Sijo: expresión de la poesía clásica coreana
Ricardo Sumalavia
Pontificia Universidad Católica del Perú
La literatura coreana es tan amplia y variada como desconocida. En toda su historia, la península de Corea se ha visto reiteradamente amenazada e invadida por otros reinos, forjando así, en el espíritu de sus habitantes, una mentalidad predispuesta al aislamiento como medio de protección y salvaguarda de su identidad. Sólo hasta hace unas décadas esta cultura se ha abierto al mundo y empezado a divulgar sus diversas y valiosas manifestaciones culturales. En el caso particular de su literatura, queremos destacar la gran difusión y desarrollo dentro de este país de una forma poética de gran excelencia: el sijo.
Para entender los diversos momentos de esta expresión poética es imprescindible conocer la tradición oral y escritural de Corea. La tradición literaria coreana ha sido fundamentalmente oral. Incluso, aún en estos días, conviven tanto esta forma de expresión como la escrita, influyéndose mutuamente. Su literatura escrita se inició entre los siglos IV y V dC. con el uso de los caracteres chinos y luego, valiéndose de esta caligrafía en amplitud, consiguió desarrollar una escritura llamada hyangchal, modo de expresión de la lengua coreana usando los caracteres simplificados del chino.
La lengua coreana es compleja en su composición silábica y por esta razón difícil de adaptarse a la caligrafía china y sus simplificaciones. De ahí que el hyangchal mostrara pronto sus limitaciones y se acentuara su desuso. En su lugar se creó un nuevo alfabeto en el siglo XV llamado hunminjungum, “escritura correcta para enseñar al pueblo”. Este tipo de escritura fue adecuado para la divulgación del pensamiento coreano y, en especial, su literatura; alcanzando un conveniente desarrollo a través de mejores medios de expresión. Sin embargo, durante el reinado del gobernante Sejong en 1443 se instituyó el alfabeto hangul, aún más depurado y de una notable sencillez que perdura hasta nuestros días y que fijó las bases para la posterior literatura escrita en Corea.
Cabe mencionar que la literatura coreana, a pesar de gozar de una escritura propia, continuó escribiéndose entre los nobles a través de la caligrafía china. Así podemos encontrar muchos textos clásicos que, inclusive, intercalan los ideogramas con el hangul. Justamente el sijo y otras formas de poesía coreana se escribieron tanto en caracteres chinos como coreanos. Pero, particularmente el sijo se adaptó con mayor facilidad a la nueva escritura.
El sijo se expresó originalmente entre cantos, recitaciones, textos escritos que recogían la tradición oral y luego en poemas escritos sólo para el placer de la lectura de los nobles. No hay una fecha ni publicación determinadas que revelen los orígenes de esta forma poética. Se piensa que se desarrolló a finales del reino de la dinastía Koryo, entre los siglos XIII y XIV, hasta alcanzar gran popularidad durante los quinientos años de la dinastía Choson. Lo único verificable es que el sijo no desapareció junto con este reinado, pues hasta nuestros días continúa su creación y aceptación entre los poetas coreanos, aunque, claro, con algunos cambios que los distinguen del sijo antiguo. Los estudiosos de la literatura coreana han preferido distinguir al sijo clásico, el cual alcanzó su esplendor en el siglo XVI, del sijo de la época moderna, remozado durante la colonia japonesa en las primeras décadas de este siglo con el fin de revivir las viejas y arraigadas tradiciones coreanas. Sin embargo, el estilo de ambos momentos del sijo no presenta diferencias sustanciales.
Los investigadores no están de acuerdo sobre cuándo se fijó la estructura del sijo. Una teoría sostiene que éste evolucionó de las tres estrofas del hyangga, poema lírico tradicional en diez versos. Otra afirma que el sijo derivó de las canciones tradicionales difundidas en la segunda mitad del reino Koryo en el siglo XIII.
Aunque el origen del sijo podría remontarse a esta etapa del reino Koryo, su florecimiento alcanzó la plenitud durante la dinastía Choson. Es indudable que el sijo, al margen de sus posibles orígenes, haya recibido la influencia de la poesía china. Mas su carácter e inserción en la tradición literaria coreana rápidamente le proporcionaron su autonomía y calidad.
El lenguaje y la forma concisos del sijo correspondieron a los cánones estéticos de la clase yangban, que constaba de las nuevas familias de funcionarios que dirigieron la administración política, económica, social y cultural del reino durante el periodo Choson. Esta clase consiguió manifestar su sensibilidad a través del sijo y su escritura en hangul.
Si pretendemos comprender la naturaleza de esta forma poética, conviene detenerse un momento en las acepciones de su nombre. Éste proviene de las palabras sijolgajo, y sijolga, que significan “la canción de esta temporada” y la palabra jo, que significa “melodía”. También el sijo puede entenderse como el término opuesto de la palabra Kojo que significa “antigua melodía”. Etimológicamente, la palabra sijo siempre ha estado estrechamente vinculada a la melodía y la canción; y de ahí podemos colegir que el sijo se popularizara prestamentemente como una canción y no tuviera una versión definitiva en las diversas colecciones donde aparecía.
Estructura
Respecto a su estructura, debemos decir que el sijo consta de tres versos, los cuales se dividen cada uno en cuatro segmentos o umbos (en coreano). Cada umbo posee tres a cuatro sílabas, teniendo un aproximado de quince sílabas por verso y un total en el sijo de alrededor de cuarenta y cinco sílabas. En su estructura básica, los umbos de cuatro sílabas aparecen con frecuencia y son llamamos pyonumbo (umbo estándar), a los umbos de menos de cuatro sílabas se les conoce como soumbo (umbo corto) y a los umbos de más de cuatro sílabas, kwaumbo (umbo largo). Podemos resumir la forma métrica general del sijo de la siguiente manera:
343(4)4
343(4)4
3 543(4)
Como se puede observar, la tendencia en la composición del sijo es alternar los umbos cortos y largos al inicio de los versos. Entre paréntesis indicamos las posibles variaciones. También es norma que el primer umbo del primer y segundo versos se inicien con tres sílabas, así como el tercer verso siempre se presente con una exclamación en tres sílabas y le continúe otro umbo de cinco o más sílabas. En el siguiente sijo del poeta Jong Chol (1536-1593), podemos ver las características de esta forma poética.
Sacaré mi corazón
Sacaré mi corazón semejante a la luna de esta noche
Lo colgaré en lo más alto del firmamento
Y con él te iluminaré, oh, mi señor.
El primer verso suele describir un estado de contemplación donde interviene directamente el sujeto lírico o algún otro personaje. En el segundo verso, habitualmente se propone una pregunta, un cuestionamiento o una confrontación entre los diversos objetos o sujetos contemplados, a partir de la cual, en el tercer verso, surgirá una resolución clara, una sentencia que describirá la armonía alcanzada entre el sujeto y su entorno.
Muchos poetas sobresalientes de la clase yangban, entre los que se incluye Jong Chol, aparecieron en la primera parte del periodo Choson. De ellos podemos mencionar a Lee Hyonbo (1467-1555), Lee Hwang (1501-1570), Kwon Homun (1532-1587) y Sin Hum (1566-1628). La temática predominante de estos poetas se desarrolló entorno al confucianismo y la vida contemplativa en busca de la armonía con la naturaleza y así eludir los problemas mundanos. Textos como El Calendario del Pescador (Obusasisa, 1651) y Nuevas Canciones de las Montañas (Sanjung singok) recogieron parte importante de los sijos más sobresalientes de la dinastía Choson. Entre éstos tenemos los siguientes poemas:
Sosteniendo una copa me siento y contemplo las lejanas colinas.
Si viniera mi amor, si viniera, alegraría este momento.
Yo adoro las montañas, pero ellas no hablan, no ríen.
Yun Sondo
Canción a los cinco amigos
Cuántos amigos me rodean: agua, piedra, pino y bambú.
Y me deleito con esta luna que surge sobre las montañas.
Permítanme tener sólo a estos cinco amigos.
Agua
Siendo clara la nube, a veces se torna negra.
Siendo límpido el viento, continuamente deja de fluir.
Mas sólo el agua límpida y fluida.
Piedra
La flor nace y se marchita con facilidad.
La hierba azul de pronto es amarilla.
Mas la piedra permanece.
Pino
Con el estío florece y con el invierno decae.
El pino no sabe de nieve ni de escarcha.
Sólo sabemos por la escritura de su raíz que va a los infiernos.
Bambú
No es árbol ni hierba.
¿Quién le envidia su rectitud y su vacío?
Así es el gusto de la cuarta estación por lo verde.
Luna
Eres pequeña para volar tan alto e iluminar todo lo creado.
Al anochecer eres la única iluminación.
Y eres mi amiga por callar tu propia contemplación.
Yun Sondo
En la segunda mitad del siglo XVII, el sijo, que era exclusivamente escrito por la clase yangban, empezó a ser compuesto por poetas que no necesariamente pertenecieron a esta clase. Durante este periodo el sijo, que hasta entonces había desarrollado formas más estilizadas, cobró un carácter más popular.
Recopilaciones de sijos, como Canciones de la Colina Verde (CHONGGU YONGON, 1728) de Kim Chontaek y Canciones del mar del Este (HAEDONG KAYO, 1755) de Kim Sujang, pertenecientes a una naciente clase de comerciantes llamada chungin, son claras muestras de la difusión del sijo entre el pueblo. A diferencia de los yangban, el resto del pueblo coreano adoptó esta forma como un medio de expresión de su entorno y no como una poesía refinada y vana para sus propios fines. En igual sentido, estos poetas abandonaron definitivamente la caligrafía china y optaron por el hangul. Entre sus variados temas destacan, ya no la contemplación de la naturaleza, sino una crítica social o la frustración ante los diversos conflictos dentro de la sociedad. Como ejemplos de este cambio podemos mostrar los siguientes poemas:
Dejo a un lado mi larga espada y me siento a meditar.
Todo lo que yo creí se fue durante el sueño de una tarde.
¡Olvídalo! Las palabras no podrán cambiar mi destino.
Kim Chontaek
Oye, grulla, te mueves de aquí para allá alimentándote entre las yerbas rojas de la playa.
¿Por qué sigues buscando si tienes llena la boca?
El hambre es mi vergüenza y yo también debo moverme de aquí para allá.
Canción de una escena pacífica del sur
Asimismo existió una cantidad considerable de sijos escritos por mujeres dedicadas a la complacencia de los hombres. Estas mujeres fueron conocidas bajo el término de kisaeng. Al llegar al segundo periodo de la dinastía Choson muchas de las kisaeng, además de ser notables bailarinas, se dedicaron al canto y se iniciaron en la composición de sijos. Si bien ellas no pertenecieron a la clase yangban, pretendieron asimilarse a esta clase a través de sus dotes poéticas. Esto se confirma al considerar que la musicalidad de sus sijos era diferente a la folclórica, pues el oficio de las kisaeng no pudo desligarse de la vida de la nobleza.
Los sijos de las Kisaeng representados por Hwang Chini fueron notables por expresar intensamente aquellos sentimientos encontrados. Aquí dos de sus más conocidos sijos:
La noche más larga del año la corto por la mitad
Y la guardo en el colchón del viento de primavera
Para liberarla cuando venga mi amante.
Deseo alcanzar la colina verde, amor apasionado.
Si el arroyo azul fluye, fluye ¿podría cambiar la colina verde?
Lamentablemente el arroyo azul no podrá olvidarla y se alejará llorando y llorando.
Como podemos apreciar, los sijos de las Kisaeng tuvieron una fuerte inclinación hacia el lirismo. Los sijos más renombrados de estas mujeres fueron los de Lee Kyerang (1513-1550), Mae Hwa y Myong Ok.
Al entrar a los siglos XVIII y XIX, diversos cambios históricos conllevaron a una reestructuración de la jerarquía social, sin embargo varias clases continuaron disfrutando de la creación del sijo. Y lo mismo podemos decir del sijo moderno, investigado y copiosamente practicado entre muchos de los poetas coreanos de la actualidad.
Finalmente, para terminar de presentar esta forma de expresión de la poesía clásica coreana, mostrar un famoso sijo de finales del siglo XVI del poeta Sin Hum.
Los primeros declamadores debieron padecer mortificaciones.
¿Habrán hallado mejor voz en la canción que en las palabras?
Si el cántico aleja las preocupaciones, entonces cantaré.
Anochece y flota el otoño en el río
dejó caer el anzuelo y no pican
no regresa vacía la barca con la luna
Príncipe Wolmyong (siglo VII).
Troncho una rama del sauce y se la envío a mi amante
si la planta junto a la ventana que alumbra su cama
me verá y me tendrá de nuevo en cada brote
Atribuido a la cortesana Jong Rang: se conservan poemas suyos desde el siglo XVII.
abandonaron el barco de guerra
y un infante de la marina
abandonado dejó una zapato, ¡está muy claro!
Yi Sang (1910-1931) sabía ser cáustico. Es un poema póstumo suyo dado a conocer en 1976 por Yoda Junichi, también poeta.
Acaba de regalarle el hijo una corbata
con barquitos de vela que navegan al vaivén
de las mareas de su barriga sobresaliente
José M. Prieto. En éste y en los dos sijos que siguen rinde homenaje a Yi Sang-Bom un poeta coreano del siglo XX e ilustra la tendencia a re-distribuir las sílabas en varios versos.
Una vez por semana le toca abrir
la puerta del cementerio de su pueblo
y con la escoba al hombro
canturrea nombres de amigos que están
a la altura de sus tobillos
por una nota que alguien dejó caer
a la puerta del monasterio
conocen los nuevos usos del móvil:
Ahora podéis hablar con Dios
con foto y sin esfuerzo
Religioso es también el sijo del poeta Ko Un, candidato al Premio Nobel de Literatura o de la Paz durante más de una década.
Un mosquito me ha picado
¡gracias!
¡¡estoy vivo!!
Su argumento es vital, y racional es el de René Descartes, pienso luego existo.
Kim Unsong, nacido en 1924 en Jungju (Corea del Norte), publicó una flamante antología bilingüe (coreano-inglés) de poetas sijoístas en 1986. El libro apareció en Seúl (Corea del Sur) y tuvo un tiraje limitado. La manera de traducir a un idioma indoeuropeo la forma tradicional del poema sijo, escrito originalmente en caracteres coreanos, es en seis versos pareados con rima consonante o asonante. La cadencia rítmica está construida por la melodía de cada dístico, cuya rima varía dependiendo de la versificación adoptada por el traductor. En tal sentido, el apotegma tradutore, traditore se cumple al pie de la letra. La antología en cuestión: Classical Korean Poems (Sijo), fue seleccionada y traducida por Unsong y publicada por la editorial Il Nyum. La obra contiene 100 sijos más cinco breves sextillas del propio Unsong. Lo que sigue es una libre traducción al castellano de seis poemas introductorios a este arte que no, por breve, es menor.
VIDA NATURAL
Sin calendario en las montañas
ni horario en la mañanas
En primavera llegan las flores
y en otoño los colores
Si mis crías piden abrigo
sé que el invierno ha traído el frío
ERMITAÑO TESTARUDO
Aguas de jade en un cerro azul
que complican al trotamundo
No barra el sendero florido
Ni corte el paso del errabundo
Mi perro le ladra a la nubes
Visitas llegan a este mundo
Los dos primeros poemas son anónimos. La vida natural de anacoreta, alejado de las estructuras jerárquicas que impone el modelo societal, parece ser un tema recurrente de esta poesía popular anónima. De los 3 500 sijos clásicos recopilados hasta la fecha, se calcula que alrededor del 40% fue escrito en forma anónima. Antes de la invención del alfabeto coreano en 1446, llamado hangul, la poesía se transmitía en forma oral. Los poetas anónimos de la sociedad feudal de la época deben haber mantenido en secreto su identidad a fin de haber evitado represalias por parte de la clase noble yangban, puesto que su tono popular atentaba contra el poder nobiliario cimentado en una rígida ética confuciana y una arbitraria jerarquía social.
CALIENTES EN MI CAMA
¿Cómo se te ocurre dormir afuera
congelado de cuerpo, pies y cara?
¿Para qué es la frazada esmeralda
el cubrecama y esta almohada bordada?
Ven y mójate en la Lluvia Helada*
Calentémonos juntos en mi cama
Han Woo significa lluvia fría o helada* y es el seudónimo literario de una de las más brillantes poetas coreanas del siglo XVI. La autora fue dama de compañía (Gisaeng) y cortesana del reino de Sunjo (1552-1608). El poema en cuestión, "Calientes en mi cama", fue escrito en respuesta a un poema erótico titulado "Lluvia helada", que el gobernador de Pyongyang, Im Je (1549-1587), le dedicó a la brillante cortesana en una justa verbal. Erotismo, picardía y desenfado derrama la poesía de Han Woo.
FUEGO Y AGUA
Se incendian los brotes de la floresta
Brasa en el cerro de la primavera
El agua puede apagar todavía
el incendio, rápido y a la primera
Pero nada hay que acabe el fuego humeante
que me consume semanas enteras
Corea fue invadida por Japón entre 1592 y 1598. No sería, sin embargo, la última invasión que sufriría el país asiático. Kim Duklyong (1563-1596) combatió contra los invasores, ganando tanta popularidad que el rey lo acusó de instigar a una rebelión en su pueblo natal: Chongju. Su suerte fue trágica. Fue arrojado a un calabozo y dejado allí hasta morir a la edad de 33 años.
GENIO Y FIGURA
Mi mente permanece joven de corazón
siempre descuidada, ligera e inmadura
Incluso si comienzo lento a envejecer
me mantengo joven a mi edad madura
Si persigo libremente mis deseos
No ha de faltar quién se mofe ante mi figura
"Genio y figura" -o "Siempre juvenil"- es un poema escrito por uno de los más notables monjes confucianos de la dinastía Yi, Suh Kyongduk (1489-1546). Este escolar confuciano hizo vida de anacoreta en Songdo, la capital de Koryo, enseñándole a los jóvenes cuanto él mismo pudo cultivar en vida. Cuenta la leyenda que Suh Kyongduk tuvo un amorío platónico con una de sus estudiantes, la poeta Whang Jinnie, fallecida en 1530, quien en uno de sus poemas escribe: "Relájate un rato y juega conmigo". A pesar de los intentos de seducción de su bella alumna, el estricto Suh Kyongduk nunca aceptó romper sus votos de soledad.
SEGÚN MI PROPIA NATURA
Calmo y sin urgir a nadie
vivo en paz y en forma alegre
No acepto ningún consejo
ni dejo que hundan mi mente
Desoigo sus dictámenes
mi voluntad está al frente
Aunque China invadió Corea en 1637, el confucianismo ya había prendido mucho antes en territorio coreano (Confucio vivió entre 551 y 479 a.C.). Uno de sus seguidores, Byon Kaeryang (1369-1430), estudió filosofía confuciana en la escuela de Chung Mongju durante la dinastía Koryo, aprobando sus exámenes a la edad de 17 años. Este poema retrata la integridad personal que propugna dicha filosofía y que, en rigor, no es sino una ratificación del principio anárquico de autonomía.
Aunque yo muera y muera de nuevo; aunque yo muera de cien muertes;
mucho tiempo después de que mis huesos se conviertan en polvo; si mi alma existe o no;
mi único corazón rojo, por siempre y siempre fiel a mi Señor, nunca se desvanecerá
이몸이 죽고 죽어 일 백번 고쳐 죽어
백골이 진토되어 넋이라도 있고 없고
님 향한 일편단심이야 가실 줄이 있으랴.
El sijo y la contemplación de la naturaleza
Aparte de eso, el sijo también exploró el sentido metafísico de la naturaleza, pues los poetas vieron en el orden natural un modelo moral e intentaron construir una sociedad virtuosa, basada en su armonía. Esto formaba parte del objetivo principal del confucianismo, que era desarrollar la bondad del hombre. Ejemplo de esto fue el poeta Lee Hwang (이황) , quien en su sijo examina la esencia de la situación humana a través de la naturaleza:
¿Por qué la montaña azul es siempre azul
y el agua del río fluye incesante todo el día y la noche?
Nosotros también seremos así eternamente.
Este sijo apela a la esencia de la montaña (quietud) y el río (movimiento) para en su equilibrio sugerir un determinado comportamiento ético al individuo, como la ecuanimidad ante situaciones adversas. Esta temática fue retomada luego por Yun Seondo (윤선도), quien nos dio el retrato más detallado de una vida idealizada en armonía con la naturaleza. Su pieza maestra se tituló "La canción de los cinco amigos" (오우가), y en esta plasmó un elogio a los cinco elementos naturales: agua, pino, bambú y la luna. El sijo inicial da cuenta de su relación:
Tú preguntas ¿cuántos amigos tengo? Agua y piedra, bambú y pino.
La luna sobre la colina oriental es un compañero alegre.
Además de estos cinco compañeros, qué otro placer debería pedir.
내 벗이 몇인가하니 수석과 송죽이라
동산에 달오르니 그 더욱 반갑도다
두어라, 이 다섯 밖에 또 더해야 무엇하리
Como se observa, este poema describe la armonía alcanzada entre el sujeto y su entorno, con el cual ha establecido vínculos afectivos. La opción por una vida ascética alejada del caos de la sociedad, marca la imagen típica del aristócrata-erudito en aquel período.
El sijo y la expresión amorosa
Y si la naturaleza es parte de la temática, también lo son los sentimientos como el amor y el anhelo. En aquellos días, las mujeres coreanas también utilizaron el sijo para expresar sus sentimientos a sus seres queridos, libre de la gobernanza política y social. Hwang Jin-yi (황진이), la más famosa gisaeng (mujer educada con el fin de entretener y acompañar a los aristócratas) del siglo XVI, compuso exquisitos poemas de amor. Los sijos que compuso a menudo describen la belleza de sitios geográficos o la tragedia personal de sus amores. Un tema común de la poetisa es querer a alguien que está ausente, y desear su regreso, tal se observa en el poema siguiente:
La noche más larga del año la corto por la mitad
y la guardo en el colchón del viento de la primavera
para sacarla cuando venga mi amante.
동지달 기나긴 밤을 한 허리를 버혀 내여
춘풍 이불 아래 서리허리 넣었다가
어른 님 오신 날 밤이여드란 구부구비 펴리라
En este sijo la imagen central es una noche eterna, fría y sin amor que se transforma, por el deseo del hablante lírico, en una cálida noche de primavera, amor y alegría. El proceso de desentrañar la fría noche suscita una combinación que contrasta imágenes cálidas y frías, perpetuas y transitorias, pues mientras el tiempo de la vida natural es transitorio (como las estaciones que se suceden unas a otras), el tiempo del individuo es eterno por los sentimientos que se desprenden de él.Por tanto, el amor que Hwang Jin-yi postula es un amor trascendente en espacio y tiempo. Fuera de los sentimientos, el hombre solo está determinado por lo transitorio, tal como plasma en el siguiente poema :
Las montañas son las mismas que en los viejos tiempos,
pero las corrientes no son las mismos;
ellas siguen fluyendo día y la noche,
así que no pueden ser iguales.
Los hombres de fama son como las corrientes;
una vez que se ha ido, nunca regresan.
Al igual que los intelectuales del período, Hwang Jin-yi hace válidas las ideas del confucionismo, en especial aquella que refiere que en el universo, el ser humano es solo un fragmento temporal.
Poemas de Hwang Heu-Chun
VERSIONES Y NOTA DE LEÓN PLASCENCIA ÑOL
Hwang Heu-chun (1418-1456): murió ejecutado por intentar recuperar el trono del rey Danjong, quien fue despojado injustamente por su tío, el rey Sejong.
Hwang Heu-chun es un sadaebu, un “letrado neoconfuciano” (mezcla la cosmología del taoísmo, el idealismo metafísico del budismo Ch’an y el humanismo del confucianismo clásico) que viajó por la península coreana a la manera de Matsuo Basho y va dejando anotadas sus impresiones del viaje realizado. Los poemas sijos recuperados son visiones del mundo desde una mirada ebria y sensual que intenta reconstruir lo visto. Su último sijo lo escribe minutos antes de ser ejecutado por el rey Sejong.
Los sijos, de estructura 14-14-16 sílabas, son poemas coreanos clásicos antecesores del haikú, cercanos a los poemas breves chinos y que “se asemejan a una pintura oriental […] Se busca [en ellos] una visión orgánica en la cual cada parte contiene el principio de la totalidad y cada descripción abre el camino hacia la infinitud, y viceversa. A esta comunión armónica entre el cielo, la tierra y el hombre quiere llegar el poeta del sijo”, escriben los estudiosos Hwang Te-jun y María Isabel Filinich.
Octavio Paz escribió lo siguiente para referirse a la obra de Basho: “el proverbio europeo es falso; viajar no es ‘morir un poco’ sino ejercitarse en el arte de despedirse para así, ya ligeros, aprender a recibir. Desprendimientos: aprendizajes”. Lo mismo podría decirse del poeta y viajero coreano Hwang Heu-chun.
Mientras la tarde crece con lentitud informal el mundo de los muertos es una simple sombra entre los cerezos que ayer nombré para que fueran tuyos.
*
Los ojos de la kisaeng[1] no son como los tuyos. Dejó en mi almohada una nota de despedida. Huyo todos los días: el que no es mi rey quiere matarme.
*
El vuelo de las grullas en el silencioso Han[2] distrae mi mirada de las montañas Inwangsan.[3] Quisiera irme tan lejos que ni mi sombra me alcance.
*
Las nubes negras del largo camino a casa
son manchas de grullas en el cielo rojo.
El pintor dejó inconclusa una hoja de arroz.
*
No tengo preguntas para ti mientras bebo soju.[4]
La tarde se agiganta lenta. Una luz ardiente
crece en el pelaje de los animales solitarios.
*
Los árboles se mueven despacio. Es el soplo del dios
de las cosas inmóviles…[5]
*
El espíritu es un animal perdido entre el bosque
de bambués. La luz permanece quieta en las flores.
El mundo envejece en la mirada del Buda silencioso.
_________________________________
[1] Kisaeng es una mujer que se dedicaba a amenizar las veladas, a la manera de las geishas. (Nota del traductor)
[2] El Han es el río que cruza Seúl. (Nota del traductor)
[3] Inwangsan son un grupo de montañas en los alrededores de Seúl. (Nota del traductor)
[4] Bebida tradicional coreana que se prepara con papa. Su sabor recuerda un poco al sake. (Nota del traductor)
[5] Este poema aparece incompleto en las obras del poeta. Algunos estudiosos señalan que se trata de un poema animista que tiene su contraparte en la obra pictórica del Hwang. (Nota del traductor)
VERSIONES Y NOTA DE LEÓN PLASCENCIA ÑOL
Hwang Heu-chun (1418-1456): murió ejecutado por intentar recuperar el trono del rey Danjong, quien fue despojado injustamente por su tío, el rey Sejong.
Hwang Heu-chun es un sadaebu, un “letrado neoconfuciano” (mezcla la cosmología del taoísmo, el idealismo metafísico del budismo Ch’an y el humanismo del confucianismo clásico) que viajó por la península coreana a la manera de Matsuo Basho y va dejando anotadas sus impresiones del viaje realizado. Los poemas sijos recuperados son visiones del mundo desde una mirada ebria y sensual que intenta reconstruir lo visto. Su último sijo lo escribe minutos antes de ser ejecutado por el rey Sejong.
Los sijos, de estructura 14-14-16 sílabas, son poemas coreanos clásicos antecesores del haikú, cercanos a los poemas breves chinos y que “se asemejan a una pintura oriental […] Se busca [en ellos] una visión orgánica en la cual cada parte contiene el principio de la totalidad y cada descripción abre el camino hacia la infinitud, y viceversa. A esta comunión armónica entre el cielo, la tierra y el hombre quiere llegar el poeta del sijo”, escriben los estudiosos Hwang Te-jun y María Isabel Filinich.
Octavio Paz escribió lo siguiente para referirse a la obra de Basho: “el proverbio europeo es falso; viajar no es ‘morir un poco’ sino ejercitarse en el arte de despedirse para así, ya ligeros, aprender a recibir. Desprendimientos: aprendizajes”. Lo mismo podría decirse del poeta y viajero coreano Hwang Heu-chun.
Mientras la tarde crece con lentitud informal el mundo de los muertos es una simple sombra entre los cerezos que ayer nombré para que fueran tuyos.
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Los ojos de la kisaeng[1] no son como los tuyos. Dejó en mi almohada una nota de despedida. Huyo todos los días: el que no es mi rey quiere matarme.
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El vuelo de las grullas en el silencioso Han[2] distrae mi mirada de las montañas Inwangsan.[3] Quisiera irme tan lejos que ni mi sombra me alcance.
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Las nubes negras del largo camino a casa
son manchas de grullas en el cielo rojo.
El pintor dejó inconclusa una hoja de arroz.
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No tengo preguntas para ti mientras bebo soju.[4]
La tarde se agiganta lenta. Una luz ardiente
crece en el pelaje de los animales solitarios.
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Los árboles se mueven despacio. Es el soplo del dios
de las cosas inmóviles…[5]
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El espíritu es un animal perdido entre el bosque
de bambués. La luz permanece quieta en las flores.
El mundo envejece en la mirada del Buda silencioso.
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[1] Kisaeng es una mujer que se dedicaba a amenizar las veladas, a la manera de las geishas. (Nota del traductor)
[2] El Han es el río que cruza Seúl. (Nota del traductor)
[3] Inwangsan son un grupo de montañas en los alrededores de Seúl. (Nota del traductor)
[4] Bebida tradicional coreana que se prepara con papa. Su sabor recuerda un poco al sake. (Nota del traductor)
[5] Este poema aparece incompleto en las obras del poeta. Algunos estudiosos señalan que se trata de un poema animista que tiene su contraparte en la obra pictórica del Hwang. (Nota del traductor)
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