Khamaseen dust
Water told dust; calm down
You and I make mud
Like flour and dough
Replied the potters and said to him:
Come, so that we shape you with our hands…we are the bakers
And the oven that is lit with fire
Produced a loaf of bread, likewise,
It produced drinking pots

*`Khamaseen: refers to a dry, hot and dusty local wind, which usually blows in Egypt spring time

*

People

The baby, who is crying in the dew asking for breast-feeding and patting
And the boy, who was calling out, and Mukkattam sent back an echo
And the pupil, who taught me how to read

And the unknown, who stands behind me
And the lovers, who were frightened of air and confession
Those ashamed from their passion
And those who believe that their God will see them through

And those happy with their looks in-front of the mirror
All of them, all of them;
Were born from each other
And their secret lives with me

*

Switch

I have to wake-up to go to work
Broke my fast, with tea with milk
Put on my running shoes and went for a run
Last night, I forgot poems I had sung
Or did not forget
I am a Poet and Engineer...in my head, there is a switch
With a click down, I sit on a desk
With a click up, I chant and sing
Down, you find me polite
Up, I am a glaring mad-man
And I put my hand in my hidden pocket and bring out
*Al Baroudi’s poems in **Sarandeeb
And a chain that used to carry a cross underneath a blouse
And a soldier with a helmet playing ***Tahteeb
And I go along with a bunch of lunatics
In ****Housh Addam to smoking ****Goza in a glucose bottle
And sing for Egypt with a longing sob
And the sun by the *****A'agamee beach,
Refusing to go down,
Nagging, like a child
I spread-out my palm
For her, to sleep until it turns off
And come back to you crying and moaning
On an IBM computer
All wounds open-up and heal
And I have to wake-up to go to work
And broke my fast, with black tea
As usual...the sound of the alarm-clock was dull
And the roaster crowed,
In a progressive manner,
Or back-ward
I became full of hallucinations
I write programmes and compose poems
And I have to wake up to go to work

*Mahmoud Sami Al-Baroudi (1838 - 1904) was a significant Egyptian political figure and a prominent poet. He served as Prime Minister of Egypt from February 4, 1882 until May 26, 1882. He was known as the "Lord of sword and pen”.
**Sarandeeb, An old Arabic name for Sri-lanka.
***Tahteeb is a martial art that originated in Egypt. It relies primarily on the use of a wooden stick for striking, defensive or dodging techniques.
****Housh Addam, Name of an alley in down-town Cairo.
*****Agamy (Al A'agamee) 120 km West of Alexandria City, Egypt. Agamy literally means in Arabic "foreigner", older term of the word was used to describe anyone who is non-Arab. It started as a Compound for the Elite class of Egypt in the 1950s. .
****Goza is al ocal name for the water pipe (hubbly bubbly)

*

The Game

I will play a game
The world, I will spread-out infront of me
On top of the earth
All the world
I mean…my life
A heart beats and an eye sees
The mouth tastes…of food and letters
Someone outside the game told me...put the past
Someone hanging from the lamp
Told me to put...dreams in their empty space
People came out from photos on the wall
Sat infront of me
And black bags
Filled the room
Clothes woke-up from the calmness of their storage
Summer-clothes and winter-clothes, light and dark
With creases from being folded
I put beside them sounds that live,
In an old morning
Tea and sugar cubes
All the world breaks their fast
Someone told me;
The game needs lighting
I got for it,
Lights that lived inside of houses
When it passes through,
It embraces a wall...and penetrates the glass
God-made light with a gas-oil lamp
A smell of sea-breeze and forest emerge
And streets that may-be liars
And may-be honest
May-be them may-be others
But they remember me and I remember them
They remember my love
When flowers touched her nose
I put an embrace, a kiss and a touch
Spreading-out my five senses
All the world
All my life
Someone told me; hey, man
All your life means your death
Someone told me: stop cheating
Putting your hands in your pockets
And why give your back to your sins?
The earth on your north and south
And the game, did not end yet
Dare you close
This game may kill
-And you called me and put me in

-You can’t… you have to endure
Go-on
Bring-out all the words inside you
Put the sweat that fills you
And your ears that go red
When you remember what you have done
Put the fear that lives inside your ribs
And the queue of ants you killed
Put the lying in your exam score
Put the jealousy
Put the secret
Put a story with no mention
Except in between two people
Put the tears that refuse to escape
So you won’t be exposed as a kid
Still, little
Did not grow-up
Say I couldn’t;
Go down my grave...without dying
Say I passed all the fences
While in bed, asleep and hiding
Dreaming I am a chivalrous hero
Setting my soul free from my heart
And flying infront of the audience
The world’s hero in legends
The world’s hero...living alone
Spreading out a world of my illusions
From days that slipped through my fingers
And came back again
-Yes, I am selfish
I used to have seven lives
The remaining life is making a try
Applying for an immigration to happiness
The people of the game filled me with wounds
They got the people and the state
They turned on music and national songs
The people’s voice in feast prayers
Said; Egypt is first and foremost, worthy of your body
The poet’s destiny is to become a martyr

*

The Laundry Basket

The laundry basket is full of clothes...crumpled and sweaty
Bed-sheets, under-wears, pyjamas and shirts
Nylon, cotton and wool
A variety of cloth
The laundry basket was never embarrassed
He collected the clothes all together
As if he was embracing them
A smell of people
Smell of travel
Smell of work
Smell of kisses
Over the bed,
Stories on top of bed-sheets
Stories on under-wears
Secrets on top of each other
And at the end of the week
All our clothes come together
Washed in the basin
All our worries become;
Washing- water
...And on the roof
The sun dries our clean laundry
*

Go to sleep

If your love was a moon
Turn it off and go to sleep
In between the two of you, the busyness of days intrude
And all those errands that take away all time, which people have in hand

If your love was a moon
Bring down the curtains
Shut away the windows
And if you can air-condition the bedroom, then, do
So you won’t hear music in your dreams

If your love was a moon
Tell her, for the vanity, no need
It doesn’t suit your looks
And alone, you stand like a fool
You should really go home
Maybe you will find a bus, that still
Goes down the line, all the way to
*Sbeeco buildings in *Al Salam City

If your love was a moon
Go find her down the street
Since you are so dying to see her
The moon is not allowed inside houses
Call her to leave the sky and come to earth
And sit like lovers on a garden bench
Or in a car overlooking *Al Mukkattam hills
Or by the Nile
And eat those specialty liver sandwiches on *El Giesh road
That fills the hunger up
And go to the cinema
And sit close to her, until your elbows touch
Burn your lips and hers, with pop-corn and salted seeds
And love her as much as the hero does
Anyway, it is all a film

If your love was the moon
Tomorrow, she will be unborn
And after, born a crescent
And after, a full moon
That stays tied down
In the whirl-around wheel of the universe
Dies, and then born again to die and born again to die
And you, pale and boney, following her all the time
Living in illusions
If your love is a moon
Turn it off, and go to sleep

*Sbeeco buildings, and *Al Salam City and *Al Mukkattam hill: Names of residential areas in Cairo. Al Mukkattam Hill, is a hill, where there is one of the widest views for Cairo city.

*

What do you think?

What do you think is happening?
There is a wire that connects my heart to heaven
Of course, you say; “Selfish, you are.”
I always say; “I”
Who is failing the other, do you think?
A lifetime or the seconds…
Coldness or clothes...
All through my lifetime, I have been wrapped tight with my dreams
And the cold does not come
With feathers that cover me, I tipped
Death called upon me in a rainy night
Illusions and green light
And God saved me…
To live longer
Only to die again
Who do you think knocks at the door?
I mean; rings the door-bell
Open the door to our guest
You and I don’t talk anymore
What do you think scared us?
The house lights can’t beat the darkness outside us
Street lamps wet the asphalt
The summer is gone and still the world is awake;
In no need for our hallucinations
Why do you think the sofas were yawning?
You and I will answer
I will remain in love with you, if you still remember me
I will remain in love with you, better, unconditionally
My love is more cowardly than the lust that fills me
Of course, selfish
My tears won’t fall, for more than one reason
My tears, struggle to hide away my grieve
Will you still love me if I am lost?
Will you still love me if I run away?
It is me who rang the bell, open
Look at the sofa, no one is sitting there
Open the door, warm me up
In shivering coldness, I stand
From cold streets, in refuge for your embrace
In good hope your kind hands will pat my shoulder
I listen to your words; I believe you and quench my thirst
In touching your lips, my body is electrified
There is a wire;
That connects,
Your heart,
To my heart,
To heaven.

Translated by Ghada Sherif



http://www.wpm2011.org/node/776





EDUARDO DE ORY Y SEVILLA [17.260]

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Eduardo de Ory y Sevilla

Eduardo de Ory y Sevilla (Cádiz, 20 de abril de 1884 - 22 de marzo de 1939), poeta, periodista y crítico español del Modernismo, padre del también poeta Carlos Edmundo de Ory.

Era nieto del senador progresista en las elecciones de 1869 Salvador María de Ory García-Lizón e Hijo de Alejandro de Ory, capitán de navío de primera clase (grado correspondiente al actual de contraalmirante) que lo dejó huérfano en 1893, cuando contaba nueve años de edad. A los catorce publicó por primera vez: Cádiz en broma, al que siguieron otros muchos: El Cascabel y en 1902 los versos de Plumaditas y Chirigotas y Otras Cosas. Eco de mi lira (Cádiz, 1903) y Laureles rosas (Madrid, 1905), ya modernista, aunque en Aires de Andalucía (1905) todavía hay algunos resabios de Bécquer. De 1906 a 1909 estuvo en Zaragoza, y allí preparó su ingreso en la carrera diplomática y fue director literario de la revista política El Evangelio y redactor de Diario de Avisos desde el uno de enero de 1908; también escribió tres poemarios: El pájaro azul (1906), La primavera canta (1907) y Bouquet de azucenas (Z., 1908) e inició su epistolario con Juan Ramón Jiménez quien entonces vivía en Moguer. En París la editorial Garnier publica Mariposas de oro y Alma de luz. En 1906 fue elegido Correspondiente de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla. En Zaragoza y desde 1908 fue además cónsul de Colombia y director de dos revistas: Azul y El Centenario Ilustrado. Leyó sus versos en el Ateneo y en la Academia de San Luis y dio varias conferencias. Introdujo junto a Mariano Miguel de Val el Modernismo en Aragón en el marco de la exposición Hispano-Francesa y con la antología que realizó La Musa Nueva, que imprimió Cecilio Gasca en 1908.

En 1909 regresa a Cádiz y funda la Real Academia Hispano-Americana de Ciencias y Artes. Creó las revistas poéticas modernistas Azul (1907), Diana (1909) y España y América (1911-1927); en esta última insertó un suplemento literario, "Literatura Hispano-Americana", que luego se llamó Vida Literaria; estudió la vida y la obra de su amigo Rubén Darío en Rubén Darío: Al margen de su vida y de su muerte 1917, y del poeta Manuel Reina en Manuel Reina. Estudio biográfico seguido de numerosas poesías de este autor no coleccionadas en sus libros, Cádiz, 1916; también dedicó un libro a Amado Nervo. Colaboró en la revista La Alhambra y preparó excelentes antologías de poetas hispanoamericanos, como Los mejores poetas de la Argentina (Madrid, CIAP, 1927), Parnaso colombiano. Selección de poesías de los libros contemporáneos (1914) Los mejores poetas de Costa Rica (s. a.) y Antología de poesía mexicana (1936). Escribió además Cascabeles de Plata (1923), La Musa Nueva; Selectas composiciones poéticas coleccionadas (Pueyo, 1908), Desfile de almas (Sensaciones) (Cádiz, 1909), un libro de ensayos titulado Aspectos (1921), Intimidades literarias(1937), Rarezas literarias. Florilegio de composiciones curiosas y extravagantes de autores antiguos y modernos (Cádiz, sin año), etcétera. Eduardo de Ory escribió catorce libros de poesía, ocho de prosa y seis antologías.


“Sol de la libertad; mansión riente
que tiene por dosel magnificante,
un cielo todo azul, todo poesía.”

Eduardo de Ory. Cádiz.



El poeta modernista gaditano Eduardo de Ory y Sevilla (1884-1939) no se sustrajo a la inclinación de los poetas de la época a escribir cantares. Recogemos unos publicados el 1 de octubre de 1903 en la revista Por esos Mundos


EL ALMA DE LAS COSAS


En el maravilloso e inmensurable Todo
cada cosa nos habla y nos canta a su modo.

Desde lo más excelso hasta la tenue espiga
que, al brotar, se dijera que teje una cantiga...

Desde el leve gusano hasta la rauda estrella
que deja en el espacio una fúlgida huella...

Cada cosa a su modo dice su poesía:
todo en la vida canta con áurea melodía.

Cuando las rosas abren sus perfumadas pomas
¿no dicen bellos himnos, simbólicos, de aromas?

El ave, cuando canta, ¿no modula una rima?
El sol ¿no dice un salmo deslumbrante en la cima

de la cumbre gigante cuando su luz reposa?
¿No dice su canturia de alas la mariposa?

Mas no todas las almas gustan de estos encantos:
¡no todos los oídos perciben estos cantos!

Hay músicas sublimes que no son comprendidas:
¿sutilezas al vulgo? ¡Serán inadvertidas!

¿Qué sabe de armonía la muchedumbre necia?
¡Por eso que la ignora, constante, la desprecia!

Para almas exquisitas se hicieron los lirismos:
¡no para las que sólo gustan de prosaísmos!

Poeta: eres dichoso sobre todas las cosas,
tú interpretas los tenues perfumes de las rosas,

las trovas de las aves... lo que es sutil y leve:
¡para ti nada hay vano, despreciable ni breve!

¡Por algo el gran Artista de la Naturaleza
dio a tu espíritu noble sensación y belleza!

¡Por eso de los ritmos de la vida eres dueño,
y en realidad conviertes tu quimera y tu sueño...!




TODO CANTA


¡Todo canta! La rosa riente
que su aroma en el aire derrama;
al conjuro del viento la rama;
al rumor de sus olas, la fuente.

¡Todo canta! La mansa corriente
y el horrísimo mar. La áurea llama
cuando el fuego vivísimo trama;
la avecilla fugaz e incipiente...

¡Todo canta! Y un salmo gigante
va el conjuro formando, triunfante,
con sus voces de vida o anhelo...

¡Y ese himno sin par de hermosura,
en honor de la inmensa natura,
es ofrenda que elévase al cielo!



DIOS


El que llena de flores los vergeles
y de águilas caudales las montañas;
el que lleva a las míseras cabañas
aromas de cariños y de mieles.

El que da la victoria y los laureles
al bravo paladín por sus hazañas;
el que allá, de la sierra en las entrañas,
vibra en los vientos de las noches crueles.

El que cuida del pobre pajarillo,
el que le da a los astros resplandores
y palideces en la luna encierra;

Quien compendia lo grande y lo sencillo,
quien es Señor de todos los señores:
¡ese es el Rey del Cielo y de la Tierra!



Tú y yo (Imitación)

Rosa fragante, que esparce aromas,
brisa que parte del cielo azul.
leve avecilla que el aire cruza
                                          Eso eres tú.

*

Flor casi mustia, débil, marchita,
cielo sin nubes, color ni luz.
ave que triste recorre el mundo
                                         Eso eres tú.



Bohemia

¡Amor!, la copa llena
Del vino, que la pena
Convierte en bienestar.
¡Placer! los labios rojos,
Los besos en los ojos...
¡Reír y disfrutar!

Artistas y grisetas,
Pintores y poetas:
Alcemos al amor
Un canto todo risas...
¡Canciones y sonrisas
De labios hecho flor!

(De Alma de Luz)








GAD KEYNAR [17.261] Poeta de Israel

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GAD KEYNAR 

Gad Kaynar (1947) es catedrático de artes escénicas de la Universidad de Tel Aviv y profesor invitado en el Instituto de Ciencias Escénicas de la Universidad de Munich; es director del Círculo de Estudios Escénicos de Tel Aviv (2009-2013) y en la actualidad regenta los estudios de escenografía y dramaturgia en el Teatro de la Universidad del que es su Director Artístico.

Es investigador del teatro israelí, escandinavo y alemán. Traductor (galardonado con el título de Caballero por el Rey de Noruega por su versión de la obra de Ibsen) y poeta. A partir de 1998 es corredactor, junto con el Dr. Haim Nagid, de la revista Teatron.

Es dramaturgo oficial del Teatro Nacional “Habima”, del Teatro “Cameri” de Tel Aviv y del Teatro “Hajan”. Es actor de teatro, cine y televisión, así como director de teatro y realizador de radionovelas.

Kaynar es el presidente del Centro Israelí de la Organización Internacional de Teatro y también encabeza la Sociedad General de Escritores de Israel. En el pasado fue Director de la Sociedad Israelí para la promoción de la investigación de las artes escénicas.

Sus poemas se publicaron en las revistas Gag, Iton 77, Alei Siaj, Alikon, Moznaim, Keshet Hajadashá, Ajshav, y otras; así como en dominicales de periódicos, en Internet y en coleccionables literarios.

Una selección de sus poemas ha sido publicada en Beirut, en idioma árabe, traducción de la poetisa palestina Reim Genaiam. Hasta la fecha se han publicado cuatro libros de poesía suyos: Ba´even hazot zormim mayim (Tel Aviv: Ed. Prosa Itonsafrut, 1978); Jayeja hakliniim (Tel Aviv: Ed. Poalim, 1989); Dgimat Neshima (Ed. Hakibutz Hameuchad, 2000); Hafraot Keshev (Tel Aviv: Safra, 2010, galardonada con el Premio Assi). En 2015 se publicará su quinto libro con Ed. Safra, titulado Bifguiat Hatjelet Hashmeimit.

De las deliberaciones del jurado para otorgarle el Premio Assi, destacan los siguientes argumentos:

\n«Los poemas de Gad Kaynar resaltan por su mundo personal, cualitativo, gótico, macabro y a veces retorcido, de intriga y pánico apasionantes. Son poemas de expresiones osadas de cuyas grietas y fisuras emerge e irrumpe el exuberante mundo del autor.

»La poesía de Gad Kaynar es existencial, intrincada y a la vez atractiva. Brinda al lector nuevas perspectivas sobre las distintas maneras de confrontar el lado trágico de la existencia humana y la condena a la transitoriedad».

(Traducido del hebreo por Marta Lapides)



SUGIERO UN TRATO

                                                                a León Felipe

Sugiero un trato.
Me limaré hasta quedar fino
Hasta que no quede más que el árbol seco
Hasta quedar desplumado hasta tal punto que
el sol se deslumbre con mi imagen
Y en mí perfore los cuerpos
de vuestro papel.

Sugiero un trato.
Estaré en aulas vacías de yeshiva como signo
de admiración hasta que los verdaderos espíritus ocupen 
las sillas correspondientes que sustituyan
papeles ya sea en mano o hechos cometa pero que
llegue la paz a los huesos de esta casa 
que padecen locura y abra a visitantes sus portales de par en par 
con aullidos y tras ellos los cierre desgarrados 
como fauces de chacal antes del descanso
merecido.

Sugiero un trato
Detengo un taxi y le sugiero al conductor
Compro el diario y le sugiero al vendedor
Paseo con mi perro y sugiero a sus necesidades
Voy al psicólogo y sugiero a mis complejos
Sugeriré y sugeriré hasta que la sugerencia
Se triture fino como harina, como polvo
que hornearé como pan de cara
pan de ojos
pan de sonrisas
llegará la paz a mis puertas y la calma a mis huesos
molidos
En guaridas de perros donde el 
chacal retozará a sus anchas
tras haberme engullido con el sol
junto con una píldora digestiva.

Del hebreo: Marta Lapides









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VARDA GENOSAR [17.262] Poeta de Israel

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VARDA GENOSAR

(Israel, 1943)
Poeta y editora literaria, sus primeras publicaciones en los años 60. Directora de la residencia de los artistas en Herzliya, y por otro lado, durante 25 años enseñando yoga y meditación.





BUEN VIAJE

                          Homenaje a León Felipe

Circundas Jerusalén con misericordia, te desvías del túnel del dolor
Aprendes a activar las cargas laterales del pensamiento virtual.
En el asiento trasero llevas el equipo de la congoja embalado con esmero,
Cuando crucemos la línea de separación, el miedo como la gasolina
Se consumirá por sí mismo en la proximidad.

La tierra se aferra a los muertos, los muertos se aferran al recuerdo.
Reforman la calle con sicomoros de sombra
Que ofrecen vistas nuevas, el fresco espíritu de resurrección de las cosas.




Te fuiste íntegro, volviste partido,
En la puerta había una valla fastidiosa,
Y todas las barreras bajaron ante la inminente guerra.

Tierno te fuiste, volviste con coraza no de santidad.
En la ventana una paloma se inclinó y las olivas desraizadas vieron
Cómo lloraba la tierra hasta más no poder.

Del hebreo: Marta Lapides












TOMÁS P. MORÍN [17.263] Poeta de Estados Unidos

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Tomás P. Morín

Poeta, EE.UU. Tomás P. Morín fue educado en la Universidad Estatal de Texas y la Universidad Johns Hopkins.

Sus poemas han aparecido en Borderlands: Tejas Poetry Review, The Baltimore Revisión y MARGIE. Él trabaja para el Estado de Texas y Texas Lutheran Universidades.  

Tomás P. Morín es el autor de A Larger Country, ganador del Premio ABR / Honickman, y traductor de Las Alturas de Macchu Picchu (The Heights of Macchu Picchu) de Pablo Neruda. Con Mari L'Esperance, ha co-editado Coming Cerrar: Cuarenta Ensayos sobre Philip Levine.


ANTES DEL AEROPUERTO, SUSHI

El anciano está sentado delante
del patio vacío comiendo
pollo frito o cualquier otra cosa,
probablemente compró el trozo entero, y no
en la casa de sushi
donde entramos,
no inspiraba exactamente confianza,
pero cuando regresamos
desde paseo de la fama a nuestra mesa
con los palillos
en la caja que tú decoraste
hace tantos años que lo olvide,
y les conté a mis compañeros de toda la vida
que no necesito utilizar los desechables
envueltos en papel como pajitas,
que no son tan delicadas
como las suyas que parecían pulidas
como si estuvieran sacadas de un tejo,
tan distintas de mis palos ensamblados
que eran poco más que pantagruélicos
mondadientes para alguna raza de gigantes
que yo tenía solamente para adecentarme
con un limpio chasquido
y demostrar su inutilidad,
nunca conocí a un tonto como yo,
sólo al ingeniero que había registrado
la patente para el diseño de mis palillos
así que la operación fue un fracaso
excepto por tu risa,
un desenlace inesperado
por el que yo habría abortado la ulterior colección
a propósito, y la siguiente vez
sólo había llegado nuestra ensalada de algas
para mí, un amante toda la vida
de la cucharilla y el tenedor
para no dar pie con bola en un plato diminuto
con mis pinzas chinas,
sólo que no lo hice y antes de que me diera cuenta
mi mano era Fred Astaire sobre zancos
y la ensalada de algas se había acabado,
seguida por la mitad del maki,
y sólo había una pieza rosa
que lo separaba de la hueva crujiente
y su rollito de arroz que yo escupí
porque lo sentí en la lengua
y sabía a muerte,
lo que tiene mucho sentido
porque estaba muerto,
y nuestra comida terminó allí,
me gustaría ahora celebrar
las virtudes de mantener una mente abierta
a la nueva comida, a cómo
la vida nos puede sorprender tanto, un día
ya no estoy comiendo sirope de arce en un filete
o sobre un trozo de queso como cabía
esperar de alguien que nunca ha estado
en Vermont, prefiero sushi
y controlo los palillos y miro hacia arriba
para ver una trenza de pelo dorada
nunca me había dado cuenta de que era dorada
desenredada sobre su hombro
tan lentamente que parece viva
tanto que por un instante
de repente somos tres
en la mesa: yo, tú, y tu trenza
que a ti no parece molestarte
está perdiendo lo que sólo unos pocos minutos
antes yo hubiera llamado con gravedad
una batalla, excepto que ahora entiendo
que la atracción de la tierra
no siempre es molesta e impaciente,
que puede ser amable, puede animar
un revoltijo del pelo suelto
y, al hacerlo, ralentizar el tiempo
y esa canción sobre adioses
y el pesado abrigo de invierno
que llena el cielo de todos los aeropuertos urbanos
a finales de verano, ralentizar esa música
lo suficiente para hacer un soul
con dos pies izquierdos como los míos
brincando y bailando.

Versión de Carlos Alcorta


Nature Boy

If I had enough cages to keep all the birds
I’ve collected over the years then I would have
to open a shop because there’s only so much room
in a two-bedroom walk-up for 48 birds,
not to mention the dancing bears and the frogs,
or the different varieties of fish, the one
species of flea, and I almost forgot the proud
dogs and the lone mule, the profane one
who entered my life to curse at scribes and pharisees;
and maybe he’d let the mouse I found
forever dying at the end of a poem
ride on his back like a whiskered Christ
and if not, maybe my yeti could do it
when he’s not downtown working
security at the store or teaching the parrots
how to say brotherhood in grunt
and how to comb out the tangles and mud
from his hair whose sweat reminds me
of that bearded collector of  beasts
with the ark who would have no doubt
understood how I feel, that prophet
of change under whose spell I want to confess
that I’m a Christian of   the Old Testament,
that my grandfather hung all his goats
upside down, their throats over a bucket,
and slapped their chests like that other Nature Boy
who strutted around the ring
like a peacock with his feathered hair
that stayed immaculate
even on the nights he lost to our hero
Wahoo McDaniel who never played the heel,
he who hailed from the lost tribes
of Oklahoma, who made us want to be chiefs
so much we wore pigeon feathers
and circled each other inside a green square
of water hose until someone finally rang the bell
that was never there and we sprung
toward each other like animals in love or at war.


Love Train

For D’Andra

My bowl brimming with pretzels,
the snack you wanted least,
I slid open the door of our sleeping car
where we had been enjoying the country rushing by,
as if   we were the first two people
to look down into the valleys and see
bright necks of pines stretch across farms
and streams to the groves they once cradled.
You had asked for Earl Grey cookies
sandwiched around buttercream or marshmallows
made of chocolate, but all the tea bags had been dunked
and the chocolate melted over biscotti.
When I came bearing the salted and twisted news,
the room was empty but for a heel. It was black
as a bunting, and wound with zippers,
and every time the car rocked
it looked ready to fly and escape
into the cold, tangled air
of   travel that always feels heavy
with joy and desire, and a little sadness,
always a little sadness,
because of the leaving, which is what I do
when I realize I’m in the wrong room
and that numbers have betrayed me again
while I was hunting and gathering,
foraging like Homo habilis
who probably never lost his cave.

Out of patience, I opened every door
marked with threes and eights, those conjoined twins
disastrously separated at birth,
and roused the scabbed eyes of sleepers
like a beggar, no, an angel,
a begging angel who has written on his heart
will work for love.
Having not found our room, not heard
the sharp swing of   your voice,
I descended upon the passenger cars
and row upon row of couples asleep
or staring out the windows like zombies
trying to remember what happens next
once the newspaper is well-thumbed,
the tea has gone cold, and the conversation is dead.

I called for you, in vain, even using your secret names,
the ones only the night knows:
wind-kiss, brilliant-fruit, dervish-moon    . . .
Over and over, I said your names,
over and over until they filled
the wounded air of  the car
and when there was no more room
for another sound, they caught and hooked
the ring of   the brakes hugging the rails.

Just when I thought I wouldn’t find you,
you were there, the train was pulling away,
and I was watching you slowly eat
a dish of whipped cream and bananas
— the house special — in a cafe
in a city we didn’t know.
When you finished, we started walking
down a road that bent like a smile,
a shy smile, like the one the Japanese cat wore
on your purse. The road, we were told,
would take us to the end of   the line
where all lovers in search of   joy
packed on bullet trains — they’re the fastest
on two continents — arrive every hour.


Goosestep

A collector of   walks, I was practicing my llamastep
when one of   those white geese with the knob
of cheddar on its bill honked at the goslings
ignoring the art of the rank and file so adored
by Mussolini and other assorted lunatics
who I have trouble believing could ever raise one leg
parallel to the earth they scorched without falling
prey to gravity that was given a special kind of dominion
over the fascist paunch, a shabby thing
I have never seen hang around the waist of a goose,
though who can say for sure under all that heavenly
down where the hips of a goose begin and end; and even
if   tomorrow some budding scholar published a treatise
titled The Mystery of Goose Hips to fanfare,
it would be an exaggeration of   the grossest kind
to equate a goose’s trumpet with the barking
from the balcony by the sad bullies whose love
of   the locked leg I will never understand
since the knee was so obviously made to flex,
which means locking one is most likely a kind of sin
against Darwin or God, both of whom I think
would disapprove of anything so unnatural
as even twenty people moving in stiff unison
to music unless the brass and strings
were just about to sway and bend to the hot
version of  “When the Saints Go Marching In.”



*

His poems have appeared in Slate, Threepenny Review, Boulevard, New England Review, and Narrative. 


Grinning in Sardinia

On dirt-packed roads that thinned and fell apart 
like breath in winter, we sputtered along 
in our car, a yellow coupe with a memory 
for recording groves of myrtle and secular pine 
in kilometers. For six days we milled around forts, 
bays, and bare, gold dunes stormed and conquered 
too often to accurately count 
on the island shaped like a foot, no, the print 
of a foot—God’s, in fact. 
Or so the locals say. 
                                    At the rough, southern tip 
where the limestone runner’s heel 
would have first struck, we break bread 
at the wobbly table we’ve claimed as our own 
for the last time and take in every detail: 
the sleepy violets on the table, 
the handmade menus that smell like fish, 
which is to say fresh 
off the boat, and the waiter, 
the lanky one missing teeth 
whose mouth sounds like a piano 
tuned for serenades, 
who is flirting with you 
while I sit and grin 
as I imagine Odysseus must have grinned 
at his wife’s bold suitors 
because we are in the birthplace 
of the dropwort after all, that sweet 
ditch-daisy Carthaginians brewed 
for criminals and the elderly, 
who, knowing no better drank it 
and danced as their faces twisted 
into a smile Socrates would have known, 
that tender old clown 
who saw the humor in death, 
who would have seen the wisdom 
of spending the last of our jigsawed days 
feasting and raising our glasses 
to the most merciful god of glee 
until laughter did us part.  



Circus Pony

What joy to say our short, winter days 
are behind us now. Gone the old life we filled 
with empty laughter, the times we’d pack 
the backseat with every hitchhiking clown 
we happened upon—our record was eight 
until the year our fathers died. Gone 
the red-nosed hours, our grotesque smiles 
drawn large and wide, when we rehearsed 
our cold routines of “Hey, are you ok?” and “Fine. 
I’ll be fine.” Remember the long seconds—three 
slow ones in all—before your face 
that took an hour to apply turned grave 
or the look you wore, sadder than any clown’s 
in the rain, that was my cue to knit my brow 
and continue fumbling with the three-sizes-too-small 
hammer you handed me so I could once more fix 
the swaybacked rocking horse we purchased 
to ward off an unspoken future in which we 
are continents apart, surrounded by our hungry 
new families as we slice and dismantle 
the same braised roast and lament how 
we could have let hope stray, how the story 
of our lives might have been different 
if it had contained, however lame, something 
we could have ridden into the sunset on.    








LEE ANN RORIPAUGH [17.264] Poeta de Estados Unidos

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LEE ANN RORIPAUGH

Lee Ann Roripaugh (Nacida en Laramie, Wyoming, EE.UU.) es una poeta americana.

Se crió en Laramie, Wyoming, hija del poeta Robert Roripaugh. Se graduó en la Universidad de Indiana con un MM en historia de la música, un BM en interpretación de piano, y una maestría en escritura creativa. 

Su poesía ha aparecido en Black Warrior Review, Cream City Review, Crab Orchard Review, New England Review, Parnassus: Poetry in Review, Phoebe, and Seneca Review.

Da clases en la Universidad de Dakota del Sur. 

Premios 

Academy of American Poets Prize
AWP Intro Award
1995 Randall Jarrell International Poetry Prize
1998 National Poetry Series , for Beyond Heart Mountain selected by Ishmael Reed
2000 Asian American Literature Awards finalist
2003 Bush Artist Fellowship [ 4 ]
2004 Association of Asian American Studies Book Award in Poetry/Prose
2003 Crab Orchard Award Series in Poetry 2nd Place

Obras 

Beyond Heart Mountain. Penguin Books. 1999. ISBN 978-0-14-058920-7.
Year of the Snake. Southern Illinois University Press. 2004. ISBN 978-0-8093-2569-6.
On the Cusp of a Dangerous Year . Southern Illinois University Press. 2009. ISBN 978-0-8093-2929-8.

Antologías 

Robert Pack and Jay Parini, eds. (1994). American Identities: Contemporary Multicultural Voices . UPNE. ISBN 978-0-87451-759-0 .
Gerald Costanzo, Jim Daniels, eds. (2000). American Poetry: The Next Generation . Carnegie Mellon University Press. ISBN 978-0-88748-343-1 .
Linda M. Hasselstrom, Gaydell Collier, Nancy Curtis, eds. (2002). "Pearls". Woven on the Wind: Women Write about Friendship in the Sagebrush West . Houghton Mifflin Harcourt. ISBN 978-0-618-21920-9 .
Victoria M. Chang, ed. (2004). "Transplanting". Asian American poetry: the next generation . University of Illinois Press. ISBN 978-0-252-07174-4 .
Lorrie Goldensohn, ed. (2006). American war poetry: an anthology . Columbia University Press. ISBN 978-0-231-13310-4 .
William J. Walsh, ed. (2006). "Snow Country". Under the rock umbrella: contemporary American poets, 1951-1977. Mercer University Press. ISBN 978-0-88146-047-6 .



EL SUEÑO DE LA CARPA

La gente viaja desde muy lejos para ver
mis pinturas de peces
— la engalanada coraza de sus escamas,
la aparente configuración de sus ojos en
anillos de flexibles alveolos, un brillante
latigazo de la aleta y la cola
que parece tan real que casi podías hundir
una profunda red
en el papel y tirar hacia arriba del húmedo
peso de una carpa dorada,
una trucha brillante o la poderosa
ascensión de una lubina con
la boca amoldada hacia el sorprendido, sonoro
“oh” de la veleta
de un niño. Cogí los ejemplos del mar,
del lago y de un estanque de peces de colores
en el jardín trasero, con cuidado
de que sus bocas no se desgarraran
por el anzuelo, de que sus escamas se astillaran o el sedoso
tejido de sus colas
se rasgara por una mano torpe. Los guardaba en
grandes recipientes de cristal, los alimentaba
con alas de mosquito o con crisálidas secas de gusanos de seda
administrándoselas con palillos,
y cuando terminé de hacer los bocetos,
rápidamente los llevé
de vuelta y los puse en libertad de nuevo. Toda
la noche sueño que nado
con estos peces como una carpa dorada de puntos negros
sobre escamas cloisonné,
desperdigadas sobre la superficie por el engañoso
brillo cremoso de
la luna o el crepitar de luces de luciérnaga
sobre del agua.
Y todas las noches estoy animado una vez
más por el olor
del cebo del anzuelo, por mi predecible
deseo de las cosas
terrestres, y cada vez me sorprendo de nuevo
por la punción del anzuelo
en mi labio que me rasga sin piedad
en el aire brillante,
engarzando mis branquias en el fuego, el afilado, plateado
dolor del cuchillo que
me raja abriéndome fácilmente de la cola
a la garganta para poner al descubierto
el rojo flexible de mis branquias crudas,
la película translúcida
de mi bolsa de aire, el crecimiento lechoso de mi
estómago y el gris
marmóreo del rollo de mis intestinos. Me levanto
tarde cada día y trabajo
con la luz más brillante. Cuando yo muera,
llevaré mis pinturas
hasta el lago y las meteré en el agua.
En primer lugar los bordes de
tinta se desdibujarán, y luego habrá
un gran frenesí de aletas,
colas y cuerpos comienzan a florecer
a la vida otra vez, cada
pez desprendiéndose de su lienzo de seda
o papel de arroz —un
remolino de color, movimiento, nadando lejos.

Versión de Carlos Alcorta


Dream Carp

People traveled from miles away to see
my paintings of fish—
the jeweled armor of their scales, the beadlike

set of their eyes in
rubbery socket rings, the glimmering
swish of fin and tail

so real it seemed that you could almost dip
a net deep into
the paper and pull up the arching wet

weight of a golden carp,
a shiny trout, or the dark muscular
heft of a bass with

its mouth stretched into the surprised, wiry
“oh” of a child’s wind
sock. I captured my models from the sea,

lake, and goldfish pond
in the back garden, so careful not to
let their mouths be torn

by the hook, their scales chipped, or the silky
tissue of their tails
ripped by a clumsy hand. I kept them in

large glass bowls, fed them
mosquito wings or dry silkworm pupas
offered from chopsticks,

and when I was finished making sketches,
I quickly took them
back and set them free again. Every

night I dream I swim
with these fish as a golden carp—black spots
on cloisonné scales,

pulled to the surface by the deceptive
creamy luster of
the moon or the sizzle of firefly lights

across the water.
And every night I am tempted once
again by the smell

of the baited hook, by my predictable
hunger for earthly
things, and each time I am surprised again

by the stinging hook
in my lip that pulls me mercilessly
into the bright air,

setting my gills on fire, the sharp, silver
pain of the knife that
slits me open so easily from tail

to throat to reveal
the scarlet elastic of my raw gills,
the translucent film

of my air sac, the milky rise of my
stomach, and the gray
marbled coil of my intestines. I rise

late each day, and work
in brighter light. When I die, I will
have my paintings brought

down to the lake and slipped into the water.
First the edges of
ink will blur, and then there will be a great

flurry as the fins,
tails, and bodies begin blossoming in-
to life again, each

fish detaching from its canvas of silk
or rice paper—a
swirl of color, motion, swimming away.


Happy Hour

I always forget the name,
delphinium,
even though it was the flower

the hummingbirds
loved best. They came in pairs—sleek,
emerald-bright

heads, the clockwork machinery
of their blurred wings
thrumming swift, menacing engines.

They slipped their beaks.
as if they were swizzle sticks, deep
into the blue

throat of delphinium and sucked
dry the nectar-
chilled hearts like goblets full of sweet,

frozen daiquiri.
I liked to sit on the back porch
in the evenings,

watching them and eating Spanish
peanuts, rolling
each nut between thumb and forefinger

to rub away
the red salty skin like brittle
tissue paper,

until the meat emerged gleaming,
yellow like old
ivory, smooth as polished bone.

And late August,
after exclamations of gold
flowers, tiny

and bitter, the caragana
trees let down their
beans to ripen, dry, and rupture—

at first there was
the soft drum of popcorn, slick with oil,
puttering some-

where in between seed, heat, and cloud.
Then sharp cracks like cap
gun or diminutive fireworks,

caragana
peas catapulting skyward like
pellet missiles.

Sometimes a meadowlark would lace
the night air with
its elaborate melody,

rippling and sleek
as a black satin ribbon. Some-
times there would be

a falling star. And because
this happened in
Wyoming, and because this was

my parents’ house,
and because I’m never happy
with anything,

at any time, I always wished
that I was some-
where, anywhere else, but here.



Transplanting

For my mother, Yoshiko Horikoshi Roripaugh

1. X-Ray

My mother carried the chest x-ray
in her lap on the plane, inside
a manila envelope that read
Do Not Bend and, garnished
with leis at the Honolulu Airport,
waited in line—this strange image
of ribcage, chain-link vertebrae,
pearled milk of lung, and the murky
enigmatic chambers of her heart
in hand. Until it was her turn
and the immigration officer held
the black-and-white film up
to sun, light pierced clean through
her, and she was ushered from one
life through the gate of another,
wreathed in the dubious and illusory
perfume of plucked orchids.


2. Ceramic Pig

Newly arrived in New Mexico,
stiff and crisp in new dungarees,
her honeymoon, they drove
into the mountains in a borrowed car,
spiraling up and up toward the rumor
of deer, into the green tangy turpentine
scent of pine, where air crackled
with the sizzling collision of bees,
furred legs grappling velvet bodies
as they mated midair, and where
they came upon the disconsolate gaze
of a Madonna alcoved against
the side of the road, her feet wreathed
in candles, fruit, flowers, and other
offerings. Nearby, a vendor
with a wooden plank balanced between
two folding chairs and the glossy
row of ceramic pigs lined up across,
brilliant glaze shimmering the heat.
My mother fell in love with the red-
and-blue splash of flowers tattooed
into fat flanks and bellies, the green
arabesques of stem and leaf circling
hoof, snout, and ear. So exotic.
Years later she still describes the pig
with a sigh—heartbroken, the word
she chooses with careful consideration.
She’d filled the pig with Kennedy dollars
from the grocery budget, each half dollar
a small luxury denied at the local
Piggly Wiggly, until one day, jingling
the shift and clink of the pig’s
growing silver weight, she shook
too hard, and as if the hoarded wealth
of her future were too much to contain,
the pig broke open—spilling coins
like water, a cold shiny music, into her lap—
fragments of bright pottery shards
scattering delicate as Easter eggshell.


3. Sneeze

My mother sneezes in Japanese. Ké-sho!
An exclamation of surprise—two sharp
crisp syllables before pulling out
the neatly folded and quartered tissue
she keeps tucked inside the wrist
of her sweater sleeve. Sometimes,
when ragweed blooms, I wonder why
her sneeze isn’t mine, why something
so involuntary, so deeply rooted
in the seed of speech, breaks free from
my mouth like thistle in a stiff breeze,
in a language other than my mother’s
tongue. How do you chart the diaspora
of a sneeze? I don’t know how
you turned out this way, she always
tells me, and I think that we are each
her own moon—one face in shadow,
undisclosed seas and surprising mountains,
rotating in the circular music
of separate spheres, but held in orbit
by the gravitational muscle
of the same mercurial spinning heart.


4. Dalmatian

There is an art to this. To shish
kebab the varnished pit of avocado
on three toothpicks above a pickle jar
of cool water, tease down the pale
thirsty hairs of root until one sinewy
arm punches up and unclenches its green
fisted hand, palm open, to the sun.
To discern the oniony star-struck
subterfuge of bulbs, their perverse
desires, death-like sleeps, and conspire
behind the scenes to embroider
the Elizabethan ruffles and festoons
of their flamboyant resurrections.
To trick the tomatoes into letting down
their swelling, tumescent orbs
in the cottony baked heat of the attic
until their sunburnt faces glow
like round orange lanterns under
the crepuscular twilight of the eaves.
Unwrapping the cuttings of succulents
from their moist, paper-towel bandages,
and snugging them down into firm
dimples of dirt and peat, coaxing up
the apple-green serpentine coils of sweet
pea with a snake charmer’s song to wind
around the trellis and flicker their quick
pink-petaled tongues. The tender slips
of mint, sueded upturned bells of petunia,
and slim fingers of pine that pluck
the metal window screen like a tin harp
by the breakfast nook where my father
stirs his morning coffee and waits
for the neighbors’ Dalmatian to hurl
itself over the back fence and hang,
limply twisting and gasping on the end
of its chain and collar like a polka-dotted
petticoat, until my father goes outside
and takes its baleful kicking weight
in his arms and gently tosses it back
over the fence into the neighbors’ yard.
Year after year, the dandelions
and clover are weeded out, summers
come and go, and roots stubbornly inch
down around the foundation of the house—
labyrinthine, powerful and deep.


5. Japanese Apple

She was given an apple on the plane,
round and fragrant with the scent
of her grandfather’s fruit orchards
during autumn, when chestnuts
dropped from their trees and struck
the metal rooftop like the small heavy
tongues of bells, and black dragon-
flies like quick shiny needles darted
in and out of the spin and turn
of leaves fluttering down like soft
bright scraps of silk. She wrapped
the apple in a napkin to save
for later, and it was confiscated
at customs before she had the chance
for even a taste. Over the years it
seemed to grow larger, yellower, juicier
and more delicious, and even though
there were burnished rows of apples
stacked in gleaming pyramids
at the supermarket with quaint
names like Macintosh, Winesap,
and Granny Smith, and even though
there were sunlit apple orchards
at my American grandfather’s ranch,
where rattlesnakes slumbered
in the heat and redolence of fruit
flesh, frightening the horses,
she sampled one after another,
but they never tasted as sweet
or as bright as the apple taken from her,
the one she had to leave behind.





MELISSA STUDDARD [17.265] Poeta de Estados Unidos

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MELISSA STUDDARD

Melissa Studdard, nacida el 5 de agosto de 1969, Tuscaloosa, Alabama es una autora americana, poeta, editora, crítico literario, presentadora de televisión y profesora. 

Obras escritas de Melissa Studdard son ampliamente publicadas y son frecuentes las de carácter espiritual. En su mayoría se centran en temas de unidad, trascendencia, divinidad, y potencial humano. 

Studdard es profesora universitaria a tiempo completo en Lone Star College-Tomball.

Melissa Studdard nació en Alabama, Estados Unidos, se crió en Texas. Recibió su licenciatura (1991) y MA (1995) de la Universidad de Houston, y su MFA (1997) de Sarah Lawrence College.

Obras 

Six Weeks to Yehidah (2011)
My Yehidah (2011)
The Tiferet Talk Interviews (2013)
I Ate the Cosmos for Breakfast (2014)

Trabajos cortos seleccionados 

El trabajo de Studdard ha sido publicado en decenas de diarios, revistas y antologías, incluyendo Boulevard (magazine), Southern Humanities Review, Pleiades, American Book Review, Poets & Writers, Connecticut Review , and Psychology Today.

Premios y Honores 

2011: Winner: The Forward National Literature Award for Six Weeks to Yehidah 
2012: Finalist: Readers Favorite Award for Six Weeks to Yehidah
2012: Finalist: The National Indie Excellence Award for Six Weeks to Yehidah 
2012: Winner: The Pinnacle Book Achievement Award for Six Weeks to Yehidah 
2013: Winner: Readers Favorite Award for The Tiferet Talk Interviews [
2013: Winner: The Pinnacle Book Achievement Award for The Tiferet Talk Interviews  ]
2013: Winner: International Book Award for 2013 Six Weeks to Yehidah 


RESPETO

Porque su cuerpo es el invierno dentro de una cueva
porque alguien hizo
fuego allí y olvidó apagarlo
porque la hora de dormir es un castillo
que está construyendo dentro de sí misma
con un foso
y compuertas
y barreños llenos de niebla
porque cuando sueltas
las riendas
de los caballos
caes sobre acantilados y te conviertes
en polillas antes de tocar fondo
porque sus pezuñas dejan huellas de medianoche
en el cielo
porque los conejos de peluche
son mejores para guardar secretos
que las manos selladas
porque cuando el mundo
creció dentro de ella
lo sostenía con fuerza como una bola Kegel
y preguntó si en la lucha Atlas
cargaba con una cosa tan pequeña
sobre
su espalda

Versión de Carlos Alcorta


Bring on the cold.

I’m going to meet this life
without gloves or scarves or boots
and ride bareback through the cobbled
streets of time, howling incantations
into the mist and threading mystery
through the folds of day. Let the ticking
minutes land where they may:
I point my heart at an uncharted
path, lift from the earth,
trot on the wind. No Nostradamu
could predict the intricate
twists and turns this horse will take
down alleys and through storms,
shaking its magical tail,
its righteous mane,
clopping the cobblestone
and trying, trying like hell
to buck me off. Let it
snow and sleet. I’ve got no fur
coat to meet winter with this year,
just a raw and broken heart
and the waterfalls in my chest
where my lungs should be.
So go ahead. Bring it on: cold
and heat, hurricanes, tornadoes, quakes.
I’ve got the freedom of the dispossessed,
that fire in my throat,
the lick of truth,
and I’ll sing it loud
because I wear
the philosopher’s stone
like a smile, don a raven
on my shoulder, sport the alchemy
to transform my demons into gods.


 
In the Teeth of Her Frown

That was the year we
prayed inside the temples inside
each other’s mouths, lit our tongues
in hope’s crossfire,
while the child called
Mama Mama
to the stone-eyed
road. Dumped on the highway like a dog. That was
the year we knelt to siren scream, tried to help her:
her polka-dotted suitcase, her
scabbed knees, snow warm blood.
When we asked her name, she said
thousands of lies live inside her the color of night,
like termites chewing down a barn,
like a card house
about to fall. We said,
We hate the person who did this to you.
She said, But what can you tell me
about love?

 
Hanging from the Rafters

We got her a kitten
because her wrist was the color
of apples, browning just a little from the bite.
Her chest was a moth in a killing jar.
If you could trace her veins:
the widest rivers in the most fertile lands.
And it seemed for a while
sort of
Norman Rockwell,
sort of
okay. Her ruffle panties,
her Barbie dolls, the homemade cards.
Then one day
we discovered the carrots
floating in the toilet:
enemy soldiers from the reenactment,
refusing ablution,
their dark hearts reminding us
the body doesn’t forget.

  
 
Losing Track of the Skeletons

Maybe she was building a sunset
out of bones. How could we tell through
the burning? Every
door she’d locked had been broken down. All
her windows smashed. We asked her age,
and she said she was a vacant house full of squatters,
that she wandered night with an owl
on the tip of a breeze.
Later, we drove her home through ash
as she sat singing
a river of angry fish. We fed her
bananas and blueberry syrup over
waffles with chocolate milk. We
conjured fairies and lucky
band-aids and unicorns for her wounds.
Soon, there was nothing left in her
but little girl, nothing but crescent
eyes and yawning, the burden of unearned trust.
And, so, we were
destroyed,
tragically hooked. And
she, being hurricane, or well-timed
laughter (who
knows which?) tore up
the one path
we thought we had cleared.


 


ALFONSO DOMINGO QUINTERO [17.266]

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Alfonso Domingo Quintero

Nació en Santa Cruz de Tenerife en 1973. Estudió Filología Hispánica en la Universidad de La Laguna. Impartió las tutorías de las asignaturas Teoría Literaria para Filología Hispánica y Lengua Española para Filología Inglesa (2008-2009). Es colaborador del suplemento cultural “El perseguidor” del Diario de Avisos de Tenerife y de la revista del Ateneo de San Cristóbal de La Laguna Cuadernos del Ateneo. 
Su primer libro publicado es INSULARIO MENOR (Tenerife, 2014)



Las dunas

La luz tibia del atardecer de agosto se deshace en las dunas ocres de la playa, donde las redes desgastadas y cobrizas, tendidas en las rocas de la orilla, son blanqueadas por el salitre, como las caracolas y las conchas siempre cercadas por la arena. El cielo ya rojo enciende las losas de la iglesia, perdida en los campos erosionados por el viento. La endémica sed de los matorrales, con sus diminutas flores blancas, es pasto de la hoguera final del ocaso que se extiende en este paisaje sin sombra, y es música temblorosa en los bancales desérticos casi a flor de agua como los médanos. El día marca así sus propios límites, y los dátiles llenos de sol también se apagan con la última luz verdosa, que se extingue en un puro y tranquilo vencimiento. Nada queda ya del día. Empieza el frío intenso de la noche, y pasan lejanos los astros calladamente, sobre las montañas difusas del verano. Alguien me dice que esto también nos pertenece.





Inscripciones del día

He venido a visitar el jardín, a sentarme en el banco que está tras la senda invadida a trechos por las zarzas y los rosales punzantes. En el lugar secreto se encienden las salas de los signos: mi libro de poetas predilectos. Ante ti, su mausoleo y el canto mínimo de pájaros antiguos, la música más necesaria. Ahora el día se hace más ilustre, más ameno. Aprendo las palabras de lo inusitado. Empieza la fragilidad de lo sensible, sus tornadizos giros de sol, la plenitud vertical del cielo, su pradera incandescente. Mi crucial desconocimiento de la armonía. Pasa un sueño de grafías, viejo lenguaje de la adolescencia y su entusiasmo. El mundo no adivina su sentido, los exégetas celebran otras formas. Allí es tan sólo un jeroglífico en piedras muertas. Laberinto incomprendido del orfebre. Variaciones ocultas. Siento la condición inestable de la estación: aire, viento, brisa. Frío. Calla el crepúsculo. Sigues leyendo. Debes volver. Luminarias y sólida oscuridad.









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JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO [17.267]

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José de Viera y Clavijo

(Realejo de Arriba, Tenerife 1731-Las Palmas G.C.1813):
De constitución débil, prefirió siempre la lectura al ejercicio y al juego. Estudió en el convento dominico de La Orotava, donde destacó el las tesis de filosofía escolástica que más tarde aborrecería. Desde niño versificaba con gran corrección y escasa sensibilidad. Hizo un gran número de versos durante más de sesenta años. En 1750 recibe las órdenes menores en La Laguna y poco más tarde las órdenes mayores en Las Palmas de Gran Canaria. Tuvo diversos conflictos con el Santo Oficio como pensador incómodo poco dispuesto a obedecer a la tradición. Su carrera de autor e historiador quedó condicionada por la revelación que le supuso la obra crítica de Feijoo.

Cioranescu De Bayle le queda a Viera su falta de confianza para con lo que dice y piensa la gente, su necesidad de convencerse por sus propios medios, su afán de comprenderlo todo y de buscar el nexo lógico de todos los acontecimientos y de todos los hechos naturales. De Feijoo deriva la instauración y la coronación de la razón como único criterio de verdad... Todo debe ser transparente a la razón y nada debe aceptarse antes de haber sufrido esta prueba del fuego; por consiguiente, todo cuanto se considera cierto puede no serlo y debe volver a verificarse, antes de poderse admitir. Esta alianza de Montaigne con Descartes, este escepticismo frente a las verdades adquiridas íntimamente mezclado con la fe ciega en las verdades personalmente comprobadas por el método silogístico, son la principal característica de Viera. (Alejandro Cioranescu)

En 1756 se traslada con su familia a la ciudad de La Laguna. Es acogido en las mejores casas de la capital como la de don Tomás de Nava Grimón, marqués de Villanueva del Prado, donde comparte tertulia con don Cristóbal del Hoyo Solórzano, don Fernando de la Guerra, don Lope de la Guerra y don Juan Antonio de Urtusáustegui. Como resultado de las tertulias recopiló 50 números de una especie de gaceta confidencial titulada Papel hebdomadario, que no se conserva y que algunos consideran el primer periódico de Canarias. El acceso a la excepcional biblioteca del marqués le permitió leer a los grandes clásicos franceses y a los filósofos y moralistas como el marqués d'Argens, Fontenelle, Voltaire, Montesquieu y Rousseau. En 1763 comienza a escribir su Historia de Canarias.

Traslado a Madrid (1770):
En 1770 le ofrecen trasladarse a Madrid como ayo del joven marqués del Viso, hijo único de don José Joaquín de Silva Bazán Meneses y Sarmiento, marqués de Santa Cruz de Mudela. En casa de este culto aristócrata, director de la Real Academia Española, recibe un trato afectuoso. Viera retrata la vida cortesana de forma similar a la del Goya desengañado. En 1772 publica el primer tomo de la Historia de Canarias y el segundo un año más tarde. Posiblemente el marqués contribuyó al pago de los gastos de impresión. En 1777 pasó a socio supernumerario de la Academia de Historia, a propuesta de su director Campomanes. Fue colega de Jovellanos como censor y como académico, padrino de Meléndez Valdés y amigo entrañable del ilustre botánico Cavanilles.

Viajes por Europa:
Acompañando al marqués del Viso viaja por Europa y aprovecha la estancia en París de casi un año para seguir conferencias y cursillos científicos. Asistió a la recepción de Voltaire en la Academia, conoció a Condorcet y a d'Alembert. Tras esta estancia parisina se renovó su interés por las ciencias a las que ofreció una intensa dedicación. En 1779 fallece el joven y delicado marqués sin descendencia. En 1780 acompaña al marqués de Santa Cruz en un viaje en el que visitaron París, Turín, Roma, Nápoles, Venecia y Viena. Tras la boda del anciano marqués visitan Alemania y los Países Bajos. En Roma obtiene documenos importantes para su Historia y una licencia para leer libros prohibidos.

José de Viera y ClavijoRegreso a Canarias (1784):
En 1782 es nombrado arcediano de Fuerteventura en la Catedral de Las Palmas. En 1784 abandona Madrid y se embarca en Cádiz con destino a Canarias. En 1790 Antonio Porlier, miembro del Consejo de Indias, le ofreció varios empleos en Madrid que no aceptó. Vive bastante activo dedicado a las ocupaciones de su cargo, de la Real Sociedad Económica, del colegio de San Marcial y de sus trabajos literarios y traducciones. En 1797 conoce los relatos de la derrota de Nelson por el general Gutiérrez en su intento de tomar Santa Cruz de Tenerife. En 1799 escribe el Diccionario de historia natural de las islas Canarias y un año más tarde El nuevo Can Mayor o constelación canaria, colección de 13 octavas reales en las que elogia a canarios ilustres. La publicación de su Historia de Canarias le acarreó numerosos disgustos. Murió en Las Palmas el 21 de febrero de 1813. Sus restos fueron trasladados a la catedral en 1860.





José Viera y Clavijo, estado de la cuestión 
/ Por Alfonso Domingo Quintero

En el caso de José Viera y Clavijo, parecen confirmarse las palabras de Ángel Valbuena Prat cuando en su Historia de la poesía canaria (1937) afirmaba que una de las características de la Literatura Canaria era su aislamiento. En este sentido, es muy significativa esta cita de Francisco Rico: «Hay una serie de autores de los que sabemos muy poco o nada: […] Viera y Clavijo…» recogida en el «Preliminar» de su Historia y crítica de la literatura española (Tomo IV, 1983).  Esta cita viene a constatar lo que ya sabíamos, que en la España peninsular se desconocía la obra más significativa de José Viera y Clavijo, de hecho Juan Luis Alborg no nombra a nuestro escritor en su Historia de la literatura española (1966-1999), y Felipe B. Pedraza Jiménez  le dedica apenas unas breves palabras en su monumental Manual de literatura española (Tomo V, Siglo XVIII, Cénlit Ediciones, 1981). Este desconocimiento por parte de la España peninsular de la obra de Viera y Clavijo no se entiende, pues ya en 1935 el Instituto de Estudios Canarios había publicado la conferencia Sobre el signo de Viera de Agustín Espinosa. Pero lo cierto es que actualmente la cuestión sigue más o menos igual, situación del todo incomprensible si tenemos en cuenta los medios con los que cuenta actualmente cualquier investigador. Si hojeamos los nuevos manuales de literatura española sigue obviándose la figura de José Viera y Clavijo, o por lo menos no se le presta la atención que debiera. Si acudimos a María–Dolores Albiac Blanco y su Historia de la literatura española. 4. Razón y sentimiento 1692-1800 (Editorial Crítica, 2011), que es el último gran esfuerzo de una editorial por dar cuenta de la literatura española, comprobaremos con desazón que de las obras de Viera y Clavijo sólo se mencionan la Vida del noticioso Jorge Sargo y el Viaje a la Mancha como ya lo hiciera, por ejemplo, la Historia de la literatura española de la editorial Espasa-Calpe en 1998, lo que supone que en nada hemos avanzado en la divulgación de las dos obras más importantes de José Viera y Clavijo: su Noticias de la Historia General de las Islas Canarias (Madrid, 1772-1783), y su Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias (La Palma, 1866), sin querer ahora nombrar el resto de su producción. Por lo menos sí vienen mencionadas ambas obras en la entrada dedicada a José Viera y Clavijo en el Diccionario de Espasa de la Literatura Española (2003) de Jesús Bregante; recordemos que Rosa Navarro Durán en su Enciclopedia de escritores en lengua castellana (Planeta, 2000) ni siquiera dedica una entrada a nuestro autor.

Como venimos diciendo, el desconocimiento por parte de la España peninsular de la obra de José Viera y Clavijo no se entiende desde estas islas, máxime cuando hay dos tesis que versan sobre este autor: La obra literaria de José de Viera y Clavijo de Victoria Galván González, dirigida por Andrés Sánchez Robayna, 1996 y La formación francesa de Viera y Clavijo : el viaje a Francia y Flandes de Rafael Padrón Fernández, dirigida por Dolores Corbella Díaz, 2007; sin olvidarnos del esfuerzo editorial que ha supuesto publicar sus obras por parte de editoriales como Idea o de instituciones como el Instituto de Estudios Canarios, el Cabildo Insular de Gran Canaria y el Cabildo Insular de Tenerife. En este mismo sentido, además, ha nacido el proyecto de publicar sus obras completas bajo la dirección de Rafael Padrón Hernández.

En suma, la obra de José Viera y Clavijo no puede desprenderse de una de las características de nuestra literatura insular: su aislamiento, aun en plena era tecnológica y global. El desconocimiento de la España peninsular de José Viera y Clavijo sigue siendo actual como podemos constatar en los manuales de literatura española al uso.  Pero los que desde estas islas escribimos podemos decir que José Viera y Clavijo ha venido a ser ese poeta que reclamaba Juan Manuel Trujillo en su artículo Siete islas en busca de autor para estas islas, pues qué es su Noticias de la Historia General de las Islas Canarias y su Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias sino el gran poema y la gran novela de las Islas Canarias.

En «El perseguidor», Diario de Avisos de Tenerife, domingo 05 de mayo de 2013




Viera y Clavijo, poeta ilustrado
Por SEBASTIÁN DE LA NUEZ
Universidad de La Laguna 


Recordaremos, sin embargo, el ingenio de Viera y Clavijo, que, en esta época y circunstancias, se manifiesta en dos vertientes: una burlesca-histórica y otra festivo-irónica, sin reparar en que en ambos tipos de composiciones hubiera ciertos matices irreverentes para los libros sagrados, sea el Génesis o el Nuevo Testamento, que pudieran hacerle sospechoso de influencias volterianas o enciclopedistas a los celosos familiares del Santo Oficio. Véanse, entre las primeras, estas dos quintillas:


Qué fortuna hubiera sido
(como dice Pedro Bayle),
para el hombre corrompido,
que se hubieran metido,
Eva Monja, y Adán Frayle!

Esto hubiera así evitado
daño y males prolijos;
pero, pues no han profesado
¿por qué después del pecado
no caparon a sus hijos?

Otra composición, donde se mezclan ternura, gracia y también algo de irreverente ironía, con alusiones a los acontecimientos de la época, es la composición hecha por Viera, para el día de Navidad, para ser representada por Alonsito, Catalinita y Antonia María, hijos de algunos próceres de la tertulia de Nava. He aquí cómo nos presenta el momento de la adoración de los Reyes:


Ant. Una estrella que en un pozo
aun dicen que suele verse,
nos sacó de nuestras casas
como sacó a los ingleses
la estrella que por el sol
pasó desnuda en Pelete. 

Alón. Y no soy divino Infante
el Rey del Alfonso Siete,
marido de Doña Urraca,
descasado por un breve.
Yo soy el Rey don Gaspar
aquel señor prepotente 
que allá en las islas Molucas
bebe el caldo con especies.

Cath. Ni a mí tampoco me llaman
Doña Catalina Ocene
porque con el Obispo de Sota
del Rey hago papeles,
y me nombro Balthazar
en Babilonia y en Telde. 



Pero recordemos aquí un soneto que compone en «elogio al nuevo método de predicación abrazado por la mayor parte de los oradores de la Octava de Nuestra Señora de los Remedios» (hoy catedral), año de 1767, que dice:


¡Oh pura¡ ¡Oh celestial! ¡Oh verdad santa!
que en tu cátedra y trono perseguida
de una oratoria loca y atrevida
sufriste tanto insulto, injuria tanta.

Vuelve de tu destierro... canta, canta,
el triunfo de la victoria merecida,
ya la cláusula muere, ya en huida
el falso asunto está. Ya no se aguanta

y el vil realce y profano texto,
ya se dejan los vanos calamistros,
y vestida de un traje más modesto

sin temer de la crítica registros
puede decir a vista de todo esto:
Hoy conozco en sus obras, mis ministros. 


Finalmente, también pertenecen a este momento otros poemas de tono más solemne y filosófico, como el panegírico elegiaco dedicado a la muerte del célebre personaje, también poeta, el citado Vizconde de Buen Paso, don Cristóbal del Hoyo y Solórzano (1677-1762), y en donde se notan claras reminiscencias de nuestros poetas del Siglo de Oro, especialmente del Quevedo poeta ascético, como se ve desde el comienzo:

En fin, en esta Iglesia, en este Hoyo,
sin lápida, sin mármol ni epitafio,
sin ofrenda, sin tumba y sin escudo
Don Cristóbal del Hoyo halló el descanso. 

Obsérvese el juego de palabras entre el «hoyo» donde yace y el apellido del prócer, los versos formados por elementos trimembres o bimembres, en figura de polisíndeton: «Sin lápida, sin mármol, ni epitafio».
Significativa es la estrofa (formada por endecasílabos asonantes al estilo de los romances heroicos) que expresa el carácter de crítica ilustrada cuando Viera sella su enemistad con la mentira y las supersticiones, dentro de la más estricta línea feijoniana; no en vano desde 1759 reinaba Carlos III, el Rey ilustrado:

Perdió los embustes su enemigo,
los hechizos y brujas su contrario.

Termina el poema con todo el peso de la sabiduría senequista y clasicista pasada por el tamiz del pensamiento del autor de los Sueños:


¡En ochenta y cinco años qué vería!
pero como este tiempo es momentáneo,
él murió confesando que a su vida
un puro sueño de poco rato.
Encomendarlo a Dios, tú, pasajero,
que al sepulcro también vas caminando,
y sabes que vivir ocho u ochenta
lo mismo viene a ser tarde o temprano. 


Así, bajo la forma métrica de la octava real propia de la poesía épica, compone
todo su poema a los llamados «aires fijos», cuya estrofa tercera dice:


El Padre Omnipotente, que ordenando
este vano espectáculo del mundo
sus máquinas internas fecundando
bajo el velo de un horror profundo,
se digna de entregar, de cuando en cuando
a algún ingenio en discurrir fecundo
ciertas llaves maestras con que abriendo
saque de un ser, un ser más estupendo. 


Poco antes de volver de su último viaje por Europa, en Viena, tiene la humorada, como un nuevo Villon o un Quevedo, de hacer un testamento poético en forma de soneto, donde deja una parva herencia a su amigo don Isidoro Bosate, secretario del Excmo. Sr. Conde de Aguilar, embajador de España en la corte de Viena, y en sucesivas enumeraciones de modestos objetos, muchos de ellos ya desconocidos para nosotros, pero característicos del ajuar de un eclesiástico pobre e ilustrado, forma su composición del siguiente modo:


Una manta de lana, una calota,
un sombrero candil, que pie de paja,
un bote de bornada, y una caxa
que tuvo polvos de bergamota:

una chupa sin mangas algo rota,
una caxilla retorcida y maja,
un frasquito con opio, rica alhaja,
cuatro billetes, y una gran pelota.

Dos trozos de rabat, palos de dientes,
una toma de sal de Inglaterra,
tres petrificaciones excelentes,

dos zapatos de cuero de becerra,
dos alzacuellos viejos, indecentes,
una bayeta, un libro y mucha tierra. 


Para nosotros, Los Meses representa la plenitud expresiva de Viera, desde el punto de vista del neoclasicismo propiamente dicho en su variante isleña y del sentimiento del paisaje, como se puede observar en dos pasajes: uno dedicado al Teide y otro a la Selva de Doramas. En el canto cuarto, dedicado al Estío, en las estrofas correspondientes al mes de Junio, nos encontramos con ese emocionado recuerdo de una ascensión al Teide, al que llama «Pico gigante» que «animoso / entró con los Titanes en la guerra». Pero veamos cómo, en su exposición descriptivonarrativa, nos va mostrando, en un alarde de soltura versificatoria y de poesía que podríamos denominar idílico-realista, los distintos estadios de la gradual subida al monte colosal:


Ya dejo atrás aquella hermosa cueva,
habitación de hielo: ya me encumbro
sobre el borde exterior de su caldera,
cuando la noche, a quien persigue el alba,
lleva en su negro manto las estrellas,
y apenas con las rosas de sus manos
la Aurora en el Oriente abre las puertas,
ya las florestas, montes, pueblos, valles,
se me van descubriendo, y me ordenan
así como se vieron y ordenaron
cuando tuvieron ser la vez primera.
El teatro se ensancha: el mar cerúleo
un inmenso horizonte me presenta,
donde las demás islas se divisan
entre una roja y mal dorada niebla. 


El otro paisaje canario es el dedicado a la Selva de Doramas, en Gran Canaria, en el que evoca al poeta Cairasco, cantor de ese famoso bosque, y protesta por su destrucción; destacándose aquí sus elementos sentimentales y nostálgicos en la descripción de la Naturaleza:


Sitios queridos de las nueve musas
en cuyos frondosísimos andenes
paseó de su numen agitado
el divino Cairasco tantas veces.
¡Montaña de Doramas deliciosa!
¿Quién robó la espesura de tus sienes?
¿Qué hiciste de tu noble barbusano?
Tu palo blanco ¿qué gusano aleve
le consumió? Yo vi el honor y gloria
de tus tilos caer sobre tus fuentes... 


La poesía ligera, la anacreóntica típica del neoclasicismo sensible, tuvo también en Viera su cultivador, como correspondía a un buen abate culto, cortesano, galante. Así tenemos poemas como el «Idilio pastoril»:


Ayer en la pradera
mi perro te hizo halagos,
y al punto le corriste
levantando el cayado;
mas si el perro de Tirso
sigue tal vez tus pasos,
lo llamas por su nombre.
¡Ah! yo no soy amado. 


El retrato dedicado al conocido escritor ilustrado lanzaroteño, su primo, don José Clavijo y Fajardo dice así:


¿Qué cuerpo celestial, cual Astro fixo
puede enlazar con sus sabias producciones,
si se compara a Don José Clavijo,
pensador que cumuló los Adisones,
redactor de un Mercurio no prolixo
glorioso traductor de los Buffones
a quien tres reinos dan por privilegio
la dirección del Gabinete Regio? 

Hacia 1782, Viera, influido por Cavanilles, estudia Botánica, poco tiempo antes de emprender su viaje a Canarias para tomar posesión de su plaza de Arcediano de Fuerteventura. Allí pone en práctica sus conocimientos de química e historia natural, aplicados al estudio de las particularidades zoológicas, botánicas y mineralógicas que le ofrecen las islas. Nos interesa destacar ahora cómo fue clasificando y agrupando la flora canaria según el antiguo sistema sexual de Linneo. Fruto de estos trabajos serían su Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias (1799-1810)", y el Catálogo de plantas indígenas de Canarias (1808) y el poema La boda de las Plantas (1804), que comienza declarando su objetivo:


Los desposorios de la amable Flora
cantar en un vergel es mi deseo, 

cuyo canto desarrolla, en cuarenta y siete octavas reales, según la estructura
de los poemas épicos del siglo XVI y los cantos didácticos del siglo XVIII, todas las características de las distintas especies clasificadas según los órganos sexuales: monoicas, dioicas, hermafroditas, etc., con tal lujo de detalles que se hace digno de la mejor clasificación profesional (pues para ilustrar sus conferencias de botánica estaba destinado el poema), pero también de cierto regodeo erótico en torno el tema del himeneo vegetal en relación con el humano. Sienta desde la estrofa tercera lo que podrían ser las bases de una antropología vegetal:


Cualquiera vegetable es un viviente,
que nace, que digiere, que respira,
que da ciertas señales de que siente,
que en busca del humor y del sol gira,
que crece, duerme y suele estar doliente,
que es macho, o hembra, y engendrar conspira,
que envejece, que muere, que reposa,
y que deja una prole numerosa.


Al imperio del amor, motor de la reproducción de las especies animales, se someten también las vegetales, que pasan por todas las etapas —igual que el hombre— del desarrollo, hasta alcanzar la pubertad, época en que se consuma la unión sexual o matrimonial, como se expresa en la estrofa oncena:


A estas leyes de amor, que a los vivientes
para su bien dictó Naturaleza,
fieles los vegetales y obedientes,
se rinden con pasión y con viveza:
por eso, al ver que se hallan florecientes,
señal de pubertad no sin presteza
a su destino dando testimonio,
procuran contraer el matrimonio.


En una perfecta alegoría Viera correlaciona, miembro a miembro, los elemenos de la metáfora continuada de los órganos sexuales de las plantas con los humanos, incluidas las circunstancias de la ceremonia matrimonial, no exenta de misterio y escondido deleite, como vemos en la estrofa trece:


No lo dudéis, la Flor es una boda;
el cáliz es el tálamo y el lecho;
los pétalos, lucidos y de moda,
son las cortinas, que al capullo han hecho,
y el gran misterio encubren; aula toda
se perfuma de olores hasta el techo;
y el néctar, que la abeja allí codicia,
es el pan de la boda y la delicia.


Dentro de los poemas heroico-costumbristas se puede clasificar Las Cometas (1812), una de las últimas composiciones de Viera, donde parece querer combinar la oriental invención sutil y el experimento científico, resumir la fórmula horaciana, a la que siempre había permanecido fiel: «utile et dulce». Con su comienzo cerramos el ciclo vital y poético de nuestro poeta e historiador, que habrá que estudiar más profundamente para colocarlo en el lugar que le corresponde en el parnaso del neoclasicismo español:


Anda cometa bella
toma de mi mano el vuelo
y vete subiendo al cielo
hasta parecer estrella,
extiende como centella
esa cola con que brillas
y corriendo largas millas
por los aires más ligeros
asusta a los gallineros,
y espanta a las aguilillas. 









BENITO VALENCIA CASTAÑEDA [17.268]

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BENITO VALENCIA CASTAÑEDA

Benito Valencia Castañeda fue un poeta, investigador y abogado español nacido en Medina de Rioseco (Valladolid) en 1855 y fallecido en 1925 en la misma ciudad.

Poética

Su poesía se encuadra, en un primer momento, dentro de un tardío romanticismo, de índole sombrío en unas ocasiones, o intimista en otras (la huella de Espronceda y de Bécquer es evidente), donde la naturaleza y los espacios juegan un papel primordial, haciéndose eco del estado de ánimo del poeta. Y, ya más en consonancia con su tiempo histórico, sus poemas también orbitan bajo la influencia del naturalismo poético, quizás menos lírico, incluso pretendidamente prosaico, donde la voz de Campoamor con la introducción del lenguaje cotidiano es palpable, que hacen hincapié en las anécdotas más características de la vida y asocian un marcado tono de ironía o de inevitable resignación.

La presencia de la muerte, el paso del tiempo, el sentido de la pérdida y el desengaño amoroso son sus temas recurrentes, expresados a través de una importante variedad estrófica y métrica.  

Casi toda su poesía, compilada en un solo volumen, fue escrita en la década de los años setenta del siglo XIX.

Obras

Poesía

-Rimas. Gaviria y Zapatero Impresores del I. Colegio de Abogados, Valladolid, 1879.   

Prosa

-Crónicas de antaño. Sociedad de Estudios Históricos Castellanos, Viuda de Montero, Valladolid, 1915. Edición facsímil a cargo del Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial de Valladolid, Valladolid, 1981.

(En la presente –y pequeña– selección de poemas –todos son completos– se ha optado por la actualización de la ortografía según dispone la NUEVA GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA  de la RAE. Así mismo, en mínimas ocasiones, se ha preferido un puntuación más procedente que la del original, evitando de esta forma patentes arbitrariedades).

POEMAS

EN EL CEMENTERIO

 Se extingue en occidente la luz del claro día,
al sol sirven de tumba las olas de la mar,
acercándose la noche que lóbrega y sombría
esconde entre su manto la dicha o el pesar.

Reposo inalterable domina por doquiera,
ni un eco lastimero se escucha en derredor,
ni un astro vaga errante por la azulada esfera,
que el cielo está teñido de cárdeno color.

La mente, que se ofusca, supone que abandonan
espectros mil las tumbas en que sin vida están;
que todos de consuno sus manos eslabonan
los unos con tibieza, los otros con afán.

Y en las alas de los vientos parece que se elevan
buscando nueva vida, volando a otra región;
y en su faz demacrada patentes señas llevan
los unos de alegría, los otros de aflicción.

De sus desnudos huesosos despréndense vapores
que aumentan y decrecen con gran celeridad;
y esos tristes fantasmas de múltiples colores
difunden mudo espanto por esta soledad.

El uno, siendo presa de algún dolor profundo,
inclina su cabeza, murmura una oración;
el otro, renegando del Creador del mundo,
formula entre sus labios impía maldición.

Y todo esto conmueve, causando pena tanta,
que el alma en su delirio lo cree realidad;
mil súbitos temores anudan la garganta
y acosan a nuestro ánimo con duda pertinaz.

Más –¡ay!– vuelve la mente, por el dolor transida,
a ver con fría calma lo que hay en derredor,
y halla un lecho de tierra do viene a dar la vida
tras días de bonanza, tristeza o de dolor.

Aquí es donde, quitada, su triste llanto vierte;
aquí es donde concluyen la ciencia y el poder;
aquí el débil sucumbe como sucumbe el fuerte
y duermen al par juntos el sueño del  no ser.

Llegando ante la puerta de esta mansión sombría
depone al punto el hombre su orgullo y vanidad;
ante ella se despoja de lo que más quería,
de aquello que en el mundo juzgó felicidad.

¡Riqueza, amor y gloria! Cuanto quitara enojos
arroja de esa puerta lúgubre en el dintel;
la muerte contemplando los fúnebres despojos
con su risa sarcástica se está mofando de él.

Pisando estos umbrales no hay distinción ninguna,
lo mismo es el magnate que yace en gran panteón,
que el pobre a quien ha sido contraria la fortuna
y sus restos se encuentran perdidos en montón.

La bella que en el mundo miró por su hermosura
galanes amorosos rendidos a sus pies,
no adorna ya con flores su frente blanca y pura
sino con una rama de funeral ciprés.

Su labio no sonríe, ni su pupila llora,
ni piensa su cerebro, ni late el corazón;
en un instante solo la muerte aterradora
con su segur deshizo mil mundos de ilusión.

Ficciones y esperanzas de un porvenir risueño,
designios generosos y cariñoso afán,
de todos olvidados, en un añoso leño
el sueño del sepulcro por siempre dormirán. 


LA ESPERANZA

Ornada de bellísimos matices
y de ricos primores esmaltada,
me conduce, cual madre cariñosa,
a do el afán de la existencia acaba.

Ella es la voz magnética que anima
los muertos ideales del alma;
el ritmo de la hermosa poesía;
y la música dulce que embriaga.

Acento celestial que me promete
realizar los ensueños de la infancia;
dorada copa que su néctar brinda
para acallar las penas que me matan.

Lienzo del que en brillante perspectiva
magníficos paisajes se destacan;
mar cuyas azuladas ondas besan
suavemente la arena de la playa.

Encarnación risueña del deseo;
trasunto fiel de la mujer amada,
que con tiernas palabras me da vida
y solo a mi corazón consagra.

Horizonte magnífico y extenso
do brilla un sol, cuya rojiza llama
no encontrará el ocaso donde, tristes,
sus fúlgidos destellos el fin hallan.

Misterioso amuleto que disipa
las sombras mil que la ventura empañan.
¡Ah! Qué fuera de mí si en mi camino
no brillase la luz de la esperanza.


LA HORA DEL DOLOR

Siempre encontrando el hombre en su camino
disgustos y aflicción.
Con ser tan breve un día, todos tienen
una hora de dolor.

                 *****

Tomando nueva vida las tristezas
del tiempo que pasó,
los recuerdos de ratos más felices
que solo niebla son.

El porvenir flotando a nuestros ojos
sin luces ni color,
escondiendo zozobras solamente
en su negro crespón.

La pena del presente rebosando
del alma en que cayó, 
todo un mundo de sombras y pesares,
llanto y tribulación.

Viene a formar esa hora desdichada
que el infierno abortó;
hora que no le falta a ningún día:
¡La hora del dolor!


LA FUENTE DEL OLVIDO

Allá, muy lejos del mundo,
hay un elevado risco
donde moran solamente
el reposo y el olvido. 

Donde no llegan del hombre
los sollozos ni suspiros
ni hallan eco los lamentos
por la atmósfera perdidos.

El alma que está cansada
de la vida y su bullicio,
encuentra instantáneamente
a sus pesares olvido.

Que una fuente caudalosa
nace de entre aquellos riscos,
cuyas aguas cristalinas
surten efectos magníficos.

El que las bebe, al momento
olvida cuanto ha sufrido,
volviendo la confianza
a su lacerado espíritu.
Y esa fuente tan hermosa
es la fuente del olvido.

           *****

Muchas veces he notado
que si me encuentro contigo,
confusa tornas tus ojos
para hacer que no me has visto.

Enseguida tu semblante
toma un tinte muy rojizo,
y a mí, aunque lo disimule,
también me ocurre lo mismo.

Y es que tal vez los recuerdos
de tus frases de cariño,
y ofertas que me otorgaste
de adorarme con delirio;

y las promesas que te hice
(y que ninguno ha cumplido)
hacen que nos sonrojemos
por lo mucho que mentimos.

Así, yo, porque te quise,
y tú, por si me has querido,
debemos beber las aguas
de la fuente del olvido.

(Del libro “Rimas”)






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RAFAEL CARVAJAL [17.269]

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RAFAEL CARVAJAL

Rafael Carvajal nace en Málaga en 1964. Emigra a Estados Unidos en 1976 donde publica los poemarios: "Deep enough to dive in", 1988, Drew Blood Productions Limited, "Dogs and the flowers they piss on", 1990, Drew Blood Productions Limited y "Bucket full of wingnuts", 1991, Drew Blood Productions Limited. Regresa a España en 1995 y empieza a escribir en español lo que le faculta introducirse en el ambiente poético madrileño y leer en diferentes locales de la ciudad.

Últimos libros publicados en castellano:

Misántropo con buen corazón (La única puerta a la izquierda, 2015).
Mi psicóloga me dice que se jubila (Amargord, 2013)

WEB: http://veigaralph.blogspot.com.es/

"Misántropo de buen corazón"



Amor maduro

Presas del amor
Nos dejamos cazar cansados
Ya no tenemos edad para quiebros caprichosos
Ni para jugar al escondite
Ni para besos a medio corazón
O para mitigar el hambre
O para pagar las deudas de juego de la carne
Ya solo queda el amor
Hundirnos en sus arenas movedizas
Buscar una bocanada de aire en su aliento
Somos sus hijos pródigos
Que ya han llamado a todas las puertas
Ya se han tumbado sin éxito en las camas vacías
Que prometían placer
Ya han arañado la arcilla en la ladera
Buscando abrir una cueva
Donde esconder el hielo negro de la soledad
Sin destino
Sin perdón
Ya solo queda el amor
Como una vasija que una vez fue rota
Como la noche en llamas
Como el vino de Caná 
Se acercan las arrugas y las manchas de hígado
La ropa sin moda
Los chismes desdentados
La profundidad absoluta del muermo en el trabajo
Las cuatro estaciones como repetición de un estribillo endemoniado
Solo nos queda el peso de los años
Solo nos queda el amor


No sabe/no contesta 

No sueño con ganar el premio de la lotería
Ni sueño con el contrato indefinido
Ni con vacaciones holgadas en una playa tropical
Mi vida es una piedra caliza
Que se hunde en un lago sin fondo
No encuentro consuelo en los avances tecnológicos
Ni en las tristes noticias de las nueve
Ni en las caras de alegre sorpresa de los concursantes
Al acertar la pregunta enrevesada
Debería interesarme por la política
Formar una opinión
Compartirla con arrojo y convicción
Condenar a los corruptos
A los violentos
A los no demócratas
Pero me canso tan fácilmente
No tengo arte para recordar datos y nombres
Para amar u odiar según las siglas
No valgo para rumiar el pasto fermentado de la opinión pública
Yo solo valgo para ahondar en lo obvio
Para hundirme en las exigencias exiguas de mi carne
Civismo y conciencia de clase son lujos
Que solo me permito cuando sueño dormido
Cuando abro los ojos
Veo que mis raíces no llegan a tierra fértil
Me está permitido crecer en mi realidad vegetal
Mientras no me oponga a mi futuro
Encerrado en este eficaz monolítico invernadero
Yo no sueño con verdes campos libres
Mi vida es una hortaliza
Al final me comerán igual



La duda me pertenece como la sal al mar

No tengo ningún concepto como firme
Viajo en círculos mareando mis creencias
Son víctimas propicias para el sacrificio
Mi dios es una cima nevada en una montaña lejana
Yo un cachorro inconsciente atraído por su esencia
Cualquier movimiento nuevo me distrae de su presencia
No busco ahondar en lo eterno sino un juguete que me aleje del vacío
Creo en el hombre lo que duraría un iceberg en un desierto en llamas
Lo que hay de cierto en una leyenda urbana
Busco en su sangre - en sus huesos - en sus cargos de conciencia
Esa huella de bondad que dé luz a sus oscuros designios
Creo en el progreso como máquina de triturar sueños
El futuro eléctrico achicharra con comodidad
Pronto seremos individuos encerrados en probetas
Experimentos de marketing rebosantes de felicidad
Creo en mí cuando me olvido
Me olvido de mi hambre y mi egoísmo
De lo flaco que es mi amor al prójimo
Lo obesa que es mi envidia
Creo a veces que algún día seré el buen hombre que se imaginó mi madre
Cuando en su angustia me parió
A veces hasta creo que triunfaré
Agarraré el clavo ardiente de la realidad y tomaré partido
Pero sé quién soy y me conozco
Conozco la fuerza de mis debilidades
Buceo en las marismas de la duda
Sin demandas que reclamar en tierra firme



El hijo de la tormenta

Saberse aberrante y a la vez saberse vulgar
Saber que tus sueños son heridas infinitas
Que el día a día es una cinta elástica
Que ciñe tu cintura y marca tu piel
Saber que el amor no basta
Un beso húmedo sacia el ansia
Solo mientras la saliva permanece
Después vienen las dudas
Viene la continuidad del tiempo
Vienen horas que traen tareas y complicaciones
Traen la fragilidad del cuerpo
Traen ese enigma que me encuentro en el espejo
Yo soy un universo
Soy una pulga que se encuentra a lomos de un animal salvaje
Soy un hombre común envuelto en el sudario de sus circunstancias
El baile de lo real no cesa para admitir enmiendas
Nadie rescata a los muertos
Aún vagan por las calles con sus tarjetas de embarque en las manos
Aún se enjugan los ojos de lágrimas
Aún sus palabras sabias perduran
Pero nada cambia
Nada cambia lo suficiente
El sol nace cada día sobre nuestras humildes esperanzas
Sobre planes infalibles y metas inesperadas
Sobre el hambre y el ansia de poder
Sé que soy el hijo de la tormenta
Sé que soy otra espiga de trigo más - presta para la cosecha
Sé que soy simplemente un hombre
Un hombre enclaustrado en una galaxia inmensa
Aberrante y vulgar
Esperando su turno con su espíritu en vilo


Novia integral

Mi novia es novia integral
Grano puro del corazón mineral de la tierra
Armazón áspero de hojarasca
Color pardo de amables tinieblas
Consumirla produce ventajas cardiovasculares
Libera el flujo de la circulación
Es toda una puesta a punto
Un lujo biomolecular
Me llena los sistemas de cariño biodegradable
Mis poros rezuman placer
Ya ves cómo luce mi piel
Mi felicidad cereal triunfa
Es saludable - sabrosa y formal
Una experiencia altamente nutritiva
La recomiendan 4 de cada 5 médicos
Lleva el sello de cultivo ecológico impreso en su tierna piel
No es apta para cualquier paladar
Es un gusto adquirido
Si la pruebas a fondo
Si digieres su noble manjar
Si la comparas con el pasteleo vacío
Que inunda el insano mercado
Nunca probarás ningún otro bocado
Rendido ante la oferta culinaria sin igual
Que ofrece una novia integral



Rafael Carvajal y Fernando Sabido Sánchez en Madrid

Nocturna

Siempre vienes por la noche
Cuando el fuego de mi cuerpo
Llama al frío que escondes en tu piel
Siempre llegas como la luz de una estrella tempranera
Como las farolas encendiéndose
Como el viento bajando la ladera de la montaña
Un heraldo de la luna
Traes la alegría y la lujuria
La paz envuelta en los pliegues de tu carne
Pirotecnia de sudor y sal
Vuelves como un ave migratoria buscando refugio
Soy la marisma que acoge tu vuelo
El fin de tu trayecto inusitado
Una cabaña en el bosque
Perdida - vacía
Hasta que tú me habitas
Me quitas el miedo a la oscuridad


Quiere ser, brevemente, mi “amiga”

Me deja
Con una cama rota por el uso
Una caja con cuatro condones sin usar
Serias dudas sobre mi proeza amatoria
Dice que quiere ser mi “amiga”
Alejarse del pacto de la carne
Y subirse al carro alado del alma que es la amistad
Sin embargo yo
Quiero forcejear con ella desnuda
Cubrirla de saliva
Besarla con lengua
Abrazar su espalda descubierta
Montarla sobre mi cuerpo
Escupir semen en todos sus orificios
No quiero solo compartir secretos y confianzas
Quiero carne
Esconder mi hambre en su vagina
Soy casi viejo
Algo torpe en el amor
Era un joven
Con la pasión de los idiotas y los insensatos
Ahora solo tengo
Mi mal disimulado miedo
Mis cabellos grises
Mi tos de fumador
Y tengo una amante que quiere ser mi “amiga”


Calzonazos

Jolín que me gusta obedecer a mi novia
Plegar mi voluntad a sus dictados
Soy arcilla moldeada por sus dedos
Un proyecto en ciernes con vistas al futuro
Fui rebelde de joven - hice solo lo que quise
Caminé por las sombras desdeñando los consejos
Un toro salvaje embistiendo sin disciplina
Ahora soy cabestro manso y satisfecho
Guiado por un aro metafórico que atraviesa mi nariz
Solo quiero agradar a mi ama
Poner mi sexo en sus manos
Crecer en placer - hincharme de orgullo
Cada vez que su sonrisa me dice que lo he hecho bien
Pero los amigos me dicen que soy débil
Que ella se irá dejándome con una vida que no me pertenece
Que hay que ser hombre - imponer tu criterio
Pero ellos no saben el secreto que guarda mi pleitesía
Mi orgasmo incrementa con cada concesión
Que me quiten el carné de macho
Me llamen cobarde
Quiero ser un juguete en sus manos
Su soldado en la guerra del amor


Epílogo

Desperezándome antes del amanecer estoy enamorado de la humanidad. Un amor que fluye como el bravo Amazonas. Son las cinco; fumo y bebo café. Escribo versos ligeros. Mi bolígrafo delinea la belleza de la sociedad. Pronto sale el sol y su luz hace eco con mi luz. Saco a las perras al Parque del Casino. El barrendero casi bizco me mira mal, como si creyera que no pienso recoger los excrementos de mis animales. En el parque algunos dueños tempraneros no devuelven mi saludo; en vez de hacerlo, hacen carantoñas a mis perras. Veo a la japonesa del caniche y el yorkshire que presenció mi último brote psicótico hace ocho años y, desde entonces y hoy, me habla como a un tarado. No son ni siquiera las ocho y cada encuentro con mi prójimo tiñe mi amor con amargura. Me vuelvo a casa por otra calle para evitar al barrendero, y las perras encuentran una bolsa abierta de basura en el suelo.
Soy muy liberal respecto a lo que mis bichos comen, y les dejo a ver qué encuentran. De repente viene una señora bastante gorda, se para y espeta: “Esto es un asco, una vergüenza, comiendo de la basura. ¿No ve que sus perras están demasiado gordas? No las puede tener tan gordas”. Para mis adentros la arrastro por el pelo hasta un escaparate y la muestro quién es la gorda. Para mis afueras me callo, aparto a las perras del festín y siento mi amor por la humanidad caer preso en una máquina de deshidratar y envasar al vacío, donde se encoge a un tamaño minúsculo. De vuelta a casa lo primero que hago es eliminar la última entrada del blog. La entrada hablaba de amar con nuestras alas de ángel, del pedazo de Dios que todos llevamos dentro. Hablaba del deber imperativo de amar. La entrada me da asco. Escribo otra vez, pero no con bolígrafo sino con cuchillo.  Escribo: miedo, vacío, ignominia, abismo, cadáver de la decencia, envidia/codicia y los otros pecados capitales. Me gustaría incluir en mi texto: gorda sebosa entrometida, japonesa boba de mierda, saludaperros groseros, barrendero inútil y feo. Pero en vez de eso, diagnostico con mis versos un tumor cancerígeno, incurable e intrínseco, que anida indemne en nuestro corazón. Bebo más café y fumo bastante. Durante el resto del día interactúo lo mínimo con seres que me parecen inmundos. Cuando llego a la noche arrastrando las injurias y desplantes de todo un día estoy dispuesto a beatificar a Hitler, Atila, Stalin y a Pol Pot. Me duermo rencoroso, harto y rechinando los dientes. Duermo poco. Duermo profundo. Duermo magia, porque, desperezándome antes del amanecer, estoy de nuevo intensamente enamorado de la humanidad. Adiós al rencor, al hartazgo y al rechinar de dientes, solo busco mi bolígrafo para constatar la fuerza de mi verdadero amor por todo lo humano. Hoy el prójimo dará la talla. Soy un misántropo con buen corazón.



"ME REBELO COMO UN POTRO SALVAJE QUE PREFIERE MORIR A SER DOMADO”

Por Rocío Álvarez Albizuri 

Hoy quiero hablar de Rafael Carvajal, es decir, quiero hablar de poesía, quiero hablar de buenos momentos y de fe. Y no sólo es porque lo encuentre agradable o apasionante, sino más bien porque desde que he caído en sus poemas siento que cuanta más gente los lea o los escuche todo irá mejor.

Sencillamente.

Nunca he llegado a conocer su historia de cerca, que seguro habla de un hombre renacido y de un hombre leal, pero no es necesario, su corazón queda en manos de todos los que nos reunimos a su alrededor a oírle recitar o de los que leemos sus poemas. La nobleza de sus versos es algo desconocido por mí en la poesía contemporánea, que por otro lado avanza imparable con fuerza y nuevos matices.

La verdad sin dobleces ni brillos, esa es su seña de identidad. Consigue librarse de cualquier filtro y estalla sobre el papel sin más, parece que casi sin darse cuenta, parece que más que escribiendo y combinando esmeradas palabras, está comiendo vorazmente una gran hamburguesa, o saltando en una colchoneta gigante. Llora y canta como un niño y como un gran hombre de los tiempos, que ya no tiene miedo.

Hoy tengo entre las manos su cuarto libro, y a su vez, el primero en español, ya que Carvajal vivió y publicó durante años en EEUU, de ahí su singular tonada y acento al recitar. Se llama “Mi psicóloga me dice que se jubila” y da nombre también a uno de los grandes textos del libro:


MI PSICÓLOGA SE JUBILA

Mi psicóloga me dice que se jubila
Y yo que tenía tantas cosas que decirle aún sobre mi madre
Sobre su alcoholismo, su cariño asfixiante, su elevada ausencia
De cómo en sexto de primaria se presentó en una asamblea
Y más o menos por las buenas le arrebató el micrófono al director
Con lengua torpe por la cerveza se dirigió a los padres, profesores y compañeros
Animándoles a celebrar y aplaudir los esfuerzos del sorprendido director
Yo quería morir
Y peleé por el honor de mi madre por lo menos siete veces
En las semanas siguientes

Mi psicóloga me comunica que se jubila
Que yo me quedaré huérfano con mis complejos
Me veré feo en el espejo
Inútil ante la tarea
Oleré rechazo en las palabras neutras
Me quedaré helado de pánico
En presencia de cualquier mujer
Libraré batallas entre mi orgullo y mi vergüenza
Donde a veces soy el genio malentendido
Y otras un gusano carroñero echando lo bueno a perder

Mi psicóloga me informa que se jubila
No escuchará más milongas sobre la ausencia del padre
Sobre crecer macho y perdido
Perdido en un bosque de apetitos sexuales
De poses, actitudes y conatos de ética
De piropos, chistes verdes y bromas pesadas
De hacer chapuzas y después ver el partido
Intenté convertir al marido de mi madre en padre
Después al vecino porrero, al profesor querido, al padre de mi novia
No resultó
Por fin, ayudado por una canción de John Lennon
Me convertí en mi propio padre
A base de gritos de angustia
Acepté mi solitaria hombría
Ahora yo me cuido yo me educo y yo me amo
Pero en mi psique sigue habiendo un hueco paternal

Mi psicóloga me advierte que se jubila
Ya no abrirá la ratonera de mi subconsciente
No compartiremos mis sueños
No habrá observaciones perspicaces
Sobre mis motivaciones secretas
No me mostrara la bondad de mi alma
Mi psicóloga es dulce y sabia pero los años pasan
Así que me anuncia que se jubila
Que esta será nuestra ultima cita
“Pero no te preocupes,” me dice
“Alguien cubrirá mi plaza.”


Hace más o menos año y medio, si no me equivoco, escuché recitar por primera vez a este autor.

Me sorprendí, me emocioné y me llenó de esperanza.

La palabra sigue viva, sigue salvando vidas, sigue en los ojos de la gente y nada podrá con ella.




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SERGIO ARTERO PÉREZ [17.270]

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Sergio Artero Pérez

Nació en Madrid, 1980.
Poeta asesino en zigzag, obrador sin límite desde las grafías aparentes hasta los malabarismos en el alambre de la ruptura, acercándose al abismo de las formas donde hace nadar retruécanos, calambures con sudokus y caligramas. Poeta sin rostro, tributo vocacional de sombra, ha publicado los poemarios Briznas de Acanto (J-M Bernal Ediciones, 1999), Oversitura (Ediciones Encendidas 2008) y Autopsia de X (Junta de Castilla y León, 2010, 2º Premio Fray Luis de León). Ha publicado con LCK15 el poemario Trilogía de Alamut, 2012.


ELIGE EL FINAL DEL SONETO

Lea cuidadosamente el soneto y siga las instrucciones.

Luz de cristal de botella de vino
serpentea por las mesas pobladas
de duendes, de enanos, de magos y hadas,
mercando plata de tueste argentino.

Hecha la presentación del espacio, en el segundo cuarteto aparece el héroe. Si le interesa continúe leyendo.

Llega centauro, tango clandestino
su caminar pausado, las espadas
arriban por doquier, desafiadas
por su navaja de corte platino.

Parece que va a haber pelea. Los tercetos tienen carácter cruento.

Trotando encima de platos y alcuzas
cíclopes vuelve a dos o tres aquiles
en número menor de escaramuzas.

Pelea más limpia de lo esperado, en el último terceto se desvela la razón de tanta sangre. Si le interesa siga leyendo.

Elige corazón tras los mandiles
que al instante se rompe y desmenuza
pues cuenta ésta no más de veinte abriles.

El poema podría terminar aquí. Pero si el lector desea algún dato que aclare mejor el final, continúe leyendo el estrambote. Decida según sus preferencias si quiere final feliz (opción a), o prefiere un final trágico (opción b).

Opción a

La besa, la engancha, la rapta presto.
Amor fugitivo hecho manifiesto.

Opción b

La besa, la engancha y la mata presto.
¡A partir de aquí imaginen el resto!






FRAGMENTOS DE OVERSITURA 

....coloréate y planta tu pensamiento azul 
Como la esperanza porque al cabo 
y al soldado 
recién graduado 
la miopía difumina los contornos 
y no se sabe lo que habrá a lo lejos 

Todo andar es divagar 
y tal vez 
tal vez tal vez tal vez 

llegues muy lejos....


ESCENA IX 

Toma nota 
y dame un fa 
Mejor un sol 
como algoritmo – algo-rritmo y albur ritmo 
Un tam-tam 
latido y latente 
tan viejo 
Tam-año no importa, 
tic-tacaño del reloj 
para nuestra orquesta afónica. 
Cada verso es un peldaño 
Una tecla Una fuga de Bach 
para escapar del barro esbirro 
de lo mundaño y lo cotidaño-en-año 
para librarse de los clavos que esclavizan 
con una verónica al tiempo 
La muerte tiene astas y olé 
La muerte tiene aristas que cortan 
como dos lunas menguantes 
Tienen nombres: minutero y segundero 
Dos estoques en continua lidia 
que te llevan por delante 
Su tic-tac es un tam-tam 
Un tam-tam vetusto y vestido de muerte 
Contumaz, vestido con disfraz falaz 
porque la muerte no suena 
La muerte sólo es silencio 
Por eso dame una nota y no te quedes callado, 
mudo de miedo 


FRAGMENTOS DE ANHELO DE MIOPÍA 

La miopía es un exceso de potencia de los medios transparentes del ojo con respecto a su longitud por lo que los rayos luminosos procedentes de objetos situados a cierta distancia del ojo convergen hacia un punto anterior a la retina. Una persona con miopía tiene dificultades para enfocar bien los objetos distantes, y es el problema visual más común en el mundo. Etimológicamente viene del griego myops, formado por ops (ojo) y myein, a su vez derivación de myo, que significa “cerrado” o “recogido sobre sí mismo”, y que forma también la raíz de mysterion, “misterio” o “secreto”. 


...operé
y sané la voluntad herida 
quedé ahí tened coraje 
y guardaos de violar con comentarios 
la pureza y dolor del exterminio 
porque unidos estamos en la ausencia 
y al menos nos quedará este enlace 
sentirnos en la falta 
estar de menos 
seguros de ocupar esos lugares 
donde habitan las cosas que no son 
y sin embargo eternamente existen... 



Este libro contiene dos poemarios, con prólogos de Álvaro Tato y Betsabé Gallego; Oversitura es una sinestesia personal sobre la música del pianista Chano Domínguez, y como ésta, constituye una invitación a la libre interpretación de la realidad. Anhelo de miopía es una reflexión sobre la búsqueda de lo inefable. Son por tanto dos poemarios independientes pero complementarios. Comparten temas inevitables como el tiempo, la muerte, la comunicación y, sobre todo, la voluntad de que la poesía represente un vehículo para interrogarse sobre la existencia. 
Si en el primero encontramos un poeta que incita, en el segundo recapacita. Si en uno hay humor, en otro hay amor. En ambos hay lo mismo entonces: sea por medio del lenguaje malabarista, o del juego de conceptos, encontramos la necesidad de un lector activo con la última palabra. 
Oversitura y Anhelo son cromosomas de la misma moneda. Dos caras de la misma moneda: el lector y el poeta. ¿Y qué es la moneda? ¿Poesía? ¿Amor? ¿Lo divino?... Léase X, pero léase Y léase Y léase Y léase… 


Poemas de "Anhelo de miopía", de Sergio Artero Pérez, poemario incluido en el libro Oversitura

Nota del bloguero: el verso final de cada poema es el inicial del siguiente, así hasta que el verso final de un poema es el inicial del poemario ("de siempre hay un reloj") y este concluye. Mi selección es amplia pero no total, por eso este detalle puede perderse y aquí lo remarco, y por eso, también, decido publicar mi selección de una vez. [Publicado por Jesús Malia] 

de siempre hay un reloj
a todas horas
  y lugares
pero acabo el día fuera
del cónclave de tiempos
donde lo real confluye
voy más lento
  más cansado
y llego a duras penas
a ocupar el instante
mío
que el presente revive
donde todo el universo
sólo para mí
se empasta y armoniza


se empasta y armoniza
tu risa de tormenta con la lluvia
cuando intacta
no ha rozado todavía
con su duro teclear el suelo
 reverencio
de qué forma natural
sabes hacer
de ese instante tan exacto
tu más doblegado cómplice


y nuestra doméstica eternidad
se cristaliza
como las heces de un misterio
 nos hemos hecho palabra
protegida cerrada por miedo
a un devenir ventoso
que va desmadejando mitos
y esparciéndolos
 como hojas secas
no no no no
nunca se entenderá nuestra grandeza
nunca se ha saber
 nuestro secreto:


nuestro secreto:
mirar la tarde caer sin sensación de ocaso
mirar al otro sin perplejidad ni incógnita
o quizás corrijo
contemplar la finitud o al otro
constantemente asombrados y perplejos
diariamente deshabituados
en lo incierto asomados al abismo
me desdigo: hay una certeza
al fin:
estamos juntos


muera la sombra en los pliegues
de otra mañana extendida
por mi parte aquí
un círculo he trazado ahora mismo
o ayer o en un futuro
alrededor de ambos
un círculo de amor que nos conserve
que nos mantenga intactos
a salvo de la luz y de las horas
ya que por fin llegué
aquí
   no sé a dónde
pero sé que es algo
   pues de la nada vengo
o de la sombra
o de espejismos de este algo
sin más
y al menos tengo eso: la convicción
de haber llegado a dónde
a este aquí y ahora para siempre
a este círculo pequeño
a este círculo
a éste
a


a
tientas y entre palpos
reconocemos materias sólo
fuera de los senos secretos de la luz
ciegos por el canto
de lo siempre perdido inalcanzable
coraje
deseo parece a veces
que llegamos a apresar el fuego
un breve instante
pero entonces sólo en nuestras manos
queda un triste rastro de ceniza
ceniza de polisemia
que ya no está
  se vuela


se vuela
no sé a dónde pero posa
su sombra en lugares muy dispares
como señuelos en luces
pistas en una nube
una manzana un río
un aire una canción
persigo esas huellas testimonio
de algo en un cuadro una pestaña
pistas que va dejando sospecho bajo el asfalto
o sobre la cúspide curvada de tus pezones
desvanecidas si al fin se alcanzan
si llego encuentro
sólo la busca y mi fracaso
sólo la busca


¡zas!
donde la verdad parecía verdad
y aún creíble la existencia
a ese espacio intransitable he de volver
pero nunca:
he olvidado las escalas al medir
el vuelo
las respuestas las caricias
dejo atrás los espejismos
del fragor de la ternura en pompa
yo quisiera pero nunca
sólo sé medir en noes:
no estoy
no soy
éste es mi secreto ahora: nunca


mi cuerpo
no: yo absoluto
en esfuerzo por ser
lo que de siempre he sido:
un anhelo primero
un devenir después:
mi entendimiento
no: yo sensible
a la luz y al dolor
de habitar la carencia:
con ser lo concluyente
de siempre hay un reloj




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