Ricardo Díez Pellejero
Bilbao,1971.
Desde 1985 está afincado en Zaragoza y, aunque ha residido en Navarra, Barcelona o Madrid, quedó arraigado en esta tierra. Escribe desde la pubertad y se enfrenta al público desde que su profesora de Lengua y Literatura, Carmen Sender Garcés, le encontrara escribiendo poemas a escondidas en su clase. Aquellos textos fueron confiscados temporalmente y recibió a modo de “castigo” dosis de cariño y ánimo suficientes para alentar su lectura pública durante la semana cultural del IB Goya, donde cursaba Bachillerato. De aquellas lecturas surgirían los primeros contactos literarios con vates en ciernes, lo que le llevaría a ser invitado por Túa Blesa a publicar sus primeros poemas en el libro de jóvenes poetas “Archipiélago de voces” (1991.Universidad de Zaragoza), donde coincidiría con Katia Aznar, Sergio Algora o Jesús Jiménez Rodríguez, entre otros.
Posteriormente, ha publicado tres libros: “Stromboli” (Enero de 1999. Editorial Braulio Casares: nº18 de la Colección Drume-Negrita. Zaragoza), “El viajero en la Tormenta” (Lola Editorial-Colección Libros de Berna. Nº 10. Diciembre de 2001. Zaragoza) y “El cielo del sol mecido” (Junio de 2007. Olifante ediciones de poesía. Zaragoza).
Académicamente se ha formado como ingeniero electrónico y ha desarrollado su carrera en el mundo de las telecomunicaciones, en primera instancia, y en el de éstas aplicadas al transporte ferroviario de alta velocidad desde principios de siglo.
Su formación como poeta es en parte autodidacta, aunque en su mayor medida se adeuda a la paciencia de muchas personas. Esta “paciencia”, desde luego, comenzó en casa de la mano de su hermano mayor, Óskar Díez Pellejero (músico, historiador y filósofo,) quien desde la cuna fuera fundamental en su desarrollo en todos los sentidos posibles: desde los primeros libros que aquel le leyera cuando Ricardo aún no sabía, hasta la lectura de sus últimos artículos sobre arte o pensamiento.
De igual modo se debe a Felix Romeo, Chusé Izuel, Javier Ruiz Urpegui, José Luis Rodríguez García, Alfredo Saldaña, Túa Blesa, Manuel García Maya, Cristina Járboles, Rafael Yuste, Mariano Castro…, a quienes tuvo el placer de escuchar y de quienes pudo aprender no solo a través de sus anotaciones sino, y sobre todo, de la experiencia apasionante de contemplarles exponiendo sus ideas.
Durante la EXPO Zaragoza 2008, participó en el programa Poesía en los Barrios del Pabellón de la ciudad de Zaragoza, como representante del barrio Torrero-La Paz, junto con Carlos González Sanz (Carlos Bozalongo), de donde surgiría amistad y colaboración.
Ha participado en muchas iniciativas colaborativas: desde textos para la bailarina Eva Recacha o la pintora Carol Lain a talleres para la Fundación DFA.
Ha tenido diversas publicaciones en revistas culturales/literarias, así como apareció en el video documental ZARAGOZA-POÉTICA.
Fue impulsor del “Colectivo Espoleta” cuyo objeto fuera la difusión cultural en espacios periféricos.
Como miembro de la Asociación Aragonesa de Escritores ha promovido el primer concurso de poesía “UP” para poetas con discapacidad intelectual, síndrome de Down o del espectro del autismo del que se editó el libro “Al volar las mariposas”, uno de los escasísimos textos de creación poética de personas pertenecientes a estos colectivos.
26
Anda ligero,
Decía mi abuela
Anda ligero por las cornisas
Olor a pan entre nosotros
Y rostros de harina recién horneada
Chopos que cedieron bajo días de tormenta
Veredas del pasado, rastro en el camino
Y beso en los ojos del niño
Que regresa cantando desde otros barrios.
31
Son las diez y media en la tumba de mi abuelo
Quién sabe si me indulten
Salvaje y sin hierro: no humilles más que su arte
Decía.
36
Retorno. La misma nube de mi infancia
Se viste de ciervo o dragón
Olivos siempre. Vides mis manos
La espera es un pacto entre miradas.
40
Mi abuelo en la guerra
Mi abuelo en la cama, inerme
Miro por la ventana
Al romperse la luna en luciérnagas tristes
Su mano tiembla hacia mí
Sus ojos preñados de vidrio y la duda
Tal vez ya certeza
La tomo.
*El cielo del sol mecido. Ricardo Díaz Pellejero. Olifante, ediciones de Poesía. Solapa de Manuel Martínez Forega. Tarazona, 2007.
DARTMOOR NATIONAL PARK
(Ocultos en los helechos)
Estamos hechos de dios
y dios está hecho de todas las cosas.
Cada día salimos a depredarlo.
Tú te has tendido entre los helechos
y me has dejado romper tu blusa:
en tus ojos las nubes,
la tierra entre mis dedos.
Si pudieras ver ahora tu sonrisa
cómo se acompasa
con la brisa que peina las colinas.
Todo parece anunciar algo hermoso
e irremediable,
bajo la rítmica avidez de nuestros labios abiertos.
Seamos, pues, profetas del porvenir
mirándonos con los ojos cerrados
y con toda la extensión de estas caricias.
EL NIÑO QUE SOY
Que el amor sería una locura,
me dijeron,
que la vida es otra cosa.
Que el futuro es sólo pasajero
y el presente no quiere a la aventura.
Que lo mío es todo,
me dijeron,
que esperar más: una tortura.
Que los ojos te miran con recelo
si no buscas denodado tu fortuna.
Que los vinos te hacen ligero,
me dijeron,
que los bosques son sólo su espesura.
Que el color no es arte
y los libros no son sino lectura.
Que querer es empezar a olvidarte,
me dijeron,
que el hablar: una impostura.
Que los dioses mueren por desgaste
y la suerte es siempre inoportuna.
Que la vida vendría a macerarme,
que el tiempo sería mi atadura…
No recuerdo quién
pero dijeron,
¿te imaginas?
Que el amor sería una locura.
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