Matías Fleischmann González
(Santiago de Chile, 1997) es egresado de secundaria. Quiere estudiar Antropología. Escribe y traduce poesía. Traduce relatos pero no los escribe. Le gusta sentir cosas. Ha sido publicado en revistas y antologías, impresas y online. Una vez casi se ganó un premio. Vive con un quiltro y un blog.
el clima mediterráneo es especialmente vulnerable al cambio climático
hago crecer plantas en tus maceteros
es la tercera vez en este mes de primavera que llueve torrencial
junto con la subida de las temperaturas globales, la acidificación de los océanos y
la disrupción de la circulación termohalina de las corrientes marinas, el
cambio climático provoca
reducción del tiempo de las lluvias
proporcional al aumento de intensidad
reduciendo el número de estaciones
de cuatro a dos:
la estación en la que visitas mi espacio personal como una embarcación
de pesca por arrastre
tallando el fondo marino y
la estación en la que no necesito más el sonido de los trenes del metro frenando
para
recordarle a mis extremidades que hay algo que nos
causa pero nada más.
mis extremidades, durante esa mitad del año, se
acuerdan solas de la manera de encajar tus dedos de los pies en mi suelo de
plástico importado
esto tiene, en un análisis superficial, tres consecuencias:
– la actual balanza comercial de la nación de chile se mantiene negativa
– los crujidos de tus nudillos llaman a los chincoles
– los aromos de la esquina florecen a mediados de agosto
ninguna de las cuales es suficiente para hacer despertar los líquidos de mis
huesos
que no quieren sostenerme más allá
durante la otra mitad del año, la de la pesca,
el enojo del sol me pega en la frente como mil portazos
de viento solar, el cual es una de las principales fuentes de
mi pena
levanto los pies del suelo
supongo que haber tenido un astrolabio al navegar habrá de haber sido
muy reconfortante,
saber adónde ir, saber que las líneas rectas de la
proyección de mercator
(proyección que engrandecía los polos, empequeñecía el ecuador y permitía la
navegación en línea recta)
efectivamente te llevaban más allá
y no debajo de la niebla
el farellón costero es un accidente geográfico
característico del norte de chile
el paisaje es una sombra de tu ropa
las polillas nos reciben de este viaje insoportable
la frontera se mestiza por sí misma cuando el aire de
tus pulmones se mezcla con la
yerbabuena
falsa
supongo que hay un poco de todas las cosas repartidas en tus extremidades
caparazones estrujados de todo amor, eso son tus extremidades
pero nosotros
nosotros somos baratas de otro planeta cruzando el desierto de noche
y las estrellas que construyen un puzle en el cielo
un puzle que se construye solo
no determinan nuestro destino
solo iluminan la calle vacía
de la capital regional
existo contemplativo
mirándote ser motor de todas las cosas del mundo
fusionando todos los cariños que
dispersé
por las cuencas hidrográficas que
evacúan por el pacífico,
me cuesta despegar los pies
no hay muchas cosas que mis huesos aguanten
más allá de la gravedad
salimos de las madrigueras a recorrer la superficie hasta que nuestro cuerpo nos
dice: tengo el humo del desarrollo pegado bajo las pestañas
no hay suficientes espirales para hacerte caminar por mis brazos sin perderte
se siente cómo el mar regurgita
el calor en la noche
hay una suerte de oscilación en mi cuerpo
el desierto lo engloba todo
engloba mis manos y las partes de atrás de mi cuello
estoy en medio de un espacio físico de tres dimensiones
en este espacio físico de tres dimensiones siento el viento húmedo correr del mar
al altiplano
tengo ganas de que tiremos pero ni siquiera me gusta tirar
tu cara es muy bonita. te queda bien la barba
eres una figura que absorbe todos los fotones de atacama y tarapacá
entre estos fotones se encuentran los latidos de mi corazón y todas las veces que
me he sentado a llorar porque no tengo con quien hablar a las cuatro de la
mañana
me dices: es que eres un ser nocturno
te digo: es que de noche las cosas son menos claras y me agobian un poquito
menos
es que de noche lo único que se ven son los vidrios rotos de las botellas al lado de
la línea del ferrocarril
me robé esa apreciación de un poeta que me mencionaste
de cuyo nombre no quiero acordarme
hay algo en las iglesias robadas
algo en la absoluta carencia de nada más excepto ladrillos rojos
ladrillos rojos
ladrillos rojos que construyen casas sin techo
que entierran las uñas en las laderas de los cerros de una tierra que no es nada
más que eso: tierra
y frontera
que respira en mis orejas
hay algo en las iglesias vacías
algo que me destapa el pecho y me invade por detrás de las fracturas de mi frente
no puedo explicarlo porque
dejé de creer en el alma a los quince
pero hay gringos muertos
gringos torturados en el valle de azapa
que nos hablan de noche
sobre la dictadura
tomamos cerveza al lado de personas con tatuajes
aunque ni siquiera me gusta la cerveza
tengo sueño porque salir de mi casa me cansa más que cualquier otra cosa en el
mundo
quiero tirar
mis lágrimas al desierto
y hacer que crezcan palmeras gigantes
que me hagan sentir que tengo vida más allá de la humedad de las ciudades
conquistadas
más allá de los valles transversales
me dices: la bandera es
enorme
te digo: quiero tirar mis
lágrimas
al desierto
y hacer un oasis de agua sin niveles peligrosos de plomo
sin
niveles peligrosos
de estar solo
http://latribudefrida.com/poesia/3308/
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