YUDITH RUIZ ANGERÍ
Cuba.
Nació en Yaguajay, provincia de Sancti Spíritus. Descendiente de una familia guajira de las lomas, de poetas y cantantes de música campesina, la familia Angerí, aunque en los Ruices también tenía dos tías artistas (ninguno se formó como profesional de arte). Su crianza y formación ha sido en Santa Clara. Escribe desde que tiene uso de razón, según dice, de niña inventaba rimas en cuartetas, casi siempre asonante y consonante, escribía versos libres también, la medida del octosílabo en su oído siempre le ha salido, lo asocia a sus raíces, igual que los versos endecasílabos, sin conocer nada de medir versos, a veces de verlo en los libros de poesía, lo tomaba para ella y sabía que estaban bien. Ya en la secundaria, en Literatura fue descubriendo algunas formas de escribir de varios autores: sonetos, décimas, romances, etc, autores como Sor Juana Inés de la Cruz, Dulce María Loynaz, Gertrudis Gómez de Avellaneda, el Indio Naborí, fueron de su interés. Creció viendo Palmas y Cañas en la TV, disfrutó todos sus años de la controversia, del repentismo cubano. Desde niña lee mucho, es su hobby. Ya con 12 años tenía una biblioteca de géneros literarios: aventuras, ficción, novela, policíacos, poesía y otros géneros.
Trabajó en una escuela rural desde muy joven, impartiendo clases como maestra de computación, tiene gran afición por los niños, para ella es el trabajo mejor recompensado que ha tenido. Partiendo de un trabajo comunitario, unida a las familias, hacia ellos dirigió un trabajo cultural desde círculos de interés, concursos y diferentes eventos, donde obtuvieron, tanto ella como los estudiantes, varios reconocimientos, diplomas y obsequios a niveles municipal, provincial y nacional, siendo tutora en poesía, dibujo y canciones. Lo que más disfruta es la décima, pero se siente muy identificada con el soneto y el romance, aunque también desarrolla el verso libre. Tiene escritos algunos poemas para los niños, los cuales aún no ha dado a conocer. Guarda aún un sueño que piensa no postergar mucho, dedicar cuentos a los niños.
Desde muy joven ha participado en Talleres Literarios y Tertulias donde la poesía no falta. Actualmente forma parte del grupo de escritores de “La décima es un árbol”, en su Catálogo Rimado, dirigido por la poeta Mariana Pérez y recientemente participó en el taller de Mildre Hernández, con poesía para niños. Es colaboradora de la Revista Literaria“Guatiní”, y de la Revista Cultural “Calle B”. También posee obras publicadas en el sitio “Soy Cuba” en la Revista humorística Melaíto y en la Revista Cultural “La Jiribilla”. No tiene libro publicado.
Actualmente es graduada de Nivel Superior en la especialidad de Informática.
LA POESÍA DE YUDITH RUIZ ANGERÍ. Cuba
PIEL DE LIS
En fragua de esta figura
tallaste la piel de lis.
¿Cómo el diáfano matiz
se apropió de la moldura
etérea y cuál estructura
tomaste para mi ruedo?
¿En qué minuto del credo
encontraste la fusión
exacta para el jibión
logrado?
¿Cómo es que puedo
ser la estampa que ya soy
de las manos del joyero?
¿Cuántas noches, hechicero
legan la historia que doy?
¿Acaso existo, o no estoy
en la cúspide? ¿Cuál fue
el lugar que me gané
en el dogma de un artista
cuando pulió, costumbrista,
la pieza que yo formé?
Acromatizo,
y del viejo
broche que al tiempo sujeta
pende la arcaica silueta
de este íntimo reflejo.
Dentro de tu catalejo
imagino ese barniz
ilustre para el desliz
que provocó tus antojos
cuando le diste los ojos
a la efigie piel de lis.
CONFESIONES DE MI MANO
(glosa)
Mano zurda escribe tú
y que la derecha hable
que se confiese culpable
del milenario tabú.
Mano zurda, escribe tú
enmienda, tacha, reescribe
desde hoy se te prohibe
dar crédito a otro sofisma
florece para ti misma.
Confía en tu fuerza. ¡Escribe!
Alexis Díaz Pimienta
Mano zurda, escribe tú
la historia, que es una pieza
de la cultura que besa
los prejuicios y el tabú.
Mano zurda, escribe tú
une lisonjas, sé amable
y si en la flor hay un sable
y tristeza, que margina
pégate a la fe, empina
y que la derecha hable.
Que se confiese culpable
el tiempo, si ya su daño
atribuló a aquel rebaño
sin la protección deseable.
En epístola loable
con fina realeza, tú,
has tomado de un vermú
para dibujar el mito
de la obra, de ese rito
del milenario tabú.
Mano zurda escribe tú
habita en las enramadas
del precepto, con miradas
y el hechizo de un gurú.
Irradia en cielo tisú
haz de tu imprenta un aljibe,
camina por donde vive
el rojo de tu refugio,
pon tu firma de artilugio,
enmienda, tacha reescribe…
Desde hoy se te prohíbe
prestar tus alegorías
ellas pueden ser mesías
para el zurdo cuando escribe
las memorias que recibe
de la beldad de tu crisma.
Cruza el espacio, sé prisma,
exhibe por tu vereda
notoria, que no te queda
dar crédito a otro sofisma.
Florece para ti misma
arrebola tu testuz
sé la empuñadura en luz
que unifique toda cisma.
Sé la raíz del carisma
cuando tu poder declive
porque ese don no concibe
abatir tu abrazadera
de zurda, sé la primera,
confía en tu fuerza. Escribe.
LOS REMIENDOS DE LA EDAD
Como la caricatura
de algún rostro hizo el pintor
la acuarela. En el color
llovizna la donosura.
¡Qué misterio en la figura!
retiro y antigüedad.
Viste la tranquilidad
al arco de los sonidos
y encantamientos dormidos
van remendando su edad.
DESNUDO VIOLÍN
Violín:
con ese arpegio enamorado
los acordes le besan el suspiro
a la dama, y sus ojos de retiro
en un sueño tentador han encallado.
¿Acaso en el concierto hay encriptado
un guiño y la doncella se enmudece?
Violín:
¡qué tenso el arco cuando mece
las notas perspicaces de una pieza!
Ríe el mozo por tu garbo y tu realeza
y un sortilegio ignoto lo estremece.
ENTRE EL TEMBLOR Y EL ROCÍO
Porque me faltas, rocío,
pena triste mi candil,
la angustia clava un marfil
al retrato, ya tardío
del espejo mustio y frío
que encarcela la sonrisa.
Ninguna pieza armoniza
con la mudez del espacio
y me pierdo en el palacio
de un temblor que se eterniza.
ADAGIOS
Has desnudado tus duendes,
noble gesto de un violín
acostumbrado al sin fin
de sonidos.
¿Qué pretendes
cuando en notas me sorprendes?
¿tal vez crisparme el aliento?
Rozan tus latidos,
siento
las cuerdas como una voz
y el adagio de los dos
se confunde con el viento.
EN SILENCIO, CON CADENA
En silencio, yo sin ti,
desterrada, ¡qué mutismo!
La vida es un espejismo
en el vitral de un rubí.
¿Por qué suspiras en mí
silencio?
¿Qué oscura pena
te mantiene y me condena
despacio, por el ayer?
Silencio.
¿Puedo querer
dolor sabio con cadena?
ENIGMA
Toco el enigma, comprendo los antojos.
Cicatrices tiene el silencio,
deslices de esporas que van cayendo al vacío y dividiendo los espíritus.
Añoro calmar la sed, más, ¡no imploro!
Aunque el secreto de ahora tiene la llave, demora.
Sigo el camino que exploro en este mundo al revés.
Frente al karma de la vida soy la gota sumergida,
soy el bostezo de un pez, soy el espejo,
el envés del tiempo,
las escaleras que soportan las quimeras.
¿Será el sendero castigo cuando escapar no consigo?
Toco el enigma, ¿qué esperas?
EN MI ISLA, TU MIRADA
Al poeta cubano Ernesto R. del Valle, con todo el cariño y respeto que merece, mi dedicación especial.
Cómo escribirte mi cuento
si vives en la hojarasca
habitado por nereidas
hechiceras de tus ansias.
Cómo saber si en la isla
donde moras, tus piratas
muerden la voz de los bosques
entre grutas y enramadas.
Cómo llegar a la suma
de tus rimas, si cabalgan
sobre rizos de tu frente
cuando la luna levanta.
Cómo decirte que existes
en ecos de mis palabras,
en la magia de mi sino,
cómo saber lo que extrañas.
Cómo romper tu silencio,
cómo abrazar tu mirada,
Cómo decir que tu luz
es ya mía, y eso basta.
REMIENDOS DE LA ESPERANZA
He visto tus ojos tristes
acampar en la mirada
de mis ojos, cuando un grito
te va mordiendo la entraña.
He visto tu piel gastarse
por el tiempo y por la saga
que libras a cada instante
del cancerbero del alma.
He visto los remolinos
interiores que te enlazan
como una cuerda de vientos
señoriles que te raptan.
He visto los desafueros
de dictadores y lacras
asediarte en la pavura,
¡y la herida, cómo sangra!
¡Te he visto, cómo te he visto
mercader de tantas lágrimas,
podar el dolor sublime
de la raíz de tus ansias!
¡Pero he visto más y tanto,
he visto toda la magia
relampaguear en tus venas
después que el mundo se acalla!
¡Te he visto, también te he visto
por donde la vida pasa
en traje de primavera
con la voz de abracadabra!
Y te he visto en el silencio
acurrucando esperanzas
en las noches de tu sino
con brillo de luna impávida.
Además, entre siluetas
sin dilaciones ni pausas
ser alcanfor de los besos
y ungüento de las amarras.
¡He visto, cómo te he visto
en el misterio de un ágata
descubrirte con tal luz
desde el cofre de tu karma!
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