Diego Quintero
(Taskent, Uzbekistán, 1990) comienza a escribir desde los ocho años, pero lo hace con seriedad hasta los veinte. Actualmente cursa estudios de filosofía y enseñanza de español en la Universidad Nacional de Costa Rica. Es miembro del taller de poesía dirigido por Melvyn Aguilar y Cristian Sánchez. Tiene una relación amor-odio con los grandes escritores de la literatura universal que nadie entiende.
Ha participado en diversas revistas culturales, musicales y literarias independientes. En el 2015 publicó un poemario titulado “Estación Baudelaire” (Ediciones Espiral).
Un Joven Diego Quintero le propone a
Pierre Menard reescribir a Borges bajo
los parámetros estéticos del absurdo
*Este poema fue hallado entre las notas del famoso explorador Erick Ulsson,
Un Joven Diego Quintero le propone a
Pierre Menard reescribir a Borges bajo
los parámetros estéticos del absurdo
*Este poema fue hallado entre las notas del famoso explorador Erick Ulsson,
quien fue brutalmente asesinado en 1990. El Crimen aún no se resuelve.
Diego Quintero pacta voraz el combate al eye lector: rescribir a Borges como un criminal de cuello blanco, blanquísimo, que hurtó la ceniza del tiempo. Ahora el francesito sorbe su café, ahora el francesito saca un papel, ahora el francesito escribe una pregunta: ¿El secreto a la biblioteca universal? ¿Un simple garabato? ¿La luna? ¿La mónada? ¿El sur? Quintero no responde porque no distingue ficción de ciudad árabe ni principado de fusil nazi. Sí, nazi—dice Quintero—, Borges era nazi; rescribamos a Borges como un nazi. Menard, tan esfinge, acepta el duelo: le pregunta al latinoamericano quién o cuál o cómo es el nazi jugador de la cábala, ajedrecista de los cuartetos, matemático de la Torá. No sé, no sé, no sé y no me importa, yo solo quiero convertir a Borges en el sueño mojado de Barthes; el espejo que refleja los muertos, mi espejo, nuestro espejo. Pierre, el loco Pierre, se ríe quijotesco del joven Diego y le contesta: yo no puedo morir, no puedo nacer, yo no existo. Usted, Quintero, tampoco.
Todas las películas terminan con los créditos
Bret siempre usa lentes oscuros cuando maneja su ferrari de valium por Sunset Strip. El diablo le ha concedido una buena vida: pilares de Xanax y rubios con abdómenes planos. Bret se dedica a mecanografiar en fuego la cara de Norteamérica. La hace arder como ardieron las torres o como arde la coca mal cortada en el tabique nasal. Los ricos no tienen ese problema. Los ricos la compran pura y viven en mansiones de un piso en Westwood. Bret es un tipo inteligente que no tiene reparo en convertirse en guionista de mal gusto. Dios es bueno con los ricos, pero malo con los escritores. Dios es una posible ley de la termodinámica. Bret es un posible escritor entre miles: el literato bronceado. Tuvo su oportunidad en los ochenta. Al menos en California se vive bien, a otros les toca desaparecer en las compraventas de libros o en su defecto, estudiar filosofía.
Marta
Excava un lugar
en el desierto
para las mujeres somníferas.
Áridas
dicen lo especial
de la sangre;
un gánster lo respira.
Un metro y otro y otro y otro
al parnaso
de las calaveras.
Plomo.
Es un hombre
tan libre
como las dos opciones
escupidas
sobre la arena:
sal por labios
y tigre por hierro.
Con el hierro dormiré en paz.
*
Le busca identificación
a una cholita
con la vagina
húmeda de semen.
Ella es nadie para nadie, toda la vida.
Nunca jamás.
Nunca jamás es mi apellido
imperfectible.
Cree en terrores
pero excava
cada vez menos.
Los animales carnívoros harán el resto.
Amo los trajes Armani
y los tizno
de café.
El romance
es un foco de baterías triple A
y una pala
de 12 dólares.
Marta es un nombre muy feo.
Preludio y epílogo al combate
“Ningún olvido los reúne,
ningún recuerdo los separa”
Mahamud Darwish
Cuatro monitores encienden
en Nuevo México.
El teclado, los sensores, la mente agresiva
el dogma.
La mano en el joystick
vuela a 20,000 pies de altura,
sutil
como la muerte,
afasia del jugador.
Su mente se diluye,
la cabeza
dice, hace, una representación
en red de tarántula panóptica,
al vibrar
alguien lo notará.
[Target]
Horas inacabables
a luz tenue de insomnio
se conjugan en un oficinista:
olvida la interfaz
engranaje del otro
y parpadea.
El comandante es signo:
ALERTA ROJA
Al jazeera: twenty killed in U.S drone strike
[Check]
*
Tom y David abren una cerveza
cerca del trabajo.
Jane de inteligencia es armamento pesado, dicen,
Jane es un Hellfire, un Stinger.
Quiero acostarme con Jane, dice Tom,
pero mi esposa espera.
Ellos también viven en el desierto.
—el suburbio —
Alguien cumple años.
Tom enciende su Ford.
Blues en F.M, olor a cuero, un horizonte naranja.
Victimología
La multitud nunca sabe
quien habita
a su lado:
la cajera, abogada, doctora, asesina serial.
Todos ellos son posibles víctimas
de una sombra
una hermosa pantera
los dientes
anclados en el futuro.
De la sustancia intangible.
La busco
sigo su patrón
elusivo
a contratiempo de los amaneceres.
Ahora
la conozco bien
sé cuales técnicas usa para escoger
devorar al siguiente
a otra:
un ritmo cardiaco débil;
el miedo a pasar cuatro décadas
con el sueño
iluso
de recuperarla.
María Laura
La naturaleza nunca es doble aunque las filosofías orientales propongan lo contrario; Buda medita infumable. La naturaleza más bien decanta en vorágine sensorial. Se cuela por la dermis, pálpitos, vertebras del cuerpo. Estalla. Expande su onda y se aglutina en la tiroides. Lo doble en realidad sirve como una analogía simplona de la mentira. Yo estaba con alguien aquel 31 que cogimos de manera algo torpe e insulsa debido a nuestra borrachera; usted nunca preguntó por ella. Era de Zapote. Sospechaba de cualquiera y todas; exceptuándola. Nunca le pareció atractiva. Lo doble: estar adentro de ambas.
La explicación perfecta.
Marionne
Erick, amigo, hermano, hace frío en este país del cuerno y dentro de poco cumpliremos treinta como quien hinca el diente en alquitrán. El año 2020 será fibroso en su plexo de amargura. Erick entienda que nos quedan cinco años de linfomas y desempleo y sal en el ojo; cinco campanadas fúnebres. Nuestras tardes se volverán sobrias de cualquier manifestación poética; guardaremos nuestra locura en lo absolutamente olvidable y tomaremos en silencio para no romper armonías. Mientras tanto el cielo se rayará del ocasional misil apocalíptico. Falsa alarma. No lloremos por lo incierto.
Kingdome come
En este reino de las fieras
hay un depredador
por encima
de cualquier depredador.
Un colmillo sinuoso en la noche.
El miedo
en las pesadillas
infantiles;
ese coco tan latinoamericano.
Las pupilas
—dilatadas—
le temen
y constantemente revisan
los costados de la muerte;
el destino
llega sin avisar
como un sicario
herviente
en el centro de su aguja.
Lo conocemos
desde el primer día. Minutos antes.
Por eso vivimos
con la piel:
para sentir todo ante lo inminente.
En esta parte del mundo
entendemos la sorpresa
instituida
por los finales.
Una pesadilla llamada Ribeyro
I DORMITANDO
Se manifiesta el escritor
con una risa
de secretos
No habrá cigarro
que apague
el espíritu en llamas
Duermo a la sombra
de un gigante
II REM
La bestia me persigue por la biblioteca
y no hay grito que invoque a los santos del desdén
No logro pronunciar mi nombre
ni decir que esta cruz
le pertenece a otro
Perú es templo de ángeles
que empequeñecen la revelación
- nadie se salvara del anuncio de sus profetas -
Le di el arma a mi asesino
III DESPERTAR
Todo en su lugar
excepto la quietud
de la pluma
El escritorio
como una maquina
de tortura medieval
Su cara
me recuerda
el terror
Todavía sueño.
RUINA
"Al mismo río entras y no entras, pues eres y no eres."
Heráclito
Toda palabra
es la ruina
de otra palabra
todo poeta
se convierte
en escombros.
del Ejercicio Isla
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