María de las Nieves Morales Cardoso
María de las Nieves Morales Cardoso. Poetisa cubana. Licenciada en Psicología, ajedrecista y narradora oral escénica. Con su esposo Leonel Pérez conforma el dúo Ad Líbitum, que combina la música y la poesía en sus presentaciones. Ambos son miembros del Grupo Ala Décima.
Cubana nacida el 18 de octubre de 1969 en Ciudad de La Habana, posee una colección de logros internacionales (un total de doce en su aún joven carrera), resulta, paradójicamente, una escritora prácticamente desconocida en el panorama literario nacional.
Segundo premio del 37 Concurso Internacional de Cuentos Hucha de Oro
Su cuento “Un ángel en la vía” conquistó el lauro entre las casi tres mil obras presentadas de 46 países. Considerado uno de los más prestigiosos certámenes literarios de la lengua hispana, Hucha de Oro es además uno de los concursos de mayor convocatoria.
Destacados lauros
Premio Internacional de Poesía "Francisco de Quevedo" , por lo cual recibió además la investidura del grado de Gran Comendador de la Orden Literaria del mismo nombre, en ceremonia efectuada en su sede en Villanueva de los Infantes, justo en el monasterio donde pasara sus últimos días el gran escritor español. En ese instante, María de las Nieves se convirtió en la primera persona no española en recibir el más alto grado de esta importante Orden Literaria.
Primer Premio del Concurso Internacional de Décima Espinela en Tuineje, Islas Canarias.
Segundo Premio, entre 1911 cuentos de 31 países, en el prestigioso Concurso de Cuentos "Miguel de Unamuno", convocado durante más de cincuenta años por la ciudad española de Salamanca.
Además de otros certámenes de poesía y narrativa en España, la poesía de María de las Nieves ha sido premiada en México; y su libro "Otra vez la nave de los locos" obtuvo en Cuba el Premio Iberoaméricano de la Décima "Cucalambé".
Actualidad
María de las Nieves Morales Cardoso integra actualmente el Dúo Ad Líbitum y perteneciente al catálogo de excelencia del Centro Nacional de la Música Popular de Cuba.
OFERTAS A MANERA DE PRÓLOGO
Pongo en venta mi infancia en cabestrillo
el indulto pagano de las sogas
mi rostro de aplaudir ante las togas
una ciudad sentada en el banquillo
El hambre de perfil
mi testamento
y la mano derecha de la usura
Pongo en venta estos pies
la cerradura
tatuada en mi inscripción de nacimiento
Pongo en venta la muerte de mi madre
un cansancio a lentejas
a mi padre
maldiciendo su orilla iconoclasta
Pongo en venta mi cruz a la intemperie
mi mordaza con número de serie
pero no viene nadie a la subasta
ÁRBOL GENEALÓGICO
…una familia que no tenga la estúpida costumbre
de acortarse sin permiso.
Daniel Alemán
Las familias se acortan sin permiso
sin postales de culpa en espiral
sin prórroga al siguiente comensal
sin pactos de ADN circunciso
Las familias deportan sin aviso
su cláusula de sangre terminal
su espina su traición umbilical
su cable a tierra su fideicomiso
La familia es un hueco en la escalera
un acta de naufragio con gotera
un truco sin urdir del cromosoma
Un vendaje en el pecho una tijera
por cada pedestal Casi una broma
de la muerte en los ojos de cualquiera
ANCIANO CON ESCOBA
A Ñico, el barrendero de mi infancia
(Lawton Años 70 6 am)
El barrio duerme aún
Ñico no teme
los pórticos desnudos la arrogancia
fúnebre del asfalto
En la distancia
decapita la luna su ceguera
Lento martes
Crepúsculo
Mi acera
emerge de la noche como un rezo
La calle San Francisco es un bostezo
Ñico muerde a desgana una quimera
de pan y se acomoda la camisa
sobre el pecho zurcido
Silba a ratos
una música gris con sus zapatos
robados al invierno
Se desliza
en callada acuarela una plomiza
gota de amanecer por su joroba
El barrio duerme aún
Ñico le roba
un gozne silencioso a la argamasa
de sueño con madera y acompasa
el sol y mi niñez bajo su escoba
CLOWN EN GRIS SOSTENIDO SOBRE ACUARELA TRISTE
Otro telón donde ponerse el rostro
piensa el payaso
y se quita el emplasto azul de las
mejillas
la nariz complaciente
Mañana volverán los extraños a hurgarle en la tristeza
y saldrá él
justo después de la ninfa lejana del trapecio
justo antes del mago
que no consigue pintar de verde las palomas
otra vez a colgarse el asombro de la ceja
a hacer el tonto
el vendedor de piruetas imposibles
piensa el payaso
y desdobla el lunar
juga la estrella del párpado
derecho
Los extraños siempre aplauden
exigen un mohín de borracho
una caída sin misericordia
el payaso sueña con el sombrero de Charlot
con candilejas mudas que iluminen su boca de llorar
mañana lanzará su carcajada roja
engañando a la luz desde proscenio
los extraños ordenan que confirme la euforia de sus antepasados
arrojan vivas de papel
monedas a deshora
flores incandescentes
Todo payaso tiene un abismo en el pecho
una lágrima trunca en la solapa
con suerte un camerino roto donde pensar en Charlot
en sus zapatos de perdedor ilustre al borde del crepúsculo
y la carpa
parece un agujero enorme en la peluca del payaso
un ataúd donde guardar quimeras sueños domesticables
la carpa
tatuándole en la frente la sentencia del júbilo
diciendo debes mentir
estallar acrobacias de colores
pedir clemencia hasta el final del rito
Los extraños siempre se marchan
regresan a su holgura sin candil a sus paredes
tal vez un truco melancólico
un malabar en blanco y negro
piensa el payaso
y se quita la risa de neón
de dónde salgo yo ahora que no lo reconozco sin la mueca plegable
mustio animal sobreviviente
Otro telón donde ponerme el rostro
encima de la máscara
DE PIE ANTE LA BANDERA
el soldado se despide
yo miro sus ojos
por una hendija de la muerte
Nada quedará intacto
sólo el discurso que lanza una moneda
para el regreso
Qué suerte no ser el elegido
tener la casa los relojes
un trozo de mar donde mentir los días
El soldado mastica el juramento
la cruz injertada en su bolsillo
aún no conoce el charco
que desteñirá la foto de la madre
yo desayuno levito hacia mi pan
no me alegro con el simulacro de la luz
sobre esa piedra
quebrada como un país
Las piedras lo han visto todo
cadáveres que marcharon al estruendo
entre el honor y la hojarasca
esperando la posteridad del golpe
contra el aliento del soldado
el próximo derrumbe bajo su escudo
En qué pozo incendiaron el asesino y el héroe
su línea divisoria
dudar ante el reverso de la bandera
nunca fue permitido
el soldado se despide por última vez
yo miro la muerte
por una hendija de sus ojos
RÉQUIEM PARA UNA FOTO
Hijo no me preguntes las paredes el pánico
ni el humo en los altares ni este dolor agnóstico
No preguntes la sangre las velas el acróstico
cómplice del espejo ni tu edad ni el satánico
perfil donde se pudren mis indultos (la cáscara
estéril del silencio la flecha del psicópata)
No preguntes la luz ni esta esperanza homeópata
ni el nombre de otros huesos simulando otra máscara
No anuncies el escombro (vieja manía aséptica
de llorar a los muertos) La memoria es ecléctica
Olvida los relojes tu ombligo esa ridícula
costumbre de epitafios para una suerte esdrújula
Hijo no me preguntes los cerrojos la brújula
que vela mi cadáver al fin de la película
RESUMEN PARA UN INVENTARIO DE LA HABANA
I
Estoy contando siluetas
en la ciudad donde todo
es posible Fusta y lodo
argot importado tretas
de falso adoquín sin grietas
ni eternidad Contradigo
mi voz el mar un mendigo
piedra orishas cañonazo
La ciudad se aferra al brazo
violento del enemigo
II
Lunes náufrago sin cura
Pasa Cristo a la deriva
por Neptuno y más arriba
hurga un loco en la basura
El bulevar inaugura
sus jirones
Un anciano
sin rostro extiende la mano
de la ciudad su amuleto
Oh Dios violado panfleto
Oh Marx silencio pagano
III
Quinta Avenida lúbrica emboscada
de perfume barato y lentejuela
Un auto abre la noche a tanta suela
voluptuosa de herrumbre disfrazada
La luna desde un charco centinela
le reprocha a la calle su vigilia
Lejos polvo de hogar una familia
bajo el candil ayuna sus retazos
Lejos la mesa virgen
Sin abrazos
el lunes
pez agónico
se exilia
IV
Insomnio gris
Malecón
Madrugada sin escora
cortando la sed traidora
del remo
Tras un muñón
de balsa la salvación
o el delirio
Mar descalzo
Insomnio gris sobre el falso
testimonio de la brújula
Bajo los pies una esdrújula
ansiedad de otro cadalso
V
Ya no hay ciudad Sólo un mapa
sin Das Kapital ni Cristo
Cierro la voz me resisto
al mar Su oscura solapa
juega al letargo destapa
otro erial para profetas
No falsifico piruetas
de suicida ni enarbolo
vedadas cruces Yo sólo
estoy contando siluetas
SOLILOQUIO PARA MI NACIMIENTO
Octubre Ya son las doce
de la penumbra
En mi yerto
escondite hay un concierto
sanguíneo
Madre descose
las aguas (finjo una pose
platónica) Madre abusa
de mis paredes aguza
el espasmo me descubre
Ya son las doce y octubre
se niega a mi escaramuza
Medra el útero no cedo
ingenuidad a su oficio
Madre escupe un maleficio
de sangre y pus
Yo remedo
mi propia piel tras un miedo
vertical
Afuera aguarda
el llanto alguna bastarda
procesión
Madre resiste
sus picotazos desviste
la espera Madre no tarda
Penúltima contracción
Yo me aferro a la placenta
(tibio redil) No me tienta
la claridad
Contracción
final bajo una incisión
de bisturí que deshila
todo el asombro
Cavila
mi oráculo entre dos cruces
Testigos cámaras luces
Un brazo verde mutila
el cordón
Me aturde un coro
mudo de flashes Después
cuelgan el miedo a mis pies
Vértigo Nalgada Lloro
Madre no aplaude yo ignoro
mi número en el rebaño
Alguien me envuelve en un paño
idéntico a Dios (neutral)
Opening roto
Final
y principio del engaño
ABRO LA PUERTA
Es el día
un apacible verdugo
Madre tarda yo conjugo
sus pedazos Padre lía
un corazón la ironía
de adivinar mis espejos
(tras el azogue hay dos viejos
abismos erial sin fondo)
CIERRO LA PUERTA
Me escondo
de nada
de tanto
lejos
PARA UN MÍNIMO RETRATO
CON LENTEJAS
(claroscuro
de anciano gris frente a un duro
mostrador. Duele en el plato
la intemperie y su barato
cordal. Una prisa rara
acomoda la cuchara
al desamparo en un gesto
raquítico.)
Sobra el resto.
La ciudad vuelve la cara.
ATAVISMOS
...y serpientes silbando la delicadeza...
y arlequines cantando...
Leonel Pérez
Naufraga la luz. Anido
mi jueves sobre la lluvia.
La tarde gime diluvia
acentos contra el olvido.
Bajo mi piel un silbido
se desdibuja
(es el fin
de la memoria mohín
que otra silueta desmiente.)
Lejos canta una serpiente
su ropaje de arlequín.
Entorna el día su labio
de animal triste. Yo acudo
a sus rituales sacudo
mi niñez de algún agravio
fantasma. Cuánto resabio
trae el viento qué remota
burbuja me sigue y nota
en la llovizna un cobarde
latido.
Se va la tarde
húmeda
callada
rota.
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