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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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BRUNO SERRANO NAVARRO [15.205] Poeta de Chile

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Bruno Serrano Navarro 

(Valdivia, Chile   1982). Es hijo de los poetas Bruno Serrano y Heddy Navarro.  Y como ellos: Poeta, con sus méritos y abismos propios. Y que ha dado con una escritura interesante, llamativa por esa capitalización poética que logra con un lenguaje pictórico-sexual. Por esa poética visualista en que confluyen los sentidos, sueños, colores e intuiciones, el amor y su ausencia , la calle, lo privado. Un poeta para leer y oír con atención, un poeta joven abriéndose paso con buenas artes.



Escena Cítrica II

Es lo que escuchas 
cuando esbozas el borde de tu ojo
el alba está podrida 
y los pezones erectos bajo el asfalto.
pero aún así esperas el gemido de luz 
y te desnudas en el vigilia
de una plegaria que te enseñe
por qué has de parir

Abres los párpados
un cuerpo se ensaña entre las sábanas

El jadeo te despierta

Hace ya mucho que  mi sangre es blanca
y aún así intuyes la arcilla

Abres los párpados

El jadeo te despierta

Te desgarras, 
hay un espejo donde no estás

te asecha
y lo imitas para mamar de la luz que te rasguña 
donde unen  los muslos
hasta bendecirte los labios en la ceniza 
de la que los antiguos forjaban piel para humillarnos, 
ritmos que aún dibujas en la arena

Abres los párpados
hay un espejo donde no estás

entonces el cuerpo,
que tú no reconoces, 
repta entre las sábanas
va a ti
y quieres morder el cielo

Quieres morder
pero el jadeo te despierta
y rápido jalas el pellejo hasta descubrir
cual lóbulo es el tuyo

Te prendes el aro

y en todo cuanto asechas 
es el beso como una cicatriz

Te prendes el aro

Luego 
es tu forma y la del pez





Xoon (retazos.)

I

Soy el xo on 
en mis grietas  anida el abismo,
mi sangre se disemina sobre las cuadernas 
para llamar a la hija de la ballena 
y al suicidio de su noche fetal

Entonces camino por el sueño
hasta penetrar el arco iris
para que se incendien las estrellas
allá, donde yo cierro los ojos 
a mis muertos.



III

Mientras el chasquido eléctrico 
del osario del Onaisin se pudre 
en los tímpanos muertos de los insomnes
y la niebla cala hasta el tufo del matadero/ 
a la intemperie de los neones 
los viejos suicidas lamen el último sorbo de la cacería,
mientras se recuerdan empotrados contra una sábana vacía,
y la  caña ya les chorrea la comisura

Sólo un sorbo más


IV

Los viejos suicidas te  intuyen
en el gemido de los goznes
luego tus párpados te queman 
y el piercing no deja entreabrir las puertas. 


V

Todas llevamos el olor del matadero bajo la piel
y así castigamos; 
porque ya no dibujamos signos innombrados en la arena
ni recordamos otra voz que no sea la nuestra
cuando ofrendamos el cuerpo contra los fierros.


IX 

Ya nadie puede tocarte 
solo queda emboscarse en lostejados 
y aguardar la percusión

de las maquinas al alba
donde amainaban  
las plumastras las que  los vigías 
escondían sus latidos 
para que el viento no les volara
los (rumores) de la boca.



Al crepúsculo  los velámenes
regresaban a fundirse con la herida del sol,          
las mascaras bullían porque poseían los rostros
y volvían a crear el mundo 
que otros llamaron espejo.


XII

Pero aún así  intuyes a Aikainik
Las sombras de los mascarones muertos 
rumiando en las azoteas
y luego las hordas erectas por el beso,
tu mejilla a ras del nombre que antes fue saliva 
los fieles reescribiendo las plegarias para otro dios  
y el mismo secreto. 



De Señuelo de luz

VI

Cada embestida habría de parirme
y yo, henchida de enjambres,
era sólo otra huella de semen en la arena, 
la cicatriz  que se humedece entre los gajos.



De Los Muchachos de Cítrico 

II

Adentro  todos ocupamos un mismo cuerpo
y así reptamos tras el párpado de agua 
por que queremos hendir el cielo
o al menos recordar si es un espejismo 
hirviendo entre dos copas 


III

Te cierro los ojos

Te cierro los ojos
y la saliva se siente negra 
como  la luz de  los senos 
henchidos por la cría.





De Libro de la Traición

Libro del veneno.

Se ensaya una caligrafía, una y otra vez hasta que el gesto percibe  
 la fisura en la gota de agua o la entrega de los náufragos cuando alucinan con el fuego mordiéndoles las lúnulas



Libro de la traición.

Péndulo, cifra, oído, parpado menguante. Silencio. No piel de la que vengarnos sólo venenos, puntos vélicos que colapsan por la vela henchida como un pecho y el gajo goteando las esquirlas.

Mi otra grafía enmascara el anverso, 
la pupila no eclosiona sino que aguarda, 
aguarda y luego se extingue.

Cósete mis labios. 




Libro del gemido.

Taño la cuerda y el vientre palpita. 
Miro más adentro del ombligo y la pradera se extiende.
Todo es amarillo. 
Las parteras aúllan en la azotea.





Libro amarillo.

Y no reptamos, 
ni tendemos el oído a tierra. 
Oscilan las volutas del humo y yo 
escribo el peor de tus nombres en el cigarro. 
Una plegaria por cada bocanada.




Libro de la despedida

¿a quien perteneció el cabello que desato de mi escroto?













HENOBARBO - NICOLÁS ISMAEL LETELIER SAELZER [15.206] Poeta de Chile

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Henobarbo

Henobarbo (Santiago, Chile, 1980). Seudónimo de Nicolás Ismael Letelier Saelzer.


Estudio en los SSCC de Manquehue, cursó estudios de filosofía en la Universidad de Chile y de Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Durante un tiempo formó parte de las bandas Niñobien y Puta Marlon. El año 2010 publica su primer libro “Violencia barroca”. Actualmente se dedica a su oficio de librero en Santiago de Chile y ha publicado un nuevo libro: “Al sol invicto” (Lecturas Ediciones, 2014).



POEMAS DE HENOBARBO

I

A la memoria de Don Cristóbal Maino
muerto en batalla y enterrado en el cementerio de Père-Lachaise.


Me veo magnífico en mi estatua ecuestre
tomando cerveza 
soberbio en una estatua 
soy el hombre que dirige las tropas 
vencedor
reviso las gordas bolas de mi caballo 
diez kilos en la mano 
un pergamino
asimétrico
me ven hermoso
mi caballo tritura sus mandíbulas
babea la sangre de mil cristianos
mi caballo come carne
fumando un cigarro 
la joven se encuentra en placas de bronce 
inscrita
mis victorias son de carne y pelo
después de la resaca 
llora mi querida barra prostibularia
mi tía Olga-Zulema-Karlina
las topleteras de Avda. Matta 
nadie las tomó en cuenta
yo les daré hombres 
hombres más hombres que yo 
y mi caballo
pues este pecho
sometió a los Sármatas
saqueó Rávena
fui el primer converso 
el que prendió llamas a Savonarola
muerto en Tucapel
resucité en un Hawker Hunter
diecisiete años descendí a los infiernos
(un pasaje en el tiempo) 
al huir las sombras
bajaron las legiones desde cerro 18
dejaron un mojón calentito 
una tortita humeante 
querido regalo a su clase dirigente
los brutitos se la comieron felices 
no entendieron nada
¡los hombre al paredón!
¡las mujeres al comercio sexual!
¡debemos mejorar la raza!
mi caballo ha muerto
la estatua lo dice


II

Señalas en cada hombre 
una marca de infortunio
de pérdidas 
en este universo que se expande
ellos me señalan a mí
donde el tiempo y el lugar
la sospecha
son lo mismo y el otro
donde las palabras demarcan
los objetos se contraen
donde los hombres ponen fin 
la naturaleza comienza
¡hombre 
vales menos que el arma que he puesto frente a ti!
¡menos que sus municiones!
y el Sol Invicto nos rodea en todo
en todo lo que es bueno.


VI

El sol de enero 
cuece los cadáveres
huyen sin sus cuerpos las sombras 
de la basura
abandonada
la joven
de su ángulo obscuro
derramado
brota la primera orquídea
sus hermanas crecen firmes
robustas
las más dignas flores de la temporada


VII

A partir de la Venus del espejo de Don Diego de Velázquez.

Rokeby Venus
un lanzazo
perdido
en las plantas 
los dedos de tus pies
olores de una dama larga
confío
sin pecado concebida 
bella criatura
de tu cama brotan difuntos
diosa eréctil
capricho libertino
cupido 
tu hijo
sostiene el espejo
la imagen no es simple
la imagen no hace justicia
pudieras ser hermafrodita
en pincelada suelta
salto
manchado por la luz
salto
expulsado en punto de fuga
acabo
escroto mal cosido 
me irritas
puedo degollarte en tres segundos
uno 
dos
Rodrigo de Orellana golpea la mesa
softly as in a morning sunrise
softly as in a morning sunrise
softly as in a morning sunrise
this is the way the world begins
not whit a whimper but a bang.


IX

Los hombres Agrippa no dudan
los hombres Agrippa sospechan
construyen
esperan inquietos los días venideros
bebiendo el silencio
la fuga es un desmembramiento de sonidos
de notas que deben ser acabadas
en contrapunto y reiteración
rápido
el ternero
el ternero sangra
el ternero sangra tibio
Conrado Gesner
naturalista connotado
bibliógrafo compendioso
al momento de su muerte
consumido por la peste
mediocre Sibila
una frase obvia 
predecible
susurró
-tan poco es el tiempo y tantos los animales-
susurró.


X

Caminaba por la noche
de improviso
a mis pies iluminada
una paloma muerta
compacta
solo el cuello torcido
en contorción irreparable
decía
he muerto
y sabemos que debe morir
es el hondo fundamento
constatado rara vez
caminaba y caminaba pensando
¿una vez al año? 
puede ser.



Todo vuelve al sol invicto
AL SOL INVICTO (Lecturas Ediciones, 2014) de Henobarbo

Por Ernesto González Barnert



AL SOL INVICTO (Lecturas Ediciones, 2014) de Henobarbo o Nicolás Ismael Letelier Saelzer (Santiago, 1980) corresponde a su segundo poemario, tras Violencia Barroca (2010), de la misma editorial. Y no me cabe duda un salto hacia delante en el dominio y soltura cada vez mayor de su poesía. Rápidamente uno percata en su trabajo el dejo, el emparentamiento de su poética, con Maquieira. Al igual que Diego Maquieira con una factura ingeniosa y satírica y desenfadada como pocas, sobre todo en este delgado y largo país, aunque no es tan divertido como el maestro. Igual es refrescante y a ratos descolla, sobre todo en el capítulo: Sesión primera del cómite de higiene mental y otras observaciones, donde me parece que Henobarbo se luce y despega de su base, alcanzando altura y dimensión con poemas fantásticos como De la evaporación en los riegos, Observación del protocolo médico-forense Nº5 y Nº9, etc. Así también destaco algunos poemas en otro de los capítulos que conforman este amplio bufet de tiras y aflojas como El Bosco 1593… o Asalto a las imágenes…. Hasta en el capítulo que da título al libro despacharse ese poema tremendo y escueto que es 6. Un poemario que confirma a Henobarbo como un poeta que viene con ganas de llevarse la rama de laurel para la casa. Poemas como los antes nombrados o del inicio como Giga 12/8, Pavana Nº2 o Ritornello hacen de este poeta un arma cargada de futuro en un volumen que termina en sordina con un colofón de imágenes despampanantes y atronadoras en la cabeza.



De la evaporación en los riegos

Melgarejo
usted tiene un apellido gracioso
apellido superado sólo por el bueno de Mondaca
mañana lo quiero aseado
en el cuarto de limpieza le darán su uniforme
a las seis de la mañana se reporta en el parque
Mondaca le dará los útiles de aseo
y recuerde no regar malezas ni pasto seco.









LEONARDO FONTANI [15.207] Poeta de Argentina

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Leonardo Fontani 

Escritor argentino. Nacido en Salta, criado en Córdoba, actualmente residiendo en Buenos Aires. Ha salido en dos publicaciones cordobesas: Jueves, del grupo de poesía el Ático y Proceso ON/ON del taller Demolición Construcción. Publicó el libro de poemas Escamas Adentro (Editorial Babel, 2006) y con el que recibió el mismo año el Premio Cabeza de Vaca por el Centro Cultural España de Córdoba. Diseñador Gráfico, reparte su tiempo entre su quehacer cotidiano y la escritura, buscando  siempre buscando. Textos suyos pueden encontrarse en su blog: 
espacioletraespacio.blogspot.com. 


Aquí una breve muestra de adelanto de su “Ineditario” como lo llama prematuramente para letras.s5.com


0.1

Escribo en mi cabeza una y otra vez, renuevo cada palabra que pronuncia mi boca y borro todos los poemas escritos por volver el tiempo atrás. Del tiempo de las flores ya nada quedará, todo el fuego se llevo. Mi voz es un viento que a veces huracán rompe todo a su paso. Ni bien lo pienso, me detesto, ni bien lo pienso me revuelvo en mi, partido, quebrado, sabiendo la muerte cerca, depongo armas y desnudo rompo en llanto junto a los árboles de mi pasado. No he sido vil ni demente, no he jurado amor ni muerte. Todo lo que fui está escrito en un puñado de papeles.

La resina corroe mi abrazo de baobab, la resina inunda la poca tierra seca que queda en este muladar. He nacido para decir lo triste. Para repetir hasta el final la infinita holgura del dolor en tu vientre.  Una estirpe de lamento ha teñido nuestros cuerpos. Nuestras manos estallan en sangre al pensar, siquiera en la finura lánguida de tu pecho. Pocas palabras valen algo cuando el corazón es solo un eco de lo que alguna vez creció tan fuerte.

El tiempo nunca sabe donde guardar sus propias calles. Sus callejones llenos de humo viejo y gastado. Si pudieras verlo y decirle que no hay más armas que el amor en esta tarde. Que la luna es tu rostro cuando duermes. Que no es necesario untarse el cuerpo de llagas viejas y salir a hundir dagas. Porque el amor todo lo puede. Todo lo intenta y cuando nada más hay, solo queda tu amor, envolviéndote, como la primera vez, como la última vez.

Amante del drama te suplico que me perdones. Amo de la tristeza te ruego me consueles. Soy la turba agitada que se encuentra entre tus pantalones. Soy la madre de un niño perdido en una multitud de perdedores. ¿Cómo te explico tanto dolor, tanta vergüenza? Si no te alcanza mi desnudez golpeada, herida por la injusta palabra. Amo del silencio, te imploro me ahogues en tu infinita sabiduría. Soy la boca del pez, la desdicha más pura por donde germinan los males.

Despacio mi voz se va quedando a oscuras. Despacio voy poniendo letra tras letra, llenando mi poema de versos y silencios. Despacio entregue mis piernas a la tierra blanda y dibuje las plumas de mi espalda alada. ¿Dónde si no, puedo estar hoy? Dónde más pertenezco sino  al barullo mismo que atesora este frágil mundo, donde nadie nos ve partir.



0.2

Entre las alergias y la falta de aire, me pregunto donde deje mi último zapato y me puse a caminar desnudo entre el fuego de mil volcanes. Hace tiempo ya que no siento latir los ojos o que no me explota en la mano una granada de destellos y sorpresas. Me fijo en los rincones de casa, con pegamento me adoso a los bordes de la ventana, y rumeo las quejas de un corazón asolado por su propio deseo, su falso ego.

¿Estoy en el lugar que quiero estar? me retumbo la cabeza con esa pregunta una y otra vez y el estomago se retuerce, escupe un líquido verdoso como un eco: Me quiero ir. Me quiero ir, me quiero ir, me quiero ir. Repite mi piel escaldada, mi pelo seco y muerto en el inodoro.

No me alejo pero sueño con hacerlo. Esconderme de las miradas oscuras, de los bordes filosos, de las falsas costumbres. No puedo con el beso seco, con el oído roto de escuchar lo mismo. Todas las palabras que aprendí, que repito continuamente y se afianzan en mi cabeza como una red que teje mi desconcierto, mi ida y vuelta a los pantanos.

Y me arden los momentos. los urdo en soledad con mi manto mágico arremolinándome con ellos en cualquier rincón de casa, mientras veo bailar a las moscas y mi instinto cobarde, asesino, se apresta para saltar sobre ellas, darle un zarpazo eléctrico y convertirme en un ogro salivante, jadeando en la mitad del cuarto. Desnudo de boca y mundo.



0.3 

Nunca me aprendí las canciones que escuchamos. Ni las voces, ni las melodías. Siempre fueron un eco de lo que sucedía entre nos. Escapados de tanta memoria, no supe nunca como se componen las letras, ni como se le canta al amor. Solo tengo un saxofón que nunca termine de pagar, enmalezándose en la herida de mi oído roto. No tuve ni siquiera la pinta ni la pilcha de un buen escritor y el poco humo que me llegó, duró lo que duran las madrugadas largas con una servilleta sobre la mesa y una bic tartamuda con la tinta seca. Soy un vicio del pasado, mientras miro la memoria colectiva que nos ungüenta a todos con el mismo barro de infelicidad. Soy una larga historia de cosas que nunca pasan. Ni la sonrisa de la costanera, ni el viaje en micro hasta tu pollera. Me recuerdan estas letras a esas oscuras películas de los treinta, que nunca vi, o solo vi mirando otras películas. Nunca supe leer entre líneas y los párrafos largos son una causa perdida, para mí, lector de tercera que no sabe cómo se escriben los versos que llegan.

Recuerdo aquella vez que corrí bajo la lluvia solo para darte la mano, y nadie ahora hace una película sobre la vez que corrí para darte la mano, bajo la lluvia corrí, como lo habrán hecho miles de enamorados. Pero yo fui, esa vez el que con el peso del agua y las heridas abiertas se metió en el bar donde estabas y mojando las mesas y las sillas, me senté y te pedí perdón y te di la mano, como tantos lo habrán hecho, pero fui yo a buscarte, porque lo que perdía era todo lo que valía para mi, aunque nadie hace películas de las cosas que me pasan, yo te quería y te quise tanto como para ser un pasaje cotidiano en la lectura de un diario y escape (me salve), de morir a los veintisiete años.

Entre las hojas del recuerdo guardo algunas hojas con mi nombre y ese pedazo de mimbre donde me sentaba a ordenar el silencio que poco a poco se volvía en mi mansa costumbre. Fui el eco y soy el eco del silencio y cuando vos hablas con tanta sangre y baba y te lloran los ojos y te lames las garras y te salen espinas de la lengua con la que hablas y me decís todo lo que hay que cambiar, lo que fuimos, lo que somos, lo que serán nuestros hijos cuando este mundo sea guerra y no tierra y yo esté muerto y nada pueda hacer ya más que lamentarme desde la eterna mecánica de la infinidad, yo soy el silencio. Más que nunca soy el espacio entre tus palabras, entre tu peludez de sombras arraigadas, soy el eco de un silencio que se extingue mientras me decís que somos hijos del amor y que hay que salir al centro a gritar a los cuatro vientos, yo sigo siendo el silencio, el oscuro momento cuando el escritor entra en coma y no sabe a donde están las letras, el cigarro cae de la boca y lo único que queda es abalanzarse sobre agujas y pedazos de goma.

Recuerdo porque no escribo, porque no entretengo con mis decires bonitos a media raza de alocados turistas de este tramo de la historia. Recuerdo la voz de un locutor amigo, relatando el fuego de los fusiles y el canto de los dormidos. Y no soy yo, quien tiene la palabra exacta ni la más mínima idea de cómo armar una revolución o como hacerte mirar para otro lado. Yo, miserable yo, que me escondo entre tus piernas y solo puedo hacer lo que mi cuerpo intuye como un acto de amor y descargar mis cartuchos sobre tu pecho desnudo y decirte, que te calles, que te mueras, que me muera, en ese momento que dura unos segundos, apagar de un golpe el mundo y dejar que la oscuridad nos inunde el cuerpo, que nos robe la memoria y seamos, solo seamos por un momento, la pura densidad del universo. 
Materia pura que gravita sobre el fuego. 
Un infierno quieto. 
Por un momento.




0.4

Ver un par de barcazas en las márgenes del rio, del dique, del monumento de agua ese que te dignas en in a visitar de vez en cuando, pensar que se merecen una foto, pensar que hay gente allá afuera que se merece esa foto,  pensas que te mereces que haya gente en esa foto.. Pero no hay gente, hay un par de barcazas solas en las márgenes de un rio, de un dique, de un montón de agua que se acumula hasta el borde de tus oídos y después te tapa y aceptas que te estás ahogando, que el mundo como lo conocías (en blanco y negro) no es una película y que la muerte (que se aproxima) puede venir en una barca numerada o en un montón de palabras, que al final no dicen nada. 
No abrís la puerta, no tiras la caña, no salís al mar con tu barco número 39 para ver qué pasa, me quedo en la orilla, escribiendo una fotografía de un fotógrafo amigo que me la alcanza y me dice que me merezco esta foto. 
Le escribís como le escribís a las medusas, a las mojarras que nadan bajo el agua. El agua que te moja los pies en este momento y que me empapa. Que huele a pantano y no es pantano, que huele a mueble viejo, a madera de barco, a perfume de degollado mirando fotografías. Mirando lo que pasa ahí afuera, con el borde blanco, o sin el borde. 




0.5 

Diariamente recurro con mi memoria a un pensamiento que no me es indiferente. La noción del tiempo laxo, de la flexitud del espacio en el que discurrimos como babosas lentas en el patio de casa. Voy camino a un geranio, verde y tierno, con mis antenas firmes y mi andar lento y de pronto tu pata gigante, tu suela de goma gastada llena de mugre me pisa y me levanta por los aires y todo mi paisaje cambia. Mis amigos quedaron ahora en el patio, mi familia cerca de los malvones y tú me has traído inconsciente a este frío espacio de azulejos blancos y pisos cerámicos.

En este devenir de botas y zapatos gigantes que se suceden a toda hora trato de esquivar la muerte a cada paso. Trato de entender el oscuro placer que te causa mi desventura. Pero la distancia ya fue vencida una vez, y lo será nuevamente. En mi frente late el recuerdo de aquel geranio, verde y tierno, doradas sus hojas por el sol, movidas por una brisa suave. Emprendo mi camino lentamente pero no sin dejar huella. Como los hilos que tejen el destino, dejo mi baba entorpecer tu perfección de cerámicos pálidos, dejo mi baba cubrir tu tierra con mi más dulce veneno.

Y sin embargo el patio esta siempre allí. La familia, los amigos, el geranio verde y rosado. El sol como una toronja gigante cubriendo las macetas, el asfalto blanco y el verde pasto. Mil babosas recorriendo todo el universo y yo, del otro lado de la puerta de alambre, quieto frente a un último paso, a un salto blanco hacia el vacío conocido, hacia la maceta de siempre y los abrazos y los afectos. Quieto frente al retorno hacia tus cerámicos rojos, hacia un frenesí de botas, zapatos y paredes altas y luces extrañas colgadas de los techos. Quieto frente a mil bocas de insectos dispuestos a devorarme, a jugar conmigo la danza de la muerte mientras mis hilos de baba les cubran los ojos y nadie esté allí para observarnos. Salvo vos, quizá con tu bota de goma gastada, esperando el momento para echarme encima un gramo de sal y verme desangrar hasta la última gota de baba.

La muerte como la memoria se desenmascara tempranamente. No me alcanza la gula de la aventura sin eco, de las batallas con escarabajos y cucarachas. He visto con mis propios ojos como el tiempo se comprime con cada paso que dan esas botas gigantes y comprendí frente a esta puerta de alambre que el sacrificio no es necesario, que la moneda rueda en los dos sentidos y que nada hay ya que no haya vivido. Salgo al patio libre de tus tormentos, libre de tu risa malvada escondida detrás de la ventana, con el salero en la mano. El sol me da en la cara, el geranio sigue allí, pienso en la noción del tiempo laxo, en la distancia que no es distancia. Siempre estuve aquí.



0.6 



Tiempo hace que los bosques no pertenecen a sus dueños. Tiempos llenos de voraces sonidos, gemidos de la espesura, llantos milenarios derramados sobre las piernas de mercurio. 
  
La furia del silencio me atormenta tanto que no puedo más que dormirme y esperar que todo pase.


II 

Me pretendo uno más, me pretendo asalariado en la puerta del tren, esperando despacio para abrazar mil desconocidos que son yo. Mil desconocidos que son el calor, la energía que mueve el tren que nos lleva, desconsoladamente nos lleva, hasta el final de la estación. 


III 
  
Me pretendo una coma sin espacio, solo una coma en un abultado texto. Palabras mayores, palabras justas. Grandes letras de grandes autores. Yo, una coma. Una coma que no es punto ni cierre, ni cosa de otro mundo. Una simple coma que todo lo que hace es dar aire para que el mundo siga resolviéndose a sí mismo en busca de ese dios que no es más que un simple espejo.


IV

Si quiero silencio, debo cerrar el mundo ante mí, apartar el cuerpo de mí y ser el mismo silencio. Si quiero Dios, debo cerrar el cielo ante mí, apartar mi espíritu y ser el mismo Dios. Nunca alcanzan las palabras para ser todo lo que se quiere ser. 
  
Hay que ser. Viento, mar, voz, llanto y excremento. Hay que serlo todo.



0.7

Dibuje mil rayos sobre mi espalda, que era de tierra, a veces seca, a veces húmeda, a veces yerba, a veces desierto. Mil rayos sobre un papel que fabrique con mis propios huesos de cuando me cortaron los dedos, a veces una pierna, a veces el pecho, a veces, solo a veces un pedazo de cráneo rallado para fabricar mis hojas donde dibujar mil rayos. Cada vez que miro, sale el sol y llueve en este largo y vasto entierro de cosas que se mueren, como a veces mueren los que queremos, o a veces lo que ni siquiera conocemos, o a veces se mueren las plantas y los geranios, aunque los geranios también son plantas. Entonces miro y llueve y sale el sol y cada día que pasa es una ciudad nueva que se alimenta de la misma gente que da a luz más gente, aunque a veces los nuevos nacen en la oscuridad de unos cuartos sin luz porque a veces pasa que esta gente viaja y reconstruye los viajes que hicieron otros, poniendo los pies en las mismas huellas que ahora son otras huellas, la de la gente nueva que viaja hacia lugares nuevos o viejos porque ya fueron recorridos por otras personas, pero a veces no es lo mismo, a veces es como ver llover y dejar de hablar.

¿No será que estoy cansado de pretender ser? intentar por todos los medios que una palabra tenga la fuerza de un corazón que late… Si, ya sé que es cursi eso, pero es lo que es, piénsalo bien un corazón que late, si lo pudieras ver, no el tuyo, ni siquiera el de la persona que amas, un corazón cualquiera, latiendo, un latido sin más razón que un latido, tiene infinitamente más fuerza que cualquiera de estas palabras, que cualquier composición a la vaca que yo pueda hacer y es verdad hay palabras que reconfortan, que enamoran, pero hasta ahora no he visto palabra alguna que reviva un corazón quieto, por así decirlo, aunque podría decir un corazón muerto, pero es más violento. En fin palabras más, palabras menos, prefiero siempre un corazón despierto que un poema sobre lo muerto. Aunque todos nos vamos yendo, y las palabras quedan y eso habría que pensarlo.



0.8

Serán las horas de mirar con otros ojos, con los ojos del alma, las cosas puras que la vida nos disponga. Tiempo hay de entretenerse con lo mundano en un día cualquiera. Pero hay que hacer del pecho una hoguera y salirse afuera del costal de humanidad que nos encierra, de las manos torrente de agua calma y entregarse a un viaje sin equipaje por la otra tierra. 
Yo me pregunto, lo que tal vez otros se preguntan y me miro desconcertado, porque realmente no hay en este mundo palabra que pueda responder a estas preguntas. Cada vez más esa sensación de no saber con la cabeza, pero saber al fin, de otra manera, de estar brotado de silencio para decir las cosas, de dejar al viento hablar antes que a mi propia sombra. Porque al final, cuando le pongo pensamiento a lo que fluye sin tiempo termino por ahogar un río eterno. Ahogar el río en el río mismo. Y la boca se me abre, cada vez más grande, más grande. Hasta darse vuelta los labios y comerme la nariz y los ojos, la frente y la cabeza, hasta ser solo una lengua colgada de mi cuello, dispuesta a decirlo todo, a dejar en palabras alguna respuesta. Entonces de mi mano brotará un corte limpio que acabara esa lengua siniestra de cuajo. Entonces el silencio: La brutalidad abrumadora del silencio, si se puede nombrar así, si es que le alcanza ese continente de letras, si en verdad puedo entender todo este magnífico infierno como el silencio. Este páramo de luz. Esta infinidad, a la que no alcanza ya ni el ritmo de mi respiración, ni la más libre meditación. Esta infinidad hacia ambos lados, y sin mirar, cruzar y sentirse expuesto, como una herida abierta al viento, a toda esa luz que no es luz, a todo ese silencio que no es silencio.

Hay detrás de todo esto una pelota de trapo a punto de explotar, con toda mi inocencia de barro y arena, para dejar atrás este plano-materia y hundirse suavemente en lo profundo.







MILTON LÓPEZ [15.208] Poeta de Argentina

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MILTON LÓPEZ

(Bahía Blanca, Argentina, agosto de 1987)
Durante el 2005 y 2008 asistió al taller Acción Literaria coordinado por Marcelo Díaz. Cursa desde el 2006 el profesorado en Letras. Formó parte del colectivo editorial de la revista Rigoleto. Participó en el 2007 y 2008 del taller Ruta 33, coordinado por Daniel García Helder. Leyó en ciclos y festivales como No es la luna (organizado por Lucía Bianco y Marina Yuszczuk, Bahía Blanca, 2006), Poesía de acá (Mar del plata, 2009), Paraná Féstival (Centro Cultural Juan L. Ortiz, Paraná, 2010), Sin guardafaro (Fremo, C. C. Huevo Duro, Punta Alta, 2010), Poetas de Estación (Estación Rosario, Villa Mitre, 2011), entre otros recitales. En agosto del 2011 publicó su primer libro, "Impreso en papel vegetal", La Propia cartonera, Montevideo, Uruguay. En Septiembre de este año se editó en Rosario su segundo libro, “El quinto sueño”, Ivan Rosado ediciones. Difunde editoriales independientes en ferias y por delivery de libros. Actualmente concurre al taller de poesía de Roberta Iannamico en mercado Amundsen. Además juega al fútbol, dibuja y pinta de manera amateur.




DE IMPRESO EN PAPEL VEGETAL. LA PROPIA CARTONERA, MONTEVIDEO, 2011





Viernes 23 de marzo
pasan los cuarenta grados de calor

Departamentos y oficinas gotean a la calle
el sudor de los split. Por la franja húmeda
unas nenas van pegadas a la sombra
corren las yemas en el vidrio en la roca.

En un negocio dejaron ornamentos navideños
y en el plástico de las borlas veo mi cara roja.
Pasa otro grupo de niñas jugando con serpentinas
ellas pueden fabricar el invierno con sus dedos.

Pero es viernes 23 de marzo
y el verano vuelve acarreando
esta temperatura mortal: cuarenta y seis grados
la sensación térmica. Empieza a incomodar
las nenas corriéndose una tras otra
con su espuma de Rey Momo.

Cuando entorno los párpados se juntan las gotas;
como si las construcciones también se derritieran
en medio del tránsito los autos son lanchas
flotando entre porciones disueltas de materia.







Hipermercado

Racimos de una rama
desperdigados por la calle
pisados por los autos.
Puertas que abren automáticas
la gente entra al hipermercado.
Salen changos cargados de productos
-previamente escaneados, embolsados-
se oyen las ruedas por las veredas
de la manzana, luego vacían
su contenido en domicilios aledaños
y son abandonados.
Puertas adentro del depósito
un grupo de empleados aplana las cajas
otro más tarde las vuelve a armar y las apila
-repletas de envases de hogar y perfumería
que en el traslado resultaron dañados-
para que el camión las devuelva al proveedor.
Empieza otra vez la historia. El conductor
pone marcha atrás en la palanca
y al salir del galpón pisa los granos aplastados
que del aromo se vuelcan a la calle
inundando la cuadra con su viva fragancia.







Caño roto

Manzanas pasadas agua podrida
del caño que hace días se rompió. En la esquina
la verdulería promueve su nueva oferta:
un kilo por un peso con cincuenta.
Para dulce para puré para licor de manzana.
Los nenes como siempre en el medio de la inundación
discurren entre obreros y moscas
van con un palo que usan de remo
subidos a una balsa plana, que avanza lento.
“¡Agua pudrida! ¡clueca!” grita el señor. Cuando oscurece
nos enteramos que la luz se cortó.
Prenden velas a lo largo de la vereda
la calle es un torrente que baja, procesión
por las orillas este riíto nos va
marcando a fuego la retina, envolviendo
y en las cejas cala hondo la acidez
de la fruta fermentada.





DE EL QUINTO SUEÑO. 
IVAN ROSADO, ROSARIO, 2012



El campito

Atrás del campito donde jugábamos al fútbol
parece un empapelado de edificios, con antenas
que en la tormenta nos protegen de los rayos.
Le decíamos campito porque los yuyos crecidos
nos marcaban todas las piernas, como latigazos.
Una mañana vino el hombre de la bordeadora
y dejó todo bajito. Se podía andar sobre el rastrojo
como en una cancha de pasto sintético.

A veces la pelota se caía al canal, estaba lleno de agua
y en verano renacuajos, basura, yo me ofrecía a bajar
me sumergía hasta el pecho y nadaba perrito hasta rescatarla
cuando no quería los demás chicos me alentaban:
dale 4x4 buscala todo terreno y yo terminaba cediendo
aunque después tenía que seguir con las zapatillas mojadas
y a la noche me picaba el sarpullido de la piel.

Ahora el canal está seco y cercado, ya no se puede nadar.
Tampoco se puede jugar al fútbol en el campito
porque en el medio levantaron un monumento a Cesar Milstein.
Pasa seguido un empleado municipal, llena bolsas y bolsas de pasto.
Si tiro de una punta del cielo y remuevo el empapelado
va a haber mucho campo, para armar partidos.
Ahí van los hermanos Coque y Tito, están más flacos,
¿Se coparán para patear unos tiritos al arco?







La remera de Rodrigo

La remera lila con la cara de Rodrigo, 
el potro cordobés, y abajo dice Rodrigo
en imprenta negrita. Sus ojos negros
perdidos en un punto de la cámara.
Se lo ve lúcido, aunque el estampado
se empezó a desgastar y sin lunar 
su rostro ya no tiene ese aire de estrella.

Quería escribirle un poema
a la remera que conseguí
en Sierra de la ventana.
Yo no escuchaba Rodrigo, pero paseaba
por los comercios del pueblo y la vi
lila, tornasolada, a precio módico 
y la compré.

El Potro había muerto
hacía seis, siete años, 
la tela también va a degradarse,
pero su cuarteto no morirá.

Lamparones de fernet soportó la remera,
se abrió el hombro en un partido de fútbol,
después mamá le metió hilo y ahora la veo
casi seca en el tendal del patio, lila,
tornasolada, con el hombro zurcido
y dos broches la sujetan para que no se vuele.







Techo de chapa

Una gota 
en la chapa, otra,
el crujir de la madera
después de la helada.

Otra gota en la chapa,
nos recuerda esta lluvia
que nuestro techo es de chapa.

Cuando venga el próximo censista
será 2020, y podremos decir
“revestimiento”, o a lo mejor
“membrana”.

Se filtra llovizna
entre las grietas 
de la chapa
la gotera humedeció
un lado de la cama
nos acurrucamos los dos
en la otra plaza.






INÉDITOS, 2011



San Salvador

Llovizna
a la vera
del Xibi Xibi
comienza a
lloviznar.

Llueve
en la calle
Lavalle se
larga a 
llover.

Finísima
se ve flotar
agua nieve.

Cruzando el puente del Xibi Xibi
se está mojando una pancarta
de la CTA.
Armaron carpas frente al arroyo
unos descansan otros afuera
no tienen sueño.
El escenario de la proclama
tiene colgada una bandera:
Tupac Amaru.
Más adelante, en gendarmería,
uniformados esperan
el colectivo, mirando al puente.
En la plaza de la intendencia
un hombre con delantal de enfermero
prende un cigarro.
Se larga más fuerte 
a la orilla del Xibi Xibi
los sapos cantan.



El sol sale entre las nubes,
hace brillar la espuma en el balde.
Con un pan de jabón
Felipe friega su camisa blanca,
aunque todavía no la haya ensuciado.



Un grupo de policías.
Revisan las pilas y compran
en el puesto de discos piratas.





palets

Un sillón hecho de palets que sobraron de la construcción
Una silla una mesa hechas de palets que sobraron 
de la construcción el elástico de una cama hecho de palets
que sobraron de la construcción
a un palet que sobró de la construcción
lo usan de puerta a otro palet
lo usan de techo o con cuatro palets más
que sobraron de la construcción y son paredes 
una cerca hecha con palets que sobraron de la construcción
los Pibes están en la calle
arrastrando un carro
que hicieron con un palet que sobró de la construcción
los Pibes
están destruyendo un palet
para hacer el fuego.







2012



Motosierra

Ese árbol
-colmado de mirlos
como frutos negros-
ensuciaba los autos
estacionados, y fue
podado, ahora solo
es un tronco
de nudos llanos
en la vereda blanca.



OMAR CHAUVIÉ [15.209] Poeta de Argentina

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Omar Chauvié 

[Jacinto Aráuz, La Pampa, Argentina, 1964]. Ha publicado, entre otros, los libros Ernesto Guevara quiere ser Papá Noel y otros papeles (Proyecto bicentenario, 17 grises Editora, Colección Literal/ Texturas, 2010), Hinchada de metegol  -Ampliada y Corregida-, (Ediciones Goles Rosas -edición electrónica-, Mar del Plata, 2009). El ABC de Pastrana, (Ediciones Vox, 2003). Entre las antologías que recogen su obra destacan: 23 chichos bahienses, (Ediciones Vox, 2005) y  Bahía Blanca, la ciudad letrada -narrativa, poesía-, (Ediciones Desde la gente, Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, Buenos Aires, 2004). Y revistas como Poesía.com, Vox virtual, Diario de Poesía.  Actualmente se desempeña como Profesor Adjunto (con Dedicación Exclusiva) en la cátedra Literatura Argentina I, Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur. Reside en Bahía Blanca.


Fragmento inicial del poemario inédito: escuela pública  


El material básico de la poesía no es la palabra sino la letra
Kurt Schwitters



tomen distancia


Los nombres de las letras consonantes acaban todos en e. Así no se enseñará eme sino me: la q no se llamará cu, sino qe: la ch, che: la v, ve: la x, qs y no Eqis: la z, ze, i no zeta

D.F.Sarmiento


ahora pueden salir a la calle y
leer cada palabra que encuentren
cada letra que vean
                                                                              
A

se combinan de modos inesperados pero
        se pueden leer             siempre
dice la maestra desde el ángulo
oscuro del salón
contraste del delantal y espejo del lunar
que le crece clase a clase
sobre la comisura del labio.

la pausa breve de la respiración
le sirve para limpiarse los anteojos ahumados
con la pollera que asoma del guardapolvo:

no grandes proyectos, sino cualquier
línea diminuta o perdida
la e redonda que hace humo sobre
las casitas de sus cuadernos viajeros
pero también
las que desde el colectivo aparecen
encerradas en bastidores          
las de los letreros
las de los carteles luminosos
la ciudad está toda
llena de palabras


en la textura del borde grueso del banco
nuestras biografías en pocas oraciones
dan cuenta de aquel mandato lejano
                                  leé, jano, leé
          




unos cuantos signos mudos[1]
en molduras bordes bastidores


soñé una vez que vivía en un cartel
Laurie Anderson


luces leídas, jano:
cuando una corriente eléctrica
atraviesa un conducto lleno
de gas neón sometido
a una presión baja
el brillo anuncia rojo anaranjado
esa voz luminosa


siempre poca
así, como tú, letrero
poca palabra, como tú

de un electrodo a otro
el recorrido por mangueras transparentes 
que tornan los tonos
relumbran y arman
palabras manuscritas
      aramburan            palabran armas



                                                 
Farmacia
del
Pueblo

Óptica 
Obrera

Mercado Victoria

parece no haber allí aventura posible
solo ir signo a signo hasta desarmar
                       lo que encierran 
                            luz y rojo,
                            azul y luz                                          
              armas palabras manuscritas
                          armas de casa
                     liga de armas de caza



tien   da el  si   glo
cos  ta   bra  va
co p pa y cheee go
a   mor
o si
peye le  for  gue
                                                
allí donde siempre leímos
“pyl forgue”


nombres rubros
arman palabras manuscritas
actividades económicas
siglas armas
manuscritas palabran
hacen un camino angosto y rápido
tironeados por una mano
                       dale, que no tenemos toda la tarde
mientras los grafos se cargan de rojo
en grandes tiendas en cristales
en carnes
y subproductos



la historia se nos hizo dentro
de carteles colores tubos
el neón nos formó una parte,
algo de ese gas también
me circula ahora mismo
y me torna solo
gas noble manuscrito
bajo
los dos rostros de jano
necesarios
mientras leo
para anticipar  lo que viene
para revisar sin detenerse
lo pasado cada vez que haga falta




jano, que inventaste las dos caras de la moneda
que a dos caras amaste
que, para poner en fuga al enemigo,
hiciste que las  aguas manen tibias
que fantaseaste la caliente y la fría
que volviste atrás en el renglón sin dejar de avanzar




Se me va por donde quiera
esta lengua del demonio
   Hernández


un gas que ocupa todo el espacio
toma formas en las paredes traslúcidas
se arquea, se dobla y comprime
traza curvas pronunciadas, oblongas    
alfabéticas
adherido al vidrio torneado
fugaz de una molécula a otra
como anguilas de las fantasías
animadas de ayer y hoy

el deseo de seguir los signos
en la velocidad del flujo eléctrico,
esa combustión de la letra
que inflama otros gases
para continuar dando vueltas
en un cerebro tornasolado ya
que se tuerce en manuscritas
al pliegue de lóbulos y surcos                         

en estas paredes cargadas de voces
el acto de leer llega al punto de ignición
es un rulo rojo en el tablero
entre llamas palabras llaman

bajo la certeza de que la descompresión
de éteres en la mente
se produce  porque
la escritura es también una acción manual
en las tintas
los gases
los vidrios
y a cada palabra que leés
medio rostro, se aparta
lejos, jano   





también se pueden las letras de las paredes, señorita?

“laaaclaaaseoobreeera                                                       
diiriigelaabaaatuuta                                                              
paaaraaquebaaailen                                                         ”        
                            la efecién blanca estacionada al sesgo
en el linde de la calle y la vereda
por padres cuidadosos que presumen
el mensaje involuntariamente libertario de la maestra
cubre en forma alternativa los sintagmas
clase obrera e hijos de puta
de mañana no se ve la clase obrera
de tarde
el sol se oculta entre los yuyos
del baldío de fernández



[1] Lucio V. Mansilla, “¡Esa cabeza toba!”, Entre –nos. Causeries de los jueves

*Las palabras subrayadas con amarillo, me refiero a: "palabras" e "historia" y después "palabras" respectivamente, van manuscritas en el original





Bajo el sol del desarmadero
un guardabarro de 404
es la sombrilla de un lechón.

[Omar Chauvié (1964, Argentina) 

El ABC de Pastrana (Ediciones VOX, 2000)]

Por Ernesto González Barnert



Estoy fascinado y absorto en sus páginas, desde hace un par de semanas, desde su mecanismo compositivo a la capacidad para extraer de la tosca ganga de cada minuto, el oro puro que encierra. O cuando recrea la literatura del pasado y produce su breve comentario.



Proserpina y Pastrana

Si existe ha de ser por una mera confusión
con la palabra invierno

Pero ay
hay
esos dolores en este lugar de la cabeza
esos recuerdos de las propias palabras
metidas hasta
que sonseran
fueguito en la planta del pie
ortiga en el upite
dolor que te la ortega
chaucha y palito:
excusas olores estragos estrategias
para pasar el infierno

Como dice Andrei Tarkovski en su libro Esculpir en el tiempo: “Para mí, la única tarea verdaderamente importante, consiste en reinstaurar la responsabilidad del hombre con su propio destino” y en El ABC de Pastrana creo que independiente del contexto histórico donde acontece, de los lugares físicos donde se instala y narra, del itinerario exterior e interior que propone… trata de la búsqueda de esa responsabilidad del hombre con su propio destino. Todos somos Pastrana, Omar es Pastrana o ese mismo al que, por ejemplo, llaman tito y en su vida vio una murga -algo parecido una vez, en los corsos de puntalta-.

También, a ratos, concluyo que Chauvié no escribe para que cantemos todos, sino para horadar el lenguaje estereotipado y oficial, dejando a cambio, un cielo que se repite en parabrisas tirados ya cubiertos de cardos; un desprolijo alejandrino “muñoz moreno pedernera labruna lousteau” o un acariciarte los ojos con este dedo ensalivado, no lejos de ese inmenso desierto que es el mar. Creo que para Omar la poesía no es solo una ocupación, sino una actitud sobre la vida.

4

es el momento del día
en que todo da lo mismo
infiernar como los osos
cantar como las canteras
celebrar como las cebras
culear como las culebras

Un libro escrito con la madurez del que sabe –tal que Nietzsche-, que es recuperar la seriedad que de niño uno tenía al jugar. No sin humor, uno que se desprende del juego del lenguaje –tanto en su sonoridad como en su significado-, sea producto de una combinación popular o mestiza, inesperada o literaria. Escribir –en definitiva-, es ser un pequeño tarzán[1].

él siempre definía
“a la literatura para que ande
hay que llevarla al mango
y con alguna tuerca floja”
(se equivoca
no pastrana, el dedo
y escribe “con alguna turca floja”
y dale pa´delante)
pastrana /si llega
se acuesta con el padre
y dice que no importa
porque poesía es todo
lo que se puede hacer

El ABC de Pastrana es un lujo de lectura, escrito con genio y gracia, con política e ironía, con conciencia del oficio, nunca fácil y nunca en bandeja. Donde sangre, bofe y carne, argamasa de barro y bosta, se constituyen como los elementos básicos del piso sólido en que la construcción de Omar Chauvié campea a la intemperie y doma.




PEDRO ANTONIO ARAYA [15.210] Poeta de Chile

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PEDRO ANTONIO ARAYA

Nació en Valdivia, Chile en 1969. Estudios de Ingeniería Civil Electrónica en la Universidad Técnica Federico Santa  María, de Valparaíso. Participó en el taller literario de dicha universidad y en el taller de poesía de la Corporación Cultural de Valdivia/ SECH. De esa formación es resultado la publicación Palabra inaugural (Barba de Palo, Valdivia, 1991). Ese mismo año obtiene el Premio Gabriela Mistral, que otorga la Ilustre Municipalidad de Santiago. En 1992 publica el libro de poemas Arcosanto (Barba de Palo). Entre 1994 y 1996 vivió en Berlín. 


Arrullaste entero el firmamento

Ciego del sello dulce en las bocas
deshielando recién su corpiño entrelazado
par 
ciegos y par
estallido fuimos a ser entre las sábanas
saliendo algo pasó temblando su bruma su huidizo
sexo por nosotros
y llegamos al mar al final del mar
de fulgir el cuero aleccionado contra el mundo
silenciotendidos
creímos ver una gran lágrima que nos tragaba
por pródigos y dimos en acuerdo el nos
porque entonces ya no seguíamos a nada ni a nadie
queríamos devueltas las preguntas
y aquello era pura pasión
puro aún
honrados decidimos descorchar las pocas botellas
que trajimos para beber
por la suerte de los diluvios y las de historias
que se escucharían hasta entrada la noche en los boliches
del sur y hasta nos dijimos diluvio un poco (había querido orinar
sobre los fascinantes monumentos
lejos crujían otros días te dije quizás más hermosamente
-cambiémonos- agarramos maletas y todo) en eso acordándonos
del tú y yo sacando el caído mármol de las faldas
de los cafés de Berlín y sus hermosas y tristes mujeres
amados vencidos dimos a la ganancia dos orquídeas
y todo parecía ser como en la niñez armados de
juego y orquídeas para los muertos juego y rosas
para los enamorados risas sin risas y mirar el cielo por pastos
y tú agarraste el chal que tu abuela te había tejido
aún en el regazo arrullaste entero el firmamento era un canto
encendido lo arrullaste entre los senos llegando casi a las aguas destapados de blancos y lo soltaste para que volara y como la vida repitiéndonos
el morir la belleza y su resurrección fuimos
por otro diafragma a morir 
dormir tal entonces vez soñar
largo viendo en ello creí decirte algo así como la alegría.



COMO UNA ORACIÓN EL ALBA

esta como agua vertical, este filo de piedra pura 
a bolsillos llenos; un golpe de tu dedo sobre 
las sombras de los libres, el trágico desvelo allá 
abajo en la hora bella en que fui otro.
este instante a tus dolores y tus amores descarnados, 
tus pasos de alma a alma.
el aire y el mundo no buscados. 
la vida más terrible y hermosa, la primera aventura 
dónde se lanzan las noches, los jadeos de 
sufrimiento y placer -detrás de las fachadas
de los palacios-, y los pálidos destellos de los 
ojos.

cuando todo quede reducido a una estrella,
a una única estrella mendiga 
tibia y viviente con un día dentro 
la transfiguración agazapada    profunda     ardiente 
sobre las silenciosas tejas 
el torbellino de las formas    los labios 
el reposo sobre el lecho o sobre el prado 
la viga maestra     los muros 
investiremos las ciudades      las nuestras

sólo el mar y el fuego mezclados
emergiéndonos uno a uno los velos

de Arcosanto




ANTIGUO ACASO DE HABER

De haber estado herido o condenado 
de haber elegido el verano 
la araña o el luto; pero no     no 
frente a mi alcoba sin luz si imaginas algo de esto 
a una sola gota oscura la tuve junto a mi 
la ebrio injurié le rompí el costado    y la quise así
besé sus piernas      dejé que sus manos regasen mal cerradas mi cuerpo sus labios      a cada 
hora sin leyes se abrían     de amor y sangre la mordí 
suavemente
llorando el miedo vino
conmigo ella tarde porque ya no pedía nada 
tú y quienes éramos yo el allí 
    pareció que ya antes había sucedido
                           le comencé a desatar los cabellos
y cada cabello era una voz para un nosotros       éramos la tibia corriente bajando por
atrapados la cara un hilillo
entre el cómo de denso follaje       demandando la vida de un hombre
corona éramos
de espinas nos cubrimos demasiado 
       del vértigo     y ya sabía     qué se iluminaba donde 
sobresaltó
su delirio adentro
                                 por los aires yéndose un ella tal vez me decía
era la novia olvidada
gritamos de amor tan nuevamente como al arder de las cosas
una que era tejida red luminosa y relucían ciudades enteras las blancas al fondo los anillos inconclusos de un prisionero
soñaba bruno el que olvidado sobre su desnudez
y recogí a la belleza tus ojos abismos hermosamente tan para esto 
dejé unas valvas de breves moluscos entre las grietas
de las murallas      cuando el cielo del oeste se escondía
       adentro tan de mi sombra cambiando 
siete veces un puñal o un lirio      escondido 
entre sus senos
                        sobre las suaves montañas: el sol
se había roto en goterones                   sobre mis muslos las manchas
de mis estas tierras ropas oscuras de hijos
sucios de sonreír un algo de hambre y los abracé      también a ellos
como un mendigo que fuera y soy aún con estas líneas
sentados en un montón de basuras      fumábamos melodías
ni siquiera inventadas las caras
                                          los hermosos héroes y los hermosos santos 
eligieron a quiénes saber el ya que
                                  una pobre loba muerta yacía     junto a nosotros 
pariendo en el barro de la calle.



LA TIERRA ES UN HOMBRE

Las grandes mandíbulas del silencio       eso es lo que oyes 
lo que oyes         no es lo que oyes 
vahídos       el dónde en tu mente
                la quizás ni acabas de oír palabra 
y así pareciera que viniera a nacer     en el medio 
del camino entre el origen y el fin del mundo 
qué tan mundo miras      y los párpados entreabiertos de miedo 
a la inmensidad       cambiada de hombre 
van considerando las manchas      que pronto arremeten
y sientes el golpe       el sobreruido del polvo denso se levanta 
ante ti      y reconoces las formas de los cuellos erectos la tensión 
de la escritura que cae cae de incendio de bruces y vomita 
sobre la boca del musgo sus cenizas por volcán urdido 
de aposentos puros sembradíos sudorosos en la toda rápida 
marea que resbala ante los músculos las ancas duras de hermoso pelaje contra el sol y es
el abrazo vivo también los cascos el suelo pulsante la extensión de los siglos en sus ásperos crines y debes correr por dios que
tienes que correr abriendo las alas 
los labios la cabellera pintada entre la vida y la muerte para el cruce ante estas manchas potreras granates garras de relincho puro y tierra contra el esternón blandamente frente a 
un paisaje de inmensos ojos espumas olores todo porque todo el horizonte está cubierto sin
tener el con qué
devolver
            el habla al cauce bárbaro de las familias 
cubierto de caballos hermosos sementales yeguas perfectas galopándonos encumbrándonos así habitando habitando no el mundo sino su creación.



VARADO EN LONDRES

                 No hay mes cruel acuérdate de Blake que no sé qué de cosas vió por estos lados al fuego con las inspiradas lecciones hagamos trato diles lleguemos con el sonido del       apenas no molestar please do not disturb aunque te digan tómate el té tranquilo pasa delirio a la lengua al antes que volaba        y calma hombre no hay mes cruel te digo no hagas caso       tal vez a más de alguno se le ocurra ordenar la ropa de otro modo recibir encomiendas extrañas con su papel de diario y su pita pero eso sí apréndete la melodía y ojo no mires por las ventanas pasa tranquilo o como viéndote tranquilo no mires por las malditas ventanas especialmente diseñadas para que no las miren        allá frente a frente y frente al ebrio espejo desnudos estarán enfrentando la nobleza obsequiada de un nombre si te preguntan encógete de hombros      los diablos apagarán la luz sentados en un gran sofá de cuero en cualquiera de los pub antes de las diez y medía hora de la última campana la última ronda y del cierre alguien terminará sus líneas con la palabra toda y por hoy el resto será previsible: una pinta de cerveza amarga tibia la rubia loca que andará por ahí mostrando el culo y los locos que se han cebado saltarán en el poeta la mirada que el vernos sepultan largando sobre los puentes del Támesis uno a uno sus aguas acaso como para un tiempo más propicio al polvo y las bodas.

para Mauricio Redolés


OYES LOS PUMAS NOCHEBRAMAR

                A cada uno su regreso

                oyes noche los pumas bramar para no decir la palabra inocente la última vez de los muertos

                hasta aquí la mar nos ha traído varados y está lo suficientemente tierra abonada de nadie y alguien que sabes nunca abandonaste silba el silencio de las cosas al fondo deshechas del instinto

                todo recuerda a todo como debe ser la muchacha se inclina escuchar el latido pequeño de sus hijas dormidas el viento cede a las cumbreras algo más que un manto con dados juega una diosa encendida su obsesión creo por los ventanales inmensos mirando los manzanos como lo haces también a veces del sur pensando en las preguntas que tampoco te respondieron esos años afuera

                la casa tiene sus rutas te esperábamos labios hay para el súbito odre

                pumas hijo mío nochebramar a lo lejos oigo en un país como éste y quisiera dormir de veras adormecido por los apacibles pumas una y otra vez la noche se llama y no se llama así y qué sabe uno hijo qué sabe uno

                muéstrame el grabado de Durero sobre la mesa relatando los rostros de 1511 y sus nerviosas figuras así me sueño la cara hace años esas líneas siquiera devolviendo un poco al adentro lo que sea de resurrección

               incesantes hay que entonces acribillar a la nada

               escuchar levemente a los pumas en su adormecer nochebramido.



LIONEL HENRÍQUEZ BARRIENTOS [15.212] Poeta de Chile

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Lionel Henríquez Barrientos

Nacido en Santiago de Chile en el año 1946. Desde 1974 se desarrolla profesionalmente como académico enseñando Matemáticas en el Instituto de Matemáticas de la Universidad Austral de Chile en Valdivia. Ciudad de ríos, lluvia, árboles, flores y construcciones típicas en madera que se añejan en el tiempo, lo invita en el año 1990, por su singular urbanismo y entorno natural, a entrar en la poesía;esa que desde niño dormía en su mundo- como una forma de expresar la belleza que adorna su maravillosa atmósfera y entorno. Sería sólo un primer paso ya que también su universo esencial irrumpe en los textos, como una urgencia interior, aquietando su alma, su espíritu. Desde ese comienzo su obra ya está en dos libros inéditos con derecho de autor en Chile y siete publicados, cinco en Monterrey, México,: "Entre dos manos.2005, "Entre gritos de luz".2007, "Verbos en aguaviento".2008. Valdivia, Chile-Monterrey,México. Prólogo y compilación de textos de cinco jóvenes universitarios y poetas participantes de mi Taller de poesía efectuado en la Universidad Austral de Chile durante el año 2008, "Gárgola. La Aventura del espectáculo".2009, "Sonetos Peregrinantes". Monterrey, México, 2009 , "Puerta de vaivén", Monterrey, México, 2011, uno en Argentina, "En la otra ribera".2009. Valdivia, Chile-Junín,Bs. Aires, Argentina. Prólogo y compilación de textos de seis jóvenes universitarios y poetas participantes de mi Taller de poesía efectuado en la Dirección de Extensión de la Universidad Austral de Chile durante el año 2009,"De búhos y alondras". Valdivia, Chile-Lima, Perú.2010. Prólogo y compilación de textos de siete jóvenes universitarios y poetas participantes de mi Taller de poesía efectuado en la Dirección de Extensión de la Universidad Austral de Chile durante el año 2010 y, el otro en Santiago, Chile: "El tren de las distancias".2005. En ocho antologías; Sin Tinta ni Papel".2004, "Intramuros".2005, (ambas editadas en Santiago, Chile);Nueva Poesía Hispanoamericana;, dos ediciones.2004,(Lima, Perú), "poemas de mar a mar" 2006,(Barcelona, España, Azul Verde...Verde Azul". 2009, (Barranquillas, Colombia y,"8ª Convergencia Internacional de poemas JUNINPAIS2009".2009.(Junín de Bs. Aires, Argentina), "LA POESÍA A TRAVÉS DEL TIEMPO. Pasado, presente y futuro" Ed.Ave Viajera. Octubre de 2014. Bogotá, Colombia. A lo anterior se suma el prólogo a la segunda edición del libro de cuentos "Misteriosas Aventuras de Villanueva".2007. Barranquillas, Colombia. Libro de autoría del escritor colombiano Mario Ramón Mendoza; y el artículo "Verbos en aguaviento". Revista Oficio (revista de contracultura). Vol XX. Nº 257. Pág. 13. Enero de 2009. Monterrey. México

Lionel Henríquez Barrientos
http:lionelhenriquezb.blogspot.com 




El Juicio Nocturno

La noche encrespó sus cejas.
La noche afiló sus pestañas.
La noche onduló sus cabellos.
Su cita era en el encuentro
de la luna y las montañas
entre espadas de luz
y lluvia de nubes.
Su cita era con los dioses
que han abierto los ojos de los sin nombre
entre las implosiones de los no videntes.
Y entre las mesas de las montañas
bebiendo las oscuridades
sentenciaron a los nigromantes
de blancas capuchas
a vivir en el recinto del poeta
y a sus duendes de manto negro
a cantar con las bocas de los músicos.
Y la noche haciendo parpadear su piel
y abrazando los dioses
recitó el cúmplase
al pintor de las claridades.
Y la noche se alienó
en los brazos del unicornio
que la alzó frente a sus ojos.

En La Aventura del Espectáculo, 1991




CONSENTIDOS
Primera Edición: Junio del 2010
OFICIO EDICIONES




I

EN UNA VIDA

Entre el nacimiento y la muerte
sólo hay un pestañeo.




CRECIMIENTO

En profundo e indómito silencio
machacando mis raíces
y bebiendo la infusión de su savia,
confundí el éxtasis de las flores.

Al subir por troncos y ramas
con manos y piernas de niño
en camino de intrincadas poses,
viví penumbra y claridad.

Apartando hojas y a través
de pétalos y perfumes
mi vista peregrina escapó de
su indómito y voluntarioso hastío.

Y mis ojos a través de los árboles
en vuelo entre los cirros
atraparán el reloj de la ventura
sancionando el tiempo y su verdad.





VIVIENDO

El sol azuzó mis ojos
y dejó mi cabeza extraviada
perturbando mi peregrinar
por los corpúsculos de colores.

El viento helado aireó mi rostro.
Mi vista voló acariciando gaviotas
en los rosados cojines de nubes.

El sol iluminó mi frente,
los graznidos hipnotizaron mis oídos
y el parpadeo del mar arrulló mis piernas…

Agua, sal, luz, frío y calor
inundaron mi oscuridad.



II

RECUERDOS


En el camino tus pies consintieron las piedras
pues con ellas cimentaste el templo
en el que oraste casi una vida




YA NO SON LOS MISMOS DE MI NIÑEZ.

Ahora deliberan

Mil aviones
en atronador bufido
chirriaban por los cielos.

En feliz marcha
anunciaban a los niños
su fiesta del año.

En tierra vagones
cacareaban su impulso,
en el brillo soleado,
lo gallardo del día.

Con religiosa postura
aullaban los pavimentos
la temeraria y mortal carga
del transporte arrollador.

En hogares y butacas
hombres y párvulos
con golpes de manos
soltaban su emoción.

Hoy ya no son los mismos
deliberan con puertas cerradas,
engañan al hombre y al niño
en cajas ópticas y parlantes.

Hoy soy el niño de ayer,
mis palmas no conversan
se cierran en altos puños
lloran el engaño infantil.



CARTA ABIERTA A UN LONCO

Amigo de cuello erguido, hijo de la Tierra.
cuéntales a tu gente, mi sueño:

Medio dormido y entre parpadeos
viajé con tus pasos silenciosos
por los prologados cuadernos de tu familia.

Mis ojos acariciaron en tus antepasados,
los resecos y profundos pliegues
que el sol, la luna, la tierra
araron en alguna madrugada del tiempo.

Vi como nuestras raíces con ojos de río
nos calzaban con tecnología globalizante
arropándonos con mantas de copihues,
para atravesar el tiempo sin hambre
sin frío, sin rencores.

También, con escrutadores ojos
vi como nuestros ancestros
entre araucarias, mar y cordillera
y por mandato del Universo
enderezaban el camino
de nuestras generaciones.

Lonco Amigo, cuéntales mi sueño,
yo lo haré con mis hermanos, que son los tuyos,
¿Olvidemos el hacha y el arcabuz,
y juguemos a que no hemos visto nada?




MISIVA IRREVERENTE

A Dn. Nicanor Parra S.

Don Nicanor,
perdone mi osadía
por nombrarlo así
y también por llamarle la atención
por un verso que no es del tono de sus canas
y menos su nombradía.

Cuando canta
"...la matemática aburre..."

¿No piensa que sus cantarinas aguas
ahogan los niños habitantes de nuestro entorno?

¿No piensa en ella, la Matemática,
la Madre que tuvo en su vientre
su lógica, su lenguaje
y más aún los parió
para su mejor deleite?

Si no es así
perdone mi osadía.

Preguntará quién soy
y le responderé:

No importa, pues sólo soy una tosca y mal formada arenilla
desencajada de la Tierra por mis infantiles manos,
para irreverentemente llegar volando
a herir sus profundos ojos (así lo espero)
y producirle lágrimas que rieguen sus arrugas
y laven la ofensa
en el Tiempo y en el Espacio,
a su Literaria y Formadora Madre,
que también es la mía.
Si no es así
perdone mi osadía
y también mi corazón
por decir malamente lo que piensa.

Misiva enviada con el siguiente texto anexo: Valdivia, 06 de agosto de 1991. Don Nicanor: Me pisó los callos y me dolió. Por ello va ésta. Atte., L.H.B.



MUJER, CUANDO TE MIRO

A todas las Mujeres del Mundo

Mujer, cuando nos encontramos
me pregunto,
¿qué es aquello que me enturbia el seso,
que me pone en las sienes
el tic-tac del reloj?,

¿son tus ojos
que ponen estacas en mi corazón
deslindando el terreno
que imaginas será tu propiedad?,

¿es tu mirar recorriendo mi alma
buscando un hogar que compartir?,

¿es tu cuerpo que junto a tus montes
cadenciosamente se mueven
recorriendo los aposentos de mi pasión?,

¿o es tu alma que desborda tu cuerpo
y sale al encuentro de la mía,
que sigilosamente se mueve
desde mi cuerpo al tuyo?

Mujer, cuando te dejo
me pregunto,
¿qué fue aquello
que se pintó en el cuaderno
que la vida puso en mi corazón?

Mujer, cuando te recuerdo
me pregunto,
¿qué fue aquello
que hizo correr las aguas
del río cuyo cauce lo forman melodías
que a borbotones van desde el sacro
hasta mi enmudecido cráneo?

Mujer, sólo ahora recuerdo
que nuestras almas se estrecharon
y juntas nadaron en el lecho del río
que lleva las emociones
desde las cumbres de nuestras montañas
hasta el mar de la incertidumbre.





EL ENCUENTRO

Entre dinteles
nuestras miradas se encontraron.

En violento estremecimiento
mi cuerpo viajó por el brumoso silencio
de arroyo en perenne caída
y mi alma voló entre la cresta del sol
y la comisura de tus labios.

Tu sonrisa plácida y coqueta
me invitó a entrelazar nuestras manos
mientras tus ojos bailaban en los míos
y nuestros cuerpos temblaban en monólogos
que abrigaban esa noche de promesas.

Entre ese ayer y el hoy en que recuerdo
la luna y el sol sólo han parpadeado.





EXEQUIAS

Mis manos y los bronces de la urna
viajaron entrelazadas en carro con ruedas
de silenciosas gomas esmaltadas,
hacia la oscuridad del nicho.

Mentes y corazones
nadaron y vadearon sus lágrimas
al unirse al silencio del cortejo.

Caminaron árboles y flores
por entre las piedras y los adoquines
tras amortiguados pasos de ruidoso silencio.

Los muros y la madera se detuvieron
y los alientos contenidos
circularon la oración entre rosas y azucenas.

Rozó el bronce en el cemento.
Y tras el vidrio escondido,
emprendió el viaje sin retorno.





III

LOS MIOS

Los momentos de alegría
escritos en los cuadernos de la niñez
dan luz y vitalidad
en la búsqueda de estaciones
donde se equilibren
el alma y la razón.




MADRE

Entre vaivenes de aguaceros
el viento juega con las nubes
y en ellas el sol pincela
caprichos y ensueños.

En las pinturas
que el sol colorea a su antojo,
veo los pechos nutrientes
que afané con esmero
y que fueron calma
del llanto que fracturó la noche.

Viajo a ese encuentro,
busco el brillo palpitante
del regalo de tu mirada
a través de las caricias
que entrelazaste
entre tu rostro y mis manos.

Encuentro tus lágrimas
en el vaso de ternura
que desbordaba gota a gota
la alegría de alimentar mi camino.

Quiero detener esas nubes
para grabar lo no recordado,
y el viento juega
pincelando su arbitrio.

Con ojos silenciosos
Me duermo en los arreboles
en el viento, en el sol y en la lluvia...
...y esperaré nuevamente
en alguna esquina de mi vida.





PADRE

A los pinceles
que afanaron tus manos
le posaron árboles y semillas.
Vestiste noches y días
escurriendo sus colores.

Tus bocetos volaron con el carbón.
Trompos, emboques y volantines
los plasmaste con tu fuego y tu escarcha
en profundos contrastes.

Con óleo y trementina fundiste los colores
que le dieron vida a mi familia, la tuya
enmarcada en tus pinturas.

Hoy, en camino de noches y días
en las paredes miro las telas
que retornan mi pasado,
¡las quisiera ...ahora!




HERMANOS

Trenzados en maternal cariño
en paisajes con cascajos y jardines
los juegos y peleas en veredas y calles
fueron abrazos y llanto de niños.

Siempre fuimos el cuerpo y el alma
de un pedazo del Universo.





ABUELO

Mi mente se extravía al parpadear
los días y las noches de mis recuerdos.

No veo en mis gateos y tropiezos
tu pesado caminar esquivando mis juguetes
y no encuentro tus manos apretando las mías.

Sólo estás en fotografía, que te muestra en sepia,
erguido con tus canas y arrugas, del brazo de la abuela.





ABUELA

Hoy en día te nombran
La Nona, la Oma, o la Bueli.
Yo te conocí como abuelita.

Dueña de tu casa, con falda y delantal,
de día con varilla corriendo tras de mí
de noche con tus manos arrugadas
en caricias por mi piel.





ALUMBRAMIENTO

Ahora son dos que son uno,
uno que caminará por la
noche y el día de la vida.

La sonrisa de la ternura
será siempre la compañera
que los acaricie
en cada tic-tac de sus corazones.

Son dos que son uno
cuyo corazón será la flor
que adorne las sonrisas.





HIJA

Mientras observo embelesado
mi corazón late apremiante.
Mil recuerdos bullen por salir.
Mi infancia es la tuya.

Vive tus juegos
en ellos mi sino
increíble afección,
serás madre, sublime mandato.

Viví los tuyos
con sutil indiferencia
con gran pasión.
Sólo padre
siento adoración.

El Universo quieren tus deseos.
Libertad en ebullición.
Soy padre
suavizo la tensión.

Tus sentimientos
ya fueron míos.
Penas y alegrías
vuelcan mi emoción.

Como padre
fabuloso arrobamiento.

Mi Dios, qué inquietud.
Que fértil imaginación.
Intento reprimirla.
Me estimo padre
modero el impulso.

En breves momentos
tu dulce carácter
varía por completo.
Eres mi madre en proyección.

Nunca dejes tu niñez.
Tus ardorosas caricias
son estrellas que
siempre volverán.

Siempre padre
presiento tu transformación.





Y NUEVAMENTE, HIJA

La vida nos dio un jardín.
Lo abonamos con paciencia y con cariño.
Dos rosas emergieron,
tú eras una y con tierna mirada
nos llenaste de alegría.

Escuchamos en el palpitar del tiempo
como tus hojas y ramas crecían
absorbiendo la inmensa bondad
que Dios a través de su entorno,
entre luces te entregaba.

El sol y la luna con hábiles manos
nos regalaron su tejido en oro y plata
y en él te vimos como pujante botón
ansiosa de coger la noche y el día
para que tu corazón comulgara el amor.

Tus pétalos de vivos colores
en nuestro jardín reinarán sólo un parpadeo.
Vendrán manos sedientas de amor
que te llevarán a tu propia primavera.
Y seremos felices de verte irradiando tu corazón.





NIETOS

Tu mirada refrescante
hizo parpadear mi corazón.

Las sonrisas en tu rostro
enroscaron el manubrio de mi voluntad.

Viajaremos zigzagueantes calles
hablando de mi pasado y de tu futuro
sólo con nuestros ojos y, si así Dios lo quiere.









ANITA ASTORGA [15.213] Poeta de Chile

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Anita Astorga

(Tirúa, Chile)

Anita Astorga es machi de la comunidad El Malo, ubicada en el Lago Lleu Lleu, comuna de Tirúa, en la costa de la Región del Bio Bio. Fue ordenada machi en Changleufu, Tranaquepe y lleva treinta años de ejercicio de sus funciones. Aunque fue iniciada con el trueno, su especialidad es ser machi de lluvia.




Canto de Machi


Afuera
el trueno da vueltas su caballo por las montañas
Un weche-wentru en el medio cielo
se ha dormido y cae sobre la tierra
Se derrite su corazón como el hielo
Se agrandan sus palabras
en el medio de las montañas
El tren tren lo observa desde la distancia



Lleu-lleu
gritan las aves dando vida a sus aguas
Lleu lleu viajan desde el cielo
grandes nubes se amontonan sobre su cabeza.
Desde su ombligo nace un cerro
Allí se salvarán los mapuches
dice en su canto la antigua machi


En Voces Mapuches, 2002
Fotografía: Nicolás Piwonka
















ELENA MUÑOZ OSORIO [15.214] Poeta de Chile

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Elena Muñoz Osorio

Temuco, Araucania, Chile
Elena de Talca nació en Aysén el 24 de agosto de 1945.Su actividad literaria ha estado definida tanto por su permanente participación en agrupaciones literarias, como también como su actividad de monitora de diversos talleres. Libros publicados: "Hilvanando tristezas" - Poemas "las rondas de Elena""El tiempo de siembra" - Narrativa "Intimidades" - Poemas "Arpegios del alma " -Poemas




Ocho

El reloj me dice
que llegó el invierno
Subiré entonces
con manzanas y flores
diciendo que llegó la lluvia
Quizás ahora
volverán mis risas
de tarde en tarde
Y encontraré tu aliento
que aún brota, escondido, 
en una solitaria puerta.

En Mesa para diez, 2009.





Mis palabras
siempre corriendo
detrás del viento,
cerradas a la lluvia...




Es hora de dormir
y me descalzo
guardando
al interior de mis zapatos 
los pasos
que del día me quedaron
mi cuerpo
está en silencio 
y me voy ennocheciendo 
oliendo azahares
vuelvo a mis recuerdos
y con mi antigua voz
busco otra vez refugio
entre tus labios.





Busco esa luz
que brilla a manotazos
para poder plantar mañana
este olvido que empieza
con tu ausencia.






Pinto con mi voz
la cicatriz del alma
desnudo en el recuerdo
otras noches como esta,
rueda hasta mi boca
el beso de la aurora,
sobrevivo
con este sol amargo
sentada
en la mitad del día.







Salen de mis manos
melodías de lluvia y sol mojado,
me despierto en medio de las rosas
sin entender porqué vivo y amo todavía.
Y cuando encuentro al fin mi flauta
solo me quedo el latido
de una golondrina en la memoria
sobre las alas del abecedario.





En cada tarde, dibujè tu figura
y lo hago toda vez que escribo de tì.
Estàs lejos de mis manos
ahora empezarà a morir el delicado tiempo
de las rosas
junto al helado aliento del invierno.





INÁCIO JOSÉ DE ALVARENGA PEIXOTO [15.215] Poeta de Portugal

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Inácio José de Alvarenga Peixoto

Inácio José de Alvarenga Peixoto fue un poeta y escritor brasileño del siglo 18, (1744-1793). Se cree que estudió con los Jesuitas en Braga (Portugal). Recibió su título de abogado en la Universidad de Coímbra (1768)
Partició de Arcádia Mineira, firmando con los pseudónimos de Alceu y de Eureste Fenício.
Fue juez en Cintra.
Participó en el movimiento nacionalista Inconfidência Mineira, actuaciones que le valieron una pena de muerte que finalmente fue conmutada por una pena de cadena perpetua, desterrado en una prisión de Angola, donde acabó falleciendo.

Obras

A Dona Bárbara Heliodora (poesía).
A Maria Ifigênia (poesía).
Canto Genetlíaco (poesía, 1793).
Estela e Nize (poesía).
Eu Não Lastimo o Próximo Perigo (poesía).
Eu Vi a Linda Jônia (poesía).
Sonho Poético (poesía).





ESTELA Y NISE

Yo vi a la linda Estrella, y enamorado
luego hice eterno voto de querella;
mas vi después a Nise, y es tan bella,
que merece igualmente mi cuidado.

¡A cuál escogeré si en este estado
no puedo distinguir Nise de Estrella?
Si Nise viene aquí, muero por ella;
si Estela viene ya, que do abrasado.

Mas, ¡ah! que aquella me desprecia amante,
pues sabe que estoy preso en otros brazos,
y ésta ya no me quiere de inconstante.

¡Ven, Cupido, a soltarme destos lazos,
haz de dos semblantes un semblante,
divide mi pecho en dos pedazos!




LAMENTO

En la mazmorra de Ia Isla de las Cobras,
recordando a su familia

Yo no lamento el próximo peligro,
ni la oscura prisión estrecha y fuerte;
lloro a los hijos y a la esposa en suerte,
la pérdida incurable de un amigo.

La prisión no lamento, otra vez digo,
ni mirar inminente dura suerte;
es ventura también hallar la muerte
si la vida le sirve de castigo.

Entonces cuán aprisa acabar viera
este sueño, este enredo, esta quimera,
que pasa por verdad si me mintiera.

Si a mis hijos y esposa no tuviera,
ni la fe del amigo poseyera,
ese instante de vida no quisiera.


Extraído de POESÍA BRASILEÑA COLONIAL.  Traducción y prólogo de Ricardo Silva-Santisteban. Lima: Centro de Estudios Brasileños, 1985.  117 p. (Tierra Brasileña. Poesía 23)






ESTELA E NISE

Eu vi a linda Estela, e namorado
Fiz logo eterno voto de querê-la;
Mas vi depois a Nise, e é tão bela,
Que merece igualmente o meu cuidado.

A qual escolherei, se neste estado
 Não posso distinguir Nise d'Estela?
Se Nise vir aqui, morro por ela;
Se Estela agora vir, fico abrasado.

Mas, ah! que aquela me despreza amante,
Pois sabe que estou preso em outros braços,
E esta não me quer por inconstante.

Vem, Cupido, soltar-me destes laços,
Ou faz de dois semblantes um semblante,
Ou divide o meu peito em dois pedaços!



A LÁSTIMA

Na masmorra da Ilha das Cobras,
lembrando-se da família

Eu não lastimo o próximo perigo,
Nem a escura prisão estreita e forte;
Lastimo os caros filhos e a consorte,
A perda irreparável de um amigo.

A prisão não lastimo, outra vez digo,
Nem o ver iminente o duro corte;
É ventura também achar a morte
Quando a vida só serve de castigo.

Ah! quão depressa então acabar vira
Este sonho, este enredo, esta quimera,
Que passa por verdade e é mentira.

Se filhos e consorte não tivera,
E do amigo as virtudes possuíra,
Só de vida um momento não quisera.




Ao mundo esconde o Sol

Ao mundo esconde o Sol seus resplendores
E a mão da noite embrulha os horizontes;
Não cantam aves, não murmuram fontes,
Não fala Pã na boca dos pastores,

Atam as ninfas, em lugar de flores,
Mortais ciprestes sobre as tristes frontes;
Erram, chorando, nos desertos montes,
Sm arcos, sem aljavas, os Amores.

Vénus, Palas e as filhas da Memória,
Deixando os grandes templos esquecidos,
Não se lembram de altares nem de glória.

Andam os elementos confundidos:
Ah, Jónia, dia de vitória
Sempre o mais triste foi para os vencidos!




Liras

(A Bárbara Heleodora, sua esposa, remetidas
do cárcere da Ilha das Cobras)


Bárbara bela,
Do norte estrela,
Que o meu destino
Sabes guiar,
De ti ausente,
Triste, somente
As horas passo
A suspirar.

Por entre as penhas
De incultas brenhas,
Cansa-me a vista
De te buscar;
Porém não vejo
Mais que o desejo
Sem esperança
De te encontrar.

Eu bem queria
A noite e o dia
Sempre contigo
Poder passar;
Mas orgulhosa
Sorte invejosa
Desta fortuna
Me quer privar.

Tu, entre os braços,
Ternos abraços
Da filha amada
Podes gozar;
Priva-me a estrela
De ti e dela,
Busca dois modos
De me matar!



A Maria Ifigênia

Em 1786, quando completava sete anos.


Amada filha, é já chegado o dia,
Em que a luz da razão, qual tocha acesa,
Vem conduzir a simples natureza:
— É hoje que teu mundo principia.

A mão que te gerou, teus passos guia;
 Despreza ofertas de uma vã beleza,
E sacrifica as honras e a riqueza
Às santas leis do Filho de Maria.

Estampa na tu' alma a Caridade,
Que amar a Deus, amar aos semelhantes,
São eternos preceitos de verdade;

Tudo o mais são idéias delirantes;
Procura ser feliz na Eternidade,
Que o mundo são brevíssimos instantes.






NANCY MONTEMURRO [15.216] Poeta de Argentina

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Nancy Montemurro 

Nació el 7 de julio de 1961 en la Provincia de Buenos Aires. Estudió Letras en UBA.
Es docente y traductora. Fue miembro fundador del Grupo Editorial Nusud e integrante del Consejo de Redacción de la revista El Desierto.
Publicó la plaquette A doncella (Nusud, 1988) y los libros de poesía Craquelage (Nusud, 1993) y Arcanos Mayores (Edición artesanal, 1999 y Ediciones del Citrino, 2011).
Trabaja en su próximo libro Rumbos del viento.



de Craquelage



Mi poema es un dinosaurio blanco

Mi poema es un dinosaurio blanco
Se ha vuelto loco
dice haberme visto dentro de él
Me ha vuelto loca
digo haberlo visto dentro de mí
Quién nos viera así de locos
en propiedad privada 
sin poder pasar






de Arcanos Mayores (Ediciones del Citrino, 2011).


VI. EL ENAMORADO

Camino bifurcado
obliga a una elección.
Avanzar con un pie
sobre cada sendero
tarde o temprano
parte a la mitad.
Optar por uno u otro,
también.
Imposible evitar el desgarro.




VIII. LA FUERZA

La maestría del gladiador
no consiste
en matar a la fiera
sino en transmutar
para sí
el poder de sus garras.




IX. EL ERMITAÑO

El tejedor que supo
tramar hilo por hilo
un dibujo imperfecto
puede ahora destejer
sin cortar
las hebras enredadas.
Del error
aprendió la perfección
y comprendió
el tramado de lo humano.




XVI. La Torre

Cúspide del rayo
en disonía
piedra sobre piedra
aplastan
las cortezas finales
cuando el trono
se desarma.




XVII. La Estrella

Tan alta la estrella
se asemeja
a una semilla del campo.
Cada cual en su sitio
multiplica profundidades.




XIX. El Sol

Yo que soy tú
que eres yo,
dos orillas
del mismo filamento,
fundaremos
un resplandor
tras las opacas corazas
que nos separan.




PERLA ROTZAIT [15.217] Poeta de Argentina

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Perla Rotzait 

(Buenos Aires, 1920) nació un 12 de febrero, día de Carnaval. Dato éste que siempre la perturbó; por aquello de las máscaras / personas, seguramente.

Ediciones Bajo la luna ha publicado su obra reunida que incluye trece libros: entre 1962 y 2006. Son dos libros muy bien encuadernados que además se presentan en una cajita.

Perla Rotzait lleva publicados trece libros de poemas, en Argentina y en España: Cuando las sombras(Losada, 1961; Pre-textos, España, 2007), con un poema de Rafael Alberti a modo de prólogo; El temerario (Losada, 1965); La postergación (Losada, 1966); El otro río (Ediciones Testigo, 1970); La seducción (Ediciones Dead Weight); Quieras que no (Ediciones Dead Weight, 1978); Antología poética (Grupo Editor Latinoamericano, 1988); Es un largo camino(Grupo Editor Latinoamericano, 1991); Puertas que se abren (Grupo Editor Latinoamericano, 1996); Tu cabello de ceniza Sulamita (Grupo Editor Latinoamericano, 1999); Dos poemas inexorables, largos y con argumento (Tsé-Tsé, 2001); Todo se ha dicho (Tsé-Tsé, 2002); Alguien leía mis poemas (Random House Mondadori, España, 2002 ) y El cuerpo (Alción Editora, 2007). ella ríe sin embargo incluye las obras inéditas: y tendrá tus ojos y Siete veces cero siete veces noche.

Recibió premios de la Sade, del Fondo Nacional de Poesía, del Centro Cultural de España y el Premio Municipal.

Compartió su amistad con María Teresa León y Rafael Alberti, Aurora Bernárdez, Miguel Ángel Asturias, Chichita e Italo Calvino, Olga Orozco, Arnaldo Orfila Reynal, Alejandra Pizarnik, Elizabeth Azcona Cranwell, Jorgelina Loubet, Alberto Girri, Miguel Roig, Ernesto Schoo, Lorenzo Varela, Susana y William Shand, Juan Batlle Planas, María Granata y otros.




Algunos poemas

El rey sabía que el condenado a muerte era inocente.
y no tenía atribuciones ante el Tribunal de la 
ocupación.
recordó una vieja ley de la sustitución de los
cuerpos.
y exigió ser ajusticiado en el lugar del condenado.
el rey sabía que un pueblo que odia es un pueblo 
condenado y que un acto ejemplar puede salvarlo.

(de Poemas con destino y prosa)





Llevo puesto un impermeable largo y abro mi paraguas lleno de
flores. El paraguas y el impermeable son de color naranja. El 
color naranja y las ventanas son imprescindibles: la habitación se 
llena de pájaros que vuelan en silencio alrededor de la lámpara. La
magia dura sólo un instante: se acerca un grito. Cada vez más y más cerca
y persistente. Los pájaros se pelean, luchan, destrozan los objetos de la 
habitación, me destrozan.


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No bastaba matarlos. Primero debían degradarlos, convertir al 
hombre en una cosa, hueso y piel, en un esclavo, en un oso al 
que se le hace bailar desnudo, besarles las botas, correr hasta
que los perros furiosos lo destrozaban. Porque esos hombres no 
merecían vivir porque no eran hombres. Así, denigrados, quitándoles 
su existencia, su propia estima – su condición de seres humanos-, cerraban
el círculo de sus creencias: no eran hombres. El resto, ya se sabe, lo hicieron
las cámaras de gas.

No puedo imaginar
No puedo entender

(de Tu cabello de ceniza sulamita)







(...)

Manejas el espacio con la geometría.
Manejas el tiempo con el tic tac del corazón.
Manejas tus silencios, manejas tu dolor.
¿Quién maneja lo que manejas?

(...)

Estás muy bien estructurado. Contra los vientos.
Contra las contrariedades. Contra la risa.
        Contra la felicidad.
¿De qué, de quién te defiendes?
¿Quién te ataca?

Los latidos del corazón.

Fragmentos de Es un largo camino




XVI

PORQUE TE PESA
como un crimen oculto
buscar y decidir
Porque la vida
se acerca
y te descubre
Tienes la mirada lucida
el gesto de espera
la sonrisa inquieta
de quien sabe



XXXVII

ROGASTE QUE TE VIERAN
y te enquistaste en tí

Tanto pudor sientes
de estar viva



VII

BORRARAN TUS PALABRAS
y nada quedara
de lo acercado al alma
hablando quedo

Y un vuelo de tigre
y una negación temerosa
borrarán tus palabras
y nada quedara



XVI

TAN CALMO COMO PUEDE ESTAR
el corazón del hombre
—juntando el último
pequeño pedazo de tiempo—
descorrí el pasado

Y nada fue sol
como ayudarte a vivir



III

ANTES DE CONOCERTE,
conocí ya
la intranquilidad
de transitar el día
nublado,
buscando
veredas nuevas
para el desasosiego.

Antes de saber
que no te vería ya,
antes de que lo supieses,
pues me acerco
y me voy cuando resuelvo,
supe ya
la intranquilidad
de habitar mis ángeles
con vuelos.
No es par tí que sufro.
No es par tí que temo.

Es por mí,
mensajera
del absoluto roto.
Caminante
de vida en el ensueño.
Jirones de tiempo.
Jirones de tiempo.
Que tan poco cubren
la culpa ancestral
de algún llamado.



A. miraba entre el humo de la pipa y la alta
ventana, el jacarandá florecido.
Se le acercó su hijo M. y le dijo,

—me duele la tristeza, pensó A.
—cuando la impaciente ira
cambia el nombre de los hombres
frente al mismo orden de las cosas,
es cuando llegan los años.
Intuyó un orden distinto.
Pero no alcamezó a ver al hijo de su hijo.



Había llegado al fondo de la locura,
por eso salió indemne.
Y cada día inició la reconquista,
—he aquí la calma—
y como ya nada pudo dolerle,
fue claro en su juicio.
Y cuando supo que el único
enemigo temible es el odio,
dejo de odiar a su enemigo.
Y su corazón admitió también
la maldad, pero nunca
el resentimiento,
—he aquí la calma—
y finalmente eligió
el deber antes que el placer,
pues supo que el día del juicio
debería responder por lo que no hizo,
por no haber ejercitado las notas
que le fueron dadas,
habiendo podido.




DE DONDE TODO EL TIEMPO
ES NADA PARA LA PAZ

Quise decirte olvido, simplemente,
—los actos olvidados—
y te dije: el tiempo es un aliado,
aguarda que cubra la memoria.

Quise decirte tiempo-memoria-olvido
simplemente, y te dije:
la espera es sangre de un rojo insoportable.



5

El dolor es el hueco donde alguna vez sucedió.
Es la niebla que olvida el contorno,
que olvida la transparencia donde alguna vez
sucedieron tu rostro, el color y la calma.



46

El lenguaje es la columna vertebral.
No la quiebro.
A veces el silencio inventa
una estructura
una pared
un patio
un espacio donde tu ingenio
jugó tantas veces.



50

Pero mira:
la palabra es tan incierta
que nombra y para nombrar
se aleja de la palabra
y crea la metáfora
y las referencias a metáforas
antiguas
y si no sabes, si no estás inmerso
en los siglos,
la palabra es puro sonido
que no te contiene.



Arrodillado. Los rezos son confesión.
Una a una sus carencias.
Pero y sobre todo, el miedo.
Alejamiento, elección: el no puede competir.
Único. Único es su reino, único es su yo.
Se extiende en todo, y sobre todo el miedo.
No sabe competir.
No sabe repartir.
Todo y único. El mundo entero para él.
De otra forma, no existe.
La visión múltiple lo entristece.
Sólo cuando están muertos, acepta esa visión:
vivos, no sabe competir, no sabe compartir.
El universo es él.
Negárselo es proyectar sombras en la oscuridad,
imagen del aire en el espejo.
La imagen del aire traspasando el espejo.
Es así, sufre pero no puede.

Delgado sufrimiento, y sobre todo miedo.




Roxana Artal, Perla Rotzait


[ Entrevista ]

Perla Rotzait
Ella ríe sin embargo
por Damián Blas Vives y Roxana Artal





Evaristo Cultural: Me gustaría empezar por una pregunta amplia pero insoslayable: ¿qué es para vos la poesía?

Perla Rotzait: No lo sé.



EC: ¿Siempre escribiste poesía?

PR: Sí, aún cuando los textos han tenido forma de prosa, como El otro río. La gente me dice que eso es prosa y yo me sorprendo porque para mí es una especie de nouvelle poética; para mí sigue siendo poesía...



EC: ¿Cómo han sido tus comienzos en la escritura?

PR: Yo recuerdo haber escrito siempre, lamento haber roto cosas, porque por curiosidad me hubiera gustado tener esos textos. Yo no guardo los originales; sé que todo el mundo los guarda y sé incluso que eso tiene un valor bibliográfico —si no queremos hablar del económico...—. A mí los que me dieron la pauta de que a lo mejor algo de lo que escribía podía tener un cierto valor fueron los Alberti —Rafael y María Teresa León—, que un buen día me pidieron las cosas y se mostraron muy interesados en que publicara y siguiera escribiendo. Eso fue de una gran generosidad de parte de ellos, que fueron amigos míos a quienes recuerdo con mucho amor. Yo, aunque empecé a publicar muy grande, vengo de una generación en la que éramos todos muy críticos. No es por compararme con nadie, pero hace unos días escuché una maravillosa entrevista que le hicieron a Julio Cortázar y él decía justamente esto: que nuestra generación era terriblemente exigente, si no era Shakespeare era una porquería.



EC: Sí, y eso se nota no sólo en la escritura lírica sino en los trabajos de crítica literaria, tenían una ilustración que no ha sobrevivido a las últimas tres o cuatro décadas...

PR: Pero es que nada sobrevivió, todo se pauperizó. La sensación de milagro que tenía mi generación con relación al arte ha desaparecido. En la actualidad hay cosas muy distintas a aquello —no es que yo esté en contra del arte que se muestra y luego se tira a la basura porque la intención fue simplemente mostrarlo en un determinado lugar—. Yo creo que está bien que cada uno haga lo que quiera —no quiero imponer leyes a la necesidad del ser humano de crear— pero la gente de mi generación tenía un respeto muy reverencial al hecho de la creación, y por eso yo cuando escribí el primer libro dije "Bueno, es una porquería, pero es lo que yo sé hacer y basta", y me lo quería sacar de encima porque sabía que si no lo publicaba iba a estar siempre girando alrededor de ese mismo libro y que no iba a poder seguir adelante... Y es así.



EC: En estos dos tomos está todo lo que publicaste, pero se observa una brecha del 78 al 91. ¿Qué sucedió en esos más de diez años?

PR: En ese momento era muy importante para mí ese punto: si no es Shakespeare, no es nada; y cuando escribía lo hacía por necesidad. El hecho de que yo lo guardara en un cajón no significaba que no escribiera...



EC: ¿Mucho permaneció guardado?

PR: Yo rompí muchas cosas, y lo lamento.



EC: ¿Considerabas que no tenía valor literario?

PR: No sé, yo no juzgaba demasiado mis textos; es muy difícil crear y juzgar. Hace poco me pasó algo muy curioso con una muchacha que tenía interés en mi obra... Había un libro que yo no sabía si incluirlo o no en la Obra reunida porque no veía que fuera muy propio, no me veía reflejada allí. Resulta que esta muchacha me vino a ver y lo primero que me dijo fue que ese libro había sido el que más le había impactado. Ahí me di cuenta de que uno nunca sabe...



EC: Vos abrís tu Obra reunida con una dedicatoria al lector. ¿Cómo concebís la idea de la recepción? ¿Pensás en un lector cuando escribís?

PR: No, por eso cuando uno publica es como si el libro dejara de pertenecerle, ya no es mío, es como si el libro hubiera desaparecido. Yo recuerdo una vez que un amigo me contó que estando en no sé qué plaza había un señor leyendo mi libro; yo no le creí para nada, le agradecí pues era una caricia enorme para mi ego, pero no le creí nada. A lo mejor era cierto que algún muchacho, pobrecito, estaba leyendo mi libro...



EC: La tuya es una poesía escrita muy desde una interioridad y, siendo parte de la generación a la que pertenecés, sos una de las pocas voces que mantiene su obra al margen del mundo de la política...

PR: Es verdad, la realidad política para mí va por otro lado. No es que yo sea indiferente ni que no tenga tomada una postura en relación a la política; sería disparatado pues vivo en este mundo. Pero nunca entendí lo que se llamó la poesía comprometida, porque en todo eso hay una intencionalidad y lo que no está conmigo es eso. Yo no escribo ni siquiera queriendo ser poeta, yo escribo porque lo necesito; todo lo demás va por otro camino; y yo no necesito hablar de política en mi poesía. Aparte, yo no sé mucho de política, tengo mis inclinaciones y sé en qué vereda estoy, pero sólo eso.



EC: Suele hablarse mucho de la figura del escritor comprometido, de la ética del escritor... ¿Vos entonces pensás que el comprometido es el hombre, más allá del escritor...?

PR: Exactamente, yo tengo esa sensación; la ética pertenece al ser humano. Es una de las cosas con las que yo combino muy bien. Te diré que más que con la estética —salvo que sean lo mismo, no lo sé—, yo combino muy bien con la ética. Creo que realmente uno es en el momento de la muerte. Vos no sabés bien quién sos hasta el momento de tu muerte, si yo —que por ahora no maté a nadie— un año antes de morirme, por los motivos que fuere, le quito la vida a alguien, eso va a marcarme... Yo no sé que trayectoria va a seguir mi vida... ¿Qué puedo decir? No lo sé.



EC: La figura del miedo, la de "las catedrales del miedo" tiene una presencia muy fuerte en tu poética: "Aparecerá la oscura búsqueda / en otro / la oscura insatisfacción del miedo"; "El miedo tiene el rostro mutable / El miedo tiene el rostro de todos los silencios". ¿Qué es el miedo ese que se instala en tu poética? ¿Miedo a qué? ¿Es posible combatirlo? ¿Cómo? ¿Qué lugar ocupa en tu relación con la poesía?

PR: Bueno, cuando vos llegás a tener la conciencia de la precariedad —pues cuando sos joven creés que todo lo que a vos te importa es para siempre, incluso el amor—, cuando empezás a sentir que todo es precario y que ni siquiera el amor es para siempre, te da esa sensación de estar como en el aire, que es muy parecida al miedo.



EC: ¿Hay algo en el acto poético que permita ir contra eso?

PR: Yo pienso que no hay para qué luchar; yo no tengo paradigmas. Si el miedo forma parte de la vida y de mi vida, ahí está, lo veo y trato de entenderlo. Si vos entendés dónde está, el miedo te resulta familiar. Es lo que yo creo, pero nada de lo que digo lo tomen como si fuera la Biblia.



EC: Dice uno de tus poemas: "Hace un año, le recordó L. a N., dijiste: / —Dios está en nosotros, el milagro es encontrarnos. / Quién era ese ser cuya audacia remontaba / las definiciones?, pensó N. Y dijo: // —Soy la sombra de Dios en mi oscuridad". En tus textos aparecen con naturalidad dioses, justos y pecadores, condenados, ángeles, servidores, culpas y salvaciones... ¿Sos un ser religioso?

PR: No, soy un ser místico, o por lo menos quiero serlo. Digo que religiosa no soy en el sentido de que no adhiero a normas. No es que yo esté en contra de la religión, respeto cualquier creencia, porque en definitiva son concreciones de las necesidades del ser humano. No es casual que inventemos religiones; evidentemente las necesitamos. Pero yo me considero más que nada un ser místico; la misma naturaleza me llena de fervor, el hecho de ver una planta me llena de asombro, la caída del sol me parece una maravilla... Yo recuerdo cuando era adolescente, una vez que estaba en la quinta de una prima mía recostada sobre la hierba mirando el cielo y de pronto eso fue para mí una revelación, pensé "Dios existe", pues era tal la belleza que tenía que tratarse de algo superior. Ese "Dios existe" no quería decir literalmente que yo creyera en un Dios, pero sí en algo superior. Me resultaba extraordinaria esa belleza y también el hecho de sentir que yo la estaba captando... Porque, ¿cómo sabía yo que eso era bello? Eso también me resultó extraordinario.



EC: ¿Viviste siempre en el país?

PR: Yo no estuve exiliada, siempre viví en el país, y las únicas persecuciones que he tenido han sido las de mi propio miedo. Hubo temporadas en las que he tenido mucho miedo, incluso respecto de gobiernos argentinos. Yo salía de mi casa y pensaba "Ojalá vuelva". No porque yo estuviera comprometida en política, pero era una temporada en que una bala perdida te podía caer muy fácilmente. Fueron temporadas bravas las que hemos pasado en este país.



EC: ¿Cómo fue tu vida durante esas temporadas?

PR: Yo he tenido una vida muy linda. Por empezar, gracias a haber conocido a mi marido. Yo era una burguesita —no lo digo peyorativamente—, no tenía grandes problemas... Cierto tipo de realidad la empecé a comprender a través de mi marido. Creo que con él me hice más persona.



EC: ¿Viviste de la escritura?

PR: No, yo viví primero porque tuve un padre en buena posición económica, y segundo porque tuve un marido que me dio todas las comodidades del mundo. Independientemente de eso, nunca nada de lo que fuera literario me dio un centavo. Pero aparte yo era abogada y podía, gracias a tener ese apoyo, ejercer con libertad, podía elegir. La vida es así, uno se maneja de acuerdo a sus circunstancias, y la realidad es que yo estuve protegida.



EC: Y como abogada, ¿qué especialidad te interesaba más?

PR: A mí me interesaba el Derecho Penal, pero no me atreví a ejercerlo. Cuando ví que cuando uno toma un tema penal lo primero que hay que hacer es pagar coimas; supe que eso no era para mí. Más allá de eso, el Derecho Penal es de lo más lindo que hay cuando uno estudia. Es como si leyeras una novela de Dickens... Es precioso, una maravilla...



EC: Leamos otro de tus poemas: "—Pasó años persiguiendo El Personaje que encarna / el acto ejemplar para imitarlo, dijo. / —Tardó en descubrir que no existe el acto ejemplar, / contestó. / —Pero también supo que en una u otra forma todos / persiguen por años encarnar El Personaje, dijo. / —Luego cada uno, termina por inventar audazmente su / personaje, contestó. / —No es audacia, dijo, es la soledad". ¿Cómo definirías al personaje que has encarnado a lo largo de tu vida? ¿Y a lo que queda por fuera de él? ¿En qué lugar se ubica, en esa relación, la poesía?

PR: El Personaje es el ideal que tenemos todos de lo que debería ser el ser humano y nuestra propia realidad. Ahora, ¿cómo lo encarné yo? Linda pregunta... ¡Yo qué sé! El personaje es el ideal, y en el fondo uno sabe que es imposible responder a ese ideal. Lo que sucede es que el ser humano es un invento extraordinario, a pesar de todo. Lo digo, pues al mismo tiempo que mata hace la novena sinfonía de Beethoven.



EC: ¿Y cuál es tu ideal?

PR: A mí me interesa ser buena persona y que los demás lo sean, todo lo demás va por añadidura. Partiendo de esa base, si a eso le agregás el talento, el genio, la belleza, etc... maravilloso. Pero lo importante es ser una buena persona.



EC: No para todos significa lo mismo ser buena persona...

PR: Seguramente. Pero hay ciertas cosas del decálogo que son indiscutibles. Si vos leés "no matarás", te parece que una buena persona debería no matar. Yo pienso que todos tenemos el instinto de matar, pero llegás a ser una buena persona cuando podés dominar eso. Ahora, el que no lo puede dominar, no sé hasta qué punto es responsable pues en su naturaleza está no poder dominarlo. Todo es muy complejo en ese sentido. Yo creo que no hay posibilidad de estar muy orgullosos de nada, porque todo nos es regalado; si tenés talento es una cosa que te viene, y si tenés bondad, lo mismo. Yo le tengo mucha simpatía a Caín, porque ¿qué culpa tuvo él? Él no lo eligió, fueron los roles. Abel es un santo y el otro a su manera también, o más bien es la negación de esa santidad.



EC: O la afirmación de la humanidad...

PR: Es eso, sí.



EC: "Dijo el ángel de la nostalgia: / el destino preservado se asemeja / a la vergüenza". También la presencia del destino ronda tu obra. ¿Cuál es tu concepción acerca del destino?

PR: El destino es lo que uno va haciendo y lo que termina siendo en el momento de su muerte, es toda su trayectoria, cómo vas creciendo. En ese crecimiento hay tantas cosas que te ayudan o te perjudican... No es lo mismo la posibilidad que tuve yo, viniendo de una casa acomodada, al destino que puede tener un obrero, o su hijo...



EC: A mí me da la sensación que en la última década y media empezaron a cristalizarse más las clases sociales en Latinoamérica...

PR: No, mi sensación es otra. Como no se da esa especie de aristocracia que se da en Europa, por ejemplo, son otras; acá las clases van subiendo a medida que tienen poder, y ese poder puede no venir de los ancestros sino que puede venir por otras fuentes, ya sea la política, el fútbol. Fijate el poder económico que representa el fútbol hoy día...



EC: Al comienzo de "Alguien leía mis poemas" escribís en una nota al lector: "El poeta escribe el poema, pero ignora". ¿Te has descubierto en o sorprendido de lo escrito muchas veces?

PR: Todos los días me pregunto ¿de dónde salió esto? La contrapartida es que hay una aceptación de mi parte y no hay vergüenza, lo cual me confirma que eso era lo que yo necesitaba. Puede parecer vanidad pero es lo que a mí me pasa y lo tengo que decir: no hay vez que yo lea un poema y sienta rechazo, siempre siento que era lo que yo quería y necesitaba decir.



EC: Las causas que te han llevado a escribir ¿han sido coincidentes a lo largo de tu vida?

PR: La causa que me lleva a escribir es, primero de todo, la necesidad y, segundo, la vida. Con independencia del resultado, el hecho de escribir es una maravilla, uno puede no conocer bien el valor de lo que escribe, pero la sensación de la escritura, el hecho de poder decir, de poder verte ahí, del otro lado, como si fueras vos, es una maravilla... Yo escribo por necesidad; nunca pensé en hacer una carrera poética. Se nota mucho cuando la gente escribe porque quiere ser poeta o quiere tener un lugar en la poesía, y con muchos poetas a mí me ha pasado eso, eso de decir "está haciendo poesía", que no es lo mismo que decir "es un poeta".



EC: ¿Y tenés registro, a lo largo de tu vida, de momentos o lugares comunes en vos en los que esa necesidad de escribir se manifestara con particular fuerza?

PR: La verdad es que tengo muy mala memoria, no recuerdo demasiado. Pero sí me ha pasado de desesperarme y levantarme de la cama. Una vez me desperté con una cantinela "árboles lloran por lluvias"... y dale con eso, y dale con eso... Tuve que levantarme y escribir algo con eso porque sino no iba a poder dormir...



EC: ¿Sos de corregir mucho?

PR: No, es como una cosa interior, como una fruta que cae, va por adentro. Si vos me preguntaras si hay una especie de situación mental o corporal antes de escribir el poema, te digo que sí, pero en el momento en que me pongo a escribir es como si por dentro se hubiera resuelto.



EC: ¿Escribís a mano?

PR: Sí, todavía.



EC: ¿Cuáles son los autores que más te han marcado?

PR: No sabría qué contestarte... Puedo decir que hay autores que me han sido vitales como los que integran el Existencialismo ateo —no sé si existe esa definición, sí se que existe un existencialismo religioso y por eso lo diferencio—. Me refiero a Camus, a Sartre... Pero la verdad es que me gustan muchas cosas de muchas épocas y de muchos autores...



EC: "Somos una isla (...) encerrado en un círculo no puedes dar ni recibir". La soledad —"esa que ofende a los fantasmas", "ese camino poblado de silencio"— es también una presencia importante en tu poética. ¿Te resulta algo inherente a la figura del poeta? ¿Cómo te llevás con ella?

PR: Yo creo que es inherente al hombre... Y la acaricio de vez en cuando. En la medida en que uno lo puede ver deja de angustiarte. Lo mismo me pasa con la muerte, yo soy una persona muy grande, me queda poco tiempo, si es que tengo suerte, apenas unos años... Hay un poema en el que yo digo que a la muerte la llevo de la mano hasta volverla tenue... Y es así, cuando uno se da cuenta de que esta maravilla de vida que nos fue dada tiene un comienzo y un fin, es como todo un camino, no es que el momento de la muerte es el momento de la muerte, es el momento del fin, porque ese camino lo fuiste vivenciando. A mí la muerte no me angustia. Tengo miedo de que en ese momento me pase otra cosa, pero por ahora no. Yo sé que es parte de lo que me fue dado.



EC: Hay uno de tus primeros poemas que me resulta de una potencia fatal: "Modeló una máscara / a su imagen y semejanza / Cuidadosamente / la clavó sobre mi rostro // Y nunca supo de mí". Años más tarde, escribiste: "Porque mis voces interiores / se hacían trofeos, / justos designios / y expuesta a otros ojos / que extraen mis atributos / —reduciéndome o sumándome— / modificaban el alma / en intentos vanos de verdad, // y me apartaban de mí". Aparece en todo esto la configuración de lo propio, el peligro de la pérdida de lo propio a partir de la presencia o prefiguración de lo otro, del otro. ¿Es la poesía una vía de acceso al propio ser? ¿Es, por lo tanto, un camino hacia la verdad?

PR: La poesía no es otra cosa que eso. Ése es el poema dedicado a Ofelia. Y todo está en lo que dice Hamlet: "Si el hombre va hacia esta agua y se ahoga / quieras que no / el caso es que va / fíjate en eso". Es extraordinario. Lo importante para mí no es tanto que se ahoga sino que va a ahogarse. Y es así.



EC: En tu poesía, las palabras borran ("Las palabras borraban / la inercia / el vacío presente"), las palabras dicen ("Poder decir / es como si ya se suavizara / el miedo"), las palabras hacen sufrir ("tú sufres frente a las palabras / como un amante desesperado"). Pero también, por y para nombrar, se alejan y te alejan de lo nombrado... ¿Cómo convive el poeta con todas estas contradicciones y misterios del lenguaje?

PR: Yo no lo había pensado nunca, pero supongo que de alguna manera inconciente —se llame inspiración o como fuere—, en el momento de la creación no hay contradicciones respecto al lenguaje. En ese momento, el lenguaje es el arma del poeta y es su deber dominarla sino, a la primera de cambio, te ponen un estilete y te matan. Pero ¡ojo!, yo hablo por aproximación, por lo que creo, pienso y siento.



EC: "Despojado, dijo. / No es así como atestiguan las palabras. / Despojado de pasiones, agregó". ¿De qué forma atestiguan las palabras, cómo testimonian?

PR: Se me ocurre ponerte como ejemplo el jusques de Zola. Yo creo que las palabras, metafóricamente, hasta pueden llegar a matar. A veces alguien te dice algo y eso puede ser la muerte de algo tuyo, y uno sigue viviendo con esa parte muerta dentro. Las palabras son terribles. Son una maravilla y al mismo tiempo son terribles.



EC: ¿Cómo ves el panorama de la poesía nacional actual?

PR: La verdad es que no conozco mucho, soy una lectora muy desordenada.



EC: ¿Cómo te relacionás con los poetas de tu generación?

PR: No sé cuáles son los poetas de mi generación. Yo escribo en un momento en que parecería que fuera mi generación, pero es gente mucho más joven que yo. Yo he sido muy amiga de Olga Orozco, de Alejandra Pizarnik... Ésa era gente de mi generación...



EC: ¿A Susana Thénon la conociste?

PR: Muy de pasada, y me dio mucha pena su muerte, tan joven...



EC: ¿Y cómo fue tu relación con Pizarnik?

PR: Muy buena. Lo que pasa es que Alejandra era una criatura muy extraña. Yo me llevaba muy bien con ella... Siempre cuento la misma anécdota: en mi dormitorio, el teléfono estaba del lado de mi marido. Por las noches, en general, no llamaba nadie, porque... ¿quién te puede llamar a las tres de la mañana? Alejandra. Entonces Enrique, en su voluntad protectora, oficiaba un poco de intermediario, y la conversación se daba con él. Ella le contaba con todo detalle por qué la vecina la perseguía, y la vecina estaba en otro departamento... Era un personaje muy fuera de lo común.



EC: ¿Qué sentiste cuando Bajo la luna te propuso sacar esta edición tan bonita?

PR: Lo primero que pensé fue "Pero si yo no tengo obra, ¿qué van a reunir?". Y cuando vi que eran dos tomos me quise morir. Dije: "¿y esto de dónde salió?". Lo que siento ahora es que es una edición extraordinaria; le tengo mucha bronca porque el 99% de la gente que me habla de la edición no me dice que le interesaron mucho mis poemas o esas cosas que se dicen, me habla de lo preciosa que es la edición (risas).



EC: ¿Sentís que tu escritura cambió, evolucionó, progresó en algún sentido a lo largo de los años? ¿Percibís la continuidad en tu obra?

PR: No lo sé, yo no soy buena crítica, ni de mi obra ni de la de los demás. Yo cuando leo sé si me gusta o no, pero no puedo objetivar y hacer una crítica; me gusta o no por tales y tales motivos. Lo que te puedo decir es que, por ejemplo, yo leo Cuando la sombras —que es mi primer libro— y te diría Cuando el asombro. Realmente me asombra de dónde salió todo eso. No tengo para nada una sensación de ruptura, me reconozco absolutamente allí.



EC: ¿Por qué Ella ríe sin embargo?

PR: Porque ese "sin embargo" resume mucho mi vida.



EC: Sin embargo, al comienzo dijiste que has tenido una vida muy linda...

PR: Tuve una vida muy linda, sin embargo.




MARÍA CRISTINA SANTIAGO [15.218] Poeta de Argentina

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María Cristina Santiago

Nació en Buenos Aires, ciudad donde reside. Profesora en Letras (UBA), tiene un lugar destacado como poeta, narradora, traductora y editora. Miembro de la Fundación Nusud, del consejo de redacción de la revista “El desierto”, codirectora de Libros de Alejandria, colabora con los principales medios locales e internacionales.

Participó en la organización de la Antología Oral de la Poesía Argentina, en el Centro Cultural San Martín.

Entre sus múltiples publicaciones, destacamos los libros de poesía: Soy el lugar de las apariciones, Fuera del serrallo, Vidrieras de Ámsterdam, El libro de las aguas, Siempreviva. Además de la nouvelle Lucía, por mirar de reojo, obra pionera en su género que la hizo acreedora de elogiosos comentarios y estudios críticos.

Fue incluida en innumerables antologías locales y extranjeras. Obtuvo cuantiosos premios, entre ellos Fondo Nacional de las Artes 1995, jurado integrado por Joaquín O. Gianuzzi, Manuela Fingeret y Esteban Moore.



De su libro Siempreviva

4

Este es un cajón
donde cabe de todo.
Cuatrocientos kilos de piedras
le pusieron
para que no se moviera.
Veinte millones de cuerpos
hay adentro.
Veinte
y sus almitas
viajan a la intemperie.
A los tumbos
los barquitos pintados
llevándose a la muerta
como si el barco
ondeara
un carrito de cartones.



7

Era una sola
sombra larga y eran
doscientas las coronas,
aunque ahora que lo pienso
tal vez más de doscientas.
Tenían naranjas y en las manos
jarras de mate cocicdo.
Eran sombras de pelo desgreñado
el murmullo y los pañuelos
rezaban como si nunca
hubieran visto la noche
que se volvía mortal
a las veinte y veinticinco.
Esa noche
noche larga.



10

Ahora sólo soy espíritu
por fin pude arrojarme
al aire liberada
y soy también magnífica
energía que se desprende
del cadáver que besan
con unción, tocarlo quieren
y otros despedazarlo
para imprimir en cada miembro
las letras

de la palabra patria.





María Cristina Santiago: 
Vidrieras de Ámsterdam




Premiado en 1995 por el Fondo Nacional de las Artes, Vidrieras de Amsterdam fue publicado ese mismo año por Editorial Nusud. En 2011, Ediciones del Dock lo editó en su prestigiosa colección Pez náufrago. Ahora tenemos la oportunidad de encontrarlo en el formato e-book.

Imaginación, desafío y conciencia crítica

Estructurado en tres partes -Ropa de Entrecasa, Hoja de Ruta y Opus Magum-, Vidrieras de Amsterdam nos propone un viaje, un camino: desde el interior de la casa, el ámbito doméstico, cotidiano y conocido, el yo poético programa una travesía a mundos lejanos “Rumbo al Oriente” y un “Regreso de Damasco”, un ida y vuelta que no da respiro a la imaginación creadora y el pensamiento crítico.





Primero como una forma de insatisfacción ante el mundo que lo rodea, luego como reclamo por aquello que parece prohibido, lejano o inalcanzable, 

“Subido a una pompa de jabón,
inoportuno, el pensamiento se abre/de soslayo”. 


“Confieso: lo único que no es ficción
es el poema. Asunto de cuerpos nada más
lo del llamado a lo admirable.
Lo otro, la ilusión/una mosca incómoda”.

En el interior de la casa, el yo poético mira su realidad y, entre lavado de copas y platos, lustre de la platería, preparación de comida para los hijos, alterna la mirada sobre las cuestiones prácticas con la reflexión y el análisis de su situación y la de quienes pasan por lo mismo: 

“Sin prisa mas sin pausa
posponer el momento,
agujas de un reloj que acosa
a la conciencia.
Teme reconocerse sin reproches
en un deseo incompleto”. 


“La paciencia es fatal: engaña a la mujer
que cree estar viva sin ver que hasta la espuma
incontrolable muere en la canilla”.



Imagen en la tapa de la primera edición: Mujer saliendo del psicoanalista, óleo de Remedios Varo

Nos toman por asalto las imágenes de lo negado, del escritor encerrado y el lenguaje en el límite, de modo tal que cada palabra resulta una transgresión, cada verso una señal, cada poema un indicio. 


“Si intentas ser lo que el otro cree
resultas sometida a esa mirada”


“Entre la sensatez y la locura
no hay respiración ni línea divisoria.
Todo es cuestión de tiempo -le dice-
persistir hasta ubicar el centro”


“Hazaña de reconocimiento hacia el vacío
la tarea implica casi, lograr
el punto justo”. 


La autora articuló un lenguaje desdoblado que siembra pistas para que el lector encuentre tanto la historia como una poética. 


“Escribir no escribir
¿acaso importa?
Letra lamda. Frutillita del sur,
esa elegida para salvar el reino.
Qué ironía. La lira entre mis manos
y no saber tocar ni una sonata”.



Por este camino, con la travesía propuesta, se encuentra la poesía. En la escritura el sujeto hallará lo que falta, la ausencia, la propia voz. Es así que en el cierre, Opus Magnum, logra la síntesis de “inmóvil punto que gira” a la propia conciencia “de mi pasado cuenta solo / lo que escribo”. “Hay dos clases de poesía. La que sólo se oye, la que/además se ve”.
Vidrieras de Amsterdam restaura y restituye un lugar, un espacio donde es posible la palabra, la zona donde reside la escritura. Entre la verdad y la apariencia, entre la analogía y la metáfora, este viaje es un desplazamiento que permite descubrir al mirar. Ver tanto lo que se expone detrás de las vidrieras como lo que circula por el exterior, en las veredas. Dialéctica del exterior y de la intimidad, lo cerrado y lo abierto.
El yo poético cruzó el umbral y nos trae lo visto y lo oído: sin trampas ni espejismos. Con la memoria de ayer, de hoy y de mañana. La aventura para el lector es recoger el guante y animarse a seguir sus pasos.



LA SOMBRA

La invención del deseo no es otra
cosa que deseo y no tiene más
cara que el olvido.
Esa que fui soy y me persigue
por cocinas de barro donde
almacenamos los hartazgos
en tardes de domingo.

Pronombres de una pira
que se apagó en lo cotidiano.
Nadie espera que el muerto
resucite. La marmita ya derramó su contenido.
Perfecto no resultó
el brebaje. Comprendimos: nada
más iluso, mantener inmóviles
cuerpos entrelazados
con sedales rotos.
A pesar de ellos mismos
ya son tumbas
que los curiosos miran de través
al pasar las vidrieras de Amsterdam.




TAPICES

Para regresar de un viaje al sur
tomamos el camino de la Conquista.
Un vasto horizonte donde
la velocidad no está prohibida.
los perros atraviesan la ruta
y una se pregunta
de dónde vendrán los pobrecitos
buscando agua.

En un telar de dos metros de alto
se está inscribiendo
ese paisaje.
Acaso intuyes que toda trama
va a parar al infinito.

Frente al bastidor paso la lana,
los colores siempre los mismos
en la mezcla. Un sólo ademán y fijo
la línea recta que une el pasado y el presente.
En medio confluyen los matices.

Parada y ya sin posibilidades
de asombrarme, contemplo la obra. Hace
calor. Abro y cierro el abanico
acompasadamente. Con sedoso pelo
de una nutria, apoyo mi pincel
y dejo un punto en el centro justo
del paisaje.
Corazón deshabitado de la pampa.




TRÁFICO DE ORIENTE

He venido camino de Damasco
Clausuró sus ventanas
Y la aventura se desflora
en un cuarto tapiado.
Gesto de manos asimétricas
estrechan la dura sed de unir
cielo con tierra. Fatuidad,
es sed que no se apaga
al escanciar los labios
como si fuera agua.
Si no por el deseo nunca
hubiese doblado mis rodillas.
Aunque lo presentía, era
reverso del milagro:
al verano sucede estancamiento.
Se hace imperioso ahora, expiar
la temporada. El peligro surge
-dice Confucio- cuando uno siente
más confianza. Mercado del placer ata
mi lengua. En esa habitación
sobre este cuerpo el hombre
estrelló su cantimplora.
Caos y desorden reinan en camastro
ajeno. Helecho precoz de la maceta
no con vino crece. Succionar
de gusanos hasta malogran sus raíces.
Igual, mientras se instala un plenilunio
el noble se permite reposo.
Regreso de Damasco. Un desierto más vasto
que la muerte avanza traicionero.
Mientras aguardo el alba intento en vano
descifrar el presente
y mi destino. ¿Cuál es la ventura
de las que comerciamos con la seda?


“¿Ritos? Primero perder el tiempo, escandalosamente, (con todo lo que hay que hacer en la vida) mientras dejo que en algún lugar de mi cerebro o de mi corazón se acumule el musgo, las enredaderas tapen los muros, aparezcan arañas y hormigas hasta no dejarme casi respirar. En ese momento, cuando la vegetación me ahoga, escribo. Sin café de por medio, sin música, en cualquier lugar, como aferrada al último exhalar de un moribundo. Como si fuera a perder el último tren. No importa si hay música o si es un bar donde están mirando River-Boca. Puedo escribir parada o levantarme en medio de la noche a anotar algo que surgió entre sueños.

Libertad Demitrópulos decía que se escribe aún cuando no se está escribiendo. Y yo me justifico con eso. Sé que mientras va pasando el tiempo irrecuperable veo, oigo, huelo, en la confianza de que si algo me interesa de alguna manera va a aparecer en mi escritura.

Siempre hay un plan previo para mí. Un plan latente que en realidad es como un plan de vida. Develar el mundo, las cosas, el tiempo y el espacio y develarme. Cuando la idea surge y encaja en esa especie de armazón que voy construyendo ahí escribo.

Hay investigación acerca del tema que me desvela. Pareciera ser que en ese momento siempre aparece algo que tiene que ver con el asunto que me preocupa. Por supuesto lo leo, si es una película voy a verla, si es arte me informo y lo estudio.

Allí es cuando empiezo a creer que las casualidades no existen. Porque todo confluye para construir el poema, el libro.

Escribo compulsivamente, en papel, a partir de allí en un lapso que puede ser de 10 minutos o dos días lo único que me preocupa en la vida es lo que estoy escribiendo. Si bien el primer impulso es sobre papel, inmediatamente lo paso a computadora y voy imprimiendo obsesivamente cada una de las versiones hasta llegar a la que momentáneamente me convence o me parece más feliz. La guardo en una carpeta y me olvido de ella hasta que consigo enfrentarme nuevamente a esa versión “caliente” y corrijo con la mente más fría y como si fuera un cirujano extirpo los excesos, la vuelvo a mirar como si no fuera mía. Allí en realidad realizo una cirugía estética. En ese proceso muchas veces peco de “clásica” y prevalece la forma sobre el contenido. Puede parecer poco ético (igualmente, trato de no desdecirme) pero es como afirmar: “la musique avant toutes les choses”

La corrección es una instancia dentro de la escritura de un texto. Igual que el segundo tiempo del partido. Allí se define el final.

Aparece en forma de idea o pensamiento, puede ser un verso o un poema completo. A partir de allí, todo en la vida tiene que ver con esa primera pulsión.: la música, la pintura, los pensamientos filosóficos, la comida del gato o el timbre del teléfono. Todo ello confluye y a veces me tengo que correr, es decir como cerrar para que un mínimo poema no sea la enciclopedia universal del decir.

En el momento de la escritura se produce una gran tensión para sostener el poema – u otro texto- en equilibrio entre la estética y la ética”

Agradecemos a Mercedes Roffé por las fotografías.

Publicado en DC Carilo, junio 2014





LECKO ZAMORA [15.219] Poeta de Argentina

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Lecko Zamora

(El Algarrobal ‒Jwayuk en wichí‒, más conocido como Misión Chaqueña, Salta, Argentina) Poeta del pueblo wichí, parcialidad Wej Woos. Autor de Ecos de la resistencia y El árbol de la vida wichí. En Venezuela, donde coordinó el periódico Orinoco indígena (Ciudad Bolívar), es miembro fundador del Movimiento Indígena de Guayana (MIG), del Consejo Indígena Kari’ña (CONIKA), de la Asociación de Empresarios Ye’kwana (ACEY), en Caura-Erebato, y de la Empresa de Turismo Indígena “Kuyuwi”, en Maripa. Colaborador de la Federación Indígena del Estado Bolívar (FIB) y del Consejo Nacional Indio (CONIVE) en Venezuela, de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) y de la Organización de Capitanías de los Pueblos Indígenas Tapiete y Wennhayek (ORCAWETA), Villamontes, Bolivia, y del Consejo de Caciques de la Zona Bermejo, Salta. Ha sido docente y miembro de la Comisión Asesora del Programa Pueblos Indígenas de la Universidad Nacional del Nordeste, en Resistencia, y trabajador del Instituto de Cultura de la Provincia del Chaco. Creador del Ciclo de Cine Indígena. Preside la Fundación Chaco Artesanal. Es obrero, artesano y trabajador de campo.



ESTAMOS 

5 Siglos de opresión y sometimiento
500 Años de silencio y masacre
6.000 Meses de desconocimiento y olvido
24.000 Semanas de despojo sistemático
183.000 Días de supervivencia y dolor

Doscientos millones de cadáveres en el camino de este tiempo
Cientos de pueblos indios masacrados, extinguidos y desaparecidos
Millones de voces ahogados en sangre y lágrimas
Trescientos años de colonización, mas doscientos años de republica.
Y todavía nos quieren seguir mintiendo que es quinientos años de civilización

Soles vienen, soles van
Lunas llegan, lunas pasan
Noches oscuras sin estrellas
Otoños e inviernos se quedaron
Veranos y primaveras no regresan

Ríos, lagunas, cañadas y vertientes
Secándose agónicamente, martirizados
Nuestros territorios escalpados,
Desnudos, sin la hermosa piel verde
Adornado por nuestro Creador, Ahát.

Montañas, cerros y lomas
Violados en sus entrañas para saquear
Su espíritu y preciosas piedras
Cavernas pestilentes testigos de injusticias inhumanas
Sepulcro generoso de esclavos negros e indios.

La historia duerme embriagada de mentiras y falsedades
El olvido es la religión de los filibusteros y embusteros
Los sin memorias se revitalizan libando el vino del saqueo y crimen
El pan de nuestro pueblo es el hambre y la miseria
Nuestros derechos son las injusticias y felonías.

Pueblo mío, no desesperes y rescatad tus antiguas canciones
Unamos nuestras manos, voces y espíritus
Cantemos con fuerza y valentía cada palabra de nuestros versos
Despertemos a la historia y dancemos alrededor de nuestro territorio
Sembrando las melodías en los surcos de los corazones de nuestros semejantes.

Afilad tus punzantes palabras y con ellas adornad tus flechas
Alongad el arco de tu corazón milenario hasta llegar a tus ancestros
Avanzad en pos de tu futuro que es la continuación de nuestro pasado
Abrasad al cóndor y al águila ancestral y cobíjate bajo sus alas
Aprestaos, no dejéis que las vanas imaginaciones os confundan.

Remontad a la cima de tu conciencia milenaria
Recordad tus bravíos ancestros bizarros
Resistid como ellos, Tekumseh, Chalimin, Guaykaypuro, Lawtaro
Razonad como Wanady, Wiracocha, Quetzalkoatl, Makwnayma
Recurrid a los sueños de los Piasan, Hayaw, Huway, Machi, Piogonak.

Sacudid el polvo de los prejuicios pestilentes
Seducid a las ninfas libertarias dadoras de futuros y
Socavaras el suelo de la opresión miserable
Sumido en el canto de la hermandad penetrad en los corazones
Sincerad vuestro espíritu con todos y con El Eterno.

Pletórico de luz iluminad a las almas de la oscura civilización
Que con su plan global están sometiendo pueblos tras pueblos
Romped los nudos opresivos de vuestras memorias injertadas
No soslayes el sufrimiento del Continente de Mandela
Escudriñad más de 5.000 mil años de historia de Abya Yala.

Veras con tus propios ojos en el vuelo del águila y del cóndor guerrero
Ve a las profundidades del mar del conocimiento ancestral y
Vuela en el cielo de la sabiduría antigua
Vosotros sois el cumplimiento de los últimos días
Venas abiertas cicatrizará por amor a la humanidad.

Invocad a los espíritus ancestrales idos
Alabad las hazañas de nuestros héroes ignorados
Armaos de valor y enfrentad a los fantasmas incoloros
Id a la batalla destrozando mundos ilusorios
Rasgad los velos y descubre ante el mundo lo que somos y como estamos
Y sed las luces del mundo.

Lekoot
Julio, martes 19 del 2.005
Chaco, Argentina.






68 días

Hoy se cumplen 68 días del Indio Americano
El indio, el aborigen, el nativo, el originario, el indígena
Los verdaderos dueños de este suelo
Hoy olvidado, invisibilizado, marginado, excluido
El Wichi, El Qom, El Mokoy

Como el quebracho, el wayakan, el mistol, el algarrobo
El yaguareté, el anta, el cóndor, el tatú
Poco a poco se están yendo
Donde están los Vilelas, los Lules, los Charruas y otros pueblos indígenas?

Sus cantos en la quietud del monte los susurran las hojas de los árboles
Sus huellas son borradas por los tractores y la soja
Sus danzas son celebradas por las ramas al son de los vientos
Sus territorios aun permanecen usurpados y destrozados

El Wichi, El Qom, El Mokoy
No se fueron, viven, ríen, juegan, lloran, trabajan, están con nosotros
Dan vida con sus mágicas manos convirtiendo al barro en arte
Transforman las fibras de la caraguatá en tejidos llenos de vida

Somos 19 pueblos indígenas en Argentina, Vivimos en 19 provincias
Salta, Jujuy, Chaco, Formosa, Misiones, Santiago del Estero, Santa fe, Mendoza
Buenos Aires, Catamarca, Tucumán, Neuquén, Río negro, Tierra del fuego
La Pampa, Santa cruz, La Rioja, Chubut 

Wichi, Qom, Mokoy, Chulupi, Guarany, Tapiete, Chorote, Pilaga, Kolla, Huarpe, Mbia, Chane, Mapuche, Tehuelche, Diaguita Calchaquí, Ona, Yagan, Rankulche, Chiriguano.
Naciones primarias aun sumergidas en colonias
Queremos vivir en armonía en nuestro suelo, con las lluvias, ríos, montes y pueblos.

“Nuestros paisanos los indios” dijo San Martín
“Dale tu mano al indio”, dice Viglieti
“Reconocer la preexistencia étnica”, dice la Constitución
“Estamos convocados a pensar nuestra historia de otro modo”, dice T Artieda
“Oid Mortal, el grito sagrado” dice el himno nacional 

“Después de todo, tal vez seamos hermanos…
Sabemos algo, que tal vez el hombre blanco descubrirá algún día:
Que nuestro Dios es el mismo DIOS… El es el Dios del hombre, 
Y Su Compasión es idéntica con el Indígena y el blanco”. Lo dijo el gran Jefe Seatle 

La educación es el camino para lograr una nueva generación
Que respetando la diversidad nos lleve a un verdadero progreso 
En la unidad en diversidad.
“la tierra es un solo país y la humanidad sus ciudadanos” lo dijo un Sabio Persa

Lecko Zamora del Pueblo Wichi
Puerto Tirol, Chaco, Argentina, 16 de abril.2008






El pescador

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
lloverá, lloverá, lloverá.

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
estoy aquí, estoy en el río, espero al pez y a los días que vendrán.

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
sol no me abandones, nubes hazte luz, viento no llegues aquí.

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
soy el espíritu de mis ancestros, sólo soy un hombre nomás.

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
sólo soy una rama tierna en busca de la luz.

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
Invoco ayuda a todas las criaturas.

Hoy es mi día de aprender y de saber.
Ahea, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he Ahea,
heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he.




Wahát Wo’

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
Iwomchammla, iwomchammla, iwomchammla,

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
O’ihi tajna, o’ihi tektaj, o’taye wahat o’taye Jwalas ta inamen.

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
Jwala yej wom no’, pul’ley a i’si’ innwok yej hokana

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
O’hap o’jwetes la kha’huseks, o’hap hinojwaj dtat.

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
O’hap halá lhacha te ak’khas te dtukwe isí

Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he
U’watlak I’lhokej mak ta I’chotnoye.

Jwala’ná háp le huai te u’chujwenyaj ihí
Ahea, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he Ahea,
heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he.





Estamos en el centro

Soles vienen, soles van
lunas llegan, lunas pasan
noches oscuras sin estrellas
otoños e inviernos se quedaron
veranos y primaveras no regresan.

Río y, lagunas,
secándose agónicamente, martirizados.
Nuestros territorios escalpados,
desnudos, sin la hermosa piel verde
adornada por nuestro Creador, Ahát Taj.

Montañas, cerros y lomas
violados en sus entrañas para saquear
su espíritu y sus preciosas piedras.
Cavernas pestilentes, testigos de injusticias inhumanas,
sepulcro generoso de esclavos negros e indios.

Todo lo que los almas extraviadas nos dijeron, no es verdad.
Solamente nos quitaron lo nuestro
y masacraron a nuestros pueblos
y quieren que olvidemos lo que nos hicieron.
El hambre nos está matando.

Pueblo mío, no desesperes y rescata las antiguas canciones.
Une manos, voces y espíritus.
Canta con fuerza y valentía cada palabra, cada verso.
Despierta a la historia y danza alrededor de nuestro territorio
sembrando las melodías en los surcos de los corazones de nuestros semejantes.

Que tus palabras sean tus flechas.
Rememora a tus ancestros.
Avanza en pos de tu futuro.
Aprende de los mayas e incas.
No dejes que las vanas imaginaciones te confundan.

Recuerda tus bravíos ancestros bizarros.
Resiste como ellos, Tupak Amaru, Tekumseh, Chalimin, Guaykaypuro.
Razona como Wanady, Wiracocha, Quetzalkoatl, Makwnayma, Tokwaj.
Recurre a los sueños de los Piasan, Hayaw, Huway, Machi, Piogonak.

No condenes a tus semejantes
Busca las cosas que te dieron en los buenos tiempos,
despójate de la maledicencia,
sumido en el canto de la hermandad, penetra en los corazones.
Sincera tu espíritu con todos y con El Eterno.

Pletórico de luz ilumina a las almas de la oscura civilización
que con su plan global están sometiendo pueblo tras pueblo.
Rompe los nudos opresivos de las memorias injertadas.
No soslayes el sufrimiento del Continente de Mandela.
Escudriña más de 5.000 mil años de historia de Abya Yala.

Vé con tus propios ojos en el vuelo del águila y del cóndor guerrero.
Viaja a las profundidades del mar del conocimiento ancestral.
Vuela en el cielo de la sabiduría antigua.
Eres el cumplimiento de los últimos días,
dales la curación a la humanidad.

Invoca a los espíritus ancestrales idos,
alaba las hazañas de nuestros héroes ignorados,
ármate de valor y enfrenta a los fantasmas incoloros,
ve a la batalla y destroza los mundos ilusorios,
rasga los velos y muestra lo que somos y cómo estamos.
Ilumina con tu luz esta oscuridad.

Extendiendo tus brazos abraza la vida.
No mires los colores, que en la luz están todos ellos.
El Gran Espíritu nos creó para aprender a convivir.
Todos somos de una misma raza. La raza humana.
Sobre la memoria, justicia.
Sobre la memoria, justicia.





Na’ Ihi Chowej

Jwala’s i’namen, jwala’s’ te yiken
Wela’s i’namen, wela’s te yiken
Honatsi wuj, ap tik hiwen kates
Fwiyetilh ’malhiyejnamehen
Chayokwe honát

Tewok thaye jwisek dti
Timchayen ap yihnen
Lha wetes tik hiwen halayis
Tik hiwen watsancheyaj
Ta Lhawuk hi’weno

I’lhokej chenhnaj
Wasi la ka’chowej
Ilanhni yen la ka husek
La chowej hap
Lha ka pumfwas chalajitas lhaye Wichí tesyek hi’

I’lhokej mak te ahattalhayis i’jwennamohen tik matche
Lhamet ta i’sonamejen lha ka mayek
Ap i’lahnen i’lhokej Wichí
Tam i’watlak petettla mak te i’woye
Nemla’ta i’lan Wichí.

Ya’nyaj chuma lha jwetes chos
Hut’wek a kweyey, a pak lhaye a husey
Am aitají ta le choilhy
Nohmhat lha ka pajlhayis, koype lha ka honat
Tuychey lhaka pumjwas la ka dtolelis

En a’cha’hi à lhamtes
Tichunè a’jwetes tetselh
Hoye jwalas ta inamlà
A’chufwené Mayas lhaye Incas khey
Yej la winlanlhey

Tichune lha ka nijwotas
Te’en, Tupak Amaru, Tecumseh, Chalimin, Guaykaypuro,
Tichun malhiej, Wiracocha, Quetzalkoatl, Makwnayma, Tokwaj
Wanady, Wiracocha, Quetzalkoatl, Makwnayma, Tokwaj
Ukwe Piasan, Hayaw, Huway, Machi, Piogonak, jwilhek

Yej nañiho a’elh
Ukwe mak ta i’wen’ahmo jwalas ta iss
Lahnì mak tan e is’sa
Tatò a chos ta is i’lhokej a pumfwas dtolelis
En isì a husek malhiej i’lhokej thaye Lha Wuk

Hutumpe ahatalhayis husek
Ka wewnè ta i’lahnen Wichí
Lahni’mak ta ne isì ta ihi le dtolelis
Yej petet’tla Mandela wetes
Yahyin 5000 nichams ta hi’wen lha ka honat

Wenpe malhiej Ystiwyn lhaye kot lha ka nijwotas
Dtilinpe awalak ta ai chufwen
Jwiyahe lha jwetes la khapule
A’hap hino ta ihi’jwalas nà te hap le pess
Wehno Wichí kacha

Alhe lha ka jwetes husek
Jwen lha ka nijwotas mak te yenlhi
Yej nuway, nuyé ahát te ne isá
Am wasi mak te ne isa
Painè honat, mak ’tan a hape
Hutumpé hané a khá ’isí, ilhokej honát

Tsujwelej lha ka nayij
Yej yahyin ta i’lhokej mak ta ne i’sí
I’lhokej Wichí le wét honat nà
Ahat Taj, i’yenlhi i’lhokej mayek
I’lhokej Wichí wetes honat nà.
Nenlhí mak’ ta iss.

I’lhokej namelh na’háp u’ñalha Wichí







JULIO CASTELLANOS [15.220] Poeta de Argentina

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Julio Castellanos

(Córdoba, Argentina  1947) Publicó los libros de poesía Umbrales, Líneas, Elementos, Nubes, Lugares, Poemas del amor, Cercanías, El motivo es la mujer, Residuario, Jardín a tientas, Lettera 22, Toda aparición se desvanece y Eso que nos es sueño, los que fueron recogidos por el volumen Poesía reunida (1983-2013), editado por Llanto de mudo en 2014. Trabaja en la docencia en Letras, es ensayista y editor.



De aguas

Después de algunos años conservaba
un hábito inconfeso: el asomarse
al interior de los bares de paso.
Digamos que aún
quería verla y más: verse con ella en ese verla.
Esta complejidad pronominal le producía
un áspero dulzor de mano
ajena que acaricia;
también un temblequeo
de agua como el agua
que a veces descubría mojándole los ojos.
                             Y cayendo, porque eso
                             tiene el agua de innato: su caer,
                             su horadar en el sí mismo y en la vana
                             residencia del sí mismo.
No lograba olvidarla, no lograba
recuperar su yo perdido.
Sólo agua en el agua sin regreso.



Vejecer

Veo cómo sus yéndose
paulatinos atributos
cubren de blanco, lentamente,
lo que fue: certidumbre plausible, sexo pleno;
y su caminar por entre cosas
que eran nadas, transparencias.
Sólo ella lo visible.
Es vida la que huye, dice, mirándose
los surcos
todavía suaves en su piel de ayeres tersos.




LA PUTA PATRIA

"He elegido este cuerpo pequeño y fugaz para que el mundo pase por él, para que en él sacundal el polvo de sus sienes y despierten mis muertas. Cuando grito las escucho, cuando abro mis piernas me abro en otras y en mí; ellos pujan el grito, hacen la fuerza, la misma con la que cosieron mis manos. Sacan el dinero de sus bolsillos; yo elijo con quién, cobro, digo gracias y duermo profundamente, como si algo que no quiero entender ya hubiese acabado"
Victoria Martín


A este lugar del mundo en el que sólo hay viento
llegué desde mi lejana Inglaterra

Desprovista de todo, sólo cuerpo,
fui consuelo de peones oscuros casi niños
que buscaban su paraíso breve entre mis piernas.

Muchos de los que amaron mi reparo
tuvieron que cavar su propia tumba
para que algo más que la nada pudiera recibirlos.

El viento incesante ha borrado sus nombres
y apenas me quedaron
retazos de su soledad mezclada con la mía.

Supe por entonces que vendrían
los otros, vencedores;
los que dispararon sus armas inclementes.

Vaciados de sí, llegaron buscando algún descanso.
También eran como niños, pero crueles;
condenados a aniquilar su propia sangre.

Pude decidir que esos canallas
no pasarían por mi lecho.

Estragada por el viento y por la muerte
de los que estuvieron en mí, antes de ser lo que son,
sombras sin rostro,
yo también con ellos he cavado
mi propia y amarga sepultura.






Casandra

Don divino de ver lo que los hombres
habrán de ver después Nadie creía
palabra que su boca profería

Su sino, divisar cómo la muerte
llega en pasos cansados y viajera
y hospedada de viento es blanda cera

Es dura la verdad, la dura nada
que la desierta voz clama y el cierto
río que llega vivo hasta lo muerto

No hay condena mayor La de Casandra,
saber que su palabra descreída
en los hombres será suerte escondida.

Entera plenitud que profetizas
por tu beca terrosa ese destino
que no sabemos ver, nuestro camino 

 (de su libro Lugares)





Así serán las cosas: iremos
al amor algunas veces;
nos dolerá el no fue y lo que somos.

Entrarán luego otras vidas
y el azul
profundo del olvido crecerá
invadiéndolo todo.
Así serán las cosas
o acaso
no serán de ésto. Da lo mismo
dolorido amor, me da lo mismo.





Aviso

Gratificaré devolución
de una chalina oscura, punto arroz,
extraviada en un bar
de zona centro 

Más que valor material
posee un alto
significado afectivo
y tiene algunas manchas
en la parte de abajo, delantera

Fue tejida por Penélope, mi esposa
mientras yo, Ulises, la esperaba

Absoluta reserva. Avisar
en horas de la noche. Isla Ítaca
Hechiceras griegas, abstenerse 

  (De Cercanías)





Límites

sales
a caminar por la página en blanco.

Lento escribes
hasta ver
cómo el todo añorar
es añorarla.

Vacío aún de vacío
excederás los límites de tu propia escritura;
llegarás a los bordes filosos de la hoja
no habrás de encontrarla.

No es su lugar la red
que te contiene.

Ella habita 
otro texto
que acaso no se ha escrito.

      






JUAN CHICO [15.222] Poeta de Argentina

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Juan Chico

(Napalpí, Chaco, Argentina 1977). Investigador y escritor del pueblo qom, autor de Napalpí, la voz de la sangre (edición qom-español, Instituto de Cultura del Chaco, 2008), Los indígenas en la guerra de Malvinas, una herida abierta (2014), Sarmiento y los indígenas de Argentina y Las cuatro matanzas indígenas del norte argentino (inéditos). Dirigió y produjo el corto audiovisual La alegría de vivir: entrevista a la última sobreviviente de la masacre de Napalpí (2008), y coprodujo La nación oculta, primera película hecha enteramente por jóvenes indígenas del Chaco. Fue vicedirector de la Dirección de Cultura Indígena de la Provincia del Chaco (2009-2011), coordinador del Dpto. de Cine Indígena del Instituto de Cultura Provincial y de la Coordinadora de Comunicación Audiovisual Indígena de Argentina (CCAIA), y presidente de la Asociación Civil Napalpí, dedicada al rescate y promoción de la cultura del pueblo qom. Es auxiliar docente aborigen y responsable del espacio curricular de Historia y Antropología Regional de la UEP Nº 72 Cacique Pelayo, Escuela Intercultural Bilingüe de Fontana, Chaco.




(Versiones en qom: David García)



Napalpí

Napalpí tierra milenaria y ancestral
lugar donde mis seres queridos están
todos descansando están.
Napalpí, monte triste
donde el zorzal no canta más
por el silencio de mis padres
que por ti no andan más.
Napalpí, tierra, monte y llanura
donde mi pueblo habitó
cuidando a su madre
que en su seno a sus caciques cobijó.
Napalpí, nadie respetó tu silencio
sólo los pájaros del monte
que en lo alto ya no cantan más.
Hoy con vos lastimera
te nombro, Napalpí.
Porque lugar sagrado
eres para mí.




Napalpí

Napalpi ’alhúa mayi togoshapec qataq ’arma’na
Yim huaña yauotaxatpi
’enauac nmattapeguec huta’a yi’e
Napalpi, aviaq toxoic
hueta’a ñi chelala qalaxayi mashi saro’onax an
souaxat ran ñi’ imaxare’n yiua ita’al
cha’aye huo’o ram qouaigui
Napalpi, ’alhua no`oilec, qataq aviaq lta’araic
lma’ qo’olloxchiyi som ihuo’
ilotague’ anam late’e
mayi som nsoqtala’ som nataxala’pi qo’ollaxa
qaica ca ’enec qanqa’en ram ’ayi’imaxac
nachaqnata nam qoyiopi aviaq le’ecpi
huetashiguemcra qalaxayi mashi saro’onaxan.
nagui ram choxoraqta ivil-llaxac
yo’ot ra am saatasheguem Napalpi
Cha’ayi yataqta sa rasaguettac
Ñaqa’en ayem.




El niño pintor

Era un niño que en su sueño pintaba lo que sería su hogar.
Tenía todos los colores, el azul del cielo
el verde bosque y el marrón
de su tierra milenaria.
Pintó el río donde su padre pescaba
la inmensa selva donde su pueblo cazaba.
Pintó miles de flores
y el retoño de un sinfín de árboles añosos
ya que la primavera lentamente asomaba.
Ése era el sueño de aquel niño pintor
que a orillas del río dormía
mientras la brisa del viento su cuna mecía.
Pero en un instante bruscamente fue despertado.
Hombres extraños a su pueblo llegaban
portando cruces y espadas
manchando de sangre aquel cuadro en cuyo diseño
aquéllos no estaban.



Nogotolec ’amnaxanaxaic

Nogotolecoleec rechoxootega naxa ỹa’ameetac cam nma’aỹaxac
ỹalega’t ’enauac na loxoỹaxacpi, ra himalaq piguem lo’xoỹaxac
na ralala aviaq lo’xoỹaxac qataq malaxaraic
lo’xoỹaxac anam togoshapec ra lapiaxalate
ỹa’amen so tala maye lqoinaxanqa’so lta’a
nam tachiguiñe aviaq maye ñi’ipiaqa’ som lauo’
Tachiguiñe ana ỹa’amen lauoxopi
qataq ra lañaxataxac ana tachiguiñe’epaqpi lamogoñe
chaqca’ena na nauoxo nchetteuoo
era ra lchoxonaxac se’eso nogotolec ‘amnaxanaxaic
ro’ocheto’ot naxa so tala loigue
ỹashettalec na la’atolec can huetanguit aso lalachiqui
qaq ego’qaỹe’elaqchet nache qanquetoxon
shiỹaxauapi chegaquec nvirua’a ye lma’
nasoqta’a ana la cruzpi qataq na lquesoxonaxat
ỹa’amnigui na ntago’q som lo’onatac qalaxaye re’era lataxac
So mayepi saỹalectauo.














GUSTAVO DE LA ARADA [15.223] Poeta de Argentina

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Gustavo de la Arada

(Rancul, La Pampa, Argentina 1972) Estudió Ciencias de la comunicación y Lengua y literatura en la Universidad Nacional de Río Cuarto, donde reside y donde ha trabajado en medios radiales y gráficos. Entre 2002 y 2005 vivió España e Italia, donde realizó tareas periodísticas para movimientos sociales vinculados con la defensa de los derechos humanos. Algunos de sus cuentos se han publicado en la sección “La ciudad ficcional” del diario Puntal. Como Willy Rancul firmó Sinco relatos, narraciones en órbita (2002, Imprenta de la Municipalidad de Río Cuarto). Como Rudyard Killing firmó Panic attack (cuentos, 2006, Cartografías) y la novela Criaturas del furor (2010, Cartografías). Ha escrito también numerosos poemas, buena parte de ellos firmada como John Dos Pesos. Tiene una novela inédita.



Riego

Llueve al fin sobre las cosas.
Sobre mi auto con cagadas de palomas.
Sobre los árboles donde las palomas duermen.
Desde la noche que no afloja llueve tarde y
no huele a que llueve. Aguacero inventado
con cuchillas cortando el aire del campo
por donde llovió la sal, que en la tierra se disuelve,
borra la huella del embrujo.
Llueve y no hace mella en la sequía
como huella de un destino oscuro.
De un desierto que no afloja bajo el manto de la noche.
Y la sed bajo esta sucia luz acrecienta el desacierto,
el encierro, la proximidad de las paredes húmedas,
agobiante como el concepto de una libertad tan pobre.
La idea de una felicidad insulsa que se compra bajo un sol
canalizado hacia los pobres y los perdedores
palidece con la noche.
Me concentro en lo que se mantiene seco,
como los diamantes.
Hay pétalos que no se mojan,
albergan gotas, las deslizan hacia lo permeable.
Mi cabeza progre, de tierra, todo lo absorbe.





Aludes

Está la voz en el viento. Desde adentro
observo cómo se tuercen las cosas. La basura
gira en remolinos, eleva imágenes caídas
de los árboles del sueño. Postales de la edad
en que mirábamos el sol a los ojos.

La tierra vuela el tiempo le despeina las hojas.
La muerte no cabe en este lugar.
La dejamos atrás con el viento,
la fe en el tiempo, la curiosidad perenne
apenas despeinada por el soplo de la duda.

La razón de los que afuera se enarbolan
deja caracteres de ansiedad,
dicta los patrones de idiotez viral
que los disfraces cuelgan.

La fe vuela con la tierra.

A un costado de mi templo
crece el mundo en un supermercado nuevo.

Llueve.

La humedad silencia los metales,
endurece la ceniza.
Con texturas de una obstinación violenta
el mundo afina su voracidad.

Las gentes vienen con sus dientes afilados,
les vendo engaños que se desvanecen,
les estallan como el presente entre las manos.
Me pagan con sus miserias, yo las encajo
en cuerdas destempladas.

No hay canción
que nos redima, dice la canción
con que afilo mis dientes.

Voy a morder las máquinas del mundo,
a chupar sus góndolas hasta hacerlo acabar.

Y no habrá más postales que leyendas tibias a la hora del fuego,
la mitología de una edad entre frutales, un árbol olvidado,
la estrella perdida de los desterrados
y las doce patas del verbo
reduciendo a imagen el signo de los tiempos.




Muerto a laburar, de Gustavo de la Arada

La pulsión vital como escritura

La escritura de Gustavo de la Arada es de una energía vital que borra límites entre el adentro y afuera, entre la percepción “onírica” y desvelada del mundo. Una pulsión tan intensa que no permite lo que en literatura se le llama una construcción “correcta”, pulida o refinada de la pieza narrativa. Muerto a laburar, la pulsión vital de una escritura fresca, desinhibida y honesta.




Ese billete lo estoy debiendo.
Suena el silbato del afilador. Sueño un caramelo y otra vez el afilador que me devuelve al sueño.
Ese billete lo estoy debiendo.
Decido levantarme y no olvidar la frase. Aquellos que tienen que levantarse saben. Es una opción envidiable: Decido levantarme porque quiero, pero no tengo que levantarme.
Arma el mundo afuera su concierto, la estructura de su encanto desparejo. Arrastro mis pies hacia el baño, me rasco, lento. Abro apenas los postigos para que la mañana meta un brazo, dos, de sol.
Estoy solo, no cabe duda. Los otros desaparecieron hace rato. La mujer, los amigos. A veces me los cruzo y creo que habitamos tiempos diferentes, dimensiones. Ellos tapan con su mano el sol y yo saludo desde el rayo. Pasamos. Cumplimos con las palmas el deber de hacer paréntesis el espacio que hay en medio y seguir, saber que no vinimos de Neptuno. El pasado es un fantasma bueno. Merodea por las calles, acecha ese momento en el que el cuerpo del presente le permite introducir una moneda. Lo deja, por un instante, valer la pena.
Ayer atropellé a un tipo. Pensé que era un amigo, alguien de otra dimensión, pero resultó ser coetáneo. Mientras lo atropellaba y tanto él como su bici llenaban el espacio de mi campo, tuve el deseo o el reflejo de retrasar la escena: Rewind, fue la palabra en mi cabeza y la sensación que la palabra subtitulaba era de placer, era agradable. Sentí que ingresaba en un tramo de la estructura del mundo, que me hacía carne con él en esa perfección de sonidos de quiebre y en la imagen de algo que se fuga, se escapa de los órdenes, se eleva, estampa a un bicivolador patas arriba como inmediato horizonte.
Pero el auto siguió y el tipo aterrizó con una pierna en pedazos. Que después de aterrizar y de rodar ya fueron pedacitos, trozos rotos, restos precarios de una imagen de fragilidad.
Asesido, asesido, gritaba una vieja.
Entonces llegó el sonido de una sirena, después luces y debajo una ambulancia. Es todo lo que recuerdo. Me falta la imagen de cuando me agarraron del cogote, a juzgar por las marcas, y me partieron el labio.
Mi abogado me sacó rápido, teniendo en cuenta el tiempo que se toma con los pobres. Pobres diablos. Se supone que el diablo es poderoso. ¿Por qué diablos, a esos pobres?
En fin, dormí en casa.
Me levanto, me deslizo hacia el baño, abro a medias un postigo, otro, todo el tiempo me rasco mientras trato de asociar la frase con el sueño.
Ese billete lo estoy debiendo.
Caramelo. Silbato…
¿Cómo sobrevive un afilador de cuchillos?
Me asomo pero no alcanzo a ver la figura del afilador. Vuelvo al baño. A la imagen, tentadora, de un caramelo.
Compraba uno solo. Me lo regalaban, no tenía cambio. Guardé el billete. Lo estoy debiendo.
Me lavo los dientes, esquivo mirarme.
Por cada afilador hay diez vendedores de cuchillos. Nuevos, robados, baratos, famosos, alemanes, cuchillos que sólo podría usar Rambo.
Nunca detuve a un afilador de cuchillos para ver lo que hace. Cómo.
Nunca vi los Bicivoladores, ni Rambo II.
Fui precoz, es cierto. No porque tuviese erecciones tempranas ni porque en el jardín supiera o supiese quién es o fue Manuel Belgrano. Fui precoz en saltearme caramelos, fanatismos, ilusiones de un infante, rebeliones de pendejo. Esperé, paciente, que madurara el resto.
Viento, hojas, páginas, tiempo.
Lo veo ahora, que estoy podrido. No fue consciente. Y me admiro, admiro todo lo que ya no soy. Me siento un número de bingo que alguna vez habitó la cima sin esfuerzo, concibió el azar como destino, premio. Mientras, voy hacia el baño, esquivo los cambios, evito el espejo.
Retención de líquidos, cachetes inflados, arrugas, un diente menos, la mirada oscura, trasfondos de miedo. La cabeza gacha, la panza in crescendo, los hombros caídos, la memoria en blanco, la memoria en negro.
El tipo al que choqué me compró el auto, ayer mismo.
Me miro en el espejo.
Ha ocupado mi lugar alguien parecido pero viejo, gordo, arruinado. Arrastra los pies, no accede a mi memoria, no concibe la esperanza.
El silbato del afilador estaba fuera del sueño. Salgo a llamarlo pero no lo veo, ni tengo cuchillos…
Tenían tus huellas, los cuchillos del sueño. Los tiré cuando te fuiste por la espalda y mi cadáver repetía No te entiendo.
Busco un disco. Leo contratapas. Para que sea bueno, en lo que voy a escuchar no tiene que haber ningún título de canción que tenga la palabra Love, ni Cry, ni Baby, ni Live, ni diez o doce palabras más que siempre están.
Hay tres, de cien. Pero uno tiene la palabra Way, y Overcome, de Tricky, tiene la palabra Love, a pesar de que el disco empieza con Fuck You, una pena, así que me quedo con Like Swimming, de Morphine.
Prendo un faso. Me acuesto. Se me pegotea un caramelo en la cara. Un billete inalcanzable monta en pelo sobre el sueño. Lo estoy viendo, debiendo. Un billete.
Nunca te compré un vestido, un caramelo: Te compré una bicicleta, entradas de un concierto, gafas, carritos llenos de supermercado. Idioteces. Nada cotizaba en el ensueño. Tu silencio era una dote en el brillo del amor y tus ojos lo guardaban, me ahorraban la miseria. Pero yo me ahogaba en desprecios contra los clichés, aborrecía lo cursi, despotricaba contra lo naif y me llenaba de palabras como naif, clichés, despotricar o cotizar. Armaba y enarbolaba mis días como pancartas de un idiota sin marchas que marchar. Estaba en contra del mundo, y vos eras el mundo. Descarnado, entero, al natural.
Agoté bastante rápido tus recursos naturales, debo reconocerlo.
Pero de noche.
La noche te da sorpresas.
Se desliza como un cordón por tu cuello. Cuelga primero un diente, para que muerdas la libertad. Después otro, y otro más, y así hasta completar las fauces del miedo.
Hiena camaleónica, mujer feroz.
Ingenio de laberintos desnudos, de cuerpos sedientos.
Y cada ingenuo que se cree genio cae, creyendo que sube.
Y cada genio que cree que gana pierde. El genio, la cordura, la postura de un par entre mortales.
Me queda una latita en la heladera. Dos quimeras, tres ensueños. Un vocabulario acongojado y apropiado en el cansancio, comodín que sale cuando quiere para el muerto cómodo.
Al cuarto intento me levanto.
Río Cuarto sigue ahí, desatenta, ciega a mi entrar y salir, llamar afiladores, quebrar ciclistas.
Con la plata del auto compro una nueve y me voy hasta el diario. Le apunto al editor, le doy este escrito. Me hacen un cheque y salgo a gastarlo en llamadas telefónicas para encontrarte y decir:
El muerto va a salir, al menos en el diario.






MARÍA DEPETRIS [15.224] Poeta de Argentina

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María Depetris

Poeta de Argentina. Profesora de Historia, vive en San Francisco. Publicó 269 lunas y algunas nieblas, Mil crisantemos deambulan al viento y Fragmentos de arena, libros de producción independiente, diseñados junto a artistas plásticos. Participó del trabajo “Habitar el grito – poesía y memoria en La Perla”. En 2014 publicó Ausencias presentes, historias de vida de los desaparecidos y asesinados durante la dictadura militar en la ciudad de San Francisco. Coordina el taller literario “Hacemos bollitos” en la biblioteca y espacio cultural Somos Viento. Integra el colectivo que edita el mensuario Me contó el Viejo Antonio.



Novelita

Él tenía mucha merca arriba.
Ella no logró excitarlo.
No tuvieron orgasmo.
Ella lo veneró como a un Dios.
Él se dio cuenta que no quería nada más que eso.
Ella espera quebrar el plan infinito en la dialéctica de los desamores.
Él se casó con otra.





Sobremesa

Tengo una tajada de melón
sostenida
entre los dedos y mi mirada.

Restos de tomate
sobre la mesa
y de tiempo

helada ardiendo
de signos de interrogación
cruje el silencio
rompiendo las palabras no dichas

cuando tiendo el mantel
tengo miedo.





de 269 lunas y algunas nieblas


El cuerpo quema
como el alcohol en la garganta,
no sé que hacer con él.




Tomá mis manos
subí la falda hasta el cielo
hasta el suelo bajá el escote
El infierno no existe para los amantes





Ella no supo.
Desconocía las claves de la entrega.
Anclada como en el invierno la noche.
Esperaba que el regreso la invente





 El dolor más profundo:
descubrir que fuiste tan sólo
un canto de sirenas





El hoy es esto. El ayer aún no lo viví


...



 Cuando uno cree que ya no cree
aparece el amor con todas su putas formas
y se convierten en certezas
las grietas






ANGIE FERRERO [15.225] Poeta de Argentina

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Angie Ferrero

(Córdoba, 1980) Escritora, abogada y docente, participó en diferentes publicaciones colectivas, entre ellas Letrario (Babel, Córdoba, 2006) y las plaquetas Ultrafinas y tramontinas del dolor. Por Espejos rotos recibió mención especial en el concurso Tres Tríos, de Daniel Goldberg (Buenos Aires, 2010) y en el Luis de Tejeda (Córdoba, 2011). Recibió el Tercer Premio en el Concurso Nacional Paco Urondo de Villa María (2013) Publicó el libro de poesía La soga en los pies, con ilustraciones de Cezary Novek (Ciprés, 2012) y “Le Poupé”, crónicas ilustradas por doce artistas (Ed. Nocturna, 2014) y publicadas durante el año 2013 en la revista Desterradxs con ilustraciones de Cezary Novek. En la actualidad, escribe notas sobre música para Cassette Blog (México).





Que se vayan
las libélulas muertas que dejaste en mi boca
que tiemblan de frío por el abandono de enero
las noches en que el jardín de las paredes
me encierra en los sueños del espanto.
Sentarse en la cama
el agua caliente que corre en el baño
la tos
la miel
la vida que se para en el umbral de la puerta
y los miedos descalzos
que pisan los mosaicos helados
que recorren los pasillos
las mudanzas
el abrazo de mi padre
en todos los inviernos
que tiemblan cuando tras la ventana
digo basta al ver el árbol que la habita
con la garganta reventada de ayeres
que huyen en estampida al verano
con las golondrinas.





Una mosca despegó de tu boca
se detuvo sobre los libros que despertaban
atardeceres de invierno en tus manos dormidas.
Era el tiempo de Cortázar Borges Wilde
mientras sonaba Bob Dylan en la radio.
Mis ojos se llenaban de espejos
los tuyos de ella
pero me decías te quiero
con esa entereza que tienen los sauces cuando sopla el viento.
Y la tarde era una taza de café que olía a madrugada
la noche se acurrucaba en tu abrazo
el día dormía con nosotros.
Era el tiempo que te creía
y no veía las moscas
salir por tu boca.

(De Ninguno en mano, inédito)




Miradas Feroces

Hay mujeres que vuelven al camino
vestidas con la imagen borrosa de lo que callan
y en las noches de lluvia cierran sus paraguas
entregándose a las lágrimas que por años no cayeron de sus
cielos
Hay mujeres que dijeron que sí hasta partirse el mentón y
sangrar apenas
y que hoy sacuden sus cabezas en un grito de ya no
Mujeres que dejaron sus armaduras para dormir la siesta
con la ventana abierta
que con valija en mano o sin ella
salieron de las cuatro paredes de su asfixia
Mujeres que empuñaron los cuchillos y atravesaron las
entrañas de su culpa
corriendo sangre de su sangre
matando ancestros y fantasmas
Las veo en las calles con miradas feroces
cortando las cuerdas vocales de sus miedos
y ya no escuchan que no valen
sólo su silbido al recorrer las veredas

de la soga en los pies, Colección Poesía, Ciprés ediciones, Córdoba, 2012




CORTES

Colgado de la cornisa
hay un titiritero
que con hilos negros
lo mueve a él mientras putea
Ella llora
sentada a la mesa
quisiera salir corriendo
pero le tiemblan las piernas
Fumar hasta caer muerta
es una opción
la otra:
acaricia la tijera

de la soga en los pies, Colección Poesía, Ciprés ediciones, Córdoba, 2012






GABO FERRO [15.226] Poeta de Argentina

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Gabo Ferro

Gabriel Fernando Gabo Ferro (Buenos Aires, 1 de enero de 1965) es un cantante de rock argentino, poeta, historiador y docente universitario.

Gabo Ferro era estudiante de Psicología. A finales de los años ochenta empezó a escribir poesía. Tras tomar clases de actuación y guion, se dedicó a la música.

En octubre de 1992 formó Porco, una banda de hardcore.

Primera formación (desde octubre de 1992 hasta marzo de 1994)

Gabo Ferro en voz
Sergio Álvarez en guitarra
Alejandro Goyeneche
Gustavo Jamardo en bajo
Arnaldo Taurel
Eduardo Macarrone en batería.
Comenzaron a hacerse conocidos en la escena under de Buenos Aires.

Según Ferro, el grupo tocaba «con la intención de que cada show fuera único» y así se sucedían presentaciones de fuertes temáticas y despliegues escénicos, cada uno con su correspondiente concepto.

Segunda formación (desde marzo de 1994 hasta junio de 1994).

Hacia mediados de 1994, con esta nueva formación, Ferro edita su primer larga duración, Porco. El potente hardcore y las escatológicas letras de Ferro, además de su extraña voz, llaman la atención de los medios de comunicación. Como resultado, el grupo se erige como uno de los más relevantes de la escena under argentina.

Tercera formación (desde junio de 1994 hasta diciembre de 1995)

Gabo Ferro en voz
Sergio Álvarez en guitarra
Gustavo Jamardo en bajo
Arnaldo Taurel en batería.
Cuarta formación (desde enero de 1996 hasta febrero de 1998)
Gabo Ferro en voz
Sergio Álvarez en guitarra
Gustavo Jamardo en bajo
Eduardo Macarrone en batería.

Ferro dice acerca de esta época que «Porco sonaba cada vez mejor y yo me sentía cada vez peor». El 31 de marzo de 1997, Ferro realizó un acto dramático en un show en el hotel Bauen (Buenos Aires): en medio del recital abandonó el micrófono y se bajó del escenario: «Deposité el micrófono sobre el piso como quien recuesta un niño. [...] Porco había terminado».

Siguieron tocando un año más, y a principios de 1998 publicaron su segundo álbum, Naturaleza muerta, que habían grabado en 1997. El disco también fue elogiado por la crítica.

Quinta formación (desde febrero de 1998 hasta abril de 1998).

Gabo Ferro en voz
Sergio Álvarez en guitarra eléctrica
Eduardo Macarrone en batería.
En esa época, Ferro comenzó a leer algunas de sus poesías junto al grupo Los Verbonautas, que integraban entre otros Palo Pandolfo y Osvaldo Vigna. En abril de 1998 Ferro realizó su última presentación en público con Porco.

Hiato

El silencio de Gabo Ferro duró siete años. Durante ellos, se dedicó a estudiar Historia.

Carrera solista

En 2005 reapareció en la escena con un álbum llamado Canciones que un hombre no debería cantar, compuesto en quince días (durante febrero de 2005) y grabado en uno solo (el 25 de febrero de 2005). Debido a la repercusión de este disco, un año después editó Todo lo sólido se desvanece en el aire, su segundo álbum solista. Ganó el premio Clarín como «revelación rock».

El 21 de septiembre de 2007 editó su tercera producción discográfica, Mañana no debe seguir siendo esto.

En 2008 editó su cuarto disco, Amar, temer, partir, su primer DVD de un show en vivo y su primer libro: Barbarie y civilización: sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas (1835-1852), su tesis de maestría en Investigación Histórica, libro ganador de la mención honorífica del Fondo Nacional de las Artes.

En 2009 editó su quinto disco, Boca arriba y participa de Four Walls, la niña del enfermero, obra de Carlos Trunsky producida por el teatro Colón con Haydée Schvartz (piano), Gabo Ferro (voz y actuación), Leandro Tolosa y María Kuhmichel (danza), ganadores del Premio Clarín como mejor obra de danza.

Ese mismo año editó Nada para el destino, un disco realizado junto a Flopa Lestani y el artista plástico Ral Varoni.

En 2010 editó el disco El hambre y las ganas de comer, con letras compuestas por el escritor Pablo Ramos y música de Gabo. Ese mismo año (2010) este disco fue nominado a los premios Carlos Gardel a la Música como «mejor álbum artista canción testimonial y de autor».

En 2011 editó su séptimo disco La aguja tras la máscara

El 25 de mayo de 2014 formó parte de los festejos por el aniversario de la Revolución de Mayo, en el marco del show "Somos Cultura" del Ministerio de Cultura de la Nación.

Discografía

Con Porco

1994: Porco, independiente
1998: Naturaleza muerta, independiente

Solista

2005: Canciones que un hombre no debería cantar, Azione Artigianale.
2006: Todo lo sólido se desvanece en el aire, Azione Artigianale.
2007: Mañana no debe seguir siendo esto, Azione Artigianale.
2008: Amar, temer, partir, Costurera Carpintero.
2009: Boca arriba, Oui Oui Records / Costurera Carpintero.
2011: La aguja tras la máscara, Oui Oui Records / Costurera Carpintero.
2013: La primera noche del fantasma, Oui Oui Records.

En colaboración

2009: Nada para el destino, con Flopa Lestani y Ral Varoni
2010: El hambre y las ganas de comer, con Pablo Ramos. Oui Oui Records / Costurera Carpintero. Nominado a los Premios Carlos Gardel a la Música como «mejor álbum artista canción testimonial y de autor 2010».
2012: Cuerpo: canciones a partir de Mariano Ferreyra, producido por FM La Tribu, Calican Records y CORREPI. Participó junto a Manu Chao, Vicentico, Orquesta Típica Fernández Fierro, Las Manos de Filippi, Rally Barrionuevo, entre otros.
2014: El Veneno de los milagros, con Luciana Jury.

Libros

Ferro, G: Barbarie y civilización: sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas (1835-1852). Buenos Aires: Marea, 2009. ISBN 978-987-1307-16-6.
Ferro, G: Degenerados, anormales y delincuentes. Gestos entre ciencia, política y representaciones en el caso argentino. Buenos Aires: Marea, 2010. ISBN 978-987-1307-30-2.
Ferro, G: Costurera Carpintero. Antología de letras de canciones de Gabo Ferro, con Prólogo de Diana Bellessi Buenos Aires: La Marca, 2014. ISBNI: 978-950-8892-38-6.



El extrañante

Los tigres andan sueltos en pliegues y en abrigos,
la abeja reina sirve en la aguja del pino.
Golpeaste tanto el suelo que salieron a abrirte
y te tragó la tierra de un solo gesto simple.
Entonces tragué espejos para hacer laberintos,
para hacer infinitos de cosas buenas y malas.
Vi rostros, cuerpos, fantasmas duros, alegres y tristes,
vi cosas que no te cuento porque no pueden decirse.
No me importa lo que viste; me importa lo que vi yo.
Tanto confiar en tu voz me dejó en esta angostura
sin flor y sin hermosura, puro filo y en barranca
de una eternidad que espanta la calma de un mar feroz.
A orillas de la manzana sólo queda dar el salto
¿Cómo puede costar tanto lo que da felicidad?
¿Será el miedo a perder algo? ¿A romperse? ¿O a quebrarse?
Quien no para de guardarse es a quien le va a faltar.
No veré desolación donde sólo hay soledad,
ni viento ni un huracán donde haya un soplo desnudo,
ni cosmos ni tres mil mundos donde supimos estar,
voy a volver a mirar y a aprender a andar profundo.
Es que no fuimos dos cuerpos; es que fuimos otro mundo
un universo profundo entre cosas cotidianas
que no son buenas ni malas mientras vayan orbitando,
pero un veneno aguardando cuando no se mueven más.

(De El veneno de los milagros, 2014.)





Lo que te da terror

Lo que te da terror te define mejor,
no te asustés, no sirve, no te escapés, volvé.
Volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez,
que hay tanto de él en vos, pero hay más de vos en él.
¿Dónde queda lo que creés? ¿Dónde queda lo que ves?
¿Dónde se irá si se va? ¿Dónde se fue? ¿O será que ya no está?
Si hay Dios, si hay amor, si hay vida después.
Si hay mundo, si hay hoy, hay mañana, hay tal vez.
Si hay ayer, si hay recuerdos
si hay de haber o ay de doler.

Lo que te da terror te define mejor,
no te asustés, no sirve, no te escapés, volvé.
Volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez,
que hay tanto de él en vos, pero hay más de vos en él.

Cómo, cuándo, dónde, quién fue, para quién será.
Quién ha sido y por qué el frío,
la pasión, la vejez, el amo, el esclavo y el dolor de reconocerse
atado, golpeado, libre, liberado, culpable, culpado,
al frente, al costado de quien no se larga por miedo a quedarse solo, abandonado.

Lo que te da terror te define mejor,
no te asustés, no sirve, no te escapés, volvé.
Volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez,
que hay tanto de él en vos, pero hay más de vos en él.

Hay miedos que espantan que van a volver,
hay otros que están pero van a ceder,
hay riqueza, hay pobreza, hay hambre y tanto que un verso no alcanza para decir cuánto.
Si vuelve, si va, se queda o si está, si recuerda a veces o va a recordar,
si vive con alguien, si ha muerto con alguien, si está…
si está…

Lo que te da terror te define mejor,
no te asustés, no sirve, no te escapés, volvé.
Volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez,
que hay tanto de él en vos, pero hay más de vos en él.

(De La aguja tras la máscara, 2011.)





costurera carpintero / gabo ferro




Sobre madera rosa

Tengo un mandala pintado en Jaipur
bajo un vaso con agua con dos gotas de gin
Una trampa cazadora de espíritus del Japón
y un espejo que atesora el origen del sueño

Una muñequita vudú con los miembros zurcidos
con pelo de cabra negra
Una pulsera con semillas sagradas, florecidas y perfumadas

Tengo un manuscrito sin rótulos ni tapas
con grabados de una mujer partida en tres
Una máscara del Durbán y una rueda mágica enlazada a un asno

Una falda turca de un ajuar y un retrato grabado
sobre madera rosa
Serenidad escrito en una lengua muerta con sangre
de niño y de casadera

Y sobre un formidable insecto embalsamado con los ojos picados
por querer aparearse
con las alas cuarteadas y todavía con sangre,
una imagen tuya conmigo fuera de plano



La poesía de Gabo Ferro es la poesía de un mago. Alguien que puede hacer de las palabras siempre algo imprevisto. Hablar del mal y convertirlo en bien, hablar del bien y convertirlo en dolor, hablar de la muerte y transformarla en sembradora, en dadora de vida. Por eso, en sus poemas suceden cosas extraordinarias: el hambre del deseo pide una fruta y para que llegue, le dice al sol que la apure; otro hambre, el del amor, se come la noche; otro amor, el de la muerte enamorada, siembra al enterrador. Es cierto, estas son canciones, pero son al mismo tiempo hermosos poemas: canciones-poemas de amor. Un amor hiperblico, porque Gabo Ferro trata de abarcar tod as sus formas, desde las más idílicas a las más desgarradas, hasta llegar a construir casi una pica del despecho. Pero la herida de amor no se encierra en sí misma, sino que, justamente, por volverse canto, poesía, se abre hacia otra cosa, se convierte en la huella de una transformación, y por eso escuchamos hablar de ese dolor con gozo. Es un dolor lanzado a la espera de una felicidad futura. La espera no es pasiva, porque el que vive esos amores intensos y traicionados combate contra sí mismo y a la corta o a la larga el amante desencantado encuentra nuevamente el jardín que vuelve cuando los ojos se abren, y atentos, recuperan la tensión amorosa hacia lo propio, hacia el jardín que somos.

Diana Bellessi







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