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DAYLÍNS RUFÍN PARDO [18.802]

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DAYLÍNS RUFÍN PARDO 

Poeta y teóloga cubana.




Mundos de Astoret. Poesía (2014). Primer poemario publicado por Hebel Ediciones de la escritora Daylíns Rufín Pardo, teóloga cubana. Parte de la Colección Humus / Poesía.


El ángel de la nada 

                     Cuidado, ciudad, cuidado. 
                     He salido a enamorarme 
                           Teresita Burgos

En el rumor furtivo de mis pasos 
no se pasman las sombras… 

Sobre adoquines vueltos al silencio, 
lentamente, 
los vitrales reviven, los balcones… 
cuántos murmullos y esperanzas 
que fluyen de lo antiguo 
cual revuelo de alas pálidas. 

Un manto de silencio se esparce, 
gris e inerte, 
como el polvo de las hadas, 
y surgen anhelantes soles 
que sin formas me rodean con su danza. 

Entre los puentes húmedos, 
los parques y azoteas, 
tienden sus redes de plata y cristal 
y las sacuden 
prontas a llenarme la soledad 
de algas y música. 

Se desnudan de disfraces, 
me regalan, 
tan tímidas, 
sus máscaras. 

Se vuelven doncellas, escribas, 
me entregan en sus manos 
tantas lágrimas. 

Muere una estrella…

Una sombra menos se esfuma aprisa 
en la aridez de las ruinas. 
Su luz desvanece la transparencia 
como el Ángel de la nada. 

Solo el rumor de mis pasos 
entre las sombras que no pasan. 
Amanece...

Septiembre, 1994


Transparencias 


He aquí el mundo de sueños, 
nuestro mundo. 

¡Cuánto de verde se abre 
ante mis ojos! 

¡Cuánto de mágico 
me invita a recorrerlo! 

Cuánta nostalgia acude a mi garganta 
al descubrirte en esto. 


II 

Quiero soñar aquí 
donde las hojas se convierten en rumores. 

Quiero soñar aquí que vuelo 
y escapo en este verdor mágico. 
Descubro unicornios y serpientes 
entre las ramas 
la vida muestra sus pequeñísimos milagros. 

Quiero soñar que ando 
y me susurran 
los trinos de los pájaros. 

Quiero soñar la soledad 
que ansío tanto.


III 

Se ha vuelto el día gris. 
Ante mis ojos ha surgido un lago. 
Voy sola. 

Descubro las ruinas de una casa 
donde alguien ya no está. 
El silencio me envuelve 
en su lenguaje 
de leyendas. 

Sueño que juego con lianas 
cual si fueran las barbas de un Dios. 

Se han perdido los seres humanos en las ciudades y el ruido 
y de esta selva se olvidan. 

Nadie me busca. 
No importa. 
Soy un náufrago 

Sueño que entonces me entristezco, 
me entristezco, 
y te hallo. 

Octubre, 1994


El triste de las nevadas 

La noche ha comenzado su orgullosa pelea 
con los seres del viento que amenazan estremecer 
hasta las ultimas estrellas de su manto. 

Deslizo mi quietud sobre los adoquines 
deshojando recuerdos 
ya distantes. 

El rumor del silencio deshace asombros, 
realidades, 
mis tenues esperanzas. 
y me arropo con lluvias y nostalgias 
en el rincĂłn del parque. 

Quizás resurja entre los grises destellos 
la brizna verde de aquellos dí­as, 
mas solo me responde con su mudez oceánica. 

Se necesitan llamas 
para salvarse 
del triste de las nevadas.


Selva azul 

Amo la selva azul que hay en tu pecho 
con su suerte de lianas enmudecidas, 
con su aura triste, 
añil. 

Amo lo que murmuran sus abetos, 
y esas tiernas enredaderas 
que resurgen cuando el niño del viento las esparce 
del ensueño a la luz. 

Amo sus ídolos ancestrales y su humedad de piedra, 
los gemidos que exhalan 
las presencias que destilan 
calidez. 

Quiero andar por tu espesura 
sin más traje que la hojarasca. 
Quiero andarte, 
llegar 
hasta tu centro.


Apocalipsis 

Y un día ardió el mar hasta quemar el cielo 
y lo dejó manchado con su humo, 
y llovieron ardientes gotas del mundo y de mis ojos, 
y temblaron montañas en los valles, 
y doblaron su tronco los abetos 
y los pájaros tristes, alocados, 
cayeron en el suelo inertes. 
Vientos batieron las cascadas 
y los ríos 
hasta dejarlos secos, 
y fue el fin de mi mundo que no es nada sin ti 
y contigo es, 
al menos…. 

Diciembre, 1993


¿A dónde? 

A dónde el fiel que enciende los faroles, 
a dónde el unicornio refulgente, 
a dónde marchó el duende. 

Ya se mueren de grises las aceras, 
se me hielan de nostalgia los puentes. 
Ya no canta el río con sus mil campanas de cristales. 

A dónde el niño de las ciertas dudas, 
a dónde el diablo de sutil tridente, 
a dónde marchó el héroe. 

Ya no hay duelos de ninfas y fantasmas, 
el rumor de los corceles se ha perdido. 
No hay doncellas huidizas que dejen sus zapatos. 

A dónde el sabio blanco de los templos, 
a dónde el rey de los atardeceres 
a dónde el cuidador de albas y faros. 

Se divisa una oscura ciudadela. 
La soledad es quien dicta ahora las leyes. 

Que vuelvan 
con sus luces y sus lanzas, 
porque el mundo sin ellos 
se me muere. 

Verano, 1994



DOS DE PASO
P O E S Í A

H E B E L Ediciones, 2016.



I. COMIENZO

Zarpo de algún recuerdo,
-barca blanquísima sobre un lago de difusas
nieblasy
desde allí nos veo

de costados
al alba

empañando el cristal sin color
             este cielo
como de nieve
            lamida por los mares,

fundiéndonos en luz
con aquel beso…




II. ARRIBO

Hay días casi náufragos
en que amanece pronto el aroma de las algas
y el canto son dos sílabas del mar,
una que muere antes de hacerse aguda
en la saliva de las espumas
otra que se retracta como una lengua enorme
carraspeando
profunda
en la garganta de los azules graves.

En esos días
a esa hora del monótono ritmo,
del cielo rosa tenue,
se despierta el deseo
de humedecer mis pies junto a los tuyos
en un círculo
leve
de las aguas
y que una misma onda transparente
recorra el puente que hacen tus dedos
y los míos
como un dedo invisible que juega a señalarnos
un tesoro,
que nos dibuja una isla
un precipicio
un atajo por donde se llega
a otro lugar
definitivamente.


V. PRIMERA VIGILIA

No hubo hogueras:
se ardió con lumbre propia.



VII. BÚSQUEDAS

No sé cómo le hacen
los fragmentos
para encontrarnos.
Nos salen al encuentro entre pasos felices
con sus trazos de crayola
-ya no sabría decir si inocentes
o rudimentarios.
No sé cómo lo hacen
para colgarnos un grafitti inmenso
en la pared recién pintada con cal
de la alegría,
para dejarnos una marca de advertencia
-un corazón, una espiral, un nombresobre
la piedra pedestal que hoy escogimos
para mirar el horizonte
no sé cómo le hacen
en qué milisegundos
alfiletean la corteza de aquel árbol desnudo
donde hemos de volver
para abrazarnos.
No sé de dónde llegan
los fragmentos de antaño,
por qué se esconden
hoy

me lo pregunto…



VIII. ASTROLABIO

Lo creíamos perdido,
pero aparece

hecho mitad

está

¡ya saben dónde!



X. SEGUNDA VIGILIA

Ya no buscas la vela blanca
la has visto ondear al fondo de mis ojos.


XII. CERTEZAS

Te dije que era un mapa
y no creíste
que los caracolitos fueran capaces
de trazar destinos
de conocer las coordenadas de los sueños

ahora sólo
la noche sin luna podrá revelarte esa suerte
de líneas transparentes
sigilosas
que se cruzan
absurdamente
ante tu pies:
trazo pétreo de lo que fue mensaje tibio
y húmedo,
fósil de luz vidente
que no supiste ver.

Ahora tan sólo quedan
el desamparo del silencio que quiso 
saciarse de palabras
el recuerdo del camino de luna

mi sueño
y otras líneas…






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